Uhh, quité una escena y aun así *sigh* Perdón por lo largo...
28
Luego de la aparición del Rebel, todos tuvieron un fin de semana más tranquilo. El domingo pasó sin acontecimientos y sirvió de descanso antes del inicio de otra ajetreada semana. Reimu muy felizmente reportó que no encontró otro freeloader en sus habitaciones en el templo y Dakki subió fotos del spa local que se había convertido en su favorito. Pequeños detalles así animaron a todos y despejaron las preocupaciones que se habían acumulado, al menos momentáneamente.
Y llegó el lunes en la mañana, el cual inició con una reunión importante en un café fuera de ambas instituciones. Fue el momento de la verdad, y este no se hizo esperar.
"El resultado salió positivo," reportó Dojima a los jóvenes sentados frente a él, quienes recién habían recibido sus respectivos desayunos.
"Ohh..." Horikawa se impresionó.
"¡¿Lo ven?! ¡Lo sabía!" Urashima se entusiasmó. Él agarró a su leal tortuga y la alzó encima de él. "¡¿Lo oíste, Kamekichi?! ¡Ya no existen dudas en el camino! ¡En verdad está ocurriendo! ¡Finalmente!"
"Comprendo tu estado de ánimo, pero te pido que te calmes," el detective dio un suspiro. "Estás realizando un escándalo."
"¡Perdón! ¡Me va a tomar esfuerzo tranquilizarme!" Urashima sonrió ampliamente quitando validez a su disculpa.
"Urashima, tienes que comportarte, por favor," Horikawa se frustró un poco. "Sé que esto nos ha sorprendido, pero..."
"No es que me haya sorprendido, ya lo sabía," el menor se animó. "Y no solo yo. Todos lo sabíamos. Esta es la última prueba de muchas más recolectadas por años," miró al detective frente a él, con una sonrisa de oreja a oreja. "¿No es verdad, tío?"
"Urashima, sé más respetuoso con el señor Dojima," le reclamó Horikawa.
"Está bien, he sido un allegado del señor Kotetsu por muchos años, supongo que la familiaridad resulta inevitable a estas alturas," Dojima negó y sonrió un poco cansado. Ya estaba acostumbrado a la forma de ser de ese chico.
"Y por ello mismo, tú no deberías estar sorprendido," dijo Urashima a su amigo.
"Lo habremos esperado, pero siguen siendo noticias sorprendentes," el pelinegro sonrió incómodo. "No puedes tratarlo como si sólo fuera algo de qué alegrarse. Es un tema complicado."
"Uhh no me gusta que todos me digan eso," Urashima hizo un puchero.
"Tienes que comprender que es verdad," Dojima tomó la palabra. "Me he reunido con ustedes para mantenerles informados y precisamente para dejarte entender de la seriedad del asunto. Tu padre me ha dado un mensaje. Dice que un viejo amigo le ha dejado entender que casi te ves envuelto en una pelea ajena durante el fin de semana..."
"Ihh..." El rubio se tensó. "¿S-se enteró?"
"Shinkouhyou debió habérselo dicho," el pelinegro se puso a pensar.
"Escucha, Hanasaki y Rizembool son institutos muy peligrosos. Podrás tener gran habilidad con las espadas, pero esta pelea no te corresponde, sin importar las circunstancias. Te aseguro que tu padre está preocupado por ti y debes tener mucho cuidado."
"Hmm..." Urashima bajó su mirada. "Lo sé... Debo haber preocupado a todos... pero quisiera que dejaran de preocuparse tanto por mí y se dieran cuenta de la situación."
"¿A qué te refieres?" preguntó su amigo, confundido.
"Estamos en un momento muy importante, con estas noticias, con todo. No puedo ser el único aquí."
"Entiendo lo que dices, pero..." Horikawa se apenó un poco. "Debes comprender que tus parientes tienen muchas obligaciones. Realmente tú eres el más libre."
"Pero..."
"No vas a estar sólo, Urashima," le aseguró Dojima.
"¿Eh? ¿En serio?" este se sorprendió.
"Tu padre ha recibido un pedido de uno de sus allegados que radica en esta ciudad," el mayor se cruzó de brazos. "Por ello, planea estar llegando en alrededor de dos semanas. Dijo que también es mejor que se instale momentáneamente aquí para poder vigilarte más de cerca."
"Y-ya veo..." si bien Urashima empezó alegrándose, pasó a inquietarse. Era muy posible que estuviera molesto con él.
"Tu hermano también está pronto a terminar con unas competencias en el extranjero y espera venir lo más pronto posible. Podrá querer ocultarlo, pero estoy convencido que se encuentra tan entusiasmado como tú."
"Sí, estoy seguro de ello," Horikawa asintió.
"Hehe, me alegra," el menor volvió a sonreír y abrazó a su tortuga. "¿No es genial, Kamekichi? Toda la familia va a estar junta. Espero que mamá se apunte, hace tanto tiempo que no la vemos."
"No tengo información sobre ella, pero no me sorprendería que se aparezca," dicho esto, el detective recogió su saco de la silla de al lado y se levantó. "Debo irme."
"¿No quisiera acompañarnos a desayunar?" le preguntó Horikawa.
"He tomado desayuno temprano y tengo trabajos de los cuales encargarme."
"Es una lástima, ojalá la próxima," Urashima le sonrió y el señor comenzó a marcharse, pero entonces, se detuvo súbitamente.
"Ah, antes que se me olvide," Dojima negó frustrado al recién recordar un importante mensaje. "El señor Kotetsu me pidió que les dijera que él se encargará de todas las formalidades del asunto, y que ustedes deben permanecer callados hasta que él llegue. En pocas palabras, no se les ocurra compartir este asunto con absolutamente nadie, ¿han entendido?"
"Estoy consciente de ello, descuide," Horikawa asintió, sonriendo decidido. Sin embargo, a su costado, Urashima se notaba inquieto.
"T-tiene sentido, pero... ¿por qué tenemos que esperar más tiempo? Creo que con la seriedad de todos me estoy perdiendo de algo, pero..."
"Sin peros, serás una buena persona, pero no eres el mejor para lidiar con esta situación. Tu repentino ingreso en Hanasaki ya ha sido muy excesivo," Dojima tuvo que llamarle la atención y dio un pesado suspiro. "Sé un poco más paciente y confía en tu padre. Nunca se sabe cómo otros se pueden tomar las noticias. Debes entenderlo."
"Sí..."
"Que tengan un buen día, con permiso."
Sin más que decir, Dojima se retiró del establecimiento. Horikawa decidió comenzar con su omelette antes de que siguiera enfriándose, y notó a Urashima meditativo.
"En verdad no te queda ese look," comentó el pelinegro con una sonrisa entretenida. "Casi escucho a los engranajes de tu cabeza rechinar."
"Ihh, no seas malo, Horikawa..."
"No tienes de qué incomodarte. Con estos resultados, sabes que todo ha salido como esperabas, así que concéntrate en ser paciente y en aquella reunión que tanto habías añorado. Verás que estará bien."
"..." notó que su amigo estaba tratando de animarle y asintió. "Lo sé, y estoy feliz, en verdad... es solo que ando un poco preocupado... si ellos están envueltos en algo tan peligroso, deberíamos hacer algo, ¿no lo crees?"
"Eso no quiere decir que debemos saltar en su auxilio. Puede que de ese modo sólo terminemos causando más problemas."
"Pero..."
"Hay muchas cosas que se pueden hacer sin la necesidad de involucrarse. Ahora no te preocupes, que no vas a cambiar nada así."
"..." le miró con leve reproche. "No puedes limitarte a analizar las cosas tan fríamente."
"Es lo mejor en estas circunstancias. Pero confía un poco en ellos. Es su misión y su pelea, y con tal que estemos ahí para apoyarles, debe ser más que suficiente."
"..." le tocó asentir. "Espero que todo esté bien."
"Lo estará de algún modo u otro. Ahora anímate, que tú eres el que pone el buen humor, no lo olvides. Estamos iniciando una nueva semana, y hay que comenzarla de la mejor manera."
"Está bien," al recibir el apoyo de su amigo, Urashima se animó y sonrió un poco. "Vaya, a veces no sé qué haría sin ti."
"Sí, yo también me pregunto lo mismo."
"O-oye..."
"Haha, bromeo, por supuesto."
