Personaje X de tu lista enseñó a tu bishoujo de niña a montar en bici
-¡ABRAN PASOOO! -Narancia sujetaba el manillar con las piernas levantadas lejos de los pedales, aprovechando la cuesta abajo asfaltada en adoquines de piedra para ganar velocidad, el traqueteo de la bici era infernal, pero no tanto como la risa del chico.
Insultos acompañaron su viaje, pero ningún incidente. Narancia entró en la casa que ocupaban los Passione, ahora a causa del calor, solían reunirse en el patio de luces del viejo edificio.
Narancia abandonó su buen humor, tenía que ser precavido para que ninguno de sus compañeros viera la bicicleta o…
-¿De dónde has sacado esa bicicleta?
Suspiro cuando vio que se trataba de Mista. Narancia se encogió de hombros levantando la cabeza orgulloso.
-Tengo contactos.
-¿Qué contactos?
Aquella vez, se trataba de Fugo, que había escuchado la conversación, saliendo de debajo del arco que servía como portal de entrada al edificio principal, acompañado por Giorno, los tres miraron de manera inquisitiva a un Narancia cada vez más nervioso.
-Bueno… pues esta bici…
-¿No es tuya? -Mista comenzaba a sonreír adivinando lo que había pasado.
-Sí… bueno, realmente no…
-¿¡La has robado!?
-¡Lo siento Fugo! Sólo la tomé prestada para dar una vuelta, pensaba devolverla después.
Fugo reprimió una exclamación ahogada por la noticia, con el tono sincero de Narancia era muy difícil no creerle, pero el peor mal ya estaba hecho.
-¡Ve ahora mismo a dejarla donde la has encontrado! Y que llegue en perfecto estado.
-Voy… -Bajo la cabeza sinceramente arrepentido, yendo a pie con la bici agarrada del manillar. Pero cuando fue a girar, se encontró a una niña de pelo negro con coletitas a los lados de la cabeza, no aparentaba más de seis años y les miraba con la misma gravedad que si se tratase de un policía que les hubiera pillado con las manos en la masa. Era Shura, una de las niñas que también ocupaba el edificio y ella había aprendido esa mirada de su padre, que precisamente era policía.
Los cuatro se imaginaron la comprometida situación en la que podrían encontrarse si la niña avisaba a su padre.
-¡Quiero montar en bici!
Pero eso no se lo esperaban.
-Escucha peque -Mista se adelantó, empujando a la niña del hombro hasta que la hizo dar la vuelta-, ve a casa a jugar con tus cosas.
Shura insistió con lo de antes, intentando pasar a Mista para acercarse a la bici.
-¿Cuál es el problema? -Apareció el líder de los Passione, Bruno; que al percatarse de la situación-. Dejarla montar un rato.
No le discutieron, mientras bajaban el sillín, mantenían la bicicleta de pie y ayudaban a Shura a montar tomándola directamente de la cintura y subiendola al sillín, el último miembro, Abbacchio llegó a tiempo de preguntar qué estaba pasando y ver como la niña, sin avanzar un centímetro, dejaba caer la bici de lado con los reflejos suficientes de poner la pierna para no caerse.
-Peque, ¿tú sabes montar en bici? -Mista parecía fastidiado porque el silencio de Shura era toda respuesta que necesitaban.
-Muy bien peque -el primero en realizar la tarea de ayudarla en aprender a montar, iba a ser Mista, subido directamente a los pedales sobre los que se mantenía de pie, dejando a Shura todo el sillín para sentarse y mantenerse agarrada a este-. Lo primero es acostumbrar a tu cuerpo al equilibrio de la bicicleta, sujetate fuerte mientras yo pedaleo.
Tomó impulso avanzando unos metros antes de sentir la falta de peso sobre la bici, y escuchar como la niña caía al suelo.
-¿Pero que le ha pasado? -Mista busco la mirada de sus compañeros que sencillamente negaron con la cabeza, nada más arrancar, Shura ya se había escurrido de la bicicleta, y ahí en el suelo, se frotaba la cabeza.
-¿Te has golpeado en la cabeza? ¿Cuantos dedos ves aquí? -Mista le ayudó a ponerse en pie mientras levantaba tres dedos para que esta los reconociera.
-Cuatro.
El grupo de amigos ahogó una risa, Mista se quedó tenso.
-Yo te he puesto tres dedos -insistió.
Shura se fijó bien, esta vez viendo claramente los tres dedos, pero estaba demasiado convencida de lo que había visto al principio como para retractarse.
-¡Me has puesto cuatro! ¡Eran cuatro!
-¡No lo digas más veces! -Mista estaba a punto de explotar con la paranoia que le causaba su superstición hacía el dichoso número.
-¡Yo he visto cuatro, no me engañes! ¡CUATRO! -La niña le plantó la mano en la cara formando con los dedos el número cuatro.
-¡BASTA! -Mista se alejó, rumbo hacía la entrada al edificio principal, tropezando en la entrada y aterrizando en el suelo con la rodilla, alejándose cojeando-. Puto número…
Pero ni que su primer profesor se rindiera, acabó con las ganas de Shura por aprender a montar en bici.
-¡Yo tengo la solución!
-No...
Shura estaba montada sobre la bici, sujetada por Narancia de quien había sido la idea, y frente a ella, la cuesta que daba hacía el edificio, abajo de la cuesta les esperaban el resto de chicos.
-No necesitas llegar a los pedales, así es más fácil aprender.
Soltó la bici que comenzó a rodar cuesta abajo… con el fatídico resultado de la bici volando por los aires y Shura en el suelo llorando por el dolor de la caída.
El primero en llegar con Shura había sido Giorno, el resto estaba acusando a Narancia por su incompetencia.
-Shura, deja de llorar y cierra los ojos.
Tenía los ojos cerrados por el dolor, pero las lágrimas se detuvieron cuando el dolor se fue, mirando su rodilla sana cuando antes estaba en carne viva y sangrando. Giorno fue a por la bici, era increíble que también estuviera intacta.
-Otra vez.
-Mira siempre en la dirección donde quieras avanzar, así evitaras chocar contra las cosas -Fugo demostró ser un profesor paciente, Shura comenzaba a guardar cierto equilibrio sobre la bicicleta, pero era un desastre a la hora de avanzar. Y lo demostró cuando a las primeras de cambio, se iba directa contra la pared del edificio.
-¡Mira hacia el patio! ¡No mires la…! Pared…
Shura se había chocado, Fugo la dio por imposible, mejor no se lo hubiera podido explicar.
Bruno se tomó el turno de enseñarla.
-Sube y pon los pies en cada pedal, yo sujetaré la bici justo detrás de ti. Tranquila, no te voy a dejar sola.
Shura comenzó a pedalear a ritmo irregular, nerviosa y constantemente mirando hacia su espalda para asegurarse de que Bruno no rompía su palabra, con él ahí, fue ganando confianza, cada vez pedaleando en un ritmo más regular.
-¡Suelta la bici! -Shura se lo pidió, gritando feliz y victoriosa por encontrarse dando vueltas con la bicicleta por todo el patio y por sus propios medios.
Bruno regresó con su equipo observando como la niña se divertía.
-¡Buen trabajo Bruno! -Narancia le felicitó.
-Sí, pero tenemos que ir a devolver la bici… -Fugo les regreso a la realidad, pero Abbacchio se encargó de resaltar otro detalle.
-¿No era su padre policía?
-Entonces que se encarguen ellos de solucionarlo -Bruno sentenció aquello, regresando los cinco dentro del edificio.