Author Topic: HiMEverse Episode V: The Rebels Strike Back  (Read 250747 times)


Cho

Re: HiMEverse Episode V: The Rebels Strike Back
« Reply #615: January 24, 2020, 01:14:38 PM »
*grita en su almohada* Primer fic del mes. No sé por qué me está costando escribir, pero quería al menos dejar uno por aquí. Es parte de un día más largo, pero lo siguiente le corresponde a otros personajes, así que mejor lo divido *va a morirse por ahí (?)*

79


Era temprano en la mañana y el inicio de un día que probaría ser largo y variado. Al ser las siete y media de la mañana, la mayoría de estudiantes se encontraba todavía despertándose o en camino a la universidad, aunque algunos tenían un horario más temprano. Luego de grandes ansias de retomar su entrenamiento con la oodachi, Hotarumaru estaba terminando su primera práctica del semestre.

“Ha sido suficiente,” declaró Taroutachi con su potente voz, mirando a su joven aprendiz desde arriba. “Descansa.”
“Eh, pero…” Hotarumaru se quedó perplejo, aunque no resistió y bajó su espada de práctica. Él la miró con curiosidad. “No estoy precisamente cansado aún…”
“Considero que te hace falta más físico y mis intenciones no son agotarte de más,” dijo de manera cadenciosa. “Gendou ha compartido tu horario conmigo y sé que tienes un día largo por delante. Me pidió que no sea muy duro contigo.”
“Uhh…” dio un suspiro. Era un poco decepcionante que sus obligaciones académicas fueran puestas por encima de su entrenamiento de pelea, y se quedó cabizbajo. “Pero puedo con todo… las clases son muy fáciles para mí…”
“…” Taroutachi le miró fijamente, inmutado.
“Entonces, ¿podríamos tener otra práctica pronto?” le preguntó el pequeño, quien volvió a animarse y le miró fijamente con ojos curiosos. “Estaré bien si las prácticas son más ligeras mientras las tengamos seguidamente. ¿Podemos?”
“Es verdad que un ritmo más frecuente te prepararía mejor para un régimen más intenso, aunque no podré hacerlo esta semana, tendrá que ser la siguiente,” le contestó tranquilamente. “Si demuestras que te tomas este entrenamiento con seriedad y te preparas debidamente para nuestro próximo encuentro, haré el espacio en mi horario.”
“¡Sí, por supuesto!” asintió y comprimió sus puños frente a su pecho. “Entiendo que mis esfuerzos hasta ahora no son suficientes. Te demostraré que soy capaz de mucho más.”
“…” asintió. “Más bien, te daré una tarea.”
“¿Tarea?” ladeó su cabeza.
“La próxima vez, quiero que me contestes por qué deseas tanto aprender a pelear, y qué es lo que significa para ti. El kendo es una disciplina milenaria que es parte de mi persona, y por ello quisiera demostrar que tú posees una cercanía semejante a la mía.”
“Sí, en verdad que lo es…” se mostró más confundido. “No entiendo por qué debería dejarse para nuestra siguiente práctica, maestro. Siento que podría explicarlo muy bien ahora.”
“Es porque quiero que lo pienses bien, y que me des una respuesta profunda y real,” dicho esto, Taroutachi dio un suspiro. “Cuando Gendou me contactó para enseñarte a pelear, él me aseguró que serías un discípulo con gran potencial y que valdría mi tiempo y dedicación. Nuestros pocos encuentros me han demostrado que él tuvo razón al decirlo, pero siento que hay algo faltante. Percibo que estoy conociendo al alumno estrella que desea desenvolverse con perfección en todas las áreas, mas no siento que te conozco a ti como persona.”
“¿Eh?” Hotarumaru se mostró sorprendido y un tanto inquieto por esa observación. “¿Q-qué quiere decir? ¿Qué debería hacer…?”
“No puedo responder eso con sencillez, pero debería ser tan simple como suena,” le miró intensamente. “Mis deseos podrían resultar caprichosos, pero espero que, como mi pupilo, te involucres personalmente en la práctica y le rindas la misma importancia que mi persona. También, espero poder educar a alguien a más que a pelear, y para ello quisiera saber qué tipo de persona realmente eres.”
“…” Hotarumaru se puso a pensar, meditativo. “Qué tipo de persona soy…”
“Mientras no sea capaz de observarlo, temo que estemos en distintos lugares. Ello podría significar que sería incapaz de llevar a cabo mi obligación contigo, a eso me refiero…”
“Ehh…” esas palabras inquietaron al pequeño.
“Sólo te ruego que lo pienses,” le asintió en señal de respeto y despedida. “Nos vemos pronto.”

El entrenamiento terminó, el cual dejó al pequeño ensimismado.



Unas horas más tarde, los estudiantes de Hanasaki H hablaban entre ellos para coordinar datos referentes al trabajo grupal que tenían para la siguiente semana. La profesora les había concedido un poco de tiempo al final de la clase para ponerse de acuerdo.

“Ehh, pues…” Gokotai revisaba sus notas con cierta confusión. “Ayer terminé de leer el libro y… ah, sí,” encontró la hoja que había estado buscando. “Aquí lo anoté. Pensaba que podría concentrarme en hacer un análisis de los capítulos seis y ocho,” sonrió un poco. “Me parecieron lindos y pude comprender algo interesante de ellos.”
“Me parece bien, Gokotai-kun,” Tsubasa asintió animada. “En este tipo de trabajos, siempre me ha gustado tu manera de ver las cosas. Te dejaré a que avances esas partes y luego nos organizamos para exponerlo, ¿de acuerdo?”
“Sí, espero haber escogido bien, Tsubasa-san,” asintió obedientemente.
“Más que haber hecho una elección correcta, este proyecto se trata de interpretar la lectura acorde a la impresión que nos dé y argumentar al respecto. Si sentiste que esos capítulos en particular te llamaron la atención, quiere decir que haces justo lo necesario,” le aseguró con una sonrisa dulce y simpática. Dicho esto, ella pasó su atención a la otra miembro del grupo. “Ahora te toca compartir tu aporte, Hanajima-san.”
“El libro no me inspiró nada en lo absoluto, lamentablemente,” comentó la pelinegra, aburrida y con un costado de su rostro apoyado en una mano. “Había esperado que escogieras algo para mí, Tsubasa. Así es como yo trabajo.”
“La sinergia grupal no es para que respondas al mandato de otros. Tienes que intentar dar lo mejor de ti también,” Tsubasa se encogió de hombros y sonrió frustrada, para entonces dirigirse a su amiga con cierta severidad pese a su buen humor. “No me resulta extraño que me lo digas, pero te haría bien dar un esfuerzo adicional al normal. No olvides que este es el último semestre antes de graduarnos de la secundaria.”
“Estoy cometida a hacer el esfuerzo, pero pedirme que lo haga con el reporte de un libro es un poco excesivo,” Saki dio un suspiro. “Lo leí para no quedarme atrás con ustedes. Pienso que es suficiente esfuerzo de mi parte por ahora…”
“Bueno, lo reconoceré está vez,” Tsubasa le sonrió y no se hizo más problemas. “Si tanto insistes, te dejaré una parte que podrías hacer bien. Aun así, esperaré que trabajes mejor para nuestras próximas tareas, Hanajima-san. Sé que eres más capaz de lo que pareces, es sólo que no lo intentas.”
“Muchos dicen que la enseñanza en los colegios es limitada para pocos tipos de inteligencia, será que todavía no encuentro la mía,” Saki sonrió con simpleza e ironía. “O si no sólo pongo excusas, y sería mejor que el milagro de que encuentre a un esposo rico se dé, para así quedarme en casa y no tener que hacer nada por el resto de mi vida…”
“¿Eh?” Gokotai ladeó su cabeza.
“No debes tomarle en serio, Gokotai-kun,” Tsubasa sonrió incómoda. “Hanajima-san es de bromear así.”
“Es verdad, soy realista y ello nunca se daría,” confesó la pelinegra con humildad y leve humor. “La sola idea de que me case con alguien se me hace imposible en primer lugar.”
“¿Por qué dirías eso?” el pequeño peliblanco se confundió y pasó a animarle. “Más bien, pienso que te verías muy linda en un vestido de novia, Saki-san.”
“¿Hm?” la chica le miró con leve confusión y sonrió para sí. “Tu inocencia falla en ver mi cinismo, Gokotai, pero aprecio tus sinceras palabras. Muchas gracias.”

Por otro lado del salón, Leo y Monoyoshi terminaban de discutir lo último en el trabajo de ambos, al cual sólo le faltaban los acabados y la coordinación de ambas partes.

“Bueno, hiciste lo que debías hacer, nada mal,” Leo le dio el visto de aprobación a su compañero. Pese a tener que lidiar con alguien que estaba enfocado en hablar con él, al menos era estudioso y empeñoso, y no le hacía perder el tiempo. “Siento que puedo confiar en tu borrador final, así que no me molestaré en revisarlo nuevamente.”
“Ah, esas son excelentes noticias,” Monoyoshi se alegró y sonrió ampliamente. Muchas gracias, Leo-san. Significa mucho para mí que me lo digas.”
“De nada, pero…” dio un suspiro, encogiéndose de hombros. “No tienes por qué andar esperando la aprobación de los demás. Es evidente que eres inteligente, ahora veo que la profesora no lo dijo por decir.”
“Pues, más que inteligente realmente doy lo mejor de mí mismo, diría yo…” Monoyoshi se puso a meditar. “Ah, pero no puedo ignorar tu inteligencia. Eres sin duda despierto como para hacerme ese par de correcciones.”
“Eh, sí, gracias…” alzó una ceja. “Sólo recuerda corregir lo que te dije, nada más.”
“¿Sucede algo, Leo-san?” le preguntó con curiosidad.
“No es nada, olvídalo,” le cansaba esa actitud del otro de ser tan positivamente receptivo y acomedido a atender a otros, aunque no podía decir que le caía particularmente mal, sólo no estaba acostumbrado a lidiar con personas de su tipo. “En fin, dudo que tengamos más que hacer ahora y la hora está por terminarse de todos modos. Pienso que podemos reunir nuestras partes del ensayo y de la presentación por google docs y dar este proyecto por terminado.”
“¿Perdón?” Monoyoshi se sorprendió.
“¿Alguna observación?”
“Por tratarse de algo en conjunto, sería bueno que los dos revisemos cómo empalmar nuestras partes en caso sea necesario.”
“Hm, yo lo puedo hacer,” dijo Leo con cierta indiferencia. “No costará mucho. Ah, y tú puedes hacerlo en la presentación.”
“Pero…”
“…” Leo dio un corto suspiro y le miró con leve impaciencia. “¿Tienes algo más en mente?”
“Supuse que podríamos al menos reunirnos una vez más para ver todo ello,” opinó Monoyoshi. “Aunque un lapso de tiempo como el presente no es suficiente, así que sería bueno reunirnos luego de clases. La biblioteca está a nuestra disposición.”
“No, no lo considero necesario,” negó cansado. “Siempre tengo algo importante que hacer después de clases. Si tanto insistes, podemos verlo durante el receso, aunque sinceramente pienso que estaríamos perdiendo el tiempo. Es más fácil que cada uno de nosotros termine su parte por separado. Ahora te pido que no insistas.”
“Es cierto que podríamos intentar terminarlo durante el receso, pero…”
“Monoyoshi…” Leo cerró sus ojos momentáneamente a manera de calmarse y hablarle pausadamente, pero con intensidad. “Comprendo que la maestra te pidió que te encargaras de mí, y quizás tus propias intenciones de ayudar a todos en el salón te lleven a darme un trato en particular, pero desapruebo que lo hagas. No quiero que me traten de manera especial sólo porque a los profesores se les ocurrió cambiarme de salón. Tampoco quiero sonar malagradecido, pero espero que me dejes en paz.”
“Leo-san…” se impresionó por sus palabras.
“Bien, lo dije, ahora pido tu comprensión.”
“Hmm…” Monoyoshi se puso a pensar con los ojos pegados al techo.
“…” y Leo sintió una ceja. No, eso no había terminado.
“Sin duda nunca tendría la intención de fastidiar a nadie, pero me pregunto cuánto sentido tiene terminar con el trabajo durante el descanso. El recreo es para descansar y comer debidamente, y no me parece un buen momento para terminar con un trabajo.”
“Lo dije por tu insistencia en juntarnos para trabajar.”
“¿Entonces por qué no podríamos quedar en otro momento?”
“¿Y por qué deberíamos encontrarnos en primer lugar?” preguntó impaciente.
“Hehe…” Monoyoshi rió un poco. Pese a la situación, su acción fue bastante relajada e inocente, algo que extrañó al otro.
“Tch, ¿me estás tomando el pelo?”
“No, nunca tendría esa intención, Leo-san,” Monoyoshi negó y le sonrió. “Por la forma en la que conversamos, presiento que no eres capaz de comprenderme. Sin embargo, yo creo que te puedo comprender muy bien.”
“¿Qué quieres decir con eso?”
“Tú no deseas interactuar con los demás más de lo realmente necesario, ¿no es así?” le preguntó tranquilamente. “Estoy seguro que no pones excusas al decir que tienes algo importante que hacer después de clases, pero no es tu única razón. Pienso que tu actitud de cerrarte ante los demás es algo contraproducente para una persona tan brillante como tú. Por eso mismo, siento que está en mi deber ayudarte, Leo-san. El proyecto es lo de menos.”
“¿Qué estás diciendo?” Leo se vio levemente perplejo y pasó a arrugar su frente y desviar su mirada. “No puedo decir que me sorprende del todo, pero oírte admitir tus intenciones es algo que no esperé,” le miró fijamente y sonrió con ironía. “No sé si debería elogiarte por tu osadía o maldecirte por lo molesto que estás siendo.”
“Es también de esperarse que te resulte incómodo, aunque puede que no haya otra opción,” Monoyoshi asintió. “Mis disculpas, tendrás que ser paciente conmigo.”
“Eres extraño,” le miró con desdén. “Desde ya te advierto que no tengo intenciones de ser amigo de nadie aquí. Sólo pretendo estudiar, eso es todo.”
“No existe nada de malo en ser amigo de otras personas.”
“Pero no esperes que sea tu amigo. La amistad no se impone.”
“Siendo sinceros, yo tampoco estoy aquí para hacer amigos, Leo-san,” admitió el pelirrosa, con una sonrisa. “De eso no se trata, en caso lo hayas pensado.”
“¿Hm?” Leo alzó una ceja.
“Tengo mis ideas y obligaciones, y estoy cometidas a ellas. Estoy convencido que tú eres como yo, así de simple.”
“…” casi sentía que ese raro pelirrosa tenía algo bizarro que decir a cada una de sus observaciones. Felizmente, la campana sonó y la profesora se despidió para marcharse con rapidez. Ello era todo lo que había necesitado oír. Leo negó y sonrió un poco. “Entonces, como los seres semejantes que somos, entenderás que pretendemos mantener nuestras ideas por encima de lo demás. Mi oferta de juntarnos para terminar durante el recreo sigue en pie. Aparte de ello, no esperes más de mí.”
“Pero Leo-san…”
“Con permiso, enseguida regreso,” Leo aprovechó el pequeño break entre clases para salir a manera de terminar con la conversación. Le tocaba regresar al sitio al costado de ese chico, pero dudaba que siguiera presionándole, al menos no por el presente día.

Al verse solo, Monoyoshi llevó una mano a su mentón. Ya sabía lo que debía hacer…




Llegó el mediodía y con ello la hora del almuerzo. Luego de salir de una de sus clases de teoría, Shinano fue a encontrarse con Syo y Natsuki para almorzar juntos en la cafetería y los tres comenzaron a buscar alguna mesa disponible.

“Veo mucha gente por todos lados,” Syo dio un suspiro. “Perdón por hacerte esperar, Shinano. Se nos hizo tarde en la agencia.”
“No se preocupen,” el pelirrojo negó con sus palmas, sonriendo. “Yo estoy feliz de encontrarme con los dos. Más bien gracias por darse el tiempo de acompañarme.”
“El gusto es nuestro, Shinano-chan,” Natsuki asintió muy contento y llevándose ambas palmas encima de su corazón. “Lo más importante es estar siempre acompañados de aquellos que nos dan mucha dicha, y siempre has sido nuestro querido amigo. Por eso mismo me siento tan afortunado de que podamos estar en el club de drama juntos.”
“Yo también, me alegro de que sea posible,” el pelirrojo sonrió y pasó a impresionante. “Ah, pero verdad que el horario de ustedes estará muy ocupado. Tuvieron unaclase temprano, vienen de la agencia, luego del almuerzo les toca clases en la facultad de música y más tarde tenemos el club. ¿Cómo tienen energías para todo eso?”
“¿Qué estás diciendo, Shinano?” Syo le miró con leve incomprensión. “Es normal andar atareado y con muchas obligaciones distintas en nuestro círculo artístico. Puede ser cansado en ocasiones, pero es parte de nuestras vidas. Más bien a ti te haría bien ocuparte un poco más.”
“Ehh, supongo que sí…” Shinano se incomodó y desvió su mirada.
“Pero no tienes que sentirte mal, Shinano-chan,” le alentó Natsuki. “Pronto estarás comenzando tus sesiones con ese amigo de Wataru-chan, ¿no es así?”
“Sí, ya me envió una lista de útiles que tengo que conseguir,” dio un suspiro. “Me comienza a dar pereza pensar en ello…”
“¿Por qué? Tú realmente lo querías,” le cuestionó Syo.
“E-es que sigo con la impresión de la vez pasada en que lo conocí,” admitió, sonriendo nervioso. “Es un poco severo y extraño. Siento que me va a dar una mala pasada. T-también Hibiki-senpai no se ha ahorrado sus propias observaciones que me han llevado a concluir lo mismo…”
“Hmm…” Natsuki llevó su índice a su mentón y alzó su mirada. “Me cuesta pensar en un amigo de Wataru-chan así…”
“Pues, que sea extraño sí tiene todo el sentido del mundo…” dijo Syo, encogiéndose de hombros. “Pero vamos, Shinano, no es del todo extraño tener que lidiar con alguien difícil. Es parte de tu formación,” asintió y le sonrió con desafío. “Pienso que es justo lo que necesitas. Tienes que armarte de valor, esmerarte, y demostrarle que puedes hacer todo lo que te impone.”
“Suena un poco ideal, y sé que alguien como tú lo podría hacer, Syo…” Shinano se detuvo y sacudió su cabeza. Comprimió ambos puños a la altura de su pecho “No, tienes razón, no puedo desanimarme. Es mi turno de demostrarles a todos que sí puedo.”
“¡Así se habla!” Natsuki celebró sus ganas y le dio un abrazo de oso. “¡Esfuérzate, Shinano-chan! ¡Sabes que siempre te alentaré!”
“Ihhh…”
“O-oye, Natsuki, no le asfixies,” Syo jaló a su enorme amigo para que soltara al otro.
“Uhh… gracias…” Shinano se dio una pausa para respirar, y entonces un grupo a cierta distancia le llamó la atención. “Oh, esa es Yukko y los demás. ¿Qué hacen por aquí?”
“Eh, verdad, esta cafetería está alejada del área de ciencias,” Natsuki ladeó su cabeza.

Los tres fueron a visitar al grupo de cuatro, quienes les dieron la bienvenida y les invitaron a tomar asiento con ellos.

“Ha sido mucho tiempo desde que nos vemos,” dijo Hajime al par de rubios. “¿Cómo están?”
“Pues, nada nuevo que contar, a decir verdad,” Syo sonrió. “Sólo ocupados con las labores de siempre. ¿Y tú qué tal?”
“Ah, recuerdo que la vez que fuimos al templo no te anotaste por un problema de salud,” observó Natsuki, levemente preocupado. “Espero que ya estés bien de ello…”
“Pues sí, lamentablemente me vienen esas recaídas de tanto en tanto, no lo puedo evitar,” el pelimarrón dio un suspiro. “Pero en general me siento cada vez mejor, descuiden.”
“Suena a que eres de esas personas que siempre da lo mejor de sí y no se da respiros,” observó Shinano, con unos ojos preocupados y un tanto añorados, lo cual fue evidente para todos. “Prométeme que te cuidarás, por favor.”
“…sigues persistiendo con eso que me parezco a tu hermano, ¿verdad?” le cuestionó Hajime, amargamente. “Párala.”
“Creo que es evidente que siempre lo tendrá en mente,” observó Mai, inmutada. “¿Qué se puede hacer? Perdió a su hermano en la guerra. Tú eres su reemplazo.”
“¡N-no es así!” Shinano se escandalizó por ese comentario. “¡M-mi hermano no se ha muerto! ¡Va a venir pronto, ya se los dije!”
“Llevas mucho tiempo diciendo lo mismo. A este ritmo llegará liderando una horda de white walkers. Ha sido una eternidad.”
“Uhh, no digas eso…” Shinano comprimió sus puños e infló sus cachetes. “Tolero que te burles de mí, pero no de mis hermanos.”
“Ya, no le tomes en serio, cálmate,” le dijo Syo, negando. Él entrecerró sus ojos. “Y compórtate, intenta no verte como un niño engreído frente a ellos.”
“Ehehe, Shinano-chan siempre se pone así cuando habla de sus hermanos,” Natsuki agarró sus cachetes con sus manos. “Es tan lindo, se nota lo mucho que los quiere~”
“Ehh, verdad, no debería reaccionar así, lo siento…” el pelirrojo dio un profundo suspiro con leve pena. “Ya no soy un niño pequeño y no debería fastidiarles.”
“Tienes razón,” Mai se ajustó sus gafas. “Te hace falta crecer.”
“¡E-ehh!” Yukko decidió meterse para cambiar de tema. “¡Oh, eh, Shinano, ¿qué les trae por aquí?! Qué coincidencia que justo nos encontremos en la misma cafetería.”
“Pues, sí, ¿verdad?” el chico le sonrió. “Creo que nos corresponde a nosotros preguntarles eso. Estamos en el área de artes escénicas.”
“Venimos aquí porque esta cafetería tiene un puesto especial de copas de helados, es que…” Hajime comenzó a contestar y pasó a mirar a Hotarumaru a su costado, quien estaba ensimismado con su helado, aunque se veía pensativo y apagado. “Hotarumaru ha estado desilusionado desde la mañana y queríamos animarle un poco.”
“¿Eh? ¿Por qué?” Shinano se confundió y se dirigió al pequeño. “Hotarumaru, ¿qué te sucede? Vamos, puedes hablar conmigo.”
“…” el pelicenizo miraba a la cereza en la cima de su copa, y dio un suspiro antes de contestar. “Estoy bien, sólo tengo que pensar un poco. Ya lo resolveré.”
“¿Qué cosa?”
“Su instructor de kendo le dejó la tarea que le responda por qué practicar con espadas es tan importante para él,” dijo Mai. “Aparte de eso, parece que le hizo entender que podría no continuar las clases dependiendo de su respuesta…”
“…” Hotarumaru puso ambas manos sobre la mesa y apoyó su cabeza encima de ellas, con los ojos prendidos a su copa. “Sí, básicamente eso…”
“Aw, Hotarumaru…” Yukko se acongojó. Era tan extraño verle así de triste y le rompía el corazón. “Estará bien, en serio. Eres muy lindo e inteligente y trabajador. No hay forma que nadie te dé su aprobación.”
“Y quizás tu instructor ni te puso esa condición para empezar,” dijo Hajime. “Puede que lo hayas entendido mal.”
“No lo sé…” el pequeño desvió su mirada, no convencido.
“Sí, en serio,” Hajime le agarró de un hombro y le sonrió. “Me cuesta creer que alguien del estatus de tu maestro vaya a negarse sólo por una respuesta. Sólo respóndele y sigue entrenando como siempre. Esto es más que palabras.”
“Lo es, pero como pregunta, pienso que sigue siendo importante,” Syo asintió. “Aunque no es algo de qué preocuparse. A ti te gusta mucho tu entrenamiento, Hotarumaru.”
“…” el pequeño asintió. “Tengo mis obligaciones como un estudiante prodigio y el heredero de mi familia, pero si fuera por mi, me gustaría dejar todo eso de lado para practicar kendo. Es divertido, es todo un desafío. No hay nada que se le iguale…”
“Por eso mismo, no hay forma que no pudieras darle a tu mentor una respuesta satisfactoria, sólo sé sincero con él,” le aseguró.
“Sí, exacto, verás que todo va a estar bien, Hotaru-chan,” Natsuki asintió animado.
“Heh, nunca me olvidaré que estuviste muy cerca de rebanar a un oso enorme en las vacaciones,” recordó Shinano, sonriendo incómodo. “Tienes el talento. Eso es innegable.”
“E-esperen, no sabía eso…” Yukko se hizo hacia atrás. “¿C-cómo así?”
“También tengo curiosidad, pero será para después,” Mai acarició los cabellos de su pequeño. “Todos vemos tu talento y fortaleza. Ya no te angusties. Sólo un niño tan lindo y talentoso como tú se merece tu entrenamiento y se mantiene tan adorable al mismo tiempo.”
“Ehh, s-sí…” Hotarumaru alzó una ceja ante la insistencia de su amiga de llamarle adorable, pero se vio más tranquilo por las palabras de todos. “Muchas gracias, en verdad. Hehe, soy afortunado de tenerlos aquí.”
“Siempre puedes contar con nosotros,” Shinano le dio un guiño. “Ahora come tu copa antes que se descongele.”
“Sí, cierto,” asintió. “Oh, ¿y cómo te va con el entrenamiento especial que ibas a tener? ¿Ya has comenzado?”
“Pues, no realmente, aunque Shu Itsuki me envió una lista de útiles que debo conseguir,” se extrañó. “Pero es raro. Me pide ropa como de mayordomo y artículos de limpieza…”
“No es raro, esa es la vida de los estudiantes bajo el dominio de sus superiores,” observó Mai. “Acostúmbrate a ser el esclavo de esa persona. Es parte del oficio.”
“Uhh, espero que no tengas razón, Mai. Se ve como una persona inflexible…”
“Eh, pues, no sé qué pensar, pero te deseo muchos éxitos, Shinano,” Yukko sonrió un poco. “Me parece genial que estés tan cometido a tus metas y hayas buscado esa oportunidad.”
“Muchas gracias, Yukko, haré todo lo posible.”
“Ahora quisiera que nos digan qué es eso del oso que Hotarumaru iba a matar,” les recordó Mai.
“Sí, yo también quisiera oír sobre eso,” admitió Syo, impresionado.
“Ahh, pero pobrecito el osito,” Natsuki se preocupó. “Sólo espero que oso-san se encuentre bien y no haya sido más que un malentendido.”
“Oye, ¿hablas en serio?” le cuestionó Hajime, extrañado por su actitud infantil.
“Eh, pues el oso está bien, creo, no nos informaron qué hicieron los guardabosques con él, pero al final no hubo heridos,” Hotarumaru asintió. “A ver, ¿por dónde comenzamos…?”

Ese relato inició mientras todos continuaron almorzando en compañía.


Llegó la hora de salida y los estudiantes de Hanasaki U salieron de la institución de regreso a sus respectivos hogares, o para ir de paseo. Luego de esperar un rato a que varios estudiantes cruzaran las rejas del colegio, Monoyoshi revisó la hora en la pantalla de su celular y decidió seguir su planeado trayecto. Sin embargo, al apenas salir de la preparatoria, escuchó una voz que se le dirigió.

“¿Senpai?” Gokotai se acercó, confundido. “¿A dónde estás yendo?”
“Ah, Gokotai,” Monoyoshi le sonrió amablemente. “Esperaba evidenciar algo en particular, no te preocupes por mí.”
“¿Eh?” ladeó su cabeza. “¿Cómo así?”
“Supongo es una larga historia como para explicarlo ahora…” se puso a pensar y sonrió incómodo. “Lamento decírtelo, pero tengo que ir en marcha, o puede que le pierda de vista. Nos vemos mañana temprano.”
“Ehm, ¿p-podría acompañarte?” preguntó el peliblanco, retraídamente.
“¿Seguro? ¿No vas a esperar a tus hermanos?”
“Está bien. Akita y Houchou van a ir a pasear con algunos amigos. Los veré ya en casa,” Gokotai asintió. “Esperaba poder acompañarte, si no hay ningún problema.”
“Pues, admito que no había esperado contar con la presencia de nadie, pero de acuerdo,” dijo el pelirrosa, amenamente. “Ambos podemos explicarnos en el trayecto.”
“Sí, muchas gracias.”

Así, los dos siguieron el camino que Monoyoshi había trazado para sí. Ellos en un inicio atravesaron el mar de otros estudiantes de la escuela, con algunos de ellos saludando a Monoyoshi con respeto, o efusivamente en el caso de algunas chicas. Gokotai se sintió un tanto avergonzado y desubicado al notar lo popular y reconocido que era su senpai hasta entre estudiantes de los grados menores.

Después de un par de cuadras, la densidad de escolares comenzó a disminuir y fue ahí que el pequeño peliblanco se sintió más cómodo de hablar con su mayor.

“Senpai… ¿por qué estamos caminando en esta dirección?” preguntó Gokotai.
“Hm…” Monoyoshi lo pensó un poco. “¿Será que nunca me has visto caminar por aquí?”
“P-pues sí, normalmente te vas en la dirección opuesta…” bajó su mirada. “Ehh, no quiero cuestionarte nada, perdón, es que…”
“Está bien, yo soy quien debe las explicaciones aquí,” le aseguró con una sonrisa. “En verdad temo haberte preocupado, Gokotai. Para que desees acompañarme tan inesperadamente, puede que te haya llamado la atención.”
“Ehm… yo…”
“…” Monoyoshi le miró atentamente mientras esperaba a que el otro se explicara, ya que Gokotai claramente quería hacerlo aunque no parecía sentirse con el valor de decirlo.
“S-siento si te estoy importunando, senpai… pero me di cuenta que tuviste una especie de discusión con Leo-san cuando trabajábamos en nuestros proyectos…” admitió cabizbajo. “No llegué a oír sobre qué hablaban, pero temí que ese chico te haya hecho sentir mal.”
“Supuse que te preocupabas por eso.”
“¿Eh? Ehm… ¿soy tan evidente?” preguntó nervioso y alerta.
“No, no te inquietes, Gokotai. Es sólo que no sabía qué más pudo haber llamado tu atención,” dijo sonriente e inmutado como siempre. “En verdad, eres una buena persona para empatizar conmigo. Agradezco tu dedicación hacia mí.”
“No es nada… sin duda nada en comparación con la ayuda que siempre me das.”
“Estoy bien. Leo-san no me ha hecho sentir mal. Tal vez yo he sido demasiado insistente con él, pero percibo que si no lo soy, no llegaré a conocerle. Leo-san se ha cerrado de todos.”
“¿C-cómo así?” preguntó el menor, intrigado.
“Gokotai, ¿qué piensas sobre nuestro compañero?”
“Ehm, yo… no le conozco bien… no sabría qué decir…” llevó una mano a su mentón, con sus ojos pegados a la acera por donde caminaban. “Es muy serio y callado. Sus ojos dan miedo, creo que todos tienen reserva de acercársele o incomodarle… pero no parece ser alguien malo. Él se preocupó por mí ayer cuando oyó lo que me ocurrió en la fiesta de Ritsu-san… creo que hay más en él de lo que parece.”
“Pienso igual,” Monoyoshi se alegró.
“¿Es por eso que intentas conocerle mejor?”
“No precisamente,” negó. Mantuvo su atención hacia el camino que seguían. “Como te comenté durante el verano, yo quiero ser alguien que oye las voces que no se pueden oír. Desde que Leo-san llegó a nuestro salón, su silencio no ha dejado de hablarme. Percibo que es alguien que merece ser escuchado, aun si él no desea conversar.”
“Senpai…” Gokotai estaba impresionado ante su parecer. “Entonces… ¿será que Leo-san tiene algo que compartir?”
“No sé si algo que compartir, pero algo que le mantiene limitado y en su presente estado,” Monoyoshi sonrió con leve pena. “No puedo esperar ser alguien quien realmente sea capaz de ayudar a Leo-san o a cualquier persona, quizás no llegue a enterarme qué es aquello que le lleva a ser como es, pero siento que todos necesitamos de alguien más en ocasiones. Sólo estar ahí por él o por otros en nuestro entorno es lo que quiero hacer. Si eso logra aliviarles o ayudarles al menos un poco, estaré satisfecho.”
“Entiendo…” Gokotai asintió para sí. “Es difícil saber qué hacer. Sin duda… yo no me veo del tipo que insistiría… n-no digo que hacerlo esté mal o algo, ehh…”
“No te preocupes. Es posible que esté cometiendo un error,” dijo Monoyoshi alegremente. Él se vio tranquilo e inmutado. “Pero mi intuición me dice que continúe. Tiendo a ser muy intuitivo.”
“S-sí…” el menor regresó su visión hacia el frente, y fue capaz de ver a Leo apenas un par de segundos, justo antes de que este girara hacia la derecha a una cuadra a distancia. “Ehm… senpai… la razón por la cual has venido por aquí…”
“Leo-san siempre sale apurado al terminar las clases,” el pelirrosa ensanchó su sonrisa. “Suena a que es alguien muy cumplido, y supongo se trata de ser cumplido para alguien más.”
“¿Alguien más?”
“Estamos en la dirección que nos lleva a Hanasaki middle.”
“¿Eh? V-verdad…”





Mientras tanto, Nio y sus amigos caminaban hacia las rejas de Hanasaki M al término de las clases del día. Imanotsurugi se encontraba ausente, y sus cuatro amigos se encontraban hablando al respecto.

“Uhh, examen en la segunda semana de clases…” se lamentó Luso, mirando su nota desaprobatoria de su prueba. “Yo vine a conocer este país y ahora resulta que es difícil…”
“Sólo porque eres extranjero no quiere decir que no debes dar lo mejor de ti,” le recordó Nio, amenamente.
“Sí, también fue difícil para mí en un inicio, pero le agarras el truco, confía en mí,” Elise le dio un guiño y dio un par de brincos con alegría. “Hehe, y ayuda que tengo un hermano mayor muy inteligente~”
“Eres afortunada por contar con él, Elise,” Hirano sonrió un poco. “Leo-san es una persona amable y admirable.”
“Bien por ti, Elise. Mi primo es conocido por reprobar todos sus cursos, y aún si estudiara más ni loco le pediría ayuda. Nunca me dejaría olvidarlo,” Luso dio un suspiro. “¿Pero por qué Imanotsurugi fue retenido por la directora? No que busque problemas, pero yo también reprobé y no me dijeron nada.”
“Tú recién eres nuevo, Luso,” Nio se frustró un poco. “En cambio, Ima-chan…”
“Imanotsurugi-san lleva recibiendo advertencias del profesor de matemáticas desde el semestre pasado,” informó Hirano, apesadumbrado. “Confío que él puede, pero es como si no se tomara esa materia con seriedad.”
“Pobrecito, me apiado por él. Han llamado a uno de sus parientes para hablar sobre su bajo rendimiento…” Elise negó, cabizbaja. “Espero que Ima-chan también se ponga las pilas, pero no sé si están siendo muy duros con él ahora.”
“Está bien, mañana le alentamos cuando volvamos a verle,” sugirió Luso. “Podemos traer snacks y gaseosas para el descanso.”
“¡Ah, me encanta, me encanta!” la rubia agitó sus puños con emoción. “¡Entonces iré a comprar algunas cosas camino a casa!”
“Yo feliz con la idea, hay que ponernos de acuerdo,” Nio asintió.

Los cuatro jóvenes se repartieron las compras y ello les llevó a la reja, donde Nio y Luso se despidieron del otro par.

“Bueno, nos toca buscar a nuestros parientes en la universidad,” anunció la pelimarrón. “No se olviden de lo acordado.”
“¡Por supuesto que no, Nio-chan!” exclamó Elise.
“Vayan con cuidado,” Hirano hizo una reverencia.
“Claro, ustedes también,” Luso levantó una palma. “¡Hasta mañana!”

De esa manera, Elise y Hirano se quedaron al costado de la reja, con el chico ofreciéndose acompañar a su amiga en lo que el hermano mayor de la chica llegaba para buscarle. Ello no tardó en suceder, ya que Leo hizo aparición. Ni bien le vio, Elise se entusiasmó y corrió donde él para darle un enorme abrazo.



“¡Leo! ¡Finalmente estás aquí!” exclamó con alegría.
“O-oye, Elise…” su hermano se frustró ante su reacción, aunque esperó a que ella misma le soltara.
“Haha, la cosa más graciosa ocurrió en la clase de biología, te tengo que contar todo al detalle,” dijo la pequeña alegremente. “Ah, pero quedamos en hacer un compartir entre todos mañana en el descanso. ¿Podemos pasar por unas cosas en el supermercado de regreso?”
“¿Compartir?” Leo se extrañó. “¿Algún motivo en particular?”
“Pues, no hay motivo, sólo pensamos en compartir algo,” Elise sonrió traviesamente y desvió su mirada con sus brazos detrás de su espalda. No podía decirle que era para animar a Imanotsurugi por sus malas notas en matemática o se negaría a apoyarle. “¡Pero va a ser divertido! ¡Tengo que llevar unos snacks! ¡Por favor, por favor!”
“No comprendo la idea de hacer una celebración sin un motivo claro…”
“Eres tan denso, hermano,” llevó sus manos a sus caderas. “Siempre hay motivos para celebrar. Además ya nos pusimos de acuerdo y hay que respetar compromisos. ¿Verdad?”
“Si lo pones así, no tenemos opción,” dio un suspiro. “Ve pensando si vamos a necesitar algo más, Elise. Lo dejo en tus manos.”
“¡Yay~!” la hermanita celebró extendiendo sus brazos hacia arriba.
“Ah, y buenas tardes, Hirano, siento no prestarte atención hasta ahora,” dijo Leo, quien adoptó una cortés sonrisa para el Toushirou. “Gracias por cuidar de Elise como siempre.”
“Buenas tardes, Leo-san. No tiene que agradecerme, sólo le hacía compañía,” Hirano hizo una reverencia. “Supongo mi trabajo termina aquí. Les deseo un buen regreso.”
“Igualmente, hasta luego,” Leo miró a su hermanita. “Vamos, Elise.”
“¡Sí!” la pequeña asintió con energías y se colgó del brazo de su hermano.

Hirano sonrió al ver al par de hermanos de personalidades muy distintas, pero que eran muy unidos y compartían un gran amor fraternal. Le recordaba a su propia familia. Entonces, hablando de sus hermanos…

“¿Eh? ¿Gokotai?” preguntó en voz alta al visualizar al peliblanco.
“¿Quién?” Elise se detuvo y miró a su amigo.
“¿Perdón?” Leo se alarmó y se giró.

Fue como había temido. No era sólo Gokotai, sino que Monoyoshi también se encontraba observándoles, con aquella simple y amplia sonrisa de siempre que comenzaba a impacientarle. El peliblanco sintió la tensión y se retrajo, aunque Hirano se acercó a él.

“¿Qué te trae por aquí?” le preguntó.
“Eh, ¿eh? Pues…” Gokotai desvió su mirada.
“No es por decir que no eres bienvenido, Gokotai,” Hirano le sonrió comprensivamente. “Me alegro de verte, pero nunca habías venido por aquí…”
“Tsk…” Leo se soltó de su hermana y encaró a Monoyoshi con molestia. “Déjame adivinar, ¿me has seguido?”
“Sí, no hay punto de negarlo, Leo-san,” le contestó el pelirrosa, sin mutar su sonrisa. “Supuse que mi acción te molestaría, pero…”
“¿Pero qué? Podría meterte en problemas por tu forma de ser, ¿acaso no lo has pensado?” comprimió sus puños. “Y eso que me fijé si ibas a seguirme en un inicio.”
“Ehm, lo imaginé, por eso no lo hice inmediatamente…”
“¿Qué haces admitiendo esas cosas tan trivialmente?” entrecerró los ojos.
“Leo, ¿quién es esa persona?” preguntó Elise, confundida por la reacción de su hermano. “Ehm, ¿todo está bien?”
“…” Leo comprimió más sus puños a manera de calmarse, y desvió su mirada. “Lo está, es sólo un compañero molestoso que no me deja en paz. No le prestes atención.”
“Hmm…” la pequeña ladeó su cabeza y miró a Monoyoshi con ojos curiosos. Este no perdió la oportunidad y acudió a presentarse.
“Buenas tardes, mi nombre es Monoyoshi Sadamune,” dijo este haciendo una reverencia y sonriéndole con amabilidad. “Siento mucho cualquier incomodidad. Lo que sucede es que tu hermano mayor y yo nos encontramos trabajando en un proyecto y había querido organizar una sesión de trabajo, pero él no se ha mostrado muy receptivo. Por ello pensé en seguirle para volver a dialogar con él, nada más.”
“Oye, deja a mi hermana en paz, ella no tiene nada que ver,” le reclamó Leo.
“Oh, ya veo,” ante esa explicación, Elise sonrió. “Hehe, te agradezco por ser tan paciente con mi hermano. Ya te debes haber dado cuenta que es muy necio. Es la primera vez que conozco a alguien de su colegio así que soy muy feliz.”
“Hehe, me da mucha dicha oírlo,” Monoyoshi asintió. “Y debo decir que no hubiera esperado que Leo-san tuviera a una hermanita tan linda como tú. Es un gusto conocerte.”
“Aw, gracias~” ella juntó sus palmas. “Mi nombre es Elise, es todo un placer~”
“Tch…” impaciente, Leo se interpuso entre los dos. “No creas que no me doy cuenta de lo que estás haciendo, Monoyoshi. Te prohíbo que hables con mi hermana.”
“Tú no me puedes prohibir eso,” Elise se molestó e infló sus cachetes. “Se ve que es un chico muy bueno y pienso que sí les vendría bien que trabajen juntos. Es un trabajo grupal y tú mismo me dices que es importante que colabore con mis compañeros.”
“Esto es distinto…” desvió su mirada. “Aparte nosotros ya hemos terminado, sólo faltan los últimos arreglos.”
“¿Y-ya han terminado?” Gokotai se quedó en shock. “P-pero se trata de leer todo un libro y realizar un análisis profundo y apenas nos lo asignaron ayer…”
“Ya veo que los dos son inteligentes…” Hirano se impresionó.
“Sean arreglos o no, ¡me encanta la idea!” Elise alzó sus brazos. “Nunca tenemos visitantes en la casa. ¿Podrías acompañarnos una de estas tardes, Monoyoshi? ¡Yo les preparo la hora del té!”
“Oh, por mí encantado,” Monoyoshi asintió con gran dicha. “Estoy muy agradecido.”
“Esperen, no decidan esas cosas sin mí,” Leo frunció el ceño. “Insisto en que es innecesario y no pretendo tener invitados en la casa. Tú puedes invitar a tus amigos, Elise, eso es todo.”
“Pero vamos, Leo,” Elise se acercó a Monoyoshi y sorprendentemente se tomó la libertad de agarrarle de los cachetes. “¿No ves que es hermoso? Mira esos ojos inocentes y esos cachetitos que se trae. Es tan adorable~…”
“¡O-oye!” su hermano se escandalizó.
“Elise, ¿qué haces?” Hirano llevó sus manos a su rostro con vergüenza ajena.
“Ehh… hehe…” Gokotai sonrió incómodo.
“Ehm… E-Elise, aprecio lo que dices, pero s-suéltame por favor…” dijo Monoyoshi, sonriendo con torpeza. Nunca en su vida había tenido a alguien menor que él decirle que era adorable.
“¡Suficiente!” Leo hizo a Elise soltarle de un zarpazo. “Ya estás agarrando malas manías de nuestra hermana mayor. No puedes actuar de manera tan indecente, ya no eres una niña pequeña. ¡Aprende a comportarte!”
“Uhh…” la menor hizo un puchero y miró fijamente al piso, con gran tristeza por la brusquedad de su hermano, casi al punto de ponerse a llorar.
“…” al verla así, Leo de inmediato se arrepintió por su exabrupto y dio un suspiro. “Ya, está bien. Él puede venir a visitarnos una vez para terminar con este trabajo…”
“¿En verdad?” le preguntó Elise, alzando sus ojitos suplicantes.
“Sí, ahora no te pongas triste.”
“¡Yay, muchas gracias!” exclamó la pequeña, quien abrazó a su hermano con fuerza.
“…” el chico no estaba nada contento por la situación, pero al menos su hermanita ya se encontraba de mejor humor.
“Muchas gracias por acceder, Leo-san,” dijo Monoyoshi, alegremente.

Al oírle, Leo le lanzó una mirada llena de un profundo e indescriptible odio, el cual espantó a los hermanos Toushirou. Claramente le culpaba por el desencadenante.

“Q-qué miedo, no pensé que vería a Leo-san en este estado anímico…” Hirano dio un paso hacia atrás. “G-Gokotai, apreciaría si me explicaras lo que sabes sobre esto.”
“Sí… es una larga historia…”

De ese modo, esa futura reunión se concretó, y los presentes no tardaron en despedirse y partir por distintos caminos.

Les esperaba un resto del día más tranquilo, mientras que para otras personas las actividades recién irían a comenzar…


Mimi Tachikawa

Re: HiMEverse Episode V: The Rebels Strike Back
« Reply #616: January 27, 2020, 12:37:21 AM »
Hoi hoi minna aqui vengo con mi primer post del mes <3


Y había llegado el dia del cumpleaños de Chiaki...

El cronograma según el plan de María iba a ser el siguiente, en la mañana le había pedido de favor a Makoto y Kobato que llevaran a Chiaki a desayunar fuera de casa para luego pasear por ahí, mientras que ella llegaba a la casa de su novio, para comenzar con la decoración del jardín trasero donde se iba a realizar el almuerzo, luego miró la lista de los invitados, los cuales incluían a todo Ryuseitai, incluida a Miki ya que es la hermana menor de Kanata y que quería a Chiaki como un hermano mayor mas,Rinne la cual se juró proteger a Shinobu y además estaba aplicando para ser manager de Ryuseitai, Tsubasa a la cual ayudo en uno de sus momentos mas difíciles en el pasado, Tsubasa Amaha que es el amigo de infancia de Kobato y que es como otro hermano menor para Chiaki, y por último se encontraba Yuki al cual había invitado en agradecimiento en ayudarle con las preparaciones del dia anterior. También había invitado Mikejima Madara pero este se disculpó por no ir ya que tenia unas presentaciones que cumplir, pero le mandaria el regalo a su amigo ahora que todos se habían reconciliado.

El objetivo de Mariá el día de hoy era concentrarse en celebrar como se debe el cumpleaños de Chiaki, luego podría pasar a preocuparse por la “genial” idea de Leo y todo lo que iba a desencadenar para Izumi y Tsubasa cuando estos dos se lleguen a enterar, ahí si se iba a estresar mucho.

Al mismo tiempo la familia Tachibana/Morisawa estaban disfrutando amenamente de su desayuno continental en uno de los restaurant familiares que se encontraban en el centro de la ciudad.

Chiaki-nii no pensé que Maria-san iba a proponerte ser novios al final del concierto, cuando observamos el concierto por la tele Makoto-niisan y yo nos sorprendimos mucho-

A mi también me sucedió lo mismo …-cruzandose de brazos- no pensé que ella diría eso en pleno concierto y como no tuve el tiempo de procesar todo lo que estaba pasando solo dije que si automáticamente-

Maria es una chica muy encantadora y se nota que siempre te ha querido desde que eran solo unos niños, aunque tu no te dabas cuenta Chiaki…-dijo el pelicastaño mayor riendo suavemente- me alegra saber que ella estará a tu lado a partir de ahora…-

Aunque no sé como comportarme frente a ella ahora que somos novios…-dijo visiblemente avergonzado-

Tienes que seguir siendo como eres, eso fue lo que le atrajo a Maria, asi que no te compliques la vida querido hermano…-

Eso es muy cierto, Makoto-niisan tiene razón…-habló la menor de la familia- sigue comportándote de la manera en que te comportas en el dia a dia y punto final…-hablo la menor de la familia-

Y gracias a eso Tsubasa-kun decidio declararte su amor…-dijo el mayor sonriendo divertido-

Qué??? A ti también??? Tsubasa te pidió que fueras su novia??...-dijo Chiaki muy sorprendido-

Si…-dijo la castaña sonrojada mientras jugaba con sus manos torpemente-

Y obviamente ella lo aceptó, coincidentemente fue justo en el mismo día del concierto por eso no pudimos decirte nada hasta ahora…ya que te encontrabas ocupado con tus deberes de idol que apenas te veíamos –

Eso es cierto…he estado ocupado con las presentaciones y trabajos de Ryuseitai que apenas he podido estar en casa…pero me alegra mucho que Tsubasa sea tu novio…es un buen chico y se que te hará feliz…-

Al igual que tú, Kobato-chan es una despistada que no se ha dado cuenta de todas las señales que evidentemente Tsubasa-kun le estaba mostrando…ustedes son iguales en este tipo de cosas.

Estoy segura que el no me mandó ni una señal….-rascandose la barbilla- o quizás si…-

Bueno bueno dejemos de hablar del amor y ahora vamos a dar una vuelta para ir a la casa para celebrar tu cumpleaños Chiaki…-

Mientras tanto María estaba adornando todo con ayuda de sus sirvientes, pensaba cocinar pero como estaba muy cansada y aparte tenia que asearse, cambiarse y recibir a los invitados, asi que dejo que su chef preparara todo tipo de platillos.

En medio de todo el ajetreo, empezaron a llegar los invitados, los primeros en venir fueron Yuki y Tetora

Ya estamos aquí…-

Bienvenidos sean Tetsu y Yuki-chan…-se acercó a ellos y los abrazó fuertemente- pero que hermosa pareja hacen…y Yuki-chan te vez adorable…-el joven vestia una blusa manga larga con su falda de color rosa, al igual que su boina y su bolso tenia una forma de oso-

No somos pareja…-dijo el pelinegro avergonzado-

Claro que si lo somos, nuestros padres llegaron a ese acuerdo y aunque no quieras seguiremos siéndolo…-

El peliverde giro lentamente para observar a la persona que estaba observándolo sin decir nada, frunció el ceño- y tu que me estas mirando???-

Lo siento lo siento…no pude evitar ver tu bolso…es muy bonito…-dijo un castaño alto con ojos brillantes-

Midori-kun!!...-dijo el pelinegro sonriendo ampliamente-

Tetora-kun…Maria-san…-haciendo una reverencia con desgaño-y tu eres?

Yo soy Yuki Rurikawa y soy el prometido de Tetsu…-

Prometido? Tan joven?... espera…eres un chico???...-dijo sorprendido

Si, soy un chico…hay algún problema con eso?-

En realidad eso no me importa mucho…-dijo suspirando pesadamente y sin ganas-pero lo que me importa saber es …donde conseguiste esa cartera? Habrán mas modelos???Yo soy fanático de Kuma-san, pero en todas las tiendas que he ido no encontré esa cartera de colección

Para mi también fue difícil encontrarlo, pero mi Mamá es amiga de la esposa del fabricante de los productos de Kuma-san…si deseas puedo decirle que me consiga otro más…no habría problema alguno porque la amiga de mi madre me quiere mucho…-

En serio puedes hacer eso por mi Rurikawa-kun?...-dijo el pelicastaño con ojos brillosos-

Solo llamame Yuki…-dijo algo avergonzado mientras miraba a otro lado- a ti también te gustan las cosas lindas verdad?...con el físico que tienes pensé que no te gustarían ese tipo de cosas-

Se que porque soy muy alto a pesar de tener la misma edad de Tetora-kun verdad?...-su aura empezó a cambiar y una nube gris lo rodeaba, luego suspiró pesadamente-No es mi culpa que tanto mi padre como mi madre y mi hermano mayor sean tan altos…-quisiera tener tu tamaño o el de Shinobu-kun…ah…quiero morir…-

Oye oye deja de decir tantas tonterías, si tienes la misma edad que Tetsu…aún tienes muchas cosas por que vivir…-le tomó del brazo, para luego acercarse al pelinegro-Oi!!! Tetsu!! Tienes que cuidar mejor a tus amigos…y tu!!...-mirando a Midori- ahora que estaré aquí un buen tiempo…pobre de ti que sigas hablando de ese tipo de cosas o te cacheteo…compañero de compras…-

Compañero de compras???-

Que lindos se ven Midori-kun y Yuki-chan…si no fuera por el compromiso que tienes con él, serian una hermosa pareja…en verdad hasta podrían posar juntos en sesión de fotos para revistas…-Maria saco una pequeña libreta para luego
empezar a escribir-

Pero yo no quiero ser modelo…-dijo el castaño suspirando pesadamente- con las justas puedo realizar mis actividades como idol…no me pongan mas responsabilidades que no quiero-

Es un desperdicio que siendo un ikemen seas tan mala vibra Midori-kun...-Dijo el peliverde suspirando pesadamente-

Bueno…dejemos de estar en la entrada y hay que esperar a la llegada de Taicho!!-

Tienes razón…-dijo Maria que volvia a la realidad-vamos no se queden ahí parados y entren para que me puedan ayudar con los últimos detalles antes de que llegue el invitado de honor

Maria-dono!! Tetora-kun!!Midori-kun!!- antes de que Maria pudiese cerrar la puerta, el joven pelinegro llegaba corriendo junto a Rinne, originalmente Sakura y Syaoran iban a acompañarlo para que le pudiera pasar algo malo, pero Rinne se ofrecio y no querían hacerla sentir mal, Miyauchi tampoco fue con ella porque como no era nada relacionados a los clanes en guerra no iba a pasar nada.

Shinobu-kun!!!...-Tetora se acercó junto a Yuki y Midori-

Ha pasado un tiempo…-Rinne hizo una reverencia-perdonen la llegada repentina, pero quería acompañar a Shinobu-
kun…no es una molestia verdad?...-

Claro que no Rinne…-dijo María acercándose a los mas jóvenes- entre más que seamos será mucho mejor y también se que quieres cuidar mucho de Shinobu verdad?-

La peliceniza asintió

Comprendo ese sentimiento…-sonrio suavemente para luego mirar a Shinobu- eres muy afortunado…-le acaricio suavemente los cabellos-

El pelinegro no entendio mucho lo que la pelirosa le estaba diciendo pero asintió con un leve rubor en sus mejillas-
Oigan acaso yo estoy pintando?...-dijo Yuki cruzándose de brazos – entonces yo mismo me presentaré…mi nombre es Yuki Rurikawa y soy el prometido de Tetsu…-

Prometido?!!- dijieron al unísono Shinobu y Rinne

No sabia nada de eso-gozaru, muchas felicidades Tetora-kun...Yuki-dono eres un nuevo alumno de intercambio?-

Si, lo soy…pero yo aún estudio en la secundaria…acabo de cumplir 14 años…-

14 años?!!- los presentes menos Tetora y Maria se sorprendieron al saber la edad del peliverde-

No pensé que tenias gustos por los menores de edad Tetora-kun…-Midori se alejo lentamente de él-

No es lo que piensas Midori-kun!!!...-dijo el pelinegro avergonzado-

En serio tienes 14 años? Eres menor que nosotros y eres mas alto que yo…-dijo Shinobu suspirando pesadamente-

Es menor que yo…es un chico y encima es mas lindo…-susurro para si misma Rinne mientras lo observaba detenidamente-hasta se ven bien juntos…están por ahí en tamaño…-con una nube gris alrededor de ella-

Puka…puka…parece que todos la están pasando muy bien…-de la nada apareció Kanata junto a Mikki que caminaba alegremente junto a él-

Hola a todos!!-la rubia ondeo su mano alegremente- por lo que acabo de oir…eres el prometido de Tetsu-kun? Que lindo eres…podrias unirte a Momo-chan y convertirte en un idol…-

Eh??...no…yo no quiero ser un idol…estoy preparándome para ser un actor famoso como Maria…y tu eres??-

Mi nombre es Mikki Shinkai….la hermana menor de Kanata-niichan…mucho gusto…-sonriendole ampliamente-

Maria…habrá una fuente o una piscina inflable por aquí?...-le dijo el peliceleste que se movia de un lado a otro-

Pues eres muy afortunado mi querido Kanata…pensando en ti coloque una piscina inflable con todo lo necesario para tu estadia en el jardín…-dijo la pelirosa con una suave sonrisa entre sus labios-

Muchas gracias Maria…-moviendose de un lado a otro- como siempre eres muy considerada…-luego se fue
canturreando alegremente, mientras que Mikki se quedaba a conversar con los demás chicos-

Pasaron un par de minutos más y llegó Tsubasa que vestía un pantalón jean azul y una blusa de manga corta, con el cabello amarrado en media cola, llevaba una bolsa de regalo

Me alegra que hayas venido aquí para que te puedas despejar un poco Tsubasa…-sonrio Maria- me hubiera ofendido mucho si no venias a la celebración de Chiaki-

En realidad pensaba en no venir, pero Sakuma-senpai también me dijo que debía de distraerme que me hace mal estar estresada, aparte Chiaki-senpai me ayudó mucho en aquel momento cuando fui derrotada por Yuuto-

Mikki al ver a Tsubasa, emocionada se acercó hacia ella jalando a Yuki al cual le jalaba del brazo-

No puedo creerlo…finalmente estoy parada frente a Tsubasa Kazanari-sama, exmiembro de Knights, eres la inspiración de todas las aspirantes a Idols…-con las mejillas sonrojadas- es un gran honor conocerte-

No creo que pueda merecerme semejante halago pero agradesco tus palabras…Mikki no es cierto?-

Si…mi nombre es Mikki…-sonriendo emocionada-

Tsubasa luego miró al peliverde- A ti nunca te hacia visto…-haciendo una reverencia- mi nombre es Tsubasa Kazanari mucho gusto…-

Por favor no hagas eso que soy menor que tu…-dijo avergonzado- yo soy Yuki Rurikawa…prometido de Tetsu…-

Prometido??...-dijo la peliazul sorprendida para rascarse la barbilla-seguro que es algo que hacen los jóvenes
actualmente…-

Pero tu aún eres joven Tsubasa…-rio Maria para darle un suave golpe en la cabeza-estar mucho tiempo con Rei te está afectando mucho…-

Mikki jalo del brazo a Tsubasa para que se acercara hacia el jardín donde estaba Kanata disfrutando de la piscina inflable que habían preparado para él, mientras que Tetora, Midori y Shinobu con los últimos arreglos, mientras que Yuki le estaba dando algunos tips de belleza a Rinne que anotaba cada detalle para poder lucir mejor para el aprendiz de ninja

Por ultimo llego Tsubasa Amaha, el novio de Kobato, aunque ahora estaba algo temeroso en entrar al ver tanta gente que eran los amigos de Chiaki, uno de los hermanos mayores de su flamante novia

María se acercó a él-Asi que tu debes de ser Tsubasa Amaha-kun verdad?...vamos a ser familia…-sonrio-

Mucho gusto Maria-san…-

No me digas Maria-san...se que por Kobato-chan que a todas las personas que aprecias le pones un sobrenombre raro
asi que quiero que hagas lo mismo para mi…-

Bueno yo…-dijo algo apenado-

Vamos vamos no te avergüences…quiero ser tu amiga y juntos podemos celebrar a nuestros novios te parece?...-

Nuuu…entonces …te llamaré Pink-neechan…nuhuhuhu…-se cubrió el rostro avergonzado-

Es un buen apodo…-le acaricio suavemente- y me encanta tu risa es muy bonita y contagiosa…-

Gracias Pink-neechan…-sonrio ampliamente-

Y es asi que los miembros de la familia Tachibana/Morisawa llegaron a la casa, donde Chiaki fue sorprendido con confetis y serpentinas que le lanzaron mientras todos al unísono dijieron “Feliz Cumpleaños!!”

Gracias a todos…en verdad no me esperaba esta sorpresa…-dijo Chiaki emocionado-

Pues vas a tener que esperar sorpresas de esta magnitud mas seguido…ya que tienes a una novia cariñosa y consentidora voy a seguir dándote mas sorpresas…-dijo la pelirosa mientras se lanzaba hacia él para abrazarlo y darle un beso en la mejilla-

Asi que todo fue orquestado por ti?...pues muchas gracias María…-le dijo mientras le sonreía ampliamente para luego tomar sus dos manos y darle vueltas-

Kobato-chan!!!...-Mikki se acercó hacia ella junto al pelimorado- por que no me dijiste que te habias hecho novia de Tsubasa-chan??-

Es que hace poco nos hemos hecho novios Mikki-chan…-dijo la pelicastaña de cabellos largos sonrojada mientras que su novio le tomaba de las manos-

Ya veo…en serio me siento muy feliz por ustedes…-los abrazó cariñosamente-

Mientras que María seguía de acaramelada con Chiaki, Makoto se acercó a la peliazul y le acaricio suavemente los cabellos-

Ha pasado mucho tiempo desde que no venias a casa Tsubasa-chan…te encuentras bien? Por lo que nos cuenta Maria tal parece que últimamente has tenido un mal rato no es cierto?-

Tachibana-san…-dijo la peliazul- no me siento muy bien que digamos…aún hay cosas que siento que ocultan y no puedo estar tranquila…quizás no estoy siendo digna de su confianza?...-

No creo que el problema sea eso, cuando Maria nos habla de ti y sus amigos puedo sentir el aprecio que todos se sienten y no creo que por falta de confianza, quizás puede ser algo que te vaya a lastimar y por eso te lo puedan estar ocultando…-

Tsubasa sintió que alguien la abrazaba del cuello por detrás, como no había traido su espada ni a Lucario volteó a ver con precaución y observó que aquella persona que la abrazaba era Kanata.

Tsubasa…no te preocupes por nada…al menos en el dia de hoy que es el cumpleaños de Chiaki…vamos a pasar un buen rato junto a él…asi que mientras tanto llévame a la piscina deacuerdo?...-

La peliazul asintió, ya que gracias a las palabras de Makoto y Kanata se sentía un poco mas tranquila, al menos por hoy iba a tratar de pasar un buen rato con ellos

Taicho-dono!!...-Shinobu se acercó para darle su regalo-Espero que el día de hoy tenga un muy buen cumpleaños-gozaru…-

Muchas gracias Sengoku…ya te encuentras mejor?-

Si!! Ya me siento mejor-de gozaru, gracias al cuidado de mi primo y de Sakura-dono me siento mucho mejor…-

Además yo también lo estoy cuidando…-dijo Rinne con una suave sonrisa-feliz cumpleaños Chiaki-senpai…-tambien le dio su regalo-

Feliz cumpleaños Taicho…-dijo Midori para entregarle su regalo también- espero le guste o sino avíseme para lanzar mi regalo y lanzarme junto a él por algún puente cercano-

Takamine no seas exagerado…-dijo el pelicastaño dándole palmadas en el hombro-con o sin regalo tu solo presencia me basta y sobra para ser feliz…-

Por favor no digas esas cosas que me da vergüenza ajena…-dijo el otro joven-

Ahora falto yo!!!!...-dijo el pelinegro pero Yuki saltó primero delante de él-Yuki??-

Tetsu! No me has presentado formalmente frente a tu líder…-dijo el peliverde frunciendo el ceño-asi que antes de que le des tu regalo me voy a presentar…-

Justo estaba a punto de preguntarle a Nagumo quien era la linda joven que estaba junto a él, no me digas que quieres ser una Ryuseitai como nosotros? Aunque ahora no estamos recibiendo solicitudes…-rascándose la barbilla pensativo-

No soy una linda niña…soy un chico…-dijo cruzándose de brazos- tampoco me voy a unir a ustedes porque soy un actor no un idol…justo como me dijo Tetsu…usted es una persona muy enérgica…-

Eres un chico?-dijo sorprendido- me sorprende mucho que a un chico le quede tan bien ese tipo de ropas, siempre es bueno vestirse y hacer lo que uno quiera…-le sonrió ampliamente-Puedes decirme Chiaki…el Ryusei Red…tu eres?

El peliverde se sorprendió y sonrió suavemente, ahora entendía porque Tetsu se sentía alegre y feliz en esa ciudad-

Claro que seguiré haciendo todo lo que a mi me gusta…después de todo no me importa el que dirán…ya sufrí lo suficiente por ello…mi nombre es Yuki Rurikawa, tengo 14 años…soy el prometido de Tetsu…-

Tienes 14 años????-mirando a Tetora-Nagumo, no crees que son demasiado jóvenes para ser prometidos?? Tu eres un adolescente, pero Yuki-chan aún es un niño…un sentai hero no puede tener una relación de esa manera hasta que

Yuki-chan cumpla la mayoría de edad…-

Yo jamás me aprovecharía de alguien menor Taicho!! Es un acuerdo que quedaron nuestros padres…donde el hijo menor de nuestra familia y el hijo menor de la familia Rurikawa tienen que comprometerse, sin importar el sexo.

Yo solo estoy observando a mi futuro esposo asi que si no es digno para mi es obvio que lo pienso dejar…-cruzandose de brazos- esta bien que nuestras familias tengan un acuerdo y todo lo demás pero yo no pienso casarme con
cualquiera…-

Ya veo…-rascándose la barbilla- las presiones familiares son duras a veces, entonces hasta que cumplas la mayoría de edad y si todavía estar por aquí, puedes acompañarnos a nuestras actividades para que puedas ver si Nagumo es digno o no para ti…-

Yo también quiero Chiaki-senpai!! Recuerde que ya hice el formulario para volverme su manager…-dijo Rinne al ver que al nuevo lo habían aceptado antes que a ella-

Es cierto Rinne-chan habias mandado tu formulario para ingresar a Ryuseitai como Manager y déjame felicitarte porque nos vas a acompañar también junto a Yuki-chan…-

Muchas gracias…-sonrio aliviada- no sabe lo muy importante que es para mi…prometo dar lo mejor de mi…-

Felicitaciones Rinne-dono!!...-dijo Shinobu dándole unas suaves palmadas en el hombro, la peliceniza volteo a verlo y le sonrio ampliamente con las mejillas sonrojadas que hicieron poner nervioso a Shinobu que se ocultó detrás de Midori-

Felicidades Rinne…-dijo Midori suspirando pesadamente- no se porque estas tan emocionada si todo aquí es bien complicado…ah…quiero morir…-

Midori siempre es de esa manera?...-el peliverde se acerco a Rinne para hablarle-

Si…siempre tiende a ver las cosas negativas, pero es un buen chico…aunque no lo parezca, ayuda mucho a los
demás…-

Ya veo…-se acercó a Midori- entonces te voy a ayudar a trabajar mas en tu personalidad y que no seas tan nube gris…-

Ahahahahahah esa es la actitud Yuki-chan!!...-dijo conforme y emocionado el Ryusei Red-
-----------------------------------------


Sayi

Re: HiMEverse Episode V: The Rebels Strike Back
« Reply #617: February 03, 2020, 11:59:38 PM »

Hello gals <3

Para cualquier duda y/o consulta las invito a postear en el foro de planeación.

Sin más preámbulos~





Sayi :: 0 palabras
Kora :: 0 palabras
Deidara :: 0 palabras
Nite :: 0 palabras
Cho :: 6789 palabras
Kana :: 0 palabras
Eureka :: 925 palabras
Puri :: 0 palabras
Mimi Tachikawa :: 3293 palabras
Mery :: 0 palabras
Apple :: 0 palabras
Itoe :: 0 palabras


Now, let's carry on with those big HiME dreams...

- - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - -
Oh, dream maker, you heart breaker
Wherever you're goin', I'm goin' your way


Kana

Re: HiMEverse Episode V: The Rebels Strike Back
« Reply #618: February 13, 2020, 04:00:59 PM »
Tiene tres partes pero no sé si logre terminar la tercera. Es un fic que tengo guardado desde diciembre pero no lo avanzaba por falta de inspiración D:

En cierta medida volver a Inglaterra le devolvía el alma al cuerpo. Existían pocas cosas en la vida que le produjeran pasión y una de esas pocas cosas era la permanencia en su país natal.
No era un nacionalista, sino más bien tenía ese aprecio por Inglaterra debido a la hermosura de sus tierras y la tranquilidad que podía hallar en ciertos lugares.
Si fuera por él, se recluiría eternamente en Yorkshire hasta que llegara el fin de sus días. Le encantaba la calma y el ambiente verdoso de los eternos prados de esas tierras las cuales no en vano eran llamadas “el jardín de Dios”
Aprovechó las vacaciones para alejarse de Japón y recluirse en Inglaterra, y, pese que pudo disfrutar poco tiempo de estar solo y tranquilo en Yorkshire antes de retornar a Londres, fue lo suficiente para sentirse revitalizado.

Londres era radicalmente distinto. Era la ciudad donde nació. El ambiente de una ciudad más movilizada e intercultural difería de la tranquilidad encontrada en Yorkshire, pero de todos modos le agradaba estar en Londres porque en esa ciudad tenía todo el poder y dominio que le gustaba tener.

Cain tenía prestigio e imperio a donde fuera, pero en Londres estas dos situaciones se potenciaban aún más. Era conocido por quien era, por su propia persona, y no por ser el “hijo de” en todo el sentido de la palabra…

Por eso la idea de permanencia temporal en Japón no era de su complacencia. En el país oriental sólo era un tipo rico que “debían acompañar” como si fuera una especie de lisiado del cual compadecerse por ser extranjero en un país tan distinto. Por suerte en Rizembool no le conocían tanto como se habían empeñado en conocerlo en Hanasaki cuando estuvo en aquella escuela de intercambio años atrás. Allí los estudiantes se ofrecían para ayudarlo a adaptarse y, sí, en ese tiempo tenía más paciencia y se permitía aceptar salir con algunos compañeros para conocer un parque o un mall que ya había visitado miles de veces antes. Tenía que mentir sobre lo ameno que era pasar tiempo con ellos.   
Pero en Rizembool la situación era diferente. Como en el presente se permitía ser más ¨auténtico¨ la gente prefería evitarlo al considerarlo apático así que nadie se ofrecía a acompañarlo o a hacer un penoso, burdo y patético intento de amistad con él. Ni siquiera se atrevían a intentar conocerlo y eso era realmente agradable.

Eso le aliviaba.
Expulsarse de la sociedad fue lo mejor que pudo hacer. 

Desde que dejó el cinismo y la hipocresía de lado y de pasar de ser un sujeto relativamente agradable a una especie de intento de villano, ya no tenía que cargar con la careta falsa de ser simpático. Había arrojado esa máscara a un lado desde varios años atrás.

Felizmente no retornaría a Japón todavía. Aunque las clases en Rizembool ya habían comenzado.
Prefería disfrutar un poco más de Londres… Dentro de lo posible. Sin las presiones de sus familiares ni la presencia molesta de sus hermanos menores.
Si bien aceptó salir con sus ex compañeros del Eton College, y en otra ocasión con sus ex compañeros de Oxford University rememorando los días en que fue “líder de la fraternidad”, tras eso se había recluido por fin en una de las mansiones de los Lancaster y de allí no se había enunciado más.

