Uhh, pensé que lo terminaba, tendré que venir otro día con la última parte.
109.1.
El evento para los principiantes en ES había terminado hace alrededor de una hora. Luego de despedirse de las princesas, Hiiro y Kotegiri regresaron a la habitación. En el caso de Hiiro, este de inmediato se vistió con un buzo y fue a trotar por el perímetro del área de dormitorios.
Fuera de los edificios, se podía apreciar un sendero rodeado de amplios espacios de césped semejantes a una pradera. En parte del trayecto, dicho sendero llevaba a los transeúntes cerca de uno de los bordes de la isla, de donde podía ver las luces de la ciudad a ligera distancia.
Hiiro se detuvo un momento para tomar su aliento frente a aquel escenario tan simple y acaparador. El pelirrojo fue absorbido por el cielo naranja y las luces de la ciudad. Alzó su mirada hacia el cielo que perdía calidez y apenas enseñaba las primeras estrellas de la noche. Hacia estas, dio un respiro que le energizó por dentro, y sonrió decidido.
“Gracias, madre naturaleza, pero no soy solo yo,” declaró con ánimos. Comprimió sus puños. “Kotegiri-kun tiene que ver este escenario. ¡Enseguida vuelvo!”
Su trotada se convirtió en corrida, la cual de no ser por la ajetreada actividad que se desmantelaba en ese momento podría haber sido notada por algún miembro de disciplina. Llegó a toda velocidad a su dormitorio en una corrida que habrá tomado menos de diez minutos.
“¡Kotegiri-kun!” Hiiro estampó la puerta contra la pared al abrirla. Ello sobresaltó a su compañero de cuarto, quien no pudo atenderle ya que andaba en plena llamada telefónica con alguien más que igualmente se expresaba con tantas energías.
“¡…así que puedes entender el problema en el cual andamos!” narró la voz al otro lado. Era indudablemente Kuwana.
“No tenemos a nadie que nos auxilie y se nos acaba el tiempo. Siento tener que llamarte, pero podría usar tu ayuda. Es una emergencia.”“Sí, sí, lo entiendo, hermano…” Kotegiri sonrió apenado.
“¡¿Emergencia?!” por su parte, Hiiro se asustó y corrió donde el pelinegro, para gritar al celular. “¡¿Es que acaso las HiMEs han vuelto a atacar?!”
“¡H-Hiiro-kun! ¡No es eso!” Kotegiri se espantó por dicha conclusión. De reojo pudo ver a un par de personas que pasaban por el pasillo mirarles raro a través de la puerta todavía abierta.
“¡Hahaha!” entonces, pudieron oír al mayor reír desde el otro lado de la llamada.
“¿Ese es Hiiro? Haha, dile que gracias por subirme los ánimos.”“Kuwana-san, ¿se encuentra bien?” preguntó Hiiro, todavía atento y despierto.
“Sí, sí, mi vida no corre riesgo ni nada. Es sólo que hay contratiempos y arreglos en el área de agricultura y ganadería y justo coincide con la cosecha de la cual mi equipo está a cargo,” se le oyó dar un suspiro.
“Seguro no sonará importante y realmente no lo es para muchos, pero si nos retrasamos podemos echar a perder parte de los cultivos y también estaremos contra el reloj para arar y preparar la tierra…”“No se preocupe, por supuesto que suena importante,” Hiiro asintió decidido. “El deber de una persona autosuficiente que crece y se alimenta con la naturaleza no sólo recae en pelear y cazar para sobrevivir. Somos quienes somos por labores tan importantes y recíprocas con nuestro entorno como lo son las cosechas y recolección. Kuwana-san, si necesita ayuda recogiendo cultivos, con mucho gusto iré a auxiliarle,” sonrió animado. “No puedo decir que soy experto, pero es algo que sé hacer.”
“Heh, tienes la actitud correcta, chico. Si sigues nuestras instrucciones estás más que bienvenido.”“¡Sí, por supuesto! ¡Es importante aprender de los superiores!”
“Y ya que tu amigo viene, espero que también te aparezcas, Kotegiri.”“Claro que sí, Kuwana. De todos modos iré a ayudarte,” a pesar de ser quien sostenía el celular, Kotegiri tuvo que acercarse un poco al mismo ya que Hiiro casi había acaparado el aparato. “¿Cuándo sería un buen día?”
“Pues mañana mismo sería lo mejor, después de sus clases. ¿Cómo andan de tiempo?”“¡Estaremos ahí!” exclamó Hiiro.
“Eh, tengo que revisar si tenemos alguna actividad en ES…” el pelinegro se incomodó ya que ni tuvo la oportunidad de revisar su calendario de la siguiente semana.
“Vamos, hazme ese favor y yo te lo repongo algún día.”“No es que tengas que reponerme nada, sólo quiero ver si hay algo por hacer…” sonrió incómodo. Kotegiri notó con algo de pesar que sí tenían una lección suplementaria, pero supuso podría consultar si es que ambos podían pedir ser cambiados a otra fecha. “Eh, todo está libre. Entonces nos vemos mañana.”
“Ya, gracias a los dos. Vengan con ropas cómodas que puedan ensuciar. Yo les proveo lo demás.”La llamada terminó y Kotegiri dio un suspiro.
“A ver, creo que sí podré hacer otra reserva para esa lección… está por algún rincón del app…” murmuró para sí en lo que buscaba en el app de ES.
“¿Qué lección?” preguntó el pelirrojo, con curiosidad.
“Pues…” ni sabía por dónde comenzar a explicarle la situación, cuando en eso se acordó de algo. “Ah, Hiiro-kun, ¿por qué regresaste tan rápido? Pensé que ibas a correr más tiempo.”
“¡Ah, eso!” este volvió a animarse con grandes energías. “¡El cielo, la brisa y el ambiente de afuera están en su mejor momento! Sé que dijiste que querías quedarte a limpiar nuestro apartamento, pero me sabría muy mal si no te das ese respiro,” le extendió la mano. “¡Vamos!”
“Eh, haha…” rió un poco. Por supuesto que el otro tenía esas prioridades. No que estuviera mal, aunque Kotegiri no dejaba de preguntarse cómo le enseñaría a tener un mejor balance. “Gracias por pensar en mí, pero tú ve a disfrutarlo. Como Kuwana llamó ni he podido empezar.”
“Pero si no has comenzado, ¡con mayor razón ven conmigo! Prometo que regresamos y te ayudaré con la limpieza.”
“¿Eh? Es que…” Kotegiri se puso nervioso y desvió su mirada.
