68.2.
Después de la llegada, Roxas fue conducido por su hermanito para conocer las instalaciones de aquel edificio central de la enorme ciudadela de los Kotetsu. Él no dejaba de sorprenderse por las construcciones y los lujos por doquier, y eso que le faltaba darse una vuelta por los otros edificios y conocer a todas las personas de las que no escuchaba de hablar.
“¡Sí, y nuestra tía también hace el udon más rico que he probado!” agregó Urashima a una larga lista de cosas.
“Y-ya veo…” Roxas se sentía sumamente mareado y sabía que no sería capaz de recordar a todo el mundo con sólo esas explicaciones.
“Está bien, Roxas, tendremos el almuerzo con los miembros de la familia, y todos comprenderán tu falta de familiaridad,” le aseguró Horikawa, con una sonrisa. “Sólo concéntrate en absorber los buenos ánimos de Urashima por ahora.”
“¿Será que estoy yendo muy rápido?” el menor se puso a pensar. “Vaya, mil disculpas, Roxas-niichan, estoy muy familiarizado con este lugar y con todos aquí, así que puedo hablar de más,” miró a su tortuga en su hombro. “¿No es verdad, Kamekichi? Es muy genial estar en casa luego de tanto tiempo. ¡La ciudad es muy divertida, pero hay algo muy acogedor aquí!”
“Ciertamente siempre has tenido muchas energías para este ambiente,” observó Horikawa.
“Uhh, lo haces sonar como si fuera malo…” hizo un puchero.
“No, en lo absoluto, más bien pienso que es algo muy propio de ti,” el pelinegro asintió convencido. “Todos en la familia te conocen como el rayo de sol de los Kotetsu y una persona muy inocente y bondadosa que los quiere a todos incondicionalmente. Eso sumado a ser el hijo menor del líder de los Kotetsu te ha convertido en un tesoro irremplazable. Por algo todos te quieren tanto aquí.”
“Hehe, eres muy amable por decir eso, Horikawa, pero no me considero nada especial,” dijo Urashima, feliz por las palabras de su amigo. “Todos aquí son muy buenos también y la familia es lo más importante. ¡Es la primera vez que he estado tanto tiempo fuera de aquí, así que verlos a todos me hará muy feliz!”
“Y ellos estarán igualmente dichosos de verte también,” asintió.
“Entonces…” Roxas se quedó pendiente de un detalle en particular. “O sea, recuerdo que mencionaron que papá era el líder de nuestra familia…” levantó su mirada, en shock. “¿Q-quieren decir que es el líder de todos los Kotetsu en general? ¡¿De todo este sitio?! ¡¿De todas las personas que viven aquí?!”
“¡Sí~!” Urashima alzó un puño con suma alegría y energías rebosantes. “¡Papá es el líder y nosotros los herederos! Bueno, Nagasone-niichan es el heredero en sí, ¡pero papá ha dicho varias veces que espera que le ayudemos a futuro!”
“¡D-deben estar bromeando!” Roxas dio un paso hacia atrás.
“¿Roxas-niichan? ¿Qué sucede?” su hermanito ladeó su cabeza. “Te ves pálido…”
“¡N-no hay forma que yo sea un heredero! ¡O-o sea, este lugar es enorme! ¡E-es increíble! ¡A-acabo de llegar y todo!”
“Tranquilo, Roxas, respira un poco, por favor,” Horikawa levantó sus palmas, sonriendo comprensivamente. “Ehh, supongo el señor Kotetsu todavía no había tocado ese tema, pero indudablemente te corresponderán ciertas responsabilidades de la familia en el futuro, al menos cuando termines tus estudios.”
“P-pero yo…”
“Pero no va a ser intempestivamente. El señor Kotetsu es una persona prudente y se asegurará de capacitarte para que puedas hacerlo. De por sí, Urashima también va a necesitar de mucha capacitación, quizás hasta más que tú.”
“Uhh, sí sé que tengo mucho que aprender en comparación con mis hermanos…” el mencionado volvió a hacer un puchero.
“Sonará intimidante, pero no te preocupes. Verás que todo estará bien.”
“Sí, espero…” Roxas se quedó en blanco. Ese paisaje fantástico que le rodeaba comenzaba a cobrar vida y seriedad. Tenía todo el sentido pero nunca hubiera imaginado que le tocaría por haber pasado tanto tiempo fuera de casa, de una familia que recién comenzaba a asimilar. Cho y Osaka saltaron de inmediato en su mente, y bajó su mirada. “…sólo espero que eso no signifique que tendré que alejarme de Cho o de mi prima…”
“Estoy seguro que no. Papá ya les ha abierto las puertas en casa y todos nos llevamos muy bien con ellas. Quizás es un poco pronto para presentarlas a la familia, pero vendrán y serán parte de nuestro círculo,” le aseguró Urashima, decidido. “Sí, lo sé.”
“…” por su parte, Horikawa desvió su mirada, incómodo.
“Ahh, tengo hambre, sé que nos espera un almuerzo muy importante, pero necesito algo que comer,” dijo Urashima, pensativo. “Hmm, aunque no quiero arruinarles el trabajo a todos aquí.”
“Sé que los cocineros amarían servirte algo, Urashima, y sí considero que llevamos mucho tiempo sin comer, así que tienes mi permiso,” dijo su amigo, con un tono juguetón.
“¡Ohh, muchas gracias! ¡Entonces vamos para allá!” el menor se emocionó y agarró a Roxas de la muñeca. “¡En marcha, Roxas-niichan! ¡Tienes que comer algo también!”
“¡S-sí, espera!”
De aquel modo, los tres fueron a las cocinas al primer piso. Un cocinero les atendió en la puerta, la cual daba hacia el exterior del edificio, y de donde se veía un patio amplio y un dojo de considerable tamaño. Ello captó la atención de Roxas, quien observó ese lugar anonadado.
“¡Tan voraz como siempre, Urashima-sama!” observó el cocinero, de buenos ánimos. “¡Muy bien, déjenme prepararles un bocadillo digno de ustedes!”
“¡Muchas gracias!” exclamó el menor, haciendo una rápida reverencia y con sus ojos relucientes.
“Esperamos no causarles incomodidades con el pedido,” dijo Horikawa.
“Descuiden, ya tenemos las preparaciones casi listas para el almuerzo, más bien andaba con muy poco que hacer. Sólo falta alistar las mesas y servir los platos y estaremos listos para acoger al resto de la familia en este lugar.”
“¿Eh?” Roxas se confundió. “¿Todos van a venir aquí? ¿Habrá suficiente espacio?”
“¡Ah, Roxas-sama, mucho gusto! ¡Sin duda posee un gran parecido a Urashima-sama!” el cocinero hizo una rápida reverencia y se vio animado. “Sí, por supuesto. Este edificio cuenta con un ambiente amplio justamente para reuniones familiares y todo está calculado de antemano. ¡No se preocupe!”
“Los Kotetsu tienen un ambiente especial en otro edificio en caso de darle la bienvenida a allegados o personas de negocio, pero al ser algo de la familia sí utilizan la sala dentro de este edificio,” explicó Horikawa, alzando un índice. “De por sí, es un evento exclusivo de los Kotetsu, así que les esperaré para cuando termine.”
“No digas eso, Horikawa, ya casi eres parte de la familia,” le alentó Urashima. “¡Roxas-niichan y yo estaríamos muy contentos de que nos acompañes! ¡Y Kamekichi también!”
“Gracias por la consideración, pero sólo respeto las costumbres de tu familia,” el amigo sonrió incómodo.
“Descuide, Kunihiro-sama. Nuestro líder ha dictado que usted también hará presencia en esta reunión y le tenemos en consideración con las preparaciones,” le aseguró el empleado.
“¿Eh? ¿En serio?” se sorprendió.
“Kotetsu-sama nos ha informado sobre su devoción ayudando a Urashima-sama durante su estadía en la ciudad y su apoyo a Roxas-sama en la universidad y con su entrenamiento de kendo,” explicó con rapidez y sonriendo. “De igual forma, los Kotetsu están conscientes de su perpetua ayuda e invaluable amistad con los señoritos, y todos lo aprecian y le reconocen siempre. ¡Sería imposible que no lo hiciéramos!”
