Me estanqué en la mitad de este fic y ahora pago las consecuencias, me quedó orrivle Y SUPER CONFUSO (intenté mezclar conceptos de Inception y Persona 5 sigh)
edit: el limite de palabras de cada post me impidió postear una escena, así que la subiré en mi siguiente aporte u_u
27.2Parpadeó unas cuantas veces hasta que, finalmente, se acostumbró a la cegadora luz en frente de ella.
Nunca había visto que los rayos del sol iluminaran la ciudad con tanta potencia. Los edificios, las calles y las personas se habían bañado de la tonalidad rojiza del atardecer –no había rincón que escapara de pintarse de aquel tipo de iluminación. Hasta ella misma, sus ropas, su piel, sus cabellos: todo poseía un tinte carmín muy perturbador.
Se demoró en darse cuenta de que estaba en un lugar y un tiempo completamente diferente al de hacía unos instantes. Hasta donde recordaba, había peleado junto a Oikawa contra un sujeto desconocido y un conjunto de orphans en el bosque trasero de la mansión HiME.
Pero ya no estaba allí. Se encontraba en un parque desolado de una zona que nunca había frecuentado en Tokio. Y eso, porque tal vez se trataba de otra ciudad: algunos edificios que divisaba a lo lejos parecían ser de una metrópoli americana o europea.
Cuando salió del parque y caminó por una calle, confirmó su teoría al observar unos cuantos puestos de comida típicos de alguna ciudad de Europa. Conforme avanzaba, su confusión aumentó, más aún por las miradas de la poca gente con la que se topaba en el camino: los transeúntes, así como las personas sentadas en las mesas de los restaurantes, la observaban fijamente, sin parpadear. Sus expresiones en blanco no hacían más que incomodarla, por lo que prefirió correr para no prestarles atención.
Su primera impresión era que se trataba de una ilusión que el enemigo había creado para distraerla a ella y poder acabar con Oikawa. Le intrigaba por qué alguien de Rizembool quería deshacerse de él, considerando que demostraba tener el potencial para llegar a ser un rebel admirable. Aún seguía sorprendida por lo mucho que había logrado en una semana: ninguna persona sería capaz de dominar su elemento en tan poco tiempo, pero imaginaba que Oikawa era un prodigio en ello gracias al control y la resistencia que poseía por jugar vóley durante casi toda su vida.
Sus pensamientos se vieron interrumpidos al dar justo con Oikawa, quien andaba sentado en una banca a unos metros de ella. Al reconocerla, se levantó y caminó hacia ella.
“Eureka-chan,” exclamó, aliviado, una vez se encontraron a medio camino. “¿Entiendes qué está pasando? ¿No estábamos peleando en el bosque? ¿DE NOCHE?” la cara de Oikawa era un poema.
“Sí…” De reojo, Eureka observó que la gente a su alrededor no dejaba de mirarla. Y lo más curioso era que ignoraban a Oikawa: su interés caía solamente en ella, por algún extraño motivo. “¿Has visto? La gente…”
Oikawa asintió. “No dejan de mirarte. Cada vez esto se vuelve más raro…”
“¿Te parece sí…?” Eureka movió levemente la cabeza en dirección a un callejón cerca de ellos. Oikawa no necesitó pensarlo dos veces y asintió, siguiéndola hacia aquel lugar.
A pesar de que se encontraban a solas, Eureka podía notar cómo la gente que pasaba por la avenida fijaba su mirada en ella cuando caminaban cerca del callejón.
“Estaba pensando que se trataba de una ilusión que Kuro…”
“¿Kuro?” Oikawa le preguntó, arqueando una ceja. “Oh, ya entendí. Mejor llamémoslo así.”
“¡Genial!” Eureka sonrió. “Eh, bueno, te decía. Pensé que era una ilusión que él había creado para impedirme ayudarte, y para que le fuese más fácil acabar contigo pero—”
“Pero estoy aquí.” Oikawa se cruzó de brazos. “Pensé lo mismo, imaginé que empezaría contigo y luego iría por mí, pero… aquí estamos, al mismo tiempo. No tiene sentido.”
“Escucha, yo sé que tienes mil personas detrás de ti.”
“Pero claro~” canturreó Oikawa.
“No de esa manera,” intentó corregirse Eureka, asqueada. En su mente, sin embargo, admitió que Oikawa tenía razón.
Llevaba cerca de tres semanas como mánager de su equipo de vóley y no dejaba de sorprenderle la cantidad de chicas que andaban detrás de él. Aún después de la revelación de que ambos, supuestamente, andaban saliendo, las chicas no demoraron en reaparecer en la puerta del gimnasio con gritos de aliento y besos volados en dirección del capitán. De nada le había servido engañarlas, puesto que al parecer, no había nada que las hiciese cambiar de opinión.
Era curioso ver cómo todo el equipo le tenía un poco de tirria por ello.
Pero sí, era suficiente como para saber que habían varias personas enamoradas de él. Solo que Eureka nunca sería capaz de admitirlo en voz alta, considerando que su rebel era muy narcisista y aquel detalle sólo serviría para aumentarle el ego.
“Me refería a gente que te odia.”
“Ah, sí, también.” Oikawa sonrió.
“Pero… la gente solo odia en silencio. Tal vez una pelea por aquí, por allá. Pero no vendrían a matarte.”
“Lo que me intriga es que, si es de Rizembool, no entiendo por qué se ha fijado en mí justo ahora…”
“Exacto, justo cuando se está llevando a cabo el primer ataque… Cuando podría estar ayudando a otros rebels, o se podría ocupar de su HiME, qué se yo…”
Ambos se quedaron en silencio por unos instantes, meditando acerca de la situación. Eureka aprovechó para prestarle más atención a la locación en la que se encontraban: en la oscuridad del callejón, los rayos del sol no podían alcanzarlos completamente, por lo que todo yacía en penumbras. Sin embargo, la tonalidad rojiza, aunque casi imperceptible, dominaba todos sus alrededores.
Unos cuantos contenedores de basura estaban a un lado de sus posiciones, y logró divisar rejas al final del camino. Además, observó unas tres puertas en las paredes de ambos lados del callejón, al parecer se trataban de accesos especiales para el personal de los restaurantes de la avenida.
“Eureka-chan.” Oikawa cortó sus pensamientos. “Estaba pensando en algo… ¿Y si no es de Rizembool?”
“¿Eh?”
“Rizembool ha descubierto que varios keys están desarrollando poderes,” contó Oikawa. “Nos lo advirtieron en las reuniones que tuvimos con los asesores. Digo, podría ser uno de ellos…”
“¿El mío?”
“No, no sé. No necesariamente el tuyo… ¿O sí?” Oikawa hizo una pausa, intentando recordar algo. “Creo que es tu novio, no? ¿Ya desarrolló sus poderes?”
“Sí, y no, no tiene poderes… Al menos no que yo sepa.”
“Mm…”
“Esto se pone cada vez más confuso…” Eureka suspiró.
“Deberíamos buscar más información en esta ciudad, creo yo.”
“Tienes razón.” Eureka asintió. “Iba a sugerirte que nos separemos, pero siento que me voy a perder.”
“Yo igual…”
“Encima, la gente no deja de observarme,” y señaló sutilmente hacia la avenida, donde los transeúntes aún la miraban fijamente al pasar por el callejón. “Creepy.”
“Psst!!” HiME y rebel escucharon una voz que los llamaba, desde atrás de los contenedores de basura.
Alarmados, Oikawa y Eureka se tensaron ante la posibilidad de tener que enfrentarse a un enemigo nuevo. Sigilosamente, se acercaron hacia el lugar de donde provenía la voz.
Cuando consiguieron llegar a encarar a la persona que los había llamado, se quedaron perplejos al notar que no se trataba de un ser humano.