“Ya sé que hace dos días me metí en problemas en la limpieza luego de una práctica por mezclar dos limpiadores y generar una especie de gas verde, ¡pero prometo que no volverá a suceder!” afirmó con gran decisión, una amplia sonrisa y haciendo un puño.
“Sí… precisamente eso…” Kotegiri dejó caer su cabeza hacia delante. Dicho gas pudo haber severamente lastimado a alguien. A veces pensaba que quizás era muy amable con Hiiro.
“Dejaré que tomes la decisión de mezclar los limpiadores y yo haré lo que me digas, lo prometo,” le pidió casi inclinándose al otro. “Cometí un grave error, pero es por eso que quiero aprender a cómo hacer las cosas bien y superarlo. Entiendo que eso es lo que debemos hacer en nuestro camino a ser idols.”
“Sí, tiene sentido…” sonrió rendido. “Está bien, Hiiro-kun.”
“¡Vamos!” de inmediato le jaló de la muñeca. “¡El atardecer no espera!”
“¡D-déjame cerrar la puerta, por favor!” suplicó mientras era arrastrado.
Realmente nunca faltaba algún imprevisto en la vida de Kotegiri desde su llegada a ES.
Era el inicio de otra semana, con los abundantes estudiantes comenzando un lunes tranquilo y un tanto perezoso en lo que reanudaban sus actividades. A diferencia de los demás en Hanasaki U, Suzuka estaba cometida a continuar con su trabajo de rastreo e investigación por la ciudad, a manera de asegurarse que Rizembool no estaba sobrepasando sus límites. Sin embargo, se encontraba acompañada por alguien quien sólo le sumaba su trabajo.
“Oh…” Yuyuko estaba en el asiento de atrás de un auto proveniente de Hanasaki, el cual era manejado por un guardia de esa misma institución. Suzuka, quien ocupaba el copiloto, dio un pesado suspiro.
“Llegamos,” anunció sin dar mayores detalles y se bajó. Fue seguida de la pelirrosa.
“Es la zona cercana al puerto…” comentó la mayor, mirando distraídamente a los alrededores. Se encontraban en una zona surcada por cintas y paredes falsas, ya contenida y con la apariencia de ser un lugar bajo construcción. “El lugar del otro día donde mi Youmu fue a ayudarte no queda muy lejos de aquí, ¿cierto?”
“Es la misma área. Hay indudablemente actividad de Rizembool por esta área y quiero asegurarme que no vayan a hacer nada peligroso para los transeúntes,” Suzuka se mostró frustrada y desvió su mirada. “En sí, lo mejor sería que usted no estuviera aquí, señorita Saigyouji, podría ser peligroso.”
“Puedes llamarme Yuyuko,” dijo con una voz dulce. “Estaré bien, estoy al cuidado de ti y de todos los guardias que vigilan el perímetro. Tampoco ingresaré el complejo y mantendré mi distancia. Sólo quería observar el arduo trabajo que haces por el bien de los demás.”
“No, no es necesario…” nuevamente, sólo le quedó frustrarse. Rechinó los dientes. “Si Mamizou no te hubiera cedido su lugar durante su ausencia no correrías este riesgo…”
“En verdad estaré bien, veo que eres tan obstinada como mi Youmu,” Yuyuko infló sus cachetes un momento, pero pasó a sonreír nuevamente. “Aunque es ese parecido el que me gusta. A diferencia de tu jefa, puedo ver que tienes las mejores intenciones y el más sincero deseo de velar por todos nosotros. Por eso, te deseo lo mejor y te invitaré un almuerzo cuando termines.”
“Eh, gracias, no tienes que hacerlo…” Suzuka se sorprendió y agitó sus palmas. Sonrió incómoda. “Realmente no sé qué responder a tus palabras. No pienses mucho en lo que hago.”
“Fufufu~ no eres muy abierta o cariñosa, entiendo tu reacción,” dijo gustosamente.
“Por cierto, no te culpo por dudar de Mamizou. Es… un poco peculiar en cómo hace las cosas y no muy directa. Realmente no sé lo que tendrá en la cabeza, pero…” Suzuka sonrió rendida. “No puedo negar que siempre ha estado apoyándome y velando por mi bienestar. De no ser por eso, mi investigación anterior hubiera sido desastrosa y no habría conocido a Cho o tu protegida. Aunque me apena haberlas importunado…”
“No lo pienses así. Es cierto que tienes más experiencia y estás más involucrada con Hanasaki que las HiMEs menores, pero todas son un equipo. Es así como Hanasaki nos diferenciamos de Rizembool y de donde sale nuestra fortaleza,” Yuyuko asintió convencida. “Oh, ahora que lo pienso… ¿dónde está tu arma hoy?”
“¿Norimune? Pues…” la HiME rodó los ojos y dejó caer su cabeza hacia delante. “A veces quisiera que fuera tan atento y leal como lo es Kashuu. Nunca sé qué anda haciendo por su cuenta. Sólo puedo esperar que este aparezca cuando lo necesite.”
“Oh…” la pelirrosa se vio curiosa y ladeó su cabeza.
“Igual, no es una mala persona, pero…” finalmente se impacientó. “Ni él ni Mamizou son directos ni me comunican nada. Ya veo que ando rodeada de insufribles.”
“Hehe, por lo que he podido ver, Nori te quiere mucho. Será difícil, pero sí creo que estará ahí por ti. No lo conozco, es verdad que no parece fácil de leer, pero noto sus intenciones contigo.”
“Ojalá tengas razón,” dio un suspiro. “Discúlpame, pero tengo que comenzar. No podemos mantener el perímetro cerrado por mucho tiempo sin que llame la atención.”
“Claro, adelante,” dijo gustosamente y Yuyuko se quedó viendo a esa cumplida peliblanca equiparse de un casco con linterna y finalmente ingresar a los depósitos en el subterráneo.
Realmente notaba lo mismo, el hecho que Suzuka estaba incomunicada de los demás en Hanasaki y sólo contaba con dos personas peculiares y misteriosas. Yuyuko le deseaba lo mejor, aunque no evitaba tener dudas con respecto a su entorno, algo que mejor no admitía frente a la peliblanca para no causarle más incertidumbre.
…
El lugar del presente día era similar, aunque más reducido que el previo, por lo cual tenía menos sospechas sobre alguna gran presencia de Rizembool. De todos modos, cuando los investigadores de Hanasaki descubrieron este lugar tan bien escondido, era necesario investigarlo lo antes posible y así prevenir que Rizembool evacuara lo que sea que podría ocultar ahí. Tan sólo esperaba no volverse a encontrar con otra horda durmiente de orphans.
