Author Topic: A Storm Is Coming — The Birth  (Read 29403 times)


Deidara

Re: A Storm Is Coming — The Birth
« Reply #30: March 06, 2016, 11:56:29 AM »

#11 i know you

“¿Has escuchado los rumores?”

Bucky alzó la vista del suelo, picando en las palabras de Jessica. No sabía de qué hablaba la chica, y no iba a negar que la curiosidad le podía.

“¿De qué hablas?” Preguntó.
Jessica parecía demasiado ocupada desmigando su croissant como para mirarle, comiéndoselo a pequeños trozos. “Hablan de que han encontrado a nuevos con habilidades.”

El chico se encogió de hombros. Eso no era ninguna novedad. La dirección de Banner’s siempre estaba trabajando, localizando a todos aquellos que hubiesen nacido con habilidades diferentes a las de los seres humanos, para así echarles una mano. Encontrar a alguien con habilidades nuevas era el pan de cada día en la escuela.

“¿Y? ¿O es que te gusta alguno de ellos?” Bromeó.
Fue entonces cuando Jessica decidió por fin apartar la mirada de su croissant, para fijarla en Bucky – parecía decepcionada con su amigo. Pero no era culpa suya que Jessica se estuviese explicando tan mal. “No, idiota. No me refiero a eso,” suspiró, haciendo una bola con el papel que cubría su croissant. “Nuevos. Con habilidades nuevas. Nuevas, de hace apenas unos días.” Bucky alzó una ceja, confuso. Jessica lanzó la bola de papel y encestó. “No nacieron con sus habilidades. Dicen por ahí que obtuvieron sus habilidades con la tormenta del otro día.”
“Espera, ¿desde cuándo es eso posible?” Bucky se mostraba algo escéptico, pero es que nunca había escuchado algo así. Era bien sabido por todos cómo funcionaba la genética mutante – o nacías con aquellas características diferentes al resto de seres humanos, o no eras parte del club. No funcionaba de otra manera. Y mucho menos, se iban obteniendo poderes de la nada gracias a tormentas milagrosas…
“Pues al parecer, desde hace unos días.”
“¿Y nadie se ha preocupado en decirnos nada?”
“Desde la tormenta que Banner no sale de su laboratorio. Así que no somos los únicos que no tenemos ni idea de lo que está pasando, al parecer. Y L no deja de ir arriba abajo… creo que los están localizando y poniéndose en contacto con ellos.” 
“¿Y ya está? ¿Es eso todo lo que sabes?”

Ofendida, Jessica le fulminó con la mirada. Sabía que no era buena idea hacer enfadar a su amiga, pero hacía ya tantos años que se conocían que era difícil seguir tratando de mantener las formas.

“¿Qué más esperabas que supiese? Es algo nuevo. Están siendo bastante discretos – es difícil enterarse de algo así.
“Pues vaya investigadora privada que estás hecha.”
“Hey.”

El puñetazo que recibió Bucky en el hombro era bien merecido.

Y es que, en su tiempo libre, Jessica trabajaba como investigadora privada. No era algo que todo el mundo supiese sobre ella, ya que, ¿qué sentido tenía ser investigadora privada si todo el mundo conocía su profesión? En su campo, era mejor mantenerse lo más discreta posible. Discreción que mantenía gracias a su habilidad – Jessica había sabido sacar un buen partido a su mutación, que le proporcionaba invisibilidad (invisibilidad que, obviamente, era un secreto para todos aquellos clientes no mutantes, secreto profesional). La investigación privada había sido una buena forma de explotar dicha habilidad para así poder ganarse su pequeño sueldo, y es que por mucho que Banner’s School les ofreciese todo tipo de ayudas, por desgracia no se trataba de un banco abierto con fondos ilimitados.

En alguna que otra ocasión, Bucky se había ofrecido a echarle una mano en sus casos más sencillos. Había descubierto que era una buena forma de matar el tiempo. Además, siempre conseguía ganarse como recompensa alguna que otra hamburguesa en aquel restaurante de comida rápida que tanto les gustaba a ambos, a pesar de ser una de las cosas más grasientas que nunca hubiese visto.

El descubrimiento de Jessica era una sorpresa para Bucky, aunque llevaba un día en el que ya se estaba oliendo que algo extraño estaba sucediendo. Demasiados secretismos en Banner’s. Estaba inseguro sobre qué comportaba eso para el futuro de todos ellos, pero algo le decía que tenían que andar con cuidado. Todos sabían lo leal que Banner era, y seguro que de alguna manera u otra intentaría ayudar a aquellos desconocidos. No le hacía mucha gracia – al fin y al cabo, se trataba de gente ajena a todo el asunto, que de la noche a la mañana parecían haber obtenido una serie de habilidades, según Jessica contaba.  Habían vivido sus vidas por completo como seres humanos normales y corrientes, sin entender las dificultades que suponían vivir como alguien completamente diferente al resto de la humanidad. ¿Sabrían aprender a sobrevivir tan fácilmente?

Bucky sacó un cigarrillo de su chaqueta de cuero y se lo encendió, llevándoselo a la boca. No sabía cómo tomarse las nuevas noticias, y sabía que le iba a costar digerirlo. Sólo esperaba que recibiesen alguna clase de anuncio pronto, ya que merecían saber más sobre el asunto.

Lo que le llevó a pensar…

“Espera… ¿recuerdas que hace una semana o así, me pediste ayuda?”
“¿Te refieres al tema de la herencia?”

Un matrimonio, referenciado por un antiguo cliente de Jessica, se puso en contacto con la chica una semana atrás requiriendo sus servicios. El matrimonio estaba preocupado por el destino que tendría la fortuna de la anciana abuela del marido, rozando los noventa y tres años. La anciana abuela, que había visto morir a todos sus hijos, poseía una considerable fortuna que sus nietos esperaban repartirse. Aun así, el matrimonio se encontraba preocupado por el destino de la fortuna a la muerte de la anciana, y es que ésta parecía tener intenciones de donarla a alguna organización. Idea que no hacía mucha gracia al matrimonio, por lo que decidieron contratar a Jessica para que indagara sobre el asunto, ya que la anciana parecía no soltar prenda sobre la herencia. A pesar de que a Jessica no le hizo ninguna gracia las intenciones del matrimonio, no le quedó más remedio que aceptar el caso, debido a la sequía de trabajo que había tenido durante el mes anterior.

Bucky había ofrecido su ayuda, la cual Jessica aceptó. Aunque encontraba la idea de Bucky estúpida, había decidido seguirle el juego y dejarle investigar por su cuenta: decidió hacerse pasar por un vagabundo, pasear por la zona cercana a la residencia de ancianos en la que residía la mujer, y conversar con la mujer cuando ésta se encontrase en alguno de sus paseos por el parque cercano, aprovechándose de la debilidad que sentía la mujer por todo aquel que viviese en condiciones pésimas, para así ganarse la confianza de la anciana.

Bucky acabó metiéndose en el papel – conoció a gente que vivía en la calle en la que acabó por interesarse, preocupándose por ellos y llevándoles comida en numerosas ocasiones.

En sus andadas por la zona, llegó a verse involucrado en cierta historia sobre un pequeño incendio en la residencia de ancianos… lo cual provocó las burlas de Jessica, tras enterarse cómo Bucky fue llamado ‘Héroe’ por algún que otro diario. 

(Al final, fue Jessica quien obtuvo respuestas para el matrimonio, aprovechándose de su habilidad y colándose en el despacho del notario de la anciana. Así que los esfuerzos de Bucky, fueron en vano.)

“Sí, claro. ¿A qué viene la pregunta?”

Bucky no había llegado a contarle ningún tipo de detalles a Jessica sobre el encontronazo que tuvo en su último día por la zona. Pero si sus temores eran ciertos…

“Creo que conozco a uno de ellos.”


Sayi

Re: A Storm Is Coming — The Birth
« Reply #31: March 06, 2016, 09:53:54 PM »

Chapter 5 — White Rabbit

Sus ojos descansaban en el perfil recostado en la cama.

Estaba durmiendo, o al menos eso quería pensar. A través del cristal podía escuchar el sonido de las máquinas que rodeaban a la muchacha. El tintineo formaba una melodía que parecía no terminar nunca… pero en esos momentos lo mejor era tomárselo como una nota positiva.

Hace un par de minutos que la enfermera de turno había hecho guardia por esa ala del hospital. Supuso que nadie pasaría a molestarlo por un buen rato, por lo que retiró un cigarrillo de su bolsillo y lo encendió. Mientras aspiraba el humo su miraba volvió a posarse en el semblante de su sobrina.

Por más que le habían pedido que regresara a casa a dormir, le era imposible lidiar con el silencio. Era por eso que volvía al hospital todas los noches, y aunque ella continuara inconsciente, le tranquilizaba tan siquiera cerciorarse que estuviera con vida.

¿Quién iría a pensar que un rayo caería en plena facultad?
Sobretodo, ¿quién iría a pensar que golpearía precisamente a una sola estudiante, ocupada en plena clase?

Ella debió haber muerto en ese instante, o al menos, eso fue lo que pensaron todos los presentes. Cuál fue su sorpresa cuando los paramédicos, en lugar de declararla muerta en el acto, le detectaron pulso. Dos estudiantes lo habían sujetado a él para evitar que saltara a llorar y electrocutarse sobre el cuerpo de su sobrina. Y cuando escuchó la esperanzadora noticia lloró como nunca lo había hecho.

No obstante eso no le quitaba lo extraño a lo inexplicable. Y eso era que Hagu debió estar muerta.

Los doctores no habían encontrado ningún daño. Su sobrina había sido algo delicada desde niña, y era extraño que resfriados parecían haber causado más estragos en ella que el golpe de un rayo. Lo único que no podían medir era si había algún cambio conductual, pero eso sería difícil de aseverar hasta que la muchacha haya despertado.

Habían pasado dos días y Hagumi Hanamoto seguía en los brazos de Morfeo. Pero el sonido de las máquinas avalaban por su bienestar. Y, aún si su sobrina era reservada, las muestras de apoyo con de compañeros de facultad no habían sido escasos con ella, y con él.

Eso, o quizás visitaban para cerciorarse que era verdad. Que alguien que conocían había sido golpeado con un rayo, y que había sobrevivido.


En ese preciso momento sintió a una persona detenerse a su costado. Le pareció extraño no haberla escuchado venir desde el pasillo, pero desestimó su falta de atención. Después de todo, hace dos días que no estaba muy dentro de sí.

“Este no es horario de visitas” le dijo al recién llegado “Puedes venir a visitarla mañana"
“No está permitido fumar aquí” le respondió el hombre.

Shuuji se giró hacia el sujeto. Era un hombre desaliñado, con jean azul, cafarena blanca y despeinado cabello negro. Estaba descalzo. Por un momento pensó que quizás era algún loco de la calle sin nada mejor que hacer… pero conociendo a sus estudiantes, era probable que se tratara de algún excéntrico.

“Pues tampoco esta permitido comer en I.C.U” contrarrestó, refiriéndose a la barra de chocolate que el pelinegro traía en mano.
“Touché” respondió, y se llevo un trozo a la boca. “¿Usted es su familiar más cercano?”

No se trataba de un estudiante, y ello lo preocupó. No había persona en la facultad que no supiera del parentesco entre ellos. ¿Debería llamar a seguridad para que lo echaran?

“No hay necesidad de eso” le respondió y eso lo confundió aún más. El hombre retiró una tarjeta de su bolsillo y se lo extendió “Normalmente no comparto esto con personas ajenas a nosotros, pero el tiempo apremia”

Shuuji tomó la tarjeta y alejó la cabeza para poder leerla mejor. Al parecer su nombre era L Lawliet, y venía de una especie de escuela llamada Banners.

“…¿enseñanza práctica para habilidades aumentadas?“
“Por lo que veo ha tenido un par de días insufribles. Y no lo culpo. Ni siquiera nosotros terminamos de darle vueltas al asunto, pero es primordial atar los cabos sueltos que dejó esta tormenta”
“¿A qué se refiere? ¿Acaso sabe por qué razón le cayó un rayo a mi sobrina?”
“No podría decirle eso, pues ni yo mismo lo se” le informó L “Pero si le sirve de consuelo, su sobrina no ha sido la única que fue golpeada por un rayo. Sabemos de varias personas que pasaron por lo mismo hace dos días… todas ellas sanas y salvas”

Shuuji lo miró contrariado. Buscó algún ápice de mentira o broma en el rostro del pelinegro, pero aparte de un semblante parco, parecía que decía la verdad.

“Pero entonces… ¿por qué Hagu no despierta?”
“Eso tampoco lo sé. Probablemente sea una predisposición de su sobrina. O quizás tenga que ver con…”
“¿Qué ver con… qué?” preguntó, pero L se quedó callado de nuevo.

Shuuji empezó a impacientarse ante su reserva. Sus palabras, de ser verdad, le traían tranquilidad, pero necesitaba pruebas.

“¿Quiénes son estas personas? ¿Me podría decir donde encontrarlas?”
“Me temo que no. Creo que le he dicho mucho, y desde ya, esta conversación debería haberla tenido con su sobrina y no con usted” le respondió, observando a la muchacha descansar al otro lado del cristal “Pero ella si puede conocerlos. Es más, estoy aquí para invitarla a Banner’s— la dirección está en la tarjeta que le entregue”
Shuuji balanceó el cartón entre sus dedos “¿Cómo puedo saber que no estás tendiéndome una broma?”
“¿Acaso todo esto no le parece una broma? ¿Ser golpeada por un rayo y vivir para contarlo?” le respondió “¿Qué más necesita ver para empezar a entender que hay cosas fuera de su entendimiento?

