Author Topic: Para Kora ★ [FIC] Gyro/Johnny  (Read 7736 times)


Shura

Para Kora ★ [FIC] Gyro/Johnny
« Topic Start: December 24, 2013, 09:52:55 PM »
+18
Sorry but you are not allowed to view spoiler contents.


Kora

Re: Para Kora ★ [FIC] Gyro/Johnny
« Reply #1: December 24, 2013, 09:54:10 PM »
...................
por qué
« Last Edit: December 24, 2013, 09:59:32 PM by Kora »


Shura

Re: Para Kora ★ [FIC] Gyro/Johnny
« Reply #2: December 24, 2013, 09:55:46 PM »
¡Vale vale! Ya va el fic.
*He sentido un estremecimiento en la fuerza*
Sorry but you are not allowed to view spoiler contents.

Perdón, si no hacía la bromis me moría...

Este fic va dedicado con mucho amor. Estoy muy contenta de que te gustase el fandom de jjba, y que no me tratases como una loca por ver sucesos creados por stand por todas partes, y que aguantes la chapa de esas que parece que me he vuelto monotema... me gusta que te guste esta pareja, me siento muy contenta de que la tengas en tu lista, y de que hayamos leído juntas el final. Lo mejor del fandom es tenerte a ti para compartirlo (y buscar a Bruno... ¿qué Bruno? pues el que te dio bien por... ya sabes la respuesta ;D) *Espero que te sientas pastelosa cuando lo leas, esta es de esas parejas que se quieren y tienen que demostrarlo.

Feliz Navidad, fandom a un lado, te quiero un montón.

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La carrera por el continente americano continuaba.
Gyro y Johnny contaban con una buena posición en la etapa y eran lo suficientemente expertos para, llegados casi al final del día, no azuzar más a los caballos, sencillamente haciéndoles llevar un ligero trote hasta que encontrasen un punto satisfactorio para montar el campamento y descansar a la intemperie.
El borde del bosque era lo ideal, teniendo la opción de resguardarse del aire entre los árboles, y tener una mejor visión del terreno por si Diego intentaba sorprenderles o adelantarles en la etapa.
Gyro reunió fuerzas para montar el campamento mientras Johnny, sentado en el suelo, cepillaba a los dos caballos echados a su lado. Pero ni todo el cansancio acumulado era excusa para que Gyro no parase de hablar y contar de las suyas.
-Y entonces le dije, “si está en el agua, ¡es un caballito de mar!” -aderezó el chiste hundiendo las mejillas hasta que los labios se asemejaron a los de un pez boqueando.
Johnny no hizo ni una mueca ni amago de reírse… hacía un momento que había dejado el cepillo a un lado para tomar lápiz y cuaderno y apuntar, dios sabe, si los chistes de Gyro, para después analizar si tenían algún sentido, o una posible venganza por aquella afrenta al humor.
-Johnny, ¿Johnny? ¿No te has reído? ¿No has escuchado el chiste? ¿Quieres que te lo repita? -El vaquero se asomó por encima de la tienda montada para comprobar la reacción de su compañero.
-Oh no Gyro, no hace falta, los chistes no se repiten porque si no pierden toda su gracia -la monótona voz del chico, no ocultaba que aquello no le había hecho ni pizca de gracia.

Gyro reflexionó un momento. A decir verdad, nunca había visto sonreír al chico (aunque una vez pareció esforzarse para reírse de una de sus bromas… y no, no quería volver a recordar aquel rostro creppy nunca más). ¿Qué sería lo que haría sonreír al otro?
-Johnny, ¿por qué no das una vuelta sobre Valkyrie?
-¿Cómo? -Johnny entrecerró los ojos desconfiado.
-Slow Dancer es más experimentado, con un caballo adulto como el tuyo no puedes experimentar la sensación de la carrera salvaje...
-Gyro, te recuerdo que soy jinete -dijo con tono de paciencia contenida-, he montado sobre todo tipo de caballos: jóvenes, viejos, caballo de tiro… además, estamos en una carrera y llevamos todo el día montando.
-Olvídate de la carrera, te sentirás mejor montando aunque sea un momento sólo por placer -cuando se le metía algo en la cabeza, era muy difícil llevarle la contraría-. ¿Quieres que te dé pie?
Antes de que Gyro hubiera terminado de hablar, Johnny se había subido a los lomos de Valkyrie sencillamente rodando sobre sí mismo y utilizando la fuerza de su cadera con el impulso del giro. Aunque el Joestar no pudiera depender de sus inútiles piernas para valerse, había desarrollado otros métodos para moverse en caso de necesidad. Aunque siempre necesitase un caballo o una silla de ruedas para desplazarse.