Todo iba relativamente bien.
Hasta que a su abuelo se le ocurrió hacer esa desagradable cena familiar.

Su abuelo estuvo de viajes de negocios en Holanda y había retornado a Londres el día anterior por lo que les indicó a sus asistentes personales que organizaran una cena donde estuvieran presentes sus hijos y nietos.

Desde afuera podía ser visto como un encantador gesto de un afectuoso abuelo el querer reunir a sus familiares, pero Cain sabía que detrás de esa amabilidad y supuesto interés por el bienestar de ellos estaba oculta toda la intensión y presión del Lancaster más viejo de exigirle a todo su legado que tomasen sus roles y obligaciones con seriedad.

Llegar a la mansión de su abuelo le producía sentimientos encontrados. Por un lado, experimentaba internamente esas señales de alerta que le indicaban inconscientemente que saliera de allí lo más pronto posible como si estuviera en peligro inminente. Por mucho tiempo eso le hizo sentir náuseas y malestares que conforme avanzaron los años los pudo ir controlando a su totalidad. Por otro lado, estaba esa extraña necesidad de permanecer allí sin encontrar una explicación coherente.
Como si el hecho de que faltara fuera mucho peor del que asistiera.

Se quitó el abrigo el cual le entregó a un sirviente quien lo llevó a colgar y luego caminó sin prisa por la primera planta distrayéndose momentáneamente con un retrato a escala real de su abuelo en sus años de oro, su abuela y a sus hijos cuando eran pequeños. Idéntico al cuadro que tenía su padre en la sala de despacho, con la diferencia que en el cuadro en la propiedad de su progenitor sólo aparecía su padre.

—¡Hermano! Pensé que no vendrías.— Leonhard fue el primero en encontrarlo. El rubio lucía impecable en su traje nuevo y parecía que llevaba un tiempo esperando a los demás. Intentó abrazarlo, pero Cain guardó distancia. —¡Siempre eres tan arisco!— se quejó, con un gesto infantil al sentirse despreciado.
—¿No estás con Licht?— era raro no ver a Leonhard con su mellizo juntos. 
—El traidor salió a una cita y no me llevó con él…— respondió, indignado.
—…—
—¿Qué? —
—¿Por qué… iba a llevarte? — sería raro.
—¿¡Por qué no!? — chistó el rubio, notando que su hermano mayor seguía mirándolo como si el equivocado fuera él. —¡AH! ¡Tú qué sabes del vínculo especial que tenemos los dos como mellizos! —reclamó. Y menos mal que Cain no tenía un mellizo, porque dos de él sería un castigo del infierno según estimaba Leon.
—Por suerte, no lo sé.— le dejó de prestar atención inmediatamente en el momento en que Leon empezó a contarle sobre la importancia de que los mellizos permanecieran juntos todo el tiempo. —¿Y los demás?
—¿¡Me estás prestando atención!?
—Claramente, a tu hermano no le llaman la atención esas cosas, querido Leo. — Vincent, su tío, le acarició la cabeza al rubio al aparecer detrás de él. —Hola, sobrino. — saludó a su sobrino mayor. —Los demás ya estamos en la sala. Bueno, todos excepto Licht. — le guiñó un ojo a Leon.
—¡Ahhh! ¡¿Por qué Licht me ha abandonado?! — Leonhard se sintió la persona más desamparada y miserable del mundo. —¡Me ha traicionado!
—Vamos a esperar en la sala con los demás. — les instó a que lo siguieran. Sus dos sobrinos le siguieron el paso.


En la sala principal se encontraban reunidos gran parte de los Lancaster. Cain no se molestó en saludar a cada uno de los presentes porque eran muchos y era… cansador. Se remitió a hacer un gesto de saludo en general y con eso bastó para todos para aceptarlo como un saludo decente de su parte. Se sentó en uno de los sitiales de la sala y esperó a que llegase su abuelo para terminar de una vez con esa forzosa situación de demostrarse interés entre ellos.

Vio que sus hermanos menores parecían tener una convivencia relativamente amistosa entre ellos y cada uno coexistía con los demás a sus modos.
Entendía ser que el excluido definitivamente era él. Seguramente no era una figura agradable para ellos y por eso mantenían su distancia de él.

¿Sería que esos infelices lo veían como el Ebenezer Scrooge o como el John Jasper de la familia?

Se echó más en el sitial, con una actitud hastiada y los observó con los ojos entrecerrados. 

Henry, Arthur, Slaine, Leonhard, Licht, Shario eran muy parecidos físicamente entre ellos y eran el “orgullo” de la casa al ser la viva imagen del apellido Lancaster: rubios, de ojos celestes, pocas diferencias entre ellos salvo que uno que otros tenían el tono de cabello rubio más claro que los otros y uno que otro tenía una tonalidad de celeste más intenso en los ojos. Ese grupo de hermanos eran bien parecidos estéticamente a su padre.
En lo que sí diferían mucho entre aquellos rubios era en las personalidades de cada uno.
Él, Ruveliss y Ciel, en tanto, eran más parecidos estéticamente a su línea materna. Sobre todo, Cain, quien tenía el mismo tono de cabello y ojos que su progenitora. Al ser los “no rubios” eran el grupo menos “brillante” de la camada… Como los llamaba su padre.

Notó que Arthur y Henry conversaban entre ellos o al menos eso intentaba hacer Arthur con su hermano, quien poco le respondía y parecía más interesando en permanecer estático observando un punto inexistente. Finalmente, Arthur sonrió derrotado y dejo a Henry tranquilo, confundiendo su personalidad introvertida con una actitud de pedantería de su parte.
La mayoría de las personas pensaban que Henry era un sujeto presumido y apático y por ello comenzaban a despreciarlo prematuramente. Esto a nivel familiar y social.
Arthur era muy parecido a su hermano Henry en lo estético, pero Arthur es una persona más abierta socialmente y más afable.
Arthur fue a donde Leonhard a darle consuelo por haber sido, según él, “abortado” por su mellizo. 

Ruveliss… sintió su mirada sobre él y cuando Cain se fijó en él Ruveliss le sostuvo la mirada pareciendo que quería decirle algo, pero finalmente no le dijo nada. Él no se llevaba bien con Cain y era notorio, pero irónicamente Ruveliss siempre intentaba acercarse a él ya sea para decirle una pesadez escondida en sutileza o para pedirle algún consejo.
Ruveliss optó por preguntarle algo a Slaine respecto a su próximo viaje. Slaine y Ruveliss eran de pocas palabras, así que evidentemente la charla no prosperó.

Shario era un marginado. Incluso más que él. Aunque, para pesar de Shario, no era como Cain que se auto marginaba, sino que era excluido por sus familiares por necesitar de asistencias especiales la mayoría del tiempo.

Que mala dicha tenía ese chico. Existir con tanta debilidad en una familia tan exigente como los Lancaster. En fin.

Advirtió que su prima, Aristia La Moniquè, le miró molesta cuando lo descubrió observando con displicencia a Shario. Aristia fue hasta donde se encontraba sentado Shario y le buscó alguna conversación amena que el chico compartió logrando distraerlo y sacándole una leve sonrisa.
Cain no trataba con Aristia porque le era indiferente y él no le caía bien a ella. No cruzaría palabras con su prima en toda la noche afortunadamente.

Su tío Vincent observaba por la ventana hacia el jardín custodiando a su pequeña hija Adele quien jugaba con su mascota en dicho lugar.
El familiar que más le llamaba la atención era su tío Keirean. Con todos los deberes que tenía en su trabajo, era casi imposible verlo en esas reuniones. Suponía que su abuelo tenía algo importante que indicarle como para que su tío Keirean haya dejado sus deberes en suspensión momentáneamente para asistir a la reunión familiar. 

De todos los miembros de su familia cercana, los que más le daban curiosidad era su tío Keirean y… su prima Adele: ambos eran un absoluto misterio para él.

Keirean era el hijo de al medio y al ser la sombra de su hermano mayor (el padre de Cain) optó por su propio camino legítimo dedicándose a ser un “guardián de la reina”. Su vida como agente especial era todo un misterio y poco y nada hablaba con la familia. Había enviudado joven, cuando Aristía tenía unos cinco años de edad, y pese a que los Lancaster eran pésimos padres por naturaleza sorprendentemente él resultó ser la excepción a la regla siendo un buen padre para Aristia. No del tipo afectuoso, pero sí del tipo protector y presente. 
A Cain le causaba intriga la vida de ese tío suyo. No sabía nada de él más que lo protocolar.

En cuanto al engendro que jugaba en el jardín, no tenía idea de donde había salido.
Su existencia en sí era todo un misterio no sólo para él sino para toda su familia en general. 
Su tío Vincent, a quien creían soltero de por vida, un día llegó a la mansión Lancaster con una bebé diciendo que era su hija legítima. El shock fue general para todos ante una situación que nadie calculó ni sospechó, especialmente para el padre de Vincent quien no podía creer que su “fracasado” hijo menor se viniera con esa historia. No había una madre biológica, tampoco Vincent se había casado en secreto con alguna novia oculta, nadie le conocía pareja hasta la fecha. Pero un día, llegó con Adele.
Por supuesto, su padre le pidió pruebas de paternidad y el resultado más que tranquilizarlos les dejo más confundido a todos, resultando ser que sí era hija legítima de Vincent.

¿De donde salió Adele? Ni siquiera el abuelo podía dar con la madre aún.
La actitud de todos los Lancaster era sospechosa todo el tiempo. Con intrigas, secretos, traiciones, conspiraciones. Allí sólo estaban sus hermanos, sus primas y sus tíos, todavía faltaban muchos Lancaster más que eran parte de la familia. Aquellos Lancaster eran cercanos de igual modo, pero siempre tenía que tener cuidado con esos familiares porque podían conspiran contra la familia principal.

Notó un detalle que le llegó a perturbar ante esa reflexión: sus hermanos lo aborrecían, pero lo buscaban masoquistamente tratando de ganar su aprobación e inexistente afecto, sus familiares mayores esperaban de él la máxima expresión de autoridad como futuro líder de la familia, nota aparte, también lo odiaban, él cada día se volvía más despreciable, cínico y manipulador, nota incluida, comenzaba a odiarse.
Entonces se preguntó, porque todo bien con el odio ajeno hacia él porque estaba acostumbrado, ¿pero por qué ese reciente odio propio hacia sí mismo?

Y concluyó con lo peor: se estaba convirtiendo poco a poco en su difunto padre. A quien aborrecía.
No. No quería pensar de ese modo. Prefirió distraerse de nuevo en lo que veía en su familia.

Al ver que todos parecían coexistir adecuadamente entre ellos (salvo su tío Keirean, que permanecía en su sillón sin inmutarse) Cain optó salir un momento de esa sala un poco incómodo con las reflexiones interas. Se alejó como pudo de su familia y fue hasta la otra ala de la mansión donde fingió interesarse por un libro ya leído de la biblioteca de su abuelo.
En el trayecto sintió que su IPhone vibró. Lo sacó y vio un mensaje de Allen Walker. Le preguntaba si ya había vuelto a Japón o si todavía se encontraba en Inglaterra. Por supuesto, Cain no contestó.
Walker de hace tiempo se había alejado de él y eso estaba bien. No lo culpaba. Era lo mejor.
Cain entendía que la relación de pseudo amistad con Allen no era real sino más bien algo que Allen se obligaba a tener con él como acto de clemencia puesto que, después de todos esos años, no veía cómo se toleraban mutuamente si no era por un acto de redención de Walker.
Al menos, esa era su percepción.
Tampoco entendía por qué él seguía tolerando a alguien tan disruptivo y anormal como Allen. Quizá Cain también era muy piadoso…

Percibió que alguien venía por el pasillo, en poco tiempo vio a Ciel cruzar por la puerta y seguir derecho. Cain se asomó al corredor y le vio desde la espalda. Ciel era su hermano menor y no se había dado cuenta cuanto había crecido… Seguía siendo un enano molesto, pero hasta hace poco era un niño pequeño. Se había perdido gran parte de la niñez de Ciel en estudios, viajes y deberes, dejándolo de lado por mucho tiempo.

Le siguió sigiloso y le alcanzó por la espalda atacándolo de improvisto.

—¡Ah!—  se sobresaltó el menor al punto de caer. —¡¿Qué diablos?!— Ciel se sintió exprimido desde atrás, siendo inmovilizado por una llave muy bien hecha que apenas le dejaba respirar bien. Su primera resolución fue pensar en que podía ser un secuestrador intentando llevárselo debido a la técnica maestra empleada, como pudo intentó ver quien era su captor. —¿C-Cain? ¿Qué demonios? — preguntó shockeado, para luego poner una expresión de molestia. Estaba indignadísimo por la conducta asechadora –y medio asesina- de su hermano mayor. —¡S-suéltame! — dijo al verse los dos sentados en el pasillo, siendo él ¨abrazado¨ desde atrás por ése por una llave inmovilizante que amenazaba con dejarlo sin respiración.
—¿Qué pasa, engendro? Antes te abrazaba y te gustaba…—
—¡Eso jamás pasó! — le exclamó, iracundo. —¿Qué te pasa ahora? ¿Estás ebrio de nuevo o loco?
—¿Ebrio…?— Cain lo separó un poco de él, mirándolo fríamente y con esa expresión que a Ciel le daba la intuición de que cometió el peor error de su vida: esos comentarios despreciativos se los podía dar a cualquiera de sus hermanos. Menos a Cain. —¿Cuándo me has visto tú así? Nunca he estado en estado de ebriedad ni tampoco psicótico. Ni mucho menos, frente a ustedes.— lo apretó dejándolo con menos respiración. —Ah, ¿dejaste de ladrar, poddle? Parece que no puedes responderme…
—N-no te he visto nunca a-así.— entrecerró los ojos, redimiéndose. Pero el mayor aún tenía esa mirada siniestra y irónica observándole. —¡Y-ya s-suéltame, psicópata!—
—…—
—¿Qué quieres? — Ciel se serenó. Cain le soltó un poco y pudo sentirse mejor.
—Pasar tiempo de caridad contigo…—
—No es necesario. Te libero de ello.—
—…—
—…—
—Cuando niño, eras un fastidio persiguiéndome por todos lados incluso queriendo estar conmigo cuando estaba con mis compañeros, demandando mi atención. —
—¡Pero ya han pasado años! —Lamentablemente Ciel no podía negar esa parte de su niñez donde pedía la atención de su hermano Cain. Siendo los dos muy parecidos, Ciel se sentía en ese entonces más ilusionado con Cain que con el resto de sus rubios hermanos. Ciel suspiró, derrotado. Se dejó en esa situación un momento, Cain no era afectuoso y nunca lo sería, pero Ciel se sintió extrañamente privilegiado al ser considerado de ese modo por su hermano mayor por sobre el resto de los hermanos.

Era inevitable. Al crecer, Ciel intentó despreciarlo, pero seguía queriéndolo y admirándolo secretamente aún cuanto con los años Cain se había vuelto en… lo que era hoy en día. Más que como su hermano mayor lo consideró como una, muy bizarra, imagen paterna por muchos años. Cuando su padre murió, Ciel tenía unos dos años de edad y no lo recordaba para nada, y decían que Cain tenía la personalidad de su padre y la apariencia de su madre por lo que era una ilusión de ambos.
Por su parte Cain tenía cierta consideración con Ciel lo cual era demasiado sorprendente viniendo de su parte. Ciel tenía recuerdos borrosos de verse acompañado por Cain en el jardín de la mansión mientras él jugaba o llevado de la mano por éste a algún lugar interesante de la ciudad donde su hermano le explicaba la historia del sitio.
Otros recuerdos los tenía con Henry siendo amable con él, pero Henry era, a su parecer, un presumido y Ciel prefería mirarlo con molestia y apartarse de él. Pese a que sus dos hermanos mayores eran bastante odiosos y pedantes, tenían ese lado consentidor que sólo Ciel conocía. Tal vez tuvieron ese trato con él al ser el más pequeño cuando quedaron huérfanos.
—Ahhhh, soy un patético…— suspiró Ciel, rendido dejándose “consentir” un poco más, ahora a voluntad. Después de unos momentos con el mayor de sus hermanos, optaron por volver a la sala llegando justo a tiempo cuando el abuelo se presentó allí.
—Ahora empieza la farsa. Fíjate bien en nuestros tíos y nuestro abuelo, tendrás la más magistral clase de actuación. — le dijo discreto Cain a Ciel, asumiendo que Ciel ya estaba en edad para aprender las tácticas familiares.
—He prestado atención para aplicarlo con mi círculo social.— asintió. Observó a sus tíos y abuelo, ninguno de ellos se toleraba, pero allí estaban saludándose cordialmente y fingiendo una conducta aceptable entre ellos. Su tío Keirean solía reprochar bastante a Vincent y las personalidades de los dos eran muy distintas, por lo que preferían mantenerse alejados. Ambos sólo coincidían en su reticencia hacia su padre, fuera de ello, solían tener muchas diferencia entre ambos. —Tú… ¿Crees que tendremos entre nosotros la misma relación que tío Vincent y tío Keirean?
—Sí— le fue honesto. —Pero siempre nos apoyaremos y protegeremos como ellos dos lo hacen.— meditó. Pese a las discrepancias entre su tío Keirean y su tío Vincent, los dos estaban el uno para el otro siendo Keirean quien sacaba a Vincent de sus problemas e incluso guardaba ciertos secretos de su hermano menor para protegerlo. Parecía que el único que era marginado entre esos hermanos era su padre, Richard Lancaster, quien siendo el primogénito y brillante Lancaster vivía en su propia esfera bajo la responsabilidad de llevar el apellido a lo más alto. Cain sentía que su padre tenía algo de narcisismo maligno en su personalidad y eso lo hacía carecer de empatía hacia todos.
—Richard, ven aquí. — el abuelo llamó a Cain. Por supuesto, éste sabía que su nieto aborrecía su primer nombre, pero debía respetar la importancia de llevar el nombre Richard como cada primogénito de su familia.
Cain le saludó frío y lacónico, al llegar a su lado.
—Vamos, hombre, si vienes con esa actitud van a creer que te pasó una fatalidad en tu vida. — le codeó, un tanto burlón. Sonrió, poderoso. Pese a ser el mayor de los Lancaster, era muy enérgico e imponente. Su porte alto le sumaba poderío.
Cain se mantuvo inmutable, pensando internamente en lo despreciable que era su abuelo sobre todo por ser tan cínico. A veces fantaseaba con la idea de que en algún momento de su vejez tendría un grado de demencia de tipo alzhéimer y le daría la excusa perfecta para internarlo en un asilo de ancianos y abandonarlo allí por siempre. De algún modo tenía que pagar las culpas.
—Sé más carismático. La gente va a pensar que mantienes un trauma de infancia si sigues tan serio. — El hombre apretó el hombro de su nieto mayor.
—…— “Tal vez ver a mis padres arder en llamas no es un gran trauma. Ah, pero tú sabes esa historia porque también andabas por allí…”
—¡Henry, mi muchacho! — dejo de lado a su nieto mayor y fue a darle un saludo efusivo al rubio. El Lancaster más parecido a su difunto hijo Richard. Aunque, la personalidad la ganó su nieto mayor, porque Henry se parecía físicamente, pero la personalidad del padre de los chicos la heredó, irónicamente, Cain, quien se había propuesto todos estos años ser distinto a su padre. —Que alto y guapo estás. Debes ser el sueño de todas las chicas. Supe de tus triunfos en el derbi del rey. Eres mi orgullo muchacho. Eres el orgullo de la familia. El que más brilla.— Por supuesto, el resto de nietos quedaron anulados ante la imagen perfecta que el abuelo tenía de Henry. Al señor le importaba mucho ese nieto suyo, porque sería la imagen social de la familia Lancaster. Henry cumplía con todos los requisitos y criterios que se le habían impuesto desde niño: las mejores calificaciones, los primeros lugares en las competencias de esgrima y equitación, ser el rubio de ojos calipsos por el que las chicas morían, destacar en el Eton College, ser miembro honorable de la Household Cavalry de la Royal Military Academy Sandhurst, estudiar Ciencias Políticas, tener modales y trato amable con la gente… Todo excelente, aunque a veces era disperso y eso preocupaba al abuelo. —Un día, muchacho, serás el Primer Ministro de Inglaterra. Lo prometo. Estás bien encaminado. Ya he hablado con mis contactos para hacerte un nombre en el gabinete político.
—…— Henry se sintió fatal internamente. No se acostumbraba a ese deseo de su padre y su abuelo, ¿Primer Ministro? No tenía el perfil, ni la personalidad y sabía que de ser político sería un nefasto político. Sólo le sonrió a su abuelo, para que no le dijera nada más.
—Apenas termines tu intercambio en Japón tienes que hacer otro intercambio. ¿Suiza o Alemania? ¿cuál escogerías tú?
—Suiza estará bien. — quedaba más lejos.
—Excelente. Es bueno aprender el sistema político y económico de ese país.— se aproximó más a su nieto. —Tenemos que hablar en privado después, tengo cosas que comunicarte. —
—¡Hola! — Licht llegó recién en ese momento. 
—¿Por qué llegas a esta hora? — interrogó su abuelo, mirándolo con una ceja alzada como si observara a un espécimen raro y desalineado.
—Licht estaba estudiando con unos compañeros para su próximo examen de álgebra. — dijo Leon, al auxilio de su mellizo.
Un mayordomo le indicó al dueño de casa que estaba todo listo para que cenaran por lo que el grupo familiar se dirigió al comedor donde tomaron asientos en sus respectivas asignaciones.
La cena fue mucho peor. Apenas iniciar comenzaron las críticas destructivas de parte del abuelo hacia todos. Era casi un ritual del hombre iniciar las cosas de ese modo, así como también lo había hecho su difunto hijo.
Finalmente, varios de los Lancaster terminaron diciéndose cosas negativas y resentimientos personales entre ellos, muy típico de las cenas familiares, exceptuando a Henry quien prefería mantenerse callado sin opinar nada muy sumido en su periferia personal. 

Terminada la tensa cena, continuaron las entrevistas en el despacho del señor Lancaster. Keirean fue el primero en retirarle indignado después de salir del despacho de su padre. Le indicó a su hija Aristia que ya era hora de marcharse y en poco tiempo desaparecieron. Vincent y el resto de sus sobrinos les tocó poco después hablar con el líder de los Lancaster cada uno a su tiempo por orden cronológico.
Vincent fue el siguiente en recibir la charla de su padre. Se esperaba todo lo negativo que le dijo, pero el hombre no se tomó nada en serio. “Cásate, no es digno que Adele crezca sin una madre. Compórtate debidamente, no eres más que lo peor de la familia. ¿Qué es eso de ser profesor de química en una universidad japonesa? Te necesitamos aquí en los negocios familiares o siendo maestro en Oxford.”
Al salir de la mansión, un hombre rubio y de ojos celeste lo esperaba en un auto descapotable. Adele corrió hasta el vehículo y se sentó en la parte trasera.

—¿Ya terminó? — dijo el rubio, bajándose las gafas.
—Sí. — asintió, con fastidio. 
—Deja de estar molesto…
—Te dije que no quería venir.
—Si no venías me culparían a mí por tu ausencia.
—Es cierto.— suspiró, rendido. —Y tengo que venir, aunque odie hacerlo… No puedo resistir la idea de pensar dejar a mis sobrinos solos con mi padre. Y me siento un real cobarde a no impedir este tipo de situaciones. — Si bien quería irse inmediatamente, todavía no se subía al automóvil. Estaba inquieto por sus sobrinos.

Al sentirse Vincent más responsable y cercano de sus sobrinos pensaba que lo correcto era esperarlos y asegurarse que volvieran a sus hogares.
Vincent miró con suplica al rubio, pidiéndole paciencia con él y su familia.
Irónicamente el nombre de aquel joven era Richard, como el de su padre, el de su hermano mayor y el de su sobrino, y curiosamente compartía muchas similitudes con su hermano como el cabello rubio y los ojos celestes, pero felizmente estaba lejos de tener su personalidad.
Richard Ranashinha de Vulpian era socio de la familia Lancaster en relación a los negocios con las joyas. Siendo uno de los examinadores de joyas más cotizado y requerido a nivel mundial, los Lancaster se habían asegurado de comprar sus servicios perpetuamente para que trabajara únicamente para la línea de negocios de joyas preciosas de los Lancaster. El oriundo de Sri Lankan había empezado muy joven a trabajar con los Lancaster y si bien el trato y el pago siempre fue digno, él mismo se sorprendía de que a sus veintinueve años de edad siguiera trabajando para aquella familia.
Consideraba que la mayoría de los Lancaster eran particularmente protervos y conspirativos, pero Vincent era una curiosa excepción. Eso justificaba más de una década de amistad con aquel Lancaster. Aunque Vincent era un par de años mayor que él, siempre lo sintió como un hermano menor.

—Allí está mi sobrino. Déjame preguntarle cómo se irán a sus hogares para asegurarme que estén bien. — Vincent le hizo un gesto a Cain. Pensaba que él tendría que ir a su encuentro, pero sorprendentemente fue su sobrino quien se acercó a él al ver de quien estaba acompañado. Supuso que quería algo de Richard.
—Okay…— Richard esperaba no tener que ser el asignado para ir a dejar a todos los sobrinos de Vincent. No sería la primera vez.
—Cain, ¿irán a la mansión o tienen otros planes? Me gustaría saber cómo van a retornar en caso de ir a casa. Sólo para estar tranquilo.
—¿No crees que estamos demasiado grande para ese tipo de preocupaciones? — entrecerró los ojos, hablándole sólo a él. Pasó a mirar al rubio. Aquel tipo se parecía a su padre y a su hermano Henry pero su personalidad era tan única que no permitía una comparación inconsciente con aquellos. Si fuera lo contrario, seguramente Cain jamás se le acercaría.
—Señor Lancaster…— Richard extendió la mano hacia el joven, éste le estrechó la mano sutilmente.
—Señor de Vulpian, quisiera tener una cita con usted para cotizar algunas joyas.
—¿Desde cuando te gustan las joyas, sobrino? ¡Oh! — Vincent juntó las palmas de sus manos, emocionado. —¿Acaso quieres una linda joya para obsequiar a alguna novia?
—…No. — respondió, aburrido. —Pero tengo que ganarme el favor de algunos socios y eso conlleva comprar sus voluntades por medio de obsequios…
—Vaya, que desilusión…
—No seas inmaduro, Vincent. — le dijo Cain. Tanto Vincent como Richard parpadearon un tanto confundidos por esa expresión… No por la falta de respeto al llamarlo por su nombre, sino porque a ambos se le asemejó a su difunto padre. Cain notó ese detalle. —Eh, ¿tiene tiempo en la semana? — despistó.
—Por supuesto, lo contactaré mañana para buscar un horario que le favorezca.
—Estaré pendiente. — asintió. También lo necesitaba para analizar las mejores joyas para el negocio de Ciel así que tendría que estar con el rubio más de una hora. Tendría que llevar a esa gruñona versión mini de él consigo quisiera o no.
—¿Entonces? — Vincent le insistió, volviendo a su preocupación inicial.
—Volveremos a la mansión. Ciel le pidió a Sebastian que nos trasladara conforme vayamos terminando la reunión con el señor.
—Pero Ciel es el menor, que alguien se quede a esperarlo. No lo dejen solo.
—…—
—¡Ah! ¡Tengo que llamar a Henry! Él lo puede esperar. Me dirá que sí.
—Henry ya se fue… Solo. Para que veas como es tu sobrino favorito. — le dijo con cierta malicia en sus palabras, remarcando lo de favorito.
—No es capaz.
—De hecho, lo vi irse hace un rato, solo…— confirmó Richard, apagando el motor del automovil suponiendo que  tendría que esperar a Vincent.
—…— Vincent se quedó perplejo. No esperaba que Henry los dejara. —Ya. Le diré a Arthur. — que era el tercer sobrino de los mayores. —y que además espere a los mellizos. Tampoco pueden quedarse solos.

Tal como sospechaba Vulpian, Vincent no se movería de allí hasta asegurarse que todos sus sobrinos estuvieran bien encaminados. Le tuvo que esperar casi una hora hasta que por fin pudieron largarse del lugar.
Una vez llegados los jóvenes Lancaster a la mansión principal que el difunto padre construyó, los chicos comenzaron a comentarse entre ellos con curiosidad respecto a la charla con el abuelo.

—¿Qué te dijo a ti?
—Lo de siempre, que soy muy disperso y que tengo que estudiar más. Que no quiere que avergüence nuestro apellido en el Eton. — le respondió Leonhard a su mellizo.
—Ahh, ese anciano es un fastidio. — Licht abrazó protector a su hermano. Sabía que Leonhard era tratado como “estúpido niño sin futuro” por su abuelo debido a su déficit atencional y eso a Licht le irritaba.
—¿Qué te dijo a ti?
—Que sea más recatado. Que mi conducta no es digna de un Lancaster y que no me junte con chicos de nivel social más bajo. Que si sigo así la gente va a pensar que soy adoptado. Que me corte el cabello, haha. Bahw, no importa lo que diga, ¿vamos a escuchar música a nuestro cuarto? — la mansión tenía algo así como unas trecientas alcobas, pero Licht y Leonhard, imposibles de verse separados, compartían cuarto y dormían juntos.
—¡Sí! Necesito sacarme de la mente la maldita música clásica del despacho del abuelo.
—¿No deberían estudiar para el examen que tienen mañana? — Ruveliss les increpó.
—Tks, ignorémoslo. Ruveliss es un viejo amargado— Leon meneó una mano en el aire.
—¿Perdón? ¿ignorarme?—Y le habían dicho viejo. Los mellizos continuaron su camino sin hacerle caso. —Les estoy hablando. — exigió el mayor, disgustado.
—Déjalos, Ruveliss. Están en una edad compleja. — Arthur puso una mano en el hombro de su hermano tratando de ser un conciliador.
Cada uno de los chicos fue dirigiéndose a sus propios dormitorios o lugares preferidos para pasar el resto de la noche.

Al día siguiente Cain optó saltarse el desayuno para no tener que estar con tanta gente, y prefirió dar un paseo por los alrededores de la mansión. El enorme jardín de laberintos lucía en todo su esplendor para esa fecha invernal. Si bien era mucho más radiante en primavera, a Cain le gustaba visitar el laberinto en invierno cuando todo estaba teñido de blanco y cubierto por la nieve. Le hacía recordar al escenario del libro “The Shining”
Después de salir del laberinto y caminar un largo trayecto más, llegó hasta el área más alejada de las hectáreas de terreno, donde se encontraba el panteón familiar. No visitaba ese sitio de hace años y le daba cierta curiosidad adentrarse allí.
Pensaba que sería una mañana tranquila sin interrupciones, pero al parecer alguien más tuvo la misma idea y se le adelantó. En frente, en la tumba donde yacían su madre y su padre, vio que Henry estaba de pie contemplando el lecho de descanso de sus progenitores.

—¿Qué haces aquí?— le interrumpió Cain, un poco fastidiado de que Henry estuviera allí. Le molestaba la presencia del rubio, suficiente tenía con soportarlo en Japón. Aunque los dos se mantuvieran separados en lo posible en Tokio: Cain viendo el techo en su pent-house y Henry viendo el techo en la mansión de la familia en Tokio, no era suficiente distancia.
—Visitaba a mis padres.
—Hm…—
—…—
—Tienes compromisos con el círculo social.
—La cita con el consorcio la tengo en la tarde…— Henry esperó unos segundos, mirando hacia el par de pilares que conformaba la lápida de las tumbas. —Pero si quieres que me vaya…
—Me da igual...—  el mayor se quedó un par de pasos detrás del rubio observándolo de forma analítica. Henry prefirió mantener su postura de darle la espalda. —¿Qué te dijo el abuelo?
—Mh, supongo que lo mismo que a ti. — dejo un par de amapolas rojas invernales sobre las tumbas. Después de tomarse su tiempo quitando un poco de nieve de las lápidas, por fin se volteó a ver a su hermano mayor. —Que consiga novia, me case, que tenga hijos… Que arme una imagen magnánima y cercana socialmente para las familias de Inglaterra para ir ganando “votos” — el abuelo estaba muy molesto con Cain porque su nieto mayor había logrado deshacerse de las posibles prometidas que el abuelo había conseguido para Cain y para Henry. Al hombre le preocupaba especialmente esos dos nietos suyos, quienes ya tenían veintiuno y vente años de edad. Sus dos hijos mayores, a sus edades, ya estaban casados y con hijos. Esperaba que no fueran unos solterones fracasados como su hijo Vincent.
—¿Qué te pidió a ti?
—Lo mismo. — mintió. Por primera vez en mucho tiempo su abuelo le pidió algo distinto que no fuera tener una novia porque según él “su imagen tan delicada podía confundir a los demás con una tendencia aberrante de homosexualidad así que era mejor evitar esas confusiones en los demás y conseguir una novia trofeo para no dar que hablar”. En esta ocasión le pidió seguir en Rizembool y apoyar a un allegado de la familia en sus investigaciones científicas. Pero ese allegado desgraciadamente era Johan Liebheart quien lo extorsionaba libremente con aprobación de su propio abuelo. —Sígueme.— Cain comenzó a caminar hacia el panteón familiar donde yacían los ancestros de siglos atrás.
—¿A dónde? — le persiguió, pero con cierto recelo titubeante de obedecerlo.
—Ah. — Cain suspiró, aburrido por la actitud de su hermano. —¿Tienes miedo? —
—…—
—Por favor.... Eso pasó hace mucho tiempo. Éramos niños. —
—Eh—
—Ya no lo voy a volver a hacer.
—Bueno…— le siguió sumiso unos pasos detrás de él, esperando que no ocurriera de nuevo aquel suceso. La caminata era un tanto larga y los dos continuaron avanzando por la nieve en silencio. Henry se sentía un tanto angustiado por estar allí y las preguntas se presentaban en su mente respecto a lo sucedido cuando eran niños. Jamás le preguntó a Cain por qué lo hizo ni tampoco le tenía rencor por ello, incluso nunca lo acusó con sus padres en aquel entonces, pero ahora que estaban más grande pensó que podía preguntarle directamente. —¿Por qué me dejaste encerrado en el mausoleo aquella vez? S-sé que no te caigo bien, pero no pensé que de niños fuera demasiado molesto para ti.
Ambos recordaron fugazmente el suceso. Cain había invitado a su hermano Henry cuando eran muy pequeños a visitar el panteón familiar. Henry siempre muy confiado de su hermano mayor le obedeció y cuando entró en el mausoleo Cain aprovechó de encerrarlo allí dentro. No volvió hasta la mañana siguiente, presionado por su madre encarándolo que él había sido el último que estuvo con Henry.
Cain se detuvo de pronto, pero sin voltearse.
—Siempre has sido una molesta para mí, Henry. —
—…— eran palabras duras, pero internamente entendía que se las merecía. —Lo siento.
—...— se volteó para mirarlo de reojo. —Eras un niño demasiado confiado y yo… siempre estaba perdiendo. — dijo con honestidad, mirando hacia el piso y con una expresión de decepción interna hacia sí mismo. —Siempre estoy perdiendo. — repitió. —Tú eras el orgullo de nuestra madre y yo sólo era el niño quebrado que debían reemplazar. Lástima para ti que no me morí en el transcurso de los años. — le sonrió de pronto, perturbando a Henry por el gesto un tanto cruel.
—Yo nunca desearía eso. Prefiero ser yo quien muera antes que algo te pase.
Cain giró los ojos. —¿No puedes por una vez en tu vida dejar de ser tan dramático por solo cinco minutos? — siguió caminando, cansado de la tragedia de ése. Finalmente llegó a donde quería. Abrió la puerta.
—Ah, ¿de nuevo aquí? — Henry reconoció el mausoleo, se sintió perturbado.
—No te voy a encerrar… Entremos. Quiero mostrarte algo.
El rubio le obedeció de todos modos. No importa si Cain quisiera encerrarlo allí de nuevo, quizá se lo merecía por siempre hacerlo sentir mal.
—Quería mostrarte esto. — El pelinegro apuntó un par de tumbas. De aquellas cuadradas que esculpían la figura del fallecido sobre ellas como si durmiera eternamente sobre esta. —Lee aquí—
El rubio se acercó a leer las escrituras y puso una expresión de extrañeza y auténtica confusión. —Tiene mi nombre. Y el de al lado, el tuyo. Idénticos. Y fueron hermanos en el mismo orden que nosotros.
—No sé cómo no lo notaste hace años. Considerando que estuviste encerrado aquí toda una noche. — dijo con humor negro.
—…— suponía que al ser en ese entonces un niño encerrado en la oscuridad rodeado de muertos lo que menos haría sería averiguar quiénes eran los antepasados que lo rodeaban. Se acercó más al que correspondía a su nombre. La escultura esculpida sobre la tumba era, admirablemente, muy parecida a él mismo. —Murió bastante joven. — comentó, con cierto halo de admiración por aquella muerta tan prematura. Cain se le quedó mirando de forma crítica, esperaba que su hermano no se ilusionara con tonteras melancólicas. —Falleció tras la batalla de Waterloo. — apoyó el rostro sobre la tumba y sobre su mano, articulando una sonrisa de embelesamiento y de paz, como si pudiera palpar la mismísima muerte de aquel joven. Se preguntaba muchas cosas al respecto de esa pobre vida.
—Éste infeliz duró uno poco más.— Cain dio una suave patada a la tumba, con algo de sorna a su antepasado con su mismo nombre. Pensaba que su segundo nombre, Cain, era único en su línea, pero al parecer hasta eso era una sucesión inmutable en los Lancaster. “Richard Cain” ya existió y expiró hace siglo. Tan desgraciado y solo como él mismo se estaba formando. —También estuvo en Waterloo, pero sobrevivió. Estuve leyendo sobre él, al parecer se reprochaba no poder hacer mucho por su fallecido hermano, se casó y tuvo un hijo, pero la relación con ellos no fue prospera. Se hizo matar en un duelo contra un tipo que el mismo provocó con la intensión de dejarse disparar. Es decir, suicidio asistido. 
—Es una triste historia— Henry miró esa tumba con melancolía. Ese antepasado con el nombre de su hermano debió haber sufrido mucho para buscarse una muerte tan indigna. Sintió tristeza por su pesar, pensando en su propio hermano y toda la carga que debía soportar en la actualidad. Tuvo el gesto de tocar con la punta de sus dedos el rostro esculpido de aquel que llevaba el nombre de su hermano y sentirlo como un triste sueño del pasado. —Parece que venimos de una familia bastante trágica y... con tendencias suicidales.
Suicidales o psicóticos. La historia narraba a los Lancaster como suicidas, o que terminaban volviéndose locos después de la “fiebre” que los abatía en la adolescencia o que eran realmente unos malditos sin corazón odiados por muchos y se ganaban muchas historias oscuras.
Henry pensó que seguiría los ejemplos de su antepasado y su descendencia moriría con él por el bien de su propia salud mental y de otros. Por lo que leía en la tumba, aquel Henry no se alcanzó a casar ni a tener hijos así que supuso que no le causó dolor a nadie con su fallecimiento.
—Volvamos. — dijo Cain.
Ambos hermanos salieron del panteón y se alejaron de esa zona volviendo por el laberinto el cual lo recorrieron hasta llegar al centro donde había una pileta cuya agua estaba congelada. Se sentaron en una banca a esperar que pasara el tiempo en que los demás Lancaster iban saliendo de la casa para no toparse con alguien.

El mayor de los hermanos se quedó pensando en esos antepasados que acababan de visitar. Era increíble como el sujeto con su nombre terminó de un modo tan patético sólo por la muerte de su hermano, aunque de un modo interno le llamaba la atención el vínculo que compartieron esos dos fallecidos como para que terminaran uniéndose tempranamente en la muerte.
Él tenía una relación distante con Henry y, felizmente, no se veía muriendo por él. El afecto hacia el rubio no era precisamente intenso. Sólo lo toleraba en la medida justa por ser el hermano que le sigue. Nada de sentimentalismos.
Cain rememoró los años pasados en familia en Londres. Desde niño lo había tenido todo, por así decirlo, pero sus padres siempre llenaban con dinero las necesidades afectivas de él y sus hermanos.

Flash Back

El primer embarazo de la señora Lancaster fue complicado. Su primer hijo resultó tener una débil salud durante los primeros años de vida, pasando por fiebres y complicaciones, pero afortunadamente para el matrimonio, ante los temores, un segundo hijo llegó pronto y parecía rebozar de buena salud.
Cain tuvo que vivir durante sus primeros años con problemas debido a su delicada salud y durante el resto de su vida convivir con el diagnóstico de anemia y un cuadro de asma con presencia de hiperventilación lo cual le generaba bastante desagrado. En especial, porque su hermano Henry había nacido para brillar más que él y hacerlo sentir constantemente como alguien que podía ser remplazado. Con los años nacieron unos cuantos hermanos más, pero era Henry el que se llevaba todo el afecto de su querida madre y la atención de todos.
Cain trataba de mantener la distancia de su segundo hermano y aunque se mostrase indiferente y recatado respecto a él, internamente sentía una gran envidia hacia el rubio. En simples palabras, su hermano era perfecto. Había nacido en buena fecha, convirtiéndose en un niño muy inteligente y de buena salud, demostrando estéticamente ser muy bien parecido a su señor padre y ser todo lo que ellos esperaban.
Le tenía envidia y su padre se reía de esa situación añadiendo comentarios como “Tienes bien puesto el nombre de Cain, hermano envidioso.”
¿Cómo no despreciarlo si era el consentido de todos?

Y odiaba a las amistades de su madre por ese detalle.

“Oh, ¿es tu hijo mayor? Pero que lindura. Tiene pestañas largas y se ve bastante fino, se parece mucho a ti. Tiene tu cabello oscuro y tus ojos verdes claros. Si le dejaras el cabello largo, parecería una hermosa niña.” Le comentaba una mujer a su madre. La señora Lancaster sólo se limitó a sonreír discretamente.
“…” Cain entrecerraba los ojos, manteniendo una fina e imaginaria línea divisora entre esas señoras y él. Las aborrecía completamente y no deseaba contacto con ellas.
“Es demasiado serio para ser un niño tan pequeño.” La mujer lo miró ofendida y pasó de él. “Ahw, ¿y éste es tu segundo niño? ¡Pero que bello! Su cabello es tan rubio y sus ojos son tan calipsos. Se va a convertir en un hermoso joven. Debería conocer a mi hija Amy, se llevarían bien y quizá, con el tiempo, podrían ser pareja.”
“…” Henry en cambio se quedaba quieto, mirando hacia otra dirección.
“Es un poco tímido, al parecer.” Comentó una de las señoras, enternecida. “Debe conocer a mi hija, insisto. Un niño como él debe tener amigas bien agraciadas como mi niña.”
“Henry es mi sol.” Dijo la madre, abrazando a su hijo, orgullosa y posesiva de él mientras que a su otro hijo lo dejaba marginado de su protección.

Una vez, él se enfermó tanto y por varios días padeció de fiebre intensa y tos. Estuvo aislado en su cuarto por días sin recibir visitas más que la de los sirvientes que iban a dejarle alimentos y la visita de Evangeline, la joven doctora que lo cuidaba con esmero. Pero sus padres no se pasaron por su cuarto ni una sola vez.

Entre la fiebre y el anhelo, él esperaba abrir los ojos y encontrarse con su madre acariciándole el rostro y asegurándole que estaría bien. O a su padre diciéndole lo fuerte que era y lo orgulloso que estaba de él.

Pero sólo eran fantasías de niño.

“¿Qué haces aquí?” En cambio. Estaba ese maldito hermano suyo a quien evitaba hablarle. El niño de ojos verdes se giró en la cama, dándole la espalda. “Lárgate.” Pero su hermano siguió allí, con la intención de acompañarlo. “…”
“¿Te sientes mejor?”
 “Déjame solo. Lo que menos quiero ver en la vida es a ti.” Y si se moría por la fiebre no quería irse al cielo (?) sabiendo que lo último que vio fue a Henry.
“…”
“Te vas a enfermar… Y me echaran también la culpa por eso.”
Pese al trato, el rubio se quedó sentado en el borde de la cama sin esperar que su hermano mayor cambiara su actitud. Desde pequeño se dio cuenta de que él era difícil de llevar y por mucho que lo intentaba no lograba quebrar la distancia entre su hermano mayor y él. Henry se apenaba de que su hermano fuera tan duro con él, pero entendía que tenía sus motivos y seguro no era de maldad. Por, sobre todo, no quería que estuviera solo.
Las horas pasaban y la noche fue cayendo. Aunque Cain estaba muy molesto de que no se retirara, en el fondo de si entendía que la única persona en toda esa enorme mansión que se dignó a ver si seguía vivo o tan siquiera respiraba fue su hermano Henry. Se movió en la cama y le ordenó que se pusiera cómodo si así lo quería. Su hermano pasó la noche allí y lo acompañó recostándose a su lado frente a frente. Conversaron distintas cosas y pese a que existieron momentos emotivos, Cain seguía sin perdonarle el hecho de que existiera para quedarse con todo lo que él quería.

Fin de Flash Back
« Last Edit: February 13, 2020, 08:53:23 PM by Kana »


Kana

Re: HiMEverse Episode V: The Rebels Strike Back
« Reply #619: February 13, 2020, 04:10:45 PM »
Segunda parte

—¿Por qué no contestas mis llamadas? —
Cain curvó sus cejas, pensando que había ilusionado esa voz porque se le hacía imposible que estuviera allí. Miró con confusión hacia esa persona sin creer que existiera en esos momentos allí.
—¿Walker? ¿Qué haces aquí? — lo siguió observando como si fuera una mentira allí parada. Luego miró a su alrededor enterándose que Henry no estaba. —¿Dónde se metió? —
—¿Quién? ¿Tu hermano? — el peliblanco seguía parado, indignadísimo, manteniendo los brazos en su cintura y mirándolo con desprecio. —Se fue hace mucho rato. Has estado sentado allí sin moverte hace minutos.
—¿Qué? — lo volvió a mirar, incrédulo. Walker seguro estaba delirando. Sólo cerró los ojos por un par de minutos desde la última vez que vio a Henry.
—¡Eso! Que parece que te dormiste allí sentado o te moriste y reviviste. ¡Qué se yo!
—Imposible…Sólo han pasado unos minutos desde que…— se miró sus manos poniéndolas al frente de su vista, sus dedos estaban inmóviles por el frío y la escarcha de nieve estaba sobre su vestuario. No. Era imposible que se haya quedado en un estado desconectado sin darse cuenta por tanto tiempo.
—Hey, no deberías quedarte tanto tiempo aquí en el frío y solo. Si te mueres congelado ten por seguro que nadie se dignará en buscarte y estarás por siglos allí sentado. — Allen suspiró, aún molesto. Se sentó a su lado.
—¿Por qué estás aquí? — lo observó, con suspicacia. —¿No vienes con la tipa o sí?
—¿Kana? Ah, no. Kana está en Tokio.  ¿Recuerdas que ella me trajo para ver tu participación en el derbi del rey salvándome del inesperado cambio de vuelo de mis pasajes aéreos? Pues, después volvimos y aún tenía vigente los pasajes que me dio la compañía como compensación por el cambio de vuelo. Así que tenía la opción de venir o desaprovecharlos y como ha caído en fin de semana no ha perjudicado en nada mis estudios los tomé para no perderlos. A todo esto, ¡Eres un irresponsable! Se supone que deberías estar en clases. ¡Se supone que Henry también debería volver y anda por allí mirando la nieve en vez de estar en sus clases! ¿Qué clase de hermano mayor eres? No entie— ¡AHGHK! — Allen escupió el montón de nieve que Cain le metió en la boca. —¡Quema!
—Cállate un momento… Mareas. — entrecerró los ojos observándolo indiferente a su malestar. Era increíble como soportaba a un sujeto que no paraba de hablar. —No quiero volver. Segundo…. Henry es mayor de edad y puede volver solo. Me usa de excusa para su irresponsabilidad. No es tan bueno como crees. — alzó una ceja. —Por último, ¿no tienes nada mejor que hacerme perder el tiempo? Supongo que sería más ameno para ti visitar a esas lacras drogadictas con las que te juntas.
—¿A quien…? ¡Lavi no es drogadicto ni mucho menos una lacra! — le reclamó al comprender de quien se refería. No permitiría que le faltara el respeto a su amigo. —Un día de esto, tendrás que pedirle perdón por todo lo que le dices y el trato frío que le das. Oh, alguien ha cometido demasiados crímenes contra la humanidad, ahora que lo pienso. Tienes que pedirle perdón a un montón de gente.
—No.
—Y un día pagaras tus pecados como hermano mayor maligno.
—No.
—¡Eres tan jodidamente arrogante!
—Y tú molesto. Y no he hecho nada que merezca un acto de redención de mi parte. A todos esos hermanos que tengo los he tratado bien… Los he educado bien…
—Por favor… Torturabas física y psicológicamente a Henry cuando eran niños y a todos los otros siempre los trataste como mascotas. De verdad que un día pagarás por ello y te ganarás un buen golpe.
—Por favor, Walker, esas cosas no pasan. — dijo seguro y orgulloso de sí mismo. Nadie podía tocarlo. —¿En serio crees que vendrá la “justicia divina” a golpearme de la nada? — lo observó invalidándolo —Yo no critico como te comportas con tu hermano. Sobre todo, por lo descarriado que te salió. — Cain se levantó. —Déjame en paz.
—Nou. — Allen se rio, feliz de ser un fastidio para él. Era el objetivo. Siempre. Estaba seguro que él era el único que podía perturbar la frialdad perpetua de Cain logrando hastiarlo.—Voy a pasar todo el día contigo. — le hizo un gesto infantilizado.
—Ah, no. — buscó con la mirada a algún tercero.
—Si buscas a uno de los guardias matones para que me saque a patadas pierdes el tiempo. Tu tío Vincent ya les dijo que nos dejen pasar tiempo juntos.
—...— ese maldito de Vincent se metía donde no lo llamaban. Primero lo trataba como menor de edad, luego lo molestaba con que tuviera más amigo y ahora… le obligaba a estar con Walker.
—No seas amargado…— le tiró del brazo insistentemente. —Estoy solo en Londres y está nevando mucho. Seré como la huerfanita del cuento que vendía fósforos en la calle nevada sufriendo y muriendo congelada. ¿No creo que quieras que me quede congelado por allí o sí?
—Hm…—
—¿Lo estás pensando, cierto? Hehe. — Allen rio un poco, irritado. Tenía ganas de golpearlo y hasta la fecha no se explicaba como no lo había hecho antes.
—Okay…— le dio unas palmadas en la cabeza. —No puedo dejar a mi mascota congelarse. — habló con sarcasmo.
—Ahw, eres tan bueno si te lo propones. — Allen le sonrió del mismo modo, indignado por la broma humillante. Dejo pasar un segundo, dos, tres y el cuarto haría sentir al otro como triunfador y eso esperaba Allen. Cuando bajo la guardia le dio una ligera patada en la pierna y el otro lo miró indignado por su salvaje ataque inesperado. Antes de que le dijera algo, Allen lo encaró. —Y agradece que no te muerdo.
Pasar el día juntos podría ser un suplicio para los dos y el entorno podría decir que siendo tan distintos era incompatible lograr una convivencia armoniosa pero los que conocían de esa pseudo amistad que duraba en los años sabían que era mejor dejarlos solos.
Prefirieron ir a dar un paseo por Londres y recorrer los sitios que visitaban cuando eran niños. Todo iba relativamente bien hasta que a Allen se le ocurrió preguntar lo que quería preguntar de hace semanas.

—¿Cómo conociste a Kana? ¿Y cómo fue todo ese tiempo que simpatizaron? Aún no me dices nada respecto a cómo fuiste su Key.
—…— siguió caminando con la mirada de frente y las manos metidas en los bolsillos de su gabardina, indiferente a todo.
—Es increíble que hayas sido Key de alguien. Es decir…. Eres súper pesado y… un poco inútil. Todavía no me hace coherencia. — Allen se quedó pensativo. —No digo que no sirvas para nada, sé que eres bueno en esgrima y en tácticas, pero eres… como improductivo en cierto modo. Hasta hace unos años todavía me pedías ayuda para moverte en metro.
—…—
—¿Te acuerdas? — lo picó. —Tus sirvientes te trasladaban a todos lados y tú querías moverte solo. Me pedías mi tarjeta de metro y que te acompañara porque nunca aprendiste a usarla. Eras tan inocente en ese entonces. Aw.
—Cállate cinco minutos.
—Kana y tú son muy extraños. No los veo siendo amigos… Ella es tranquila pero no es del tipo frívola como tú. Incluso hablas en monosílabos… No los imagino teniendo una charla o paseando e insisto que no te veo como su Key. Eres demasiado princeso para meterte en esas cosas. No creo que hayas sido mucho aporte. Por eso me da mucha curiosidad conocer esa parte de la historia.
—…— lo miró de reojo. —Eran otros tiempos. Supongo. Cualquiera podía ser Key de cualquiera.
—Tiene sentido. Escuché que había una tipa que tenía miles de Keys…—
—…—
—Temari creo que se llamaba. O eso dicen los mitos de Hanasaki. ¿No la conociste cuando estuviste en Hanasaki?
—No hablo con chinos…
—No era un chino, ¡por Dios! — Allen giró los ojos. Si Cain dejara esa parte racista, elitista y discriminadora, tal vez, sólo tal vez, en la vida le podría ir mejor. —Ni siquiera era hombre. Si dejaras de ignorar la existencia de las demás personas te darías cuenta de muchos detalles.
—No me interesa…
—Bueno, hablemos de otro tema entonces. ¿Qué tal han estado tus vacaciones? Cuéntame un poco…
—…—
—Ehw, ¿y si hablamos de algo que quieras?
—No.
—¡¿Por qué estás molesto conmigo ahora?!— frunció el ceño, irritado al darse cuenta de ese notorio detalle. Con él era difícil, todo el tiempo era muy difícil, porque era un inexpresivo ser que era además muy confuso. Pero ahora que se daba cuenta, Cain había estado irritable con él desde la mañana y no entendía por qué. Eso le ofuscaba, porque ese sujeto se molestaba con él de la nada con detalles absurdos. ¿Qué había hecho o no hecho ahora?
—Tú deberías saber.
—Yo debería estar enojado contigo por aplicarme la ley del hielo hace semanas por vez número mil.
—Te lo merecías.
—¡¿Por qué me lo iba a merecer?!
—No sé, Walker… Tal vez ser tan necio y joderme una y otra vez obligándome a conversar con personas que para mí ya no existen más.— refiriéndose a las veces que Allen planeó dejarlo encerrado con Kana para que solucionaran sus problemas y las otras oportunidades que lo presionaba para hablar con Kana. Y el estúpido de Henry, sin voluntad, cooperó con Allen ante la petición del peliblanco. Cain se había encargado de enseñarle a su hermano que no volviera a conspirar contra él.
—Ay, no sé cómo es que me junto contigo.
—Ni yo. Supongo que sientes lástima o algo por el estilo, ¿no? Salve Walker, protector de los quebrados…— expresó en sátira.
—¿Lastima? ¿En serio? ¿Así defines nuestra amistad? ¿Cómo un gesto de lástima hacia ti? — el peliblanco se detuvo, indignado por las palabras del otro. Después de años y años de malos tratos y condiciones punitivas que Cain le imponía ilógicamente lo mínimo que esperaba era una muestra de respeto (mínimo) de su parte hacia su persona. Kana tenía razón. Mil veces razón. Él era un masoquista al tenerle tanta paciencia a ese sujeto tan complicado y amargado. —Por favor, Lancaster, intenta salir de tu pequeño mundo de miseria y egocéntrica tragedia por una vez en tu vida pues no todo gira en torno tuyo y date cuenta que no todo es oscuro, o torcido o manipulador en la vida. No todos vamos por la vida intentando destruir a otros o teniendo relaciones instrumentales como tú para conseguir algo.
—… ¿Qué quieres de mí?
—¡No quiero nada de ti, tarado!
—No me subas la voz, Walker. Apuesto que a esos degenerados con los que te juntas no les faltas el respeto de este modo como a mí. No comprendo cómo sigo soportándote.
—YA. Suficiente. Ya he tolerado mucho de tus tonteras como para que te victimices. Eres lejos la persona más tóxica que conozco así que vete a Chernóbil y sé feliz allí— molesto, volvió a retomar el paso, pero prefirió irse a otra dirección.
—Piérdete…— murmuró viéndolo irse. Siempre volvía, después de todo. Cain siguió caminando en dirección derecha. Sabía que Walker volvería.
Ninguno de los dos podía comprender como podían ser ¿amigos? Si se podían definir así. Eran tan distintos y obstinados. 
Cain sentía que Allen era un iluso. Todo el tiempo intentaba ir por allí dándole contención emocional que él jamás le pedía y queriendo salvarlo de cosas que no existían. Tenía ese maldito complejo de querer ayudar a otros y por eso seguramente se había aferrado tanto a Kana Nakiri últimamente. Esa tipa era un caos y era perfecta para ser una “pobre” persona que necesitaba apoyo y ayuda.
Incluso Allen y Kana se llamaban “mejores amigos” y cosas así se posteaban en redes sociales. Esos dos parecían inseparables últimamente.

“Siempre estoy perdiendo” se repitió mentalmente.

Primero había perdido a Kana Nakiri con la falsa muerte de ésta donde lo tuvo durante años engañado. Quien fue hace años una amiga muy cercana y con quien había compartido tantas vivencias simbólicas.
Ahora perdía a Allen Walker, al único y el único que lo soportaba y a quien conocía desde que eran niños.
Allen era un tonto por no darse cuenta de que estaba molesto porque se aliaba con Kana contra él. No le pedía que se pusiera de su lado, la pelea sin sentido de Nakiri sobre Hanasaki y Rizembool a Cain no le importaba, pero mínimo esperaba un comportamiento empático de su parte y en cambio lo único que hacía era criticarlo como si él fuera el villano de esa historia.
Pero era mejor así. Que se alejara más.
Total, hace años se habían alejado los dos. Desde que Allen tuvo otros amigos más “amenos” y desde que él se dedicó a sus responsabilidades.

Aún no escuchaba al peliblanco criticándolo desde atrás y eso lo perturbó. En ese momento ya se esperaría que Allen haya vuelto hacia él molestándolo por cualquier otra cosa, pero no sucedió.
Había logrado ofenderlo lo suficiente para apartarlo al menos por un tiempo.
Pensar que había sido él mismo quien se acercó por primera vez a Allen.
Realmente él destruía todo lo que estaba cerca suyo. Su padre tenía razón en eso.

Allen seguía caminando ofuscado. No estaba para soportar cretinos. De verdad que se cuestionaba como podía tan siquiera tolerar a un amargado de esa índole.

Flash Back

—Me llamo Cain Lancaster. Mucho gusto. — extendió su mano para estrechar la del otro niño en una actitud amigable.
—Yo me llamo Allen Walker, el gusto es mío. — le saludó del mismo modo. Era el primero que se le acercaba en ese evento social.
—Podemos ser amigos si quieres.
—Gracias.

Momentos antes, Cain conversaba con sus “amigos” otros niños de su edad e hijos de millonarios, respecto a la nueva familia que se integraba al círculo social al que pertenecían. Los “news rich” o "Nouveau riche​" no eran muy aceptados en sus núcleos e inmediatamente comenzaron a hablar en relación a ellos. Aunque sus amigos le advirtieron que era mejor mantenerse apartados de los Walker, Cain prefirió ir a presentarse al hijo mayor.

Desde ese día comenzaron a interactuar, hacerse más y más cercanos. Cain había preferido tener cercanía con Allen quien parecía más sincero a diferencia del “sequito” de niños que siempre lo seguía a todos lados y le encontraban todo bien sólo por llevar el apellido que llevaba. Poco a poco fue dejando de lado sus “amistades” y prefirió pasar más tiempo con Allen, era interesante y aunque se le hacía como un chico un poco extraño sus ocurrencias le hacían gracia.
A Allen se le hizo que el otro chico era interesante, sobre todo le llamaba la atención lo inteligente que era y le daba cierta gracia que fuera tan quisquilloso para ciertas cosas.
Con el tiempo comenzó a darse cuenta que Cain se desgastaba en mantener una máscara social de gentileza con los demás que en realidad le cansaba bastante. Tener la presidencia del curso, ser el más destacado, ganar constantemente trofeos y medallas debía ser todo lo necesario para forjarse como un político o empresario exitoso a futuro e ir cultivando sirvientes sumisos entre esos niños ricos que le siguieran a donde fuera no era una opción era un deber.
Allen le dijo que no era necesario usar esa máscara social con él, y eso liberó bastante a Cain.

Era como Lucifer. Fascinante, carismático y perverso.
Pero como buen demonio, tenía sus puntos de vulnerabilidad. Recordaba una ocasión en que fue a visitarlo a la enfermería después de que se había descompensado tras jugar fútbol con el equipo de la escuela. Como era de esperar, Cain no iba a demostrarse débil así que resistió hasta el final del partido para luego irse a la enfermería discretamente.

—¿Sabías que la hiperventilación está asociada a cuadros de malestar emocional?
—Suena patético.— respondió el pelinegro desde la camilla. Ya estaba mejor y se estaba alistando para salir de allí. —Prefiero creer que me pasa porque debo tener una falla cardiaca que me va a matar pronto a pensar que me pasa por algo… ¿psicológico? — Afortunadamente, sólo Allen sabía de su liguero problema.
—No es que tengas un problema psicológico. Puede ser algo contextual. Como estar bajo estímulos muy estresantes o cosas por el estilo.— dijo, finalmente aproximándose al punto que quería llegar. Por supuesto el otro le negó, pero los momentos prolongados en silencio le delataron. —¿Es… por tu padre?
—…— se bajó de la camilla y fue por sus cosas. El peliblanco volvió a insistirle y supo que no lo dejaría tranquilo hasta decirle algo. —Tuve una discusión con él, pero nada de otro mundo.
—¿Por qué?
—Porque…— dudó si responderle o no. —Porque se hizo la prueba de paternidad. Salió positivo de nuevo… Pensé que ya se había quedado tranquilo con la primera vez. Supongo que negarme es su mayor anhelo y no se da por vencido. — alzó los hombros, restándole importancia. —¿Vamos al centro? Tengo que comprar algunas cosas y el día parece agradable así que podríamos pasear el resto de la tarde.
—¿Y si hablamos de esto? — le siguió.
—No. Es algo normal en mi vida.
—Es que ese es el punto. No es normal. La conducta de tu padre hacia ti, hacia tus hermanos. Es violencia psicológica…
—Lo haces ver como algo tan grave pero no lo es. Nosotros nos criamos así, él fue criado así, su padre también… Eso nos hace fuertes. — le restó importancia.
“Perdona, pero tu familia es súper tóxica…” pero no podía decírselo sin que se ofendiera.
—¿Me acompañas o no?
—Sí, sí…— Allen suspiró, rendido. Le siguió.
—Allen…— le habló con seriedad después de una pausa de silencio. —Si finalmente te digo cosas así no es para que las uses en mi contra o para que sientas lástima de mí. —
—Nunca lo usaría para molestarte, tonto. — se sentó en un asiento a esperarlo mientras se iba a duchar. —Y no es lástima. No pienses así.

Mientras Cain se duchaba, pensó en la discusión con su padre. La primera vez que le pidió pruebas de paternidad a su esposa, él era un niño y no se lo había tomado como algo malo puesto que era un menor fácil de convencer y su padre había sido amable. Esta segunda vez, su progenitor también fue amable, aunque Cain ya sabía que era una táctica para conseguir todo lo que quería sin verse como un mal sujeto. Su padre pensaba que, como Cain no se parecía a él, tal vez no era su hijo. Incluso le decía en bromas crueles a su esposa que su primogénito se parecía mucho más a su hermano Vincent que a él.
Pero era algo normal en la vida familiar de los Lancaster. Tan común como cuando su padre le dijo en su cumpleaños las palabras que, irónicamente, le encontraba la razón y mucho sentido.

“Niño, perdóname, pero no puedo quererte. Sé que te esfuerzas mucho para que yo te quiera y yo por más que trato no puedo.” sonrió, amenamente. “Pero es algo normal en nuestra familia. Mi padre tampoco me quiso nunca, su padre tampoco lo quería a él, pero yo lo acepté así y no hay problemas. Tienes dos opciones: Ser como yo. Convertirte en el mejor de todos sin mendigar cariño de alguien, ser tan poderoso que nadie pueda quebrarte. O ser como tu tío Keirean y tu tío Vincent quienes viven de rodillas arrastrándose para conseguir algo de afecto de tu abuelo. Una vida dramática. Tú puedes ser yo, tus hermanos posiblemente sean como tus tíos. Eso depende de ti… Pero sabes que si sigues el mejor ejemplo tienes más posibilidades de ser considerado por mi como digno de ser mi sucesión. Tengo tantas esperanzas proyectadas en ti, hijo. Ten en cuenta que todo esto que hago y te digo no es para destruirte, sino para hacerte el más fuerte, tan fuerte que nada te afecte.” le acarició la cabeza viéndose como un padre afectuoso.

Durante la tarde estuvieron de un lado para otro deambulando por las calles más céntricas de Londres. Hablaban de una que otra cosa sin sentido y para matar el tiempo iban entrando en los sitios que no conocían.
—Esa cosa tiene mucha azúcar. Te va a hacer mal. Podrías ser más sano y beber limonada.
—Deja mi milkshake en paz. — Allen le ignoró la consejería nutricional. Para variar ya quería controlar algo más en su vida. Sí, era una bomba de azúcares y calorías, pero le había dado ganas de comprarse uno y no le importaba si le daba un shock.
—Tanta azúcar va a provocarte un efecto similar a la adrenalina que experimentan las sustancias ilícitas estimulantes.
—Oye, ¿y que hay de tu café triple cargado sin azúcar? Esa cosa te va a dar un infarto.
—Mh. — miró el recipiente desechable donde llevaba el café. —No me hace mal. Además, el café estimula la neurotransmisión a favor.
—Sí, claro, pero para que te de un shock neurotóxico. Tu pobre núcleo accumbens se va a convertir en una sede de adicción divina. Dicen que se empieza por el café. — bromeó.
—Esa cosa azucarada provoca un mayor reactivo neuroquímico en tu núcleo accumbens que el café en el mío… Creo que el que tiene más posibilidades de ser un adicto a algo eres tú. — desvió la mirada —¿Entramos aquí? — dejo de lado la charla cuando notó un local que no conocían. Era muy nombrado entre los londinenses.
—Es un bar. No dejan entrar menores de edad.
—No pasa nada. No se van a dar cuenta. Van a pensar que somos mayores, aunque…— Cain alzó una ceja, mirando a Allen con desaprobación. —Tu vestuario emo e infantil… Quizá te echen a ti. — Entró en el bar. A él nadie le podía decir que no. Allen no tuvo más opción que seguirlo. Se sentaron frente a la barra porque lamentablemente era el único lugar disponible.
—Uh, bueno… Ya estamos aquí. —el peliblanco no sabía muy bien que estaban haciendo allí. Al menos la música era buena.
—Sí…—
Se miraron entre ellos y luego rotaron la vista conociendo visualmente el lugar. Era un bar bonito y excéntrico, popular en la capital. Pero se quedaron en blanco al no tener una idea clara de qué hacer.
—¿Y qué hacemos ahora?
—Hola, amores. ¿Qué les sirvo? — un sujeto de estilo muy raro y actitud excéntrica apareció en la barra. Les sonrió díscolo.
—Oye Cain, ese tipo nos dijo amores. — le susurró discretamente al otro.
—Debe ser una especie de bufón contemporáneo o algo por el estilo.
—O un gay.
—...—Cain tomó distancia.
—¡Esperen! Noto que son niños. Lo siento, pero no están permitidos los menores de edad. Cuando cumplan la mayoría de edad, vuelvan inmediatamente aquí y estaré feliz de volver a verlos. pero les falta mucho todavía.
—Somos mayores de edad. — le contesto escuetamente Cain.
—¿Credenciales? — extendió la mano, burlón.
—Eh, las dejamos en el automóvil. — contestó Allen.
—Ah, niños. — el joven negó con la cabeza, divertido. —De verdad que me encanta encontrarme con unas cositas adorables como ustedes en mi trabajo, pero no es el lugar apropiado para ustedes. Pueden ir al parque o a la cafetería del frente.
—¿Te atreves a echarme, escoria?
—Woh, tranquilo. — rio el bartender, moviendo sus manos.
—Ehw, mejor nos vamos ya. — dijo Allen. —Está buena la música y la temática del bar, por cierto, pero tenemos mejores cosas que hacer.—
—Ya veo. Éste es el chico amargado— el bartender hizo un cuadrado con sus manos como enmarcando el rostro de Cain, entretenido por su cara inexpresiva. Los adolescentes eran realmente divertidos y estúpidos.  —Y éste es el adorable— ahora enmarcó el rostro de Allen.
—…— Allen casi se ríe por la definición que le dieron a Cain pero se dio cuenta de la suya. —Wait, ¿adorable? — se molestó.
—Tu estilo infantil…—
—Nah, su estilo es lindo. Pero no puedo dejarlos aquí o el jefe se molestará. En fin, vayan con sus padres antes de que se metan en problemas. Voy a buscar algo en la bodega y cuando vuelva espero que ya estén en los juegos infantiles del parque. Bye, bye. — se dio la vuelta y se retiró.
—¿Qué le pasa a ese bastardo? Nos dijo niños, ni siquiera adolescentes. Deberíamos saquearle el negocio y quemarle el bar. —
—No es mala idea.
—QUE— Allen analizó sus propias palabras arrebatadas y, lo más shockeante, que Cain le aprobara una de sus locuras.
El pelinegro se extendió en la barra y alcanzó un frasco gigante de Old Smoky el cual guardó entre sus cosas. Se inclinó más y abrió un cajón buscando cualquier cosa que pudiera perjudicar al bartender encontrando una cadena dorada de eslabones gruesos. La guardó en su bolsillo. Un tipo que descansaba en la barra se le quedó viendo, Cain también, y fue rápido en ofrecerte uno fajo de billetes por su silencio. El tipo estaba más que agradecido.
—What the fuck… N-no tienes necesidad de robar—
—Toma esa cosa y vámonos. — le indicó a Allen.
—¿Qué se supone que hacemos?— Allen agarró la botella que parecía ser otro whisky de colección.
—Darle una lección por insolente. Seguro lo despiden por esto.
—Tenemos que hablar de tu sorpresiva conducta antisocial. Nunca me esperé que robaras y fueras un delincuente.
—No necesito robar. Siempre seré correcto. Nunca haré esto nuevamente en la vida, no soy delincuente.
—¿Entonces?
—Es para aleccionar a un mal tipo.   
Salieron del bar con las cosas y fueron hasta el muelle donde revisaron lo que sacaron. Cain tomó la gargantilla de falso oro y la arrojó al mar. Le parecía estúpido que alguien guardara una porquería sin valor en un cajón a la exposición de todos. Seguidamente tomó el frasco entre sus manos.
—Es un whisky añejado y de edición limitada. Es muy caro. — aclaró el pelinegro. —Será una lástima arrojarlo al mar. — miraba el frasco con respeto.
—¿Entonces?
—Lo voy a probar. En mi familia los hombres de importancia beben whisky. Yo soy un Lancaster de importancia. — dijo decididamente.
—Oh, bien, perfecto… Pero eres menor de edad. No puedes beber ni una sola gota.
—¿Y por qué destapaste la botella que sacaste? — Allen tenía su misma edad, el muy cínico.
—Sólo para probar el sabor. Nunca he probado alcohol. —
—…—

Fin de Flash Back.

