La parte final!!
Disculpen las molestias t_t estamos trabajando para ustedes (?)
(gracias a ti, Kana <333)
Un grito lleno de emoción se alzó por encima de la música y la halgarabía, llamando la atención de la mayoría de los invitados. Kaworu, Oikawa y las HiMEs observaron como una llamarada de fuego se alzaba hacia los cielos, y no demoraron en notar que esta emanaba de la palma de un chico. Al parecer, se trataba de un rebel que intentaba llamar la atención del grupo de chicas que se encontraba junto a él y a sus amigos.
Hiyori y Eureka se llevaron una mano a la cara, mientras que Oikawa soltó una risotada.
“Mira, la verdad es que agradezco que haya gente medio decente en los puestos de rebels: chicos mucho más tranquilos, como ustedes dos. Ah, por más de que tú ya no lo seas, Kaworu-san,” dijo Eureka. “Me sorprende, considerando que hasta hace unos años creo que todos los rebels sólo pensaban en destrucción y muerte, pero esos…” y señaló sutilmente en la dirección del fuego. “Esos me parecen ridículos.”
“Supongo que hay de todo en la viña del señor,” sonrió Kaworu.
“¿No sería más fácil lidiar con uno así de estúpido?” se preguntó Hiyori, en voz alta.
“Bueno, son una espada de doble filo,” comentó Oikawa. “Imagino que algunos, por ser tan… irresponsables, no son nada competitivos, mientras que el resto son impredescibles.”
“Ahí viene Sho de nuevo, por sea caso,” advirtió Kaworu.
Sho volvió a entrar al grupo, esta vez junto a un par de chicos. Hiyori notó por el rabillo del ojo que Eureka se tensó levemente, algo que de seguro había pasado desapercibido para el resto, pero que ella si logró observar en aquel segundo que pasó. A juzgar por eso, supuso que ella reconocía a alguno de los recién llegados. La miró, y Eureka se mostró serena, lo que la tranquilizó. Eureka negó levemente con la cabeza, y con un gesto le dio a entender de que no había de qué preocuparse.
“¡Maté dos pájaros de un solo tiro!” contó Sho, muy sonriente.
“Hola, Sou-chan, Kaneki-chan,” dijo Oikawa. Los dos chicos le ondearon la mano.
“Hola, Ken,” saludó Kaworu, y Ken le sonrió levemente. “Souji, ¿no?” dijo, refiriéndose al otro chico, y este asintió.
“Sí, ese soy yo. ¿Tú…?”
“Kaworu Nagisa,” se presentó. “Esta es mi prima Shizuru, y su amiga Shinoa.”
“Un gusto,” dijo Hiyori, con una reverencia pequeña. Eureka la imitó.
“El placer es mío,” sonrió Souji.
“¡Preséntate!” Sho codeó a Kaneki.
“¡A-Ah!” Kaneki se sobó el brazo, un tanto adolorido. Se giró hacia las chicas. “Mi nombre es Ken, Ken Kaneki,” se presentó, algo nervioso.
“Sho-chan y Kaneki-chan son como hermanos~” comentó Oikawa.
“Oikawa-san, sí somos hermanos…”
“¡Wah! ¿En serio? Pensé que era de mentiritas, como tienen apellidos distintos…”
“Aún así, somos hermanos,” Sho rodó los ojos. “¿De qué hablaban?”
“Ah, sobre esos chicos con poderes,” dijo Hiyori.
“¿Cómo es que tienen poderes? ¡Es como magia!” dijo Eureka, fingiendo asombro.
“Esos chicos son rebels…” dijo Sho. “Les explicaría todo el rollo, pero es muy aburrido y no creo que tenga sentido hablar de eso en una fiesta.”
“¿Cómo así?”
“Es un poco complicado, y puede que les haga sentirse poco seguras en este ambiente,” dijo Kaworu.
“¿Todos tienen poderes?” comentó Hiyori.
“Oh, no, sólo algunos,” dijo Kaneki.
Antes de que pudiera alguno de los integrantes del grupo expresar cualquier comentario, todos se quedaron desorientados cuando escucharon unos gritos provenientes de más allá. El grupo de personas fijó la mirada hacia ese punto notando que un par de chicos se estaban agrediendo físicamente en esos momentos y la que parecía ser la novia de uno de ellos (¿o de los dos?) gritaba como una histérica que dejaran de pelearse pero el par de púgiles dictaban muy distinto de lo que la chica les pedía. En ese momento, ambos invocaron una especie de energía especial y comenzaron a lanzarse llamaradas de fuego, por un lado, y viento por el otro. Por lo que las cosas pequeñas como vasos de plásticos que volaron con el viento por lógica se prendieron cuando el fuego las envolvió.
“¿Y los ¨Rebels¨ tienen que pelear entre ellos?” Eureka fingió incertidumbre alzando sus cejas demostrando consternación aunque lo cierto es que ella sentía vergüenza ajena por ese par de Rebels idiotas peleándose de la nada.
“…” Hiyori se quedó mirando en esa dirección. Esperaba que uno de esos dos fuese su Rebel para que se auto aniquilara de paso.
“Eh, se supone que deben combatir contra rivales de otra universidad” Sho alzó los hombros, contrariado. Si bien era del tipo de personas muy impulsivas que dicen más de la cuenta… Esta vez prefirió ocultar el hecho de que los Rebels luchan contra chicas con el fin de no perturbar a las dos presentes. “Quizá debería advertirles que paren su espectáculo…”
“Hm…” Kaworu se llevó una mano al mentón, pensativo. Ladeó su cabeza. “Podríamos ir a otro sitio, ¿les parece? La fiesta está bien y todo pero no quiero que mi prima y su amiga se traumen.” Sonrió encantadoramente al par de muchachas.
“¡Me parece una genial idea! La fiesta ya se estaba viciando y creo que nos haría bien caminar al aire libre. Podríamos ir hacia el bosque” Oikawa fue el primero en secundarlo entendiendo la idea de Kaworu de sacar a las dos HiMEs de ese núcleo. Una, porque corrían riesgo y otra… Por fidelidad a los mismos Rebels. Como había dicho Kaworu al principio, era mejor ser neutrales. Justo había sonreído amablemente cuando notó la mirada de las dos HiMEs posada sobre su persona, éstas lo miraban con sospecha. “P-Pero… ¿Qué hice ahora?”
“No me fio de tus intenciones.” Hiyori le sentenció. “Capaz tengas algo maligno en mente… Ya suficiente he visto en este lugar.”
“Exacto… Todo esto nos confunde” Eureka añadió, bajando un poco la mirada cuando notó que Souji le observó.
“Creo que Oikawa-san ha demostrado ser una noble persona a lo largo de este evento.” Kaworu asintió “Estoy seguro de que no tiene malas intenciones”
“Oikawa puede ser torpe pero no es de ese tipo de gente.” Sho apuntó a los dos Rebels que aún se amenazan. En ese instante, una tercera persona apareció entre ellos y los noqueó terminando con el show patético.
“G-gracias…” Oikawa no sabía si agradecerle especialmente a Sho ya que lo había llamado torpe.
