Author Topic: #prompts4everyone ☆ ronda #dos  (Read 15968 times)


Sayi

Re: #prompts4everyone ☆ ronda #dos
« Reply #15: September 24, 2014, 12:12:55 PM »
Vengo corriendo corriendo :>
He andado algo ocupada estos días pero no me olvido de los comments, así que soon *hides*

Quote from: Ronda 02 - Quote 1
Bakery o Coffee shop AU



Sayi observó su reloj por décimo quinta vez en esa hora, alzó la mirada y sonrió al ver que solo faltaban dos clientes para poder cerrar la pastelería.

Las ventas del día habían sido un éxito –como solía ser casi siempre– y la joven dueña se llevó ambas manos a la cintura y estiró una sonrisa de oreja a oreja: ¿Qué diría la gente que se rió de su idea de una bollería? Nadie pensó que le iría tan bien en poco tiempo, ¿verdad? Ni que andaría considerando un local más grande, ¿cierto?

Los aparadores se encontraban prácticamente vacíos, y aunque restaran unas dos o tres piezas al día, de todas maneras el precio compensaba los gastos por mucho. La pelirrosa estaba ganando bien con su arrebato de negocio, y se sentía complacida con lo bien recibida que había sido en esa comunidad.

“Oh, si papá Acurio se enterara de lo bien que me esta yendo…”

Pero conforme vaciaba los aparadores de la mercancía restante, Sayi se topó con el momento bajo del día: Las magdalenas de zanahoria, como siempre, apenas y se habían vendido.

¿Al parecer había cierta resistencia a los dulces con vegetales? Pero si las magdalenas de zanahoria eran sus favoritas…

Solo había una persona en toda la ciudad que le compraba las magdalenas de zanahoria, y solía venir exclusivamente por ellas. Como era el único cliente de esos cupcakes la pelirrosa siempre se aseguraba de tenerlos hechos, aunque al final del día lo más probable era que terminara comiéndoselos ella.
Bueno, y es que el joven era muy simpático como para no querer darle el gusto. No se atrevía a preguntarle su nombre, pero siempre se alegraba cuando lo veía acercarse al mostrador.

Un golpeteo de la ventana llamó su atención. La hora de cerrar había pasado hace mucho y la puerta se encontraba con seguro. Sayi estuvo por hacerle un ademán de que se marchara cuando alzó la cabeza y lo reconoció.

Era él, el chico de las magdalenas de zanahoria.

“Hola, disculpa que venga a esta hora” Antes de darse cuenta Sayi ya le había abierto la puerta “Necesito algo con urgencia”
“Me parece raro que quieras cupcakes de zanahoria a esta hora” rió la pelirrosa mientras regresaba atrás del mostrador. Entonces se quiso golpear: ¡Ahora sabía que estaba pendiente de él!

Cuando se atrevió a encarar a su cliente, lo vio sonreír algo nervioso.

“Esta vez no vengo por ellos. Mi mamá esta de visita y me pidió una torta con fresas…” pidió el joven “…aunque me has antojado una magdalena, si aún te queda alguna”
La pelirrosa le alcanzó una por encima del mostrador “Te la regalo. Ya las iba a tirar”
“¿Por qué?” El rubio parecía muy sorprendido “¡Pero si son deliciosas!”
“Pues al parecer a no mucha gente le gustan” salvo a ti y a mi “Y como siempre vendo productos del día…”
El cliente chasqueo la lengua “Si no fueran malas para mi régimen vendría todos los días a comprar las que te quedaron”

La pelirrosa sonrió de oreja a oreja… y para evitar que se diera cuenta corrió a la puerta de la cocina y le pidió a su único empleado que le trajera un pastel de fresas.

“¿Cómo te llamas?” se animó a preguntarle. Era difícil no hacerlo al verlo disfrutar tanto de ese cupcake.
“Hibito” respondió el rubio, y Sayi le alcanzó otra magdalena. El joven rió y le agradeció “Al final creo que te terminaré comprando todas”
“Hahaha…”
“Jefecita, le traje lo que me pidió. ¿Ya me puedo ir?” el panadero dejó la torta a un lado e intercambio miradas con el cliente. El pelinegro sonrió divertido “Hibito, ¿eh?”
“Shinobu, ¿me puedes alcanzar el chisguete para escribir en el pastel?”

