Author Topic: halloween ☆ #prompts4everyone  (Read 11927 times)


Deidara

halloween ☆ #prompts4everyone
« Topic Start: October 28, 2014, 07:24:05 AM »
[no tengo grafiquitos bonitossss ;_;]

La dinámica se comentó en el tema general, vuelvo a copiarla aquí. Cualquier duda dirigiros al tema general, para dejar este post sólo con fics.

Quote
Tema prompts. Las que esteis interesadas en participar ya podéis empezar a enviar prompts, no hay límite, ni mínimo: todos los prompts se postearán en la actividad, a no ser que haya repetidos xD. Entonces, ¿qué tipo de prompts se piden? Adopto la idea de Susana: nada de 'zombies AU'. Sólo ideas /CONCRETAS/; 'zombie au' no sirve, pero, 'personajes de tu lista se convierten en zombies por culpa de un veneno y su única manera de sobrevivir es comiendo gusanos'. que tengan más sentido que este ejemplo chorra

Palabras: se propuso no poner límite, pero como la idea es de que intentemos leer los fics de todas, ya se comenten o no... se propone un máximo de 2k por fic. Si se pasan de las 2k, también contarán-- simplemente es una guía, que creo que siempre viene bien.
(Pero por favor, que no se abuse del no-límite ;_; creo que leerse fics de 10k de todas sería complicado)

Premios, se darán puntos una vez decidamos algún sistema en el tema del market, que eso será cuando decidamos entre las que estemos interesadas en participar cómo se decidirá. Los puntos de las rondas anteriores quedan pendientes por dar por este mismo motivo.

Si hay interés en atrasar la fecha final, se podría hacer. Sólo que comentadlo antes de tiempo en el post.

Yyy, aquí los prompts! Se siguen aceptando más vía PM.

Quote
- Varios de tus personajes se retan para entrar a la 'mansión embrujada' de la ciudad e investigarla a medianoche.
- Un personaje recibe una nueva mascota de regalo, pero no tarda en notar que dicha mascota es bizarra y malévola...
- Tus personajes se juntan de noche para una partida de Ouija, esperando contactar con una persona del pasado.
- Una historia a base de la leyenda del jinete sin cabeza, con personajes regresando de una fiesta en el oscuro camino del bosque donde habita dicho ser...
- Personaje X, recién fallecido, se aparece ante personaje Y como un fantasma, advirtiendo que personaje Z lo mató y que este piensa hacer lo mismo con todos los demás.
- La ciudad de tus personajes está en alerta debido al ébola, muchos ciudadanos están contagiados. Lo que nadie sabe, es que no se trata de ébola, si no de una enfermedad que transforma de alguna forma físicamente al que la haya contraído.
- Personaje X ha sido convertido en vampiro, y empieza a sentir un hambre extrema estando con Personaje Y, un ser querido (familiar, amigo, pareja...).
- Personaje X llega a su nuevo apartamento, el cual está acechado por el espíritu de Personaje Y.
- Personajes de tu lista ven una película de miedo juntos.
- Personaje X y Personaje Y van a una fiesta de Halloween con disfraces que combinan, y todo el mundo cree que son pareja.
- Personaje X ha sido mordido por un zombie, pero su grupo/pareja de supervivientes no lo sabe.
- Personaje X encuentra un espejo antiguo en el sótano de su casa, y el reflejo de éste cobra vida.
- Personaje X es visitado por Personaje Y, un súcubo/íncubo.
- Es la boda de personaje X y Y, y cae en la noche de Halloween. Las cosas no va como nadie esperaba...
- Tus personajes son enviados a una película de miedo, con todos los clichés. El grupo se separa cuando no debería, niñas pequeñas rubias con vestidos blancos, 'creo que ese muñeco se está moviendo'...
- Personajes de tu lista cocinan dulces con la temática 'Halloween', pero alguien se los come antes que puedan ser compartidos con el resto.
- Tus personajes tienen que organizar una gincana de Halloween para los niños.
 -Noche en el cementerio.
- Personaje X ha sido mordido por un zombie, aun es humano pero la conversión es inevitable, personaje Y tiene que tomar una decisión al respecto.
- Tu Bishoujo es la animadora, personaje X el capitán del equipo, personaje Y el nerd. Los tres tendrán que sobrevivir a una noche rodeados de zombis en la universidad.
- No es un sueño: personaje X está desnudo en clase.
- Personaje X con demasiadas llamadas perdidas de su madre/tutor.
- Personaje Y tiene que huir a través del bosque por la noche, de personaje X el cual es un psicopatía con la intención de matarle.
- Paranoia: personaje X sabe que le están observando.
- Personaje X ejecuta una venganza contra Y.
- Personaje X se disfraza de policía/medico/bombero/etc, confundiéndole con alguien de su profesión y teniendo que atender la emergencia.
- Disfraz de extraterrestre, personaje X es abduccido por la gente "de su planeta".
- Personaje X ha invocado un espíritu que le acosara hasta la locura.
Personaje X en la piel de un hombre lobo.
- Creepypasta.
- Es Halloween en el RPG.
- Tu personaje/s en el experimento científico de un maníaco.
- Personaje X en los últimos momentos de personaje Y en su lecho de muerte.
- Personaje X recoge una psicofonia.
- Hospital psiquiátrico encantado.
- Brujas vudú.
- Pueblo encantado.
- Fiesta de disfraces sexy.
- Personaje/s en una pesadilla.
- Halloween en el RPG, donde los monstruos más clásicos moran por la ciudad, tus personajes pueden decidir luchar contra ellos con los métodos más tradicionales, o disfrazarse y pasar desapercibidos.
« Last Edit: October 28, 2014, 01:35:50 PM by Deidara »