“Creo que estaría bien despejarnos un momento de este ambiente.” Souji comentó de pronto, los demás lo observaron. “Todo pinta a que habrá más rencillas y no quiero que Sho termine involucrándose en peleas que no le conciernen.”
“¡¿Eh?! ¿Y por qué yo?” Sho lo miró ofendido, cruzándose de brazos y expresándose un tanto molesto. “Yo no soy del tipo de gente que va y se mete en dificultades.”
“…” Los presentes se le quedaron viendo como si lo analizaran.
“¡Que no lo soy!” Indignado, giró el rostro hacia otro lado. No podía creer que lo pusieran en duda.
“Ya, ya. Sólo bromeaba” Souji colocó una mano sobre el hombro del pelirrojo a modo conciliador. Sho, como seguía molesto, no quiso mirarlo hasta que el peligris le insistió con su presencia. “¿No es para tanto?”
“Sho… No te enojes con Souji-san.” Ken intervino tratando de actuar de conciliador. “Sólo bromeada al respecto.”
“Hm. Igual fue molesto.” Sho soltó un suspiro y miró a los otros dos. “Ya está…”
“Ahora que estamos en paz, ¿Nos vamos?” Dijo Souji, observando por instantes a Sho y luego tornando finalmente la vista hacia el grupo.
“¡No!” Sho insistió en estar en desacuerdo. Los otros lo miraron como pidiendo saber que pasaba por su mente, el pelirrojo apuntó a Kaneki. “Ken no ha bailado ni una sola vez con alguna chica aquí. ¡Menos ha sacado sus dotes de galán! No podemos irnos hasta que Ken saque a bailar a una chica… O de su primer beso aquí.”
“¿…Q-q-qué?” Kaneki pareció paralizarse por las palabras de Sho. “Nnn…”
“¿Dotes de galán?” Souji alzó una ceja, sonriendo encantado. Observó al Rebel. “No sabía que Kaneki tuviera esas características...”
“…” El pelinegro meneó la cabeza en una negación, conteniendo los nervios. Bajó la mirada avergonzado. Ni quería mirar a las dos chicas presentes para que no se sintieran presionadas a participar del plan de Sho porque sabía que él podría insistir con el tema.
“Aw, ¿En serio sería tu primer beso?” Kaworu le revolvió el cabello al pelinegro, encontrando adorable el estado del otro.
“…” Las HIMEs se quedaron viendo a aquel chico, sintiendo misericordia por él y algo de ternura. Intercambiaron miradas entre ellas y de modo discreto comentaron al unísono sólo para ellas “No lo es” en cuanto a ficharlo como Rebel.
“Aw, Kaneki-chan es todo kawaii.” Oikawa rompió el momento tenso del chico. Le brindó apoyo apretando su hombro. “Pero no debe estar en sus planes ser un buitre.” El pelicastaño le guiñó un ojo a las chicas. “No piensen mal de él.”
“No lo hicimos.” Dijo Eureka, sonriendo un poco.
“No se ve de ese tipo de gente.” Comentó Hiyori.
“Pero…” Sho buscó entre los presentes a alguien que lo apoyara pero todos parecían estar ajenos a la situación penosa de Kaneki, ¿Acaso nadie quería ayudar a su pobre hermano a salir del sitio de fracasados de las fiestas? Primero, le había costado un mundo convencerlo para que lo acompañara a la fiesta, segundo… Kaneki no había hecho más que estar cuidándolo o viendo a quien ayudar. Kaneki era un fiasco en cuanto a divertirse… Era como esos Sims que se quedan en un rincón pensando algo totalmente ajeno al evento del que participan los demás Sims… Sólo que Ken no era una Sims y eso lo volvía más crítico. “Ok… Será para otra” Soltó, resignado.
“Todos de acuerdo, entonces.” Souji sonrió. “¿Cómo nos vamos?”
“Podemos irnos en la camioneta de Kyouya.” Sugirió Kaworu. “No tendrá problemas en facilitármela. Todos cabemos allí.”
“¿Todos?” Eureka miró a los presentes, al parecer todos tenían intenciones de ir.
“Eh…” Hiyori no sabía que decir para evadirlos. “¿Seguro que se quieren perder la fiesta?”
“Ya estuvimos lo suficiente aquí.” Souji meneó una mano en el aire. “Y tengo el dato de otra fiesta para más tarde… Si gustan, podemos ir después.”
“Me encantaría.” Dijo Kaworu. “Pero me comprometí a llevar a mi prima y a su amiga temprano. Por lo que podríamos ir al bosque, luego dejarlas cerca de casa y al final nosotros podemos irnos todos a la fiesta.” Porque no iba a dejar que las HiMEs supieran más de la cuenta ni se arriesgaran más de la cuenta. Neutral a los dos bandos, como era clásico a su estilo.
“Ok. Entonces al bosque y luego todo lo que dijo Kaworu-chan” Secundó Oikawa. “Para que las princesas no corran riesgos con los lobos.” Río divertido sabiendo que podía bromear más libre al estar rodeado de más gente.
“Ya te voy a hacer…” Susurró Eureka. Esta vez, Hiyori tuvo que apoyar una mano en el hombro de la otra HiME.
Minutos después, el grupo de personas fue hasta el estacionamiento y se subieron a una gran camioneta que a simple vista se notaba que era carísima. Kaworu les contó que era la camioneta de Kyouya Sata, un compañero de carrera suyo y de Kaneki así que les pidió a los presentes que no dejaran basura dentro y cuidaran el orden. La mansión quedaba apartada del área urbana así que en poco se vieron dentro de una carretera larga y despoblada. Al ser de noche, lo único que se visualizaba hacia delante era lo que los focos de la camioneta alumbraran.
“Cambia la canción.” Sugirió Sho desde atrás, aburrido de la melodía pop que alguien había sintonizado en la radio.
“Pero es una bonita canción…” Dijo Souji.
“ES UN ASCO” Sho se agarró la cabeza, desesperado.
Hiyori y Eureka rieron un poco al ver como Souji hacía rabiar al pelirrojo cambiando la canción pero volviendo a ponerla de nuevo. Ya cuando se cansó de molestar a su amigo, Souji, quien iba de copiloto, miró hacia atrás al grupo.
“¿Te puedo cambiar de asiento?” Le sugirió a Hiyori. Esta iba sentada entre medio de Eureka y de Sho.
“…” Hiyori se sorprendió con la petición y miró a Eureka buscando respuesta. No quería dejarla sola atrás. Eureka asintió, con calma. “Ok.”
“Gracias.” El peligris le sonrió amablemente. Sin que la camioneta se detuviera, él comenzó a traspasarse hacia atrás llegando a los asientos de ese grupo. “¿Te ayudo?” Le sugirió a la chica.
“No te preocupes” Hiyori meneó una mano, sonriendo torpemente. Se pasó como pudo al sitio de copiloto con algo de dificultad pero era demasiado orgullosa para admitir que no tenía el mismo talento que Souji. Al poco, se acomodó en el asiento del copiloto. Kaworu, quien iba manejando, le sonrió al recibirla.
