Estoy por ocuparme pronto así que mejor posteo de una vez. Verdad que también tengo que hacer icons...
16.2.
…
Por otra área de Hanasaki, en una mesa exterior de un muy elegante y presentable puesto de café y pasteles, las hermanas Altugle estaban acompañadas por Larsa y Jakob. Ellas compartieron los sucesos del día anterior, lo cual había arruinado el gusto de ambas de compartir el ambiente con un viejo amigo.
“¿Entiendes lo que pasó? Mi Nio me abandonó de la manera más intempestiva y se expuso a un gran peligro anoche,” Ayesha continuaba mortificada.
“Uhh, pero onee-chan, tú eres la que me negó a acompañar a las HiMEs a dar un paseo y seguías hablando por encima de mí todo el rato. No fue justo,” la pequeña infló sus cachetes. “¿Cómo se supone que me convertiré en una buena HiME si continúas sobreprotegiéndome?”
“Pero esa no fue manera de actuar, y hasta llevaste a uno de tus amigos a unirte a tu travesura,” recalcó. “¿No sabes lo peligroso que fue?”
“Uhh, pero…” definitivamente no quería culpar a Luso por más que este había sido quien la había alentado a revelarse. “¿Cómo se supone que me comportaré bien si ni me dejas hacer nada?”
“Pero eso no es verdad, además tenías que hacer tu tarea ayer, ¿recuerdas? No es que hayas estado libre para acompañar a nuestras amigas tampoco.”
“¡Sí, pero la tarea es para el final de las olimpiadas! ¡Todavía tengo mucho tiempo!”
“Señoritas, les suplico, no se aflijan más que veo que no llegarán a ningún acuerdo,” intervino Jakob, atentamente y con ligera firmeza, por más frustrado y preocupado que se encontraba de verlas a las dos discutir. “Presumo que han compartido lo suficiente para dejar a mi señorito y a mí entender la situación.”
“Sí…” Larsa concluyó dando un suspiro. Su leve acción fue señal suficiente para que las hermanas se detuvieran y le miraran atentamente. Él hizo lo mismo. “Lamento que ustedes hayan tenido esta experiencia. Sin embargo, entiendo que era algo que iba a suceder por el hecho que las dos tienen puntos de vista muy distintos que todavía no han llegado a conciliar.”
“Eh…” Ayesha asintió, algo incómoda.
“Las dos han tomado acciones que las han incomodado mutuamente, y puede que en cierta forma se hayan visto forzadas a actuar de esa manera, pero quisiera que acepten sus errores y reconozcan que sí cometieron un error, y que necesitan considerarse a las dos de aquí en adelante,” él pasó a mirar a Nio. “Sé que te sentías frustrada de que Ayesha haya tomado decisiones por ti, por lo cual optaste por retirarte sin decirle nada. Entiendo que te sentiste frustrada y molesta con ella, pero espero que puedas ponerte en su lugar y saber que tus acciones la han hecho sentirse muy preocupada.”
“P-pues sí, pero…” Nio frunció el ceño, inconforme.
“Larsa tiene mucha razón, eres mi hermanita, por supuesto que me preocupo por ti,” recalcó Ayesha.
“Pero tú también tuviste tus propios errores,” recalcó el chico a la hermana mayor, manteniéndose recatado e inmutado y le miró fijamente. “Siempre has tenido la obligación de velar por Nio como su hermana mayor y en lugar de sus padres, y por aquel rol y la diferencia de edad entre las dos, te resulta difícil pensar en Nio como una igual para ti,” se apenó un poco. “Porque sin duda no han estado al mismo nivel, pero ahora que Nio es una HiME y tú eres su Key, es importante que lo sean y que realmente se conviertan en una unidad, para que así ya no trates a tu hermana de una manera que le haga sentirse incomprendida.”
“Eh, es que yo…” la rubia se mostró en aprietos y desvió su mirada un par de veces, sin saber qué contestar.
“No puedo culpar a ninguna de las dos del todo por lo sucedido, ambas requieren más que práctica y experiencia en la guerra entre Rizembool y Hanasaki. Pienso que ustedes necesitan conectarse y comunicarse mejor para prevenir que este tipo de riñas continúen dificultando la situación en la cual viven en el presente,” afirmó tranquilamente, sin perder su seriedad. “Las conozco lo suficiente para saber lo cercanas que son y lo mucho que se estiman. Ustedes esperan poder ayudarse mutuamente y pretenden ser sus mejores aliadas. Por ello mismo, espero que puedan comprender que ustedes no están solas en sus intenciones de velar por las dos. Son un equipo en cada momento, asegúrense de nunca olvidarlo, y como tal, tienen que conversar si sienten que no han sido oídas.”
Siguió un leve silencio. Ayesha agachó su cabeza. Comprendía que no había oído a su hermana menor, pero como Larsa había observado, parte de ella sí había sentido que ‘no había tenido opción’ al momento de tomar decisiones por ella.
“Pero, ¿qué se supone que debo hacer si onee-chan no me da espacio para decir nada?” preguntó Nio, bajando la mirada.
“No puedo decir que ustedes siempre van a poder comunicarse con completa transparencia, eso se aplica a todos nosotros, pero si ustedes se esmeran en comunicarse mejor, estas diferencias se volverán más llevaderas, y la próxima vez sabrán cómo conciliar sus pareceres mejor,” Larsa asintió y sonrió un poco. Pasó a mirar a Ayesha. “Como la mayor, tienes la responsabilidad de velar por Nio, y es por ello que gran parte de la comunicación va a depender de cómo la trates y cuánto puedas confiar en ella. Nio responderá si se siente validada y respetada, y si percibe que tú misma estás segura de la situación. Tenlo en mente. Si en algún momento tienes alguna duda o inquietud, tampoco sientas que es sólo tu responsabilidad. Cuentas conmigo y con las demás HiMEs para evaluar lo que puedas hacer, no lo olvides.”
“Eh, sí, así será,” Ayesha asintió un par de veces, impresionada.
“Y Nio…” se dirigió a la menor. “Eres una joven sensata y sé que entiendes que Ayesha conlleva un deber especial contigo, pero incluso si lo sabes, es difícil que lo comprendas a plenitud. Yo pienso que la relación entre las dos debe de ajustarse a sus presentes circunstancias, y sí considero que Ayesha necesita ponerse más en tu lugar, pero también ten en cuenta lo difícil que es para tu hermana mayor saber qué es lo que debe hacer en cada momento.”
“Sí, supongo que sí…” Nio se apenó. Ella se sorprendió cuando Larsa apoyó una mano en su hombro, para hablarle con atención y dedicación.
“Si tu hermana se comete a hacer todo lo posible para comprenderte mejor y estar más dispuesta a hablar las cosas contigo, ¿tú también tendrás su misma disposición de poner de tu parte?”
“…” Nio asintió. “Sí, lo haré, lo prometo.”
