Naru: I'm dropping hints that I'm in love with Mika
Naru: I'm in love with Mika
❤ Mika/Arashi [3rd-Year AU] || 2/2 (Terminado)Pese a sus intentos de olvidarse del tema y ser paciente, Mika andaba un tanto distraído por ello.
Había encontrado pertinente ensayar un par de veces a la semana bajo la tutoría de Hiyori, miembro de Eve y compañero suyo de Pretty 5 y de CosPro. En cuestión de días, Hiyori había pasado de ser un personaje intimidante a un compañero y amigo: a Mika le había sorprendido lo rápido que Hiyori se había encariñado con los miembros del programa, incluyéndolo a él. Los trataba a todos como si fueran hijos suyos, tal y como hacía con Jun Sazanami, su amigo y compañero de Eve.
Hiyori no estaba libre de responsabilidades, compromisos o eventos, pero se hacía un pequeño espacio para sus compañeros del programa y para el resto de unidades de CosPro, como los miembros de Valkyrie. Sus interacciones con Shu eran mínimas: Hiyori era el tipo de persona que Oshi-san aborrecía, después de todo. Sin embargo, Mika era un caso distinto: valoraba la perspectiva de Hiyori por su experiencia y su talento.
Hiyori les había ofrecido sesiones para ensayar juntos temas de postura, ritmo y técnica vocal. El líder de Eve afirmaba que los entrenamientos le servían a él también, para practicar y refrescarse un poco, probando nuevos pasos y coreografías.
Esa vez, sólo Mika y Tori habían asistido, porque Arashi y Aira tenían asuntos pendientes relacionados a sus unidades. Con menos compañía, era natural que Hiyori notara su actitud distraída y sus errores con más facilidad, por lo que no le sorprendió escuchar un suspiro exagerado cuando cruzó miradas con él.
“Mika-kun, estás con la cabeza en las nubes,” comentó Hiyori. “Estás encorvándote y tus pasos de baile están a destiempo.”
“¡Lo siento!” se disculpó Mika. “Uh…”
“¿Estás preocupado por algo?” preguntó Tori, curioso. “Porque se te nota en toda la cara.”
“¡Ahhh!” Mika saltó en su sitio. “¿¡En serio!? Entonces de seguro ella también se ha dado cuenta…”
“¿Ella?” Tori arqueó una ceja. “Ah, ¿Naru-senpai?”
“…” Mika supo que no había escapatoria y, en contra de su voluntad, se rindió. “Sí…”
“Si gustas, podrías contarnos qué te pasó,” le ofreció Hiyori. “¡El gran Hiyori-sama te ayudará en lo que pueda!”
“¡Gracias, Tomoe-senpai!” dijo Mika, y se tomó una pequeña pausa antes de continuar. “Uh… Tengo este amigo… y le gusta una persona.”
“¿Tú?” Tori se veía un tanto confundido y curioso.
“¿No?” Mika sonrió, nervioso. “No. No… ¡SÍ!” gritó, de la nada. “Yo.”
“¿O…kay?” Hiyori lo observó, igual de confundido que Tori. “¿Qué piensas hacer?”
“¿Ese es el detalle?” Mika desvió la mirada. Todo iba a la perfección: la idea era que evitaran pensar en Arashi como la enamorada. No quería delatarla cuando aún no le había contado nada a sus compañeros de Pretty 5. “No quiero confesarme aún, pero me gustaría demostrarle lo mucho que me importa…”
“Eso depende de la persona que te guste. En mi caso, Nagisa-kun es muy despistado y no sabe mucho de estas cosas… así que fue difícil hacerle entender que el cariño que le tenía iba más allá de todo.” Hiyori suspiró… y luego se dio cuenta de lo que acababa de contar. “No… lo comenten, por favor,” dijo, tapándose la boca.
“¡Mis labios están sellados, Hiyori-sama!” dijo Tori.
“Me alegra, Tori-kun. Eichi podría usar esta información para cosas terribles. Y si llega a los oídos de la víbora…”
“¿Saegusa-kun?” preguntó Mika.
“Sí.” Hiyori se llevó una mano a la cara. “Pueden suceder cosas malas. Así que espero que puedan guardarme el secreto~”
“Lo haremos si nos cuentas más detalles~” canturreó Tori, con un tinte de malicia en sus ojos. Mika nunca lo había tratado tan seguido como esos últimos meses, donde había encontrado, entre varios detalles de su carácter, que Tori adoraba el chisme. Se desvivía por él, pese a que intentara esconder esa parte crucial de sí mismo.
“Am… ¿Pues estamos juntos desde hace tres meses?” contó Hiyori, despreocupado. “Nos va muy bien, aunque debo admitir que es difícil guardar apariencias… Adoro a Nagisa-kun, después de todo~”
“¿Debo suponer que Hiyori-sama se confesó primero?” dijo Tori, emocionado.
