Author Topic: HiMEverse Episode V: The Rebels Strike Back  (Read 262248 times)


Cho


Hello gals <3

Para cualquier duda y/o consulta las invito a postear en el foro de planeación.

Sin más preámbulos~

*top 4*

*conteo*

Sayi :: 513 palabras
Nite :: 0 palabras
Cho :: 8776 palabras
Kana :: 0 palabras
Eureka :: 0 palabras
Puri :: 0 palabras
Mimi Tachikawa :: 0 palabras
Mery :: 0 palabras
Apple :: 0 palabras


Now, let's carry on with those big HiME dreams...


Kana

No alcancé para mayo, pero que cuente para junio

Reivindicación

—Esta es tu oportunidad para reivindicarte, Jaeger. —
—¿Q-Qué? — la mano sobre su hombro dio un apretón en esa zona, para nada como señal fraternal ni de apoyo sino más bien como una clara amenaza de que si no aprovechaba el “amable consejo” que le estaba ofreciendo, su situación actual apuntaría a cuesta abajo.
—Dos HiMEs. La tuya, la mía. ¿Cómo prefieres? ¿Del modo tradicional o un intercambio?
—Nakiri…— Eren trató de mantener la compostura, pero ciertamente por dentro estaba muy intranquilo.

Después de haber estado con Kaneki en su departamento repasando la materia, Jaeger se retiró del departamento que Kaneki compartía con Sho Minazuki con el objetivo de irse a su domicilio y preparar sus cosas para realizar el turno nocturno del Helluva. Sin embargo, en esa noche todo apuntaba a que las cosas no serían tan rutinarias como se lo tenía programado.

Justo cuando giró en la esquina y entró en un callejón para usarlo de atajo, salió hacia la otra calle y se topó de frente con dos chicas que inmediatamente las reconoció. La rubia bajita con atuendos color blanco con tonos pasteles era Historia, quien inmediatamente le miró de forma reprochadora cuando lo identificó como diciéndole con la mirada “deja de acosarme” aunque el encuentro fuera de lo más casual. La segunda mujer, la de cabellos rosas con mirada asesina era su HiME, Zero Two, que en cosas de segundo pasó de mirar distraídamente el crepé de frutilla de Historia a tornar una mirada de amenaza real hacia Jaeger.

Pero antes de que Jaeger, Reiss o Zero Two pudieran pronunciar una palabra en ese incomodo momento para romper la tensión, una cuarta persona apareció en escena.

—¿Qué? ¿Les tienes miedo a un par de tontas debiluchas? No te preocupes, somos dos contra ellas. Estamos parejos. — lo miró con sorna, burlón y con tono sarcástico.

Por supuesto que ni aquí ni en mil años Nakiri se aliaría a Jaeger así nada más, Jaeger tenía muy en claro que Nakiri lo odiaba, sentía asco por él y hasta se podría decir que ejercía bullying contra él en Rizembool. No era secreto en la universidad y en toda la capital que a Nakiri le producía un asco tremendo la existencia de ese extranjero que estudiaba en su prestigioso Rizembool por una maldita beca que premiaba “a la pobreza y flojera” y, bueno, Nakiri era del tipo de gente xenofóbica al venir de una familia tan tradicional como la suya, por lo que no veía con buenos ojos la presencia de un extranjero metiéndose en asuntos de Rizembool. Para él era un invasor que venía a robar los conocimientos orientales.
No obstante, en las últimas semanas el acoso de Mahiro Nakiri hacia Eren Jaeger había disminuido gracias a que el primero estaba muy centrado en la competencia de kendo.

Pero justo se aparecía ahora…

—N-Nakiri, aquí hay mucha gente. Es zona urbana. — trató de convencer al rubio de la mala opción que estaba barajando. —Rizembool nos puede expulsar si dejamos mal a la universidad involucrando a civiles.
—¿Rizembool? Yo manejo Rizembool. Chasqueo los dedos y ellos hacen lo que yo quiera. Si se me da la puta gana puedo hacer un gran desastre aquí y ellos vendrán a repararlo con gusto.

Por supuesto, ¿por qué pensó que Nakiri se iba a doblegar con algo tan minúsculo para él? Nakiri no le tiene miedo a Rizembool, ni a la mafia yakuza, ni a las familias pertenecientes a los arcos más importantes de Japón y el mundo. Nakiri no le tiene miedo a nada excepto a su padre, pero ese último detalle Eren lo desconoce y sólo sabe que el rubio no tiene ningún respeto por las normas, las demás personas ni nada.

El rubio no era bueno con la empatía, pero si era bueno en notar las sensaciones en los otros y pudo darse cuenta de la contrariedad e intranquilidad de Jaeger.

—¿Qué pasa, Jaeger? Aunque odie admitirlo, en Rizembool los Rebels novatos te tienen como un ejemplo a seguir después de que sacaras de carrera a tu primera HiME. —

Cuando Zero Two escuchó ese comentario de Mahiro Nakiri confirmó prontamente que fue Jaeger quien hizo que la pobre HiME anterior que ocupaba su puesto saliera huyendo a Francia después de un bélico ataque que la traumatizó. Historia le tomó el brazo evitando que se lanzara inmediatamente contra él.

—Al menos no fuiste nada amble con tu primera HiME. ¿Por qué tan misericordioso con estas dos? O… ¿Es que acaso conoces personalmente a una de ellas?

Tanto Eren como Historia se paralizaron ante ese comentario. Sintieron como toda la espina dorsal se les congelaba como si les acabaran de verter un cubo de agua con hielos en la cabeza, sus corazones latieron más rápido y la intranquilidad en Eren lo delató ante Mahiro quien siempre había tenido esa sospecha desde que Jaeger se le metió entre ceja y por más que intentó investigarlo con sus hombres no tuvieron mayor información.

Pero esa inquietud que ahora sutilmente dejaba escapar, sus ojos abiertos enormemente y su respiración más acelerada, incluso las discretas gotas de sudor que recorrieron su pérfido cuello, todo ello a Mahiro le daba a entender que siempre tenía la razón.

“Lo sabía” pensó, con desprecio. “Una rata infiltrada. Un asqueroso traidor a Rizembool.”

Eren tragó en seco. No sabía que decir o que hacer. Estaban atrapados.
Pero era Historia la que tomó la compostura, tornándose fría y adoptando un rol firme para gobernar la situación. Le indicó con la mirada de hielo que se tranquilizara.

“¿Qué vas a hacer, Historia? ¿Lucharás contra él ahora?”
No podría ayudarla si él mismo tenía que distraer a Zero Two.

—Nakiri, cualquier persona con un coeficiente intelectual sobre 70 entendería que este no es el momento ni el lugar donde pelear. Si quieres enfrentarte a mí, veámonos en las afuera de la ciudad.
—Vaya, vaya… Parece que esta chica tiene más cojones que tú, Jaeger. — se burló. —Sin embargo…— miró ahora con desprecio a Historia. —Ninguna tonta HiME viene a decirme que hacer. — se tronó el cuello y los nudillos, dándole con eso la señal de que se preparara porque sería allí mismo la próxima pelea.

“La pelea anterior entre Nakiri y Reiss fue desastrosa. Historia terminó en el hospital muy lastimada… Ella no es rival para el sádico de Nakiri.”

Debía protegerla, pero, como lo pronosticó, Zero Two no iba a dejarlo en paz. En un parpadeó vio que a su costado Nakiri corrió contra Historia para atacarla, y en otro parpadeo tuvo a Zero Two frente suyo propinándole tremenda patada en la cara que lo mandó a volar y estrellarse contra la pared.

—Idiota, pon atención. — le amenazó su HiME. —A la próxima te volaré la cabeza de una patada.
—Mierda…— Eren se limpió la sangre que emanó de la comisura de sus labios. Tendría que luchas con Zero Two, pero no dejaría de lado proteger a Historia sin cometer un error que delevara que ya se conocían de antes.




Eureka

Espero poder corregirlo mas adelante asdklajsd





Lo primero que llamó su atención fue la silueta apoyada en las rejas de la mansión HiME. El taxi se acercó hasta quedar a unos metros de la persona, permitiendo que la HiME lo observara con mayor precisión: Madara se veía mucho más calmado y tranquilo que anoche. Las ojeras aún estaban presentes, pero cualquier persona podía atribuírselas al cansancio de su labor y a un día largo de trabajo.

…Aunque el motivo real estuviese a mil años luz de algo tan simple como eso.

Eureka cargó a Morgana en un brazo y llevó la bolsa de comida en la otra mano. Su morral cruzado la hacía ver como un paquete con patas, pero la promesa de estar cerca de su “hogar” la motivó a salir del taxi y caminar sin preocuparse por su dignidad.

Madara corrió a agarrar la bolsa.

“Te ayudo,” le dijo, sin darle chance a contestar.
“Gracias.” Eureka le sonrió. Cuando el taxi se retiró, la HiME se cercioró de estar a solas por completo para poder dejar a Morgana en el suelo. “Uj, qué pesado estás. ¿Cuántos kilos de nigiri y sushi comiste?”
“¡Solo dos tablas!” dijo el Child. “¡Y eso no importa! Será mejor que ingresemos a la mansión. Tenemos varias cosas que conversar.”
“Madara, ¿te puedes quedar un rato?”
“Wow~ Pensé que volverías a llamarme Mama, Eureka-san. ¿Dónde quedó el amor?”
“…” Eureka entrecerró los ojos. “S-Se me hace más cómodo llamarte por tu nombre. Y no quiero copiarme de Mona, pero ¡eso no importa! ¿Te quedarás?”
“No tengo mucho tiempo… Solo quería verte un momento.” Madara le sonrió. “Mañana nos podemos reunir antes del ensayo, si gustas.”
“Tengo que revisar mi horario.” Eureka se mostró pensativa. “Te confirmo.”
“Está bien. ¿Quieres que te ayude con Mona-san?” Madara sonrió. “Puedo llevarlo hasta tu cuarto. Aunque… no sé si me dejarán pasar.”
“Eso no te detuvo ayer en la madrugada.” Eureka rio.
“¡Hoho! ¡Es cierto! Ya me había olvidado de eso~”
“…” Morgana los observó, extrañado.
“E-En fin. Puedes dejarlo en la puerta y ya luego él caminará por su cuenta. Todas las chicas de la mansión están acostumbradas a ese tipo de excentricidades.”
“Ah, me olvidé que es algo normal por estos lares, hoho~” Madara rio. “Entonces, te dejo, Eureka-san.”
“…¿Estás bien?” Preguntó, insegura. “Ando un poco preocupada por ti.”
“Es lo mismo que digo~ Pero tranquila, tú eres la prioridad aquí. Mañana conversamos mejor, ¿sí?”
“…” Eureka quiso refutarle, pero accedió con un suspiro resignado. “Está bien. Te mandaré un mensaje cuando revise mi horario.”
“Perfecto.”

La HiME no tuvo tiempo para enunciar su despedida porque, de un momento a otro, se encontró a sí misma envuelta en un fuerte abrazo. Madara la estrujó por un momento más largo de lo usual… y luego, la soltó con una sonrisa.

“Cuídate, Eureka-san~ Nos vemos mañana.” Madara le ondeó la mano.
“…Nos vemos,” le dijo, un poco perdida.
“Hasta luego, Mona-saaan~” canturreó Madara, muy alegre.
“Hasta luego.” Morgana se mostró aún más confundido luego de aquel abrazo que compartieron.

Madara corrió hacia su carro, estacionado a media cuadra de allí. Se demoró en prender el motor, y aquellos momentos le sirvieron para despedirse de nuevo de la HiME y del child. Eureka observó cómo retomó la avenida principal y se perdió a lo lejos al doblar en la esquina más cercana de su ruta.

“…Tienes más cosas que contarme, entonces,” mencionó Morgana, intrigado por la extraña interacción entre su HiME y el idol.
“…Tal vez.”





“¡¿QUÉ HAS DICHO?!”
“Mona, tranquilo…”

Eureka debía admitir que había extrañado la voz irritante de Morgana juzgándola por sus malas decisiones. Esos días de paz habían sido sumamente extraños… y no solo por los eventos transcurridos durante aquel fatídico fin de semana.

Con el tiempo, se había acostumbrado a pasar casi todo el día al lado de Morgana o de Oikawa. O incluso, de los dos. Era tanto así que aquellos días sin ellos habían parecido una eternidad.

Y eso que había dormido gran parte del domingo.

Suspiró. Estaba cansada de toda la situación. Si fuera por ella, habría hecho como que nada pasó: el sábado se había quedado hasta tarde viendo tiktoks y el domingo descansó de más porque había tenido una semana muy dura. Nada más.

Pese a la ironía, así lo sentía: todos los involucrados le habían dicho lo contrario, pero aún seguía sin recordar lo que había sucedido.

Lamentablemente, Morgana no creía en sus palabras.

“Yo sé que son un montón de cosas. Y sé que piensas que estoy mintiendo, pero es la verdad. Madara y Rinne me contaron todo. No… no recuerdo nada. Mis recuerdos se detienen en el momento en que llegamos a la estación.”
“¿Por qué has comenzado a llamar de esa forma a Mikejima-dono? Es intrigante.” Morgana le sonrió de lado… hasta que se dio cuenta de su error. “¡NOOO! ¡ESO NO IMPORTA! Ya luego cuestionaré tus devaneos. Primero quiero que seas sincera, Eureka-dono. ¿En serio no recuerdas nada?”
“¿…Devaneos?” Eureka entrecerró los ojos. “Eh… En fin. Sí, nada. Pero… sé que algo grave me pasó. Rinne y Madara estaban muy preocupados… y bueno, viste cómo vino solo a verme por un instante.”
“¿Ya le contaste a Oikawa?”
“…No. Y justo te iba a pedir un favor.” Su mirada seria llamó la atención del Child. “No le cuentes nada, ¿sí? No quiero preocuparlo.”
“¿Por qué? ¡Él merece saber que…!”
“Lo sé, pero se acerca el inicio del campeonato. No quiero distraerlo… Y sé que le afectará oír lo que ocurrió. Es muy grave, Mona. Y Oikawa es muy emocional. Me da miedo que le vaya mal por mi culpa.”
“…” Morgana suspiró. “Es cierto. Pero… tarde o temprano tendrás que contarle.”
“Sí, no pienso huir de eso. Primero quiero intentar recordar lo que ocurrió… en todo caso, si no llego a hacerlo, le contaré lo que Madara y Rinne me dijeron.”
“Suena bien.” Morgana asintió. “Y… ¿Vas a encontrarte con los miembros de la “familia” de Mikejima-dono?”
“Ay, no. Espero que el líder se olvide de lo que pasó. Me aterra toparme con esa gente… y sé que Madara avalaría por mí, pero igual tengo miedo.”
“Nunca he visto a un yakuza de cerca… excepto por él, claro.”
“Y yo no quiero ver a otro más, gracias.” Un escalofrío recorrió su cuerpo ante aquel pensamiento. “Prefiero pelear con cinco rebels al mismo tiempo.”
“¿En serio?”
“…No. Lo del fin de semana me ha dejado un poco asustada. Y ni siquiera sabemos quién fue… Quiero pedirle ayuda a Seven, pero no me gustaría tener que contarle lo que pasó. ¡Qué difícil!”
“Mm… Tiene que haber alguien más que pueda ayudarnos. ¿Tal vez Mikejima-dono tiene algún contacto?”
“Eso pensé. Dejaré que pase un tiempo y luego le preguntaré al respecto. Quiero… que se olvide un poco del tema. No tienes idea de lo agobiado que se veía por todo. Merece un descanso… hasta diría que unas vacaciones. Y yo también, la verdad.”
“Mm…” Morgana se mostró pensativo.
“¿Qué pasa, Mona?”
“Estoy pensando en las inconsistencias. Supones que yo no aparecí porque Rinne-dono curó tus heridas, pero… ¿No me convocaste antes?”
“¡Yo también me pregunto lo mismo! Siento que algo no cuadra…” Eureka suspiró. “Es inútil. Por más que intente, no puedo recordar nada. Y eso no ayuda en absoluto…”
“Bueno, tal vez el tiempo te ayudará a recordar, tal y como dijiste.”

Eureka asintió, aun a pesar de la inseguridad que invadió su mente.

“Eso espero.”


Cho

Uhh, esto va a ser eterno... (x2 (?))

110.3.







Finalmente llegaron. Mamizou dirigió a los demás a paso rápido hacia donde se ubicaba un cerco de seguridad. Pudieron verlo a distancia, con policías resguardando un área donde un puñado de gente evacuada andaba al pendiente de lo sucedido.

“Ahí está la entrada, pero…” Youmu frunció el ceño. “¿Cómo se supone que entremos sin llamar la atención? Los policías también nos detendrán.”
“Descuida, ya les pasé la voz, sólo queda encontrar un hueco por donde no alerten a las personas…” comenzó Mamizou, aunque ella pasó a bajar la velocidad de su andar. Vio a un policía lejos del punto concurrido de personas que también le dirigía la mirada. “Ah, justo.”

Los demás le imitaron y terminaron por detenerse frente a dicho desconocido. La mayoría no evitó tensarse al observar su apariencia. Con piel casi grisácea, ojos sin vida del mismo color y unas extrañas lesiones escamosas en su cuello, además de unos cabellos disparejos y rapados por una mitad de su cabeza, aquel individuo contrastaba con su uniforme policial.

“…” Kosuzu miró a dicho hombre con curiosidad, y pasó a mirar a sus mayores con confusión. “Eh… ¿me pierdo de algo…?”
“…” Cho tragó saliva. No pudo ocultar su nerviosismo del todo. Por su experiencia con el conflicto, alguien de aquella apariencia definitivamente sería un Rebel, e incluso ello no podría explicar su apariencia innatural completamente…
“Oigan, oigan,” sin embargo, Mamizou dio un suspiro y terminó por dar un par de palmadas al aire para avivar a todos. Sonrió con ironía. “¿Qué clase de modales son esos? El buen señor aquí es nuestro aliado, un policía trabajador quien vela por el orden público. No dejen que las apariencias les engañen.”
“No pude haberlo dicho mejor,” agregó Norimune, sonriendo entretenido y pasó a dedicarle una mirada de leve pena al inmutado policía. “Lo lamento, joven Jizou. La juventud de ahora no sabe respetar a los demás.”
“Por favor, no se sientan con la obligación de explicar, Futatsuiwa-san, Ichimonji-san,” este asintió respetuosamente. “Comprendo que mi apariencia resulta alarmante para muchos, y por las condiciones en las que las HiMEs viven, sólo puedo recomendar que no bajen la guardia.”
“Eh…” Reimu pasó a sentirse un poco mal. “Puedo ver claramente que ha dicho la verdad. Lo sentimos, es que…”
“No necesita explicar, es comprensible,” al oír las palabras de la pelimarrón, ese policía sonrió mínima y humildemente, en agradecimiento, para entonces volver a adoptar neutralidad. “Mi nombre es Jizou Yukihira, aunque no es momento de diálogo. Síganme, les llevaré a un punto donde pueden ingresar.”

Fue así que ese grupo le siguió antes de llamar la atención a la muchedumbre congregada hacia el frente. Todos avanzaron en medio de una corta hilera de contenedores gigantes y probablemente en desuso por el grado de oxidación en los mismos.

“Dime, Jizou-san, ¿hay algunas noticias sobre lo que ocurre adentro?” preguntó Mamizou.
“Sí hay, lamentablemente, no son buenas nuevas,” este cerró sus ojos un momento, con pesar. “El grupo de policías que estuvo vigilando por el barco informaron sobre la aparición de Suzuka Gozen y su subsecuente pelea contra su Rebel, hace alrededor de quince minutos.”
“Ahh…” al oírlo, la supervisora se dio un fuerte facepalm e inclinó su cabeza hacia atrás. “Ya veo que estamos muy tarde.”
“Tarde para prevenir el enfrentamiento, sin embargo, el tiempo sigue siendo preciado para detener mayores complicaciones,” concluyó dicha persona. “La policía junto con los trabajadores de esa estación han tomado refugio en un almacén subterráneo. Sólo puedo esperar que una batalla no los ponga en peligro.”
“…” Cho se afligió y bajó su mirada. “Nosotros… tenemos que llegar para sacar a Suzuka y la otra HiME de ahí y prevenir que la situación se haga más difícil…”
“Sí, pero te ruego que te oigas más decidida,” observó Mamizou.
“S-sí…” se inquietó.
“Ah, no te lo tomes a mal, más bien deja de ser tan nerviosa,” la mayor se encogió de hombros y encaró a las tres HiMEs mayores. “Ustedes irán de frente al muelle y sacarán a sus compañeras de ahí. Jálenlas de los cabellos si resulta necesario,” pasó a mirar a Saki y Tsubasa. “Y ustedes dos se quedarán cerca de esta área. Recuerden que su misión es únicamente proteger a civiles y prevenir que cualquier peligro llegue a la gente común.”

Las dirigidas asintieron y llegaron frente a una puerta de la cerca. Jizou pasó a abrirla.

“Vayan con cuidado. Que estén bien,” les deseó.

Hubo unas pequeñas gracias o afirmaciones hacia el policía antes que las HiMEs mayores y el par de armas ingresaran a dicho lugar, en dirección hacia el muelle.

“…” Kosuzu fue la única de las HiMEs que se quedó, quien observó a todas adentrarse. Ella llevó sus manos hacia su pecho con ligero temor, aunque en su ensimismamiento dio la apariencia de sentirse igual de cometida que las demás con el asunto. Fue despertada cuando Mamizou le agarró de un hombro.
“Bien, suficiente de aventura para ti. Acompáñame donde las demás personas,” dijo Mamizou. “Quiero que absorbas la urgencia desde el otro punto de vista.”
“S-sí…” asintió. Los tres se pusieron en marcha.
“…” el policía se puso cabizbajo durante la mayoría del trayecto. Estuvieron a punto de llegar a la pequeña muchedumbre, pero Mamizou optó por ponerse en el camino del otro.
“Oye, oye, ¿qué te ha comido la lengua ahora, Jizou-san?” le preguntó amenamente.
“…” este le miró con ligera incomprensión. “No entiendo a qué te refieres, Futatsuiwa-san.”
“Es un decir, pero tú sabes a qué me refiero,” declaró decidida y trivialmente a la vez. No parecía haber mucho que hacía que Mamizou se despidiera de su actitud despreocupada. “Te notas preocupado, y presumo que es algo fuera de las complicaciones de ahora. Desde ya, temo mucho que mi protegida te haya causado este dolor de cabeza.”
“No sería justo que te culpara por ello, no estuviste aquí,” dio un suspiro. “Y es más mi culpa, me toca admitirlo. No eres la única persona con un subordinado que ocasiona problemas.”
“Hoho…” Mamizou se vio intrigada.
“Es algo de lo que podemos hablar en otro momento.”
“Sí, sí, no quiero asustar a la pequeña Kosuzu con formalidades,” agarró a la mayor de ambos hombros de manera juguetona.
“Eh, ¿cómo así? Yo quiero saber, Mamizou-san,” dijo con ligera urgencia.
“Pero por ahora… temo por los demás policías…” Jizou se giró en dirección al muelle. Hubo una breve pausa. “Los orphans que han venido hoy no han presentado agresión contra los civiles, no en lo que he podido percibir. Aquel no habría sido un problema, así que temo que anden bajo algún otro peligro.”
“¿Qué peligro?” Mamizou se impresionó. Volvió a dar un suspiro. “Ahh… espero que Suzuka no termine por destruir ese lugar…”
“No es eso precisamente… es complicado…” llevó una mano a su mentón. Pareció ensimismarse. “Las personas son intrínsecamente un recurso, un objeto. Ante esas circunstancias, los policías sabían que debían huir, incluso les comenté que podrían hacerlo y que los orphans son escasos y no deberían ser un problema, pero han sido detenidos, y se han quedado muy cerca del lugar de interés. Si hay algo de por medio que los ha considerado importantes, es porque se ha juzgado que tienen alguna utilidad para alguien más…” entrecerró sus ojos. “Suena a algo que él haría…”
“…” Mamizou se sorprendió. “Jizou… tú sabes sobre…”
“¿E-esos policías van a estar bien?” preguntó Kosuzu, asustada. “Ehh… soy todavía una principiante, pero si podemos ayudarlos, haré lo que pueda, en serio.”

Sus inocentes y bienintencionadas palabras interrumpieron esa conversación y recordaron a ambos adultos que no podían continuar con el tema. Jizou desvió la mirada mientras Mamizou abrazó a la pequeña desde atrás.

“No, no, tú estás bien donde estás, Kosuzu-chan~” canturreó juguetonamente.
“Pero…” ella se avergonzó un poco.
“Ello recae en mí, debí haberme quedado cerca de ese grupo. Escoltarlos y defenderlos de orphans es algo que ya he hecho en el pasado… pero percibo que la situación ya es demasiado complicada para entrometerme…” dijo Jizou apenado y con autodecepción. “Sólo puedo esperar que el revoltoso entre ellos decida asistirlos por encima de sus propios intereses, pero…”
“Tú haces demasiado, Jizou-san, date un respiro,” Mamizou sonrió comprensivamente. “Muchos otros te necesitaron para evacuar a salvo. Ahora nos queda esperar que ellos se mantengan seguros y que las HiMEs puedan solucionar esta complicación.”
“Esperemos que sí…”

Kosuzu continuó observándoles y entendiendo la presente alarma. Luego de ese momento de honestidad, ellos finalmente llegaron donde los civiles quienes esperaban información.




Las HiMEs encargadas del puerto se encaminaron hacia allá con rapidez y apenas pudieron despedirse rápido de Saki y Tsubasa, aparte de pedirles que tuvieran cuidado. La voluntariosa cuatro ojos les deseó lo mejor de igual manera y terminó por hablar por ella y su amiga. Una vez fueron dejadas solas, se giró hacia la otra.

“Hanajima-san, entiendo que no estés de acuerdo con la situación, pero no deberías ignorar a las demás,” observó con leve reproche. “Ellas se encuentran aquí para reparar lo que nuestras compañeras HiMEs están haciendo…”
“…” Saki tomó un momento para ponerse a pensar, y terminó por agachar un poco su cabeza a manera de rendirse. “No… por más que quiera protestar, tienes mucha razón, Tsubasa. Ellas no son las que están mal. Lo lamento.”
“Sí…” la otra pasó a impresionarse un poco por su tan rápida honestidad y por no tratar de darle una vuelta ‘graciosa’ a sus palabras.
“Igualmente, presumo que no hay mucho que puedan hacer. Si este en verdad es territorio de Rizembool y ya está ocurriendo algo, puede que sólo hayamos llegado para empeorar el asunto.”
“Pues, ¿quién sabe? Pero eso no quita que no podemos quedarnos con los brazos cruzados. Somos HiMEs, y por eso nos toca estar aquí.”
“Ser HiME nos da poder…” Saki llevó una mano a su mentón. “Eso es lo que Tenshi debe haber pensado y le llevó a hacer lo que hizo… realmente hay una fina línea entre la responsabilidad y el libertinaje.”
“Ahh…” Tsubasa dio un exasperado suspiro. “Hanajima-san, entiendo que es una situación mucho menos que ideal, pero no estamos en la posición de Hinanawi-san. No sabemos por qué es HiME ni por qué Gozen-san se apuntó al mismo plan. Tampoco ellas han oído lo que Futatsuiwa-san nos ha explicado del asunto. Es muy fácil juzgar de nuestro punto de vista, pero ni bien uno se encuentra involucrado, incluso se puede por terminar haciendo cosas que realmente nunca quisieron hacerse. Estoy segura que hay un poco de cierto en lo que digo.”
“Eres muy paciente, Tsubasa. Creo que esperas mucho de la persona común.”
“Hehe, más bien creo que tú eres quien lo hace por tus críticas, Hanajima-san,” Tsubasa sonrió con leve picardía. “No te olvides que todos somos humanos y hacemos lo posible.”
“No, soy realista, no tengo mucha fe en la humanidad,” Saki negó y desvió su mirada. “En verdad, mi fe escasa, por eso soy tan crítica.”
“Insisto, veo que no lo ves,” Tsubasa se tomó la libertad de dar a su amiga unas palmaditas en un hombro.
“…” ello dejó a Saki mínimamente sorprendida y un poco extrañada.
“Pero no hay nada de malo lamentar el mundo por cómo es y desear que las cosas fueran mejor por el bien de todos. Sólo espero que tú te des un descanso de estos pensamientos. De nuevo, hacemos lo que podemos.”
“Tsubasa…” frunció el ceño. Sin embargo, al verle sonreír tan ampliamente, desistió en continuar con el asunto. Dio un suspiro. “Ya me aguantas demasiado. Esa no es mi intención.”
“Ya no te sientas mal y continuemos. Hay mucho por recorrer.”

Continuaron caminando tranquilamente por ese cementerio de contenedores de metal sin ver señales de vida. Hacía un silencio sepulcral que les envolvía, y su ensimismamiento y silencio les hizo oír movimiento distante en las aguas, además de percibir un ligero olor a mar. Ello invitó su atención al cielo nocturno estrellado. Darían ganas de darse un paseo en un lugar tan solitario si fuera otro momento carente de problemas…

De repente, Saki se sorprendió y se quedó congelada.