“¿Eso es…?”
“¿…Un gato?”
“¡NO SOY UN GATO!”
Eureka y Oikawa intercambiaron miradas, un poco extrañados.
Estaban en frente de un gato antropomórfico.
Y parlanchín, pero ese era un detalle más.
“Uh… ¿quién eres, gatito?” le preguntó Eureka.
“¡QUE NO SOY—!” el ‘gato’ se interrumpió a sí mismo. “Eso no importa ahora,” y suspiró, intentando calmarse. “Me llamo Morgana, y soy tu Child, Eureka-dono.”
“¿…CHILD?” gritaron Oikawa y Eureka al unísono, mirándose el uno al otro.
“Sí, Child, y llevó varias horas buscándote.”
“¿…Horas?” Eureka estaba al borde de un colapso mental. Al mirar de reojo a Oikawa, se dio cuenta de que no era la única en esa situación. “Pero yo regresé en sí hace unos quince minutos, máximo.”
“Tal vez has estado aquí por más tiempo, aunque inconsciente en un inicio.” Morgana se giró hacia Oikawa. “¿Qué hay de ti?”
“Uh… yo sí he estado un par de horas consciente.”
“Me lo esperaba,” dijo Morgana. “…Mm…” el Child se sumió en sus propios pensamientos.
“Pero hace unos minutos estábamos peleando en el bosque de Hanasaki…” dijo Eureka.
“El tiempo corre de una distinta manera en este espacio,” contestó Morgana. “Tal vez esas horas que han transcurrido no son más que minutos en el mundo físico.”
“¿Estamos en una ilusión?”
“No, estamos dentro de su cabeza.” Morgana señaló a Oikawa.
“…qué” Oikawa parpadeó varias veces, y frunció el ceño.
“…wat” Eureka se había quedado atónita ante las palabras de su Child.
“Estamos en su cabeza. Este es el subconsciente de tu rebel,” contó Morgana, como si se tratase del clima.
“¡¿Cómo sabes eso?!” preguntó Oikawa. “¿¡Y CÓMO SABES QUiÉN SOY!?”
“Sé quién eres porque estoy conectado con Eureka-dono. Y lo otro, lo de tu subconsciente… pues es la única explicación que encuentro al por qué siento que mis poderes están en un conflicto permanente,” dijo Morgana. “Desde que nací no puedo utilizarlos en su totalidad, y por ello tampoco podía ubicar a mi HiME. Además de eso, está el hecho de que todas las personas me tratan como bicho raro.”
“Lo que eres~” comentó Oikawa en voz baja, pero Morgana logró oírle.
“¡Cállate! ):<” le gritó. “Pensé que era porque estábamos en el territorio del sujeto que está detrás de Oikawa, pero cuando se metieron a este callejón, me di cuenta de que nadie le presta atención a él.”
“Es cierto, nadie se fija en ti,” dijo Eureka, mirando a Oikawa.
“Pero en ti si, Eureka-dono. Tú también eres una intrusa, no perteneces aquí.”
“¿Eso es porque somos HiME y Child?”
“No creo,” dijo Oikawa. “Nunca te he tomado como un peligro.”
“Oikawa tiene razón. Yo creo que es porque somos ajenos a su subconsciente. A diferencia de la versión de ti que él guarda en su mente, tú eres impredecible, eres tú misma. Y como tal, su subconsciente está en alerta porque no deberías estar aquí… al igual que yo.”
“¿Y cómo los saco de aquí?” preguntó Oikawa.
“Esa es una buena pregunta. El único que debe saber eso es el enemigo de ustedes dos, el que los colocó aquí. Ni tú mismo debes tener alguna idea al respecto.”
“Tienes razón.” Oikawa suspiró.
“Morgana—” empezó Eureka, pero su Child la interrumpió.
“Puedes llamarme Mona,” Morgana le sonrió.
“Mona… Simple curiosidad pero, ¿cómo llegaste aquí?”
“Aparecí porque me necesitabas. Este territorio es desconocido para ti, y Soul no podía ingresar a este lugar por su cuenta, así que tuve que manifestarme.”
“¿Sabes algo de Soul?” Eureka sonaba preocupada.
“Dudo que esté acá. Tengo la idea de que el sujeto sólo los atacó a ustedes dos.”
“Sí, nos disparó y unos dardos nos tumbaron,” contó Oikawa.
“Supongo que es parte de su modus operandi para ingresar al subconsciente de la gente,” dijo Eureka.
“Pero si no atacó a Soul, entonces él no puede ingresar, a menos de que… ¿Podrías convocarlo?”
“Intentaré,” Eureka se concentró, y extendió las manos. Una luz emanó de sus palmas hasta formar la silueta de su oz, y finalmente, esta se materializó en sus manos. “¿Soul?”
“Eureka,” le dijo Soul, mostrando una sonrisa aliviada en su reflejo de la hoja de la oz. A los instantes, retomó su apariencia humana tras un haz de luz brillante. “Qué bueno que estás bien. No podía levantarte… Encima, apareció un rebel y—”
“¿Un rebel?” Oikawa arqueó una ceja. “Wowowow, rebobina, Soul-chan. Parece que nos hemos perdido de varias cosas.”
“Y yo igual,” dijo Soul, observando a Morgana y a Oikawa. “¿Tú no eres el capitán del equipo de vóley de Rizembool?”
“Sí~” asintió él. “Y soy el rebel de Eureka-chan.”
“…” Soul lo observó en silencio. “Sí, algo así entendí durante la batalla. Pero… ¿por qué no estás peleando contra Eureka?”
“Porque ese no era mi objetivo en este ataque.” Oikawa pasó de una actitud despreocupada a una muy seria, y el cambio radical en su tono de voz dejó un poco sorprendido a Soul.
“No tiene malas intenciones, en serio. Yo sé que Kanone, Hizumi y tú están en contra de que sea tan cercana a mi rebel, pero… te juro que no es una mala persona. De hecho, antes de todo esto, nos reunimos para hablar, y bueno, me contó que quería renunciar.”
“No quiero entrar en detalles, pero el encargo que me dieron… no puedo hacerlo. Por eso pensaba renunciar luego del ataque.”
“…” Soul se cruzó de brazos, guardando silencio por unos breves momentos. Eureka sabía que le costaba aceptar a su rebel, más aún luego de la charla que habían tenido junto a Kanone y Hizumi. Ni ellos dos, ni Soul, se fiaban de Oikawa. Pero parecía que Soul iba a dar su brazo a torcer en circunstancias tan extrañas como en las que se encontraban. Soul suspiró: “No confío en ti totalmente, pero supongo que luego podemos ver eso.”
“Sí, hay otras cosas de las que debemos preocuparnos ahora…” comentó Eureka.
“Ajá,” Soul asintió. Su mirada se posó en Morgana. “…Morgana, ¿no? Te vi al lado de Eureka, pero tampoco te podía despertar.”
“Sí.” Morgana asintió.
“¿Cómo conseguiste llegar hasta aquí?”
“Aparecí porque Eureka-dono estaba en peligro. Esta zona es desconocida para ella.”
“Es la estrella del día. De no ser por él, no sabríamos dónde estamos ahorita,” dijo Eureka. Ante esto, Morgana sonrió muy orgulloso de sí mismo.
“Yo no sé dónde estamos,” dijo Soul.
“En mi cabeza,” contó Oikawa.
“Qué—”
“Pero tengo una duda, Mona,” dijo Eureka.
“¡Dime~!”
“¿Cómo tú sí fuiste capaz de ingresar al subconsciente de Oikawa?”
“¿Subcons—?” empezó Soul, pero Oikawa lo cortó.