“Ehh, no, no es nada…” Horikawa agitó sus palmas.
“Pues, todo eso es muy cierto,” Roxas sonrió un poco y asintió. “Realmente he podido mejorar gracias a tu ayuda, y sí te desvives mucho por apoyarnos a todos en casa.”
“¡Así que te lo mereces, Horikawa!” exclamó Urashima al mismo tiempo que daba un salto. “¡Hehe, me alegra mucho! Sin duda papá te tiene gran estima. Te consideró de antemano.”
“Ehm, es inesperado, pero me siento agradecido,” Horikawa sonrió con torpeza e hizo una reverencia. “Nunca he ingresado a esa sala, por lo cual les agradezco este honor.”
“De nada, usted es casi un Kotetsu. Esperamos que su amistad con Urashima-sama sea provechosa y duradera para ambas familias,” el cocinero le retornó el gesto y pasó a juntar sus palmas. “Pero ya, ¿qué les gustaría que les prepare? Un delicioso sashimi es ligero y muy agradable, ¿no les parece?”
“¡Oh, sí, buena idea! ¡Y de paso le puede hacer algunos a Kamekichi!”
“Supongo comer pescado no le caería mal…” Horikawa se puso a pensar.
“¿Puedo ver cómo lo prepara? ¿Puedo? ¿Puedo?” preguntó un emocionado Urashima.
“Si así gusta, me sentiré muy bien acompañado por usted, señorito. ¡Venga, por favor!”
“¡Yay, gracias~!”
De aquel modo, el joven rubio siguió al cocinero hacia la cocina en lo que continuaba dialogando con él animadamente.
“Urashima se ve muy contento, ¿no es así?” preguntó Roxas, perplejo.
“Es de esperarse. Este es su hogar donde ha pasado toda su vida, y conoce muy bien a toda su familia y todos los criados,” observó Horikawa, sonriente. “Este mismo señor es el dirigente de la cocina de este edificio y lleva trabajando aquí más tiempo que nuestras edades. Por ende, tanto él como la gran mayoría aquí han visto a Urashima crecer y se han identificado con él, y él con ellos, sin lugar a dudas.”
“Vaya…” Roxas se impresionó.
“Pienso que Urashima ha sido muy afortunado en ese aspecto. Tiene a muchas personas que siempre lo han querido un montón y han velado por él, aunque a su vez ha sido sobreprotegido toda su vida,” el pelinegro dio un suspiro y sonrió frustrado. “Dejarle salir de aquí para encontrarse contigo fue en pocas palabras aterrador para muchos, incluso para mí, pero me cometí a acompañarle, y en parte creo que fue lo mejor,” asintió decidido. “Estoy seguro que podrá aprender mucho viviendo en la ciudad, al igual que todos.”
“Sí, tienes razón,” asintió y sonrió con leve tristeza. “Quisiera saber cómo habría sido vivir aquí. Todos son tan cálidos y amenos. Aun así, Urashima tuvo que vivir encerrado y sin poder ver a su madre… eh, supongo es mi madre también, perdón.”
“E-es normal que todavía no te acostumbres, Roxas,” dicho esto, Horikawa se vio incómodo y miró de un lado a otro.
“¿Eh? ¿Dije algo mal?”
“No te preocupes, sólo vigilaba los alrededores,” observó el pelinegro. “En verdad, tengo algunas cosas que compartir contigo, pero hablaremos más tarde. Hay ciertos temas con respecto a los Kotetsu que deberías saber.”
“Está bien…” se confundió por la advertencia y ladeó su cabeza.
“Puedo adelantarte que no menciones a la señora Harukawa tan espontáneamente,” dijo en voz baja y con una mano al costado de sus labios. “Puedes imaginar que todos aquí todavía no le perdonan lo que hizo.”
“C-cierto, no lo pensé,” se incomodó.
“Pero no te preocupes, pese a los líos con ella, todos aquí estiman mucho a sus hijos al ser también Kotetsu. Eso es lo más importante.”
“Sí, me alivia saber eso.”
“Iré a vigilar a Urashima. Temo que vaya a causar algún desastre. ¿Vienes?”
“Ehh, esperaba poder visitar ese dojo, si no hay ningún problema.”
“Ah, cierto,” Horikawa miró a ese edificio al frente y sonrió. “Es el dojo personal del señor Kotetsu y sus herederos, así que también es tu propiedad. Puedes entrar y salir de él a tu gusto.”
“Ehm, ¿e-en serio?” Roxas se quedó en shock y pasmado por oírlo. “N-no puedo meterme así nada más, ahora que dices lo exclusivo que es. D-debe ser increíblemente lujoso.”
“Sí es muy espacioso y hay un gran arsenal de espadas reales y de práctica, pero sigue siendo un dojo,” observó Horikawa, con naturalidad. “La puerta está abierta, así que es posible que haya alguien haciendo limpieza o mantenimiento. Seguramente te darán la bienvenida y te mostrarán todas las instalaciones.”
“Si está en mantenimiento, mejor regreso más tarde…” Roxas dio un pesado suspiro.
“Vamos, está al frente, te viene bien al menos mirarlo desde afuera,” le aconsejó. “Date el gusto y te daré el alcance con Urashima.”
“Veo que no podré cambiarte de parecer,” Roxas asintió con pesar y los dos se dividieron.
Al verse solo, Roxas tomó prestadas unas pantuflas muy estratégicamente dejadas en unas escaleritas cercanas a la entrada a las cocinas y caminó por el patio hacia el dojo mientras miraba a sus alrededores. Era un ambiente impecable y bien ordenado, con pequeñas y modestas plantas muy bien mantenidas. Al acercarse a su meta, se giró para observar el edificio y lo apreció desde otro ángulo que no le resultó menos impresionante. Veía los pasillos exteriores de los pisos superiores y a unas mucamas trabajando incansablemente en lo que se movilizaban para preparar las habitaciones que ocuparían. Esa estructura tradicional japonesa y con muchos escapes de luz en medio de pasillos le daba un brillo único y una gran ventilación. Realmente era una maravilla arquitectónica.
Dio un pesado suspiro, todavía sin creer que todo ello era de algún modo parte de él. No se sentía con el poder de decidir nada, pero en medio de su asombro y largo viaje le gustaría poder recostarse en una cama y descansar por unos minutos antes de verse presentado al resto de su familia extendida.
Siguió el camino a su destino y notó unas pantuflas dejadas muy ordenadas en la entrada, e hizo lo mismo. Miraría el interior desde el umbral un momento y absorbería el silencio de ese ambiente antes de regresar.
Sin embargo, Roxas no tardó en ver a una persona que no estaba presente para hacer mantenimiento. Más bien, aprovechaba ese espacio para ejercitarse con una espada de madera. Era un joven mayor a él de cabellos lacios lilas, que vestía de un traje tradicional japonés muy formal para su presente actividad. La tela era delicada y lustrosa de un color dorado que deslumbraba incluso en la penumbra del dojo, y acentuaba las facciones delicadas de la persona. Sí parecía alguien de gran clase que cuidaba mucho de su apariencia, aunque el mayor misterio, luego de la explicación de Horikawa sobre el dojo, era deducir quién era.
Roxas lo meditó y no tardó en recordar una mención extrañamente misteriosa de parte de Urashima, quien le había hablado usualmente a solas sobre otro hermano mayor. Como era de esperarse, este lo mencionó con mucha alegría y dicha, por más que no lo haya compartido abiertamente dentro de la dinámica familiar, aunque pese a no oírlo de nadie más sí había escuchado el nombre de esa persona lo suficiente como para hacer memoria…
“Hachi…” se repitió mientras lo recordaba. “Hachisuka…”
…
Su voz detuvo la concentración del pelilila, quien le observó y se mostró un poco sorprendido.
“Tú eres…” comenzó.
“Ah, eh, perdón, no quería interrumpir tu entrenamiento,” dijo Roxas, rápidamente y alarmado. “El dojo me llamó la atención y yo…”
Sin embargo, Roxas se impresionó al ver que esa persona soltó su arma y caminó apresuradamente para alcanzarle y darle un fuerte abrazo.