Al haber podido animar a Urashima, Horikawa procedió a desayunar ya que no debía llegar tarde a ninguna de sus clases. Durante la merienda, se pasó escuchando las distintas ocurrencias de su amigo y previniendo que este fuera a alimentar mal a su tortuga con su propia comida.
Pero él también tenía sus propias dudas, aunque, como Urashima comentó, eran más 'analíticas'. Seguía meditando sobre aquel incógnito francotirador que detuvo el ataque del Rebel. Los demás apenas se expresaron con duda sobre el suceso, pero no le rindieron mucha importancia. Puede que sea algo en cierta medida 'esperado' del misticismo de Rizembool, pero el pelinegro seguía encontrando interés en el asunto, en parte por saber de quién se trataba ese atacante...
Sus propias investigaciones sobre Hanasaki y Rizembool debían continuar para prevenir otras sorpresas y asegurarse de tener algún control sobre ese nuevo e incierto ambiente a donde su inocente e idealista amigo había decidido llegar. Y mientras tanto, deseaba casi desesperadamente que este cumpliera con el pedido de mantener la boca cerrada...
A casi las once de la mañana, y luego de terminar su propia clase, Komaeda se encontró con Hajime para acompañarle a su primera clase en la universidad. Su primer día sólo consistía de dos clases, con una a esa hora y otra en la tarde, por lo cual tendría un ritmo pausado que no le sería muy pesado.
"Estamos por llegar. Como puedes ver, esta primera clase está cerca de tu residencia, pero no te confundas con el edificio aledaño que tiene una estructura muy similar. Ese parece ser un problema común," reportó Komaeda, sonriendo y caminando a un buen paso, feliz de la vida.
"Ya lo sé, ayer me dediqué a pasear por el campus para ver dónde tendré mis clases," Hajime se notaba frustrado. Si bien apreciaba la dedicación que le daba Komaeda, luego de pasar tanto tiempo internado en el hospital, lo último que quería era que alguien le siguiera tratando de forma especial. Sólo esperaba que Komaeda no se lo tomara a mal... y se frustró al notar cómo el rostro del otro se iluminó de suma alegría.
"¡Pero por supuesto que lo sabes! ¡Hinata-kun siempre ha sido tan excepcional! Tan digno, trabajador, dedicado... ahh... en verdad no te llego ni a los talones..."
"¿Por qué siempre tienes que comportarte así?" Hajime negó repetidamente. "Si estás aquí es porque también tienes méritos. No andes posicionando a las personas en categorías distintas."
"Me siento muy halagado de recibir tu consideración, Hinata-kun," Komaeda sonrió ampliamente. "Nunca me consideraré como tu semejante, pero si eres tú quien lo dice, entonces quizás sí haya esperanzas para mí después de todo. Ya que, si eres alguien tan prometedor y resaltante..."
"No empieces de nuevo."
"Mis disculpas. Tan sólo espero que sí hayas podido descansar lo suficiente durante este fin de semana..."
"Sí, más bien diría que demasiado..." el pelimarrón se rascó la nuca con inquietud. "Desde que salí de alta hasta el sábado por la noche casi no hice más que dormir. Temo que, si fuera a descansar más, terminaré durmiéndome para siempre. Por ello quiero comenzar con clases y actividades lo antes posible."
"Eso mismo estamos haciendo, no te preocupes," Komaeda asintió con muchos ánimos. "Me hubiera gustado visitarte el sábado para asegurarme que estabas bien y verte dormir profundamente..."
"Eck-" el otro le miró entendiblemente perturbado.
"Pero tuve que atender un evento especial en la casa de mi HiME en donde se apareció otro Rebel y espléndidamente destruyó su azotea…"
"Eck-"
"Además que me faltaban terminar unos ejercicios de cálculo..."
"O-oye, ¿cómo puedes andar diciendo estas cosas tan libremente?"
"¿Hm? Pero Hinata-kun, todos en la universidad deben tomar al menos un nivel de matemática avanzada."
"¡No me refería a eso!"
Ni bien Hajime terminó de exclamar, notó que una chica los miraba frente a la puerta de su primera clase. De inmediato la recordó. Era esa tal Mai, quien se veía tan inmutada como siempre. A su costado estaban sus dos amigos, con Hotarumaru mostrando a Yukko una app en su celular.
"¡Ohh, te toca con ellos, qué afortunado!" observó el Rebel, maravillado. "No vas a comenzar con tu clase solo."
"..." Mai miró a los dos. "Primer día..."
"Eh, sí..." esa mirada incesante e inexpresiva de la chica empezaba a poner a Hajime con los nervios de punta. "¿T-tengo algo en el rostro?"
"No..." ella negó y siguió mirándole. "Es sólo que las palabras de tu amigo peliblanco fueron muy reveladoras. Ya me parecían ser demasiado unidos, pero lo son más de lo que pensé."
"¿Eh?" Hajime se frustró tremendamente. "Ignórale, a veces no sé qué obsesión tiene conmigo, pero no le des importancia."
"Muy tarde," sentenció la chica. "Ahora los shippeo."
"¿Q-qué?"
"¿Nos shippeas?" Komaeda se sorprendió y sonrió con humildad. "Es un gesto noble de tu parte, pero alguien tan inferior y despreciable como yo nunca se merecería a un prodigio como mi estimado Hinata-kun..."
"¡Párala, Komaeda! ¡Maldición!" Hajime terminó estallando, y eso llamó la atención de los otros dos.
“Mo…” Hotarumaru se vio mínimamente sorprendido y despegó sus ojos de su celular para mirar a los recién llegados y saludarles con una sonrisa. “Ohh, buenos días. Hinata-kun, es tu primer día, ¿verdad? Felicitaciones.”
“Eh, gracias, Hotarumaru,” este sonrió incómodo. “Perdón por levantar la voz.”
“Está bien, es bueno que tengas energías.”
“S-sí, lo mismo digo,” comentó Yukko, quien todavía no dejaba de enfocarse en aquel diminuto y sumamente adorable ‘mo’ que dijo el pelicenizo al verse sorprendido. A ese ritmo, Hotarumaru le iba a dar diabetes.
“¿Qué están mirando en tu celular?” preguntó Komaeda, asomándose al dispositivo.
“Le mostraba a Yukko mi cuenta de Pokemon GO,” explicó el menor. “Ella no ha jugado el juego todavía.”
“Sí, no hubiera pensado que Hanasaki-chan sería de esos hípsters que se sienten sumamente orgullosos de no hacerlo,” observó Mai.
“Ihhh, créeme que si pudiera lo jugaría. Ya lo dije antes…” Yukko se lamentó.
“Yukko tiene un Smartphone de Windows. Por ello, no puede bajarse la app,” reportó el pelicenizo, con leve tristeza.
“Qué mala suerte. Pokemon es de nuestra generación. Es casi obligación jugar el juego,” comentó el Rebel, haciendo sentir a Yukko aun peor inconscientemente.
“¿Pokemon GO?” preguntó Hajime, confundido.
“Oh, tenemos otro hípster entre nosotros,” observó Mai.
“N-no soy hípster. Recién he salido del hospital. Me he perdido de mucho,” el pelimarrón se molestó un poco.
“M-Mai dice cosas así, no le tomes muy en serio,” Yukko sonrió incómoda.
“Hinata-kun, entonces tengo que descargarte la app en tu celular,” dijo Komaeda, animado. “Es muy divertido y sé que te gustará.”
“No lo sé, recién estoy empezando clases, podría distraerme…”
“No toma mucho tiempo jugarlo,” dijo Hotarumaru. “Después de esta clase, íbamos a salir a pasearnos por la ciudad para atrapar Pokemon. Pueden venir con nosotros.”
“Ah, nos encantaría, pero tenemos el almuerzo planeado,” dijo Komaeda.
“Vaya, me gustaría salir a pasear. Ni siquiera sé qué tienes planeado para nosotros,” Hajime miró a su amigo con leve reproche.
“Es una sorpresa.”
“Está bien, comprendemos,” Mai asintió. “Es importante para nosotros respetar la privacidad que ambos necesitan al estar juntos.”
“Muchas gracias por tu comprensión,” agradeció el Rebel.
“¡Maldición! ¡No digan esas cosas!” el pelimarrón ya no sabía qué decir.