Estaba a punto de hacer algo que jamás haría: llamarlo. Seguramente Allen se habría metido en algún problema sin sentido y por eso no volvía. O se creía lo suficientemente importante para hacerlo esperar.
No. No tenía que ceder. Guardó el Iphone de nuevo. ¿Pero qué haría el resto de la tarde? Seguramente su tío Vincent lo fastidiaría toda la semana por volver sin Allen. Esos dos gusanos congeniaban bien siendo profesor de química y alumno de química y el viejo consideraba a Allen parte de la familia.
A contra voluntad, optó por disimuladamente volver por el camino a ver si veía al peliblanco cerca. Para su mayor sorpresa lo vio dirigiéndose hacia él. Cain había ganado otra vez y eso le hizo sentir orgulloso de sí mismo, acostumbrado a esos logros.

Pero algo iba mal. Demasiado anormal. Allen venía corriendo hacia él por la calle. Jamás esperaría que se acerca hacia él con tanta efusividad y energía. Supuso que algo no estaba bien y pensó en retroceder ante la confusión, pero Allen llegó demasiado pronto hasta él y debido al frenesís lo impactó casi tumbándolo.

—¿Qué te pasa? Casi me tiras.
—¡Corre! — le agarró de la muñeca para llevárselo con él.
—¿Por qué voy a correr? — se resistió, y no dejó que Allen lo moviera a su gusto.
—¡Todavía se acuerda de nosotros!
—¿…?— Cain no entendía nada.
—¡El tipo del bar! Cometí el error de pasar por afuera y justo estaba el mismo tipo y me reconoció.
—Huyes de eso…— alzó una ceja. Según recordaba, era un tipejo que lucía débil.
—No. Huyó de ESO. — apuntó a un tipo que pasaba del metro ochenta, musculoso e iracundo que al volver a tenerlo en la vista corrió hacia él. Aquel sujeto era el dueño del bar y al escuchar a su empleado hablar con Allen sobre el suceso de hace años no lo pensó dos veces y salió corriendo detrás de él para darle su merecido que había sido postergado por años. Allen trató de mover a Cain pero este siguió resistiéndose.
—M-u-e-v-e-t-e!! —
—No voy a escapar— mantuvo a Allen detrás de él para alejarlo el campo visual del tipo.
—Por favor, Lancaster, no me vengas con que vas a enfrentarte a ese mutante. Te aniquilará de una.
—No me va a golpear…Quédate allí— entrecerró los ojos, ya aburrido de la situación. El tipo en poco llegó hasta ellos y se paró en frente suyo. El hombre lo miró fijo, expeliendo rabia y violencia.
—Hazte a un lado y entrégame a ese canalla.
—No.
—¡Robó un whisky que estuvo en mi familia por sesenta años y una importante cadena de oro!
—Era una baratija…—
—¿QUÉ?
—Yo fui quien tomó esas cosas. Si tuvieras un empleado más eficaz, eso no habría pasado.
—¡CON QUE ERES EL SECUAZ!
—…— A Cain le ofendió que lo viera como el segundón de Allen.
—¡Nos confundes! — Insistió Allen desde atrás, sin dejar de jalar a Cain.
—¡Te golpearé a ti también!
—…— Era un tipo odioso. No le gustaba la gente que grita. Jamás las pudo tolerar.
Allen no sabía qué hacer. Cain no se movía y por supuesto no se iría de allí dejándolo solo, pero se le hacía mentalmente imposible imaginar al otro solucionando la situación a golpes con el dueño del bar. No. Él no tenía ese complejo de héroe como para proteger a un amigo, tampoco era temperamental como para ponerse a pelear a golpes con alguien en plena calle. Tampoco lo veía ganándole a nadie en una pelea… Tal vez esperaba que el tipo se calmara, le ofrecería dinero y solucionaría las cosas como siempre lo hacía: con dinero. Pero el viejo estaba colérico y cuando levantó el puño con intención de darle un golpe a Lancaster Allen pensó inmediatamente que debería preparar un funeral para esa tarde.
Entonces vio que Cain le esquivó y algo sacó del bolsillo de su gabardina.
¿Un aparato de electroshock? No. No podía ser tan tramposo y maldito. Un momento… Sí. Sí podía serlo.
El tipo en poco cayó al piso, paralizado.
—¿E-eso es ilegal?
—Es defensa personal. El sujeto parecía drogado y venía a asaltarnos. — pasó por encima del caído. —¿Por qué tardaste tanto en volver? — encaró a Allen, mirándolo fijamente.
—¿Esta… muerto? — el joven se sentía realmente preocupado por quien casi fue su verdugo.—Tenemos que llamar una ambulancia.
—¿Por qué tardaste? — insistió.
—¡No puedo creer que estés preocupado por esa estupidez! Tenemos un problema aquí, puede que necesite ayuda.
—¿Esto? — le dio una patada sutil al tipo, éste se estremeció y balbuceó algo a duras penas. —Está vivo, no necesita que te preocupes por él.
—Me das escalofríos…—

Minutos después.

—Es increíble que me hayas ayudado pese a que intenté golpearte. — suspiró el hombre, con una compresa de hielo en la frente mientras permanecía sentado en la barra del bar. —Aunque no es que no te merecieras ser aturdido, pero de todos modos habla bien de ti el hecho de que te preocuparas.
—Es lo mínimo después de todo el alboroto. — sonrió el peliblanco.
—Pese a que seas un bribón, se ve que eres buena persona.
—Concuerdo con el jefe. — dijo el bartender, sirviéndole un trago a su empleador. —Eh, me disculpo por reconocerte y que mi jefe saliera persiguiéndote.
—No pensé que me recordarían por aquí.
—Las cosas que sacaron ese día, el whisky, la cadena, el primero era una herencia familiar y la mantenía a exposición debido al valor histórico de aquel whisky. Los turistas solían tomarse fotografías con el frasco. La cadena, era un recuerdo de mi ex novia que justamente terminó conmigo por perder la cadena.
—Yo… lo siento. — tal vez debería salir corriendo de allí nuevamente.
—Pero debo controlarme, no es correcto que persiga a las personas para agredirla. Y el hecho de que me hayas auxiliado pese a todo te hace una persona valorable. — sonrió al muchacho, luego su mirada más relajada se volvió odio puro mirando a cierta persona sentada al fondo del bar en la oscuridad, apartado de todo. —Pero esa cosa. Esa cosa maligna es Satanás. No debe tener alma, ni sangre en sus venas. Es el demonio rencarnado en persona.
—…— Cain le mantuvo la mirada, con una expresión indiferente. Esperaba a Allen únicamente.
—¿Me escuchas? No te hagas el imbécil, sentado allí en silencio— amenazó el tipo. —Tú no tienes perdón. Pondré una denuncia por robo y agresión en tu contra y ya verás que le hacen en la cárcel a los tipos con tu apariencia.
—Ah, Lancaster… ¿Por qué no haces lo tuyo? — Allen estaba cansado de tanto problema.
—…— Cain se puso de pie y fue hasta donde el grupo.
—¿Dijo Lancaster? — se susurraron los otros dos.
El joven dejó sobre la barra un gran fajo de dinero.
—Señor Lancaster, cuente con sus humildes servidores. — el dueño tomó ilusionado el dinero, retractándose del trato despreciativo dado a ese señor importante. Apenas conocer su apellido, supo que no debía tratarlo con la punta del pie. —Esto queda saldado aquí y ahora.
—Si hubiera sabido que eras un Lancaster no te habría expulsado en ese entonces. — bromeó el bartender. Cain sólo ignoró su existencia.
—Supongo que ya no estamos vetados de este lugar. — dijo Allen.
—¡Son bienvenidos! — respondió el dueño. —¿Desean un trago? Les puedo dar lo mejor de la casa.
—Ah, la gente sí que baila por dinero. — el peliblanco giró los ojos, negando con la cabeza. —Pero lo del trago suena bien.
—Son las doce del día. — le reprochó Cain a Allen.
—…— Allen se guardó las ganas de decirle un improperio en público a Cain. En tanto, el otro joven salió del bar y Allen no estaba seguro si debía acompañarlo después de todo. —Dejaré la invitación para otra oportunidad. — salió del bar y afuera Cain le esperaba. —No iba a beber algo fuerte.
—Te invitaré a un bar club en la noche. Es un lugar privado y mucho mejor que este antro.
—¿Eh?
—Sigamos con “nuestro día juntos, amigo” — lo dijo con burla, pues tenía ganas de dejarlo de nuevo botado.
—¿Te quieres rectificar conmigo? — le pico el brazo. —Aww, creo que te sientes culpable por tu comportamiento de hoy y quieres ser bueno conmigo. Sabes que soy el único que te tolera tu amargura. Si te enojas conmigo, quedas solo sin ni un amigo.
—Si no lo hago, irás con Vincent con el chisme…
—Dices eso para estar tranquilo contigo mismo con la idea de que eres duro y sin sentimientos, pero en el fondo sabes que lo haces porque me estimas, aunque sea un poco.
—Dejé de hacerlo hace años… Cuando…
—AHYAVASAEMPEZARDENUEVO— fue ágil en taparle la boca y que no arruinara el momento para que no empezara de nuevo con su estúpido reprimenda sobre que se había distanciado desde que empezó a juntarse con Lavi. Al ver que no insistiría, le soltó. —Se bonito y hagamos algo entretenido ahora.
—Vamos a llegar tarde del pub. Quédate en mi mansión. No hay que preocupar a la señora Walker. — cuando se refería a su propiedad, no era la que compartía con sus hermanos menores sino la que su padre le dejó a su nombre y que sólo ocupaba él. —Como eres vicioso, mejor no te vea así.
—Mi madre no está en Londres ahora, así que no hay drama. Pero voy a aceptar la invitación. Y qué hablas de vicios… Ahora que estamos con estos encuentros del pasado ¿Te acuerdas lo que pasó hace años esa vez que robamos en el bar?
—No robamos. Aleccionamos.
—¡Pero nos bebimos el whisky de sesenta años herencia de ese hombre! Éramos adolescentes. Yo recuerdo que… Bueno, no recuerdo mucho. Nunca había bebido así que supongo que me hizo efecto fácil.
—Estabas tan mal, Walker…— expresó con desaprobación
—¿Y tú no? Porque hasta te me hacías más simpático y pienso que era porque estabas bajo el efecto del alcohol, si no, imposible.
—Yo no bebí. No me dejaste… ¿Se te olvidó ese detalle?
—¿Y por qué estabas con jaqueca a la mañana siguiente en mi casa? Estuviste convaleciente toda esa mañana— suerte que aquella vez su madre había viajado y Shiro se había dormido (o esperaba que así fuera) temprano, porque su hermano nunca le dijo nada de haberlo escuchado llegar de madrugada y no en sus cinco sentidos. Algo bueno que hizo Cain por él en esa ocasión fue llevarlo discretamente a su casa y no dejarlo botado en la calle (lo último, muy esperable de una persona como él)
—Porque tú me provocas dolor de cabeza. Siempre. No hace falta alcohol para eso. Ya me duele la cabeza, de hecho…
—Creo que ocultas algo, mh. — Allen se quedó pensativo, tratando de recordar esa noche.
—¿Soy toxico?
—¿Ah? — parpadeó confundido, sacado de sus pensamientos.
—Hace rato, cuando te enojaste, dijiste que era tóxico y me fuera a Chernóbil.
—Hahaha— Allen no aguantó la carcajada, el otro lo miró frunciendo levemente el ceño. —Disculpa, es que me hace gracia que ALGO de lo que te digo te llegue, al fin. Pero para que estés tranquilo… No pienso que seas tóxico… Vas en vías de serlo, pero todavía no lo eres. — técnicamente venía de una familia muy tóxica y Cain había heredado todo lo venenoso de ellos: destruir a otros, ser maligno en cierto punto, pensar que todos son enemigos salvo los Lancaster (y también se sospechaban entre ellos), no tener empatía ni vínculos afectivos con nadie ni siquiera por su familia. Ser un perfecto manipulador emocional.
Pero en el fondo, muy en el fondo, Allen sabía que Cain no estaba del todo contaminado por su padre y mayores. Todavía tenía salvación y pensaba que Kana y él podrían ayudarlo si él no fuera tan obstinado (y el detalle que ahora Kana y Cain no se pasaban ni un poco)
—Ah, gracias… Qué lindo de tu parte.
—Y no te vayas a Chernóbil nunca, Cain. No quiero que te pase algo malo.— aún aguantaba la risa. —Vete a la mierda, mil veces, pero no te vayas a Chernóbil.
—…—
—¿Ella no es Laila? — Allen notó a una joven rubia que cruzaba la calle para darles alcance.
—Ahá.
—¿Y la viste hace rato y hacías como que no?
—Ahá.
—Bueno, viene un testigo así que debemos dejar de ser libres y sinceros el uno con el otro y debemos guardar las apariencias. — porque cuando estaba con él podía ser más grosero y cuando Cain estaba con Allen podía ser más odioso.
—Hola, que ilusión encontrarlos. Hace mucho tiempo no los veía.
—Buenas tardes. — saludó Cain.
—Que alegría volver a verte. — Allen sonrió amablemente. Le causaba gracia el cambio de actitud de ambos hacia un tercero. —¿Qué haces por aquí?
—Estaba buscando un título en la librería de al frente pero aún no llega. ¿Ustedes?
—Pasábamos la tarde distrayéndonos y ahora buscábamos que hacer. ¿Tienes alguna recomendación? — le preguntó el peliblanco.
—Hay una exposición agrícola de calabazas de invierno y el Starbucks cercano venderá su clásico Pumpkin Spice Latte  y Caramelized Pecan Latte en el paseo donde se realizará. Aunque supongo que no es muy entretenido para ustedes. Pero hay un detalle que les puede gustar de la feria: habrá exposición de libros, vinilos, dulces navideños, artilugios y chucherías interesantes. Sé de la feria porque justamente iba a buscar alguna artesanía típica para regalarle a Akito.
—¿Podemos acompañarte?— Cain fingió interés.
—Por mi encantada de pasar un momento con ustedes. — respondió la joven emocionada.
Laila Malcal era una agradable y hermosa joven hija de un adinerado empresario por lo que a Allen no se le hizo extraño que Cain fuera relativamente amable (o menos apático) con ella. Seguro deseaba ganarse su confianza o algo por el estilo. La conocían de hace años ya que las familias compartían en ceremonias y festejos de la alta sociedad y los más jóvenes iban haciendo sus vínculos con los de su edad.
Allen y Cain seguían a Laila hasta el punto que ella les recomendó. Al llegar comenzaron a distraerse con el montón de estímulos que allí había.
—¿Qué harán en la noche?
—Iremos a ARES. — le informó Cain.
—Oh, ese lugar es muy prestigioso y exclusivo. Es agradable.
—¿Quieres ir, Laila? — le preguntó el pelinegro. 
—Me encantaría, pero quedé de juntarme con Anna y Allendis en la noche, aunque no tenemos planes específicos.
—Podríamos ir todos juntos. — sugirió el peliblanco.
—Suena a una buena idea. — asintió Laila. —Llamaré a Anna y a Allendis a ver si les gusta la idea. — La rubia hizo un gesto para que la excusaran mientras llamaba a sus amigos por teléfono. En cosa de un par de minutos volvió con Allen y Cain y les confirmó que tanto Anna como Allendis habían quedado animados de ir a ARES.  —Será ameno pasar un buen momento con ustedes.
—Entonces ya tenemos compromiso por la noche. — asintió Allen. No conocía a Allendis,  a Anna sólo la conocía de lejos, pero si eran amigos de Laila no deberían ser personas desagradables.
« Last Edit: March 10, 2020, 07:57:28 PM by Kana »


Mimi Tachikawa

Re: HiMEverse Episode V: The Rebels Strike Back
« Reply #620: February 17, 2020, 11:41:23 PM »
Hoi hoi minna!! tengo mi primer fic del mes!!Es algo corto pero queria introducir a mis nuevos charas xD


El nuevo inicio del semestre estaba trayendo a nuevos alumnos a Rizeembol, dos de ellos eran una linda de cabellos largos amarrados en un moño de ojos verduzcos llamada Nero y el otro era un joven de buen ver de cabellos castaños claro y de amplia sonrisa que canturreaba alrededor de ella

Umu…usualmente me gusta que la gente este alrededor de mi, pero como se trata de ti solo lo haces para enojarme tonto Tsukimiya…-suspiro pesadamente la rubia que era objeto de las miradas masculinas que la miraban de lejos-

Si todos ellos supieran que la hermosa nueva estudiante es una en realidad nada delicada y le encantan las peleas callejeras, va a la WWF, va a los videojuegos, es cero alumna aplicada, que tiene cero modales….que le tiene miedo a los paya…-

Callate!! Cállate!!!...-dijo avergonzada mientras trataba de taparle la boca a su amigo, los chicos que la miraban empezaron a mirar a otro lado después del número que se estaban montando esos dos-

Lo ves lo ves lo ves??...-dijo riendo divertido mientras empezaba a tomar un par de fotos de ella-

“Aún no se como esta persona es mi único amigo el cual tiene mi absoluta confianza? Debo de ser algo tonta en serio si desde que somos niños se la pasa molestándome”

Será porque se todos tus más oscuros secretos? Y la razón por que nos hemos mudado a esta escuela?? Será muy divertido tener mas material para molestar a mi querida Nero-chan…-canturreando alegremente-

A veces olvido que puedes leer claramente mi mente…-suspiro pesadamente, para luego estirar los brazos con flojera, saco su celular y observo que su ultimo post en el que se había tomado un selfie en la entrada de Rizembool ya había tenido mas de 2000 mil likes

No se porque te pones tantos brillos eres linda con todas tus imperfecciones…-mientras subia en su twitter la foto de Nero normal y la otro con filtros-

Umu…deja de hacer eso!!!...-dijo con las mejillas infladas- los vas a confundir…-

Pero por que?? Al contrario mis seguidores de tu club de fans hasta se rien conmigo, creo que debería de poner un cuadro grande con tu imagen sin filtro y que todos tus seguidores se tomen su selfie que te parece?? Asi te vuelves más popular hasta el punto que no puedas soportarlo y quieras encerrarte …-riendose divertido-

Umu…Tsukimiya…ya para que sabes como soy cuando me enojo…-con una vena la frente a punto de estallar-

Lo siento lo siento, prometo ya no molestarte al menos por hoy…-sonriendo ampliamente-y dime querida Nero cuales son los planes para el dia de hoy?

Umu…tenemos que instalarnos en nuestras habitaciones y vamos a empezar con el plan “Neutralizar a Enoshima Junko y al Phantom Troupe”

En verdad que estamos entrando a una zona peligrosa, después de la última llamada de Mordred tuvimos que dejar nuestro trabajo para empezar a trabajar encubiertos…que aburrido y yo quería que fueramos a divertirnos al menos en
esta semana-suspiro pesadamente el pelicastaño-

Umu algo nos han enviado a nosotros, yo obvio por mi belleza y con mis habilidades de conseguir información y tu

Tsukimiya pues…pobres las personas que se acerquen a ti…-rio con una gota en la cabeza-

Uhm…-observando su celular- acabo de recibir otro mensaje de Mordred y este dice que será mejor que yo por el momento me disponga a disfrutar mi vida de estudiante, porque según ella llamaría mas a la sospecha y Enoshima Junko
es una persona muy inteligente que va un paso adelante que los demás-

Umu…quizás tiene razón…pero la manera con la que hemos ingresado a la escuela queda obvio que somos muy amigos…y es lo mejor…con respecto a la Phatom Troupe aún no llega la información de cada uno pero ya tenemos sus fotos para poder identificarlos …creo que tienes razón Tsuki, mejor vamos a divertirnos el dia de hoy y mañana porque se nos van a venir muchos días muy estresantes y no quiero que eso dañe mi hermoso cutis…-se tomo del brazo del pelicastaño- umu…aunque seas tan molestoso te quiero mucho Tsuki no se que hubiera sido de mi si no estas a mi lado-

En serio eso piensas de mi? Que linda eres Nero-chan…- sacando de su bolsillo una grabadora-

Eh??? Me has grabado?-lo jaló fuertemente para tirarlo al piso- eres un idiota!!...-se cruzó de brazos enfadada-

Es para tenerlo para la posteridad y nunca puedas retractarte…-mientras se levantaba como si nada mientras se limpiaba su ropa-

Umu…yo nunca me retracto…y lo sabes bien, yo valoro mucho a mis amistades por eso acepte todo lo que Mordred nos ha pedido…-sonrio suavemente-aunque también acepté porque no puedo permitir que Enoshima Junko siga saliéndose con la suya, además la tenemos que mantener lejos de su hermano menor y no pueda ser manchado por ella, cuando conocí a Subaru-kun en Estados Unidos me parecio una persona de puro corazón, ni un ápice de maldad…pero tener una hermana como ella que en cualquier momento puede tomar la decisión de manipularlo y volverlo a la desesperación es un problema latente…no deseo que lo manche-

Eres muy intensa querida Nero-chan…nosotros no tenemos el poder de detenerla, eso es misión de Hanasaki y sus hermosas princesas que espero conocer algún dia y poder llevarlas a mi rebaño…-

Obviando lo que has dicho, tienes razón solamente ellas tiene el poder de detenerla…-bostezando suavemente- bueno antes de que me de sueño por conversar de cosas complicadas mejor vamos al karaoke a pasarla bien!!!-

Aprovechemos de llamar a Hanadori-kun para celebrar nuestra llegada-

Es cierto es cierto quiero verlo también!! Vamos vamos a bucarlo!!!-

-----------------------

matta ne!!

Mimi-chan


Cho

Re: HiMEverse Episode V: The Rebels Strike Back
« Reply #621: February 29, 2020, 10:42:00 PM »
Uhh, finalmente termino, dos fics ociosos (bueno, la última escena de un escenario falta, lo pondré en el próximo fic). Muchas gracias Eureka por prestarme a Ruby y Hanamaru y gracias Mimi por Leo~

80.1.


Era casi la hora de salida en la presente sesión de un curso de asesoría de la facultad de música. Como tal, el ambiente era bastante tranquilo y ese espacio de tiempo se ocupaba mayormente entre los recién ingresados para conocerse mutuamente o planear cualquier posible actividad extracurricular o proyecto a su disposición a manera de crecer como futuros artistas.

Pese a ser apenas el comienzo de la primera semana, ya varios estudiantes habían llevado la primera actividad de dicho curso, la cual consistía en buscar a un alumno más experimentado quien les pudiera servir de consejero y guía, a manera de apoyo. Debido a ello, algunos estudiantes mayores habían pasado a visitar a sus kouhais para dialogar con ellos en ese espacio.

Por supuesto, había otros estudiantes con menores intenciones de aprovechar el tiempo. A un rincón del salón al costado de una ventana se encontraba una peliazul de ojos magenta, quien tenía toda su atención en su celular. En este se trasmitía un video de Youtube, donde aparecía ella misma vestida de ropas gothic lolita con una capa negra y hablaba de manera misteriosa frente a una bola de cristal, con ambientación oscura y luces de neón.

“Fufu… lo puedo ver, aquello que deseas con tanto anhelo, little demon…” canturreó en el video. “Pero no hay por qué preocuparse. A través de la oscuridad de la visión, se observa una deslumbrante luz. Ello indica que si perseveras, lograrás tu meta,” acercó su rostro a la cámara y comenzó a hablar en susurros. “Las cartas están sobre la mesa. Tu victoria en la competencia es posible, aunque dependerá de ti. Pero descuida, tu ángel caído estará de tu lado, todo el tiempo~”

Luego de un guiño, regresó a su posición y tomó una pluma negra en su diestra como quien agarraba un cetro.

“Yohane se siente feliz de escuchar sobre todos sus little demons, y siempre les guiará y responderá, pero es todo el tiempo que tenemos hoy. Los veré muy pronto, y estén atentos a mi próximo thread en Twitter donde brindaré adivinaciones instantáneas. Hasta pronto~”

“Ohh…” la peliazul miraba la pantalla de su celular con anhelo y ojos brillantes y esperanzados. “Cinco mil vistas, y eso que lo posteé anoche,” sonrió autosuficiente. “La ángel caída Yohane está siendo reconocida por las masas~”

Aquella chica autollamada Yohane era una estudiante de primer año en Rizembool U en la facultad de música con la meta de convertirse en un idol, cantante y actriz de voz. Si bien la aplicación a esa escuela de artistas había sido difícil y competitiva, la peliazul llamó la atención del jurado por su ya existente público en las redes sociales, junto a su personalidad de ‘Yohane’, por lo cual se le consideró con el suficiente potencial para ser aceptada a pesar de su falta de práctica con instrumentos musicales. En su promoción no era la única con canales por Youtube y páginas semejantes, y luego de hacer intercambios de propagandas con otras personas, su fama seguía creciendo. Todo ello sólo continuaba elevando su nube mental…

Para entonces ser regresada cruelmente a la realidad por un zape de un cuaderno de parte del jefe de práctica de la clase que supuestamente atendía.

“¡Ahhh! D-d-duele…” la chica soltó su celular que cayó en su pupitre y agarró su cabeza con ambas manos para mirar hacia arriba y renegar ante su mayor. “¡¿Por qué hiciste esto?!”
“Tienes la frescura de renegarle a tu superior,” dijo un estudiante pelinegro mirándole desde arriba con desdén. Entonces, él sonrió levemente. “Y eso que no haces más que perder el tiempo como siempre, Yodame.”
“¡M-me llamó Yohane, que es diferente! ¡No soy una inútil!” reclamó entre molesta e incómoda. Ella hizo un puchero y bajó su mirada. “Eres cruel, yo que ando tan feliz por mi incremento en popularidad por internet.”
“Sé que entraste por esa hazaña de tu parte y porque te ayudará en tu formación, pero mi trabajo aquí es de supervisar a todos ustedes, y a diferencia de los demás, estás desperdiciando este curso,” le recordó firmemente.
“Uhh, y eso que recién comienza el semestre…” dijo en voz baja y se asustó al ver al otro acercar su rostro al de ella. “Ihh, ya, p-prometo que haré un esfuerzo. Completaré con el primer proyecto de buscar a un senpai.”
“Entonces cierra Youtube y comienza a contactar a maestros interesados. Ellos también ayudan si no encuentras a otro estudiante.”
“…” al oír ello, Yohane se mostró contrariada. “Sí he pensado en alguien, pero no lo he visto asistir a clases últimamente… si no, ya se lo hubiera preguntado…”
“Puedes enviarle un correo.”
“Uhh… conseguí su correo, pero nunca me respondió.”
“Entonces busca a otra persona.”
“E-es que…” la peliazul se sintió en aprietos y se cruzó de hombros. “Antes de rendirme quiero hablarlo con esa persona. Los asuntos de una dama son privados. Por favor no insistas…” entonces se horrorizó y le miró asustada. “¿O-o es que acaso quieres ser mi senpai? Ehhh, n-no te lo tomes a mal, pero siento que nunca me dejarías en paz, Hanajima-senpai…”
“No, más bien tú eres quien me molestaría, Yodame,” negó y le miró con reproche. “Y lo primero que les dije a todos es que tienen el requisito de buscar a un senpai en al menos una de las disciplinas que piensan desarrollar. Tú te enfocas en tu voz mientras que yo soy un músico clásico. Somos un mal match en todos los aspectos.”
“E-es Yohane…” dijo entre dientes.
“Y ya tengo a una kouhai, pero sigo siendo responsable de este curso, así que…” Touya miró a sus manos y las golpeó con su cuaderno para hacerles soltar el celular que acababan de recoger del pupitre.
“¡Ahh! ¡No hagas eso!” reclamó torturada.
“Deja de distraerte y busca a tu tan especial senpai de una vez. La actividad está por acabar, así que si no tienes a un superior para la próxima clase, yo te asignaré a uno,” alzó su cabeza y vio a los demás prestarles atención, con algunos aguantando unas risitas al estar acostumbrados a ese intercambio entre el par. “Lo mismo va para todos. Espero la confirmación de sus superiores de parte de ellos mismos antes de la próxima clase. De lo contrario, yo veré qué asesores tendrán. Listo, la clase terminó, váyanse a su discreción.”

El jefe de práctica regresó al pupitre del maestro para guardar sus cosas, y entonces recibió algunas consultas de estudiantes, junto a otros que fueron a reportarle sobre sus senpais, con algunos de ellos presentes para corroborarlo.

“Uhh… tan malo como siempre…” Yoshiko miró a su celular y tuvo que confirmar que estaba fuera de la mira del chico para recogerlo y guardarlo. Luego se concentraría en revisar y contestar los comentarios del video, pero por mientras sólo quería irse a buscar algo de comer antes de sus clases de la tarde.
“Yoshiko-chan, ¿te encuentras bien?” le preguntó otra chica del curso, quien se le acercó con un par de amigas.
“E-ehh, sí… y es Yohane, por favor…” dijo cabizbaja y sin energías. Yoshiko llevaba varios años desconociendo su nombre y pidiendo a todos que le conocieran como Yohane, aunque luego de recibir ‘Yodame’ de parte del encargado de la clase, su nombre real se le hacía un poco más tolerable.
“Ehm, senpai siempre es más pesado contigo, lo siento mucho…” dijo otra.
“Dime, ¿sigues interesada en pedirle la tutoría a Sakuma-kun?” preguntó una tercera. “Porque lo vi cuando salí en medio de la clase para ir al baño…”
“¡¿Eh?! ¡¿Vino hoy?!” Yoshiko se quedó en shock.
“S-sí, pero lo vi con sueño como siempre y no sé si estaba llegando o yéndose,” la chica sonrió incómoda. “Espero que todavía siga cerca de aquí…”
“Tengo que buscarlo,” Yoshiko colgó su mochila en su hombro. “¡G-gracias por el aviso!”
“Nos vemos en la próxima clase, Yohane-chan~” se despidió otra de las chicas y las tres se sonrieron mutuamente. La peliazul era una compañera un tanto energética, atolondrada y especial, pero en el fondo era una buena chica.

De aquel modo, comenzó una larga y accidentada tarde.


Por otro lado, en Hanasaki Middle, los estudiantes en su mayoría ya habían salido de clases. Debido al mal rendimiento de Imanotsurugi en matemáticas, Iwatooshi había asistido para hablar con la profesora de su pequeño pariente para recibir recomendaciones esperadas al caso. Sin embargo, el pelinaranja no se encontraba muy cómodo de estar ahí por una muy simple razón…

“Lamento la tardanza, tenía una junta breve con unos colegas,” dijo la profesora ingresando al salón de conferencias, pero ella se petrificó al observar a aquel enorme e intimidante joven.
“Oh, no es nada, más bien le agradezco por cuidar de Imanotsurugi,” le contestó Iwatooshi amenamente y levantando una palma. Pese a su amigable disposición y genuino agradecimiento, el exRebel era una figura muy temida por nada más que su intimidante apariencia, y era de esperarse que en un lugar como Hanasaki aquello sería más el caso.
“Ehh, c-claro, sí, no… no es nada, soy su maestra y me preocupo por él,” dijo con nerviosismo. “Ehm, comprendo que Munechika-san no se encontraba disponible el día de hoy…” luego de ese comentario, la señora se horrorizó y sacudió sus palmas. “¡N-no es por decir que usted no es bienvenido, e-es que para asuntos formales solemos recibirlo a él, p-pero en verdad está bien que haya venido, s-siento el comentario!”
“No, tiene toda la razón, lo comprendo,” dijo sonriendo rendido y rió un poco. “Haha, estoy de acuerdo. Ese Mikazuki sirve mejor para estas cosas de etiqueta que yo, pero hoy ya tenía una reunión breve con unos contactos de negocios de la familia a estas horas, así que estoy cubriéndolo a él.”
“S-sí, es de esperarse que tuvieran varias ocupaciones por ser de una familia tan antigua y con gran reputación,” la maestra asintió. “Pues, el joven Imanotsurugi ha vuelto a reprobar la primera prueba del semestre y quisiera evitar que sus notas del semestre anterior sufran. Podría correr el riesgo de reprobar el año si no se cuida…”
“Este chico…” Iwatooshi dio un suspiro. “Llevo intentando hacer que estudie matemáticas. Yo no soy muy bueno en el tema tampoco, pero en casa nuestros parientes le han estado dando tutoría. Tendremos que ver cómo cubrir los temas con los que tiene problemas…”
“Sí, he alistado un cuaderno con ejercicios de práctica para él,” la maestra se lo entregó. “Si es capaz de resolver todos estos ejercicios, podrá nivelarse a la clase.”
“¡Ohh, qué amable de su parte!” el chico se animó y lo recibió. “¡Claro, yo me encargo!”
“Sí…” la maestra parecía tener el interés de ser más severa o recalcar algunos puntos, pero su inquietud ante aquel exRebel era muy evidente. “Eh, eso sería todo. Les deseo un buen estudio.”


Mientras tanto, Imanotsurugi estaba en el primer piso frente al edificio administrativo de su colegio. El chico saltaba y jugaba un mundo imaginario, aunque estaba cabizbajo y ligeramente preocupado. En eso, salió de su ensimismamiento al ver a Sayo acercársele.

“¡Oh, Sayo!” el pelicenizo se sorprendió y sonrió, para correr donde el otro y agarrarle de ambos hombros. “Hehe, qué genial verte. Hubiera asumido que ya te habías ido a casa.”
“…” Sayo negó pausadamente y le observó inmutado. “La maestra te llamó la atención en frente de todos. Sonaba a que estabas en problemas…” bajó su mirada. “¿Han venido a buscarte?”
“Sí, pero estoy bien,” Imanotsurugi le sonrió con mucha alegría. “Gracias por preocuparte por mí, Sayo, aunque espero que no lo hayas hecho mucho…” dio un suspiro. “Sí me merezco la llamada de atención. Necesito estudiar más y esmerarme, pero las matemáticas no son lo mío.”
“Lo comprendo, es difícil motivarse a veces…” Sayo miró hacia el edificio de maestros. “Al menos sé que eres capaz de reponerte si lo intentas, sólo es cuestión de que lo hagas.”
“Hehe, sí, creo que esa es la parte difícil, ¿no?” se rascó la nuca y sonrió incómodo. “Oh, pero podríamos estudiar juntos, Sayo. Me gustaría invitarte a mi casa. Hace mucho que no vas.”
“Pues…” Sayo entrecerró los ojos y desvió su mirada. “Tampoco soy el mejor estudiante, Imanotsurugi-san. No podría ayudarte. Más bien, tienes a varios amigos que son más estudiosos que yo. Puedes pedirle a ellos.”
“Pero tú eres mi amigo también. Ah, y también te iría bien que nos acompañes.”
“No vuelvas a insistir con eso…” entonces, Sayo vio a Iwatooshi salir del edificio, e hizo una respetuosa reverencia hacia él. “Iwatooshi-sama, buenas tardes.”
“¡Oh, Sayo, pero qué sorpresa!” exclamó el pelinaranja animado, y se tomó la libertad de revolverle los cabellos. “¡Haha, es genial verte por aquí! ¿Cómo estás? ¿Y cómo están tus hermanos?”
“Estamos bien, muchas gracias…” dijo un tanto cohibido por la soltura del otro. Él miró en la dirección de salida con torpeza. “Pues, mejor voy de regreso. Mis hermanos podrían preocuparse por mí…”
“Te acompañamos~” canturreó Imanotsurugi.
“…” Sayo le miró con incomprensión. “Salimos en direcciones opuestas por las rejas…”
“Entonces nos desviamos un poco, no hay problema,” el pelicenizo no aceptó un no como respuesta y abrazó a Sayo por los hombros con un brazo, para acelerar mientras lo traía consigo. “¡Te acompañamos en el paradero hasta que venga tu bus!”
“Oigan, no se adelanten mucho,” Iwatooshi les siguió. “Y recuerda que ahora te toca estudiar, Imanotsurugi. Ya no más distracciones.”
“¡Sí~!”



La identidad de Yoshiko como el ángel caído Yohane provenía de una mezcla de dos creencias personales sobre ella misma. La primera eran sus fantasías de querer aspirar a convertirse en un ángel, para así destellar de entre los demás, algo a lo que apuntó desde kindergarten. Entonces, la peliazul terminó por aceptar ser un ángel caído cuando percibió su propia mala suerte, y consideró que dicho infortunio era un castigo divino al, por algún motivo, haber enfadado al cielo. Todo ello le dio la identidad a la cual se aferraba, algo que ella exaltaba en sí misma, pero ello no cambiaba el hecho que era simplemente una joven con muy mala suerte.

Su rápida búsqueda por la facultad de música no dio con Ritsu Sakuma, lo cual confirmó que su compañera lo había visto en plena salida. Era frustrante ya que esa chica había ido al baño apenas unos cinco minutos antes de su altercado con el jefe de práctica, pero en fin. Tenía el ultimátum de conseguir a un senpai de su elección, por lo cual tenía que ubicarlo, y se apresuró a correr por las cafeterías más cercanas al ser una de las horas más populares de almuerzo.

Finalmente, en una mesa que recibía sombra de un árbol cercano, lo divisó. Era el mismo Ritsu Sakuma, quien hablaba medio dormido con un par de amigos. El chico parecía propenso a rendirse y darse una siesta en plena mesa de cafetería, así que sabía que debía acercársele pronto. Sin embargo, Yoshiko se detuvo. Nunca antes se había atrevido a dirigírsele y sentía una gran presión de impresionarle si es que quería que este le aceptara como un senpai. Se decidió alentarse y pensar duramente sobre qué clase de entrada memorable podría hacer…

“Bueno, como decía, este sábado va a haber un festival de música y pensaba que podríamos ir juntos,” sugirió Namazuo, de buenos ánimos. “¿Tienen disponible ese día?”
“Hm… ¿sábado?” musitó Ritsu con una mano apoyando su cabeza y los ojos cerrados. El chico se tomó su tiempo y eventualmente terminó respirando con más profundidad, como quien se estaba quedando dormido.
“Ehh, R-Ritsu-chan…” Namazuo sonrió incómodo.
“Pues, en mi caso tengo disponible, pero las ferias no son de mi agrado,” comentó Naoto.
“Aw, vamos, Nao-chan~” canturreó el Toushirou. “Dudo mucho que haya alguien a quien no le guste al menos un elemento de las mismas,” extendió sus brazos a los costados y sonrió ampliamente. “¡Tienen juegos mecánicos y muchos puestos de esos en donde te sacas premios! ¡También están las presentaciones musicales que habrá! ¡La razón por la que quiero ir es porque un rockero muy famoso va a presentarse ese día! ¡Tengo que verlo en vivo!”
“No lo sé…” la chica desvió su mirada.
“¡Yo te pago la entrada~! ¡Déjame engreírte, Nao-chan~!”
“Tsk, y no me llames así,” le miró con fastidio.
“Fufufu…” Ritsu se despertó al escuchar al par. “El sábado, ¿ah? Lamento decirlo, pero no sé si tendré tiempo…”
“Aw, ¿por qué no?” Namazuo se desanimó un poco. “Pienso que sería muy importante para un alumno de universidad observar a los músicos y idols profesionales desempeñarse en shows. ¿No te llama la atención?”
“Uhh…” Ritsu dio un sonoro bostezo y se sobó uno de sus ojos. “Pues sí… pero ponte a pensar en un estudiante pobre y sin fama como yo. No tengo dinero para costearme tampoco.”
“¡Pero yo te invito! ¡Sabes que me gusta engreír a otros~!”
“Fufu, casi me tientas, Nama-kun…”
“Oye, Ritsu,” Naoto le miró con reproche y dio un suspiro. No dejaba de preguntarse por cuánto tiempo más Ritsu le ocultaría la verdad a su amigo. Tampoco aprobaba que pretendiera aprovecharse de su buena voluntad.
“Pero, como dije, mi problema es de tiempo, no de dinero,” Ritsu apuntó a Namazuo acusatoriamente. “No me discrimines con tu riqueza de Toushirou.”
“Eh, ¿eh? N-no es como si lo hubiera hecho,” Namazuo se alertó y negó con sus palmas.
“Justo ese día tengo algo que hacer, dejémoslo así,” desvió su mirada. “Quizás en otro festival. De momento, les deseo un lindo paseo y asegúrate de engreír mucho a nuestra Nao-chan, ¿sí?”
“¡Definitivamente!” exclamó haciendo un saludo militar.
“No me traten como una niña, par de tontos,” renegó la otra.
“Uhh… ahora, si me disculpan…” Ritsu cerró sus ojos y regresó a apoyar su cabeza en una mano. “Ya terminé de comer, me está dando más sueño… uhh, despiértenme cuando terminen y vamos a algún jardín a dormir un rato…”
“Sí, no te preocupes, admiro tu manera de dormir en todos los lugares y las posiciones posibles,” Namazuo asintió y regresó su atención a su postre. “Entonces te animas, ¿Nao-chan?”
“Naoto, y sinceramente no me dan ganas de ir,” recalcó la otra.
“Aw, bueno, todavía tengo unos días para cambiarte de parecer,” le dio un guiño.
“Tsk, déjame en paz, por favor…”

Hubo un corto silencio en lo que el par terminaba de comer y Ritsu se internaba más en el mundo inconsciente cuando Yoshiko finalmente se animó a acercárseles, al detectar el hueco en la interacción. Ella optó por anunciarse a sí misma cerca de Ritsu y así llamarle la atención, por lo cual caminó a un costado de él, aspiró aire, y se expresó con fuerza.

“¡Aquí, llegando del inframundo-!”
“!!!” Ritsu se despertó de golpe y su primera e instintiva reacción fue agarrar su bandeja vacía y con esta golpear a Yoshiko de lleno en su rostro. Ello envió a la petrificada y contusionada chica de espaldas al piso.
“¡O-oye!” Naoto se levantó y de inmediato fue donde la pobre para levantarla. “¿E-estás bien?”
“Ihh, eso debe haber dolido,” Namazuo sintió escalofríos.
“Ahh… ¿qué fue eso?” preguntó Ritsu, desposeído por el fuerte y repentino ruido y agarrando su frente con una mano. “Me siento más cansado de la nada…”
“R-Ritsu-chan, a-acabas de golpear a una chica en la cara con una bandeja,” explicó Namazuo ligeramente horrorizado. “¿N-no te has dado cuenta?”
“Ah, estás sangrando,” Naoto acudió a un pequeño estuche asegurado a su cinturón de primeros auxilios. “Déjame curarte.”
“Eh, ah, ehm, n-no, esperen…” Yoshiko seguía perdida y mareada, pero decidió olvidarse de su dolor a pesar de una hemorragia nasal para levantarse. Tenía miradas de preocupación de muchos a la redonda, y sin duda su actuación ya no le saldría, pero no podía desperdiciar la oportunidad. Pese a sus intenciones, su visión se nubló y oscureció al levantarse repentinamente y terminó siendo agarrada por Naoto.
“No te sobreesfuerces,” le aconsejó.
“¿Hm?” Ritsu se extrañó y la miró indistinto. “¿Y tú de dónde saliste?”
“Ritsu…” Naoto entrecerró los ojos.
“Ahh, no puede ser…” por su lado, Yoshiko sintió un gran punzón en su autoestima. ¿Acaso el chico había pretendido aplastar a un insecto? “E-ehm… S-Sakuma-kun, b-buenas tardes…”
“No, nada de buenas tardes aquí,” Naoto se puso fuerte y encaró a su amigo. “No seas inconsciente e irresponsable y discúlpate con esta chica. ¡Mírala! ¡Su rostro está rojo y está sangrando por la nariz!”
“¿Ah?” Ritsu ladeó su cabeza. Entonces, frunció el ceño y negó. “Sí, está mal, nadie debería golpear a nadie en el rostro, pero ella me sobresaltó y despertó,” dio un bostezo. “…tú sabes que me molesta, así que es su culpa.”
“¡¿Qué estás diciendo?!”
“¡Ehm, n-no se peleen por mí! ¡Estoy aquí para algo importante!” Yoshiko se angustió y pasó a retraerse al volver a recibir la mirada del idol. “Pues… ehh…” hizo una reverencia apurada. “¡M-mi nombre es Yohane y quería preguntarte si podías ser mi senpai!”
“¿Senpai?” Ritsu ladeó su cabeza. “¿Y quién eres?”
“¿Eh? P-pues ya dije que me llamo Yohane…” la chica se desconcertó y reparó en explicarse mejor. “¡Ah sí! ¡Es que soy de la facultad de música y nos han pedido que busquemos a un asesor o superior!” regresó a su reverencia. “¡Realmente significaría mucho para mí que me aceptes! ¡Soy fan de ti y prometo no desperdiciar tu tiempo!”

Ante sus palabras siguió un silencio durante el cual Ritsu alzó una ceja y los otros dos intercambiaron miradas.

“¿Senpai?” preguntó Namazuo, perplejo. “Ritsu-chan, ¿acaso tú eres un senpai? O sea, eres excelente con el piano, pero siempre me dices que tienes mucho que aprender y te hace falta un montón para convertirte en un músico profesional.”
“Pues, por mi edad y permanencia en el departamento de música sí soy un senpai, Nama-kun, no le demos más rodeos,” dijo con cansancio e indiferencia. Dio un pesado bostezo. “Uhh… pero eso no quiere decir que quiera darme este tipo de trabajos.”
“¡No quisiera imponerme, pero realmente me gustaría tener la oportunidad de aprender de ti!” insistió la chica con urgencia. Ella pudo sentir la sangre que salía de su nariz alcanzar sus labios, pero no podía distraerse en ese momento por nada del mundo. “¡Llevo admirando tu experiencia y presencia en el escenario desde hace varios años, Sakuma-kun!”
“…” Naoto se inquietó un poco al oírle hablar tan decididamente por un motivo en particular.
“¿Años?” preguntó Namazuo, perdido. “Un momento, eso no puede ser. Ritsu-chan recién se animó a ser músico cuando entró a la universidad. Él no es famoso y nada.”
“¿P-perdón?” Yoshiko se extrañó ante sus palabras y dio un paso atrás. “¡I-imposible! ¡¿Acaso uno de los amigos de Ritsu Sakuma no sabe que es un idol?!”
“¿I-idol?” el Toushirou se vio descolocado. “N-no, no puede ser…” rió un poco. “Haha, está bien que quieras que sea tu senpai, pero tampoco tienes que exagerar su habilidad con el piano a tal punto, no bromees así…”
“¡¿P-piano?!” cuestionó en shock y pasó a impacientarse. “¡Todos sabemos que Ritsu Sakuma es un gran pianista, pero no es a lo que le debe la mayoría de su fama!”
“Oye tú,” Ritsu se le dirigió impaciente. “Si quieres tener una remota posibilidad de ser mi kouhai, ya no sigas. Arruinarás la sorpresa.”
“No, Ritsu, pienso que ya es suficiente,” Naoto dio un suspiro. “Namazuo, se acabó el juego. Ya es hora que te enteres de la verdad.”
“¿De qué hablas, Naoto?” miró a su amigo con incomprensión. “¿Qué es todo esto de fama? No… no me digas que…”
“Ahh, vaya, hubiera esperado una revelación más climática luego de dos años de espera, pero bueno…” se encogió de hombros. “Lo siento, Nama-kun, pero te he estado mintiendo.”
“Ehh… ¿eh?” apenas musitó ese alarido en pleno shock.
“Posible futura kouhai si me da la gana, ilumina a mi amigo, por favor,” dijo aburrido.
“V-vaya, entiendo que no lo sabía… ¡eh sí!” asintió. “Ritsu Sakuma, al igual que su hermano mayor, son idols con una trayectoria larga a pesar de ser tan jóvenes. A ambos se les conoce como los hermanos vampiros por poseer una identidad nocturna y demoniaca, y son excelentes idols en nuestros medios. Y pues, Ritsu Sakuma perteneció a un grupo llamado Knights hasta hace cinco años, luego del cual ha continuado en una carrera de solista. Pese a ello, ha elegido ingresar a Rizembool para seguir con sus estudios en el piano y planea ser un compositor. ¡Oh, y se le conoce por sus pasteles escalofriantes que son de lo mejor!”
“…” el pobre mentido amigo estaba catatónico y boquiabierto.
“Verás…” Naoto se dio un facepalm. “Ritsu encontró interesante que no lo reconociste como un idol famoso cuando lo conociste y me pidió que guardara el secreto a ver cuándo tú mismo te enterabas. Sinceramente me sorprende que no lo hayas descubierto por tu cuenta, con tantos afiches de sus apariciones y conciertos que fueron distribuidos por la universidad…”
“Tú tampoco lo supiste en un inicio, Nao-chan. Casi me arrepiento de habértelo dejado saber…” se lamentó el idol.
“A diferencia de Namazuo, no habría tardado en averiguarlo,” argumentó la chica.
“Fufufu, tienes razón.”
“¡No, me tienen que estar mintiendo!” Namazuo finalmente reaccionó y se sobresaltó por la realidad en la que vivía. “¡Esto es una vil mentira! ¡No pueden decirme que Ritsu-chan es un estudiante pobre de universidad y un idol famoso al mismo tiempo!”
“…” Naoto volvió a dar un pesado suspiro y le mostró la pantalla de su Smartphone. “Tiene su propia página de Wikipedia, mira.”
“¡I-imposible!” exclamó y se molestó a leer las primeras líneas para confirmar lo que estaba leyendo. Casi se cae para atrás al ver una imagen de Ritsu en pleno concierto. “¡Ahhh! ¡Es increíble! ¡¿Cómo pueden hacerme esto?! ¡Me van a dar un infarto!”
“Eh, calma, Namazuo…” le pidió Naoto, mirándole con escepticismo.
“¡Oigan ustedes!” repentinamente, el Toushirou se levantó y se acercó a unas chicas. “¡Este chico de acá es un idol! ¡¿Lo sabían?!”
“Eh…” una de ellas miró a Ritsu. “Pues sí, claro, es Ritsu Sakuma.”
“…” Namazuo se quedó pasmado por esa respuesta tan neutral de su parte.
“¡Es muy genial, deberías ir a sus conciertos!” agregó la otra, quien observó a Namazuo con incredulidad. “Pero creo que siempre te veo almorzando con él. ¿Acaso no lo sabías?”
“E-e-ehhh…” él vio al par de chicas despedirse rápido y continuar con su camino, y pasó su atención a la mesa de al lado. “¡Ehh, d-disculpen, tengo una consulta!”
“Ahh, pese a no ser la sorpresa que había estado esperando, las reacciones de Nama-kun nunca fallan en entretenerme,” comentó Ritsu, sonriendo. “Seguro se quedará así un buen rato.”
“No entiendo por qué tenías que hacer eso en primer lugar,” dijo Naoto.
“Tú y todos los demás fueron mis cómplices. No eres tan inocente tampoco.”
“¡O-oigan, no se olviden de mí, por favor!” reclamó Yoshiko. “¡Quiero saber si puedo ser tu kouhai, Sakuma-kun!”
“Uhh, como mi fan sabrás que no me gustan los ruidos agudos, baja tus decibeles…”
“Ihhh…” ella se tapó la boca con ambas manos.
“Ritsu, compórtate,” espetó su amiga.
“Sinceramente, si no te hubiera dado un bandejazo en la cara, ya te habría rechazado, pero bueno…” se encogió de hombros. “Que te conste que no eres la primera chica que quiere ser mi kouhai, y nunca me he molestado en aceptar a nadie. Así que, con eso sacado de lado, te seré sincero. Necesitas darme una buena razón para querer que te ayude tan obstinadamente.”
“Ehh, una buena razón, dices…” Yoshiko miró al piso y lo pensó un poco, antes de darle una respuesta. Nuevamente obviando el estado de su sangrante nariz, ella adoptó una pose de escenario e invocó a la confiada ángel caído que solía interpretar. “Hmhmhm, yo soy el ángel caído Yohane y provengo de las profundidades del infierno para reclutar a mis little demons,” sonrió con autosuficiencia en plena actuación. “Sí, precisamente, Yohane es una entidad conocida en el inframundo, y sólo alguien como yo se merecería la atención y cuidados del demonio mayor que es Ritsu Sakuma. ¡Este arreglo y contrato malévolo ha sido dictado por las mismas estrellas cruzadas del firmamento nocturno!”
“¿Ah?” Naoto sintió un tic en el párpado. Esa chica había dado un vuelco gigantesco de personalidad en un par de segundos.
“…” por su parte, Ritsu se cruzó de hombros y miró a su candidata con neutralidad. “C minus.”
“…” ello congeló a Yohane, quien se revirtió a Yoshiko y se quedó horrorizada. “¡¿C minus?!”
“Hablas con el demonio mayor que es Ritsu Sakuma, efectivamente,” le contestó sonriendo con ironía, imitándole. “Pero alégrate. No doy C minus con frecuencia.”
“C… C minus…” Yoshiko miró al piso con ojos llenos de desesperanza, y comprimió sus puños. “No puede ser que la grandeza de Yohane de toda una vida apenas merezca un C minus, tch…”
“Ya veo que tienes un ángulo, chica que no conozco…” Ritsu dio un bostezo. “Uhh… que seamos seres de la oscuridad nos da compatibilidad y puedo entender por qué serías mi fan. También admito que me tienes mínimamente intrigado.”
“¿Eh?” ello animó a la chica, quien le miró con ilusión.
“Sin embargo,” Ritsu le apuntó para pararla. “No te he aceptado aún, Yohane. Esta ‘coincidencia malévola’ que tenemos no me convence del todo. Como dije, espero que me des una buena razón, y esto no lo considero como una. Quiero que me dejes saber que sí vales mi tiempo y que ser tu senpai sí tendría sentido. No necesitas a un idol vampiro para ser un idol ángel caído, o lo que sea a lo que apuntas. Piénsalo bien y vuelve a hablarme cuando tengas la respuesta.”
“Ehh…”
“Uhh, tengo sueño…” Ritsu se levantó y caminó donde Namazuo. “Nama-kun, deja de acosar a los vecinos. Veo que terminaste de comer. ¿Podemos ir a un jardín? Necesito dormir…”
“¿C-cómo pudiste haberme hecho esto, Ritsu…?” dijo Namazuo con una voz fantasma, un rostro pálido y con sudor frío, y unos ojos desorbitados y temblorosos.
“Y veo que también necesitas una siesta, fufufu…”
“…” Yoshiko desvió su mirada. Estaba convencida que su identidad como Yohane era más que suficiente para convencer a Ritsu Sakuma, pero si este le había dicho que no lo era, ¿qué argumento podría usar? No tenía la respuesta, pero definitivamente se dedicaría a encontrarla. Debía insistir, antes de su próxima clase de música…
“O-oye, Yohane…” Naoto se alarmó al verla irse corriendo repentinamente. “Vaya, se ha ido. Creo que ya se olvidó que tenía una hemorragia nasal,” frunció el ceño. “Ritsu, ¿cómo puedes haberle golpeado así?”
“Saben que no soy responsable de lo que hago medio dormido…” Ritsu dio otro sonoro bostezo. “Uhh… ahora a dormir o comenzaré a atacar a la gente… soy un Rebel, no lo olviden.”
“Ihhh… y-y ahora hasta un idol…” dijo Namazuo, abrazándose a sí mismo.
“Fufufu, ya, tranquilo, Nama-kun…” le dio un par de palmaditas en la cabeza.

Ese asunto acababa de comenzar, y todavía no terminaba para el presente día.


Pasaron casi quince minutos y Yoshiko estaba en compañía de dos amigas cercanas, con las tres compartiendo un picnic en un jardín de la universidad. La pobre accidentada recibía una improvisada asistencia médica de una de sus amigas.

“Sólo un poco más…” la chica de cabellos castaño claros terminó de ponerle una curita encima de su nariz. Le sonrió radiantemente y con buenos ánimos. “Listo, ya está como nuevo, zura~ Hm, y pensar que no es la primera vez que tengo que sanarte así. Qué bueno que tu nariz se mantiene formada. Es casi un milagro, zura~”
“¡Oye, ya tengo suficiente con mi presente predicamento, Zuramaru!” le reclamó Yoshiko, agitando sus puños. “¡Lo que más me inquieta es que Sakuma-kun me diga que no! ¡¿Qué haría en ese caso?!”
“Ehm, me sorprende que le des mayor importancia que el bienestar de tu nariz, Yoshiko-chan,” comentó Ruby, con inquietud y sus manos recogidas frente a su pecho. Bajó su mirada. “E-es que sangraste mucho. Creo que yo me hubiera desmayado del dolor.”
“Ahh… Zuramaru fue certera al decirme que no es la primera vez. Con mi maldición de ángel caído, me he accidentado de las maneras más increíbles. Uno se acostumbra…” dijo cabizbaja y rendida, pero pasó a revolverse sus cabellos con ambas manos. “¡Ahhh, ¿pero qué haré?! ¡Quería presentarme dignamente ante ese chico y terminé con un bandejazo en la cara! ¡Seguramente nunca me va a tomar en serio!”
“Tranquila, Yoshiko-chan, ya pasó…” Hanamaru le dio unas palmaditas en la cabeza. “Ahora tienes tu tarea de pensar en una razón para él. Vente con algo muy único, zura~”
“¡Pero ese es el problema! ¡No tengo nada mejor que mi identidad como Yohane, pero ahora resulta que eso es un C minus! ¡¿Qué más puedo hacer para llamar su atención?!”
“Tu actuación de Yohane no es lo único que tienes, es apenas una parte de ti, Yoshiko-chan,” opinó Ruby. “Hm, sí, en verdad lo creo. Pues… si pudieras presentarte mejor y darte a conocer, verían que eres una chica muy simpática.”
“Uhh, ya les he dicho que me llamen Yohane…”
“Pero dijiste que Yohane tiene un C minus, zura~”
“¡Ah, eso es bajo!” reclamó desconsolada. “¡No por eso deben desconocer a Yohane!”
“Ehehe…” Ruby rió un poco.
“¡Y tú no la apoyes, Ruby!”
“¡N-no es mi intención, Yoshiko-chan!” negó. “Es que… me puse a pensar cuando estábamos en la secundaria…” Ruby asintió y sonrió con nostalgia. “Tuviste un periodo de tiempo en el cual querías deshacerte de tu personalidad de ángel caído. Sin embargo, terminaste por aceptarlo y ahora tienes seguidores por las redes sociales, y hasta te aceptaron a la facultad de música aquí justamente por Yohane. Pienso que eso desde ya es un gran éxito y me alegro mucho.”
“Pues… gracias, Ruby…” la peliazul desvió su mirada, incómoda.
“Ruby-chan tiene razón, todo eso ya es bastante,” le aseguró Hanamaru, alzando un índice.
“Pero…” comenzó Yoshiko.
“Pero sí, no puedes sólo apoyarte en Yohane todo el tiempo. Está bien que cultives ese lado tuyo, pero hay mucho más en ti, zura~” Hanamaru asintió y sonrió esperanzada. “Yoshiko-chan, a ti te cuesta ser sincera, ¿verdad? Yohane es un lado tuyo que se divierte actuando, pero no es la mejor para comunicarse. Si este senpai quiere oír una buena razón de ti, entonces dile la verdad. Déjale saber por qué quieres ser su kouhai, de todo corazón. Puede ser un poco incómodo, pero creo que sí lo amerita. Y esfuérzate. Déjate oír, zura~”
“¡Sí, pienso lo mismo!” Ruby juntó sus palmas, emocionada. “No te cohíbas ni lo pienses mucho. Tiene que salir de tu interior. Hehe, estoy segura que sí le puedes dar una buena razón para que te apoye.”
“S-sí…” se inquietó y bajó su mirada con perplejidad. “¿Qué hacen siendo tan sensibles y raras de la nada, ustedes dos…?”
“…” las dos se sonrieron con gracia ante la queja de su amiga.
“Una razón…hmm…” frunció el ceño.
“Ve pensándolo mientras comemos,” Hanamaru comenzó a desempacar un bento gigantesco.
“Se nos va a enfriar la comida-zura~”
“Cierto,” Ruby asintió y sacó otro bento.

Luego de la meditación, las amigas se pusieron a comer y pasaron a hablar de otros temas para así aligerar los ánimos.


Habría sido alrededor de una hora desde que Iwatooshi había regresado a la residencia de los Sanjou con Imanotsurugi. El pelinaranja había esperado comenzar con el estudio ni bien el pequeño terminara con su almuerzo, pero este le recordó que le tocaba una sesión de estudio con Hizamaru. Al saber de la usual disciplina del peliverde, optó por dejarle encargarse de los estudios de matemática. De por sí, era una gran ayuda ya que Iwatooshi tampoco era bueno en aquel tema.

El pelinaranja se dedicó a revisar los quehaceres que tenía para el día siguiente, y luego de concluir la felizmente corta lista de obligaciones, optó por ir al estudio de los hermanos Genji para asegurarse que todo iba bien.

Llegó a dicho lugar, para tocar la puerta. No recibió respuesta, lo cual le pareció extraño, y volvió a tocar. Esperó en silencio y pensó en insistir, cuando entonces oyó a Higekiri desde adentro.

“¡Adelante!” le avisó de buenos ánimos.
“¿Higekiri?” Iwatooshi se extrañó por haber sido el hermano mayor quien le contestó, ya que la oficina de este estaba opuesta a la puerta y Hizamaru sería quien contestaría en su lugar. De todos modos entró al abrir la puerta corrediza.

Su acción fue un tanto apurada, lo suficiente para botar un castillo de cartas en el cual Higekiri había estado trabajando.

“Oh…” este se quedó congelado y curioso al ver su estructura desplomarse, justo cuando iba a posicionar un par de cartas más.
“¿Qué estás haciendo?” preguntó Iwatooshi, alzando una ceja.
“Ah, naginata-kun, bienvenido~” canturreó el otro, con una suave sonrisa. “No se trata más que de un ejercicio de dominio motriz que sirve para despejar la mente. ¿Te gustaría armar castillos  conmigo? Tu energética entrada podría comunicar que necesitas de tanto relajo como yo.”
“No, más bien suelo descontrolar mi fuerza con frecuencia, lamento arruinar tu trabajo.”
“Haha, está bien, está bien~” movió su mano con despreocupación.
“Vaya…” dio un suspiro. Le costaba creer que alguien con la cabeza en las nubes como Higekiri alegara necesitar dicho relajo, aunque bueno, también sabía bien que fuera de apariencias aquel hermano mayor era una caja de Pandora. “¿Y Hizamaru? Pensé que estaba aquí.”
“Hmm…” Higekiri alzó sus ojos curiosos al techo y llevó un índice a la base de los labios. “Hi…Hi…”
“Ehh…” Iwatooshi dio un suspiro. Siempre se olvidaba la insistente particularidad de ese hermano de ser incapaz de recordar los nombres de los demás.
“No sé precisamente qué es lo que has dicho, pero si tu pregunta invoca a otra persona, deberá ser aquel quien también suele ocupar este estudio con frecuencia. Te debes referir a mi hermanito, ¿verdad?”
“Sí, exacto, ¿dónde está? Me pareció extraño que no abriera la puerta.”
“Haha, tengo que admitir que no te contesté en un inicio porque contaba con la siempre intachable responsabilidad de hermanito de contestar en mi lugar. Hasta yo olvidé que no se encontraba presente,” Higekiri rió para sus adentros. “Pero ya he hecho mucho preámbulo, ¿no es así? Mi hermanito y Tengu-chan se encuentran el pleno entrenamiento en el dojo que se encuentra más allá del riachuelo.”
“¿Entrenamiento?” Iwatooshi se extrañó. “Tenía entendido que Imanotsurugi y Hizamaru habían comenzado a estudiar juntos para reforzar las notas de Imanotsurugi en matemáticas. ¿Por qué están entrenando?”
“Aquellos dos a los que te refieres deben ser precisamente mi hermanito y Tengu-chan, como puedo deducir,” comentó Higekiri con la mejor de sus sonrisas. “Hm, pero quizás sería mejor que me reserve estas observaciones a mi persona.”
“…” le miró con leve impaciencia, y volvió a darse un suspiro para descargarse. Solía ser paciente, pero la forma de ser de Higekiri le resultaba cansada de vez en cuando.
“No puedo comentar sobre algo que no sé. Estoy consciente que mi hermanito ayuda a Tengu-chan con algunos estudios, pero la tendencia de los dos de mejorarse como guerreros los ha convertido en excelentes compañeros de práctica. Llevan en ese plan desde antes que comenzara el presente semestre. Es realmente todo lo que puedo decir al respecto.”
“Ahh, ya veo…” Iwatooshi se frustró. “Vengo de tener una conversación con sus maestros y tendría que priorizar los estudios por encima de lo demás. Los iré a buscar.”
“Admito que es admirable de tu parte que veles por el bienestar de Tengu-chan incluso en algo que tú mismo no quisieras hacer, naginata-kun,” comentó Higekiri como una nota curiosa. “Tú también eres de poner el entrenamiento con espadas por encima de lo demás, y más que aquel adorable par del cual hemos estado hablando.”
“Sí, sinceramente, pero Imanotsurugi tiene que formarse mejor, mejor que yo al menos,” sonrió frustrado. “Supongo que de esto se trata sentirse responsable por alguien.”
“Es velar por tus respectivos familiares… o algo semejante,” Higekiri sonrió entretenido. “Entonces, ve, no te entretengo más. Ah, y si piensas regresar el día de hoy, procura abrir la puerta más despacio. Pienso continuar con mi ejercicio de castillos de cartas.”
“Claro, no te preocupes.”


Iwatooshi salió del edificio principal de la residencia y procedió por el camino que llevaba hacia el bosque para finalmente dar con aquel dojo. Desde la entrada pudo oír el choque de espadas de práctica y divisó al par en pleno enfrentamiento.

“¡Aquí voy!” Imanotsurugi corrió velozmente e intentó un ataque aéreo contra Hizamaru.
“…” este afiló sus ojos y retrocedió lo suficiente para evadirlo e inmediatamente realizar un contraataque, que obligó al pequeño a escapar. “Heh, te hace falta más destreza si pretendes atacar tan abiertamente.”
“¡Hehe, apenas comienzo!” exclamó el pequeño con gran alegría. Siguió con dicha ‘recomendación’ al cambiar a una serie de ataques rápidos y rastreros que le hacían un blanco más difícil. Sus repetidos ataques eran difíciles de predecir e intimidarían a cualquiera, incluso a varios kendokas mayores que el pelicenizo. Sin embargo, Hizamaru no tenía problemas evadiéndole por su propia gran velocidad y espero calmada y pacientemente a observar el mejor momento de una apertura.
“Hmph…” aclaró su garganta con cierto desdén y paró el asedio de Imanotsurugi con un certero golpe de su espada de madera. Ello cortó la inercia del pequeño y lo desbalanceó. Acto seguido, Hizamaru le propinó un golpe con su katana que le hizo rodar.
“Ihh, me agarraste…” el alumno rodó hasta cierta distancia y aprovechó la inercia para arrodillarse en el piso y sostenerse del mismo con una mano. A pesar de dicho ataque, sus ojos brillaban con determinación y se levantó para iniciar otro ataque. “¡Ahhh!”

Pero ello no ocurrió porque Iwatooshi llegó donde el menor y lo levantó del piso al agarrar su mano armada con una sola mano.

“¿Eh?” Imanotsurugi se quedó en blanco y sorprendió de ver al pelinaranja. “¡Ohh, Iwatooshi, qué sorpresa!”
“¿Qué haces por aquí?” preguntó Hizamaru, igualmente confundido y dejando la pelea de lado. Se acercó hacia el par.
“¡Iwatooshi, ¿quieres jugar con nosotros?!” le preguntó el pequeño. “¡Está muy divertido!”
“No es momento de jugar, Imanotsurugi. ¿No me dijiste que ibas a estudiar matemáticas?” le cuestionó en lo que lo dejaba aterrizar en el piso. “Dijiste que justo ibas a tener una sesión de estudio con Hizamaru. ¿Qué están haciendo aquí?”
“Ehh pues…” el pequeño desvió su mirada y se sintió un poco en aprietos. Pasó a juntar sus palmas. “¡Prometo que estudiaré después de esta práctica!”
“¿Acaso Imanotsurugi tiene problemas con ese curso?” preguntó el peliverde.
“Sí, pero eso no es realmente nuevo,” explicó el pelinaranja. “Recuerdo que tuvimos una conversación con tu hermano y Jiji al respecto y decidimos que le ayudaríamos con el estudio para que se nivele.”
“Es verdad, lo recuerdo. Más bien decidimos que tú no necesitabas hacerle estudiar porque tampoco dominas los temas,” comentó Hizamaru, pensativo y con una mano en su mentón.
“Heh, tan honesto como siempre,” sonrió con ironía.
“Pero Imanotsurugi me dijo que ha mejorado mucho en el curso y ya no necesitaba darle esa tutoría, por eso estamos aquí,” frunció el ceño y miró al pequeño con reproche. “¿Acaso me mentiste para practicar?”
“P-pues…” el pequeño llevó sus manos hacia atrás y desvió su mirada.
“Tsk, no me tomes el pelo así, Imanotsurugi,” se impacientó. “Si tienes problemas con las matemáticas, tenemos que arreglarlo inmediatamente.”
“Uhh, créeme que aprecio toda tu ayuda, pero ya mucho estudio satura y me estresa,” se explicó torturado. Hizo un puchero, cabizbajo. “…no me gustan las matemáticas, pero haré un esfuerzo. Sólo denme un poco de respiro, por favor.”
“Aun así, fallaría como uno de tus superiores si no pusiera por encima tus necesidades más relevantes,” declaró Hizamaru, seriamente. “Consideraré ello que me has dicho, pero por más que no quieras estudiar por el resto del día, deberíamos comenzar con el estudio. Así, cuando te satures…” le miró intensamente. “…y considere que sí has tenido bastante, podemos regresar a seguir entrenando.”
“Bien, suena razonable. Tampoco tenemos que comenzar con mucha exigencia,” Iwatooshi asintió satisfecho y extendió su mano a Imanotsurugi.
“Ya, está bien…” este dio un suspiro desilusionado y entregó su daga de práctica.
“En marcha,” indicó Hizamaru. Este hizo una reverencia al pelinaranja. “Y lamento mucho no haber cumplido con el rol que se espera de mí,” entrecerró sus ojos con clara autodecepción. “Y pensar que caería en las mentiras de un niño de trece años…”
“¡Haha, tú tranquilo, Hizamaru. Imanotsurugi es muy vivo, ya lo conocemos!” el otro se rió. “Te agradezco por tu ayuda. Iré a visitarles un rato en el estudio a ver qué tal les va.”
“No deberíamos tener problemas…” el peliverde se vio sorprendido. “Cierto, debes haber pasado por ahí. ¿Mi anija se encuentra bien? Espero que no hayas botado accidentalmente su castillo de cartas. Llevaba trabajando en eso un buen rato.”
“En verdad sí lo hice, lamento decirlo,” admitió con una mano en la nuca. “Pero lo tendré en cuenta. No te inquietes tanto por él. Higekiri es más eficiente de lo que pretende ser.”
“No lo sé, a veces me preocupa…” desvió su mirada con inquietud, y ello le llevó a darse cuenta que Imanotsurugi había acudido a la habitación del costado para agarrar otra daga de práctica y estaba camino a la salida.
“¡Eh!” este se sobresaltó al recibir la mirada de Hizamaru y sonrió ampliamente. “Ehh, ¡nos vemos para la cena!”
“¿La cena? ¿Cómo que…? ¡O-oye!” le vio salir corriendo del dojo.
“Ahh, vamos a seguirle,” dijo Iwatooshi.

