Empieza el mes~ tengo mucho que escribir *dreads the new semester* Luego continúo la última escena porque me pasé de palabras (...)
Como siempre, muchas gracias Sayi por los icons~21
Ya se había hecho de noche, pero todavía no terminaba de completar su reporte para informar a sus clientes sobre su más reciente avance en la investigación. Había sido un día largo y lleno de movimiento, pero pudo lograr obtener la última pieza clave de lo que fue una investigación de varios años, para un caso que habría sido abandonado por muchos otros en su profesión. Pero no por él, quien comprendía a experiencia propia lo vital que era encontrar respuestas, más aun cuando se trataba de un caso que envolvía a toda una familia.
“Señor Dojima,” una secretaria entró a su despacho, llamando su atención.
“Dime,” él se detuvo momentáneamente para atenderla.
“He enviado las muestras al laboratorio y acabo de recibir la confirmación de recepción. Ellos aseguran que tendrán los resultados en cuestión de pocos días.”
“Muchas gracias, esperemos que sea así. Lo último que necesitamos es más suspenso innecesario,” él dio un corto suspiro, y al respirar con alivio, le sonrió un poco. “Buen trabajo. Por favor mantenme al tanto de los reportes del laboratorio.”
“Por supuesto, con permiso,” la secretaria asintió y se retiró con rapidez, para dejar a su superior continuar con su reporte.
Este continuó escribiendo por un rato más en su computadora de escritorio hasta que terminó con su reporte. Se dedicó a leer el resumen de su labor del día, y se dio una pausa para descansar sus ojos y también analizar su propia labor. Lo que había necesitado hacer para completar con su investigación sobrepasaba un poco la ética y los límites establecidos de su carrera, pero para su pesar, sus clientes no le habían dado opción. Habían sido muy explícitos al pedirle que se corrieran las pruebas de ADN sin el consentimiento ni conocimiento de la persona estudiada.
Ello llevó al detective a quedarse al asecho, y fue recién en el presente día en el cual se le presentó una oportunidad ideal para obtener las muestras necesarias para culminar con su más reciente investigación. Ocurrió un evento bizarro, uno relacionado a un ‘secreto’ entre dos instituciones ya ‘familiares’ para él, para su pesar, lo cual resultó en darle una ventana de acceso para acudir a aquella persona de interés y tomar un ejemplar de su ADN en pleno reposo luego de una trágica caída que por poco y pudo haberle matado, y acabado brutalmente con la ardua labor del detective.
Por sus tan intensos y ‘necios’ estudios de casos que muchos otros detectives darían por inconclusos, Dojima se había vuelto en un profesional con gran renombre. Si bien en un inicio de su carrera le trajo problemas con sus más prácticos superiores, luego de resolver unos casos fríos de gran interés, ganó la suficiente fama como para mantenerse en su puesto a pesar de muchas veces tener que actuar por su cuenta. Claro, su especialidad solía darle casos difíciles, aunque ello significaba el apoyo de diversos ‘clientes’ que frecuentemente acudían directamente a él para la investigación de los casos más bizarros, a cambio de generosas remuneraciones tanto para él como para todo su departamento policial.
Y ese era uno de esos casos, uno de casi dos décadas de edad, todavía no resuelto y que había llevado a Dojima a distintos callejones sin salida por varios años, pero que luego de expandir su búsqueda múltiples veces, estaba seguro que se encontraba a punto de ponerle el sello de oro. No, se sentía más que seguro por cómo todo ese complejo caso había empezado a encajar perfectamente de manera casi dolorosa en aquellos últimos meses, pero las pruebas de ADN confirmarían todas sus sospechas.
Y su ‘cliente’, aquella digna, adinerada y famosa familia en Japón, finalmente podría ponerle fin a su interminable angustia, y dar con el paradero de una persona que había temido muerta por tantos años.
Sólo faltaba esperar un poco más…
Al terminar lo ocurrido en el museo, los estudiantes provenientes de Hanasaki fueron de regreso a esa universidad. El retorno fue mayormente silencioso e incómodo para todos, y luego de tener un inquieto almuerzo dentro de la universidad, decidieron que irían a hablar sobre el asunto con más calma en la casa de Cho y Roxas. Suiseiseki se disculpó al tener otros asuntos pendientes ese mismo día, al igual que Hinata, quien debía ir a entrenar con su equipo al estar esperando el amistoso contra Rizembool.
Se compraron bocadillos en el camino y la tarde se pasó con leves comentarios superficiales para despejar la tensión vivida y subir los ánimos a los más afectados, y para cuando cayó la noche, se decidió de forma casi unánime que era momento de hablar sobre lo ocurrido y dejar las cosas en claro.
Todos se encontraban en la sala, luego de que Cho sirviera los bocadillos en fuentes junto con Osaka, y Hotaru trajera el agua recién hervida para quienes habían optado por beber infusiones, aunque también había gaseosas para quienes no tenían esa costumbre. El alivio de una tarde en compañía y con el televisor prendido se esfumó ni bien las tres chicas se sentaron en los espacios disponibles de los varios sillones de la sala, porque era momento de lidiar con el tema frente a frente.
“Supongo… no hay por qué alargar esto,” Alexei sonrió suavemente, con paciencia. Entendía que era un tema muy sensible, pero precisamente por eso debían hacer el esfuerzo y por ello mismo decidió dar el primer paso. “Tanaka-san acaba de experimentar el primer ataque de su nuevo Rebel. Estos sucesos ya son familiares para la mayoría de nosotros, pero pienso que estamos en una edad y con suficiente experiencia previa para analizarlo debidamente. Por eso estamos aquí.”
“Ciertamente lo haces sonar muy simple,” Ryo sonrió, encontrando gracia en las observaciones del mayor.
“Para nuestro bienestar, debería serlo.”
“Es verdad,” Larsa asintió solemnemente y miró a su infusión emitir vapor de agua. Él tenía algo que aportar a la conversación, y sabía que normalmente sería el primero en tomar la palabra por su conocimiento sobre el Rebel, pero lo que los hermanos Tanaka habían experimentado fue bastante duro, y por ello merecían toda la atención. “Lo que ocurrió hoy… es lamentable, por decir poco. No creo que tuvimos otro evento similar en el conflicto anterior.”
“¿A qué te refieres?” Sora frunció el ceño. “Rebels atacaron todo el tiempo.”
“Sora…” Kytes le miró preocupado y luego bajó su mirada con incomodidad. No quería tener que decirlo pero parecía que su amigo no iba a entenderlo. “Nunca lidiamos con Rebels que dirigían su agresión a alguien más que a la HiME o al Knight. Y no fue simplemente agresión esta vez…”
“…” Roxas, cabizbajo, comprimió sus puños.
“Maldito Rebel cobarde…” Youmu seguía indignada. “Usando trucos así para no pelear directamente y poniendo trampas a todos… es un miserable…”
“Los Rebels siempre han tenido una forma más caótica de batallar, y esa debe ser la forma de este Rebel de pelear,” observó Hotaru, meditativa e incómoda. “No podemos juzgarlo por ser justo o no. Simplemente lo es, por más que no nos guste.”
“Debemos alegrarnos de que todos estamos bien. Ha sido un día difícil, pero me alegra ver que se encuentran sanos luego de lo que Komaeda ocasionó,” dijo Larsa a los hermanos, quienes seguían con sus miradas desviadas. “Lo más importante ahora es que reposen y se preparen. Y les pido que no internalicen lo ocurrido. Nada de esto es culpa de ninguno de ustedes, tampoco son responsables por lo que el Rebel cometió. Deben entenderlo bien.”