“Hehe…” pese a las insistencias de que Rizembool era un lugar lleno de peligro, Yukko notaba cómo todos se llevaban bien y no eran tan radicalmente distintos que personas de otros lados. Hasta aquel Rebel era muy ameno y agradable, y seguramente nunca iría seriamente contra su HiME…
“Bueno, les dejo. Su profesor acaba de ingresar, así que debe estar por iniciar la clase,” dijo Komaeda.
“Ah, antes que se me olvide,” Mai le detuvo. “Tenemos que quedar para continuar con nuestro trabajo en conjunto de explosivos.”
“Por supuesto,” Komaeda asintió. “Mi horario es flexible, así que estoy a tu disposición. Y ya de por sí, gracias por ayudarme haciendo armas que usaré en contra de mi HiME. ¡Eres una gran y estimada contribución a la guerra entre Rizembool y Hanasaki!”
“¡¿Qué demonios?!” Hajime se indignó.
“Ihh…” y Yukko se quedó en shock. Justo cuando se animaba de la ‘felicidad’ en su entorno…
“Hinata-kun, no reacciones así,” dijo Komaeda con un tono tranquilo. “Es perfectamente normal.”
“¡No lo es! ¡Nada de esto lo es!”
“Bueno es verdad…” el Rebel desvió su mirada, pensativo. “La mayoría de personas no dan el esfuerzo adicional de participar en una guerra que enriquece las capacidades humanas. Por ello, mi estimada compañera de explosivos es excepcional.”
“Sí, soy excepcional,” Mai asintió, inmutada.
“Q-qué rayos tienen metido en sus cabezas…” Hajime miraba a los dos con gran escepticismo.
“Que tengas una excelente primera clase. Volveré cuando hayan terminado, Hinata-kun,” el peliblanco se fue caminando tranquilamente.
“M-Mai…” Yukko se inquietó. “N-no vas a atacar también a alguien, ¿verdad?”
“Soy investigadora,” explicó ella con simpleza. “El que se va a ensuciar las manos siempre será Komaeda.”
“Ahh… siempre supe que era un chiflado, pero ahora sí que me ando preocupando…” Hajime negó repetidamente con gran frustración.
“Ehm…” Hotarumaru frunció el ceño, incómodo. “El profesor está por cerrar las puertas… deberíamos entrar…”
Ello terminó despejando bruscamente el tema ya que era momento de prestar atención a la clase. Hajime dio un suspiro y siguió a los tres a sentarse en la parte de atrás del auditorio. Fue muy distinto a su ingreso en Inglaterra, ya que sólo entró al salón como cualquier estudiante a tomar asiento e integrarse sin bombos ni platillos. Fue raro notarlo, aunque extrañamente agradable.
El profesor inició retomando el tema de la clase pasada y haciendo una breve recapitulación para arrancar con conceptos nuevos, cuando en eso, Hotarumaru se le dirigió.
“Hinata-kun…” le susurró. “Soy nuevo también, pero me he puesto al día, así que si necesitas de ayuda, puedes contar conmigo, ¿sí?”
“Gracias pequeño…” sonrió un poco.
Pese a recién andar comenzando, ya se sentía muy cómodo y bienvenido al ambiente.
Luego de terminar con sus primeras dos clases de la mañana, Sora tenía varias horas libres para almorzar y estudiar antes de asistir a su club de voley en la tarde. Sin embargo, pese a continuar con su promesa de no faltar, el presente día no le ofrecería de descanso, ya que debía comenzar con una impuesta tutoría. Durante la reunión en la casa de Cho durante el fin de semana, Larsa le dijo que iría a su habitación para ayudarle, por lo cual Sora fue de regreso a su ambiente. Aunque, lamentablemente, no iba a ser su amigo quien estuviera a cargo de la tutoría, ya que, ni bien abrió su puerta, se encontró con su peor pesadilla.
“Estás tarde,” anunció Jakob tajantemente. Él le había esperado tan cerca de la puerta que no le dio tiempo a Sora de siquiera pensar en huir al agarrarle del cuello de su camisa y jalarlo hacia la mesa. “De haber estado mi señorito en mi lugar sería simplemente humillante.”
“¿D-de qué hablas?” Sora seguía en shock por la aparición de aquella temible persona. “¡V-vine de frente de mi clase hasta aquí! ¿Y acaso no iba a encontrarme con Larsa?”
“Mi señorito tenía una videoconferencia con varios allegados y hombres de negocios importantes. Fue un evento que se adelantó a última hora, y pese a que soy capaz de tomar su posición en reuniones de este tipo, considero que es mucho más apropiado para él ser quien se encargue de asuntos propios de su nivel…” miró al pelimarrón desde arriba, con leve hastío. “Mientras yo lidio con sus molestias…”
“Uhh…” Sora frunció el ceño, con molestia. No sentía que se merecía todo ese maltrato ya que, desde el regreso de Larsa y hasta antes de ello, había intentado ya no importunar a nadie como solía hacerlo en el pasado. Recordó con leve molestia a Tomaj y Ryo hablar y reírse sobre su ‘karma’, pero decidió olvidarlo para prestar atención.
“Siéntate y empecemos con la sesión,” Jakob soltó al chico frente a una silla y él tomó el asiento al otro lado de la mesa. Habiendo terminado con ‘los saludos’, el peliplateado sonrió profesional y amablemente, lo cual casi saca de quicio a Sora. “Ante ti, he puesto los libros de todos tus cursos, y me he tomado la molestia de conseguir material suplementario y CDs didácticos que luego puedes revisar a tu discreción. Por ser la primera clase, dejaré que escojas el tema de interés para ti.”
“T-tema de interés…” Sora frunció el ceño con dolor y levantó su mirada para tratar de considerarlo, pero no tuvo tiempo.
“Ah, olvídalo. He pensado en algo mejor,” el mayordomo asintió, levemente animado por su repentina idea e ignorando la mirada cansada de su ‘discípulo’. “Como acabas de salir de una clase, preferiría que repasemos el curso que acabas de ver hoy, aprovechando que tus ideas y conceptos se encuentran frescos.”
“Ihh…” no le gustó para nada oír ello. Sora entrecerró los ojos. Notando lo preparado que era ese tipo frente a él, sabía que no podía simplemente inventar una clase. “Ehm… pues… fue cálculo… y ahm… se trató de límites.”
“¿Sobre qué enfoque de límites?”
“¿Enfoque? ¿De qué hablas?” Sora notó que se expresó demasiado impaciente que vio al otro molestarse mínimamente. De inmediato bajó su mirada, con leve temor. “Ehh… pues… estas clases hemos visto límites con frecuencia, supongo que la definición, y unos ejercicios también…”
“Eso no responde a mi pregunta.”
“…” el estudiante se contuvo para no exclamar con molestia y de inmediato abrió su mochila para revisar en su cuaderno.
“No, ni se te ocurra consultar a tus notas. La clase ha terminado hace apenas veinte minutos. Deberías ser capaz de contestarme sin ningún tipo de ayuda.”
“Ihh, dije límites. Créeme que el hecho que recuerde ese nombre ya es una gran hazaña para mí,” ¿por qué se lo estaba haciendo tan difícil? A esas alturas, con Larsa, ya estaría viendo problemas y comprendiendo todo un poco mejor. “¿No deberíamos estudiar de una vez?”
“…” y Jakob terminó dando un pesado y decepcionado suspiro. “Eres peor de lo que pensé.”
“En serio, ¿podrías no tratarme así?”
“Para tu información…” el peliplateado ignoró el pedido de Sora y abrió su laptop, donde consultó unos archivos. “He conseguido el sílabo de tus cursos, y hoy trataron sobre la interpretación gráfica de los límites que no existen y la definición de las derivadas empleando los límites. También miré el streaming de tu clase para asegurarme que el profesor siguiera al pie de la letra con su plan de estudio y fuera un maestro competente.”
“…” Sora sintió un tic poderoso en la ceja, mientras su paciencia se desparramaba por el piso.
“Sin lugar a dudas, te han asignado a un profesor muy dedicado a su materia y a sus estudiantes,” Jakob sonrió. “Fue una clase iluminadora y comprendí todo lo que explicaron a la perfección. No que haya descuidado mis conocimientos académicos en lo absoluto, pero sí fue una agradable experiencia escuchar la clase. Lamentablemente, no debió haberlo sido para ti, si no pudiste recordarlo.”
“P-p-pero, ¿por qué me has preguntado si ya lo sabías?” Sora tembló en un intento de descargar su ira.