L le dirigió la mirada una última vez a Hagu, quien seguía durmiendo plácidamente en su camilla.

“Cuando su sobrina despierte ella nos entenderá” dicho esto se giró a Shuuji “Y nosotros entenderemos sus cambios más de lo que usted sería capaz. Nosotros podremos ayudarla”
“…”
“Vine aquí para extenderle una invitación, y nuestra protección” El hombre se dio media vuelta y comenzó a caminar fuera del ala “Usted que aprecia tanto a su sobrina… estoy seguro que siente la veracidad en mis palabras.”

Shuuji lo observó marcharse unos momentos antes de atreverse a preguntar.

“¿Protección contra qué?”



Su ceño se frunció por un segundo. Sus dedos rozaron las sábanas, casi imperceptiblemente.

“Por favor, búscanos. Por tu bien”
« Last Edit: April 17, 2016, 02:55:30 PM by Sayi »

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Oh, dream maker, you heart breaker
Wherever you're goin', I'm goin' your way


Cho

Re: A Storm Is Coming — The Birth
« Reply #32: March 10, 2016, 01:15:32 PM »
Sigo avanzando~ edito otro día con icons.

VI. Awakening

Era el momento de despertar, según su alarma, pero por primera vez en mucho tiempo se sintió indispuesta de regresar a su rutina. Se sentía mínimamente mareada, un tanto desubicada, pero curiosamente su cuerpo estaba ligero, como si se hubiera quitado algún peso de encima.

Pese a su bizarro malestar, decidió alistarse como siempre. Tomó un respiro profundo y decidió que después de su labor iría a realizarse algún chequeo sin necesidad de llamar la atención de sus familiares o sus compañeros de trabajo. Después de todo, era muy nueva y estaba en pleno de una investigación importante como para pretender estar enferma, o como para que alguien le fuera a creer que en la noche anterior le había caído un rayo.

Salió de su residencia y tomó la estación cercana del metro que le llevaría al centro de la ciudad. Durante el camino, se pasó leyendo información sobre los rayos y las tormentas, acompañada de su insaciable curiosidad.

“Un impacto de un rayo transporta una corriente eléctrica de treinta mil amperios, quince culombios de carga eléctrica y quinientos megajoules de energía. Algunos transportan una corriente de hasta cuatro veces mayor… imposible…” leyó en voz baja, y negó repetidamente. No había forma que aquel fenómeno natural le había impactado cerca de su hogar y además de dejarle ilesa no causó ningún daño o marca en sus alrededores. También había realizado una investigación de otros sucesos eléctricos semejantes a rayos, pero aquellos sólo ocurrían entre nubes. Sin embargo, confiaba en sus propios ojos, por más ilógico que pudiera ser. Le había caído un rayo, y el hecho de que no le haya ocurrido nada lo hacía mucho más alarmante. Sonaba a un caso que amaría resolver, pero no tenía tiempo para dedicarle.

El metro se detuvo en el paradero, y ella notó que debía bajarse, por lo cual se apuró antes que se cerraran las puertas. La gente era muy abundante y estaban en su camino, pero se abrió con habilidad como era usual. Aunque al salir casi se cae, nuevamente sintiendo a su cuerpo más ligero de lo normal y por ende con menor balance.

Logró recobrarse y se volteó para mirar al metro cerrar sus puertas y continuar con su trayecto. No se había tropezado con nadie, así que tal vez su torpeza se debió a aquel malestar que tenía desde que despertó luego del rayo. No podía descartar la posibilidad de un enfriamiento o resfriado y tendría que cuidarse. Si todo iba bien, se estaría olvidando de su salud en poco tiempo.

Pero sabía que el suceso del rayo no dejaría de inquietarle ni de llamarle la atención indefinidamente…

Después de caminar por las calles llenas del centro, llegó al edificio de operaciones de la policía, al departamento de criminalística. Estaba temprano, pero con una vista superficial concluyó que la mayoría debía haber llegado. Por la energía en el ambiente, sabía que había ocurrido algún avance importante en el caso. Fue de inmediato a reportarse a la oficina de su superior, y antes de entrar, vio salir a la secretaria con algunos fólderes.

“Ah, Naoto, me alegra que hayas llegado. El jefe justo quería hablar con usted,” le dijo con una sonrisa amable.
“Buenos días, ¿sucede algo?”
“Sí, en la madrugada, recibimos una llamada de un testigo que describió a un sospechoso importante, así que todos han sido convocados con urgencia. Con permiso.”

Luego de su reporte, la secretaria siguió su camino a su puesto, y Naoto revisó su celular. No vio aquella convocación entre sus mensajes, y con leve frustración ingresó a la oficina frente a ella.

Ahí, su superior se encontraba revisando archivos, y al ver a la menor le hizo un gesto para que esperara a ser atendida. Ella respetó su pedido y esperó pacientemente a que se organizara a dialogar con él.

“Temprano como siempre, Shirogane,” le dijo el mayor.
“Me acabo de enterar que hizo una convocatoria especial por el avance del caso, director Dojima,” observó Naoto con seriedad, aunque había una pizca de insatisfacción en su rostro. “Sin embargo, no recibí el mensaje.”
“Sí, quería hablar justo sobre ello,” él dio un pesado suspiro y le miró firmemente. “Esta debe ser mi experiencia o intuición hablando, pero luego de lo que pudimos descubrir por el testigo, presiento que el caso es demasiado riesgoso para ti.”
“¿A qué se refiere?”
“Esta ciudad es un gran peligro en muchos aspectos, y la principal razón por la cual te hemos aceptado como parte de nuestro personal pese a tu edad es por tu linaje familiar y varios años de servicio de tu abuelo y tus padres,” le miró con severidad. “Reconozco tu talento y potencial, pero todavía te hace falta experiencia para sumarte a esta investigación…” entonces, el mayor bajó su mirada con leve frustración. “Y lamento decir que siempre ha habido sucesos en Hell’s Kitchen que están más allá de nuestra comprensión.”
“Lo entiendo, pero…”
“Este puede ser precisamente uno de dichos casos,” Dojima le extendió un fólder y Naoto se puso a revisarlo. “Nuestro testigo llamó a las tres y veintiséis de la madrugada luego de observar un robo en una tienda cerrada. Según lo que observó, un joven alrededor de los veinte años se acercó a una pareja que salía de un encuentro social, y el joven miró a los dos fijamente por unos segundos. También tenemos el reporte que sus ojos parecieron brillar de ojo momentáneamente, y de inmediato, la pareja siguió sus indicaciones de robar el lugar.”
“¿Qué?” Naoto se quedó en blanco.
“Tenemos a los asaltantes bajo interrogación,” reportó el superior. “Los dos están confundidos por lo que hicieron, y a diferencia de nuestro testigo, no recuerdan al joven ni a la sospechosa luz roja. El testigo también dice haberse escondido en un callejón para no ser encontrado por esa extraña figura, y fue la alarma de la tienda lo que convocó a las autoridades.”
“Entonces… si nos concentramos en el reporte del testigo, podemos concluir que el verdadero culpable del atentado es aquella persona que no fue arrestada,” Naoto llevó su mano a su mentón. “Eso lo conecta a los demás robos recientes, causados por personas sin antecedentes criminales previos, quienes alegaron inocencia y completa ignorancia del asunto.”
“En todos esos casos hubo robos monetarios, pero nunca se encontró dinero en los ladrones. Es posible que el verdadero culpable haya tomado el dinero lo más rápido posible y luego abandonara a los asaltantes a su suerte.”
“Pero… ¿por qué personas aceptarían participar en un robo por una persona completamente desconocida, y a la que ni recuerdan? Suena prácticamente absurdo…” Naoto entrecerró sus ojos y negó.
“Ese es el motivo por el cual no quiero que te involucres en este caso. Sea cual sea la razón, suena a que este criminal es una persona muy peligrosa.”
“Pero sé que puedo colaborar en esto, director,” Naoto quiso reclamar, pero justo llegó otra persona a paso apurado.
“¡Director! Logramos convencer al testigo a que viniera y tenemos el bosquejo del joven,” reportó el recién llegado.
“Déjame ver,” Dojima vio el dibujo puesto sobre su escritorio. Era de un chico que usaba una gorra y tenía el cabello negro caído por encima de sus hombros, además de dos mechones delante de sus orejas. Sin embargo, faltaban detalles en su rostro.
“El testigo dijo que no pudo mirarle de frente y no se atrevió luego de observar lo que la pareja realizó.”
“Está bien. Era tarde en la noche, al menos pudo dar una imagen general,” viendo el dibujo, el jefe sonrió un poco. “Buen trabajo. Podemos partir con esto.”
“Director…” Naoto se le dirigió.
“Shirogane, voy a tener un equipo regresando a la escena del crimen. Todavía no encontramos muestras de ADN del chico, y en los casos anteriores nunca encontramos posibles muestras de un ayudante externo, aunque eso puede cambiar hoy. También se debe investigar el área por si hay otros testigos. Quiero que vayas con ese grupo. Yo guiaré a otro para investigar más sobre esta nueva información.”
“Entendido,” Naoto asintió. No estaba satisfecha, pero aceptaba el juicio de su superior.
“Nos mantendremos en contacto. Sólo procura no meterte en problemas o no podré mirar a tu abuelo directamente.”

La reunión entre los dos terminó y Naoto fue a reunirse con el grupo forense que investigaría la escena del crimen. Sería un día ocupado, y el valioso reporte del testigo había facilitado la investigación, aunque también abierto muchas preguntas.

Pero era sólo el inicio de una nueva etapa en su vida.


Deidara

Re: A Storm Is Coming — The Birth
« Reply #33: March 13, 2016, 03:06:08 PM »
quiero dejar mi aporte de la semana ;_; pero no está acabado, subiré la segunda parte cuando la acabe -3-

#12.1


Tras su conversación con Jessica, Bucky había pasado media hora recorriéndose los interminables pasillos de Banner’s School en busca de L. Según Jessica, él era el que se había estado encargando de las primeras tomas en contacto con los Stormborns, o al menos coordinándolas. Bucky creía tener información que ofrecer.

Tardó exactamente treinta y cuatro minutos en encontrar a Lawliet – en el lugar más esperado, si paraba a pensárselo. Saliendo de la cafetería de la institución, con un pequeño plato con un pastelito de nata y fresa que iba comiendo mientras caminaba. Bucky corrió hacia él.

“¡Profesor L! Estaba buscándote,” dijo Bucky, a modo de saludo, colocándose a su izquierda para caminar junto a él.
“¿Oh?” L elevó levemente la vista de su pastel. “¿De qué se trata?” L señaló a su pastel con un movimiento de cabeza. “He tenido una mañana ajetreada, espero que no te moleste.”
“No, no, para nada,” negó con la cabeza. “Es sobre – he escuchado los rumores. ¿Son ciertos?”
“Se escuchan muchos rumores, en Banner’s…” L siendo siempre tan misterioso.
Bucky suspiró. “Sobre la tormenta.”
“Oh, eso. Sí, parece ser que es cierto. No hay nada sobre qué preocuparse, Barnes. Nos estamos encargando de ello.”

Mientras caminaban, habían alcanzado el despacho de L. L lo señaló, invitándole a entrar. Bucky asintió.

“Lo sé, es sólo que… creo haber mantenido contacto con uno de ellos.”
“¿Ah, sí?”

Por fin algo que pareció interesar a L, que dejó un momento su pastelito en la mesa para clavar su mirada en Bucky, examinándolo. Lawliet era un hombre un tanto extraño, y teniendo en cuenta cuáles eran sus poderes, Bucky no estaba del todo seguro que le gustase tal mirada.

“¿Y cómo fue eso?”
“El otro día, estaba…” No quería darle muchos detalles a L sobre su trabajo de investigación con Jessica, así que decidió dejarlos de lado. Podría ser un poco ridículo explicarle a L todo. “La cuestión es que. Tuve contacto con una chica, imagino que de mi edad. Fue capaz de recorrer unos cien metros en apenas un segundo. No sé cómo lo hizo, pero, ella parecía tan sorprendida como yo.”
“¿Te vio usar tus poderes?”
Bucky negó con la cabeza. “No.”

L asintió, se dirigió hacia una pila de papeles que tenía a su lado. Parecían informes, y Bucky alcanzó a distinguir algunos nombres – Kitty, Cho, Dean. L le extendió una de las carpetas. Dentro, encontró lo que parecía un informe de una persona – Deidara Wright. Reconoció a la chica en la pequeña foto borrosa adjuntada. Se le veía de lado, cargando bolsas de la compra, viestiendo una sudadera, con el gorro sobre la cabeza, dejando suficiente de su rostro al descubierto como para saber que se trataba de aquella chica con la que se había topado en el callejón.

“Es ella.”


Sayi

Re: A Storm Is Coming — The Birth
« Reply #34: March 13, 2016, 10:44:04 PM »

Chapter 6 — Best of Both Worlds

"¿Mutantes nacidos de la tormenta?"

Le pidió que bajara la voz, y el menor se llevó una mano a la boca. Akihiko se asomó al pasillo, y al cerciorarse que nadie había escuchado el exabrupto de su hermano, cerró la puerta de la habitación.