“Hanajima…” comenzó Tsubasa, pero su amiga se le abalanzó encima.
“¡Abajo!” así, ambas cayeron al suelo, apenas evadiendo a un tercero a toda velocidad quien por poco y les desgarra. Este pasó por encima de ellas como ráfaga y aterrizó delante de las dos. Saki de inmediato se levantó y frunció el ceño.
“Tú eres…” Tsubasa le siguió desorientada, aunque alerta. “¿Un Rebel? Pero nosotras…”
“Parece un orphan, Tsubasa,” corrigió Saki, sin despegar sus ojos de encima al atacante.
“No sé cómo me detectaste, HiME, pero…” Hakuzosu miró una de sus manos en lo que estiraba y relucía sus garras. Terminó cerrando su puño y observó a sus oponentes con una sonrisa torcida. “Esa fue una reacción muy tardía, así que no hará una diferencia.”
“…” entrecerró sus ojos. “Es fuerte, Tsubasa, cuidado…”
“Pero, un momento, ¿cómo puede ser un orphan? Claramente es humano,” comenzó Tsubasa. Volvió a mirar al enemigo. “O sea, parece que tiene unas orejas de animal, y garras, pero…”
“Tsubasa, no es el momento…” Saki comenzó a estresarse. “No es un orphan cualquiera.”
“Hm, ¿hoy me han tocado a novatas? Eh, al menos me ahorraré el trabajo,” borró su sonrisa y les miró con ojos gélidos, semejantes a los de un depredador asechando a su presa. “No que eso haga una diferencia…”
“Un momento, por más que digan que eres un orphan, puedes hablarnos y puedes razonar. Podemos hablar sobre esto,” comenzó la cuatro ojos, alerta.
“¡Hah! ¿Ya tienes miedo? Pues buen trabajo por no menospreciarme, pero no oiré a ninguna HiME. Ustedes son mis enemigas sin importar lo que quieras decir.”
“Eso no tiene que ser así, no se trata de jugar a roles,” insistió Tsubasa, decidida y un poco impaciente. “No entiendo por qué un niño como tú tiene que ayudar a los Rebels.”
“¿Niño?” el orphan abrió sus ojos ampliamente con clara indignación.
“…” Saki rodeó sus manos de electricidad y se preparó para cualquier inminente ataque. “No la tendrás tan fácil la próxima, orphan. No estamos aquí para pelear, pero eso haremos si no tenemos otra opción.”
“¿Eh? ¿Cómo así? ¿No son sus amigas las que andan invadiendo y atacando el puerto? ¿No son ustedes ahora quienes han saltado la valla de seguridad? ¿Se creen con el derecho de decir que ustedes son las que tienen la razón?”
“Tsk…” Saki negó. “Me cuesta no estar de acuerdo contigo, orphan. Estoy molesta con el par de HiMEs que nos han forzado a todas a venir esta noche…”
“Pero… estás por excusarte, ¿verdad?” entrecerró sus ojos. “Es por eso que no puedo confiar en ti.”
“No, no hay peros, realmente las condeno, realmente no quisiera estar aquí y que las demás HiMEs quieran hacerse responsables de ellas. Sólo estoy acompañando a mi amiga para mantenerle un ojo encima y pretendo permanecer alejada de la pelea bajo la excusa de buscar a civiles atrapados aquí,” Saki bajó sus manos, aunque las chispas en estos persistieron por precaución. “Si pudieras hacernos el favor de corrernos del área clausurada, lo apreciaría.”
“…” ello dejó al pequeño peliblanco perplejo y parpadeando. “¿Qué estás diciendo…?”
“Hanajima-san, no podemos abandonar a las otras, sabes por qué estamos aquí, y definitivamente no apruebo que busques una excusa para querer irte,” le recriminó Tsubasa.
“No me das opción,” Saki se encogió de hombros. “Y no es que yo necesite excusas, pero si el orphan te obliga a huir, yo voluntariosamente me iré contigo.”
“Ahh, ya veo que no debí dejar que vinieras…” Tsubasa se dio un facepalm.
“Tch…” el orphan tembló de cólera. “…no me importa si dices la verdad o no. No me hagas parte de tus caprichos personales, HiME. Tuviste mucho tiempo y recorrido para decidirte, ¡así que no me uses para resolver tus pleitos!” estiró sus garras de ambas manos. “Estoy de muy mal humor y tengo una vendetta personal contra la HiME peliblanca. Grr…” sus ojos escarlatas brillaron en lo que se erizaba. “¡Y si no me dejan vengarme de ella, al menos me desharé de otras HiMEs problemáticas como ustedes!”

Su reacción inspiró un miedo primordial en las dos. Un aura oscura se manifestó alrededor del orphan y supieron que el peligro era inevitable. Tsubasa se notó afligida e inquieta al tener que enfrentarse ante un ser que le inspiraba empatía como ese orphan humanoide. Entonces, Saki se le acercó de costado.

“Tsubasa…” le susurró. “…incluso si intentamos retirarnos, no dudo que ese orphan nos persiga más allá de las rejas.”
“Eh…” quiso decir algo, pero su amiga continuó.
“No tenemos opción… hay que alcanzar a las demás HiMEs.”
“¿Qué?”
“¡Ni crean que escaparán!” exclamó el enemigo.

Fue así que el orphan nuevamente asedió a las chicas. Era rápido, y de no ser por la electricidad que Saki había invocado, seguramente habría podido alcanzarles y hacerles un daño mayor. Tsubasa de inmediato invocó ese mismo elemento y entre las dos tuvieron que mantener al orphan al margen. Aquello fue más difícil de lo que sonaba. Su oponente era muy rápido, movido e impredecible, y pese a evitar grandes concentraciones de electricidad, no parecía ser del todo vulnerable y podía soportar cargas leves. Así, las HiMEs sabían que el menor descuido podría costarles muy caro.

“…” Saki apretaba los dientes. Su energía no era infinita y su propio elemento la cegaba. Podía flaquear en cualquier momento y no tener la habilidad de responder debidamente. Si tan sólo ella y Tsubasa pudieran hacer algo más que usar la electricidad…
“¡AAAHHH!” luego de una impaciente búsqueda, Hakuzosu logró burlar la defensa de Saki y le atacó desde abajo. Esta se hizo un poco hacia atrás, pero las garras del orphan llegaron a rasgar su brazo izquierdo. Fue un instante muy rápido y Saki sintió cómo sus energías le fallaban para responder o escapar. Su percepción se puso en cámara lenta, y vio a la bestia a punto de darle un segundo zarpazo con mayor cercanía e impulso.
“¡Hanajima-san!” entonces, Tsubasa hizo lo impensable y arremetió contra el orphan para abrazarlo y de inmediato darle una fuerte descarga, así alejándolo de su amiga.
“¡T-Tsubasa!” Saki palideció, pero por su herida, más bien caía en el sentido opuesto. Golpeó el piso de costado, pero no rindió atención a dicho lado entumecido y se puso de pie. Vio al orphan gritar por la descarga y de una fuerte patada al abdomen se libró de Tsubasa, quien rodó hacia la otra HiME.

No había momento de contemplación. Saki ayudó a Tsubasa a pararse y las dos se pusieron a correr. Ya habían dado lo mejor de sí contra ese niño monstruo, y como bien sospechaban, sólo había servido para molestarle más.

“HiMEs malditas…” dijo este, en lo que se sacudía violentamente para despejar la descarga. Fijó su mirada en esas HiMEs que se iban perdiendo de vista mientras sus extremidades se recuperaban para iniciar la persecución. “¡Me las pagarán!”




La situación había escalado con rapidez. Samidare no podía decir que ello estuvo fuera de sus expectativas. Sin embargo, tal vez sobreestimó sus propias habilidades. Avanzaba rápidamente por los estrechos pasillos del barco en búsqueda de la sala principal de información. Ya había accedido a un par de ambientes, aunque bastó un análisis rápido para notar que no había información sobre la mercadería o sobre la procedencia e identidades de los trabajadores de aquel barco. Sinceramente, siempre supo que sería difícil dar con algo de utilidad y que sus esfuerzos podrían terminar en fracaso, pero no iría a tirar la toalla mientras tuviera la oportunidad de investigar el navío a su discreción.

Había oído el mensaje de evacuación hace ya unos eternos minutos, y con ello, dejó de visualizar a sus compañeros policías y los propios marineros. Estaba solo y pretendía hacer lo posible para llegar a algún tipo de información, lo que fuera. Su trabajo, o quizás incompetencia al causar la presente complicación, debía valer la pena.

De repente, hubo una fuerte sacudida en el barco, el cual hizo parpadear las luces y le hizo golpearse contra una pared del barco, para caer sentado. Esperó un poco con una mano apoyada en la estructura antes de estar seguro si podía continuar con su camino. No tenía tiempo que perder, cuando entonces su visión se pegó al zócalo de la pared hacia el final del pasillo. Había una mínima apertura con el suelo… ¿era una pared falsa?

De no ser por la caída, no habría podido observarlo lo suficiente. No había certeza alguna que fuera lo que buscaba, pero lo que fuera que se escondiera poseía un gran potencial. De inmediato se acercó, y luego de un chequeo a la redonda, apoyó una oreja en dicha pared. Tomó unos toques y un estudio de unos tubos sobre la fachada para percibir que efectivamente se trataba de una puerta. Debajo de la apariencia debía haber una puerta blindada y asegurada, algo que tal vez podría abrir con sus herramientas luego de un mayor tiempo de dedicación. No obstante, ahí yacía el problema. El tiempo…



“…”

Se había tardado demasiado para encontrar a un simple civil, y ni bien lo había hecho, tuvo que visualizarlo frente a esa pared en la intersección de pasillos, claramente sabiendo que había algo escondido.



Su indignación surgía desde un punto profundo, debajo de su ser usualmente desilusionado y carente de energías. Podía sentirlo en sus cachetes, en sus puños comprimidos. Su sangre hervía y sus dientes se apretaban. Quería agarrarle de la camisa, alzarle medio metro y darle una serie de fuertes cachetadas.



…pero Matsui tuvo que recordarse que se encontraba ahí como un trabajador, un guardián, un sicario y un desconocido que no tenía trato especial con nadie. Le correría del barco igual que a cualquier invasor.

“Alto ahí,” dijo con una voz apagada.
“…” Samidare se sobresaltó mínimamente y se dio media vuelta. Había un ser encapuchado, cuya prenda sorprendentemente oscurecía su rostro por completo. Debía ser producto de alguna tecnología proveniente de Rizembool. Por consiguiente… debía tratarse de uno de los Rebels encargados de vigilar el barco. El pelilila asintió con seriedad. “Buenas noches, presumo que usted es un enviado de Rizembool. Dígame, ¿en qué puedo ayudarle?”
“…” sí que estaba probando su paciencia. “Déjese de palabrerías. Ha habido una evacuación y me corresponde asegurarme que todos hayan abandonado el barco.”
“Sí, me parece que así es, no he encontrado a civiles a bordo.”
“Ello incluye a policías,” espetó, impaciente.
“Ah, mis más sinceras disculpas,” asintió respetuosamente. “Me aseguraba que los demás hubieran evacuado.”
“¿Entonces qué hace frente a esta pared?” preguntó con leve molestia. “Le observo que estudiar las especificaciones de navíos requiere permiso de los propietarios, y ciertamente, me parece que es una frivolidad considerando las circunstancias.”
“…” no necesitaba oír nada más detallado para saber que sus sospechas eran correctas. Algo se escondía detrás de la fachada, aunque no podría hacer nada en ese instante. “…mis razones son simples. La sacudida del barco llamó mi atención a dicha pared puesto a que hay una separación entre la pared y el piso. Sospeché alguna posible falla estructural y quise cerciorarme para así reportarlo al jefe del dique. De todos modos, si aquello es una incomodidad, desistiré, descuide.”
“Tch…” se puso a temblar.
“…” Samidare le miró con ligera confusión. Podía notar dicho movimiento pese a la capucha. “Señor… ¿se encuentra bien?”



Lo sabía, no había cambiado para nada. Siempre supo que Samidare continuaría con sus tranquilas y pasivas artimañas por el resto de su vida, algo que hubiera imaginado le llevaría en un camino obtuso. Sin embargo, verle pretender ser un policía correcto bajo esas circunstancias era incluso más insultante.

‘La mejor mentira es la más cercana a la verdad…’ Había oído eso de él hace ya muchos años. Precisamente, era uno de los mejores para ello, a tal punto que había llegado a ese barco sin levantar alarmas de nadie más. Incluso al lidiar con él mismo, sabiendo que no podría fingir inocencia en su hallazgo de la pared falsa, supo pintarlo de la manera más inocua.

Pero ya no lo iba a tolerar más.



“Escuche, policía, se acabó su ronda. Usted vendrá conmigo inmediatamente,” declaró con fastidio. “No oiré más excusas. A este ritmo el mismo barco podría hundirse.”
“Le seguiré, aunque preferiría que no me trate con aquella falta de cortesía.”
“…heh… heheh…” repentinamente, el encapuchado desistió a su ira y tomó al policía con ambas manos, para así estamparlo contra esa pared falsa.
“…” Samidare apenas entrecerró sus ojos mínimamente, pero se mantuvo centrado e inmutado. Intentaba entender qué pasaba por la cabeza de aquel anónimo, aunque al no poder ver su rostro le resultaba difícil.
“Y encima te atreves a actuar con dignidad. Yo sé que te traes algo en manos. Trabajadores sociales como los policías se suponen que ayudan a los que los necesitan. Pues bien, ¿dónde está tu manada?” le preguntó de cerca, con una voz que se arrastraba y traía una controlada ira y frialdad. Había una sonrisa ironía en la misma. “Deja de actuar como un idiota y portarte mal ante los malos como yo, o quizás termines hecho pedazos.”
“Disculpe, ¿podría saber qué intenta hacer?” le cuestionó el pelilila con completa calma pese a andar presionado contra la pared. “¿Qué de mérito existe que un Rebel como usted pretenda intimidar a un policía como yo?”
“¿Rebel? ¿Cómo así lo concluyes tan rápido?” preguntó con una mínima intriga en su voz.
“…” frunció el ceño.
“Aunque sí lo soy, un Rebel, y no un Rebel cualquiera…” le soltó y retrocedió un poco. Su voz continuaba sumergiéndose en una frustración que se tornaba graciosa. Un timbre maligno comenzó a manifestarse. “Soy un Rebel al cual tienes que temer, el tripulante de este barco más peligroso y desagradable, uno que te dará una paliza si demuestras la más mínima intención de desobedecer,” su voz borró el entretenimiento que poseía para mostrarse seco y siniestro. “…agradece que no eres una HiME…”






Mientras tanto, Cho corría con el grupo destinado a ubicar a Suzuka y Tenshi. En medio del camino, vieron a un orphan saltar frente a ellos, pero las tres HiMEs de inmediato combinaron ataques y barrieron con ese ser oscuro que no tardó en deshacerse en sombras.

“Oh, ese se fue rápido, se han vuelto mucho mejores, chicas~” Norimune canturreó alegremente y dio un par de aplausos.
“Gracias, pero no tenemos mucho tiempo, hay que seguir avanzando,” dijo la miko.
“Al menos son orphans débiles,” Youmu frunció el ceño. Ya todos habían retomado el camino. “Lo cual me parece extraño. Es evidente que nosotras tampoco somos deseables, pero estos orphans no pueden contra nuestras habilidades. ¿Cuál es el punto de que estén aquí?”
“…” Cho asintió. “Temo que nos esperen nuestros Rebels más adelante.”
“Sí, eso es lo que falta ver, y si es un asunto importante, es muy probable,” Kashuu asintió. Él miró a los alrededores. “De momento no hay moros en la costa.”
“Ahh, sí, aunque lamentablemente sé que mi hija ya habrá hecho algo atrevido,” se lamentó el arma mayor. Sonrió apenado. “Mis estimadas HiMEs, no quisiera sonar malagradecido con ustedes, pero tengo un favor que pedirles.”
“Sí, ¿de qué se trata?” Reimu le miró con curiosidad.
“Los orphans no les están presentando problemas, pero sí nos retrasan un poco. Quería preguntarles si pudiera adelantarme. Quiero llegar donde Suzuka lo antes posible.”
“¿Eh? ¿Qué dices?” Kashuu se extrañó. “Si tú tuvieras que enfrentarte a orphans por tu cuenta, seguramente te tomaría más tiempo.”
“Ah, veo que no lo has observado, bouzu,” sonrió con decepción.
“¿Qué cosa, jiji?” alzó una ceja con fastidio.
“En los primeros encuentros con orphans, hubo momentos en que tú y yo estuvimos expuestos a los mismos, pero pese a estar más cerca de ellos, siempre fueron contra las HiMEs,” asintió convencido. “Incluso en un momento protegiste a tu aruji y dejaste tu espalda descubierta a un orphan, pero este no tomó la oportunidad.”
“¿En serio? ¿Hubo un orphan que no vi?” Kashuu se sorprendió y pasó a fruncir el ceño. “Un momento, si tan observador andabas, ¿por qué no te dignaste a ayudarme?”
“Haha, admito que la curiosidad científica me ganó, además quería que aprendieras de la experiencia, bouzu. Pero, lástima, tendrás que esperar a tu próximo descuido…” dijo con cierta pena y desconsuelo.
“¡Pues si tanta curiosidad te da mejor ni te ayudo en nada!”
“Entonces tal vez los orphans no vayan a poner a civiles en riesgo,” Youmu asintió para sí, pensativa. “Es un alivio.”
“Igual me pregunto si Tsubasa y Saki estarán bien. Ellas podrían defenderse contra orphans de este tipo, pero siguen siendo principiantes,” observó Reimu. Ella dio un suspiro. “Quizás alguien más se hubiera quedado con ellas… pero la situación es tan incierta que temo que nosotras seamos las que necesitemos más apoyo.”
“Mamizou-san me dijo que le informó a Roxas, aunque sé que él iba a tener una actividad en el club de kendo, no sé qué tan rápido pueda darnos el alcance,” observó Cho, inquieta. Le haría mucho bien tener a su decidido hermano presente. Ya llevaba tiempo liderando al grupo y no se sentía en el rol de líder.
“Ah, eso sería mucha ayuda,” Reimu sonrió con aprobación. “Sé que tu hermano entiende lo que es más importante así que estará aquí en el menor tiempo posible.”
“Heh, tienes razón,” Cho se animó un poco. Fue un corto momento de alivio, ya que no tardaron de oír otro golpe lejano contra metal que dio un grave y desconcertante eco.
“Ahh… ojalá que Rizembool no le dé una demanda por daños materiales a mi hija…” Norimune sonreía apenado en lo que negaba repetidamente.
“Olvídate de la demanda. Si ella tuvo algo que ver en ese ruido, esperemos que se encuentre bien,” observó Kashuu.
“Vamos, tenemos que apurarnos,” les recordó Youmu. Ella corría a la par con los demás, ya que, si dependiera de ella, con su gran agilidad ya habría llegado al destino. “No sólo lo hacemos por nuestra senpai. Otras personas podrían salir lastimadas.”



“Tienes razón. También estoy preocupada por los presentes,” comentó Sakuya, quien repentinamente corría al costado del grupo.

Ello probó espantar a casi todos, quienes frenaron al seco y miraron a la Princess como si se tratara de un fantasma. Sakuya apenas frenó, y luego de mirarles con mínima sorpresa, sonrió amablemente e hizo una reverencia.

“Fufu, buenas noches con todos, entiendo que no notaron mi llegada,” dijo con una voz melodiosa y muy mínimamente entretenida.
“…” Youmu no lo pensó dos veces e invocó sus espadas, para ponerse en posición de ataque. “¡¿Qué haces aquí, Princess?!”
“Tranquila, Konpaku-san. No he venido para pelear contra ti,” se explicó con completa calma. “Me presento ante ustedes para dejarles saber que estoy aquí con el completo interés de mantenerme neutral y en paz.”
“Eh, ¿en serio?” preguntó Cho, confundida.
“Cho, si bien sería lo mejor, no hay nada que pueda corroborar sus palabras,” dijo Reimu.
“Cierto, admito que no podría probárselos, ni pretendo tomar el lado de ustedes a manera de ganar su parecer,” dijo la Princess, con cierto titubeo y la mirada perdida a un costado. Ella se encogió de hombros y luego de un suspiro, volvió a adoptar su perfecta postura y profesionalismo. “Sin embargo, quisiera que honoren mi voluntad de exponerme ante ustedes con tanta desventaja.”
“Si lo que dice es verdad, ¿por qué estaría aquí?” preguntó Kashuu.
“Soy una Princess nueva, y como parte de mi vocación de trabajar consciente e informadamente, deseo comprender los sucesos a mi entorno. Ello, y tener la posibilidad de conocer y saber de más participantes del conflicto,” Sakuya dibujó una sonrisa corta en sus labios. “Ello es perfectamente razonable. Konpaku-san, como otra leal subordinada, podrías comprender la necesidad de llevar a cabo tales cuidados.”
“Sí… tiene sentido…” aun así, no bajaba su guardia.
“Ahh… entiendo que sigues fastidiada conmigo por la manera en que me presenté. Si te falté el respeto, quiero disculparme, aquella no fue mi intención,” asintió respetuosamente.
“…” Youmu frunció el ceño. No le gustaba recordarlo, pero parte de ella apreciaba que esa Princess reconociera sus acciones. Terminó por bajar sus espadas a ambos costados. “Si dices que no tienes interés de pelear conmigo, entonces puedes irte. Si fueras a demostrar lo contrario, te haré pagar.”
“Es justo,” Sakuya se cruzó de brazos y asintió. “Yo tampoco quisiera recurrir a artimañas en nuestra rivalidad y me corresponde demostrar que soy una persona de principios. Ahora, ¿no se encontraban apurados?”
“Realmente lo estamos, encantadora Princess,” dijo Norimune amablemente. “Aunque puedes entender por qué nadie quisiera correr e ignorarte, ¿no lo crees?”
“Ello no es un problema, mi estimado señor,” Sakuya sonrió de vuelta. “Iba corriendo con ustedes, así que continuemos. Si tanta inconveniencia les da, correré por delante de ustedes, así no me perderán de vista.”

Fue así que continuaron. La corrida inició con algo de torpeza, pero fue Youmu quien se puso a correr ni bien su oponente había tomado la delantera. Con la HiME al frente los demás siguieron de cerca.

Youmu se mantenía alerta y algo sorprendida. La Princess estaba con completa desventaja, pero actuaba con tanta certitud como si supiera que no corría ningún peligro. No era como si Youmu pensara en atacarle intempestivamente, aunque se sintió inconforme, ya que ella misma no podría tener la misma confianza. Al final decidió aumentar un poco su velocidad. Notó que Sakuya se aceleró, por lo cual tuvo que hacerlo más para estar a su nivel.

“¿Quieres hablarme?” preguntó la Princess, en voz baja. Sonrió un poco. “Las dos somos más rápidas. Dejaremos a los demás muy atrás.”
“El camino es recto, eso no es un problema,” Youmu bajó su mirada. “Tú, ¿qué quieres de mí, para que vengas a buscarnos?”
“Si te soy sincera, quería recordarte la oferta que te di. Todo con tal de mantener la diplomacia entre las dos.”
“¿Qué oferta?” se extrañó.
“No pienso ayudarles con sus líos con sus compañeras o con los Rebels, pero si en algún momento tú piensas en algo en lo cual yo podría ayudarte, pues,” le dio un guiño. “Me gustaría que me debieras algo a cambio.”
“¿Qué estás diciendo?” Youmu se molestó. “No hay forma que fuera a ocurrir.”
“¿Sabes? Te lo ofrezco porque tengo experiencia con ocurrencias que se salen de todo plan, y poseer una mano auxiliar adicional hace toda una diferencia.”
“Sé eso, pero no podría confiar en una Princess.”
“Aunque ya te estoy debiendo un favor.”
“¿C-cómo así?” Youmu se confundió.
“Me dijiste lo poco que sabías sobre los Solidor. Puede no haber sido un favor completo, aunque tu colaboración ha sido lo suficiente para que yo esté dispuesta a confiar en ti, Konpaku-san.”
“Eh…” ello le dejó en blanco. Era la primera vez que se preguntaba si es que con ello habría podido causar problemas en su entorno, por más general e incompleta que había sido su respuesta. Youmu incluso sospechaba que Sakuya sabía más que ella misma del tema por el simple hecho de tener curiosidad. Temía estar cometiendo un error y desvió su mirada a otro lado. “Lo que te dije no fue nada, definitivamente nada que valiera tu ayuda o la ayuda de nadie en este lugar…”
“…” Sakuya sonrió comprensivamente. “Es esa honestidad que me deja saber que no he cometido un error en entablar este vínculo de confianza.”
“Espera, no hay vínculo de confianza, ni he aceptado,” Youmu volvió a encararle.
“Es por ser la persona tan trabajadora que eres y por los principios tan firmes e inquebrantables que posees, que sé que, si en algún momento te decides a pedirle un favor a tu Princess, será porque fue algo muy vital e importante, y seguramente no para ti. No descartes la posibilidad, ya que podría hacer una gran diferencia. Esto depende de ti, nunca te obligaré.”
“…” no era lo que había querido oír. Youmu no quería ni imaginar qué podría ser tan urgente para descartar sus estándares, aunque por tratarse de esa guerra y de la presente situación que desconocían, algo le decía que no refutara la posible ayuda.



De repente, una sombra aterrizó más adelante. Esta vez, Youmu reconoció a su Rebel y tuvo que frenar al seco. Sakuya hizo lo mismo y en poco tiempo los demás llegaron al mismo punto.

“¡Tú!” una vez más, Youmu invocó sus espadas.
“…predecible,” Izuru le miró inmutado con sus ojos rojos brillantes. “Ustedes no son bienvenidos en el entorno del barco. Si no se retiran, tendrán que pelear contra nosotros.”
“Nosotros…” dijo Cho, y de inmediato oyó la voz que sospechaba por atrás.
“Hola a todos,” Komaeda les saludó con una palma levantada y perfecta tranquilidad desde el otro extremo. “Ah, e incluso usted, Izayoi-san. Es un honor verla nuevamente.”
“Igualmente, Komaeda-sama,” Sakuya sonrió con ironía. “Pareciera que los roles se invirtieran, ¿no es así? Esta vez he sido yo quien viene con el grupo de Hanasaki.”
“Es una gran coincidencia,” el Rebel peliblanco se animó. “No estoy en contra de que haya amistad entre los participantes de ambos lados, aunque en el presente tengo una misión clara. Kamukura-kun ya lo ha explicado muy concisamente.”
“No pretendo ser una amiga de Hanasaki, pero estoy presente en son de paz,” se explicó la maid, con formalidad y haciendo una venia hacia el Rebel. “Si ahora las HiMEs pelearán contra ustedes, mi presencia con ellas ha terminado.”
“Oh, ¿acaso no se anima a pelear junto a nosotros?” preguntó Komaeda, sorprendido, y sonrió con pena. “Hubiera sido una gran oportunidad para evidenciar su increíble habilidad.”
“Por el contrario. Una Princess novata como yo sólo estorbaría el trabajo de ilustres Rebels como ustedes dos. Por favor…” Sakuya retrocedió en lo que alternaba su mirada entre los dos Rebels a los extremos. “…disculpen mi intromisión, sólo Rebels ejemplares como ustedes merecerían llevar a cabo una misión tan importante para Rizembool.”

Sus palabras fueron seguidas por un silencio confuso.

“Ahh… no puede ser…” entonces, Komaeda sonrió con nervios y autodecepción, para mirar una de sus manos. “…que una Princess tan prometedora me recuerde el peso que recae en mis hombros para detener a mi HiME de seguir avanzando. No… nunca me mereceré tal alarde de habilidades y estatus que no poseo. Sí es importante… una escoria como yo necesita ayuda…”
“…los Rebels ejemplares a los que te refieres no existen en este ambiente,” agregó Izuru, claramente indistinto y aburrido de la conversación. “Sakuya Izayoi… lo que buscaste fue convencer nuestro ego para librarte de todo compromiso de pelea. Como tu Rebel asignado, te concederé el conocimiento que carezco de aquel ego, y que Nagito Komaeda respondería a adulaciones de una manera inversa a la cual esperabas.”
“Hm… ya veo,” Sakuya borró su sonrisa y lo pensó brevemente. Dio un suspiro. “Entonces seré sincera y admitiré que vine a estudiar este suceso como parte de mi aprendizaje. Les ruego que no me obliguen a participar. Soy externa al asunto.”
“No es mi lugar obligarla, Izayoi-san, pero…” comenzó Komaeda.
“Puedes irte,” Izuru asintió. “Participes o no, ya todo está decidido. Las HiMEs querrán avanzar a como dé lugar. Las condiciones terminarán por complicar la situación. Aquello no es algo que nos corresponde resolver…”
“…” Sakuya sonrió con perspicacia y leve gracia. “Te lo agradezco. Eres interesante, Kamukura-sama, espero hablar contigo en otra oportunidad,” entonces, la Princess dio un salto y con gran agilidad se retiró de ese ambiente.
“…” entonces, Izuru agudizó su visión. “Tres HiMEs y un arma… esta vez tendremos que ocuparnos de una HiME más.”
“Sí, así parece,” Komaeda sonrió incómodo. “Espero no serte un estorbo, Kamukura-kun.”
“¿Eh?” Kashuu se giró de un lado a otro. Sí, el Rebel no había contado mal. “¡¿Ahh?! ¡El miserable nos abandonó! ¡¿A dónde rayos te metiste, kuso jiji?!”
“Está bien, Kashuu, él no nos hubiera podido ayudar solo,” le calmó Cho, quien bajó la voz. “Me alivia que al menos alguien pueda llegar rápido al puerto…”
“Así que me toca pelear también…” Reimu sonrió con desafío, aunque ligeros nervios.
“No te fíes de mi Rebel,” le advirtió Youmu, sin dejar de mirar al susodicho.
“Sí, los he visto pelear. Heh, pero creo que nada es peor que lidiar con Seija.”

La larga corrida tuvo que interrumpirse, por más que no les faltaba mucho para llegar a la zona de interés. Cho deseó que su hermano fuera a aparecerse pronto. Era la primera vez que oía a Rebels hablar sobre una misión, así que sospechaba que la situación iba a tornarse más complicada de lo que imaginaba.


Los trabajadores evacuados que habían decidido quedarse continuaban preguntando por más información a los policías que mantenían asegurado el ingreso por las rejas. Si bien no había mucho ajetreo, la tensión podía cortarse con un cuchillo.

