Author Topic: Harry Potter AU | Chapter 1: Anything off the trolley, dears?  (Read 17312 times)


Puri

Hola! Sé que el fic aún no tiene respuesta de muchas en el thread de organización, pero igual dejo aquí el primer capítulo para animarles <3




El barullo del Andén 9¾ tiene algo de especial y, por más cursi que suene, mágico. El sonido del motor calentando, el calor de este, la conversación y gritos de saludo por todos lados, el chillido de las pobres lechuzas al ser movidas dentro de sus jaulas, una que otra snitch zigzagueando como recuerdo del Mundial que acababa de pasar, las pisadas del infaltable chico persiguiendo a un gato que se había escapado a último momento…

Es asombroso la primera vez que lo escuchas y eres parte de todo ese caos; luego se va volviendo parte de tu vida y dejas de prestarle atención… Hasta que llega la última vez en que lo vives como estudiante y te preguntas en qué momento dejaste de disfrutarlo. ¿Cómo fue que el tiempo pasó tan rápido…? ¿Volverás a ser parte de él algún día? ¿Qué queda por hacer de ahora en adelante?

Pero esas son preguntas que cada uno ha de responderse. Y sin presión, eh.


Volviendo al caos, la atención de muchos -como era usual estos últimos años- estaba centrada en la llegada de Harry Potter y su grupo. Eran un grupo animado que solía atraer la atención de varios; desde los niños de primer año que tendían a señalarlos a lo lejos mientras sus padres les reprendían; el grupo de chicas que no dejaba de reírse e intentaban en vano atraer la mirada de Harry; y, también, el grupo de estudiantes de Slytherin que solían mirarlos con desdén y burla. Entre ellos destacaba Draco Malfoy, quien no dejaba de decirle a la audiencia que tenía ahí reunida que lamentaba no haber sido inscrito en Durmstrang. Tal vez así no tendría que lidiar con el Señor Potter y su estúpido círculo de fans.

Algo inusual este año era la presencia de varios adultos en la estación que parecían ser parte del Ministerio, o algo por el estilo. Conversaban en susurros entre ellos en grupos pequeños y lejos del centro de la plataforma, por donde corrían todas las demás personas. La única pista que daban eran sus valijas, las cuales indicaban que planeaban tomar el tren junto a los más jóvenes y quedarse en el castillo por un tiempo. Pero la pregunta más importante de todas era, ¿cuál de ellos sería su nuevo maestro de Defensa Contra las Artes Oscuras? Muchos de sexto año, entre los cuales se encontraba Lee Jordan, ya comenzaban a hacer apuestas entre ellos.


Finalmente, el tren dio el primer pitido de advertencia. Muchos se apresuraron a dar un último abrazo o beso, algunas madres desesperadas daban un último arreglo a las ropas de sus hijos, otros corrían con sus pertenencias y los adultos que parecían ser del Ministerio se apresuraron en ingresar al tren junto a los demás. Las ventanas de los vagones no tardaron en comenzar a abrirse mientras los alumnos salían a despedirse por última vez de sus familiares y, así de rápido, el segundo pitido sonó y todas las puertas se cerraron, dando paso al suave movimiento del tren. Los gritos se acrecentaron en la estación hasta que el sonido del motor se volvió ensordecedor y el tren dejó la estación, dejando atrás Londres.


¡Y así comenzaba un nuevo año en Hogwarts!

Dentro del tren muchos corrían a buscar a sus amigos en los diferentes compartimentos, los prefectos caminaban hacia su vagón al frente y en el camino intentaban poner algo de orden, otros aprovechaban de sacar sus varitas y comenzar a practicar hechizos y, los más desafortunados de primer año, se enfrentaban a buscar un lugar en el cual encajar dentro de toda la algarabía.

En una hora la señora de los dulces comenzaría con su recorrido.

No había mejor indicador que ella para saber que finalmente estaban de vuelta en casa.




El 17 de Octubre estaré dejando el fic de llegada al castillo. Así que mientras tanto tenemos para escribir a nuestros personajes reencontrándose entre ellos en el tren. Happy Writing!

Forget all the shooting stars and all the silver moons
We've been making shades of purple out of red and blue


Neko

Holi, que llegoooo. Tendría que hacer avatares ywy



Anya Irina Árnadalr era conocida por ser curiosa y a veces algo entrometida, demasiado energética y sobretodo una liante de cuidado. Más de una vez sus compañeros se habían preguntado qué hacía en Huffelpuff así que había sido una sorpresa cuando su hermana le había entregado una carta recién llegada al buzón y al abrirla sus ojos se habían centrado en una sola palabra: prefecta.
El grito se tenía que haber oído desde su casa hasta la propia escuela.

—¡Elsa, Elsa! ¡Soy prefecta! —gritó Anya, levantando la carta y dando vueltas sobre sí misma antes de agarrarse al brazo de su hermana.

—Felicidades… —había dicho su hermana mayor con cierto tono de pregunta en su voz.

Unas semanas después, Anir estaba con el pecho bien inflado y rebotando sobre sus zapatos nuevos mientras esperaba el tren. Elsa sonreía a su lado, mirando hacia otra parte. Era el comienzo de un nuevo año y este iba a ser muy especial.

—Te veo luego. —dijo Anya, dándole un beso a su hermana en la mejilla y dejándola en un vagón con Xavier y un par de compañeros más.

Anir estaba sonriendo, arrastrando su maleta porque esta se negaba a moverse.

—¡Equipaje! —llamó Anir, quejándose—. Tienes muchos pies, ¡usa algunos!

—¿Ya está tu maleta dando guerra? —le dijo alguien que se asomó desde un compartimiento un poco más adelante.

Zell Dintch sonreía con un poquito de malicia, enseñando sus colmillos afilados. Anir le sacó la lengua y Equipaje decidió que era hora de trotar hasta Zell, dándole un buen susto. Para  cuando Anir llegó hasta la puerta del compartimento, Equipaje estaba trepándose al portamaletas y Zell estaba sentado en la esquina, con la mano sobre el corazón, asegurándose de que seguía allí dentro, no fuera a ser que se le saliera por la boca del susto.

—Maldita cosa, me odia.

—Si le llamas cosa te va a odiar más, tiene nombre. —explicó Anir, rascando la tapa de Equipaje con cariño.

—Sí, claro…

Anir se sentó al lado de Zell y se alisó la falda, poniéndose un poco más recta, intentando parecer toda una señorita.

—¿Y esa pose? —preguntó Zell, intentando echarse el pelo hacia atrás, aunque no paraba de caérsele sobre la frente.

—Nada… estoy metiéndome en papel.

—¿En papel? ¿Qué papel? —quiso saber su amigo.

—Bueno, ya sabes que estamos en quinto… —contestó Anir antes de sonreír con complicidad.

Zell la miró sin entender hasta que de repente cayó, abriendo mucho los ojos.

—¡No! ¿Estás de broma?

Anir sonrió un poquito más.

—¡No estás de broma! ¿Eres la nueva prefecta? ¡Lo eres!

Anir se rió, abrazándose a Zell y cuando lo soltó se intentó recolocar el pelo del flequillo.

—Hay que hacer una fiesta o algo. —sugirió Zell y Anir asintió.

—Hablando de fiestas, ¿has visto a Hiksti?

Zell negó con la cabeza y se encogió de hombros. Por lo visto tampoco había visto a Usagi.

—Jo, tengo ganas de verla después de todo el verano.

—Aún queda viaje, tal vez se asomen por aquí más tarde o ya están en otro compartimento. —dijo Zell, levantándose el pelo con los dedos y probando un pequeño hechizo para dejarlo ahí arriba. Su flequillo rubio decidió volverse a caer encima de sus ojos—. Maldita sea.

Y Anir se volvió a reír. Zell tenía razón, el viaje en tren apenas había empezado y aún quedaba mucho por delante en este nuevo curso escolar.
¿Y quién sabía que les depararía el futuro? Desde luego ella no, tendría que haberse tomado más en serio las clases de adivinación para eso.


Nite

Estaba pendiente de su reloj, no podía creer lo rápido que habían pasado sus vacaciones.... Había sido casi en un suspiro. Era la primera vez que sentía que le tiempo había corrido demasiado rápido para su gusto. Y ahora se encontraba en el andén de siempre esperando. Viendo a la gente ir y venir... Tratando de no estorbar.
¿Acaso su presencia estorbaba?
Tampoco se había hecho esa pregunta antes... Y hacérsela antes de que llegase el tren, mucho antes de un largo camino hacia el lugubre castillo tampoco parecía la mejor de las ideas...

"ARSHES!"
Para su buena suerte, alguien interrumpió su tren de pensamiento "ARSHESSSSS" la rubia venía siseando las S en un acento extraño que trataba de descifrar. Se posteo frente a él, tan feliz como siempre, luciendo un curioso animal que adornaba su cueo.
Una serpiente blanca, con ojos zafiro; en la sombra podían verse destellos violetas.
"¿Acaso no estás emocionado!?" Sus ojos brillaban, y estaba seguro que podían escucharlo por todo el andén.
El rubio apretó los labios, tratando de hacer memoria, buscando algo por lo que estar emocionado, cuando Shiemi volvió a interrumpirlo "es el el primer año de Riku, ¿No es cierto?"

Oh ...
"!" Sus ojos se abrieron como platos y volteo a ver frenético a ambos lados ¿CUANDO HABIAN LLEGADO TODOS LOS ESTUDIANTES?