“Quería probar tu atención y entendimiento de las cosas y, como pensé, te encuentras en un nivel muy bajo de disciplina. Por ello mismo, te exijo que continúes atendiendo a tus clases y te esfuerces en comprender lo que te enseñan. No pediré perfección aún, pero sí dedicación. Es obvio que tu atención carece bastante, por lo cual te prohibo que faltes con la intención de mirar los streamings ya que no te considero lo suficientemente disciplinado como para sacarles el debido provecho.”
“Uhh…” Sora ya ni sabía por dónde, y cómo, reclamarle. Ni sabía que existían los streamings de sus clases y ni tuvo la oportunidad de considerarlos antes de ‘serles prohibidos’.
“Sin embargo, como sí declaras haber recordado la palabra límites, pienso que debes al menos estar en el mindset de estudiar matemática,” Jakob asintió. “He preparado ejercicios básicos como una prueba de entrada a nuestra sesión de estudios para ver qué esperar de ti. Tendrás quince minutos para resolverlos.”
“¡E-e-espera!” el pelimarrón se aterró. “¿Prueba de entrada? ¡Pero nunca he hecho eso!”
“Probablemente mi señorito tenga otro método igualmente eficaz de estudio y tutoría, pero considero que estoy haciendo lo correcto. Si debes mejorarte considerablemente antes de terminar este semestre para que mi señorito se libere de ti, haré lo que sea necesario.”
“Ihh no estoy listo para resolver nada,” Sora se molestó. “Tanto te gusta declarar que estoy por debajo de tus expectativas, te aseguro que no estoy mejor en tomar un pop quiz,” ganas no le faltaban de gritarle y quejarse del modo que lo hacía con Larsa, pero ese mayordomo le daba un miedo extremo por algún misterioso motivo, aparte de las amenazas y casi secuestro que ya había recibido de él. “Y a todo esto, ¿qué hacías esperándome dentro de mi habitación? ¿Forzaste el cerrojo o entraste por la ventana?”
“No tomaría dichas barbáricas acciones a menos que fuera una verdadera emergencia,” el peliplateado le miró con reproche. “Por el rol que mi señorito ha recibido como su guardián legal, la secretaría de Hanasaki le ha proveído dos duplicados de su llave,” sacó un llavero con una llave etiquetada con el número de habitación. “Y poseo una de las dos.”
“Ihhh…” Sora sintió fuertes escalofríos. “Maldición, ahora puedes matarme mientras duermo…”
“Espero que no tenga que llegar a ese extremo,” Jakob sonrió.
“¡AHHH!”
“Bromeo, por supuesto. Estoy intentando aliviar los ánimos, así que espero que también encuentres gracia a mi ocurrencia.”
“¿Q-qué…?”
“Aunque sé que no debo esperar mucho de ti, olvídalo,” le restó importancia y volvió a ignorar la molestia del otro. “Supongo que sí es excesivo para un estudiante mediocre como tú contestar debidamente una evaluación. Pensar en corregir una prueba desastrosa tampoco me apetece y me haría perder mi santa paciencia contigo.”
“…” Sora comprimió sus puños a más no poder por oírle decir ‘santa paciencia’.
“Te dejaré dicha prueba como tarea para la próxima sesión. Hoy iniciaremos revisando el material necesario para resolverlo, lo cual debe ser muy fácil y misericordioso aun para tu muy bajo nivel de educación,” lanzó una muy oportuna y fría mirada de soslayo para mantenerle en línea y con terror y no dejarle espacio para quejas. “Esta será nuestra primera clase oficial, y te advierto que sí tendrás una prueba de entrada para la próxima y, conforme elabore nuestro currículo, te avisaré sobre fechas para tus exámenes y proyectos de investigación, ¿has entendido?”
“¿P-p-perdón?” Sora le miró como si le hubiera hablado en una lengua alienígena.
“Nuestras sesiones de estudios serán una rigurosa clase extracurricular, por supuesto.”
“¡¿Q-qué demonios?!” no se pudo contener por el shock de aquella revelación. “¡¿Cuándo sucedió eso?! ¡¿Por qué?!”
“Bien, al menos sé que todavía tienes energías,” el mayordomo se vio muy complacido por las exclamaciones.
“¡AAAHHH! ¡No me hagas esto! ¡Tengo un horario completo de clases y estoy en un club de deportes!”
“Mi señorito se encuentra inscrito para trabajar en su maestría y debe atender asuntos relacionados a negocios familiares y relaciones con otras familias de clase alta en Europa. Sin embargo, él encuentra tiempo para apoyarte en los estudios y aconsejar a su compañera HiME, entre otras personas. Y también mantiene entrenamiento físico privado para preservar su dominio en la esgrima que es un linaje de su familia. No te atrevas a decir que no tienes tiempo.”
“Ihh…” Sora tembló por las últimas palabras, al haber sido dichas con cierta maldad.
“Bien, ahora comencemos,” volvió a sonreír como si todo estuviera bien en el mundo. “Abre tu libro de cálculo en la página 951. Encontrarás un ejemplo de…”
Sora sintió que su cabeza empezaba a girar sin control. Casi sintió a su cuerpo desfallecer, pero no pensaba quedarse inconsciente a merced de ese psicópata que se entretenía con su sufrimiento. Volvió a recordar sobre su karma, y con un gran amargo tuvo que admitir que seguramente era ello lo que le estaba ocurriendo. Empezaba a temer por su vida...
Pasó la hora del almuerzo, y luego de una ligera merienda, Cho junto con Osaka y Tomo acompañaron a Ayesha camino a Rizembool U para la reunión con Komaeda y aquel amigo de hace años que la rubia esperaba ver con tantas ansias. Como acordaron, iba a ser una corta visita, nunca descuidarían a Cho ni la dejarían sola, y, lo más importante, se asegurarían de no reportarle absolutamente nada a Roxas.
Debido al entusiasmo de Komaeda y al ocupado horario de Ayesha, tuvieron que quedar para el encuentro con muy pocos días de anticipación luego del evento del sábado, y por ello, Larsa no pudo acompañarles al tener varios asuntos que atender. La ausencia del exRebel también fue pretexto para que Dakki se excusara y Kibi tenía otra sesión de fotos, por lo cual, Cho no evitaba sentirse un tanto vulnerable. Pese a querer mucho a su prima, no la consideraba un buen respaldo por su ciega confianza en otros.
De todos modos, la peliceleste se apoyaba en el hecho que Ayesha era amiga de Komaeda y también del otro chico (el cual no era Rebel, luego de asegurarse de preguntar insistentemente), así que imaginaba que su impredecible némesis estaría bajo su mejor comportamiento. Por la cercanía, las cuatro caminaron a su destino.
“Ahh, estoy segura que Hajime ya es todo un muchacho excepcional a estas alturas,” dijo Ayesha con alegría. “Ha sido tanto tiempo y me alegro de todo corazón de volverlo a ver. Lástima que, a estas horas, mi pequeña Nio sigue en clases. Tendré que quedar otro día para que me acompañe.”
“Es una pena, estoy convencida que a Nio-chan le encantará conocer a tu amigo y también a Rizembool U,” comentó Osaka. “Es un ambiente muy diferente que Hanasaki.”
“Suena a que lo conoces muy bien.”
“¡Sí! Cuando era HiME, visité Rizembool muchas veces para visitar a mis amigos Rebels y jugar a las chapadas con el primer Rebel de Cho,” Osaka levantó su mirada al cielo, esperanzada y muy contenta. “Ahh, esos eran los tiempos…”
“Ehhh…” Cho dio un pesado suspiro. Conque el comportamiento de Osaka de tomar el arma de su Rebel sin pedirla prestada y usarla en su contra se llamaba ‘chapadas’ en su mente…
“Cualquiera pensaría que eras una HiME suicida,” Tomo llevó sus manos detrás de su cabeza. Osaka nunca iba a cambiar.
“Comprendo que una HiME estaría en peligro en Rizembool, aunque me alegro de que hayas tenido tantos amigos. Eso es muy admirable,” comentó la rubia.
“Mis amigos son muy lindos~” Osaka sonrió. “¿Y Nio-chan estudia en Hanasaki también?”