“Nio…” Ayesha se conmovió. Llevó sus manos a su pecho. “Lo siento, perdón si te hice sentir mal ayer… confieso que pensé en lo sucedido en aquel puerto en la ciudad, y temí que fueras a enfrentarte a un peligro como tal. Creo que quise evadirlo de todas maneras, cuando en verdad debí haber compartido mis temores con todas.”
“Sí, supuse que era algo así, onee-chan,” la menor pasó de mirarle frustrada a sonreír cansada. “Pero oírte admitir que buscaste una excusa como mi tarea por tus propios temores me alivia un poco. Espero que sigas siendo honesta conmigo y que podamos hablar, por favor.”
“Sí, mi Nio, tienes toda la razón,” así, Ayesha terminó por acercarse a su pequeña y le dio un fuerte abrazo. “Sigo intentando ver cómo hacer las cosas, todavía hay tanto que me aterra.”
“A mí también, onee-chan, pero hay que verlo juntas, ¿de acuerdo?”
“Sí, yo también quiero oírte, ¿de acuerdo?”
“Está bien, prométeme que lo harás.”
“Sí, en serio que sí…”
“…” Nio desvió su mirada en lo que era abrazada por su hermana. “Perdón por preocuparte tanto, onee-chan…”
Al ver a las dos dejar sus diferencias de lado, Larsa sonrió con cierto alivio.
“Muchas gracias tu apoyo como siempre, Larsa,” dijo Ayesha, luego de terminar su abrazo. El alivio también había llegado a su rostro, el cual sonreía con torpeza. “En verdad no sé qué haríamos sin ti.”
“No lo menciones, Ayesha. En verdad he andado muy ocupado últimamente como para estar al pendiente de ustedes, y tengo la noción que me pierdo de bastante con los últimos sucesos,” asintió. “Lamento estar ausente pese a ofrecerles de mi ayuda.”
“Oh, no, sé que tienes demasiadas responsabilidades, realmente Nio y yo somos afortunadas que podemos quedar contigo de tanto en tanto,” Ayesha asintió un par de veces. “Espero que estas olimpiadas te hayan brindado de un poco de descanso.”
“Dime, Larsa, ¿vas a participar en alguna competencia?” preguntó Nio, curiosamente.
“Pues, sinceramente me he excusado de la mayoría de actividades, siento decirlo,” le contesto, sonriendo apenado. “Sólo opté por algunas pruebas de rendimiento académico.”
“Es sinceramente una lástima que el resto del cuerpo estudiantil no esté consciente de sus múltiples habilidades, aunque su tiempo continúa siendo muy preciado para actividades entre personas con menores calificaciones que usted,” observó Jakob, atentamente.
“Personalmente pienso que incluso actividades sin mayor propósito continúan siendo producentes para mi persona, nunca restaría la importancia de eventos de confraternidad, incluso entre Rizembool y Hanasaki,” Larsa negó. Realmente había optado por participar lo más mínimo precisamente porque no quería más atención a su persona. Vivía bajo el suficiente estigma social de ser el heredero de los Solidor en pleno Hanasaki. A pesar de sus frustraciones, él sonrió con perspicacia. “De todos modos, aprovechar el tiempo de clases para estar presente para ver las actividades de otros me servirá de suficiente distracción. Romper la rutina es justo lo que necesitaba.”
“Por supuesto, señorito,” Jakob hizo una reverencia. “Considero que su eficiencia y dedicación a sus deberes le hace más que merecedor de disfrutar de este evento social a su manera.”
“Oh, pero se está haciendo tarde,” Ayesha recién se percató de la hora en su celular. “Eh, lo siento, pero iba a atender unas charlas sobre productos naturales que van a dar en Rizembool como una demostración,” ella sacó su billetera.
“No, adelante, vayan antes que lleguen tarde, yo pagaré la cuenta,” observó el chico.
“Ohh, muchas gracias, Larsa,” Nio se animó. “La próxima te invitamos algo a cambio. Y a ti también, Jakob.”
“No es necesario, señorita, pero aprecio el gesto,” el mayordomo se impresionó, aunque de inmediato sonrió cordialmente e hizo una respetuosa venia.
“Ha sido un gran gusto tener este momento con los dos. ¡Que tengan un buen día!” Ayesha terminó por despedirse con apuro y se marchó cuando con la menor.
El par de chicas avanzó al punto de dar la vuelta al local, y dejaron de ser vistas.
“Ah…” Jakob dio un pesado suspiro y frunció el ceño. “En ningún momento hubiera pensado en la mera posibilidad de las señoritas Altugle estando involucradas en el conflicto. No puede ser una asignación más pobremente pensada por Hanasaki.”
“Es preocupante, ciertamente,” Larsa se puso a pensar. “Las dos todavía no han podido adaptarse en hábitos y comportamiento, y aún menos en el aspecto bélico. Me dificulta siquiera meditarlo.”
“Usted ha sido tan benévolamente reconfortante y auxiliador como de costumbre, señorito, pero si me permite, percibo que ha sido muy paciente y permisivo con las señoritas,” Jakob llevó una mano a su mentón. “Son dos personas en desventaja en la guerra, y con más razón deberían ser fríamente enseñadas sobre sus debilidades y carencias.”
“Comprendo lo que dices, Jakob, pero es por tratarse de ellas dos que no podría exigirles tanto. Ellas todavía no están listas para aquella presión, por eso sólo quise velar por que establecieran los cimientos de sus roles, los cuales son el vínculo como hermanas que poseen…” ni bien se explicó, Larsa se sorprendió un poco al notar a Nio regresar corriendo donde él. “Nio, ¿todo está bien?”
“No veo que se haya olvidado de algo, joven Nio…” comenzó Jakob.
“¡Todo bien, sólo hay alguien quien quiero que conozcas!” dijo la menor, quien se tomó la libertad de agarrar una muñeca de Larsa, para jalarle. “¡Ven!”
“Espera…” este se puso de pie.
“Descuide, señorito, yo me encargaré de pagar la cuenta,” Jakob asintiendo, comprendiendo a la perfección la inquietud de su superior. Ni bien pudo darle esa certeza, le vio aceptando la invitación de la pequeña HiME.
En ese instante…
“Ay, ¿cómo puede ser que se haya ido?” preguntó Ayesha, torturada. Estaba al costado del bus que se llenaba de pasajeros justo antes de partir a Rizembool. “Acabamos de hablar sobre ello.”
“Esa hermanita tuya es todo un caso, ¿no?” observó Mamizou, quien estaba instalada en ese punto para servir de guía a los múltiples asistentes al evento. “¿Cuándo fue que la dejaste de ver?”
“¡Justo ahora! Estábamos por llegar al paradero y ni bien iba a saludarte, noté que ya no estaba a mi lado…” Ayesha miró a distintas direcciones. “¿Dónde estará…?” y justo en ese momento, vio a la pequeña trayendo a Larsa consigo. “¡Ah! ¡Ahí está!”
