Ahora que estoy al día, finalmente puedo dejar mi prueba HiME~ ...y ahora me tengo que ir a estudiar (...)
7
La espera que Cho tuvo que hacer para recibir atención en la dirección fue corta, pero se sintió como una eternidad. Pese a las recomendaciones de Osaka de despejar su mente, no pudo hacerlo en lo absoluto. Y aun al dar el visto bueno de tomar la prueba y volver a ser una HiME, Cho sintió un miedo que casi se apodera de ella. Ese miedo, esa incertidumbre… sin lugar a dudas, eran las dos cosas que nunca le habían abandonado.
Sin embargo, estuvo segura de su decisión, y aun con la inseguridad que sentía, sabía que era el siguiente paso a tomar.
El proceso fue simple, y Fran la dirigió al gimnasio donde la prueba le esperaba. Cho se sorprendió de lo sencillo que resultó ser para las encargadas, aunque ellas habían estado envueltas en el dilema por mucho más tiempo. O quizás Cho probaba hacerse la vida imposible una vez más. Además de su prima, no había tenido la oportunidad de hablar con otra exHiME, y comprendía que no podía tomar la actitud animada y liberal de su pariente como el caso global de las otras.
Y se encontró ahí, nuevamente, en plena niebla sin posibilidad de escapar. Como toda HiME, Cho había experimentado ese rito una sola vez y al inicio de su rol, pero por más breve que haya sido, la situación se le hacía muy familiar. Y pese a su previa experiencia, temía lo que le estaba esperando más allá.
La neblina no le mantuvo esperando. Cho observó una silueta borrosa formarse conforme se acercaba. La marioneta tenía un andar lento y tranquilo, y ya había adoptado una forma humana como era de esperarse. En pocos segundos, pudo interpretar la silueta y descifrar de quién se trataba. Era precisamente su prima.
Cho no evitó sorprenderse, aunque supuso tenía sentido. Esas marionetas adoptaban la forma de una persona cercana, y precisamente por eso no sentía que sería un trabajo fácil. Se molestó consigo misma cuando pensó que hubiera deseado tener a Tomo en su lugar, aunque de todos modos no habría sido mucho mejor. Con su enemiga al frente, sólo le quedaba a Cho venirse con una estrategia, y desear resurgir sus poderes antes de que la marioneta le diera una muy mala pasada.
Lo único que esperaba era que su marioneta no tuviera los poderes HiME de su prima, aunque tenía la impresión que no debía preocuparse por ese detalle.
Pero sí había otro detalle que lo haría problemático.
“¡Oh, Cho! ¡Qué alegría verte!” exclamó Osaka, como si recién la hubiera reconocido. “Esta niebla sí que es densa, me hace pensar que estamos en una película de terror.”
“Eh…” la determinación de Cho de pelear se fue por los suelos. Cierto, algunas marionetas tenían los gestos y las voces de quienes imitaban. Eso le hizo preocuparse, ya que recordaba claramente lo que su otra prima le comentó; cuando dio su propia prueba HiME, la verdadera Osaka se había escabullido dentro del gimnasio y al final tuvo que decidir cuál de las ‘Osakas’ frente a ella era la marioneta. La peliceleste negó y dio un pesado suspiro. Aun siendo algo que Osaka haría, dudaba que ocurriera lo mismo por segunda vez…
“¿Eh? ¿Sucede algo, Cho? Te ves muy seria…” ‘Osaka’ se vio curiosa. “Quizás no deberías hacer esto. Vámonos.”
“…” Cho frunció el ceño. Sí, no era Osaka, porque esta le había estado alentando sin parar desde que recibieron las noticias. Decidió no darle más vueltas al asunto y extendió su mano para invocar fuego. Mientras más rápido actuara, más pronto estaría saliendo de ese sitio, y mejor sería para su cordura.
“C-Cho, ¿qué haces?” esta vez, Osaka se mostró aprehensiva y dio un paso hacia atrás. “¿P-por qué haces esto?”
“Cállate…” Cho se estremeció y percibió un sentimiento nostálgico en sus manos: calor. Llamas de fuego se originaron en su piel, y no tardó en invocar una esfera de su elemento para lanzarla a la marioneta.