“…” Cho dio un suspiro, tratando de mantenerse fuerte, pero seguía afectada. Lamentablemente, no podía escuchar el consejo de Larsa, porque luego de todo lo sucedido en ese lugar y sobre todo lo relacionado a Roxas, sí se sentía muy responsable.
“Estoy de acuerdo. No quisiera que nadie vaya a asumir culpa o responsabilidad de lo ocurrido ni se vea muy afectado por este evento. Es el momento de fortalecernos,” dijo Alexei. “Pero antes de ello, creo que sería bueno sacar todos nuestros pensamientos sobre el tema sobre la mesa, ¿no les parece?”
“¿Eh?” Osaka se confundió.
“Tiene… sentido…” Reimu se puso a pensar. “Si alguien se ha quedado con pensamientos o inquietudes inconclusas, o si tiene algo que decir, creo que este es el mejor momento para ser sinceros y mencionarlo. Sólo espero que no vaya a surgir ninguna discusión…”
“De darse es porque se debió dar, al menos así lo veo,” opinó Alexei.
“Algo que decir…” Kytes se desanimó por aquella sugerencia del mayor. No le parecía una mala idea en caso de haber algún tema pendiente… pero desde su punto de vista, deseaba que nadie tuviera asuntos pendientes con la situación. De haberlo, ello significaría que sí había sentimientos de culpa, remordimientos o demandas de un evento que ninguno hubiera podido evitar…
Todos se quedaron en silencio, pensativos como quienes revisaban sus propios pensamientos, y, eventualmente, se comenzaron a dar comentarios.
“Yo tengo algo,” Tomo levantó un poco su mano, y terminó por apuntar acusatoriamente a Osaka. “¿Por qué demonios accediste a ocultar la identidad de Komaeda pese a ser un pedido tan raro?”
“¿Eh? P-pues…” ella bajó su mirada y juntó la yema de sus dedos. “Yo… no pensé que esto iba a ocurrir…”
“¡Pero es raro! ¿Y nunca te diste cuenta que Komaeda es un chiflado? ¡Presta atención de una buena vez!”
“Tomo, no es necesario que recrimines a Osaka, por favor,” le suplicó Hotaru. “Estoy segura que Osaka no se habría dado cuenta de las intenciones del Rebel, tú la conoces bien.”
“¡Aun así!”
“Además todos los que lo conocíamos en cierta forma terminamos por hacerle el favor a Osaka de guardar el secreto también,” la pelinegra bajó su mirada. “Lo hicimos por Osaka porque es nuestra amiga, pero nosotros que teníamos más idea de que Komaeda era una persona sospechosa tenemos más responsabilidad.”
“…” Tomo frunció el ceño, no convencida.
“No es para asignar culpas, porque estoy convencido de que Komaeda sabía exactamente lo que estaba haciendo y precisamente se aprovechó de su amistad con Osaka para causar esta gran falta de comunicación porque sabía cómo todos a su alrededor iban a actuar,” declaró Larsa, con firmeza.
“¿Hablas en serio?” Sora se inquietó. “¿C-con qué clase de Rebel estamos lidiando?”
“Los Rebels no son sólo del tipo agresivo y destructivo, también hay los estratégicos. Creo que Tomaj y Shinkouhyou nos lo han demostrado en el pasado,” observó Alexei, con completa tranquilidad.
“C-cierto,” Kytes se incomodó. Lo sabía muy bien. Hubo otro corto momento de silencio, el cual Youmu cortó.
“Cho…” la peliblanca se mostró incómoda y algo culpable de tener que decirlo, pero debía ser perfectamente sincera. “¿Por qué seguiste a Komaeda a un área del museo bajo remodelación sin avisar a nadie y sin tomar precauciones? ¿Acaso no habías comentado en algún momento que te resultaba una entidad sospechosa?”
“Ehh…” la peliceleste se afligió y tembló ligeramente. No tenía ninguna razón coherente dentro de su cabeza. “Y-yo…”
Cho pudo sentir todas las miradas sobre ella, acompañadas de un silencio abrumador. Hasta pudo notar cómo su hermano le estaba mirando de manera tan inquisitoria como los demás presentes.
“Y-yo… n-no, no puedo explicarlo…”
“¿Por qué no?” preguntó la peliblanca, con incomprensión. “Éramos un grupo grande y todos aquí estamos para apoyarnos mutuamente. El Rebel estaba tomando acciones extrañas bajo pretextos sin sentido como hablar con los remodeladores y ni te molestaste en llamar por ayuda. ¿A qué se debe eso?”
“…” curiosamente, las palabras de Youmu inspiraron una respuesta un tanto instintiva y apresurada, pero que en ese instante tuvo un gran peso interno. “Youmu… de estar paseando un día con tu señora y otras personas allegadas a ti que no están involucradas con Hanasaki, y te encuentras con un peligro inminente de tu enemigo personal… ¿llamarías por ayuda y los pondrías a ellos bajo riesgo?”
“…” Youmu se sorprendió un poco, y terminó por desviar su mirada. “No… pero si tú hubieras estado conmigo, te habría llamado, porque eres una HiME también.”
“Youmu… yo ni fui capaz de hacer eso…” fue una respuesta puramente honesta, por más difícil que le resultó, y que traería más opiniones personales.
“¿Esto surge porque somos HiMEs distintas y porque nos corresponden distintos Rebels? ¿Aun si estabas caminando a una trampa?” Youmu negó. “Cho, de ser un enfrentamiento directo comprendería tu filosofía, pero esto no lo fue. ¿Hasta que punto las HiMEs estamos solas y debemos precipitarnos sin ayuda de nadie? ¿Cuál es la línea? ¿Cuándo huimos y cuándo peleamos irracionalmente? ¿Cómo fue hace tres años?”
“Y-Youmu-chan, suficiente por favor…” Osaka seguía mirando hacia abajo. “Entiende que no es fácil pedir ayuda. Menos si eres una HiME. Yo… lo sé muy bien… tuve la suerte de que Hotaru-chan y Roxas me ayudaran… pero nunca se los hubiera pedido… pero Cho no tuvo la misma suerte… y por eso mismo sé que tampoco lo pediría…”
“…” Youmu se detuvo al ver a Cho muy incómoda. Sabía que no estaba llegando a ningún lado. Dio un suspiro. “No lo entiendo…”
“Es normal. Cho tampoco podría estar en tu lugar. Nadie está correcto ni perfectamente bien. Es más cuestión de que somos personas distintas actuando frente a una situación comprometedora…” observó Hotaru. “Los demás detalles dependen de las circunstancias, y estas se dieron para favorecer al Rebel. Nada más.”
“P-pues…” Tomo se notó algo insatisfecha, y sintió leve cargo de consciencia por volver a tomar la palabra, pero pensó que era necesario sacárselo del pecho. “El punto de Youmu tiene sentido. Si las cosas estaban tan fuera de lugar, ¿por qué mejor no optaste por huir, Cho? Y yo sé muy bien que Komaeda te resultó sospechoso desde el inicio, ¿ah? Tampoco intentes venirte con la excusa de que Osaka y Roxas se llevaban bien con él. Tu prima es un cero a la izquierda que es bffs con Rebels y Princesses, hasta los tuyos. Y con Komaeda confirmo que Roxas ha sido amigo de dos de tus tres Rebels así que su censor también está averiado.”
“Cállate…” Roxas le miró de soslayo, con amargura.
“…” Cho dejó caer su cabeza hacia delante, agotada. No le estaba gustando ese interrogatorio en lo absoluto. “¿Cuál era el punto?”