“Oh, ¿apareció tan rápido esta vez?” la encargada sonrió con ironía y se giró para verla… para entonces quedarse en shock. “Eh…”
“Nio, ¿qué pasó?” le cuestionó su hermana, preocupada. “¿Y por qué has traído a Larsa?”
“Perdón, onee-chan, pero ya que Larsa justo nos decía que lamentaba perderse de lo último, pensé que sería un buen momento para que conozca a una de las muchas personas que nos están ayudando en Hanasaki,” Nio sonrió y pasó a dirigirse a Mamizou. “Larsa, ella es Mamizou Futatsuiwa, y trabaja para el departamento de inteligencia aquí.”
“Oh, ya veo,” Larsa asintió y se dirigió a la mayor con una leve venia. “Mi nombre es Larsa Solidor, le agradezco por ayudar a las hermanas Altugle.”
“Eh, pues… ah, no, no es que haya hecho mucho por ellas, a decir verdad,” luego de ese leve shock, no le quedó de otra que regresar la misma cordialidad, y a su vez sonreír y quitarle importancia y seriedad al asunto como sería de esperarse de ella. “Ah, pero apresúrense a subir al bus que está por llenarse.”
“Es verdad, vamos Nio,” dijo Ayesha.
“Sí, nos vemos más tarde,” la pequeña se despidió y así las dos pudieron ingresar al vehículo. Este no tardó en arrancar a su próximo destino, y desde ya se comenzó a formar una pequeña fila de personas al pendiente del siguiente bus.
…
“…” se podía sentir un silencio y tensión palpables. Mamizou notó a un par de personas revisar el mapa de Hanasaki y verse claramente perdidos, y tuvo la intención de continuar con su voluntariado. Sin embargo…
“…” Larsa cerró sus ojos brevemente y los abrió con firmeza y ligera severidad. “Siento si me entrometo en tu presente labor. Sin embargo… puedes entender si te pido que dialoguemos un poco, ¿no es así?”
“Ahh… sí, lo entiendo…” ella se dio un facepalm y negó un par de veces con gran frustración, por más que no dejaba de sonreír con una burla dirigida hacia sus adentros. “Y pensé que sería un día sin complicaciones…”
“Lo mismo digo,” desvió su mirada. “No pensé que fuera a encontrarme con una persona tan infame como alguien de mi apellido…” volvió a mirarle. “Han sido varios años, Mamizou. ¿Qué te trae a Hanasaki?”
“Hay mucha gente aquí, ¿no lo crees, joven Solidor?” no le quedaba de otra, por más que no tenía ánimos de entretenerle. “Vamos a otro lugar.”
…
Eran las fechas de las tan esperadas olimpiadas y el momento en el cual todos los estudiantes de secundaria y universidad irían a competir a la par con otros jóvenes de distintas instituciones en el país… en teoría, pero Natsume estaba entre un pequeño grupo de personas que realmente no irían a participar como lo indicaría su edad. Visto que su único rol en todos esos días sería ser parte de una demostración de su presente investigación semejante a un estudiante de posgrado en un día posterior al presente, decidió ir a visitar a ver lo que uno de sus senpais se encontraba haciendo.
A diferencia de Wataru quien iría a estar permanentemente ocupado con el club de drama además de guiar a personas en su tiempo libre, Shu se encontraba en un estado similar a Natsume de no inmiscuirse con el resto de la sociedad, y en vez continuar apartado en lo posible de las actividades. Este le confirmó que estaba con una presente labor en su estudio, pero que podía ir a visitarle, motivo por el cual se animó a hacerlo.
Decidió tomarle la palabra. El hecho que Shu le hubiera dado la frustrante, aunque sorprendentemente directa invitación le dejaba saber que no era ningún trabajo importante, o al menos, que no estaba inmerso en uno de sus momentos de crisis artística donde sería propenso a destruir su propio estudio, por lo cual sonaba a una buena oportunidad de pasar el tiempo.
“Buenos días, Shu-niisan, te veo… normal,” concluyó Natsume amenamente y con una pizca de ironía ni bien su mayor le abrió la puerta. Efectivamente, el pelirrosa mantenía su serio semblante sin ningún indicio de fastidio. “Es bueno saber que las presentes actividades de confraternidad no han invadido tu espacio ni tu paz interna.”
“No es del todo cierto, pero no me puedo quejar,” este se encogió de hombros y dio un suspiro. Se hizo a un costado para que el otro ingresara y pudiera cerrar la puerta. “Es por tratarse de días de eventos que tengo un trabajo que realizar, pero no es nada nuevo para mí.”
“Hm,” lo pensó un poco con un puño en su mentón. “¿Acaso debes hacer un traje a pedido?”
“Supongo que eso saldrá al final de este arreglo, pero ello sería lo más simple,” contestó, en lo que caminaban hacia uno de los espacios del estudio usualmente dedicados a la confección. “Kagehira me está ayudando a entretener a una persona que me ha sido encomendada,” miró a su kouhai de reojo. “Supongo que tú también podrás serle de entretenimiento.”
“¿Eh?” ello borró la sonrisa de Natsume, a la vez que alzaba una ceja. “Shu-niisan, si pretendes que trabaje para ti gratuitamente, asumo que sabes que estás completamente equivocado.”
“Tú también debes saber que no soy tan desvergonzado como Wataru. Lidio con una persona que usualmente no trata con otros,” se encogió de hombros, con cansancio. “Si tu curiosidad innata y ánimos de vivir propios de tu carácter le resultan meramente bienvenidos al verte presente, es lo más que podría pedir.”
“Hmm…” ello sin duda pintaba una imagen rara de dicho ‘presente trabajo’. Shu sin duda había tratado con una cantidad grande de clientes que ni podía imaginar, pero para que aceptara servir de compañía a alguno de ellos… “Asumo que te han remunerado generosamente, Shu-niisan.”
“No realmente…” finalmente llegaron a una puerta cerrada, donde podían oír a Mika hablar animadamente. Shu agarró la perilla. “Sólo no le fastidies, ni le hagas sentirse extraño, él tiene una pobre autoestima.”
Fue así que ingresaron al ambiente. Mika se encontraba mostrando una serie de llaveros que eran parte de su colección a aquel cliente, un hombre mayor a los presentes con cabellos largos grises, una tez sumamente pálida y ojos penetrantes con esclera negra. Dicha persona miraba dichos llaveros con una muy recatada curiosidad.
“Y este…” comenzó a decir, con una mano extendida hasta uno de los llaveros, casi como si temiera romper al mismo con su mero toque.
“Hehe, ¡puedes agarrarlo, Kokin! ¡Te darás cuenta que es un plushie muy suave, sería muy difícil que lo puedas dañar!” Mika se lo extendió.