“Eres Roxas, por supuesto, no hay duda. Te pareces tanto a Urashima,” dijo con suavidad y gran humildad. “Qué alegría, pensar que puedo volver a sostenerte en mis brazos, hermano…”
“…” Roxas sintió un vacío al no poder corresponder el anhelo que esa persona le guardaba. No era la primera vez que lo sentía. “Sí eres Hachisuka, si comprendo bien…”
“Lo soy,” este le soltó e hizo una prudente distancia, para sonreírle. “Mi querido hermano, soy Hachisuka, tu hermano mayor, y el segundo de nuestra familia,” se vio animado. “Este reencuentro ha sido un poco anticlimático, ¿no te parece?”
“Ehh…” Roxas frunció el ceño. “Perdón, no sabía que ibas a estar aquí…”
“Tienes razón, ha sido muy precipitado de mi parte, pero ni bien nuestro padre me informó sobre este evento, ajusté mi horario para regresar al Japón. No podría permitirme faltar a un momento tan importante, en el cual te integras de nuevo a nuestra familia.”
“Y-ya veo…” recordó una conversación con Urashima. Desvió su mirada con inquietud, al depender de tan poca información con respecto a su supuesto hermano. “Pues, si mal no recuerdo, Urashima me comentó que has estado estudiando en Europa.”
“Sí, pretendo ayudar a nuestro padre a futuro, y he estudiado semestres en distintos países. Tengo mucho que contarles a los dos,” contestó con su clásico tono melodioso y cálido, y llevando una mano sobre su pecho. “Urashima siempre me tiene presente, ¿cierto?”
“S-sí, me habló un poco sobre ti.”
“Sin duda es el reflejo del corazón de nuestra familia, podrías decir. Es imposible odiar a alguien como él,” dicho esto, Hachisuka caminó de regreso al interior del dojo. “Sígueme, hermano. Este dojo es tanto tuyo como mío.”
“…” tragó saliva. La comodidad y seguridad del otro se le hacía bastante intimidante pese a que era muy amable con él, pero no pudo negarse y le siguió de cerca.
“Urashima me escribió sobre ti también. Dice que Horikawa te ha estado ayudando a entrenar,” comentó el mayor en lo que recogía la espada de práctica del piso. “Como siempre, él es un amigo tan invaluable y alguien digno de ser un allegado tan cercano de nuestra familia, y sobre todo de nuestro hermano menor.”
“Ehh…” Roxas sintió una mala espina en medio de las suaves palabras del otro. Le pareció extraño que Hachisuka exaltara a su familia por encima de reconocer a Horikawa.
“De todos modos, yo me considero el hermano más apropiado para entrenarte, Roxas, y espero aprovechar el tiempo que tendremos juntos a partir de ahora,” observó Hachisuka, mirando a su hermano con una cálida sonrisa. “Aparte que es inevitable. Urashima es un ser muy puro y bien intencionado, pero puede precipitarse y no cuidar de sus acciones, así que quedo yo, y será un placer para mí.”
“Ehh…” de nuevo una mala espina. Roxas notó que excluyó por completo a Nagasone, incluso cuando mencionó que tenía mucho que contarles ‘a los dos’ sobre su viaje en Europa.
“Ah, pero te ves cansado,” Hachisuka detuvo su meditación en voz alta para observar más de cerca de Roxas con atención. “Urashima tiene rebosantes energías, pero debes estar agotado por el viaje y tanto nuevo que procesar, ¿no es así? Mejor vayamos a tomar un descanso previo al almuerzo. Hay una sala de estar donde puedes recostarte si así deseas.”
“Sí, muchas gracias, sí necesito descansar un poco, siendo sinceros…”
“No me agradezcas, somos familia.”
Los dos estuvieron pronto a salir del dojo, pero antes de ir en marcha, llegó una tercera persona a ese ambiente, alguien quien probaría en confundir a Roxas mucho más.
“Roxas, Horikawa me dijo que andabas por aquí,” llamó Nagasone, en lo que entraba al dojo, pero él se detuvo al reconocer al otro y mostró sorpresa. “Hachisuka, ¿qué haces aquí?”
“Tsk…” el pelilila entrecerró sus ojos y su gentil rostro se arrugó en frialdad y disgusto. “Y pensar que te vería antes que la mayoría…”
“…” Roxas se sintió en el aire e intercambió su atención entre ambos. Notaba molestia en el pelilila, y Nagasone no se veía muy cómodo tampoco, pero este no compartía la misma antipatía que su menor.
“Nuestro padre no me dijo que ibas a venir,” continuó el primogénito, todavía impresionado.
“…pues no, y él tampoco lo sabía,” le contestó con simpleza y gran firmeza a manera de dejar las cosas explicadas concisamente. “Iba a ser una sorpresa, con tal de encontrarme con mis queridos hermanos menores.”
“…” el mayor dio un suspiro. “Lo entiendo. Si Roxas está bajo tu cuidado, no tengo que meterme aquí. Me iré.”
“Es considerado de tu parte,” observó Hachisuka, sin ceder en su recelo. “Eres quien ha pasado más tiempo con él durante tu estadía en Tokio. Ahora me corresponde a mí.”
“Nunca cambiarás, hermano,” Nagasone se frustró y le miró con reproche. “Pero te pido que te comportes debidamente durante el almuerzo. No deberíamos incomodar a los demás.”
“Mi especialidad siempre ha sido la cordialidad y diplomacia en nuestra familia, y nuestros parientes y leales sirvientes lo reconocerían,” recalcó Hachisuka con un aura demandante. “Eres tú más bien quien deja mucho que desear. No tienes la gracia de nuestra sangre.”
“¿Qué has dicho?” Nagasone se vio insultado y frunció el ceño.
“Esperen un momento, ¿qué ocurre aquí?” preguntó Roxas, alarmado. Felizmente, su cuestionamiento hizo que ambos le miraran y bajaran sus energías.
“Cierto, no deberías verte involucrado en nuestras riñas, hermano,” reconoció Hachisuka, con cierto disgusto. “Ha sido inaceptable de mi parte, lo lamento. No volverá a suceder.”
“Disculpa, Roxas…” Nagasone llevó una mano a su nuca y desvió su mirada. “No te lo tomes personal, nada más.”
“Pero…”
“Sólo necesitas saber que no hemos estado en buenos términos bastante tiempo,” recalcó el pelilila, quien miró fijamente a su mayor. Hubo un breve choque visual entre ambos que lo recalcó. “En fin, vamos a que te des un descanso.”
“Oh, ¿te encuentras cansado, Roxas?” preguntó Nagasone, sorprendido.
“Como siempre, no te das cuenta en notar sutilezas. No pretendas hacerlo ahora,” dijo Hachisuka, quien sonrió con superioridad. “Permíteme, que sé lo que hago.”
“Pierdo mi tiempo contigo, ya veo…” el otro se frustró y rodó los ojos.
Roxas se sintió ofuscado y un tanto impaciente por la actitud de ambos, aunque lo suficientemente ajeno e incómodo como para pretender hacer algo al respecto, pero ese complicado momento no tardó en llegar a su fin.
“¡Hachisuka-niichan~!” exclamó Urashima, mientras corría a toda velocidad hacia ellos. El más joven de los Kotetsu se encontraba tan ilusionado como era de esperarse, y llegó donde el pelilila para lanzarse a este y darle un abrazo. “¡Qué alegría! ¡Estás aquí! ¡Estamos todos aquí! ¡Muchas gracias por venir!”
“Urashima…” él le recibió y retrocedió un paso para amortiguar el abrazo de su hermanito. Rápidamente, Hachisuka regresó a sonreír y verse muy contento. “Te he extrañado mucho, hermanito. Me alegra verte tan bien como siempre.”
“¡Sí! ¡Lo mismo digo! ¡Tienes que contarme un montón de cosas!”
“Tú también, ¿de acuerdo?”
“¡Por supuesto!” se separó y le sonrió ampliamente. “Hehe, te ves tan elegante. Tengo mucho que aprender de ti, Hachisuka-niichan.”
“Entiendo que has estado aprendiendo bastante en la ciudad, y espero que hayas seguido todas las recomendaciones de nuestro padre y de Horikawa.”
“¡Sí, definitivamente!”
