No sé que ha pasado este mes, Noviembre ha sido raro de coj*nes =__=
Kind of segundo capítulo de
este prompt? Otro fic que continuará
*sigh*Sorry but you are not allowed to view spoiler contents.
Deep down my Soul - [Hearts Awakened, Live Alive] -
—Pues tampoco da tanto miedo —la voz femenina de tono alegre que sonó desde el jardín hizo que varias sombras se amontonasen junto a las ventanas desde el interior de la mansión.
—Eso lo dices ahora, porque no has visto la cantidad de mugre que hay dentro —rió Airin sacando bultos del remolque de la furgoneta que habían dejado aparcada a un lado de las puertas de hierro de la propiedad.
—Nah, si es por mugre creo que ya soy inmune.
—¿Lo dices por tu cuarto o por tu cara sucia?
—¡Mira eeeh!
La chica esquivó a carcajadas la patada torpe en su dirección, desconocedora de las risitas que había provocado en el recibidor de la casa.
—¿Tiene hermanas?
—No sé si eres consciente de cómo suenas.
—Oh, cállate.
—¡Sshh, van a entrar! —después de aquello, la sala quedó completamente inerte, al menos en apariencia.
Tras un par de empujones la puerta se abrió con un chirrido.
—El otro día no hacía eso. Bueno, lo de no rodar si, lo del ruido no. —Airin se remangó y puso un tope metálico sujetando el portón para que quedase abierto de par en par.
—¡Ooohhh! Que mal rollero y halloweenesco, mola. Cuando venga mi hermano no va a querer salir del coche.
—Anda, ayúdame a limpiar los goznes y a engrasar las bisagras Anir-sin-miedo.
—¡Valep!
Cuando la recién nombrada desconocida volvió a salir al exterior, varias de las figuras incorpóreas fueron detrás como si les hubieran atado una cuerda y algo les estirase de ella.
—¿No te recuerda…?
—Tiene el pelo casi tan dorado...
—Es muy bajita.
Mientras las dos muchachas perdían un par de horas esforzándose por desincrustar los años de telarañas, polvo, y hasta hojas acumulados en el hueco de la puerta, varios de los espectros que habían optado por quedarse ahí flotaban a su alrededor, rememorando el pasado antiguo con media oreja puesta en la conversación.
Los que habían aprovechado para curiosear fuera, iban y venían por el jardín, intentando averiguar sin mucho éxito qué serían aquellos bultos metálicos empaquetados en lonas azules.
—Habría que arreglar un poco el jardín.
—No creo que les corra demasiada prisa cuando la casa se cae a pedazos.
—No exageres, que no está tan mal, me encargué del tejado.
—Curvo, mira.
Uno de los espectros señaló hacia donde un nuevo vehículo de carga entraba a la propiedad. La furgoneta gris esquivó el campamento improvisado y aparcó entre la vieja fuente de piedra llena de malas hierbas y la entrada del edificio, haciendo sonar el claxon dos veces antes de bajar la ventanilla del conductor.
—¡Prompto!
—¡No pienso salir de la furgo!
Airin se echó a reír, tirando el trapo sucio en dirección a la otra chica y correteando hasta el vehículo sin que la retribución mugrienta llegase a darle.
—¿Quién es mi rubio favorito? —preguntó la pelirroja morriteando colgada del hueco de la ventanilla abierta.
—¡Yo! —protesto la otra muchacha desde el recibidor de la casa.
—Dijo la que “no es rubia”, según ella, —replicó el recién llegado con sorna.
—Debí de haberte absorbido cuando éramos embriones y aún estaba a tiempo. —la chica rodó los ojos con cara de hartazgo infinito, a lo que su hermano respondió sacándole la lengua con cara de asco.
Las sombras que flotaban alrededor de los jóvenes se aquietaron, dirigiendo su atención a dos de ellas en particular.
—¿Todos los gemelos son iguales?
—Obvio, si no serían mellizos. —los dos observados chocaron sus manos incorpóreas y salieron revoloteando sobre el jardín, mientras el resto procesaba distintos grados de suspiros o gruñidos exasperados.
Mientras tanto Airin había conseguido abrir la puerta del conductor y tiraba de Prompto pese a sus reniegos.
—¡Vamos hombre no seas miedica!
—¡Pero que aquí tiene que haber fantasmas! ¿Por qué tantas ansias de morir jóvenes? ¡Un cadáver bonito no sirve de nada!
Varios de los espectros parpadearon divertidos ante las afirmaciones del chico. No porque tuviera miedo sus palabras dejaban de ser verdades casi absolutas.
—Prom, créeme, ya sé que hay fantasmas. —por unos instantes el rubio se dejó arrastrar sin oposición, boquiabierto y con cara de susto.— Pero hazme caso ¿vale? No te van a morder, son muy majos, ya verás. ¡Que son mis ancestros!
—Si son tus ancestros entonces muerden fijo. —masculló entre dientes mirándola de soslayo repetidas veces.
—¡Serás cabrón! —exclamó Airin pegándole en el brazo con la mano abierta.
—¡Ouch! ¿No sé qué más podrías esperar de alguien que tiene a Anir como su hermana gemela…? —Prompto se frotó con dramatismo el brazo magullado, mientras dicha hermana asentía con una risita.— Ahora no vayas a lesionarme, que tengo que usar maquinaria pesada.
—Ai! —musitó una de las sombras— Aníra.
—¿Eso es Sindar?
—Podría. Tal vez. Es... muy curioso.
—¿Moryo?
Las exclamaciones de alegría de las dos jovencitas sacaron a los espectros de sus cavilaciones e hipótesis.
—¡Yay, desbrozadora! Mi mejor amiga~
—Vale, pues que te invite ella a comer, mi cartera y yo aceptamos gustosas la rebaja de rango, —comentó Airin con desprecio casual.
Anir abrió mucho la boca, la cerró, hinchó los mofletes y puso morritos enfurruñados en una sucesión de perfecta continuidad.
—Puti. —insultó la chica abrazando la máquina.
La pelirroja se encogió de hombros con una sonrisita satisfecha, y haciendo un esfuerzo bajó dos garrafones de gasolina. Destapó una de las lonas azules y empezó a verter el combustible en el tanque de una de las máquinas.
—¿De dónde has sacado generadores? ¿Para esto querías la gasofa? —Prompto revoloteó intrigado alrededor de las herramientas.
—Oh, los compré ayer después de clase, no veas la cara que puso Ravus cuando le dije que los necesitaba para iluminar la oscuridad de su estupidez. —Airin rió al recordar la indignación de su compañero forzoso.
Los fantasmas, que también curioseaban, compartieron carcajadas con el muchacho.
—Cómo te pasas con el pobre capullo, eres una salvaje.
—Eh, él insistió en venir conmigo a supervisar lo que hacía, si no está preparado para recibirlas que no esté tan dispuesto a soltarlas, a ver si se piensa que porque le llego al hombro le tengo que tener miedo. —los espectros asintieron con gesto de sabiduría, a la par que su descendiente se encogía de hombros.
—Eso también es cierto, se lo tiene muy creído.
—Prom, corazón, no quiero decir nada… pero tú le tienes miedo.
—¡Pero es una función de equilibro, yo tengo todo el miedo que no tiene mi hermana! Deberías saber que un gran poder conlleva una gran responsabilidad. —Airin rodó los ojos con una sonrisa sesgada.
—Señor Parker, deja de esnifar la gasolina y ayúdame a rellenar los tanques, anda.
tbc