“…” ya en sus manos, Kokin agarró aquel llavero de gashapon entre sus dedos y lo miró ensimismado.
“¿Sabes? En su mayoría, los gashapon son todos igual de raros, pero justo ese es más raro que los demás de su colección,” el pelinegro asintió con alegra. “Oshi-san me lo consiguió el otro día, así que lo aprecio mucho.”
“Hmm…” ladeó mínimamente su cabeza mientras continuaba inspeccionándolo.
“Kagehira, resérvate tus baratijas, no le enseñes nada inútil o inservible,” le recriminó Shu, con frustración.
“Hehe, perdón Oshi-san, es que él tiene justo una misma estética que mis llaveros,” admitió Mika, entretenido y se asomó a Kokin para también mirar dicho llavero. “Es muy lindo, y también tiene un toque tenebroso. Yo pienso que es la mejor combinación que existe.”
“…entiendo que tú no me tienes miedo…” musitó Kokin. Este asintió y le devolvió el llavero. “No pienso que sea tan compatible a tu posesión, pero sobre la estética… quizás haya ciertos pareceres, como lo has dicho…”
“Veo que he llegado tarde para reparar el daño,” Shu miró a Kokin con seriedad y su usual demanda. “Acaba de llegar la persona que estábamos esperando.”
“…” este miró a Natsume y asintió. “Puedes llamarme Kokin…”
“Eh sí, soy Natsume Sakasaki…” alzó una ceja. Tenía un montón de preguntas sobre el trabajo, la rara presencia de alguien que acompañaba a su senpai y hasta su apariencia y general comportamiento, pero viendo como la invariabilidad del trato de su senpai no cambiaba ni para esa persona le daba al menos algo de certeza que no era nada alarmante. “Comprendo que acompañarás a Shu-niisan los próximos días.”
“Aquel es el destino que ha sido escogido para mí…” contestó, casi con un ligero cargo de consciencia. Kokin observó a Natsume con ligera curiosidad. “Sé que no hay relación biológica, ¿pero acaso Shu es como un hermano mayor para ti?”
“Ciertamente puedes decirlo…” continuaba sintiéndose más inconforme. Definitivamente había algo raro ahí, no tanto por esa manera de ser del otro, sino por el hecho que su senpai se vea importunado por alguien como él.
“Pienso que has mostrado suficiente curiosidad al respecto, niño…” comentó Shu a Natsume. “Kokin es como un antiguo allegado y viene en ocasiones. No necesitas saber más,” dicho esto, el pelirrosa caminó hacia su cliente. “Habías comentado que querías salir a dar una vuelta. ¿Tienes algo en mente?”
“…no realmente… sólo pensé en salir a tomar un respiro… pero un respiro puede que no sea suficiente, no encuentro el sentido de estar aquí aún…” lo meditó cabizbajo.
“¡Oh, yo te puedo dar muchas sugerencias!” exclamó Mika.
“Kagehira, déjale pensar,” espetó Shu. “Y guarda tus cachivaches que no son bienvenidos en mi espacio.”
“Eh, sí, un momento,” de inmediato recogió sus llaveros y pretendió irse en lo que Shu esperaba a que Kokin se decidiera.
“Oye tú,” Natsume terminó por dirigirse a Mika antes que saliera de esa habitación.
“Eh, sí…” por primera vez, el pelinegro se mostró confundido al verse hablado.
“¿Qué es lo que está pasando aquí?” le cuestionó impaciente.
“Ah, es que nunca habías visto a Kokin antes, ¿verdad?” Mika sonrió y asintió. “Oshi-san no es de avisarme, pero sí nos ha visitado algunas veces.”
“Entiendo eso. Me pregunto quién se supone que es.”
“Heh, no lo sé bien, sólo que trabaja para un cliente de Oshi-san, y es esa persona quien le pide el favor a Oshi-san de cuidar de Kokin de vez en cuando.”
“Hm…”
“Y sé que ese cliente es una persona muy adinerada, pero a ese nunca lo he conocido,” admitió. “Kokin suele andar triste y apagado, pero es una buena persona. Parece que siempre busca poder hablar con alguien, así que me gusta acompañarlo.”
“…pues bien…” se rindió a aceptarlo. “No has contestado mis dudas, pero comprendo que aquel es el nivel de tu propio conocimiento. Ya, ve antes que Shu-niisan se moleste de que no has desaparecido tus llaveros de su campo de visión.”
“Uhh, si tú eres quien me detuvo,” hizo un leve puchero y procedió a retirarse del ambiente.
En fin, Natsume decidió que los acompañaría, no tanto por hacerle el favor a Shu, más bien para saciar su propia curiosidad.
Por la universidad de Hanasaki, Elise era acompañada por Imanotsurugi y Luso. Los tres se encontraban en una de las bibliotecas compartiendo una mesa.
“Oigan…” a diferencia de los otros dos, Luso no podía concentrarse en su tarea y no dejaba de golpear la mesa con sus dedos a manera de reflejar su impaciencia. “Estamos en plenas olimpiadas sin clases, ¿no podemos hacer algo más divertido?”
“Hehe, entiendo lo que dices, Luso, pero como tenemos la tarea de anotar nuestras observaciones sobre la ceremonia de inauguración, lo mejor es acabar con ello mientras sigue presente en nuestras cabezas,” dijo el pelicenizo, amenamente. “Y ni bien lo hagamos te prometo que iremos a pasear y a comer y a hacer todo lo que queramos. Sólo sé un poco paciente.”
“Sí, estoy totalmente de acuerdo,” se sumó Elise.
“Uhh…” Luso se recostó encima de su papel en blanco. “Entiendo la lógica, pero…”
“Además si lo dejas para después se te hará más difícil recordarlo y anotarlo,” agregó la chica.
“Precisamente entiendo lo que dicen… pero…” hizo un puchero. “Casi siento que me castigan.”
“Pues a mí me dan ganas de castigarte por impulsar a que Nio-chan se metiera en problemas con Ayesha-dono,” Imanotsurugi dio un suspiro. “Ni yo lo puedo entender tan bien por más que estoy más familiarizado con el asunto, pero como Nio-chan es una HiME, debe tener más sobre sus hombros al momento de hacer alguna travesura.”
“Sí, lo sé, no lo pensé tan bien…” Luso desvió su mirada.
“…” por su parte, Elise se incomodó.
“Pero puedo ver que también te sientes mal por todo lo de ayer, así que está bien,” Imanotsurugi decidió dejar el asunto de lado y le sonrió. “Aprovecha para narrar todo lo que vimos de la inauguración. Al final medio que tuvimos una pequeña aventura con esos raros orphans y hasta junto con Megumi-chan.”
“Me cuesta pensar que eres amigo con ese Rebel…” Luso alzó una ceja.
“Megumi-chan es muy buena gente, es sólo cuestión que realmente lo conozcas.”