“¡AAHHH!” ‘Osaka’ saltó torpemente hacia el piso, apenas evadiéndolo. “¡C-Cho!”
“…” la peliceleste se sintió insegura, pero se volvió a alentar e invocó llamas con ambas manos. Tenía que hacerlo rápido, acabar de una buena vez.
El asedio continuó. Cho atacó lo más rápido que pudo y la asustadiza Osaka siguió corriendo, haciendo todo esfuerzo posible para esquivar. Era extraño que esa inocente marioneta persistiera en quedarse relativamente cerca de la HiME, y no huir, pero Cho decidió no considerarlo mucho. Por más que esa Osaka tuviera unos sorprendentes reflejos, caería tarde o temprano.
Y así fue. Cho llegó a impactarle con una llamarada en un lado de su cabeza. El choque hizo que la marioneta se cayera por complejo al piso, y se quedara tendida como si hubiera perdido el conocimiento. La conjuradora volvió a titubear por visualizar a su prima en tal estado, pero nuevamente se tuvo que convencer que no había ningún problema, y que tenía que acabar. Preparó un ataque más fuerte de fuego, y cuando estuvo por impactar a la marioneta, esta se impulsó con sus brazos y piernas para saltar y evadir la llamarada con la destreza inhumana de un robot. Tal vez las cosas sí iban a ponerse serias desde ese punto.
“¿Por qué…? ¿Por qué haces esto, Cho…?” preguntó ‘Osaka’, esta vez con un tono cansado, lento y monótono, pero su distraída sonrisa no se había borrado. La marioneta yacía parada con una llamaba permanentemente quemando el lado izquierdo de su cabeza. Este ser caminó lentamente hacia su enemiga, y cuando Cho intentó lastimarle, sólo necesitó saltar de costado para evadirle, aterrizando a varios metros. “Tú odias pelear, y nunca pudiste desarrollarte como la mayoría de nosotras… tú nunca hiciste una diferencia en esta guerra…”
“…” Cho sintió escalofríos y continuó atacando, pero la marioneta había dejado de lado la torpe actuación de Osaka y ahora esquivaba con una agilidad sobrehumana. Pero no huía, y no se atrevía a atacar. ¿Qué estaba ocurriendo?
“Tú sólo te lastimaste a ti misma, y a Roxas, en el proceso…”
“Cállate,” volvió a dispararle fuego, y de nuevo, la marioneta probó estar con el mayor control en la pelea.
“No salvaste a nadie. Más bien… la mayoría de personas asociadas a tu rol fallecieron en la pelea pasada…”
“…” Cho atacó por inercia y fue un asedio de muchos impactos de fuego, pero ‘Osaka’ esquivó todos con acciones tan pequeñas como avanzar y retroceder un paso. Esa marioneta no se inmutaba, lo tenía todo perfectamente calculado. Debía ser porque todo lo que Cho observaba salía de algún modo de su propia mente.
“Y tú permitiste que esto ocurriera por ser HiME…”
“¡Cállate!” continuó con su ataque, pero por más que persistiera en atacar, la marioneta sabía responder. De repente, le dio la impresión que esta se acercaba con cada esquive, así que Cho lanzó una pared de fuego para mantenerla lejos. Llegó a que esta agarrara fuego en un brazo, aunque sabía que seguía muy lejos de derrotarla.
“Tampoco me salvaste a mí, ¿recuerdas? Estaba sola y vulnerable, y nadie me ayudó…” Osaka miró a su brazo que se quemaba completamente inmutada. Ella tomó su brazo afectado con su otra mano, en un inicio con suavidad, pero entonces jaló su brazo dañado con una brutal fuerza al punto en que se lo arrancó desde el hombro.
“…” Cho se estremeció por la imagen, y fue el shock de esa acción que le bajó la guardia. La marioneta tomó la oportunidad para lanzar su brazo arrancado a su oponente con una admirable velocidad. La peliceleste no fue capaz de evadirlo, y se quedó en shock por ser impactada por la extremidad de su ‘prima’. “¡AAHHH!”