“¿Eh?” Tomo se desconcertó.
“¿Por qué voy a huir si sé lo que me está esperando? Si eso no ocurría en el museo, iba a suceder en otro momento. Iba a haber otro plan, con o sin ustedes, en Hanasaki, en Rizembool, en donde sea…” Cho sonrió con ironía. Lo encontraba muy gracioso. “Hubo algo extrañamente ‘cómodo’ y certero en ese instante. Ya no hubo misterio sobre quién era mi Rebel, no hubo incertidumbre, la espera había terminado… y aun en un museo y un lugar público, todos ustedes estaban lejos, y yo frente a mi enemigo sin nada más que meditar. ¿Es… tan raro que haya optado por hacerle frente ahí? ¿Estoy tan mal por haberme apartado de todos y enfrentarme a lo desconocido?” entonces, ella comprimió sus puños y comenzó a llorar en silencio. “Sí estuve mal, ¿cierto? Por lo que pasó… por… ponerlos a todos en peligro… sí estuve mal, ¿no es así?”
“Cho…” Reimu negó y le miró decidida. “No entenderé tu punto de vista completamente, pero es evidente que ya lo habías pensado bastante. Y sé que de haber estado en tu situación, hubiera hecho exactamente lo mismo. De detectar peligro, como una HiME, hubiera ido detrás del culpable y le hubiera hecho frente. Y no es por ningún motivo sacrificado o ‘heroico’, es simplemente porque me conozco y sé que eso haría. Y como ya dijeron, todo el tema está fuera del alcance de una sola persona. Puede que tu forma de actuar hubiera salido bien o mal. No lo sabías, tampoco podías decir si tu Rebel lo había pensado bien o estaba siendo imprudente. No creo que estés bien ni mal, a eso me refiero.”
“…” Cho se quedó en blanco.
“Además ya debes estar acostumbrada a que Tomo es una pesada antagonista que sólo le gusta meter cizaña y por eso mismo hay que ignorarla.”
“¡O-oye!” reclamó esta.
“Concuerdo con Hakurei-san,” Larsa asintió. “Yo habría hecho lo mismo también, tanto por hacerle frente, como por no haber llamado por ayuda. Así de simple, no hay por qué sobreanalizarlo.”
“Okay, te voy a parar ahí,” Sora miró a su amigo con reproche. “¿De estar en peligro en verdad no llamarías por ayuda? ¿Cuál es tu problema? Así sólo irías causando incomodidades a otros, freaking spoiled Brittish brat.”
“No olvides que estamos viendo el tema de Cho, por favor,” Ryo sonrió algo entretenido.
“Ha sido suficiente, ¿no lo creen?” preguntó Kytes, inquieto. “¿Ven que sólo andamos comentando diferencias de pareceres y que no estamos resolviendo nada? Por favor, somos amigos, y es en estos momentos en que no importa si tenemos la razón o si actuamos bien o si algo se hubiera podido hacer diferente…” él llevó sus manos a su pecho. “En verdad me asusté mucho por lo que ocurrió, y ahora por encima de todo me alegro de estar aquí con ustedes, y de saber que ni Cho ni Roxas sufrieron daños serios. Tenemos que apoyarnos, por eso estamos aquí, y hay que hacerlo cuanto antes.”
“Sí, estoy de acuerdo,” Osaka asintió repetidamente, movida por las palabras del menor. “Muchas gracias Kytes, sé que no lo hubiera dicho mejor.”
“Nunca habrías dicho algo remotamente-AHH” Tomo comenzó pero recibió un codazo justiciero de Reimu.
“Ya has hablado mucho por esta noche,” le recriminó, mirándole de reojo.
“Ahora que todos estamos en el mismo lugar del asunto, nos vendría bien analizarlo,” Alexei miró a Larsa. “Mencionaste que conocías al Rebel. Creo que es importante saber más sobre él ahora.”
“De todos modos. Comprender sus pensamientos podría ayudarnos a saber cómo lidiar con él en el futuro,” observó el exRebel con paciencia. Era momento de explicarse. “Komaeda es el heredero de una familia asociada a Rizembool. Es proveniente de Japón, pero hace años estuvo viviendo en Inglaterra y los dos como allegados fuimos al mismo colegio. Dakki y Kibi también lo conocen por la cercanía.”
“¿Entonces él también fue entrenado para ser un Rebel?” preguntó Ryo. Vio que Larsa asintió.
“A diferencia de mí, él estuvo cometido a ser un Rebel desde que tenía uso de razón. Por la estrecha relación de su familia con Rizembool, siempre me comentó que era su lugar en la vida para seguir con el legado de sus padres de la mejor forma posible.”
“¿Pero qué clase de padres tendrá para ser tan chiflado?” preguntó Sora.
“Pues… sus padres fallecieron a muy temprana edad, así que Komaeda nunca tuvo ningún familiar cercano, sólo sirvientes. Imagino que esa es la razón por la cual es tan individualista y cerrado, con sus propias ideas.”
“Hm…” Kytes asintió. “Lo lamento por él.”
“N-no andes defendiendo al diablo aquí, recuerda el motivo de este focus group,” dijo Tomo, con leve impaciencia, mirando con leve aprehensión a Reimu por si esta le iba a mandar otro codazo.
“Pero…” Youmu frunció el ceño. “Si él siempre ha querido ser un Rebel, ¿por qué no lo fue la vez pasada?”
“Porque Komaeda tiene un cuadro psiquiátrico severo, el cual asumo que ha podido controlar un poco mejor con el paso de los años,” comentó Larsa. “Nunca fui muy cercano a él, pero sí escuché rumores, y si no me equivoco, sus doctores en Inglaterra le dijeron que no podría soportar el estrés de ser un Rebel durante sus años de secundaria. Puede que se haya vuelto más prudente, o que Rizembool simplemente reclutó a todos los interesados, pero es importante que sepan este detalle, porque es su cuadro lo que le hace muy impulsivo e impredecible,” bajó su mirada. “Estoy seguro que de ahí partió su repentina idea de lanzar a Roxas.”
“…” Roxas se tensó.
“S-sí me dio la impresión que se vino con ese plan de la nada…” Cho habló con nerviosismo. “También… cómo reaccionó luego de que Youmu le rescatara… rió como un maniático, con una mezcla enferma de emociones… f-fue intenso para él también…”
“…” Osaka se estremeció.
“¿Cuál es el diagnóstico de Komaeda?” preguntó Hotaru.
“Él padece de demencia frontotemporal,” contestó el exRebel. “Y también debo informarles que Komaeda es una persona sumamente inteligente. Fuimos rivales académicos, pero a diferencia de mí, él no necesitaba estudiar intensamente para sacar buenas notas, y tiene una gran capacidad para aprender. Además podrá ser socialmente deficiente, pero sabe cómo predecir y tratar con las personas cuando tiene un plan en mente.”
“Oh crap, o sea que Cho ahora tiene que lidiar con un demente inteligente y certificado, of course,” Tomo negó y sintió otro codazo. “AHHH.”
“Pero todo el tiempo, Komaeda se expresó con gran devoción de Hanasaki y las HiMEs. ¿De dónde parte ese sentimiento?” preguntó Reimu. “¿Acaso estuvo mintiendo? Su patetismo parecía auténtico.”