Una rápida inspección confirmó que había menos pisos. Todo parecía acordar con la poca y antigua documentación sobre dicho antiguo almacén que habían podido ubicar. Sin embargo, al llegar al piso inferior, la peliblanca se sorprendió al encontrarse con un pasadizo largo que parecía no tener final. Efectivamente, había un túnel no previamente documentado en aquel obsoleto y olvidado almacén, el cual parecía reciente. Por la presencia de Rizembool en el área esos últimos meses, no podía ser una coincidencia.
Comunicó su hallazgo con uno de los guardias por medio de un walkie talkie y procedió a seguir por dicho túnel. El equipo con el cual había llegado podía observar su recorrido mediante una cámara en su casco, y junto con un dispositivo GPS serían capaces de dibujar otro mapa.
Era muy silencioso y oscuro. Si fuera a perder su iluminación, no sabría qué hacer. Dudaba que hacer un hueco en el techo para salir fuera prudente, ya que seguramente había sobrepasado los límites de contención arriba. Si mal no recordaba, caminaba en la dirección hacia el puerto…
Entonces, llegó a un área donde el ya amplio corredor se expandía, aunque todavía no evidenciaba nada que fuera distinto a un pasadizo. Sin embargo, el momento en que puso pie sobre esta nueva área, unas luces de emergencia se iluminaron.
“Tch…” estas le cegaron y Suzuka cubrió su visión con un brazo en lo que se ponía alerta. Con dichas luces vio que ese corredor más amplio parecía terminar en una pared blindada. ¿Acaso era un corredor sin ningún uso? No… tal vez esas paredes eran en verdad una puerta, por la apariencia resistente y el buen acabado que tenían.
Pese a sus sospechas, no podría investigar más allá de momento.
En medio de su ceguera parcial, Suzuka detectó movimiento a su costado y apenas pudo saltar y evadir un zarpazo que como mínimo le habría hecho un daño considerable. Notó a un ser largo aterrizar y nuevamente saltar hacia ella para atacarle. De inmediato sacó uno de sus dardos del bolsillo y lo hizo crecer en una vara para parar el asedio del enemigo.
“…” Suzuka se desconcertó al ver un humanoide con orejas y un par de colas de zorro, el cual fruncía su rostro y enseñaba sus colmillos. Este saltó hacia atrás.
“Una HiME… ya era hora…” dijo con disgusto, sin relajar su expresión. Parecía un joven, alguien que podría atender una secundaria de no ser por sus atributos animales.
“Un orphan… ¿no es así?” Suzuka se puso en posición de defensa. Estaba segura de pelear, aunque era el primer orphan humanoide que encontraba, lo cual le resultaba difícil.
“Nunca pensé que me toparía con una HiME aquí, ¿acaso los investigadores no son personas normales?” dijo distraídamente, desviando su mirada con hastío. “¿No deberías andar buscando a tu Rebel o algo?”
“¿Qué dices?” se desconcertó. No sólo la apariencia, tenía toda la actitud e inteligencia de un ser humano…
“Oh verdad, las HiMEs suelen ser las cobardes a quienes les buscan sus Rebels, lo había olvidado.”
“¿Cómo te atreves?” igual le resultaba un niño desagradable.
“Pero tú no eres así, si es que has venido a este hueco,” ese raro orphan sonrió con maldad. “Supongo cualquiera en mi situación te aplaudiría por tomar la iniciativa.”
“Tú, dime, ¿quién eres? ¿Qué haces aquí? ¿Qué es este lugar?”
“Pero yo no te felicito…” nuevamente, ese ser afiló sus ojos. Pareció erizarse en lo que enseñaba sus colmillos. “Como dijiste, soy un orphan, y ustedes las HiMEs son nuestros enemigos. No perderé la cabeza contra ti. Primero te la arrancaré yo.”
“Tsk, oye,” Suzuka se tensó. “No tenemos que pelear. Si me dices qué ocurre aquí, es más que suficiente. Ni siquiera tienes que decirme nada si no quieres, sólo déjame investigar.”
“Pues lástima, si hago lo que me pides, seré yo quien estará en problemas,” extendió sus garras a sus costados. “…son ustedes los de Hanasaki quienes invaden. De no ser por ti, no habría sido asignado a este lugar… tengo órdenes de capturar a los invasores y eso es lo que haré.”
“¿Qué dices?”
La conversación no dio para más. Ese orphan de inmediato arremetió contra la peliblanca, quien no tuvo de otra que parar o esquivar sus ataques.
“Tsk…” le era difícil seguirle ese brutal ataque. Al menos dicho enemigo no parecía apuntar a matarla como había insinuado, pero tampoco podía confiarse.
“¡Suzuka!” oyó la voz de uno de los ayudantes por medio de su auricular.
“Retírate, no vale la pena pelear contra el orphan.”“Pero…” dijo confundida, y justo sintió el filo de un zarpazo darle en el brazo, lo cual le abrió unas heridas.
“Lo derrotes o no, si llamas la atención de Rizembool, podrás generar problemas,” insistió la persona.
“Ellos dejaron a un orphan inteligente y más poderoso de lo usual para vigilar el área. Deben estar más alertas.”“Precisamente por eso…” quiso reclamar, pero entendía la delicadeza de la situación. En ese momento extrañó a Mamizou, quien seguramente ya le habría hecho ese tipo de observaciones sensatas mucho antes que esa persona.
“Lo creas o no, la grabación de tu avance nos ha dado muchas pistas. Regresa para que lo analicemos contigo.”“¿En serio?”
“¡AHHH!” el orphan se impulsó de una pared a corta distancia.
Suzuka apenas pudo esquivar su rostro de otro zarpazo e hizo crecer más la vara en sus manos, con la cual impactó de lleno en el estómago del niño zorro. Este se quedó sin aire y fue impulsado con fuerza hacia atrás, donde cayó rodando.
La HiME le observó un momento, casi temiendo haberle hecho mucho daño. Sabía que se trataba de un orphan, pero su apariencia le inspiraba demasiada empatía…
“Tch… miserable… cómo te atreves…” entonces, este tembló en lo que se puso en cuatro. Su voz comenzó a tornarse grave, invocó un aura oscura con rayos rojos de electricidad a su alrededor y finalmente se transformó en un enorme kitsune blanco y rojo con ojos escarlatas y de apariencia feroz.