“Sí.” Hiyori desvió la mirada, un tanto avergonzado. Era curioso ver aquella expresión en su rostro, con lo mucho que se desvivía jactándose de su grandeza, animándolos a todos a mejorar y quejándose de Sazanami de vez en cuando. “Y bueno, como les dije, Nagisa-kun se tomó un tiempo en darse cuenta de la diferencia. Aunque admitió que el cariño que me tenía siempre había resaltado en comparación al resto. Tiene sentido. Siempre había dicho que no había otra persona que lo hiciera tan feliz como yo.”
“Awwww~” Tori se llevó las manos al rostro, enternecido. “¡Qué lindo! Descuide, Hiyori-sama. ¡No diré nada de esto!”
“Más aún, con lo peligroso que puede ser…” Mika se deprimió un tantito. “Me había olvidado que somos idols y estas cosas son un poco imposibles. Es difícil mantener una relación… sin mencionar que está prohibido.”
“Bueno, eso depende de la agencia. CosPro es estricta, y en la vida iría a contarle todo esto a la víbora, pero si tienes cuidado y eres precavido, no hay problema.” Hiyori le sonrió. “¿Y? ¿Quién es la afortunada?”
“¡Ngah!” Mika saltó, avergonzado. “N-no me siento cómodo diciendo su nombre…”
“Wahaha, es “ella”, entonces.” Tori soltó un par de risitas malévolas.
“Bueno, sólo tengo una recomendación para tí, Mika-kun.” Hiyori lo observó fijamente. “No esperes el momento indicado. Déjate guiar por lo que sientes. Sé que suena como el peor consejo del mundo, pero a veces nos ponemos eticosos con detalles y tiempos y nos agobian las preocupaciones por gusto. Es cierto que debemos tomar ciertas precauciones, más aún con el medio en el que trabajamos, pero no dejes que la situación te domine. Es posible mantener una relación pese a todo. Nagisa-kun y yo no somos los únicos.”
“¿HAY MÁS?” gritó Tori, alterado. Era predecible: se trataba de chisme que no había llegado a sus oídos. “¿QUIÉNES?”
“Ah, Tori-kun, eso sí no puedo contar.” Hiyori soltó un par de risitas. “Pero sí. El resto de agencias de Ensemble Square tiene un par de parejas por ahí. Y sé que lo mismo sucede fuera, en agencias no asociadas.”
“Me pregunto quiénes serán los de mi agencia…” dijo Tori, pensativo. “¿Hay parejas en Star Maker?”
“¿No sé?” Hiyori le guiñó un ojo. “Tendrás que averiguar por tu cuenta~”
“¡Hmph!” Tori hizo un puchero, cruzándose de brazos.
“Haha~” Hiyori soltó un par de risitas. Luego, dio un par de aplausos, llamando la atención de Tori y Mika. “Bueno, retomemos el entrenamiento. Aún nos queda cerca de una hora y no podemos desperdiciarla.”
“¡Mm!” Tori y Mika asintieron al mismo tiempo.
Por algún motivo, la charla con Hiyori lo había calmado enormemente. Tal vez se relacionaba al hecho de que ahora contaba con un buen consejo para su amiga… o tal vez era por otra razón, pero Mika no iba a desperdiciar la tranquilidad que sentía.
Optó por enfocarse de nuevo en el entrenamiento, decidido a realizar perfectamente la coreografía que andaban practicando.
“Miiiika-chan~”
Arashi lo sorprendió con un abrazo, obligándolo a detenerse en seco.
Para sorpresa de ambos, Mika se giró hacia ella y la rodeó con sus brazos, hundiéndose en el espacio entre su clavícula y su cuello. Se quedó allí por unos momentos, ignorando que andaban en uno de los pasillos de Yumenosaki y cualquier persona podía verlos.
Mika no podía negar lo cansado que se sentía. La llegada de Shu siempre le traía sentimientos encontrados porque le emocionaba verlo de regreso en Tokio y, a la vez, las fechas límites lo agobiaban por todo el trabajo que tenía realizar.
Ese pequeño momento de calma en los brazos de su amiga le permitió recuperar energías. Sin embargo, cuando notó lo que acababa de hacer, Mika saltó y se separó de ella como si Arashi lo hubiese quemado con aquel contacto.
“¡W-wah! ¡Lo siento, Naru-chan!”
“¿De qué te disculpas, lindo?” Arashi le sonrió, enternecida. “Se nota que necesitabas ese abrazo. ¿Estás bien? Supongo que la llegada de tu oshi-san te tiene un tanto tenso.”
“…Adoro a Oshi-san, pero sí.” Mika suspiró. “Ahora que andamos lejos la mayor parte del tiempo, la presión se vuelve insoportable a veces. No quiero defraudarlo, pero se me junta todo y es complicado…”
“Mm, me imagino. Mi relación con Ou-sama es distinta, pero ahora que Izumi-chan y él están en Italia, yo soy quien se encarga de Knights mientras no están. Tsukasa-chan es el líder, pero siempre estoy pendiente de todo, aún así. Es un poco complicado… y no me gustaría que se arrepientan de apuntarme aquel cargo.”