“Woah, Souji-chan, sí que eres bien flexible. No tardaste nada, tienes mucha habilidad.” Dijo Oikawa quien iba sentado en el último asiento junto a Kaneki. El pelicastaño notó que la HiME que iba de copiloto lo miró a través del espejo retrovisor con rencor pero el Rebel se sintió seguro estando tan lejos… Hasta que una descarga eléctrica le llegó de pronto, cortesía de Eureka. Había sido fina y para nada dañina pero le hizo dar un salto en su sitio y cubrirse la boca para no delatarse.
“¿Pasa algo, Oikawa-san?” Le preguntó Kaneki, quien en todo momento había estado mirando por la ventana llevando audífonos escuchando música de su celular. Lo miró un poco preocupado.
“No. Nada.” Negó el capitán de volley, tranquilizando al pelinegro.
En los asientos de más adelante, Sho bromeaba con Souji sobre distintas cosas hasta que el pelirrojo se dispersó y comenzó a molestar a los chicos que estaban más atrás. En ese momento, Eureka se tensó al ver que Souji fijó la mirada en ella. Sentía que el chico quería preguntarle algo y temía que él haya descubierto su identidad.
“Me pregunto…”
Pero justo cuando Souji iba a entablar comunicación con ella, la camioneta frenó violentamente tensando a todos los presentes. Algunos sintieron directamente que el alma se les salía del cuerpo.
“¿Pero qué demonios pasó?” Preguntó Sho.
“Es que… Hay alguien adelante.” Dijo Hiyori, asomándose entre el asiento del copiloto y el conductor.
“Veré que pasa con él” Kaworu esperó unos momentos antes de bajarse.
“Tal vez sea un borracho que se perdió.” Dijo Oikawa al ver parte de una silueta a lo lejos.
“Mh…” Kaneki se asomó por la ventana para ver si su compañero necesitaba ayuda allá afuera. Fue en eso que notó a la otra persona. “¡Jaeger-san!” Lo llamó el Rebel animadamente, agitando una mano para saludarlo. Cuando se iba a bajar por la ventana abierta, fue jalado de pronto hacia adentro.
“¡Un momento!” Sho lo detuvo. A modo sobreprotector, no lo dejo bajar así nada más. “¿Conoces a ese tipo?”
“Eh… No de hace mucho, pero le conseguí trabajo en el café donde laburo.” Vio que el pelirrojo seguía desconfiado. “No es mala persona.”
“De todos modos, no te bajes. Si anda por allí de noche puede que sea un psicópata nocturno.” Insistió Sho.
“…N-no creo.” Dijo Kaneki.
“Espero que todo esté bien.” Dijo Souji, mirando hacia adelante.
“¿Qué está pasando?” Preguntó con curiosidad Oikawa.
“Uh…” Eureka se asomó por el espacio de entre los asientos de adelante. Notó con más claridad al chico adelante conversando con Kaworu. Era el que antes Hiyori en la fiesta había sospechado de que era un Rebel. Usaba una capucha de la chaqueta y tenía las manos en los bolsillos dando mala pinta.
“¿Crees que… sea peligroso?” Susurró Hiyori a su compañera.
“…Creo que están preocupados por algo más.” Eureka miró con preocupación a un bulto sobre el pavimento. “¡Ay, no!” Exclamó, cubriéndose un poco el rostro.
“¡¿Qué pasa?!” Saltó Oikawa desde atrás, preocupado.
“Creo que es un pequeño ciervo, parece lastimado.” Le informó la HiME de la electricidad. Justo cuando todos iban a curiosear, Kaworu volvió y se subió a la camioneta prendiendo el motor.
“Esquinaré la camioneta y le ayudaré a llevarlo al bosque. Parece que el ciervo se ha lastimado una pata, nada grave.” Dicho esto, comenzó a esquinar la camioneta.
“Gracias al cielo.” Suspiró la pelilila.
Cuando Kaworu hubo esquinado el vehículo, se volvió a bajar para ir donde estaba el otro chico custodiando al animal. Los demás integrantes del grupo prefirieron bajarse también, algunos por curiosos, otros para ver si podían ayudar y otros sólo para tomar aire.
“¿Has estado cuidándolo todo este tiempo?” Preguntó Kaneki a Eren cuando llegó a su lado.
“Eh… Algo así.” Eren se fijó en el gran grupo de gente que había llegado. “Lo iba a sacar de la calle pero siento que lo lastimaré más.”
“Mejor lo movemos luego antes de que pase otro vehículo y hayan dos víctimas” Dijo Eureka, observando al animalito con compasión. Era pequeño y lucía asustado. Más allá, algo lejos, estaba la mansión de la fiesta y temía que algún conductor ebrio no tuviera los mismos reflejos que Kaworu. Notó que el ciervo miraba asustado a los presentes, ella se arrodilló y lo acarició para calmarlo. El animal comenzó a tranquilizarse.
“Le agradas, Shinoa-chan.” Kaworu sonrió al ver el efecto en el animal.
“¿Shinoa? ¿Así te llamas?” Souji apareció de pronto consternando a Eureka. Su tono de voz era calmo pero la HiME comenzaba a sospechar que Souji podría descubrirla.
“S-sí” Eureka asintió desde abajo. Vio que Souji la miraba con curiosidad. “…”
“Será mejor cargarlo con cuidado. Evitar levantarlo del estómago por si tiene una lesión interna.” Kaworu observó el modo de trasladarlo.
“Lo mejor será cargarlo por los costado de las patas y llevarlo con cuidado.” Agregó Kaneki. Observó luego a los presentes, analizándolos. “Hm… Creo que los más idóneos para ello son Kaworu-san o Souji-san porque son más delicados en cuanto a movimientos psicomotores finos. Shinoa-san puede ir al lado de quien lo cargue para calmar al animal.” Porque, pese a que el ciervo era pequeño de todos modos podía pesar mucho para que la chica lo cargue. Miró a Kaworu “¿Tiene Sata-san algún botiquín en su vehiculo? Mientras tanto podría buscar algún vendaje para la pata lastimada”
“Sí. En la parte trasera está” Le indicó su compañero de carrera.
“Voy.” Dicho esto, Kaneki retornó al vehículo.
“…” Kaworu y Souji se miraron entre ellos como esperando a quien le tocaba la misión de cargar el ciervo.
“…” Eren los miró de reojo y dejo escapar un suspiro. Como era el Descartado por excelencia en la tarea (sin sentirse ofendido por ser calificado indirectamente como torpe por Kaneki pues se reconocía como tal) prefirió marginarse un poco. Incómodo porque no conocía a nadie allí más que un poco a Kaneki. “Eh, estaré por allí” Eren se apartó entonces, buscando un espacio de soledad pero lo suficientemente cerca para ver que todo fuera bien con el ciervo.
“Souji, ¿Lo podrías cargar tú? Creo que tendrías más éxito que yo en esto, si no es inconveniente” Preguntó el ex Rebel al otro ex Rebel (¿)
“Claro, no hay problema.” Souji sonrió amablemente. Acto seguido se inclinó y cargó con cuidado al ciervo. Comenzaron a trasladarlo hacia el bosque.
