Author Topic: SeeDs in the Garden – revival  (Read 53005 times)


Airin

Re: SeeDs in the Garden – revival
« Reply #75: August 31, 2022, 05:56:12 PM »
Mood: quote--- Cyberpunk infinite loop --- SAME
Iconos, qué son iconos. Solo conozco jetlag de mil horas en bus.








Piiiiiiiiii, —sonó por tercera vez desde el otro lado de la habitación.

—Ya te he oído, —refunfuñó el muchacho sin hacer el más mínimo esfuerzo por despegar la cara de donde se estaba convirtiendo en uno con el peluche de chocobo.— déjame fusionar mis moléculas en paz.

El silencio amortiguado de la tarde sólo se rompía por los ruidos de cláxon del tráfico en hora punta que se filtraba a través de los cristales, la luz amarillenta envolvía el sofá en un aura cálida que lo hacía parece más cómodo de lo que en realidad era, y Prompto estaba más allá de a medio camino rumbo a una siesta de ruleta rusa. Diez minutos o diez horas. Nunca había término medio.

Piiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiii~ —volvió a insistir su némesis.

El chico levantó por fin la cabeza para girarse a mirar al microondas con todo el odio acumulado en la sima más profunda del infierno.

—Estás roto, no eres nadie, olvídame.

La bolsa de palomitas que todavía era un montón de semillas de maíz sin cocer se reía de él desde dentro del aparato.

Podría haberse levantado, cogido una sartén y haber torturado al maíz hasta hacer que explotase en palomitas de la forma tradicional, pero eso requería un gasto físico y emocional que no estaba dispuesto a invertir. Además tampoco estaba seguro de que le quedase gas y prefería ducharse con agua caliente por la mañana.
Prompto resopló incorporándose sobre los cojines. Él sólo quería pudrirse con tranquilidad, no debería haber sido tanto pedir.

Antes de que el microondas pudiese volver a pitar, cruzó la sala y apretó el botón que abría la puerta del aparato.

—Hah, chúpate esa.

Titiru riru riru riru riru riruri tutuuu~ —el tono de llamada de su móvil le hizo saltar y tropezarse con un cable y agitar los brazos mientras saltaba a la pata coja en busca del teléfono.— Titiru riru riru riru riru riruri tutuuu~

(1) Llamada perdida.

—¡Venga ya hombre, que no soy un payaso, soy el circo entero!

Prompto agarró el móvil y esperó con los ojos entrecerrados, mirando fijamente la pantalla. Ajá.
Y descolgó la llamada entrante antes de que el teléfono tuviera tiempo de registrar el número de contacto.

—Hola, qué, yo no he sido. Por si acaso.

La risa de Aranea al otro lado de la línea le hizo rodar los ojos con una sonrisa a regañadientes.

—¿Estabas durmiendo?

—Lo estaba intentando, pero el mundo hoy no me quiere dar la razón. —rezongó el chico mordiéndose una uña.

—¿Y cuándo lo hace sin que le obligues? —contestó la mujer con tono divertido y cariñoso.

—Eh, a veces pasa, —Prompto se encogió de hombros mientras apartaba el caos del centro del suelo hacia los rincones, llevando las cosas a empujoncitos con los pies.

Aranea le entretuvo durante varios minutos de conversación hasta que por fin se decidió a entrar al motivo real por el que llamaba.

—Quiero presentarte a alguien.

—Ajá, y no te ofendas eh, ¿pero qué te hace pensar que yo quiero que me presentes a nadie? —el muchacho se asomó a la ventana, confirmó que los cables seguían bien pinchados a la red eléctrica y de fibra que cruzaba por su fachada, abrió puerta de un mueble que tenía bajo la ventana y encendió la torre de ordenador que había dentro.
Los tres monitores que había sobre el escritorio se iluminaron a la vez.

Magitek.

—No sabes cómo odio que sepas cosas sobre mí. Lo aborrezco con la furia de un millón de soles, ‘Nea, no te haces una idea. Qué.

—Eres un pollito adorable con un cuchillo de mantequilla.

—Me va a doler, ¿verdad? —Prompto se acomodó sobre la silla con cara de resignación, porque después de todo era Aranea, y uno no simplemente le decía que no.

—Qué poca fé tienes en mi, mocoso.

—No me hace falta fé cuando tengo experiencia. —a juzgar por la risotada de voz desconocida que pudo oír al otro lado de la línea, no era el único que había llegado a ese punto de su existencia. Esbozó una pequeña sonrisa sesgada compadeciéndose un poco por el otro pobre capullo en su misma situación, pero con la satisfacción de saber que no estaba solo en ello.— ¿Lo ves? Eso es que tengo razón. Bueno, háblame.

—Quiero presentarte a alguien, —repitió Aranea,— y si te duele es porque sois igual de idiotas y os merecéis entre vosotros.

—Ajá, ajá, claro, entiendo. —Prompto decidió ignorar ese comentario en favor de ponerse los auriculares y desenvolver un chicle de fresa sobre el que descargar su frustración mientras tenía las manos ocupadas en otras cosas.— Entonces, Magitek. ¿Qué es lo que estáis buscando exactamente?

La pausa que se hizo en la linea le hizo pensar en muchas posibilidades y casi todas de ellas probablemente ilegales.

—Bueno, eso depende. —el tono de voz de la mujer le prometía un futuro inmediato como mínimo interesante— ¿Cómo de aburrido estás?


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« Last Edit: June 30, 2023, 01:57:34 PM by Airin »

~      H e g o a k    e b a k i    b a n i z k i o,    n e r i a    i z a n g o    z e n,    e z    z u e n    a l d e g i n g o.       ~
~      B a i n a n    h o n e l a,    e z    z e n    g e h i a g o    t x o r i a    i z a n g o,      ~
~      e t a    n i k    t x o r i a    n u e n    m a i t e.       ~


Kora

Re: SeeDs in the Garden – revival
« Reply #76: September 30, 2022, 03:00:30 PM »

Era demasiado bueno para ser cierto.

- Perdona. - Intentando arreglar la situación, se apartó también. - Me he dejado llevar y...

Orpherus bajó la vista, todavía murmurando una disculpa que no acababa de conseguir articular, visiblemente avergonzado y dejando a Nicholas sin saber qué hacer.

- No quería... no quería hacer esto, no quiero que pienses... - Negó con la cabeza, dándose cuenta de que no llegaba a entendérsele. - Olvidemos esto.
- Vale, vale. - Levantó las manos, conciliador. - Aunuque no lo creas, pasa a menudo. Es normal. Muy normal. Completamente normal.
- Ya... - Orpherus arqueó una ceja, claramente sin creerle, pero pronto volvió a un gesto que casi parecía decepcionado. - Ya sé que es normal para ti.
- Bueno... ¿Qué quieres decir con eso?

Orpherus entornó los ojos, sacudiendo la cabeza. Parecía que la misma pregunta lo ofendiera.

- Relaciones esporádicas. Ya me lo han dicho, y lo he visto yo mismo de todos modos. No tengo nada en contra de lo que hagas tú... es sólo que yo no quiero eso.

Quizá no estaba todo perdido. De todas formas, ya había tentado a la suerte, y no tenía mucho que perder. Todo lo que hiciera a partir de ahora sólo podía ser a su favor, y por eso, esbozó una sonrisa, acercándose al otro de nuevo.

- ¿Y qué es lo que quieres?

Esa misma pregunta pareció ofenderle mucho más que la anterior. Orpherus le dirigió una rápida mirada con los ojos entrecerrados, concentrándose en un punto opuesto segundos después.

- No lo sé.

De nuevo bajó la vista.

- Aquí no tengo que rendirle cuentas a nadie, puedo hacer más cosas de las que podría siquiera pensar en Aetheria... Pero para mí sería incómodo, siendo compañeros de equipo, y... no quiero tener que irme, no si es para dar este tipo de explicaciones.
- Frena, frena. - Arqueó una ceja. - Sabes que hay equipos donde pasan estas cosas y nadie se tiene que ir a ninguna parte, ¿no?
- Pero yo no quiero eso, simplemente.

Nicholas se mordió el labio, mirando hacia el agua del muelle. Más que desilusión, sentía que se le estaba escapando algo en aquella conversación.

- ¿El qué?
- Aventuras de una noche, o como quieras llamarlo. No quiero eso contigo, quiero decir, no quiero eso con un compañero de equipo. No quiero eso en general.