Dio un rugido y corrió hacia la HiME. Esta finalmente decidió huir y sacó más dardos para lanzarlos hacia atrás en lo que corría. Primero intentó hacer estacas, pero luego de ver a la ahora enorme bestia esquivarlas y hasta soportar un par sin problemas, optó por hacer crecer el material para tapar el camino con puertas improvisadas.
Suzuka dejó pared tras pared. Ese orphan se puso en plan de embestir y mordisquear los obstáculos improvisados, en un inicio derribándolos sin muchos líos, pero poco a poco se fue quedando atrás. La HiME sintió un leve alivio al notar la lentitud de su oponente. Al menos con ello podía asegurar que todos serían capaces de huir sin mayor peligro.
“¡Tengan todo listo para escapar! ¡He tapado su camino, pero es posible que no se rinda en perseguirme!” exclamó mientras subía de regreso a la superficie.
“¡Entendido! ¡Ya habíamos comenzado a empacar, te estamos esperando!”Era frustrante escapar, pero a diferencia de la vez anterior, dudaba poder encargarse de ese poderoso orphan y mantener discreción, sin mencionar el posible peligro que este podía representar. Era como le habían observado. Algo importante debía estar ocurriendo para tener a un orphan como aquel de guardián, no podía subestimarlo. Ella decidió usar el resto de sus dardos y hacer un fuerte tapón antes de la salida. Esperaba que así la bestia optara por desistir, aunque si esta pretendía salir no tendría de otra que regresar a hacerle frente.
Ni bien salió vio con ligero asombro cómo todos los guardias y personal habían evacuado y apenas quedaba el vehículo donde había llegado listo para partir.
“¡Suzuka!” exclamó Yuyuko, quien tenía la puerta del pasajero abierta.
Fue directo donde la pelirrosa y el auto partió, con rapidez, aunque a su vez manteniendo apariencias.
…
No fue ni un minuto y ese orphan, nuevamente en forma humana, se asomó por la entrada al subterráneo. Miró al auto a distancia, donde sólo podía adivinar que se encontraba aquella valiente HiME.
“Grr…” agarró la pared a su costado y sus uñas generaron pequeñas grietas. Sabía demasiado bien sus límites como para pretender buscarle pelea a plena luz del día.
No dudaba que era apenas el inicio del asunto y le esperaría una revancha, quisiera o no…
…
Mientras tanto, en la secundaria de Hanasaki…
“¡Mi nombre es Tenshi Hinanawi! ¡Es un gusto~!” exclamó la confiada y animada peliazul. Dio un guiño a los presentes y sonrió con amplitud. “¡Soy una nueva HiME de Hanasaki y me aseguraré de protegerlos a todos! ¡Cuenten conmigo!”
Sin lugar a dudas, su introducción agarró a los presentes de sorpresa, con algunos intercambiando miradas.
“Eh, muchas gracias por tu presentación…” incluso la profesora sonreía incómoda. “Ah, hay un sitio cerca de Hanekawa-san. Ella es nuestra eficiente y apreciada presidenta de la clase, además de una HiME. Por favor toma asiento con ella.”
“Hinanawi-san, por aquí,” Tsubasa se puso de pie.
“Claro, gracias~” Tenshi se vio satisfecha. “Puedo ver que eres una chica activa y profesional. Muy bien, seguro que también serás una gran HiME.”
“Realmente soy una principiante, aunque daré todo de mí,” admitió con humildad.
“¡Por supuesto, esa es la idea!”
“También te ayudaré a ponerte al día con tus estudios. Eso es algo con lo cual tengo más experiencia.”
“Ah, gracias, pero, a decir verdad, en los asuntos fuera de ser HiME, quería darle un poco de trabajo a mi primo.”
“¿Perdón?” Tsubasa parpadeó perpleja. “¿Tienes a un familiar en nuestro año?”
“No sólo año, pero en este mismo salón,” dicho esto, Tenshi quien todavía estaba de pie no cerca de su sitio asignado, se dirigió hacia el pelirrosa por el área de la ventana. “¿No es así, Monoyoshi?”
“Eh, Tenshi-san…” este sonrió incómodo. “Con mucho gusto te ayudaré, pero lo mejor es prestar atención a la profesora. La clase está por comenzar.”
“Entiendo que la tutoría no es una clase en sí, y todavía sigo presentándome,” dijo con ligera irreverencia, lo cual continuó descuadrando a los presentes. “Pero sí, Monoyoshi y yo somos primos, así que~” sonrió pícaramente y miró a sus alrededores. “Si alguien tiene alguna curiosidad sobre él o quieren escuchar de algún chisme, pueden preguntarme~”
“T-Tenshi-san, ¿qué estás diciendo?” Monoyoshi se avergonzó.
“Ya me enteré que él peleó aguerridamente con un Rebel la semana pasada, ¡así que la vocación de pelear por Hanasaki corre en nuestras venas!”
“P-por favor…” agachó su cabeza. Ya veía que no podría librarse de aquella fama.
“Eh, Hinanawi-san, supongo podemos hablar sobre eso en el descanso,” dijo Tsubasa.
“…” por su parte, Saki rodó los ojos. Lo que faltaba, más personas que le fueran a hacer la vida imposible a su amiga.
“Sí, tengo algunos anuncios que hacer con respecto a sus otras clases, sería bueno comenzar,” observó la maestra, en quien, a pesar de mantenerse apacible, era evidente que su paciencia comenzaba a escasear.
“Vaya, no son muy divertidos ustedes, ¿no? Bueno…” dio un suspiro y fue a tomar asiento. De inmediato apoyó un codo sobre su pupitre para descansar un cachete en su mano. Ya podía ver que su día se le haría interminable. Ojalá hubiera podido acompañar a Suzuka, quien seguramente se encontraba haciendo algo más divertido.
…
“Tch… debí haber acabado con ese orphan…” musitó Suzuka a regañadientes. Ella igualmente apoyaba un cachete sobre su mano y golpeteaba la mesa con su otra mano. Todo el equipo se encontraba en una cafetería para el personal de Hanasaki U.
“Descuide, un dron grabó a dicho orphan apenas detenerse a la salida y rápidamente regresar al interior,” le aseguró un asistente. “Seguimos monitoreando el suceso, pero si consideramos que no hay peligro iremos a retirar la contención que instalamos.”
“Dicha contención es apenas una finta para que la gente piense que hay una construcción o remodelación. Nunca contendría ni a una persona que le dé un patadón,” dijo con estrés.
