Author Topic: #prompts4everyone ☆ ronda #cinco  (Read 8148 times)


Deidara

#prompts4everyone ☆ ronda #cinco
« Topic Start: October 10, 2014, 12:58:59 PM »


SOY UN DESASTREperdónporelretraso

Misma dinámica de siempre! Solo recordar que esta es la última ronda, y la próxima será la ronda extra en la que se volverán a postear todos los prompts. También decir que el stop será dejado el jueves a las 11pm.

Quote
- Personaje A le enseña la ropa interior a personaje B o a un grupo, ya sea a propósito o sin querer.
- Tus personajes en un creepypasta.
- Los dragones han vuelto a la faz de la tierra, y tus personajes son cazadores de dragones.
- Una gran tormenta está cayendo, y personajes A y B, que no se conocen, tienen que compartir cobijo.
- Personaje A atrapa un Pokemon.
- Personaje A y B mantuvieron una relación a distancia online, y por fin llega el día en el que se conocen.
- Personaje A trabaja en *cadena de comida*. Personaje B odia la comida de dicho lugar, y si sigue yendo una vez por semana, es porque tiene un crush en personaje A.
- MMORPG!au: uno de tus personajes logra escapar del mundo virtual, pagando un precio muy grande.
« Last Edit: October 10, 2014, 01:01:45 PM by Deidara »


Shura

Re: #prompts4everyone ☆ ronda #cinco
« Reply #1: October 14, 2014, 03:17:06 PM »
Pruuu kiwis, me pido la pole  ;D
Esta ronda de prompt me mola un montón, pero no se donde se ha metido mi inspiración, meeegssss.



Los dragones han vuelto a la faz de la tierra, y tus personajes son cazadores de dragones
Erza Scarlet



Se acabaron las tensiones entre naciones, se acabaron las amenazas por guerra, ¿época de paz? Ojala. Era algo más oscuro que las guerras, era época de dragones.

No estaba claro cuando aparecieron, y los políticos intentaron tomar medidas para luchar contra ellos… cagandola. Las bombas no surtían efectos y creaban más bajas materiales y civiles que dragones caídos.
Ejércitos barridos en minutos y ciudades arrasadas; se tardó demasiado tiempo en dar con la solución, evocando historias antiguas, solamente los caballeros podían luchar en épicos duelos de uno contra la criatura, tentando su suerte al máximo para salir victoriosos. Y Erza Scarlet, conocida también como Titania, era la mayor de todos los guerreros.

Volando por el cielo, abriendo la puerta de la avioneta militar y mirando hacía el suelo de nubes, su pelo rojo se revolvía, pero a la chica no le molestaba, concentrada al máximo en algo que sólo parecía ser capaz de ver ella.
Desde el suelo se es una presa fácil; estando a la vista puedes tener la suerte de que sencillamente te aplastasten antes de comerte o incinerarte.
Y sólo el oro es el único material que resiste las llamas de un dragón, por eso las criaturas lo roban y duermen sobre sus tesoros. Y por eso los cazadores de dragones son tan escasos, porque ya no hay recursos para construir armaduras de oro para ellos, y porque muy pocos se ofrecen voluntarios.

-Elevate más -Erza giró, hablando hacía el interior de la cabina, para que el piloto le escuchará claramente.
-¿Estas segura Titania? -Si no regresaba con la chica, tendría serios problemas. Pero Erza había tomado su decisión.

Haciendo equilibrio con sus pies, la cuenta atrás en su cabeza comenzó, saltando sin paracaídas y demasiado alto como para sobrevivir a la caída. Como si de un trueno dorado se tratase, descendía a toda velocidad, la cuenta atrás en su cabeza no se detenía, cuando finalmente atravesó las nubes, lo vio volando debajo de ella: era un enorme dragón de color plomo, quizás mediría trescientos metros desde el morro hasta la punta de la cola y casi tres cuartos de ancho con las alas extendidas, era el más grande con el que se había enfrentado hasta el momento, pero no podía dejar que eso le atemorizase.

La cuenta atrás se detuvo cuando estuvo a la misma altura que el dragón, disparando el arpón que cargaba, a la membrana del ala, que era el único lugar donde se clavaría, manteniéndola sujeta. El rugido del dragón fue el pistoletazo de salida para la batalla.

Erza aprovechó la caída y el efecto péndulo del extremo del arpón, para columpiarse en el aire, dando una voltereta y girando con su pelo rojo asemejándose a un aro de fuego. Soltándose con el impulso y aterrizando de pie sobre el ala. Sin tiempo para descansar, corriendo a toda prisa hacia el cuerpo de la criatura, era un todo o nada, atacando al nacimiento del ala, clavando la espada y notando la sacudida que estuvo a punto de lanzarla al vacío.

El dragón viró, volando de lado intentando tirar su carga, Erza apretó los dientes sujetándose a su espada, sabía que simplemente tenía que aguantar, un dragón tan grande no podía estar tanto tiempo gastando energía en su vuelo y pronto tendría que regresar a una posición más cómoda para planear en el aire. Pero era más fácil decirlo que hacerlo, y nadie salvo ella hubiera podido lograr tal hazaña y aguantar hasta que el dragón volvió a volar en posición recta.

