@Shruikan ,
@Neko , porque no sabía dónde dejaros ésto, y no lo acabé el 23, pero llego a tiempo del 25 y que no sea ya demasiado tarde ;o;
dice 3 meses después de haber vendido la idea Felices cumpleaños :3
Y porque OTP es One True Party
fight me
Casar, follar, matar.- CFM — Soldier version -Zack | + | Cloud | + | Angeal | + | Sephiroth | + | Genesis |
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—Venga ya Spike, ¿de verdad pretendes que me crea que no has jugado nunca? Oops —dijo Zack mordiendo casi al vuelo la porción de pizza que había terminado por desmembrar de tanto zarandearla.
El rubio se encogió ligeramente de hombros.
—No es como si hubiera tenido con quién. Ewgh Zack, no hagas eso con el queso, es asqueroso. —Cloud arrugó la nariz juzgando con severidad a su mejor amigo, que le hacía cosas obscenas a su comida.
El moreno se rió con la boca llena y estiró el brazo en busca de una servilleta, tirando el mando de la televisión por el camino y haciendo presión accidental sobre el botón de silencio.
—Eh, bueno, qué más da, —se limpió los labios y cogió otro pedazo de pizza, sonriendo,— ¡pero ahora eres un chocobito que ha encontrado una buena familia y su hogar para siempre, y ya no te va a faltar buena compañía que cuide de tí!
La mirada de Cloud decía muchas cosas sobre aquello, y pocas buenas.
—Me tienes a mí, ¿no? —Zack ladeó la cabeza en un movimiento que junto con sus ojos brillantes le había ganado el apodo de cachorro de forma muy justificada. Y su efecto rara vez fallaba.
—Supongo, —dijo Cloud suavizando el gesto en una pequeña sonrisa cohibida.
—¿Cómo que supones? ¡Eres mi mejor amigo! —la declaración del mayor hizo que el rubio enrojeciera satisfactoriamente.
Al otro lado de la pared, en el apartamento contiguo, tres soldados de primera clase con habilidades altamente implementadas y sentidos hiper sensibles habían empezado a prestar atención a la conversación ajena.
—Aaww, mira Angeal, tu cachorrito tiene una mascota propia a la que incordiar, ¿no es adorabl- —una mano grande de dedos largos y elegantes tapó la boca del pelirrojo a mitad de subida de tono.
—Shh, Genesis baja la voz que te van a oír. —Angeal miró con el ceño fruncido a su compañero.
Éste, ofendido, lamió la mano de Sephiroth con saña y extra de saliva. El general se limitó a mirarlo con una pizca de asco en su indiferencia habitual, y procedió a su vez a limpiarse la mano denigrada en la ropa de Angeal, que intensificó un par de puntos su desaprobación.
—Es nocivo, pero tú ya estás acostumbrado a sus cosas desagradables. —Sephiroth se excusó sin que fuera realmente sentido.
—Calláos vosotros, plebeyos, que no me dejáis oír a mí, y esto me interesa. —replicó Genesis mirándolos a ambos con altivez, y empujando la puntera de su bota contra la pierna del más joven.
Sephiroth simplemente apartó el pie que presionaba su rodilla y levantó una ceja mientras ladeaba la cabeza en dirección a la pared compartida entre ambos apartamentos, contra la que el pelirrojo no perdió tiempo en apretar una oreja.
Angeal rodó los ojos, se llevó una mano a la cara, y suspiró mortificado. Pero prestó atención igualmente.
—Pero ahora piénsalo con detenimiento, ¿vale? Cé Efe Eme. Casar, follar, matar. —explicó Zack alegremente mientras robaba pequeños trozos de piña de la pizza todavía en la caja.— Con quién te casarías, a quién le echarías un polvo, y a quién le harías morder el polvo, jeje.
—¿Y tú? —Cloud le devolvió la pelota sin pestañear.
—No sé si lo haces por llevar la contraria o porque realmente eres así —murmuró el moreno a medio masticar.
En el apartamento de al lado Angeal miraba muy fijamente a un Sephiroth que se hacía el desentendido, ante la risa disimulada de Genesis.
—Es que no sabría qué decirte, ¿de todo ShinRa? ¿de las tropas de Infantería? ¿de SOLDIER? —el chico encogió un hombro— Hay demasiada gente.
—¡Y demasiados pocos que te gusten! —Zack se echó a reír después de tragar.— ¿A cuánta gente le patearías el culo si pudieras, Spike?