“Sí, ella está en Hanasaki Middle. Todavía le faltan varios años para pensar en la universidad, pero siento que se ha pasado el tiempo volando para mi pequeña damita,” Ayesha se sonrojó y sonrió afectivamente. “Y cada vez se pone más hermosa y señorita…”
“Tsk…” Tomo frunció el ceño, pero inmediatamente recibió miradas cortantes de Cho y Osaka, quienes sólo le permitieron acompañarlas bajo juramento de que no se metiera con Ayesha. La impaciente del grupo sólo negó y decidió enfocarse en otro aspecto de lo dicho. “Vaya, Hanasaki Middle. Yo pensé que lo único que existía de Hanasaki era la secundaria, pero por ahí se vinieron con la universidad, el cementerio y ahora hay grados menores.”
“Cierto, nunca había oído del middle school hasta recientemente,” observó Cho. “Sólo recuerdo buscar por becas recién para la secundaria. Así fue como llegué a Hanasaki.”
“C-cementerio…” Ayesha se estremeció. Las otras comprendieron que le tomaría atención especial a aquel detalle por ser nueva en el ambiente. “Uhh… en verdad que ser HiME es muy peligroso… con la idea de ataques repentinos de Rebel y luego de lo que vimos el sábado… en verdad temo mucho por Nio. Quizás debería sacarla de su middle e inscribirla en otra institución, pero sé que se molestaría porque se ha hecho de muchos amigos…”
“Estará bien,” Osaka sonrió ampliamente. “Si bien es riesgoso, Hanasaki protege a sus estudiantes, y a menos que seas HiME, los Rebels nunca se meten con los inocentes. Nio-chan va a estar bien mientras mantenga una prudente distancia.”
“Y si alguien tan hueca como Osaka reconoce el término de ‘prudente distancia’, te aseguro que tu hermana va a estar a salvo,” agregó Tomo, quien recibió una mirada resentida de su amiga.
“P-pues… ese no es mucho el problema…” Ayesha trajo sus brazos hacia sí como quien se acurrucaba. “Nio es una chica muy despierta e inteligente, y sé que sabe los límites, pero… no por eso se mantendría al margen. Es muy intrépida y arriesgada a veces. En ocasiones da más miedo la gente que está más consciente de las cosas. Es como si no lo tomaran en serio…”
“Hm… buen punto…” Cho asintió.
“¡Ahhh, mi hermosa hermanita! ¡No quiero que se meta en problemas! ¡Y ella que es una flor tan linda y delicada con un hermoso y elegante futuro por delante! ¡Mi pequeña no puede inmiscuirse en asuntos así y debe conocer su rol como una damita de clase alta!”
“Tsk, tsk, tsk…” Tomo comprimió sus puños a más no poder para detenerse de atentar contra aquella preocupada hermana mayor.
“Tomo-chan, tranquila, por favor…” suplicó Osaka.
“Me cuesta creerlo…” dijo Tomo en voz baja a su amiga. “Con una amiga fuerte e independiente como Dakki, esperarías que dijera otra cosa…”
“Pues…” Cho comprendió, pero se reservó comentarios.
“Ehh, perdón, perdón Tomo,” pese a estar inmersa en un shock y terror, Ayesha terminó oyendo los susurros de Tomo, agarrando a las otras de sorpresa. “En verdad no tengo ningún problema con alguien tan excepcional como Dakki. Pienso que es admirable por cómo es y por todo lo que es capaz de hacer. Admiro a las personas por cómo son, en verdad, aun si fueran muy diferentes a mí. Es sólo que… con Nio, con mi hermanita a quien adoro más que a nadie en el mundo… no puedo evitar preocuparme por ella y querer protegerle para que no le pase nada… quiero lo mejor para ella, así que a veces puedo ser irracional, pero quiero velar por su bienestar…”
“…” Tomo entrecerró sus ojos. “Ya, tiene sentido… sé de dónde vienes. Comprendo…”
“Hay que dejar ese tema de lado, por favor,” Cho se inquietó. “Ya casi llegamos.”
“¡Sí!” exclamó Osaka.
Las chicas llegaron a la imponente entrada de la universidad. Se detuvieron momentáneamente para admirar aquella tierra prohibida, aunque la familiaridad de todos los estudiantes entrantes y salientes lo amenizó bastante. Ayesha se pegó a Cho, quien se confundió por el gesto, pero de inmediato comprendió que le tocaba dirigir a su compañera.
“Sigamos, nos deben estar esperando…” le dijo, y todas continuaron. La HiME no podía creer que debía tomar la delantera para encontrarse con su Rebel, y que la rubia se sintiera más segura con ella pese a ser la que recibía ataques inesperados. Estaba en una posición muy incómoda, pero a esas alturas sólo le quedaba continuar.
“Koma-chan me dijo que nos va a esperar en un food court cercano a la entrada,” reportó Osaka, quien se acercó a Cho para enseñarle su celular. “Me dio el croquis y todo, mira.”
“Por tener a Ayesha entre nosotros, imagino que no es una trampa,” comentó Tomo, con ironía. “La vez pasada casi nos pone la alfombra roja a ese museo donde ocurrió el ataque.”
“I-intento concentrarme en ello…” Cho dio un pesado suspiro.
“Ehh..." Ayesha se inquietó. “Me cuesta pensar en Nagito como un Rebel… en verdad confío en su pedido de encontrarnos con Hajime… y en verdad, si fuera a mentirnos y tenderte una trampa con este encuentro, sería una gran falta de respeto… Hajime también es importante para él, por ello estoy convencida que no nos miente. Sólo… espero que estés bien, Cho. No quiero incomodarte ni importunarte.”
“Descuida, no te preocupes mucho…” Cho forzó una sonrisa. “Tiene sentido lo que dices, y estoy segura que tu amigo pondrá a sus amistades por encima de su rol de Rebel.”
“Sí, también pienso lo mismo…” Ayesha sonrió.
“Ojalá…” Tomo rodó los ojos. Tuviera sentido o no, a veces se sentía como la única cuerda. No que tuviera energías o interés de exigirlo de otros, claro.
Mientras tanto, Komaeda caminaba rápidamente junto con Hajime para llegar al lugar de encuentro.
“Es increíble lo mucho que se llenan las cafeterías a esta hora, ¿no te parece?” preguntó el peliblanco, sonriendo frustrado. “Yo que apunté a que almorcemos en una que suele estar vacía, pero terminamos encontrándonos con tantas personas… en verdad tengo tan mala suerte a veces…”
“Pudimos haber ido de frente a esta cafetería a almorzar,” observó Hajime, confundido.
“No, por su ubicación, se encuentra aún más llena.”
“¿Entonces por qué la escogiste como punto de encuentro?”
“Las personas con quienes nos vamos a encontrar no son de Rizembool y podrían perderse,” él sonrió. “Ya verás.”
“¿Cuál es el punto de que me ocultes sus identidades?” el pelimarrón frunció el ceño.
“Es para mantener la sorpresa. Será un momento muy importante para ti, Hinata-kun.”
Ellos llegaron a las afueras de aquella concurrida cafetería. Debido al mar de gente, pensaron que sería difícil ubicar a las personas, pero el Rebel vio al grupo recién dar la vuelta a un edificio e ingresar al ambiente.
“Hinata-kun, por aquí.”
“¿Eh?” este se vio jalado, y al mirar en la dirección en la que caminaba su amigo, se sorprendió. Eran cuatro chicas, y una le fue muy familiar. Era sin duda Ayesha, quien se veía igual de hermosa y presentable, aunque varios años mayor. “¿Ayesha?”
“¡Hajime!” la rubia sonrió ampliamente y corrió hacia los dos con suma alegría. Fue seguida de las otras chicas. Llegó a su viejo amigo y se notó que realizó un esfuerzo sobrehumano para no lanzársele encima y darle un abrazo. “¡En verdad eres tú! ¡Después de tanto tiempo! ¡Nos volvemos a ver!” sus ojos se nublaron de lágrimas y torpemente se las secó con el filo de sus dedos, para ensanchar su sonrisa. “Me alegro tanto…”
“S-sí, también me alegro un montón…” el dirigido se puso nervioso por notar lo afligida que estaba su amiga, aunque terminó por sonreír. Ayesha seguía tan sensible, sentimental y delicada como antes. “Es un placer volverte a ver, Ayesha. Espero que hayas estado bien.”
“De maravilla, y ahora aún mejor porque nuestro grupo de Inglaterra se ha reunido después de más de una década.”
