Me pasé por poquito y eso que recorté partes y hasta dejé final abierto. ;v;
Los diálogos en estos colores corresponden a Shirasu y Kotarou, también dejo algunas imágenes para distinguirlos bien (son del manga Donten ni Warau atte la que no vio el animu xd).~Sorry but you are not allowed to view spoiler contents.
From darkness to light.《 Tu bishoujo viaja al canon de Personaje X para evitar una tragedia (eventos catastróficos o incluso la muerte de éste). 》
Desde niños les fue impartida la regla de que solo aquellos con gran habilidad heredarían el título de “Fuuma”. ¿Quién querría ser miembro de esa aldea o seguir el camino del ninjutsu como simples herramientas?
“Tú eres yo—”.
“—Yo soy tú”.
“¿Qué es lo que salió mal?”
* * *
—¿Eh?
Desperté con un fuerte sabor metálico en mi boca.
Al mirar a mí alrededor un imponente bosque se presentó frente mío, lugar de pendientes rocosas y cubierto de vegetación bastante tupida donde la luz no se llega a filtrar del todo. No sé dónde estoy… el entorno está recubierto por una espesa niebla y las nubes del cielo lo tornan en ambiente lúgubre y grisáceo.
Parece que estoy intacta y sin heridas visibles, ya si son internas… pues… estoy jodida. Resoplé.
Me coloqué de pie y trato de divisar alguna pista que me indique mi ubicación o cómo salir de ese monte.
Nada.
—¡Intrusa! —logré escuchar pero no ubicar el punto de origen de la voz masculina. Más que natural, teniendo en cuenta que los árboles se elevan hasta donde mi vista no alcanza a ver—. ¡Identifícate!
Uh, retrocedí al sentir una perturbación en fluctuación del aire alrededor mío y un objeto siendo lanzado a velocidad anormal. Mis pupilas doradas divisaron el brillo de una kunai oscura incrustada a centímetros de mis pies.
¿Dónde me metí ahora? Suspire, mi mente da vueltas; el cuerpo de una onceañera no puede hacerse cargo de tanta presión y mi mente se desvaneció.
Mierda.
—¿Por qué la trajiste aquí? Esto… madre se enojara.
—¿Qué más podía hacer? Es una niña, la matarán apenas la vea uno del clan.
—El ropaje que usa es extraño, parece occidental pero sus rasgos son asiáticas.
El suave murmullo de dos voces chillonas en pleno debate me volvió en sí; estoy un poco cansada de todo esto, de estar tan confundida y lejos de casa.
—¡Ah, despertó!
Los dos entraron en mi campo de visión. Son idénticos, es como ver el reflejo de una persona frente a un espejo. Cabellos ondulados y negros como la noche, mirada desconcertada sobre unas pupilas violáceas y unos cuerpos esqueléticos que enfundan extrañas vestimentas. Es un alivio ver ojos rasgados.
—¿Quién eres? —con gesto inflexible sacó rápidamente un pequeño cuchillo de entre la chaqueta oscura y dirigió la punta hacia mi cuello.
—¡Hermano! —el otro trató de detenerlo al ver mi estado de confusión.
En algún lugar los he visto, estoy segura de ello.
—Soy… no lo recuerdo… —exhalé aire, quizás el golpe dañó mi cabeza o algo así.
—Es una intrusa, si la cabecilla del clan se entera —las facciones que hizo el más estoico eran de terror absoluto, tanto que en ningún momento bajo el ninjato.
—Pero… —dudó. Sus semblante refleja la contradicción en que esta el niño que parece más amable y que trae el cabello corto.
—¿Acaso no quieres ser un Fuuma? Matar a una desconocida que puede poner en peligro a nuestro clan debería ser fácil… ¿cómo pasarás el ritual de iniciación si no haces esto? —giró el cuerpo y le entregó el arma blanca al otro gemelo―. Tú eres yo, pero… ¿yo soy tú?
Parpadee y él tragó saliva al sujetar el objeto entre sus pequeñas manos. Tenemos la misma edad, estoy convencida debido a nuestras estaturas. Ellos me llevan apenas unos centímetros.
—¡N-no puedo! —la arrojó a un costado y esta rebote contra el suelo de barro y piedra de la cueva, perdiéndose entre las sombras que la antorcha no llega a cubrir.
—¿Ustedes son… ellos? —como rayo la imagen de dos jóvenes canos vino a mis memorias… eran de una película de anime, creo—. Fuuma Kotarou y Kinjou Shirasu…
—¿Fuuma Ko–? —balbuceó el que es más directo y no tiene miedo en matarme, este trae largas hebras y sujetas en una coleta—. ¡Espera! ¿Cómo sabes sobre los Fuuma? ¿Cómo nos encontraste? ¡Vivimos escondidos en la prefectura de Shiga!
