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Proyectos => MMORPG: Neverland => Topic started by: Kora on February 23, 2015, 06:12:33 PM

Title: neverland 2.2: you can (not) fight
Post by: Kora on February 23, 2015, 06:12:33 PM
NEVERLAND 2.2: YOU CAN (NOT) FIGHT

Desde que el GM diera su fatídico anuncio, han pasado doce horas en el mundo exterior. Doce horas traducidas en doce días para los jugadores de Neverland. Precisamente en ese duodécimo día todas las ciudades del juego se han visto asediadas por un poderoso boss, los cuales han sido derrotados tras arduas batallas.

Y es en el día doce, una vez se derrota a su respectivo boss, cuando se vuelve a oír la voz del GM en Neverland.

Quote
Jugadores de Neverland, os felicito por vuestra victoria en el día de hoy. No sabéis cuánto me alegra ver que habéis sabido apreciar mi regalo, ésta prueba que habéis superado con creces...  ahora sé seguro que mis juguetes están en buen estado. Tras terminar éste, llamémoslo pequeño tiempo de prueba, ésta es la hora de daros la gran bienvenida a mi mundo personal.

Sé que algunos os sentís encerrados y que anheláis volver a vuestras frías, sórdidas vidas, pero me gustaría que éste evento os ayudara a daros cuenta de algo esencial. Éste es vuestro mundo ahora también. ¿Cómo si no hubiérais podido derrotar al boss? Habéis luchado hasta el último aliento, unos junto a otros, sacrificando para ganar.

Sois parte de Neverland. Sois los habitantes de éste mundo bajo mi control, en el que os garantizo que tanto la dicha como la adversidad vendrá de mi mano a partes iguales. Aquí, cada hora, minuto y segundo tendrá su valor en oro. ¿Por qué querríais salir? Mirad lo que ha ocurrido hoy. Muchos han muerto, ¿pero os habéis sentido tan vivos alguna vez?

Mirad. Mirad el fruto de vuestro esfuerzo, el reflejo de vuestra fuerza y coraje.

Éste es vuestro mundo. Éstas han sido vuestras decisiones, y éste es el resultado.

En otras ciudades la batalla sigue, en otras ha terminado mucho antes. ¿Créeis que lo habéis hecho mejor que los demás? Pronto lo sabréis. Estad atentos, habitantes de Neverland, porque el juego sólo acaba de empezar.

PLAYER STATUS
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En actualización conforme se vaya llegando a este día.
Title: Re: neverland 2.2: you can (not) fight
Post by: Shura on March 30, 2015, 08:34:32 AM
Yeey! Nuevo arco y estrenando tema. Un poco más y me quedo atascada  :o

#34.

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(http://i129.photobucket.com/albums/p210/kora_lj/BT%20-%20MMORPG/avas%20shura/doppio2.png)x(http://i129.photobucket.com/albums/p210/kora_lj/BT%20-%20MMORPG/avas%20shura/nero.png)

Shura jugueteaba aburrida con el colgante en forma de delfín de su pulsera.

La Party al completo, se encontraba en la iglesia de Prorencia, pero en aquel momento, el ambiente relajado al que estaban acostumbrados, se había hecho tan espeso que podía cortarse con un cuchillo.
Una de las pociones que habían repartido, estaba envenenada, era tan potente como para quitar una vida de golpe. Todos habían bebido, cada uno de una poción hasta acabar con todas, como si se tratase de una macabra ruleta rusa.
Y el desafortunado elegido, había resultado ser Sol.

Era curioso que Sol, hubiera elegido quedarse para reflexionar, en la iglesia de la ciudad. Que era además, el lugar donde todos habían coincidido para acabar conociéndose. Algo muy poco apropiado, cuando te parabas a pensar en cual era la única opción de que un veneno,
se hubiera mezclado en el inventario: alguien lo había puesto ahí.
Quizás no de manera deliberada, pensar en lo contrario no era agradable y no iba a ser de ninguna ayuda. Pero aunque hubiera sido un accidente, el mal ya estaba hecho y Sol se encontraba a una vida de una muerte definitiva.

Joseph miró a sus cuatro compañeros, que también como él, parecían con la cabeza en otra parte o sólo dejaban pasar el tiempo. El Paladin, era el único que se había retirado buscando un momento de soledad que le ayudase a pensar en lo que le había sucedido y en que era lo siguiente que iba a hacer. Ya llevaba un par de horas así, desde que el monstruo hubiera desaparecido y el nuevo mensaje del GM hubiera quedado grabado en Neverland, lo cual tampoco ayudaba a los ánimos del momento. Después de dos semanas encerrados, no estaban más cerca de tener alguna pista del GM y ni mucho menos una idea de como salir de allí.

Caesar también pensaba en lo ocurrido con el tema del veneno, sentado cerca de Jojo, inclinado hacia delante, dándole vueltas a su pitillera plateada buscando su reflejo en esta perdido en sus pensamientos. Recordaba perfectamente como en la ocasión en que habían conocido a Kora de los Crimson Raiders, esta le habían ofrecido algunas pociones a Shura. Quizás el veneno hubiera estado desde el principio en el inventario de los Crimson Raiders y por una fatídica casualidad había acabado en el inventario de su propia Party. ¿Era posible que en los Crimson Raiders tuvieran enemigos tan retorcidos? 
Porque la otra opción… era que los hubieran envenenado deliberadamente. Era una opción que, aunque inconcebible, estaba ahí.
Caesar arrugaba el entrecejo intentando vislumbrar la verdad. A su juicio, Kora no parecía del tipo de persona que pudiera perpetrar un plan tan macabro, era absurdo que hubiera esperado el momento justo y la casualidad de encontrarse y descubrir la eventualidad de que su amiga hubiera perdido una vida, para aprovechar y hacerles eso.
Era una teoría que hacía aguas por todas partes, pero...

-No lo pienses más -Caesar sintió el codo de Joseph clavarse en su costado, sacándole de sus pensamientos y girando la cara y descubriendo el rostro aburrido de su compañero. El mismo rostro que pondría su hubiera tenido que aguantar una conversación larga, aburrida y sin sentido.
El Elementalist alzó una ceja sorprendido, aunque lo pareciera, no era posible que con la simple intuición de su compañero éste hubiera podido leerle la mente.
“Idiota” -igualmente Caesar hizo la prueba.
Joseph arrugó el labio fastidiado, por supuesto que no podía leer la mente, pero con Caesar mirándole fijamente casi como retándole, no era difícil deducir nada bueno.
-¿En qué estás pensando?
-En nada Jojo.
-Bueno, sé en lo que estabas pensando antes, yo también le he dado vueltas por un momento… -miró a su alrededor para asegurarse de que no estaban prestando atención a su conversación, bajando aún más la voz- estoy seguro de que no han sido los Crimson Raiders.
-Yo también lo estoy -saber que coincidían en aquello, le hizo reafirmar su opinión al respecto. 
-Bien.

Pero aún quedaba algo en el aire a lo que Joseph le había estado dando vueltas, estaba convencido de que decirlo en voz alta podría traer problemas en un futuro, pero era mejor equivocarse y ganarse el odio de todos, a que su silencio pusiera en peligro a su amigo.
-Quizás no te hayas dado cuenta porque llegaste después Caesar, pero este grupo es propenso a los accidentes inexplicables
Con un gesto de la cabeza, Caesar giro buscando la dirección que señalaba hacia Nero.
Ya le habían comentado que el Knight había perdido su primera vida cayendo desde Columbia. En un primer accidente donde no habían encontrado un culpable, ni un motivo para producirse.

Aquella insinuación, no le gustó un pelo.
-¿Qué estás insinuando?
-Nada -Joseph ya se sospechaba que Caesar iba a enfadarse por aquello, ahora mismo no necesitaban perder la confianza que se tenían los unos en los otros. No intentó detenerle cuando se puso en pie alejándose de su lado.

-Ya ha pasado un buen rato, creo que es el momento de ir a hablar con Sol al respecto, no puede esperar pasarse toda la vida encerrado en una habitación -Caesar anunció al resto sus intenciones.
-Te acompaño.
-Es preferible que vaya yo solo Nero, no queremos avasallarlo. Cuando terminé lo mejor es que hables tú con él que eres quien mejor lo conoce, además -sacudió la pitillera en el aire- quería aprovechar para fumar, seguramente a Sol también le apetezca.

Esperando la aprobación de Nero, Caesar se dispuso a buscar al Paladin.

 Los pasillos del a iglesia estaban poco iluminados, excepto los que llevaban a las Quest de Acolyte y Priest, que estaban iluminados con luces de los distintos colores que proyectaban las vidrieras. A Caesar le hubiera gustado tener un momento para contemplarlas, pero algo llamó su atención.
Un extraño ambiente flotaba en el aire, había un olor que no lograba situar y que le resultaba atrayente pero a la vez le provocaba una cierta aversión, como el olor de las flores a punto de pudrirse. 
Siguiendo el aroma, poco a poco fue adentrándose en la oscuridad de los pasillos, hasta dar con una puerta al final del mismo.
Su instinto le decía que lo mejor era dar media vuelta, pero Caesar lo ignoro, recordándose que no era ningún cobarde que tuviera que temer a la oscuridad, abriendo la puerta manteniéndose bajo el marco de la misma. Dentro de la habitación había un hombre, y aunque la escasa luz no le permitía reconocerlo con claridad, estaba claro que no se trataba de Sol.

-¿Tú eres Caesar?
El Elementalist no se preguntó como aquel desconocido conocía su nombre, el simple sonido de su voz poseía una sonoridad completamente insinuante y atrayente. Parecía como si aquella persona se relamiera los labios de gusto por haberle encontrado.
-No te preocupes, vamos a ser buenos amigos.
Title: Re: neverland 2.2: you can (not) fight
Post by: Shura on April 05, 2015, 08:41:55 PM
El aporte en el que Shura se convirtió en entrenadora Pokemon...

(http://i129.photobucket.com/albums/p210/kora_lj/BT%20-%20MMORPG/avas%20shura/shura2.png)x(http://i129.photobucket.com/albums/p210/kora_lj/BT%20-%20MMORPG/avas%20shura/jojo2.png)x(http://i129.photobucket.com/albums/p210/kora_lj/BT%20-%20MMORPG/avas%20shura/caesar.png)
(http://i129.photobucket.com/albums/p210/kora_lj/BT%20-%20MMORPG/avas%20shura/doppio2.png)x(http://i129.photobucket.com/albums/p210/kora_lj/BT%20-%20MMORPG/avas%20shura/sol.png)x(http://i129.photobucket.com/albums/p210/kora_lj/BT%20-%20MMORPG/avas%20shura/nero.png)

#35.

Shura ya no sabía cómo matar el tiempo. Revisando las posiciones de White Mage del juego desde su Omnitool, y comprobando con más remordimiento que orgullo, que su nick estaba en el lugar más alto de la lista.
No le era de extrañar, al ritmo que llevaba de curar y equipar a sus compañeros. Estaba totalmente preparada para subir de Job a Novice, incluso la Quest podía hacerse en aquella iglesia.
Pero, no era lo que quería hacer.

No quería ser Novice, pero ¿era lo correcto tal y como estaban las cosas? Sol no lo aprobaría de ninguna manera, y Shura sentía, que le debía mucho a su equipo. Tenía que asegurarse de que no fuera un capricho y que su decisión fuese la correcta a la larga. En aquellos momentos, había tenido tiempo de pensar en las palabras de Caesar, en lo de convertirse en Monk, deseando que el hombre volviera para hablar con él, preguntarle qué era lo que debía hacer, ya que tenía claro, que aquel no era el mejor momento para precipitar su decisión.
Pero a decir verdad, Caesar hace un buen rato que se había marchado…

-Ahí llegan –Nero anunció la llegada de ambos, o eso pensaba el grupo, pero sólo vieron aparecer a un Sol en actitud taciturna, observándoles de uno en uno, meditando lo que iba a decir a continuación.
-Siento haberos hecho esperar, necesitaba unos momentos a solas para reflexionar en nuestro siguiente movimiento. El ataque de esta mañana nos ha afectado a todos, en mayor o menor medida –nadie dijo nada, por suerte Sol no reparó en las miradas sarcásticas que se mandaron Joseph y Shura-. Pero creo que está claro que nuestro equipo no es tan poderoso como habíamos supuesto. Hablaremos entre todos de los detalles, pero empezar a haceros a la idea, de que vamos a organizar de nuevo la Guild.

-¡Los Made in Heaven vuelven a la carga! –Nero dio un golpe al respaldo del banco que tenía enfrente, por la excitación que mostraba parecía haber estado esperando aquella noticia mucho tiempo.
-¿Es de lo que has hablado con Caesar?
-¿Caesar? –Sol miró a Joseph extrañado, paseando su mirada por el resto de la cámara de la iglesia y percatándose de la ausencia del Elementalis -. No, no me lo he cruzado.
El Thief sacudió la cabeza, sorprendido.
-Pero si hace un buen rato que ha ido a hablar contigo.
-¿Y a mí que me cuentas? Se habrá distraído por ahí.
-Se ve que no conoces a Caesar –Joseph rodó los ojos adivinando que no iba a sacar nada de aquella conversación-. Voy a buscarle.
Pero antes de poder ponerse en pie, el mencionado hizo acto de presencia.

Oculto en el umbral del pasillo por el que antes había aparecido Sol, desde donde los cuatro jugadores se encontraban no podían verle con claridad, oculto entre las sombras el único sorprendido era el Paladin que estaba prácticamente a su lado. Dando un inseguro pasó hacia atrás, confuso cuando se percató de que Caesar le observaba con una mirada perdida, preparando un hechizo que comenzó a formarse sobre la palma alzada de su mano.
 
Sin tiempo para otra cosa que no fuera cubrirse,  Sol salió despedido cayendo de bruces contra los bancos de madera, bufando de dolor mientras el chirrido de la madera arrastrando contra el suelo y rompiéndose resonaba por toda la cámara de la iglesia.
-¡SOL!
 
El Paladín estaba bien, Nero fue el primero en llegar a su lado para comprobarlo, el resto estaba demasiado sorprendido por lo que acababa de suceder y permanecían anclados en el mismo sitio observando a Caesar.
Entró sacudiendo la misma mano con la que había invocado el hechizo, pudieron verle por fin la cara, arrugando el labio con desprecio y con sus ojos mirando por encima de sus compañeros, una mirada que parecía perdida.
-¿Y este se supone que es nuestro líder?  Menudo un inútil –chasqueó la lengua hablando con desdén.
-¡Espera Caesar! ¿Qué se supone que está pasando? –Shura intentó acercarse a su compañero, pero la mano de Joseph sobre su hombro la retuvo en su sitio.
-Ese no es Caesar.
-¿Qué?
-Pues claro que soy yo JOOOOOooojooOOOO –un escalofrío generalizado recorrió a sus compañeros, parecía como si Caesar jugase con las silabas como lo haría un demente, torciendo la mandíbula, moviendo los labios como un pez fuera del agua, estaba luchando contra algo, pero el resto estaba demasiado atemorizado por el momento como para reaccionar.
 
El hombre se llevó las manos hacía el mentón, tapándose firmemente la boca y la nariz, ahogándose mientras resoplaba y gruñía, inclinando medio cuerpo hacía delante, como en una profunda reverencia y dejando colgar los brazos, totalmente inerte e inmóvil durante unos segundos, hasta que comenzó a sacudir los hombros en una risilla. Aun en la misma posición, aquella risilla desembocó en una demente risotada, alzando el rostro donde pudieron ver una torcida expresión y unos ojos aterrorizados de los que desbordaban las lágrimas.

Shura retiró la mirada superada por la macabra escena, abrazándose a Joseph, sintiendo como el sudor y los escalofríos le bajaban por la espalda, era una suerte para él que Shura le estuviera abrazando o se hubiera ido al suelo de la impresión.
Caesar terminó por abrazarse el pecho, poco a poco controlando el ataque de risa.
-Esto es tan excitante… aquí dentro, somos tan poderosos como dioses, no existen los límites, ni las normas, podemos coger lo que se nos antoje, ¿no os dais cuenta? ¡Somos libres!
Su rostro fue reemplazado por una máscara de divertida arrogancia.
-Y vosotros también podéis serlo… Jojo, Shura… venid conmigo –les extendió la mano, esperando su respuesta-, si os negáis, moriréis, como lo van a hacer ahora vuestros amigos.

Antes de poder reaccionar, Caesar volvió a atacar, Doppio quedó encerrado dentro de un hechizo burbuja que para horror del mago, esta comenzaba a llenarse de agua amenazando con ahogarle en un minuto; Nero se puso en guardia frente a Sol, pero fue anulado por un hechizo de agua que lo arrojó lejos del Paladin, que una vez desprotegido sintió un frío muy particular y que venía desde muy dentro: el miedo a la muerte, recordando como aquel arquero que había conseguido quitarle su primera vida, suplicaba por no morir.
-¡No lo hagas Caesar! –Los gritos de Shura no llevaban a ninguna parte, tenía que reaccionar- ¡Detente! ¡Jojo! ¡Detenle con tu arma!
La orden le sacudió, ¡pues claro! Estaba tan asustado que no había caído en la cuenta ¡tenía sus boomerang de bolas!

Antes de que el hechizo que iba a darle muerte cayera sobre Sol, que únicamente atinó a cubrirse la cabeza con los brazos, las manos de Caesar fueron inmovilizadas con un certero lanzamiento de Joseph.
-¡Doppio! ¡Utiliza todas tus fuerzas para lanzar gravedad contra la burbuja!
A punto de ahogarse y ya tragando agua, Doppio intentó aplicar su hechizo de dentro hacía fuera para romper la barrera, poniendo toda su magia en el esfuerzo, hasta que en el último segundo, no dio con sus huesos en el suelo, libre y respirando aire fresco entre  fuertes toses.

Caesar sonreía provocativamente hacía Shura, la chica pudo diferenciar algo extraño en su frente… pero no pudo reconocer nada cuando Sol lo mandó al suelo de un puñetazo, atado como estaba, Caesar cayó sin proferir siquiera un quejido de dolor. Sol alzó su espada por encima de su cabeza dispuesto a dejarla caer sobre el Elementalist.
-¡No! ¡No lo mates!–Shura fue más rápida que el resto, abrazando y forcejeando porque Sol no dejará caer los brazos, apretando los dientes por el esfuerzo y el sentimiento de desasosiego por encontrar a Sol temblando de lo que parecía miedo.
Nero, recuperado del golpe, se había lanzado sobre Caesar para inmovilizarle, sintiendo que el mago preparaba un fuerte hechizo como contraataque.
-¡Haced algo!
 
En respuesta a su llamada, Joseph se puso a su lado, forcejeando para detener a Caesar, y reparando en algo que tenía en lo alto de la frente, escondido por el pelo: era como un extraño parásito, medio enterrado en la piel de su cabeza.
-¡Le están manipulando! –Sin ningún tipo de contemplaciones, Joseph llevó la mano directamente hacía aquel parásito, cerrando el puño y tirando, llevándose a la extraña criatura y algunos cabellos rubios, arrojándola al suelo mientras el ser, expuesto a la luz que se filtraba por las ventanas, se retorcía para finalmente morir en plena combustión, no quedando más que cenizas.
Pero la reacción por parte de Caesar, no era la que esperaron.

Joseph y Nero se apartaron de su lado cuando comenzó a convulsionarse en un baile macabro que consiguió librarle de las ataduras. Recuperando la consciencia y gritando entrecortadamente de dolor, de la herida que había quedado al extraer al extraño parásito, comenzaba a brotar sangre.
Los dos compañeros fueron atacados por su hechizo cuando intentaron acercarse para auxiliarles, era inútil cualquier contacto, Caesar les miraba desesperado, un instante antes de comenzar a arañarse la frente y a golpearse con la cabeza en el suelo.
-¡CAESAR!
No reacciono a la llamada de sus compañeros, arrastrándose hacía el mismo pasillo por el que había aparecido. Escuchando como unas pisadas, atravesaban el pasillo en su dirección, oculto entre las sombras, aunque no pudieran verle con claridad, Joseph y Shura lo reconocieron al instante.

-Qué desperdicio…
Caesar cayó a sus pies, apenas alzando una mano, intentando tocarle como un devoto tocaría una deidad.
-¿Cómo han podido hacerte esto? Lo siento amigo mío, siento que estés sufriendo. Pero para ti, ya no existe la salvación.
Se produjo un golpe seco que nunca vieron llegar, el cuerpo de Caesar quedó tumbado boca abajo inmóvil, entre las sombras no podían discernirlo claramente, no podían ver que había más allá de sus hombros, su nuca no proyectaba sombra, era como si su cabeza no estuviera en su lugar natural.
Tuvieron tiempo de sobra en observarlo, en apenas aquellas milésimas de segundo hasta que el cuerpo de Caesar desapareció en un montón de datos que se dispersaron, indicando que había perdido su primera vida.

Reinó el silenció, la situación era demasiado irreal para identificar el momento. Solo se distinguieron los pasos de Dio, mostrándose ante todos, y sonriendo hacía Shura.

-Hola, mademoiselle.
Title: Re: neverland 2.2: you can (not) fight
Post by: Kora on April 12, 2015, 09:51:20 AM
Estrenando tema B^) y ahora si puedo cerrar el Día D(oce) ya me daré por satisfecha

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039victory fanfare (1/?)

La imagen del GM se desvaneció, terminando el mensaje. El silencio permaneció entre ellos, denso y pesado, mientras los jugadores iban apartando su mirada del cielo.

La tormenta se había disipado, pudiendo ver en la distancia cómo los bordes del islote en el que estaban se iban reparando. A ritmo lento, cada losa parpadeaba intermitentemente unos segundos antes de re-aparecer, volviendo a formar los puentes que mantenían unida a la ciudad de Columbia. Poco a poco, la ciudad se recuperaba, reconstruyéndose a sí misma.

Pero aquel lento proceso no parecía ser suficiente para aquellos que habían quedado atrapados, y entre los grupos que se habían formado tras la batalla podía palparse la tensión provocada por las ansias de abandonar el lugar donde habían tenido que entrentarse al boss.

- Los warps siguen sin funcionar.

Maya había lanzado un frasco al suelo, con los mismos resultados del resto del día: ninguno.

- El GM ha dicho que en otras ciudades siguen luchando contra su boss. – Dijo Raiden. – Probablemente no funcionen por el resto del día, o quizá sólo cuando todos terminen.
- De todas formas, yo no iría a la salida manual ahora. – Asintió Asami a su lado. – Todo el mundo irá ahora hacia allí.
- No nos vamos a ir ahora. Todavía tenemos quests que hacer.

Ignorando las miradas que le dirigió el resto del grupo, Raiden abrió la Omnitool, buscando en su lista de contactos. Antes de que otros miembros más impulsivos del grupo dijeran algo de lo que arrepentirse, Asami puso una mano sobre el frío metal que cubría el brazo del Samurai mientras abría comunicación.

- Raiden, Elizabeth ha… quiero decir, quizá no sea la mejor idea…

En el macabro recopilatorio había salido la muerte de muchos jugadores, a cada cuál más cruenta, estúpida o ambas. Entre ellos, el grupo de Crimson Raiders había tenido que ser testigo de cómo Elizabeth había pasado a formar parte de las bajas de aquella batalla. La imagen de la joven deshaciéndose en pequeños píxeles que se alzaban sobre un charco de sangre todavía estaba presente para sus compañeros de equipo.

No por nada fue que volverla a oír, después de lo ocurrido, hiciera que se le erizara el vello a más de uno de ellos.

>¿Raiden? ...Lo siento, chicos.

Aunque teñida de cierta amargura, la voz de Elizabeth sonaba tranquila, como si no hubiera avanzado un paso más hacia una muerte segura.

- No tienes que disculparte por nada. – Replicó el Samurai. – ¿Dónde estás, Songbird?

>Estoy en la feria de alquimistas. Tengo la configuración para aparecer en el último sitio de respawn por el que pase…

- Bien. Puedes adelantarte e ir haciendo la quest de-
- ¿¡Pero qué te pasa a ti!?

Dando una larga zancada para ponerse frente al Samurai, Lockon lo agarró de la muñeca, alejando la Omnitool de su rostro. Inmediatamente, Maya se movió para ponerse entre ambos, apretando el hombro del Gunslinger con una mano.

- ¡Acaba de perder una vida! – Insistió Lockon, asomado sobre Maya por su altura. – ¿¡Cómo vas a exigirle que-!?
- ¡Tranquilo, Neil! – Maya consiguió reunir la suficiente fuerza como para hacerlo retroceder un paso, aunque se giró hacia Raiden con una mirada acusadora. – ¿En serio, Raiden?

>Maya, Lockon… estoy bien. Raiden tiene razón, ahora más que nunca, no tenemos tiempo que perder.

- Elizabeth… ¿Estás segura? – La mujer se dio la vuelta para acercarse al brazo que le tendía Raiden.

>Lo estoy. Os espero en el gremio de alquimistas, ¿vale?

- Ten cuidado, Elizabeth.

Raiden dejó las palabras de Maya como despedida, tras lo cual cerró la comunicación sin decir nada más, apartando la mirada mientras se cruzaba de brazos. La Time Mage suspiró, haciendo un ademán de dirigirse a él antes de cambiar de idea y buscar con la mirada a alguien entre la multitud. Fuera por casualidad o por haber pasado varios días juntas, en ese momento WhiteQueen cruzó la mirada con ella, y alzando una mano para excusarse de sus propios compañeros de guild, se acercó al grupo con pasos rápidos.

- Justo estábamos hablando de vosotros. Tal y como están las cosas, vais a tener que hacer noche aquí, y una posada no sea lo más seguro. – La mujer arqueó una ceja, empezando a hablar con un tono algo recargado. – Los Hellions os invitan cordialmente a quedaros en su base.
- Es lo más seguro. – Asintió Maya. – Gracias.
- Y además, tú ya te conoces el lugar. – WhiteQueen hizo un gesto con la mano, como si le quitara peso a la importancia de su oferta. – He oído que ya se ha reparado el camino hacia el norte de Columbia.
- Tenemos que hacer parada en el Gremio de Alquimistas. Una de nosotros tiene que hacer la quest de Alchemist.

Tímidamente, Kora alzó una mano. Ante la abrumadora presencia de los líderes que se habían alzado, era imposible no sentir cierto reparo antes de hablar. El gesto le hubiera parecido tonto, pero prefería pedir permiso para mantener la sensación de orden que se imponía con la llegada de WhiteQueen, y que tan frágil parecía en aquellos momentos.

- Nosotros… nosotros tenemos que hacer una quest también. – Lanzó una mirada rápida a Hyoga, quien estaba a su lado.
- Para Sorcerer. – Aclaró el otro Black Mage, dándose por aludido. Kora agradeció que éste diera unos pasos para acercarse a ella, sintiéndose algo arropada con su apoyo.
- Oh, eso está bastante cerca de nuestra base. – WhiteQueen se encogió de hombros. – Maya ya conoce el camino, así que os esperaremos allí.
- Podemos ir juntos hasta el Gremio de Alquimistas. – Respondió la mencionada. – Allí nos quedaremos nosotros a esperar a Elizabeth.
- Ya está todo decidido, entonces.

Con su característicos aires de grandeza, WhiteQueen emprendió el camino, haciendo que su capa blanca se sacudiera en el aire unos momentos antes de que girara la cabeza hacia los Crimson Raiders.

- ¿Vamos?

--
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>Así que estáis todos bien… bueno, menos Elizabeth... Qué pena...

En la pantalla de la Omnitool el rostro de Lilith se torció en un gesto de pesar, mordiéndose el labio por unos momentos antes de recuperar su expresión habitual.

- Supongo que todo ha ido bien por ahí. – Respondió Maya.

>Oh, sí. Ha habido un incidente, pero bueno, nada preocupante.

Al ser Lilith capaz de ver la expresión de su interlocutora también, no se le escapó la manera en que Maya arqueaba una ceja, y rápidamente agitó una mano frente a la cámara de la Omnitool, rodando los ojos.

>Nada serio, de verdad. Todos estamos bien por aquí.

- No esperaba menos… Me alegro, Lilith. Tened cuidado, ¿vale?

>Lo mismo os digo. Quiero pensar que todo ha terminado por hoy, pero nunca se sabe. Nos vemos mañana.

La comunicación se cortó, y Maya cerró su Omnitool. El grupo de Crimson Raiders había podido echar un vistazo a la conversación, sin que ninguna de las dos objetara, ya que al fin y al cabo, lo que tuvieran que hablar les incumbía a todos ellos. Era un alivio que sus compañeros en Sanctuary siguieran bien, algo que servía para mantener la moral del grupo alta tras la enorme y dura batalla.

Avanzar por la Feria de Alquimistas iba a requerir de aquellos ánimos renovados. Con la reconstrucción automática del juego, los tenderetes controlados por NPCs no habían tardado en volver a abrir, pero aquella era una zona dedicada sobretodo a los Merchants y sus demás clases, y la ausencia de jugadores reales hacía que el lugar resultara vacío en comparación a otras visitas.

- Cómo se nota que falta gente… – Murmuró Jolyne, mirando a los puestos vacíos que conformaban la calle, y Kora asintió a su lado. – Nada que ver con esta mañana.

Al igual que el mercado, la plaza del Gremio de Alquimistas parecía desolada. A excepción de los grupos de jugadores que la atravesaban, la mayoría tratando de evitar contacto con el resto, no parecía haber nadie dispuesto a quedarse más tiempo del necesario en aquella zona crítica. Los pocos que si lo hacían era para entrar en las bases de las Guilds que se alzaban en aquella zona, las cuales destacaban sobre los otros edificios por conservar el daño que habían recibido durante el asedio a la ciudad.

- Estoy temblando de pensar cuánto nos va a costar reparar nuestra base. – WhiteQueen dejó ir un bufido corto.
- Intentad tenerlo para cuando volvamos, si no te importa. – Le replicó Maya, con una media sonrisa.
- Oh, pues claro, hasta pondré que tengamos sábanas de seda para los invitados.
- Mirad, esa debe ser Elizabeth.

Interrumpiendo el juego verbal de las dos mujeres, Asami señaló a una figura sentada en las escaleras que subían a la amplia entrada del Gremio de Alquimistas. A varios metros de distancia era un tanto difícil de reconocer, pero el pelo corto castaño que enmarcaba el rostro y lo enfrascada que parecía en la lectura de un grueso tomo delataban la identidad de la chica.

(http://i129.photobucket.com/albums/p210/kora_lj/BT%20-%20MMORPG/ava%20headers/elizabeth2.png)

Cuando se acercaron a Elizabeth, ésta se dio cuenta, cerrando el libro y sujetándolo contra su regazo. Al levantarse sobre el escalón, pudieron ver que llevaba un nuevo traje equipado: el predeterminado para los recién convertidos en Alchemists. Al parecer había tenido tiempo incluso para usar un tinte en éste, cambiando los colores de la tela a unos tonos azul marino.

- Hola. – Saludó ésta, bajando unos pasos mientras hacía desaparecer el libro en su inventario. – Ya estoy lista.
- Creo que eres la única que se lee el lore del juego. – Maya se cruzó de brazos, aunque traía una sonrisa triste en su rostro. – Lo siento, Elizabeth.
- No pasa nada, lo importante es que todo haya salido bien. Además, mira, ahora estamos a la par. – Ladeó la cabeza al sonreír, y Maya le devolvió el gesto con un asentimiento. – Bueno, ahora le toca a Kora y Hyoga, ¿no?

Los dos Black Mages afirmaron con la cabeza, ambos convirtiéndose en el centro de las miradas por unos momentos. Por suerte para ellos, el grupo reanudó la marcha rápidamente, tomando el camino hacia la parada de zepelines que les llevaría a la zona de magos de Columbia.

Habían visto un par flotando entre los islotes, por lo que no era descabellado asumir que algunas rutas ya se habrían reparado. Era mejor probar suerte allí primero antes de volver al enorme puente que unía ambas zonas, el cual podría no haberse reconstruido aún, o si lo había hecho, sería un área con altas probabilidades de conflicto.

La suerte decidió sonreírles, y por primera vez en mucho tiempo, tener que esperar unos minutos para el siguiente zepelín era un auténtico alivio. Al menos, comparado con la alternativa.

- Menos mal… – Suspiró Elizabeth, sentándose en el banco. Al notar cómo alguien se sentaba a su lado, levantó la cabeza, y su mirada se encontró con la de Lockon. Lo saludó con una sonrisa.
- Elizabeth… lo siento. – Dijo el Gunslinger. – Tenía que cubrirte, y lo intenté… pero ya ves de qué ha servido.

Lockon le dirigió una mirada aprensiva, aunque no añadió nada más. Elizabeth había visto la imagen de su muerte: tirada en el suelo, con el estómago abierto en un corte horizontal y un charco de sangre bajo ella extendiéndose rápidamente. Inconscientemente, se llevó una mano al abdomen.

Hubiera insistido en cómo no era su culpa, recordarle que había sido una situación casi imposible de controlar y que lo más apropiado para la situación sería agradecer que no hubieran muerto todos, pero recordaba la frustración que sintió cuando Maya perdió su primera vida. Aún días después, todavía sentía una enorme punzada de culpa y rabia al recordarlo, y no podía negarle aquellos sentimientos a otra persona.

- Está bien. – Llevó su mano hacia el hombro de Lockon, tocándolo con la punta de los dedos antes de apoyar la palma. – Gracias, Neil.

Quizá, con un poco de tiempo, se acostumbrarían.
Title: Re: neverland 2.2: you can (not) fight
Post by: Kora on May 30, 2015, 03:20:17 PM
El traje de Sorc aquí (http://41.media.tumblr.com/f07902773f6eb94abcfacb05e5474baf/tumblr_ng9vuohN8e1qg2ligo3_1280.jpg)

(http://i129.photobucket.com/albums/p210/kora_lj/BT%20-%20MMORPG/ava%20headers/asami2.png) (http://i129.photobucket.com/albums/p210/kora_lj/BT%20-%20MMORPG/ava%20headers/raiden.png) (http://i129.photobucket.com/albums/p210/kora_lj/BT%20-%20MMORPG/ava%20headers/maya2.png)
(http://i129.photobucket.com/albums/p210/kora_lj/BT%20-%20MMORPG/ava%20headers/jolyne.png) (http://i129.photobucket.com/albums/p210/kora_lj/BT%20-%20MMORPG/ava%20headers/kora2.png) (http://i129.photobucket.com/albums/p210/kora_lj/BT%20-%20MMORPG/ava%20headers/hyoga2.png)
040victory fanfare (2/2)

La nueva túnica era pesada en comparación a la ligera vestimenta que llevaba antes y el vaivén de la tela contra sus piernas era una sensación extraña después de haber llevado éstas al descubierto durante los días anteriores. Pero al extender el brazo y ver el delicado brocado en el puño de la manga, Kora al menos podía apreciar que el traje de Sorcerer era una prenda superior a su predecesora de Black Mage.

Parecía que había pasado tanto tiempo desde que había llevado las sencillas ropas azules…

- Felicidades.

Hyoga acababa de salir del Colegio de Magia, tirando del pronunciado cuello de su camisa, el cual no era pronunciado como el modelo femenino pero igualmente dejaba poco a la imaginación. Al menos, en su caso, llegaba sólo hasta la mitad de los pectorales y no hasta casi el ombligo.

- Gracias. – Se apartó un mechón blanco de la cara, sonriendo a su nuevo compañero Sorcerer. – ¡Felicidades a ti también!
- Ha valido la pena estudiar tanto, ¿eh? – Con una sonrisa de lado, Hyoga chasqueó la lengua. – Como si no tuviera bastante con la universidad ahí fuera…
- Pues creo que no había estado nunca tan nerviosa para un examen…

Aunque Hyoga pareció encontrar su comentario divertido, dejando ir una risa bajita, Kora sintió un escalofrío al oír sus propias palabras. Parecía un eco de la voz del GM, provocándoles con la idea de una vida más intensa dentro de su juego.

“¿Alguna vez os habéis sentido tan vivos?”

Inspiró hondo para tratar de sacar aquellos pensamientos de su mente, y en su lugar, agradeció internamente haberse dado cuenta de que sería mejor subirse un poco la falda de la túnica para bajar los escalones de la entrada del Colegio. Prefería que la imagen que se les quedara a sus compañeros de equipo de su triunfal ascenso de job fuera elegante, levantando un poco el mentón al caminar.

- Vaya, vaya, parecéis unos señoritos magos de verdad. – Les recibió Maya, con los brazos cruzados. – Enhorabuena.

El comité de bienvenida no era muy grande ya que sólo su party se había quedado a esperarlos, el resto habiéndose marchado con WhiteQueen para adelantar terreno, pero quizá era aquello lo que hacía más especial aquel momento.

Dejando ir los pliegues de la falda, Kora se dejó regalar por las amables palabras de sus compañeras, e incluso Raiden parecía algo más animado que cuando había entrado a hacer la quest.

- La túnica es muy bonita. – Comentó Asami, examinándola de arriba a abajo rápidamente. – Mucho mejor que lo que me dieron a mí cuando me hice Mechanic.
- Me acuerdo que parecía que te fuera a quemar el traje de lo rápido que te cambiaste. – Comentó Elizabeth, y Asami rió bajito, sonrojándose ligeramente.
- Discretito, ¿eh? – Jolyne dio un toque con el dedo a la piel expuesta justo encima de donde terminaba el escote, unos centímetros apenas sobre el ombligo, y Kora se dobló inmediatamente con una risilla.
- Ay, que me haces cosquillas…

Kora se llevó el antebrazo a la zona, cubriéndose con éste para evitar posibles ataques a su sensible piel mientras miraba con los ojos entrecerrados a Jolyne. Aunque pareció divertirse aún más con su gesto, no hizo ningún ademán de continuar con su ofensiva, dejando las cosquillas de Kora como un tema aparte.

- A mí también me gusta el traje… aunque preferiría que fuera morado, ¿o quizás rosa oscuro?
- Puedo hacerte un tinte. – Se ofreció Elizabeth. – Yo lo he hecho con el mío.
- ¿Qué colores hay? – Ante la oferta, Kora levantó las cejas, interesada.
- Deberíamos ponernos en marcha.

La intervención de Raiden había sido repentina, silenciando a las chicas al instante. Sin cambiar de expresión, éste soltó un bufido corto antes de explicarse un poco.

- No me muero de ganas de ir con WhiteQueen, pero no es seguro quedarnos por la ciudad hoy.
- Tiene razón. – Con un suspiro que debía contener todo el dolor que le suponía darle la razón al Samurai, Maya asintió. – Hablaremos de vestidos toda la noche en la base de los Hellions.
- Yo no puedo prometer eso… – Murmuró Hyoga.

---
(http://i129.photobucket.com/albums/p210/kora_lj/BT%20-%20MMORPG/ava%20headers/asami2.png) (http://i129.photobucket.com/albums/p210/kora_lj/BT%20-%20MMORPG/ava%20headers/raiden.png) (http://i129.photobucket.com/albums/p210/kora_lj/BT%20-%20MMORPG/ava%20headers/maya2.png)
(http://i129.photobucket.com/albums/p210/kora_lj/BT%20-%20MMORPG/ava%20headers/jolyne.png) (http://i129.photobucket.com/albums/p210/kora_lj/BT%20-%20MMORPG/ava%20headers/kora2.png) (http://i129.photobucket.com/albums/p210/kora_lj/BT%20-%20MMORPG/ava%20headers/hyoga2.png)

La luz del atardecer se filtraba por las ventanas en el salón principal de la base de los Hellions, añadiendo tonos violáceos y anaranjados al mármol de las columnas y ornamentos que decoraban las altas paredes que se erguían a su alrededor.

Aún si el asedio de Temperantia había hecho estragos en el edificio, arrancando gran parte de la cúpula cristalina sobre ellos, éste conservaba aún su lujoso, elegante aire que tanto había impresionado a Kora durante su primera visita. Caminando a través del amplio vestíbulo, los bordes de su nueva túnica se deslizaban por las brillantes losas, atascándose momentáneamente en las grietas que se habían formado en algunas o en los bordes de los cascotes que habían caído durante el ataque.

WhiteQueen todavía estaba refunfuñando en voz alta sobre cómo tendrían que arreglar la base ellos mismos con su propio dinero para cuando su grupo había llegado, apenas dedicándoles un breve saludo antes de delegar en su supuesto segundo de a bordo el tema de la distribución de las habitaciones.

- Ya tenéis el acceso desbloqueado a nuestra área de invitados.

Éste no parecía especialmente ilusionado por su nueva tarea, usando un tono seco y el menor número de palabras posibles, todo adornado con una mirada que reflejaba el cansancio tras un largo día.

- Las habitaciones de invitados son de cuatro máximo, ahora os envío quién está asignado a cuál. – Un pitido en las Omnitools del grupo corroboró que Hellion había cumplido con su palabra. – Emma-- WhiteQueen ha decidido que todos debéis estar en vuestra habitación antes de las diez de la noche, y despertar a las ocho. ¿Alguna pregunta?
- Qué horario más estricto… – Murmuró Kora.
- Ya veo que no. Pasad una buena noche, y todo eso.

Rodando los ojos por última vez antes de darse la vuelta, Hellion se alejó de ellos con pasos rápidos para unirse al coro de quejas que estaban formando los miembros de su Guild respecto al enorme coste que iba a suponer reparar una base tan lujosa como la que tenían.

- Tenemos un par de horas antes de volver a nuestras habitaciones, entonces. – Les recordó Maya.
- Hay bastante más gente de la que esperaba. – Dijo Asami tras echar un vistazo a su alrededor.
- La Reina Blanca es más generosa de lo que parece.
- Si tú lo dices… – Elizabeth se encogió de hombros, manteniendo una cara de póker por unos momentos. – Parece que hay bastante por hacer. Podría aprovechar e ir haciendo pociones, hemos hecho un buen agujero en las reservas de la guild.
- Buena idea. – Asintió Asami. – Yo podría ayudar reparando armas y armaduras, más de uno lo va a necesitar.

Con tareas asignadas para las dos, Elizabeth y Asami se separaron del grupo, ofreciendo unos servicios que fueron rápidamente contratados. Maya se marchó con los otros Crimson Raiders, Hyoga anunció que iría haciendo camino a su habitación tras recibir un par de mensajes en la Omnitool, y Raiden… Raiden simplemente desapareció de la vista.

Kora y Jolyne se encontraron sin nada que hacer en las próximas dos horas. La Black Mage había sentido curiosidad hacia su compañera desde que se les unió, a pesar de su posición reacia a establecer contacto profundo en sus primeros momentos. Todavía conservaba un deje defensivo en su actitud, cambiando de tema cuando le preguntaban qué había hecho antes de que sus caminos se cruzaran en el bosque de Prorencia. Especialmente cuando alguien preguntaba acerca de su nick.

- Este lugar es tan pijo. – Jolyne se cruzó de brazos. – ¿Cuántos VIPs se necesitan para poder tener un sitio así como guarida?
- Bastantes, supongo…

Aprovechando una amplia viga que debía haber caído del techo, Kora se sentó en el borde más ancho, frente a su compañera. Estando inclinada unos grados por la posición del trozo de metal, su pie derecho colgaba, rozando el suelo con la punta. Distraídamente, hizo círculos con ésta.

- Es muy diferente de la nuestra. – Asintió Kora. – La verdad, al entrar, hubiera elegido ésta base.
- ¿En serio? – Jolyne arqueó una ceja. – Parece una ópera.
- Sí, me gusta, parece un castillo. – Alzó la vista hacia la pared frente a ella, en la que colgaban los restos de un enorme lienzo, cayendo por la esquina en la que se había roto. – Pero ahora, me gustaría volver a la base de los Crimson Raiders. Preferiría pasar la noche allí, la verdad…

Jolyne ladeó la cabeza ligeramente, dejando caer los párpados. Abrió la boca un momento, apretando los labios inmediatamente y silenciando lo que fuera que iba a decir.

- Pues yo preferiría pasar la noche en mi casa. – Espetó Jolyne en respuesta.
- Oh… bueno, supongo que todos. – Balbuceó Kora. Esperaba que la Monk suavizara su actitud, pero seguía tan dura como siempre. – Pero por ahor-¡Ay!

La viga en la que estaba sentada se desvaneció bajo ella, y Kora tuvo un aterrizaje duro sobre el suelo de mármol. Tardó unos segundos en reaccionar, quedándose sentada con las manos apoyadas en el suelo. Jolyne parecía haberse sobresaltado también, pero no duró demasiado, ya que una sonrisa mal disimulada se le empezaba a dibujar en el rostro. Al menos era más discreta que muchos de los jugadores que las rodeaban, y oyó unas risillas entre la multitud.

- ¡Que estamos de reparaciones, chica! – Le dijo un jugador con la Omnitool abierta, señalando al techo.

Jolyne se acercó a ella, tendiéndole la mano, y Kora se dejó aúpar. Sentía cómo las mejillas le ardían por el rubor al sentirse observada por tanta gente al mismo tiempo, aunque ya habían dejado de mirarla casi todos al tener cosas más importantes que hacer. Al levantarse, se dio unas palmadas para estirar la falda de su túnica.

- Creo que me voy a cambiar al traje que llevaba antes.
Title: Re: neverland 2.2: you can (not) fight
Post by: Shura on May 30, 2015, 03:32:57 PM
#36.



-Hola, mademoiselle.

Todo estaba pasando muy deprisa. Cuando pensaban que estaban a salvo del peligro, que habían logrado sobrevivir, la realidad de aquel juego, volvía para asestar un mazazo de realidad: nunca se está a salvo.
Una vieja amenaza, un cabo suelto llamado Dio, que volvía para cumplir su promesa y matar a Jojo y Shura.

Pero, en vez de retroceder e intentar huir para conservar la vida, Joseph se le abalanzó para atacar. Demasiado rápido, sus compañeros no llegaron a notar la locura en sus ojos. Por el contrario, Dio sonrió con el detalle, no tenía ni la más mínima duda, de que aquella locura, había sido producto de matar al joven rubio de antes.
Aunque Jojo era habilidoso, Dio consiguió esquivar torciendo el cuerpo a un lado, el golpe del boomerang que llevaba en las manos.
-Es inútil.
Dio lanzó su ataque, un zarpazo que le desgarró la ropa y provocó una herida en su costado. Mandando al suelo mientras Shura gritaba de manera heladora, aterrada, y sus compañeros aún estaban procesando lo que estaba sucediendo.
Yéndose al suelo a causa del golpe, pero de Jojo no se podía esperar lo común. El brillo de una bola del boomerang atada a su pie, sólo fue perceptible durante un momento por sus compañeros, dando casi de pleno a Dio, que con cierta dificultad había esquivado la peor parte del golpe, y aun se permitía sonreír con soberbia.

Jojo logró separarse, apretando los dientes y arrugando el labio al darse cuenta de que había fallado el golpe. Sintiendo como Nero tiraba de su brazo para ponerle a salvo cerca del grupo, mientras Shura se encargaba de curar la herida.
-No te sientas frustrado, Joseph Joestar -Dio no borró su sonrisa ni desvió su mirada del chico-, aunque no dejes de sorprenderme, conozco tus trucos.
-Hijo de puta… - Jojo tiró para volver a la batalla, pero además de Nero, Sol también lo mantenía sujeto del hombro para que no cometiera ninguna locura.
-Siento lo de tu amiguito. Pero la culpa de su muerte no es mía: tu le arrancaste aquel parásito mental, seguramente le provocaste un tremendo shock y un enorme dolor. Puede decirse, que el acto de matarle, fue pura piedad.   

Joseph se revolvió intentando librarse del agarre.
-¡JOJO! ¡Tranquilo! ¡Te está engañando!
Shura intentó detenerle, pero apenas tenía fuerzas, sin saber en qué momento había empezado a llorar, simplemente atinando en abrazar a Jojo para convencerle de que no siguiera escuchando aquellas malditas palabras y la risa que había despertado en Dio tras ver aquella reacción.
Joseph apretando los puños, y entrecortando un grito, inclinándose para recogerse sobre el hombro de la chica y compartir aquel terrible dolor.

-¡Cabrón! ¿Quién cojones eres tú? -Sol desenvainó la espada, aunque dentro de él, no encontraba fuerzas para encarar a aquella amenaza.
-Mi nombre es Dio. Y vengo a haceros una propuesta.


Pronto, se explicaran todos los hechos-


Demasiadas cosas habían sucedido aquel día.

La presencia de Dio había sido la insoportable gota que colmó el vaso. No había llegado en son de paz, se había llevado una de las vidas de Caesar, y a dejarles un mensaje a Jojo y Shura, cobrándose también una de las vidas de Doppio como firma de su ultimátum. Terminando por marcharse, por su propio pie, la muestra final de que siempre iba a estar muy cerca de ellos, de que no había manera de librarse de su presencia.

-Oye -Joseph tomó del hombro a Shura que tomaba la iniciativa para apartarse del resto del grupo, demasiado furiosa aun para abrir la boca, sólo poniendo en orden todo lo que le rondaba-. Nosotros nos vamos un momento, tenemos que hablar de lo que ha sucedido.
-¡De aquí no se mueve nadie! -Sol ladró aquello, pero el detalle de que no miraba a la cara de Shura, no le pasó desapercibido.

Ella había tenido que tomar el control de la situación, organizar la batalla cuando Sol dejó salir su personalidad, incapaz de enfrentarse a la situación, sobre todo cuando Doppio había muerto, imaginándose que el seria el siguiente. Nero quizás le perdonase que fuera incapaz de blandir la espada y defenderles, pero ella no. Porque Sol, era el único que podría haberles defendido.

-¿Qué pasa? -Sol ya no podía ignorar el rostro de desprecio de la maga.
-¿Y a tí? -Cada letra la sintió viperina y heladora, con una heladora mirada de soslayo, se dirigió hacía la salida de la iglesia acompañada de Jojo, por supuesto no la detuvo.

Ya afuera, el aire fresco comenzó a revitalizarla. 
-¿Estas bien?
-No lo sé, Jojo -sin terminar de dar su respuesta, que las manos del hombre se apoyaron en sus hombros, caminando hasta su espalda y comenzando a retorcer los dedos en un amago de masaje.
.¿Y ahora estas mejor?
A Shura se le escapó una media risotada, era fantástico tener a alguien como él a su lado, era el apoyo más fuerte con el que contraba, sobre todo cuando de los dos él era el que más había sufrido, ya no tanto por la noticia como si por la muerte de Caesar.

Permanecieron en silencio.
-Ese Dio, me recuerda a Ozymandias…
-¿Quién? -Shura sacudió la cabeza sin saber de qué hablaba.
-¿Has visto Watchmen?
-La he leído… -se encogió de hombros, pero por la noticia pareció alegrarse.
-¡No sabía que también leías cómics! Bueno, al caso: es como si nosotros fuéramos los héroes de Watchmen.
-No son héroes, sólo son personas normales, disfrazándose para cumplir sus fantasías… -Shura miró sus ropas de White Mage, entendiendo por dónde quería ir Joseph- que triste.
-Dio quiere trascender… quizás dejar su huella. Y lo que pretende es dejar un legado.
Cortó la frase en ese momento.
-Un legado que seremos nosotros, ¿verdad?

Eso les había dicho, que había visto su potencial en aquella primera batalla contra él, la camaradería de los dos compañeros. Pero no acababa ahí la cosa.
Title: Re: neverland 2.2: you can (not) fight
Post by: Kora on June 24, 2015, 04:15:15 PM
(http://i129.photobucket.com/albums/p210/kora_lj/BT%20-%20MMORPG/ava%20headers/sam2.png) (http://i129.photobucket.com/albums/p210/kora_lj/BT%20-%20MMORPG/ava%20headers/i-no.png)
041let the sea fall

Era una buena vista. Sam se encontraba sentado en una de las mesas alejadas del escenario, cubierto por la galería abalconada del piso superior, dando sensación de que estuviera en una cueva tenuemente iluminadas por las luces que adornaban todo el gran salón.

Las columnas que sostenían el palco sobre él eran doradas y de un sencilo estilo art decó, como todo en aquel lugar, y sin embargo la arquitectura sacada de los cincuenta no era lo más llamativo del lugar. Algunas de las paredes habían sido reemplazadas por altos paneles de cristal, dejando ver el perfil de la luminosa ciudad… sumergida en el agua. Peces y algas formaban la fauna y flora al otro lado de las ventanas. En el escenario, la cantante dejaba ir su voz en una larga nota al mismo tiempo que un gran tiburón pasaba por detrás para desaparecer nadando rápidamente entre los edificios.

Otro tiburón, más pequeño y con forma de mujer, se acercaba hacia él. Sus tacones repicaron sobre el mármol del suelo antes de sentarse a su lado, cruzando sus largas piernas en el asiento. I-No, siempre con su traje rojo ajustado y su extraño sombrero de bruja, todo cuero.

- Felicidades, amor. – Su voz era exageradamente dulce para una sonrisa tan falsa. – Tus amigos en Sanctuary parecen habérselas arreglado bastante bien con el regalito del GM.
- Bueno, al fin y al cabo, ésto sólo era un aviso. Tampoco les vamos a dar tanto crédito, ¿no?

La carcajada de la otra, al menos, parecía sincera aquella vez, llevándose una mano al pecho en un gesto dramático. Sus ojos, aún en la tenue oscuridad, tenían un brillo iridiscente, cambiando de tono con cada ligero movimiento que hacía.

- Oh, querido, a las mujeres no hay nada que nos duela tanto como un hombre que no es sincero.

Sam sólo bebió un trago más de su bebida. Si quería sacar algo de él, iba a tener que esforzarse más. Tras unos momentos sin decir nada más, I-No siguió hablando, su voz empalagosa y provocativa.

- Hmm, callándote sólo echas sal en mis heridas… encima que vengo a ver cómo estás. – Una de las manos de I-No llegó hasta su antebrazo. Sam llevaba un nuevo equipo, negro y ajustado, pero podía sentir las uñas de la mujer ascender poco a poco hacia el bíceps. – Quiero creerte, en serio. Me rompería el corazón si resultara que tu corazón está con-

La hoja de la katana cortó el aire en un silbido corto, deteniéndose a centímetros del cuello de la mujer.

- ¿Quieres terminar la frase?

La sonrisa en el rostro de I-No pasó de ser sutil y sugerente a una mueca tensa, enseñando los dientes como si lo amenazara. Y la mirada, oh, qué mirada le dirigió, entrecerrando los ojos sin parpadear siquiera cuando cerró los dedos alrededor de la hoja roja de la katana.

- Guárdate tus amenazas para tus amiguitos ahí arriba, Jetstream, te van a hacer falta si no quieres que te borre yo misma de éste mundo. – El tono zalamero había desaparecido dejando en su lugar una voz casi gutural. Sus dedos apretaron el metal con tanta fuerza que empezó a caer un hilillo de sangre desde entre los nudillos hasta la muñeca, bajando lentamente. – Todavía estás de prueba, chico nuevo, sólo necesitas que alguien sospeche un poco de ti para que…

I-No terminó la frase deslizando su mano por la katana hasta soltar la punta, con mano salpicada por los ríos de sangre que salían de las heridas en su palma y dedos. Procedió entonces a limpiarse con la lengua, lamiendo lentamente.

- ¿Quieres algo en especial, o sólo has venido a juguetear con mi espada?
- Ohhh, ¿ves? – La mujer soltó una risa gutural, terminando de lamerse las heridas en un movimiento delicado con la punta de la lengua. – Por eso no quiero que te vayas, Jetstream. Jugaría con tu espada todos los días, pero apártala de mi cara por ahora.

Sam le concedió aquella cortesía, envainando su katana por el momento. Al fin y al cabo, podía volver a sacarla tan rápido como lo necesitara.

- Sé lo que estás pensando, Jetstream, pero el GM no planea ponerte a prueba tan pronto.
- Qué desilusión…
- Lo sé, amor, tienes que ser paciente. – La mujer colocó los codos sobre la mesa, echando su cuerpo hacia adelante. – Si eres bueno, prometo asegurarme de reservarte a tu samurai al menos. Pero antes, tus valientes amigos tendrán que demostrar muchas cosas…

Por supuesto que esperarían, Sam había podido deducir eso mucho antes, y lo ocurrido en aquel doceavo día sólo confirmaba sus teorías. Lentamente, asintió, y retomó su bebida. Vació el vaso antes de dejarlo en la mesa.

- Muy inteligente. Dejar que las guilds se conviertan en un bastión de esperanza, y luego aplastarlas para destruir la moral de los supervivientes. – Asintió Sam, con la vista en el escenario. – Los que queden aprenderán su sitio.

Ese sería el destino de los Crimson Raiders: convertirse en otro ejemplo más de que no había resistencia posible. Se sentirían fuertes con cada pequeña victoria para terminar en una cruel derrota.

Oh, Lilith, tendrías que haber elegido mejor…

- Este es un mundo nuevo, Jetstream, un mundo en el que los fuertes gobernarán.
- Un mundo justo, entonces.

I-No asintió, sonriendo ampliamente ante sus palabras, y se acercó hasta que podía ser oída por él en susurros.

- Aún así, sé que te alegra que tus amigos sigan vivos por ahora, Jetstream. Ten cuidado, y procura que sea sólo porque quieres ser tú quien se encargue de ellos…

Antes de que respondiera, la mujer se había levantado, alejándose unos pasos con el movimiento sinuoso de sus caderas. Se dio la vuelta lentamente.

- Pero si quieres, podemos celebrarlo juntos. – Le sonrió de lado, recorriendo el costado de su cuerpo con una mano. – No quiero que tu espada se oxide aquí abajo…

Riendo para sí misma, I-No continuó caminando. Al pasar por uno de los muros de cristal, el tiburón de antes volvió, lanzándose hacia un banco de peces y dejando sólo una nube roja humeante tras de sí.
Title: Re: neverland 2.2: you can (not) fight
Post by: Shura on June 30, 2015, 12:28:36 PM
PENDIENTE DE BORRAR
Title: Re: neverland 2.2: you can (not) fight
Post by: Kora on June 30, 2015, 03:55:43 PM
(http://i129.photobucket.com/albums/p210/kora_lj/BT%20-%20MMORPG/ava%20headers/ky.png)
042le chevalier de paris (1/2)

El tic-tac del reloj era un agradable ruido de fondo en los silencios que se colaban de vez en cuando, cómodos y tranquilos cuando había tantos años entre los dos presentes en la habitación de la residencia. Era una tarde tranquila, la luz anaranjada del atardecer colándose entre las cortinas, balanceadas ligeramente por la suave brisa.

El más joven de los dos, rubio y de rasgos elegantes, mantenía su atención en el anciano sentado a su lado en el borde de la cama, escuchándole con una sonrisa afectuosa. Sujetaba la mano arrugada de éste, quien apretaba con un ligero temblor en sus viejos dedos.

- Fue una noche tan bonita, Ky, hijo. – Decía el anciano, asintiendo lentamente hasta que su barba tocara el pecho. – Bailando juntos, en el centro de la sala, sólo se os veía a los dos…¿Te acuerdas de ella? Vestida como una princesa, y tú con el uniforme…

Ky asintió, aún sin poder acordarse de ningún baile a lo largo de sus veintiséis años. La edad empezaba a hacer mella en la mente brillante del que había sido su tutor y única figura paterna, oscasionalmente llevando recuerdos a su mente de cosas que nunca habían ocurrido.

- Ojalá las cosas hubieran funcionado entre vosotros dos. Tenía un buen corazón, y te quería. – El anciano suspiró.
- Ojalá, padre.

Ky apretó suavemente su mano. Aquel hombre no era su padre biológico, pues con su edad, podría ser más probable que fuera su abuelo. Pero Kliff Undersn quien lo había criado como a un hijo, acogiendo con brazos abiertos a dos hermanos que acababan de quedarse solos en el mundo. Era más que justo cuidar de él ahora, aunque Ky nunca había sentido que fuera una obligación para él.

- Vas a tener que irte pronto, ¿verdad? – Kliff levantó la vista hacia el reloj en la pared, entrecerrando los ojos para ver bien la hora.
- Sí… – Admitió Ky. – En media hora empieza mi turno.
- ¿Y qué haces apurando hasta el último minuto aquí? – El anciano negó con la cabeza, soltando una risa que parecía más bien un suspiro. – Pasar tu tarde libre visitando a un viejo, a tu edad…
- Me gusta venir aquí, padre.

Kliff volvió a negar con la cabeza, levantando la mano hasta ponerla en el hombro de Ky, donde le dio una palmada.

- Hijo, aunque no te lo creas, voy a estar aquí la semana que viene. Y la otra, y la siguiente. ¡Pero si he sobrevivido una guerra! – Rió el anciano. – La próxima vez, ven sólo media hora, y luego haz algo para ti.
- Lo pensaré… 
- Hazlo, hijo, trabajas tanto y nunca te tomas un respiro. ¿Cuándo ha sido la última vez que has llevado a cenar a una chica? A un Capitán en la Interpol joven y guapo no tienen que faltarle pretendientes…

Aunque normalmente no se tomaba en serio las pullas de sus compañeros de trabajo acerca de su rendimiento laboral, que fuera Kliff quien se lo dijera siempre hacía que se sintiera algo regañado, y notó cómo le subían los colores a la cara. La última persona con la que había salido a cenar era uno de los operativos a su mando, pidiendo comida rápida después de salir de trabajar. El anciano sonrió, apretando su hombro.

- Bueno, no tengas prisa si no tienes con quien salir. Ve al cine, da una vuelta por el parque, échate una siesta. Qué se yo…
- Lo tendré en cuenta. – Asintió Ky, mirando de reojo la hora, lo cual no se le escapó a Kliff.
- Vete ya, hijo. – Kliff le puso una mano en el hombro. – Pero no te olvides de lo que te he dicho.

Ky se levantó, y dejó el libro que habían estado leyendo en el escritorio del anciano, asegurándose de que no faltara de nada antes de girarse para despedirse de éste. Se inclinó para abrazarlo, notando cómo se le iba el aire con una palmada en su espalda.

- Hasta la semana que viene. – Dijo Ky, aún con los brazos en los hombros del otro.
- Gracias por venir a verme, hijo. Te quiero. – El hombre le sonrió.
- Y yo a ti, padre.

Ky besó la frente calva del anciano antes de levantarse del todo, asomándose una última vez antes de desaparecer por la puerta al oír la voz de Kliff.

- ¡Dale recuerdos a tu hermano!
- Lo haré, aunque estoy seguro de que vendrá a visitar mañana o pasado.

Ya conocía bien los pasillos de la residencia, caminando entre ellos mientras saludaba a enfermeras y residentes a los que conocía. Dejó la acreditación de visita en recepción, donde la tomó una recepcionista que se sonrojó al mirarle. Su compañera le dio un codazo, pero la chica sólo se encogió en el asiento y murmuró “que tenga un buen día, agente”.

- Lo mismo digo, señorita. – Le sonrió antes de darse la vuelta, saliendo del edificio.

El agente Kiske podía ser un hombre ocupado y que podía tener cierta obsesión por su trabajo, pero la tarde que dedicaba a visitar la residencia de ancianos era una hora sagrada. Sacó el smartphone de su bolsillo, encendiéndolo. Estaba a punto de volver a colocárselo en el bolsillo cuando el aparato empezó a vibrar sin parar en su mano.

Un montón de llamadas y mensajes entraban en el teléfono, sin parar. Los ojos de Ky se abrieron como platos al ver que tenía casi cincuenta llamadas perdidas y un montón de mensajes, todos de sus compañeros y jefes.

URGENTE
Llámame enseguida, Kiske.
20 llamadas perdidas de Secretaría OCN
capitan por favor responda


Antes de que pudiera siquiera marcar un número, la pantalla de su móvil se iluminó con una llamada entrante de la Secretaría. Tras unos segundos de aturdimiento, recuperó la compostura y respondió rápidamente, aún con el pulso acelerado. Todo tipo de escenarios le iban pasando por la mente. Amenaza terrorista, posible pandemia, secuestros en masa…

- Kiske al habla. – Respondió formalmente, intentando que no su voz no delatara una pizca de nerviosismo.
- ¡Ky, por fin! Sé que es tu hora libre, pero estábamos a punto de enviar una patrulla a por ti.

Ky entrecerró los ojos un momento al imaginar a los agentes de su precinto entrando en la tranquila residencia para sacarlo de allí mismo a rastras, y se sintió ligeramente culpable.

Aún así, reconocía la voz aguda pero famliar de una de los operativos de inteligencia que trabajaba en la Oficina francesa, encargada de la división de París y quien a menudo era su primer informante cuando las agencias internacionales necesitaban ponerse en contacto con él.

- ¿Qué está pasando? – Insistió.
- Oh, dios, voy a decírtelo de la forma más sencilla, pero tienes que creerme.
- ¿Por qué no iba a-?
- Hay gente que se ha quedado atrapada en un videojuego de realidad virtual.
- ¿...Qué?

Su mente había tardado unos momentos en procesar las palabras que la mujer acababa de pronunciar, y por un momento, Ky consideró que todo aquello podría ser simplemente alguna especie de broma colectiva.

- Lo sé, lo sé, es una locura, pero te darán todos los detalles cuando te recoja el vehículo patrulla. Estás en la residencia de siempre, ¿verdad?
- S-Sí, lo estoy. – Ky se pasó una mano por el pelo. – ¿Cómo puede quedarse alguien encerrado en un videojuego…?
- Ky, sé lo que estás pensando, pero ésto no es una broma ni un simulacro. Miles de personas, si no cientos de miles, están encerradas en un videojuego, y ésto es por todo el mundo.
- ¿Pero cómo…?

Cortando su pregunta, un furgón de la policía francesa paró frente a él antes de que cruzara la calle, abriendo la puerta trasera con un fuerte ruido.

- ¡Capitán, vamos! – Desde el interior del vehículo, un agente le llamó. – ¡Hay que darse prisa!
- Ya han llegado, ¿no? – Dijo la voz al otro lado del teléfono. – Buena suerte, Capitán Kiske. Estaremos en contacto.

Respondiendo con un “gracias”, Ky subió al interior del vehículo. Después de saludarlo respetuosamente, el agente cerró los portones, y con el furgón apenas habiendo arrancado, le tendió el uniforme. Ky empezó a vestirse, todavía no muy seguro de qué estaba pasando. Al menos pudo encontrar un poco de alivio en recordar que siempre llevaba la placa y la pistola siempre consigo.

- Capitán Kiske, es una situación crítica. Toda la policía nacional está colaborando con la Interpol a estas alturas.
- ¿Gente dentro de un videojuego? – Preguntó Ky, yendo al grano mientras metía la pierna en el pantalón. – ¿Cómo es eso posible?
- Está ocurriendo a escala global, señor. – El agente desvió la mirada mientras Ky terminaba de vestirse. – Al parecer, la gente se conecta a máquinas de realidad virtual, y ahora, no hay manera de sacarlos.
- ¿Cómo que no? – Ky se terminó de abotonar la camisa interior blanca. – ¿No se pueden… desconectar?

Nunca habiéndose interesado por tal hobby, Ky no era un experto en videojuegos precisamente, pero sabía que una máquina dejaba de funcionar en el momento en que dejara de tener una fuente de energía.

- Señor… la gente muere cuando los desconectan. – Respondió el agente. – Las recreativas donde están los jugadores han estado selladas desde las últimas doce horas. Hemos tenido que abrirlas por la fuerza. Acaban de abrir una en Mortmartre, donde nos dirigimos ahora. Allí le informarán de todo lo que necesita saber.
- ¿Cómo pueden morir al desconectarlos? ¿Y dices que estaban cerradas?

Las preguntas no hacían más que apelotonarse en la mente de Ky. Todavía no podía concebir la idea de que una persona pudiera quedarse encerrada dentro de un videojuego.

- Señor, la tecnología que usa ese juego no es legal. La auténtica realidad virtual está en fase experimental, y quien sea que esté detrás del juego, va un paso por delante de todos los ingenieros actuales.
- Así que alguien los ha encerrado…

El agente asintió con gesto sombrío, con temor en la mirada. No debía saber más que Ky, y aunque parecía dispuesto, parecía que todavía no estaba acostumbrado a enfrentarse a una situación global. Estando ya completamente de uniforme, Ky se acercó a éste, poniéndole una mano en el hombro.

- Llegaremos al fondo de ésto, agente.
- Sí, Capitán. – El agente asintió, con una sonrisa aún algo nerviosa.

La furgoneta se detuvo con un frenazo seco, y la conductora abrió la ventanilla que daba a los asientos delanteros, asomando la cabeza para dirigirse a los dos agentes.

- Es aquí, Capitán. – Le dijo la mujer. – Los agentes del precinto le están esperando,
- Gracias.

Listo para entrar en acción, dejó que el agente que lo había acompañado el trayecto le abriera la puerta de la furgoneta, y Ky bajó de un salto, ajustándose la gorra de policía al tocar el suelo.

Vio que estaba en una callejuela de Montmartre en la que apenas cabían los coches de policía y las ambulancias. Constando sobretodo de edificios viejos que contrastaban con los pocos locales activos, aún así supo rápidamente donde tenía que ir al ver cómo la gente entraba y salía rápidamente de lo que parecía una recreativa.

Agentes de policía, personal sanitario y civiles formaban el público de aquel inquietante espectáculo. Las sirenas de los vehículos policiales y sanitarios retumbaban por un incesante murmullo de órdenes secas, ruido de estática de los walkie-talkies y gritos de los ciudadanos que se amontonaban sobre las vallas que se habían erigido para marcar un camino a la entrada del recinto.

El corazón le dio un vuelco cuando unos paramédicos pasaron una camilla cubierta con un plástico por delante de él, reaccionando automáticamente santiguándose. Aún si le habían informado ya de que había habido muertes, había tenido que verlo para que su mente asimilara que fuera lo que fuera que estuviera pasando con aquel videojuego, ya se estaba cobrando vidas.

- Capitán… – El agente de la furgoneta se asomó, atrayendo su atención. – Contamos con usted.

La confianza que sus compañeros depositaban en él siempre le había dado fuerzas.

- Y yo cuento con todos vosotros.

En la calle, había un reloj antiguo, una reliquia del barrio bohemio que indicaba que todavía faltaban tres minutos para que empezara su turno. Avanzando entre la multitudo con su placa en alto, dos agentes de su unidad salieron a su paso y le saludaron formalmente.

- Agentes. – Ky les devolvió el saludo. – Necesito alguien que me informe completamente de la situación. Ahora mismo.
Title: Re: neverland 2.2: you can (not) fight
Post by: Shura on July 05, 2015, 04:40:20 PM
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#37.

-El GM cambia el mundo, y Dio se conforma con tener un grupo de allegados.
-Pero no te olvides de lo que dijo, Jojo… -Shura tomó asiento en uno de los bancos de piedra que rodeaban la iglesia, con Jojo imitando, dejándose caer de golpe a su lado, entre distraído y molesto.
-Que solamente iba a aceptarnos si nos volvíamos mejores de lo que éramos, que sólo los mejores pueden codearse con el GM.
-¿Entonces Dio tiene relación con el GM?

Joseph no respondió, Dio no parecía de los que tuvieran que alardear con mentiras, además, tampoco les parecía tan extraño que el GM pudiera tener amigos o partidarios.
-Quizás resulte ser nuestra pista más cercana para salir de este juego -Shura no hubiera dicho aquella tontería si no hubiera sentido una gran confianza hacía Joseph. Suspirando largamente, el chico se frotó las rodillas.
-Podemos fiarnos de sus palabras, pero, ¿qué consecuencia nos traerá?
-Tienes razón… no quiero ni imaginarlo -estar junto a alguien que era capaz de matar a sangre fría, sencillamente no-. Entonces, sólo nos queda estar preparados.

-Mira Shura… lo que ha pasado antes con Sol…
-No -le cortó-, Jojo, tu tenias razón, hace tiempo que lo dijiste: sólo es un tipo que está asustado, tan asustado que ha intentado matar a Caesar y no ha movido un dedo por nosotros en la batalla.
-Pero tú nos has dirigido bien.

Shura había tomado el mando de la situación, llamando a Joseph y Nero a atacar a Dio,aprovechando la distracción para correr tras la enorme cruz de piedra de detrás del altar, empujando con todas sus fuerzas sin ser capaz de moverla, llamando a gritos a Sol para que la ayudase, y acabando por pedir ayuda frustrada a Joseph, mientras Dio, como un gato jugando con su presa, atacaba a Nero. El revuelo organizado le había puesto en alerta, peligrando que la cruz cayera sobre Nero, y de nuevo admirando el empeño de los dos jugadores.
Los gritos de Nero pidiéndoles que terminasen su plan aunque fuera seguro que iba a aplastarlo también, y una tremenda muestra final de habilidad de Nero, fue lo que le permitió escapar de la trampa, pero como ya sabían, Dio estaba sobre alerta y tampoco le afectó. El equipo agotado, no hubiera tenido ninguna posibilidad, si Dio en un alarde de soberbia, no les hubiese concedido una tregua con el ultimátum de que esperaba le divirtieran más la próxima vez.
 
 -Sol tenía que haber peleado, ni siquiera eso, tendría que haber sido más fuerte y hubiéramos conseguido plantarle cara. No que, si Dio hubiera querido, nos hubiera matado a todos. Y eso es algo que no puedo permitir que suceda -apretó los puños, enfadada pero llena de determinación.
-¿Qué es lo que pretendes hacer chica de acción?
-Cuando Dio regresé… estaré preparada -se puso en pie lista para entrar, pero las palabras de Joseph la detuvieron.
-Sabes que te apoyó totalmente, pero Sol no nos dejará marchar, o mejor dicho, nunca te dejará marchar.
-¿Sí? Pues que lo vaya asumiendo -no le pasó desapercibida la larga sonrisa en la cara de Joseph, cuando entró en la iglesia, Nero y Sol se giraron directamente hacia ellos.

-¿De qué habéis estado hablando? -Se notaba que Sol estaba nervioso, caminando hacia ellos con pasos pesados e imponentes para recuperar algo de su dignidad perdida, pero Shura no se dejó engañar.
-He decidido dejar el camino para convertirme en Priest, creo que lo mejor para el equipo es entrenar par convertirme en Monk.
-¿¡Qué!? -Era Nero el visiblemente más sorprendido por la noticia-. Pero, ¿por qué así de repente?
-Es algo que llevo meditando últimamente… a mi también me hubiera gustado poder ayudar en la pelea contra el monstruo de hoy, además… Dio es capaz de rastrearnos por culpa de mi sangre, si vuelve a aparecer, no os quiero poner en peligro nunca más.
-¿Ya ti quién demonios te ha hablado de los Monk? -Sol aparentaba una frialdad muy distinta a la que sentía por dentro por aquel mensaje.
Shura se replanteó por un segundo su respuesta, eran Caesar o...
-Los Crimson Raiders.
-Claro, esos perros apaleados y piojosos… siempre andan jodiendo donde no se les llama, y tu eres tan tonta como para creerte que ese camino será la solución a todos nuestros problemas.
-Di lo que quieras, la decisión ya está tomada.
-No, aquí no se ha decidido una mierda, tu me lo habías prometido, por todo lo que he hecho por vosotros -le prometió convertirse en Priest cuando habían ido a buscarla, pero nunca la había visto despreciar de aquel modo sus palabras, y aunque lo observaba, parecía querer ignorarlo a cualquier precio.
-¿Y qué has hecho últimamente por nosotros?
-¡He perdido dos vidas! -Acabó por derribar su fachada de frialdad, no era justo reprocharle ni quisiera humillarle por haber tenido miedo de morir definitivamente.
-¿Así que es por eso? ¿Por eso vale la pena que me convierta en Priest? ¿Sólo por ti? -Prefería no haber sonado tan ácida, pero ya estaba dicho.
-¡Nos vas a matar a todos Shura! ¡Debes convertirte en Priest!
-No lo haré.

Joseph con una tosecilla teatral, se metió dentro de la conversación.
-Creo que tu falta de delicadeza a la hora de anunciar tu decisión, es la muestra más auténtica de que has nacido para convertirte en Monk.
-Shura -Nero parecía avergonzado-, no tienes que hacerlo por nosotros, yo dentro de poco me volveré más fuerte, lo prometo.
-No me cabe duda Nero, de todos nosotros tú eres el más valiente, y nada me gustaría más que luchar a tu lado.
-¡No tienes ni idea de lo que hablas! Escúchame -la tomó bruscamente por la muñeca para que le prestará atención, y aunque se lo consintió, no parecía que Shura fuese a aguantar demasiado aquella situación-. Tienes que escucharme Shura, hay muchas cosas que desconoces del juego, y la más importante es la mejor habilidad de todas, y esa es la de los Priest, que pueden devolver la vida de los aliados. ¿No te das cuenta? Podrías haber salvado a Caesar o a Doppio sin mover un dedo, puedes ayudar a todo el mundo.
Shura parpadeó sorprendida, pero de nuevo volvió a reafirmarse en su decisión con aquello de que Sol nunca hubiera resaltado las cualidades de otro Job que no fuese el suyo.
-Mientes, estás desesperado.
-Shura, Sol dice la verdad -Nero intervino.
-Tu nunca le llevarias la contraria a Sol -Shura apartó la mirada de Nero, era la primera vez que le veía enfadado contra ella.
-¡Oír! Esta discusión sobra, ella ha tomado su decisión. Y quien quiera convertirse en Priest, que lo haga por él mismo.
-¡No no! ¡Shura, tienes que creerme!

De un modo que nadie se esperó, Sol se abrazó a una sorprendida Shura, rodeandole por el pecho, apoyando la cabeza contra su hombro, apretándose contra ella con desesperada posesión.
-¡No te vayas! ¡No me dejes!   
El resto de sus compañeros no se atrevió a decir nada, Shura inicialmente paralizada por la sorpresa comenzaba a penetrar en la desesperación de Sol, no podía enfadarse o seguir ignorándolo, era alguien que tenía miedo de morir, ella también sufriría lo innombrable por perderle. Y aunque quizás, aquel fuera su último intento por convencerla, no había vuelta atrás.
-No voy a dejaros, nunca, todos sois más que mis amigos -titubeo al mover sus brazos, acabando por abrazarle por la cintura para acercarlo delicadamente, y aunque siempre hubiera saltado a la vista, sintió su ancha espalda y lo musculoso que era, ¿cómo podía tener siquiera una duda un tipo como aquel? Dependiendo de alguien como ella, que apenas empezaba a aprender sobre aquel mundo.
-Pero Sol, no puedo cumplir con tus expectativas… -le empujó separándose de su lado, ambos con la cabeza baja-. No es una elección, es lo que somos, ahora lo entiendo.
Se hizo el silencio entre los cuatro, roto cuando Shura hablo finalmente.   
-Voy a ir a la pensión a por mis cosas, luego me marcharé. Sol, quiero pedirte… volveré, así que por favor, esperadme, por favor.
Como si fuera una última muestra de dignidad perdida, Sol le dio la espalda y sin mediar palabra, se adelantó a todos en salir de la iglesia de Prorencia.

Un momento de calma después, sus otros dos compañeros se acercaron a ella, siendo la palmada de Joseph en su espalda, la que le animó a salir de la iglesia poniendo rumbo a la pensión.
-Nero, ¿qué ha pasado con Caesar y Doppio? -Todos agradecieron que Joseph rompiera el hielo después de toda aquella situación.
-Doppio habrá aparecido en la sede de los Made in Heaven, Caesar no se, ¿no te ha dejado ningún mensaje?
-No se como demonios se mira este trasto…
-Puedes empezar por abrirlo… -no lo había dicho de malas, pero al ver las dudas de Joseph en aquel sencillo paso, se apiadó y le echo una mano-. Ahí en la ventana brillante que tiene un número, eso es el número de mensajes sin leer.

Efectivamente uno era de Caesar, avisando que estaba bien, que estaba en Columbia, donde también otro monstruo había hecho estragos, que de momento los Warp no funcionaban y que volvería en cuanto estuviera arreglado.

-Tendrías que responder y… ¿Jojo? ¿Por que tienes tus stats tan bajos?
-¿Tan importantes son?
-¿Nunca los has subido? -Parecía que le hubieran dado un puñetazo con aquello, pero Nero enseguida comenzó a modificar y añadir los puntos de experiencia que Joseph había ido ganando. Shura sabía que, aunque fuera poco tiempo, los iba a echar mucho de menos.
-Nero… ¿puedes explicarme como hacer para encontraros? O… para saber que estais bien. 
Nero le apartó la vista, mirando por un momento hacía ninguna parte, acabando por suspirar y acercarse hacía Shura.
-Mira se hace así… -Le volvió la palma hacia arriba, sosteniéndole la mano mientras que con la que tenía libre, le iba explicando donde tenía que ir y lo que tenía que mirar-. Y mientras nos conserves en la Party, siempre podrás saber dónde estamos, y también nosotros sabremos que estas bien.   
-Muchas gracias Nero, y lo siento, no quería decir que tu no tuvieras…
-Déjalo, estas perdonada.
-Pero Nero, no quiero despedirme de ti así, lo siento de verdad, estaba muy enfadada y no sabía lo que decía.
-Tranquila, aunque no dejes de sorprenderme, te conozco bien -se rasco la nariz avergonzado-. Cuídate mucho, y de verdad que no le des más vueltas, lo único que espero es que regreses pronto.
-Lo haré.
-Bien… pero Shura, Sol no te mentía -apreció que ella volvía a sentirse incómoda y se apresuró en decir otra cosa-, mejor me marcho a por Doppio. Cuídate mucho Shura, tienes que regresar antes de que lo haga Dio.
-Gracias Nero.
Se quedó despidiendo al chico hasta que desapareció por uno de los caminos, en dirección a la parte más destrozada de la ciudad.

Con Joseph a su lado, llegaron hasta la pensión, Shura no tardó en organizar sus cosas, lista para partir, justo saliendo al pasillo para ver como Sol entraba en su dormitorio cerrando de un portazo.
La chica se acercó llamando a la puerta.
-¿Sol? ¿Puedo entrar? -No hubo respuesta-. Volveré pronto Sol, yo, siento ser tan egoísta… quiero, que aunque todo se vaya a la mierda, quiero estar con vosotros.
No hubo respuesta, quizás ni la hubiera escuchado y quizás fuese mejor así.
-Hasta pronto, Sol.

Cuando salió fuera, no era la única lista para marcharse: Jojo también parecía listo para partir.
Shura no se sorprendió, algo se estaba oliendo, sintiendo un afecto especial por su compañero que le hizo sonreír con ternura.
-Ahora vas a decir… -la chica se adelantó a su famosa frase-, “yo me voy contigo”.
-Y tu me vas a responder: “esto es algo que tengo que hacer yo sola”.
Shura con una felicidad fruto de la amistad, se abrazó a Joseph que la correspondió, nunca hubieran esperado encontrar dentro del juego, un apoyo tan fuerte y leal en el otro.
-Shura, hemos estado desde el principio juntos -la beso en la coronilla, apretando el abrazo haciendo que la chica se resolviese para acomodarse-, te voy a echar muchísimo de menos. Cuídate mucho, y recuerda que nadie te reprochara nada si te echas atrás… sobre todo Sol.
A Shura se le escapó una risotada.
-Aunque por favor Shura, tu intenta hacerte una mujer de acción o tendremos que soportar por toda la eternidad sus aires de superioridad.
-Gracias Jojo… y volveré pronto, te lo prometo.
-No hay Jojo sin Shura.
-No hay Shura sin su Jojo -reiteró ella mientras los dos amigos se sonreían-. Cuídate Jojo.

Se separaron, con Shura alejándose sin mirar atrás, o por lo menos hasta el camino que les perdía de vista, donde se giró despidiéndose airosamente de Joseph sacudiendo la mano, sonriendo cuando él también le despidió, hasta que Shura se lanzó a la carrera para alejarse, necesitaba correr en aquel momento, que el aire la despejase para asegurarse de que no iba a echarse atrás. Sintiéndose sola y desprotegida, era muy bonito querer cumplir su propósito, pero… no sabía ni por dónde empezar, ni a qué ciudad tenía que ir, ni a quién recurrir, ni…

Fue en ese momento cuando lo sintió.
Atada a un saliente de la ropa, estaba la bufanda de Joseph atada con un nudo a esta, tenía que haber sido cuando la abrazó qué había aprovechado.
Era un gesto muy simple, para algunos una tontería, ella ni siquiera podía explicarlo, pero que le confiase aquel objeto tan suyo, le hacía sentirse menos sola.
Title: Re: neverland 2.2: you can (not) fight
Post by: Kora on July 05, 2015, 05:21:03 PM
(http://i129.photobucket.com/albums/p210/kora_lj/BT%20-%20MMORPG/ava%20headers/ky.png)
043le chevalier de paris (2/2)

- Agentes. – Ky les devolvió el saludo. – Necesito alguien que me informe completamente de la situación. Ahora mismo.

Los dos agentes asintieron y le señalaron el camino hacia la entrada de la recreativa, vallado con el cinturón policial. Siguiendo el paso de Ky, la más joven del dúo se acercó a él, con una tablet en la mano en la que pasaban rápidamente palabras, números y estadísticas.

- Estamos en alerta global, Capitán. – Le dijo la agente. – Las víctimas se encuentran en una realidad virtual de la que es imposible sacarlos.
- Mueren al ser desconectados. – Asintió Ky.
- Bueno… algunos quedan en estado vegetal. Muerte cerebral. – Explicó la mujer, haciendo una mueca. – Los analistas han deducido que el software dicta los parámetros necesarios para la desconexión, y si se hace a la fuerza, interfiere con… ay, no sé las palabras técnicas, pero produce un apagón general.
- Me hago la idea…

Ky frunció el ceño, pasando por debajo de la cinta policial que hacía de barrera en el portal del salón recreativo. Al levantar la vista, vio la persiana metálica con la marca en medio que había dejado la prensa hidráulica.

- ¿Cómo los han encerrado? – Preguntó, señalando hacia arriba.
- La compañía del juego tiene derecho a hacer reformas en los locales en que instala sus máquinas, incluso si son vivienda privada. Cuando se produjo el cierre del servidor, cortaron cualquier tipo de comunicación y se cerraron todas las recreativas… y hogares.
- ¿Hogares? – Ky abrió los ojos en sorpresa. – ¿Hay personas encerradas en su casa ahora mismo?
- La mayoría han sido rescatados ya o incluso han conseguido escapar. Los que no están en el videojuego, claro.

Con un bufido, Ky se frotó la sien, tratando de absorber la información. Su prioridad en aquellos momentos era llegar hasta quien estuviera detrás de todo aquello y detenerlo cuanto antes.

Se adentró en el salón con paso lento. No era muy grande y el local parecía más bien viejo. Las paredes desgastadas contrastaban con la maquinaria de alta tecnología que se alineaba en las paredes. Además de las otras máquinas de videojuegos más tradicionales, los jugadores estaban recostados en sillones blancos, con las manos sujetas en los reposabrazos. Un casco alargado les cubría hasta la mitad del rostro, y llevaban una muñequera de la que salía un pequeño tubo que daba a una bolsita con líquido dentro. Al levantar una de ellas, leyó que era un suero con nutrientes esenciales. Vio que los paramédicos iban renovando las bolsas con unas más grandes y, suponía, de composición más rica.

La máquina a la que se había acercado tenía a un chico acostado en ella. En el reposabrazos, un pequeño monitor mostraba que su ritmo cardíaco era estable, aunque pitaba algo más rápido de lo normal. Ky aprovechó para estudiar mejor la máquina, y vio que un largo y ancho cable salía por detrás del cabezal del sillón, a la altura de la nuca. Éste seguía por toda la espalda de la silla, con algunos otros cables menores saliendo por los lados como las vertientes de un río y desapareciendo por las paredes o el suelo.

- ¿Y han estado doce horas encerrados? – Preguntó a los dos agentes.
- Sí… no ha sido bueno para nadie.

El otro agente señaló con el pulgar a un chaval cubierto con una manta, sentado tras el escritorio de la entrada. A su lado un hombre tomaba notas.

- Todavía está en shock. – Le informó la agente. – Tampoco puede decirnos mucho más de lo que ya sabemos.
- Aún así, quiero leer el informe de los paramédicos y saber su versión de los hechos. – Ky suspiró. – Necesito más información.
- Creo que puedo ayudarle, Capitán Kiske.

(http://i129.photobucket.com/albums/p210/kora_lj/BT%20-%20MMORPG/ava%20headers/polnareff.png)

Ky levantó la cabeza, sobresaltado ante la voz tronante que había irrumpido la conversación. Un agente de policía, alto y fornido, se había plantado frente a él. Le sorprendió no haberlo visto antes, pues era un hombre llamativo como poco: su pelo, tan pálido que parecía blanco y engominado hacia arriba como una columna cortada en recto.

- Permítame presentarme. – El hombre le dirigió una media sonrisa y le tendió una mano. – Soy el Detective del Precinto de Montmartre, Jean Pierre Polnareff.
- E-Encantado, Detective Polnareff. – Ky le estrechó la mano, recibiendo un par de efusivas sacudidas. – Cuénteme más.
- Por supuesto. He llegado hace casi una hora, cuando todavía estaban levantando la persiana. – El Detective señaló a la entrada con el pulgar. – No querría haber estado aquí… creo que no podré olvidar el olor.

Por instinto, Ky arrugó la nariz. Podía imaginarse en qué estado se encontraría un grupo de gente tras doce horas completamente encerrados.

- Todo sea dicho, hemos tenido suerte. – Continuó Polnareff. – En algunas recreativas los empleados han desconectado a todos intentando sacarlos, o cosas peores. Al menos aquí no ha muerto nadie, al menos a mano del encargado. Los chicos me han contado que en América uno se ha vuelto loco, los ha desconectado a todos, ha matado a su compañero y luego se ha suicidado…

El rostro del Detective se cubrió en una mueca severa mientras le contaba la tétrica anécdota. Ky cerró los ojos, imaginando cuántos escenarios similares podrían haber sucedido, y encontrando sólo consuelo en el hecho de que al menos, la policía ya estaba al tanto.

- A lo que iba. La alarma ha saltado por lo más sencillo del mundo: los niños.
- Espere. – Ky levantó una mano. – ¿Hay menores?

Parecía que con cada minuto que pasara encontraba un nuevo motivo para que se horrorizara aún más.