"No le digas a nadie más. Eso es lo que me contó el staff" continuó el peliblanco cruzándose de brazos "Hasta donde sé, se le ha extendido la invitación a los que hemos ubicado"
"¿Y crees que vengan a Banner?"
"No lo sé… aunque sea esperamos que se asomen de pura curiosidad" contempló Akihiko "De ahí a que no se espanten ya es otra historia"

Koushi rió y Akihiko sonrió levemente. Su mirada se posó sobre la cama vacía a unos metros de distancia.

"Y si alguno se queda, probablemente te toque como compañero de habitación"
"Eso sería interesante" celebró Koushi con una sonrisa "Ha estado algo solitario desde que Steven regresó a su ciudad"
"Cualquiera celebraría tener una habitación para si mismo" contempló su hermano "Pero supongo que hemos vivido aquí demasiado tiempo"
"Uno se acostumbra a la compañía" dijo Koushi y Akihiko asintió con la cabeza "Pero, sigo sin creerlo… ¿estamos hablando de gente no-mutante, que tras haber sigo golpeados con un rayo, súbitamente son mutantes?"
"Ni siquiera sabemos si son mutantes como nosotros. Quizás sea algo diferente" le explicó su hermano "El punto es que no tenían conocimiento alguno sobre habilidades sobre naturales, y ahora sí. Deben estar confundidos"

Koushi sonrió, pero Akihiko reconoció algo de tristeza en sus ojos.

"Confundidos y todo, los envidio un poco” suspiró el peliblanco “El haber podido crecer sintiéndose aceptados. Y ahora tener habilidades. Es lo mejor de dos mundos, ¿no crees?”


Lo habían perseguido hasta ese callejón antes de caerle a golpes. Era costumbre para ellos torturarlo por considerarlo insufrible, pero ese día…

“Creo que no esta respirando”

El pelirrojo había logrado atestar un puñetazo en defensa, y en la ira del momento, el más grande del grupo lo había empujado contra la valla. Y antes de poder darse cuenta de lo que habían hecho, la luz de la electricidad los cegó y el joven convulsionó hasta ser lanzado un par de metros hacia delante.

Llevaban un par de minutos en silencio, preguntándose si debían llamar a la policía y aceptar culpa, o si les convendría guardar silencio y dejarlo en el lugar. Después de todo, nadie los había visto entrar al callejón, y mucho menos lanzar a Shouichi contra lo que –no sabían- era una valla electrificada.

Temerosos por las represalias, los tres no demoraron en concordar alejarse del lugar. Trabajarían una coartada si la policía los interrogaba… pero antes de salir corriendo, el pelirrojo comenzó a moverse.

Cruzaron miradas nerviosas hasta que uno se atrevió a preguntar.

“¿T-te encuentras bien?”
“Eso dolió como mierda…”

El pelirrojo se apoyó en sus rodillas, y sujetándose la cabeza miró con cólera a sus agresores.

Sentía la sangre hervir en sus venas pero no solo era eso —su piel vibraba y la cabeza le palpitaba a mil por hora. Estaba acostumbrado a que lo trataran mal pero, ¿que lo golpearan hasta lanzarlo contra una valla electríficada? ¿Acaso era necesario?

“Pero… ¿te sientes bien?”
“¿¡Acaso les importa!?”
Uno de sus matones sacudió las manos “Sho, no fue nuestra intención lanzarte contra la valla pero... ¿de verdad estás bien? Digo…”

Y es que había algo diferente en el pelirrojo. Usualmente retraído y torpe para socializar… por primera vez lo notaban furibundo por sobre sus cabales.

“¡Los escuché! ¡Pensaban dejarme aquí! ¡¡Y acababan de electrocutarme!!”

El mayor de ellos se enfadó ante la aseveración.

“¿Y que piensas hacer? ¿Acusarnos?” le recriminó “Si no te callas la puta boca voy a romperte ambos brazos”
“H-hey… creo que ya tuvimos suficiente por hoy. Vaya susto que nos llevabamos…”

Pero antes de siquiera pensar en lo que estaba por hacer, un segundo resplandor salió de su cuerpo y golpeó a los tres agresores, lanzándolos en distintas direcciones.

Shouichi lo vió. No fue electricidad, pero algo semejante a luz salió de él y chocó contra ellos. Sus tres matones ahora yacían en el suelo, confundidos con lo que acababa de suceder.

“¿Qué demonios fue eso?” masculló uno, sobándose la cabeza.

El pelirrojo se miró las manos. Curiosamente, luego de expedir esa intensa luz, la jaqueca se había ido y con ella la rabia y la tembladera. Y, así como el valor con el que le había hecho cara a sus agresores desaparecía, emociones muy familiares ahora se apoderaban de él.

Dudas, y miedo. Mucho miedo. Y entonces salió corriendo.
« Last Edit: April 17, 2016, 02:53:46 PM by Sayi »

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Wherever you're goin', I'm goin' your way


Puri

Re: A Storm Is Coming — The Birth
« Reply #35: March 14, 2016, 12:08:47 AM »
***

El día siguiente llegó sin que Raven llegase, pero Charles no se había hecho muchas esperanzas con que efectivamente cumpliera su promesa, por más desesperada que se hubiese visto en un inicio al verlo en ese estado. Y así pasó un día más y otro más y otro más. Aún así, el chico tenía igual muchas cosas en las que pensar y muchas cosas con las que mantenerse ocupado, como ayudar a las enfermeras con su papeleo legal, hacer unas cuantas llamadas para justificar su desaparición y bueno, sí, las visitas de L en medio de la madrugada. A pesar que L había insistido, Charles se había negado tajantemente a dejar de usar el dispositivo que le había prestado, por lo cual aún no tenía ningún tipo de control sobre su… Mutación. Porque sí, al parecer el primer paso debía de ser aceptarlo primero por su nombre: Mutación. Al parecer esa tormenta había catalizado algún posible gen mutante dormido dentro de él y todo este embrollo había empezado…

“Lo peor que puedes hacer es no aceptar el hecho de que ahora eres un mutante, Charles, y uno con una mutación muy poderosa encima de todo. Solo conseguirás hacerte daño si crees que aún existe un ápice de normalidad dentro de ti”.

Aquellas habían sido las últimas palabras de L antes de retirarse la noche de anteayer, ya que ayer no había vuelto a venir a verle. Lo peor de todo es que se parecían mucho a todas las cosas que Raven le había dicho con anterioridad en varias ocasiones durante sus peleas, sobre cómo era importante para ella que él aceptara que era una mutante y jamás sería normal para nadie, que nadie podría aceptar a una chica azul y orgullosa de haber nacido así.

No es que él no lo aceptase, en realidad, jamás podría no aceptar a la persona a la que más adoraba en el mundo; pero por el mismo hecho que se trataba de una persona tan importante para él no podía dejar de tener miedo que el resto quisiera hacerle daño de algo que le hacía tan feliz a ella. No quería que nadie le arrebatara esa felicidad, esa seguridad y ese carácter propio de ella; pero Raven lo había entendido todo mal como siempre. No podía ver cómo para él era una persona preciosa y hermosa, alguien a quien admirar y con una mutación bellísima e interesante, pero que también debía proteger y resguardar. No es que no la aceptase, pero nadie más iría a aceptarla como él estaba dispuesto a hacerlo.

En verdad todo esto era muy irónico. Que él, de todas las personas posibles, hubiese desarrollado una mutación de la noche a la mañana y en un par de días ni su cuerpo pudiese soportar lo que Raven soportaba desde la infancia. Aún recordaba cuando de niños se escondían en una habitación y él mismo era su “entrenador” y le pedía que transformase su rostro en rasgos tan distintos y le ayudaba a perfeccionar sus poderes… Recordaba cómo en ese entonces todo era risas más que nada y lo orgulloso que estaba de tener a una hermana como ella. Y ahora él se encontraba desamparado, sin nadie que pudiese… Bueno, claro que estaba la opción de recurrir a la ayuda que L le ofrecía, pero no era como había sido con Raven, alguien cercano a ella, alguien en quien estaría dispuesto a confiar.

Y él tampoco era un iluso, no iba a engañarse que por haber desarrollado una mutación su hermana volvería corriendo a su lado dispuesta a atender sus problemas. No, eso no sucedería, si ya de por sí no había vuelto por más que él le había rogado dada su condición.

El doctor entró al cuarto y le sacó de sus cavilaciones, informándole que sólo tendría que quedarse una noche más para vigilarlo y luego le darían de alta. Al parecer, L también había manipulado sus mentes y nadie había comentado sobre el raro dispositivo en su cuello, y además de los reportes que le habían dado a firmar sobre haber recibido un rayo en medio de la tormenta, no existía alusión referente a los “ataques” que había tenido. En fin, ya de por sí la excusa de “oh sí me cayó un rayo en la tormenta” era suficiente para que todos le disculpasen por su ausencia, las migrañas no eran necesarias para apoyar su caso.

Esa noche tampoco llegó L, pero Charles igual no pudo dormir. Se quedó pensando en qué haría ahora que saliera del hospital, ¿seguir con su vida normal? Volver a la universidad como si nada, seguir con su trabajo como asistente del profesor… O ir a buscar ayuda donde la escuela Banner’s. Siendo honesto, no le atraía ir a Banner’s, ya que  eso significaría que tendría que dedicar horas de su vida a, bueno, entrenar su mutación, ¿no? pero esas horas nadie se las reconocería e igual no tendría suficiente tiempo para hacer todo a lo que había estado acostumbrado hasta ese entonces. Sin embargo, considerando el otro lado, si no buscaba ayuda pues terminaría eventualmente destruido por su poder, ¿no es cierto? Después de todo, L le había dicho que era una mutación muy poderosa y que si no recibía entrenamiento sería un camino difícil y ya Charles había experimentado qué tan difícil. Ese dispositivo, además, no sería eterno ni se lo regalarían cuando él lo quisiera, ya que era obvio que era un préstamo de buena fe de la institución para que los considerara como una opción. Y su tercera alternativa, Raven, estaba tachada.

Llegó la mañana con él aún despierto, pero las enfermeras parecieron tampoco notarlo y después de firmar varias cosas más, Charles estuvo libre de cambiarse, ordenar sus cosas e irse del hospital; pero al llegar a la puerta de este, una mujer con una gran sonrisa se acercó con los brazos abiertos hacia él.

“¡Charles!”.
“¡Moira!”, gritó entusiasmado al ver a su mejor amiga de la carrera y corresponderle el abrazo. “¿Qué haces aquí? ¿Te comentó el profesor—?”.
“No pude venir cuando te lo prometí, pero dije que vendría a verte, ¿no es así?”. Su sonrisa perdió un poco de su vitalidad cuando comprendió esas palabras: No era su amiga Moira, sino era Raven quien se ocultaba detrás de ese rostro. “Bueno, andando”, tomó su maleta con una mano y con la otra entrelazó sus dedos con los de Charles y echó a caminar. “Tenemos que hablar sobre muchas cosas que han pasado en tu ausencia, Charles”.
“Claro”, asintió y apretó fuerte la mano de su hermana. Al menos tomaría lo más que pudiese de esta oportunidad. “¿A dónde vamos?”.
“No te preocupes, iremos a tu departamento”. Llegaron al parqueo y Raven le condujo a un bonito automóvil escarabajo de color plateado.
“Oh, qué lindo”, dijo con una sonrisa. “¿Cuánto te costó?”.
“No es mío, me lo prestó un amigo para que estuvieses cómodo”, Raven abrió la puerta de copiloto, lanzó sus cosas a los asientos traseros y luego le dejó el espacio para que entrara a lo que ella caminaba al otro lado del carro. Después de que ambos abrocharon sus cinturones y el carro arrancó, la chica volvió a hablar. “En serio no miento, pasaron demasiadas cosas y no pude venir”, se volteó para retroceder, “Bueno, sí, de cierta manera me avergoncé por no haber venido el primer día y luego pensé en no venir, pero esto es importante, ¿no? Y alguien tiene que ser el adulto coherente y responsable de esta relación”. Charles rodó los ojos pero decidió no decir nada, ya que no se atrevía a romper el buen momento que estaban teniendo. “Así que averigüé cuándo salías y heme aquí”, se encogió de hombros y no agregó nada más.
“En serio te lo agradezco, como no tienes idea. Significa mucho para mí que hayas mantenido tu promesa de venir”. Raven sonrió pero no le miró a los ojos.
“Bueno, ha pasado un buen tiempo y supongo que ahora somos adultos civilizados con claridad sobre el mundo. Creo que podremos conversar sin exaltarnos tanto”. Charles asintió y ambos se quedaron en silencio por un rato. “Bueno, dices que ahora tienes telepatía”.
“Sí, pero este dispositivo me lo dio L Lawliet, un hombre de la escuela Banner’s, ¿lo conoces?”.
“Uhm, no somos conocidos, pero he oído de él, que también es un telépata”, Charles volvió a asentir. “¿Y? ¿Te ha pedido que te unas a su escuela?”.
“Sí, me dijo que podría ayudarme, pero siendo honesto desearía no ir”.
“¿Por qué?”, esta vez sí le miró de reojo.
“Pues, si me quedo con ellos no creo que en un futuro tendré suficiente tiempo para hacer todas mis actividades. Además de la universidad soy asistente de un profesor, asistente pagado, y pues asisto a dos clubes y tengo actividades… En verdad no tendría tiempo para poder unirme a esa escuela”.
“Si no lo haces no podrás controlar tus poderes, Charles”, Raven suspiró. “Es mucho más difícil de lo que crees”.
“Pero… ¿No podrías ayudarme tú? O bueno, no necesariamente tú… A lo que me refiero es que, tú, o algún conocido tuyo, no sé, ¿podrían ayudarme? Pero no todo el tiempo, sino… De vez en cuando, me refiero. Algo que… No sé, no nos quite mucho tiempo a ambas partes, que podamos reunirnos una o dos veces a la semana y empezar… ¿No tienes algún conocido telépata, al menos? ¿O no son comunes?”.
“¿Sigues viviendo en el mismo edificio?”.
“Sí”, Charles miró al frente y se dio cuenta que ya estaban cerca de donde vivía.
“Bien, siempre me gustó tu departamento”. Raven sonrió, pero sobre todo lo que Charles había dicho, no dijo nada más. Esto puso un poco inquieto al mayor, por lo general los silencios de su hermana eran algo mucho peor que sus gritos. “Ok, llegamos”, aparcó el carro y lo apagó, “Anda saliendo, sacaré tus cosas de atrás”.