Roxas observó al par conversar animadamente y dio un suspiro. Menos mal llegó en el momento apropiado para evitar más pleitos.
“Ah, Hachisuka-san, es una gran sorpresa verle,” dijo Horikawa, quien llegó con una tabla llena de sashimi, e hizo una reverencia. “Buenos días, espero que se encuentre bien.”
“Siempre es un agrado de encontrarte, Horikawa, aprecio todo lo que haces por Urashima,” le saludó con cordialidad, y observó a la tabla de sashimi con curiosidad. “¿Y esa merienda?”
“¡Oh! Es que tenía hambre y menos mal nos atendieron en la cocina,” observó Urashima. “¡Mira, Hachisuka-niichan! ¡Yo ayudé a cortar algunos trozos de pescado! ¿Quisieras probarlos?”
“Hm, interesante,” el pelilila se acercó y dio un vistazo a la tabla, para sonreír. “Puedo deducir que son los de la esquina a la izquierda. No son un corte aceptable, Urashima.”
“Ehh, supongo que no…” eso deprimió un poco al menor. “Todavía no cocino bien…”
“Está bien, al igual que el kendo, es cuestión de práctica,” se vio animado y comió uno de esos. “Pero no sabe mal, y gracias por el aperitivo. Me hacía falta.”
“¡Me alegro de oírlo! ¡Estoy a tu servicio!”
“…” Roxas ladeó su cabeza.
“Te ves confundido,” comentó Nagasone. Él resopló. “Como puedes ver, Hachisuka es muy voluble, pero le tiene un cariño incondicional a nuestro hermano. Sólo te pido que seas paciente con él.”
“Ya veo, y siento que tengan problemas entre los dos, supongo no me concierne,” dijo Roxas.
“Sin duda nos encontraste en el peor momento, lo lamento,” el mayor negó mientras observaba a los otros tres. “Quisiera que las aguas finalmente se tranquilizaran, pero Hachisuka siempre ha sido difícil, y está cometido a no tolerarme. No se puede evitar…”
“…” Roxas le observó. Sin duda la antipatía era más del lado del pelilila por la frustración del mayor, pero Nagasone tampoco parecía dispuesto a tolerar su manera de ser.
“Aunque no te quedes pensando en nosotros, hermano,” el mayor le agarró de un hombro y le sonrió amenamente. “Ya, vamos a que descanses un poco. Todavía tenemos tiempo.”
“Cierto, estábamos en eso, Roxas,” recordó Hachisuka, volviendo a dirigírsele. “Si somos todos, supongo no habrá incomodidades.”
“Por supuesto que no, todos somos hermanos, Hachisuka-niichan,” declaró Urashima.
“Sí, sí, por supuesto,” asintió y le revolvió los cabellos.
“Vayamos, ahí podemos degustar el sashimi,” observó Horikawa, sonriente. El pelinegro observó a Urashima partir de inmediato con Hachisuka, y Nagasone les siguió, para toparse con Roxas. “Ehh, ya que Hachisuka está aquí, tendré aún más que explicarte, sé paciente, por favor.”
“Sí, como digas…” dio un pesado suspiro. Ojalá el descanso fuera uno sustancial.
Así, los cinco pasaron un poco de tiempo juntos en una cómoda sala de estar antes de que iniciara la ceremonia.
Llegó la hora del almuerzo y Reimu se encontraba lista para dar la bienvenida a los visitantes. Vestía con su traje de miko tradicional, al igual que Marisa, y terminaban de alistar la mesa donde atenderían al grupo.
"Pues, todo está listo pero no sabemos cuántos van a ser..." dijo Reimu mientras inspeccionaba los espacios de la mesa.
"Pero estos sólo son aperitivos," observó Marisa, quien descansaba su mentón sobre la mesa. "Con las justas es suficiente para un par de personas."
"Descuida, Shinano me dijo que él y sus amigos traerían el almuerzo," Shishiou sonrió. "Les aseguro que habrá suficiente para todos."
"Confío en lo que dices," Reimu asintió contenta. "Siempre eres tan cumplido con el templo, así que no hay duda alguna."
"Sólo estás feliz porque alguien más te pagará la comida hoy..." dijo la rubia en voz baja, pero la otra le oyó y le dio un zape. "¡Ahh, ¿qué haces?! ¡Si es la verdad!"
"Compórtate y siéntate bonito," le recriminó.
"Uhh, no es para que te lo tomes a mal, Reimu..."
"Ohh, parece que acaban de llegar," Shishiou se levantó al ver la pantalla de su celular iluminarse por un mensaje de Shinano. "Sí, están caminando desde las escaleras hacia el templo."
"Bien, salgamos," la miko asintió.
Los tres fueron hacia el frente del templo y se encontraron con el grupo de visitantes quienes justo observaban el altar. Había algunas caras nuevas y otras no tan desconocidas.
"Hola a todos, mucho gusto," el pelirrojo hizo una reverencia y sonrió dulcemente. "Mi nombre es Shinano Toushirou."
"Yo soy Natsuki Shinomiya," dijo el más alto, quien llevó sus manos a su pecho y se emocionó. "Hehe, tienen un templo muy lindo. Les felicito."
"Heh, lo mismo digo," un rubio de menor estatura asintió y sonrió amenamente. "Soy Syo Kurusu. Espero que no les hayamos hecho esperar demasiado."
"Ehh, hola chicas," saludó Yukko, animada. "No me imaginé que el templo que Shinano nos contó sería el de ustedes. Qué genial coincidencia."
"..." Mai, inmutada como siempre, alzó una palma. "Hola. A los años."
"¡H-hola a todos! ¡Estamos felices de tenerlos aquí!" dijo Marisa, quien hizo lo posible para irradiar felicidad y conceder a todos una cálida bienvenida, pero su sonrisa se torció por la incomodidad de notar que Reimu a su costado botaba humo y chispas de cólera ante la presencia de la última visitante. "Ehh, b-bueno, ya conozco a Shinano, Yukko y Mai, pero mi nombre es Marisa Kirisame. Soy la hermanita de Shishiou."
"¡Ahh, el parecido es indiscutible!" exclamó Natsuki, conmovido. "Se nota que son muy lindos y cálidos."
"A mí me faltaba conocer a las chicas," Shishiou sonrió ampliamente. "Yo soy Shishiou, bienvenidas."
"Hehe, gracias," Yukko asintió. "Yukko Aioi. Mucho gusto."
"Ehm, y ahora supongo podemos preguntar qué fue lo que hizo Mai aquí, ¿cierto?" preguntó Syo con frustración al notar, al igual que los demás, la molestia de la miko.
"¿Con qué derecho vienes aquí luego de cazar patos en la mañana?" reclamó. "¡No puedo creer que tengas ese descaro!"
"¿Eh? ¿Volvió a ocurrir?" Yukko se impresionó.
"¡Ahh, pobres patitos!" Natsuki se afligió. "¡Nunca imaginé que un sitio sagrado y de meditación permitiría este sacrificio!"
"Ehh, suena a que es algo que Mai no debió haber hecho," explicó Shinano, dando un suspiro. "No te inquietes, no es algo que ocurre con frecuencia."
"¡Precisamente! ¡Ya te he dicho que no lo puedo permitir!" exclamó la HiME.
"Siempre se puede cambiar," Mai se encogió de hombros.
"¡Deja de ser difícil!"
"Ehm, no se peleen, no llegarán a ningún lado," dijo Shishiou, frustrado.
"Ahh, pierdes tu tiempo, hermano," Marisa negó.
"Mai, por favor, estamos teniendo un día tranquilo de paseo..." dijo Yukko.
"Estoy de acuerdo," asintió. "Shinano nos invitó, Natsuki ha sido nuestro chofer, sorpresivamente, tú te has sumado gratuitamente."
"Ehh, n-no digas eso por favor."
"Peter Pan trajo una sandía para compartir..."
"¡Ya te he dicho que fui Robin Hood, no me llames así!" reclamó Syo.
"Y yo compré el almuerzo y traje unas provisiones costosas para el templo," Mai miró una bolsa que traía consigo. "Sólo falta ingresar."
"Sería genial pero Reimu debe dar su aprobación primero..." se lamentó Marisa. Sin embargo, la miko se vio repentinamente más asequible.