- Sí… cuando algunos chiquillos tardaban en volver a casa y no se les podía localizar, la policía ha empezado a investigar. – Asintió el Detective Polnareff. – A las seis horas ya estábamos buscando en todas las recreativas de Francia.
- Detective, por favor, explíqueme qué está pasando en el juego. – Ky se frotó la sien, mirando a su alrededor. – Tengo que hablar con un técnico.
- Oh, Capitán, por eso he dicho que puedo ayudarle. – Polnareff se señaló el pecho con el pulgar.
- ¿Es técnico también? – Ky levantó la vista hacia él.
- No, soy algo mejor. – El Detective le dedicó una sonrisa. – Soy un experto en el juego.

Al oírle, Ky consideró que aquel hombre estaba mostrando demasiado optimismo para alguien que podría estar en aquellos momentos encerrado en un videojuego.

- Todavía estamos analizando las grabaciones, pero sabemos lo que ha ocurrido dentro del juego cuando se cerraron los servidores. – Polnareff levantó un índice. – Es mejor que lo vea.

El Detective sacó una tablet, colocándose a su lado mientras elegía un archivo de vídeo. Ky vio una ciudad de arquitectura europea clásica llena de gente ataviada con extraños disfraces. Algunos iban en grupo charlando animadamente mientras que otros caminaban en solitario, pero todos miraron al cielo cuando en éste salió una pantalla.

Bienvenidos a mi mundo personal…

La grabación fue pausada por Polnareff, pero con los pocos segundos que pudo ver tras el fatídico anuncio supo que el pánico había cundido en la ciudad.

- ¿Y llevan casi doce horas así?
- ...Capitán… – La mirada que le dirigió el Detective ya le dijo todo. Éste guardó la tablet con gesto sombrío. – Una hora aquí, es un día allí.

Ky sintió vértigo sólo de pensar en la situación dentro del juego: miles de civiles encerrados en estado crítico durante casi dos semanas sin ningún prospecto de salida. Aquello era una pesadilla.

- ¿Pero quién está detrás de ésto?
- No lo sabemos, Capitán. Todas las empresas supuestamente relacionadas son fantasmas, y no hay manera de encontrar un rastro que no termine en un callejón sin salida. – El Detective negó con la cabeza. – Hasta ahora hemos centrado nuestros esfuerzos en sacar a la gente, pero no hay manera.
- Tenemos que encontrar a… a como se llame. – Ky hizo un gesto con la mano.
- El GM. – Confirmó el Detective. – Game Master.

El agente que lo había acompañado hasta allí se acercó con una tablet grande. En la parte superior de la pantalla podía ver diferentes escenarios en primera persona de ciudades y parajes inspirados en diversas partes del mundo, mientras que la mitad inferior dejaba espacio a una multitud de estadísticas.

- Hemos conseguido sacar los ránkings de la base de datos. – Le aclaró el agente, lo cual significaba poco para Ky, quien se giró hacia el Detective.
- Ahora podemos saber quienes son los mejores jugadores. – Polnareff se asomó para mirar en la tableta, tocando varias opciones para comprobar diferentes listados.

Polnareff siguió revisando estadísticas y listados, murmurando comentarios mientras leía. Pareció reconocer el nombre de algunos jugadores, y Ky trató de aprender al vuelo todo lo que podía sobre los jobs y niveles del susodicho juego. Nunca había sido un fanático de los videojuegos, pero al menos se iba haciendo a la idea del sistema básico del juego.

Satisfecho con lo que había visto, Polnareff le tendió la tablet, volviendo su atención en el agente recién llegado. Con pesadez en el pecho, Ky seleccionó en el menú la opción para ver las estadísticas de vidas perdidas. Vio que el porcentaje de gente con las tres vidas era cada vez menor, y casi la mitad de jugadores había perdido al menos una vida.

- Al menos se han quedado dentro bastantes jugadores de nivel alto. – Oyó comentar a Polnareff.
- ¿Eso es bueno…? – Dedujo Ky.
- ¡Por supuesto! – Asintió el otro, girándose hacia él. – Si hay jugadores de nivel alto, éstos podrán proteger a los más débiles.

Ky meditó unos segundos sobre lo que Polnareff acababa de decirle. Una idea se estaba formando en su mente, y aunque le intimidaba no tener conocimiento previo sobre el mismo juego, en aquella situación cualquier idea debía ser considerada.

- Detective… ¿No hay ninguna manera de ayudarlos desde fuera?
- No, no se pueden cambiar los parámetros del juego y tampoco hay manera de activar personajes de forma remota. – Polnareff negó con la cabeza.
- ¿Y si alguien pudiera meterse? – Insistió Ky.
- Capitán, creo que sé lo que quiere probar, pero es imposible. – El otro le puso una mano en el hombro. – Los servidores están completamente blindados. En Alemania un voluntario ha intentado entrar, y ha quedado en coma, ni siquiera se han atrevido a desconectarlo.

La frustración crecía dentro de Ky. No podían sacar a nadie, y ni siquiera podían mandar ayuda. En aquellos momentos debía reinar el caos en el mundo virtual, donde no sabrían ni si les habían encontrado. Si tan sólo pudiera al menos enviarles un mensaje para asegurarles de que estaban al tanto y que harían todo lo que pudieran por sacarles cuanto antes…

Pero tal y como lo explicaba el Detective Polnareff, estaban perdiendo el tiempo. No, los tejemanejes del servidor eran asunto de los técnicos. La tarea para Ky era otra.

- Además, las cuentas sólo se activan cuando su usuario original está conectado. – Siguió explicando Polnareff, frotándose la barbilla. – Pero el servidor está cerrado de forma que no se puede entrar, igualmente.
- Entonces tendremos que detener al GM. – Respondió Ky. – Centraremos nuestros esfuerzos en rastrearle.
- Estoy de acuerdo, Capitán. – Polnareff asintió. – Cuente conmigo.

Ky bajó la vista hacia la tablet, donde la estadística de muertes por día seguía su paso inexorable. Cada segundo que perdían allí fuera debían ser horas dentro.

De repente, vio que la línea de la estadística empezaba a alzarse. Había observado el tenue zig-zag de ésta, con un pico en descenso en los primeros tres días y fluctuando ligeramente durante el resto. Pero en el día doce empezaba a haber un ascenso cada vez más pronunciado del número de muertes.

- ¿Qué está pasando? – Ky le enseñó la tablet.
- Está muriendo mucha gente… – El Detective abrió los ojos, y se giró hacia el otro agente. – ¡Pongan las cámaras! ¡En tiempo real!
- Pero todavía no hemos terminado de revisar-
- ¡Hacedle caso! – Interrumpió Ky al agente, viendo que el pico seguía ascendiendo.

En la pared había una amplia pantalla de vidrio que se encendió cuando uno de los técnicos activó varias pantallas en primera persona que mostraban lo que estaba ocurriendo dentro del juego.

Las pantallas en las que se mostraban ciudades se veía un ser titánico arrasando con todo lo que encontraba a su paso.

- Dios mío, están atacando las ciudades… – Murmuró Polnareff.
- ¿Eso es normal?

El Detective no podía apartar la mirada de las pantallas, pero había oído claramente a Ky. Se mordió el labio inferior, bufando antes de contestar.

- No, Capitán, eso no es normal.
Title: Re: neverland 2.2: you can (not) fight
Post by: Shura on July 09, 2015, 08:44:49 PM
#38.

(http://i129.photobucket.com/albums/p210/kora_lj/BT%20-%20MMORPG/avas%20shura/shura2.png)

Shura había pasado la noche de manera respetable, aunque no era de extrañar cuando sin proponérselo, sus pies le habían llevado al mismo claro que una vez compartió con su Party, cuando ella aún era Novice e iban de camino para que tomase la Quest de White Mage.

No recordaba doce días más largos en su vida, pero a la vez, era como si el tiempo hubiera corrido demasiado rápido hasta encontrarse en ese momento y aún lo siguiera haciendo.
Sola y sin habilidades de combate, le obligaron a exprimir su ingenio para sacar puntos de habilidad de cualquier parte.
Pero tras utilizar una rama a modo de maza, y que tres Poring hubieran optado por el suicidio dejándose caer en el río, en vez de darle a ella los puntos de experiencia por su muerte, Shura comenzó a impacientarse y a utilizar la fuerza bruta, atrapando a su primer Poring y acorralándole a base de patadas, total, si este le descontaba puntos de vida, la White Mage siempre podía curarse.

Pero cuando estaba apunto de rematar a su primera víctima del juego… algo se agitó entre los árboles, detrás suyo, demasiado descarado como para tratarse de un movimiento provocado por el viento. Shura no se molestó ni en sentirse fastidiada por haber dejado de lado la oportunidad de sumar aquella experiencia, como una flecha, se lanzó a la carrera para alejarse de lo que fuera que había entre el bosque. Era un instinto muy básico y cuando Shura dejó de correr por falta de aire, sintió que la soledad la había asilvestrado para aguantar mejor, tener que valerse por una misma, hacía que te adaptases.

Un par de metros por delante, se encontraba el río que le había salvado el primer día del juego, imitar a los Poring y lanzarse al agua para escapar de un enemigo, no le parecía una mala idea, pero casi prefería evitarlo. De momento, lo más seguro le parecía seguir el curso del río, eventualmente se toparía con una ciudad, o una pista de lo que tenía que hacer para convertirse en Monk, de momento tenía que hacerse más fuerte.
El sonido a través de los árboles se volvió a escuchar, ahora que lo escuchaba por segunda vez, hubo algo que le llamó la atención, lo pensó mientras volvía a la carrera, y es que, sí se trataba de algún monstruo que la acechaba para atacar, ¿por qué hacía tanto escándalo cuando estaba cerca? Era como si el sonido fuera provocado como advertencia, pero no iba a quedarse para comprobarlo.

La segunda carrera se terminó mucho antes que la primera… a Shura le ardía el pecho, no había sabido llevar tan bien la respiración, el sonido regresó por segunda vez como advertencia de que no era momento de descansar, pero apenas Shura pudo recorrer otros veinte metros hasta que el dolor en el costado por el flato le hiciera inclinarse, unos trotes más la mandaron al suelo cuando en una pierna le dio un calambre. Incapaz de caminar un sólo paso, Shura escuchó un rugido a su espalda, pero el sonido venía de mucho más lejos de lo que se había movido la maleza del bosque.
Antes de llegar a preguntarse qué estaba pasando, que del frondoso bosque frente a ella, surgió una nueva aparición.

Shura alzó un grito de sorpresa que quedó sólo en eso, al reconocer las botas y el abrigo rojo de quién estaba frente a ella: de todos los jugadores que se extenderían por Neverland, había ido a topar con el más molesto, Redgrave, su nombre era Dante, y era el molesto Gunslinger que fuera del juego, se aprovechaba de su amigo Nero.
Pero Dante parecía no haber reparado en su presencia, mirando a algún punto por detrás de la White Mage, desenfundando su pistola y adentrándose en el bosque, rumbo a donde había surgido el rugido. 

(http://i129.photobucket.com/albums/p210/kora_lj/BT%20-%20MMORPG/avas%20shura/shura2.png)X(http://i129.photobucket.com/albums/p210/kora_lj/BT%20-%20MMORPG/avas%20shura/dante.png)

El primer instinto de Shura quería ser alejarse del rugido, de la batalla o de lo que fuera que sucediese. Pero… tenía que ser más racional, si seguía huyendo sin saber de qué, más pronto que tarde acabaría por agotarse y ser una presa fácil. Opto por seguir los pasos de Dante, rápida pero cautelosamente. No tardó en encontrarlo, a sus pies, una criatura que reconocía muy bien… un tigre dientes de sable que tenía recubriendo su pelaje, una armadura de piedra que le surgía directa de la carne. El mismo monstruo que la había acosado el primer día.
-¿¡Esa cosa venía otra vez a por mi!? -Su voz sonó con horrorosa sorpresa, yendo junto a Dante para observar mejor, la carne de piedra de la criatura tenía profundos cortes por los que brotaba la sangre -...¿Está muerto?
Como si las palabras hubieran bastado, el monstruo agitó sus patas con un gruñido gutural, Shura se colocó detrás de Dante, que disparó a bocajarro a la cabeza de la criatura, que esta vez, si inmóvil, se deshizo entre una luz azulada, dejando objetos y experiencia para el Gunslinger.
-Ahora sí -girando la pistola entre sus dedos, como si de un cowboy se tratase, enfundó la pistola, todo sin apartar la mirada de los objetos.

-Gracias… por matar a ese bicho.
-De nada.
-Bueno, pues adiós -Shura iba a continuar su camino río abajo.
-Eres Shura, ¿verdad? Es difícil olvidarte.
La chica puso los ojos en blanco hastiada aprovechando que le daba la espalda, girándose para comprobar que Dante la miraba con gesto conciliador.
-Y tu eres Redgrave.
-Llámame Dante, bueno, si quieres -Dante rodó los ojos mientras Shura asentía-. ¿Dónde está el resto de tu Party? ¿Os habéis separado?
-No es nada de lo que piensas.
-Lo entiendo -el chico levantó las manos mostrando las palmas de modo pacificador- no pretendo darte consejos si no los quieres, pero ten cuidado de seguir este camino tú sola, hay criaturas peligrosas.
El modo en que Dante le hablaba, vigilando cada palabra y con pies de plomo para no molestarla, le hizo relajarse y darle un poco más de margen que la frialdad que le brindaba como castigo personal a su comportamiento con Nero.
-Te acepto el consejo, la verdad que sólo he salido a la caza de un par de monstruos, por la experiencia, pero no quiero darme de morros con el peligro.
-Si lo que necesitas es un tanque, puedo ayudarte. Estamos viajando rumbo hacía Gabaldia, un miembro más no nos molestara, además, todos somos Job definitivo, nadie tendrá problemas en que busques experiencia… bueno, ya sabes, si tu quieres -Dante estaba molesto de parecer un calzonazos con aquella coletilla, pero no tenía la conciencia tan tranquila al lado de la chica como para no estar nervioso.

Shura le sostuvo la mirada al Gunslinger como si lo retase, para que no pareciera que iba a ceder tan fácilmente. Pero en su cabeza, estaba celebrando su suerte y aquella oportunidad, ¿cuánto tiempo iba a conservar sus vidas ella sola y sin ningún modo de atacar? Y aunque Dante no le caía bien, su seguridad era más importante, además de los esfuerzos del chico por agradar, Shura decidió, que igualmente seguiría un poco más en aquella actitud fría y prepotente. Como venganza por lo de Nero.
-Acepto tu propuesta, llévame ante tu líder.



(http://i129.photobucket.com/albums/p210/kora_lj/BT%20-%20MMORPG/avas%20shura/gyro.png)x(http://i129.photobucket.com/albums/p210/kora_lj/BT%20-%20MMORPG/avas%20shura/shura2.png)X(http://i129.photobucket.com/albums/p210/kora_lj/BT%20-%20MMORPG/avas%20shura/dante.png)

Gyro estaba recostado a la sombra de un árbol, sencillamente descansando en aquel claro del bosque tan lleno de paz. Alguna cancioncilla se le pasaba por la mente, pero lo que ahora le escamaba, que al mover los dedos dentro de sus botas con espuelas, era sentir una molesta piedrecita  clavarse en la carne.
Por cosas como aquellas que detestaba avanzar a pie, con enfado, se quitó la bota, sacudiéndola sin resultado, buscando con las yemas de los dedos por encima de la plantilla, aprovechando para arrancar un par de bolas de hilos que se habían formado pero sin terminar de dar con la piedra hasta que se quitó el calcetín, y preguntándose, cómo demonios había llegado hasta ahí, viendo como caía como tan poca cosa que era y lo molesta que resultaba. Toqueteándose los dedos de los pies por asegurarse de que no había más, que Dante apareció, acompañado de alguien a quien no había visto en la vida.
-¿Quién es esa? -Aún descalzo de un pie, el Bard se puso en pie alerta.
-Relaja los caballos Gyro -Dante endureció su tono de voz para no hacerse de interrumpir-. Se llama Shura, la conocí en Prorencia, ahora viaja sola y necesita un tanque que la acompañe, se viene con nosotros.

Después de conocer a su grupo, que Shura entendió aquel baile de machos: cuando uno quiere algo, en vez de llorar como niños, hablan de manera directa y enfadados que solo les faltaría eso de “pues ahora no respiro”... como niños.
De modo que de momento sólo esperó por ver qué decía el otro.

-Los tres somos Job definitivo, no va a aguantar nuestro ritmo, déjala en Prorencia, o donde la hayas encontrado, no vamos a tardar en levantar el campamento -apartó la mirada de Dante para mirar a Shura-, ya ves que no es nada personal.
-Bastará con que siga mi ritmo, yo digo que se viene con nosotros.
-¿Puede aportar algo de utilidad? ¿O solo has venido para robar experiencia?
-Me conformo con quedarme con la experiencia que le corresponda a Redgrave -se encogió de hombros soportando la mirada arbitraria de Gyro.
-¡Venga ya Gyro! Tu no necesitas experiencia para nada -aún las quejas de Dante, ninguno de los dos le prestaba atención.

-¿Y si te mueres? ¿También se lo vas a agradecer a Redgrave?
-Diré que es mala suerte. Por lo demás ya soy mayorcita, se atarme los zapatos yo sólita -entraría en aquel baile de machos y testosterona. 
-Sobre todo cuando tus botas de White Mage no llevan cordones -Gyro señaló con la cabeza las cómodas botas de viaje , ya no tan blancas por la suciedad del camino, que llevaba la chica.
-Es más apañado que correr descalzo por el bosque -Shura le imitó, señalando con la cabeza su pie descalzo-, hay que tenerlos bien puestos para ir así.
No todo se gana con comentarios cortantes, a veces un cumplido, por raro que sea, también sabe hacerse ganar territorio.
-Este pie es casi tan duro como mis bolas -Gyro bajó la vista sin querer dejarse avergonzar por el detalle, y al levantar la mirada le dedicó una sonrisa socarrona enseñándole los dientes- por eso me llaman “Steelballz”.
Shura no tenía ni idea de a qué se refería, sin poder disimular una mirada extrañada, que Gyro, con un chasquido de su lengua como intentando sorprenderla, hizo aparecer una bola de metal en su mano. Al principio Shura pensó que se trataba de una pelota, pero la esfera de metal, comenzó a girar con tanta velocidad, que creaba pequeños silbidos en el aire.
Pero ahí no quedaba el truco, no la había visto por encontrarse prácticamente en la sombra de la primera bola, pero el movimiento de la primera bola revelaba esta segunda, que en un momento golpeó a la primera, produciendo un chasquido metálico y  mandando el metal a la cara de Shura, que cerró los ojos como acto reflejo para sentir como su flequillo se revolvía por el aire creado alrededor de la esfera, justo a tiempo en el que la chica abría los ojos, que la esfera regresó como un boomerang al lado de la otra.
-Son… ¿bolas de acero?
-¡Exacto! ¡Lo has pillado al vuelo! -La señaló mientras volvía a guardar las bolas en su funda.

Shura se tomó unos treinta segundos en enlazarlo todo… lo del nick y las bolas de metal estaba cantado… pero, lo de pillarlo “al vuelo” ¿era por eso que le había lanzado la bola a la cara? ¿¡Eso era un chiste!?
-La has guardado muy rápido como para llegar a pillarlo… -estaba tan nerviosa que cuando Gyro soltó una risa entre dientes, ella también se comenzó a reír. Los peores chistes de su vida.

Dante no se había enterado de nada… pero parecía que Gyro comenzaba a aceptar a la chica en el grupo.
-Entonces…
-No, no tiene mi bendición, nada personal, Sugus -Gyro se encogió de hombros-. Que sea Bayonetta quién rompa el empate.
El Gunslinger no estaba nada convencido con la respuesta, acercándose a Shura de manera confidencial.
-Escúchame, podemos quedarnos por la zona los dos y yo ayudarte a subir… la verdad, que hace tiempo que quiero decirte que…
-¿Qué estáis haciendo chicos? ¿A quién habéis invitado a jugar mientras mamá no estaba en casa?

(http://i129.photobucket.com/albums/p210/kora_lj/BT%20-%20MMORPG/avas%20shura/bayonetta.png)X(http://i129.photobucket.com/albums/p210/kora_lj/BT%20-%20MMORPG/avas%20shura/gyro.png)
(http://i129.photobucket.com/albums/p210/kora_lj/BT%20-%20MMORPG/avas%20shura/shura2.png)X(http://i129.photobucket.com/albums/p210/kora_lj/BT%20-%20MMORPG/avas%20shura/dante.png)


Una mujer despampanante, vestida con una segunda piel de brillante tela negra, apareció en el claro, con una mano apoyada en las caderas que sacudía con cada paso firme que daba. Su rostro afilado, estaba enmarcado por unas bonitas gafas, tenía unos espectaculares ojos del color del mar de noche salpicado de las estrellas del firmamento.
Aunque su apariencia, invitaba a caer en la admiración, mirar a aquella mujer, traía la idea de la elegancia de una pantera, su sigilo y lo letal que resultaba cuando se proponía cazar.
-Bayonetta, esta es Shura. Quiero que se una al equipo.
-Yo no estoy a favor.
Los dos expusieron su opinión, pero Bayonetta no dejaba de escudriñar a Shura, sin ningún tipo de pudor a la hora de mirarla de arriba abajo.
-¿Eres una White Mage de verdad?
-Sí -el tono de voz de Bayonetta, se le antojo a Shura como si esta quisiera indagar mucho más.
-¿Estas sola?
Siendo realistas, lo estaba ahora mismo, pero decirlo así en voz alta… pero pensar lo contrario era un error, necesitaba hacerse más fuerte y sólo podía hacerlo lejos de su grupo.
-Sí.
Bayonetta vio lo que buscaba en su mirada.
-Se viene con nosotros -su sentencia finalizó cualquier discusión, Shura respiró más tranquila.

-¿¡Qué!? -Gyro no se podía creer que hubiera tenido que ser tan fácil.
-¡SI! -Dante sobre todo, celebró haber quedado por encima de Gyro.
Title: Re: neverland 2.2: you can (not) fight
Post by: Kora on July 12, 2015, 10:06:16 AM
Aclaro: este fic es reposteado del mes anterior para poner los otros dos antes.

(http://i129.photobucket.com/albums/p210/kora_lj/BT%20-%20MMORPG/ava%20headers/lilith.png) (http://i129.photobucket.com/albums/p210/kora_lj/BT%20-%20MMORPG/ava%20headers/nightwing.png)
044the day after

- Sólo falta que empecemos todos a cantar a coro, y tendríamos una escena sacada de un musical.

Lilith levantó la vista de la Omnitool, arqueando una ceja hacia su compañero. Orgulloso de su metáfora, Dick le dedicó una sonrisa de lado y una palmada en el hombro.

- ¿No lo ves? Todos trabajando a una, cantando sobre lo rutinaria que es la vida en éste humilde pueblo…

A su alrededor, podía ver miembros de los Crimson Raiders corretear de un lado a otro, intercambiando botellas, materiales y dinero. Por la mañana, los equipos habían salido temprano a subir de nivel o buscar materiales, dejando al resto trabajar en un ajetreado Sanctuary. Los que no estaban aprendiendo habilidades de jugadores de niveles estaban colaborando en el proceso de reabastecer a la Guild de pociones y vigores o mejorando armas y armaduras. No había nadie que estuviera parado.

- Es verdad, deberíamos estar cantando la canción del principio de Los Miserables.
- Estaba pensando en algo más animado, pero vale. – Suspiró Dick. – Al menos que sea la de la segunda vez, la que termina con el dueto de Enjolras y Grantaire.
- No sé quienes son esos.

Lilith se encogió de hombros. Su conocimiento de musicales no era muy extenso, precisamente, y sólo había visto la versión de Hollywood una vez… en el colegio. Un mensaje parpadeó en su bandeja de entrada: una party había conseguido todas las plumas de arpía que les habían encargado. Reenvió el mensaje rápidamente al Mechanic interesado.

- El de la casaca roja, mujer. – Continuando a la suya, Dick gesticuló sobre su pecho. – El que muere.
- ¿No mueren todos al final de la película? – Lilith trató de disimular una sonrisa.
- ¿La película? Ahora sí que estoy ofendido.

Aún detrás del antifaz que llevaba, podía ver claramente cómo el Stalker levantaba las cejas en exagerado ultraje.

- No sabía de tu pasión por los musicales, Dick. – Le echó aquella pulla con un codazo. – ¿Soñabas de pequeño con pisar Broadway?
- Te ríes, pero la verdad es que sí. – Admitió el hombre. – Todo mi potencial, echado a perder…
- Oh, no eches la toalla tan pronto. Ya tienes el uniforme y la placa, siempre puedes ofrecer tu talento interpretativo para alguna despedida de soltera…
- Sigues sin pillarme desprevenido. – Sonrió Dick. – No eres la primera persona que me sugiere eso.
- ¿Lo has hecho alguna vez?
- ¿Y tú vas a decirme que de pequeña ya soñabas con irte a pegar tiros en Oriente Medio?

Lilith suspiró, apartándose el pelo de la cara mientras murmuraba “qué gratuito…”, lo cual sólo hizo reír a su compañero.

- Es broma, es broma, aunque no te voy a preguntar sobre el tema. – El hombre levantó ambas palmas. – Creo que es algo que no quiero saber. Además, no hubiéramos llegado tan lejos de no ser por tu experiencia.
- No te hagas el humilde. – Lilith puso los ojos en blanco. – Tú has sido esencial para llegar tan lejos, Detective Grayson.
- Gracias, eh… esto… – Dick entrecerró los ojos. – ¿Qué rango se supone que tienes? ¿Tenéis rango?
- Capitán sirve. – Respondió Lilith, encogiéndose de hombros.

Ambos tenían razón. La Guild hubiera tenido muchos más problemas de no ser por la práctica que sus dos co-líderes traían del mundo exterior en el campo militar y policial, respectivamente. Habían conseguido poner orden en las primeras horas del cierre del servidor, y apenas un día después del ataque del GM a las ciudades, se habían reabastecido ya de casi la mitad de los recursos perdidos el día anterior.

No sabían cuánto podrían durar así, pues aunque habían conseguido crear un poco de orden en aquel caótico mundo, era un equilibrio frágil. Lilith esperaba que pudiera mantenerse el tiempo suficiente.

- Hablando de capitanes, ¿cómo crees que se estarán tomando las cosas ahí afuera? – Lilith giró la vista hacia Dick. – ¿Puedo confiar en los agentes de la ley?
- Hmm… – Éste se frotó la barbilla. – Lo he estado pensando, la verdad. Llevamos casi trece días, así que han pasado doce horas ahí fuera. Considerando que en algunos sitios ya habrá pasado incluso de medianoche, y que hay niños… la policía ya estará al tanto. Es posible que incluso estén intentando sacarnos ya.
- Si nos han encontrado, deberían habernos sacado ya. – Lilith frunció el ceño. Había algo que no terminaba de cuadrarle. – No, tiene que haber un motivo por el que no estamos fuera…
- Sé a lo que te refieres.

El tono de Dick era serio, dejando a un lado la jovialidad con la que había estado tratándola unos momentos atrás. Tenía el dedo aún en la barbilla y el ceño fruncido, como un buen detective intentando resolver un caso.

- No puede ser tan sencillo como desconectarnos de un tirón al cable. – Dick negó con la cabeza. – El GM dijo que había estado experimentando.
- Algunos jugadores morían súbitamente horas antes del cierre. – Recordó Lilith.
- Ha construido un mundo perfecto para encerrarnos en él con tecnología puntera, una tecnología además ilegal. Sería absurdo que pudieran apretar un botón fuera y sacarnos… No, va a ser mucho más complicado salir de aquí.

Lilith miró a sus compañeros de Guild en la calle, saliendo y entrando de la base en un ritmo incesante. Eran su responsabilidad, su deber. Cada vez que hablaba con alguno podía ver la pregunta en sus ojos: “¿cuándo vamos a salir de aquí?”. No tener la respuesta le llenaba de rabia, o al menos, algo parecido a la ira que servía para callar la voz de su propio miedo.

Notó la mano de Dick apretarle el hombro, y aunque su semblante era aún serio, su sonrisa aliviaba la pesadez que sentía sobre ella.

- Confía en los de fuera, Lilith. Nosotros tenemos que encargarnos de los de dentro… y eso ya es mucho.

Cuando asintió, Dick extendió el brazo para rodearle los hombros en un medio abrazo, retomando su paseo.

- ¿Ves? Somos como Enjolras y Grantaire.
- Ya te he dicho que no sé quienes son esos…

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(http://i129.photobucket.com/albums/p210/kora_lj/BT%20-%20MMORPG/ava%20headers/kora2.png) (http://i129.photobucket.com/albums/p210/kora_lj/BT%20-%20MMORPG/ava%20headers/raiden.png)

- ¡Espera, Raiden!

A brincos, Kora recorrió dos zancadas hasta alcanzar al Samurai, la corta distancia que los separaba. A pesar de todo lo que había renegado y lo que le quedaba por renegar, no dejaba que la chica fuera mucho más lejos de él.

- Te he dicho que deberías estar con gente de tu nivel. – Le espetó Raiden. – Caminas demasiado lento.
- ¡Sólo estamos buscando un monstruo al que vas a cargarte de un sólo golpe! – Bufó Kora.
- Lo cual habría hecho ya si no tuviera que pararme cada tres minutos.
- ¡Lo cual habrías hecho ya si no te quedaras quejándote cada vez que te pido que pares un momento!

Con un último gruñido, Raiden retomó la marcha.

- Y además, hubiéramos llegado antes si hubiéramos hecho todo el camino con el coche. – Insistió Kora, cruzándose de brazos.

Su destino estaba lejos de Sanctuary, a medio camino de ésta y Prorencia. Habían tenido suerte de que una de las partys buscando subir de experiencia hubiera accedido a llevarles a través de la tundra en uno de los jeeps de la Guild, ahorrándoles un largo paseo y el tener que enfrentarse a las hordas de bandidos que acechaban la zona. Sólo les quedaba un corto trayecto a pie hasta el área que buscaban.

Kora había decidido en un principio que a ella tampoco podría costarle mucho. aunque al ver cómo su bota se hundía en la nieve, sólo admitiría para sí misma que quizá había sobreestimado sus habilidades. El único consuelo era haber deshechado la de Sorcerer al nada más volver de Columbia aquella mañana, y los pantalones cortos sobre medias ajustadas que llevaba eran mucho más útiles para saltar por aquellos parajes nevados.

En el horizonte se dibujaba la silueta del bosque de Prorencia, y por el camino se alzaban montículos de roca. A su paso, Raiden los examinaba, buscando uno que tuviera una entrada para poder sacar al mini-boss de su guarida, al mismo tiempo que se encargaba de cualquier enemigo que pudiera atacarles.

Dispuesta a ayudarlo a despejar el área, Kora no perdía ocasión para lanzar llamaradas o rayos a cualquier oso-garra que se acercara a ella, en venganza por la cicatriz que le quedaba en el brazo desde el primer día.

- Por aquí es donde nos conocimos… – Musitó para sí misma.
- Es más lejos. – Le recordó el Samurai. – Más cerca de Prorencia.
- ¡Sí que te acuerdas!

No pudo evitar la sonrisa que se le dibujó en el rostro. Era obvio que Raiden no era una persona despistada precisamente, siempre atento a sus alrededores, pero poder pensar que quizá atesoraba aquel detalle con la misma intensidad con la que ella lo hacía…

- Pues claro que me acuerdo. – Respondió Raiden, de espaldas a ella mientras examinaba un agujero en un montículo bajo. – Ahí es donde escuchamos el mensaje del GM.
- Oh… – Se mordió el labio inferior, intentando ignorar el pinchazo de decepción. – Es verdad…
- Moonshine, es aquí. – Concluyó el Samurai, aparentemente no habiéndola escuchado aquella vez. – Tráeme el cebo.

Kora buscó en el inventario y sacó un paquete del bolsillo en su cinturón. Tal y como Raiden le había ordenado cuando habían salido de la ciudad, se apartó unas cuantas zancadas para dejar espacio al Samurai. Éste estaba listo, con la katana alzada, mientras un rugido se oía bajo tierra.

El monstruo no era muy diferente de los oso-garra que habitaban aquella zona, excepto que era más grande en todos los aspectos. Especialmente en sus zarpas, las cuales brillaban negras como el ónice en la luz del atardecer. Pero éstas no fueron rival para Raiden, quien lo atrajo fuera de su madriguera para atacarle con rápidos cortes mientras esquivaba los zarpazos del monstruo. Éste apenas tardó un par de minutos en caer al suelo con un agónico rugido.

- Qué rápido…

Mientras el cuerpo del monstruo desaparecía en píxeles, dejando el botín tras de sí, Kora dio unas palmaditas desde donde estaba. Raiden recuperó los ítems rápidamente, satisfecho con el material que habían encontrado.

- No es para tanto. – Se giró hacia Kora. – Hasta tú podrías haberlo derrotado si te hiciera yo de tanque. Venga, vámonos. Aquila nos recogerá en el sur de la bahía helada.
- ¿Eso ha sido un halago? – La Black Mage alzó las cejas, sin disimular una sonrisa pícara. – ¿Te encuentras bien?

Caminando en dirección opuesta por la que habían venido, el Samurai sólo se encogió de hombros, avivando la curiosidad de Kora. Quizá el mini-boss no tardaría mucho en respawnearse, y podría probar la teoría de Raiden…

Kora salió de su ensimismamiento, dándose cuenta de que iba a quedarse atrás otra vez, y retomó la marcha cuando se dio cuenta de que el Samurai se había quedado quieto a unos metros ella. Durante la marcha se había acostumbrado inconscientemente al ritmo de pasos y paradas de su compañeros, dándose cuenta de que se había detenido antes de tiempo.

- ¿Raiden…?
- Moonshine… – Se giró hacia ella, desenvainando la espada lentamente. – Usa un warp y vuelve a Sanctuary.
Title: Re: neverland 2.2: you can (not) fight
Post by: Shura on July 12, 2015, 09:01:30 PM
#39.

(http://i129.photobucket.com/albums/p210/kora_lj/BT%20-%20MMORPG/avas%20shura/bayonetta.png)X(http://i129.photobucket.com/albums/p210/kora_lj/BT%20-%20MMORPG/avas%20shura/gyro.png)
(http://i129.photobucket.com/albums/p210/kora_lj/BT%20-%20MMORPG/avas%20shura/shura2.png)X(http://i129.photobucket.com/albums/p210/kora_lj/BT%20-%20MMORPG/avas%20shura/dante.png)

Caía la tarde y los cuatro miembros iban abriéndose camino, rumbo por el bosque en dirección oeste. No parecía un grupo muy hablador, de vez en cuando Gyro tarareaba entre dientes, un par de palabras como “pizza” y “mozzarella” con cierto soniquete, pero el resto del camino lo hacían en silencio.

Shura no estaba acostumbrada del todo a su nuevo equipo, Dante era el que caminaba más cerca de ella, y aunque no le caía del todo bien, prefería tener una conversación antes que aquel silencio, además de que estaba cansada.
-¿Cuándo vamos a parar? -Procuró hablar de manera en que, al menos Gyro, no escuchará su pregunta a modo de protesta.
-Pronto se hará de noche, será cuestión de ir acampando -miró hacía los lados, pero sin terminar de detenerse o seguir al resto.
-¿Este ha sido siempre tu grupo? ¿Cómo os conocisteis?
Dante rodó los ojos sonriendo porque la chica se animase a conversar con él.
-Qué va yo viajo solo. Nos encontramos por casualidad y coincidio que vamos en la misma dirección, los tres estábamos fuera después del ataque a las ciudades, pero regresamos para cargar suministros al siguiente día, ya sabes que a partir de ahora las cosas con el GM pueden ponerse mucho más duras.
-Vaya que sí pueden ponerse duras… -Shura volvió a sentir ese pinchazo de angustia e impaciencia por convertirse en Monk.
-Si quieres puedes quedarte conmigo en Gabaldia, mañana por la mañana tomaremos el tren, y esa es la primera parada.
-Lo que me gustaría es empezar a matar algunos monstruos, necesito mejorar mis stats de fuerza.
Ninguno de sus compañeros se percató del detalle, pero Bayonetta había volteado la cara lo suficiente como para observar a Shura por el rabillo del ojo, y sonreír por el comentario.
-Pues mucho no vas a poder cazar ahora -Dante lanzó un silbido como si fuera un globo desinflándose-, Gyro utiliza sus habilidades de Bard para mantener a las criaturas alejadas
Shura reprimió una queja por aquello.
-Estamos cerca del río, será mejor que acampemos antes de que se haga más tarde -Bayonetta dio un par de palmadas al aire para que le prestaran atención-. Dante, Gyro, ¿por qué no empezáis a montar al campamento? Shura, ¿te vienes conmigo?
-Vale -aunque no la conociera, aquella actitud le producía bastante simpatía, y que prefería ahorrarse el esfuerzo de montar el campamento.

-Otra noche igual, esa Umbrabitch… -Gyro se aseguró de que no estuvieran cerca cuando comenzó a protestar-, se tiene su nick bien ganado. Tengo ganas de que llegue mañana y perderla de vista.
-Ey, Gyro… ¿estas seguro? -La sonrisa de Dante era el reflejo de la picardía, no necesitaba los cuernos ni cola de demonio para deducir que nada bueno se traía entre manos.
-¿Qué?
-Está claro que Bayonetta ha mencionado el río por un motivo, y se ha llevado a Shura, se trata de un momento de chicas, y las dos van a disfrutar de un baño.
Gyro, lentamente, fue dibujando una sonrisa muy similar a la de su compañero, había que admitir, que aunque Bayonetta no le agradaba, tenía un cuerpo de infarto, de esos que en la vida verías en directo.
-¿Y qué estás sugiriendo?
-Llevamos todo el día caminando… ¿acaso no nos merecemos un baño?
-Tienes razón, ¿y sí vamos en la misma dirección que ellas? Es mejor estar unidos, por si nos atacan. 



(http://i129.photobucket.com/albums/p210/kora_lj/BT%20-%20MMORPG/avas%20shura/bayonetta.png)x(http://i129.photobucket.com/albums/p210/kora_lj/BT%20-%20MMORPG/avas%20shura/shura2.png)

-Dime Shura,  ¿te sientes cómoda viajando con nosotros?
Bayonetta hizo una coqueta inclinación de cabeza, sin dejar de sonreír de aquella manera felina, no era nada premeditado, formaba parte de su naturalidad, aunque podía imaginarse que era una persona que sabía utilizar bien sus encantos personales.
-He tenido mis roces con Redgrave, bueno, Dante.
-Puedo entenderlo -Bayonetta parecía que hablaba con toda la amplitud que a la que la palabra podría referirse.
-Nada de lo que preocuparse, seguiré mi camino con él mañana -esperaba así quitarle hierro a la situación, era normal que la líder nata del grupo, se interesase y conociera la relación de la recién llegada.
-Antes escuché que quieres subir de nivel, no pienses que me quiero meter donde no me llaman.
-No te preocupes, no es nada que mantenga en secreto -le devolvió la sonrisa cuando se detuvieron a la orilla del río, justo donde se formaba un meandro y donde el agua estaba más tranquila, los últimos rayos del sol comenzaban a desaparecer distinguiendo un agua limpia y casi cristalina, quizás fuera porque aquella noche el cielo estaba despejado y había una brillante luna llena o porque era parte de la magia de encontrarse dentro de un RPG, pero el agua desprendía una tenue luz entre azulada y malva que les iluminaba.
-¿Tomamos un baño?

Shura asintió, dándole la espalda a Bayonetta para concederse una cierta intimidad, aun desnuda, Shura se cubría pudorosamente el pecho con la ropa que se había quitado, nunca se había bañado a la intemperie y no estaba segura de donde dejar la ropa. Desde el agua, Bayonetta le hacía señales para que se acercase.
-No te preocupes, no está fría. 
Acabó por dejar la ropa en el suelo, cerca de la orilla para tenerla a mano y meterse en el agua junto con la mujer, que parecía complacida con su compañía, ofreciéndole la mano para que no resbalase, y acto después dejándose escurrir, relajada, para quedar aún más sumergida.
-Hace tanto tiempo que no me bañaba acompañada…
-Oh -Shura no supo por donde agarrar aquello, pero tenía esa sensación de que Bayonetta quería iniciar una conversación-. Te… ¿te refieres a Dante y Gyro?
Bayonetta salió del agua mirando perpleja a Shura, para después arrancar en una risa que agitó el agua.
-No, no, ni mucho menos es lo que te imaginas Shura… me refería a bañarme con otra mujer.
Shura comenzó a reírse acompañando a Bayonetta, era mejor dejar el malentendido así.
-Perdona, estoy en la parra. En mi Party todos son hombres, así que aún no he podido compartir un baño.
-Ya veo -aunque Shura no entendía qué era lo que Bayonetta veía a través de aquellas gafas-, nosotras antes también estábamos en una Party, el resto de nuestros compañeros eran todos hombres, cuando aún éramos White Mages.
Bayonetta parecía algo melancólica al recordar aquello.
-¿Quieres hablarme de lo que pasó?
-Por eso te he traído aquí, los otros dos no saben nada de lo que voy a contarte, pero para ti, quizás sea una historia que ya conoces. Deja que te cepille el pelo mientras te hablo, Shura.

No sabía por qué ella tenía que conocer de aquella historia, dándole la espalda, Shura se deshizo los moños, sacudiendo la cabeza para permitir que su larga melena castaño oscuro se soltará. Bayonetta era delicada, mojando el pelo y acariciándolo con la punta de los dedos.   
-Jeanne y yo entramos juntas a este juego, a Jeanne no le hacía tanta gracia, pero, ¿quién puede decirle que no a los trapitos del juego?
Rieron de manera confidencial, luego Bayonetta siguió su relato.
-Acabamos por unirnos a una pequeña Party, debés saber que es muy difícil para un novicio llegar lejos solos… el caso, es que consiguieron convencernos para el papel de White Mage, ¿algo de lo que te digo te resulta familiar?
-Sí… pero, bueno, no me parece que ser White Mage sea algo malo de por sí -era inevitable ver los paralelismos en sus historias, pero el tinte misterioso en la voz de Bayonetta, le revelaba que la historia no iba a terminar a su gusto.
-Por supuesto que no… era divertido ser de utilidad a nuestros compañeros, y cuando ascendimos a Adep… cariño, vestirse de monja para hacer travesuras, le da un mayor encanto a estos trapitos.
Shura dejó escapar el aire entre sus labios a modo de risa.
-Pero todo se torció, ¿adivinas en qué día Shura?
-¿Cuando cerraron el RPG?
-Exacto -sonrió complacida-, ya no se trataba de un juego, era supervivencia… y en nuestra Party comenzaron a tomarse muy en serio nuestro entrenamiento y en que dedicabamos cada punto de stat, se lamentaban y no dejaban de preguntarse si no convendría más que nos convirtieramos en…
-Cleric… -de nuevo la felicito por acertar, pero Shura cada vez se sentía más vacía por aquella historia.
Bayonetta guardó silencio un momento, sintiendo empatía por las dudas y decepción que sentía en aquel momento la White Mage.

-Por supuesto Jeanne y yo, nos cansamos del juego que se traía nuestra Party y decidimos irnos… ahí comenzó nuestro infierno, tuvimos que luchar con nuestros propios amigos para poder marcharnos, nos amenazaron e intentaron matarnos para, según ellos, hacernos entrar en razón, que lo que debíamos hacer era ayudar al grupo… del modo en que ellos querían. Conseguimos escapar… pero nos la juraron en el momento en que decidimos tomar el Job de Fallen Angel. Jeanne y yo nos separamos para buscar recursos… pero desde hace cuatro días que no se nada de ella. Creo que la han secuestrado.
-¿Y sabes donde puede estar? -Shura se giró para ver la mirada frustrada de la mujer.
-No, su procedimiento habitual es borrar las listas de contactos, así se aseguran de que no puedan ser encontrados.
Shura sintió un escalofrío por aquello, llevándose la mano hacia el brazo donde estaba la Omnitool… si ella perdía su información, quizás no volviera a saber nada de sus amigos.
 
-Shura, quieres hacerte más fuerte por regresar con tu Party, ¿no es verdad?
-La historia que me has contado… es similar a la mía, pero ellos no son mi Party, son mis amigos.
-Una persona desesperada no reconoce a sus amigos… sobre todo si piensan que les has dado la espalda -Bayonetta apoyó sus manos sobre los hombros de Shura sintiendo la tensión de la chica-. Puede que me equivoque con tus amigos, pero quiero que medites bien sobre lo que te he contado, y si tienes que correr, cuenta conmigo para ayudarte, no volveré a dejar sola a alguien en nuestra situación.
-Gracias… -Shura reprimió las ganas de derramar lágrimas, ninguno de sus amigos era así, ni siquiera Sol, ¿y qué sería de ella si Caesar o Jojo quisieran hacerle daño? No quería pensarlo, no quería sentir que en aquel mundo estaba sola.

-Bayonetta… ¿crees que Jeanne está bien?
La mujer se apartó de Shura, saliendo del agua dando por finalizado el baño. Se había hecho aquella pregunta muchas veces, pero conociendo de lo que eran capaces...
-Creo que esta muerta.
 


(http://i129.photobucket.com/albums/p210/kora_lj/BT%20-%20MMORPG/avas%20shura/dante.png)x(http://i129.photobucket.com/albums/p210/kora_lj/BT%20-%20MMORPG/avas%20shura/gyro.png)

-Ven Shura, vamos a darnos un baño…

Bayonetta le alargó las manos a una tímida Shura que nada más pisar el agua sintió un escalofrío.
-Está helada…
-No seas tonta, ya verás que pronto te acostumbras y entras en calor… -Bayonetta dio un pellizco al blanco trasero de la asiática, que con un respingo se quejo mientras la otra comenzaba a reír.

Escondidos detrás de unos matorrales, a una distancia prudencial, pero lo suficientemente cerca para verlas y escucharlas, Gyro y Dante, con la sonrisa inicial aun pegada a sus caras, se dedicaban a espiarlas.
-¡Te dije que era aquí!
-Nyo-ho! Tienes buen olfato… pero ahora en silencio, si nos descubren, nos matan -Gyro golpeó a Dante que se le escapó una risa por el comentario, recibiendo otro golpe de Dante a modo de respuesta por el que le había dado.
Prestando más atención, exprimieron todas las neuronas en comprender que estaba pasando con las dos mujeres mientras se bañaban… con la tontería de antes tenían que haberse perdido algo muy importante, porque Bayonetta comenzó a tirar de los pezones de Shura con la chica dando pequeñas exclamaciones entre dolor y excitación.

-¿Verdad que ya estas entrando en calor Shura?
Shura inclinó la cabeza hacía delante, besando a Bayonetta de modo que sus lenguas acabarán entremezcladas, separándose lo justo para recuperar el aliento mientras seguían peleandose, los pellizcos de Bayonetta se convirtieron en un magreo intenso y casi sin piedad, dejando marcas rojas en los pechos de la joven y arrancándole unos gemidos intensos entremezclados con súplicas de más, abrazando a Bayonetta con sus manos que no sabían por dónde parar, acabando en los pechos de ella, levantandolos a la altura de su boca y lamiendolos con devoción.
-Vaya Shura… no lo haces nada mal -con aquel halago, que Shura se lanzó a intentar meter todo aquel pecho en su boca sin llegar a abarcar apenas una poca de carne, sonriendo excitada-. ¿Ya has entrado en calor?

-¡¡Pero que demonios esta…!! -Dante estaba en shock por la escena, fue la mano de Gyro sobre su hombro el que lo trajo a la realidad, girando dispuesto a celebrar que eran espectadores del premio gordo soñado por cualquier hombre, y encontrando el gesto serio de Gyro.
-Vamonos Dante.
-¿Pero que dices tio? -Le dio un codazo para sacudirse el brazo-. Yo no me pierdo el espectáculo.
-Dante… -Gyro parecía nervioso, pero ganando el sentido común-, entra en razón, ellas están en un momento muy privado, necesitan relajarse, yo que sé… pero no estamos invitados, y seguro que no quieren que estemos mirando.
-¡Déjame en paz tio! ¡Largate con la monserga a otra parte!
-Eres un capullo Dante… -dio una patada a su lado para salpicar de tierra el abrigo, poniéndose en pie y marchándose del lugar.
-Que sí, que sí…

Prestando más atención, Dante vio como la mano de Bayonetta entraba dentro del agua entre las piernas de Shura que se sacudía cada vez que Bayonetta hacía fuerza con el brazo.
-Veo que si estas muy caliente, ¿te gusta?

El eco de las palabras de Bayonetta, se entremezclo con los gemidos en su punto más alto, mezclandose una y otra vez hasta que casi parecía una risa siniestra, las sacudidas de los dos cuerpos de mujer crearon una danza que las elevó en el aire como tiradas por hilos invisibles, riendo y contorsionandose de un modo muy poco humano.
En su ascenso arrastraron a Dante, que había caído en la trampa.



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Title: Re: neverland 2.2: you can (not) fight
Post by: Shura on July 26, 2015, 07:31:07 PM
Ois, se me olvidaba, el enemigo que menciono es este (http://i.ytimg.com/vi/jA_df-vBeq0/hqdefault.jpg)

#40.

(http://i129.photobucket.com/albums/p210/kora_lj/BT%20-%20MMORPG/avas%20shura/bayonetta.png)X(http://i129.photobucket.com/albums/p210/kora_lj/BT%20-%20MMORPG/avas%20shura/gyro.png)
(http://i129.photobucket.com/albums/p210/kora_lj/BT%20-%20MMORPG/avas%20shura/shura2.png)X(http://i129.photobucket.com/albums/p210/kora_lj/BT%20-%20MMORPG/avas%20shura/dante.png)

-Ese Redgrave... so capullo -Gyro regresaba al campamento pateando todas las piedras que encontraba por el camino, distrayendo su mente en insultar de todas las maneras a Dante en vez de pensar en lo que había presenciado en el lago... la cual era la perfecta escena de tortilleo que podía presenciar un hombre, nunca se hubiera imaginado que Bayonetta pudiera ser tan dominante, y Shura tan complaciente...
-¡Dante! Cabrón desvergonzado, valiente hijo de... -Gyro llegó a la altura del campamento, agarrándose a la corteza del árbol más cercano, para no caer al suelo del susto-. ¿¡Pero qué estáis haciendo aquí!?

Bayonetta y Shura se giraron sorprendidas por la exagerada reacción.

-Terminamos de bañarnos y regresamos -Shura levantó la ceja extrañada.
-¿Dónde esperabas encontrarnos? ¿En el río? Chico travieso... -Bayonetta pasó la punta de la lengua por su labio inferior, mientras parecía que el brillo negro como el azabache de un hechizo, brillaba en la punta de sus dedos.
-Luego hablamos sobre eso -Gyro no se percató del hechizo, pero tenía que alejar la atención de aquello para que le escuchasen-, había dos chicas como vosotras, allí en el lago...
-Te dije que hicimos bien en desviarnos -Bayonetta suspiró resuelta hacía Shura, negando haber seguido la dirección que señalaba el Bard.
-Entonces... Dante se ha quedado en aquel lugar, seguro que está en peligro por algún monstruo. -Una vez que había encontrado la explicación, la situación con Dante le pareció totalmente indiferente.
-Que mal me sabe.

Bayonetta y Gyro, dejaron el tema en el aire como si no fuera con ellos y pensaran en dejarlo ahí, y quizás no les faltase razón, pero...
-Peor me sabe tener que ser yo quién lo diga, pero, ¿no tendríamos que hacer algo?
-Ojalá pudiéramos negarnos... pero mira, por ahí viene Dante.

Bayonetta lo señaló con su largo dedo, un aura amenazante alrededor de la mujer comenzó a crearse cuando se puso en pie y avanzó al encuentro de Dante, seguida de cerca por Gyro que había tomado sus armas y parecía dispuesto a lanzar el primer ataque.
A medida que se acercaba, notaron que el movimiento de Dante era errático, se balanceaba en una mala imitación de caminar cuando sus pies apenas llegaban a tocar el suelo. Y en su cara, el pelo lacio le caía sobre los ojos que apenas se veían y tenían un color blanquecino, su boca se mantenía fuertemente cerrada, apretando los dientes y respirando forzadamente entre estos, como si aún dentro de él, algo se estuviera resistiendo con todas sus fuerzas a ser manipulado.
-¿Te lo has estado pasando bien? -Bayonetta también parecía lista para atacar.
-¡Esperad! ¡Creo que esta...! Poseído...
No escucharon las palabras de Shura, los brazos se pegaron a los costados de Dante, atados con una especie de cabellos negros dando un aire similar a alguna película de terror japonesa, Gyro lanzó la bola de metal, que impactó directamente contra la frente de Dante. Pero más allá de resultar un ataque realizado para acabar con Dante, parecía más bien una paliza por escarmiento... o por tortura, según se mirase.
-¡Eso te pasa por capullo Dante! -Gyro le había dejado una marca roja en toda la frente que pronto se transformaría en chichón.
-¿Sabes lo que se le hace a un animal salido? Pues eso mismo te espera... Shura, ven tu también, ya verás que divertido.
Bayonetta la invitó esbozando una sonrisa, mientras Dante babeaba lanzando dentelladas al aire, intentando librarse de las ataduras para atacar. Entonces por un momento, todos lo vieron claro, sobre la cabeza de Dante, un largo tentáculo brillo de color azul neón, sólo fue un instante, pero fue más que suficiente.
-¡Ahí va otra! -Gyro lanzó su segundo boomerang de bola de metal, dando de lleno a la protuberancia, cortándola al tiempo que el cuerpo de Dante caía inconsciente al suelo.
Por detrás de los árboles, cerca de su posición, un grito grave y casi gutural, se alzó con dolor... el equipo forzó la vista para reconocer a la criatura... dibujandose una enorme y fea cara justo delante de ellos.

Bayonetta abrazó a Shura saltando a un lado, arrastrando con ellas el cuerpo de Dante, Gyro saltó en la dirección contraria, y todos pudieron evitar que aquella enorme boca de dientes afilados, les tragase a todos como era su intención cuando se abalanzó donde segundos antes habían estado.
-¡MISERABLES! -El grito surgió de la enorme criatura, era una rana enorme y gorda que parecía hecha de hielo, excepto por su horrible y chata nariz casi humana, la criatura comenzó a girarse lentamente en el esfuerzo que le suponía mover su propia mole con unas patas tan pequeñas.
-¿¡Ha hablado!? -Shura era la única que alucinaba con el detalle, manteniéndose a resguardo curando a Dante mientras los otros dos estaban listos para atacar.
Vieron que la criatura tenia otros dos tentáculos que le salían de la cabeza, los cuales eran dos formas femeninas iguales a las de Shura y Bayonetta, pero brillantes como si en su interior se encontrase la misma sangre azul neón que habían visto brillar antes.
-Tiene buen gusto a la hora de elegir señuelos -Bayonetta le guiñó un ojo a Shura-, pero en todo lo demás, eres más feo que Satanás.
-Deja que te libremos de tu presencia -los boomerang de Gyro, acababan de llegar a sus manos.

La rana se infló tanto que acabó por levantar las patas delanteras, soltando todo el aire en un grito de frustración y escupiendo una mezcla de una baba del color y aspecto del lodo de ciénaga.
-¡ESCORIAA! ¡SE SUPONÍA QUE ERA VUESTRO AMIGO! ¡SOIS BASURA POR TRATARLE COMO UN PEDAZO DE MIERDA!
-Ojo, que ahora los monstruos nos dan lecciones de moralidad, lo que me faltaba por oír... y ya su aliento, es lo que me faltaba por oler.
-¿Gyro? Mátalo ya, antes de que me tenga que encargar yo -Bayonetta puso los brazos en jarras impacientándose.
-No tan rápido.

Giraron en dirección a Dante, que era el que había hablado, Shura se había dedicado a curarle, pero no esperó aquella reacción. Como empujado por un resorte que lo levantase directamente desde el suelo como si no pesase un gramo, Dante se ergio, avanzando unos pasos hasta que Bayonetta y Gyro le abrieron paso encarando al maldito sapo. El Gunslinger aún no estaba recuperado y tenía sangre cayendo desde su frente, pero tenía el ceño tan fruncido y una mirada asesina, como señal de que lo mejor, era no meterse con él en aquellos momentos.
-Este es mio.
Sus compañeros se apartaron, dejando el margen suficiente para la batalla.

El sapo abrió las aletas de la nariz, olisqueando el aire, en aquellos ojos crueles de la criatura, casi podías ver los engranajes de su mente moviéndose, como buscando la trampa de que le atacase alguien tan debilitado, casi subestímandole en una risa maliciosa.
-¿Te ríes? ¿Eh? ¡Te vas a reír pero con razón! -Los ojos de Dante se ensombrecieron, pero no era algo natural de su enfado, era como si la sangre se hubiera acumulado alrededor de sus párpados y el flujo se hubiera detenido, dándole el aspecto de que portaba una máscara oscura, donde brillaban ojos de odio y sed de venganza.
Dante salió a la carrera de cara al monstruo, que reacciono abriendo la boca para que el Gunslinger entrase directamente en su interior, Dante desapareció cuando el sapo dio una dentellada... paladeando un momento para darse cuenta de que el humano no estaba en su boca.
Giro los ojos sin dar con él, recibiendo el primer balazo en pleno ojo derecho.
Gritando de dolor y rabia, el monstruo al saber que era demasiado lento para girar, optó por atacar a todas partes, su lomo se cubrió de pedazos de hielo que se rompían y resquebrajaban hasta parecer lanzas que le sobresalían, hinchando su cuerpo para lanzarlas en todas direcciones a gran velocidad.
Ninguna dio en el blanco.

-Estoy aquí. -Dante movía la mano a modo de saludo desde una de las ramas más altas. El sapo escupió lodo en su dirección, sin dar en el blanco porque este había desaparecido.
-¡Muy lento! -Desde el suelo, resonó la fuerte explosión de una escopeta, iluminando a Dante y alzando por los aires al sapo entre gruñidos frustrados de dolor.
Tirando la escopeta hacia su espalda, como si deshechase una lata de refresco vacía, cruzó las manos por delante del pecho para alcanzar las pistolas gemelas que guardaba a los costados, desenfundandolas, girando entre sus dedos y desprendiendo reflejos plateados y de azabache del metal brillando a la luna de la noche, Dante comenzó a disparar  una lluvia de balas con tal rapidez y fuerza, que mantenía al sapo por los aires. 
Las balas se detuvieron y la criatura cayó al suelo con tanta fuerza que hizo temblar la tierra a su alrededor, pero aquel medio segundo fue toda la paz que le concedió Dante. Girando sobre sí mismo, describiendo un amplio círculo con el vuelo de su gabardina roja, de debajo de esta comenzó a surgir una cadena de metal negro, que iba rodeando al Gunslinger sin llegar a tocarle, hasta quedar parcialmente encerrado en una cabina. Arrugando el labio en una sonrisa de macabra satisfacción, empujó el tablón de mandos frente a él, y de la cabina, comenzaron a surgir balas y proyectiles directos hacia el enemigo, envuelto entre el polvo y la metralla, solo se escuchaban sus gritos de agonía. Aquel maldito sapo estaba acabado.

Pero cuando el polvo levantado, volvió a posarse en el suelo, no quedaba ni rastro de la criatura. Dante comprobó en su Omnitool, que los puntos de experiencia no habían subido, ni tampoco quedaba ningún otro ítem, lo cual significaba…
-Oh, mierda…
Escuchó los pasos del resto del grupo en su dirección.
-¿Ya has acabado con esa molestia? -Bayonetta hizo la pregunta mirando directamente hacia el Gunslinger, poniendo los brazos en jarras con total confianza.
-¿Podemos irnos ya? Quiero meterme en la tienda antes de que comiencen a comernos los mosquitos.
Shura iba a añadir algo de que dudaba que allí hubieran mosquitos como en la vida real, pero un sonido a su espalda la alteró, dándose la vuelta justo para ver un doble de cuerpo de ella misma pero pálido y con una mortecina luz azulada saliendo de debajo de su piel, abalanzarse para atravesarla con las dagas en que se habían convertido sus brazos.
Alzó un grito el segundo justo para ver la cara de aquel doble, con una mueca en una macabra sonrisa muy similar a la de las máscaras de teatro.
La empujaron hacia atrás, cuando Dante la tomó del hombro, ayudado por la posición de la chica, apuntando por delante de ella una de sus pistolas, Shura era capaz de ver la trayectoria del cañón, y fue testigo de primera mano, de cómo la bala impactó en su doble entre los ojos, cayendo para atrás con fuerza.

La segunda bala pareció perderse entre el bosque… hasta que el sonido de cristales de hielo resquebrajándose y explotando, les reveló que su enemigo había muerto.
-Ahora sí. -Dante sonrió con autosuficiencia mientras enfundaba el arma.

Separándose de Shura encogiéndose de hombros, sin parecer esperar nada de ella. Mientras la chica intentaba recuperarse del shock, por su mente vagaba un pensamiento.
“Me ha salvado la vida.”
Era verdad, aunque él mismo había provocado aquello, técnicamente hablando… ¿era correcto agradecerle algo que era su obligación arreglar?

Aunque sabía que era mezquina, Shura siguió tozuda, girando la cara y sin dedicarle una mirada a Dante que ya se acercaba a la zona donde el monstruo había dejado caer los preciados items.
-Es hora de que regresemos al campamento -la mano de Bayonetta sobre su hombro, le hizo volver al presente, asintiendo y comenzando a seguirla, percatándose entonces, de que en algunos árboles quedaban señales de las balas de Dante.
“¿Puede que sea la segunda vez hoy que me salva la vida?”
Con tantas emociones casi se había olvidado de aquel maldito tigre al que Dante había cortado hasta matarlo…

Entonces una revelación, le fulmino la mente como un rayo, por poco perdiendo el equilibrio, excusando su torpeza con los demás alegando un desnivel en el suelo. Ocultando al resto sus temores.
Pero… ¿cómo no había podido darse cuenta antes? Dante era Gunslinger, y las heridas de la criatura de aquella mañana, eran cortes, no balazos.
Shura sintió un pinchazo en la nuca, un mal presentimiento que la obligó a girarse y forzar la vista en la oscuridad.
Estaba completamente segura de aquello.

Había alguien siguiéndola.
Title: Re: neverland 2.2: you can (not) fight
Post by: Kora on August 01, 2015, 10:58:47 AM
Nota: Ésta es la pinta que tiene un Pisaca (http://img4.wikia.nocookie.net/__cb20101122173626/megamitensei/images/7/71/Pisaca2.jpg), pero cuando los tienes en tu equipo SMT son hasta simpáticos, conste.

(http://i129.photobucket.com/albums/p210/kora_lj/BT%20-%20MMORPG/ava%20headers/raiden.png) (http://i129.photobucket.com/albums/p210/kora_lj/BT%20-%20MMORPG/ava%20headers/kora2.png)
045faustian solution

Era su tono lo que más le perturbó. Raiden no le había dado una orden seca, y el deje irritado que le había dedicado toda la mañana se había esfumado. A diferencia de él, Kora no podía ver qué fallaba a su alrededor, pero podía sentir que algo iba mal a través del Samurai.

- S-sí, ya voy…

Inmediatamente abrió el inventario, pasando su lista de ítems rápidamente. Su job no le permitía llevar mucha carga, y se mordió el labio inferior al ver que no llevaba ningún Warp encima. Si quería uno, tendría que abrir el inventario de la Guild.

Quizá eran los nervios, quizá era que al renovar el inventario los objetos estaban completamente desordenados, pero su búsqueda cada vez era más frenética.

- Date prisa, Moonshine. – Insistió Raiden, agarrando el mango de su espada. – Vete de aquí ahora-
- Nadie se va a ir a ninguna parte.

El Samurai se giró rápidamente, siseando un improperio. Tan ágil como siempre, en un segundo había pasado de meterle prisa a Kora a una posición de alerta, con la katana en alto.

(http://i129.photobucket.com/albums/p210/kora_lj/BT%20-%20MMORPG/ava%20headers/steely.png)

A través de la nieve, un hombre avanzaba hacia ellos. Parecía joven, con la piel morena y el pelo oscuro, sonriendo como un gato que acababa de acorralar a un ratón, y no iba solo. A su lado, una criatura humanoide caminaba con paso irregular, siendo sus dos piernas lo único que tenía en común con una persona. Las garras le llegaban hasta las rodillas, haciéndolo que se moviera encorvado, pero el horror empezaba en su rostro. Dos largos tentáculos carnosos salían de donde debían estar sus ojos, y su boca abarcaba todo el tórax, convirtiendo la parte superior de su cuerpo en una atroz mandíbula vertical.

Kora ahogó un grito al ver a la criatura.

- ¡Moonshine, vete!

Convirtiéndose por unos instantes en un borrón oscuro, Raiden alcanzó al par inmediatamente, deteniéndose en seco. La criatura, torpe como parecía, había podido detener la katana que iba a caer sobre el otro jugador, sujetando la hoja con una sola garra.

- ¡Pero qué cara que se te ha quedado! – Rió el desconocido. – Me parece que llevas demasiado tiempo peleando muy por debajo de tu liga… Espero que todo el óxido que traes no le siente mal a mi Pisaca.

Con la risa del hombre de fondo, el forcejeo de Raiden se detuvo en seco cuando la otra garra de el Pisaca se hundió en el costado de Raiden. Sujetándolo, la mandíbula en su cuerpo dio unas dentelladas al aire antes de abalanzarse sobre su presa.

Ver cómo el cuerpo de Raiden se había quedado quieto por unos segundos fue como una bofetada para Kora, sacándola de su incertidumbre, y sin pensarlo, había tenido el tiempo justo para reaccionar. La bola de fuego surcó el aire en una curva elíptica y le dio al Pisaca en la cara antes de que cerrara sus fauces sobre Raiden. El monstruo soltó un rugido, sacudiendo su cabeza para deshacerse de las pequeñas llamas residuales.

Raiden no desaprovechó aquella distracción, e impulsándose con una fuerte patada en el pecho del otro, libró su katana y cuerpo del doble agarre del monstruo. Tras una voltereta hacia atrás, quedó de pie, sangrando líquido blanquecino por el costado.

- ¡Raiden! – Kora recorrió la distancia que los separaba.
- ¡Te he dicho que te vayas!

Aún herido, Raiden se colocó inmediatamente delante de ella, listo para continuar el asalto. El extraño siguió avanzando hacia ellos, con su monstruo al lado. Kora cerró el inventario y lo examinó con la Omnitool.

Steely, un Biochemist de un nivel similar al de Raiden. Era un simple jugador más.

- La zorrita no estaba en el trato… – Murmuró Steely. – Da igual.
- ¿Trato? – Preguntó Raiden. – ¿¡Quién te ha enviado!?
- ¿Quién crees? – El Biochemist sonrió ampliamente al decirlo. – Jetstream.

Kora sintió un escalofrío. El otro Samurai no necesitaba más que respirar el mismo aire que Raiden para que éste se disparara. Si luchaba dejándose llevar por la ira tenía más posibilidades de perder, y a aquellos niveles, Kora sólo podía ayudarlo con distracciones.

- Raiden-
- Lo sé. – Le dijo serenamente, antes de volver su atención a Steely. – No te creo. Estando solo, lejos de casa… Si Sam quisiera acabar conmigo, lo haría él mismo.
- ¿No me crees? – La sonrisa de Steely se quedó como una máscara tensa en su rostro. – ¡Te digo que ha sido Jetstream! ¡Él me ha pagado para que te quite una vida! ¡No me creas si no quieres, pero ha sido él!

Pero Raiden permaneció quieto, y Steely pronto dejó de insistir en su pantomima, recuperando la compostura. Kora hubiera querido abrazar al Samurai por mantener la calma, lamentando por unos momentos no haber grabado la escena, ya que Lilith no se lo creería cuando se lo contara.

- Bah. Vas a morir de todas formas, tú y tu perrita fiel. – Steely se pasó una mano por el pelo. – ¡Pisaca, ve a por él!

El monstruo se lanzó hacia Raiden, quien había aprendido de su velocidad tras un sólo encuentro y lo esquivó con una voltereta. Steely recibió tres cortes seguidos en el pecho antes de que Raiden tocara el suelo. La nieve se salpicó de sangre a su alrededor, pero Steely permaneció de pie, retrocediendo unos pasos.

- ¡Te lo he dicho, Raiden! ¡Llevas mucho tiempo sin enfrentarte a alguien de tu nivel! – Insistió, señalando a Raiden con un dedo acusador.

Aunque Kora intentó rematar la faena y derribarlo con una llamarada, Steely sólo retrocedió un paso más.

- Zorra impaciente… ya te llegará tu turno.

En un movimiento rápido, Steely lanzó una bola contra la Black Mage, estrellándola contra su pecho con un sonido cristalino. Durante unos instantes Kora sólo sintió el dolor lacerante de los trozos de cristal desgarrar y clavarse en su piel, tras lo cual pudo oler el ozono que se introducía en sus pulmones. Y entonces, fue cuando sintió la descarga eléctrica recorrer su cuerpo.

Completamente paralizada, ni siquiera tenía el consuelo de gritar con todas sus fuerzas para paliar el dolor que amenazaba con hacerla estallar desde dentro. Cayó al suelo de costado, moviéndose sólo cuando las convulsiones sacudían su cuerpo.

- ¡Moonshi-!

Al girarse hacia Kora, Raiden dejó su flanco desprotegido por unos instantes, y Pisaca le dio un zarpazo que lo lanzó hacia atrás con un rastro de trozos de metal. El Samurai trató de girar a su alrededor, manteniendo la atención del monstruo en él mientras seguía atacando a Steely.

El Biochemist le atacó con otro proyectil, el cual hizo que saltaran chispas alrededor del cuerpo de Raiden sin llegar a paralizarlo. Éste le propinó otro corte antes de esquivar otro agarre de Pisaca, y aunque Steely sangró y gruñó, seguía en pie.

- No te confíes, Raiden, todavía te queda mucho…

Steely soltó una risa sórdida, que se convirtió en una carcajada cuando Pisaca consiguió alcanzar a Raiden y lo levantó del suelo. El Samurai volvió a escapar por poco de sus fauces al cortar uno de los apéndices que le salían del rostro.

Viajando juntos, Kora sólo había visto a Raiden tener problemas contra Jetstream y Lilith, pero el resto del tiempo había sido el héroe del grupo. Siempre protegiéndoles, siempre invencible. Daba igual a qué se enfrentaran, fuera un simple monstruo, un boss de zona, o incluso el mismo Temperantia que el GM les había mandado en Columbia: Raiden había traído consigo el fin de la lucha.

Raiden estaba en el límite de la fuerza que ella conocía. Y en aquel momento, al ver cómo el monstruo zarandeaba al Samurai como un muñeco de trapo mientras Steely reía, se daba cuenta de que había mucha más gente en aquel borde.

- ¡Vamos, Raiden! ¡A ver qué fuerte es el Samurai estrella de los Crimson Raiders!

Kora sintió cómo iba notando un cosquilleo en la punta de los dedos y los pies, recuperando la sensibilidad en éstos con aguijonazos constantes. Pero era demasiado tarde, y sólo podía observar.

Dejando ir un grito, Raiden se abalanzó sobre el Pisaca, clavando la hoja de su katana justo entre sus fauces. Al mismo tiempo, el monstruo clavó sus zarpas en él, una en el hombro y la otra en el costado. Ambos rugiendo, Raiden forcejeó con el monstruo, quien fue empujándolo hacia sus fauces. Los colmillos se clavaron una y otra vez sobre el metal con unos crujidos sobrecogedores, hundiéndose en éste como si fuera plástico.

El tórax de Raiden se contraía al ritmo de los mordiscos, completamente atrapado, hasta partirse por la espalda en un último chasquido. Las piernas del Samurai quedaron colgando sobre el suelo mientras se volvían transparentes hasta desaparecer.

Quiso llorar, gritar, suplicar, pero Kora sólo llegó mover las puntas de los dedos mientras un par de lágrimas caían por su rostro.

El homúnculo soltó un alarido inhumano, cayendo de rodillas una vez que desapareció el cuerpo de Raiden. El Samurai había conseguido abrir un buen agujero en su cuerpo, perforándolo en un corte vertical.

- ¡No! ¡Valiente hijo de puta…! – Gritó Steely al ver cómo su aberrante homúnculo empezaba a desaparecer, pateando la nieve en frustración.

Kora empezaba a recuperar movimiento en los brazos, aunque empezaba a sentirse aún más entumecida. Tuvo que hacer acopio de todas sus fuerzas para moverse siquiera. Abrió la Omnitool, buscando el Warp. Raiden había muerto para que pudiera escapar, y lo único que podía hacer era cumplir con su parte del trato.

El último objeto que había dejado seleccionado en la lista era un vigor, llamado Faustian Solution. Lilith había advertido a todos los novatos de no usarlo a pesar de lo tentadora que fuera su descripción: subir todos sus stats drásticamente a cambio de una pérdida de vitalidad mortal. Usarlo sin un Cleric cerca estaba absolutamente prohibido.

- Ay, si casi me olvido de ti.

Steely empezó a caminar hacia ella, sonriendo cínicamente a pesar de estar cubierto en cortes y sangre.

- La verdad, si tu colega no hubiera matado a mi homúnculo, te dejaría en paz. – Continuó Steely, cada vez más cerca. – Pero, mira, más puntos.

Kora observó el vigor en su pantalla. Raiden había muerto para protegerla, pero en su lucha también había herido a Steely de gravedad. Si se arriesgaba…

Lo siento.

Pasó el vigor a su inventario, sacándolo inmediatamente. Steely rió al verla con la botella en la mano.

- ¿Vas a intentar curarte? – Steely le pateó en el costado, haciéndola rodar sobre sí misma hasta quedar bocaarriba. – ¿No has visto cómo mi homúnculo se ha comido a tu amigo? ¿Qué crees que puedes hacer tú contra mí?

El líquido tenía un sabor amargo, similar al de una bebida alcohólica muy añeja, quemando su garganta a su paso. Sin embargo, pronto notó cómo su cuerpo recuperaba fuerzas, sintiéndose ligera y fuerte a la vez.

- ¡Venga, haz algo!

Steely volvió a intentar patearle, pero Kora atrapó su tobillo con la mano.

La sonrisa de Steely se esfumó por unos momentos, y Kora suplicó a cualquier deidad que hubiera allí fuera para que funcionara. Conjuró el hechizo más poderoso que tenía, un torrente eléctrico que arrancó un aullido del Biochemist durante unos segundos, antes de desplomarse sobre la nieve con un ruido seco.

Tras la explosión de poder, Kora dejó caer su mano, empezando a sentirse repentinamente debilitada. Giró el rostro, observando cómo el cuerpo de Steely empezaba a desaparecer. Suspiró aliviada, sin fuerzas para limpiarse las lágrimas que volvían a caerle por el rostro.

Lo he hecho… lo he hecho…

Pero su alivio duró poco. Empezó a toser, y al quedarse de costado, vio como tosía sangre. Notaba cómo el cálido líquido salía también de su nariz y oídos, así como de entre sus piernas. La herida que le había causado el golpe del cristal en el pecho se le agrandaba, volviendo a sangrar con más fuerza. Heridas más viejas empezaban a abrirse para dejar salir una sangre que se volvía cada vez más espesa, y los gemidos de Kora pronto se convirtieron en gritos agudos.

- ¡Lo siento! – Se retorció en la nieve rojiza, gritando y sollozando. – ¡Lo siento!
Title: Re: neverland 2.2: you can (not) fight
Post by: Shura on August 09, 2015, 07:29:46 PM
Quería hacer un aporte relajado y creo que se me ha ido de las manos.

#41.

(http://i129.photobucket.com/albums/p210/kora_lj/BT%20-%20MMORPG/avas%20shura/bayonetta.png)X(http://i129.photobucket.com/albums/p210/kora_lj/BT%20-%20MMORPG/avas%20shura/gyro.png)
(http://i129.photobucket.com/albums/p210/kora_lj/BT%20-%20MMORPG/avas%20shura/shura2.png)X(http://i129.photobucket.com/albums/p210/kora_lj/BT%20-%20MMORPG/avas%20shura/dante.png)

Bayonetta dormitaba, desde que su compañera, Jeanne, había desaparecido, no había podido conciliar un sueño completo y reparador, quedándose en un estado de duermevela cada vez que podía y le entraba el sueño. De todos modos, la cosa había mejorado desde que se unió a Dante y Gyro, por la coincidencia de ir todos en la misma dirección, en los últimos dos días había podido descansar algo más.
Pero pese a permanecer dormitando, Bayonatta sabía que había comenzado a soñar: estaba todo oscuro, la única iluminación procedía del suelo que pisaban, corría por la superficie del agua, debajo de esta se reflejaban estrellas y luces como de una supernova, le hubiera gustado detenerse a contemplar el maravilloso espectáculo, pero no podía ni quería dejar de correr. 

Por delante de ella, se encontraba Jeanne, también corriendo pero mucho más rápido que Bayonetta, siempre había sido mucho más rápida.

Bayonetta quiso gritar para avisarla, o quizás simplemente para que Jeanne reparase en su presencia.

Entonces todo ocurrió en una exhalación. El agua se tragó a Jeanne, formándose una capa helada que le impedía salir aunque Jeanne golpease por un lado y Bayonetta desde el otro para intentar romperlo.
La morena estaba casi desesperada por salvarla antes de que se ahogase, mientras Jeanne, parecía preocupada sólo por una cosa.
“CORRE”
Era lo que claramente le había dicho, antes de que algo la arrastrase hacia el oscuro fondo.




Bayonetta se despertó de golpe, abriendo los ojos y exhalando el aire que había retenido durante aquella pesadilla.
No tardó más de medio segundo en recuperar la compostura y darse cuenta de que se trataba de un sueño, aun así, sentía una enorme angustia en el pecho, producto de las visiones.
Suspirando más cansada de lo que se había acostado, y reconociendo para sus adentros de que soñando así, no descansabas ni hacías nada parecido. Era tan frustrante soñar dentro del RPG, cuando tu cuerpo fuera estaba en aquel estado de sueño inducido… no podía hacer nada para cambiarlo, pero al menos quejándose, iba sintiéndose más espabilada.

Salió de la tienda que compartía con Shura, la cual descansaba plácidamente dándole la espalda. Apenas comenzaba a amanecer, aún debían de quedarles un par de horas de sueño, necesitaban todo el tiempo que pudieran descansar, sobre todo Dante, que con lo pasado la noche anterior, aún tenía que descansar, ya no tanto para recuperar sus stats como por misma psicología, no tenía que haber sido nada agradable tener un tentáculo de aquel sapo helado a saber por donde...

Pero, si salían ahora, Dante y Gyro habrían desmontado el campamento cuando ya hubiera suficiente luz, ya en el tren, podrían preocuparse de desayunar y de recuperar el sueño perdido hasta que llegasen a Gabaldia.   

-Arriba chicos, Let´s Dance -dio unas sonoras palmadas delante de la tienda que compartían, abriendo la puerta para que entrase algo de fresco y luz que terminase por desvelarles. Las protestas procedentes del interior de la tienda le confirmaron de que los dos estaban despiertos.
-No hay tiempo que perder -Bayonetta les replicó como si hubiera sido ella la más afectada por tener que despertarles-. Si tomamos el primer tres, al final del día podremos llegar a Sin City.
-Oy sí, pasar la noche en Sin City, que ilusión -Gyro acompañó su comentario con un bostezo, Dante no tenía ni fuerzas para protestar, totalmente ojeroso y sintiéndose enfermo de puro cansancio.   
-Tu puedes continuar hacía Amarillo si te interesa -Bayonetta sonrió convincente, Sin City era su ciudad destino, buscando pistas de dónde podía estar o haber estado Jeanne, aquel era su siguiente destino. Por un momento recordó el sueño, dándose cuenta de lo desobedeció totalmente al insistir en la búsqueda a la carrera de su compañera… pero… aquel mundo, y el mundo de fuera, serían mucho más aburridos si Jeanne no estaba con ella.
-Eso está bien, perderte de vista es una buena motivación -golpeó en el brazo a Dante-, vamos, tenemos que levantar el campamento, supongo que las señoras prepararan el desayuno… -miró de manera inquisitiva hacia Bayonetta, adivinando por la sonrisa que aquello no se iba a cumplir. Hablando entre dientes mientras hacía rodar los ojos-. No soporto a las mujeres…
-Tranquilo, cuando llegues al tren podrás pedirle a mami toda la leche que necesites para desayunar.
-¿Lo harías? Me gustaría mucho verlo -Gyro la miró con cara de aburrido.
-Mirame a los ojos -con el dedo corazón, Bayonetta se tiró del párpado-, estamos en el Rich y puedes pedir desayuno francés o griego si estas a la altura.
Gyro suspiró cansado de los juegos de buena mañana de la mujer, estaba claro que no estaba de buen humor. Se dio la vuelta poniéndose a trabajar, también le convenía darse prisa, él también tenía asuntos pendientes en Amarillo.
-En el Rich dice… que risa me da. -Pero por su tono monótono y cansado, estaba claro que sus palabras no iban con lo que sentía.

-¿Y Shura?
-Está descansando en la tienda… la despertaré cuando terminéis de desmontar la primera.
Dante vio su oportunidad: si iba a despertar él a Shura, podría aprovechar y dormir un poco… pero después de lo de ir a espiarlas de la última noche, estaba claro que Bayonetta no iba a permitirle aquello… otro estigma y otra cosa que aclarar con Shura…
-Vamos Dante, deja de hacer el vago -Gyro abrió la Omnitool, comenzando el proceso de guardar la tienda que cargaba poco a poco a causa de sus propias protecciones de Bard para que las criaturas no se acercasen al campamento mientras dormían-. Tienes unos cinco minutos para asegurarte de que no dejas nada tuyo dentro, o pasará a ser parte de mi inventario.
-¡Podías haber esperado un momento! -Dante se metió de un salto dentro para recoger dios sabe que.

Cuando la tienda estuvo en el inventario, se encargaron de borrar las pistas de que ahí había habido un campamento, mientras Bayonetta despertaba a Shura. Y ya todos listos, partieron rumbo hacía la estación.



-Caminar con hambre no es nada saludable -Shura esperaba con el resto en el andén, faltaban veinte minutos para la llegada del tren.
-Amén Shura -Dante de daba la razón, sin recibir ninguna simpatía de la chica.
-Podemos quedarnos un rato en la cafetería -Gyro señaló el solitario lugar, en aquellas horas no había nadie, así que pudieron tomar asiento todos juntos y estar tranquilamente en silencio.
El lugar era pintoresco, tenía un toque como de Londres victoriano, con muebles pintados en madera rojiza, lámparas de pie dorado y tulipas de cristales de colores haciendo un extraño mosaico, detrás de la barra, la cafetera tenía un curioso estilo steampunk con aquella rueda enorme que debía poner en movimiento que el café se moliese, la máquina resaltaba aún más esta impresión humeando y llenando la estancia del agradable aroma del café. Así casi parecía, que había valido la pena todo el madrugón y el ajetreo de la mañana.
-¡No hay nada mejor que el café! -Gyro se reclinó hacia atrás, embriagado por el sabor y el placer y descanso que era tomarse una buena taza de café por la mañana.
-Estoy de acuerdo, pero no podemos distraernos -cuanto más se acercaban a su siguiente destino, más se estaba impacientando Bayonetta.
-El tren no va a llegar aunque tengas mucha prisa, intenta relajarte y recuperar fuerzas para el viaje -Gyro, con su propia cucharilla, le dio unos toquecitos a la taza de Bayonetta sacando el tintineo propio de la porcelana. Estaba demasiado inquieta para no ser visible, y aunque no le cayera especialmente bien, Gyro deducía que tenía sus propios motivos, y que lo mejor era intentar ser un poco más atento con ella. 

Bayonetta tomó la taza en silencio y sin aparentemente, haber escuchado lo que acababa de decirle Gyro.
-Después de estar tanto tiempo caminando y en Prorencia, siento que he tomado la máquina del tiempo sólo entrando en esta cafetería… es increíble el contraste tecnológico y lo diferente que son unas ciudades de otras. Por ejemplo, no sabía que se podía montar en tren.
Shura se encargó de dar un poco de conversación para integrarse un poco más en el grupo, y aunque el tema le parecía interesante, esperaba que no fuera tan recurrente como hablar del tiempo y ese tipo de cosas… pero el resto también pareció mostrarse interesado.
-¿No has estado en Columbia? Si algún día subes a la ciudad, verás lo que es una buena tecnología -Gyro alzó una ceja para hacerse el interesante.
-¡Ah, sí! ¡La lanzadera! Nos lo pasamos muy bien, era muy divertida.
-Esa si que es buena, ¿te gustó?
-Era como una montaña rusa -razonó aquello terminando por sonreír cuando Gyro asintió para darle la razón.
-Chicos, arriba, el tren acaba de llegar.

Aunque aún tenían unos minutos antes de la salida, Bayonetta les azuzaba a los tres para darse prisa, estaban solos en aquel bajón y eligieron asientos de cuatro para permanecer juntos. Cuando el tren se puso en marcha Bayonetta se quedó absorta mirando al exterior, o quizás a su propio reflejo en el cristal, acabando por quedar ella y Gyro dormidos. Shura comenzaba a acomodarse en el hombro de Bayonetta, sintiendo que se apoderaba de ella una agradable modorra, cuando Dante la picó en el hombro para llamar su atención.
-¿Te importaría venir un momento? Quiero hablar contigo.
-¿De qué se trata?
-Aquí no… por favor.
Dante terminó por rogarle, y aunque Shura aún desconfiaba asintió acompañándolo a la parte entre vagones, el aire silbaba a su alrededor y con la velocidad del tren les producía una cierta sensación de adrenalina agradable, como si aquel espacio tan inseguro les crease una especie de osadía.
-Escucha Dante, si es por lo de la otra noche no quiero hablar de ello…
-No espera, aquello es un malentendido -Dante tenía el guión de lo que quería decir tan claro, que aquello le pilló desprevenido, aunque por otra parte, era natural tener que aclararlo-, yo no fui a espiaros… se que es difícil de creer, era sólo que estaba preocupado por si os atacaban, en serio, estaba paranoico después de que te persiguiera aquel monstruo por la mañana, no vi nada y por eso aquel jodido sapo pudo atraparme. Tienes que creerme, es la verdad.

Shura dudo un instante… aquella excusa hubiera sido inútil en la vida real, pero es verdad que había criaturas muy peligrosas y ella no era un nivel muy alto y necesitaba cierta protección.
Acabó por asentir.
-Vale, te creo.
Dante asintió por fuera dando las gracias, aunque por dentro estaba celebrando su jodida suerte de que Shura se hubiera tragado aquella excusa. Pero se acabó, ni una mentira más.
-¿De qué querías hablar entonces Dante?   
-Bueno… -a la hora de la verdad, las palabras eran tan difíciles que  el guión no le servía de demasiado-. Dime, ¿cómo está Nero?
-Esta bien, es mucho más duro de lo que piensas y nos tiene a nosotros.
-Tiene mucha suerte entonces. Escucha, lo que pasó aquella vez…
Shura no le interrumpió, mirándole con cierta impaciencia implacable, adivinando lo que se venía pero agradecida de escucharlo.
-Yo pensaba que no era así de capullo, me lo paro a pensar y no se porque he sido tan desagradable con Nero. Es un buen chico, no se porque me dedicaba a molestarlo. Quiero decirte que lo siento.
-Gracias, de verdad que Nero es alguien muy especial… pero no es conmigo con quien tienes que disculparte -no dijo aquello para atacarle, su tono era conciliador y razonable.
-Ya lo sé, tengo que cambiar, sé que estoy madurando, sólo que aún no no sé con qué cara ir a disculparme… eso si puedo mirarle a la cara. 
Shura sonrió dándole una palmada amistosa en el brazo, sólo por lo difícil que parecía aquello para Dante, sabía que estaba siendo sincero. Además, tenía la intuición de que había tenido su aprobación para entrar en el grupo gracias a que quisiera redimirse.
-Poco a poco, pero de verdad que no le va a importar tu cara, el único que se preocupa de ella eres tú.
-¿Cómo si no? ¿No ves lo guapo que soy? -Se masajeó la barbilla con los dedos aprovechando el reflejo en el cristal del vagón para presumir. Sintiéndose mucho mejor cuando Shura ahogó una exclamación golpeándole en la espalda.



En otro vagón… dos personas observaban a Dante y Shura, pero no estaban interesados en la conversación, si no en la chica.
-¿Es una White Mage auténtica?
-Sí... -el otro cerró su Omnitool después de comprobarlo, volviendo a sus cosas, simulando que no habían visto nada y pasando desapercibidos.
Title: Re: neverland 2.2: you can (not) fight
Post by: Kora on August 11, 2015, 11:42:18 AM

(http://i129.photobucket.com/albums/p210/kora_lj/BT%20-%20MMORPG/ava%20headers/i-no.png)
046strike one

Una vez la chiquilla murió, I-No se acercó a examinar la escena. Los gritos le estaban dando dolor de cabeza, y aunque prefería escenarios con más acción, agradeció el silencio que se había formado. El viento y el crujido de la nieve bajo sus botas era lo único que se escuchaba.

Había manchas de sangre por toda la zona, rojas para Steely y la chiquilla, marrón oscuro para aquella abominación que tenía por homúnculo, y blanco amarillento para Raiden.

- Qué guarrada. – Rió para sí misma, apartando un poco de nieve con su bota.

Las cosas habían salido mucho mejor de lo que esperaba. Steely había sido hasta útil, y no había hablado demasiado aparte de su patético intento de mencionar a Sam. I-No jugueteó con la idea de contarle al Samurai la reacción de Raiden, pero era necesario mantenerlo al margen por el momento.

- Al menos me has servido para algo más que para darme un dolor de cabeza. – Musitó al acercarse al charco de sangre de la Black Mage. – Aunque hubiera querido encargarme del muy imbécil yo misma…

Después de tener que soportar toda su charlatanería de cómo sería un excelente aliado, hubiera sido divertido verle la cara a Steely cuando se diera cuenta de que dentro del juego no iba a llegar más allá de aquel favor… Algunos sueños simplemente no podían cumplirse, y lo importante era que todo había salido a su favor. I-No hubiera preferido simplemente arrasar con la base de la guild, pero el GM tenía un plan mucho mejor. Poco a poco, pequeñas dentelladas antes de comérselos enteros.