- Por eso creo que-
- No, espera, no quiero eso contigo. - Orpherus le miró, confundido, sin llegar a comprender. - Ya sé que no me crees, pero escúchame un momento.

Jamás se le habían dado bien tal tipo de discursos. Quizá porque carecía de la experiencia previa. Pero estaba dispuesto a intentarlo, y la mirada de confusión de Orpherus le decía que valía la pena hacerlo.


Kora

Re: SeeDs in the Garden – revival
« Reply #77: October 31, 2022, 03:05:09 PM »
yo: empiezo tres líneas argumentales diferentes
yo también: PUES y si pongo nuevos personajes



Corría a través de las calles lo más rápido que le permitían sus piernas. Hacía un rato que los gemelos le ardían, pero no podía parar. Detenerse sería mucho peor que un simple dolor por una pesada carrera. Aceleró más, ignorando la falta de oxígeno que parecía quemar sus pulmones, y esquivó por poco unos contenedores en medio de la acera. Miró a sus lados, buscando frenéticamente el punto donde tendría que girar.

Su velocidad disminuyó un poco cuando se supo cerca, pero ni de lejos llegó a ir despacio. Hizo un giro de casi noventa grados para colarse en un callejón, saltando para agarrarse a la reja metálica que se alzaba cerca de la entrada. Estuvo a punto de perder el equilibrio una vez, y si bien la caída no habría sido muy dolorosa, habría significado el final para él de aquella persecución. Siguió adelante, trepando con las fuerzas que le quedaban. Ya casi oía a sus perseguidores acercándose, y su corazón latió ensordecedoramente, ahogando el ruido del mundo a su alrededor.

Pudo pasar al otro lado, no sin arañarse en la parte superior de la valla. Tan frenética era su huida que ni se paró a pensar lo peligroso que podía ser si el metal llegaba a estar oxidado. La sangre en la palma de su mano y su muslo izquierdo manchaban la vieja y desgastada ropa, afortunadamente sin llegar a gotear. Estaba oscuro y sería difícil seguir ese rastro, pero los que le perseguían podían usar cualquier método.

Sabiéndose un poco más cerca de la meta, no hizo más que correr todo lo rápido que pudo hacia el refugio, aquel al que llamaba hogar por mucho que distara del concepto tradicional que podía tenerse de éste. Pero para Ajax un hogar era donde estaba su familia, no necesariamente una casa acogedora y comida todos los días.

Había despistado a los perseguidores, o al menos ya no podía oírlos tras él. Probablemente habían desistido, no eran tan ágiles como él para trepar por la verja sin perder el tiempo suficiente para que Ajax les sacara una ventaja definitiva. Aún y así, miró a su alrededor una vez hubo llegado a la puerta del viejo edificio, no fuera a dar pistas de dónde se escondían.

Abrió la pesada puerta empujándola con una torpe suavidad, en ocasiones se atrancaba y Anton le había prohibido terminantemente hacer cualquier movimiento brusco con ella. A Ajax no le había hecho ninguna gracia el tono de superioridad con que se lo había dicho, pero tenía que aceptar que quedarse sin puerta habría significado unas noches todavía más insoportablemente frías.

- Ya estoy en casa. - Canturreó al entrar, empujando la puerta con su peso para cerrarla. Podía notar ya el calor de la fogata, calentando sus mejillas cubiertas por una fina capa de escarcha.

El primer piso del que un día había sido un hostal estaba viejo y abandonado, aunque no había riesgo de que se derrumbara. Sólo estaba descuidado, lleno de polvo, pero podía vivirse. Al menos servía para protegerse, aunque fuera un poco, del frío que reinaba en las calles de Invernalia. Si siguieran en éstas últimas, probablemente habrían muerto mucho antes.

- ¿Has traído algo? - Le recibió su compañero, un poco más bajito que él y con una cara de palo constante.
- He conseguido dos barras de pan y leche. - Alzó la bolsa que cargaba con su botín de guerra, sonriendo ampliamente. - ¿Qué te parece, Ton?

En respuesta, éste arqueó una ceja. Ningún otro gesto llegó a su rostro, y Ajax dejó escapar una mezcla de suspiro y gruñido.

- Podrías ser más efusivo, ¿no? Al menos hoy cenamos.


Airin

Re: SeeDs in the Garden – revival
« Reply #78: October 31, 2022, 05:06:44 PM »
Mood: quote--- Cyberpunk infinite loop --- SAME
Iconos, qué son iconos. Solo conozco jetlag de mil horas en bus cambio de hora.
^ nno pero si, SAME.

si lo sabes, lo sabes 👀








—Eso depende de si voy a cobrar en metálico de dinero contante y sonante, y no con esposas y las manos a la espalda;—Prompto tamborileó con los dedos sobre el teclado sin llegar a pulsar ninguna tecla,— porque está bien que seas tú, pero no conozco al resto y hay un motivo por el que no me gusta conocer gente.

Aranea no respondió de forma inmediata, pero pudo escuchar la voz de antes por el fondo de la linea.

—¡Dile que tiene fans! ¡El club de fans del periquito!

Prompto se atragantó con el globo del chicle por culpa de su propia risa.

—Nea de verdad, tu gente es turbia turbia.

—No se si sólo turbios o además también retrasados, —suspiró la mujer al teléfono.

La escaramuza llena de escándalo que siguió a esas palabras le dio al chico el tiempo necesario para limpiarse de los labios el rastro pegajoso de goma de mascar rosa.

—¿Eh, sigues ahí?

—Por suerte o por desgracia.

—¿Si te mando una ubicación…?

—¿Me pagas primero? —no por no tener ninguna fé pensaba dejar de intentar sacar provecho, que Prompto era rubio pero no tonto.

—¡Quiero a ese hombre! —exclamó una nueva voz que le resultó al mismo tiempo extrañamente familiar pero totalmente falta de contexto donde ubicarla.— ¡Tiene la misma desconfianza que hace latir mi propio corazón!

—Porque lo he criado bien.

—Me he criado yo solo, —refunfuñó Prompto rodando los ojos y quitándose un auricular para rascarse la oreja.

—Te he criado bien, —volvió a contestar Aranea ignorando la respuesta del rubio.— Te mando las coordenadas, iremos a por tí.

Kwehzoom primero. —Insistió el chico.— Para el onlyfans del periquito.

—Eres un pollo cabrón, —rezongó la mujer entre dientes.

—Pero adorable, y me quieeeeres. —sonrió Prompto viendo la transferencia instantánea de fondos en su móvil.— Venga, luego nos vemos.



Prompto volvió a morder con nerviosismo los cordones de la capucha de su sudadera mientras miraba de reojo a su alrededor.
Nadie había prestado atención a otro veinteañero más con mochila, ojeras y cara de hartazgo existencial en el transporte público urbano del que se había bajado hacía poco más de media hora; y tampoco le habían mirado más de la cuenta tras pasar de largo de la zona de clubs industriales llena de gente de su edad con ropa de gusto más o menos cuestionable.
Le habían ofrecido drogas tres veces, eso sí. Pero no había demasiada animosidad ni insistencia cuando la respuesta era un “nah grax tío pero hoy no, que estoy pelao a fin de mes”; al fin y al cabo casi todos se hallaban en similares estados de jodedumbre y en la misma trinchera.

Había cruzado por delante de un par de talleres y varias naves con pinta genérica de panelado metálico como tantas de otras fábricas, y llevaba como seis o siete minutos buscando la valla azul a la que se suponía que tenía que llamar. Pero si contaba los edificios, el lugar que resultaba tenía una puerta de metal corrugado gris y roja. El chico entrecerró los ojos y miró el móvil.

—¿Qué hace un chico como tú en un sitio como éste? —la voz ligeramente sensual y cargada de despreocupación junto a su oreja casi hizo que Prompto saltase por los aires.

—¡Hijo de la gran pu-!! —Prompto era rápido. Podría decirse que muy rápido. Pero su táser no hizo contacto porque el hombre que había hablado debía haber sido un gato en una vida anterior y claramente aún conservaba los reflejos.

—¡Eehh, cuidado con eso que pica! —dijo su acosador en las sombras, levantando las manos como si le hubieran pitado una falta injusta.

—Por baboso, como mínimo. —espetó el rubio guardando primero su móvil en el bolsillo libre y luego asegurando el tirante de su mochila con cara de indignación.