Charles se resignó y salió del carro, entró al edificio y esperó a Raven en la puerta para dejarla entrar antes de cerrar la mampara de vuelta con llave. Su hermana ya había abierto las puertas del elevador y presionado el sexto piso, Charles entró y una vez las puertas de metal se cerraron—

“Charles, tienes que asistir a Banner’s. Y no, no ir no es una opción”.

***

Forget all the shooting stars and all the silver moons
We've been making shades of purple out of red and blue


Cho

Re: A Storm Is Coming — The Birth
« Reply #36: March 16, 2016, 10:44:55 PM »
VII. Lurking

La labor del día inició con más rapidez de la usual. Dojima y su equipó se movió lo antes posible mientras el incidente seguía reciente, y Naoto siguió al equipo al cual fue asignada. Empezó llegando junto con su superior y los otros detectives, quienes luego de unas fotos, examinación y preguntas inmediatamente se retiraron para seguir el itinerario.

Mientras tanto, a Naoto le quedó continuar reuniendo toda la evidencia posible de la escena del crimen y después le tocaría continuar preguntando a los vecinos sobre lo que habían podido observar, lo cual, comparado a los casos anteriores, no debía ser de utilidad.

"Ya hemos reunido suficiente evidencia," comentó la joven detective a los demás.
"Así parece," un compañero dio un pesado suspiro. "Ahh, nada, como siempre. No sé por qué el director no pierde la fe. Claramente estamos lidiando con alguien que borrar sus huellas."
"Todavía no podemos estar seguros de eso, toca analizar lo que pudimos recuperar," observó otro. "Iré de inmediato al centro para entregar lo que recolectamos al laboratorio."

Un par del equipo se retiró, dejando otros cuatro detectives jóvenes, incluyendo a Naoto. A todos ellos les tocó continuar con lo planeado, y a seguir interrogando a personas en esperanzas de descubrir a otro testigo. No era una zona muy segura o vistosa así que la mayoría presentó reserva sobre expandirse mucho a los callejones, cuando en eso, la chica del grupo decidió dar un paso adelante.

"Yo iré a investigar el barrio a mi derecha," se ofreció Naoto.
"O-oye, ¿en serio?" Uno de sus acompañantes se asustó. "No parecen más que callejones angostos y desolados. Eres la única chica aquí, estás más vulnerable que nosotros."
"No lo estoy, es más, ninguno de nosotros lo estamos. Recuerda que traemos pistolas con nosotros," reportó la peliazul, manteniéndose profesional, aunque el comentario de su colega le había molestado levemente. "El área que he escogido también se verá más extensa, pero debe haber menos personas decididas a colaborar. Daré una ronda rápida y nos encontramos aquí."

Ella no dio tiempo a los demás de responder y tomó el camino que había decidido. Ellos intercambiaron miradas y se mostraron frustrados.

"Tan cometida como siempre," comentó uno.
"Dicen que es de familia, aunque pienso que sigue siendo muy joven," agregó otro.
"Con razón el director todavía no confía mucho en ella," dijo el tercero.

Al terminar con la parte más, a su parecer, inútil del trabajo, Naoto decidió que buscaría por pistas por otros lugares. Pese a la importancia de la evidencia física en la gran mayoría de casos criminales, con el reporte del testigo que acudió a la comisaría, ese criminal debía mantenerse siempre fuera de todos los robos, mientras forzaba a las personas a llevar a cabo sus planes. Por ello, mucho más valiosos era la información de terceros, y como aquel testigo estuvo oculto en un callejón mientras miraba el suceso, posiblemente habría otra persona por ahí que sabía del asunto. Ese distrito era habitado por varios indigentes, así que con algo de suerte encontraría a alguien interesado en ayudar.

Su búsqueda inició lenta y sin frutos. La zona era desierta temprano en la mañana, y pese a ver a un par de vagabundos profundamente dormidos, sabía que lo mejor era dejarlos en paz. Tocó el timbre de unas residencias en el camino, pero nadie le contestó, e incluso una señora le llamó la atención por la ventana para que le dejara en paz. Naoto lo respetó y siguió su camino, sin perder su interés en resolver el caso en lo más mínimo. Rara vez se solucionaba todo con facilidad, de todos modos.

Fue una caminata sin precedentes y acompañada principalmente por soledad. Llegó a una bodega rústica, donde el vendedor estaba al tanto de los robos, al no ser la primera vez que ocurría algo cerca de ese vecindario, pero nunca había presenciado nada al siempre mantenerse dentro de su hogar a altas horas de la noche. Sin embargo, sí pudo proveerle de información.

"Me alegra que estén trabajando en estos atentados, pero ten mucho cuidado. He escuchado los rumores más raros al respecto," reportó el señor.
"¿Rumores?"
"Dicen que es un chico raro. Siempre mantiene su distancia de otros y pese a ser un joven de tu edad aproximadamente, pareciera como si no tuviera empatía o remordimientos."
"¿De dónde ha oído esos rumores?"
"Mi esposa prepara el menú de almuerzo en el mercado cercano, y a veces da de comer a vagabundos. Ellos son los que han visto más seguido al chico."
"Ese es un dato muy importante. Deberían acercarse a las autoridades para dar su veredicto."
"No, nunca lo harían," el señor encontró las palabras con cierto humor. "Por aquí los policías no son populares, y varios de estos vagabundos también esconden sus propios crímenes. A ellos no les importa resolver el caso ni mucho menos colaborar con otras personas. Ciertamente les importa muy poco. Ya que hablamos de eso, te aconsejo que no le digas a nadie que eres detective. Tuviste suerte de venir primero aquí."
"Hm, entiendo..." Naoto se puso a pensar.
"Una advertencia: también dijeron que el chico raro puede ordenar a quien sea que le mire a los ojos. Si ves rojo en sus ojos, de inmediato desvía la mirada."
"¿Habla en serio?" ella se sorprendió.
"Suena a la indicación más rara, pero te sorprenderías de los rumores que corren por aquí. Esta ciudad siempre ha sido un misterio para todos. Y cuidado, por más que el chico se mantenga solo, no quiere decir que verdaderamente lo esté."
"Entiendo..." desvió su mirada para observar la calle por la entrada y notó un súbito movimiento. Era como si alguien le hubiera estado espiando e intentaba huir. Sintió un presentimiento de que era importante, así que decidió seguir a la rara figura. "Muchas gracias por la información, debo irme."
"Anda con cuidado."

Al regresar al camino, Naoto vio lo que parecía ser una persona corriendo vestida de un poncho de lluvia de color negro, con su rostro oscurecido por el plástico. Esa persona sólo intentaba huir sin ser atrapada.

"¡Deténgase!" le exclamó aunque fue inútil. Aun así le siguió por los callejones.

Esa persona parecía conocer el camino bien al tomar cuadras con desmonte y desechos que supo sortear con destreza. Naoto empezó a quedarse atrás, así que decidió recordar lo posible en caso que fuera relevante.

Se sorprendió al ver que aquel 'poncho' era en realidad un plástico negro moldeado para servir como una capa. Fácil pudo ser un plástico encontrado en la basura por estar sucio, rasgado y arrugado. Pensó en la posibilidad de que se tratara del criminal, pero de ser el caso, ¿por qué no le habría atacado? Aunque tampoco podía descartarlo.

La persecución terminó cuando el encapuchado se escabulló por el hueco de una malla, y con una patada pudo tumbar un gran contenedor de basura para cubrir el hoyo. Naoto tuvo que frenar al no poder seguir y miró con impotencia a la persona correr y girar en la siguiente esquina. Por la dimensión del contenedor caído, ese individuo debió haberlo preparado con prevención para que sea tumbado con poco esfuerzo, como si hubiera previsto esa persecución...

Al darse media vuelta, recordó que su cuerpo seguía débil y ligero. Quizás sin ese malestar hubiera podido darle el alcance al otro, pero no había punto ni de considerarlo.

Se le hacía tarde así que debía regresar al punto de encuentro para encontrarse con los demás antes de que se preocuparan, y reportarles lo que había averiguado.



Cho

Re: A Storm Is Coming — The Birth
« Reply #37: March 25, 2016, 01:13:11 PM »
VIII. Development

Ese día se pasó en conseguir la mayor cantidad de información posible relacionada al caso. Como Naoto sospechó, los resultados de ADN de las muestras no dieron con otra persona aparte de los dos asaltantes, quienes alegaron inocencia y eran considerados como manipulados por el verdadero criminal. El equipo de la joven detective no llegó a recaudar mucha más información que el veredicto del vendedor de la bodega, y aun así, por más que su veredicto tuviera elementos en común con el primer testigo, no era tomado completamente en serio al incluir datos ‘supersticiosos’. Naoto también reportó a la extraña figura encubierta que le estuvo espiando, pero ella misma reconoció que podría no tener nada que ver con el caso en cuestión.

Por otro lado, el equipo liderado por Dojima regresó a otros lugares previamente asaltados por más pistas, y con la descripción física del criminal, pudieron encontrar a civiles que sí lo habían observado las noches de los atentados. De este modo, se pudo trabajar en un bosquejo más fiel a la apariencia del sospechoso principal.

“Director, se ha organizado un grupo de detectives que está analizando los casos para predecir otros posibles blancos,” reportó la secretaria a Dojima.
“Gracias por el aviso,” él asintió y su asistente se retiró de su oficina. Nuevamente solo, miró al reloj en la pared, comprobando que eran más de las once y media de la noche. Habían estado trabajando todo el día y por más que habían obtenido avances, seguían estando lejos de resolver el caso. Dojima sentía al criminal tan cerca, pero tan intangible, como si le estuviera dando permanentemente la espalda a una distancia segura para él. Aunque sí sentía que faltaba poco, y con un equipo tan leal que daba todo por el caso, sólo era cuestión de tiempo para que lo atraparan.

Naoto estaba parada frente a una mesa con varios de sus colegas, todos examinando un mapa detallado de un sector de la ciudad. Los lugares relacionados con el caso habían sido marcados, con fecha y hora del robo. Luego de haber dado su opinión sobre posibles blancos, otros tenían la palabra y estaba escuchando el argumento de otro detective atentamente. Sin embargo, se sintió repentinamente mareada y sin energías, por lo cual tuvo que dar un par de pasos hacia atrás y agarrarse la frente. Seguía sintiendo esa extraña ligereza y debilidad, ahora acompañada de leves mareos.

Todo el día de trabajo empezaba a manifestarse con una potencia súbita, pero no era la primera vez que pasaba el día entero enfocada en un caso, y nunca se había sentido así. Era ese raro malestar que no había dejado de plagarle desde que le cayó el rayo la noche anterior. Estar pensando constantemente sobre tantos misterios a la vez también comenzaba a agobiarle…

“Shirogane,” Dojima se le dirigió a distancia y con un gesto le indicó que dejara el grupo para hablar con él.
“¿Sucede algo, director?” le preguntó.
“Pareces no sentirte bien, y creo que has estado así todo el día.”
“Lo lamento,” ella asintió, pero se mantuvo firme. “Debe haber sido por la tormenta de ayer. Sospecho que se puede tratar de un enfriamiento, pero no es importante.”
“No, sí lo es, no puedo dejar que te esfuerces si no estás en tu mejor condición. Ve a descansar por hoy, te esperamos mañana temprano.”
“Pero estamos en un momento crucial de la investigación.”
“Esto no será resuelto inmediatamente, y no necesitamos mucho de tu ayuda ahora. Ya nos has apoyado bastante con tu trabajo en la mañana. Ahora ve a descansar, así estarás más lista para lo que nos espera mañana.”
“…entendido,” no le quedó de otra. Naoto asintió y fue a recoger sus pertenencias para retirarse por la noche. No estaba conforme con irse pero comprendía el punto de vista de su jefe, y en parte tenía razón. Lo compensaría al día siguiente.

Ella salió del edificio y observó las veredas mayormente abandonadas a esas horas. Sería en el centro de la ciudad, pero esa estación policial estaba ubicada entre edificios residenciales, así que no había mucho movimiento nocturno. Caminó por la vereda al costado de la estación, y cuando pisó una gran tapa del alcantarillado, notó algo bizarro. Esa tapa siempre había estado ligeramente desbalanceada y temblaba cuando un transeúnte de peso promedio pasaba encima. Siempre había temblado un poco con ella, pero esta vez se mantuvo inmutada. Naoto bajó su mirada y continuó caminando, confundida. Dudaba que fuera importante pero… ¿tendría algo que ver con ese sentimiento de ligereza?

