Author Topic: *⁂ Rogue One: Himeverse Stories [Actividad]  (Read 68555 times)


Eureka

Otro más c:

yo hace unos días: si porque amo a Lelouch antes que a todo
yo, hoy: *fic fluff con Oikawa como key por 9380234 vez*

Estoy que juego con las mil y una formas en la que Oikawa se puede enterar de que es key y me da MUCha RISA TENGO taNTOs DOCS de ESO

Prompt: “Creo que eres mi Key”


      
[el status de Oikawa de 'rebel' no cuenta para este AU u_u]


Eureka ingresó al departamento, cerrando la puerta tras de sí. Escuchó una canción muy pegajosa que inmediatamente llamó su atención y la jaló hasta dar con la fuente del sonido: era Oikawa, jugando un juego en su sofá. Le tomó unos instantes reconocerla, hasta que dio con que era parte de ese juego de Steam que le había recomendado a su amigo. Los mejores 20 dólares que había gastado en esa semana.

“Ohhh, estás jugando Night in the Woods,” le dijo, entrando finalmente a la sala.
“Yo, Eu~” canturreó Oikawa, despegándose de la pantalla de su laptop para sonreírle a la recién llegada. “Dame un segundo y salimos~”
“¿En qué parte vas?”
“Recién lo empecé hace un rato,” dijo Oikawa. “No me ha dado el tiempo para probarlo por los entrenamientos.”
“¿Cómo van?” Eureka se sentó en el sofá, colocando su bolso en la mesita central de la sala.
“Me estoy muriendo internamente, pero… lo disfruto mucho. El entrenador se ha puesto duro, ahora que el campeonato se acerca…”
“Me imagino que sus menús son para morir.”
“Lo he estado considerando,” bromeó. “Pero la dinámica de equipo ha mejorado un montón. Ushiwaka-chan… está más pasable, ahora.”
“Wow, ya ha pasado un poco más de medio año desde que se unió, ¿no?”
“Quién lo diría,” Oikawa cerró la tapa de su laptop. “Yo y él en el mismo equipo… Ah, por cierto, todos te extrañan.”
Eureka rio. “¿En serio? Fui la peor mánager del universo.”
“Nah, cumpliste con tu parte,” Oikawa le sonrió. “No tenías nada de experiencia y te costó, pero hiciste lo que pudiste.”
“Gracias, Tooru,” Eureka le devolvió la sonrisa, agradecida desde lo más profundo de su corazón.

Aún a pesar de todo, la experiencia en el equipo de vóley había sido entretenida, y se sentía orgullosa de sí misma porque junto con su exRebel, habían reunido a los hermanos Choi. Saeran se veía más animado con el deporte gracias a esto, y lo más importante: habían saldado la deuda con Saeyoung.

“Bueno,” Oikawa hizo a un lado su laptop. “Creo que me faltan mis llaves—” se levantó, pero se detuvo en seco cuando Eureka lo jaló de la manga de su polera.
“Oikawa…” empezó, dudosa. No era el mejor momento para traer el tema a colación, pero sabía que, si no lo hacía en esos momentos, nunca lo haría. “Uhhh, hay algo que me he estado preguntando. Desde que perdiste tus poderes, ¿te has sentido raro?”
“¿Mn? ¿Desde que renuncié? Pues un poco, pero supongo que es porque me extrajeron el chip ese raro y todo eso,” Oikawa la miró, curioso. “¿Por qué preguntas?
“H-haha, no, nada, supongo que me dio un poco de… ¿curiosidad?”
“¿Pasó algo contigo?”

Eureka tragó saliva. El coraje que había sentido hacía unos segundos se esfumó raudamente, dejándola con un miedo muy intenso hacia la futura reacción de Oikawa.

Eran sospechas, pero todo daba a entender de que estaba en lo cierto… y no sabía que tan atinado era soltar la sopa a estas alturas del partido. Después de todo, Tooru no necesitaba enterarse. Podía guardar el secreto para sí misma y ya.

“Nada, es que… no tengo key desde hace un tiempo,” al terminar su frase, volteó los ojos hacia un punto fijo en la cocina, sin poder dignarse a mirarlo a la cara. Los colores se le subieron a la cara, avergonzada con el tema.

La situación le parecía mil veces más vergonzosa que una confesión de amor… aunque en cierta forma, eran muy parecidas. 

“…¿Y eso que tiene que—? Oh,” Oikawa se incorporó, alejándose del respaldar del sillón de golpe. Apoyó sus codos en sus muslos, y tomó su mentón, pensativo. Al cabo de unos segundos, abrió los ojos y frunció el ceño. “¿Soy tu key?” le preguntó, y con eso, obligó a Eureka a encararlo.
“…Creo.”
“¡Eso es genial!” y la estrujó contra su pecho. Al parecer, se demoró un poco en procesar todo, y cuando le cayó como un baldazo de agua fría, se separó de Eureka. “…Eso no es genial.”
“Lo sé.”
“…Mierda, mi equipo me va a matar.”
“Iwaizumi es el que te va a… dios mío, cuando se entere, no sé qué te va a hacer…”

Ambos sintieron escalofríos al pensar en el spiker. Iwaizumi se había mostrado en contra del conflicto en todo momento, alegando que, además de ser tan problemático, amoral y demandar tanto de su amigo, no era saludable para Oikawa, puesto que tenía que esforzarse de más para cumplir con su deber como rebel y como capitán.

Oikawa pareció tener una epifanía. Se alzó de un brinco, y la señaló, visiblemente alterado por las noticias.

“¡TIENES QUE CAMBIAR DE KEY AHORITA! ¡AHORITA! Mm, ¡Hey!” Oikawa se cruzó de brazos, con una expresión de sabelotodo. “¡Uh… Hizumi-chan es perfecto para el puesto!” dijo, confiado de sí mismo, como si hubiera descubierto la pólvora.
Eureka negó con la cabeza. “En la vida tendría un key tan irresponsable como él. Me debe una muy grande, pero nunca tanto.”
“Awn ): él es muy genial, y eso que me cuesta admitirlo.”
“A veces me pregunto cuáles son tus estánd-- ¡PERO! ¡HEY! ¡No puedo decidir quién es mi key! ¡Sabes muy bien eso!” Eureka reaccionó finalmente. 
“Lo sé,” Oikawa suspiró, resignado. “Porque también me pasó.”
“¿…Te pasó qué?”
“Que no elijes quien es tu key. Sólo… pasa.”
“¿Tú tení—? ¿¡QUÉ!?”
“¡Jaja! ¡Caíste!” Oikawa soltó una risotada, aunque en su mente, se daba a sí mismo palmadas en los hombros por salvar la situación. Casi se delataba. “Ya, pero pongámonos serios, Eu. Es un honor, pero—” Oikawa se interrumpió a sí mismo, negando con la cabeza. “No, lo siento, haz como que no me escuchaste. Voy a ayudarte de todas formas.”
“Hey, no, no te pedí—”
“¡Nada!” Oikawa frunció el ceño. “No niegues mi ayuda, porque de igual forma voy a estar ahí para ti. Sé que aún no te asignan a un nuevo rebel, pero mejor es que desde ya, tengas a tu key de apoyo.”
“Pero aún no desarrollas poderes.”
“De seguro se tarda un poco más conmigo porque fui rebel…”
“Mm, buen punto,” dijo Eureka, fingiendo calma. En su mente, calculaba el mejor plan de escape para aquella situación.
“Eu,” Oikawa la tomó de los hombros. “Por favor, mírame,” le rogó, y a regañadientes, Eureka le hizo caso.
“¿Podemos hacer que esto no pasó?”
“Es muy tarde para eso,” dijo Oikawa.
“No quiero cargarte con más… es muy injusto para ti. Por eso renunciaste…”
“Pero no puedes ignorar lo que sientes, no vas a cambiar de key de la noche a la mañana. Si tengo que seguir en esta batalla, es por algo. Y si sé que te puedo ayudar, no me voy a quedar de brazos cruzados.”
“A veces eres muy lindo, Tooru,” Eureka le sonrió.
“…” Oikawa se quedó sin palabras. Se vio obligado a soltar a la HiME, y se giró hacia la izquierda para taparse la cara con las manos, producto de la vergüenza que sentía.
“Omg, te quebré.”
“ME QUEBRASTE” y la señaló. “¡Uno no suelta cumplidos así de la nada!”
“¿Tus fans siempre lo hacen?”
“¡Pero tú eres mi amiga más cercana! ¡Y acabo de enterarme que soy tu key!”
“Ah,” ahora era ella la que se tapaba la cara.

El cerrojo de la puerta principal empezó a sonar, y en pocos segundos, Iwaizumi ingresó a la sala, para encontrarse con sus dos amigos en la misma posición: cubriéndose el rostro con las manos, y gritándose tonterías.

“Díganme que ya están, por favor,” Iwaizumi rodó los ojos, mientras cruzaba la sala para llegar a la cocina.
“¡IIIIIWA-CHAAAAN!” gritó Oikawa. “¡NO ES ESO!”
“De hecho, yo le contaba a Oikawa que—” Eureka se interrumpió a sí misma al recordar que Iwaizumi podía reaccionar de una manera muy violenta al hecho de que Oikawa seguía involucrado en el conflicto Rizembool-Hanasaki. “que… QUE SÍ, ÉL ME GUSTA”
“¿QUÉ?” Oikawa soltó un alarido que retumbó por todas las paredes del departamento.
“Ah,” Iwaizumi abrió los ojos de la sorpresa. “Yo lo decía por joder, pero felicitaciones. Oikawa hablaba mucho de ti, ya era hora.”
“¿…En serio?”
“¡IWA-CHAAAAAN, NOOO!”
“Shittykawa, te estoy haciendo un favor,” Iwaizumi se llevó una mano a la cara. “En fin. Pensé que ya se habían ido, pero bueno, tendré que esperarlos afuera. Me llaman cuando van a salir.”
“Okay,” Eureka asintió.
“Los veo,” Iwaizumi salió del apartamento, dejándolo solos de nuevo.
“¿¡P-POR QUÉ DIJISTE ESO!?” le recriminó Oikawa, acusándola con el dedo.
“¡¿QUERÍAS QUE IWAIZUMI SE ENTERE DE QUE ERES MI KEY?! ¿Y DE TU SPEECH?”
“Ah, cierto, cierto,” Oikawa asintió. Eureka tenía razón… aunque no fue la mejor forma de evadir ese tema, logró que Iwaizumi no sospechara del asunto de las HiMEs, y eso era una victoria para los dos.
“Peroloquedijeesverdad,” murmuró la HiME, luego de unos instantes de silencio.
“¿Qué?”
“QUE ES VERDAD” lo gritó, mirándolo fijamente.
“Oh,” Oikawa se veía muy confundido. Se demoró unos instantes en procesar todo, y cuando los engranajes de su mente finalmente hicieron click, la abrazó.
“¿Q-qué haces?”
“Algo que debí hacer hace un tiempo,” dijo Oikawa. “Iwa-chan ya me delató, así que no tengo nada que esconder.”
“Wow, hasta puedes aparentar ser maduro a veces~”
“¡Eu!”

La HiME lo tomó de las mejillas, y luego, las pellizcó.

“¡AYAYAY!”
“Llamemos a Iwaizumi, que debe andar echando humo.”
“No creo, ya estaba harto de escucharme hablar de lo mismo una y otra vez, así que ahorita de seguro anda un poco más tranquilo~” canturreó Oikawa. “…Al menos, hasta que se entere de que soy tu key.”
“…TOCA MADERA”

Al otro lado de la puerta principal, Iwaizumi se empezó a reír. Oikawa y Eureka intercambiaron miradas, y se quedaron fríos.

“Son un par de idiotas, no hay nada que hacer,” les gritó Iwaizumi desde afuera del departamento.
“¿…Hace cuánto estás ahí, Iwa-chan?” Oikawa sudaba frío.
“Desde que confesaste que eres su key, Shittykawa,” Iwaizumi abrió la puerta para entrar de nuevo a la casa. “Pero no entiendo qué tan cojudos pueden ser como para no darse cuenta de que eso no me importa ahora.”
“¿Ahora que…?”
“Ahora que están.”
“Oh.”
“Felicidades,” Iwaizumi les sonrió, sincero. Para alguien que siempre andaba con el ceño fruncido, Hajime tenía una sonrisa preciosa.

Eureka y Oikawa le esbozaron una de vuelta.


« Last Edit: March 27, 2017, 03:07:52 AM by Eureka »


Eureka

ahhhhhhhhHHHHHHHHHHHHHHHH

falta uno ;_;

Prompt: “Personaje A encuentra a HiME/Rebel herid@ después de una batalla y procede a cuidarl@ ”


   


Cambió de postura al sentir un dolor intenso en su espalda: programar encorvado en su cama estaba matándolo, pero le faltaba tan poco para terminar que sentía que aún podía aguantar un poco más. Había prometido a su grupo terminar con su parte para mañana, y debía cumplir aún a pesar de todo. Era cuestión de minutos para acabar con el encargo.

Como nunca, sin embargo, le había tomado más tiempo de la cuenta. Estaba muy seguro de que se debía a la preocupación que sentía: no había oído nada de Sho en un día entero, y considerando lo peligrosa que se había puesto la pelea entre Hanasaki y Rizembool en el transcurso de las semanas más recientes, eso sólo podía significar que algo le había ocurrido.

De sus amigos rebels, Sho era el que la tenía más difícil: su HiME era una veterana que había participado en el conflicto en reiteradas ocasiones. Su habilidad era digna de admirar, y además, su key había sido su knight antes, por lo que él también tenía experiencia con la lucha.

Souji suspiró hondamente. No le servía de nada darle más vueltas al asunto. Solo conseguía sentirse peor, puesto que no podía hacer nada al respecto. Ni Kaneki sabía acerca del paradero de su hermano, así que solo le quedaba esperar su regreso.

Un toque en su ventana lo alarmó, y dejó su laptop en la mesa para levantarse a ver qué pasaba.

Se le volcó el corazón a ver a Sho, malherido y a punto de perder el balance. Había utilizado su camisa para detener el flujo de sangre que salía de una gran herida que partía del lado derecho de su estómago, mientras que otro retazo de tela andaba amarrado en su hombro con la misma función. Lamentablemente, la profundidad de los cortes jugaba en su contra, y las vendas improvisadas no habían podido parar la sangre que emanaba a borbotones y manchaba sus ropas.

Souji se apresuró en abrir la ventana y ayudarlo a ingresar. En el proceso, la alfombra de su cuarto y el alféizar se tiñeron de rojo carmesí, pero en esos momentos, era lo que menos importaba para él. Sho se apoyó en sus hombros hasta llegar a la cama, donde se desplomó, luego de dejar sus katanas en el piso.

“Lo siento,” su disculpa sonaba forzada, pero Souji sabía que era sincera. “No alcancé a—” Sho se interrumpió al gruñir por lo bajo. Respiró para poder continuar, aún a pesar del dolor. “A llegar a mi departamento.”
“Mn, no, no te preocupes,” Souji intentó sonreírle, pero fue en vano: la preocupación que sentía era tanta que no podía fingir tranquilidad. Corrió a cerrar su puerta con llave, para evitar interrupciones. “No te esfuerces en hablar, ya de ahí me explicas qué pasó,” le dijo, y luego, sacó de su armario el maletín que tenía con medicinas, vendas y otros implementos para situaciones como esa. Hacía mucho tiempo que no lo usaba, pero cada cierto tiempo lo revisaba para renovar sus contenidos si es que se vencían, sólo por sea caso. Y en esos momentos, no se arrepentía de ser precavido.

Con sumo cuidado, ayudó a Sho a sacarse el polo manga cero. Souji presionó levemente la herida de su estómago con la camisa ensangrentada antes de deshacerse de esta, haciéndola a un lado. Repitió lo mismo con la herida que portaba en el hombro, y luego, las observó fijamente para determinar cuán profundas eran.

Sintió un gran alivio al notar que los cortes eran muy similares a los que él y Adachi habían tenido en varias ocasiones durante el conflicto pasado, y por la experiencia de haberlos tratado antes, no le sería tan difícil suturar las heridas de Sho. Un poco más tranquilo, sacó unos guantes descartables del maletín y se los colocó. Dejó los implementos (hilo, pinzas, gasas, portaagujas, etc.) en la mesa, y jaló una silla para sentarse frente a la cama.

Soltó un suspiro antes de ponerse a trabajar.





“¿Souji?” la voz de Sho lo sacó de sus pensamientos.

Era de madrugada cuando notó que había despertado. Se veía mucho más sano: el color había regresado a su semblante, y, a juzgar por las pulcritud de las vendas que rodeaban su torso, parecía que la cicatrización de sus heridas no tardaría mucho. Había esperado que se abrieran de nuevo durante el transcurso de la noche, pero los puntos de suturación parecían haber funcionado. Aún así, Sho debía ser cuidadoso el resto de la semana, sin hacer mucho esfuerzo.

“¿Cómo te sientes?”
“Hecho mierda,” comentó el rebel, observándolo desde su lugar en la cama. “Peor cuando recuerdo todo lo que te debo por lo de hoy.”
“No me debes nada,” le aseguró el peligris. “Estoy para ayudarte.”
“Aún… así,” Sho se acomodó en la cama, de tal forma que podía verlo a los ojos. No pudo evitar la mueca de dolor que se le escapó al cambiar de posición y recostarse en la almohada detrás de él. “Sé que no te molesta ayudar, pero a mí si me enoja recibir tu ayuda. Estás con tantas cosas encima y vengo a ti con esto…”
“Pero son cosas diminutas en comparación a tu problema. Hubiera sido inhumano abandonarte a tu suerte cuando tengo experiencia dando primeros auxilios.”
“Yo no te pedí—”
“Sho, tú mismo lo dijiste: no alcanzabas a llegar a tu casa, por eso te apareciste aquí. No seas terco, por favor.”

El rebel abrió la boca para refutarle, pero se dio cuenta de que no podía negar las palabras de su amigo. Cada acción de la noche pasada había dejado en claro que Souji era su primera opción a la hora de pedir ayuda, por más vulnerable que se mostrara en el proceso.

“Fue una trampa, el ataque. Key y HiME aprovecharon una distracción mía, y aunque convoqué orphans, no pude esquivar a tiempo sus ataques sincronizados.”
“Eso fue… ¿ayer?”
“Sí, en la tarde. En la mañana tuve que alejarlos de la ciudad, porque temía que se ensañaran con alguno de ustedes. Pero ya tenían preparado todo, y fui lo suficientemente estúpido como para caer.”
“Su key es estratega, ¿no?”
“Exacto,” Sho suspiró. “Y aunque lo niegue, lo cierto es que también necesito un poco de estrategia y conocimiento de tácticas para poder ganar esta batalla.”
“…Y necesitas una princess.”
“Eso no es necesario,” Sho rodó los ojos.
“Sho,” Souji empezó a trazar con sus dedos los bordes de un par de cicatrices que adornaban el brazo de Sho. Así como este, su torso y otro brazo también contaban con marcas de batallas pasadas. “Esto debería ser suficiente para hacerte ver que no puedes continuar así.”
“La mayoría de esas cicatrices son por entrenamientos,” contó Sho. Prefirió hacer a un lado la mirada, distraído por el roce de los dedos de su amigo. No sabía si a eso se debían sus escalofríos, pero tampoco le incomodaba tanto como para quejarse. “Las dos heridas de hoy son por culpa de mi HiME.”
“¿Quieres más de estas, entonces?”
“No, pero—”
“Entonces, mañana… ah, no. La semana que viene iremos a pedirte una princess.”
“Esto no es nada—”
“Tu cuerpo tiene un límite. No vas a poder continuar con más de estas heridas—”
“Souji, basta,” Sho lo cortó. “No vine para que me des un sermón, carajo,” y cogió su mano, para detenerlo.

El rebel se demoró unos instantes en darse cuenta de lo que había hecho, y la soltó como si se tratara de agua hirviendo. Souji notó su reacción y soltó una risa despreocupada: aún a pesar de todo lo que había ocurrido entre ellos, Sho seguía con el afán de ocultar lo que sentía, por su temor a mostrarse vulnerable ante él. Pero ese día, con su estado post-pelea, ya lo había hecho. No habían más motivos para guardarse la verdad.

“¿Está mal que me preocupe por ti?” preguntó con un hilo de voz. “Te ví y pensé lo peor, Sho.”
“Qué exagerado,” Sho sonrió de lado. “No soy tan débil.”
“Lo sé, pero… no entiendes, no quiero tener que pasar por esto de nuevo.”
Sho rodó los ojos. “No darás el brazo a torcer con el asunto de la princess, ¿no?”
“No.”

Sho suspiró, resignado. Se armó de valor, y tomó la mano de Souji, entrelazando sus dedos.

“Lo pensaré.”
 
Souji abrió los ojos de la sorpresa, pero se encontró a sí mismo sonriendo en cuestión de segundos. Estrujó su mano, y asintió.

Se levantó, inclinándose levemente y apoyándose en la cama para darle un corto beso. Aún a pesar de los nervios, Sho le correspondió con una suave presión de sus labios.


Sayi

Actualizo la Candy Jar!

@Cho y @Kana : Ya cumplieron con el mínimo necesario para canjear la firma, felicidades! <3 Por favor guíense del ejemplo del primer post y mándenme por privado las imágenes que quieren que use en las suyas.

Al resto de gneis a ponernos las ganas >:3 recuerden que tienen hasta Domingo 2 de Abril!



Cho's Candy






Kana's Candy







Mimi's Candy







Sayi's Candy







Puri's Candy

 




Eureka's Candy







(。・ω・。)ノ♡

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Oh, dream maker, you heart breaker
Wherever you're goin', I'm goin' your way


Mery

Ok, quería dejar esto después de postear algo en el tema principal del HiME fic, pero aún tengo que retocarlo OTL
En cualquier caso, esto es un AU sooo no afecta en nada :’D
imágenes cutres coming soon



Escribe un HiMEfic en otro idioma.



It didn't come as a surprise, really.
 
She was new in Japan and didn't have enough time to make new friends, let alone find a love interest. So who else could be her Key? Just one name came to her mind and she found herself feeling relieved thanks to that.
 
