#37.-El GM cambia el mundo, y Dio se conforma con tener un grupo de allegados.
-Pero no te olvides de lo que dijo, Jojo… -Shura tomó asiento en uno de los bancos de piedra que rodeaban la iglesia, con Jojo imitando, dejándose caer de golpe a su lado, entre distraído y molesto.
-Que solamente iba a aceptarnos si nos volvíamos mejores de lo que éramos, que sólo los mejores pueden codearse con el GM.
-¿Entonces Dio tiene relación con el GM?
Joseph no respondió, Dio no parecía de los que tuvieran que alardear con mentiras, además, tampoco les parecía tan extraño que el GM pudiera tener amigos o partidarios.
-Quizás resulte ser nuestra pista más cercana para salir de este juego -Shura no hubiera dicho aquella tontería si no hubiera sentido una gran confianza hacía Joseph. Suspirando largamente, el chico se frotó las rodillas.
-Podemos fiarnos de sus palabras, pero, ¿qué consecuencia nos traerá?
-Tienes razón… no quiero ni imaginarlo -estar junto a alguien que era capaz de matar a sangre fría, sencillamente no-. Entonces, sólo nos queda estar preparados.
-Mira Shura… lo que ha pasado antes con Sol…
-No -le cortó-, Jojo, tu tenias razón, hace tiempo que lo dijiste: sólo es un tipo que está asustado, tan asustado que ha intentado matar a Caesar y no ha movido un dedo por nosotros en la batalla.
-Pero tú nos has dirigido bien.
Shura había tomado el mando de la situación, llamando a Joseph y Nero a atacar a Dio,aprovechando la distracción para correr tras la enorme cruz de piedra de detrás del altar, empujando con todas sus fuerzas sin ser capaz de moverla, llamando a gritos a Sol para que la ayudase, y acabando por pedir ayuda frustrada a Joseph, mientras Dio, como un gato jugando con su presa, atacaba a Nero. El revuelo organizado le había puesto en alerta, peligrando que la cruz cayera sobre Nero, y de nuevo admirando el empeño de los dos jugadores.
Los gritos de Nero pidiéndoles que terminasen su plan aunque fuera seguro que iba a aplastarlo también, y una tremenda muestra final de habilidad de Nero, fue lo que le permitió escapar de la trampa, pero como ya sabían, Dio estaba sobre alerta y tampoco le afectó. El equipo agotado, no hubiera tenido ninguna posibilidad, si Dio en un alarde de soberbia, no les hubiese concedido una tregua con el ultimátum de que esperaba le divirtieran más la próxima vez.
-Sol tenía que haber peleado, ni siquiera eso, tendría que haber sido más fuerte y hubiéramos conseguido plantarle cara. No que, si Dio hubiera querido, nos hubiera matado a todos. Y eso es algo que no puedo permitir que suceda -apretó los puños, enfadada pero llena de determinación.
-¿Qué es lo que pretendes hacer chica de acción?
-Cuando Dio regresé… estaré preparada -se puso en pie lista para entrar, pero las palabras de Joseph la detuvieron.
-Sabes que te apoyó totalmente, pero Sol no nos dejará marchar, o mejor dicho, nunca te dejará marchar.
-¿Sí? Pues que lo vaya asumiendo -no le pasó desapercibida la larga sonrisa en la cara de Joseph, cuando entró en la iglesia, Nero y Sol se giraron directamente hacia ellos.
-¿De qué habéis estado hablando? -Se notaba que Sol estaba nervioso, caminando hacia ellos con pasos pesados e imponentes para recuperar algo de su dignidad perdida, pero Shura no se dejó engañar.
-He decidido dejar el camino para convertirme en Priest, creo que lo mejor para el equipo es entrenar par convertirme en Monk.
-¿¡Qué!? -Era Nero el visiblemente más sorprendido por la noticia-. Pero, ¿por qué así de repente?
-Es algo que llevo meditando últimamente… a mi también me hubiera gustado poder ayudar en la pelea contra el monstruo de hoy, además… Dio es capaz de rastrearnos por culpa de mi sangre, si vuelve a aparecer, no os quiero poner en peligro nunca más.
-¿Ya ti quién demonios te ha hablado de los Monk? -Sol aparentaba una frialdad muy distinta a la que sentía por dentro por aquel mensaje.
Shura se replanteó por un segundo su respuesta, eran Caesar o...
-Los Crimson Raiders.
-Claro, esos perros apaleados y piojosos… siempre andan jodiendo donde no se les llama, y tu eres tan tonta como para creerte que ese camino será la solución a todos nuestros problemas.
-Di lo que quieras, la decisión ya está tomada.
-No, aquí no se ha decidido una mierda, tu me lo habías prometido, por todo lo que he hecho por vosotros -le prometió convertirse en Priest cuando habían ido a buscarla, pero nunca la había visto despreciar de aquel modo sus palabras, y aunque lo observaba, parecía querer ignorarlo a cualquier precio.