"¿Provisiones? ¿A qué te refieres?" preguntó, perpleja.
"..." Mai sacó un pergamino. "Una pintura de un aclamado artista de hace tres siglos..." la guardó y sacó una caja hecha de bambú atada con sogas. "Sake artesanal de alta calidad, como se esperaría de una ofrenda de un templo."
"¡Ohh es impresionante!" exclamó Shinano, con sus ojos brillantes.
"¡¿D-de dónde has sacado cosas así?!" exclamó Yukko, en shock. "¡Deben valer una fortuna!"
"Mi familia es adinerada," se encogió de hombros. "Y cuando les mencioné a mis padres que vendría a visitar un templo me los enviaron por courier para donarlos. Dicen que un templo me viene bien porque no puedo pasar tanto tiempo pensando en armas de fuego."
"Eso me da una idea de lo preocupados que deben estar por ti..." Syo negó.
"Esto puede no compensar la pérdida animal que hemos sufrido, pero al menos me alegra que Mai-chan haya venido en son de paz," observó Natsuki, juntando sus palmas. "Creo que sería bueno honorarlo, ¿no les parece?"
"Pues, por mí bien, aunque tampoco me corresponde decirlo," dijo Shishiou.
"B-bueno, será una tregua, pero no te atrevas a venir por más patos, ¿de acuerdo?"
"..." Mai se ajustó sus gafas. "Espero que estés en lo cierto..."
"¡Oye!"
"Se nota que Mai es del tipo que busca pelea, no le tomes tan en serio..." Marisa negó repetidamente. "Ya, mucho preámbulo. Entremos de una vez."
Al haber podido llegar a un acuerdo, los presentes fueron dirigidos por los interiores del templo donde observaron los recientes acabados por la reconstrucción de algunas partes y el mantenimiento en general. Dieron un paseo por el altar y la parte interior a este, donde estaba el ambiente de oración. Luego, caminaron por el piso de tatami que bordeaba el recinto, y desde donde se podían ver algunos jardines de plantas o de piedras.
"Vaya, está muy bien mantenido," observó Shinano, animado. "Shishiou me había comentado que este templo estaba en plena reconstrucción, así que es una gran sorpresa."
"Hehe, muchas gracias," Reimu asintió. "Llevo bastante tiempo haciendo limpieza y dando lo mejor de mí, pero todo el trabajo pesado recién ha sido realizado en estas últimas dos semanas. Se lo debo al equipo de especialistas en mantenimiento de templos, siendo honesta."
"Pues sí, pero las dos también le hemos puesto empeño," le recordó Marisa.
"Pienso lo mismo. Está todo impecable y ordenado. Un equipo de albañiles no lo podría hacer tan bien por su cuenta," observó Syo. "Dense un poco de crédito que se lo merecen."
"Sí, pienso lo mismo," Natsuki asintió, conmovido. "Puedo sentir las buenas energías en este lugar. Realmente se han esforzado un montón."
"He sido testigo de eso también," dijo Shishiou. Él miró al otro par de chicas. "Creo que entiendo que no es su primera vez aquí."
"..." Mai asintió. "Cacé un pato la vez pasada."
"Ehh, t-también vinimos con un grupo más grande y paseamos por el bosque," contestó Yukko rápidamente e inquieta al intentar desviar la conversación. "Y, bueno, no llegamos a entrar al templo en sí, pero por la fachada sí noto que lo han trabajado bastante y soy feliz de poder ver los interiores con mis propios ojos."
"Sí, digo lo mismo," Shinano asintió. Él sonrió gustosamente y dio un respiro profundo. "Hmm, será que no soy muy espiritual que digamos ya que he ido contadas veces a un templo, normalmente por año nuevo con mis hermanos, pero sí hay algo especial en el aire," sonrió con torpeza. "Aunque me considero un novato."
"Es cierto, tampoco soy del tipo que vendría a orar y meditar," admitió Shishiou, entretenido.
"Sí, me sumo a ustedes," Marisa alzó una palma, sonriente.
"Hay todo tipo de personas, está bien," Reimu asintió amablemente. "Aunque sí me lo esperaba de Marisa."
"¿Qué quieres decir con eso?" preguntó haciendo un puchero.
"Pero no te preocupes, Shinano," Syo sonrió. "Justo tienes un hermano que debe ser experto en estos temas a estas alturas. Puedes pedirle que te enseñe la próxima vez que lo veas."
"¿Eh? ¿A cuál de mis hermanos te refieres?" el pelirrojo se confundió y parpadeó perplejo.
“¿Cómo así te preguntas?” cuestionó Natsuki, quien se notó genuinamente confundido. Él pasó a sonreír muy contento y a levantar sus puños con emoción. “¡Vamos, debes saber a quién nos referimos! ¡Syo-chan y yo también fuimos amigos de él cuando éramos niños! ¡Ahora debe ser incluso más adorable de lo que recuerdo!”
“Nunca pensé que él fuera adorable, pero en fin…” Syo se encogió de hombros. Sí era tendencia de Natsuki ver adorabilidad donde normalmente no existía.
“Ehh…” las menciones de los dos impactaron a Shinano, quien se sorprendió y pasó a bajar su mirada con leve tristeza. “Es verdad…” desvió su mirada con autodecepción. “He venido a un templo… ¿por qué no pensé en él…?”
“Shinano…” Syo frunció un ceño con incomprensión. “¿Qué sucede?”
“Ehm, suena a otro de tus hermanos que todavía no conozco, Shinano,” observó Shishiou, confundido.
“Ehh, sí,” Natsuki sonrió apenado al notar las bajas energías en el pelirrojo. “Él ha vivido bajo el cuidado de otras personas por bastante tiempo por motivos de salud, si mal no recuerdo… espero que podamos volverle a ver pronto.”
“Seguro que sí,” Syo asintió con grandes ánimos, y agarró a Shinano del hombro para sonreírle. “Estás en tu misión de reunir a todos tus hermanos y todos ellos están reincorporándose a tu familia. Hehe, sólo es cuestión de que él vuelva y cuando lo haga con mucho gusto le daré un tour por la ciudad.”
“S-sí, muchas gracias, Syo,” Shinano sonrió agradecido y asintió.
“Ohh, y si es alguien que sabe sobre cosas del templo, nos gustaría conocerlo también,” dijo Marisa, sonriente. “¿No es así, Reimu?”
“Sin duda que sí,” ella sonrió. “Quizás podría enseñarle algo de etiqueta y comportamiento a esta que tengo al costado.”
“¡Oye, no seas mala!” le reclamó la rubia.
“Hmm, me pregunto cuántos hermanos serán…” dijo Yukko, confundida. “Me cuesta creer que son tan extensos.”
“Será que algunas familias siguen pensando que viven en la edad media,” comentó Mai, inmutada. “En fin, es justificable oír de un nuevo hermano, mientras no haya habido algún evento supuestamente inclusivo de todos los hermanos hace pocos fics.”
“Ehh, Mai, ¿qué estás diciendo?” cuestionó la otra, ladeando la cabeza.
“Podemos seguir hablando mientras caminamos, o se nos enfriará la comida,” sugirió Shishiou, sonriente. “Hay que seguir con el tour.”
“Sí, eh, espero no haberles incomodado, y gracias por sus palabras,” dijo Shinano, sonriendo con torpeza.
“Vamos, no seas modesto, estamos en confianza,” Marisa le dio una palmada en la espalda para espabilarle. “¡Sigamos, sigamos! ¡Ese almuerzo no se comerá solo!”
De ese modo, el grupo siguió caminando por las instalaciones.
Pasó alrededor de una hora y media y el grupo que fue a disparar llegó a una heladería popular en el centro de la ciudad. Ahí, todos tomaron asiento en lo que degustaban de sus respectivos pedidos, y de paso conversaban amenamente.
“Ohh~ entonces tú eres la bandida HiME para la cual organizamos el Despair Party~” canturreó Wataru. Él miró a Cho con picardía. “Fufufu~ siempre son los más callados, ¿cierto?”
“Ehm, pues…” Cho se inquietó y ladeó su cabeza. “La venganza no es algo de lo que me enorgullezco, por más justa que fue, pero… ¿cómo así sabes sobre ella…?”