Y fue peor cuando la marioneta aprovechó el caos para correr con gran velocidad hacia la peliceleste y darle una certera patada en el estómago. Cho sintió un dolor agudo e intenso, y a su cuerpo moverse con una inercia ajena y más allá de su control para atrás. Fue como cámara lenta, y la situación la recordó a distintos pasajes en los cuales sus Rebels le hacían daño. Felizmente, sus reflejos no le fallaron y al ver a la marioneta estar por volver a impactarle en medio aire, preparó otra barrera de fuego que forzó a su oponente a tomar una distancia segura.
Sin embargo, ese daño y dolor fue como un balde de agua fría para Cho. Fue el recuerdo que debía dejar sus consideraciones de lado y luchar. No podía olvidarlo.
Realizó un esfuerzo inhumano para levantarse, y vio con terror lo cerca que la marioneta volvió a estar con un solo impulso. Esa sonrisa vacía de su ‘prima’ llegó a estar a menos de un metro de su propio rostro, así que Cho invocó su arma como solía hacer…
Pero en vez de ver su clásico péndulo, una larga naginata apareció en su mano izquierda.
“…” Cho se quedó en shock por el cambio de arma, pero ese factor sorpresa jugó en su favor. La marioneta no había esperado la aparición del arma larga y cortante y terminó por recibir un corte profundo en un costado. Aun así, para la peliceleste fue estresante sentir la presión de su ‘víctima’ en la vara de metal que agarraba, especialmente por tratarse de una imagen demasiado familiar.
‘Osaka’ saltó a un costado antes de darle la oportunidad a la otra de lastimarle más, pero por primera vez, este ser mostró aflicción. Era sólo cuestión de tiempo para que cayera por esa fuerte herida, pero no por eso dejaba de ser peligrosa.
Cho le vio volver a correr en zigzag hacia ella e intentó protegerse con su nueva arma, pero subestimó el peso y distancia de la misma, y no la blandió bien como para detener la patada de la marioneta. Ese ataque le forzó a soltar su pesada arma y la dejó abierta a un fuerte puñetazo en el centro del pecho. La HiME perdió todo el aliento y se cayó hacia atrás, siendo barrida en plena caída por una patada lateral de la marioneta, la cual le mandó a rodar.
Por el dolor intenso y la falta de aire, su vista se oscureció y sintió un pánico mortal apoderarse de ella. En medio de ese escenario, oyó su agitada respiración y el ruido de la marioneta incrementar, ya que se volvía a acercar. Cho apenas distinguió cuando su enemiga estuvo frente a ella, y levantó un pie para darle una fuerte pisada. Si recibía ese golpe podría terminar seriamente lastimada, e intentó invocar más de su elemento, pero la marioneta fue más rápida que su voluntad…
Repentinamente, la HiME sintió un asfixiante vacío en el centro de su pecho, pero no era por la pisada ni por el previo golpe. Fue un sentimiento severamente angustiante, uno muy familiar… el cual sólo se manifestaba con su escurridiza capacidad.
Ni bien la marioneta entró en contacto con su víctima, el vacío de la HiME se extendió al pie de la marioneta y lo desintegró. La eliminación llegó a hacer contacto con el oponente, y este lentamente se vio plagado de huecos que le deshacían parte por parte.
“…” Cho se pudo sentar en el piso y miró con incredulidad a la marioneta ser víctima de su capacidad. Ese poder no era tan efectivo para ‘borrar’ a sus enemigos tan fácilmente. Debía ser porque ‘Osaka’ ya estaba demasiado débil y lastimada.
No sabía qué pensar. Sentía que ya estaba a salvo, pero al mismo tiempo, acababa de recordar un sentimiento muy inquietante de ser HiME que había olvidado esos tres años. Nunca fue capaz de controlar su capacidad, y esta más de una vez le había puesto en gran peligro, como si algún día fuera a acabar con ella misma.
“Tú no puedes, Cho… no puedes hacer esto… eres incapaz…” dijo ‘Osaka’, mientras las llamas en su cuerpo se propagaban al igual que los múltiples huecos. La marioneta se sacudió, y repentinamente, colapsó por su propio peso. La eliminación apenas dejó unas cenizas en el piso como recuerdo, las cuales no representaban a todo el volumen inicial.