Era cierto, era el primer año de estudios de su hermanastro menor, y no habían tenido oporu idas de verse en los 3 meses de vacaciones debido a su viaje..había sido la primera vez en muchos años que pasaban tanto tiempo lejos.
"Creo que todavía no ha llegado" acotó Shiemi acariciando la cabeza de su pequeña serpiente. Regreso a verlo confidente, esperando alguna reacción de él.
Arahes lo sabía, y con cierto tono, (un tanto fingido) pregunto lo evidente (o tal vez no "si sabes que te van a confundir con una Slytherin por andar con eso ¿No? Además creo... Que es un animal prohibido"

El color y la risa de pronto se le fue del rostro. Tomo a la serpiente del cuello y el pobre animal también se espantó sacando la lengua un poco caricaturezco.
"¿Que?"
"... A poco no sabías...."
"¡No!"
"Shiemi-"
"Claro que no! De saberlo nunca lo hubiese traído!"

Shiemi se echó a correr, muy dramático para ella. Honrando la pobre serpiente como si de su bufanda se tratara. Estaba seguro que estaba al borde de las lágrimas... Pero ella podía esperar... Todo podía esperar en ese momento (incluso su hermano).

Se guardo las manos en los bolsillos buscando algo se calor y frunció el ceño.
Era la primera vez que le desagradaba la idea de ir a Hogwarts.


Puri

Hola! Disculpen que haya abandonado esto, tuve demasiados problemas perosnales estos meses, PERO, prometo que volveré en un par de días a poner orden a todo. Dejo mi primer fic introductorio ;;






Si bien el tren ya había dejado King’s Cross, Charles no se encontraba en ningún compartimiento. Había encontrado un pequeño espacio entre vagón y vagón y, tras murmurar un encantamiento desilusionador, se sentó en el piso abrazando sus piernas y con la mirada perdida al frente.

No se suponía que su última ida a Hogwarts transcurriera de esa manera.

Solo.

Usualmente, su orgullo lo hubiese hecho marchar de manera altanera hacia el vagón de los prefectos y habría actuado como si nada a su alrededor le importara. Pero el problema era que más que el orgullo herido, estaba desconsolado. Sentía que si iba y lo miraba a los ojos terminaría de ahogarse por completo y gastaría su último aliento suplicándole su perdón…

Y eso era imposible.

Charles tenía un plan, lo había creado desde que cumplió los siete años y su padre falleció. No iba a echar por la borda todo su esfuerzo, sacrificio y la constante humillación que había soportado por alguien que jamás entendería lo que significaba estar en su lugar. Y que se negaba a siquiera intentar ponerse en sus zapatos. Lo había estado reflexionando todo el verano desde la última carta que le envió, en la cual le acusaba de estar cegado por su orgullo. Esto ya no se trataba de orgullo, se trataba de quien era él como persona. Y esa era la pregunta, la cual lo hacía reírse por la ironía y un miedo supremo que lo aterraba: ¿quién era él? Porque si no lograba salirse con la suya al final del año, dudaba sinceramente de poder responderla. Y entonces, no le quedaría nada.

A lo mejor Erik tiene razón, pensó mientras se secaba las lágrimas que de nuevo agolpaban sus ojos. Pero no porque la tuviera significaba que no le había herido en lo más profundo.

En frente de él todos los alumnos correteaban y hablaban entusiasmados. En un momento pasaron Sayaka y Usagi quejándose de no encontrar ningún sitio y se sintió muy tentado de ir a buscarlas para quedarse con ellas hasta llegar al castillo… pero ¿qué les diría cuando le preguntaran por qué estaba solo?

¿Qué dirían todos durante todo el año?

Si Erik lo viese ahí, llorando solo, seguramente se mofaría de él… No. Movió bruscamente la cabeza y se tapó la boca para que no escucharan su sollozo. Porque Erik no haría eso con él, Erik se habría arrodillado y le hubiese abrazado, aunque todo estuviese mal entre ambos, aunque ya no existían palabras con las que pudieran herirse más de lo que habían hecho, Erik estaría ahí para él. Y eso era tan injusto, que Charles siempre pedía más y más de él hasta que terminó rompiéndolo. No quería abusar de los pedazos que quedaban.

Y así, con el corazón desgarrado, se quedó sentado ahí, entre vagón y vagón, llorando por intervalos e intentando calmarse en otros. Lo mejor sería desahogarse ahora, porque quedaba todo un año en que no podría dejar romper su semblante ni por un instante.

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Mery

Capítulo I

Al bajar su equipaje y cerrar la puerta tras él, Shen Yuan sintió que el pobre auto casi le daba las gracias. Había pasado las últimas semanas en el departamento de su hermano mayor y éste se ofreció a llevarlo. Sin embargo, su carro era una baratija que se veía casi obsoleta, Yuan entendía que Lian era de alma humilde y no quería llamar la atención de los muggles, ¡pero era hasta triste verlo!  Aún así Lian lo atesoraba como si de una reliquia se tratase y Yuan no se atrevió a hacer ningún comentario.

La próxima vez lo convencería de pedir un taxi, prefería mil veces la mirada desconcertada del conductor al ver a su búho mascota a tener que pasar por lo mismo.

A pesar de que era moderadamente temprano cuando llegaron, la estación 9¾ ya estaba llena de gente. Caminaron hasta la entrada de uno de los bagones y Lian suspiró con evidente pesar.

"No puedo quedarme por más tiempo, hermanito, me disculparás."

Lian había ingresado satisfactoriamente al ministerio de magia poco después de graduarse y, de hecho, tenía un buen puesto de trabajo, así que era entendible. Además, ni sus padres no tuvieron oportunidad de venir a verlo, Yuan tenía más que suficiente. Honestamente le sorprendía que pudiese hacer tiempo para acompañarlo hasta el andén puntualmente cada año. Shen Yuan sabía que era porque su hermano lo adoraba, pero también era imposible no ver la nostalgia y felicidad en sus ojos cuando se hallaba frente al imponente tren escarlata.

"Ni lo menciones, gracias por soportarme estos días, por cierto."

Lian se rió antes de darle un fuerte abrazo y desarreglar su cabello en un gesto familiar y lleno de cariño.

"Te espera un año ajetreado, que tengas suerte, A-Yuan."
"!!" El jovencito miró a su alredor con verguenza en cuanto fue liberado. "Sí-gracias, gracias, nos vemos."
Lian sonrió gentilmente. "Te escribiré." Yuan agitó una mano como despedida y así, el mayor se marchó.

Una vez solo, Shen Yuan volvió a mirar su equipaje y luego rápidamente recorrió el lugar con los ojos. Sería bueno encontrar a alguno de sus amigos desde allí en lugar de dar vueltas dentro del tren. Para su suerte, sí había alguien conocido no muy lejos.

Luo Binghe era menor que él, cursaría el tercer año desde ese mismo día, también pertenecía su misma casa y Yuan lo asesoraba en sus clases cuando podía. No fue difícil notarlo entre tantos estudiantes por su cabello largo y esponjoso, además, no estaba solo: dos niños de enormes y expresivos ojos caminaban a cada lado de Binghe.

Yuan lo recordó al instante. Binghe no había parado de decir durante la última semana del pasado año escolar cuánto anhelaba que sus dos pequeños amigos pudiesen ingresar a Hogwarts. Sin duda, aquellos dos debían ser ellos. Sin pensarlo, Yuan gritó.
 
"¡Hey, Binghe!"

Dicho jovencito pareció distinguir su voz de inmediato y detuvo su conversación para girar su rostro en la dirección en la que Shen Yuan se encontraba. Su reacción fue muy rápida, los ojos de Luo Binghe lo ubicaron entre la algarabía de alumnos con tal facilidad que Shen Yuan no pudo simplemente no sorprenderse. '¡Qué buen oído!' pensó.

Al siguiente instante, una gran sonrisa se dibujó en el rostro de Binghe y los niños con él voltearon intentando ver a quién se la dirigía, por lo que Shen Yuan debió alzar una mano muy en alto para evitarles trabajo innecesario.

"¡Joven Shen!" Le llamó Binghe mientras casi corría empujando su equipaje, los niños con él avanzaron con un poco más de dificultad.
"Hola, Binghe, pero no corras, se van a caer todos." Lo sermoneó ni bien los alcanzó.
"Me da gusto encontrarlo." Binghe sonrió sin inmutarse y luego se dirigió a sus acompañantes. "Ellos son Mika y Yuu; chicos, él es Shen Yuan, el amigo del que les hablé." Explicó.

El nombre parecía ser conocido para los menores, porque sus rostros pasaron de la sorprensa a la comprensión en un santiamén.

"¡Ah, éste es el joven Shen!" Dijo el niño rubio.
"Vaya, eso fue muy rápido, estamos de suerte."
"Yuu-chan." Le llamó Mika.
"OH cierto."

Los dos pequeños colocaron sus brazos a ambos lados e hicieron una respetuosa reverencia.