Johnny produjo con la boca un sonido similar a un beso con el que la yegua dirigió las orejas hacia él, con un corto silbido el animal se puso en pie.
-Espera un momento -Gyro se le acercó, acortando los estribos para que Johnny viajase más cómodo.
A esa distancia, no le pasó desapercibida la retaguardia de su compañero… sin lugar a dudas, la fuerza que le faltaba en las piernas, Johnny se había encargado de desarrollarla en la cadera. No era sólo cuestión de que quisieran llegar el primero y el segundo a la meta el porqué pedía a Johnny que viajase detrás suyo, pero es que las formas de Johnny lo hipnotizaban y distraían demasiado. Quería tocar aquel culo y ver si el tacto era tan agradable como la vista que ofrecía, levantó la mano para darle un azote que seguro haría saltar a Johnny enfadado… pero hizo lo correcto y falló a propósito para golpear los cuartos traseros de su yegua.
-¡Adelante preciosa!

Valkyrie arrancó la carrera como si se creyera a un cuarto de milla de la meta, como si le acabaran de abrir el cajón de salida. Johnny se inclinó sobre ésta, dejando que el animal lo diera todo, sentía el corazón de la yegua martilleando excitado, corriendo por el borde del bosque, sintiendo el cálido aire de la tarde. Atravesando aquellos olores cambiantes, la adrenalina del animal se le contagió a Johnny, era fuerte, joven y decidida, tenía algo de su dueño en su comportamiento. Aquello hizo sonreír al jinete.
-Parece que este largo y frío invierno esta llegando a su fin, Valkyrie. Es posible que se esté acercando la primavera.
Valkyrie echó las orejas hacia atrás, y Johnny hizo un fuerte sonido con los labios que espoleó al animal a correr aún más. El rubio sonrió recordando un antiguo dicho persa: “El aliento del cielo ha de buscarse entre las orejas de un caballo.”
-¡Así me gusta! ¡Sí, señora! -chilló Johnny aferrándose al lomo de la yegua.
El cuerpo de Johnny se movía libremente, lleno de júbilo, como si él y Valkyrie fueran sólo uno. No se dio cuenta de que había estado riéndose en voz alta hasta que llegaron a su destino y obligó a la yegua a girar sobre sí misma hasta que finalmente se detuvo, resoplando y cubierto de sudor, junto a Gyro y el improvisado campamento.

-¡Es magnífica! -exclamó Johnny entre risas inclinándose para abrazar el cuello de Valkyrie.
-Sí, ya te dije que te sentirías mejor después de montarla -dijo Gyro agarrando las bridas de Valkyrie y contagiándose de le la risa de Johnny.
Resultaba adorable cuando dejaba de ser tan frío y mostraba un poco de todo el amor que tenía, aunque fuera hacía los caballos.
-¡Es imposible no sentirse  mejor! ¡Ha sido divertidísimo!
Gyro se limitó a reír.
Johnny fue a bajar del caballo, pero calculó mal y para él era imposible mantener el equilibrio con las piernas. Si no fuera porque Gyro lo sostuvo del codo con fuerza se hubiera ido al suelo.
-Cuidado… con calma, chico -murmuró como si hablara con un potrillo asustadizo-. El suelo está muy lejos. Si no vas con cuidado, podrías hacerte daño.
Sintiendo todavía la adrenalina por la carrera con la yegua, Johnny se rió.   
-¡No  me importa! Hubiera valido la pena después de una carrera como esta. ¡Por una carrera así, todo merece la pena!
-Como por algunos chicos…
Johnny levantó la vista y miró al espigado vaquero. Sus ojos se habían aclarado tanto que ya no eran de color morado, presentaban unas motas de color lila que iluminaban su mirada.
Johnny no pensó si no que, dejándose llevar por el instinto, se aferró a Gyro para que lo abrazara. Aparentemente, Gyro también había dejado de pensar, porque soltó las riendas de Valkyrie y rodeó a Johnny con sus brazos atrayéndolo hacía sí. Sus labios se encontraron con una especie de desesperación, en parte pasión y en parte pregunta.
El Joestar podría haber parado, pero no lo hizo. Al Zeppeli le temblaron las rodillas, incapaz de acertar si iba a poder seguir sosteniendo a su compañero, le arropó entre sus brazos y sin dejar de besarlo, se arrodilló en el suelo acomodando a Johnny sobre sus muslos.
El rubio permitió que sucediera. No, hizo mucho más que eso. Respondió a la pasión de él con la suya propia y respondió a ese beso interrogante con deseo y necesidad.
Un beso que duró lo suficiente como para que Johnny reconociera su sabor, y para que se reconociera a sí mismo que lo había echado de menos, desesperadamente.