“De ahí te explicamos, Soul-chan~”
“Porque fue mi primera aparición, supongo. Tenía que manifestarme, nacer, para ayudarte. No importaba dónde ni cómo.”
“Mm, tiene sentido,” Eureka asintió, y luego, miró a Soul. “Soul, cuéntanos qué pasó allá afuera.”
“El chico de la máscara los tumbó. Regresé a mi forma humana para despertarte, pero no contestabas. Justo ahí, luego de un haz de luz, apareció Morgana a tu lado, también dormido. Y antes de hacer cualquier otra cosa, un rebel apareció, convocó un campo de fuerza alrededor de todos y me pidió que no intentara levantarte, porque iba a ser muy peligroso para mí y para ti. Estaba protegiendo al de la máscara…”
“¿Cómo así?”
“Él también yacía inconsciente en el piso.”
“Debe estar acá…” dijo Morgana.
“¿El rebel te explicó algo?” preguntó Eureka.
“Pues nada. Sólo que Oikawa, Morgana y tú estaban dormidos.”
“Esto es un sueño…” dijo Morgana. “Claro, ahora entiendo.”
“¿Entiendes…?” Oikawa arqueó una ceja.
“Parece que la habilidad de esta persona está relacionada a es—”
Morgana fue interrumpido por una explosión en la avenida principal que estaba cerca del callejón donde estaban reunidos. Los cuatro, inmediatamente, se prepararon para la batalla inminente, y corrieron hacia la calle.
Eureka tomó a Soul de la mano y él se transformó en oz. Detrás de ella, Morgana se colgó del hombro de Oikawa.
“¿Tú no deberías estar igual de receloso de mí que Soul-chan?” le dijo Oikawa a Morgana, muy curioso por sus acciones.
“Pues lo estoy,” dijo Morgana. “Pero Eureka-dono confía en ti, y no puedo hacer más que respetar su decisión.”
“Jaja, parece que eres un gato muy sabio, Mona-chan~”
“¡LO QUE ACABAS DE DECIR NO TIENE SENTIDO! ¡Y QUE NO SOY UN GATO!”
Al salir del callejón, se encontraron con que los transeúntes se habían dispersado alrededor de la zona de la explosión, y al centro de esta, Kuro los observaba en silencio.
“¿Un Child?” se preguntó a sí mismo en voz alta al posar sus ojos en Morgana. “Su arma también está aquí…” dijo, mirando la oz de Eureka.
“¿Qué es lo que buscas?” cuestionó Eureka. “¿Por qué quieres matar a Oikawa?”
“¿Matarlo? Oh, no, no, acá hay un malentendido muy grande,” Kuro rio. “Yo sólo quiero hablar a solas con él. Por eso lo traje aquí, pero no contaba con la posibilidad de que vinieras tú también. No entiendo cómo ingresaste conmigo a este espacio, pero no deberías estar aquí. Ni tú ni tus acompañantes.”
“¿Yo no debí ingresar?”
“…De nada sirve que te enteres de eso, pero sí, no deberías estar aquí.”
Extraño. Eureka decidió, sin embargo, dejar eso para después.
“En fin,” dijo Eureka, y se colocó frente a Oikawa. “Para llegar a él, deberás vencerme primero.”
“…Qué peculiar, una HiME que defiende a su rebel.”
“Igual de peculiar que tú, si te soy sincera. ¿Cómo atacas a un compañero tuyo?”
“No soy un rebel,” dijo Kuro.
“¡Ajá!” Oikawa lo señaló. “Lo sabía, yo tenía razón,” festejó Oikawa.
Ante esto, Eureka se giró un poco para encararlo.
“Eso no tiene mucha importancia ahora, Oikaw—”
“…Pero tampoco soy de Hanasaki,” la interrumpió el chico.
“…” Eureka y Oikawa se miraron.
“…The plot thickens,” comentó Soul.
“Ya no entiendo nada,” se quejó Oikawa, muy frustrado con la situación. “¿Quién eres?”
“Déjate de rodeos y habla,” habló Morgana.
“No tengo por qué darles explicaciones, realmente,” Kuro pareció sonreír. “Última advertencia, HiME. Tú y tus acompañantes se pueden librar de esto si accedes a no intervenir.”
“…Lo siento.” Eureka sonrió de lado. “Pero no todos los días me dan rebels decentes.”
“…” el chico de la mascará soltó un gran suspiro, y se llevó una mano a la cara.
“¿Decentes? ¡Yo soy más que decente, Eureka-ch—!” Oikawa se interrumpió a sí mismo al darse cuenta de un detalle crucial. “¡ESPERA! ¡YO VOY A RENUNCIAR!”
“De ahí hablamos bien de eso.”
“Eureka-dono no permitirá que renuncies, creo,” le dijo Morgana a Oikawa. “Mejor tenerte a ti como rebel que tener a cualquier loco desquiciado en ese puesto.”
“¿Cómo sabes eso? ¡Y NO!” Oikawa se giró hacia Eureka. “¡EUREKA-CHAN, TÚ DEBES ESTAR DE MI LADO!”
“Y lo estoy, por eso te protejo. Pero a cambio de ayudarte, necesito que sigas en el puesto.”
“…Todo es tratos contigo, ¿no?”
“Es la base de nuestra amistad,” Eureka le sacó la lengua, y Oikawa suspiró.
“…Qué rara amistad tenemos.”
Unos segundos de silencio le permitieron darse cuenta de otro detalle crucial.
“Uh… ¿no deberías ayudarme porque somos amigos?”
“Claro que sí, tonto~ Te estoy jodiendo.” Eureka le sonrió.
Y era cierto, Oikawa se había convertido en su amigo.
Le daba risa pensar que, hasta hacía un par de semanas, aún había dudado de él.
Pero ya no necesitaba de más pruebas para demostrar su amistad. Fines de semanas constantes de aventuras (la boda, la fiesta de Rizembool y la salida con Seven), junto con otras experiencias (como el primer entrenamiento al que asistió, el partido contra Hanasaki, y alguna que otra salida que tuvieron luego de las prácticas del equipo) y estupideces (Oikawa contándole a sus fans que salía con ella, sólo para conseguir que lo dejaran en paz) habían cementado la amistad entre ellos.
Lo más importante, sin embargo, era que Oikawa se había puesto en riesgo a sí mismo al contarle sobre el ataque mucho antes de que sucediera. Eso había sido suficiente para darse cuenta de que le tenía confianza.
Y era un sentimiento mutuo.
Como amigo suyo que era, no podía evitar sentir la necesidad de protegerlo.
Aunque el bonus adicional de no perderlo como rebel era también muy tentador, y formaba parte de sus razones, si bien era un poco más egoísta que la principal.
“Pero no me molestaría que sigas en el puesto,” le dijo a Oikawa.
“Yo…” empezó Oikawa. Se veía indeciso.
“No entiendo por qué sigo dándoles cabida a que continúen con su conversación,” se quejó el chico de la máscara, disgustado. Chasqueó sus dedos y un par de vórtices se abrieron en el piso que los rodeaba. “Atrapen a Oikawa,” indicó a los orphans que empezaron a salir de los portales.
Eureka emanó descargas eléctricas que rodearon su cuerpo por completo. Cerró sus ojos, para concentrarse, y luego de unos instantes, los abrió y se lanzó a la batalla.
Hizumi observó cómo el rostro de Kanone expresó distintas emociones en el minuto y medio que conversó con Ryoji. En cualquier otra situación, hubiera bromeado sobre ello y hasta se hubiera reído en su cara, pero el tiempo estaba en su contra y, si algo le decía el semblante derrotado de Kanone, era que había fallado en su misión de convencer a Ryoji de que los ayudara.