-¿Y qué has hecho últimamente por nosotros?
-¡He perdido dos vidas! -Acabó por derribar su fachada de frialdad, no era justo reprocharle ni quisiera humillarle por haber tenido miedo de morir definitivamente.
-¿Así que es por eso? ¿Por eso vale la pena que me convierta en Priest? ¿Sólo por ti? -Prefería no haber sonado tan ácida, pero ya estaba dicho.
-¡Nos vas a matar a todos Shura! ¡Debes convertirte en Priest!
-No lo haré.
Joseph con una tosecilla teatral, se metió dentro de la conversación.
-Creo que tu falta de delicadeza a la hora de anunciar tu decisión, es la muestra más auténtica de que has nacido para convertirte en Monk.
-Shura -Nero parecía avergonzado-, no tienes que hacerlo por nosotros, yo dentro de poco me volveré más fuerte, lo prometo.
-No me cabe duda Nero, de todos nosotros tú eres el más valiente, y nada me gustaría más que luchar a tu lado.
-¡No tienes ni idea de lo que hablas! Escúchame -la tomó bruscamente por la muñeca para que le prestará atención, y aunque se lo consintió, no parecía que Shura fuese a aguantar demasiado aquella situación-. Tienes que escucharme Shura, hay muchas cosas que desconoces del juego, y la más importante es la mejor habilidad de todas, y esa es la de los Priest, que pueden devolver la vida de los aliados. ¿No te das cuenta? Podrías haber salvado a Caesar o a Doppio sin mover un dedo, puedes ayudar a todo el mundo.
Shura parpadeó sorprendida, pero de nuevo volvió a reafirmarse en su decisión con aquello de que Sol nunca hubiera resaltado las cualidades de otro Job que no fuese el suyo.
-Mientes, estás desesperado.
-Shura, Sol dice la verdad -Nero intervino.
-Tu nunca le llevarias la contraria a Sol -Shura apartó la mirada de Nero, era la primera vez que le veía enfadado contra ella.
-¡Oír! Esta discusión sobra, ella ha tomado su decisión. Y quien quiera convertirse en Priest, que lo haga por él mismo.
-¡No no! ¡Shura, tienes que creerme!
De un modo que nadie se esperó, Sol se abrazó a una sorprendida Shura, rodeandole por el pecho, apoyando la cabeza contra su hombro, apretándose contra ella con desesperada posesión.
-¡No te vayas! ¡No me dejes!
El resto de sus compañeros no se atrevió a decir nada, Shura inicialmente paralizada por la sorpresa comenzaba a penetrar en la desesperación de Sol, no podía enfadarse o seguir ignorándolo, era alguien que tenía miedo de morir, ella también sufriría lo innombrable por perderle. Y aunque quizás, aquel fuera su último intento por convencerla, no había vuelta atrás.
-No voy a dejaros, nunca, todos sois más que mis amigos -titubeo al mover sus brazos, acabando por abrazarle por la cintura para acercarlo delicadamente, y aunque siempre hubiera saltado a la vista, sintió su ancha espalda y lo musculoso que era, ¿cómo podía tener siquiera una duda un tipo como aquel? Dependiendo de alguien como ella, que apenas empezaba a aprender sobre aquel mundo.
-Pero Sol, no puedo cumplir con tus expectativas… -le empujó separándose de su lado, ambos con la cabeza baja-. No es una elección, es lo que somos, ahora lo entiendo.
Se hizo el silencio entre los cuatro, roto cuando Shura hablo finalmente.
-Voy a ir a la pensión a por mis cosas, luego me marcharé. Sol, quiero pedirte… volveré, así que por favor, esperadme, por favor.
Como si fuera una última muestra de dignidad perdida, Sol le dio la espalda y sin mediar palabra, se adelantó a todos en salir de la iglesia de Prorencia.
Un momento de calma después, sus otros dos compañeros se acercaron a ella, siendo la palmada de Joseph en su espalda, la que le animó a salir de la iglesia poniendo rumbo a la pensión.
-Nero, ¿qué ha pasado con Caesar y Doppio? -Todos agradecieron que Joseph rompiera el hielo después de toda aquella situación.
-Doppio habrá aparecido en la sede de los Made in Heaven, Caesar no se, ¿no te ha dejado ningún mensaje?
-No se como demonios se mira este trasto…
-Puedes empezar por abrirlo… -no lo había dicho de malas, pero al ver las dudas de Joseph en aquel sencillo paso, se apiadó y le echo una mano-. Ahí en la ventana brillante que tiene un número, eso es el número de mensajes sin leer.