Alexy was her best friend, maybe even  more than that. They could talk about anything and everything, there were no secrets between them. Alice was completely sure she had a better connection with him than with Glen, her older brother.
 
So finding out he was her Key made her feel at ease. She loved Alexy quite a lot, proof of that was the fact that she convinced him to travel all the way to Japan just because she couldn't bear the idea of them being apart. Of course Alexy accepted eagerly, he wanted to get out of home and liked the Japanese culture since forever, so it was a win-win situation.
 
Therefore, telling him about his new position as her Key was going to be relatively easy. Alexy would probably find it endearing, even, since he already considered her a little sister and wanted to help her with everything related to the HiME world. Glen in the other hand was going to be a literal pain in the ass.
 
Her brother had no problem showing his discomfort around Alexy, he didn't like him since the beginning, when they were just kids. Alice didn't understand what was wrong with him, but since their father said it was ‘Glen’s way to show his concern’ she mostly ignored it.
 
Now though, it was getting a little annoying. Glen was against the idea of them living in the same apartment –which was the original plan– and was very vocal about it, too. Long story short: Alice ended up living with Glen while Alexy had to look for a room near Hanasaki.
 
"So I heard your Child appeared."
Of course he knew. Alice wouldn't be surprised if Glen went to ask Miranda Lot herself to make sure if that was true. And jet, Glen was unable to ask for permission before getting inside her room.
"So what if it did?"
"It's him, right?" He said cautiously. "Your Key."
Alice scoffed. "I don't know why you're even asking if you already know the answer."
"I'm just guessing."
"Well, I'm new to this HiME vs. Rebel thing, Glen. I'm pretty much lost, but OK, if you want to focus on that, then YES, I'm sure it's him. Happy?"
 
Glen rolled his eyes and got near the end of the bed, Alice was sitting there looking at her unpacked luggage. Now that she was a HiME, she had to move to a special building in the campus with the other girls.
 
"It's not like I'm enjoying this, Alice." He said. "But I warned you."
"I’m not in the mood now, Glen."
"Just listen to what I have to say then." Glen took a seat beside her and continued. "Maybe you shouldn't tell Alexy."
 
A couple of seconds passed before the words registered in her mind.
 
"What the hell?!" She snapped. "Why wouldn't I tell him? That's supposed to be important. If you're joking, it's not funny, Glen, at all."
"I'm serious, Alice. At least consider it."
"Consider what? Being in denial? Lying? Avoiding Alexy all together?"
Glen shrugged his shoulders. "You can pretend not to know how the Child appeared."
"Oh, sure! It could work." Alice nodded. "Well, it could, you know, if it wasn't because I DON'T KNOW HOW TO LIE TO SAVE MY LIFE!"
"Don't scream when I'm right beside you!" Glen smacked her at the top of her head. "It's not so difficult."
"But it's true, I'm bad at it!"
"Fucking. Try."
"What for?" Alice huffed. "It's going to be pointless."
"Don't say that before trying."
"I don't want to try in the first place!"
"If he is your friend and you actually care about him, you will."
 
With that, Alice shut her mouth and  avoided looking at her brother, not because she was nervous, but because she knew he was now giving her a knowing smile (and God knew how much she hated that smiled).
 
"You are the worst, you know that?"
Glen, the asshole, actually laughed at that. "Yeah, I do. But this is necessary."
"Nonsense! Alexy isn't going to bat an eyelid: I’ll tell him, we’ll laugh and everything will remain exactly the same. Fin."
"But what if it doesn't?" He insisted. "Knowing the full extent of your feelings could be too overwhelming for him. It could even turn out awkward for both of you."
"…You make it sound like I'm going to confess or something."
"Your Key it's the most important person in your life, the one you love the most." Glen remained her. "It's pretty much the same if you ask me."
"Ok ok, hold on." Alice shook her head feeling confused. "I think I need to make this clear, I love him–"
"That much is obvious." He interrupted.
"Like I was saying, I love him but I'm not in love with him. It's different."
"Are you sure you can tell the difference?"
"Well, yeah? It's more like fraternal love, I think." She tried to explain. "I mean, I never had the need to question my own feelings?"
"Maybe it’s time to start doing it."
"Right now? With you? Here?" Glen nodded sharply. "Um, I don't think that’s a good idea tho?"
"You have someone else in mind?"
"Eh, no, but this conversation is kind of… weird? It’s making me feel flustered."
"Don't be, we're family."
 
Glen was talking with such an stern face, Alice thought she was going to snicker at any second, but that would kill the mood and she couldn’t afford that. 
They didn't have this ‘bonding’ moments since the last time he spent Christmas in England around two years ago, and their father was there too. This was more intimate.
 
"Oh my God, Glen, I don’t think that's how it works." Alice tried to clear her throat to avoid laughing. "Anyway, since when are you a love expert?"
"I'm not, but I can try."
"Oh man."
 
There was something about Glen that she almost forgot: he never did romance. He always turned down any girl who tried to get close to him when they were young and, as far as she knew, he didn't get any girlfriend at high school or the university. (She would know that by now, Shinya loved teasing her brother and that was a piece of information he would definitely share with her.)   
 
"We're so hopeless." Alice laughed nervously. "Can't we forget about this conversation and look for something to eat? I'm starving."
"No, Alice, you're not getting out of this so easy."
"But I already got your point!” She groaned. “I'll figurate this out on my own later, I promise."
"No, you'll magically forget everything." Glen ran a hand through his hair and closed his eyes to ponder his next words. "Look, Alice, I'm not saying you should try to change your feelings. Even I know that's stupid. But you need to confront them, your feelings may have changed over the years and that's a possibility."
"And I already told you it's not like that. Please."
"Ok, if I'm wrong, then great, you can forget everything I said. But if I'm not, you'll need to accept it. I know you won't force your feelings on anyone, so if you want to let go and move on, you have to take this step first. Don't wait until it's too late."
Biting her lips, Alice reluctantly agreed. "Ya, I get it."
"I'm telling you this because I don't want you to get hurt later."
"And I really appreciate it!" She almost whined. "But I know where I stand, I have known it from the very beginning and that's not going to happen. It's just–impossible, out of question. You may think I'm taking it lightly but it’s true. There's no reason for you to be worrying about me, Glen. I mean, I know you care and I don't want to be ungrateful, thank you but that's more than enough. Besides–"
 
Glen put a hand on her shoulder, she was talking way too fast, tripping over her words, and he knew from experience that it would go downhill if he didn't stop her. 

 
"It's okay." He said softly. 
 
Alice looked taken aback for a second, years of being apart made her forget how perceptive Glen could be. He gave her a little small and suddenly she felt like a little kid all over again, being comforted by her brother after a specially hard day.  It made her feel at home, but for some reason it also made her feel exhausted. She did smile back though.
 
"We're worrying over nothing." She said in a small voice. "Alexy is gay anyway, so nothing is going to change between us."
"Well, you're right about that one, sis." He accepted before getting up to go towards the door. "Alexy is gay."
 
The ‘but you're not’ was left unsaid.
 
The door closed right after that and Glen was finally gone. With a frustrated sigh, Alice let herself fall flat in her bed as Miranda's words echoed in her mind.
 
"Almost anyone can be a Key, it depends completely on your feelings. Your desire to protect this person, your love for them, will fill you with power and determination."
 
Alice buried her face in the pillows.
 
"So in order to get this Key I need to fall in love?"
"Not necessary. You can love someone without it being romantic. Your Key could even be a member of your family."

 
Shit.
She felt like punching herself.
 
"It can be platonic then?"
"There are many types of love, but yes, it can be platonic. As long as your feelings are strong it shouldn't be a problem."
"I see."
"Also, it doesn't need to be reciprocated."

 
This was going to be more difficult than she originally thought, right?


Shura

Me apunto a la actividad :) no se si por tiempo podré llegar al premio, pero al menos me quito las telarañas de escribir en el fic Hime.

No tengo icons :_D



“Hey tengo que fotografiar a alguien para mi clase, ¿podrías ser mi modelo?”



Nero iba pasando su vida universitaria sin demasiados altibajos, pero aquello era auténtica vida, hace tres años había agotado el cupo de disgustos durante la época Hime y desde luego no quería tener nada que con todo aquello nunca más, ahora su máxima, era preocuparse por sacar la mayor nota posible para los trabajos de clase.

Su siguiente tarea, era un reportaje fotográfico, el profesor les había pedido que esta vez las imágenes retratasen a personas, por supuesto no estaba permitido utilizar ningún programa de edición, el profesor tenía maneras de averiguar si sus alumnos habían hecho trampas, así que no iba a arriesgarse a suspender.
Buscó en secretaría si había algún alumno que se hubiera ofrecido de voluntario como modelo, extendiendole el mail de contacto de una de las voluntarias y reservando una de las cámaras reflex. Nero se sintió afortunado cuando la tal Ringo le contestó en apenas una hora, quedando al día siguiente para la sesión.



Se reunieron en la entrada de la facultad de  periodismo, Nero se rasco la nariz al presentarse, no esperaba tener una modelo tan guapa, Ringo se recolocó las gafas de un toque en la montura, bajando la mirada con timidez.
-Gracias por elegirme como modelo.
-Realmente me dieron tu dirección en secretaría -quiso morderse la lengua en aquel momento al ver como Ringo soltaba un lamento, Nero era un absoluto cero a la izquierda a la hora de relacionarse con chicas.
-¡Pero eres una modelo perfecta!
-Espero hacerlo bien, este es mi primer trabajo.
-Seguro que sí -pensó -”por el bien de mi nota”.

Nero se ajustó la banda de la bolsa donde tenía la cámara.
-Tendríamos que darnos prisa para aprovechar la luz, ¿qué te parece ir por el bosq-? -Se entrecortó al percatarse que Ringo iba al interior del edificio, antes de poder llamar su atención, está se fue hacía el baño de mujeres, dejando a Nero en el sitio y sin más remedio que esperar.
Pero la cosa comenzó a ponerse seria cuando ya llevaba ahí quince minutos sin señales de Ringo… ¿quizás se tratase de miedo escénico por ser su primera vez de modelo?
-¿Estas bien? -Preguntó un par de veces cada vez alzando más la voz para asegurarse de que Ringo le escuchaba desde fuera.
-¡UN MINUTO!
Al menos con aquel grito apasionado, Nero estaba casi seguro de que no se trataba de miedo escénico. Cinco minutos después, Nero hubiera deseado que se tratase de eso.
Ringo apareció de buena guisa con uniforme de marinerita y una peluca rubia de largas coletas, exhibiendo movimientos exagerados y poses ilógicas.
-¡Ya estoy lista para combatir el mal!
-¡No! Ringo espera, no nos hemos entendido… preferiría que fueses natural -Nero se veía perdiendo la beca y el consiguiente enfado de su madre que le obligaría a buscar trabajo para pagarse la asignatura y todos los desastres naturales reunidos a causa de aquella chica…
Tan centrado estaba en su desgracia, que no pudo detener a Ringo cuando regresó al baño, esa barrera infranqueable que Nero no podía atravesar y que lo dejó al otro lado con la palabra en la boca mientras esperaba, a saber cuanto, que Ringo volviera a salir.

Aún tuvo que disuadirla cuando salió con un modelo propio de una fiesta, maquillada y con el cabello arreglado en extremo.
-Este es mi estado natural.
-¿Así es como vienes todos los días a la universidad?
-Puesss…
De nuevo desapareció dentro del baño, Nero temía que cuando terminase por decidirse, la luz hubiera desaparecido.

Descartó también un estilo gótico y ya cansada de que le obligase a tantos cambios, salió a medio desmaquillar y vestida con lo primero del perchero que había improvisado en el baño, dispuesta a retirarse de aquel voluntariado… caprichosamente, Nero se había mostrado encantado con aquel estilo grunge y la había arrastrado a una de las aulas ya que en el exterior no había la suficiente iluminación.   
-¿Y ahora qué hago?
“¿Pero no era ella la modelo?” -Se percató de que estaba algo alterada por hacerla cambiar de ropa todo el tiempo-. Se te da muy bien hacer cosplay, ¿seguro que es tu primera vez como modelo?
Había dado en la tecla adecuada.
-¿Lo has notado?
Nero apretó el botón justo cuando sonreía, soltando aire y rezando para que hubiera quedado justo como había visualizado.
-Tienes un talento nato -seguía el patrón de alargarla, realmente funcionaba para que se mostrase natural, quizás no fuera tan difícil hablar con chicas al fin de cuentas. 
Ringo soltó una risilla traviesa.
-Me caes bien Nero, deja que te ayude para conseguir la nota máxima.
-Gracias Ringo, pero dejame el trabajo a mi… ¿¡pero que demonios!?

Alrededor de Ringo flotaban cenizas candentes mientras ella posaba sonriente ajena al peligro.
-Ah, no te preocupes por esto, es para darle un efectillo.
-¿¡Pero de que efectillo hablas!? ¡Qué vamos a salir ardiendo!
-Lo tengo controlado, es mi poder Hime.
-¿¡Qué!? -La mala suerte con estas chicas no dejaba de perseguir a Nero, junto con una de las cenizas candentes que cayó al interior de la bolsa de la cámara, levantando una humareda que activo los aspersores de seguridad junto con la alarma antiincendios.
La máscara de pestañas y el eyeliner de Ringo corrieron por su cara mientras Nero hacía su última fotografía.
-Lágrimas negras…
-Se llama maquillaje.
Cubrió la cámara del agua bajo su chaqueta.
-¿Esto es tener tus poderes controlados?
-Yo manejo el fuego… -intentó excusarse inútilmente-, ¿pero a qué han sido unas fotos estupendas?
-Si apruebo ya te contaré, ¿podemos irnos antes de que nos pillen y nos expulsen?



Deidara

AU del HiME, que no pasará porque sería demasiado obvio u_u me gustó pero no llegué a acabarlo como me hubiese gustado tiempo y no querer alargarlo en exceso así que tal vez sea una idea que desarrolle en el futuro en el patio o algo


Romance HiMe/Rebel
El caos en la mansión HiME era
 inconmensurable – ataque sorpresa por parte de Rizembool. El primero desde la vuelta de las HiMEs. La mayoría de chicas todavía no se habían encontrado con sus respectivos Rebels.

El ataque había logrado su propósito de tomarles por sorpresa.

Probablemente, ninguna otra se había sorprendido tanto como Deidara.

*

Una de las situaciones que Deidara no sabía cómo enfrentarse a, tras su vuelta a Japón, era la de volver a encontrarse con Zoro. Lo que sí sabía era que iba a ser un momento incómodo en el que ambos tendrían mucho que decirse, pero que ninguno de los dos sabría por dónde empezar. 

A pesar que nunca habían llegado a ser nada serio, Deidara se había preguntado en más de una ocasión en qué habrían acabado si ella no hubiese huido a Barcelona. Algo estaba claro que había habido, pero nunca había llegado a suceder. Por eso el reencuentro, era igual de temido que de esperado…

Pero… no se esperaba que el reencuentro fuese así.

Ya de por sí enterarse que Zoro había empezado a estudiar en Rizembool fue suficiente sorpresa.

Pero el encontrarse con su nuevo Rebel… y descubrir que a quien le habían asignado, no había sido ninguno otro que Zoro… aquello ya era demasiado.

 Zoro parecía tan incómodo como ella en aquel momento. Ninguno de los dos pareció saber qué decir.

Deidara aprovechó todo el alboroto para escabullirse entre sus compañeras, y huir por el momento de tener que enfrentarse a aquella situación.

*

“¡Rebel! ¡Eres un – mi Rebel! ¿¡Se puede saber en qué estabas pensando?!”

En la mansión HiME había demasiado ajetreo, tratando de volver a la normalidad después del ataque conjunto de los Rebels. Parecía haber sido más bien un aviso, pues ninguna de las chicas había salido gravemente herida.

A pesar que sus compañeras estaban ordenando y arreglando los imperfectos, Deidara había huido a la mínima oportunidad que se le había presentado, pues no podía posponer la conversación por más horas.

Era la primera vez que, después de tres años, se dirigían la palabra. Qué forma más triste de hacerlo.

“¿¡Y tú?! ¡Tú has vuelto por volver a ser HiME! ¡Después de todo lo que Hanasaki n — os ha hecho pasar!”
“¿¡Y eso te da derecho a tú unirte al bando contrario?! ¡Ellos son igual o peor que Hanasaki!”
“¡No ent—”

Luffy, compañero de piso de Zoro, incómodo por la situación, sintiéndose como el niño que ve a sus padres pelear, trató de calmarles un poco.

“Chicos, creo que deberiáis—”
“¡Vuelve a tu habitación, Luffy!” Gritó Zoro, a la vez que Deidara le mandaba, “¡Tú no te metas!”

Luffy pareció pillar el memo, porque no tardó en desaparecer, aunque algo disconforme.

Ambos no olvidaron que estaban discutiendo apenas segundos atrás.

“No deberías haber aceptado volver a ser HiME,” dijo Zoro, aunque esta vez, al menos sonando más calmado que antes.
“¿¡Y cómo iba a asegurarme desde Barcelona que no volvíais a salir heridos?! Tú no deberías haberte ido a Rizembool. Y mucho menos, aceptar ser Rebel.”
“¿¡Y qué iba a…?! ¿Qué iba a hacer después de enterarme que habías vuelto para ser HiME de nuevo? ¿Ver cómo volvía algún gilipollas de Rizembool a destrozarte la vida? ¡Al menos así me aseguraría que no volverían a hacerte daño!”

Antes tales declaraciones, los dos se quedaron callados durante unos segundos.

El silencio pareció hacerse eterno.

“Eres… ¡eres gilipollas!”

Y con eso, dejando a Zoro con la palabra en la punta de la lengua, Deidara se fue, casi corriendo.

*

A la vuelta a la mansión HiME, Deidara se encontró con que la casa estaba ya prácticamente arreglada, volviendo a funcionar como un día de cada día. Miranda sin duda había movido sus hilos para asegurarse que la vida de las chicas volvía a la normalidad con toda rapidez.

En la sala de estar, las chicas comentaban los sucesos del día anterior. Algunas se giraron para saludar a Deidara cuando la escucharon entrar, pero ella no quería unirse a la conversación. Esperaba que ninguna de ellas se hubiese percatado de la identidad de su Rebel, pues quería evitar el tema incómodo de conversación.

Se encerró en su habitación, pero las paredes pronto se le hicieron pequeñas. Se sentía atrapada, y no podía dejar de pensar en la situación que había vivido apenas una hora atrás. A Zoro admitiendo que si, había aceptado ser Rebel, había sido por Deidara.

Ya se lo había dicho, pero – era gilipollas.

Aunque ella también lo era, por no haber hecho nada antes al respecto.

*

Zoro vivía en unos apartamentos a apenas veinte minutos a pie de Hanasaki, y ambos se encontraron a medio camino.

“Zoro—“ dijo la chica, a la vez que el chico decía su nombre. No le dejó continuar
“Sé que no vas a decir que no a ser HiME. Así que al menos, déjame que yo pueda ayudarte en cierta forma.”

Deidara quiso recordarle a Zoro en ese momento que ya lo había hecho en cientos de ocasiones anteriormente. También, siendo su Key.

“Hey,” Zoro sacó a Deidara de su ensimismamiento. Sus frentes chocaron. “Saldremos de esta. Juntos.”

Juntos.

*

Meses más tarde, su sangre manchaba sus manos.

Un accidente.

Aquello se suponía que no debería haber pasado.


Apple

No me pude resistir a este prompt c:

Quote
10 años más tarde, la vida de tu HiME ha dado un giro de 180°. Nada es como antes. Todo cambia cuando vuelve a reencontrarse con tu Key, con quien había perdido contacto.


Las carreteras en Estados Unidos parecían infinitas, algunas demasiado solitarios y aislados. A Sheryl no le gustaba mucho la idea de viajar sola en auto y ahora que su auto se había averiado a mitad del camino no estaba nada contenta. Extrañaba ya tener en brazos a su bebé, la seguridad que le daba la compañía de su esposo y la comodidad de su casa victoriana en Maine.  Pero ahora estaba en medio de la nada en Vermont, su carro varado y su teléfono oportunamente se había quedado sin batería. Maldiciendo, tiro su celular por un lado y se regañó a si misma por no reservar boletos aéreos a tiempo.

Vio a su alrededor. Solo bosques, sin una gasolinera o casa a la vista, y en los veinte minutos que había pasado ahí ni un solo auto había pasado. Estaba 100% segura estaba perdida después de un mísero intento de tomar una ¨ruta alterna¨ para llegar a Nueva York más rápido. Hacía mucho, mucho tiempo que no se sentía tan desvalida e indefensa. Recordó sus tiempos de HiME, lo empoderante que era tener poderes, patearle el trasero a su Rebel y tener amigas que eran HiMEs también. Era increíblemente extraño como paso de ser una magical girl en Japón a ser una "working mom" en Estados Unidos, todo parecía un sueño- excepto que tenía un montón de cicatrices que le recordaban sus andadas como HiME. Decidida a usar un poco del girl power que le quedaba y no pasar la noche en su auto a un lado de una carretera que parecía salida directamente de una pelicula de terror, salió de su camioneta Ford y buscar entre sus cosas el cargador de su teléfono. Creía haberlo olvidado en casa, pero nada perdía con ir a echar un vistazo. Talvez tendría un poco de suerte.
------------------
Frustrada cerró la cajuela de su auto. Definitivamente NO había empacado su cargador. "Pero vaya que eres una tonta" se dijo a si misma antes de que el ruido de una motocicleta captara su atención. A lo lejos una Harley Davidson se acercaba. El conductor se detuvo junto al carro averiado de Sheryl que trato de no entrar en pánico; "solo espero que no sea un Hell's Angel o un asesino en serie".

- ¿Necesita ayuda señorita? -

"Señora" Sheryl tuvo que contenerse para corregirlo.

-Eh... um... mi auto se averió y mi teléfono no tiene batería, apreciaría mucho si me prestara el suyo para llamar a mi seguro...-

-Me sabe mal Sheryl-dijo el motorista mientras se quitaba el casco y disfrutaba la cara de susto que Sheryl puso al oír su nombre -pero déjame decirte que mi teléfono tampoco tiene carga.