“Uhh…” Mamizou dejó escapar un alarido. Ella sonreía, aunque no podía ocultar su incomodidad.
“Mamizou-san, eh, ¿qué tan confiable es que las chicas solucionen el problema?” preguntó Kosuzu, de manera suplicante.
“Ahh, pues, siendo sincera, si previenen alguna complicación, habrán cumplido con lo menos que espero,” contestó. Mamizou sonrió apenada. “Eres una niña inteligente, Kosuzu-chan. El hecho que no me hayas preguntado algo más certero me deja saber que puedes entender la verdad y la incertidumbre.”
“Pero, prevenir una complicación… ¿a qué te refieres?”
“…” la mayor miró a su costado para cerciorarse que ningún civil les prestara atención. Volvió a dirigirse a la menor amenamente. “Conozco cómo son las interacciones entre HiMEs y Rebels. No puedo esperar que las chicas tiren la toalla o que los Rebels se apiaden de ellas y las dejen ir. En sí, se lanzarán la bola de la discordia quieran o no. No se les puede culpar, es lo usual, y tampoco tienen certeza que puedan confiar en la otra parte para una tregua. Las HiMEs son invasoras, los Rebels son un peligro desconocido. Creo que lo puedes comprender.”
“Hmm…” la menor lo pensó duramente.
“He traído a tus compañeras aquí para asegurarme que puedan apoyar a Suzuka y Tenshi y prevenir que ellas corran un mayor riesgo, pero fuera de ello, dudo que sirvan para establecer algún tipo de paz. Lo que verdaderamente espero de ellas es que encuentren una respuesta más sana a la situación en caso de una emergencia.”
“Y esa emergencia… ¿qué sería?”
“Como Jizou-san dijo, hay civiles atrapados en ese muelle que no saben cómo evacuar. Las HiMEs pelearán contra Rizembool y los Rebels, Suzuka seguro que tendrá algún plan personal para haber causado todo esto, pero Hanasaki siempre nos ha enseñado a poner las vidas de los inocentes primero,” Mamizou observó la estructura exterior del muelle a gran distancia. “Lo que menos quiero es dejar a esas personas a la merced de un Rizembool amargado y vengativo. Además, si algún problema se presenta con esos civiles y hay más HiMEs de por medio, tendrán mucho más fácil convencer a Suzuka y su compinche de desistir con lo que hacen.”
“…” Kosuzu agachó su mirada, apenada.
“¿Qué te sucede?” la mayor se sorprendió por su reacción y le tomó de un hombro.
“Pero… se supone que las HiMEs somos las buenas, las heroínas de la historieta. Aquí estamos causando un revuelo y ni hemos venido para realmente resolver el problema.”
“No lo parecerá, pero pese a tener que pelear, Reimu y las demás sí están dando lo mejor de sí para arreglar el desarreglo de las otras dos HiMEs. Las cosas ya han escalado, y sólo porque ya no tenemos tiempo para sentarnos y dialogar con la otra parte no quiere decir que no debamos hacer algo,” sonrió apenada. “Estoy decepcionada de Suzuka, pero sigo creyendo en ella y confío que ha tenido las mejores intenciones. Es más, sospecho que es por este espíritu desvivido por el bien de otros que ha hecho su acción, pese a no haberlo pensado lo suficiente.”
“Sí dijeron que ella buscaba la posibilidad de rescatar a alguien atrapado por Rizembool en ese barco…” musitó perdidamente. “¿Eso es algo que ha pasado antes?”
“Los rescates de civiles de las garras de Rizembool, pues, temo que no pasan tan frecuentemente como sospecho que deberían. Sobre gente transportada ilegalmente de Rizembool… ah, eso es algo que todos podemos ponernos a pensar en nuestras pesadillas, pero sabemos que es algo que ocurre y que con gran frecuencia no podemos evitar. No pienso tocar más detalles contigo, Kosuzu-chan, pero Suzuka sí ha tenido experiencia con este tema en el pasado. Es por ello que saltó a la oportunidad de quizás salvar a alguien ni bien pudo hacerlo.”
“Entiendo…” ella asintió obedientemente. “Suzuka-san suena a una persona muy valiente y no parece ser alguien malo… aun así, aquí podemos ver y oír a gente que anda muy preocupada por lo que ocurre, por lo que ella ha causado… pero si Rizembool anda secuestrando a personas, tampoco podemos ignorarlo…” se mareó. “Ahh, es difícil…”
“Kosuzu-chan, no te sobrecargues, querida~” Mamizou sonrió y le dio unas palmaditas en la cabeza. “La responsabilidad es difícil. Tengo más experiencia que tú con estas cosas, pero ni yo podría decirte que sé lo que hago todo el tiempo. Sin embargo, recuerda estar siempre al consciente de tus habilidades y falencias. Nunca te apuntes a nada que sea demasiado para ti. Ahora que eres HiME, es mucho más cierto. Recuerda a Reimu y a las otras HiMEs y aprende a apoyarte en lo que tienen que decirte.”
“Sí, oiré a Reimu-san, lo prometo,” Kosuzu asintió con ojos brillantes y decididos. “Reimu-san siempre ha sido una persona que ha ayudado a otros en mi pueblo y es muy decidida y valiente. Yo quiero ser como ella y extender una mano a los que lo necesitan.”
“Hoho~ ya suena a que prometes, me haces orgullosa~”

En eso, la conversación entre ambas se interrumpió puesto a que oyeron a un par de personas llegar. Notaron a una mujer casi en sus treintas quien acompañaba a una señora mayor de edad con dificultades para caminar. Incluso los trabajadores se le acercaron para prevenir que avanzara dentro de la zona con cuarentena.

“Ah, Yukihira-san,” la mujer dirigió a la ancianita hacia Jizou. Ambas se notaban preocupadas. “¿Es verdad lo que sucede? Mi hermano trabaja con usted y nos envió un mensaje que su situación es incierta.”
“Buenas noches…” este se mostró mínimamente en aprietos, pero mantuvo su semblante. Pudo oír a un par de policías rumorearse que el novato no debió haber contactado a su familia, algo que no iría a mencionar. “Les ruego calma. Ha habido una evacuación por asuntos de seguridad, pero todo está bajo control. Su pariente está acompañado de personal experimentado de la policía y se han resguardado en una zona segura. En breves momentos terminaremos de evaluar la situación, llegarán refuerzos e iremos a buscarles.”
“¡Por favor, apúrense! ¡Mi hijo acaba de iniciar su trabajo! ¡Es apenas su primera semana!” le rogó la anciana, desesperada. “Por favor, oficial, dígame qué ocurre. Temo por la salud de mi hijo. ¡Tiene que ayudarnos!”
“Su hijo estará bien, esto terminará pronto,” le dijo tranquilamente. “Señora, es mejor que espere en la recepción del puerto. Este lugar no tiene comodidades.”
“¡Sólo quiero ver a mi hijo, la espera es lo de menos!” suplicó. Esta tomó a Jizou de ambos brazos en un intento de aclamar su atención.
“…” el policía le miró inquieto y descorazonado. Seguía intentando mantener su semblante.

Entonces, volvieron a oír otro seco y contundente golpe metálico proveniente de la zona de interés. Frío corrió por las venas de todos, ahora más debido a la pobre angustiada señora. Ella ensanchó sus ojos como si viera a un fantasma, tembló mínimamente y sus fuerzas cedieron. Su temor mezclado por la impresión le hicieron perder el conocimiento.

“¡AAHH!” la hija gritó al verla desfallecer, con Jizou con las justas sosteniéndola para que no se golpeara. La menor de inmediato se arrodilló al costado de su inconsciente madre y se puso a llorar con un hijo de voz. “¡Mamá, mamá despierta…!”
“¡Te-tenga!” un trabajador se quitó un chaleco, lo enrolló y lo extendió a Jizou para que fuera usado como una almohada. Otra persona extendió una botella de agua.
“T-tranquilos, la señora se desmayó, yo me encargo,” Mamizou de inmediato se les unió. “Sé cómo dar primeros auxilios.”
“Fue sólo una impresión, se encuentra bien,” les aseguró Jizou, tranquilo, aunque con una voz apesadumbrada. “Futatsuiwa-san, ¿de casualidad tendrá algo de azúcar?”
“¡Ah, sí! A ver…” ella se puso a rebuscar en sus bolsillos.



Aquello que podía evidenciarse en la vida real fue más escalofriante que todas las menciones de Rizembool o Rebels que desafiaban las leyes de la física. Kosuzu se quedó en shock en lo que veía a la hija cubrir su rostro con ambas palmas mientras un policía la consolaba, y a los demás estar al pendiente de la señora o en pleno contacto con los paramédicos del sitio. De repente, las menciones del rescate de víctimas de Rizembool, algo que podría ni ser cierto esa noche, habían dejado de existir. Kosuzu era testigo de un sufrimiento tan palpable y posiblemente peligroso producto de los ideales de Suzuka. Se sintió injusto, casi maligno…

La pequeña HiME llevó ambos puños a su pecho y tembló mínimamente. Deseó con todo su ser que ese policía… que todos ellos, estuvieran bien. Fue un deseo sincero que entibió su corazón, el cual nuevamente tiritó por el frío de un mundo que le aplastaba por todas direcciones como un mar negro en plena noche. La chica miró a los demás tratar de ayudar y mirar en la dirección en la que los paramédicos vendrían, y entonces, se sintió sola, inútil. Ella quiso también poner de su parte, pero… ¿qué podía hacer?

Volvió a mirar hacia más allá de las rejas, ahora descuidadas por los policías, y divisó a una persona, un chico de su edad, de cabellos rosados. Apenas lo pudo ver ya que se perdió de vista detrás de uno de los muchos contenedores. Su piel se estremeció.

“Ma…Mamizou-san…” dijo débilmente, pero su supervisora todavía andaba auxiliando a la anciana en lo que esta comenzaba a reaccionar.

Estaba sola, y el instante avanzaba demasiado rápido. Ese chico era otra persona más con una familia que sufriría si algo le ocurría. Kosuzu tembló ante el posible peligro por más cercano que había sido el avistamiento, pero se armó de valor y, sin pensarlo dos veces, se escabulló por las rejas juntas para correr e ir detrás de esa persona.

“¡Hola! ¡Eh, chico!” gritó, ya sintiéndose avergonzada por ni saber qué llamarle. Fue intimidante correr tan rápido y avanzar la mitad de lo que había estimado. Ese punto tan lejano al muelle era gigantesco. Ya ni recordaba bien detrás de qué hilera de contenedores metálicos se había perdido el transeúnte. “Ehh… ¡¿hay alguien aquí?! ¡La salida está por este lado!” nuevamente, nada. Kosuzu miró a todos lados y se quedó atenta a oír algo. Fue entonces que lo hizo, unos pasos, o algo semejante, y se apresuró en esa dirección. “¡Ah, por aquí, tenemos que evacuar!”

Se alegró, pero cuando volteó la esquina, se topó cara a cara contra un orphan.

“¡IIIHHHH!” soltó un alarido que haría doler los oídos a cualquiera. Dicho orphan tampoco fue fan y gruñó en lo que se acercaba muy lentamente a la pequeña HiME. “Ehh… e-e-e-ehhhh…” su rostro palideció, su corazón latió a mil, sus movimientos perdieron fluidez y se entorpecieron al punto de asemejarse a una máquina averiada. “No… eres… un ch-chico…” oyó un rugido que le hizo cerrar sus ojos. “¡AHH! ¡P-piedad, por favor!”

Su exclamación fue lo que rompió con la tensión que Kosuzu ciertamente no supo usar para buscar ventaja o pensar en algún plan. La pobre tuvo que correr con todas sus fuerzas en lo que intentaba fallidamente invocar alguno de sus tentativos poderes HiME.

“¡AAAAHHHHH! ¡AYUDAAAAAA!”

A un par de hileras de distancia, Hanjin caminaba tranquilamente. Oyó a Kosuzu gritar a todo pulmón detrás de él mientras ella corría en sentido perpendicular a su referencia, con la pequeña no percatándose de la presencia del otro en la intersección de sus pasillos. Ese chico miró hacia atrás justo después de que el orphan pasara corriendo detrás de la pelimarrón. Luego de ser testigo de aquel bullicio que perdía intensidad cada segundo, regresó su atención a su camino y continuó inmutado.





Sayi




La inquietud en el rostro de Soujirou fue suficiente para desestabilizarla, y por primera vez en semanas, se sintió perdidamente débil y lejos de preparada para hacerle frente a su Rebel.

Pero intentó calmarse.
Después de todo, aún no había escuchado una explicación de parte de Soujirou.

“No te preocupes. No voy a dejarte sola hasta que llames a tu Key o a tu Child” su expresión debió haber delatado su nerviosismo, y Sayi agradeció el soporte que le ofrecía “Dudo que algo vaya a suceder en las próximas horas, pero te recomiendo mantener un perfil bajo”

Sayi tomó asiento en una banca y se apresuró a mandarle un mensaje de texto a Hige. A continuación buscó a Taikoubou en su lista de contactos… pero sus dedos se congelaron al ver el teclado, y optó por desistir y apagar su celular.

El gesto no fue perdido en el castaño, pero este prefirió mantener el silencio.

“¿Por qué crees que esté en peligro? ¿Acaso hablaste con mi Rebel?”
“Así es” respondió, tomando asiento junto a ella “Y lo curioso es que el vino a buscarme a mi”

Sayı lo miró, su expresión a la expectativa, pero Soujirou sugirió que esperaran a que su Child llegara. Sayi asintió que probablemente era la mejor idea, pero ello la llevó a otra inquisitiva.

“Soujirou… ¿por qué viniste a advertirme?”
La sonrisa regresó al rostro del castaño “¿Porque eres mi querida ex HiME?”
“No te creo” respondió la pelirrosa, y Soujirou rió para si mismo “¿No te meterías en problemas con Rizembool si mi Rebel se aparece y te ve a mi lado?”
“Eso tendremos que ver”

Estuvo a preguntarle qué quería decir con ello, cuando Kenshin se percató del visitante y se acercó a ambos. Era la primera vez que su tutor conocía a su anterior Rebel, así que Sayi se apresuró a introducirlos antes que pudieran intercambiar palabra.

“Kenshin, él es Soujirou, mi ex Rebel” dijo, esta vez dirigiéndose al castaño “Soujirou, él es…”
“Kenshin Himura. Ex Key. Y tutor de espada” dijo el joven, haciendo una reverencia ante el pelirrojo “Es un placer ser introducido a usted”

Era una actitud típica de Soujirou el saber más de lo que uno esperaba. Lo que sorprendió a Sayi fue la expresión de Kenshin tras posar ojos en su ex Rebel.

Era como si le hubiera amenazado solo con cortesías…

A Sayı le tomó un par de segundos despegar sus ojos de la expresión de su tutor, y se apuró a intentar disipar sus dudas: Ella y su ex Rebel habían estado en buenos términos por más de dos años, y no había de qué preocuparse… pero decidió omitir el verdadero motivo de su visita, con tal de no causar preocupación.



Y muy convenientemente… Hige descendió en el jardín de zen junto al pasillo donde los tres se encontraban. E inmediatamente corrió hacia Sayi, deshaciendo los hilos de roca preparados tan meticulosamente…

“¿DONDE ESTA? ¡MAMI, ATRAS MIO!” gritó el Child, poniéndose frente a su HiME y buscando a la amenaza fantasma.

Cuando se percató de Soujirou, apunto un dedo firmemente hacia él.

“TU 👹”

El alboroto creado por Hige fue suficiente para alertar a Kaoru, y sus gritos bastaron para sacar a Kenshin de sus flashbacks de guerra.

“¡¡MI JARDIN ZEN!!”
“Váyanse. YA” les pidió el samurai, indicándoles donde esta la puerta trasera “No quieren enfrentarse a su enojo eterno tras ver lo que paso con su jardín. Les va a obligar a limpiar el dojo entero unas cinco veces”
Hige hizo un puchero “Ay pero si solo son unas piedritas…”
“HIGE NOS VAMOS YA” gritó Sayi, tomándolo de la nuca y tirando de él hacia la salida. Soujirou se disculpó con un movimiento de cabeza y siguió a su ex HiME y Child.

Antes de caer como mártir ante el desastre del Child, Kenshin observó al grupo de tres escabullirse… con extra atención a la espada colgando de la cintura del tal Soujirou, el ex Rebel de Sayi.



No había duda alguna. Era la misma katana.

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Oh, dream maker, you heart breaker
Wherever you're goin', I'm goin' your way


Cho


Hello gals <3

Para cualquier duda y/o consulta las invito a postear en el foro de planeación.

Sin más preámbulos~

*top 4*

*conteo*

Sayi :: 671 palabras
Nite :: 0 palabras
Cho :: 8700 palabras
Kana :: 1167 palabras
Eureka :: 1239 palabras
Puri :: 0 palabras
Mimi Tachikawa :: 0 palabras
Mery :: 0 palabras
Apple :: 0 palabras


Now, let's carry on with those big HiME dreams...


Eureka

ayudaaa




Los miembros de bajo rango inclinaron la cabeza al cruzar miradas con él ni bien pasó cerca de ellos camino al ascensor. La seguridad de los primeros pisos había aumentado luego del aquel "incidente" ocurrido el fin de semana: el señor Fushiguro creía que se había tratado de un ataque planeado cuyo único objetivo era desestabilizar a la familia líder... aunque Madara pensaba todo lo contrario.

Estaba claro que había sido un viejo caso de "estuve en el lugar incorrecto en el peor momento posible". Aquel rebel solo quería pelear, y muestra de ello fue su nula intención de ir tras Megumi y Gundam cuando Madara, Rinne y Eureka se interpusieron en su camino. Si quería atacar a la familia Fushiguro, lo más congruente habría sido ignorar las interrupciones para asesinar a los herederos… pero claramente el rebel tenía otras prioridades.

Una vez dentro del ascensor, Madara se permitió un leve suspiro: parecía que aquel día nunca terminaría a este paso. Lo único que calmaba su cansancio y lo llenaba de paz era la promesa de sus sábanas heladas y el contraste con la taza de té hirviendo que tomaría antes de ir a dormir... quién sabe cuándo.

Su maquillista lo iba a matar… Estaba muy seguro de ello.

El sonido de las puertas abriéndose antes de lo esperado lo sacó de sus ilusiones, así como la figura esbelta y refinada que ingresó y se paró a su lado.

“Buenas noches, Kafka-san~” La saludó y, por acto reflejo, inclinó la cabeza. Kafka rio.
“Buenas noches.” Le dedicó una sonrisa curiosa. “Qué extraño verte por estos lares a altas horas de la noche. ¿No deberías estar descansando?”
“Toji-san me llamó de urgencia. Intuyo que debe estar relacionado con la invitación que le extendí a mis amigos.”
“Ah, claro. Los chicos valientes que lucharon para proteger a nuestros pequeños~ ¡Muero por conocerlos!”
“Usted también, ¿Kafka-san?” Madara se sintió un tanto extrañado con la reacción de la mujer.
“No puedo negar que me dan curiosidad. No sé si estaré aquí el día que vengan, pero espero que así sea. “
“Siento que los verán como la atracción de un circo.”
“Y no distan mucho de ello. El tema de los poderes de aquellas instituciones me deja muy intrigada. Tú también estás involucrado en todo eso, ¿no?”
“Lo vi necesario, pero como le dije a Toji-san, puedo dejarlo en cualquier momento.”

La puerta lo volvió a interrumpir... aunque esta vez, sí había llegado al piso de su elección. Kafka y Madara bajaron juntos: tal parecía que ella tenía un destino similar al de él.

“A mí me parece una idea brillante, más aún con lo que sucedió. Es necesario que algunos miembros cuenten con ese poder... y confío plenamente en ti.” Kafka mantuvo su sonrisa deslumbrante. “Tengo que revisar quién más podría participar de todo eso... ¿Samatoki? ¿Koko?”
“Son excelentes opciones, Kafka-san.”
“Mm... tengo que pensarlo mejor.” Kafka se detuvo en seco, obligándolo a hacer lo mismo. Estaba frente a una de las puertas oscuras que yacían a lo largo del pasillo. “Aquí me quedo yo. Suerte con el grandulón~”
“Nos vemos, Kafka-san~”

Kafka le ondeó la mano antes de abrir la puerta e ingresar a la estancia. Madara, por su parte, continuó el trayecto a través del largo pasillo. El portón que resguardaban los dos lacayos en frente de él había dejado de intimidarlo en algún momento de su adolescencia: recordaba que el viejo Zenin era más intimidante que su hijo y sucesor, Toji.

“Me llamó, señor.” Madara forzó una sonrisa calmada pese a la leve tirria que invadió su mente: odiaba todo ese edificio… así como la gente que lo habitaba.

Estaba harto de llevar una doble vida por culpa de la familia en la que había nacido. Y lo peor de todo era que sus padres no habían hecho el mínimo esfuerzo por proteger a su hermana menor de toda la crueldad de ese mundo.

Toji Fushiguro yacía sentado en la única mesa de aquel cuarto vacío que simulaba ser su “despacho”. El hombre odiaba todo tipo de indicio de cierta ostentación y, al llegar al mando, había cambiado por completo el salón del líder. La falta de adornos o lujos también lograba enviar un mensaje fuerte y claro a su manera. Madara lo habría admirado, de no ser porque detestaba el resto de aspectos de su carácter.

“Sí.” Toji ni siquiera atinó a dirigirle la mirada. La prioridad se la llevaban los documentos en sus manos. “Necesito que mañana lleves a los chicos a la universidad.”
“Por supuesto. ¿Pasó algo fuera de lo previsto hoy?”
“Nada. Pero quiero dejarlos en buenas manos. Creo que será necesario inscribir a más miembros de tu rango en el programa de Rizembool. Esos poderes nos podrían servir de mucho.”
“Pensé que no estaba de acuerdo con ello.”
“Me parecía una tontería al inicio, pero le salvó la vida a los mocosos… Aquel evento logró que cambiara de opinión. Por cierto, aún queda pendiente la invitación a tus amigos. ¿Cómo se llamaban? Rin…”
“Rinne Amagi y Eureka Suoh, señor.”
“Ah, gracias. Soy terrible con los nombres.” Toji soltó una risa burlesca que irritó los tímpanos de Madara. “Bueno, solo quería dejar en claro que ahora estarás a cargo de mi hijo y su primo. Sé que tienes otras responsabilidades, pero ya verás cómo te las arreglas para llevarlos contigo a todos lados. Podrás delegar esa responsabilidad a otra persona cuando se concrete la inscripción de otros miembros. De seguro ya te hablaron al respecto.”
“Sí. Kafka-san me lo comentó cuando me la crucé hace un rato.”
“Perfecto, perfecto. Eso es todo, entonces. Puedes retirarte.”
“Gracias, señor. No lo defraudaré.”

Madara se forzó a hacer la reverencia que tanto detestaba… y se tragó por completo el orgullo durante aquellos segundos que mantuvo la pose para darle el gusto a su superior.

Al incorporarse, observó que el hombre seguía revisando los papeles de sus manos con una expresión llena de aburrimiento. Madara se giró y allí, recién, se permitió otro suspiro silencioso, feliz de poder soltarse un poco sin que alguien lo criticara por ello. Caminó hasta salir del despacho, y una vez de vuelta en el pasillo, sintió cómo el peso en sus hombros se disipó hasta desvanecer por completo. Cada segundo lo acercaba más a la reconfortante taza de té que lo esperaba en casa.

Se despidió de los lacayos con una sonrisa y luego continuó su camino de regreso al ascensor. Para su suerte, no volvió a encontrarse con nadie de la familia en ningún momento del trayecto de vuelta al estacionamiento.

Una vez en su jeep, Madara se desplomó en el timón del cansancio. Era increíble como una simple interacción podía cargarlo de tanta energía negativa.

Esperaba que mañana fuera un día mejor… y todo indicaba que lo sería: el club de canto iniciaría oficialmente sus actividades y ese era motivo suficiente para celebrar.

 


Cho

110.4.




“Tsk…”

Tenshi corría entre los contenedores encima del barco. La HiME aprovechaba su gran fuerza para forzarlos con unos golpes. Si bien podía abrirlos, el esfuerzo comenzaba a cansarle, además de sentir sus manos entumecidas. De momento, el cargo estaba compuesto de material semejante al de construcción, o piezas que irían a ser ensambladas en una fábrica, pero nada que fuera sospechoso o particularmente valioso. Simplemente, era una carga de producción masiva.

“¡AAHHH!” dio otro esfuerzo sobrehumano y destapó otro contenedor. Su jalada le hizo aterrizar sentada en el piso. Se tomó unos segundos para jadear por el sobreesfuerzo y finalmente pudo mirar a la carga. “¡¿Ah?! ¿Tierra?”

Efectivamente, el contenedor estaba lleno de sacos transparentes que cargaban distintos tipos de mica. Aquel compuesto con diversas aplicaciones en estudios y revestimientos de estructuras, si bien podía ser valioso, no hizo más que frustrar a la HiME.

“¿Qué les pasa a estos locos? ¿Es que acaso no tienen suficiente tierra debajo de ellos?” murmuró frunciendo el ceño, cuando entonces se le prendió un foco encima de la cabeza. “¡Oh, pero de todo lo inútil que he visto, esto me viene bien!” dicho esto, se levantó de un salto, invocó su espada y con unos cortes hizo estallar varios de los sacos, para entonces manipular aquel polvo y hacerlo levitar a su alrededor. “¡Con esto avanzaré más rápido!”

Aprovechó la fineza del polvo para introducirlo por medio de las rendijas de los contenedores y usarlo para empujar desde adentro. Logró hacer ello en un par de contenedores a la vez en lo que miraba desde una distancia segura. Encontró más mica que no necesitaba de momento, aunque se aseguraría de recordar su ubicación en caso de cualquier emergencia.

Con ello, terminó esa área y le tocaba acercarse más hacia la entrada del interior del barco. Todavía no veía nada que valiera la presencia de ella y Suzuka, pero no tenía el tiempo para pensarlo detenidamente. Era un regalo que no hubiera nadie detrás de ella, aunque recordaba claramente a ese encapuchado haber entrado al barco. No dejaba de preguntarse sobre esa persona misteriosa…

“¡AHH!” dio un breve gritito cuando oyó otro golpe contundente en el barco, y alzó su mirada. Fue nuevamente una sacudida desde abajo. Suzuka debía estar teniendo una fuerte pelea. Tenshi frunció el ceño. Quería ir a darle una mano, pero debía recordarse que tenía que hacer que el esfuerzo de su mayor contara. Volvió a correr a todo dar.




Suzuka navegaba debajo del agua a toda velocidad. Acababa de esquivar un enorme torpedo de tierra que supo que había impactado contra el navío por el estruendoso sonido ensordecedor. No tenía tiempo de revisar si todo andaba bien en el muelle. Su oponente demandaba toda su atención o podía correr el riesgo de no salir viva para contarla.

Una vez más alejada del muelle, detectó un mínimo incremento de luz producto de los múltiples reflectores de ese muelle, aunque ella mantenía su atención principalmente en las corrientes de agua que la mantenían móvil. Detectó presión en algunas desde abajo, y pudo ver cómo más torpedos de tierra subían desde las oscuras profundidades.

“…” dichos numerosos torpedos difíciles de ver eran un gran peligro si los dejaba moverse por más que los esquivara. Usó sus corrientes de agua a presión para desviarlos y romperlos en un constante movimiento para prevenir ser impactada por los mismos. Sin embargo, la destrucción de estos levantaba partículas y polvo que no tardó en cegarle.
“Hm…” Ootakemaru, a ligera distancia en el agua, borró su sonrisa con ligero disgusto. “¿No estás perdiendo el tiempo, Suzuka?” murmuró para sí.
“¡Tch!” dicha nube causó que un torpedo le golpeara su brazo izquierdo y le impulsara con brusquedad hacia atrás. La HiME sintió un terrible hormigueo en su extremidad y supo que está debía estar sangrando considerablemente. Ese torrente de torpedos siguió en el mismo punto, con ella fuera del foco, y por la pausa, vio a su enemigo a distancia. Este invocó electricidad a su alrededor en plena preparación de un ataque. “!!!”

Aquella fue suficiente señal para propulsarse fuera del agua, poco antes que los rayos llegaran a cubrir toda el área. Suzuka saltó hasta una boya grande y se agarró de esta para tomar un poco de aire. Vio su brazo herido sangrar. Dolía, pero todavía podía seguir peleando.

Su descanso duró poco puesto a que Ootakemaru también salió de las aguas y levitó a varios metros frente a la HiME, con un aura de electricidad que lo hacía intocable.