Kora

Re: halloween ☆ #prompts4everyone
« Reply #1: November 25, 2014, 06:18:30 PM »
Al final he podido acabar éste, llevaba un par de años con la idea. A ver si sale otro antes de que termine el mes.



Personaje X llega a su nuevo apartamento, el cual está acechado por el espíritu de Personaje Y.
Kora + Bruno

A pesar de ser apenas finales de Octubre, el aire era terriblemente frío y cortaba la piel a su paso. Mientras ponía la llave en la cerradura, la chica se encogió con un escalofrío, hundiendo la cara en la bufanda. Jugó un poco, moviendo la llave, y finalmente la puerta se abrió con un crujido. En el patio interior del edificio no hacía tanto frío, debido seguramente al viejo radiador al lado de la mesa del portero. Mientras se dirigía a las escaleras, saludó tímidamente al hombre.

- Disculpe. – La voz, grave y rasposa, la sorprendió. – ¿Quién es usted?
- Ah… – La chica se colocó un mechón de pelo detrás de la oreja. – Me llamo Kora Hardy. Acabo de mudarme a la puerta 13.
- Ya decía yo que no la conocía, señorita. Discúlpeme. Soy Kliff, por si necesita cualquier cosa.
- Gracias, Kliff.

Asintiendo con la cabeza, siguió subiendo las escaleras. No estaba acostumbrada, pero el ejercicio la hizo entrar en calor. Finalmente, llegó al tercer piso jadeando, y sacó el llavero de su bolso, abriendo la puerta tras otra pequeña rencilla con la cerradura, y entró en el apartamento. Tanteó con la mano la pared hasta encontrar el interruptor, que encendió.

Se iluminó la estancia. Era un apartamento algo antiguo y no muy grande. La entrada era un salón con cocina americana, que daba a un pequeño pasillo donde se veían dos puertas, y dedujo que serían el baño y una habitación. Kora se sentó en el sofá, sacándole un chirrido a los muelles. “Al menos hay luz eléctrica…”. Aunque igualmente, pensaba ahorrar todo lo que pudiera, ya que seguramente se lo cobrarían todo.