De aquel modo, los mayores fueron a cazar al pequeño.


Los colores cálidos del atardecer empezaban a notarse por los altos edificios de Rizembool U. Después de que Naoto atendiera uno de sus cursos, se reunió con sus amigos ya que tenían planeado ir a visitar a Eichi para tomar la hora del té. Por ello, los tres acudieron al Pablo dentro de Rizembool para comprar un cheesecake camino a la azotea del joven magnate.

Por la cantidad de gente y por haber sido quien realizó la reserva del tan codiciado postre, Ritsu fue quien ingresó al concurrido local mientras sus amigos le esperaron a las afueras del mismo.

“Ritsu tuvo razón de ordenarlo de antemano…” meditó Naoto, con una mano en su mentón. “Severamente subestimé la demanda de esta cadena en esta universidad… me pregunto si la popularidad de un restaurante de postres en un centro de estudio como lo es esta universidad de alto nivel debería ser preocupante para nuestra generación…” ella se mantuvo inmersa en sus pensamientos hasta que se extrañó por no oír un comentario o verse interrumpida por su muy alegre y extrovertido amigo. Levantó su mirada…
“…” Namazuo se encontraba de pie a su costado pero temblaba mínimamente y su rostro expresaba un horror y existencialismo propios de alguien que acababa de sobrevivir una catástrofe mundial.
“N-Namazuo…” la chica dio un paso hacia atrás por verle en dicho estado. “¿Qué te sucede? Creí que Ritsu y tú aprovecharon su hora libre para darse una siesta y descansar…”
“…” este pasó a muy lentamente abrazarse a sí mismo sin dejar de temblar. “¿…c-cómo se supone que alguien puede conciliar el sueño luego de una revelación así…?”
“D-deja de hablar así, por favor… me estás asustando,” dijo con leves escalofríos y alejándose un poco del otro.
“¡AAAHHHHH!” el pelinegro soltó un estruendoso grito y se agarró los cabellos con ambas manos, acciones que causaron que muchos transeúntes le miraran asustados y se alejaran. “¡No puedo creerlo! ¡Ritsu-chan no es ese cute cuddlebug estudiante pobre de universidad que llevo conociendo estos últimos dos años! ¡Todo lo referente a él en mi cabeza ha sido asesinado! ¡Soy incapaz de asimilar la realidad! ¡Nao-chan, sálvame, por favor!”
“Namazuo…” le dijo calmadamente.
“¡Y lo peor de todo es que seguramente absolutamente todo el mundo lo sabía y conspiró con él para dejarme en la oscuridad!”
“Namazuo…” sintió un tic en la ceja.
“¡Incluso mis hermosos hermanitos por quienes me desvivo lo sabían y pasamos todo un paseo juntos durante el verano sin que nadie me lo diga! ¡Eso explica por qué Shinano se quedó en shock al ver a Ritsu! ¡Y yo tremendo volado que no sospechó nada!”
“Namazuo, basta…”
“¡Pero el maldito me condicionó! ¡No dejaba de repetir su deplorable estatus de estudiante pobre de universidad!” comenzó a golpearse un lado de la cabeza como si tratara de sacarse agua de una oreja. “¡Ahora esa idea no quiere salir de mi mente y me tortura!”
“Tsk, ¡no actúes como un idiota!” la otra se impacientó y le dio un zape en la cabeza. El chico se quedó impactado y dio la impresión que el golpe sirvió para resetear sus pensamientos por verse tan en blanco. “Sí, estoy convencida que Ritsu le dijo a todo el mundo que no te dijera nada. Lo hizo conmigo y supongo lo habrá hecho con tus hermanos a pesar que no me consta. Pero ya, no tienes que reaccionar así. Él es un idol, ahora no le prestes mucha atención al tema y comenzarás a procesarlo pasivamente,” dio un pesado suspiro. “Piensa en el cheesecake y en la hora del té que estamos por tener. Concéntrate en eso.”
“Uhh, gracias, Nao-chan…” dijo cabizbajo y al borde de las lágrimas. “Tú sí me pones en mi lugar. De por ser porque te veo como una hermanita diría que eres mi figura materna.”
“Te dije que no actúes como un tonto, ¿qué tienes con esos comentarios?” le reprochó.
“Hehe, perdón…” sonrió entretenido y aliviado, y dio un suspiro. “Ahh… pero me tomará creérmelo igual. Cuando pienso que puedo sentir felicidad y tranquilidad regresa esa sorpresa a mi cabeza y regreso a la desdicha…”
“Tsk, no sobreactúes…” negó ofuscada. Entonces, Naoto llegó a reconocer a Yoshiko a cierta distancia. “Ah, es esa chica.”
“Verdad. ¡Yohane!” Namazuo la llamó.
“¡Ihhh!” Yoshiko se retrajo por ser llamada y luego de mirar a muchas direcciones vio al par. Ella pretendió huir en un inicio, pero antes de poder hacerlo, Naoto le agarró de la muñeca. “¡Ahh, ehh, suéltame por favor!”
“¿Cómo te encuentras?” le preguntó. “Veo que atendiste tu nariz. ¿Te sientes bien?”
“S-sí, gracias por preguntar…” dijo retraída y recogió sus brazos a la altura de su pecho ni bien fue soltada.
“Me alegro que estés bien, Yohane,” le aseguró Namazuo, sonriente. “Nos preocupaste un montón y lo siento que Ritsu-chan te haya golpeado así por más inconsciente que fue. Seguro te habrá dado una impresión incorrecta, pero en verdad no es lo que parece…” asintió, y entonces su rostro se tornó nulo, pasó por una etapa de shock y regresó a agarrarse los cabellos. “¡C-como el hecho que no es un estudiante pobre de universidad!”
“Eh…” Yoshiko le miró confundida. “¿…en serio no sabías que era un idol famoso?”
“¡No lo sabíaaaa!”
“Suficiente,” Naoto le dio un leve codazo para detenerle y se dirigió a la otra chica. “Pero Namazuo tiene razón. Ni sé por qué ando hablando por él, pero Ritsu no querría ser cruel con nadie espontáneamente.”
“Aprecio que se preocupen por mí, pero estoy bien…” Yoshiko asintió y miró al piso con leve tristeza. “Sí sabemos todas en el fandom que Ritsu Sakuma es un idol muy especial en ciertos aspectos y no es prudente interrumpirle el sueño. Por ello, cometí una imprudencia y también los fastidie a ustedes…” dio una reverencia. “¡M-mil disculpas!”
“Está bien, siéntete en confianza con nosotros, en serio,” le calmó Namazuo, sonriendo incómodo. “Más bien te deseo mucha suerte con Ritsu-chan. Espero que te acepte como su kouhai, así nos veríamos seguido~”
“O-ojalá que sí… ¡ah, pero arruiné mi entrada!” se recriminó a sí misma. “¡He fallado en darle una buena primera impresión! ¡Así nunca podría apuntar a ser alguien cercana a Sakuma-kun como ustedes!”
“Ehm, a decir verdad…” Naoto intercambió miradas con Namazuo. “No es como si nosotros hubiéramos tenido las primeras impresiones con él.”
“Hehe, muy cierto,” el chico asintió.
“¿Ah sí?”
“Sí, pero en vez de sentirnos mal por eso, es Ritsu quien debería hacerlo…” la joven detective se exasperó ante su recuerdo…

Flashback


No hace mucho había comenzado con unos cursos avanzados en Rizembool U en lo que terminaba de estudiar en la secundaria. Naoto aprovechó a ocupar uno de los sillones cómodos de un área de lectura en una biblioteca de la universidad. Apreciaba el buen estado de un ambiente que constantemente estaba ocupado por estudiantes y la comodidad de ese enorme sillón le permitía relajarse luego de otro ocupado día mientras leía la teoría de su próxima clase. Ella observó a su alrededor que los estudiantes en su mayoría aprovechaban los muebles para dormir y o echarse y perder el tiempo. En fin, un poco de relajo le venía bien a cualquiera. Sólo esperaba que nadie fuera a perder sus clases.

De repente, notó que el otro chico que ocupaba ese sillón sobredimensionado se movió en pleno sueño y soltó su dakimakura. No le prestó más atención y siguió con su dedicada lectura, pero sus planes le duraron muy poco.

“Hmm…” entre sueños y con los ojos cerrados, Ritsu gateó en búsqueda de su dakimakura en la dirección opuesta y terminó por llegar al regazo de Naoto.
“¡Oye tú!” la chica se escandalizó por esa invasión tan repentina de su espacio personal. Quiso levantarse, pero el chico se le trepó y el abrazó el torso. “¡AAHHH! ¡Suéltame, acosador!”
“…” el otro la estrujó y se apoyó sobre ella.
“¡Déjame en paz!” Naoto, ruborizada, comenzó a empujar la cabeza del chico para que la liberara. Notaba a varios curiosos, pero todos se limitaban a mirar o rumorearse entre ellos. “¡Alguien haga algo!”
“¿Eh? Hmmm…” los gritos de la peliazul hicieron que Ritsu apenas se despertara y le mirara perdidamente. “¿Quién eres tú?”
“¡No soy tu dakimakura! ¡Te digo que me sueltes!”
“…” Ritsu reaccionó con una incomprensible lentitud y tranquilidad y terminó soltándole. “Uhh sí, no lo eres…” dio un bostezo. “Umm… no tienes nada de grasa corporal. No eres cómoda.”
“¡¿Qué estás diciendo?!” la chica sintió el impulso de abalanzarse sobre él para darle su merecido, pero justo llegó una encargada de la biblioteca para resolver el altercado.

Fin del Flashback

“¿O-ocurrió eso?” Yoshiko se quedó en shock.
“Tsk, casi le doy una paliza…” comentó enfadada y cruzada de brazos.
“Ehh, pero ya pasó, Nao-chan…” le recordó Namazuo, incómodo.
“Soy Naoto, no lo olvides.”
“El punto es que ahora somos amigos.”
“¿Y cómo así te volviste amiga de él?” preguntó Yoshiko, confundida. “O-o sea, yo feliz de serlo, pero creo que dijiste que tú no sabías que Sakuma-kun era un idol.”
“Espero que no seas de esas chicas que serían amigas de depredadores si son famosos…”
“¡N-no quise decir eso! ¡No me juzgues!”
“Pues, volví a encontrarme con él en esa biblioteca otro día y me dio unos dulces a manera de disculpa,” Naoto dio un suspiro. “Pero la razón principal es porque Namazuo y yo nos conocimos, así que nos volvimos amigos mutuos.”
“¡Sí, Ritsu-chan y yo congeniamos muy bien casi desde el inicio!” exclamó Namazuo.
“¿Casi?” Yoshiko alzó una ceja.
“Eh, sí, verás…”

Flashback


Era una mañana veraniega en Rizembool U y varios disfrutaban del buen clima para realizar actividades a la intemperie. Había estudiantes haciendo picnic, jugando ultimate frisbee e incluso estudiando con la luz del sol y la brisa fresca que soplaba de tanto en tanto.

Namazuo corría alegremente por el césped a las afueras del bosque cercano a comunicaciones. Era acompañado de una net para atrapar insectos y perseguía a una hermosa y majestuosa mariposa monarca que revoloteaba en los aires.

“¡Te tengo!” trató de atraparla, pero falló y observó al travieso insecto elevarse un poco para alejarse de su perseguidor. Ello no desanimó al chico, quien continuó con su misión.

A su vez, había algunos no compatibles con el calor y brillo de ese día. Ritsu estaba durmiendo entre unos arbustos adjuntos a un gran árbol no muy lejos de donde Namazuo perseguía a la mariposa. Si bien en un inicio no hubo problemas, el somnoliento idol fue despertado por las exclamaciones del otro en sus múltiples fallidos intentos de cazar a la criatura.

Ritsu generó un tic en una ceja y se llenó de fastidio. Era un día tóxico para él y ni podía echarse a dormir debidamente.

“¡Aquí estás!” Namazuo saltó pero falló una vez más y vio a la mariposa volar hacia un árbol cercano y apoyarse en el tronco del mismo. El Toushirou dibujó una sonrisa gatuna por finalmente tenerla en la mira y saltó para atraparla de una vez por todas. “¡Ahora sí!”

Entonces, cuando estuvo por alcanzarla, vio a otro pelinegro surgir de entre los arbustos y con un puño golpear y aplastar a la mariposa contra el árbol.

“¡Aaahhh, no!” Namazuo se estremeció y vio en shock al puré de mariposa restante. Pasó a mirar al otro con aprehensión.
“…cállate, imbécil…” dijo Ritsu, desposeído. Su cabeza comenzó a dar vueltas y rápidamente perdió el balance, para caer boca arriba al piso. “…n-no puedo… más…”

Así, el Sakuma colapsó y perdió el conocimiento.

“¡¿Q-qué?! ¡Ihhh, oye tú!” Namazuo se aterró y alternó entre mirarle a él y al puré repetidamente para finalmente ir en auxilio del chico. “¡Ahhh, alguien llame a paramédicos!”

Fin del Flashback



“Hehe admito que me asustó en un inicio, pero una vez llegamos a la enfermería y se despertó, resultó ser muy simpático,” recordó Namazuo, sonriendo con torpeza. “Por eso no te sientas mal, Yohane. No es como si nosotros hubiéramos conocido a Ritsu de la mejor manera tampoco.”
“Yo lo habría pensado dos veces de ser tú, pero…” Naoto negó frustrada. “Soy su amiga también. No tengo mucho derecho de decirlo.”
“Y-ya veo que no sólo fui yo, entonces…” Yoshiko asintió para sí. “Gracias por compartirlo… supongo… pero espero también llegar a buenos términos con él.”
“Tengo el presentimiento que todos somos demasiado pacientes con él,” dijo la detective.
“¿Y qué haces recordando la vez que nos conocimos, Nama-kun?” preguntó Ritsu. Él sorprendió a los otros tres. “Creí oírte gritar como si te desgarrabas por dentro. Veo que me lo perdí…”
“¡Oh, Ritsu-chan, ya tienes el cheesecake!” su amigo se alegró.
“Ah, y eres tú de nuevo,” Ritsu miró a Yoshiko con indiferencia. “Y bien, ¿ya pensaste en qué razón me vas a dar para ser tu senpai?”
“Ihh… ¡ehm, t-todavía no, perdón! N-nos encontramos por casualidad… ¡pero lo tendré la próxima que nos veamos!”
“¿Hm?” el idol le miró con leve desapruebo. “No me gusta. Te hago el favor de escucharte y la alargas. Debí haberte dado un ultimátum.”
“Ehh…” la chica hizo un puchero. “Yo…”
“Ritsu, no seas así,” le reclamó Naoto.
“Estoy en mi derecho, Nao-chan,” dio un bostezo. “Uhh… he sido acosado por fans al punto que tuve que rechazar invasiones por las redes sociales. No es por ser malo, pero como el idol que soy tengo mucho por hacer. Tch, sabía que debía negarme…”
“N-no, por favor, dame una oportunidad,” le suplicó Yoshiko. “En verdad te admiro mucho. Tú y tu hermano son increíbles y he oído que tu hermano mayor es un excelente mentor, ¡así que seguramente tú también lo eres!”
“…” Ritsu le lanzó una mirada gélida desde arriba.
“¡Ihhh!” la chica se cubrió preventivamente.
“Así que era eso…” dijo con odio y un tono de voz iracundo y endemoniado. Casi pareció invocar un aura oscura que rodeaba sus ojos rojizos. “Eres una fan de mi anija que se resigna conmigo ante el retiro de él.”
“¡No, no es eso, p-perdón!” Yoshiko se recriminó por dentro. Por supuesto que no podía mencionarle a su hermano. ¿Qué se le pasó por su cabeza al hacerlo?
“¿Por qué no mejor te vas a Hanasaki a implorarle a él? Tsk,” Ritsu caminó para irse. “A él le gusta adoptar a gente, no a mí. Esfúmate.”

Los otros dos se alarmaron y siguieron a su amigo para razonar con él, pero era evidente que este se había cerrado, y apenas miraron a la chica con inquietud, para marcharse con Ritsu.

“Tsk…” Yoshiko apretó sus puños. Volvía a sufrir de su mala suerte. “¡Demonios! ¡¿Qué puedo hacer ahora?!”



Cho

Re: HiMEverse Episode V: The Rebels Strike Back
« Reply #622: February 29, 2020, 10:46:00 PM »
80.2.



Aquel intento de escape de Imanotsurugi fue resuelto brevemente, ya que el pequeño buscó divertirse con un inocente juego de persecución en vez de verdaderamente huir. Luego de este, Hizamaru lo condujo al estudio que compartía con su hermano mayor para comenzar con el repaso de su curso más débil. Por su parte, Iwatooshi decidió quedarse en el dojo para organizarlo y limpiarlo a manera de ejercicio, y pasaría a visitarlos ni bien terminara.

Al cumplir con su faena, el exRebel cerró el dojo y fue camino de regreso a dicho estudio. No sería de confiar en Higekiri para ayudarle con la tutoría, pero al menos Hizamaru sí era una persona cumplida y muy apegada a las responsabilidades y las reglas. Tal vez lo que él dijo era correcto y ni tenía que incomodarse en visitarles.

O tal vez no.

Iwatooshi tocó la puerta del estudio y esta fue abierta un poco por Hizamaru, quien se mostró sumamente apesadumbrado de verle.

“Iwatooshi, lamento mucho informarte que te he decepcionado,” dijo con gran cargo de consciencia.
“¿Por qué dices eso?” se extrañó. “¿Imanotsurugi está aquí?”
“Eh, adelante, quizás a ti sí te oigan,” dijo mientras le abría más camino.

El pelinaranja ingresó y vio que Imanotsurugi acompañaba a Higekiri, con los dos en plena labor de construir un castillo gigante de cartas.

“¡Tienes mucha razón!” exclamó el pequeño al hermano mayor. “¡Es muy entretenido y pacífico! ¡Siento que todas mis preocupaciones y angustias se borran!”
“Me alegra que estés de acuerdo, Tengu-chan~” canturreó Higekiri.
“Ahh…” Iwatooshi dio un pesado suspiro. “No sé por qué no me sorprende.”
“Imanotsurugi, Iwatooshi está aquí,” reclamó el hermano mayor, con severidad. “Es hora que te pongas a estudiar como dijimos.”
“¡Oh, Iwatooshi!” el pelicenizo se alegró de verle. “¡Entonces quiere decir que ya terminaste de limpiar el dojo! ¡Wow! ¡Es un tiempo récord! Hehe, ayuda que eres muy alto, ¿no?”
“No quiero aguarte la fiesta, pero quedamos que estudiarías con Hizamaru, ¿recuerdas?”
“Sí, sí recuerdo,” el pequeño asintió con energías. “Pero para cuando regresamos, mi tiempo de tutoría con Hizamaru terminó. ¡Ahora es el turno de aprender de Higekiri!”
“Precisamente,” dijo el rubio, de buenos ánimos. “Por ello mismo, he decidido instruir a nuestro joven Tengu-chan en el ejercicio motriz y de relajación que me ha entretenido toda la tarde.”
“Higekiri, cuando vine antes te recalqué que él necesita reforzar sus conocimientos de matemáticas,” dijo Iwatooshi, con una mano sobre su sien. “No espero que nos ayudes, pero al menos no te metas en el asunto por favor.”
“Yo expresé admiración por tu decisión de apoyar algo con lo cual no te sientes necesariamente de acuerdo para velar por el pequeño, naginata-kun,” recordó Higekiri, pensativo. “Pero ello no quiere decir que estaría dispuesto a hacer lo mismo. Más bien, pretendo educar a Tengu-chan en aquello con lo cual yo sí estoy completamente convencido. Por supuesto, no estoy aquí para decir que mi parecer es correcto o mejor que el tuyo, parece que diferiremos en esto, ¿no?”
“Anija, corremos el riesgo que Imanotsurugi se meta en problemas en su colegio si no mejora sus notas,” dijo el peliverde, alarmado.
“Está bien, está bien, porque tanto Tengu-chan como yo confiamos en ti y en Jiji,” declaró Higekiri, contento. “Sí, eso fue a lo que quedamos la vez anterior que discutimos al respecto. Quizás hoy tu tiempo con el pequeño se acabó, pero siempre hay mañana.”
“Sí, y todavía tengo mi tutoría planeada con Mikazuki-sama para hoy,” recordó Imanotsurugi. “¡Así que está bien, está bien~!”
“No imites a mi anija para salirte con las tuyas, Imanotsurugi,” espetó Hizamaru. “Tienes que aprender a ser responsable y sacarte mejores notas. Piensa en la reputación de los Sanjou.”
“Pero sí la pienso, y pues, no quiero poner excusas, pero mi sangre es conocida por su habilidad con las espadas y también como cultos y literarios,” observó el pequeño, levantando un índice. Él se levantó y extendió sus manos a los costados. “¡Y bien saben que sí me desempeño en todo ello! En verdad las matemáticas son mi único curso débil. Aparte de ello sí saco buenas notas.”
“Sí, y en verdad siempre he cuestionado la manera cerrada de pensar de las instituciones de exigir inteligencias específicas a todos los seres humanos con espectros muy variados,” comentó Higekiri, entretenido.
“Ahh, siempre serás especial…” Iwatooshi negó. “Si tanto no quieres ayudar a Imanotsurugi, ¿por qué no mejor eres tú quien le entrena a pelear? Deja que Hizamaru se encargue de los estudios en su turno.”
“¿Sugieres que entrene con Tengu-chan?” el rubio se mostró genuinamente sorprendido y pasó a reír. “Hahaha, veo que estás hablando en serio. Sin duda esta familia es muy despreocupada como puedo ver, naginata-kun.”
“A-anija…” Hizamaru se puso nervioso.
“¿Hm?” Imanotsurugi ladeó su cabeza y miró al peliverde. “¿Estás bien?”
“Pero la verdad es que no pienso ser el mejor maestro de pelea. No quisiera contagiar al pequeño con mis malos hábitos,” entonces, Higekiri miró a su hermanito y le sonrió simpáticamente. “Y tú tranquilo, que el rostro arrugado no te queda bien. Reaccionas como si fuera capaz de asesinar a Tengu-chan en caso ose a lastimarme~”
“N-no es que lo piense, anija, sólo temo mucho por tu tendencia a menospreciarte. No es nada saludable,” dijo tensamente y agachando su cabeza en señal de disculpa.
“Hm, sin duda eres un pequeño adorable, al igual que Tengu-chan, hermanito~”
“Por favor, no te tomes el pelo ahora, anija…” dijo torturado. “Imanotsurugi tiene que estudiar, y con toda honestidad tú eres mucho mejor que yo en los estudios también. Sería beneficioso que fueras a darnos una mano.”
“Es difícil creer que alguien con dificultad de recordar los nombres de otros pueda ser tan bueno como dices…” lo meditó con los ojos perdidos hacia arriba.
“Ya, suficiente, por favor, deberíamos cooperar,” Hizamaru se desesperó y caminó hacia su hermano. Sin embargo, no fue cuidadoso y sus pasos rápidos y pesados terminaron por derribar la enorme estructura de cartas. “¡AAHHHH!”
“Aw no…” Imanotsurugi se desanimó. “Y tanto esfuerzo que pusimos.”
“En verdad que sí,” Higekiri sonrió con pena. “Por más que uno pueda poner mucho de sí, sin importar qué sea, todo puede echarse a perder de un momento para otro…”
“¡L-lamento mucho este destrozo!” Hizamaru hizo una pronunciada reverencia. “¡Anija, no tengo excusas! ¡Es cierto que esperaba tu ayuda, pero no a costa de tu pasatiempo!”
“Sé que eres bien intencionado, tranquilo,” le aseguró moviendo sus palmas. “Hm… pero sigue siendo un poco desalentador. Sería la segunda vez que comienzo hoy.”
“¿Sólo la segunda?” Iwatooshi alzó una ceja. “Creo que pierdes mucho tiempo con castillos de cartas, Higekiri…”
“¡T-te lo recompensaré!” aseguró el menor. “¡Iré a traerles té y galletas!”
“No, no, quédate aquí, hermanito, acércate,” Higekiri le llamó. “Ven, ayúdame a reconstruir lo que has derribado. Tengu-chan, tú también colabora, por favor.”
“¡Sí~!” el pequeño se emocionó. “¡Ahora entre tres será más rápido!”
“Sí, presta atención. Comienza poniendo las cartas de esta manera,” dijo Higekiri.
“E-entiendo…” Hizamaru asintió e hizo lo pedido. “¿Así?”
“Muy bien y recuerda tener mucho cuidado con tu pulso y el movimiento de tus manos para no botar las cartas aledañas. Sigamos.”

El peliverde siguió de cerca las indicaciones de su mayor como un niño cumplido y cometido a reparar su error, y sin darse cuenta terminó sumándose a ese pasatiempo.

Iwatooshi sintió un tic en la ceja y se resignó. No podría cambiarles de parecer, pero se aseguraría que la próxima tutoría con Mikazuki no fuera una pérdida de tiempo, o al menos lo deseaba así. Nunca era capaz de predecir al líder de la familia.



Luego de aquel desafortunado encuentro con la joven aspirante a kouhai, Ritsu y sus amigos llegaron al edificio donde se ubicaba la hermosa e idónea azotea de Eichi Tenshouin. El dueño de la misma ya se encontraba listo con la vajilla servida en la mesa de té que siempre utilizaban, dentro de la hermosa pérgola con plantas trepadoras que les proveían de mayor sombra.

El señorito anduvo distrayéndose mientras leía el boletín de la universidad hasta que oyó a sus invitados llegar por el ascensor en el área opuesta en su inmenso jardín. Les observó y sonrió plácidamente mientras les saludó con una palma para darles la bienvenida, pero se extrañó al observar a Namazuo apurarse donde él. Ese joven se veía particularmente alarmado.

“¡Eichi!” exclamó este en shock. Se detuvo en la mesa de la cual se apoyó para retomar la respiración antes de continuar.
“Buenas tardes, Namazuo-kun,” le saludó y miró con curiosidad. “¿Oh? ¿A qué se debe tu inquietud? ¿Sucedió algo?”
“¡Me acabo de enterar de algo increíble!” exclamó, golpeando la mesa con sus palmas y haciendo temblar toda la vajilla. “¡¿Sabías que Ritsu es un idol?! ¡Nuestro ocioso y engreído Ritsu-chan no es un estudiante pobre de universidad como siempre dijo que lo era.”
“Namazuo-kun…” Eichi ladeó su cabeza. Ni sabía por dónde comenzar a contestarle.
“¡¿Puedes creerlo?! ¡Juro que no miento! ¡¿Acaso habías conocido a un idol en persona en tu vida?! ¡¿Se te habrá ocurrido que una persona famosa se encontraba a tu alrededor?! ¡AAAHHH, todavía no logro estamparlo en mi cabeza! ¡Me desespera!” se revolvió los cabellos.
“Namazuo-kun… calma por favor,” dijo apesadumbrado y levantando una palma.
“¡Pero no puedes normalizar esto, Eichi! ¡Ese Ritsu-chan nos ha estado mintiendo!”
“Namazuo, no extenúes a Eichi con tu lluvia de ideas,” dijo Naoto, finalmente llegando a la pérgola con Ritsu. Este último apoyó el cheesecake en la mesa y tomó asiento.
“Fufufu, no me esperaba este arrebato tuyo, Nama-kun,” comentó el chico con gracia. “Gracias, necesitaba que me subieran los ánimos.”
“¡Por favor ya no te entretengas más a costa de mí!” le suplicó Namazuo.
“Y por cierto, ¿acaso no pensaste que Ecchan aquí es uno de los mucho que ya lo sabían?”
“¿Eh?” los ojos de Namazuo se quedaron nulos. “¡¿T-también es uno de tus cómplices?!”
“¿Cómplices?” Eichi se extrañó y dio un suspiro. “No estoy consciente de la travesura que Ritsu-kun te ha hecho pasar, pero te aseguro que no soy parte de ella. ¿Será entonces que no sabías sobre la profesión de nuestro amigo?”
“¿T-Tú también lo sabías?”
“Hmm, veo que nunca te dije que había esperado a que Nama-kun lo averiguara por su cuenta,” comentó Ritsu, en pleno plan de desempacar el cheesecake y comenzar a cortarlo. Se vio decepcionado de sí mismo. “Vaya, si tú se lo hubieras dicho espontáneamente en una de nuestras horas de té, habría sido una revelación incluso más aburrida…”
“D-deja de verme como tu bufón, Ritsu-chan…” dijo Namazuo, cabizbajo y temblando mínimamente.
“Ya no te mates los nervios, ven,” Naoto le hizo el favor de agarrarle de un brazo para depositarlo en su sitio antes de tomar asiento ella misma. “Dejémoslo de lado, por favor. Ahora sólo concentrémonos en el té y el postre. Ya te lo dije.”
“Entonces supongo que la propia revelación de Ecchan se dejará para otro momento~” canturreó Ritsu, sonriendo gatunamente.
“¿Revelación?” Namazuo alzó su mirada.
“Sí, tendrá que ser,” remarcó Naoto, mirando a Ritsu con reproche. “Ya comienzo a creer que te estás ensañando con nuestro amigo.”
“Ritsu-kun se asemeja a un gato en muchas maneras, Naoto-kun, y ensañarse con sus presas sólo una de las formas en la que lo hace,” comentó Eichi, neutralmente.
“Lo supuse, pero igual…” dio un suspiro.
“Fufufu…” el mencionado rió traviesamente.
“¡Sé que me están dejando incomunicado sobre algo y no me gusta!” exclamó Namazuo, inquieto. “¡Y-ya, por favor, no lo hagan, quiero saber! ¡Sé que puedo soportarlo!”
“Me parece que no, Namazuo-kun…” Eichi se vio cansado. “Les invito para tener una tarde agradable en compañía. Preferiría no ser puesto en medio de sus problemas…”
“Siento que no hay forma de decírselo sin que haga un drama desproporcionado, Ecchan,” observó Ritsu, encogiéndose de hombros. “Así que mejor terminamos con esto, ¿no?”
“¡Ya, dime!”
“Todo esto me resulta gracioso, pero si bien fue divertido que no supieras sobre mi fama, me desconcierta un poco que no sepas sobre Ecchan, Nama-kun,” dijo el pelinegro. “Hasta Nao-chan lo supo desde el mero inicio.”
“¿Qué cosa? ¿Sobre Eichi siendo un multimillonario?” se quedó en shock. “Esperen, ¿acaso…?”
“Mejor yo lo digo, Ritsu-kun. Puedo percibir que te vas por las ramas,” dijo Eichi, quien se dirigió al impresionado Toushirou. “Nunca ha sido mi interés ocultártelo, simplemente pensé que al igual que los demás serías capaz de reconocerme y no habría punto de hablar al respecto. Pero sí, al igual que Ritsu-kun, yo también soy un idol.”
“¡¿Qué?! ¡N-no, esperen!” Namazuo miró a sus manos y comenzó a hacer pantomimas como si intentara organizar sus ideas en el aire frente a él. “¡Tú eres un heredero magnate exRebel delicado de salud! ¡¿Dónde cabe idol en medio de todo eso?!”
“Fufufu, sinceramente yo a veces me pregunto lo mismo, Nama-kun…” Ritsu rió gustosamente.
“¡AHHH, pero es imposible!” se giró violentamente a la chica. “¡Naoto!”
“Aquí está,” la peliazul alzó una ceja mientras muy cumplidamente le mostraba la página de Wikipedia de Eichi con su smartphone. “Como podrás ver, es un artículo mucho más grande que el de Ritsu. Eichi es reconocido como uno de los idols más influyentes del momento y su talento es rivalizado por muy pocos. También ha sido galardonado repetidas veces.”
“…” miró pasmado al Smartphone. “¿S-s-será de esos que llenan estadios…?”
“Hm, yo también lo hice una vez, pero sí,” Ritsu se encogió de hombros con toda naturalidad.
“…” ante ello, Namazuo pasó a sentarse en posición fetal en el piso. “¿…qué está ocurriendo con este mundo…?”
“Oye, no te pongas así de nuevo, levántate,” Naoto le miró raro y se frustró, para tomarse el trabajo de volverle a agarrar como niño pequeño y hacerle sentarse en su silla debidamente.
“Si mal no recuerdo, Ritsu-kun y tú se conocen desde hace alrededor de dos años. Puedo comprender por qué esta revelación te resultaría desconcertante y sin duda lo lamento,” dijo Eichi con toda calma. “No lamento mi silencio, al no haber sido malintencionado, pero sí fue una desafortunada coincidencia,” dio un suspiro y pasó a servirle té. “Has tenido suficiente por hoy. Sigamos los deseos de Naoto-kun y compartamos el té y el pastel.”
“Ando en eso,” Ritsu terminó de servir pedazos del cheesecake y los repartió. “Aquí tienes, Nama-kun. Es evidente para todos que me he divertido con tu reacción, pero no lo he hecho con malas intenciones, lo siento. Fue sólo una curiosidad que dejé correr por demasiado tiempo.”
“…apreciaría que no lo dijeras con esa sonrisa…” se lamentó cabizbajo. “Hasta mis lindos hermanitos te siguieron el juego, ¿verdad? No puede ser que ellos no lo sepan.”
“Sí, a decir verdad. Yacchan y yo incluso apostamos, pero pasaste tanto tiempo sin saber sobre mí que dejamos la apuesta de lado.”
“¡AAAHHHH!” se agarró la cabeza con ambas manos y volvió a torturarse.
“Ya cálmate, Namazuo-kun,” Eichi sonrió incómodo. “No es por burlarme de ti, pero tus reacciones sí resultan cómicas.”
“Ese es el problema, Ecchan…”
“Ritsu…” Naoto le miró desaprobatoriamente.
“¿Y cómo así Namazuo-kun se terminó enterando que eres un idol?” preguntó el rubio.
“Pues…” Ritsu se vio molesto y rodó los ojos.
“Una chica de la facultad de música se nos acercó pidiéndole que sea su supervisor, o algo semejante,” explicó la peliazul. “Fue por eso que Ritsu ya no lo pudo ocultar.”
“Y de no ser por ella quizás nunca me hubiera enterado,” musitó el Toushirou para sí.
“Fue una forma molestosa y anticlimática de revelar un secreto de dos años de edad. Las reacciones de Nama-kun no terminan de hacerme olvidar ese detalle…” dio un suspiro.
“Entiendo que te resulte incómodo tener a una estudiante fan de ti de la que encargarte y no tienes que hacerlo si no lo deseas, pero tampoco te has comportado debidamente con ella,” le recordó Naoto.
“Eres muy disciplinada, Nao-chan. No tengo por qué adherirme a tus estándares,” dijo entrecerrando los ojos y pasó a tomar un poco de té.
“Han tenido una tarde revoltosa, según percibo,” observó Eichi, meditativo. “¿A qué se debe que te haya amargado tanto, Ritsu-kun?”
“No quiero hablar de eso…” dijo y continuó con su té.
“Pues, la chica mencionó al hermano mayor de Ritsu y los comparó y él ahora no quiere verla,” explicó Namazuo, descorazonado. “No conozco a tu hermano, pero como un hermano mayor, tu manera de actuar me rompe el espíritu.”
“Son casos aparte, Nama-kun…” Ritsu desvió su mirada. “¿Y acaso no andabas en shock por el hecho que soy un idol o algo?”
“¡N-no uses eso en mi contra!” le reclamó.
“Hahaha,” Eichi se rió tranquilamente. “Eso me hace recordar a algo en particular. La primera vez que conocí a Ritsu-kun en persona yo también tuve problemas por ese mismo motivo.”
“¿Cómo así?” preguntó Naoto.

Flashback


Era una tarde despejada en Rizembool. Su rutina había dado unos giros recientemente, pero algo se quedaba igual, y era el hecho que parecía vivir en su propia burbuja.

Eichi caminaba por la secundaria y podía notar a algunos estudiantes mirarle disimuladamente, mas no atreverse a cruzar caminos con él. No sería el Rebel más despiadado ni fuerte, más bien su característica enfermiza lo haría un blanco fácil, pero era respetado y temido como uno. El hecho que Rizembool fuera sólo de hombres significaba que no iría a encontrarse con sus fans quienes le lloverían de elogios, pero tampoco sabría si esa realidad le gustaría más que el presente status quo de ser dejado solo.

De repente, dio la vuelta a un pasillo y se encontró cara a cara con una persona en particular. Eichi mostró mínima sorpresa ya que nunca lo había visto frente a frente, pero sí había escuchado sobre él.

Se trataba Ritsu Sakuma, el hermano menor de Rei Sakuma. No tenía que preguntar. Su mera apariencia lo delataba.

Ese pelinegro caminaba como sonámbulo haciendo esfuerzo para mantener sus ojos abiertos, pero se detuvo por tener el cuerpo de una persona frente a él. Ritsu observó a Eichi y pese a no reaccionar de ninguna forma, su quietud delató que también fue capaz de reconocerlo. Su contemplación no duró mucho ya que pretendió rodearle para continuar con su camino.

“Espera un momento,” le dijo Eichi y Ritsu se detuvo, aunque no se le dirigió. El rubio rió para sus adentros. “Es una coincidencia interesante. A pesar de estudiar en el mismo lugar, podría decir que ni te he visto de lejos. Mi nombre es Eichi Tenshouin, aunque no creo que deba decírtelo, ¿no es así?”
“¿Qué quieres?” le preguntó mirándole de reojo y con sus ojos entrecerrados. Su reactividad fue cortada por un sonoro bostezo que se dio el placer de disfrutar por un rato prolongado. “Uhhh… hm… muero de sueño…”
“Sé que sueles desfallecer de cansancio, eres también una persona con debilidad. Es algo que tenemos en común,” comentó como nota curiosa. Eichi detectó que varios a su alrededor les miraban, pero no tenía por qué importarle aquello. “Precisamente, tú eres Ritsu Sakuma. Es evidente. Eres la imagen viva de tu hermano mayor…”

Eso fue todo lo que alcanzó a decir porque Ritsu le dio un puñete en pleno rostro que le impulsó hacia atrás y le hizo caerse sentado al piso. Su osada acción causó un caos alrededor por el desconcierto de todos los curiosos.

Eichi se llevó una mano al rostro y comprobó que tenía una hemorragia nasal. Estaba en shock, sin capaz de procesar qué había sucedido. Oyó a algunos estudiantes acercársele para preguntarle si estaba bien, pero su atención estaba posada en el Sakuma frente a él.

“Eres un miserable…” le dijo Ritsu con odio, mirándole desde arriba. “Atreverte a decirme que me parezco a mi anija. Es el peor insulto que me pueden dar. No te lo perdonaré…”
“¿P-perdón?”

Fin del Flashback



Namazuo y Naoto intercambiaron miradas desconcertadas.

“Tú…” comenzó la chica, en desconcierto, dirigiéndose a Ritsu. “¿Le diste un puñete a Eichi la primera vez que lo conociste?”
“¿Quieres que corrobore la validez de la historia de Ecchan?” le preguntó cansadamente. “Sí, eso pasó tal cual. Ustedes saben que odio toda mención de mi anija. ¿De qué se sorprenden?”
“R-Ritsu-chan, no deberías ser tan contrariado con eso, en serio…” dijo Namazuo, asustado. “Oh, y Eichi, ¿acaso te lastimó mucho? Con ese encuentro, me sorprende que los dos se hayan vuelto amigos. ¿Cómo así?”
“Fufufu, hay bastante de trasfondo en ese encuentro que no tengo por qué explicar,” respondió el rubio, de buenos ánimos y con una sonrisa nostálgica. “Parte de mi juventud es liosa y vergonzosa, y por algunas de mis acciones tendría a personas como Ritsu-kun reclamarme o antagonizarme por un sinfín de motivos. Sin embargo, Ritsu-kun me agredió porque le insulté accidentalmente con mis palabras,” hizo una pausa en la cual pareció reírse por dentro. “Hmhm, para variar conocí a alguien que no tenía ningún prejuicio contra mí y se atrevió a darle un puñete al heredero de los Tenshouin. No me comprenderás, pero ahí me sentí intrigado por Ritsu Sakuma y quise conocerle más allá de ser el hermano de otra persona.”
“Eichi…” Naoto no estaba dispuesta a aceptar las libertades que Ritsu solía darse, pero oír aquello le hizo darse cuenta de un lado más humilde de aquel joven magnate.
“Fufufu, olvídenlo, no quiero sonar filosófico en nuestra amena tarde.”
“No, no, pienso que es interesante,” le aseguró Namazuo, con ojos brillantes. “Hehe, a mí nunca se me habría pasado por la cabeza, pero es cierto que tu posición social te hace ser visto de manera distinta. Más bien fue genial que Ritsu-chan te tratara como todos.”
“Sí, fue genial golpear al intocable señorito,” Ritsu asintió, entretenido. “Deberías intentarlo de vez en cuando, Nama-kun.”
“Ehh, no gracias, definitivamente no lo haría…”
“Pero igual, como el señorito que dices que soy, quizás debería meterte en problemas por tu agresión hacia mí, ¿no lo crees?” preguntó Eichi, inspirado. “Otros muchos señoritos en Rizembool causan más estragos por mucho menos.”
“Que hables así sólo me dan ganas de golpearte de nuevo, Ecchan…” le contestó con reproche.
“Ya, no se anden peleando por algo del pasado,” les dijo Namazuo, sonriendo incómodo y agitando sus palmas.
“Ritsu, por cierto…” comenzó Naoto.
“¿Qué cosa?”
“Dijiste que el sábado estarías ocupado y no podrías ir al festival del que hablaba Namazuo,” observó, meditativa. “¿Se debe a que tú vas a presentarte ahí?”
“Ah, sí, es por eso.”
“¡¿QUÉ?!” Namazuo abrió sus ojos como platos y regresó a su estado catatónico. “I-i-imposible… Ritsu-chan, tú…”
“Parece que Nao-chan lo acaba de buscar en su celular, pues es verdad,” Ritsu se encogió de hombros con indiferencia. “Ese rockero al cual quieres ir a ver es la principal atracción del festival, así que no tendré mucho tiempo en el escenario. Pero sí, no quise decir nada porque no sabías mi secreto,” entonces se cruzó de brazos y se puso a reír. “Fufufu, aun así, me sorprende que hayas buscado información sobre ese evento y no hayas visto mi nombre, Nama-kun.”
“¡Imposible!” Namazuo se abalanzó sobre el celular de su amiga y miró la página desenfrenadamente. “¡Y-ya vi tu nombre! ¡Ahhh y eso que revisé el mismo lugar!”
“Namazuo,” Naoto se lo arrebató.
“Bueno, como ya lo saben, pueden ir a verme. No sé cuánto tiempo tendré para pasear con ustedes, eso sí.”
“¡Ya, vamos!” se apuntó el Toushirou. “¡Tú también, Nao-chan!”
“Es Naoto…” ella se dio un facepalm. “Está bien, pero no pienso quedarme mucho.”
“¡Aceptaste!” exclamó y se levantó para abrazarla con fuerza. “¡Qué alegría!”
“¡O-oye!” la chica lo empujó para librarse de él. “¿Qué te pasa? Deja de reaccionar demasiado por cualquier cosa.”
“Seguramente se divertirán,” comentó Eichi, tranquilamente. “Pienso que les irá bien, y no te cae mal darte un paseo para variar, Naoto-kun. Te tomas las cosas muy en serio en ocasiones.”
“Es difícil no hacerlo con este par…”
“Hmhm, tienes razón.”

Los cuatro continuaron conversando mientras disfrutaban de esa pequeña reunión. El atardecer estaba pronto a descender a la hora azul antes de la llegada de la noche.



Después de las fallidas tutorías, Iwatooshi no pudo concentrarse ni en sus propios quehaceres debidamente. Su mantenimiento del patio principal de la residencia se quedó sin acabar ya que sabía que debía ir a revisar cómo iba Imanotsurugi con sus estudios. Al visitar a los hermanos Genji, ellos le informaron que Mikazuki había llegado a la casa y el pequeño fue inmediatamente a buscarle, pero no tenían más que reportar. Al no sentirse seguro de la decisión del líder de la casa de apoyar con los estudios, Iwatooshi supo que debía ir a buscarles.

No los ubicó en el propio estudio del peliazul ni en otras salas de estar apropiadas para actividades académicas. Dio un pesado suspiro y procedió a deambular por la casa, hasta que pudo oír música a distancia.

Era música tradicional y por venir desde el salón de conferencias sabía que era en vivo. Ello le confundió enormemente, pero debía revisarlo. Sólo los miembros de la familia llamarían a una banda, y si los hermanos no lo habían hecho, Mikazuki sería el responsable.

Llegó al enorme y elegante salón tradicional, y al abrirlo lo confirmó, pero nada le preparó para lo que terminó por ver.

Además de una ilustre banda tradicional japonesa deleitando a los presentes con una música ágil y ligera, Mikazuki, Imanotsurugi y curiosamente Tsurumaru andaban bailando con dos abanicos en sus manos cada uno y siguiendo los pasos de un instructor.

“…” Iwatooshi los miró boca abierta en lo que los tres daban vueltas y hacían piruetas tanto rápidas como elegantes, y al final fue Mikazuki quien reparó en su presencia y pidió pausa en la música y el baile para ir a hablar con él.
“Tu confusión me deja entender que no te lo dije, Iwatooshi,” comentó Mikazuki con cierta gracia y sonriendo incómodo. “Vaya, mis disculpas. ¿Qué te trae por aquí?”
“¡Iwatooshi! ¡Bailemos juntos!” exclamó Imanotsurugi, feliz de la vida. “¡Es divertido!”
“Haha sin duda lo es, nunca había pensado que lo sería tanto,” comentó Tsurumaru, entretenido.
“¿Tú has llamado a estos músicos aquí?” preguntó el pelinaranja. “¿Por qué?”
“Para practicar el Sendai Suzume Odori. No lo bailo desde que estaba en la primaria,” respondió el peliazul con añoranza. “Me encontré con Tsurumaru por casualidad y le invité para así ser más personas. Originalmente íbamos a ser sólo Imanotsurugi y yo, pero mientras más se apunten formaremos una mejor rutina.”
“¡Sí, deberíamos llamar a los Toushirou para la próxima!” el pelicenizo estiró sus manos hacia el cielo. “¡Así llenamos el salón!”
“Hahaha, hasta presumo que este basto lugar quedaría corto si todos los hermanos se apuntan,” Mikazuki llevó una mano a su mentón. “Hmm, pero quisiera bailar a la par con Ichigo, ahora que los mencionas. No lo había pensado…”
“¿Ichigo también sabe? Qué sorpresa,” dijo el peliblanco.
“Pues, es un hecho incómodo, ya que se remonta a los tiempos previos a su amnesia, pero si su habilidad con las espadas es una indicación, su dominio motriz no debe haber sido borrado. Seguramente le gustaría mucho ni bien pasemos la barrera de la invitación.”
“Hehe, puedo decir lo mismo de Hirano-chan,” Imanotsurugi se alegró. “Él se avergonzaría de aceptar, pero se divertiría como nosotros.”
“Está decidido, entonces. Organizaremos otra práctica con ellos,” Mikazuki llevó un abanico a la altura de su boca. “Será placentero enseñar a mi viejo amigo a un antiguo pasatiempo de los dos. Es también la obligación de un anciano como yo de educar a los más jóvenes.”
“¡Hahaha, verdad!” Tsurumaru se rió con ganas. “Con más razón debo practicar hoy para así también enseñarle. Es tan divertido tratarle como un niño.”
“Lo es en comparación a nosotros.”
“¿Eh?” Imanotsurugi ladeó su cabeza. “Pero si sólo le ganan por un año…”
“Antes de continuar con los planes…” Mikazuki cerró sus abanicos y miró a Iwatooshi. “¿No deseas unírtenos? Es un excelente ejercicio.”
“No puedo. Fui a hablar con la profesora de Imanotsurugi, y él necesita mejorar sus estudios. Pensé que ibas a ayudarle con eso.”
“Pero…” el pequeño hizo un puchero.
“Tienes razón. Sí tengo las intenciones de hacerlo, pero hoy no es el mejor día, como puedes ver,” comentó el peliazul. “No existe ningún apuro en ello, Iwatooshi. Me encargaré de mi deber cuando no haya hecho planes previos.”
“¿Entonces podemos seguir bailando?” preguntó el pequeño.
“Sí, los dos lo hemos estado esperando desde la semana pasada,” asintió.
“¡Sí!” el pequeño dio brincos y celebró efusivamente. “¡Muchas gracias, Mikazuki-sama!”
“Bueno, como digas…” tiró la toalla. No podía decir que no lo había intentado.
“Ya, no te veas tan desanimado,” Tsurumaru le dio una palmadita en un hombro. “Hahaha, se nota a leguas que no eres del tipo que pone atención a los estudios, así que tu preocupación por Imanotsurugi es evidente. Pero siempre hay alguna solución.”
“De no ser suficiente, podemos contratar a algún tutor,” dijo Mikazuki.
“Sin duda es una opción,” el peliblanco se encogió de hombros. “O bien pueden hablar con los Toushirou. No sé cuánta disponibilidad tengan, pero está el pequeño savage de la familia que es un genio, ¿verdad? Y hablando de genios, Yagen es un buen mentor y se lleva bien con todos ustedes. Pueden intentarlo.”
“Entre los Toushirou, compartes estudios con Hirano, así que él mismo podría ayudarte, Imanotsurugi,” recordó Mikazuki. “Aunque no me opongo a pedirle el favor a Yagen. Así puede que traiga a Honebami y lo tenga acompañándome toda la tarde.”
“Nunca entenderé qué le verás de adorable…” Tsurumaru negó, sonriendo frustrado. “Sí es un buen chico, pero pues…”
“Y yo soy incapaz de comprender por qué siempre pareces mostrarte aprehensivo ante él,” le devolvió las palabras, con una suave sonrisa. “Será que me gusta conocer a aquellos que son difíciles para la mayoría…”
“Hahaha, posiblemente,” Tsurumaru rió. “Ellos te harán sentirte comprendido.”
“¡Hahaha!” rió sonoramente y con ganas. “Admiro tu honestidad, Tsurumaru. Pero suficiente preámbulo. ¿Por qué no continuamos con la práctica de hoy?”
“Ustedes adelante, tengo que terminar con el mantenimiento del patio,” se excusó Iwatooshi, sonriendo rendido. “Entreténganse en mi lugar. No les distraigo más.”
“Ojalá la próxima nos puedas acompañar,” dijo Imanotsurugi, suplicante.
“Ahh, veremos…” dio un suspiro y no tardó en retirarse.

No quería tener que molestarse con el menor de su familia. Por más apariencia ruda que pudiera tener, nunca se prestaría para intimidar o maltratar a nadie. De todos modos, en lo que se marchaba y oía la música de festival reanudarse, se sintió desanimado. Esperaba que el asunto fuera a resolverse más temprano que tarde.


Luego de la sesión de té, Ritsu se excusó para ir a darse una muy necesitada siesta en su habitación dentro de Rizembool U, y Naoto fue a esperar su clase de análisis forense. Namazuo acompañó a su amiga ya que este también debía esperar a que Shinano terminara con sus propios deberes para irse a casa con él.

“Sí, parece que todo está en orden…” observó la peliazul arreglando sus notas. Ella estaba sentada en una de las mesas del salón, el cual se encontraba abierto y con considerable ausencia de estudiantes por faltar alrededor de quince minutos antes de la clase.
“Me sorprende este lugar…” Namazuo dio un vistazo a su alrededor. “Todos están enfocados también en sus apuntes y en estudiar teoría. ¿Van a tener algún examen hoy?”
“No, es muy pronto, pero quizás una prueba corta si al jefe de práctica se le apetece…” Naoto dio un suspiro. “Por eso ves que nadie puede relajarse aquí. Y pensar que Sena-senpai es amigo de Ritsu…”
“Suena difícil de creerlo,” asintió e hizo un puchero. “Aparte que es un abusivo.”
“En fin…” le miró de reojo. “No tienes que acompañarme si no quieres.”
“Oh, estoy bien, mientras no te sea un estorbo me quedaré a tu lado,” le aseguró el pelinegro con una sonrisa. “También es más divertido estar acompañado de alguien. No le faltará mucho a mi hermanito para salir de su última clase, pero esperar siempre es tedioso.”
“Sí, lo comprendo…” dio un suspiro. ‘Tedioso para ti’ casi se atreve a decir, pero no tenía por qué ser tan crítica con su hiperactivo amigo. “Sólo espero que Ritsu no tenga mayores problemas con esa chica.”
“Pues sí, me da pena. Parece muy buena gente, pero ya nos molestó a nuestro amigo…” dijo apenado y sonrió nervioso. “Aunque no es como si Ritsu tampoco se hubiera mostrado bien ante ella. Seguro Yohane se habrá llevado una mala impresión.”
“Ese Kuma-kun desconoce el significado de las primeras impresiones,” comentó Izumi, quien se apareció al costado de ellos.
“Senpai, está temprano,” observó Naoto. La chica pudo percibir a algunos compañeros de clase mirar nerviosamente al abusivo jefe de práctica, pero al confirmar que andaba hablando con ‘la favorita’ sin prestar atención a los demás supieron que tenían todavía tiempo libre.
“¿Qué?” le miró desde arriba con desdén. “¿Acaso el mismo profesor del curso no puede venir cuando se le dé la gana?”
“No quise decir eso,” le miró cansadamente.
“Me acerqué para esfumar a tu amigo de mi territorio, pero comprendo que algo ha pasado con Kuma-kun, así que me llamó la atención,” dijo y desvió su mirada. “No que realmente me importe, pero él puede ser un antisocial con mucha frecuencia.”
“…” por su parte, Namazuo miró al peligris con un semblante serio e impaciente.
“Namazuo…” Naoto se extrañó por su muy rara hostilidad.
“¿Ah?” Izumi alzó una ceja. “¿Y a ti qué te picó?”
“No he olvidado lo que hiciste durante el cumpleaños de Ritsu,” recalcó Namazuo con un tono hostil. “Hiciste llorar a uno de mis hermanos. Eso no te lo perdonaré.”
“Eh, Namazuo, lo sé, pero no puedes quedarte prendido de eso,” dijo la peliazul, recordando aquella caótica tarde.
“¿Quieres que me disculpe?” Izumi se vio perplejo y terminó resignándose. “Ya, lo admito. Metí la pata con tu hermano, perdón.”
“¿Eh?” sus sorpresivas y sinceras disculpas confundieron al Toushirou.
“Tch, el niño me agarró de malas y quise hacerle entender que no estaba ayudando la situación, pero veo que me pasé. Me gusta fastidiar a mis inferiores, pero no para lastimarlos.”
“…” ‘suena difícil de creer’, quiso decir Naoto, pero no iba a arruinar ese raro momento de decencia de su superior.
“Hm, sí te ves honesto…” Namazuo lo pensó críticamente y dio un pesado suspiro. “Ya, acepto tus disculpas. Eres un amigo de Ritsu-chan, así que no puedes ser tan malo.”
“¿Eh? ¿El engreído de Kuma-kun me valida? Casi me estás insultando,” negó frustrado. “Pero ya, ¿algo ocurrió con él?”
“En resumen, una chica de la facultad de música le ha pedido que sea su asesor, si no me equivoco,” dijo Naoto. “Pero Ritsu no se ha portado bien con ella.”
“Siento que lo has resumido demasiado, Shirogane,” Izumi rodó los ojos. “Fans son invasivos e insoportables y Kuma-kun no tiene por qué andar cumpliendo sus caprichos.”
“Entiendo por dónde vienes, pero Ritsu-chan le dio un bandejazo en la cara ni bien se apareció…” Namazuo desvió su mirada.
“¿Qué cosa?” ello impresionó al peligris, quien frunció el ceño. “Tch, ya veo. Por esa reacción asumiré que Kuma-kun andaba medio dormido, pero quizás ya inconscientemente le habrá agarrado antipatía a esa chica. Bueno, pero como dije, las primeras impresiones no son importantes para él,” se encogió de hombros. “De serlo, no seríamos amigos.”
“¿Tú también tuviste un mal primer encuentro con Ritsu?” preguntó Naoto, sorprendida.
“Sí, fue hace mucho tiempo…”

Flashback


“¡¿Por qué tenías que desviarte?!” requintó Izumi a un pelinaranja. Los dos corrían en plena lluvia de regreso del colegio. Izumi usaba su maletín para cubrirse de la intensa tempestad mientras el otro más bien abrazaba el suyo para evitar que se mojara.
“¡No puedo dejar que se muera esta canción!” exclamó el otro. “¡Estoy muy inspirado! ¡Tengo que llegar a casa antes que las musas se me esfumen!”
“¡Ya estaríamos allá si no te hubieras distraído, Leo-kun!”
“¡Buscaba inspiración, Sena!”

El par surcaba una calle residencial la cual estaba completamente vacía por la fuerte lluvia. Sus ropas ya estaban empapadas y el agua comenzaba a llegar a sus medias. De repente, al correr al costado de una maleza, Leo se tropieza con algo que lo hace caerse.

“¡Leo-kun!” Izumi regresa donde él. “¿Estás bien?”
“Uhh, sí, pero qué mala suerte…” Leo vio que varias de sus cosas se desparramaron por el piso y comenzó a recogerlas. “Ahh, mis partituras están por todos lados… ¿eh? ¡AAAAAHHHH!”
“O-oye,” el peligris se hizo para atrás por tu reacción. “No grites así.”
“¡U-u-un muerto!” exclamó el pelinaranja apuntando a un brazo que sobresalía de la maleza. “¡Con eso me tropecé!”
“¿Qué cosa…?” Izumi también se horrorizó por la vista y llevó una mano a su boca. “¿C-cómo demonios…? Una persona anda tirada ahí en medio de una lluvia. ¿Cómo es posible?”
“¡Te digo que es un muerto!”
“Ya te oí,” se impacientó. “Me refiero a cómo llegó a ese punto.”
“N-no lo sé, hmm…” Leo miró dicho brazo y se puso a pensar.
“No, mejor no te vengas con tus invenciones ahora…” negó frustrado consigo mismo. “No quiero darte ideas.”
“¡Ohh!” Leo pareció iluminarse. “¿Tú crees que lo maté por tropezarme con su brazo?”
“¿Ah?” alzó una ceja con desconcierto. “No seas tonto, y eso no explicaría por qué anda ahí en primer lugar.”
“¡Pero sí es así entonces somos asesinos, Sena!”
“¿Qué? ¿Y por qué lo soy yo?”
“¡Porque venimos juntos y hemos movido el cuerpo!”
“No, ese sólo has sido tú.”
“¡Pero igual, esto es serio!” exclamó alarmado. “¡Y si reportamos al muerto a las autoridades seremos los principales sospechosos!”
“No delires, hay que llamar a alguien…”
“¡Soy muy joven para morir!”
“¡¿Ahora te estás muriendo?!” ni bien le respondió, Izumi palideció al ver a un ser pelinegro surgir como un zombie de la maleza, agarrar un lapicero caído de Leo, apresarle desde atrás y presionar su propio lapicero en la yugular.
“¡Ahhhh, es un muerto viviente!” Leo sacudió sus brazos desesperado.
“Cállate…” dijo Ritsu con voz rencorosa. “O te mataré…”
“¡E-espera!” Izumi extendió una mano para tranquilizarse, pero el mismo Ritsu pareció darse cuenta de algo importante.
“¿Hm?” alzó su mirada a los cielos y dejó ir al pelinaranja. “¿Llueve…?”

Fin del Flashback

“¿Q-qué tiene Ritsu con ser agresivo cuando anda somnoliento…?” preguntó Namazuo, divagando un tanto perturbado.
“Creo que todos somos culpables de engreírlo tanto…” Naoto negó frustrada.
“Con sólo eso, se habrán dado cuenta que no es como si una primera mala impresión fuera lo peor del mundo, pero sí no lo veo encargándose de una kouhai,” Izumi se encogió de hombros. “No es problema de ustedes tampoco, así que olvídenlo.”
“Uhh, sí, y es peor porque esa chica cometió el error de compararlo con su hermano mayor.”
“¿En serio?” Izumi se impacientó. “Uff, pues olvídenlo. Seguramente Kuma-kun ya la mandó lejos, así que es historia pasada.”
“No lo ha hecho explícitamente, creo que esa chica sigue con la idea de que tiene una oportunidad,” Naoto se puso a pensar. “Ritsu dijo que le diera una buena razón en un inicio para considerarlo, tal vez lo ande pensando.”
“Hmm…” Izumi sintió un tic en la ceja. “Ya, ya veo. Kuma-kun seguramente no andará siendo responsable. Quizás deba hablar con él.”
“¿Hablar con él?” Namazuo ladeó su cabeza.
“No es asunto de ustedes, y tú vete que la clase está por comenzar. No pienso tolerar a ningún invitado,” dicho esto, Izumi caminó de regreso hacia la mesa del profesor para desempacar sus documentos. En poco tiempo, el Toushirou se despidió de Naoto, quien se quedó divagando sobre lo que el peligris tenía pensado hacer…




Su día había tenido altibajos tremendos, y pese a la creencia de que el arduo trabajo solía brindar resultados positivos, Yoshiko sentía que había arruinado sus planes a corto plazo por completo. Después de terminar con el curso prohibitivamente tarde de su horario, caminaba cabizbaja en dirección a la salida de la enorme universidad.

Sabía que Ritsu Sakuma se encontraba molesto con ella por su muy conocido odio a su hermano mayor (y Yoshiko se desconocía a sí misma por haberse olvidado de eso tan sólo un momento). Pese a ello, sentía que quizás no todo estaba perdido, sólo que tendría que pensar en una muy buena razón que impresionara a su idol favorito lo suficiente como para aceptarle como kouhai. Aun así, estaba frustrada porque no tenía ni idea de qué podía ser, pero en medio de su incertidumbre estaba mínimamente optimista porque al menos tendría toda una noche para pensarlo antes de volverle a ver…

Sin embargo, ni bien trataba de animarse, al dar un vuelta a un edificio, se encontró cara a cara con el pelinegro.

“…” Ritsu entrecerró sus ojos.
“¡IIIHHHH!” y Yoshiko soltó un alarido por la tremenda sorpresa en medio de la noche.
“¿Qué haces aquí? ¿Acaso vives en la universidad?” le cuestionó impaciente. “No, seguro habrás intentado stalkearme…”
“¡N-no, no es eso! ¡T-tengo un curso tarde y pues…!” iba a explicarse, pero el otro se dio media vuelta. “¡Ahh, espera Sakuma-kun! ¡Quiero disculparme por lo de antes!”
“…” se detuvo pese a no dirigírsele.
“¡Estuvo mal que dijera cualquier cosa con respecto a… bueno, tú sabes quién!” dijo con torpeza y apuradamente. “Sin duda es terrible que te reconozcan por alguien más o que otros pretendan compararte y en verdad lo siento mucho.”
“Hm, bueno…” se encogió de hombros. “Como digas, olvídalo.”
“Ehh, s-sí, gracias…” bajó su mirada. “Y pues, con respecto al motivo…”
“¿Motivo?” le miró de reojo. “Ah, ya, por un momento lo había olvidado.”
“Ehhh…” tenía miedo de preguntarle qué significa su olvido.
¿Tienes el motivo?”
“Uhhh pues…” se retrajo.
“¿Por qué lo mencionas si no tienes nada que decir?” negó. “Mejor no pierdo mi tiempo…”
“No, ehh… ¡t-te puedo dar un motivo!” se apuró a decirlo, aunque vio al otro comenzar a marcharse. “¡Ahh, no te vayas!” y le vio acelerar al punto de correr. “¡AHHH!”

Así comenzó una pequeña persecución. Yoshiko hizo un sobreesfuerzo para no perder tan valiosa oportunidad, pero el otro era rápido y ágil. A ese ritmo este no tardaría en perderse en medio de la noche. Sí que era mucho más energético y vivo en la oscuridad.

Ellos llegaron a un área perteneciente a los gimnasios y edificios relacionados a deportes. Ritsu se dirigió a un almacén rústico de dos pisos y con techos de calamina, y de unos hábiles saltos escaló a la cima, donde se paró en el punto más alto de la viga central. Así, este miró a la chica.

“Te apuesto a que ni puedes hacer esto con facilidad,” le dijo.
“Uhh, ¿y eso qué tiene que ver?” le preguntó desconcertada. “No somos acróbatas.”
“Yo lo soy en mis mejores momentos, podría decirse,” desvió su mirada. “Pero qué aburrido. Ni siguiéndome puedes impresionarme. Fallas, este no es un buen motivo, Yohane.”
“¿Eh? ¿Querías probarme?” le preguntó en shock. “Ehh, y-yo…”

Entonces, una tercera persona se apareció, quien imitó la hazaña de Ritsu con incluso más facilidad que este, y llegó donde el pelinegro para darle un zape en la cabeza.

“Ihh…” Ritsu le miró con ambas manos en su cabeza. “Secchan, ¿por qué me pegas?”
“Tch, sí, eres un idiota,” le recriminó Izumi. “¿Tentando a alguien a trepar un almacén? ¿Hablas en serio? ¿Y qué harías si ella termina lastimada?”
“Pero está bien. Los dos lo hicimos. No hay peligro aquí…”
“No, así no es, Kuma-kun,” se cruzó de brazos. “Oí lo sucedido de Shirogane. Ahh, qué molestia. Todavía te sigo cuidando hasta hoy. Pues compórtate y no andes agrediendo a otras personas por andar medio dormido.”
“No tenías que involucrarte en esto…” Ritsu miró a un costado. “Qué fastidio…”
“Y tú…” Izumi apuntó a Yoshiko. “No tengo la idea completa del asunto, pero quieres ser la kouhai de este de aquí, ¿verdad? ¿Por eso andas siguiéndole?”
“Eh, pues sí…” ella estaba perdida. “¡Oh! ¿De casualidad eres Izumi Sena?”
“Aquí no importa quién soy yo, cállate,” dijo negando y con sus manos en las caderas.
“…” sí lo era. Ese exidol era conocido por su genio.
“Imagino que sabes que este rol que le pides a Kuma-kun es opcional para él, y que si él se niega ahí termina la cosa y debes desistir.”
“Eh, sí, pero…”
“Lo entiendes, ¿verdad?” recalcó con un aura demandante.
“¡S-sí!”
“Ya, ahora tú, Kuma-kun…” le miró intensamente. “Entonces, ¿la aceptas o la rechazas?”
“Secchan…” le miró raro.
“Antes de que tu manera irresponsable de ser les cause un problema o que tú termines por lastimar a alguien, decide de una vez. Te parecerá trivial o un juego, pero esta kouhai de aquí está al pendiente de lo que decidas, así que deja de jugar con ella y sé honesto.”
“Hm, ya veo…” dio un suspiro agobiado. “Sí, sí, tiene sentido. Siento los rodeos.”
“…” Yoshiko le miró expectativamente.
“Entonces iré por mi presentimiento y te rechazaré, Yohane,” afirmó.
“¡¿Q-qué?!” ella se quedó en shock.
“Pues, no me has impresionado y sinceramente es algo agobiante para mí para lo cual no soy bueno tampoco. Te iría mejor con algún profesor,” dijo indistinto. “No me siento cometido a ayudarte, sólo no te lo tomes personal.”
“P-pero… pero dijiste que te diera una razón.”
“Sí y pues…”
“¡Pues nada! ¡T-todavía no termina!” la peliazul se animó a intentar trepar el almacén, y se apoyó de algunos instrumentos que estaban en una pared del almacén.
“¡Tonta, párala!” le requintó Izumi. “¡No son estables, te vas a caer!”
“¡Tal vez no soy pro o atlética como ustedes, pero estoy dispuesta a serlo!” exclamó mientras se esforzaba. El par de chicos intercambió miradas nerviosas, pero Yoshiko logró su cometido y se paró en el filo del techo. “Ya… lo hice…” sentía sus palpitaciones en su boca y jadeaba por aire. En situaciones normales andaría cuestionándose, pero no tenía tiempo para hacerlo. Decidió caminar donde los otros a la cima del techo. “¡Por eso yo les digo que sí pue-!”

Y entonces, al pisar un paso adelante, el techo cedió y la pobre chica cayó dos pisos hacia abajo al almacén abarrotado de cosas. Se le oyó gritar, y dicho grito fue ahogado por un sinfín de objetos caerse y golpearse estrepitosamente entre sí dentro de ese pequeño edificio.

Nuevamente, Ritsu e Izumi intercambiaron miradas y observaron al hueco del techo en shock.

“M-maldición…” el pelinegro sintió escalofríos de pies a cabeza. “Veo que este techo tiene muy poco soporte. Lo hemos cruzado de milagro, Secchan…”
“¡Tch, demonios! ¡Y yo que quería prevenir algo así!” maldijo temblando mínimamente.




Yoshiko pudo visualizarse a sí misma hace unos años en la secundaria, en su habitación después de clases. Ella yacía llorando mientras guardaba sus capas negras, ropas gothic lolita y artículos de astrología en cajas. Tenía todas las intenciones de desterrar ese lado oscuro de ella, esa personalidad de ángel caído, porque en su colegio nadie la aceptaba así, y porque temía ser desterrada de por vida.

Pero, entonces, notó un nuevo comercial por la televisión, uno en el cual un chico pelinegro de ojos rojos salía cantando en el escenario vestido de vampiro, y siendo promocionado y aplaudido por muchas fans.

“…” ella lo miró, cautivada, deteniendo su presente acción.



Su visión se volvió oscura y pasó a sentir su cuerpo entumecido y muy adolorido. Con pesar abrió sus ojos y percibió que se encontraba siendo cargada por una persona.