—Me faltan pies, —admitió Cloud con una pequeña curva en la comisura de sus labios,— por eso, empieza tú.
Zack guardó silencio durante unos momentos mientras sopesaba su respuesta, terminó de comer lo que tenía aún entre manos, y agarró una de las latas de refresco que había en la mesa de café.
—Lo mantenemos en SOLDIER entonces, —dijo. Se frotó un nudillo contra la nariz y sonrió.— Obviamente me casaría con Angeal.
Al otro lado de la pared se hizo el silencio pero no la quietud.
Los hombros de Genesis se agitaron con entusiasmo, y Sephiroth observó a su compañero con una mirada insidiosamente interesada. Sin defensa, Angeal sólo pudo levantar el dedo índice y vocalizar un tajante NO.
—Hmm, ya veo —comentó el chico rubio entre mordiscos.
—Ey, no Cloudy, sin intenciones raras, que yo sí que te veo a ti. Angeal es mi mentor. Lo conozco bien, es un tipo genial, y es totalmente material de esposo y padre. Si tuviera que elegir casarme con alguno de los tres comandantes sería él. Sé que se esforzaría por querer y cuidar a quien fuera a compartir su vida. —la vehemente defensa del carácter del comandante Hewley por su pupilo no pudo menos que sacar una sonrisa al menor.
—La verdad es que parece un hombre agradable —concedió Cloud, a lo cual Zack asintió satisfecho.
En la vivienda contigua, el mencionado soldado se tapaba la cara con una mano, intentando aguantar su risa enternecida, mientras con la otra intentaba espantar al pelirrojo que hacía gestos fervorosos de adoración hacia su persona. El general tenía una pequeña sonrisa divertida en los labios. Mamá pato y su patito, después de todo.
—Lo es, —corroboró Zack en su salón,— no estaría donde estoy si no fuera por él.
—Entonces, —el rubio robó una rodaja de pepperoni de la porción de su amigo, implacable,— a quién te… ¿hm?
—¿A quién me? —Zack sonrió con muchos dientes blancos y perfectos asomando— Dílo.
Cloud señaló su boca llena en un intento de evitar lo inevitable, pero el moreno le empujó varias veces, primero con el codo y luego con el hombro.
—¿A quién te tirarías? —preguntó por fin el menor esquivando su mirada con una sensación acalorada subiéndole por el rostro.
Zack le dio un sorbo a su refresco, subiendo y bajando las cejas con socarronería, sin saber que su amigo no era el único pendiente de su respuesta.
—A Seph. Esas tetas con tirantes, ese todo. Tú lo has visto, yo lo he visto, ¿quién no lo haría? —el chico arrancó la arandela de la lata, tras doblarla varias veces hasta ceder el aluminio. Y lo pensó mejor.— Bueno, probablemente me follaría él a mí, pero tampoco es como si fuera a quejarme; son detalles sin importancia, lo que cuenta es el polvo. Hum.
En el otro apartamento, un Sephiroth con los ojos muy abiertos y sin pestañear permanecía completamente inmóvil, respirando lo más quedamente posible sin darse cuenta, bajo el par de miradas fulminantes al que se había visto expuesto sin aviso. De repente se sentía comprometido en terreno hostil.
Finalmente Genesis palmeó su mano con delicadeza, como absolviéndolo de sus culpas.
—Angeal, —susurró el pelirrojo sin dejar de acariciar la mano del más joven de los tres como si fuera un gato huidizo,— va a haber que castrar a tu perrito si no sabes educarlo para comportarse entre gente civilizada.
—¡Gen! —el moreno se tapó la boca a sí mismo, recordando no levantar la voz.— Eres tú el que ha insistido en fisgonear.
—Y mira, ahora no sé si Sephiroth está cachondo o aterrorizado. —se defendió Genesis.
Sephiroth recuperó su mano, se recompuso con dignidad, y miró mal a su comandante.
—Ninguna de las dos cosas, muchas gracias. —replicó huraño.— Soy perfectamente consciente de la imagen que tienen otros de mí, no gracias al departamento de márketing. No habría esperado algo así de Zackary, pero tampoco es que me sorprenda.
—¿Estás rojo? —preguntó Angeal, ligeramente confundido por su actitud.
—De ninguna manera, confundes la realidad. —contestó Sephiroth inclinando la cabeza en el ángulo justo hasta que el cabello le tapó la cara.