Cho se estremeció y se llevó sus manos a su pecho, en un intento fallido de llenar el horrible vacío que sentía. Pero no, temía que este nunca se fuera a ir…
Su ensimismamiento no le hizo percatarse que la niebla se disipó, y que la ayudante de Miranda se acercó donde ella.
“Has terminado,” dijo Fran, inmutada. Ella le extendió una mano. “Ya eres una HiME.”
“…” Cho se olvidó que vivía en el presente por un instante. Su mente se transportó al concepto del colegio de Hanasaki, y de regresar sola a su cerrada habitación en la casa HiME en el bosque. Esa desubicación y el difícilmente digerible regreso tres años al futuro le inquietaron, pero sólo se concedió negar repetidamente con su cabeza y aceptar la ayuda de la peliblanca para levantarse del piso. Aun así, se quedó corta de palabras.
“Recuerdo que no llegaste a controlar tu capacidad durante tu primera vez como HiME. Sin embargo, considero que su aparición en un punto crucial de tu batalla y en tu primera pelea en tres años es un buen pronóstico. Tocará retomar prácticas intensivas en tu más próximo tiempo libre.”
“…” Cho bajó su mirada. “Me había olvidado de este sentimiento…” ella frunció el ceño y comprimió sus puños. Luego de todo lo ocurrido, de tanto esfuerzo, ni siquiera podía decir que contaba realmente consigo misma. Y de haber recordado esa impotencia con claridad tal vez no habría estado tan cometida a volver a involucrarse en eso. De entre todas las otras HiMEs que estaban mejor que ella…
“No existe el punto que te recrimines por asuntos de este tipo,” Fran casi había podido leer sus pensamientos por medio de su conflicto interno. “Y no serás la única HiME veterana con necesidad de entrenar. Hasta la HiME más experimentada y con todos sus atributos bajo control no puede descuidarse. Y personalmente, creo que este titubeo y debilidad que presentas en ti es lo que te permite ser una HiME.”
“…” Cho se confundió.
“Lo que tienes que hacer es controlarlo, porque esta ‘debilidad’ es una fortaleza en las manos correctas,” Fran caminó hacia la salida, de esta forma indicando indirectamente a la otra que la siguiera. “No te encuentras en un estado para entrenar, te aconsejo que vayas a descansar por el resto del día. Si también te sientes incapaz de atender clases, habla con Ritsu para excusarte con tus profesores.”
“C-creo que estaré bien.”
“Y también…” al llegar a la puerta que conectaba al gimnasio con los lockers, Fran miró a Cho intensamente. “…estate con la guardia en alto, porque tu Rebel puede aparecer en cualquier momento.”
“…” la nueva HiME sintió escalofríos, pero asintió. Había esperado lo de su Rebel, pero quizás no cuán pronto tendría que lidiar con ello. Ahora más que nunca necesitaba mantenerse cerca de su familia. La verdadera Osaka seguramente le ayudaría bastante en eso, ya que aun no se sentía capaz de confiar en el apoyo de su hermano. “Sí… le estaré enviando un mensaje con posibles fechas de entrenamiento.”
“…” Fran asintió. “Con permiso, tengo otros asuntos que atender. No te olvides retirar tus pertenencias del locker.”
Ni bien vio a la mayor irse, Cho se apresuró en recoger su bolso del locker que le habían prestado para irse de inmediato. Con lo recién vivido, no quería quedarse ahí sola por más tiempo.
En su apuro para irse, sintió el dolor de los golpes que había recibido con claridad. Fueron impactos duros, pero no pensaba que habría más que moretones que lamentar, y se negaba a ir a la enfermería al inicio de su regreso como HiME, por más irracional que ello sonara. Cho tomó asiento en una banca exterior cercana al gimnasio, y luego de que el clima del día le despejara un poco, sacó su celular para avisar a Roxas que había terminado. En la pantalla, vio que Hotaru le había escrito disculpándose porque su práctica se estaba extendiendo y no podría verla hasta más tarde. Ello hizo a la peliceleste sonreír ya que la pelinegra siempre era tan considerada con todos sus amigos. El apoyo de los más cercanos a ella era su mayor fortaleza hasta el momento.
Y cuando estuvo por enviar un mensaje a su hermano, la HiME oyó una voz familiar llamarle a poca distancia.