“Si percibimos otro movimiento anómalo, de inmediato le avisaremos, pero permanecer en la zona sin provocación más bien podría incitar a Rizembool a tomar acciones, lo cual es precisamente lo que queremos evitar,” le recordó otro ayudante con mayor severidad. “No olvide que nuestras investigaciones son para prevenir un posible ataque de Rizembool fuera de los confines de las instituciones. Nuestra investigación fue una misión de reconocimiento para descartar posibles avances o logística bélica. Si Rizembool no pretende tomar ninguna acción ofensiva y apenas protege su territorio, sólo nos queda retroceder y hacer lo mismo.”
“Pero, ¿qué tan seguros estamos que Rizembool no oculta justamente objetos bélicos detrás de aquella puerta? Tch…” rechinó sus dientes y miró a su celular que no le brindaba ninguna notificación. “Maldito Norimune, ¿dónde demonios estás? Contigo podría hacerle más frente a ese orphan…”
“No te angusties más, Suzuka,” le dijo Yuyuko, amablemente. “Mira, justo viene un té para ti.”
“Eh, no gracias…” esta por un momento se olvidó de su fastidio y se vio perdida. “En verdad no soy de tomar té…”
“Vamos, te hará muy bien,” la pelirrosa sonrió ampliamente. “Si tanto te fastidia, puedes mantenerte al tanto y en la proximidad del área en lo que descartamos mayor movimiento de Rizembool. Incluso podría avisarle a Youmu y sus amigas para que te apoyen.”
“No, prefiero no avisarle a las otras HiMEs a menos que sea necesario. Yo de por sí no sé qué hacer y temería que ellas sean más imprudentes que yo.”
“Hm, es un buen punto, puede que mi Youmu se lo tome muy seriamente…” Yuyuko se puso a meditar. “Pero te haría bien oír una segunda y más sensata opinión de una de ellas.”
“A decir verdad…” dio un suspiro y se mostró más aliviada. “Sí hay una nueva HiME a quien conozco. No podría decir que es la persona más madura, pero sí tiene buenos pareceres en asuntos serios. Hablaré con ella más tarde.”
“Hehe, muy bien, me alegro por ti.”
“Mientras tanto, haré lo que dices. Me quedaré cerca del área y esperaré algún contacto en caso suceda alguna emergencia.”
“Antes que te vayas, supongo deberías saber nuestros hallazgos,” dijo otro ayudante.
“Sí, buen punto, ¿qué han podido averiguar?” Suzuka se acercó a ellos.
Vio sobre la mesita a su costado un mapa que ellos se encontraban editando con lápices. Era de la zona cercana al puerto, justamente el lugar de donde habían llegado.
“Por la filmación de la cámara de tu caso además del GPS, hemos podido hacer un mapa sobre la extensión de dicho túnel. Estaba dirigido hacia el puerto, hacia una de las áreas principales donde se desembarcan los contenidos de los barcos,” explicó esa persona. Esta apuntó al lugar donde Suzuka había alcanzado. “Dicho túnel se ensanchó por más que no pudiste avanzar. Como sospechamos, la pared blindada debe ser una puerta. Es más, sus dimensiones aproximadas coinciden con otros pasadizos propios de las dimensiones en el lugar de carga y descarga del mismo puerto.”
“¿Acaso es una conexión clandestina?” preguntó Suzuka, sorprendida.
“Empalmaría muy bien, por lo cual es más que posible. Ello quiere decir que los contenidos detrás de la puerta blindada seguramente no son más que una conexión al puerto en sí, por lo cual dudamos altamente que Rizembool posea un almacén. Es sólo una conexión secreta donde ellos podrían procesar cargo que preferirían pasara desapercibido por las autoridades.”
“Tiene sentido… tsk…” Suzuka frunció el ceño. “Ello me hace más tranquila, pero igual… es otro motivo por el cual desapruebo a Rizembool. No se trata de prepararse para un ataque, mas estas estructuras les permite salirse con las suyas… tal vez esté conectado con el transporte de orphans o incluso de personas de manera ilegal.”
Los otros presentes intercambiaron miradas incómodas.
“Es muy probable que lo sea, pero es ahí a donde nuestra investigación llega de momento, Suzuka,” afirmó otra persona. “No podemos arremeter contra ellos meramente por una estructura. Mientras no podamos captarles en el acto ni tengamos una razonable ventaja, lo único que podemos hacer es mantenernos con la mirada encima.”
“…” no se veía conforme, pero tampoco tenía argumentos que dar. “Con más razón… prefiero quedarme vigilante por el área en caso haya algún momento sospechoso. No pienso tomar ninguna acción sin que pueda hacer algo para ayudar a otras personas, entiendo lo complicado que podría ser… pero tampoco puedo quedarme con los brazos cruzados.”
“Suzuka, al menos toma tu té,” dijo Yuyuko.
“Lo siento, prefiero ir cuanto antes.”
“¡N-nuevamente, no cometa ninguna imprudencia!” le suplicó un encargado.
“No lo haré, como dije, sólo merodearé por los alrededores. Preguntaré a algunas personas si han notado algo sospechoso, pero no haré más que eso. Definitivamente no iré a buscarle bronca al orphan si este no sale de su guarida.”
Así, la HiME dio un breve agradecimiento por el trabajo del presente día y se excusó. Hubo un breve silencio.
“…sabía que teníamos que esperar a que Futatsuiwa-san regresara,” musitó una chica, frustrada.
“Espero que realmente se mantenga prudente,” dijo otro.
“Al menos nos ha dado su palabra. Pareció comprender…” dijo un tercero.
“Eh, ¿es que acaso hay algún problema?” preguntó Yuyuko, con curiosidad. Ella vio cómo todos le miraron perdidamente al casi haberse olvidado de su presencia.
“Pues, si bien sin la voluntad y habilidades de Suzuka no podríamos investigar como lo hacemos, ella posee tan ímpetu que con frecuencia se olvida de tener cuidado o de contar con otros,” explicó uno de los mayores. “Futatsuiwa-san parece saber cómo hacerle entrar en razón y por su constante comunicación con Suzuka, le ayuda a orientarse y convencerse de un plan de acción sin darle opción a improvisar. Ahora que su superior no está, sólo espero que haya podido aprender un poco de cautela.”
“Hm…” Yuyuko lo pensó un poco.
“Sentimos que su visita haya resultado en tantos problemas.”