Dando una patada a la herida para soltar el metal de la carne, era el momento de atacar a todos los puntos que pudiera, se ensañó con el nacimiento del ala, corriendo hacía el cuello cuando el dragón lanzó una dentellada, no era suficiente para derribarme, pero Erza sentía como el vuelo de este se volvía más turbulento, moviendo más rápido las alas para mantenerse en el aire. Los dragones son del aire y aquel dragón pelearía con todas sus fuerzas para seguir siendo el rey de su elemento.

Erza emprendió la carrera hacía la otra ala, ensañándose, aguantando las llamaradas de este gracias a su armadura de oro, aquello funcionaba, el dragón comenzaba a perder altura, agotado por mantenerse en el aire, se encontrarían a cien metros del suelo, Erza Scarlet sabía que las cosas no iban bien, no estaban lo suficientemente cerca del suelo para salir victoriosa, pero se le echaba el tiempo encima, y el dragón era cada  vez más agresivo, tenía que esperar el momento justo… y ese momento llegó.
La criatura abrió la boca, ofreciendo su mejor ataque, una intensa llamarada de fuego que hubiera quemado hasta la piedra, Erza desapareció entre las llamas… pero estas cesaron de golpe, y el dragón comenzó a caer hasta estrellarse en el suelo. Muerto.

Solo quedó muerte y silencio… un silencio roto por el sonido del salpicar de la sangre en el suelo, la boca del dragón se abrió manando sangre como si de una fuente se tratase. Temblorosa y resoplando agotada, Erza emergió del charco, teñida entera de la roja sangre. Su armadura de oro había aguantado la última llamarada, era el momento en que aprovechó para meterse dentro de su boca, el único sitio blando y más cerca del cerebro del dragón, donde le clavó la espada hasta matarlo. Si este hubiera lanzado una dentellada en vez de aquella llamarada, Erza hubiera quedado aplastada; recuperándose de la impresión por la caída, había habido demasiada distancia con el suelo, pero la suerte la había salvado.
El mismo helicóptero que la había arrojado por el aire, venía ahora a buscarla… aquella noche celebrarían la victoria con los suyos, un dragón menos en el mundo, era un paso más cerca de recuperar sus vidas y su planeta.

Pero primero, se daría una ducha.


Neko

Re: #prompts4everyone ☆ ronda #cinco
« Reply #2: October 15, 2014, 09:58:27 AM »
Vengo a dejar prompts :DDDD que hice uno anoche, pero era tarde y no me apetecía ponerme a postear XDDDD Gracias de nuevo a Airin por dejarme pjs :B





Personaje A le enseña la ropa interior a personaje B o a un grupo, ya sea a propósito o sin querer.

La oficina
Fíli & Anir

Fíli se llevó la mano a la cabeza, masajeándose la sien con dos dedos mientras suspiraba. Se quitó las gafas y frotó sus párpados hasta que vio lucecitas dentro de sus ojos cerrados.

Aún le quedaba casi una hora de trabajo en la oficina, aunque, en realidad, su horario oficial?se había terminado hacía ya un rato.
Fíli suspiró y se volvió a poner las gafas, levantando las cejas y lamiéndose los labios mientras buscaba el punto en el que se había quedado.

Aunque Fíli era diligente, estaba seguro de que si no estuviera trabajando en la empresa de su tío, la cual probablemente acabaría heredando, no estaría haciendo tantas horas extra para asegurarse de que todo iba bien.

—Sólo un poco más… —murmuró mientras tecleaba y movía la rueda del ratón.

Apoyó la mejilla en un puño y continuó leyendo el documento. Por un instante sus ojos se alejaron de las letras para comprobar el reloj de la pantalla y después siguió con su tarea.
Le había prometido a la chica con la que estaba viéndose que tomarían algo juntos esa noche, aunque no tenía claro si querría quedar con él tan tarde.
Era difícil tener una novia que se ajustara a sus horarios y eso había echado atrás a más de una candidata, pero de momento Anir aguantaba bastante bien.

Fíli se mordisqueó el labio inferior, recordando el día que la había conocido.
Minty, el mini verde que su tío le había prestado para moverse por la ciudad, se había estropeado y su tío lo había mandado al taller de Nori. Cuando Fíli se dejó caer por el taller mecánico para ver como andaban las reparaciones del coche, un culo enfundado en vaqueros asomaba desde el capó de Minty. El mecánico tenía un pie en el aire.

El coche era pequeño, así que Fíli pensó que su mecánico tenía que ser bajito para caber de esa manera ahí dentro. No iba mal encaminado.
Cuando el mecánico salió de dentro de Minty al oír el saludo, descubrió una cara manchada y una nariz pequeña y respingona. Era una chica.

—¿Qué? —había preguntado la chica mientras se limpiaba las manos con el pañuelo que colgaba desde la cinturilla de sus pantalones.

El gesto enfurruñado y la mirada de desconfianza no hicieron más que interesar a Fíli. No tardó mucho en conseguir su nombre, Anir, y unas pocas semanas después consiguió la cita.
Si se entiende cita como encuentro casual en un bar. Y aunque la cosa no empezó de forma programada, sí que terminaron juntos sentados encima de uno de los puentes que cruzan las vías del tren, con las piernas colgando y comiendo helado en pleno invierno mientras veían como se levantaba el sol.
La manera en que Anir levantaba la cabeza para echar el aliento y ver como se convertía en nubes de vapor le hacía sentir calorcito por dentro.

Luego vinieron más citas. Y un mes después el primer beso. La nariz de Anir estaba congelada y Fíli había puesto sus manos enguantadas en las mejillas de la chica, besando su nariz para calentarla. Anir se rió agudo y travieso, como si fuera un duende y Fíli acabó besando otra cosa.