“¿Eh? ¿Qué ocurrió?” preguntó débilmente.
“¿Ya te despertaste?” Ritsu le miró de reojo. Él se encontraba cargándola. “Tremenda caída que te diste. Menos mal que Secchan no detectó que te hayas fracturado nada. Él ya fue a alertar a los paramédicos.”
“¡S-Sakuma-kun!” se hubiera caído para atrás de no ser porque el otro le sostenía.
“Oye, tranquila, no hagas mi trabajo más pesado.”
“¡P-perdón!” asintió. “Ehh, pues… yo… lo siento, debo haberles preocupado.”
“No, yo lo siento. Como ya te habrás dado cuenta, no soy el mejor para decir a otros qué hacer. Sí que fue una enorme imprudencia.”
“E-está bien… yo tengo mala suerte, suelo caerme con frecuencia…”
“Hm, entonces tienes experiencia.”
“N-no me gusta que lo digas así… pero supongo…” desvió su mirada.

Los dos se mantuvieron callados un leve rato, hasta que Yoshiko se animó a hablar. Su recuerdo del pasado le impulsó a hacerlo.

“Sé que ya me rechazaste, y no voy a protestar… pero sí tengo una buena razón para querer ser tu kouhai.”
“…”
“Hace unos años, yo me avergoncé de ser un ángel caído, de tener una identidad aparte e intentar invocar la actuación de un ser oscuro. Era parte de mí, pero no me gustaba porque temía lo que otros irían a decir. Algunos en mis clases se burlaban, mis profesores se impacientaban…”
“…”
“Quise desterrarlo. Me decidí un día, pero en plena acción comencé a llorar. Me odié por andar desterrando una parte de mí misma… y entonces te vi. Estabas en la televisión promocionando un concierto. Eras tú, un vampiro, un idol, y estaba bien. Tú lo aceptabas en ti mismo y te hiciste conocer como tal. No te rendiste y llegaste al punto en hacerle entender a todos que estaba bien que fueras así, que eres bueno en ello, y que todos podían valorarte como tú eras.”
“…”
“Yo…” sus ojos se nublaron de lágrimas. “Me odié a mí misma por no aceptarme a mí también. Me di cuenta que sí me gustaba la ángel caído Yohane, que sí la quería, y que debía seguir siéndola porque era yo, y porque eso estaba bien.”
“…”
“Y-y tal vez no debería siquiera mencionarle, pero dices que tu hermano es un mejor maestro que tú. Pues yo estoy en Rizembool por ti, porque fuiste tú quien me inspiró. Porque creo en ti y me volví en tu fan. Porque conecté contigo y no con tu hermano…” bajó su mirada. “Porque quiero que seas tú mi senpai. No me importa que eso tenga menos sentido. Es lo que quiero… es mi capricho. Esa es la pura verdad…”
“…”
“…”
“Hmm…” Ritsu sonrió un poco. “Esa es una buena razón.”
“¿Eh?”
“Puedo sentirme conectado a ello, Yohane. Me has convencido,” dejó caer su cabeza, sonriendo frustrado. “Te ayudaré.”
“¡¿E-e-en serio?!”
“Pero te advierto que los caprichos salen caros. No soy paciente, soy todo un niño. Tal vez se me dé otro arranque de hacerte trepar otro almacén sin darme cuenta.”
“Ehh…”
“Aunque si estás dispuesta a soportarme, entonces te apoyaré.”
“Sí… sí lo estoy…” al oírle, Yoshiko comenzó a llorar y pegó su cara al hombro del chico. “Uhh, está mal… me voy a ver toda llorosa ante ti, Sakuma-kun…”
“Sólo dime Ritsu.”
“¡S-Sí!” exclamó sin contener su llanto.
“Hmhm…” rió para sus adentros. “Un gusto también, Yohane.”





Era otra mañana en Rizembool y Ritsu se reunió con sus dos amigos para desayunar, aunque esta vez hubo otra apuntada a la comida. Yoshiko se apareció para compartir con ellos, pero tanto Namazuo como Naoto estaban alarmados y muy preocupados por ver a la chica cubierta de vendas y un ojo morado.

“Ehm… ¿qué ha pasado aquí?” preguntó Namazuo. “¿Te golpeó un camión?”
“Ritsu, dinos qué ocurrió,” le cuestionó Naoto, frunciendo el ceño.
“No me mires así, Nao-chan,” este negó. “Qué rápida eres para asumir que es mi culpa.”
“P-pues, por el bandejazo de ayer todo es posible…” agregó el Toushirou.
“No tienen que preocuparse por mí, la enfermera me dijo que estaré bien,” dijo Yoshiko, sonriendo incómoda.
“Uhh…” el idol iba a comenzar a comer, pero se dio cuenta de algo. “Vaya, olvidé mi syrup de maple…” con mucha pereza se levantó. “Ahora vuelvo…”
“…” Naoto le vio irse y de inmediato se dirigió a la otra chica. “Ya, él se fue. ¿Nos lo puedes explicar?”
“Ehm, creo que lo más importante es que Ritsu-senpai me aceptó,” les dijo y sus ojos brillaron de ilusión. “¡He cumplido mi meta!”
“¡Ohh, felicidades, Yohane!” Namazuo le aplaudió. “¡Así se hace! ¡Ya has conocido al lado marshmallow de Ritsu-chan!”
“No, en serio, ¿qué fue lo que sucedió?” insistió la detective.
“S-sí que eres insistente… bueno…” Yoshiko se resignó y adoptó una pose de Yohane para hablar con una voz más grave y cierta altanería. “Heh, no es algo que simples mortales deberían cuestionar. Yohane imitó perfectamente la debilidad de una persona de caerse dos pisos de altura para convencer al demonio mayor que es Ritsu Sakuma de que es elegible para convertirse en su nueva súbdita. Vaya, y pensar que el castigo divino de los cielos traería fortunio a Yohane…”
“¿Eh?” Namazuo estaba genuinamente confundido.

Sin embargo, Naoto comprendió la situación a la perfección y se levantó.

“¡Ritsu!” exclamó llamando la atención de todos. “¡¿Condujiste a una chica a caerse dos pisos?! ¡¿Cómo te atreves?!”
“¡Ahhh, ahhhh!” Yoshiko dejó su actuación de lado para detener a la otra. “¡N-no te preocupes! ¡Está bien, ya te lo dije!”
“¡No lo está! ¡Ya no deberíamos dejarle que trate a otros como se le dé la reverenda gana! ¡Tengo que enseñarle una lección!”
“¡Pero estoy bien!”
“¡No se trata de eso!” pretendió ir a buscar al chico, pero Yoshiko le abrazó de la cintura.
“¡Por favor, no te enojes con él por mí!”
“¡Pero mira lo que te ha hecho!”
“¡Pero no quiero perder su tutelaje!”
“¡Él tiene que pagar su forma irresponsable de ser!”
“¡Pero no por mí! ¡Pero no por mí! ¡Te lo ruego!”

Las chicas continuaron discutiendo sobre el tema y la gente alrededor les miró perdidos.

“Ehh, o-oigan chicas…” y Namazuo sonrió incómodo. Sabía que su día a día continuaría volviéndose más movido.

Era el inicio de otro día prometedor, y el de una rutina un poco distinta.


Mimi Tachikawa

Hola a todos!! vengo con mi primer fic del mes <3

No te he dicho que no Sakura!!...-dijo Mashu exaltada en el comedor donde estaban tomado desayuno junto a Tsumugi y Syaoran que habían llegado desde temprano a ver a las hermanas Kinomoto-

Neechan tengo que hacerlo, estos sueños recurrentes me indican que si no tomo la prueba Hime no podré proteger a las personas que son importantes para mi, de que me sirve ser la hija menor de una familia famosa de Yakuzas si no empiezo a moverme como tal…el ser hime puede ser una opción para pelear sin lastimar a las personas inocentes…no tengo razón?-

Pero convertirte en una Hime es estar en un peligro constante…no podría estar cerca para apoyarte y protegerte…por favor Sakura reconsidera tu decisión…-

Mashu-san, creo que Sakura tiene razón, todos sus sueños son premonitorios y si esta soñando recurrentemente que una peligrosa amenaza esta sobretodos nosotros, el convertirse en Hime es la mejor opción para estar protegida, como su prometido juro estar en todo momento a su lado, evitando que cualquier cosa pueda sucederle…-

Mashu, yo también estoy deacuerdo con Sakura-chan y Syaoran-kun…debes de confiar en ellos, recuerda que son familia de Yakuzas muy poderosos, el hecho de que ambos se quieran hacer mas fuerte puede ayudar en dejar de sobreproteger a tu hermana y que empiece a cuidarse por si misma, todos los aquí presentes sabemos lo peligrosos que son esos duelos entre Hanasaki y Rizembool, el ser Hime y poner a los que mas quieres en peligro, si no podemos estar cerca de Sakura-chan, desde Rizembool podemos ayudarla con alguna información que obtengamos de ellos

Tsumugi-kun…-dijo Mashu suspirando pesadamente- Parece ser que soy la única que no tiene la visión clara …les pido disculpas a todos…solo que actué como la hermana mayor y no como la líder del clan Kinomoto- acomodandose los lentes-Esta bien Sakura, acepto…puedes tomar la prueba pero prométeme que si te encuentras en un gran problema no dudaras en pedirme ayuda deacuerdo?

Deacuerdo neechan, muchas gracias!!- le sonrio ampliamente-

Syaoran por favor te la encargo mucho, cuidala de cualquier amenaza que se les presente, nosotros también estaremos protegiéndolos desde nuestra posición, Shinobu-kun y sus amigos estarán bajo protección nada malo les volverá a pasar…-

Gracias Mashu-san…y no te preocupes que con mi vida protegeré a Sakura y a todos los que amo…-

“Amo? Eso quiere decir que Syaoran-kun me ama?”
- la pelicastaña se sonrojo levemente-

Sakura-chan te pasa algo?- dijo Tsumugi algo preocupado

No es nada Tsumugi-nii…-moviendo la cabeza de un lado a otro- bueno entonces no debo de perder el tiempo y después de clases iré a tomar la prueba…-se levanto de su silla, es hora de irnos Syaoran-kun…-

Es cierto…-se levanto también de su asiento- Tsumugi-san…Mashu-san que tengan buen provecho y gracias por la invitación- hizo una reverancia y se retiro junto a la pelicastaña-

No se si he tomado la decisión correcta en permitir que Sakura tome esa prueba Tsumugi…-tocándose el pecho-no quise decir nada cerca de los chicos…acerca de que Enoshima Junko se encuentra en Rizembool…-

Mejor que no le hayas dicho Mashu, por el momento no podemos preocuparlos sin saber cuales son los motivos que han ocasionado el regreso de Enoshima…yo también estoy preocupado por eso, pero el momento será bueno solamente seguir sus movimientos y evitar que quiera lastimar a Shinobu-kun que parece ser uno de los instrumentos para perturbar a las dos familias

Eso es seguro…pero dudo que sea su blanco principal…tal vez la familia Osaka? Ya que Rinne-chan fue con ellos o quizás con los Daidouji?...o tal vez quieran meterse con Morisawa-senpai y Shinkai-senpai? Ellos estuvieron involucrados con una Hime en el pasado…-suspiro pesadamente- siento que de algo me pierdo…pero bueno dejemos de pensar en eso por un rato y ahora sigamos desayunando, como siempre te voy a pedir perdón por no tener un desayuno normal…-

No te preocupes Mashu, ahora que has logrado ponerme al dia en todo lo que ha sucedido en los años que no nos hemos visto, estoy mas que dispuesto en ayudarte en todo lo que pueda, aunque no sea de muy gran ayuda…-sonriendo suavemente-

El simple hecho de que hayas podido escucharme y no irte después de todo lo que te conté es suficiente para mi…-
 Y nunca lo haré, ahora ambos estamos metidos de lleno a este problema y estaremos juntos hasta el final….-
Muchas gracias por tus palabras Tsumugi-kun…seria bueno comunicarnos con Sogo y Miyauchi-san para que puedan apoyarnos…-
-----------------------------------------

Después de las clases, tanto Sakura como Syaoran se encontraban en el gimnasio que ya había sido restaurado después de aquel incidente con los rebel, en la entrada se encontraba Fran con los brazos cruzados observando a los jóvenes que se encontrarían con ella

Sakura Kinomoto, del clan Kinomoto, estas lista para tomar la prueba para convertirte en Hime? Debes de comprender que una vez que pases la prueba y te conviertas en Hime tu vida no volverá a ser la misma…-

Estoy consciente de todo y estoy dispuesta de realizar la prueba por que pase lo que pase todo estará bien…-con una suave sonrisa –muchas gracias por permitirme tomar la prueba sensei- haciendo una reverencia-

Entonces puedes entrar a tomar la prueba…-

Sakura mucha suerte!! Estoy seguro que saldrás victoriosa de la prueba…-le animo su prometido con una cálida sonrisa-

La pelicastaña se sonrojó suavemente-volveré dentro de un rato-

Es asi que la puerta se cerró detrás de ella, empezó a temblar asustada, no es que tenga miedo en pelear solo tengo miedo a los ambientes con tanta niebla…hasta en las pruebas de valor me da miedo..-suspiro pesadamente- pero esta es una prueba que tengo que pasar para convertirme en Hime!

Sakura siguió caminando entre la niebla hasta que diviso una figura conocida, la pelicastaña se detuvo y se sorprendió-Rinne-chan???-

Pero no obtuvo respuesta de la joven que empezó a correr hacia ella para darle una patada en el estómago que la lanzo lejos

Por que? Por que lo haces Rinne-chan?...-en el suelo mientras se levantaba con cuidado- no habíamos prometido juntas cuidar de Shinobu-kun?-

La figura de Rinne volvió a lanzarse hacia ella para ahora patearle el brazo, el cual torcio, haciendo que Sakura gritara de dolor

Desde afuera Syaoran pudo escuchar el gemido de dolor de su prometida

Sakura!!...-

Si entras, ella habrá reprobado la prueba…-le hablo seriamente la asistente de Miranda-recuerda que ella misma se ha comprometido con la causa…-

Tiene razón…-apretando fuertemente las manos-

Nuevamente dentro del coliseo

Sakura se encontraba en el suelo muy mal herida, mientras que Rinne se había detenido

Acaso esto será parte de la prueba? lo más seguro que no es la Rinne-chan que conozco…y parece que mientras no me mueva ella no lo hará aunque quisiera tengo el brazo lastimado, y no puedo quedarme echada sin hacer nada…asi que tendré que pelear…-otra vez se levanto con cuidado, observando que aquella Rinne empezó a moverse-ahora que se que no eres nuestra Rinne, peleare contra ti…- aunque tenia el brazo lastimado, esta vez se puso en posición de ataque, cuando la peligris volvió a lanzarse sobre ella, Sakura pudo esta vez esquivar la patada, al mismo tiempo una luz brillo y un báculo se formó delante de ella, cosa que aprovechó para agarrarlo con dicho báculo lanzarla lejos

Eh???? Será que es mi instrumento de apoyo??-lo sujetó fuertemente- vamos por la revancha…-dijo un poco mas confiada en sus habilidades-

La figura de Rinne nuevamente se acercaba hacia ella pero con movimientos mas rápido, sin poder darle tiempo de atacarla, nuevamente golpeo en el brazo lastimado que hizo que soltara ese báculo, pero esta vez la pelicastaña no cayó al suelo y con todo el dolor del mundo con sus dos brazos sujeto a la figura de Rinne para lanzarla al suelo, mientras la pelicastaña cayó de rodillas-No creo poder hacer algo más en esta situación…tengo el brazo lastimado y apenas tengo fuerza para realizar esfuerzo alguno-

Cuando observo nuevamente a la figura levantarse

A este paso no podré vencerla y tampoco podre proteger a los mios…pero no pienso rendirme de esta manera, de alguna manera tengo que vencerla!!!-

Nuevamente una luz mas intensa se formo al frente de ella, pero a diferencia del báculo, esta luz estaba formando una figura masculina humana con dos alas no muy grandes que estaban formándose en su espalda

Un ángel??...es el ángel que vi en mis sueños…-

Sakura Kinomoto…te reconozco como mi ama…-con un movimiento de sus alas alejó la figura de Rinne –mi nombre es Orthos y te protegeré…-acercó sus manos al brazo lastimado para curarlo-por el momento es lo único que podré hacer por ti por hoy…ya que acabo de nacer…-dijo con una suave sonrisa-necesito tener contacto con tu persona especial para poder obtener mas poderes, confió en que podrás superar esta prueba…-

Gracias Orthos-kun…-dijo reincorporándose- ahora me siento con confianza…-cogiendo su baculo-

La figura de Rinne se acercó hacia ellos, Orthos se colocó detrás de Sakura, mientras que ella con el báculo logro detenerla, luego con la mano libre que tenia la extendió y un círculo de aire se formó para lanzarle hacia ella y finalmente derrotarla

Le niebla se disipó y Sakura cayó de rodillas- me siento muy débil…-dijo riendo suavemente-

Felicidades Sakura!!...-le dijo el ángel con una sonrisa ayudándola a levantarse-

Luego la puerta del coliseo se abrió saliendo los dos jóvenes

Debes de tener un poder mágico asombroso al convocar un child en forma humana, no por algo el clan Kinomoto es un reconocido en todo Japón, especialmente en las zonas bajas, Sakura Kinomoto felicidades por pasar la prueba, ahora oficialmente eres una Hime, informaré a la directora acerca de esto…-se retiro-

Syaoran se acercó a ella y la cargó entre sus brazos, la pelicastaña se sonrojo levemente- Felicidades por pasar la prueba Sakura, ahora podemos ir tranquilamente a casa-

Es cierto…-dijo suspirando aliviada- y ahora tenemos a un nuevo integrante-

Asi que él es tu persona especial Sakura-chan…-dijo observando a Syaoran- has hecho una buena elección, no por algo nací de la unión de los dos-

Unión??? –dijieron sonrojados-

Bueno bueno llévenme a su casa tengo muchas ganas de comer…-los seguía a un lado mientras empezaban a conversar entre ellos-

Sin imaginar que su futuro rebel estaba aterrizando en el aeropuerto internacional, aquel rebel iba a ocasionar un gran cambio en la vida de los clanes Kinomoto y Li
---------------------------------

matta ne!!!

Mimi-chan


Sayi

^ El fic de Mimi cuenta para Marzo~


Hello gals <3

Para cualquier duda y/o consulta las invito a postear en el foro de planeación.

Sin más preámbulos~





Sayi :: 0 palabras
Kora :: 0 palabras
Deidara :: 0 palabras
Nite :: 0 palabras
Cho :: 18930 palabras
Kana :: 14934 palabras
Eureka :: 0 palabras
Puri :: 0 palabras
Mimi Tachikawa :: 956 palabras
Mery :: 0 palabras
Apple :: 0 palabras
Itoe :: 0 palabras


Now, let's carry on with those big HiME dreams...

- - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - -
Oh, dream maker, you heart breaker
Wherever you're goin', I'm goin' your way


Kana

Continuación (no recuerdo el número D: ) de fic anterior.
EDIT: haha, justo Sayi dejo el post de palabras <3
A esa temprana hora de la mañana yacía impecable, sin señales que delataran la actividad nocturna anterior y con una presentación personal que daba a entender que tomaba en serio sus compromisos. La rutina diaria siempre debía comenzar a las seis de la mañana. Incluso si la noche anterior se había amanecido compartiendo con conocidos en un bar-club privado.

Dejó indicado a su asistente personal que facilitara dos llaves para el huésped invitado: una de ellas correspondía a la llave de una de las puertas de la mansión (la que no requería código de verificación) y otra de uno de los automóviles en el garaje, por si necesitaba disponer de uno de ellos. Con tal de que no lo molestara durante el día, le daría esas garantías, puesto que el resto de la jornada la dedicaría a compromisos con los negocios y otros.

Cain se puso las gafas de sol y subió al automóvil, en poco tiempo Barbatos, su nuevo asistente personal, se sentó en el mando del conductor y encendió el motor. Barbatos era un joven de su edad, bastante bien preparado, inteligente, elegante y adiestrado desde hace años para ocupar un rol que no le daban a cualquiera: ser asistente de uno de los Lancaster. Otro plus: era relativamente conocido por Cain.
Después de una seguidilla de despidos injustificados de asistentes por parte de Cain, fue el abuelo de éste el que escogió a Barbatos como asistente para su nieto sabiendo que el joven Barbatos era muy paciente, ávido en interpretar los posibles planes que tuviera en mente y capaz de tolerar al insoportable de su nieto.

—A Lancannia Palace, ¿cierto? — Barbatos observó a Cain por el espejo retrovisor, éste le asintió y en poco tiempo tomó rumbo hacia la mansión principal. El resto de camino no hubo interacción más que una que otra palabra.

Llegaron al destino después de un tramo largo de recorrido. Cain entró en la mansión y no tuvo la consideración de ver si alguno de sus otros hermanos estaba despierto a esas horas pues no era su asunto. En poco tiempo subió al segundo nivel y entró en una de las habitaciones sin tocar.
Como era de esperar, la persona que buscaba estaba dormido o fingía estarlo. El pelinegro fue hasta donde descansaba Henry y lo despertó sin más.

—Son las siete…
—…— sinceramente, no se esperaba a su hermano ese día tan temprano por la mañana. Pensaba que esa mañana la tendría libre y tenía planeado pasar el resto del día en cama como era habitual.
—Tienes que atender un asunto
—No recuerdo tener compromisos para esta mañana…
—Ahora lo tienes. — Cain comenzó a caminar por la habitación inspeccionando el lugar, no tuvo reparos en preocuparse por pedir permiso para cuando comenzó a registrar los cajones de los muebles y revolver todo.
—…— Henry se sentó en la cama quedándose allí un poco más, observando sin ánimos a Cain e intentando suponer que asignación de compromiso le daría ahora. Pero las acciones de Cain buscando en todas partes algo que suponía saber que era no lo dejaban pensar con tranquilidad. De todos modos, le preguntó fingiendo no saberlo: —¿Qué buscas?
—…— Cain siguió sacando cosas y dejando un desorden mientras buscaba, parecía que su propósito no iba a culminar tan pronto. Sólo cuando pasaron un par de minutos sin encontrar lo que buscaba, él se detuvo y le habló a su hermano con un tono de voz apagado pero severo. —¿Dónde guardas los fármacos?
—No tengo fármacos…
—No te hagas…— Lo miró con inclemencia.
—…— el rubio sintió que los segundos de silencio se hicieron tortuosamente eternos. —De verdad, no tengo.
El mayor no disminuyó su nivel de sospechas. Henry de aquí a un tiempo parecía más ido, somnoliento y pasaba más tiempo encerrado en su cuarto durmiendo que asistiendo a clases o atendiendo sus deberes. Esto incluso antes de ir a Tokio. Se retraía mucho y casi no hablaba con nadie, y eso era normal, pero cuando era más notorio siempre sus cercanos terminaban jodiéndolo a él: su abuelo ordenándole que supervisara más a su hermano antes de que volviera a darse sus "escapadas", Vincent fastidiándolo con que notaba que Henry se aislaba demasiado y hasta Allen criticándole porque su hermano no iba a clases o no le celebraban el cumpleaños. Estaba harto que lo responsabilizaran por ese idiota siendo que ya era mayor de edad. Cain era el tutor legal de todos sus hermanos, pero cuando Henry, Arthur y Ruveliss cumplieron la mayoría de edad estos dejaron de ser su responsabilidad, pero sus cercanos no entendían eso.
—Si descubro que usas fármacos para dormir...
—En serio que no uso… Simplemente soy así. — dijo el rubio, pacientemente.
—Hm. — lo miró suspicaz, pero no tenía tiempo para interrogarlo más. Suponía que con su pequeña revisión habría de bastar para preocupar al otro y hacerle pensar dos veces antes de engañarlo. —Alístate con lo mejor que tengas, te espero afuera. — dicho esto, salió del cuarto. A continuación, fue hasta su otro objetivo pensando que se encontraba en su cuarto, pero al entrar allí, sin avisar, nuevamente, no encontró a ésa persona.
—¿Busca al señorito Ciel? Él está esperándolo en la sala. — indicó Sebastian.
—Ah.— Cain pensaba que quizá con los años Ciel le podría caer mejor. Al menos demostraba ser responsable. —Ayuda a Henry a alistarse. — le indicó a Sebastian, dedicándole una mirada despectiva. No le agradaba ése hombre y mucho menos que tuviera tanta confianza con su hermano Ciel. Las dos veces que Cain lo había despedido, Ciel y su propio abuelo anularon esa orden. Eso le dictaba que ese mayordomo tenía algo de poder entre esos ilusos familiares suyos y los manipulaba.
—A sus órdenes, joven. — dijo el mayordomo, con una sonrisa dibujada en el rostro.

Unos minutos después, Cain, Ciel y Henry se encontraban en el vehículo conducido por Barbatos. Ciel lucía impecable y si bien tenía esa expresión facial de no importarle nada se notaba que estaba interesado y orgulloso de ser incluido en los negocios familiares. El que no estaba emocionado en lo más mínimo era Henry.

—¿Por qué tengo que ir a la casa de esa prima? No la vemos en años…— a su juicio, le tocó la tarea más aburrida e innecesaria.
—A ver, piensa por qué tienes que ir. — le instó Cain, con cierta sorna despectiva como si el otro fuera demasiado despistado para comprender algo. —Visitar a alguien que con suerte sabemos que sigue viva… ¿Por qué seria?
—No lo sé. —
—…— Predecible. Ni siquiera se esforzaba. Cain estaba seguro de que a sus hermanos menores les faltaba mucho por aprender. Tal vez nunca podría descansar de ellos, pensó al momento de desviar la mirada hacia la ventana y contemplar el paisaje.
—Henry, ¿en serio eres tan soso? Tienes que ir porque ella tuvo un estúpido bebé y alguien de la familia tiene que saludarla para tener su favor con nosotros. Su esposo es un inversionista finlandés de prestigio y sus fondos deberían estar en nuestras empresas. Y como tú vas a ser la carta social de nosotros, tienes que presentarte para ganar sus confianzas.—
Los dos hermanos mayores quedaron sorprendidos por la respuesta de Ciel. Cain realmente no esperaba que Ciel fuera tan despierto en esos temas y Henry, por su parte, sintió una sensación poco grata por el trato insolente hacia él y porque Ciel pensara de una forma tan fea hacia una familiar y un bebé.
—Ciel, soy tu hermano mayor… No puedes tratarme de ese modo. Ni referirte a un recién nacido en esos términos.
—Ah. — Ciel giró los ojos, sin arrepentimiento.
—…— Henry aún lo observaba esperando una disculpa.
—¿Qué? No es mi culpa que seas tan presumido y lerdo. Ciertamente a veces pienso que tienes un problema mental.
—¿Lo ves? Vuelves a ser insultante. No hace falta los calificativos negativos — continuó, con cierta severidad serena. Cain siempre lo trataba de estúpido, su entorno social tenía un trato hacia él bastante rechazante y negativo al considerarlo “demasiado engreído”, y aceptaba esa condición de Cain y su entorno, pero soportar que su hermano menor le perdiera el respeto suponía que sería demasiado.
Ciel se mantuvo sin mirarlo, con una expresión facial hastiada y se notaba que estaba irritado internamente.
—¿Quieres que me disculpe por decir algo que es obvio? No lamento esto. Tampoco lamento referirme así de ti y mucho menos de esa familiar. — habló el menor después de un momento de silencio. —No me disculparé y no quiero que me hables más. — concluyó.
—Entonces no me busques más.
—No necesito nada de ti. Ni de otros. Puedo estar bien solo.
—Ya. — intervino Cain quien se había mantenido al margen en silencio.
Ciel estaba seguro que Cain estaba a su favor puesto que se había mostrado firme en su postura así que no esperaba más que sentirse calificado por su parte. No había demostrado debilidad puesto que no cayó en el error de pedir perdón lo cual lo habría hecho ver como alguien frágil.
—Henry, irás a la reunión. No quiero objeciones.— miró al rubio, quien le asintió. —Y Ciel…— giró lentamente la mirada hacia el menor. —No vuelvas a faltarle el respeto a Henry nunca más. Mucho menos frente a alguien más.— refiriéndose a él mismo y a Barbatos. El único que podía dar esos calificativos a Henry era él y jamás lo hacía delante de otro hermano ni mucho menos de otra persona que no fuera de la familia. Jamás un Lancaster podía hablar mal de otro Lancaster en presencia de otros ya que podía dar pie para que esta otra persona testigo se tomara las confianzas de hablar del mismo modo de ese Lancaster ante otros. —Tu actitud me hace entender que sigues siendo un niño.
Ciel se molestó por lo dicho por su hermano mayor, pero no objetó nada más. Ya no quería hablar con ninguno de los dos.
El trayecto continuó en silencio y el primero en llegar a su destino fue Henry. Cuando lo dejaron en la casa de una familiar, el vehículo volvió a emprender el camino.
—Lamento mi actitud. — finalmente dijo Ciel, pero a la persona no indicada: Cain —Trataré de rectificar, no quiero que pienses que soy inmaduro. — indicó cuando los dos estaban solos.
—Hm…—
—…—
—Ciel…— le habló sin dejar de mirar por la ventana. —Esta vez lo he dejado pasar.
—Ya. — entrecerró los ojos, con cierto desprecio hacia su mayor.
—Pero no me enorgullece que tu personalidad se acople a la mía. Trata de ser más agradable.
—Yo no soy agradable.
—Lo sé…— no hacía falta que se lo dijera. Ciel era demasiado arisco. —Pero puedes lograr más si eres agradable con los otros. — posiblemente, ganaría menos enemigos. Ciel le asintió, pero sabía que el chico seguía irritado internamente, posiblemente la edad complicada de Ciel tenía mucho que ver en eso ya que estaba cambiando biológicamente. Pero no quería una versión mini-me de él en Ciel. Internamente deseaba que le fuera mejor en la vida, aunque fuera un engendro desagradable no merecedor de esas expectativas.
—¿A la oficina del señor Vulpian? — preguntó tranquilamente Barbatos. Cain le asintió.
Estaba bien que su asistente estuviera al tanto de sus programaciones. Era un pequeño punto a su favor.


—¡Henry! ¡Que asombro! — la prima Lancaster le saludó animada, en su rostro se delataba la extrañeza y emoción de ver a ese familiar en su hogar. Era una chica de veintitrés años, delgada e ilusa. La rubia se levantó de su asiento y le dio encuentro.
—Le felicito por su primogénito, prima… — miró disimuladamente un nombre que escribió en su mano. —Domina…— era raro que se olvidara de un nombre tan poco usual. —En nombre de mi familia, he traído un pequeño presente para su hijo.
—Eres un amor, Henry, venir aquí a saludarnos un fin de semana con tu ajustada agenda. Ven, toma asiento, ¿o quieres cargar al pequeño George?
—N-no, mejor no. Me temo que soy algo torpe. —
—No es cierto, te he visto cargar a tus hermanos menores cuando eran pequeños. — una joven conocida entró en la sala, había estado contemplando el nuevo piano de la dueña de casa en la habitación continua, pero al escuchar la voz de quien consideraba un buen amigo suyo desde la infancia volvió a la sala. —Hola, Henry. — le saludó con una hermosa sonrisa.
—Euphie, que sorpresa verte aquí. — le observó con asombro. No esperaba encontrarse con la pelirosa pero ciertamente contar con su presencia en esa reunión le daba algo de tranquilidad. La joven se acercó y le saludó afectuosamente.
—Vine a conocer al bebé George, es un encanto. — señaló con la mirada a la niñera quien acababa de entrar con el bebé a la sala. Al igual que Henry, ella también debía presentarse por compromiso en la casa de esa familiar muy lejana pero no había tenido objeciones ni rechazos en conocer a un bebé. Incluso sentía curiosidad.
—Insisto en que debes cargarlo. — Presionó la prima, quien tomó brevemente a su hijo en brazos y se lo acercó a Henry. Pese a que el rubio siguió reticente, tuvo que ceder y aceptar cargar al bebé. La joven sonrió divertida al comprobar que su primo en efecto sabía cómo cargar un bebé, a diferencia de ella misma. Su hijo se mantenía tranquilo en los brazos del rubio. —¡Son preciosos!  Tengo que conmemorar este momento. — llamó a un empleado y le pidió que hiciera unas tomas de Henry y el bebé George.
El rubio lamentaba estar allí en esos momentos, pero hacía su mejor esfuerzo para superar su incomodidad. Fijó la mirada en el recién nacido, le pidió perdón mentalmente por el calificativo que Ciel le había dado.
—Se llevan bastante bien. Eres un buen candidato a ser su padrino pues pienso bautizarlo a la brevedad. ¡Oh! Euphemia, ponte al lado de Henry. —
—¿Yo? — la joven parpadeó pasmada. —Está muy linda la fotografía con ellos dos.
—Pero con los tres será mucho más hermosa. —
—Eh, bueno…— se ubicó lentamente a un lado del rubio.
— Ustedes siempre han estado juntos desde niños. Podrían imaginar que esta fotografía es una proyección de su futuro.— Domina miraba las fotografías que le iba mostrando el fotógrafo. 
—¿Q-qué? — la pelirrosa sonrió tímidamente.
—A mí no me engañan. Desde que eran niños pequeños han estado siempre unidos; en las competencias, en las convivencias familiares, en clases, y en ese cumpleaños hace años cuando les pregunté si se iban a casar de grande Henry me dijo que sí.
—Teníamos seis años, eran juegos de niños. — aseguró Euphemia sabiendo que aquella vez Henry había asentido para no sentirse más presionado por los otros niños que lo instaban a que dijera que sí, entre ellos, la prima Domina. 
Era curioso como algo salido de un juego de niños los demás se lo tomaban tan en serio. No sólo los otros niños de aquel entonces, sino también los adultos quienes daban visto bueno a esa posible unión y la daban por concretada.
Euphemia y Henry siempre estuvieron juntos desde muy pequeños. Ambos asistían desde sus inicios a las competencias de hípica y se acompañaban en todas las otras actividades. Podría decirse que para ella fue su primer amigo y con quien siempre deseaba pasar el tiempo. Sí, hubo muchos momentos en que los demás decían que terminarían casándose debido a sus cercanías, y en más de una ocasión, bajo la presión de otros, Henry le tuvo que decir que sí se iba a casar con Euphemia cuando eran niños, y ella había reaccionado sonriendo siguiendo el juego.
Los años iban pasando y ellos iban creciendo. Si bien Euphemia en su entrada a la adolescencia se sintió algo confundida respecto a sus sentimientos hacia Henry, pensando que quizá estaba enamorada de él, entendió que sí le gustó un tiempo como algo más que un amigo, pero que el rubio jamás la consideraría como algo más que su compañera de equipo en hípica.
Pero los demás parecían vivir del pasado y todavía creer que podían ser más que amigos más allá de los juegos infantiles. Eran adultos, y los dos se llevaban bien, pero eran amigos nada más.
La pelirosa estaba interesada en un joven en el presente, y no sabía si Henry tenía novia, pero entendía que varias estaban interesadas en él. Siempre había sido así. Desde adolescente sus amigas siempre le imploraban que les hiciera la “jugada” con Henry para que pudieran salir con él pero Euphemia era tan respetuosa con la introversión del rubio que se las ingeniaba para salir de esa situación de un modo políticamente correcto.
Por lo demás, Henry le había hablado de que había una chica en Hanasaki (no la que lo odiaba) que a veces lo llamaba por teléfono y se acercaba a él.

Tal vez esa chica sería su novia…

Euphemia pensó en ese detalle. Por algún motivo le incomodaba la idea de que el rubio tuviera una novia. Era tan hermético que jamás pudo lograr romper esa barrera y ser considerara más cercana por él. No podía exigirle que le contara si estaba en una relación, pero que no confiera en ella le dolía en cierto modo. Incluso, a veces pensaba que Henry en realidad nunca la consideró una amiga suya como ella sí lo consideraba su amigo. Tal vez no era lo suficientemente buena para él… Pero no quería creer en los rumores de que el rubio era alguien engreído que se creía mejor que el resto.

Después de visitar a esa familiar y conversar brevemente con el esposo de ésta, los dos jóvenes quedaron desocupados de compromisos y ambos optaron por descartar la idea de permanecer hasta el almuerzo en el lugar. Para librarse de ese compromiso, Euphemia dijo que ya había acordado con Henry ir a pasear por el Hampstead Heath por lo que de forma elegante zafaron de la invitación de la prima Domina Lancaster.

—Gracias por ayudarme hace un momento.
—No te preocupes. Noté que ya estabas agobiado de estar tanto tiempo allí. — rio Euphemia. —Aunque creo que sí es buena idea pasear por el parque juntos. ¿Te gustaría?
—Está bien. — asintió.
Henry siempre era así. Educado, obediente, todo un caballero. Pocas veces le decía que no. Euphemia no sabía si era porque en realidad no le incomodaba estar con ella o porque le daba el gusto sólo por cordialidad.
—Pero si tienes otros compromisos…
—Estoy libre. — el rubio prefería ausentarse de su casa.
—Pediré un Uber para que nos lleve. —

En unos cuantos minutos más llegó el Uber y abordaron en el. El trayecto se hizo liguero y tranquilo, tan acostumbrados estaban en la compañía del otro que el silencio momentáneo no se hacía incómodo entre ellos. Llegaron a buena hora al parque ya que a esa hora no había mucha gente y el clima era grato peses a las heladas.
Iniciaron su recorrido caminado por el majestuoso Hampstead Heath, el cual estaba decorado con un manto de nieve sobre este y un paisaje sereno que reconfortaba bastante.
Euphemia se acercó a Henry y se enganchó de su brazo. Aunque estaba usando vestuario de invierno, no podía evitar sentir frío.

—Sé que nos vimos en el derbi del rey y luego en la ceremonia, pero siento que no hemos hablado mucho. — alzó la mirada para contemplar al más alto. Ella era alta, pero al lado del rubio se veía diminuta. —Me sorprende que te encuentres haciendo un intercambio en Japón. La verdad pensé que te ibas a trasladar a Helsinki.
—Cambié de parecer a último momento. Sigue gustándome más Helsinki pero… Japón era más novedoso. — Mentira. Iba a irse a Helsinki pero su abuelo se había metido en sus planes para su estadía en Helsinki y al conocerlos Henry más bien escapó a Japón porque allá estaba su tío Vincent con quien se sentía tranquilo y acogido. Lamentaba que su determinación haya provocado que su abuelo despreciara más a su tío Vincent creyendo que éste le había convencido de irse al país asiático. —Me comentaste que ibas a Japón este semestre. — era mejor pasar de él a ella.
—Oh, sí. — ella asintió. —Estoy perdiendo unos días de clases, pero me estoy quedando un tiempo más en Londres porque espero el cumpleaños de mi madre para luego viajar. Adivina qué.
—¿Qué?
—¿Tienes alguna idea de donde estaré en Japón?
—No.
—Hehe— la joven rio disimuladamente. Henry era muy escueto a veces. —Me inscribí en Hanasaki y como estamos estudiando lo mismo estaremos en el mismo salón. Seremos compañeros de clases.
—Es agradable enterarme de ello. — volvía a sentirlo, contar con la presencia de Euphie le daría algo más de tranquilidad. Era la única chica que no le hacía doler el estómago cuando estaba cerca o hacerlo sentir enfermo. Le sonrió brevemente. —Aunque, algo me dice que no soy el motivo de tu viaje. — le comentó con cierta curiosidad.
—Oh, ¿Por qué dices eso? Que mejor motivo que estar con un buen amigo mío.
—En el derbi del rey mencionaste algo de que estabas conociendo a un joven. Me hace suponer que es el real motivo de tu traslado.
—¿Pero qué cosas dices? — las mejillas de Euphemia se tiñeron de un rosa mucho más intenso que su propio cabello. —Ahh, a ti no te puedo mentir. Es verdad que ese joven está en Hanasaki y uno de los motivos por el cual me iré de intercambio allá es para estar cerca de él, pero tampoco miento cuando digo que quiero estar contigo y lograr concretar mis estudios exitosamente. Yo si sueño con ser una política activista feminista, por eso no quiero que creas que me cambio de ciudad sólo por un chico.
—Jamás pensaría menos de ti, Euphie. Serás la mejor política que tenga Inglaterra.
—Y tú eres parte de mi inspiración. ¿Recuerdas en la escuela? — rememoró mientras caminaban. Miró el paisaje sintiéndose agradecida de tener esos espacios naturales en plena ciudad. —Cuando eras presidente de curso y tus acciones estaban muy enfocadas en el activismo medioambiental. Era un sueño muy lindo y hoy siento que tus propósitos se pueden volver realidad. Seguro serás un excelente político y lograrás la protección medioambiental. Por mi parte, quiero ir en esa línea también y además luchas por los derechos de las mujeres y los niños.
—Ah, han pasado muchos años desde esas ilusiones. Ahora parece muy difícil tal y como está el mundo. — alzó la mirada contemplando el cielo. Las personas habían degenerado y destruido demasiado el planeta como para poder salvarlo de su decadencia, pero soñar era lindo de todos modos. Las palabras de la pelirosa eran bastante hermosas, pero seguía sin verse como un líder político. La mejor contribución que podría hacer como humano era extinguirse. Pero no llenaría de negatividad a la chica con su pensar. —Pero es peor quedarse sin hacer nada.
—Exactamente. — asintió. —Por cierto, ya que me estás preguntando por ése joven que te comenté, creo que yo puedo preguntarte por esa joven de Hanasaki con la que tienes cercanía.
—Eh, creo que te mencioné que me odia…
—Ay, no, Henry, ¡ésa no! — negó con la cabeza, sonriendo. Era imposible que alguien lo odiara, seguramente esa chica tenía algún problema personal. —La que te llama por teléfono, ¿eh? — lo inspeccionó con la mirada.
—¿Quién? — se exhibió confundido. Nadie lo llamaba por teléfono puesto que no daba su número, sólo sus hermanos, aunque… alguien sí había conseguido su contacto y no se explicaba cómo —¿Kana? ¿Te refieres a ella?
—¿Kana? — la chica parpadeó, más confundida que el rubio. —¿Kana? Uhh, me suena su nombre… ¡Ah! ¡La chica linda que estuvo en la reunión después del triunfo de los Lancaster en el Derbi! — Euphemia estaba demasiado anonadada con la información. —¿Ella es tu novia? Increíble, incluso viajó desde Japón para venir a verte. Ella es muy linda y adorable.
—Euphie, Kana no es mi novia. — respondió, entrecerrando los ojos con seriedad. —Es una compañera de universidad. No viajó por mí, estaba acompañando a un amigo suyo.
—Lamento confundirme tan fácilmente, es que parecían muy gratos el uno con el otro en sus compañías.
—Nos llevamos bien y es una persona amable que agrada bastante, pero no somos novios. No tengo pareja ni nada por el estilo.— aseguró.
—¿Sabes? Es raro, pero me siento aliviada de saber que estás soltero.
—¿Por qué? — preguntó inocentemente, sin entenderla.
—Porque me había hecho un lío mental pensando que tenías novia y no me querías contar. ¡No es tu obligación contarme! Pero como siempre yo no dejo de contarte mis dramas y tú eres muy reservado conmigo, me sentí… no sé.
—…—
—Un poco afectada de que no me contaras algo que debía ser tan importante.
—Ah, Euphie. — Henry le sonrió, girándose hacia ella y mirándola fijamente a los ojos. —No sabía que esas cosas eran tan importantes para ti. — apenas disimuló la pequeña risa, le causaba gracia que las chicas le dieran tanta importancia a esos temas tan absurdos. —Verdaderamente para mí no son cosas importantes y no tengo contemplado tener pareja. Quiero enfocarme en los estudios de momento. Pero si te hace sentir mejor, el día que tenga pareja te lo contaré… Aunque supongo que deberás demasiados años.
—Haha, ¡No creo que sean tantos años, con lo lindo que estás seguro alguien te conquista luego!
—O me quede soltero de por vida. Es una posibilidad.
—Uh… Sé que es tu decisión, pero me preocuparía que estuvieras solo para siempre. Sería feliz si sé que hay alguien que te acompañe.
—Bueno…— alzó los hombros, y comenzó a caminar relajadamente. —Si no logras concretar algo con ése joven, puedes buscarme para pasar el resto de nuestras vidas en compañía.
—…— Euphemia no pudo procesar bien esas palabras. ¿A qué se refería con ello? Se mantuvieron caminando en silencio y tranquilidad, aunque la pelirrosa tenía todo un lío en su mente. Pensó que no era momento de guardarse inquietudes, ni tampoco de confundirse. Hace años, había estado muy confundida respecto a lo que sentía por Henry, no quería volver a confundir las cosas. —Henry…
—¿Sí? — se volteó a mirarla.
—¿Qué soy para ti?
—…— la pregunta le pilló desprevenido. No sabía que responder. Simplemente había sido la persona que siempre estaba a su lado desde niño, pero no sabía si eso era una amiga o algo por el estilo porque… Henry jamás tuvo esa confianza o familiaridad que se tiene por alguien que es una amiga o amigo. No le contaba sus problemas, tampoco la llamaba por teléfono ni le pedía que salieran juntos. Tampoco hacían cosas de amigos. Realmente, Henry no tenía amigos. Pero decirle que era una persona que estaba allí y ya era hiriente y Euphemia no merecía ello. Con ella se sentía tranquilo y cómodo, suponía que era una conocida grata y el que ella lo soportara merecía al menos una respuesta disfrazada. —Eres importante para mí. — le dijo con afecto, pese a que se sentía mal de no decir lo que ella quería escuchar. Henry no podía tener amigos.
—¿En serio lo soy? — la joven sonrió con una mezcla de enternecimiento, felicidad y, también, un halo de tristeza. Pero era feliz con saber que no era simplemente una persona pasajera en su vida. —Eso me pone feliz, saber que me consideras así. Quiero que sepas que puedes contar conmigo siempre.
—Digo lo mismo. Siempre estaré para ti.
—Siempre has estado para mi—  asintió, encantada. —Me has defendido cuando los demás niños del club de hípica me miraban en menos por ser una niña en las competencias. Has sido mi pareja en los bailes, has estado acompañándome en todos mis momentos. ¿Recuerdas cuando me enfermé de neumonía? ¡Que tonta fue al no cuidar mi resfrío y exponerme a la lluvia! Estuve un mes en cama y todos los días estuviste acompañándome a mi lado. Haz siendo tan bueno conmigo y siempre me has tenido que soportar, haha.
—Euphie, no seas injusta contigo. Todo ha sido simbiótico. Cuando estaba solo en las reuniones familiares siempre te quedabas a mi lado por aburrido que fuera. Cuando tuve ese accidente hace años en el derbi, me acompañaste cada día… Creo que hemos compensado de un modo empático el uno con el otro. Así que no me idealices como que yo soy el bueno y que hago todo. Eres tú la buena y que también ha estado allí. —
—Ahw, ¿puedo? Ah, para que pregunto…— la chica le dio un abrazo afectuoso. —Gracias por todo.
—A ti. — le dio unas palmadas en la espalda.
—Qué lindos se ven. —
—…— los dos se separaron para ver quién era esa persona que se presentaba.
Se encontraron con un conocido en ese lugar. Era un joven alto, de cabello castaño claro y ojos color caramelo. Era tan atractivo que acaparaba la mirada de varias personas en el parque.
—No se detengan por mí. — meneó una mano, bromista.
—Hola, Asmodeus. ¿Paseando un sábado por la mañana?— saludó Euphemia con cierto recato. El joven se acercó a ella y besó su mano. No era que ella lo rechazara, pero aquel apuesto joven a veces solía pasar un poco los límites de las chicas al ser bastante coqueto y ciertamente era difícil no caer en sus encantos. Era como si el joven tuviera un poder mágico que capturaba a las chicas.
—Hm, ¿algo así? — asintió, pensativo. Venía de una fiesta del día anterior y sí o sí le había tocado atravesar el parque puesto que la noche anterior había dejado su automóvil al otro extremo. —Que curioso encontrarlos aquí. Sobre todo, porque cierta jovencita debió haber iniciado sus clases en Hanasaki y cierto joven la espera allá. — apuntó con su índice a Euphemia, está se consternó al descubrir cuanto sabía de ella esa persona casi desconocida. —y porque cierto joven debería estar en Hanasaki acompañando a cierta HiME. —
—¿Qué? — Euphemia miró a Henry.
—¿No te contó? Henry es tan altruista que está ayudando a una HiME… Mh, no, dos HiMEs con sus asuntos. — corrigió. 
—¿Cómo así? — siguió esperando una explicación del rubio.
—No sé de qué habla Asmodeus.
—Yo sé muchas cosas, como pueden ver. Sé los secretos más puros e impuros de todos. — sonrió divertido por las expresiones de esos dos. —Por ejemplo, Euphemia está saliendo con un joven llamado Suzaku que estudia en Hanasaki y que es amigo de su primo Lelouch, creo que su primo les dio el visto bueno y Suzaku es un buen muchacho, pero presiento que será todo un drama familiar porque tus padres esperan que te que cases con éste. — señaló a Henry.
—¿Suzaku? — Henry trató de hacer memoria porque le sonaba su nombre.
—El hijo del cónsul.
—Ah. — le parecía recordarlo.
—…— Euphemia estaba hecha un manojo de nervios y timidez, nuevamente sus mejillas se habían tintado de rosa.
—Euphie, tranquila, que el rubio también tiene secretos. Resulta que es todo un héroe, salvó a una HiME llamada Kana de una ex Princess. Su bondad no se detiene aquí, ¿cierto? — se acercó a Henry para agarrarse de su brazo y picarle una mejilla con su dedo, el rubio lo apartó. —Ahw, pensé que eras más cariñoso con los chicos…— fingió tristeza.
—¿Quién es la otra HiME? — preguntó Euphemia, seria. Era peligroso que Henry se involucrara en esos asuntos y había sido una sorpresa descubrir que Kana era una HiME.
—Zero Two. No creo que la conozcas. Es una chica hermosa, pero extraña… Tiene descontroles de impulsos incalculables pero nuestro buen amigo junto con aquella chica llamada Kana se encargan de controlar sus arrebatos. Aunque, francamente…— miró a Henry —Te llevas la peor parte. Varias veces te ha agredido físicamente.
—¿Cómo sabes todas estas cosas? — Henry volvió a apartarlo de su lado cuando el chico se le acercó mucho. Asmodeus era insistente.
—Porque soy parte del equipo de encargados de Rebels en Rizembool así que triangulo información para los encargados.
—O sea, nos espías. — concluyó el rubio.
—¿Y yo que tengo que ver con los Rebels y las HiMEs? — preguntó indignada Euphemia al ser invadida en su vida personal.
—Nada. Sólo te espié por curiosidad. Eres muy linda y me atraes desde hace años.
—…— la joven infló las mejillas sonrojada, desviando la mirada.
—Yo te recomendaría que no te involucraras con esas chicas. Vas a terminar lesionado o algo, Kana tiene un Rebel impredecible si bien parece tranquilo, pero Zero Two en sí es muy peligrosa con todos incluso con aliados cuando pierde la cordura y su Rebel sí es un orgullo para Rizembool dada su peligrosidad y puede que salgas perjudicado.
—Creo que Asmodeus tiene razón. Suena peligroso. Henry… ¿por qué no me dijiste nada de esto?
—No es así…— Henry le restó importancia.
—Es un Lancaster. Tiene miles de secretos y jamás los contará, ¿cierto? — le miró provocador.
—…—
—Pero no quiero que te enojes conmigo, Henry. ¿Quieres que lo compense? ¿eso quieres? ¿cierto? ¿Qué tal si te cuento algo de tu hermano?
—…— Henry se cohibió por ese ofrecimiento.
Inoportunamente el teléfono de Euphemia no dejaba de sonar. Ella lo cortaba insistentemente porque no quería dejar a solas a Henry con él, pero al ver que era su madre la que la llamaba tantas veces no le quedó de otra opción que atender y alejarse un poco dejando un espacio para esos dos.
Asmodeus era conocido de ellos por lo que sabían un poco de su personalidad cautivadora, había sido estudiante de Eton College y siendo hijo de un adinerado compartía los mismos núcleos sociales de alta alcurnia que los Lancaster.
Era educado, parecía buena persona con los demás, alguien muy pacífico y quitado de bulla, pero Henry sabía que tenía un lado obscuro y prefería mantenerse alejado de ese tipo de personas porque le desconcertaban. Sobre todo, porque Asmodeus era conocido por las fiestas subidas de tono en su mansión y porque sus amigos los cuales eran considerados como los mismísimos demonios. No por nada su fraternidad en la universidad se llamaba the demon brothers. Incluso tildaban a Asmodeus de ser el “demonio de la lujuria”
—Te diré lo siguiente. — se acercó a él para susurrarle al oído. —Si yo hacía las fiestas ocultas en esos tiempos, él era mi invitado infaltable. Era nuestro Queenie. 
—¿A qué te refieres con eso? — le miró molesto.
—Que tu hermano, quien siempre los presiona a todos ustedes para que sean tan correctos, es todo un torcido. Apuesto que al día de hoy te sigue molestando por las benzodiacepinas que te di cuando eras adolescente…
—No digas eso…
—¿Qué tiene de malo? La salud mental es algo real. Que en tu familia no reconozcan los problemas psicológicos y nieguen toda posibilidad de ir a Psiquiatra o Psicólogo para recibir terapia, no significa que conseguir en ese entonces fármacos que te ayudaran estuviera mal. — el padre de Asmodeus era un conocido Psiquiatra de la socialité de Londres por lo que Asmodeus tenía acceso a su farmacia. Pero lo que le llamó la atención a Asmodeus en ese tiempo es que el rubio no le pidiera precisamente ansiolíticos, sino que psicotrópicos sedantes. Supuso que estaban más enfocados a un problema de ansiedad que pudiera padecer, pero Henry le había dicho en ese entonces que padecía de insomnio. —Recuerdo que Cain quiso matarme cuando se enteró… Pero no dejó de asistir a las reuniones.
—¿Qué reuniones? ¿Por qué te refieres a ellas como si fueran algo tan… secreto?
—Es que no eran nada del otro mundo, realmente. — alzó los hombros mostrando las palmas de sus manos. —Simplemente hay personas como tu hermano que ocupan esas instancias para descubrir cosas de otros y destruirlos. Deberías tener cuidado de él… Es la persona más peligrosa que puede existir.
—Mi hermano es una persona buena. Siento que tú eres el peligroso.
—Aw, no. ¡Nada de eso! Yo me revindiqué al entrar a la adultez. Ya no me dedico a la bohemia de esos tiempos, jaja, de verdad parecíamos sacados de la serie “Skins”.  Aunque no te niego que sí me gustan las fiestas y conocer gente, pero ahora estoy a otro nivel y me he vuelto muy sofisticado por lo que tengo una excelente imagen que proteger.
—Ah, pero estas con Rizembool.
—Oye, para ser una persona que va todos los domingos a la iglesia a orarle a Dios era bastante juzgador con el prójimo.
—…—
—¡En fin! Allí viene Euphemia, mejor los dejo continuar con su tarde. Mándale saludos a tu hermano. — le meneó la mano despidiéndose de él.
—Eso fue efímero. — dijo Euphemia al volver y ver que Asmodeus se fue. —¿Qué te dijo?
—Sólo inventos sin sentido. — suspiró. —¿Te parece si vamos a un café?
—Justo te iba a proponer lo mismo. La charla con Asmodeus me bajo toda la fortaleza y necesito azúcar en mi cuerpo, haha.
—Creo que también necesito algo dulce...

Los dos jóvenes pasaron el resto de la tarde juntos. Posteriormente, Henry acompañó a Euphemia hasta su casa para dejarla y luego se fue optando por dar un paseo por la ciudad. No volvió a su propiedad hasta caída la noche. Cuando retornó, prefirió entrar por los jardines traseros y quedarse un momento más allí, en el laberinto donde el día anterior había estado con su hermano Cain. Se sentó en la misma banca frente a la pileta con el agua congelada. Las luces encendidas daban una tonalidad aún más nívea al entorno cubierto por la nieve.

El lugar estaba tan templado y solitario, que podía contemplar bien sus propias reflexiones.

Recordó ese suceso de hace unos años cuando se había conseguido aquellos fármacos con Amadeus. Era adolescente y seguramente no pensaba bien, quería permanecer más dormido y menos atento, por lo que le había inventado a aquel chico que padecía de insomnio y necesitaba algo para conciliar el sueño. La primera semana había resultado bien, sus familiares no parecían notar su “ausencia” repentina y las largas jornadas que pasaba en su cuarto dormido.
Pero pasada las semanas, cometió errores como faltar a clases y a todas sus actividades levantando sospechas para su hermano Cain. Peor fue cuando éste ingresó en su cuarto y lo sacudió hasta despertarlo y encontrar el motivo del por qué su ausencia.
Por supuesto, Cain no le creyó que tenía insomnio y al sentirlo demasiado somnoliento sólo se limitó a pensar lo peor de él como siempre. Le había dedicado tantas cosas negativas que jamás le permitió explicarle nada.

Cain era así. Pensaba lo peor de todos. Pensó que él era un holgazán en vez de ver que realmente lo pasaba mal y estaba deprimido profundamente por algo que ni podía explicar, pero, como en su familia no está permitido asistir a consultas de salud mental, no tuvo de otra que hacer esa jugada de pedirle a Amadeus ese favor.

Tal vez si en ese tiempo todos en su familia habrían ido a terapia sus vidas serían menos complicadas. Pero, no, era mejor fingir que todo estaba perfecto.

Debía ser el presidente de clases perfecto, el chico con las mejores notas, el mejor deportista y el que resaltara en todo fingiendo felicidad y amabilidad cuando experimentaba todo lo contrario. A Henry le costaba mucho estar en sociedad y sobre todo tener interacciones con los demás y fingir que se le daba bien aquello le agobiaba y cansaba. El único que era comprensible con él era su tío Vincent, quien le iba a retirar de clases cada vez que se sentía mal o le “dolía el estómago”
Siempre lo socorría incluso desde muy pequeño comprendiendo que el rubio tenía muchas dificultades para integrarse.

Lo más complicado era estar cerca de las chicas, porque cuando van entrando a cierta edad ya no ven a los chicos como amigos o como “repulsivos” sino que comienzan a tener intenciones con el fin de conseguir novio y él no estaba preparado para los deseos de sus compañeras. Por eso simular que se sentía cómodo con ellas era demasiado complicado y el sólo estar cerca cuando ellas lo abrazaban o intentaban una cercanía más íntima lo hacían sentir angustiado y enfermo, como si sintiera nauseas, pero no de ellas, sino de sí mismo porque no entendía por qué se sentía tan enfermo. ¿Por qué no podía hacer lo que todos los demás hacían con las chicas? Ni siquiera podía besarlas. Todo lo perfecto por fuera, por dentro se sentía poca cosa y como una basura. No se sentía merecedor de besar a ninguna chica porque no estaba al nivel de ellas.

Con la única chica que se sentía cómodo y bien era Euphemia. Incluso podría decir que había momentos en que la necesitaba cerca suyo como un complemento vital y pensó que quizá se sentía atraído por ella, porque entonces no se explicaría el cómo aceptaba a otra persona compartiendo sus actividades en conjunto a él, pero luego comprendió que él era un ser desgraciado porque realmente la necesitaba a su lado para sentirse tranquilo y no sentirse como una especie de psicótico marginado que no se puede integrar en una sociedad. Por tanto, era como utilizarla. Y la culpa lo hacía sentir más miserable.

Siempre odió la Royal Military Academy Sandhurst y hasta pensó que con su “accidente” no aprobaría el ingreso, pero al final sí ingresó y estuvo varios meses en la Household Cavalry, pero si podía rescatar algo de ese lugar es que al menos lo dejaron tranquilo y parecía que la característica de buscar la soledad y ser poco comunicativo era visto como algo de admirar en vez de rechazar, por lo que le permitían estar solo.
Pero al graduarse y volver a casa, volvieron las mismas presiones de antes y nuevamente no se sentía bien con ellas. ¿Escapó? 
No se explicaba cómo pasó algo más de dos meses encerrado en una habitación en una de las casas Lancaster, sin salir de allí y sin avisarle a nadie de su destino. Lo único que hizo era estar acostado en una cama, dormir mucho y permanecer en un estado de negativismo abúlico.

Él sintió que sólo fueron un par de días, pero cuando Cain le encontró le dijo que fueron más de dos meses donde se dedicó a ser un “vago y no tomar sus responsabilidades” y hasta la fecha a Henry se le hacía imposible creerle y pensar que había pasado tanto tiempo sin hacer nada.

Recordaba poco de ese encuentro. Sólo que después de que salió de aquella casa, fue hasta el mar que quedaba a los pies del hogar para distraerse con el azul del agua. A Henry siempre le gustó el mar, se sentía pacífico contemplándolo y entrando en el.

—¿Qué fue lo último que le dijiste a nuestra madre? — preguntó el rubio desde el agua, mirando hacia la infinidad del océano mientras tocaba el mar. El mar sin oleaje le llegaba a un poco más arriba de la cintura y se había metido con toda la ropa puesta.
—Que la amaba. — desde la orilla, le respondió siendo totalmente honesto. 
—Es hermoso.
—¿Por qué?
—Yo le dije que la odiaba...
—¿Qué fue lo último que ella te dijo?
—Que me amaba… ¿y a ti?
—Me dijo: “te odio”—


Su madre era una mujer especial. Cain siempre la amó incondicionalmente y buscaba su afecto pese a todo, pero su madre tenía un comportamiento ambivalente con Cain, un día lo podía idealizar y querer siendo la madre más amorosa del mundo con él, para que al día siguiente lo devaluara y le alejara culpándolo de todo lo malo que le pasaba. Cain pensaba que le tocó la peor parte de su querida y especial progenitora, pensando que Henry era afortunado por tener “todos los días buenos de su madre” y ser el que sólo recibía afecto y protección. Pero Cain no sabía que ese cariño era demasiado intenso y si lo hubiera conocido probablemente se sentiría afortunado de tener “todos los días malos de su madre”

A Henry su madre lo agobiaba. Lo asfixiaba. No había día en que no lo abrazara y le dijera que lo amaba a él por, sobre todos. Tampoco había día en que no lo comparara con su padre y ella se sintiera feliz por lo mucho que se parecía a él físicamente. Le exigía demasiado. Que estuviera siempre con ella, que se presentara con ella con sus amigas, que le dijera que la quería, que le prometiera que jamás la iba a dejar sola.
Y le obedecía en todo. Pero cuando le pedía, o más bien le suplicaba, que no lo forzara más a estar en sociedad ella se desesperaba. Le decía que debía cumplir con los compromisos, que debía ser “sociable y acompañarla” y ese rostro angelical de su madre se distorsionaba como el de una bruja lunática cuando él le volvía a pedir que no lo llevara. Entonces ella le culpaba de todo, le decía que por su culpa su padre la regañaría a ella, que por su culpa ella se sentiría triste y sola. Que era un mal hijo.

Alguna vez leyó algo sobre “Trastorno Limite de la personalidad”” en un informe de su madre. Pero pensó que quizá era otra jugada de su padre el diagnosticarla de alguna enfermedad para conseguir el divorcio anhelado. Sin embargo, los criterios diagnósticos calificaban perfectamente con el comportamiento de su madre.

Una única vez. Cuando Henry fue firme y le dijo que no. Ella le dio una bofetada en la cara. Después de eso le dijo que la odiaba y corrió dejándola sola.
Y posteriormente ocurrió la tragedia del incendio en la casa familiar donde sus padres fallecieron.

Por años vivió con la culpa de muchas cosas. En el presente, seguía siendo un tanto melancólico, pero consideraba que algunas cosas escapaban de sus manos y su responsabilidad, por lo que no podía seguir pensando que los problemas de sus padres (y de toda su familia) eran por su culpabilidad. Entendía que lo pasado fue una fase tal vez muy común en la adolescencia. Posiblemente en el presente siendo un adulto simplemente estaba vacío. 

Tocó la nieve acumulada en la banca. La sensación fría se sentía tan bien.

—Estar frío como el hielo, taciturno, mortífero…— susurró, pensando en las características de los que portaban su apellido. Jugó un poco más con la nieve, le gustaba la sensación que le producía aquel toque frío.

Si pudiera, permanecería estáticamente allí por siempre sería un gran sueño.
Pero su calma fue interrumpida. Abruptamente alguien apareció corriendo por el laberinto, por su nivel de agitación parecía que llevaba buen rato corriendo sin encontrar la salida de éste. Era Ciel, quien cuando por fin llegó al centro del laberinto, apoyó sus manos en sus rodillas y respiró con dificultad. Le dio la impresión de verlo cojear.
Henry tuvo el impulso inmediato de ir a socorrerlo, pero permaneció estático en su posición aun cuando Ciel se advirtió de su presencia.

“frío como el hielo, taciturno, mortífero…” repitió mentalmente.
Pensó en el comportamiento del menor en la mañana, aquellas faltas de respeto hacia su persona y lo tenaz hasta el final en no pedirle disculpa. No era merecedor de una disculpa, quizá, quien sabe, pero tampoco era merecedor de su irritación. ¿Se podía permitir ser malo? Tal vez debería dejarlo allí y que se las arreglará solo en volver: Ciel era el único hermano que no reconocía los caminos del laberinto. Desde que los gemelos lo habían dejado abandonado allí desde pequeño jugándole una broma pesada, Ciel tenía dificultades en aprenderse el camino del laberinto como si su mente se nublara cada vez que entraba allí.

Quería ser firme con él. Merecía que no se preocupara por él. Pero… No podía. Henry se puso de pie después de mirarlo por largo tiempo en silencio. Ciel parecía contrariado con su conducta distante y arisca hacia él, cuando lo vio acercarse a su persona se sintió más aliviado, pero a la vez angustiado de ser descubierto en esa situación.
—O-oye, ¿qué haces aquí tan tarde? — le preguntó al mayor, evadiendo la atención hacia él.
—¿Qué haces tú? — le observó cuando llegó a su lado.
—…— Ciel se mantuvo reticente aún, era como un pequeño animal lastimado que no se atrevía a confiar. —Yo… Escapé. De los gemelos… y de otras cosas. — el chico frunció el entrecejo, sintiéndose enfadado consigo mismo. —Los gemelos están insoportables… Siempre me molestan, siempre, pero estoy acostumbrado a sus bromas. No son humillantes. Pero…—
—¿Es Cain? — Henry le ayudó a caminar hasta la banca, donde se sentaron.
—No. Incluso ese idiota ha estado bien… Bueno, dentro de lo que se puede esperar de él. Cain es insoportable, y me estresa mucho, ¿no te pasa? Es como estar constantemente bajo presión para complacer a alguien que siempre te dirá cosas negativas. Es una ruleta rusa que genera estrés. Pero ha estado bien hoy. Pasé el día con él y me enseñó varias cosas. Ha sido incluso grato.
—¿Entonces?
—Después de que Cain se fue, me reuní con mis ex compañeros del Eton… Ellos, al principio fueron muy aduladores conmigo, pero después comenzaron a tacharme de traidor al estar en una escuela de intercambio en Japón en vez de estar en el Eton. Entonces comenzaron a decir que sería menos cosa porque me perdería un año de estudios en la prestigiosa Eton.
—No sientas eso.
—Es fácil decirlo para ti, siempre has sido perfecto. Todo el mundo sabe que eres superior. Yo, soy el menor de un montón de hermanos y siempre tengo que estar demostrando que puedo estar al nivel de ustedes sin ser una sombra… pero todos los demás me ven como que me falta algo.
—Pero, Ciel, ¿por qué te preocupa lo que digan esos niños? Eres más que todos tus hermanos y todos tus amigos.
—No he hecho nada destacable…
—Tienes una empresa propia a tu edad.
—Herencia.
—Pero, por ejemplo, si tus amigos estuvieran en tu posición no podrían tenerla a tu nivel. Yo estoy sorprendido… Yo, supongo que la habría hecho quebrar si la habrían dejado en mis manos. Incluso Cain se siente confundido por tus logros. Muestra de ello es que se haya decidido a apoyarte, enseñarte e integrarte.
—Aún así, no puedo dejar de sentirme vacío…Insuficiente— el chico bajó la mirada, sintiéndose irritado. —Que idiota, ahora estoy aquí escapando y contando mis estupideces a mi hermano…
—Ciel, que nadie te haga hacer sentir de ese modo porque nadie merece creerse mejor que ti. — alzó la mirada hacia el cielo obscuro. —Ni siquiera tus hermanos mayores…— le expresó sereno. —Si sientes que extrañas Eton, por otro lado, tal vez puedas pedir el traspaso. No sé cómo te sientes en tu escuela en Japón.
—Quería volver mil veces a Eton. Amo Eton… Pero… Uh, me da asco decir que incluso he extrañado a gente absurda de mi escuela en Tokio mientras estoy en Londres.
—Ah, ¿tienes amigos allá?
—No sé si llamarlos amigos… Hay una chica… Se llama Nene. Al principio no la toleraba tan siquiera, siempre queriendo guiarme o ayudarme por ser estudiante de intercambio, pero… supongo que ella tiene su lado bueno. También el otro chico, Hanako o algo así. Tiene comentarios idiotas, pero está allí para todos, aunque sea un charlatán. Es estúpido que los considere en este momento y prefiera estar con ellos que con mis amigos de Eton.
—Posiblemente aquella chica y ése chico son más valiosos que tus amigos de Eton. Consérvalos como amigos, suenan como personas puras. Ah, en eso nos ganas… Tienes varios amigos más que nosotros.
—Henry… Yo… Lamento lo de la mañana.
—No importa.
—Si importa. Me porté como un tonto… Siendo que tú siempre eres paciente y atento conmigo. 
—¿Quieres mi perdón o qué? — Henry lo miró abriendo sus ojos abruptamente, mirándolo intimidadoramente cuando le interrumpió de ese modo inesperado.
—…— Ciel no sabía que traducir se esa expresión. Henry era un enigma, a veces daba miedo porque su mirada, más que la de todos sus hermanos, era demasiado penetrante. El color de sus ojos era muy intenso. —N-no sé. — desvió la mirada. —No me veas así. Me pones nervioso.
—Ah…—
—…— ¿Por qué Henry era tan raro? Todavía creía que él se sentía superior a todos, pero, por otro lado, a veces creía que en verdad se preocupaba por él de modo auténtico. —Perdón… y gracias por escucharme.
—Debería haber dejado que te congelaras. — seguía mirándolo con esa expresión imperturbable y profunda.
—¡Henry! — a veces parecía un psicópata.
—¿o no? —
—H-hey, ¡me estás confundiendo! No entiendo tu comportamiento. ¿Tienes fiebre o qué?
—Estoy bien. — asintió. —Sólo reflexionaba en voz alta.
—Ahh… ¿de verdad te molestó lo de la mañana, cierto?
—Puede ser.
—Es que ni se nota en tu rostro. Siempre estás tan apacible y suave y frío, como la nieve…— lo miró fijamente al momento que jugueteó un poco con la nieve en sus manos —Lo siento. — dijo, honestamente.
—Te perdono, Ciel. — asintió. —Pero no vuelvas a decirme cosas así, un día no estaré y ¿a quién tratarás de soso? Quiero que seas auténtico. Que seas feliz…Que no vivas para complacer a otros y cumplir sus expectativas. Eso es agotador.
—Lo sé. — asintió, conociendo la vida complicada de sus hermanos mayores. —Gracias.
—Hm. — Permanecieron un poco de tiempo más, en silencio, contemplando la nieve, hasta que el rubio pensó que quizá era demasiado tarde para el menor de sus hermanos. —¿Quieres que te cargue?
—Puedo volver solo.
—Ehm, no me molesta cargarte.
—Está bien…— Ciel suspiró, después de todo, si volvía solo con su tobillo lesionado seguramente terminaría congelado. Henry pasó un brazo por debajo de sus piernas y otro lo apoyó en su espalda y lo levantó sin problemas, con una delicadeza que Ciel agradeció internamente. —Qué vergüenza.
—No nos verán los demás, tranquilo.
—…— Ciel entrecerró los ojos, comenzando a molestarse. Optó por acurrucarse al abrazarse a su hermano. Se sentía tan acogedor como cuando era pequeño y Henry lo cargaba. —Más te vale, engreído.
—¿Por qué casi todos piensan que soy engreído?
—Porque no socializas. Es lógico que sientes que los demás somos inferiores y no merecemos tu presencia.
—Ah. —
—¿Ves? Ni siquiera lo niegas.
Henry no iba a darle otra respuesta. No podía darle una larga cátedra del motivo real por el que no compartía con los demás. Al llegar a la mansión, Henry realmente fue sigiloso y podría decir que todas las tácticas aprendidas en la academia militar sirvieron perfectamente: nadie, de todos los posibles centinelas, lo notó entrar con Ciel. Subió y lo llevó hasta su cuarto donde le ayudó a ponerse cómodo.
—Creo que deberíamos llamar a la doctora Evangeline para que vea tu tobillo.
—No. No quiero a esa vieja aquí.
—Ciel…— Henry entrecerró los ojos. Llamar a una persona de veintiocho años como vieja debía ser un insulto para esa mujer.
—Voy a estar bien. — refunfuñó, obstinado.
—¿Quieres que me quede contigo?
—No soy un niño.
—…—
—Quiero decir… Quédate si quieres.
—Ahá. — asintió, acercando la silla a la cama. 
—Henry… tengo una cama King. — Ciel suspiró. —Recuéstate a mi lado.
—Eres adorable, Ciel. Ojalá Cain hubiera sido así. — soltó una corta risa, recordando que su hermano mayor siempre lo echaba de niño cuando se ofrecía a cuidarlo al enfermarse.
—Cain es incomible, Henry…Él y Ruveliss. Son como Limonagrio de Adventure Time: psicópatas que van a tener que ser clonados por una "dulce princesa" para que puedan vivir con alguien más y no estar eternamente solos. O sea, tendrán que ser clonados para vivir con una versión de ellos mismos porque nadie más los soporta. — volvió a suspirar. No le gustaba el apelativo adorable, pero por hoy permitiría a Henry ser molesto. Henry le sonrió encantadoramente al escuchar a su hermano hablar de caricaturas, le hacía sentir bien cuando Ciel se comportaba como un chico de su edad.
—¿Qué es limonagrio? — preguntó, interesado.
—Ahhh, tendría que contarte toda la historia y es mucho… Hm, mejor te muestro los capítulos claves. Pásame mi Ipad.
« Last Edit: March 24, 2020, 03:14:38 PM by Kana »


Cho

Can't believe I wrote this in a day, kinda proud of myself (...)