El pelinegro caminó a uno de los estantes y tras revisar un par de cajones encontró lo que Sayi pedía. Mientras tanto en el mostrador, la pastelera ya tenía el frosting hecho para aplicar.

Shinobu dejó el chisquete a un lado de su jefa, y mientras esta conversaba con el cliente, el panadero se acercó a susurrarle:

“Te gusta, ¿no? ¿Quieres que te ayude?”
“SHINOBU YA PUEDES IRTE” gritó la pelirrosa, y cuando se percató de su exabrupto solo atinó a reír torpemente. Era la primera vez que entablaba conversación casual con él, y no pensaba que el indiscreto de su panadero buscaría divertirse con ella justo. en. ese. momento.
“Terminare de limpiar aquí y me iré~” canturreó el panadero mientras se alejaba del mostrador.

Mientras Sayi escribía la palabra “Bienvenidos” en el pastel, Hibito comía su cuarta magdalena y observaba la parsimonia con que la pelirrosa dibujaba cada una de las letras.

“Vaya, eres muy buena para escribir con crema” la elogió el rubio

La pelirrosa sonrió nerviosa, pero entonces…

“PUES DEBERIAS VER LO BUENA QUE ES ESCRIBIENDO SU NUMERO DE TELEFONO” Shinobu gritó de tal manera que el chisguete por poco explotó. Sayi pudo controlarse a duras penas, pero eso no evito que su rostro se tornara tan rojo como el frosting con el que escribía “Bienvenidos”

No era muy profesional que digamos despedir a un empleado en el momento, ¿cierto?

“Ignóralo, por favor” No hubo necesidad de despedir a nadie, pues justo en ese momento Shinobu tomó todas sus cosas y se marchó.

No sin antes darle un guiño a tal Hibito y darle una manotada en el hombro a su jefa.

Hibito recibió la caja con el pastel, y entonces Sayi le alcanzó una segunda caja llena del resto de magdalenas de zanahoria.

“Tómalas gratis por favor. Considéralas una disculpa por la indiscreción de mi panadero” le dijo entre dientes “Espero… vueltas pronto”

Debía ser en vano. Shinobu se había asegurado de que su cliente estrella nunca más pisase su tienda. Quizás y esta había sido una señal. Señal de que ya era hora de rendirse con las magdalenas de zanahoria y reemplazarlas por algo más popular.

Pero Hibito dejó las cajas descansar en el mostrador. Entonces retiró un papel de su bolsillo, tomó un lapicero, y sonrió al ver a Sayi abrir los ojos como platos.

“Ya que no me das tu número supongo que tendré que darte el mío, ¿cierto?”

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Oh, dream maker, you heart breaker
Wherever you're goin', I'm goin' your way


Deidara

Re: #prompts4everyone ☆ ronda #dos
« Reply #16: September 24, 2014, 01:28:00 PM »
COFFEE SHOP AU. Porque cuando leí ‘café’, tuve que escribir algo con Godot. Si no se reconocen a los personajes, estos son a los que nombro, por orden:
Sorry but you are not allowed to view spoiler contents.

No... estoy segura de cómo pasó este fic. Lo siento. Todo cambió de una línea para otra, lol culpo al alcohol



Godot descubrió lo mucho que le gustaba el café a la joven edad de seis años (para el sufrimiento de su madre; era difícil controlar a un niño con una subida de cafeína en vena) así que, cuando llegó el momento de independizarse a los dieciocho años, obviamente su opción preferida fue la de empezar a trabajar en una cafetería. Cinco años más tarde, y ya tenía su propia cafetería. Y dos años más tarde, ‘HOT AS HELL (and coffee)’ era la cafetería más conocida de la ciudad.

Sus amigos no comprendían el amor que sentía por su trabajo, pero para Godot pasar un día entero en la cafetería, era el paraíso. Le encantaba servir café, ver que él no era el único que tenía la oportunidad de disfrutarlo. Lo mejor era ver la cara de sus clientes cuando probaban sus tazas de café… y ver que no era él el único que tanto las amaba.