“No lo sé, me da la impresión que no para de burlarse de mí.”
“Haha…” sí, Imanotsurugi sin duda se había dado cuenta de eso. Miró a Elise. “Es una pena que no te nos hayas unido, ¿pero qué tal la pasaste ayer? Veo que ya tienes algunas cosas escritas.”
“Chicos…” la rubia apoyó su lápiz sobre su cuaderno con cierta pesadez. “No había querido decir nada, pero…”
“…” los otros dos intercambiaron miradas. Parecía ser algo serio.
“Pues…” pese a su decisión de compartirlo, se notó cohibida.
“Vamos, ¿qué sucede?” preguntó Luso.
“Sí, siéntete de decirnos lo que te incomoda, Elise-chan,” agregó Imanotsurugi.
“Yo… esta mañana ocurrió algo extraño…”
Flashback
“¿Eh?”
Un silencio ensordecedor inundó sus oídos por una fracción de segundo en lo que las últimas palabras tomaban posesión de su realidad.
Y seguido del silencio, pudo oír la esperada reacción de su hermano.
“Tsk, ustedes, ¿cómo se atreven?” preguntó Leo, colérico. “Elise es sólo una niña. ¡No se les ocurra meterla en este conflicto!”
“Eso es algo que realmente no queremos hacer, joven Benoit, y por más que en ocasiones encontramos el potencial HiME en niñas, sólo extendemos la invitación a las personas que realmente podrían desempeñarse bien a pesar de sus circunstancias,” contestó Miranda, con firmeza, aunque leve incomodidad y pesadez en su expresión.
“Se atreve a decirme eso a pesar de que la compañera de clases de Elise es una HiME y pareciera que ustedes la han dejado a la deriva. Esto es injustificable, no hay forma que aceptemos.”
“No deben verse forzados a hacerlo,” dijo Fran, sin perder su inmutabilidad. “Esta reunión servirá únicamente para dejarles saber sobre el potencial de su hermana, y el hecho que ella puede elegir participar en nuestro conflicto en caso desee hacerlo. Eso es todo.”
“…” era como si hablara con la pared. Leo de inmediato se puso de bien. “Está bien, entonces no hay nada más de qué hablar. Elise, retirémonos.”
“…” ella se puso de pie, aunque se mantuvo cabizbaja.
“¿Qué estás esperando?” le insistió su hermano.
“Directora…” la pequeña habló en voz baja. “¿Esta oferta tiene que ver con mi hermana mayor?”
“¡¿Qué?!” el otro se impacientó y a su vez se preocupó ligeramente por esa inesperada pregunta.
“La hermana mayor de ustedes fue una HiME en su momento, y una muy fuerte. Hemos detectado que el potencial de HiMEs corre a través de los lazos familiares con mayor probabilidad, aunque cada caso es único,” informó Miranda. “Nuestra oferta no es esperando que usted pueda desempeñarse al igual que su hermana mayor. Sólo significa que su potencial personal, a pesar de su edad, está listo para desarrollarse como el de otras HiMEs mayores.”
“…”
“Elise, vámonos,” Leo le agarró de un brazo. Sus nervios incrementaban. ¿Tan fácil había sido para ese par de conspiradoras meterle ideas a la cabeza de su hermana? “Tú sabes bien que no podemos involucrarnos en esto, de ninguna manera.”
“…” Elise asintió y miró a la directora. “Déjenme pensarlo, por favor…”
“!!!” tal parecía que sí había sido tan fácil.
“Descuide, ustedes no nos deben ningún compromiso, les deseo un buen día,” concluyó Miranda.
Fin del Flashback
“Woah…” Luso estaba en shock, y entonces pasó a emocionarse. “¡Espera, entonces tú vas a ser una HiME a la par con Nio! ¡Qué emocionante!”
“¡No, time out, Luso!” Imanotsurugi hizo una T con sus manos. “¿No ves que Elise-chan no está contenta ni animada con lo que nos acaba de decir?”
“Eh, sí, verdad… perdón…” el otro se rascó la nuca, incómodo.
“No, está bien, sé que no entiendes mi situación del todo, pero gracias por la atención que me estás dando,” Elise asintió y sonrió apenada. “Gracias a los dos, en verdad. Me ha estado pesando todo el día, pero es un alivio poder compartirlo con alguien. Hubiera también querido decírselo a Nio, pero creo que es de esas cosas que hay que decirlo en persona y…” bajó su mirada. “Quizás tampoco debería tocarle el tema, ella tiene su propio punto de vista…”
“Pues sí…” Imanotsurugi se cruzó de brazos y lo pensó mientras divagaba con sus ojos. “Nio-chan aceptó a ser HiME bajo circunstancias distintas.”
“Suena a que tu hermano estaba muy opuesto a que seas HiME. Sobre tu hermana mayor, ¿ella se encuentra bien?” preguntó Luso.
“Sí, eh, ella pudo afrontar el pasado y sí fue una HiME fuerte. Aun así…” Elise desvió su mirada. No iría a ser completamente honesta con los dos. “…pasó por tiempos muy duros, y todos nosotros, a decir verdad, luego de que ella fue HiME. Yo en algún momento hasta le prometí que no iba a seguir sus pasos incluso si me fueran a ofrecer la oportunidad, y Leo ha sido testigo de mi palabra. Es… sólo que…” apretó sus manos en puños encima de la mesa. “Saber que quizás yo puedo hacer una diferencia por tener el potencial… casi siento que no debería ignorarlo…”
“…” Luso se apenó. “Es verdad que no lo entiendo, pero me suena a que te estás poniendo mucho sobre tus hombros, Elise, y eso no es justo. No pienses que todo el mundo ha caído encima de sus hombros de la nada.”
“Sí, estoy completamente de acuerdo,” Imanotsurugi asintió. “No he estado ahí para escuchar toda la conversación, pero casi me parece que la directora ha fallado en hacerte entender ello. Ni tú ni ninguna HiME tiene por qué cargar con el deber y responsabilidad de otros.”
“Pues, entre yo no diciendo nada y mi hermano dispuesto a irse lo antes posible, no es que le hayamos dado mucha oportunidad a decirnos mucho…”
“Elise-chan…” Imanotsurugi le sonrió y agarró sus manos con las suyas. Le sonrió simpáticamente. “No tienes que decirme más de lo que tienes en mente para comprenderte. Si tienes dudas sobre ser HiME o no, sé que se debe a que estás pensando en otras personas. No es algo que decidirías sólo por ti misma, ¿no es verdad?”
“Eh, sí…” la rubia se sorprendió.