Fíli suspiró y sacudió la cabeza, volviendo su atención al trabajo. Se puso la mano en la barbilla, tapando sus labios y bostezó detrás de los dedos. Otro pensamiento fugaz se coló entre las letras y los números del documento.

Quería verla.

Quince minutos después, cuando ya no le faltaba mucho más para terminar, varios golpecitos en el cristal de la ventana de su oficina, la que daba al pasillo, llamó su atención, haciendo que levantara la cabeza un poco más.
Y allí estaba. Anir cambiaba su cara de esperanza por una sonrisita maliciosa.

Fíli sonrió de vuelta, con mucha más inocencia, haciendo que sus hoyuelos se arrugaran debajo de su barba corta. Cuando Anir sacudió su mano detrás del cristal, Fíli levantó una poco a poco, casi con un titubeo. Después la movió un poquito de lado a lado, apretando más los labios.
Los ojitos de Anir se estrecharon más según su sonrisa se ensanchaba.

«Por dios, amo a esta mujer.» fue lo que Fíli pensó en aquel momento.

Y decidió que ya estaba bien, que esa noche le iba a pedir que fuera su novia. Aclarar de una vez sus sentimientos, que eran el uno para el otro. Decirle te quiero sin tener que esperar a que estuviera dormida.

Y toda la ansiedad que de repente se estaba amontonando en su pecho se esfumó cuando Anir señaló hacia abajo y en el momento en el que los ojos de Fíli fueron a curiosear que señalaba la chica, ella se levantó la falda.

Eran sorpresas como esta con las que Anir había estado especiando su vida desde que la conoció. Y aunque el corazón de Fíli se paró durante un momento, pensando en si alguien iba a verla en el pasillo, que aquello no era apropiado y que no debería ponerse tan bruto al ver las braguitas de rayitas azules y blancas con pollitos amarillos desparramados por la tela, al momento siguiente volvió a latir antes de ponerse rojo y explotar en una risa cariñosa.

Se levantó con rapidez mientras Anir dejaba caer la falda y le miraba con el ceño fruncido y los labios entrompados.
La agarró de la muñeca después de abrir la puerta y estiró de ella para meterla dentro de la oficina y después la besó, estrechándola entre sus brazos. Ella correspondió con avidez, agarrándose a la cabeza de Fíli con dos manos y a su cadera con las dos piernas.

Fíli la agarró del culo antes de andar hasta el escritorio y sentarla en un hueco que se hizo ella misma, tirando el cubo de lápices y unos papeles al suelo.

—Tú… —murmuró contra su nariz antes de dejarle un besito ahí—. Eres muy traviesa y un poquito mala.

Anir le dedicó una sonrisa engreída y le mordió la barbilla.

—Ya, pero así me quieres —canturreó.

—Ya bueno —murmuró mientras rodaba los ojos y luego recordó lo que había tenido en mente no hacía ni cinco minutos, sobre quererla— Oye, sobre eso…



PD/ Los pensamientos enteros de Fíli fueron "Está loca. Por dios, amo a esta mujer. Quiero tener cachorros con ella."


Neko

Re: #prompts4everyone ☆ ronda #cinco
« Reply #3: October 15, 2014, 10:01:49 AM »
Y sí, en el anterior he dicho "prompts" porque he escrito otro y vengo a postear los dos xD Ha sido muy divertido escribir este TvT Me gusta lo de los prompts porque me da oportunidad de explorar personajes que ahora mismo no estoy usando para la historia principal del RPG <3 Hng.





Una gran tormenta está cayendo, y personajes A y B, que no se conocen, tienen que compartir cobijo.

Tormenta de verano
Hipo, Anna, Elsa y Jack

—¡Esto es tu culpa! —gritó la chica mientras se abrazaba para intentar darse calor.

—¿¡Cómo va a ser esto mi culpa!? —gritó el chico, intentando hacerse oír por encima del rugido de la tormenta de nieve— ¿¡Cómo!?

Ella intentó dar un paso más, pero la nieve se estaba amontonando rápidamente y sus pies se hundían en ella. Tres pasos después, cayó de bruces contra el suelo.
Un par de brazos la agarraron de las axilas, pero ella se revolvió enérgicamente.

—¡Que no me toques! ¡Tu pueblo, todos vosotros sois unos bárbaros, salvajes que-!

Hipo la dejó caer de nuevo al suelo.

—¡Ay! —chilló ella e intentó darse la vuelta, enredándose en su vestido de verano— ¡Desgraciado!

Él ladeó la cabeza y levantó una ceja, estoico ante el viento. Estaba delgado, pero debía ser más fuerte de lo que parecía en un principio.

—A tus órdenes princesa —dijo con una reverencia que sólo pretendía burlarse de ella.

Anna apretó los puños contra la falda y gruñó entre dientes. Aunque después estiró un brazo, con los dedos extendidos.

—Ayúdame a levantarme.

Hipo la ignoró, rascándose una mejilla mientras miraba hacia un costado.

—¡Eh, tú! ¡Cabezabuque! ¿¡Me estás oyendo!? —Anna se quitó una zapatilla y se la tiró a la cabeza, pero él la esquivó como si no fuera nada— ¡Maldita sea!