Su ensimismamiento bajó su guardia y no notó que cierta persona encapuchada la había estado esperando entre varios contenedores de basura adjuntos al edificio, y saltó de su escondite para atacarle. Esta persona le dio un golpe certero en el estómago para dejarle sin aliento y luego una patada, que barrió a Naoto a estrellarse contra esos contenedores y caerse entre ellos. Lo ocurrido generó un gran estruendo y aturdió a la atacada, quien apenas notó al encapuchado soltarle un papel encima antes de correr hacia la noche y desaparecer.

“¿Qué ocurre?” un policía salió con otros dos y la secretaria.
“¡Naoto! ¿Estás bien?” la mujer se asustó y fue a auxiliar a la joven detective.
“¡Deténgase!” los otros dos pretendieron perseguir al sujeto, pero este estaba muy lejos y fue perdido de vista.
“…” Naoto se levantó, en parte ayudada por la secretaria, sin antes agarrar el papel dejado por su atacante. Para haber sido un ataque sorpresivo, aquel desconocido le había lanzado al único sitio donde la gente dentro de la estación escucharía el asedio, a los tachos metálicos de basura. ¿Lo habría hecho a propósito? Era aquel que le había espiado en la mañana, no había duda, y sabía que se trataba de una persona inteligente y que hacía lo posible por no ser atrapada…
“¿Qué ha sucedido?” Dojima salió con varios detective al oír el bullicio.
“Había un atacante que usaba un poncho negro de lluvia, y atacó a Naoto,” explicó un policía.
“Es un plástico negro, de esos que usan como cobertores,” observó Naoto, mirando fijamente en la dirección en que el atacante se había esfumado. “Es aquella persona que me espió durante mi trabajo, estoy segura de ello. Y parece haberme dejado una nota.”

Ella desdobló el papel, y el contenido dejó a todos en shock. Escrito a mano con una imprenta horrible y sin estructura, yacía el mensaje:

El criminal atacará mañana en la noche en esta dirección:

Dentro del papel doblado había un trozo de un panfleto que promocionaba a un restaurante de comida italiana, y ahí decía una dirección. Siendo un restaurante familiar que cerraba temprano, coincidía con varios negocios que habían sido robados previamente.

“¿Qué es esto?” un detective se quedó sin más palabras.
“Shirogane, dijiste que ese individuo te espió en tu investigación,” Dojima vio a la joven asentir. “Puede ser alguien que pretende colaborar con nosotros, pero que no quiere revelarse. No es extraño tener a posibles testigos anónimos, aunque el MO de este es muy bizarro. Habrá que considerar su advertencia y analizar la nota que nos ha dejado,” él sonrió desafiantemente. “Puede ser nuestro lucky break.”

Los detectives regresaron a su trabajo y el director miró a la joven.

“Espero que no hayas salido lastimada.”
“Soy más fuerte de lo que parezco, gracias por su preocupación,” Naoto de inmediato restó importancia al asunto.
“Ve a descansar, y ten más cuidado. Llámanos si vuelves a ver a ese individuo.”
“Lo haré.”
“Hm…” Dojima negó, encontrando una rara gracia al asunto.
“¿Director?”
“Nada, es sólo que aquel encubierto, por su forma de actuar, me recuerda a ti.”
“…” ella frunció el ceño.
“Buenas noches,” y con esas palabras, Dojima regresó al interior del edificio. Sólo quedó la secretaria.
“¿Segura que estás bien? Puedo decirle a un policía que te acompañe hasta el metro.”
“Definitivamente no,” Naoto negó. Eso sería humillante.
“Bueno, si así lo crees. Ah, y nunca pensé que fueras tan liviana, me das mucha envidia,” la secretaria sonrió y se despidió.

Esas palabras dejaron pensando a Naoto. Cierto, la secretaria le jaló para levantarle luego de haberse caído…

Le tocaba regresar a su hogar para descansar, pero con lo recién ocurrido sólo tenía más dudas dentro de su mente. Ya ni sabía por dónde comenzar, su cabeza tenía una simple interrogante global.

¿Qué está ocurriendo?



Deidara

Re: A Storm Is Coming — The Birth
« Reply #38: April 24, 2016, 11:56:17 AM »
#13 - got superpowers?


Deidara fijó la mirada en la nuca del… desconocido. A pesar de que le veía casi todos los días por el campus y en clases, nunca habían cruzado palabra. Se sentaba en primera fila, tomaba apuntes a ordenador. Sentía bastante curiosidad por saber qué hacía alguien como él allí—allí, sentado en las gradas del campo de fútbol, donde los equipos femeninos y masculinos de la universidad se reunían para entrenar cada tarde. Deidara estaba allí la mayoría de las tardes. Tampoco tenía nada mejor que hacer (si ignoraba el hecho que su tiempo estaría mejor gastado en la biblioteca…).

 Su curiosidad era tal, que no pudo evitar preguntar. Culpaba a su vocación periodística.

“¿Qué hace alguien como tú pasando tanto tiempo en un campo de fútbol?”
Tal vez su elección de palabras no fue la más adecuada. “¿Estás intentando ligar conmigo?” Le respondió, divertido.
“Um… no.”
Se giró. Al menos no parecía ofendido. “Podría preguntar lo mismo. Siempre estás por aquí.”

Deidara alzó una ceja. ¿Cómo sabía un ciego que a la pelirroja le gustaba pasar tanto tiempo allí?



El chico pareció leerle los pensamientos, porque rió y explicó, “siempre te sientas en el mismo asiento. Por la forma en la que arrastras los pies, sé que llegas siempre tarde a clase. Tienes los primeros acordes de Smoke On The Water de sonido de notificación en tu móvil. Además, aunque crees estar murmurando, siempre tienes alguna crítica sobre el estilo de juego del equipo.” La explicación dejó a Deidara algo sorprendida. Para ser ciego y, encima, un desconocido, sabía demasiado sobre ella. “Matt Murdock.”
El chico sostenía la mano, esperando la de la pelirroja. Ésta, saltó una fila abajo, hacia la fila del chico, devolviendo el apretón de manos. “Deidara Wright. Oye, ¿lo de que eres ciego es verdad, no?”
Matt parecía no ofenderse por las preguntas de Deidara. Pero es que después del análisis, Deidara tenía que preguntar. “Desde los ocho años,” confirmó él.
“¿No naciste ciego?”
“No. Un accidente me dejó ciego.”
“Vaya. Lo siento,” murmuró Deidara, sincera. Pero en ese momento, el pasado de su nuevo, amigo, era lo de menos. “¿Entonces tienes súperpoderes o algo? Porque lo que acabas de hacer conmigo no es normal.”
“Soy ciego, no sordo,” bromeó.
“Ya veo,” comentó Deidara, volviendo su mirada al campo de fútbol. El equipo masculino de fútbol se reunía en el centro del campo, dividiéndose en dos equipos para echar un partidillo. “¿Es eso lo que vienes a hacer aquí? ¿Escuchar?”
“Créeme, es igual de divertido que venir a criticar al equipo de fútbol.” No tendría el sentido de la visión, pero sí el del humor. “Además. Un amigo que tenía una vez me dijo que mi ceguera era algo así como un don.”
“Ah, ¿sí?”
“Sí. Me dijo que lo único que alguien como yo tenía que hacer para llamar la atención de cualquier chica, era sentarme solo en cualquier sitio, y esperar. Parece que tenía razón.”
Deidara rodó los ojos. “Pues tu amigo es un gilipollas.”
Matt sonrió. “Por eso no es ya mi amigo. Pero ya que estás aquí – comentan que el capitán del equipo de fútbol tiene ahora un peinado ridículo. ¿Tan malo es?”
“Oh, por dios, tendrías que verlo – ¿sabes cómo son los perros Chou Chou? Vale, pues imagina…”


# # #


Se encontraba en la cocina de la oficina, preparándose su segunda taza de café del día. Nunca había sido muy fan del café, pero desde la aparición de sus misteriosas habilidades que se había aficionado a la cafeína que le proporcionaba el café para pasar el día como último empuje de energía.

Podía notar la mirada de su jefe, Kyle Hyde, clavada en su nuca. Lo cual no era una buena señal.

“Wright. Últimamente llegas muy pronto al trabajo.”

Pronto, para Deidara, quería decir a la hora. Y es que, hasta hacía bien poco (es decir, apenas unos tres o cuatro días) la pelirroja había tenido la costumbre de llegar tarde al trabajo. Costumbre que desapareció con la aparición de dichas habilidades. Era difícil llegar tarde a los sitios cuando se era la más rápida del mundo.

(O eso creía ella. No había llegado a plantearse seriamente de la existencia de otras personas como ella.)

“Estoy intentando quitarme viejas manías,” mintió, regalándole al jefe una de sus Mejores Sonrisas™.
“Más vale que sólo sea eso. Espero que no estés yendo tras un aumento de sueldo o un mejor contrato, Wright.”
“Oh, no se me ocurriría,” murmuró sarcásticamente Deidara, mientras Kyle se preparaba un té, lo suficiente flojo como para asegurarse que el director no la escuchaba.
“Te he dejado algo de trabajo en tu escritorio, así que será mejor que dejes de perder el tiempo en la cafetería y hagas algo productivo. Espero un artículo para el fin del día en mi mesa, Wright.”

Y, sin más, tomó su taza de té (por supuesto que bebía té — eso le hacía parece más engreído todavía) y volvió hacia su despacho.

“Sí, sí, que tú también tengas un buen día,” respondió Deidara al aire, acabándose su café de un último sorbo, y tirando el vaso de cartón a la basura.

Como Kyle había prometido, trabajo le esperaba en el escritorio. Echó una ojeada a los papeles esperándole, y suspiró cansada. Al parecer le iba a tocar de nuevo cubrir artículos aburridos, esta vez, le iba a tocar hablar sobre el buen trabajo de la policía al detener a un penoso ladrón de figuritas de porcelana. Al parecer, las ancianas de Hell’s Kitchen por fin podían respirar tranquilas.

Estaba cansada de ser becaria, y de que siempre le tocase escribir aquellos artículos que sólo servían para rellenar espacio y que probablemente nadie leía. Quería que Hyde le diese historias más interesantes, que fuesen más fáciles de exprimir y de sacarles el jugo. Sentía como si fuese a quedarse atascada como periodista.

“Te veo preocupada,” dijo una voz conocida.
“Mentiroso. Eres ciego, no puedes verme.”
“Empiezas a abusar mucho de esa broma. ¿No crees que llegará un momento en el que nos canse?”
 

Deidara soltó un bufido, sonriendo. “Nah, lo dudo.”
“Tienes razón.”

Su amigo se sentó frente a su escritorio, cargando con su portátil, sus auriculares y una taza de café de Starbucks.

“¿Eres demasiado pijo como para hacerte el café aquí, o qué?”
“El café de la cocina sabe horrible, Deidara. Dudo que hayan cambiado los filtros de esa máquina en diez años. Además, creo que la mujer de recepción vuelve a tirar a la máquina los cafés que no se acaba.”
La pelirroja hizo una mueca de asco. “¿Cómo sabes eso?”
“Mis súperpoderes, ¿recuerdas?” Bromeó Matt, sin ofrecer explicación alguna de más.
“Creo que no voy a volver a tomar café en mi vida.”
“Tampoco es normal que tomes tanto café.” Era cierto. Deidara nunca había sido muy fan del café, sólo tomándolo en situaciones extremas. Su nueva forma de vida podría considerarse una de esas situaciones.
“Necesito más cafeína en mi vida,” dijo, encogiéndose de hombros.

Unos momentos de silencio pasaron, en los que Matt abrió su portátil y empezó a abrir varios archivos. Mientras Matt se preparaba para trabajar, Deidara reparó en la nota amarilla que tenía pegada en la pantalla de su ordenador.

“¿Quién ha dejado esto aquí?” Preguntó Deidara, mientras desenganchaba el post-it para leerlo. Como respuesta, Matt se señaló a sus oscuras gafas. “Ah, es – es una nota. ¿La has dejado tú?”
Matt negó con la cabeza. “Me temo que no. ¿Qué pone?”

Deidara volvió a leer la nota por segunda vez. Entrecerró los ojos. Era una dirección. Trató de recordar de qué le sonaba, era familiar, sabía que era una calle de Hell’s Kitchen pero…

Oh.

Recordó de inmediato.

“Tengo que salir.”
“¿Todo bien?” Preguntó Matt, preocupado, mientras Deidara agarraba su gabardina (por fin de vuelta de la tintorería, después de lo sufrido en la tormenta de días atrás) y su cartera.
“Sí, es sólo – acabo de recordar que tengo unos recados que hacer. Un artículo que… ya te contaré. Volveré más tarde, ¡nos vemos!”

No le dio tiempo a Matt de seguir cuestionando a Deidara.

# # #


Brubaker Street. Por supuesto que el nombre le sonaba a Deidara.

(Sí, a pesar de haber tardado en recordarlo.)

Deidara sintió de golpe como no iba suficiente protegida, y es que, había sido justo en aquel lugar donde, días atrás, había tenido el encontronazo con el misterioso vagabundo de Hell’s Kitchen. Vagabundo que parecía haber visto a Deidara en acción – a la velocidad de la chica, cosa que parecía no haberle gustado mucho. Si había entendido bien sus palabras… le había preguntado que de qué ‘lado estaba’. Cosa que no había entendido Deidara, y que seguía sin entender, días más antes. Lo que sí que sabía seguro es que la pregunta no le había dado buena espina, y que el chico parecía saber más de lo que aparentaba. ¿Tal vez él sabía qué era lo que estaba pasando a Deidara? A lo mejor tenía respuestas que ofrecer.