“Bueno, siempre has estado cuidando de Knights, aún cuando Sena-senpai y Tsukinaga-senpai vivían acá en Tokio.”
“Es cierto.” Arashi rio. “Y sí, también regresan de vez en cuando. Esas fechas son un poco atareadas justo por los pendientes y todo.”
“Exacto.” Mika suspiró. “Aunque Tsukinaga-senpai siempre ha sido mucho más leniente que Oshi-san.”
“Por eso nunca se han llevado bien.” Arashi soltó un par de risitas. “Son genios, pero cada uno tiene su especial manera de hacer las cosas. ¡En fin! ¿Necesitas ayuda?”
“No te preocupes, Naru-chan.” Mika sonrió. “Debes andar ocupad—”
“¡No!” Arashi le guiñó un ojo. “Justo te iba a invitar a salir, pero puedo ayudarte con tus pendientes. No quiero que te sientas agobiado.”
“¿Estás segura?”
“¡Por supuesto! Encantada siempre de ayudarte, Mika-chan.” Arashi lo tomó de la mano y comenzó a caminar, aún cuando no había recibido una respuesta afirmativa por parte de su amigo. “Vamos al estudio, ¿no?”
“Mm, sí, al estudio…” respondió, un tanto ido.
Arashi y él llegaron al estudio en poco tiempo e, inmediatamente, se dividieron las tareas: Mika se encargaría de terminar de componer el par de canciones que le faltaban y Arashi se dedicaría a arreglar los trajes y coser los últimos detalles en base a los diseños hechos por Shu.
Predeciblemente, les tomó un par de horas terminar con todo, pero lograron sus objetivos mucho más rápido al ser dos personas. Mika suspiró, aliviado, al ver los maniquís con los trajes y las composiciones en la mesa. No quería imaginar la amanecida que se habría tenido que mandar de no ser por la ayuda de su amiga.
“Naru-chan, gracias…”
“¿Estás llorando, Mika-chan?”
“Un poco.” Mika se tragó el nudo en la garganta. No se merecía a alguien tan increíble como mejor amiga, después de todo. “Siempre estás ahí para mí… En serio siento que no te aprecio lo suficiente.”
“Aw, lindo, no exageres.” Arashi sonrió. “Sabes que te quiero muchísimo y en serio, ¿qué clase de chica abandonaría a su amigo cuando este la necesita? No podría vivir conmigo misma. Y se lo mucho que la llegada de Itsuki-senpai significa para ti. Quieres tener todo en su sitio para hacerlo sentir orgulloso de ti. Hehe, en ese aspecto es como tu papá…” Murmuró lo último, entre pequeñas risitas.
“¿Podría invitarte a comer mañana?”
“No, debes aprovechar en almorzar con tu oshi-san. A mí me tienes acá siempre.” Arashi le guiñó el ojo.
“Wow, Naru-chan. El chico que te gusta es muy afortunado.”
“¿Ah, sí?” Arashi sonrió de lado. “¿Por qué lo dices?”
“Eres perfecta, Naru-chan. Honestamente, me enoja la posibilidad de que no te corresponda. Te mereces lo mejor…” Mika hizo un puchero.
“¡Awwww!” Arashi se lanzó a abrazarlo, conmovida. “¿Por qué eres tan lindo? ¡Me muero!”
“¡Pero estoy diciendo la verdad!”
“Lo sé. Nunca me engañarías.” Su amiga se alejó para observarlo de cerca. “Gracias, Mika-chan.”
“Mm-mm.” Mika negó con la cabeza. “Yo debo agradecerte a ti. Te debo una muy grande.”
“¡No me debes nada! Soy tu mejor amiga.” Esta vez, fue Arashi la del puchero, muy indignada.
“Gracias, Naru-chan.” Mika sonrió. “¿Tienes planes ahorita? Tal vez lo del almuerzo podría ser cena…”
“Mm, bueno. Sí tengo algo de hambre. Y estoy libre, así que no te puedo rechazar la invitación~” Arashi sonrió. “¿Vamos?”
“¡Sí!” Mika asintió, alegre.
Entre los dos, la tarea de dejar el estudio ordenado y listo para la llegada de Shu fue muy sencilla. Ni bien finalizaron con ello, Mika y Arashi salieron y cerraron el estudio, caminando hacia su nuevo destino: un café muy concurrido cerca de la casa de los Itsuki.
El regreso de Shu siempre contaba con dos etapas: una primera, de euforia pura, en la que Shu demostraba lo mucho que lo había extrañado. A su manera, por su puesto, porque Shu Itsuki no era un hombre de palabras bonitas y grandes gestos. Tenía su forma especial de demostrar cariño, y gracias al tiempo que habían pasado juntos, Mika había aprendido a notar las pequeñas acciones que lo delataban. Era cierto que, desde que había comenzado a viajar, Shu se había abierto un poco más con él, y Mika estaba muy agradecido.