“Es posible que lo sea…” Larsa negó, sumamente frustrado. “Sólo porque él tiene admiración hacia las HiMEs no quiere decir que no sienta lo mismo por los Rebels. A mi parecer, Komaeda exalta la guerra entre Hanasaki y Rizembool porque es única y tiene mucho ‘potencial’ que ofrecer. Debe saber que todos los envueltos se sacrifican y tienen mucho que perder, y es por ello mismo que admira a las HiMEs y los Rebels, porque se sacrifican por un bien mayor.”
“¿De qué demonios hablas?” Sora frunció el ceño. “Esta guerra es una locura.”
“Es así cómo lo ve Komaeda. No podemos negar que por la rivalidad, tanto Rizembool como Hanasaki han logrado maravillas inigualables en comparación con otras instituciones, además que esto mismo se ha visto frenado y olvidado en los tres años de ‘paz’ que hubo, principalmente en Hanasaki. Para él, todas las herramientas y tecnologías valen mucho más que el bienestar de las personas fuera de la guerra.”
“…” Youmu le miró con reproche. “Es un pensamiento enfermizo.”
“Estoy seguro que muchas personas en Rizembool piensan de manera similar, sobre todo los científicos y los superiores, pero también debe haber Rebels que comparten la misma idea. El caso particular de Komaeda es que no parece necesariamente motivado a ganar siempre y cuando Hanasaki demuestre ser superior a Rizembool, y para ello no le molesta ser un obstáculo o una traba en el camino…” Larsa negó, cansado. “Tan fanático e irracional como es de esperarse…”
“Me sorprende que sepas todo esto,” comentó Ryo.
“Pues, Komaeda es una persona que no para de hablar cuando se inspira. Le he oído más de lo que quisiera…”
“Entonces…” Roxas tomó la palabra, y miró con pesar cómo todos le observaron luego de haberse quedado mayormente callado en la conversación. “¿Cómo… cómo podemos pelear contra él? ¿Cómo le derrotamos?”
“Él es débil físicamente. No tendría oportunidad en un enfrentamiento cuerpo a cuerpo, pero…” miró fijamente a Roxas. “Atacarle directamente tampoco es una buena idea. Komaeda conoce muy bien sus debilidades y tiende a tener planes para resguardarse. Lo ha demostrado en esta pelea.”
“…”
“Sonará demandante de mi parte, pero primero se debe intentar ganarle en estrategia. Necesitarán sorprenderle y salirse de sus expectativas. Por su forma de ser, si algo le impacta emocionalmente, es posible que se desestabilice y baje sus defensas, aunque también puede ser riesgoso apuntar a ese escenario.”
“…” Cho asintió. “Hasta que no lo conozca bien… no tengo de otra. Tendré que mantenerme a la defensiva.”
“Eso me parece lo mejor,” Alexei asintió. “Sigue siendo demasiado impredecible.”
“Por el bienestar de todos ustedes, no se metan con Komaeda,” estresó Larsa. “Dudo mucho que él tenga intenciones bélicas más allá de su rol como Rebel, pero traten con él con mucho cuidado. No dejen que los convenza. Y por encima de todo, no busquen pelear contra él. Esto va para todos en general, ya que aquí la única persona que tiene la labor de lidiar con él es Tanaka-san. Los demás deben mantener su distancia.”
“N-no tienes que decírmelo,” Tomo negó con leves nervios. Había escuchado bastante.
“En verdad aprecio que nos hayas dicho todo esto,” dijo Reimu.
“S-sí…” Hotaru asintió, cabizbaja. “Por favor… hay que prometer mantenernos juntos para hablar las cosas de esta manera, tanto por Cho como por Youmu.”
“De todas formas,” Sora asintió, convencido. “Hemos estado unidos la vez pasada y esta no tiene por qué ser diferente.”
“Gracias… muchas gracias a todos…” Osaka se levantó y dio una pronunciada reverencia. “Significa mucho para mí que estén aquí.”
“N-no, no nos agradezcas. Nosotros estamos felices de hacerlo,” contestó Kytes.
“Parece que los ánimos están subiendo,” Ryo sonrió. “Es un buen momento para comenzar a comer los bocadillos, ¿no lo creen?”
“A estas alturas, un poco de comida sí nos vendría bien,” opinó Alexei.
“Ah, finalmente,” Tomo dio un suspiro. Le había costado restringirse por la tensión global de todos los presentes.
“Sería lo mejor. Lamentablemente, tengo que retirarme dentro de poco,” dijo Larsa. “Hay algunos asuntos que debo atender.”
“Sí se está haciendo tarde, y debo estudiar para un examen el lunes…” dijo Kytes, algo apenado.
“Seguro que has estudiado toda la semana ya, date un descanso,” se quejó Sora.
“Algunos tienen costumbres distintas, Sora,” Ryo sonrió. “Pero ha sido agradable, y que esta sea sólo el comienzo de más reuniones.”
“Cierto,” Hotaru asintió. “Lamentablemente, mañana me toca asistir en un evento de donación de sangre en la ciudad, así que no puedo quedarme más tiempo. También sé que ustedes irán a limpiar el templo. Prometo que les acompañaré en otra ocasión.”
“Lo mismo digo,” Youmu desvió su mirada. “Ya me aparté de mi señora demasiado tiempo.”
“No te preocupen, visiten cuando puedan,” Reimu sonrió. “Aprecio mucho sus intenciones.”
El grupo de amigos se dio el gusto de comer los bocadillos y tomar sus bebidas predilectas, para acompañarse un poco más antes de partir caminos. La conversación se aligeró luego del análisis del evento de la tarde, y con el asunto atendido, todos se encontraban de mejor humor, pese a que todavía quedarían secuelas por un tiempo.
Pasaron unas horas y la reunión se terminó. Al ser muy tarde, Reimu aceptó quedarse de huésped al igual que Tomo (quien de todas formas se quedaba con frecuencia sin ser invitada. Cho también invitó a Alexei, quien se apuntó a la limpieza del templo con mucha voluntad, y algo de culpa al no haber tenido tiempo de atender la edificación desde hace meses.
“Gracias nuevamente por permitirme pasar la noche aquí,” agradeció el pelimarrón, sonriendo con modestia.
“De nada, más bien… siento que tengas que dormir en la sala…” Cho dio un suspiro. “Esta casa es enorme y tiene varias habitaciones, pero la gran mayoría se encuentra sucia y descuidada, además que pronto nos estamos mudando.”
“¿En serio?” Alexei se sorprendió.
“Ah, verdad, supongo no te lo había dicho…” Cho desvió su mirada. “En parte no quisiera ya que esta es la casa de mis padres adoptivos y me trae recuerdos cuando ellos seguían con vida y el lugar era mantenido… pero la herencia que nos dejaron no nos durará mucho tiempo más, y nos conviene vender el lugar y buscar una casa más pequeña y cercana a Hanasaki…”
“Lo entiendo,” él asintió. “Siempre es duro marcharse y dejar algo atrás, pero míralo como una buena oportunidad para ustedes y un cambio positivo en sus vidas. De todos modos, los recuerdos están presentes dentro de nosotros. Me alegra ver que sigues unida con tu familia y que seguirán juntos en su nuevo hogar.”
“C-cierto,” Cho asintió con leve incomodidad. Pensar en su familia, luego de lo ocurrido ese día, le daba sentimientos encontrados. Les iba a poner en un gran riesgo, especialmente por el Rebel que le había tocado.
“Ánimos, Tanaka-san,” Alexei le sonrió. “Tal y como le dije, estaré aquí para apoyarla. Recuerdo que solía darle clases de equitación para facilitarle el manejo de su Child. Pienso que sería bueno retomarlo cuanto antes, además que estoy a su servicio para cualquier cosa que necesites.”