O tal vez, era una trampa.

Mierda. Deidara no estaba lo suficientemente preparada para esta situación. Tendría que haber cogido la pistola que tenía escondida debajo de su cama, porque sí, ante todo, Deidara se preocupaba por protegerse. Aunque ahora tenía su nueva velocidad. Tal vez salir corriendo sería suficiente.

Tendría que haber pensado mejor todas las posibles escenas que podrían desencadenarse.

Un escalofrío le recorrió el cuerpo entero, y algo le dijo que la situación estaba por torcerse. Algo iba mal.

Lo siguiente que vio, fue surrealista. Lo cual ya era decir, considerando que se había pasado los días anteriores corriendo a la velocidad de la luz. Una sombra empezó a materializarse en la pared frente a ella, alta y grande. Aquella no era su sombra, y parecía estar empezando a cobrar vida. De repente, la sombra empezó a cobrar vida propia, a separarse de la pared. Tomó forma humana, y pronto, la oscura sombró empezó a parecerse más a un ser humano. A aquel chico que se había encontrado días atrás.

Así que sus sospechas eran ciertas, y se trataba de la misma persona.


“Deidara Wright. Tenemos que hablar.”

No supo si salir corriendo era su mejor opción en ese momento, pero por alguna razón, decidió que tal vez escuchar no podía ser tan malo.

Esperaba no equivocarse.


Ekha

Re: A Storm Is Coming — The Birth
« Reply #39: April 27, 2016, 03:37:31 AM »
Prometo editar esto, siento que tiene muchísimo menos sentido del que tiene en mi cabeza.

- 04. Footsteps to Disaster -



Cuando lo primero que notas cuando por fin llegas al sitio donde sospechas que tu hermano se reúne secretamente con su novia y descubres que la novia no es novia sino novio y ,encima de todo, es un chico que conoces de hace como bastante tiempo que resulta que, para terminar de arruinar la historia, ni siquiera es novio sino su mejor amigo (aún hay oportunidad, piensa Wye), la decepción es grande.

Pero alguna razón debe existir para que alguien tan cuidadoso como su hermano mayor haya evitado establecer una rutina al final. Los días de investigación y espionaje de Wye le llevaron a darse cuenta de que nunca se reunían en el mismo lugar, era la misma hora, confirmado, pero la ubicación siempre era en algún sitio alejado de las multitudes.

Por desgracia Wye jamás pudo acercarse lo suficiente sino hasta la penúltima ocasión. Fue cuando se percató de que la persona con la que se reunía, al menos, no era un miembro del sexo opuesto al de su hermano, lo cual, en vez de satisfacer su curiosidad, la incrementó de forma exponencial. El correcto Michael (mejor conocido ahora como L-elf), del que sus padres alguna vez estuvieron más que orgullosos cuando estaban con vida, saliendo con un chico. Incluso Wye lo dudó por un segundo y, bien hecho, puesto que más tarde confirmó que la persona era ese chico castaño que tan bien conocía y que más de una vez había invadido su casa para tener una amena conversación con su bro el cual no las consideraba tan agradables.

Aun así, era la persona a quien estaba frecuentando, en mayúsculas, SECRETAMENTE. Por si acaso, se había tomado la molestia de casi hackear la cuenta de Facebook de Haruto (ser hermana de L-elf tenía sus ventajas) sólo para ver si compartía mensajes con alguien bajo algún pseudónimo idiota.


La última vez que pudo espiar el extraño comportamiento de su hermano y Haruto, a quien había dejado de llamar “ese castaño aburrido y bienhechor” en sus  notas de celular (Mikleo estaba harto de recibirlas, por cierto) había visto un auto estacionarse cerca del punto de encuentro. Le pareció extraño y sabía que L-elf estaría más que alerta si se había percatado.

Dicho  y hecho, la primer cosa que su hermano había hecho. La prioridad de L-elf parecía ser no dejar testigos de nada, aunque al menos Wye no se había podido dar cuenta qué era lo que estaba pasando, normalmente su hermano se separaba de Haruto  unos pasos más allá de la locación que había elegido para no levantar sospechas pero no parecía feliz, al contrario, siempre parecía más furioso y cansado que la vez anterior. En casa no lo aparentaba, lo poco que lo veía, claro, pero ahí podía notarlo. Cosas por analizar, tal vez, pero lo importante ahora era que su hermano había disparado sin previo aviso hacia las personas que habían descendido del auto, ¿Disparos de advertencia?

El rostro del albino decían que no y Wye decidió mantenerse oculta pues esto parecía más complejo que un simple encuentro a escondidas entre dos amigos, un par de amantes o lo que fuera que su hermano y Haruto estuviesen haciendo pues, ahora con gente extra no bienvenida, dudaba que fuese un proyecto escolar o algo semejante.

Se ocultó un poco mejor, buscando una perspectiva que le permitiera observar a los invasores mejor. Por un momento, de reojo, habría jurado que vio a su hermano llevarse la mano al cuello, como si doliera. Los invasores intentaron ¿hablar? Parecía que tenían más interés en hablar con él más que cualquier otra cosa pero L-elf no parecía dispuesto a escucharlos. Su hermana se preguntó qué clase de criterio estaría utilizando su hermano mayor para decidir eso, el arma aún apuntaba directamente hacia la ubicación de los extraños.

“Aah, parece que esto será más complicado de lo que esperábamos.”, una voz joven y un tanto frustrada le hizo voltear tan rápido que Wye juraría haberse roto el cuello. Un chico con casco y traje de motociclista estaba justo detrás de ella. “También tenemos que hablar contigo, parece… ¡Qué molestia! No deberían dejarnos haciendo este tipo de trabajos.”

“¡¿Qué rayos…?!”, ¿Por qué querían hablar con ella? “¿Qué es lo que quieren conmigo y con él?”, dijo señalando hacia la ubicación de su hermano mayor quien parecía escuchar no de muy buena gana a las personas que intentaban entablar una conversación con él.

“¿Con él?”, el chico se quitó el casco para observar mejor la escena. Hizo un poco de esfuerzo por la distancia, ladeó la cabeza, intentando recordar y, por fin, respondió. “No tenemos asuntos qué tratar con él, específicamente teníamos órdenes, bueno, no órdenes exactamente pero sí una petición de tener una conversación contigo y con Haruto Tokishima”.

¿Con Haruto? ¿Por qué no con L-elf?

“Mira, no queremos problemas. Necesitamos hablar con ustedes dos, ¿Puedes decirle a tu amigo que baje el arma? Sólo queremos hablar”.

“¡¿Wye?!”

Y bueno, sus problemas aumentaban, gracias a su conversación, L-elf ahora sabía que estaba ahí. Los demás también voltearon un poco sorprendidos al ver al chico con traje de motociclista y a la chica que debía buscar… y ni forma de mandar un S.O.S a Mikleo.

“‘Puedo explicarlo, creo…”

¿En qué rayos estaba metido Haruto que ahora la habían implicado a ella y no a su estúpido hermano mayor?
ʎɐpoʇ ǝƃɐd ʍǝu ɐ ƃuıuɹnʇ


Puri

Re: A Storm Is Coming — The Birth
« Reply #40: June 30, 2016, 11:40:23 AM »
Fic orrivle gomen nasai



Algo que Ranpo agradecía infinitamente de ser el sobrino/ahijado/???/favorito de Lorna era el poder entrar a la habitación de esta cuando deseaba y tener así silencio y paz dentro del caos y barullo que era la escuela Banner’s durante las tardes cuando las clases acababan. Además, estaba el hecho de que por lo general todos se reunían a jugar uno que otro deporte a esas horas y más allá de las clases de entrenamiento, Ranpo prefería estar alejado de la actividad física en general, después de todo, su mutación poco o nada tenía que ver con el estado físico de su cuerpo. Y tenía una larga lista de lectura con la que ponerse al día, sí. No, no tenía tiempo para los demás aunque quisiera.

“¡Ranpo! ¡Ahí estás!”, no pudo evitar dar un pequeño salto de sorpresa al escuchar aquel grito tan fuerte. Al voltearse, vio por la ventana un enorme ojo que le miraba.
“No planeo salir de aquí Diane. Y Lorna se enojará si intentas sacarme otra vez con tu mano por la ventana si es que les falta algún jugador”. Find your happy place, Ranpo, no recuerdes el día en que descubriste una posible fobia a las alturas.
“No, no es eso”, Diane dio un paso atrás y se pudo apreciar mejor su rostro. “Lorna está aquí abajo, quiere que la acompañes al centro de la ciudad”.
“Ok, dile que bajo”.
“¿No quieres que te dé una mano?”, preguntó y se echó a reír. Ranpo la miró exasperada.
“CREARLE MIEDOS QUE NO NECESITABAN A OTRAS PERSONAS NO ES DIVERTIDO, GIGANTA LOCA”.

Diane le sacó la lengua y luego desapareció rápidamente de su vista, lo que significaba que ya había cambiado a su tamaño normal. Ranpo fue a la ventana y vio a la chica alejarse corriendo hacia otro lado, seguro a buscar algo a lo que integrarse; y al otro lado vio a Lorna conversando con Bruce junto al coche con la puerta abierta, así que no le quedaba más remedio que ir abajo a acompañarla.
Tras bajar los tres pisos sin encontrarse a alguien que le entretenga, Ranpo llegó al frontis de la mansión y fue derecho al asiento de copiloto ignorando el saludo de Bruce y el gesto de reproche que hizo la otra. Dentro se abrochó el cinturón, prendió la radio e inclinó el asiento, listo para partir. Tan solo un par de minutos después, Lorna entró al asiento del conductor y comenzó a prepararse.

“¿Sabes? No te cuesta absolutamente nada ser educado”.
“Sí, cuesta tiempo y esfuerzo en fingir”. Lorna suspiró exasperada y arrancó el motor.
“Si no lo vas a hacer por el hombre que nos mantiene y financia tus regalos de navidad, deberías hacerlo por mí, quien va y compra esos regalos de navidad”.
“Como digas”. La mayor decidió no responder a eso y condujo fuera de la mansión. “Por cierto, ¿a dónde vamos?”.
“Al centro de la ciudad, iremos a recoger una nueva mutante”. Esto fue lo que picó la interés del menor.
“¿En serio? ¿Qué poder tiene?”.
“Al parecer puede atravesar cosas, y como te imaginarás, no puede controlar absolutamente nada y L me envió a ayudarla, está fuera de sí del miedo”.
“Comprensible”, Ranpo se cruzó de brazos. “¿Ningún problema con los padres? ¿O planeas hablar con ellos también?”.

Bastó una fracción de segundo para que Ranpo se diera cuenta que algo estaba fuera de lugar ahí, ya que si bien había interpretado el silencio de Lorna como la mayor prestando atención a conducir, fue un leve gesto de ella con la boca que lo llevó a entender que algo andaba mal con los padres de la nueva mutante. Pensó en usar su mutación en su tía para llegar a la verdad de manera más eficiente, pero su mutación era algo sumamente especial y tampoco quería ir usándola así como así cuando podía llegar a la verdad de otra manera.

“¿No tiene padres? ¿O no planeas dar la charla? ¿Cuál es el problema?”.
“Mira, tanto L como Bruce me lo contaron recién hoy día en la mañana y es algo que todavía están debatiendo entre sí, pero parece que muchos mutantes han despertado de la noche a la mañana en la ciudad durante esta semana”.
“¿Y dónde está el gato encerrado?”.
“Ninguno de ellos son niños, Ranpo. Todos son jóvenes, casi adultos”.

Ranpo se irguió de golpe en el asiento y abrió bien los ojos. ¿Mutantes casi adultos? ¿Despertando recién? Eso carecía de lógica alguna e iba en contra de todo lo que habían aprendido durante años en historia de las mutaciones. Palpó rápidamente los bolsillos de su pantalón y buscó sus lentes, los sacó y se los puso, sin inmutarse ante la mirada preocupada de Lorna.

Repasó los hechos. Una semana, L se había contactado con ellos, seguramente a través de su mente. Los hechos se delimitaban a la ciudad, por lo que tenía que pensar en los sucesos realizados en ella hace una semana. Hace una semana el día había estado perfecto hasta que una tormenta con rayos había caído y luego se había esfumado como si nada. Es más, él mismo quedó perplejo ese día tras el incidente y recordaba haber corrido con los demás a guarecerse dentro de la mansión… Tormenta inusual. Los mutantes debían de haber surgido tras la tormenta. ¿Pero por qué una tormenta? La lluvia le había caído a él de manera igual, pero bueno, él era un mutante… Pero si se trataba de la lluvia entonces todos en la ciudad habrían resultado ser mutantes. Tenían que ser los rayos. Los rayos habían alcanzado a algunas personas y habían despertado sus genes mutantes… O no. No todos los seres humanos tenían genes mutantes, así que esto seguramente era premeditado. ¿Pero por qué estás personas? ¿Y quién lo había hecho? ¿Cómo pudo haber manipulado el clima de esa manera? Bueno, considerando que solo había afectado a la ciudad era hasta cierto punto plausible, pero tendría que ser alguien con los suficientes recursos y motivos para… The Alliance. No, ellos no eran, descartados, con lo sentimentalistas que llegaban a ser sus líderes uno se imaginaba que por más que buscaran la supremacía mutante no buscarían despertar o insertar ningún gen mutante en algún ser humano común. Pero estas personas no deberían tampoco de ser comunes en todo caso.