“Nos estábamos divirtiendo, Suzuka, ¿por qué te enfocaste en atacar esos montículos de tierra?” preguntó el otro, mirándole desde arriba. “Es como si rogaras que te mate.”
“Tsk…” la chica entrecerró sus ojos. “Tus ataques son iguales a balas perdidas. Pienso que ya estoy siendo demasiado atrevida como para dejarlo desatendido.”
“Pero, ¿aquí?” se extrañó y frunció el ceño. “Yo inmediatamente te traje lejos de los demás para precisamente tener una pelea como las que hemos tenido antes. ¿Por qué de la nada te preocupas por los terceros?” sonrió con ironía. “Dentro del muelle, me atacaste con proyectiles gigantes que dejaste caer sin prevenir dónde iban a caer. ¿Y ahora quién es el irresponsable?”
“Tch… ¡lo sé!” espetó estresada y fastidiada. Fue por ello mismo que no quería cometer el mismo error dos veces, pero no tenía obligación de explicarlo.
“…” curiosamente, Ootakemaru sonrió comprensivamente, aunque aquella expresión duró poco y su sonrisa se tornó burlesca. “Obviando esto, debo admitir que esperaba más de ti. Me he asegurado de entrenar para volverme más fuerte y ser un luchador digno de su mayor rival, pero tú te has vuelto complaciente, Suzuka. ¿En verdad no tienes más que enseñar?” le apuntó a su brazo pudiente. “¿Qué ha sido de tu arma? ¿Por qué no la usas?”
“...” la HiME rechinó los dientes. Ya se había encontrado a sí misma intentando empuñar el mango de su arma varias veces. Deshacerse de esos torpedos acuáticos hubiera sido posible con un par de blandeos. No dejaba de maldecir a Norimune por dentro.
“Y no piensas contestarme, pero… como sé que tu arma es una persona independiente, asumiré que no puedes invocarlo a voluntad,” movió una mano con desinterés.
“Tsk,” cómo le fastidiaba que fuera algo tan irrelevante para él. “Ootakemaru, tú…” le vio devolverle la mirada. “¿Estás bien peleando por Rizembool, por estas personas…?”
“¿No hemos hablado de esto anteriormente?” preguntó con extrañeza. Ootakemaru borró su sonrisa y se encogió de hombros. “Peleo por Rizembool como el ser que soy, es mi trabajo y mi identidad. No me importan los detalles.”
“Tú… ¿en verdad te desentiendes de todas las fechorías que cometen?”
“¿Tu pregunta es una artimaña para quitarme de tu camino?”
“¿Qué? ¡Por supuesto que no!” ella vio que el otro voló embalado para hacerle frente y tuvo que saltar e impulsarse con agua para aterrizar en otra boya, sin antes ver cómo la previa había sido destrozada por la aventada del chico.
“No hay utilidad y sentido que te pongas a hablar con tu enemigo,” observó Ootakemaru, nuevamente volando frente a la peliblanca. Regresó a su mirada desde arriba, con mayor desdén. “Nada cambiará si buscas entendimiento. No me importa lo que pienses en lo más mínimo.”
“¡Pero…!” comprimió sus puños, aunque se quedó más atenta. Había sido un ataque sorpresivo.
“¿Acaso no te molestaría que yo haga lo mismo? ¿Estás feliz de trabajar ciegamente para Hanasaki e ignorar el bienestar de todos los peones de Rizembool bajo el lema de la justicia?”
“¿Qué dices?” ella vio al otro invocar su espada y se tensó. La enorme espada de aquella persona con incrustaciones de jades metálicos que le daban púas y garras. La misma arma se rodeó de electricidad.
“¿Acaso nunca se te ha pasado por la cabeza que los de Hanasaki también tienen sus secretos oscuros e inaceptables?”
“Tsk, no lo sabré con certeza, pero Hanasaki no son como Rizembool. No dejaré que insinúes que son iguales,” declaró la HiME.
“¿Tanto te han lavado la cabeza?” volvió a preguntar. Ootakemaru despidió su tranquilidad y su rostro se avivó con una sonrisa desquiciada y unos ojos ampliamente abiertos. Su aura eléctrica incrementó. “¿Tan cometida estás a blandear el estandarte atropellador de tu escuela?”
“¡Rizembool son aquellos a los que describes!”
“¿Ves? No me dejas siquiera tener una conversación. Si lo primero que haces para negar los defectos de Hanasaki es invocar a Rizembool, ¡eso quiere decir que no tienes argumentos!”
“…” Suzuka tuvo que saltar nuevamente ya que Ootakemaru hizo otra aventada a la boya. Esta vez, cortó la misma estructura pesada y metálica en dos con un solo ataque. La HiME estuvo por aterrizar sobre el agua, pero varios rayos de electricidad se extendieron sobre los mismos. Sin la misma capacidad de volar que su oponente, tuvo que sacar uno de los proyectiles y hacerlo crecer para usarlo de isla. Al menos estos no conducían la electricidad.

Se hizo una isla extensa, aunque no del todo estable, la cual amenazaba con hundirse si se movía demasiado. Siguió mirando atenta al otro.

“¿Qué te hace pensar que a Hanasaki le importan sus HiMEs? Lo pretenderán hasta cierto punto, pero lo más importante es que tengan a gente que trabajen para ellos sin importar el costo. ¿No crees que el mayor peligro para las HiMEs es en verdad la directiva?”
“Eso es mentira, Rizembool no nos deja otra opción que pelear…” Suzuka le miró con rencor.
“¡Esa es la verdadera mentira! ¡Son ustedes ilusas HiMEs quienes se creen la urgencia de una causa que no les corresponde! ¡Su rol no es más que una estafa!” volvió a arremeter y esta vez Suzuka invocó otros proyectiles para distraerle, aunque Ootakemaru rápidamente pudo cortarlos. Este aterrizó en el extremo opuesto de la isla frente a la HiME, sonriendo malignamente, y apunto a su enemiga con su espada. “Es Hanasaki quienes les lanza ante peligros como yo sin herramientas ni experiencia. Las HiMEs son sus víctimas. En particular… ¿qué te hace pensar que Hanasaki no serán quienes en verdad te manipulan hoy a realizar tales destrozos en este muelle, a creer ciegamente en sus actos injustificables y decidir que tu voluntad vale más que la vida de todos los trabajadores atrapados en el muelle? Tú no lo verás, pero es claro para mí. Hanasaki es tu verdadero enemigo, Suzuka.”
“…” Suzuka rechinó los dientes. “Yo no… me creo por encima de nadie, no me insultes.”
“Oh, pero lo haces, cuando condenas a gente como yo y obvias el bienestar de otros,” Ootakemaru entrecerró sus ojos y borró su sonrisa. Blandeó su espada a un costado. “Dejaré el asunto de lado, ¿ves que no hay punto de hablar de cosas para las cuales nunca nos entenderemos? No estoy aquí para cambiarte de parecer, así que ni intentes cambiar el mío.”
“Tsk…”
“Pero, seas HiME o no, como mínimo quisiera que no te dejaras llevar por los ideales y las mentiras de Hanasaki, y verdaderamente pelearas bajo tus propios principios,” le miró desde arriba. “Como estás en el presente, me repugnas…”
“…” nunca había podido leer a ese oponente. A pesar de su gran fuerza y latente amenaza, había algo en este que no le parecía del todo condenable. Sin duda amaba pelear, pero no era del tipo que lo hacía irresponsablemente, razón por la cual hubiera querido hablar con él… y razón por cuánto Suzuka se frustraba que era evidentemente imposible. La HiME sonrió amargamente. “No veré las cosas como tú, Ootakemaru, pero no me insultes. Sé que pude haber pensado en esto mejor, entiendo que he cometido errores y no puedo imaginar las consecuencias de mis acciones todavía, pero sí sigo mi propia voluntad.”
“…” el otro sintió esa isla de arcilla mecerse con una intensidad que incrementaba.
“Y no dejaré que una persona inocente que pueda estar capturada por Rizembool sea ignorada. Estoy aquí para evitar que ello vuelva a suceder.”
“Hablas de una persona que no sabes con certeza si existe o no dentro de este barco.”
“Pero es una posibilidad, y pelearé por esta porque cada persona lo vale. ¡No me importa si no eres mi Rebel, si te atreves a estar en mi camino arrasaré contigo!”

De repente, unos torrentes de agua estallaron debajo de la arcilla como geiseres que destrozaron la superficie. Con gran rapidez y fuerza, el agua encapsuló al chico y lo rodeó de arcilla, para entonces propulsarlo con gran fuerza hasta las profundidades. Suzuka aprovechó dicha sorpresa para alejarse y aterrizar en otro muelle vacío a cierta distancia.Ella continuó con sus corrientes serpenteantes para prevenir que el otro pudiera reponerse. De tratarse de cualquier otro enemigo, un par de empujones del agua bastarían para expulsar todo el aire de sus pulmones y ahogarle… pero ella podía imaginar que un contrincante tan fuerte como Ootakemaru no necesitaría de mucho para reponerse.

Y fue así. Vio con poca anticipación a un torpedo de tierra abrirse entre su maremoto y saltó para apenas esquivarlo. Suzuka escuchó un fuerte impacto que este habría tenido con unos contenedores de metal hacia el fondo, pero no podía darle dedicación. Vino un segundo torpedo tripulado por su enemigo que nuevamente tuvo que evadir. La HiME saltó, aunque tuvo que impulsarse con agua a mayor distancia ya que el otro casi le rebana con una extensión de su espada producida de electricidad.

“…” ella le miró fijamente, un poco en aprietos.
“Haha, felicidades por sorprenderme,” Ootakemaru se mostró más ameno y saltó de su torpedo, el cual también se estrelló contra un montículo de metales. Observó a la peliblanca con ligera aprobación. “Aun sin tu arma no estás del todo indefensa.”
“¡Dejémonos de juegos! ¡Tanto me condenas por hacer daños cuando tú haces lo mismo!”
“Sigues siendo quien comenzó esto, Suzuka, y sé que no hay nadie cerca de nosotros,” se encogió de hombros. “Los daños materiales no me importan en lo absoluto.”
“Tch…”
“Pero voy a tener que corregirte algo. No es la primera vez que nos enfrentamos, pero a partir de ahora será diferente,” sus ojos se afilaron y son sonrisa se ensanchó. “…porque ya no tengo el trabajo de monitorearte o detener tus investigaciones,” la apuntó con su arma. “Rizembool me dio un regalo de acatar mi pedido. Soy tu Rebel ahora, Suzuka, así que ya no se trata de meterme en tu camino cuando sea prudente. Puedo pelear contigo cuando se me dé la gana.”
“¿Qué dices?” Suzuka sintió un sudor frío. Ya no tenía en frente a un regulador de Rizembool que hacia sus tareas de investigación complicadas. Ahora, las chispas de electricidad que rodeaban a Ootakemaru indicaban un inminente peligro que carecía de toda lógica. Sus peleas se habían tornado irremediables.
“¿No estás feliz? Tú que te desvives por ayuda que dices que otros necesitan, ¿no te alivia saber que nadie más que tú tiene que hacerle frente a mi persona?”
“Tch, de eso no se trata… ¿Por qué eres un Rebel? Tú siempre negaste ser uno… ¡¿Tan contento estás de pelear y matar a alguien sin tener otra opción?!” apretó sus puños.
“Pensé que te hice entender que no hay punto de diálogo entre nosotros,” para variar, Ootakemaru borró su sonrisa y le miró con solemnidad.
“…” nuevamente, no sabía cómo leerlo. Casi parecía que había una parte de esa persona que no celebraba la realidad. Le vio apretar el agarre de su arma.
“Al igual que yo contigo, tú también desapruebas de una persona enraizada en los principios y pensamientos de su institución. Así se quedarán las cosas, nunca nos convenceremos de lo contrario,” entonces, el Rebel blandeó su arma a un costado, ladeó la cabeza y sonrió con ironía. “¿Pero sabes qué? Tal vez sea lo mejor para una HiME como tú.”
“¿Qué quieres decir?” otro cambio repentino. Suzuka no dejaba de confundirse.
“Has sido una HiME antes, ¿verdad? ¿Acaso no has tenido que derrotar a otros Rebels para llegar hasta aquí? ¿No es más fácil para ti ignorar a tus enemigos y derrotarlos, o tal vez hasta matarlos, de ser necesario?”
“…” se quedó en blanco. “¿…qué clase de maniaca crees que soy?”
“¿Eso no es lo que las HiMEs son?”
“¡Esos serán los Rebels!”
“¡Hah! Sí, y también las HiMEs, ¿no es así?”
“Yo no, nunca he matado a mis Rebels, me he asegurado de eso…”
“Pero se siente bien ganarles a inmundicias como yo, ¿verdad? ¿Acaso ello no te hace tener la razón y sentir que has triunfado en tu pelea personal?”
“Maldición,” se exasperó y apretó sus puños a todo dar. “¡Peleo para proteger a los demás y prevenir que sean lastimados por Rizembool! ¡Esto no se trata de ganar!”
“Heh, bien por ti, pero a Hanasaki sólo les importan los números. Tú triunfas para ellos por más que digas que tú no eres la que gana. Bien, al menos eres realista.”
“Eso no es verdad, ¡no me confundirás!”
“¡Entonces dejemos de hablar y sobrevive, Suzuka!” exclamó con una amplia y desquiciada sonrisa. Se impulsó para volver al combate. “¡Ignoremos la guerra a nuestro alrededor y saquemos algo de diversión de esta locura!”

Continuó un asedio ahora sobre la superficie. Fuera en el mar o en la tierra, Suzuka no tenía manera de mantenerse firme sin correr riesgos. Su ahora Rebel era demasiado fuerte. Una vez más maldijo a su impredecible arma de haberla abandonado.

Pero tenía que mantenerse fuerte y dejar que Tenshi investigara el barco y pudiera escapar antes que Ootakemaru… o el compañero del mismo fueran detrás de ella.




“¡AAAHHHH!” en un punto indeterminado de la extensa superficie de contenedores, la pequeña Kosuzu seguía huyendo de ese orphan. Sus energías la abandonaban con rapidez, sus piernas temblaban por el sobreesfuerzo y su voz se había tornado afónica. No sabía por dónde estaban las más HiMEs, aparte de ruidos a distancia, ni recordaba en qué dirección se encontraba la barricada con los civiles. “¡A-alguien, ayudaaa!”

Debió haber oído a Mamizou y mantenerse a salvo. Incluso pensó que quizás nunca debió haber aceptado el reclutamiento de Hanasaki. No sabía si podía armarse de valor y fuerza al igual que Reimu y sus valientes compañeras HiMEs. Sus ojos se llenaron de lágrimas.

En eso, dio un giro y hacia el fondo del camino divisó a otro orphan a gran distancia.

“¡Eep!” dejó salir un alarido que ahogó al taparse sus manos para impedir que este nuevo enemigo la detectara. Dudo en saber qué hacer, aunque se alivió de notar a esa sombra distante tomar otro camino y desaparecer de su visión… cuando en eso recordó a su principal atacante el cual también dio la vuelta y saltó al asedio. “¡AAAHHHH!”

Su cuerpo cedió y cayó sentada. Vio a la bestia correr y acercarse sumamente rápido. Al no poder hacer nada más, Kosuzu tapó su cabeza con ambos brazos en pleno grito.



Entonces, una persona llegó a interponerse.

“Tch…” Gotou afiló sus ojos y desenvainó su tantou. “¿Acaso no eran pacíficos?”

El chico se encontró con el orphan en pleno salto. Luego de evitar un zarpazo y esquivar una mordida al rostro, realizó un corte profundo en parte del cuello y torso del enemigo. El impulso del ataque frenó al monstruo. Este cayó de costado al piso y gruñó con ferocidad, pero al mirar a su nuevo contrincante, terminó por huir herido.

Una vez el peligro pasó, Gotou blandeó su tantou para sacudir algo de sangre de su arma y la guardó. De inmediato fue donde la pequeña recogida en el piso.

“Oye, ¿estás bien?”
“Eh…” Kosuzu descubrió su rostro lloroso y miró a ese pelimarrón manchado de sangre. Le tomó poco entender lo que había sucedido y asintió. “…e-el… orphan…” entonces se tapó la boca. “¡E-e-ehhh, q-quiero decir… e-ese monstruo…!”
“Pues…” alzó una ceja. “También sé de orphans. En fin, lo importante es que no estás herida. Ven,” él le extendió una mano. “Vi rejas y personas por esta dirección. Te llevaré allá.”
“G-gracias…” volvió a asentir y aceptó su ayuda para ponerse de pie. “Ehh…” ella hizo una profunda reverencia. “Muchas gracias, lo siento, s-soy inepta y no pude ayudarte, yo… ¡V-verdad, mi nombre es Kosuzu Motoori! ¡S-siento que te hayas manchado ehh…!”
“Oye, tranquila,” Gotou levantó sus palmas, impresionado por las energías de la niña. “No todos pueden pelear, lo entiendo…” volvió a impresionarse al ver a la pequeña extenderle un pañuelo.
“Toma, puedes usarlo, hasta quedártelo,” dijo decidida.
“Ehh, tengo el mío, está bien…”
“¡Insisto! De no ser por ti tal vez no estaría viva, por favor.”
“…bueno, muchas gracias,” este dio un suspiro y tomó esa tela. Aun así, tenía algo más importante en mente. “Vamos en marcha. No sabemos cuándo veremos a otro orphan.”
“S-sí,” la menor asintió un par de veces. Kosuzu caminó cabizbaja mientras contemplaba sobre sus extrañas circunstancias. Había notado la pequeña espada en el cinturón del otro. No hubiera pensado que en un lugar donde las HiMEs eran las justicieras se encontraría con alguna especie de samurai. Asintió y se armó de valor para alzar su mirada. “Eh, disculpe…”
“Dime,” pero Gotou tomó la palabra a la vez. Este volvió a frustrarse al ver a la otra aterrarse y volver a bajar la mirada. “Eh, no, perdón, ¿qué querías decir?”
“¡N-nada importante, disculpe, señor!”
“‘¿Señor?’” pensó alzando una ceja. Volvió a dar un suspiro. “Dime, Kosuzu, ¿qué haces por aquí? Hubiera esperado ver a trabajadores del muelle atrapados, pero tú pareces una estudiante de secundaria.”
“Ehh… es verdad que no parezco de por aquí… uhh…” dio un alarido. “Lo siento, es mi culpa, sé que no debería haberme metido, pero vi a alguien caminar por aquí y pensé en pasarle la voz y sacarlo… y terminé siendo perseguida por el orphan…”
“Hm…” le miró juiciosamente.
“¡E-es la verdad!” dijo torturada.
“No es que explique qué hacías en el muelle en primer lugar, pero, en fin,” se encogió de hombros. “Tampoco me debes explicaciones así que olvídalo.”
“Yo…” cayó en cuenta que había obviado el trasfondo. “Pues…” dijo mirando al piso. “…no es que te deba… pero tal vez sí, si te arriesgaste a protegerme. Al menos puedo ser honesta.”
“No, está bien, tu seguridad es lo primero…”
“No, insisto, tengo que ser responsable por mis acciones, yo…” asintió para sí. “La verdad es que soy una HiME y vine con mis compañeras, por eso estoy aquí.”
“¿Qué?” Gotou se sorprendió y se detuvo, para mirarla atentamente. “¿Hablas en serio?”
“Sí,” Kosuzu sonrió incómoda. “Ehh, ahora que lo pienso, tal vez no debí admitirlo tan rápido. Supuse que sabías sobre las HiMEs si sabes sobre los orphans, p-pero parece que sí estás informado de la guerra un poco, pues…”
“¡¿Qué se supone que hace una niña como tú siendo HiME?!” estalló el otro.
“¡IIHH!” Kosuzu cerró sus ojos un momento. “P-pues, yo…”
“Pero ni pudiste protegerte contra ese orphan. ¿No se supone que las HiMEs pueden encargarse de orphans sin problemas?”
“Es que yo…” dijo nuevamente retraída y desviando la mirada.
“Tampoco pude ver que usaste los poderes que HiMEs deben tener,” le miró con reproche. “¿No estarás haciendo excusas? No te excuses ni te descuides por ocurrencias aquí.”
“P-p-puedo entender por qué no confías en lo que te digo…” dijo la pobre apenada y torturada por esa fuerte falta de confianza que inspiraba en el otro. Todo ello fue un recordatorio de lo inepta que se sentía en le presente. “Pero sí soy una HiME. Nos dijeron que hay un problema con HiMEs en el muelle y he llegado con otras para detener el problema y evacuar de inmediato.”
“…” Gotou se quedó en blanco.
“Ehhh…” ¿había vuelto a decir algo que no debería compartir tan abiertamente? “¡B-bueno, esa es la verdad! Nuevamente lo lamento mucho, sé que una HiME no debería importunar a otros. ¡P-prometo que no volverá a suceder!”
“…” Gotou llevó una mano a su mentón y miró en dirección al muelle, pensativo.
“Se…seguramente todavía no crees lo que digo, ¿cierto?” preguntó la pequeña.
“No…” el otro negó con leve cansancio. “Si sabes algo como eso, significa que eres una HiME.”
“Sí…” ella se vio intrigada. “Usted entonces… ¿sabe lo que ocurre?”
“Algo así…” regresó su mirada hacia el centro del escenario.
“…” Kosuzu recordó sus teorías sobre ese chico siendo algún tipo de samurái. Quiso preguntar más, aunque el otro nuevamente se le adelantó.
“De todas las personas que hubiera podido ayudar, no pensé que me cruzaría con una HiME,” dijo con ligera inquietud, todavía mirando a distancia. “No estoy aquí para involucrarme en el asunto tampoco. Esto no me concierne.”
“…” ella ladeó su cabeza. “Si no es por lo que sucede… ¿qué haces aquí?”
“Son asuntos personales,” dijo con toda naturalidad, distraídamente.
“Hmm…” la chica hizo un puchero. Bien era cierto que no le debía explicaciones, y en el caso del otro, sin duda tenía todo derecho a privacidad luego de haberle sido de ayuda, pero igual quería saber.
“Realmente no debería permanecer cerca de Rebels o de HiMEs aquí…” meditó en voz alta.
“¿Eh?” Kosuzu se alertó.
“Kosuzu,” Gotou apuntó al camino que continuaba. “Si sigues de frente hasta el final, doblas a la derecha y de ahí a la izquierda cuando veas una expansión de ese lado, llegarás a las rejas que delimitan este ambiente. Sé rápida y no bajes la guardia para que orphans no te vuelvan a sorprender.”
“¿Ehhh?” tembló un poco.
“Ve con cuidado, seguiré buscando a gente que necesite de ayuda…” dijo y pretendió darse media vuelta para separarse de la otra, pero esta terminó por abalanzarse encima y darle un fuerte y desesperado abrazo. “¡O-oye!”
“¡Por favor no me abandones! ¡Estoy muerta sin ti!” exclamó en plenos lloriqueos.
“¡¿No se supone que eres una HiME?!”
“¡Pero soy principiante y no sé hacer nada, ni invocar un poder! ¡Apenas di mi prueba hoy!”
“¿Prueba?” se extrañó.
“¡Y demasiado inconsciente para hablar de cosas como la prueba sin siquiera saber si debería! ¡Ten misericordia! ¡Te compro tu comida de recreo por un mes!”
“¡¿Me veo como estudiante de secundaria?!”
“¡L-lo siento, señor!”
“¡Tampoco soy tan viejo!”
“¡IIIHHHH!” ella chilló entre el miedo de molestarle y el pánico de quedarse sola.
“¡Ya, entiendo!” Gotou se soltó, aunque se quedó a su costado y negó repetidamente. “No sabré todos los detalles, pero si eres nueva y no puedes defenderte, sí necesitas de auxilio. Te acompañaré.”
“¡Ahhh, gracias!” intentó volver a abrazarle, pero el otro tuvo que apartarla con una mano.
“Ya, ya, olvídalo, sólo vamos de una vez,” dijo frustrado. “Esta es una emergencia. Hay que apurarnos. No estamos aquí para hablarlo más.”
“S-sí, me comportaré, lo prometo,” dijo con los ojos llorosos. “Eh, usted es…” comenzó, aunque el otro ya se había puesto en marcha. “Ah, espere.”

Avanzaron un momento en silencio. Kosuzu continuaba con sus múltiples preguntas referentes a su gran cambio de vida. No sabía cómo interpretar sus alrededores y el presente encuentro con ese benefactor, pero entendía que lo prioritario era regresar al costado de Mamizou para estar a salvo. No podía imaginarse lo molesta que su superior estaría por haberse desaparecido.

Entonces, vio a Gotou detenerse, y antes de poder preguntarle qué ocurría, este le agarró de una muñeca y le jaló para tomar otro pasillo.

“¡Ehh…!”
“Por aquí,” dijo rápidamente. Ambos corrieron y Kosuzu vio que un orphan no tardó en empezar a perseguirles.
“¡N-no puede ser!” tragó saliva. Si hubiera sido dejada por su cuenta, ese orphan le hubiera hecho una fácil emboscada. “¿Qué hacemos?”
“Sigue corriendo. Se ve más fuerte que el otro. Si me enfrento contra él y me descuido, no puedo garantizar tu seguridad esta vez.”
“¡IIIHH!”
“¡Mantén la calma!” sólo le quedaba avanzar en lo que pensaba qué hacer. Lo hubiera dicho de no ser por el estado anímico de la otra, pero Gotou estaba convencido que esos orphans sólo se tornaban agresivos contra HiMEs. Tenía sentido, considerando los sucesos de ese día. Con más razón debía resguardarla. “No dejaré que te haga daño, sólo sigue corriendo.”
“…” asintió asustada.

Gotou escaneó el camino angosto que no cambiaba. No tenía mucha visibilidad para asegurar a la pequeña en lo que se enfrentaba. Otro orphan podría aparecer en cualquier momento. Entonces, al dar un giro más, vio un contenedor abierto por un extremo, con su pared lateral y una barra de fierro tiradas en el piso. No podía quedarse a hacer teorías sobre el porqué, pero tuvo una idea.

“Kosuzu, ¿ves ese contenedor abierto?”
“S-sí…” dijo jadeando. Era la primera carrera de esa intensidad que se había dado en su vida.
“Te ayudaré a trepar encima de este, así que prepárate.”
“¡¿E-ehh?! ¡P-pero no sé trepar!”
“Por eso te ayudaré. Haz lo que puedas,” dijo con severidad.
“¡E-está bien!”

La HiME sintió que el otro aceleró el paso. Un par de intersecciones antes de la meta, otro orphan llegó a carrera, con el par apenas pasando poco antes que este les embistiera de costado. Kosuzu soltó otro grito y de no ser por la jalada del otro, tal vez habría perdido la inercia de la corrida. La situación era más difícil, pero ella se mantuvo haciendo lo posible. El otro parecía tener algo en mente.

Tuvieron una relativamente poca delantera que Gotou no desperdició. Llevó a la chica al borde del contenedor abierto y sin ninguna consulta, la cargó y alzó para que se agarrara del borde superior del contenedor.

“¿Q-qué…?” ella dijo con sorpresa y torpeza.
“Agárrate fuerte un momento,” entonces, este la soltó.
“¡AAHH, no me sueltes!” la pobre Kosuzu se asustó al sentir que su cuerpo estaba por ceder, pero entonces sintió soporte en sus piernas. Ese chico usó sus hombros para serle de un piso con el cual pudo propulsarse y arrastrarse sobre el techo.

Fue una ayuda corta y Gotou de inmediato la dejó ir para ponerse alerta y encarar a los orphans. Si bien lo había sospechado, el hecho que estos enemigos le ignoraran y trataran de saltar para alcanzar a la HiME le agarró un poco de sorpresa. Kosuzu estaba a salvo, pero dudaba que fuera algo permanente.

“¡Malditos, déjenla en paz!”

El chico se armó de su tantou y la barra de fierro para arremeter contra los orphans. Debido a su agresión, estos empezaron a enfrentarse contra él, pero el otro tenía la suficiente destreza para hacerles frente. Con la barra se mantenía a una distancia segura y podía frenarles. Mientras tanto, su tantou se encontraba lista para realizar ataques en momentos en que podía acercarse seguramente a esas bestias.

“…” Kosuzu miró desde arriba, con todo su cuerpo temblando. No podía ni ponerse de pie porque sentía que sus piernas agotadas y tiesas por sus emociones de inmediato la tumbarían. Su respiración estaba agitada y su pecho estaba inundado por un inquietante vacío.

Vio a un orphan ser herido y ponerse a huir. Sólo quedó el original de mayor tamaño, pero no fue un contrincante difícil para su protector. Ese chico peleaba con las dos armas en sus manos con gran agilidad, por más que se trataran de objetos de estructuras y pesos distintos.

En un momento, al frenar otro zarpazo del orphan con la barra, este no detuvo el movimiento de su pata y se deslizó debajo del fierro. Así, llegó a hacer un par de raspaduras en el brazo el pelimarrón quien tuvo que retroceder.

“¡C-cuidado!” exclamó la HiME, asustada. Ella se consternó al verle sangrar.
“…” Gotou trajo a sí su brazo herido por un momento, pero se recordó que no era momento de contemplaciones ni podía bajar la guardia. Tuvo razón, pero no como hubiera esperado.

Pensó que ese orphan hubiera aprovechado su retroceso para contraatacar, pero era como si la bestia hubiera sido programada de una manera muy específica. Con él fuera de su alcance inmediato, el orphan pasó a mirar a la HiME y dio un salto que fue suficiente para aterrizar sobre el mismo contenedor.

“¡IIHHH!” Kosuzu sólo atinó a retroceder de cangrejo. Ese orphan rugió en lo que se acercaba con mucha lentitud, para entonces dar un salto hacia ella. “¡Ayuda!”

Sin embargo, este no llegó a alcanzarle, y justo en el momento de su salto, Gotou pudo darle el alcance desde atrás y clavó la barra de hierro a través de su pecho. El orphan cayó de inmediato sobre el contenedor y dio la impresión de evaporarse parcialmente, para sólo dejar algunos restos desintegrados y un charco de sangre detrás.