“No es un problema ni me han importunado. Estoy agradecida de ver cómo las cosas funcionan aquí, me dan seguridad de que las HiMEs están en buenas manos,” confesó la señorita, alegremente. “En verdad… Suzuka es una chica muy linda y con buenas intenciones. Con respecto a su superior, supongo gente como ella es necesaria para guiar a los que no tienen mucha experiencia, ya lo puedo entender.”
“Eh, sí…”
“Sólo les ruego que sean honestos con Suzuka y busquen conversar más con ella. Será difícil cambiarle el parecer a gente tan cerrada y decidida, pero si mantienen la comunicación, tarde o temprano sabrán cómo hacerle entender sus preocupaciones,” asintió convencida. “Además, me apena verle tan sola. Déjenle saber que ella cuenta con todos ustedes y con todas las demás HiMEs. Nosotros en Hanasaki somos poderosos por ser tan unidos. Espero que ella pueda aprender eso.”
Sus amables observaciones fueron recibidas por todos con confusión, aunque ellos terminaron por apreciar sus palabras. Yuyuko terminó por lamentarse de no haber podido invitarle el almuerzo a Suzuka como había prometido, pero terminó por dejarlo para otro día y despedirse de los presentes.
…
Mientras tanto, había cierta persona quien estuvo espiando esa conversación desde una ventana. Habiendo terminado con su actividad, le tocaba darle el alcance a la HiME…
…
Pasaron las horas y llegó el descanso. Luego de aquella presentación de parte de su expresiva prima, Monoyoshi pudo sentir cierta mirada de juicio de parte de Leo, aunque recién podía tener la oportunidad de hablar con él. Seguramente su juicio también se debía a su pelea contra aquel Rebel, puesto a que había pasado todo un fin de semana posterior al encuentro, aunque no tardó en entender que ese no era el motivo.
“…por más sorprendente que haya resultado para muchos, supongo no lo es para mí,” dijo el rubio, encogiéndose de hombros. Ambos chicos caminaban por el pasillo de aulas. Le miró de reojo. “Ya hemos tenido una práctica y ese mismo día ambos nos infiltramos al festival en busca de mi hermana. Serás ese vice-presidente amable y demasiado acomedido, pero no eres tan mosca muerta como pareces.”
“Eh, no sé qué decir con respecto a tus palabras, pero veo que has podido comprenderme,” observó Monoyoshi, sonriendo incómodo. “Hehe, admito que aprecio que no me juzgues como los demás.”
“Ese es un punto aparte, por supuesto que te juzgo,” frunció el ceño.
“Ehh…”
“Pero, siendo sinceros, yo habría hecho lo mismo que tú,” admitió, regresando su mirada al pasillo. “Ya lo he demostrado por ese festival, y por más reprimible que haya sido una acción así, entiendo la intención detrás de la misma. Hay cosas por las cuales uno desearía batallar, y sea o no lo correcto, ese deseo no se puede ver como meramente negativo.”
“Sí, creo que también lo veo así…” nuevamente sonrió con torpeza. “Tal vez debería preocuparme que todos a los que conozco hayan reaccionado con tanto rechazo, pero no puedo decir que algo de lo que me arrepiento.”
“Hm…” para variar, Leo sonrió de costado, con leve gracia, aunque de manera extrañamente aprobatoria. “Es bueno saber que traes esa decisión y voz interior, fuera de tu actitud tan servil con los demás. Lo reconoceré.”
“No pienso que haya nada de malo en ayudar a otros, Leo-san. Es decir, eso es lo que pretendo hacer ahora, y me sorprende que te hayas animado a acompañarme.”
“Me pregunto si habrás querido insinuar algo con eso,” dio un suspiro. “Admitiré que no soy tan desvivido como tú, sólo quiero saber con qué lidiamos. Ese Rebel que atacó tiene algún poder con el cual manipuló a ese par de chicos, si bien entendí.”
“Sí, tampoco lo sé claramente, pero es algo así,” Monoyoshi se preocupó.
“…” Leo se encogió de hombros. “Estamos por llegar. Si quieres serles de ayuda, despeja tus bajos ánimos. Ellos ya tendrán mucho con lo cual lidiar.”
“Es cierto, tienes razón,” el pelirrosa asintió y volvió a sonreír.
Era momento de una merienda, así que Tenshi fue invitada por Tsubasa para así conocerse un poco mejor. El grupo acudió al kiosco para que la nueva comprara algo que comer y en el presente caminaban de regreso al salón de clases.
“No pareces de fuera de la ciudad,” observó Saki, ya un tanto agotada por las rebosantes energías de la chica.
“¿No lo parezco? ¿Por qué lo dices?” preguntó Tenshi, confundida.
“Tienes muchas energías…” dijo cansadamente.
“Haha, ¿qué tienen las energías que ver con ser de la ciudad?” la peliazul negó y pasó a apuntar a la otra. “Más bien sospecharía que la gente menos conectada con el ajetreo de la ciudad tendría más energías y un mejor ánimo en general.”
“…tal vez…” alzó una ceja. Saki habría querido decir algo como la ‘energía trivial’ que Tenshi emanaba, pero mejor no se buscaba una pelea con una supuesta aliada.
“Supongo a mí no me sorprende ya que he oído del clan Hinanawi,” observó Tsubasa, sonriente.
“Oh, no pensé que sabrías de mi familia,” Tenshi se sorprendió.
“¿Eh? ¿Acaso son una familia famosa?” preguntó Gokotai, quien pasó a avergonzarse. “Ehh… l-lo siento, yo no sé sobre tu familia, Tenshi-san…”
“No te preocupes, pequeñín, en verdad no somos tan reconocidos. Pasamos más desapercibidos que los Sadamune, hasta diría que ellos nos representan en varios negocios, pero también somos una familia adinerada,” explicó con orgullo y sus manos en sus caderas. “Pero fuera de eso, nuestro clan solía ser un grupo de guerreros de hace varios siglos, por ello mismo nuestro nombre cuenta con ‘-wi’, algo que representa nuestra antigüedad. Para mí es esta rica historia lo que más importa de mi familia.”
“Más bien había oído que los Hinanawi eran una corriente de mikos y sacerdotes,” observó Tsubasa, con curiosidad.
“Eh, pues…” Tenshi se congeló un momento y terminó por dar un suspiro. “O sea, sí, era también parte de mi familia, medio que se dedicaban a orar y meditar mucho, aunque no es algo con lo que he conectado personalmente…”
“¿Y qué te trae por la ciudad?” preguntó Tsubasa. “¿Cómo así te animaste a venir?”
“Es simple,” Tenshi asintió y miró hacia delante con un fuego pasional en sus ojos. “He venido a ser una HiME.”