Anna gateó por la nieve, intentando usar todo su cuerpo para repartir mejor el peso. Se estaba helando y estaba irremediablemente mojada, pero por lo menos no se estaba hundiendo. Recuperó la zapatilla justo antes de que Hipo le agarrara de un codo y estirara de ella para ponerla en pie.

—Allí —dijo, mientras señalaba con un dedo—. Aquello parece una cabaña.

—Es posible, por aquí hay cabañas de cazadores —informó la princesa.

—Podría intentar forzar la puerta.

Anna lo miró de arriba a abajo antes de levantar una ceja inquisitivamente.

—Son cabañas de uso público, bárbaro. No hay nada que forzar.

Hipo rodó los ojos y levantó las manos exasperado mientras empezaba a caminar hacia la cabaña.

—Y dale, somos vikingos. Esa actitud tuya no te llevará a ninguna parte.

—¡Ja! ¿¡Qué actitud!? —chilló Anna, siguiéndole con torpeza.

—La de princesita mimada. Vamos, démonos prisa.

Para cuando Anna entró a la cabaña y se quitó la nieve de encima, Hipo ya había amontonado leña seca y estaba empezando a hacer prender las ramitas que había puesto debajo. Anna suspiró y echó un vistazo al lugar. Había una puerta alejada y fue a inspeccionar el sitio. Era un pequeño almacén que tenía salida propia al exterior, probablemente daba a la leñera y al lavabo, que estaría fuera.
Cuando entró otra vez a la habitación principal, una manta le cayó encima.

—Toma, estás mojada, será mejor que te calientes —le llegó la voz de Hipo desde detrás de la tela.

Anna se quitó la manta de la cabeza despacio, observando los movimientos de Hipo. El chico se había quitado la chaqueta y la camisa y estaba poniendo una olla al fuego, con nieve dentro.

—¿Qué haces? —preguntó Anna con la voz mucho más tranquila que antes, ahora notaba un ligero dolor en la garganta, probablemente de todos los gritos.

—Hay carne seca y unas patatas, lo suficiente como para hacer un estofado. Algo de comida caliente nos irá bien después del frío de ahí fuera.

Anna notaba como se le pegaba la tela de su vestido al cuerpo, haciéndola sentir incómoda y se removió un poco dentro de la manta. Estornudó una vez y puso cara de asco mientras buscaba con que limpiarse.
Un trozo de tela apareció delante de su nariz y aceptó el pañuelo de Hipo antes de mirarle de reojo. El chico intentaba no reírse, pero parecía no tener malicia.

¿Tal vez había malinterpretado al vikingo?
Era un pensamiento digno de explorar, pero Anna siempre había sido una chica de acción y sentimientos más que de pensamiento racional útil, así que se frotó con la manta y se acercó a la mesa, sentándose en un taburete.

—¿Puedo ayudar en algo?

—¿Sabes pelar patatas?

Un rato después, con las barrigas llenas y los platos vacíos en la mesa, Anna e Hipo charlaban animadamente, intercambiando historias de su niñez, costumbres de sus pueblos y anécdotas de Elsa y Jack.

—¡Parecen perfectos el uno para el otro! —gritó Anna, dando palmaditas frente al fuego.

—Oooh, no quieres meterte en eso, créeme.

—Es una pena que no se den cuenta…

—Anna, no —advirtió Hipo mientras bebía un poco—. Jack no está preparado para volver a tener una relación.

—No me habías dicho que había estado con alguien —murmuró Anna contrariada—. De todas maneras, creo que necesitaríamos mucho tiempo y un buen plan. Después de lo que ha pasado antes, la manera en la que tu mago ha enfurecido a mi hermana…

—Claro, porque como la Reina no ha hecho nada mal… —dejó caer Hipo, rodando los ojos.

—Claro que no. ¿Tú crees que serán capaces de trabajar juntos después de las acusaciones que se han echado el uno al otro?

Hipo suspiró y miró los platos vacíos y la olla con los restos de su comida. Se encogió de hombros.

—Quien sabe, tal vez. Nosotros nos estábamos gritando mucho y mira, hemos hecho un estofado buenísimo.

—De rechupete, debería decir —confirmó Anna, asintiendo con la cabeza.

Hipo comprobó el estado de su ropa, estaba prácticamente seca y empezó a ponerse la camisa mientras se acercaba a una ventana.

—A veces el odio sólo es miedo e incomprensión. Con un poco de esfuerzo y buena voluntad puedes entender a la otra parte y dejar de odiarla. Por eso hemos venido —el frío dibujó espirales en el cristal e Hipo se giró para sonreírle a Anna—, como líder de mi pueblo tengo obligaciones. Tal vez Jack y Elsa encuentren algo que les haga trabajar juntos. ¿No crees?

Anna se levantó de la alfombra de piel en el suelo cuando la puerta se abrió de golpe.

—¡Elsa, hermana! —gritó antes de dejar caer la manta y correr a sus brazos.

Elsa la recibió con los brazos abiertos y mientras las dos intentaban asegurarse de que la otra estaba bien, Jack se acercó a su jefe y le dio un golpe con la punta de su cayado.

—¡Ay! —se quejó Hipo.

—Algo por lo que trabajar juntos… —siseó el mago antes de chistar y ponerse más recto—. Tú sí que me das trabajo.