“Es verdad, se me olvidó decirles lo más importante, mis disculpas,” observó Natsume. “Wataru-niisan es el líder del club de drama de Rizembool, y fue quien nos apoyó con todos los participantes del Despair Party y los múltiples trucos de magia y acróbatas que empleamos,” sonrió satisfecho. “Así que, pese a su forma rebelde y fastidiosa de ser, deben comprender que Wataru-niisan es un gran genio con muchas habilidades. Incluso una persona dotada como yo no le llega ni a los talones.”
“Ay, pero también has mejorado un montón con el paso de los años, lindo Natsume-kun. No tienes que rebajarte por mí~”
“Sólo digo la verdad, Wataru-niisan,” comentó cruzado de brazos y convencido.
“Ahh, realmente me impresioné por la organización de la Despair Party, sin duda estoy de acuerdo,” Nio asintió, emocionada. “Hehe, y me encantó participar en ella también~”
“Ay, Nio…” Ayesha dio un suspiro. “Fue una venganza muy cruel. Espero que no vayas a aprender de eso.”
“Está bien, onee-chan, te prometo que me comportaré.”
“Y, pues, muchas gracias por tu ayuda, Wataru…” Cho asintió.
“Ohh, no me agradezcas, koneko-chan~” este le dio un guiño.
“Ehh…” la HiME se inquietó por aquel apodo.
“Mi bello Natsume-kun te llama así, y sí me pareces una linda gatita también. De por sí, te agradezco por ser amiga de mi primer aprendiz y mantenerle tan entretenido,” Wataru rió por lo bajo y terminó alzando sus brazos hacia los cielos. “¡Ojalá se den más Despair Parties en un futuro muy cercano! ¡Cuentan con mi bendición!”
“Una fue suficiente, por favor,” se lamentó Kashuu. “No es muy saludable para mi aruji.”
“Ya has hecho que la gente nos mire raro,” observó Tomo al peliplateado, frustrada. “Uhh, tienes un tremendo vozarrón.”
“Hehe, pero le va muy bien,” dijo Osaka, animada. “Quizás debería hacerme oír más.”
“Sí, y yo también,” dijo Sora, asintiendo decidido. “Maestro y Wataru-niisan son muy habilidosos y tienen gran presencia. Sora tiene que seguir sus ejemplos.”
“Sé que lo harás muy bien, Sora-kun,” dijo Tsumugi, sonriéndole y asintiendo contento. “Natsume-kun ya ha reconocido tu talento, y podemos confiar en su juicio.”
“Tch, tendrás razón, pero no tienes que idealizarme tan forzadamente,” se quejó Natsume, rodando los ojos. “Créeme que con esa actitud pisada no te ganarás respeto alguno.”
“E-ehh…” el peliazul se inquietó. “N-no ha sido mi intención, sólo decía.”
“Natsume-kun, te pido de todo corazón que seas más amable con Tsumugi-kun,” comentó Wataru, con cierto pesar. “Deberías apreciar toda la ayuda que te da constantemente.”
“No dejaré que te metas en mis pareceres, Wataru-niisan. Tengo mis razones de actuar como actúo, y lo sabes,” decretó el pelirrojo con leve severidad. Sin embargo, no tardó en dar un profundo suspiro y dirigirse a los demás. “De todos modos, reconozco que me precipité frente a ustedes. No pretendo involucrarles con mis comportamientos más irracionales, y lamento las incomodidades al respecto.”
“Ehh, no te preocupes por nosotros, Natsume, más bien espero que estés bien,” comentó Ayesha, incómoda. “Una actitud conflictiva podría hacerles mucho daño.”
“Aprecio tu inquietud, kotori-chan, aunque no tienes que preocuparte por mí,” le sonrió.
“Cierto, más me preocupo por el pobre Tsumugi…” comentó Kashuu, frustrado.
“Hm, pero no sé qué ocurrió exactamente en primer lugar…” dijo Nio, pensativa.
“No tienen que saber los detalles, supongo…” Cho desvió su mirada.
“Sólo espero que Natsume no se atreva a dispararle al pobre con una bazuca,” Tomo negó. No le sorprendía mucho la actitud de todos de ignorar el problema, pero por esa desmedida reacción de Natsume al verse contrariado quizás era lo más seguro.
“¡¿D-dispararle con la bazuca?!” Ayesha se escandalizó. “¡P-pero vimos el misil destruir un blanco de concreto!”
“¡E-está bien, les aseguro que maestro nunca haría eso!” exclamó Sora, un tanto nervioso. “¡Maestro no le haría eso a senpai!”
“Es verdad, me crean o no. Lo dije en broma. Sólo apreciaba el humor cruel de Mai,” comentó el pelirrojo, encogiéndose de hombros. “Vaya, ya no sé qué imagen tienen de mí.”
“Hm, es cierto, sí suena al humor de mi primita,” Osaka asintió, sonriente. “Hehe, qué alivio.”
“Ni que hayas estado ahí para ver su reacción, Osaka…” Tomo miró a su amiga con reproche. Eso que ni habían mencionado la agresión física, en primer lugar…
“Mi querido Natsume-kun se encuentra en su etapa rebelde de adolescencia, qué puedo decir…” dijo Wataru con leve pesar, pero no tardó en regresar a sus energías de siempre. “Aunque soy dichoso de conocer a gente tan brillante y llena de vida como ustedes. Fufufu, Natsume-kun ha hecho bien en aceptar al pequeño Sora como pupilo. Su burbuja está creciendo más, y serán una buena influencia para él.”
“No es nada, más bien Natsume es muy cool,” Nio asintió. “Ohh, justo estábamos planeando ir todos juntos a la playa la próxima semana. ¿Te gustaría acompañarnos?”
“¡¿A la playa con toda la gente hermosa presente?!” Wataru se emocionó. “¡Pero por supuesto que me apunto, ohohoho!”
“Tengo que detenerte ahí, Wataru-niisan,” Natsume le miró de reojo, con cansancio.
“Pero prometo que no te avergonzaré, Natsume-kun~”
“Lo harías, pero debo recordarte que la próxima semana estarás ocupado con tu equipo de drama. Me dijiste que ibas a tener funciones teatrales de tu obra de Robin Hood en la ciudad, ¿cierto? Dudo que tengas tiempo para acompañarnos.”
“Ahh, me has regresado a la fría realidad…” dio un pesado suspiro. “Sólo me quedará desearles un lindo paseo. ¡Oh, pero envíenme todas las fotos que vayan a tomar! ¡Será casi como si estuviera junto a ustedes!”
“¡Cuenta conmigo!” Osaka asintió y sacó su celular. “¡Intercambiemos contactos!”
“Fufufu, espero que me envíes todas las fotos de mi bello aprendiz que puedas sacar…” Wataru rió por lo bajo en lo que sacaba su Smartphone. “Me harías muy dichoso~”
“Tsk, he dicho que me dejes de tratar así, Wataru-niisan,” reclamó Natsume, impaciente.
“Lo siento, es difícil contenerme. Ah, y si pueden ir a alguna función de Robin Hood, se los recomiendo. Mi elenco es muy profesional y el prota es un bello joven adorable y semi-shota que dan ganas de acosar y apachurrar~”
“Ehh, comprendo que eres medio acosador,” Kashuu alzó una ceja.
“Sí, es evidente…” Natsume dio un suspiro. “Lamento que tengan que aguantarlo así, pero Wataru-niisan es incorregible.”
“Aunque me gusta lo ameno que es. Seguro que es un buen líder,” dijo Ayesha, sonriendo incómoda.
“Sí sería divertido ir a la función, onee-chan,” dijo Nio.
“Sí, ya no recuerdo la última vez que fuimos al teatro y es propio de damitas asistir a eventos de ese tipo.”
“Hehe, al menos ese es un pasatiempo de damitas que sí me gusta,” la pequeña ensanchó su sonrisa.
“Excelente, les pasaré los datos enseguida~” el peliplateado revisó su celular. “Sí hay mucho más en el verano que la playa, de todos modos. ¡Ah, qué alegre me siento! ¡Compartir el espectáculo con las personas es mi razón de vivir!”