Y entonces Johnny empezó a pensar de nuevo…
Sólo tuvo que empujarlo ligeramente para que él dejara que se deshiciera de su abrazo. Johnny sentía que su cuello daba cabezadas hacia delante y hacia atrás y su corazón latía a toda velocidad.
-No… -dijo intentando mantener la respiración bajo control-. No puede ser. No puedo hacerlo.
Los hermosos ojos lilas del Zeppeli lo miraron desconcertados.
-Johnny, cariño. Hablémoslo. Hay algo entre nosotros que no podemos ignorar…
-¡No! -Johnny le cortó, haciendo uso del férreo control al que llevaba años recurriendo, enmascarando su deseo, sus necesidades y su miedo con rabia y frialdad-. Llévame dentro de la tienda. 

No insistió más, dolido y confundido, se pasó el brazo de Johnny por encima de los hombros, cargándole sin ni siquiera mirarle. Aunque le ayudó a acomodarse dentro de la tienda, la situación aún estaba demasiado tensa como para que Gyro se quedase en ella.
-Voy a desensillar a Valkyrie -sin una palabra ni un solo gesto de más, Gyro salió de la tienda.
Y fue entonces cuando Johnny se permitió llorar libremente.
Se sentía culpable por Gyro y contra sí mismo. Desde que había recibido aquel disparo que le había dejado lisiado, roto, que había olvidado lo que era el contacto humano, le habían dejado solo hasta llegar a creer que de verdad había desaparecido. Deseando que aquella bala se hubiera movido unos centímetros más, acertándole en el hígado y matándolo en el acto. Habían sido dos largos años, en los que había dejado de ser joven. En los que había dejado de ser un hombre.

Y entonces, la carrera le dio otro motivo para querer vivir… no, la carrera no, había sido Gyro. Lo había perseguido al principio sin estar seguro de por qué, insistiendo en quedarse a su lado hasta que el Zeppeli no sólo lo aceptó, sino que comenzó a seguirle y a apoyarle en todas sus escaramuzas cuando el único propósito de Gyro parecía ser alcanzar la meta. Había hecho mucho más por él, que lo que habían hecho sus amigos y amantes de los que jamás volvió a saber nada. Y para colmo… Gyro también sentía por él algo igual de fuerte. Aquel beso había sido revelador para ambos, se necesitaban, Johnny lo había sentido tanto dentro de él como de Gyro, se necesitaban a todos los niveles.
Pero eso era algo que Johnny no podía darle. Cuando perdió las piernas, había perdido mucho más, y tenía tanto miedo, si no podía complacer a Gyro, si éste descubría que él tampoco podía ser complacido...
Cuando se despertó en la cama del sucio hospital, había sentido tanto miedo, que nunca experimentó hasta qué punto había dejado de ser un hombre, y no… no quería que Gyro lo descubriera. Le quería tanto que el que le compadeciera por su estado, sólo lo hundiría más.
Aquel querer y no poder… le destrozaba.

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Gyro se concentró tanto en desensillar a Valkyrie, que ésta hiciera estiramiento de cuello y a darle masajes, que no pensó en nada de lo sucedido, esperando que aquella distracción le alejase del remolino de emociones y sentimientos con el que cargaba. Y funcionó.
-Johnny… ¿por qué tienes que hacerlo tan difícil? -o casi.
Hundió la cara en el cuello de su yegua, derrotado. ¿Podía olvidarlo sin más? Ni loco. Pensaba que sólo sentía atracción por el americano, pero aquel beso le había hecho estremecerse como nunca, Johnny prácticamente se lo había bebido y entre sus labios había sentido el deseo reverberando dentro de los dos. ¿Por qué le había dicho que no? ¿Por qué se negaba al placer y a la libertad?
La yegua le golpeó con el cuello, buscando en los bolsillos del vaquero alguna galleta o premio.
-Toma preciosa -se sacó del bolsillo la última de esas galletas para caballos con sabor a manzana-, cuando lleguemos a la meta te compraré muchas más, te las mereces… parece que tú eres la única capaz de complacer a mi Johnny.
Su Johnny.
Quizás, lo único que necesitaba era que él tomase las riendas, que le abriera las puertas… ¿o a qué iba a esperar? ¿A una última confesión atropellada antes del final?