“Es verdad, deberíamos quedar reunirnos uno de estos días como honor a los viejos tiempos,” Komaeda asintió, cuando entonces notó que Hajime le miraba con reproche. “Hinata-kun, ¿dije algo malo? Pienso que sería una idea magnífica.”
“Komaeda, ¿por qué me ocultaste esta reunión? Sí ha sido una sorpresa agradable, pero no deberías andar reservándote cosas así.”
“Vaya, perdón, Hinata-kun. En verdad esperaba animarte aún más con esta sorpresa,” Komaeda sonrió incómodo. “Pero también fue sorprendente para mí encontrarme con nuestra amiga durante el fin de semana y ella de inmediato me preguntó por ti. Supuse que lo mejor sería seguir con la sorpresa.”
“Bueno, más o menos veo por dónde te viniste con ello,” Hinata negó y sonrió un poco. “Lo más importante es que nos volvemos a ver.”
“En verdad que lo es,” Ayesha sonrió alegremente.
“Ohh…” Osaka se impresionó y sonrió animada. Tanto ella como Cho y Tomo se habían quedado a unos pasos de distancia para observar el reencuentro. “Parece que Hinata-kun es muy buena gente. Aunque es de esperarse de un viejo amigo de Larsa, ¿verdad?”
“Yo diría que no, ya que tiene amigos como Dakki y Komaeda,” Tomo se encogió de hombros. “Y Sora y Ryo son ambos raros a su manera.”
“Pero todos son lindos…”
“Ehm…” Cho sonrió incómoda. Sin duda estaba de acuerdo con Tomo, pero se reservaría comentarios. Notó cómo Hajime pasó a prestarles atención.
“Ah, disculpen. Mi nombre es Hajime Hinata. Mucho gusto,” se presentó rápidamente. “Ustedes deben ser amigas de Ayesha, ¿no es así?”
“Nos acabamos de conocer, ¡pero sí me siento su amiga!” la exHiME exclamó contenta. “Puedes llamarme Osaka, mucho gusto.”
“Yo Tomo Takino,” ella levantó su mano como quien se reportaba para roll call sin energías. “Bueno, veo que el loco de Komaeda sí te tiene especial consideración, así que no estamos en plena trampa. En fin, mucho gusto.”
“Ehh, ¿ah?” Hajime se confundió con ese saludo esquizofrénico, y dio un pesado suspiro. “Supongo que también conocen a Komaeda para andar diciendo cosas así, pero… ¿a qué te refieres con trampa?”
“…” Cho no sabía cómo explicarle delicadamente el asunto a una persona con apariencia cuerda como ese chico, pero al final fue el Rebel quien tomó la palabra.
“Hinata-kun, quiero que conozcas a Cho Tanaka,” dijo Komaeda, con una sonrisa afectiva como quien hablaba de alguien estimado y de importancia. “Ella es mi HiME a la cual fui a visitar y cuya casa fue destrozada.”
“¡¿Q-qué?!”
“Y también es compañera de estudios de Altugle-san en Hanasaki U,” el peliblanco se emocionó. “¿Acaso las coincidencias de la vida no son geniales?”
“¡¿H-HiME?!” Hajime dio un par de pasos hacia atrás. El grupo en general se tensó por la exclamación ya que recibieron varias miradas inquietas de la población estudiantil presente en esa cafetería.
“H-Hajime, tranquilo, deja que te expliquemos,” Ayesha se preocupó.
“S-salgamos de este ambiente antes de continuar, por favor…” Cho casi sentía que su vida se encontraba en riesgo. Bajó su tono de voz para que sólo le oyeran dentro del grupo. “Y… vengo en son de paz bajo acuerdo con mi Rebel, lo juro…”
“Por supuesto que lo sé, no te tenses,” Komaeda se puso a reír, y él no se dio cuenta de la mirada de soslayo de su HiME. Todos caminaron para alejarse, y felizmente nadie les rindió más atención. Una vez estuvieron en un pequeño parque con menos personas, siguió la conversación.
“¿Cómo que HiME?” preguntó Hajime, inquieto. Miró a Cho como si viniera de desde las profundidades de la tierra. “¿La HiME de Komaeda? ¿En serio? ¿Q-qué tienes en mente? ¿Vas a hacerle algo a Ayesha?”
“E-e-espera un poco…” Cho se asustó también y levantó sus palmas, sin saber qué hacer.
“No es por defender a la suicida HiME, pero el loco de remate es Komaeda,” Tomo se impacientó y apuntó repetidamente al peliblanco. “No te olvides de ese detalle. Ah, y él fue quien la atacó e hizo estallar un domo en un museo arquitectónico for science. Y también casi mata al Key.”
“¡¿E-e-en serio?!”
“¡N-no sabía eso!” Ayesha se horrorizó y se cubrió su boca con sus manos.
“T-Tomo-chan, no los agites, por favor. Hay que ir por partes,” dijo Osaka, preocupada.
“¿De qué ‘partes’ estamos hablando? Deberían enterarse.”
“¿En verdad hiciste eso, Komaeda?” Hajime comprimió sus puños y frunció el ceño, indignado.
“¿Eh? Pero sí te dije que era un Rebel, Hinata-kun. No creo que deberías estar tan sorprendido…”
“¡¿Cómo demonios puedes minimizar la situación?! ¡Y eres un imbécil si crees que decir que eres Rebel lo justifica todo!”
“T-tranquilo.”
“¡No! ¡No puedo andar simplemente tranquilo con todo esto!”
“¡AAAHHHH!” Ayesha se agarró su cabeza y gritó ofuscada.
“A-Ayesha…” Cho se preocupó y la vio mirarle con lágrimas en los ojos.
“¡No sabía que todo eso pasó y aun así te pedí que me acompañaras a Rizembool! ¡Lo siento! ¡En verdad lo siento mucho!”
“E-está bien, no te culpes.”
“¡Pero es terrible! ¡Waahhh!”
“Haciéndole daño a gente inocente…” Hajime miraba con tanta furia a su amigo que Komaeda empezaba a mostrarse temeroso y aprehensivo. “Ahora entiendo la postura de Hanasaki de asignar a HiMEs. ¡Es para combatir a los locos de mierda como tú!”
“H-Hinata-kun…”
“¡Ni te atrevas a decir nada, idiota!”
“¡¿Qué está pasando con el mundo?!” exclamó Ayesha a los cielos despiadados. “¡Mis tan queridos amigos no pueden estar descendiendo en esta demencia! ¡Ayuda, por favor!”
“N-no te pongas así…” Cho sintió grandes nervios. Pese a estar fuera de la cafetería, iban a comenzar a llamar mucho la atención y debían evitarlo.
“Eh…” y Tomo miraba a los no envueltos en el conflicto todavía afectados por las noticias y cada vez en más pánico. Para variar, sintió que se había pasado de la raya.
“Tomo-chan…” dijo Osaka, cabizbaja y arrastrando sus palabras sin vida.
“¡IH!” sintió escalofríos porque hacían tres años desde que no escuchaba ese tono de Osaka.
“¿Por qué debes sembrar la discordia…?” la exHiME levantó ligeramente su rostro que siguió parcialmente cubierto en sombras y ladeó su cabeza de manera desconcertante, para mirar a su amiga con unos ojos nulos. “Me hace preguntarme qué debería hacer contigo~…”
“Ihh…” si algo le había enseñado su experiencia de Princess fue que no debía hacer a Osaka molestarse. Tragó saliva y decidió hacer algo. “¡Y-ya! ¡Párenla todos! ¡N-no actúen como idiotas y hablemos de esto, por dios!”
Pasaron diez minutos y todos estaban sentados en unas bancas de dicho parque. Tomo logró apaciguarlos un poco y llegó Osaka para darles un discurso de armonía y conseguir a cada uno un vasito de cocoa caliente obtenido de una máquina dispensadora cercana, pese a que era casi de verano y el día estaba con un sol ardiente. Ayesha pudo calmarse y despejar su culpa y Hajime tuvo que aceptar que su situación no era convencional, y lamentablemente ser paciente con la irracionalidad de su ‘amigo’.
“Huh… increíble…” Hajime negó por enésima vez. Se le habían ido las palabras. “Y aun así… decides invitar a tu HiME…”
“Como te lo había comentado, no tengo el simple interés de eliminar a mi HiME,” Komaeda se inspiró con gran alegría. Las chicas le miraron inquietas y Tomo le hubiera dado un codazo de haber estado sentada al costado de él. “Pienso que ambos podemos crecer de la experiencia y somos más aliados que enemigos. Hanasaki y Rizembool siempre han crecido a la par durante todos estos años, y las HiMEs y los Rebels también lo han hecho.”