En parte, sin embargo, entendía por qué su amigo se había rehusado a eso: luego de aquella vez que le habían hackeado el celular a Eureka, Ryoji le había prometido a la HiME que nunca recurriría a tales extremos para averiguar qué pasaba en su vida. Así como les había dicho a ambos antes de cavar su tumba, para él lo correcto era hablar las cosas, y se iba a ceñir a su palabra desde ese entonces.
Sin embargo, Hizumi había esperado que, como se encontraban en una situación de emergencia, Ryoji daría su brazo a torcer. Pero él estaba ensañado en no hacer excepciones, y no podían hacer nada al respecto.
“Okay, no todo está perdido,” Hizumi suspiró. “Voy a hablar con Souji. Ni bien tengamos el celular de Oikawa, todo empezará a solucionarse por sí solo.”
“¿Qué es lo que necesitan?” preguntó Maka. Kanone y Hizumi se giraron hacia ella.
“Maka, dudo que conozcas a algún hacker, pero si tienes un contacto—”
“¿Eso es lo que estaban buscando?” Maka interrumpió a Hizumi.
“Sí, necesitamos hackear el celular de Oikawa o de Eureka para encontrar su ubicación.”
“Mi hermano podría ayudarnos,” ofreció Maka. “Noiz se dedica a eso.”
“¿Podrías contactarlo?”
“Sí, claro,” Maka sonrió. Sacó su celular de su bolsillo, y se dispuso a escribir un mensaje.
Ante su sorpresa, Hizumi sintió que su propio celular vibraba en su pantalón y encontró que Souji era el que lo llamaba. Las cosas le salían al revés, pero no se podía quejar. Tal vez Souji contaba con información sobre el paradero de su amiga y de Oikawa.
“¡Souji!”
“
Hizumi, qué bueno que estás bien.” Souji suspiró, aliviado. “
¿Sabes dónde están Oikawa y Eureka?”
“Aaaah, damn, justo te iba a preguntar por ellos—”
Hizumi se interrumpió a sí mismo. Souji había mencionado a los dos, así que tal vez sí les podía ayudar en algo.
“¿Están juntos?”
“
Sí. Oikawa me dijo que hablaría con ella aprovechando que el ataque mantendría ocupado al resto de rebels y HiMEs. Me dijo que era importante, pero no explicó de qué se trataba… Supongo que ahorita están juntos. Pero intento llamarlos, y ninguno contesta.”
“¿Crees que estén peleando?”
“
No. Oikawa aún no ha entrenado lo suficiente como para retarla a una batalla, así que lo dudo.”
“Estoy a punto de hackear el celular de Eu, si encuentro información sobre su ubicación, te aviso.”
“
Gracias, igualmente, si encuentro algo te pasaré la voz. Voy a ir a Hanasaki en un rato. Tal vez nos encontremos por ahí.”
“¡Okay! Gracias, Souji~ Cuídate.”
“
Tú también. Los estudiantes fuera del conflicto están en riesgo, así que ten cuidado.”
“Sí, no prob~”
Cuando colgó la llamada, vio que Kanone y Maka hablaban muy animados.
“¿Qué tal? ¿Conseguiste hablar con Noiz?”
“¡Sí!” Maka asintió. “Me dijo que le dé unos cuantos minutos. Me mandará un mensaje con su ubicación en Google Maps.”
Hizumi suspiró. “Gracias al cielo. Estuve a punto de contemplar la idea de llamar a Kiyotaka y pedirle ayuda, y luego me di cuenta de lo estúpida que era.”
“Ese es tu tutor, ¿no?”
“Lamentablemente.”
“Qué bueno que el hermano de Maka nos salvó,” dijo Kanone.
“Deberíamos hacernos amigos de él y de Seven,” dijo Hizumi. “Tú y yo quejándonos como idiotas de que Eureka no debería fiarse de extraños y lo cierto es que ese contacto nos hubiera ayudado en un dos por tres.”
“Bueno, podrían conseguir un trato con mi hermano. Les puedo pasar el dato…”
“…Gracias, Maka.” Hizumi sonrió. “No sé qué haríamos sin ti.”
“…” Maka entrecerró los ojos. En un movimiento muy ágil, golpeó a Hizumi en la cabeza con el filo de su mano. No era uno de sus tradicionales “Maka chops” (esos los hacía con un libro, que siempre tenía a la mano), pero dolía casi igual que uno de ellos.
“¡AAYAYAYAY!” Hizumi se sobó la cabeza. “¿Por qué hiciste eso?”
“Porque ni querían traerme con ustedes,” dijo Maka, cruzándose de brazos. “A ver quién los sacaba de esta situación…”
“Maka tiene razón. No teníamos a nadie. Y aunque lo mencionaste, dudo que Kiyotaka nos hubiera ayudado,” dijo Kanone.
“Lo que más me sorprende de todo esto es que tú, Kanone Hilbert, que tiene gente en la morgue, en los registros públicos, que conoce HiMEs con habilidades regenerativas y de curación, no tiene un hacker en su repertorio de contactos,” dijo Hizumi.
“Nadie es perfecto.” Kanone sonrió.
“¿La morgue?” preguntó Maka, muy confundida.
“Larga historia,” dijo Hizumi, y Maka volvió a golpearlo. “¡¿Ahora qué?!”
“Por guardarme más secretos.”
“¡Esto no tiene nada que ver con Soul o Eureka!”
“Pero tiene que ver contigo, y tú también eres mi amigo,” Maka lo fulminó con la mirada.
Hizumi intentó buscar apoyo en Kanone, pero él se encogió de hombros.
“Maka tiene razón.”
“¡Deja de darle la razón en todo!” se quejó Hizumi.
“No puedo evitarlo u_u” dijo Kanone. “Si son amigos de tiempo, lo mínimo que podrías hacer es contarle lo que pasó entre nosotros. También te afectó, ¿no?”
“¡Eso es privado! Sólo Soul y Eu lo s—”
“¿Eh? ¿Estuvieron en una relaci—?”
“¡NOOOO!” Hizumi corrió a taparle la boca. “¡NI LO MENCIONES!”
“Jaja~” Kanone sólo se rio.
“¡Tú deja de reírte!” Hizumi lo señaló, enojado. “¡No es gracioso!”
“No es un insulto, Hizumi,” dijo Kanone, muy tranquilo. “Y francamente, hubiera preferido algo así a todo el problema que creaste.” Kanone se llevó una mano al mentón, en un gesto pensativo.
“…Parece que te divierte imaginarme contigo.” Hizumi arqueó una ceja.
“No, pero es más ameno que pensar en cómo intentaste matarme,” dijo Kanone, como si estuvieran hablando del clima.
A su lado, Maka no pudo contener su sorpresa.
“¿¡Qué!?”
“…Larga historia, como dije hace un rato,” dijo Hizumi. Maka estaba lista para golpearlo una vez más, pero Hizumi continuó: “Prometo que de ahí te explico.”
“…Okay.” Maka asintió.
Justo en esos instantes, Maka escuchó el ringtone de mensaje de texto de su celular. Se apresuró en revisarlo, y le dio click al link que su hermano le había enviado. La llevaba directamente a una coordenada en el mapa de Google Maps. Con un gesto, Maka invitó a que Hizumi y Kanone también revisaran el dato.
Al hacerle zoom, notaron que era un punto cercano a una de las residencias de la universidad.
“Es el bosque de la mansión HiME,” dijo Hizumi.
“¿Estás seguro?”
“Es la única residencia que está aislada del resto,” contó Hizumi. “Maka, mándale esa información a este número,” Hizumi revisó su celular y luego, le mostró la pantalla. El número de Souji se podía observar en ella.
“Okay,” Maka introdujo el número en una interfaz de mensaje nuevo, donde colocó el link a Google Maps. “Listo.”