Obviamente, no hubiese sido posible sin la ayuda de los dos jóvenes, todavía en la universidad, que contrató dos años atrás y le habían seguido hasta aquí. Uno de ellos era Nick, un abogado en formación que pasaba sus horas libres tomando cafés con Edgeworth, el fiscal que trabajaba en los juzgados a cinco minutos de la cafetería, y que siempre tenía interesantes historias que contar (aunque Nick odiaba con todo su corazón que Edgeworth tuviese que ser un fiscal.) El otro, Bruce Banners, un estudiante de química que siempre tenía nuevas e interesantes mezclas para probar en la cocina, y que amaba la naturaleza.

Y luego, estaban sus clientes… y Godot se sabía todos sus pedidos, que le decían mucho sobre la persona que los pedía.

Estaba el cocinero rubio que trabajaba en el restaurante a dos manzanas de su cafetería, que siempre necesitaba salir un rato de su bocina para disfrutar de unos de los cafés de Godot, y pedía café irlandés. A veces venía acompañado de un peliverde, que trabajaba de camarero sólo cuatro días a la semana, y que sólo pedía la parte ‘irlandesa’ del café irlandés.

Había una chica morena, que siempre traía apuntes de su universidad, y que al parecer estudiaba criminología. Porque siempre tenía que haber una chica medio hípster en toda cafetería, y que pedía lattes.

O el mecánico que trabajaba a escasos metros de la cafetería, que sólo tenía apenas quince minutos para desayunar así que siempre tenía preparado el café negro, tan sólo café—que pasaba a recoger cada día a las 9:37.

(Excepto los miércoles, en los que casualmente aparecía una policía que pedía dos de esos cafés…).

Los soldados, el rubio y el de cabellos morenos, recogidos en una coleta, que venían a pasar el fin de semana a la ciudad con su familia, y celebraban juntos la vuelta a la ciudad con cafés y cupcakes.

Y luego… estaba, cómo no, su cliente preferida.

Mia Fey, que siempre tenía un pedido diferente. Siempre probaba todo lo que Godot horneaba esa semana… sus nuevos pasteles, magdalenas, bizcochos, cupcakes… nunca dejaba de probar cosas nuevas.

Godot sabía su nombre porque Nick se lo había dicho; al parecer había dado alguna que otra vez alguna conferencia en su universidad. Abogada, entonces.

Y, a Godot no sólo le gustaba poner una sonrisa en la cara de sus clientes, sino que también, tener la oportunidad de ver a Mia día sí, día no.

En su bolsillo, tenía un papel que había escrito días atrás… su número de teléfono. Godot todavía no se había atrevido a dárselo, a pesar de que Nick y Bruce insistieran en que lo hiciera. Pero, ¿quién le decía que eso iba a ser una buena idea? Mia llevaba un año siendo clienta habitual, y él no creyese que fuese buena idea.

Así que… los meses pasaron, y el papelito siguió en su bolsillo durante meses, sin atreverse a ver la luz del día. Continuó ahí durante semanas, meses… años. Mucho pasó durante ese tiempo. Nick dejó la cafetería cuando se graduó y empezó a trabajar en el bufete de Mia, sustituyéndole un alegre chico llamado Luffy. Bruce, siguió con él durante un largo tiempo. Los cabellos de Godot empezaron a tornarse grises con el tiempo, y Mia y Nick continuaron trabajando juntos, la chica cada vez apareciendo menos en la cafetería, ya que el bufete empezó a hacerse más famoso en  la ciudad, gracias a Nick…

Hasta, que un día, aparecieron para tomarse un café Nick y una chica, que se parecía demasiado a Mia. Ninguno le dijo mucho más que ‘dos cafés, por favor’. Y Godot olía que algo iba mal, pero no se atrevió a preguntar.

Fue cuando se enteró un día más tarde, escuchando a la policía pelirroja y al mecánico hablar, cuando descubrió qué es lo que había pasado… descubriendo que Mia Fey había sido encontrado muerta, en sus oficinas.

El papel había continuado en su bolsillo durante años, y Godot nunca más iba a volver a verla. Los días sin la sonrisa de May no iban a ser lo mismo.


Deidara

Re: #prompts4everyone ☆ ronda #dos
« Reply #17: September 24, 2014, 03:59:59 PM »
S T O P
the madness

hola soy Deidara, me gusta que me llamen Dori o Judith, soy extremadamente ghei y encima no estoy al día con One Piece shame on me que ni siquiera hago topes caguais del stop porque lo único en que puedo pensar es Cas cas cascascasasas casas.