El resoplido de Genesis dejó muy clara la inexistente credibilidad que le daba a sus palabras, pero por una vez no buscó la confrontación con él, demasiado interesado en la conversación que sucedía en el apartamento de Zack.
—No me vas a decir que no lo has pensado nunca, —se oyó decir al chico con una risita nerviosa.
Sin contestar, Cloud estudió un trozo de piña muy de cerca, con el ceño fruncido, y las mejillas calientes.
—¿No lo has pensado nunca? —preguntó Zack con incredulidad.— Pero si tienes un poster suyo en el armario.
—No te lo voy a decir. —Aclaró el rubio mordiendo la fruta con saña.
Zack dejó escapar una carcajada larga y triunfal, levantando su lata hacia el techo en señal de brindis.
—¡Lo sabía!
—¿Eso quiere decir que matarías al comandante Rhapsodos? —la deducción deliberada de Cloud cortó el festejo victorioso del chico.
—¡Eh, eh, espera un momento! —Zack miró a su amigo con un poquito de indignación, percatándose de la pequeña sonrisa astuta que se asomaba en los labios del rubio.
Aunque no tanta indignación como la que blandía el mencionado comandante al otro lado de la pared. Ésta vez fue Sephiroth quien lo agarró por los hombros para mantenerlo en su sitio, y Angeal quien se lanzó raudo y veloz a taparle la boca. De haber sido al revés el general no tenía dudas de que habría perdido un par de dedos como mínimo. Al menos no le había dado tiempo a invocar un hechizo de fuego. Esta vez.
—¡No es eso lo que quería decir! —la protesta de Zack a través del tabique puso en pausa momentánea el drama, haciendo que los tres hombres se relajasen ligeramente.
—Ah, ¿mno? —Cloud le miró con duda mientras mordía dos pedazos de pizza de forma intermitente, primero el de pepperoni y luego el de piña. No le había convencido mucho la teoría del estilo tropical de Gongaga en un principio, pero se había dejado seducir por la fruta rápidamente.
—A ver, Genesis no es mala persona. Es un muy buen líder para tener al mando, se preocupa por sus hombres; es buen estratega y tiene muy buena intuición en combate. —El rubio le observaba asintiendo a la par que masticaba su comida con calma.
En la vivienda adyacente Angeal suspiró e intercambió una mirada en blanco con Sephiroth, consiguiendo que el nuevamente apaciguado Genesis volviera a su sitio refunfuñando pero sin violencia.
—Pero me odia. —la frase de Zack, a medio camino entre confesión y sentencia, hizo estragos en las dependencias de su mentor.
—No me mires así Angeal, yo nunca he dicho que le odie. —se excusó el pelirrojo con las cejas arrugadas.
—La semana pasada le amenazaste tres veces de muerte o desfiguración. —Sephiroth se llevó una patada como pago por su servicial contribución a la verdad de los hechos, a lo que con mucha madurez respondió con otra patada de vuelta.
—¡No es lo mismo! —Protestó Genesis.— Amenazo a mucha gente a diario, eso no es equivalente a odiarlos, ¿si no cómo es que Sephiroth sigue vivo?
—Porque soy mejor combatiente que tú. —se desquitó el aludido.
Angeal se frotó las manos por la cara, negando con la cabeza, y los golpeó a ambos al mismo tiempo y repetidas veces más con un par de cojines del sofá, ahogando sus acusaciones entre ruidos sordos y acolchados mullidos.
—Y como me odia, —siguió diciendo Zack con la voz más alegre y sin muchos complejos,— he decidido que sea de vuelta. Así no hay problemas. Además él seguro que me habría quitado del medio nada más empezar el juego, la semana pasada me amenazó con matarme dos veces, y otra con un piro++ al jeto, tú dirás.
—Entiendo. —comentó Cloud con la boca llena y el ceño fruncido, pensativo.
Zack aprovechó para agarrar un par de porciones más que apartó hacia su lado y dar un trago largo a su refresco.
—Y bien, mi pequeño chocobo, —dijo el moreno lamiendo el queso fundido hasta que dejó de estirarse y se separó de la masa horneada,— es tu turno, elige con sabiduría.
Cloud se limpió los labios y la barbilla con una servilleta, estudiando sus opciones con detenimiento.
—Hmm, supongo, —comenzó,— supongo que me casaría con el comandante Hewley.