81



Era temprano y las clases en Hanasaki Middle aún no comenzaban. Después de aquella tarde de fallidos intentos en los estudios, Iwatooshi se encontraba acompañando a Imanotsurugi para dejarle en su colegio antes de ir a la universidad.

“Iwatooshi, ¿por qué teníamos que venir tan temprano?” preguntó el pequeño, aún algo somnoliento. “Hoy no me toca limpiar el aula. ¿Acaso tienes que estar temprano en Rizembool?”
“Sí, principalmente es por eso,” le dijo encogiéndose de hombros. “Perdón por levantarte antes de tiempo, pero olvidé que tenía un entrenamiento temprano hoy y no me parecía correcto que le pidiéramos el favor de traernos a más de un chofer.”
“Está bien, estoy de acuerdo con ello,” le sonrió ampliamente. “Aunque al menos podrías haberle pedido que te dejara en Rizembool también.”
“Me gusta darme la caminata, no hay ningún problema.”

Entonces, frente a las puertas, vieron a Nio acercarse junto con Ayesha.

“¡Ah, hola Ima-chan!” saludó la chica con buenos ánimos. “¡Buenos días a los dos!”
“¡Nio-chan, qué sorpresa!” exclamó Imanotsurugi, contento. “También estás aquí temprano, pero tampoco te toca limpiar el salón.”
“En verdad suelo venir temprano casi todos los días,” levantó un pulgar. “Así se comienza el día de la mejor manera.”
“Ehh, sí, pero podríamos dormir un poco más algunos días, Nio…” se lamentó su hermana.
“No, onee-chan,” la pequeña llevó sus manos a sus caderas. “Tienes que aprender a ser puntual y levantarte rápido, también a estar lista en todo momento. Tenemos el fin de semana para descansar todo lo que queramos.”
“Sí, lo sé…” dio un pesado suspiro. Entonces, Ayesha miró al amiguito de su amiga. “Oh, Nio me dijo que habías tenido una mala nota en matemáticas. Si necesitas algún apoyo con ello, podríamos ayudarte.”
“Hehe, muchas gracias, pero Mikazuki-sama ya dijo que podría conseguirme un tutor.”
“¿Un tutor? Pero no es necesario,” Nio negó y frunció el ceño. “Espero que no estés siendo un problema con tus parientes.”
“Pues no…” llevó sus manos a su espalda y desvió su mirada, incómodo.
“Yo sé que sí, ya te puedo leer bien,” la pequeña asintió decidida. “Ya que estamos temprano, ¿qué tal si practicamos el tema de la clase de hoy? Así no te quedas perdido.”
“¿P-perdón?” Imanotsurugi se alertó.



Así, no pasaron ni quince minutos y los cuatro encontraron una banca externa y cerca de la salida de ese colegio, donde Nio sacó sus apuntes y se dedicó a instruir a su amigo.

“Entonces, como dije antes, tienes que ir resolviendo las funciones desde afuera hasta adentro cuando tratas con paréntesis,” explicó Nio mientras apuntaba a un ejercicio. “¿Ves cómo la exponencial ha pasado a afectar las variables de un paso a otro?”
“Ehhh…” Imanotsurugi miraba asustado a dicho papel y tragó saliva. “O-o sea… ehhh hehe…” sonrió nervioso. “S-sí, lo veo, pero…”
“Ima-chan, ya sabes que puedes preguntarme ni bien hay algo que no entiendes.”
“Pues, medio sí entiendo todo, pero no se ve como algo que podría recordar más tarde. Es muy denso para mí,” admitió cabizbajo.
“Ah, eso tiene sentido,” su amiguita sonrió. “Entonces saca un papel. Te voy a dar un ejercicio ahora mismo.”
“¿E-en serio?” el chico se espantó.
“Así es como te familiarizarás y ya no te vas a olvidar,” le aseguró asintiendo.
“Nio-chan, es muy temprano, por favor…” dio un suspiro.
“No, no hay excusas.”
“¿Q-qué tal si mejor lo practicamos durante el descanso?” dicho esto, el pequeño pretendió recoger sus cosas lentamente para ver si podía escaparse de la imposición.
“Oh, bueno, no te puedo obligar,” y Nio sonrió ampliamente, aunque sus ojos adoptaron picardía. “Pero si te vas y me dejas sola ahora nunca te lo perdonaré.”
“¡Ahh, n-no digas eso!” ello asustó a Imanotsurugi, quien se resignó y se quedó sentado. “Ya, está bien, pero no te molestes conmigo, Nio-chan, por favor.”
“No lo haré si pones de tu parte,” dijo la chica, frustrada. “Perdón Ima-chan, pero velo por lo mejor para ti. No dejaré que vuelvas a reprobar, ¿has entendido?”
“Sí…” dijo cabizbajo.

“Vaya, eso fue cruel…” Iwatooshi se impresionó por la crudeza de esa simpática amiga de su joven pariente.
“Uhh, sí, Nio siempre me hace eso…” se lamentó Ayesha. “Mi hermanita es muy cumplida y disciplinada todo el tiempo. Creo que sabe cómo lidiar con la gente que no obedece.”
“Ya veo…” el pelinaranja estaba impresionado por ver a esa pequeña lograr que Imanotsurugi se ponga a practicar ejercicios de matemática, luego de todos sus intentos fallidos.
“Ehh, pero puedes confiar en mi Nio, Iwatooshi,” le aseguró la hermana mayor, sonriendo incómoda. “Ella le apoyará por aquí.”
“Sí, muchas gracias por el ofrecimiento,” el chico hizo una reverencia. “Significa un montón para todos nosotros. Aun así, veré que puedo hacer por casa.”
“Te deseo mucha suerte con ello,” dijo amablemente.
“Aprecio que me lo digas…” sonrió frustrado. No iba a ponerse a compartir las idiosincrasias de su familia con ella.

Así, el día comenzó para los pequeños, uno que comenzaría de buenos ánimos y sentimientos de esperanza y unión, pero que terminaría por tornarse incierto y desconcertante.





Pasaron unas horas y se encontraban en medio de un cambio de clases del salón. Ese pequeño break entre materias sirvió para varios estudiantes para relajarse y conversar entre ellos, con algunos terminando tareas del día apresuradamente.

“Vaya, Nio te hizo estudiar a las siete de la mañana,” Luso le dio su más sentido pésame a Imanotsurugi. “Ahh, yo creo que hubiera tenido un cortocircuito mental en tu lugar.”
“Hehe casi se sintió así,” el pelicenizo sonrió con torpeza, y terminó dando un suspiro. “Pero supongo me lo merecía. Iwatooshi ha estado muy preocupado por mí y no me porté bien con él ayer. Sé que Nio-chan sólo quiso hacerme un favor.”
“Pues sí, y ya sabes que nuestras sesiones apenas comienzan,” le aseguró la chica, quien vino acompañada de Elise y Hirano. Ella pasó a sonreír. “Aunque ya terminamos por hoy. Ayer después de clases todos nos pusimos de acuerdo para organizar un pequeño picnic y compartir juntos durante el recreo.”
“¡Sí! ¡Hemos traído toda la comida y snacks necesarios!” exclamó Elise feliz de la vida.
“Yo me encargué de los platos, vasos y el mantel para poder sentarnos cómodamente,” informó Hirano, asintiendo.
“Ohh, ¿planearon todo eso?” Imanotsurugi se sorprendió. “Aw, me hubiera gustado saberlo. Les habría traído algunos dulces tradicionales que tengo en casa…”
“Es que lo planeamos para animarte los ánimos, Imanotsurugi-san, debía ser una sorpresa para ti,” informó el Toushirou, quien desvió su mirada dubitativo. “Pero me pareció entender que ha causado estragos en su casa, así que nuestras intenciones no deberían alentarle a ello…”
“¡Pero qué lindos que son!” el pelicenizo se emocionó y terminó por dar un abrazo a Hirano. “¡Sobre todo tú, Hirano-chan! ¡Es verdad que no debería hacer a mi hermanito de cariño preocuparse de más por mí, perdón~!”
“E-está bien, Imanotsurugi-san, suéltame, por favor,” dijo este, avergonzado.
“¡Realmente les agradezco mucho!” extendió sus brazos. “Pero no quisiera que esta sea una reunión sólo para mí. ¡Hay que hacerlo porque todos somos muy buenos amigos!”
“Sí es una buena razón,” Nio asintió.
“Definitivamente,” Elise juntó sus palmas. “Y bueno, yo estoy feliz porque esta tarde mi hermano mayor invitará a su compañero de clases a la casa para trabajar en el proyecto que han tenido juntos. No será por motivos personales, pero siempre he querido que Leo se abra un poco más a los demás. ¡Y es un paso importante!”
“Sí lo es, me alegro mucho por ti, Elise,” dijo Hirano. “Pero tu hermano no se veía muy contento cuando lo decidieron.”
“¡Haha está bien!” rió como si hubiera escuchado lo más ocurrente del mundo. “Su mal humor era obligatorio. Lo importante es que lo aceptó y no hay vuelta atrás.”
“Ehh… ya veo,” ladeó su cabeza.
“¡Ahh, ya sé!” Luso golpeó su palma con su puño. “¿Qué tal si todos pensamos en una razón personal por la cual celebramos hoy? Hehe, ¡así cuando llegue el recreo las celebramos todas!”
“¡Esa es una excelente idea!” exclamó Imanotsurugi. “¡Ya, lo voy a pensar mucho!”
“Yo también,” Nio sonrió y el grupo de amigos se disolvió ante la llegada del profesor. Faltaba poco para el recreo y para darse ese lindo momento entre todos.


Mientras tanto, la directora Miranda se encontraba en su oficina en Hanasaki U. Había parado sus deberes para enfocarse en la ficha de estudiante de una alumna en particular. Su contemplación había sido extendida y ya no servía propósito que te dedicara tanto tiempo a un caso aislado, mas no podía evitarlo. Era un caso sin precedentes.

“…” dio un pesado suspiro y se agarró la unión entre la nariz y la frente. Tan solo considerarlo era agobiante.
“Miranda…” Fran le miró inmutada.
“No tengo por qué prolongar esto más tiempo, Fran, lo sé,” dio un suspiro. “Pero…”
“…” asintió. “Posee un gran potencial. De ser aceptada como HiME, ella podría tornarse en una gran aliada. Sin embargo, merece atención especial. Es todavía muy joven.”
“No sólo se trata del poder… no sé si ella esté consciente de las circunstancias, o tenga la suficiente estabilidad para lidiar con el peso que es ser una HiME.”
“Eso es cierto…”
“Pero Rizembool no nos va a dar ninguna ventana para tan solo considerarlo,” declaró la directora, resignada y decidida. “Revisé las declaraciones que recolectaste del ataque del Rebel de Youmu Konpaku en la previa residencia de los Tanaka. La señorita Konpaku reportó que su Rebel parecía ser capaz de detectar a las HiMEs intrínsecamente. También fue él quien se encontró con esta alumna. Es como si hubiera sabido que iba a ser HiME.”
“Es un riesgo real. No sería la primera vez que Rizembool apunta a las HiMEs aparte de asignarles Rebels,” argumentó Fran.
“Y es algo que debemos evitar,” Miranda frunció el ceño y presionó un botón en su escritorio. “Ritsu, acude a mi oficina a la brevedad posible, por favor.”

La secretaria no tardó en aparecerse apresurada y un tanto corta de aire.

“¡A-aquí estoy!” dijo haciendo una rápida reverencia. “M-mis disculpas por no venir antes. Mi silla casi me hace tropezarme y una trabajadora tenía algunas preguntas.”
“Está bien, Ritsu…”
“¡Ah, pero no toqué la puerta antes de ingresar como debería!” exclamó horrorizada. “¡D-decidí venir a la brevedad posible, pero ello no justifica una falta de modales así! ¡Y seguramente no es que se trate de una emergencia!”
“Descuida…”
“¡Perdónenme! ¡Tal vez ha llamado a la persona incorrecta para esta labor!”
“Ritsu, calma y escúchame, por favor,” dijo la directora un tanto frustrada. Tal vez sí escogía a la persona incorrecta para esa tarea, pero un poco de aire fresco le haría muy bien a su subordinada y la labor en sí era muy simple. “Tengo a una HiME que reclutar, y quisiera que fueras tú quien se le acercara para convocarla a la oficina después de clases.”
“¿Y-yo?” la secretaría se quedó en blanco. “N-no quiero negarme, pero… ¿podré hacer este trabajo bien?”
“Estoy segura que sí,” Miranda le sonrió. “Fran podría intimidarle, y yo tengo una junta con los dirigentes de la facultad de negocios internacionales. Te diré lo que tienes que hacer y no habrá inconvenientes. De paso le avisas a la secretaría del colegio para que sepan sobre tu misión y tu presencia, sólo en caso de cualquier imprevisto.”
“Sí, por supuesto,” asintió. “¿Y a dónde debo ir?”




Llegó la hora del descanso y los estudiantes se esparcieron por el colegio para aprovechar su tiempo libre al máximo.

Sayo se encontraba sentado en la rama de uno de los árboles más grandes, donde desempacaba su almuerzo. Observó un kaki en su lonchera, el cual le hizo pensar en el pequeño árbol de esa fruta que tenían en casa, plantado especialmente para él. Lo dejó de postre e inició a comer su merienda de mediodía cuando bajó su mirada y observó al grupo de Imanotsurugi a no mucha distancia, quienes habían armado un picnic en un punto donde gozaban de la sombra de varios árboles. Le llamó la atención, ya que ellos no solían andar por ahí.

“¡Salud!” exclamó Elise y todos chocaron sus vasos de plástico llenos de gaseosa. “¿Y bien? ¿Ya pensaron en sus motivos para celebrar? Yo ya les compartí el de mi hermano, así que les doy la palabra a ustedes.”
“Pues, pensé en tu motivo de alegrarte por tu hermano mayor y me di cuenta que tengo una razón muy similar,” Hirano asintió y sonrió con gran ilusión. “Atsushi-niisan está regresando a casa la próxima semana.”
“¡Ohhh! ¡¿Ya es oficial?!” exclamó Imanotsurugi en shock y pasó a alegrarse un montón, para abrazarlo al otro de costado. “¡Ahh, qué alegría! ¡Me alegro mucho por ti! ¡Sin duda lo vamos a celebrar en grande!”
“Haha, muchas gracias, Imanotsurugi-san,” el pequeño sonrió con torpeza, pero muy contento.
“¿Ese hermano es el que estaba en el extranjero?” preguntó Nio, con curiosidad.
“Ese vendría a ser otro, pero Atsushi-niisan sí ha pasado tiempo en el extranjero durante su entrenamiento. Estoy seguro que se ha vuelto muy fuerte,” asintió y comprimió sus puños frente a su pecho. “Siempre he oído historias de él, de que es muy disciplinado y enfocado en mejorarse a sí mismo todo el tiempo. Siento que puedo aprender mucho de él.”
“Suena bastante a ti, Hirano. ¡Lo vas a hacer!” Luso le alzó un pulgar. “Te felicito por ser tan responsable y te deseo lo mejor.”
“Muchas gracias, Luso,” asintió.
“Y por cierto, ¿tú e Imanotsurugi se conocen desde antes?” preguntó confundido. “Parece que sus familias están familiarizadas.”
“¡Sí~!” Imanotsurugi alzó una palma como si tomara la palabra. “Nuestras familias son allegadas desde hace generaciones por tener trasfondos en común. Somos de familias de samuráis~ Por eso Hirano-chan es como mi hermanito~”
“¡Ohh qué genial!” los ojos de Luso brillaron. “¡Si es así les pediría que me enseñen a pelear! ¡Yo también quiero maniobrar una katana! ¡Desde que vi Kill Bill me fascina la idea!”
“Ehh, pues yo realmente no peleo bien, sólo sé lo básico,” contestó Hirano, sonriendo incómodo y dio un suspiro. “Me avergüenzo de reconocerlo porque mis hermanos mayores son muy fuertes, aunque aquí Imanotsurugi-san pelea al nivel de un adulto. Es por eso que mis hermanos y yo le tenemos mucho respeto.”
“Hehe no es para tanto,” este rascó su nuca. “Sigo siendo un niño, me falta experiencia.”
“¡Ahh, mi hermano mayor también sabe pelear con espadas!” exclamó Elise, emocionada.
“¿En serio, Elise?” Nio se impresionó. “No me da la impresión para nada.”
“Sí, es que nuestra familia también tiene descendencia de caballeros,” la rubia asintió. “O sea, a mí nunca me han dejado practicar, dicen que soy todavía muy niña, pero también mis mayores son fuertes.”
“¡Aww, toda esta conversación de espadas me hace querer aprender a pelear con una~!” dijo Nio, emocionándose. “Pero sé que mi onee-chan se negaría rotundamente. Ya se lo he pedido, al menos para aprender defensa personal, y me ha dicho que no.”
“Sí veo que tu hermana quiere que te comportes como una damita, pues así son los mayores que deciden cosas por nosotros,” Luso le dio un guiño. “Pero siempre podemos ir detrás de sus espaldas, ¿verdad? ¡Tenemos a Imanotsurugi-sensei!”
“Hahaha, me encantaría, pero mis parientes siempre me dicen que tengo mucha ímpetu e inmadurez,” reconoció el pelicenizo, sonriendo con torpeza. “Amaría enseñarles, pero no quiero lastimar a nadie.”
“Vamos, a mí no me puedes lastimar,” declaró Luso, sonriente y golpeándose en el pecho. “¡Estoy hecho de acero! He cometido un millón de travesuras y me he salvado de un montón de problemas y persecuciones de mi primo. ¡Esto no sería nada!”
“Haha, eres gracioso, Luso,” Elise se rió.
“Creo que podría decir lo mismo, ¡pero yo soy muy elástico para estar hecho de metal!” Imanotsurugi se puso a pensar. “Hmm… ¿entonces de qué estaré hecho?”
“Ehm, sólo les pido que no se metan en muchos problemas, por favor,” dijo Hirano, frustrado. “Por cierto, hablábamos de celebraciones. ¿Alguien quiere compartir el suyo?”
“Pues, para cerrar el tema, yo quiero celebrar porque me estoy volviendo más fuerte,” Imanotsurugi asintió. “Hehe, ayer en plena práctica, mi pariente me dio un muy leve cumplido luego de una pelea. Él que es tan serio no lo haría por hacer, ¡lo cual me hizo muy feliz!”
“Presumo que hablas de Hizamaru-san,” Hirano asintió. “Sí es una sorpresa.”
“¿Verdad~?”
“Aw, pero se me hace tan lindo,” Nio asintió. “Cuando habla con su hermano mayor se vuelve todo acomedido y servicial. Me gusta la familia que tienes, Ima-chan.”
“¡A mí también!” exclamó contento. “Bien, ¿y ahora por qué otro motivo celebramos?”
“En verdad no tengo nada específico que celebrar, pero sí estoy muy feliz de estar aquí estudiando en Hanasaki y haberlos conocido a todos desde el primer día,” dijo Luso, contento. “Temía tener problemas haciendo nuevos amigos, pero veo que no los tuve, ¡así que les agradezco por ser tan buenas personas!”
“Tú también lo eres, Luso,” dijo Elise. “Si bien no nos diste la mejor primera impresión, no fue difícil de verlo en ti.”
“Sí, y nosotros felices de conocerte a ti también,” agregó Imanotsurugi. “¡Ahora creo que tengo a un compañero de travesuras! ¡Ojalá nos vengamos con algo pronto!”
“¡Haha, ojalá que sí!”
“Ehm, Nio-san, ahora sólo faltarías tú,” dijo Hirano, amablemente. “¿Tienes algo para celebrar que compartir?”
“Al igual que Luso, he tenido problemas viniéndome con algo,” admitió con torpeza. “Pero si tengo algo por lo cual sentirme dichosa es que mi día a día es muy lindo y agradable. Tengo a mi onee-chan a mi lado todo el tiempo, me encantan sus amigas, me fascinan ustedes, simplemente parece que todo está en su lugar,” asintió contenta. “Cuando vivía en Inglaterra, apenas tenía a mi hermana, pero desde que me mudé al Japón, me siento más acompañada que nunca.”
“Nio-chan…” Imanotsurugi se sorprendió.
“Ehh, pero…” ella se detuvo y se avergonzó un poco. “Uhh, perdón, no quiero arruinar los ánimos de fiesta que tenemos justo ahora. Ehm, entonces… ¡ah, ya!” asintió decidida. “Estoy muy feliz que ya quedamos todos para pasear por el festival al que vamos a ir el domingo. Sí van a poder, ¿verdad?”
“¡Sí, Leo ya me dio el permiso!” Elise asintió y se tomó la libertad de agarrar los cachetes de su amiga. “Aww, y no te avergüences así, Nio, que te me hiciste tan hermosa y apachurrable. ¡Me encantaron tus palabras!”
“Hahaha gracias Elise…” ella sonrió incómoda y se soltó.
“Yo también iré, y esperaba traer a mi hermano menor si no hay problemas,” dijo Hirano.
“Por mí perfecto, mientras más, mejor,” Luso asintió. “¿Y cuántos años tiene tu hermanito?”
“Pues, en verdad somos mellizos…”
“¡¿Qué?! ¡¿Tienes un gemelo?!” se quedó en shock.
“L-Luso-san, ¿estás bien? No es que sea tan extraño, y somos mellizos, no gemelos.”
“Yo creo que son gemelos, lo único que les diferencia es el tono de castaño que tienen y el largo de su cabello…” dijo Imanotsurugi, quien dio un alarido. “Ahh… Nio-chan, perdóname, pero durante clases Mikazuki-sama me envió un mensaje diciéndome que ha conseguido a un tutor de matemáticas para el fin de semana, así que no podré ir con ustedes.”
“Ohh, ¿en serio?” Nio se desanimó al igual que los demás.
“¡Ahh, lo siento mucho!” Imanotsurugi juntó sus palmas e hizo una pronunciada reverencia. “Ustedes que han organizado este picnic por mí y ahora yo soy quien les bajo los ánimos…”
“Me da pena, Luso, pero tiene sentido, no te preocupes,” dijo Elise, sonriendo apenada. “Entonces con más razón quedaremos para otro día, ¿sí?”
“De todos modos hay que hacerlo, Ima-chan,” le aseguró Nio, sonriéndole. “No te preocupes por desanimarnos. Más bien, pese a que quisiera que nos acompañes, me alivia un poco saber que andarás estudiando y mejorando tus notas. Puede que te pierdas de este festival, ¡pero habrá otros paseos más adelante! ¡Hay que proyectarnos!”
“Es verdad, entonces haré lo mejor de mí para ir investigando otras cosas que podemos hacer,” dijo Luso, sonriendo ampliamente. “¡Déjamelo a mí!”
“Esfuérzate en estudiar, Imanotsurugi-san,” dijo Hirano, asintiendo y le sonrió. “Confío en tus habilidades. Te nivelarás en el curso y podrás acompañarnos para otras ocasiones.”
“Sí, muchas gracias a todos,” el pelicenizo sonrió incómodo. “No les volveré a defraudar.”

A poca distancia, escondida por el tronco de un árbol y ya con muchas miradas curiosas de otros estudiantes yacía Ritsu. La secretaria llevaba un rato espiando a ese animado grupito de niños hablar felices de la vida y simplemente no encontraba el momento indicado para interrumpirles y darles las noticias. A su vez, se le partía el alma hacerlo.

Entonces, vio que los niños se percataron de su presencia y de inmediato le miraron con duda y aprehensión como si fuera un acosador.

“¿Q-quién es ese?” preguntó Luso, apuntándole. “Se le ve… inestable.”
“¿Hm?” Elise ladeó su cabeza. “No sé. Tal vez sólo sea tímido.”
“Ehh, no lo sé, me da mala espina,” Hirano sintió escalofríos. “¿Por cuánto tiempo nos habrá estado espiando?”
“No me gusta, no puede comportarse así,” Nio intentó levantarse. “Le hablaré para que nos deje en paz.”
“Espera Nio-chan, yo lo voy a hacer,” Imanotsurugi se puso de pie y puso sus palmas a los costados de su boca para hablarle en voz alta y a distancia. “¡Hola! ¡Oye, persona que nos espía! ¡¿Qué te trae por aquí?!”
“¡IHHH!” Ritsu se estremeció y aterró ante ese llamado y el hecho que todos a la redonda la miraban como un depredador o un caso perdido. Instintivamente, se arrodilló en el piso y se agarró los cabellos al entrar en una leve histeria. Tal vez ese trabajo era demasiado para ella.

Su reacción dio mala espina a todos los pequeños, quienes supieron que mejor evadían a esa persona. Así, ellos lentamente fueron empacando el picnic para huir cuanto antes.

“¡AAHHH! ¡Esperen!” y Ritsu entró en pánico al verles tratar de escapar. “¡P-perdón, p-p-pero no se vayan…!”
“¿Q-qué hacemos?” preguntó Hirano, visiblemente asustado.
“No lo sé, nunca he visto a alguien así,” dijo Imanotsurugi, confundido. “No sé si es bueno o malo, siendo sinceros…”
“No creo que sea malo,” Elise se encogió de hombros. “Sólo parece un poco inepto para hablar. A ver, yo me acercaré y les digo qué quiere, ¿les parece?”
“¡Oye no!” Luso le agarró de un brazo. “Es alguien claramente alterado y quizás mal de la cabeza. Me recuerda a todos esos capítulos investigaciones de asesinatos que he visto en los Estados Unidos.”
“¿Tú crees?” la rubia ladeó la cabeza.
“Uhh, ya me están dando miedo…” Nio se acongojó. Ella miró a la secretaria y entonces sus ojos se encontraron.
“¡Ahh, s-señorita!” exclamó Ritsu al sentir que tenía una oportunidad.
“¡Ihhh!” pero Nio se asustó por notar que parecía ser su blanco principal.
“¿Eh? ¿Vendrá por ti, Nio-chan?” preguntó Imanotsurugi.
“¡No hay tiempo de empacar! ¡A escondernos!” Luso los dirigió a un grupo de arbustos cercanos donde se escondieron para decir qué hacer.
“¡Ahh, ehh!” y Ritsu estiró su mano hacia los pequeños, pero no sabía cómo acercárseles. “¡N-no quiero lastimarles, en serio! ¡D-déjenme hablar con ustedes, por favor!”
“¡No vamos a creer en tus mentiras!” le gritó Luso asomando su cabeza por un arbusto, para luego regresar detrás del follaje y dirigirse a sus amigos. “Ya, ¿qué hacemos?”
“Ehm, no soy un experto ni nada, pero tal vez no deberíamos responderle así, Luso-san…” observó Hirano, nervioso.
“Claro, buen punto, perdón,” este dio un suspiro. “¿Y ahora?”
“Pues sí, puede que yo hablar con él no sea lo más prudente, hmm…” Elise asintió. “¿Y si uno de nosotros va a llamar a algún profesor?”
“Ah, suena a una buena idea, Elise,” Nio asintió. “¿Pero quién?”
“Tal vez tú, Nio. Creo que te tiene en la mira, es mejor que te alejes,” dijo la chica.
“No, si Nio-san es el blanco, puede que la siga sólo a ella,” dijo Hirano, con una mano en su mentón. “Ella no puede quedarse sola.”
“Sí, tampoco sabemos el físico de ese sujeto, aunque como adulto será más rápido que ella.”
“¡Entonces tú ve, Imanotsurugi!” exclamó Elise, sonriendo con victoria. “¡Tiene sentido! ¡A ti no te atrapará!”
“¡Oh, no, no hay forma!” este negó rotundamente y con sus palmas. “Soy el único aquí que puede pelear. Si los dejo solos estarían a su merced y no lo permitiré.”
“Ah, verdad, quizás contigo no tenemos por qué preocuparnos,” Luso se alivió. “Hehe, vaya susto por nada.”
“Hmm, sí, pero como luchador uno no puede descartar nada,” observó Imanotsurugi. “¿Y si esa persona porta un arma?”
“¡Ihhh!” a los demás se les erizó la piel.

“Ch-ch-chicos… p-perdónenme, perdónenme y-yo…” Ritsu caminaba muy lentamente hacia el arbusto en un intento de prevenir que se escaparan, descorazonado, mientras contenía sus ganas de exclamar sus disculpas. Nunca consideró que su manera de ser podría aterrar tanto a los niños y era algo que le dolía en el alma.

“…” por su parte, Sayo observaba el desarrollo al igual que muchos otros alumnos, pero a diferencia de ellos, yacía sumamente confundido y escéptico. Dicha persona era claramente no una amenaza, y fácilmente lo contrario. “¿Qué están haciendo…?”

Un corto rato después, todos se animaron a una medida desesperada.

“¿Estás seguro, Imanotsurugi?” preguntó Luso, seriamente.
“Sí,” este asintió. “No es prudente huir y no puedo enfrentarme a esa persona si ustedes andan visibles, así que muévanse al arbusto detrás de este ni bien yo salte.”
“Ten mucho cuidado,” le pidió Nio, preocupada.
“Sí, y pues, intenta no lastimarle mucho,” dijo Elise. “Sólo en caso que sea un malentendido y nos terminemos por meter en problemas.”
“Está bien,” él sonrió. “Sólo le intimidaré. Si lo veo con ganas de agredirme, sé que puedo ganarle en reflejos.”
“Sí, eres increíble, Imanotsurugi-san,” Hirano asintió.

“P-pequeños…” dijo Ritsu caminando ida y torturada, con su mano extendida hacia los arbustos. La distancia se acortaba dolorosamente y no sabía ni qué decirles para calmarles, cuando entonces hubo un desarrollo inesperado.

Imanotsurugi dio un impresionante salto fuera de los arbustos, durante el cual se dio dos vueltas enteras, y aterrizó frente a Ritsu en estancia de ataque, con su cuerpo de perfil, sus piernas flexionadas y sus palmas listas para pelear.

“¡Hiya!” exclamó Imanotsurugi.
“¡AAAAAAAHHHHHH!” tal sorpresa probó ser la experiencia más aterradora que la pobre secretaria había tenido en toda su vida. Esta se cayó para atrás donde siguió gritando, pero repentinamente llevó sus manos a su corazón. “¡AAAHHH! ¡A-ayuda…!”

Perdió el conocimiento bajo la impresión de tener un ataque al corazón que dejó a todos los alumnos a la redonda mirándole en un silencio mortal y sepulcral.

“Ihh, lo sabía…” se lamentó Elise con cargo de consciencia. “Fue un malentendido…”
“¿Eh?” Imanotsurugi también se vio aterrado por lo que acababa de hacer, y sintió el golpe de un filo de mano en su cabeza. “¡Ah!”
“¿Qué acabas de hacer, Imanotsurugi-san?” le reprochó Sayo, mirándole con molestia.



Pasaron unos diez minutos y los estudiantes fueron llamados a la secretaría, donde fueron explicados sobre lo ocurrido.

“Sentimos mucho este malentendido,” dijo una secretaria. “Comprendemos que se puedan haber asustado, pero Ritsu Sohma es una de las personas de confianza de la directora Miranda Lot. Ella sólo quería hablar con ustedes.”
“…” Sayo asintió. “¿Esa persona se encuentra bien?”
“Fue llevada por los paramédicos. Dicen que ha sido una falsa alarma y ya la estabilizaron.”
“…” ello resultó en un profundo suspiro aliviado de todos.
“Aun así, le pedimos que sea más cuidado la próxima vez, joven Sanjou,” dijo la adulta con severidad. “Entiendo que la secretaria de la directora les asustó, pero necesita ser más responsable con otros.”
“Sí, sí, lo sé, lo lamento mucho…” dijo apesadumbrado.
“¿Por qué esa persona se nos acercó?” preguntó Elise. “¿No hubiera sido más fácil que alguien nos convocara? Es normal desconfiar de desconocidos.”
“Es cierto, pero ella misma nos dijo que lo haría por su cuenta, pese a nuestras insistencias,” se expresó frustrada. “Aunque bueno, con las explicaciones dadas, me toca a mí cumplir con su trabajo,” ella miró a Nio.
“¿Eh?” la pequeña se sorprendió. Efectivamente, ella había sido la buscada.
“La directora Miranda Lot desea hablar con usted después de sus clases, a la brevedad posible. Le pedimos que asista, por favor.”
“¿Nio?” preguntó Elise, confundida.
“…” tanto Imanotsurugi como Sayo abrieron sus ojos como platos e intercambiaron miradas.
“¿Por qué?” preguntó Nio, ladeando su cabeza.
“La directora desea hablarlo con usted personalmente. Es todo lo que sé,” dijo la mujer. “Mis disculpas, señorita Altugle.”
“Bueno…” se mostró perpleja.
“Está bien, nosotros siempre vamos juntos a Hanasaki para encontrarnos con nuestros parientes,” le aseguró Luso, contento. “Si quieres te acompaño.”
“Eh, sí, gracias,” ello le animó y Nio sonrió.
“Ahora pueden irse. Las clases están por reanudarse,” dijo la secretaria.

Todos caminaron juntos de regreso a su aula.

“Tengo mucha curiosidad también, Nio, pero no podré acompañarte,” dijo Elise, haciendo un puchero. “Debo encargarme que mi hermano no vaya a cancelar sus planes o se ponga difícil.”
“Está bien, si quieres te lo aviso por mensajes cuando termine,” dijo la otra, tranquila.
“¡Claro, lo apreciaría!”
“A mí también, por favor. Lamentablemente también tengo que irme rápido hoy día,” dijo Hirano. “Sólo espero que todo esté bien, Nio-san.”
“Pues, seguramente lo está,” Nio seguía con sus dudas pero no lo estaba pensando mucho. “Haha, tal vez mi onee-chan rompió muchos vasos de precipitados en el laboratorio y quieren hablar con su guardiana al respecto. Ustedes descuiden.”
“Hehe, puede ser,” Elise se vio entretenida por su ocurrencia, al igual que Hirano y Luso.
“Nio-chan…” Imanotsurugi estaba cabizbajo y su voz sonaba sombría. “¿Puedo acompañarte yo también?”
“Eh…” Nio se extrañó por verlo así y asintió. “Claro, por supuesto.”
“Gracias…” él mantuvo su mirada en el piso.

Hubo un incómodo silencio entre todos. Sayo por su parte se vio satisfecho por la atención de Imanotsurugi al tema y supo que no tenía más que hacer ahí. Se apresuró para marcharse del grupo y llegar más rápido a la clase.

En medio de las hipótesis, el miedo mayor era latente, y estaba pronto a ser confirmado.




“Aruji, ya terminé con los tubos de ensayo,” reportó Kashuu, sonriente, quien traía una bandeja con estos limpios y colgados boca abajo para secarse. “Creo que me he vuelto muy bien con esta labor de limpiar.”
“En verdad que sí, te agradezco por tu ayuda,” Cho asintió de buenos ánimos.

Ellos juntos con Ayesha y los demás estudiantes del laboratorio estaban en la parte de limpieza al final de la práctica del día. Al ser conocidas como las más meticulosas y lentas a la hora de limpiar, Cho pudo convencerle a Astrid de dejar entrar a Kashuu para ayudar con esa parte de la sesión, lo cual había probado ser de gran ayuda.

“Ah, eres una bendición, Kashuu,” Ayesha se alegró. “Por favor, ponlo en el estante de arriba en nuestra estación. Ahí se secarán.”
“Claro,” el chico siguió lo pedido.
“Muy bien, sólo tengo que terminar de lavar este balón de evaporación…” Cho seguía restregando ese pequeño globo de vidrio con un cepillo para dejarlo cristalino, pero la labor le estaba tomando mucho tiempo. “Sólo un poco más.”
“Esos siempre son pesados,” Ayesha dio un suspiro. “Y a mí se me rompen ante el menor descuido. Te agradezco por siempre encargarte de maniobrarlos.”
“No te preocupes, Ayesha,” Cho asintió. “Tú tienes un mejor pulso que yo. Es bueno que nos podamos ayudar.”
“Es cierto, soy feliz de que podamos contar mutuamente entre nosotras. Eh, voy a desechar nuestros desperdicios, ya vuelvo.”

La rubia fue a encargarse de esa labor mientras Cho procedía a enjuagar el globo para deshacerse de todo el detergente que había usado.

“Hemos terminado temprano hoy, qué alegría…” comentó la HiME aliviada, y entonces vio que Kashuu observaba a un estante a distancia, ensimismado. Ella de inmediato lo entendido. “Y Kashuu, lo siento, pero ya te lo dije. Esa botella de acetona es para usos de laboratorio solamente. No la puedes usar para hacerte mantenimiento de uñas.”
“Creo que mentiría si dijera que estoy satisfecho con eso, pero no me haré de rogar, aruji,” Kashuu asintió. “Aunque me da pena. La acetona pura trabaja mucho mejor y tiene un olor frutal muy agradable.”
“Es cierto,” Cho sonrió. “En un inicio me causaba repulsión, pero luego de usarla tantas veces sí le noto ese aroma sutil y agradable. El hecho que tú lo hagas te haría un buen químico.”
“Será porque siempre ando pintándome las uñas,” el arma se tomó un momento para observar sus manos. “Sí, están en perfecto estado, pero me las arreglaré cuando volvamos a casa.”
“Haha, ya veo,” rio un poco. Tal vez a esas alturas su arma tenía más contacto con la acetona que ella misma.
“Pero sólo sería un buen químico por canalizarte a ti, aruji,” comentó Kashuu, meditativo. “Tengo aprecio y respeto por esa rama, pero me considero alguien más afín a las apariencias. Los cursos a los cuales me he inscrito me lo confirman. Y de paso puedo ver cómo mejorarte a ti, aruji. Es mi deber.”
“Eres muy amable, pero no tienes que hacerlo…” dio un suspiro. Todavía tenía miedo del makeover que Kashuu y Ryoji le habían dicho que le harían. Entonces, Cho vio que Ayesha regresaba mientras leía su celular. Al deshacerse de los desechos y lavar los vasos, su amiga finalmente había podido quitarse los guantes, algo que haría ella misma ni bien terminara con ese problemático globo. “Ayesha, ¿todo bien?”
“Oh, Cho, ehm, creo que sí,” dijo sonriendo incómoda, y pasó a confundirse y perder sus ojos en el aire. “Pero no sé cómo tomarme el mensaje de mi Nio.”
“¿Cómo así?”
“Es que dijo que la directora Miranda le ha citado para hablar con ella ahora que sale de clases,” musitó pensativa.
“¿Qué dices?” Cho se espantó e intercambió miradas con Kashuu.
“¿Pero por qué la directora aquí? Espero que Nio no haya hecho alguna travesura…”
“I-imposible…” ante el shock, a Cho se le escapó el globo y este estalló en mil pedazos.

Todos miraron a las chicas por ello y Astrid procedió a acercárseles.

“Vaya, ahora resulta que tenemos a dos rompedoras de vidrio aquí,” comentó con ironía. “Cho, me debes ese balón. Va a tener que salir de tu bolsillo, ya lo sabes.”
“¡S-sí, mil disculpas, profesora!” ella hizo una reverencia y agarró a Ayesha del brazo. “¡Tenemos que irnos!”
“¡C-Cho!” Ayesha se asustó ante su reacción.




Los estudiantes de la secundaria de Hanasaki salían por las rejas luego del término de otro día de clases. En medio de ellos, un frustrado Leo era acompañado de Monoyoshi, quien presentaba sus grandes ánimos de siempre.

“Hehe, muchas gracias por invitarme a tu casa, Leo-san,” le dijo con una sonrisa.
“Yo no te invité, fue Elise, y te agradecería si no me lo recordaras,” dijo impaciente.
“¿Que no te lo recuerde?” se confundió. “Pero si ya estamos en camino.”
“Olvídalo,” desvió su mirada, hastiado. No había punto de hablar con él.

Ellos habían salido con la intención de caminar hasta el middle school para ir a recoger a Elise, pero grande fue la sorpresa de ambos cuando vieron a la pequeña correr donde ellos apenas salieron de la entrada de la secundaria.

“¡Hermano!” Elise se detuvo y agarró sus rodillas para darse un descanso y respirar profundamente.
“¿Elise? ¿Qué haces aquí?” le preguntó este. “No tenías que venirnos a buscar. Yo siempre voy por ti.”
“Buenas tardes, es un gusto volverte a ver,” le saludó el pelirrosa.
“Buenas… tardes… Monoyoshi…” dijo jadeante por la carrera que se había dado.
“Tu colegio sale unos minutos después del nuestro,” le recalcó su hermano. “No deberías apurarte así para darnos el alcance.”
“Es que…” la pequeña se repuso y llevó sus manos a su cintura. “Eres problemático. No quería que rechazaras a tu compañero luego de haber quedado los tres. Vine para asegurarme que esto no fuera a suceder.”
“Vamos, no soy tan irresponsable,” el mayor se mostró insultado y entrecerró los ojos. “No estaré de acuerdo pero nunca traicionaría mi propia palabra.”
“Hmpf…” la pequeña mantuvo su puchero y desvió su mirada.
“¿Qué es? ¿Qué hice ahora?” le cuestionó frustrado. “No te pongas así sin motivo.”
“Eh, Leo-san, no seas dura con ella, por favor,” le pidió Monoyoshi, sonriendo incómodo.
“Te agradezco por velar por mi hermana, pero este no es tu asunto, Monoyoshi.”
“No es eso,” negó y se acercó a la pequeña. “Elise, ¿qué sucede? Te noto muy preocupada. Vamos, puedes compartirlo conmigo.”
“…” al oír la comprensión del otro, Elise desinfló su mal humor y miró al piso con tristeza.
“…” Leo se sorprendió y pasó a preocuparse. “¿Ocurrió algo?”
“Sólo tengo una duda…” la pequeña agarró las manos de ambos y los jaló. “¿Podemos hablarlo durante el camino?”



La llegada a Hanasaki U fue como muchas otras, salvo por la presencia de Imanotsurugi, quien había retornado a sus energías de siempre y procuraba mantener a sus amigos despreocupados, pese a no sentirse así por dentro.

Ellos pasaron por una secretaría donde les condujeron a la oficina de la directora, quien apenas les hizo esperar menos de diez minutos antes de pedirles que pasen. Ella misma se sorprendió un poco al observar a la joven Nio acompañada de un par de amigos, pero tenía sentido. Quizás era mejor que no estuviera sola.

“Eh, buenas tardes, directora,” Nio asintió y los otros dos chicos asintieron también.
“…” Imanotsurugi le miraba atentamente, ensimismado.
“Buenas tardes, señorita Altugle, también buenas tardes a ustedes dos,” la directora les sonrió. “Me gustaría saber sus nombres.”
“Claro, yo soy Luso Clemens,” dijo sonriendo traviesamente y llevando ambas manos detrás de su nuca. “Y pues, ojalá no llegues a conocerme mejor más adelante, pero suelo meterme en problemas seguido.”
“…” la directora rió un poco. “Me recuerdas al amigo de una de las HiMEs, un tal Sora Aoi.”
“Uhh…” Luso dio un suspiro, con fastidio. “Sí, me parezco físicamente a él. Somos primos.”
“Ah, vaya, qué sorpresa,” sonrió con cordialidad, pero percibió ironía y frustración ante dicha coincidencia. Era como si la historia volviera a repetirse. Miró al pelicenizo. “¿Y tu nombre?”
“Eh, Imanotsurugi, directora…” dijo en un inicio rápidamente al verse despertado, y luego bajó sus ánimos. “Usted es la directora Miranda Lot.”
“Así es.”
“¿Por qué ha llamado a Nio-chan tan repentinamente?”
“Estamos por hablarlo entre todos, no te preocupes,” le aseguró. “Señorita Altugle, acabo de enviarle un mensaje a su hermana mayor para que se nos una, pero mientras la esperamos, podemos ir despejando dudas. Para empezar, no estás en ningún problema disciplinario. Ese es un temor común por mi cargo en Hanasaki.”
“Pues, sí, lo había pensado, pero no tenía sentido,” la pequeña asintió.
“Te he llamado aquí por un descubrimiento que ha realizado Fran, mi asistente, sobre ti,” la directora hizo una pausa y se dio un respiro. Su suave sonrisa se borró y adoptó una mezcla de seriedad y tristeza. “Es algo muy pesado que revelarle a cualquiera y sobre todo a alguien de tu edad, pero ya es inevitable…”

Hubo un corto silencio. Nio pareció comprenderlo a plenitud, aquella pequeña duda que había tenido en su cabeza, pero que continuaba negando precisamente por ser tan joven. Imanotsurugi, en cambio, lo supo desde un inicio, pero no hubo punto en tratar de evadirlo. Esas cosas debían ser atendidas y resueltas lo antes posible.

“E-esperen…” por su parte, Luso recién conectó los cabos sueltos y se asustó. “No me digan.”
“Señorita Altugle,” Miranda asintió. “Es mi deber informarle que usted posee la posibilidad de ser HiME, y una HiME con un gran potencial a pesar de su edad. La he invocado aquí para dárselo a conocer y, de decidirlo junto a su hermana, brindarle la oportunidad de convertirse en una HiME de nuestra institución.”
“¿Y-yo? ¿HiME?” Nio dio un paso hacia atrás. Ella se asustó y recordó la destrucción en la previa casa de Cho, aquel día en el cual todos se pusieron de acuerdo a ayudarles con la limpieza. Nio se había topado frente a frente con el Rebel que causó tremenda destrucción en la estructura, el cual le había dicho una sola palabra: ‘Todavía…’

Todavía… ¿acaso era porque ella ‘todavía’ no era una HiME? ¿Acaso ese Rebel lo supo desde un inicio?

“Señorita Altugle, comprendo que es difícil de procesar, pero mi misión aquí es principalmente dejárselo saber. Preciso esperar a su hermana antes de considerar cualquier decisión.”
“Yo…” ella estaba asustada y en blanco.
“Directora,” Imanotsurugi dio un paso adelante. El pequeño mostró seriedad y se mantuvo firme. “Pienso que tiene razón. Es importante que Nio-chan o cualquier HiME lo sepa. Es un tema serio, algo que no se puede tomar con trivialidad.”
“Es cierto, Imanotsurugi.”
“Aun así…” el pequeño se tensó. “Usted… ¿usted ya ha considerado la posibilidad de que Nio-chan se convierta en una HiME? ¿Usted pretende tratar su caso como si fuera el de otra HiME más que le gana en edad?”
“…” Miranda se impresionó por la severidad del pequeño. “Su caso sería distinto. Es por ser tan joven que le buscaría mentores y toda la ayuda que fuera a necesitar, de una manera más urgente que para otras HiMEs, al ser un caso tan excepcional.”
“No me refiero a eso, directora,” Imanotsurugi frunció el ceño y se puso por delante de su amiga. “Nio-chan es una chica muy inteligente, muy intrépida, pero prudente a la vez. Podría decir que es madura para su edad, pero ella sigue siendo joven, y no es una luchadora.”
“…” le prestó atención.
“Creo que muchas HiMEs deben tener ese mismo problema, y puede que me esté cegando al hablar de mi amiga, y apenas saber los casos de un puñado de HiMEs en el pasado…” admitió inquieto y cabizbajo, para regresar su atención a la persona al frente de él. “Pero estás esperando que una niña como Nio-chan se interne a una batalla mortal con una persona que nunca ha visto en su vida, alguien que tal vez le gane tanto en experiencia como en edad,” comprimió sus puños. “Es un gran estrés, la mentalidad de un luchador es muy distinta. Si Nio-chan debe adaptarse a algo así con tan poco tiempo para participar en una guerra de esta escala sería el equivalente a criar una mercenaria y arruinarle el resto de su vida.”
“…” Nio se asustó al oír a su amigo hablar así. Nunca había visto a Imanotsurugi irradiar un aura tan sabia e intensa a la vez.
“Si dices que una Nio-chan es una HiME joven con un gran potencial fácilmente podría significar que dicho poder le ganaría y se apoderaría de ella. La guerra le terminará haciendo daño antes que su Rebel lo haga.”
“…” Miranda cerró sus ojos. “Eres inteligente, Imanotsurugi.”
“…”
“Todo lo que dices es un riesgo a correr, un riesgo presente en todas las HiMEs, y uno mucho mayor en el caso de tu amiga.”
“Lo sé bien, no tiene que decirlo, directora.”
“Sólo alguien con la mentalidad de un guerrero lo sabría tan bien. Tú debes ser así.”
“…”
“Por ello mismo es que debemos hablarlo, y es verdad que no he descartado la posibilidad de que la señorita Altugle sea HiME, pero nunca lo impondré,” admitió. “Me pesa en el alma poner a mis HiMEs en riesgo y no quiero sumar a chicas a esta guerra a la cual no tenemos opción, pero es todo lo que podemos hacer. Nunca sabemos cuándo Rizembool está presente.”
“…”
“Pero, en el caso de la señorita Altugle, mi razón principal para ofrecerle ser una HiME es porque Rizembool ya sabe que tiene el potencial,” recalcó la directora.
“¿Qué dice?” preguntó Luso, en shock, al igual que Imanotsurugi.
“Ese Rebel…” musitó Nio. “Ese de cabellos largos y ojos rojos… ¿él lo sabía?”
“Así parece. Mi asistente no lo ha confirmado aún, pero tiene grandes sospechas que el Rebel de Youmu Konpaku es un Rebel capaz de medir el potencial HiME en las estudiantes de Hanasaki,” Miranda dio un pesado suspiro. “Aquí en Hanasaki intentaríamos mantenerle bajo cuidado y observación, y queremos tenerla lista para cualquier imprevisto. Nunca sabemos lo que Rizembool podría planear con HiMEs inactivas. Ante ello, deberá mantenerse lo más segura posible en todo momento.”
“Entiendo…” dijo Nio, en voz baja.
“Nio-chan…” Imanotsurugi le miró de reojo y su amiga pasó por su costado para acercarse a la directora. Él se asustó. “¡N-Nio-chan!”
“Directora, yo… perdón…” dijo apenada y acongojada por todo lo oído. Su semblante era triste, temeroso, e inmerso en conflicto interno. “Perdón, pero no puedo ser una HiME. No puedo hacerle esto a mi onee-chan.”
“Señorita…” Miranda le observó atentamente, y vio a la pequeña comenzar a llorar.
“Esto… da miedo…” admitió mientras lloraba desconsoladamente. La niña se sobaba los ojos con ambos puños en un intento fallido de parar sus lágrimas. “Ihh… llevo conociendo a la amiga de onee-chan mucho tiempo… también a su prima… y a las otras nuevas HiMEs… y nunca capté el miedo con el cual tienen que lidiar… ni siquiera en ese ataque en la playa durante el verano… Ima-chan peleó tan bien… él sabe lo que dice y cómo es todo… y yo creo que soy incapaz de algo semejante…”
“N-Nio…” Luso se asustó y se le acercó para agarrarle de ambos hombros en un abrazo de costado. “Ya, tranquila, vamos. No te pongas así…”
“Ahora que escucho esto… ahora que oigo el miedo de Ima-chan… sus palabras… la realidad… la crudeza de esta guerra… y-y aun así sé que todavía no entiendo nada de nada… tengo miedo.”
“Está bien, señorita Altugle, no se preocupe,” Miranda asintió. Se sintió fatal por dentro. Esa conversación se había salido de sus manos y no era capaz de consolarle. “De todos modos, aquí en Hanasaki nos aseguraremos de mantenerle a usted y a su hermana fuera de peligro. Comprendemos que usted es muy joven y que necesita de toda nuestra ayuda, y así será.”
“P-perdón…” dijo tratando de calmarse y temblando mínimamente.
“Nio-chan…” Imanotsurugi se afligió, y en aquel momento las puertas se abrieron de golpe.

Ayesha llegó seguida de Cho y Kashuu, y se abalanzó sobre su hermanita para abrazarla con fuerza. Al verla llorar terminó por llorar ella también mientras encaraba a la directora.

“¡Directora, ¿es verdad?!” preguntó Ayesha en shock. “¡¿Es verdad que quiere que mi Nio sea HiME?!”
“Señorita, descuide, no lo va a ser…”
“¡No, mi Nio no puede ser HiME, por favor! ¡No Nio!” le suplicó. “¡No mi hermanita!”
“Onee-chan,” Nio le abrazó de vuelta.

La directora continuó despejando sus dudas y les dio el tiempo que necesitaban para calmarse y consolarse mutuamente antes de asegurarse de explicarle todos los detalles a la hermana mayor. Los demás observaron a ambas en silencio y con pena y conflicto. Definitivamente nadie ahí quería que ellas fueran a inmiscuirse en la guerra.




“¿Crees que tu amiga vaya a ser una HiME?” preguntó Monoyoshi a Elise, sorprendido.

Los tres habían llegado a una casa no muy lejos de Hanasaki, donde Elise les había servido unas bebidas para alentarles con el trabajo que debían hacer. Sin embargo, la atención principal de los presentes seguía siendo la inquietud de la hermanita.

“Eso estaba pensando, por más increíble que suene…” Elise asintió, cabizbaja. “Para que la directora de la universidad la llame pese a ser tan joven…” se desanimó. “Y demasiado joven…”
“Tsk, sí, no tiene sentido,” Leo se indignó. “Hanasaki debería de ser más decente que Rizembool, ¿no es así?”
“Hmm…” Monoyoshi se puso a pensar. “Pues es cierto, no sabría decir qué otro motivo podría tener la directora…”
“Nio…” la menor se preocupó.
“No te preocupes, Elise,” le aseguró su hermano, frustrado aunque mostrándose más tranquilo al dirigirse a su hermanita. Negó y dio un suspiro. “Incluso de ser el caso, tengo entendido que las HiMEs tienen opción y son ellas quienes deciden serlo o no. Confío en que tu amiga es sensata como para rechazar la oferta.”
“Sí, eso espero…”
“¿De casualidad ustedes han conocido a una HiME?” preguntó Monoyoshi.
“¿Por qué preguntas eso tan repentinamente?” le cuestionó el rubio.
“Sí,” contestó Elise, asintiendo.
“¡O-oye!” Leo se alarmó ante su soltura. “¿Qué haces contestándole así?”
“Es verdad, hermano, no tenemos por qué ocultarlo,” dijo la pequeña, frunciendo el ceño.
“Ya pues, pero no tenemos que hablar al respecto,” Leo miró al invitado. “Pues sí, una persona cercana a nosotros fue HiME. Por eso nos resulta familiar hablar al respecto, como debes haber notado, Monoyoshi.”
“Sí, lo supuse,” este asintió, sonriendo. “Y está bien, no tienen que decirme detalles, sólo me había dado esa impresión, perdón.”
“Está bien, está bien,” Elise le sonrió de vuelta y asintió. “Tú también pareces saber sobre el tema. ¿Conoces a alguna HiME?”
“Pues no realmente, y si conozco a alguna no sabré que lo es. No soy muy cercano a las personas en general,” admitió.
“Eso me cuesta creer,” le sonrió simpáticamente, y dio un suspiro. “Uhh, pero sí, sólo espero que Nio se sienta bien. Me preocupo mucho por ella. Todavía no me manda información sobre qué hablaron ni nada.”
“Puedes ir a verla si gustas, Elise,” le dijo su hermano.
“No, tenemos visita,” recalcó con leve demanda. “No quiero que seas un anfitrión severo a nuestro invitado y como fui yo quien lo invité soy especialmente responsable.”
“Hehe, agradezco tu dedicación, Elise, pero tampoco quisiera que te quedes preocupada,” le aseguró el pelirosa. “No te inquietes por mí. Percibo que Leo-san es una buena persona. No me intimidaría su carácter.”
“Ohh, me alegra~” la pequeña se maravilló. “No muchos dicen eso. Mi hermano es tan necio y honesto que tiende a repeler a otros, así que aprecio tu parecer.”
“Para nada, sólo digo la verdad.”
“Hehe, pues sí~”
“¿Qué hacen hablando sobre mí si estoy aquí?” se quejó Leo, frustrado. Él miró a Monoyoshi. “Insististe venir para trabajar, así que comencemos de una vez. Podemos terminarlo rápido.”
“Es cierto, no les distraigo más,” comentó el pelirrosa, contento. Abrió su maletín y empezó a sacar sus útiles.

Verles ponerse en plan de trabajo hizo que Elise se desanimara un poco. Ella no quería perder la oportunidad de que su reservado y frío hermano pudiera hacer algún amigo, y aquel chico no era espantado con facilidad, además de ser una buena persona. La pequeña se puso a pensar de pie hasta que su hermano reparó en su presencia.

“¿Qué haces aquí?” le preguntó mirándole de reojo. “Debes también tener cosas que hacer, Elise. Ve a hacer tu tarea.”
“Uhh, pues sí tengo, pero…” hizo un puchero y lo pensó un poco. “¡Ah, pero puedo hacer mi tarea aquí junto a ustedes!”
“Por mí encantado,” dijo Monoyoshi amenamente. “Es más, si necesitas ayuda con algo con mucho gusto te auxilio.”
“¡Aw, muchas gracias~!” la pequeña se enterneció.
“Pues yo no lo apruebo, así que déjanos solos,” dijo Leo. Este miró a la pequeña con reproche. “Sé lo que tramas y no dejaré que te salgas con la tuya. Es suficiente atenderle el día de hoy.”
“No te dolería ser más amable, Leo…” le recriminó. De todos modos, no iría a protestar, pero antes de irse, tuvo una pequeña y desesperada idea. “¡Ah, eh, Monoyoshi! ¿Por casualidad tú sabrás pelear con espadas? Es que hoy andaba hablando con unos amigos y ellos vienen de linajes de guerreros.”
“¿Qué clase de pregunta es esa, Elise?” le cuestionó su hermano, confundido. “No todos los japoneses son samuráis.”
“Yo sé que no…” Elise regresó a su puchero y desvió su mirada. Tal vez sí fue una pregunta sonsa y potencialmente insultante.
“Haha, está bien, Leo-san,” pero Monoyoshi rió un poco y sonrió radiantemente. “A decir verdad, sí. Los Sadamune somos una familia de ese tipo, por ello también sé pelear.”
“¿Hablas en serio?” le cuestionó el rubio. “No tienes esa pinta en lo absoluto.”
“Ehh, yo sé que no, pero es verdad…” sonrió incómodo.
“¡Ohh, Bingo!” y Elise celebró alzando sus brazos. “Pregunto porque nuestra familia también lo es en nuestro país de origen, y Leo sabe pelear con espadas.”
“¿En verdad?” Monoyoshi se sorprendió y ladeó su cabeza. “Pero Leo-san no tiene la pinta.”
“La tengo más que tú al menos…” se resignó y notó que su hermanita contuvo una risita. No podía reprocharle al chico si es que él le había dicho lo mismo. “Imagino que no mientes.”
“No tengo intenciones de mentir, Leo-san,” Monoyoshi asintió. “Si peleas, quizás te podría servir de compañero de práctica algún día. ¿Estarías interesado?”
“Ehh…” se congeló brevemente ante aquel ofrecimiento. Realmente sí le vendría bien antes que fuera a oxidarse, pero… ¿por qué tenía que ser ese chico tan pesado?
“¡Leo está interesado!” exclamó Elise con alegría. “¡Yo les haré barra! ¡Pueden quedar cuando gusten! ¡Yo puedo irles a recoger como hoy!”
“Hehe, estoy disponible cuando gusten, dependerá de ustedes,” dijo el pelirrosa.
“Tsk, suficientes distracciones, ustedes dos,” el rubio se impacientó. Fuera como fuera, había tenido suficiente exposición al pelirrosa por el resto de la semana. “Tenemos que trabajar en esto, tengo otros cursos que atender.”

Se terminó la conversación y el trabajo se llevó a cabo de manera rápida y eficiente. Ese encuentro dio paso a otros a futuro.



Unos minutos después, los Nio y los demás salieron de la oficina de Miranda para tomar un respiro en lo que procesaban lo que acababa de ocurrir. La idea de que la pequeña hermanita de Ayesha tuviera un enorme potencial de HiME sería algo que les inundaría la mente por un buen tiempo, por más de que ella se hubiera negado.

“Onee-chan, perdón por preocuparte,” dijo Nio, cabizbaja. “Pero no tienes que temer. No me apuntaría así sin más.”
“Sí, Nio, no te disculpes conmigo, por favor,” Ayesha negó y le sonrió suavemente. “Tú te negaste antes de que siquiera llegara. Eso demuestra que no tenía de qué preocuparme. Sí tienes tus prioridades en orden. Sólo me alegro de que estés bien.”
“Sí…” la pequeña asintió. “Gracias…”
“Y tampoco me lo agradezcas. Sólo me hubiera gustado que la directora me avisara sobre esto antes, en vez de esperar a que tú estuvieras en camino. Las dos al menos debimos enterarnos a la vez sobre esto.”
“Sí, eso tiene perfecto sentido,” Luso asintió y frunció el ceño. “Qué raro.”
“Creo que ni Miranda supo cómo lidiar con esta situación…” comentó Cho, meditativa, y entonces notó cómo todos pasaron a mirarle. “Ehh, y no es por querer defenderla ni nada. Yo también siento que Nio no debería ser HiME. Es sólo que la directora también estaba incómoda al respecto, fue evidente.”
“Es un tema sensible, y más con alguien tan pequeño como Nio,” dijo Kashuu, frustrado.
“…” Nio se mantuvo cabizbaja y meditativa.
“Entiendo que le tienes respeto a la directora de Hanasaki, Cho,” observó Imanotsurugi.
“Pues, supongo que sí, pero respeto no es la primera palabra que se viene a mi mente,” observó la HiME. “Sí es admirable lo que hace, y da miedo estar a cargo de tanto y tantas personas a la vez, pero más que eso, siento que puedo confiar en ella, en el hecho que vela por nosotras en lo que puede.”
“Ya veo…” el pelicenizo se puso a pensar.
“Parece que no te ha dado una buena impresión a ti, Imanotsurugi,” observó Luso. “Realmente le reclamaste muchas cosas.”
“¿En serio?” preguntó Ayesha, sorprendida, quien intercambió miradas con Cho.
“En verdad no la conozco como para saber qué pensar sobre ella, Luso,” admitió el joven Sanjou. “Sólo le comenté mis mayores preocupaciones. Tampoco me pareció que era alguien malo, es sólo que…” llevó una mano a su mentón. “Temo que sea alguien que ya haya normalizado la guerra, eso es todo…”
“Ya veo…” se impresionó un poco.
“Pero perdón por ser tan duro de repente, Nio-chan,” dijo el pelicenizo, apenado. “Siento que puse mucha presión en ti y te asusté. No quise hacerlo. Sólo estaba preocupado por ti.”
“No te preocupes, Ima-chan. Muchas gracias por estar de mi lado,” dijo Nio, quien sonrió un poco. “Sé que hiciste lo que pudiste para defenderme. En verdad eres un buen amigo.”
“No, no es nada,” él negó y se animó. “Lo importante es que ya tomaste una decisión. Todos nos pegamos un susto, pero nada más.”
“Es cierto, ahora podríamos olvidarlo yendo a tomar algún refresco,” sugirió Kashuu. “¿Qué te parece, aruji?”
“Pienso que es lo mejor, Kashuu, tienes razón,” Cho asintió. “Hay un puesto por aquí cerca que les recomiendo.”
“Ah, excelente, me vendría bien saberlo,” dijo Luso, sonriente.
“Hehe, a mí también. Dudo que venga a pasearme muy seguido por aquí, pero siempre es bueno tener información,” comentó Imanotsurugi. “Oh, pero no creo que pueda quedarme mucho rato. Iwatooshi podría preocuparse por mí.”
“Si le avisas desde ya va a estar tranquilo, no te preocupes,” dijo Ayesha, gustosamente. “Y gracias por cuidar de mi Nio. Me alegro mucho que Luso y tú la hayan acompañado.”
“Está bien, somos amigos~” canturreó.
“Sí, por supuesto, nos apoyamos mutuamente,” afirmó el pelimarrón.

De aquel modo, los seis se encaminaron a aquel puesto cercano de comida. Ayesha optó por hablar un poco del laboratorio que había tenido aquel día, con cierto énfasis en sus percances u errores para así avivar y entretener a su hermanita. Nio le respondió, pero se le notaba todavía un tanto ensimismada, lo cual era de esperarse por la impresión que se dio.

Así, lo más pesado del día llegó a su fin, pero aquel no fue el final del asunto.

Y el tiempo siguió con su curso.


Kana

Las dóciles nubes la envolvían haciendo que su caminar tuviera una sensación de estar levitando entre aquellos algodones suaves. Era extraño que las nubes estuvieran a un nivel tan bajo y pudiera caminar entre ellas palpándolas con curiosidad. Había también un aroma dulce y agradable, casi floral y armonioso. ¿Pero cuánto tiempo más tendría que seguir rebotando entre tantas nubes?

—Huh, ¿dónde estoy?

Tenía la sensación de estar adormecida y caminando por mucho tiempo buscando el camino correcto. Antes estuvo persiguiendo un celestial ciervo blanco cual Alicia se guiaba con la liebre para encontrar otro mundo. Pero ahora no estaba el ciervo blanco por ninguna parte.

—Tal vez si escalo un poco y… —

La peliplateada trepó entre las nubes sintiendo lo esponjadas que estaban estas. Le daba la sensación de que eran enormes trozos de algodones de azúcar los que escalaba en vez de esos curiosos nimbos. Casi llegando al cielo, se encontró con un hermoso joven sentado en un trono rodeado por rosas rojas. La chica quedó cautivada por su belleza. Su cabello rubio cayendo sobre el rostro de porcelana, una corona de oro sobre su cabeza, sus ojos calipsos la miraban con curiosidad, y a ella le gustaba su perfecta sonrisa y su perfecta postura.

—¿Un príncipe?
El Príncipe le sonrió al verla, aproximándose a la extranjera apareciendo y desapareciendo entre las nubes como si fuera una especie de ilusión. —¿Qué hace tan bella dama en mi reino?
—¡Sí, es un príncipe!— la chica se llevó ambas manos al rostro, demasiado sorprendida. —¿Dónde está? — comenzó a buscarlo cuando desapareció entre las nubes. —¿Príncipe? ¿Dónde está? ¡No se vaya! ¡No me deje sola! — dijo con angustia buscándolo entre las nubes.
—Aquí estoy. — apareció frente a ella, con una sonrisa grande y sus ojos intensos. Tomó de las manos a la joven. —¿Me buscabas a mí?
—Creo que sí. — estaba convencida de que esa era una posibilidad. Todo su camino anterior antes de llegar a ese reino con nubes había estado tan sola, que posiblemente su objetivo siempre fue encontrar a ese hermoso príncipe sin saberlo con anterioridad.
—Quédate conmigo en este mundo, entonces.
—¿Y-yo?
—¿Quieres ser mi dulce princesa? — se acercó más a su rostro, dejando una mínima distancia entre ellos. Cerró sus ojos y mantuvo su sonrisa permanente, meciendo con sus manos la de la joven en un pequeño juego infantil —Viviremos por siempre y reinaremos este mundo juntos. — canturreó, libertino y capcioso.
—Ahhhh, y-yo. — estaba mareada por tal revelación. El Príncipe parecía tomarse las cosas con demasiada libertad, como un niño pequeño que hace lo que quiere sin razonar sobre la situación, pero la chica estaba segura que todos los habitantes de esos mundos estaban locos y el Príncipe, también parecía tener un grado de locura. Al menos, era sereno y atento con ella, a diferencia de los demás habitantes que parecían, aparte de lunáticos, malhechores. —Príncipe, lo que usted me propone es algo que toda chica quiere escuchar, pero creo que va muy a prisa. —sonrió, desviando la mirada y siendo tímidamente coqueta.
—¿Quieres escuchar que lo diga? — la abrazó, oliendo el cabello de la chica y apoyando posteriormente el rostro en su hombro haciendo cierto peso que la chica debía contener.
—Uhh— se sorprendió un poco al tener que contener su peso.
—Eres hermosa, Princesa. Te amo. — se separó, exclamando muy seguro de sus palabras. —Seré tu Príncipe. Seremos felices por siempre. —
—Y-yo— la joven no cabía en su asombro y emoción. Era ilusa por dejarse engañar tan fácilmente por ése Príncipe, pero sus encantos no tenían límites. —Ahh, Príncipe, usted es tan hermoso y generoso.
El Príncipe acarició su mejilla y la contempló arrullando melódico. Era su primera confesión y su primer futuro novio. El rubio se acercó a ella para besarla. 