“¡Cho!” exclamó Osaka, con sus buenos ánimos de siempre. Ella llegaba junto con Roxas, Tomo y un peliblanco desconocido, todos trayendo bubble tea personalizados. Al parecer, le habían estado esperando en un puesto de bebidas no muy lejano.
“…” Cho sintió ganas de llorar un poco, pero tenía que mantenerse fuerte. Seguramente ya estaban lo suficientemente preocupados. Recogió su bolso y caminó donde ellos. “Espero que no me hayan esperado mucho.”
“No realmente, te atendieron muy rápido,” contestó Roxas, extendiéndole un té. “Toma, Komaeda nos presentó este puesto donde preparan el mejor bubble tea que he probado.”
“Hm…” la peliceleste recibió su té y ladeó su cabeza.
“Ah, y Komaeda es este tipo de aquí,” señaló Tomo al peliblanco, con leve impaciencia. “Vamos, no pretendan que ella puede orientarse después de su examen friki.”
“C-cierto, perdón…” Roxas dio un suspiro. “Y Tomo, no te dirijas a él así.”
“Oh, está bien, Roxas, estamos en confianza,” el peliblanco sonrió torpemente y se dirigió a Cho con el mejor de los ánimos. “Así que tú eres la famosa Cho. Mucho gusto, llámame Komaeda.”
“Eh, un gusto también…” Cho volvió a ladear la cabeza. Sentía que se perdía de mucho.
“Hehe, parece que es un nuevo amigo de Roxas,” dijo Osaka, interpretando la confusión de su prima. “Nos encontramos con él después de dejarte y nos hemos pasado todo el rato hablando de muchas cosas mientras te esperábamos. Además que es muy lindo.”
“Sí, y gracias por invitarnos el té, eres lo mejor,” Tomo sonrió y levantó un pulgar.
“No, más bien les debo las gracias a ustedes por haberme dado un momento tan agradable,” Komaeda asintió, sonriente. Él se dirigió a Cho. “Lo lamento, pero tengo que irme. Me gustaría quedarme a hablar contigo también pero ya me he precipitado demasiado. Tengo que reorganizar mis pensamientos por ahora.”
“Hm, claro,” Cho asintió, comprendiendo. Quizás ese chico era un poco tímido y reservado como para ser muy social todo el tiempo, y lo entendía perfectamente.
“Nos podemos reunir en otro momento,” dijo Roxas, animado. “Ah, pero hay que intercambiar números para ponernos en contacto.”
“Eres muy considerado, pero no te preocupes por ello,” el peliblanco sonrió. “Vengo a pasear muy seguido por aquí, confío plenamente que nos volveremos a ver varias veces. Bueno, con permiso.”
“Chau~” se despidió Osaka.
“¡La próxima nos llevas a comer!” exclamó Tomo, entusiasmada.
“Oye…” Roxas entrecerró sus ojos.
“Haha…” Komaeda sólo se rió débilmente y sacudió su mano señal de despedida. Él se marchó a paso lento, en dirección a la salida de la universidad.
“Pues… hablando de comer,” el rubio se encogió de hombros. “Sí tenemos que buscar algo. Cho tiene clase en aproximadamente una hora, aunque quizás quieras faltar.”
“E-estoy bien, en serio,” su hermana se incomodó un poco.
“Hm, no lo sé…” Osaka inspeccionó a su prima de cerca y pasó a sonreír. “Si quieres te puedo acompañar a tu clase. No creo que entienda mucho pero estaré ahí para que no estés sola y te abrazaré del brazo cuando lo necesites.”
“B-bueno… aunque no lo del brazo…” Cho no pudo negarse a la propuesta de Osaka como normalmente lo haría. Debía ser porque sí necesitaba de la presencia de alguien.
Los cuatro amigos se pusieron de acuerdo y caminaron juntos para buscar algo que le llamara la atención a todos. También tenían que hablar de la prueba HiME de Cho y de lo que estos próximos días cambiantes les traerían. Con la HiME nuevamente activa, se encontrarían bajo muchos imprevistos, pero al menos se concentrarían en disfrutar cada momento a partir de ese instante mientras pudieran.
Todavía había mucho que definir, y nunca se haría por completo.