“Ah… estuvo cerca…” dijo Gotou dando un suspiro. Este se concedió arrodillarse sobre el contenedor en lo que sacaba el pañuelo que la HiME le había dado. Usó sus dientes además de su mano libre en un intento de ponerse una venda improvisada.
“¡P-p-permíteme!” Kosuzu se acercó al otro (asegurándose de ni tocar los restos del orphan al costado) y tomó el pañuelo con ambas manos. “Es un rasguño profundo, necesitas primeros auxilios.”
“¿Eh? No es nada, sólo quiero cubrirlo para que no sangre mucho más,” le restó importancia.
“Pero estoy yendo afuera, sé que podemos encontrar a alguien que te ayude.”
“Estoy bien…” Gotou negó y sonrió frustrado. “Será impresionante si no estás acostumbrada, pero ya habrás visto que no soy ajeno a las peleas. Me he lastimado más en algunas prácticas.”
“S…sí…” la chica agachó su mirada en lo que terminaba de atar el pañuelo.
“Gracias por ayudarme, ahora sigamos,” Gotou se puso de pie.
“…” sin embargo, Kosuzu se mantuvo agachada y de rodillas.
“Oye, ¿estás bien?” preguntó confundido. Entonces vio que la pequeña sollozaba.
“Yo… lo siento mucho,” dijo con un hilo de voz. “Es por mi culpa que te pasó esto…”
“No, no eres responsable por los orphans, Kosuzu.”
“Es por culpa de las HiMEs que todo está ocurriendo hoy. De no ser por ellas… por HiMEs como yo… todos estaríamos bien, y lejos de aquí…” siguió llorando y tapó su rostro con sus manos. “…esos trabajadores afuera no andarían al pendiente… esa pobre señora suplicando por el bienestar de su hijo policía no estaría sufriendo tanto…”
“…”
“Se supone que somos las buenas, pero… pero…” su llanto incrementó.
“…” desvió su mirada con pena e incomodidad.
“Lo siento… que tengas que oírme decir todo esto… yo quiero ser fuerte y buena… quiero ayudar a otros… pero…”
“…”



“Kosuzu, no creo que las HiMEs quieran lastimar a nadie,” dijo solemnemente.
“…” siguió llorando cabizbaja, pero le oía con atención.
“No sé precisamente lo que ocurre, pero todo parece indicar que lo de hoy ha sido indeseado por todos aquí. Es un suceso lamentable para ambos lados de la guerra y para todos los que están siendo importunados.”
“…”
“Y pues…” dio un suspiro frustrado. Se encogió de hombros y miró a la menor. “No será mi posición comentar o hacer observaciones, pero esto no se trata que las HiMEs sean las buenas o los Rebels los malos. Creo que más bien… se trata de que todos aquí somos humanos y hacemos lo que podemos. Y todos, incluyéndote, hemos dado lo mejor de nosotros.”
“Pero yo…” ella se destapó el rostro y vio al otro extenderle una mano.
“Puedo decirte que no fue lo ideal o lo más inteligente que hayas venido ya que no puedes pelear, pero tus intenciones no fueron malas,” afirmó decidido. “Ahora de pie. No podrás aprender y ser más fuerte si te abandonas y te condenas así. Quiero que pienses en tu experiencia, que aceptes que las cosas han salido de cierta forma, y que hay aspectos de tu persona que son propios de ti, para que así crezcas de todo ello y puedas seguir adelante.”
“Yo…” Kosuzu miró la mano extendida y se mantuvo dubitativa. “Es que… hay mucho que tengo que cambiar de mí… quiero crecer, pero… tal vez sea todavía muy inepta…”
“¿Y qué? ¿Tú crees que siempre peleé como lo hago desde la infancia?” preguntó indistinto, encogiéndose de hombros. “¿Acaso me ves y piensas que soy algún ideal? Hay cosas imperfectas de mí que nunca van a cambiar, pero no es un problema,” sonrió convencido. “Porque soy como soy y son rasgos que me definen. Ser fuerte no se trata de desterrarte y borrar a alguien interior quien odias. Eso sólo te lastimaría. La verdadera fortaleza es aceptarte por como eres y enriquecer lo que te hace ser tú. Y pues, habrás estado asustada todo el rato luego de tu atrevimiento de entrar a este sitio, pero tienes algo de valentía para haberlo intentado, y a su vez, algo de cuidado para comprender lo que sucede y dedicarle tanta atención. Aprende a actuar con cautela, pero no destierres tu error de venir. Puede que tu decisión y agallas de querer ayudar a otros se vuelva en una fortaleza tuya más adelante.”
“…” Kosuzu pensó nuevamente en esas HiMEs atrevidas. Pensar que las había juzgado, cuando ella misma ingresó al peligro sin pensarlo dos veces por el mismo ideal de querer ayudar. ‘Todos estamos dando lo mejor de nosotros’. Ello resonó en su cabeza. Era muy cierto y un poco aterrador, el hecho que buenos deseos pudieran ser tan peligrosos. Y aun así… podía sentirlo. Quizás era verdad y todos los que cometían errores e importunaban a otros entre los presentes realmente tenían las mejores intenciones en mente, en su propia manera… Kosuzu sintió un titubeó, pero finalmente asintió decidida y aceptó la ayuda para levantarse. “Puede… que tengas razón. Todos nos estamos esforzando y hacemos lo que creemos correcto. Pues… yo… quisiera no cometer tantos errores, y saber qué es lo verdaderamente correcto, pero… para eso, tengo que seguir adelante. Y-yo… ¡me esforzaré, y espero ser algún día tan fuerte como tú!”
“Eh, no soy la gran cosa,” curiosamente, el chico se avergonzó un poco y desvió su mirada. Dio un suspiro. “Pero me alivia verte recuperar tus energías. ¿Lista para seguir?”
“Ehh, ya sé que no hay otra forma de avanzar… sí, vamos…” dijo algo inquieta, pero apretó sus puños para darse un poco de valor.
“Ven, te ayudo a bajar…”

Ellos continuaron con el camino a paso más rápido y manteniendo la guardia. A pesar del previo susto, Kosuzu se mostró más cooperativa y decidida a afrontar su presente misión de escapar a salvo. Por su parte… Gotou tuvo que reservarse más observaciones sobre lo recién conversado.

Todos daban lo mejor de sí… era lo cierto del asunto, y el motivo por el cual la presente emergencia y riña entre Rizembool y Hanasaki ocurría en ese momento, debido a los cálculos de una persona que había hecho el suceso una realidad…

Flashback


Luego del encuentro de ambos en aquel restaurante de un callejón en Ginza, Gotou acató el pedido del policía de llevarlo a su apartamento donde podrían hablar con privacidad sobre los más recientes desarrollos.

“…” Samidare caminó dentro de la sala amplia y se acercó a los ventanales que proveían de una gran vista a la ciudad nocturna.
“¿Y bien?” Gotou fruncía el ceño y tenía ambas manos en sus caderas. “¿Qué tienes que decir?”
“No esperé que tu vivienda fuera de este nivel socioeconómico. Comprendo que posees una familia en buen estado financiero,” comentó con su característica seriedad y dándole la espalda.
“¿Ah? ¿Y eso qué tiene que ver?” se impacientó. “Te traje hasta aquí, ahora contéstame.”
“Hm…” Samidare llevó una mano a su mentón. “Tu trato es el mismo de siempre, pero ahora que conozco tus aposentos, no evito notar un timbre de algún ‘bocchama’ en tu voz…”
“¡No te burles de mí!” comprimió sus puños. Finalmente vio al tranquilo y severo pelilila darse media vuelta, ahora con un extraño dispositivo en una mano que parecía ser un contador por contar con una pequeña palanca.
“Gotou, cúbrete los oídos.”
“¿Qué es eso…?”
“Hazlo,” insistió. Vio al otro hacerle caso con ligera duda, y de inmediato empujó esa palanca con un pulgar. Acto seguido, el ambiente se inundó de un ensordecedor pitido casi ultrasónico que causó ligeros temblores en vidrios y ventanas.
“¡Argh!” pese a haberse cubierto los oídos como fue dicho, Gotou igual sintió un fuerte dolor en su audición. Se agarró los oídos con más fuerza, pero la intensidad bajó con rapidez, aunque siguió habiendo un desagradable eco de lo oído. “Tsk, maldición, Samidare. ¿Crees que esa advertencia fue suficiente? ¿Qué demonios has hecho?”
“El aparato en mi mano es un interruptor de señales electromagnéticas,” explicó completamente tranquilo. Él no parecía haber sido afectado por su acción por más que ese curioso item estaba en su persona. “No considero que sea realmente necesario, pero sabiendo que tienes un pariente que trabaja para Rizembool, supuse que no estaba de más asegurarme que no haya dispositivos implantados que nos puedan oír.”
“¿Eh? ¿Esa cosa sirve para eso?” Gotou se sorprendió y pasó a frustrarse. “Dime, ese aparato…”
“Es de uso estrictamente oficial. No puedo dártelo, si eso te preguntas.”
“Tch, lo supuse…” era la primera vez que remotamente consideraba si Yagen podría estar espiándole de aquella manera, y ahora no dejaría de tener dicha paranoia. “Al menos no va a irrumpir con los vecinos, ¿verdad?”
“Su alcance no traspasaría pisos ni paredes fuera del área aproximada de tu apartamento, si mi juicio no falla,” asintió. “Sin embargo, es un interruptor de corta duración. Vayamos al grano.”
“Bien,” Gotou se cruzó de brazos. “Esa información que te ayudé a encontrar con respecto al venidero barco, ¿qué piensas hacer con ello?”
“En lo posible, preferiría no involucrarte con el asunto, pero ya consideré justo que lo sepas. Sólo espero que no seas imprudente con lo que estoy a punto de decirte.”
“…” alzó una ceja. “Lo mismo espero de ti. Ahora sigue.”
“Todo indica que se trata de un navío dirigido a Rizembool y que posee carga potencialmente secreta y sensible. Es un hallazgo que personas como nosotras hemos hecho por primera vez, considerando los esfuerzos de esa institución de mantenerse en secreto,” Samidare bajó su mirada, ensimismado y meditativo. “Se podría decir que es un triunfo a cierta manera.”
“No me metas en el mismo saco que tú. Pienso que saber los movimientos de Rizembool no es algo que nos concierne y que ni vale los posibles riesgos,” argumentó el menor. “Además, sólo es un logro si pretendes hacer algo con esa información. Entonces…”
“Sí es una información con utilidad. Sin embargo, no seré yo quien actuará directamente en este asunto. Simplemente pienso que existe otro lado de esta guerra y personas en dicha polaridad opuesta quienes querrían saber estos datos, y quienes actuarán a voluntad propia.”
“Espera un momento,” Gotou se extrañó. “Si hablas sobre ‘otro lado’, ¿acaso tú, un policía que debe quedarse imparcial y velar por el orden común, piensas informar a Hanasaki para causar un revuelo y que vayan en contra de Rizembool?”
“Hm…” Samidare miró directamente al otro un momento.
“¿Qué? ¿Tengo algo en mi rostro?” preguntó impaciente.
“Sólo me sorprende que lo hayas dicho tan concisamente. Te lo agradezco, has evitado que me explaye innecesariamente.”
“¿Perdón? N-no, ¡espera!” Gotou sintió frío, negó repetidamente y se acercó al otro en medio de un leve shock que incrementaba en alarma. “¡Es completamente demente! ¡¿Piensas darle esa información a una persona incorrecta para que lleve a cabo algún tipo de confrontación suicida?! ¡Espero estar equivocado, pero eso es a lo que suena!”
“…”
“Tsk, ¡habla, maldición!” le reclamó. “¿Por qué demonios te atreverías a tomar un lado? Tenía entendido que tu enfoque siempre ha estado en comprender lo que Hanasaki y Rizembool ocultan de los demás. ¿Y por qué ahora quieres exponer a alguien más al peligro?”
“Mi misión no ha cambiado, Gotou. Es sólo que…” el pelilila llevó una mano a su mentón y desvió su mirada. “…he notado que esta oportunidad será más fructífera si ocasiono un encuentro entre ambas partes.”
“¿Qué cosa?” Gotou abrió sus ojos como platos.
“La policía apenas estaría al consciente de movimientos de Hanasaki y Rizembool y daría el más mínimo conocimiento de ello al lado opuesto a manera de evitar mayores confrontaciones, y a la vez ejercer presión en el lado que realiza la acción para prevenir que ocasionen movimientos a mayor escala. Este barco del cual hablamos se mantendría incógnito y sus contenidos un secreto para todos ajenos a Rizembool. En cambio, si Hanasaki se involucra en su llegada y existe un contenido de interés para las HiMEs, el secretismo de Rizembool se romperá por una acción de parte de ellas, y algo de información podrá rescatarse en medio del combate.”
“Samidare, tú…” bajó su mirada, aturdido y todavía en shock. “…estarás usando a HiMEs de señuelo para interceptar a Rizembool… ¿y aprovechar extraer información de ese barco?”
“…” asintió firmemente. “Una vez más ahorras que brinde mayores explicaciones…”
“Tch…” finalmente, Gotou no se aguantó y agarró al otro de su camisa con ambas manos. Pese a que su acompañante era mayor y más alto, no se intimidó y mantuvo su fuerte agarre. “Usar a otras personas para tus intereses personales en un asunto tan incierto y peligroso… eres un miserable, ¿lo sabías? Te desconozco, pensé que eras más decente que esto.”
“…” el mayor se mantuvo inmóvil un momento y sin dejar de mirar al otro inmutado. “Has tenido muchas expectativas de mí. Nunca te he dado motivos para que esperes demasiado.”
“¡Cállate!” le sacudió un poco. “¿De dónde demonios viene esta decisión, Samidare? ¿Qué te ha llevado a formular este plan?”
“La oportunidad,” dijo secamente y con una mano se separó suavemente del otro, quien dejó de estrujar su camisa.
“¿Cómo que oportunidad?”
“Ante la ausencia de una supervisora en Hanasaki quien lidiaría con asuntos de inteligencia, he sido capaz de informar los hallazgos del barco a una HiME. Esta HiME… respetando lo poco que sé de ella, tiene sus motivos personales para pretender interceptar la carga del barco.”
“Tú…” el pelimarrón seguía atónito y decepcionado por el desarrollo.
“Gotou, tienes todo el derecho y razón para condenarme por mi decisión. Sin embargo, es algo que pensé duramente antes de atreverme a ocasionar estos sucesos,” afirmó. “La HiME de la que hablamos es una profesional quien podría mantenerse a salvo, confío que será capaz de ello. Es una persona que seguramente actuará sola y no involucraría a ninguna otra HiME, menos a alguna incapaz de defenderse. A su vez, es una HiME quien actuará por motivos altruistas y ‘superficiales’ en el punto de vista de Rizembool. Es decir, no es alguien quien tratará de espiarles ni tomar acciones que Rizembool podría considerar problemáticas o alarmantes.”
“…”
“Además de ello, mi escuadrón policial estará presente en la cercanía del puerto. Nuestra presencia es una regulatoria y estaremos ahí para evacuar a todos los civiles y a su vez presionar a los encargados de Rizembool a no sobrepasar sus límites. Ni Rizembool ni Hanasaki tendrían intenciones de causar problemas con el área de la policía que les ayuda a cubrir sus pleitos.”
“Tsk…”
“Por el nivel de seguridad y preparación, sumado a dicho muelle que es cerrado y estará bajo el control de Rizembool, la invasión de la HiME tendrá consecuencias similares a las de una pelea entre una HiME y un Rebel. Ello tampoco se prolongará puesto a que Hanasaki buscará la manera de forzar a que esa HiME se rinda y abandone su misión lo antes posible.”
“Oye…”
“Hay un nivel de tensión que ambas instituciones están dispuestas a soportar considerando las circunstancias, y en un intento de velar por el anonimato y mantener la guerra fría, sería atípico que estas circunstancias no se arreglen con rapidez,” concluyó y asintió lentamente. “Es un corto instante en medio del caos el cual necesito para acceder al barco y extraer la información que necesito, con tal de aprender más del modus operandi de esas personas…”
“Hablas con demasiada libertad y muchas asunciones, Samidare, déjame detenerte ahí,” espetó Gotou, molesto, aunque tratando de mantenerse centrado. “¿Qué te hace pensar que los demás involucrados comprenderán las cosas como tú lo haces ahora y actúen como tú lo estimas? Dices que confías que esa HiME estará bien. Pues bien, ¿está garantizado? ¿Y qué si ella resulta gravemente herida? Si no, ¿no es posible que sea ella quien termine por lastimar a alguien presente accidentalmente? Lo hayas pensado o no, te apoyes en lo esperado o hagas estimados salvajes, sigues hablando sobre inciertos con las vidas de otros.”
“Estoy consciente de ello.”
“¡Pues qué bueno, demonios! Todavía no es muy tarde. Admite lo que has hecho, intenta disuadir a esa HiME. O mejor aún, informa a otros en Hanasaki quienes puedan ponerle un alto antes de invocar la emergencia en medio de su misión personal. Ni necesitas admitir nada, puedes decir que decidiste avisarles personalmente, que dar un mensaje por medio de esa HiME fue un error de juicio y ahí quedaría el asunto.”
“…”
“Tch… ¿por qué te resistes? ¿Por qué no me das ninguna respuesta?” comprimió sus puños a sus costados. “…no me hagas hacerlo por ti.”
“Tú no lo harías, Gotou, eso sí lo puedo contestar…” Samidare resopló, agotado. Pese a su inmutabilidad e inflexible actitud, era evidente que tampoco gustaba hablar al respecto. “Sigues siendo el señorito de tu familia a cargo de los negocios y alguien de quien no sólo otros dependen, sino también una persona cuyas acciones y apariciones repercutirían en la imagen y reputación de tu familia.”
“Tsk, eres un miserable por meterme en este hueco.”
“Aquella no fue mi intención y no te estoy chantajeando. Sinceramente me disculpo ante ti, y te ruego que te mantengas lejano al asunto. Yo nunca te involucraré ni mencionaré en mis propios atrevimientos. Mi propia reputación es lo de menos y estoy solo en esta decisión mía. Tan sólo te debo la verdad de lo que hago, pero lamento darte esta angustia. Nuevamente, tú no tienes que ver aquí.”
“…” ello no era tranquilizante. Gotou miró al piso, mínimamente temblando. “Ello no quita el peligro que otros correrán… el hecho que yo lo he hecho posible. Tengo una responsabilidad personal con todos los que serán perjudicados, tú no me la puedes quitar.”
“Gotou…” Samidare frunció el ceño. “Recuerda no involucrarte en esto. No te atrevas a pisar ese muelle porque tú no tienes ni habilidades ni recursos para mantenerte a salvo. Además, eres más importante para tu familia de lo que alguien como yo podría ser en la mía…”
“¡A la mierda con eso!” exclamó furioso. “¡Todos y cada uno de nosotros somos completamente iguales! ¡Tú, yo, la HiME, la gente que trabaja en el muelle, los policías, todos somos importantes! ¡Deja de quitarte peso para hundirte en este maquiavélico plan! ¡Deja de ver a los involucrados como piezas porque en nuestro tablero todos podemos rompernos!”

Volvió a tomar al otro de su camisa, pero no concretó el fuerte agarre, ni la sacudida. Gotou se quedó cabizbajo y más perplejo que iracundo.

“¿Por qué…? No lo entiendo,” Gotou entrecerró sus ojos. “No te conozco desde hace mucho, pero sí lo suficiente para saber que tú no serías de exponer a los demás de esta manera.”
“…”
“¿Qué hay en este barco que es tan importante para ti…?”
“…” una vez más, el pelilila apartó suavemente las manos del otro con un brazo y dio un paso atrás para volver a hacer distancia. Dio un pesado suspiro. “Sigues siendo un niño, aprende a controlar tus arranques.”
“Tsk, no me pruebes, imbécil…”
“¿Recuerdas lo que te dije cuando comenzamos con nuestras investigaciones? El motivo por el cual investigo y lo que me llevó a unirme a la policía.”
“Tú…” Gotou se extrañó. No le sonaba.
“Estoy buscando a alguien…” dijo y cerró sus ojos con solemnidad. “Estoy detrás de la pista de una persona que lleva tantos años desaparecida como los que pude conocerle. A estas alturas, lo más probable es que se trate de un fantasma y alguien quien ya no está entre nosotros, quien ni haya dejado un solo rastro de que alguna vez existió.”
“…” se sorprendió. Tal vez en algún momento habría escuchado la razón, pero no los detalles.
“Ha pasado mucho tiempo y no ha habido ningún desarrollo, sólo lo que se pudo saber inmediatamente seguida su desaparición,” se dio media vuelta y miró a la impresionante vista de la nocturna ciudad. “Luego de años de estudios y búsqueda de información, en especial por todo lo que he aprendido como policía, me convenzo cada vez más que un ente semejante a Rizembool es quien ha sido el responsable. Ellos llevan a cabo un tráfico de personas y otros crímenes organizados debajo de nuestras narices, y la única forma de desenmascararlos es investigando uno de los navíos que usan para dichos fines.”
“…” Gotou había borrado la cólera de su expresión. En su lugar, había una anonadada tristeza en su rostro. “Ello…” apenas habló, la tensión regresó a sus extremidades. Frunció el ceño. “…sólo porque das un argumento lógico y hablas de probabilidades que puedan o no ser ciertas, ello no significa que encuentres las pistas que buscas ni ahí ni en otro lugar.”
“No es sólo ello. No espero rescatar ni encontrarme con quien busco, ya no soy un niño. Respuestas, entendimiento, información… en el presente, supongo que todo ello es una forma en la cual intento lidiar con ese asunto.”
“…”
“…” Samidare cerró sus ojos y sonrió un poco. “Pero no puedo negar que una ilusión persiste en mi interior. Seré tan idealista como esa HiME que busca pelear por otros tan ciegamente. Soy un ser condenable por utilizar sus mejores deseos en su contra, sin certeza alguna que ella pueda rescatar algo de ese barco…”
“…” aquel fue el humano detrás de sus fríos planes y sus declaraciones de ser un ser insignificante e irremediable. “Tsk…”

Fin del Flashback

“…yo sé lo que es, a cierta forma, Samidare…” pensó Gotou, meditativo y frustrado, con la cabeza gacha. “No ha sido más de un mes desde que nos llegó una bendición y Midare regresó a mi familia, luego de toda una vida separados. De haber tenido una ‘oportunidad’ como la tuya, me pregunto si la desesperación me habría llevado a mí o a alguno de mis hermanos a cometer tales errores y riesgos a cambio de una mísera esperanza… pero no puedes dejarte llevar. Piensa en lo que esa persona a la que buscas pensaría sobre tus acciones…”

Era algo que hubiera podido decirle esa noche y que se repetía en su cabeza en compensación a esa falta en el pasado. Sin embargo, dudaba haber podido disuadirle hasta con eso. Gotou sería capaz de mucho por aquellos que significaban el mundo para él, y por más que juzgara que nunca se rebajaría a dicho nivel, tampoco se encontraba en la situación del otro (cual fuera que fuera) para decirlo con certeza absoluta.

Más bien, su silencio en nombre de su familia y para prevenir problemas a su apellido podría ser una indicación que él tampoco era un ser excusable. Continuaría siendo parcialmente culpable por lo que fuera a ocurrir ese mismo día, y no había nada humanamente posible para él para compensar su omisión, lo sabía bien…

“Eh… ¿te sientes bien?” preguntó Kosuzu, un poco preocupada. “Te ves apagado…”
“Sí, descuida, Kosuzu,” le contestó, forzando una corta sonrisa. A simple vista y pensando en esa conversación, tenía frente a sí a una HiME indefensa a la merced de orphans, algo que Samidare había estimado que no iba a suceder. La realidad una vez más desbarataba los cálculos humanos más idealistas y organizados. “Lo siento…”
“¡N-no, no te disculpes!” la pequeña se escandalizó y negó rotundamente. “Tú eres quien me ha salvado y ha resultado herido para protegerme. Yo soy quien te debe miles de disculpas y agradecimientos. ¿Seguro que estás bien?”
“Lo estoy, no te preocupes más,” dio un suspiro. “Y fue un rasguño, no es nada. Sigamos, ya estamos como a mitad de camino.”
“¿A mitad?” Kosuzu palideció y se congeló un poco.
“Eh… ¿tú estás bien?” alzó una ceja.
“¡S-sí, lo estoy!” ella sonrió nerviosamente. “S-sólo me sorprendió, siento que he caminado por una eternidad… ¡p-pero será la mitad más corta! ¡Seguro que sí!”

Así, los dos continuaron el camino mientras se mantenían alertas.



Mimi Tachikawa

Hoi hoi minna aqui estoy ....

Ya cada vez faltaban menos días para el matrimonio de Belldandy, mientras que las nauseas y mareos matutinos se hacían más seguidos en la madre de Mayura, ahora solo se encontraba en casa junto a Kuro y Flaffy, ya que Gaku estaba ocupado con su futura presentación, y Mayura se encontraba dando sus exámenes de final de semestre.
Kuro estaba poniendole un paño de agua fría a la pelicastaña que reposaba en la cama de su habitación

Como te sientes Belldandy?-

Ya me siento mucho mejor, gracias por cuidar de mi Kuro-kun, cuando pueda levantarme empezare a preparar la cena para ti y para Flaffy deacuerdo?

No tienes que preocuparte por la comida, ya que Mayura ya hizo un pedido de comida para todos, aunque sea una comida saludable, pero al fin y al cabo es comida- suspiro pesadamente- tengo sueño…no sirvo para cuidar a las demás personas…-

Pero has sido de muy buena ayuda para mi ahora que no hay nadie más para que pueda cuidarme…-

Es doloroso llevar una vida dentro de ti? Como hiciste para cuidar de Mayura?-

No es nada doloroso llevar una vida dentro de ti, al contrario es un acontecimiento muy feliz, cuando nació Mayura estaba al lado de su padre por lo cual no fue nada doloroso, Keichi fue una persona muy gentil y amable. Ahora con el futuro nacimiento de Byul, tengo a una persona igual de gentil y amable como lo es Gaku-kun, además tengo a Mayura, a Flaffy y también te tengo a ti, por lo que veras somos una familia numerosa.

Es algo tan desconocido para mi…que no recuerdo nada de nada de donde provengo o porque puedo tomar dos formas…así que cada cosa que ustedes me comentan es algo nuevo, pero no se oye del todo mal.

Seguro que en algún momento de tu vida has tenido una madre cariñosa que te cuido con mucho amor, ya que no por nada pudiste encontrarte con mi hija y ahora son muy buenos amigos, así que espero que cuando todo este problema de rebels y hime termine, puedes quedarte para siempre con nosotros, eres otro hijo postizo para mi…-dijo alzando su brazo para acariciar suavemente los cabellos de Kuro-

No se que pasara en el futuro, pero voy a protegerlos a todos ustedes o al menos eso intentare, después de todo no soy muy trabajador y me canso fácilmente.

Belldandy se puso a reír divertida- Tómatelo con calma Kuro, solo se tú mismo y actúa según tus emociones-

El timbre sonó y era la persona del delivery

Por lo cual Kuro bajo para abrir la puerta, recoger el pedido y luego pagar

Después de servir la comida y darle a Belldandy, se retiro al primer piso para tomar su forma de gato y acurrucarse en un lado del sofa de tres partes

++++++++++++++++++++++

Mashu y Tsumugi se encontraban en la playa cerca a la casa de la Familia Kinomoto, ahora que Sakura habia despertado y ya se encontraba recuperada tanto física como psicológicamente, ahora faltaba que la hermana mayor de los Kinomoto se relajara un poco y dejara por un momento sus preocupaciones, y Tsumugi su amigo de la infancia era la persona indicada para esa misión.

Recuerdas la primera vez que nos conocimos Mashu?...-

Claro que lo recuerdo…-la joven de cabellos de color lila se toco la mano al pecho- fue cuando éramos unos niños, yo estaba muy triste por lo que pasó con mis padres y justo apareciste tú y empezaste a cantar, fue una hermosa canción relajante que alivio mi corazón, luego te acercaste hacia mi y me brindaste tu amistad-

Desde entonces fuimos muy cercanos…- Tsumugi se acercó a Mashu, mientras el viento jugaba con los cabellos de ambos jóvenes- aquel día nos prometimos que compartiremos nuestras alegrías y tristezas, para no cargar con nuestras tristezas solos-

Lo recuerdo, lamento mucho tener que haberte ocultado cosas tan importantes, pero por seguridad de Sakura y de las personas que estaban alrededor de mi no podía decir nada, espero que no te haya decepcionado y espero poder ganarme nuevamente tu confianza Tsumugi-kun…-

No te preocupes, jamás podría molestarme o creer que hayas faltado a nuestra promesa porque lo hiciste para proteger a Sakura-chan, así que deja de sentirte culpable que tu también eres una victima en estas cosas turbias que están encerradas dentro de Rizembool, pero no estamos aquí para pensar en cosas desagradables- le dijo con una suave voz- hemos venido aquí porque hay algo que he querido decirte desde hace mucho tiempo…- dijo alzando su mirada al cielo, para luego enfocar su mirada hacia su preciada amiga-

¿¿Qué es lo que tienes que decirme??- dijo visiblemente nerviosa y sonrojada- no es nada malo verdad?-

No es nada malo no te preocupes…-

Suspiro aliviada - menos mal…-esbozando una suave sonrisa- entonces que es lo que tienes que decirme? -mirándole atentamente-

Pues… Mashu Kinomoto…-se arrodilló ante ella- quisieras ser mi novia? –

Eh???- se sonrojo como un tomate avergonzada se tapo las manos-

Que dices? quieres empezar esta nueva etapa juntos?- le extendió las manos-

Claro que si, quiero ser tu novia…-dijo tomándole de la mano-

++++++++++++++++++++++++++++++++++


Kana

Todos mis último fics son una enorme basura, pero me consuela saber que nadie los lee así mi pensamiento queda tranquilo xD


No tenía forma de detener el embrollo en el que se había metido. Su espalda impactó de lleno contra el enorme ventanal de una cafetería y el golpe había sido con tal impacto al ser lanzado por Zero Two que cuando chocó quebró todo el ventanal.
Los clientes en su interior se alertaron y varios salieron del negocio asustados por lo que estaban vivenciando. No se explicaban como cuatro personas estaban peleando a golpes en la calle. Todavía era más ilógico el hecho de que a algunos de los presentes les pareció ver “destellos de energía” alrededor de los luchadores.

Eren pasó el perfil de su mano por la comisura de su labio para quitar la sangre que emanaba de allí.

Esto estaba totalmente fuera de control.

Una batalla de dos Rebels contra dos HiMEs en plena vía pública. La gente a su alrededor estaba consternada y dentro de poco algunos varios sacaron sus teléfonos celulares y comenzaron a grabar los hechos.

Tenía que detener ese alboroto. Sabía que Rizembool buscaría represarías contra ellos por hacer tal acto en el público. Lo que menos quería Rizembool era exponerse de ese modo, pero, ¿cómo detener a Mahiro Nakiri? El rubio estaba empecinado en ganarle a Historia y destruirla para ganarse todos los méritos de su padre y ser aclamado y admirado por toda la gente de Rizembool.

Pero con todo el costo y exposición que le estaba causando a Rizembool, estaba lejos de ser venerado.

—N-Nakiri…— escupió sangre a un costado. Nakiri de pronto lo miró de reojo, él estaba a unos pasos más adelante suyo. —Tenemos que detenernos. La gente está grabando… nos vamos a meter en problemas.
—Silencio, Jaeger. Lo que menos me importa es un montón de intrusos…—

Mala idea tratar de disuadir a Nakiri de ese modo.