Cerca del vehículo, Sho, Hiyori y Oikawa intercambiaban comentarios pocos mientras Kaneki sacaba el botiquín. Notaron que Eren pasó cerca de ellos pero siguió de largo hacia el bosque. Sho en tanto les mostraba fotografías de la fiesta a los otros dos chicos por medio de la pantalla de su teléfono.
“Hubieron varios caídos esta vez.” Apuntó el pelirrojo a la pantalla de su móvil donde se veían las imágenes de más de un chico en coma en el piso producto del alcohol en la fiesta. “Esto quedará para el Facebook de Rizembool”
“¿No tendrás represalias?” Hiyori no apartó la mirada de la pantalla.
“Aprendí a ocultar mi ID” Dijo orgulloso de sí mismo el pelirrojo.
“Ya está” Kaneki bajo del vehículo portando el botiquín. “Voy con los chicos”
“Vamos contigo.” Dijo Sho, no dejando solo al otro. Cerraron bien el vehículo y se sumaron a los otros. Sho vio a Souji cargar un ciervo lo que le pareció bastante fuera de lo común así que se puso delante de él y comenzó a tomarle fotografías “Esto no se ve todos los días… Apuesto que gente pagaría por tener esta fotografía de su héroe. Aww”
“Sho, me entorpeces el camino…” Dijo Souji, con paciencia.
Poco tiempo después el grupo se había adentrado bastante en el bosque. Encontraron un lugar seguro y apartado donde Souji dejo con cuidado al animalito sobre el césped. Era un sitio adecuado donde el claro de luna iluminaba a través de las copas de los árboles. Kaneki se acercó a éste y le vendó exitosamente la pata. Esperaron un poco de tiempo más y el grupo de chicos sonrieron jubilosos al ver que el ciervo se ponía de pie y caminaba por su cuenta. Cojeando, pero caminaba al fin y al cabo. Al poco tiempo el ciervo se perdió entre los arbustos.
“¡Qué bien!” Celebró Oikawa, feliz.
“Me emociona que se vea mejor” Eureka no pudo evitar contagiarse con la felicidad del otro.
Naturalmente, el gran grupo se dividió en subunidades para discutir acerca de varias temáticas. Eren se veía sumamente incómodo, pero Kaworu, Hiyori y Oikawa lograron hacerle sentir un poco más en confianza, al contarle que habían salido de la fiesta por necesidad de un poco de aire. En eso justo coincidían, porque Eren también había escapado del ambiente festivo por los mismos motivos: la gente, junto con la música a todo volumen y la halgarabía, le habían hostigado tanto que se había visto obligado a salir de la mansión. Oikawa narró que la cereza del pastel, en el caso del grupo, había sido una pelea entre rebels que había escalado hasta comprometer a parte de los invitados. Imaginaban que la situación ya estaba controlada para ese entonces, pero había sido una vergüenza ajena tremenda y encima, un posible peligro, sobretodo para las dos chicas que no pertenecían a Rizembool.
El resto se habían puesto a hablar de lo mal que se había visto el espectáculo que hicieron esos rebels en la fiesta. Al darse cuenta de que el no haberse mostrado tan sorprendida por la existencia de poderes podía delatarla, Eureka preguntó más acerca de estos, y Sho, sin darse cuenta, contó un poco sobre el conflicto.
Para cambiar de tema, Sho anunció en voz alta que subiría las fotos de Souji a su página en facebook, lo que había captado la atención de su hermano y del agraviado. Lo curioso era que Souji no se mostraba en contra de lo que Sho proclamaba que haría, sino que Kaneki era el que intentaba ser su voz de consciencia y le pedía que recapacitara. Esto llamó la atención del resto del grupo, que se volvió a juntar con ellos.
“Shinoa, Shizuru, miren,” Eureka y Hiyori se le acercaron, y Sho le mostró las fotos. “¿Son reveladoras? ¿Comprometedoras?”
“Pues no,” comentó Eureka.
“No,” dijo Hiyori, negando con la cabeza.
“¿Ves, Ken? Han posteado cosas más raras en ese grupo, así que no le veo problema,” dijo Sho. “Y Souji no se queja…”
“Pues no me molesta, realmente,” Souji esbozó una sonrisa brillante. “Aunque sé de alguien a quien sí le—” El peligris se cortó abruptamente, llevándose una mano a la cara. “Me olvidé… de una persona en la fiesta,” dijo, su voz un poco temblorosa.
“¿Eh?” Sho arqueó una ceja. “¿De quién?”
“¿Un amigo?” sugirió Hiyori.
“No, mi pareja,” Souji suspiró. “Se me pasó por completo, pero habíamos quedado en regresarnos juntos… y me olvidé, con todo lo que acaba de pasar…” Souji soltó un suspiro, haciéndose una idea de lo que iba a venir.
“Pues parece que desde antes, porque no lo mencionaste ni cuando salimos de la fiesta.”
“Tienes razón, Kaworu-san,” Souji rio, aunque se notaba un poco nervioso.
“¡¿Eh?!” Oikawa recién caía en cuenta de todo. “¡Claro! Adachi-san estaba en la fiesta…” comentó.
“¿Deberíamos regresar por el?” preguntó Kaneki.
Sho chasqueó la lengua. “Supongo que sí, sino luego no dejará a Souji en paz,” dijo, sonando un poco enojado.
“Ah…” Eureka colocó su mano en el brazo de Souji –por su estatura baja, y la altura tremenda del exRebel, no podía llegar a su hombro—, intentando consolarlo. “¿No creo que haya problema si nos apuramos?”
“¿Honestamente? No sé ni cómo reaccione…” dijo Souji. “Discúlpenme, he arruinado todo. Si gustan, puedo tomar un taxi—”
Kaworu negó con la cabeza. “No te preocupes, Souji, podemos regresar por él,” le sonrió. “El único detalle es que no sé donde entraría, porque en esa camioneta ya no entra ni una alma.”
“…” Eren se veía incómodo, sintiéndose un poco culpable por ello.
“No hay problema,” aseguró Souji. “Igual… dudo que me deje ir con ustedes luego. Lo más probable es que ahí nos separemos.”
Oikawa frunció el ceño. “No me gusta cómo te monopoliza, Sou-chan.”
“Yo sé…” Souji suspiró. “Bueno, ¿vamos yendo?”
Todos asintieron en silencio, regresando a paso apurado al carro. Se acomodaron de nuevo de la misma forma: Hiyori de copiloto; Souji, Sho y Eureka atrás; y en la última fila, Eren, Kaneki y Oikawa. Ni bien el carro arrancó, Souji sacó su celular y marcó un número. Lamentablemente, la llamada lo llevó a la casilla de voz, y cuando volvió a intentar, sucedió lo mismo. Frustrado, guardó el celular en su gabardina y soltó un suspiro.
“¿Preocupado?” le preguntó Sho.
“Un poco,” admitió Souji. “Pero no es la primera vez que lo he hecho—”
“¿¡Ehhhh!? ¿Lo has abandonado antes?” Oikawa le preguntó, desde el asiento de atrás.
“Oikawa-san, no debería ser tan entrometido…” dijo Ken.
“Ah, no te preocupes, Kaneki,” habló Souji. “Igual ya lo dije. Sí, lo he hecho un par de veces. Pero siempre ha sido sin querer… Y no es porque me haya pasado de copas o algo, sino que me olvido y ya.”