—¿Con Angeal? —Zack se echó a reir, frotando el pelo rebelde de su amigo con un poco más de fuerza de la necesaria.
—¡Zaaack! —se quejó Cloud intentando escapar sin éxito, y murmuró algo cohibido,— si tu dices que lo harías, me fío de ti.
—Oh, Spike… —ignorando su sonrojo deslumbrante, el moreno le rodeó los hombros con el brazo libre y lo atrajo hacia su cuerpo, apretándolo unos momentos antes de dejarlo ir.— Está bien si eres tú. Te comparto a Angeal si quieres.
—Gracias. —contestó Cloud rodando los ojos pero sólo con un poco de ironía. Pensar que Zack sería capaz de compartir con él las cosas más importantes de su vida resultaba un poquito abrumador.
En el apartamento vecino casi podría decirse que había sentimientos flotando. Ya habían pasado por esa decisión antes, y no por ser el otro muchacho les parecía menos correcta. ¿Quién no estaría de acuerdo en que Angeal era un buen partido matrimonial? Podía ser tacaño y refunfuñón, daba sermones interminables y no apreciaba la lírica lo suficiente; pero el hombre tenía un corazón de oro que no se encontraba en mucha gente. Genesis apoyó la cabeza en el hombro de Angeal, satisfecho de que apreciasen a su más viejo amigo como era debido.
Y entonces la voz de Zack volvió a romper la calma.
—Ahora viene lo interesante, jejeje. ¿A quién te follarías Cloudy?
El rubio dejó escapar un ruido agónico y atormentado que hizo que los tres hombres prestasen toda su atención completa a lo que ocurría más allá del muro.
—¿Qué? Repíteme eso, que sólo te han entendido criaturas nocturnas pequeñitas, —dijo Zack atragantándose con la comida por culpa de la risa.
Cloud, que se había caído de lado sobre un costado cara al suelo, se giró muy despacio y murmuró algo tapándose la cara con las manos. Ante el sonido interrogante del moreno, se quitó las manos del rostro y lo miró mal, frunciendo el ceño y arrugando los labios hacia afuera. Finalmente se incorporó.
—Rhapsodos. —dijo únicamente.
—¿Rhapsodos? ¡¿Te follarías a Genesis?! —exclamó Zack en voz bastante alta y quedándose con la boca abierta.
Del mismo modo que quedaron sus vecinos. El pelirrojo levantó la cabeza de repente con sorpresa, golpeándose con la barbilla de Angeal cuando éste se giró a mirarle, y ambos hicieron mueca de dolor apretando sus respectivas partes magulladas.
—¡Zack! —se oyó recriminar a Cloud con aprensión.
A pesar del golpe Genesis hacía gestos victoriosos, señalando a Sephiroth, quien observaba la escena perplejo. El que en su expresión no hubiera rastro de disconformidad con la elección del chico sirvió en gran medida para apaciguar el orgullo herido del comandante. Parpadeando un par de veces, posando su mirada de uno a otro, Sephiroth decidió que le daba igual. Agradecía el hecho de que hubiera alguien más a parte de sus dos amigos que no lo considerase simplemente un cuerpo atractivo sobre el que fantasear. Aunque el comentario previo de Zack le había picado la curiosidad, y era consicente de su físico deseable, el general no tenía ningún afán en establecerse como icono sexual masculino. Ni en ShinRa ni en ninguna otra parte. Más bien lo contrario.
—Es que… —la voz tenue de Cloud llegó desde su lado de la pared— Es guapo.
—Y se come a los novatos para desayunar. —bromeó Zack.
—He coincidido antes con él, y es cierto lo que has dicho de que se preocupa por sus tropas, ¡hasta castea hechizos de cura si hay heridos! Y además… —Cloud miró los restos de su cena sobre la mesa muy fijamente.
—¿Ajá?
—Que… tiene una voz muy… agradable. Cuando recita. —Era más fácil robar un caramelo de las manos pegajosas de un niño enrabietado que sacarle palabras a Cloud cuando se ponía tímido y obstinado.
Pero mientras el chico cruzaba los brazos en un gesto defensivo, Genesis estaba siendo arrebatado en éxtasis por la justicia divina en el salón de Angeal.