—Dime tu nombre, —requirió el tipo, saliendo a la luz difusa de una de las farolas.

—¿Y me harás reina en un jardín de rosas? —contestó Prompto con sorna dándole vueltas al táser,— nah, no eres mi tipo.

El pelirrojo parpadeó, tal vez confuso, tal vez considerando cómo responder a eso. Finalmente se cruzó de brazos con gesto despectivo y rodó los ojos al tiempo que levantaba la barbilla con una sonrisa soberbia.

—Eso es mentira, soy el tipo de todo el mundo.

Prompto no quería mandar un mensaje a Aranea del palo de “mamá ven a buscarme, tengo miedo” pero si de turbios y raros iba la cosa al menos podía ganar algo de tiempo hasta que su arma se recargase.

—No de mi periquito, —se reafirmó el joven, postureando.

—¿Tu periquito tiene onlyfans? —la sonrisa del pelirrojo cambió de sesgo a otra más cordial aunque igualmente resabiada.

Prompto levantó las cejas con interés al reconocer la voz.

—De momento tiene Kwehzoom, que ya es. Es una pequeña empresa familiar todavía.

—Ah no, ya ha pringado Aranea con eso, —Reno se echó a reír.— Pero buen emprendimiento para los negocios.


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edit: formatearé bien a la primera alguna vez en esta vida?
« Last Edit: June 30, 2023, 01:59:21 PM by Airin »

~      H e g o a k    e b a k i    b a n i z k i o,    n e r i a    i z a n g o    z e n,    e z    z u e n    a l d e g i n g o.       ~
~      B a i n a n    h o n e l a,    e z    z e n    g e h i a g o    t x o r i a    i z a n g o,      ~
~      e t a    n i k    t x o r i a    n u e n    m a i t e.       ~


Kora

Re: SeeDs in the Garden – revival
« Reply #79: December 31, 2022, 09:12:05 PM »
La taberna no estaba apenas llena, aún cuando fuera el sol estaba en lo alto. Era una época del año en la que no había apenas tránsito entre las diferentes partes del Mojave, y el local recibía visitantes ocasionales que en su mayoría eran transportistas o auto-empleados. Aquella mañana había sido el pico de actividad en el último mes, con seis clientes en el salón, fáciles de vigilar por si alguno se descontrolaba.

Tres mujeres jugaban a las cartas, fortachonas, de piel curtida por el sol y marcada por tatuajes. Ruidosas como un gallinero, cada vez que una ganaba una ronda dejaba ir un gañido de victoria mientras las otras le lanzaban improperios y amenzaban con atarla al camión y arrastrarla hasta la mismísima capital de Navras si había hecho trampa.

A su lado, había dos chiquillos en una mesa. El mayor era apenas un adolescente desgarbado, aún con los brazos demasiado largos para su flaco cuerpo. Todavía llevaba puesta la capucha con la que había entrado, cubriéndole parcialmente el rostro. Recostado en la silla, jugueteaba con los restos de su comida con desinterés. La pequeña no podría ser mayor que su hija, aún una niña. Al igual que el otro, parecía haber pasado hambre, habiendo terminado con su plato la primera, tan frenética que la capucha que llevaba puesta se le había caído para mostrar un atado en una alta coleta, con sólo una pequeña trenza cayendo al lado.

El último cliente estaba solo, un tipo de aspecto desgarbado con la barba salpicada por las cinco cervezas que llevaba. No dejaba de observar a la chiquilla, mirándola de arriba a abajo con ojos hambrientos. Ésta parecía no darse cuenta, balanceando las piernas mientras canturreaba. Si tuviera que juzgar a cada visitante, hubiera tenido que cerrar la taberna años atrás, y sin dejar de vigilar por encima a su espléndida clientela, siguió fregando vasos.

- Eh, chaval, ¿cuánto pides por la niña? - Preguntó el hombre desgarbado, frotándose los restos de espuma del bigote.

El chico tenía que saber que se dirigían a él, pero no hizo ademán de responder. Ni siquiera levantó la vista. Tendría que aprender por las malas que a gente así no se les irían las ganas con sólo ignorarlos un rato.

- Oye, te hablo a ti. - Insistió éste, alzando la voz. - Encima que intento ser amable y darte algo a cambio… ¡Eh, tú! ¡Que me escuches!

Tambaleando, el hombre se levantó, dando un paso hacia los dos chiquillos. El barman se aseguró de que el rifle siguiera bajo la barra por si las cosas si se ponían feas. Se había establecido como regla personal que no podía ser un justiciero, pero por todo lo sagrado, aquella cría tendría que tener la edad de su hija…

- ¡Niña, ven conmigo o le vuelo la-!

No hubo necesidad de que tomara su rifle. El sonido del disparo fue demasiado rápido, y el cuerpo del hombre cayó como una piedra sobre el suelo de madera. Las tres mujeres sólo pararon de jugar unos momentos, pero al ver que nadie les apuntaba a ellas, siguieron con su partida.

Sin haberse levantado, la chiquilla tenía en la mano una pequeña pistola humeante, apuntando hacia donde había estado el hombre unos segundos más antes de girarse en el asiento para encarar al otro, sacudiendo su brazo con la mano libre.

- ¡Gege! ¿Has visto? ¡Justo entre los ojos! ¿¡Lo has visto, graham!? ¿¡Lo has visto!?
- Lo he visto. Buen tiro.
- ¿A que sí?

Ah, eran hermanos. El chico miró a su alrededor, y aunque nadíe parecía prestarles más atención tras resolver el altercado tan rápidamente, se levantó de la silla.

- Meimei, nos vamos.

La niña se levantó de la silla de un salto, guardándose la pistola dentro de una casaca que le venía grande, siguiendo a su hermano hacia la barra. Éste dejó dos piedras translúcidas sobre la madera, rojas como el sol de atardecer a la luz.

- No tenemos dinero encima.
- ¿Qué es esto?

Con suspicacia, el barman las levantó para examinarlas de cerca. No parecían ningún tipo de joya que conociera, pero tampoco tenían el aspecto de un cristal cualquiera. Al tacto, estaban calientes, y parecían palpitar rítmicamente.

- Enséñaselas al próximo agente de la Alianza que pase, y te podrás comprar otra taberna.

El barman casi podía sentir cómo los ojos se le salían de las órbitas cuando se dio de lo que tenía en la mano. Cogiendo la mano de su hermana, el niño apenas lo miró de soslayo por debajo de su capucha antes de darse la vuelta.

- Con que os larguéis de aquí ya me habríais pagado bien.

No quería ni saber de dónde habían sacado aquellas piedras, ni mucho menos si alguno de los dos podría incluso manejar tales poderes, por lo que sólo las guardó en el cajón. Al fin y al cabo, una regla universal en aquel negocio era no hacer demasiadas preguntas.

Siguió fregando vasos mientras los dos niños salían de la taberna, no sin que antes la chiquilla le diera una última patada al cuerpo del hombre al pasar por su lado.


Kora

Re: SeeDs in the Garden – revival
« Reply #80: January 31, 2023, 03:44:20 PM »
Sin añadir nada más, Anton le arrebató la bolsa y la llevó hasta el fuego. Ajax lo observó, con una mueca de disgusto. Estaría acostumbrado ya a aquellas muestras de impasibilidad e indiferencia, pero seguían molestándole como el primer día. "Claro, como él no tiene que ir por ahí corriendo y jugándose el cuello...". Al avanzar hacia el fuego, una punzada en su pierna le devolvió a la realidad.

La herida que se había hecho en el muslo seguía sangrando, a diferencia de la de la mano. No era muy grande, pero escocía al moverse. Gruñó entre dientes. No tenía tiempo para salir a buscar la fuente para limpiarse, así que tendría que aguantarse. Total, una herida así no iba a acabar con él.

Se sentó frente al fuego también, dejando la pierna herida estirada. Anton había empezado a partir las barras de pan hasta tener cinco trozos equitativos, y dejó el cartón de leche cerca de las llamas para que se calentara. Cerca de él, su hermano pequeño dormitaba. Teucer todavía no se había recuperado de las fiebres que lo estaban azotando los últimos días, pero no tenía mal aspecto después de todo.

- ¿Dónde están los otros dos? - Preguntó Ajax, incapaz de aguantar el silencio mucho más.
- Han salido. - Respondió Anton parcamente.