“No te imagino de la gente que olvidaría a su pareja a propósito,” dijo Eureka.
“Gracias, Shinoa-san,” le sonrió Souji.
“¿Hablemos de cosas menos deprimentes?” sugirió Eren.
“Sí, de seguro estamos incomodando a Souji…” dijo Hiyori.
“No se preocupen,” comentó Souji.
“¡Yo tengo un genial tema de conversación!” anunció Oikawa. La mayoría se giró a mirarlo, sumamente curiosos. “¿Conocen chicas que estudien en Rizembo—?” Souji lo interrumpió, al girarse y golpearlo en la cabeza. “¡Ey! ¡Sou-chan! ¡No lo decía con malas intenciones!”
Eureka imitó a Souji y también se giró. “¿Y vas a hacernos creer de que eran buenas?”
“¡Pues sí!” Oikawa la miró por unos instantes, moviendo la cabeza levemente para indicarle de que era conveniente para ella. “Necesito una chica con tiempo libre para el puesto de mánager en el equipo de vóley…”
“¿No habías conseguido a alguien?” Sho arqueó una ceja, y también se giró a mirarlo. “Algo así escuché que comentaba tu equipo.”
“Pues sí, pero siempre dos son mejor que una~”
A su lado, Eren negó con la cabeza. “Lo siento, yo no.”
“Yo tampoco,” dijo Kaneki.
Hasta Kaworu se había girado un poco en el asiento. “Ni y—”
“¡Kaworu, cuidado!”
Pero ya era muy tarde. Kaworu no pudo hacer más que bajar un poco la velocidad antes de impactar contra el carro frente de ellos. Felizmente, el remezón fue leve, y al parecer, el golpe también, porque al retroceder un poco, notaron que no habían muchos daños en el parachoque trasero del otro carro. La sensación de alivio duró muy poco, porque las luces rojas y azules que iluminaban sus caras les hicieron caer en cuenta de que se habían metido en graves problemas.
Kaworu no había chocado con cualquier carro, sino con una patrulla.
“Uh-oh,” Kaworu sonrió. Hiyori seguía impactada con los sucesos, fría en su asiento como el resto del grupo. Se habían quedado como estatuas frente a la situación.
La reacción inmediata del conductor fue… esquivar al patrullero y acelerar.
“¡KAWORU! ¡ESTÁS EVADIENDO A LA AUTORIDAD!” exclamó Eren.
“LO SÉ”
“¡VAMOS A TERMINAR EN LA CÁRCEL!” gritó Eureka.
“TAMBIÉN ESTOY AL TANTO DE ESO”
“Kaworu-chan, no entiendes, Shinoa-chan y yo estuvimos en un pseudo-secuestro slash persecusión y salimos en las noticias. Ya tuvimos suficiente adrenalina por una vida entera,” contó Oikawa.
“No de nuevo, por favor,” lloró Eureka.
“¿Shinoa y tú? ¿No eran tú y Eurek—?” comentó Souji, pero Oikawa le tapó la boca desde atrás.
“SHINOA-CHAN Y YO, NO SÉ QUE NOTICIAS VISTE SOU-CHAN”
Souji se giró levemente a mirarlo, con una ceja arqueada. “…Okay.”
El peligris observó por unos instantes a Eureka, tomando en cuenta toda su apariencia. No hizo comentario alguno, prefiriendo esbozarle una pequeña sonrisa.
“Esperen, tranquilos,” comentó Sho. “El tío de Souji es policía, de seguro nos saca de apuros.”
“No,” negó Souji, muy tranquilo. “Se salió de la fuerza policial hace un año.”
“…”
“…”
“¡AAAAHHHH!”
“No entres en pánico, Sho. Podría ser peor…” dijo Souji, aunque no sonaba tan convencido de sus palabras.
“¿Recuerdan que este no es mi carro?” comentó Kaworu. “Si nos detenemos y hablamos con los policías, eso nos metería en más problemas, por eso estoy escapando.”
“¡PEOR AÚN!” exclamó Eren.
“Y si Kaworu-chan ha tomado aunque sea un sorbito de alcohol, eso saldrá en la prueba de alcoholemia… así que sería un carro robado y encima con conductor ebrio,” dijo Oikawa.
“El dueño ha recibido papeletas por ello…” contó Kaworu.
“Pero hay un grado específico de alcohol en la sangre que los polícias consideran que denota ebriedad… y para eso debes beber un montón. ¿Kaworu, has tomado mucho?” preguntó Hiyori.
“Casi nada.”
“¿Ven?”
“Igual el carro sigue siendo de mi amigo.”
“¡AAAAAAAH!”
Para la mala suerte del grupo, la carretera solo iba en un sentido, y era imposible zafarse de la patrulla. Sin embargo, como era ya muy tarde, la escasez de carros jugaba a su favor, teniendo la pista sólo para ellos.
“Kaworu, nos están alcanzando…” advirtió Hiyori, mientras observaba el reflejo de la patrulla en el retrovisor.
“Estoy en eso,” Kaworu pisó el acelerador al tope, y todos se agarraron de sus sitios en un intento de salvarse el pellejo.
El bosque que rodeaba la carretera parecía una película que se proyectaba a ambos lados, sin permitirles discernir detalles por la oscuridad de la noche y la velocidad a la que iban. Lo único que podían observar eran los bordes de sus propias caras, iluminadas por las luces de la patrulla que iba detrás de ellos.
“Si entramos a la ciudad, podríamos perderlos,” sugirió Kaneki.
“Pero estamos medio lejos de allí, ¿no?” preguntó Eren.
“Es cierto, pero creo que es la única forma de esquivarlos…” dijo Hiyori.
Kaworu asintió en silencio, y movió la palanca de cambios para luego tomar un desvio hacia la derecha. La velocidad a la que iban era tanta que Kaworu perdió el control por unos instantes: el carro se deslizó por la carretera, emitiendo un chirrido sumamente desagradable. Felizmente, el auto retomó su rumbo en una cuestión de segundos, y continuó con su trayecto. El grupo soltó un suspiro de alivio al unísono.
“¡KAWORU, CASI NOS MATAS!” gritó Eren, agarrándose de una de las cabeceras del asiento posterior al suyo.
“¿Uh… lo siento?” le respondió, y luego soltó una risa despreocupada. Hiyori lo miró con una ceja arqueada, muy consternada con la actitud del joven en aquella situación.
“NO, NO LO SIENTES” se quejó Sho.
“Seguimos lejos de la ciudad…” comentó Kaneki, observando sus alrededores.
Al parecer, en vez de acercarse de nuevo a la ciudad, Kaworu había tomado el desvío incorrecto, que lo llevaba en el sentido contrario.
“Creo que… estamos yendo en el sentido opuesto,” dijo Kaneki. El bosque parecía hacerse más frondoso conforme avanzaban, y en vez de pasar por el grifo que habían visto cuando salieron de la fiesta, no había ni rastro de algún establecimiento como ese en la ruta que tomaban. Hacia el horizonte, sólo veían una interminable hilera de árboles y oscuridad, además de las luces tenues de algunos postes.