“Bueno, vamos,” dijo Kanone. “¿Tú la cargas, supongo?”
“Sí, sí, weh,” Hizumi rodó los ojos. Se agachó un poco y flexionó las piernas, con su espalda hacia Maka. “Maka, súbete.”
“¿…Qué?”
“Vamos a correr como Edward Cullen en Crepúsculo, así que necesito cargarte porque sino te quedarás atrás.”
“…Terrible referencia, Hizumi,” Kanone lo juzgó con la mirada (?).
“Esa película es malísima, apoyo a Kanone,” dijo Maka, y Kanone le sonrió. El pelicastaño se giró hacia Hizumi una vez más, con una expresión decepcionada en su rostro.
“¿Por qué les escondes tantas cosas a tus amigos?” preguntó Kanone. “Sigo sin entender.”
“¡Sólo quiero protegerlos!” Hizumi volvió a su postura recta. “¡Tú no te metas!”
“¿Ahora qué?” preguntó Maka, cansada por los secretos de Hizumi. En esos momentos, se daba cuenta de que sabía poco acerca del pasado de su amigo. Hizumi era un misterio.
“Hizumi y yo somos ex-rebels,” le dijo Kanone.
“…Qué.”
Maka se quedó helada: definitivamente, eso no era lo que esperaba oír.
“No sólo eso. Hizumi también fue el knight de Eureka en el conflicto pasado.”
“…” Maka parecía confundirse más con cada segundo que transcurría.
Luego de un suspiro, se rindió. Le tocó el hombro a Hizumi, indicándole con un gesto que se girase para que la cargue. Hizumi obedeció, y una vez Maka estaba en su espalda, volvió a recibir otro golpe en la cabeza por parte de ella.
“Es un récord, Hizumi. No creo haberle dado tantos Maka Chops a alguien en tan poco tiempo…”
“Apreciaría que me dejes consciente,” dijo Hizumi.
“¿Hay algo más que guardas?”
“No, creo que no.”
“Entonces todo bien,” Maka sonrió, aunque Hizumi no podía verla. “Vamos por Eu y Soul—”
La interrumpió el ringtone del celular de Hizumi. Él inmediatamente se llevó el móvil al oído, contestando la llamada.
“¿Aló?”
“
¿Hizumi? Soy Lelouch. ¿Sabes algo de Eureka? Me dijo que vendría a la Facultad de Derecho pero ya han pasado más de veinte minutos de eso.”
“Ah,” Hizumi soltó una risa nerviosa. “Parece que se olvidó de avisarte a ti.”
“
¿De qué?”
“Habló conmigo y me contó que estaba yendo a ayudar a unas HiMEs por la facultad de Diseño,” le mintió. “Tú quédate donde estás, que luego irá a verte.”
“
…Mm, okay. ¿Tú dónde estás?”
“…Uh…” Hizumi intercambió miradas con Kanone, y este se encogió de hombros. “En mi facultad. Creo que es mejor quedarse en los interiores que salir.”
“
Sí, eso mismo me dijo ella.”
“No te muevas. Te aviso si Eureka me vuelve a contactar.”
“
Okay. Cuídate, Hizumi.”
Ni bien la conversación se cortó, Hizumi soltó un suspiro.
Los tres se habían quedado en silencio, compartiendo el mismo pensamiento: sabían lo riesgoso que era contarle a Lelouch acerca de la situación. No servía de nada preocuparlo, tomando en cuenta que era casi imposible juntarse con él para ir a buscarla en esos momentos. Lelouch estaba lejos de su ubicación, y no podían perder más tiempo.
Souji sonrió al recibir el mensaje de aquel número desconocido. Sabía que se trataba de Hizumi: al parecer había encontrado información relacionada a la ubicación de Oikawa y Eureka.
“Listo, ya podemos irnos.”
Se reclinó en el asiento de copiloto del carro de Yasutomo, y soltó una risa al notar la ironía de la situación: de tanto burlarse de Kaworu y su mala suerte con carros prestados, el karma había actuado sobre él mismo para obligarlo a recurrir al mismo modus operandi de su amigo. Yasutomo era tan cercano a él que no había sido tan complicado, pero sí se le había hecho un poco difícil venirse con una excusa para escaparse de la última clase del día y plantearle la necesidad de usar su carro.
Felizmente, hasta ahora no había accidente, pero dudaba que ese status ileso se mantuviese por el resto de la noche. Adachi era un excelente conductor, pero llevaba mucho tiempo sin carro y por ello no confíaba mucho en las habilidades de su enamorado.
Lo bueno era que el trayecto desde la puerta principal de Rizembool hasta la residencia de las HiMEs era corto. Su lado racional sabía que las probabilidades de un choque en ese camino eran escasas, pero su lado supersticioso se lamentaba de no haber tocado madera cuando había tenido la oportunidad.
El carro, sin embargo, era necesario: era la única forma de ingresar a la universidad rival pasando totalmente desapercibido. De otra manera, se debía mostrar la tarjeta de identificación, la que ni Adachi ni Souji tenían.
“Okay, esto es simple: vamos, sacamos a Oikawa de ahí, y listo.”
“¿Estás seguro de que no es su HiME, no?”
“Segurísimo.”
“¿Entonces quién?”
“No tengo idea. Por eso vamos a ir a sacarlo de ahí.”
“Souji, Hanasaki es un campo de batalla ahorita. Sé que para entrenamientos sólo nos valemos de armas y de combate cuerpo a cuerpo, pero toda la gente que está participando del ataque tiene habilidades y bichos. Nosotros tenemos sólo un revólver. Encima, no estamos jugando básquet o fútbol: no hay un chaleco que nos distinga como miembros de un bando o del otro. Todos se nos van a venir encima.”
“No vamos a ir buscando pelea por la avenida principal de la universidad. Vamos a ir de frente a un punto en concreto. Dudo que por ahí estén peleando varias parejas de HiMEs y rebels.”
“No sé, a ciencia cierta, cuántos rebels y HiMEs hay esta vez. Y sabes que, además, los keys ahora tienen la posibilidad de desarrollar poderes. Ahora son tres personas con habilidades. Versus… dos ex-rebels y un revólver.”
“En mi defensa, intenté contactar a Sho para pedirle una de sus katanas por prestado pero nunca me contestó.”
“¿No que él no tiene nada que hacer en este ataque?”
“Fácil andará ocupado con sus estudios o su trabajo.”
“¿…Ese mocoso trabaja?”
“Sí. Así dicen él y Kaneki, así que debe ser cierto.”
Adachi sacudió la cabeza. “Basta, no quiero pensar en Minazuki en estos momentos, gracias.”
“La verdad, no sé qué quieres escuchar. Es riesgoso ir a Hanasaki, lo sé. Por eso te pedí que me acompañes.”
“…” Adachi suspiró. “Y ya me arrastraste al carro de tu amigo, así que ganast—”
Adachi se cortó al notar a una silueta que se acercaba hacia el carro. Una vez frente al capó, Souji y Adachi lo reconocieron: era Iwaizumi, quien caminó hasta quedar al lado de la luna de Souji.
“Yo, Hajime,” lo saludó Souji, luego de bajar su luna.
“Ya decía yo, era extraño que te tiraras la última clase del día,” dijo Iwaizumi. Al notar a Adachi en el asiento del piloto, hizo una reverencia silenciosa con la cabeza. “No sé cómo convenciste a Yasutomo de que te preste el carro, así como si nada, pero yo no me creo que sea sólo para irte de parranda. Y no soy el único.”
“¿Quién…?”
“Marie. Cuando le pregunté por ti, me dijo que de seguro te ibas a meter en un lío. Creo que es la única, aparte de mí, que sabe lo idiota que a veces puede ser. Siento que de mucho parar con Shittykawa, se te han pegado todas sus manías.” Iwaizumi suspiró.