—¿Kana? ¿Estás bien? —
—Huhh…— murmuró frunciendo el ceño. Alguien la estaba jodiendo.
—¿Kana?
—¿Por qué no era real?
—¿Qué cosa?
—Ehhh. —

La peliblanca abrió poco a poco los ojos acostumbrándose a la luz solar. Frente a ella, estaba aquel hermoso Príncipe de sus sueños iluminado por los rayos de sol desde atrás dándole una presentación divina.
A Kana le costó asimilar que ya no estaba en un sueño y se paralizó por ello. Sobre todo, porque había tenido un sueño cursi con… Henry.
—¡HENRY! — dijo en shock. —¿Q-q-qué haces aquí? — se cohibió avergonzada al tenerlo frente a ella tan de cerca. El rubio la miraba con extrañeza inspeccionando si se encontraba bien. Kana se había dormido en el jardín de Hanasaki bajo la sombra de un árbol de cerezo y Henry la había encontrado en esa situación.
—¿Estás bien? Murmurabas algo, aunque no pude entender. —
—¡AH! — se cubrió el rostro, ruborizada. Esperaba que ese sueño estúpido no le haya hecho decir cosas mientras dormía y menos en frente de la persona con la que había soñado. Se moriría allí mismo si Henry se enteraba. Se quedó en silencio, paralizada. Estaba perturbada. No entendía nada ni mucho menos por qué había soñado con ése joven en una versión principesca.
—¿Kana?
—Ahhh— Kana suspiró, ya recobrando la compostura y fingiendo normalidad. —S-sólo me quedé dormida. Gracias por despertarme, si no lo hacías seguro pasaba la noche aquí y no me daba ni cuenta.
—Hm…—
—…— Kana reparó que Henry la miraba vehementemente y temió que él pudiera leer su sueño. No, eso era imposible. Fue más intenso cuando el rubio se le acercó al rostro lentamente y Kana estaba por colapsar porque no dejó distancia entre ellos y la chica pensó que moriría allí mismo si pasaba lo mismo que su sueño. —¿H-Henry? ¿Q-qué pasa?
El joven apoyó su frente en la frente de Kana y permaneció unos segundos en esa posición, tranquilamente, mientras la joven sentía que explotaría en ese momento.
—Tienes fiebre, Kana. — se separó de ella, sin dejar de verla. —Deberías ir a la enfermería.
—N-no. No me gusta… Eh, seguro se me pasa la fiebre en casa con las medicinas tradicionales. — tenía sentido tener fiebre, por eso el sueño tan extraño. Se sentía fatigada y algo cansada ahora que recuperaba los sentidos. Estuvo entrenando y por supuesto no se había preocupado por sobre exigirse aun cuando estaba resfriada.
—Te ayudaré.
—Gracias, eres tan amable y— Kana se quedó en silencio en seco cuando el rubio la levantó con cuidado y la tomó en brazos como si de una princesa se tratara. —N-no es necesario. Puedo caminar. — se cubrió el rostro, abochornada.
—Le pediré a Avilio que te lleve a tu casa.
—Ahhh, ¿por qué eres tan caballero? — se tapó más el rostro, más que ruborizada.
—No lo soy…— siguió cargándola, caminando sin prisa con Kana en brazos por Hanasaki.

La imagen llamó la atención de varios estudiantes ya que sabían que la HiME del magnetismo era especialmente solitaria, reservada y ajena a todo. Era casi un misterio. Aquel chico de intercambio parecía tener sus mismas cualidades, pero al ser todo un “Príncipe” se convirtió prontamente en el objetivo amoroso de varias chicas. Verlo con una de las HiMEs más secretas era una imagen muy confusa.
La HiME se abrazó de Henry, de sobre salto cuando unos jugadores de basket pasaron corriendo por un costado, ella pensó que quizá los podían pasar a llevar, pero felizmente estaba muy segura en brazos del joven.
Allen salía de su clase programada en ese momento. Estaba un poco cansado por volver de Inglaterra la noche anterior y pensaba que necesitaba un café urgentemente si quería seguir con sus estudios, pero ver a Kana siendo cargada por Henry le hizo pensar que quizá la falta de sueño le estaba produciendo alucinaciones. “¿Q-qué?” se restregó los ojos y con horror comprobó que no estaba psicótico (¿) intentó darles alcance, pero se le hizo imposible dada la cantidad de gente en el lugar.

El joven cargó en brazos a Kana hasta el automóvil, Avilio hace un tiempo trabajaba para Henry como chofer y guardaespaldas de una manera clandestina y casi absurda (su nuevo patrón rara vez le solicitaba un servicio. Casi todo el tiempo el adinerado pasaba recluido en su casa, por lo que Avilio no podía quejarse de su trabajo.)  así que el italiano estaba generalmente disponible para las indicaciones del Lancaster. El rubio dejo a Kana en el asiento de atrás y se sentó con ella, la próxima dirección que dio Kana sería el siguiente destino.
Tras un trayecto largo, llegaron hasta el templo de Yato donde después de un tramo debían escalar y caminar bastante para llegar hasta el templo en sí. Henry estaba dispuesto a cargar a Kana, pero ella se rehusó sintiendo que ya había abusado demasiado de la amabilidad del joven. De todos modos, no pudo evitar que el rubio le acompañara hasta el templo. En el camino conversaron brevemente (lo poco que se podía hablar con el reservado joven), Kana se enteró entonces de que hace poco Henry había vuelto de Inglaterra para iniciar el ciclo universitario. De hecho, la noche anterior.

Henry siempre se le hizo muy sereno y silencioso, de pocas palabras, pero lo suficientemente gentil para sentirlo como una persona grata pese a su distancia innata. Aunque era distinto al Príncipe de su sueño, seguía siendo alguien elegante y admirable.
Llegaron a la entrada, felizmente Yato estaba ocupado así que no apareció en escena y Kana lo agradeció porque ya veía que el peliazul intentaría embaucar a Henry con alguna de sus porquerías.

—Te debo una. 
—Acompañar no me cuesta nada…   
—Aw, trataré de compensarlo de algún modo. —
—No hace falta, en serio. — le sonrió, tranquilo. —Descansa, Kana. — comenzó a irse.
—Que estés bien, Henry. Escríbeme cuando lle— Kana parpadeó. ¿Por qué le pediría algo así a Henry? —llegues…
—¿Eh? — el mismo Henry volteó confundido. Pensaba que eso las chicas se lo pedían sólo a sus amigas como modo de protegerse.
—Ehw, sólo para saber que llegaste bien. Avilio maneja como si fuera parte del mundo de Fast and Furious —rio nerviosa.
—Está bien, te escribiré. — asintió.
La HiME entró en el templo y prontamente fue abordada por Yato.
—Kaaaanaaa! Wahh, ¿quién es ése joven? Estoy shockeado de que estés saliendo con alguien tan guapo. 
—No estoy saliendo con nadie. — Kana negó rotundamente. —¿Me estabas espiando?
—La verdad esperaba ofrecerle uno de mis amuletos, pero se me hizo más entretenido intentar escuchar lo que hablaban. ¿Quién es? — volvió a preguntar con curiosidad. —No sabía que te iban los rubios.
—Es… raro explicarlo porque… Ah. — giró los ojos, tomándose la cabeza confundida con su propia explicación —¿Recuerdas que te conté hace un tiempo que mi prima Erina fue a atacarme a Hanasaki y que alguien me ayudó contra ella? Pues, era él. No tuvo reparos en interponerse entre ella y yo para protegerme.
—Uy, y de allí nació el amor.
—N-no.  Henry es un buen chico con las mujeres. A mí, a Zero Two, incluso, Ichigo, nos ayuda bastante, pero no tiene contemplaciones amorosas conmigo. Yo tampoco lo veo como algo más que un amigo.
—¿Y no tiene intensiones románticas o sexuales con ustedes? — Yato alzó una ceja, muy confundido. —Qué raro… Un tipo súper apuesto y que tiene su encanto con las mujeres… Que no se aproveche y no trate de seducir…Mh, no me cuadra. — se rascó el mentón. 
—¡Oye! No todos los hombres andan por la vida con esa misión. Hay gente buena como Henry que se preocupa por sus compañeras de universidad.
—Ohw, es de Hanasaki entonces.
—Ahá. — asintió, cansada. Se notaba que necesitaba bañarse e irse a dormir pronto. —Me trajo hasta aquí porque tengo un poco de fiebre.
—Uhh, me hubieras dicho antes. — Yato se mostró preocupado por su amiga. Se giró en sus pasos y comenzó a buscar entre sus cosas.
—¿Por qué? ¿Tienes una medicina que puedas preparar?
—¿No tendrás coronavirus? — apareció con una mascarilla.
—…— Kana le dio una patada. Nada era en serio con Yato.
—¡Ya! ¡Ya! Sólo bromeaba. Iré a prepararte una medicina tradicional que ha estado en mi familia desde tiempos ancestrales. Ve a darte un baño mientras tantos, te esperaré en la sala de té.

Hizo lo que Yato le indicó y después de darse un reconfortante baño tibio volvió a la sala del té mientras terminaba de secarse el cabello con una toalla. Kana usaba la yukata de descanso.
Yato la esperaba en el kotatsu con dos tazas de té servidas. Él también usaba su yukata de descanso. Kana se sentó frente al ex Rebel.
—Tu celular no ha parado de sonar. —advirtió, dando un sorbo a su taza.
—¿Uh? — Kana alzó las cejas y tomó el aparato que Yato dejó sobre el kotatsu. Vio que tenía varias videollamadas perdidas de Allen desde hace horas. —¿Qué le pasará? — se preocupó. Tal vez Allen estaba en problemas y ella no les había respondido a sus llamadas. Que mala amiga era con Allen. Justo en ese momento entró otra videollamada del susodicho. Kana contestó, apresurada. Antes que pudiera preguntarle si estaba bien, Allen la increpó de la nada.
—¡¿Cómo se te ocurre salir con el hermano de tu ex?! ¡Eso es inmoral!
—¿¡QUUUUÉ!? — Yato escupió su té. Toda la calma del peliazul se disipó de la nada y su ansiedad por saber el chisme lo colapsó. Corrió hasta un lado de Kana y se acopló a la videollamada. —¡Qué está pasando!
—Pensé que te había pasado algo por la cantidad de llamadas que tengo de ti y luego me sales con esto. — dijo enfadada.
—¡No cuelgues! — pidió desde el otro lado Allen. Yato le quitó el teléfono a Kana antes de que pudiera cortar a Allen. —Uh, gracias. Hola, Yato. — le saludó.
—Holaa. — saludó, animado. —Cuenta que está pasando. La descarada llegó a casa a esta hora de la noche con un chico alto y rubio. ¡La muy mentirosa dice que es un amigo!
—¡Llegué hace rato! — reclamó Kana, molesta con esos dos. Se encaramó al hombro de Yato, encarando a ambos.
—Kana, en serio. — el peliblanco colocó una expresión seria. —No puedes estar saliendo con el hermano de tu ex.
—Basta. —
—WHAT. ¿Tenías un ex? O sea… ¿Tenías pareja? Nunca esperé que tuvieras una pareja, pensé que eras fracasada en ese sentido.
—…—
—En Hanasaki están hablando que tú y Henry están saliendo juntos. Ya los han visto juntos en otras instancias.
—Ahhh, ¿Por qué la gente mal interpreta todo? — Kana se dio con la palma de la mano en su rostro. —No estoy saliendo con Henry. Y Cain NO es mi ex. — ella miró a Yato. —A Allen le faltó especificar que es mi ex Key. No ex pareja…— Kana puso una expresión de asco.
—¿Quién es Cain? ¿Un líder satánico? Tiene un nombre raro… ¿No será amigo de Doma? O quizá Doma es su guía espiritual. — Yato tenía entre ceja y ceja a Doma todo el tiempo.
—Es una persona normal. No es líder de ninguna secta. Alguna vez fue mi mejor amigo y mi Key, pero ahora nos llevamos mal desde que se volvió traidor y se fue a Rizembool. Debería llamarse Judas…
—Te faltó el detalle de que no le contaste de que estabas viva después de tu supuesta muerte en el enfrentamiento hace tres años.
—…Allen, ¿de parte de quién estás?
—¡Los dos son mis amigos! Quiero que se lleven bien y sean felices.
—Vives en muchas fantasías.
—¿Entonces sales con el hermano de tu ex? Hm, interesante.
—¿Ves? Ahora Yato se quedará con esa tonta idea y nadie se la sacará de la cabeza aunque le expliquen miles de veces que no es así.— Kana miró feo a Allen a través de la videollamada.
—Henry es genial, es como el sueño de toda chica, pero sí está mal que sea tu próximo Key. O sea, vas a hacer que dos hermanos se odien a muerte.
—¿Cómo se van a odiar por algo tan tonto? Además, Henry no es ni será mi Key.
—Conozco a Cain… Va a tenerle rencor a Henry y le hará la vida imposible. Evita que Henry sea tu Key. Yo sé que te he insistido todo este tiempo que tengas un Key para desarrollar todo tu potencial HiME, pero, Henry es demasiado buena persona y haría cualquier cosa si se lo piden, incluso si eso conlleva que salga gravemente herido y su familia no le permitirá eso. Su hermano se desquitará con él por ser tan clemente.
—¿Ves lo malo que es ése sujeto y sigues teniendo fe en él?
—Sé que es un Grinch pero no es tan malo... No seas maléfica con él. 
—Ah, tampoco es que sea miserable sin mí perdón.— Kana giró los ojos. —O sea, ¿hola? es súper rico… Va a ser un Sugar Daddy en el futuro. No le va ir tan mal en la vida.  Más que preocuparte por ése sujeto deberías ser más considerado con el bueno de Henry. Hoy estuve hablando con él y con suerte conoce la esquina de su barrio… Ni siquiera te has preocupado en enseñarle la ciudad.
—¿Cómo que no conoce más allá de su casa? Pensé que alguno de sus compañeros le habían hecho un tour. — Allen se preocupó al conocer ese detalle. Le inquietaba que Henry fuera tan poco motivado con ciertos temas y ahora que le prestaba más atención desde el derbi, cuando supo que ni cumpleaños le celebraban, le angustiaba conocer esa parte del joven que ocultamente resultaba ser muy aislado y taciturno. Se encargaría personalmente de enseñarle algunos lugares que le pudieran gustar, pero, ¿cuáles? Ya habría tiempo de planearle algo, pensaba que podía pedirle ayuda a Lavi en ese sentido porque a él siempre se le ocurrían buenas ideas, pero ahora tenía que volver al otro tema.  —¿De verdad nunca vas a perdonar a Cain?
—¡NO! — Kana se molestó y colgó la videollamada. —Me voy a dormir a menos que tengas algo que decirme— miró a Yato, quien se intimidó por el carácter de la HiME.
—N-no… Sólo no te olvides del té. Sueña con los angelitos, Kana. — se encogió en su sitio.

A la mañana siguiente despertó, felizmente, recuperada. Las medicinas de Yato lograron el propósito de quitarle la fiebre y Kana se sentía mucho mejor. Al abrir lentamente sus ojos, vio un rostro inocente frente a ella, le causó extrañeza de imaginar a esa persona allí tan temprano.
—¡Nee-san! — la chica de cabellos plateados y ojos marrones la saludó animadamente.
—Nene, ¿qué haces aquí… tan temprano?
—Hoy desperté muy temprano para preparar un bentou para un amigo, y pensé en visitarte en el templo de Kurogami-san para saber cómo estabas.—
Kana se reincorporó sentándose en la cama. Observó a su hermana menor aún confundida porque le parecía extraño que sólo fuera a ver como estaba.
—Nene… No has venido aquí sólo a verme, ¿cierto? — entrecerró sus ojos.
—¡AHH! ¿Cómo piensas eso? Claro que he venido hasta aquí para saber de ti ya que hace tiempo no te veo. — Nene se llevó las manos a su rostro y comenzó a mecerse, fingiendo pena.
—…—
—¡Está bien! ¡Quería contarte de un sueño que tuve! Quizás con tus poderes de HiME puedas predecirlo o quizá Kurogami-san tiene dones de interpretación como dicta su cartel.
—Yato no puede interpretar ni lo que piensa…— Kana soltó un suspiro. —y yo no tengo poderes de predicción ni nada por el estilo.
—¡Por favor, nee-san! Es importante.
—Ya… está bien. Pero déjame alistarme y me cuentas mientras desayunamos.

Yato, Kana y Nene desayunaban en la sala compartiendo una agradable mañana. El ex Rebel reía divertido escuchando las ocurrencias de la hermanita de Kana, se le hacía muy adorable y entretenida y, sí, le causaba risa sus historias de amor ilusorio.

—Soñé de nuevo con aquel hermoso príncipe vestido de azul. Esta vez, me prometía casarse conmigo y me regalaba una hermosa rosa roja. Bailábamos en el castillo de su pequeño mundo y él me prometía amor eterno.— Nene iba contando el relato con una expresión de ensueño.
—…— Kana sintió curiosidad, porque a veces soñaba cosas en sincronización con Nene y eso era desde hace años.
—Cieru-kun y Hanako-kun también estaban en mi sueño, Cieru-kun era mi esclavo con apariencia de Kappa y tenía que obedecer todas mis órdenes— la chica rio con cierto goce al tener, al menos en sueños, la posibilidad de gobernar a ese compañero suyo. —Hanako-kun era un villano, pero lo eliminaron rápido y todos vivimos felices para siempre. 
—Hehe, Nene-chan sí que tienes sueños interesantes.— expresó Yato, quien estaba entusiasmado escuchando el sueño de Nene.
—¡Kurogami-san! ¿Puedes interpretar mis sueños? —
—¡Claro! Cuéntame más para tener más detalles.
—Ni nee-san ni nii-chan estaban en mi sueño. Creo que nee-san se había ido a una aventura heróica y nii-chan… Uh, no tengo idea. Parece que estaba muerto porque no aparecía en mi sueño.— alzó los hombros.
—Es bueno que Kise no esté aquí o ya estaríamos escuchando su corazón romperse. — rio el ex Rebel.
—Nene, apresúrate con el desayuno. Vas a llegar tarde.
—¡Cierto! Tengo que llegar a tiempo porque todos los martes el Príncipe va a dejar a su hermano a mi escuela.
—Espera, ¿el príncipe existe? — Yato alzó una ceja, sorprendido. Parecía que Nene-chan soñaba con alguien real. Si fuera más biólogo pensaría que se debe a que la pequeña estaba en una edad más hormonal y fantaseaba con algún amiguito de la escuela.
—Por supuesto que sí. — Nene cerró sus ojos y puso sus manos en cada una de sus mejillas moviéndose ansiosa. —Es el hermano mayor de mi compañero de clases.
—¿Mayor? ¿Cuántos años tiene? — Kana se preocupó. Se le hacía imposible, pero esperaba que Nene no estuviera fantaseando con un viejo depravado.
—Me parece que tiene tu edad, nee-san.
—Oh, es bastante viejo. Nene-chan, tal vez no deberías enamorarte de alguien tan mayor. Quizá deberías pensar en su hermanito si tiene una versión pequeña de él.
—…— Kana miró a Yato. El sin vergüenza era un año mayor que ella.
—¿Cieru-kun? No se le parece en nada. Su hermano es rubio, alto, muy lindo, respetuoso. Cieru-kun tiene el cabello oscuro, siempre tiene una expresión como si todo le molestara, aún parece estéticamente un niño y se cree mejor que todos.
—¿y no tendrá otro hermano que sea bien parecido a él y no sea tan mayor? — Yato insistió.
—Uh, bueno… Los Lancaster son varios hermanos. Tal vez tenga un hermano de quince o dieciséis años. — dijo pensativa la peligris.
Kana casi se atora con el té que acababa de beber. —¿Dijiste Lancaster? QUE.
—Sí. Cieru-kun es estudiante de intercambio en la Academia Kamome, viene de Inglaterra y es de esa familia.
—…— Yato y Kana se miraron entre ellos en shock, luego reaccionaron agitadamente.
—¡¿EL PRINCIPITO ES ÉSE PRINCIPITO?! — exclamó Yato, sujetándose su cabeza.
—¡¿NENE POR QUÉ FANTASEAS CON ÉL?! — Kana la miró, regañándola.
—¡¿POR QUÉ REACCIONAN ASÍ?! — Nene se sintió intimidada por la reacción de esos dos, pero luego comprendió que pasaba algo más de una simple preocupación. —¡Ahhh! ¿Qué pasa? —
—Él es mi compañero de universidad. Tiene mi edad, Nene. Por otro lado, ¿cómo así sueñas con él?
—¿Qué tiene de malo? Siempre sueño con la gente linda.
—Es que… ¿y el sueño era raro? ¿había nubes extrañas y era un reino de gente excéntrica?
—Ehhhh, ¿nee-san también sueñas con el príncipe?
—N-n-no. O sea, no de modo romántico. — desvió la mirada, incómoda. —Soñé ayer con él, pero era porque tenía fiebre y justo me estaba hablando en ese momento así que lógicamente entró en mi subconsciente.
—¿Ayer? Yo también soñé ayer con él.
—AH— Kana asintió suspirando aliviada, comprendiendo la situación. —Tiene sentido, entonces. Era tu sueño. A veces Nene sueña algo y da la coincidencia que sueño algo similar. Así mismo cuando yo sueño algo, ella sueña algo similar.
—¡Si! Hemos tenido esa conexión desde siempre. — asintió la menor, contenta por era vinculación especial con su hermana mayor. —¡Nee-san, cuéntame del príncipe!
—No puedes enamorarte de él, Nene. Es mayor para ti… sería más adecuado que pienses en un chico de tu edad.
—No importa la edad si hay amor.
—¡Nene! — Kana la miró molesta por ser tan desobediente.
—Vaya, ése chico debe tener algo especial para tener a varias bajo su encanto. Tal vez es un hechicero maligno que embruja a las chicas y al cual tengo que exorcizar… Hm, ¿le pueden tomar una fotografía? Creo que sería un buen negocio vender su imagen.
—No. No vamos a molestar a Henry. — la HiME miró con desaprobación a Yato. Siempre veía negocios en todas partes. —Dejaremos el tema hasta aquí. Tenemos que ir a clases y, Nene, por favor no hagas nada incómodo frente a Henry y trata de evitar que Kise lo conozca. — no deseaba que Henry se llevara una imagen negativa de ella por su familia (o por ella misma)
—Descuida. Sé que nii-chan nos pone en ridículo así que nunca le presento a nadie.
—Bien allí. — Kana asintió.

Terminaron el desayuno y cada uno partió a sus respectivos centros académicos. En Hanasaki, para Kana fue inevitable encontrarse con Allen en clases, pero felizmente estaba menos persistente en el tema de ayer comprendiendo que Kana no contemplaba a Henry como su Key. Por suerte parecía distraído con otros temas y ni siquiera coordinó una hora de entrenamiento para Kana y Zero Two.

La HiME aprovechó de devolverte la atención a Henry por el día de ayer y procuró que aquella tarde se reunieran para enseñarle algunos lugares de la ciudad. Era difícil suponer qué le podía agradar al joven, pero esperaba hacer un buen trabajo.
Casi tuvo que raptarlo al término de clases para que saliera a caminar en la ciudad con ella. Tal parecía que Henry no tenía ánimos de hacer nada ese día, pero Kana le persuadió de que le acompañara a recorrer la ciudad ya que le ayudaría a conocer los alrededores para que así el joven se pudiera orientar más.

Empezaron primeramente por conocer un templo cercano (si Yato se enteraba, seguro le armaba escándalo) donde le enseñó como orar a esa deidad relacionada con la suerte y buena fortuna, también le explicó cómo debía escribir una plegaria y dejarla en el altar, finalmente le explicó que debía tocar las campanillas para hacer saber a la deidad de que estaban rindiéndole culto.

—A mi hermano le gusta venir seguido a este templo de Inari. Cuando él era niño se escapaba del distrito Nakiri y llegaba hasta aquí porque el cuidador de este templo preparaba deliciosos aburaage y Kise no se resiste a ellos. Hasta la fecha dice que no ha encontrado a nadie más que prepare tan bien el aburaage como ese señor. El señor le prometió que, si encontraba a la chica indicada, él le enseñaría a esa chica a preparar aburaage. El problema es que Kise le ha traído miles de chicas desde entonces… Ah. — Kana suspiró, desilusionada. Rodearon el templo y tocaron una roca bendecida.
—¿Inari es un espíritu de zorro? — dedujo por las máscaras que colgaban del templo.
—Sí. — asintió. No pudo evitar sonreír al pensar en lo irónico de la situación: Kise odiaba que lo llamaran Kitsune, pero iba todo el tiempo a ese templo donde veneraban a la deidad en relación con los zorros. —El guardián del templo nos contó que su ancestro, el fundador de este templo, construyó el lugar y atrajo a los zorros con aburaage a cambio de que se comunicaran con Inari por él y pidieran sus favores.
—Es interesante la mitología japonesa.
—Qué lindo que te guste. A mi igual me gusta la mitología de mi país, aunque también me gusta la mitología del tuyo.
—A mí no mucho… son sólo hadas, brujas y maldiciones.  Al menos aquí hay más variedad de criaturas.
—¿Nos tomamos una selfie para conservar el recuerdo?
—Suelo salir mal.
—Yo salgo siempre horrenda, pero es bonito conservar recuerdos. Además, dudo que salgas mal.
—Las fotografías están allí para recordar los momentos, incluso después de muertos… indican que existimos y vivimos esos momentos. 
—Eso suena un poco macabro. Pero me gusta esa reflexión— Kana asintió, sonriendo. A ella le gustaban ese tipo de pensamientos más oscuros, se le hacía muy poético. Sacó su celular y se tomó unas cuantas selfies con Henry. El chico se mantenía sereno a su lado mientras que ella (no sabía por qué) sonreía animadamente, medio hiperactiva y medio poniéndose en puntas para no verse como un microbio a su lado. —Aww, sales súper lindo en todas. —

Kana siguió con el tour, llevándolo posteriormente a Minato-ku para que conociera la torre de Tokyo. Todavía se le hacía insólito que Henry no fuera a ese lugar en todo este tiempo ni tampoco se haya animado a conocer lugares más cercanos a Hanasaki o a su propiedad. Pensó que Allen era un descuidado al no considerar un tour para Henry, pero tampoco lo culpaba puesto que Allen era amigo de Cain y no de Henry.
La HiME justificó que Allen no pudiera integrar a Henry, porque sabía que Cain era posesivo y ríguido para sus cosas (¿o quizá era medio asperger?) y no le permitiría compartir su amistad con su hermano. Recordó cuando eran amigos, él se sentía adecuado junto a Kana, pero cuando llegaba un amigo de Kana, Cain inmediatamente rechazaba a esa persona silenciosamente y se tornaba muy reticente a su contacto. Kana pensaba que tenía esa actitud porque tal vez los ingleses eran así, pero conoció más ingleses y no todos eran como él.
Ahora no lo justificaba para nada, es más, pensaba que quizá era y es así porque es clasista, discriminador y mala persona.

Pasearon por la torre de Tokio y esperaron el atardecer en la punta de esta, consiguiendo hermosas tomas para las fotografías. Los dos jóvenes permanecieron un tiempo allí, apoyados en los barandales y mirando hacia el atardecer compartiendo un excelente momento juntos.


—Vamos, ¡sólo una más!—
—…— ¿Por qué no escogió póker o la ruleta o los dados? pero aceptó un reto absurdo, era demasiado orgulloso para retirarse de un desafío. Perdió: no era su dominio. —Voy a morir. —
—Ay, deja de ser exagerado. — lo arrastró jalándolo de la muñeca. Casi tenía que arrastrarlo por todo el lugar.
—Espera…— le obligó a detenerse unos momentos, la energía y entusiasmo del otro lo estaba aniquilando. Estaba seguro que estaba gozando con su miseria. Aprovechó esos segundos para disuadir el mareo temporal. Siguió con la vista la atracción que su compañero miraba, parecía entusiasmado con ese tipo de tortuoso castigo. —No. Olvídalo.
—Phhf, ¿te da miedo? No me esperaba que fueras un cobarde. Es sólo una montaña rusa. Una extrema, circular, fatal, interminable, montaña rusa.
—No me da miedo. Me da asco. ¿entiendes eso? asco— toda esa gente repulsiva sentada en una hilera de carriles, quizá hace cuanto no limpiaban los asientos. Quizá alguien terminaba vomitando en mitad del camino. Nefasto.
—Lastima. Tienes que cumplir la apuesta. Tenemos hasta las once para que acabe. — lo jaloneó de nuevo llevándolo a la fuerza y se formaron en la fila.
—…— en unos cuantos minutos, los dos se encontraban sentados en los asientos del carrito de la montaña rusa más extrema del parque de diversiones. Parecía que el circuito conformado por miles de vueltas a máxima velocidad no acabaría nunca. Él se mantenía con su cara de nada, pero estaba pensando internamente que quizá sí merecía morir en esos momentos para acabar con la humillación. No le producía miedo las atracciones de una feria, tampoco le tenía miedo a la velocidad y ni siquiera a morir, pero desde el día de ayer se había sentido algo mareado y nauseabundo y lo que deseaba en esos momentos era estar acostado o… analizando muestras de laboratorio.

Se terminó el recorrido de la montaña rusa. Su compañero estaba defraudado porque en ninguna toma de fotografías su acompañante había variado su expresión de indiferencia. Parecía que en serio nada lo perturbaba.

—Ahora vam--—
—Basta. Ya ha sido suficiente.
—Oye, ni siquiera son las nueve y media. Nos faltan un montón de atracciones. — le reclamó, indignado.
—¿Por qué escogiste un lugar para niños? Pudimos ir a otra parte… No sé, un bosque de suicidios o algo por el estilo.
—Ya fuimos a Aokigahara la primera vez que viajamos a Japón.
—Hm…— entrecerró los ojos, aburrido de la situación. Odiaba perder y el otro sabía ese detalle, por lo que gozaba con el momento y lo hacía perdurar con miles de fotografías.
—¡Vamos por helado! — lo volvió a jalar insistentemente hasta llevarlo a un puesto de helados.
—Estás muy enérgico hoy… no deberías consumir más dulces. —
—Toma. — le pasó uno de los helados.
—No me gusta. — lo miró con desgano.
—Okay, entonces sostenlo hasta que termine el mío y luego me lo pasas.
—…—
—Sacaré otra selfie. Tengo que plasmar cada maldito momento de este día. — sonrió ante la cámara frontal y sacó una selfie. —¿Podrías sonreír, no? — le miró con una expresión regañadora.
—…— probó un poco del helado.
Después de que el otro joven terminara el suyo y se acabara el que sostenía, buscó otra atracción con la que torturar a su compañero. Una muy bonita atracción apareció ante sus ojos y su sonrisa se iluminó. Perfecta. Ideal para destruir completamente al otro en una humillación total.
¿Lo quería ver destruido? Sí ¿por qué no? Oh, sí.
—Walker, no me subiré a esa cosa.
—Por favor, es un simple carrusel. Te he hecho subir a todas las atracciones más bélicas y te quejas por un simple carrusel.
—Es para niños. Será ridículo.
—Los grandes también suben. No te preocupes, voy a estar a tu lado por si te da miedo sostendré tu mano. — aguantó la risa.
—No me da miedo un puto caballo empalado…
—OH, mierda. Debes estar muy enfermo para expresarte así, haha. — le tomó la temperatura de la frente. Estaba frío. —Nada. Igual de muerto.
—Tal vez el chino ése con el que estabas me pegó el coronavirus. Debería usar mascarilla. — Fue nefasto que el peliblanco haya acordado un punto de reunión en una cafetería donde trabajaba un conocido de Walker. Aquel conocido llevaba el cabello negro y lacio en una cola de caballo, parecía ser insípido y molesto, le había desagradado.
—O sea, ¿automáticamente porque alguien es oriental tiene coronavirus? — Allen giró los ojos. —Y no es chino, es japonés. — le corrigió.
—¿Es tu nuevo amigo? — llegaron hasta el carrusel, se maldecía internamente por haber llegado hasta ese punto.
—¡NO! — puso una expresión de desagrado total. —Es un conocido de un amigo y lamentablemente muchas veces coincidimos y es desagradable. Aunque… Puedo rescatar que al menos ése tonto es bueno descubriendo a personas que fingen ser de otra manera, mh. Es llamativo que tengamos algo en común.— Kanda pudo ver lo mismo que él en Nea y al menos podía considerarlo como un aliado en ese plano. Les tocó el turno de subir. —Ah, pero seguro son cosas que no quieres escuchar. — le dio un empujoncito.

Allen obligó a Cain a subirse en el carrusel y eso era maravilloso. Realmente estaba gozando con su desagrado y con torturarlo. Lo peor de todo es que el otro era jodidamente orgulloso y los de su casta pagaban sus deudas a pesar de todo (tal y como si fuera un Lannister)
El carrusel era grande, bastante llamativo y con luces en todas partes por lo que resaltaba en la oscuridad de la noche. Le obligó que se subiera a uno de los caballos y a pesar de la resistencia terminó por hacerlo.

—¿Ya ves que no es tan malo? — Allen se paró a un lado del caballo de madera, sujetándose del fierro de este. Le dio una palmaditas en la espalda al otro dándole apoyo —Deberías disfrutar el momento.
—…— se aferró al fierro, apoyando la mejilla en este mismo fierro, sin energía y sin refutar. Esto último perturbó a Allen.
—¿Era en serio que estabas mal? —
—Estoy cansado, en realidad. —
—Es que no duermes nada…— era un detalle que notó desde que lo conocía. —No sé cómo lo haces para estar siempre tan presentable a pesar de las pocas horas de sueño. Antes sospechaba que usabas anfetaminas. — le bromeó. —Pero si quieres que paremos un momento…
—No. Tenemos que terminar con esto. — suspiró suavemente.
—Muy bien, me alegra que puedas cumplir. — asintió, se acercó a él y tomó unas cuantas selfies más. Ya imaginaba el título que le podía poner: “aquí, con mi hijo, en el parque de diversiones” —¿Te sigo acompañando a tu lado por si acaso?
El otro se mantuvo en silencio por unos segundos, sintiéndose como en un estado de inercia sedante en medio de las luces y el vaivén de la atracción. Odiaba esas cosas, incluso desde que era pequeño, pero curiosamente algo de paz le entregaba ese movimiento macilento.
—Siéntate en ese. — apuntó a un cabrito parecido al signo de capricornio.
Allen se arrimó a ése animal de madera y tomó unas cuantas fotografías y videos más.
—No subas eso a redes.
—Sólo será para mí. — mentira.
Después del carrusel, lo volvió a llevar al puesto de algodones de azúcar y tras probar uno de color celeste, le ofreció un poco al pelinegro. Lo rechazó como siempre, aunque curiosamente no le dio un comentario amargo respecto a los daños de la azúcar en el organismo.
Lo arrastró nuevamente a otra atracción.
—Allen, ya no quiero…
—Sólo una más. ¡La rueda de la fortuna! Tiene que ser un ritual completo.
—…— supuso que con ritual se refería a algo relacionado con esa porquería de calabozos y dragones. No entendía, jamás le gustó ese juego y por eso había perdido en la partida porque no le encontraba lógica a algo demasiado fantástico. Por culpa de ese insulso juego de mesa ahora estaba cumpliendo el reto de ir a la feria de diversiones de Tokio con Allen. —¿No prefieres la dama serpiente? Seguro que aparece en ese juego.
—¿Quieres descansar? Bueno, podemos ir a ver a la dama serpiente y luego a la pitonisa para que nos diga el futuro. ¡Pero la rueda de la fortuna va sí o sí!
—Ya…— al menos había cedido en algo. Cain prontamente cambió el camino de la rueda hacia la tienda de la dama serpiente. Estaba bastante aburrido y se sentía incluso algo sedado por la sensación de malestar.
—¿Por qué no te gustan estas cosas? Son tan divertidas. — dijo Allen caminando animadamente a su lado.
—Porque son todas falsas…— en relación a la dama serpiente y la pitonisa. —y los juegos están sucios. Y no tienes edad para estar haciendo cosas de niños…
—Siempre es bueno salir de la rutina.
—…— se desvió y fue hasta una tienda que parecía decente, compró agua mineral. Bebió lentamente.
—¿Desde cuándo te sientes mal? — lo miró con un poco de preocupación.
—No sé… creo que desde el domingo en la mañana. —
—Hm, estábamos en Inglaterra aún. ¿Qué hiciste ese día en la mañana? ¿quizá comiste algo que te hizo mal? O te resfriaste.
—…— trató de hacer memoria de lo que pude ser. —Nada. Sólo fui a buscar a Henry a la iglesia después de que terminó la misa.— parpadeó un poco sorprendido. Porque recordó que se sintió mal al momento de llegar a la catedral.
—Haha, ¿serás el anticristo? ¿seguro no tienes el número de la bestia tatuada en la cabeza como Demian?
—Esas cosas tampoco existen. Creo que me hizo mal algo que probé…
—O tienes coronavirus. Fuiste a un lugar con mucha gente y un ambiente propenso para contraer la enfermedad. ¿Ves? No hace falta ser asiático. Por ser racista como Trump te enfermaste tú. 
—Yo no me burlo. Hablo con hechos y cifras numéricas. —
—Oye, a todo esto…— siguieron caminando con tranquilidad. —¿Por qué nunca ejerciste como médico? Te promovieron varios ciclos y te graduaste con honores. Entiendo que quieras seguir estudiando más carreras y todo, pero no comprendo que no ejerzas tu profesión la cual es bastante admirable.
—No soy buen médico…
—¿Por qué piensas eso? Creo que eres bueno en todo… Menos siendo ser humano, en eso fracasaste, pero en todo lo demás eres talentoso. Eres como Invader Zim, inteligente pero no sabes usar ese recurso y terminas perjudicándote ante tu inhabilidad interaccional.
—¿Por qué siempre me relacionas con cosas verdes? Grich… Zim…— negó con la cabeza. —Todos histéricos fracasados.
—No me había dado cuenta, haha. — debía buscar alguna otra criatura verde que no fuera emocional como Grinch y Zim para que encajara mejor con el perfil del otro. Llegaron hasta la entrada de la tienda de la mujer serpiente, justo a tiempo para presenciar el show de baile árabe de la mujer dominadora de víboras.
Después de ese atractivo espectáculo, continuaron en la carpa vecina donde una supuesta pitonisa les leía el futuro. Sólo Allen aceptó que le leyera el futuro a través de la bola de cristal y la lectura del tarot, Cain no creía en esas cosas y se limitó a acompañarlo. Allen tampoco creía, pero era curioso de estudiar los métodos de charlatanería de otras personas.
—Qué raro, no entendí a qué se refería a la “trinidad de corazones” — dijo Allen, el otro solo alzó los hombros. —Pero lo prometido es deuda. Vamos a la rueda.
—…— Pensaba que se había olvidado.
Tras abordar en la rueda de la fortuna y tras conseguir Allen las capturas fotográficas desde lo alto de está mirando hacia la ciudad, finalmente la atracción dio por concluido su circuito y bajaron de ella.
—¡Ya sé!
—No
—¡No es ninguna atracción! Te iba a decir que fuéramos al puesto de tiro al blanco. — en poco tiempo llegaron hasta ese puesto. Allen pagó y le entregaron el rifle. —Mejor hazlo tú, tienes mejor tino. — le entregó el rifle. —Más te vale ganar, quiero el premio mayor sea lo que sea. Ni intentes fallar.
Cain esperó a que apareciera el blanco con cien puntos, apuntó y dio el primer tiro acertando. El segundo tampoco erró, a pesar de que Allen le hablaba y le distraía.
—¡Todo un asesino profesional!— bromeó el peliblanco. —Tal vez debiste usar un arma de fuego cuando eras Key. ¿Qué arma usabas?
—Ninguna.
—¿Cómo así?
—No era ningún aporte como Key. —
—Hm. Kana algo debió ver en ti para considerarte su Key.
—No había más opciones, seguro. — le acertó al siguiente blanco.
—¡Bien! — festejó. Sólo quedaba un blanco más y el premio serio suyo. Fue en eso que observó fugazmente hacia un costado cuando escuchó a una chica conversar con su acompañante, su voz se le hizo conocida y al voltear a mirar empalideció al ver de quien se trataba. Al parecer esos dos jóvenes habían tenido la misma idea que él de visitar la feria de diversiones de Tokio. Trató de evitar que Cain viera a esa persona, pero era demasiado tarde. Al verlo, se encontró con su fría mirada mientras le apuntaba con el rifle.
—¡Yo no tengo nada que ver en esto! ¡Lo juro! — frunció el ceño, meneando sus manos en negación. —Quita esa cosa. No es un simple juguete.
—Era tu plan desde el inicio… No aprendes.
—¡No fui yo, gusano!
—¿Allen? — Kana parpadeó al encontrarlo allí. Notó a la otra persona. —Ah, tú. — entrecerró los ojos. —¿Te está causando problemas, Allen? Puedo mandarlo a otra dimensión.
—N-no. Sólo pasábamos la noche perdiendo el tiempo aquí. ¡No lo distraigas! Quiero que gane el premio mayor.
Cain y Henry se miraron entre ellos. Era inevitable que el mayor observara al rubio con rechazo y rencor. ¿Qué hacía con Kana paseando de noche? Desconocía que fueran amigos. Típico, seguramente se quería “quedar” con lo que alguna vez fue su amistad. Su hermano siempre se quedaba con todo lo que fuera suyo.
Le lanzó el rifle a Henry y este lo agarró antes de que cayera.
—Hazlo tú. Eres mejor que yo en todo. — le dijo con un tono satírico, siguiendo serio. Se hizo a un lado.
—Ibas bien…—
—Hm…— metió las manos en los bolsillos de sus pantalones, ya no participaría. 
—…—
Kana miró a los dos chicos. Todavía se le hacía imposible que fueran hermanos. Eran demasiado distintos tanto en la personalidad como en la apariencia y sentía que se llevaban silenciosamente muy mal. Para ella, era también muy difícil concebir la idea de que Cain tuviera más hermanos. Cuando fueron amigos, casi nada le hablaba de su familia, pero jamás le nombraba que tuviera hermanos (o eso percibió) y por mucho tiempo pensó que era hijo único y por eso su personalidad, pero después de conocer en el Derbi del Rey a toda la cantidad de hermanos que él tiene, aun así, se le hacía difícil asimilar esa realidad. Notoriamente Cain no se llevaba bien con sus hermanos, los cuidaba, los protegía y los guiaba, pero no por ello se llevaba bien con ellos… Especialmente con Henry.
Tal vez Allen tenía razón la noche anterior.
—Allen…
—Te lo dije. — Allen suspiró, dándole una palmada en el hombro a Kana tratando de disipar los sentimientos de culpa. Era momento de disuadir la situación. —¡Henry! ¿Puedes darle al blanco mayor? Es que quiero ganar el gran premio y hasta ahora Cain lo estaba haciendo perfecto pero ya vez que no va a seguir, aunque le roguemos.
—¡Ánimo, Henry! ¡Tú puedes! — le animó Kana.
—Está bien. — el rubio aceptó con resignación. Apuntó al blanco mayor y acertó en un abrir y cerrar de ojos.
—Felicidades, han ganado el premio mayor. — expresó el dueño del puesto. —Pueden escoger entre los premios de la repisa alta.
—Hm. — Allen inspeccionó los premios y eligió un gran frasco con luces amarillas en su interior que daban la ilusión de que fueran luciérnagas. —Quiero el de la simulación de luciérnagas.
—Perfecto. Es único en su especie. Y no son simulación, es un frasco encantado con pequeñas almas de hadas que brillan por siempre. — le entregó el premio a Allen. El joven sólo sonrió, no diría nada contra esa charlatanería, total el premio estaba bonito.
—Qué lindo, Allen. — Kana tocó con la punta de sus dedos el frasco, anonadada por las lucecitas.
—¿Quieres un premio, Kana? —
—¿En serio? — la HiME miró con maravilla a Henry.
—Claro. No creo que quede otro de esos, pero puedo ganar algo para ti.
—¿Desde cuando eres tan amable? — Cain miró con ojos entrecerrado a su hermano con aquel grado de suspicacia que intimidaba al rubio.
—Kana ha sido considerada conmigo todo el día. Se lo debo. — sonrió un poco.
—Hm. —
—¡Gracias! — festejó la joven.
El rubio pagó y le dieron otro rifle recargado. El juego volvió a comenzar y fue acertando a todos los blancos, dentro de poco había conseguido los puntos más elevados.
—Jovencita, puedes escoger. — le dijo el dueño.
—A ver…— Kana se encaramó en el mostrador. —¿Es muy cursi si pido un peluche? — se mordió el labio inferior. —Es que me gusta ese conejo blanco con ojos rojos.
—Oh, ese viene con el conejo negro con los ojos de color rojo. — aseguró el señor.
—¡Ah! Lo quiero. — Kana recibió ambos peluches, los observó detenidamente y luego le entregó el negro a Henry. —¿Qué tal si te quedas con este? Tú fuiste el que los ganaste.
—Sería mejor si te los dejas tú. —
—Así cada uno puede tener uno y son amigos. — Kana le sonrió. Henry permaneció unos instantes observándola confundido por su amabilidad y finalmente aceptó aquella cosa… Aunque no le gustase.
—¿Vamos a un karaoke que está cerca de aquí? Aprovechando que estamos los cuatro.
Kana, Cain y Henry miraron a Allen como si hubiera dicho algo tabú. 
—Mejor me voy…— dijo Cain, entendiendo que el que no congeniaba y complicaba al grupo era él. No les iba a obstaculizar el momento.
—Ah, no pasa nada si quieres venir…— Kana le habló. No entendía bien por qué estaba siendo amable con él, pero quizá por esa noche podían ser menos densos y así evitaría que Cain se desquitara con Henry.
—Tranquilos, vayan ustedes. No soy bueno en esas cosas. — meneó una mano restándose importancia, con una serenidad auténtica. —Buenas noches. — se despidió desde lejos, comenzando a caminar en dirección opuesta acompañado de la calma que la noche le daba. 

Posteriormente, Allen, Kana y Henry terminaron en un karaoke cercano de buena reputación y un tanto caro pero valía la pena porque la calidad de la comida y los bebestibles lo ameritaban (además que al término daban capturas fotográficas del momento) Kana odiaba cantar, siempre se sentía o tonta o loca si lo hacía pero Allen le insistió tanto que al final optó por una canción clásica y conocida de ABBA.

I don't want to talk
About things we've gone through
Though it's hurting me
Now it's history
I've played all my cards
And that's what you've done too
Nothing more to say
No more ace to play
The winner takes it all
The loser's standing small
Beside the victory
That's her destiny
Pensó que tenía mucha coherencia con lo que pasaba respecto a su relación de amistad perdida con Cain. Mientras cantaba, se preguntaba ¿qué canción habría escogido el inglés si los hubiera acompañado?

The gods may throw a dice
Their minds as cold as ice
And someone way down here
Loses someone dear
It's simple and it's plain
                                      Why should I complain?
Que vergüenza. Se sentía tonta y loca por andar cantando en un karaoke con ellos pero ya estaba.
The judges will decide
The likes of me abide
Spectators of the show
Always staying low
The game is on again
A lover or a friend
A big thing or a small
The winner takes it all

Sólo Kana y Allen se turnaron para cantar ya sea en solitario o en dueto. Henry no se animaba a hacerlo, seguramente por su carácter reservado.
—Me da curiosidad pensar si Cain habría cantado.
—No lo haría ni aunque le ofrezcan ser el rey del mundo. — aseguró Allen. —Seguro se limitaba a estar sentado y a criticarnos como un juez.
—Pero en Eton College mi hermano participaba de los eventos con un grupo de compañeros… Hacían covers de The Beatles.
—Oh, cierto. — asintió el peliblanco. —Recuerdo que una vez cantó en la escuela “Yesterday” y “Help” tiene mucho sentido con su personalidad drama queen.
—¿Por qué de un día a otro él dejo de ser tan participativo? Yo recuerdo que en Hanasaki hasta era presidente del comité de estudiantes de su generación y era muy carismático. Era miembro activo del club de fútbol y tenía… ¿amigos? No sé si eran sus amigos, pero siempre estaba rodeado de gente.
—Porque en ese tiempo fingía ser amable pero ahora se cansó de llevar esa máscara y es su yo auténtico. —
—¿Pasa algo? — preguntó Kana a Henry cuando lo vio muy pendiente de su teléfono celular.
—No. Nada… Sólo es Euphemia, me dice que llega a las una de la madrugada de su vuelo… Tendré que irme antes para ir a buscarla. Disculpen. Llamaré al señor Lagusa para que me pase a buscar ahora.
—Aw, Henry, siempre eres tan caballero y bueno. — la HiME se admiró de aquel joven. Luego un pensamiento pasó por su mente al recordar a Euphemia, aquella hermosa, simpática y genial joven que Henry le presentó en el Derbi del Rey. Henry era tan buena persona que debería estar con una persona tan buena como Euphemia.
Después de que Henry se fue, ella y Allen también hicieron lo mismo. Iba colgada del brazo de Allen cuando comenzó a interrogarlo.
—Allen, Henry y Euphemia son amigos desde pequeños, ¿cierto?
—Sí. De toda la vida han estado juntos.
—Ahhhh.
—…—
—¿No crees que Henry es un chico muy solitario? Sería lindo si encuentra a alguien con quien estar. Sería muy feliz.
—Que.
—¿Euphemia tiene novio?
—Kana. Wait. ¿Acaso estás fantaseando en juntar a Henry con Euphemia?
—¿Yo? N-no, no… como se te ocurre. — la mirada del otro sobre ella la delató. —Bueno, sí.
—¿Te acuerdas cuando quisiste hacer que tu primo Mahiro y su ex amigo Yoshino volvieran a ser los amigos inseparables de siempre? Sé que tienes buenas intenciones con los demás, pero… siempre fracasas.
—Gracias, Allen, yo también tengo mucha fe en ti. — ella lo miró ofendida.
—N-no lo tomes así. Lo que digo es que debes dejar que las relaciones de las personas sean responsabilidad de ellas. No puedes ir solucionando los conflictos de todos.
—Mira quien habla. Siempre te empeñas en que sea de nuevo amiga de tu amigo tóxico.
—¡Es distinto!
—¿Sabes que creo? Que eres malo porque sólo quieres ayudar a Cain y no a Henry. Estoy segura que puedo hacer que él y Euphemia sean más que amigos. Apuesto que Henry dejará de ser solitario y Euphemia será feliz.
—Basta. — Allen le reclamó, pero Kana le sacó la lengua en un gesto infantil. —Kana, ¿quizá a Henry no le gusta tener pareja? ¿Haz pensado en eso? Digo… Desde que lo conozco, tiene a la mitad de las chicas del mundo enamoradas de él y él jamás ha escogido a ni una… Creo que ni siquiera ha paseado de la mano con alguien. Si él quisiera tener novia, ya lo habría hecho. Déjalo en paz.
—Allen, es mejor que ni supieras de lo que pienso cuando planeo juntar personas. — Kana rio con malicia. —Ni sabes cuánto te he shippeado con aquel joven llamado Kanda y sé que un día se hará realidad. — y ni le diría que también lo shippeaba con aquel joven llamado Lavi al que sólo conocía por las publicaciones de Instagram de Allen pero sólo con ver lo bonitos y unidos que lucían en sus fotografías ya bastaba para que Kana los haya casado mil veces en su mente.
—QUE
—¡Lancaster! — Ya pasaban de las doce de la noche cuando Asmodeus se asomó a la puerta del club privado propiedad de sus hermanos. Fue cuando vio a aquel joven —¿Qué haces caminando solo tan tarde? Los niños deben estar en casa.
A Cain le costó reconocerlo, pero le recordó como uno de los denominado “Hermanos demonios” hace años que no veía a ninguno de ellos.
—Ven, acércate. No tengas miedo. — le bromeó Asmodeus. El otro seguía mirándolo con desconfianza como si se tratara de un viejo degenerado. Curioso, recordaba tener su misma edad, pero siempre sintió a Cain como si fuera menor. —¿Por qué no pasar un rato al club?  Te puedo dar un dulce.
—¿Está Lucifer?
—Ahhh, siempre congeniaste mejor con él. — Asmodeus fingió tristeza. —Sí está. — lo hizo pasar.
El sitio era una especie de bar de lujo pero que era privado sólo para el uso de los hermanos Morningstar. Asmodeus se apresuró en informar a aquella pobre ave ilusa que acababa de capturar sobre que tanto él como sus hermanos se encontraban en Tokio por una temporada.
Fueron hasta donde estaba la mesa de pool, donde Lucifer, el hermano mayor, jugaba una partida.
—Vaya, ¿Es la hora del demonio? Nos ha caído uno. — dijo Lucifer al ver al invitado de su hermano.
—Que sepa… Los únicos demonios son ustedes. Hasta tienen nombre de demonios…
—Ah, los gustos especiales de nuestro señor padre. — sonrió el joven de ojos carmesí. —¿Quieres divertirte? Tenemos unos tragos especiales que te pueden hacer olvidar todo… Como en los viejos tiempos. — ellos se conocían desde la escuela, compartiendo aquella estaba de adolescencia donde no respetaban normas ni temían a la muerte. Dejo el palo de pool apoyado en la mesa y le hizo que lo siguiera a la barra iluminada del bar.
—Estuve jugando con niños. Supongo que es hora de divertirme como adulto. — Cain recibió el trago extraño que le sirvió Lucifer. —¿Qué hacen en Tokio? — pero Lucifer no le respondió esperando que probara el trago primero, Cain dio un sorbo.
—Estamos en Rizembool, como tú. Pero me sorprende que ni tú ni yo queramos ser los reyes.
—Ya no somos escolares de Eton… Esas son cosas de niños. — dijo, aburrido.
—Lo sé. Creo que estamos en el mismo plan: seguir creciendo en conocimientos y complacer a nuestros familiares.
—Ah. — miró con detenimiento el líquido en su copa.
—¿No confías en mí? — Lucifer sonrió ladinamente.
—¿Cómo se puede confiar en alguien llamado Lucifer Morningstar?
—Es curioso… Porque nosotros tenemos nombres de demonios y tú… Te llamas Cain y de algún modo siempre llegas a nosotros. Quizá estábamos predestinados. ¿Hacemos misa oscura?
—¿Qué?
—Eres adorablemente escéptico a pesar de los años. —
—Parece que alguien se ha visto demasiados capítulos de Chilling Adventures of Sabrina— se burló del mayor.
—Parece que tú no estás muy desinformado de la serie popular.
—Hay una tumba con mi nombre. — dio otro sorbo largo a su trago. —Evidentemente me iba a interesar. — sonrió sarcástico.
« Last Edit: March 22, 2020, 03:26:40 PM by Kana »


Kana

Introducción de personajes
—¡Shikishima!— Aru Akise lo llamó por su nombre al verlo circular por Rizembool. Justamente tenía como pendiente darle una información a ese estudiante y de modo fortuito lo encontró por el campus. Se aproximaron mutuamente. —Que suerte tengo de encontrarte. Pensaba buscarte después de concluido el primer bloque de clases, pero veo que estas temprano por Rizembool. ¿Qué haces tan temprano?—
—Me tocó reunión con el comité de estudiantes de Psicología—
—Ya veo.— el joven le sonrió amigablemente —¿Cómo te fue?
—Bien. Reflexionamos sobre las exigencias a la carrera, las cuales no son muchas puesto que ha funcionado bien. Algunos se quejan de que el superior Adachi es muy estricto, pero pienso que así debe ser sino se toman todo a la liguera.— Ritsu se llevó una mano a la mejilla, sonriendo levemente. —Es increíble el parecido que tienes con Nagisa-san.—
—Ahw, me lo dicen seguido. Que soy una fotocopia de mi primo mayor. Somos muy parecidos estéticamente y se podría decir que ambos deberíamos proteger nuestro cuello, haha.
—¿hah?—
—Nada. Chiste familiar.— negó con la cabeza, saltando del tema. —Tengo entendido que están organizando la fiesta de Psicología?
—Así es. Pero ese tema lo retomaremos en la tarde. Nuestro presidente no se pudo presentar en la mañana por compromisos.— Lo más probable era que Wolfgang estuviera mas disponible en la tarde, con menos compromisos. —Dime, ¿de qué me querías hablar?
—Ah, sí.— Aru deslizó su mano por su cabello platinado. —Los encargados de Rizembool han tratado de contactarte para otorgarte un nuevo deber, no lo han podido hacer ellos mismos por las contingencias del presente y porque tú mismo has estado ocupado en muchas reuniones.— Aru admiró esa parte de Shikishima, que siendo tan joven tuviera tantas responsabilidades y cierto poder al ser uno de los chicos más populares y estudiante estrella de Rizembool. —Me pidieron que te notificara que llegará un estudiante de intercambio desde Inglaterra y que estará a tu cargo ya que tendrás que ser su guía. Trataron de contactarte vía telefónica pero tu celular aparece como bloqueado.
—Me lo robaron hace unos días…— mintió. Lo tenía Minato ya que había sido hackeado (y estaba seguro que el culpable era Ryo Asuka) y el peliazul le estaba analizando.
—Que lástima… Bueno, el alumno se llama Slaine Lancaster. Tiene tu edad y estará en tu clase. Revisé su biografía y espié sus antecedentes, resulta que es un chico tranquilo, muy aplicado a los estudios y obediente así que no creo que tengas los mismos problemas que tiene Kaneki con el hermano del chico. Le indiqué que te esperara en la recepción unos veinte minutos antes de iniciar clases para que lo pudieras orientar con lo básico. Por cierto, no tiene problemas con el idioma pero su acento es gracioso.
—Okay, gracias por la preparación. Pasaré al laboratorio de Genética antes de ir a clases pero prometo estar a tiempo.
—Lo sé, eres muy responsable.— meneó su mano, seguro de que el joven cumpliría bien. —Debo irme, me quedé de reunir con mi primo y no quiero que espere tanto por mí. Nos vemos.— se despidió de forma amable.

Shikishima cursó su camino hacia los laboratorios de Rizembool tratando en lo posible de evadir a los conocidos que aparecían en su camino puesto que podría restarle tiempo y podría llegar tarde al encuentro con el estudiante de intercambio.
Después del largo camino que debía recorrer, finalmente llegó a los laboratorios donde ingresó a ellos por medio del reconocimiento facial y ocular. Estaba expectante y encantado prematuramente de ver uno de los resultados logrados en el laboratorio de Rizembool con sus aportes sobre la mente y la conducta humana con enfoque de neuropsicología, pero la sensación era ambivalente: por un lado estaba emocionado de ver el resultado como primer testigo, pero, por otro, le producía incomodidad saber que Ryo Asuka estaría allí.
Entro a la sala de experimentación tras ponerse el delantal. Allí estaba Ryo Asuka quien, como de costumbre, lo recibió con esa enigmática sonrisa entre distante y burlona, aparte de él estaban presente Lancaster y Tsukasa. Suponía que detrás de la sala espejo estaba Liebheart observándolo todo como testigo discreto.
Se ubicó al lado de los otros dos estudiantes y escuchó a Asuka hablar.

—Ya no recibiremos a ningún otro espectador dada la hora.— cerró la puerta de cristal hermética. —Iniciaremos con el modelo de prueba. El sujeto experimental ha aceptado voluntariamente la administración del nanoconductor de activación y neutralización.— al frente de los espectadores estaba una sala estudio donde un sujeto con máscara estaba esperando el inicio del ensayo. Usaba el traje mecatrónico realizado por el equipo de investigación del cual todos ellos formaban parte. —Inicie la prueba.
Dio la orden el rubio por el alta voz. Al otro lado, el sujeto de prueba comenzó a luchar contra las ilusiones magnéticas que aparecían frente a él gracias a la tecnología de Rizembool. La armadura del traje era impresionante y, al parecer, la genética del individuo le otorgaba la producción del fuego.
—Es posible que al tener tanto poder en sus manos gracias a la armadura que hemos creado muchos Rebels hagan caso omiso de nuestras indicaciones y quieran continuar ejecutando poderes aún si el nivel de adrenalina se torna peligroso a nivel neuronal.— dijo Ryo. —Escogimos a un sujeto x que demostraba tener más necesidad de requerir del poder que de la vocación… Así que, lo más probable es que, cegado por la ambición de poder, haga caso omiso a mi orden. Allí es donde entra la segunda implementación que hemos creado todos nosotros.— sacó una avanzada y tecnológica tablet traslúcida en la cual se veían las mediciones de niveles cardiacos, mentales, programáticos, vitales, entre otros, del sujeto experimental. —Hm, las áreas cerebrales activadas nos indican que está extasiado con el poder alcanzado.— miró al grupo de estudiantes. —Han hecho un buen trabajo en la contribución de esta investigación. Son admirables…
Mientras que Shikishima y Lancaster se mostraban aparentemente neutrales con el comentario, Tsukasa parecía un tanto contrariado de haber sido parte de esa investigación.
—Oh, señor Tsukasa, gracias a usted tengo esto en mis manos debido a su amplio conocimiento en la mecatrónica. ¿Quiere hacerme los honores de usarla?
—Prefiero ser expectador.
—Comprendo.— Ryo asintió, formando una leve sonrisa en sus labios. Nuevamente miró hacia el frente, activó el altavoz y habló. —Ya puede parar.— pasaron unos segundos y, como lo había pronosticado, el sujeto no se detuvo. Exclamó que se sentía más que poderoso con todas las facultades que ahora tenía y que podría incluso hacer muchas cosas más. Dio la orden de cese un par de veces más pero el sujeto hizo caso omiso. —Perfecto. Nos servirá. Activaré el bloqueo cognitivo.— tecleó en la tablet un código. En un instante, el sujeto experimental se desplomó al suelo, inmovilizado y sufriendo convulsiones. Asuka sabía que era necesario que el bloqueo cognitivo tuviera una duración de máximo unos veinte segundos para dejar inconsciente al sujeto y que a su recuperación no tendría más que una cefalea y sensación de mareos, pero quería asegurarse de que resultara todo bien con la prueba. El señor Liebhart estaba observando desde la otra cámara y Asuka intuía que desearía lo mismo.
—Y-ya pasaron los veinte segundos.— advirtió Tsukasa. —Deténgalo.
—No. La prueba debe ser eficaz. No podemos tener margen de error. — respondió Asuka. Aumentó el nivel de descarga del bloqueo cognitivo.
—Asuka, le provocarás un daño mental si no lo detienes.— Shikishima se estaba estresando pero demostraba serenidad ante todo, el rubio ni siquiera lo escuchó. El pelinegro desvió la mirada hacia los dos estudiantes, que parecían igual de contrariados que él ante la severidad de Asuka. Uno de los tres tenía que hacer algo, Shikishima supuso que de nuevo tendría que ser él y llevarse las represalia, pero afortunadamente Lancaster se le adelantó.
—Ya basta. Los niveles de cortisol están demasiado altos, su índice de estrés le producirá un colapso mental, daños a la memoria o incluso un infarto.
—Tenemos que probar si eso sucede para luego hacer modificaciones que eviten ese panorama para así proteger a nuestros Rebels.— siguió con la mirada fija sobre el sujeto que convulsionaba. Aumentó el grado de bloqueo cognitivo. —Por cierto, ¿a poco hablas? pensaba que eras sordo mudo…— le dijo al otro sin mirarlo. Nunca había escuchado su voz.
—…— el inglés entendió que ese sujeto haría caso omiso a su petición. Entonces le quitó rápidamente la tablet de sus manos e ingresó los códigos de desactivación. El sujeto dejo de convulsionar. —Hay que administrarle feniltriazina para inhibir los canales de sodio cuanto antes.—
—Ah, vaya…— Asuka parecía desanimado. Hace unos instantes estaba más que fascinado con la exhibición de la prueba, pero ahora lucía desmotivado.
—Asuka…— Shikishima le hizo recordar la indicación de Lancaster para bienestar del sujeto de prueba. Tsukasa trajo el botiquín preparado en caso de urgencias que estaba allí mismo y buscó la inyección preparada en caso de que pasara lo que acababa de ocurrir.
—Hazlo tú, ¿no eres médico después de todo?— miro con displicencia a Lancaster
—Y-yo… No puedo.— se descartó.
—Vaya inútil.— Asuka musitó, suspirando. —Señor Liebheart, ¡¿me autoriza a proceder?!— exclamó extravagante hacia los monitores. —¿Señor?
—Aquí estoy…— el científico apareció en la sala, usando delantal, mascarilla y colocándose los guantes. Recibió la jeringa que tenía Tsukasa. —Señor Asuka, agradecería evitar llegar a estos niveles de bloqueo. Si bien es una prueba, debemos velar por la seguridad de ese estudiante.
—Lo sé, señor. Pero los Rebels son mi prioridad.— Alzó las manos, cerrando los ojos y mostrándose desinteresado. —Le acompaño con el sujeto experimental. Ustedes pueden volver a sus clases.— pasó por un costado de los tres chicos, a quienes consideraba inferior a él. Además de ineptos, resultaban ser unos cobardes. No entendía qué era lo que veía el señor Liebheart en ellos. —Ve con mami.— susurró al aire antes de retirarse con el alemán.
—¿A quién… le habrá dicho?— Shikishima miró a los otros dos, pero luego negó con la cabeza sabiendo que eso no era relevante (aunque significante, ya tendría que averiguar) —Bueno, eso no es importante ahora.
—Creo que no asistiré al primer bloque de clases.
—Tsukasa…— Shikishima comprendía que aquel joven que era conocido como “el caballero blanco” dado a su frialdad, en realidad era el mas empático y sensible de los presentes. —¿Qué vas a hacer?
—No me veo capaz de prestar atención a una clase en estos momentos. Además… Tengo una reunión con el señor Nakiri. Ha programado que uno de sus empleados venga por mí para llevarme al Distrito Nakiri.
—Vaya, entiendo que es un empresario muy importante.
—Lo es.— aseguró. Después de despedirse de los otros dos, Tsukasa se retiró para acudir a su compromiso.
Los otros dos salieron de los laboratorios y por un momento se acompañaron en el camino.
—Antes de que lo olvide… Me han pedido que sea guía de uno de tus hermanos. Slaine.— la expresión pensativa del otro le dicto a Shikishima que no estaba al tanto. —¿No sabías que vendría a Rizembool?
—Debe ser orden de mi abuelo.— concluyó. —Shikishima…
—¿Si?
—Te pido que evites que se involucre en temas de Rizembool.
—Ah, no te preocupes. Sólo le daré orientaciones sobre salas, eventos, acompañarlo, ayudarlo si tiene dificultades con la comprensión de la materia… No le haré propaganda de Rebels.— sonrió un poco. —Será un compañero de Psicología más.— le aseguró.
Cada uno tomó un camino distinto. Shikishima se apresuró en llegar a la recepción para encontrarse con el estudiante de intercambio. Todavía estaba en su mente la muestra de prueba que acababa de presenciar y estaba seguro que no había sido de su agrado el comportamiento de Asuka, pero no sacaba nada con decirle a alguien aquello… Liebheart había estado presente y apenas le reprendió. Parecía que Asuka era inmune.

—Ritsu.— Akira le sujetó del brazo para que no se le fuera.
—Akira.— parpadeó, un poco sorprendido. —¿Vienes temprano a una clase? Eso es… Apocalíptico.
—Algo así…— el pelinegro se despeinó un poco sus rizos. —Te he estado llamando desde medio pasillo y no me haces caso.
—Disculpa. Estaba distraído con… bueno, no importa.— suspiró.
—Dijiste que me contarías sobre lo que pasa en los laboratorios.
—¿Cómo sabes que…? Ah, para que pregunto.— negó con la cabeza. —Es cierto. Te lo prometí y te contaré detalladamente todo pero en otro lugar. Ahora, aprovechando de que estas en el campus temprano, me puedes acompañar.—
—¿A dónde?— le siguió a su lado, Akira metió las manos en sus bolsillos y caminó con despreocupación. Seguramente Shikishima le mostraría algún libro ñoño que encontró en la sección prohibida de la biblioteca o de nuevo le rallaría con una tontera nerd.
—Soy guía de un estudiante de intercambio pero pienso que la responsabilidad puedo compartirla contigo.
—E-espera.— Akira lo detuvo. —¿Responsabilidad? Que…
—Ahora que estas reinvicándote con la justicia y estas siendo cuidadoso con tu libertad asistida me parece perfecto que empieces a hacer acciones altruista con tu entorno y qué mejor que ayudarme con esto.
—Ritsu…
—Nada. Si te opones, te dejo de cocinar y dudo que quieras prepararte tus alimentos.— le dijo sonriente y triunfante.
—Ya…— Akira suspiró. Ahora tendría que soportar a una molestia. Llegaron hasta la recepción y se encontraron con un muchacho de su edad, alto, algo delgado, rubio y de ojos celestes. Parecía una especie de muñequito de porcelana y de lejos se notaba que era un nerd. Akira comprendió que debía ayudar a Shikishima si no querían que ese estudiante se convirtiera en el blanco perfecto como víctima de bullying.
—Buenos días.— saludó educadamente Shikishima al extranjero. —Mucho gusto. Me llamo Shikishima Ritsu y me han pedido que sea tu guía en tu proceso de integración en Rizembool. Él es mi amigo Kurusu Akira, nos acompañará y estará para lo que necesites. Serás nuestro compañero de Psicología, no dudes en consultarnos cualquier cosa que necesites.
—Mucho gusto— El rubio hizo una leve reverencia hacia ellos, con un grado de modales dignos de un rey. Akira y Ritsu supusieron que estaban frente a un verdadero señorito inglés, quedaron deslumbrado por ese descubrimiento y posiblemente lo anotarían en sus logros desbloqueados: tenían que contarle a Minato. —Mi nombre es Slaine Lancaster, de Inglaterra. Es un fortunio que seamos compañeros de clases.
—Cuéntanos, ¿quieres iniciar con el recorrido por Rizembool antes de empezar la clase o prefieres que te ayudemos con tus asignaciones de clases con la secretaria?
—Preferiría que me orientaran sobre las estancias de la universidad. Los protocolos de inscripciones los acabo de concluir.— justamente la secretaria asentía, quien había recibido ya los documentos.
—Perfecto. Empecemos entonces.— indicó Shikishima. El trío comenzó a caminar recorriendo los lugares claves de la universidad mientras le iban relatando al joven de intercambio todo lo que necesitaba saber de Rizembool. —¿Cómo te podemos llamar? ¿Slaine o Lancaster?
—Por mi nombre está bien. Seremos compañeros y espero que, a futuro, seamos amigos.
—Eres muy educado. Claro que seremos amigos.— asintió conmovido Shikishima.
—¿Qué te hizo venir a Tokio?— Akira le preguntó con curiosidad.
—La cultura de este país siempre ha sido interesante al igual que la tecnología. Lo segundo, podría decir, sobre todo. Por otro lado, me han dicho que la gente de aquí es tranquila y educada, no va a los límites y pienso que congenio mejor en ese contexto.— porque la otra opción era Francia y sentía que distaba mucho de la idiosincracia de ese país. A Slaine le gustaba la tranquilidad. —Tengo a mis hermanos mayores aquí en Tokio, además.
—Oh, si vas a la fiesta de Psicología vas a ver qué hay muchos perfiles de personalidad entre los japoneses. No sólo gente pacífica.— recordando las fiestas desmedidas de la carrera.
—Akira…—
—¿Fiesta?
—Eh, sí… Una reunión casual que hacemos para dar la bienvenida a los nuevos alumnos y para celebrar la carrera. Pero falta mucho todavía. Cuando esté todo preparado, te avisaré.
—Y te podemos avisar de todas las otras actividades extras.— agregó Akira.
—Gracias, Shikishima, Kurusu, ustedes son muy gratos.— el rubio les asintió, encantado.
—Puedes llamarnos por nuestros nombres.— indicó Akira.