“Yo también pienso lo mismo…” dijo Eren.
“¿Estás seguro de que ese desvío era el correcto?” preguntó Hiyori. Kaworu le negó con la cabeza, sin despegar su vista de la carretera.
“¿No?” ofreció, inseguro. Muchos soltaron bufidos de enojo por la actitud descuidada del conductor.
“¡Se están acercando!” Eren se había girado a mirar por la luna trasera.
“El gas se va a acabar si seguimos así… necesitamos urgente voltear e ir al grifo…” comentó Kaworu.
“¡No te lo puedo creer!” soltó Eureka. “¡Todo está en nuestra contra!”
“Shinoa-chan, creo que la mala suerte te persigue. Y encima, nos la contagias,” se quejó Oikawa.
“¿Por qué lo dices?” preguntó Sho.
“¿No les conté que ya estuvimos en una persecusión parecida? ¡Terminamos en las noticias! Y todo esto ocurre sólo cuando estoy junto a ella.”
“De nada sirve quejarnos de ella, Oikawa,” comentó Souji. “Ahorita deberíamos enfocarnos en soluciones.”
Kaworu observó que muy pronto llegarían a una curva en la carretera. Una idea muy alocada afloró en su mente, y se giró por unos instantes a observar al grupo.
“Encontré una solución, pero no va a ser placentera.”
“¿Qué vas a hacer, Kawo—?”
La pregunta de Eren fue interrumpida por el repentino aumento de velocidad, que le impidió terminar de formular su frase por el impulso brusco que tomó el automóvil. Sin embargo, nadie preparó al grupo para la verdadera sorpresa: en plena curva, Kaworu giró el timón hasta el tope, y estrelló el carro contra los arbustos al lado de la carretera. Avanzó, hasta llegar a una zona un tanto escondida, sin chocar con los árboles que los rodeaban.
Por la luna trasera, Oikawa, Eren y Kaneki divisaron a la patrulla continuando con el recorrido de la carretera. Una vez las luces de tonalidades rojas y azules se perdieron en la oscuridad de la noche, todos soltaron un suspiro muy hondo.
“Eh… Souji, me estás ahorcando,” comentó Sho, al notar que Souji lo estaba abrazando por el cuello.
“¡Ah!” Souji lo soltó inmediatamente. “Lo siento, no fue a propósito…” El peligris se giró hacia Eureka. “Shinoa, lo mismo digo.”
“¡Disculpa!” Eureka soltó su agarre: sin darse cuenta, había tomado del brazo al chico en el transcurso de los hechos.
La situación en los asientos traseros era muy parecida: Eren había tomado del brazo a Kaneki, quien estaba siendo estrujado por Oikawa.
“Wah, lo siento, Kaneki-chan~” Oikawa lo soltó, y Eren también hizo lo mismo.
“Disculpa…”
“No hay problema,” aseguró el chico.
“¿Estás bien, Ken?” Sho se había girado a verlo.
“Sí, no te preocupes,” Kaneki le sonrió a su hermano.
“La más fuerte aquí ha sido Shizuru,” comentó Kaworu, observando a Hiyori. Esta sólo había agarrado con fuerza su cinturón de seguridad, a diferencia del resto.
“Casi nos matas del susto,” comentó Hiyori.
“¡Sí! ¿¡Qué fue eso!?” preguntó Sho.
“Pero nos salvó, no pueden dejar de lado eso…” dijo Oikawa.
“¡PERO CASI MORIMOS DE UN INFARTO!” exclamó Eureka.
“…Mm, buen punto.”
“Hay una pregunta más importante que esta discusión, creo yo…” comentó Kaworu.
“¿Qué cosa?”
“¿Cómo vamos a hacer con el carro?”
“…”
“…”
“…”
El trayecto de regreso a la fiesta fue silencioso.
“Si te dice algo, podemos hacer chanchita entre todos y pagarle lo que cueste el mantenimiento,” propuso Eureka. “Aunque no sé de donde sacaría el dinero… pero como somos 8, supongo que no será muy caro por cabeza.”
“Sólo necesita un poco de pintura para los raspones…”
“Son un montón de raspones, Eren,” comentó Kaneki, observando la camioneta.
“…Okay, en eso tienes razón.”
“Les avisaré, cualquier cosa,” les aseguró Kaworu. “Sólo espero que no me abandonen.”
“Nah, sería muy desalmado de nuestra parte dejarte el pago sólo a ti,” dijo Sho. “Aunque Ken y yo podemos contar como uno, como somos hermanos…”
“¡Sho! ¡No seas así!” se quejó Kaneki, indignado con su actitud.
“¡Pero es cierto!”
“Sí, pero debemos de pagar cada uno nuestra parte.”
“¡No quiero trabajar para eso!”
“Qué pena, Sho,” Souji lo miró con tristeza fingida. “Pero así es la vida.”
“Si fuera por cuestiones de familia, Shizuru y Kaworu pagarían también una sola parte…” comentó Eureka.
“Ah, no, yo pago la mía,” dijo Hiyori. “Ya veo cómo me las arreglo.”
“¡…Traidora!” Sho la señaló. “¡Nos podíamos librar de esto los dos!”
“Nadie es igual de tramposo que tú, Sho,” rio Souji.
El grupo caminó hacia la entrada de la fiesta, entre comentarios burlones y risas despreocupadas. Al ingresar a la mansión de nuevo, notaron que el número de invitados había decrecido, aunque igual habían tumultos de gente por doquier. La pista de baile y el jardín se veían un poco más despejados, y las sillas y sofás aledaños estaban repletos de estudiantes que habían caído bajo los efectos del alcohol y ya no podían pararse. Era una vista muy peculiar, pero a la vez, muy usual de ese tipo de fiestas.
No les sorprendió en lo absoluto ver que incluso unos cuantos invitados se habían lanzado a la piscina. Imaginaban que el dueño de la casa estaría botando humo por las orejas, pero todo indicaba que eso era lo último que les preocupaba.
“Necesito un trago muy muy fuerte para pasar el mal rato,” comentó Oikawa.
“Antes de que te emborraches, ¿qué tal si bailamos todos?” sugirió Eureka, observando al grupo. Ni bien soltó su propuesta, Eren miró a todos y escapó, escabulléndose entre la gente y desapareciendo entre el tumulto. “Wow, eso fue muy rápido.”
“Eren es más tímido que Ken, no lo puedo creer…” comentó Sho, anonadado.
“P-Pero yo tampoco quiero bailar…”
“No te preocupes, Ken,” Sho le sonrió de oreja a oreja. “Sé que sólo hay dos chicas, así que me sacrificaré por ti para que bailes con una,” le dijo, muy orgulloso de sí mismo. “¡No pienso irme de aquí hasta que hayas bailado con alguien!”
“¡Pero—!”
“¡Nada! ¡Hoy bailas sí o sí!”
“Esperen, yo me tengo que ir,” Souji comentó. “Debo buscar a Adachi. Disculpen, de nuevo vuelvo a aguar la fiesta.”
“Awn, qué pena,” comentó Kaworu. “Te veré en Rizembool, Souji,” le dijo, esbozando una sonrisa.