“Yo pienso lo mismo,” dijo Adachi. Souji rodó los ojos.
“Sabes dónde está ese idiota, ¿no?” preguntó Iwaizumi.
“Ah…” Souji intentó hacerse el tonto. “¿No?” ofreció, encogiéndose de hombros.
“Sho estaba hablando de eso en la tarde, Souji. Que hoy era el ataque de los rebels. A juzgar por tu actitud, sabes dónde está Trashykawa, y quieres ir a ayudarlo.”
“…” Souji suspiró.
“Yo que tú no lo negaría más, estamos perdiendo el tiempo,” dijo Adachi.
“…No me ayudas, Tohru.”
“Sólo te digo la verdad.” Adachi se encogió de hombros.
“Hajime, no puedes venir con nosotros. Es demasiado peligroso…”
“No me importa.” Iwaizumi se veía muy decidido. “Tengo que ir. Voy a ir con ustedes.”
Souji quiso refutarle, pero Iwaizumi era una de las personas más sensatas y maduras de su grupo de amigos. Y estaba muy seguro de que, al igual que él, Iwaizumi también sentía un poco de culpa por lo poco que hizo por Oikawa en el mes previo al ataque.
Después de todo, de sus amigos rebels, él era el más vulnerable. Era el caso opuesto de Sho quien, a diferencia de él, había conseguido el puesto hacía poco tiempo, pero sus entrenamientos indicaban que su nivel era superior. Oikawa sólo había podido entrenar por una semana junto a Tohru, y aunque demostraba un potencial inmenso, no había sido suficiente para permitirle elaborar estrategias de ataque y defensa, entre otras enseñanzas básicas a la hora del combate.
Se sentía culpable por haberle dado una preferencia a Sho. Lo cierto era que Oikawa había merecido su atención antes que él: además de tener una HiME, Rizembool había comenzado a planear sus movimientos con él como una ficha más del tablero. Por eso le habían encargado algo en este ataque, aunque Souji no estaba muy seguro de qué era exactamente.
Sin embargo, tampoco se arrepentía de involucrarse en la formación de Sho. Estaba seguro de que le iría genial como rebel. Y Sho se lo merecía: su esfuerzo era indicador de esto.
De todas formas, Souji sentía un poco de preocupación por él. Felizmente, para su suerte, Rizembool le había ordenado a Sho que no se involucrara en el ataque, por lo que contaba con esa tranquilidad. Podía enfocarse en Oikawa completamente.
“…Está bien,” Souji asintió. “Pero por favor, si la situación se torna muy peligrosa, te pido que no te preocupes por mí y escapes del lugar. No quiero que también corras peligro.”
“Intentaré,” Iwaizumi le sonrió. “Pero no te puedo prometer nada.”
“Okay.”
Iwaizumi le ganó: antes de que le diera el visto bueno, ya se había dirigido a la puerta de los asientos traseros del carro. Una vez se sentó y cerró la puerta, Adachi encendió el motor, y condujo el carro fuera de Rizembool.
Engañar a los guardias de Hanasaki había sido algo muy sencillo: Souji se hizo pasar por un alumno que había perdido su tarjeta de identificación, y con su cara inocente los convenció de su historia falsa y les dejaron pasar.
Una vez dentro, Souji siguió las indicaciones de su celular para indicarle al grupo sobre la ruta que debían tomar para llegar al punto donde se encontraba Oikawa. Se acercaron lo más que podían con el carro, y luego de estacionarlo cerca al bosque, se bajaron para continuar el resto del trayecto a pie.
Tuvieron que cruzar una buena parte del bosque para llegar hasta la coordenada que figuraba en su pantalla. Los tres encendieron las linternas de sus celulares para poder ver por dónde caminaban.
En el trayecto, sin embargo, Iwaizumi logró discernir un par de siluetas en la espesura del bosque, y llamó a Souji y a Adachi para que lo acompañen a encararlas.
Una vez se acercaron, el grupo apuntó sus celulares a las siluetas que Iwaizumi había visto antes.
Hizumi, Maka y Kanone cerraron los ojos y protegieron sus rostros de la cegadora luz conjunta de los celulares de Souji, Iwaizumi y Adachi. Ni bien el grupo de Souji las apagó, Hizumi abrió los ojos y lo reconoció, aún a pesar de la oscuridad del bosque.
Se trataba de Souji; Adachi, su enamorado y un chico al que recordaba de aquella vez en el puesto de okonomi donde se había juntado a hablar un rato con Souji. Al prestarle más atención, notó que se trataba del vicecapitán del equipo de vóley de Rizembool.
Con un gesto, Hizumi le indicó a Maka y a Kanone que lo siguiesen, y se acercaron a los otros hasta quedar a un par de metros.
“Souji,” exclamó Hizumi, con una gran sonrisa. “Llegaste~”
“Gracias por las coordenadas, Hizumi. Todos ustedes vienen por Eu, ¿no?”
“Y Soul,” dijo Maka.
“¿Cómo consiguieron la ubicación exacta?” preguntó Iwaizumi.
“Mi hermano hackeó el celular de Eureka,” contó Maka. “Suponemos que están juntos.”
“Yo tenía un contacto, pero parece que anda ocupado en estos momentos,” contó Souji. “Imagino que por su puesto como rebel no tenía tiempo para nada.”
“¿Rebel?” preguntó Hizumi, un poco curioso.
“Sí. ¿Saruhiko Fushimi? No sé si lo conoces o si has oído de él.”
“Pues me suena.”
“A mi también,” dijo Kanone. “Siento que habían rumores sobre él cuando estudié en Rizembool.”
“No lo dudo. Cada vez salen más cosas. Dudo que todas sean ciertas…” contó Iwaizumi.
“Pero igual dicen mucho de él,” suspiró Souji. “En fin.”
“¿Encontraron algo?” preguntó Maka.
“Nada.”
“Según Google Maps, deberíamos estar cerca del celular de Eureka,” dijo Hizumi.
Adachi, Iwaizumi y Souji encendieron una vez más sus linternas e iluminaron partes del bosque alrededor de ellos. Sin embargo, parecía que no había rastro ni de Oikawa ni de Eureka.
“¡Ah!” gritó Maka, y sus piernas se movieron antes de que pudiese avisarle al resto acerca de su descubrimiento.
“¡Maka, espera!” gritó Hizumi, atrás de ella.
Maka corrió hacia un árbol cerca de donde se encontraban, en el camino encendiendo la linterna de su celular. La luz de una de las linternas le había permitido notar un detalle aterrador en el tronco. Una vez cerca, pudo confirmarlo: estancado en este, había un casco de bala.
Hizumi y el resto se acercaron, sorprendidos por lo que Maka había encontrado.
“¿Una bala?”
“¿Oikawa estaba armado?” preguntó Hizumi.
“No, aún no se ha decidido por un arma,” dijo Souji.
“Pues no puede ser de Eureka, ella tiene una oz,” dijo Maka.
“¿Entonces de quién es?”
“Ni idea,” dijo Hizumi. “Sigamos buscando.”
Souji y él siguieron las indicaciones finales de Google Maps. Eran unos cuantos metros hacia la derecha, pero al llegar al lugar, terminaron en un pequeño descampado donde no había rastro de sus amigos.
“Esto no tiene sentido…”
“Algo hemos hecho mal,” comentó Kanone.
“O no,” dijo Adachi, y todos voltearon a mirarlo.
El exrebel le dio unos cuantos golpes al aire, y el grupo pudo escuchar un sonido muy similar al de una pared de triplay, por más de que a simple vista no se podía ver nada en ese espacio. Adachi no demoró en sacar su revólver del maletín que tenía, y disparó dos veces. La barrera, que hasta ese entonces pasaba desapercibida, se cuarteó y un pedazo de esta cayó al suelo dejando un hueco en su estructura. Esto le permitió al grupo ver parte del espacio dentro de esta: allí, tendidos en el piso, estaban Soul, Eureka y Oikawa.