"¡Gracias por cuidar del hermano Luo!" Dijeron ambos con sonrisas sinceras en sus adorables rostros.
Yuan se sintió algo enternecido y avergonzado, pero intentó que no se le notara.
"No hay por qué agradecer, y tampoco piensan que soy su niñera..."
"No importa, igual gracias." Habló Mika.
"Sí, especiamente porque Luo puede ser difícil de tratar." Comentó Yuu.
"Debes contarnos cómo se veía en su primer año."
A Yuu le brillaron los ojos. "Mejor aún, en el primer día."
"Tal vez eso sea difícil, Yuu-chan, ¿pero sí podrías darnos tips para cuando lleguemos, joven Shen?"
"¡Sí, Luo no ha querido explicarnos mucho! No quisiera parecer un tonto en la ceremonia."
"Lo harás tarde o temprano, Yuu-chan."
"¡¿Te estás burlando de mí, Mika?!"
"Chicos, no lo sofoquen, por favor." Intervino Binghe, alejando a los pequeños que estaban casi tirando de las mangas de Shen Yuan.

Ah, Yuan suspiró a sus adentros. Aún ni abordaba y ya tenía trabajo por hacer.


Nite

De un momento a otro el andén se llenó, quizás más de lo necesario. Gente pasaba a su alrededor y muy pocos llegaban a rozarlo o chocar levemente con él, todos disculpándose en el proceso mientras halaban su pesado equipaje e intentaban encontrar a su grupo... Tal vez él debería de hacer lo mismo.
"Hola Arshes"
"¡Arshes!"
"¡Hey tu!"
Escuchaba que lo saludaban de lejos, devolvía el gesto sin poder divisar bien de quién se trataba, pero al ver que nadie se acercaba a él suponía que era un gesto amable.
"¿Estás bien?" Esa voz sí la reconocía, y fue agradable que él se acercará primero, se llevó una sorpresa cuando tuvo que alzar sus ojos para poder verlo mejor... El muy maldito había pegado el estirón dura te sus vacaciones.
"... Estás más alto"
El pelinegro frunció el ceño y asintio como si apuntará a lo evidente. Era obvio que sobresalía de la multitud en la que estaba, pero al menos así sí parecía un alumno de tercero "¿Tu crees?" Dijo poco sorprendido, y se acomodo junto a él ajustándose un poco el traje.

"Pues si" el rubio se echó a reír "¿Ya te vio Shiemi?, se va a morir" aquel comentario volvió a contrariado, e incluso se sonrojo un poco, cosa que fue demasiado evidente para ambos.
"... Pense que estaba contigo, por eso vine-"
"Oh! Por eso viniste hasta acá~ porque pensaste que la encontrarias~no por mi despampanante y divertida personalidad"
"Sí, por eso vine hasta acá"

El tono de deseen en Arshes era evidente, y Hoozuki no se resistió en responderle de la misma manera. Ambos eran amigos en común de Shiemi, y les habían tocado convivir juntos los últimos meses del semestre pasado... Más por pedido de la rubia que por voluntad propia.
No era como si no pudieran verse, pero preferían mantener un 'trato cordial' para hacer las cosas más amenas, en especial para Shiemi.


Tras minutos de un incómodo silencio y de no ver a Shiemi por ninguna parte u o de los dos decidió hablar: "¿De verdad le regalaste a Shiemi una serpiente?"
Podía ver en su expresión, y en como las orejas del otro estaban tan rojas que creía que iba a explotar; hizo lo humanamente posible por no reírse.
"A-ah... Así que te envío una foto?"
"¿Una foto? Me la mostró hace poco" apunto a la multitud, dónde vio correr a la rubia por última vez antes de perderla.
"¿Qué?" El pelinegro regreso a verlo confundido "... ¿La trajo acá?"
Ese dato era claro que no se lo habia comunicado.
"Sí, la hubieras visto estaba contentisima" se echó a reír "hasta que le dije que es muy probable que se la quiten llegando al castillo"

La expresión de preocupación en el rostro del pelinegro era increíble; Arshes suponía que así debía de sentirse al menos el 25% de las veces que salía o hacia algo con su amiga: de ser así, la forzosa convivencia no sería tan mala.
"Seguramente le dijiste que no debía de traerlo y tú creiste de verdad que ella iba a esperar 6 meses para volverlo a ver" lo escucho murmurar algo que definitivamente no entendió y verlo fruncir el ceño, era demasiado divertido "tal vez deberías buscarla"
"Te están buscando a ti"
La reacción de Arshes fue única, tanto que logro que todos a su alrededor arqueara las cejas. Pero el rubio se llenó de desilusión cuando vio que quien lo buscaba y hacía señas era pequeño y bien parecido a él: su hermano menor.

"Tal vez deberías de ser menos idiota e ir a verlo" le sugirió el mayor dándole un leve empujon; el rubio regreso a verlo furico y el otro,  para desentenderse, tomo su equipaje con una sola mano "ve con él y ayúdalo, yo dejare esto en nuestro vagón y te veré en la puerta" con suerte encontraría a Shiemi de la misma manera.

Mal encarado, Arshes se abrió paso entre los estudiantes hasta quedar cara a cara con Riku, su pequeño hermano, quien le recibió aventandosele a los brazos con un entrañable 'hermano' seguido por su nombre
 Seguramente la escena enternecio a muchos, incluso al mismo Arshes que no pudo resistirse a cargarlo entre sus brazos.


Sayi

Tengo cosas que cambiar en la listas de estudiantes kk pero hey HEY DEJO MI PRIMER FIC <3

Si hago una promesa para fin de Abril es hacer un .psd de avatares para este fic TAT así matcheamos



La conmoción en el gran salón de Hogwarts estaba a todo dar con el sombrero seleccionador anunciando las casas correspondientes a cada uno de los nuevos estudiantes de primer año. Los jóvenes magos esperaban ansiosos a ponerse el sombrero en la cabeza y escuchar una de las cuatro casas ser anunciadas.

Cada vez que el sombrero anunciaba Slytherin, ella se ponía de pie y celebraba junto al resto de los de su casa. En su pecho colgaba la insignia de prefecta, y aunque su gesto podía considerarse más por obligación que genuina emoción… ver las expresiones de felicidad de esos niños siempre terminaba haciéndole sonreír.

Era difícil creer que habían pasado seis años desde que se había colocado el sombrero seleccionador. Recordó el alivio que había sentido cuando se anuncio Slytherin para ella, cuando el sombrero le había tentado con Ravenclaw al oído. ’No hay forma’ le había dicho, ’Mis padres me matarían’. Y para su buena suerte sus súplicas fueron suficientes para el artefacto.

“Sexto año” dijo un peligris, tomando asiento a su lado. “Ultimo año juntos bajo este techo”
“Por un tiempo” le sonrió.

El joven tomó un par de panecillos de la bandeja, los cuales fueron reemplazados inmediatamente.

“¿Dónde estabas?” Le preguntó la joven “Desapareciste una vez llegamos a Hogsmeade”
“Problemas con Inari” dijo, mostrándole sus antebrazos. La joven expresó disgusto al ver los mil y un raspones en ellos “Tuve que ayudar a Hagrid, o no había manera de que lo dejara llevarlo a mi recámara”
“Al menos es el último año en que soportará el expreso de Hogwarts” rió para si mismo “Es lo que le estuve prometiendo todo el camino hasta la sala común”

Así como ella, Yusuke llevaba toda su adolescencia en Hogwarts y, así como ella, había compartido su alivio cuando el sombrero lo había enviado a Slytherin. Ambos provenían de familias mágicas que ostentaban la pureza de su sangre, algo que no los enorgullecía particularmente, siendo la realidad que habían conocido desde su nacimiento.

Sus similitudes no habían terminado ahí, sino que los padres de ambos trabajaban en el ministerio y habían sido amigos desde la infancia. Frecuentando los mismos círculos y animados por la amistad entre ambos, sus padres gustaban bromear que cuando Sayi terminara sus estudios en Hogwarts, un año después de Yusuke, lo ideal para ambos linajes era que contrajeran matrimonio.

Era una broma que había tomado cierto peso con el pasar de los años. Pero con ningún prospecto y sin muchas cosas que la ilusionaban más allá de Hogwarts... un futuro al lado de su mejor amigo no sonaba como un destino indeseable.

La ceremonia del sombrero seleccionador llegó a su fin, y los profesores y las cuatro casas aplaudieron en celebración. Los aplausos desaparecieron una vez Dumbledore tomó posición del podio, anunciando un evento del que solo había leído en libros.

Cuando el anciano anunció que el torneo de los tres magos sería revivido, con Hogwarts como su base, el gran salón rompió en exclamaciones y susurros. Después de todo, el último torneo había tomado lugar hace más de 200 años.

El profesor Dumbledore dejó a los estudiantes preguntarse entre sí por unos cuantos segundos. Después de todo, su trabajo como director era mantener a sus estudiantes ilusionados y curiosos con el mundo mágico.

Tal y como dictaba la tradición, las escuelas de Beauxbatons y Durmstrang llegarían en unas semanas y habría la selección de campeones. Asimismo, a raíz del evento mágico inter-escolar, y con la idea de fomentar la amistad entre magos a nivel internacional, estudiantes de otras escuelas vendrían en capacidad de espectadores, y atenderían clases de Hogwarts para mantener sus estudios.

"Mi último año promete ser muy interesante" dijo Yusuke "Quizás y yo debería poner mi nombre en la copa"
"Ni bromees con eso. El torneo de los tres magos puede ser letal si lo tomas a broma"
"¿Y que tal tu? Prefecta, con un puntaje perfecto en los TIMOS..." continuó el peliazul
"Precisamente porque saqué un puntaje perfecto en los TIMOS...voy a estar ocupada con todas las clases que me toca tomar" le respondió su amiga "Gracias pero no gracias. Alguien más joven, ambicioso y quizás sin mucho cerebro podría divertirse siendo el campeón de Hogwarts"

Entre los estudiantes habían uno que otro mago o bruja con la ilusión iluminando sus rostros. Sayi observo a un tal rubio de Hufflepuff sonreír y bromear con sus amigos.