Lamentablemente, todo cambiaba cuando iniciaba la segunda etapa, enfocada en la crítica. Mika debía mostrarle sus avances y tenían que discutir los temas pendientes relacionados a sus presentaciones, nuevas canciones, trajes, entre otros elementos. Con el paso del tiempo, Mika había logrado el reconocimiento de su maestro, lo que le permitía sugerir ideas e involucrarse en el proceso creativo con más facilidad. Sin embargo, existían ciertos hábitos difíciles de cambiar: Shu y él eran compañeros, pero también eran maestro y alumno. Era inevitable que existieran algunos detalles que no le agradaran al mayor, aún a pesar de lo mucho que Mika había mejorado como costurero, compositor y miembro de Valkyrie.
Le sorprendió, sin embargo, que Shu andara mucho más permisivo y calmado de lo usual. Sus críticas fueron mínimas: un par de ajustes en los trajes y algunos pequeños arreglos de la letra de una canción y todo estaría en orden.
Mika estuvo a punto de preguntarle al respecto, pero Shu le ganó, cambiando de tema.
“¿Qué te pasa?” le preguntó, y aunque su tono parecía irritado, Mika pudo notar un ligero tinte de preocupación en sus palabras.
Hacía unos meses que Shu había dejado de usar a Mademoiselle para comunicarse: con el paso del tiempo, había logrado recuperar aquella parte de sí mismo que había perdido un tiempo atrás. Madonee aún conversaba con Mika, pero Shu ya no sentía la necesidad de escudarse en ella cuando quería hablar sobre temas más delicados.
Era admirable y, en esos instantes, preocupante, porque Mika era un libro abierto para su maestro.
“Estoy bien, Oshi-san…” Mika sonrió y Shu soltó un suspiro exagerado, mientras se llevaba la mano a la cara, hastiado.
“Sabes que detesto cuando intentas engañarme, Kagehira.” Shu lo juzgó con la mirada. “No me trates de estúpido.”
“Lo siento.” Mika desvió la mirada, apenado. “No quiero cargarte con mis cosas, y honestamente, creo que es solo el cansancio de estos días. Se me juntaron los pendientes y tuve que sobreesforzarme un poco…”
“¿Es sólo eso?” Shu arqueó una ceja, escéptico. “Porque siento que me estás escondiendo algo. ¿Qué has hecho ahora?”
“¡Nada! Es… bueno, siento que lo tomarás como algo tonto, Oshi-san.”
“Si no me dices, no sabré de qué hablas.” Shu se cruzó de brazos.
“Mn…” Mika se mostró un tanto pensativo.
“¡Kagehira!” gritó Shu, para sacarlo de sus pensamientos.
“¡Ngah!” Mika saltó y asintió efusivamente. Encontró que no tenía sentido darle vueltas al asunto. Sentía que era egoísta compartirlo con Shu, pero si su maestro lo invitaba a hacerlo, suponía que debía intentarlo. “…Estoy preocupado por Naru-chan.”
“Mm. Narukami, de la unidad de Tsukinaga.”
“…Sí.” Mika encaró a Shu de nuevo, un tanto angustiado. “Hace un tiempo me contó que le gustaba una persona, pero no me dijo quién. Y no me atrevo a preguntarle, me incomoda la idea de hacerlo. Pero quiero ayudarla… quiero que sepa que estoy ahí, para ella. Hehe… supongo que es gracioso porque tampoco sé qué haré si me dice. No sé cómo apoyarla. ¿No tengo buenos consejos para una situación así? Nunca pude ayudarla con Kunugi-sensei…”
“…” Shu guardó silencio por unos instantes, mientras lo observaba con visible escrutinio. Su intensa mirada hizo que Mika creyera, por un breve momento, que tal vez tenía algo en la cara, lo que lo llevó a palparse el rostro por pura curiosidad.
No tenía nada.
“¿Oshi-san?” Mika atinó a llamar su atención, confundido.
“…” Shu suspiró. “Puede que hayas crecido como artista, pero aún te falta mucho por madurar.”
“¡Sí!” Mika no pensó dos veces en darle la razón, porque era cierto: aún tenía un gran camino por delante. Le costaba pensar que ya estaba a puertas de graduarse del instituto. “Eso mismo pensaba el otro día… Aún me falta mucho por mejorar como persona y amigo…”
“No es eso, no precisamente.” Shu caminó hacia los ventanales, observando el jardín en silencio. Su casa seguía intacta aún a pesar de los años. “No tengo por qué indicarte tus propios errores. Tú solo debes ser capaz de enmendarlos y de darte cuenta de cómo te sientes. Esto último es lo más prioritario, Kagehira. Si algo te molesta, debes decirlo.”