Además, tenían problemas mucho mayores que los Crimson Raiders.

- ¡Es por allí!

Alguien se acercaba. Probablemente los refuerzos, ignorantes de que ya no había nada que hacer, o peor, yendo a pesar de saber que no iban a encontrar nada. Fuera como fuera, era hora de marcharse.

I-No extendió un brazo, rasgando el aire con el índice en un movimiento limpio. Del corte se abrió un portal a la ciudad bajo el mar, y saltó a través, desapareciendo mucho antes de que alguien llegara al páramo.

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(http://i129.photobucket.com/albums/p210/kora_lj/BT%20-%20MMORPG/ava%20headers/lilith.png) (http://i129.photobucket.com/albums/p210/kora_lj/BT%20-%20MMORPG/ava%20headers/raiden2.png)

- ¡Jack! ¡No puedo hacer más!

Aún con la Omnitool abierta, Lilith sacudió la cabeza, exasperada. Jack estaba desaforado, sin entender que también era mucho que procesar para ella. Para empezar, la sensación de que Jack en sí la estuviera agarrando del brazo con dedos de carne y hueso se le hacía casi extraña.

Sólo estaban ellos dos en la sala de mando de la base de la guild, habiendo dejado a Dick al cargo mientras Lilith trataba de evitar que Jack se escapara saltando por los muros de Sanctuary.

- ¡Todavía puede estar viva! – Insistió éste, apretando la mandíbula. – Seguro que el muy cabrón… si se desquita con ella, al menos no perderá una vida…

Lilith no pudo contener una mueca. ¿Cómo podían haber llegado a una situación en que una chiquilla siendo torturada era un “al menos”? Había empezado a jugar para distraerse de la vida real para terminar quedándose atrapada en una zona de guerra otra vez. Nada había cambiado.

- Cálmate, Jack. Ya no puedes controlar nada de lo que le pase.

A ella también le dolía imaginar que Kora iba a perder su primera vida de esa forma, pero tenía que mantener la compostura por el resto de miembros de la Guild. Ver que Jack re-spawnearse en la base había causado que los rumores saltaran, una vez lo habían reconocido sin el cuerpo de cyborg, y Lilith podía oír cómo el ambiente tranquilo de aquella mañana se hacía añicos.

Y lo peor era que ese era el menor de sus problemas. Tenía que haber algo mucho más grande que un ataque aleatorio si había mencionado una prueba. Pero ese era un pánico que podía cundir primero en un círculo pequeño antes de trasladarlo al resto de la Guild.

- Lilith… – Oyó la voz de Dick, y su tono lo decía todo. – Aquí está.

(http://i129.photobucket.com/albums/p210/kora_lj/BT%20-%20MMORPG/ava%20headers/nightwing.png) (http://i129.photobucket.com/albums/p210/kora_lj/BT%20-%20MMORPG/ava%20headers/kora2.png)

Kora estaba un escalón por detrás de Dick, con la mirada baja y triste. El otro le dio un empujón suave en la espalda, instando a que subiera los dos escalones que le faltaban, y obedeció lentamente. Lilith avanzó hacia ella, poniéndole una mano en el hombro.

- Lo siento, Kora. – Intentó apartar la brusquedad que Jack le había sacado para hablar con la chica. La regañina podía esperar. – Tenemos que hablar.
- Sí… me lo imagino. – Kora entró unos pasos en la sala, y abrió los ojos en sorpresa al ver a Jack. Lilith recordó entonces que Kora nunca había visto a Raiden sin su cuerpo robótico. – ¿...Raiden?

Éste apartó la mirada, y Kora bordeó la mesa de planificación con incertidumbre, insegura de si acercarse a él o no. Con el tiempo en su contra, Lilith la movió, quedándose en medio de los dos, y Dick cerró la puerta antes de colocarse en el lado opuesto de la mesa.

- ¿Pero, cómo…? – Dijo Kora en voz baja, asomándose al lado de Lilith.

Jack no respondió, manteniendo la vista fija en la mesa, y la chica terminó por darse por vencida, dejando caer los hombros con un suspiro. Iban a tener que hablar mucho cuando terminara la improvisada investigación.

- Kora, siento tener que meterte prisa. – Dick ya estaba en su papel de poli bueno. – Pero necesitamos que nos cuentes qué ha pasado después de que Raiden… bueno...
- De que muriera. – Escupió Raiden, gutural. – No hay que darle más vueltas.
- Pues eso.

Tras unos segundos, Kora asintió y empezó a hablar con una vocecilla. La primera muerte dentro del juego dejaba en shock a más de uno, sin contar en las circunstancias en que se había visto.

- Él vino hacia mí, y dijo que me hubiera dejado en paz, que yo no era parte del trato, pero… no podía dejarme ir, y que además serían más puntos. – Kora hizo una mueca. – Entonces… tuve el tiempo justo para beber una Faustian Solution…
- ¿Qué? – Lilith sintió cómo se le desencajaba la mandíbula. – ¡Pero he dicho explícitamente que no podéis usarlo si no es en grupo y con un buen Cleric! Dios mío…

Habían pensado que el Biochemist era lo que peor le podía haber pasado, y sin embargo, resultaba que Kora básicamente se había inmolado. Al menos esperaba que aquel sacrificio no hubiera sido en vano…

”Otro “al menos”, ahí está.”, pensó con amargura.

- Lo siento… – Los ojos de Kora se llenaron de lágrimas. – Pero… pero lo maté. Estaba débil, y en el último momento…
- Al menos el muy hijo de puta ha tenido un mínimo de lo que se merecía. – Espetó Lilith. Le pasó una mano por pelo a Kora. – Bravo, Kora, muy bien hecho. ¿Recuerdas algo más?

Kora asintió, limpiándose una lágrima de la mejilla con el dorso de la mano. En aquel momento pitó la Omnitool de Lilith, con un mensaje entrante de Ezio diciéndoles lo que ya sabían, y tecleó una breve respuesta.

- Lo pude examinar durante unos segundos. – Kora se mordió los labios unos momentos, recordando. – Su nick era Steely, un Biochemist. No vi nada de guilds…
- No podemos descartar aún que sean los Hyperion Knights. – Intervino Dick.

Lilith se preguntó si estaba intentando calmar los ánimos o si realmente deberían considerarlo. Tampoco sería tan descabellado.

- Si ha mencionado una prueba y puntos… puede ser sencillamente un rito de iniciación ahora. – Continuó Dick. – Ya sabes que nos la tienen jurada.
- Sabían de Sam. – Raiden apretó las manos en un puño. – Intentó provocarme diciendo que lo había enviado él.
- ¿Mencionaron a Sam?

En su frenesí por que enviaran a alguien a buscar a Kora, a Jack se le había olvidado comentarle aquel pequeño detalle. Ahora tenían una pieza más para el puzzle, aunque no estaba segura de si iba a poder encajar en alguna parte.

- Con todo lo que hemos pasado juntos, no me extraña que los Hyperion Knights sepan de lo de Raiden y Jetstream. – Dick continuó con su teoría. – Y ni siquiera hace falta ir atrás, aunque no seamos amigos amiguísimos, alguien puede haber comentado el tema.
- Es verdad. No podemos descartarlo, y tiene sentido que no supieran quién es Kora. – Asintió Lilith.

Dick y ella tenían que hablar. Jack estaba demasiado alterado como para ayudarles a atar cabos, y estaba claro que necesitaba, además de despejarse un rato, hablar con Kora. No hacía falta conocerlo tanto tiempo como lo conocía como para saber que la culpa lo estaba reconcomiendo. Podía oír los “Iban sólo a por mí.”, “Ella no tenía nada que ver.”, “Ha sido mi culpa.”.

- Antes de que os vayáis, un par de cosas claras. – Lilith pasó la vista de Jack a Kora. – No mencionéis nada que pueda indicar que hay un grupo en específico detrás de nosotros.
- Os ha atacado un jugador PVP porque se le ha ido la cabeza cuando le habéis hecho un steal kill, y ha terminado en empate. – A Dick se le ocurrió una versión rápidamente. – Tampoco es tan raro que hayáis perdido una vida a estas alturas, así que no déis muchas explicaciones.

Lilith asintió, mirando de un lado a otro. Los dos parecían de acuerdo, aunque sin muchas ganas de decir nada. Kora parecía triste, probablemente porque era la primera vez que mataba a otro jugador. Aunque había desobedecido la máxima de ir sin un grupo siendo apenas segundo job, a Lilith le daba pena enviarla sin poder darle la charla de rigor, pero no había tiempo. Sólo podía esperar que Jack no lo estropeara aún más.

- Nos vemos luego.

Con una palmadita en el hombro de los dos a la vez, los puso en marcha. Murmurando despedidas, salieron de la sala. Lilith y Dick esperaron a oír la puerta cerrarse con un ruido metálico antes de decir nada.

- Tú primero. – Dijo Lilith. – ¿De verdad crees que son los Hyperion Knights?
- No sé qué pensar, Lilith. – Dick se cruzó de brazos. – Más bien quiero creer que han sido ellos.

Apoyando ambas manos en la mesa, Lilith dejó caer la cabeza con un bufido. Los dos sabían muy bien por dónde podía ir una posible segunda teoría. Pero por el bien común, era preferible tachar a los Hyperion Knights de la lista antes de ponerse en la peor situación.

Básicamente, del mismo modo en que tú y otros queréis salir del juego, hay gente que… simpatiza más con el GM. Dos bandos, ni buenos ni malos.” Recordar las palabras de Sam hizo que le recorriera un escalofrío.

Apartó el pensamiento de su mente por el momento. Aún si pudiera darle respuestas, no tenía forma de contactar con Sam, por lo que tenía que centrarse en seguir las pistas que tenían al alcance.

- Entonces vamos a hacerles una visita.
- Estás loca. – Respondió Dick. – Si uno de ellos ha podido quitarle una vida a Raiden, es que se han vuelto mucho más fuertes de lo que creíamos. ¿Cómo vamos a ir a su propia casa?
- Raiden estaba solo y tratando de cuidar a alguien de segundo job. – Continuó Lilith. – Si vamos un buen grupo se lo pensarán antes de tirar la primera piedra. ¿O qué pensabas hacer tú al respecto?
- Vale, vale. – Dick levantó ambas manos. – Pero, Lilith, si han sido ellos, tenían que saber cuándo Raiden iba a quedarse solo.

Era volver a acusar a alguien de la guild. Lilith no sabía qué era peor, si espiar para los Hyperion Knights o para gente que apoyaba al GM.

- Yo me encargaré de organizar el equipo. – Concluyó Lilith. – Tú usa tus habilidades de detective y trata de averiguar si alguien ha estado chivándole cosas a los Hyperion Knights.
- Apúntame para la excursión, hace tiempo que no visito Galbadia. – Dick asintió. – Yo iré preguntando, pero si hay un topo… no creo que mucha gente supiera qué iba a hacer Raiden esta mañana.

Entendió el mensaje implícito: tendría que haber sido alguien cercano. Soltó un bufido, rezando silenciosamente para que hubiera otra explicación. Por descabellada o salvaje que fuera, estaría dispuesta a creérselo.
Title: Re: neverland 2.2: you can (not) fight
Post by: Shura on August 30, 2015, 03:47:57 PM
#42.

(http://i129.photobucket.com/albums/p210/kora_lj/BT%20-%20MMORPG/avas%20shura/bayonetta.png)X(http://i129.photobucket.com/albums/p210/kora_lj/BT%20-%20MMORPG/avas%20shura/gyro.png)
(http://i129.photobucket.com/albums/p210/kora_lj/BT%20-%20MMORPG/avas%20shura/shura2.png)X(http://i129.photobucket.com/albums/p210/kora_lj/BT%20-%20MMORPG/avas%20shura/dante.png)

-Siguiente parada, Galbaldia -Gyro se tocó el ala del sombrero, levantando la vista y observando por la ventana, el río que les había estado acompañando a lo largo de aquel recorrido. Ya había pasado más del mediodía, pero sólo hace un rato que se había despertado de su improvisada siesta, aunque dormir en el tren nunca lograba quitarte del todo, la pereza de encima.
Shura siguió la dirección que señalaba Gyro, pegando el rostro a la ventana para ver la ciudad desde la distancia y a la que se iban acercando poco a poco, además, se notaba el paisaje cambiando, la naturaleza dejaba pasos a campos labrados, aunque no se veía nada sembrados en ellos, algunas de apariencia abandonadas, y después el río atravesados por puentes, que aunque parecían modernos y con un aire futurista, alguno de ellos daban un aspecto como estropeado.
-Si lloraste con los Puentes de Madison, espera a ver los Puentes de Galbaldia -la broma de Gyro, hizo sonreír a Shura.
-La ciudad no está nada mal, -Dante se unió a aquello de pegarse a la ventanilla para ver el paisaje-, aquí es donde hice mi prueba para Gunslinger. En cuanto compré munición y haga algunas mejoras, os puedo enseñar lo mejor de la ciudad, salir un rato por la noche y pasarlo bien para variar.
-Estoy impaciente… pero yo me quedo en el tren -Gyro se reclinó sobre su asiento-. He comprado mi billete hasta Amarillo.
-¿Vas a dejar que muera nuestra gran historia de amor, Gyro? -Dante le guiño un ojo-. Mira que un chico como yo no lo vas a tener todos los días.
-Es tentador, déjame que lo piense. Lo siento Dante -no tardó ni medio segundo en “pensarlo”-, el billete me ha costado 5000 créditos, y creeme, no vales tanto. Esperó que no se te haga muy difícil olvidarme.
-Ya no me acuerdo ni como pelotas te llamabas -Dante puso los ojos en blanco mirando hacía Shura para bromear, mientras Gyro reía de aquella manera tan característica con sus “Nyo-ho!”.

Dante se separó de la ventana resoplando y mirando hacía Gyro y Bayonetta.
-Pues ya casi estamos en nuestra parada… Shura y yo nos quedamos aquí.
-¿De verdad? -Bayonetta interrogó a Shura con la mirada, ella le había hecho la proposición de quedarse a su lado la otra noche en el lago.
Shura asintió.
-Tengo que subir de nivel, y no quiero tener que comprometer a nadie más.
-No sería ninguna molestia que te quedases con nosotros, o al menos conmigo.
-Gracias… pero digamos que Dante y yo tenemos una cuenta pendiente.
-Vaya… -la mujer suspiró, no era de las que insistieran al igual que tampoco era de las que ofrecía su ayuda por quedar bien, realmente le hubiera gustado continuar su viaje con Shura, pero qué se le iba a hacer. Acabó por abrir su Omnitool- déjame que al menos te añada a mi lista.
-Claro.
-Menudo privilegio… ¿quieres añadirme a mí también? -Dante abrió su Omnitool dispuesto a enviarle los datos a Bayonetta.
-No. -Sin más que añadir, Bayonetta no le prestó atención.

El tren comenzaba a detenerse, los dos chicos se adelantaron para bajar, seguidos por sus otros dos compañeros que continuarian en el tren su viaje, pero que aprovecharían para despedirse desde el andén.
-Esperó que nos volvamos a ver Shura -Bayonetta le dedicó una sonrisa sincera.
-Muchas gracias por todo chicos.
-Cuidaos los dos y si volvemos a encontrarnos podr-
Gyro no llegó a terminar de hablar, unos tipos habían saltado del vagón, prácticamente empujándolos a él y Bayonetta obligándoles a sujetarse de los asideros junto a las puertas para no caerse. En su camino, arrollaron a Shura que antes de caer, la sujetaron de los brazos arrastrándola con ellos a la carrera, fue tan repentino, que la chica no tuvo ni tiempo de gritar, sencillamente mirando con perfecto gesto interrogativo, a sus tres compañeros que también la miraban estupefactos.
-¿Acaso Shura les conoce? -Gyro veía como se alejaban, pero no reaccionó hasta que Bayonetta saltó del vagón en su busca.
-¡La están secuestrando! -Fue lo único que tuvo tiempo de decir mientras los dos chicos se miraban entre ellos aún encajando lo que aquello significaba.
-Entonces no se conocen… -Dante salió a la carrera seguido por Gyro comprendiendo la situación, Bayonetta iba por delante de ellos, con los brazos pegados a los costados moviendolos rítmicamente en aquella carrera de fondo por alcanzarles y ganar aquellos metros que aquellos dos secuestradores habían sacado de ventaja al sorprenderlos.
Shura comenzó a percatarse de la situación, intentando revolverse y luchar para librarse de aquel agarre, pero le retorcieron la muñeca en cuanto lo intento mientras el secuestrador siseaba amenazante como una cobra.
-Ni lo intentes.
Bayonetta los alcanzaría en un minuto, debían de darse prisa, en una coordinación propia de la planeación, uno de aquellos individuos sacó de su inventario, una botellita con un líquido que Shura reconoció muy bien: se trataba de un Warp.
Luchando hasta el último momento para escapar, sólo le quedó gritar cuando vio el frasco romperse y producir su magia. Entonces la visión de la mujer corriendo para ayudarla, y toda la estación de Galbadia, se fundió en negro cuando se vieron transportados.

Bayonetta llegó hasta el punto donde habían desaparecido, deteniéndose y mirando a su alrededor, no había opciones de que estuvieran ya allí, y simplemente le quedó sentirse frustrada. En un suspiro que más bien fue como un gruñido, Bayonetta se acomodó el pelo detrás del lóbulo de la oreja, avanzando en dirección hacía sus otros dos compañeros, que se detuvieron cuando la mujer los rebasó a su paso.
Completamente desconcertados, se acercaron hacia ella, siguiendo sus pasos cuando no se detuvo ni un momento. 
-¿Qué ha pasado? ¿Dónde está Shura?
-¿Y cómo quieres que yo lo sepa, Dante? -Su tono de voz era cortante a causa del enfado, pero aquello no les paro.
-Claro que algo sabes, -Gyro intentó detenerla sujetándola por el hombro, pero con una fuerte sacudida se lo quitó de encima-. Tu sabes algo que nos estas ocultando, ¿cómo si no ibas a deducir tan rápido que la estaban secuestrando?
-¿Estáis ciegos o no habéis visto lo mismo que yo? -Bayonetta se detuvo un instante para fulminarles con la mirada, haciendo un gesto con la cabeza en dirección al andén-. Ahora no tenemos tiempo de hablar, tenemos que coger el siguiente tren, os lo explicaré todo, creo que sé donde se han llevado a Shura -miró en su Omnitool la información de Shura que acababa de compartir, confirmando entonces sus peores temores.
-¿Si lo sabes por qué no tomamos un Warp? -Dante aceleró el paso para asegurarse de que no perdían el tren, que ya había comenzado a pitar anunciando que su salida estaba próxima.
-Los Warp no son seguros a donde vamos… podríamos dejar rastro, y si sospechan que yo ando detrás de Shura…
“Podrían matarla” -Por supuesto no dijo aquel pensamiento en voz alta, pero ¿realmente serian capaces? Sólo por arruinarle la vida, aquel grupo ¿se atreverían a sacrificar a una White Mage? No lo dudaba, habían podido hacer lo mismo con Jeanne, el líder de la Guild que se había llevado a la chica, estaba completamente loco.
-Pero, ¿dónde está Shura? -Gyro saltó dentro del tren detrás de Bayonetta, ayudando a Dante a engancharse al vagón que ya había comenzado a avanzar por las vías.
-En Sin City.
Era el lugar donde había estado aquella ridícula Guild a la que antaño había pertenecido.



 Shura no reconocía el lugar donde se encontraba, nunca había conocido un lugar como aquel, literalmente sacado de una novela negra, donde todo a su alrededor era en blanco, negro y grises, no sólo era por la polución, que indudablemente flotaba en el ambiente, era más bien, como si con pisar aquella ciudad, pasarás a formar parte del teatro que esta ofrecía. Además, con sus ropas de White Mage, Shura sentía que brillaba resaltando entre todo lo demás, como un rayo de luz blanca entre las sombras.
Siguió resistiéndose, protestando entre gritos y gruñidos que no dejasen de arrastrarla al interior del edificio que estaba al lado de donde habían aparecido.
-Estate quieta. ¡Estate quieta! -Aquel individuo le soltó una bofetada que cambió los gritos de protesta por un quejido de dolor de la White Mage, el tipo en cuestión pareció arrepentido un segundo, actitud que su compañero detectó, asustándose más por el acto de su compañero de un modo que Shura no llegaba a comprender.
-¡No teníamos que hacerle daño! ¡Eran las órdenes del jefe!
-Bueno… ¡ella se lo ha buscado! ¡Además, no le he hecho nada! -Parecía que intentaba convencerse a sí mismo con aquello, Shura asimiló que no tenía ninguna posibilidad, no tenía fuerza con la que enfrentarse a aquello dos jugadores, pero en vez de hundirse en la frustración, comenzó a imaginarse cómo iba a acabar con aquellos tipos en cuanto consiguiera subir a Job Monk.

La arrastraron por el edificio, no había ascensor y no les quedaba otra que ascender por las escaleras, Shura calculó que de los ocho pisos, se habrían detenido en el cuarto, uno de aquellos tipejos, de los que no pudo identificar el Job, ya que únicamente vestía uno con un simple pantalón y cardigan, y el otro con una gabardina desgastada. El del cardigan llamó a la puerta, abriéndola un tercer chico, el más enclenque y que también llevaba una gabardina que le daba un aspecto tan lamentable como si más que un hombre se tratase de un perchero. El tipo enclenque miró alrededor para asegurarse de que no había nadie inesperado, fijando por último sus ojos en Shura y abriendo la puerta para permitirles entrar.
-Jefe, ya han llegado.
Los tres hombres enmudecieron, empujando a la chica al centro de una sala completamente desangelada si no fuera por una maltrecha barra y dos sillas alrededor de una mesa, Shura suponía que el que no tuviera sitio, sería tan cutre de sentarse en el suelo.

Fue entonces cuando el sujeto denominado jefe, se separó de la ventana, mirando a Shura a través de unas gafas de montura, no parecía mayor que ella, y mantenía un gesto que pretendía ser serio pero que lo hacía más amargado. El tipo se pasó una mano por el pelo corto y completamente ensortijado, parecía suspirar tranquilo, seguramente no había confiado en ningún momento que aquellos matones cumplieran la sencilla misión con éxito, y estaba sorprendido a la par que aliviado.
-Por fin… -se acercó a Shura, que al principio dio un paso hacía atrás intimidada por la nueva presencia, pero que acabó paralizada cuando este la agarro del mentón para observar su rostro lastimado por la anterior bofetada.
El tipo se giró hacia sus subordinados pasando al lado de Shura e ignorándola.
-¿¡QUIÉN LE HA HECHO ESO!? -Su calma quedó en un segundo plano cuando dijo aquello en pleno ataque de histeria.
El tipo del cardigan señaló al de la gabardina, al que su jefe dio una bofetada en la cara, muy similar a la que había dado a Shura.
-¡Acércate! ¡ACÉRCATE inútil! -Le arrastró junto a Shura-. ¡Vamos White Mage! ¡Devuélvele el golpe!
Shura no sabía que hacer, aquel tipo esperaba sin inmutarse que Shura le golpeasen para acabar con aquel tema, como si devolver una simple bofetada fuese suficiente retribución…
Igualmente, Shura no se contuvo y le golpeó… con una bofetada que fue más sonora que efectiva.
Pero era algo que al jefe pareció contentarle.
-Oh… -la tomó de la mano con la que había dado el golpe, acariciándola como si fuera un cachorrito-. Eres una linda White Mage… tus stats de magia son perfectos, apenas tienes fuerza, eso me gusta.
-Ghiaccio… -el tipo del cardigan habló, revelando a Shura el nombre de aquel tipo tan extraño-, creo que Umbra Bitch iba en su grupo, nos persiguió mientras escapábamos y creo que era ell-
-¿¡QUÉ!? -Miró con ojos asesinos hacía Shura, retorciendo la mano sin que llegase a sentir el dolor cuando se quedó sin aire por la sorpresa y aquel cambio de actitud-. ¿¡Habéis traído a una amiga de esa zorra hasta mi!?

Algo en la mirada de aquel loco, hizo que a Shura le atravesará un escalofrío. Algo iba terriblemente mal.
Title: Re: neverland 2.2: you can (not) fight
Post by: Kora on September 29, 2015, 01:02:38 PM

(http://i129.photobucket.com/albums/p210/kora_lj/BT%20-%20MMORPG/ava%20headers/kora2.png) (http://i129.photobucket.com/albums/p210/kora_lj/BT%20-%20MMORPG/ava%20headers/raiden2.png)
047the heart grows fonder

La figura del Samurai, delante de ella, descendía llevándole un par de escalones de ventaja. Kora no estaba segura de si quería hablar, todavía insegura de qué era lo primero que quería preguntar. En silencio, observó la espalda de Raiden, tensa hasta el punto de que los músculos se marcaban por debajo de la sencilla y ajustada ropa gris oscuro que ahora vestía en lugar de su armadura.

Alguien de la guild se acercó a ellos cuando pasaron por la sala principal, empezando una pregunta que Raiden ni permitió terminar con una respuesta seca que lo envió de vuelta a sus asuntos. Sintió la mirada del otro jugador caer sobre ella, y Kora agachó la cabeza, encogiéndose de hombros mientras se cruzaba de brazos para protegerse tanto de preguntas como del frío que la recibió en la calle de Sanctuary.

- No tendrías que haberme seguido.

Durante varios minutos, Kora había caminado detrás Raiden casi en un trance, insegura de qué pensar. Levantó la vista, incapaz de responder, y el otro volvió a hablar, alzando la voz de forma que sonaba un poco menos como un siseo y más como un gruñido.

- Si te hubieras quedado… Tenías que meterte, sí o sí… – Aunque cada vez hablaba más alto, no se dignaba a girarse hacia ella. – ¡Moonshine, te había dicho que no me siguieras!

En otro momento, Kora hubiera simpatizado con Raiden. Cuando la sensación de morir sangrando por cada orificio de su cuerpo fuera sólo un recuerdo distante, cuando la idea de haber robado una vida a otra persona se asentara en su mente, cuando el crujido de la armadura metálica rompiéndose dejara de acecharla con cada paso. Una vez su propia culpa se hubiera apagado habría podido entender la respuesta de Raiden, pero en aquellos momentos, no podía ofrecer un consuelo que ella misma no había recibido.

Por sus mejillas cayeron lágrimas de rabia y vergüenza, acumulándose en su nariz y barbilla al tener sus manos ocupadas en dos puños apretados. Los sollozos que trataba de reprimir se escaparon, uno más ruidoso que el anterior, pero ni aún así consiguió que Raiden se girara hacia ella. Ni siquiera era digna de que la mirara, lo cual hacía que llorara con más fuerza aún.

- Deja de llorar, Moonshine, ¿de qué te sirve ahora?

Kora hubiera querido hacerlo. Dejar de llorar, tragarse el nudo en su garganta y poder hablar, aunque todavía no estaba segura de qué iba a decir. Raiden permaneció en silencio unos segundos antes de volver a hablar, algo más calmado a pesar de su tono ronco.

- Pero esto no volverá a pasar. A partir de ahora, tú y yo iremos en grupos diferent-
- No.

La voz le había salido sola, una respuesta automática.

- ¿¡Eso es lo que se te ocurre ahora!? ¿¡Irte!? – Kora ahogó un sollozo indigno, pero no dejó de hablar, sin ponerse ningún tipo de restricción. – Irte… y así ya no te molesto más. ¿Cuánto has estado esperando para ésta oportunidad? ¡Lo sé! ¡Ha sido mi culpa! ¡¡Todo ésto ha sido mi culpa!!

Kora levantó las manos, cubriéndose el rostro para frotarse las lágrimas entre hipidos. Había algo que quería pedir a gritos, una necesidad que rugía dentro de ella y que cada vez la confundía más y más. Pero no podía encontrar las palabras.

- Cuánto tiempo tienes que haber estado esperando este momento…

No vio moverse a Raiden hasta que estuvo frente a ella. Una mueca desagradable cruzaba su rostro, frunciendo el ceño y arrugando el labio hasta parecer que le estaba enseñando los dientes. Y en sus ojos, ahora azules, sin ninguna cicatriz o implante cibernético, sólo podía ver rabia.

- Estoy haciendo lo correcto, Moonshine. – Casi pareció escupir su nombre. – Tú y yo no tenemos nada en común. ¡Nada! Eres una niña desagradecida y arrogante. ¡Deja de seguirme! ¡Llevo diciéndote que te apartes de mí y me dejes solo, y no haces más que ir derás de mí! Y sé lo que quieres… Pero olvídate, tú no puedes arreglarme. ¡No sabes nada de mí!

Cada palabra parecía una bofetada, y Kora sabía que estaba haciendo el ridículo llorando tan abiertamente. Sin tan solo encontrara otra respuesta…

- Te he dicho que no me sigas, Moonshine. Vete con Maya, con Asami, Jolyne y Elizabeth. ¡No me necesitas, y yo no te necesito! ¡No tienes nada que pagarme por haberte traído aquí! Estoy mucho mejor solo, y tú estás mucho mejor acompañada.
- No… no es verdad…

Kora se tragó otro sollozo.

- Tienes que ser siempre el héroe, ¿no? Y cuando no puedes… siempre haces lo mismo, lo mismo… Te pones histérico, ¡y todo es culpa mía! ¡Culpa mía por haber estado allí! ¡Por no haberte hecho caso! ¡¡Porque no te he dejado solo!!

Buscaba devolverle cada bofetada, herirle ahora que no llevaba armadura, por patético que resultara su esfuerzo cuando tenía el rostro lleno de lágrimas.

- ¡Es mi culpa que no puedas vencer a Sam! ¡Que Maya perdiera una vida! ¡Que Lilith no confíe en ti! ¿¡Verdad!? ¡Es porque he estado contigo! ¡Por eso he perdido hoy una vida! ¿¡Verdad que sí!?

Raiden sólo la miró con aquella expresión de furia que parecía teñirse de desprecio.

- Te he dicho que no me conoces. ¡Deja de intentar curar al trágico héroe o como sea la historia que te has inventado, y céntrate en sobrevivir! ¡Déjame en paz! ¿¡Cómo tengo que explicártelo!? ¿¡Vas a tener que perder otra vida hasta que entiendas que no tienes nada que hacer conmigo!? No, Moonshine. Si vuelves a acercarte a mí…

Kora ni siquiera vio la katana. Sólo sintió cómo cortaba el aire antes de que su filo acariciara su cuello.

- Si vuelves a acercarte a mí, te ahorraré tiempo y te quitaré una vida de forma rápida e indolora.

No pudo responder. Hasta las lágrimas habían dejado de caer, y los hipidos habían cesado. El cuerpo de Kora se había quedado frío por dentro, sin moverse mientras Raiden envainaba su katana antes de marcharse calle abajo.

El espectáculo había terminado atrayendo la atención de algunos Crimson Raiders, y pudo distinguir voces familiares que le llamaban y le hacían mil preguntas. Kora terminó por reaccionar, moviéndose hasta asomarse por el grupo de jugadores que le estaban hablando.

- ¡Vete, Raiden! ¡¡Vete si es lo que quieres!!

Le dolía la garganta al gritar, pero lo peor de todo era que estaba llorando otra vez.

- ¡¡Vete!!

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(http://i129.photobucket.com/albums/p210/kora_lj/BT%20-%20MMORPG/ava%20headers/elizabeth2.png) (http://i129.photobucket.com/albums/p210/kora_lj/BT%20-%20MMORPG/ava%20headers/maya2.png) (http://i129.photobucket.com/albums/p210/kora_lj/BT%20-%20MMORPG/ava%20headers/jolyne.png)

- ¿Así que Raiden se ha ido de verdad?

Elizabeth miró expectante a Maya, quien terminó su bebida de un trago antes de dejarla con un golpe seco en la mesa de Moxxi’s.

- Sigue en los Crimson Raiders. – La Time Mage se encogió de hombros. – Si no quiere seguir en party con nosotras, es su problema. De hecho, es mejor así.
- ¿Por qué? – Preguntó Jolyne, arqueando una ceja. – Nos hacía de buen tanque.
- La diferencia de nivel entre Raiden y nosotras era demasiado alta. La verdad… en éstos días podría haber ganado muchísima más experiencia si hubiera estado con jugadores de su nivel. Con nosotras tenía que bajar el listón para ponerse a la altura de gente de hasta primer nivel.

Maya levantó su bebida vacía, haciendo rodar el hielo en el culo distraídamente.

- Ha hecho bastante por nosotras. – Continuó Maya. – Si prefiere ahora centrarse en sí mismo, ¿qué podemos echarle en cara?
- No creo que sea eso.

Elizabeth suspiró después de hablar, y Jolyne asintió ante las palabras de su compañera, cruzándose de brazos. Maya sólo se quedó en silencio, fingiendo interés en el hielo en la bebida.

- Elizabeth tiene razón. Creo que se siente mal porque Kora haya perdido una vida.
- Entonces ya es mayorcito para saber que la respuesta no es patalaear e irse. – Respondió Maya, entrecerrando los ojos.
- ¿Y qué opina Lilith?

Aunque Maya y Kora habían perdido una vida en diferentes circunstancias, al igual que ella misma, Elizabeth prefirió cambiar el tema de la forma más sutil que pudo.

- Lilith tiene ahora bastante que hacer como para hacer de niñera de Raiden. Además, nosotras nos las apañamos bien… ¿No tenías un plan de quests, Elizabeth?
- Es verdad.
- ¿El qué?
- He estado haciendo recuento de las quests que podríamos hacer por nivel en cada ciudad del mapa. – Explicó Elizabeth. – Con la ruta que he calculado, además, iríamos a pie y sacaríamos el máximo de experiencia posible.
- Wow. Sí que te lo has currado.

Jolyne abrió los ojos en asombro al ver el mapa que Elizabeth le mostró en su Omnitool, y la chica sonrió, orgullosa de sí misma.

- Quizá algunas quests sea mejor no hacerlas de momento sin un tanque como Raiden… – Murmuró Elizabeth rápidamente, cerrando la Omnitool. – Pero no vamos a tener una pérdida de experiencia importante.

Maya volvió a la mesa con otra bebida y un trozo de tarta con corazones de gominola.

- Podemos arreglárnoslas solas. – Dijo la Time Mage, comiéndose uno de los corazones primero. – Ahora falta que Kora se recupere del disgusto…
- ¿Está Asami con ella? – Las otras dos chicas respondieron con un asentimiento de cabeza a la pregunta de Jolyne. – Entonces estará bien pronto.

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(http://i129.photobucket.com/albums/p210/kora_lj/BT%20-%20MMORPG/ava%20headers/kora2.png) (http://i129.photobucket.com/albums/p210/kora_lj/BT%20-%20MMORPG/ava%20headers/asami2.png)

- No ha sido tu culpa, Kora. Parezco un disco rayado, lo sé, pero es verdad…

Kora respondió con un sollozo bajo. Le dolía la cabeza, y si le hubieran dicho que perdía también estamina por llorar se lo hubiera creído, pues se encontraba agotada. Asami puso una mano en su pelo, rodeándola con su brazo y acariciándola hasta el hombro.

- Has hecho lo correcto. – Insistió Asami. – Se lo merecía, Kora.
- ¿Y si está muerto de verdad?
- No pienses en eso.
- Lo peor… lo peor es que prefiero que fuera su última vida.

Las lágrimas volvían a picarle, y se llevó las manos para frotárselas antes de que cayeran. El cuerpo le temblaba, sacudiéndose con cada sollozo.

- ¿Y si vuelve…?
- Ahora estamos preparados. Si vuelve, no te quedarás sola contra él, te lo prometo.

Asami continuó frotando el hombro de Kora, quien apoyó la cabeza en el suyo. Los párpados le escocían, aliviándose ligeramente al cerrarlos. Se quedó en silencio, pensativa. Tenía tanto en mente, que sentía que cada vez que hablaba vomitaba un torrente de palabras sin sentido, pero Asami la había escuchado. Había escuchado, siempre con un comentario positivo, sin castigarla.

La chica la había arrastrado del grupo de Crimson Raiders que la rodeaba después del abrupto final de la discusión entre Raiden y ella. Apenas recordaba esos instantes, perdidos en un borrón de lágrimas, y cuando se dio cuenta, estaba en su habitación en la guild, llorando y balbuceando tonterías.

- Ni siquiera Raiden pudo hacer nada.
- Raiden sólo es un jugador.
- Ha sido mi culpa que se vaya. Éramos más fuertes con él.

Aunque estaba exhausta, empezaba a sentir algo parecido a la tranquilidad. Ni siquiera había dicho con rabia o culpa la última frase. Sólo quería sacarse otra variante de los pensamientos que rondaban su cabeza, los cuales no desaparecían del todo a pesar de las dulces palabras de Asami.

- Creo… creo que Raiden tiene sus propios problemas. – La Mechanic dudó unos momentos antes de continuar. – Pero… estoy segura de la única persona a la que culpa es a sí mismo.
- Si no le hubiera seguido, no hubiera perdido una vida… sólo quería… quería…

Prefirió no terminar la frase para evitar avergonzarse a sí misma. Se sentía rídicula sólo de pensarlo.

- Y si no hubiéramos estado conectadas el día en que cerraron el servidor, no estaríamos aquí ahora. – Suspiró Asami. – Kora… no es culpa de ninguno de los dos. Sólo del capullo ese y del GM.

Kora se quedó en silencio unos momentos. Le pesaban los párpados, y el hombro de Asami era cada vez más cómodo.

- Quiero irme a casa… – Murmuró, suspirando exhausta.

Asami apretó su hombro con la mano al tiempo que recostaba su cabeza contra la suya, apoyándose en ella.

- Nos iremos a casa. Te lo prometo.
Title: Re: neverland 2.2: you can (not) fight
Post by: Shura on September 30, 2015, 10:38:34 AM
Luego edito con iconos  ;D

*shura* *ghiaccio*

#43.

La mente de Ghiaccio iba a toda velocidad mientras apretaba los dientes y los ojos casi parecían salirse de sus órbitas a causa del enfado y aquellas gafas de pasta fuera la barrera que los mantuviera en su sitio. .
-¡Hay que borrarle la Omnitool! -Acabó por declarar con un rugido de rabia.
-¿¡QUÉ!? -Shura intentó protestar demasiado estupefacta por la situación, pero los cuatro se abalanzaron hacia ella para retenerla, agarrándola por el brazo hasta hacerle daño. y abriendo sin su consentimiento la Omnitool-. ¡NO! ¡No por favor!

Por encima del dolor físico, resistiendo a base de patadas y arañazos lanzados a ciegas con su brazo libre, que aún consiguieron herir, o al menos molestar, a alguno de esos cuatro, hasta el punto que tuvieron que tumbarla en el suelo para contenerla. Sintió como le golpeaban en la barbilla, dejándola por unos segundos aturdida, agarrando la manga del traje blanco de Ghiaccio mientras seguía ignorándola, trasteando con la Omnitool hasta conseguir abrirla y buscar la información que necesitaba. Shura simplemente alcanzaba a decir “no no no” entre toda la confusión, sin llegar a diferenciar si su mensaje llegaba a sus atacantes, o la palabra repetida una y otra vez, sólo se acumulaban en su cabeza entre todo aquel caos.

Pasó un segundo retorcida de dolor en el suelo antes de darse cuenta de que la habían soltado, alguno de los tipejos lanzaba risas despectivas hacia la escena, henchidos en superioridad. Su líder, Ghiaccio, les hizo un ademán para que guardaran silencio y observaran atentamente la reacción de Shura por si pretendía escapar o atacarles.   
La chica se intentó poner en pie, tambaleándose hasta llegar a la pared, intentando apoyarse en ella y temblandole las rodillas hasta el extremo de darse cuenta de que no podían sostenerla, dejándose escurrir por la pared hasta acabar sentada en el suelo. Recuperando la respiración a marchas forzadas mientras el grupo se acercaba lentamente, cerrando cualquier vía de escape, como si se tratase de un animalillo herido y asustado.

Shura iba recuperando el autocontrol, el dolor aun persistía, pero una angustia mayor se había apoderado de su pecho.
“No puede ser.”
Abrió la Omnitool y durante unos segundos vio las letras naranjas de la pantalla borrosas y confusas, parpadeando un par de veces con fuerza consiguió distinguir al fin lo que fatídicamente esperaba que hubieran hecho. Su lista de contactos estaba vacía, no estaba registrada en ninguna Party, sus mensajes estaban borrados y los últimos contactos bloqueados.
No perdió la esperanza y buscó agregar a Jojo, casi temiendo que los dedos temblorosos le dificultasen poner esas cuatro letras.
-Es inútil.
La chica ignoró el comentario de Ghiaccio y su manera sardónica de decirlo, pero el mundo se le cayó encima cuando la Omnitool le pedía una contraseña para mandar la solicitud.
-Hemos bloqueado las listas y añadido una contraseña, por eso te he dicho que era inútil.

Shura enmudeció, mientras su cara iba poniéndose roja, conteniendo la respiración y mirando fijamente hacía Ghiaccio que por un momento pensaba que iba a atacarlo, pero para sorpresa del Elementalist, Shura rompió a llorar, no tanto por el dolor como por lo desbordada que se sentía por toda aquella situación. Se sentía completamente sola y perdida, que había fallado y traicionado a sus amigos aunque no hubiera sido ella la que hubiera borrado la lista, y muy dentro suyo, se sentía arrepentida por su decisión de querer ser Monk, quería ir corriendo hasta donde estaban sus compañeros y disculparse por su capricho. Pero el desasosiego de que aquello ahora era imposible, le hizo llorar con más fuerza pegándose las manos a la cara totalmente desamparada. 

Ghiaccio, que no se esperaba aquello, dio un paso hacía atrás ante las lágrimas, pero más allá de sentir remordimientos por sus acciones, lo que se sintió fue asqueado por aquellas lágrimas.
-¿Está llorando? -Miro al resto del grupo sin saber cómo reaccionar. -¿Por qué está llorando?   
Arrugó el labio al mirar a la chica de nuevo a la chica que parecía que no iba a parar nunca, sintiendo los nervios a flor de piel al pensar que iban a tener que arrastrarla como parte de su Party, ¿y sí le daba por volver a llorar?
Sin más remedio, Ghiaccio llegó a la determinación de que tenía que calmarla, y de algún modo en el que además, se fortaleciera una relación cordial, para evitar más arranques como aquel en el futuro.
Adelantándose hasta llegar a la chica, con un gemido agónico e incómodo al no estar acostumbrado a aquello, Ghiaccio comenzó a dar palmadas reconfortantes sobre la cabeza de Shura, deslizando la mano por la coronilla como si se tratase de un perro.
-Ya… ya… ea, ea… -Era como un auténtico autómata con aquello.

Al principio Shura no le percató de aquello, pero en un segundo levantó la cabeza extrañada por lo que estaba sucediendo.
Ghiaccio aumento los golpecitos, sin dejar de pensar en la cara de asco que ponía la chica por aquel contacto, ¡pero más asco le producía a él aquella cara roja, hinchada y llena de mocos por las lágrimas! Ghiaccio sintió un desprecio por ella que le llegó hasta el tuétano de los huesos, aquella cara de asco y desprecio, le recordaba poderosamente a una situación muy particular. Tener que depender de nuevo de una mujer, del eslabón más débil de aquel maldito juego, tener que humillarse a consolarla cuando podrían destruirla en un momento.

Ghiaccio aumento la fuerza con la que daba los golpes, ya no eran caricias, con los puños cerrados la golpeaba en la cabeza con la misma precisión y fuerza que un niño enfadado, provocando que Shura se cubriera la cabeza y comenzase a sentirse más enfadada que dolorida.
-¡No se te ocurra traicionarnos! ¡NI SE TE OCURRA! -Acompañaba cada palabra con un golpe, hasta que sus compañeros le tomaron por los hombros apartándole a tiempo de que este diera un último empujón a la chica.
Aquello fue la gota que colmó el vaso, la tristeza y desolación de hace un momento, fue sustituida por una profunda rabia y asco.
-¿¡Quién te crees que eres!? ¡Sois basura! ¡No vais a lograr nada de mi! -Miro a todos desafiante, deteniéndose en Ghiaccio, sintiendo como el enfado le alcanzaba como si fuera una ola, quería golpearlo, hacerle daño, se comportaba como un crío despertando en ella una retahíla de maldiciones igualmente infantiles-. ¡Ghiaccio!
El hombre la miró desafiante esperando sus siguientes palabras, seguramente de venganza.
-¡Hueles a caca de perro!
-NNGGSSSHHH!!! -Cualquier insulto menos aquel, un comentario que le caló porque era un insulto primario contra el que no podía reír como hubiera sido con una amenaza.
Sintió como se ponía rojo de rabia por aquel desprecio.
-¡Encerrarla! ¡Encerrar a Sugus!-Ladró las órdenes una y otra vez desvariando y alzando la voz hasta hacer que cundiera el caos.
-¡Mi nombre es Shura! -Pero aquella muestra de orgullo no sirvió para nada.
De nuevo los tipejos la tomaron por debajo de los brazos, inmovilizándola y llevándola a rastras por la habitación, abriendo una de las puertas y lanzandola al interior oscuro a causa de que las ventanas estaban tapiadas con maderas. Golpeó el suelo con fuerza y cerraron la puerta con un “click” de la cerradura, incluso al otro lado, aún se escuchaban los gritos de Ghiaccio.

Shura no tardó en advertir, que no estaba sola en la habitación. Mirando a su alrededor sin distinguir nada, sintiendo un escalofrío recorrerle la espalda… las ventanas tapiadas, no sólo estaban ahí para que no se viera el interior de la habitación, quizás también sirviera, para fuera lo que fuese lo que había ahí dentro, no escapase. 
Title: Re: neverland 2.2: you can (not) fight
Post by: Kora on October 31, 2015, 03:05:30 PM
Aporte de Shura

-¡Y por eso no me fío de las mujeres! ¡Todas parte del mismo aquelarre, siempre andáis con secretos y conspiraciones!
-Joder, Gyro, deja de quejarte o te tiro yo mismo del vagón. -Bufó Dante, cruzándose de brazos y hundiéndose en el asiento unos momentos antes de girarse hacia Bayonetta. Ésta estaba sentada a su lado, en completo silencio a excepción del incesante repiqueteo de sus tacones.- Y tú, Bayonetta… sólo estoy haciendo ésto por Sugus, ¿está claro?
-¿Después de todo el tiempo que hemos estado juntos? -Soltó con un tono a medio camino entre amenazador y seductor, intentando lo último sin mucho éxito. Siguiendo con el juego, la mujer alzó las cejas, como si aquellas palabras la hubieran herido profundamente. En aquellos momentos, Dante podía ladrar todo lo que quisiera mientras colaborase.- Me rompes el corazón.
-Otra mentira, porque para eso, tendrías que tener uno. Te conozco bien, UmbraBitch. -Gyro la acusó con un dedo.- ¿En qué estás metida? ¿Y qué tiene Sugus que ver contigo? Sabes qué, creo que no ha sido casualidad que nos encontráramos con ella…

Bayonetta bufó. Tenía que medir bien sus palabras: aquellos dos inútiles era la única ayuda que tenía a mano. Una palabra de más, y Gyro demostraría que su nick era sólo palabrería, dejándola tirada. A ella, y a Sugus… “Tú tampoco hables de más, Shura.”, pensó como si pudiera alcanzarla. “Hazles perder el tiempo.” Si fingía colaborar, tendrían el tiempo suficiente para que no le hicieran nada serio. Al menos, podría rescatarla a ella, no como a--
Bayonetta sacudo la cabeza. Pensar en Jeanne solo empeoraba las cosas.

-Oye, Bayonetta, estas empezando a acojonarme. -Dante no parecía nada asustado, pero al menos podía apreciar que se preocupara.- No me jodas, si le pasa algo a Sugus, su chupipandi me va a echar las culpas a mi…
-No le va a pasar nada a Shura. -Replico Bayonetta con un estufido tanto para Dante como para si misma.
-Eso habrá que verlo, Ba-yo-ne-tta… si es que ese es tu nombre de verdad… -Gyro entrecerro los ojos.- ¿Que ests pasando aqui? Si quieres que te prste mi imprescindible ayuda quiero la verdsd y nada mas que la verdad.
-Muy bien, idiotas, escuchadme bien porque sólo me voy a explicar una vez.

Bayonetta cerro los ojos, dejando salir el aire de sus pulmones una ultima vez. Tenia que decidir que les podía contar a aquellos dos, y rapido.
Title: Re: neverland 2.2: you can (not) fight
Post by: Kora on November 23, 2015, 05:55:18 PM
Reposteo el trocito de Octubre para que quede un aporte completo y ya me aclaro yo para el conteo :)

(http://i129.photobucket.com/albums/p210/kora_lj/BT%20-%20MMORPG/ava%20headers/jolyne.png) (http://i129.photobucket.com/albums/p210/kora_lj/BT%20-%20MMORPG/ava%20headers/kora2.png) (http://i129.photobucket.com/albums/p210/kora_lj/BT%20-%20MMORPG/ava%20headers/asami2.png)
(http://i129.photobucket.com/albums/p210/kora_lj/BT%20-%20MMORPG/ava%20headers/maya2.png) (http://i129.photobucket.com/albums/p210/kora_lj/BT%20-%20MMORPG/ava%20headers/elizabeth2.png)
048leaving sanctuary (1/?)

Las cinco chicas se habían reunido en el primer piso de la base de los Crimson Raiders, tal y como habían acordado la noche anterior. Después de un par de días desde el ataque a las ciudades, la guild no sólo se había reabastecido completamente, sino que había casi duplicado sus reservas de materiales e ítems. Nadie sabía hasta cuándo duraría el brote de diligencia que habían establecido, por lo que el grupo de futuras viajeras se aprovecharía al máximo de ello.

- Elizabeth, sabes que podemos acceder al inventario de la guild cuando queramos, ¿no?

Maya arqueó la ceja al hablar, distribuyendo en su inventario su parte de las provisiones que estaban acumulando.

- Siempre cuesta unos segundos extra acceder al inventario de la guild. Es mejor si lo tenemos todo a mano. Ah, Kora, si no te cabe nada más déjamelo a mí y lo pondré en el carro.

La Sorceress asintió, tendiéndole unas pociones a Elizabeth, que las fue haciendo desaparecer al almacenarlas en el susodicho carro. A diferencia de Asami y Jolyne, que tenían mayor fuerza y por tanto más capacidad de inventario, Kora apenas podía cargar con más en su inventario. Su parte se quedaba en un total de cincuenta y cuatro ítems, pociones, vigores y runas, entre otros.

- ¿Necesitáis algo más, chicas? – Les preguntó el Biochemist que estaba tomando el turno aquel día, no sin algo de ironía. – Creo que todavía os podéis llevar una decena más de pociones.
- No, gracias. – Respondió Elizabeth, sin seguirle el juego.

Con el inventario casi a rebosar, el quinteto salió de la base. A pesar del fino aguanieve que caía aquel día, el sol brillaba entre algunas nubes, iluminando el camino hacia la salida de Sanctuary.

- Voy a enviarle un mensaje a Lilith para avisarle de que ya nos vamos. – Maya abrió su Omnitool, tecleando.
- ¿Todavía no ha vuelto de Galbadia? – Preguntó Asami. – Me extrañaba que no estuviera aquí para despedirnos…
- Pues no, todavía no.

Si Maya estaba preocupada, estaba haciendo un gran esfuerzo para que no se le notara. La Time Mage cerró su Omnitool como si nada pasara. Pero no eran pocos los miembros de los Crimson Raiders que habían notado la ausencia de Lilith, y además, también la de su otro co-líder, así como otros miembros de mayor antigüedad en la guild.

- A lo mejor también han ido a pie. – Comentó Jolyne.
- Entonces es posible que nos los encontremos por el camino. – Replicó Maya, con una media sonrisa. – En serio, chicas, dejad de preocuparos por Lilith. Todo va bien, sólo han ido a hablar.

“Hablar” era un término bastante sencillo en comparación a lo que estaba pasando realmente. Los Crimson Raiders estaban eliminando nombre de la lista de sospechosos del ataque a Raiden y Kora, y uno de ellos eran los Hyperion Knights, asentados en Galbadia.

- Y en cualquier caso, Galbadia no es nuestra primera parada. – Dijo Elizabeth.

Llegando a las puertas de Sanctuary, la Alchemist sacó el mapa del server en su Omnitool. Las ciudades brillaban como estrellas sobre la superficie anaranjada, parpadeando en Sanctuary, la que estaba más al norte. Al oeste de ésta, un poco más al sur, había otras dos ciudades: Galbadia y Mos Eisley. Ésta última era la que más alejada estaba, en el regazo de una cumbre montañosa. Y era, además, la que estaba unida a Sanctuary con una línea de puntos.

Elizabeth avanzó unos pasos, sonriendo.

- Así que, chicas… ¿preparadas para el Neverland Tour?

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(http://i129.photobucket.com/albums/p210/kora_lj/BT%20-%20MMORPG/ava%20headers/ezio.png) (http://i129.photobucket.com/albums/p210/kora_lj/BT%20-%20MMORPG/ava%20headers/lilith.png) (http://i129.photobucket.com/albums/p210/kora_lj/BT%20-%20MMORPG/ava%20headers/nightwing.png)
(http://i129.photobucket.com/albums/p210/kora_lj/BT%20-%20MMORPG/ava%20headers/kate.png) (http://i129.photobucket.com/albums/p210/kora_lj/BT%20-%20MMORPG/ava%20headers/rose.png)

La urbe de Galbadia era gris plomo y oro a su alrededor. A diferencia de otras ciudades del juego, las horas de luz diurna eran escasas allí, aunque no hacía oscuras sus calles. Al contrario, farolas y señales de neón iluminaban la ciudad con un constante resplandor amarillo. Galbadia no era por nada la ciudad más urbanita del juego, y su elevada posición en el mapa se veía compensada por la accesibilidad de la estación de tren, pero sobretodo, por el ambiente tan similar al del mundo real. Coches, tiendas, incluso su propia línea de autobús.

En Neverland, era lo más similar a “casa” que tenían.

- Hay más gente que la última vez.

Nightwing salió el primero de la estación donde les había llevado el Warp, echando un vistazo a sus alrededores antes que sus compañeros.

- No me extraña, ésta es la ciudad más guay del juego. – Le respondió Kate.
- Y eso lo dice alguien que lleva gadas de sol de noche, así que tu criterio sobre lo que es guay es toda una autoridad.

Negando con la cabeza, Kate sólo rodó los ojos tras el cristal púrpura de las mismas gafas. Por suerte para ellos, un pequeño autobús oscuro llegó a la parada casi inmediatamente. El grupo subió y se acomodó, con Lilith y Rose quedándose de pie mientras los otros tres se acomodaban en unos sillones bajo la ventana.

- Galbadia es tan grande como Prorencia, al menos. – Continuó Kate. – No sé por qué no es la capital.
- Supongo que una ciudad medieval pegaba más.
- Perdona, pero primero, Prorencia está basada en la Florencia del Renacimiento. – Ezio intervino con una fingida ofensa ante la respuesta de Nightwing.
- ¿No es lo mismo? – Respondió la Sniper, con una media sonrisa.
- Americanos…

Ezio negó con la cabeza.

El bus se paró, y Lilith, que había permanecido en silencio junto a Rose, aprovechó para cortar una discusión tan superficial cuando tenían mayores problemas que atender.

- Ésta es nuestra parada.

Al bajar, vieron el icónico arco de triunfo de Galbadia alzándose frente a ellos. En aquella calle principal era donde los Hyperion Knights tenían su base, establecida casi al mismo tiempo que la de los Crimson Raiders en Sanctuary. Estaban en el centro de la ciudad, y la gran avenida estaba a rebosar de jugadores. Las vestimentas fantasiosas de algunos jugadores chocaba con el ambiente más Art Noveau y urbanita de la ciudad, por lo que muchos optaban por llevar en la ciudad las armaduras que vendían allí que les daba un aspecto más estilizado.

- Vaya. Me recuerda a cuando estuve en París. – Dijo Kate, observando el arco de triunfo a lo lejos.
- Está basado en París. – Explicó Lilith rápidamente, siguiendo con su búsqueda. – Y la base de los Hyperion Knights debería estar por aquí…

Lilith dio unas zancadas alrededor de la zona, seguida por su party.

Varios minutos después, la supuesta base seguía sin aparecer. Habían encontrado tiendas de jugadores, bases de otra guild, un pseudo-burdel, un White Mage pidiendo unas monedas a cambio de su pobre servicio, una party que Rose señaló como secuestradores… pero no a los Hyperion Knights.

- Quizá se han mudado. – Sugirió Nightwing. – …¿A otro barrio?

El grupo permaneció en silencio unos momentos, estudiando su siguiente movimiento, si es que tenían alguno.

- O cerrado por reformas.

Lilith no le rió la gracia a Nightwing en aquel momento. Tenían que descartar a los Hyperion Knights como enemigos, o al menos, como enemigos abiertamente hostiles. La mujer bufó, girando sobre sus talones y dispuesta a recorrer la ciudad entera si era necesario.

Pero la interrumpió una voz masculina que les ahorró un rato de turismo por toda Galbadia.

- ¿Nos buscábais?

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(http://i129.photobucket.com/albums/p210/kora_lj/BT%20-%20MMORPG/ava%20headers/jolyne.png) (http://i129.photobucket.com/albums/p210/kora_lj/BT%20-%20MMORPG/ava%20headers/kora2.png) (http://i129.photobucket.com/albums/p210/kora_lj/BT%20-%20MMORPG/ava%20headers/asami2.png)
(http://i129.photobucket.com/albums/p210/kora_lj/BT%20-%20MMORPG/ava%20headers/maya2.png) (http://i129.photobucket.com/albums/p210/kora_lj/BT%20-%20MMORPG/ava%20headers/elizabeth2.png)

- ¿Sabéis que echo de menos?

Las otras cuatro chicas se giraron hacia Jolyne. Desde que se uniera a la party, la Monk raramente iniciaba conversación con sus compañeras, siempre prefiriendo que le hablaran primero. Por ello, cada pequeño paso era recibido con expectación por parte del grupo.

- Mi iPod.
- Es verdad. – Kora le dió la razón. – Llevamos horas caminando…
- Pensaba que los gritos de bandidos y aullidos de skags hacían de buen acompañante musical. – Intervino Maya, sin esconder sorna en su voz.
- Ciertamente música para los oídos. – Corroboró Asami.
- Cuando no nos están atacando, la tundra es tan… silenciosa.

Un silencio siguió a las palabras de Elizabeth, en el que pudieron comprobar hasta qué punto tenía razón. Sin ningún enemigo a la vista, podían escuchar el crujido de sus pasos sobre la nieve que iba cuajándose sobre el suelo helado y su respiración acelerada.

- ¿Y cuánto dices que falta para Mos Eisley, Elizabeth?

No estaba de más preguntar, aunque Maya sabía perfectamente que habían salido de Sanctuary hacía apenas unas horas.
- Dos días…

Un coro de quejidos bajitos siguió a la conclusión de Elizabeth.

- No lo digáis de vuelta en Sanctuary, pero ahora agradecería que viniera con nosotros Milo. – Asami disimuló mal una sonrisita.
- O podríamos cantar nosotras también. – Dijo Jolyne, bufando.
- ¡Oh! ¡Es verdad!

La ironía le pasó desapercibida a Kora, quien ya empezaba a emocionarse, juntando las manos dando palmaditas.

- ¡Yo siempre cantaba cuando íbamos de excursión en el autobús!
- No me sorprende. – Murmuró Maya, haciendo reír a Asami y Jolyne.
- Bueno, yo no conozco ninguna, así que…

Al recordar la situación de su compañera, volvieron a quedarse en silencio. Hasta Kora bajó sus niveles de creciente euforia durante unos segundos. Elizabeth nunca había ido a un colegio, y las pocas excursiones que hacía eran siempre a hospitales, revisiones médicas u otros temas de igual seriedad. Aunque las otras chicas no conocieran los detalles exactos, no les costaba imaginarse lo que implicaba aquella frase.

- Pero… – Elizabeth se dio cuenta de la situación incómoda que había creado accidentalmente. – Podría aprender.
- ¡Sí! ¡Claro!

Kora tardó apenas unos segundos en recuperar el entusiasmo.

- ¿Por cuál empiezo…? ¡Ah, las que más me gustan son en las que se acusa a alguien!
- ¿Se acusa?
- Sí, se hace una pregunta, y se dice un nombre de los que están… se aprende mejor con el ejemplo. A ver...
- ¿En serio vamos a hacer ésto?

Maya habló con total incredulidad, y luego se giró hacia Jolyne.

- Mira lo que has provocado.
Title: Re: neverland 2.2: you can (not) fight
Post by: Shura on December 30, 2015, 09:26:26 AM
@Shruikan aquí abusando de tus personajes, perdón por no tener tiempo ni para revisarlo contigo, a cualquier cosa me tienes a tiro de facebook.

*caitlyn* *vi* *seras*

#44.



-Esto es muy extraño -Caitlyn observó tras la mira de la francotiradora, llevaba un rato tumbada para mantener un mejor pulso del arma y precisión a la hora de apuntar, vigilando las decadentes calles de Sin City.
Más que por su labor de justiciera, la mujer se lo tomaba como un deber, como si se tratase de una sheriff del salvaje oeste y ella estuviera dispuesta para hacer limpieza y convertir a la decadente ciudad en una gran nación.

-Si que lo es... y tú ahí tumbada sin que yo este encima tuyo.
Caitlyn sintió la mano de su compañera dándole golpecitos en la suela del zapato para llamar su atención. Vi no era de esas mujeres que se le diera especialmente bien la vigilancia, siempre había preferido la acción, aburriéndose rápido si no podía dar su opinión o dar un puñetazo, lo cual le había ocasionado a Caitlyn más de un dolor de cabeza a la hora de los interrogatorios. Sobra decir, que aunque Sin City fuera el paraíso para cualquiera que quisiera desfasarse en diversión y la ciudad estuviera podrida hasta los cimientos en corrupción y crímenes, aún quedaban jugadores honestos que sólo estaban asustados y querían protección... y que Vi se había encargado de zurrar, por error, claro.

Caitlyn dio una coz para que Vi le prestara atención.
-Hablo enserio, se han llevado a la fuerza a lo que parecía una White Mage, dentro de ese edificio.
-Me encanta cuando me dices guarradas -Vi reía entre dientes ignorándola deliberadamente simplemente por la intención de fastidiarla, mientras subía la mano hasta tocar la cara interior del muslo de la Gunslinger.
Caitlyn retiró la vista de la mira para fulminar a su compañera, Vi se detuvo donde estaba sonriendo desafiante, sintiendo como algo blando y cálido se movía dentro de ella cuando Caitlyn cambió su expresión en una sonrisa felina que nada tenía que ver con la provocación de Vi a la cual había superado con creces, ya que detrás de esa sonrisa, siempre se encontraba la promesa de un encuentro entre ambas.
Y es que aunque Caitlyn estuviera centrada en su labor de justiciera, no estaba dispuesta a descuidar a su pareja, Vi era y sería, su mejor apoyo, el pilar de toda su entereza, y nunca iba a olvidar cuando el GM anunció el cierre del juego, mientras Caitlyn sentía como el mundo se abría bajo sus pies, Vi alzó los puños al cielo gritando con júbilo “¡yuujuuuu! ¡Vacaciones más largas!”, siempre desafiante en su cinismo.

Cuando Vi se iba envalentonando, subiendo por la pierna de Caitlyn, reparó en cómo su pareja alzaba la vista, atendiendo a quien acababa de llegar.
Seras estaba parada en el marco de la puerta que daba a la azotea donde se encontraban Caitlyn y Vi, paralizada por un momento por la escena y a punto de retirarse para dejarles intimidad.
-No te preocupes Seras, no estábamos haciendo nada, -Caitlyn le hizo señas con la mano para que se acercase-, ven, hay algo que tienes que ver.

Seras dudo un segundo, respetaba a las dos mujeres y no quería importunarlas con su accidental presencia, pero ya era tarde y a decir verdad, hubiera sido aún más irrespetuoso marcharse cuando Caitlyn la había llamado. Se disculpó con Vi con un movimiento de cabeza, y se tumbó junto a Caitlyn que le ofrecía su arma para que mirase por ella.
-Tienes que estar atenta y aprender a leer los movimientos de la gente, eso será lo que les delate.
-...Yo no veo nada -Seras se mordió el labio incomoda.
-Te lo dije: la calle está vacía.
Caitlyn sonrió con la suficiencia digna de un maestro.
-Las ratas siempre regresan para vigilar su madriguera. -Dejo a Seras vigilando y se acercó hasta Vi-. Lo que ahora necesitamos es un cebo para esas ratas, ya sabes lo que tienes que hacer.
-Entendido.

Vi corrió hasta el borde del edificio mientras alrededor de sus manos aparecían una serie de números binarios que en menos de un segundo se materializaron en unos enormes y pesados guantes de metal. Pero ni con este peso añadido, Vi aminoró la marcha, sencillamente no le molestaban. Saltando por el otro lado del edificio haciendo equilibrio sobre la fachada para agarrarse con aquellos guantes por la pared e ir descendiendo rápida pero de manera controlada.

Seras no dejaba de sorprenderse por las habilidades de la Stalker.
-Su especialidad son las emboscadas, Vi es muy rápida pero también muy precisa -el orgullo impregnaba las palabras de Caitlyn-, observa bien lo que hace.
Seras se acercó a la mirilla, a los pocos segundos Vi estaba delante de la puerta que vigilaban, dejo algo en el suelo que claramente era una trampa, la que rápidamente desapareció sólo quedando el cebo: un cupcake.

-No tienen que tardar en aparecer -la Gunslinger estuvo unos segundos en vilo, hasta que pudo respirar tranquila cuando Vi regresó con ellas.
-Pastelito... -era su apodo privado para Caitlyn-, siempre me he preguntado, ¿no es demasiado obvio poner un cupcake como cebo?
Como respuesta, se encogió de hombros, dejando aún más desconcertada a Seras que aún se preguntaba porque un pastel.

-¿Tienes idea de a quién queremos aplastar?
-Interrogar -Caitlyn corrigió a Vi al instante.
-Lo que sea. ¿Quienes son?
-Bueno, no lo sé, pero es lo que vamos a averiguar. Seras -la sonrisa conciliadora de la Gunslinger le dio mala espina-, voy a bajar con Vi, te pido por favor que nos vigiles.
-Vale -Seras miró de refilón el arma que sostenía-, ¿y si os atacan?
-Simplemente dispara, confío en tí, lo harás bien.
 -¡Espera! N-ni siquiera soy Gunslinger, podría heriros, o peor ¿qué pasaría si…?
-Lo vas a hacer bien -o la confianza de Caitlyn en Seras era desmesurada, o…

Vi tomó a su compañera por la cintura dirigiéndose una vez más a Seras.
-No te preocupes por apuntar, sólo dispara si las cosas se complican, no saldrán a campo abierto si piensa que hay un francotirador apuntándoles.
O efectivamente, pensaba que no tenía tan buena puntería.
-Por tu bien, no falles -La amenaza prácticamente quedó en un segundo plano pareciendo que Vi sólo quería decir la última palabra.

Las dos mujeres desaparecieron al otro lado de la fachada, ocultándose rápidamente. Seras se acomodo detrás del arma preparada para disparar, respirando largamente como le había explicado Caitlyn: coger aire, aguantar para el tiro, y soltarlo.
-Quizás si que confíen en mí -dijo aquello en voz alta para darse ánimos, con aquellas dos, no podía dar nada por sentado.


Title: Re: neverland 2.2: you can (not) fight
Post by: Kora on January 17, 2016, 06:36:12 PM
Ya había pasado mucho desde la última vez que tuve que usar muchos icons. Gracias a Kana por prestarme los personajes ♥

(http://i129.photobucket.com/albums/p210/kora_lj/BT%20-%20MMORPG/ava%20headers/ezio.png) (http://i129.photobucket.com/albums/p210/kora_lj/BT%20-%20MMORPG/ava%20headers/lilith.png) (http://i129.photobucket.com/albums/p210/kora_lj/BT%20-%20MMORPG/ava%20headers/nightwing.png)
(http://i129.photobucket.com/albums/p210/kora_lj/BT%20-%20MMORPG/ava%20headers/kate.png) (http://i129.photobucket.com/albums/p210/kora_lj/BT%20-%20MMORPG/ava%20headers/rose.png)
049leaving sanctuary (2/2)

- ¿Nos buscábais?

Al girarse, Lilith se encontró con unos rostros que le eran muy familiares. La Elementalist inmediatamente se puso en tensión, al igual que el resto de sus compañeros de party. Nightwing fue el primero que se movió hasta ponerse a su lado, con una sonrisa tranquila y la mano en el mango de uno de sus cuchillos, pero vio de reojo que Ezio, Rose y Kate estaban listos también.

Frente a ellos, cuatro jugadores y un felino gigante les observaban con la misma intranquilidad. Aunque no estaban en posición abiertamente agresiva, tenían sus armas a la vista, y el Coeurl que tenían por mascota dejaba oír un rugido bajo, agitando su cola como un látigo. Los Crimson Raiders los reconocieron fácilmente: al fin y al cabo, eran viejos conocidos.

Los Hyperion Knights.

(http://i129.photobucket.com/albums/p210/kora_lj/BT%20-%20MMORPG/ava%20headers/trishhk.png) (http://i129.photobucket.com/albums/p210/kora_lj/BT%20-%20MMORPG/ava%20headers/fay.png) (http://i129.photobucket.com/albums/p210/kora_lj/BT%20-%20MMORPG/ava%20headers/seifer.png) (http://i129.photobucket.com/albums/p210/kora_lj/BT%20-%20MMORPG/ava%20headers/grimmjow.png) (http://i129.photobucket.com/albums/p210/kora_lj/BT%20-%20MMORPG/ava%20headers/pantera.png)

- Pasábamos por aquí. – Respondió Lilith. – ¿No es un poco tarde para que no haya nadie en casa?

El Paladín que lideraba el grupo y el primero en hablar, soltó una risa parecida a un bufido, pasándose una mano por el pelo rubio, corto y peinado hacia atrás. Pero el grupo no pareció encontrar nada divertido en las palabras de Lilith, vigilándoles en silencio en diferentes grados de hostilidad, desde el tranquilo desdén de la Gunslinger y el Cleric a la furia contenida del Beast Master y su mascota.

- Eso no te importa. – Seifer casi la interrumpió. – ¿Qué queréis?
- Oye, Seifer, te veo un poco susceptible. – Intervino Nightwing. – No hemos venido a buscar pelea.
- ¿Tú crees? – El chico avanzó unos pasos. – Hace mucho que no me escribís ni una carta, ¿y de repente estáis husmeando por nuestra base vieja?
- ¿Vieja…?

Aquel comentario habría pasado desapercibido si no fuera por la reacción tensa del grupo al lado de Seifer. Su característica cicatriz, una fina línea blanca entre sus cejas desde la frente a la nariz, se arrugó al fruncir el ceño. La Gunslinger justo a su lado intervino antes de que volviera a hablar.

- Nos hemos mudado. Perdón por no haberos invitado a la fiesta de apertura.

Lilith arqueó una ceja, incrédula. La base de los Hyperion Knights había estado en el centro de la ciudad, la zona mejor comunicada de Galbadia tanto por su afluencia de jugadores como presencia de tiendas, y uno de los puntos claves en general del mapa de Neverland. ¿Qué sentido tendría abandonar un puesto así?

Captó la mirada de soslayo que le dirigió Nightwing, viendo la misma duda en sus ojos unos instantes antes de que Seifer les interrumpiera.

- ¿Y qué?
- Nada, pensaba que este era un buen sitio. Pero es vuestra guild.

Lilith hizo un gesto con la mano, esforzándose por suavizar la situación. Si sus sospechas resultaban ser ciertas y los Hyperion Knights estaban detrás del ataque a Raiden, se tomaría un buen rato haciendo que Seifer se arrepintiera de verdad del mismo instante en que había entrado por primera vez al juego, pero antes necesitaban respuestas.

- El agua está mojada. – Seifer entrecerró los ojos. – Oye, Lilith, si habéis venido a buscar pelea, ahorrémonos las cortesías.

Corroborando las palabras de su líder, los Hyperion Knights aferraron con fuerza sus armas, a tan sólo un movimiento de abrir fuego sobre ellos. Aquella hiperdefensividad era contagiosa, y a su lado, vio como su grupo respondía igual. Los Crimson Raiders tenían frente a ellos a un posible agresor, uno por el que no sentían especial simpatía.

Si tenían que hablar, tenía que hacerlo antes de que la chispa estallara.

- No te preocupes, Seifer. – Lilith levantó ambas manos. – Sólo queremos haceros una pregunta, y estás de suerte, porque sólo tienes que decir “sí” o “no”.


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(http://i129.photobucket.com/albums/p210/kora_lj/BT%20-%20MMORPG/ava%20headers/jolyne.png) (http://i129.photobucket.com/albums/p210/kora_lj/BT%20-%20MMORPG/ava%20headers/kora2.png) (http://i129.photobucket.com/albums/p210/kora_lj/BT%20-%20MMORPG/ava%20headers/asami2.png)
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Después de un largo día de caminata, coloreado por algún que otro momento de canción en el que no estaban siendo atacadas por los monstruos y bandidos de la tundra, el hielo empezó a dar paso a nieve seca, bajo la cual podía verse de vez en cuando un terreno árido. Empezaban a acercarse al oeste del mapa de Neverland, donde se extendía un área desértica.

Al ver cómo el sol no era más que unas líneas rojizas en el horizonte, las chicas decidieron establecer su campamento para la noche.

- ¡Hemos ido más rápido de lo que esperaba! – Anunció Elizabeth, cerrando su Omnitool. – Si seguimos así, puede que mañana por la noche estemos en Mos Eisley.
- ¿Pero tenemos tanta prisa? – Gimió Kora, apoyando las manos en sus muslos. – Me duelen las piernas.
- Bébete ésto, no puedes haber perdido tanta estamina.

La Alchemist le tendió una poción, y Kora aceptó con un suspiro. Mientras, Maya sacaba un ítem del inventario y lo sostuvo en la palma de su mano: a simple vista, parecía un nudo de tela un poco más grande que su puño cerrado.

- Y… aquí llega el momento.

Con un movimiento rápido, lanzó la bola al aire a cierta distancia de ella, y oyeron un cómico “PUF”. Rodeada de una ligera nube de humo, la bola se expandió para convertirse en una tienda de campaña que cayó completamente formada en el suelo.

- ¡Qué guay! – Kora dió un breve aplauso. – ¡Pensaba que tendríamos que buscar una cueva para pasar la noche!
- Estamos en la parte nevada del desierto. Podemos permitírnoslo esta vez.
- Yo me encargo del fuego. – Se ofreció Asami.
- Gracias, Asami.

La Mechanic asintió, y empezó a apartar la nieve en un círculo a la entrada de la tienda de campaña. Kora, aprovechando la excusa para sentarse, fue a ayudarla. Asami la detuvo justo a tiempo de evitar que lanzara un hechizo de fuego sobre la hoguera.

- ¿No atraeremos a nadie con el fuego? – Preguntó Jolyne, entrecerrando los ojos al mirar cómo Asami le tendía a Kora la yesca y el pedernal.
- Asami pondrá minas alrededor, pero dos de nosotras haremos turnos para vigilar. Yo puedo hacer el primer turno.
- Yo me encargo del segundo, entonces.

Los turnos de guardia quedaron establecidos con una mirada afirmativa, y Maya y Jolyne se unieron a las otras tres, sentándose alrededor de la hoguera que habían conseguido a pesar de la ayuda de Kora. Elizabeth sacó raciones de comida de su carro, las cuales fueron pasando de mano en mano hasta que cada una tuvo una buena cena.

Rodeadas por la oscuridad de la noche, los primeros minutos transcurrieron en silencio aparte del chasquido del fuego y el viento a su alrededor. La última parada para comer había sido poco después del mediodía, y aunque las pociones recuperaban su HP y estamina, la sensación de llevarse comida real a la boca era de agradecer, sumándose al agradable calor que emitía la hoguera.

- Entonces, Maya… – Empezó Elizabeth, con una manzana roja en la mano. – ¿Qué está haciendo Lilith en Galbadia?

Elizabeth había preguntado con un tono inocente, pero lo cierto es que la pregunta había estado rondando la mente de las cuatro chicas, las cuales posaron su mirada en Maya. Al fin y al cabo, ella era la que más cerca estaba de Lilith, y quien había mencionado primero el viaje de los Crimson Raiders a Galbadia.

- Han ido a hacer unas preguntas a los Hyperion Knights. – Maya enfatizó la palabra “preguntas”. – Están investigando si han sido ellos quienes… bueno…

La mirada de la Time Mage se posó sobre Kora unos momentos. Ésta masticaba lentamente, habiendo doblado sus rodillas poco después de que empezara a hablar.

Aunque el día en que Raiden y ella habían sido atacados parecía un montón de recuerdos difusos en su mente, Kora recordaba el nombre. “Hyperion Knights”, habían dicho Lilith y Nightwing, acusándoles de haber enviado al Biochemist tras ellos. No, se corrigió mentalmente. A por Raiden.

Antes de que pudiera sumergirse más en sus pensamientos, notó la mano de Asami sobre su antebrazo. La Mechanic no dijo nada, pero su mirada fue suficiente para que Kora encontrara fuerzas para dedicarle una media sonrisa y seguir comiendo. “Estoy bien.”, quiso decirle con su leve asintimiento de cabeza.

- Creen que pueden haber sido ellos quienes atacaron a Raiden y Kora. – Terminó Maya rápidamente.
- ¿Y tú piensas que han sido ellos? – Preguntó Jolyne. – ¿Pueden estar siguiéndonos?
- Sí… y no. – Maya se cruzó de brazos. – Puede que sea un rito de iniciación, parece el tipo de gilipollez que CrossKnight haría.
- ¿Quién es ese? – Elizabeth se interesó en la conversación.

Maya respiró hondo antes de volver a hablar, pasándose una mano por el pelo azul. Sentada frente al fuego como estaba, las llamas iluminaban su rostro acentuando sus rasgos afilados. Sabía que las miradas de sus compañeras estaban sobre ella, y realmente, una historia para terminar aquel día de excursiones no estaba mal.

- Os voy a contar un relato de tiempo ha. – Empezó con un tono exageradamente dramático. – En los albores del tiempo, la Primera Era… es decir, cuando el juego acababa de salir de la beta, las ciudades sólo podían acoger a la base de una sola guild. Una guild sin base es básicamente una Party venida arriba, así que si querías tu base, o bien te asimilabas con otra guild, o peleabas por la base.
- En Columbia empezaron las rencillas entre magos y alquimistas parcialmente por eso, por lo que sé. – Intervino Elizabeth. – La gente quería ir acorde al lore, por lo que los magos no veían bien que un líder de guild alquimista tuviera la base, y viceversa.
- Qué tontería. – Bufó Jolyne.
- En Sanctuary, sin embargo… – Con un carraspeo, Maya encauzó otra vez la historia. – Los Crimson Raiders fue una de las primeras guilds que se fundó, así como los Hyperion Knights. Y sólo había una base en la ciudad. ¿Os podéis imaginar qué pasó?

Las chicas asintieron.

- Yo no estaba allí cuando pasó todo esto, pero Lilith me lo ha contado. – Continuó Maya. – El líder de los Hyperion Knights, CrossKnight, no se lo tomó muy bien cuando la base la ganaron los Crimson Raiders, y él y su banda insistieron durante los primeros días, hasta que se cansaron y se fueron a dar por culo a Galbadia.
- Aunque yo tampoco había entrado al juego, he estado en alguna Guild War contra los Hyperion Knights. – Comentó Asami. – No nos tienen mucha simpatía, precisamente.
- Y que lo digas. Para más ironía, un par de semanas después anunciaron que las ciudades podrían albergar más de una base de guild, pero para entonces ya se habían acomodado y no querían saber nada de Sanctuary. Las uvas están verdes y todo eso.
- Hyperion Knights, Made In Heaven… ¿Hay alguna guild con la que nos llevemos bien? – Añadió Elizabeth con ironía.
- ¡Yo me llevo bien con los Made In Heaven! – Intervino Kora, levantando la mano. – Al menos con Shura, JoJo… y espero que con Caesar también…

Kora añadió el último nombre con una risita tonta (pero realmente esperaba caerle bien a un chico tan guapo).

- Lástima que tengan a Badguy como líder. – Maya casi bufó su nombre. – Al menos CrossKnight siempre ha ido delante durante las Guild Wars… es una de esas personas que se cree un poco demasiado su rol en el juego.
- ¿Entonces no habría sido él mismo quien atacó a Raiden? – Elizabeth ladeó la cabeza al hacer la pregunta, intentando atar cabos en su mente.
- De momento la teoría es que el ataque sería una prueba para unirse a su guild… y, la verdad, tampoco tiene mucho sentido. Son idiotas, ¿pero la clase de idiotas que intenta provocar una pelea entre las guilds cuando nos estamos jugando la vida realmente?
- Tendremos que esperar a que Lilith nos diga algo mañana. – Terminó Asami, con sus compañeras dándole la razón. – Voy a montar las minas alrededor antes de que me entre pereza.

Cansadas y sin mucho más de lo que hablar, el grupo de chicas no tardó en irse a dormir al interior de la tienda de campaña, Jolyne la primera ya que le vendría bien descansar antes de su turno de guardia. Después de un par de rondas de cartas, las otras tres le siguieron, bostezando y dándole las buenas noches a Maya.

Al día siguiente, Mos Eisley les esperaba.
Title: Re: neverland 2.2: you can (not) fight
Post by: Kora on February 08, 2016, 06:12:04 AM
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050keep asking

- ¿Qué…?

Seifer dejó pasar unos segundos antes de volver a abrir la boca, cerrándola inmediatamanete.

Tal y como Lilith le había prometido, la pregunta era simple: “¿Habéis enviado a alguien a atacar a un miembro de nuestra guild?”. La mujer lo dejó boquear con incredulidad, estudiando la reacción del grupo. Los otros acompañantes de Seifer intercambiaron miradas confundidas entre ellos, habiendo bajado la guardia temporalmente.

Era obvio que la pregunta les había pillado desprevenidos, pero no podía descartar que simplemente no esperaban ser acusados. Por ello, Lilith se aclaró la garganta antes de insistir.

- ¿Y bien?

Saliendo de su estupor, Seifer recuperó la compostura, volviendo a una pose firme.

- ¿Estás loca? Claro que no. – El Paladín soltó un bufido que disimulaba mal una risa. – Y pensaba que nosotros teníamos problemas.

La sonrisa de Seifer se heló cuando captó la mirada de lado que le dirigió la Gunslinger. El detalle no pasó desapercibido a Dick, que apoyó una mano en el hombro de Lilith antes de hablar.

- ¿Tenéis problemas?
- ¿Vosotros? – Añadió Lilith, captando la idea de su compañero.
- Nada que os importe. – Les espetó Seifer.
- Estoy harto. ¡No tenemos que aguantar un interrogatorio por su parte!

El Beast Master fue quien intervino, dando un paso adelante. El Coeurl que iba con él rugió por lo bajo, avanzando con él. Lilith oyó como detrás de ella, Kate tensaba su arco, pero al ver cómo los otros Hyperion Knights chistaron al chico, levantó la mano para indicarle a su compañera que no disparara por el momento.

- ¿Qué os habéis creído? – Asintió Seifer, y el resto de su grupo compartía la misma indignación en su mirada. – No, no hemos nada a ninguno de vuestros chicos. Ya podéis iros.

Lilith pasó la mirada por sus compañeros de equipo. Aunque Ezio, Rose y Kate parecían listos para tomar las medidas necesarias para resolver el asunto, el primero negó con la cabeza, imitado por las otras dos. A su lado, Dick hizo un gesto similar, pero siguió hablando.

- Si tenéis problemas, podemos ayudaros.
- Ni de coña. – Seifer soltó una risotada seca. – Para empezar, no la necesitamos, y además, ¿os van atacando y queréis meternos de por medio?

Lilith apretó la mandíbula hasta que sintió que estaban a punto de chirriarle los dientes. Aquel niñato creía que podía pasarles la mano por la cara… casi deseaba que hubieran sido ellos y tener un buen motivo para quitarle aquella sonrisa boba de la cara.

Notando su tensión, Dick le dio un apretón corto en el hombro, pero Lilith sólo se cruzó de brazos.

- Insisto, porque creo que no habéis tenido nada que ver. – Continuó el Stalker con una sonrisa. – Sinceramente, también creo que no os vendría mal un poco de ayuda. Después de perder vuestra base y sólo quedaros vosotros… no tiene muy buena pinta.

La mirada que le dirigió todo el grupo de los Hyperion Knights sirvió para que Lilith recuperara su humor. “Bien, Dick, ya veo que no tienes una placa sólo para ir enseñándola.”, pensó con satisfacción.

- ¿¡Habéis estado espiando!? – Seifer aferró el mango de su sable, lanzando una estocada al aire.
- Tenías razón. – Le dijo el Beast Master al líder de su guild. – Han venido ahora que no podemos…
- ¿Qué ganáis con esto? No vamos a quedarnos quietos. – La Gunslinger dirigió la pregunta a los Crimson Raiders, y Dick levantó las manos enseguida.
- ¡Tranquilos! No hemos venido a atacaros. Sólo queríamos respuestas, y en vista de la situación, ofreceros enterrar el hacha de guerra. – Insistió Dick. – Por el bien de todos.
- ¿De verdad pensábais que veníamos a atacaros? – Lilith levantó una ceja.

Seifer suspiró antes de hablar, sin rebajar su pose de guardia.

- Venís a buscar por nuestra guil- nuestra antigua base, sin avisar. ¿Qué queríais que pensáramos? – Seifer entrecerró los ojos. Tenía una expresión de rabia, pero su voz tenía un deje de frustración. – Ya tenéis respuestas, y no queremos vuestra ayuda. Largaos.

Lilith se pasó una mano por el pelo, mordiéndose el labio inferior mientras pensaba qué hacer. Seifer y los Hyperion Knights les habían dado mucha guerra, literalmente, en el pasado. Pero también sabía que era, al fin y al cabo, un chaval. Y después de lo que les había sonsacado Dick, podía estar bastante segura de que no habían tenido nada que ver. Casi podía sentir lástima por ellos.

- Oye, Seifer, no seas cabezota. Únete a nosotros. Vamos a luchar para salir de aquí.
- ¿A luchar? ¿Contra quien?
- Contra el GM. – Concluyó la Gunslinger, dándole un codazo a Seifer.
- ¿En serio?

Seifer abrió los ojos como platos, y el silencio de los Crimson Raiders fue la confirmación que necesitaba. En respuesta, soltó una carcajada.

- Estáis locos. Ahora sí que quiero que os larguéis. – El Paladín negó con la cabeza.
- ¿Es que no queréis salir de este juego? – Insistió Lilith, tragándose la rabia que le iba subiendo.
- Puede que no. Tampoco nos va tan mal.

Seifer se encogió de hombros, y Lilith no pudo evitar recordar las palabras de Sam.

Pero no todo el mundo va a estar en el mismo lado, ¿entiendes? Para otra gente, quizá éste es el mundo que quieren.

- Aunque quisiéramos, no nos sale a cuenta ir con vosotros. – Sentenció la Gunslinger. – Tenéis enemigos.
- Al menos podemos sobrevivir a ellos. – Respondió Lilith, ofendida.
- Sí, claro, por ahora. – Bufó Seifer. – No volváis a buscarnos.

Tras indicar con un movimiento de cabeza que era hora de marcharse, Seifer levantó la mano en un gesto desganado como despedida. Los Hyperion Knights empezaron a alejarse, sin mirar atrás en ningún momento. Lilith apretó las manos en un puño, y Dick le apretó el hombro, negando con la cabeza.

Tuvo que contener las ganas de apartarse, pero sabía que ya había quedado en muy mala posición después del encuentro como para organizar un espectáculo delante de los otros tres. Lo último que quería era generar desconfianza entre su propio grupo.

- Vámonos. – Dijo el Stalker. – No hay mucho más que hacer aquí.

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(http://i129.photobucket.com/albums/p210/kora_lj/BT%20-%20MMORPG/ava%20headers/lilith.png) (http://i129.photobucket.com/albums/p210/kora_lj/BT%20-%20MMORPG/ava%20headers/raiden2.png)

Para cuando Lilith pudo volver a su habitación, el reloj de su Omnitool indicaba que estaba cerca de medianoche.

Con el tiempo invertido en asignar nuevos turnos de guardia, Dick había estado de acuerdo en debatir el siguiente paso por la mañana, una vez estuvieran más despejados y hubieran dejado el incidente con los Hyperion Knights atrás. No era una mera comodidad: al eliminar al grupo de Seifer como sospechosos, las otras alternativas eran lo suficientemente perturbadoras como para considerarlas sin tener la mente despejada.

Esperaba que el juego hiciera uso de uno de sus pocos beneficios y pudiera conciliar el sueño, al menos.

Al subir el último escalón, captó una figura oscura cerca de la puerta de su habitación, dándole un vuelco el corazón. Tardó unos instantes en reconocerlo, y el ardor en su mano a punto de conjurar un hechizo y preguntar después desapareció poco a poco, a diferencia de la tensión en su cuerpo.

- Mierda, Jack, no te había reconocido.

El Samurai tenía un aspecto bastante diferente después de haber perdido, o mejor dicho, ganado su cuerpo. Despojado de su armadura cyborg, había vuelto a un atuendo escueto de Samurai, todo en tonos oscuros y ajustado a su cuerpo para mayor libertad de movimiento. Cuando levantó la vista, Lilith tuvo que admitir que era extraño no ver la cicatriz en su ojo, marcando sus rasgos suaves y haciendo que pareciera mucho más joven.

- Lo siento. – Murmuró Jack por lo bajo, aún cruzado de brazos apoyado en la pared junto a la puerta.
- Estás muy… diferente. Casi me había olvidado de tu aspecto real.