Kora

Re: #prompts4everyone ☆ ronda #cinco
« Reply #4: October 15, 2014, 04:28:42 PM »
Por fin termino este, lo empecé el viernes y ahí estaba cogiendo polvo... he tomado la ruta perroflauta con este prompt 8'>



Los dragones han vuelto a la faz de la tierra, y tus personajes son cazadores de dragones.
MMORPG party

- ¿Y de dónde han salido los dragones, ahora que lo pienso? – Kora se ajustó los guantes de zetex, asegurándose de que el uniforme estaba perfectamente colocado.
- Ni idea. – Maya se encogió de hombros a su lado. – La teoría hasta ahora es que los dragones reaccionan a la actividad del Sol, la tormenta solar de 1859 hizo eclosionar los huevos… y ahora ya tienen edad para salir al mundo.

Kora asintió, satisfecha con la explicación. Era la que todo el mundo en la Asociación asumía, incluso ella misma, pero quería hacer un poco de conversación antes de que llegaran a la zona cero. Jolyne le dio un codazo, señalando a su propio casco. Kora asintió, colocándose el suyo. En las zonas desérticas el fuego de los dragones alcanzaban temperaturas que nada tenían que envidiar al mismo sol que los había despertado, y si bien una llamarada los mataría igualmente, necesitaban protección para acercarse a éstos.

- Mierda. – Lilith paró el trailer a la entrada del cada vez más estrecho cañón, con sus paredes arenosas irguiéndose a los lados. – Tenemos que seguir a pie.
- El nido está a menos de dos kilómetros, no es tanto. – Dijo Raiden, quitándose el cinturón, listo para salir.

No tardaron mucho en llegar, repasando la situación con Elizabeth a través de la radio. Entrar, asegurarse de que neutralizaban al dragón, y Asami se lo llevaría.

- Al menos no hará daño en… – Kora se detuvo al ver las manchas de sangre empezar a formar un camino hacia una apertura en los muros del cañón. – ...oh, no.
- Hay que darse prisa. – Jolyne la animó con una palmada en el hombro, y Kora asintió.

La entrada al nido daba al este, y el sol iluminaba casi toda la enorme cueva cuando entraron. Podían ver la sangre manchando las estalagmitas de roca y tierra que se alzaban, llegando hasta una alta cornisa en la que descansaba el dragón, al que aún le llegaba unos pocos rayos de luz. Grande y alargado, su cuerpo era del color de la arena, decorado con espinas en sitios clave. Las alas eran pequeñas en comparación con otras criaturas, y una de ellas estaba torcida, con una herida aún supurando.

- Le han hecho una buena faena… – Murmuró Lilith. – Joder, el protocolo de evacuación se puso por algo.
- Es más fácil cargárselo.

Jack se preparó, buscando con la mirada sitios en los que pudieran cubrirse y desde el cual pudieran preparar la torreta. La respiración del dragón retumbaba en la cueva, agitada. Los observaba con sus ojos negros, el cuerpo flexionado, listo para responder al más mínimo gesto de amenaza.

- Pero si está aquí… – Empezó Kora, sin poder de dejar de mirar a los inteligentes ojos de la criatura.
- Ha huido. Se habrá acercado a la ciudad para buscar algo de comida. – Jolyne confirmó su suposiciones. – No hagáis movimientos repentinos, tiene que estar cabreado.
- Yo también lo estaría si me hubieran metido media tonelada de metralla en el cuerpo.

Maya las hizo acercarse a una zona cubierta por rocas, mientras Jack empezaba a montar la torreta. El dragón no dejó de observarles en ningún momento, pero no hacía ademán de atacarles. Quizá estaba demasiado débil, o quizá, tal y como se decía en muchas leyendas, su conciencia era superior a la de los humanos. Aún estando herido, les ofrecería la posibilidad de retirarse si no hacían ningún gesto de agresión.

- Vosotras tres, distraedlo cuando os de la orden. – Les indicó Lilith. – Tenéis que hacer que se mueva hacia la derecha. ¿Te falta mucho, Jack?
- Quince minutos. – Confirmó éste.
- Que sean diez.

La espera se hizo larga. Kora preguntó más sobre aquel tipo de dragón, y Maya, la más experta en la teoría, le contó que aquella especie habitaba en los desiertos, eran bastante tranquilos, y preferían reptar a volar. Su potencia de fuego era alta, lanzando llamaradas de nivel medio, pero precisas y de larga duración.

- No tenemos mucha más información. Sólo se han encontrado hasta ahora tres dragones en desiertos rocosos. – Continuó Maya. – Este es el cuarto.
- Torreta lista. – Oyeron a Jack desde el otro lado de la cueva. – Todo tuyo, Lilith.

Lilith les hizo el gesto con la mano, indicándoles que era hora de ponerse en marcha.

- A correr, chicas. – Jolyne saltó de detrás de la roca al mismo tiempo que Maya, seguidas por Kora.
- Lo siento, grandullón.

Maya sacó una pistola de bengalas de su cinturón, y apuntó a una de las estalacticas a la derecha del dragón, imitada por Jolyne. Las dos explosiones alertaron al dragón, que se alzó como pudo sobre sus estrechas patas, lanzando un rugido agudo antes de responder con una llamarada corta.

- ¡Cuidado! – Gritó Maya. El fuego llegó hasta la roca tras la que se habían escondido, las tres agradeciendo la protección térmica de los trajes. – ¿¡A qué esperas, Lilith!?