Efectivamente uno era de Caesar, avisando que estaba bien, que estaba en Columbia, donde también otro monstruo había hecho estragos, que de momento los Warp no funcionaban y que volvería en cuanto estuviera arreglado.
-Tendrías que responder y… ¿Jojo? ¿Por que tienes tus stats tan bajos?
-¿Tan importantes son?
-¿Nunca los has subido? -Parecía que le hubieran dado un puñetazo con aquello, pero Nero enseguida comenzó a modificar y añadir los puntos de experiencia que Joseph había ido ganando. Shura sabía que, aunque fuera poco tiempo, los iba a echar mucho de menos.
-Nero… ¿puedes explicarme como hacer para encontraros? O… para saber que estais bien.
Nero le apartó la vista, mirando por un momento hacía ninguna parte, acabando por suspirar y acercarse hacía Shura.
-Mira se hace así… -Le volvió la palma hacia arriba, sosteniéndole la mano mientras que con la que tenía libre, le iba explicando donde tenía que ir y lo que tenía que mirar-. Y mientras nos conserves en la Party, siempre podrás saber dónde estamos, y también nosotros sabremos que estas bien.
-Muchas gracias Nero, y lo siento, no quería decir que tu no tuvieras…
-Déjalo, estas perdonada.
-Pero Nero, no quiero despedirme de ti así, lo siento de verdad, estaba muy enfadada y no sabía lo que decía.
-Tranquila, aunque no dejes de sorprenderme, te conozco bien -se rasco la nariz avergonzado-. Cuídate mucho, y de verdad que no le des más vueltas, lo único que espero es que regreses pronto.
-Lo haré.
-Bien… pero Shura, Sol no te mentía -apreció que ella volvía a sentirse incómoda y se apresuró en decir otra cosa-, mejor me marcho a por Doppio. Cuídate mucho Shura, tienes que regresar antes de que lo haga Dio.
-Gracias Nero.
Se quedó despidiendo al chico hasta que desapareció por uno de los caminos, en dirección a la parte más destrozada de la ciudad.
Con Joseph a su lado, llegaron hasta la pensión, Shura no tardó en organizar sus cosas, lista para partir, justo saliendo al pasillo para ver como Sol entraba en su dormitorio cerrando de un portazo.
La chica se acercó llamando a la puerta.
-¿Sol? ¿Puedo entrar? -No hubo respuesta-. Volveré pronto Sol, yo, siento ser tan egoísta… quiero, que aunque todo se vaya a la mierda, quiero estar con vosotros.
No hubo respuesta, quizás ni la hubiera escuchado y quizás fuese mejor así.
-Hasta pronto, Sol.
Cuando salió fuera, no era la única lista para marcharse: Jojo también parecía listo para partir.
Shura no se sorprendió, algo se estaba oliendo, sintiendo un afecto especial por su compañero que le hizo sonreír con ternura.
-Ahora vas a decir… -la chica se adelantó a su famosa frase-, “yo me voy contigo”.
-Y tu me vas a responder: “esto es algo que tengo que hacer yo sola”.
Shura con una felicidad fruto de la amistad, se abrazó a Joseph que la correspondió, nunca hubieran esperado encontrar dentro del juego, un apoyo tan fuerte y leal en el otro.
-Shura, hemos estado desde el principio juntos -la beso en la coronilla, apretando el abrazo haciendo que la chica se resolviese para acomodarse-, te voy a echar muchísimo de menos. Cuídate mucho, y recuerda que nadie te reprochara nada si te echas atrás… sobre todo Sol.
A Shura se le escapó una risotada.
-Aunque por favor Shura, tu intenta hacerte una mujer de acción o tendremos que soportar por toda la eternidad sus aires de superioridad.
-Gracias Jojo… y volveré pronto, te lo prometo.
-No hay Jojo sin Shura.
-No hay Shura sin su Jojo -reiteró ella mientras los dos amigos se sonreían-. Cuídate Jojo.
Se separaron, con Shura alejándose sin mirar atrás, o por lo menos hasta el camino que les perdía de vista, donde se giró despidiéndose airosamente de Joseph sacudiendo la mano, sonriendo cuando él también le despidió, hasta que Shura se lanzó a la carrera para alejarse, necesitaba correr en aquel momento, que el aire la despejase para asegurarse de que no iba a echarse atrás. Sintiéndose sola y desprotegida, era muy bonito querer cumplir su propósito, pero… no sabía ni por dónde empezar, ni a qué ciudad tenía que ir, ni a quién recurrir, ni…
Fue en ese momento cuando lo sintió.
Atada a un saliente de la ropa, estaba la bufanda de Joseph atada con un nudo a esta, tenía que haber sido cuando la abrazó qué había aprovechado.
Era un gesto muy simple, para algunos una tontería, ella ni siquiera podía explicarlo, pero que le confiase aquel objeto tan suyo, le hacía sentirse menos sola.