“Ranpo, ni siquiera L llega a comprender del todo qué es lo que está sucediendo y Bruce aún se encuentra haciendo varias pruebas. Pero estoy segura que ambos están atentos buscando respuestas”.
“Lorna, ¿me haces un favor?”, se sacó sus lentes, los guardó de vuelta y cambió bruscamente el tema. “¿Crees que me puedas dejar un rato en el mall? Hay algunas cosas que quiero comprar”.
“¿Qué necesitas?”.
“Oh, nada, un par de materiales para construir un nuevo estante, el último ya está atiborrado de libros”.
“Ranpo, tú no sabes construir estantes. De hecho, no sabes ni ensartar brochetas para el asado”.
“No hay nada que Diane no me pueda construir y con lo descuidada que es no deja de deberme diez mil favores”, se encogió de hombros.
“Te vas a perder nuevamente”.
“Fue una sola vez”.
“Una sola vez en ese mall, no quiero ni recordar todos los demás lugares”.
“Me quedaré en un solo sitio esperándote”, dijo comenzándose a frustrar.
“Bien”, concedió la otra aunque no del todo feliz. “No me hagas mandar a Illyana a recogerte de nuevo”. Ranpo sintió un escalofrío recorrer su espalda y negó rápidamente.
“No será necesario, todo menos Illyana por favor”.
“De acuerdo”. Lorna detuvo el carro frente a la puerta principal del centro comercial. “En línea recta, no es tan difícil”.
“No soy tan bruto”.
“Pues demuéstramelo a Illyana y a mí”. Lorna retrocedió el vehículo y se fue del lugar. Ranpo sonrió para sí ahora que se encontraba solo y caminó hacia dentro.
“Ahora… A buscar un pararrayo”.

Forget all the shooting stars and all the silver moons
We've been making shades of purple out of red and blue


Arence

Re: A Storm Is Coming — The Birth
« Reply #41: June 30, 2016, 01:36:19 PM »
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Bieeen. Eso fue extraño. He aquí un resumen. Sonó mi teléfono hace unos cuarenta minutos. Oh, eso ya lo había escrito. Está bien. L.

Ignoré la llamada una vez. Pensé que Accel me iba a decir algo pero solo se le quedó viendo al celular como si fuera a explotar. Volvió a sonar casi inmediatamente y, sin mucho más que hacer, contesté. En la pantalla de quedó la L, aunque marcaba que tenía el video activado. Nunca pude desactivar el video en el mio, por cierto, salió mi cara y un poco del cabello de Accel en la esquina, así que solo lo dejé sobre la mesa, cámara apuntando al techo.

En resumen, fue como cuando te leen las cartas y atinan en todo.

O supongo que así se siente, no lo sé, nunca he desperdiciado mi dinero en esas tonterías.

Aparentemente, este L trabaja para una escuela secreta que entrena 'gente como nosotros', por cierto casi no nos dejó hablar pero se refirió a mi y a Accel por nombre, varias veces (aunque no por su nombre real. Me pregunto si me dirá su nombre real algún día… más bien, me pregunto si tiene un nombre en absoluto) a pesar de que solo nos pudo haber visto un segundo, y eso, solo a mi. Nunca contestó cómo había conseguido mi número o cómo sabía todo esto. Después de un rato solo lo dejé terminar con su discurso, la verdad. Intenté colgar, apagar el celular y estuvimos a punto de solo lanzarlo por la ventana, pero no se callaba.

En fin, sí. Escuela 'especial'. Sabía del rayo, sabía de que había 'algo extraño' con nosotros, 'fenómenos inexplicables, cosas imposibles que suceden cuando están alterados', aunque no fue muy específico sobre qué cosas pasaban exactamente. Habló de la importancia de aprender a reconocer y controlar esos poderes (amigo, ¿Quién crees que soy? Tengo días en eso. Pero al menos ahora sé que es posible). Habló de profesores capacitados, de encontrarnos con 'otros como nosotros', insistía con el plural.

Habló del peligro que es simplemente ser como somos.

Nos llamó "Stomborns", que dramático. Siempre aprecio un apodo dramático, Accelerator no se diga, conozco ese gesto donde levanta el labio desdeñosamente y gira los ojos, pero en realidad está encantado.

Lo más extraño es que nos incluyó a ambos en todo. Clases, obligaciones, peligros, todo.  A ambos. Por mi no queda ninguna duda, y es cierto que también a él le cayó el rayo, pero no hay nada extraño con Accelerator.

¿O sí?

Hablamos un poco sobre ello. Ya estamos demasiado grandes como para regresar a jugar a la escuelita, es más, no sé si Accel ha ido a la escuela en su vida. Pero el tal L tenía razón en algo. Puede ser peligroso.

Así como nos encontró, otros pueden encontrarnos. Pueden encontrarnos a todos. Y eso no lo voy a permitir. Hacer crecer flores venenosas en la lengua de tu enemigo suena útil, haya o no haya amenazas sobrenaturales allá afuera.

A veces Accel es tan fácil de convencer <3

Hubo más detalles. Una fecha, dirección, horarios, etc. No pude convencer a Accel de dejarme ir sola, pero la verdad no lo intenté mucho. Quiero ver cómo se pone enfrente de gente seria que espera que les haga caso <3

Falta poco tiempo. Habrá que hacer preparativos. Y ojalá encontremos a L, por la cara de Accel durante la mitad del sermón, creo que él también se quedó con ganas de darle un par de golpes.

Honestamente, empiezo a preguntarme por qué escribo esto. Por que lo dejo escrito. No es que necesite realmente el recordatorio. Los diarios de observación eran importantes para recordar los números y medias exactos, para poder regresar y ver a detalle los cambios y hacer gráficas con los datos. Esto es sólamente una narración, no necesito recordatorio de la narración, sé lo que hice.

Adenda:
Volví a leer ese último párrafo. Querida yo de ayer en la noche, todavía creo que tienes razón.


Ekha

Re: A Storm Is Coming — The Birth
« Reply #42: June 30, 2016, 03:08:35 PM »
- 05. Wait what? -

Técnicamente Wye fue rehén como por 3 minutos y 45 segundos que fue el tiempo que costó convencer a L-elf que las personas en ese auto y el chico en traje de motociclista no eran los enemigos que él pensaba que eran (en realidad no lo convencieron pero dado que el rehén era demasiado idiota, no tenía muchas opciones).

Haruto tampoco se encontraba en las mejores condiciones. Se veía claramente agotado y un poco enfermo.  A distancia no lo parecía tanto pero sea lo que sea que estuviesen haciendo en ese escondite iba en contra de los Derechos Humanos. Digno de su hermano, pensaba Wye.

Después de acordar un punto neutro pero aun con las tensiones entre ambos grupos en el aire, una conversación entre las personas que se encontraban originalmente cerca del automóvil y Haruto y L-elf comenzó. La tensión realmente cortaba el aire así que Wye decidió salir un rato de la habitación. Las personas misteriosas le miraron con un poco de reproche, suponiendo que esperaban que atendiera una conversación sobre gente nacida en una tormenta o algo así. Not interested. Había sido un día demasiado loco donde no sólo había confirmado que su hermano mayor no tenía novia sino que algo sospechoso y altamente “top secret” estaba pasando con él y Haruto en el ojo de la tormenta.

“Wye, ¿Dónde estás?”
“¿Qué rayos fueron todos esos mensajes? ¿Estás con L-elf? Deberías dejarlo en paz.”
“¿A qué hora vuelven?”
“¿Wye?”


Bueno, al menos sabía que por más que Mikleo se esmeraba en decir que no se conocían cada vez que lo fastidiaba lo suficiente, los extrañaba. ¿Cómo rayos explicarle algo que no entendía?

“Estamos bien, te cuento en casa.”, fue lo que atinó escribir no muy convencida. A pesar de todo tenía un mal presentimiento respecto a este desastre completo.

“Hey, no, espera, ¿Qué está ocurriendo. Voy  a marcar.”

La melodía intro de un videojuego comenzó a sonar. Tuvo que apagarlo rápidamente porque no sabía ni qué decir.

“¿No deberías contestar en vez de colgarle a la gente?”, preguntó el chico motociclista quien también había salido de la habitación. No lo escuchó y mucho menos si había ruido proveniente de  adentro. Al menos parecía que su hermano estaba escuchando atentamente.

“Claro, y decirle ‘Hey, fuimos emboscados por gente sospechosa que quiere hablar con Haruto en el escondite de él y mi hermano donde sepa dios qué están haciendo’? No señor.”

En realidad Wye había tenido a Mikleo al tanto desde el inicio, una cosa así no le sorprendería en absoluto a estas alturas.
“Sí, bueno… al parecer no es sólo con Tokishima como se llame con quien tenemos que hablar…”
“Te aprendiste su apellido que es más difícil que su nombre… y no pudiste con el nombre.”
“Cierra la boca.”
“Uh… claro, entonces… tienen que hablar con Haruto y mi hermano…”
“No, con él no. Al parecer accedieron hablar con él porque está involucrado con ambos.”

Ambos…

“¿Qué?”
“Sí, contigo y con Haruto. El de cabello plateado, tu hermano, dijo que tu nombre es Wye, ¿No? Es contigo con quien tengo que hablar.”

Ok, eso era nuevo.

“Espero que no sea algo sobre reclutamiento para una secta satánica, una misión de paz o algo por el estilo porque no es muy de mi interés, aunque si fuera para un proyecto un poco más ilegal sería divertido.”
“Eh… lo que digas, no es nada de eso”, el chico se rascó la cabeza intentando buscar una forma de explicar lo que tenía que decir. “Bueno, no es un reclutamiento en sí. Es una oferta de parte de la institución donde estoy. Tampoco es que esté ciento por ciento de acuerdo con esto. Es decir, es raro, no tiene sentido y eso pero me obligaron a hacerlo.”

“Te juro que no entiendo qué rayos intentas decir. Diablos, ni siquiera sé tu nombre… ¿amigo?”

“¡Ah, cierto!”, la actitud del chico cambió, se veía curiosamente más confiado y orgulloso ahora. Qiuzá había sido por la situación en la que se conocieron que había sido un poco más cauteloso. “El nombre es Yuugo, recuerdalo bien YUUGO”.

Corrección: otro idiota en su vida. No necesitaba otro de esos, con el no-novio de Mikleo y el no-novio de L-elf le bastaba. ¿Qué había hecho en su vida para merecer esto?

“Ok, Yuugo, ¿Por qué rayos me buscan a mi?”
“Hace unos días te cayó un rayo, ¿No?”
“Eh… ¿Sí? ¿Te tengo de amigo en mi Facebook o algo así?”
“Para nada.”
“¿Entonces cómo sabes de eso?”

La explicación fue… ¿Educativa? Por decirlo así,  alguien había localizado a más personas cuyo problema había sido que les había caído un bendito rayo en un día normal de tormenta y resulta que ese rayo había hecho alguna cosa extraña en sus organismos que les ayudó a desarrollar habilidades especiales. La gente de esa Institución (por un momento Wye pensó que se refería a un psiquiátrico considerando todo lo que no parecía tener sentido) ayudaba a personas nacidas con habilidades fuera de lo común a controlarlas y darles un buen uso y/o ocultarlas de la sociedad dependiendo del nivel de peligro que representara para ellos (no para la sociedad al parecer). Dado que este era un caso sin precedentes, habían localizado a la mayorría de los afectados por el rayo para ofrecerles el mismo nivel de ayuda.

¿Escuela de nuevo? No sonaba nada alentador.

“Todo eso suena muy bonito y todo, pero yo no tengo habilidades especiales ni nada. A menos que salir intacto sea una.”
“No lo creo, creo que tu amigo ahí dentro también se ve intacto. ¿Segura que no has visto algo fuera de lo normal con, no sé, tu cuerpo, algo que normalmente hagas o alguna cosa así?”
“Amigo, en serio, si hubiera pasado algo así sería la primera en saberlo y publicarlo en mi muro o algo, no es algo que pase todos los días.”
“... Quizá aún no lo descubres. No creo que L me haya mandado sólo para hacerte una visita y asegurarme que no tengas habilidades. El tipo no hace cosas como esas.”
“Pues yo no he visto o sentido, percibido o notado, como quieras llamarlo, nada fuera de lo normal.”
“Argh, de todas formas, sería mejor que vinieras con nosotros.”
“HAH, claro que no. No sé si ustedes lo saben pero tengo mi propio estilo de vida y no va de acuerdo  a un estilo escolar como de internado. Soy algo más como un alma libre que ama pasar el tiempo de su vida en sus proyectos y jugar a ver si tengo poderes mágicos o no no es lo mío.”
“...”

La puerta de la habitación se abrió. Una chica rubia, muy bonita y con un rostro muy muy serio salió primero, seguida por un chico moreno con aire de fastidio y sueño. No les había prestado mucha atención hasta que el asunto realmente la involucraba a ella.

“¿Hablaste con ella?”


Yuugo asintió. No parecía muy divertido por la situación y su rostro lo decía todo. ‘Se negó’. Era claro como el cristal. La rubia observó a Wye  atentamente y volteó de nuevo hacia la habitación.

“¿Está bien si me la llevo?”

Dentro sólo quedaban L-elf y Haruto y Wye esperaba que su hermano dijera algo como “Primero muerto” o algo así pero sólo escuchó un “Adelante.”