Una vez más su expresión palideció por algún motivo que desconozco, aunque puedo imaginar lo desconcertante que es el hecho que sepa sobre una aldea ninja que está oculta.
—¡Tienen el cabello negro! —¡una buena señal! Eso significaba que Shirasu-san aún no había completado el rito para ser considerado un Fuuma. Aún debía asesinar a su padre, ver morir a su madre y acabar con la vida del actual líder de ellos.
—¿Sí? —respondieron ambos.
Alto, estoy aceptando muy rápidamente que estoy en el universo de esa película… ¿Un isekai? ¡Agh! Pronto una jaqueca estalló en mí y por inercia llevé las manos hacia la cien. Esto es absurdo, completamente irreal.
Me levanté del frío suelo con la visión de ellos dos penetrando mi cuerpo, podía percibir el ambiente amenazante y la muerte latente a la que ellos dos querían llevarme.
En este momento mi único aliado es el pensar.
―¡Prevengo del futuro! ―proclamé dirigiendo recto una mano hacia mi pecho―. Próximos líderes del clan Fuuma, como una erudita es mi deber guiarlos hacia la victoria.
Olvidé que no sirvo para pensar ni soy reflexiva…
Los dos chicos intercambiaron miradas y luego apuntaron la vista en mí, ah… rayos… el sudor perla mi rostro y hasta estoy segura que esas palabras me dejan como una extraña y chiflada total, pero ya es demasiado tarde para retroceder. ¿Cierto?
―Sé que suena a ficción, que este poblado debería estar oculta y que toparme con gemelos, que son considerados como una maldición entre los Fuuma, es el designio de un Todopoderoso para develar aquellas trampas que se presentaran frente a ustedes, mis señores ―apoyé una rodilla contra el suelo y baje mi frente. Las palabras que utilicé no las llego a entender por completo pero espero que ellos sí.
―¿Ficción? ―preguntó el de cabellos sujetos por una coleta―. ¿Eres extranjera?
¡Ahhhh! ¡Qué suerte! Parece que capte la atención del más peligroso de ellos dos, también, si mal no recuerdo, es quien peor la pasa entre los gemelos. Será encerrado en la prisión de Shiga y perderá la mitad del rostro, luego morirá y su hermano se suicidará. Trágica historia de algo común en esta época tan convulsa de Japón, me gustaría salvarlo.
―¿Seremos la próxima cabecilla del clan? ―preguntó con incredulidad el mayor, Shirasu-san.
―No soy extranjera ―me incorporé y luego alcé mi cabeza, esperando alguna reacción por parte de ellos― y sí, serán reconocidos como líderes y ambos, no solo uno. Pronto matarás a tu padre y te convertirás en “Fuuma Kotarou” pero eso no es algo que te entusiasme. ¿No, Shirasu-san?
―No ―rodó los ojos hacia el suelo de la cueva y el que es más severo lo observó ceñudo, reprendiendo sin palabras la actitud tan pasiva―. Nuestro clan está en extinción a causa de ese estúpido rito de iniciación. Matarnos entre nosotros es absurdo cuando ya no estamos en la época dorada de los ninjas.
―¿Por eso quieres ser reconocido como Fuuma, para revocar este edicto? ―presioné un poco más, parece que hasta ahora lo estoy llevando bien.
Los gemelos volvieron a intercambiar miradas, supongo que están atónitos por lo que les estoy diciendo.
―¡Hay que matarla ahora mismo! ―sentenció el que es volátil y sacó nuevamente una arma de entre sus ropas―. ¡No hay que dudar en este momento, aniki, o todo nuestro esfuerzo será desperdiciado!
―¡Espera! Yo no soy tu enemiga, soy tu aliada ―avancé unos centímetros hasta quedar cerca del más sensato de los dos, Shirasu―. ¡Ambos terminarán muertos! Tus indecisiones harán que tu hermano muera, que el clan casi desaparezca y todo por involucrarte con los posibles portadores del Orochi, los Kumo.
Obviamente cometí un grave error en mencionar al Orochi, ¿por qué confiarían en mí? El mayor de ellos retuvo el arma del otro y con un movimiento se la quitó.
―Ella sabe demasiado de nosotros ―mencionó, ¿acaso él iba a completar el trabajo?―, vamos a escuchar lo que tiene por decir. Tenemos que ser más abiertos que esos viejos del alto mando.
* * *
“Para los ninjas la libertad es el infierno, solo pueden obedecer y seguir órdenes”.
“Todos aún estaban allí afuera, esperando una orden”.
“Gracias por estar vivos”.
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