Ajax dejó salir el aire por la nariz con un bufido exasperado. No sabía que le molestaba más, si que Anton no le agradeciera por todo lo que había hecho para traer algo de comida o que los otros dos miembros que quedaban de su familia estuvieran de picos pardos.

- No sé que hacen por ahí. Total, luego no traen comida ni nada.

Anton no dio señales de haber escuchado el comentario hiriente de Ajax, al menos no hasta después de haberse asegurado de la condición en la que se encontraba su hermano.
El chico encaró a Ajax y lo miró fijamente, sin decir nada. Ajax le mantuvo la mirada, frunciendo el ceño y cruzando los brazos sobre el pecho, poniendo la manos bajo sus axilas.

- ¿Qué? - Preguntó sin poder evitarlo. - ¿Pasa algo?

Ajax ladeó la cara y adquirió una expresión enfadada, tal vez incluso algo altanera. Anton simplemente se levantó, perdiendo el contacto visual directo. Ajax se abrazó un poco más a si mismo. Después del calor de la carrera, quedarse quieto le estaba bajando la temperatura, aunque tuviera un buen fuego encendido cerca. Clavó sus ojos en las llamas. Hasta aquellas maderas las había partido él. Eran restos de muebles destartalados que aún quedaban en los pisos altos del edificio.

¿Y alguien le había dado las gracias?


Kora

Re: SeeDs in the Garden – revival
« Reply #81: February 28, 2023, 06:18:26 PM »
Acentuando su expresión, Ajax aguzó el oído para poder localizar a Anton sin tener que girarse a verlo. Lo oyó trastear a su espalda, pero no se sentía con ganas de cotillear para ver que andaba haciendo. No, estaba enfadado.

- Se ha acabado la fruta ¿verdad? - Preguntó sin venir a cuento.
- Sí. - Contestó Anton.

Ajax sabía demasiado bien que la habían reservado toda, la poca que había podido conseguir, para Teucer, esperando que le hiciera algún bien.

- Ya ves, no sé cuando podré volver a conseguir... - Explicó con tono enfadado. - Ya me tienen fichado, tendré que ir más lejos.

Ajax esperó, pero no recibió ninguna contestación a parte de los ruidos que producían los muebles mientras Anton habría y cerrada cajones. Dejó pasar unos minutos más. El tiempo parecía escurrirse grano a grano, lentamente, en un reloj de arena ralentizado. Ajax hundió la cabeza entre los hombros. Odiaba que le ignoraran y a veces notaba la falta de atención sobre él. ¿Por qué, si se desvivía para mantenerlos a todos bien alimentados?
Podría sobrevivir perfectamente solo y en cambio continuaba con ellos, al pie del cañón.

Teucer tosió desde su colchón en el suelo y Ajax cambió la dirección de sus ojos del fuego hacia el pequeño del grupo, el mimado. Hermano de Anton y preferido de todos. No le odiaba, también era su preferido y sabía por experiencia que se quedaría a su lado hasta el final, pero envidiaba el trato que le daban los demás. A él también le gustaría que le tratasen así aunque fuera por un minuto.

- ¿Cuándo van a volver? - Preguntó Ajax por oír algo más que el crepitar del fuego y su propia respiración. - ¿Lo sabes?
- No. - Contestó el otro. - Iban hacia el sur, a por medicinas.
- ¿Medicinas?
- Sí.

Ajax se abrazó un poco más a si mismo. Hacía nada que se había estado quejando del comportamiento de sus compañeros y ahora se enteraba de que estaban haciendo algo por el bien de su comunidad. Perfecto. Como para añadir más puntos negativos a su comportamiento.

Ajax frotó un poco sus manos contra los costados. Sabía que no sólo necesitaban comida para poder vivir, pero... sus pensamientos se vieron cortados por algo suave y pesado cayendo encima de sus hombros. Levantó la cabeza y agarró aquello entre los dedos. Era una manta y parecía casi nueva.

Anton le rodeó, plantándose delante suyo y arrodillándose ante él. No medió palabra, simplemente dejó el bote de desinfectante en el suelo y procedió con la curación de la herida de su muslo.

- Au... - Se quejó sin demasiadas ganas.

Anton le dirigió una mirada que Ajax no supo interpretar del todo, como casi todas las veces, pero que decidió traducir como 'cuando te has hecho la herida seguro que no te quejabas tanto'.

Ajax tomó aire y puso su mejor cara de desinterés. En algún momento tuvo que taparse hasta la nariz con la manta y morderse el labio. Pero era el mayor y tenía que dar ejemplo a los demás. De alguna manera, tenía que ser confiable. Por mucho que gritara o se quejara, por mucho que a veces no se sintiera parte vital del grupo, para él eran su familia.


Kora

Re: SeeDs in the Garden – revival
« Reply #82: March 31, 2023, 04:27:40 PM »
Kora y Neko for the soul <3


Kora estaba aburrida. Y cuando Kora estaba aburrida solían ocurrir cosas. Sólo tenías que preguntarle a Yuri, que estaba sentado al otro lado del pasillo mirándola con un poco de ansiedad.

Kora volvió a suspirar por enésima vez.

- ¿Cuándo va a venir el profesor? Ya han pasado cinco siglos desde que sonó el timbre. - Se quejó echándose hacia atrás en la silla, con los dedos extendidos sobre el pupitre - ¡Me aburro!

Dante se levantó de su silla, sentándose en el pupitre de espaldas a la puerta del aula.

- Ya, es raro que llegue tarde.
- La raro es que no la estéis liando parda - dijo Yuri, con el codo en la mesa y la mejilla en la mano - Sólo han pasado dos minutos.

Kora levantó las dos manos hacia el cielo, rodando los ojos.

- Pues cinco siglos, lo que yo decía. - y se cruzó de brazos, apretando los labios hacia fuera.
- Pues serás tú para hablar - Le picó Dante, moviendo la mesa de Yuri con un pie - . Si eres el que tiene las ideas para liarla pero bien.
- Alguien tenía que tener neuronas en este grupo de amigos. - Comentó Yuri con una sonrisa, hinchándose como un pavo.
- ¡Oye! ¡Yo tengo neuronas! - Respondió Kora, dándole con el puño cerrado a Yuri, aunque no le hizo mucho daño.
- Sólo cuenta si las usas - Se unió Dante, recibiendo un high five de parte de Yuri mientras los dos se reían.

Kora miró de uno a otro, queriendo vengarse de la mofa. Sólo tardó unos segundos en encontrar cómo.

- Él no ha dicho que tú tengas neuronas, no sé de que te burlas. - Contestó la chica señalando a Yuri como si fuera la puerta número dos en un concurso de la tele.

Yuri miró de uno a otro y empezó a levantar el culo por si tenía que huir mientras Dante fruncía el ceño, intentando discernir si Yuri le había insultado a él también o todo era una trampa de Kora.
Parecía que se estaba decidiendo por la primera opción cuando la puerta se abrió de golpe y el profesor entró poniendo orden.

- A ver, todos en su sitio, vamos a empezar con la lección.
- Jo, profe, yo ya creía que no venías. - Se quejó Kora, pero empezó a sacar la libreta y clicó su bolígrafo favorito, el del pompón.
- Acabamos de empezar el curso, no tendréis esa suerte. - Avisó el profesor, aunque tenía cara de querer irse - Hablando de empezar el curso… señorita, entre.

Kora estaba haciendo una pompa con el chicle que tenía en la boca cuando la vio entrar. Era una chica pequeñita, con dos coletas rubias en lo alto de la cabeza y los ojos oscuros más grandes que había visto en su vida.

- Clase, esta es Neko, no pudo empezar con vosotros ayer por un problema con unos papeles, pero es vuestra compañera de clase.

La niña sonrió y saludó con la mano tímidamente, mirando al resto de los alumnos.

Kora explotó la pompa de chicle y levantó una ceja.

- ¿Tenemos un genio? - Preguntó - No sabía que íbamos a tener a niños de doce años en esta clase.

Antes de que el resto de la clase empezase a reírse el profesor les dijo que no, sólo era bajita.

Y ese fue el inicio de una gran enemistad.


Kora

Re: SeeDs in the Garden – revival
« Reply #83: May 31, 2023, 03:36:49 PM »
Continuando la historia de Childe~



Ajax, tengo frío… ¿me dejas una manta más?

Ajax, Teucer no mejora. Tendremos que darle nuestra comida, la necesita.