“Muchas gracias por la invitación,” Cho asintió y sonrió. Pese a notar lo incontenible e hiperactivo que era, Wataru se le hacía muy simpático y ameno, y le llamaba la atención la forma que Natsume le trataba. Sin duda le tenía una paciencia y consideración especial, algo que le parecía adorable por cómo solía ser más temerario y rebelde en su trato normal.
El grupo recibió la información de dicha función y continuó hablando un poco más sobre el teatro y sus planes en las vacaciones antes de que cada quien se fuera por su camino. Todos pasaron un día muy entretenido en compañía y esperaban con ansias sacarle más provecho a las presentes vacaciones.
Los presentes en el templo disfrutaron de un tranquilo y ameno almuerzo. El momento se aprovechó para hablar más sobre cada uno. Ahí aprendieron que la miko era una HiME y Marisa una exHiME de tres años atrás, mientras que ellas escucharon sobre el viaje de Shinano y Shishiou, las carreras de Syo y Natsuki y oyeron un poco del día a día de Yukko y Mai en Rizembool.
“Suenan a un grupo muy entretenido, qué genial,” comentó la rubia, sonriendo. “Yo ya dejé mis andares de HiME en el pasado, pero siempre me gustaría unirme a una de sus aventuras. Me avisan para pasar tiempo juntos cuando sea posible~”
“Ah, sería un honor para nosotros, y también podríamos venir a visitarles más seguido,” contestó Natsuki, animado. “Me gusta mucho este lugar. Yo provengo de una zona rural, así que me da muchos recuerdos a casa.”
“Ehh, a mí también, siendo honesta,” dijo Yukko, sonriendo con torpeza.
“…” Mai asintió. “Soy citadina de naturaleza, pero he pasado un sabático antes de la universidad practicando tácticas guerrilleras por unas junglas de Indonesia y Malasia. Es nostálgico…”
“Ehh, n-no hablas en serio, ¿verdad?” preguntó Syo, impresionado.
“Uhh, pues, creo que sí. Tsurumaru mencionó lo mismo sobre Mai…” Yukko se lamentó, incómoda.
“Ehm, suena preocupante…” dijo Shinano, nervioso y tocando las puntas de sus índices. “A veces siento que la gente de Rizembool son los malos de la película o algo.”
“Pues, soy una HiME, así que en mi punto de vista lo serían, pero no ustedes,” dijo Reimu, sonriendo incómoda. “O sea, sólo los Rebels son los que causan estragos.”
“Eso no es verdad,” Mai se ajustó sus gafas.
“…” la miko pasó a mirarle con reclamo. “Es cierto que tú pasas cazando patos por ahí…”
“Pff-” curiosamente, Mai rompió su inmutabilidad para ahogar una risita con una mano.
“S-supongo Mai no se refería a sí misma,” dijo Shishiou, alzando una ceja.
“Sé que también hay unas chicas que se conocen como Princesses que trabajan con los Rebels,” observó Syo, haciendo memoria.
“Ese nombre las hace sonar muy delicadas y adorables,” comentó Natsuki, animado.
“Ehm, hablamos de personas semejantes a Rebels, Natsuki,” observó Shinano, incómodo.
“Yo no sabía sobre esas Princesses,” dijo Yukko, inquieta.
“Shishiou tiene razón, no me refería a mí misma,” contestó Mai, ajustándose las gafas y regresando a su inmutabilidad. “Mi cacería es compatible con el instinto básico de supervivencia de todos los seres vivos. Es neutro. No se puede considerar como maldad.”
“Eh, no, sí lo es. Estás en contra de la ley,” Reimu entrecerró sus ojos.
“Iba a recalcar que la propia existencia de los Rebels y sus derivados se debe principalmente a la tecnología de nuestra institución. Tal vez no aparezcan en el campo de batalla, pero son las mentes maestras quienes se llevan el mayor crédito de lo que sucede. Sin ellos, no estaríamos hablando sobre HiMEs.”
“Tiene sentido,” Marisa llevó una mano a su mentón, y se puso a pensar. “No que tenga mucha experiencia con ese tema. Me considero una HiME bastante afortunada en ese sentido. Sólo tuve un Rebel que al final tampoco quería matarme ni nada.”
“Ihh, no me gusta que le des tan poca importancia, hermanita,” comentó Shishiou, nervioso.
“Hahaha, tú tranquilo, ya han sido tres años,” la menor se puso a reír.
“Ehh, a-aunque tampoco se puede culpar tanto a los que inventan la tecnología. Los que la usan mal son los responsables, a mi parecer,” opinó Shinano, sonriendo incómodo. “En ese caso, la directiva de Rizembool serían los malos…”
“Hmm…” Mai le miró fijamente. “Es cierto que tú no verías lo que digo por motivos personales, pero si quieres convencerte pregúntale a tu hermano doctor overlord la próxima que lo veas.”
“Haha, vamos, Yagen no es una mala persona…”
“Estoy seguro que los hermanos de Shinano-chan son tan buenos como él,” aseguró Natsuki.
“Pero sí, los dirigentes tendrán su pedazo del pastel…” Mai asintió.
“Se puede prolongar la lista de responsables más de lo que imaginamos, pero no es que importe mucho,” observó Shishiou, cansado, para entonces sonreír. “Ya mucho de conspiraciones y conflicto, ¿no les parece? ¿Qué tal si hablamos sobre algo más?”
“Sí, suficiente de HiMEs, ahora quiero escuchar de nuestros visitantes,” Marisa asintió y se dirigió a Syo, emocionada. “Me parece increíble que tengas el rol principal en tu serie de acción. ¡Tengo que verla!”
“Heh, gracias,” el chico sonrió agradecido. “Ha sido una experiencia inigualable, y he recibido buenos reviews. Espero que sea el primer paso a más proyectos semejantes a futuro.”
“Estoy seguro que sí, Syo-chan~” canturreó Natsuki, juntando sus palmas. “Pienso que tu actuación fue impecable y simplemente deslumbraste por lo hermoso que eres~”
“Tch, sabía que dirías algo así…” el otro se frustró.
“Ehh, ya comencé a verla, y el rol de héroe te queda excelente,” dijo Yukko.
“Gracias, me alegra que lo pienses.”
“Además de actor, Syo también es un músico y tiene algunos singles,” dijo Shinano, sonriendo. “Natsuki también.”
“¿Hablan en serio?” Reimu se sorprendió.
“La música es más especialidad de Natsuki, pero sí tengo experiencia,” contestó Syo, animado. “Aunque no es la gran cosa. Recién ando despegando en mis metas.”
“En mi caso, me he enfocado más en la música y la composición, pero anhelo ser un actor tan bueno como Syo-chan,” dijo Natsuki. “He estado en un hiatus en mi carrera musical, pero pienso reintegrarme pronto. Estoy volviendo a inspirarme, y la disquera nos ha asignado a Syo-chan y a mí un superior que nos ayudará y aconsejará.”
“Oh, ¿en serio?” preguntó Shishiou. “¿Cómo así?”
“Fue inesperado, pero ya quiero ver qué clase de persona será~” Natsuki se mostró intrigado y muy entretenido por la idea.
“Por mi parte, no me gusta tener a alguien por encima de mí que dicte qué debo hacer,” Syo dio un pesado suspiro. “Y he oído por ahí que se trata de un idol que tiene menos tiempo con la disquera que nosotros, así que suena a una asignación muy trivial.”
“Entiendo lo que dices, pero sé que algo provechoso puede salir de esto,” Shinano asintió, sonriendo con torpeza. “Sonará un poco raro decirlo, pero me alegra saber que los tres andaremos aprendiendo de otras personas. Hehe, así tengo más ánimos de dar lo mejor bajo las enseñanzas de mi propio instructor.”
“Es una manera muy linda de decirlo, Shinano-chan,” Natsuki se conmovió. “Entonces haré lo mismo que tú.”
“¡Sí, nos mejoraremos a la par!”
“Hmm…” Mai se puso a pensar. “Entiendo que muchos cambios están ocurriendo alrededor de Shinano. Da la impresión que se volverá un personaje recurrente…”
“¿Qué quieres decir con eso?” preguntó Reimu, alzando una ceja al imaginar que esa chica tendría algo cruel que decir.