Adachi volvió a disparar, esta vez consiguiendo que otros pedazos más de la barrera se caigan. Un par de disparos más, y el hueco aumentó hasta permitir el ingreso de Souji y el resto.
Adentro, el espacio era igual que el bosque en el que se habían encontrado: parecía ser una extensión de este, a simple vista.
“Felicidades,” escucharon una voz a unos metros de ellos, y al girarse, observaron a un hombre de tez clara y saco largo al lado de un chico de una máscara muy peculiar que, así como Oikawa y el resto, yacía durmiendo en el piso. “No esperé visitas, pero ya que están aquí, bienvenidos.”
“¿Quién eres?” preguntó Hizumi.
“No puedo responder eso, lo siento.” El hombre sonrió.
Maka corrió hacia Soul y Eureka, arrodillándose en el espacio entre sus dos amigos.
“Ah-ah, yo no los despertaría de ser tú,” le advirtió el hombre.
“¿Qué…?”
“Podría ser peligroso para ellos, sólo digo. Les recomendaría que esperen a que ellos se despierten por su cuenta.”
“¿Y qué pasa si lo atacamos a él?” preguntó Souji, señalando al chico de la máscara.
“Estoy aquí justo para evitar eso. Además, pondrías a tus amigos en riesgo. Ahorita están conectados los cuatro.”
“¿…Conectados?”
“Oops,” dijo el desconocido, y se llevó una mano a la boca. “En fin, sólo sean pacientes. Todo tendrá sentido cuando se despierten.”
Kanone observó al gato dormido al lado de Eureka. “¿Ese es tu gato?”
“No, debe ser de ella o de su rebel,” respondió el extraño.
“Pues no es de Oikawa,” dijo Iwaizumi.
“Es de Eu, entonces,” dijo Hizumi. “Tal vez… ¿su Child?”
“Es la primera vez que lo vemos,” dijo Kanone.
“…” Adachi se llevó una mano al mentón, intrigado por aquel detalle. No era completamente necesario, pero sabía de muchos casos en los que el Child nacía gracias a una situación de peligro que afectaba a key y a HiME por igual.
Sin embargo, optó por guardarse sus dudas para luego discutirlas a solas con Souji. Ese no era el momento más indicado para eso.
Al inicio, contraatacar había sido sencillo, pero la creciente cantidad de orphans que convocó el enemigo terminó siendo demasiado para Eureka y Oikawa. La HiME contaba con pocas energías luego de haber colaborado con el regreso de Kana y, por su parte, Oikawa aún no manejaba del todo su capacidad de controlar la tierra. Además, Morgana no podía apoyarlos debido a que, por algún motivo, sus poderes seguían en constante conflicto, lo que reducía sus probabilidades de supervivencia.
Kuro era un experto a la hora de combate: sus ataques contaban con una precisión y fineza sumamente admirables y sus movimientos ágiles, junto con su resistencia, le permitían aprovecharse de los errores de Oikawa y Eureka, quienes no pudieron esquivar varios golpes y cortes por parte del enemigo.
La batalla había separado a la HiME y a su rebel. Cada uno, por su cuenta, intentaban defenderse y lanzar ataques a los orphans que se le venían encima y servían de apoyo a Kuro, quien turnaba sus ataques entre ambos.
Gracias a la distracción de varios Orphans que corrían hacia Eureka, Kuro logró deslizarse entre estos hasta quedar detrás de ella. Eureka se giró y vio el preciso momento en que la espada dentada del enemigo atravesó su abdomen desde atrás. No reconoció el dolor hasta que sintió la sangre brotando por la herida, manchando sus ropas y cayendo al suelo a borbotones. Por el rabillo del ojo, vio a Oikawa y a Morgana acercándose a ella mientras gritaban su nombre.
Antes de que Kuro sacara la espada de su cuerpo, Eureka aprovechó para convocar lo último de sus energías. Soltó su oz para coger la espada y, mientras gritaba de dolor, usó el arma como transductor de su electricidad. El ataque consiguió debilitar al hombre, quien ni bien recuperó su espada, dio unos saltos hacia atrás y se alejó del campo de batalla.
“¡Eureka!” Oikawa fue rápido en servirle de sostén antes de que cayera al suelo.
“Eureka-dono,” Morgana se veía muy preocupado por su aspecto.
A su lado, Soul retomó su forma humana para ayudarla a pararse.
“No importa, no pasó nada,” Eureka soltó su agarre en Soul y escupió sangre en su mano, pero esto pareció no inmutarla. “Debemos aprovechar para escapar.”
“Mm,” Oikawa asintió, y la cargó en sus brazos.
Sin embargo, escapar también probó ser difícil, puesto que a simple vista, parecía imposible perder a los orphans. Felizmente, a Oikawa se le ocurrió crear obstáculos detrás de ellos, lo que les permitió ganar un poco de tiempo. Tomaron varios desvíos entre distintos callejones y avenidas, hasta llegar a un pasaje que contaba con una escalera de emergencia. El grupo se subió a esta y logró ingresar a uno de los departamentos conectados con ella.
“¿Vieron si aún nos perseguían orphans?” preguntó Oikawa, y dejó a Eureka en el sofá más amplio de la sala mientras revisaba de reojo la estancia a la que habían ingresado: una sala ambientada de una manera muy minimalista, con pocos muebles y alguno que otro adorno, todos de tonalidades negras y rojizas. Considerando la luz que iluminaba el mundo en el que estaban, a ninguno le sorprendió que el rojo estuviera presente en todos lados.
“Nope, parece que los perdimos hace unos minutos,” le respondió Eureka.
Parecía que estaban solos dentro de aquel departamento. Morgana, sin embargo, decidió chequear el resto del lugar por su cuenta, y se bajó del hombro de Oikawa para ello.
“Okay, tenemos—” Eureka se cortó al escupir sangre de nuevo. “Tenemos un poco de tiempo para discutir qué hacer,” dijo la HiME. “No tenemos idea de cómo salir de aquí, pero si nos quedamos acá, corremos el riesgo de toparnos de nuevo con Kuro.”
“Y dudo que esa herida te permita estar consciente por mucho tiempo,” comentó Soul.
“Estaba pensando en algo,” dijo Oikawa.
“¿Qué cosa?”
“Usualmente, cuando uno sueña que se cae, inmediatamente se despierta. Podríamos probar con eso,” sugirió Oikawa.
“¡Ah! Claro, tienes razón,” Eureka asintió. “¿Mona, Soul, qué opinan?”
“Me parece una buena idea.”
“Hay que probar,” dijo Morgana, uniéndose de nuevo al grupo. “No tenemos tiempo.”
“¡Okay!”
Los cuatro se enfocaron en organizar las sillas que encontraron en el departamento. Para su suerte, el comedor contaba con más de seis, por lo que dispusieron cuatro en medio de la sala. Soul y Oikawa ayudaron a Eureka, y luego de ello, tomaron asiento en sus respectivas sillas.
“Okay, Soul, prueba tú primero.”
“¿Por qué yo?”
“No me quiero caer para atrás y hacer el ridículo,” Eureka le sacó la lengua. Soul rodó los ojos, pero le obedeció, en silencio.
Con un poco de fuerza, impulsó su silla para que cayera hacia atrás. Antes de que esta tocara el suelo, Soul desapareció.
“¡Ajá!” Oikawa se veía orgulloso. “¡Funciona!”
“Mona, sigues tú,” dijo Eureka.