“Ese día del festival, luego del cual Nio-chan decidió convertirse en una HiME, me hubiera gustado poder hablar al respecto con ella, porque, por más diferentes que hayan sido sus circunstancias, Nio-chan también optó por tomar ese camino en nombre de otros,” Imanotsurugi se apenó y bajó su mirada. “Ella se aterró luego de lo que le pasó a su hermana y fue ahí que decidió que no se quedaría impotente y que sería una HiME y pelearía para que nada de eso volviera a ocurrir. Sin embargo, en medio de su temor y su gran decisión, por más que tuvo sus motivos de preocuparse por Ayesha-dono, nunca llegó a realmente hablarlo con ella. Ahora temo que las dos continúen sufriendo por cómo las cosas han resultado para ellas.”
“…”
“Así que, lo que quiero decirte, Elise-chan, es que tomes está decisión que también es para otros a la par con ellos mismos, y sea lo que sea que fuera a ocurrir, nunca pienses que estás sola en eso,” apretó un poco el agarre de sus manos y ensanchó su sonrisa. “¿Me lo prometes?”
“…sí,” Elise terminó por sonreír. Sus ojos se llenaron de lágrimas. “Muchas gracias, Imanotsurugi, tienes mucha razón. No estoy sola, y me aseguraré de escuchar, y de ser escuchada,” ella se soltó para secarse las lágrimas. “No dejaré que mis mejores intenciones resulten dañinas para los que son más importantes para mí.”
“Hehe…” el pelicenizo se alegró.
“Y si hay algo que podemos hacer por ti, no dudes en decirnos,” agregó Luso.
“Por supuesto,” Elise asintió. “Eh… siento decirlo, pero… podría usar un tiempo fuera de la biblioteca. No tengo mi cabeza en su lugar para continuar con la tarea.”
“¡Claro! ¡Hace calor hoy así que vamos por helados!” por más que tuvo toda la decisión de terminar con la tarea, Imanotsurugi guardó tan rápido sus cosas que invirtió su dedicada apariencia de inmediato. “¿Alguno de ustedes conoce a dónde ir? Casi no he venido a esta universidad antes.”
“Yo sé, hay una heladería cercana que me gusta mucho, vamos de una vez,” dijo Luso.
…
Estaba en las primeras rondas de atletismo, y era el momento en el cual Dash comenzaría con su participación en las olimpiadas. Ella se posicionó en una posición de ocho participantes, y los cuatro primeros irían a clasificar para la siguiente ronda, por lo cual sería una competencia decisiva desde el mero inicio.
Era una carrera de cuatrocientos metros, o la vuelta entera de la pista de atletismo, por lo cual las tribunas estaban posicionadas en el inicio y final. Entre los casuales testigos presentes para observar el resultado, Rin y Len estaban sentados y al pendiente de su amiga.
“¡Mucha suerte!” Rin le saludó sacudiendo una palma, a lo cual Dash contestó con entusiasmo, para regresar a concentrarse antes de que anunciaran la salida. “Ah, qué linda se ve.”
“Se le ve muy seria para variar, eso quiere decir que dará lo mejor,” Len asintió y sonrió. “Sé que llegará entre las primeras.”
“Ay, espero que sí, ella que estaba tan ilusionada,” Rin asintió. “Ya no me des nervios, Len.”
“¿Cómo te estoy dando nervios?” preguntó con curiosidad, para entonces verse alertados. “Oh, están justo por empezar.”
El referee alzó una pistola y con el disparo todas las participantes se pusieron a correr. Por comenzar al inicio de la curva, los puntos de inicio fueron disparejos, pero conforme la corrida fue avanzando, las participantes se igualaron en su mayoría. Sin embargo, fue alrededor de la mitad de la distancia que Dash empezó a sobresalir del grupo y a ganar ventaja.
“¡Oh! ¡Es increíble!” Rin se emocionó y llevó sus manos a sus cachetes. Entonces abrazó a su gemelo de costado. “¡Sí va a clasificar!”
“S-sí, supe que podría,” dijo este, algo desbalanceado por las energías de su hermana.
Finalmente llegaron a la recta final, con el listón ya puesto para dar la bienvenida al primer lugar. El grupo de participantes empezaba a separarse un poco más, con otras corredoras también ganando ventaja, pero Dash continuaba con su liderazgo, uno que parecía indisputable a esas alturas.
“¡Tú puedes! ¡Ya casi llegas!” exclamó Rin, poniéndose de pie en las gradas.
“¡Sólo un poco más!” Len se le unió.
Y entonces, en aquellos últimos metros, Dash se sorprendió al notar que otra corredora le pasó a una alarmante velocidad. Fue muy cerca, pero al final Dash llegó segundo con menos de un segundo de diferencia.
Lo más curioso del caso fue que, la que terminó primero no se detuvo a descansar o recuperar su aliento como las demás. Más bien, esa persona corrió donde los gemelos Kagamine con ojos de estrellas y una emoción rebosante.
“¡Son Rin y Len Kagamine, no puedo creerlo!” exclamó esa chica.
“¿Eh?” Rin ladeó su cabeza.
“Eh…” Len ladeó en la otra dirección.
“¡Ay definitivamente que lo son, muchas gracias por alentarme!” exclamó esa chica, en quizás uno de los momentos más inolvidables de su joven vida. “¡Soy una superfan de ustedes! ¡Siempre practico mi corrida matutina escuchando sus canciones y ahora juro que lo haré siempre, ya que ustedes siempre me han dado muchas fuerzas! ¡Como ahora!”
“Eh… haha, ¡pero qué linda eres, muchas gracias por ser una fan!” celebró Rin, a quien no le quedó de otra que apoyar ese inesperado desarrollo.
“¡Felicidades por terminar primero, buen trabajo!” Len sonrió y levantó un pulgar.
“¡Ahh, muchas gracias a los dos, esto es increíble!” la chica daba saltitos y continuaba sin comprender su suerte. Ella llamó a otras personas de las gradas. “¡¿Podría tomarme un selfie con ustedes?! ¡Y mis amigas también quieren unírsenos!”
“¡Mira tú que los Kagamine vinieron a alentarte!” dijo otra chica.
“¡Yo también soy superfan! ¡Quisiera su autógrafo si es posible!” dijo una tercera.
“¡C-claro que sí, luego de la foto!” dijo Rin. Ella y Len se vieron rodeados de las tres quienes sacaron sus celulares para los selfies. Por su parte, Dash junto con las otras corredoras observaron ese desarrollo con curiosidad y leve gracia, y procedieron a otro ambiente a refrescarse en lo que esperaban los resultados oficiales de todos los participantes de la primera ronda. Mientras tanto, los gemelos intercambiaron miradas, viéndose atrapados y sin poder ir detrás de la amiga a la cual sí habían buscado apoyar en esa carrera.
Luego de enjuagarse el rostro y secarse con una toalla, Dash agarró su botella de agua y caminó a la vuelta de la esquina. Era un ambiente abierto como sería de esperarse de la zona de deportes de la universidad de Hanasaki, pero al dar esa vuelta, se encontró en un pequeño pasillo entre dos edificios pequeños, el cual contaba con una sombra y la suficiente solitud para así poder encontrarse con aquel quien continuaba al pendiente de ella…
“Me da la impresión que te he malacostumbrado a buscarme…” concluyó Jinkougyou, sonriendo tranquilamente. “Me disculpo por ello.”