Lilith prefería hacer tiempo, o incluso tratar de insinuarle a Jack que quizá no era el mejor momento para debatir nada. No era muy difícil deducir qué quería.

- Ya lo sé. Sunny está intentando devolverme algunas de mis mejoras, pero no quiere volver a reemplazar mi cuerpo. – Explicó con rapidez. La sutileza no era lo suyo, o bien no quería ceder. – De todas formas, sólo venía a ver si has averiguado algo.

No soltar un bufido requirió autocontrol, pero después de lo que le había pasado, Lilith tenía que admitir que se merecía al menos una respuesta.

- No han sido ellos, Jack. Los Hyperion Knights están jodidos, sólo quedan cuatro en la guild y han perdido su base. Literalmente.
- ¿En serio? – Jack entrecerró los ojos. – ¿Qué ha pasado?
- A saber. ¿Lo más probable? El resto de la guild ha abandonado a Seifer excepto por sus tres mejores amigos.

Lilith esbozó una media sonrisa, permitiéndose regodearse en la derrota de los Hyperion Knights. Sabía que a Jack no le caían especialmente bien, aunque el Samurai no reaccionó más que desviando la mirada, pensativo.

- Si no han sido ellos…
- Lo sé.

Interrumpió a Jack poniéndole una mano en el hombro. Ya sabía bien que el encuentro con los Hyperion Knights sólo les había traído más preguntas que respuestas. Jack le sostuvo la mirada unos momentos, soltando un bufido corto antes de apartar la mano de su hombro.

- No vamos a hablar de ésto ahora. – Le confirmó Lilith.
- ¿Y entonces? ¿Tengo que quedarme aquí para siempre?

Jack había alzado la voz repentinamente, cambiando bruscamente el tono de lo que había sido una conversación casi en susurros. Frunciendo el ceño, Lilith le chistó, y el Samurai apretó la mandíbula. Su mirada la desafiaba, aunque bajó el tono al volver a hablar.

- Lilith, no voy a quedarme de brazos cruzados si hay alguien persiguiéndome. Si me quedo aquí-
- ¿Puedes esperarte al menos unos días antes de volverte loco? – Siseó Lilith. – Mañana debatiremos qué hacer al respecto, así que intenta portarte bien, al menos hasta que al resto se le olvide que le pusiste la espada al cuello a Kora.

Jack echó el cuerpo hacia atrás, sin llegar a moverse un paso. Quizá había sido un golpe bajo, pero no era ninguna mentira que varios miembros habían visto la discusión entre los dos, y lo mal que había terminado. Aunque los más allegados sabían que Jack era simplente Jack, Lilith había captado algunas miradas de desconfianza por parte de otros miembros.

Hasta que pudieran resolver aquel misterio, necesitaba que Jack se portara bien.

- No quería… – Empezó a murmurar Jack, deteniéndose al poco para dirigirle una mirada confundida. – Hablaremos mañana.

Con unos pasos que eran inaudibles, Jack se apartó de la puerta, dirigiéndose hacia las escaleras. Lilith entornó los ojos.

- Buenas noches, Jack.

Tal y como esperaba, no recibió respuesta.
Title: Re: neverland 2.2: you can (not) fight
Post by: Shura on February 14, 2016, 08:31:39 PM
*shura* *ghiaccio*

#45.



-¿¡Quién está ahí!? -Shura hizo acopio de todo su valor apoyada por el enfado que aún sentía, secuestrada y encerrada en aquella oscura habitación, ponerse a llorar no le iba a llevar a ninguna parte. Y si la habían encerrado con otra persona, prefería dar guerra e imponerse que no suplicar.

Pero fuera quien fuese, no contestó, es más, no se movía en absoluto de su silla. En apenas unos minutos, Shura se acostumbró a la oscuridad, y en la misteriosa ciudad de Sin City, entre los negros, blancos y grises, otro color muy característico resaltó: el rojo. La ropa roja y ajustada dejaba claro que se trataba de una mujer. El pelo blanco, largo y lacio, le caía sobre la cara y ocultaba su expresión, pero no necesitaba verla para adivinar que si no se movía, era porque estaba gravemente herida.

Sin quererlo dejó a un lado su estado de alerta y se puso a investigar en la Omnitool los datos de aquella mujer, su nick era Cutie J y su job era Fallen Angel, estaba al límite en su barra de vitalidad, además de otros estados como era dormida y envenenada. Lo primero explicaba porque estaba tan inmóvil, pero lo peor era lo segundo, la regeneración de vida automática era lo que le permitía seguir con vida, pero aquella batalla se perdería más temprano que tarde sin un antídoto.
Shura pese a ser White Mage, no tenía la habilidad de curar venenos ni estados alterados que se encontraba en jobs más avanzados, de todas maneras, no hacía falta saber sumar dos más dos para saber que a esa mujer, también la habían secuestrado y encerrado como a ella.
Enseguida se pusó a pensar en un método de escape, y lo mejor para empezar, era intentar curar a aquella mujer y rezar porque si despertaba, se sintiera agradecida por la ayuda que le había brindado, y con suerte, con ganas de venganza contra sus secuestradores…

Escuchó a alguien acercarse a la puerta cuando había restaurado casi la mitad de la vida de Cutie J, y fue lo bastante precavida para quedarse en un rincón al fondo de la habitación. Entró Ghiaccio, sonriendo satisfecho al verla como una criatura asustada en un rincón.
-Has sido muy inteligente de no quedarte detrás de la puerta esperando para atacarme… -al entrar, dejó entrever parte de su Party, todos armados con cuchillos y preparados para salir en defensa de su líder-. Buena chica… creo que hemos empezado con mal pie.

Ghiaccio se acercó a Shura, por un momento tentada de probar suerte y luchar por su huida… idea que desechó en el acto al ver como el resto de hombres permanecía atento a cada uno de sus movimientos.
El Elementalist le alargó la mano para ayudarla a ponerse en pie, por supuesto ella rehusó y casi podía jurar como un pequeño gruñido agudo se quedaba atorado en la garganta de Ghiaccio que luchaba porque no se le notase el enfado.
-Definitivamente no hemos empezado con buen pie -el hombre respiró lentamente para intentar calmarse y que no le latiera la vena de la sien-, siento el golpe de antes… mirate, te han hecho un buen morado, estas feisima. Tiene que dolerte un montón, no te favorece en nada.
Fue a picarle con el dedo en la mejilla, tocando una vez la herida y provocando un siseo involuntario en Shura, que no pudo dejar de ignorarlo, aunque cuando quiso apartarlo, Ghiaccio aprovechó para tomarla de la mano y tirar con fuerza para obligarla a ponerse en pie adjudicándose el absurdo logro de salirse con la suya.
-Eso es, eres una buena chica. Otras tendrían que aprender de tí, ¿verdad, Jeanne?

Algo se iluminó en la mente de Shura, algo de lo que Bayonetta le había hablado la noche anterior: su compañera desaparecida, tenían el mismo nombre. No podía tratarse de una casualidad.
Giró la cabeza para observarla en el instante en que Ghiaccio cerraba la puerta, intentando retener la imagen de la mujer y todos los detalles de ella, ahora tenía la convicción de que no podía dejarla ahí y que muriera. Si pudiera escapar tendría que ser lo suficientemente rápida para que aquel grupo no desapareciera… aquello era imposible sola y en una ciudad que no conocía. De momento, tendría que hacer tiempo para pensar en algo.

“Bayonetta… espero que puedas encontrarme…”
-Sugus, ¿te lo has pensado mejor? ¿Quieres ser parte de nuestro grupo?
-Yo… -si tenía alguna dote para el teatro, aquel era el momento de demostrarlo-. Ahora que he perdido mi lista de amigos… estoy completamente sola, y es una sensación horrible.
-Exacto -Ghiaccio sonrió como quien abre un regalo que llevaba mucho tiempo esperando, Shura intentó que no se le notaran las náuseas que le causaba-. Pero no estas sola, me tienes a mi… bueno, a nosotros.
Se corrigió menos elegante de lo que pretendía aparentar.
Shura se acarició la mejilla intentando adoptar una pose sumisa, rozando su mejilla y sintiéndola caliente ahí donde la habían golpeado.
-¿Aún te duele? ¡Tobias eres un imbécil! -Se dirigió al tipo que la había golpeado, sorprendiendose tanto que parecía desorientado por aquella salida de su jefe-. ¡Ve a fuera a vigilar que nadie venga y piensa en lo que has hecho!
-¿Es coña, verdad?
El grito ahogado de Ghiaccio fue suficiente afirmación, el tal Tobias salió dando un gruñido amargado que no consiguió salvar su pisoteado orgullo.
-¿Te sientes mejor ahora Sugus? ¿O prefieres que te llamase Shura?
-Sugus esta bien -que la llamara así, le creaba una extraña y reconfortante sensación de que la cosa no iba con ella.
-Esta bien Sugus… tengo un regalo para ti.

Ghiaccio toqueteo la Omnitool, Shura trago saliva sin saber qué esperar y mareandose por la sorpresa que le ocasionó que el hombre hubiera sacado del inventario un gorro blanco de lana con un lazo azul.
Ni siquiera se lo ofreció, Ghiaccio le colocó aquel gorro moviendo para ver como quedaba el lazo en un lado u en otro, finalmente decidiendo que quedará hacia atrás.
-Así está perfecto. Será aún mejor cuando te conviertas en Priest. ¿Verdad?
Asintió porque si abría la boca iba a vomitar.
-Perfecto, ¿puedo añadirte a mi lista de amigos?
La tomó de nuevo de la mano y comenzó a teclear en su Omnitool, Ghiaccio aunque fingiera amabilidad, le clavaba los dedos como garras para evitar que se pudiera negar. En cuanto terminó, su sonrisa se torno perversa. Había conseguido lo más ansiado, el aliado que él buscaba y por fin podía hacer algo para lo que llevaba mucho tiempo esperando…

-Ahora que ya somos amigos… ya puedo matar a la perra de Jeanne. 
Title: Re: neverland 2.2: you can (not) fight
Post by: Shura on February 29, 2016, 04:30:44 PM
caitlyn * Vi

#46.

Caitlyn y Vi se escondían entre las sombras de Sin City, eran prácticamente imperceptibles, aunque alguien con las habilidades necesarias dentro de aquel juego pudiera encontrarlas si las buscaba, no era el caso cuando eran ellas las que preparaban la trampa la cual vigilaban con el celo propio de un cazador.
Vi se mantenía paciente pese al esfuerzo que le resultaba, pero por aquella vez fue Caitlyn quien rompió el silencio.
-No deberías ser tan dura con Seras, sabes que realmente te cae bien.
-Por eso soy dura con ella, creo que tiene mucho potencial y es una buena chica, muy pronto se las podrá apañar perfectamente por su cuenta, y si quiere quedarse, podríamos hacer un equipo de la hostia. Pero yo tengo una imagen que mantener.
Caitlyn sacudió los hombros riendo por lo bajo.

-Pero pastelito, ahora en serio, ¿por qué un cupcake? -De la trampa, sólo quedaba a la vista el suculento pastel.
La puerta del edificio se abrió y aunque estaban bien ocultas las dos mujeres se agazaparon aún más entre las sombras, esperando.
-Muy pronto lo podrás ver…
Aunque ellas no lo supieran, aquel tipo era uno de los miembros de la Party de Ghiachio, que a regañadientes había aceptado hacer guardia en la puerta del edificio. Cruzando dedos de que nadie les hubiera visto ni que UmbraBicht les hubiera seguido la pista… no era para menos el rencor que todos les guardaban a las dos mujeres, no solo habían abandonado el grupo, si no que habían causado una pequeña masacre al hacerlo. Le daban escalofríos de pensarlo.
Y tan absorto como estaba, acabó encontrando casi sin querer un cupcake en el suelo… tuvo que parpadear dos veces para asegurarse de lo que veía: entre los grises de Sin City, se podía ver la crema blanca y como encima de esta, la cereza roja y brillante lo coronaba.
Sin quererlo sintió como la boca se le hacía agua.
Pero no era imbécil del todo para  coger y meterselo en la boca sin más: se acercó alerta, primero atento por si alguien saltaba de un callejón, para luego simplemente pasear por al lado del pastel esperando que alguien lo reclamase como suyo…
Todo bien.
Después con la Omnitool, miró que no estuviera envenenado… o lleno de suero o paralizante… y todo en el pastel, estaba bien.

Lastima que no hubiera mirado mejor debajo.
La trampa se cerró en cuanto intentó ponerle la mano encima, un cepo para osos tan rudimentario como doloroso que le atrapó el brazo mezclando el sonido del metal chasqueando al saltar, con el del hueso roto.
En la milésima de segundo que iba a gritar Vi saltó del callejón, rápida como un demonio para golpearlo primero en el mentón y luego sujetandole firmemente del cuello por la espalda.
-Vaya pastelito… ¿para eso el cupcake? Tienes una vena cruel.
 
Al segundo siguiente, el cañón del largo rifle de francotirador de Caitlyn, estaba contra la frente de aquel desgraciado.
-Vas a contarme todo lo qué está pasando ahí dentro.
 


*shura* *ghiaccio*

-Ya puedo matar a Jeanne.
Ghiaccio le dio la espalda a Shura directo a entrar en la habitación donde estaba la mujer de rojo, cuando sintió la mano de Shura agarrándole de la manga. Aquel contacto inesperado le hizo apartar el brazo en un movimiento brusco, pero más allá de disculparse le dedicó a la White Mage, su mejor cara de asco e interrogante.
Shura no sabía muy bien cómo actuar, casi no podía disimular que el asco que se profesaban era recíproco.
-Creo que matar a alguien, no es el modo que quiero para celebrar mi bienvenida al equipo.
-¿Prefieres una fiesta? -Dejó escapar un bufido burlón por aquel comentario.
-Nada de muertes.
-¡Cierra la boca! No tienes ni idea de lo que esa… mujer -escupió la palabra, cambiando del tono burlón a la ira, completamente bipolar- nos hizo pasar… ella y la cerda de su amiga masacraron a siete de mi equipo.
-Pero… -a Shura le hubiera gustado decir que quizás se lo merecieron por obligar ella y Bayonetta a permanecer en aquel equipo de sádicos… pero lo que necesitaba era tiempo para pensar-. ¿Pero cómo pudieron dos personas hacer semejante barbaridad? No se puede juzgarla sin pruebas.

Ghiaccio soltó una exclamación contenida arañándose las mejillas y apretando los dientes.
-¡Pruebas! ¡PRUEBAS DICES! ¡No tienes ni idea!
La White Mage retrocedió un paso, poniendo distancia para que Ghiaccio se desahogará sin echarle mano.
-¡Lo hicieron durante la noche! Asfixiaron primero a quienes tenían sus últimas vidas -Ghiaccio recordaba como le despertó la patada en el baile frenético del primer compañero que estaba siendo asfixiado. Al abrir los ojos, la habitación estaba fundida en negro, atrapados como ratas, sólo se escuchaban los gritos del grupo desesperados por escapar y las risas colmadas de gozo de las mujeres mientras iban matando a un miembro detrás de otro.
-¡Esas perras se atrevieron a quitarme mi primera vida! -Los ojos casi se le salían de las órbitas de la ira. Porque los únicos que lograron escapar de aquella masacre, fueron los que no habían programado su resucitación dentro de la base donde se encontraban.
-¡No se los perdonaré jamás! ¡Las atraparé! ¡Y las torturaré! Lo hicimos con Jeanne pero será mil veces peor con UmbraBitch, sufrían y se arrepentirán de lo que me hicieron.

“Está rematadamente loco…” Shura escuchó lo que necesitaba si podía hacer que Jeanne se recuperase, con aquel poder y su ayuda escaparian. Tenía que ponerse en marcha.

En aquel momento, la puerta se abrió de un portazo.
Title: Re: neverland 2.2: you can (not) fight
Post by: Shura on March 31, 2016, 03:28:25 PM
#47.

En aquel momento, la puerta se abrió de un portazo.
Shura, Ghiaccio y los otros dos se giraron para descubrir al tercer miembro que había salido a vigilar.
-¿Qué ha pasado? ¿Por qué has abandonado tu puesto?
El tipo pareciço que tardaba un segundo más en responder, lo que hizo que Ghiaccio alzasé una ceja furibundo.
-Por nada, yo… -todos juraron oír unos susurros salir desde su espalda- tenía que ir al baño… diarrea.
Comenzó a guiñar compulsivamente, la banda de Ghiaccio se preparó y el tipo en cuestión trago saliva al ver que se iba a quedar en medio de aquella pelea.
-¿De modo que diarrea…?
-Sí… me ha dejado el… -se mordió el labio hablando entre dientes “vamos… no me hagas decir eso”- el... ojete bien escocido. Ahora mismo…-señaló con el mentón a su espalda- soy más peligroso por detrás qué…   
El tipo en cuestión enmudeció en el acto cuando, de una sacudida, salió disparado hacía el fondo de la habitación, chocando de cabeza contra la pared y cayendo inconsciente en el suelo.
Detrás de él, en el marco de la puerta, se encontraba Vi escondida junto a Caitylyn, la segunda muy seria mientras su compañera reía.
-No puedo creer que al final lo haya dicho.
-Nuestro factor sorpresa echado a perder… -Caitlyn estaba lista para la batalla y con el inventario a mano por si era necesario. 
-El tipejo ya nos había delatado -se encogió de hombros con gesto infantil, como si aquello lo justificase todo.
-Pero seguimos en desventaja, somos dos contra tres.
-Pues habrá que equilibrar las cosas.
Vi entró abalanzándose contra el que tenía más cerca, sin darle tiempo de reaccionar, le propinó un puñetazo en el pecho que lo tumbó de espaldas, para luego, agarrandole desde la pechera, lo levantó por encima de su cabeza y lo arrojó por la ventana del edificio. 
Vi se giró hacia los otros dos con los ojos brillantes por la acción.
-¿¡Quién es el siguiente!?



-¿Y como se supone que vamos a encontrar a Shura con lo grande que es Sin City?
-Déjame que piense Dante… -Bayonetta se llevó el dedo al mentón con teatral elocuencia- quizás estaría bien empezar no haciendo preguntas estúpidas.
-Entonces ahí va otra que podrás responder, ¿pasó lo mismo con tu amiga? ¿También borraron su rastro?
Girando la cara para que no la vieran, la mujer se mordió el labio con gravedad. Necesitaba ayuda con aquello y por eso había acabado por contárselo, de todos modos, si querian negarse a acompañarla por el peligro que suponía, no tendrían que inventar excusas absurdas. Pero la jugada le había salido mejor de lo que esperaba, y Dante y Gyro habían decidido acompañarla. De Dante se lo habría esperado, pero lo del segundo sí que la pillo como una grata sorpresa, Gyro parecía de esos que no podían girar la cara a otro lado cuando alguien se encontraba en problemas.
-¿Tienes alguna pista?
-Ninguna… hace tiempo que registré el lugar de reunión de mi antigua Party… pero ahora, no se por donde empezar.
En aquel momento, a unas manzanas de distancia, escucharon el sonido de cristales rotos, y llegaron a ver a un tipo cayendo desde una ventana.
En el segundo en que tocaba el suelo y el grupo encajaba lo que acababan de ver, Gyro dibujó una sonrisa en su rostro.
-¿Y qué os parece empezar por ahí?



-¡Lo vais a pagaaar! -Ghiaccio liberó un hechizo que heló el aire, alcanzando a Vi que vió su movimiento detenido cayendo al suelo cuando iba a lanzarse contra el segundo miembro, el frío era tan intenso que Vi sentía como le dolían las articulaciones, moviendose lentamente y apenas pudiendo defenderse cuando se abalanzaron contra ella con un florete.
El primer disparo resonó por toda la habitación, saltando la hoja de la fina espada, pero el Duelist no se detuvo, propinando una patada en la cabeza de Vi en el momento en que se escuchaba el segundo disparo que falló por muy poco, arrancándole parte del lóbulo de la oreja al Duelist. Dejándoles tiempo suficiente a ambos bandos para tomar posiciones.

Shura se había arrojado al suelo a la primera señal de amenaza, en su mente solo tenía la idea de curar a Jeanne. Se movió lentamente aprovechando la confusión de la batalla para no llamar la atención, pero al querer alcanzar la puerta, vio que era imposible abrirla a causa de la congelación que había creado Ghiaccio.
Pero no quería rendirse cuando estaba tan cerca, intentó forcejear sin obtener resultado, echándose de nuevo al suelo cuando Ghiaccio mandó un nuevo ataque esta vez contra la Gunslinger de la puerta.
-¡Cubreme!
-¡Se me ha roto la espada!
En aquel momento, un disparo entró desde la ventana acertando justo en el congelado pomo y haciéndolo saltar por los aires, dejando la puerta abierta.
-¡NO! -Ghiaccio se dio cuenta de las intenciones de Shura, intentando atraparla en vano con Caitlyn esperando que cometiera el primer error para meterle una bala entre los ojos.
La White Mage entró en la habitación, en segundos bajando sus puntos de maná para convertirlos en puntos de vida para Jeanne.
Y pese a la oscuridad, Shura pudo ver claramente, las blancas pestañas de Jeanne, abrirse lenta y majestuosamente. Como si hace mucho tiempo que hubiera estado esperando el momento de despertar. 
Title: Re: neverland 2.2: you can (not) fight
Post by: Shura on November 29, 2016, 09:46:11 PM
#48.

(http://i129.photobucket.com/albums/p210/kora_lj/BT%20-%20MMORPG/avas%20shura/ghiaccio.png)x(http://i129.photobucket.com/albums/p210/kora_lj/BT%20-%20MMORPG/avas%20shura/vi.png)x(http://i129.photobucket.com/albums/p210/kora_lj/BT%20-%20MMORPG/avas%20shura/caitlyn.png)
(http://i129.photobucket.com/albums/p210/kora_lj/BT%20-%20MMORPG/avas%20shura/shura2.png)x(http://i129.photobucket.com/albums/p210/kora_lj/BT%20-%20MMORPG/avas%20shura/jeanne.png)x(http://i129.photobucket.com/albums/p210/kora_lj/BT%20-%20MMORPG/avas%20shura/bayonetta.png)

-¡NO! ¡ESTO NO PUEDE SER! -Ghiaccio avanzó a trompicones por la sala un disparo más resonó por la sala, acertando en un hombro del hombre  y saliendo la bala limpiamente de su cuerpo. Pero de tan furioso que se encontraba, Ghiaccio no se percató del dolor, únicamente tenía un objetivo.
-¡HUYE JEANNE! -Shura se apremió para intentar que la mujer reaccionara-. ¡Bayonetta sigue buscand-!
Sintió un puntapié en la rodilla que la interrumpio a la vez que alzó un grito de dolor, pero incluso este quedó silenciado cuando sintió que le faltaba la respiración. Ghiaccio la tenía firmemente sujeta del cuello rodeado por su brazo, inmovilizada y sin poder defenderse por el esfuerzo de luchar por algo de oxígeno.
-¡Atrás! ¡Atrás o la mato!
Vi escupió al suelo por el asco que le producía la cobardía de este tipo, estaba solo y acorralado, el resto de sus amigos estaban en el suelo inconscientes y uno de ellos con los cuatro miembros rotos, cortesía de la mujer.
-Matala si quieres, seguro que aún tiene alguna vida de repuesto, pero lo que está claro es que tú no te vas a ir de rositas de aquí.
Ghiaccio comenzó a sudar, necesitaba tiempo para pensar y tener a la White Mage como rehén le podía dar tiempo, pero sus opciones eran muy pocas y empezó a gimotear al verse acorralado.
-Vamos a darte tu merecido -un puntero láser salió de la francotiradora de Caitlyn, apuntando directamente a la frente de Ghiaccio.
-Ese privilegio, es solamente mío. 


Envuelta en lo que parecía un aura blanca, con aquel traje rojo suyo destacando entre las sombras y los negros de Sin City, apareció Jeanne, caminando muy lentamente mientras salía de la habitación. 
Las dos mujeres guardaron silencio frente a la imponente presencia de Jeanne mientras que Ghiaccio al borde del colapso comenzó a gemir quejosamente.
-¡Regresa a la habitación! ¡Regresa a la habitación! 
-¿Pero qué estás diciendo estúpido? Ya no estoy bajo el poder de tu influencia -Jeanne sonrió, recuperada por el hechizo de Shura, feliz de volver a tener el control de su cuerpo y cada vez más colmada del sentimiento de venganza contra Ghiaccio-. Ahora soy libre.


El aura blanca que la rodeaba, pareció expandirse buscando fundiéndose con la luz apenas eran visibles los tentáculos de luz que proyectaba la mujer y que se acercaban sinuosos hacía Ghiaccio y Shura.
-¡¡PARA!! ¡PARA! -Consciente de que ya no tenía poder sobre ella, Ghiaccio decidió que no se iría solo a la tumba. Comenzó a concentrar sus poderes de hielo en su brazo, le helaría la respiración y la sangre a Shura y le romperia el cuello como si fuese un palito.
Pero aunque estaba tan cerca, este plan también se vio truncado por la nueva aparición.
-¿Pensabais celebrar una fiesta sin mí? Qué desconsiderados. Con las ganas que tenía por este reencuentro, Ghiaccio -la mujer se relamió los labios al pronunciar este nombre.
-¡BAYONETTA!
Ghiaccio quedó enmudecido cuando uno de los tentáculos negros de la Fallen Angel le agarró por el cuello apartando de un tirón al hombre de Shura que cayó al suelo mareada, tosiendo con fuerza incapaz de respirar, hasta que sintió como sus heridas y su respiración volvía a un ritmo regular. Jeanne le había aplicado un hechizo de curación.
-Los favores, con favores se pagan White Mage -miró fugazmente a Shura para acabar enviándole una mirada insondable a Bayonetta, sonriéndole como si únicamente estuvieran ellas dos solas y en paz en la sala-. Hola Cereza.
-Jeanne… -la mujer tragó saliva intentando disimular como se le había quebrado la voz al pronunciar ese nombre-. Ya era hora de que te dignases a aparecer, llevo buscándote todo este tiempo, ¿no será que tengo que comprarte una correa para tenerte quieta y localizada?
-Ya me han dicho que andabas buscandome.
-¿Ya has conocido a Shura? Aunque sin querer, es a quién tengo que agradecerle haber dado contigo.
-¿Es la White Mage? Es un encanto… pero ya mantendremos esta charla con un té, ahora tenemos cosas que hacer.
-Estoy de acuerdo contigo querida.
Uno de los tentáculos de Jeanne, entró directamente por la herida de bala del hombro, saliendo por el otro lado y haciendo que Ghiaccio gritase de puro dolor.
-¡INACEPTABLE! -Ghiaccio grito de manera taladrante.
-¿Pero que está diciendo? -Vi quería mofarse de los últimos momentos de aquel tipo, pero resultaba tan desagradable y perturbador que cualquier cosa que dijera era hacerle un flaco favor. Vi le hizo señales a Shura para que se pusiera a salvo junto a su lado, la White Mage no se lo pensó.
-¡LA CULPA DE TODO ES VUESTRA! -El Elementalist seguía en sus trece gritando cosas sin sentido-. ¡DEBERÍAIS HABER OBEDECIDO! ¡Deberíais haberos convertido en Cleric! ¡La culpa es vuestra!
-Tu no nos dabas órdenes Ghiaccio -Jeanne retorció el tentáculo hasta que se escuchó el hueso de la clavícula crujir, el hombre seguía gritando.
-Qué desagradable -Caitlyn no era partidaria de la tortura, pero intuía que esos tres tenían cosas muy serias y privadas y no iba a interponerse después de todo lo que había pasado.
-Shura -la llamo Bayonetta-, sería mejor que os marchaseis de aquí. Lo que viene a continuación no va a ser un espectáculo bonito precisamente.
Era mucho el rencor que le guardaban para dejarlo en una muerte dulce o una muerte rápida.
-Esta bien… ¡eh, Ghiaccio! -Shura no iba a marcharse sin decir la última palabra-. ¡Hueles a caca de perro!
Era poco el consuelo de oirle gritar humillado por aquel absurdo insulto que parecía afectarle tanto después de que hubiera borrado y bloqueado la lista de sus amistades en la Omnitol… pero se engañaría si no pensase que algo sí que la reconfortaba.
-¡LA CULPA ES VUESTRA! ¡LA CULPA ES VUESTRA! ¡Vosotras me hicisteis así! ¡Yo no he hecho nada! ¡Fuisteis vosotras las que me hicieron así! -Tan desesperado y hasta tal punto había colapsado, que comenzó a arrancarse la ropa de pura rabia.
-Por favor, sigue gritando mientras puedas.
Lo último que vió Shura al lanzar una mirada furtiva sobre su hombro, fueron los tentáculos negros y blancos de las brujas, entrando por la boca de Ghiaccio.





-¿Te encuentras bien?
-Gracias, gracias por venir a ayudarme -Shura nunca se había alegrado tanto por respirar aire puro, se encontraban en la azotea del edificio, Caitlyn no había querido abandonarlo hasta no revisarlo y estar totalmente segura de que no quedaba nadie de la banda de Ghiaccio.
-Ha sido un buen entretenimiento y un buen entrenamiento para Victoria ya de paso, ha tenido una puntería cojonuda la novata.
Vi señaló a la azotea de uno de los edificios cercanos, saludando con la mano acabó por ver a una chica menuda de pelo rubio y corto que permanecía agachada y detrás de lo que parecía ser un rifle muy similar al de Caitlyn.
-Ha sido su disparo el que a abierto la puerta donde se encontraba la bruja de pelo blanco.
-Increible -Shura estaba profundamente impresionada por la certera puntería de la mujer.
-No lo digas muy alto, no te vaya a escuchar y se le suba a la cabeza.
-Deberíamos revisar también los edificios más cercanos -.Caitlyn por su parte revisaba la Omnitol trazando los siguientes objetivos y enviando la información a Vi y Seras que comenzó a moverse nada más leer el mensaje.
-Yo… preferiría quedarme aquí arriba un poco más -Shura se excuso frente a las dos mujeres-, a decir verdad, me siento agotada.
-Claro -Caitlyn accedió en el acto agradecida de que aquello les facilitaria la tarea de rastreo que les quedaba por delante.
-Yo avisaré a esas dos de que estas aquí, por si aún no han terminado, ten paciencia y no te marches. 
Un escalofrío recorrió a Shura al pensar que pudieran llevar tanto tiempo torturando a una persona, sin duda, tenían una gran cuenta pendiente con Ghiaccio.
-Cuidate Shura -Caitlyn se despidió acompañada por Vi, dejando sola a la White Mage, que comenzó a reflexionar sobre todo lo que había sucedido.


Bayonetta y Jeanne se vieron envueltas en el obsesivo deseo de Ghiaccio porque estas se convirtieran en Cleric. Por el deseo de tener a alguien que curase al grupo y los mantuvieran con vida, llegaron al punto en que fueron capaces de torturarse los unos a los otros, llenos de rencor porque ninguno estaba dispuesto a ceder.
Respetaba la decisión de las dos mujeres, ella había hecho lo mismo aunque su situación nunca fue tan desesperada, pero lo que les había sucedido, bien podría haberlo sentido ella misma en sus carnes.
-Que asco -se le escaparon aquellas palabras sin darse cuenta.
Al final era fácil culpar al Game Master por todo lo que pasaba, era fácil olvidarse de que tratabas con personas y no con herramientas que utilizar en tu propio beneficio en aquel maldito juego.
Ella había tenido suerte de estar junto al grupo que le había acompañado al comienzo de su aventura, Jojo, Caesar, Nero, Doppio e incluso Sol, aunque quizás, de sólo haber tenido que contar con este último, ahora la situación sería muy distinta a la actual, y muy similar a la que habían pasado Bayonetta y Jeanne.


Shura se percató de sus ropas, tan blancas que parecían brillar en la noche negra de Sin City. Se sintió asqueada, deseo que desaparecieran, que pudieran convertirse en las ropas de Monk, de poder defenderse y luchar, de reclamar su lugar en aquel juego y demostrar que con ella no se jugaba.
Comenzó a quitarse la ropa, como si esta estuviera húmeda y pesara mil veces lo que le correspondía y le impidiera moverse con libertad, se desprendio del vestido blanco y su cuerpo quedó expuesto a la noche. Su piel era gris, ya no contrastaba con la ciudad, ahora era como si se hubiera fundido con esta. Era una sensación desconocida el encontrarse tan desnuda y expuesta, pero para aquel momento, agradeció que cada poro sintiera el frío de la noche.
-Veo que la fiesta continuaba aquí arriba.

La White Mage dio un gritito cubriéndose el pecho con pudor, a la azotea llegaron Bayonetta y Jeanne, esta segunda miraba extrañada la escena mientras que la primera, a medida que se acercaba iba desprendiéndose también de la ropa.
-¿Y Dante y Gyr-?
-Han ido con esas dos a comprobar que todo estuviera en orden… aunque puedo asegurarte, de que todo está perfectamente -Bayonetta ya desnuda, observó por encima de los edificios el horizonte de la ciudad.
-Se siente bien estar así -Jeanne se había unido a las otras dos, y las tres mujeres, apenas cubiertas con una simple prenda de lencería guardaban silencio simplemente disfrutando de sus elecciones sin ataduras, de su libertad.
-Muchas gracias Shura.
-No me las des Bayonetta… al final has venido a rescatarme.
-Pero es gracias a ti que he encontrado a Jeanne.
-Y si no fuera por tí, yo aún seguiría encerrada en esa apestosa habitación. Muchas gracias, has sido muy valiente.
-Si no lo hubiera hecho, ninguna de las dos habría salido entera de ese sitio -Shura se sentía abrumada por aquellos halagos, no podía permitir que se hicieran una idea equivocada.
-El caso es que lo hiciste Shura, y lo hiciste muy bien.
-¿Y qué vais a hacer ahora?
-Ghiaccio sólo ha perdido una vida. Lo buscaremos y nos aseguraremos de que pierda las que sean necesarias hasta matarlo.
Shura asintió ante las palabras de Bayonetta, chasqueando la lengua molesta al recordar cierto detalle.
-El muy cabrón me bloqueo la lista de contactos en la Omnitol, con contraseña y todo.
-Lo siento… pero eso tiene solución -Bayonetta le guiño un ojo-. Solo tenemos que encontrarle y sacarle a la fuerza cuál es la maldita contraseña.
-Podemos ser muy persuasivas cuando nos lo proponemos -Jeanne se contagió de la risa de Bayonetta con su comentario, por un instante, Shura podía palpar esa presencia salvaje y felina de las mujeres.


-Pero Shura, Bayonetta me ha puesto al corriente de tu situación, si quieres puedes ir a buscar a tus compañeros, ponerles al corriente de la situación con tu Omnitol, o podemos acompañarte nosotras a Two Rivers para tu prueba como Monk.
-Gracias… pero ellos están muy lejos en Prorencia como para avisarles, y yo, me he decidido a hacer la prueba para Monk lo antes posible.
-Nosotras te acompañaremos.
-Gracias Bayonetta.

Pero en su fuero interno, Shura sabía que debía ir sola a Two Rivers.
Title: Re: neverland 2.2: you can (not) fight
Post by: Shura on January 31, 2017, 11:09:39 AM
No me quito de la cabeza el momento rondabout xD

#49.



Sol Badguy abrió los ojos, parpadeando pesadamente para acostumbrarse a la luz del amanecer que le había desvelado. Con un suspiró pesado, se giró en la cama buscando la penumbra que le ofrecía el fondo de la habitación de la posada en Prorencia, era una pared que empezaba a conocer bien, pues ¿cuantos día llevaban en Prorencia? ¿Diez? ¿Dos semanas? Era demasiado tiempo se mirase por donde se mirase, y el ataque a las ciudades de hace una semana, debía de haber sido la mejor lección para recordar que, no debían acomodarse en aquel mundo.

-Maldita sea -aquella frase había sido su letanía desde los últimos días, sentándose en la cama, con la cabeza gacha mirando fijamente al suelo mientras su largo cabello caía hacia su cara, permaneció un momento más así, intentando de nuevo desprenderse de aquel agobio a causa de la monotonía, con la misma excusa: únicamente le quedaba una vida.
Se agarró la frente con la mano volviendo a suspirar largamente, luchando una vez más contra la desesperación. Tomándose su tiempo para ponerla bajo a raya, sin levantar la cabeza, buscó a tientas sobre la almohada el paquete de cigarrillos, sacando uno y llevándoselo a la boca de manera automática. Despreciaba su situación, pero aún se despreciaba mucho más a sí mismo por permitir que aquello le afectase.
Con una profunda calada del cigarro, se inclinó hacia atrás moviéndose para acomodar la espalda en el cabecero de la cama y poder mirar por la ventana, más allá de ver la fachada del edificio de enfrente, veía a algunos jugadores y otros npc recorriendo tranquilamente la calle. En especial, registró un grupo de al menos ocho jugadores, aunque no pudiera escucharlos, uno de ellos parecía estar dando un discurso, que supuso ya iba terminando, cuando el resto de jugadores abrió la Omnitool acabando por disolverse en pequeños grupos cuando terminaron con sus respectivas selecciones.

No necesitaba conocer más para saber qué se trataba de una Guild, los Made in Heaven habían hecho eso cientos de veces antes de una Quest o sencillamente para abarcar más recursos… antes del cierre del mundo virtual donde se encontraban, claro, antes podías moverte por las ciudades sin tantas precauciones.
Pero en su fuero interno, elogió el movimiento de aquel líder, sintiendo también una punzada de celos al recordar todo lo que había perdido. De su Guild ya sólo quedaban tres miembros activos, y cada vez menos de su Party después de la marcha de Shura.

Consumido el primer cigarrillo, se apresuró a encender el segundo.
Aquella marcha había sido un duro golpe para todos, y aunque Jojo tuviera fe en la mujer, su contagiante entusiasmo había desaparecido del resto cuando vieron que ella les había borrado y bloqueado de sus listas. Ninguno había tenido que anunciar aquella noticia al resto, simplemente cada uno se había dado cuenta al revisar la Omnitool, aunque con Jojo, seguramente ya se había encargado Caesar de avisarle dado lo torpe que era con esta tecnología. Y por lo demás, habían obviado el tema de hablar sobre ello, cada uno llevándolo a su manera. Quizás algunos lo hubieran tomado como una traición igual que Sol… o estaban demasiado confusos y aún esperaban en Prorencia con la esperanza de que está regresará. Él también quería creer, era lo fácil y lo cómodo, y cuadraba con lo tonta y despistada que era Shura, como cuando perdió su primera vida y se dedicó a andar flirteando por ahí, en vez de mandarles un mensaje avisandoles de su posición o de que se encontraba bien.
-No tiene remedio -se sorprendió del tono de su propia voz al decir aquello… pero no quería seguir escarbando en sus sentimientos, debía ponerse en marcha.

Se quitó la camisa que después de dos día ya sentía pesada, y arrojándola al suelo se convirtió en un montón de datos que se añadieron a su inventario. Simplemente con el pantalón del uniforme de Paladin, bajo para ver si sobraba algo en la cantina que llevarse a la boca. Sastó algo más de dinero para llevarse el pan con tomate y jamón y casi media pinta de café solo, y cuando pensaba que iba a poder salir a tomar el aire, resultó que fuera estaba el resto de su grupo,que por supuesto, repararon en su presencia esperando que se uniera a ellos. Aunque Sol hubiera preferido tener un momento más para reflexionar a solas y llenar la tripa, no iba a desaprovechar la ocasión para decir lo que pensaba a todos.

-Buenos días, Sol -Nero lo miró de arriba abajo, reparando en lo desaliñado que iba y en lo poco que parecía importarle, pero no iba a ser él quien dijese nada, estaba bastante defraudado con Sol por no dignarse a acompañarle a ninguna misión para subir de nivel. Aunque se había esforzado por entender su situación… Nero quería que luchase y no se dejase dominar por el miedo y la soledad.
Ni aunque Doppio se sumó al saludo, el Paladin no dijo nada, dejándose caer en la silla y comenzando a desayunar.
Caesar cruzó una mirada con Nero, detectando lo afligido que parecía sentirse el más joven de ellos.
-Al menos, debemos sentirnos agradecidos de que te hayas dignado a bajar.
Sol llevaba dos días sin salir de la habitación, y prácticamente una semana que apenas coincidía con parte del grupo, pero antes de acumular el sentimiento de culpabilidad que sentía junto al resto de cosas por las que estaba pasando, prefirió cerrarles la boca con un poco de realidad.
-O claro, me he perdido un montón de cosas, seguro. ¿Tenemos novedades? ¿Algo nuevo? ¿Nos marchamos o ya ha regresado Shura? ¿No?
Un silencio tenso cayó sobre la mesa.
-Eso me temía -Sol siguió con su desayuno, pero era imposible no percatarse de la amenaza de Jojo, se había puesto en pie con el puño cerrado, conteniendo su rabia por la llamada de atención de Caesar, pero Sol no estaba dispuesto a parar-. Si tienes algo que decir, dilo ya, joder.
-Llevas casi una semana que no se te ve la cara, y tienes la poca vergüenza de lo primero que sueltas es para mencionarla a ella, ¿es que no te das cuenta de nada? -Se inclinó clavandole el dedo índice en el pecho desnudo.
-Espera, ¿me quieres dar lecciones del juego? Abre los ojos Joestar, no vale la pena estar más tiempo esperando, Shura nos ha traicionado.
-¡Si se ha ido es por tu culpa! -Lanzó un puñetazo hacia la cara de Sol, que estuvo a tiempo para cubrirse con el ante brazo sujetando el brazo con el que le había tocado por la muñeca para que no se apartase y poder contraatacar.
Pero lo que Sol no esperaba, es que el golpe viniera por otro lado.

Sintió el mundo tambalearse, logrando mantener el equilibrio a duras penas cuando le golpearon en la mandíbula, por la cara de sorpresa de Jojo, estaba claro que no había sido él… había sido Nero, que se puso en pie tan súbitamente que había volcado la silla,  lanzando un puñetazo con su mano derecha directo a la cara de Sol.
-¡Espabila de una vez Sol! -Temblando de rabia, ni siquiera reparaba en lo sorprendido que estaba el resto del grupo.
-¿¡Y a ti que coño te pasa!? -Nada más recuperarse, fue directo a por Nero enganchándole de la pechera, Nero hizo lo propio agarrándole de las muñecas y acercando su cara a la de Sol.
-¡Esto no tiene nada que ver con Shura! ¡Se trata de ti!
-So gilipollas… -Sol podía saborear el característico sabor metálico de su propia sangre, dado que él era un jugador tanque, no había otra más que Nero le hubiera asestado un golpe crítico para lograr hacerle aquella herida-. Me importa una mierda estar a una vida, por mi como si reventamos todos los del puto juego.
Nero ahogó una exclamación de rabia, echando la cabeza hacía atrás y golpeando la frente de Sol, que apretó los dientes aguantando el tipo.
-¡No es eso! ¡Reacciona de una vez y compórtate como un líder! ¡Dinos qué demonios vamos a hacer!
Aquellos dejó descolocado a Sol, recapacitando de que había perdido algo más que una de sus vidas, quizás también su orgullo. Pero antes de poder reflexionar, Jojo le dio una patada en el muslo que le desestabilizó y enfureció.
-¡Este imbécil no es mi líder! ¡Menudo un personaje!
Sol no le respondió, lanzándole un puñetazo que Jojo logró esquivar y bloqueando el golpe del Thief y aguantando una patada de Nero.
-¡Ya es suficiente!

Pareció que el mundo se les venía encima, sintieron sus cuerpos pesados y como la gravedad les atraía al suelo, aplastandoles mientras hasta el punto de costarles respirar.
Doppio respiraba nervioso aplicando uno de sus hechizos sobre ellos, esperando unos segundos en que todos se hubieran calmado para liberarlos.
-Sol… te necesitamos… tienes que decirnos qué hacer.
-Ya… -Sol recuperó el aliento, mirando de hito en hito a cada uno de ellos-. ¿Pues sabéis lo que podéis hacer? Por mi iros todos a la mierda.
-Me lo suponía -Caesar apuró su taza de café hablando con amargura, no había intervenido porque ya se suponía que los golpes no harían entrar en razón al Paladin.

Sol no dijo nada más, dándoles la espalda y marchándose de allí. Esperando a estar lo suficientemente lejos para tocarse la dolorida mandíbula antes de aplicarse un sencillo hechizo de curación.
“Ha sido un jodido golpe crítico… ¿desde cuando se ha hecho tan fuerte?”
Title: Re: neverland 2.2: you can (not) fight
Post by: Shruikan on January 31, 2017, 02:42:10 PM
Finalmente puedo postear aquí, I'm so fucking proud :v
Avatares luego si me da tiempo



Capítulo 39: [Shr & Ulq] What kind of sorcery is this?


(http://i48.photobucket.com/albums/f241/Shruikanceta/Thingus/Avatarthingu_zps4056532d.jpg) (http://i48.photobucket.com/albums/f241/Shruikanceta/Thingus/Ulquichan_zpse933a261.jpg)

Las pisadas de Shruikan dejaban huellas en la arena, permaneciendo unos segundos antes de difuminarse y desaparecer. Soplaba una suave brisa a la que se oía silbar a veces, levantando pequeñas ráfagas de arena que volvían a aposentarse poco después. A parte de eso, había un extraño silencio; una música tenue, el cantar de los grillos y el aullido de algún lobo solitario en la lejanía.

La Samurai levantó la cabeza y luego miró hacia atrás.

Rabanastre era poco más que un relieve en el horizonte azul de la noche temprana. Pequeños puntos brillantes la perfilaban, como estrellas en esa noche vacía. Eran llamas y fuego, señales de la destrucción de la ciudad.

Pero el monstruo había sido abatido y la tormenta se había disipado. Habían recuperado la paz en la ciudad, al menos de momento.

Ulquiorra la seguía con parsimonia, varios pasos por detrás. Sus ojos verdes brillaban en las sombras de la noche. Murciélago revoloteaba a su alrededor, dando vueltas por encima de su cabeza.

—¿Sabes a dónde vas? —le preguntó cuando la alcanzó, parándose a su lado.

Ella suspiró.

—No tengo ni idea. Pero no tengo ganas de dar media vuelta y volver a Rabanastre, sinceramente. ¿Alguna sugerencia?

El Biochemist levantó el rostro como si olfateara el aire.

—Las ciudades más cercanas son Sin City y Colorado. No estamos en las mejores condiciones, así que lo más aconsejable sería dirigirse a una de ellas para descansar y reabastecerse. Luego podríamos reunir al resto del grupo

Shruikan hizo una mueca, pensativa.

Sheba y seras estaban muertas. No tenían noticias de N, pero si  esas alturas todavía no se había reunido con ninguno de ellos, era bastante probable que hubiese muerto también.

Por alguna razón, nunca habían hablado sobre qué debían hacer en caso de muerte. Quizá por descuido, o porque no querían pensar en ello siquiera. Como si eso fuera a hacerlo una posibilidad más real.

Pero ahora había sucedido y no tenía ni idea de dónde podrían estar sus compañeras. Era un tanto desolador.

Estuvo a punto de enviar un mensaje en el chat de la party, pero el listado de nombres le recordó lo que se había estado esforzando por ignorar: Fenris ya no estaba con ellos.

Sus dedos quedaron sobrevolando la Omnitool antes de cerrarse en un puño. La aplicación también se cerró poco después, y empezó a andar con renovada irritación.

—No es un mal plan. —dijo, de forma un tanto seca.

Ulquiorra la siguió en silencio.

La quietud del desierto era extraña e inquietante. Parecía que se hubiera quedado vacío de monstruos, lo cual era rara. Veían poco en la distancia, y se aseguraban de no acercarse a ellos para ahorrarse peleas innecesarias.

—Estaba pensando... —comentó Shruikan al cabo de un rato. Ulquiorra la miró, prestándole atención —, que quizás debería ir a Sin City a ver a Naoya.

El otro parpadeó y fue como si un par de faros se apagaran y se volvieran a encender.

 —¿Por qué? —preguntó —. Pensaba que no te gustaba tener tratos con él.

—Y no me gusta —suspiró ella —, pero... él juega al mismo juego que el GM. Sabe como funciona y como se estructura este mundo. Quizás pueda decirnos algo más sobre lo que sucedió hoy, a parte de que apareció un monstruo gigante a masacrar una ciudad. Además...

Hizo una breve pausa. Shruikan no se fiaba de Naoya; no lo había hecho cuando se conocieron y lo hacía menos aún cuanto más descubría de él. Se encontraba en el borde de lo criminal, y no parecía ser alguien con alguna clase de escrúpulos, pero lo que acababa de decir era innegable. El Summoner poseía un conocimiento y unos métodos que al resto se les escapaban.

Cuando volvió a hablar, lo hizo un poco más despacio.

—Él puede hacer trampas. Quizás pueda darme una forma rápida de hacerme más fuerte.

—Vendrá con un precio —respondió Ulquiorra, quizá como una advertencia o como una simple descripción de los hechos. Nada era seguro con él —. Puede que pierdas la vida buscando ese poder que podrías obtener de forma más fácil.

—Y también podría morirme hoy o mañana porque así le ha salido al GM de los huevos —replicó ella con amargura —. No estamos a salvo en ninguna parte. Si he de morir prefiero hacerlo como yo decida: volviéndome más fuerte. Sea de la forma que sea.

Ulquiorra se la quedó mirando unos segundos pensativo.

—En muchas ocasiones, he pensado en lo que para la gente significaban Dios, o el Diablo —fue lo que dijo. Ella le miró con desconcierto por ese giro en la conversación —. Son elementos opuestos, y uno de ellos se encarga de atraer a la gente hacia eso que llaman mal. Muchas historias hablan de pactos con el Diablo, de poder y habilidad a cambio del alma de uno. La gente sabe que no debe, pero siguen aceptando el trato porque sus deseos pueden más que su razón.

Shruikan entrecerró los ojos ligeramente, creyendo entender a dónde quería llegar a parar.

—¿Me estás diciendo que Naoya es como el diablo?

—Todo viene con un precio —repitió él, sin que el tono en su voz variara —. Dices que harías cualquier cosa para hacerte más fuerte. Me pregunto si es verdad. Cuando Naoya te pida torturar a algunos, cuando te pida asesinar a otros, ¿serás capaz de hacelo?

La Samurai frunció el ceño.

—¿Él me lo pediría? —preguntó, con cautela.
—Sí —respondió Ulquiorra con una rapidez certera —. Sin duda.

Shruikan sintió como algo se le hundía en el estómago y apretó los dientes. Por unos momentos sólo se concentró en la forma en la que sus botas se hundían en la arena, negándose a pensar en las implicaciones de lo que le decía.

—¿A ti te lo ha ordenado alguna vez?
—...Sí.
—¿Y nunca se te ha ocurrido negarte?

—¿Por qué iba a hacerlo? —respondió con naturalidad —. No significa nada para mí. Quien vive o quien muere, quien es bueno o quien es malo. Todo eso es irrelevante.
—¿Entonces qué es lo relevante?
—Obedecer.

Ella tomó aire y dio un largo suspiro, armándose de paciencia.

—A veces no entiendo como funciona tu cabeza. ¿Eres un robot o algo?

El otro no contestó.

No le gustaba pensar que Ulquiorra era capaz de matar a alguien sólo porque Naoya se lo ordenara, señalando a alguien con el dedo y diciendo “ese”. Sabía que el Biochemist era bien capaz de hacerlo, claro, y no sabía si llamarlo fanatismo, sumisión, u otra cosa. El propio Ulquiorra no parecía muy molesto cuando se metían con el otro, y quizás era verdad cuando decía que no le importaba.

Pero entonces su comportamiento no tenía ninguna clase de sentido.

Empezó a sospechar que había algo más entre esos dos que Ulquiorra no les contaba. Y a juzgar por el carácter de Naoya, bien podía ser algo siniestro.

—Tenéis cosas en común.

Shruikan volvió la cabeza hacia él cuando el Biochemist habló otra vez.

—¿Quién?
—Tú y Naoya.
—¿Qué? ¡No! —se indignó ella, haciendo una mueca.

La cara de Ulquiorra no mostraba si lo decía en serio o se trataba de una broma.

—Los dos sois tercos. Un poco irracionales. Tenéis una forma personal de ver las cosas, lo que os hace estar en conflicto con otra gente. Pero él haría cosas que no dice, mientras que tú dices cosas que no harías.
—¿Eso es un cumplido?
—No pretendía serlo. Sólo estoy describiendo los hechos.

La Samurai torció el morro, pero decidió no tratar de buscarle segundas intenciones a sus palabras. Ulquiorra era relativamente simple en ese aspecto. Y justamente entonces, el Biochemist se detuvo de forma abrupta y movió la cabeza.

—Hay alguien ahí.

Shruikan siguió el recorrido de sus ojos. No muy lejos, a unos diez metros, sobre una roca alta, había un chico que les miraba. Siendo de noche era difícil adivinar sus rasgos, aún más por el hecho de que llevaba una especie de capa que le cubría la mayor parte del cuerpo.


(http://i48.photobucket.com/albums/f241/Shruikanceta/Thingus/calamarcin_zpsxwscphfs.jpg)


—Ey. ¿Tenéis prisa?

Ella miró a su compañero. Ulquiorra no sacaba los ojos del chico, como un gato observando.

—Puede. ¿Por qué? —respondió la Samurai, con desconfianza.

El desconocido saltó de la roca y se les acercó. Entonces pudo comprobar varias cosas. Primera, lo que le había parecido una capa, en realidad era un viejo poncho descolorido, aunque estaba decorado con pequeñas filigranas en el cuello ancho. Segunda, tenía una cicatriz horrible en la cara que le cruzaba el ojo izquierdo, ciego. Tercera, ese chico era una mascota.

Lo ponía bien claro encima de su cabeza si Shruikan se tomaba la molestia de buscarlo. Isaak, mascota de Dragonlord. Se quedó mirándolo como una estúpida sin entender nada.

—Necesitaría vuestra ayuda —les dijo.

Ulquiorra habló antes de que ella lograra recuperarse de la sorpresa.

—¿Qué eres tú? —preguntó, con un ínfimo toque de sequedad. Shruikan sólo le había visto hablar así cuando se habían encontrado a aquel par no hacía tanto en un encargo de Naoya.

A pesar de lo ofensiva que podía resultar esa pregunta, el tal Isaak ni se inmutó.

—Es una larga historia, muy aburrida —respondió simplemente —. Mi compañero se ha quedado atrapado en una dungeon porque es un idiota y le dije que no fuera y fue igualmente. Se quedó atascado con un boss y necesito ayuda para sacarle de allí.

—¿No puedes ir tú mismo? —le preguntó Shruikan con cautela, sin fiarse de él.

¿Era una mascota que hablaba como una persona consciente? ¿Era una persona consciente que actuaba como una mascota? ¿Qué clase de brujería maléfica era aquella? Nunca había visto nada semejante.

—Me dieron órdenes que debo cumplir —explicó el otro. Empezaba a sonar como Ulquiorra y de hecho era sólo un poco más expresivo que él. Sólo un poco —. Se supone que no debo moverme de la zona entrada de la dungeon. Estoy en modo pasivo.

—¿Y qué haces aquí entonces?
—“Zona de entrada” es un concepto muy amplio. ¿Me ayudaréis o no?

Shruikan miró a Ulquiorra. El otro le devolvió la mirada de reojo. La sinergía no era tanta como con Fenris o Sheba, pero la Samurai supuso que tendría que conformarse con ese gesto.

—¿Sabes? Normalmente te pediría algo a cambio, pero hoy he tenido un mal día. —La Samurai puso los brazos en jarras —. ¿Dónde queda esa dungeon?

El chico señaló por encima del hombro con el pulgar.

—Por ahí, detrás de las rocas —y se giró para empezar a guiar el camino.

—No creo que sea buena idea —le dijo Ulquiorra, acercándose a ella —. La única dungeon que hay en esta zona son las Cavernas, y no será fácil si hay que hacerla toda. No estamos en las mejores condiciones. Sólo somos dos y tenemos pocos items de curación.

—Tómalo como un reto, amigo —respondió ella.

El Biochemist tenía razón, debía admitirlo. Ponerse a hacer una dungeon después de la locura de Rabanastre no parecía la mejor de las opciones, pero estaba irritada, frustrada y si conseguía matar algo para sacarse todo eso de encima estaría bien.

—Eso no tiene el menor sentido —protestó él, pero la siguió de todas formas.

El desconocido no les engañaba cuando decía que la entrada de la dungeon estaba allí mismo. Una cueva entre las rocas que se hundía en la tierra, perdiéndose en la profunda oscuridad.

—Lamentablemente, no puedo acompañaros. Comandos y tal. Pero puedo pedirle al milord que os ponga en la party y con suerte me hará caso. Espero que le encontréis y le deis una colleja de mi parte.

Shruikan le miró de forma inquisitiva.

—Espero por tu bien, que esto no sea ninguna trola, o cuando salga me quedaré con tu cabeza.

El chico sólo parpadeó de una forma que a ella le resultó muy familiar. Puso los ojos en blanco y se internó en la dungeon, seguida de un no muy convencido Ulquiorra.
Title: Re: neverland 2.2: you can (not) fight
Post by: Shruikan on February 27, 2017, 05:08:08 AM
Capítulo 40: [Fnr] Malas compañías (reprise)


(http://i48.photobucket.com/albums/f241/Shruikanceta/Thingus/Fenrisu_zps50642514.jpg)


Fenris no pensaba en nada mientras sus pasos le llevaban a alejarse lenta, pero progresivamente de todo, demasiado sulfurado y envenenado por la rabia. Arrancaba crujidos suaves de la arena con cada paso y ésta parecía querer entorpecerle, haciendo que sus pies se sintieran más pesados de lo normal.

Su vista estaba fija en el horizonte aunque sin mirar a ningún punto en concreto, con una mueca airada en el rostro que no conseguía desvanecerse.

La furia seguía incrustada dentro de él, la notaba ardiente con cala latido. Enmascaraba todas las demás emociones que él se empecinaba en ignorar: la impotencia, la decepción, el dolor...

Era más fácil dejarse llevar que admitir que no sabía lidiar con todo aquello. Nunca se le había dado bien sobrellevar la carga emocional de las cosas, algo que le llevaba a su característica irritabilidad. Él mismo no era del todo consciente de ello, aunque le frustraba sobremanera sentirse así, tan incapaz de controlarse.

Maldita fuera Shruikan por provocarle. Nada de aquello habría pasado si no fuera por ella y su impulsividad.

Caminó y caminó sin rumbo fijo, como si buscara distanciarse tanto de ella como de sus emociones, hasta que ya no pudo avanzar más. Frente a él, surgía un bajo muro de rocas irregulares y rojizas por encima de la arena y, más allá, un abrupto acantilado, muy recto. 

No se aventuró a llegar hasta el borde. Desde allí tenía suficiente para ver que la caída era larga, vertical, y probablemente muy dolorosa.

Echó la vista hacia atrás. Descubrió que en algún momento había empezado a girar y se había acercado de nuevo a Rabanastre (una silueta humeante no muy lejos), haciendo un semicírculo sin darse cuenta. Maldijo por lo bajo, y, sin ánimos de rehacer el camino, se sentó en una roca cercana.

Desde allí observó el terreno más allá del acantilado, sólo rocas y más arena, en una nueva porción de desierto que se extendía sin límite, más allá del horizonte. La parte más alejada todavía estaba teñida de un suave color rosado, producto del crepúsculo, aunque en el cielo ya habían empezado a aparecer brillantes y numerosas estrellas. Iluminaban la oscuridad como un tapiz brillante, y era hermoso y parecía tan real que le daba rabia.

Recordó que Rabanastre era una de las ciudades más limítrofes de Neverland. Fenris se preguntó qué encontraría si seguía caminando y se atrevía a ir más allá de aquel horizonte. ¿Encontraría algo antes de llegar al borde del mundo? ¿Y una vez allí, qué habría?

Estaba convencido de que desde el encierro alguno habría ido hasta los límites del mundo con la esperanza de encontrar una salida o una forma de escapar de esa jaula virtual. Él nunca había llegado tan lejos, pero dudaba que hubiera algo más que un vacío decepcionante.

Entonces escuchó un sonido a sus espaldas, a lo lejos. Se giró, esperando encontrar un monstruo deambulando entre las dunas, pero lo único que vio fue una nube de polvo. Una estela de arena que se extendía paralela a él y que poco a poco viraba en su dirección, acercándose.

Cuando el sonido se hizo más claro gracias a la cercanía, se dio cuenta de que no se trataba del gruñido de una bestia, si no del ronroneo metálico de un motor.

“Un barco de arena”, pensó. La silueta de la nave se hizo visible poco después. No era demasiado grande, probablemente una balandra de un solo palo, con la vela solar extendida para recoger la escasa luz que pudiera.

Fenris siguió su recorrido con atención. Al principio parecía que la nave fuera a ir directa en su dirección, pero en cierto momento viró y empezó a desviarse a la derecha, alejándose de nuevo. Sin embargo, poco a poco fue ralentizando su velocidad hasta detenerse antes de que desapareciese de su vista.

Desde la distancia pudo ver como bajaban tres personas de la nave. A penas podía distinguir nada de ellas, siendo siluetas borrosas y nombres que no eran más que líneas azules a lo lejos. Sin embargo, una de ellas, la que parecía más pequeña, llevaba algún tipo de armadura que resplandecía, blanca, como una estrella más.

Hablaron por unos momentos antes de separarse en distintas direcciones.  Por su forma de moverse, lenta y cauta, parecía que estuvieran buscando algo.

Él pronto perdió interés en ellos y volvió la vista al frente, decidido a ignorarles y seguir royendo su melancolía en soledad. Sin embargo, y como iba siendo habitual, sus planes no salieron como quería y escuchó como alguien le llamaba.

—¡Eh, tú!
 
No fue hasta que le gritó una segunda vez que Fenris volteó la cabeza lentamente. El tipo de la armadura blanca le había visto y se acercaba a él por alguna razón. No tenía ningunas ganas de hablar con él ni con nadie, y el descontento apareció en su cara, aunque el otro todavía estaba demasiado lejos para verlo.

Por su atuendo era evidente que se trataba de un Paladín y, de hecho, Fenris podía decir que si no hiciera sólo metro y medio, sería el Paladín más Paladín que había visto. Todo él desprendía una especie de aura luminosa y angelical, y la seguridad con la que se movía le daba la impresión de alguien firme y robusto. Incluso se llamaba Godhand, ¿podía haber un nick más tópico?.

Cuando estuvo suficientemente cerca, pudo distinguir sus rasgos andróginos. El pelo platinado y lacio le enmarcaba la cara, torcida con una levísima mueca de preocupación. Sin embargo, los ojos rojos fueron una mala señal.

“¿Otra vez?”, no pudo evitar decirse. Demasiados malos encuentros ya con tipos de pelo plateado y ojos rojos.


(http://i48.photobucket.com/albums/f241/Shruikanceta/Thingus/mihaelis_zps20wy4vcl.jpg)


—Es peligroso estar aquí fuera —dijo el tal Godhand, con una voz suave y firme a la vez, tan angelical como habría podido esperar —. Una hueste de monstruos ha atacado Rabanastre y han destrozado las murallas. Después de que el boss muriera la mayoría de ellos han huido al desierto, y no son bestias contra las que pueda enfrentarse un jugador solo. Deberías venir con nosotros a la ciudad a buscar refugio.

Fenris le dirigió una mirada de desdén mal disimulado que, por la forma en la que frunció levemente las cejas, no le pasó desapercibido al otro.

Paladines. Ellos y su estúpida convicción de proteger y salvar a todo el mundo.

—Sé lo que ha pasado. Yo estaba —dijo él, lentamente —. Pero prefiero quedarme aquí y que se me coman las hienas antes de volver a Rabanastre.

Volver le obligaría a contemplar la destrucción. A revivir su impotencia y tragarse su debilidad. No tenía ningunas ganas de pasar por aquello en ese momento.

—Mmm... —Los ojos del otro se habían ido estrechando hasta formar una expresión suspicaz. De pronto no parecía tan amigable, aunque a Fenris no le importó. Que terminaran con aquello rápido y se fuera de una vez —. ¿Estás seguro de que comprendes la gravedad de la situación? Podrías morir estando solo.

Su tono paternalista, como alguien que le estuviera explicando algo pacientemente a un niño tonto, le irritó.

—Conozco muy bien la situación —replicó, seco y cortante —. No quiero tu ayuda ni la de tus compañeros. Lárgate.

Esperaba que con eso el Paladín captara el mensaje de una vez. Parecía que lo hacía, ya que finalmente toda expresión amigable desapareció de su rostro. Resultaba inquietante ver tanto repudio en un rostro tan perfecto. Bufó con desdén.

—Como quieras. Pero déjame decirte algo: vas a arrepentirte. —Sus ojos rojos parecieron clavarse en él como frías cuchillas —. Porque eres débil y no podrás hacer nada para defenderte. Se te comerán vivo.

Sus palabras lograron punzar su ya herido orgullo y por la forma con la que sonrió Godhand, pareció darse cuenta.

—Te lo repetiré una última vez: ven con nosotros. —Petulante, le extendió una mano, ofreciéndosela como si fuera un gesto realmente caritativo y generoso por el que debía darle las gracias —. Si te quedas aquí, morirás. Y ya sabes que ahora tenemos vidas limitadas, ¿cierto? ¿Cuántas te quedan, dos, una?

Su aparente menosprecio le enfureció. Fenris le dio un manotazo, apartando su mano. El otro se recogió los dedos contra el pecho y puso cara de indignación. Era evidente que su rechazo le ofendía como una afrenta personal.

—Métete tu caridad por donde te quepa, maldito niño engreído. No quiero nada de alguien con aires de superioridad como tú.

—Cuidado con lo que dices —Godhand se había acercado a él y levantaba la barbilla en una actitud desafiante. Viendo la dureza y la frialdad en sus facciones, aunque sus ojos brillaban de rabia, Fenris se preguntó si la preocupación y la pureza que había visto en él al principio existían realmente —. Si sigues insultándome, no tendrás que esperar a que lleguen los monstruos para morir.

—¿Ahora me amenazas? Veo que la generosidad te ha durado poco.

Si hubiese tenido la cabeza más fría, quizá Fenris se habría dado cuenta de lo que estaba haciendo. Que buscar pelea de buenas a primeras con un desconocido que te sacaba varias decenas de niveles no era buena idea, menos cuando aparentemente había venido a ayudarte. A penas llevaban cinco minutos hablando y ya parecía que fueran a echarse uno al cuello del otro.

Puede que pensara que las vidas limitadas le protegerían. Que la mayoría de gente era suficientemente consciente de su vulnerabilidad como para pensárselo dos veces antes de asesinar a otro jugador en un arrebato tonto.

Por lo desconfiado que era, solía olvidarse de que había gente sin ninguna clase de moral.

El Paladín desvió la mirada a un lado y tomó aire. Tenías las manos en la cintura y una expresión sombría en el rostro. Poco a poco, la furia fue desapareciendo de sus facciones, dejando sólo un fría rigidez. Su cabello liso ondeó levemente cuando volvió la vista hacia él, y sus ojos rojos quemaban como brasas.

—Te enseñaré en que consiste mi generosidad.

Y entonces Godhand le dio una patada con fuerza, totalmente imprevista. Fenris perdió el equilibrio y cayó de espaldas, sin suelo detrás de él que lo parase. Con horror, lo último que vio fue le rostro indiferente del Paladín mientras era arrojado irremediablemente al vacío.

Su último pensamiento racional, mezclado con el pánico mientras trataba inútilmente de parar la caída en picado, gesticulando en el aire, era que debería haberse alejado de ese tipo en cuanto le vio los ojos.

Caer por un precipicio; vaya forma más tonta de morir.
Title: Re: neverland 2.2: you can (not) fight
Post by: Shura on February 28, 2017, 03:52:23 PM
#50.

Sol avanzó por la calle sin un rumbo fijo, meditando todo lo que había sucedido y pensando en cual debería ser su siguiente paso.
Reparó en un pequeño evento en la ciudad que parecía consistir en unos obstáculos, como si fuera algún tipo de gincana infantil. Pero sus ojos se detuvieron junto al muro de agua, había llegado allí sin pretenderlo e instintivamente buscando el nombre de Shura. Soltó un suspiro al no verlo, por supuesto que se alegraba de que la White Mage siguiera viva, pero un pensamiento profundo y malicioso, le llevaba a pensar que esperar a su compañera era un lastre.
Las ciudades habían demostrado no ser segura, y el resto del grupo no avanzaba gran cosa en su entrenamiento, aunque Nero insistiera en convertirse en Paladin y permanecer cerca de la ciudad para la Quest, si no buscaban enemigos más fuertes, subir de nivel les podía llevar toda la vida.

Por más vueltas que le diese, ahora que no iban a disponer de un Cleric, su actual Party se había quedado estancada y eso incluía a los Made in Heaven. No había encontrado más miembros que estuvieran conectados o activos en la alianza, por lo tanto, tendría que buscar unirse a otro grupo.
Miro una vez más al muro de agua antes de darse la vuelta.
-La culpa es tuya.
Ella había sido la primera en abandonarles, ahora tenía que seguir avanzando aunque fuera solo.

No tendría que ser especialmente difícil encontrar una nueva Guild, tenía un buen nivel, habilidades, armas y equipo. Claro que no iba a poder ser líder, pero esperaba que su experiencia y número de partidas le proporcionara ciertos privilegios.

Busco la taberna más cercana que tuviera tablón de anuncios, aunque fuera el primer paso no fue sencillo, gasto mucho tiempo revisando los anuncios, salvo las Quest que se actualizaban a diario, los mensajes buscando miembros para Guilds hace mucho que no se actualizaban y los que habían o no recibió respuesta o los usuarios que los llevaban no estaban en linea o se habían disuelto. Y luego estaban los mensajes personales, algo más actuales pero deprimentes... antes la gente buscaba contactos o amistad, ahora los mensajes podían dividirse en llamadas de socorro, cartas de despedida de usuarios que querían dejar un mensaje para quien saliera al exterior lo comunicara a la familia, llamadas a compañeros que sin duda estarían muertos... filtrar todo aquello no le estaba ayudando, comenzando a urgirle el encontrar un grupo.

Por fin, recibió una respuesta.

Se trataba de los Immortal Rain, conocía a ese grupo de los ranking, solían tener buenas posiciones en las guerras pequeñas, por eso no habían coincidido siempre con los Made in Heaven que se dedicaban a buscar las mayores recompensas. Sin embargo el líder no le sonaba, Emperor. Igualmente era lo de menos, era de esperar que se hubieran producido muchos cambios en las Guild con los actuales acontecimientos. Tomo la dirección y se preparó para tomar un Warp rumbo a Lavender Town.
Como siempre, el pueblo era deprimente, salvo que este también había organizado en las calles aquella extraña gincana, pero antes de que pudiera preguntarse que demonios estaba pasando, un tipo que por su ropa cantaba a los cuatro vientos que era Gunslinger, le toco el hombro llamando su atención.
Sostenía un cigarrillo entre los dientes que mostraban una amplia sonrisa, el cabello rubio y largo cubierto por un sombrero de vaquero a juego con los vaqueros color arena y el chaleco del mismo color, parecía sacado de un mal western, y realmente tenía que estar viviendo la fantasía americana cuando al hablar no pudo evitar un acento tejano.
-Tu tienes que ser Badguy... soy Emperor, pero puedes llamarme Hol Horse, líder de los Immortal Rain.
Le extendió la mano la cual Sol estrechó.
-Yo soy Sol.
-Te conozco, pero nunca imagine que quisieras hablar con alguien como yo, ¿malos tiempos para los Made in Heaven?
-Y para todos en general, supongo.
-Supones bien -Hol Horse suspiró riendo-. Por suerte aun nos queda la bebida, no te cortes y pasa a la sede de mi Guild.
No era una sede como tal, por lo que parecía era una taberna como cualquier otra, Sol y Hol Horse se sentaron en la barra. El Paladin miro a su alrededor, pero de la escasa gente, nadie parecía prestarles atención, aquello cada vez le desagradaba más, estaba claro que o actuaban muy bien o ahí nadie conocía al tal líder de la Guild y por supuesto, aquello no tenía nada de sede.

-¿Querías proponer algo? ¿Quizás una alianza entre nuestras Guild?
-Más bien quería un cambio de aires, en mi Guild van sin rumbo, y es algo que ya resulta agotador, necesitamos organizarnos por si vuelven los ataques estar preparados para defendernos.
A Hol Horse se le escapo una risotada.
-¡Estamos todos igual! Pero si prefieres, en mi Guild serás bien recibido, ya hemos atendido otras llamadas como la tuya. Todos pensamos lo mismo, no podemos continuar dando palos de ciego y sin rumbo -bebió el resto de su copa de un solo trago-. Necesitamos echarle pelotas a este juego. Ven, te presentaré a mi socio, se llama Thunder McQueen, un tipo curioso. Te caerá bien.
Hol Horse le guió hasta el pie de la escalera rumbo al piso de arriba. Había algo en aquel tipo que le hacía desconfiar, pero, ¿qué más podía hacer si no le quedaba más remedio que organizar de nuevo una Guild?
-¿Vienes?

Le siguió escaleras arriba. Tendría que confiar.
Title: Re: neverland 2.2: you can (not) fight
Post by: Kora on March 25, 2017, 02:04:38 PM

(http://i129.photobucket.com/albums/p210/kora_lj/BT%20-%20MMORPG/ava%20headers/red1.png)
053the spine

Veo la espina del mundo… brilla y deslumbra, iluminando su interior.

Su público era pequeño, y cada vez estaba menos segura de que cantaba para ellos, pero sólo tenía su voz. Lo único que podía hacer era cantar. 

En la ciudad bajo el agua la bóveda se alzaba varios metros sobre ellos en pilares de oro y el cristal de las paredes dejaba ver el mar. Ver los bancos de peces danzar entre edificios iluminados por luces de neón en todos los colores, tan sólo el fondo marino expandiéndose en el horizonte, era relajante.

Pero no podía sentirse tranquila en aquella situación. Sabía que en la superfície se acababa de librar una terrible batalla, saldada con muchas vidas. El mensaje del GM había sido aplaudido en la ciudad submarina, y sin embargo, el miedo se había hecho con ella.

No, no era miedo.

Veo la espina del mundo… sé que es mía, retorciéndose, atándose.

Era culpa.

---

El borde de su vestido se enganchó en los raíles, y supo que no había otra opción. Tiró de éste con fuerza, rasgando el borde hasta que dejarse los muslos descubiertos por un lado. En aquel juego infernal habría más oportunidades de vestir mejor, y en aquellos momentos, tenía otras prioridades.

- Lo siento, querida. Son órdenes.

Estaba segura de que había sido todo lo sigilosa que podía, pero uno de los lacayos del GM la había seguido hasta aquel punto. Alzó la cabeza, temerosa, estudiando sus alrededores. No podía hacer mucho más: ni siquiera había llegado a ser Minstrel, y en aquellos momentos no tenía un arma apropiada. Los pasos de su perseguidor resonaron en el túnel, el cual se oscureció unos segundos al pasar un enorme tiburón cerca del techo. Cuando volvió la tenue iluminación, los rasgos afilados del Samurai se marcaron en una sonrisa que hubiera sido hasta simpática en otra situación.

El hombre no hizo ningún gesto repentino, sólo se acercaba a ella con pasos lentos y firmes. Su mirada se posó sobre una de las tuberías, y presa de la desesperación, levantó el arma que llevaba. El primer golpe resonó en el túnel, y alertó al Samurai.

- ¡Para! ¿Estás loca?

Quizá éste pensaba que inundaría el túnel, pero su plan era otro. Tras un breve y agudo silbido, una nube de gas empezó a salir de la brecha en la tubería, haciendo que el Samurai retrocediera inmediatamente al contacto con un grito. Aquellos segundos fueron cruciales, y no los desaprovechó para retomar su carrera.

Cerró la escafandra justo a tiempo de que el Samurai la alcanzara. Con el corazón latiéndole contra el pecho, se asomó por la ventanilla, temerosa de que pudiera detenerla en el último instante. El Samurai intentó abrir la puerta, forcejeando con la válvula, pero ya estaba hecho. Frustrado, golpeó el cristal de la ventanilla, sobresaltándola y haciendo que saltara hacia atrás.

- Iniciando ascensión en quince segundos. Por favor, no se mueva, y sujétese a las barras de seguridad. - Le indicó una voz aguda a través de los altavoces.

Con una fuerte sacudida, la escafandra empezó a moverse, iniciando el ascenso que la llevaría fuera de la ciudad submarina. Lo había conseguido. Se aferró al arma que llevaba, repitiéndose que estaba haciendo lo correcto, que podría ayudar--

>Vaya chica tan mala…

La voz del GM la sobresaltó. Alzó la cabeza, y aunque podía escuchar que el sonido venía de los altavoces en la escafandra, sentía aquella voz resonar en su propia cabeza. El GM se estaba comunicando con ella directamente, y el terror la inundó.

Iba a morir allí mismo.

>¿Crees que voy a dejar que te escapes como si nada? Oh, tienes una voz preciosa, pero no puedo dejar que te vayas de rositas de ésta.

- Ascensión en marcha. - El sistema de seguridad habló con su voz robótica, imperturbable si no casi alegre. - Por favor, asegúrese de estar bien sujeto a las barras de seguridad.
- ¡Esto es un error! ¡La gente está muriendo! - Gritó entre las sacudidas, aferrándose con una mano a las barras de seguridad.. - ¡Tienes que parar!

>Un castigo justo... Oh, se me ha ocurrido algo perfecto.

- ¡Por favor! ¡Escúchame--!

Un dolor repentino atravesó su cráneo, tan fuerte que parecía que iba a partírselo en dos. La risa del GM fue lo último que escuchó antes de desmayarse.
Title: Re: neverland 2.2: you can (not) fight
Post by: Shruikan on March 31, 2017, 03:51:53 PM
Siempre a última hora. :v Más Paladines. Avatares luego.



Capítulo 41: [Shb] El silencio tras la tormenta

(http://i48.photobucket.com/albums/f241/Shruikanceta/Thingus/Shebaluv_zps000b5aa1.jpg)

Cuando Sheba volvió en sí, lo hizo con tal nudo en el estómago que la dejó tosiendo, con una presión invisible que le atenazaba los pulmones. Tumbada en el suelo, se encogió sobre sí misma y se llevó una mano al pecho.

Su mente aún trataba de comprender qué había sucedido.

Recordaba el miedo, la sensación de estar huyendo de algo y como ese algo se manifestaba en la forma de una enorme bestia de colmillos colosales. Recordaba los edificios desmoronándose por todas partes. El frío lacerante. Una presión insoportables y un calor que estallaba de dentro hacia fuera.

Se estremeció violentamente y se cubrió la boca con una mano, tratando de contener las náuseas y los sollozos.

Había muerto.

No tenía ninguna duda de que lo había hecho, lo recordaba con espantosa claridad. El horror de lo sucedido era una trampa que atrapaba su mente y no la dejaba escapar, haciendo que lo reviviera una y otra vez. El miedo, la sensación de ser apresad y aplastada, la muerte. Era demasiado.

Si esos recuerdos eran otra forma del GM de atormentar a los jugadores, sin duda lo estaba consiguiendo.

No supo cuanto tiempo se quedó allí, ovillada en el suelo, sollozando. A ratos era vagamente consciente del jaleo que había a su alrededor. Gente gritando y estruendo en la lejanía; sonidos demasiado familiares y que sólo le hacían más difícil la tarea de escapar del terror.

Se encerró en sí misma miserablemente, buscando refugio de un temor del que no podía esconderse, durante lo que parecieron horas. Hasta que el ruido cesó. Sólo entonces recuperó las fuerzas poco a poco y se atrevió a mirar a su alrededor con aprensión.

Tardó en reconocer el lugar como la catedral de Prorencia. El sitio había conocido tiempos mejores: lo que antes había sido una base para los White Mage y un centro de respawn para los jugadores, ahora estaba medio en ruinas.

Los tapices se habían desprendido de las paredes y los muros y el techo estaban agrietados. Algunas tejas habían caído hacia el interior y se encontraban desperdigadas por encima de los mosaicos del suelo. La oscuridad se había apoderado del refugio de la luz y todas las velas se habían apagado.

Miraculosamente, la sala en la que se encontraba Sheba estaba casi intacta. Se puso de pie con las piernas temblorosas. No había NPC visibles por ninguna parte, aunque sí algunos otros jugadores de nivel bajo, asustados y temblando en un rincón tal y como había estado haciendo ella.

Se le encogió el corazón y tragó saliva de forma pesada. Hizo ademán de acercarse a un pobre White Mage que se cubría la cabeza con terror, pero al final no lo hizo. Se alejó de él como si temiera que su miedo pudiera contagiarla, regresando a ella y paralizándola de nuevo.

Notó una súbita sensación de claustrofobia y se encaminó hacia la salida. Seguía las paredes para no perder el camino ni las fuerzas; las piernas aún le fallaban.

A fuera, era noche cerrada. Las calles, normalmente iluminadas, estaban ahora a oscuras y las pocas luces que quedaban, parpadeaban de forma irregular. En todas partes se veía la huella del caos: edificios destrozados, jugadores heridos a su alrededor que parecían buscar algo que hubieran perdido.

Era una visión que le resultaba tan familiar a Sheba como estremecedora, y tuvo que contener su impulso de regresar al interior de la catedral para ocultarse de todo aquello. Se mantuvo firme, observando.

A cierta distancia, había una Paladín dando órdenes y direcciones a voz en grito. Los jugadores la rodeaban com moscas atraídas a la miel, incluso de forma opresiva, pero eso no parecía amedrentarla y su voz se alzaba firme.

Sheba, como una más, se acercó a ella.

—¡Los que estéis heridos dirigíos a la plaza mayor! ¡Los White Mage están reunidos allí sanando a los que pueden! ¡Necesitan Alchemists, Bards o Dancers de apoyo! —decía, señalando hacia el final de la calle antes de girarse en la otra dirección —. ¡Aún hay monstruos concentrados en la zona sur, así que los que podáis luchar, dirigíos allí!

Había otros repitiendo sus órdenes y la gente se organizaba a su alrededor. Cuando vio que los jugadores se iban alejando y la Paladín quedaba un poco más libre, Sheba fue en su búsqueda.

—Disculpa —la llamó.

La Paladín, de nick Seeker, se dio la vuelta para encararla. Su expresión era severa y decidida al mismo tiempos, mirándola con ojos penetrantes y amarillentos. Tenía un corte muy feo en la mejilla izquierda, pero si le dolía, su rostro no lo mostraba.

—¿Qué ha sucedido aquí?

—¿Estás de broma? —fue lo primero que le dijo la otra, brusca en su incredulidad —. ¿Has estado metida en un agujero durante todo el ataque o qué?

—No, yo... —balbuceó Sheba al principio, tratando de encontrar las palabras entre la niebla que todavía entorpecía su mente —. Estaba en otra ciudad. Morí, e hice respawn aquí.

Había configurado Prorencia como su ciudad de respawn la última vez que estuvieron allí, después del encontronazo con GreedyFox en Columbia. No se había acordado de cambiarlo. Parecía que hubiese sido hacía una eternidad, y no sólo diez días atrás.

—Oh. —La otra entrecerró ligeramente los ojos en un gesto pensativo —. Hemos estado incomunicados. Los teleports no funcionaban cuando el monstruo gigante a empezado a atacar la ciudad. Supongo que el que empiece a llegar gente de otras ciudades es una buena señal, aunque sea  en circunstancias... desafortunadas.

—Sí. Yo estaba en Rabanastre y ha sucedido exactamente lo mismo. La gente quería huir a otras ciudades y no podía.
—¿No somos los únicos que han sido atacados, entonces?

Sheba prosiguió a explicarle de forma resumida el ataque del Jhen Mohran a la ciudad del desierto. En cierto momento del relato, la Paladín buscó la empuñadura de su espada en un gesto nervioso que le recordó a Shruikan.

Cuando terminó, la otra dijo:
—No es inesperado, aunque eso sólo hace la situación mucho peor. —Suspiró —. Te diré lo mismo que al resto: si puedes pelear, ayúdanos a deshacernos de los monstruos que quedan. Si no, apoya en lo que puedas al resto.

Hizo ademán de girarse. Otra gente parecía volver a reclamar su atención, perdida y en busca de alguien que los guiase. Esa Paladín parecía encajar en ese rol a la perfección, y a Sheba le dio un poco de envidia la fuerza de carácter que demostraba.

Sin embargo, alguien llegó antes que todos los demás, llamándola por su nombre.

—¡Cassandra!

Una Red Mage de cabello oscuro, con una capa y un sombrero de ala ancha rojos, e acercó a ella a pasos largos. Llevaba el florete en la mano, todavía manchada de la sangre de algún monstruo desconocido.

—Hemos limpiado el distrito comercial. Puede que queden algunos cerca de las puertas de la ciudad, pero creo que por ahora por fin hemos conseguido que sea segura.

Seeker, se mostró claramente aliviada con la noticia.

—Fantástico. Eso nos da más margen de acción. Eso nos hará más fáciles las cosas a para volver a poner orden.

La Red Mage asintió con energía antes de que su atención se volviera hacia Sheba. La Black Mage, por su parte, se la había quedado mirando con el ceño ligeramente fruncido.

Le resultaba muy familiar, pero no podía terminar de recordar dónde la había visto. Por la forma en la que la otra también se la quedaba mirando ahora, el sentimiento era mutuo.

—¿Nos conocemos? —terminó preguntando la Red Mage. La Paladín pasó la vista de ella a Sheba con una mezcla de curiosidad y cautela.

Fue el releer su nick un par de veces y la forma en la que el rojo de su ropa contrastaba con su piel oscura, lo que finalmente terminó por hacer que la Black Mage recordara.

—Tú eres la Red Mage que se encontró con Fenris en el desierto.

(http://i48.photobucket.com/albums/f241/Shruikanceta/Thingus/Astarothhhh_zpsbqe6kkpi.png)

La otra hizo una mueca por unos segundos hasta que sus facciones se iluminaron.

—¡Fenris! —por la forma en la que repitió su nombre, parecía que se había olvidado completamente de él hasta ahora —. Ese Knight. Cierto, tú eras una de sus compañeras. ¿Cómo está, sigue vivo?

Era una pregunta directa, aunque no del todo inapropiada dadas las circunstancias. Sheba bajó ligeramente la mirada.

—No lo sé —respondió, con gravedad. Por lo que ella sabía, era bien probable que sus otros compañeros hubieran corrido su misma suerte.

La Red Mage, Astaroth, se la quedó mirando por unos momentos con cara de circunstancias. Luego se acercó a ella y le puso la mano en el hombro con gesto firme.

—Haya pasado lo que haya pasado, ahora no estás sola —le dijo. Parecía sincera en sus palabras, e hizo que se sintiera un poco mejor —. Ven. Ahora que la ciudad es segura, quizá podamos hablar. Sólo es cuestión de tiempo hasta que por fin recuperemos la tranquilidad. Al menos de momento.
Title: Re: neverland 2.2: you can (not) fight
Post by: Shruikan on April 29, 2017, 06:48:40 PM
Yyyy, un capítulo más en el que intento sacar un personaje y no sale porque me enrollo como las persianas. :'D Kanon sólo pudo decir una frase, pero bueno, AHÍ ESTÁ

El boss que aparece es Gigginox (http://monsterhunter.wikia.com/wiki/Gigginox), una hermosura.



Capítulo 42: [Shr & Ulq] Echoes in the dark


(http://i48.photobucket.com/albums/f241/Shruikanceta/Thingus/Avatarthingu_zps4056532d.jpg) (http://i48.photobucket.com/albums/f241/Shruikanceta/Thingus/Ulquichan_zpse933a261.jpg)


Al principio, cuando se introdujeron en la mazmorra, le extrañó el profundo silencio que había. Normalmente en esa clase de zonas siempre solía haber alguna clase de música ambiental, pero no se oía más que el silbido del viento.

Y estaba muy oscuro.

La escasa luz de la noche llegaba a iluminar el interior de la cueva durante unos metros. Dejaba apreciar un suelo de arena que poco a poco se convertía en roca y en el que a penas crecían pequeños matojos de plantas resecas. Más allá, todo eran tinieblas.

Sin pensárselo dos veces, Shruikan siguió avanzando, seguida de cerca por Ulquiorra. El túnel que se extendía frente a ellos era ancho y relativamente bajo, pero más adelante se estrechaba y el techo crecía en altura. La oscuridad también se hacía cada vez más intensa, aunque un poco más adelante empezaban a crecer setas y cristales luminosos que le daban al ambiente una luz tenue, difusa y azulada.

—No es buena idea.

La voz de Ulquiorra la sobresaltó a sus espaldas. Shruikan giró la cabeza por encima del hombro para mirarle. Sus ojos verdes brillaban con intensidad entre la penumbra.

—Ya lo sé —respondió ella de mala gana, volviendo la cabeza al frente.

No había suficiente con eso para apaciguar las inquietudes del otro.

—¿Entonces por qué...?

—Porque me apetece —le cortó ella —. No quiero salir y pensar en lo que debería hacer ahora.

Estaba demasiado cansada para ello. Demasiado dolida y demasiado alterada para hacer otra cosa que no fuera pelear. Quizá tenían razón cuando decían que sólo se dedicaba a evadir responsabilidades.

Pensar en eso la irritó, y aceleró el ritmo de sus pasos.

—Hay más de un sesenta por ciento de probabilidades de que mueras aquí —insistió el otro, a lo cual ella resopló con hastío.

—Pues no me acompañes.

—Entonces las probabilidades sólo aumentarían.

Sin pretenderlo, eso le arrancó una sonrisa a su compañera.

—Empiezas a sonar como Fenris —dijo, aunque el recuerdo de su amigo le dejó un sabor amargo —. ¿Estás preocupado, acaso? No es propio de ti.

Lo preguntó más que nada para ver como reaccionaba. Ulquiorra por lo general era impenetrable, pero de vez en cuando dejaba pequeñas oberturas al descubierto. Esta vez, su respuesta fue el silencio.

—No es eso —terminó diciendo al cabo de un rato, pero sonó débil para ser él.