—¡Qué haces! — gritó Eren, cuando dedujo las intenciones del otro Rebel. El rubio había creado una gama de energía en ambas manos la cual las hizo expandir alrededor de él en forma de varios anillos que giraban como si Nakiri fuera el centro y un planeta muy importante rodeado por anillos cósmicos. Mahiro haciendo alarde de su poder, lo lanzó contra los civiles con claros fines de eliminarlos para que dejaran de molestar. —¡Detente!

Afortunadamente, Historia se postuló en frente de la aturdida y asustada multitud quienes en ese momento vieron su fin. Pero la HIME logró crear un escudo de protección para salvar a las inocentes personas. Sin embargo, Nakiri aprovechó esa “debilidad” en la HiME.

“No puede crear escudos y soportar el ataque por siempre. Es un gasto enorme de energía…”

El rubio se tronó el cuello, creó más anillos de poder y gama expansiva de energía en contra de Historia y los civiles.

—Nh…— Historia cerró los ojos porque la luz de la energía de Mahiro Nakiri era enceguecedora. Tenía unas ganas malditas de saltar de allí y dejar que esa gente explotara por mirona, ¿por qué demonios tenía que salvarlos? ¡Historia odiaba a la humanidad! Pero allí estaba, resistiendo lo más que podía para evitar que esa gente saliera lesionada.
—¡Eres un tramposo! — Zero Two fue al ataque de Nakiri, a ella no le interesaba esa regla de “no meterse con el Rebel ajeno” si veía que su única amiga estaba en peligro. Quizá si fuera Kana la que estaba en riesgo, ni chistaría en intervenir, pero Historia era su pequeña amiga y necesitaba ayuda.
Zero Two intentó darle una patada de ráfaga poderosa, Mahiro la esquivó, pero no logró esquivar un segundo ataque de esta HiME. Le dio una patada en la mejilla y aunque fue poderosa, no tumbó a Mahiro. El rubio la miró con desprecio, como una larva insignificante que se atrevía a fastidiarlo.
—¿Y tú quién mierda eres?
—¡Zero Two! La mejor HiME de todas. Te arrepentirás de hacerle daño a mi amiga Historia. — la pelirosa no olvidaba que ese rufián había mandado al hospital a Historia con anterioridad. Con mayor vergüenza, ese mismo Rebel también la había mandado a ella misma al hospital cuando la ves pasada intentó ayudar a Historia. Parece que estaban en la misma situación, pero con más gente involucrada.
—Ah, Jaeger, ¿por qué todavía no matas a ese insecto? —
—…— Jaeger se paró a un lado de Nakiri quien ya se había recobrado totalmente. El rubio se limpió la sangre del corte en su mejilla. —Me encargaré de ella.
—Mh… ¿Sabes? Creo que no puedo confiar en ti…— lo miró de reojo y antes de que cualquiera de los presentes pudiera interpretarlo, el Rebel lanzó una poderosa ráfaga de poder hacia Zero Two que, literalmente, la mandó a volar por los aires y a caer sobre el techo de un automóvil hundiéndolo con el impacto.
—…— Eren se quedó sin palabras. Ni siquiera vio cuando Nakiri hizo ese movimiento. Sabía que era bueno, lo había estudiado porque sabía que era peligroso y Eren quería conocer bien su potencial porque tenía una maldita e inmensa corazonada que en algún momento tendría que enfrentarse a él para frenarlo de sus actos, pero, tal parece que el rubio se entrenó mucho más y ahora su nivel era superior a muchos.

“Es… más fuerte que yo en todo sentido” se dijo mentalmente, paralizado. ¿Hace cuánto tiempo no se sentía así de entumecido por la angustia? Demasiados años. Era penoso dejarse intimidar por él…

—Toda la pelea te la haz pasado pensativo, evitando la violencia y… me da la impresión que incluso intentas no dañar a una de estas dos.
—Lo que menos me importan son estas dos. Estoy preocupado por Rizembool y la exposición… esa gente está grabando.
—No son problema para nosotros. — le sonrió con sadismo. —En un chasquido de dedos, podemos matarlos a todos…
Eso hizo temblar a los presentes.
—Nakiri… No podemos borrar todo.
—¿No conoces mi nuevo poder?
—…— Eren e Historia abrieron los ojos enormemente al escuchar a Nakiri decir eso.
—Puedo hacer desaparecer todo este lugar, incluyendo a las HiMES, las personas… a ti.
—D-Detente…— le intentó disuadir al verlo ponerse en pose de invocación de su poder.
—Tengo que hacer todo yo, así que me encargaré… A menos de…— lo mira directamente a los ojos. —De que seas tú quien me traiga la cabeza de esa HiME— Mahiro apunta a Historia.
—…—
—Sólo si lo haces detendré todo este ataque.
—…— Eren entró en tensión. ¿Qué debía hacer? Si no atacaba a Historia, Mahiro Nakiri era muy capaz de hacer colapsar todo y matar a todos los presentes. Eran un Rebel, era un tipo psicopático y, por, sobre todo, poderoso. Su padre multimillonario podría hacer limpiar toda la escena del crimen y quedaría impune, por eso a Nakiri no le importaba las consecuencias de sus actos.
En ese instante, Eren cruzó mirada con Historia. Su mirada de hielo siempre estaba fría, vacía, con desprecio hacia su persona. Sin embargo, la mirada de la rubia estaba determinada a algo drástico. Ella asintió,

“Ven por mí. Es la única alternativa” era el pensamiento de Historia. Si era necesario, utilizaría su máximo potencial contra Eren para así evitar que Nakiri atacara a las personas inocentes.
« Last Edit: July 31, 2023, 06:30:20 PM by Kana »


Miyu


Capítulo 1 # Purple Haze.

El clima cálido del manto nocturno de septiembre aún sigue intacto, ya falta cada vez menos para la transición entre el calor al frío del otoño, pero eso no es algo que le importe a Tobio Ikuse.

Las luces tenues del bar se reflejan en las botellas de alcohol alineadas con precisión en los estantes detrás de él.

El joven de veinticinco años trabaja como bartender en "Black Dog", un pequeño y elegante bar nocturno situado en Tokio, en el corazón de Ginza. Tobio es un japonés de apariencia normal y pulcra; su rostro refleja rasgos suaves y armoniosos, de mandíbula definida y pómulos ligeramente pronunciados.

Siempre lo describen como alguien sereno y amable, que prefiere estar en las sombras a actuar de frente, por eso mismo no se ha podido conectar con Akeno, su prima segunda, quién atrae la mirada de todos con su cuerpo seductor.

El bartander posó su mirar en Akeno bebiendo un jugo de naranja y hablando con Rias Gremory, la mejor amiga. Sus ojos grises sentían curiosidad por el cambio de personalidad que sufrió la chica desde la última vez que la vio, pero es inteligente y sabe de sobra que ser curioso con ella solo traería malestar e incomodidad para ambos.

Exhalo aire y agitó el shaker de metal para hacer el primer coctel. Tiene un caballero y una pareja sentada en la barra disfrutando de la noche. En quince minutos dos exquisitas creaciones están listas para ser entregadas: un Sakura Martini, de delicado color rosado y un Manhattan cargado, que es de un profundo tono caramelo.

Tobio colocó las copas frente a los comensales con una sonrisa elegante y una actitud serena. que contrasta enormemente con sus cabellos oscuros que lucen desordenados y en punta, con algunos mechones que enmarcan su rostro. Una melena rebelde sin duda.
Su porte es sereno y confiado, mostrando una postura erguida y segura de sí mismo.

El mobiliario de "Black Dog" refleja una elegancia sobria y refinada. Las mesas de madera pulida y las sillas tapizadas en terciopelo ofrecen comodidad y un toque de lujo a los clientes que se sientan en ellas. El suelo de madera oscura brinda una sensación cálida y acogedora al ambiente del bar, mientras que la música blues crea una atmosfera tranquila y romántica.

El otro hombre apresuró una segunda jarra de cerveza y adelantó un poco más el taburete a la mesada. Un sujeto robusto y con demasiada masa muscular para que alguien tenga que encargarse de él si se emborracha.

—Azazel dijo que eres un excelente cocinero —musitó con una voz autoritaria—. ¿Tienes queso Kefalotyri o alguno salado?


Por un momento Tobio se sorprendió de que nombrara a su jefe y dueño del local, Azazel, aunque no era raro que mujeres exuberantes llegaran a buscarlo o a pedir bebidas en su nombre, esta vez sí fue tomado por sorpresa.

— Lo sentimos, no manejamos comidas exóticas —el japones le sonrió amablemente, algo que hacía casi en automático después de años de atender el negocio que Azazel le dejó a cargo.
—Uh —sacó un habano grueso y lo caló profundo—. Soy Leónidas, por cierto.

Su apariencia es una antítesis de su vestimenta, un sujeto extraño que daba para analizar bastante. Golpeó el puro contra el cenicero y lo volvió a poner entre sus labios fumando con profundidad.

Traía puesta una camisa hawaiana Aloha colorida con estampado tropical, cuyos botones amenazan en volar por los aires y enfundado también usa unas bermudas ocres.

—Ikuse Tobio —se presentó a sí mismo el barman y le paso un Portes Cabernet Sauvignon en una copa de vino con boca ancha—. Es lo mejor que tenemos en la casa.
—¡De esto hablo! —de inmediato dejó el habano en el cenicero y bebió sin nada de elegancia aquel vino—. ¡Whaaa! ¡Ese hijo de perra nunca me decepciona!

—Rias, ya basta —la voz furiosa de Akeno se oye entre la canción de fondo y los pasos agigantados de la morena se veían desde la barra.

Su prima tiene un sexapil que hace que todas las miradas se posen en ella, incluso estando al lado de Rias Gremory, de belleza extravagante al ser extranjera. Está vistiendo una falda plisada que va desde la cintura hasta sus tobillos, resaltando su estatura de metro sesenta y ocho, combinada con una blusa off-shoulder.

Las dos mujeres parecen estar discutiendo, sus voces se entremezclan con la de los clientes que empiezan a hablar un poco más agudo debido al calor del alcohol y el blues de “Summertime” con la voz rasgada de Janis Joplin.

—¡Madurá! —la pelirroja que la corretea viene igual de molesta.
—¡Es fácil decir eso siendo la “Buchou”! —sisea Akeno con el apodo que Rias trae de la secundaria Kuoh.

Rias se adelantó a ella y fue directo con Tobio, se sentó primera en una banqueta alta de cuero negro y rápidamente señaló al joven,

—Tu prima me está volviendo loca —repuso la chica de cabellos carmesí.

El mencionado liberó una risa con incomodidad ante las quejas de la recién llegada, después de todo no conoce demasiado a ninguna de las dos bellezas frente a él. Su prima es prácticamente una desconocida y si posee un trato amigable con ella se debe a su otra prima y actual cabecilla de la familia: Himejima Suzaku.

—¿Es así? —cuestiona mirando a Akeno. Lo primero que observa fue su cabello largo y oscuro, de un color morado intenso que cae en cascada sobre sus hombros, llegando hasta su cintura y sujetado en una cola de cabello alta.
—¡Por supuesto que no! —su semblante se marcó como el de una niña frustrada, ambos se llevan cinco años de diferencia. Muchas veces Ikuse se preguntaba dónde estaban los genes de la familia en él, cada uno de sus parientes poseían algún rasgo seductor y él es bastante simple—. ¡Rias me está molestando!

Las dos se encuentran metidas en una pelea encarnizada por algo que no comprendía.

Al lado de las dos chicas sigue Leonidas, el humo que exhalaba desde su boca se mantenía flotando en el ambiente e hizo que Akeno y Rias tuvieran que taparse la nariz.

—Las mujeres de Japón sin duda son de las mejores —el hombre de mediana edad soltó una risa estrepitosa y palmeó los glúteos de Akeno totalmente despreocupado, la mujer se asustó tanto por la fuerza que casi se cae sobre la barra.

Su mejor amiga rápidamente hizo su mano derecha un puño e intentó golpearlo, pero el sujeto logró atajar el golpe con la zurda, mientras se rasca su barba tupida con la diestra. Un hombre de espalda ancha, con más músculos que modales con mujeres y con aires espartanos en su apariencia.

—¡Pervertido! —gritó Rias y lo siguiente fue una patada en los gemelos del anciano, sin embargo, la masa muscular era tal que hizo que su sandalia saliera volando.
—Hay tres cosas que amo en este mundo, señorita: leer un libro en una hamaca, beber un buen vino con queso espartano y tercero… —hizo silencio, aunque Tobio captó de inmediato que era entrenar o algo relacionado—. En fin, gracias por la bebida.

Como paga depositó un sobre sobre la madera pulida. El japones observó a Leonidas con desconfianza y después al sobre, sus ojos grises bailaron entre la carta que dejó y el espartano.

—Azazel explicará todo, es para la parthenia Himejima.

El grandulón salió del local sin prisa, a sabiendas que nadie en su sano juicio se atrevería a intentar detenerlo. Tobio lo observó sin expresión, notando como canas platean la sien del sujeto.

—Siempre ese infeliz arruinando mi día —con un quejido quejumbroso su parienta empezó a soltar un insulto tras otro hacia Azazel, lo odiaba por ser amigo de su padre y no le importaba demostrarlo.

Rias le dio un pequeño empujón a su amiga y la animo a que leyera la carta que la tenía como receptora. Lo hizo y tomó en sus manos la carta; es simple, sin nada que destacar en el sobre, salvo por el sello de lacre rojizo en medio de la solapa.

Lo tocó con su dedo índice, es la primera vez que ve algo tan formal y eso que había sido la vicepresidente por dos años en secundaria. Su apodo de “Queen” la precedía desde ese entonces, incluso llegó a ser más conocida como “la Reina de Rias Gemory” que por su nombre.

—Es algo sobre una universidad —sus orbes violáceas leían el contenido rápidamente. Su cara quedó como un poema y miró a su primo esperando una explicación, cosa que el hombre no tiene—. Es mitad de año prácticamente, es absurdo que me den una beca completa para toda la carrera de mi elección.

En todos estos años de vida nunca pasó por su mente ir a la facultad, ni una carrera que quisiera seguir. Ella no tenía el dinero suficiente para aspirar a una y tampoco las ganas de estudiar hasta desmayarse por una beca, aunque sus notas en la secundaria alta le permitían aspirar a una.

Los tres intercambiaron miradas y la pelirroja le dio una palmadita en la espalda con una gran sonrisa que no podía ocultar. Rias se encontraba demasiado feliz por ella; se quedaron un rato hablando sobre la Universidad de Hanasaki, hasta que un cliente apareció para pedir una bebida al barman
« Last Edit: February 13, 2024, 11:33:45 PM by Miyu »


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Mery

(Voy a empezar a arreglar mis posts, ahora que ya tengo laptop -sweats-)


Antes de que Kentin tuviese oportunidad de agregar algo más, el celular de Alexy empezó a sonar desde el bolsillo de su chaqueta. El chico se apresuró a revisar el móvil y en seguida hizo una mueca.

"Qué pesado." Susurró Alexy antes de bloquear la pantalla y dejar el aparato sobre la mesa. Kentin prefirió no preguntar, pero se le hacía cada vez más difícil al pasar los segundos y que nuevamente entrara una llamada que le peliceleste se negó a recibir. A la tercera vez, la pantalla brilló indicando que se trataba de una videollamada de Glen.

Sin estar muy seguro, Kentin alzó la voz. "¿Ése es el mismo Glen hermano de Alice?"
"Sí" Alexy soltó un suspiro. "Debe haber intentado contactarla, pero por obvias razones Alice ni se ha percatado."
"¿Está bien que no le contestes?" Se aventuró a decir Kentin. "Digo, sólo para confirmarle que está aquí y no se espante."
Alexy se pasó una mano por el cabello al ver que la pantalla volvía a oscurecerse. "No precisamente, pero no estoy de muchos ánimos que digamos."
Kentin lo miró un poco confundido, Alexy le dirigió una mirada a la botella a su lado como si desease que ésta le diera ánimos, pero el teléfono volvió a sonar antes de que se decidiera. Soltando un largo suspiro, Alexy se armó de fuerzas para contestar.

Por una parte podía entender la preocupación de Glen. Si bien Alexy le había mandado un mensaje antes para avisarle que Alice se quedaría con él, lo normal era que la propia chica le llamara para reportarse y confirmar que estaba todo bien. No había problema si sólo se trataba de Alexy, Alice ya había pasado la noche con él varias veces y Glen lo conocía desde que era un niño, por lo que sabía de antemano cuales eran las preferencias de Alexy. Lo que no convencía a Glen era la presencia de Kentin, de quién no sabía nada y que tranquilamente podría representar una amenaza para la seguridad de su hermanita. Si Glen conociera a Kentin definitivamente no tendría dudas, si bien era cierto que el chico era hétero, era de todo menos un peligro.
« Last Edit: July 31, 2023, 11:02:49 PM by Mery »


Cho


Hello gals <3

Para cualquier duda y/o consulta las invito a postear en el foro de planeación.

Sin más preámbulos~

*top 4*

*conteo*

Sayi :: 0 palabras
Nite :: 0 palabras
Cho :: 9319 palabras
Kana :: 1185 palabras
Eureka :: 1151 palabras
Puri :: 0 palabras
Mimi Tachikawa :: 860 palabras
Mery :: 363 palabras
Apple :: 0 palabras
Miyu :: 2142 palabras


Now, let's carry on with those big HiME dreams...


Kana

Lo subo ahora porque voy a viajar y quizá no alcance.
EDIT: Agrego icono de Kaoru. No será la mejor edición pero es trabajo honesto xD



La situación cambió drásticamente. ¿El punto más crítico? Era un todo o nada y, sea cual sea la opción que escogiera, en las dos perdía.

Si decidía luchar contra Historia, como Nakiri le estaba instando a hacerlo bajo sospecha de que en realidad Eren la conocía de antes y por eso aquel trato gentil con ella, terminaría lastimando a la única “aliada” que tenía dentro de los márgenes morbosamente posibles en aquella compañía donde a él le daban el beneficio de borrar su historial criminal a cambio de la libertad.
Atacar a Historia (quien además era descendiente directa de la corona de alguna caída dinastía europea que a casi nadie le importa y a quien casi nadie recuerda) significaba que desde la organización lo vieran como una sublevación de su parte, cortaran el acuerdo de libertad y lo regresaran a cumplir condena al oeste o quien sabe qué país lejano y lúgubre de Europa.
Además, estaba seguro que si la golpeaba podría dañarla bastante. No sólo porque Historia era pequeña y frágil, sino también porque Eren no logra controlar su poder el cual desconoce.

Si la atacaba, por otro lado, se ganaba el beneficio de tener un poco más de tiempo entre que Nakiri sospechara de él como traidor a Rizembool (por su pacto con Historia, una HiME. Ambos haciendo de espías en Rizembool por su parte, en Hanasaki por parte de Historia) y entre que Eren se armara una nueva coartada para no debelarse como infiltrado.

Si no la atacaba, podía tener un poco más de garantía con la organización europea, pero también haría que Nakiri los matara a todos (incluido civiles) allí mismo y en ese preciso momento.

En la mente de Eren todo era dudas y contradicciones, pero Historia era, increíblemente, más fría para tomar decisiones. En poco tiempo, el cuerpo de Eren fue envuelto por cristales de hielo y quedó atrapado en un “sarcófago” de hielo.

Increible. El nuevo poder de Historia y el cual había estado trabajando en secreto era bastante interesante. El hielo iba tan bien con ella.

Eso le daba tiempo a Historia para poner en “pausa” a Eren con la excusa perfecta de dejarlo atrapado allí… Aunque, pese a su gloriosa entrada con su poder, Historia no sabía controlarlo muy bien y Eren en poco se fue quedando sin aire.

“Ojalá que aguante…” musitó Historia, para ella misma.

Era un todo o nada, de nuevo.

Fue contra Mahiro Nakiri, quien se entretenía manteniendo aplastada a Zero Two con su poder enérgico similar a una explosión cósmica. Lo atacó sin tiempo de que este soltara a Zero Two y, para su mala suerte, el cretino podía con las dos.

Con una mano generaba la energía que aprisionaba a Zero Two, con la otra, la ubicó ágilmente en el frágil cuello de la HiME cuando Historia apareció a su lado con una ráfaga de hielo, frenando de golpe y extremadamente sinestro todo el potencial de Historia.

—Tsk…—
—¿Pensaste que podías contra mí con un poco de polvo de hadas? — apretó su cuello, asfixiándola.
—N-Nakiri, suelta a Zero Two y deja a los civiles. — le pidió Historia, hablando con dificultad. —Esto es entre tú y yo
—Shh…— con la mano que sujetaba su cuello la alzó varios centímetros, quedando Historia suspendida en el aire.
—¡Vas a matarnos a todos, enfermo! — gritó Zero Two, a duras penas, resistiendo el poder del Rebel. Definitivamente ese maldito Nakiri era mucho más fuerte que el idiota de Jaeger.
—No a todos. O sea, a ustedes dos, a los mirones… Mh…— miró de reojo a Jaeger, congelado en el sarcófago de hielo. —Tal vez Jaeger también muera, pero eso no ha sido culpa mía.
—¡…!— Historia se había olvidado de Eren. Aprovechando la excusa de estar “débil” por la asfixia de Nakiri (y sí que lo estaba) borró su poder para poder “recuperarse” así de este modo, el sarcófago de hielo que encerraba a Eren se disolvió dejando caer el cuerpo del Rebel quien comenzó a toser dado la falta de aire.
—Basta… Nakiri…— balbuceó apenas Eren, respirando con dificultad. —Esto se está saliendo de control. Los civiles no tienen nada que ver en esto…
—Bah, otro llorón más. Si tanto te preocupa que esos mirones nos publiquen en las redes, los eliminaré a todos por ti.
—¡N-No, espera! ¡Yo no pedí eso! — exclamó preocupado al ver que Nakiri invocaba mucha energía a su alrededor. Incluso si estaba usando una fracción de su energía para aplastar a Zero Two, otro tanto de fuerza para ahorcar a Historia, aun así, tenía suficiente poder para invocar tal gama de energía para aniquilar a los presentes.

Era el fin. Eren cerró sus ojos fuertemente, no quería ver el baño de sangre en frente suyo. Inconscientemente Historia hizo lo mismo. Zero Two era la única que gruñía e insultaba a Nakiri, mirándolo con autentico odio sin poder hacer nada.

Y entre todos los gritos de los civiles, las quejas de Zero Two, el viento ensordecedor que se creaba alrededor de todos por el poder de Nakiri, una suave y conciliadora voz se hizo escuchar entre tanto barullo.

—Mahiro-kun, para…
—…— el rubio Rebel alzó las cejas, su expresión al princicipo de incertidumbre, luego de aburrimiento total. Se volteó, sin parar su poder, a mirar a la persona que de pronto apareció. —Sakurayashiki-sensei, aquí no. — bufó —Tú no tienes poder aquí.
—¿Eh? — Eren miró fijamente a esa persona que estaba en frente suyo, dándole la espalda. Ni siquiera se dio cuenta de cuando apareció allí. Era un joven alto, delgado, fino, de piel extremadamente pálida y cabello rosa como las flores de cerezo. —¿Sen…sei?
—Que no estemos en un dojo no significa que pueda tener cierta jurisdicción sobre tus acciones.
—Sólo eres mi profesor de kendo. No mi niñera ni mi supervisor Rebel.
—Oh, te equivocas en lo último
—…—
—Nakiri-sama me ha pedido que supervise estrictamente de forma personalizada las acciones de su joven heredero. Mi trabajo empieza aquí, ¿qué es todo este alboroto?
—¿Qué? ¿esto? — sacudió a Historia, apretando más su cuello y privándola totalmente del aire.  —Justamente me encargo de mi HiME, como mi deber de Rebel me lo dicta. En vez de venir a hacer el ridículo hasta aquí, deberías felicitarme por hacer mi trabajo.
—Me refiero a los civiles, Mahiro-kun…— el joven se acomodó sus finas gafas. —Rizembool no aprueba ser expuesto de esta forma ante los medios y redes sociales.
—También me iba a encargar de ellos… No iba a salir de aquí.
—Suelta a la chica. Me voy a encargar de esto.
—¿¡Otro Rebel!? — Zero Two estaba en llamas de lo furiosa que estaba.
—Tú, ponte de pie… trae a Mahiro-kun hasta aquí.
—¿M-Me habla a mí?
—¿A quien más? — la voz de Sakurayashiki sonaba petulante.
—¡Ni loco! Es como ir directamente hacia un perro con rabia para que me muerda y me contagia su enfermedad.
—Tal como se esperaba de un extranjero…Un nulo aporte para nuestro país—
—…— por lo visto el “sensei” de Mahiro Nakiri era igual de xenofóbico que el Rebel. —Iré por él…—

Eren fue hasta donde Mahiro y éste le lanzó una patada al estómago en señal de que lo dejara solo. En fin, al menos siendo saco de box del Rebel se logró que Nakiri soltara a Historia y la dejara caer al suelo, también liberó a Zero Two. Los dos Rebel regresaron hacia donde estaba el joven pelirosa. Eren y Historia se miraron sigilosamente de reojo.

—¿Qué hacemos con los civiles? No podemos pedirles a todos sus celulares para borrar lo que grabaron. — le habló Eren a Sakurayashiki
—…— el pelirosa chasqueó los dedos y dos jóvenes aparecieron en el escenario.
—Hola. — saludó amigablemente Akira Kurusu, como si nada estuviera pasando en ese momento. Él venía acompañado de otro joven de su edad, delgado, de cabello azulino.
—¿Qué haces aquí, Kurusu? — Eren lo observó con cierto recelo. Se supone que Akira JUSTAMENTE en ese momento debía estar haciendo SU turno por el que Eren incluso tuvo que pagarle dinero extra para que lo supliera.
—Pues… iba a trabajar y aquel supervisor Rebel nos llamó. Supongo que averiguó de nosotros y nos solicitó para “limpiar la escena”
—¿A qué te refieres con “limpiar la escena”?
—Yo los llamé, pero Kurusu-kun ya estaba de antes fisgoneando y mirando todo este espectáculo en un escondite…
—…Oiga, no es necesario que me heche al agua. — el pelinegro se alzó de hombros.
—¿Me… estabas espiando? — Eren lo miró con odio, indignado, traicionado. Todo ese tiempo trató a Kurusu sobreprotegiéndolo por ser menor que él y resultaba ser un patán.
—N-No lo veas de ese modo. Yo estaba observando lo que hacías para aprender de ti, senpai. Admiro tu poder y cualidades.
—…— Eren y hasta Mahiro Nakiri se le quedaron viendo con los ojos entrecerrados. Eren más cerca de Akira tuvo las ganas de seguir preguntando qué demonios con él, Nakiri se mantuvo lejos, de brazos cruzados, esperando a Sakurayashiki.
—¿y él? — preguntó Eren a Akira, apuntando al joven que lo acompañaba.
—Él es mi amigo Minato Arisato. Es cadete Rebel, pero supongo que no vino a mirarlos a ustedes para aprender. Me temo que fue solicitado por el supervisor para cumplir con una tarea aquí.
—¿Y qué pueden hacer estas larvas en este momento? — Nakiri le preguntó a su sensei, ignorando supremamente la existencia de todos los demás.
—Kurusu-kun. Arisato-kun, por favor, apliquen lo que les pedí.
—Okey…—

Los dos citados dieron un paso por delante de todos los demás. Arisato sacó un extraño “Mac” portátil y prontamente comenzó a ingresar muchos pero muchos códigos a nivel Dios, nadie entendía que hacía exactamente.  El peliazul parecía determinado y seguro de lo que hacía pues ya había hecho eso muchas veces.
Hackear los sistemas de otros era como chasquear los dedos para él. En poco tiempo, interceptó los celulares de todos los presentes y no solo eso, también las cámaras de seguridad de la zona y cualquier cosa que sirviera para registrar el momento de la batalla entre esos cuatro.

Tak Tak Tak.

En cosa de segundos, ya tenía todo listo.
Una línea verde apareció en su monitor, iba marcando el porcentaje de lo que borraba. Sesenta porcientos, setenta porcientos, ochenta porcientos, y, así.

—Ya está casi listo… Akira, haz tu parte.
—Sí…— Akira se demoró un poco más pues, a diferencia de Minato quien estaba muy seguro de lo que hacía porque se sabía ávido en la materia, él recién estaba manejando su poder. No les quitaba méritos a los dones de hacker de Minato, pero eso era gracias a su conocimiento e inteligencia, en cambio, lo que tenía que hacer Akira era con su poder de Rebel y eso era impredecible.

El joven pelinegro prefirió hincarse en el suelo, por si perdía estabilidad. Con las paupérrimas pruebas anteriores respecto a su poder había descubierto que se mareaba mucho cuando lo ponía en práctica, apenas lo producía un vértigo frenético lo abordaba.

Se tardó un poco y eso inquietó a los demás presentes. Akira supuso que no se podía tomar más tiempo para adecuarse. Suspiró.


—Aquí vamos de nuevo…— cerró sus ojos, bajo un poco su cabeza.

Porque apenas concentrar su poder, una jaqueca intensa lo abordó y el maldito mareo amenazaba con hacer que se desmayara allí mismo. Era como estar bajo el efecto de una droga muy fuerte que le hacía perder todos sus sentidos.