Iba a buscar un mando de televisión, cuando algo en la mesa le llamó la atención. Era un teléfono muy viejo, con un diseño clásico. No era el diseño sólo, el aparato en sí parecía haber vivido tiempos mejores. Recordó que en el contrato también entraba la línea de teléfono, que debía pagar a final de mes. Se levantó del sofá y se acercó al aparato. En él, dentro de un recuadrito, estaba escrito un número en un papel amarillento. “Será el de la casa”. Sacó su móvil y lo apuntó en la agenda como tal.

- Qué movil tan bonito.

La voz la sobresaltó, y se giró con un grito. Notó como se iba la sangre de su rostro. De la nada, había aparecido detrás de ella un chico moreno, vestido con un traje casual pero elegante, que la miraba sorprendido.

- ¿Qué… qué haces aquí?

Intentando que los latidos de su corazón volvieran a un ritmo normal, buscó algo en la mesa que pudiese usar como ama. Su mano se ciñó sobre la forma alargada de una lámpara.

- ¿Quién eres?
- Eso debería preguntarte yo a ti. – Con los brazos en jarras, el desconocido arqueó las cejas. – ¿Cómo has entrado?

¿Un desconocido le asaltaba en su propia casa y aún le andaba con exigencias? Por pura precaución, y más bien para apuntar mejor, lo mantuvo entretenido en conversación.

- ¿Qué cómo…? Pues con la llave… – Kora entrecerró los ojos. – ¿Tú que crees?
- ¿Tienes llave de aquí?
- ¡Claro que sí! ¡El que se supone que no debe tener eres tú!

El otro arqueó una ceja, apartándose unos mechones lisos de la cara. Tenía el pelo cortado recto un poco más abajo del mentón, un corte que en general no recomendaría a un hombre… pero que tampoco le quedaba mal.

- Mmh… creo que ya entiendo. – Cerró los ojos durante un momento, suspirando cortamente. – ¿Has alquilado este apartamento, verdad?
- S-sí. ¿Y tú qué…?
- Yo llevo aquí… una temporada. – De nuevo hizo una pausa, dejando el silencio caer entre ellos. Parecía estar eligiendo sus palabras con cuidado. – Pero, no te preocupes, este mes… me iré.

"Ni. De. Coña.".

- No. – La chica cruzó los brazos. – A mí nadie me ha dicho nada de que debía compartir el piso. Yo he pagado mi alquiler para el mes, y además, hasta donde sé, sólo hay una habitación.
- Yo soy inquilino antes que tú. – Insistió el chico. – Además, te he dicho que sólo será este mes. Te pagaré la mitad de lo que sea que debes pagar.
- ¡Pero si no me habían avisado! Y… sinceramente, no me hace gracia siendo tú…

Sin embargo, aquel chico parecía no rendirse. ¿Qué podía tener aquel apartamento para que le tuviera tanto apego? El tema de la vivienda estaba mal, ella lo sabía bien, pero…
 
- Dormiré en el comedor. – Continuó.
- Pero-
- Y lavaré los platos.
- Esto…
- Y… eh… barreré. – Añadió, y antes de que Kora dijera nada, puso una ficha más sobre la mesa. – Y quitaré el polvo.

Kora apretó los labios. ¿De verdad valía tanto la pena aquel apartamento? Miró a su alrededor, intentando ver en el empapelado viejo de la pared que se caía a pedazos algo más que confetti improvisado. Lo que aquel desconocido estaba dispuesto a hacer por vivir allí un poco más… justo lo contrario, Kora haría bastante para poder permitirse un apartamento mejor.

- ¿Por qué te quedas callada?

No podía negarlo: estaba sopesando la idea. Era un chico que no conocía de nada que le proponía que compartiesen piso, y lo único que tenía a su favor era que se ofrecía a hacer faena. Pero no tenía cara de mala persona, y decía ser inquilino desde antes. Y decía que haría faena, lo que le dejaría mucho tiempo libre considerando todo lo que se le venía encima con la universidad.

Además… podría presumir ante sus amigas cuando volviese de la capital que había compartido piso con un chico, que todo fuera dicho, no estaba mal.