"Me cae que Cedric Diggory podría ser un campeón"
Yusuke lo meditó un par de segundos "Puede que tengas razón. Entra en la descripción que acabas de dar" dijo "¿Y qué hay de Harry Potter?"
"Muy joven" respondió "En otro año será"

Pero Yusuke sonrió para si mismo. Sus ojos se posaron entre Harry Potter y sus amigos, sin duda alguna el grupo más popular en llegar a Hogwarts en mucho tiempo. Siempre metiéndose en problemas, pero con una capacidad inaudita para zafarse de ellos.

"Nunca se sabe" dijo, tomando una bocanada de cerveza de mantequilla.

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Oh, dream maker, you heart breaker
Wherever you're goin', I'm goin' your way


Mery

Aún no dejo el tren, pero eeeh



Los vagones estaban llenos de vida a esa hora, algunos niños corrían y los mayores avanzaban con paso más calmado en busca de un compartimiento libre. Dado que era la primera vez de Yuu y Mika en el expreso de Hogwarts, Shen Yuan les ofreció compartir el viaje con ellos, pero los pequeños insistieron en buscar a más alumnos de su edad para empezar a famaliarizarse con sus posibles compañeros de casa. Aunque Yuan estaba algo preocupado, no insistió y tanto él como Binghe los ayudaron a llevar su equipaje hasta que entablaron conversación con un niño de aspecto tímido y afirmaron que podían seguir por su cuenta.

"Esos dos tienen mucho carisma, estarán bien." Fue lo que Binghe dijo. A pesar de que Shen Yuan pudo ver en su rostro rastros de nerviosismo, prefirió sonreír y darle la razón.

Era algo normal que Binghe se angustiara, pensaba Shen Yuan, después de todo éste había vivido con ellos en un orfanato los últimos años, así que los consideraba su familia en toda la extensión de la palabra. Shen Yuan, que venía de una familia acomodada, no podía siquiera imaginar lo difícil que debió ser su vida.

"Los veremos más tarde, lo más importante ahora es buscar dónde quedarnos." Le recordó Shen Yuan.
Binghe pareció recobrar los ánimos. "El joven Shen debe estar cansado, no se preocupe, encontraré un lugar, por favor espere."

Binghe tenía unos pies muy ágiles, luego de decir aquello casi salió disparado, esquivando hábilmente a quienes pasaban por su lado. Shen Yuan no tuvo oportunidad de detenerlo y suspiró. Binghe era atento y era evidente que lo respetaba mucho, ya que Shen Yuan era dos años mayor que él, pero a veces parecía tratarlo como si pensara que era un joven amo y él un duende doméstico, no su amigo. Shen Yuan temía que alguien se aprovechara de la naturaleza servicial de Binghe, por lo que tenía que trabajar más con él.

Unos escasos minutos después, Binghe regresó y lo instó a seguirlo. Shen Yuan estaba levemente sorprendido, pero al ver quien estaba afuera del compartimento indicado por Binghe, supo por qué había sido tan fácil.

"La joven Alice nos aguardó un lugar con ella." Exclamó Binghe con entusiasmo.
La chica de largos cabellos oscuros sonrió mientras asentía. "Lo que sea por mis amiguitos."

Alice Baskerville provenía de una antigua familia de magos y tenía un aire orgulloso alrededor de ella; sin embargo, no era realmente engreída o petulante. De hecho, le había tomado apego a Luo Binghe, a pesar de que éste debía ser un hijo de muggles y ella pertenecía a de la casa de Slytherin, que se reconocía por su desaprobación a ellos.

Luego de despeinar el esponjoso cabello de Binghe, Alice se volvió a Shen Yuan e hizo un puchero.

"Te has perdido de toda la emoción, Shen, ¿cómo no has podido al menos venir a ver la final de quidditch?"
Shen Yuan no era un fan acérrimo del deporte y no pudo evitar reír al ver la indignación de la joven. "Después de ver cómo terminó todo el evento, no me arrepiento."
Alice quizo hablar, pero se contuvo. "Bien bien, acomódense, ya vuelvo."

Shen Yuan sabía qué planeaba Alice, así que no le dijo nada y se hizo paso con su equipaje para luego sentarse, Binghe lo siguió y cerró la puerta.

El año anterior, luego de saber que Luo Binghe había crecido como un muggle en un barrio de bajos recursos, Shen Yuan decidió traer algunos objetos y golosinas populares que conocía para compartirlos con él. Inesperadamente, algunos de sus amigos no sólo lo descubrieron sino que también se mostraron curiosos por el tema. Así que para este año, había acordado traer un poco más.

Alice había ido a llamar a otras dos personas justo por esto, así que pronto el compartimiento se encontró lleno de jovencitos curiosos. Mientras extraía una caja llena de bocadillos de entre sus pertenencias ante la mirada atenta de todos, Shen Yuan se sentía casi un contrabandista.

"¡Yo quiero éstas!" Anunció Alice al ver una colorida bolsa plástica, y antes de que alguien se opusiera, se estiró para atraparla. "¿Qué son?"
"Chips, unas frituras." Explicó Shen Yuan, Alice asintió sin pedir más explicación y procedió a comer. "¡Al menos comparte un poco!"
"¿Crees que me lo acabaría todo yo sola?, ¡sé controlarme!"

El corazón de Alice estaba en su estómago, por lo que esa afirmación no era del todo confiable. Uno de los chicos que vino con ella la miró con enojo.

"¡Claro que no, sólo sabes tragar!" Le recriminó Koga Oogami.
"¡Insolente! No te quejes si no te dejo nada." Alice le sacó la lengua y luego miró a Binghe con un rostro calmado. "Ah, pero Binghe es un buen niño, por supuesto que le guardaría a él." Dijo Alice con seguridad, luego de un momento, le sonrió al otro chico junto a Koga y agregó "A ti también, Adonis, no te preocupes."
"Gracias." Dijo Adonis Ootogari cortésmente.
"O sea que tu problema es conmigo, maldita egoista." Masculló Koga.

Koga tenía una mirada algo feroz, pero Shen Yuan sabía que el chico era más de ladrar y no de morder, por lo que ninguno de ellos tomaba en serio sus comentarios.

Shen le entregó la caja abierta a Binghe para que escogiera lo que quisiera. El menor parecía tímido por la atención, pero los demás lo alentaron y los snacks empezaron a rotar. Koga y Alice eran quienes más comentaban, alabando lo ingenioso de los productos o criticando algún sabor en particular. Adonis se entretenía con la degustación y Binghe se veía feliz sólo con estar allí.


Puri

Yo hace un año: este fic durará un año
Yo un año después: hola, dejo otro fic introductorio n_n


Ok, pero en serio, desde hace meses estoy pensando en este thread y en revampearlo. La próxima semana me estoy tomando un break del trabajo, así que iré al thread de planeación y escribiré sobre esto porque CRÉANME QUE NO ME DOY POR VENCIDA, realmente quiero escribir este AU y no me parece justo de mi parte el dejarlo de lado cuando a otras también les llamó la atención, así que luego vendré con más anuncios e ideas :3





“¡Usagi!” Gritó Sayaka, “¡Aquí hay un vagón vacío!” Le dijo y se adentró en este, a pesar de los gritos de “¡¡Pero ven ayúdame antes!!” de la rubia. Después de todo, ¿quién le mandaba a ella a traer un segundo baúl con más ropa? Ni que tuvieran tantas oportunidades de salir a algún sitio como para lucirse.
“¡Eres una pésima amiga!” Le recriminó Usagi una vez que entró jalando tras de sí otro baúl.
“¡Te ayudé con el primero! ¡Y si no hubiese sido por tu mamá y su varita, habría caído en mi pie!”
“Lo que sea que digas para hacerte sentir mejor, mala persona,” y le sacó la lengua. Sayaka rodó los ojos.

Una vez Usagi terminó de guardar el baúl se sentó junto a Sayaka y, tras recostar su cabeza junto a la de la otra, ambas suspiraron con cansancio. El primer día de clases siempre era ajetreado en sus casas, sobre todo desde que sus mamás se habían hecho muy buenas amigas y compartían la tradición de hacerlas ir juntas… Era un día lleno de gritos, un uso criminal de polvos flu, Usagi entrando al cuarto de Sayaka buscando su ropa que siempre dejaba en sus pijamadas, mientras que Sayaka gritaba que necesitaba un nuevo paquete de polvos para ver si sus libros de astronomía estaban en la casa de Usagi. Lo mismo con sus mamás, apareciéndose de una casa a otra buscando ingredientes para cocinarles un buen desayuno y snacks para el camino, mientras cuchicheaban sobre los últimos chismes que habían leído en la columna de Rita Skeeter. Encima, como para añadir más presión, la gata de Usagi se había metido a la chimenea tras ella y tuvieron que llamar de emergencia a personal del departamento de transportes para que pudieran encontrarla. Todo un lío.

“Oye,” comenzó Usagi tras unos segundos en silencio en lo que se recuperaban del día. “No he visto a Charles por ningún lado.”
“Debe estar en el vagón de prefectos,” dijo Sayaka hundiéndose de hombros y sacando su morral de debajo de su asiento para buscar algo que comer.
“Ya séee, pero me refiero a que ni siquiera lo vi en la estación. Por lo general siempre viene a saludarte y se sienta con nosotras.”
“Últimamente está muy raro,” le dijo mientras le pasaba un sándwich. “Casi ni intercambiamos cartas este verano.”
“¿Estás molesta con él?”
“Claro que no.”