—¿Habéis oído eso? —susurró el pelirrojo embelesado, con la mano derecha apretando sobre su corazón— Un muchacho que aprecia la poesía, que disfruta escuchándome recitar, no como vosotros herejes. ¡Ah, qué encanto! Infinito en misterio es el don de la Diosa…
Angeal y Sephiroth volvieron a mirarse entre ellos con gesto ligeramente exasperado y rodados de ojos. Encogiéndose de hombros, el moreno palmeó la cabeza de Genesis, quien entre el logro de la victoria frente a su némesis y el dulce reconocimiento de sus habilidades había olvidado por completo su animosidad anterior.
—Ooh... —Al otro lado del tabique Zack se frotaba las manos, y no sólo metafóricamente hablando.— Espera a que se lo cuente a Gen-ouch!
—Zack. —dijo Cloud con voz gélida y cargada de acero.— Si sabes lo que te conviene, no vas a contárselo. Nunca. ¿Queda claro?
—Joder Spike. Vale, queda claro como el cristal. —el moreno no se amedrentó, pero se puso serio.— Era sólo una broma.
Cloud pareció desinflarse poco a poco hasta apoyar el codo en la mesa de café, y la cabeza en la mano.
—Lo… lo siento. Sé que tú no me la jugarías así, pero… es que… —Zack le cortó la disculpa manoteando con un movimiento dismisivo, quitándole hierro al asunto.
Sabía por qué había reaccionado así. Y aunque no pensaba asustar al menor con la falsa idea de que esparciría sus secretos por el mundo, eso no quería decir que no fuese a intentar cruzar su camino con el comandante pelirrojo más a menudo. Cloud tenía derecho a tener cosas de las que disfrutar y que le hicieran comportarse como el chiquillo adorable que podía ser a veces, y él se encargaría de que así fuera.
Además como amigo que era, Zack se reservaba el derecho a incordiarle y tomarle el pelo con su pequeño capricho.
—¿Y entonces matarías a…? —preguntó, reconduciendo la conversación de vuelta a su cauce.
—Hm, —con el ceño fruncido y los ojos entornados, Cloud se llevó primero una mano a la barbilla, y después se rascó la cabeza, alborotando sus mechones rubios ya de por sí desordenados.— La verdad es que hay mucha gente que mataría. O dejaría incapacitada de alguna forma.
Zack resopló y asintió con comprensión divertida.
—Pero… supongo. Tal vez. No sé.
—¿Sí?
—A.. ¿Sephiroth?
—¡¿QUÉ?! ¿Por qué? ¡Cloudy! —Y de nuevo fue Zack el portavoz de la expresión popular en la habitación contigua.
Los tres hombres cesaron todo su movimiento, Angeal y Genesis girándose a observar a Sephiroth con estupefacción.
—¿Le has hecho algo al chaval? —preguntó Angeal con suavidad,—¿le has regañado alguna vez?
Sephiroth negó con la cabeza, sabiendo que nunca se había dado el caso en que hubiera tenido que amonestar a Strife, por acción u omisión. Genesis lo miraba terriblemente desconcertado, casi podría decirse que compungido en su nombre.
—Seph… —el general sin embargo se encogió de hombros.
Era un simple juego, y quedaba claro que ellos tres habían sido elegidos como objeto de discusión; no iba a ofenderse por su posición resultante de un mero sorteo de gustos cuando no había malicia tras ello. Además parecía que Zack ya estaba ofendiéndose por él.
—Pero, pero… ¡pero Cloud! —el muchacho agarró a su amigo del hombro para mirarlo cara a cara, repitiendo palabras que ya había dicho antes.— ¡Tienes un poster suyo en el armario!
—¿Y qué? —contestó el rubio a la defensiva y sonrojándose.
—Pues que… ¿por qué? —sin saberlo Zack parafraseó a su mentor con seriedad.—¿Te ha hecho algo? ¿Te ha reñido alguna vez? A mí me ha echado montones de broncas, pero Sephiroth siempre lo hace en privado en su oficina, nunca avergüenza a un soldado en público.
—¡No es eso! —Cloud no sabía cómo explicarse sin hacer el ridículo.— Es que… una cosas es tener un poster de alguien a quien admiras, y otra es… verlo de cerca.
—¿Verlo de cerca? ¿A qué te refieres?
—Es que mira muy fijamente, y… su mirada me pone nervioso.
—¿Sus ojos?
—No no, sus ojos son muy bonitos. —Cloud se sonrojó un poco más.— Es su expresión. Me… me da como... escalofríos.