Siguieron avanzando, sin decir nada durante un buen rato. Cuanto más avanzaban, más frío y húmedo se volvía el lugar, e incluso llegaron a cruzarse con un pequeño riachuelo subterráneo. Pequeñas luciérnagas pálidas sobrevolaban su superficie, y por debajo había extrañas criaturas, peces blancos y ciegos, que saltaban para engullirlas.

Fenris no había descrito nada así cuando había ido a parar a ese lugar, pero lo cierto es que tampoco había dado demasiados detalles de ese periplo suyo. El lugar era mucho más claustrofóbico de lo que Shruikan se había imaginado, con sus túneles estrechos y su oscuridad.

Sólo se oñian sus pisadas y el revolotear constante de Murciélago. A veces, a lo lejos, les llegaba la rumor del arroyo, o el salpicar de gotas que caían desde el techo. A veces, el viento silbaba entre los túneles de roca y arena, creando una sensación opresiva y ominosa.

—Lo que yo no sé es donde vamos a encontrar al tipo este —comentó Shruikan al cabo de un rato, dándose cuenta de ese pequeño pero importante detalle que habían pasado por alto.

—El lugar está limpio de monstruos. Posiblemente ha pasado antes por aquí. Si seguimos el rastro es probable que le encontremos.

Ulquiorra tenía razón; desde que habían entrado no se habían encontrado ni un sólo monstruo. En principio el jugador estaba avisado de que iban a buscarle (si es que el tipo raro de la entrada no les había mentido), pero de momento no había dado señales de vida ni hecho cualquier intento de comunicarse con ellos.

—Me sorprende que estemos siquiera en la misma instancia.

—El juego equilibra las mazmorras de este modo. Me atrevería a decir que él y nosotros somos los únicos que estamos dentro de las Grutas, y dado que nuestra party está fuera de la dungeon, es normal que nos emparejen en la misma instancia.

—Mmm...

Sonaba lógico. Ella no terminaba de entender esa clase de funcionamientos, pero Ulquiorra siempre había parecido tener un amplio conocimiento de la parte más técnica de Neverland (incluso sabía el porcentaje de dropeo de la mayoría de objetos del juego, lo cual era tan raro y perturbador como útil).

Justo entonces se escuchó un chirrido agudo, estridente y lejano. Hacía eco entre las paredes, provocando que se alargara de forma antinatural, y a Shruikan le provocó un escalofrío.

Tanto la Samurai como el Biochemist se quedaron quietos cuando lo oyeron. Permanecieron así incluso cuando ya hacía varios segundos que el silencio había vuelto. Sin embargo, la sensación opresiva y tensa que dejaba, no había desaparecido.

—Creo que ya tenemos una pista de dónde seguir buscando —comentó ella, casi en un susurro.

El grito la había puesto en tensión. Por una vez, le estaba haciendo caso a su prudencia para que actuara con cautela.

Siguieron adelante, en la dirección de la que creían que provenía el chirrido, más despacio y más alerta. El sonido se repitió varias veces. En ocasiones parecía estar más cerca o más lejos, y había ratos en los que se oía un chillido detrás del otro mientras que en otros se intercalaban con varios minutos de silencio.

Era como seguir un rastro de centellas. Cada una de ellas les acercaba más a su objetivo, pero también les encaminaba irremediablemente al peligro.

Las Grutas cambiaban de forma a medida que se adentraban más en ellas. En cierto momento dejaron las estrechas galerías en las que sólo podía avanzar una persona a la vez atrás, y se internaron en una zona nueva. Las paredes se ensancharon y el techo se alzó, abriéndose en una gran cámara, cuyas dimensiones no se podían apreciar. Había grandes columnas de piedra repartidas por el lugar, tan anchas que harían falta más de cinco personas para rodear una.

Shruikan agradeció el cambio. En los túneles, si te topabas con un enemigo, no te quedaba más remedio que enfrentarlo de frente, y agradeció que la zona hubiese estado limpia. En ese nuevo lugar parecía haber suficiente espacio para maniobrar. Había luz, también, proveniente de arriba, aunque su fuente era incierta. Parecía como si fuera luz de luna filtrándose desde el exterior.

Avanzaron siguiendo la pared para no perderse. Sin embargo, la calma les duró poco, ya que fue poco después que empezaron a encontrarse los primeros monstruos.

Había pequeños topillos y dragones feuchos, pálidos, ciegos y sin alas con los que era fácil lidiar si no llegaban en grandes cantidades. Había también gusanos enormes, un poco más difíciles de derrotar, aunque Shruikan sabía que no eran el mayor peligro que había en ese lugar ni mucho menos.

—Malditas alimañas —se quejó, ensartando a uno de los pequeños dragones con la katana —. No me apetece pelearme con vosotros, maldita sea.

—¿No has dicho justo lo contrario al entrar? —comentó Ulquiorra como quien no quiere la cosa, aplastándole la cabeza a otro con una vara.

Su tono era casi condescendiente, y la otra le miró con desaprobación.

—Sí, bueno, pero no es con los pequeños contra los que quiero pelearme. Quiero un reto.

Una oportunidad de poner su vida en juego.

Un nuevo chillido se escuchó, mucho más cercano esta vez, junto con un sonido metálico desagradable. Se pusieron a cubierto tras una columna y vieron como por uno de los túneles aparecía una criatura malherida. Mitad insecto mitad máquina, el monstruo se mantenía inestable sobre unas patas de acero, afiladas como cuchillas, dejando un rastro de sangre verdosa tras de sí.

—Debe ser uno de los laceradores de los que habló Fenris —comentó la Samurai en voz baja —. ¿Crees que el tipo que buscamos lo dejó así?

Un tanto sorprendente, teniendo en cuenta que se suponía que esos monstruos no eran fáciles de matar.

—Es probable. Aunque algunas de sus heridas no parecen hechas por armas. Lo que le está matando es veneno.

Podían verlo si se fijaban bien a través de la oscuridad. La vida del monstruo se reducía rápidamente. Al final la bestia cayó al suelo con un chillido lastimero y ya no fue capaz de volver a levantarse. Era como ver a un escarabajo del revés.

Se atrevieron a acercarse para contemplar los últimos segundos de la criatura agonizante. Se removió, se estremeció, agitó sus peligrosas patas y finalmente sus ojillos malévolos se apagaron.

—Creía que estos bichos ya eran muy venenosos de por sí —comentó la Samurai, inclinándose un poco para verlo mejor, aunque no demasiado. El bichejo era grotesco—. ¿Qué ha podido envenenarlo?

—Es posible conseguirlo con una magia o arma de elemento veneno de suficiente nivel. También hay una criatura más venenosa en la dungeon.

Shruikan giró la cabeza lentamente en su dirección, con los labios apretados.

—Puede que me arrepienta de preguntarlo pero, ¿qué criatura es ésa?

—El boss final. Gigginox.

—Claro. Por supuesto. No podía ser de otra manera. Y supongo que ahí es donde vamos a terminar, ¿no? Frente a la bestia, como siempre.

Suspiró, aunque notó un chisporroteo de nerviosismo en la punta de los dedos.

—Si la criatura aún estaba viva, no debe hacer mucho que la han herido. Nuestro objetivo no debe estar muy lejos. Sigamos.

Y eso hicieron. Siguieron el rastro de sangre que había dejado el lacerador a través del túnel y luego hacia una cámara idéntica a la anterior, incluso más grande. La única diferencia eran pequeños montículos de lo que parecía seda o alguna sustancia viscosa similar. Palpitaban y se escuchaban extraños sonidos provenientes del interior, por lo que consideraron prudente no acercarse mucho.

Fue llegar y al cabo de pocos segundos Murciélago empezó a chillar de forma suave, como una sirena. Permanecía en el hombro de Ulquiorra, moviendo las orejas de un lado a otro y mirando a su alrededor de forma inquieta.

—¿Qué le ocurre? —preguntó Shruikan cuando empezaba a ponerse nerviosa.

El rastro de sangre se detenía abruptamente, pero no había señales de otros monstruos por el lugar. Todo estaba perturbadoramente quieto y en silencio, y la Samurai temía lo que podía suceder si interrumpían esa calma.

—Mmm... —El Biochemist le acarició suavemente el pelo a su Homúnculo, pero ni eso lo calmó —. Detecta peligro. Estamos cerca.

Y justo que lo dijo, escucharon un gruñido por encima de sus cabezas.

Shruikan notó como se le hacía un nudo en la garganta. Tragó grueso y se atrevió a alzar la mirada.

Una criatura les observaba desde el techo. O al menos eso parecía, porque no tenía ojos. Se parecía a los dragones que habían encontrado hasta ahora, pálido aunque mucho más grande y extrañamente plano, como si aparte también tuviera algo de lombriz. Tenía varias heridas sobre la piel, rezumando sangre roja y espesa. Su cabeza tenía una forma extraña, grande y con una boca circular llena de dientes. El monstruo la abrió y chilló.

El mundo dio un giro para Shruikan cuando Ulquiorra la empujó, evitando que el monstruo le cayera encima. La Samurai rodó por el suelo y luego trató de desenfundar la katana, pero el monstruo la golpeó con su cola al poner una la mano en la empuñadura.

“¿Eso es una cola? Parece que tenga dos cabezas”, pensó, antes de volver a caer de morros al suelo. Se había quedado sin aire por el golpe y los ojos le lloraban cuando trató de ponerse de nuevo en pie.

Entonces algo la agarró de la nuca y estuvo a punto de chillar, pero una mano (humana), le cubrió la boca.

—¡Xxxt! ¡Cierra el pico, niña!
Title: Re: neverland 2.2: you can (not) fight
Post by: Kora on April 30, 2017, 04:48:56 AM
Icons otro día.

054ashore (1/?)

Fisherman’s Horizon no era una ciudad muy frecuentada. La mayoría de sus visitantes solían ser de nivel bajo, apenas ofreciendo un par de quests para jugadores de su último job. Pero después del ataque a las ciudades, muchos de quienes no tenían una guild donde refugiarse y recuperarse, habían optado por viajar a los pequeños pueblos del servidor, en los cuales el ambiente no se sentía tan tenso y paranoico.

Laguna se consideraba un tipo con suerte. Había pasado todo el día doceavo grindeando experiencia en Esther’s Plains, jugando lento pero seguro ya que estaba solo. Se había enterado de los acontecimientos por un par de mensajes de miembros de su antigua guild antes del anuncio del GM, y para cuando volvió a Fisherman’s Horizon, habían empezado a llegar jugadores buscando asilo. Hablando con algunos, ayudando a quien podía y ganándose algún favor que otro, terminó de enterarse de lo ocurrido.

Si no hubiera pagado varias noches por adelantado en la posada, quizá hubiera tenido que dormir a la intemperie, aunque le costó pegar ojo igualmente.

Al día siguiente, había decidido dar una vuelta por la costa. Todavía tendría que comprar pociones y mejoras antes de volver a salir a grindear, además de encontrar a algún Mechanic que reparara su equipo y armas, así como tampoco estaría de más si algún Cleric le buffeaba.

Terminó de recorrer el paseo marítimo, donde el puerto daba lugar a playas. El mar se extendía hasta el horizonte, tranquilo y azul cristalino en un día tranquilo, como si no hubiera ocurrido una masacre el día anterior.

- Qué desastre… - Murmuró para sí mismo. Todavía le costaba creer que aquella era su realidad.

Sus quejas terminaron pronto, al ver en la costa algo que le llamó atención. A unos metros de él, había un cuerpo varado en la playa. Aunque la parte razonable de Laguna le decía que en aquellos días, era mejor no involucrarse en otros asuntos, el resto de su mente, como siempre, ignoró aquella voz, y se acercó al trote.

Una mujer yacía en la arena, de lado, con el pelo rojo y corto pegado a la cara. Llevaba puesto un traje amarillo roto por los extremos, y estaba abrazada a lo que parecía una espada azul. Por un segundo pensó que podía ser una quest, pero al abrir su Omnitool, vio que era otra jugadora.

>Red
>Bard lvl.xx


El resto eran datos completamente normales para un jugador de su job y nivel. No había nada extraño.

- ¡Hey! ¿Estás bien? - Laguna se agachó inmediatamente para girarla sobre sí misma, sacudiendo sus hombros un poco. - Agh, sabía que tenía que haber ido a aquel cursillo de primeros auxilios… al menos estás viva. Creo.

Podía afirmar aquello ya que al menos sabía tomarle el pulso a alguien. El juego era así de realista, y vio que aunque débil, una vena latía en la muñeca de aquella mujer. “Piensa, piensa, piensa…”, murmuró para sí mismo, y en una epifanía, decidió simplemente darle una poción. Laguna virtió el líquido azul en sus labios entreabiertos, suspirando con alivio cuando a los pocos segundos, Red tosió.

- Ya, ya… - La ayudó a incorporarse, dándole unas palmaditas en la espalda.

Red abrió sus ojos azules, brillantes y enrojecidos, mirándole con sorpresa. Al abrir la boca, sin embargo, se llevó la mano a la garganta, tosiendo aún más fuerte. Su torso se sacudió al inclinarse de lado, echando un poco de agua entre sacudidas. Laguna sujetó su cuerpo para que no volviera a caer en la arena hasta que ésta pudo sostenerse con sus propios brazos.

- ¿Estás mejor?

Red abrió la boca, pero no dijo nada en unos segundos, y apartó la mirada inmediatamente. Quizá le hubiera dado vergüenza que devolviera delante de él.

- Um, no te preocupes… es normal si has tragado agua… tampoco estamos para ponernos exquisitos ahora, ¿eh?

Al hablarle, Red volvió la vista hacia él, estudiándolo con la mirada. Volvió a abrir la boca, sin emitir ningún sonido excepto un gemido quedo, y dejó caer los hombros con frustración mientras se frotaba el cuello con una mano. Finalmente, las piezas encajaron para Laguna.

- ¿...Puedes hablar?

Red negó con la cabeza.

- ¿Es un estado alterado? ¿O eres-- er, digo, tampoco puedes hablar en la vida real?

Laguna no estaba seguro de cómo se traducían las discapacidades en el juego. Estaba seguro de que en el manual ponía algo, pero claro, él podía saltarse aquel capítulo… y algunos más.

De nuevo, Red negó con la cabeza, suspirando.

- No pasa nada. - Laguna puso una mano en su hombro. - Te voy a ayudar. A ver-- ¡oh, buena idea!

Mientras Laguna hablaba, Red había alzado su muñeca, abriendo su Omnitool. Laguna aceptó su solicitud de amistad inmediatamente, y la mujer empezó a teclear un mensaje.

- A ver, ¿te ha atacado alguien? ¿un boss? ¿ibas con party? ¿qué es lo último que recuerdas? ...Vale, son muchas preguntas. Perdona.

Se rascó la nuca, algo incómodo. No quería avasallar a la pobre con un interrogatorio cuando parecía estar en tan mala situación. Red se detuvo unos segundos, frunciendo las cejas, antes de continuar escribiendo. Pronto escuchó el pitido indicándole que tenía un mensaje en la bandeja de entrada.

>Ese es el problema. No recuerdo nada.
Title: Re: neverland 2.2: you can (not) fight
Post by: Shura on April 30, 2017, 08:52:43 AM
Esto es la paja :v



#51.

Shura había tomado una nueva determinación: debía separarse de su nuevo equipo. Retomar el propósito de su viaje, viajar y aprender por su cuenta, fortalecerse y prepararse. Aunque estuviera cómoda con su nuevo equipo, no podía olvidar a Jojo, Caesar, Nero, Doppio y Sol; debía cumplir con su propósito y regresar a su lado. Shura miro lacónicamente su Omnitool, el recuerdo imperioso de como habían bloqueado la función de contactos le producía un enorme peso en el pecho, no tenía manera de localizar a sus amigos ni de ponerse en contacto con ellos. Estaba claro por los últimos acontecimientos, que quizás no estuviera preparada para retomar su viaje en soledad, que era un blanco claro para equipos que buscaban aprovecharse de los más débiles. Aún con todo en contra, el pensamiento testarudo no desaparecía.

Y la sensación de que algo no funcionaba bien en el equipo, comenzaba a extenderse entre Jeanne, Gyro, Dante y sobre todo Bayonetta, que no la dejaba ni a sol ni a sombra, vigilándola para asegurarse de todo lo que hacía. Ya fuera por agradecimiento al haberla ayudado a rescatar a Jeanne, o por un instinto protector, Bayonetta no iba a consentir que Shura dejará el equipo por su cuenta. No la obligaría a cumplir con un Job que ella no quisiera, era sencillamente acompañarla para que no le sucediera nada, pero de momento, debían acompañar a Gyro hacía Amarillo, su siguiente destino.
-Pensaba que llegaría a Amarillo yo solo –Gyro toco el ala de su sombrero. Se habían despedido del equipo que les habían ayudado en Sin City, aunque el plan original era que Bayonetta fuese por su cuenta a Sin City y que Dante hace tiempo se hubiera quedado en Gabaldia. El improvisado equipo había acabado por estrechar amistad al embarcarse en la misión de rescate por Shura y habiendo acabado por encontrar a la inseparable pareja de Bayonetta, Jeanne, la poderosa Angel Fallen. Pero incluso Gyro sabía que aquella historia estaba por terminar, les había unido Shura y sin la White Mage el equipo acabaría por separarse.
-Gracias a todos chicos –Gyro apartó la mirada del tren que estaba a punto de entrar en la estación rumbo a Amarillo, dedicando una sonrisa al resto de su equipo.
-Increíble que no tengas ningún chascarrillo para el momento- Bayoneta se cruzó de brazos ladeando la cadera-. Pero aun no te has librado de esta bruja, así que ahórrate las despedidas.
-Claro, era demasiado pedir, pero quiero dejar claro que no era ninguna despedida- Gyro miro de reojo a Shura antes de regresar con Dante para decirle algo que ninguna de las mujeres pudo escuchar.
-Oye Shura, ¿estás bien? –Bayonetta la pillo mirando la Omnitol, sintiendo un pinchazo en el pecho percatándose de la preocupación de la White Mage.
-Sí, perdona ¿qué decías?
Bayonetta quitó hierro a la situación, comenzándole a hablar de su próximo destino. Amarillo era un pueblo inspirado en el antiguo oeste, la perfecta fantasía de Western que atraía a los hombres insatisfechos que querían cumplir el sueño de cuando eran niños.
-¡Ey! ¡Que te estamos escuchando! –Dante le llamó la atención poniendo los ojos en blanco.
-Seguramente haya también Quest con indios, no sé muy bien de que querían tratar.
-¿Fumar hasta encontrar tu espíritu animal? –Shura bromeo sin ganas para seguirle la corriente.
-También hay monstruos poderosos, podríamos acompañarte para que subieras de nivel –Jeanne compartía la preocupación de su pareja por la White Mage, aquel intento por animarla no parecía hacer mayor efecto.

El tren llego a la estación, prácticamente vacío y sin que nadie bajase a aquella estación, nadie iba hacía Sin City sino era porque se le hubiera perdido algo y para salir era más discreto pagarse un Warp, así que el grupo fue el único en subir al tren en la estación, pudiendo acomodarse donde quisieron, dejando a Shura suspirando largamente junto a la ventana.
No lo hacía con mala intención, pero el ambiente se enrarecía, no había vuelta de hoja. Tenían que dejar que se marchase.   
-Ey Shu, ¿me acompañas al bar?
El tren se había puesto en marcha, avanzando por los vacíos pasillos, Dante encabezaba la marcha sin que nada pudiera detenerle. La NPC saludo automáticamente cuando entraron al vagón del bar, pero Dante se quedó mirando por la ventana.
-¿Estas segura de lo que vas a hacer?
-No lo sé –Shura apoyó la cabeza en sus manos, inclinada para mirar por la ventana.
-Ya me lo suponía… -Dante le extendido una botellita con un líquido blanco que brillaba con luz propia-. Me he tomado la libertad de comprarlo por ti, creo que ha llegado el momento. Te llevará a dónde quieres ir.
Se trataba de un Warp, Shura lo tomo entre sus manos agradeciéndoselo con inseguridad.
-¿Y si no sale bien?
-Morirás, -no se ando con rodeos, pero al menos le incomodo lo suficiente como para tener que encogerse de hombros-, al menos aún te queda una vida.
-Y volvería a Prorencia con mi equipo –suspiró- y tendría que escuchar eternamente a Sol diciéndome “te lo dije”.
-Un tipo simpático –sonrió entre dientes dándole un codazo a la mujer-. ¿Entonces estas preparada? 
Shura tomo aire.
-¿Podrías explicárselo a Bayonetta por mí?
-Ella lo entenderá –la tranquilizo.

Rompió el frasco y sintió un viento desconocido que la elevaba hacía alguna parte, como si no existieran los límites ni las paredes de aquel tren, simplemente se sintió desaparecer.
Dante solo vio como una luz blanca la envolvía y cuando esta se disipo, Shura ya había desaparecido. Despidiéndose en un susurro.
-Hasta pronto.
Title: Re: neverland 2.2: you can (not) fight
Post by: Kora on May 28, 2017, 12:56:13 PM
Icons cuando termine los exámenes.

055ashore (2/?)

- Así que no recuerdas… ¿nada?
 
En respuesta, Red bajó la vista, suspirando. Sus pelo carmesí, todavía húmedo, tapaba sus ojos, y pareció encogerse en la chaqueta que le había prestado Laguna. El ítem no era adecuado para su clase, pero le otorgaba un poco de defensa, algo que en aquellos días no le faltaba a nadie. Chocaba un poco con el elegante vestido amarillo que llevaba, con las plumas que tenía en el cuello asomando por las solapas, pero Red parecía el tipo de mujer que podía llevar todo con gracia.
 
- Perdón. - Laguna se rascó la nuca. - No quería echar vinagre en la herida…
 
Red levantó la vista, alzando una ceja. Laguna siguió pensando.
 
- ¿Habrá sido un problema del servidor? Dicen que antes de que el GM nos encerrara, estuvo haciendo pruebas… gente muriendo espontáneamente, cambios de job, stats… claro, a saber qué parte es verdad y qué parte es la gente exagerando… Pero, ¿ni siquiera tu nombre? ¿Ni quién eres?
 
En silencio, Red empezó a teclear su respuesta.
 
Sin saber muy bien qué hacer, Laguna había llevado a Red a Fisherman’s Horizon. Que alguien la reconociera era ser muy optimista (aunque Laguna sentía que era un tipo muy optimista), pero al menos, sentados en una mesa estarían más cómodos que en la playa. Sin decir nada, la Bard había seguido sus pasos con el poco convencimiento de quien no tenía otra opción, aferrándose a la enorme espada azul que llevaba.
 
>Es extraño. sé que estoy en un videojuego y recuerdo a gente de fuera, pero no recuerdo nada de mí. Ni mi nombre ni qué hago aquí… sé reglas básicas del juego… ¿es así como se empieza?
 
Laguna leyó las palabras con aprensión. Aunque no lo había escrito, podía leer entre líneas un “tengo miedo”. Sintió un nudo en el estómago al saber que tenía que darle unas noticias terribles a Red.
 
- Red… no sé qué puede haberte pasado, pero tienes que saber una cosa… si estás aquí, llevas en el juego doce días. Bueno, hoy, trece. O sea, trece días de juego, trece horas fuera ahora mismo.
 
Red abrió sus preciosos ojos azules como platos, alzando las cejas.
 
- Dios mío, y ni siquiera he llegado a la parte mala… - Laguna bufó. Tenía que medir sus palabras para que el shock fuera lo más leve posible. - No te asustes, ¿vale? La cosa es que… no podemos salir del juego. El GM nos ha encerrado en el servidor indefinidamente, y no sabemos cuándo terminará.
 
Le dio unos momentos para que procesara aquello antes de continuar. La mujer se quedó quieta, bajando los párpados, ocasionalmente pasando la vista de un lado a otro, hasta que empezó a teclear en su Omnitool. Vio como Red presionaba un botón en la pantalla, insistiendo hasta comprobar por ella misma que no era posible desloguearse.
 
- Lo siento, Red. Pero tienes que saber algo más, una cosa muy importante: tenemos sólo tres vidas. - Red ladeó la cabeza ligeramente. - Normalmente, en el juego, si mueres, vuelves a aparecer en otro sitio, ¿no? Pues ahora… sólo podemos, er, resucitar dos veces. La tercera vez que mueres es la definitiva.
 
>¿Definitiva?
 
Y ahí iba la bomba.
 
- ...Mueres en la vida real.
Title: Re: neverland 2.2: you can (not) fight
Post by: Shura on May 31, 2017, 03:58:31 PM
52.

Aquello no era ni mucho menos lo que Sol hubiera esperado.
La austera habitación estaba desordenada, items y armas que no le servirían ni a un novicio, estaban desperdigadas por el suelo, junto a la ventana al fondo, un tipo levantó la cabeza de su libro, mirándolo de arriba abajo en silencio.
No había indicios de más miembros, ni siquiera había indicios de que en aquel lugar hubiera una miserable jerarquía o estructura alguna.
-McQueen, alegra esa cara, traigo novedades, ¡saluda al nuevo miembro!
El mencionado cerro el libro marcando cuidadosamente la pagina por donde se había quedado, levantandose y acercandose hacia ellos sin hacer ningún tipo de amago por saludar, soltando un suspiro deprimido cuando se encontraron cara a cara.
Hol Horse golpeó de manera amistosa la espalda de Sol, poniendo los ojos en blanco como si fuera suficiente excusa para el comportamiento del otro.
-Estamos todos un poco tristes desde el cierre del juego, no se lo tengas en cuenta- con la mano sobre el hombro de Sol, alargó su otro brazo para apoyar la mano en el hombro de McQueen, haciendo piña entre los tres- este es Sol Badguy, te caerá bien, es un Paladín experimentado, ¡va a ser un tanque de puta madre para nuestro equipo!
-¿Quienes son el resto de vuestro equipo? -Inquirió Sol.
Hol Horse lanzó una mirada hacía McQueen que Sol no pudo identificar.
-Paciencia amigo, te los presentaremos a todos… pero vayamos por partes, ¿qué es lo que puedes ofrecer a la Guild? No pienses mal- le interrumpió antes de que Sol pudiera replicar- eres un tanque y con eso tienes un gran camino labrado entre nosotros, pero necesitamos ver el resto de tu equipo.
De una sacudida, Sol se quitó la mano de Hol Horse de encima, irguiéndose retante ante el Gunslinger que no dejaba de sonreír como una serpiente.
-¿Acaso desconfías de nosotros?
-Por supuesto, no voy a enseñar nada hasta no saber de qué va vuestra Guild -no se andó con rodeos, era mejor equivocarse que no pecar de inocente.
-¿En serio? -Se lamentó Hol Horse se llevó las manos al pecho-. Me rompes el corazón amigo.
-Deja de joder con eso de amigo, -se preparó para invocar su arma, no perdía de vista las manos de Hol Horse, no iba a permitir que se le adelantara en un ataque.
-¿De verdad quieres ver de qué va nuestra Guild? -Algo no marchaba bien, la sonrisa de Hol Horse delataba que estaba atrapado en su juego, también reparó en que no veía por ningún lado al tal Thunder McQueen.
“Está claro que es una trampa.”
Su instinto no le mentía, en un momento había dos Hol Horse, el que sonreía delante de él y que le apuntaba directamente en la cabeza.
-Vas a darnos todos tus items, y nos vas a obedecer, Sol Badguy, si no quieres perder una vida.
-Hijo de puta -escupió las palabras, el sonriente Hol Horse desapareció, estaba claro que todo aquello era obra de un mentalista, McQueen no aparecía por ningún lado, pero aquello más que asustarle, le dio confianza, si se mantenía ajeno al combate, es que no servía para atacar y no era más que un mero apoyo.
-¿Así que lo de la Guild era mentira?
-Muy agudo… -Hol Horse soltó una risotada creyéndose que dominaba la situación.
-¿No tenéis ningún Priest al que hayais engañado como pretendiaís conmigo? Hay que joderse…
-No te pongas nervioso, poco a poco podemos ir granjeandonos la ayuda de otros como tu, ¿no te parece bonito Sol? Voy a formar mi propia Guild, y tu vas a estar a mi lado.
Esta vez fue el turno de soltar una risotada para Sol.
-¿Qué te hace tanta gracia?
-Lo estupido que puedes llegar a ser. En primer lugar, si pretendes engañar a otros como has hecho conmigo, deberias asegurarte de tener un minimo de nivel para intimidar o al menos para hacerte respetar.
Hol Horse bacilo durante un momento, titubeando sin saber que contestar.
-¿Hace cuanto que no sales a subir de nivel Hol Horse?
Sin más, el gunslinger disparó el arma, la bala impacto contra la nuca de Sol, arrojandolo al suelo.
-Cayate…
 
McQueen reveló su presencia en aquel momento.
-¿Lo has matado?
-No nos servía para nada y era una amenaza- sonrió para calmar al mentalista- estaremos mejor sin él.
Pero la cara de preocupación de McQueen, cambio a una de espantó cuando vio que Sol Badguy se ponía en pie.
-Otra cosa que tienes que saber Hol Horse…
El gunslinger se giró dispuesto a disparar, estallando el cañon y arrojando una bala la cual impacto contra el techo cuando Sol le golpeó la mano con la que sostenía la pistola con el mango de la espada, y de una barrida le atacó derribandole y quitandole demasiados puntos de daño como para que Hol Horse se pensará volver a atacar.
-Lo que deberias saber, es que cuando matas a alguien, este desaparece…   
Title: Re: neverland 2.2: you can (not) fight
Post by: Shruikan on May 31, 2017, 03:59:02 PM
Yo siempre a las últimas. :'v



Capítulo 43: [N] Ruinas

(http://i48.photobucket.com/albums/f241/Shruikanceta/Thingus/Nnnnnnn_zps47fa855a.jpg)

Quizá Luken no fuera la persona más indicada para juzgar esa clase de cosas, pero Eruyt Village estaba hecha una mierda.

Un completo y absoluto desastre, eso era lo que era.

Un día después del suceso, ya casi todo el mundo que no se hubiera escondido en una cueva sabía que las ciudades de Neverland habían sido atacadas por monstruos gigantes acompañados de hordas enteras de súbditos.

Luken había estado en Lavender Town cuando había sucedido (recordarlo aún le dejaba un mal sabor de boca) y había ido de un pelo que el maldito boss fantasma no se los cargara a todos. Una vez terminó la batalla, la ciudad había presentado muchos desperfectos, pero nada comparable a la miseria que veía ahora.

Según le habían contado, el monstruo que había atacado Eruyt Village se había tratado de un pájaro monstruoso, acompañado por una gran bandada de aves. Atacban desde el aire, de forma que sólo aquellos jugadores con habilidades a distancia pudieron enfrentarse a ellos.

Quisieran o no, eso había afectado bastante al resultado del combate, y pese a que habían logrado eliminarlos a todos, la ciudad había pagado el precio.

Eruyt Village de por sí no era demasiado grande. Sus casas eran pequeñas, la mayoría hechas con la madera que extraían del bosque cercano. Lo que hasta ayer había ido una ciudad de encanto rústico hoy no era más que ruinas y escombros. No quedaba casi ni un edificio en pie, y las calles estaban abarrotadas de ruina.

Habían ganado la batalla contra el boss, sí, pero con el precio de perder todo refugio que pudieran tener en esa ciudad.

Y ahí no terminaba lo malo. Lo que estaba sucediendo en Eruyt Village era un claro ejemplo de lo que el miedo podía hacerle a la gente.

Cuando Luken había llegado aquella mañana, la situación estaba tensa. A medida que pasaron las horas empezaron a surgir altercados, enfrentamientos entre individuos o pequeños grupos que se peleaban para adueñarse de lo poco que quedaba de la ciudad mientras NPC confusos no entendían lo que estaba pasando. Aquellos que el día anterior habían peleado codo con codo ahora se giraban los unos contra los otro.

Era un espectáculo verdaderamente lamentable.

Luken podía entenderlo hasta cierto punto. El cansancio y la incertidumbre hacían que la gente se sintiera amenazada. Muchos habían muerto en el ataque, la mayoría sin posibilidades de defenderse. Era normal que lo que quedaban quisieran velar por su propia supervivencia.

Luken lo entendía, pero demonios si no le estaban amargando la vida ahora mismo.

Él sólo quería materiales. Un par de compras, no había pedido más, pero los NPC que habían podido ofrecerle lo que buscaba aún no daban señales de vida y los jugadores no parecían de ánimos para ponerse a vender en lo poco que quedaba de la plaza.

Ahí se encontraba Luken, sentado en uno de los pocos bancos medio intactos que quedaban. La fuente central estaba partida y agrietada, pero el agua seguía fluyendo de ella, aunque la mitad terminara mojando el pavimento.

Por supuesto, decía mucho del sadismo del GM el que el holograma con la lista de muertos siguiera intacto, más grande y brillante que nunca.

Luken suspiró, acariciando a Rosie con una mano, que se revolvió feliz como un perro ante las atenciones de su amo. Los pocos que se paraban a cruzar miradas con él enseguida se apartaban, asustados por su cara de pocos amigos (aunque sobretodo por el feliz molbol).

Sin embargo, el propio Biochemist sabía que el truco de la intimidación no iba a durarle para siempre. La gente se estaba volviendo atrevida. Pronto vendría alguien lo suficientemente temerario y desesperado como para intentar robarle, y él desde luego no estaba dispuesto a dejarse desvalijar.

Se preguntó por enésima vez por qué no hacía las maletas y se iba de ese lugar miserable de una vez. Con cada minuto que pasaba, la promesa de materiales para Rosie parecía menos tentadora.

—¿Eso es un molbol?

Luken se giró cuando escuchó esa voz a sus espaldas. Quien habló fue un Beast Master, alto, todo vestido de verde y marrón y una ballesta colgada en la espalda. Llevaba un sombrero de ala ancha en la mano, aparentemente interrumpido en el acto de quitarle el polvo. Miraba a Rosie con interés, aunque sus ojos estaban bastante apagados.

El Biochemist le reconoció, aunque sólo de vista. Ese tipo había sido el responsable de interrumpir una trifulca que se había puesto bastante violenta unas horas atrás de forma rápida y sencilla. Un par de disparos a sangre fría y a la gente se le habían pasado las ganas de pelear, al menos durante un buen rato y estando el Beast Master presente.

—Sí, lo es —respondió él, desinteresado en apariencia pero con cierta prudencia —. Se llama Rosie.

—Rosie —el otro repitió el nombre. La molbol, al escuchar su nombre irguió su redonda figura con interés, elevando los ojos hacia el desconocido —. Hay pocos jugadores que tengan molboles. Es una pena, son criaturas muy interesantes. ¿Es tu mascota?

—No, es mi homúnculo —corrigió Luken, que empezaba a tener sentimientos encontrados. Por una parte, el súbito interés de ese tipo por Rosie resultaba un poco perturbador. No podía olvidar que había demostrado ser capaz de pelar gente a sangre fría. Pero por la otra siempre era agradable ver que había otras almas sensibles capaces de apreciar la belleza de su molbol.

El Beast Master acercó la mano tentativamente a la pequeña criatura, que empezó a removerse y a agitar sus tentáculos. Sonrió cuando uno de ellos le acarició la palma de la mano enguantada.

—Es muy bonita. Se nota que la quieres.

Oh, vale, quizás había juzgado a aquel chico mal.

Por primera vez en todo el día, Luken sonrió.
Title: Re: neverland 2.2: you can (not) fight
Post by: Shura on July 31, 2017, 03:33:23 PM
52.



Lo que deberías saber, es que cuando matas a alguien, este desaparece…   

Hol Horse desde el suelo comenzó a gemir, acabando por apretar los dientes para no gritar, le había destrozado la rodilla, el dolor era tan grande que no podía concentrarse en invocar un ataque y esperar a que acertase, estaba a merced de Sol Badguy que miraba a su alrededor en busca del escurridizo mentalista, al no verlo en la habitación, era fácil deducir que seguía utilizando su poder para mantenerse oculto.
-Si no me jodes, te dejaré vivir.
-¿Y qué más da? ¿Qué diferencia hay con estar vivo o muerto? -Una silueta sentada en el suelo abrazándose las rodillas, comenzó a aparecerse medio escondida detrás de una mesa, no era una figura constante, se difuminaba con los pedazos de gente que rondaba por la cabeza de Sol, al principio estaba convencido de que era Nero, por el pelo blanco y su voz, pero luego cambió a Caesar hasta formarse la clara imagen de un viejo amigo, al que había matado el día en que cerraron el juego.
El mentalista estaba escarbando en su mente, buscando de qué hilo tirar para afectarle, pero una vez descubierto el truco, se acababa la magia y Sol no iba a picar el anzuelo, por experiencia, ese tipo de jugadores siempre se encontraba en la misma zona. Lejos de sus propios hechizos.

Imbuyo la espada para proyectar el anti hechizo a su espalda, se preparó para lanzar el hechizo, y girando a toda velocidad, se detuvo justo en el instante antes de golpear a McQueen, que no se había escondido y pese al ataque, parecía más decepcionado que asustado porque no le hubieran rematado en aquel momento.
Sol se contuvo de hacer nada más, en los ojos del mentalista, había una nota de locura demasiado patente, no había creado aquella ilusión para hacer que Sol bajase la guardia, era para provocarle, McQueen buscaba su propia muerte, rápida e indolora a manos de jugadores capaces como el Paladín.
Sol bajó el arma, no estaba dispuesto a cargar con aquello.
-Dime, ¿qué diferencia hay con estar vivo o muerto? - Habló por sus propios medios, desesperado, se lanzó contra el filo del arma del Paladín buscando el suicidio. Pero acabó de rodillas en el suelo justo cuando el arma se deshizo en volutas de datos al devolverla al inventario.
El mentalista golpeó el suelo con sus puños.
-¡Mi cuerpo real está fuera! ¡Inerte! ¡Esto no puede ser tan diferente de estar muerto!
-¿Y a mí qué me cuentas? -Se sacudió al sujeto cuando se le agarró a la pernera del uniforme.
-¡Vamos! ¡Matemonos todos aquí mismo! ¡Celebrémoslo y acabemos con nuestras vidas! ¡Por favor! ¡Papá acaba conmigo! ¡Papá matame!
Hol Horse intentó alejarse de aquella escena. -Habla por ti mismo, pirado.
Sol cerró el puño dejándolo caer con fuerza sobre la mandíbula del mentalista que se desmayó por la fuerza del golpe. Alejándose del sujeto sintiéndose turbado por aquellas palabras delirantes, es posible que ya estuviera loco, o que toda aquella situación hubiera acabado haciendo mella en su mente, si era así, a estas alturas aquel mundo estaría lleno de locos mucho más peligrosos que él.

En silencio, Sol y Hol Horse cruzaron una mirada, quedándose así por un largo rato sin saber qué decir, hasta que el Gunslinger rompió el silencio.
-Quizás la mejor solución sería matarle. Inconsciente como está, sería una muerte piadosa.
-Encárgate tú, ¿no es tu amigo?
-No lo conocía tanto, yo nunca he jugado con nadie, bueno, hasta que nos quedamos encerrados, claro -se movió ahogando un gemido de dolor por su pierna-, ¿no tienes ninguna poción? Estaría bien que me curases, puestos a que tu me has dejado así.
-Curate tu mismo-. Sol lo ignoró tomando un cigarrillo de su inventario.
-Es lo justo… diablos, ¿qué le vamos a hacer? Esperaré a encontrarme mejor.
Sol analizó lo evidente, no le quedaban ni siquiera items, jugadores solitarios como aquel estaban condenados, a la deriva de las decisiones del juego.
Se apiadó de él y le aplicó un sencillo hechizo de sanación, le costaría ponerse en pie y tendría que salir cojeando durante una buena temporada, pero el dolor no le dificultaria aquella labor.
-Gracias amigo, eres un hombre de los que casi no quedan.
-No me des las gracias, lo hago para que te ocupes de “eso” -señaló al mentalis mientras tiraba el cigarrillo y lo aplastaba bajo la suela de su bota.
Hol Horse guardó silencio, invocando su arma pero dejándola sobre sus piernas observándola, nunca había matado a nadie, estaba asustado de que aquel loco tomase represalias, claro, pero, ¿era motivo suficiente?
Sol se giró dispuesto a marcharse, aquello ya no era asunto suyo.
-Lo que dijo antes, ¿tu que piensas? Estando aquí, ¿hay tanta diferencia entre estar vivo o muerto? -Acarició el plateado cañón, pensativo.
-Claro que la hay, estar vivo es la única opción para salir de este jodido mundo.
Hol Horse dejó escapar una risotada.
-No te lo has pensado mucho, me gusta ese estilo, ¿por qué no dejamos nuestras diferencias a un lado y continuamos juntos? Seria lo mejor para dos solitarios como nosotros.
-Yo ya tengo mi propio grupo.
-¿E ibas a dejarlos por dos mierdas como nosotros? Puf, ¿pues como serán? En fin, retiró la propuesta, no quiero saber nada de dos locos como vosotros.
-Eso parece, adiós Hol Horse, aunque he sacado algo en claro no quiero volver a saber nada más de ti.
-El sentimiento es mutuo.

Sol salió de la casa, alejándose, un sonido corto sus pasos en seco.
Un disparo en el interior de la casa.
Hol Horse había tomado su decisión, pero hubo algo más, un segundo disparo.
Sol giró la mirada esperando escuchar algo más, pero ya no hubo más sonidos. Continuó alejándose, sus pensamientos estaban dispersos, giraban sin detenerse, asimilando la conclusión que hubiera podido haber en el interior del lugar.
Ahora solo quería regresar con su Guild, pero había algo más, una jugadora solitaria de nombre Shura de la que llevaban días sin saber nada. Se amparó en el recuerdo de la vez en que tuvieron que ir a buscarla a Prorencia, maldiciendola por ser tan despistada y esperando que, aunque no diera señales de vida, se encontrase bien dondequiera que estuviera.

-Mierda… más te vale volver sana y salva.
Title: Re: neverland 2.2: you can (not) fight
Post by: Shruikan on July 31, 2017, 03:59:16 PM
No sería un post mío si no llegase a última hora, ¿verdad? :^)



Capítulo 44: [Shr & Ulq] Dragonlord

(http://i48.photobucket.com/albums/f241/Shruikanceta/Thingus/Avatarthingu_zps4056532d.jpg) (http://i48.photobucket.com/albums/f241/Shruikanceta/Thingus/Ulquichan2_zps8sreomu5.jpg) (http://i48.photobucket.com/albums/f241/Shruikanceta/Thingus/avatar%20murci_zps30jrhilp.jpg)

Shruikan viró la cabeza a tal velocidad que en la vida real probablemente se hubiese desnucado.

Quien le había arrastrado detrás de una columna era un tipo alto, vestido con una armadura que mezclaba piezas de metal, piel y cuero, en una mezcla de plateado, negro y azul. Su cabello también era azul, enmarcándole la cara en mechones desordenados, aunque la mayoría los llevaba recogidos en una coleta alta. La sujetaba con un solo brazo, rodeándole los hombros y tapándole la boca, mientras que con la mano libre tenía agarrado un tridente que aún en la penumbra de la cueva relucía con un brillo dorado.

La Samurai le miró con ojos como platos y una corazonada hizo que le mirara el Nick. Dragonlord.

—¡Ebef fu! —exclamó de forma ininteligible. Su intento por hablar no hizo más que irritar al hombre que habían ido a salvar, acrecentando su expresión malhumorada.

—¡Que te calles! —masculló entre dientes, sacando la cabeza al otro lado de la roca.

Ulquiorra había quedado solo combatiendo al Gigginox, a penas una figura pálida y lánguida en la penumbra. Murciélago daba vueltas por encima de él como una sombra borrosa, chillando y prediciendo los erráticos movimientos del boss.

Una vez en el suelo, el extraño dragón se movía con lentitud, en apariencia olfateando el aire continuamente mientras alargaba el cuello. Se movía con pasos cautos, pero cuando se decidía en atacar un punto, la rapidez y precisión que mostraba eran espeluznantes.

Más de una vez estuvo a punto de alcanzar al Biochemist con sus extrañas fauces, redondas y llenas de dientes. Aunque más peligroso que eso era su cola, gruesa y elástica. Se alargaba de tal forma que era difícil calcular el alcance de sus ataques. El monstruo llegó a golpear a Ulquiorra una vez, dándose la vuelta sobre sí mismo y, con la fuerza de la inercia, le lanzó rodando por el suelo.

Shruikan llegó a escuchar su quejido desde las sombras, los puntos de vida perdidos (demasiados para un solo golpe) brillando en el aire en rojo antes de desaparecer.

El Dragoon chistó.

—Condenada alimaña —se quejó, con claro desprecio en su voz —. Llevo horas intentando matar a esta cosa y habéis tenido que venir vosotros a joderme, vaya gracia.

La Samurai alzó las cejas y luego entrecerró los ojos, indignada. Con un gemido de esfuerzo, se empujó contra el cuerpo del otro hasta liberarse del agarre, aunque le costó. Le quedó el cuello entumecido.

—¡¿A joderte?! —gritó —. ¡Hemos venido a salvarte el culo, desagradecido!

Dragonlord puso cara de ofendido y la miró con una condescendencia tan clara como pocos se habían atrevido a mirarla. Le duró poco, pues enseguida se dio cuenta de lo que acababa de pasar y se llevó el dedo a los labios de forma apresurada, mandándola callar.

—¡No grites, estúpida! —susurró de forma furiosa, pero ya fue demasiado tarde.

Se escuchó un gruñido grave, y para cuando Shruikan quiso darse cuenta, el pilar tras el que se ocultaban estalló en un millar de pedazos con un golpe del brazo del Gigginox, acompañado del rugido de la bestia.

La Samurai se llevó las manos a la cabeza por inercia, protegiéndose antes de rodar y apartarse. Aún así no pudo evitar que uno de lo fragmentos de roca le golpeara en el costado, quitándole el aire y haciéndola caer al suelo. Tosió, boqueando mientras trataba de recuperar la respiración y con un dolor punzante en las costillas.

La sombra del Gigginox se cernió sobre ella, analizándola de nuevo con esa cabeza sin ojos. De su boca caía una baba espesa que humeaba al entrar en contacto con el suelo. Veneno. Y por los efectos que habían visto en el lacerador, un veneno muy potente.

“Oh, mierda”, pensó, sin siquiera poder articular palabra, paralizada por el dolor y un miedo visceral. Pero antes de que el monstruo pudiera acercar su ponzoña cerca de ella, un rápido relámpago de luz le golpeó el cuello, haciéndole trastabillar con un rugido dolorido.

La bestia giró la cabeza en la dirección del golpe mientras sangre roja y caliente empezaba a manar de un nuevo corte en su piel aterciopelada. La Samurai, con la vista borrosa, aún fue capaz de ver el brillo reluciente del acero y un borrón azul, alejándose rápidamente en la penumbra. El Gigginox, enfurecido, le siguió.

Shruikan gimió y se dio la vuelta, tratando de ponerse en pie, pero el dolor en las costillas era demasiado intenso. Probablemente estaban rotas, viendo la presión que sentía en el tórax. Tosió y cerró los ojos con fuerza, junto en el momento en el que algo frágil se le estrellaba contra la cabeza.

—¡Au!

Inmediatamente notó el extraño frescor de un elixir sobre su piel, disolviéndose en una nube de brillos y calidez. El dolor cedió, proporcionándole un alivio inmediato y Shruikan suspiró.

Levantó la cabeza para mirar a Ulquiorra, que por lo general parecía estar bien salvo por un hilo de sangre que se le deslizaba desde la sien hasta la quijada.

—¿Por qué eres así? —le preguntó al Biochemist, mirándole con resignación.

El otro no pareció entender la pregunta, y simplemente le tendió la mano con indiferencia. La Samurai se la tomó, y se puso en pie de un salto. Desenfundó la katana, buscando con la mirada al boss. No se encontraba muy lejos, a penas a unos diez metros, y volvía a olfatear el aire, buscando el aroma de alguna presa.

—¿Cómo lo ves? —preguntó ella.

—La situación es menos que optima —comentó el Biochemist. Se frotó la sien con delicadeza, casi como si temiera tocar la sangre. De hecho a penas la rozó antes de dejarlo estar —. Estamos por debajo del nivel del boss. Nuestro equipo es deficiente y aún no nos hemos recuperado de la batalla en Rabanastre.

—¿Probabilidades de victoria? —dijo Shruikan, medio seria medio en broma. Era una pena que Ulquiorra no tuviera sentido del humor, aunque a veces lo parecía.

—Escasas. Aunque aumentarían si logramos cooperar con Dragonlord.

—Justo eso mismo estaba pensando.

La Samurai sonrió, un gesto más de fiereza, que de alegría. Agarró la katana con las dos manos, separó las piernas, y echó a correr hacia el enorme monstruo, que inmediatamente viró en su dirección.

—¡Cúbreme! —ordenó. La única respuesta que recibió, fue el chirrido hiriente de Murciélago.

Esquivó el primer zarpazo del boss casi por pura suerte, aunque parecía ser más rápida que el Gigginox con sus extrañas patas de geko. Se dio la vuelta sobre sí misma con un giro elegante y le cortó la parte interior del brazo, descargando un chorro de sangre sobre el suelo.

—¡Dragonlord! —le llamó a gritos, aunque por un momento temió que su voz quedara eclipsada por los furiosos ruidos de dolor que hizo el monstruo —. ¡Cobarde, da la cara! ¡Eres patético por huir dejando a los que vienen a rescatarte como cebo!

Nunca esperó a que sus provocaciones funcionaran tan rápido.

—¡¿A quién llamas patético, niñata?! —le vio sacar la cabeza por detrás de otra columna, todo una melena azul y malhumorada. —¡Soy yo el que te acaba de salvar la vida, gilipollas! ¡Si no fuera por mí este bichejo te habría fundido el cráneo hace dos minutos! ¡Isaak es un energúmeno por enviaros! ¡No necesito a nadie que me ayudéis!

El Gigginox parecía un tanto confuso por los gritos que le llegaban de distintas direcciones, y daba vueltas sobre sí mismo, hasta que con un gruñido dio un salto y se colgó de una columna cercana, agarrándose con su piel escamosa.

—¡Ya claro! ¡Y por eso llevas horas aquí dentro! ¿Por gusto, verdad?

El silencio furibundo del otro fue respuesta suficiente. Shruikan sonrió con triunfo y fue con Ulquiorra, escondiéndose de nuevo. La táctica no iba a durarles mucho, pero sería suficiente.

—¡¿Se puede saber qué queréis?! —les espetó el Dragoon desde la distancia. A la Samurai no le hacía falta verle para notar lo irritado que estaba.

—¡Lo mismo que tú: salir de aquí con vida!

El Gigginox se lanzó en picado contra ellos, pero esta vez, Ulquiorra estaba preparado. Su homúnculo dio un chillido de advertencia, y ambos rodaron para apartarse del alcance del monstruo.

—¿Y bien? ¿Qué dices? —volvió a gritar Shruikan, interponiendo su arma entre ella y el boss.

Por unos angustiosos segundos, temió que no iba a recibir ninguna respuesta. Que el otro iba a abandonarles a su suerte y que iban a morir allí bajo las zarpas de un engendro, en una cueva oscura y solitaria. La perspectiva de morir resultaba extraña a esas alturas. Había estado en peligro tantas veces ese día, de cara a tantas amenazas a las que no era capaz de enfrentarse, que ya no parecía tener miedo.

No sentía que le importarse, y aún así, una parte de ella se negaba a caer derrotada.

Entonces, percibió un movimiento en azul; lo había estado esperando. El Dragoon asomaba tras su escondite, blandiendo el tridente de forma amenazadora. La miraba, y podía notar en sus ojos como la juzgaba. Probablemente no confiaba en ella; no le culpaba.

Y sin embargo, un asomo de sonrisa, cruel y taimada, le apareció en los labios.

—Muy bien. Si queréis ayudar, perfecto. Pero os advierto, haremos las cosas a mi manera.

Ella bufó, para nada impresionada.

—¿Tienes un plan, acaso? —El otro rio, corto y estridente.

—Soy Kanon el fabuloso, chavala. Siempre tengo un plan.
Title: Re: neverland 2.2: you can (not) fight
Post by: Neko on January 31, 2018, 04:29:01 PM
Volveré para poner los avatares al día, de momento dejo esto aquí <3

51. Has hecho un buen trabajo ahí fuera

Para los Crimson Raiders, el ataque a Sanctuary había sido casi como un paseo por el campo. No habían tenido que ir de Raid, ¡les habían traído los bosses a casa!
El problema había empezado cuando se oyó el mensaje del GM resonar en toda la ciudad. les daba la bienvenida a su nueva vida, a su nueva casa. Hasta les felicitaba por haber vencido al boss. Y, al final, ese pequeño retazo de información, esa manera de decirles que no habían sido la única ciudad atacada, puso los pelos de punta a más de uno.

—Tendría que haberlo imaginado. —masculló Lilith antes de empezar a ponerse en contacto con otros Crimson Raiders fuera de la ciudad.

Y lo peor de todo: los warps no funcionaban. De ningún tipo. ¿Cómo iban a rescatar al resto de su Guild ahora? ¡A sus amigos!
Deberían confiar en sus capacidades.

Aún así, pequeños equipos encaramados en jeeps y otros métodos de transporte, se aventuraron a las ciudades más cercanas para brindar la ayuda que pudiesen.
Milo y Yuzu se habían unido a una de esas partys, esperando llegar a Snowbelle a tiempo, al menos para curar heridos y rescatar a quien pudiesen.

El equipo de mecánicos estaba haciendo un gran, y rápido, trabajo reparando los destrozos que había dejado tras de sí la batalla en Sanctuary.
Mientras tanto, Neko estaba revisando el inventario de la Guild, con una sonrisa satisfecha en los labios, cuando notó el soplido detrás de su oreja.
Levantó una mano enguantada para taparse el oído y se giró indignada.

—¡Tú! —se quejó, apretando los labios hacia fuera en un gesto de enfado infantil—. ¿Por qué me tocas las narices siempre?

—Te he soplado la oreja y no te toco la nariz porque no tienes —replicó Locke con una sonrisa socarrona antes de cambiarla por una expresión más dulce—. Has hecho un buen trabajo ahí fuera.

Y Neko le miró con recelo pese al color que empezaba a teñir sus mejillas.

—Algo quieres —murmuró antes de volver su atención al inventario—. ¿Qué buscas notathief?

Locke se apoyó en la pared, levantando los brazos antes de agarrarse la nuca con las manos, codos arriba.

—Nada, estoy echando un vistazo por la Guild. Asegurándome de que todo está bien.

—Todo está de maravilla —habló Neko, con el tono lejano, más concentrada en los materiales que en su compañero de juego—. ¿Has visto todo el drop que han dejado los bosses? Es alucinante.

—¿Sólo te importa eso?

Neko parpadeó e hizo desaparecer el inventario antes de girarse hacia Locke, mirándole seria.

—No, pero es una forma de no pensar en todo lo demás. Además, alguien tiene que hacerlo.

Y Locke dejó caer los brazos, entendiendo exactamente a lo que se refería la mechanic, que intentaba mirarle con seriedad, aunque podía adivinar la congoja en sus ojos claros.
Locke se rascó la barbilla antes de darle una palmada a Neko.

—Enséñame esos drops.

Neko se sorprendió, pero no tardó mucho en sonreírle con autosuficiencia.

—Pues verás…


————

Decir que Watari conducía deprisa era menospreciar la velocidad que estaba alcanzando el cuatro por cuatro que manejaba.

—¡No os preocupéis! —exclamó el mechanic, informando al resto de la party— ¡Estaremos en Sanctuary antes de cenar!

—Pero si acabamos de salir… —murmuró un pobre cleric que no sabía lo que estaba haciendo cuando se unió a su party.

—Desde luego, a este ritmo volveremos pronto. —dijo Milo antes de poner las dos manos en el asiento de enfrente para no chocarse con él por el bamboleo.

Yuzu estaba perfectamente equilibrada a su lado, brazos cruzados y mirada dura encima de su bufanda roja.
Unos minutos después, Milo chocó su hombro con el de ella, susurrando entre los baches.

—Hyoga aún no me ha contestado ¿crees que estará bien?

—Sigue vivo. —fue la respuesta de Yuzuriha.

—Ya, pero eso no significa que no haya muerto una o dos veces.

Yuzu recargó su peso contra el de Milo y se bajó un poco la bufanda antes de darle una sonrisa pequeña, tranquilizadora.

—Te acaba de sonar la omnitool. —le avisó, señalando hacia su brazo y Milo no perdió tiempo en leer el mensaje.

Casi se desnuca contra su asiento, pero sonrió mucho más tranquilo al ver la escueta respuesta del mago negro. O tal vez ya era sorcerer a esas alturas. Ay, su niño se hacía grande.

—¿Mejor? —preguntó Crane, arrebujándose en su bufanda otra vez.

Starkrimson asintió y entre el rugido del motor y las sacudidas, miró por la ventana antes de preguntarse si Neko habría salido del shock en el que la había encontrado después del anuncio del GM.
Suponía que sí. Tendía a enterrarse en su trabajo de mechanic cuando las cosas iban mal y Sanctuary estaba llena de faena cuando se habían ido.

—Llegaremos pronto. ¿Verdad? —preguntó el cleric, sonando entre esperanzado y a punto de vomitar por la borda. Y Watari le contestó con presteza.

—¡En un santiamén!


————

Para cuando Neko sacó la cabeza de los inventarios, la metió en una de las habitaciones que servían como forjas en la Guild. Y para cuando salió de ahí ya era más que tarde.
Su omnitool brillaba con todos los avisos de mensajes que no había leído y se dio unos minutos para adecentarse antes de salir en busca de un poco de compañía humana. Sus bots suplían la necesidad de socializar hasta un punto, pero…

El primer mensaje que vio era de Starkrimson.

Tienes que ver esto, decía su último mensaje. Oh, por dios, Neko. Ven ya, decía el anterior a ese.

Neko aminoró la marcha en el pasillo y leyó más atrás. Estamos en la sala. Entonces empezó a caminar más rápido, hasta que echó a correr.

Los mensajes eran tan recientes que antes de derrapar en el pasillo y agarrarse al quicio de la puerta con una mano de acero —no literal, aunque a Neko no le importaría hacerse unos apaños—, aún seguían llegando avisos de Starkrimson pidiéndole que fuera a ver… algo que seguramente sería espantoso.

Y tanto que lo era, juzgando por los hombros temblorosos de Hyoga que tenía justo en frente.

¿Qué había pasado? ¿Alguna ciudad había sido arrasada hasta sus cimientos? ¿Otro anuncio del GM cabrón?
¿Qué era esta vez¿ ¿¡Qué!?

Neko mantuvo la respiración hasta que se dio cuenta de que la sala entera estaba ahogándose en risitas, mientras Watari hablaba al fondo, cerca de donde había una pantalla de telivisión.

—¿Qué pasa? —preguntó Neko, dejando caer una mano en el hombro de Hyoga, aunque tuvo que levantarla bastante para lograrlo.

—Neko… —murmuró Hyoga que voz temblorosa, y parecía el único en no reír.

Estaba tan blanco que se estaba empezando a poner azul. Entonces lo escuchó. Lo primero fue el tono de paternal orgullo de Watari mientras anunciaba:

—¡Y este es el video!

Lo siguiente fue la canción.

“Girls who are in love, give their love to you.”, se escuchó desde los altavoces y Hyoga se llevó una mano al corazón.

—No. —dijo Neko, metiéndose entre el gentío que empezaba a estallar en risas.

“You, who shine so bright, my darling.”

La televisión empezaba a estar a la vista entre los hombros de los demás y alguien le silbó a Hyoga diciéndole que tenía buenas piernas. La imagen en la pantalla no era del todo estable y, para más inri, era un picado. Hacia arriba. Desde abajo.

—¡Bonitas bragas! —le dijo otro miembro de la Guild, poniéndole la mano encima a Neko.

La chica la apartó de un manotazo. Ni siquiera era la primera vez que la veían en bragas, aquello empezaba a ser una costumbre.

—¡Watari Owlicious, mechanic de mierda! —gritó Neko, llegando casi delante del televisor— ¡Como te pille te rapo la cabeza!

Watari se rió ligero, pero empezó a hacerse un moño mientras le daba el mando del televisor, aún conectado a los archivos del mechanic, a Milo, que estaba justo a su lado, sentado en una silla y pareciendo inocente.

—¡Disfrutad del espectáculo! —dijo Watari antes de saludar separando dos dedos de su frente y buscar la salida más próxima—. Perdón, disculpe, déjeme pasar, gracias.

Neko apareció delante de la pantalla sólo para ver como su maestro de job se escapaba gracias a sus piernas largas y buenos modales.

—¡Maldita sea! —refunfuñó mientras empezaba a perseguirlo— ¡Eso no lo iba a saber nadie nunca, nunca!

Milo, que le había dado a la pausa mientras Neko buscaba a su presa, le volvió a dar al play al ver que los dos mecánicos habían salido de la estancia.

“Floating in the night sky, like a silver boat. The moon reflects my tears of love and hate.”, cantaban Hyoga y Neko mientras la música les acompañaba.

Hyoga, que estaba al borde de un infarto, se sobresaltó al notar una mano en su hombro y una persona lo guió amablemente hacia las habitaciones.
Yuzuriha le agarraba de la mano con dulzura y no lo soltó hasta tenerlo en pijama, dentro de la cama y mirando al techo como si le hubiesen quitado años de vida con un susto.

Le arropó bien y le apartó el flequillo hacia un lado. Hyoga dejó de mirar al techo para mirarla a ella.

—Lo hace para levantar el ánimo, además, siempre le ha gustado sacar de sus casillas a Anir. —explicó la dancer, que llevaba la bufanda roja un poco más suelta que de normal.

Hyoga podía ver como se le movían los labios al hablar, era una visión extraña. No era la primera vez, pero casi nunca con la bufanda alrededor de su cuello. Se le hacía de alguna manera íntimo.

—Ya veo. —dijo a media voz.

Yuzuriha le sonrió, arreglándole mejor la almohada antes de agacharse y darle un beso en la frente.

—Tranquilo, mañana, cuando intente sentarse, le estaré apartando todas las sillas con el látigo.

—Uh… —Hyoga parpadeó y esperó a que Yuzuriha se apartase un poco para hablar—. ¿Lo de la pasivo-agresividad es algo normal en la Guild?

Yuzuriha se levantó y se aseguró de que Hyoga tuviese agua en la mesita de noche.

—Es una de las costumbres de los NightFury.

Hyoga se arrebujó un poco más y después de pensarlo, cuando Yuzu ya había abierto la puerta y tenía la mano en el interruptor de la luz, añadió:

—Me habría gustado conocerlos, pero tengo la sensación de que me habrían vuelto loco.

Yuzu se encogió de hombros y se recolocó la bufanda a su nivel habitual.

—Probablemente. Pero la clase de locura que te hace unirte a ellos. Tanlaus era un buen jefe.

—Hmn… supongo. Buenas noches, Yuzuriha.

Yuzu sonrió detrás de su bufanda roja y apagó la luz.

—Buenos noches, Hyoga. —contestó, cerrando la puerta con un suave y casi imperceptible clic.

No usó el comando de dormir de inmediato, no. Se quedó unos minutos recapitulando el día, pero el cansancio le podía y estar en una cama ya le hacía querer dormir.
Mientras se le cerraban los ojos pensó en NightFury. En Tanlaus. ¿Cómo habría sido aquel jugador para juntar a un grupo como aquellos y volverlos en sus fieles soldados? ¿Por qué habían abandonado la Guild?

—Hmn… que sueño.

Y mientras le daba vueltas al tema, casi sin darse cuenta, por inercia, inició el comando dormir.
Si ese día había sido largo, el siguiente no iba a ser mejor. Aún tenía que enterarse bien de lo que había pasado en Sanctuary. ¿Y dónde estaban Ikki y Shun?
Se supondría que se encontrarían esa noche ahí.

Mientras tanto, en una de las calles heladas y con cascotes de Sanctuary, Neko se dirigía hacia la base de su actual Guild, montada a horcajadas  en Equipaje, su baúl de peral sabio. Equipaje se bamboleaba suavemente, porque ya había probado la mala leche de su dueña, que rivalizaba con la suya propia, y había salido perdiendo. No quería darle más motivos que alimentasen su malhumor.

—Neko. Neko, por favor, ¿cuándo me vas a sacar de aquí? ¿Cuanto tiempo más? —se oyó la voz amortiguada de Watari, desde dentro del baúl.

—El que necesites para arrepentirte de tus actos. —le avisó.

—Pero si sabes que mañana Crane va a estar haciéndome bullying todo el día.

Neko sonrió y le dio un par de palmaditas al baúl.

—Ya. Cuento con ello —y chistó para hacerle saber a su baúl que podía ir más rápido—. Vamos, ¡buen chico!

Já, no iba a volver a llevar carro en su vida.
Title: Re: neverland 2.2: you can (not) fight
Post by: Airin on February 28, 2018, 04:59:36 PM
Tengo iconos en un post sin reeditar, qué es esto xD. ¿Estreno tema? Hey. REUNION. xD




~+38~
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Habían salido de Snowbelle antes de que amaneciera, montado en sus motos de nieve y puesto rumbo a Devil’s Mouth dispuestos a llegar hasta el fondo de la dungeon y no salir sin haber completado su quest y tener acumulada la experiencia necesaria para subir de job o cambiar por puntos. Le habían dejado una nota de agradecimiento a Neko firmada por los cuatro, por tomarse las molestias de arreglarles el equipo de viaje; aunque como había contado Fíli, parecía que trastear entre motores era una especie de terapia ocupacional para la chica.

Cuando el sol empezaba a despuntar por el horizonte Pip había decidido que una carrera para empezar el día era justa y necesaria. Como también sería justa y necesaria su visita al otorrino después del grito agudo potente y sostenido que había dejado escapar Airin agarrada detrás de él cuando había pisado a fondo el acelerador. Y que alegremente había repetido varias veces después de eso.
Bueno, había razonado llevándose un dedo a la oreja y sacudiendo mientras conducía con la otra mano, al menos como party oficial que eran, estaba bien que Valhalla tuviera un grito de guerra.

Habían llegado enteros al pie de la montaña y después de ascender el empinado camino entre las rocas habían hecho una pausa de inventario previo en la boca de la cueva. Y de almuerzo, porque uno no se metía en una dungeon con el estómago vacío y el maná más bajo del cien por ciento.  No serían ni las nueve de la mañana dentro del juego.
Alrededor de las cuatro de la tarde habían concluido su misión con éxito y empezado el camino de vuelta hacia el valle helado desde donde pensaban retomar el viaje en moto de nieve.

—Aquí no se corta la cobertura ¿verdad? —Fíli llevaba ya un rato con la mosca detrás de la oreja, revisando sus mensajes en la omnitool— Anir no me contesta.

Kíli y Pip intercambiaron una mirada cómplice llena de diversión, pero el entretenimiento empezó a extinguirse cuando Airin habló con el ceño fruncido.

—No debería, pero estoy intentando mandarte las fotos de antes y me rebotan constantemente.

Pip abrió su propia pantalla y empezó a tocar cosas aquí y allá, con la expresión cada vez un poco más ensombrecida.

—Aquí está pasando algo, salimos ya.

Los otros tres le miraron y obedecieron sin replicar, acomodándose sobre los vehículos con rapidez, preocupados. Esta vez Kíli fue conduciendo, mientras su hermano iba detrás intentando establecer contacto con la mechanic.

Poco antes de llegar a Snowbelle, Pip detuvo su moto. Kíli lo imitó, mirándolo con curiosidad pero sin decir nada. El gunslinger se pasó las manos por la cara, se cambió el parche de ojo y se bajó de la máquina.

—He pensado, que mejor vamos a Palanthas.

—Bueno, desde aquí podemos bajar en línea recta, —calculó Airin,— pero aún así vamos a tardar más que entrando a la ciudad y cogiendo un warp ¿no?

—¿Pero sabes si los warps entre ciudades funcionan? —preguntó Pip enroscándose la trenza alrededor del cuello con gesto serio. Al oír eso los hermanos se miraron entre ellos alarmados.

—Pues…

—¿Alguno de vosotros está pendiente de los anuncios o los chats principales?

—Yo he visto bastantes bajas en el tablón de anuncios, pero no sé si definitivas. —dijo Fíli con lentitud.— Pip, dínos qué piensas.

—Que me da mal rollo. Que no deberíamos separarnos, y que voy a ver si los warps privados funcionan.

—¿Tienes warp privado? —se sorprendió Kíli.

—Claro chaval, que soy VIP. —el gunslinger sonrió de costado, intentando la invocación del círculo de teletransporte mágico.

Pero aún hubieron de pasar más de veinte minutos caminando hasta que el comando funcionó y delante de ellos se abrió el warp de pago que Pip había anclado como punto de salida a una de sus cabañas de bosque.

—¡Puta madre! ¡Adentro! —los empujó hacia la corriente azulada entre protestas— ¡Mujeres y niños primero!



Cuando llegaron al final del bosque se encontraron con la hondonada que daba a la bahía. Donde antes se alzaba hermosa y despreocupada la ciudad que ejercía como sede central de los bardos, ahora sólo quedaban ruinas y edificios calcinados.  Murallas derruidas y escombros humeantes por todas partes, y el suelo mojado como si hubiera llovido.

—¿Qué? …  Qué.—el gunslinger se limpió la nariz con el dorso de los dedos.— Hijo de la grandísima puta, mal píxel que le parió.

Sin decir nada, Airin echó a correr hacia la ciudad, dejándolos atrás.



(http://honey-rider.net/bt/morpg/sagu-icons/kili.jpg)(http://honey-rider.net/bt/morpg/sagu-icons/airin1.jpg)(http://honey-rider.net/bt/morpg/sagu-icons/sephiroth.jpg)(http://honey-rider.net/bt/morpg/sagu-icons/aerith.jpg)


No supo muy bien cómo había llegado sin accidentarse por el camino, allá donde mirase eran todo trozos de paredes caídas y tablones quemados. Aquello había sido una taberna. Eso de ahí una armería. Giró sobre sí misma observando el panorama con la respiración cada vez más ahogada y los bordes de su visión oscureciéndose por momentos. La chica no fue realmente consciente de lo que sentía hasta que notó el ardor repentino de un cachete en su mejilla, y el desconcierto la sacó del pánico en auge.

—Respira bien. —dijo una voz profunda que le hizo mirar hacia arriba.

Aturdida, no se dio cuenta de que las lágrimas le caían libremente por las mejillas. El hombre la miró con gesto de desaprobación, y entonces cayó en la cuenta de que sabía quién era. Y que el disgusto no iba necesariamente dirigido hacia su persona.

—Ha pasado mucho tiempo. No puedo decir que me alegre de verte aquí, Airin.

—¿Sephiroth? —preguntó la pelirroja llevándose una mano a la cara con incredulidad.— No pensaba que jugases a…. estas cosas.

El hombre se quedó contemplándola con cara inexpresiva por el largo intervalo de cinco segundos, después de los cuales cedió como había hecho siempre antes con ella, y su rostro fue la viva imagen de la resignación al martirio. Sacó un pañuelo de alguno de los bolsillos de su larga gabardina negra, y procedió a restregarlo por la cara de la chica.

—Ay, no, para, ¡que ya no tengo cinco años!

—Afortunadamente para todos. —replicó él impasible.

La cleric de pelo castaño que había estado dando heal por aquí y por allá después vencer a los bosses se acercó con curiosidad al ver al samurai prestándose voluntario a mantener una conversación con otra persona, y abrió mucho los ojos al ser testigo de cómo se comportaba.

—¿Seph? —canturreó Aerith con tono juguetón,— ¿Hay algo que no me hayas contado?

—Menos cosas de las que me gustaría. —refunfuñó él.

—Boh, no seas así de cascarrabias. —la mujer se le agarró del brazo, y se asomó desde su costado dirigiéndose a Airin con una sonrisa.— Hola, ¿necesitas heal?

La pelirroja parpadeó, mirando de uno a otro varias veces.

—No, no. Estoy bien, acabo de llegar. —se pasó el pañuelo por la nariz ella sola y después se giró al samurai.— ¿Sois hermanos?

—¡Si! —dijo la mujer.

—¡De ninguna manera! —negó tajantemente él.

—Oh vamos Seph, ¡eres lo más parecido a un hermano que tengo! —Aerith le agitó el brazo.

—Eso no justifica la apropiación familiar indebida. —una ceja grisácea se arqueó con severidad.

—Sigues usando palabras demasiado grandes. —Airin entrecerró los ojos, y arrugó la nariz cuando el hombre le puso la mano en la frente y empujó ligeramente hacia atrás como queriendo apartarla.— ¿Has hecho trampas en el juego o te conservas bien para ser un viejo? Juegas al engaño, cuando era pequeña ya tenías el pelo canoso.

La cleric se echó a reír con deleite.

Sephiroth a punto estuvo de recriminarle que las canas se las había sacado el salvaje de su hermano en las dos veces que su padre lo había llevado con él al trabajo, pero se lo pensó mejor y decidió omitir la información privada en público. Aunque no vio ningún mal en aclarar de qué se conocían exactamente.

—Cuando salí de la academia, me pusieron a las órdenes de su padre como inspector jefe. Y como Airin aún era una mocosa, cuando no tenía con quién dejarla la traía a la oficina para que durmiera en el sofá y el novato, —se señaló con el pulgar mientras hablaba en voz baja,— le echase un ojo mientras redactaba informes.

—Aaw, que monis. —dijo Aerith juntando las manos sobre el pecho.— Voy a seguir haciendo la ronda ¿vale? Portaos bien.

Los otros dos se quedaron examinándose mutuamente durante unos momentos.

—¿Estás de ilegal? —preguntó el samurai.

—Define ilegal. —la soldier cruzó los brazos sobre el pecho y levantó la mirada hacia él sin levantar el rostro.

—Server clandestino. No pongas tu cara de pelea.

—No tengo una cara de pelea, pego y ya.

—Madre dame paciencia, —murmuró Sephiroth.

Con un tropezón Kíli apareció de repente junto a la pelirroja, apoyándose en su hombro para no darse de bruces contra el suelo a los pies del hombre.

—¡Airi! —resopló apartándose el pelo oscuro de la cara.— ¡Te has largado así sin más!

La chica le miró contrita, y le pasó la mano por detrás de la cintura bajo el carcaj, agarrando su túnica de arquero.

—Lo siento.

—Mujer, no pasa nada, pero no te encontrábamos y estaba empezando a preocuparme. —dijo Kíli frotándole el hombro en el que tenía puesta la mano.— Uhm, eh, ¿interrumpo?

—Ya veo que al menos no estás sola aquí dentro. —dijo Sephiroth inclinando la cabeza a modo de saludo y despedida, con un pequeño levantamiento de comisuras en dirección a la chica.— Estaremos en contacto.

Se dio la vuelta para encontrarse de frente con el lancer que había capitaneado la defensa de la ciudad, y lo hizo a tiempo de verle cambiar el gesto de responsabilidad por una expresión de sorpresa, alivio, e indignación todo en uno.

—¡RAIKO! —el rugido de Ikkaku rebotó por entre las ruinas haciendo que varias cabezas se girasen alarmadas.



(http://honey-rider.net/bt/morpg/sagu-icons/ikkaku.jpg)

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Title: Re: neverland 2.2: you can (not) fight
Post by: Neko on February 28, 2018, 07:35:43 PM
Me muero de sueño, mañana le doy formato



52. Gente buena, Ikki. Es algo que existe.

Necesitaron un rato antes de que los magos blancos se hubieran encargado de devolver a todos los jugadores a un nivel de vida decente, aunque SleepingBeauty se había apresurado en curar a Bennu como agradecimiento por todo lo que había hecho por ellos.
La chica no tenía que decir nada, Ikki lo podía ver en sus ojos brillantes, leer en su sonrisa amable… Acababa de ganarse una amistad. Aunque cuando alguien dejó caer a su lado a Spark, que lo abrazó entre risas, supo que se había ganado más de una.

—¡Quita, hombre! —se quejó Ikki, intentando liberarse de las zarpas del beastmaster.

Thunderstruck le había dado una colleja a su hermano, pero no podía dejar de sonreír aunque tenía el ceño fruncido. Todo era muy raro.

—Y supongo que tú eres el Líder del equipo… —escuchó cuando por fin estaba empezando a levantarse, con la ayuda del mago negro.

Ikki se giró para encontrarse con un alchemist de pelo azul celeste y una sonrisa coqueta en los labios. Un molbol chiquitín le trepaba por la pierna, aullando con ruiditos de cachorro demasiado adorables para tanto diente afilado.

—Supongo que sí. —contestó Bennu, cruzándose de brazos mientras Shun frotaba la nariz contra la de su conejito, ahí, en el suelo.

El desconocido cargó al molbol antes de rascarle la corona de hojas, lo que pareció gustarle si es que Ikki estaba interpretando bien el movimiento de sus raíces y lianas y la manera de abrir las fauces y dejar colgar la lengua babosa.

—Esta es Rosie y yo soy Afrodita —se presentó—. De nada.

A Ikki se le disparó una ceja y por un momento compartió una mirada airada con el mago negro. Demonios, necesitaba preguntarle el nombre. O el nick. No podía seguir refiriéndose a él como ‘mago negro’ para toda la vida.

Mientras Ikki estaba abriendo la boca, Shun se levantó de golpe, poniendo a Marshmallow sobre su cabeza mientras Lulú le perseguía los pies.

—¿Ese es el molbol que ha paralizado al boos? —preguntó Shun, acercándose un poquito más para acercarle la mano.

Ikki quería decirle que no hiciese eso, pero el molbol parecía estar oliéndole la mano antes de estirarse un poco para dejar que le rascase las ramas de la espalda.
Aquello no podía ser muy sano.

—Sí, la misma —afirmó Afrodita con una sonrisa torcida—. Rosie es magnífica, ¿verdad? Es un homúnculo de segunda evolución.

Entonces se giró de nuevo hacia Ikki, mirándole de arriba a abajo antes de sonreír, esta vez mucho más calmado, agradable incluso.

—Un hombre que inspira a tanta gente merece mi respeto —dijo antes de cabecear y dejar a Rosie en brazos de Shun para abrir su omnitool—. Ah, sí. Me ha caído algo cuando ha muerto el boss, una de tus chicas me ha unido a la party.

A Ikki le saltó el aviso de trade y levantó el brazo para abrir la omnitool y aceptar el trueque.

—Todo tuyo —canturreó Afrodita antes de deslizar el dedo con elegancia por la pantalla de la  omnitool—. Supongo que el karma es una cosa que funciona.

—¿Qué? —preguntó Ikki mientras miraba el amuleto y cerraba el trato.

—Nada, nada. Unos… —hizo una pausa con suspiro incluido antes de continuar—. Amigos, unos amigos me ayudaron y ahora es mi turno de devolver el favor al mundo.

Ikki se tragó una risa antes de preguntar.

—¿Qué era eso, tu buena acción del día?

Afrodita sonrió ahora mucho más amenazante.

—¡Exactamente! Mi molbol, por favor —pidió estirando los brazos hacia Shun, que le devolvió a Rosie—. Gracias. ¡A más ver!

Rosie se agarraba del brazo de Afrodita con sus tentáculos y movió algunos para despedirse del grupo mientras Afrodita se daba la vuelta y desaparecía entre las calles medio en ruinas de Lavender Town.

Shun estaba aún despidiéndose con la mano y una sonrisa cuando Ikki le preguntó qué mierdas había sido eso.

—Gente buena, Ikki. Es algo que existe.

—No sé porque, no acabo de creérmelo. —dijo mientras dejaba caer su mano en el hombro de su hermano.

No que creyese que la gente buena no existía, ahí estaba Shun para probarlo, pero aquel alquimista no le acababa de dar esa sensación de bondad que su hermano destilaba por todas partes.
Un pequeño pero claro carraspeo le llamó la atención y le hizo girarse hacia alguien más. El mago negro.

—Ha sido un honor trabajar bajo tu mando, pero no sabemos si el boss va a volver a no. ¿Es seguro quedarse aquí? —preguntó.

Y esa era una duda válida a la que no tenía respuesta. Ikki se encogió de un hombro mientras negaba con la cabeza y el mago miró hacia un lado.

—Ya veo.

—Un… —empezó a decir Ikki antes de toser—. Un amigo de mi hermano estaba en Columbia, la ciudad estaba asediada por bosses. ¡Shun!

Shun se giró todo felicidad, se había puesto a hablar con otros magos blancos, parecía que estaban de concilio.

—¿Has sabido algo más de Hyoga? —preguntó al final, porque el parpadeo brillante de su hermano le hacía hablar rápido.

La cara de Shun pasó de lucecitas a rostro cetrino en cero coma dos segundos y no perdió el tiempo antes de escribir a su compañero de Guild.

—¿Hay más asedios? —preguntó alguien, acercándose.

Ikki no hizo demasiado caso, esperando por la respuesta de Shun.

—Pregúntale si han acabado con el boss y si ha respawneado. —ordenó cruzándose de brazos.

Shun no tardó en contestar: Sí, habían acabado con los bosses hacía rato; no, no parecían reaparecer en el área. Todo había vuelto a la normalidad. O al menos a lo que se podía considerar normalidad en una ciudad flotante dividida entre alquimistas y magos que acababa de ser atacada por hordas de monstruos comandados por dos bosses sin igual.
El mago negro asintió con la cabeza al oír la noticia, pareciendo un poco más tranquilo.

Fue justo entonces cuando sonó la misma voz del primer anuncio, la que suponían que era la voz del GM, anunciando lo que estaba ocurriendo en otras ciudades, lo que estaba pasando en ese pequeño mundo entero, bajo su yugo.



————

Había pasado una hora desde el anuncio del GM en Lavender Town y parecía que la sensación de unidad seguía flotando por el ambiente a la vez que la gran party se había vuelto a dividir en pequeños grupos de usuarios conocidos.

—¿Y ahora qué vais a hacer? —preguntó SleepingBeauty, con una sonrisita amable en los labios.

—Nosotros nos vamos a Amarillo —dijo Thunderstruck, apoyando la mano en el hombro de su hermano—. Spark necesita estudiar más bestias.

—¿Con Zapdos no le basta? —preguntó Ikki, sorprendido de verdad.

—¡No! ¡Siempre a la caza! ¡Y si los cuidas desde que son huevos mejor!

—¿Qué?

—Nada, ignoralo. —le aconsejó Thunder a Bennu que asintió con la cabeza.

—¿Y tú? —preguntó SleepingBeauty hacia el mago negro que seguía cerca de ellos pero dándoles la espalda.

El chico pareció dar un respingo antes de darse la vuelta y reponerse del sonrojo.

—¿Yo? Ah… estaba pensando en ir a Ding Dong Dell, pero… no creo que sea el mejor momento.

Pasaron unos segundos callados, cada cual ponderando la situación en la que estaban.

—¿Y si…? —empezó a decir Shun, levantando una mano—. ¿Y si hacemos noche aquí? La posada que hay en la salida norte debería estar intacta.

Dos o tres segundos más y Thunderstruck saltó por una pared hasta el techo y empezó a correr de casa en casa.

—¡Reserva para todos! —gritó Spark, saludando desde el suelo, aunque su hermana ya estaba bastante lejos.

Ikki estaba siguiendo su estela a paso rápido y Shun y SleepingBeauty correteaban detrás de él.
Spark tenía las manos en la cadera y miró al mago negro antes de preguntarle:

—¿Qué, te vienes?

—¿Tengo otra opción?

Spark le dio una buena palmada en la espalda y empezó a caminar empujándole mientras le contaba sobre el buen corazón de su hermana.
Mentiras, todo mentiras.


————

Para se reunieron todos en el motel, Thunder ya tenía unas cuantas llaves dando vueltas de sus índices y una sonrisa demasiado satisfecha de sí misma. Otros jugadores empezaban a llegar para pedir una habitación para pasar la noche.

—Nos he conseguido habitaciones con sala común para todos —les dijo, repartiendo los llaveros—. Ya me pagaréis luego.

—Yo… no sé si voy a poder. —explicó el mago, con algo de vergüenza rabioso en su ceño fruncido y sus puños cerrados.

—Se lo pago yo, ¿cuánto es?

Ikki ya le había abierto trade a Thunderstruck mientras el mago se quedó anonadado y Spark sonreía. Shun tenía los dedos entrelazados en un rezo debajo de la barbilla y los ojos brillantes mientras SleepingBeauty miraba de un lado a otro agradablemente sorprendida.

—P-pero ¿por qué? —balbuceó el mago.

—Me salvaste la vida, no me gusta deber cosas. Sólo es una habitación. —replicó Ikki mientras acababa la transacción.

—Tres, tres habitaciones, te he cobrado también la de tu hermano.

Ikki rodó los ojos, pero se encogió de hombros después. Iba a pagar la de su hermano igualmente.

—Pues no están mal de precio.

—Ya ves. —contestó Thunder.

—Y hablando de eso, ¿cómo te llamas? —preguntó Ikki, girándose hacia el mago negro.

—DeadEnd —se presentó—. Ender ya estaba cogido.

—Que putada. —comentó Thunder mientras los guiaba hacia las habitaciones.

—A todos nos ha pasado alguna vez, yo tuve que cogérmelo junto en vez de separado. —añadió SleepingBeauty.
—Yo no tuve problemas. —aportó Shun, de nick Andromeda.

—Ni los deberías tener —sentenció Ikki antes de girarse de nuevo hacia el mago, que andaba detrás de él—. ¿Y tu nombre? Ya sabes, el real. Yo soy Ikki.

—Dominic.

—Y… Dominic, ¿por qué quieres ir a Ding Dong Dell? —preguntó SleepingBeauty que esperó un par de pasos para ir a su lado.

Dominic se levantó un poco el cuello de la túnica.

—Quiero cambiar de job, quiero ser Totemist. Ya tengo suficiente nivel.

—¿Y tienes alguien con quien ir? —preguntó la chica esta vez.

Shun también se unió a su fila para unirse a la conversación.

—¡A mí me queda poco para poder cambiar de job! Quiero ser adept.

—Oh, esa es una buena elección —contestó SleepingBeauty antes de que los dos, ella y Shun, mirasen fijamente a Dominic.

El mago negro volvió a ajustarse el cuello alto de la túnica.

—Uh, no.

SleepingBeauty y Shun compartieron una miradita preocupada.

—¿No tienes a nadie? —insistió Shun.

—No… en realidad, todos mis amigos están fuera. No he podido contactar con nadie aquí.

Shun se paró para ponerle una mano en el hombro y SleepingBeauty le miró con infernal obstinación de mago blanco, levantando sus puñitos a la altura de su pecho con un gesto alentador.

—¡Eso es mentira! ¡Ahora tienes amigos!

Spark, que oyó la palabra amigos, se unió a los rezagados sin ninguna duda.

—¡Si alguien necesita amigos aquí estamos mi hermana y yo!

—¡A mí no me metas! —rezongó Raimei—. Hermanos…

—¡Y a mí y a mi hermano! —añadió Shun, todo furia luminosa.

—¡Ey! —exclamó Ikki, que no dijo nada más mientras abría la puerta de la sala común—. Todos adentro, ¡vamos!

El grupo acabó por entrar nada más por ver cómo era la sala, pero en cuanto vieron los sofás y la alfombra en el suelo, acabaron todos amontonados mientras ordenaban que les trajesen comida de inmediato. Salvar la ciudad les había dejado agotados y con hambre.

—¡Reunión de equipo! —dijo Spark mientras se tiraba a lo largo en uno de los sofás.

—¡Ey, deja algo para los demás! —avisó Raimei antes de tirarse encima de su hermano.

Acabaron rodando y cayendo los dos al suelo mientras SleepingBeauty, que ahora todos sabían que se llama Aya, dejaba la comida en la mesita baja en el centro de los sofás.

Dominic tardó un poco en acercarse a la zona, agarrando un bocadillo y dando las gracias. Ikki ya se había apalancado en el sillón y Shun le acercó algo de comida antes de sentarse en el suelo, apoyado en el sillón.

—Realmente sí que parece un equipo, ¿verdad, hermano?

Oh, sí que lo parecía. Ikki no quería sonreír, pero lo estaba haciendo.

Title: Re: neverland 2.2: you can (not) fight
Post by: Neko on March 31, 2018, 12:30:51 PM
53. Supongo que aquí es donde nos separamos

La mañana había llegado y con ella, había decisiones que tomar, aunque no había sido muy difícil hacerlo.

—¡Te echaré de menos! —exclamó Spark mientras abrazaba con fuerza a Ikki, que apenas podía levantar los brazos para darle palmaditas al otro joven.

Spark lo apartó, agarrándole de los hombros con una sonrisa brillante. Y cuando Ikki estaba empezando a saborear el aire lo volvió a abrazar. Los ruiditos indignos que salieron de su garganta hicieron reír a Thunder a su lado, que se giró al notar un par de golpecitos en su hombro.

—¡Ha sido un placer! —dijo Shun antes de abrazarla.

Ahora era el turno de Raimei de agonizar e Ikki la miró sonriendo con malicia mientras Spark aún le estrujaba.
Y cuando acabaron con eso, asegurándose de tener los datos de contacto de todos, cada grupo se fue por su lado.

—¿Estarán bien, hermano?

—Claro que sí. —aseguró Ikki mientras observaban la destrucción a la que había sido sometida Prorencia.

Aya chocó su hombro contra Shun, sonriendo divertida.

—Esos dos pueden cuidarse solos, además… —Y levantó los puños mientras cambiaba su expresión a una decidida—. ¡En cuanto sea Acolyte volveré con ellos!

Shun imitó su gesto y los dos asintieron a la vez.

—Espero que la iglesia siga en pie… —comentó Dominic, ajustándose el cuello de la túnica.

—Y que los npcs estén en el mismo sitio, ¿si no cómo los encontraremos? —preguntó Aya, contrariada de repente.

—Con el tablón para novatos. Si no están en su lugar habitual, en el tablón para novatos tendrían que estar las coordenadas actualizadas de los npcs. —contestó Ikki, caminando con una mano sobre el pomo de su espada.