“Te lo agradezco mucho,” la peliceleste dio una reverencia. Aun no sabía si su mismo Child iba a regresar, pero si su ausencia en la batalla de ese día era algún tipo de indicación, probablemente seguía siendo el mismo. “Sólo espero no meterme mucho en tu horario. Sé que has estado muy ocupado.”
“La mayoría de mis deberes más importantes ya han sido completados, pero estoy envuelto en varios proyectos y en la preparación de mi tesis, aunque sé que me las puedo arreglar,” él asintió. “No te preocupes por mí.”
“E-entiendo…” Cho bajó la mirada. Se sentía un poco incómoda de preguntar, pero tenía curiosidad. “Ehh… esto sonará terrible de mi parte porque debería saberlo desde ya pero… ¿qué estudias?”
“Periodismo. Me interesa mucho el lado más crítico y analizador de la carrera, no tanto lo relacionado a noticias,” contestó. “Descuida, es normal que preguntes. Conociéndome, dudo que lo haya compartido mucho tampoco.”
“S-sí… aun así…”
“No te sientas apenada,” el mayor sonrió entretenido. “Vaya, esto es nostálgico. Siento que no hablamos desde hace mucho. Me alegro de verlos a todos y por ello sé que mañana será un día muy productivo y agradable. Pero debemos ir a dormir desde ya.”
“Cierto, se hace tarde…”
“Aunque antes…” Alexei se mostró un tanto apenado. “Siento que debo disculparme. Al inicio de la conversación sobre el suceso de hoy, por mi sugerencia, terminaste siendo el centro de atención y tuviste que lidiar con interrogantes más difíciles de las que esperé. Lamento haberte puesto esta carga en tus hombros. No fue mi intención.”
“No te disculpes, por favor,” Cho se alarmó. “Ehh… habrá sido incómodo, pero como HiME es algo que debo de asumir. También era necesario que todos compartiéramos nuestras inquietudes y… por más duro que pueda ser, es el momento de hacerle frente.”
“Ya veo…” Alexei asintió y se puso a pensar. “Es importante que lo veas de ese modo, y tus palabras tienen mucho sentido, pero si en algún momento algo te resulta difícil, no hay vergüenza e incomodidad que valga si necesitas dar un paso hacia atrás. Tu bienestar es lo primero.”
“Gracias…” Cho sonrió incómoda. Apreciaba sus palabras, pero algo en ella le hacía sentir que no se merecía tanta consideración. “Eh, creo que es momento de despedirme. Hay que descansar. Pero si los cobertores que traje no son suficientes, me puedes avisar. También… si hay algo que pueda hacer para acomodarte mejor…”
“Haha, sinceramente he tenido mucha experiencia de trasnochadas incómodas por mis estudios, así que dormir en este enorme sofá es un privilegio en comparación. Estoy bien, en serio. Ve a descansar tranquila.”
“C-claro, buenas noches.”
“Buenas noches, Tanaka-san.”
Luego de la conversación entre los dos, Cho subió al segundo piso para alistarse e irse a dormir, en teoría.
…
Ella se puso sus pijamas, apagó su luz y se recostó sobre su cama, pero no le fue sorpresa alguna notar que la somnolencia no estaría de su lado esa noche. Tenía demasiado en su cabeza, además de una angustia persistente en su pecho que amenazaba con desencadenarse en una pesadilla. Su cuerpo sí estaba entumecido y cansado, lo cual sintió al levantarse luego de un largo rato de mirar a su techo para salir de su habitación a distraer su cabeza.
La zona de los cuartos en el segundo piso consistía en un largo pasillo con puertas a ambas paredes, y esto terminaba en una ventana alta y amplia, con un alféizar espacioso y acolchado donde uno podía sentarse y observar la vista. Desde donde estaba, podía ver el lado de su casa, el cerco vivo que delimitaba la propiedad y frondosos árboles más allá. Había falta de iluminación artificial en su campo de visión y la luz de la luna llegaba en un ángulo propicio, con la suficiente intensidad para brindar una generosa luz fría, y producir sombras por los marcos de la ventana.
Cho se sentó en ese sitio tan suyo de su casa para observar aquella vista muy familiar para ella, de la cual pronto tendría que despedirse. Las habitaciones aledañas se encontraban vacías y abandonadas, y las escaleras estaban lejos. Era como una burbuja, y algo que necesitaba en ese instante. La vista, acompañada de la oscuridad y el silencio, le hacía sentirse diminuta, desolada, extraviada… extrañamente tranquila. Y la luna le saturaba sensorialmente con su luz hipnotizadora, y dejaba su cabeza en blanco. Necesitaba perderse, sentirse parte del fondo, de los detalles, y así podría encontrar la calma necesaria para conciliar el sueño al poder olvidarse de sí misma, al menos por un corto instante.
No supo cuánto tiempo estuvo ahí. Dudaba que fuera menos de una hora. Ya los demás debían estar dormidos. Pero, por más que había logrado ese estado más relajado que llegó buscando, lo último que quería hacer era terminar ese momento. Se había quedado quieta por tanto que se sentía como una planta. Sus brazos y piernas habían perdido la noción de articulación, y se habían vuelto a entumecer en señal de descanso al cansarse de esperar a que la cognición se apagara también. La peliceleste continuaba mirando a la luna, con fascinación como si recién la estuviera viendo esa noche. La temperatura continuaba bajando y podía sentir frío en su nariz, sus brazos y su espalda, pero aquel tenue frío era también reconfortante a su modo. Le hacía sentir parte del momento, despierta y atenta, pero ausente al mismo tiempo. Y continuó prestando toda su atención a aquella ventana de quietud en su vida con una mente completamente vacía.
Y hubiera continuado indefinidamente, de no ser por la llegada de otra persona.
“Vaya…”
“…” Cho se sobresaltó y sintió cómo su cuerpo a duras penas se despertó de su entumecimiento. Se giró como resorte y observó a Roxas llegar donde ella con un vaso de agua, con cierto pesar en su expresión.
“Estamos a mano. También me asustaste cuando noté el perfil de una persona al costado de la ventana. Temía que fuera un espectro o algo de ese tipo,” él negó y se sentó en el otro lado del alféizar, donde apoyó su vaso. “No puedo dormir, veo que tú tampoco. Por eso bajé por un poco de agua. Espero no haber despertado a Alexei en el camino.”
“…” ella se le quedó mirando con leve incomodidad. Le estaba tomando un poco acostumbrarse a tener que hablar con alguien luego de la enorme pausa. También… era evidente que no era la única incómoda presente. Bajó su mirada, y dijo lo primero que le vino a su mente. “¿Cómo te sientes? ¿Sigues afectado por el gas mostaza?”
“Tengo algunos achaques, pero nada importante. Los paramédicos me atendieron bien y hasta reposé en una camilla antes de vernos. Creo que perdí el conocimiento por el agotamiento también…” Roxas se rascó la nuca, no muy contento de recordarlo. “Más bien tú debes estar cansada. Este no es el momento para distraerte así, Cho. Tenemos un día ocupado mañana.”
“Lo sé…” Cho miraba al cojín debajo de ella y sintió ganas de llorar. Hizo el esfuerzo para no hacerlo, pero le fue inevitable, y una lágrima resbaló por su mejilla. Habló con un tono de voz apagado y casi inaudible. “Perdón… perdón por esto…”
“…” Roxas frunció el ceño. Ya estaba cansado de oír esa palabra. Le sabía muy mal. Ni bien Cho fue a buscarle luego del ataque, luego de abrazarle y decirle que estaba feliz de verle bien, había partido en llanto y se había disculpado un millón de veces con una profunda angustia y tristeza. “Ya ha sido suficiente, Cho…”
“…” ella se sorprendió por esa respuesta, y vio a su hermano mirarle con reproche.