El dragón no se había movido de la cornisa, aunque estaba preparando otra llamarada hacia donde estaban las tres chicas. Sin embargo, una lluvia de disparos le dio en la parte del cuello que quedaba expuesta al ladear la cabeza, y empezó a intentar sacudirse los enormes dardos que tenía clavados en la piel.

- Vamos, échate una siesta… – Dijo Lilith, aún asiendo el mando de la torreta.

Y con un largo quejido, el dragón cayó de lado. Se acercaron tras unos minutos de precaución, escalando hasta llegar a la cornisa. Kora quería correr hacia el reptil para saciar su curiosidad, pues no había visto uno de cerca aún. Todavía era casi imposible de concebir que los dragones habían existido… y si dependiera de los humanos, su retorno sería corto.

- Asami, ¿tienes las coordenadas? – La radio crepitó la respuesta de la ingeniero. Lilith asintió con satisfacción. – Vamos a ver cómo sacamos a este bicho…

Siguiendo a la líder del escuadrón, Kora se acercó lo suficiente, y finalmente pudo poner una mano sobre él mientras ayudaba a Maya a quitarle los grandes dardos que habían disparado. Las escamas estaban ligeramente húmedas, pero tan calientes al tacto que le hicieron apartar la mano pocos segundos después.

- ¿Dónde irá? – Kora miró a Lilith, guardándose en el bolsillo una escama que se había desprendido.
- Relocaremos su nido más lejos de aquí. – La mujer le dedicó una media sonrisa. – Y Sanctuary cuidará de él.


Kora

Re: #prompts4everyone ☆ ronda #cinco
« Reply #5: October 15, 2014, 06:13:19 PM »
Yo me imagino que todo el mundo tendrá un estrés postraumático de caballo cuando termine el fic (incluida yo), así que agradezco la oportunidad para escribir al respecto.



MMORPG!au: uno de tus personajes logra escapar del mundo virtual, pagando un precio muy grande.
Kora + Laguna

La evaluación inicial muestra que la paciente padece claros signos de estrés postraumático, incluyendo pero no limitado a síntomas depresivos, conductas de evitación, constantes reexperimentaciones, paranoia, auto-culpa y alteraciones del sueño. Recomiendo terapia cognitiva junto con medicación adjunta. De no mejorar en un período de treinta días, debería considerarse la internación en un centro psicológico.

Laguna dejó la ficha a un lado, ya había leído la cabecera del perfil psicológico varias veces, cada vez pareciéndole más frío que la anterior. La chica sentada frente a su escritorio no era especialmente grande o imponente, menos aún con la posición defensiva que mostraba. Los brazos le cubrían el pecho mientras que las rodillas estaban lo más juntas posible. Encorvada hacia adelante, el pelo marrón le cubría parte del rostro con mechones lacios y descuidados.

- Kora. – No obtuvo respuesta la primera vez. Levantó el tono, ligeramente para no sobresaltarla. – Kora.

Alzó la mirada. Tenía unas ojeras oscuras, y Laguna se preguntó cuándo había sido la última vez que habría dormido desde la sesión anterior. Aquella respuesta tendría que ser suficiente, supuso.

Preguntarle cómo se sentía era redundante, era mejor empezar con algo de refuerzo positivo.

- ¿Has rellenado las fichas de comida?

Kora asintió, y sacó de su mochila una carpeta. Sus movimientos eran lentos, metódicos, siempre sacudidos por un suave temblor. Le tendió unos folios, sin reaccionar con más que un simple “de nada” cuando le dio las gracias. Laguna comprobó los horarios, la mayoría de casillas estaban marcadas con sólo una línea para indicar que no había realizado la comida establecida y no que simplemente se le había olvidado.

- Tienes que comer más, Kora.

Aunque sólo habían pasado dos semanas y media desde que saliera, se empezaba a notar en ella los signos de malnutrición. No era de extrañar, en siete días apenas sumaba diez comidas realizadas.

- Para que te recuperes tienes que tener las necesidades físicas satisfechas. ¿Intentas dormir?
- No puedo… no quiero. – Murmuró con voz ronca. – Tendré pesadillas.
- La medicación está para eso. ¿Has tenido pesadillas desde que te las tomas?

Tardó unos segundos en reaccionar, sacudiendo la cabeza lentamente. Laguna iba a sugerirle intentar ir a por un mínimo de horas de sueño diarias, pero Kora habló. Era importante que hablara, y lo hacía muy poco todavía.

- No tengo pesadillas… pero todos los días, a todas horas, lo recuerdo. Lo recuerdo todo… a todos… – Kora hundió aún más los dedos en sus brazos, probablemente sin darse cuenta de que iba a hacerse daño. – Siempre… siempre hay algo que me recuerda a alguien del juego. No puedo dejar de pensar en ello… y aún soy tan cretina por querer olvidarlo…

Un sollozo había interrumpido el discurso de la chica. Al menos ya empezaba a mostrar más reacciones que el casi perturbador entumecimiento emocional que la había tomado durante los primeros días.

- Es natural querer olvidar un evento tan traumático como el que has vivido, Kora. – Laguna siguió hablando mientras Kora se frotaba los ojos con una mano. – Tu mente no es capaz de comprender algo tan enorme, tan doloroso como lo que te ha pasado, y por eso lo revive. Como si rebobinara una cinta para entender qué ha ocurrido.
- Es que… no lo entiendo… ¿por qué yo? ¿Cómo es que… cómo es que yo he salido y ellos no?