“Pero nada me molesta, Oshi-san…”
“Puedes repetirlo cuantas veces quieras y eso no va a cambiar cómo te sientes. No pretendo gastar mis energías corrigiéndote, asi que hazme el favor de hacer el ejercicio de introspección por tu cuenta.”
“Uh…” Mika intentó reflexionar por unos instantes, pero fue en vano. “Lo siento, Oshi-san, pero creo que ando más perdido ahora.”
“Bien.” Shu se giró a dedicarle una pequeña sonrisa. “Al menos significa que estás pensando en ello con detenimiento. Iré a tomar un baño, de ahí continuaremos conversando sobre el live que viene.”
“¡Okay! Corro a preparártelo.”
“Me avisas. Estaré en mi cuarto.” Shu le dedicó una última mirada antes de abandonar el estudio, saliendo con dirección a su habitación.
Mika se demoró en retomar sus acciones, un tanto sorprendido por las palabras de su maestro. Habían sido oraciones que aún no podía procesar del todo, pero lo cierto era que Shu no podía ocultar la preocupación que sentía. Mika lo conocía lo suficiente para discernir aquella emoción en sus palabras.
Shu era demasiado inteligente y muy hábil, por lo que no le parecía extraño que supiera tanto sobre él sin realmente oír todo lo que había pasado en las últimas semanas. De seguro ya entendía el motivo detrás de su incomodidad, a diferencia de sí mismo, que andaba perdido en el espacio, sin una pista de lo que le sucedía.
No había de otra: tenía que hablarlo con su amiga y ser sincero con ella.
Luego de un suspiro, Mika corrió hacia el baño a preparar la tina.
La estadía de Shu siempre se pasaba en un dos por tres: era una sucesión de entrevistas, eventos, compromisos y conciertos, todos conglomerados en horarios que aprovechaban cada pizca de tiempo libre que tenían. Mika tuvo que dejar de asistir un par de días a Yumenosaki para poder cumplir con todo, puesto que Valkyrie estaba conformado por ambos. No había forma de dejar solo a Shu: Mika no se perdonaría hacerlo.
Mika se permitió la alegría de sentirse orgulloso de su propio trabajo: aprovecharon en probar las nuevas canciones en el estudio de grabación y Shu se veía contento con los resultados. No sólo eso: en el concierto, sus trajes se lucieron en conjunto a la decoración diseñada para el evento.
Shu regresó a Francia satisfecho, no sin antes dejarle una nueva tarea: él se encargaría de las canciones que faltaban, pero necesitaba que Mika diseñara el vestuario que usarían para el photoshoot de la portada del CD. Mika le prometió cumplir con lo mandado, empezando a bocetear diseños ni bien conseguía un poco de tiempo libre entre sus clases y trabajos part-time.
Una vez a solas, Mika probó haciéndole caso a su maestro y reflexionando por su cuenta. Nunca había sido muy brillante y, honestamente, analizar cómo se sentía sonaba un tanto complicado, pero era lo mínimo que podía hacer por su amiga.
El tema le había causado incomodidad, eso no podía negarlo. El problema residía en que no estaba seguro del motivo exacto. No se trataba de una cuestión de confianza o de un rechazo a aquellas temáticas: Mika sabía que Arashi le confiaba todo y, además, había escuchado sobre su interés en Kunugi desde que la conoció.
Su amiga no era el problema. Era algo propio de sí, pero por más de que Mika intentara dar con la respuesta, su mente estaba en blanco por completo.
Era un misterio.
Mika se rascó la cabeza, desesperado. Era muy malo para reflexionar sobre sus sentimientos y emociones, más aún cuando se relacionaban a personas muy queridas para él, como Shu o Arashi.
Derrotado, optó por centrarse en la tarea de los trajes. Tal vez aquel trabajo lo ayudaría a distraerse un rato… aunque sabía que, eventualmente, tendría que encarar la situación.
El día llegó antes de lo que esperaba.
Con el paso de las semanas, Mika se había acostumbrado a coincidir poco con ella por temas de responsabilidades y clases, pero una semana entera sin ver a Arashi le hizo caer en cuenta del tiempo que llevaban sin salir juntos.
Ambos habían estado ocupados con temas relacionados a sus units, y era comprensible. Además, no era como que habían perdido el contacto: siempre conversaban por mensajes pese a todo. Sin embargo, Mika sentía que Arashi andaba muy preocupada por algo y… sí, lo estaba evadiendo, no había otra manera de describir lo que pasaba.
Unos años atrás, Mika hubiera esperado a que Arashi lo busque, completamente pasivo frente a lo que transcurría ante él. No obstante, si de algo le había servido la charla con Shu, era para empezar a actuar de manera distinta. No estaba seguro de que “madura” fuese la palabra correcta para describirla, pero lo importante aquí era distanciarse del Mika del pasado.