Ajax…


Tartaglia abrió los ojos lentamente, volviendo al presente gradualmente, dejando de oler las rancias, usadas mantas, de sentir la punzada del hambre en sus entrañas o el frío colándose en sus huesos. Poco a poco, la imagen de Teucer y Anton se desvaneció al ritmo del suave vaivén del tren. Era hora de volver al presente. A su lado, Lumine le miró de soslayo, pero volvió su mirada al libro y no dijo nada. De algún modo, ella siempre sabía cuándo no había que preguntar, y era una de las cosas que más le gustaban a Tartaglia de su compañera.

Se estiró en el asiento, moviendo los hombros en círculos, disfrutando el crujido múltiple que le recorría cuando hacía aquello. Sonaba lo suficientemente parecido a huesos partiéndose.

- ¿Crees que falta mucho para llegar? - Le preguntó a Lumine, girándose hacia ella mientras se pasaba una mano por el pelo.

- Media hora. - Respondió ella, sin levantar la vista del libro hasta unos momentos más tarde. Después, lo cerró y dejó sobre la mesa.

“Un hombre elige, un esclavo obedece – La autobiografía de Andrew Ryan”, se leía en la portada, debajo de la fotografía de un hombre con bigote. Tartaglia sabía bien quien era: el presidente de Galbadia. El hombre bajo el que iban a trabajar en el futuro… o al menos, eso creería él.

Porque lo que no sabía Andrew Ryan era que asociarse con los Neterianos nunca era un trato de iguales. Lo que iba a pasar realmente era que el presidente de Galbadia iba a trabajar para los Neterianos.

O mejor dicho, ya estaba haciéndolo.

Pero lo cierto era que a Tartaglia no le interesaba aquello precisamente. Los implacables tejemanejes políticos que organizaban los Neterianos estaban bien para aquellos a los que les gustaba jugar al ajedrez a escala continental, pero Tartaglia era otro tipo de persona.

Una persona más… física.

- Lumi, tengo hambre. - Tartaglia suspiró. - ¿Me compras un sándwich de la cafetería?

Lumine le miró y levantó una ceja.

- Cómpratelo tú. No soy tu criada. - Le respondió, dándole unas monedas y moviéndose en el asiento para dejarle salir. - Ale, ve.

- Gracias… supongo.

Ajax tomó el dinero y se levantó del asiento. Estirar las piernas después de tanto tiempo en la misma postura era agradable, y atravesó los vagones hasta llegar al restaurante. Mientras estaba en la barra esperando a que le atendieran, una chica joven se sentó a su lado.

- Tartaglia. - Dijo, en voz baja, pero sin susurrar.

Tartaglia entrecerró los ojos, poniéndose en alerta inmediatamente. No conocía a aquella chica, y no le daba buena espina que ella sí supiera su nombre.

- ¿Nos conocemos?

- No. - Respondió ésta, secamente. - Pero tengo un mensaje para ti.

La chica se inclinó hacia Tartaglia, hasta que sus labios casi rozaron su oído.

- Dile a Ribbons que sus días están contados.

Tartaglia parpadeó un momento ante la mención del Neteriano bajo el que trabajaba, procesando lo que acababan de decirle.

- ¿Qué…?

Pero cuando se giró, la chica había desaparecido.


Kora

Re: SeeDs in the Garden – revival
« Reply #84: June 30, 2023, 03:59:09 PM »
Había un aire de clandestinidad e intriga en la sala, apenas iluminada por unas pocas lámparas de pared. Tartaglia y Lumine habían sido llamados al poco de llegar, cuando la noche ya había caído en Galbadia. El Presidente Ryan les esperaba, sentado detrás de un gran escritorio caoba, estudiándolos con una expresión indescifrable, pero seguro en su posición.

No eran los únicos Neterianos en la sala. Ribbons se encontraba allí también, y al verlo, Tartaglia inmediatamente recordó el encuentro con la misteriosa chica en el tren.

“Dile a Ribbons que sus días están contados,” le había dicho. Tartaglia sabía que en el mundo en el que se movían, en el que el destino de todo el continente restaba sobre sus hombros, aquella no era una amenaza para tomarse a la ligera.

Tampoco le importaba mucho. Tartaglia y Lumine estaban bajo las órdenes de Ribbons, pero jamás habían tenido demasiado contacto con él – al fin y al cabo, su mano derecha era aquella mujer de cabello negro y vestimenta exuberante. Si Ribbons era eliminado del tablero de juego, Tartaglia no lloraría por él. De hecho, le haría hasta gracia verlo caer después de tener que soportar su arrogancia y eterna expresión de asco.

Ribbons los presentó rápidamente, más por formalidad con el presidente que actual esmero por establecer confianza.

- Por fin estáis aquí. - Dijo Ribbons. - Sentaros. No tenemos mucho tiempo.

Tartaglia y Lumine tomaron asiento con un asentimiento leve de cabeza, saludando al presidente de forma educada. Ribbons continuó con su explicación.

- La situación es la siguiente: uno de nuestros recursos ha desaparecido recientemente. Necesito que lo recuperéis con la mayor discreción.

Ribbons parecía tenso al hablar, su mueca de desdén estirada por los nervios.

- No estamos acostumbrados al terreno Galbadiense. - Lumine intervino. - Si tenemos que buscar a alguien aquí, vamos a necesitar tiempo para acostumbrarnos al terreno y–
- Esta misión no se llevará a cabo aquí. - Ribbons la interrumpió.
- Entonces, ¿dónde?

Las siguientes palabras helaron la sangre de Tartaglia.

- Tendréis que ir hasta Invernalia. El muro, quizá más allá de éste.

Intentando ignorar todos los recuerdos que se agolpaban en su mente, Tartaglia se forzó a mantener una máscara de impasibilidad mientras escuchaba la explicación de Ribbons.

- Nuestro acuerdo con Galbadia incluía ofrecer recursos a su ministerio de defensa. Uno de éstos recursos incluía una criatura mestiza, medio humana, medio… - Ribbons no terminó la frase. - Lo que importa es lo eficiente que es. Envié a I-No al otro lado del muro con ella para buscar más criaturas de su especie, pero no he recibido noticias de ella desde entonces.
- Es esencial que la recuperéis. - Intervino el Presidente. - Para controlar a esa criatura se ha usado una combinación de tecnología neteriana e investigación galbadiense, una que necesitamos recuperar cuanto antes. Si otros países se hacen con ella…

Tartaglia y Lumine asintieron. Ambos sabían del peligro que podía representar para sus planes si un país en el que los Neterianos no estaban afianzados: cualquier pieza del tablero era esencial a aquellas alturas.

- Estamos listos. - Dijo Lumine, y Tartaglia asintió a su lado. Pertenecer a los Neterianos significaba que no había otra opción que hacer de tripas corazón.
- Por supuesto, todo esto implica la más absoluta discreción. Incluyendo cualquier comunicación con otros Neterianos, incluyendo a los Arcanos.

Lumine entrecerró los ojos.

- Mentir directamente a otros Arcanos no está dentro de–

Ribbons no le dejó terminar la frase, dando un puñetazo a la mesa. Tartaglia casi se rió al ver su pequeño, débil puño chocar contra la madera. Estaba seguro de que le había tenido que doler, pero su diversión estaba opacada con molestia.

Nadie le hablaba así a Lumine.

- Haremos lo que nos diga. - Intervino Tartaglia. - Disculpe nuestra impertinencia.

En ese momento, Tartaglia decidió que no iba a pasar ningún mensaje. Quizá sería más entretenido si Ribbons no tenía ninguna idea de lo que se le iba a venir encima.


Airin

Re: SeeDs in the Garden – revival
« Reply #85: June 30, 2023, 04:40:02 PM »
Iconos en mi aporte?! Qué distopia es ésta. ¿He hecho hoy los que me faltaban? SI
Bienvenidos a la frat house del crímen.








La puerta metálica se cerró a su espalda con un sonido ominoso y Prompto miró varias veces de forma intermitente de la mano que había rodeado sus hombros a la cara sonriente de Reno, hasta que el pelirrojo rodó los ojos y retiró el brazo.

—Joder, eres un puto dorito, casi no me llega el brazo.—refunfuñó Reno llevándolo hasta las escaleras que bajaban al sótano.

—Ya se que estoy pa’ mojar pero por mucho que insistas no vas a sacar nada, —el rubio se dejó empujar, pero antes de poner pie en las escaleras vagamente iluminadas se giró de nuevo hacia la entrada de la nave,— a ver, ¿cómo lo explico? He visto muchas pelis de terror, no me molan los sótanos industriales.