—¿Va a estar bien? — preguntó Jaeger al mayor del grupo. —Parece que algo lo lastima por dentro.
—Es normal que en los jóvenes Rebels inexperto sus poderes recién aflorados les causen malestares al comienzo. Supongo que a ti también te pasó…
—…Sí. — desvió la mirada, incómodo. Él llevaba un buen tiempo con su poder desarrollado, pero a pesar de ello todavía sentía jaquecas y nauseas. “Tal vez los experimentos con los Rebels están siendo excesivos” volvió a mirar a Akira, esperando que estuviera bien.
—Lo logró. — dijo Minato desde más allá, quien monitoreaba a Akira.
—¿Qué cosa logró?
—Entró en los recuerdos de todos los presentes…— notó inquietud en los dos Rebels detrás de él. —Menos en los de nosotros, supongo. Pero entró en los recuerdos de aquellos civiles, los está manipulando y creando una fantasía distinta a la que vivieron, probablemente instaurará un “vivencia” cotidiana, como que van después de sus trabajos a sus casas, cosas así.
—Están todos dormidos…— dijo Eren impresionado por el poder de Akira.
—Así es. Cuando despierten, ya no recordarán nada y sentirán una extraña sensación de amnesia.
—Increíble
—Kurusu-kun es recién un Rebel novato y apenas puede controlar su poder, pero lo está haciendo bien. Lo han apodado “Morpheus” porque es como el doctor del sueño. Su poder hace mucho tiempo que no se “heredaba” en otro Rebel.
—Entonces quiere decir que Kurusu es un Rebel de categoría S.
—Mh, todavía no. No cumple los criterios para ser un Rebel de alto rango y peligroso, pues su poder solo alcanza el 5% de su potencial. El Rebel que llevaba anteriormente su poder, su antecesor, era un Rebel de categoría S. Él logró controlar su poder telepático al cien por ciento…
—¿Quién fue el antiguo portador?
—Un sujeto que no vale la pena mencionar… Probablemente, ahora sea un vagabundo y viva en la calle.
—¿Cómo así?
—Si bien era poderoso, incluso antes de ser Rebel era un desequilibrado mental…— el joven pelirosa suspiró. —Creo que se apellidaba Hanemiya. Ya nadie sabe de él. Rumores incluso dicen que se suicidó al no poder soportar su poder.
—¿Por qué me cuenta todo esto justo ahora que Kurusu está en esta situación? No es algo que nos de tranquilidad.
—Es justamente por eso. Rizembool no pudo controlar a Hanemiya, era poderoso y brillante pero impredecible y desequilibrado, incluso fue el mismo Rizembool quien pidió por consejo ético que Hanemiya fuera retirado de la institución porque, tal como ustedes lo hicieron hoy, ponía constantemente a Rizembool en riesgo y exposición. Si te cuento esto, es únicamente para que te des cuenta que Rizembool está interesado en pulir bien a Kurusu-kun. No quiere que sea otro número oscuro como lo es Hanemiya.
—Querrás decir como lo fue. No creo que sea un riesgo en el presente si creen que es un vagabundo o incluso se murió.
—Hanemiya… Jamás perdió sus poderes.
—¿Eso es posible? — si bien Eren era el que preguntaba todo, Mahiro prentó atención en ese último punto.
—Es un divergente en los números de Rizembool. Cuando los Rebel terminan su etapa sus poderes son desactivados, en Hanemiya eso no resultó… Lo que significa que, de estar vivo, es el hombre más buscado por Rizembool por el riesgo que significa para el propio Rizembool e… incluso para el mundo entero.
—Un sujeto tan penoso como ese no puede ser una bomba atómica. — dijo Nakiri.
—¿Piensas que no? Mira a Kurusu, sólo con su pequeño y triste 5% de poder ha logrado que todos los presentes pierdan la noción del tiempo y la memoria. Hanemiya, quien controlaba a la perfección su poder, podría entrar en la mente de los grandes líderes incluso a distancias enormes y controlarlos. Podría hacer que hubiera guerra si lo deseara. Por eso se cree que murió, porque su mente estaba muy torcida y si estuviera vivo en el presente ya habría hecho estallar una tercera guerra mundial sólo porque “estaba muy aburrido y quería ver el mundo arder para entretenerse”
—Hanemiya…— susurró Eren, memorizando ese apellido. Tenía que recordarlo, investigar y advertir a los que fueran necesarios. Sus indagaciones mentales se frenaron abruptamente cuando vio que Akira se desplomó hacia un lado, cayendo inconsciente. —¡Kurusu! — corrió hacia él, se inclinó a su lado. —¿Qué le pasa? — notó que tenía sangrado nasal.

—Se desvaneció. Fue demasiado para él. Llevémoslo a casa. — pidió Minato, tratando de pasar un brazo de Akira por sobre su hombro.
—…— Eren solo lo miro, en su mente le era imposible que ese joven delgado pudiera cargar a Akira aunque el mismo Akira fuera estético. Eren lo cargó sobre su hombro, asombrado a Minato por su súbito movimiento —¿Dónde vive? —
—Sígueme. — Minato no se iba a oponer a las acciones de ese Rebel. Mejor para él que Jaeger lo cargaba así tenía menos trabajo que realizar. El peliazul comenzó a caminar y Eren lo siguió.
—Ustedes dos, pueden irse también. — dijo el pelirosa a las dos HiMES que se apoyaban entre ellas. —Supongo que ya tuvieron suficiente. — el joven instó a Mahiro a que lo siguiera.
—Volveremos a vernos Nakiri y cuando sea el momento haré que te arrodilles ante mí. — amenazó Historia.
—…— Nakiri la miró de reojo, con desprecio, no dijo nada y siguió a su sensei.

Las HiMEs miraron a su alrededor como los civiles iban despertando. Quedaron atónitas al ver que no recordaban nada y seguían con sus vidas.

—Que demonios…— masculló Zero Two.
—Vamos a Hanasaki, Zero Two.
—No quiero ir a descansar.
—¿Quién dijo que vamos a descansar? Vamos a entrenar.
—¡YES!
« Last Edit: August 13, 2023, 06:17:31 PM by Kana »


Cho

Ahhh, let it end! (??)

Soon, someday...

110.5.




Fue un camino ininterrumpido en lo que el Rebel encapuchado dirigió a Samidare a la salida del barco por medio de los andamios que servían de escaleras. El policía invasor no se opuso y sólo caminó según lo que ese Rebel detrás de él le exigía. Hizo una pausa en el tope de los andamios para mirar al resto del ahora vacío muelle, pero el Rebel le dio un empujón que le hizo tomar el primer escalón.

“Apúrate, no me hagas perder el tiempo,” dijo el incógnito con impaciencia. Era evidente para Samidare que le tenía alguna fuerte antipatía, pero su empujón sí tuvo la suficiente delicadeza para que no terminara rodando hacia abajo.
“Estoy en camino, no desobedeceré a los encargados,” dijo el pelilila con paciencia y girándose de lado para mirarle. Si tan solo pudiera leer mejor a esa persona que no enseñaba su rostro, así sabría qué decir… “Si he causado inconvenientes, lo lamento. Sin embargo, no amerito un trato tan irrespetuoso de su parte.”
“Tsk, tú no tienes autoridad aquí, inmundo policía. Sé que tus intenciones son esquivas. Ahora esfúmate,” decía mientras una mano se comprimía y soltaba repetidamente. “Si vuelvo a verte abordo puede que acabe con tu vida.”
“…” Samidare entrecerró sus ojos y se vio perplejo. Ese comportamiento se salía de lo que hubiera esperado. ¿Qué habría podido hacer mal para que aquel Rebel haya averiguado sus intenciones tan rápidamente? ¿Y por qué desistía de tratarle con la esperada cortesía de la sociedad? También, ¿qué ganaba dándole una amenaza tan directa? No parecía ser parte de un comportamiento normal de algún psicópata. Por su tono de voz, ese Rebel se encontraba en un estado anímico inestable y pasional, y no podía comprender por qué.
“Tch…”

Tuvo suficiente ‘gentileza’ con el iluso frente a él. Intempestivamente, dio un golpe con una fuerza sobrehumana a la conexión de los andamios con el barco. Así, estos temblaron y terminaron por derrumbarse. Ante esa acción, Samidare con dificultad tuvo que saltar y utilizar la estructura que precipitaba para frenar su caída y escapar de ser enterrado entre tubos de metal.

“…” el Rebel admitió por dentro que su acción generó una avalancha más repentina y peligrosa de lo que estimó, pero al ver al pelilila aterrizar mayormente bien (aunque algo golpeado), supo que le tocaba mantenerse estático.
“¿Qué hace destruyendo el material del muelle?” exclamó Samidare, poniéndose de pie y mirando al otro con desafío.
“Bajo la presente alarma, los únicos que entrarían al barco serían ratas,” declaró el encapuchado con una voz lúgubre y gélida. “Busca a tu rebaño de policías y váyanse. Yo personalmente te haré pagar si pretendes sernos de estorbo.”
“…”

Hubo una breve pausa y el pelilila terminó por desistir y correr hacia el pasillo que dirigía a la salida del muelle. Por el previo exabrupto, ese Rebel bien podría lanzarle un contenedor encima si se quedaba más tiempo.

“…”

Parte de él quisiera agarrarle del pescuezo y sacarlo del enorme puerto de regreso a la sociedad, pero Matsui tenía una labor que ya había descuidado demasiado. Sentía el aroma de una HiME en el navío y tenía que encargarse de ella.




Luego de ver a esa sombra ingresar al barco, Samidare espió el muelle desde el oscuro pasillo que llevaba a la salida. Estuvo tan cerca de encontrar el punto de interés del barco, aunque ahora había un Rebel resguardándolo celosamente. Además de ello, los andamios yacían regados y la grúa más cercana del barco se encontraba destruida, seguramente cuando la HiME había aparecido para pelear contra algún otro Rebel.

No pensaba rendirse, pero tendría que pensar en un plan de acción completamente nuevo. A su vez, debía asegurarse de burlar la guardia de ese Rebel que lo tenía en la mira. Quizás era mejor esperar a otro enfrentamiento, a alguna pelea que condujera a ese Rebel fuera del área de interés. Tenía que quedarse atento y listo para reingresar de alguna manera…



“Oh, ¿y usted qué hace aquí?” preguntó un muchacho detrás de él con visible sorpresa.
“…” Samidare se giró de resorte. Era un chico de cabellos marrones y una expresión relajada. Este mantenía sus ojos prácticamente cerrados, tal vez viendo algo por el filo de sus párpados. Parecía un trabajador del puerto por su indumentaria… pero eso bien podría ser una farsa, considerando que se encontraba solo y no había rastros de los demás.
“Ah, ¿será que estuvo dentro del barco cuando sonó la alarma de evacuación?” concluyó y sonrió amenamente. “Vaya, me alegro mucho que esté bien. No dejamos de oír golpes y explosiones fuera del muelle. Lo mejor es que evacúe con los demás policías.”
“¿Quién es usted?” preguntó inmutado y mirándole con atención. “He perdido comunicación con mis colegas. ¿Qué ha sido de los policías?”
“Qué raro, no pareciera que los demás tuvieron problemas reportando la situación a otros por celular.”
“…” Samidare había apagado sus dispositivos para no ser distraído, pero era algo que siempre podía excusar de alguna manera.
“Los policías y los demás trabajadores están todos refugiados en un almacén en el subterráneo. Se puede acceder por estas escaleras,” el chico miró hacia las mismas cerca de la puerta de salida.
“¿Por qué no estás con ellos?”
“Es que alguien tenía que quedarse a mirar y ver si hay algún peligro o alguien más que se quedó detrás, y yo me ofrecí,” asintió cumplidamente y sonriente. “Yo fui enviado del muelle central y pues…” su sonrisa se puso nerviosa. “Ahora no puedo evacuar porque hay orphans rodeándonos y nos pueden atacar, pero igual quiero ser de ayuda a todos.”
“…” no podía dudar de sus palabras, pero tampoco confiar en ellas, con lo poco que sabía.
“Así que vamos, déjame llevarte donde el resto. Seguro que se alegrarán de verte.”
“No gracias, joven,” Samidare negó.
“¿Eh? ¿Por qué no?” se mantuvo perplejo y algo preocupado. “Esos orphans se ven muy peligrosos. No te vas a poner en riesgo, ¿verdad?”
“Al igual que tú, alguien tiene que quedarse a observar, y pienso que es algo que me corresponde,” dijo tranquilamente. “Es también mi rol de policía. No me involucraré en el asunto, pero necesito observar y reportar los sucedidos de hoy para posteridad.”
“Hm…” Shiyoon se quedó impresionado y pensativo.
“Es más, te relevo de tu rol. Estoy mejor capacitado. Prometo que reportaré ni bien sea seguro evacuar,” el pelilila le vio considerarlo con curiosidad y cierto aire de irrelevancia.
“Eh, bueno…” finalmente, ese chico sonrió con torpeza y ánimos. Se rascó la nuca. “Pues si un policía lo dice, me siento muy agradecido de ya no tener la responsabilidad. ¡Eso quiere decir que puedo irme de aquí!”
“¿Irte?” alzó una ceja. “¿No habías dicho que orphans rodeaban este sitio?”
“Aunque, señor policía…” Shiyoon mantuvo su sonrisa, pero se notó una chispa de perspicacia en su inmutado semblante. “Debo admitir que me siento un poco mal que nadie se vaya a quedar para realmente velar por el resto.”
“…” comenzaba a llevarse una mala espina. “Eso no es verdad, yo estoy aquí y…”
“Ah, pero sé que es inevitable, siendo ambos gente que estamos aquí sólo para velar por nuestros propios intereses.”
“¿Qué insinúa usted…?” vio que evadió por completo su pregunta.
“Pero no es para hacerte sentir mal, o sea, iba a ser así desde el inicio. ¿Será que mencionarlo en voz alta sea descortés?”
“No sé lo que está diciendo, pero le recomiendo que acuda al sótano para refugiarse.”
“No, no, ya dije que me iba a ir. Imagino que habrá gente que se pregunta qué habrá sido de mí.”
“Es peligroso afuera, déjese de sandeces,” dijo un poco impaciente.
“Correré el riesgo, pero no te preocupes. Es por no acatar tus pedidos que tú no serás responsable,” dijo amenamente. “Seré enclenque, pero puedo ser muy veloz. Escaparé de los orphans en mi camino,” entonces, encaró a la salida cerrada del muelle y se puso a caminar.
“Espere un momento, piense en su seguridad,” pese a no simpatizar con ese chico que parecía esconder algunas cosas, Samidare no pensaba dejarle caminar al peligro.



“¿Qué tal si…?” dijo Norimune, en el momento en que abría esas puertas de salida de par en par, e ingresaba al muelle cerrado. Aquel dudoso consejero y arma sonreía ampliamente, pero sus ojos parecían condenar la situación. Detrás de él, los otros dos vieron a orphans de pie y mirándoles, pero estos no tenían intenciones algunas de atacar. “¿…se dejan de apariencias y dicen la verdad que ocultan? Me resulta insultante oírles hablar sobre la seguridad y los refugiados cuando ustedes no podrían darle la más mínima importancia.”
“…” Samidare se sorprendió. “Usted es Norimune-san, ¿qué hace aquí?”
“Ohh, ¿pero qué clase de pregunta es esa, estimado joven?” preguntó con un tono semejante al de un anciano celebrando la ocurrencia de un infante. Cerró las puertas detrás de sí sin siquiera darse media vuelta y mantuvo su mirada en ese policía. “Sea lo legal o no, yo tengo mucho más sentido de estar aquí que tú, puesto a que mi hija ahora mismo anda peleando contra su enemigo. ¿No es verdad?”
“…” no supo qué decirle, ya que era evidente que dicho trabajador de Hanasaki se mantenía molesto detrás de su cortesía.
“Y es usted a quien le debo este desarrollo, ¿no es así? Sólo un informante de la policía podría haberle dicho algo que descarrilara sus acciones y confío en el buen Jizou, tu jefe, así que sólo queda de sospechoso un recluta que no seguiría el protocolo de seguridad. Honestamente…” extendió sus manos a sus costados y se encogió de hombros mientras sonreía con cansancio. “¿Tengo que molestarme a explicar todo el asunto que ya todos sabemos?”
“Norimune-san, entiendo que mi presencia no se ve bien, pero…”
“Al parecer sí, puesto a que los presentes somos unos mentirosos sin remedio,” remarcó el mayor. Esta vez, su voz jovial y relajado se tornó más grave, y sus ojos se afilaron.
“…”
“Eh, señor, permiso para hablar,” Shiyoon se veía también impresionado por el recién llegado, pero a su vez se notaba entretenido por aquel jaque mate que le había hecho al otro. Levantó un poco una palma.
“Adelante, ¿qué quieres decirme?” el rubio asintió.
“¡Mire, mire!” como un niño emocionado, le mostró su celular. “Creo que no necesita pruebas para sus declaraciones, pero aquí esta una foto que tomé del policía hablando con quien parece ser una HiME de cabellos blancos en un muelle de turistas.”
“!!!” Samidare se quedó en shock.
“Ohh, no lo necesitaba, pero lo aprecio mucho~” canturreó Norimune, nuevamente con una actitud de un abuelo orgulloso. Incluso le dio un par de palmaditas en la cabeza que hizo al otro reír incómodo y retroceder. “Aquella HiME es mi preciosa hija. ¿Verdad que es una belleza? Es un ángulo desfavorable y una foto a distancia, pero se puede apreciar su resplandor~”
“Sí, usted es muy afortunado. Le daría cumplidos, pero no quisiera meterme en problemas con quien es su padre.”
“…” el policía se sintió inquieto. No tenía nada que decir. Fuera de esas pruebas, aquel par de personas que dialogaban felices frente a él no eran despistados. Si intentaba negar cualquier cosa, seguramente sacarían algo más en su contra. “Tú… joven, ¿quién eres? ¿Cómo así…?”
“¿…te espié sin que te dieras cuenta?” preguntó Shiyoon, curiosamente. “Pues, muchos me han dicho que tengo pinta de NPC, creo que eso me hace invisible,” dio un suspiro y sonrió frustrado. “Eh, no que me haga mucha gracia, pero hasta NPCs como yo son útiles a veces, ¿no?”
“Fuera de ocurrencias…” Norimune volvió a mirarles con sospecha pese a mantener su sonrisa. “Sólo puedo teorizar qué pretenderán ustedes dos mientras actúan como si velaran por el bienestar de los refugiados. Dime, joven Samidare,” regresó a mirarle con intensidad. “¿Qué te detiene de poner primero a tu escuadrón y a los trabajadores del muelle? ¿Por qué no les ayudas a escapar a salvo del muelle?”
“Pienso que nos escuchó hablar, pero hay orphans afuera, usted los ha visto…” comenzó Shiyoon con su tono ameno de siempre.
“¿Hm? Entonces creo que puedo darle un poco de crédito a nuestro corrupto policía,” concluyó el arma, meditativo.
“¿Corrupto, dice?” Samidare frunció el ceño.
“He venido acompañado de HiMEs que tuvieron que quedarse atrás por verse asediadas de orphans. No lo sé a ciencia cierta, pero parecen orphans especializados que no atacan a la gente común. Es lo que he podido entender.”
“Qué bueno que usted no ha recibido ningún daño, aunque no lo sabemos con completa certeza, y hay gente mayor entre los trabajadores…” comenzó el pelimarrón.
“Silencio, joven,” finalmente, Norimune le miró de reojo con ojos gélidos y una voz grave, casi como sentencia. “Sé que has mentido adrede para entorpecer el escape. Reconozco a una naga cuando poso mis ojos sobre ella…”
“…” Shiyoon se vio sorprendido y se quedó en silencio.
“…” por su parte, Samidare se confundió ante esa terminología que no había oído antes.
“Ahora, sabiendo que no hay peligro para escapar, ¿por qué no avisas al resto como el policía del orden que se supone que eres?” preguntó el arma, mirando al policía con firmeza y una pisca de desdén. “Ruego que lo hagas de una vez. A este ritmo, HiMEs y Rebels no tardarán en llegar y ahí sí que no podrían escapar a salvo.”
“…” dudó un momento. “¿Usted dice… que hay HiMEs y Rebels en camino?”
“Aquello no te concierne, ¿no es así? No eres ni uno ni el otro, ni siquiera estudias en una de esas instituciones,” recalcó Norimune, sonriendo con ironía.
“…” si venían más complicaciones para quien resguardaba recelosamente el barco, tal vez se abriría otra oportunidad para infiltrarse… pero si se dedicaba a auxiliar a los demás, era algo que tendría que sacrificar…
“Ahora mírame, joven,” el arma le encaró de más cerca. “¿Qué te lleva a no actuar como tu rol? ¿Qué te tiene atado a este barco? ¿Acaso tienes la intención de mi querida hija de tratar de salvar a algún captivo de Rizembool? ¿O estás yendo detrás de algún otro objeto?”
“…”



Ello le dio una idea. Por más que pudiera infiltrarse nuevamente, Samidare no podría abrir la puerta blindada detrás de la pared que había encontrado, definitivamente no a tiempo. Ese señor, por más cuerdo que sonaba y pese a su llamada de atención, podría seguir las mismas metas de su HiME. Por lo tanto… tal vez podría dejar que los de Hanasaki abrieran el camino por él.

Si Samidare realmente iba a ser capaz de reingresar al barco, no le vendría mal apoyarse de un poco de ayuda accidental de HiMEs que quizás podrían estallar el impedimento para ingresar al cuarto clandestino del barco.

“…” Samidare dio un suspiro, cansado, y sacó su celular. “En mi inspección del navío, detecté algo que se salía de lo normal. Parece una bóveda, o algo camuflado detrás de una pared.”
“…” Norimune vio una foto de una pared donde finalizaba un pasillo y se cruzaba con otro.
“Fui botado forzosamente de ese barco ante mi hallazgo y tengo un mal presentimiento de dicho lugar,” comentó meditativo y cabizbajo. “Por más que mi trabajo no sea el de entrometerme en el asunto, admito que temo lo que Rizembool no querría que veamos. No sé su parecer sobre las acciones de su HiME, pero pienso que le vendría bien tener esto en cuenta.”
“Hm…” el mayor terminó por sacar su celular y tomar una foto a la pantalla del otro.
“Puedo enviarle la foto.”
“No, esto es suficiente,” negó. Le miró manteniendo su sonrisa irónica. “Tengo aún mucho que decir, pero pese a todo, agradezco ese pequeño dato. Ahora deja que los que sí estamos involucrados decidamos qué vamos a hacer.”
“…” Samidare asintió. “Tiene sentido.”
“Y más bien…” Norimune alzó su voz y miró hacia el tercero y casi olvidado presente con una actitud entretenida y amena. “Ya andamos hablando sobre tantas cosas referentes al barco y a lo que lleva adentro, pero nuestro observador no parece tener ningún comentario. ¿Estás contento al dejarnos compartir esta información?”
“¿Eh? ¿Me está considerando?” preguntó Shiyoon, algo sorprendido como un niño que repentinamente tenía la atención de adultos.
“…Norimune-san, usted lo ha llamado una naga…” dijo Samidare, intrigado.
“Ah, es un término de muchos que no son tan importantes,” este se encogió de hombros. “Sólo te corresponde saber que este muchacho actúa en representación de la gente que espera el envío de los artículos del mismo barco, y no de cualquiera,” ensanchó su sonrisa. “Me convenzo por su presencia que sí hay algo de interés a bordo.”
“Norimune-san…” ya llevaba un tiempo detectando a esa ‘arma’ y trabajador de Hanasaki como un ser enigmático y misterioso. Parecía saber cosas que ni la policía tenía en cuenta…
“Oh, no se preocupen por mí,” Shiyoon agitó sus palmas rápidamente. “Sus acciones y decisiones son independientes de lo que tengo en mente. Créanme que no tienen que considerarme en lo más mínimo.”
“Hm, pienso que eres muy humilde para decir eso, joven. Como dije previamente, eres una corrediza serpiente y sería impropio ignorarte del todo.”
“Les aseguro que soy el más insignificante entre toda la gente aquí corriendo de un lado a otro,” admitió Shiyoon, sonriendo apenado. “Más bien, tengo que reconocer su habilidad de leernos y comprender nuestras intenciones… Norimune-san, si entendí bien del policía.”
“Claro, llámame así,” el susodicho se encogió de hombros sonriendo cansadamente, con cierto desaire al notar que su nombre ya había sido revelado. Entonces, sacó su abanico y lo mantuvo cerrado para apoyar el extremo del mismo debajo de sus labios. Miró al joven desde arriba. “Me has llamado la atención. No eres tanto NPC por más que lo hayas dicho, sino un bystander. Pienso que tienes cosas interesantes que compartir… mayor razón por la cual no podré despegar mis ojos de ti cada vez que nos crucemos.”
“Vaya… sé que le decepcionaré, no me gusta tener expectativas sobre mis hombros y realmente no las merezco. Ehh…” volvió a mirar a la salida cerrada. “Pensándolo bien, hay un orphan corriendo por ahí que ha estado mucho tiempo desatendido. Iré a buscarle, con permiso.”
“Orphan…” Samidare alzó una ceja.
“Antes que te vayas…” Norimune le miró de reojo con una sonrisa perspicaz. “Como lo has visto, el policía y yo puede que tengamos información sobre la ubicación del escondite principal dentro del barco. ¿Estarás contento si ni bien te des media vuelta alguno de nosotros fuera a extraer lo que sea que tu grupo oculta? No parece que te importe.”
“En verdad no lo hace, haha,” admitió el pelimarrón alegremente. “Verá, tengo un jefe muy peculiar. Sé que a él le gustará ver el caos resultante de que las cosas se salgan de lo esperado. Aún si ustedes o alguien más se meten en sus planes, pues, al menos sé que no estará molesto conmigo. Por eso mismo no me molestaría en intentar detenerles. Hagan lo que quieran~”
“Fufu, comprendo,” Norimune sonrió para sí con cierto enigma, y pasó a aligerar su expresión. Regresó a su actitud de un jovial anciano. “Que te vaya bien, entonces. Ve con cuidado.”
“¡Igualmente!”

Luego de ese mutuo deseo de bienestar, dicho pelimarrón se marchó y cerró las puertas detrás de sí mismo. Hubo un momento de quietud antes que Norimune diera unos pasos camino al barco, sin abandonar ese oscuro pasillo.

“Norimune-san…” comenzó el pelilila. Luego de todo lo oído, no sabía ni qué comenzar a preguntar, así que escogió lo primero que saltó en su cabeza. “Ese chico dijo algo sobre un jefe.”
“Joven policía, pensé que usted entendió que no se metería en los asuntos de la guerra luego de mi llamada de atención,” dijo Norimune, tranquilamente y sin dignarle la mirada, aunque sí detuvo su andar.
“No pienso meterme, pero si hay información importante, como policía…”
“La información que te corresponde es proveída por ambos lados o algún superior a ti, y si no sabes algo desde ya…” le miró de reojo intensamente, con una sonrisa burlesca. “Es porque no mereces saberlo.”
“…” quiso protestar, pero sabía que no estaba en su lugar hacerlo.
“Tampoco pienses que puedes seguirme o que te ayudaré si pretendes regresar al barco. Ya dijiste que hay una persona que te echó. Pues, como un arma, aún si esa persona fuera a apuntar a mi vida, pues…” se encogió de hombros y sonrió tranquilamente. “Soy un arma y mi HiME podrá invocarme si en algún momento alguien me elimina. Mientras tanto, tú no tienes esa protección así que mantén tu distancia.”
“Ya veo…” frunció el ceño. Era un amargo recuerdo de su presente impotencia, pero como había pensado previamente, no pensaba rendirse aún. Ahora tendría que también cuidar de llamar la atención de esa arma parlanchina.
“…” Norimune dejó de sonreír en lo que le miraba. Abrió su abanico y cubrió la mitad inferior de su rostro. “Déjame darte un consejo, joven Samidare. No dejes que tus prioridades te cieguen, o terminarás por lamentar la pérdida de algo que das por sentado. Las cosas no están bajo ningún tipo de control, y a su vez, hay indicios de que existe una característica omnipotente que ya no podemos evitar. Con ello, me refiero al caos, el cual la joven serpiente tan alegremente mencionó cuando le cuestioné.”
“…” continuaba intrigado y casi impaciente por esa manera de referirse al recién partido. Norimune le comentaba varias cosas, pero sentía que no podía hablar con él ya que este no le dejaba, y al mismo tiempo, parecía no querer escucharle. Tampoco podía decir que él mismo estaba en un modo receptivo, así que no le culparía. “Es algo que consideraré, Norimune-san,” se dio media vuelta en un ademán de querer alejarse del barco. “Tenga cautela.”
“No he terminado,” el rubio alzó un poco más la voz y caminó donde el policía.

Con su abanico en mano, pasó a susurrar al joven en un oído mientras cubría su rostro con su accesorio a manera de mantener privacidad.

“¿Qué es lo que sentiste cuando el otro muchacho dijo que no se metería en nuestro camino? ¿Lo consideraste un alivio? ¿Te sentiste liberado y seguro? ¿Piensas que es una complicación menos de la que debes preocuparte?” susurró con ligera ironía y pasó a aumentar su seriedad. “Te afirmo que sólo una persona calculadora y con la suficiente seguridad diría algo así. No dudo que él no tenga mucho que ver con los sucesos dentro del barco, pero piensa en su única acción dentro de este muelle… tus aliados policías y los trabajadores del puerto fueron sus blancos, y no han dejado de serlo.”
“…” el pelilila se impresionó.
“Como un responsable de tus compañeros, te ruego que intentes evacuarlos lo antes posible. Dales una mano y sácalos del nido de la serpiente, ya que sus palabras tan ambivalentes fueron ciertamente desconcertantes. No le des el gusto de salirse con las suyas aún sin darle atención a su principal travesura.”
“…”
“Y cuídate tú también, podrías ser otro de sus blancos. Por más manzana podrida que has sido esta noche, me acongojo por el buen Jizou y su preocupación por su rebaño. No te descuides, no le des más dolores de cabeza…”

Fue así que el arma finalmente dejó al otro y se aventuró en el momentáneamente tranquilo y vacío muelle. Samidare le observó. Se encontraba confundido y perplejo. Esa advertencia trajo consigo un gran peso. Si verdaderamente alguien intentaba mantener a los demás civiles en el lugar de conflicto, ello era algo que no podía ignorar, pero, ¿ese en verdad era el caso? Parecía que el arma había sacado muchas conclusiones del aire, y si bien no podía ignorar sospechas durante una emergencia, no evitaba resistirse por dentro.