- Bueno… pero no intentes matarme o robarme, por favor.
- Lo tendré en cuenta. – El chico le tendió la mano. – Soy Bruno Buccellati.
- Kora Hardy. – Le estrechó la mano. Era suave, aunque algo fría. – Oye, ¿me ayudas a subir las maletas?

---

Pasaron un par de días después que Kora se instalara en el apartamento. Su compañero le había ofrecido la habitación, afirmando que él se quedaría en el comedor. La convivencia con el chico era agradable, debido sobretodo al carácter tranquilo y amable de él. Todavía no estaba segura de a qué se dedicaba, aunque por las evasivas que le había dado con el tema, algo le decía que era mejor no indagar.

Una noche, Kora no podía conciliar el sueño. Daba vueltas en la cama de matrimonio del dormitorio poniéndose cada vez más nerviosa. Tras una hora intentando dormirse, decidió ir a la cocina a hacerse un vaso de leche. Sus pies descalzos hacían crujir la madera bajo ella mientras recorría el largo pasillo a oscuras. Al final del corredor no había tampoco luz, y lo atribuyó a que Bruno debería estar ya dormido. Intentó ser aún más sigilosa para no despertarle.

Pasó por el lado del sofá donde su compañero de piso debería estar durmiendo para llegar a la nevera de la cocina americana, y palpando la pared, intentó encontrar el asa de la puerta. Abrió el aparato y la luz del interior iluminó la estancia suavemente. Se giró rápidamente para ver si habría despertado a Bruno, pero no vio nada. Sacó un cartón de leche y sin cerrar del todo la nevera para conservar algo de luz, puso un poco en un vaso, sin calentarlo para evitar el ruido del microondas. Se apoyó en el banco de mármol para beber.

El repentino ruido del teléfono la sobresaltó, haciendo que se atragantara un poco y tosiera fuertemente. El timbre no dejaba de sonar. Mientras se preguntaba si Bruno no había oído el sonido, se acercó hasta el aparato, tropezando con el sillón por el camino. Antes de coger el auricular tuvo el impulso de irse de allí, pero, parpadeando confundida, descolgó el teléfono.

- ¿Diga?

Nadie contestó. Aparentemente, sólo se oía su respiración, pero al aguzar un poco el oído, pudo percibir una especie de ruido de fondo en forma de interferencias. Frunciendo el ceño, apartó el auricular de su oído cuando el ruido se hizo aun más fuerte, de forma que podía oírlo aun estando alejada. De pronto, el ruido cesó abruptamente dejando sólo el pitido de la línea colgada.

Gritó cuando notó una mano sobre su hombro, y se giró para apenas ver en la penumbra una figura que le tapó la boca.

- ¡Shhh! ¿Te parecen éstas horas de gritar?

Abrió los ojos en pánico, pero cuando la histeria del momento pasó, pudo comprobar que sólo se trataba de Bruno. Al éste ver que Kora parecía haberse calmado, la soltó.

- Por… Por dios, qué susto. – Kora se llevó una mano al pecho, intentando que llegara un poco de aire a sus vacíos pulmones. – El teléfono ha sonado y… ¿No lo has oído sonar?
- Es que… estaba en el baño.
- Ya veo…

Sus ojos ya se habían acostumbrado a la penumbra, y podía discernir la expresión del chico. Parecía preocupado, lo que achacó a que su grito lo habría alterado. Se sintió avergonzada ante el chico.

- Pero, bueno, no era nadie.
- Pues claro que no, habrá sido un fallo de la línea. – Bruno hizo un gesto con la mano, quitándole importancia. No hizo mucho efecto en Kora, que todavía tenía el pulso disparado. – Deberías volver a la cama.
- S-sí, claro. – Respiró hondo antes de volver a hablar. – Buenas noches.
- Buenas noches…

La chica volvió a la cama. Y por primera vez desde hacía muchos años, encendió la lámpara de la mesita para poder dormirse.