Los otros tres le seguían como borreguitos persiguiendo a su madre. No tardaron mucho en llegar hasta la plaza de la iglesia y cuando entraron en ella se dieron cuenta de que faltaba una de las torres y el campanario tenía un buen mordisco.
Extrañamente, parecía que alguien estaba montando andamios alrededor.

—¿Serán npcs? —preguntó Shun, agarrándose al brazo de su hermano mientras buscaban la manera de entrar a la iglesia: la puerta principal estaba cerrada.

Aya señaló una portezuela en el costado de la iglesia por la que había visto entrar a alguien.

—O tal vez alguna guild de la ciudad… —añadió DeadEnd.

—Como sea. —cortó Ikki, intentando que todos avanzasen en dirección a aquella pequeña entrada.

Y mientras Shun y Aya buscaban a los sacerdotes que tenían que darles sus respectivas quests, Dominic e Ikki esperaron sentados frente al altar.

Dominic tenía los dedos entrelazados y las manos entre las rodillas, con las piernas un poco abiertas y el cuerpo echado hacia delante, mirando el suelo de piedra de la iglesia, mientras Ikki estaba reclinado contra el respaldo del banco, con la mirada perdida en las imágenes de santos frente a él.
Shun había tenido a bien llevarse a Lulú con él, correteando al lado de Marshmallow, mientras buscaba al oficiante de la iglesia de Prorencia.

Dominic levantó la cabeza para mirar en frente e Ikki observó su perfil por un momento. El chico parecía solemne y era fácil estar callado a su lado sin sentirse incómodo.
No había sido difícil convencerlo de que sería mejor llevar dos magos blancos más avanzados para acompañarle en su quest de totemist. Y teniendo en cuenta lo cortas que solían ser las quests de cambio de profesión de la mayoría de segundos jobs de magos blancos… tenía cierta lógica su argumento.

Aya fue la primera en volver, haciendo resonar sus botitas por el pavimento mientras llegaba corriendo desde una capilla adyacente.

—¡Ya tengo mi quest! Sólo necesito ir a visitar a un… monje, a un monje que no está muy lejos de Prorencia. Cerca de Prayers Cave —y levantó un pergamino que enseñó con orgullo—. Tengo que llevarle esto y traerlo de vuelta.

—Pan comido. —dijo Ikki mientras se incorporaba un poco.

Aya le sonrió y se sentó entre los dos, preguntándole a Ikki sobre Lulú y mascotas en general, haciendo tiempo antes de que volviera Shun.

—Realmente quiero una mascota… pero aún no sé si quiero un perrito o un gatito. —informó mientras se llevaba un índice a la barbilla.

—En Ding Dong Dell hay muchos gatos… —murmuró Dominic, quien parecía que aquel ambiente eclesiástico le estaba afectando un poco.

Aya sonrió otra vez, pero al ver a Shun llegar hasta ellos cambió de conversación.

—¿Dónde tienes que ir?

—A Fisherman’s Horizon, tengo que hablar con un tal Don Dayan, un sacerdote local.

Ikki se palmeó las rodillas antes de levantarse y Lulú empezó a trotar alrededor de sus pies, oliéndole las botas antes de poner sus patitas encima de ellas y lamerse la nariz.

—Supongo que aquí es donde nos separamos. —dictó DeadEnd.

—¡Pero nos veremos pronto! —trinó SleepingBeauty.

—¡En cuanto terminemos la quest! —añadió Andromeda.

—Nos vemos en unas horas. —se despidió Bennu, agachándose para agarrar a la perrita que ahora jadeaba contenta sobre su brazo.

Y mientras los demás sacudían las manos y se dedicaban unas palabras de ánimo, empezó a salir de la iglesia con la cabeza alta, con Kyrie Eleison marcando el ritmo de sus pasos.


————

Encontrar a Don Dayan no había sido difícil, pero hacerle entender exactamente porque estaban allí sí.

—Pero si lo han creado sólo para esto… —rezongó Ikki, gruñendo con la mano sobre la frente, mientras Shun hablaba con la paciencia de un santo con el npc.

Ikki ya le habría metido un espazado entre ceja y ceja. Y si no lo hacía era para que no los echasen de la pequeña ciudad.
Al final, a Shun se le ocurrió escribirlo y Don Dayan se ajustó las gafas entre sus espesas cejas blancas y exclamó con entendimiento.

—¡Aaaah! —y movió las cejas un poco más, abriendo bien los ojos—. Entiendo.

—Acabáramos… —murmuró Ikki, sentado en un banco cercano, con Lulú apoyada en su pecho, intentando comerle los mocos—. ¡Cht!

Y mientras Ikki luchaba contra su pequeño monstruo, Shun recogió todos los datos que necesitaba y levantó a Marshmallow del suelo para abrazarlo.
Ese conejo parecía que cada día era más grande. ¿Sería cosa del nivel que estaba ganando?

—Tenemos que ir a las ruinas que hay al sur de Palanthas… ¿hermano?

Ikki se había caído al otro lado del banco y tenía a Lulú levantada. La perrita estaba intentando morderse el rabo sin conseguirlo y estornudaba cada vez que los pelos de su propia cola le hacían cosquillas en la nariz.

Shun sonrió, pero ninguno de los dos comentó lo indigno de todo aquello.

—Vale, vamos.

Y con la brisa marina golpeando con suavidad contra ellos, buscaron el warp más cercano para ir hasta las Ruinas.
Ikki tuvo que ir pastoreando a su hermano porque se había empeñado en usar aquellos minutos para contactar con sus amigos para asegurarles de que estaban bien.


————

—Es el warp más caro que he pagado en mi vida… —murmuró Ikki mientras se ajustaba el casco de su querida armadura.

—¡Hermano! Si lo hubiese sabido te habría dicho de venir a pie…

Ikki frenó sus pasos y Shun casi se chocó con él, así que acabó sorteándolo y caminando a su lado.

—Eso nos habría retrasado mucho. Y tú quieres ayudar a DeadEnd.

—¡Tú también! —canturreó Shun, saltando con cuidado entre los adoquines rotos, invadidos por la maleza.

El mapa oficial de las Ruinas era un poco vago, pero tenía las indicaciones necesarias para llegar hasta el lugar que estaban buscando. Tampoco era tan difícil encontrar la torre más alta, la única que seguía entera de pie.
Aunque al rodearla para encontrar un acceso se dieron cuenta de que faltaban partes de la pared, dejando la escalera al descubierto. Algunos escalones en esa parte tenían a penas un palmo de ancho.

Ikki y Shun miraron con preocupación hacia arriba. Si se caían lo más probable es que acabasen perdiendo una vida, cosa que ahora mismo no se podían permitir.

—Por ahí parece que se puede entrar. —señaló Ikki, que tuvo que apartar las ramas bajas de un árbol para dejar al descubierto el camino.

La temperatura en aquel lugar era agradable y unos haces de luz bailaban en el semicírculo, rodeado de bancos, en frente de la torre.
Shun dejó a Marshmallow en el suelo, que se dedicó a hociquear entre la hierba y entró despacio al edificio, con cuidado de no pisar la puerta caída. Pero cuando Ikki intentó entrar acabó de bruces en el suelo.

—¿Qué…? —empezó a preguntar, parpadeando—. ¿Qué ha pasado?

Shun se dio la vuelta y caminó hacia su hermano, mientras Lulú se le subía al pecho para lamerle la nariz de nuevo. Ikki puso su mano en la espalda de la perrita y estiró la pierna hacia la entrada, pero un campo de fuerza transparente lo repelió.

—No puedo entrar. —dijo, bajando la pierna e intentando levantarse mientras el conejo de su hermano su tiraba al lado de su brazo, como creyendo que era la hora de hacer la siesta en comuna.

Shun sacó la mano sin problemas y la volvió a meter.

—Yo puedo salir… —empezó a decir mientras se frotaba la muñeca.

—Ya, pero tienes que ir arriba. —Ikki había recogido al conejo y ahora tenía a las dos mascotas en el regazo.

Se quedaron mirándose unos segundos antes de que Shun asintiera con la cabeza.

—Iré con cuidado. —aseguró.

—Más te vale, o Marshmallow te echará de menos.

Y la sonrisa de Shun se amplió más, con los ojos brillando mientras asentía.

Aunque el ascenso había tenido sus momentos complicados, Shun había ido despacio, concentrado, buscando siempre un buen apoyo. Y aunque tardó más de veinte minutos en completar el camino, lo hizo de una pieza.

—¡Uf! —exhaló al llegar arriba, quitándose el sudor de la frente y dándose unos segundos antes de explorar el lugar al que había llegado.

Era una habitación abierta, sin muebles. Había unas pocas ventanas, un par de sillas y una cuerda que colgaba del techo. Primero se asomó por las ventanas y no pudo evitar maravillarse con la vista. Y después de mandarle un mensaje a su hermano para informarle de que había llegado a lo alto de la torre, se puso debajo de la cuerda, estrechando los ojos para ver si podía adivinar que había allí arriba.

Y tiró de ella, porque no parecía haber otra cosa que hacer.
Unas escaleras de madera empezaron a bajar y Shun se apartó de golpe, dándose cuenta de que aquello era una trampilla.

El polvo se levantó, reflejando la luz que entraba por las ventanas desnudas y después de toser un par de veces, Shun subió lo que era el último tramo de escalera.
Pero al subir no vio nada más que el horizonte.

—¿Qué se supone que tengo que hacer? —se preguntó, con las manos en la cintura.

Estaba volviendo a la trampilla cuando el color del suelo le llamó la atención. Volvió sobre sus pasos y se agachó para apartar el polvo con la mano. Parecía haber un dibujo en el suelo y cuando, después de descubrirlo, se alejó unos pasos para observarlo, se preguntó:

—¿Un círculo de meditación?

Y sin nada mejor que hacer, se sentó en el suelo, en el centro del círculo y cerró los ojos mientras oía el viento y el gañido lejano de algún ave de presa.
Necesitaba algo en lo que concentrarse. El tacto de la roca bajo su cuerpo, la brisa entre sus dedos… su pelo revuelto.

Y mientras respiraba, lo oyó. El latido de su corazón.

Tu-tum. Tu-tum, sonaba. Estable, tranquilo, seguro.

Tu-tum. Un doble golpeteo entre sus costillas.

Tu-tum…

La luz se hizo tan intensa que la podía ver a través de sus párpados.

—Abre los ojos, Adepto. —le dijo la voz, tan estable, tranquilo y seguro como el latido de su corazón. Tan en el centro de su pecho.

Y abrió los ojos, despacio, tomando aire antes de levantar la cabeza, porque sabía que eso era lo próximo que le iba a pedir.

—Y mírame.

Delante de él, levitaba un ángel.
Title: Re: neverland 2.2: you can (not) fight
Post by: Airin on March 31, 2018, 04:56:40 PM
gimme drugs plz




~+39~
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—¡RAIKO! —el potente bramido hizo que la chica se encogiera contra el costado del arquero al que se agarraba.

Sephiroth miró de vuelta hacia Airin y entrecerró los ojos con sospecha.

—Eep. —dijo la chica en voz muy bajita.

—¿Lo conoces? —preguntó Kíli mirando de su compañera al lancer que se acercaba a pasos agigantados.

—La verdad es… que si. Solíamos estar en la misma party, antes. —murmuró Airin contra el hombro del moreno.

—¡TÚ! —exclamó el lancer agarrando a la pelirroja y agitándola adelante y atrás

—Hola Ichiban. —respondió la chica cerrando los ojos con fuerza y dejándose hacer sin oponer resistencia pero sin soltar a Kíli.

—¡Raiko! —volvió a exclamar el hombre con un poco menos de rabia bajo las atentas miradas del samurai y el arquero.

Brightblade. —dijo ella.

—¿Qué? —el lancer dejó de agitarla y se echó un poco hacia atrás, observándola con fijeza.

—Que mi nick es Brightblade. —corrigió la chica abriendo un ojo y mirando de soslayo.

—Te has cambiado.

—Sí. Malos recuerdos. —el hombre frunció el ceño al oír eso, pero ella sólo encogió un hombro levemente. Siendo quien era había estado en la mayoría de ocasiones y no creía que fuera necesario dar más explicaciones.

—Anda, ¿estamos de reencuentros? —Fíli se materializó junto a ella de forma repentina, una presencia sólida a su lado con los brazos cruzados que hizo que  tanto Airin como Kíli se relajasen imperceptiblemente.

El samurai contuvo una pequeña sonrisa al ver el efecto que tenía la tropa de refuerzo de un solo hombre, y cómo el lancer pasaba la vista de uno a otro sucesivamente. Algo más a lo lejos vio una figura alta y con sombrero que se acercaba hacia ellos sin prisas, y juzgó que probablemente sería el último miembro del grupo.

GoldenLion, —se presentó el recién llegado tendiendo una mano hacia el frente, a la espera de que alguno de los desconocidos se la estrechase.

Por lo que parecía, era de ese tipo de hombres cordiales y educados que te hacían quedar mal si no seguías el guión socialmente establecido, pensó Sephiroth curvando ligeramente una comisura de sus labios. Esa actitud le hacía sentir nostalgia. Se adelantó sin alargar más la pausa, agarrando la palma enguantada con la suya propia.

OneWingedAngel, —respondió el samurai con una inclinación de cabeza mínima pero suficiente en él para resultar en un gesto regio.

—¡General! —exclamó una voz que Airin reconoció de inmediato, y que tendría que haber esperado antes.

—Oh, ¿ahora me llaman así? —preguntó Sephiroth con tono divertido.

—Los soldiers quieren saber- ¿Qué demonios haces tú aquí a estas horas y dónde te habías metido? —Yumichika se interrumpió a sí mismo en cuanto vio a la chica.

—No me agites tú también. —dijo ella levantando las manos.

El ninja la señaló con un dedo acusador en alto, sujetándose lleno de indignación el pañuelo que llevaba al cuello, a falta de un collar de perlas que apretujar.

—Lo que te iba a hacer no es precisamente agitarte, —gruñó poniendo mala cara y apartando a Ikkaku de en medio para acercarse él.— ¿Tienes idea de..? No, qué vas a tener idea.

—¿Los soldiers quieren saber…? —Sephiroth no estaba dispuesto a quedarse con la intriga, aunque la respuesta fuese un no.

El ninja volvió a señalar a la chica con gesto amenazante, pero se giró hacia el samurai.

—Si hay que reconstruir la ciudad, o por esta noche basta con asegurar el perímetro.

Ahora que ya no se encontraba en inferioridad numérica, Sephiroth asintió y tocando suavemente la mejilla de Airin con una mano enguantada, se dio la vuelta y se encaminó hacia el grupo de primeros niveles que parecían necesitados de alguien que les diera órdenes de sentido común.

—Hola Night, —se decidió a saludar Airin con cautela, a la vista de que aquellos dos antiguos compañeros de aventuras no parecían dispuestos a dejarlo estar ahí.

El ninja iba a replicarle con exasperación, pero al pasar la vista por su figura se fijó en la mano que el arquero mantenía en la cintura de la chica y su mente hizo un zoom digital en ello, cambiando las palabras que salieron de su boca.

—O sea, ¿que nosotros aquí preocupados por tí, y tú de correrías con tu apuesto mancebo?

—¿Soy un apuesto mancebo? —preguntó Kíli.

—¿Y yo no soy apuesto? ¿Kíli, yo soy guapo?—se rió Fíli.

—En realidad te tiene envidia porque te has hecho un harém.

—¡Pip!

—¿Pero tú me has visto bien? Qué cuerpo, qué pelazo. —el gunslinger que acababa de aparecer se señaló todo él como si fuera una chica de teletienda con sonrisa de comercial incluída, ante la mirada sospechosamente calculadora de Yumichika.
 
Las carcajadas de Ikkaku ante lo ridículo que resultaba aquello le aflojaron una tensión que hasta ese momento no se había dado cuenta que le oprimía.


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Title: Re: neverland 2.2: you can (not) fight
Post by: Shruikan on March 31, 2018, 05:39:13 PM
Revivo de entre los muertooooos

Hablemos de Fenris y su triste vida hoy



Capítulo 45: [Fnr] Invitation under the stars


(http://i48.photobucket.com/albums/f241/Shruikanceta/Thingus/Fenrisu_zps50642514.jpg)


Cuando Fenris despertó de nuevo, seguía teniendo el cielo estrellado bajo la cabeza. Lo cual no tenía sentido, fue lo primero en lo que pensó. Siguiendo el funcionamiento del juego, debería haber respawneado en alguna ciudad ¿Sin City? ¿Palanthas? ¿Rabanastre? No podía recordar cuál era la última que había configurado.

Frunció el ceño, parpadeando mientras trataba de acostumbrarse a esa nueva vida y comprender dónde se encontraba. Quizá había habido varios bugs en el juego y por eso había aparecido también un monstruo gigante en la ciudad.

Un rápido vistazo a su alrededor le reveló que todavía estaba en el desierto, no muy lejos del acantilado en el que había muerto… o sido asesinado, más bien. Y al parecer, el culpable aún no andaba muy lejos.

El Knight sintió como ardía de furia al reconocer la figura pequeña y reluciente aún en la noche, del Paladín. Había un par de personas más delante de él y parecía estar hablando con alguien de quien Fenris no podía distinguir más que su alta figura.

Demasiado furioso para pensar con claridad, se levantó de un salto y se acercó a ellos, con las manos un poco demasiado cerca de la empuñadura de su mandoble. Sin embargo, fue perdiendo poco a poco la rabia hasta contenerla con cierta cautela al darse cuenta de la conversación caldeada que estaba teniendo lugar.

–¡No tienes derecho a insultarme de esta forma!


(http://i48.photobucket.com/albums/f241/Shruikanceta/Thingus/mihaelis_zps20wy4vcl.jpg)


Fenris reconoció la voz indignada de Godhand. A la que estuvo más cerca, pudo ver la genuína expresión de furia que tenía en el rostro, tan poco favorecedor en sus facciones agraciadas. La persona que tenía delante se trataba de una mujer el doble de alta que él, una Berserker por sus ropajes, de espalda ancha y cuerpo musculoso marcado por cicatrices. La diferencia era tal que era como ver a un pomeranian encararse con un mastín.

–¿Quién no tiene derecho a qué, aquí? –dijo la mujer, con la voz calmada, aunque la dureza en su voz le daba un tono peligroso. –Se supone que teníamos que ayudar a la gente, no darles muerte como si fuéramos las bestias aquí.

–¡No hablarías así si le hubieses encontrado tú, Crimson! –protestó el otro, e incluso en la oscuridad Fenris pudo ver como tenía las mejillas rojas de rabia–. ¡El tipo era de lo más testarudo, insportable, y se hubiese matado igualmente de no haber si-...!

Godhand calló abruptamente al darse cuenta de la presencia del Knight cerca justo cuando lo señalaba y frunció el ceño de forma aún más profunda. La Berserker siguió el curso de su mirada, echando un vistazo por encima del hombro. Su mirada cayó encima de Fenris, pesada como una lápida.

–Hablas demasiado, Michael. –Dijo, volviendo a centrar su atención en el otro, revosando paciencia y autoridad como una madre a la que no convenía contrariar –. Acepta que la has cagado y vuelve a Rabanastre, o no te gustará lo que le tenga que contar al jefe cuando vuelva.

Pareció que el rostro del Paladín (Michael, por lo que parecía) se contraía en varios tics al mismo tiempo y por un momento, Fenris casi temió que fuera a estallar de rabia. Terminó por soltar un gruñido exhasperado y dar media vuelta, pisoteando la arena mientras su capa blanca revoloteaba tras de sí. Alguno de los otros le siguieron, los demás se quedaron, con la vista fija en la Berserker de forma expectante.

La mujer suspiró de forma audible, con las manos en la cintura, y luego se giró, acercándose al Knight. Era aún más intimidante de cerca, y Fenris tenía que alzar la barbilla para mirarla a los ojos, de un violeta intenso y penetrante. Su largo cabello oscuro le enmarcaba la cara y le caía a lo largo de la espalda.

–Mis disculpas, por el comportamiento de mi compañero –empezó, con cierto retintín de desprecio en la palabra “compañero”–. Como has podido comprobar, no se le da muy bien hacer amigos.

Fenris no dijo nada, con una expresión desconfiada en el rostro. Estaba claro que Godhand no era trigo limpio ni siquiera entre los suyos, pero nada le garantizaba que “los suyos” no fueran una panda de villeros. Sin embargo, la Berserker siguió hablando, como si el recelo del Knight no le importara en absoluto.

–Soy CrimsonWings, como supongo que habrás comprobado. –Señaló sobre su cabeza, donde flotaba visible su nombre de usuario –. Puedes llamarme Violate si lo prefieres. Soy parte de la guild de los Señores del Desierto, en Rabanastre.

–Me suena –dijo Fenris, aunque la forma en la que lo pronunció daba a entender que eso no significaba que confiara en ella.

–Quiero que sepas que nuestra guild no aprueba el comportamiento de mi compañero. –La Berserker estaba haciendo su mejor intento de relaciones públicas, aunque había algo en ella que revelaba que no le hacía especial ilusión el papel –. Lamento mucho que por su comportamiento hayas tenido que perder una vida, especialmente teniendo en cuenta la situación en la que nos encontramos. Pero para que veas que no tenemos mala fe, me gustaría llevarte de nuevo a Rabanaste e invitarte a nuestra guild, si es lo que quieres.

–¿Es una broma? –Las palabras abandonaron la lengua del Knight antes de que su cerebro tuviera tiempo de procesarlas. Se cruzó de brazos, fingiendo una seguridad que no sentía –. ¿Crees que todo se puede resolver con un par de palabras bonitas y una invitación a una guild? En un dia normal, recibo como diez de ésas. –Hizo un gesto contrariado en el aire –. No necesito vuestra maldita compasión.

Crimson Wings arqueó una ceja muy lentamente, y con cada milímetro, más sentía Fenris  que había sido un error abrir la boca en primer lugar. La Berserker parecía capaz (y de suficiente nivel) como para arrancarle la cabeza de un guantazo si la contrariaba.

–Escucha… Fenris –dijo, apartando la vista un segundo para leer su nick –. No te estoy mintiendo, si eso es lo que crees, pero creo que deberías evaluar tus opciones. Puedes unirte a nuestra guild o seguir con tu camino, eso es cosa tuya. Pero o vienes conmigo, o te quedas aquí en medio de la nada, esperando a que te coma algún monstruo hasta perder tus vidas restantes. Tú decides.

La honestidad (acompañada de una no muy sutil amenaza) de la Berserker, terminaron por quebrar su testarudez, y el Knight dudó.

Cuando el sol ya salía, se encontraba en un barco de arena, rumbo a la ciudad en ruinas de Rabanastre.
Title: Re: neverland 2.2: you can (not) fight
Post by: Airin on April 30, 2018, 03:01:00 PM
quién lo habría dicho eh? witness!!




~+40~
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—Vale, guay, ¿niveles? .

—Podría cambiar de job ya e ir a pasar la quest de dragoon, pero me da un poco por culo ir hasta Themyscira tal como están las cosas. —Ikkaku se encogió de hombros, haciendo que el pendón de la lanza que llevaba recostada en horizontal sobre ellos se balancease suavemente.

Kíli dejó escapar una tos divertida, y lanzó una mirada cargada de “a quién me recuerda esto” a su hermano. La verdad es que el lancer había resultado ser un tipo bastante más relajado de lo que había parecido en un primer momento. Tenía cierta intensidad, pero no emanaba un aura de presión a no ser que la situación no se estuviera yendo completamente de madre.

—Meh, a mí aún me faltan un par de niveles para poder pasar a assassin, —dijo el ninja enrollando un dedo en la trenza de su sien,— pero ugh, Mos Eisley.

Pip asintió poniendo los ojos en blanco. Nada bueno había salido nunca de Mos Eisley.

—Yo soy tercer job, no estoy al máximo de puntos, pero tengo algún que otro ás en la manga.

—Osea, que eres un VIP de mierda, —aclaró Ikkaku ladeando la cabeza.

—Me parece que nos vamos a llevar bien —dijo Pip sonriente tras soltar una carcajada escandalosa.

A sus espaldas, la soldier y el ninja compartieron un gesto de resignación.

—Eh, el tío Pip tiene propiedades inmobiliarias, —Kíli levantó las cejas varias veces mientras Fíli hacía esfuerzos por taparse la risa entre los bigotes.

Eso hizo que Yumichika levantase la cabeza como si hubiese oído su silbato personal, y estudiase al gunslinger con un brillo calculador en la mirada.

—Pero fíiijate, ¡si vas a ser un buen partido y todo! —canturreó pasándole los dedos por la solapa de la chaqueta.

—¡Pues claro! —exclamó Pip agarrándose la trenza y haciéndola girar en la mano,— ¿Qué te pensabas, que solamente soy guapo y ya está?

Airin se estrelló ambas manos contra la cara con un resonante ‘plaf’.

—Eh.

El toque suave de algo sólido y alargado contra la parte trasera de su coronilla la hizo salir de su monólogo interno de desesperación ante la falta de sentido común versus el qué más daba ya la estupidez si todos estaban igual de mal. Cuando se giró a mirar, vio a su lado a Ikkaku clavando la punta de la lanza en la tierra quemada, y apoyándose contra el mástil. Tras observarse mutuamente durante unos segundos sin decir nada, el hombre le revolvió el pelo y estiró amistosamente de una de las pequeñas trenzas que Fíli había hecho esa mañana en los cabellos pelirrojos de la chica.

—Dame party, anda.

Airin abrió la boca, y la cerró asintiendo en silencio mientras la pantalla de su omnitool brillaba en la penumbra que las pocas luces débiles que habían quedado funcionales en Palanthas no conseguían despejar.

—¿Valhalla? —preguntó Ikkaku con una sonrisa sesgada.

—¿Algún problema con eso, ex-WarB0i? —devolvió la chica cruzándose de brazos y echando los hombros hacia atrás.

—¿Brillante y afilada eh? —el lancer la empujó con un hombro.— Se me hace raro no verte con el traje chino verde, ahora ya no parece que vayas en pijama.

—Serás hijo de fruta. —Airin se echó a reir negando con la cabeza y miró hacia donde sus compañeros claramente tramaban algo con Yumichika.— La verdad es que no me ha ido tan mal, empezando de cero.

Con un movimiento rápido e inesperado Ikkaku le pasó el brazo por los hombros y apretó hasta casi levantarla del suelo, y los dirigió a ambos hacia el resto, con la intención de averiguar qué habían decidido hacer a continuación.

—En realidad podríamos pasar aquí la noche sin muchos problemas, —oyeron que estaba diciendo Pip,— hay gente de sobra en la ciudad, sólo es cuestión de organizar una guardia por turnos para que todos podamos descansar lo suficiente y mañana ya veremos qué hacer.

—Y supongo que tú sabes bastante de eso, ¿no? —comentó Ikkaku sin soltar a su antigua y de nuevo otra vez compañera.

—Todos sabemos. —dijo Airin estirando la mano con una sonrisa un poco tímida, para atrapar los dedos de Kíli entre los suyos— No te haces idea de las cosas que nos han pasado.

—Como ha dicho antes mi hermano, —habló Fíli apoyando un codo sobre el mencionado muchacho,— si hasta ahora hemos podido dormir algunas noches a pierna suelta es porque Pip tiene un par de sitios seguros fuera de ruta o porque hemos tirado de posadas. Pero también hemos tenido que acampar por ahí en mitad de mapas con mobs porque no llegábamos a otra cosa.

Yumichika e Ikkaku se miraron entre ellos; si los otros cuatro habían tenido que pasar acampadas libres y aún no se los había comido nada, sí que debían saber algo sobre como ordenar turnos de guardia después de todo.

—Bueno, —dijo el lancer señalando hacia la plaza donde se acumulaba la gente en un improvisado campamento de supervivientes y refugiados recién llegados.— Pues a ello. ¿Capitán?

—Hehéh, —rió entre dientes Kíli, y apretó la mano de Airin mientras un silbido agudo y penetrante cortaba el aire de la noche, atrayendo la atención de los otros jugadores.— Ahora van a ver éstos lo que es bueno.

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Title: Re: neverland 2.2: you can (not) fight
Post by: Neko on April 30, 2018, 04:54:52 PM
Vengo de corrida, que aún tengo mil cosas que hacer antes de mañana :'D Pero Shun ha cambiado de nivel. Bieeeen.

54. Recuerda que las luces más brillantes son la que producen las sombras más oscuras.

Ángel era lo primero que Shun había pensado al ver a aquella aparición pero, después de mirarla mejor, se preguntó si no sería una valquiria. La pechera de una armadura la delataba. Aún así, decidió seguir refiriéndose a ella como ángel, tenía esa especie de aura maternal.
El ángel le sonrió, descendiendo e inclinándose hacia Shun, estirando una mano fantasmal hasta rozarle la mejilla. La piel virtual de Shun se erizó, notaba la calidez de unos dedos que no estaban allí.

—Mi querido niño… —dijo el ángel y aunque le veía mover los labios, su voz sonaba extraña, como si estuviese sólo dentro de su cabeza—. Has elegido bien, la luz de un Santo es la más brillante de entre todos los servidores de aquello que es sagrado.

Shun parpadeó despacio y asintió con la cabeza. El ángel se estaba incorporando y flotó un poco hacia atrás, hacia la luz que no podía venir del sol, una luz que lo inundaba todo y que dejaba aquella torre dentro de su resplandor blanco, borrando todo lo demás.

—Pero recuerda, mi niño… —continuó el ángel, empezando a alejarse de él— Recuerda que las luces más brillantes son la que producen las sombras más oscuras.

Y con el sonido de un revoloteo de alas, desapareció.

Los oídos de Shun se llenaron de estática antes de volver a calibrarse y tuvo que cerrar los ojos y frotarlos para volver a ver bien.

Seguía en la parte de arriba de la torre, en el círculo de meditación y todo había vuelto a la normalidad. La misma brisa movía sus cabellos, seguía oyendo a lo que con toda probabilidad eran águilas y el mismo suelo de piedra de antes estaba bajo su cuerpo. Se levantó, con el mismo pelo revuelto.
Lo único que había cambiado era el ritmo de su corazón. Se frotó un poco el pecho, con una sensación extraña… y empezó el camino de descenso.

Cerró la trampilla tras de si y se dio unos segundos para observar el cielo calmado y azul desde una de las ventanas.

—¿Qué habrá sido eso? —se preguntó, bajando por la escalera despacio, concentrado—. Sé que no es real, pero…

Pero las palabras del ángel le habían afectado de alguna manera.


————

Ikki se había movido un poco, sentándose en el suelo con la espalda contra un banco. Marshmallow y Lulú estaban hechos dos pequeños ovillos en su regazo, aunque de vez en cuando se movían. La paz del lugar y el calor de las mascotas le hicieron cabecear un par de veces, pero consiguió quedarse lo suficientemente despierto como para levantar la cabeza cuando Shun estaba ya en el último tramo de escalera. Lo había oído.

—Shun, ¡Shun! —llamó, intentando levantarse.

Tuvo la amabilidad de dejar a la perra y el conejo en el suelo antes de echar a correr hacia el marco de la puerta y vio como Shun bajaba a saltitos los últimos escalones.

—¡Hermano! —dijo después de sonreír y antes de corretear hacia él, saliendo de la torre y abrazándolo con todas sus fuerzas—. ¡Ikki!

Ikki tardó un poco en reaccionar, pero acabó revolviéndole el pelo a Shun y poniéndole una mano en el hombro.

—¿Has terminado? —preguntó.

Y Shun se apartó lo suficiente como para afirmar moviendo la cabeza con energía un par de veces.

—Ya podemos salir de aquí… —murmuró Ikki, notando que Lulú se había despertado y estaba intentando morderle la bota de la armadura sin conseguirlo—. Vamos a por ese warp.

Shun asintió otra vez, recogiendo a Marshmallow del suelo para ponérselo en la cabeza. Ikki no sabía ni de dónde ni por qué había cogido esa costumbre, pero se encogió de hombros y abrió la marcha.
Shun se paró casi de inmediato.

—¡Pero hermano, el warp era muy caro!

—Calla y tira para delante. —ordenó entre dientes, andando todo lo encorvado que la armadura le permitía.

Y entre quejas y risas se fueron a por ese caro warp.


————

Ding Dong Dell era simplemente maravilloso, o al menos eso pensaba Shun, que nunca había estado allí antes.

—¡Aaaah! ¿Has visto las acequias? ¿Y los árboles? ¿Y los gatos? —preguntaba Shun, que por lo menos ahora tenía a tres personas ente las cuales poder dividir su atención.

Ikki tomó aire y miró hacia DeadEnd, que le devolvía la mirada con cara de resignación.

—¿Y has visto esos farolillos de ahí? ¡Y la pared en forma de escamas! —dijo Aya, agarrando las manos de Shun y empezando a dar saltitos.

Parecía que los dos magos blancos… perdón, Adep y Acolyte, estaban cortados por el mismo patrón.

—¡Y la pintura haciendo espirales! ¡Y..! ¡Y todo!

Definitivamente, el mismo patrón. A Aya sólo le faltaba tener un hermano mayor gruñón y protector para que fuesen una especie de espejo.
O una hermana.

—¿Tienes hermanos? —preguntó Ikki, de repente.

—Sí, un hermano mayor. ¿Por qué preguntas? —curioseó la chica, empezando a caminar a su lado, sonriéndole con gesto alegre.

Ikki se estaba empezando a preguntar por qué vena masoquista que acababa de descubrir en su cuerpo era que había hecho aquella pregunta.

—No, por nada.

—¡Ahí! —dijo Dominich, levantando la mano para señalar, aunque la bajó en seguida—. Ahí es a donde tengo que ir.

—Eso parece… —dijo Aya, pegándose a un lado de Dominich, agarrándole del brazo.

Shun imitó su gesto, agarrándole del otro brazo.

—¡Un palacio!

Y los dos corrieron felices antes de volver sobre sus pasos para arrastrar a sus acompañantes.
Los guardias que flanqueaban la puerta se acercaron más entre ellos, cruzando las lanzas mientras les miraban, o al menos asumieron que les miraban, desde debajo de sus cascos.

—Alto, está prohibido el paso. —dijo uno de ellos.

El equipo se miró entre sí, sin saber muy bien qué hacer en ese momento. Dominich titubeó confundido, Ikki se cruzó de brazos, dejando caer la cabeza hacia delante mientras los otros dos exclamaron a la vez, incrédulos:

—¿¡Qué!?

Parecía que entrar al Palacio de Ding Dong Dell iba a ser una quest en sí misma.
Title: Re: neverland 2.2: you can (not) fight
Post by: Neko on May 31, 2018, 06:15:21 PM
-se arrastra- Odio las contracturas.

55. ¿A quién se le ocurre tener que dar toda la vuelta al pueblo para que nos den la quest?

Encontrar la quest que les permitiría entrar al palacio de Ding Dong Dell ya había sido difícil por sí mismo.

—¿A quién se le ocurre tener que dar toda la vuelta al pueblo para que nos den la quest?

—Bennu, eres un quejica. —le dijo Aya, sacándole la lengua.

Dominic suspiró, perdiendo la paciencia por momentos.

—Pero tiene razón, no tiene sentido.

—¿Véis al koi? —preguntó Shun, que estaba agarrado a la baranda del puente, asomándose para ver si veía al pez en el agua clara del riachuelo.

—No, la verdad es que no.—aceptó Aya, suspirando también—. ¿De qué color era?

—Rojo. —contestó Ikki, con una mano en la cadera y la cabeza girada hacia el palacio.

Ikki se mordisqueó el costado del labio antes de chistar y unirse a las cabeza giradas hacia el agua.

—Tiene que haber más sitios donde mirar en este pueblo —casi gimió Ikki, sacando el mapa la ciudad en su omnitool para echar un vistazo—. ¿De dónde viene este río?

Dominic se acercó para cotillear, señalando el recorrido del río en el mapa.

—¿De aquí? Parece una laguna o algo así… Pero tiene un muro alrededor, ¿nos dejaran pasar?

Aya se había acercado por el otro lado de Dominic, aplatándolo contra Ikki para ver mejor el mapa.

—Ahí es donde se hace la quest de totemist —señaló, metiendo el dedo en la pantalla holográfica—. Un chico que conozco la hizo y se puede entrar… por aquí, creo.

Shun se giró, agarrándose al otro lado de Ikki para ver las indicaciones de Aya.

—¿Entonces vamos a ir río arriba?

—¡Sí! —dijo Aya.

—¿Y lo veremos? —siguió preguntando Shun.

La chica se encogió de hombros.

—Eso ya no lo sé, pero por intentarlo…

No mucho después, el grupo estaba pasando por un hueco estrecho en el muro que separaba la laguna del resto del pueblo.
Era un lugar tranquilo, con árboles y césped de un verde vibrante. El viento agitaba la copa de los árboles y la hierba se mecía suavemente. Bordeando el camino, había una valla de madera que parecía de cerezo. Y al final del camino empezaba un pequeño muelle que entraba en la laguna.

—¿Creéis que esté aquí? —preguntó Shun.

—Eso de ahí es el palacio —le dijo Ikki, señalando la gran pared a su izquierda—. ¿Eso de ahí son canales?

Parecía que el agua saliese de debajo del castillo. Pero aquellas no parecían aguas residuales. Olía bien y estaban claras, se podían ver pececillos por aquí y por allá. Algunos dejaban salir burbujas hasta la superficie.
Hasta había ranas.

—Parece agua limpia y potable. —añadió Dominic, que estaba ahora encima del muelle, mirando los reflejos del sol en el agua.

Aya se dejó caer en la hierba y Shun le siguió poco después, preguntándole si había estado en Ding Dong Dell antes. Ikki les miró por un momento antes de acercarse más a DeadEnd.
El peso de su armadura hizo rechinar a las tablas de madera del muelle y Dominic levantó la cabeza, aunque no se giró para mirarlo.

—¿Algo? —preguntó Bennu, con los brazos cruzados cuando llegó a su lado.

Dominic contestó negando la cabeza y continuaron ahí unos pocos minutos más. No tuvieron que esperar mucho para ver un gran grupo de burbujas romper la superficie del agua y una boca roja con bigotes asomar y boquear antes de volver a meterse dentro.
Con el movimiento se le vio el lomo. ¿Cómo de grande era aquella carpa? ¡Parecía enorme!

Dominic levantó el brazo, señalando con el dedo y los ojos bien abiertos.

—¡Ahí! ¿¡La has visto!?

Ikki le puso la mano en el hombro, pero después vieron a la carpa escaparse de nuevo hacia los canales por debajo de palacio.

—¡La tenemos! —avisó Ikki mientras levantaba a Shun y dejaba que Aya se agarrase a su hermano para aprovecharse de la inercia.

—¿Y ahora qué hacemos? Se ha metido dentro de palacio…

Ikki ya estaba caminando hacia la salida.

—¡Avisar!

E Ikki había tenido razón. ¡El guardia les había dejado entrar para dar la noticia al gran Rey! Que era… un gato. Bueno, un gatote. Enorme. Que andaba a dos patas y estaba vestido, con corona y todo.
¿Qué?

—¡Muchas gracias por encontrar a mi querida mascota! Ya ha vuelto, aaay, mi chiquilla.

En la sala del trono había una fuente, que debía de conectar con los canales, porque la puta carpa estaba ahí, boqueando tan campante, mientras el gatote enorme le rascaba la cabeza.

—Y decidme, ¿qué queréis a cambio? —preguntó el Rey, echándole de comer a su pez mascota—. Porque algo queréis, ¿verdad?

La risa del gato era extraña, como si dejase salir aire de la nariz a intervalos nada más y casi no se le veían los ojillos.

El grupo se quedó en silencio por un momento, Ikki con la mano en el pomo de su espada, mientras Shun y Aya miraban insistentemente a Dominic, que por fin dio un paso al frente.

—Gran Rey… lo que quiero es ser totemist. —dijo, sin tener claro si aquel era el npc que le tenía que entregar la quest.

Dominic levantó un poco más la barbilla, cuadrándose. Y el Rey se dejó caer en su trono, moviendo la cola lánguidamente.
Se volvió a reír e hizo un ademán con la mano hasta que un vasallo le trajo una campanilla para hacerla sonar.

—Jia, jia, jia, jia… ¡Muy bien! Pero llamadnos Rey Tom —ordenó antes de levantarse—. ¡Os daremos lo que necesitáis, sí, lo haremos! Pero… antes tenéis que ayudarnos con esta plaga de… ratas, ¡ratas!, que nos azota.

El Rey parecía apesumbrado y un lacayo entró corriendo con una vara, haciendo muchas reverencias antes de que el rey la tomase entre sus enormes zarpas.

—Esto te ayudará a acabar con ese… villano.

—¿De quién hablamos? —preguntó Bennu, desinteresado.

—¡Del maldito Hickory Dock! ¿¡De quién si no!? Tiene a la ciudad aterrorizada con sus ratas… lo encontraréis en las alcantarillas…

—Ya tardaban en salir unas alcantarillas. —rezongó Ikki, llevándose la mano a la cara.

—¡Traednos su corazón y os daremos a cambio lo que necesitas para ser un totemist! —dijo el Rey, señalando a Dominic—. ¡Marchad! ¡Cuánto antes mejor!

Y mientras el grupo salía de la sala del trono, oyeron al Rey Gato gemir por un poco de pollo para su pobre panza hambrienta.

Unos minutos después, estaban sentados en un banco, comiendo un poco de comida rápida que tenían guardada en el inventario para llenarse de fuerza antes de emprender la nueva quest. O más bien la nueva parte de la quest.

—¿Y qué os ha parecido el Rey Tom? —preguntó Aya, bebiendo su zumo de naranja.

—¡Es grandote y super suave y le quiero rascar detrás de las orejas! —dijo Shun, todo emocionado.

Aya se rió un poquito, dándole la razón mientras hablaban de lo definidas que tenía las rayas del rabo.
Ikki hizo una mueca extraña mientras se tomaba su café a sorbos. Dominic echó un vistazo hacia Ikki hasta que sus miradas conectaron y suspiró con lo que quedaba de la hamburguesa entre las manos.

—Vamos a tener que volver a estudiar el mapa. ¿Por dónde se entrará a las alcantarillas? —preguntó Shun.

—Oh, no te preocupes, me sale marcado en la información de la quest. —dijo Dominic antes de acabarse en dos bocados su comida.

—Las quest de segundo nivel no suelen ser muy largas, si empezamos ahora puede que terminemos antes del anochecer —dijo Ikki, levantándose del banco y volviendo a asegurarse de que tenía todo su equipo en sitio y los accesos directos configurados como a él le gustaban—. ¿Te sale también dónde está el tipo este que tienes que matar?

Dominic estaba sorbiendo su refresco mientras activaba la omnitool y ampliaba la pantalla para que todos pudiesen ver. Aunque parecía que se estaba haciendo costumbre apiñarse, al menos para Shun y Aya, aunque había que decir que Ikki se asomó por detrás del banco para echar un vistazo.

—Hickory Dock —informó Dominic, mientras Aya señalaba el punto brillante—. Sí, es ese de ahí.

—No tiene sentido, está justo debajo del Palacio… —observó Shun.

—Diría que está debajo de la sala del Trono, pero en las alcantarillas.

Dominic se encogió de hombros y antes de que desactivase la omnitool, Ikki ordenó:

—Manda la ubicación a la party, así sabremos todos a donde vamos.

—¿Se puede hacer eso? No tenía ni idea… —preguntó Shun, maravillado.

Ikki asintió, dándole instrucciones al mago negro sobre cómo hacerlo. Y pocos minutos después se dirigían hacia la entrada de las alcantarillas, guiados por DeadEnd, hacia un futuro incierto, aunque estaban seguros de que sería oscuro… y húmedo.

—Sólo espero que no huela muy mal. —avisó Aya antes de arrugar su naricita.

Ikki le puso una mano en la cabeza antes de revolverle el pelo y Dominic se llevó una mano a la barbilla mientras Shun le daba toda, todísima la razón a su nueva mejor amiga.
Title: Re: neverland 2.2: you can (not) fight
Post by: Shura on May 31, 2018, 07:22:13 PM



Recordaba más o menos lo que había hecho.

Shura se despidió de Dante y activo el Warp, la configuración indicaba que tenía que acabar en Two River, pero estaba claro que aquello no era Cansas. Al dar el paso que la saco del área de tele transporte, sus pies aterrizaron en la nieve y la ventisca soplaba tan intensa que le hacía daño en la piel, intentó mirar a su alrededor sin comprender porque no estaba al lado de un refugio o en la pacifica aldea que le habían descrito, pero el viento y la tormenta no le permitían ver nada más alejado del alcancé de su mano. 

Aún desconcertada, comenzó a caminar sin rumbo trasteando en la Omnitol, un mapa o una opción de deshacer, la primera no le decía nada, distinguía el enorme espacio yermo dibujado, algo inútil que no la llevaba a ningún sitio y mucho menos le ofrecía una solución. Por supuesto, nada de herramientas para deshacer los encantamientos. Y apenas había perdido unos veinte segundos entre la confusión y ponerse en marcha, que comenzó a sentir como su energía se resentía. El frío le calaba, entorpeciendo sus movimientos y agotándola, su condición física como White Mage no era la adecuada  para aquel entorno, por supuesto.
Shura maldijo para sus adentros, aun caminando, así sin rumbo podría morir en unos minutos.

“Piensa... maldita sea, ¿hablaban de esta situación en el último superviviente? ¿Un tutorial de youtube? ¡Maldita inactividad! ¡Piensa en lo que sea!” 

Cuando su vida comenzaba a estar por debajo de la mitad, fue cuando le vino la iluminación: se aplicó a sí misma el hechizo de curación. Y más con gozo que con sorpresa, comprendió que aquello funcionaba.
Algo bueno tenía que tener ser White Mage, y era que de momento no tendría que preocuparse por su vida, y sobre el mana, era problema de la Shura de dentro de un par de horas de seguir con aquel ritmo. Esperaba de corazón que aquello fuera suficiente.

En la primera hora mantenía la esperanza, incluso podía mantener a raya el efecto de congelación gracias a sus capacidades, aunque le era raro sentir la amenaza mortal de la tormenta de hielo, el frío nunca le molesto, era como ser un trapecista experto, lo tenía controlado, sólo tenía que vigilar de no caer y morir.   
Pero a medida que iba pasando el tiempo, ya no se mostraba tan optimista, después de casi dos horas no había llegado a ninguna parte,  el mapa no le resultaba nada claro, ¿y si sólo se había movido en círculos? A punto de agotar el mana que la mantenía con vida, tubo que detenerse y vigilar al milímetro la cantidad y el momento exacto de aplicar el hechizo para mantenerse con vida, alargando la agonía.
“Si muero al menos regresaré con mi grupo... con Sol, Jojo y los demás, estará bien.”
-¡Joder! ¡No quiero! -Su voz estrangulada se la llevo el viento, habiendo exprimido sus últimos puntos de mana. Cogió aire y se echó hacía delante en una carrera hacía donde fuese. Pero sin ver nada, tropezó comenzando a rodar colina abajo, todo era confuso, intentando agarrarse a algo, por instinto cubriéndose la cabeza, la nieve le arrasaba la piel de sus manos sin que pudieran asirse a nada más que al hielo. Y sólo se detuvo prácticamente inconsciente, cuando choco contra algo que la detuvo en su avance... algo lleno de pelo blanco y que gruño no muy contento por el golpe, alzándose enorme frente a ella que por un momento imaginaba a lo que parecía un enorme oso polar a punto de devorarla.
Con el pitido ensordecedor y constante que indicaba que su vida estaba llegando a sus últimos números, Shura perdió el conocimiento. 
Title: Re: neverland 2.2: you can (not) fight
Post by: Neko on June 30, 2018, 03:46:18 PM
Y seguimos con la quest de totemist. Pobre DeadEnd, que no sabe lo que le espera.

56. ¿Seguro que es por aquí?

—Pues… no está tan mal. —dijo DeadEnd después de llevar unos minutos dando vueltas por las alcantarillas.

No olían tan mal como se habían esperado y definitivamente eran demasiado… bonitas.
Había musgo en las paredes y decoraciones de peces por todas partes. En aquel tipo de ciudad, uno se esperaría más gatos pintados, pero no.

Ya habían tenido que mojarse los pies varias veces, pero el agua no les llegaba más allá del tobillo.

—Menos mal que llevo botas —dijo Aya, levantándose un poco la túnica para que no se le mojase el borde—. ¿Seguro que es por aquí?

—Sólo había un desvío, mejor explorarlo todo antes de seguir hacia delante.

No tardaron en llegar a una sala con cofres. Los monstruos de la zona eran de bajo nivel y no suponían un reto a ninguno de los aventureros.
Volvieron por el mismo camino que habían venido y giraron por lo que en un principio les había parecido el camino principal. Y por lo visto estaban en lo cierto.

—¿En serio? —preguntó Ikki, mirando a su alrededor cuando llegaron a la última sala.

Shun y Aya se acercaron para ver la estatua del Rey que había allí, comentando lo detallado de la figura.

—Casi hasta parece blandito… —murmuró Shun, dándole la vuelta—. ¡Y tiene rayas más oscuras en la cola!

—Está perfecto. —dijo Aya mientras aplaudía y reía alegre.

—Aquí no veo ninguna salida —dijo Dominic, cruzándose de hombros—. Hemos llegado a un camino sin salida.

Todos se quedaron callados, mirando a Dominic antes de que éste se pusiese rojo, tapándose la mitad de la cara con una mano. Shun y Aya se rieron un poco mientras Ikki seguía buscando cómo continuar.

—Hemos llegado… a un DeadEnd. —dijo Aya, palmeando el hombro de Dominic, consiguiendo que suspirase.

—Tiene que haber alguna manera —insistió Ikki—. Esto es una misión para totemist, ¿tendrás que invocar algo?

Dominic negó con la cabeza.

—Aún no puedo, sólo tengo magias básicas de black mage: viento, hielo, fuego…

—¿Fuego? —preguntó Shun, señalando unos objetos a los lados de la estatua del Rey—. Aquí hay unas lámparas de aceite sin encender.

El resto del equipo se acercó a verlas, se miraron entre ellos y luego insistentemente a Dominic.

—Bueno —dijo él—, supongo que no perdemos nada al intentarlo…

Conjurar un hechizo de fuego no fue difícil y el aceite prendió en seguida.

—No pasa nada. —comentó Aya.

—Hay tres más. —señaló Ikki antes de ver como Dominic encendía el segundo.

Y cuando terminó de encender todas las lámparas, algo se movió, sacudiendo el suelo. Poco después una pared se desplazaba para revelarles otro camino más, igual de pintoresco que el resto de las alcantarillas de Ding Dong Dell.

—¿Sabéis que esto en los mapas sale como Ding Dong Well? —preguntó Aya, que había estado mirando el mapa de la dungeon por encima del hombro de Dominic.

—Pues no se parece mucho a un pozo. —contestó Shun, avanzando despacio delante de su hermano.

—Es posible que sea el suministro de agua potable de la ciudad más que aguas fecales. Todo está muy limpio. —añadió Dominic.

—¿Por qué estamos teniendo esta conversación? —preguntó Ikki, eliminando un pequeño monstruito que había aparecido frente a ellos con la mirada.

—Supongo que es porque estamos aburridos —sentenció DeadEnd, señalando un poco más hacia delante—. Ahí hay luz. ¿Será el final del camino?

Y parecía serlo. Justo al final del pasillo, la dungeon se abría a una sala sin techo. Parecía una especie de plazoleta y antes de entrar, Dominic se quedó mirando una especie de tótem (con forma de gato esta vez) que brillaba al lado del arco de salida.

—¿Qué es eso? —preguntó Shun.

—No lo sé —contestó Dominic, rozando sus dedos contra la piedra brillante de todas formas—. ¿Qué?

Lucecitas de colores empezaron a rodearle antes de cubrirle con un manto de magia.

—Parece una piedra de buffs, hacía tiempo que no veía una —informó Bennu, cruzándose de brazos—. Y si hay una aquí, eso quiere decir…

No le dio tiempo a decir nada más, DeadEnd estaba mirando exactamente qué tipo de buffs le había puesto el tótem cuando una fuerza invisible tiró de él hasta hacerlo caer en la plaza.

—¿¡Pero qué!? —gritó Dominic, levantándose y dándose cuenta de que Aya tenía las manos en lo que parecía ser un campo de fuerza que les separaba.

—¡Es como en la misión de adepto! Ikki no pudo entrar en la torre conmigo.

Ikki se pegó al arco, intentando llamar la atención de Dominic que parecía un poco confundido.

—¡Ey, chaval! ¿De cuánto tiempo son los buffs que te han puesto, como cuanto te van a durar?

Dominic asintió con la cabeza y movió los dedos rápido encima de la omnitool que acababa de invocar.

—Media hora, son de media hora.

Y entonces fue cuando oyeron el retumbar, lo notaron en el suelo y se dieron cuenta de la otra entrada a la plaza.
Dominic se dio la vuelta, chocándose contra el campo de fuerza mientras veía una figura grande y oscura acercarse por el otro pasillo. Y con el corazón en el pecho, lo único que pensó fue que no quería morir allí.
Title: Re: neverland 2.2: you can (not) fight
Post by: Airin on June 30, 2018, 05:50:16 PM
let's get this show on the road




~+41~
(http://honey-rider.net/bt/morpg/sagu-icons/prompto.jpg) (http://honey-rider.net/bt/morpg/sagu-icons/nyx.jpg)


Abrió los ojos desorientado. Acababa de comprar munición para recargar y no le había dado tiempo a equipársela todavía. Parpadeó, aturdido, frente a la sensación de malestar que se extendía rápidamente y que no dejaba de aumentar según iban pasando los segundos. Llevándose la mano a la frente, Prompto fue  repentinamente consciente de varias cosas al mismo tiempo. Estaba tan mareado que le temblaba el pulso y los colores se emborronaban frente a sus ojos, tenía la garganta horriblemente seca, su estómago se retorcía de hambre y necesitaba hacer una visita al cuarto de baño con urgencia. Y las luces brillantes que le habían deslumbrado en un principio eran los paneles fluorescentes de la sala de cápsulas de sus recreativos habituales.

—¿Qué? —se incorporó como pudo en su asiento, agarrándose a la cubierta de plástico rígido para salir de aquella especie de cascarón, y miró a su alrededor.

Trastabillando cogió su mochila y echó a correr en dirección a los baños, y tras unos minutos de extrema necesidad a solas con el dios de porcelana, se lavó la cara y sacó un sandwich de aspecto mustio que empezó a mordisquear con los ojos cerrados y sentado sobre la encimera de los lavabos. En contra de todo pronóstico, parecía que había conseguido salir con vida de la pesadilla en que se había convertido su mejor forma de escape de la vida diaria.
¿Cómo es que estaban allí solos, sin nadie que se preocupase por toda la gente que seguía conectada a las máquinas? ¿Dónde estaban los trabajadores del local? Habían pasado doce días dentro del juego. Doce horas de vida real. Doce horas en las que por fuerza tenía que haber gente faltando a sus trabajos, escuelas, citas. Gente que no estaba donde estaría habitualmente a esas horas, con otras personas, con sus familias. ¿De verdad que no había nadie preocupado por aquellos jugadores que llevaban horas sin dar señales?
Prompto tragó con dificultad, intentando no perder por completo los nervios. ¿Y la gente que había muerto en el juego, estarían de verdad muertos también fuera? No iba a tener más remedio que volver a la sala y averiguar si seguían con vida. Respiró profundamente un par de veces, sacó la cámara de fotos de la mochila y se mentalizó para enfrentarse a lo más desagradable.

Deslizándose entre las cápsulas fue abriéndolas una a una y fotografiando a las personas en su interior. Tuvo que parar más de un par de veces para frotarse la cara y recuperar el aliento, pero de las cuarenta personas que llenaban los puertos de juego de la sala, podía decir con seguridad que casi la mitad llevaban al menos varias horas muertos. Había agarrado la mano de una niña que por edad no debería haber podido estar ahí, solo para comprobar con horror que estaba fría y rígida, como si no fuera real.
¿Qué se suponía que debía hacer ahora? Prompto se dejó caer al suelo y abrazó su mochila, hiperventilando entre lágrimas.

Después de un buen rato en el que su visión había hecho cosas tan variadas como desdoblarse, oscurecerse por los bordes y llenarse de auras brillantes, se sentía cansado hasta de respirar y por aquella sala no había aparecido ni un solo encargado, el sonido y la vibración de una notificación en su móvil le sacaron de su desconexión mental.

¡Kweh! —su teléfono volvió a zumbar, y desbloqueó la pantalla por acto reflejo.

Tenía dos llamadas perdidas de su vecino de enfrente, y varios mensajes de texto acumulados, los últimos recién recibidos.

‘Te ha llegado un paquete pero no estabas, lo he firmado por ti’
‘Más te vale que no sea nada ilegal :p’
‘A qué hora vuelves a casa?’
‘Te llegan mis mensajes?’

‘Estás bien Prom?’
‘Por favor llámame en cuanto leas esto’


Con la sensación de lágrimas calientes escurriendo por sus mejillas, a Prompto se le hizo un nudo en la garganta al pensar que después de todo sí que había alguien preocupado por lo que hubiese podido pasarle. Aunque fuera su vecino. Aunque si tenía que ser sincero, hacía tiempo que Nyx había dejado de ser solamente el vecino sexy de enfrente para convertirse en algo más parecido a un hermano mayor o un primo, pendiente como estaba siempre de si Prompto tenía dinero suficiente para pagar el alquiler y y la luz y comprar comida decente.
Nyx. ¡Nyx era policía, sabría qué hacer!
Viendo aparecer en el chat los puntos suspensivos que hacían saber que la otra persona seguía escribiendo, buscó la información de contacto con dedos temblorosos y pulsó el icono para llamar. Sin darle apenas tiempo al tono de espera ni a la señal de llamada, la línea se descolgó y la voz tensa del mayor sonó por el auricular.

—¿Prompto estás bien? ¿Dónde estás? ¿Te ha pasado algo? —mirando el reloj Prompto recordó que debería haber acabado su turno hacía poco y probablemente aún no habría llegado de vuelta a casa.— ¿Prom?

—Nyx… —la voz frágil y aturdida del chico hizo que el otro contuviera la respiración,— estoy en el arcade al otro lado de la avenida, ven. Ven, por favor.

—Voy. Estoy de camino. Vamos a seguir hablando hasta que llegue, tardaré unos minutos, no me cuelgues, ¿vale Prom?

—Vale, —suspiró éste echando la cabeza hacia atrás y apoyándose contra una de las máquinas.

—¿Estás herido? ¿Necesitas un médico? ¿Tengo que pedir refuerzos?

—¿No? No lo sé, —Prompto podía oír el ruido del motor a través del teléfono, y no le costó trabajo imaginar el ceño fruncido de Nyx y su cara de concentración y enfado cuando conducía con prisa y el tráfico no colaboraba con él. Tragó saliva.— No estoy herido, sólo… un poco mal. No te enfades porfa.

—No estoy enfadado contigo. ¿Me explicas qué está pasando? Si puedes, —añadió Nyx,— si no puedes no pasa nada, no te preocupes, que llego en seguida.

—No te va a gustar, —Prompto se sorbió la nariz, y se limpió la cara con el puño derecho de la sudadera.— Hay gente… hay gente muerta, Nyx.

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Title: Re: neverland 2.2: you can (not) fight
Post by: Shura on June 30, 2018, 07:03:05 PM
Sentía su cuerpo flotando, recostada y con algo pesado encima que le proporcionaba calor a cambio de impedirle que se moviera.
Tiritó de frío, poco a poco comprendió que estaba viva, le costaba abrir los ojos por la fuerza de la ventisca y sus pestañas llenas de cristales de hielo. Intentó producir algún sonido, o al menos moverse, pero el efecto del frío había acabado por provocarle un estado de congelación, no sabía ni cuanta vida tenía pero tenía la convicción de que no iba a morir, ya que notaba como el calor por su cuerpo se iba extendiendo... extrañamente se sentía como una bola calentita que subía desde su estomago por su pecho, una bola que acabo asomando por el extremo de la capa de pieles que la cubría. Estaba rodeada de largos pelos blancos y tenía unos pequeños cuernitos, pero lo que más llamaba la atención era la gran lengua rosada que le colgaba de la boca.
Los ojillos de la criatura Poro se encontraron con los de Shura, el animalillo con un gemido animado le lamió la nieve de los ojos, regresando bajo la capa, la mujer primero asqueada, acabo por agradecerle el gesto ya que comenzaba a sentir calor ahí donde le había llenado de saliva, pudiendo darse cuenta de un último detalle, no estaba exactamente flotando, estaba recostada sobre una tabla tan grande como una puerta. Aun no podía moverse, pero se permitió volver a descansar, estaba convencida de que no le harían nada malo si la habían salvado de morir congelada.
O al menos eso esperaba.



La puerta de la cabaña se abrió de golpe, Braum permaneció en la puerta un momento sopesando como entrar cargando sobre la cabeza su enorme escudo sobre el que iba recostada la joven que había encontrado, de normal, él era tan alto que tenía que pasar agachado.
-¿Una ayuditra? -Su marcado acento ruso parecía no combinar con su tono campechano y bondadoso, pero pudo hablar por encima de la tormenta para llamar la atención de sus dos compañeros que se encontraban en el interior.
-¿Qué has traído esta vez? Espero que no se trate de otro apestoso oso... -Taric estaba revisando su inventario cuando enmudeció al reconocer lo que su compañero traía.
-Espera, yo te ayudo -. Jonathan se acercó, alzando los brazos hasta recoger a la mujer y pudiendo entrar los tres al calor de la cabaña.
Algunos Poros saltaron entre la capa de piel que la cubría, acercándose al calor del fuego del hogar para un segundo después dispersarse cuando los tres hombres tumbaron a Shura cerca de este.

-¿De donde ha salido? -Jonathan interrogó a Braum.
-Vino rodando desde montaña, chocar y yo traer.
-Has hecho bien en no dejarla morir de frío, pero no sabemos nada de ella, parece que tiene los stats bloqueados-. Taric suspiró justo a tiempo de ver como ella parpadeaba-. Esta despierta.
-¿Te encuentras bien? -Jonathan le examino la cara, pero Shura no podía moverse-. Esta congelada, ¿tenéis algo en el inventario que le pueda servir? 
Preguntó sin muchas esperanzas al saber la respuesta negativa, los de su clase, los Barbaros, no tenían que padecer los estados alterados.
Taric se encogió de hombros permitiéndose sonreír a la mujer, después de llevar tanto con sus compañeros, estaba agradecido de poder ver una cara nueva y agradable.
-Pues me temo señorita, que tendrá que esperar antes de contarnos algo sobre usted.



Title: Re: neverland 2.2: you can (not) fight
Post by: Neko on July 31, 2018, 04:53:04 PM
Acabamos la quest de totemist with a twist! Se ve el plot viniendo.

57. Es una historia un poco larga… pero para hacerlo corto: Nos hemos salido de la Guild.

La risa que surgió de la entrada oscura al otro lado de la plaza no era para nada reconfortante, ni el bastón enorme que dio paso a una mano rosa y después a un ratón… morado. Gigante. Con una cresta rubia entre dos orejas redondas y enormes.
Hickory Dock tenía una cicatriz en forma de equis justo encima de la nariz y un piercing en la oreja izquierda que le podría haber servido a Bennu de brazalete incluso con el bíceps bien tenso.

El ratón se volvió a reír, sacudiendo la cola mientras el lugar por el que había venido se cerraba a sus espaldas.

—Valiente estúpido el que me busca las cosquillas. —dijo el ratón antes de sacudir su bastón… ¿varita? alegremente.

Su voz era estúpidamente aguda.

—Que grande… —murmuró DeadEnd, aún aplastado contra el campo de fuerza.

El ratón se incorporó un poco, mirando a Dominich con cara de sospecha y luego ladeó la cabeza. Verlo sonreír era una cosa extraña, pero verlo levantar su vara y prepararse para saltar hizo que Dominich dejase de pensar en sus enormes dientes para empezar a pensar en su enorme todo.

—¡Eres lento! —gritó el ratón justo antes de saltar hacia él.

—¡Dominich! —llamó Aya, sacándolo del trance.

La cara de DeadEnd cambió a una de decisión y rodó por el suelo apartándose justo a tiempo.
El bastón de Hickory dio de lleno en el campo de fuerza, haciendo que Ikki reculase mientras miraba con impotencia la pelea que acababa de empezar.

—¡Hermano! ¿¡Qué hacemos!? —preguntó Shun, desesperado, agarrándose al brazo de Bennu.

—No lo sé, ¡no sé!

—¿No podemos hacer nada? —preguntó Aya, intentando seguir la acción.

Dominich se estaba dedicando a esquivar los ataques y a intentar no volverse loco con la risa demoníaca del roedor. No se esperó la bola de fuego que salió de la boca del boss, y chistó al notar el quemazón.
DeadEnd se volvió a alejar para tomarse una poción y correr justo antes de que Hickory blandiera su bastón contra él.

Ikki pegó con los puños en el campo de fuerza, sin romperlo. Una, dos, tres veces.

—¡Mierda!

Cuatro, cinco. Con un puño, con el otro, con los dos otra vez. Incluso intentó robar vida al boss, pero ninguna habilidad conseguía pasar la barrera. Ni las curas de los dos magos blancos que los acompañaban.

—¡Dominich!

—¡No me da tiempo a hacer nada! —gritó el mago negro, cubriéndose la cabeza mientras rodaba por el suelo otra vez.

Hickory se dio la vuelta con un salto y empezó a girar la cola. La onda impactó contra Dominich de lleno, que se arrodilló en el suelo, agarrándose la cabeza. Parecía confundido y Hickory se acercaba a zancadas hacia él.

—¡Dominich!

No pasa nada, el efecto se le pasará justo antes de que le pueda pegar, si reacciona rápido podrá evitar el ataque. —dijo una voz algo distorsionada desde la izquierda de Ikki.

Y como había previsto, DeadEnd salió corriendo justo a tiempo.
Cuando Ikki se giró pudo ver a Neko en la pantalla de la omnitool de hermano. Shun tenía cara de culpabilidad y se encogió de hombros, a punto de llorar.

—No sabía qué más hacer… —se disculpó.

Neko parecía cansada y se encogió de un hombro mientras se rascaba la mejilla.

Hickory Dock es relativamente fácil, no como su primo Dickory Dock… ese si que es un capullo —informó la mechanic—. Tiene mucha defensa mágica, pero su debilidad es fuego. Es la única manera de acabar con él.

—¿Cómo va a ser fuego su debilidad si él mismo usa fuego? —preguntó Ikki, desconcertado todavía de ver a Neko en pantalla.

La chica sonrió y después se tapó la boca para bostezar.

Porque el que hizo el juego es así de hijo de puta —contestó—. Cuando Hickory te ataca tarda unos segundos en buscarte, alejate y atácale con fuego entonces. Si no te busca después de atacarte es que está preparándose para usar uno de sus ataques especiales. Si puedes refléjalos.

Ikki frunció el ceño, pero terminó por poner las manos en la barrera y gritar:

—¿¡Has oído eso!?

La expresión de Dominich era mucho más confiada. Estaba centrado y asintió con la cabeza una vez antes de preparar el hechizo mientras esquivaba al boss y se alejaba. Mandó la bola de fuego directa al ratón, que se bamboleó un poco antes de sacudir la cabeza y salir corriendo detrás de su presa.
El daño decía que había sido crítico y Aya aplaudió mientras daba saltitos.

El problema era que a Dominich no le daba tiempo de hacer mucho más y la barra de vida de Hickory Dock era… tan grande como él. El tiempo corría y los buffs cada vez estaban más cerca de acabar.

La cola del ratón volvió a girar a toda potencia y Dominich cayó gimiendo mientras se agarraba la cabeza, apretándose las sienes con las palmas.
El boss corrió hacia él y estaba empezando a recuperarse cuando le dio con la vara en la espalda, mandándolo al suelo. Y no se quedó ahí, repitiéndolo una y otra vez.

La party no tardó en estallar en gritos, llamando a Dominich por su nombre, por su nick, gritando para ver si llamaban la atención del boss.
Para cuando DeadEnd logró quitarse al boss de encima, su vida estaba rozando la quinta parte de su total y no podía hacer mucho más aparte de seguir esquivando.

¡Dejad de gritar! —sonó Neko, haciéndose oír por fin por encima de los demás—. ¡Hay un bug! Si lo tenéis en party podéis curarlo con magias que no vayan dirigidas a él específicamente.

—¿Cómo curas de party? —preguntó Aya, que ya estaba empezando a aplicarla.

Dominich brilló verde en la plaza y Aya y Shun celebraron su pequeñas victoria.

—¿¡Y por qué no lo habías dicho antes!? —gritó Ikki, mirando hacia el holograma de Neko.

La mechanic pareció ofendida antes de mascullar:

Lo intentaba, pero ninguno me hacía caso —aunque hizo un movimiento con la mano para quitarle importancia a los gritos de Ikki y siguió informando:—. Ahora sería el mejor momento para que alguno usase Espejo en toda la party.

Una rápida búsqueda y los dos magos blancos negaron tener esa magia entre sus habilidades y una un poco más extensa logró sacar un pergamino de Espejo del inventario de Ikki.
Shun carraspeó antes de empezar a recitar.

—Mira ahora… mira ahora. Mira, mira, mira ahora… —murmuró Shun, frunciendo el ceño extrañado—. Puedes mirar, que ya me he puesto el…

Espejo se conjuró en toda la party justo a tiempo… porque cuando se dieron la vuelta para ver como seguía la pelea Hickory Dock estaba preparando su aliento de fuego.

—¡Deja que te impacte! —gritó Aya, aporreando la barrera.

Dominich sonrió al mismo tiempo en el que el fuego le alcanzaba. Pero el que salió en llamas fue el boss, que empezó a revolcarse por el suelo agonizando.
La barrera cedió y Aya se fue de morros al suelo. Ikki la levantó antes de empujarla hacia Shun e ir a ver si el boss estaba del todo muerto.
No se movía, no tenía vida. Pero a Ikki le dio tiempo de darle una patada en el costado antes de ver cómo se deshacía en píxeles.

Dominich se había dejado caer al suelo, exhausto, respirando como si acabara de correr una maratón. No tardó mucho en tener a Shun y a Aya abrazándole en el suelo. Y aunque al principio se reía, no tardó en toser y pedir un poco de aire.

—¡Por favor! —añadió por si servía de algo.

Ikki llegó justo a tiempo para ofrecerle la mano y levantarlo a peso. Dominich se rascó detrás de la oreja y estaba empezando a sonreír cuando le llegó una notificación. Se alejó un par de pasos para abrir la omnitool.

—Tengo… Tenemos que volver al Castillo.

Si es la quest de Totemist sí, es la última parte.

Shun levantó el brazo de golpe, dándose cuenta de que aún no había colgado la llamada de video. Neko estaba volviendo a bostezar, abrazándose. Parecía más dormida que despierta.

—Ah… ¿y tú eres? —preguntó DeadEnd.

—¡Neko! Perdón… y gracias —empezó a decir Shun, sonriendo—. No sabía qué hacer y mi hermano siempre decía que eras buena haciendo planes.

Neko se encogió de hombros en la pantalla holográfica y Shun la miró con un poco más de atención.

—¿Te pasa algo? No tienes muy buena cara.

Neko sonrió antes de rodar los ojos y suspirar.

Nada malo, es una historia un poco larga… pero para hacerlo corto: Nos hemos salido de la Guild.

La mano de Ikki en el hombro de su hermano se apretó más y Shun buscó los ojos de Bennu, confundido. Dominich miraba de uno a otro y Aya hizo la pregunta importante:

—¿Qué Guild?
Title: Re: neverland 2.2: you can (not) fight
Post by: Neko on August 31, 2018, 03:14:27 PM
¡Y volvemos con el equipo amarillo!

58. Verás… es que estábamos conectados en oculto

Neko se despertó con la sensación de haber dormido por cien años. No tenía claro si estaba descansada y miraba al techo con los ojos entrecerrados.

—¿Qué ha pasado? —se preguntó mientras se incorporaba en la cama gimiendo.

Se frotó las sienes, intentando aclarar su cabeza y luego miró el reloj en su mesita.

—Ah… eso lo explica. —murmuró mientras se estiraba para apagar aquel aparato del demonio.

No tenía muy claro hasta qué hora se había quedado despierta castigando a Watari por su osadía, pero estaba segura que había sido hasta demasiado tarde. ¡Y encima se había olvidado de cambiar la hora de la alarma del despertador! Qué tristeza…

—Empiezo el día bien. —se quejó antes de lavarse la cara y los dientes y mirar hacia la ducha antes de decidirse a meterse dentro.

No fue hasta que estuvo vestida y con la pajita de su café entre los labios que se dio cuenta del aviso en su omnitool, brillando de forma intermitente y con fuerza.

—Hmn… —murmuró mientras ladeaba la cabeza.

Recordaba haber visto el mismo aviso la noche anterior, antes de bajar a la sala de estar de la Guild y descubrir la que había montado su mentor.
Estaba abriendo la puerta cuando empezó a mirar entre sus mensajes recibidos y tuvo que parar al leer un nombre en concreto.

—¿Max? —preguntó con la voz atragantada.

Miró de un lado a otro y volvió a entrar a su habitación para leer la conversación mientras empezaba a llamarlo.
Max era uno de los integrantes de NightFury más jóvenes (que ella supiese) y definitivamente no estaba conectado el día que se cerró el servidor. Aunque si lo pensaba bien, fuera del juego no había pasado ni un día entero.

—Vamos… —chistó cuando no consiguió contestación y volvió a llamar mientras escribía a Milo para informarle de su descubrimiento.

Max decía que había visto su nick en el top de los Mechanics. “Ey, ¿sabes que estás en el top 5?”, rezaba uno de sus mensajes. Neko se mordió una uña, pensando que justamente así era como se había dado cuenta de que Owlicious también estaba atrapado.

Y entonces, justo cuando apretaba el botón de enviar, se dio cuenta de algo.

—¿¡Cómo que estoy en el top 5!? —exclamó frunciendo el ceño—. ¿Cómo ha pasado eso?

¡Era exactamente lo que te quería preguntar! —sonó la voz de Max en su mente.

Neko levantó la cabeza, sonriendo.

—¡Max! —pero en seguida volvió a su cara de enfado, repitiendo el nombre con mucha menos alegría—. ¡Max! ¿Cómo demonios estás aquí dentro? ¡Juraría que no había nadie de la Guild conectado durante el primer día!

La risa de Max le llegó directa al estómago, haciéndole sentir extraña; algo así como una hermana mayor preocupada. Después de todo, había sido su mentora en sus primeros pasos como blacksmith.

Verás… es que estábamos conectados en oculto.

—Estábamos… —repitió, llevándose la mano a la frente.

Se lo tendría que haber imaginado, no había Max sin Monica, ¡ni Monica sin Max!
Neko suspiró, ahora aún más cansada, y dio un sorbo a su café mientras veía cómo se acumulaban los mensajes de Starkrimson sin leerlos.

¡Yo también creía que no había nadie de la Guild! Aunque se me hacía raro que os hubieseis salido de NightFury justo antes de que cerrasen el juego. —se excusó el chico.

—Bueno, no se puede cambiar el pasado, ¡pero se puede buscar un arreglo! —gritó Neko, puño cerrado y barbilla en alto.

¡Como buen mechanic!

—¡Exacto! ¿En qué lío os habéis metido, estáis en alguna Guild? ¿Voy a recogeros?

A Anir se le hundió un poco el corazón al recordar que ya no tenía a su airship, su querido Marshmallow, con el que ir a por sus amigos, pero algo podría hacer. Eso sí, tenía que ver si los warps ya funcionaban… esperaba que sí.

No… estamos bien, cortos de materiales, pero bien. Estamos en Snowbelle ahora mismo.

Neko se mordía los labios, haciendo cálculos mentales.

—Nosotros estamos en Sanctuary, Milo y Yuzu están conmigo.

Max se rió a su lado de la línea, murmurando un “cómo no”.

—¡Ah! También tenemos a Watari, pero no he encontrado a nadie más… ¡Hablé con Hipo!

Y mientras se perdían hablando del otro mechanic, alguien aporreó la puerta de Neko, que se levantó a abrir.
De repente, justo después de abrir la puerta, Anir estaba rodeada por un par de brazos tonificados y con la cabeza en un buen par de… pectorales.

—¡Milo! —intentó decir, aunque sonó más a: ¡Mffuu!

—¿¡Dónde está Max!? —inquirió el bard, mirando a todas partes de la habitación.

—¡Estoy hablando con él! —contestó Neko, que había conseguido salir del abrazo de su compañero.

Se señaló la cabeza, intentando hacerle ver que estaban teniendo una conversación auditiva privada.

—Oye, Max, luego te hablo, intentaremos ir a por vosotros lo más rápido posible. ¡Cuidaos, por favor! —fue lo último que dijo antes de darle una palmada en el brazo a Milo—. ¡Eres imposible! Qué susto me has dado…

—¡Susto el que me has dado a mí! ¿Dónde está el chico? —y luego de darse cuenta de un detalle añadió—. ¿Cómo que vosotros? ¿Con quién está? Déjalo, ¡Monica! Tendría que haberlo imaginado antes.

—Tú… tienes un complejo de mamá gallina muy grande. ¿O debería decir mamá osa?

Milo rodó los ojos, pero agarró a Neko de los hombros para dirigirla hacia el comedor de la Guild.
Neko aprovechó para seguir mirando su omnitool. Aún tenía un montón de mensajes.

—¿Se lo has dicho a Yuzu? —quiso saber entre trago y trago de café.

—No… no me ha dado tiempo. Oye, ¿dónde están?

—En Snowbelle, no es muy lejos.

Milo paró sus pasos por un par de segundos antes de reanudarlos.

—Snowbelle… estuvimos ahí ayer. ¡Y no los ví!

Neko se encogió de hombros.

—Igual han llegado hoy, tengo que mirar si van los warps o si puedo pedir prestado un coche grande… no sé, una furgona o algo.

—Un tanque mejor.

—Nah, el interior es demasiado pequeño para tanta gente, mejor una camioneta pickup con ruedas de tanque… —empezó a imaginar Anir.

—Hmn… qué interesante.

Y esta vez fue Neko la que paró en seco haciendo que Milo tropezase con ella. El café se sacudió dentro de su recipiente, rebotando en sus paredes y no salió del vaso de milagro.

—¿¡Qué pasa ahora!?

Neko levantó la mirada despacio y luego giró la cabeza para mirar a Milo a los ojos. Las cejas le temblaban como lo hacían siempre que le preocupaba algo, con un tic notorio.

—Es Hiksti. Hiro está en problemas.


————

—Entonces, ¿quién es éste Hiro exactamente? —preguntó Hyoga, inclinado sobre la mesa mientras se comía las galletas de su desayuno.

—Verás, Hiksti es un mechanic que no estaba en NightFury, pero era muy amigo de Tanlaus. —empezó a explicar Milo.

—Ese era el jefe de la Guild, ¿verdad?

Milo asintió, mientras miraba de reojo como Watari caía por tercera vez al suelo esa mañana. El truco de las sillas movedizas estaba siendo muy distrayente, pero intentaba con todas sus fuerzas no perder la concentración.

—Es un buen chico. —añadió Yuzuriha que no perdía a Watari de vista ni al látigo de la mano—. Un buen amigo.

—¡No como tú! —gritó Neko con rencor, levantando el puño hacia Owlicious.

—¡Ow! —gritó Watari.

Milo señaló a Watari antes de decirle a Hyoga.

—Y creo que por eso se puso el nick. No porque le gusten los búhos.

—¡Ey! —se quejó Watari, que decidió sentarse encima de una mesa y ya tenía su sándwich a la altura de su boca abierta cuando la mesa se levantó y cayó sobre un costado—. ¿¡En serio!?

—Hiro es el hermano de Hiksti, en la vida real. Hiro juega con su propio grupo de amigos. Sé quién es, pero tampoco he jugado mucho con él.

—Y necesita que lo salven…

—Sí. —aclaró Milo.

Hyoga miró a Watari y después a Neko. Luego decidió preguntar a Yuzuriha.

—¿Todos los mechanics se meten en líos?

—Es cosa de la clase merchant. —respondió Crane antes de recoger el látigo y colgarlo de su cinturón.

Neko se encogió de hombros, sin parecer molesta u ofendida para nada, y continuó con el tema que estaban discutiendo.

—¿Te suena La Torre de la Insolencia? Bueno, Tower of Insolence, que viene a ser lo mismo.

Hyoga tuvo que pensar por unos segundos, pero terminó asintiendo despacio. No había estado, aquel lugar era para gente con demasiado nivel como para haberse acercado por allí en algún momento…
—Está justo al norte del Snowbelle y es una dungeon… un poco curiosa. —continuó Anir antes de que Watari tomase el relevo.

—Que yo sepa le han cambiado la mecánica al menos cinco veces. —consiguió decir antes de darle, por fin, un bocado a su almuerzo.

—Es un sitio chungo. —confirmó Milo, asintiendo con vehemencia.

—Hay que entrar y salir en grupos de seis y nunca tienes claro cómo van a ser los bosses que te vas a encontrar. Las misiones cambian de vez en cuando, pero siempre valen la pena —Anir hizo una pausa para acabarse el café y guardar el vaso vacío en su inventario para rellenarlo más tarde—. Antes era un sitio muy popular.

—Antes —repitió Hyoga, sin gustarle ni un pelo el tono de su compañera—. ¿Ahora ya no?

El pequeño grupo reunido alrededor de la mesa del comedor intercambió miradas y fue Yuzuriha la que sacó pecho y siguió con la explicación.

—Muy pocas parties pueden llegar hasta el final de la torre sin morir al menos una o dos veces. El problema es que sólo hay dos formas de salir de la torre: muriendo o saliendo con una party de seis personas desde el piso más alto. Es el único lugar donde hay un warp.

Anir se inclinó sobre la mesa, haciendo que su coleta resbalase por encima de su hombro, y levantó una ceja en un gesto de complicidad dirigido a Hyoga.

—Y teniendo en cuenta que sólo puedes añadir a tu party a gente que está dentro de la torre si tú también estás dentro…

Hyoga se reclinó en el respaldo de golpe, tomando la información con horror.

—Espera, pero si tienes que entrar con seis y salir con seis, pero si mueres sales fuera… ¿Pero y tu party? —preguntó Hyoga confundido.

—Sales inmediatamente de la party, se queda coja —contestó Milo, apoyándose en el borde de la mesa y cruzando los brazos—. Hemos estado allí un par de veces y nunca he visto el último piso.

—Yo sí —tomó el relevo Anir, de nuevo—. Antes iba mucha gente, ¿a quién le importaba perder una o dos vidas? ¡O quince! Sí, pierdes algo de experiencia, tal vez pierdas algo del inventario, pero los drops y las quests de Tower of Insolence valen mucho, mucho la pena. Había tanta gente que si perdías miembros era relativamente fácil encontrar jugadores esperando en el warp de salida para hacer parties de seis.

—Yo recuerdo las Guilds que llevaban a sus novatos a los primeros pisos para subir niveles rápido. Me parece irresponsable, pero también era una buena estrategia. —añadió Watari, pareciendo pensativo por un momento.

—Y dices que el tal Hiro está atrapado en esa torre.

Anir asintió, afirmando las palabras de Hyoga.
El grupo se quedó en silencio por un momento antes de que el mago suspirase, mirando la taza con un patito rubio pintado que le había regalado Milo esa mañana —y a saber de donde se la habría sacado este hombre—. Levantó la barbilla, desafiante.

—¿Y qué vamos a hacer?

La sonrisa orgullosa de Milo no se hizo esperar y Yuzuriha pareció relajarse ligeramente a su lado. Watari miraba de Anir a Hyoga y de vuelta, ilusionado.

—De momento voy a preguntar si hay algún jugador de alto nivel con experiencia en la Torre de la Insolencia que pueda ayudarnos —explicó Anir, poniéndose de pie y metiendo los pulgares por dentro del cinturón—. Y después trazaré un plan.

De repente, todos parecían más animados, sonriéndose los unos a los otros.

—¡Ah, sí! Y te tenemos que presentar a tus hermanos. —recordó Neko de repente.

—¡Mis hijos! —exclamó Milo mientras Yuzuriha rodaba los ojos; ya le habían comentado lo de WrenchAce y MoonPrincess, mejor conocidos como Max y Monica.

Watari se quedó tan confundido como Hyoga, que ladeando la cabeza y frunciendo el ceño sólo pudo preguntar:

—¿Qué? ¿Quién? ¡Pero soy hijo único! —mientras miraba de un lado a otro, perdido entre las risas de sus amigos.

Title: Re: neverland 2.2: you can (not) fight
Post by: Airin on August 31, 2018, 06:13:50 PM
patrocinado por 'Trigger' en repeat ad nauseam ad infinitum :v Y té, mucho té.




~+42~
(http://honey-rider.net/bt/morpg/sagu-icons/nyx.jpg) (http://honey-rider.net/bt/morpg/sagu-icons/prompto.jpg) (http://honey-rider.net/bt/morpg/sagu-icons/thorin.jpg)


—¿Qué quieres decir exactamente con eso, Prompto? —Nyx intentó mantener la compostura, sabiendo que lo que menos necesitaba el chico en esos momentos era entrar en pánico por probablemente segunda o tercera vez.— Mira, voy a llamar a mi superior ¿vale? Tú me dices qué has visto, y yo lo paso por radio. Venga.

Se ajustó el auricular del móvil y sin soltar el volante ni pisar el freno encendió la radio, conectando con la frecuencia de comisaría y rezando por que su jefe no hubiera salido aún de la oficina.

—No podía… —al otro lado de la línea oyó a Prompto tragar saliva— no podíamos salir del juego, pero las muertes han sido de verdad. Hace más de doce horas que hay gente muerta aquí Nyx, he hecho… he hecho fotos. No sé por qué me ha desconectado. No sé por qué sigo vivo.

Nyx se tragó una maldición cuando el coche de delante frenó de golpe, y de un volantazo giró por una calle que cruzaba en perpendicular para esquivar el tráfico y salir más adelante del siguiente semáforo.

—Porque si no lo estuvieras me enfadaría mucho, Prom.

El ruido de estática de la emisora de radio cambió de tono.

—Capitán. —llamó Nyx.

—¿Ulric? —la voz del otro hombre le hizo relajar ligeramente los hombros.

—Capitán, tenemos una emergencia.

—¿De qué tipo de emergencia estamos hablando? Me acaban de entrar unos reportes que no me gustan un pelo.

—Cadáveres, aparentemente.

—¿Cómo que aparentemente? O están vivos o están muertos. —rezongó su capitán.

—Tengo una llamada en curso, desde el arcade ese de las puertas naranjas.

Se oyó un golpe amortiguado, como si algo hubiera hecho impacto contra una montaña de papel, y una retahíla de juramentos contra estirpes y descendientes.

—¿Jefe?

—Q-zar.

—¿Qué? —preguntó Nyx cambiando de carril y esquivando una moto. La voz de Prompto contestó desde el móvil.

—Es el nombre del salón recreativo, lo llamaron así por un juego antiguo muy famoso de pistolas láser.

—El nombre de antro ese, —respondió justo un segundo después el capitán con un tono que daba a entender un rodado de ojos de los habituales,— mis sobrinos se dedican a perder monedas y horas tontas ahí.

El silencio tenso en la línea de conversación telefónica hizo saber a Nyx que el chico estaba pensando en las cosas que había visto, y una extraña sensación que le materializó un nudo en la boca del estómago le hizo temer por las ramificaciones del caso que ya podía ver en su mente, expandiéndose sin control.

—¿Prom? Prompto, háblame. —se esforzó por mantener a su vecino centrado en él, y cuanto más coherente mejor.

—¿Ulric? —Preguntó su jefe.— ¿Con quién estás conectado?

—Es mi vecino señor, me tenía preocupado porque llevaba más de doce horas sin dar señales, hasta que por fín me ha llamado, es quien está en el emplazamiento ahora mismo.

—Pásame con él.

—Hey, Prompto, pongo el altavoz, mi jefe quiere hablar contigo ¿vale? —Nyx aprovechó el descenso de velocidad obligatorio de un semáforo en intermitente para conectar el bluetooth del aparato y facilitar la conversación sin tener que mediar en ella.

—¿Estoy en problemas? —la voz del chico sonaba temblorosa.

—Nada de eso muchacho, —el veterano policía respondió con tono paciente,— nada de este follón es tu culpa, éso tenlo claro. ¿Prompto, verdad? Eres un testigo superviviente y ahora estás bajo nuestra protección, soy el Capitán Oakenshield.

Se notaba que su jefe tenía familia con chavales jóvenes y que más de una vez le había tocado lidiar con niños en algún caso, pensó Nyx con una media sonrisa fugaz. Bramaba e intimidaba como el que más cuando hacía falta, y perdía los estribos al menos dos veces al mes, pero tenía paciencia y buena mano con las criaturas asustadizas.
Se oyó como Prompto tragaba saliva y respondía un frágil “Sí, señor” antes de respirar profundamente un par de veces.

—Estoy en la última sala del pasillo que hay a mano derecha según se entra, frente a la puerta principal con las letras en el cristal. —Sin saberlo, tanto Nyx como Oakenshield asintieron en silencio, esperando a que el chico continuase.— Hay cincuenta cápsulas en ésta sala, no sé exactamente cuántas hay en las otras que sean de éste mismo juego. De las cuarenta que hay llenas, al menos la mitad están… e-están muertos señor. Muchos parece q-que lleven muchas horas así.

—Se te da bien esto de reconocer el terreno, ¿te lo han dicho alguna vez? Tienes dotes de observación, —le encomió el capitán tomando nota de los datos.

—He… he hecho fotos. —Prompto dudó.— Por si hacía falta identificar a gente.  Hay un par de niños.

En su despacho de la comisaría, Thorin se llevó una mano al puente de la nariz y frunció el ceño, cerrando los ojos compungido. Era satisfactorio hacer lo correcto, atrapar criminales y llevarlos ante la justicia, pero también tenía que enfrentarse a situaciones en las que había víctimas, y en las que había menores de por medio. Y en los peores casos se cruzaban ambas variables. Aquel ya se estaba saliendo de madre más de la cuenta.