Todavía había su presente misión, aquello por lo cual estaba dispuesto a sacrificar un poco de sentido común, aquello que no tenía por qué importunar a los demás y que sólo a sí mismo podría costarle represalias. Ya no se sentía tan seguro de sus convicciones, pero a la vez estaba demasiado cerca a algún posible importante hallazgo como para echarlo a perder.

“…” comprimió sus puños. Todavía no era momento de actuar si es que pretendía reingresar al barco. Tal vez podría convencer a los otros policías de evacuar sin él. Al menos podría confirmar la pasividad de los orphans y llevar al resto a otro lugar más seguro… sí, supuso que eso podría intentar y no le costaría sus planes principales.

Tenía que ponerse en marcha antes que esas HiMEs y Rebels mencionados aparecieran.





Las HiMEs se encontraban batallando contra los Rebels sin posibilidad de continuar con su avance. Siendo tres contra dos, Reimu asistía a Youmu con su Rebel el cual era la mayor amenaza presente.

Después de que Izuru esquivara otros rayos de luz de la miko, procedió a perseguir a su HiME. Él intentó alcanzarle y daba rápidos golpes que impactaban el piso mientras Youmu retrocedía buscando una apertura. Percibió que se acercaba a un contenedor y dio un salto hacia atrás. En pleno aire vio al Rebel golpear y reventar el enorme contenedor metálico vacío. Lata proveniente del mismo se elevó un poco, y justo unos rayos de Reimu impactaron ese material. La luz se reflejó e Izuru por primera vez retrocedió para evadir el sorpresivo contraataque.

“…” el Rebel se posicionó encima de otro contenedor cercano y miró a las HiMEs reagruparse.
“Reimu,” Youmu miró a su compañera alcanzarla. Se notaba impresionada. “Fue una buena maniobra, buen trabajo.”
“Eh, sí, por supuesto…” comenzó con orgullo, pero dio un suspiro. “No, fue completamente accidental, pero al menos aprendí que este material puede usarse como espejo. Más bien,” frunció el ceño. “Me cuesta seguirles el ritmo, son muy rápidos.”
“…” Youmu asintió y miró a su Rebel, quien se mantenía enfocado en el contenedor destruido y desconectado brevemente de la pelea. “Sólo me alegro que no esté arremetiendo contra ti, podrías no ser lo suficientemente rápida para esquivarle.”
“Pues, supongo que tienes razón,” le dolía admitirlo, pero no estaba al nivel de su compañera para una pelea melee de ese tipo. “A-aunque no me descartes aún, te demostraré que soy más fuerte de lo que parezco.”
“Eh, ya me estás ayudando un montón,” Youmu se confundió por su repentino fastidio.
“Ustedes…” comenzó Izuru, con su tono lúgubre e inmutado. Miró a las HiMEs con intensidad. “No están dispuestas a huir. Ponen mucha urgencia en su misión, por más que no es algo que les corresponde personalmente.”
“Hay HiMEs dentro del muelle, y pese a que han cometido una acción imprudente y riesgosa, no podemos abandonarlas,” Youmu alistó sus espadas y frunció el ceño. “Ya que te entrometes, no tenemos de otra que pelear.”

Por otro lado, Cho corría para evitar una serie de explosiones de parte de su Rebel. La HiME se sentía aprehensiva de utilizar su elemento puesto a que su Rebel solía ser bueno para plantar trampas como gases inflamables u otras sustancias que podía usar en su contra. Si bien su control del fuego la protegía a cierta manera del calor de las explosiones y desencadenantes, igual debía de preocuparse de los materiales impactados y la propia energía proveniente de ataques.

Ella dio una vuelta a un contenedor, aunque otra explosión sacudió al mismo. Se alejó y una más hizo estallar a la estructura. Cho apenas pudo usar a su espada para frenar un trozo de metal que salió disparado a ella.

“Tsk…” felizmente pudo resguardarse pese al chirrido de ambos metales impactándose. “Lo siento, Kashuu. ¿No estás lastimado?”
“No te preocupes por mí, aruji,” contestó el arma en su cabeza. “¿Estás bien?”

La HiME no llegó a contestar ya que vio a su Rebel darse la misma vuelta rodeando el ahora deshecho contenedor que desprendía unas llamas de colores bizarros. Como siempre, Komaeda parecía estar en pleno paseo por su actitud tranquila y distraída.

“Ah, aquí estás,” el Rebel sonrió sosegado y alzó una palma en señal de saludo, pero se inquietó un poco al ver a la HiME ponerse en posición de ataque con arma en mano. “Oye, espera, quería hablar contigo.”
“Tch, no caeré en tus trucos,” declaró Cho y pretendió aprovechar la cercanía y baja guardia para intentar alcanzarle, pero el Rebel terminó por posicionar ambas palmas con rapidez sobre el piso. Como resultado, el concreto entre los dos se moldeó y terminó por hacer barras gruesas de dicho material que se asemejaban a una barrera.
“No, en serio, hagamos una pausa, pienso que nos vendría bien,” insistió con amabilidad, y sonrió con pena. “Ehh, y lamento decirlo, pero tal vez tú lo necesitas más que yo…”
“…” Cho apretó los dientes. No podía negarlo. “¿Qué quieres decirme?”
“Aruji, no bajes tu guardia, recuerda que no es de confiar,” advirtió Kashuu.
“Estaba observando que te reservas de usar tu elemento para pelear contra mí,” explicó amenamente. “Creo que entiendo que es porque temes que haya puesto otra trampa de gases inflamables en el aire, pero te aseguro que no tienes de qué preocuparte esta vez. No podría causar destrozos en un lugar cercano a un barco con material dirigido a Rizembool, y yo también andaría usando otro tipo de explosivos contra ti…”
“…” no sabía cómo tomarse que se lo dijera, aunque una parte de ella lo consideraba molesto. Por precaución, invocó un fuego leve que rodeó sus manos y su espada. Al menos efectivamente no hubo ninguna reacción adversa a su alrededor. “¿Por qué me dices esto…?”
“E-espera, no he terminado aún,” Komaeda se asustó un poco por la acción de su HiME y agitó sus palmas. “Es que quería observar el hecho que no escogiste usar el fuego, pero no es ninguna crítica. Tiene perfecto sentido que como HiME evalúes la situación para saber si es responsable y seguro. Ciertamente, podrías haber hecho alguna prueba en esta ocasión, pero ese no es el punto que quería hacer…”
“…” sí, definitivamente molesto.
“El hecho es que, sin tu fuego para pelear, sólo puedes recurrir a la pelea con tu arma, y he notado que tu potencial y recursos son muy limitados.”
“…” continuaba molestándose, pero a diferencia de antes, Komaeda había dejado los buenos ánimos para mostrarse pensativo e intrigado, completamente carente de juicio o burla. Realmente tenía un enemigo enigmático, en el más frustrante sentido de la palabra.
“En comparación con Konpaku-san quien puede usar ambos poderes en su batalla, noto que nunca he podido evidenciar el uso de tu segundo poder…” dijo meditabundo, con su mirada hacia abajo.
“…” la sola mención de su capacidad probó incomodar y tensar a la peliceleste.
“Oh, ¿es algún tipo de tema sensible?” preguntó perplejo y sonrió apenado. “Lamento decirlo tan directamente, pero si soy sincero, como HiME sería bueno que encontraras una manera de controlarlo, es muy importante.”
“Tsk…” controlarlo, si bien era el mayor problema, no lo explicaba del todo. Cho ni siquiera podía invocarlo a voluntad. Tampoco tenía obligación alguna de compartir nada con su Rebel.
“Pero bueno… si olvidamos tu segundo poder, ¿qué será de tu Child?”
“¿Mi Child?” preguntó sorprendida. Era otro asunto aparte, tal vez algo menos controversial en su punto de vista, pero igualmente fuera de su control.
“Los registros de Rizembool tienen una nota de tu Child apareciendo muy esporádicamente en el pasado, y a diferencia de los Child de otras HiMEs, era más como otro poder por el hecho que nunca se quedó a tu lado ni te obedeció, ¿no es verdad?”
“¿A dónde vas con todo esto, Komaeda?” preguntó impaciente y molesta, pero también algo incómoda y frustrada por su realidad. Cho siempre se había sentido como una HiME a medias precisamente por ambos ‘poderes’ que no podía acceder.
“Me sabe mal que, teniendo la posibilidad de usar tantas herramientas como las otras HiMEs, no sólo te sea imposible en el presente, sino que también no pareces tener intenciones algunas de cambiarlo,” finalmente, Komaeda mostró algo de juicio reservado en su expresión y miró a su oponente atentamente. “No es algo que ni ha pasado por tu cabeza y te resignaste a huir de mis ataques sin tratar algo más.”
“No tengo por qué explicarme ante ti. Además…” apretó el mango de su arma. “…menos es el momento para intentar hacer algo que podría causar riesgos personales o a otros.”
“Hm, tiene algo de sentido,” Komaeda lo pensó un poco y dio un profundo suspiro. “Ahh… tal vez te he dado demasiado crédito por ser tan cuidadosa. Puede que exageres un poco.”
“…”
“Pero apoyaré tu iniciativa. Creo que entiendo tu punto de vista y no me parece mal,” terminó por asentir y regresar a sus buenos ánimos. “Cho, tú eres una de las HiMEs de hace tres años que ganaron contra Rizembool y por ello tengo muchas esperanzas de alguien como tú. Sé que tienes problemas con tus poderes, y quería preguntarte si podía serte de ayuda.”
“¿Ayuda?” alzó una ceja.
“No podemos representar la esperanza de nuestros lados si nos encontramos carentes de algo. Quiero decir, no sé cuánto un Rebel pueda ayudar a su HiME a entrenar o a mejorarse, pero quisiera ser parte de tu crecimiento,” dijo como un niño cumplido. “Quería ideas al respecto así que le pregunté a Solidor-kun…”
“¿Perdón?” preguntó con una sorpresa no bienvenida.
“Pero él me dijo que no pensaba decirme nada al respecto, así que no tengo otra opción que hablar contigo.”
“Komaeda…” Cho le miró fijamente. Por más ayuda que ella pudiera necesitar, no había forma que fuera a confiar en él. “No sé por qué crees que querría aceptar tu propuesta.”
“¿Eh?” el Rebel se mostró confundido. “¿Por qué dices…?”
“Nunca olvidaré que en nuestra primera pelea casi causas que Roxas tuviera una caída mortal. No tengo idea sobre a qué te referirás con representar la esperanza de nuestros lados o cuál es tu verdadero enfoque al ser Rebel,” ella blandeó su arma con firmeza. “Pero no estoy aquí para comprenderlo. No bajaré mi guardia ante ti.”
“Hm…” el peliblanco le miró con cierto desaire y dio un suspiro, para mirar al piso de costado. “Esa vez me equivoqué, ¿verdad? Recuerdo lo mortificada que Osaka estuvo por ese mismo motivo. También pensar que por poco y elimino a quien sería tu Key y otro miembro más de la pelea, vaya…” sonrió con autodecepción. “Sí que soy una escoria, nunca pensé que tu hermano podría ser tan importante para tu causa.”
“…” Cho frunció el ceño.
“Bueno, no puedo obligarte, pero sigo cometido a ayudarte, ¿sabes? Te prometo que pensaré en algo que yo pueda hacer.”
“Tsk…” por más tranquilo y receptivo que pudiera parecer, su Rebel como siempre andaba dentro de su propia burbuja.

Entonces, ellos no llegaron a decir o hacer nada más ya que unos rayos de luz impactaron contra la barrera, lo cual causó que esta explotara. Tanto Cho como Komaeda tuvieron que retroceder y refugiarse de los escombros, y ambos vieron a Youmu pasar corriendo en lo que Izuru le seguía. Fue una persecución rápida, pero que no tomó mucho más. Izuru repentinamente golpeó un contenedor a su costado y extrajo una lámina de fierro que de inmediato lanzó a su HiME. Youmu apenas pudo verla venir y en un ángulo desfavorable que le forzó a lanzarse al piso y terminar rodando en el mismo.

“¡Youmu!” Reimu apretó los dientes y lanzó ataques de luz. Sin embargo, Izuru sacó otro pedazo de hierro que lanzó e impactó contra los rayos en un ángulo que causaron que la mayoría regresaran a su invocadora. “Tch…” ella apenas pudo saltar para evadirlos.
“…” luego de ello, el lúgubre Rebel miró al otro par. “No están peleando.”
“Pues, realmente no es que tengamos que hacerlo, Kamukura-kun,” dijo Komaeda, sonriente. Su sonrisa se mostró incómoda. “Y siendo sinceros, me preocupo por los destrozos que ustedes hacen.”
“Lo considero inevitable, e inconsecuente,” observó inmutado. “Las HiMEs no entenderán nada más que abrir camino a la fuerza. Están cegadas por su misión.”
“¿Cegadas?” Youmu se puso de pie y encaró a su Rebel. “Es algo que ustedes no entenderían. No podemos dejar a nuestras compañeras a su merced.”
“…” Izuru le miró.
“En verdad quisiera que tuviéramos otra opción para solucionar esto con las menores complicaciones posibles, pero…” Reimu miró a los Rebels con desapruebo. “Ustedes nos juzgan que no haremos más que pelear, cuando ustedes bien se aparecieron descartando todo tipo de diálogo.”
“Hm…” Komaeda lo pensó.
“…” Cho definitivamente también quería darle el alcance al par de HiMEs en el muelle, pero no se encontraba conforme con su predicamento.
“Si piensan que pueden entrar y convencer a las otras HiMEs de irse, se equivocan,” dijo Izuru.
“Tsk, obviamente no es tan fácil si lidiamos con más Rebels como ustedes,” argumentó Youmu.
“Eso es verdad, pero…” finalmente, Komaeda negó frustrado. “Hay algo que ustedes no saben, similar a lo que dicen sobre nosotros no pudiendo entenderles.”
“¿Qué cosa?” preguntó Reimu.
“Hay dos HiMEs dentro del muelle que se infiltraron en el mismo por medio del agua hace varias horas, antes del ocaso…” informó Izuru, cerrando sus ojos.
“…” Cho notó que siguió un silencio como si ello hubiera sido suficiente para entender. “Supongo… tiene sentido que habrían tenido información sobre lo que ocurre en el entorno, si están aquí para detener a invasores… es que… ¿acaso no pudieron encontrarlas?”
“La idea de que estamos aquí para defender un área que le concierne a Rizembool tiene sentido, pero de eso no se trata,” Komaeda asintió y llevó una mano a su mentón. “Es más eso que dijiste al final, sobre el hecho que no se ubicaron a las HiMEs pese a haber tenido tanto tiempo.”
“Y pese a haberlo sabido,” Reimu asintió.
“Eh, ¿perdón?” Youmu parecía perdida en el espacio.
“Nosotras sabemos que fueron dos HiMEs las que invadieron el muelle, y ahora que oímos ataques al barco sabemos que ya no debe ser un secreto aquí,” Reimu frunció el ceño. “Pero es extraño que digan que sabían sobre las dos invasoras y su vía de acceso con tanta anticipación. ¿Acaso ustedes las observaron en plena acción de ocultarse y las dejaron ir?”
“Oh, nosotros todavía no habíamos llegado, sólo fue información que nos dieron, que otro agente de Rizembool vio con sus propios ojos,” explicó Komaeda, con una amplia sonrisa, y regresó a su actitud meditabunda. “Así que, por más que lo hayan visto, no decidieron tomar ninguna acción como seguir sus rastros y ubicarlas antes de que la presencia de las mismas comprometiera al barco y a los trabajadores, con el primero todavía estando por llegar al puerto.”
“Suena… a negligencia,” Cho se extrañó. Era lo primero que podría decir del asunto, pero por tratarse de Rizembool y de la guerra en sí, considerando las múltiples veces que había visto a ambos bandos ocultar la información y borrar recuerdos de transeúntes…
“Ha sido adrede…” Izuru abrió sus ojos. “Si las cosas han escalado de tal manera, es porque ha sido permitido por aquellos que están a cargo de supervisar esta emergencia. La presencia de nosotros dos como Rebels se limita a entorpecer su llegada, mas no tenemos ninguna otra responsabilidad. Sus compañeras HiMEs se encuentran donde están bajo los planes de nuestros superiores, por más contradictorio que ello suene…” asintió. “Ello significa que no es contradictorio, y es parte íntegra del plan.”
“¿Qué dices?” Youmu se quedó en shock y miró hacia el muelle.
“¿Cómo ello podría ser parte de los planes de Rizembool?” Reimu frunció el ceño. “No suena a nada que haya escuchado antes. ¿Tú qué dices, Cho?”
“Pues…” podía estar de acuerdo, pero la peliceleste sintió ciertos nervios. “La ejecución es muy distinta a cualquier otro asunto fuera de lo normal en mi experiencia, pero…” chasqueó la lengua. “Tsk… temo qué clase de experimento loco los de Rizembool están haciendo ahora, y si apuntan a las HiMEs para empezar.”
“¿Experimento, dices?” Reimu se impresionó y también se contagió de sus nervios. “Ihh, verdad que nuestros enemigos son unos científicos maniacos…”
“Con más razón tenemos que ir por ellas,” Youmu se vio decidida. Ella intentó continuar con su corrida, pero Izuru se movilizó como una sombra y se puso en su camino.
“…” la miró con su usual indiferencia.
“Tú…” la peliblanca apretó sus dientes. “¿Acaso te gusta prestarte para órdenes tan oscuras y maquiavélicas? ¿No te das cuenta que no eres más que un instrumento sin valor intrínseco para Rizembool?”
“Soy indistinto a ello…”
“Debo admitir que me inquieta pensar en las complicaciones del asunto o en cuánto esto podría dañar a otros íconos de esperanza de Hanasaki, pero…” Komaeda se notaba tranquilo con la situación. “Rizembool también sigue su propia esperanza, y como tengo el honor de ser parte de ella, no abandonaré mi responsabilidad.”
“…” como era de esperar, la peliceleste nuevamente oía los disparates de su Rebel.






Tsubasa y Saki llevaban corriendo lo que parecía ser una eternidad en busca de las otras HiMEs. El orphan les persiguió con varios instantes en que estuvo muy peligrosamente cerca, para que entonces las HiMEs pudieran dirigirle un ataque de electricidad que le obligaba a esquivar y retroceder. Ello había funcionado hasta el momento, pero sus energías yacían en el suelo y sus respuestas se entorpecían. Debían dar con las otras si pensaban salir ilesas de ahí.

“…” Saki jaló a Tsubasa del brazo para traerla hacia sí, una acción que ya había hecho más de una vez.
“Eh…” de todos modos, cada vez le sorprendía. Tsubasa vio de reojo al orphan humanoide aterrizar donde estuvo parada pocos segundos después. Acto seguido, las dos volvieron a juntar sus ataques para obligar al orphan a apartarse.
“Tch… co…bardes…” sin embargo, esta vez, el orphan duró unos pocos segundos muy cerca pese a recibir las descargas. Las HiMEs se impresionaron, pero continuaron asediándole. Tomó un esfuerzo adicional para que su enemigo una vez más tuviera que saltar a una distancia segura. Acto seguido, las HiMEs continuaron corriendo.
“¿…qué tan lejos se habrán ido?” preguntó Saki, mientras corrían. “Las explosiones pararon…”
“Hanajima-san…” Tsubasa se veía dubitativa y no tan alarmada como su amiga. “¿Cómo así puedes saber por dónde nos atacará el orphan?”
“No es momento para explicarlo, Tsubasa…” dijo Saki, con ligera frustración, aunque no evitó sonreír con ironía. Parte de ella se aliviaba un poco al oír a su amiga más tranquila. “…Suishinshi me dio consejos con la electricidad. Puedo detectar la estática con precisión, así que dejo rastros de electricidad en el aire conforme avanzamos. El orphan causa estática cuando pasa por el aire que acabo de impactar.”
“Oh… impresionante,” Tsubasa se vio anonadada, y sonrió. “Suena a una habilidad que amaría aprender. Me alegro mucho que tu hermano ande tan al pendiente de ti, qué suerte tienes.”
“Eh, supongo. Te enseñaré. Será en otro momento…” Saki dio un suspiro. Pese a seguramente no saber sobre su truco, el orphan había notado que andaba al tanto de alguna manera, razón por la cual parecía intentar atacar a Tsubasa primero. Por ello tenía que estar sumamente alerta.

Más adelante, las HiMEs notaron a Youmu saltar hacia atrás por el aire luego de impulsarse de un contenedor. Una figura negra impactó en este contenedor, el cual estalló y causó un sonido ensordecedor. Hubo un breve titubeo del par por ver a un enemigo claramente más fuerte, pero sabían que no tenían otra opción. Avanzaron y entonces vieron a Reimu quien iba persiguiendo a ese Rebel oscuro, aunque ella se detuvo al reconocerlas.

“Chicas, ¿qué hacen aquí?” preguntó Reimu, sorprendida. “Deben irse, es peligroso.”
“Lamento decir que necesitamos ayuda,” Saki dio un pesado suspiro. Entonces, notó que Cho llegó corriendo entre los contenedores. La peliceleste había estado en plena huida, pero se quedó quieta y sorprendida al ver a las menores.
“¿Saki? ¿Tsubasa?” preguntó en leve shock. Entonces, vio a un ser humanoide correr hacia ellas. “Eso… ¿qué es?”
“Ehm, ‘eso’ es un orphan,” Tsubasa ladeó la cabeza. “¿Por qué tu pregunta?”
“Sólo me parece haber visto a Childs con esa apariencia…” dijo distraídamente, pero ese oponente continuó acercándose, y su actitud feroz y antagonista se hizo mucho más evidente. Eso sí desconocía de cualquier Child que había podido presenciar.

El orphan tuvo que parar su corrida y mantuvo una distancia segura, aunque no bajó su agresividad. Gruñó un poco.

“…buscando a sus senpais, ya veo,” este sonrió malignamente y apuntó a las HiMEs más jóvenes con desdén. “HiMEs débiles como ustedes no tienen de otra que ir lloriqueando a sus mayores, ¿no? ¡Hah! ¡Son más patéticas de lo que pensé!”
“…” Saki sintió un tic en la ceja. “Reimu-san, Cho-san, ¿podrían darle un escarmiento por nosotras? Lo apreciaría por el resto de mis días.”
“Pues es otro enemigo más, y si les ha puesto en peligro, con gusto las protegeremos,” dijo Reimu, frunciendo el ceño, aunque considerándolo cuidadosamente. “Pero este es distinto que los otros orphans de aquí. El hecho que luce como humano me recuerda a los youkai de leyendas más poderosos imitándonos.”
“Además no nos ataca ciegamente, es capaz de razonar,” Cho asintió. “Es una nueva experiencia hasta para mí…”
“Hmm…” el niño orphan se veía impaciente con esas observaciones. Se había cruzado de brazos y las observaba con cierto juicio. “No hacen mal en no menospreciarme, pero no hablen como si no estuviera aquí, demando respeto…”

En eso, Komaeda se apareció por donde Cho había llegado. Ese Rebel se mostró confundido al ver a más HiMEs.

“Hola a todas, ¿ha ocurrido algo?” preguntó perdidamente. Saki y Tsubasa se alarmaron un poco, aunque al notar que Reimu y Cho no parecieron darle mucha importancia a su llegada, supieron que no debían preocuparse. En eso, el peliblanco observó al otro presente. “Oh, ¿es un orphan humanoide?” dijo y sonrió ampliamente. “Mucho gusto. Qué increíble que me topara con uno, debe ser mi día de suerte.”
“¿Tengo cara de amuleto o algo?” este rechinó los dientes. Ya veía que todos le miraban como si fuera una atracción de circo. “¡Si eres Rebel, actúa como uno! ¿Y qué tienes en la mano?”
“¿Qué cosa?” Komaeda bajó su mirada y él (y todas las HiMEs) se percataron que había una pequeña bomba con la mecha prendida y peligrosamente acabándose. Para variar, el sosegado loco se vio paralizado.
“¡Chicas, abajo!” Reimu abrazó a Saki y Tsubasa y se lanzó con ellas al piso.
“¡H-Haz algo!” le requintó Cho, pero justo vio a su Rebel teletransportarse. Alrededor de un par de segundos después, este reapareció.
“Ahh, eso estuvo cerca,” dijo sin el objeto en su mano y sumamente aliviado.
“¿Y qué hiciste con…?” Cho observó, pero todos los presentes, salvo el Rebel, se estremecieron ante una explosión a un par de contenedores de distancia.
“…” tanto Saki como Tsubasa miraron al humo y el breve destello de luz. Ese descuido pudo haberles costado la vida.
“¡¿Quién demonios permitió que un irresponsable como tú sea Rebel?!” reclamó el orphan histérico, y curiosamente representando a todas las HiMEs con su pregunta.
“Eh, lo siento…” Komaeda sonrió en aprietos.
“¡Sería la mayor ironía de la historia que un orphan como yo muera a manos de un Rebel con tantas HiMEs presentes! ¡Y peor aún para ti porque tú solo te eliminarías!”
“Prometo ser más cuidadoso la próxima vez, orphan-kun…”
“¡Mi nombre es Hakuzosu, ahora dejen de tratarme como animal de zoológico!”
“Tu acción contradice tu observación sobre evitar la destrucción del puerto…” dijo Izuru, quien de la nada estuvo parado al costado de su compañero Rebel. Una vez más, los demás a excepción de Komaeda se sorprendieron por su repentina llegada.
“Tienes mucha razón, Kamukura-kun, es porque no lo pensé bien con tan poco tiempo…” Komaeda se dio un facepalm, apenado. “Me aseguraré de apuntar al mar la próxima vez.”
“Tú…” incluso el orphan miraba al recién llegado con ligera aprehensión. Era evidente que ese Rebel no era una persona normal.
“¿Cuáles son las metas de tu superior, orphan?” preguntó Izuru, monótonamente y mirándole con sus ojos rojos brillantes.
“¿Q-qué clase de pregunta es esa?” este se tensó y mantuvo ambos brazos a sus costados separados de su torso como quien se preparaba para bloquear algún intempestivo ataque. “Somos de Rizembool y nuestros enemigos son las HiMEs, ¿o lo olvidaste?”
“…” por su parte, Cho miró de un lado a otro hasta que pudo divisar a Youmu a una relativa distancia. La peliblanca también andaba observando la conversación con ligera intriga.
“Las HiMEs son nuestras enemigas y nuestro deber no cambia. Mi pregunta se debe únicamente a una curiosidad personal. Se están llevando muchos descuidos a propósito. Sin embargo, no presiento que este suceso fuera a salirse de las manos, no para Rizembool, al menos,” comentó el Rebel siniestro, inmutado. “No eres un orphan normal, perteneces al grupo previamente instalado aquí, representantes del receptor de parte de la carga del barco.”
“Heh…” Hakusozu sonrió con ironía. “No sé qué te habrá llevado a concluirlo, pero tienes razón. Sin embargo, ¿por qué mi jefe o quien sea confiaría a un orphan con datos importantes? No sé nada más que detener a las HiMEs.”
“…” Izuru se mantuvo observándole. Esa bestia humanoide comenzó a apretar sus manos repetidamente en lo que sus ánimos se malhumoraban.
“Tsk… al menos ese desalmado no te aburrirá, eso es seguro… ¿quién sabe lo que tendrá en la cabeza? Pues yo no quiero saberlo.”
“…”
“¿No es genial, Kamukura-kun? A ti no te gusta que te aburran,” dijo Komaeda en un plan de animar al inanimable (?).
“…” en eso, Izuru alzó un poco su cabeza como quien percibía algo a distancia. Sin embargo, era en la dirección opuesta al muelle. “Suficiente.”

Aquella palabra no fue una advertencia lo suficientemente rápida para la mayoría de HiMEs. De repente, Izuru se movilizó con suma rapidez para atacar a Reimu y las HiMEs de la secundaria. Sin embargo, Youmu sí fue capaz de corresponder su agilidad sobrehumana y las resguardó usando ambas espadas como un escudo.

“Tch… ¡aléjense!” exclamó Youmu, en aprietos por la fuerza de su oponente. Reimu de inmediato ayudó al par a hacerse a un lado, justo para evadir un segundo golpe de Izuru que Youmu tuvo que dejar ir y no poner resistencia. La peliblanca le encaró desde otro ángulo. “¡Yo soy tu enemiga, no lo olvides!”
“Te falta fortaleza…”
“Maldición…” Reimu logró alejarse a suficiente distancia de ese par y dio un respiro al ver que ese Rebel ya se había olvidado de las tres. “Casi me hace extrañar a Seija…”
“Reimu-san,” dijo Saki apuradamente. Su alarma permitió que la miko se percatara del orphan acercándose a ella.
“Tsk…” fue una breve sorpresa, pero la miko fue capaz de esquivar un par de zarpazos muy ágilmente y luego conjurar una serie de agujas de luz que forzaron al orphan a hacer distancia. “Heh,” invocó algunas esferas luminosas a su alrededor. “No la tendrás tan fácil esta vez.”
“Entiendo que el diálogo ha terminado,” dijo Komaeda, sonriente, aunque casi echando de menos aquel instante de ‘camaradería’ que habían compartido. “Pienso que no es justo pelear contra ti en tu presente situación y tampoco quiero dañar más nuestro entorno, pero todavía no puedo dejarte ir…”
“…” Cho se veía pensativa y completamente ignorando a su Rebel.
“Eh… Cho…” este ladeó su cabeza. “¿Estás bien?”
“…” y pensar que ni ella se había dado cuenta que lo estaba ignorando. “Verdad que no debo menospreciarte como la sabandija que eres.”
“¿Sabandija?” el otro se espantó y pareció deprimirse. “Ser referido así por un ser tan prometedor como mi propia HiME…”
“…” entonces, ella volvió a invocar el fuego. “No quiero lastimar este lugar, pero la actitud de tu compañero me deja saber que esto está por complicarse más, así que tenemos que apurarnos.”
“Hm, no creo que se trate de eso,” el peliblanco lo pensó un poco y sonrió distraído. “Más presiento que son buenas noticias para ti.”
“¿Perdón?” Cho se descuadró un poco.
“Eh, olvídalo, no es importante por ahora,” dicho esto, sacó otro detonante de una manga.