El italiano entró en la tienda, fuera ya había oscurecido, pero distinguió el bulto inmóvil de su compañero. Gyro se tumbó a su lado, demasiado tenso como para conciliar el sueño.
-¿Estás dormido?
Por un momento Johnny sintió la tentación de fingir que estaba durmiendo, tal y como era su plan original. Pero todos sus planes dieron al traste cuando escucho la voz de Gyro.
-...No -dijo Johnny lacónicamente.
Parecía que el diálogo iba a terminar ahí mismo, el americano estaba preparado para cualquier intento de entablar una conversación, y sentía su lengua afilada. Si Gyro quería profundizar en lo que había pasado antes… pero de Gyro, no se podía esperar lo común. El vaquero se movió en su lecho hasta que consiguió abrazar a un sorprendido Johnny por la espalda.
-¿Pero qué demonios estás…?
-Vaya, he olvidado mi osito fuera… no soy capaz de dormir si no me abrazo a algo, estate quieto y no protestes, no voy a hacer nada más… sólo quiero dormir -se quedó quieto a su lado para dar veracidad a sus palabras.
Johnny no encontraba fuerzas para protestar. Acomodó el cuello para que Gyro pasara su brazo por debajo, el italiano lo arropó más contra él, suspirando con alivio sobre el cuello de Johnny que se estremeció de placer.
El Joestar no quería ir más allá, más calmado porque Gyro… sencillamente, siguiera siendo Gyro, y permaneciera a su lado pese a su comportamiento. Tal alivio, necesitaba ser arropado por el consuelo.
-Gyro… abrázame.
No necesitó repetirlo dos veces. Gyro apretó la cara contra el cuello de éste, apoyando el pecho en su espalda y agarrando una de las manos de Johnny que le correspondió apretando la suya.
El italiano deslizó la mano por dentro de la camisa, la piel del estómago de Johnny estaba ardiendo, ascendió hasta tocar el pecho, rozando uno de los pezones de Johnny que suspiró sorprendido.
-Gyro…
-Si no quieres hablar, no hablaremos. Pero no me pienso ir a ninguna parte -pellizcó el pezón apretando con fuerza la mano de Johnny que había comenzado a estremecerse por el contacto.
Retorciéndose entre sus brazos, Gyro comenzó a sentir como la erección en sus pantalones iba creciendo, jamás le había pasado eso, ni siquiera con una mujer, sólo abrazados, aún con toda la ropa encima. Tenía la necesidad de retorcerse a su lado, de escucharle gritar y suspirar de placer.
Tomando la mano de Johnny con la suya, descendió buscando la erección del americano, en ese momento, Johnny saltó como un resorte.
-¿Qué estás haciendo? ¡Para! -hizo fuerza para que éste no llegara a tocarle y descubriese la cruda realidad de su invalidez- ¡Te odio Gyro! ¡Te odio! Te odio…
-¿En serio? ¿Y cuánto me odias? -se movió para quedar encima suyo, mirándose a los ojos fijamente, mirando más allá de las bromas o la frialdad.
-...Te odio muchísimo -los labios de Johnny temblaron, impacientes por recibir la boca de Gyro.
-Y yo también a ti -haciéndose eco de sus pensamientos, se inclinó para besarle en los labios.