-Souji...-

El seguía siendo el mismo, pero su contextura se había vuelto aún más gruesa y la sombra de una barba incipiente se dibujaba por su barbilla. En seguida una serie de flash backs paso por su cabeza y sintió como sus ojos se llenaron de lágrimas involuntariamente.

-No creí que nos volviéramos a encontrar, y mucho menos bajo estas condiciones- le dijo el mientras se bajaba de la moto y abría el capo del auto de Sheryl.

- ¿Crees que puedas repararlo? - le preguntó ella ignorando su comentario. Aún así le era difícil disimular las lágrimas en sus ojos.

-Bueno... no se ve bien. Tendrás que llamar a una grúa. Hay un restaurante a unas tres millas, supongo que ellos tendrán un teléfono-

Sheryl hizo cálculos mentales. Tardaría un par de horas en llegar al restaurante caminando. Al instante descartó la idea - ¿Crees que puedas llegar y llamar por mí? -

-Podría hacerlo, pero dudo que la grúa llegue acá en menos de tres horas. Por si no te has dado cuenta estamos en medio de la nada y ya está anocheciendo. Sera mejor que vengas conmigo y te regresare cuando la grúa este aquí- le explicó el mientras sacaba de una de las bolsas de cuero de su motocicleta un casco extra.

Sin dudarlo ella se puso el caso y se acomodó atrás de el en la moto. Tímidamente lo abrazo de la cintura y enseguida el olor tan familiar de el a tabaco y cuero llego a su nariz. Por un momento se sintió aliviada. Después de todo la presencia de Souji siempre la hacía sentir segura.
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El trayecto duro poco. Souji estuvo callado todo el camino, pero Sheryl se percató que por breves instantes se volvía para mirarla. Era un gesto de él que ella siempre adoró, y por un momento casi volvían a ser HiME y Key. Sin embargo, el anillo de oro que ella tenía en el cuarto dedo de la mano izquierda era un recordatorio de su nueva vida para ella y un impedimento para que él le dijera que mandara al carajo su auto, la grúa y todo para acompañarlo en su viaje por Estados Unidos.

El restaurante era el tipico dinner que se encuentra en todas las carreteras de USA. Afuera había unos camiones y unas motos estacionadas y desde afuera se podía oír que una rockola antigua tocaba "Born in the US" the Bruce Springsteen. Souji entro directamente a la barra y hablo con la mesera. Sheryl tomo asiento en una mesa cerca de la puerta. Cuando el regreso tenía un cargador en la mano.

-No tienen espacio designado para cargar teléfonos aquí, pero la mesera me prestó su cargador. Por allá tienen un teléfono de monedas, puedes llamar mientras cargamos tu teléfono-

Sheryl le agradeció y busco un lugar donde enchufar el cargador. Cuando por fin le encontraron en una de las mesas de hasta al fondo, dejo a Souji ahí mientras iba a la cabina telefónica al lado de la barra. Los del seguro le dijeron que tardarían una hora y media en llegar y le pidieron su número de teléfono para notificarle cuando estuvieran cerca. Cuando terminó la llamada marcó disimuladamente a su casa. Trato de parecer la misma siempre cuando habló con su esposo y le aseguró que todo estaba bien y que pronto llegaría a Nueva York. A su hijo de dos años le recordó obedecer a papá e ir a la cama temprano. Obviamente mintió y no les mencionó a Souji. No lo entenderían de todos modos.

Cuando regreso a la mesa Souji ya había pedido bebidas para ambos y le pregunto si quería comer algo. Ella negó con la cabeza y le dijo que la grúa tardaría una hora y media en llegar. Como era de esperarse al principio hubo un silencio incomodo; pero luego, sorprendentemente Souji comenzó a hablar. La conversación inicio con temas generales como el clima y lo increible que era encontrar restaurantes en medio de la nada en Estados Unidos.
Para cuando Ziggy Stardust de David Bowie sonaba en la rockola, Souji empezó a hablar de su vida. Le contó a Sheryl que se estaba de viaje por Estados Unidos en su moto y que ya había recorrido el Norte, pero le faltaba ver el Sur. Le habló de sus experiencias, las impresiones que le daban las personas y los lugares; le explicó que usualmente acampaba para dormir bajo las estrellas evitando el estilo de vida lujoso que llevaba en Japón.

Gracias a las miradas insistentes que él le daba al anillo que llevaba en el dedo, ella empezó a hablar sobre su nueva vida. Se había casado hacia dos años y tenía un hijo de esa edad. Vivía en una antigua casona victoriana en Bangor, Maine y trabajaba como escritora freelancer para varias revistas y periódicos.
Al terminar de oírla Souji rió -Quien diría que te fueras a establecer en algún lugar-

-¿Y por qué no lo haría? se siente muy bien. Y tu también deberías de empezar a pensar en establecerte en algún lugar, ya estas grandecito-

-De hecho...- el pareció dudar unos segundos. Se pasó la mano por el pelo y sus ojos esmeralda se encontraron con los celestes de ella -cuando regrese a Japón en dos meses tomaré la dirección de la farmacéutica. Supongo que será el fin del viaje para mí-

Vaya, eso que si era una sorpresa. Sheryl nunca se imaginó a Souji como el director de la compañía de su familia y mucho menos que Hijikata estuviera de acuerdo en dejarle toda esa responsabilidad. Hasta donde ella recordaba, Hijikata ni siquiera lo quería dejar usar su moto -Pero, ¿y Hijikata?-

-Se va a retirar. Creo que quiere vivir en el mediterráneo o algo así. Al menos sé que compro un apartamento en la Costa Azul. Supongo que nunca superó lo de Rangiku...-

Rangiku. Con solo oír ese nombre la cara de ella se descompuso y él se dio cuenta de su error. Sheryl desvió la vista hacia su reloj de muñeca que apenas cubría una de las tantas cicatrices de sus tiempos de HiME que era ya menos visible, pero sin duda nunca desaparecería del todo. Daba igual, era una pequeña cicatriz.
Pero quizá, la cicatriz más grande estaba en su interior y no parecía sanar del todo a pesar de que ya habían pasado muchos años desde el asesinato de su hermana a manos de un tipo que ni era su Rebel pero estaba decidido acabar con ella (aún mucho más que su propio Rebel). Ese fue el punto de quiebre, ser HiME era difícil de por sí, pero llevar encima la culpa por la muerte de Rangiku la llevo a hacer algo ni había pensado aún después de su secuestro: huir, huir lo más lejos de todo y de todos. Renunció a sus poderes, a su key, a sus amigos y así era como había llegado a donde estaba ahora. Frente a un Souji que no parecía haberla perdonado del todo por haberse ido precipitadamente y que también estaba lidiando con sus propias cicatrices sin sanar.

En ese mismo momento Sheryl se dio cuenta de que si podría regresar en el tiempo, probablemente no hubiera huido. Se hubiera quedado en Japón junto a las demás HiMEs y sus aliados, junto a Hijikata y sobre todo junto a Souji. Independientemente de si las cosas hubieran funcionado con el después de todo el conflicto con Rizembool, huir no fue la mejor decisión al final.

-Lo siento Souji- se disculpó con él, quizá por milésima vez. Había perdido la cuenta de todas las veces que le había pedido perdón -Souji yo-

-Ya llegó la grúa- la interrumpió levantándose abruptamente y dándole la espalda. No quería que ella viera que sus ojos también tenían lagrimas -será mejor que te lleve a tu auto-

Sheryl no se había fijado que su celular vibraba y mostraba un mensaje de texto. En efecto, eran los de la grúa del seguro que ya habían encontrado su auto y la estaban esperando. Ella lo siguió sin protestar y durante el viaje de regreso se sintió tan triste que ni siquiera se molestó en disimular que estaba llorando mientras se aferraba a la espalda de él. Souji si fingió que no la vio.

Para cuando llegaron ya había anochecido y los técnicos habían enganchado su camioneta y solo estaban esperando a la dueña para subirla a la rampa trasera de la grúa. Ella se bajó de la moto y le devolvió el casco agradeciéndole a Souji por toda su ayuda. Antes de subirse a su camioneta se volvió y en un gesto espontaneo le grito -¡Oye Souji, volvamos a vernos!-

El hizo un gesto afirmativo con la cabeza, a pesar de que no habían intercambiado sus números de teléfono o correos electrónicos -Cuídate Sheryl-

Cuando la camioneta estuvo sobre la rampa y ella estaba segura ya en el asiento del conductor, Sheryl se dio cuenta de que Souji seguía en el mismo lugar. Ella se despidió con la mano con una gracia de reina -Cuídate Souji-
La grúa arranco y se fue alejando de él. Sheryl no dejo de ver atrás ni un instante. Sabía que era la última vez que vería a Souji; agradeció haber tenido la oportunidad de despedirse al menos. Pronto la luz de la moto de él se fue haciendo pequeña y más pequeña y más pequeña, hasta que pareció una luciérnaga perdida en el bosque de Vermont.


« Last Edit: May 30, 2017, 10:43:33 PM by Apple »


Sayi

Hey chicas! Me alegra mucho ver algunas gheis que no se pasaban hace tiempo <3 espero las prompts que compilamos les haya inspirado con sus historias.

Vamos a retomar una ancestral tradición del Bishoujo Team y extender el plazo de entrega. La actividad cierra el Domingo 9 de Abril, 11:59PM, así que tienen hasta entonces para dejar prompts y (si les interesa) reunir los candies para la firma ;D

Y ahora actualizo la Candy Jar!



Cho's Candy






Kana's Candy







Mimi's Candy







Sayi's Candy







Puri's Candy

 




Eureka's Candy







Mery's Candy







Shura's Candy








Deidara's Candy








Apple's Candy








(。・ω・。)ノ♡
« Last Edit: April 01, 2017, 02:30:39 PM by Sayi »

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Oh, dream maker, you heart breaker
Wherever you're goin', I'm goin' your way


Cho

Hello there~ vengo con un fic compartido con Sayi. Escogimos dos prompts ya que no nos pudimos decidir (y sí, cuenta como uno). And... it was fun~

Oh, lo rosado es de Sayi y lo celeste es mío.

Escribe un HiMEfic en otro idioma. | HiME/s es/son arrestada/s por alteración al orden público. Miranda tiene que ir a su rescate.


It was a calm, pleasant Saturday morning, and Cho decided to go out for a walk with Sayi, a fellow HiME with whom she hadn’t been in contact recently. They had met by chance on a weekday inside the HiME Mansion and, since they didn’t have anything to do on the weekend, they planned to spend time together to catch up.

Without any ideas in mind, Hige asked to tag along and the group granted his wish of going to a new fair in town. He also wanted to invite Ichigo, but Cho refused to accept his presence and Sayi had no choice but to comply.

After a rather long walk in a crowded side of town, they finally arrived to their destination. The Child showed great enthusiasm when seeing the multiple kiosks and the iconic Ferris wheel he had been dreaming of riding.

“Almost there!” he shouted. “Mommy! We must try the Ferris wheel right away!”
“Calm down, Hige. We’ll get there eventually,” Sayi replied with a smile. “We should start near the entrance. Is there anything you’d like to try?”
“Hmm…” the not-so-little wolf kid looked around and saw a few kiosks with mini-games and prizes, but none of those seemed to catch his attention. He started tapping his foot with slight impatience until he saw another kiosk at a distance that offered many stuffed animals. His eyes focused particularly on a huge wolf that seemed to be the grand prize. “Mommy! That wolf is speaking to me! He might be my little brother! Can I try to get him? Can I?! Can I?!”
“Sure, sure, go ahead,” his mother nodded but seemed a bit unenthused. She took out a few yen bills. “Don’t be too greedy, you know it’s not guaranteed you’ll win. And always keep track of how much money you have left, okay?”
“Okay…” he nodded while trying to keep calm.
“That’s my boy,” she handed him the money. “Aunt Cho and I will go get you some junk food and we’ll be right there, got it?”
“Got it!” he grinned happily and ran towards that kiosk several meters away. He was immediately greeted by the person in charge of the booth, who gave him a bunch of tennis balls for his first try.

“Ehm, Sayi…” Cho frowned, puzzled. “Since when am I an aunt?”
“Hm, it’s just something I came up with on the spot~” the fair-skinned, pink-haired HiME hand-waved the topic. “And I’m sure Hige would like you as an aunt. Well, he would like it even more if you could get along with Ichigo…”
“You said we wouldn’t touch that subject…”
“Yes, sorry, it won’t happen again,” she figured that would be solved some other day, as soon as she could remember what had happened between her friend and step-brother, at least. “Anyway, let’s search for some snacks. Got anything in mind?”
“Not really,” they walked together towards a few stands selling all kinds of fair food. “Hm, I gotta say, the appearance of your Child as a human with great attachment towards you has always fascinated me…”
“Hige? I guess it surprised me at the beginning as well, but I got used to it. He’s really a part of my family now,” Sayi smiled, showing how fond she was of her spoiled partner in crime.
“Do you see him as your actual child or more like a little brother?”
“I don’t know, never really thought of it,” she shuddered, deeming the classification unimportant. “He’s just Hige to me. I guess he’s a bit of those things you described. But I mean, all Childs are usually cute and attached to their HiMEs, right?”
“Ehm, not me… mine is the absolute opposite…” Cho sighed, frustrated. “My child is like an undead, nightmarish mare with glowing eyes that’s always defiant and rarely appears. Sometimes I think there’s something seriously wrong with me… am I deep inside a depraved serial killer or something…?”
“Don’t say those things,” Sayi laughed it off. “Oh, look, there’s a clown handling free balloons to little kids over there. We could ask for some.”
Eh?” Cho looked towards that clown, and froze solid on the spot. “S-Sayi… let’s get out of here.”
“What? What happened?”



Sadly, the HiMEs couldn’t plan a getaway because said enigmatic figure turned his head and immediately recognized the blue-haired HiME. Said clown with wild, white hair showed absolute joy and fascination.

“My, it’s my HiME!” Komaeda smiled with immense glee and walked towards them.
“W-wait,” Sayi looked perplexed. “That is your Rebel? Why is he dressed up as a clown?”
“I-I don’t know… I just don’t know anymore…” Cho shook his head in frustration and disbelief. Why… out of all places and even professions, why…?
“Fortune is smiling upon me, there’s no doubt about it,” said the Rebel while holding an elongated balloon with a couple of nodes, destined to become a Dachshund. He was followed by the horde of kids he had entertained until that point. “To meet my HiME in such an unexpected instance, I must be truly lucky after all…”
“…” Cho got restless. Usually, whenever someone was discovered during a rather embarrassing and strange part-time job, they would attempt to hide. Why wouldn’t he? Well… of course he wouldn’t, on a second thought, considering he was meant to make her life impossible, whether he was aware of it or not.
“Ehm, Rebel,” Sayi decided to break the tension since they were surrounded by kids. “What are you doing here?”
“I’m doing community service,” he replied, calmly and cheerily. “I intended to help around in the kiosks but someone in HR said I would work perfectly as a clown for some reason. But I’m not complaining. These little ones are a delight, and hopefully someday they will join Hanasaki and Rizembool as students and participate in our quest for greatness and human advancement. I’m already encouraging them!”
“I wanna be a HiME!” screamed a little five-year-old girl in a dress and wearing a balloon crown on her head. She was immediately petted by the clown and cheered by the other kids.
“W-what?” the pink-haired HiME raised an eyebrow and took a step back. She felt like in an old Sailor Moon filler episode all of a sudden.
“H-he’s dead serious,” Cho trembled but immediately shook her head to gain some willpower to face her nemesis. “Komaeda, please, you must not involve little kids in our matters. Let them grow up first.”
“Why not? I was set on being a Rebel ever since I can remember,” he looked clueless. “Oh, but where are my manners? It’s nice to meet another friend of my HiME. Are you a HiME as well?”
“Eh, well, I…” Sayi didn’t know what to reply and tried to guess which would be the most appropriate response, but the Rebel interpreted her indecisiveness as an affirmation.
“Ohh, this is wonderful!” he looked at the kids. “Everyone, we have two HiMEs here!”

The kids immediately looked amused and overjoyed to meet those legendary figures. The attention was directed mostly toward Sayi, and a few little girls mentioned how much they loved her pink hair. Meanwhile, Cho gazed upon the children with concern, and noticed a little girl looking at her with a frown and displeased.

“…” not too surprising, since Cho would normally scare or put children off with her mere intense glare, even if she wasn’t trying to do so. She briefly thought of that little girl as a future Princess, but realized it wasn’t the time to be cynical. “K-Komaeda, I’m sorry, but we must go. Ehh, we have people waiting for us.”
“Wait, before you girls go, since this is a fair, we should do a little demonstration for fun.”
“You can’t be serious,” Sayi was getting very much convinced that this new Rebel was missing more than a few marbles inside. “B-but we need to let these kids know this is insane.”
“It might be too late for them, let’s go,” said Cho under her breath while grabbing Sayi’s wrist, but Komaeda wouldn’t take no for an answer.
“As a Rebel…” he set his balloon aside and pulled out his gun from his sleeve. “I’m always ready.”
“D-damn…” Cho cursed, while noticed hopelessly how most kids were excited and fascinated by the appearance of a real weapon.
“We should not leave the crowd waiting,” said the Rebel comfortably.
“Okay, you’re pissing me off,” Sayi stared at him while keeping her hands open on both sides. She had summoned bubbles of water contained within her fingers. Those were only noticeable from up close, since they were in a crowded place, but was enough to get the children fired up.
“It’s true! It’s true!” said one of the kids, excited.
“Ahhh! What the hell?!” Cho wished she could run away, but didn’t know what her Rebel was capable of, and Sayi was clearly upset with him. She noticed how her Rebel was pressing the trigger of his gun and, not knowing what to do, immediately summoned flames in a desperate attempt to contain the projectile.

It was a bad idea. The Rebel had predicted her reaction and possible scenario beforehand and the bullet was filled with a flammable gas that increased the fire exponentially. Sayi reacted immediately and managed to protect the spectators and themselves with streams of water, which extinguished the fire prematurely and released great amounts of steam. Cho noticed how her Rebel managed to protect himself with his usual nitrogen liquefaction technique but she lost sight of him due to the steam produced. She hoped intensely he had nothing else planned.

The steam dissipated and the Rebel had remained in his place with his weapon hidden. The children were all still shocked but did not seem to realize the danger they had been in. At first, it seemed positive for them to not be traumatized, but the HiMEs were about to suffer the consequences of what had just happened.

“It’s the police! Everyone freeze!” shouted an official who has running towards the scene of the crime. He was with other two policemen who were calling for reinforcements. “We saw the use of some incendiary device from afar! Who was it? Who did this?”
“They did it!” shouted one of the kids while pointing at the HiMEs.
“Wait, what?” Sayi was in complete shock. “T-That’s not true, officer! We protected them!”
“No, they threw fire at us!” another kid added. “Our friend the clown is innocent!”
“H-he’s not!” the blue-haired HiME started getting desperate. Other people from nearby starting surrounding them and they didn’t seem any friendlier towards the HiMEs.
“This young man has been working as a clown all day and nothing happened!” said one of the snack sellers. “It’s you two who caused this!”
“Yeah, we figured,” the main officer pointed at the girls. “You are under arrest!”
“I swear, it wasn’t us!” Sayi was immediately apprehended by one of the officers, just like Cho who couldn’t say another word.
“Ehm, I think you all might be a little too harsh on them…” Komaeda smiled awkwardly. “N-nothing happened and the kids are okay…”
“No! They must be taken away!” said an old lady.
“And that one looked at me funny!” shouted a little girl while pointing at Cho. The HiME had never felt the urge to strangle a child before…
“I’m telling you! This is a misunderstanding!” Sayi insisted despite not being listened. “It was the clown! He’s nuts, seriously!”
“That’s a lie! Clowns are a respected part of society, how dare you!” a young mother looked at the HiMEs with disgust.
“…” Cho couldn’t find that observation any more wrong and ironic as soon as she noticed a poster nearby promoting Stephen King’s upcoming ‘It’.

Just as a police car arrived into the scene to take the girls away, Sayi saw Hige running from afar. He was carrying that stuffed animal he had wanted desperately, but did not look happy at all. It was clear he understood there was something seriously wrong going on.

“Mommy! Mommy!” he shouted and tried to get close, but some pedestrians stopped him. “Let me go! That’s my mommy!”
“Hige! Go back home and find help!” Sayi struggled a bit to be able to deliver that message to his Child before being taken away.
“But mommy!”
“Just go! I’ll be fine! I’ll see you soon, okay?” she couldn’t resist being pushed anymore and entered the back of the police car.
“MOMMEEEEHHH!!!!”

The police car sped up and people stayed talking about what had happened before the crowd started to disperse. Hige, heartbroken, hugged his stuffed animal and rushed out of the fair.



Miranda didn't expect to be sitting at her desk that Saturday afternoon, but Ritsu had asked for the day off in advance, and there was a ton of paperwork that needed to be sorted out before Monday. Her desk was now crammed with personnel files and action items for the university, and she was now wondering if she would be able to enjoy her weekend at all.

She was about to open a new file when her door was slammed open, startling her. Ritsu would introduce all visitors in a calm and orderly fashion, so the abrupt irruption almost made her jump out of her seat.

Behind the colorful face paint, the gigantic stuffed animal and the balloons tied to one of his wrists… Miranda recognized the intruder as Hige, one of her HiMEs’ Child. Contrary to the fun paraphernalia he was carrying with him, his face showed deep concern, as if something horrible had just happened.

“Hige? What’s wrong?” Miranda asked. She noticed the paint on his face was running “Have you been crying?”
“THEY TOOK THEM!! MY MOMMY AND MY AUNT CHO!! THE POLICE TOOK THEM!!” He shouted, slamming both hands against the table “I don’t know what happened but people were angry at them, and the Police came and took them in their car and…”

Hige sat down in one of the chairs and gasped for air. He seemed to have been running non-stop from who knows where, and had only stopped once he had reached her.

Miranda opened a bottled water and handed it to him. He drank all of it in a second, and then wiped his mouth with determination.