“Te estás volviendo a disculpar. No lo hagas. ¿En que podría cambiar la situación?”
“…”
Cho sintió su cuerpo temblar y sus ojos se nublaron de lágrimas. Oír esas palabras le hizo querer desaparecer en algún hueco en la tierra. Era cierto, era inútil. Ni podía hacer eso, menos considerando que su hermano no había aprobado su decisión, mucho menos siendo él el más perjudicado. Ella no podía siquiera pedir perdón… ya no se sentía ni con ese derecho, y no tenía nada más que hacer o decir. Sólo pensó en huir y se levantó apresuradamente para correr a su habitación y ocultar su rostro. Pero no dio ni dos pasos cuando Roxas le agarró de una muñeca, previniendo a que huyera.
“¡O-oye!” él se alarmó y le detuvo al notar cómo su hermana se descompuso con sus palabras. La trajo hacia sí y la agarró de los hombros, con inquietud. “Tranquilízate, por favor. No huyas,” él bajó su mirada. “N-no quise recriminarte ni demandarte nada… no fue mi intención. Sé que no soy el mejor expresándome…”
“…”
“Sólo no quiero que te disculpes más. Ya lo has hecho un montón, y no es justo. Deja de asumir que todo esto es tu culpa,” él levantó su mirada y le miró directamente. “Me sabe mal que seas tú la que asuma toda la responsabilidad. Yo fui el irresponsable aquí. Nada de esto hubiera sucedido si no me hubiera precipitado. Lo intenté pero… no pude ayudarte, y no estuvo bien que lo intentara así sin más…”
“E-está bien…” Cho tembló y habló con un tono de voz quebradizo. “No sabías sobre la situación… o qué podía suceder…”
“Pues tú tampoco, deja de demandar tanto de ti misma…” Roxas le soltó y desvió su mirada hacia la ventana, con amargura. Él comprimió sus puños. “Hoy hablé con Larsa, y él me hizo entender algo importante. Por más que la pelea entre Hanasaki y Rizembool nos afecte, no puedo pretender que nuestros problemas son los mismos. Realmente… quisiera que lo fuera. Quisiera poder hacer algo más, aportar en algo… pero si pretendo hacerlo, la que va a sufrir más eres tú. Es como si esperara tener la última palabra en todo lo que haces aun si tú eres la responsable… sé… que he estado muy receloso con el tema… y no quisiera lastimarte por ello…”
“…”
“Perdón… en verdad debí haber dicho algo antes. Si queremos estar juntos en esto, tenemos que ser honestos entre los dos, y por ello mismo quiero que me digas cuando algo no te parece. Deja de cargarlo con todo y callarte las dolencias… tienes todo el derecho de hacer tu propio juicio.”
“Roxas…” Cho lloraba en silencio, y asintió muy levemente. “Aun así… tengo miedo… temo haberme equivocado… la única que debería pagar por mi decisión soy yo… no quiero que te pase nada a ti, ni a Osaka ni a nadie… sólo a mí me debe pasar algo… soy la única… que debe estar en peligro…”
“…” Roxas se afligió y su cuerpo se tensó. “No…”
“Es por eso que no puedo disculparme suficiente… pero sé que es muy tarde para eso… debí haber pensado más en ustedes… tú no querías que fuera HiME… puede que hayas tenido razón todo este tiempo…”
“Cho… tú no eres una HiME por ninguno de nosotros. Lo eres por ti misma… mi negación no tiene nada que ver con eso. No me negué porque crea que lo hacías por nosotros. Siempre fue algo que hacías por ti, por tus ideales… Es porque fue tu deseo propio que opté por apoyarte…”
“…”
“Lo que no entiendo es por qué tienes que hacerlo. ¿Por qué tiene que ser tú? ¿Por qué nadie más? ¿Por qué estás convencida que es tu lugar ser HiME? Y ahora que lo eres, ¿por qué tienes que hacerlo sola? ¿Quién ha decidido eso?” miró al piso, contrariado. “Esto es tan tú. Callándote, pasando desapercibida, cargando con una responsabilidad sin molestarte en decir nada a los demás… n-no, no te entiendo. Tú no mereces esto y no puedo quedarme tranquilo sabiendo que sigues con ese hábito insano.”
“Y-yo…” ella desvió su mirada.
“Hoy fue aterrador, sé que la tuviste muy difícil. Yo… también me asusté… fue indescriptible, lo que ocurrió… pensé que iba a desaparecer…” él abrió sus ojos ampliamente, con su mirada clavada en el piso, pero negó bruscamente para disiparse. “Pero más miedo tengo por ti. Estás lidiando con alguien así de impredecible y peligroso, alguien que es capaz de justificar todas sus acciones con una lógica demente, que se cree dueño de todo, que puede hacer lo que sea en cualquier momento… y tú apenas has vuelto a ser HiME, tienes mucho por hacer, tienes que entrenar, ajustarte a una nueva arma… también estás estudiando un horario completo en tu carrera… tienes tantos planes en mente, tantas metas, tantos deseos… y ahora tienes que estar expuesta a tanta incertidumbre…” comprimió sus puños y miró a Cho con desesperación. “¡L-lo que intento decir es que estoy mortificado por ti! Tengo miedo, no quiero que te pase nada, y no quiero que estés sola, sea cual sea el motivo. Olvídate de preocuparte por nosotros, Cho. Preocúpate por ti.”
“…” Cho se estremeció y miró a su hermano.
“Por favor, hazlo… no vuelvas a ponerte en otra categoría… ni te atrevas a decir que…” el rubio tembló, y sus ojos se llenaron de lágrimas. “…que tú debes ser la única que sufra… no digas que está bien que eso ocurra, que tú sufriendo es lo esperado mientras que en los demás es inaceptable. Esa es una vil mentira.”
“…”
“Cho…” Roxas le abrazó con fuerza. “Tú eres mi familia, eres mi hermana… Te… quiero mucho, no sé qué haría sin ti. No sé qué hubiera hecho sin ti toda mi vida… No me importa qué decisión tomes. Sólo quiero que estés bien, a salvo. Quiero que sigamos adelante, juntos, como siempre lo hemos hecho. Por eso… prométeme que estarás bien, que te cuidarás, pase lo que pase… Por favor…”
“…” la HiME le devolvió el abrazo, y se quedó llorando en el hombro de su hermano mientras recuperaba la compostura para poder contestarle. Todo su pesar y remordimiento había aflorado con la conversación y el llanto, pero en medio de aquel caótico y pesado sentimiento, yacía un alivio y una pequeña alegría, una que no quería soltar por nada del mundo. “Lo prometo… lo haré, Roxas…”
Pasó un largo rato en el cual se mantuvo el abrazo, y los dos descargaron la incomodidad y tensión del día para poder reconciliarse y dejar las diferencias de lado. Cada uno acordó internamente mantenerse unido al otro y siempre del mismo lado, como tenía que ser y como ambos querían que fuera.
A la mañana siguiente, el grupo de seis había tomado un desayuno ligero y se detuvieron en el camino para comprar víveres y utensilios de limpieza, además de traer consigo una generosa comida para más tarde. Luego de la larga y cansada subida por las escaleras, todos caminaron por el sendero hasta llegar a la entrada del templo.
“Hmm…” Tomo frunció el ceño. “Bueno, te daré crédito por limpiar la fachada en estos días, Reimu, pero te hace falta recoger todas las hojas.”