Un beso que se alargó mucho más que el primero, donde dejaron que tan solo fluyera la pasión entre ambos. Johnny introdujo su lengua en la boca de Gyro, que sonreía simplemente feliz por tenerlo como siempre había soñado. Aprovechando aquel momento para descender la mano hasta el elástico del pantalón, estaba tan apretado que el vaquero se compadeció de su excitación y quiso aliviarla en el acto.
-¡Ahh! -Johnny se llevó la mano a la boca para silenciar aquella exclamación fruto del placer.
-¿Qué pasa Johnny?
-Sigue… -tragó saliva para aliviar su garganta seca -, sigue haciendo eso con la mano.
Gyro se esmero aún más con aquella petición, tomándolo desde la base hasta la punta, martilleando su pene al ritmo de los gemidos de su amante. Se inclinó para besar una vez más a Johnny y este le hecho los brazos alrededor de su cuello, inclinándose para ver, entre una mezcla de excitación y sorpresa, su propio pene erecto por las caricias que le estaba propiciando Gyro.
-Es...no sabía que aún pudiera levantarse…
-Nyo ~hoho, soy tan bueno que puedo obrar milagros -aprovechando que tenía tan cerca el rostro de Johnny, le lamió la mejilla hasta atrapar el lóbulo de su oreja y susurrarle al oído-. Es tan dura y tan caliente que no puedo esperar a tenerla dentro de mi.
Johnny apartó la mirada avergonzado por aquellas palabras y al sentir el calor subiendole a la cara. Pero de algún modo se sentía aliviado por estar a la altura de la situación.
-Desde el accidente… no me he vuelto a empalmar, pensaba que ya no podía. No me hubiera parecido extraño, yo estoy…
-Johnny -Gyro lo miro a los ojos enfadado -. Tu no estas roto, ni eres menos hombre por no poder mover las piernas… sin embargo -la mirada de color morado del hombre pareció chispear-, todo este tiempo aguantando, ¿acaso estabas reservandote para mi?

Johnny ayudó a Gyro a quitarle la camisa, mientras Gyro deslizaba la lengua por todo su pecho, descendiendo hasta su vientre.
-Sí… sí… -Johnny estaba hipnotizado por el movimiento de la lengua de Gyro, el cual no perdía detalle de las reacciones de su amante.
-Entonces… ¿qué quieres que te haga, cariño? -Gyro sonreía divertido, Johnny se debatía entre la vergüenza y el dejarse llevar.   
-Por favor…
-¿Qué? No te he escuchado -para desesperación de Johnny, Gyro se sentó en el suelo, poniendo la mano a modo de amplificador en su oído.
-Hazme lo que quieras.
-¿¡Qué!? ¡Más alto Johnny! ¡Venga! ¡Ya sabes cual es la siguiente lección!
Gyro se estaba ganando que le rompieran las bolas por aquello… pero Johnny lo deseaba demasiado, y el italiano sólo quería hacerse de rogar y sentirse deseado.
-¡Por favor Gyro! ¡Hazme lo que quieras!
-No sabes cuánto lo deseaba, amor.

Johnny le agarró por detrás del cuello, atrayendole hacia su boca, Gyro lo tumbó con delicadeza, el americano hacía esfuerzos por quitar la hebilla del pantalón de Gyro, el cual le ayudo encantado, y aunque le hubiera gustado disfrutar sin prisas del cuerpo de Johnny, cuando empezó a frotar una erección contra la otra, su impaciencia le provocó y le excito de sobremanera.
Gyro abandonó su boca, descendiendo por el conocido camino, atrapando un pezón entre sus dientes hasta sacarle una mueca de dolor y enfado a Johnny, pero le compenso cuando pasó la lengua por la punta del pene, besándola después y disfrutando como Johnny se dejaba consumir por el placer, entremezclado su nombre con gemidos.
-N-no, no pa-¡ah!-ress… Gyro, ¡Gyro!
Era tan placentero tenerlo así. Gyro deslizó las manos por debajo de los glúteos de Johnny, hace tanto que se había contenido para no tocarlos y hacerlos suyos. Eran como un imán, no podía parar de masajearlos, abrirlos, cerrarlos y pellizcarlos, Johnny no dejaba de gemir por el placer que aún le estaba proporcionando con su boca, aplastando la punta con su lengua, llenandolo de saliva y ocasionalmente masajeandole con la mano. Estaba tan ensimismado en su tarea y en su recompensa que no había escuchado a Johnny llamándole.
-Gyro… Gyro, para… -se había quedado paralizado por la desagradable sorpresa-. No… no siento nada… cuando me estabas tocando el trasero… n-no sentía nada.
-Johnny -Gyro se quedó mudo preocupado por el chico, aquello era imposible, Johnny había demostrado que podía valerse con la cadera, ¿podría ser que aquel bloqueo fuera algo psicológico?-. Escucha, voy a ir más despacio, tu no te preocupes por nada. Y si no quieres seguir… lo entendere.
Johnny asintió y se cubrió el rostro con el antebrazo, avergonzado por si volvía a llorar de la impotencia, sus temores parecían cumplirse.
Gyro no quería rendirse por aquello, todo estaba marchando de maravilla, y lo amaba tanto que sólo pensaba en complacerlo, porque sí Johnny gozaba, él también se sentía completo.