“¡¿Qúé?!”

L-elf al fin salió de la habitación, su rostro decía que absolutamente no estaba de humor y este asunto tampoco le satisfacía en lo más mínimo.

“Lo que oíste, vas con ellos.”
“¡No puedes hacer eso! ¿Estás loco?”

L-elf se acercó a su hermana, la jaló por los hombros y susurró algo en su oído. La sangre casi abandonó por completo el rostro de la chica.

Haruto por fin salió de la habitación, se veía un poco mejor que antes y sonrió a Wye. Curiosamente, Yuugo y los otros dos parecían expectantes.

“Es lo mejor que podemos hacer por ahora, Wye. Es por nuestro bien.”

¿Por ‘nuestro’ bien?  Dirá que por su bien. Wye vio por última vez con ojos de cachorro a medio morir a su hermano quien ni siquiera se dignó a pestañear mientras le sostenía la mirada.

‘Ni siquiera tengo poderes’, murmuró mientras se rendía.

“Eso lo comprobaremos allá. Quizá al idiota que nos mandó por ti se le ocurra una forma de que los notes.y, si realmente no los tienes, nos desharemos de ti”, dijo la rubia bonita antes de darle la espalda y caminar hacia su vehículo seguida por el castaño. Yuugo suspiró y buscó con la mirada su motocicleta.

Wye volteó por última vez a ver a su hermano quien estaba hablando con su amigo una vez más. Realmente el menos convencido parecía ser él. ¿Por qué estaba permitiendo esto?

“Wye.”

La chica tembló cuando escuchó el tono autoritario de su hermano que, una vez terminado con Haruto, se dirigió hacia ella.

“Si ocurre algo raro, sabes qué hacer.”

¿Si ocurre algo raro? A Wye se le iluminó el rostro por un momento. Era una especie de aventura, si todo fallaba, podía recurrir a la ayuda de su hermano entonces.

“Dile a Mikleo que no me extrañe mucho, volveré cuando menos se lo espere. Prometo mandarle mensajes.”
“Lo haré…”

Wye tomó del brazo a Haruto y le jaló un poco para que se apresurara al vehículo.. Algo interesante comenzaba a pasar ahora.
ʎɐpoʇ ǝƃɐd ʍǝu ɐ ƃuıuɹnʇ


Arence

Re: A Storm Is Coming — The Birth
« Reply #43: August 30, 2016, 02:58:50 PM »
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Querida yo de hace dos días:

Platicando todo esto con Accel, sobre si debía o no seguir escribiendo un diario, un hecho muy importante se ha vuelto evidente: nuestra memoria tampoco es un lugar seguro. ¿Quién sabe las cosas que los dichos "otros" pueden hacer? Ciertamente L hacía trampa en ésto: respondía una pregunta antes de que se hiciera con fastidio, como si la hubiera escuchado antes, en el momento en el que ella misma las pensaba. A Accel le pasó lo mismo, resulta. Demasiado sospechoso.

Huyendo de la casa/tienda, no fuera a ser que pequeñas personitas que no tenían por qué saber de nada de todo ésto fueran a escuchar, nos fuimos a meditar la llamada de L en compañía de las flores, las enredaderas y el frío permanente de nuestra guarida secreta entre las ruinas que, por cierto, necesita un nombre más dramático para ir con "stormborns", lo cual hice notar casi inmediatamente de que llegamos.

Y así fue como nos distrajimos una buena hora Accel y yo tratando de decidir un nombre para ella.  "La Catedral del Silencio", "Jaula de Hiedra" y "Refrigerador Ecológico Inexplicable de Catorce Pisos" fueron debatidos, entre muchos otros. Regene llegó mientras tratábamos de encontrar un mejor adjetivo para describir que la estructura es bastante alta, pero no demasiado (y definitivamente no tan alta como todo lo que le rodea) y propuso nombrarlo  "La Flor de Alaska", a lo cual yo hubiera podido aportar bastante, ya que hay muchas flores y vegetación en general en Alaska y no es un paraje de hielo interminable como la mayoría de la gente suele creer, pero Regene traía, debajo de un abrigo pesado pero elegante cruzado en el brazo, una bolsa grande de semillas de girasol sin salar. Así que, su opinión absolutamente descartada, lo dejamos quedarse.

Entre tanta distracción, no habíamos hablado aún de la llamada y con Regene ahí, poniendose su abrigo y envolviendose dramáticamente en una bufanda, era simplemente imposible. La conversación sobre si les íbamos a decir a los otros o no sobre mis 'poderes' o sobre cómo habíamos adquirido la Nueva Guarida (nombre provisional) sucedió hace ya varios días y fue más o menos así:

Accelerator, Lider Supremo Aparente: Y no les digas nada a esos idiotas. Conseguimos el lugar porque lo conseguimos, como se que haya sido. Punto.
Yuuka, Líder Suprema Real en las Sombras <3 : Ay no, claro que no, me esfuerzo en cada momento de mi vida por negarles hasta la más mínima información. Sus pequeños cerebros no lo entenderían.
Accel: Y por favor no trates de presumir tu [gesto rápido con ambas manos de 'crecer, de abajo hacia arriba'] cosa en frente de ellos.
Yuuka: No prometo nada <3

Sin embargo, parece ser que todas las promesas existen para romperse, incluso las que no se hicieron. Y las que uno planeaba conservar sin haberlo prometido en realidad.

Como siempre suceden estas cosas, fue ridículo:

Una corriente de aire frío pasó entre los tres, regando nuestra pequeña montaña de cáscaras de semilla de girasol por el suelo. Accel se quejó colorida y ruidosamente de la temperatura. Lo llamé 'infante insoportable' y me llamó 'rata del desierto que soporta todos los climas con una sonrisa boba'. Intercambiamos sobrenombres amorosos así durante un rato hasta que lo empujé en el hombro y se vengó tirándome por completo al suelo y poniéndose sobre mi para gritar un poco en mi cara. Me vengué, por mi lado, riéndome con los ojos cerrados y pasando mis manos heladas por la espalda de Accelerator, por debajo de su ropa.

Se quejó algunos momentos más mientras Regene le tiraba cáscaras a la cabeza, las cuales rebotaban sin que ninguna se quedara atorada entre su cabello. Siguió así hasta que se agotó su energía aparentemente inagotable de quejas y mi energía aparentemente inagotable para reírme de él y necesitamos recargar, como usualmente lo hacíamos; con su cabeza recargada en mi hombro. Todo era muy cálido.


Cuando abrí los ojos, acostada como estaba en el suelo y mirando hacia arriba, quedé ciega por un momento. Después de un rato, pude ver que un rayo de sol nos iluminaba perfectamente. La densa cubierta de hiedra y flores nos había abierto un pequeño orificio para dejar pasar la luz.

Bueno, fue ridículo pero lindo.

Regene observó sin decir nada, pero una sonrisa desagradable creció lentamente en su rostro y sus ojos brillaron detrás de sus lentes.

Siempre me ha caido bien ese tipo.


Ekha

Re: A Storm Is Coming — The Birth
« Reply #44: October 30, 2016, 03:48:53 AM »
Juro que este iba a ser el último aporte para esta parte... pero se me fue la idea nuevamente... así que haré un salto temporal  corto luego de este fic. Espero poder postearlo antes del stop pero lo dudo. Entre el trabajo y la salud me tienen frita.

- 06. A copy of two -

No supo cuándo saltó sobre él. El dolor en el cuello fue lo que le hizo reaccionar. Forcejeó, intentó liberarse desesperadamente pero, mientras más se resistía, más fuerte era el agarre.


¿Acaso iba a morir?, se preguntó. Una vida tan corta y no explotada al máximo. Triste destino de una persona como él. Sin una meta, sin un futuro esperando a la vuelta de la esquina, de cualquier esquina.


El mareo apareció y comenzaba a hacerse más fuerte mientras sus intentos comenzaban a disminuir de intensidad. ¿Es así como se siente rendirse?, se preguntó mientras intentaba mantener la cabeza clara.


Podía escuchar los ruidos que hacía el monstruo que lo había atrapado. Lo maldijo por lo bajo. ¿Tenía alguna razón real por la cual seguir luchando? Recordó una voz, una voz que no había escuchado en meses, la voz de su amiga de la infancia llamándolo. Cerró lo ojos mientras rememoraba esos momentos agradables que había tenido con ella y cómo serían lo último que añoraría.


Una promesa, había hecho una promesa. Recordó a otra persona, una mucho más importante que su amiga de la infancia. Una sonrisa suave, tranquilizadora y esos ojos oscuros llenos de esperanza.


“Siempre estaremos el uno para el otro.”
“Siempre.”


Abrió los ojos con fuerza e intentó empujar al monstruo que lo tenía apresado contra el suelo. Un golpe en el costado. Dos.


“¡Maldita sea!”, se quejó mientras hacía acopio de las fuerzas que le quedaban. Todo por cumplur esa promesa, no era alguien que las rompiese fácilmente y mucho menos esa. Era demasiado importante, después después de todo, eran el uno para el otro.



“¡Hey! ¿Qué rayos estás implicando?”, reclamó una de las personas que escuchaban atentamente semejante patraña, como la había llamado antes de que la historia empezara, de los labios de la recién llegada.


“Lo que escuchaste. Promesa. El uno para el otro. Juntos hasta la muerte.”, aclaró ella, molesta. Esa interrupción era la más molesta que había hecho Yuugo hasta el momento. Las anteriores habían sido reclamos pequeños, como “eso no pasó ahí”, “ni siquiera sabes lo que pasaba por mi cabeza”. Porque claramente Wye había estado narrando un estúpido y vergonzoso (además de peligroso para su vida) incidente que había tenido lugar unas horas después de que habían tenido contacto por primera vez.


“¿Con quién rayos tengo una promesa semejante? ¡Ni siquiera me conoces!”, reclamó una vez más, casi levantándose de la mesa.


“Pues es obvio, con Yuu--”, el chico se abalanzó sobre ella, quien estaba del otro lado de la mesa, exitósamente evitando que terminara de mencionar el nombre que estaba a nada de revelar.


“¡¿ACASO ESTÁS LOCA?!”, Wye intentaba quitar las manos de Yuugo de su boca. Lo logró después de un momento para poder tomar una bocanada de aire.


“¿Casi me matas!”
“Casi te lo mereces, ¿Estás loca?”
“No. Es obvio, ¿No?”
“¡Claro que no hay nada obvio aquí! Estás hablando de….”, volteó a ver a sus demás escuchas. Ryner realmente ni siquiera parecías interesado en la conversación y la chica que había sido asignada para ayudarles en caso de que el amigo de Wye despertara parecía bastante entretenida observándolos. “¡Es mi maldito hermano!”, murmuró un poco más bajo pero aun reclamando por semejante ultraje.
“¿Y?”, preguntó la chica con el rostro más estoico que Yuugo había visto.
“¡Estás loca! Mi hermano y yo no tenemos ese tipo de relación.”
“Eso dices pero, ¿Te has dado cuenta de cómo te mira?”
“¿...QUÉ?”


“Aaaaah, qué molestos son”, cortó finalmente Ryner. Para su mala suerte, Ferris le había ordenado quedarse con ellos hasta que Haruto despertara. El chico de la nada había perdido el control sobre sí mismo y había atacado a Yuugo. Les había advertido de antemano pero nadie pensó que fuera a ocurrir algo tan pronto. Ferris tuvo que dejar al pobre muchacho inconsciente para poder alejarlo del otro chico (obvio que Ryner lo compadeciera después de que su compañera lo tratara como a él aunque fuera por defender a Yuugo). Haruto seguía inconsciente pero estable, eso es lo que habían dicho. Wye sabía que alguien como él era difícil de matar, es decir, era amigo de su hermano. Si había sobrevivido a L-elf, debía ser a prueba de un apocalípsis nuclear.


“Pero estoy aburrida de esperar”
“¡Eso no significa que inventes historias estúpidas, deberías ir a hablar con L o alguien.”


Wye le observó como si juzgara en su totalidad. Él la había acompañado hasta esa dichosa reunión que tenía que concertarse y L sólo había dicho que tenía que darse cuenta de cuál era su habilidad.


¿Habilidad? ¿Cuál habilidad? ¿En serio le había caído un rayo y ahora tenía poderes mágicos o algo así? Bueno, un factor mutagénico o algo así activo. ¿Y qué rayos hacía? Al menos sabían que el de Haruto era terminar siendo un vampiro o algo así de la nada, lo cual explicaba por qué L-elf había decidido mantenerlo todo en secreto… sí, claro, ¿Y ella?


Desde que llegaron, y mientras aguardaban el despertar de Haruto, había intentado de todo. Doblar cucharas, teletransportarse, leer la mente, adivinar el futuro, levantar la cama del Haruto inconsciente (lo que le ocasionó un pequeño dolor de espalda). Ryner había sugerido un par de cosas pero se hartó y decidió dormir en un sofá aledaño a la cama. Cuando Wye se hartó fue cuando comenzó a narrar la trágica historia de Yuugo a cualquiera que quisiera escucharla.


¡Ah, cómo le gustaría poder tener su libreta de anotaciones!, pensó. Era una pequeña libreta que siempre tenía guardada en caso de cualquier idea o nota que necesitase tomar. Tristemente la había perdido con todo lo que había acontecido entre su hermano y los miembros de Banner’s.
ʎɐpoʇ ǝƃɐd ʍǝu ɐ ƃuıuɹnʇ