“We need to rescue them!!” the Child demanded “I mean, I could’ve transformed and done something, but there were civilians all around, and I didn’t know what to do!! Mommy said to go get help, and I figured you…”
Miranda petted his head “You did the right thing” she assured him “Now, where did the police take them to?”
“They took them to their car and drove off!”
“Yes, but where to?”
“To… their car? No… I don’t know! I ran out of there! We were at the fair!”
“Yes, that bit makes sense” Miranda walked over to her seat and sat down. She had hoped Hige had collected some contact information, but he seemed to have left in a frenzy without any further thought. Even though he looked like a college student, Hige was a Child who was, in many ways, still a child.
“We could call them!”
“I’m pretty sure they were handcuffed, and their personal items confiscated. They couldn’t answer us” Miranda concluded. Hige looked down at his feet “We might need to go back to that fair…”

The phone rang. Miranda didn’t recognize the number on the display, but she answered nonetheless.
She exchanged looks with Hige the second she recognized who it was at the other side of that line.



Cho was pacing back and forth along the side of her holding cell. She would occasionally look out the door, and then continue pacing, deep in thought.
An alarm sounded and the jailer came back. Sayi was walking in front of him. He escorted her inside the holding cell and shut the door after her.

“Did you manage to get a hold of Miranda?” Cho asked.
“Yes. Apparently Hige had just arrived at her office and was telling her about it” She told her “They are on their way here”
“Good”

They both sat down on an empty bench, and stared at the high window across from them.

“I’m sorry about this mess” Cho sighed “I had no idea my Rebel would appear”
“Don’t sweat it” Sayi shrugged it off “Rebels gonna rebel. It could have easily been my own Rebel. You never know with these things”
“Still…” Cho remembered the nasty looks people gave them at the fair, and the way they were treated after they tried to protect the children “This is kind of unfair isn’t, it?”
“Well, we couldn’t have appealed without raising suspicion for Hanasaki anyway. It is was it is” Sayi replied “But I didn’t know you were allergic to children”
“I am not! They just don’t like me!” Cho complained. Sayi chuckled at her exasperation.

The door opened and another detainee was shoved into the holding cell. The jailer closed to door and went back to sit at his desk.
The new girl looked bewildered. Her hair was a mess, her clothes were torn, and she was massaging her wrists. Sayi assumed they were aching from the handcuffs.

She sat down on the floor, across from the HiMEs. It took her a couple of minutes to finally talk to Cho and Sayi.

“D-disculpe… ¿hablan español?” she asked shyly.

Cho and Sayi exchanged looks and then shook their heads.

“I’m sorry, we only speak Japanese (?)” Cho apologized, not sure she could understand her. But apparently, the sad look on both their faces got the message across.
“Ya veo…” the girl replied. Then she hugged her knees and lied down sideways.
“Oh man, I wish I could help her” Sayi said
“Yeah me too”

A couple of minutes went by and the new girl seemed to fall asleep.

“What do you think is going to happen now?” Cho wondered “I didn’t have a police record until today”
“It’ll be okay. I have a police record and nothing changed” Sayi said, and her friend looked at her in disbelief “Didn’t I tell you? I went to a concert with Ichigo and somehow got dragged into the mosh pit. It got messy and we ended up spending the night in a cell like this. Man, was my aunt pissed…”
“Ichigo is not a good influence” Cho insisted. Sayi smiled.
“I forgot I wasn’t supposed to bring him up, sorry”
“¡MOMMYYYY!”




Both HiMEs stood up immediately upon hearing Hige’s voice. Sayi stretched her arms over her head.

“That was fast! I was afraid we were going to have to wait until nightfall. They bring in the sketchy people on Saturday nights”
“Like yourself?”
Sayi shushed her friend “Man, jail time makes you sassy”

Hige ran into the room and grabbed the jail bars as if he was the one behind them. Sayi petted her Child’s head, and then noticed he was still carrying the stuffed wolf with him.

“Did you have to bring your toy all the way here?” Sayi asked tiringly.
“He’s my brother! We went through this traumatic experience together and we are bonded!” Hige hugged his stuffed animal tightly “You can’t leave us alone in the world!”
“Hige, where is Miranda?” Cho asked, trying to gross over the Child’s delusion of family.
“Oh, Nana was paying the bail. She’ll be here any minute!”
“I told you to stop calling me Nana…”

Miranda walked into the room accompanied by a police officer. He looked a little intimidated by Miranda’s presence, and neither Cho nor Sayi could blame him. The HiME headmistress was an imposing woman —tall, all dressed in black, and with a collected demeanor to boot… plus she looked a little annoyed, most likely for being dragged there on a Saturday afternoon.

“Tanaka, Mio, you’re free to go” the police officer sentenced while he opened the cell “You will have to appear in court and be judged by a jury of your peers at a later date”
“Wait, we have to come back?” Sayi looked at Miranda. The headmistress shook her head. Apparently there were some things that not even Hanasaki could get away with “Damn!”
“What we mean to say is thank you, Miranda” Cho bowed before her “I’m sorry for all the trouble”
“Oh yeah, thank you Miranda” Sayi added “We’re sorry for bugging you on a Saturday”

Miranda sighed, and waited for the HiMEs to walk out of the holding cell into the hallway. She followed after them.

“I’m very sorry Miranda” Cho apologized again as soon as they got into the car “I had no idea my Rebel would appear at the fair”
“Don’t worry about it” Miranda said “Something like this was bound to happen someday. It’s inconvenient, but it is what we all signed up for”
“It is, don’t be too hard on yourself” Sayi tried to cheer her up “Although now we need to worry about finding lawyers…”
“I’m hungry” Hige rubbed his stomach “Nana, could we stop by a drive-in?”
“…I will if you stop calling me Nana”

Hige pouted, but then nodded reluctantly.

“Could we stop by the McDonalds™, Miss Miranda?” Hige asked in a polite tone “I bet Mommy and Auntie are hungry as well”
“…”

The HiMEs were seated in the back seat, and both looked at Miranda through the rearview mirror. The headmistress asked them if they were indeed, hungry, and both shyly agreed. The whole situation felt extremely weird. Not only were they arrested and placed under police custody, but Miranda had to bail them out and then buy McDonalds for them.

“Call me crazy, but I think Miranda gets along with my Child better than with me”
“You’re not crazy” Cho muttered, while she watched Hige connect his Spotify to the car’s speakers “I think that is because it’s hard to say no to Hige. He’s the one who wanted to go to the fair in the first place”
“He was, wasn’t he?” Miranda intervened “I think that means no ice cream for Hige”
“WHAT?! BUT NANA!!”

Sayi chuckled to herself and laid her head against the door frame. She then wondered if she could, for once, ignore Hige’s whims and take a short nap.
« Last Edit: April 02, 2017, 09:01:50 PM by Cho »


Eureka

Fic compartido con Kana <3 muchas gracias Kana linda y_y siempre me divierto planeando cositas contigo!!

Me emocioné, la idea original era hacer un fic de máximo 3000 entre las dos pero... la inspiración atacó u_u

Kana está en este color y yo en este c:

Me falta un compartido más y una prompt que me tienta desde hace eones u_ú9




      

      

Desde la fiesta en la mansión de Todoroki, el grupo de estudiantes de Rizembool se había unido mucho más. Incluso habían creado un grupo de whatsapp por el cual se comunicaban, enviaban memes, fotografías y se ponían de acuerdo para encontrarse por el campus de Rizembool. Sin embargo, había algo que estaba pendiente entre ellos y era una salida en grupo que se había pospuesto por más de un mes. Esto debido a los diferentes deberes de cada uno con sus respectivas carreras universitarias y trabajos.

Por fin, había llegado un día en que coincidentemente todos tenían tiempo y el que no, ante la presión del grupo, tuvo que cancelar otros planes (aunque fueran de vital importancia, como estudiar para un examen). Sólo faltaba un detalle… Ninguno contaba en esos momentos con vehículo para trasladarse y siendo un grupo de chicos potencialmente guapos (?), los más vanidosos y/o perezosos no querían llegar a pie o por metro al lugar bien evaluado que habían fijado.

Pero nada que no se pudiera solucionar.

Ese día, temprano por la mañana, Kaworu se había encontrado con Chrom por el campus y como lo veía hace tiempo aprovechó de conversar un poco con él. Conocía a Chrom de hace un tiempo, si bien no eran íntimos tenían un muy buen trato. De tema en tema llegó a la conversación el tema del vehículo.

“¿Sabes dónde puedo rentar un vehículo? Hoy he quedado de conseguir uno para trasladar a unos amigos.” 
“Vaya, pensé que alguien como tú tenía uno ya.” Chrom sonrió de medio lado.
“Ahm, algo así… Pero por opción propia no me gusta usar ese medio de trasporte así que se lo presté definitivo a un primo” Pues siempre prefería caminar o andar en bicicleta para no contaminar “Pero lastimosamente para estos casos es un mal necesario.”
“Hmm… No creo que te renten un automóvil así tan de pronto menos en un viernes…” El chico se quedó pensativo unos momentos.
“Que mal… Con lo que le cuesta a cierto chico movilizarse.” Pensó en Kaneki, quien era un poco ajeno a salir.
“¿Tiene problemas?”
“Algo así.” El peligris alzó los hombros. “¿No rentas el tuyo?”
“Eh, es algo complicado…” Pues no es que pensara que Kaworu Nagisa fuese del tipo de chicos alocados y que no cuidaban las cosas como la mayoría de los estudiantes… Pero prestar un vehículo siempre era algo riesgoso. Chrom, sin embargo, tenía algo que muchos carecían a esas alturas: empatía y altruismo. Imaginar a alguien lisiado y con necesidad de transporte (no tenía idea de por qué se le venía alguien lisiado a la mente) fue suficiente para convencerlo. “Te lo puedo prestar… Pero sólo porque tienes un amigo con problemas y sólo si prometes cuidarlo bien.”
“Ah, ¡claro!” Kaworu asintió “Prometo cuidarlo con mi vida. Y agradezco tu buen gesto.” Le sonrió angelicalmente. Si bien Chrom había formado un concepto distinto al mensaje comunicado por Kaworu, este último se dio cuenta de que de todos modos era algo que le podía ayudar. Y Kaworu no era un chofer destructivo… Si bien la última vez, en esa fiesta en la mansión de Torodoki, le habían apodado “Killer driver” por chocar una patrulla, estaba convencido de que no pasaría lo mismo. Una cosa era usar el automovil de Kyouya, otra cosa era usar el vehículo de Chrom. 

Pobre ave, había caído tan fácil…


* * *

Esa misma noche, Kaworu pasó a buscar a los chicos a sus hogares después de llenar el tanque. Estos quedaron un poco suspicaces de subirse a un carro conducido por Kaworu pero suponían que sería demasiado insólito que “Killer driver” volviera a hacer de las suyas. El peligris contó a los chicos, tenía a Eren de copiloto y en el asiento de atrás iban Kaneki, Sho y Souji. Sólo faltaba alguien…

“Hm… ¿Dónde vive Oikawa?” Preguntó Kaworu inocentemente.
“Ah, eh…” Sho miró a sus dos compañeros a cada lado.
“¿Pasa algo?”
“Es que nadie le avisó” Dijo Souji
“Pero si el mensaje está en el grupo de whatsapp, no hacía falta que alguien le avisara…” Dijo Eren, confundido.
“Ah, es que lo eliminé del grupo porque subía muchas fotografías y me saturaba la galería.” Dijo Sho.
“Ahhh, con razón de un día para otro deje de tener en mi galería miles de fotografías de las prácticas de vóley,” Eren se río divertido de la situación.
“¿Pero nadie le dijo nada durante esta semana?” El peligris les observó, con curiosidad. Estaba al tanto del plan, pero pensaba que no se llevaría a cabo.
“Nope~” Canturreó Sho inocentemente.
“¿Seguro? Porque a ti se te escapa todo.” Dijo Souji, mirando con incredulidad al pelirrojo a su lado.
“Ah, ¡claro que no!” bufó Sho.
“¿Por qué no quieren que Oikawa-san asista? Me parece injusto…” Dijo Kaneki, quien no estaba de acuerdo con la situación, pero con las amenazas de Sho durante la semana le tuvo que prometer a su hermano no decirle nada a Oikawa.
“Porque nos pareció divertido” Bromeó Souji, sonriendo como un niño inocente.
“Bueno…” Kaworu alzó los hombros, sonriendo del mismo modo. “Entonces nos vamos directo al pub”


* * *

Tiempo después, el grupo de chico entraba en un pub de renombre que habían buscado por medio de las recomendaciones de TripAdvisor, las cuales lo calificaban muy bien. Los cincos chicos se veían muy guapos y llamaban la atención a los presentes como si fueran parte de los F4 de Boys Over Flowers. Se ubicaron en una mesa libre donde tenían una excelente vista a través de una ventana hacia la ciudad y donde además podían ver a plenitud a las chicas que llegaban al pub… casi todas en pareja.

“Es un bonito lugar… Siento como si estuviera en esos sitios medios exclusivos.” Comentó Eren, apoyando el brazo en el espaldar del sillón largo.
“Como de las películas de las mafias, haha” Dijo Sho.

Iniciaron pidiendo unos tragos ligeros para comenzar. Kaneki había sido el único en pedir agua mineral (…) ya que no consumía alcohol y se quedó en shock al leer la carta y enterarse que justamente el agua mineral era más cara que los tragos con alcohol.
La mesera dejo los tragos en la mesa y se retiró. Antes de que los bebieran, Sho sacó una foto de los bebestibles y del grupo alzando los vasos en modo de festejo.

“No vayas a ser imprudente y subir las fotografías a Instagram.”
“Basta, Souji, deja de decir cosas como si yo fuera tan torpe.” Sho giró los ojos. “Y Oikawa no se va a enterar de esto”
“¿Enterarme de qué?”
“¡AH!”
“¡Ahá! No me habían invitado… Pero ya ven, aquí estoy.”

Sho y Eren casi se atragantan con sus tragos, Kaneki lucía miserablemente incómodo, Souji y Kaworu estaban tan tranquilos que daban ganas de sacudirlos hasta despedazarlos. Oikawa había aparecido de la nada como si de pronto hubiese manifestado su presencia a través de una cortina de humo cual Maléfica (?)

“¿Cómo pudieron excluirme?” El pelicastaño bosquejó un gesto de auténtica angustia y drama. “Si no es por mi astucia no me entero de esta salida”
“…” Algunos se quedaron viendo a Sho.
“¿Qué?”
“Oh, pero que bueno que ya estás aquí, Oikawa. Nunca dudé de tu fabuloso ingenio.” Kaworu le sonrió, invitándole a sentarse.


Oikawa accedió, y movió uno de los sillones libres de una mesa cercana para que estuviera en el círculo de sus amigos. Al colocarlo en el sitio correcto, se desplomó sin delicadeza, y la mesera se le acercó a tomar su orden.

“Por sea caso, fue Sho el que te botó del grupo de whatsapp,” le contó en voz baja Souji, pero Sho llegó a escucharlo.
“¡Carajo, Souji!” Sho hizo un ademan de callarle la boca, pero ya era muy tarde para eso.
“Kaneki-chan, tu hermano es de lo peor u_u” dijo Oikawa.
“Lo sé,” soltó Kaneki, siguiéndole el juego a Oikawa, entre risas.
“¡KEEEN!”
“Lo curioso es que fue gracias a Sho-chan que me enteré de los planes,” contó Oikawa. “Soltó la sopa un día, y ni se dio cuenta de eso…”
“Es que Sho no se puede guardar nada…” dijo Eren.
“¡Dejen de hacerme mala fama!”
“Ya, ya,” Souji intentó calmar a Sho con una palmada suave en su hombro. “Sho se disculpa contigo,” y miró al pelirrojo, ladeando la cabeza hacia Oikawa como indicación de que debía hacerlo. “No volverá a pasar,” luego, volvió a intercambiar miradas con Oikawa. “Pero debes dejar de llenar la conversa con tus fotos. Para eso está Instagram.”
“Sí, Souji tiene razón,” apoyó la moción Eren.
“¡PERO NO PUEDO DEJAR DE COMPARTIR MI VIDA!” exclamó Oikawa, indignado. La mesera aprovechó y le colocó el trago en su mano. “Ah, gracias~” Oikawa le sonrió, y probó un poco de su bebida.
“…Bueno, tal vez un par de fotos de vez en cuando,” ofreció Kaworu, luego de darle un sorbo a su trago. “Y una de esas debe ser el status de whatsapp. Nada más.”
“¡Trato hecho!” Oikawa asintió, contento con el acuerdo.
“Okay,” Sho apoyó sus codos en sus rodillas. “Dejando de lado eso…”
“Sho, no te disculpaste,” le recordó Kaneki.
Sho miró a su hermano, y luego, posó su vista en Oikawa. Regresó la mirada a Kaneki, e hizo como que no había escuchado algo. “…Sí, bueno. Tenemos un problema.”
“¿Cuál?” preguntó Souji.
“Quiero hacer que Ken baile con una chica pero todas las que llegan están en grupos grandes de amigos o con pareja.”
“¿Sho, no te bastó que lo haga el día de la fiesta?” preguntó Eren, curioso.
“¡Exacto!” señaló Kaneki.

Pasar por esa experiencia una vez había sido más que suficiente. Y aunque Shinoa era una chica muy amable y sí se había divertido con ella, no estaba seguro de que su corazón pudiera soportar tres, cinco o diez minutos más de aquella tortura. Peor aún, si era con una persona que no conocía. No entendía cómo había gente que sí podía salir a bailar con cualquier extraño.

“¿Cuál es el punto de arrastrarte a un pub si no vas a bailar?” Sho se quejó, cruzándose de brazos.
“Podrías hacer que tome,” sugirió Kaworu. Souji lo codeó sutilmente, y el chico solo rio.
“No le voy a obligar,” Sho rodó los ojos. “Aunque…”
“Sho, no,” la voz autoritaria de Souji lo hizo entrar en razón.
“Okay, okay. Hagamos algo más entretenido,” Sho sonrió maliciosamente. “Podríamos jugar algo.”
“¡Puede ser ‘Yo nunca’!” sugirió Oikawa, emocionado.
“Oikawa, vas a tomar un montón con ese juego,” comentó Souji, entre risas.
“Tú tampoco eres una santa paloma, Sou-chan.”
“Nah, pero así terminaremos mal muy rápido,” dijo Sho. “Y Ken sale ganando si o si porque no puede tomar…”
“Igual que Kaworu, que no le afecta en lo más mínimo el alcohol,” comentó Eren.

Kaworu solo sonrió enigmáticamente: seguía siendo un misterio para el grupo cómo el joven parecía estar hecho de hierro, porque ningún grado alto de alcohol le afectaba. Podía tomar toda una noche y seguir tan lúcido como al inicio de la salida. Aparte de él, Souji también poseía la misma habilidad, pero se sabía que el jäger, en grandes cantidades, sí era un arma letal para él.

Del grupo, Oikawa, Eren y Sho eran los más vulnerables, en especial los dos últimos. Kaneki no era de tomar y se salvaba, aunque todos sabían que, de hacerlo, él también podía terminar muy mal. 

“Okay, entonces, podríamos jugar algo que no implique tomar necesariamente,” empezó Eren. “¿Qué tal verdad o reto?”
“Buena idea,” comentó Kaworu. “¿Les parece?”
“Sí,” asintió Sho.

Oikawa y Souji también se mostraron a favor, mientras que Kaneki temía por su vida (?). Souji, a su lado, le dio un par de palmaditas suaves en la espalda, y se pusieron a conversar mientras que el resto de chicos discutía cómo serían las reglas del juego.

“Tranquilo, no creo que se la agarren contigo.”
“Por el resto, lo dudo,” dijo Kaneki. “¿Pero Sho? Sho está dispuesto a hacer de todo para que yo salga a bailar o cosas así.”
“No te preocupes. Cuando llegue su turno, estará tan mal que no podrá hacerlo, te lo prometo,” le aseguró Souji.
“¿Vas a hacerlo tomar un montón?” le preguntó Kaneki.
“Oh, no. No lo haré yo,” Souji sonrió. “Él solito caerá en la trampa.”
“¿Qué tanto cuchichean ustedes dos?” preguntó Sho. Al girarse hacia él, Souji le ofreció una sonrisa radiante.
“Nada, nada. ¿Quién empieza?” preguntó Souji.

El resto de grupo se dedicó a explicarles a ambos las reglas que habían acordado, y una vez todo estaba claro, empezó el juego.

* * *

Los retos y las preguntas fueron sumamente sencillas para algunos: por ejemplo, a Oikawa no se le hizo complicado en lo absoluto sacar a bailar a una chica y pedirle su número. De hecho, le fue tan bien que se quedó un buen rato conversando con ella al otro lado del pub. Por su lado, Souji no tuvo dificultad alguna en terminarse tres vasos de whisky de una sola, y aunque le chocó un poco en un inicio, no perdió lucidez y pudo continuar con el juego. Finalmente, Kaworu parecía ser el amo y señor de las preguntas: ninguna era lo suficientemente embarazosa para él, por lo que no le costaba responderlas. Todas las contestaba con la misma sonrisa divertida, sin mayor inconveniente y ni una pizca de vergüenza.

Pero para los otros tres, el juego mostró ser más complicado de lo que creían. Kaneki intentó rehusarse a cumplir con un par de retos que le plantearon, pero accedió a realizarlos a medias (tomó unos cuantos sorbos de cuba libre, por ejemplo). Sho respondía las preguntas y cumplía los retos, pero se notaba que quería estar en cualquier otro lado menos allí, en ese pub, con sus amigos. El caso de Eren fue más difícil aún, porque se vio obligado a cumplir con el mismo reto de Oikawa (de sacar a una chica a bailar), pero se retractó de la vergüenza, y optó por tomar más en vez de hacerlo.

El juego se había detenido varias veces para dar paso a conversaciones pequeñas sobre las semanas de clases más recientes, ocurrencias que les habían pasado y sus puestos como rebels, pero finalmente, se había retomado en cada ocasión. Para el final de la cuarta ronda del juego, Kaworu, Sho y Kaneki eran los únicos que seguían sobrios: Kaworu por su resistencia, Sho por suerte y Kaneki porque no había tomado casi nada. Para sorpresa de todos, Souji había sido el primero en caer, y el que peor estaba del grupo. Nadie se explicaba cómo habían llegado shots de jäger a sus manos. Eren se sentía mal, pero luego de tomar un par de vasos de agua, sus mareos se habían disipado y su semblante sonrosado recobraba un poco de su aspecto normal. Oikawa había regresado al grupo durante la tercera ronda, pero por algún motivo, andaba peor que cuando los había dejado para cumplir el reto de la chica.   