Por ello, organizó todo hasta el más mínimo detalle. Le pidió ayuda a Anzu, prestándose unas hileras de luces para colgarlas en la azotea del pabellón de sus clases. Organizó las mesas y preparó los dulces y las bebidas calientes. Finalmente, llevó un par de mantas por si hacía frío esa noche.
Para su suerte, Madara aún andaba en la ciudad y se ofreció a ayudarlo con lo que necesitara. Siempre había sido un senpai un tanto peculiar, pero adoraba apoyar a la gente y Mika no fue la excepción: Mama localizó a Arashi y la raptó, dejándola en la azotea a la hora pactada.
“Ara, ¡Mama! ¡Espera! ¿Qué—?”
“Hoho~ ¡Nos vemos, Arashi-san!” se despidió Madara, ondeándole la mano y tomando las escaleras de vuelta a los salones.
Fue recién en esos instantes que Arashi se giró hacia la azotea, cayendo en cuenta de los detalles de la mesa, la decoración y Mika, al centro, sonriéndole un tanto nervioso.
“Lo siento, Naru-c—”
“¡Mika-chan!” Arashi corrió a abrazarlo, interrumpiéndolo sin ningún cuidado.
Mika había esperado escuchar alguna queja por parte de su amiga: después de todo, ser secuestrado no era una experiencia precisamente agradable y lo decía la voz de la experiencia. Sin embargo, ella parecía inmensamente feliz al verlo, como si fuera lo único importante allí.
Mika atinó a abrazarla por la cintura por unos instantes, hasta que se separaron por iniciativa de Arashi. Antes de que hablara, Mika le indicó la mesa y los detalles, y Arashi asintió, conmovida.
Una vez abrigados por las mantas y con tazas de chocolate en las manos, Mika encontró que era el momento indicado para conversar con su amiga sobre lo que andaba angustiándola. Tenía la ligera sensación de que se relacionaba al tema de la persona que le gustaba, pero no había ninguna garantía de ello.
Mika hizo a un lado la incomodidad que surgió dentro de sí y optó por iniciar la conversación.
“Naru-chan, andas un poco deprimida, ¿no?” preguntó Mika, preocupado.
“Arara, Mika-chan, nada se te escapa.” Arashi le sonrió. “Es cierto, no puedo negarlo.” Suspiró. “Aunque me siento mucho mejor contigo a mi lado~ Has planeado todo esto hasta el último detalle, muchas gracias.”
“No hay problema, Naru-chan.” Mika le sonrió. “¿Me puedes contar que te tiene así?”
“Claro.” Arashi desvió su mirada hacia la hermosa vista desde la azotea de aquel pabellón del instituto. Desde su ubicación, Yumenosaki se le hacía inmenso, con sus facilidades, jardines, algunos escenarios que andaban en construcción y otros detalles. “¿Te acuerdas que hace un tiempo mencioné que me gustaba alguien? Terminó siendo más difícil de lo que pensé.”
“¿Cómo así? ¿Te confesaste?”
“No…” Arashi observó su taza de chocolate con una expresión indescriptible. “No es tan fácil. Al contrario, tuve que tomar distancia. Él es muy lindo… somos amigos desde hace un par de años y no puedo arruinar todo con mi egoísmo. Nunca me había sentido tan cómoda con alguien… no quiero perder eso.”
“Lo siento, Naru-chan. Suena muy difícil.”
“Haha~” Arashi volteó a encararlo, sonriéndole enternecida.
Mika no tuvo tiempo de reaccionar.
De un momento a otro, Arashi colocó su taza en la mesa, lo tomó de las mejillas y le dio un beso. El sabor a chocolate y la suavidad de los labios de su amiga lograron nublar sus pensamientos y, por unos instantes, Mika se quedó en blanco, aturdido por lo que sucedía. Era demasiada información por procesar y sentía que le faltaban neuronas para ello.
Sus instintos priorizaron la taza en sus manos y Mika consiguió dejarla en la mesa para evitar un accidente. Arashi se separó de él, preocupada al darse cuenta de lo que había hecho, pero Mika no la dejó disculparse: un tanto tímido, la acercó de nuevo hacia él, tomándola de la nuca.
Antes de acortar la distancia entre ambos, Mika pudo observar la expresión enamorada de su amiga. Sonrió, y luego, volvieron a encontrarse.
Esta vez, el beso fue más corto de lo esperado. Cuando se separaron, Mika entró en crisis, como se veía venir.
“Uh… ¿Qué…? ¿Por… qué?” Mika abrió los ojos, muy confundido con Arashi y consigo mismo. “¿Quién es—? ¡WAAAAAAH! ¡LO SIENTO, NARU-CHAN!”
“Mika-chan, tranquilo.” Arashi rio suavemente, sonrojada hasta las orejas.
Mika no podía verse a sí mismo, pero sabía que de seguro andaba igual que ella.
“Te respondo. Eso fue un bes—”
“¡N-NOOOOO!” Mika se agarró la cabeza, a punto de morir allí mismo por la vergüenza que sentía. “¡T-TE BESÉ! ¡Y A TI TE GUSTA A-ALGUIEN!”