---

Desde aquella noche, pasaron algunos días en los que no sucedió nada fuera de lo común. Kora estaba demasiado ocupada con su proyecto para la universidad, por lo que pasaba el día pegada a su portátil tecleando. Sin embargo, juraría que Bruno paseaba constantemente por enfrente de la puerta entreabierta de su habitación.

A veces veía de reojo su sombra colarse por la rendija de la puerta. "Tal vez esté estresado", pensaba. ¿No decía que se iba a final de mes…? Mientras le pagara la mitad del alquiler, tal y como había prometido, le daba bastante igual lo que hiciera.

Un día, que Kora habría jurado que era el más frío de todo el año, no vio al chico en toda la mañana. Ella prefirió quedarse en casa, cocinándose unos espaguetis pre-congelados. Por la tarde, continuó con el trabajo de clase en el sofá.

Cuando llevaba una media hora escribiendo empezaron a cerrársele los ojos. Acurrucada ante el calor de la estufa, sabía que no iba a durar mucho tiempo despierta. Dejó el portátil en la mesa y decidió ofrecer una derrota digna, entregándose a los brazos del sueño.

La despertó el sonido del teléfono. Sintió el dèja vu de la otra noche, y de nuevo, el impulso de marcharse lejos la sobrecogió. Pero se sacudió aquellos pensamientos de su mente, y se levantó tomando el auricular.

- ¿S-sí?

De nuevo silencio. Se le hizo un nudo en la garganta al recordar que hacía unas noches había sido igual. No había ocurrido nada que pudiese asustarla realmente, pero algo de aquello la intranquilizaba. Penesó en cómo los animales a veces huyen de peligros que los humanos no pueden percibir. Ahogó un grito al oír otra vez el ruido de interferencias, pero una voz familiar la calmó.

- Kora.
- ¿Bruno?
- Kora, no te alteres. – Aquello nunca indicaba nada bueno. La sensación de nerviosismo se aviva en ella. – Pero quiero que te vayas del apartamento ahora.
- ¿Cómo que irme?

Apretó el auricular del viejo teléfono con fuerza. Por mucho que le hubiera pedido lo contrario, ahora estaba realmente asustada. La voz del chico no indicaba que fuese en broma.
 
- No sé cómo decirlo sin que… mierda, no hay tiempo. – El tono de Bruno iba perdiendo su habitual calma con cada palabra. – Vete, por favor.
- Bruno, si es una broma, no tiene gracia. Me estás-
- ¡Tienes que irte, en serio! ¡Allí ahora hay alg-!

No pudo oír terminar la frase del chico, ya que la línea se cortó súbitamente. Dio unos pasos atrás, atemorizada. Casi podía notar cómo algo la sujetaba del cuello, a pesar de que estaba segura de que era su auto-sugestión. Iba a correr hasta la puerta, cuando oyó el sonido del pestillo cerrarse. “No. No es verdad. Esto no está ocurriendo.”. La vista empezaba a emborronársele por las lágrimas de miedo.

De pronto, sin saber porqué, miró su portátil. En el documento de texto que había dejado a medias pudo ver como iban apareciendo una a una unas letras que conformaban una frase.

Él ya no está.

Se tapó la boca, pero no pudo reprimir el grito. A pesar de no comprender nada, a la vez, conocía el significado de aquella frase. Sabía que Bruno acababa de desaparecer. Las lágrimas le cayeron de los ojos.

- No… por favor, no. – Suplicó a nadie en particular. – Esto no puede…

Las luces se apagaron, y tal vez de puro terror, perdió el conocimiento.

Cuando abrió los ojos, estaba tirada en el suelo del comedor. Se incorporó rápidamente. ¿Había tenido sólo una pesadilla… o había sido real? El miedo volvió a oprimirle el corazón. Miró de nuevo a la pantalla de su portátil. El documento de texto seguía tal y como lo había dejado horas atrás. La frase de “Él ya no está” había desaparecido.

Se levantó e inmediatamente, marcó en el viejo teléfono el número que había apuntado al lado. Ambos compañeros de piso habían anotado sus números de móvil por si alguna vez ocurría una emergencia. Esperó ansiosa a que diera línea. Finalmente oyó el tranquilizador pitido, y como ésta era recibida.