“Eso suena… muy optimista…” Ayesha no se notaba del todo convencida, aunque le daba un poco más de fe en su raro amigo.
“Más que optimista. Komaeda está siendo tan raro como siempre… y no justifico su rol…” Hajime negó una vez más y se dirigió a Cho, incómodo. “Perdón, serás HiME también por tus propios motivos, pero por supuesto que Komaeda es el que merece una llamada de atención. Debe ser duro para ti.”
“N-no te disculpes, está bien…” Cho agitó sus palmas y sonrió un poco. Sí era un buen chico y le recordaba un poco a Larsa. También encontró gracioso que decidiera disculparse en lugar de su Rebel.
“Sí, no es necesario disculparse. Nuestra pelea es perfectamente normal,” dijo el Rebel. Todos le miraron frustrados o apenados. “¿Eh? ¿Me estoy perdiendo de algo?”
“Mejor quédate calladito con el tema de la pelea,” Tomo negó.
“Hay que enfocarnos en esta reunión,” Osaka sonrió. “Hinata-kun, Ayesha esperaba verte con ansias. Debemos aprovechar este momento.”
“S-sí, por supuesto…” él asintió. Sí era lo más importante.
“¿Qué tal si vamos a una pastelería para degustar algo?” preguntó la rubia.
Así, el grupo llegó a cierta armonía y todos salieron de ese parque para encontrar un buen lugar donde pudieran conversar.
Había pasado un largo rato desde que la clase terminó, y Yukko y su grupo tomaron un ligero almuerzo para así tener más tiempo de pasear antes de su siguiente clase.
Si bien Yukko ya se había dado el privilegio de caminar en sus días libres, era distinto hacerlo en compañía y con sus nuevos amigos. Se sentía muy afortunada de no haber tenido problemas conociendo a personas tan amenas y de estar ya en un grupo formado.
Se animó más cuando llegaron a un gran parque en medio de la ciudad y con muchos árboles frondosos. Yukko tomó una gran bocanada de aire y sonrió ampliamente.
"Ahh, este lugar es tan hermoso. ¡Hay que disfrutar del momento al máximo!" exclamó, volteándose hacia los otros dos, lo cual le hizo ver que se encontraba sola en su instante de apreciación de las pequeñas cosas de la vida.
"Lo atrape," reportó Mai, con su visión clavada en su celular. "¿Qué tal te fue?"
"También, pero me salió muy débil," Hotarumaru terminó por canjear el Pokemon por candy. "Hm... me pregunto cómo saben estas criaturas..."
"Eh..." Yukko dio un suspiro. Sus amigos habían estado on and off durante todo el camino, con algunas ocasiones contestándole o compartiendo algún comentario, pero ni bien se aparecía un Pokemon, dejaban de prestar atención a su entorno. Con razón había resultado ser un juego tan controversial y posiblemente peligroso. Ella vio a los dos girar con sus dedos a uno de esos 'Pokestops', y volvieron a levantar sus miradas.
"Este es un bonito parque, vengo muy seguido," dijo el pequeño, sonriendo. "Hay mucho espacio, dos lagos artificiales, juegos para niños, puestos independientes y recientemente una infinidad de Pokemon."
"Es un buen dato, gracias por traernos aquí," Mai asintió, claramente dando énfasis a lo último mencionado. "Se nota que es popular. No somos los únicos cazando Pokemon y hay varios universitarios."
"Uhh, realmente quisiera un smartphone compatible con el juego para unirme a ustedes..." lloriqueó la casi excluida del grupo.
"¿No tienes una tablet que funcione?" preguntó Hotarumaru, para recibir una apesadumbrada negación de respuesta. "Lo siento mucho, Yukko. Esperemos que pronto saquen una versión compatible con Windows."
"Aun así, es posible que mi teléfono no rinda, no es tan moderno..."
"Sí, sospechaba lo mismo," Mai asintió. “Es bueno que sepas tus limitaciones, Hanasaki-chan.”
“Uhh, no digas eso…”
“Yukko…” Hotarumaru negó y le sonrió ampliamente. “Está bien, no te desanimes. Debemos disfrutar de este momento. Hay mucho que ver en este parque, vamos a dar una vuelta, ¿sí?”
“S-sí,” la mayor asintió y se conmovió por los ánimos del pequeño. Era muy afortunada de ser amiga de él. Sonrió un poco. “Tienes razón. Me alegro de haber salido de paseo con ustedes, y es mi primera vez aquí. Hay que mirar los atractivos. ¡Oh, podemos ir a ver esa enorme fuente que está por-!”
“¡Jynx! ¡Es un Jynx! ¡Vengan todos!” exclamó un pequeño a distancia con gran urgencia. Muchos maestros pokemon se sorprendieron y de inmediato acudieron al llamado para no perder la oportunidad de cazar al raro pokemon. Mai intercambió miradas con Hotarumaru y, sin pensarlo dos veces, ambos corrieron también para allá.
“…por ahí…” Yukko dio un pesado suspiro y se rindió a seguir a sus amigos hacia el área de kioscos independientes donde el Jynx se había dignado a hacer aparición.
Pasaron unos cinco minutos, y los tres procedieron a caminar entre los kioscos que vendían diversas curiosidades.
“P-perdón…” el pequeño pelicenizo bajó su mirada con leve rubor en sus mejillas, apenado. “Es que nunca había atrapado a un Jynx antes…”
“Entiendo, no te apenes,” Yukko sonrió. “Y estas tiendas están muy bonitas y venden cosas que no había esperado. Una gran oportunidad para los negocios independientes.”
“Puedes buscar un pin que diga que eres parte del 1% que no juega Pokemon GO y con mucha honra,” comentó Mai, inmutada.
“Uhh, por favor no digas eso…” Yukko se incomodó. Entonces, sus ojos se detuvieron en un kiosco que vendía varios brazaletes artesanales de hilos. Había de distintos colores y con varios mensajes y significados, y vio un manojo que tenían el tema de amistad. “¡Oh, ohh! ¡Miren esos brazaletes! ¿No son lindos?”
“Estamos mayores para esas cosas, Hanasaki-chan,” observó su compañera.
“Pero son geniales, y ahora que andamos juntos por todos lados, podríamos usar los brazaletes para declarar nuestra amistad, ¿no es genial?”
“Hm…” Hotarumaru llevó una mano a su mentón mientras inspeccionaba dichos brazaletes. “Sí los he visto antes. Son bonitos.”
“¿Verdad?”
“Un par de amigas los usan a cada rato. Parece que no están dirigidos a chicos…”
“Ehh…”
“Pero…” el menor se animó y sus ojos brillaron un poco. “Puede ser una buena oportunidad para que los use también. Me haría muy feliz. Buena idea, Yukko.”
“¡Ohhh!” al recibir la aprobación del pequeño, Yukko se emocionó. “¡Perfecto!”
“En fin…” Mai se encogió de hombros. “Me apuntaré si ustedes lo hacen.”
“¡Genial!” con el apoyo de ambos, Yukko se acercó a la encargada de la tienda. “Buenas tardes. Tres brazaletes de amistad, por favor.”
Era un pequeño detalle que animaría más a Yukko, quien como siempre esperaba un giro en su traicionera suerte y poder disfrutar de su nueva vida en la universidad con su grupo. Luego de la compra, los tres siguieron caminando un poco antes de ir de regreso.
...
El tiempo en conjunto se pasó en la pastelería donde Ayesha narró diversas anécdotas que había tenido con sus amigos. Fue una experiencia en general amena, aunque un tanto extraña para Cho, ya que no le gustaba ponerse en la situación de oír sobre su Rebel ser un ser humano mayormente normal. Al menos parecía ser bastante decente con sus amigos, y se aliviaba por ello.
Fue el momento de retirarse ya que tanto Cho como Ayesha tenían un curso de química, así que caminaron hacia la salida.
“Ha sido una reunión agradable,” dijo Komaeda.
“Sí, una lástima que tenga que terminar tan pronto,” contestó Ayesha.
“Está bien, también tengo una clase pronto,” Hajime sonrió. “Y hay que quedar para finalmente poder conocer a tu hermanita.”