Silencio.

“Duh, estás molestísima,” dijo Usagi mientras le daba una gran mordida al sándwich. Sayaka frunció los labios, enojada con lo bien que la podía leer su amiga. “¿Por qué no me habías contado?” preguntó con dificultad con tanta comida en la boca.
“Pues porque no salió el tema,” respondió evadiendo, “además que he estado muy ocupada escuchándote todo el verano hablar sobre Cedric Diggory como para poder mencionarlo.”
“¡Qué mala que eres!” Le acusó. “¡No es mi culpa que Cedric sea perfecto y que su cabello sea del mismo color que el atardecer!”
“Usagi, apenas se sabe tu nombre.”
“¡Y así comienzan todas las novelas de amor!” Sayaka no pudo evitar reírse.
“Bueno, como digas.”
“Pero por más perfecto, bello y precioso que Cedric sea, no creas que me estoy olvidando de que estábamos hablando de Charles.” Nuevamente frunció los labios.
“Ya déjalo, ya.”
“Es que tiene mucho sentido que estés enojada,” prosiguió, “cuando entraste a Hogwarts estabas enamoradísima de él.”
“Sí, ya sé”, dijo sonrojándose al acordarse de eso, “pero eso ya lo superé—”
“Y ahora ni te responde las cartas, el muy ingrato. Eso ha de doler.”

Sayaka alzó una ceja, esperando a que su mejor amiga se diera cuenta de que, en efecto, dolía. Tras un par de segundos, Usagi captó la indirecta.

“¡Ah! Pero, pero, a lo mejor es porque este es su último año y tiene muchísimas cosas por hacer, ya sabes…”
“Como digas.”
La rubia rio un poco incómoda. “¡Pero en fin! ¡Es un nuevo año, una nueva vida, una nueva oportunidad! ¡A lo mejor este es el año en que ambas encontramos un buen novio finalmente! ¡Yo con Cedric, por supuesto! Y tú…”
“Con cualquiera menos con Harry Potter, por favor,” dijo riéndose, agradecida de que Usagi finalmente hubiese dejado ir el tema con Charles. “Si intentas nuevamente emparejarnos…”
“¡Pero si es totalmente tu tipo! ¡Cosas raras siempre suceden a su alrededor y siempre anda de aventura en aventura!”
“Sí sabes que ni siquiera sabe cómo hacer la poción más sencilla, ¿no? ¿Qué clase de partido es ese?” Se cruzó de brazos. “Además, ya conocemos a todas las personas del castillo, y a menos que mi alma gemela esté entrando en primer año—”
“EWWWWW”
“¿Ves lo que te digo? No hay muchas opciones como para estar con alguien.”
“¿Qué tal con los gemelos Weasley? Aún recuerdo nuestra época en que los stalkeabamos.” Sayaka rio junto a ella, recordando épocas mejores.
“¿Y que las chicas de Gryffindor decidan practicar sus maldiciones conmigo? Oh, no. Esos ya están tomados y aún ni se enteran.”
“Bueno, eso sí. Oye, ¿tienes otro sándwich de tomate?”
“Déjame ver…”

Pero antes de que pudiera buscar, la puerta del vagón se abrió y la bruja que vendía dulces se asomó con una gran sonrisa.

“¡Queridas niñas! ¿Les interesa algún dulce del carrito?”
“¡Sí, sí, sí!” Empezó a gritar Usagi mientras se paraba a buscar su monedero dentro de su baúl, pero antes que Sayaka pudiera dar su orden, vio a una persona pararse detrás de la mujer.

Al alzar la mirada, se encontró con la de Erik.

“Sayaka,” le dijo de manera afable antes de voltearse ante la señora. “Deme unos segundos, por favor.”
“Por supuesto, muchacho,” respondió esta y avanzó con su carrito hacia el siguiente vagón, dejándoles a solas.
“¡OYE!” Gritó Usagi indignada. “¡¡Mis chocolates!!”
“Veo que no te hicieron prefecta este año, Usagi.” Esta le sacó la lengua.
“¡Dumbledore se lo pierde!” dijo cruzándose de brazos. Sayaka recordó cómo la mamá de esta le gritó por horas por no haber sido seleccionada, lo cual era un misterio. No por no haber sido seleccionada, sino por el hecho de que la mamá de Usagi aún no se diese por rendida con ella. Ese era el verdadero misterio.
“¿Deseas algo, Erik?” Preguntó Sayaka. Si bien tenía una buena relación con el mayor, también se había alejado de este durante el transcurso del verano, al igual que con Charles. Con amigos así, Sayaka debería de buscarse un verdadero enemigo, como Malfoy con Potter. Ese chico sí que tenía algún tipo de represión sexual o deseo prohibido con el otro.
“Nada en particular, simplemente pasaba a saludar aprovechando que tengo que hacer patrulla de prefecto. Espero que ambas tengan un buen año.”
“Si te preguntas, tampoco hemos visto a Charles en la estación. ¡Justo estábamos hablando de eso!” Añadió Usagi.

Silencio.

“No estaba buscándolo,” respondió el mayor. “Pero es bueno saberlo. No las entretengo más, tengo que seguir recorriendo los pasillos.”
“¡Ok, cuídate!” Se apresuró a decir Usagi mientras lo empujaba y empezaba a llamar a gritos a la señora de los dulces para que volviera a su vagón.

Pero Sayaka no tenía cabeza en ese momento para llamarle la atención a su amiga por ser tan descortés con Erik. Porque había algo que no encajaba ahí: ¿Desde cuándo a Erik no le importaba dónde estaba Charles? Y si Charles no se encontraba con Erik, ¿entonces dónde más podría estar?

Ahora sí se sentía preocupada.

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Mery

Ehem, me faltaba un trocito de la escena del tren, ya no más Iswear



Antes de que sonara el pitido que indicaba la salida del tren, Shen se apresuró a sacar dos objetos de su maleta. No había un control realmente estricto del ingreso de objetos muggles a Hogwarts, ya que traerlos no tendría sentido: la barrera al rededor de la escuela los dejaría, en su gran mayoría, inútiles. Sin embargo, algunos magos pura sangre podrían ver esto como algo sumamente ofensivo y de mal gusto. Afortunadamente, ninguno de los presentes tenía aquel tipo de opinión, pero Shen Yuan prefería ser precavido.

"¿Quieren escuchar algo?" Preguntó Shen Yuan, no muy seguro. "No pasará mucho antes de que se pierda la señal y una vez en Hogwarts este aparato no servirá."
Todos pusieron atención a lo que Shen Yuan tenía en sus manos. Los jóvenes magos no tenían idea de qué eran aquellos rectángulos y los objetos conectados a ellos, sólo Luo se vio sorprendido y alzó la voz.
"¿Reproductores de música?" Dijo el menor con asombro. En su mente sólo podía pensar en lo caros que debían ser, las únicas veces que había visto unos, era en los escaparates de las tiendas y eran algo que definitivamente no se atrevía a soñar con poseer.
"¿Cómo es eso?" Preguntó Alice.
"La música sale por aquí." Sosteniendo unos cascos negros, Shen Yuan señaló las partes suaves.
"¡Qué curioso!" Exclamó Alice.
"A ver." Koga fue el más rápido en tomar posesión de uno de ellos.
"Túrnense." Indicó Shen. "Ten, Binghe, no creo que Koga suelte pronto los que le di."
Shen Yuan sujetó los otros cascos y se los ofreció al menor. "Póntelos tú, al fin y al cabo los traje para que los usaran ustedes."
Luo Binghe asintió sintiéndose sinceramente agradecido. "El joven Shen es muy amable."

Luo ciertamente no logró reconocer la letra y mucho menos al cantante de la canción que empezó a sonar, su conocimiento musical era muy limitado, pero al parecer Shen Yuan sí estaba al tanto de aquello que estaba de moda. Sabiendo que Shen Yuan había traído aquel objeto pensando en él y esperaba que pudiese animarlo, Luo no quería decepcionarlo.


Koga hacía comentarios sobre la similitud entre el ritmo e instrumentos utilizados por los muggles y las bandas que él mismo conocía y admiraba. Adonis y Alice lo escuchaban y agregaban uno que otro comentario, dado que estaban más concentrados en probar los bocadillos.
« Last Edit: November 30, 2022, 11:04:36 PM by Mery »


Puri

“¡Hola, ingratas!” Les saludó Lucerys, subiéndose a la calesa que Usagi y Sayaka habían encontrado libre tras bajar del tren. El chico las miró con una gran sonrisa antes de fruncir el ceño. “¿Por qué no fueron a buscarme en el tren? ¡Estuve esperándolas como un imbécil!” Preguntó con un puchero y cruzándose de brazos.
“¿Para qué ir a verte?” Le respondió Sayaka. “¿Para que tu hermano mayor nos resondrara de que te estábamos quitando el valioso tiempo de hacer tu primera ronda como prefecto en el tren?”
“Sabes que Jace jamás se enojaría contigo.”
“Ejo ej jerto,” asintió Usagi mientras comía otro sándwich, pero tragó el bocado ante la cara de disgusto de ambos. “I mean, no te olvides de que el pobre hombre tuvo un crush horrible contigo cuando estabas en segundo año. Incluso ahora, preferiría lanzarse de la torre de astronomía antes que decirte algo que te haga sentir mal.”