“¿Cómo vas, Sho?” preguntó Kaworu, observando de reojo al trío de bebidos. Oikawa se había dormido, Eren observaba a un punto aleatorio de la pared, y Souji parecía estar muy entretenido con su celular. Por unos segundos, le preocupó lo que el chico escribía –después de todo, seguía ebrio—, pero luego recordó lo divertido que sería observar su reacción al notar lo que había hecho. Volvió a mirar a Sho, y dio un sorbo a su whisky. “¿Aún quieres ser rebel, no?”
“Sí,” Sho asintió. “Ayer me llamaron de parte del comité, me agendaron una cita. Parece que puedo dar la prueba una vez más, bajo una condición.”
Kaneki sonrió levemente, aunque por dentro andaba un poco preocupado por ello. “Te irá genial, de seguro.”
“Gracias Ken~” Sho sonrió. “Eso espero. Si esta vez la friego, no creo volver a tener otra oportunidad.”
“Has estado entrenando con Souji últimamente, ¿no?” preguntó Kaworu.
“Exacto, y siento que voy mejorando, aún a pesar de lo difícil que es.”
“¿Por qué? ¿Por Souji?”
“Souji-san aún no encuentra su katana, así que Sho le presta una del par que él tiene,” dijo Kaneki.
“Aún no me acostumbro a sólo usar una, pero es lo que hay.”
“Ah, con razón. Debe ser complicado,” comentó Kaworu. Sho asintió. “Pero creo haber escuchado de alumnos que tienen contactos que les consiguen armas. Podrías preguntarle al encargado con el que vas a tener la cita, para que te facilite la información, y así el entrenamiento sea más cómodo para los dos.”
“Lo haré, gracias.”
“No hay problema~” Kaworu sonrió. “Más bien, creo que ya deberíamos irnos. No creo que Eren, Oikawa y Souji puedan durar más.”
“¿Cómo hacemos? ¿Los embarcamos en taxis?” dijo Kaneki.
“¿Así como están?” Kaworu rio. “Dudo que siquiera se puedan bajar del carro.”
“¡Te escuché, Kaworu!” gritó Souji, muy ofendido. Sho y Kaneki se aguantaron la risa, tapándose la boca con las manos. “Creo… estar bien como para… bajarme del taxi.”
“Te está costando formular oraciones,” le señaló Kaworu.
“…Touché,” Souji suspiró.
“¿Qué haremos?” preguntó Kaneki.
“Creo que voy a dejarlos a los tres en sus casas, y a ustedes dos también.”
“¡NO!” Oikawa gritó, al borde del llanto. “¡Llévenme a cualquier lugar menos a ese! ¡Si Iwa-chan me ve así, me va a asesinar! ¡Saldrá en las noticias: alumno de Rizembool muere—!”
“Ya, ya, Oikawa, veremos dónde te dejamos,” dijo Sho.
“Podría ser mi casa,” sugirió Souji. “No tengo problemas con eso.”
“Souji, sigues ebrio, no creo que—”
“No, estoy bien, ya se me está pasando,” dijo Souji.

Kaneki, Sho y Kaworu entrecerraron los ojos, y se quedaron observándolo por unos instantes. Sentían que no debían creerle, pero de un momento a otro, Souji parecía haber recobrado lucidez, y se veía un poco más sobrio.

“¿Estás seguro?”
“Sí, normal,” Souji asintió. “De hecho, podrían quedarse todos, hasta que se les pase.”
“Un par de horas es suficiente para mí,” dijo Eren.
“¡Yo igual!” dijo Oikawa.
“Okay,” Kaworu accedió.

Sho pidió la cuenta, y luego de calcular precios y coordinar para ver qué cosa pagaba quién, lograron dejar los billetes necesarios y salieron del establecimiento, ayudando a los caídos (?).


* * *

“Ah.”
“…”
“…”
“…”
“…”
“¿¡‘AH’!? ¿Es lo único que se te ocurre decir? ¡Acabas de chocar el carro, Kaworu!”
“Jaja~”

En esos instantes, todos tuvieron el mismo pensamiento: lo único que faltaba esa noche era que Kaworu hiciera honor a su apodo de Killer Driver, por lo que no les había sorprendido el choque. Nadie sabía de quién era el auto, pero rogaban que fuera una persona misericordiosa, porque el parachoques se había hundido producto del impacto contra la parte posterior del carro estacionado detrás de ellos. Kaworu pensaba que, en su defensa, estacionar en reversa, y en un espacio tan pequeño como el que había encontrado, había sido complicado.

Todos se bajaron a revisar el parachoques, y Kaworu aseguró el carro con un botón de la llave. 

“¿Quién es el dueño?” preguntó Eren.
“Chrom,” contó Kaworu. “Pero no creo que se enoje, la verdad.”
“Tienes una suerte…” comentó Eren.
“O fácil lo hizo a propósito,” dijo Souji. “Se lo pidió a él porque sabía que, de chocarlo, Chrom no se enojaría.”
“Souji-san, se nota que estás lúcido ahora sí,” comentó Kaneki.
“¿Ven? No les mentía.”

Souji fue el primero en apresurarse a la entrada de su casa, seguido del resto. Abrió con mucho cuidado la puerta, y luego de que todos hayan ingresado, la cerró con igual de precisión para que no hiciera un alboroto.

La casa estaba sumida en la oscuridad, pero recordaba cómo llegar a los interruptores de luz, así que se confió y caminó por el trayecto que conocía de memoria. Al parecer, le falló, porque se tropezó con el escalón de la entrada, y se hubiera ido de bruces al suelo de no ser porque Oikawa y Kaneki lo jalaron del saco y le ayudaron a pararse.

“Gracias,” susurró en voz baja. Se sacó los zapatos, y esta vez, tomando en cuenta el escalón, logró llegar a las luces. Felizmente, las de la sala tenían un regulador, que utilizó a su favor para prenderlas a un nivel muy suave. 

El resto del grupo dejó sus zapatos al lado de los de Souji, y caminaron hacia la sala junto a él. Todos se desplomaron en los sofás, a excepción del anfitrión.

“Gracias, Souji,” susurró Eren. Todos se le sumaron, también en susurros, a excepción de Oikawa, que empezó a gritar. Souji agradeció que Kaworu se encontrara a su lado y le tapara la boca inmediatamente.
“¿Está bien si los dejo aquí? Yo quiero subir a mi cuarto.”
“No hay problema,” le aseguró Ken.
“Me mandan un mensaje cuando se sientan mejor y ya quieran irse, para despedirme de ustedes,” les dijo Souji. Todos asintieron. “Ah, y si quieren, apagan las luces.”
“Sho, ayúdalo,” le dijo Kaworu al pelirrojo, a la vez que todos observaban a Souji caminando hacia las escaleras.
“¿Ah? ¿Por qué yo?”

Kaworu le sonrió de lado, cruzándose de brazos. Parecía intentar decirle algo con la mirada, pero Sho no pudo descifrarlo a tiempo, porque ya se encontraba a sí mismo yendo a ayudar a su amigo.

“Esto puede terminar muy mal,” comentó Oikawa, ni bien Sho y Souji dejaron a los cuatro solos.
“¿Por qué lo dices?” preguntó Eren, confundido.
“Ay~ Eren-chan, eres muy lento,” Oikawa rio.

Kaneki, así como Kaworu y Oikawa, parecía tener una idea de la situación, pero el cansancio le ganó, y cayó rendido, sin poder explicarle a Eren. Pronto, el resto del grupo se sumó.

El único que quedó despierto fue Kaworu, que guardó el sueño de todos hasta que, al cabo de media hora, no pudo más y también se durmió.


* * *

Lo primero que hizo Souji al entrar a su cuarto fue lanzarse a la cama. Su estado de ebriedad le imposibilitó darse cuenta de que había apuntado al lado opuesto de su habitación, por lo que estaba a punto de impactar contra el estante… pero, felizmente, Sho estaba ahí con él, y al igual que Kaneki y Oikawa habían hecho con el exRebel unos minutos atrás, tiró de su saco para que no se golpeara. Souji quedó a unos centímetros del estante, y soltó una risotada.

“¡Shh!” Sho fue rápido al taparle la boca, pero Souji seguía riéndose aún a pesar de ello. “Souji, sigues ebrio.”
“Los engañé~” Souji se zafó del agarre de Sho para poder hablar. “Y todos cayeron redonditos,” dijo, y cerró la puerta.
“Pero Souji, esto sólo te perjudica a ti… tu familia va a encontrar al grupo en la mañana,” Sho no entendía las acciones de su amigo.
“…” Souji se sentó en el filo de su cama y se cruzó de brazos. La luz que se colaba por las cortinas de la ventana era la única que iluminaba el cuarto, por lo que se le hacía difícil desdibujar su silueta en la oscuridad. “Es cierto, pero qué importa. Fácil así se darán cuenta de que necesito mi propio espacio.”
“A veces no sé si sigues ebrio o no, suenas muy lúcido.”
“Es una muy buena pregunta,” Souji dio unas palmadas a la cama, invitándolo a que se siente con él. Sho lo observó con un poco de recelo, pero al final, accedió, y tomó asiento a su lado.
“¿Quieres que te traiga agua?”
“No, estoy bien. Igual, si lo haces, de seguro serás muy ruidoso y levantarás a todos.”
“No creo que sea tan complicado ser silencioso.”
“No sabes dónde están las cosas, Sho. Harás ruido al buscarlas,” Souji rio.
“Si me dices donde está la jarra de agua y los vasos, no lo haría.”
“Mm… cierto,” parecía que Souji recién se daba cuenta de ese detalle. Justo en ese instante sintió que los mareos regresaban, y no vio mejor solución que apoyar su cabeza en el hombro de su amigo. “Parece que aún sigo medio picado.”
“¿Medio? Mierda, Souji, casi te estampas contra el estante jurando que era tu cama.”
“Eso fue un lapsus,” Souji rio, e hizo un ademan con su mano, pidiéndole que lo olvidara.
“¿A qué hora se despierta tu familia, por cierto?”
“A las… seis y treinta… o siete, a veces.”
Sho sacó su celular de su bolsillo y revisó la pantalla. “Falta un par de horas para eso, entonces.”
“Ojalá sea suficiente para el resto,” dijo Souji. “Oikawa y Eren estaban muy mal.”
‘No tanto como tú’, quiso decir Sho, pero se lo guardó.

Un agradable silencio se formó entre ambos: el primer momento de calma en aquella noche tan movida que habían compartido con sus amigos. Sho, al sentir cómo Souji se dormía en su hombro, se quedó helado, sin saber muy bien qué hacer. Despertarlo bruscamente podía marearlo más y provocarle náuseas, pero Sho no iba a poder aguantar estar en la misma posición por mucho tiempo.

Reaccionó sin pensarla dos veces, y tomó a Souji de los hombros para recostarlo en la cama. El exRebel sintió que se trataba de un juego, por lo que tiró de su camisa, haciéndolo caer a su lado.

“…” el movimiento brusco le provocó mareos. Sho soltó un gruñido, y se agarró la cabeza. “No vuelvas a hacer eso.”
“¡Ah! ¿Estás bien? Creo que fue muy violento, lo siento,” Souji sonaba un poco preocupado.
“Eh, me pasará. Más bien, te dejo,” dijo, y se intentó parar, pero Souji volvió a tirar de su polo. “…Dije que te dejo”
“Noooo,” suplicó. “¿Qué pasa si me caigo?”
“No va a pasar nada porque ahorita vas a dormir,” Sho intentó zafarse del agarre, sin suerte. “En serio, Souji, si no duermes, te vas a sentir peor luego. Parece que quisieras tener resaca más tarde a propósito.”
“No, es sólo que extrañaba tomar de más y todo lo que implica.”
“¿Aún a pesar de que te sientes como mierda?”
“Sí,” Souji rio. “Fui yo el que le pidió a la mesera que me trajera muchos shots de jäger. Mi plan original era usarlos en ti, pero… la tentación…”
“Osea que tú mismo te saboteaste.”
“Exacto. De vez en cuando me lo merezco, por más de que luego no sienta que haya sido una buena decisión.”
“Como ahora.”
“Me molestan los mareos, pero estoy contigo, así que no está tan mal que digamos,” Souji se acomodó en la cama, echándose de lado y acercándose a Sho. Por algún extraño motivo, drunk!Souji era demasiado pegajoso, en especial con él: parecía no entender nada sobre espacio personal. “¿Te quedas un rato más?” susurró, cerrando los ojos. Su mejilla se apoyó en el hombro del pelirrojo, y Sho se aguantó las ganas de escapar. Quería estar en cualquier lugar menos allí. Era peor que sobrevivir a las preguntas embarazosas que Kaworu y el mismo Souji le habían hecho, horas atrás.
“…Me quedo hasta que Ken despierte,” era la única excusa que podía usar, lamentablemente. Rogó en su mente que su hermano se levantara lo más pronto posible, porque no sabía cuánto tiempo podría aguantar así.
“Me parece bien,” le respondió.

Souji se durmió en cuestión de minutos, a diferencia de Sho, que no pudo pegar el ojo por el resto de la madrugada.

 
« Last Edit: April 05, 2017, 12:03:27 PM by Eureka »


Mery

Tengo mucho por escribir, pero si no posteo esto ahora tal vez no llegue :')))
Anyway, fic compartido con Mimi~ su parte va de este color.
no, no tengo topes, pero idk, soon???


Tu HiME tiene que darle el tour a la universidad Hanasaki a un grupo de recién ingresados.


Algo que Alice no había tomado en cuenta antes era cuán grande era Hanasaki realmente. La primera vez allí, Glen la había llevado directo a la oficina de la directora y al terminar la regresó casi a empujones hasta la salida, alegando que sus clases estaban por comenzar y no podía arriesgarse a perderlas por ella. No le había dado importancia entonces, puesto que estaba cansada por el viaje y tenía mucho por desempacar, pero ahora, sola y sin idea de dónde se hallaba cada cosa, Alice se arrepentía de no haberle insistido a su hermano para que le diese un recorrido rápido por la universidad.
 
Entre los panfletos y hojas que había recibido de Miranda se hallaba una especie de mapa, pero eran demasiados los edificios y ella no era la mejor cuando de orientación se trataba, así que no le había sido de mucha ayuda. Alexy hubiese podido acompañarla, pero él sólo tenía una clase en la tarde y Alice no quiso despertarlo para eso. 
 
"Al menos es temprano." Trató de animarse así misma viendo a su alrededor. Habían muchos estudiantes caminando de un lado a otro, pero no se atrevía a acercarse a ninguno por lo ajetreados que se veían. Era su culpa por llegar cuando todos llevaban ya unas semanas de haber iniciado las clases.

Mayura se encontraba en el patio de la escuela descansando junto a Flaffy habian pasado tantas cosas que se encontraba agotada tanto física como psicológicamente, en su regazo estaba Flaffy que dormía plácidamente.
 
Hoy no vino a clases Otoya-kun y Leo viene cuando quiere...- suspiró pesadamente- estoy aburrida-
 
 
Alice estaba a punto de coger su celular para marcarle a su hermano cuando algo le llamó la atención: a unos cuantos metros se hallaba una chica ¡con una oveja sobre sus piernas! Ni siquiera se detuvo a pensarlo dos veces, Alice prácticamente corrió la distancia que la separaba de la pelirrosa para cerciorarse de que lo que sus ojos no le mentían.
 
"¡Ah, no es peluche!" Confirmó sorprendida cuando estuvo frente a la otra chica y luego sonrió. "¡Qué bonita ovejita tienes!"
 
Eh???- la pelirosa salió de entre sus pensamientos y observó a una jovencita que observaba con curiosidad a Flaffy.
 
Gracias... -dijo sonriendo- Flaffy despierta mira tienes una admiradora- 
 
Flaffy entreabrió los ojos y observó a la joven y movió la cola de un lado a otro, luego volvió a dormir- discúlpala está muy cansada y necesita recuperar sus fuerzas. Eres nueva no??? No te había visto antes.

 
"No hay problema, es tan linda~" Repitió la pelicastaña mientras veía a Flaffy dormir. "Oh, sí, de hecho es mi primer día aquí." Confirmó antes de aclararse la garganta. "Qué grosera, he venido a interrumpirte y ni siquiera me presenté antes." Murmuró un poco apena. "Mi nombre es Alice, ¡mucho gusto!" 

Siii mi querida Flaffy es muy hermosa -acariciando su melena- así que es tu primer día... siempre es difícil estar en un lugar nuevo -sonriendo ampliamente- mi nombre es Mayura Daidoji, mucho gusto... Estoy a tu disposición cuando quieras- 

El rostro de Alice de llenó de emoción y dejó salir un suspiro de alivio. "¿De verdad? Para serte sincera estoy bastante desorientada, esta universidad es muy grande y no sé cómo llegar a los puntos más básicos. Te agradecería mucho si pudieses guiarme un poco." Dijo haciendo una reverencia.

Claro que puedo ayudarte a recorrer la universidad a decir verdad hacia tiempo que deje Hanasaki pero este mes me ayudó mucho a conocer quizás no todos los campus pero la gran mayoría- se levantó para cargar a Flaffy que aún estaba dormida- Estás lista????

"¡Sí, gracias!" Aceptó entusiasmada. "Por ahora sólo veré estudios generales, pero no estaría mal saber donde se ubica cada especialidad, por si me pierdo." Confesó. "Tengo entendido que hay varias cafeterías aquí, ¿cierto? Podría invitarte algo si gustas, ¡por tomarte la molestia!" 

Muchas gracias ahora que recuerdo no he almorzado nada -empezaron a caminar lo primero que debes de conocer es la zona de los clubs donde podrías inscribirte en todos los cursos extracurriculares que desees nuestra escuela es muy popular y siempre estamos en los primeros puestos- señalando al horizonte- te daría un tour completo pero luego no veríamos lo demás- rio suavemente- al lado de esa zona casi llegando al bosque -caminaron hacia ahí- unos dos metros más adelante se encuentra nuestro convento o algo así, dicen que es para la purificación del alma y todo eso-

Alice asentía mientras le seguía el paso a la pelirrosa y trataba de grabar en su memoria cada lugar que pasaban.  "No he visto ningún club aún, pero si son tan buenos como dices tendré que darles un vistazo." Comentó con una sonrisa. Le parecía curioso que tuviesen un bosque, pero el último comentario de Mayura le llamó más la atención. "Wait, ¿¿un convento?? No había escuchado sobre eso, Hanasaki realmente tiene de todo.... ¿No penan cierto?" 

Uhmm... dicen que sí... pero no he tenido oportunidad de verlo en persona -dijo en tono de decepción para dejar a Flaffy, ya que había despertado- pero supongo que en estos años podrás verlo por ti misma... Luego tienes las facultades de derecho, psicología, comunicaciones están todas juntas porque se relacionan entre sí??-
Esas son las que mas conozco... aunque también están las de arqueología, arte, física, medicina... son muchas... lo que te recomiendo es tomar el test vocacional, no seas como yo que aún no sabe qué estudiar-

 
'¿Por qué luce desilusionada por no haber visto ningún fantasma?' Pensó Alice confundida, pero decidió  no darle mucha importancia. "Sí, bueno, ojalá no necesite averiguarlo." Dijo con sinceridad. Enumerando las facultades mentalmente, no era de sorprenderse que hubiesen tantos alumnos por todas partes, tenían de todo allí. "Gracias por el consejo, al parecer tendré mucho en qué pensar, hay tantas opciones." 
 
Alice prestó atención a la esponjosa criatura junto a Mayura ahora que estaba despierta y sonrió un poco. "Espero que disculpes mi atrevimiento, pero hay algo que he estado preguntándome." Admitió. "¿Flaffy es un 'Child'?"

Mucha suerte Alice-chan... -le dijo dándole una palmadita en el hombro- y sí, mi Flaffy es mi Child… soy una Hime... -le dijo orgullosa a la otra joven- espero contar con tu apoyo.
 
Los ojos violeta de Alice se abrieron con asombro y la observaron con atención por un momento. Estaba en lo cierto entonces, Mayura era una HiME. Una chica que se veía tan atenta y amigable era también alguien que ponía en riesgo su vida para defender aquella institución. Verla parada frente a ella, segura de sí misma y de su decisión, le transmitió confianza. 
 
Alice sonrió llena de energía y asintió con la cabeza velozmente. "¡Por supuesto! Cuenta conmigo en lo que necesites."

Y pues llegamos al último lugar que es el auditorio... -miró un poco seria- aquí es donde realizamos la prueba hime... sólo las personas con gran determinación pueden tomarla, es una prueba muy agotadora, no muy recomendable- volvió a sonreír-

La menor asintió mordiéndose el labio inferior. "¿Física y mentalmente?" Preguntó pensativa. "No me imagino cuán difícil sea ser HiME, pero al menos la prueba suena exigente.

Mayura se sintió un poco afligida pero quiso ocultarlo de Alice- bueno creo con esto terminamos con la visita rápida a la uni-

Sin desear presionarla, Alice sonrió y dio una rápida reverencia. "Muchas gracias, en serio, tiendo a perderme si no conozco bien el camino, pero ahora tengo una mejor noción de mi entorno así que estoy más tranquila." Dijo con honestidad. "Si aún tienes tiempo podemos ir a almorzar, ¡yo por lo menos me muero de hambre!"

Yo también muero de hambre -tocándose al estómago volviendo a su semblante habitual- pero no me gustaría que tu solo pagaras así que compartiremos gastos juntas deacuerdo??? Además Flaffy debe de comer.
 
Alice rió divertida. "Claro, si eso gustas." Aceptó. "No sé qué ofrecen aquí, ¿qué recomiendas?"

Uhmm todas las comidas son ricas... pero me gusta el melón pan... me gusta el pan de curry... uhmm torta de chocolate... flan... mousse... castella.. me gusta casi todo lo dulce-

"¡Pues que eso sea! No he probado ninguno de ellos pero los nombres me suenan familiares, es una buena oportunidad para probarlos."