Froto ambas erecciones, lentamente, arrastrando la punta húmeda de Johnny sobre su propio miembro, besándole en la barbilla ya que Johnny contenía sus gemidos mordiéndose el labio… tendría que hacerlo mejor para que volviera a gritar de la excitación como antes.
Deslizó una mano al pene empapado de líquido preseminal, mojando sus dedos en este y moviendo firme pero delicadamente los testículos, provocando que la respiración de Johnny se acelerase y comenzara a estremecerse de nervios.
Gyro se acercaba a la parte crítica, buscando con su mano la entrada de su amante y frotando la yema sobre la misma hasta que consiguió introducir la primera falange.
-¡AH! ¡AH! -Johnny respiraba y gritaba de placer entrecortadamente, retorciéndose y agarrándose a las sabanas, porque aunque el placer lo enloqueciera, no quería escapar.
Aquella vez Gyro había dado en el blanco.
-¿Te hago daño, mi amor? -Movía el dedo en círculos sobre su entrada para que se acostumbrara.
-¡Sí! ¡Sí! ¡Sigue! ¡Más adentro!
No había escuchado una sola palabra de Gyro. Pero se daba por satisfecho, deslizó saliva hasta sus dedos, lubricandolos para introducirlos en el cada vez más dilatado ano de Johnny, que permanecia unos momentos inmóvil con cada centimetro que Gyro entraba en él, para después apurarle a que continuara.
-¡Más adentro Gyro! ¡Por favor! Mi amor… -Ya tenía dos dedos dentro, pensaba que se moría, pero quería más… quería a Gyro dentro suyo.
-Johnny, no quiero hacerte daño -se mordió el labio frustrado, estaba desesperado y deseoso de complacerle. En sus ojos se distinguía la locura febril, esa por la que se lanzaria a devorarle, a penetrarle sin compasión, donde marcaría la piel de Johnny con mordiscos apasionados, una locura que no se vería satisfecha hasta verlo llorar suplicando que parase… pero Gyro no era así, y por delante de aquella fantasía demente, estaba sencillamente el amor, aquel por el que prefería ver a Johnny pidiéndole más y disfrutando a su lado.

El rubio respiro entrecortadamente, aún demasiado ido por el placer pero asintiendo para hacerle entender a Gyro que lo comprendía.
-Gyro… acercame mi bolsa -señaló a sus pies donde tenía la bolsa de equipaje.
El vaquero se adelantó para registrar en su interior, dando con un bote de vaselina. Gyro se sintió perdido, mirando interrogante a su compañero el cual volvía a sentirse avergonzado.
-Yo… la compré en el último pueblo por el que pasamos, es buena para las heridas. Y también… esperaba que esto sucediera… de algún modo, al terminar la carrera los dos pudiéramos… -Johnny se sentía como un completo estúpido por andar dando explicaciones, le arrebató el bote de las manos de Gyro-. He dicho, que te quiero dentro de mi.
Gyro borro la cara que tenía y sonrió feliz de poder hacer el amor a su Johnny.
-Tus deseos son órdenes… -La mano de Johnny se deslizaba sobre su pene, lubricandolo con aquel producto, Gyro tomo un poco entre sus dedos se sorprendió de lo rápido que con aquello, habían vuelto a entrar sus dedos en el chico.
Johnny le agarró con fuerza del hombro resistiéndose sin fuerzas.
-M-más rápido -Johnny se estremeció de placer al verse complacido, estaba tan húmedo, pero estaba ardiendo por dentro, estaba exhausto aunque aún tuviera fuerzas para cabalgar una montaña, flotaba, pero nunca se había sentido más aferrada a una persona, su Gyro.

-Johnny -apartó los dedos, tragando saliva, mareado de la excitación, se acomodo entre las piernas de Johnny manteniendo elevada la cadera de éste-. Voy a entrar. Si te hago daño, dímelo.
Johnny respiro profundamente para calmarse, lo deseaba, nunca había deseado tanto algo… podía confiar en Gyro, entregarse a él libremente, porque nunca le haría daño, y nunca le abandonaría.
Gyro se movió muy despacio, la vaselina ayudaba a que se deslizara con facilidad en su interior.
-¿Te hago daño?
-Sí… pero sigue, no pares ahora. Me gusta -controlaba la respiración para mantenerse sereno y aguantar el dolor.
Gyro se inclinó sobre él, besándole en el cuello y haciendo que Johnny se estremeciera con cada pequeño movimiento, para justo cuando no podía más, sentir otra oleada de placer que le hacía continuar.
-¿Puedo empujar más? -Suspiraba pesadamente acariciando el cabello rubio de Johnny, impaciente y conteniendose.
-¡Sí! -Johnny se agarró a su espalda, haciendo presión para que entrara más, entrelazando sus manos y sus  dedos.