—Eres un buen chico Prompto. Muy bueno. Deberías estar orgulloso de tí mismo. —dijo  el Capitán Oakenshield con voz cansada.

—Claro que es un buen chico, y yo al menos sí que estoy orgulloso de tí, Prom. No me cuelgues aún, ya he llegado. —intervino Nyx aparcando frente al establecimiento, y reconectando el móvil al auricular para establecer una llamada a tres terminales.

Desde el lado de Prompto se escuchó el sonido delator que hacían los mocos al ser sorbidos de nuevo hacia adentro.

—¿Jefe?

—Te oigo claro.

—¿Prom?

—Yo también, a los dos.

—Vale, voy a entrar. —Nyx sacó su arma de la cartuchera que aún llevaba sujeta al costado bajo su brazo, y empujó la puerta de la entrada principal, que no ofreció resistencia.— Esto está vacío, las luces de fuera están apagadas, aquí no hay nadie, ni encargados ni nada. Parece que esté cerrado, pero la puerta está abierta.

Thorin ya estaba recogiendo sus cosas, poniéndose la cazadora y buscando las llaves, cuando un pensamiento repentino le hizo mirar la pantalla de su teléfono móvil, donde tenía abierto el último de los mensajes que le había mandado uno de sus sobrinos, el día anterior.

Un escalofrío cargado de  certeza aterradora le recorrió la espalda y se alojó en su pecho como una mancha fría y espesa.

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Title: Re: neverland 2.2: you can (not) fight
Post by: Shura on August 31, 2018, 07:46:46 PM

“Mueve el dedo gordo”
Era el pensamiento de Shura ya como intento desesperado, totalmente despierta pero incapaz de moverse por el estado de congelación.
La habían dejado descansando en una habitación para ella sola, pero demasiado nerviosa para apreciar el detalle, iba a intentar moverse por su cuenta, obtener algo de información de quienes la habían ayudado y huir si la detectaban. Por suerte, después de un par de horas, logró lo más difícil que era empezar a moverse.
“Gracias Tarantino, prometo ver alguna otra película tuya que no sea Kill Bill...”

No estaba muy segura de cuanto tiempo había transcurrido, pero paso de estar tumbada a conseguir incorporarse en la cama, lastima que en todo aquel tiempo, no hubiera reparado que no estaba sola en la habitación...
Una criatura Poro, con un trote tan rápido que por su largo pelo blanco parecía flotar en vez de caminar sobre el suelo, salio de debajo de la cama, colándose por la puerta entre abierta de la habitación no tardando en aparecer por el otro el hombre calvo del bigote que la observo fijamente dejándola inmovilizada por la sorpresa.
-Parece que ha despertado, ¿estar bien chiquilla?
Intentó decir que sí, casi no se escuchó, podía hablar pero su voz era como un silbido directo desde la seca garganta.
La puerta se abrió entrando ambos hombres, Braum y Taric, el segundo se aproximo hacía ella agachándose para colocarse a su altura, la tomo de la barbilla, que aunque le sorprendió, no le resultó un gesto amenazante dada la delicadeza con que lo hizo.
-¿Te encuentras bien? -Preguntándole comenzó a empujar su barbilla para que moviera la cabeza hacía los lados y asintiendo-. No soy medico, -le sonrió con complicidad traviesa- pero supongo que si que estas bien.
Si Shura no hubiera estado tan sorprendida y preocupada, hubiera apreciado más el gesto amistoso.
-Por favor, no la atosiguéis.
Hizo aparición el tercer gigantón, el tal Jonathan, con una bandeja humeante de sopa.
-Te he preparado algo para comer, he pensado que podía ser lo mejor dado tu estado, pero tenemos más reservas de comida por si quieres otra cosa o te quedas sin hambre.
-¡La sopa es lo mejor! ¡Come! ¡Come mucho para crecer fuerte amiguita! -Braum le dio unas palmaditas afectuosas en la cabeza, escapandosele una sonrisa cuando Taric puso los ojos en blanco, este también le devolvió la sonrisa encogiéndose de hombros.
-Salid todos fuera, todavía no esta recuperada, ya nos hablará si le apetece -Jonathan, le dejo la bandeja en la mesilla de noche.
Title: Re: neverland 2.2: you can (not) fight
Post by: Neko on September 23, 2018, 01:47:37 PM
.59 Nos vamos de la Guild

—No. —fue la respuesta tajante de la líder de la Guild.

Anir se echó un poco hacia atrás, extrañada. Hasta el momento Firehawk había sigo comprensiva y un gran apoyo en un tiempo de necesidad. Esto tenía que tener una explicación, no sólo un porque sí. ¿Verdad?

—Pero, ¿por qué no? —preguntó Anir, siguiendo a Lilith por un pasillo abarrotado de la Guid.

Un grupo había vuelto de ayudar a unos cuantos novatos a subir de nivel y hacer quests de job y el caos reinaba en la planta baja del edificio.

—Ahora mismo estamos bastante liados, como puedes ver.

Neko tuvo que clavar un codo en un desconocido para hacerse sitio, correteando detrás de su líder, en busca de la verdad.

—Pero hay un… no, dos, ¡tres mechanics en apuros! Te aseguro que Hiksti es de los mejores dentro del juego. Tenerlo a él en la Guild sería…

No pudo continuar, porque Firehawk paró su caminata y se giró para apretar un dedo sobre el pecho de Neko.

—¡No hay más espacio en la Guild! Estamos hasta los topes y ahora mismo tengo otras prioridades.

La mirada dura de Lilith le hizo tragar saliva, dejándola congelada en su sitio.
El bullicio a su alrededor seguía y alguien empujó a Neko, haciendo que diera medio paso hacia delante para no caerse. Pero ella no registraba nada que no fuese la espalda de Lilith alejándose.

—¿Qué?


————

—¿¡Qué!? —exclamó Milo cuando Anir le explicó lo que había pasado en su entrevista con Firehawk.

Neko seguía sin saber cómo reaccionar. A su izquierda, Yuzuriha le puso una mano en el hombro y Hyoga bajó la cabeza consternado.
No había podido encontrar a Watari, que seguramente estaría usando alguno de los talleres o ayudando a alguien.

—No me lo puedo creer… —continuó Milo, empezando a caminar de un lugar a otro, con el ceño fruncido y sin saber que hacer con las manos, sacudiéndolas de aquí para allá.

Anir suspiró antes de añadir a la conversación:

—Pues créetelo.

—Vamos a tener que ir nosotros… —murmuró Hyoga, mirando a sus compañeros.

Eran cuatro en ese momento, necesitaban al menos dos jugadores más para entrar a la torre.
Milo seguía despotricando, Hyoga tenía cara de preocupación y Yuzuriha apretó un poco más el hombro de Neko.
Ella ya no podía más.

—¡Basta! —dijo, levantándose de la silla de repente—. ¡Ya basta! ¡Vamos a ir a salvar a nuestros amigos y ya está!

Anir tomó aire, levantando la barbilla.

—¡Si no nos quieren ayudar nos iremos! —añadió Milo.

El peso de sus palabras pareció hundirles un poco más en el estado de desesperación en el que se encontraban. Yuzuriha se puso alerta, ajustándose la bufanda.

—¡Milo! —le llamó.

Y hasta el bardo pareció asustado de sus propias palabras.

—Pero… —intentó añadir Hyoga, aunque la mano de Anir en su pelo le hizo callarse.

—Tiene razón, Yuzu, y lo sabes.

Milo se señaló a sí mismo, extrañado.

—La Guild está llena, ¿no? —preguntó Anir, mirando a cada uno de ellos a los ojos antes de seguir—. Max, Monica, Hiksti… ¡y Hiro! Se quedarían fuera.

Anir negó con la cabeza.

—No es justo y aún le falta mucho a la Guild para subir de nivel, lo he mirado antes de buscaros. Así qué… —empezó Anir antes de lamerse los labios y empezar a hablar—. Esto haremos.


————

«Lo primero será llenar nuestros inventarios.»

Esa había sido la instrucción que les había dado a sus amigos. Así que, siguiente sus propias pautas, caminó entre los pasillos de la Guild, buscando un acceso al inventario compartido.
Tenía una lista de materiales y armas que quería de vuelta y esperaba recuperar gran parte de todo lo que le había dado a la Guild en los días que había sido parte de ella.

«¿Y Watari?» había preguntado Hyoga.

Yuzuriha se había reído suavemente antes de contestar.

«Es un genio, pero no es capaz de callarse un secreto, es mejor avisarle cuando acabemos.»

Hyoga había suspirado aliviado, el mismo sonido que hizo Anir cuando encontró un lugar tranquilo en el que llenarse el inventario.
Estaba leyendo los mensajes de sus compañeros, confirmando las cosas que ya habían podido sacar, cuando una respiración en la nuca le hizo darse la vuelta de golpe.

—¿Qué haces? —preguntó notathief, ladeando la cabeza y pareciendo inofensivo.

—¡Qué susto me has dado, idiota! —exclamó Anir, abrazándose a sí misma para intentar calmarse.

Locke levantó una ceja, interesado de repente en aquella reacción.

—¿Estás bien? —preguntó, moviéndose para ponerse de pie.

Anir le imitó, mientras su omnitool seguía avisando de las notificaciones con brillitos verdes en su brazo. Al menos había podido minimizar la pantalla, aunque no tenía claro si notathief había llegado a ver algo.

—Sí… —mintió antes de apartarse un mechón de pelo de la cara y pensárselo mejor—. ¿Sabes qué? No, no estoy bien. Un amigo mío está en peligro y me voy a ayudarle. Sola. Porque los demás tienen cosas más importantes que hacer.

Anir intentó empujar a Locke para salir del rincón en el que estaba y el chico dio un par de pasos hacia atrás, pero se vio que no pillaba la indirecta.

—Bueno, yo estoy libre —ofreció, curioso—. ¿A dónde váis?

—Da igual, Firehawk seguro que te necesitará cerca. —contestó con una sonrisa forzada antes de intentar marcharse otra vez.

Locke le dejó pasar, pero decidió empezar a seguirla.

—No creo, siempre voy a la mía. Me apetece ir, aún no te he devuelto el favor de las dagas… —puso como excusa.

—¡Ni hace falta que me lo devuelvas!

—Espera. —pidió antes de intentar agarrar a Anir de la muñeca.

Lo único que consiguió fue recibir un golpe de esa misma mano.

—¡Me voy!

—¡Eso ya lo veo, mujer! ¡Deja que te acompañe!

Anir se plantó donde estaba y Locke se chocó con su espalda. Neko se dio la vuelta mientras Locke daba un par de pasos hacia atrás, con las manos en alto y las palmas hacia ella.

—Me voy —repitió más tranquila antes de carraspear—. De hecho, nos vamos. Yo y mis amigos.

—Ya, pero…

—Nos vamos de la Guild.


————

«Después tenemos que irnos sin levantar sospechas.»

Hyoga había sido el primero en salir de la Guild. Vestía una capa negra, larga y raída, con pendones al final. El equipo que llevaba debajo era de cuero oscuro y ajustado. El cuello estaba abrigado con pelo rizado y blanco —igual que el extremo de sus botas altas— y los guantes eran de un azul eléctrico que realmente le gustaba mucho.
Apoyó los pulgares en su cinturón negro, dándose cuenta de que el fajín que llevaba debajo era del mismo azul que los guantes.

«De uno en uno. El primero que compruebe que los warps funcionan.», había instruido Neko.

Y Hyoga había hecho justo eso. Mandando un mensaje al pequeño chat grupal que habían creado para informar de que, como esperaban, los warps volvían a estar abiertos.

Yuzuriha y Milo llegaron detrás de él. Los dos vestían de blanco y negro, con cuero y remaches por todas partes. Era raro ver a Yuzuriha sin su bufanda roja, pero la había cambiado por un pañuelo vaporoso que le tapaba desde el puente de la nariz.
Milo se estiró las mangas de su sudadera a rayas y se dejó caer sobre un banco cercano. Parecía nervioso.

—¿Qué te pasa? —preguntó Hyoga, de pie delante de él.

Milo levantó una mano, frotándose la nuca mientras miraba hacia un lado, extrañamente ausente. El maquillaje oscuro resaltaba sus ojos claros.

—Nada, sólo espero que no nos estemos precipitando por mi culpa.

Yuzuriha apoyó una mano en el pelo de su amigo, intentando poner orden en sus rizos.

—Tú lo has dicho en el calor del momento, pero parece que Anir lo había pensado antes de proponerlo. Y todos hemos aceptado.

Hyoga se dejó caer en cuclillas, con la cabeza gacha.

—Bueno, todos no…

—Ya avisaremos a Watari, no te preocupes. —dijo Milo, con una sonrisa animada que contrastaba con su humor de hacía sólo unos segundos.

Hyoga levantó la cabeza, mirando a sus compañeros, pensando en Ikki y Shun. No tenía claro si alguno de ellos se acordaba de aquellos dos.
Andromeda y Bennu habían sido su salvación cuando se cerró el servidor y no quería dejarlos atrás.

«Y cuando estemos todos...»

Oyeron los pasos antes de ver quién se acercaba. Hyoga se puso de pie, Yuzuriha se cruzó de brazos y Milo se reclinó un poco para poder ver quien venía.

Neko llegó ajustándose las gafas encima de la boina gris que llevaba. La calavera que llevaba uniendo los tres cinturones cruzados sobre su vientre reflejó la tenue luz de Sanctuary.
No venía sola.

—¿Qué hace éste aquí? —preguntó Milo, levantándose mientras se ponía la capucha de negra de la sudadera que llevaba debajo.

Hyoga se llevó las manos enguantadas a la chaqueta de cuero que llevaba puesta, sin poder evitar preguntarse si la similitud entre su equipo y el de notathief era una mera coincidencia o no.
El stalker también vestía cuero negro, aunque su chalequito era corto y de cuello alto y debajo de eso sólo le protegía una fina camiseta de red apretada.

—¡Ey! Éste tiene un nombre. —se defendió Locke, con las manos en los bolsillos y una ceja levantada.

—Está aquí para ayudar. —explicó Neko, acercándose al warp para empezar a ver las opciones de viaje.

—No podía saber que una chica está en apuros y no ayudarla, ¿verdad? —comentó Locke antes de guiñarle un ojo a Milo.

Hyoga se cruzó de brazos, Yuzuriha miró a Milo, esperando su reacción. Él entrecerró los ojos antes de girarse hacia Neko.

—¿Pero este tío sabe que vamos a rescatar a un chaval?

—Se refiere a mí, Milo —explicó Neko antes de sonreír hacia los demás—. Ya está, ahora os mando el descuento.

—¿Qué? —preguntó Hyoga, confundido—. ¿También te hacen descuentos en warps?

La sonrisa de Neko se volvió mucho más maliciosa y Hyoga supuso que no necesitaba más explicación.

—¿Y ya es de fiar? —preguntó Milo, acercándose a Neko mientras esperaba que le saltase la notificación de regalo.

Neko le echó un par de miradas rápidas a Locke antes de encogerse de hombros.

—Eso creo.

Locke respondió ampliando su sonrisa y chocando un hombro contra Hyoga mientras pasaba a su lado para acercarse al warp.
Neko llamó a Hyoga para explicarle cómo aceptar el pase y de qué forma tenía que usarlo. Milo seguía con el ceño fruncido mirando a Locke, que sonreía como si hubiera sido amigo suyo desde el principio. Crane estaba ajustándose un poco mejor el turbante que llevaba en el pelo y notathief señaló las cadenas que colgaban del top de la dancer, señalando luego las que él llevaba sobre las costillas, intentando hacer algo de conversación.

—Bueno, ya estamos todos.

—No me has dicho dónde vamos. —recordó Locke.

—Vamos a Snowbelle, el plan es reunirnos con un amigo allí y avisar a Watari para que venga con nosotros. —informó Anir, bajándose un poco la corta falda de cuero negro que llevaba puesta.

Locke asintió, llevándose una mano a la barbilla, acariciándose el labio inferior pensativo.

—La Torre de la Insolencia no está lejos de Snowbelle, con unas buenas monturas llegaremos pronto.

Milo pasó un brazo por encima de los hombros de Yuzuriha y ella se agarró a su mano casi inmediatamente.

—¿Conoces la Torre de la Insolencia? —preguntó Milo, ahora con curiosidad, aunque todavía le quedaba algo de recelo.

Locke se encogió de hombros antes de invocar una de sus dagas favoritas y jugar con ella.

—He estado allí antes, sé lo que hay que hacer. —aseguró el stalker.

Milo entendió entonces porque Anir había decidido llevarlo con ellos, pero aún así, se quedó preguntándose si éste miembro de Crimson Raiders sabía lo que estaban a punto de hacer.

—Bueno, basta, ya tenéis todos el pase. Es hora —apresuró Neko, empujando a Hyoga hacia el warp y haciendo gestos a los demás para que la siguieran.

El tiempo era oro y necesitaban cumplir con su misión.

«… nos iremos de aquí.»
Title: Re: neverland 2.2: you can (not) fight
Post by: Neko on September 25, 2018, 03:19:05 PM
60. ¿¡Quién me ha echado de menos!?

La temperatura en Snowbelle no era muy diferente a la de Sanctuary, aunque sí que había algo radicalmente diferente: el paisaje.

—¿Has estado alguna vez en Snowbelle? —preguntó Neko, ladeando la cabeza mientras miraba cómo Hyoga observaba la ciudad.

Uh, bueno. Llamar a Snowbelle ciudad era… tal vez le quedaba un poquito grande el título. Era más como un pueblo, bien bonito y pintoresco.

—No. Es… me recuerda a casa. —confesó Hyoga, intentando luchar contra la sonrisita triste que intentaba apoderarse de sus labios.

Anir miró al suelo mientras caminaba con sus botas negras por el suelo frío de Snowbelle, acercándose a uno de los puentes de madera.

—A mi me pasa con los talleres de la Guild —le dijo, antes de carraspear y corregirse—. Me pasaba.

—¿Y eso? —preguntó Hyoga, cambiando su estado de potencialmente triste a totalmente curioso.

—Mi padre tiene un taller.

No le dio tiempo a decir mucho más, Milo la estaba abrazando, intentando meterla dentro de una de sus dos sudaderas y Yuzuriha llegó justo detrás de él.

—¿A dónde ahora, jefa? —preguntó Locke, aún jugando con su daga.

—¿Ahora soy la jefa? Hmn, ah sí… —musitó Neko mientras se ponía cómoda dentro de la chaqueta de Milo—. Si Max y Monica no están aquí en el warp, estarán en la única posada que hay en toda Snowbelle. ¡Vamos!


————

Y Neko había tenido razón.

—¡Max, Monica! —gritó Milo antes de correr a abrazar a dos jugadores que estaban sentados en una mesa de madera, con vasos y platos vacíos delante de ellos.

—¡Milo! —gritó el chico, abrazando de vuelta al bardo.

—Milo… —Y aunque había dicho lo mismo, el tono de la chica era uno de advertencia.

—Milo, que los ahogas. —dijo Neko, con un sonsonete divertido.

—Ay, perdón… —pidió Milo antes de poner sus manos en un hombro de cada jugador y apartarlos un poco—. Me alegro tanto de que estéis bien.

Hyoga se quedó a un lado de la puerta, mirando como el resto del grupo interactuaba. Intentando averiguar algo más de aquellos dos jugadores misteriosos.

Un escaneo rápido le dejó saber que sus nicks eran WrenchAce y MoonPrincess.
El chico era rubio y se ajustaba una gorra marrón mientras hablaba animado de lo que parecían sus aventuras en los últimos doce días de juego.
Ella, pelirroja y con el pelo largo recogido en una coleta espesa, era duelist y añadía detalles al relato de Max.
Los dos eran más bajitos que Anir. Al menos, sus avatares.

Un golpecito suave en su hombro llamó su atención. Locke estaba mirándole con la cabeza ladeada y sonrió antes de señalar al grupo con la cabeza.
Hyoga le siguió hasta la mesa.

—Hola, soy notathief, no nos conocemos. —saludó el stalker.

Los chicos no tardaron en presentarse y cuando Milo se dio cuenta de que Hyoga se había acercado, lo agarró de los hombros.

—¡Aún no conocéis a vuestro nuevo hermano!

—¿Otro? —preguntó Monica, aunque su sonrisita dejaba ver que su tono de enfado no era cierto—. Tienes un problema, Stark.

Milo se encogió de hombros.

—Bueno, el primer paso es reconocerlo, aunque no pienso hacer nada al respecto —aseguró, levantando las cejas antes de presentar al sorcerer—. Se llama Hyoga y es perfecto.

Yuzuriha no pudo contener la risita y Neko se echó a reír abiertamente, mirando como Hyoga se sonrojaba, sin saber qué decir.

—No te preocupes, Milo nos ha hecho eso a todos en algún momento. —le tranquilizó Max, tendiéndole una mano enguantada.

Continuaron hablando un poquito más, mientras Neko miraba sus mensajes.

—Hipo está al caer. —dijo en alto, aunque a nadie en concreto.

—Oye, ¿alguien ha avisado a Watari? —se le ocurrió a Milo.

Todos se miraron. Ninguno asintió.


————

Cuando Watari recibió una notificación en su omnitool no le dio mayor importancia. Estaba ocupado inventando; así que se ajustó las gafas mejor y continuó trabajando unos minutos más.

La omnitool no le dejó seguir con lo que estaba haciendo. Un ruidito tras otro, las notificaciones se acumularon raudas e insistentes.

—Ay, pero por todos los… —Watari se cortó a tiempo, invocando la pantalla para silenciar el menú, aunque cuando vio de quien eran los mensajes decidió echar un vistazo rápido antes de hacerlo— … ¿Qué?

Watari se puso mejor las gafas antes de volver a leer.

—¿¡Qué!? —gritó contento, poniéndose de pie de golpe.

El otro mechanic que le había estado ayudando en el taller que estaba ocupando le miró extrañado.

—¿Qué pasa?

Watari empezó a recoger tan rápido como pudo.

—¡Han encontrado a otro de mis alumnos! —exclamó, aunque su cara pasó de euforia a preocupación—. Bueno, no me alegro de que esté aquí, pero me alegro de que esté vivo.

El otro mechanic asintió, haciendo un ademán con la llave inglesa antes de volver a lo suyo.

—Entendible. —contestó, asintiendo con la cabeza.

—No pasa nada si me voy a verlo, ¿verdad? —dijo mientras estrujaba la tira de su bolso de cuero entre dos manos enguantadas.

—Nah, hombre, vete y traelo. ¡Cuanto más del gremio, mejor! —aseguró con un guiño y Watari levantó un pulgar antes de salir corriendo del taller.

Su bata blanca volaba detrás de él y pronto estuvo empujando la puerta de la Guild, sin saber que esa era la última vez que podría hacerlo como Crimson Raider.


————

Aunque se notaba que Anir y los demás tenían algo que decir, la chica insistió en que prefería esperar a Watari para explicar la situación.

—¿¡Quién me ha echado de menos!? —gritó Watari con los brazos abiertos después de entrar en la posada.

Por la falta de vitoreos supuso que nadie y el mecánico se encogió de hombros mientras Max lo recibía con un apretón de manos afectuoso.

—Siéntate —le aconsejó Anir a Watari—. Vosotros también.

Max tomó asiento, curioso. Monica estaba un poco más recelosa, simplemente por la expresión seria en el rostro de Anir.
Neko no tardó en explicar lo que había ocurrido una hora antes en Sanctuary.

—¿Entonces nos salimos de la Guild? —preguntó Watari confundido—. Pero… Pero son muchos y nos estaban ayudando.

—Sí, pero no pueden ayudar a más gente y no vamos a abandonar a nuestros amigos.

Watari asintió de inmediato, aquel no era un punto a discutir para ninguno de ellos.

—¿Y tú, porqué estás aquí? —preguntó ahora Watari a notathief.

—¿¡Verdad!? Lo mismo me pregunto yo. —añadió Milo.

—Sois divertidos de observar. —dijo sin más, con una sonrisita juguetona en los labios.

—¿Y si es un espía? —continuó presionando Watari, con los ojos entrecerrados.

—Dejadlo ya. Watari, eres más paranoico que yo. —Neko intentó cortar la discusión antes de que fuese a más.

—Yo… —murmuró Hyoga antes de levantar la barbilla y cuadrar los hombros, hablando más alto—. ¿Vamos a crear alguna Guild?

—No hace falta, no realmente —informó Anir, señalando a WrenchAce y MoonPrincess—. Ellos todavía están dentro de nuestra antigua Guild. ¿Cuál de los dos es el administrador ahora?

—Yo —dijo MoonPrincess—. Os puedo invitar cuando queráis.

—¿Vamos a hacerlo ahora? —preguntó Yuzuriha, acercándose un poco más a la mesa.

Hyoga se mordió el labio inferior, preguntándose si sería buen momento para dejar caer a Shun e Ikki en la conversación. A su alrededor, los que estaba empezando a considerar su familia estaban saliendo uno tras otro de la única Guild que había conocido.
Se sentía un poco como un traidor, pero al mismo tiempo… entendía la situación de Monica y Max.

Se quedó mirando su omnitool después de invocarla y dejó los dedos suspendidos encima de la pantalla holográfica, casi acariciando el nombre de la Guild.
Endureciendo la mirada, resolvió que ya tendría tiempo de explicar a los demás el porqué de su decisión. Apretó el botón para salir de la Guild y casi inmediatamente le llegó una solicitud para unirse a Night Fury.

Mientras el resto hablaba sobre quién debería ser ahora el líder, Hyoga seguía sin hacer desaparecer el menú de la omnitool. Después de pensarlo revisó sus mensajes, viendo como el cursor parpadeaba en la casilla del chat de Shun.

—¿Hyoga? —preguntó Milo, haciendo que levantase la vista de repente—. Estamos votando el nuevo líder.

Hyoga dejó caer el brazo y la omnitool desapareció con el movimiento.

—Neko. —contestó casi de inmediato.

—Pues ya llevas cuatro votos, creo que está claro —informó Milo, mirando a los demás y agregó levantando los dedos de una mano:—. Si las matemáticas no me fallan.

—¿¡Pero por qué!? —gimió Anir.

Los siguientes minutos pasaron rápido. Milo pidió comida y bebida para todos, Anir se fue de lleno a arreglar y revisar inventarios y accesos directos.
Estaban a medio almorzar cuando alguien abrió la puerta. La nieve se coló con copos perezosos en la taberna y el recién llegado se bajó la capucha, revelando su identidad.

—¡Hipo! —saludó Watari y Neko dejó todo lo que estaba haciendo para colgarse de su cuello.

—¡Hiksti! —saludó Neko antes de soltarle y darle un golpe con el puño en pleno pecho— Idiota, ¡llegas tarde! Y yo preocupada, podrías haber escrito o algo ¿Qué tenemos que hacer?

Hiksti se sobó el golpe, poniendo cara de dolor antes de sonreír de medio lado.

—Vale, vale… por partes. —contestó hipo3, levantando las manos, como si intentase calmar a una fiera—. ¿Les has contado de qué va el tema?

—¿El tema? —preguntó Max antes de saludar con la mano—. Hola, Hiksti.

—¡Ey, Max! No sabía que tú también estabas aquí —Hiksti tomó asiento entre Watari y un hueco libre, que pronto fue ocupado por Neko—. ¿No lo saben?

—Ellos sí —explicó Neko, señalando al resto de la mesa—. No me ha dado tiempo de informar a Max y Monica, nos los hemos encontrado esta mañana.

—Mi hermano está encerrado en la Torre de la Insolencia, solo.

—¿Captain Genius?  —preguntó Max mientras se comía una patata.

Se había quitado los guantes y estaban encima de la mesa, junto con su boina.
Hiksti asintió, más serio que de normal, aunque con la misma cara de preocupación que siempre.

—¿Y cómo piensas sacarlo de ahí? Ya sabes qué… —empezó a decir MoonPrincess, aunque hizo una pausa para pensar cómo decir lo que quería decir.

Hipo aprovechó la pausa para continuar hablando.

—Pensaba sacrificar una de mis vidas una vez estemos todos a salvo al final de la torre, en el último piso —dijo sin rodeos—. Entenderé si alguien no quiere venir.

El silencio era roto por el crepitar del fuego en la chimenea y las notas de la guitarra de Milo al fondo de la taberna.
Yuzuriha se levantó, ajustándose mejor los pendientes antes de darle la mano a Monica. La duelist tomó el apoyo para levantarse ella también.

—Bueno, un amigo está en peligro. ¿A qué estamos esperando?

—Me has quitado las palabras de la boca. —se unió Neko, levantándose también.

Parecía que nadie quería discutir la decisión y Hiksti se tomó un momento para respirar y se levantó de golpe con gratitud en los ojos y esperanza en su sonrisa.
Su expresión cambió a una decidida y dio una palmada en la mesa.

—¡Vamos!


————

El camino hasta la Torre de la Insolencia era algo accidentado, pero no era nada para dos mechanics expertos como Neko y Hiksti.

—Aún no sé por qué no me habéis dejado conducir. —dijo Watari, cruzado de brazos en la parte de atrás del cuatro por cuatro.

Milo se santiguó y Yuzuriha hizo lo posible por no rodar los ojos.

—Y ni siquiera soy creyente… —murmuró Milo, esperando a llegar a salvo a la dungeon.

El edificio se podía ver desde lejos, entre una curva y otra de la carretera. Y para lo frondosa que había sido la montaña hasta ahora, ver aquella zona prácticamente desprovista de vegetación, era extraño.

Por fin llegaron a la explanada delante de la Torre y los dos vehículos aparcaron uno al lado del otro. Hyoga se puso los guantes en cuanto salió del coche y levantó la mirada, siguiendo los pisos hasta la parte más alta.
La Torre ya era impresionante por sí misma, pero las ruinas a su alrededor la hacían ver todavía más imponente. Y por si hubiera faltado algo, las nubes se arremolinaban alrededor en su punto más alto.

Aquello, pensó Hyoga, mirase por donde lo mirase no pintaba fácil. Pero no sabía cuánta razón iba a tener en unas horas.
Title: Re: neverland 2.2: you can (not) fight
Post by: Shruikan on September 30, 2018, 02:48:42 PM
*dabs*



Capítulo 46: [Shk & Ulq] Cebo vivo

—Pues a ver, señor fabuloso, ¿cuál es ese plan?

Shruikan no parecía del todo convencida, esgrimiendo la espada e intercalando la mirada entre el monstruo y su nuevo aliado. Inconscientemente alargó un brazo hacia Ulquiorra, como intentando que se pusiera detrás de ella, pero el Biochemist no se dio por aludido.

Sus ojos verdes brillaban en la penumbra con una fría determinación que pocas veces le había visto.

—Es muy sencillo. —El Dragoon dio un par de pasos adelante. El ruido que hicieron sus botas contra la roca llamó la atención del Gigginox, que volteó su extraña cabeza ciega en su dirección —. Por el momento, sólo hay que seguir atacándole. Tú, Biochemist, ¿llevas antídotos?

—Por supuesto. —Ulquiorra casi parecía ofendido ante la indirecta de que no iba suficientemente preparado.

—Pues guárdatelos porque los vais a necesitar.

Y habiendo dicho eso, hizo girar el tridente en su mano, lanzándose contra el monstruo con un grito feroz. El Gigginox se encogió sobre uno de los flancos, girando sobre sí mismo y tratando de golpearle con una ala. Dragonlord consiguió esquivar el golpe, pero no vio a venir la cola robusta que la siguió.

Shruikan gruñó por lo bajo cuando vio como el Dragoon era lanzado por los aires por el fuerte impacto.

—¡Pues menudo plan! —Hizo girar la katana, sujetándola luego con las dos manos. Su cuerpo emitió una luz tenue y azulada.  —¿Y luego qué, listillo?

Se lanzó contra el monstruo como un relámpago azul en una rápida estocada dirigida a las las alas membranosas de la criatura. Sin embargo le sorprendió la robustez que tenía su piel en esa zona; el Gigginox parecía blando, pero la hoja de su katana no logró perforar la piel alrededor de sus garras, sorprendentemente dura.

—¡A las patas no, a la cabeza! —la regañó el Dragoon desde la distancia.

Se había puesto de pie, separando las piernas y blandiendo el tridente en alto. Un aura verdosa rodeó su arma, dándole un brillo parecido a la luz que se filtraba bajo la superficie del mar, antes de que la lanzara como una jabalina. El tridente ensartó al monstruo en un costado, que trastabilló, pero no cayó y volvió su cabeza plana hacia su atacante con un chillido airado.

La zona donde deberían haber estado sus ojos se iluminó entonces de un fulgor rojizo, y la bestia se irguió sobre sus patas traseras antes de escupir una bola de veneno que se deshizo un un gran charco al tocar el suelo.

—Ah, ¡joder! —protestó la Samurai, protegiéndose el rostro con un brazo. Los efluvios venenosos le irritaban los ojos y la nariz con intensidad. Parecía que le bajaban puntos de vida sólo con respirar. No quería ni imaginarse lo que le pasaría si llegaba a recibir un impacto directo de ese veneno.

—Hay que llevarle hacia los túneles. —Dijo Dragonlord, que había saltado hacia el otro lado. Hizo un gesto de la mano y su arma desapareció del lomo del Gigginox, materializándose de nuevo en su palma con un fulgor dorado.

—¿Qué? ¿Por qué? —Shruikan se había apartado del monstruo con un par de saltos, pero aprovechó que estaba distraído para volver a arremeter, cortándole cerca de la base de la cola —. ¡No hay espacio para luchar en los túneles!

—¡Precisamente! — La Samurai tenía que admitir que quizá había juzgado mal aquel tipo, porque dejando aparte el golpe inicial, se estaba defendiendo bastante bien de los ataques, reaccionando con rapidez y respondiendo a su vez con fuerza. Quizá no resultaba tan sorprendente que hubiera logrado enfrentarse a ese monstruo él solo todo ese rato. —Este bicharraco no puede moverse bien en lugares estrechos. En espacios abiertos como este es demasiado ágil.

—Es una maniobra peligrosa —comentó Ulquiorra, que se mantenía a una distancia prudencial. Seguía con la mirada al monstruo y al Dragoon mientras Murciélago revoloteaba por encima de ellos. —El Gigginox tendrá menos capacidad de movimiento en los túneles, pero nosotros también tendremos menos capacidad de reacción. Un error tiene más probabilidades de terminar de forma fatal.

—¡Vosotros confiad en mí! ¡Tú, Samurai! ¡Llévalo hacia allí! Ya va siendo hora de acabar con esta alimaña.

Señaló a una cueva cercana mientras hablaba y luego volvió a refugiarse detrás de una columna, rápido como una centella. El monstruo olfateó el aire, pero enseguida su atención se desvió hacia la persona que tenía más cerca: Shruikan.

—¡Tú sólo quieres que haga de cebo! —protestó ella, al tiempo que se apartaba de un salto para esquivar un manotazo del Gigginox. Era cierto que la bestia había perdido bastantes puntos de vida, pero eso no significaba que no fuera peligrosa o que sería fácil derrotarla.

El monstruo echó la cabeza hacia atrás, escupiendo una nueva bola de veneno que golpeó a una columna cercana. A la Samurai le cayeron chorretones encima mientras corría para ponerse a cubierto, y silbó entre dientes cuando notó como la substancia la tocaba y le quemaba la piel. Enseguida notó los efectos del veneno en su cuerpo y sus puntos de vida empezaron a disminuir a una velocidad alarmante.

—¡Shruikan!

La chica se volteó justo a tiempo para ver como el recipiente de cristal se acercaba a su cara a toda velocidad. Contra todo pronóstico, logró cazarlo al vuelo aunque no tuvo mucho tiempo de mirar su contenido, de un color verdoso un tanto sospechoso.

—¿Qué es esto?
—un antídoto —escuchó que le respondía Ulquiorra, aunque el Biochemist no era más que un borrón difuso de ojos brillantes en la oscura caverna —. ¡Úsalo!

No tuvo que decírselo dos veces, y Shruikan estrelló la botellita contra la armadura de su pecho, anulando así el efecto del veneno. Tendría que agradecérselo luego. Esa ponzoña era potente y si Ulquiorra no hubiese sido rápido, el veneno la hubiese matado en cuestión de segundos. 

En vistas de la situación la Samurai decidió confiar en el plan de Dragonlord… si es que realmente tenía un plan, aunque no les quedaban muchas alternativas. Tomando aire y con el pesado presagio de que estaba cometiendo un grave error, la chica se metió por una de las estrechas galerías que circundaban la zona.

Se paró unos segundos sólo para ver si el Gigginox la seguía. La entrada parecía demasiado estrecha para él, pero la Samurai enseguida comprobó que no era ningún obstáculo para el cuerpo flexible de la criatura, que pareció amoldarse a la obertura antes de seguir avanzando por la pared.

—Que bicho más chungo —se quejó, antes de seguir corriendo. La bestia chilló de forma aguda. Shruikan no tenía que girarse para saber que la estaba persiguiendo, sus pesados pasos retumbando en las paredes de roca. —¡¿Y ahora qué, Dragonlord?!

No recibió respuesta. Demasiado había tardado en percatarse que ese plan la había dejado encarándose sola al monstruo, que ocupaba todo el ancho del túnel. Si quería regresar con sus compañeros, las únicas opciones que le quedaban eran pasar por encima o por debajo de él.

—¡Joder, me cago en la puta! ¡Vaya mierda de plan!

La habían bien jodido. ¿Por qué esas cosas le pasaban siempre a ella?

No podría huir del monstruo para siempre, eso estaba claro. Tarde o temprano terminaría alcanzándola. El momento llegó más temprano de lo que a ella le hubiese gustado cuando, al cruzar un pequeño riachuelo subterráneo y girar una esquina, se encontró de golpe frente a una pared. Se había mentido en un callejón sin salida.

—¡Mierda! —Se pegó a la pared, buscando frenéticamente una salida o algún sitio donde agarrarse, pero no había ni de uno ni de otro. Quien hubiera diseñado esa zona (el maldito GM) seguro que había puesto esa esquina ahí con toda la mala intención del mundo (cosa nada sorprendente).

—Mierdamierdamierda…

Se giró, pero el Gigginox ya sacaba la cabeza por el otro lado del muro. Shruikan miró frenéticamente a su alrededor y luego hacia arriba. Las paredes se elevaban hasta perderse de vista en la oscuridad y un extraño fulgor azulado en la distancia, pero era imposible que lograse trepar por allí. Viendo que sólo le quedaba matar o morir, la Samurai cogió la espada con las dos manos, interponiéndola entre ella y el monstruo.

—Maldito seas —escupió, dejando rezumar toda la frustración y rabia de las últimas horas —. No pienso morir en una mierda de sitio como éste por una mierda de monstruo.

Se le pasó por la cabeza preguntarse por qué se había metido en aquel embrollo. Ulquiorra le había advertido que sería peligroso y que era probable que terminara muerta. Su impulsividad, de nuevo, le había jugado una mala pasada y otros ya habían pagado el precio de sus errores. Se le hizo un nudo en el estómago.

—No voy a morir aquí —repitió, con la voz contenida. Aunque quizá fuera eso lo que hubiese estado buscando. Alguna especie de castigo por sus errores. Pero al darse cuenta de ello sólo podía pensar en lo absurdo de esa idea. Shruikan nunca había sido, ni sería, una mártir.

Alzó la katana a la altura de la cabeza, que refulgió con un brillo azulado, el mismo brillo de determinación que brillaba en sus ojos pese a su voz temblorosa.

—¡No voy a morir aquí! —repitió a voz en grito, antes de lanzarse contra el Gigginox.

El monstruo le escupió más veneno, que ella logró esquivar dando una voltereta hacia adelante. Luego, aprovechando la inercia al levantarse, le dio un corte al monstruo gusto en la parte baja del cuello. La sangre cayó espesa y caliente sobre ella, que sacudió la cabeza para apartársela de la cara.

Dio un paso atrás y quizás ese fue su error. Ni siquiera tuvo tiempo de reaccionar antes de que el Gigginox le diera un manotazo, aplastándola súbitamente contra la pared. Shruikan se quedó sin aire. Luego, inmediatamente llegó el dolor.

No supo que le hacía más daño, si el brazo, la espalda o las costillas; todo lo que sabía era que no podía respirar. Se le escurrió el arma de entre los dedos y luego fue ella la que cayó como un fardo cuando el monstruo apartó sus garras. Tosió, retorciéndose, y cuando por fin pudo enfocar la vista en algo, tenía la cabeza llena de dientes del Gigginox justo encima.

La bestia gruñía mientras regueros de sangre, saliva y efluvios venenosos le caían de la boca, salpicando a la Samurai. El veneno la mareó de nuevo, y sus intentos para alejarse quedaron en nada. Ni siquiera pudo pensar en el peso del fracaso. Sentía la cabeza extrañamente embotada, ligera ante el prospecto de morir de aquella forma…

—¡Ahora!

Todo lo que ella vio fue un relámpago dorado. Pero en realidad fue Dragonlord, cayendo desde las alturas con el tridente por delante. La fuerza de la técnica y su propio peso le dieron suficiente potencia al ataque como para que al golpear al Gigginox, le atravesara el cuello musculoso y le ensartara contra el suelo de la cueva como un pincho.

El animal soltó un chillido, medio de sorpresa, medio de agonía, y su cuerpo se desplomó sin saber siquiera que le había sucedido.

“Menudo cabrón”, fue el último pensamiento racional que tuvo Shruikan antes de perder el conocimiento.
Title: Re: neverland 2.2: you can (not) fight
Post by: Airin on September 30, 2018, 04:38:36 PM
24/7 conectada a una emisora online de power metal para que salga toh lo fluff... en fin xD
yyy volvemos p'adentro!




~+43~
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Airin abrió los ojos, se removió hasta asomar la cabeza, vio el cuello de una camisa azul y gris y una barbilla desafeitada, y volvió a cerrarlos, acurrucándose en su nido de mantas contra el calor que desprendía el cuerpo de Kíli.
Una risa queda y grave apenas a un par metros frente a ella acabó con sus esperanzas de seguir durmiendo un rato más. Se destapó la cabeza otra vez y miró a su espectador con el ceño fruncido.

—Qué.

Sephiroth se encogió de hombros mientras ponía su inventario en orden.

—Parece que hay cosas que no cambian, nada más. —dijo esbozando una sonrisa fugaz mirándole de reojo.

Airin bostezó, se frotó los ojos con una mano y estiró un pie por encima de las piernas dobladas del arquero que roncaba suavemente bajo ella.

—Nngh, no llego. —murmuró intentando en vano darle una patadita al samurai. La ceja alzada del hombre no se movió de su sitio, al contrario que él, que en un acto de misericordia se acercó lo justo como para que la puntera de la bota de la chica tocase su rodilla. Ella sonrió.— Grax.

—De nax. —respondió Sephiroth entre dientes a la broma más antigua de su mundo en común.

Después de un rato de silencio tranquilo, Airin volvió a moverse, ésta vez para incorporarse en condiciones, en vez de seguir como un pegote a medio derretir en el regazo de Kíli, donde había pasado la noche recostada desde su último turno de guardia. Acarició suavemente la mejilla barbuda del chico y después de dejar un beso suave sobre las comisuras de sus labios, reacomodó las mantas para que lo tapasen a él y a su hermano, quien descansaba apoyado contra la misma pared y cuya cabeza rubia reposaba en el hombro del arquero.

—Hmm. —el murmullo concentrado de Sephiroth hizo que se girase hacia él y se sentase a su lado, observando cómo escudriñaba la pantalla luminosa de la omnitool.

—¿Has desayunado? —el cielo de Palanthas empezaba a clarear, como lo habría hecho cualquier otro día normal dentro del juego.
 
El samurai le tendió una manzana de piel extrañamente violeta como respuesta.

—No soy un poring mascoteable —gruñó Airin. Pero mordió la fruta sin titubear. Y después de darle un par de vueltas, decidió mirar sus mensajes privados.

Tenía varios de Daenerys, progresivamente más agitados describiendo la situación en la parte del mapa donde se encontraban ella y su berserker, hasta que finalmente había recibido su última notificación en algún momento de aquella madrugada.

«Díme que estás bien.»

Airin estiró de la piel de la manzana con los dientes, como alternativa saludable a morderse los labios, y empezó a escribir una respuesta conjunta a todo el cúmulo de mensajes.

«Estoy bien, perdona por haber tardado en responder.
Esto es una puñetera locura, estoy en Palanthas, si no se ha quemado toda entera ha sido de milagro. Todos los de mi party estamos bien, el ataque nos pilló en una dungeon debajo de las montañas. La suerte de los tontos no?»

Dejó caer la cabeza hacia un lado hasta que hizo contacto con el hombro de Sephiroth, que no hizo nada por quitársela de encima, y pensó cómo contarle a su ex-novia barra mejor amiga todo lo que había ocurrido desde entonces. Tal vez no pasaba nada por hacer un resumen.

«Me he encontrado con dos de mi party antigua, bueno, de la party de mi hermano. Ichiban y Nightshade son tíos legales. Se van a venir con nosotros, y me alegro.
Ahora estoy con Sephiroth, te acuerdas que te hablé de él cuando íbamos al insti? O sea, no de ~estar~, si no de que literalmente estoy a su lado ahora mismo..»


Airin frunció el ceño mirando el mensaje, borró la última frase, y volvió a empezar donde lo había dejado.

«Me he encontrado con dos de mi party antigua, bueno, de la party de mi hermano. Ichiban y Nightshade son tíos legales. Se van a venir con nosotros, y por un lado me alegro, pero además he encontrado a otra persona que conozco de fuera, de cuando era cría y eso me da mucha cosa.»

—¿Osea que entonces no estás conmigo? —la voz suave del samurai junto a su cabeza se desmentía por el tono divertido con el que había hablado, pero a la joven soldier casi le paró el corazón de un susto.

—Es de mala educación leer cartas privadas por encima de hombros ajenos. —resopló Airin. En serio, tendría que haberlo visto venir.— Y me pasas catorce años, eres viejo.

—A medio camino entre padre y hermano, ¿un niñero con pretensiones de grandeza? —Sephiroth rió entre dientes frotando la barbilla contra el cabello pelirrojo de la chica, como si fuera un gato más grande de lo necesario.

Airin se quedó callada unos momentos, mientras despachaba el mensaje y comprobaba que realmente se hubiera enviado con éxito.

—Ojalá hubieras sido tú mi hermano. —musitó con un nudo en la garganta.

El hombre dejó lo que estaba revisando en su omnitool y le pasó el brazo sobre los hombros, apretándola contra él.

—Airin… —lo que fuera que pensase decirle se le quedó en el tintero al darse cuenta de que la chica estaba revisando los tablones de anuncios del juego, y la lista de bajas diarias de los últimos días. Con el ceño fruncido y expresión taciturna al darse cuenta de detalles que deberían haber sido evidentes antes, afirmó sin asomo alguno de pregunta.— Tu hermano está en el juego.

La chica asintió primero con la cabeza, pero luego encogió un hombro con gesto de incertidumbre.

—Estaba, ahora ya no sé. Si aún está dentro me sigue teniendo bloqueada, así que aunque quisiera tampoco podría ponerme en contacto con él.

—Tu hermano nunca fue precisamente el chico más listo. —dijo Sephiroth con tono cáustico.— Pero es lo suficientemente bruto como para salir de sus líos a mordiscos si le hiciera falta, y además presumir de cómo ha dejado al otro.

—¡Ya, pero...! Ichiban y Nightshade vinieron a Palanthas porque me estaban buscando. A . ¡A mí, que nunca le he importado ni a mi padre ni a mi hermano! —la voz de la soldier se quebró, y tuvo que tragar saliva para poder hablar entre lágrimas— Porque… porque saben que Renji estaría feliz de poder quitarme de en medio y ellos no estaban de acuerdo con eso. ¡Y ojalá yo fuera más fuerte y pudiera no preocuparme por él! ¡Pero no me sale! Por mucho que lo intento, no me sale.

El samurai no estaba preparado para enfrentarse a semejante tirada de sentimientos, pero pese a ello o tal vez por eso mismo, la abrazó con fuerza sin saber cómo responder. No estaba de acuerdo con la idea de que a su antiguo jefe no le importase su hija, pero tampoco quería invalidar sus sentimientos llevándole la contraria en esos momentos.

—Ojalá fueses tú mi hermano. —repitió la chica.

—Airin, la familia no tiene por qué ser obligatoriamente biológica, ni tampoco estar atada por lazos de sangre de nacimiento. —dijo Sephiroth con seriedad. Si algo había podido comprobar por él mismo, precisamente era eso.— La familia de verdad es la gente que está a tu lado cuando lo necesitas, aunque lo único que compartáis sea el almuerzo y la sala de entrenamiento.

—Mmrghh, —aquel resoplido húmedo contra su clavícula no le daba muchas pistas al respecto de su opinión.

—Eres una chica valiente, siempre lo has sido. Y no estás sola. —el hombre echó un vistazo a su alrededor, y se encontró con los ojos marrones de Kíli, que les observaban con un gesto de impotencia en su mirada aún somnolienta.— Tienes a tus amigos. Tienes a tu novio.

La exclamación de protesta y negación al respecto que parecían esperar no llegó, y Sephiroth levantó una ceja divertida en dirección al arquero, quien se sonrojó con una sonrisa tímida.

—Y si de verdad quieres un hermano, me puedes tener a mi.

—¿Lo dices en serio? —pese a su voz trémula, Airin levantó la cara para verle frente a frente, tan incrédula como mocosa.

—Ya he lidiado antes contigo, sé a lo que me enfrento. —dijo con resignación casi profesional. Y con un gesto arrogante ladeó la cabeza haciendo que parte su cabello cayera por encima de su hombro con un movimiento casi líquido.— Además, aunque las comparaciones son odiosas, yo tengo infinitamente más calidad que Renji.

Airin solo pudo abrir la boca sorprendida.

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Title: Re: neverland 2.2: you can (not) fight
Post by: Shruikan on October 31, 2018, 09:26:04 PM
Capítulo 47: [Fnr] Los Señores del Desierto (1)


Fenris estuvo cabeceando durante todo el trayecto de vuelta a Rabanastre, hasta el punto en el que empezó a amanecer sin que él se diese cuenta. Se sentía cansado, demasiado para haber respawneado menos de una hora antes. Su cuerpo digital podía encontrarse en plena forma, pero era como si su mente, orgánica, necesitara descansar igualmente para asimilar todo lo que había sucedido el día anterior.

La Berserker, CrimsonWing, le había acompañado hacia la ciudad. Ella misma pilotaba uno de esos barcos de arena tan comunes en la ciudad del desierto, deslizándola sobre las dunas con maestría. Otro barco encabezaba la marcha, aquel dirigido por Godhand y sus secuaces. Fenris no quería ni mirarla.

El sol ya se alzaba cuando llegaron a las puertas de la ciudad, y el Knight se despertó de un salto cuando la embarcación se detuvo bruscamente.

-Arriba -dijo la mujer, bajando del barco de un salto -. Hay que seguir a pie.

Fenris obedeció, un poco a regañadientes pero sin ganas de discutir. Godhand le dirigió una mala mirada en el momento en el que pisaron tierra, y él le devolvió el gesto con la misma animosidad. Resoplando, el Paladin se echó la capa sobre los hombros y se alejó con aire indignado.

-¿A dónde vas? -preguntó CrimsonWing, con tono firme.

-Tengo otros asuntos que atender -respondió, con un gesto desinteresado de la mano -. Si quieres hacer de niñera allá tú.

Fenris y Violate resoplaron casi al unísono, intercambiando luego una mirada de circunstancias.

-Supongo que siempre hay alguien así en todos los grupos.

-¿Alguien que protesta a la mínima y poco colaborador, quieres decir? ¿Hablas por experiencia? -preguntó ella, divertida, antes de ponerse en marcha.

Él no respondió y su mirada se ensombreció por unos momentos. No quiso reconocer que en su grupo, muy provablemente él fuera ese alguien.

La destrucción causada por el Jhen Moran era visible incluso desde el exterior de la ciudad, con las murallas dañadas y destruidas en algunas partes. El boquete por el que entraron fue el que hizo el monstruo al entrar, más grande incluso que una de las puertas.

Rabanastre estaba inusualmente silenciosa. Ni siquiera la musica ambiental estaba funcionando, y tan solo se escuchaba el murmullo de la gente y el silbido del viento al cruzar la ciudad en ruinas. No había mucha gente en esa zona, tan solo jugadores curiosos y npc desorientados que no encontraban el lugar en el que deberían estar. Era casi triste verlos, vagando como almas en pena.

CrimsonWing no se detuvo a contemplar ninguna de esas cosas, avanzando por la calle a largos pasos. Fenris tenía que apresurarse para alcanzarla, mirando a su alrededor con inquietud. El Jhen Moran había dejado una vía despejada en medio de la ciudad, y el Knight se preguntó si en algún momento Rabanastre se recuperaría de aquella destrucción. No sabía como funcionaban esa clase de cosas dn Neverland; había sido un hecho sin precedentes.

Pronto abandonaron la senda para internarse en los callejones de la ciudad. Tuvieron que escalar algunos escombros y cruzar edificios derruidos hasta el punto de que era difícil orientarse, pero la Berserker parecía saber muy bien a donde iba.

Llegaron a la plaza de las guilds cuando el sol ya despuntaba por encima de las murallas. La zona estaba más concurrida que las desérticas calles. Los jugadores se juntaban frente a las bases de sus guilds, grandes o pequeñas, o simplemente se aprovechaban de la seguridad que ofrecía el lugar. La plaza era uno de los pocos lugares que parecía haber quedado más o menos intacto.

Violate le guió frente a la puerta de un gran edificio cercano al muro exterior. Las enormes puertas de madera que permitían acceder al interior estaban cerradas, así que la Berserker se dirigió a una pequeña portaleta lateral. Fenris no esperaba, una vez cruzado el umbral, encontrarse en el interior de un astillero.

-¿Qué es esto? -preguntó, un poco confundido. Apartados en los muelles, había tres enormes galeones de arena. Eran imponentes a pesar de que todos parecían haber sufrido daños. Aquel en el centro tenía el mastil roto. Los otros estaban más o menos igual, con las velas raïdas y agujeros en la quilla.

-Nuestra flota -respondió Violate, torciendo los labios -. O lo que queda de ella. Perdimos mucho en el ataque del Jhen Moran. Ven.

Le hizo un gesto a Fenris para que la siguiera, acercándose al puente de madera que cruzaba los muelles en dirección a una fachada interior con varios balcones. Era un diseño extraño y el Knight se quedó medio ensimismado viéndolo hasta que una figura imponente apareció frente a ellos, saltando desde la cubierta de uno de los barcos.

-¡Ey! ¡Violate, ya has vuelto! -dijo el hombre, apartándose las gafas protectoras de la cara y revolviéndose sin querer el pelo azul. Un Mechanic sin lugar a dudas. Fenris no había conocido otra clase que estuviera tan familiarizada con el aceite y la mugre. -¿Cómo andan las cosas ahí fuera?

-Pues parece que las cosas por fin se han calmado -. La Berserker se puso las manos en la cintura -. Michael y yo estuvimos haciendo limpieza de los monstruos que quedaban y llevando los jugadores a un lugar seguro. De hecho… -Se apartó lo justo como para monstrar al Knight detrás de ella -… traigo aquí a un recluta con potencial.

-¿Eh? -El Mechanic se inclinó hacia delante para mirarle con el excepticismo pintado en el rostro. Fenris le sostuvo la mirada con toda la dignidad que fue capaz de concevir -. No se yo, ¿tú crees que va a pasar el listón de Ruby? No tenemos miembros nuevos desde hace quien sabe cuándo.

-Eso ya no és cosa mía decidirlo – respondió ella, encogiéndose de hombros y haciendo que Fenris frunciese el ceño.

-Espera, fuiste tú la que me dijo que me uniera a la guild. ¿Ahora vas y me dices que puede que ni me cojan? ¿Qué forma de hacerme perder el tiempo es ésta?

-Vaya, te lo has buscado con carácter esta vez. -Franky volvió a bajarse las gafas y le dio un golpe a Fenris que quería ser amistoso. Sin embargo, con sus enormes manazas, sólo consiguió desequilibrarle -. Puede que éste le guste entonces. Esa mujer es más caprichosa que una mona con vestido.

-¿A quien le llamas mona con vestido, gorila?

Al darse la vuelta, detrás de ellos había una chica morena, con el pelo recogido en dos coletas y un vestido rojo de confección elegante que parecía gritar “mago”. Sin embargo, Fenris reconoció el guante de cuero y metal que llevaba en la mano izquierda, cargado de joyas, característico de los Rune Mages.

-¿Pues quién va a ser? -dijo el Mechanic, sonriendo con picardía -. No veo a nadie más que traiga vestido, a menos que consideres el mal gusto de Michael.

La chica, Ruby (Kaleidoruby para ser exactos), puso los ojos en blanco.

-Que no te oiga o tendremos otro pleito. Y no pienso meterme en una discusión de bobos otra vez.

-Hablando de eso -. Violate casi alzó a Fenris en volandas, dejándole frente a ella -. Este es Fenris. Tuvo un pleito con Michael y en compensación me pareció apropiado ofrecerle la protección de nuestra guild.

Por primera vez desde que la conocía, Fenris notó cierto nerviosismo en la Berserker, como si se estuviera dirigiendo a un superior en el trabajo.

-¡¿Otra vez?! -la Rune Mage soltó un suspiro exasperado, pero enseguida recobró la expresión irritada, cruzándose de brazos -. No somos una organización de caridad. No puedes ir reclutando a gente así al tuntún, Violate, ya lo sabes.

-Es por eso que te dejo a ti juzgarlo. -Le dio un empujón a Fenris para que se acercara a Ruby, y éste le dirigió una mirada furibunda -. Creo que tiene potencial debajo de todo ese equipo de rango bajo.

-Oiga -empezó él, dispuesto a protestar, aunque creía entrever un halago debajo de su tono desinteresado.

La Berserker se rio por debajo de la nariz y se alejó, despidiéndose con la mano. Quedaron los otros dos compartiendo un silencio incómodo a pesar del barullo que había en los astilleros. Finalmente, ella suspiró.

-¿Por qué siempre me dejan a mi solucionando todos los problemas? -Se quejó por lo bajo. -En fin. A ver… Fenris. Si de verdad quieres estar en nuestra guild, tendrás que probar que lo vales. Los Señores del Desierto no recogemos a cualquiera y…

-No quiero formar parte de vuestra Guild.

Kaleidoruby se quedó con la boca abierta a medio discurso, desconcertada.

-¿Cómo que no? ¿Entonces que estás haciendo aquí?

-Tu compañera casi que me obligó a venir o iba a dejarme tirado en medio del desierto -dijo él, señalando la dirección en la que Violate se había ido con algo de rencor. -Pero yo no quería unirme a vuestra estúpida guild. ¡No me gustan las guilds! Prefiero hacer las cosas por mi cuenta.

La cara de la Rune Mage pasó de la incredulidad a la indignación en menos de un segundo.

-¿Estúpida…? No, no, no, Fenris; creo que no sabes bien con quiénes estás trantando -dijo, con una risa absolutamente falsa.

-Los Señores del Desierto, una de las guilds más antiguas de Neverland. Un puñado de buscapleitos mercantes. -Fue su turno de cruzarse de brazos -. ¿Cómo se llamaba vuestro antiguo guildmaster? Tengo entendido que lo banearon un par de veces.

-Eso es agua pasada -dijo ella, con frialdad. Con solo un gesto, pareció ganar una presencia más imponente -. Nuestra guild es de lo mejorcito que puedas encontrarte en el juego; eres un necio si crees que no vas a ganar nada uniéndote.

-Ya. Todas dicen exactamente lo mismo. No veo que tiene la vuestra de especial en comparación con el resto.

-¡Bah! ¡Eres un ignorante! ¡Un idiota! -Le clavó el dedo en el pecho, arrancando un chasquido metálico de su coraza -. Te voy a enseñar por qué nuestra guild es la mejor y vas a tragarte tus palabras. ¡Sígueme!
Title: Re: neverland 2.2: you can (not) fight
Post by: Neko on November 30, 2018, 06:41:36 PM
61. Bueno pues, ¡allá vamos!

—¿Eso es normal? —preguntó Hyoga, señalando la luz azul y blanca y el hielo que parecía cubrir los últimos pisos de la Torre.

—Sí, es una pista sobre el tipo de bosses que hay en el último piso.

—Hielo… —murmuró Hyoga, cerrando el puño y entrecerrando los ojos.

Esa era justamente la disciplina que quería dominar.

El ruido que hacía la grava bajo las botas de Neko le sacó de sus pensamientos justo a tiempo para ver cómo la chica se ajustaba los guantes antes de llevarse una mano a la cadera.

—A ver, necesitamos montar el equipo. Enumeráos ¿Cómo váis de vidas? —preguntó Anir para después darse la vuelta y encarar al grupo.

—Dos. —empezó Locke, haciendo equilibrios con la punta de una daga sobre su dedo índice.

A Max también le quedaban dos vidas y los demás parecían no haber perdido ninguna.

—¿Qué pasa, Monica? —curioseó Anir, ladeando la cabeza.

Su amiga aún no había dicho cuántas vidas le quedaban y parecía concentrada en mirar la parte alta de la Torre de la Insolencia. Tenía los brazos cruzadas y la cadera ligeramente ladeada. Sus labios eran una fina y tensa línea en su rostro.

—Le queda una vida. —informó Max, con la cabeza gacha.

No tardó mucho en levantar la cabeza y sonreír con tristeza. A Neko se le ocurrieron un par de ideas sobre cómo había podido pasar eso. Seguro que había sido protegiendo a Max.

—Pues tú no subes. Hiksti, Locke y yo tenemos experiencia en llegar arriba.

—¿Desde cuando es Locke y no notathief? —gruñó Milo para sí mismo, con algo de recelo.

Yuzuriha sonrió debajo de su pañuelo, dándole un codazo suave a Milo.

—Necesitamos tres personas más. —tomó ahora la palabra Hiksti.

Hyoga iba a dar un paso al frente cuando la mano de Milo lo detuvo.

—Iremos nosotros, somos los únicos curanderos de esta party. —ofreció Milo.

Crane asintió, haciendo sonar sus brazaletes al mover la muñeca para ajustarse el pañuelo.

—Pues sólo nos falta uno. —anunció Hiksti, mirando al resto, que tampoco eran tantos.

Hiksti se giró a mirar a Anir, esperando a que le aconsejase. Después de todo, ella conocía mejor a sus compañeros de Guild que Hiksti.
Anir se llevó una mano a la barbilla, pensando. Watari y Max eran los dos mechanics. Aunque sus especialidades eran diferentes, su utilidad dentro de la Torre de la Insolencia estaba a la par.
Y luego estaba Hyoga. Era un estratega, Anir lo había comprobado durante el rescate de Watari, pero le faltaba confianza, experiencia y su nivel de job le ponía en desventaja frente a los demás.

Anir suspiró, mirando a MoonPrincess. Si Monica hubiese estado en condiciones de acompañarles… Pero no era así.

—Watari, con nosotros.

Watari se rascó la nuca antes de suspirar y asentir. A él también le parecía la decisión más lógica. Eso no significaba que le gustase en lo más mínimo.

—Bueno pues, ¡allá vamos! —contestó Owlicious haciendo balancear su puño como si le gustase todo aquello—. ¡Yay!

Como todo lo demás en ese edificio, la puerta de entrada era enorme. El arco donde iba encajado el quicio debía tener cerca de diez metros de alzada. La puerta de la Torre de la Insolencia estaba… entreabierta. Al entrar, Hyoga se dio cuenta de que un pilar caído estaba bloqueando la puerta y el resto de la sala de entrada tampoco se hallaba en mejores condiciones.

—Aquí no se preocupan mucho por la decoración… —murmuró, siguiendo a Milo de cerca.

—Aquí no mucho, pero la cima de la torre es una preciosidad. —comentó Locke.

Anir se rió unos metros más adelante antes de carraspear.

—Respirar aire fresco después de haber estado encerrado en la torre durante horas te hace ver cualquier cosa con ojos bonitos —respondió antes de ladear la cabeza—. Aunque sí que es más bonito que esto, he de decir.

—Hum… —protestó Locke, con un ojo cerrado y cruzándose de brazos.

—¿Preparados? —preguntó Hiksti, que estaba empezando a montar la party.

Anir se giró para mirar a las tres personas que se quedarían abajo. Se acercó hacia ellos y puso una mano en el hombro de Hyoga y otro en el de Monica.

—Una vez dentro no podremos comunicarnos, pero si alguno de nosotros muere resucitará aquí.

Monica asintió y Max señaló el lugar exacto donde los usuarios resucitaban en caso de morir en la Torre de la Insolencia.
Era una plataforma grande, circular, con tres o cuatro escalones para bajar de ella. Una luz cálida jugueteaba con el suelo de piedra, haciendo ver a la plataforma como un lugar agradable en el que estar. Hyoga podía imaginarse la de insultos que habían oído aquellas losas.

Hyoga frunció el ceño, dándose cuenta de algo.

—Espera, espera. Si no te puedes comunicar desde dentro de la Torre, ¿cómo es que tu amigo sabe que su hermano está ahí dentro?

Anir echó un vistazo hacia Hiksti y luego bajó la voz, solemne.

—Hiksti creía que su hermano estaba fuera del juego porque no contestó sus mensajes, pero ayer se encontró con uno de los amigos… “amigos” de Hiro —empezó a explicar, con algo de prisa—. Le escuchó decir que el cierre del servidor le pilló en la Torre de la Insolencia. Cuando Hiksti miró las listas de jugadores que hay en las ciudades vio el nick de su hermano y que sólo le quedaba una vida. Por lo visto le… abandonaron ahí, aunque él entró un par de veces para rescatar a su grupo.

Max se había quitado la boina y la estaba estrujando con cara de decisión. Monica asintió, llevándose una mano a los labios mientras bajaba la cabeza y Hyoga miró de Anir a sus dos nuevos compañeros.
Neko les palmeó los hombros antes de revolverle el pelo a Max y correr hacia el puerto de teletransporte a los pisos superiores.

Subió junto a los demás y asintió mirando a Hiksti mientras aceptaba la invitación a la party.
Poco después los haces de luz se volvieron más intensos, en una fiesta de colores pastel, mientras la party se deshacía en píxeles y subía en espirales hacia un nivel superior.

Hyoga se apoyó en la pared, suspirando.

—Esperemos que no vuelvan muy pronto… —murmuró Max antes de hacer aparecer lo que parecía ser una baraja de cartas—. ¿Y bien? ¿Quién quiere jugar?


————

El sonido dentro de la sala de entrada se distorsionaba en formas extrañas, rebotando en las paredes y en los muros caídos, ganando gravedad con cada rincón y agudeza con la altura. Si gritaban mucho se oía eco.

—¡Jajá! —exclamó Max cuando por fin ganó una mano.

Su grito de triunfo se oyó hasta cinco veces hasta que desapareció suavemente.

Llevaban un buen rato ahí abajo, con nada que hacer a parte de esperar y esperar y… esperar un poco más. Con cada tic tac que Hyoga contaba en su cabeza su corazón le decía: esto es bueno, esto es que siguen ahí. Esto es que van a salir con vida.

Monica a veces parecía leerle la mente, sonriéndole con algo parecido a la esperanza. Tal vez intentaba brindarle una seguridad que ella estaba empezando a sentir.
Hyoga le sonreía de vuelta, era contagioso.

—Tal vez deberíamos comer algo. —propuso la chica y Max estuvo más que feliz de dejar el juego mientras aún se sentía victorioso.

Hyoga estaba revisando su inventario, decidiéndose entre un café con vainilla o un té rojo con limón, cuando el sonido de un cuerpo tocando tierra les alertó a los tres.

El gemido provenía de la plataforma de resurrección y llegaron hasta Watari cuando él aún estaba empezando a bajar las escaleras.
Estaba temblando y Hyoga nunca lo había visto tan asustado.

—¿Qué ha pasado ahí arriba? —preguntó Monica mientras Max le buscaba heridas hasta que se dio cuenta de que no podía tenerlas en el cuerpo: acababa de resucitar.

—¿Qué qué ha pasado? ¿¡Qué qué ha pasado!? —repitió Owlicious, dejándose llevar hasta donde los otros tres habían montado campamento—. ¿¡Qué no ha pasado!?

Cuando por fin miró a uno de ellos a los ojos, eligió a Hyoga, haciendo presa de un brazo del rubio, apretando tanto que el sorcerer estaba empezando a pensar que le iba a quitar vida a ese paso.

—Ha sido un desastre. ¡Un total y absoluto desastre! —exclamó Watari—. Aquello es un infierno de hielo… Y no hay un boss ¡si no dos!

—¿¡Qué!?

El grito de los tres rebotó en las paredes de la sala, chocando de un lado a otro, creando ecos y cacofonías que no paraban de repetirse, que les hacían sentir aún más inquietos de lo que ya estaban.
Title: Re: neverland 2.2: you can (not) fight
Post by: Airin on November 30, 2018, 07:33:10 PM
aporte patrocinado por Two Steps form Hell. Yo sólo digo... sin más xD




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—Además, aunque las comparaciones son odiosas, yo tengo infinitamente más calidad que Renji.

—Bueno, ni que eso fuera tan complicado —la voz suave de Nightshade se oyó por detrás del grupo.— A ver, quiero decir, Renji  no está mal, pero este hombre pertenece a una clase completamente distinta.

La mirada descarada y apreciativa del moreno fue cortada de golpe por la mano de Ichiban apartando su cara hacia atrás.

—Quieto chico, —dijo el lancer con un resoplido y la mirada cargada de cabronería.— Es de mala educación que te vean salivar en público, Yum-yum.

—Mira. Te mato. —contestó el ninja haciendo un gesto como de garras con sus manos perfectamente manicuradas.

Sephiroth parpadeó un par de veces con desconcierto, girando los hombros levemente para observar a los recién llegados. Durante un momento muy muy pequeño había tenido la sensación de estar en otro lugar, con otras personas distintas. Lo achacó a la nostalgia y al surrealismo constante de los últimos días. O debería decir horas, si tenía en cuenta la correspondencia del paso del tiempo dentro del juego y en el mundo real.

—Se te cae el moco, —dijo Ichiban tocando el hombro de Airin con el pomo de adorno en la culata de su lanza, todo útil y alegre para la hora inhumana que era.

—A tí hace mucho que se te cayó el pelo y no te digo nada, pshé, —contestó la chica sorbiéndose la nariz con altivez, y sacando una carcajada sorprendida a varios de los presentes, lancer incluído. Se giró a mirar fijamente a Sephiroth, y levantando una ceja preguntó— ¿Entonces no es "apropiación familiar indebida"?

El samurai negó con la cabeza ahogando una sonrisa.

—Me he ofrecido voluntario. —Y después de pensar en el origen reciente de aquella frase, comentó así como quien no quiere la cosa, con cierta falsa resignación.— Y lo que pueda decir Aerith me da igual, aunque seguro que le hace ilusión.

—Oh. —dijo Airin en voz bajita.

Un ronquido repentino hizo que todos se girasen a mirar a Fíli, que dormía con la cabeza sobre el hombro de Kíli, aunque reposando en un ángulo que no parecía muy agradable para el cuello. El arquero, ahora ya más despierto y siempre dispuesto a ayudar a su hermano, le estiró con suavidad del bigote que se le había colado en la boca en algún momento de inconsciencia, sacándolo con un hilillo baboso colgando.

Ewgh. —dijo con elocuencia.

Fueron sus hombros agitándose los que terminaron de sacar al knight del periodo de sueño impuesto por el juego, quien finalmente despertó lamiéndose los labios con gesto de desagrado, y ladeando la cabeza de izquierda a derecha hizo crujir las vértebras de su cuello de forma audible y ominosa.
Ichiban levantó ambas cejas favorablemente impresionado.

—¿Fíli y Kíli, no? —preguntó señalando primero al rubio y después al moreno, que asintieron. Procedió a sentarse a su lado y a apuntarse con el pulgar a él y al ninja respectivamente.— Ikkaku, Yumichika. Vale, pues hablemos de quests.



—¿Y no se puede ampliar la party? ¿Los VIPs no tenéis esa opción? —ante la pregunta del arquero, Pip y Sephiroth intercambiaron una mirada de duda, calibrando las posibilidades de que existiera algo así.

—Si se puede, no lo sé —El gunslinger se encogió de hombros.

—No es algo que haya necesitado antes, —admitió el samurai pensativo,— siempre he preferido ir por cuenta propia.

Mentía, pero no tenía por qué darle explicaciones a nadie. Aunque Airin lo miraba con el ceño fruncido.

—A mí no me suena. —dijo la chica apartando por fin la vista del hombre.— No creo que estuviera en la beta y después lo quitasen, no tiene sentido. Pero si es algo más nuevo tampoco sabría decirte, nunca he ido en grupos de más de séis jugadores.

—Podríamos buscar una guild… —comentó Fíli retorciéndose un bigote con aire dubitativo.

—Tú lo que quieres es ir con la chica que te mola, —su hermano se llevó un codazo a cambio de exponer sus motivos.

—¿Con Anir? —Pip le miró con expresión interesada.— Oh, vaya.

—No necesariamente, pero…

—Las guilds son caras de hacer si quieres una propia. —dijo Airin.

—Tacaña. —sonrió Kíli.

—¿Hola, VIPs de mierda, alguien? —Yumichika extendió los brazos hacia el gunslinger y el samurai con una floritura grandilocuente y exagerada.— Que nos lo paguen.

Ambos se giraron hacia el ninja con distintas expresiones de incredulidad y rechazo.

—No estoy interesado en ese tipo de relación. —dijo Sephiroth, como si fuera una esfinge que lo juzgaba.

—¡Oye que seré un pendón, pero lo tuyo es delito! —exclamó Pip, y agarró la manga de Ikkaku.— Díle algo, que busca un ricacho que le haga de sugar daddy, ¡no te dejes abandonar!

—Ah, no, yo voy de mantenido a escondidas, amante bandido y todo eso, —el lancer se rascó la barbilla, socarrón.

—Pero, de todas maneras, —Sephiroth volvió al tema original antes de la conversación pudiera desmadrarse más de la cuenta, como había comprobado que era habitual que ocurriese con los jugadores que tenía a su alrededor,— ¿en qué número de personas estabas pensando?

Kíli titubeó. Miró de reojo a un lado y a otro, y acabó por poner cara de cachorrito decepcionado. El samurai no retrocedió medio paso atrás porque su voluntad se negó a perder la dignidad, pero conocía bien aquel tipo de mirada.

—Kíli, —intervino Airin agarrando al chico de la mano,— que no es plan de hacer party con toda la gente que te cruces, también los puedes añadir a amigos y ya está. Que por tener tu grupo de combate cercano del momento no pasa nada. Dany no está en la party con nosotros y esta madrugada he hablado con ella igual.

—Ya, bueno… —concedió de mala gana.

—Pero entras a mi party. —la chica golpeó el pecho del samurai con un dedo intrépido.

—¿Es una orden? —Sephiroth ladeó la cabeza a la par que arqueaba una ceja.

—Es una realidad, así que ya estás aceptando.— efectivamente, el aviso de solicitud sonó informándole de su ausencia de escapatoria.

Refunfuñando aceptó el mandato y entró a la party, justificando su decisión como inevitable aunque sólo fuera por intentar mantener un punto de cordura en aquel grupo.

—¡Ohó! —Yumichika se frotó las manos, buscando salseo.— ¡Ya veo quién es quien controla los hilos tras el general! ¿Cómo tenemos que llamarte, alteza, majestad, emperatriz?

Dos voces distintas pero con idéntico tono cáustico le respondieron al unísono.

—No.  —sin cambiar de posición, Sephiroth sólo dirigió la vista hacia la chica, sabedor que lo que iba a venir a continuación.

—En realidad, —elaboró Airin con una sonrisa que hizo que Kíli se relamiera los labios y Fíli calificó en su mente de ‘afilada’— Con Hija del Jefe, basta.


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Title: Re: neverland 2.2: you can (not) fight
Post by: Neko on December 31, 2018, 10:58:47 AM
62.

—Pero qué ha pasado ahí arriba, exactamente —murmuró Monica, que había guido a Watari hasta sentarlo en un pilar caído, ofreciéndole un chocolate caliente casi de inmediato—. Toma.

—Gracias. —contestó el mecánico antes de dar un traguito a la bebida caliente y mirar el chocolate oscuro como si estuviera buscando el sentido de la vida en su espesa superficie.

Hyoga y Max se miraron entre ellos, algo impacientes.

—La Torre... —empezó Watari antes de carraspear y ajustarse las gafas bien—. La Torre de la Insolencia siempre ha sido un lugar peculiar.

Monica asintió, tomando asiento en el suelo, cerca de Watari. Max hizo lo mismo, aunque Hyoga se quedó de pie, con los brazos cruzados y atentó.

—He logrado mapearlo antes de que ese... esa cosa me matase. Pero no ha sido fácil, no, no. No podía serlo, claro —le dio otro trago al chocolate, haciendo un ruido de apreciación—. Hmn, está bueno. El capullo me ha teletransportado tres veces, ¡tres veces! Justo cuando estaba a punto de matarlo, ¡ya lo tenía!

—¿Y los demás? —preguntó Hyoga, intentando camuflar su preocupación por el resto del equipo.

—Ah, los demás... —Watari se encogió de hombros—. No lo sé, el boss nos ha separado nada más llegar. ¡Aún estábamos en la plataforma de teletransporte! No he vuelto a ver a nadie en todo el tiempo que he estado arriba, aunque sé que algunos se han encontrado por lo que decían en el chat de al party.

Max, Monica y Hyoga se miraban preocupados, dándole un poco de tiempo a Watari para que se recuperase, mientras se bebía el chocolate.

Pasó un minuto y media taza de chocolate antes de que lo oyesen suspirar.

—Por lo menos he podido mandarles el mapa antes de que me matase el boss. Espero que les sirva de algo.

Y el mechanic levantó la mirada, perdiéndose en las carambolas que hacía la luz sobre la plataforma de resurrección.


————

Watari había sido el primero en morir, pero no el último. Milo y Yuzu se les habían unidos unos veinte minutos después.

—¡Hijo de puta! —gritó Milo, dando una patada al suelo antes de recibir una colleja de parte de Yuzuriha, consiguiendo que Milo se agarrase el cuello, encorbado sobre sí mismo—. Ow. Vale, no me pegues.

—Oh, no —susurró Watari, poniéndose de pie y apretando su mano de cartas contra su pecho—. Ay, mierda, vamos a tener que volver a entrar.

Milo caminó hacia ellos con los hombros caídos, mirando al suelo, mientras que Yuzuriha parecía igual de impasible que siempre.

—Perdón —ofreció Milo derrotado, nada más sentarse en el suelo junto a los demás—. Creía que esta vez sí que llegaríamos arriba.

—¿Qué ha pasado? —preguntó Max, frotándole la espalda al bardo.

—Nos hemos encontrado con el primer boss, ese que iba descalzo, con capucha negra y como hielo en la sudadera. ¿Sabes cuál digo? —preguntó Milo.

Watari simplemente asintió.

—El que te teletransporta. —completó Watari.

—Ese mismo, hemos decidido usar la única safe stone que tenía para anclarnos al suelo...

—¿Qué es eso? —quiso saber Hyoga, que había dejado sus cartas bocabajo en el suelo y estaba bebiendo de su té rojo al limón.

—Es una piedra que cuando la pones en el suelo crea un círculo de protección, no dura mucho pero baja a la mitad los ataques de los enemigos y anula algunos hechizos, como el de teletransporte —explicó Yuzu, apartándose el velo que le tapaba la cara—. Son muy caras.

—Para cuando ha podido llegar Neko a donde estábamos, el efecto de la safe stone ha parado y el boss nos ha teletransportado en las narices de la otra boss —explicó Milo, frotándose justo en medio del pecho con aprensión latente en sus facciones—. La cabrona me ha ensartado con una flecha de hielo. Así, ¡como si yo fuese un pincho moruno!

Yuzuriha suspiró y sacó dos almuerzos completos de su inventario y puso una de las bandejas sobre los muslos de Milo.

—Toma, vas a necesitarlo.

Milo empezó a comer a regañadientes, gruñendo entre bocado y bocado.


————

Hiksti cayó de rodillas al suelo nada más aparecer en la plataforma de resurrección y se inclinó hacia delante para darle un puñetazo al suelo de losas.

—¡Hipo! —llamó Milo, poniéndose de pie en un salto.

Cuando el mechanic levantó la cabeza, se sentó sobre sus pies, suspirando. Alzó una mano, saludando con una sonrisa algo triste.
Para cuando Hiksti se levantó del suelo y empezó a bajar las escaleras, los demás habían dejado lo que estaban haciendo para rodearle en muestra de apoyo.

No hablaron mucho durante los primeros minutos, dedicados a llevarle a la especie de campamento que habían montado. Lo sentaron en una silla y le dieron un té bien caliente para beber. Milo volvió a su violin, arrancándole unas cuantas notas melancólicas.

Hipo miraba el té con fijeza. El calor que emitía la taza, el olor, el reflejo del líquido humeante... era todo tan real. El chico dejó que las sensaciones le confortaran antes de empezar a hablar.

—He hablado con mi hermano —dijo sonriendo otra vez, aunque sus cejas se empeñaban en fruncirse—. Seguía vivo cuando me he ido, escondido, pero no he podido encontrarlo.

Levantó la vista del té, apretándolo aún más entre sus manos crispadas.

—No he podido llegar hasta él.

La mano en su hombro era de Max y la de su cabeza de Watari.
Hyoga tuvo que mirar hacia otro lado cuando los hombros de Hiksti se encogieron y sus lágrimas empezaron a caer sin control. Se alejó del grupo en silencio, saliendo fuera de la torre y miró hacia la parte más alta, preguntándose como iban a sacar de allí a el hermano de Hipo si ni siquiera podían encontrarlo.


————

Neko se pegó a la pared, cerrando los párpados mientras intentaba poner en orden sus pensamientos. Ver morir a Milo y a Yuzu delante de sus ojos le había afectado más de lo que le gustaría aceptar. Esta vez no era un juego, no eran Crane y Starkrimson volviendo a su último punto de guardado para quejarse por el chat sobre la experiencia que habían perdido o el camino que les tocaría hacer de vuelta. Esta vez eran sus amigos, perdiendo una de las tres vidas que el GM había tenido a bien darles.
No era divertido.

—Concéntrate, Anir. —se dijo a sí misma, asomándose a la siguiente sala.

No había bosses a la vista, aunque decidió desplegar un pequeño batallón de bots espía para asegurarse. Los pequeños ojos mecánicos se repartieron por la sala sin ser detectados, dominando el espacio y mandando datos de vuelta a su dueña.
Quince monstruos, todos con instinto de mandada, todos de hielo. Esto podía ser más fácil de lo que había pensado.

Usó uno de sus bots para marcar el centro de la sala y dejó rodar una pequeña bola de metal por el suelo, que se movía esquivando los pies de los gigantes de hielo, chirriando suavemente contra el pavimento.
La bola frenó en el lugar que el bot marcaba y se abrió de repente, empezando a pitar.

Uno de los monstruos la vio y estiró su lanza para tocarla. La bola no se movió, pitando alegremente mientras una luz roja intermitente brillaba cada vez más rápìdo, al compás de sus pitidos.
Otro hombre de hielo se acercó también, curioso.

Y la granada explotó en una bola de llamas que consumió casi de inmediato a los dos monstruos. Los demás se acercaron corriendo, buscando al atacante.
Para cuando localizaron a Neko, la chica ya había lanzado cinco granadas más, que pitaban en el suelo rodando hacia sus objetivos con alegría.

Sólo quedaban tres gigantes en pie y Neko empezó a correr para esconderse detrás de un pilar en el que se acabó clavando la lanza que uno de los monstruos acababa de arrojarle.

Lanzó hacia delante otra granada que estaba a punto de explotarle en la mano y esperó a que el hombre de hielo despareciese en píxeles, aguantando el tipo mientras el otro monstruo desclavaba su lanza y le rugía por la espalda.
Corrió y corrió, agachándose y dando una voltereta cuando uno de sus bots le indicó que le atacaban por la espalda.

Era la última sala antes de llegar a lo más alto de la Torre de la Insolencia. ¡Unos metros más y estaría salvada!

Dejó rodar sus dos últimas granadas, fijando su objetivo en los monstruos que quedaban aún vivos y de repente todos sus bots empezaron a sonar como locos.

—¿Qué? —preguntó mientras se daba la vuelta, sólo para ver una figura pálida de pelo oscuro y ojos rojos moviéndose hacia ella.

Copos negros flotaban a su alrededor y daba pasos largos y elegantes. Su expresión no decía nada, era fría y desinteresada.

Anir abrió mucho los ojos, reconociendo el segundo boss que había descrito Milo mientras agonizaba en el suelo de uno de los últimos pisos de la Torre.
Y ella sin ataques de fuego a mano que lanzarle.

Todas las alertas en su cabeza le recordaron que estaba a pocos metros de la salida, pero se tropezó mientras intentaba darse la vuelta y pudo ver la línea entre su salvación y la muerte literalmente pintada en el suelo.

Escuchó el hielo silbar en el aire y rodó hacia un lado, evitando la flecha por poco. Las tacones del boss resonaban en la sala y otra flecha cortó el aire. Neko rodó hacia el otro lado, avanzando unos pocos pasos a gatos.

Escuchó al boss chistar. Un reloj sonaba en la cabeza de Neko mientras todos sus bots seguían pitando como locos, su corazón latía como un loco en medio de la batalla y no podía concentrarse.

—¡Callaos ya! —gritó, silenciando a los bots y echando un vistazo a sus puntos de maná y a sus accesos directos antes de tener una idea—. Equipaje... ¡Equipaje!

El boss lanzó tres flechas más, mientras el baúl con patas aparecía de la nada y abría la boca mientras saltaba hacia las flechas. Su lengua colgaba con cierta despreocupación y se comió las tres flechas antes de rodar por el suelo y relamerse satisfecho.
El boss parecía anonadado y apretó los puños antes de atacar a Equipaje con sus flechas otra vez, surtiendo el mismo efecto. Esta vez el boss cambió de estrategia levantando la pierna entre la abertura de su vestido y estampando su tacón en el suelo, congelando toda la sala en meros segundos.

Para ese entonces, Neko había logrado salir de la sala y Equipaje saltó a una pared y de ahí a un pilar antes de caer todo lo grácilmente que un baúl con patas podía lograr al lado de su dueña.

—¡Já, chúpate esa! —señaló al boss con un dedo en alto antes de dejarse caer sobre el culo y empezar a reírse.

Sus bots de reconocimiento se habían replegado a su alrededor y Equipaje abrió la boca para guardarlos, lamiéndose ahora con mucho más cariño que antes.
En algún momento Neko empezó a llorar, notando antes el dolor en el pecho que las lágrimas sobre sus mejillas, que corrían libres hasta su cuello. Se abrazó las piernas y Equipaje se acurrucó a su lado, gimiendo bajito. Anir estuvo unos minutos tranquilizándose, acariciando la madera de Peral Sabio, recomponiéndose a sí misma.

Fue entonces cuando su omnitool empezó a brillar. Tenía una llamada entrante.
La chica suspiró, pensando que debería haber avisado a todo los que le esperaban abajo que ya estaba a salvo, segura de que sería alguno de ellos.
Seguro que Hiksti quería saber si tenía noticias de su hermano.

Se enjugó la cara rápidamente, poniéndose un poco más recta. Equipaje pareció más alegre a su lado, hasta le lamió una mano.

—A ver, quién nos quiere. —murmuró Neko con una sonrisa algo forzada.

Tendría que haber llamado a Yuzuriha y Milo, ¡era lo primero que debería haber hecho! Serían ellos, seguro.
O Watari, o Hyoga. ¿Tal vez Max y Monica? Estarían todos reunidos.

Lo que no se esperó para nada es que la llamada entrante fuese de Shun.
Title: Re: neverland 2.2: you can (not) fight
Post by: Shruikan on December 31, 2018, 01:33:55 PM
jajarl! se pensaban que llegaba tarde, pero no!



Capítulo 48: [Shr & Ulq] Deals 'round the fireplace


(https://i.imgur.com/Rh79EBa.jpg) (https://i.imgur.com/Ne9irTq.jpg) (https://i.imgur.com/MeRRQ9E.jpg) (https://i.imgur.com/JP2n1rq.jpg) (https://i.imgur.com/QinQyi7.jpg)

Cuando Shruikan despertó, se encontraba de nuevo fuera de la cueva. No sabía a quién debía dar las gracias por ello, pero vaya si se alegraba de que la hubiesen arrastrado lejos de ese dichoso lugar. Quizá debería haber escuchado a Ulquiorra cuando le dijo que entrar ahí no era una buena idea. La próxima vez se lo pensaría dos veces antes de hacer el papel de buen samaritano…

—Ya te has despertado.

Hablando del diablo. La Samurai parpadeó un par de veces, tumbada en el suelo, hasta que consiguió enfocar el rostro de su compañero. El Biochemist estaba sentado de rodillas junto a ella, como un buen cuidador, aunque por su expresión no parecía muy preocupado (aunque a decir verdad, nunca lo hacía).

—Ugh. Me siento como si me hubiera pasado una apisonadora por encima —dijo ella, incorporándose. La cabeza le hacía punzadas, y se frotó la sien con mala cara.

—En realidad lo que te pasó por encima fue un boss.
—Gracias por la aclaración, Ulquiorra.

Aún así, terminar con una simple jaqueca parecía poco comparado con el daño que el Gigginox era capaz de hacer. La Samurai no tenía ninguna herida visible, al contrario que su compañero. Un corte a medio sanar adornaba la frente de Ulquiorra, y la piel roja e inflamada contrastaba con la palidez de su rostro. ¿Se había preocupado de curarla a ella en vez de a sí mismo?

—Bueno, ya era hora. Hay que ver como duerme la tipa.

La voz, poco familiar aunque irritante de forma visceral, hizo que Shruikan frunciera el ceño. Seguían en el desierto, cuya noche todavía no parecía terminar, iluminado tenuemente por un mar infinito de estrellas. Alguien había encendido una hoguera, y Dragonlord estaba sentado junto a ella, con el tridente a mano. A sus espaldas se encontraba Isaak, con la misma mirada y porte que un perro guardián a la espera.