“Okay,” el Child asintió e imitó a Soul. Al igual que él, desapareció antes de que su silla tocara el suelo.
Eureka miró de reojo a Oikawa. “¿Listo?”
“Sí.”
Luego de un suspiro, ambos impulsaron sus sillas hacia atrás.
Un sonido en la sala les advirtió de la presencia de alguien más, pero fue muy tarde: Eureka ya no podía frenar su caída.
Lo último que vio fue cómo Kuro detuvo la silla de Oikawa antes de que cayera al suelo.
Eureka parpadeó un par de veces. Le costó acostumbrarse a la poca iluminación del ambiente en el que se encontraba, pero cuando pudo enfocar sus ojos, notó que había regresado al bosque. Sentía el cuerpo muy pesado y reconocía punzadas de dolor en sus extremidades y torso. Revisó rápidamente su abdomen en busca de la herida que Kuro le había hecho, pero la zona estaba intacta. Sin embargo, el dolor persistía, aunque en menor intensidad: imaginaba que se trataba de uno de los efectos secundarios del poder del enemigo.
“Oikawa,” mencionó a su rebel.
“¿…Oikawa?” escuchó una voz a su lado, y al incorporarse, notó a Hizumi, Kanone, Maka y Soul. El que había hablado era Hizumi, quien la miraba extrañado. “No pensé que eso sería lo primero que dirías al despertar.”
“¿Hizumi…? ¿Qué… Qué hacen acá? ¿Y Mona? ¿Oikawa?”
“Acá estoy, Eureka-dono,” cuando se fijó el lugar de donde provenía la voz, notó que la apariencia de Morgana había mutado a la de un gato común, de un pelaje oscuro y patas blancas. El pañuelo amarillo de su cuello se había convertido en un collar del mismo color. “Soul y tú son los únicos que me pueden entender, para el resto estoy maullando.”
“¿Ese gato es tuyo?” preguntó Maka.
“Es mi Child,” dijo Eureka. “Luego… les explico todo. ¿Y Oikawa?”
“No despierta,” mencionó una voz. Al girarse, vio a Souji, Adachi e Iwaizumi junto a Oikawa, quien yacía dormido en el suelo. A unos metros de ellos, Kuro estaba tendido en el suelo junto al hombre que, de seguro, era el rebel del que Soul hablaba.
“Él no logró salir,” dijo Eureka. “Antes de que cayera, Kuro lo detuvo…” comentó, intercambiando miradas con Soul y Morgana. “¡Tenemos que regresar!”
“Eureka,” Souji la llamó. “¿Podrías explicarnos qué pasó? Tal vez podemos ayudar de alguna forma.”
“Sí,” Eureka asintió, y se acercó al grupo de Souji.
Ella les explicó a grandes rasgos los hechos: Oikawa le había pedido encontrarse en el bosque para hablar de su futuro como rebel. Justo allí, había aparecido Kuro, quien luego de una batalla, los hizo dormir. Narró los sucesos que habían transcurrido dentro del sueño: desde que volvió en sí, pasando por la aparición de su Child y la batalla contra Kuro. Finalmente, mencionó la técnica que utilizaron para regresar a la realidad, y la sorpresa que había sentido al ver, antes de despertar, cómo Kuro impidió que Oikawa completara su caída.
“Okay, entonces, él sigue allí,” dijo Adachi. “Y no hay forma de que regreses, al parecer.”
“No,” dijo Eureka. “Estoy segura de que hice algo para poder entrar junto a él, pero no sé bien cómo…”
“Mm,” Souji tomó su mentón, pensativo. “Creo que debemos darle un tiempo.”
El sonido que hizo el enemigo al incorporarse en el suelo los distrajo, y se sorprendieron al ver cómo Kuro había despertado ya. El rebel que lo protegía lo ayudó a pararse.
“Eureka es tu nombre, ¿no?” le dijo Kuro a la HiME.
“¿Qué pasó con Oikawa? ¿¡Por qué no despierta!?” le reclamó la HiME.
“Oh, se despertará en unos instantes, no te preocupes,” le aseguró Kuro. “Tenías razón, te ha tocado un rebel decente,” y le sonrió. “Lo estaré vigilando, de todas maneras.”
El rebel que lo acompañaba destruyó su campo de fuerza: las piezas transparentes de este cayeron al suelo y se desvanecieron poco a poco. Kuro y él corrieron hasta desaparecer en la oscuridad del bosque, y aunque Iwaizumi intentó perseguirlos, fue en vano.
Todos se giraron hacia Oikawa, aún dormido en el suelo.
“Esto… no tiene sentido,” dijo Maka. “¿Oikawa no es un rebel? ¿Por qué otros rebels lo han atacado?”
“…Creo que sé por qué,” dijo Adachi. “Souji, vámonos.”
“¿Qué…?” Souji se veía perdido.
“Ya no hay nada que nos impida salir de Hanasaki. No le creo al rebel de la máscara, pero al menos podemos regresar a Rizembool ahora sí. Ya nada lo conecta con él, ahora que él está despierto.” Adachi se giró hacia Iwaizumi. “Hay que cargarlo al carro.”
Iwaizumi suspiró. “Shittykawa sólo me da más trabajo,” bufó, mientras se agachaba para cargarlo. Junto con Souji, lograron que Oikawa se apoye en los hombros de ambos. “Más te vale que estés bien, Oikawa de mierda,” susurró Iwaizumi, observando el rostro imperturbable de su amigo.
“Eureka, te mantendré al tanto de su estado,” le dijo Souji.
“Por favor,” dijo ella. “Yo veré en qué puedo ayudar a otras HiMEs.”
Souji asintió, y le sonrió, un poco apenado. No podía esconder la preocupación que sentía por su amigo.
Su grupo se fue en silencio, dejando a Eureka y a sus amigos completamente solos en el descampado.
“Eureka, vamos por Lelouch,” le dijo Hizumi. “Hablé con él hace un rato y tuve que mentirle acerca de tu estado para no preocuparlo.”
“Mm, no,” Eureka negó con la cabeza. “Vayan ustedes por él,” Eureka sacó su celular del bolsillo y revisó rápidamente la conversación grupal de las HiMEs, en busca de información sobre facultades o lugares desprotegidos. “Tengo que ir a proteger a los alumnos y ayudar al resto de HiMEs.”
“Ten cuidado, por favor,” le pidió Hizumi.
“Nos avisas cualquier cosa,” dijo Maka.
“Mm, sí, no se preocupen.”
Kanone la observó en silencio por unos instantes, pero asintió.
“Cuídate,” le dijo, y se fue junto a Hizumi y Maka.
Eureka observó como sus amigos se alejaban del descampado hasta perderlos de vista. Sin más distracciones, le fue inevitable prestar atención a los punzones de dolor que sentía en el abdomen por haber sido atravesada con la espada de Kuro en el sueño de hacía unos minutos. Volvió a tocar la zona de la herida, pero su blusa estaba intacta y bajo esta, su piel no mostraba ningún rasguño. Las únicas heridas que portaba eran unos cuantos golpes y cortes que había recibido en la pelea contra los orphans y su dueño en el bosque.
Pensó en Oikawa, en lo que podía haber sucedido en el sueño luego de que ella despertara, y la ansiedad que sentía aumentó hasta darle la sensación de que se asfixiaba. Inspiró aire con todas sus fuerzas, y abrazó su estómago, regulando su respiración poco a poco.
Soul colocó una mano en el hombro de su HiME, intentando calmarla.
“Oikawa estará bien, tranquila.”
No sentía fuerzas para responderle, por lo que sólo asintió en silencio.
No había tiempo para lamentar sus errores. Se dio unas palmadas en la cara, y empezó a correr con dirección a la avenida principal de la Universidad junto a Soul y Morgana.