“¿Perdón?” Tsubasa se confundió al igual que Gokotai.
“Hm, sí he escuchado de casos en que Hanasaki sale a buscar a HiMEs fuera de la ciudad para reclutarlas,” Saki se puso a pensar. “Supongo que ese será tu caso.”
“No exactamente, verán…” la peliazul sonrió apenada. “Lo siento, es una larga historia. Ya se los diré algún día.”
“Sí…” Tsubasa se mantuvo mirándola. No parecía tratarse de algo tan trivial como querer ser HiME por el simple capricho, aunque tampoco podía leerla bien. Sonrió pacientemente. “Si es algo personal, por supuesto que entendemos. Sólo espero que estés consciente que ser HiME es muy riesgoso.”
“Claro, veo que ustedes también lo comprenden,” Tenshi asintió de buenos ánimos. “Sé lo duro que es, pero es mi llamado y no daré marcha atrás. Es un gusto poder hablar con otras HiMEs desde mi primer día de clases. Eso me da esperanzas.”
“Somos varias HiMEs, podríamos llevarte a conocer a las demás luego de las clases,” se ofreció Tsubasa, amenamente.
“No creo que soy sea posible. Iban a salir a un maid café y creo que terminamos un poco tarde para unirnos,” dijo Saki.
“Ah, cierto, tendrá que ser para mañana.”
“No hay apuro, yo también tengo cosas que hacer saliendo de aquí. Para empezar, ando viendo mi régimen de entrenamiento,” Tenshi asintió. “Si se animan, podrían acompañarme.”
“No… estoy bien, si demandas ejercicio físico de mí, necesito al menos cuarenta y ocho horas de antelación,” informó Saki, alzando una palma para enfatizar su negativa.
“¿Eh? ¿Y así eres HiME?” Tenshi le miró con desapruebo. “Ya veo que Tsubasa no hablaba por las dos…”
“Ehm, sí es un poco intempestivo, pido disculpas. No he traído mi buso de entrenamiento hoy,” se disculpó Tsubasa. “Pero mañana con mucho gusto te acompaño.”
“Sí, entiendo, no hay problema,” Tenshi entonces notó cómo había un grupo de estudiantes espiando un salón más adelante. “¿Sucede algo?”
“E-espero que no… vamos a ver…” Gokotai se intimidó, pero se acercó al igual que las chicas.
Al estar más cerca, pudieron escuchar algunos rumores, algo con respecto a ese par de chicos habiendo sido víctimas de un Rebel. Eso fue suficiente para que Tsubasa y Saki intercambiaran miradas y se acercaran más.
Los curiosos notaron a esas HiMEs y se abrieron paso. Ellas vieron cómo Monoyoshi y Leo estaban frente a los dos chicos faltantes de ese día, con el pelirrosa escuchándolos atentamente.
“…sigue siendo… extraño,” murmuró uno de los chicos, cabizbajo. “Fue como si de la nada me despertara de un sueño… o tal vez fue como si hubiera comenzado a soñar, ya que perdí toda conexión con lo que estaba haciendo.”
“Sí, simplemente quise irme, y los dos estuvimos de acuerdo,” se unió el otro, inquieto. “Por el resto de la tarde sólo pensé en pasear por la ciudad, ir al arcade, fui a un centro comercial por el simple hecho de ir… y de la nada me desperté ya caída la noche, finalmente comprendiendo que había cometido una gran falta.”
“Recién fue ahí que revisé mi celular y vi las noticias del ataque y las múltiples llamadas de mi mamá…”
“Mis padres también estuvieron preocupados, mi hermano había corrido toda la ciudad en búsqueda de mí… yo… ni lo pensé un segundo, sólo quise escapar de la labor y fue un acto de rebeldía que me desconectó de lo demás…”
“No… nos gusta pensarlo… temo que fuera a caer de regreso en ese estado…”
“…yo también…” este miró a Monoyoshi. “Lo siento mucho, senpai. Sabemos que usted le hizo frente a ese Rebel. Todos ustedes estuvieron en peligro y no pudimos hacer nada. Sólo les causamos más líos.”
“No se culpen por eso, ustedes no hicieron nada malo, tampoco se responsabilicen por la atención que les doy ahora," les aseguró amablemente. Monoyoshi sonrió con leve pena. “Siento mucho que hayan pasado por algo tan duro, algo que les sigue afectando. Estoy aquí para oírles y dejarles que se expresen. Es lo más saludable para ustedes, así que les ruego que no se guarden sus problemas y lo conversen con todos nosotros.”
“Sí… muchas gracias, senpai…”
Todos los que espiaban se encontraban atentos y preocupados por aquel par. Por su parte, Gokotai estaba impresionado. Su senpai no había dado la vuelta a la hoja, y demostró estar consciente de las dificultades de aquellas víctimas del Rebel. En verdad este podía escuchar esas voces que no hablaban, como él mismo lo había dicho.
Tsubasa pretendió acercarse, pero Tenshi estiró su brazo frente a ella.
“…esto se ve serio, creo que mejor mantenemos distancia,” dijo la peliazul.
“Eh, pero…”
“Vaya, no pensé que lo dirías,” Saki se mostró mínimamente sorprendida. “Pensé que alardearías tu rol de HiME.y te volverías el alma de la fiesta.”
“¿Te parezco tan frívola?” Tenshi le miró exasperada. “Ya veo que ese par lo ha pasado muy mal. Nosotras HiMEs estamos ahí para prevenir que cosas malas sucedan, pero esto ya se sale de nuestras manos,” dio un suspiro y sonrió con pena. “Parece que mi primo ha podido conectar con ellos, ahora no hay que ahogarles con más gente.”
“…” Gokotai le miró atentamente y asintió.
“No puedo decir que esto se sale por completo de mis manos, Hinanawi-san,” Tsubasa sonrió y con cuidado bajó el brazo de la otra con sus manos. “Yo fui la HiME atacada ese día cuando los fui a buscar. También me corresponde apoyarles y hacerles entender que todo está bien.”
“Hmm, ya veo,” Tenshi alzó una ceja. “Es cierto que acabo de llegar y confío en tu juicio. Te me haces muy sensata, Tsubasa.”
“Gracias, puedo decir lo mismo de ti,” así, Tsubasa también se acercó a esos estudiantes.
Ella también pudo atender a esos chicos y aliviarles de aquella gran confusión y culpa del otro día. Luego de afirmarles que podían contar con sus senpais, ese instante se terminó y todos pasaron a disfrutar de una corta merienda.