En el apartamento de al lado, dos de los tres hombres se miraron entre ellos empezando a comprender algo que el tercero aún no había procesado.
—Cloud, —empezó Zack intentando ser delicado con su amigo y no reirse,— ¿me estás diciendo que Sephiroth, te da miedo?
—¡No!
—¿No?
—...si. —acabó por admitir el rubio, torciendo las comisuras de sus labios hacia abajo en un mohín avergonzado de fastidio.
—Eres… —a Zack se le terminó por escapar la risa, y abrazó a Cloud, frotándole el pelo y obligándole a recostar la cabeza contra su hombro.— Eres jodidamente adorable.
—No lo soy. —la voz del menor sonó reacia y amortiguada contra la camiseta de Zack, quien le dio un beso ruidoso en la cabeza que resonó con un audible “smuackh”.
—Lo más adorable del mundo, cállate.
—No me dirás lo mismo cuando vuelva a patearte el culo, pollo lentorro. —desde su prisión de comodidad, los ojos entrecerrados de Cloud miraban a Zack con una expresión retadora.
—Oh no, ¡todavía me debes la revancha a Chocobo Racers! El juego está en la estantería, yo enciendo la consola, —el moreno soltó a su amigo y se levantó a conectar el equipo de videojuegos al televisor, devolviéndole el volumen al aparato,— Vas a ver lo que es bueno chaval.
—¡Me pido el verde! —se apresuró a demandar Cloud.
—¡Eh, no fastidies Spike! ¡El verde es el más rápido! Siempre haces lo mismo.
Más allá del muro de ladrillo, los tres soldados que tan atentamente habían seguido la conversación ajena se vieron privados de su entretenimiento cuando los dos chicos dieron por finalizada su cena y aquella charla para empezar una ronda de juegos.
Angeal miró primero a Genesis, que había pasado nuevamente de la ofensa a la risa y hacía lo posible por disimularlo, y luego a Sephiroth, que aún parecía estar sopesando las revelaciones de esa noche. Finalmente, Angeal suspiró, rascándose la nuca.
—Vaya, —comentó reposando los pies sobre la mesa baja.— Eso ha sido…
—No puedes quejarte Ang’, —dijo Genesis pasando los brazos por el respaldo del sofá con una risita,— parece que eres el soltero de oro de ShinRa. Todos quieren que hagas de ellos hombres honestos.
—¿No son honestos ya? —preguntó Sephiroth saliendo de su ensimismamiento y apoyándose en un brazo de su butaca, mirando a los otros dos.
—Ah, no le hagas caso a Gen, claro que son muchachos honestos; es sólo una frase hecha, una forma de hablar. —desestimó Angeal con los pómulos ligeramente rosados.
—Querido amigo, —Genesis le puso una mano en el hombro, que fue bajando lentamente por su clavícula hasta su pecho, donde palmeó suavemente sus músculos,— en tu caso tan honorable, es más apropiado todavía.
—Hm, —aquello pareció satisfacer la duda del general.— Mientras Strife no tenga realmente nada en mi contra, todo bien. Sería un lástima tener que licenciarlo por conducta inapropiada antes de que alcanzase todo su potencial, el amigo de Zackary es un muchacho prometedor, tiene mucha voluntad.
—Sephiroth, —comenzó Angeal con una pequeña sonrisa y una mirada de reojo al pelirrojo.
—Seph, —se sumó Genesis habiendo captado lo que el otro quería decir.— si el chico dice que le das miedo es porque le intimidas. Y si le intimidas, pero se ha fijado en lo bonitos que son tus ojos… ¿Me vas a hacer deletreártelo?
—...oh. —el más joven de los tres se llevó un nudillo a los labios, y dejó que el cabello le ocultase la cara a la vista de los otros.
Genesis acabó estallando en carcajadas, dejándose caer sobre el regazo de Angeal y empujando varias veces las piernas de Sephiroth con sus pies.
—¡Por el amor de la Diosa, seréis los hombres más atractivos del Planeta pero sois densos sin remedio! Amigos míos, los hados son crueles… ¡Ah!
La ráfaga de cojines que llovió sobre él por ambos flancos indefensos fue suficiente para cortar sus palabras, pero no sus risas.
4k25 palabras. El mismo número de veces que me ha sonado One Winged Angel en la última semana. Ahora sí que tengo el cerebro exprimido de verdad. Si muero antes de acabar el cosplay, quemadlo sobre mi tumba, el cabrón se lo merece.