“¡Jin! ¡Justo quería verte!” Dash tuvo la intención de saltar donde él para darle un abrazo, pero esta vez se detuvo al recordar que se encontraba todavía mojada. Ella sonrió con torpeza. “Eh, perdón, no quiero ensuciarte. Pero por favor no digas cosas así. Yo siempre estoy feliz de verte.”
“Me he dado cuenta…” se mantuvo inmutado. “Felicidades por tu logro.”
“Hehe, ¡muchas gracias! Esto te lo dedico a ti, eh, hubiera sido una mejor dedicación si hubiera ganado, pero…”
“Los resultados son lo de menos. Lo único que espero es que te sientas a gusto con lo que haces por ti misma, Dash.”
“En verdad quisiera poder dedicarte algo más… ¡Ah!” Dash asintió decidida y emocionada. “¡Te prometo que voy a continuar clasificando y llegar a la final y al menos llegaré al tercer puesto para así ganarme una medalla! ¡Cuando eso ocurra, le diré a Rita y Horizon para que vayamos a comer algo en celebración! ¡Y también te invitaré a ti y a Rin y a Len, y todos celebraremos juntos! Dime, ¿qué te parece?”
“…” Jinkougyou cerró sus ojos.
“Hasta ahora todavía no conoces a mis guardianas, pero te prometo que son muy buenas personas,” Dash lo dijo con alegría, aunque pasó a desviar su mirada. “O sea, Horizon es un poco seria y Rita a veces intimida a otros, pero te prometo que te llevarás muy bien con ellas, y…”
“No.”
“¿Eh?” su lluvia de ideas y grandes energías fueron frenadas de inmediato. Dash vio que aquel peliblanco le miró, ahora con un semblante serio y meditabundo.
“Nunca fui honesto contigo, Dash, pero mi presencia iba a ser efímera desde el inicio,” afirmó él. “Decidí vigilarte para asegurarme que te encontraras bien, luego del incidente por el cual pasaste. Puedo percibir que lo estás y te has recuperado. Por ello mismo…” asintió. “Ya no hay necesidad de volvernos a ver.”
“Eh, p-pero…” ella se asustó.
“Y es lo mejor para ti.”
“Pero Jin…”
“¡Dash!” exclamó Rin, ni bien ella y Len pudieron dar con la pelinegra en el pasillo.
“Eh…” Dash les miró instintivamente. Entonces recordó al peliblanco, pero había bastado ese par de segundos en los cuales despegó sus ojos de él para desaparecer.
“Dash, sentimos haber saboteado tu victoria accidentalmente,” dijo Len, cabizbajo.
“¡Ahh, o sea me alegro mucho por nuestra fan y siempre es lindo recibir tanto amor, pero este iba a ser tu momento!” Rin se torturó a sí misma y revoloteó sus cabellos.
“Eh, no, ¿qué dicen, chicos?” Dash ladeó su cabeza y sonrió comprensivamente. “Hehe, a decir verdad, se me hizo muy gracioso.”
“¡Pero no lo fue!” exclamaron el par a la vez.
“Haha, ya, ya, ya pasó,” Dash terminó dándose la libertad de darles un rápido abrazo. “Gracias por haber venido para alentarme. Es apenas la primera ronda y aquí están, no saben cuánto significa para mí.”
“Por supuesto que sí, Dash,” Rin se separó de ella y le sonrió. “No es que Len y yo tendremos mucho que hacer en estos días de todos modos, así que teníamos que venir a verte cuando tuviéramos disponibilidad de hacerlo.”
“Pero por lo que vimos sabemos que vas a llegar muy lejos. Incluso si no estamos ahí en persona, cuenta con nosotros en espíritu,” Len asintió, decidido.
“Hehe, claro,” Dash sonrió, aunque una pequeña lágrima se escapó de uno de sus ojos.
“…” los gemelos se preocuparon e intercambiaron miradas.
“¡Ah, no, ¿qué me pasa?!” la pelinegra se escandalizó y de inmediato se la secó.
“Dash, ¿estás bien?” preguntó Rin.
“¡S-sí! ¡Es la hadita de la lágrima! ¡Tengo que espantarla!” exclamó casi en aprietos.
“Hm…” Len alzó una ceja. No era la primera vez que Dash se refería a dicha hadita. “Pues si te ha venido a visitar, es porque algo te ha hecho triste, ¿qué sucede?”
“Eh, pues… es que…” agachó su cabeza y se rindió a compartirlo. “…Jin me acaba de decir que ya no volveremos a vernos… no sé por qué…”
“Hmm…” Rin frunció el ceño e intercambió miradas con su gemelo. “O sea, es medio esquivo, ¿no? ¿Quién sabe lo que está pensando?”
“Es un poco extraño, pero es como un amigo para ti, ¿verdad? Es normal sentirse mal cuando alguien importante para uno dice algo así,” concluyó Len. “Lo siento Dash, habrá que preguntárselo la próxima vez que se aparezca.”
“Ahora temo que no vuelva a aparecerse…”
“Ay, olvídate de ese especial, ¡hay que celebrar tu clasificación!” Rin decidió agarrarle de los brazos y hacerle recordar los más recientes sucesos. “¡Hay una máquina de bebidas en esta dirección! ¡Son más divertidos que sólo tomar agua!”
“Eh, estoy bien con agua, en serio…”
“¡No, no, déjanos compensarte tu segundo puesto! ¡Ven!”
Así, los gemelos la acompañaron en otra dirección para así evitar al resto de participantes.
A diferencia de aquel cómodo restaurante, Larsa fue conducido por Mamizou a una azotea de un edificio no muy lejanos. Jakob fue capaz de darles el alcance, y así los tres contaron con esa privacidad en medio de una universidad repleta de estudiantes y visitantes.
No iba a ser una conversación muy larga, y luego de una rápida y concisa explicación de parte de la mayor, no quedaba mucho por decir.
“Ya veo…” sobre todo por el hecho que Larsa no decidió cuestionarle. “Dices que has decidido llegar a Hanasaki para ayudar a las HiMEs, aun si has decidido mantenerte alejada de los eventos en sí.”
“Ciertamente no soy de tu rubro, joven Solidor,” Mamizou se encogió de hombros, sonriendo con ironía. “Tú eres un chico que apenas estando en la secundaria optó por abiertamente apoyar a tus compañeras HiMEs con lo que necesitaran, por más que tu afiliación familiar es con Rizembool. Tu familia posee el suficiente poder y la reputación necesarias para que tu capricho personal le traiga sin cuidado a la gente en Rizembool. En su juicio, ellos tienen más que perder si fueran a antagonizarse que en dejar que tú ayudes a las HiMEs con nimiedades. Estoy segura que lo has podido entender.”