“Aceptaré tu cortesía, pero déjame informarte que barrí todo el frente el viernes por la tarde,” la miko dio un suspiro. “Las hojas nunca dejarán de caer.”
“He ayudado con la limpieza varias veces en el pasado, y sé que es un gran trabajo, sobre todo para una sola persona,” comentó Alexei, sonriendo. “Admiro todo tu esfuerzo, y definitivamente ha dado frutos.”
“Muchas gracias, aunque si quiero hacer este lugar más presentable todavía queda un montón pendiente…”
“Sí,” Cho miró hacia el edificio. “Ya es hora de hacer mantenimiento a los acabados, pero mientras limpiemos las instalaciones, debemos darle una vista mucho mejor.”
“Podemos revisar si hay artículos como herramientas, pinturas o laca en los almacenes,” comentó Roxas.
“Eso hice el primer día y no hay, o al menos la que hay está reseca y contaminada…” Reimu dio un suspiro. “Para hacer un buen trabajo necesitaría un financiamiento, pero en todo el tiempo que he estado aquí solo he visto a un visitante que apenas dejó una propina de ofrenda…”
“No te preocupes, Reimu-chan, confío en que todo mejorará de algún modo u otro,” Osaka sonrió. “Las cosas no cambian de la noche a la mañana y sé que todos tus esfuerzos darán frutos tarde o temprano.”
“Gracias por tus ánimos,” Reimu le sonrió.
“Bueno, ya nos jalaste de esclavos por hoy, y para colmo estamos temprano,” Tomo dio un bostezo. “¿Qué vamos a hacer?”
“Todos estos días he estado preocupada en mejorar la apariencia del exterior, pero hoy quisiera limpiar los cuartos sucios dentro del templo y depurar los almacenes. Realmente no les he dado una buena mirada, y como es bastante trabajo, necesitaré ayuda moviendo y cargando cosas.”
“Ohh, qué bueno que traje mis mascarillas,” Osaka sonrió y sacó una caja de mascarillas descartables, para ponerse una. La mayoría se quedó confundida por cómo ella había traído semejante caja dentro de su pequeña mochila.
“Eh, Osaka tiene alergias…” Roxas explicó con cierta incomodidad al no sentir que debía realmente decir lo obvio.
“Ah, eso explica por qué te enfermas tanto en primavera,” dijo Tomo.
“¿No deberías saber algo así de tu amiga?” preguntó Reimu.
“C-creo que mejor vamos entrando,” sugirió Cho, sonriendo incómoda.
“Es verdad, tenemos un largo día por delante,” Alexei asintió.
Dejaron todos los alimentos en la cocina y decidieron repartirse tareas. Reimu, Osaka y Tomo subieron para comenzar a limpiar los cuartos abandonados en el segundo piso, y mientras tanto, Cho, Roxas y Alexei empezaron a mover las cosas guardadas en uno de los almacenes. Ese era sin lugar a dudas el trabajo más pesado, y Cho también se ofreció a ayudar ahí para evitar que su prima sufriera mucho con la gran cantidad de polvo acumulada entre las cosas. Seguramente el interior del edificio estaba más limpio que lo que sea que estaba dentro del almacén frente a ellos.
“Vamos a ver…” Alexei abrió las puertas de par en par, las cuales chillaron con la acción. Frente a ellos, vieron una acumulación tan exagerada de utensilios de casa, muebles pequeños y demás objetos pequeños que sólo podría ser comparada con algún episodio de Hoarders.
“Ihh…” para pesar de Cho, además de que todo estaba regado de polvo, había telarañas sucias por doquier.
“Esto ha estado cerrado por tanto tiempo que seguro todas las arañas perecieron…” Roxas dio un suspiro. “El estado de las telarañas es un indicativo.”
“A-aun así…” la peliceleste dio un paso hacia atrás.
“No deberías temerle a las arañas. Te aseguro que no te harán nada.”
“M-mi mayor temor ahora es que un susto por estas me haga incendiar esta entera unidad…” confesó la HiME, y notó a su hermano mirarle con incomprensión.
“Ehh, esperemos que eso no llegue a pasar,” Alexei sonrió incómodo.
“Bueno, si te asusta tanto entonces espera a que abramos un poco el pase…” Roxas negó y junto con Alexei comenzaron a sacar los muebles más cercanos hacia fuera.
Pasó un rato y Cho observó a los dos abrir el camino al remover los distintos objetos inmediatos con cuidado. Los muebles resultaron ser pequeños pupitres y sillas de madera, con apariencia antigua aunque en su mayoría muy descuidados y posiblemente apolillados. No había forma que eso pudiera ser utilizado así que les tocaba ver cómo bajarlo del templo para desecharlo. Además de ello, observó distintos artículos como pergaminos, tambores y lámparas de papel, entre otros objetos claramente asociados con actividades del templo o algún festival. Cho aprovechó para separar los objetos con posible valor a un costado para que luego Reimu los evaluara, y los ordenaba mientras los otros dos seguían adentrándose a lo desconocido.
“Mira lo que encontramos,” Roxas salió del cuarto con un blanco de arquería, y Alexei trajo unos arcos y un par de aljabas llenas de flechas. “Hay más dentro. Felizmente se ven en mejor estado.”
“Tiene sentido, a Kaede le gustaba mucho practicar la arquería,” recordó Alexei.
“Cierto, todavía recuerdo cuando cazaba aves y las cocinaba,” Cho rió un poco.
“Haha, verdad,” Roxas sonrió. “Siempre quise imitarle, pero era muy niño y obaa-chan nunca me dejó disparar hacia los cielos. No tenía la destreza para hacerlo.”
“Me pregunto si Reimu habrá aprendido el tiro al blanco de su abuela…” Cho se puso a pensar.
“Sería lo ideal, pero sea cual sea el caso, seguramente se alegrará de ver este equipo en buen estado,” Alexei dejó el equipo al costado del blanco. “Todavía falta más cosas por sacar, y hemos visto muchas cajas adentro.”
“Sí, hay que continuar,” Roxas se le unió y regresaron al almacén. Con los muebles y otros objetos voluminosos fuera, Cho se armó de valor para entrar y ayudarles.
Era un ambiente más espacioso de lo que las dimensiones afuera daban a entender. Cho observó otros dos blancos en un rincón, más flechas en el piso y en su mayoría varias cajas en las cuatro paredes. La iluminación venía de ventanas pequeñas pegadas al techo, lo que le mantenía con los nervios de punta al no ver muy bien. Entonces, notó que Alexei movió un objeto desde atrás de varias cajas apiladas, el cual tuvo que arrastrar para sacarlo por completo. Era una pizarra antigua y delgada.
“Esto explica un poco la presencia de los pupitres,” observó.
“Verdad, si mal no recuerdo, Kaede me comentó que cuando era joven, este templo tenía bastante actividad y enseñaba cursos de historia y religión. Había mucha presencia infantil los domingos. También actividades como meditación, kendo y arquería…” Cho sonrió con leve tristeza. Muchas veces se había quedado mirando al árbol sagrado del templo, tratando de imaginar cómo habría sido vivir en esos tiempos. “Si uno avanza hacia la profundidad del bosque, hay unos senderos y escaleras de piedra que dirigen a una cascada y una pequeña laguna donde habitan tortugas. Me pregunto si estas seguirán ahí.”