Gyro apretó la cadera contra la entrepierna, el pene de Johnny rebotaba contra sus estómagos, el italiano se hizo cargo masajeandolo al ritmo de sus acometidas. Estremeciéndose y derramando líquido preseminal, retorciéndose entre los brazos de Gyro que le balanceaba sobre la cama como si estuviera montado en un maravilloso y emocionante columpio. Agarrandole de las nalgas y deslizándose con delicadeza hacia fuera, para después presionar hasta el fondo, apretandole el culo para maximizar su placer y hacer que Johnny temblase de excitación.
-¡Gyro! ¡Gyro! -El dolor dejó paso al placer, estaba paralizado por sentirse pleno. Aquello iba más allá de cualquier placer que hubiera experimentado, su cuerpo y su mente se lo habían pedido a gritos y aunque sudase y jadease, no sentía cansancio.
Gyro también estaba en la gloria, sosteniendo las caderas de Johnny tenía una vista espectacular de sus dos cuerpos unidos, sus manos no sabían por donde parar, y su Johnny era tan sensible que cualquier cambio le hacía reaccionar. Tenía que concentrarse para que aquella maravillosa experiencia no terminará tan pronto, en aquel pelo rubio que se perdia entre las sabanas, en los labios rojos de Johnny por los besos y por las veces que este los había mordido para contener un gemido de placer, en su espalda arqueada casi como si aunque fuera Gyro el que estuviera encima, Johnny dejará asomar su experiencia como jinete he intentase montarlo desesperadamente, en cómo el sudor corría por su pecho que subía y bajaba acelerado, tan blanco que cuando toco sus sensibles y duros pezones, su piel olivácea resaltó, deseando tallar entre sus dedos cientos de veces… no, miles de veces aquel cuerpo que tanto deseaba.
-Johnny… -se le escapó el suspiro, aquella vez siendo él el que contuviera un gemido de placer.
El americano sintió chispear su orgullo, no iba a dejar a Gyro todo aquel placentero trabajo.
-No te contengas, quiero escucharte gritar ¡mmmff! -Había sido abrir la boca, y Gyro profundizar más sus embistes, alcanzando su interior y por poco no haciéndole perder la cabeza por el placer.
-¿Crees que puedo estar mejor que ahora, Johnny? -Se inclinó sobre él, pasando la punta de su lengua desde la clavícula hasta la nuez, disfrutando y sintiendo sobre su pene el estremecimiento de placer que recorría a su amante.
Pero Johnny no se dejaba tan fácilmente, aquel era un juego tan provocativo que iban a disfrutarlo plenamente ambos.
El americano hablo pero las palabras no salieron de su boca, pero entre gemidos se podía leer lo que sus labios no habían podido pronunciar: disfruta.
Ser inválido, le había obligado a valerse con cualquier fibra útil de músculo, su cadera era la que tenía toda la fuerza de la que sus piernas no disponía, y tal y como estuviera haciendo fuerza para montar un caballo, se movió al mismo tiempo sobre el pene de Gyro que al notar aquel cambio, se agarró a la cadera de su amante, asustado pero firme, como si intentase domar a un caballo salvaje que acababa de desbocarse. Apretando aún más el ritmo para intensificar lo que Johnny le hacía sentir, el americano también tuvo su recompensa, disfrutando del sexo sin ataduras que se imponía ni las preocupaciones de Gyro, que le follaba desesperado por tenerlo todo, todo el placer, todo de ambos.   