Reno se echó a reír.

—¡Eh! —resonó una voz de mujer que Prompto reconoció como Aranea desde más abajo de las escaleras,— ¿Ha llegado ya mi comida?

—¡Pero si te has ventilado la mitad de mi cena, qué cabrona! —protestó otro hombre.

Cuando por fin se asomaron al área habitada se encontraron el habitual surtido de caos al que hacía ya mucho que Reno se había acostumbrado y que poco a poco parecía haberse ido adueñando de todo lo que tocaba.

—¡Prom!

—Qué pasa ‘Nea. Hola gente. —saludó el chico levantando un poco la mano de manera informal.

Y de repente se echó un paso atrás encontrándose con la cara muy radiante de Kurz frente a sus narices y se topó con las manos firmes de Reno sujetándolo por detrás de los hombros.

Magitek. —relució un rubio.

—Eep. —dejó escapar el otro rubio.

—Magitek existe. —Rude se estiró desde donde estaba sentado y sin soltar la cerveza alargó el otro brazo hasta Kurz, agarrando de su camisa y tirándo de él hasta hacerle caer patas arriba por encima del respaldo del sofá.

—Ya hombre, no seas fanboy chungo.

—A este ni caso, —refunfuñó el pelirrojo,— que está muy mal de lo suyo.

—Ya veo ya… —murmuró Prompto yendo a sentarse en el hueco que había quedado libre junto a Aranea.

Ésta se recostó como la reina que en realidad era y a la que no querían reconocer y puso los pies sobre los muslos del chico, que tamborileó con los dedos sobre la caña de sus botas.

—Reno, Rude, y el idiota del revés es Kurz, —dijo la mujer con una media sonrisa de costado, señalando por turno a sus compañeros.— Espero por tu bien que no pensaras encontrar nada especialmente lujoso.

—Una cosa es glamour y otra es básicamente... —Prompto señaló a su alrededor con una ceja levantada— la casa de fraternidad del crímen.

Rude se atragantó con la cerveza y Aranea se echó a reír a carcajadas. Reno parpadeó.

—Hombre pues…

—Eh eh eh, ¿pero sabes lo qué es esto? —preguntó Kurz enderezándose y sacando un revolver de algún lugar inexplorado entre sus bolsillos y el sofá.

Fue el turno de Prompto de parpadear perplejo. Y acto seguido estiró las manos en su dirección como un niño pequeño pidiendo un juguete.

—Ooohh, ¿es una Rebellion? ¿Está limpia del todo, sin mods?

Kurz le pasó la pistola con la culata por delante y una sonrisa de satisfacción.

—Los ajustes mínimos para mantenimiento, pero prácticamente sin tocar.

—Ooohh, —repitió Prompto desmontando el arma, revisando sus piezas y munición en el cargador y volviendo a ensamblarla.— Es bonita, está bien, vintage.

—¿Cómo que bonita? ¿Ya está? —protestó el francotirador recogiendo su tesoro.

Prompto levantó un dedo haciendo un gesto de espera y se quitó las piernas de Aranea de encima para meter la mano desde abajo por dentro de la pernera de su pantalón y levantarlo hasta mostrar una cartuchera elástica ajustada a su pierna, de donde desenfundó un arma que Reno no habría esperado encontrarse en un crío.

—Con la misma cara si las comparamos la Quicksilver es más nueva pero está mejor.

Kurz agarró el nuevo revolver que le presentaban con los ojos muy abiertos.

—Venga ya, ¿Quicksilver? ¿Una Hammerhead?

—Nop. —Prompto exageró la pé final como si fuera la burbuja de un chicle.— Kingsglaive. Mi mejor y más confiable amiga.

Kurz dejó escapar un ruido agudo y casi lloroso, como si fuera un perro gimoteando junto a la mesa.

—Me estás jodiendo, chaval, te estás quedando conmigo ¿verdad?

—Nuh-uh, —sonriente, Prompto negó con la cabeza haciendo menearse su flequillo rebelde y alborotado.

—A ver, trae aquí. —demandó Rude quitándose las gafas de sol y poniendo la mano frente a Kurz.

Aranea se encogió de hombros despreocupada ante la mirada de interrogación de Reno, cada cual tenía sus hobbies, y los de su pollito favorito eran las maquinitas. De muchos tipos. El pelirrojo se acercó al sofá para ver cómo examinaban la pistola del hacker.

—Mira, ¿ves? —explicaba Kurz con tono entusiasmado, Reno asintió por costumbre,— tiene el sello en el interior del cargador, es de las buenas.

—Y dime una cosa chaval, —dijo el pelirrojo girándose a observar a Prompto con la misma mirada intensa que un gato observando pajaritos,— ¿de dónde has sacado tú algo así? Sin ofender.

Prompto se encogió de hombros y levantó las manos hacia los lados, efectivamente sin ofenderse porque era una pregunta bastante legítima.

—Todos tenemos hobbies. Y digamos que conozco el mercado. Bbbueno, y también conozco a un tipo.


.

~      H e g o a k    e b a k i    b a n i z k i o,    n e r i a    i z a n g o    z e n,    e z    z u e n    a l d e g i n g o.       ~
~      B a i n a n    h o n e l a,    e z    z e n    g e h i a g o    t x o r i a    i z a n g o,      ~
~      e t a    n i k    t x o r i a    n u e n    m a i t e.       ~


Airin

Re: SeeDs in the Garden – revival
« Reply #86: July 31, 2023, 04:41:38 PM »
Armas de fuegos, caos, destrucción, topos, pollos y violencia gratuíta. Ah, suena a fin de mes en esta franquicia ~*sorbito*~








—Bueno, y también conozco a un tipo. —dijo Prompto encogiéndose de hombros.

Reno miró fijamente a Aranea.

—Lo has criado bien, —comentó asintiendo con solemnidad.

—Me he criado yo solo, —protestó Prompto rodando los ojos.

—Lo he criado bien, —contestó Aranea ignorando la respuesta del rubio con satisfacción.

—Uuughhh —el chico se echó hacia atrás y se dejó escurrir como una flor mustia por el sofá.

—No te preocupes chaval, —Kurz le dio unas cuantas palmaditas de consuelo en la cabeza haciendo rebotar su flequillo arriba y abajo,— quien más quien menos, aquí todos “conocemos a un tipo”. O a muchos.

—Menos Rude. —apuntó Reno.

Su compañero ladeó la cabeza y dejando que las gafas de sol se le resbalasen hacia abajo por el puente de la nariz, le observó por encima del borde de éstas.

—Os conozco a vosotros, que ya sois suficiente, y encima a disgusto. Para qué iba a querer más. No gracias.

—¡Ruuuude! —se quejó el pelirrojo llevándose la mano al pecho con dramatismo.

—Eh, válido, —dijo Kurz encogiéndose de hombros. Aranea solamente le lanzó un beso.

Tras haber conseguido con éxito mantener su risa floja bajo control, Prompto se pasó las manos por la cara sorprendiéndose al pensar que sería capaz de acostumbrarse al caos y la estupidez que parecían imperar en lo que ya había dado en llamar  la casa de fraternidad del crimen. No por ser tipos turbios tenían también que ser desagradables de trato. Además, razonó, Aranea se fiaba de esta gente; tal vez podía darles el beneficio de la duda por el momento.

—Y el tipo al que conoces… —inquirió Kurz,— ¿estaría dispuesto a hacer amigos?

—Nah, —respondió Prompto sin ninguna duda.— No tiene amigos ni busca hacerlos.

—Pero puede tener más clientes y conocidos ¿no?

—Ah, eso seguro. Pero que quede claro desde ya que no lo conozco conozco, si me entiendes lo que digo, nunca nos hemos visto en persona.

Aquello llamó la atención de Reno.

—Pero te fías de él lo suficiente como para negociar a ciegas. —dijo éste llevándose un mechón de la coleta a los labios y frotando con él por encima como como si fuera un pincel.

—Como un topo, heh. —Prompto esperaba con razón que nadie más que sí mismo entendiera aquella broma tan interna que era casi subterránea, pero asintió,— Si, siempre cumple. Es un tío muy raro, pero lo que dice que hará, lo hace.