“Tiene sentido. Se ve del tipo aburrido y quizás sea el más Muggle de su familia,” Mai asintió. “Aunque da pena que los no tan interesantes tengan tanta atención.”
“¿P-piensas que no soy interesante?” preguntó el pelirrojo, mortificado. “Uhh… tengo un hermanito que seguramente te daría la razón, pero…”
“Ehh, n-no le hagas mucho caso a Mai, ehm…” Yukko intentó animarle.
“Pero es cierto que sí eres mucho más interesante que Hanasaki-chan, te daré eso,” continuó la cuatro ojos, inmutada.
“O-oye…” ella pasó a deprimirse.
“Haha, no seas tan mala,” Marisa se puso a reír. “Al menos son los más buenitos y normalitos los que tienen muchas cosas interesantes que observar. ¿Acaso no son un buen punto de vista?”
“Es verdad,” Mai asintió. “Sirven de un buen vehículo de la historia hasta que el jugador gana el mérito de jugar con y ver los puntos de vista de los personajes más interesantes cerca del final del juego.”
“Oigan, ya se están pasando demasiado,” reclamó Syo. “No les hagan sentir mal.”
“Y tampoco entiendo de qué hablan,” dijo Shishiou, perplejo.
“Ehh, no estoy claro en eso tampoco, pero supongo debí esperarlo de Mai,” Shinano dio un suspiro y sonrió apenado. “Sí pienso que tengo que esforzarme un montón y eso es lo que haré, y no te desanimes, Yukko,” le sonrió. “Eres una chica muy linda, así que te mereces toda la atención que puedas recibir.”
“G-gracias, Shinano,” Yukko se impresionó y sonrió incómoda. “Quizás no es para tanto, pero lo aprecio…”
“Aw, son muy lindos~” canturreó Marisa, conmovida.
“Hmm…” Mai volvió a ponerse a pensar. “O quizás Shinano sea de ese tipo de personaje puro e inocente que mantiene a personajes unidos y que se muere trágicamente en el clímax de la historia…”
“¡N-no digas eso!” exclamó el susodicho, en shock.
“¡Ahh, espero que no sea cierto!” Natsuki se espantó.
“¡Con eso ya te pasaste!” gritó Syo, haciendo un puño. “¡Detente ya!”
“Eso sí fue de mal gusto,” comentó Shishiou, frustrado y frunciendo el ceño.
“Mai, por favor, todos estamos en paz aquí…” pidió Yukko.
“Sólo era un comentario, no sé por qué le dan tanta importancia,” la chica se encogió de hombros y revisó su celular a manera de ver si le había llegado alguna notificación, pero al prender su display se quedó mirándolo y una mínima sonrisa se formó en su expresión.
“¿Mai-chan?” Natsuki se confundió y se asomó, para ver que Mai tenía a Hotarumaru con una corona de flores en su cabeza como su imagen de pantalla. “¡Ohh, es Hotaru-chan! ¡Ahh, qué lindo se le ve ahí!”
“Oh, también recibí un saludo de él de ahí,” mencionó Yukko, sorprendida. Ese mensaje le había alegrado mucho y también le gustó escuchar de su amiguito en medio de las vacaciones, pero le sorprendía un poco que su amiga le hubiera tomado un screenshot a su mensaje para ponérselo de pantalla. Sin embargo, luego de pensar un poco en su fijación con el pequeño, tal vez no era del todo sorprendente.
“¡Ah! ¡Ese campo de flores es del bosque donde fui de viaje!” exclamó Shinano, animándose rápidamente. “Hehe, Hotarumaru sí es muy lindo en ocasiones.”
“No, siempre lo es,” le corrigió Mai, con leve severidad.
“Ehh, como digas…” sonrió incómodo.
“¡Me encantaría que me enviaras esa foto, si no es mucho pedir!” dijo Natsuki, conmovido. “Realmente inspira la belleza infantil y de la propia naturaleza.”
“Oh, yo también me apunto,” dijo Shinano.
“…” Mai asintió. “Más tarde se los envío.”
“¿Qué cosas piden ustedes?” se quejó Syo a sus amigos. “Ya parecen stalkers.”
“Uhh… no me llames stalker, por favor…” se lamentó el pelirrojo, al recordar otro aspecto no tan lindo de su viaje.
“Sí recuerdo a ese pequeño, vino esa vez que nos aventuramos al bosque,” Marisa sonrió ampliamente. “Es tan lindo.”
“Me acuerdo de su hermano cuando nos dijo que le encantan los matsuris,” observó Reimu, animada. “Es cierto, tengo que ponerme las pilas y organizar una celebración en este templo. Eso atraerá a mucha gente.”
“Ah, me fascina la idea, suena a una gran meta,” dijo Shishiou, sonriendo con energías. “Heh, con mucho gusto les ayudo con los preparativos, sólo me tienen que avisar.”
“Claro, gracias por tu constante ayuda.”
“Hm, ese hermano de él no es adorable, así que me trae sin cuidado,” Mai se encogió de hombros, sin dejar de ver a su pequeño objeto de adoración.
“Uhh, qué especial eres,” Reimu le miró con desconfianza. “Ahora seguro volverás a decir que ese pequeño que tienes en tu celular es del tipo de personaje puro que se muere en el clímax, o algo semejante.”
“…” Mai afiló sus ojos y le miró con gran severidad. Incluso puso una palma con fuerza sobre la mesa, mientras resguardaba su celular en su pecho con la otra. “No te atrevas…”
“¿Eh?” Marisa, al igual que los demás, se confundieron por esa inesperada aura protectora y agresiva de la chica.
“Y-ya, tranquila, nada le va a pasar a nuestro amigo…” dijo Yukko, sonriendo incómoda.
En ese momento, todos oyeron a alguien tocar la puerta de esa área de vivienda del templo. Hubo una sorpresa general al no encontrarse esperando a invitados y no ser habitual que alguien decidiera invadir un ambiente como un templo.
“¿Quién será?” preguntó la miko, quien se levantó para atenderlo. Sin embargo, antes de partir de ese ambiente, esa incógnita persona llamó, y varios de los presentes reconocieron su voz de inmediato.
“¡Hola! ¡¿Alguna miko por ahí?! ¡¿Alguien en casa?!” preguntó Seija en voz alta desde afuera. La chica hablaba con gran volumen pero mantenía su clásico tono indiferente e irreverente como si fastidiar no le importara.
“¿Seija?” preguntó Shinano, perplejo. “No sabía que la habías invitado, Shishiou.”
“¿Eh? ¡J-juro que no lo hice!” exclamó el rubio, helado.
“O-okay, no es para que te sobresaltes…”
“Ustedes tampoco la invitaron, ¿verdad?” preguntó Shishiou a los amigos de Shinano.
“Eh, no, no tengo su contacto,” contestó Syo, confundido.
“Sí, yo tampoco…” Natsuki ladeó su cabeza. “¿Sucede algo?”
“¡Ohh! ¡Te oí, leoncito! ¡¿Estás ahí?!” llamó Seija desde afuera. “¡Ábreme ya!”
“Ehh…” Reimu sintió leve mala espina. “¿Quién es?”
“Es una chica con la que viajé junto con Shishiou por los Estados Unidos,” contestó Shinano.
“…” Mai alzó una ceja. “Interesante que la hayan excluido de su relato.”
“V-verdad…” Yukko frunció el ceño, confundida.
“Uhh…” por su parte, Marisa agachó su cabeza y comprimió sus puños. “¿Qué hace aquí? ¿Cómo nos encontró?”
“Marisa…” Shishiou se preocupó por verla inquieta.
“Entonces, ¿debería contestarle?” preguntó Reimu, al notar una extraña atmósfera.
“Ahh…” Shishiou dio un suspiro y se levantó. “No nos queda de otra. La conozco y es capaz de derribar la puerta si la ignoramos.”
“¿En serio?” Reimu alzó una ceja. Ella vio al chico caminar hacia la entrada y pasó a mirar a Marisa, quien se notaba disgustada pero resignada a la presente situación. La miko quiso preguntar, pero esa persona estaría llegando pronto, así que primero se tomaría sus propias impresiones.
...