—-

—¡LEVI!— Leonhard se aferró al joven de cabello morado de un modo tan frenético que no le dejaba respirar. —¡No te vayas! ¡Quédate en Eton! ¡Los cuatro iríamos a Oxford!
—¡No es mi decisión!— respondió, casi sin aire. El rubio nunca le suplicaba y se había mostrado todo ese tiempo desafectivo con él pero ahora le estaba rogando que se quedara con ellos. Leviathan miró a Leonhard con tristeza, luego miró a Licht pidiéndole apoyo.
Licht suspiró. Estaba igual de abatido que su mellizo sólo que era menos emotivo. El rubio miró a otro joven participe de ese encuentro, un joven de cabellos azulados con reflejos blancos, quien parecía indiferente a la situación.
—Belphie, ¿no vas a extrañarnos?— Licht le picó el brazo.
—No.— respondió rápido. Recibió la mirada molesta de Licht —Ni que nos fuéramos para siempre.
—¡AH! Por qué la vida es tan cruel.— reclamó Leon, sin dejar de aferrarse a Levi. Apretó el rostro contra su pecho, lloriqueando. —¡Dios! Llévate a Belphegor, pero no te lleves a Levi. Maldito Lucifer... ¡Maldito!
—…— Belphegor estaba a punto de darle una patada a ese sujeto pero Licht lo detuvo. —Ya comportate, Lancaster… Cuando actúas así das crédito a los rumores de que eres un adoptado.
—¡No soy adoptado! ¡Soy idéntico a mi padre! Tengo todos los genes Lancaster.—
—Todos sabemos que no eres adoptado… Pero tu abuelo te molesta así por tu personalidad muy lejana a la de tus hermanos.
—Leon, Licht, aunque nos vayamos por un tiempo estaremos en contacto.
—No es lo mismo— reclamó Leonhard. ¿Con quién iría a los eventos de BTS, Black Pink, si no era con Levi? Licht siempre le acompañaba pero que Levi no estuviera era dramático. Belphegor no importaba… Por otro lado, sabía que Levi los necesitaba, el pelimorado era fanático del animé y los video juegos y sus hermanos se burlaban de él por esos gustos, el único que lo acompañaba en los eventos y exposiciones era Leonhard y Licht. Sobre todo Leonhard.
—No será lo mismo sin ustedes dos acá.— dijo Licht, con sinceridad.
—Ahhh— Leviathan le dio unas sutiles palmaditas en el hombro a Leon y con esto logró que se conformara y se separara de él. —De verdad que no me quiero ir. Amo conocer Japón pero me cuesta concebir la idea de que no nos podremos ver personalmente por un tiempo... Y el hecho de que tendré que estar con gente y esas cosas me harta.
—Podríamos pedir traslado, como se hizo con Slaine.— dijo Leonhard.
—Técnicamente, nosotros todavía estamos bajo las órdenes de nuestro tutor legal… y nuestro tutor no nos aprobaría la petición.— Licht se acomodó su larga cabellera hacia atrás. Dudaba que Cain le aprobase el traslado a Japón. Miró de nuevo a Belphegor. —¿De verdad no nos extrañaras, Belphie?
—Ya. Sólo un poco. Más a ti que a Leonhard…
—Aw— Licht le sonrió al joven. Leon lo miró con hastío.
—Ojalá Lucifer se harte de nosotros y nos mande de regreso a Inglaterra. No me gustan los otakus y estaré rodeado de ellos…— maldijo el peliazul. —Yo no le pedí este estúpido intercambio. De hecho, me opuse a esto... Pero Lucifer es un despreciable.
Los hermanos Morningstar desde hace años eran amigos de los hermanos Lancaster. Iban a la misma escuela, compartían gustos similares e, increiblemente, lograban soportar a esos dos mellizos rubios. Leviathan, Licht y Leonhard tenían la misma edad, diecisiete, y fueron los primeros en ser amigos. Belphegor tenía dieciséis, tenía sus propios amigos pero al ser el más cercano de edad con su hermano Leviathan naturalmente terminó (por obligación) socializando con esos dos mellizos insoportables.
No quería admitirlo y jamás lo diría verbalmente, pero les había agarrado algo de cariño a los hermanos Lancaster y era difícil creer en la idea de que no los vería por un buen tiempo.
—Podemos viajar en los fin de semanas largos. Turnarnos, a veces nosotros viajar a Inglaterra y otras veces ustedes a Japón.— sugirió Belphegor.
—Suena genial.— dijeron los mellizos al mismo tiempo, asintiendo.
—Y pueden quedarse con nosotros. Para que no le estén rogando a Cain o a Henry.— agregó Leviathan. De los dos hermanos Morningstar, era él el más afectado con la situación. De todos sus hermanos, Leviathan era el único que tenía dificultades notorias para hacer amigos y ser más sociable, por eso se recluía en su habitación para ver animé y jugar videojuegos, pero los mellizos Lancaster siempre fueron muy cercanos y pacientes con él. Incluso tolerando su idiotez otaku.
—Es una promesa. Apenas podamos nos arrancaremos a Japón y nos enseñan los lugares que conozcan.— Leon parecía emocionado con el plan.
—Y no le avisaremos a nuestros familiares para que no nos molesten.—
—Licht, después por eso te quieren linchar…— Belphegor giró los ojos.
—Bueno, nosotros tampoco deberíamos informarle a Lucifer cuando nos escapemos los fin de semana a Inglaterra. Seguro que si sabe nos pide encargos y debemos usar nuestro tiempo en compartir con Licht y Leon.
—…Hm.— Belphegor no estaba de acuerdo con su hermano, pero tenía sentido lo que decía. Además, en lo posible quería hacer incomodar a su hermano Lucifer.
« Last Edit: April 12, 2020, 04:15:50 PM by Kana »


Cho

Finalmente llegó a este evento. Lo he estado temiendo, pero me ha resultado divertido (y eso que apenas comienza). Ojalá regrese pronto con la siguiente parte *muere*

82.1.

Y comenzó el domingo del festival, el cual había sido esperado por varias personas, y el cual se tornaría en un suceso que nadie sería capaz de olvidar en mucho tiempo.







El lugar del evento yacía en el distrito de Odaiba, con cercanía al mar, aunque los límites del área no llegaban al mismo. Por las presentaciones en vivo y otras atracciones, las colas para entrar fueron largas, pero Cho y sus amigos finalmente habían logrado ingresar para posteriormente detenerse en la sombra más cercana.

“¡Misión cumplida!” celebró Urashima, alzando ambos brazos al aire, para entonces sacar a Kamekichi debajo de su polo. “Menos mal no nos revisaron. ¿Verdad, Kamekichi?”
“Sí, no estuvieron muy atentos que digamos,” Roxas dio un suspiro. Le había pedido a su hermanito que ni lo intentara, aunque sí que era inseparable de su mascota. “Hasta pudimos entrar con los obentos que Horikawa nos preparó.”
“Realmente me parecería injusto que no permitan que asistentes traigan una comida apropiada y saludable,” argumentó el cocinero. “Pero ustedes sonaban convencidos de ello.”
“Uy sí, ustedes chicos rurales no lo saben pero esos porteros capitalistas quieren que gastemos el doble o el triple en comida de poca calidad, siempre es así,” se quejó Tomo, encogiéndose de hombros. La chica pasó a sonreír contenta. “¡Hehe, pero si todo pasó entonces tengo un delicioso obento con mi nombre hecho por el buen Horikawa, ¿verdad?!”
“No llegué a etiquetarlos con nombres, pero aquí está,” el chico dio un sutil vistazo a su alrededor antes de sacar los obentos y separarlos. “Justo es uno para cada uno.”
“¡Aw, muchas gracias! ¡Siempre tan lindo, Horikawa!” exclamó Osaka, contenta.
“De nada, es un placer,” dijo el chico, haciendo una reverencia y sonriendo contento.
“En verdad que sí, te agradezco mucho,” Hotaru asintió, sonriendo modestamente. “Últimamente no me ha dado tiempo de cocinar, así que comida cacera me viene muy bien.”
“Hehe y es genial verte, Hotaru-chan~” canturreó Marisa, quien se tomó la libertad de revolverle los cabellos. “¡Ahora vamos a tener un hermoso día! Haha, y también ando muy feliz por la comida cacera que Reimu ni me da oportunidad de intentar cocinar.”
“Ni sabes cocinar, ya me lo dijiste,” Reimu dio un suspiro. “Tampoco soy la mejor, pero el templo y las clases también me absorben demasiado.”
“¡Ah, pero queda pendiente que vayamos a auxiliarlos!” exclamó Urashima. “¡Sí, de todos modos! ¡Mi papá quiere ir a conocerlo también! ¡Hay que quedar uno de estos días!”
“Me encantaría también,” Cho sonrió.
“Bueno, no soy el más entusiasta para esas cosas, pero como siempre soy feliz de ayudar a aruji,” confesó Kashuu, sonriendo frustrado y encogiéndose de hombros.
“Y chicas…” Youmu miró a Reimu y Marisa de reojo. “No es posible que vivan en un templo y que Reimu sea HiME sin que se alimenten bien. Tendré que ir a darles clases de cocina.”
“Ehm, bueno, es verdad que me ayudaría mucho,” la miko sonrió incomoda. “Gracias…”
“Es verdad que todavía no hemos ido al templo,” recordó Ayesha, meditativa. “Uhh, y mi Nio que se nos escapó ni bien entramos. Ya debe haberse encontrado con sus amiguitos.”
“Sé que estará bien, es una pequeña muy despierta,” le aseguró Cho. “Y sé que le gustará el templo y el bosque aledaño. Ella es de trepar árboles, si mal no recuerdo.”
“Sí, pero tendría mucho miedo de que se caiga…” la hermana mayor se puso nerviosa y llevó una mano a sus labios.
“¡Pero es perfecto! ¡Yo también soy de trepar árboles! ¡Podemos acompañarnos!” exclamó Marisa, contenta.
“También estaremos ahí para auxiliarle en caso de cualquier imprevisto,” le aseguró Horikawa.
“¡Sí, definitivamente! ¡Kamekichi también!” exclamó Urashima.
“Estoy seguro que a Nio le divertirá mucho,” Roxas asintió y dio un suspiro. “Pues, Sora ya se puso en contacto conmigo. Dice que están por dejar a Luso con sus amigos y hemos quedado para encontrarnos con él frente al escenario donde ocurrirá al concierto de rock. Así que hasta aquí llegamos juntos.”
“No hay problema, sé que no les entretendría mucho ir a ver al idol con nosotras,” Cho sonrió incómoda. “Ojalá podamos encontrarnos con Sora más tarde.”
“Les daré saludos de parte de todos, descuida,” Roxas asintió y miró a Horikawa y Urashima. “En marcha, chicos.”
“Sí, les deseo un agradable concierto,” Horikawa hizo una reverencia.
“¡Grabaré algunas canciones para ustedes!” exclamó Urashima.

Así, los tres se fueron caminando en una dirección, con Urashima comentando al par entusiasmado sobre todo lo que veía a su alrededor.

“Este es el primer evento de Urashima,” explicó Cho. “Su padre nos pidió que le vigiláramos.”
“Hehe sí pero con Horikawa a su costado va a estar muy bien,” Osaka asintió.
“Heh, no pude haberlo dicho mejor, Osaka,” Kashuu sonrió satisfecho. “Ese Horikawa es el mejor amigo que él podría tener.”
“Con razón Urashima se emocionó tanto cuando estábamos haciendo esa fila larga para entrar,” dijo Tomo, alzando una ceja. “Yo que pensé que había perdido la cordura al celebrar las colas.”
“Pero sus ánimos hicieron de la espera mucho más placentera,” admitió Ayesha, riendo un poco.
“Es verdad, y no hay por qué tomarse una espera de personas de mala manera, es parte de vivir en sociedad,” dijo Reimu, irradiando paz interior, para entonces mirar a Tomo de reojo y con una sonrisa irónica. “Pero ya sabemos que eres la antisocial aquí, Tomo.”
“¡Maldición! ¡Pensé que habías dejado de molestarme!” le reclamó iracunda.
“¡Haha algo me dice que nunca terminará!” Marisa se rió con ganas.
“Chicas, compórtense, por favor,” Youmu dio un suspiro. “Y siendo sincera, yo tampoco he venido a este tipo de eventos antes. Ni conozco a los que se van a presentar.”
“Lo mismo digo,” Hotaru sonrió tímidamente. “He oído el nombre del rockero al que irán a ver los chicos, pero no he escuchado sus canciones. No soy de rock…”
“Tampoco lo soy, Hotaru-chan, pero ese rockstar sí es muy reconocido y tiene una larga carrera para ser tan joven,” observó Osaka. “Es normal que hayas oído de él. Creo que es la atracción principal de este evento.”
“Sí va a ser en el stage principal,” observó Youmu, revisando el mapa del evento.
“Pero eso no importa, porque nosotras iremos a ver a Ritsu Sakuma en vivo,” les recordó Tomo. “¡Vamos a ver a ese genial, apuesto y perezoso idol al que aspiro ser! ¡No lo olviden!”
“Sí, sí, lo sabemos,” Reimu rodó sus ojos.
“¡Oye, no me gusto ese tono, miko contreras!”
“Hahaha, no seas tan reactiva, Tomo,” le aconsejó Marisa, entretenida.
“Bueno, como Youmu y Hotaru no han venido a un festival así antes, podríamos dar un paseo antes de acudir al stage,” observó Cho. “Todavía tenemos tiempo.”
“¡Excelente idea!” Osaka asintió emocionada y agarró a Hotaru de la mano, para dirigirle y por ende dirigir a todo el mundo. “¡Empecemos por aquí!”

El grupo decidió sumergirse en la inmensidad de ese festival. No tardaron en llegar a un área de kioscos de comida y mercancía de los músicos que irían a presentarse, y pasaron rápidamente por ahí para observar un par de stages más pequeños en medio de lives llenos de personas. De ahí, llegaron al área de la feria con juegos mecánicos, puestos de juegos para ganarse premios y algunos restaurantes bien puestos. Así, las chicas se animaron a darse una vuelta antes de acudir al escenario del idol.

“Ah, esta área de feria se me hace muy linda,” observó Ayesha, emocionada. “Seguro que a mi Nio le encantaría subirse a algunos de los juegos mecánicos.”
“Sí, podría ser cuando nos encontremos con ella, antes de irnos,” Cho asintió. La HiME miró a Osaka dirigiendo a Hotaru y Youmu, a quienes les explicaba sobre la feria, y de paso Reimu y Marisa le acompañaban con comentario. “Ayesha, ¿de casualidad has atendido a una feria como esta en el pasado?”
“Pues, quizás no, pero sí he ido a un par de simposios muy concurridos para la preservación del medio ambiente,” dijo contenta.
“Entonces no, nunca has asistido a una feria,” decretó Tomo, frustrada. “Aparte de la gente y de ir a un local no deben tener nada más en común.”
“¿Cómo puedes estar segura?” preguntó Kashuu, impaciente. “Esos eventos también cuentan con kioscos y conferencias que toman el lugar de los shows en vivo.”
“¡Pero sigue siendo distinto!” protestó la exPrincess. “¿Y qué haces por aquí, de todos modos? Los chicos se fueron a ese concierto de rock. ¿No te interesa también?”
“Vamos, ya me he informado del mundo del espectáculo y mi apariencia y preferencias son más afines a los idols,” declaró con una sonrisa satisfecha. “Además desearía acompañar a mi aruji. Ello es lo que toma prioridad para mí.”
“Eh, muchas gracias por siempre ser tan atento, Kashuu…” dijo Cho, sonriendo incómoda.
“Ehm, no se peleen por mí, por favor…” pidió Ayesha, un poco inquieta.
“No te lo tomes personal, debes comenzar a acostumbrarte que las conversaciones con esta amiga de mi aruji tienen connotación antagonista, lamentablemente,” el arma se encogió de hombros, frustrado.
“¡Oye tú!” la exPrincess se enfadó. “¡¿Qué tienen todos ustedes antagonizándome?!”
“P-pero sí, esos eventos científicos son en ocasiones numerosos, sobre todo si están abiertos el público en general,” dijo Cho rápidamente para desviar la conversación.
“Creo que lo que más me recordó a los mismos son los brazaletes que nos dieron al entrar,” Ayesha levantó su muñeca para lucir el suyo, al cual miró detenidamente. “Suelen hacerlos de papel o plástico delgado, pero estos son bastante macizos. Casi pareciera que tienen alguna función más compleja.”
“Hm, pues sí,” Tomo miró el suyo con curiosidad. “Creo que dijeron que se iluminarían de colores si estamos atendiendo un live, pero casi parecen esas pulseras avanzadas como un Apple watch o algo así. Qué etiquetosos que son.”
“Con más razón debemos respetar el pedido de que los devolvamos a la salida,” observó Cho.
“Es una pena, algo así haría de un buen recuerdo…” la exPrincess lo miró de todos lados. En eso notó que los otros tres detuvieron su avance. “¿Eh? ¿Pasa algo?”
“Parece que las chicas se han encontrado con alguien, pero…” Kashuu afiló sus ojos. El grupo de adelante se había topado con un chico alto peligris de ojos celestes, quien no se veía feliz. “Siento tensión…”
“¿Quién será?” preguntó Ayesha al aire.
“¡Oh, es ese tipo!” Tomo de inmediato lo recordó.





Izumi Sena justo había estado saliendo de un puesto de comida con una botella de agua, cuando se terminó encontrando con su HiME y su grupo de amigas frente a frente. Este le miró de reojo con desdén y fastidio mientras la otra frunció el ceño y comprimió sus puños.

“Eres tú…” Reimu tensó su cuerpo y flexionó sus piernas preventivamente.
“¿Eh? ¿Quién es esa persona?” preguntó Osaka, perpleja.
“Pues, creemos que es su Rebel…” explicó Marisa, sonriendo incómoda.
“¿Rebel?” Youmu se desconcertó y afiló sus ojos.
“¿A-aquí?” Hotaru se pegó a Osaka, inquieta.
“Tsk…” por su parte, el chico les miró desaprobatoriamente. “¿Qué tienen actuando así?”
“¿Qué haces apareciéndote frente a mí?” le cuestionó la miko. “Si en verdad eres mi Rebel, y según dijiste la última vez, no tiene nada de sentido que ocasiones daños en un lugar público.”
“Ahh…” dio un pesado suspiro. “¿Hablas en serio? ¿Qué? ¿Acaso crees que me aparecí aquí para comenzar con una pelea?”
“Eh…” Reimu se quedó en blanco y al igual que los demás se alivió ante esa respuesta.
“Oh, entonces es un encuentro casual,” dijo Osaka, asintiendo. “Hehe, qué bueno.”
“Ya veo que tienes sentido común…” la HiME dio un suspiro. “Entonces mejor nos vamos.”
“No, tú espera, miko,” Izumi le miró fríamente. “Antes de que te vayas, tengo que dirigirme ante tu falta de decencia hacia mí. ¿Por qué asumiste que lo primero que haría es atacarte, ah?”
“¿P-perdón?” se confundió ante su reclamo. “Pues, eres mi Rebel, es normal que salte a esa…”
“O más bien, debería bajarte de tu nube, vanagloriada,” Izumi se cruzó de brazos. “Ya veo que tu percepción de mi realidad está sujeta a tus expectativas caprichosas. Vaya, vaya, tremendo grado de solipsismo que tenemos aquí.”
“Solip… ¿qué cosa?” le cuestionó la miko, perdida.
“Tonta,” el Rebel le miró con una sonrisa sardónica. “Y para colmo, egocentrista. ¿Acaso crees que todo lo que ves revuelve a tu alrededor? ¿Piensas que si yo me manifiesto en tu campo de visión es para brindarte atención? ¿Crees que yo existo únicamente como tu Rebel y por lo tanto tengo que atacarte porque tú eres todo lo que importa en este mundo?”
“¿Q-qué? Yo no…”
“¡Oigan todos!” el peligris llamó la atención a su alrededor con ambas palmas en sus cachetes para hacerse oír mejor. “¡Esta HiME de acá dice que yo tengo que serle su Rebel obstinadamente y que sólo existo para atacarle! ¡Esta chica piensa que todos estamos a disposición de sus expectativas! ¡Cuidado con ella por si espera algo de ustedes! ¡Mejor aléjense!”
“¡Ahhh párala con eso!” exclamó Reimu entre molesta y alarmada. “¡No andes mencionando esos términos entre la gente común! ¡Ya, perdón, no debí asumir que venías a atacarme así sin más, pero tampoco seas tan pesado!”
“¿Eh? ¿Te disculpas con tu Rebel? Hah, qué inútil que eres,” declaró Izumi, con superioridad.
“Uhhh, eres un odioso…” Reimu comprimió sus puños.
“Pfff,” Tomo no aguantó su risa. “¡Hahahahaha! ¡Alguien tenía que ponerte en tu lugar, miko!”
“¡No te metas, Tomo!” le requintó.
“Entonces es su Rebel,” Kashuu alzó una ceja. “Un poco anticlimático.”
“Sí,” Cho asintió. “¿Y cómo así se habrán conocido?”
“Ehh, en una salida de la universidad se apareció para presentarse como tal y así sin más se fue,” explicó Marisa, quien hacía un esfuerzo por no reírse de Reimu también, ya que sabía que le costaría más tarde.
“¡Haha y ahí tampoco se ahorró las ganas de burlarse de ella!” continuó Tomo entre risas.
“Tomo-chan, be nice, por favor,” le pidió Osaka.
“Ah, eres esa exPrincess inofensiva de esa vez, ya te recuerdo,” dijo Izumi con desdén.
“Oye, aquí andas fastidiando a la miko, no a mí,” le corrigió.
“Pero si tanto te gusta fastidiarle, ¿qué te detiene de ser su Princess? No que busque a una compañera, pero ya casi pareces convencida de ese rol, ¿no?”
“E-ehhh, n-no es como si fuera un tema tan irrelevante…” opinó Hotaru un tanto en shock por la soltura con la cual lo había dicho.
“Uhh, qué bueno sería si la inofensiva de Tomo fuera mi Princess…” se lamentó Reimu.
“¡Oye tú!” le reclamó está.
“Tú eres el Rebel, ¿no andas informado que tu HiME ya tiene una Princess?” le cuestionó Youmu, frunciendo el ceño.
“¿Ah sí? Wow, news flash,” Izumi alzó sus cejas para expresar una sutil sorpresa y se encogió de hombros. “¿Qué se yo? Tal vez me lo dijeron y ni presté atención.”
“Ehm…” Ayesha estaba también asustada por su actitud.
“Ya, a ver…” por el shock de su ‘público’, Izumi optó por sacar su celular y con toda la calma del mundo buscar por su celular. “Puede que me hayan enviado un correo… ¿cuándo habrá sido? Ni idea…”
“¿Q-qué haces?” Reimu le miró con enorme incomprensión.
“Shh, cierra el pico,” dijo distraídamente en plena búsqueda.
“Ihhh…” se contuvo de darle un zape en la cabeza y miró de soslayo a Tomo y Marisa quienes ahogaron risitas.
“Ah, este… no, este no… ah, aquí está…” el Rebel lo abrió y comenzó a escanear dicho mensaje. “Estimado estudiante… bla bla… bajo recomendación, se le ha asignado una Princess. Sus datos e información de contacto están disponibles en el archivo adjunto… ehh… esperamos puedan colaborar… bla bla… Happy Killing. Ya, eso es todo.”

Hubo una mirada global de desconcierto de los demás.

“¿El correo en verdad dice Happy Killing?” preguntó Marisa en voz baja a Osaka.
“Uhh, buena pregunta…” se puso a pensar críticamente.
“¿Qué cosas dicen?” les cuestionó Youmu, con incomprensión.
“Ya pues, ahora que imagino habré resuelto todas las dudas, déjenme desaparecer como uno más del montón,” se quejó Izumi. “Qué molestos que son todos ustedes.”
“¿Pero qué haces aquí?” preguntó Reimu. “No te ves afín al evento.”
“…” el peligris entrecerró sus ojos y se le acercó a manera de intimidarle. “¿Y qué te hace pensar que debo responder tus interrogantes? ¿Acaso creen que espero que ustedes me den su itinerario de hoy? Tsk, chismosa. Mis asuntos son mi propio problema.”
“Ya párala…” la chica retrocedió pero no se vio intimidada.
“Bien, con eso me voy. Hasta nunca, gente,” dijo distraídamente y blandeando una mano en un descuidado gesto de despedida, para irse caminando despreocupado.
“Hm, este es un sabor de Rebel que no conocía,” meditó Osaka.
“Sí, en serio,” Marisa asintió.
“En general no apruebo a Rebels, y sin duda a este no lo apruebo para nada, pero…” Youmu estaba perpleja por la conversación. “Es casi como si no pudiera considerarle como uno. Es como si no tuviera intenciones de ser Rebel en lo absoluto… ¿en verdad es tu Rebel, Reimu?”
“Ya no sé, dijo que lo es pero no lo ha demostrado…” dio un pesado suspiro. “Asumo que lidiar con un Rebel pesado que sólo aprovecha para insultarme es mejor que tener a otra Seija haciéndome la vida imposible, pero…”
“No dejes que sus palabras te lleguen, Reimu,” le aconsejó Ayesha, preocupada. “No podemos dejarnos llevar por los conflictivos. Recuerda que sus palabras no te reflejan a ti.”
“Eso es muy cierto,” Hotaru sonrió un poco. “Mejor sigamos con el paseo. Sería muy extraño que nos volvamos a encontrar con él.”
“Y recuerden que debemos comprar la mercancía antes del live, chicas,” reclamó Tomo. “Hay que volver antes que se acabe.”
“Yay~ te has vuelto idol fan como yo~” canturreó Osaka, abrazando a su amiga.
“Uhh, es tu culpa, maldita,” dijo a regañadientes.

Después de aquel bizarro encuentro, el grupo regresó a los buenos ánimos del presente día.





Por otro lado del festival, Nio acababa de encontrarse con Elise, Hirano y Maeda, quienes habían sido traídos por Namazuo.

“¡Amigos!” la pequeña Nio corrió al lugar de encuentro en lo que les saludaba agitando una palma. Al verla, Elise se entusiasmó y fue a recibirla.
“¡Nio!” exclamó la rubia, juntando manos con la pelimarrón. “¡Hehe, justo coincidimos! Nosotros acabamos de llegar.”
“Yo también, qué bueno que no les hice esperar mucho,” sonrió ampliamente y pasó a saludar a los mellizos. “Me alegro de verlos, y qué bueno que nos volvemos a encontrar, Maeda.”
“El placer es mío,” él hizo una reverencia y sonrió impecablemente. “Hirano me hizo partícipe del festival y me alegro mucho de encontrarme con todos ustedes. Nos divertiremos un montón.”
“¡Sin duda que sí!”
“Cómo adoro que se lleven tan bien con mis hermanitos, hasta con Maeda que estudia en Rizembool,” dijo Namazuo, muy contento. “Hehe, gracias por mantenerles un ojo encima~”
“Haha, claro, es nuestro placer,” Elise asintió. “Prometo que tus hermanitos no se nos despegarán en ningún momento.”
“Ehh, Namazuo-niisan, no tienes porqué andar tratándonos como bebés todo el tiempo, por favor,” le pidió Hirano, levemente incómodo y avergonzado. “Somos de la misma edad que nuestras compañeras de clase.”
“Hm, pues entiendo que no. Ustedes son dos años menores,” dicho esto, Namazuo se tomó la libertad de abrazar a cada hermanito con un brazo. “¡Y por eso me resultan polluelos extremadamente adorables~!”
“H-hermano, por favor…”
“Haha, Namazuo-niisan nunca cambiará,” comentó Maeda quien a diferencia de su mellizo se veía contento y entretenido por las ocurrencias de su mayor.
“Listo, ahora los dejo entretenerse,” luego de cumplir con su capricho personal, Namazuo soltó a sus petizos y miró a todos con una sonrisa decidida y sus manos en las caderas. “Nos vemos aquí para irnos, no se olviden.”
“Así será,” Hirano asintió y dio un suspiro. “Sólo te ruego que no te distraigas, Namazuo-niisan, es normal que lo hagas.”
“Pero un poco de distracción no duele a nadie, Hirano,” surigió Maeda, pacientemente.
“Ello puede ser cierto en un día de relajo como este, pero no podemos andar dándole permisos a Namazuo-niisan,” comentó frustrado. “Podría tomárselo muy a la ligera, además que Elise-san también se regresa con nosotros esta vez.”
“Ah, es un buen punto.”
“Uhh, oigan, no tengan tan poca fe en mí,” Namazuo hizo un puchero.
“Oh, eh, lo lamento, Namazuo-niisan,” Hirano hizo una reverencia. “Pero sí, nos vemos aquí en la hora acordada.”
“También espero que tengas una entretenida velada,” le deseó Maeda al mayor.
“¡Por supuesto~!” canturreó este.
“¡Muchas gracias por acercarme al evento!” dijo Elise, con energías. “¡Fue muy conveniente!”
“Oh, es todo un placer, pequeñita~” Namazuo le dio un guiño. “Justo andabas por parte del camino así que no fue ningún problema. ¿Pero qué hacía una jovencita como tú en la entrada de un centro deportivo?”
“Es que estaba dejando a mi hermano ahí,” dijo con un tono juguetón y sus manos detrás de sí, lo cual delató que había cometido algún tipo de travesura.
“¿Un centro deportivo?” Nio parpadeó un par de veces, perpleja.
“Te lo cuento en un rato,” le dijo su amiga, en voz baja.

En ese instante, Luso se acercó a sus amigos, seguido del grupo de Sora.

“¡Hola, perdonen la tardanza!” les saludó con energías.
“¡Luso, buenos días!” dijo Nio, alegremente. “Está bien, apenas hemos llegado.”
“¡Hola Luso~!” Elise levantó una palma.
“Buenos días,” Hirano asintió.
“Mucho gusto, mi nombre es Maeda,” se presentó el susodicho.
“¡Wow, Imanotsurugi tenía razón, son idénticos!” se sorprendió. “Para mí que ustedes dos son gemelos. ¡Qué genial!”
“Aw, te entiendo. Mis burbujitas son dos bocadillos hermosos y empaquetados juntos, pero te aseguro que son más distintos de lo que crees~” canturreó Namazuo, emocionado y con sus manos en sus cachetes. “Gracias por ser amigo de mi Hirano~”
“Namazuo-niisan, por favor…” el pobre torturado se dio un facepalm, mientras su mellizo reía modestamente.
“Eh, claro, de nada,” Luso miró al hermano mayor con incomprensión y pasó a frustrarse. “Lo que me recuerda…” miró a Sora y sus amigos. “Ya, pueden irse. No quiero que ustedes me hagan pasar vergüenza, ¿de acuerdo?”
“¡Haha, tú descuida, Luso!” Tomaj rio y sonrió con perspicacia. “El único que tiene la obligación de hacerlo aquí es Sora como tu superior, así que sólo basta si lo corres a él.”
“¡Tomaj, no seas así!” le reclamó Sora, molesto. “¡Y no creas que tengo la remota intención de avergonzar a nadie!” se cruzó de brazos, insultado. “Ustedes han visto las mil y un formas en que mi madre me hace pasar vergüenza. No lo haría a otros.”
“Bueno, es cierto,” Riku alzó una ceja.
“De todos modos, es verdad que ya debemos irnos. Tenemos que encontrarnos con Roxas,” recordó Kytes, quien se dirigió a los pequeños sonriente y de buenos ánimos. “¡Mucho gusto a todos! Les deseo un gran día.”
“Por supuesto, lo mismo para ustedes,” dijo Elise.
“Asumo que ustedes van al concierto de rock, ¿verdad?” preguntó Namazuo.
“Pues sí, sé que los idols son populares últimamente, pero nada vence a un buen rock,” confesó Tomaj, encogiéndose de hombros. “Te ves de la misma onda. Podrías acompañarnos si no tienes más que hacer.”
“¡Oh, gracias por tu aprobación!” Namazuo levantó un pulgar y sonrió con torpeza. “Pero yo también tengo que encontrarme con unos amigos. En sí vine a ver el show de rock en un inicio, pero resulta que uno de mis amigos es un idol que se va a presentar hoy, así que…” dicho esto, Namazuo pasó a abrir sus ojos como platos y agarrar su cabeza con ambas manos, para internarse en un horrendo shock que alertó a todos. “¡Ahh, es verdad que es un idol famoso y no un estudiante pobre de universidaaaad!”
“¡Ihhh!” Luso se espantó por su reacción y se alejó. Él vio a los gemelos intercambiar miradas, sonreír incómodos y acercarse a su hermano.
“Eh, ya pasó, Namazuo-niisan,” dijo Hirano, agarrándole de un brazo. “Todo está bien.”
“Recuerda respirar profundamente, no te angusties, por favor,” dijo Maeda, imitando a su mellizo y tomándole de la otra extremidad. Así, ambos lo sacaron de su shock. “Listo.”
“Uhh… esa revelación me ha quitado años de vida…” dijo agotado, y pasó a sonreír arrepentido. “Ehh, perdonen todos. Espero no haberles asustado, al menos no mucho.”
“E-está bien, sólo espero que tú estés bien,” le aseguró Kytes, amablemente aunque también confundido por lo visto.
“Esto fue raro, no sé si ese chico estará bien,” dijo Sora en voz baja a Riku.
“…” este sólo dio un suspiro y se encogió de hombros. “Nos estamos perdiendo de algo. No lo juzgues tan rápido, Sora.”
“¡Bueno, nos vemos más tarde, pequeños!” Namazuo alzó una mano y miró a los ‘guardianes’ de Luso. “Y espero tener otra oportunidad para charlar mejor, pero ando tarde. ¡Que la pasen bien!”
“Heh, igualmente,” Tomaj sonrió con ironía. Podía detectar que ese chico era todo un ensarte de persona pero era evidente que tenía buenas intenciones.

De aquel modo, los pequeños se reunieron y fueron dejados por su cuenta en lo que sus superiores iban a disfrutar del evento por su propio lado.


Mientras tanto, en aquel mencionado centro deportivo…

La paciencia de Leo estaba siendo probada demasiado. Dicho trabajo grupal en el cual la profesora de su clase maquinó para hacerle trabajar con Monoyoshi terminó teniendo más desencadenantes de los que hubiera temido imaginar. Y pensar que se encontraba en dicho lugar para tener una práctica de espadas con aquel insistente compañero de colegio…

“Leo-san, ¿te encuentras listo?” le preguntó Monoyoshi, sonriendo amablemente.
“…” le miró y dio un suspiro. Aquel chico le había esperado todo el rato que se tomó para ponerse sus ropas de práctica. Casi parecía que hablaba con un mayordomo, un obstinado y metiche mayordomo que hacía las cosas a su manera.
“¿Te sientes bien?” se mostró genuinamente perdido ante la falta de respuesta.
“Monoyoshi…” ya sentía que sólo perdía el tiempo, pero hablar no costaba nada. “Como bien debes saber, no estoy aquí por voluntad propia. Mi hermanita me obligó a aceptar.”
“Lo sé bien, Leo-san,” asintió y sonrió ampliamente. “Ya me lo has dicho al llegar aquí y partir caminos con tu hermana.”
“Ah, veo que no me ahorré las palabras antes,” entrecerró sus ojos. No podía con su optimismo.
“Yo sólo estoy feliz de poder serte de ayuda y asistirte como un compañero de práctica,” Monoyoshi asintió. “Entiendo que es importante para tu linaje y lo es para el mío también, así que comprendo tu situación.”
“Claro, gracias, supongo,” desvió su mirada. “Tampoco es que fuera urgente, pero…”
“Pero…”
“Tsk, nada, olvídalo,” rodó los ojos. “Puedes decir que Elise es alguien a quien no me gusta ignorar. Es esa persona a la que no puedo decirle que no tan fácilmente.”
“Hmm, ya veo…” Monoyoshi llevó una mano a su mentón y alzó su mirada al cielo, meditativo.
“Quizás no lo veas, ahora que lo pienso,” le miró con leve reproche. “Te he visto ayudar a todos en clase con un sinfín de quehaceres y hasta terminar tareas tardías. Creo que todos pueden forzarte a hacer cosas con poco esfuerzo.”
“Siento que me estoy perdiendo de algo con tus palabras, pero es cierto que gusto mucho de ayudar a otros,” admitió Monoyoshi, contento. “No hay nada de malo en ello.”
“Lo hay si paras engriéndolos con tu ayuda, aparte que así nadie te respetará, pero en fin,” se encogió de hombros. “No he venido a tutorear a nadie. Veremos si realmente sabes pelear.”
“Sí, será un placer,” asintió con energías.



Después de partir con los mayores, los pequeños caminaban hacia el área de la feria y juegos mecánicos mientras Elise les comentaba sobre su travesura del presente día.

“…así que, luego de insistirle un montonón, pude obligar que mi hermano fuera a practicar con ese chico de su clase,” resumió la rubia, contenta. “Hehe~ Leo sí me dio un poco de miedo por un instante, pero sabía que podía quebrar su necedad.”
“Ehh, ciertamente me daría mucho miedo contradecirle. Leo-san posee un aura y autoridad fuertes, es admirable,” confesó Hirano, sonriendo incómodo.
“Tienes razón, pero somos hermanos,” le aseguró la pequeña. “Sobre todo, es mi hermano mayor y lo quiero mucho. Sólo intento hacer algo bueno por él, y por eso sé que puedo hablarle directamente. Seguramente tienen una relación así con sus hermanos mayores, ¿no?”
“Supongo nunca se nos daría las ganas de reclamarle tanto a alguno de nuestros superiores, pero entiendo lo que dices,” Maeda asintió. “Muchos consideran a Honebami-niisan aterrador, y pues puede serlo en ocasiones, pero vemos más allá de eso.”
“Oh, tienes razón, Maeda, no lo había pensado,” su hermano asintió, sorprendido.
“Y también ese compañero de mi hermano parece todo un terrón de azúcar~” se conmovió agarrándose los cachetes. “Para preocuparse tanto por él e insistir pese a la tendencia de Leo de apartarse de otros, quisiera que los dos pudieran hacerse amigos.”
“Ehh, ojalá que sí, pero…” Hirano dio un suspiro. “Tampoco puedes forzar esas cosas, Elise-san. Procura no incomodar mucho a tu hermano. Las cosas podrían salir mal.”
“Te agradezco por tu preocupación, Hirano, entiendo lo que dices,” contestó contenta.
“Sí, c-claro…” el otro sentía que realmente no lo hacía.
“Es que, en verdad, ando preocupada por Leo. Ya lleva mucho tiempo alienándose, y pese a mis insistencias y las de nuestra hermana mayor, él no quiere ceder,” comentó y se puso cabizbaja. “Si no le fuerzo a salir de su burbuja, no sé qué más hacer por él…”
“Ya veo…” Maeda sonrió con tristeza. “Percibo el cariño que le tienes, Elise-san. Espero que todo vaya bien. Comprendo bien el sentimiento de preocuparte por tus hermanos mayores.”
“Gracias, Maeda,” la chica le miró con curiosidad. “¿Será que algo sucede con tus hermanos también?”
“¿Perdón? Pues, no precisamente,” el pequeño se sorprendió por la pregunta y sonrió con torpeza. “Es decir, soy el menor de una familia muy grande, y siempre estoy al pendiente de todos en mi familia, pero por mi edad, suelo encontrarme en la posición de no poder hacer mucho por ellos. También…” bajó su mirada. “A veces siento que no los conozco muy bien, y quisiera hacerlo. Temo estarme perdiendo de algo importante…”
“Maeda…” Hirano miró a su mellizo con leve perplejidad. Sabía lo pendiente que este solía encontrarse dentro de su familia, y se preocupó al notar que dicha característica de él se le hacía pesada en ocasiones.
“Eh, no te preocupes por mi, Hirano, estoy bien,” le aseguró recobrando su tranquilidad y sonriéndole. “También espero no haberte inquietado, Elise-san.”
“¡No, para nada! ¡Más bien totalmente te comprendo!” exclamó la chica, quien se tomó la libertad de agarrar a Maeda de un cachete. “¡Aww, te me haces demasiado lindo! ¡He simpatizado contigo por completo!”
“Ehm, E-Elise-san…” este sonreía incómodo. “D-duele un poco…”
“Ay, perdón,” de inmediato le soltó aunque siguió con sus energías en lo alto. “Pero sí, yo soy como tú. También soy la menor de mi familia y tengo las mismas inquietudes. Por mi edad e inexperiencia, temo no darme cuenta de las cosas, o de lo que sucede con mis hermanos. Es una larga historia, pero vine al Japón porque fue Leo quien quiso hacerlo, y mi hermana mayor me pidió que le mantenga un ojo encima,” la mención le hizo fruncir el ceño y alzar su mirada al cielo despejado. “Que lo vigile… siento que me pierdo de algo. Sé que mi hermana me lo dijo por un motivo importante, pero aparte de la necedad de Leo, también siento que no lo conozco lo suficiente…” entonces despejó su cabeza. “Ah, pero esto no es importante ahora. Ya ando haciendo esfuerzos a mi manera y confío en que todo irá bien.”
“Suenas encaminada, Elise-san, me alegro mucho,” Maeda asintió, inspirado. “Haha, podría aprender un poco de tu forma de ser. Te deseo lo mejor.”
“¡Aw gracias!”
“Ehh…” por su parte, Hirano se confundió. Veía a su hermanito ilusionarse, aunque claramente no prestaba mucha atención al hecho que Elise podría estar siendo un poco forzosa en su manera de ayudar a su hermano.

Los tres continuaron conversando al respecto y Maeda preguntó a Elise sobre su hermana mayor, quien se maravilló por la pregunta y empezó a describir con un anhelo infantil a la mujer más hermosa y maternal de la faz de la tierra.

Nio y Luso les seguían desde atrás. Este último se había pasado escuchando la conversación con buenos ánimos. Al ser hijo único sentía que no podía aportar mucho en la misma, pero gustaba al notar lo cercanos que ellos eran a sus respectivos hermanos mayores. Aparte de ello, tenía su atención ocupada observando tiendas con contenidos muy llamativos para alguien que acababa de llegar a ese país. Le daban ganas de pasear por ahí para comprarse algo más tarde.

Entonces, al girarse hacia otro establecimiento, observó a Nio cabizbaja y un tanto inquieta. Ello le hizo reparar en el hecho que tampoco era partícipe de la conversación y que la alegre chica estaba muy callada.

“Nio… Nio, ¿estás bien?”
“Eh…” ella se despertó y observó a Luso. “Ah, sí, lo siento. Creo que no dormí bien anoche.”
“Hm…” Luso frunció el ceño. “Siento que pueden mentir a mi tonto primo así, pero no es eso, ¿verdad? ¿Por qué estás triste?”
“Pues…” la chica se retrajo.
“Es por la oferta de la directora, ¿verdad?”
“¡Eh!” Nio se sobresaltó, aunque ella misma se detuvo para no llamar la atención de los otros tres, y pasó a susurrar. “¿C-cómo lo sabes?”
“Pues no lo sabía, lo adiviné,” confesó encogiéndose de hombros. “No puedo imaginar lo que se siente estar en tus zapatos, Nio, pero es difícil olvidarse cómo te pusiste a llorar,” dio un suspiro y adoptó un semblante triste. “Debe ser duro, ¿verdad?”
“…” Nio asintió, cabizbaja. “Todavía lo estoy pensando… todavía no lo olvido.”
“…ya veo…”
“¿No crees que esté mal que lo piense? O sea, sería terrible que alguien como yo sea una HiME. Temo que sólo vaya a causar problemas a todos. Debería velar por mi bienestar. Debería alejar a onee-chan del peligro.”
“Ehh… pues…” Luso no sabía qué decir. Ciertamente estaba tenso y un poco sacado de cuadro, pero sólo tenía que recordarse de no pensarlo demasiado. “Pues Nio, sí es algo muy inquietante y peligroso, pero sólo te estoy oyendo a ti ahora,” le sonrió. “Así que si quieres sacarte algo del pecho, estoy aquí. Te prometo que no se lo diré a nadie. Tampoco te juzgaré.”
“Luso…” se sorprendió al notarle ser más reflexivo de lo que parecía, pero asintió. “Muchas gracias, en verdad…” regresó su mirada al piso. “Yo… supongo yo me puse a llorar luego de oír a Ima-chan. Lo confieso. No querría hacerlo frente a él, podría preocuparse o sentirse mal.”
“Sí, entiendo. Tampoco tendría las intenciones de hacerte sentir mal.”
“Sí, él buscaba cuidarme como el amigo que es. Lo entiendo muy bien,” apretó sus labios antes de continuar. “Pero no es sólo lo que él dijo… cuando la directora me dio la oferta de ser HiME, por un momento yo… me imaginé aceptando y siendo una…”
“Nio…”
“Pensé en las cosas que hacen Cho, Youmu, Reimu… en el hecho que pelean contra esas personas que atacan Hanasaki y ponen en peligro a los demás… pensé en que yo también podía hacer una diferencia. Se sintió real y me paralicé, no dije nada, pero me dio dicha pensar que tenía ese talento…”
“…” asintió.
“Y fue ahí que Ima-chan dio un paso adelante y encaró a la directora con la verdad, con todas esas palabras horribles de cómo es la realidad de las HiMEs, del peligro por el cual pasan… de lo que podría pasarme a mí, no por pelear, sino por simplemente ser una HiME… y me aterró…” sus ojos se inundaron de lágrimas. “Ahí se volvió demasiado real… sentí un miedo mortal, temí que fuera a ocurrirme lo mismo… y pensé en mi onee-chan, en que yo sería una hermanita terrible por sumergirla a ese riesgo por mis ilusiones…”
“N-Nio…” Luso se inquietó y le vio secarse las lágrimas y dar un profundo respiro para calmarse.
“Por eso me negué. No puedo hacerle esto a onee-chan. Ima-chan me asustó, mostró un lado que no había visto antes… y sé que debería oírle… será que no estoy lista para hacer nada aún,” dio un suspiro. “Siempre me he sentido muy joven en comparación con mi onee-chan, como si me estuviera quedando atrás… pero también tengo que reconocer que me falta crecer y aprender.”
“Entiendo…” Luso se deprimió. “Sí que lo has pensado demasiado…”
“Sí…”
“Y pues, no hay nada de malo en soñar, supongo…” sonrió con torpeza. Tal vez andaba diciendo alguna tontería, pero buscaba cómo subirle los ánimos. “Lo pensaste y consideraste mucho. También deseas ayudar a Hanasaki y a las personas ahí. Pienso que eso es genial. No te digo que seas HiME… o que no lo seas, ahh no sé…” se revolvió los cabellos.
“Ehh…” la chica sonrió un poco.
“Te digo que tú estás bien como estás, Nio,” afirmó y le levantó un pulgar. “Eres una buena chica y muy sensata, mucho más que yo sin duda alguna. Ahora no te sientas mal por tus pensamientos. Somos amigos y estamos aquí para apoyarnos, sin importar qué suceda o qué decisión fuéramos a tomar. Estate tranquila.”
“Muchas gracias, Luso,” ella asintió. “Sí, tienes razón. Menos mal los tengo a todos ustedes.”
“Por supuesto~” canturreó.
“Oh, Nio, ¿te encuentras bien?” preguntó Elise, quien se había girado junto con los hermanos.
“Parece que hubieras llorado un poco,” observó Hirano, preocupado.
“¡Ahh, no es nada!” la chica volvió a secarse las lágrimas que ya no tenía y sonrió incómoda. “Ando con algo de sueño ayer, ehh, no se preocupen.”
“¿En serio?” Maeda ladeó su cabeza.
“S-sí…” ya veía que sólo podía engañar a su hermana mayor así. “Ehm, pues, deberíamos ver si vamos a ver un show o a los juegos mecánicos. ¿Se decidieron por algo?”
“Pues no sabemos, pero por la cantidad de propaganda del rockstar quisiera verle al menos desde la entrada,” confesó Elise, quien pasó a cubrirse la boca y soltar una risita. “Hihi, Leo se espantaría si fuera a enterarse de esto.”
“Haha, ese es el espíritu,” Luso asintió. “Ya pues, también quisiera ir para allá. Vamos a verlo un rato, me encantaría.”
“Creo que todos estamos de acuerdo, que así sea,” Maeda asintió.
“Entonces, tenemos que seguir este camino,” Hirano consultó el mapa y apuntó la dirección a la cual debían ir.

De aquel modo, los cinco caminaron en dirección a dicho stage.




El live de Ritsu Sakuma había dado inicio. Por la inmensa cantidad de fans aglomeradas hacia el frente, las chicas de Hanasaki prefirieron quedarse hacia atrás, aunque pese a ello se encontraban disfrutando del show, en especial Osaka y Tomo, quienes sacudían los sticks luminosos que habían comprado en un kiosco cercano, y seguían el ritmo de la música.

Detrás de las dos estaban los demás, entre mirando al idol y dialogando entre ellos.

“Se ven muy felices,” Kashuu alzó una ceja. “Lo puedo esperar de Osaka, pero es extraño de parte de su amiga.”
“Hehe, debo admitir que sí, pero me alegro de verlas tan contentas,” dijo Hotaru, riéndose con modestia. “Tomo nunca ha sido de estos gustos, pero la apoyo por completo. Me aseguraré de preguntarle qué le gusta en particular de los idols.”
“Pues el otro día nos lo dijo, y no te pierdes de mucho,” Reimu se encogió de hombros. “Recalcó que es fan de este porque al parecer es igual de perezoso y fresco que ella, así que es como su ejemplo a seguir.”
“Eh, ¿en serio?” la pelivioleta ladeó su cabeza.
“Haha, se nota que hay idols de todos los sabores, pero yo que lo conocí, no se me hizo así,” Marisa rió un poco. “Se ve que es un tanto prankster y seguramente querrá que otros lo engrían, pero a su vez fue muy cute a su manera. Aunque bueno, mi parecer de él y el de Tomo sin duda van a ser diferentes.”
“Heh, sí, porque Tomo no lo conoce, fufu,” la miko rió por lo bajo.
“Oye, te oirá, ¿quieres comenzar otro argumento aquí?” preguntó Youmu, mirándole con reproche.
“Pese a no conocer nada de los idols, me gusta el tipo de música,” admitió Ayesha, animada. “Es calmada aunque energética. Quisiera que mi Nio estuviera aquí, siento que le gustaría. Pero la he buscado y no la veo por ningún lado…”
“Sería difícil verla a ella o a sus amigos aquí, hay mucha gente presente. Tampoco para tratar de oírla, la música está fuerte,” admitió Cho. “Pero el lugar de rock debe ser incluso más concurrido por ser el main stage. Roxas debe andar divirtiéndose.”
“Será, imagino que tendrá ese tipo de gustos,” Kashuu se encogió de hombros. “Lo único que espero es que no pierdan a Urashima. Él podría distraerse por cualquier cosa.”
“Sí, sobre todo por ello que dijiste que era su primera vez en un evento como este,” observó Hotaru. “Aunque por su carácter siento que le va a encantar.”
“¡Ah, de todos modos!” exclamó Marisa, convencida. “¡Ni bien se le pase la sorpresa no lo podrán despegar de aquí!”
“Al menos parece un chico que se comporta bien y hace caso,” observó Reimu. “Al igual que el hermanito menor.”
“Ay sí, Sorita es todo un pequeño caballero~” Ayesha se enterneció. “Es siempre tan atento. Hace nuestras visitas donde Natsume muy amenas.”
“Es verdad,” Cho asintió. “Es una lástima que justo habían programado una práctica, así que no pudieron venir. Tendremos que quedar en otra oportunidad con ellos.”
“Ese Natsume se me hace un poco peligroso en su forma de ser,” Youmu se puso a pensar. “Sólo me alegro que no sea un Rebel. Presiento que sería uno terrible…”
“Ehh, tal vez, puede ser…” Kashuu desvió su mirada. Era increíble, y casi un secreto de estado por la reactividad de esa chica con el tema, que el Rebel de dicho grupo había sido otro.
“No lo conozco muy bien, pero comienzo a pensar que es lo suficientemente cuerdo para no ser un Rebel,” dijo Cho.
“Justo lo pensaba, menos mal que tenemos amigos cuerdos,” dijo Ayesha, aliviada. Justo entonces, hubo una pausa al término de otra canción, y Osaka y Tomo se les acercaron.
“Te oí, y pues no estás del todo libre, Ayesha,” observó Tomo, alzando una ceja.
“¿Eh? ¿A qué te refieres?” preguntó confundida.
“Eres amigo del Rebel de Cho, y este ha demostrado que no es del todo cuerdo. Sólo digo.”
“Aw, pero Koma-chan es tan cute~” dijo Osaka, conmovida.
“Sólo tú pensarás eso…” negó frustrada.
“Ehm, es verdad que Nagito es impredecible, y me preocupo de que sea Rebel, tanto por él como por Cho, pero no es del todo malo,” aseguró Ayesha. “Pero sí, no puedo justificarlo. Más lo decía por Larsa y Hajime. Es una lástima que no hayan podido venir hoy.”
“Sí, pero Larsa no es de estas cosas,” Osaka asintió. “Oí que Sora trato de forzarle pero su mayordomo intervino y sus amigos tuvieron que negociar su bienestar…”

La exHiME siguió con la cabeza en los aires mientras los demás intercambiaron miradas un tanto nerviosas o entretenidas.

“Ese Sora, apenas lo conozco pero siento que nunca falla en entretenernos,” dijo Marisa.
“¿Y cómo está Hajime?” preguntó Cho. “Temo que haya recaído nuevamente.”
“Sí, precisamente por eso no pudo venir. Me canceló hoy porque dijo que se levantó con achaques y temía causarnos problemas,” confesó Ayesha, cabizbaja. “Espero que se recupere.”
“Ese es tu amigo perpetuamente enfermo, ya veo,” Tomo se encogió de hombros. “Bueno, estará bien. Si pese a andar desapareciéndose y no tomar el spotlight sigue entre nosotros es porque será importante, así que no te preocupes.”
“¿A qué te refieres, Tomo?” la rubia ladeó su cabeza.
“Sólo ignórala, ya sabes lo insultante y frívola que es,” Reimu se encogió de hombros.
“¡Y tú eres una miko mala!” exclamó Tomo, quien se vio cortada por el inicio de una canción de piano. “Ahhh amo esta canción… ¡e-esto no se quedará así! ¡Luego vemos!” y regresó a mirar el escenario como fan acérrima.
“Ehm, a mí también me gusta así que…” dijo Osaka intentando girarse pero no queriendo dar la espalda a los demás.
“Adelante,” Kashuu le sonrió. “Pero recuerden que iremos a la feria después de esto.”


Más cerca del escenario, el trío de Namazuo, Naoto y Yoshiko observaban a Ritsu en vivo entre mucha más densidad de fans.

“Sigo sin creer que esto es realidad…” dijo Namazuo, ensimismado por la linda melodía de piano que Ritsu tocaba con la ayuda del mismo instrumento en el escenario. Al ser una canción más tranquila, era posible para ellos conversar.
“Bueno, parece que ya no andas en tanta negación como antes, es un alivio,” observó la joven detective, dando un suspiro.
“N-Naoto-san, no quiero ser descortés contigo, pero silencio por favor…” le pidió Yoshiko.
“Eh…” ella se descuadró y observó a la kouhai conteniendo las lágrimas y apretando su glowstick a mil.
“Ihhh… y yo me prometí que no iba a llorar…” dijo en un intento fallido porque sus ojos se habían llenado de lágrimas y empezaba a aspirar por la nariz sin poder detenerse. Terminó por hundir sus ojos en un brazo. “¡Ahh es que es una canción tan bella!”

Naoto observó a su especial amigo continuar con la interpretación de una canción que había hechizado a su enorme público, ya que notaba a varias otras chicas igual de movidas por las notas del instrumento y la voz tranquila pero potente del chico. Ella misma admitía que era una canción más agradable, aunque continuaba sintiéndose como un pez fuera del agua. Por el tiempo que cada intérprete tenía, quedarían una o dos canciones más como máximo, y sería hora de los tres de acudir al backstage para encontrarse con Ritsu, como este mismo ya había arreglado. Al ser un evento de día, este seguramente terminaría muerto de cansancio, así que les tocaría cuidar de él.

En eso, llegó el coro, y Ritsu se levantó para dejar a una melodía pregrabada continuar con el acompañamiento. Él caminó de un lado al otro del escenario recitando su canción a todo el público, sonriéndoles con calidez y extendiendo su brazo hacia ellos. Entonces se dirigió hacia el sector donde estaban los tres, para realizar lo mismo, y dar un guiño adicional.

“Ohh…” los ojos de Namazuo se abrieron ampliamente como los de un niño pequeño siendo cautivado por su primer amor, y al oír a otras fans a su alrededor exclamar maravilladas, él también procedió a hacer lo mismo. “¡Ahhh, Sakuma-kun! ¡Eres hermoso! ¡Ven a mí~!”
“Eh…” Yoshiko fue sacada de su trance al igual que otras personas, y miró al Toushirou continuar con un millón de gritos de fan, para luego abrazarse junto con otras fans enloquecidas.
“S-sólo ignóralo…” Naoto jaló su gorro para cubrirse el rostro. Ya conocía a su inquieto amigo, pero nunca antes le había hecho pasar tanta vergüenza ajena.

Como calculó, hubo una canción adicional antes del cierre de su presentación.



El tutor contratado por los Sanjou para ayudar a Imanotsurugi con sus estudios acababa de llegar. Imanotsurugi había estado un tanto apagado por tener que perderse del festival ante su pobre rendimiento en matemática, pero se llevó una gran sorpresa cuando fue a recibirle.

“¿Eh? ¿Sayo?” el pelicenizo parpadeó.
“…” el chico pequeño se encontraba cabizbajo e incómodo, y estrujaba la manija de su maletín de estudiante con ambas manos. Detrás de él se encontraban sus hermanos mayores.
“No precisamente,” explicó Mikazuki, quien llegó junto con Iwatooshi. El peliazul sonrió entretenido. “Tu compañero se encuentra aquí para estudiar contigo, aunque el tutor del día de hoy será su hermano mayor,” el dueño de casa se dirigió a Kousetsu. “Te agradezco por aceptar la repentina invitación de mi parte, y por acceder a ayudar a nuestro pequeño.”
“Agradecimientos están de más,” le aseguró el peliceleste, quien hizo una pronunciada venia, manteniendo su ceremoniosa y seria voz, y frío semblante. “Somos nosotros quienes apreciamos esta invitación. Mis hermanos son cercanos a ustedes. Si mis conocimientos les son de utilidad, me siento más que obligado…”
“¡Haha, nunca cambiarás!” Iwatooshi rió gustosamente. “¡Pero gracias por venir! ¡Recuerden que siempre son bienvenidos!”
“Hasta arreglaron nuestro transporte de hoy, casi nos sentimos culpables,” confesó Souza, sonriendo entretenido. “Ciertamente somos de una clase inferior a la de ustedes en todos los aspectos. Ni hay por qué decirlo…”
“…” Sayo se retrajo más.
“¡No, no, eso no es cierto!” Imanotsurugi negó rotundamente y fue donde Sayo, para tomarle de las manos y sonreírle. “En verdad no esperaba esta tutoría para nada y ya me torturaba por dentro, pero saber que la compartiré contigo me hace muy dichoso. ¡Puede que hasta nos divirtamos mucho juntos!”
“…” el otro chico le miró anonadado.
“Me alegra oírlo,” Kousetsu asintió.
“Comprendo que estoy un poco fuera de la relación entre todos ustedes, pero aprecio la persona que eres, Kousetsu Samonji,” observó Mikazuki, sonriendo sosegado. “Tal vez podríamos dialogar un poco después de la tutoría.”
“No me considero la persona más amena o agradable, pero no tengo por qué negarme, Mikazuki-san,” dijo pausadamente.
“Haha, eso tendrás que dejármelo a mí para decidir. Alguien con tu reputación no tiene por qué andar minimizándose,” dicho esto, se dirigió a unas empleadas. “Por favor, diríjanles a la habitación donde tendrán su tutoría. También prepárenles una merienda.”
“Por supuesto, Mikazuki-sama,” dijo una de ellas.
“Mientras tanto, tenemos mucho de qué hablar, Souza,” dijo Iwatooshi, quien se tomó la libertad de abrazar a Souza con un brazo sobre los hombros. El pelirrosa se sorprendió y su delgado cuerpo se sacudió ante la fuerza del otro. “¡Haha, no hace mucho fuimos a la playa y me encontré con Tsumugi! ¡¿Te acuerdas de él?!”
“Oh, aquel académico, ¿no?” Souza dio un suspiro y se libró. Rio para sus adentros. “Fufu, ese bienintencionado iluso que llegó a nuestra tierra de nadie. Es un alivio saber que sobrevivió a ser un Rebel…”
“Ahora anda de senpai y conoce a muchas personas interesantes…”

Ellos se fueron a conversar mientras Mikazuki regresó a su punto preferido para tomar el té y los pequeños junto a Kousetsu caminaron siguiendo a las sirvientas.

“¡Todavía no puedo creer que andas aquí!” exclamó Imanotsurugi feliz de la vida, saltando de un pie mientras avanzaban.
“…” Sayo asintió. “Yo tampoco…”
“¡Podríamos hacer un montón de cosas!” estiró sus brazos a los costados. “¡Sabes que tenemos un bosque enorme de patio trasero! ¡Ah, pero también está el riachuelo! ¡Hay unas plantas muy raras creciendo ahí! ¡Seguro que tú las conoces! ¡Pero por supuesto, tenemos el dojo, tú también sabes pelear así que podríamos entrenar juntos!”
“Imanotsurugi-san, venimos para estudiar, no lo olvides,” le dijo tranquilamente.
“¡Sí, sí, no te preocupes, pero siempre puede ser después!”
“Te ruego que le prestes la debida atención a Kousetsu-niisama,” le dijo con cierta intensidad y afilando los ojos.
“Sí, te lo prometo,” Imanotsurugi juntó sus palmas y sonrió en aprietos. “Perdón, no es que quiera faltarle el respeto a tu hermano.”
“Lo sé…” desvió su mirada, aún incómodo. “Espero no incomodarte.”
“No, está bien, ya te conozco, no te preocupes~” canturreó contento. “¡En serio soy feliz de que estés aquí! ¡Vamos, vamos! ¡Hay que ir desempacando tus cosas!”
“¡…!” Sayo se impresionó de que el otro le agarrara de la muñeca y le jalara consigo.

Kousetsu observó al par de niños correr juntos y sonrió para sí. Sería una tarde amena.




Pasó alrededor de media hora, y el show principal del festival estaba pronto a iniciar. El público del main stage era inmenso y la gente continuaba llegando para ver en vivo al más reconocido músico que iría a presentarse aquel día.

“¡Woah! ¡Hay tanta gente!” exclamó Urashima desde el fondo de sus pulmones. Su sorpresa estaba contagiada de una incontenible alegría. “¡Yo que pensé que las congregaciones de hatsumode eran inmensas! ¡Esto es completamente distinto!”
“Haha, Urashima, tranquilízate, por favor,” le pidió Horikawa, sonriendo modestamente ante las energías de su amigo.
“¡Pero es genial, Horikawa!” le miró con ojos brillantes. “¡Todos están presentes aquí para ver un show y divirtiéndose mucho! ¡Quisiera poder enseñárselo a Nagasone-niichan y Hachisuka-niichan! ¡Es una pena que no pudieron venir, pero les llevaré fotos!” de inmediato sacó su celular, lo prendió y pasó a verse confundido. “Uhh… ¿dónde era que estaba la cámara nuevamente? Todavía no me acostumbro a esta cosa.”
“Ah, permíteme,” se puso a enseñarle.
“Sorprende que ande tan animado,” observó Tomaj, alzando una ceja. “Y eso que seguro ni ha ido a eventos como Coachella.”
“No es como si tuviera que ir a lugares tan grandes para sorprenderse así,” Riku se encogió de hombros. “Déjale divertirse. No es como si estuviera acostumbrado.”
“Sin duda somos personas muy distintas entre todos, y está bien que lo seamos,” observó Kytes, animado. “También no hay problema haciendo comentarios. Sé que Tomaj no quiso decir nada malo con sus palabras.”
“Heh, gracias pequeño hobbit,” Tomaj sonrió de lado. “Veo que tú me comprendes.”
“Eh, sí, pero no me llames hobbit, por favor,” le miró con leve reproche.
“No deberías ser tan amable con Tomaj todo el tiempo, Kytes,” Sora frunció el ceño. “Siempre intentas ser pesado, hasta cuando tratan de ayudarte, ¿cuándo aprenderás?”
“¿Y qué haces metiéndote y reclamando en algo que no tenía que ver contigo?” preguntó el exRebel, indistinto. “Bueno, no es mucha sorpresa. Siempre has sido un princeso.”
“¡Oye, ¿qué te pasa?!”
“Ya, no se peleen, estamos aquí por el concierto,” les pidió Roxas, impaciente.
“Estoy de acuerdo, pero ese par siempre ha sido así,” comentó Riku frustrado. Entonces, él notó al Key observarle como bicho raro. “¿Eh? ¿Qué pasa? ¿Tengo algo en el rostro?”
“No, no es nada…” Roxas negó y desvió su mirada. Todavía se le hacía raro convivir con aquel antiguo Rebel de su hermana, por más que ya no fuera como antes. Notaba que le tocaba hacer el intento. “Ehm, pero bueno, este músico es bastante conocido. He escuchado algunas de sus canciones en la radio cuando estaba en la secundaria.”
“Sí, definitivamente,” Sora asintió. “Cuando estábamos en Hanasaki High. Haha, qué recuerdos. A veces andaba con la radio prendida mientras me viciaba a videojuegos en mi dorm junto a Ryo o a Rin, hasta que Larsa llegaba, apagaba todo y nos hacía estudiar.”
“Haha, ese Solidor siempre ha tenido algún truco para hacerte ser disciplinado, Sora,” observó Tomaj con gracia.
“Ehh, ya, Tomaj, no vuelvan a discutir, por favor,” le pidió Kytes, sonriendo incómodo. “Pero sí, estuve buscando información de esa persona y parece que ha estado en varias bandas y hecho colaboraciones con otros músicos, al punto de hacerse conocido como bajista por su cuenta. Será del tipo lobo solitario.”
“En los afiches da la impresión, ahora que lo pienso,” comentó Riku distraídamente.
“¡Miren a la cámara!” exclamó Urashima, quien no esperó y terminó por tomarles una espontánea con flash que les dejó un tanto confundidos. “¡Ya, creo haber tomado bastantes! ¡A ver cómo salieron!” cambió al álbum, pero se mostró perplejo. “¿Eh? Hmm… ¿por qué sale el borde de mi dedo en todas las fotos?”
“Te dije que tuvieras cuidado cuando agarres tu celular,” observó Horikawa, pacientemente. Él pasó a dirigirse a los demás. “Oí que hablan del rockstar, ¿no es así? Me sorprendió mucho escuchar que hoy es su cumpleaños.”
“¿Eh? ¿En serio?” Sora se impresionó y pasó a emocionarse. “¡Wow, y aún así va a tocar! Vaya, yo me tomaría el día libre, pero esta persona sí que está cometida a su trabajo.”
“Seguro le pagarán una fortuna por cada presentación,” Tomaj se encogió de hombros. “Tiene sentido. No iría a dejarlo pasar tan fácilmente. Le conviene, a fin de cuentas.”
“Yo creo que es algo distinto,” Kytes se puso a pensar y sonrió un poco. “Seguramente es alguien tan apasionado a su carrera que no pasaría su cumpleaños de otra forma. ¡Sí, debe ser eso! Pienso que es muy admirable.”
“Es un buen punto, Kytes,” Roxas se animó, al igual que los demás.
“¡Totalmente cierto!” exclamó Urashima. “¡Yo también sería muy feliz de quedarme todo mi cumpleaños entrenando en un dojo! ¡La práctica y la buena compañía de mis hermanos sería todo lo que fuera a necesitar! ¡Ahh ya quiero hacerlo!”
“Lo que me recuerda que queda pendiente nuestra visita al dojo que estaban construyendo en su casa,” observó Tomaj. “Heh, ya he perdido mi destreza, pero me gustaría darme un paseo por ahí. Nos avisan cuando esté disponible.”
“Ya lo está, sólo nos toca quedar en un día,” informó Horikawa. “Así también conocen al señor Kotetsu y a los hermanos mayores.”
“¡Por supuesto! Nos encantaría, ¿verdad, Roxas-niichan?” preguntó Urashima.
“Sí, claro que sí,” este asintió. De nuevo, tener al exRebel de su hermana en su casa era incómodo, pero ya tenía que aprender a lidiar con ello.
...