Sayaka y Lucerys temblaron recordando aquellas épocas en que Jacaerys obligó le pidió de buenas maneras a su hermano que se volviera amigo de la peliazul para poder tener él oportunidad de conocerla. Como si la bestia imberbe de Gryffindor que fue Lucerys Velaryon a los once años hubiese sido algo interesante para ella: Una pequeña maraña de rizos marrones, cara de bebé y el peor hechicero de su año. Si existía conexión posible, esta era que tanto los de Gryffindor como Hufflepuff de primer año llevaban clases compartidas de pociones y el profesor Snape –premio del año a la pedagogía– había emparejado a Lucerys con Usagi, creando el peor dueto de la historia y dejando a su mejor amiga devastada, la cual no dejaba de llorarle todos los días por ayuda para poder aprobar. Así, la pobre Sayaka, terminó conociendo a Lucerys –Luke–, quien no dejaba pasar oportunidad alguna para hablar de lo genial que era su gran hermano Jacaerys, el nuevo integrante del equipo de quidditch de Gryffindor (como si eso pudiera impresionar a una Sayaka de doce años, la cual lo único que quería en esa etapa de su vida era aprender cómo encantar a sus muñecas para que estas hicieran fanfics de sus historias favoritas). En fin, de una u otra manera habían terminado congeniando, así que a lo mejor el verdadero amor había sido los amigos que habían hecho durante el camino (para desgracia del pobre Jace, quien tuvo que aceptar que a Sayaka de doce años ni le interesaba saber quién era).

“BUENO, pero independientemente de eso,” dijo volviéndose hacia Lucerys, decidida a no recordar cómo es que Jace aún la miraba con esperanza de vez en cuando, “igual es tu primer año como prefecto y te tocaba de todas maneras hacer el recorrido por el tren. Así que no tenía mucho sentido ir a buscarte.”
“¡Además que la comida en el vagón de los prefectos debe ser mucho mejor!”
“¿¿No nos dan comida??” Dijo Lucerys confundido.
“¿¿¿Entonces para qué chucha tienen un vagón preferencial???” Preguntó Usagi horrorizada. Sayaka asintió. ¿Cuál era el punto de darles vagones preferenciales si ni siquiera tenían comida?
“¡Usagi, Sayaka!”

Hablando del rey de Roma.

Los tres se voltearon al ver a Jacaerys, quien les dedicó una gran sonrisa a la par que se subía a la calesa y se sentaba al costado de la rubia, en frente de su hermano y de Sayaka. La calesa partió en ese momento hacia el castillo.

“’¡Jace!” Dijo Usagi divertida. “¡Justo estábamos hablando de ti!”
“Cosas buenas, me imagino.”
“Por supuesto, por supuesto.” Le aseguró esta. “Luke estaba diciendo que tú nunca te enojarías con–”
“—CONMIGO,” le cortó Lucerys antes de que Sayaka se enojara con todos y les dejara de hablar por dos semanas. Ya había pasado y justo sucedió en una semana de exámenes en que tuvieron que soportarla sin ayuda de su guía espiritual. No volvería a tentar su suerte. “O sea, estábamos hablando de que ellas no me buscaron en el tren porque tenía que hacer mi primer recorrido como prefecto y que no quería decepcionarte con no hacerlo…”
“¡Oh! No, no podría enojarme contigo por sentarte con las chicas,” dijo con una sonrisa de orgullo. “Ya tendrás tiempo de sobra para tu nuevo rol cuando comience el semestre.”

 Al decir esto, los otros tres se echaron un vistazo rápido alzando las cejas y empezando una conversación mental: ¿Jace? ¿Jace Velaryon? ¿Jacaerys Velaryon en persona había dicho que estaba dispuesto a aceptar que Luke no hiciera su deber? ¿Estaban seguros de que este no era alguien que había tomado poción multijugos y le había suplantado?

“Lo que me recuerda… Aún no entiendo por qué no te hicieron prefecta el año pasado, Sayaka.” Dijo cruzándose de brazos.

Ah, ahí estaba la trampa, dijeron los tres en su conversación mental. De vuelta mostrándole su atención a Sayaka de una u otra manera. Lo que el pobre Jace aún no entendía era que la Sayaka de doce años de la cuál se enamoró y la Sayaka de dieciséis años que no había sido seleccionada como prefecta era que ambas eran la misma chica que solo quería aprender cómo encantar a sus muñecas para que estas hicieran fanfics. Nada más y nada menos. Ah, y que en todos estos seis años en Hogwarts, aún podían encontrarla llorando en frente de la esfinge que daba la entrada a la sala común porque la pobre no tenía paciencia para resolver los acertijos y entrar a su cuarto. Definitivamente no era material de prefecta para su casa.

“Tampoco es que quisiera, así que no le veo problema,” dijo ésta intentando zanjar el tema. Jacaerys iba a replicar, pero Lucerys le interrumpió señalando la silueta del castillo, la cual finalmente se había erigido en medio de la oscuridad. Usagi se volteó a ver y empezó a chillar de la emoción.
“¡¡Qué genial!! ¡¡No puedo esperar al banquete!!”
“¿No te refieres a que inicie el año?”
“¿Eso qué me importa? ¡¡El banquete!!”

Los demás se echaron a reír. Por un momento, Sayaka se olvidó de la tristeza que le había embargado todo el verano por el silencio y la desaparición de Charles y Erik de su vida. Adoraba a sus amigos ahí con ella y no podía esperar a que empezara el año.

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Puri

“Wow.”

Sayaka aún no podía dejar de creer en lo que Dumbledore acababa de anunciar. ¿El torneo de los 3 magos? ¿Después de 200 años? Recordaba haber leído sobre este en su tomo de Historia de Hogwarts, pero después de su suspensión debido a la muerte de estudiantes, no se imaginaba que este volviera a darse nuevamente. Mucho menos en su generación.

“El sombrero escogerá definitivamente a Cedric Diggory,” dijo la persona sentada a su costado. “¿No crees?”

Por un momento, Sayaka se olvidó de lo enojada que estaba con Charles y negó con la cabeza.

“Estoy segura de que te escogería a ti antes que a él,” pero apenas dijo esto, Charles se echó a reir, haciéndola sonrojar.

“¡No hay forma! Soy demasiado débil para cosas así. Por cierto, pásame el puré de papas.”

La menor pestañeó y se dio cuenta de que ya la comida había hecho su aparición y todos a su alrededor ya estaban sirviéndose todo lo que podían. Buscó rápidamente con la mirada el platillo que le pidió y se lo pasó. Luego tomó la fuente con carne y empezó a servirse.

Fue durante esos instantes en que recordó su enojo.



Después de que hubiesen llegado al castillo, su grupo tuvo que separarse ya que todos estaban en casas distintas. Los hermanos Velaryon en Gryffindor, Usagi en Hufflepuff, y ella en Ravenclaw. A decir verdad, nunca había tenido problemas con que sus amigos más cercanos pertenecieran a otras casas, ya que siempre había tenido a Charles a su lado…

Aunque este año no lo tenía.

Al dirigirse a la mesa de su casa miró ésta rápidamente, pero de vuelta no encontró rastro del mayor. ¿Debería preocuparse? Después de todo, éste con las justas le había enviado dos cartas y había negado toda invitación para encontrarse, a diferencia de años pasados. ¿Habría pasado algo malo? ¿O habría sido que ella se había equivocado en algo?

Una voz dentro suyo le dijo que seguramente Charles ya se había dado cuenta de esos pequeños sentimientos que albergaba hacia él. Pero negó con la cabeza. No, todo menos eso. Seguramente ni se le habría ocurrido.

Resignada, fue a sentarse casi al final, ya que la mayoría de los asientos del medio ya estaban ocupados. Nunca se había imaginado pasar un momento sin su mejor amigo, sobre todo después de haberse conocido apenas una semana después de que ella llegara a Hogwarts.

Y ese era el tema, lo más distantes que habían sido el uno con el otro había sido esa semana que no se conocían. Así que Sayaka nunca se preocupó de amistarse de las personas de su casa y de su año, ya que tenía a Charles y a sus otros amigos.

Lo bien que le hacía ahora darse cuenta de eso.

Tomó asiento y empezó a jugar con los cubiertos. A lo mejor, a menos ruido que hiciera, nadie notaría su presencia y no daría tanta pena. Quedaban también varios asientos vacíos a su alrededor y seguramente los nuevos seleccionados se sentarían junto a ella. Podría hacer un nuevo amigo. ¿Qué era lo que le había dicho a Usagi en el tren? ¿Que, a lo mejor, aún no conocía a su verdadero amor porque podría ser alguien de primer año?

Frunció las cejas. No, nunca tan desesperada. Primero, tomaría la oferta de Jace antes que eso.

El silencio inundó la sala cuando las puertas finalmente se abrieron y la profesora McGonagall entró seguida por varios chiquillos temblando y maravillados. Sayaka tomó la oportunidad de que todos se encontraran distraídos por la escena para ver la mesa nuevamente.