Lo que Prompto no iba a decirles es que al principio de empezar a tratar las habían tenido más de una vez, y gordísimas hasta el punto de tener que llegar a un alto el fuego metafórico por riesgo mutuo de echar al traste sus respectivos negocios. Su topo ya venía con la leyenda negra puesta de casa, pero habían sido sus escaramuzas de escalada exponencial las que habían convertido a Magitek en alguien conocido por aparecer de la nada y ser tan jodidamente terco como para hacerse respetar.
Algún día se iban a ver las caras de verdad, y probablemente se iban acabar echando unas cervezas mientras se quejaban de todo. O bueno, por lo menos Prompto tenía la intención de quejarse de todo, sólo tenía que darle cuerda y dejarle hablar.

—Y tu… llamémoslo proveedor, —siguió hablando Reno con gesto pensativo y los ojos ligeramente entrecerrados,— ¿con qué tipo de materiales trabaja?

—Depende. De qué necesite.

—¿En qué estás pensando, que te veo rodar los engranajes desde aquí? —preguntó Aranea con curiosidad.

—Hmm. Nada concreto todavía, peeero… tengo muchas ideas dándome vueltas. Aunque lo primero sería asegurarnos de que el pollito está dispuesto a colaborar. —dijo señalando a Prompto con un movimiento de barbilla en su dirección.

—Vete a la mierda un rato pavo. —respondió éste con el ceño fruncido. Aranea se echó a reír.

—¡No nos has dicho tu nombre! —el pelirrojo levantó las manos como si alguna vez en su vida hubiera sido inocente de algo.

—¡Pues ahora no os lo digo! ¡Vete a la mierda carcomido! —Prompto se cruzó de brazos y rodó los ojos hasta el fin del universo con todo el desprecio de la existencia.

—Bueno pues ya estaría, —sonrió Kurz a su manera habitual orgulloso y desquiciado.— ¡Uno de nosotros, uno de nosotros, uno de nosotros!

Rude se encogió de hombros con aquiescencia, después de todo no era él quien hacía las reglas. Reno resopló por la nariz y se echó el pelo hacia atrás con una mano.

—Joder que puto cabezón, si es que nos lo han traído confeccionado a medida.

—Es de producto de lujo, que para algo lo he criado yo. —dijo Aranea sonriendo con muchos dientes.

—¡LA MADRE QUE TE FABRICÓ ‘NEA, QUE ME HE CRIADO YO SOLO! —estalló por fin el chico estampándole contra la cara un cojín mugriento que la hizo aullar indignada.

—¡PROMPTO ERES POLLO MUERTO!

—¡Hala, hala, cuánta violencia! —aplaudió Kurz.

—Y lo que la estás gozando cabronazo, —dijo Rude escondiendo una sonrisa tras su cerveza.

—Es el proceso de adopción oficial, no lo puse yo.


.

~      H e g o a k    e b a k i    b a n i z k i o,    n e r i a    i z a n g o    z e n,    e z    z u e n    a l d e g i n g o.       ~
~      B a i n a n    h o n e l a,    e z    z e n    g e h i a g o    t x o r i a    i z a n g o,      ~
~      e t a    n i k    t x o r i a    n u e n    m a i t e.       ~


Kora

Re: SeeDs in the Garden – revival
« Reply #87: August 31, 2023, 10:02:51 AM »
- Estinien.

A Tartaglia nunca le había gustado la idea de trabajar con otros – Lumine era la única excepción, claro. Y entre la gente con la que no le gustaba trabajar, se encontraban los SeeDs en el top tres, quienes habían sido entrenados desde una edad temprana para matar y obedecer órdenes. No era que le diera reparo terminar con la vida de nadie, pero para Tartaglia, no eran más que perros de presa a los que ni se les pasaría por la cabeza cuestionar órdenes.

Era la primera vez que se encontraban. Tenía el pelo blanco, atado en una coleta y era muy alto – como la mayoría de los elfos–.Tartaglia no podía evitar sentirse un poco molesto al convertirse en sólo la segunda persona más alta del grupo.

- Tartaglia.
- Lumine.

Asintieron y le estrecharon la mano al nuevo miembro del grupo, tras lo cual se dirigieron al vagón de tren en silencio. Los tres sabían que no estaban allí para hacerse amigos. Pronto, el tren se puso en marcha, iniciando el viaje hasta el muro.

Estinien estaba sentado frente a Tartaglia, mirándolo. El tren no estaba particularmente lleno, lo que significaba que había un par de asientos vacíos entre ellos y el siguiente pasajero.

- ¿Sabes cuánto va a durar el viaje? - preguntó Lumine.
- Unos tres días. - Respondió Estinien sin quitar los ojos de Tartaglia. No parecía intimidado por él, algo que no le sorprendió.
- ¿Por qué me miras así? ¿Tengo algo en la cara? - Tartaglia no intentó ocultar el sarcasmo en su voz.
- No confío en ti. - Estinien respondió, sin más.
- Oh, vaya. No te preocupes, no es necesario. - La sonrisa que se dibujó en su rostro no fue devuelta por Estinien.
- ¿Y en mí? - Intervino Lumine, alzando una ceja.

Estinien posó sus ojos en Lumine, y su mirada se suavizó. Tartaglia suspiró – empezaba a cansarse de él y el viaje iba a ser largo, quedando aún casi una semana hasta que llegaran al muro. Decidió no intervenir y dejar que la situación se desarrollara sola, esperando que se apagara pronto.

- Un poco.

Lumine sonrió levemente.

- Lo apreciamos.

Tartaglia sabía que no era mentira, pero también sabía que no era la verdad. Se dijo a sí mismo que considerando a dónde iban y a lo qué probablemente se enfrentarían, tendrían que aferrarse a todos los aliados que pudieran.



Sus botas se hundían en la nieve al caminar. Las temperaturas habían pasado de bajo cero mucho tiempo atrás, y el viento azotaba sus rostros, pero Tartaglia estaba acostumbrado al frío. A su lado, si Lumine estaba afectada, no lo demostraba. Su pequeña carita estaba medio oculta por el pasamontañas, pero sus ojos dorados eran pura concentración.

Estinien caminaba un poco delante de ellos, siguiendo el rastro marcado en el mapa. Tartaglia lo observó durante el trayecto, preguntándose si su entrenamiento SeeD sería realmente útil. Sólo podía imaginar con qué tipo de criatura iban a lidiar.

Pronto empezó a atardecer y Estinien decidió que era hora de hacer noche antes de que fuera demasiado oscuro, eligiendo un pequeño claro. Lumine fue a cazar algo para cenar mientras Tartaglia ayudaba a Estinien montar las tiendas de campaña.

Ambos guardaron silencio hasta que Estinien habló.

- ¿Es ese tu verdadero nombre?

Tartaglia arqueó las cejas, sin poder evitar una media sonrisa de entretenimiento.

- No.
- ¿Quién eres, entonces?
- No es asunto tuyo.

Estinien suspiró.

- No hagas esto más difícil de lo que es, chaval.
- ¿Tanto te importa cómo me llamo?
- No me refiero a tu nombre.

Tartaglia no respondió, sintiendo cómo su cuerpo se tensaba. Intentando cambiar de tema, se dedicó a encender la hoguera.

- Claramente no confias en nosotros, ¿eh?
- No eres humano.

La yesca y pedernal casi se le cayeron de las manos, pero afortunadamente, contuvo su sorpresa. No esperaba que Estinien fuera tan directo. Miró al elfo, entrecerrando los ojos.

- Tú tampoco lo eres.

Era la primera vez que veía algo parecido a una sonrisa en el rostro de Estinien, aunque se desvaneció tan pronto como apareció.

- Lo sé. - Fue lo único que respondió.
- Entonces, ¿por qué trabajas para los SeeDs?
- Por la misma razón que tú trabajas para los Neterianos.

Tartaglia apartó la mirada y se quedó mirando el fuego. Los recuerdos de sus hermanos, del hambre y de acurrucarse frente a un fuego mal encendido parpadearon en su mente por un momento antes de alejarlos.

- Lo dudo mucho.


Kora

Re: SeeDs in the Garden – revival
« Reply #88: September 30, 2023, 02:41:52 PM »
La cena transcurrió en silencio, incluso con Lumine presente, aunque no era especialmente incómodo. Los tres eran profesionales, después de todo. Tras comer, se fueron a dormir, y Estinien se quedó haciendo guardia.

En la tienda de campaña, Tartaglia seguía despierto.