“¡Mika-chan!” lo resondró Arashi, haciendo un puchero. “¡No puedo ser más clara en mis intenciones! ¡Siempre fuiste tú!”
“¿…Yo?” Mika se señaló a sí mismo, incrédulo.
“¡Sí!” Arashi se tapó la cara, avergonzada. “Ese día que salimos y mencionaste lo de Kunugi-sensei…” La joven removió sus manos levemente, para desviar la mirada. “Bueno, pensé que te ayudaría un poco si te aclaraba ese detalle. No tengo amigos más cercanos que tú. Eres el único con el que comparto una amistad de años… pensé que había sido muy obvia, y me preocupó… pero no te habías dado cuenta. Nunca imaginé que podrías ser tan despistado.”
Mika no podía lidiar con todo: un instante había servido para notar que su incomodidad se debía a que sí, le gustaba Arashi. Siempre había estado enamorado de ella: con el tiempo, se había vuelto común para él compartir tanto con su amiga y eventualmente, se había convertido en la persona más importante en su vida. Cada detalle suyo lo hacía feliz y pasar tiempo a su lado era la parte favorita de su día. Sin embargo, la posibilidad de estar en una relación era algo que nunca había contemplado por temas propios de autoestima, puesto que no se creía capaz de ser el objeto de afecto de alguien.
Notar que le gustaba tanto y reconocer que siempre había sido mutuo era demasiada información para procesar.
El corazón se le iba a salir del pecho a este paso.
“¡P-Pero… no entiendo!”
“Te evadí justo por esto…” confesó Arashi, apenada. “No podía continuar viéndote sin decirte cómo me sentía. Lo siento, arriesgué nuestra amistad y—”
“Naru-chan, tú también me gustas.”
“¿Sí?” Arashi se mostró sorprendida.
“¡¡Sí!!” Mika la tomó de las manos, decidido… y luego se avergonzó de sus acciones. “¡NGAH!” gritó, soltando una de ellas para taparse la cara con el antebrazo, avergonzado.
“Haha~” Arashi le sonrió, enternecida. “Bueno, me besaste por tu cuenta. Supuse que sí era mutuo.”
“…L-lo es.” Mika se destapó un poco, pero evadió su mirada. “Estos meses intenté buscar formas de ayudarte con todo. Lo conversé con amigos y todos me pedían que fuera paciente porque eventualmente me contarías todo, pero no lo hacías… y me empezó a incomodar. Sabía que no era por falta de confianza: tú siempre haz confiado en mí y es mutuo. Pero me molestaba y no me dejaba en paz…”
“¿Porque te gustaba?”
“S-sí.” Mika estrujó su mano. “Se lo comenté a Oshi-san, incluso.”
“Oh, wow. ¿Itsuki-senpai se enteró de esto?” Arashi sonrió. “¿No te resondró o algo?”
“¿Estuvo muy tranquilo? Creo que sabía que era mutuo, pero no me dijo nada.” Mika suspiró.
“Eso suena muy él.” Arashi rio. “Dejando que tú descubras las cosas por tu cuenta.”
“Fue difícil. Si no me b-be… besabas…” Mika sintió el calor en sus mejillas y supuso que su muerte era inminente. “No creo que lo hubiese podido notar por mi cuenta.”
“Aw, lindo, creo que sí estabas algo consciente de ello. Tu incomodidad se debía a eso… pero, bueno, ¿creo que soy la primera persona que te gusta de esta forma?”
“Mm.” Mika asintió.
“Por eso no podías entenderte a tí mismo. Te entiendo, tranquilo.” Arashi entrelazó sus dedos con los de Mika, con una sonrisa enamorada en los labios. “¿Te soy sincera? Tenía tanto miedo de que no fuera mutuo… y es un poco tonto, ¿no crees?”
“Mm-mm.” Mika negó con la cabeza. “Es normal sentir miedo, Naru-chan.”
“No cuando se trata de ti. Tu cariño es tan sincero, siempre lo ha sido… pero supongo que ambos somos un poco despistados.” Arashi esbozó una sonrisa deslumbrante. La iluminación de la azotea no le hacía justicia.
“Sí…” Mika se rascó la mejilla, sintiéndose un tanto culpable.
“¿Y a quién le contaste?”
“¡Ngah!” Mika saltó en su sitio. “¡N-no es lo que crees!”
“Oh, lindo, no hay problema. Yo también le hubiera contado a alguien… me habría tenido como loca. Me sorprende lo paciente que has sido, de hecho.”
“Es una de mis cualidades.” Mika sonrió. “Y… um, se lo conté a Nazuna-nii. Anzu-chan ya lo sabía… Ritsu-kun también. ¿Yukkun… lo sospechaba?”