No, Charles aún no había llegado. ¿O no planeaba llegar? ¿Acaso no planeaba seguir su séptimo año y por eso no le había dicho nada, para no hacerla sentir mal? Pero eso no tenía mucho sentido, ya que él siempre había dicho que quería terminar toda su educación y Erik estaba aquí, lo había visto en el tren, y si Erik estaba en Hogwarts entonces Charles…

Sus pensamientos se vieron callados tras el comienzo del canto del Sombrero Seleccionador. Recordó brevemente su turno: Un sombrero diciéndole que tenía de todo un poco, pero que más parecía inclinarse por lo académico. Sayaka le dijo: “¿Estás loco? ¡Nunca he podido resolver un acertijo en mi vida!” A lo que el sombrero se mató de risa y gritó Ravenclaw. Dulces ironías de la vida. Aunque no se quejaba, le gustaba mucho su casa y las libertades que se les daban para poder llevar a cabo sus raras investigaciones. Como el año en que ella y Charles–

No. Deja de pensar en él.

Decidió concentrarse en la selección para evitar pensar en el susodicho e intentó adivinar a qué casa irían antes de que el sombrero gritara el resultado. Por lo general siempre le atinaba, menos el año en que llegó Hermione Granger. Ya se imaginaba a la pequeña amenaza dándole cátedra a los más pequeños en la sala común de Ravenclaw, pero no, por alguna razón le mandaron a Gryffindor. Y ahora era uña  y mugre de Harry Potter. Otras dulces ironías de la vida.

Cuando su juego le aburrió, movió su mirada hacia las demás mesas. Hablando del Rey de Roma, Harry Potter se encontraba en una amena conversación con sus amigos de siempre. Sillas más allá, podía ver a Jace estar en lo propio con sus amigos e incluso con los gemelos Weasley. Sayaka no pudo evitar sonreír, por más que Jace fuera el joven perfección, era una persona demasiado buena, noble y divertida, por lo que también formaba parte del círculo de amigos de los gemelos. Junto a él estaba Lucerys, quien estaba conversando con sus primas que se habían sentado junto a ellos también.

En la mesa de Hufflepuff, pudo ver a Usagi cuchicheando con sus amigas de su año mientras le mandaban miradas a Cedric Diggory, el cual ni se daba por enterado al estar respetuosamente aplaudiendo a todos los jóvenes una vez que iban siendo seleccionados, independientemente de que fueran a su casa o no. Pobre Usagi. Aún no tenía corazón para decirle que, según los rumores, Cedric había empezado a salir con Cho Chang…

El último niño fue llamado por McGonagall y solo bastaron cinco segundos para que el sombrero gritara Ravenclaw. Sayaka empezó a aplaudir junto a los demás de su mesa cuando–

“¡Qué bien, carne fresca!”

Se volteó con los ojos bien grandes al reconocer esa voz.

Charles.

El mayor le sonrió mientras se sentaba a su costado, en el asiento que había permanecido libre todo ese tiempo.

“¿Cuántos para Ravenclaw? Dime que este año le ganamos en adeptos a los de Gryffindor. Necesitamos toda la ayuda posible para que dejen de ganar la copa de la casa.”

“¿Dónde has estado?”

Charles parpadeó. Pero antes de que pudiera decir algo (aunque parecía que tampoco iba a hacerlo), fueron cortados por Dumbledore, quien llamó la atención de todos al levantarse y chocar su cuchara con su copa de vino.



“No sé si la comida hecha por elfos domésticos tiene algún tipo de encantamiento adicional, pero te juro que siempre sabe mejor que cualquier otra cosa que haya comido afuera.”

Sayaka dejó los cubiertos sobre el plato y buscó la jarra para servirse agua en su copa. No tenía ganas de comer. O, al menos, no tenía ganas de seguir más tiempo ahí junto a él.

Irónico, ¿no? Se la había pasado buscándolo todo el día y cuando finalmente lo tenía, lo único que quería era abandonarlo. Como él había hecho primero con ella.

“¿No me vas a decir dónde has estado todo este tiempo?”

“Ayudando. Los prefectos estábamos enterados desde las vacaciones de que esto sucedería,” comentó mientras terminaba de servirse, sin mirarla. Comenzó a partir la carne en pequeños trozos con sus cubiertos. “Así que estuve ocupado en el tren viendo que todo mundo se comportara bien para que no hubiera problemas antes de llegar.” Mentiroso. Pensó para sí misma mientras tomaba un trago de agua. Ni siquiera Erik sabía donde había estado. “El profesor Flitwick también me había encargado de que–”

“¿Dónde estuviste durante el verano, Charles? ¿Acaso eras parte del comité encargado del torneo? ¿Por eso no respondiste mis cartas?”

Charles se quedó en silencio y Sayaka sintió un escalofrío recordarle la espalda. Aquella mirada que se perdía en un punto fijo y que mostraba concentración era una que reconocía bien.

Era cuando Charles pensaba en alguna mentira para no tener que decir la verdad.

“No tengo mucha hambre. Creo que iré a descansar.”

“Sayaka–”



Esta era la primera vez que agradecía que su casa no tuviera una contraseña para ingresar a la sala común. Al menos de ese modo, no se humillaba aún más al tener que preguntarle a Charles por la contraseña en medio de su salida dramática.

Y esa noche, por primera vez en seis años en Hogwarts, Sayaka adivinó el acertijo a la primera y pudo entrar. Directo a la cama a llorar.

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Puri

Updateando con el fic más pequeño del mundo uwu (me tuve que leer el post de probaciones porque ya ni recuerdo cuántas palabras mínimo o qué kjdhfjkdf dice 400 en fic principal, ASÍ QUE QUIERO CREER QUE PASÉ EL MES de lo contrario exijo un abogado porque eso decía el post que leí djfhjkdf)





“Querido Jace,

Discúlpame por evitarme los saludos de siempre, mi querido hijo, pero me temo que las noticias que he recibido son mucho más importantes. Como ya debes de haberte enterado por Dumbledore, el Torneo de los Tres Magos se llevará a cabo este año en el colegio. Esto es algo que nosotros ya sabíamos de antemano, gracias a los contactos de Daemon en el Ministerio. Tu padrastro, por su parte, no deja de decir lo enojado que está de que hayan coincidido en el año previo a que cumplieras los 17, ya que cree que habrías ganado fácilmente los juegos. Algo con lo que concuerdo, por supuesto, independientemente del temor que me daría que participaras.

Pero ya he hablado de más y las noticias son apremiantes. Después de muchos años sin tener contacto con ella, Alicent volvió a escribirme. Pensé, ilusamente, que el único motivo para escribirme sería para pedir disculpas por el pasado; sin embargo, lo que leí fue algo peor. Sin mayor vergüenza de su parte, me informó que sus hijos irán a Hogwarts como parte de la comitiva de Durmstrang, en donde se encuentran cursando el Sétimo y Sexto año. Si bien Daemon y yo siempre les mantuvimos el rastro, debo de admitir que tras tantos años en silencio y comportándose, dejamos pasar por encima ese detalle crucial, de lo cual me arrepiento ahora.

Alicent me dijo en su carta que “no me atreviera” a dejar que mis hijos se acercaran a los suyos. Y no deseo darle la razón, pero tampoco es mi deseo que los míos se acerquen a los suyos. Especialmente Lucerys, por su historia con Aemond.

Es por ello que decidí escribirte con esta información, Jacaerys. Sabes muy bien lo mucho que sufrió tu hermano tras el incidente con el hijo de Alicent. Tú y yo sabemos que algo se rompió en Luke aquella noche, que nunca volvió a ser el mismo del todo. Por ello, te ruego hijo mío, que protejas a tu hermano. Protege a Lucerys, cuida de él. No dejes que Aemond se le acerque, que intente hacerle daño.

Sé que no debería cargarte con estos temores míos, amor, pero eres la persona en la que más confío en este mundo. Sé gentil cuando le des la noticia a tu hermano, y por favor, resguárdense los dos. Mantenme informada de cualquier cosa y ten presente que tu padrastro y yo estamos cerca. No dudes en hablar con Minerva y pedirle que te permite hablar conmigo por polvos flu, ya que le estoy escribiendo a ella para decirle que necesito estar en contacto constante contigo.

Perdóname por darte tantas cargas, hijo mío.

Amándote infinitamente,

Rhaenyra Targaryen.

P.S.: Joffrey y Viserys han ocupado tu cuarto. Aegon no está particularmente envuelto en sus artimañas en esta ocasión. Visenya, como te imaginarás, sigue siendo un tesoro. Apenas pueda enviaré fotos.”

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Puri

De cierto modo, Charles no había mentido. Los prefectos de todas las casas tenían mucho trabajo este año al tener que ayudar con la organización del Torneo de los Tres Magos. Apenas era la primera semana de clases y Sayaka solo había visto a Jace durante sus clases compartidas de Encantamientos, en donde solían hacer pareja desde su tercer año juntos. ¿Luke? Nada de nada.

Lo cual la dejaba aún más enfurruñada, dado el hecho de que no le hablaba a Charles desde la primera noche en el castillo.



“¿Qué tanto tienen que hacer, ah? Ya no te veo ni la sombra.” Le preguntó Sayaka en lo que Jace se llevaba la copa a su nariz para inspeccionarla. Por su sonrisa y el sorbo que le dio, sintió una carga irse de sus hombros al ver que el hechizo parecía haber surtido efecto.

“Tiene cierto sabor amargo al final, pero sabe dulce en un inicio. El olor no lo delata.” Jace dejó la copa en su sitio y Sayaka asintió, emocionada. Tomó su copa y le dio un sorbo, catando el sabor y pensando en qué debería de hacer para remediar el gusto amargo al final… A lo mejor era el último movimiento de muñeca, o la entonación… “Ahora dime qué tal la mía.”