-¡Johnny! Voy a… voy a… ¡AH! -Gyro no podía contenerse más, presionado su pene en aquella increíble estrechez y calidez que le absorvia los sentidos. Saliendo del interior de Johnny y derramándose sobre el pene del americano al frotarlo uno con otro.
Gyro quería suspirar de alivio y cansancio, pero no iba a dejar al otro a medias.
-¿Te gusta así? -Froto el pene de Johnny que se deslizó cálido en su mano llena de su esencia, inclinándose para lamerle la barbilla.
-¡Sí, así! -Echó la cabeza hacia atrás, dejándose llevar cuando sintió aquella corriente eléctrica, ya olvidada, que le insto a derramar su esencia junto a la de Gyro. Sonriendo de puro placer liberado-. Qué gusto…

Antes de que pudiera recuperar la respiración, Gyro atrapó sus labios con un beso. Mezclando sus lenguas hasta que acabaron recuperando el aliento el uno del otro.
-¿Te he hecho daño? -Le beso la mejilla abrazándole por el pecho.
-Mmmm… -no iba a mentirle, había sido tan placentero y completo que sería traicionarlo. Además, por otra parte, no era tan malo, el placer y el dolor iban mezclados en esta vida, y eran un regalo cuando creías que no podías sentir nada-. Sí, ha dolido.
No pudo evitar reír de felicidad y para relajar a un preocupado Gyro que acabo correspondiéndole la sonrisa.
-Tendré más cuidado… la próxima vez, nyo ~ho.
-¿La próxima vez? -Johnny le dejó un hueco a su lado para que se acostara, sonriendo divertido mientras le tiraba del pelo para fastidiarle.
-Lo haré hasta que te acabe gustando -le besó en la punta de la nariz sonriendo cuando el Joestar la arrugó como si fuera un conejito blanco.
-¡Ya me ha gustado! Pero, puede que me cueste acostumbrarme, la tienes muy dura -Johnny tenía todas las de ganar a la hora de provocar a Gyro, que con aquello se mordió el labio conteniendo una nueva oleada de deseo hacía su compañero.
-Si es que me la pones tú así. Que ganas tengo de volver a… -Gyro intento imitar algún rugido felino para resultar entre divertido y provocador.
Johnny suspiro acabando por escapársele la risa. Tomando del cuello a su compañero para besarle dulcemente.

Fuera cual fuera el resultado final de aquella carrera, siempre, siempre estarían los dos juntos.
Su Johnny. Y su Gyro.
« Last Edit: December 24, 2013, 10:07:19 PM by Shura »


Kora

Re: Para Kora ★ [FIC] Gyro/Johnny
« Reply #3: December 24, 2013, 11:03:36 PM »
[GRITO EXTERNO]

Susana...... tú sí que sabes hacerme feliz, este fic me lo guardo para siempre en el kokoro y en acceso directo en el móvil para leerlo como cuento antes de dormir. Muchas gracias muchas gracias muchas gracias!!!!! Puedo morir tranquila, tengo mi propio fic Gyro/Johnny y es todo lo que quería y más.... dejad mi lápida aquí.
Por dónde empiezo? Has clavado a estos dos tontos y nnnnnnnnngsssss Gyro llamando a Johnny por nombres cariñosos, así es como me derrito poco a poco. MI JOTP!!! Ghh todo el amor que destilan estos (para más información: leer Steel Ball Run) en un sólo fic [lagrimas], creo que no soy capaz de decir cosas coherentes, todos los detalles me han encantado: Gyro y su sentido de la comedia, ese culo (todos queremos tocarlo TODOS!!! te entiendo Gyro....), Johnny siendo jockey (se llama potro!!), esa caída y y y el drama de Johnny!! Nnnnn me quedo K.O., la parte lemon ha quedado tan..... tan amorosa y natural, al mismo tiempo que "wowwwwww qué calor y no es la estufa" (hazselo todo, Gyro! TODO!! pero con amor y pasión), he estado releyendo párrafos sólo por darme el gusto, todas las canciones románticas tienen sentido ahora... [más lágrimas]. Y cosas como SU GYRO!! SU JOHNNY!! NNNNNO!!!
Jo Susana, mil gracias por este fic, todo lo que pedía y más ayyyy ni siquiera puedo hacer comentarios medio graciosos, solo quiero abrazar la pantalla.

Gracias a ti, aun recuerdo ese momento fatal en que dije que no quería más (semanas antes de perder el control total de mi vida), pero me has llevado a la OTP de las OTP, enterradme con todo el Gyro/Johnny posible. Y es que estoy ahora como el comic de 'Ponyo loves Sosuke!!!' excepto que estoy con la cabeza hundida entre los brazos sollozando 'Y-Y Gyro quiere a Johnny!!!'.

Te quiero ♥ ♥