“¡Por supuesto! ¡A Nio le va a fascinar!” se entusiasmó y miró a su compañera. “Tenemos que ver una fecha en que podamos quedar.”
“Eh, ah…” Cho se incomodó. No sabía si debía seguir comprometiéndose, aunque tampoco podía negarse con facilidad.
“Espero que sí, le caíste bien a Nio y realmente me sentiría segura si estás aquí para ayudarme a mantenerle un ojo encima.”
“B-bueno, puede ser…”
“¡Yay!” Osaka se alegró. “Bueno, estamos frente a la entrada. ¡Cuídense los dos! ¡Un gusto conocerte, Hinata-kun!”
“C-claro, vayan con cuidado…” este continuaba algo mareado, aunque recordó mantenerse cordial y atento.
Mientras tanto, el grupo de Yukko, Mai y Hotarumaru acababa de pasar por el umbral de la universidad. Ellos caminaban distraídamente, cuando entonces Mai se enfocó en aquellas personas acompañadas con Komaeda y se tensó.
“Mai-neechan, ¿todo está bien?” preguntó el menor.
“Hay que evadirlos,” dijo rápidamente.
“¿Por qué?” Yukko los miró, y fue entonces que Komaeda los ubicó.
“¡Ohh, qué sorpresa!” dijo él. “¿Regresando de su paseo?”
“¿Eh?” Osaka se giró al igual que los demás, y se sorprendió de sobremanera. “¡Mai-chan, ha sido tanto tiempo!”
“¿Mai-chan?” Tomo se extrañó.
“…” y la aludida dio un suspiro. Vio a la exHiME correr con los brazos abiertos y tuvo que aguantar el breve abrazo que le dio. “Ayumu, no hagas un show…”
“¡Hehe, me alegro de verte!” le soltó. “Tu mamá me dijo que estabas en Rizembool, pero finalmente nos encontramos. Ahh~ qué genial…”
“¿Se conocen?” preguntó Hajime.
“¡Mai-chan es mi querida primita!” exclamó Osaka. “Es muy genial, sin duda le va un lugar cool como Rizembool.”
“Es bueno que lo reconozcas,” Mai asintió.
“Wow, ¿primas?” Yukko miró a ambas. Se parecían físicamente, aunque tenían actitudes opuestas. “Mucho gusto, yo soy Yukko Aoi.”
“¡Osaka! ¡Un gusto a todos!”
“¡Un momento!” Tomo exclamó, iracunda. “¿Otra prima? ¡¿Cuántas más nos andas ocultando, Osaka?!”
“S-soy de una familia extensa… pero no creo que vayas a conocer a más, Tomo-chan…” se asustó levemente.
“…” Cho también estaba perdida. Sin duda no sabía detalles sobre la familia de Osaka además de su madre y de Mariko. Miró a Mai, quien se notaba disgustada por la atención… y luego su visión se corrió al pequeño ya que este le miraba intensamente. Vio cómo este se sobresaltó al ser observado y tomó la acción de esconderse detrás de Yukko.
“¿Eh? ¿Estás bien?” ella se confundió.
“P-perdón…” Hotarumaru se mostró apenado y extrañamente tímido. “Supongo que me sorprendí, no esperé ver a HiMEs tan repentinamente… eh, mi nombre es Hotarumaru, un gusto conocerles.”
“Un gusto, pequeño…” Osaka le sonrió. “¿Eh? Pues, somos de Hanasaki y fui HiME. Cho es una HiME, pero… ¿cómo así lo sabes?”
“Mai-neechan comentó el otro día que era la oveja negra de su familia… y ya sabía sobre la HiME de Komaeda…” él bajó su mirada. Mai intercambió miradas con Yukko. Las dos consideraban que el pequeño estaba actuando muy reservado…
…pero la tensión terminó por romperse repentinamente.
“¡Nee-chan, qué genial!” Osaka se maravilló. “¡Yo soy Osaka-neechan! ¡Ellas son Cho-neechan, Ayesha-neechan y Tomo-neechan! ¡¿Nos puedes llamar neechan también?!”
“C-claro…” él ladeó su cabeza.
“¡Ah, qué lindo!” Ayesha se sonrojó. “Tengo la impresión que Nio se pondría celosa, pero me gusta.”
“N-nunca pensé que sería una neechan…” Tomo comprimió sus puños. Por su orgullo, no iba a mostrar mucha alegría.
“Ehm…” Cho sabía que le había impresionado de algún modo. “Seré una HiME, pero no tengo malas intenciones. Un gusto, pequeño.”
“Sí…” él asintió pausadamente y desvió la mirada. “Rizembool no es un lugar hostil aparte de los Rebels… no quisiera hacerte sentir incómoda…”
“Estoy bien, siento asustarte, más bien…”
“…” él miró a su celular. “Tengo que irme. Mi profesor me está esperando.”
“Tienes suerte de poder saltearte la aburrida clase de cómo usar Microsoft Office,” observó Mai al pequeño con leve envidia.
“Ikari-sensei se aseguró de hacerle una excepción,” explicó Komaeda. “El pequeño es un prodigio para las computadoras, después de todo.”
“Eh, nos vemos más tarde,” Yukko se despidió del pequeño, quien asintió y se retiró corriendo. “Ehh, no se preocupen. En verdad que es un chico muy lindo. Seguro sólo fue tímido.”
“Está bien, tenemos experiencia con la gente entrando en pánico por enterarse de HiMEs,” Osaka asintió. “¿No es verdad, Hinata-kun?”
“O-oye,” este se inquietó y algunos se pusieron a reír. El grupo no tardó en amenizarse y todos continuaron hablando un poco más…
…
“Para variar, perdiste tu inmutable calma. Puedes ser tan lindo de vez en cuando…”
A lo lejos, Hotarumaru se había topado con Tsurumaru, quien anduvo espiando a todos a distancia.
“…” el menor desvió su mirada, apenado.
“¡Haha! ¿De qué te afliges? Es normal. Serás muy calmado todo el tiempo, pero un pequeño de doce años como tú tiene todo el derecho de asustarse luego de ver a aquella mismísima HiME en persona…”
“…”
“Les miré un poco de lejos. Una persona perfectamente normal, con una personalidad e identidad propias de sí misma. Es sorprendente… lo que Rizembool puede hacer, ¿no te parece?”
“…es triste…”
“¿Hm?” el mayor se confundió. “Asumí que en el fondo apreciarías el pequeño ‘freak show’ como yo, pero para decir que es triste tu enfoque es otro, ¿cierto?”
“Esa HiME… se parece mucho a él…” pegó sus ojos al piso, apenado. “Todo lo que me dijiste es cierto.”
“Por supuesto, ¿por qué te mentiría? Como un escogido de Ikari-sensei, necesitas saber algunas cosas…”
“Pero es triste…” Hotarumaru le miró con reproche. “Ellos dos… es triste… es injusto…”
“…” el albino le agarró de un hombro y le sonrió comprensivamente. “Por supuesto que lo es, pero algunos de nosotros ya no nos preocupamos por si fuera triste… a ciertas alturas ya no importa si las cosas son algo. La vida existe, no la puedes cambiar sólo por sentirlo…”
“…”
“Peeero…” repentinamente, Tsurumaru cambió su modo reflexivo y tomó una actitud juguetona. Revolvió los cabellos del menor con tanta efusividad que le hizo cerrar los ojos. “Tú sí te preocupas, tú sí sientes, y me caes muy bien por eso. Sigue así, quizás sí haya esperanzas para ti. ¡Hahaha!”
“…” volvió a mirarle con reproche. El mayor se dio media vuelta.
“Anímate, nos toca ir donde nuestro profesor y no podemos llegar tarde o nos resondrará. Además…” le miró de reojo. “Es probable que ese grupo vuelva a pasear por Rizembool uno de estos días, así que estate bajo tu mejor comportamiento. Podría acompañarte como apoyo moral.”
“No tienes que…” se avergonzó.
“Hahaha, lo decía por mí. Quiero hablar con aquella persona, por pura curiosidad, antes que mi vida continúe poniéndose aburrida…”
“…”
“Y como siempre, todo es entre nos, ¿entendido?” le sonrió haciendo una v con sus dedos.
La tarde continuó con su marcha y cada quien siguió con sus quehaceres, sea por ocuparse por sus propias vidas… o por resguardar secretos que no podían compartir con nadie.