Lumine se giró hacia él.

- ¿Estás despierto? - dijo ella. Cuando Tartaglia asintió, continuó, - Algo se acerca.

Tartaglia se levantó inmediatamente, poniéndose las botas con rapidez.

- Quédate aquí. Ya me encargo yo.

Fuera lo que fuera, Tartaglia sabía que podía con ello. Saliendo de la tienda, corrió hacia el origen del ruido, a varios metros del campamento, desenvainando sus dagas mientras lo hacía.

El sonido era cada vez más fuerte, y también podía oír la voz de Estinien. Éste estaba luchando  contra una criatura enorme, un monstruo dracónico cubierto de hielo. Tartaglia no tuvo mucho tiempo para reaccionar antes de que se girara a atacarle con sus garras. Lanzó una de sus dagas y la hoja se clavó en el hombro de la criatura, haciéndola chillar y retorcerse, y Tartaglia aprovechó la oportunidad para asestarle un golpe con su otra daga.

Pero el monstruo no retrocedió. Se dio la vuelta y lo agarró por el cuello, levantándolo en el aire, y sus ojos helaron el corazón de Tartaglia en /reconocimiento/. Sintió que la respiración abandonaba sus pulmones y que el agarre alrededor de su cuello se hacía más fuerte. Antes de que contra-atacara, sin embargo, la criatura estalló en mil pedazos, rompiéndose como el cristal, y el agarre se aflojó. Tartaglia se desplomó en el suelo, jadeando.

- ¿Estás bien? - Dijo Estinien. - No tenías que haber intervenido.
- Sí… - Respondió con voz ronca, frotándose el cuello.

Estinien se acercó y le tendió la mano. Tartaglia la cogió y el hombre tiró de él, ayudándole a levantarse.

- Gracias.
- No hay de qué.

Le avergonzaba un poco que Estinien había tenido que salvarle, aunque afortunadamente, el elfo no volvió a mencionar el tema. Regresaron a la tienda. Tartaglia notaba los moratones en el cuello y le dolían las costillas, pero no era nada que no pudiera soportar.

Al día siguiente, la tormenta había amainado ligeramente. Mientras hacían camino, Estinien les habló de los distintos tipos de criaturas que podían encontrarse más allá de la muralla, y Lumine escuchaba atentamente – a diferencia de Tartaglia. Los moratones aún le dolían, y el frío no ayudaba.

Pero no era una cuestión de dolor, sino de experiencia, y Tartaglia no necesitaba la lección. Él ya conocía aquel tipo de criaturas demasiado bien.


Airin

Re: SeeDs in the Garden – revival
« Reply #89: September 30, 2023, 05:05:31 PM »
¿Hay tonterías basadas en hechos reales? Si, la estupidez abunda, qué le vamos a hacer.
omg que tengo iconos y todo qué es esto HEAVEEENNNSSS DOOOOORRR ♫ HEY!








—Piiiiiiii piiiiiiii piiiiiiii piiiiiiiii~, piiiiiiii piiiiiiii piiiiiiii piiiiiiiii~, piiiiiiii piiiiiiii piiiiiiii piiiiiiiii~ —la línea de teléfono volvió a sonar comunicando y Prompto colgó con gesto frustrado.— Para ser una base de operaciones criminal tenéis una increíble mierda de cobertura.

Reno se encogió de hombros porque era cierto. Había un rincón afortunado en aquel sótano y el aparato en cuestión que utilizasen tenía que disponer de una recepción potente, no era algo precisamente desconocido para ellos.

—Es lo que tiene estar fuera del alcance de los inhibidores de señal, aunque pase la mafia de uniforme con sus bots aquí no llegan. Y es un punto que tampoco pueden rastrear.

Prompto se mordió el labio y arrugó la nariz.

—No, si todo eso está muy de puta madre, pero ahora mismo me estorba bastante. —dijo pasándose una mano por la nuca y revolviendo su pelo.— Voy a tener que salir a fuera a ver si me conecta o algo.

Los otros cuatro se miraron entre ellos, y en un ritmo francamente complicado de seguir se fueron señalando entre ellos sin orden ni concierto aparente hasta que por fin el pelirrojo había parecido rendirse ante el bullying y jurando por sus respectivos muertos frescos se había levantado rodando los ojos.

—Vale, vamos pues. Vas a necesitar a alguien que te abra la puerta para entrar otra vez.

El chico asintió y cogió sus cosas, siguiendo a Reno escaleras arriba, que no se molestó en encender ninguna luz más allá de la que alumbraba desde la parte del sótano.

Esta vez sin embargo, en vez de arrastrar el pesado portón industrial, sacó un manojo de llaves del bolsillo y abrió una puerta individual también metálica que no había visto al entrar.

—¿Y esto? —preguntó Prompto perplejo.— ¿Si ha estado aquí todo el rato por qué antes hemos usado la otra?

—Tienes dos opciones de respuesta, —se rió Reno entre dientes,— opción uno, había que intimidar al recién llegado.

—¿Y opción dos?

—No tenía las llaves encima.

—No me jodas hombre, —Prompto resopló una carcajada tras una mano,— opción dos, opción dos pero fijo. Fijísimo.

—Pollo de poca fé. Así mal empezamos.

—Como dice Aranea y cito palabras textuales “No me hace falta fé cuando tengo experiencia.”

—Qué cabrones que sois todos, —se quejó el pelirrojo,— si desde luego dios los cría y ellos se juntan.

—Y lo dice el líder de la banda —el chico observó un par de veces cómo desde fuera la puerta no se veía porque quedaba oculta tras varias tuberías de gran tamaño que recorrían la fachada de la nave industrial. Hmm, interesante saberlo.— Pero sin llaves, ¿cómo vives tío?

—Cuando sabes forzar cerraduras es lo de menos, pero si desmonto ésta luego la tengo que volver a montar yo, y me da por saco.

—Eh. —Prompto simplemente asintió. Lo que era cierto era cierto.

—Bueno, cuando acabes con lo tuyo pega en la puerta y te abro. Chuku chuku paw paw.

—Qué. —Prompto parpadeó confuso.

—El ritmo, —dijo el pelirrojo haciendo la demostración de sus palabras sobre dos partes diferentes de la puerta de metal sacando efectivamente un sonido ligeramente distinto entre los golpes— chuku chuku paw paw. ¿Claro?

—¡Ah! ¿City238? No te hacía fan.

Reno sonrió de costado con resignación.

—Es por Rude que le gusta ponerse música para entrenar, y además estoy harto de oírla en el curro.

—Ya te digo que el mundo del crímen se me está cayendo a pedazos. —el rubio meneó la cabeza con diversión.

—Eh hay que pagar los alquileres con una tapadera legal o te trincan a la primera de cambio, ser host es lo suficientemente cuestionable para tener libertad de movimiento pero aburrido para que no miren dos veces los negocios turbios. Y además tienes que ser guapo como yo, —dijo Reno estirándole del flequillo revuelto.— ¿Cuál es tu tipo, pajarito?

Prompto rodó los ojos y le apartó la mano sacando la lengua.

—Me gustan morenos. Y drámaticos. —dijo cerrando la puerta tras de sí, y riéndose entre dientes al oír la exclamación ahogada de sorpresa al otro lado del metal. Dramáticos eran todos un puñado infinito ahí dentro, pero mientras no hubiera un moreno de aire regio y triste en esa banda estaba a salvo. O eso creía. Quería creer. Muy fuertemente.

Prompto se arrimó al rincón más oscuro que encontró y se aseguró de no ser visible para cualquier desubicado que hubiera decidido rondar por el polígono, se apoyó con la espalda contra la pared y abrió una de sus aplicaciones de código casero para marcar de forma remota. Que le hubiesen caído bien no significaba que estuviera dispuesto a desvelar todos sus recursos en la primera cita y por la cara. Aunque fuesen la gente de ‘Nea. Tendrían que demostrar primero que también podían ser su gente.

Introdujo la contraseña y esperó que la conexión cargase el historial de mensajes para escribir uno nuevo.

“O toppo mío!”


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~      H e g o a k    e b a k i    b a n i z k i o,    n e r i a    i z a n g o    z e n,    e z    z u e n    a l d e g i n g o.       ~
~      B a i n a n    h o n e l a,    e z    z e n    g e h i a g o    t x o r i a    i z a n g o,      ~
~      e t a    n i k    t x o r i a    n u e n    m a i t e.       ~