“Por supuesto, mi señorito posee más valor que HiMEs sin ninguna real significancia ni para el mismo Hanasaki,” observó Jakob, gustosamente.
“No hay por qué despreciar a otras personas, Jakob, te lo suplico,” Larsa se frustró.
“Mientras tanto, si bien mi propio pasado daría la impresión a cualquiera que yo soy alguien también importante para Rizembool, ellos pueden verse con la libertad de ‘ponerme en mi lugar’ si fueran a pensar que ahora soy aliada de Hanasaki,” concluyó Mamizou, con leve cansancio. “Y puedo declarar que no lo soy. Hanasaki y Rizembool pueden arder en llamas y no le daría a ninguno un mayor peso que el otro.”
“…porque a ti te importan las HiMEs, y no su institución,” Larsa asintió.
“Exacto. Viendo cómo optaste por ayudar a tus compañeras, piensas igual,” ella se vio gustosa. Felizmente, dialogar con ese chico había sido menos problemático de lo que había esperado. “Y por supuesto, me importan las HiMEs, pienso que ellas son las principales víctimas de este juego torcido, pero no lo suficiente como para poner mi propio pellejo en peligro.”
“Sería de esperarse que alguien como usted posea la lógica para apoyar su capricho de una manera sensata,” concluyó Jakob, sonriendo amablemente, aunque era evidente que no aprobaba el parecer de dicha persona. “Como bien ha dicho, usted no se compara a la reputación ni poderío de los Solidor, motivo por el cual usted estaría en muchos problemas con Rizembool si ellos la consideraran una traidora. Es bien que lo sepa claramente.”
“Ahh, sin duda eres un buen mayordomo bifacético,” Mamizou sonrió frustrada. “Más bien siento pena por ti. Tanto me juzgas por este ‘capricho’ mío, cuando tu ilustre señorito es más abiertamente partidario de las HiMEs que yo. Siento que vivas con esa angustia perpetua.”
“Rechazo su falta de respeto a mi superior, y le aseguro que servir y ser leal a mi señorito va por encima de cualquier detalle que se extiende más allá que su persona,” el peliplateado frunció el ceño. “Mi única preocupación es velar por su bienestar, y de ello no debo preocuparme.”
“Pienso que la guerra es incierta hasta para los que más se sienten en control, nunca pensaría en desestimar el peligro, y es algo que todos debemos tener presente,” objetó Larsa, sin perder su tranquila seriedad.
“Es por su gran atino que confío en la certeza de su bienestar,” Jakob hizo una leve reverencia.
“Mamizou… espero poder darte tranquilidad,” Larsa se le dirigió y sonrió un poco. “No voy a delatarte a las HiMEs o a nadie más. Yo vivo bajo el tul de ser un allegado a Rizembool todos los días, y he decidido confiar en tus palabras, así que no te daré el estigma que yo mismo padezco. Sin embargo, ruego que algún día seas honesta con todas las HiMEs, antes que la situación fuera a complicarse por este secreto.”
“Me sorprende que me des tanta credibilidad, estoy acostumbrada a que aquellos que saben sobre mí piensen lo peor de mi persona,” admitió la pelimarrón, dando un suspiro. “Por eso disfruto no ser más que una del montón en frente a las HiMEs, aunque entiendo que tienes razón.”
“Y con respecto a la directora, o a Viera-sensei…”
“Pues, nunca les he dicho la verdad, pero quizás sí saben todo de mí, y continúan con la charada de pretender que no soy un mal elemento, no lo sé…” se encogió de hombros.
“Presumo que con el deplorable cuidado que le dan a sus HiMEs, no se han percatado de usted,” opinó Jakob.
“Yo no estaría tan seguro,” observó Larsa. “Yo pienso que podemos darles más crédito, especialmente por tratarse de una persona con vínculos de Rizembool. Lo sé por experiencia.”
“Sí, no sé, intento no pensarlo demasiado, no creo que tocar el tema sea beneficioso para mí de una manera u otra, en especial si el presente status quo me sirve tan bien,” concluyó Mamizou. Ella se vio algo animada, y afiló un poco sus ojos. “De por sí, es iluminador saber que eres un amigo de aquellas dos hermanas, definitivamente son casi las más débiles de en medio del elenco de HiMEs bajo mi supervisión, así que me sentiré libre de contactarme contigo en caso ellas requieran de ayuda.”
“Eso es algo a lo que estaría dispuesto, Mamizou, y te agradeceré si puedes mantenerme al tanto de ellas,” Larsa asintió.
“Hoho~ lo aprecio, ya me estás quitando algo de peso de encima. En verdad me cuesta pensar que tienes tanta fe en mi persona.”
“He confiado en tus palabras, pero lo más importante será ver tus acciones. Estaré al pendiente de ello,” observó hacia el área de la universidad frente a dicho edificio un momento. “Yo personalmente cargo con lo cual podría definirse como los pecados de mis antecesores. Mis intenciones de ayudar a aquellas víctimas del conflicto son una manera de compensar por lo que mi nombre ha hecho en el pasado, y de asumir responsabilidad de todo ello… en cambio, tu redención está más vinculada a acciones que tú has hecho personalmente en el pasado, y al hecho que buscas reparar los daños.”
“…”
“Definitivamente no puedo comprender del todo tu propio punto de vista al intentar ayudar a las HiMEs en el presente, pero imagino que tu cruz es una más pesada que la mía.”
“Pues, no es que tengamos que compararnos mutuamente, ¿no es así? Pienso que seguimos siendo personas distintas, así que no pongas palabras en mi boca, joven Solidor,” Mamizou sonrió de costado. “Al menos me alegro que hayas sido tú el heredero de tu tenebrosa familia.”
“Sin duda somos distintos y mayormente extraños, siento si dije algo inapropiado,” Larsa negó. Miró a la otra de reojo. “Incluso con otra persona con mi mismo estigma, y hasta con un interés similar de velar por las HiMEs, continúo siendo conocido sólo por mi apellido.”
“Eh…” Mamizou se impresionó y vio a ese joven empezar a caminar para retirarse.
“Continúa con lo que tienes en mente, espero poder ver tus palabras reflejadas en tus acciones,” dijo, para finalmente tomar las escaleras de la azotea junto con su mayordomo.
Siguió un silencio mínimamente atenuado por el bullicio de los días de olimpiadas por debajo del edificio. Mamizou sonreía para sí. Realmente, cada caso era muy distinto y más complejo a lo que ella o cualquier otra persona podría anticiparse.
“Intentaste ser cortés conmigo, ya veo, lo lamento,” comentó para sí, con leve gracia. “…no sé si lo que dijiste es cierto, joven Solidor. Esa cruz que has escogido cargar te pesa demasiado…”
…