Entonces vamos!!!- le dijo tomándole de la mano mientras que Flaffy la jalaba por detrás-


Reto desbloqueado: interactuar con otra HiME


Eureka

Vengo con otro fic compartido!! Muchas gracias Cho~~ ; 3 ; siempre es un placer planear cositas contigo y fickear juntas. Disculpa la demora, más bien ;;

Cho estará en este color y yo en este c:

Prompt: HiME y amigas salen a cenar a un restaurante, y cuando toca pagar resulta que todas se han olvidado de traer dinero.

         


Después de una clase más de biohuertos el potato group se había puesto repentinamente de acuerdo a ir a almorzar juntos ya que todos se encontraban libres ese día. Para variar con los menús usuales de todos, ellos optaron por ir a un restaurante fuera de Hanasaki y comieron unos deliciosos shawarmas mientras conversaban sobre el día a día.

“Hehe, me siento muy orgullosa de nuestras papas,” Osaka sonrió muy contenta luego de haber visto que habían brotado unas hojitas más en los huertos que tenían asignados. “Sé que van a convertirse en hermosos tubérculos dentro de poco.”
“Somos un buen equipo, ¿no es así?” Ryoji asintió. “Y sin duda trabajar con hermosas chicas como ustedes me ha motivado~”
“No te hagas el tonto,” Eureka rodó los ojos. Su amigo era tan ocurrente como siempre, pero era precisamente por su forma de ser que les levantaba los ánimos con frecuencia. “Aunque sí te daré crédito porque has estado trabajando duro.”
“El profesor nos felicitó hoy así que estamos en buen camino,” comentó Cho. “Y espero que esta salida a almorzar sea la primera de muchas.”
“¡Salud!” Ryoji alzó su vaso y todos chocaron sus bebidas en señal de celebración. Ya todos habían terminado con sus respectivos almuerzos y sólo les tocaba esperar la cuenta. Justo antes, una camarera llegó a recoger los restos.
“La cuenta, por favor,” pidió Osaka, amablemente.
“Enseguida,” la camarera asintió y se retiró hacia las cocinas con los platos recogidos.

“Vaya, estoy llena…” Cho dio un suspiro y abrió su mochila para buscar su billetera. “Ojalá no salga muy caro.”
“Este lugar tiene pinta de serlo,” Eureka sonrió, encogiéndose de hombros. “Pero pese al precio, estuvo delicioso. Podemos hacer el restaurante un sitio usual para nuestras salidas.”
“¡Me parece bien!” Osaka se emocionó, aunque no tardó en quedarse en blanco mientras buscaba algo en su bolso. “¿Eh? ¿Dónde está mi billetera? ¿Acaso no la traje?”
“¿N-no la trajiste?” Cho de inmediato empalideció. “Y-yo creo que me la olvidé en la mansión HiME.”
“¿T-tú tampoco, Cho?” preguntó su prima, preocupada.
“P-pues, suelo dejarla a veces si no pienso salir al banco o a hacer papeleos, pero siempre traigo un poco de dinero conmigo…” la HiME miró desolada a su mochila sin riquezas. “Aunque parece que se me olvidó que ya no me quedaba más…”
“Está bien, yo lo cubro. Me invitan la próxima vez,” se ofreció Eureka mientras habría su mochila… pero conforme buscaba entre sus cosas, su tranquila búsqueda se tornó acelerada y caótica. “E-esperen, yo tampoco traje dinero.”
“¿Hablas en serio?” Ryoji se sorprendió.
“Sí…” la pelilila negó apesadumbrada. “¿Nos podrías hacer el favor de pagar por todo?”
“Ehh…” él de inmediato desvió su mirada.
“No me digas…” Cho se tensó.
“Ehm, antes de biohuertos, guardo la mayoría de mis cosas en mi casillero…” el pelinegro agachó su cabeza. “Perdonen, también ando misio…”
“¡OHMAIGAH! ¡¿Qué vamos a hacer?!” preguntó Osaka a los cielos.
“T-tranquila, vas a llamar la atención,” Cho la apaciguó. “E-está bien, seguro podemos intentar contactar a alguien. Por ser la hora del almuerzo, tal vez alguien que conozcamos esté disponible o quizás cerca y pueda venir a darnos una mano. Veamos,” ella sacó su celular, pero al querer revisarlo, este no le respondió. Intentó prenderlo y notó que se había quedado sin baterías por el ícono en la pantalla. “Ahh, debo haberlo dejado con el Waze y Pokemon GO prendidos de nuevo. ¿Alguien tiene un cargador que me pueda prestar?” notó cómo los otros tres negaron con mucha pena. “B-bueno… supongo no podré llamar a Ayesha. Ella justo tenía libre y no sé su número de memoria…”
“Está bien, Cho. Déjamelo a mí,” Osaka sonrió y revisó su Smartphone. “Hm… pues, Roxas y sus amigos están en un entrenamiento y dudo que revisen sus celulares al menos en dos horas más… ¡Oh! ¡Vamos a ver quiénes están conectados en Whatsapp!”
“A-asegúrate de no incomodar a nadie ocupado…” la peliceleste se puso nerviosa.
“Está bien. Déjame ver…” Osaka revisó de conversación en conversación. Para variar, Sora no se había conectado al app en todo el día y los demás a lo mucho lo habían revisado a eso de las ocho o nueve de la mañana. “¡Oh! ¡Encontré a dos personas!”
“¿Quiénes son?” preguntó Cho.
“Dice que tanto Reimu como Tomo han revisado Whatapp hace diez minutos. Eso quiere decir que están libres, ¿no?”
“O-Osaka… ehm…” Cho no quería romperle las esperanzas, pero mejor se lo explicaba. “Estamos hablando de pedirle a alguien que nos pague un almuerzo de cuatro personas… y justo ellas dos son personas con bajos recursos económicos y un tanto eh… ¿ambiciosas?”
“¿En serio?” Osaka ladeó su cabeza, siendo la única de sus amigos que no se había dado cuenta.
“S-sí, por eso sé que no van a darse el viaje hasta acá para ayudarnos con esto. Supongo es bueno que lo sepas…” Cho dio un suspiro. De todos sus amigos ricos y responsables provenientes de distintos países, justo ellas dos eran las disponibles. En fin, supuso que era de esperarse.
“Hm, bueno, entonces sigamos pensando…” Osaka alzó su mirada hacia arriba. “Ohh, ¿y qué tal si llamamos a Miranda?”
“N-no creo que nos ayude para nada,” Eureka negó rotundamente.
“¿Por qué no?” Ryoji sonrió. “Ustedes son las heroínas de Hanasaki que han puesto sus vidas en riesgo por el bien común y desafiado a Rebels peligrosos. ¿Por qué dices que la directora no les va a invitar un shawarma de cortesía?”
“Ehh…” Cho casi siente que eso tenía todo el sentido del mundo por un momento. “S-será más el afán de venir hasta acá por un descuido de nuestra parte… supongo puede ser nuestro último plan de contingencia…”

“Siempre he tenido la sensación de que Miranda es tacaña,” confesó Eureka. “No tenemos ni seguro… Pero sí, tienen razón… de seguro le molestará un poquito, pero es una nimiedad, así que no creo que no acceda. Puede ser nuestro plan B…”
“¡Ah!” Ryoji chocó su puño contra su palma, repentinamente iluminado. “Eu, sé que sonará súper conchudo tomando en cuenta lo que Lelouch está haciendo por mí con lo de la renta, pero… ¿no podrías pedirle que nos preste? Ni si quiera que nos invite, sólo que nos preste, aunque si quiere invitarnos, no me opongo~”
“Tú y Hizumi son amigos, no hay duda de eso,” rio Eureka. Luego, se llevó una mano al mentón. “Mm… no creo que Lelouch se oponga a ayudarnos, tho.”
“¿Quién es Lelouch?” preguntó Osaka, curiosa.
“Su enamorado,” dijo Ryoji. “Es el hijo de un funcionario inglés, que tiene una empresa multinacional y bueno… no creo que le afecte mucho invitarnos unos shawarmas.”
“¡Ohh, podría ser!” dijo Osaka.
“…” Cho se veía un poco incómoda con la idea, pero asintió. “Podríamos devolverle luego, no hay problema con eso. Disculpa.”
“¡Ahhhh, no te preocupes!” Eureka sonrió. “Estoy segura de que no le molestará. Y si le devolvemos, mejor aún,” afirmó.
“¡Pregúntale, pregúntale!” le urgió Osaka, con una sonrisa.

Eureka sacó su celular y marcó el número de Lelouch. Esperó unos segundos, esperanzada, y cuando sonó como que hubieran contestado, empezó a hablar. Se cortó a sí misma al oír la voz de la señorita de la compañía telefónica indicándole que el número que llamaba no se encontraba disponible. Un poco desanimada, volvió a intentar… pero pasó una vez más lo mismo: fue mandada a la casilla de voz.

“¿Y?” preguntó Ryoji.
“No contesta. Probaré enviándole un mensaje.”

Eureka tipeó un mensaje simple, preguntándole si andaba libre, y esperó lo mejor. Al cabo de unos segundos, sonó el ringtone de su celular y encendió la pantalla para revisarlo, emocionada.


“control, ttyl”

“…” Eureka se veía muy arrepentida de haber llamado.
“¿Qué pasó?” preguntó Osaka.
“…Está en pleno control, y lo he llamado. Ojalá haya tenido su celular apagado…”
“Esperemos que sí,” dijo Cho.
“Wow, qué mal que ni sepas qué días tiene clases,” comentó Ryoji.
“He estado muy ocupada…” Eureka suspiró. “Lo olvidé, supongo. Lo siento,” se dirigió a todos. “Pensé que ya lo tenía solucionado.”
“Ryoji-kun, ¿no tendrás algún amigo que nos pueda prestar?” preguntó Osaka.
“Le daríamos el dinero de vuelta lo más pronto posible,” dijo Cho.

Ryoji cerró los ojos y se cruzó de brazos. Sus amistades más cercanas eran sin duda Kanone y Hizumi, pero el primero estaba en una situación económica muy complicada. Por otro lado, Hizumi había pasado por una intervención para cambiar sus malos hábitos, pero a veces recaía y seguía dependiendo de los demás sin ningún cuidado. Recordaba, además, que su tutor no le daba mucho dinero de mesada, así que no sabía si podía ayudarlos.

“…Creo tener a alguien,” dijo, luego de meditarlo. “Pero no estoy seguro.”
“Prueba de todas formas,” dijo Eureka.
“…Es Hizumi.”
“…” Eureka empalideció (?). “Prueba de todas formas,” repitió, aunque sonaba alterada.
“Sí, no pierdes nada,” lo alentó Osaka.
“Eureka, ¿estás bien?” le preguntó Cho.
 “Sí, sí, no te preocupes,” y le sonrió levemente.

Ryoji sacó su celular y tipeó un mensaje muy rápido, esperando que Hizumi fuera el mesías del grupo aquella tarde.

Al cabo de unos instantes, un mensaje le llegó.


“¡Haha~! Coincidencias de la vida. Justo te iba a pedir prestado sencillo para el pasaje de vuelta a la mansión. Me compré un cafecito y unas pícaras porque hacía hambre. Tendré que pedirle a Lelouch u_u”

“…” Ahora Ryoji era el que había empalidecido.
“¿Ryoji-kun?”
“¡ASJDFLK!” Ryoji se llevó las manos a la cabeza, enojado. “¡No debí creer que Hizumi nos ayudaría!”
“¿Por qué?” preguntó Cho.
“Es la persona menos confiable en este mundo. Me dijo que justo me iba a pedir prestado a mí,” Ryoji se veía muy deprimido.
“Ahí se va otra solución más a nuestro problema,” suspiró Eureka.

Justo en esos instantes, la mesera que los había atendido se les acercó. Con una sonrisa muy amable, los miró a todos antes de hablar.

“Disculpen la demora, aquí está la cuenta,” dejó el sobre de cuero en la mesa junto con la boleta. “Más bien, me disculpo una vez más, pero vamos a cerrar en breve por el horario de almuerzo de los trabajadores.”
“…” todos se miraron las caras. 
“¿Hay algún problema?” preguntó, confundida .
“Ah, no, nada, nada,” dijo Osaka, nerviosa.
“En un ratito nos vamos, no se preocupe,” dijo Ryoji.
“Okay, gracias,” la mesera les sonrió. “Me avisan cuando quieran que me lleve la cuenta.”
“Claro, claro.”

Se retiró una vez más, y todos soltaron unos suspiros.

“Se me ha ocurrido una idea,” ofreció Osaka. “¡Podríamos salir y correr como hacen en las películas!”
“Osaka, nunca más podríamos regresar a este lugar.”
“…Lo sé, pero no se me ocurre nada más...” Osaka se veía muy apenada.
“Está la opción de Miranda… pero si les soy sincera, me da un poco de miedo.”
“Es lo mínimo que puede hacer para retribuirles, creo yo,” dijo Ryoji.
“¿Probamos con eso?” preguntó Eureka.
“Okay,” dijo Cho. A su lado, Osaka asintió.

Eureka marcó el celular de Miranda y, ni bien escuchó que timbraba, le extendió el iphone a Cho.

“Miranda me debe odiar por todos los problemas que le he dado con la currícula este ciclo, así que ten, Cho,” le dijo. La otra HiME no tuvo oportunidad de negarse, porque escuchó la voz de Miranda al otro lado de la línea, preguntando qué pasaba. Eureka se disculpó con un gesto de las manos, y Cho asintió.
“¿Aló, Miranda? Buenas tardes, soy Tanaka.”

Buenas tardes,” le dijo Miranda. “Me estás llamando desde el celular de Suoh, ¿no?
“Sí, estoy con ella. Eh…” Cho se quedó en silencio unos instantes: no sabía cómo explicarle la situación sin morirse de la vergüenza. “He salido con ella y unos amigos y no tenemos manera de pagar. El restaurante va a cerrar en un rato, así que no podemos regresar a Hanasaki a recoger las billeteras. Tú… crees… ¿que nos podrías prestar?”
” Miranda soltó un suspiro pesado. Sin embargo, sonrió para sí misma. En cierta manera, se sentía un poco aliviada de que el motivo de la llamada haya sido algo así. Temas tan triviales como ese, en vez de causarle inconvenientes, le recordaban que las HiMEs también pasaban por situaciones comunes y no todo era continuo peligro para ellas. “No se preocupen. Coordinaré con mi secretaria para que les lleve el dinero ahorita mismo. ¿Cuánto necesitan?
“…Alrededor de 12000 yen.”
” Miranda suspiró. No esperaba que fuera tan grande la suma de dinero. “Okay, dame la dirección.

Cho le indicó la dirección del restaurante y las referencias para llegar.

Está bien, llegará en menos de diez, quince minutos. Espérenla, por favor.
“Okay,” Cho asintió. “Gracias, Miranda.”
No se preocupen… lo añadiré a sus boletas de pago del semestre.
“Okay,” dijo Cho. “Hasta luego.”
Hasta luego.”
Cho colgó, y se giró hacia Eureka. “Dijo que lo cargará a nuestras boletas del mes,” le dijo, regresándole su celular.
“…Bueno, podría ser peor,” Eureka suspiró, aliviada. “¿Cómo hará? ¿Ella va a venir?”
“No, mandará Ritsu para que nos dé el dinero.”
“Hay que avisarle a la mesera, entonces,” dijo Osaka.

Llamaron a la mesera, quien se les acercó a comentarles que cerrarían en menos de diez minutos y necesitaban revisar la cuenta lo más pronto posible. Le contaron que dentro de poco serían capaces de pagar, pero que aún requerían de un tiempo adicional para ello. La mesera aceptó, y se retiró.




Ritsu se demoró más de veinte minutos en llegar, porque al parecer, se había perdido varias veces. Cuando ingresó al local, buscó con la mirada a las HiMEs, y corrió hacia ellas. Tartamudeó unas disculpas, pero el grupo le aseguró que no había problema en lo absoluto (habían tenido que rogarle al dueño que esperara un poco más, y había sido difícil, pero lograron convencerlo de que sí o sí pagarían la cuenta). Ritsu les extendió un sobre con el dinero, y luego de tantas peripecias, finalmente pudieron pagar.

Al salir del local, se despidieron de Ritsu, quien corrió a tomar un taxi hacia Hanasaki, de seguro para volver lo más pronto posible a su trabajo. Cho, Eureka, Osaka y Ryoji decidieron dar una caminata para calmar sus nervios, puesto que aún andaban con un poco ansiosos por los hechos.

“Al menos aprendimos algo hoy,” dijo Ryoji. “Miranda sí está dispuesta a ayudarlas con cosas así.”
“Me sorprendió que accediera tan fácilmente,” comentó Eureka.
“Mm, a mí también,” dijo Cho. “Aunque parece que le afectó un poco cuando se enteró que eran más de 10000 yenes…”
“Bueno, lo va a cargar a sus boletas, así que no creo que le duele tanto que digamos,” dijo Ryoji.
“¡Wah! ¡Cierto!” Osaka miró a Cho y a Eureka. “¡De ahí nos dicen cuánto nos toca devolverles, entonces!”
“Pensé que nos iban a invitar ellas…” Ryoji sonaba triste.
“Nope, tienes que pagarnos. ¿No, Cho?” Eureka sonrió.
“Eh, s-sí…” Cho no sabía dónde meterse (?).
“Damn, Osaka, casi se olvidaban de eso…”
“¡Lo siento, Ryoji-kun!”
“Mm, no te preocupes, igual sí o sí les iba a devolver~”

Y siguieron con su camino de vuelta a Hanasaki, entre risas y más ocurrencias. 




Deidara

fic compartido con @Sayi <33333
fue muy divertido hacerlo, espero que pronto volvamos a escribir juntas ;_; que tenemos muchas ideas y es culpa de Glenda que no las escribamos

dedicado a @Isumi

Sayi, Deidara


“Y si vamos todas juntas, ¿te animarías?”

Isumi juntó los labios y contempló la propuesta, pero aún no le convencía del todo.

“Vamos… hasta te dejaremos escoger el lugar que quieras” le ofreció Deidara. Pero el sitio que sugirió su amiga le hizo arrepentirse de la propuesta en el acto.
“Oh, hay un maid café nuevo que me gustaría visitar” Isumi sacó su teléfono y escribió algo rápido. Entonces les empezó a mostrar imágenes del local “Es un maid café, ¡pero con gatos! ¡OH MIRA EL PELAJE DE ESE”

La pelinaranja se regocijó en su sitio, mientras Deidara y Sayi compartieron miradas incómodas. Aquel no era un sitio que ninguna de las dos frecuentaría, pero supusieron que el fin justificaba los medios…

…Este ‘fin’ siendo traer a Isumi a cuestas en una triple Tinder date.

Desde que las tres se habían asentado en la mansión Hime, les había entrado la costumbre de ocupar la sala de estar y tontear en sus móviles mientras veían televisión. Una de esa tardes, al tema de citas online salió a flote, y Deidara les comentó sobre algunas experiencias de Tinder que conocidas suyas habían tenido en Barcelona. La variedad de experiencias despertaron curiosidad en sus amigas, y quizás contra su mejor juicio, las tres se descargaron la aplicación en su teléfonos.

La tradición de Tinder swiping se había instalado en su monotonía, y las tres se entretenían comentando sobre sus matches, o burlándose de los pick-up lines cutres que a veces usaban con ellas.

Pero eventualmente, llego un punto en que cada una de ellas tenía curiosidad de conocer a alguien con quien llevaban chateando. Ninguna de las tres se animaba a ir sola (pues ni los poderes HiMEs te salvan de situaciones incómodas) pero coincidieron en que sería mucho más manejable si las tres organizaban un encuentro juntas.

“Esta bien… iremos al maid café” suspiró Sayi, abriendo su aplicación “¿Nos pasas la dirección del local?”
“¡Si ya se las envíe! Gracias gheis ;_;”
Deidara rió para si misma al percatarse en lo que se estaban metiendo “No me sorprendería si estos salen espantados cuando se percaten que es un maid café”
“Bueno…” Sayi alzo las cejas al mirar su más reciente notificación “Al parecer mi cita se ha anotado al tiro”
“Espero que a Yuki le agrade el lugar” dijo Isumi “Es que tenemos tanto en común, sería una pena que no le gusten los maid cafe u_u”

Deidara nuevamente le dio un vistazo a las fotografías de Peter, el chico que acababa de invitar a la cita grupal. Su perfil lo mostraba en la playa, la universidad, y de viaje en algún país europeo. Era un año mayor a ella, y hasta el momento le había entretenido mucho los mensajes que llevaban intercambiándose.

Parecía ser el paquete completo… pero como todo con Tinder, era cosa de ver para creer.

El ícono de mensajes se iluminó. Al parecer Peter había aceptado el lugar y la hora de encuentro.

“¡Ayúdenme a escoger algo que ponerme!” Isumi se puso de pie al instante, e hizo aspavientos con los brazos al recibir confirmación de su cita “¿Deberíamos ir de compras?”
“Es un poco tarde ahora, considerando que nos encontraremos con ellos mañana en la tarde” respondió Sayi “Buscaré algún vestido que me quede bien y listo”
“Igual” dijo Deidara “Pero quizás no un vestido, algo que siente cómodo. Si todo sale bien a la próxima me pondré extra bonita”

Isumi se llevó ambas manos a la cintura y negó con la cabeza.

“¡Vamos gheis! ¿Dónde esta ese entusiasmo?” les animo la pelinaranja “Mañana conoceremos estos chicos que fácilmente podrían ser nuestros futuros Keys. Es nuestro deber con Miranda (?)”

Deidara y Sayi intercambiaron miradas. Ninguna de las dos pensaba que era para tanto, pero quizás y si debían arriesgarse un poco más, como su amiga.
Era curioso lo ilusionada que estaba Isumi, habiendo sido ella la que había sido más reacia a organizar la Tinder date.