Souji le sonrió de vuelta. “Un gusto, Kaworu. Al igual que…” Se giró hacia las chicas. “Shizuru, Shinoa, me alegra haberlas conocido. Suerte con sus carreras y sus proyectos, y espero que nos volvamos a encontrar pronto.”
“Gracias, Souji, igualmente,” le dijo Hiyori, permitiéndose sonreír un poco.
“¡Cuídate!”
“Nos vemos luego, Sou-chan~” canturreó Oikawa.
“¡Hasta luego, Souji-san!”
“Te veo en la semana,” le dijo Sho. Souji asintió, y al igual que Eren, desapareció al sumergirse en el mar de gente.
“Mm… ¿Cómo podríamos distribuirnos?” se preguntó en voz alta Kaworu.
“¡Sho! ¡Oikawa!”
Ambos se giraron al escuchar sus nombres, topándose con una joven de cabellos azabache y ojos azules. Eureka la reconoció como la chica que había bailado junto a Souji cuando indagó la fiesta por su cuenta.
“¡Marie-chan!” Oikawa la saludó.
“¿Marie?” Sho arqueó una ceja.
“Hola,” saludó, y luego, ondeó levemente la mano al resto del grupo, a quienes no conocía. “Parece que han visto un fantasma.”
“Si supieras lo que nos pasó…” comentó Sho. “Ya luego te contaremos.”
“¿Han visto a Souji?” preguntó la chica. “Quería hablar con él. Adachi…”
“Justo Souji se acaba de ir a buscarlo,” dijo Kaworu.
“¿En serio? Voy por él. No quiero más espectáculos en esta fiesta…”
“¿Espectáculos?” Kaneki se veía muy confundido. “¿Lo dices por la pelea de los rebels?” dijo, recordando la pelea que habían presenciado poco antes de irse de la fiesta.
“Ah, ¿lo del fuego y eso? Pues en parte. No se si vieron el resto de peleas… hubo de todo, realmente.” Marie suspiró. “Ya perdí la cuenta. Ha sido una noche larguísima.”
“Qué manera de dejar el nombre de nuestra institución en alto…” dijo Oikawa.
“No creo que sólo hayan sido de Rizembool,” comentó Kaworu. “Mucha gente se ha colado.”
“Es cierto,” dijo Marie. “Bueno, me vo—”
“Marie, voy contigo,” dijo Sho, y comenzó a caminar, pero Marie lo detuvo al colocar su palma en el pecho del pelirrojo.
“Lo siento, fosforito, pero va a ser peor si tú vas.”
“¡Pero—!”
“Tienes una bronca tremenda con el otro, no sé—”
“¿De quién hablan?”
Souji se había aparecido de vuelta en el grupo. Todos lo observaron, sumamente confundidos con su repentina presencia.
“¡Sou-chan~! ¡Eso fue rápido!” comentó Oikawa.
“Uh… no encontré a Adachi, así que pensé que mejor sería regresar con ustedes.”
“¡Perfecto! Ahora sí podemos bailar todos,” a Sho se le iluminó el semblante. Todos sabían, sin embargo, que su felicidad se debía al inminente baile de su hermano con alguna de las chicas presentes. “Ah, al fin…” soltó, fingiendo un llanto.
“¿Al fin?” Hiyori arqueó una ceja.
“¡Al fin Ken bailará! ¡Y con una chica! ¡Es una noche especial!” Sho alzó su puño en señal de victoria.
“¡S-Sho!” se quejó Kaneki a su lado, sumamente nervioso. La idea se le hacía demasiado vergonzosa, tanto que se había quedado medio estupefacto ante los gritos de victoria de su hermano.
“I want to thank not only God, but Jesus…”
“Sho, deja de molestar a Ken, por favor,” le pidió Souji.
“¡No puedo evitarlo! ¡Me siento muy orgulloso!”
Marie soltó una risa burlona. “Pero si Kaneki va a bailar con una chica… tú y el resto se pelean por las dos restantes.”
“Oh, Marie-san, ¿también bailarás?” preguntó Eureka.
“Sí,” respondió. “Me dan un poco de pena, porque todos siguen pálidos. Ni sé qué les pasó, pero imagino que tuvo un impacto muy fuerte en todos ustedes.”
“No hablemos de eso, por favor…” rogó Sho. “Hablemos de cosas bonitas. Como Kaneki bailando con una chica.”
“¡Sho!” Kaneki quería que la tierra lo tragase.
“Dejémoslo a la suerte,” propuso Marie. “Denme un segundo.”
La chica desapareció entre el tumulto de invitados, para retornar al cabo de unos minutos con unos cuantos palillos en su mano.
“¿Esos palitos… son de la mesa de fondue?” preguntó Oikawa.
“Sí,” admitió Marie. “Y sí, Oikawa, nadie los ha usado, no preguntes.”
“¡Eek! ¡Eres una esper!”
“Los he cortado en distintos tamaños. Los pequeños indican que bailarás con una chica. Mientras más pequeño, más pequeña la pareja.” Comentó, mirando a Hiyori y a Eureka.
“¿Me has dicho pequeña?” preguntó Eureka.
“No te alteres, yo también soy pequeña.” Admitió Marie. “Aquí la única medio alta es ella…” Y señaló a Hiyori, sutilmente. “Bueno, sigo con mi explicación. Los palitos grandes significan lo opuesto. O te quedas sentado o bailas con quien sobre.”
“¡No!” Sho se cruzó de brazos. “No pienso jugar a esto. Kaneki tampoco.”
“De hecho yo—”
“¡Yo sé que vas a querer jugar porque hay oportunidad de que no bailes!” lloró Sho. “¡Lo sé!”
“Pues tienes razón, Sho,” admitió Kaneki. “No quiero bailar,” admitió, avergonzado.
“¡Pero no es justo!”
“Por eso queda a la suerte,” dijo Marie.
“A mi me parece justo,” ofreció Kaworu. “¿Tú que opinas, Souji?”
“¿Ah?” Souji salió de su trance, y luego, asintió. “Sí, es justo.”
“La mayoría gana, Sho-chan~”
Sho soltó un bufido, y luego de unos cuantos momentos de tensión, asintió con la cabeza y rodó los ojos, hastiado.
“Okay,” le dijo a su amiga, y esta sonrió de lado.
“Aquí va,” dijo Marie. “Acérquense, por favor.”
Los chicos se acercaron a Marie, quien extendió una mano mostrando parte de los palillos y escondió sus tamaños con la otra.
“Haha, si fuera Shinoa-chan, te apuesto que me tocaría algo malo,” se burló Oikawa, hasta notar la extensión del palo que había sacado. “¡Ack! ¿Creo que me toca sentarme?”
“Oh, no. Ese es el más grande de los chiquitos, pero sigue siendo chiquito.”
“¿Tengo que bailar… con Shizuru-chan?” Hiyori lo fulminó con la mirada, sin mencionar palabra alguna. Oikawa sentía que moriría en pleno baile. “¡NO! ¡Quiero sentarme! ¡Por favor!”
“Lo siento, pero si ya te salió eso… Con eso te quedas,” Marie rio.
“¡Shinoa-chan! ¡Baila conmigo!”