“Deja veo…,” tomó la copa del chico y la llevó a su nariz. No olía a vinagre, así que se atrevió a darle un sorbo… pero apenas lo hizo tuvo que escupirlo.

Jace frunció el ceño, exasperado, a lo que le quitaba la copa y sacaba de su bolsillo un pañuelo que ofrecerle.

“Por favor, discúlpame…,” comenzó, “tengo la cabeza en otro lado, pero eso no es excusa para–”

“Jace,” le interrumpió, ofreciéndole una sonrisa. “Es la primera vez que intentamos este hechizo, no tiene por qué salirte bien a la primera. A mí tampoco me salió bien.”

“Sí, pero yo no tuve que escupir lo tuyo,” dijo frustrado.

“Te estaba hablando justamente de eso, pero ni atención me prestaste.” El joven se sonrojó, pero ella se limitó a rodar sus ojos. “Te decía que ya ni te veo la sombra por tus deberes como prefecto. Tienes demasiadas cosas encima, así que es normal que no estés prestando tanta atención como de costumbre.”

“¿Qué es lo que oigo?” Dijo una voz desde atrás, haciéndolos saltar de sorpresa.

“¿Jacaerys Velaryon? ¿Nuestro perfecto prefecto distraido?” Se le unió una segunda, muy parecida.

“Mañana se acaba el mundo,” respondió el primero de los gemelos.

“Oh, ya cállense,” bufó Jace fastidiado. Los gemelos Weasley simplemente se hundieron de hombros con una amplia sonrisa.

“Siempre podrías contarnos algo del torneo.”

“Eso mismo. Ya sabes, compartir el peso lo hace más llevadero…”

“Ya les he dicho que no,” replicó. “No es algo que podamos ir contando a la ligera. Además, casi nadie de nuestro año puede participar, en especial ustedes que cumplen años en abril, así que no entiendo qué tanto les importa.”

“Oh, ya veremos eso.” Sayaka sonrió divertida al ver cómo Jace palidecía ante la divertida amenaza escondida bajo el tono burlón de los pelirrojos.

“No. Ni se atrevan.”

“Si no nos confías tus secretos, ¿cómo quieres que confiemos los nuestros contigo?” Preguntó George.

“Además, no vamos a hablar de los encantamientos que estamos practicando con alguien a quien le van a llamar la atención.”

“¿A qué se ref–?”

“Señor Velaryon, ¿me permite su copa?”



Sayaka y Jace se voltearon inmediatamente al escuchar la voz del profesor Flitwick, quien se encontraba en frente de su mesa y mirándoles con reproche. Jace empezó a tartamudear, intentando explicarse a sí mismo, pero bastó con que el mayor tomara la copa y le diera un sorbo para que se callara ante el rostro amargo que puso el hombre.

“Algo muy inusual en usted, joven Velaryon. Muy raro que no preste atención a mi clase. Todo esto se debe al movimiento de muñeca, practique conmigo.”

“S-Sí, profesor.” Asintió. Y tras aquel momento tan vergonzoso, el cual se profundizó una vez que el profesor Flitwick felicitó a Sayaka por un muy buen primer intento, Jace no volvió a decir más durante el resto de la clase.



Lo cual la dejaba aún con la intriga.

Porque la verdadera pregunta que Sayaka tenía era qué tal se encontraba Luke, al cual no veía en ningún lado. Incluso Usagi le había contado que no se había presentado a la clase de Herbología, ni a la de Cuidado de Criaturas Mágicas.

Una vez sonó la campana, Sayaka decidió intentar otra vez, aunque ahora siendo un poco más directa.



“Oye Jace, ¿y cómo lo está llevando Luke? Lo de ayudar con el torneo y sus deberes como prefecto.”

“No me hables de eso.” Jace se llevó ambas manos a la cara en señal de frustración y suspiró de golpe. “Es mi hermano y lo amo, pero si sigue desapareciéndose ahora que más se le necesita, yo mismo lo voy a lanzar de la torre de Astronomía.”



Un momento.



¿Jace tampoco veía a Lucerys?



“Espera… pero entonces, ¿dónde está? ¿O cómo? Porque Usagi tampoco lo ha visto y…”



Sin embargo, al mencionar que tanto ella como la rubia tampoco lo habían visto, algo cambió en el semblante de Jace. Este empezó a guardar rápidamente sus cosas.



“Pues ya veremos. Deja que lo ubico y te digo, ¿te parece? Bien, tengo que irme ya a Aritmancia.”



Y sin más que añadir, Jace le dejó sola. Algo también inusual, ya que solía esperarle para conversar con ella hasta que sus caminos tuvieran que diferir.



Todo demasiado extraño.



Nada de esto le gustaba.

Forget all the shooting stars and all the silver moons
We've been making shades of purple out of red and blue


Puri

Lo peor no era sentirse basura. Lo peor era saber que lo era.



Su sexto año había terminado de la mejor manera posible. No solo había obtenido las mejores calificaciones de su año, ganando premios y distinciones, sino que además su vida social estaba en su cumbre. Era respetado por todos en su casa, tenía una mejor amiga –mejor dicho, una hermana– en la que podía confiar para cualquier cosa, y su relación con Erik…

Merlín. Su relación con Erik.



Se conocían desde su primer año de Hogwarts, cuando Erik se volvió una “sensación” de la noche a la mañana por haber sido sorteado en Slytherin, a pesar de su condición de sangre sucia. En su curiosidad por conocer más a este joven, quien había logrado desafiar los deseos del mismo Salazar Slytherin, Charles le había ofrecido su amistad y apoyo para navegar el mundo mágico…

…Y había sido rechazado sin la más mínima consideración.

Pero eso simplemente le había hecho sentirse aún más atraído por el joven, quien destacaba en sus clases por encima del promedio, estaba siempre estudiando y participando, apoyaba a quien lo necesitara así no fuese correspondido de la misma manera, y que no dejaba que nadie se le acercase.

Por supuesto que Charles tenía que resolver ese misterio.

Y así, tras mucho trabajo de años, logró finalmente desentrañarlo. Donde se encontraba un muchacho dedicado a sus estudios, se escondía un joven trabajador que buscaba enorgullecer a su madre. Donde se veía a un joven participando en clases y debatiendo con los profesores, estaba un muchacho perdido que sabía que debía de abrirse paso y encontrar su lugar en este nuevo mundo. Donde ayudaba a otros, brillaban los valores por los que se regía y su sentido de la justicia.

Donde un niño se escondía e impedía que se le acercaran, se escondía un hombre con uno de los corazones más buenos y puros que había conocido.

El hombre del que se había enamorado.

Porque de cierto modo, viéndolo en retrospectiva, parecía inevitable en que ambos acabaran en aquella situación. Después de que Erik le rechazara esa primera vez y de que el orgullo de Charles se hubiese visto herido, no hubo nada más que trabajar en ganarse el respeto y la confianza del mayor. Pero lo más interesante fue que, una vez inició el juego, que Erik había reciprocado sus jugadas. Como si él también se sintiese llamado por Charles, atraído por algo que había visto en él.

Lo cual los llevó a aquella mañana encerrados en la Sala de Menesteres, antes de que partiera el tren de regreso a casa. Besándose, suspirando entre caricias, ambos con los rostros sonrojados solo por el hecho de haberse tomado de las manos por primera vez. Como un par de niños a los que les habían regalado la escoba de sus sueños y tenían miedo de respirar cerca de ella, temerosos de que se fuera a estropear.

Las sonrisas cómplices. La mirada de absoluta devoción en los ojos grises de Erik.



Y cómo lo había arruinado todo durante el verano. Tras enviarle una carta diciéndole que no podía hacerlo.

Que no podía rebelarse ante su familia.



Porque todos esos años, Charles siempre supo de que su relación tenía los días contados. Después de todo, pertenecía a la familia Xavier, una de las familias de sangre pura más antiguas de Inglaterra, lo cual significaba que desde muy pequeño había sido formado con los ideales de mantener la estirpe pura…

…Y enamorarse de Erik no cabía dentro de ese plan.



Lo peor de todo era que Erik estaba al tanto de todo este dilema. Desde que eran amigos habían debatido muchísimo al respecto. Erik se enfurecía cada vez que Charles se rehusaba a hablar del tema, ya que se sentía rechazado cada vez que el menor repetía lo importante de mantener las tradiciones familiares. No dejaba de repetirle lo estúpido que sonaba al decir esas palabras, ya que no eran más que fascismo y que él ya había lidiado con eso lo suficiente habiendo nacido como un judío en una familia muggle.

Y siendo sincero, Charles en realidad concordaba con él. Sabía muy bien que todo esto no era más que propaganda y sentimiento de superioridad, que el desprecio hacia los magos nacidos de familias muggles no se sostenía en ningún principio racional…

Pero el problema era mucho más profundo. Tanto así, que jamás había logrado obtener el coraje suficiente como para confiárselo a Sayaka, su mejor amiga. O a Erik, la persona a la que más amaba en el mundo.



Y por su cobardía era que había perdido todo. El silencio de Erik, lleno de enojo y decepción. El silencio de Sayaka, lleno de tristeza y rabia.

Su propio silencio. Lleno de miedos y traumas.



Era su último año en Hogwarts y no podía esperar a que acabase de una maldita vez.



Solo quería desaparecer.

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