“¡Esto será divertido!” continuó, emocionadisima, mientras jaloneaba a sus amigas hacia sus habitaciones “Dori, recuerdo que tenías esa falda roja de Zara que te quedaba genial y Sayi, el vestido floreado que te compraste hace poco te va a quedar demasiado lindo ;_; GHEIS ANIMENSE NAO >(”
“Wee”
“Whopee”
“Yay! nOn”





“GHEI, LA CONDENADA DICE QUE NO VA A PODER VENIR”
“…¿Qué?”

Sayi resistió un impulso infrahumano a destruir su móvil, y tras tomar un par de respiros hondos fue que pudo reunir la suficiente compostura para explicar la situación en una manera un tanto más tranquila.

“Isumi acaba de dejar un mensaje en la grupal” comenzó la pelirrosa, mientras Deidara se apuraba en ubicar los mensajes en cuestión “Dice, y cito, ’No creo que Tinder sea el mejor lugar para conocer gente, y no me sentiría cómoda saliendo en una cita con un desconocido. Es demasiada presión, así que decidí borrar la app. Sorry gheis y…’”
“…’me dicen como les va.’ seguido es un sticker de Trash Dove™” Deidara terminó de leer el mensaje y bloqueó su móvil “Es que yo la mato”
“Me pregunto si nos podríamos salir con la nuestra en un homicidio”
“Un… Himecidio” agregó la pelirroja, e intercambió miradas cómplices con Sayi. En ese momento ambas sentían, desde lo más profundo de su corazón, que de ser necesario podían seguirse hasta la silla eléctrica “Pero, ¿y ahora? ¿nos vamos?”

El reloj marcaba las cinco de la tarde, y detrás de ellas estaba la fachada del Maid Cafe que Isumi había sugerido. Sus citas no habían llegado aún, por lo que fácilmente podían irse del lugar y regresar a la mansión.

“Podríamos… pero ya llegamos hasta aquí, ¿no crees? Podríamos ver que tal” dijo Sayi, abriendo el app de Tinder “Ya me hizo ilusión conocer a Franz. Esta bien simpático. Oh me olvide mostrarte, en su perfil Franz tenía una foto en Barcelona”
“¿Ah sí? Déjame ver”

Sayi le mostró alcanzó su celular y Deidara no tardó en reconocer la playa de la Barceloneta. En la foto estaba el famoso Franz, de cabello claro y simpático, pero la pelirroja no tardó en notar que había raro en la imagen.

“Ghei, en esta foto faltan edificios”
“¿Cómo?”
“Faltan unos hoteles y restaurantes. Varios, de hecho” continuó Deidara, hasta que llego a una conclusión “Parece ser una foto vieja”
“Ah, Franz usa mucho el filtro sepia del Instagram” explicó Sayi, y observó a su amiga pasar por las demás fotos, todas con el tono amarillo “Un poco demasiado, diría yo, pero igual es un excelente fotógrafo, y muy atractivo y…”
Me da mucho gusto que pienses así, baby ♥”



Un hombre europeo se detuvo junto a la pelirrosa y Sayi lo observó confundida. Deidara entendió de inmediato que estaba sucediendo, y le tomó toda su fuerza el mantener la compostura y no partirse de risa en el sitio.

“¿Le puedo ayudar en algo?” le preguntó Sayi “¿Necesita ayuda cruzando la calle?”
“Sayi darling, it’s me, Franz!” respondió el hombre. Y entonces le entrego un ramo de tulipanes rojos que había traído consigo “Para tí, tus favoritos”
“………..E-e-eres Franz?” el hombre asintió, y el rostro de Sayi se contorsionó del espanto al entender la preocupación de Deidara. Entonces intercambio miradas entre la foto del perfil de Tinder, y el hombre frente a ella.

Franz era un hombre de avanzada edad, elegante y bien vestido, pero con suficiente años por delante como para ser su abuelo. Nada que ver con el joven que mostraba el perfil marcado con Super Like de Tinder.

“Oh Mi Dios Matame Ya”
“No digas eso, baby…”
“¡No me llames baby! ¡Me mentiste!” le recriminó la pelirrosa, señalándole las fotos de su perfil “¡Dijiste que tenías 22 años!”
“Bueno… 22 años por tres” respondió el hombre, y alzó sus manos señal de disculpa al ver la vergüenza que carcomía viva a la pelirosa “My, my, discúlpame ¿si? Pero soy un anciano con corazón joven, al que le haría bien tomar una taza de té y platicar con una jovencita tan linda como tu, ¿me harías este pequeño favor? ¿Una conversación inocente?”
“…..”



Deidara estaba tan entretenida observando la situación que no se percató cómo un muchacho había caminado hasta ella y se había detenido a su costado. La llegada del tal Franz había conllevado tanto ruido que no había tenido oportunidad de hacerse presente, pero finalmente reunió el valor para tirar de la chaqueta de la pelirroja.

“Disculpad…”

Deidara se giró hacia el muchacho atrás suyo. Vestía vaqueros y un hoodie con el que cubría casi todo su rostro. Su voz mostraba nerviosismo, y la pelirroja demoró dos segundos en percatarse que, a diferencia de Sayi, era ella quien le llevaba unos años encima a su cita.

“Dejadme adivinar” empezó Deidara, dándole la razón a su intuición “Eres Peter, ¿cierto?”

...





Al final Sayi aceptó darle el gusto a Franz y tomar un té con él. Claro esta, no sin antes dejarle en claro que la ‘cita’ nunca fue ni sería una cita, sino una ’simple salida para intercambiar puntos de vista de diferentes etapas de la vida’

“Es la única manera en la que puedo hacer esto, ghei” le había dicho Sayi a Deidara mientras recibían los menús de la Neko Maid.

Deidara por su lado tenía más preguntas que respuestas y, aunque tímido, Peter parecía estar dispuesto a seguir esa supuesta ‘cita’ con ella. El joven a duras penas y decía palabra alguna, pero Deidara tenía muchas ganas de preguntarle en qué había estado pensando y tenía la certeza que podría averiguarlo con algo más de tiempo.

Considerando las circunstancias, tanto Deidara como Sayi se encogieron de hombros y aceptaron terminar con sus citas en el local más cercano: El mismísimo Neko Maid Café que Isumi había sugerido. El lugar tenía varios clientes a esa hora, pero incluso más que clientes, la cantidad de gatos paseándose por el lugar era insana. Para alguien como Isumi, era el paraíso. Para Deidara y Sayi, víctimas de Tinder, era una especie de limbo olor a Friskies.

Y la cereza del pastel había sido que la cita de Isumi si había hecho aparición. Y no solo eso, sino que de los tres Tinder dates, al parecer el famoso Yuki había sido el único 100% honesto sobre quién era, cómo se veía, y cuantos años tenía.

Yuki era un muchacho simpático, soltero, y que había llegado con sinceras ganas de conocer a Isumi en persona. Se le había notado la decepción cuando le dijeron que Isumi se había jubilado de Tinder. Aún así, el joven había decidido quedarse a acompañarlas, probablemente al percatarse de la mala suerte que les había caído encima a ellas.

Aún así, tanto Deidara como Sayi se sintieron mal, pues solo bastaron dos minutos para hacer evidente que Yuki era alérgico a los gatos.

“Entonces tengo… una torta de chocolate, un parfait de fresa, un cheesecake de frambuesa, un banana split, tres te oolong y…” la maid se detuvo cuando a Yuki le entró otro ataque de estornudos “…y un Ibuprofeno, Claritin, y un inhalador para el caballero. Regreso enseguida-meow~”
“Eres un santo, Yuki” le dijo Sayi al alcanzarle otro pañuelo “Ordena lo que quieras del menú, ¿si? Nosotras te lo pagamos”
“Oh no baby, aquí yo pago por todos ♥” intercedió Franz “Soy un cliente frecuente y me faltan dos sellos para llenar mi tarjeta”
“…Miembro frecuente de un Maid café. Si que se como elegirlos” murmuró Sayi para si misma, mientras Franz le hacía ojitos a unas de una de las maid.


La maid a la que Franz le hacía ojitos observó a la mesa del curioso grupo, y de golpe se sonrojó. Escondió su rostro con la bandeja que llevaba en sus manos y, vergonzosa, pareció saludar a la mesa. Franz se pensó que el saludo iba dirigido hacia él, y eso pareció sorprenderle y alegrarle, su ego inflándose…

Sólo el resto de la mesa se dieron cuenta que el saludo iba dirigido hacia Yuki quien, con un suspiro, lo devolvió, tras pintar en su rostro una sonrisa Profident™.

“Es una de las miembros de mi club de fans,” le explicó al grupo, mientras volvía a sonarse la nariz. A Franz le cayó algo encima ante la revelación. “Desde hace un tiempo que lo fundaron y… parece que tiene éxito,” dijo, encogiéndose de hombros.
“¿Un club de fans?” Habló entonces Peter, como si no acabase de entenderlo. “¿Y cómo has conseguido que te hiciesen un club de fans?”
Yuki volvió a encogerse de hombros. “Yo no hice nada. Simplemente… fui yo mismo.”
“Um… ya veo.” Peter pareció tomar nota mental de sus palabras. Observó a Yuki, su mirada fija en él, analizándole. Tratando de descubrir qué veían las chicas en él. Si, tenía un rostro agradable a la vista, pero… ¿en serio ese era la clase de tipo que atraía a las mujeres?
“¿A qué viene tanto interés?” Aprovechó Deidara para intervenir, y así sacarle algo de información al chico. Después de haber estado hablando con él, nunca se hubiese imaginado que el chico fingía tener más años.
“B-Bueno,” Peter pareció de golpe algo culpable, “es que…”

Milagro para Peter, porque en ese momento su camarera decidió aparecer con sus tartas y tés y cafés. Los repartió a los chicos mientras Franz adulaba a la camarera, hasta que Sayi le hizo callar pellizcándole en la pierna para que callase por un momento.

Cuando la camarera se fue, se hizo un silencio incómodo en el grupo. Empezaron a comer en silencio, y fue Sayi quien acabó por romperlo.

“Bueno… la tarta no está nada mal…” comentó Sayi.
“La mía está demasiado dulce,” respondió Deidara.
“Yo soy intolerante a la lactosa,” dijo Peter, mientras sólo bebía su té.
“¿Me das un poco de tu tarta, Sayi?” Pidió Franz, abriendo la boca y cerrando los ojos, esperanzado.
Yuki estornudó.

Aunque Sayi y Deidara pensaban que la ‘cita’ hubiese mejorado con el ambiente agradable del maid café, la situación era algo incómoda, y las chicas no sabían por dónde cogerla.

De golpe, Deidara golpeó la mesa con su plato, su tarta a medio acabar. Le había molestado que Peter le hubiese engañado, sí, pero pronto la molestia se había transformado en curiosidad y en necesidad de saber qué interés tenía Peter, qué le había hecho mentir. Podía imaginarse las razones de Franz – sólo había que mirarlo – pero con Peter… parecía tímido y algo incómodo, así que no se le ocurría nada.

“¿¡Puede saberse por qué has estado minti—“
“¡Qué tal si cambiamos de escenario!” Interrumpió Sayi, a quien de pronto se le iluminó la bombilla.

Todos fijaron sus ojos en la pelirrosa, confusos.

Deidara, con rabia, pues había estado a punto de sacarle a Peter información – si bien por la fuerza…

Sayi se dirigió a Peter. “¿Espero que al menos tengas 18 años…?”




“Wooo, ¡amazing! ¡Esto sí que es my jam!”

La música resonaba con fuerza en el lugar, música comercial que le daba dolor de cabeza a Deidara y que Sayi no acababa de entender.

Al parecer, Franz también conocía aquella sala de fiestas, y les había conseguido un especio VIP en uno de los reservados de la discoteca. Pronto las bebidas habían aparecido, cócteles de todo tipo de colores neón que no tardaron en repartirse, inclusive una botella de vino que parecía valer más que la carrera de arte de Sayi en Hanasaki.

“¿¡No está la música muy alta?!” Preguntó Yuki, a quien la alergia había afectado, pues tenía la nariz roja.
“¿¡Qué dices?!” Gritó Sayi, y fue justo en ese momento que la canción acabó, y pareció empezar a sonar una que no estaba tan alta, algo que el grupo apareció.

Deidara observó con curiosidad su bebida, de color verde neón… y cuando estuvo a punto de empezar a beber, se dio cuenta que Peter casi se había acabado la suya.

“¿¡Pero cómo puedes ir tan rápido?!”
“Es que sabía a zumo…” respondió Peter, y un camarero no tardó en aparecer y en reponer su vaso. Peter le agradeció con una sonrisa, y procedió a seguir bebiendo con su caña. Deidara no estaba segura de cómo iba a acabar eso.

“¡Vamos, babies! ¡Tenemos que empezar esta fiesta!”

Sayi se preguntaba cómo alguien así había acabado siendo su cita.
… al menos él les iba a pagar todas las bebidas.



Tan sólo media hora más tarde, y la situación había cambiado tanto…

Franz repartía su tiempo en bailar con chicas a las que ya parecía conocer, con pasar tiempo con el grupo, bailando sobre la mesa. Sayi le había dicho en numerosas ocasiones que no, que no iba a subirse a bailar sobre la mesa con él, y que no, tampoco iba a beber tequilas con él lamiendo la sal de su brazo. De alguna forma, la corbata de Franz había desaparecido y reaparecido en la frente de Peter, quien se la había atado a modo bandana. El chico parecía más animado y hablador, y así Deidara había conseguido sacarle más información.

“… así que como se me da algo mal hablar con las chicas, y esta chica de mi clase me gusta, pues pensé que cogería algo de experiencia en Tinder, pero no esperaba que fuese a conseguir una cita de verdad, menos con alguien de mi mismo instituto, y bueno la verdad es que no soy muy popular, los deportes se me dan mal, y algunos chicos de mi clase se meten conmigo, aunque creo que soy bastante gracioso y—“
“Bebe más,” Deidara le acabó callando ofreciéndole otro vaso de aquel increíble brebaje, que Peter aceptó sin dudarlo.

Sayi se desplomó en el asiento junto a ellos, después de haber huido de Franz por enésima vez. Agarró un vaso de mojito, y procedió a beber.

“Esto es mágico,” dijo Sayi, mientras bebía. “Pero creo que empiezo a notar los efectos… ojalá ser HiMEs nos hiciese inmunes…”
“La verdad yo no me encuentro tan mal…” dijo Deidara, aunque se pregunta por qué ni Sayi ni Peter cuestionaban que el sofá se moviese de lado a lado como lo estaba haciendo.
“E-Espera,” interrumpió Peter, la pajita nunca alejándose más de diez centímetros de su boca. “¿¡Que sois HiMEs?!”
Sayi rió. “¡Claro! ¡Yo soy la HiME de la fuerza, y Deidara es la HiME del agua!”
Deidara alzó una ceja. “¿No es al revés?”
“… ¿creo que no?”
“Ah,” la convicción de Sayi convenció por igual a Deidara.
“¡Levanta esa mesa!” Pidió Peter, entusiasmado.
“¡Claro que sí!”

Sayi se levantó, y estuvo a punto de levantar la mesa, llena de vasos y botellas de vino, cuando Deidara se levantó de golpe (y de lado a lado) y paró a Sayi, poniéndole una mano sobre el hombro.

“¿Dónde está Yu…” se olvidó del nombre del chico por completo, “¿la cita de Isumi?”
“¿Quién es ese?” Preguntó Sayi, confusa. Deidara se encogió de hombros. Sayi también. Ambas decidieron dejar de lado el tema.

Una nueva canción empezó a sonar, y Peter corrió a levantarse también, sus ojos abiertos como platos.

“¿¡Qué pasa?!” Preguntó Deidara, preocupada.
“A-Ah… ¡esta canción! ¡Me la sé! ¡Esta canción me la sé!”

Procedió a subirse a la mesa, y bailar y cantar al ritmo de la música.

Baby, I’m preying on you tonight, hunt you down, eat you alive…

Las chicas quedaron embobadas con el espectáculo, sentándose en un sofá frente a Peter mientras el chico les mostraba sus extraños, pero hipnotizantes, pasos de baile.

Franz había aparecido con palomitas, y no tardaron en cogerlas y devorarlas, mientras Peter bailaba y Franz se le unía. Ver cómo bailaban el uno con el otro de manera demasiado sugestiva era lo mejor que les había pasado en la noche.

“Creo que el chico se llamaba Yuki…” murmuró Sayi, mientras le pasaba otra bebida a Deidara.
La pelirroja se encogió de hombros. “Esto es más divertido.”

Sayi asintió.




Tres taxis les habían recogido, y fue un milagro que las tres acabasen sanas y salvas en sus respectivas habitaciones.

Al día siguiente, ambas se levantaron con un dolor de cabeza horrible. Hicieron bacon en el microondas (porque no se atrevían a manejar sartenes y fuegos en ese estado), café bien cargado, y boles repletos de granola.

La música parecía retumbar en sus cabezas cuando una estridente voz irrumpió en la cocina.

“¿¡Pero qué hicisteis ayer?!”
No tardaron en reconocerla. “Isumi, no grites tanto…” murmuró Sayi, Deidara dando un gruñido de aprobación.
“Que no grit… ¡Yuki me envió un mensaje en la madrugada! Dijo que una ambulancia tuvo que ir a buscarle, por un ataque de alergia o algo así… ¡mi cita!”
Deidara golpeó la mesa con el tenedor. “¡Si hubieses venido…!”
A la vez que Sayi decía, “¡ah, así que eso le había pasado…!” Sayi comió un trozo de bacon con las manos. “La verdad es que era el único que valía la pena…”
“¿Qué quieres decir?” La curiosidad pudo con Isumi, y sentó en la mesa frente a las chicas. “¿Qué pasó ayer? Por qué… ¿vuestro pelo huele a mojito?”
Deidara se encogió de hombros. “Nunca lo sabrás.”
“Si hubieses venido…”
“¿Sabes que me encontré la corbata de Franz en mi bolsillo?”
“¡Así que eres tú quien…! Franz no dejó de enviarme mensajes preguntándome si la tenía yo. Al parecer, es una herencia de su familia, y es bastante cara.”
“¿Crees que podríamos venderla?”
“¿Y nos vamos de compras esta tarde? La verdad no suena mal…”
“¡Pero chicas, tenéis que contarme qué pasó…!”

Ignoraron por completo a Isumi, mientras discutían qué harían con el ficticio dinero.

Nunca le contarían que aquella fue tanto la peor como la mejor cita de sus vidas.


Deidara

Siguiendo la ancestral practica Hanasakience de escabullirte saltando por la ventana, tu HiME intenta salir sin que nadie se de cuenta… solo que esta vez se cae y se rompe una pierna


Lince había preparado la cena, como sucedía la mayoría de noches en la mansión HiME. La mayoría de chicas siempre tenían alguna excusa para lograr escapar de tal sufrimiento. Aquella noche, Deidara parecía haberse quedado sin oportunidad de pensar en una buena, acabando por ser de las pocas restantes en la mansión… Dejándole con pocas escapatorias.

Sabía que Lince la estaba buscando. No quería probar la sopa de pollo, receta de la tatarabuela de Lince, que más bien tenía un aspecto que le recordaba a cemento. Tenía que huir de allí. Y, qué mejor escapatoria encontró, que seguir la típica ruta que toda HiME había usado en algún momento en su vida.

Saltó por la ventana.

Sólo que, aquella vez, midió mal la distancia, y un ensordecedor crack anunció la rotura de pierna de Deidara.

*

“Mínimo deberás pasar un mes y medio con la pierna escayolada,” anunció el doctor, mientras anotaba algo en su Tablet electrónica.

Deidara quiso morirse entonces. ¿Qué iba a hacer durante tanto tiempo con una pierna escayolada? Le gustaba hacer deporte, moverse. Sabía que a los dos días acabaría estresada y con ganas de volver a tirarse por una ventana.

Lo peor sería si su Rebel decidía atacar en ese momento… sin duda, sería buen momento para sacarle provecho.

Esperaba sobrevivir, en todos los sentidos.

*

Por desgracia, la noticia no tardó en correr entre sus amigos. La cual pareció preocupar infinitamente a Luffy, al ocurrírsele lo mismo que a Deidara – su Rebel podría atacar en cualquier momento.

Así que fue a él a quien se le ocurrió, y se encargó de organizar, por si fuera poco, un cuidadoso horario que serviría para que sus amigos y él vigilasen a Deidara en (prácticamente) todo momento, exceptuando los horarios de clase.

De nada sirvió explicarle que probablemente sería suficiente con la protección que podían ofrecer el resto de chicas que compartían mansión con ella, ni que Deidara se había asegurado de dejar su katana lo más cerca posible.

(Y la muleta que le habían proporcionado también podía servir como buena arma).

Obviamente, el primer turno fue para Luffy, y tan sólo pasaron cinco minutos para que Deidara quisiera usar esa muleta para golpearle la cabeza.

“¿Seguro que no quieres ver ninguna de estas películas?” Preguntó Luffy, quien recogía un montón de DVDs de Disney que había esparcido por la cama de Deidara. Suspiró, y sacó su mochila para volver a guardarlos… pero esa mochila resultó esconder otros muchos más secretos, y es que era enorme, y Luffy no parecía acabar de sacar cosas de allí. “Tengo un Monopoly, también varios juegos de cartas… ¡ah, mira! Llevaba tiempo buscando esto,” rió mientras cogía con cariño un yoyó. “Mmh… ¿qué te parece jugar al UNO?”
“¡No, no quiero jugar al UNO!” Gritó Deidara, exasperada. Se le daban fatal los juegos de cartas, y por algún motivo Luffy tenía una suerte tremenda y siempre acababa ganándole, a base de +4 y comodines. No quería tener más motivos para odiarle en ese momento.
“Jo…” Luffy hizo un puchero, y en ese momento la pelirroja se sintió mal. El chico sólo estaba intentando ser de ayuda, hacer compañía a Deidara para hacerle sentir mejor… y la chica estaba siendo un tanto desagradecida.
“O-Oye… tal vez podríamos…”
“¡Oh, ya sé! Mira lo que he traído.”

A Deidara le entró algo de miedo, pero Luffy rebuscó algo en el fondo de su mochila, y extrajo un tesoro.

“He… tomado prestadas estas cookies de la cocina de Hanasaki.” Olían a recién hechas.
“Bueno… esa idea no está tan mal, Luffy.”