Los dedos se hundían en la piel hasta dejar marcas, y Laguna se levantó, rodeando el escritorio hasta sentarse en la silla de al lado. Se movía cuidadosamente para no alterar a la chica, aunque ésta había empezado a llorar otra vez, tan vívidos los recuerdos que parecía desconectar del mundo real. Apenas reaccionó cuando le apartó las manos de los brazos, sujetándolas entre las suyas.

- Ninguno quería morir… tenían… tenían tanto miedo… cuando salimos, yo…

Dejó que reviviera aquellos momentos, contando otra vez cómo había conseguido un hueco en la exclusiva lista de supervivientes gracias al sacrificio de sus compañeros y muchos otros inocentes. Cada vez añadía más detalles, como la última vez que Asami le había sujetado de la mano o cómo Elizabeth se esfumaba en su regazo al perder su última vida.

Kora había hablado pocas veces. sin embargo, el diario que mantenía intermitentemente era una fuente de información. Laguna, a través de escenas y frases sueltas, sabía de muchos eventos que había vivido en la realidad virtual, y sobre todo, de los que la habían acompañado.

- ¿Por qué estoy aquí?

Era la pregunta con la que terminaba aquella macabra narración. Laguna tragó saliva antes de contestar, acariciando el dorso de las manos con sus pulgares.

- Estás aquí para recuperar tu vida, Kora.
- No… no puedo hacerlo… – Le miró con ojos vidriosos. – No puedo volver a como era antes. Ni siquiera… ni siquiera me reconozco en el espejo. No me lo merezco…
- Has sobrevivido setecientos cincuenta y siete días en un entorno totalmente hostil, Kora. Has ayudado a que mucha gente llegara casi tan lejos como tú. Dos años, ¿te das cuenta? – Apretó las pequeñas manos, sin respuesta. – Te has ganado vivir. Mereces ser feliz, como todos. Y lo serás.

Laguna creía en lo que decía, de verdad creía en ello, por lejano que pareciera el día en que Kora volviera a una vida normal. Pero la chica apartó la mirada, con otra lágrima cayéndole por la mejilla enrojecida. Todavía no quería soltar sus manos, por mucho que necesitara pañuelos en aquellos momentos.

- No puedo. Nada… nada volverá a ser igual. – Aunque estaba llorando, habían terminado los sollozos, dejándola con sólo una voz ronca y cansada. – Estoy muy cansada… pero si pienso en terminar con todo… después de que murieran por mí…
- Kora, tu vida no es una deuda que tengas que saldar con nadie. – Le sacudió ligeramente las manos. – Tienes que superar esto por ti. Porque te lo mereces tú, no porque te lo haya regalado nadie.

Sonaba cliché, la mirada vacía de Kora se lo decía. Tenía razón: nunca volvería a ser igual. La persona que había entrado en el juego ya no era la misma que había salido. Pero Laguna no se daba por vencido, y se lo repetiría las veces que hiciera falta. De casi un millón de jugadores que habían quedado encerrados aquel día, sólo volvieron a la realidad mil exactos. Mil preciosas vidas que habían quedado dañadas para siempre, tan valiosas como frágiles.

Y Laguna no iba a dejar que aquella vida, valiosa y frágil como era, se le escapara de entre las manos.


Neko

Re: #prompts4everyone ☆ ronda #cinco
« Reply #6: October 16, 2014, 02:26:03 PM »
Tenía la idea pero no había manera de escribirla, che xD Bueno, ahí está, fuera, en el mundo ;v;





Personaje A atrapa un Pokémon

¡Jiggly, Jigglypuff!
Ikki + Shun + Jigglypuff

—Escúchame bien —siseó Ikki entre dientes, agachado en el suelo mientras tocaba el pecho del pequeño jigglypuff con un dedo de forma amenazante—, será mejor que hagas lo que te he dicho, pedazo de mierdecilla o te vas a arrepentir.

El jigglypuff se encogió sobre sí mismo, aunque sus grandes y redondos ojos le miraban con odio.
Ikki levantó la cabeza al escuchar a alguien acercarse al camino y jigglypuff aprovechó el momento para patear el suelo y hacer muecas que sustituyó por una sonrisita angelical cuando su entrenador volvió su atención a él.

—¡Ve! —ordenó Ikki, empujando al pokémon hacia los árboles.

Ikki se levantó y ajustó las asas de su mochila justo a tiempo, antes de que Shun doblara el recodo del camino. El chico se quedó quieto durante unos segundos antes de correr hacia él con los brazos en alto.

—¡Hermano! —chilló feliz— ¡Hermano, has vuelto!

Ikki plantó en sus labios la sonrisa más grande de la que era capaz y abrazó a su hermano en cuanto se acercó lo suficiente.

—¡Claro que sí! —exclamó antes de soltarlo y revolverle el pelo con cariño— No podía dejar que empezaras solo tu camino de entrenador ¿verdad?

—¡Salimos mañana! —explicó emocionado—. Aunque mi cumpleaños…

—Es hoy, ya lo sé —Ikki le sonrió y Shun le agarró de la mano, tirando de él, pero Ikki no se movía de su sitio—. ¿Ya has ido a por tu starter?

Shun frunció los labios mirando hacia el cielo azul, con nubes blancas perezosas esparcidas aquí y allá. Negó con la cabeza enérgicamente.

—No, iba al pueblo ahora, a hablar con el profesor.

Ikki cambió su sonrisa por una pícara y se llevó una mano al cinturón.