Sin esperar que respondiese alguien al otro lado de la línea, habló primero.

- Bruno, dime que estás ahí. – Nadie contestó. – Bruno, por favor. No es gracioso. Ha pasado algo que… Por favor, contesta.

Pero no obtuvo contestación. Sólo silencio. Kora volvió a dejar caer unas lágrimas, cuando oyó unas lejanas interferencias.

- …oy… …en… gra… …ias… …no… …eocupes… …más…

Colgó el teléfono. Creía que había comprendido el mensaje. “Estoy bien. Gracias, no te preocupes más.”. Sabía que no volvería a verlo.

Decidió ir a despejarse. Tomó su bolso y salió del piso. Cuando pasó por enfrente del portero, oyó que éste le llamaba.

- ¿Sí…?
- Señorita, ¿se encuentra bien? Está pálida.

Su cara tenía que ser un poema en aquellos momentos, de hecho, era un auténtico milagro que no se hubiera caído por las escaleras de tanto que le temblaban las piernas. Sorbió su nariz un poco antes de contestar, buscando un poco de compostura.

- N-no, estoy bien. – Iba a marcharse de nuevo, pero decidió girarse. – Señor Kliff, ¿Usted conoce… conocía a Bruno Buccellati?
- ¿Se refiere al chico que vivía en el mismo apartamento que usted?

Kora frunció el ceño. ¿Cómo sabía aquel hombre que Bruno ya… no estaba?

- Sí, se hizo bastante famoso.
- ¿Cómo? ¿Famoso?

El viejo portero se mesó la barba antes de continuar hablando. Sacudió la cabeza de un lado a otro, con un gesto de tristeza cruzándole el rostro arrugado.

- Bueno, famoso no sería el término apropiado… pero su novia apareció muerta en ese piso. Un accidente con el gas, dicen. Una tragedia, los dos eran muy jóvenes.
- ¿Y… él? – No le gustaba en absoluto cómo iba encaminada la historia, pero algo le decía que merecía saber el final. – ¿Qué pasó con él?
- Ni idea. – El portero se encogió de hombros. – Desapareció el mismo día y no se le ha vuelto a ver. Ahora que lo pienso, es curioso que pregunte hoy por él.

Kora sintió cómo se le enfriaba la sangre en las venas al oír aquello. ¿Con quién había estado viviendo todo un mes?

- ¿Por… por qué?
- Hoy hace un año exacto que ocurrió aquello. Lo recuerdo perfectamente, 31 de Octubre. Halloween. – El hombre esbozó una sonrisa triste. – Menuda fecha para morir, ¿no?
- Sí. Claro. – Kora tragó saliva. – Me… me voy a hacer la compra. Hasta luego.
- Adiós, señorita.

---

Llegó Junio, y con él, el último día que Kora pasaría en aquel apartamento. Tal y como Bruno le prometió por última vez, ‘no tuvo que preocuparse más’. Nunca más ocurrieron sucesos extraños en aquel lugar, que tras unas semanas en las que el mero hecho de entrar en la casa se le antojaba terrible, terminó volviéndose tan aburrido y frío como le pareció la primera vez que lo vio.

Al final, Kora prefería no pensar en los hechos que ocurrieron. Creía que tal vez Bruno fuese un alma en pena, atormentado por la culpa de que su novia hubiese muerto por su culpa. O realmente había estado vivo, buscando paz para el espíritu de la chica. No lo sabía, y probablemente nunca llegase a hacerlo. Sólo tenía cierto que el próximo 31 de Octubre, se pasaría por aquel apartamento a dejar unas flores.

Ya tenía todo el equipaje hecho, cuando dando una última ojeada por toda la casa no fuera que se dejase algo allí, encontró un fajo de billetes en el cajón del mueble del comedor. Sorprendida, contó la cantidad.

Era exactamente la mitad de un mes de alquiler.