*

Las galletas parecieron durar eternamente, y cuando el turno de Luffy acabó ya no quedaba nada de comida en su mochila, y sus estómagos estaban llenos. Con tan poco ejercicio que estaba realizando Deidara, si seguía así, iba a acabar con un par de kilos de más al final de su recuperación.

El segundo turno no tardó en llegar, Near con una misteriosa caja que le dio muy mala espina a Deidara.

“¿Qué traes ahí?” Preguntó Deidara a su hermano, sin estar segura de querer saber la respuesta.

Near no respondió, sino que vació los contenidos de la caja en la cama de Deidara, a sus piernas. Cientos, no—miles de piezas de Lego. No le sorprendió mucho a la pelirroja.

“Empecé a montar esta maqueta ayer. Es una nave espacial. Creí que ayudarme de entretendría.”

Deidara suspiró. Al menos el ejercicio mental podría sacarlo de algún lugar.

“A ver, trae… ¿esto tiene instrucciones?”

Near hizo una mueca que Deidara no alcanzó a ver, mientras trataba de buscar cuál pieza iba con la que sostenía entre sus manos (Todas le parecían iguales).

*

“¡Deidara-swan, te he traído una sorpresa—yo!”

Por primera vez, Deidara lanzó la muleta a la puerta.

“¡No!”

Milagrosamente, Sanji la evitó, cerrando la puerta de un seco golpe.

*

Media hora más tarde, la puerta volvió a sonar, tímidamente.

“Deidara-swan… es mi hora libre… esta vez he traído comida…”

Suspiró, pero decidió que al menos esta vez le dejaría entrar.

“¡Sólo un ratito!”

Al menos, porque su profesor, entrenador a tiempo parcial, le ofrecía comida.

*

Mitsui apareció más tarde (¿cuántas visitas iba a tener en ese día?) cargando una mochila de deporte que parecía ser demasiado pesada. La dejó caer sobre el suelo, una pelota de básquet rebotando contra ésta al soltarla.

“Vaya entreno más pesado… ¿recuerdas a aquel chico de mi equipo que—
“¡Por dios, Mitsui! ¡Apestas a sudor! ¡Podrías haberte duchado antes!”
“¡Pero era mi hora!”
“Pero-- ¡¡sudor!!”
“¡Pero Luffy dijo que teníamos que respetar los horarios!”
“¡Sal de aquí!”

*

Zoro fue el siguiente (y esperanzadoramente, el último) en hacer acto de presencia en la habitación de Deidara. Con todas las visitas, había sido un día largo, y la pelirroja esperaba que pronto se cansasen de hacer tantos turnos para ‘vigilarla’ y que así dejasen de hacerle aquellas visitas.

… Y con Zoro, llegó el extraño silencio que siempre solía hacer acto de presencia cada vez que compartían un espacio a solas.

“He traído helados,” dijo Zoro al rato, ofreciéndole una bolsa a Deidara.
“Um… gracias,” respondió, ignorando el hecho que ya había comido suficiente aquel día.

Deidara se quedó un helado de caramelo para ella, y le ofreció el otro, de vainilla, a Zoro. Procedieron a comerlo, en silencio.

“¿Cómo ha ido el día?” Preguntó, tratando de sacar tema de conversación.
“Clases aburridas… entrenos… lo típico… ¿y tú?”
“Bueno, aquí atrapada…”
“Ya…”
“Ha sido un poco estresante, la verdad,” suspiró Deidara, pasándose una mano por el rostro. “Que agradezco lo que Luffy quiere hacer, pero… tampoco quiero que me trate como a una inválida – que sí, que lo voy a ser por unos días, pero… ha sido demasiado cansado.”
Zoro rió. “Ya sabes cómo es Luffy, y una vez se le planta una idea en esa cabeza… es imposible hacerle olvidarla.”
“Ya lo sé,” Deidara rodó los ojos. Aprovechó el momento de despiste de Zoro para robarle algo de helado.
“¡Hey!”
“Oye, ¡que soy una inválida! No puedes decirme que no.”
Esta vez fue el turno de Zoro de rodar los ojos. “Vaya morro que tienes…”
Deidara sonrió.

Se acabaron sus helados, y si bien el silencio seguía, al menos esta vez no era incómodo.

“¿Quieres que veamos alguna película?”
“¿Ahora?” Empezaba a hacerse tarde, y tal vez Zoro debería irse pronto. Pero la verdad que a Deidara le apetecía. “Bueno, vale.”
“Pero escojo yo.”
“¡Pero que no sea de samuráis!”
“¿Qué tienes un contra de los samuráis?”
“Siempre con las películas típicas japonesas… ¿por qué no podemos ver algo de sci-fi?”
“¿En serio, otra vez?”
“¡Es que tu gusto es pésimo!”
“¡Retira lo dicho!”

Tal vez no iba a estar tan mal lo de ser coja por un mes y medio.


Sayi

Dejo fic compartido con la ghei de @Puri -3- TOO MUCH YURIS FOR ME

La parte de Puri es el color clásico, y mi parte de este color. Estuvo lindo hacer fics compartidos <333, salieron todos extra gheis kk also @Mery morí con tu dibujo que lindoooo TAT

Quote
— Tu HiME quiere dar un cambio radical en su vida. Todo empieza con un cambio de look.


Sayi se arrepentía en un 100% de haber ayudado a Suiseiseki a adaptarse a su smartphone. Ok, en un inicio había sido obligatorio el ayudarla porque la pobre diabla ni siquiera sabía activar el GPS para poder poner su ubicación en instagram, haciendo imposible el poder sacarle envidia a todos sus conocidos cuando se iban a comer panqueques a lugares caros como Palachinke y la foto salía sin la ubicación. Sin embargo, semanas después de esta tragedia y con una ojicolor conectada a todo, Sayi se encontraba al borde de silenciar su conversación de whatsapp con la chica por todos los memes e imágenes de yuri on ice que le enviaba. Si no fuera por la dosis diaria de chismes de Hanasaki que le enviaba, hace rato que la tendría bloqueada también.

Y no es que tuviera algo en contra de la HiME, pero es que ella también tenía demasiadas cosas en su plato como para poder cargar con una amiga tan necesitada de atención. A decir verdad, Sayi no había tenido mucho tiempo para procesar los cambios radicales que su vida había sufrido en los últimos meses, como encontrarse de nuevo en el rol de HiME, las clases de espada con Kenshin, la vuelta (aunque enteramente agradecida por ello) de Hige a su vida, haberse mudado de su casa nuevamente al campus de Hanasaki, el gran acercamiento que había tenido estos últimos meses con Ichigo, el haber roto con Taikoubou… Sayi sabía dentro de sí misma que tenía que atacar estos problemas, tenía que procesar cada cosa y darle su espacio… ¿Pero cómo iba a hacerlo con clases, responsabilidades y la loca de los memes de anime respirándole en el cuello?

Por ello, en aras de mejorar su salud mental, la pelirosa se veía enfrentada a escoger una de dos situaciones: O le conseguía un nuevo enamorado a Suiseiseki (o la reconectaba con alguno de los otros dos imbéciles de sus ex), o la sentaba y le explicaba la situación. Y con lo maricona que era, Sayi se encontraba ahí, en la cocina de la mansión HiME, lista con un regalo lleno de papitas con vinagre y sal, chocolates y un gashapon de yuri on ice, para explicarle a Sui que era y siempre sería una de sus mejores amigas PERO QUE LA IBA A SILENCIAR EN WHATSAPP SI VOLVÍA A MENCIONAR A YURI PLISETSKY.

Y llegó la susodicha. Vistiendo ese horrendo vestido de animal print.

“¡Sayi~desu!”, animada, la ojicolor le dio un fuerte abrazo que Sayi correspondió. “No sabes de lo último que me he enterado~desu, espera que ahorita te saco las screens~desu, jamás me habría imaginado que esta era capaz de--”
“Suiseiseki”, le cortó Sayi con una sonrisa. “Te traje un regalo”.
“OMG~DESU NO DEBISTE~DESU”, eso era, cae en la trampa, cae en la amabilidad para que luego no te enojes ni le cuentes mis chismes a otros cuando te diga el mal momento por el que estoy pasando. “ERES TAN LINDA~DESU T_T MIL GRACIAS~DESU”
“No es nada <3 pero ghei, escúchame…”, Sayi se sentó y Suiseiseki le siguió, captando por su semblante la seriedad del asunto. “Te llamé porque quería hablar contigo de algo importante, verás… No quiero que te lo tomes a mal, pero últimamente he tenido demasiado en la cabeza y de verdad tus memes me dan risa… Aún así, como eres mi amiga, tengo que serte sincera”, suspiró y respiró hondo. “No estoy en el mejor lugar y quería que supieras que si no te respondo el teléfono o no tengo ganas de conversar no es porque tú hayas hecho algo malo, sino que a veces no tengo energía como para eso. Espero que no te ofendas”, dijo con una mueca, eso último en realidad parecía connotar que lo que había dicho antes era ofensivo.
“No digas eso~desu”, Suiseiseki tomó sus dos manos y le sonrió. La pelirosa sintió en ese momento que una gran carga se le iba de los hombros al ver lo bien que la chica parecía estarse tomando el asunto. “Entiendo que tengas muchas cosas encima, yo también las tengo~desu. Pero si es que te sientes tan abrumada sabes que puedes hablar conmigo de ello~desu, puedo ofrecer más apoyo en lo que necesites además de las sesiones de voodoo (?) semanales para con los ex chinos~desu”.
“Awwwwn en serio muchas gracias T_T”, Sayi apretó las manos de la chica. “Es que tampoco quiero cargarte a ti con las cosas que tengo encima, justo como dices, tú también tienes cosas y ambas hemos dado un giro radical de vida en estos meses”.
“Nah, algo más, algo menos, me sirve más escucharte para procrastinar mi desarrollo de personaje (?)~desu. Pero en serio, para lo que necesites aquí estoy~desu, sea para escucharte y llorar, o para comer un kilo de helado viendo re-runs de Modern Family, o para mandar absolutamente todo al diablo e ir a cortarnos y pintarnos el cabello en un ataque más fashion de lo que fue Britney, o para matar--”
“Espera… ESO ES”
“YA~DESU, DE UNA VEZ, MIRA, ESTA PENDEJA QUE TE DIGO QUE NO SABES LO QUE HIZO Y LA QUIERO MATAR--”
“No, Sui, matar no, lo del cabello”
“Ok, también podemos quemarle el cabello porque sino le corto la car--”
“NO, SUISEISEKI, NO LE HAREMOS DAÑO A NADIE. Además que el otro día fui a la cárcel”
“what”
“ANYWAY. El cabello”. Sayi sacó su teléfono y comenzó a buscar si es que su peluquería favorita estaba abierta ese día. “Ambas tenemos mucho encima, ¿no?”, la ojicolor asintió. “Y como japonesita tradicional que soy (?) te contaré que una de las tradiciones japonesas es cortarse el cabello para comenzar nuevas etapas en la vida de una persona”
“OH CON RAZÓN QUE VIKTOR--”
“SUISEISEKI. FOCUS.”
“):”
“ENTONCES. Como decía, para comenzar una nueva etapa y dejar de lado todo lo negativo, un corte de cabello es ideal”
“OMG SÍ~DESU. Hace tiempo que me quería cortar el cabello”
“Yo no sé si cortármelo, ya de por sí está bien corto, pero podría teñírmelo, ¿qué piensas?”
“SÍIIIII~DESUUU Te quedaría tan bonito T_T pero tenemos que ver algo que combine con tu claramente rosado natural~desu, ¿qué tal un celeste así para mandar un mensaje de “JÓDETE PATRIARCADO”~desu?”
“Independientemente de tu agenda feminista, esa idea me agrada”, Sayi se rió. “Algo así bien Ramona para que cuando cambie de bishoujo el impacto sea menor (??) ¿Y tú qué planeas hacerte?”
“Ah, recortarme las puntas y cortármelo por capas~desu :>”, asintió con una sonrisa. “¿Entonces vamos~desu? QUÉ TE PARECE SI VAMOS EN LA MOTO QUE ME COMPRÉ DESPUÉS DEL EPISODIO--”
“No”, rechazó enfáticamente. “Vamos a ir caminando, no queda muy lejos de aquí y en el camino podemos comprarnos pinkberry. NO PLANEO METERME EN ESA MOTO DESDE QUE CASI NOS MATAMOS ESE OTRO DÍA PERSIGUIENDO EL CAMIÓN QUE PROMOCIONABA LOS BLURAYS DE YURI ON ICE”
“Ugh, ok~desu, arruíname la diversión~desu ):”

Después de tomarse una selfie como buenas millennials, recoger sus cosas, escapar de Lince con toda la suerte del mundo, y clavarle más alfileres a los muñecos voodoo de Duo y Taikoubou (?), Suiseiseki y Sayi finalmente se pusieron en marcha hacia la peluquería. Como prometió, Sayi se detuvo en el pinkberry y ambas se compraron un helado, discutiendo todas las cosas que podría hacerse la HiME del agua en su cabello. Finalmente decidió que se lo teñiría todo de azul, pero que dejaría sus muy naturales raíces rosadas (!) a la vista para darle un aspecto softcore edgy al look.

Al llegar, sin embargo, se encontraron con que casi todos los peluqueros estaban ocupados con las damas de honor de la boda de una tal Anny (!!), pero Suiseiseki se ofreció dejarla pasar primero porque lo suyo era solo un corte de cabello y no tomaría tanto tiempo con el tinte. Después de indicarle a la peluquera lo que quería, y que esta se pusiera a trabajar con el decolorante, Suiseiseki se quedó cerca a la puerta consolando a un tipo llamado José que lloraba pidiéndole a una de las damas que le cambiaran de opinión a la novia (?), por lo que Sayi aprovechó de relajarse.

“Preciosa”, Sayi abrió los ojos y miró a todos lados consternada. “Te quedaste dormida mientras aplicaba el tinte, pero ya estamos ya”, la mayor rió. “Tenemos que esperar media hora antes de lavarte todo y poder aplicar los toques finales”.
“Wow, gracias”, a pesar del dolor en el cuello por la posición en la que se había quedado dormida, la ex-pelirrosa se encontraba feliz de darse cuenta que mucha tensión se había ido de su cuerpo. En verdad necesitaba más de estos días de treatyoself.
“Mi snapchat te adora~desu”, la ojicolor ya había vuelto a su costado y le mostraba todas las fotos que le había tomado dormida.
“Ugh, eres de lo peor”, Sayi rodó los ojos, pero sacó su teléfono para ponerse a ver lo que su amiga había subido.
“Bueno, ya que tu amiga tiene que esperar, ¿qué es lo que tú quieres hacerte, corazón?”, esta vez la peluquera se volteó sonriendo a Suiseiseki.
“¡Oh, claro~desu!”, la chica buscó algo en su teléfono y se lo mostró. “Quiero que me haga esto, igualito~desu, con el mismo flequillo~desu”
“Uh…”, siguió un silencio. “¿...Estás segura?”
“Nací segura~desu, este es el corte de cabello que siempre he querido tener en mi vida~desu”

Al escuchar este intercambio, Sayi no pudo evitar voltearse a ver…

...Para ver una foto de Otabek Altin en el iPhone de Suiseiseki.

“Pero esa undercut…”
“Me quedará divina~desu. ¿Qué espera~desu? Mis sueños no se cumplirán solos~desu”


Sayi parpadeó un par de veces para cerciorarse que no seguía siendo la bella durmiente de snapchat, y posó una mano en el hombro de su amiga. La castaña se giró hacia ella con una sonrisa relajada, etérea y venturosa, y la pelirrosa supo que Suiseiseki ya estaba en otra.

Sayi intentó concentrar todo el azúcar de su digerido Pinkberry en hacer su voz lo más dulce posible.

“¿Eh, Sui?, ¿queridi?”
“¿Ajá~desu?”
“¿No ibas a recortarte las puntitas?” le preguntó, la mirada de ambas fija en la foto de Otabek “¿y cortártelo por capitas?”
“Si~desu, pero…”
“¿Pero? ^^”
“Pero hablando con el tal José a la entrada del local~desu, caí en cuenta que solo se vive una vez y debo seguir mis instintos para no vivir con arrepentimientos~desu (?)”
“Y me podrías decir que tiene que ver…”
“SAYI~DESU” Suiseiseki se puso de pie de un brinco “¡¡Mira como -si señorita regrese en un ratito por favor~desu- MIRA COMO ESTOY VESTIDA~DESU!!”
“La verdad es que no quiero, pero ok?…”
“¡NECESITO el undercut de Otabek~desu! ¡Con su peinado, más el vestido channeling Yuri Plis-!”
“NO LO DIGAS”
“…Mi Yuratchka~desu” y Sayi se llevó una mano a la frente “¡Me habré consumado~desu! ¡Mi alma, corazón y vida estarán en zen y mis problemas un neveragain~desu!”

Mientras su amiga debrayaba de por qué esta era la MEJOR IDEA DEL UNIVERSO, Sayi sacaba cuentas de cuánto le saldría un uber desde el Marco Aldany hasta el Larco Herrera.

Suiseiseki, ya con su inner fangirl desatada, continuó en sus argumentos mientras Sayi intercalaba miradas entre su amiga y su propio reflejo en el espejo. Su cabello estaba envuelto en papel platina, el tinte recién asentándose, pero esto ya era cosa vida o muerte (social).

“Sui, ¿estás segura de esto?” le interrumpió Sayi en plena disertación de que Yuri Plisetsky era la luna y Otabek, el sol “¿Si quieres hacerte este undercut?”
“¡SEGURISIMA~DESU!”
“OK, PUES ENTONCES NOS VAMOS” sentenció la pelirrosa-celesteamedias, poniéndose de pie, arrancándose la bata de la peluquería y tomando su cartera con una mano y a su maniática amiga con la otra “REGRESAMOS A LA CASA”
“¿QUE QUEEE?” Sui miró suplicante a su peluquera, pero la mujer solo se despidió tímidamente con una mano. Y es que por más que fuese negocio perdido, parte de ella parecía satisfecha de no haber tenido que comprometer su ética profesional con tal cuestionable decisión estética.
“Tenga” Sayi le alcanzó su tarjeta a la salida a una confundida recepcionista “Cóbreme toda la sesión, y agréguele un 30% de propina por todas las molestias”
“Señorita, pero si sale al sol ahora su cabello…”
“Sayiiii~desu T_T” lloraba Suiseiseki al aceptar que she wasn’t born to make history con su undercut “¿Y si me lo corto como Plushenko~desu?” y entonces le mostró la foto del skater ruso en su smartphone.
“NOS VAMOS. AHORA.”

La puerta del local se cerró tras ellas, pero tanto las estilistas como la bridal party de la tal Anny pudieron ver cómo continuó el intercambio fuera del Marco Aldany.

“Acompáñame a un parque a robar agua para quitarme el tinte de la cabeza” le dijo Sayi “A lo mejor y aún no se me malogra mucho el cabello”
“Ok ):~desu, pero te estas olvidando que no hemos tenido agua en cinco días~desu, NO HAY AGUA NI EN EL WONG~desu” pero mientras Sayi se quitaba los trozos de papel platina, Suiseiseki le pregunto “¿Pero tu no eras la HiME del agua~desu?”
“…”
“PODRIAMOS VENDER AGUA~DESU”
“…..”



Aunado a la escasez de agua que aquejaba… Tokyo, y todo el caos que se vivía en los centros comerciales, Suiseiseki y Sayi lograron conseguir tinte para cabello rosado tono chicle y regresaron a la mansión a resucitar lo rosa del pelo de la pelirrosa. Para calmar a Suiseiseki y su undercut no-nato, camino a la casa pararon en el Burger King para comprarle todo el helado de chocolate y papitas que la castaña necesitara.

Sayi había tenido suerte que Lince supiera cómo aplicar tinte de cabello, pero no había tenido tanta suerte en que Lince necesitaba que alguien se terminara de comer la compota de quinoa con leche de cabra que había hecho hace cinco días.

“¿Verdad que esta rica la compota?” le preguntaba Lince mientras le aplicaba el tinte.
“Mmmmm-hmmm” Sayi exageró una prolongaba aprobación, mientras le echaba el mal del ojo a Suiseiseki y sus papitas con ketchup.
“Ay, menos mal que regresaste rápido de la peluquería o no te lo hubiera podido arreglar. Pero de todas maneras, deberías usar ampollas toda una semana para que no se te caiga el cabello”
“Eso haré” le respondió la pelirrosa mientras descansaba un poco del hediondo olor a compota de cinco días. Aún le faltaba medio tazón, y parecía que Lince tenía para rato con su cabello.

Al otro lado de la mesa, Suiseiseki estaba leyendo algo en su smartphone cuando alzó la vista hacia su amiga y se encontró con Sayi mirándola desaprobatoriamente.

“Sui, ¿podrías considerar volver a tu vestido verde, por favor?” le pregunto Sayi “digo, al menos como un favor por la locura por la que pasamos hoy”
“¡Pero si el animal print esta de moda!~desu” respondió la castaña, observando el patrón de leopardo que la adornaba.
“Si… pero no en tu vestido clásico” suspiró Sayi “Pareces La Tigresa del Oriente circa siglo dieciocho”
“¡Yo creo que el animal print es muy lindo!” la defendió Lince “Justo ayer me compre una falda lápiz con estampado de zebra en el H&M”
“¡¿Verdad que si~desu?!” sonrió Suiseiseki, y entonces le preguntó a Lince si tenía más compota de quinoa “Es que acabo de leer que varios patinadores de hielo han integrado quinoa a su régimen alimenticio~desu, así que me preguntaba si tenías más~desu”

Lince le respondió apenada que ya no había, pero Sayi fue rápida y le alcanzó el medio tazón que todavía le quedaba.

Y mientras Suiseiseki fantaseaba que quizás la quinoa que se estaba llevando a la boca bien podría provenir del mismo cultivo de la quinoa en la cocina de Yuri Plisetsky, Sayi empezó a buscar el número de un buen psiquiatra donde pudiera mandar a su amiga.
« Last Edit: April 09, 2017, 04:42:08 PM by Sayi »

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Oh, dream maker, you heart breaker
Wherever you're goin', I'm goin' your way