—Tengo un regalo para tí.

Shun sonrió y dio un par de palmadas, soltando a Ikki.

—¿Qué es? ¿Qué es? —preguntó maravillado.

—Cierra los ojos y abre las manos —instruyó Ikki.

Su hermanito no tardó en asentir y hacer justamente lo que le habían dicho, con una sonrisita descontrolada en su cara.
El peso de un objeto redondo en sus palmas le hizo abrir los ojos. Miró hacia abajo para ver una love ball descansando allí. Shun abrió la boca, sin saber que decir. Aspiró aire y dio un par de saltitos antes de colgarse del cuello de Ikki.

—¡Gracias, hermano! —gritó demasiado cerca del oído de Ikki— ¡Muchas gracias!

—Ey, sí… de nada —murmuró dándole palmaditas en la espalda e intentando quitárselo de encima con delicadeza—. Ahora ya puedes usarlas, así que…

Shun se separó para inspeccionar la love ball, dándole vueltas entre sus dedos.

—¿Has practicado tus lanzamientos? —curioseó Ikki, volviendo a equilibrar la mochila a su espalda.

Shun movió la cabeza afirmativamente mientras empezaba a recitar de carrerilla las propiedades de la love ball y todos los pokémons que quería ver y cuantos pokémons amigos haría durante su viaje como entrenador.
En algún momento, entre la sonrisa estúpida que le provocaba su hermano y el recuerdo de las úlceras que le había provocado el jigglypuff que se escondía entre los árboles, Ikki silenció a su hermano.

—Shh, ¿has oído eso? —Ikki entrecerró los ojos y bajó un poco sus rodillas, preparado para cualquier cosa, mirando de un lado a otro.

—¿El qué? —preguntó Shun despacito, intentando no tapar cualquier ruido cerca de ellos.

Ikki se giró dramáticamente hacia un arbusto que se movía y lo señaló, gritando en un susurro.

—¡Ahí!

Shun aspiró aire por la boca, genuinamente sorprendido de ver las hojas moverse.

—¿Qué crees que será, hermano? —dijo bajito, acercándose a él, pero curiosenado a la vez.

—Tal vez… ¡es un pokémon!

Shun se llevó la mano a la boca y miró a Ikki con las cejas levantadas.

—Pero nunca se acercan tanto a este camino —murmuró.

—¿Quieres comprobarlo?

Shun pareció dudar durante un momento, pero el brillo en sus ojos le decía a Ikki que sí, que quería verlo.

—¿Y si lanzas una bola? Si es un pokémon lo atrapas y si es un pervertido igual lo dejas mareado… —tanteó Shun.

Ikki tuvo que tragarse la risa antes de contestar con una pregunta propia.

—¿Y por qué no lo intentas tú? Tienes una pokéball, tienes diez años…

Shun miró la love ball en su mano y luego volvió a mirar a los arbustos, que de repente volvieron a moverse con más ganas. Se mordisqueó el labio inferior antes de asentir con la cabeza y acariciar la love ball con las dos palmas, moviéndola entre ellas antes de quitarle el seguro y dar un paso hacia atrás.
Preparó su posición antes de echar la bola hacia el arbusto.

Un ruidito agónico y el sonido característico de un pokémon siendo absorbido por una pokéball le dijeron que no, no era un pervertido lo que había estado entre los arbustos.
Shun se giró con la boca muy abierta hacia Ikki y su hermano imitó el gesto, señalando después hacia el arbusto.

Shun correteó con los brazos en alto y después buscó la love ball, levantándose de entre la vegetación salvaje con hojas en el pelo.

—¿Qué te parece si vamos a ver al profesor y después volvemos a casa? —preguntó Ikki antes de empezar a andar camino abajo, hacia el pueblo.

Shun le siguió encantado y no tardaron en llegar a casa del profesor, que chilló emocionado al ver la pokédex de Ikki de nuevo.

—Tan llena de datos… —murmuró antes de dejar que su pc recogiera todo el conocimiento almacenada en ella.

Después de una pequeña charla sobre el mundo de ahí fuera y los pokémons, el profesor le hizo entrega a Shun de su propia pokédex y le dio a elegir uno de los pokémons que tenía para los nuevos entrenadores.

—Perdone profesor, pero ya tengo uno. Aunque aún no he visto que es.

—¿Se lo has regalado tú? —preguntó el profesor mirando a Ikki con sospecha.

—No, no. Lo ha atrapado él solito antes de venir aquí.

Después de otra lección sobre el funcionamiento de las pokéballs y los diferentes tipos que podía encontrar, aunque la lección era totalmente innecesaria para Shun, procedieron a sacar al pokémon de su pokéball.

—¡Jiggly! —gritó el pokémon, levantando sus manitas y moviéndolas en círculos— ¡Jiggly jigglypuff!

Shun chilló, se tiró al suelo y abrazó al pokémon mientras el profesor seguía echándole miraditas sospechosas a Ikki, que sólo aplaudía y decía yay tranquilamente, animando a su hermano.

—¡Es… la cosa más mona del mundo! ¡Y va a ser mi amigo! ¡Mi mejor amigo!

—Más le vale… —murmuró Ikki.

El jigglypuff parecía algo asfixiado, pero volvió a mover sus manitas encantado en cuanto Shun lo dejó de apachurrarlo para inspeccionarlo bien.
Y así, su viaje de entrenador pokémon empezaba.