Era reciente, pero aquel ataque tan impactante en la secundaria iría dejándose de lado…
…
…aunque tal vez tomaría todavía un poco más de tiempo.
“¡¿QUÉ CARAJOOOOS?!”
“O-oye, Fudou…” Atsushi se espantó por su reacción. “Tranquilo…”
“¡¿Cómo te atreves a ocultarme lo que Mono-chan hizo y lanzarlo como si nada?!”
“Eh…” el pelinegro dio un pesado suspiro. Ya veía que nadie se había molestado a contarle el asunto (y sin duda él mismo no había querido ser quien se lo fuera a decir). “Lo siento, se me olvidó por completo decírtelo…”
“¡Cosas así no se olvidan y tuviste todo el fin de semana para sincerarte!” rechinó los dientes. “¡Es obvio que me evadiste como plaga, no te hagas el inocente!”
“Lo lamento…” no podía negarlo, aunque seguía sabiéndole mal.
“Oh, pero de la nada los ánimos se enturbiaron,” comentó Ibara con ligera sorpresa. “Entiendo que nuestra presente tutoría tendrá que esperar.”
“Tch, no actúes como si nada hubiera sucedido,” Fudou se enfadó. “¡Hablamos de un iluso enfrentándose a un Rebel!”
“Sé muy bien tu desconcierto,” se ajustó las gafas y sonrió con simpleza en lo que se encogía de hombros. “Normalmente son las HiMEs las que pelean contra ellos, ¿no? ¡Resulta inaceptable que un inocente sin oportunidad alguna sea quien salte al peligro!”
“¡Si realmente te parece entonces borra tu sonsa sonrisa de tu rostro!”
“No me malinterpretes, buen Fudou, sonrío por el mero hecho que la vida está llena de sorpresas. There’s never a dull moment in Hanasaki!”
“¡Deja de burlarte o te rompo la cara!”
“¡Ya, no se peleen, por favor!” Atsushi alternó entre el par. “No seas impulsivo, Fudou. Por supuesto que es serio, pero tranquilízate. Lo último que Monoyoshi quisiera es que te metas en problemas por su culpa.”
“Tch, lo mismo digo de él y mira lo que hace a mis espaldas, ese niño…” resopló, aunque sus ánimos explosivos desistieron. “Tan sólo imagínate cuando Gotou se entere.”
“Eh, sobre eso…” Atsushi sonrió nervioso. “Se lo dije el fin de semana.”
“¡¿AHH?! ¡¿A él sí le dices y a mí no?! ¡¿Tu despistado hermano lo supo primero?!” y la explosión regresó, con Fudou inclinándose tanto hacia el otro que fácil podía terminar dándole una paliza.
“¡Ya! ¡Fue porque lo vi por otros asuntos, no fue mi intención!” suplicó.
“Me sorprende lo paciente que eres con tu buen amigo, Atsushi,” Ibara limpiaba sus gafas con un pañuelo. “Recuerdo a cierto cadete que arremetía contra quien sea que le fastidiara. Siempre fui hábil esquivando tus arranques, aunque ciertos bruscos (no refiriéndome a nadie en particular, por supuesto) eran enseñados una lección de por vida.”
“A nadie en particular, sí claro…” Fudou resopló.
“Medio que ya arremetí contra él una vez, no creo que haya hecho una diferencia…”
“¡Fueron dos veces al menos, insensible!” volvió a estallar el pelimorado.
“Y tampoco puedo molestarme con él ahora, está en su derecho de sorprenderse,” dio un suspiro. “Fudou, si andas preocupado por Monoyoshi podrías enviarle un mensaje.”
“No, el muy insufrible estudiante estrella apaga su celular durante clases. Creo que mejor lo visito más tarde.”
“No es una mala idea, pero hoy tenemos ese electivo hasta las siete…”
“¡Pues hoy me escaparé! ¡Me has tenido como un santo atendiendo todos los cursos y este es electivo que casi ni tiene evaluaciones! ¡Merezco un mugroso descanso!”
“Oye, no tienes que reaccionar así a cada rato,” el Toushirou hizo una mueca de dolor por los decibeles que había recibido.
“¡Estoy en mi derecho!” se puso de pie y empezó a marcharse.
“¡Y tenemos un curso importante en media hora!”
“¡No me estoy marchando ya, sólo necesito un poco de aire!” así, Fudou salió del área de la cafetería. Felizmente se encontraban a la intemperie o habrían llamado mucho más la atención de sus alrededores.
“Uhh… realmente lidio con un niño grande…” Atsushi dio un pesado suspiro.
“Se nota tu altruismo, tú que todavía no terminas de ponerte al día con tus propias clases,” Ibara miraba su celular con leve entretenimiento. “Entonces comprendo que el chico que sale aquí es amigo de ustedes.”
“¿Qué?” Atsushi se asomó y efectivamente era el video del enfrentamiento grabado por una chica anónima de la secundaria. “Espera, ¿cómo conseguiste eso?”
“Fufu, it’s a trade secret,” dijo con aire de superioridad. “Tengo mis recursos para encontrar cualquier tipo de información remotamente interesante.”
“Ya veo que tu habilidad en la informática sirve para más que nuestro entrenamiento…” le miró con algo de sospecha.
“Es más fácil usar capacidades así en la sociedad que habilidades de combate,” dijo con naturalidad. “Por tu reacción, imagino que sabías sobre esta grabación.”
“Sí, ayer circuló entre mis contactos.”
“¡Pues te felicito por no mostrársela a tu temperamental amigo!” celebró el pelimagenta. “¡Uno puede ser amable y atento y no lo suficientemente iluso para mostrar algo que sólo te pondría en más aprietos! ¡Excelente juicio!”
“Siento que te burlas de mí…” le miró con desapruebo.
“¿Y acaso dejarás que se salte el electivo de hoy?”
“Eh, puede hacer lo que quiera por ahora. Realmente ha estado dando lo mejor de sí, si necesita un descanso adicional creo que se lo merece,” se encogió de hombros. “Pero esta será una excepción. No dejaré que agarre algún mal hábito.”
“Caminas por una fina línea si le das tanta libertad,” murmuró entretenido. “Bueno, no es nada que el sargento que llevas dentro no pueda corregir con una paliza si es necesario~”
“Tsk, no llegará a eso, confío en Fudou.”
“¡Pero me encanta cómo no lo niegas!”
“Ibara…” se frustró. Todo lo que le decía podía ser usado en su contra. Mejor tocaba otro tema.
…