“Eso no puede ser, Oikawa,” se lamentó Eureka, con una sonrisa apenada y muy fingida. “Soy muy chiquita como para bailar contigo.”
“¡NOOO!”
“Ahora, te toca a ti,” Marie señaló a Kaneki.
Él se demoró en elegir, hasta que al final sacó uno del montón y cerró los ojos. Los nervios lo carcomían, pero esperaba tener una suerte decente como para librarse de esa situación.
“¡Wooooohoo! ¡Ken, hoy bailas!”
“¡No!” Kaneki no pudo evitar el grito que se escapó de sus labios. Si la charla sobre la suerte de Shinoa era cierta, no dudaba que ella le había contagiado la suya. “¿Con quién me toca bailar?” preguntó, sintiéndose muy derrotado.
“Es la más chiquita, así que con ella,” y señaló a Eureka.
“¡Hey!” se quejó Eureka.
“Desde ya, lo siento, Shinoa-san,” se disculpó Kaneki. “ Voy a pisarte mil veces, estoy seguro de eso…”
“Tranquilo, no soy una bailarina experta, así que te entiendo,” Eureka le sonrió. “Lo importante es que te diviertas y de paso, nos saquemos ese susto horrible de encima.”
“¡Tienes razón!” admitió Kaneki.
“Sólo queda uno pequeño,” Marie se giró hacia Kaworu, Souji y Sho. “Así que ustedes tren escogerán al mismo tiempo.”
Los tres asintieron al unísono, y eligieron al azar entre los que quedaban.
“MarieMarieMarieMarie,” repitió Sho como mantra, esperando que le tocara el más chiquito para poder bailar con su amiga.
…Pero, lamentablemente, su suerte fue distinta… y le tocó uno de los grandes. Cuando compararon, Souji también había sacado uno así: el ‘afortunado’ había sido Kaworu, con otro de los pequeños.
“¡Wow! ¡Mi suerte está intacta!” celebró Kaworu, muy alegre.
Souji rio. “Parece que el más empilado es a quien le toca sentarse,” comentó, mirando de reojo a Sho.
“¡No importa! Yo no pierdo en esto. Voy a ver a Ken bailando, es… ¡Es como sacarme la lotería!”
“Podrías bailar con Souji, Sho,” dijo Marie, mirándolo con malicia.
“¿¡Eh!? ¡No! ¡Eso es muy…!”
“Muy qué, ¿Sho?” preguntó Souji, entre risas.
“¡Muy… Muy raro!”
“Es sólo un baile,” comentó Kaworu.
“Nadie te dice que bailes con él por el resto de la fiesta,” dijo Eureka.
“Pero… tiene pareja,” dijo Sho.
“¡Excusas!” Oikawa rio. “Adachi-chan no está por acá, y no creo que un baile sea razón para celar a alguien…”
“Uh, ¿es Adachi de quién hablamos? ¿Él va en contra de toda lógica existente?”
“Sho, si gustas, podemos sentarnos,” ofreció Souji, luego de darle un pequeño toque en el hombro a manera de apoyo. “Yo no tengo problemas.”
“Yo—”
“Bueno, ustedes deciden eso, que a este paso, la fiesta se va a terminar,” comentó Marie, hastiada. “Vamos… uh…” Marie se cortó al darse cuenta de que no sabía su nombre.
“Kaworu.”
“Okay, Kaworu. Lo siento, soy Marie…”
“Un gusto, Marie-san,” le dijo, con una sonrisa, y seguidamente, se fueron por su lado a bailar.
“Uh… Shizuru-chan…”
“Sí, vamos,” Hiyori no se veía del todo enojada, por lo que Oikawa pudo respirar tranquilo a la vez que se separaban del grupo.
“¿Vamos, Kaneki?” preguntó Eureka suavemente, y Kaneki asintió.
“¡Sí!” y la siguió, dejando a Sho y a Souji solos.
Souji caminó hacia las escaleras que conectaban el jardín y la piscina con la parte interior de la mansión, y Sho lo siguió. Juntos, tomaron asiento en una de las gradas, observando el panorama de la fiesta e identificando a todos los miembros del grupo con el que habían pasado aquella noche.
En un determinado momento, los dos intercambiaron miradas, hasta que Souji no pudo más y soltó una risotada grande.
“¿De qué te ríes?”
“¿No sé?” Souji se veía confundido con sus propias acciones. “Creo que de todo lo que ha pasado. Ha sido un día muy surreal.”
“Sí.”
“¿Quieres bailar?”
“…Bueno.”
“Eso fue mucho más rápido y fácil de lo que esperaba. Pensé que te negarías.”
“No hay presión de grupo ahora que estamos solos,” admitió Sho.
“Pero tú si puedes joder a Kaneki cuanto te plazca, ¿no?” dijo el peligris, entre risas. Sho lo golpeó en el hombro, pero Souji no se detuvo, al contrario, empezó a reírse con más fuerza.
“¡Sabes que es con buenas intenciones!” le reclamó Sho.
“Lo sé,” le dijo Souji, cuando se calmó. “Sé lo mucho que te importa, y cuánto te preocupas por él,” su mirada se posó en Ken bailando con Eureka, a unos metros de donde se encontraban. Parecía que el chico se divertía, por más de que a cada rato se equivocaba y perdía el ritmo de la canción. Eureka, sin embargo, era muy paciente, y lo animaba a seguir intentando. A veces, sin embargo, ambos se quedaban estáticos, igual de perdidos.
“¿Entonces?”
“Igual me encanta joderte de vez en cuando.”
“…” Sho soltó un suspiro. “Si fueras cualquier otra persona, te mandaría a la mierda.”
“Pero soy VIP, ¿supongo?”
“Eh, algo así,” Sho rodó los ojos. “Mira a Oikawa con Shizuru,” los señaló.
Oikawa parecía temeroso de sus movimientos, mientras que Hiyori sí se veía pasando un buen rato.
“Parece que alguien no va a vivir para contarla,” rio Souji. “Aunque… Shizuru-san se ve muy calmada, creo yo.”
“Igual siento que lo va a partir en dos en cualquier momento,” comentó Sho.
“Marie y Kaworu-san congenian muy bien,” Souji los señaló.
“Wow, quién diría que Kaworu bailaría así…”
“En fin,” Souji se levantó, y le extendió una mano. “Creo que ya observamos lo suficiente.”
“Adachi me va a matar.”
“Es sólo un baile, Sho,” le aseguró Souji. “Tanto te quejabas de Ken y tú tienes la misma actitud.”
“Tú no eres una chica.”
“No.”
“Además, esa chica,” señaló a Eureka. “No tiene enamorado.”
“Oh, creo que sí.”
“¿Qué? ¿En serio?”
“¿Tal vez? Quién sabe~”
Sho dudó por unos momentos. Se quedó observando la mano en frente de él, hasta que soltó un suspiro lleno de resignación. “…Ya te había dicho que sí,” Se rindió, levantándose de su sitio y tomando la mano de Souji. La soltó ni bien empezaron a caminar hacia el jardín, cosa que le sacó una carcajada a su amigo.
“Y con eso cavaste tu tumba.”
“…Exacto.”