“Sí, yo le conté a Anzu-chan y Ritsu-chan,” confesó Arashi. “Y wow, Yuzuru-chan es muy observador, no me sorprende~”
“De ahí… bueno. ¿Oshi-san? ¡Y wah! Me olvidé, Tori-kun y Tomoe-senpai piensan que yo soy el enamorado. Les cambié la historia porque no quería causarte problemas.”
“Qué considerado~” Arashi sonrió. “Mi enamorado es muy lindo~”
“¿Yo?”
“Sí, tontito.” Arashi rio. “Tú.”
“…” Mika estuvo a punto de combustionar allí mismo. Sonrió, embobado, y luego cayó en cuenta de la magnitud de los hechos. “¡N-Naru-chan!”
“¿Sí?”
“¡N-nuestras agencias!” exclamó Mika, al borde de una crisis.
“Aw, querido, no te preocupes por eso. Si supieras todas las parejas que hay en Ensemble Square…” Arashi soltó un par de risitas. “Te mueres. Y los productores también.”
“¿Sabías lo de Tomoe-senpai y Ran-senpai?”
“Sí.” Arashi sacó la lengua y le guiñó un ojo. “Hay algo en sus miradas… no sé cómo explicarlo. De seguro Ibara no lo ha notado por su rol como productor. Tiene que encargarse de tantas cosas y no puede andar pendiente de eso. Y como ambos son responsables, no han causado ningún escándalo. Pero bueno, sí, hay algo en sus interacciones que los delata. Jun-chan es un poco tonto, así que no me sorprende que él tampoco esté muy enterado. Aunque tal vez Hiyori-chan ya le dijo… Mm.” Arashi se mostró pensantiva.
“Tomoe-senpai nos contó todo hace un par de semanas. Me sorprendió, la verdad.”
“¡Awww!” Arashi le sonrió. “Me alegra que les haya compartido eso. Significa que confía en ustedes… o tal vez es un tanto descuidado.”
“…” Mika observó sus manos entrelazadas y suspiró. “No quiero causarte problemas, Naru-chan.”
“No digas eso. Al contrario, me hace muy feliz que me quieras tanto. Estar contigo nunca va a ser un inconveniente para mí.” Arashi se acercó y le dio un beso en la mejilla. “No te voy a negar que me preocupa un poco lo de nuestras agencias, pero tranquilo. Estamos juntos… y no estamos solos. Sé que el resto de Knights nos apoyará, en especial Ou-sama e Izumi-chan.”
“¿Por qué—?” Mika arqueó una ceja, pero Arashi lo interrumpió.
“Diría lo mismo de tu oshi-san, pero siento que Itsuki-senpai pegará el grito al cielo cuando se entere,” mencionó Arashi, llevándose su mano libre al rostro, un tanto preocupada. “Ah, pero luego nos dará su bendición~ Eso lo presiento~”
“¿Segura? Estuve tan preocupado por saber cómo me sentía que… bueno, nunca contemplé este escenario. Siento que Oshi-san se enojará… Uhhh…” lloró Mika, un tanto apenado.
“Pero de lo que me contaste, Itsuki-senpai sospechaba que es mutuo. Si no te gritoneó o trató mal, significa que bueno, al menos tolera la situación.”
“…Es cierto, eso fue una buena señal.” Mika sonrió.
“Igual, no tienes que sentirte presionado a contarle pronto. Vamos al ritmo que desees. Tal vez sea mejor que se lo digas cuando lo veas cara a cara, dentro de mes y medio.”
“Mm.” Mika asintió. “Buena idea. ¿Me acompañarás?”
“Por supuesto~” Arashi apoyó su cabeza en su hombro, observando el cielo. “Hehe, será una cena con el suegro.”
“S-sí…” Mika desvió la mirada, avergonzado. “Normalmente me preocuparía, pero lo que dijiste es cierto. Tengo un buen presentimiento.”
“Yo también~” Arashi asintió. “Aw, si gustas, podríamos salir a comer con Izumi-chan y Ou-sama también. No tenemos una relación de padre e hijo como Itsuki-senpai y tú, pero sí son… no sé. Son como mis hermanos mayores. Y de seguro nos darán tips y todo, sería lindo~”
“Como gustes, Naru-chan.” Mika sonrió, aunque no podía evitar sentir curiosidad por las palabras de su enamorada. Aún no entendía cómo se relacionaban ellos dos… ni que tipo de tips les darían.
“Gracias, Mika-chan~” Arashi le sonrió cálidamente.
Mika se distrajo unos instantes con la belleza de su enamorada, pero la curiosidad lo carcomía. Le dio vueltas al asunto por unos instantes y—
Ah.
Todo calzaba.
“¿¡QUE TSUKINAGA-SENPAI Y SENA-SENPAI…!?”
“¡Sí!” Arashi rio. “¡Ay, cariño, eres bieeen despistado!”
En esos instantes, recién comprendió a Tori.
Tal vez era el chisme… era válido, hasta cierto punto.