“Es muy probable,” dijo Roxas. “Todo eso está alejado y siempre fue natural. No creo que haya habido mucha actividad de la civilización por la zona. Nos habríamos dado cuenta…”
“El sendero continúa más allá de la laguna, pero creo que nunca hemos seguido,” recordó la peliceleste. “Nuestros padres nos habrán llevado un par de veces a ver las tortugas, pero siempre postergamos continuar con el sendero,” sonrió con nostalgia. “Recuerdo que siempre fue un pleito de nuestra parte porque estábamos cansados de caminar tanto tiempo en medio del bosque…”
“Es cierto, seguro que ahora nos parecerá muy corto,” Roxas sonrió animado.
“Vaya, no sabía,” Alexei se impresionó. “Quisiera ir a ver ese lugar que conocen, por favor. Uno de estos días podríamos organizarnos con los demás. Sé que les encantaría pasearse por ahí.”
“Cierto,” Cho asintió, contenta. Podía imaginar que a la mayoría de sus amigos les gustaría la idea. “De todos modos tenemos que decirles.”
Los tres continuaron con la labor sacando las cajas que podían cargar hacia fuera. Primero removerían todos los contenidos antes de revisarlo con calma en la luz del sol, y luego darían una buena limpiada a la unidad de almacenamiento.
Mientras tanto, Reimu dirigía a sus dos acompañantes luego de limpiar una habitación vacía hacia el fondo del pasillo. Habían comenzado con algo fácil, pero era momento de ir a una de las habitaciones amontonadas de cosas.
“Meh, si vamos a mover cosas llamemos a los chicos,” se quejó Tomo.
“Las cosas aquí no son tan pesadas y ellos tienen mucho trabajo que hacer,” observó Reimu, levantando un índice como quien le enseñaba a un niño travieso, gesto que molestó a la otra. “Aquí debe haber cosas como ollas, colchones delgados, edredones, kotatsus, entre otros…”
“¡Kotatsu!” exclamó Osaka, emocionada y con los ojos brillantes.
“Ehh… ¿te gustan los kotatsus?” preguntó Reimu, sonriendo nerviosa. La reacción de Osaka quien se recuperaba de su más reciente ataque alérgico le agarró desprevenida.
“‘Gustarle’ es un understatement. Ahora fácil se va a quedar hablando de ellos todo el día por la mención…” Tomo dio un suspiro.
“¿Si encontramos un kotatsu podemos armarlo?” preguntó la exHiME. “¿Podemos?”
“Ehh, sigue siendo muy caluroso. El invierno está lejos aún.”
“Aw… Cho me dijo lo mismo hace dos días…”
“¿Le preguntaste hace dos días?”
“Cambiemos de tema, por favor…”
“Pues, ya estamos aquí,” Reimu abrió la puerta corrediza de la habitación, y se sorprendió de encontrarla muy oscura. No tardó en notar que un tapiz había sido colgado estratégicamente para cubrir la ventana. “¿Eh? ¿Qué hace eso así?”
“Oye, ya te aceptamos a limpiar, no intentes convencernos con suspenso,” dijo Tomo, frustrada.
“Pero yo no colgué.”
“¿Hm?” Osaka prendió el interruptor y con la luz artificial, oyeron un sonido de varias sábanas siendo removidas. Las tres se sobresaltaron y Reimu, armada con una escoba, se acercó hacia los montículos cerca de la ventana, y extrañamente, vio una cabeza rubia de cabellos largos moverse con pereza.
“Mh… cinco minutos más…” dijo esta, pero repentinamente abrió sus ojos como platos al ver a una miko amenazarle con una escoba. “¡AAAAHHHH!”
Afuera, los tres acababan de terminar moviendo las cajas cuando oyeron ese grito, junto a uno colectivo de las tres chicas que se asustaron por el grito de la intrusa. De inmediato dejaron lo que hacían para ir a ver qué ocurría.
“¡Chicas, ¿están bien?!” exclamó Alexei, llegando a la habitación con los hermanos Tanaka. Los tres se confundieron al ver a Osaka y Tomo reteniendo a Reimu quien había alzado su escoba con tanta furia como si estuviera a punto de matar a una rata a golpes. En un rincón frente a la miko había una chica de cabellos rubios largos y sedosos y ojos dorados vestida en pijamas que se encontraba petrificada porque no sabía qué le podría ocurrir si se movía.
“¡Reimu-chan, tranquila!” exclamó Osaka, abrazada de esta. “Violence is never the answer!”
“Por tu rol hace tres años no deberías decir eso, ¡pero sí, tranquilízate, Reimu!” reclamó Tomo, quien jalaba los brazos de la sacerdotisa para impedirle que atacara.
“Y tú menos, pero, ¿qué ocurre?” Cho miró a la aterrorizada chica.
“¡Por favor! ¡Piedad! ¡No es mi intención lastimar a nadie!” dijo la chica. “¡S-sólo no tenía dónde quedarme!”
“¡¿Cómo te atreves a aprovecharte de un templo sagrado como este?!” exclamó Reimu con la ira de los dioses (?). “¡Te has aprovechado de mi guardia baja y has usado artículos del templo! ¡No eres más que una ladrona!”
“¡N-no! ¡Perdón! ¡Escúchame por favor!”
“R-Reimu, no mates a nadie aquí, por favor,” pidió Roxas, con temor. No había esperado que Reimu tuviera un lado tan reactivo.
“Hay que mantener la calma y dialogar,” sugirió Alexei.
“No,” Reimu le miró momentámente de reojo y volvió su atención a la intrusa con una mirada sombría. “Haré un ejemplo de ti…”
“¡AAAHHH!” la rubia cerró sus ojos, temiendo lo peor.
“Ehh, Reimu, un momento,” Cho se acercó y miró a la chica detenidamente. “C-creo que ella se me hace familiar…”
“¿Qué?” preguntó Reimu.
“¿Qué?” preguntó la rubia, quien miró a Cho con tanta intensidad para recordarla, como si su vida dependiera de ello.
“¿De casualidad fuiste una HiME hace tres años? Dudo que nos hayamos hablado pero creo haberte visto…”
“¡S-s-sí, fui una HiME! ¡En serio! ¡Soy amiga de Hanasaki!”
“Mientes,” sentenció Reimu.
“¡Nooo, en serio!” Marisa miró al montículo donde había dormido. “¡Ahí está mi billetera con mi ID de Hanasaki!”
“Ehh…” Roxas se quedó en blanco y notó que Cho le indicó con la mirada que lo revise. Al menos fue fácil de encontrar. “Sí, esto lo confirma. Y por la impresión y los brillos en el ID es auténtico…”
“¡¿Y eso qué?!” exclamó la miko.
“¡Reimu-chan! ¡Sé que esta chica es buena!” exclamó Osaka, apretándola más. “¡Hay que oír su historia! ¡Hazme ese favor!”
“…” la miko mantuvo su severa expresión, pero se tranquilizó por las insistencias de los demás. Al no sentir resistencia, Osaka y Tomo intercambiaron miradas y la dejaron ir. “Ya… te oiré por pedido de los demás, pero más te vale ser honesta. ¿Has entendido?”
“¡S-sí!” ella asintió.
“Ehm…” Cho se acercó a ella y le extendió su mano para ayudarle a levantarse. “Para empezar, ¿cuál es tu nombre?”
“…” la chica se levantó y dio un muy pesado suspiro de alivio. Estaba a salvo. “Marisa Kirisame… gracias por tu ayuda.”
“No hay de qué. Mi nombre es Cho Tanaka, mucho gusto.”
Los ahora siete iban a tener una larga conversación para esclarecer la presente situación y aprender sobre cómo y por qué esa exHiME había llegado a infiltrarse en el templo.