A pesar de haber derrotado juntos al boss, tanto el Dragoon como la Samurai intercambiaron miradas de animosidad.

—Buenos días, bella durmiente —dijo él, recargando la barbilla en la palma de la mano —. O buenas noches, tanto da. Te hubiese despertado antes si tu amigo no me hubiera amenazado cada vez que intentaba acercarme. Hay que ver, y eso que he hecho yo todo el trabajo.

Shruikan arqueó una ceja en dirección a Ulquiorra, que miraba al otro con cara de pocos amigos.

—No me gusta —fue todo lo que dijo como explicación. Luego fue ella quien puso mala cara al darse cuenta de algo.

—Espera, ¿que has hecho tú todo el trabajo? Perdona, pero si no fuera por mí, seguirías atrapado en esa cueva intentando matar a ese bichejo asqueroso. —Shruikan se irguió, refunfuñando y levantó la barbilla de forma desafiante.

—¡Bah! Podría haberlo matado yo solo en unos minutos más. —Hizo un gesto dismisivo con la mano, señalando luego a Isaak de forma acusadora —. ¡Si tan sólo éste no se metiera donde no le llaman!

Isaak miró a su alrededor (lo que en su caso requería de más movimiento debido al ojo que le faltaba) y luego se señaló a sí mismo con aire desconcertado.

—¡Sí, sí, tú! ¡No te hagas el despistado ahora!

—Dijiste que ibas a tardar dos horas para hacerte la dungeon solo. Ibas una hora tarde. No es culpa mía que no cumplas tus propias expectativas.

El otro hizo una mueca y de forma poco elegante le levantó el dedo del medio.

—Si llego a saber que era tan borde, ni me molesto —dijo Shruikan, buscando la complicidad en Ulquiorra, que simplemente parpadeó.

—Ni que tu fueras una joya. —Suspiró, y se frotó la frente. De pronto, mientras sacaba el aire, parecía que todas las ganas de discutir le abandonaban y Shruikan se vio frente a frente con un hombre muy cansado. —Sabes, dejémoslo estar.

Shruikan se cruzó de brazos, sintiendo el sabor de una victoria abstracta en la punta de la lengua.

—Necesitases mi ayuda o no, la cuestión es que has vencido al monstruo gracias a mí. Un gracias no hubiese estado de más.

—No le falta razón —añadió Isaak, pero Dragonlord le hizo callar con un gesto de la mano.

—Es que… —el Dragoon se frotó la nariz, pensativo. Daba la impresión de que estuviera buscando las palabras adecuadas —, ¡no puedo creerme lo inconsciente que llegas a ser!

Abrió ambos lados al frente, hacia Shruikan. Como si la presentase frente a una audiencia invisible mientras ella parpadeaba sin entender nada.

—¿Perdona?

—Mira —, levantó dos dedos en el aire —. Una cosa es que yo, un servidor de nivel alto, con buen equipo, me vaya a hacerme solo una mazmorra. Otra que alguien como tú, una Samurai a medio cocer con equipo de nivel bajo, con delirios de que va a hacer algo útil y sobrevivir.

Shruikan se llevó la mano al pecho, medio ofendida. La victoria que antes parecía tan certera se le escurría ahora de entre los dedos como sopa a medio hervir.

—Pero te he ayudado, ¿no?
—¡Sí, pero ha sido de pura chiripa! ¡De haberte encontrado frente a frente contra el Gigginox os habría matado a ti y a tu amigo! ¡Estúpida!

Ella no se sentía tan mortalmente lívida de rabia desde… desde unas horas atrás, a decir verdad.

—Yo ya dije que era una temeridad. —Fue el turno de Ulquiorra de añadir más leña al fuego, y Shruikan le propinó un codazo en las costillas.

—¡Eso, tú ponte de su lado!

—No estamos hablando de lados, aquí. —Kanon se cruzó de brazos con un gesto grave —. Supongo que eres consciente de la situación en la que estamos. No puedes ir tirando vidas por ahí como si nada. Esto, irónicamente, ya no es un juego.

La estaban regañando. Quizá sí que debería haberle hecho caso a Ulquiorra y dar media vuelta cuando aquel chico de pelo verde y simpático poncho se les había acercado. Esto estaba resultando más humillante de lo que había planeado en un principio. Aunque a decir verdad no había planeado mucho.

—Si no actúas con un plan, no vas a durar mucho más aquí dentro. Casi todos los inconscientes ya la han palmado, y me da a mí que no quieres ser la siguiente.

—Los planes nunca han sido lo mío —confesó Shruikan, tensa, mostrando los dientes como un perro enfadado.

—Se nota. —Dragonlord le dirigió una mirada condescendiente —. Pero si no tienes uno ni tampoco eres fuerte, lo vas a pasar mal. Lo primero que tienes que hacer es cambiarte esa cosa que llevas puesta y que llamas equipo.

La señaló como quien señala un trapo sucio en el suelo. Shruikan se miró de arriba a abajo sin entender dónde estaba el problema. A ella le parecía que su equipo era bastante molón.

—Luego subir de nivel. Muchos niveles. ¡Hay que hacer dungeons sin parar y conseguir experiencia hasta que te conviertas en una máquina de matar!

El tipo se estaba emocionando. La Samurai entrecerró los ojos.

—¿Te estás ofreciendo de taxi para carrearme por las dungeons?

El Dragoon se quedó mudo a medio hablar, y luego cerró la boca de golpe. En su rostro se formó una expresión suspicaz.

—Yo no trabajo gratis. Mi buena voluntad tiene un límite.
—Obvio no podías ser tan honrado…

Shruikan calló cuando notó un toque en el hombro. Ulquiorra le miraba desde arriba con ojos penetrantes.

—Creo que es buena idea aceptar su oferta.

La Samurai le miró como si de pronto le hubiese salido un hongo de la cabeza.

—¿Pero a ti no te caía mal? —El Biochemist se encogió de hombros. Ella suspiró y luego le susurró, aunque lo suficientemente alto para que lo oyesen todos. —No se yo, no me fío. ¿Qué se puede esperar de alguien que usa a gente de menor nivel como cebo contra un boss?

—Podría haber sido peor —comentó el aludido, con una sonrisa taimada y triunfante —. Podría haberte dejado morir en esa cueva. Pero no lo hice.

—Me sorprendes, Kanon —dijo Isaak, quien no se había movido en absoluto de su puesto —. No te tenía por alguien tan generoso.

—Tú a callar. ¿Y bien? ¿Qué te parece?

Si tenía que ser sincera, a Shruikan le parecía mal. A ese tipo le había salido la jugada redonda sin tener siquiera que esforzarse, y lo que era peor: tenía razón. En todo lo que había dicho. La Samurai maldijo para sus adentros.

—No hagas que me arrepienta —terminó accediendo, con un leve tinte de amenaza en su tono.

—Podría decir lo mismo.
Title: Re: neverland 2.2: you can (not) fight
Post by: Neko on January 06, 2019, 04:30:27 PM
63.

Aaah, la quest de Totemist sí que le traía recuerdos a Neko. Ding Dong Dell era una de las ciudades que más le gustaban a Anir, estéticamente hablando, y había ayudado a varios jugadores a superarla. Había sido pan comido hasta a distancia.

¿Te pasa algo? No tienes muy buena cara. —le comentó Shun de repente, parecía sinceramente preocupado.

Neko le sonrió, para luego rodar los ojos y suspirar. Por supuesto que le pasaba algo.

—Nada malo, es una historia un poco larga… —empezó, poniéndose un poco más cómoda contra su baúl de Peral Sabio—. Pero para hacerlo corto: Nos hemos salido de la Guild.

Neko vio como Shun miraba hacia un lado, observando a alguien con confusión. Poco después, una de las voces que Anir no reconocía preguntó:

¿Qué Guild?

—En la que estaba hasta esta mañana —respondió Neko, riéndose un poco, sin humor—. Bennu y Andromeda también están en esa Guild, yo los llevé ahí.

Neko se frotó los ojos con los puños y se ajustó el gorro que llevaba puesto.

—Debería colgar, tengo que avisar a los demás que he llegado arriba. Quiero saber si alguien ha muerto. —continuó hablando, esta vez más deprisa, algo distraído.

¿Arriba? —preguntó ahora Shun.

Espera, espera. —Y esa era la voz de Ikki, que parecía haber agarrado el brazo de Shun para mover la cámara hacia su cara—. ¿Estás en la Torre de la Insolencia? ¿Qué haces ahí?

—Estamos intentando sacar al hermano de Hiksti, no sé si te sonará. Lleva aquí dentro desde que se cerró el servidor y sólo le queda una vida —contestó Neko, dándole un par de palmaditas a Equipaje, que poco después eruptó un café frío—. El estúpido sacó a todos sus amigos de aquí pero nadie quiso venir a por él. No nos quisieron ayudar en la Guild y por eso nos hemos salido.

¿Pero quienes habéis salido? —indagó Shun, con desasosiego en su voz.

Corta —ordenó Ikki—. Vamos a la Torre, te hablo cuando lleguemos.

Y la comunicación se acabó de repente, dejando por unos segundos la imagen borrosa de Shun con los ojos muy abiertos, ávido de información.
Neko contempló la pantalla unos segundos antes de empezar a llamar a Milo, sería mejor que le dijera de una vez que estaba a salvo.


————

—Hermano, ¿de qué Torre estabas hablando? —preguntó Shun, pero Ikki estaba demasiado ocupado buscando algo en su inventario.

—La Torre de la Insolencia, es una dungeon bastante curiosa —informó Dominich—. He oído hablar de ella, pero nunca he estado ahí.

—¿Cómo de curiosa? —quiso saber SleepingBeauty.

—Pues… —empezó DeadEnd, encogiéndose de hombros mientras buscaba las palabras para describirla.

—¡Aquí está! —anunció Ikki, con una piedra en la mano.

—¿Y eso para qué es? —continuó Shun con sus preguntas mientras escaneaba la piedra—. Es un objeto super raro… que sirve para-

—Es un teletransporte a la Torre de la Insolencia, llegaremos rápido con esto. —explicó Ikki, levantando la mano.

Parecía que iba a tirar la piedra al suelo para activarla, pero Dominich le agarró de la muñeca.

—¡No, espera!

Ikki le miró con tanta frialdad que Dominich tragó saliva, pero no se movió de donde estaba ni le soltó la mano.

—Sólo tengo que volver al castillo para acabar la quest. Como Totemist sería de más ayuda que como Mago Negro.

—Tiene razón —dijo de inmediato Aya, cruzándose de brazos y frunciendo el ceño—. Y no vamos a tardar mucho.

Shun agarró la mano en la que Ikki aún se aferraba a la piedra de teletransporte. Sus dedos rodearon con suavidad los de su hermano y llevó aquel puño hasta su pecho, obligándole a mirarle.

—Vamos, hermano. Si acabamos la quest seremos de más ayuda.

La sonrisa de Shun y sus ojos llenos de amor y esperanza fue lo que le acabó de convencer. Asintió y dejó la piedra en las manos de Shun antes de darse la vuelta y empezar a andar a pasos agigantados.


————

Captain Genius no se había puesto ese nick sólo porque molaba, que lo hacía y mucho, si no porque le describía a la perfección. Ser un genio era su esencia y Hiro lo sabía.
¿A quién se le habría ocurrido esconderse en un hueco detrás de una pared falsa hecha con sus bots? ¿Eh, a quién? ¡A él! ¿A quién si no?
Hiro estaba aprovechando la relativa seguridad de su refugio para poner a punto sus armas, hacer inventario y… y bueno, para lo que mejor se le daba en el mundo: inventar.

Estaba mirando otra vez los planos, viendo si podía mejorar algo antes de insertar los cambios en el diseño de su robot. O mejor dicho: re-diseño. ¿O debería decir diseño de armadura para robot? Hmn… No tenía claro cómo catalogarlo, pero sabía lo que estaba haciendo. Eso sí, si era sobre inventos, eso siempre.

—Ya está… —musitó, dándole el visto bueno antes de tener una última idea—. ¡No, espera! Necesita volar.

Y asintió con la cabeza antes de ponerse manos a la obra. Llevaba días solo en la Torre de la Insolencia, aislado, esperando a que sus amigos fueran a rescatarle. Después del tercer día había perdido toda esperanza y por unos terribles minutos había estado contemplando la opción de simplemente salir ahí afuera y dejar que los bosses le atraparan.
Pero entonces recordó a su madre, recordó verla llorar en el funeral de su hermano y se sorbió los mocos, se limpió la cara de lágrimas y se prometió a sí mismo que iba a sobrevivir, como fuera, pero iba a hacerlo.

Lo que no había esperado era oír la voz de su hermanastro en un mensaje privado. Eso sólo podía significar que estaba en la Torre de la Insolencia, dentro. ¿A qué habría venido, si sabía que le odiaba?

«Hiro, sé que estás ahí.» había sido su primer mensaje privado, y en el siguiente había contestado sus dudas sin necesidad de preguntárselas «Sé lo que te ha pasado, he venido a por tí. Vamos a sacarte de aquí, así que por favor resiste y dime dónde estás.»

Hiro había vuelto a escuchar los dos mensajes cuando le llegó un tercero.

«Eres mi hermano pequeño. ¿Me oyes? Y vamos a salir de esta.»

Hiro apretó la frente contra su puño cerrado antes de abrir la comunicación con Hipo.

—Hiksti… estoy en la décima planta.

Y ahí había empezado una espera que parecía más desoladora que la primera. Hiksti no había llegado a la décima planta, así que no había podido meterlo en su party, aún así, ahora Hiro sabía que un equipo había ido ahí a por él y no podía tirar la toalla.
Sólo necesitaba subir dos plantas más para llegar al final. Podía hacerlo, lo sabía. Lo iba a hacer.

Cuando el re-diseño de su robot se terminó, Hiro lo miró atentamente, haciendo planes en su cabeza para usarlo contra los monstruos de ahí afuera.
Sonrió, satisfecho de sí mismo.

—Vamos allá, Baymax.


————

Terminar la quest de Totemist no les había llevado mucho tiempo e Ikki no quiso esperar más de lo necesario para estrellar contra el suelo aquella piedra de teletransportación que había ganado meses atrás como premio por terminar el reto extra de la Torre de la Insolencia. Shun no entendía las prisas de Ikki, pero se fió de su hermano y no volvió a poner más pegas.

—Agarraos de la mano y no os soltéis. —indicó Ikki, siendo el primero en entrar en el círculo luminoso marcado en el suelo.

Uno a uno fueron ocupando un lugar y el círculo se hizo más grande para darles espacio.

—Teletransporte a la Torre de la Insolencia activado. —dijo Ikki, apretando con más fuerza la mano de Shun.

Era el primer portal en el suelo que había tenido que utilizar y la sensación era diferente a los portales que le llevaban de un ciudad a otra. No era como dar un salto y estar en otro lugar, era lo contrario. Era como estarse quieto y que el universo diese un salto bajo sus pies.
Shun se balanceó un poco cuando notó una sensación de freno, parecida a la de un ascensor frenando suavemente, sólo que en horizontal, en vez de en vertical.

Cuando miró a su alrededor vio una bóveda de techos altos, pilares caídos y piedra y más piedra a su alrededor. Hasta que sus ojos fueron a dar con una cabellera rubia bien conocida.

—¡Hyoga! —saludó Shun, soltando a Aya para sacudir la mano hacia su amigo mientras le sonreía a plena potencia.

Hyoga se giró, parpadeando confuso. Neko les había dicho que había hablado con Shun, pero no había esperado verlo tan pronto.

—¡Shun! —saludó Hyoga de vuelta—. Ikki… y compañía.

Aya saludó también, caminando hacia el montón de desconocidos que parecían bastante amistosos, arrastrando a Dominich con ella. Dominich se agarró al bíceps de Ikki como bote salvavidas, pero sólo consiguió que entre la chica y Shun les arrastrasen a los dos hacia los demás.

—Neko nos ha dicho que os habéis salido de la Guild porque no os iban a ayudar, pero no entiendo nada de lo que está pasando.

—Aah… —dijo Hyoga, sin saber exactamente qué contestar a todo eso.

Milo entró al rescate, colgándose del cuello de Hyoga mientras sonreía como el pillo que era.

—La de ahí arriba es una dungeon más bien complicada. Sólo se puede salir y entrar en grupos de seis y si te matan acabas en aquella plataforma de allá —explicó señalándola—. El hermano de un amigo nuestro se quedó encerrado con una sola vida por ayudar a sus amigos a salir y lo han abandonado. Estamos intentando sacarlo.

—Es mi hermano, yo soy el amigo —habló un chico castaño de ojos verdes que se había acercado a ellos—. Hola, Bennu.

—Hipo —saludó Ikki, a mala gana, sacudiendo el brazo una vez y consiguiendo que Dominich le soltase—. WrenchAce, MoonPrincess.

Ahí fue cuando Shun se dio cuenta de que había dos personas más que no conocía, pero su hermano parecía ser que sí.
La chica devolvió el saludo con un cabeceo y el chico levantó la mano para sacudirla y sonrió.

—¿Cuál es la situación? —preguntó Ikki, sin rodeos.

—Neko ya ha llegado arriba, tenemos a otro jugador aún en la Torre y lo último que sé de mi hermano es que estaba esperándome en el décimo piso. —respondió de inmediato Hiksti.

—¿Qué otro jugador?

—notathief, también era de los Crimson Raiders, pero se ha salido esta mañana con nosotros. Es un stalker, no sé si te suena. —completó Milo.

—¿Estabáis en los Crimson Raiders? —preguntó Dominich, sorprendido.

¿Por qué se saldrían de una Guild tan grande? ¿Cómo era que no les habían podido ayudar? Todo era muy raro.

—Me suena —contestó Ikki, echando un vistazo a su alrededor—. Hay tres personas ahí arriba y a uno sólo le queda una vida, por lo que tengo entendido.

—Vamos a tener que subir a por ellos. —habló Yuzu, desde detrás de su pañuelo de gasa oscuro.

—Yo subo.

Ikki fue el primero en ofrecerse, sorprendiendo a más de uno, pero no a su hermano ni a sus nuevos amigos.

—Yo también. —se unió Hiksti, aunque la mayoría de ellos lo daban por hecho.

—¿Alguien más tiene experiencia subiendo la Torre de la Insolencia?

Milo levantó la mano y después de mirar a Watari él también lo hizo, aunque no tenía cara de estar muy de acuerdo en volver a subir. Monica explicó que le quedaba una vida.
Max también levantó una mano y Yuzuriha informó que ella nunca había llegado arriba.

—¿Alguno de vosotros ha llegado arriba? —preguntó Ikki.

Los tres que habían levantado la mano negaron.

—¿No sería mejor subir por número de vidas? —preguntó Hyoga—. Aunque no hayamos subido nunca a esta dungeon a nosotros nos quedan más intentos. Con información y un plan adecuado, tal vez…

Ikki chistó, después a replicar, pero los ojos de Shun brillaban demasiado e Ikki supo que iba a perder esa batalla antes de librarla.
Acabó gruñendo, pero no prometía nada aún.

—Decidnos lo que sabéis y luego veremos lo que hacemos. —refunfuñó Ikki, dando, aunque fuese un poco, su brazo a torcer.

Si iban a ser casi todo segundos niveles, necesitarían un muy buen plan. La victoria en Lavender Town aún sabía dulce en su boca, pero la presión que sentía en el pecho le decía que algo, aquel día, iba a acabar mal.
Title: Re: neverland 2.2: you can (not) fight
Post by: Neko on January 07, 2019, 10:59:34 AM
64.

Formar el equipo que iba a entrar había sido más fácil de lo que Hiksti había esperado, aunque Bennu no parecía muy contento con el resultado.

—Será mejor si te quedas. —se quejó otra vez, aunque Shun ya era parte de la party.

—¡Hermano! ¡Quiero ayudar!

Ikki tensó los hombros, parando sus pasos para enfrentarse a su hermano pequeño.

—¡Ese es tu problema, siempre quieres ayudar!

Shun apretó los labios, frunciendo el ceño mientras sentía un pinchazo en el pecho. Pero una mano amable agarró a Ikki del hombro para apartarlo de Shun y caminar entre los dos, sin detenerse pero hablando.

—Tú lo has dicho, es su problema. —dijo Hyoga, dándose la vuelta para encararlos al llegar al acceso de la Torre.

Hyoga se cruzó de brazos, levantando la barbilla y mirando al frente con su mejor actitud desinteresada. Ikki gruñó, pero Shun le dio la espalda para unirse a Hyoga en el teletransporte.

—Vamos, Ikki. ¡Será divertido! —aseguró Aya, ajustándose el gorro del nuevo equipo que llevaba puesto.

Era blanco y gris, basado en las vestimentas de una monja católica, pero con un toque bastante loli, le quedaba muy bien. Shun también llevaba un equipo parecido, cortesía de Watari. Tenían bonus en curas y magia, les había dicho el mechanic, además de otro pequeño bonus por ser dos personajes en la misma party llevando el mismo equipo.

—No sabes de lo que hablas. —le dijo Ikki, aunque siguió a la chica hasta ponerse entre ella y Shun en el teletransporte.

Hiksti y Dominich compartieron una mirada incierta, aunque no por mucho tiempo. Cabecearon y completaron el grupo en el teletransporte.

—¡Id con cuidado! —pidió Milo, lanzando un último buff como despedida. Les daría más velocidad.

—¡Usad el mapa! —recordó Watari, moviendo la mano y ajustándose las gafas.

Max y Monica también se despidieron, aunque Yuzu sólo les miró fijamente, seria detrás del pañuelo que le tapaba la cara.

—Muchas gracias a todos. —dijo Hiksti, mirando hacia arriba.

Y el teletransporte los engulló antes de que nadie pudiera añadir nada más.

—¿Estarán bien? —preguntó Milo.

—Más les vale. —murmuró Yuzuriha, tocándose la frente y haciendo sonar las moneditas que la adornaban.

Aquella Torre podía ser implacable y los bosses que les esperaban no iban a tener ninguna piedad.


————

Hiro estaba extasiado, volando entre los monstruos a tal velocidad que apenas le llegaban a hacer daño. La mayoría no eran lo suficientemente rápidos para detectarlo y los pocos que llegaban a atacarle apenas detenían su ascenso.

—¡Wohoo! —gritó, agarrándose a los hombros de Baymax mientras giraban otra esquina.

El robot le lanzó una cura básica porque la vida de Hiro había caído por debajo del setenta por ciento. Ya habían llegado al duodécimo piso y no había visto señales de aquel boss descalzo que le había teletransportado varias veces en las narices de la Reina de los Hielos —o al menos ese era el nombre que le había facilitado la omnitool para el segundo boss, así que ese era el que había estado usando—, así que Hiro suponía que estaría entretenido en niveles más bajos, atormentando al equipo de rescate que había venido con Hiksti.

Hiro ni siquiera había llegado a saber de quién se componía aquella party, pero ya les estaba agradecido.
El chico estaba sonriendo feliz cuando un bate de hielo cortó el aire, directo a su cara.

—¡No, no, no! —le dio tiempo a gritar mientras se impulsaba hacia arriba, separándose de Baymax que siguió volando sin él.

Hiro logró evitar el mazo, pero ahora volaba por los aires sin control alguno y cinco hombres de hielo gigantes se giraron, clavando sus ojos rojos en su figura poco grácil moviendo los brazos torpemente, dibujando un arco antes de estrellarse contra el suelo.
Baymax frenó de repente, escaneando a Hiro para ver en qué podía ayudarlo.

—Vida por encima del noventa por ciento, condición estable. ¿En qué te puedo ayudar? —preguntó el robot, ladeando la cabeza.

—¡Sácame de aquí!

Baymax amplió su campo de visión, detectando seres hostiles que se dirigían hacia el jugador que debía proteger. Empezó a caminar lento, pero no tardó en coger velocidad, apartando a un par de los hombres de hielo y cubriendo con su cuerpo al de Hiro, recibiendo él el impacto de un mazo contra su armadura protectora.
Hiro dio un par de golpes a la pechera de la armadura, haciendo salir unos enganches que usó para aferrarse al robot de pies y manos.

—¡Vuela! —ordenó Hiro mientras Baymax recibía dos, tres y hasta cuatro golpes más.

—¡A la orden!

Y empezó a volar. Desde esa posición a Hiro se le hacía más difícil  ver por dónde iban y había perdido sus bots de reconocimiento hacía unos días construyendo escondites. Volaba a ciegas, pero confió en Baymax hasta el último momento, justo cuando se estrelló contra una pared de hielo.
Hiro rodó por el suelo, dándose contra un muro y buscando refugio inmediatamente. Tuvo suerte al hacerlo porque cuando miró hacia el punto donde había estado, sólo pudo ver un bloque de hielo. Aquello no podía ser más que obra de la Reina de los Hielos. Vio una sombra en la pared y cuando levantó la mirada todo en lo que se podía centrar era la sonrisita en los labios oscuros de la boss y la manera en la que rascaba el pilar tras el que se había escondido Hiksti con una uña, creando un camino de hielo y un chirrido amenazante a su paso.

—Mira lo que ha traído el gato. —sonrió la boss, levantando la otra mano mientras el aire se helaba alrededor de Hiro.

—¡Baymax, la Reina de los Hielos necesita un abrazo! —ordenó antes de dar una voltereta por el suelo y ponerse de pie.

—¡A la orden! —anunció Baymax con tono feliz antes de rodear a la boss con sus fuertes brazos—. ¿Se encuentra mejor ya?

La Reina gruñó, revolviéndose contra el abrazo. Baymax la levantó del suelo, meciéndola de un lado a otro, asegurándole que todo iría bien.
Hiro estaba saliendo de la sala cuando algo le dio en la cabeza, asustado se giró para poder enfrentarse a su atacante, pero no era nadie hostil. Neko, la recordaba, una de las amigas de su hermano, estaba dando golpes a una pared invisible y señalando lo que fuese que le había tirado y después a su muñeca.
Cuando Hiro lo recogió se dio cuenta de que era una bomba de fuego y sonrió mientras corría hacia Baymax, agarrándose ahora a los asideros de su espalda después de haber activado la bomba.

—Baymax, ¡suéltala! —indicó justo cuando los pitidos de la bomba se hacían más insistentes—. ¡Adiós!

Y dejó caer la bomba mientras volaba hacia la salida con su robot. Por unos segundos estaba seguro de que lo iba a conseguir, pero de repente un montón de píxeles se reformaron a su alrededor y los gigantes de hielo le miraron con interés, empezando a perseguirle. Hiro había empezado a frenar a Baymax intentando darse tiempo para pensar en un plan.
Los gigantes sólo habían dado un paso cuando la bomba explotó y Hiro salió despedido, con la suerte de salir en la dirección correcta.

Baymax y él barrieron el suelo hasta chocar con alguna estructura desconocida y algo húmedo empezó a frotarse contra Hiro, con ruiditos preocupados.

—¡Equipaje! ¡Eso no es comida!

—Puntos de vida por debajo del sesenta por ciento, procediendo a curar. —pió el robot con un tono demasiado alegre.

—Oh, fantástico. —se quejó Hiro, dándose cuenta de que Baymax debía haberse vuelto a romper con la explosión.

Hiro empezó a recibir una poción tras otra, administradas por su robot, y unas manitas le agarraron para intentar ponerle de pie.

—¿Estás bien? —preguntó Neko, agarrándole de los mofletes y inspeccionándole como si fuera su madre.

—¡Sí, sí, estoy bien! —dijo Hiro, intentando hacer que le soltase sin mucho éxito.

Neko ladeó la cabeza, aunque seguía mirando a Hiro a los ojos.

—Maldita sea, Hiksti no responde. ¿Milo? —preguntó de repente.

Debían haberle contestado porque la chica ponía cara de concentración.

—Tengo a Hiro conmigo, estamos en lo más alto de la Torre —unos segundos más y la chica asintió, soltando las mejillas de Hiro—. Vale, bien. Esperaremos aquí, tampoco es que podamos hacer mucho más. ¡Luego hablamos!

Por el cambio en su lenguaje corporal, Hiro supuso que lo siguiente que iba a decir iba dirigido a él.

—Tu hermano ha vuelto a entrar en la Torre con otro equipo —le informó y levantó un dedo para señalarlo—. Y como me vengas con esa mierda de que no es tu hermano, te tiro yo desde la Torre hasta que llegues abajo sin teletransporte, ¿estamos?

—No harías eso. —dijo Hiro, llevándose las dos manos detrás de la cabeza y levantando los codos, sonriendo con picardía.

Unos metros más allá, Baymax intentaba inspeccionar a Equipaje, que a su vez intentaba comerse al robot.
Neko le respondió con su propia sonrisita.

—Tienes razón, no lo haría, pero ya tuve encerrado a otro mechanic durante toda una noche en mi baúl de Peral Sabio. No me importaría repetir la experiencia y creo a Equipaje tampoco.

Hiro se giró poco a poco y corrió a socorrer a su robot, que se tambaleaba como si estuviese borracho. Tal vez sería mejor arreglarlo de nuevo antes de volverlo a usar.


————

El plan estaba claro, pero todos sabían que podía salir mal. Así que había otro plan y un tercero después de ese. Todo dependía de cómo saliese el primer encuentro.
Ikki se adelantó en cuanto notó que ya estaban en la Torre y abrió bien los ojos, buscando cualquier monstruo para hacerse con su vida antes de que pudiesen atacarles. Shun le agarraba de la mano, igual que hacía Aya con Dominich y Hyoga con Hiksti.

—Pues a nosotros nos teletransportó juntos. —había dicho Milo, mirando a Yuzu mientras aún estaban pensando en planes de ataque.

—Fuisteis los únicos —había mencionado Hiksti—. ¿Estabáis haciendo algo? ¿Usando alguna habilidad o algo?

Yuzu había negado con la cabeza.

—Nos estábamos cogiendo de la mano. —había dicho la dancer y Hyoga había sonreído, empezando a trazar un plan de ataque. O más bien de defensa.

—¡Ahí está! —señaló Hiksti, apretando más la mano de Hyoga—. Ese es el boss…

El muchacho estaba lo suficientemente lejos como para no ser afectado por la habilidad de Bennu y los miraba con curiosidad, ladeando la cabeza a un lado y al otro, como calculando qué hacer con ellos.
Vestía una sudadera oscura llena de puntos congelados que dibujaban copos de nieve en su la tela. Sus pantalones estaban rasgados y tenía los pies descalzos y prácticamente azules. Se apoyaba en un bastón que parecía la rama caída de un árbol, aunque era completamente negro.

—No sé si nos pueda teletransportar desde esa distancia, las otras veces estaba más cerca. —dijo Hiksti y su voz parecía acongojada por algún motivo, aunque a nadie le extrañó en la situación en la que estaban.

—Ahora mismo él no es nuestro mayor problema —dijo Hyoga mientras levantaba su bastón e invocaba unas cuantas flechas de hielo que se clavaron a su alrededor, formando un anillo protector en el que unos cuantos monstruos fueron ensartados—. Tenemos más compañía.

Hiksti hizo salir de su inventario a unos pequeños bots con forma de dragón. Les llamaba terrores terribles y había programado cada uno para que siguiera a uno de los miembros de la party, marcando su posición en el mapa de Watari en todo momento.

—¿Preparados? —preguntó Hiksti.

—No os separéis. —avisó Ikki, desenvainando su espada.

Iba a ser difícil luchar con una mano prácticamente atada a la espalda, pero haría cualquier cosa para proteger a su hermano.

—Eso es fácil decirlo. —murmuró Hyoga, ganándose una mirada furibunda de parte del Dark Knight.

—Chicos, chicos… —intervino Aya—. Centraos en la batalla.

Dominich usó uno de sus pocos hechizos de zona, creando un pulso eléctrico que debilitó a las criaturas que se estaban acercando.

—¿Qué es eso? —preguntó Shun con curiosidad, señalando hacia lo que parecía ser una bola de nieve negra rodante.

—No lo sé, no he estado en esta sala más que unos segundos.

Y entonces uno tras otro las pequeñas bolitas de nieve se empezaron a amontonar una encima de otra.

—Oh, oh. —fue lo último que dijo Dominich antes de que el rugido de uno de esos hombres de nieve malignos se oyera en la estancia y un track de música de batalla empezase a sonar.


http://www.youtube.com/watch?v=btHMMDz27hw

Title: Re: neverland 2.2: you can (not) fight
Post by: Airin on February 28, 2019, 06:24:18 PM
Sin iconos porque YOLO, en otro día otra vida cuando los acabe todos. WE GOT COWS!
EDIT: Iconooooos~ lol




~+47~
(http://honey-rider.net/bt/morpg/sagu-icons/sakura.jpg) (http://honey-rider.net/bt/morpg/sagu-icons/renji.jpg) (http://honey-rider.net/bt/morpg/sagu-icons/benitora.jpg)


—¿Estás sola, rosadita? —a Renji no le dio tiempo a esquivar la patada giratoria que le aterrizó en plena cara, lanzándolo hacia atrás y descontándole varios puntos de vida.

—Lo estaba. Pero ahora parece que estoy mal acompañada. —la chica se ajustó un guante y llevó los puños a la cintura, soplándose un mechón de color rosa pálido fuera de los ojos.

—¡Buah chaval, menudo ostiazo te ha calzao! —Shad8ws se acercó lentamente, con las manos en los bolsillos y un aura de gato satisfecho acrecentada por sus ojos entrecerrados.— Eso te pasa por meterte con el pelo rosa, con lo guapo que es.

La chica se fijó entonces en que a pesar del pañuelo que le cubría la cabeza, el rogue llevaba también el pelo de color rosa, aunque de un tono más vibrante que el suyo propio, y dejó ver una sonrisa un poquito orgullosa. Renji se sentó, o más bien acuclilló, de vuelta en el eje vertical mientras se sobaba la mandíbula con el ceño fruncido.

—Necesitamos healer de soporte. —gruñó pasándose la lengua por los dientes.

—Eeh.. Red tio, que Hime es acolyte —el rogue miró a su compañero como si no estuviera del todo bien de la cabeza, claro que con ese golpe no terminaba de descartarlo.

—Ya, bueno, pues otra healer, —Renji se encogió de hombros, sacudiéndose el pantalón y levantándose del todo.

—Hola, ¿la arena de combate de Two Rivers? —la chica abrió los brazos y giró de lado a lado como un guía turístico mostrando sus alrededores.— Que soy monk, ya te lo dije ayer, búscate un soporte pasivo no un tanque.

—Pero ayer con la que había montada no era el lugar ni el momento para tomar decisiones de futuro a largo plazo. Mira KillerCherry

—No, mira tú RedMenace de las narices. Me tienes harta ya, todo el día detrás que si tu party esto, tu party lo otro, —exclamó la monk obviamente frustrada.— ¡Que me da igual! ¿Quieres gente de soporte? ¡Pon un anuncio, vete a la plaza y ofrece paga, yo qué sé!

—¡Pero para decir que no no hace falta que me ataques! ¡Porque si sigues así acabarás mal!—dijo Renji perdiendo la paciencia.

—¿Que acabaré mal? ¡¿Que YO acabaré mal?! —la chica se estiró de los guantes y se crujió los nudillos, y Benitora al ver que la situación estaba a punto de desmadrarse, se puso en medio levantando los brazos con gesto apaciguador.

—Bueno bueno, calmémonos todos un poco. —dijo a pesar de que él en ningún momento había entrado al trapo.

KillerCherry resopló, cruzando los brazos y apartando la cara con un rodado de ojos. Renji dio un paso adelante pero la mano firme del rogue contra su pecho y la mirada en sus ojos por una vez abiertos por completo hicieron que se detuviera en el sitio.

—Oye... de verdad que sentimos las molestias, guapa. —se excusó Benitora cerrando los dedos sobre la ropa de su compañero.— Si sabes de algún full support que ande buscando party y esté interesado, mándame un mensaje, ¿vale?

La chica se dio la vuelta y agitó una mano en un movimiento bastante desentendido.

—Lo que sea.


Los dos chicos se quedaron donde estaban, sin decir nada, durante un buen rato.

Red, colega, bájale un poco la intensidad ¿eh? —dijo por fin el rogue.— Que nos vas a acabar metiendo en un follón por bocachancla.

Renji se irguió todo lo alto que era y le plantó cara, pero Benitora simplemente le miró con cara de cansancio, sin amedrentarse.

—Te lo digo en serio. —resopló quitándose el pañuelo y frotándose la cara con él.— Ya sé que esto es una puta locura y ayer fue un día de mierda y todo esto parece un mal tripi, pero no es culpa de nadie más que del GM; no lo vayas pagando por ahí con el resto de jugadores que estamos en el mismo hoyo. Además piensa en Orihime.

—Es tu novia, tú deberías preocuparte por ella, no yo. —gruñó el knight de mala gana.

—¿Que pasa, que porque sea mi novia no es tu amiga?

—No hombre, no, no me refiero a eso, —rectificó Renji.

—¿Entonces?

—Que tú eres el que te encargas de que no llore, yo no sirvo para esas cosas. —refunfuñó el pelirrojo.— Yo aquí he venido a luchar y a matar monstruos.

—Ya bueno, esto se suponía que iba a ser echar unos vicios en los ratos libres, sin niños rata haciendo pataletas y ya ves. Y Orihime puede que llore por cualquier cosa, pero es más terca que tú y que yo.

Renji se apoyó sobre la espada y echó la cabeza hacia delante, haciendo crujir sus vértebras, soltando el aire e intentando relajar los músculos.

—¿Es por tu hermana? —aventuró el rogue con algo de timidez.

—¿Mi hermana? ¿Qué tiene que ver ella con nada? —De haber podido, la mirada indignada de Renji le habría hecho arder donde estaba.

—Pues que es lógico pensar que con este caos estés preocupado. Porque cualquier persona normal lo estaría, puedes no llevarte bien con alguien y aún así no desear que esté en peligro.

El gesto taciturno en la cara de Renji dejó en claro que el tema de conversación no era bienvenido.

—Es mucho más complicado que todo eso. —y zanjó la charla dándose la vuelta.— Ahí está tu novia, espero que haya repuesto pociones.

Ante la mirada interrogante de la chica que se acercaba, Benitora negó con la cabeza. Viendo cómo se ponía su compañero cada vez que sacaban el tema, sin duda sería mejor que lo hablasen más tarde, en otro momento, cuando estuviesen a solas.

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Title: Re: neverland 2.2: you can (not) fight
Post by: Neko on April 30, 2019, 05:53:12 PM
No sé si tengo que darle formato a algo pero me caigo de sueño, ya editarézzzZZZZzz

65.

Dominich había hecho lo primero que se le había ocurrido y empezó a invocar la bola de fuego, ahora mucho más rápido que la última vez que se había enfrentado a un boss.
La bola de fuego impactó limpiamente en el abdomen del muñeco de nieve negro, dejándole un bonito agujero que todos se quedaron mirando durante unos segundos, incluído el monstruo. Después, el monstruo levantó su cabeza helada y volvió a rugir, pero ahora directamente hacia su atacante.

—¿Perdón? —dijo Dominich antes de cuadrarse de hombros y fruncir el ceño—. ¿Quieres otra?

Aya estiró de él justo a tiempo de sacarlo del lugar donde el gigante puño del monstruo había golpeado el suelo.
Ikki ya había empezado a luchar a una mano y de momento había despachado a dos de los hombres de nieve él solito, mientras Shun se concentraba en no soltarle la mano y curar cuando lo creía conveniente. Aquellos dos formaban buen equipo de forma natural.

—Aquí hay algo raro… —murmuró Hyoga mientras observaba como Dominich usaba otra bola de fuego sobre el hombre de nieve—. Según mis cálculos, con esas dos bolas de fuego debería haber muerto.

Hiksti había sacado una espada encantada con fuego de su inventario y la blandió con una mano hacia un grupo de pequeñas bolas de nieve que intentaban acercarse a ellos.

—¿Qué quieres decir? —preguntó, sin perder de vista a sus enemigos.

Hyoga negó con la cabeza y miró a su alrededor. El boss seguía apostado demasiado lejos, agarrado a su bastón, mirándolos con curiosidad mientras la música subía y bajaba de intensidad.

—No lo sé, no lo tengo claro…

Pensó en contactar con Neko, aunque cuando vio que no le respondía recordó que había conseguido llegar al último nivel de la Torre de la Insolencia. Hiksti no parecía saber nada y el único otro jugador con experiencia que conocía era Ikki.
¿O no?

Apretó los labios y buscó a notathief en sus contactos.

—¿Ya estáis otra vez dentro? —respondió Locke de inmediato.

—Escucha, aquí hay unos monstruos de hielo que no están muriéndose todo lo rápido que deberían contra bolas de fuego. —comentó Hyoga, sin dar rodeos.

SleepingBeauty usó una cura de party e Ikki partió en dos al monstruo de nieve al que estaba atacando DeadEnd. El terror terrible que seguía a Ikki se le enroscó en el pecho y se movió hacia su espalda, gruñéndole a los monstruos.
Las dos mitades del monstruo rodaron hasta colisionar con otro que también estaba herido y se fusionaron, reformándose con un aspecto todavía más grotesco.

—¿Has escuchado alguna vez algo sobre stats ocultos? —preguntó Locke.

—¡Ah, ahora caigo! —exclamó Hiksti, dejando de mover su espada en el aire—. ¡Elementos ocultos!

Hyoga abrió mucho los ojos y estrelló la palma contra el suelo, congelándolo hasta crear una pared a unos pocos metros de ellos dos. Los pequeños hombres de nieve negros que iban a atacarles se chocaron contra el muro, quedándose aturdidos por unos segundos.

—Es lo más probable. ¿Estáis en el primer piso? —preguntó Locke desde el otro lado de la línea de comunicación—. ¡Voy para allá!

—No, espera… —empezó Hyoga, pero en seguida se dio cuenta de que Locke ya no estaba contestando—. Ha cortado la llamada.

—Elemento oculto… ¿será agua y hielo? —ponderó el mechanic.

—Siendo hombres de nieve tiene sentido. —concedió Hyoga, tomando aire mientras observaba la batalla a su alrededor.

Tenía unos pocos hechizos de fuego en el inventario que estaba reservando para más tarde, pero en ese momento se estaba sintiendo un poco inútil.

—Necesitamos buscar la manera de avanzar. —dijo Hyoga, concentrándose en el mapa que les había dado Watari.

El boss se interponía entre ellos y la ruta que habían elegido y parecía esperarles en las sombras mientras Bennu abría camino poco a poco. Hyoga se frotó la cara con la mano libre y resopló. Iba a ser una batalla muy lenta la que les esperaba.


————

Captain Genius se había pasado un buen rato intentando arreglar a Baymax mientras Equipaje le rondaba, dejándose caer al suelo cada vez que Hiro se giraba a mirar al baúl con patas, así, como si fuera un mueble inerte y común.

—Equipaje, ya está bien —riñó por tercera vez Neko antes de ofrecer por tercera vez también:—. ¿Seguro que no quieres que te ayude?

—No, ¡no! Esto ya está… —aseguró Hiro justo antes de que a Baymax le diera el hipo y saliese una burbuja con una poción flotando de su boca—. Casi.

Neko tocó la burbuja y la poción apareció en su inventario, como si fuera un drop. La sacó y se la dio a Hiro de vuelta que musitó un gracias, algo avergonzado. Hasta se le estaban poniendo las mejillas rojas. Resultaba adorable.

Unos minutos después Hiro se dio por vencido con un gruñido, metió las manos en los bolsillos de su chaqueta y se dejó caer de espaldas, sentado en el suelo como estaba. Las botas negras de Neko sonaron cerca de él y vio su pelo caer por encima de los hombros.
Ella levantó una ceja y él rodó los ojos, suspirando.

—¡Está bien!

La sonrisita satisfecha de Neko no le dio ninguna confianza, pero cuando diez minutos después habían no sólo arreglado, si no mejorado a su robot con algunas de las piezas raras que tenía Anir en su inventario y que tan amablemente le había prestado la chica, Hiro se preguntó por que no había dicho que sí mucho antes.

—No eres tan mala como pensaba… —empezó Hiro, aunque miró hacia un costado y se encogió de hombros antes de toser y corregirse—. Eres buena.

Neko hizo rodar la llave que tenía en la mano antes de hacerla desaparecer en píxeles naranja.

—Es que soy mecánico.

—Eso ya lo sé, como yo. —Hiro se cruzó de brazos, mal encarado, como siempre.

—No, no como tú. Trabajo en el taller de mi padre desde pequeña, estoy estudiando ingeniería.

Hiro parpadeó antes de entreabrir los labios poco a poco hasta dejar la boca bien abierta.

—¿¡Qué ingeniería!? —preguntó, agarrándole del brazo a Neko.

—Ey, eso no se le pregunta a una chica.

—¿A qué universidad vas, está guay, qué dáis en clase? —insistió Hiro, tirando de su brazo con cada ocurrencia.

Y entonces pasó. Sonaron unas trompetas celestiales justo antes de que el mundo se volviese blanco y lleno de plumas. Hiro se encogió sobre sí mismo mientras Baymax le daba un abrazo y Neko no tuvo tiempo a reaccionar, algo viscoso les envolvió a los dos y la oscuridad se apoderó del ambiente tan rápido como lo había hecho la luz.

Neko parpadeó y se frotó los ojos antes de bajarse las gafas de aviador que llevaba sobre la boina gris. No sólo estaban de adorno, llevaban un escaneo automático incorporado, visión nocturna y un montón de pijadas más que a la chica le habían parecido más que atractivas.

—¿Qué está pasando? —preguntó Hiro, sonando más enfadado que otra cosa.

El suelo se sacudió.

—Estamos dentro de Equipaje —explicó, clicando un botón casi invisible de sus gafas—. Está intentando salvarnos, vas a tener que rascarle los goznes luego.

Hiro gruñó y Baymax se dedicó a escanearle e informarle sobre los cambios de humor en adolescentes. Neko se habría reído con ganas en cualquier otro momento, pero estaba ocupada intentando saber cómo saber qué estaba pasando fuera. Aún no había tenido tiempo de investigar a fondo todas las opciones de su juguete favorito.

—Lo siento Atom, pero te sigo queriendo, eh… —murmuró y de repente encontró justo el comando que estaba buscando—. ¡Sí!

Una pantalla en forma de bóveda se creó alrededor de ellos, envolviéndoles. Hiro dio la vuelta sobre sí mismo.

—Eso es… ¿fuera? —preguntó, acercándose a la pantalla para señalar lo que parecía ser un hombre semi transparente con alas y casco y… una armadura muy ligerita—. ¿Qué es eso?

Neko se acercó a él, chistando y cruzándose de brazos.

—¿Eso? ¿La cosa que tiene abdominales en los abdominales y alas? Es un Divine Angel y son huesos duros de roer, lo que no sé es qué hace aquí. Pertenecen a Rift of Heaven.

—¿La dungeon encima de la Torre? ¿No se llama Heavenly Rift?

Neko se encogió de hombros y miró hacia arriba, al techo de la pantalla.

—Le cambiaron el nombre, al principio se llamaba Rift of Heaven. Pero vamos, viene a ser lo mismo.

Acabó por quitarse las gafas y volverlas a dejar encima de su boina, entrecerrando los párpados con sospecha.

—Me cago en la puta —dijo sin más, señalando hacia arriba, donde solía haber un montón de niebla—. ¿Qué hace el Rift tan cerca? De normal ni se ve desde aquí.

—Nunca he estado… —confesó Hiro, moviéndose de un lado a otro, aunque no podía ver mucho porque Equipaje había encontrado un lugar donde esconderse.

—Es… como el reto extra de Tower of Insolence, da buenos drops si lo completas, aunque te da un tiempo limitado para hacerlo. Mucha gente intentaba completarla mientras esperaba a que sus amigos llegasen al final de la Torre —empezó a explicar Neko—. Aunque necesitas un drop muy raro para hablar con Arushinai, el guía, y que te deje entrar. ¿Cómo se llamaba? Celestial… shard, creo.

Hiro se frotó las manos y miró hacia un costado antes de darse un golpe en el pecho y cambiarse de equipo a su armadura ligera favorita. Era color índigo, con un subtono rojo que la hacía parecer morada con la luz adecuada. Había usado el mismo rojo para algunos detalles, pero el resto era de un gris tan oscuro que casi parecía negro.
Abrió las manos y las volvió a cerrar a la altura del pecho, haciendo aparecer los guanteletes al mismo tiempo que echaba los codos hacia atrás. Afirmó con la cabeza y el casco la cubrió, bajando la visera con un sonido suave. Y luego... luego estiró una mano y abrió la palma hacia arriba, haciendo aparecer un cristal flotando sobre ella.

—¿Te refieres a esto? —preguntó, todo inocente—. Me ha caído antes.

Neko parpadeó y estiró la mano para agarrar el maldito cristal.

—¿¡Antes cuando!?

—¡No sé! ¡Llevo tres días entrando y saliendo de la Torre y diez aquí dentro! —vociferó el chaval, moviendo los brazos de una manera que a Anir le recordó mucho, pero que mucho a Hiksti—. ¡En algún momento de todo eso!

Neko le agarró una mano y le estrelló el Ceslestial Shard en la palma casi al mismo tiempo en el que, por el único resquicio de la pantalla en forma de cúpula gigante en la que estaban metidos apareció una cara del revés.

—¡Ah! ¡Ahí están mis héroes! —habló el ángel, al que se le veía casi todos menos la mitad superior de la cara.

Hiro y Anir se giraron al mismo tiempo y el suelo tembló mientras se oían los gruñidos, con eco, de Equipaje. Baymax, que se había quedado inactivo durante todo ese tiempo, ladeó la cabeza.
El ángel sonrió.

—Jugador Neko, creo que nos conocemos. ¡Salgan de ahí, no vengo con malas intenciones!

Hiro adoptó una pose de ataque inmediatamente y el cristal se cayó al suelo, rodando unos metros. Neko suspiró cansada y caminó sin prisas hacia el Celestial Shard.

—Déjanos salir, Equipaje, no es un monstruo, es un npc.

—Prefiero que me llamen Heavenly Rift Guide Arushinai, si no te importa. —informó el ángel… nebuloso, dejando de sonreír.

—¿Nos podemos fiar de este tío? —preguntó Hiro, sin dejar de mirar la cara al revés del ángel.

Había una cosa que desconcertaba a Hiro y era que el pelo del ángel flotaba hacia arriba, en sentido contrario a la gravedad. Aquello no tenía ningún sentido y su cerebro ya tenía un proceso en segundo plano intentando aplicar teorías científicas que pudieran explicar el fenómeno. De repente recordó que estaba encerrado en un juego, dentro de un baúl con cientos de patitas y se le pasó el desconcierto.
Aunque seguía con sus teorías de fondo, por si acaso llegaba a una conclusión lógica.

—Sí, ¡Equipaje, escúpenos! —ordenó cuando tuvo la piedra en la mano.

Se oyó un sonido grave y el suelo se movió con unas ondulaciones extrañas… y de repente estaban fuera, y por suerte sin babas.
Neko palmeó la tapa de su baúl y le dijo lo buen chico que era antes de girarse hacia el ángel.

—¿Qué quieres, Arushinai?

—Oh, yo nada —dijo el ángel, cuadrándose un poco—. Pero el Emperador Baium está furioso y alguien necesita calmarlo.

—¿Y por qué ese es nuestro problema? —dijo Anir, ladeando la cabeza.

Arushinai sonrió, lento y amplio.

—Por que estáis aquí y tenéis eso. —contestó, señalando el Celestial Shard con la barbilla.

No les dio el tiempo para negarse ni rechistar, Hiro y Neko, junto a Baymax y Equipaje, desaparecieron en volutas blancas que flotaron, cada vez con más velocidad, hacia Heavenly Rift.
Arushinai les siguió con la mirada, haciendo desaparecer su sonrisa y agarrando mejor su espada. Con la mano libre se agarró de su pequeñísimo cinturón de metal y apretó las nalgas.

—Hmn, aquí arriba hace frío… —comentó antes de quitarse el protector de la barbilla para rascársela—. ¡Buena suerte, héroes! ¡Váis a necesitarla! Hay doce días de quests acumuladas ahí.

Y con eso se dio por satisfecho.

Title: Re: neverland 2.2: you can (not) fight
Post by: Airin on April 30, 2019, 06:19:08 PM
Oh hiii~ Icons? WE DON'T KNOW 'EM. Otro aporte patrocinado por la BSO de Twister
Edit: Icon!




~+48~
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Tecleó despacio el nombre de usuario una vez más, sintiendo cómo se le iba agolpando el calor en las sienes con el latido del pulso.

«Ese jugador no existe.»

Renji resopló con enfado creciente y pasó a buscar el apodo en las listas oficiales de bajas, vidas y bonuses varios.

«Ese jugador no existe.»

—Me cago en todos mis muer… —el pelirrojo hizo desaparecer la pantalla de su omnitool y se pasó una mano por la cara sin terminar la frase, consciente de la carga de verdad que podía llevar tras de sí.

Caminó a paso brusco arriba y abajo siguiendo el perímetro de la muralla que rodeaba la ciudad, estudiando y dando vueltas a todos los posibles acontecimientos que habían llevado a la ocurrencia que ahora más le frustraba. El caso era que Raiko no aparecía por ninguna parte, no figuraba en la base de datos del juego ni aún después de haberla desbloqueado. Quería creer que se había desconectado en uno de sus habituales arrebatos de mal genio y no había vuelto a entrar al mmorpg, pero en ese caso la búsqueda le debería haber indicado que el jugador no se encontraba online.

Renji habría deseado poder seguir ignorando esa molesta vocecilla al fondo de su mente, pero lo cierto es que Benitora tenía razón; estaba frustrado y lo estaba pagando con sus amigos. Los que le quedaban.
Había buscado en las mismas listas de jugadores a Ichiban y Nightshade para cerciorarse de que seguían con vida después de los ataques masivos del día anterior, y había respirado con alivio imperceptible al verlos conectados y subiendo de nivel.
Aunque el hecho de no haber tenido noticia alguna de ellos después de haber dejado la party le enfadaba, entendía que eran todos un hatajo de cabezones y antes acabarían con un brazo roto que darlo a torcer; más aún después de una bronca como la que habían tenido. Pero el no saber qué había pasado con su hermana le ponía más nervioso de lo que habría querido admitir. Apoyándose contra el muro de piedra, Renji tragó saliva y desplegó una vez más la pantalla de la omnitool.

Raiko, tecleó sobre la superficie holográfica.

El comando rebotó de vuelta con el “ping” que esperaba.

«Ese jugador no existe.»

—Airin, hostias… —maldijo el joven dando una patada contra la muralla, como si con ello pudiera invocar a su hermana pequeña, por lo menos para pelearse con ella.

Le aterraba pensar que podía haber muerto de forma definitiva, no quería ni pararse a plantearse la posibilidad en serio, pensar en todo lo que podía haberle ocurrido. Por su culpa. Nunca se habían llevado bien, tenían demasiados rencores acumulados durante años como para tener la relación de hermanos que veía en otra gente. Ni siquiera se aguantaban más de cinco minutos como para desayunar juntos, pero aún así a Renji, que tanto tiempo había ansiado no tener que volver a compartir nada más con Airin, se le revolvía algo por dentro cada vez que se detenía en la idea de que su hermana podía simplemente haber dejado de existir.
Y el no lo sabría.

Se reacomodó la espada sobre su costado y volvió de nuevo a la puerta donde había quedado en esperar a Benitora y Orihime, decidido a tener noticias de los antiguos miembros de su party que quedasen por ahí, cuales fueran, de la forma que fuese.

.
Title: Re: neverland 2.2: you can (not) fight
Post by: Neko on May 31, 2019, 04:40:24 PM
Aporte cortito orz

66.

—¡Aaaah! —gimió Milo con los ojos cerrados y la cara dirigida al techo.

Estaba sentado en una de las sillas de jardín que tenían esparcidas a un costado de la sala, con los hombros caídos y las piernas estiradas. Llevaba suspirando un rato, pero era la primera vez que lo hacía tan alto.
Yuzuriha le revolvió el pelo, ganándose un gruñido de parte de Milo, que acabó levantándose para empezar a caminar alrededor de su improvisado campamento. Watari roncó en su silla y cerró la boca para sorber la babilla que se le estaba cayendo.

—Tendría que haber hecho la quest de tercer nivel hace mil años —se quejó, dándose golpes en una mano con la otra—. Habría durado más ahí arriba.

Max le lanzó una pelota y Milo la estrujó con una mano después de atraparla.

—Llevas tiempo retrasándolo, ¿verdad? —preguntó el mechanic.

Milo asintió, mirando la pelotita antiestrés en su mano antes de apretarla varias veces y suspirar. Nadie dijo nada más por unos segundos, todo el mundo —o al menos los que están despiertos— sabía que Milo había estado esperando a que Yuzu tuviese el nivel suficiente para avanzar de job, para que así sus habilidades conjuntas tuviesen mayor efecto.

Yuzuriha se levantó de su asiento y sacó dos granizados de café de su inventario y le ofreció uno a Milo.

—Haremos las quests en cuanto salgamos de aquí, no me falta mucho ya. —le aseguró y Milo asintió, aún algo deprimido.

Monica chistó, mirando el filo de su espada que había estado limpiando.

—Si no hubiera perdido dos vidas ya…

Max estiró la mano para posarla con confianza en el hombro de su amiga. No dijo nada, solo apretó un poco y le sonrió.
Monica era consciente de que nadie le estaba culpando, pero aún así aquel pequeño gesto le hice sentirse un poco mejor.

Watari se despertó con otro ronquido y parpadeó confuso, limpiándose los labios con el dorso de la mano. Se levantó de golpe e invocó una forja portátil y mientras bostezaba y se ajustaba las gafas empezó a sacar algunos materiales.

—¿Quieres que te afine la espada? —preguntó a Monica antes de volver a bostezar—. Así hago algo.

Monica miró a su espada y luego a la sonrisa perezosa de Watari y acabó por acercarse para ofrecérsela. Max solía ocuparse del mantenimiento de sus equipos, pero ya que se ofrecía…

—¿Y vosotros? ¿Tenéis algo que necesite arreglo?

Yuzuriha negó con la cabeza y Milo se encogió de hombros.

—Nah, tío, tengo como un montón de kits de afinación. —dijo Milo distraído mientras se fijaba en la información de cambio de job en su omnitool.

—Vips. —rezongó Watari antes de empezar a afilar la espada que MoonPrincess le acababa de entregar.

Milo parpadeó, levantando la cabeza.

—No, pero los kits de afinación de instrumentos se venden en la tienda normal —explicó el bardo, entrecerrando los ojos—. Cualquiera los puede comprar.

Yuzuriha tosió para esconder una risita. Milo la miró con sospecha y luego abrió los ojos mucho, dándose cuenta de algo.

—¿Son muy caros?

—Bastante. —le dijo Max, rascándose la barbilla.

—No, pero… no los compro con dinero real. Bueno, que compro dinero del juego con dinero real. —murmuró Milo antes de llevarse las manos a la cabeza.

—¿Yuzu, yo soy rico?

Esta vez Yuzuriha no escondió su risa.

—¡Pero no soy un rico asqueroso! ¿Verdad?

Crane llevó la mano a la cabeza de Milo, esta vez para acariciarle tranquilizadoramente.

—No, tú eres asquerosamente rico.

Milo pareció calmarse y luego hinchó el pecho, volviendo a su tarea de informarse sobre las quests de Minstrel y Gypsy.

—Ah, bueno. Eso es totalmente diferente —se dijo—. Nada que ver.


————

Avanzar había sido, como Hyoga había predicho, un infierno. Aunque cambiar las armas por unas encantadas con electricidad había ayudado, el grupo había tenido que luchar por cada paso que daban.
Aún así, en relativamente poco tiempo habían llegado al tercer piso. El boss parecía no querer enfrentarse a ellos, pero seguía observándolos desde una distancia prudencial, tal vez esperando el mejor momento para atacar.

Locke, por su parte, había estado usando sus habilidades de stalker para esconderse de un rincón a otro, avanzando, o más bien retrocediendo, con una facilidad envidiable.
Levantó una de sus dagas duales, llevando el mango casi hasta el pecho, observando desde la esquina a la que se había acercado.

—Solo un poco más… —murmuró, escuchando los inconfundibles sonidos de una batalla. Hasta la música ambiental había cambiado para reflejar lo que estaba ocurriendo un piso más abajo.

Locke se pegó a la pared y dio un salto hasta agarrarse a un saliente que decoraba todo el muro. Moverse por allí era difícil y requería concentración, pero no era nada a lo que Locke no estuviese acostumbrado ya.
Poco después había llegado a la escalera y la música de batalla sonaba más fuerte.

—Hmn, tercer piso, nada mal para los novatos. —dijo para sí mismo y se asomó rápidamente, viendo la sombra de una figura al final de la escalera.

Locke se volvió a esconder, tomando aire antes de volver a echar un vistazo, esta vez más lento. Y sí, había visto bien. Desde allí podía apreciar la sombra de alguien o de algo, pero no su cuerpo. Aunque se apostaría sus dagas favoritas a que aquella sombra pertenecía al maldito boss que los había repartido por toda la dungeon, separando a la party y haciendo casi inexistentes sus posibilidades de sobrevivir.

Locke se llevó el pulgar a la boca, dispuesto a morderse la uña del pulgar hasta que se dio cuenta de que llevaba guantes. Chistó casi en silencio y volvió a usar el camuflaje, bajando la escalera un escalón detrás de otro, con todo el sigilo del que era capaz. Ojalá ese hijo de puta estuviese de espaldas… pensó. Así tendría una oportunidad de hacerle un buen daño.

Locke estaba casi al final de la escalera, desde allí podía ver perfectamente la silueta del boss y a algunos de sus compañeros. Y para desgracia de aquel bastardo, estaba dándole la espalda, agarrado a su cayado y descalzo, con una expresión corporal como si no le importase nada en el mundo.
Locke sonrió y levantó sus dos dagas. Esto iba a ser fácil… muy fácil.
Title: Re: neverland 2.2: you can (not) fight
Post by: Airin on June 30, 2019, 05:30:18 PM
hace putoh calor que me fríe el cerebro, pero tengo iconos por una vez
beware, here be monsters




~+50~
(http://honey-rider.net/bt/morpg/sagu-icons/orihime.jpg) (http://honey-rider.net/bt/morpg/sagu-icons/benitora.jpg)


En cuanto se hallaron los dos a solas, Orihime no pudo aguantarse más la curiosidad, y preguntó.

—¿De qué iba lo de antes?

—¿Hmm? —Benitora levantó la cabeza de su almuerzo, con la boca llena a dos carrillos de pan con carne y verduras al vapor, intentando no mancharse con la salsa de soja que resbalaba por su barbilla. Masticó a conciencia durante varios segundos, dándose tiempo a pensar en lo que quería decir.— Tú no llegaste a conocer a su hermana, ¿verdad?

La chica negó con la cabeza, y tras agarrar la bolsa de papel donde llevaba la comida, le limpió una gota que estaba a punto de escurrirse sobre su camisa. Su novio le dedicó una sonrisa distraída.

Raiko y él, —dijo refiriéndose a Renji,— no se soportan.

—¿Pero jugaban juntos? Estaba en la party antes de entrar yo, ¿no?

—Si, jugábamos todos en el mismo grupo. Es muy raro, ¿si no aguantas a alguien por qué vas a pasar más tiempo del necesario con esa persona? Lo normal sería pasar de su cara y ya está. —Benitora se encogió de hombros y sorbió parte del caldo del bollo cocido.— Pues Red metió a su hermana en la party al poco de empezar a jugar. Y a ver, Raiko no era una florecilla indefensa ¿eh? Tal como las recibía las soltaba de vuelta.

—Como Ichiban, —dijo Orihime con una sonrisa pequeña. El lancer podía ser brusco, directo, y con una puntería certera para meter el dedo en la llaga, pero a ella siempre la había tratado bien, y le había hecho reír muchas veces hasta hacía apenas un par de días dentro del juego.

—Si, más o menos. Y eran amigos esos dos. —el rogue se rascó la mandíbula con gesto incómodo.— De hecho tenían mucha mejor relación entre ellos que Red con Raiko.

—¿...Pero ?

—Aaahh… No exactamente “pero”. Si soy sincero, si no hubiéramos sido ya amigos y no lo hubiera conocido de antes por mi cuenta me habría salido del grupo a la primera semana, pero Raiko se fue antes. Por lo poco que llegué a ver, Red era bastante abusón con ella. De hecho un par de días antes de salirse tuvieron una bronca importante y Red le soltó un bofetón por llevarle la contraria y hablarle mal. —el rogue frunció el ceño con disgusto al recordar la pelea.

—¿Le hacía bullying a su hermana? —Orihime se llevó una mano a la boca, atónita.

—Erhm, básicamente. —por muchas vueltas que diese, Benitora no encontraba otra forma de definirlo con propiedad.

—A mí nunca me ha tratado mal. No me esperaba algo así de él. —dijo su novia con los labios apretados y los ojos muy abiertos.

—Yo tampoco. Fuera de eso es un tío guay, pero en los últimos tiempos… meh. Ya has visto el plan. Se pone hecho una fiera cada vez que saco el tema, y no sé qué rencores le tiene, no me he querido meter donde no me incumbe, pero ahora está que no hay quién le aguante.

Orihime asintió pensativa, y Benitora aprovechó la pausa en la conversación para acabar de comerse su bollo relleno y el que le quedaba en la bolsa, y dar un par de tragos a la lata de té verde que compartían.

—¿Tú crees que se siente culpable? —preguntó finalmente la chica.

El rogue ladeó la cabeza, parpadeando sin desmerecer la idea.

—Frustrado seguro, desde que se fueron Ichiban y Nightshade. Y como le dije, puedes no llevarte bien con alguien y no por eso desearle todas las plagas del mundo. Pero no es lógico esperar que para bien o para mal las consecuencias de tus actos no te acaben pillando tarde o temprano. —encogió un hombro, firmemente convencido del efecto boomerang del karma.

—Pero, —empezó de nuevo la muchacha con aire reflexivo,— después de lo de ayer, si le ha pasado algo a su hermana…

—Cualquier persona normal se sentiría mal, sí. Imagínate que eres indirectamente responsable de la muerte de tu hermano pequeño, —Benitora le pasó el brazo por los hombros en un gesto de consuelo,— pero si Red se siente culpable, a nosotros no nos lo va a decir.

Orihime frunció los labios, pellizcando y estirándose del inferior de un lado a otro hasta que el chico le apartó la mano, obligándola a poner freno a su tick nervioso de cuando meditaba sobre cosas profundas y potencialmente graves.

—Hime, te oigo pensar, pero no sé en qué idioma.

—Hmmm. —la chica agarró la lata de té verde y la giró entre sus manos varias veces, pensando bien en las palabras que quería usar.

Caminaron un par de minutos sin decirse nada más, hasta que por fin Orihime frenó sus pasos y llevándose una mano a la barbilla se giró hacia su novio.

—Oye, Tora. ¿Has sabido algo de Ichiban y Nightshade?

—Pues, ahora que lo dices, no, pero... —El chico no perdió tiempo en desplegar el panel luminoso de la pantalla de su omnitool, y buscó los nombres de sus antiguos compañeros de party hasta dar con ellos.— Siguen bien, han leveado y todo.

—Ellos se salieron por lo de la hermana de Red, ¿no? Entre otras cosas.

—Principalmente, si. —Benitora creía estar viendo por dónde quería ir la senda de los pensamientos de la chica, y se aventuró a adivinar.— Crees que hayan ido a buscarla, ¿es eso?

—Es… por una cosa que dijo Ichiban, no dejo de pensarlo, y tendría sentido por su parte. ¿Y si les mandas un mensaje a ver qué tal están? Son nuestros amigos después de todo.

—Y de paso hago indagaciones, ¿no? Eres una mente maestra cuando te pones a ello. Terrible, terrible.

Orihime sonrió bajo el brazo del joven.

—Mira, ahora tienes una excusa no excusa real para cotillear como la vieja chismosa que llevas en el fondo de tu alma.

—¡Eh! —Benitora se llevó una mano al pecho con actitud ofendida ante la burla de su novia.— ¡Que sepas que la vieja 'el visillo trabaja muy duro por mantener su comunidad a salvo! ¡Habráse visto, la impertinencia!

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Title: Re: neverland 2.2: you can (not) fight
Post by: Neko on August 30, 2019, 11:04:40 AM
AVANCES. MUERTES. YAY.

67.

Todo ocurrió muy rápido. Hiksti estaba bien agarrado a la mano de Hyoga cuando al instante siguiente, el mago notó el tirón… y el calor de la palma de su compañero resbalando entre sus dedos le dejó tan frío que hizo que el tiempo se ralentizase para él.

Hyoga levantó la vista, sin tener muy claro qué era lo que estaba pasando. Lo único que sabía era que su corazón punzaba en su pecho con el dolor de la traición y sus cejas se fruncieron por la falta de comprensión de lo que estaba ocurriendo.

Hiksti estaba intentando agarrar su espada de fuego con las dos manos, preparando un ataque directo hacia el boss descalzo. Ese que le habían dicho que los teleportaba a todos, al que no había tenido tiempo de escanear, por el que habían salido con esa estrategia de cogerse la mano.
Mano que Hiksti ahora le negaba. ¿Por qué? ¿Estaría ciego de ira? ¿O es que había visto a notathief justo detrás del boss y estaba intentando un ataque conjunto? ¿Estaría distrayendo al boss?

Pero en este caso quien más distraído estaba, sin saberlo, era él.

Ese mismo boss estaba empezando a sonreír al ver que por fin dos de aquellas pequeñas molestias se soltaban. Y sus ojos brillaron en rojo.
Y Hyoga seguía sin comprender. Sólo podía ver dagas alzándose detrás del boss y el reflejo de las llamas detrás de Hiksti. No veía el hombre de nieve que se le acercaba ni los ojos rojos brillar y brillar y brillar...

—¡Hyoga!

Y el tiempo volvió a su fluir habitual. Los sonidos, que Hyoga no había notado embotarse, volvieron todos de repente, con un estruendo.
La voz que había oído era la de Shun, pero el cuerpo delante de él era el de Ikki. Y la lanza que casi le tocaba el vientre pertenecía a un hombre de hielo con armadura. Sus sentidos se centraron en el plic ploc de la sangre de Ikki en el suelo, escurriendo desde la punta de la lanza que lo atravesaba.

—¿Bennu? —preguntó.

No pudo hacer mucho más antes de que Ikki cayera hacia él desplomándose en sus brazos. Poco después las luces a su alrededor lo cegaron y de pronto ya no había luz. Estaba en la oscuridad más intensa que nunca había sentido, con Ikki desangrándose sobre sus muslos.


————

Soltarle la mano no había sido una decisión que hubiera tomado Ikki conscientemente, eso Shun lo sabía bien. Después de todo había sido el propio Shun quien lo había dejado ir al notar que su cuerpo se movía hacia Hyoga, intentando salvarlo.
Ikki era así. Ikki haría cualquier cosa para salvar a un amigo, hasta sacrificarse él mismo. Shun tenía que saberlo bien, después de todo, en eso eran iguales.

Lo que no podría haber adivinado ni en cien años era que, realmente, se iba a sacrificar.

Las pupilas de Shun se dilataron al ver como la lanza atravesaba a su hermano. Y el terror lo dejó paralizado. El guión que habían escrito estaba totalmente olvidado. Shun estaba completamente solo, sin nadie que le agarrase de la mano para guiarle, con la imagen sangrienta de Ikki cayendo grabada a fuego en su retina.


————

Todo iba bien. Lento, pero bien. A este paso y si las cosas seguían igual, en unas horas habrían avanzado hasta el último piso de la Torre de la Insolencia. Dominich podía visualizar su salida triunfal, necesitaba visualizarla… y la iba a hacer realidad.
Aya estaba bebiéndose una poción de maná a su lado mientras él derretía los pies de un muñeco de nieve pequeño con un hechizo básico de fuego cuando oyeron el grito.

—¡Hyoga!

Era la voz de Shun, clara y urgente.
Para cuando Dominich y Aya se giraron a ver qué ocurría, Hiksti corría hacia el boss, Ikki corría hacia Hyoga y una media docena de enemigos corrían hacia Shun.

Aya casi se atragantó con su poción, pero no tardó en invocar un pequeño escudo que frenó el ataque de los monstruos y Dominich, pensando que el peor escenario que se había imaginado en aquella misión estaba pasando, estiró el brazo lanzándose hacia Shun, en un desesperado intento por tocarlo.
Por que si iban a teletransportarlos, tendría que ser juntos.

Las luces verticales a su alrededor, las mismas que los que habían subido antes a la Torre de la Insolencia les habían descrito, empezaron a aparecer y Dominich no llegaba. Notó los dedos de Aya apretarse más en su mano, bien agarrada a él, empujándole hacia Shun.

Aquel metro que aún les separaba parecía una distancia infinita. Y Dominich seguía sin llegar. Y las luces eran cada vez más intensas.

—¡Shun! —llamó Dominich.

Él solo quería llegar… ¡necesitaba llegar!

Shun se dio la vuelta y las lágrimas se desprendieron de sus ojos con el brusco movimiento. Estaba empezando a estirar al brazo cuando el luz se volvió abrumadora.

Agárralo, tócalo. ¡Llega hasta él!

Esos fueron los últimos pensamientos de Dominich mientras notaba una pequeña zarpa rozarle los dedos.

Y entonces todo se hizo blanco.


————

Cuando se apuntó al juego, Locke estaba acostumbrado a jugar solo. Aquel fue uno de los motivos por los que eligió su job. Pero después de conocer a Firehawk y de ser parte de una Guild grande, trabajar en equipo le salía de forma natural.
Había tenido que aprender a coordinarse con más gente, a confiar y a seguir un plan de acción. A veces, a ciegas. Había sido difícil llegar a ese nivel de confianza, pero había valido la pena.

Así que cuando vio que hipo3 soltaba a Hyoga para atacar al boss de frente, supuso que le estaba dando la oportunidad perfecta para acabar con aquel malnacido.

Sí, iba a hacer el mejor crítico que hubiera hecho en su historia como stalker. El boss estaba debidamente distraído y Locke podía ver de reojo aquellas luces verticales blancas empezando a brillar. Sería mejor cargárselo antes de que teleportase a nadie… y en eso estaba pensando mientras levantaba las dagas cuando el fuego de la espada de Hiksti casi lo quemó.
Pudo levantar una daga justo en el último momento para parar el golpe, aunque había conseguido clavar la otra en uno de los hombros del boss.

¿Un hombro? ¡Él estaba apuntando hacia la espalda! ¡Justo en el hueco en el que habría llegado directo al corazón!

Locke empujó la espada de Hiksti con una sola mano, haciéndolo retroceder.

—¿¡Estás loco!? —inquirió Locke, viendo más luces brillar, a parte de las del fuego que cubría la espada de Hiksti.

—¡No lo entiendes! —gritó Hiksti.

No, no lo entendía, pero tampoco tenía tiempo para preguntar. Otra vez esas malditas luces brillantes le rodeaban.
Locke estiró de su daga, sacándola del hombro del boss. Lo último que vio antes de dejar de notar el suelo fueron copos de nieve.

—Mierda… —murmuró.

Cuando las luces se apagaron tenía frente a sí unas columnas muy familiares y escuchó el repiqueteo de unos tacones que parecían de cristal.
Al mirar hacia arriba vio una pierna delicada y unas manos llenas de escarcha. La boss de hielo le sonreía y parecía más que dispuesta a volver a luchar con él.

—… puta.


————

No podía apartar los ojos de él. Bueno, eso no era totalmente cierto, estaba claro que Hiksti también estaba mirando a los monstruos, a su omnitool, incluso a los demás jugadores de su party para mantenerlos a salvo… pero en cuanto tenía la oportunidad, su mirada se desviaba hasta encontrar a Jack.

Porque ese era Jack, Hiksti lo tenía más que claro.

Podía haberse cambiado el color de pelo, pero seguía siendo el mismo capullo juguetón al que le gustaba tocarle las narices a cada rato.

Jack llevaba una semana sin hablarle. Oh, eso tampoco era del todo cierto, a veces le mandaba mensajes a través de su teléfono, pero no le inflaba a textos a las dos de la mañana, tampoco le llamaba sobre las diez (cuando se despertaba) ni había aparecido por el bar de su padre para intentar conseguir una cerveza gratis.
Hiksti tampoco había encontrado a Jack en su casa cuando había ido a fisgar. Tampoco estaba conectado al juego y eso que pasaba sus ratos libres ahí metido.
El arcade en el que solían jugar había cerrado una semana atrás, además. Hiksti había tenido que encontrar otro para seguir jugando.

Todo había sido demasiado extraño, demasiado sospechoso. Y ahora lo veía ahí, en la Torre de la Insolencia, convertido en boss.
Hiksti no sabía lo que estaba pasando, pero necesitaba averiguarlo. Jack era demasiado importante, casi tanto como su hermano. Su corazón le susurraba que tal vez incluso más, pero su cerebro se negaba a oír esas palabras.

Así que cuando vio la sombra de notathief al final de la escalera, cuando lo vio asomarse con sigilo… cuando sintió que Jack estaba en peligro, su cuerpo reaccionó antes de que su mente se enterase de lo que estaba ocurriendo.

Con la espada llameante en alto, un grito en la garganta y decisión en sus ojos, embistió hacia Jack, inconsciente del caos que había acabado de desatar.
Tampoco le importaba.

Atacar a Locke fue fácil porque no estaba pensando, pero ver su cara de ofendido le hizo volver a la realidad. Algo en el pecho de Hiksti ardía de vergüenza y parte de su consciencia se sentía decepción por sus actos.

—¿¡Estás loco!? —le gritó el stalker y Hiksti se obligó a no retroceder.

—¡No lo entiendes!

Cuando Hiksti vio como Locke sacaba la daga del hombro de Jack se preparó para un ataque que no iba a llegar.

—Mierda… —murmuró Locke antes de desaparecer y Hiksti se quedó cara a cara con un Jack que se apoyaba en su cayado mientras se agarraba del hombro sangriento con cara de dolor y sorpresa.

—Jack… ¡Jack! —llamó Hiksti.

El boss levantó la cabeza de golpe y con un solo movimiento de la mano lo mandó hacia atrás unos cuantos metros. Los monstruos alrededor de ellos también se vieron afectados por el ataque. Los más pequeños perecieron y el resto se alejaron, desapareciendo por pasillos y salas oscuras, cuando el boss dirigió sus ojos furiosos hacia ellos.

—Jack. —volvió a llamar Hiksti, bajando la espada hasta que la punta tocó el suelo, dejando un pequeño círculo negro y la marca de las llamas sobre la piedra blanca.

El boss sacudió la cabeza varias veces antes de levantar la vista. Esta vez sus ojos eran de un azul tan claro que parecían casi blancos y algunos mechones de pelo empezaban a clarearse.

—¿Quién es Jack? —preguntó el boss.

—Tú eres Jack.

Hiksti dio un paso adelante y estiró una mano hacia su amigo, de forma tentativa.
Jack se enderezó un poco e intentó alcanzar la mano de Hiksti con dedos temblorosos. Apenas lo tocó se quedó sin aliento y apartó la mano, llevándose aquella palma a un ojo. Apretó el ojo y sacudió la cabeza otra vez.

—Me duele. ¡Me duele, Hiksti!

Escucharle decir su nombre fue algo inesperado, pero la alegría de que le hubiera reconocido se empañó por la desesperación de sus palabras.
Cuando Jack volvió a levantar la cabeza, pudo ver que entre sus dedos entreabiertos su ojo izquierdo refulgía en rojo y los mechones de su pelo que antes se teñían de blanco ahora volvían a ser negros.

—¿Qué te ha pasado? —quiso saber Hiksti, dando otro paso adelante, rozando el hombro sano de Jack.

Él negó con la cabeza.

—No lo sé, solo… solo sé que no aguantaré mucho. Va a… sobreescribirme otra vez.

—¿Quién, qué? —continuó preguntando Hiksti, cada vez más confuso.

Jack se agarró esta vez de los hombros de Hiksti, dejando caer su cayado al suelo que resonó en la sala vacía con el eco de un millón de muertes.
Un ojo azul y otro rojo le miraban con devoción y sufrimiento.

—¡Mátame! —pidió Jack y siguió insistiendo—. ¡Mátame antes de que te mate yo a ti!

Hiksti apretó la empuñadura de su espada con más fuerza.

—No, no… no puedes pedirme eso.

—¡Mátame, he dicho! —gritó Jack, sacudiendo a Hiksti, haciendo que su herida sangrase todavía más.

Fueron unos minutos confusos.
Hiksti solo podía ver el reflejo de las llamas de su espada y la sangre saliendo disparada en todas direcciones. Y los ojos, aquellos ojos dispares que le miraban con gratitud mientras él hundía la hoja de su espada más y más y más adentro.

Jack sonrió y poco después Hiksti caía en la oscuridad más profunda, en el silencio más ominoso que había presenciado nunca.
Lo último que vio antes de caer de rodillas fueron los copos de nieve flotar hacia el techo y el suelo llenarse de escarcha que se derritió nada más tocarla.
Title: Re: neverland 2.2: you can (not) fight
Post by: Shruikan on August 31, 2019, 05:28:31 PM
Capítulo 48: [Shr & Ulq] Oasis secrets

—¡¿Pero qué haces, lerda?!
—¡¿Que qué hago?! ¡Matar cocodrilos es lo que hago!
—¡Pero no así! ¡Primero tienes que usar el dash y luego el Yoko Giri para aumentar las probabilidades de crítico, es de nivel básico! ¡Eres una desgracia para los Samurais y una deshonra para tu família!
—¡¿Cómo voy a usar el dash para atacar si lo necesito para esquivar, caranchoa?!
—¡¿Cara qué?!

La sarta de puyas incesante era la música ambiental con la que estaban entrenando, más que la melodía lenta de tambor que sonaba en ese oasis en medio del desierto. Había un pequeño boss de zona en ese lugar, una gran cocodrilo blanco que habían estado asesinando sin compasión junto a sus lacayos las horas pasadas. “Uno no puede aprender a pelear sin pelear”, había dicho Dragonlord.

Había resultado ser un maestro exigente. Le ponía pequeños desafíos cada vez más difíciles, a voz en grito y sin preparación previa. Aún así, para alguien como Shruikan para quien las clases teóricas siempre habían sido un tedio, este resultaba el método más eficaz.

—¡Así! ¡Ahora, córtale la cabeza! —El Dragoon daba instrucciones mientras se defendía del ataque de los cocodrilos, el doble de grandes que él —. Recuerda que cuanto más rápido te muevas mayor probabilidad de crítico, esa es la gracia del Samurai.

Shruikan sola se enfrentaba al boss, y muy a su pesar debía reconocer que las tácticas de su compañero resultaban eficaces para lidiar con el enorme reptil. Era cierto que al volverse Samurai había visto como su velocidad de ataque y movimiento aumentaba exponencialmente, pero jamás había terminado de aprovechar todo el potencial de esa habilidad.

A base de dar golpes empezaba a comprender el truco, a entender cómo se enlazaban unas técnicas con otras. Incluso había aprendido que algunas que había considerado inútiles podían servirle para matar bichos de un solo golpe si conseguía encadenarlas bien con el resto.

—¡Toma esto! —gritó al tiempo que hacía descender la katana, que hizo un sonido metálico al cortar las escamas blancas del boss. Nunca antes recordaba haber sacado tantos puntos de vida con esa técnica, y mientras el animal yacía agonizando, Shruikan miraba su espada con una expresión maravillada.

—¡No te quedes ahí ensimismada, todavía no hemos terminado por hoy!
—¡Pero bueno, tu eres un negrero!

Desde la orilla, Ulquiorra e Isaak contemplaban el espectáculo. Éste último parecía divertirse con el jaleo que montaban ese par, observándoles de forma serena, mientras que Ulquiorra mantenía su rostro impasible de siempre. Lo cierto era que parecía encontrar más interesante al chico a su lado que no al entrenamiento de los otros dos, y de vez en cuando se le quedaba mirando sin pestañear durante largo rato.

—¿Tienes algún problema? —preguntó entonces Isaak, volviéndose para mirar al Biochemist con su ojo sano.

—Estoy tratando de discernir lo que eres —respondió él sin tapujos —. Pareces y actúas como una persona con voluntad propia. Algo así no podría convertirse en una mascota.

Isaak mantuvo el rostro impasible, aunque sus facciones se enfriaron.

—Tu tampoco eres alguien normal —dijo a su vez—. Nunca has salido de Neverland, ¿me equivoco?

Ulquiorra sólo reaccionó al escuchar la última frase, abriendo los ojos más de lo normal durante un solo instante. Murciélago traicionaba más sus emociones que él y chilló, posándose en su hombro y erizando el pelo como un gato a la defensiva.

—¿Qué es lo que sabes? —preguntó el Biochemist. Hablaba ligeramente más despacio de lo normal, mostrando una inusual cautela.

—No puedo decírtelo. Y no es que no quiera, es que no puedo. —Se señaló la garganta, frotándose luego la yugular con el pulgar. —Pero ni tu ni yo somos muy distintos, creo.

El otro se quedó pensativo, analizando sus palabras. Sabía lo que era verse forzado a guardarse cierta información para uno mismo. De hecho, ambos parecían ser víctimas del mismo proceso.

—Tengo la impresión de que no eres un NPC. Al menos no concebido como tal.

Isaak no confirmó ni desmintió su hipótesis, pero le miraba de forma atenta.

—Y yo tengo la impresión —dijo él a su vez —, de que no fuiste concebido como un jugador.

Ulquiorra desvió la mirada hacia Shruikan y Kanon en el momento en el que el boss volvía a respawnear. Ninguno de los dos era capaz de dar respuestas, así que la única forma que tenían de obtenerlas era dando rodeos y tratando de sacar conclusiones con los retazos que obtenían.

—¿Cómo te convertiste en lo que eres? —Hasta ahora, el Biochemist había mostrado cierto recelo hacia Isaak, incómodo con el misterio y la anomalía que representaba. Pero ahora veía nacer en su interior una nueva emoción: la curiosidad.

—No puedo responder a eso —bufó el otro, molesto no con Ulquiorra, si no con sus propias restricciones —. ¿Quién te hizo un jugador?

—Naoya. ¿Cómo te has dado cuenta?

Isaak alzó las cejas, sorprendido de obtener una respuesta clara y concisa, pero siguió respondiendo con normalidad.

—Puedo saber algunas cosas. Supongo que se podría decir que puedo leer el código de alguna forma, aunque nunca se me ha dado bien la informática, no te sabría explicar el proceso. —Sonrió; había temas que no estaba seguro de poder mencionar, y siempre resultaba agradable cuando no se encontraba con un muro oprimiéndole las ideas —. ¿Tú puedes verlo?

—No exactamente. Sólo la información accesible para los usuarios. Puedo procesarla más rápidamente que un jugador. ¿Por qué viajas con Dragonlord? ¿Por qué eres su mascota?

Esta vez, fue Isaak quien se tensó, frunciendo el ceño. Abrió la boca para hablar, pero volvió a cerrarla tras un segundo de silencio. Solo volvió a abrirla tras un suspiro pensativo.

—Es por una promesa que hice.
—¿A él?
—No, a otra persona. Alguien que murió.
—¿Dragonlord lo sabe? —Ulquiorra siguió con sus preguntas; él no conocía lo que era dar muestras de respeto por la muerte de alguien.

—Estoy seguro de que al menos lo sospecha. Kanon parece tonto, pero no lo es… bueno, no siempre. Algunas veces. Cuando hace falta, supongo. —Se rascó la cabeza —. O sea, sabe que no es normal que sea una mascota, pero nunca me ha preguntado nada al respecto.

—¿Sabe que no puedes darle respuestas?

—No. —Isaak giró la cabeza para mirar a su compañero y sus rasgos se suavizaron, adquiriendo una expresión algo melancólica que Ulquiorra no era capaz de percibir. Por un momento pareció que estuviera viendo a otra persona —. Creo que tiene miedo de obtenerlas.

—¡Eh, tú, el Biochemist!

El susodicho Dragoon interrumpió la conversación que estaban teniendo, haciéndole señas a Ulquiorra para que se acercara. El boss yacía muerto a sus pies de nuevo, aunque esta vez Shruikan no había salido ilesa y tenía un corte bastante feo en el brazo, que se sujetaba en un gesto de dolor.

—Ve a curarla, anda —dijo Kanon, acercándose a ellos y blandiendo el tridente ensangrentado para quitar la sangre.

Ulquiorra se levantó, dispuesto a hacer lo que le decían, e Isaak aprovechó para lanzarle una última pregunta.

—¿Por qué estás tú con ella?
—Son negocios.
—¿Sólo eso?
—Sólo eso.

El Biochemist se alejó. El otro le observó con cierto asombro.

—Pues a mi no me lo parece —murmuró para sí.
Title: Re: neverland 2.2: you can (not) fight
Post by: Airin on August 31, 2019, 06:12:46 PM
/ded posteando desde el más allá, esa wifi ahíii Mini escena de transición porque me vuelvo mañana a mi casa y no sé que hacer con mi vida. :(
No, But, Really.




~+52~
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—O sea, ¿trabajabas para su padre?

—No exactamente. Era mi superior cuando entré al cuerpo.

—¿Y ahora?

—No. Distinto departamento —Sephiroth se encogió de hombros. Y distinta forma de entender las cosas, pero eso no lo dijo.

—¿Entonces tenemos la posibilidad remota y marginal de que alguien te eche de menos, tú que eres un miembro respetable de la sociedad, un ciudadano de bien, agente de las fuerzas de seguridad que velan por el debido cumplimiento de la ley y el orden?

Airin echó la cabeza hacia atrás y rodó los ojos intensamente ante la diatriba de Pip, sin ser consciente de la mirada cargada de nerviosismo que intercambiaron Fíli y Kíli detrás de ella. Mirada que sin embargo a Sephiroth no le pasó desapercibida, y sobre la que resolvió preguntar en otro momento, archivándola en su memoria.

—Remota y marginal, —confirmó el samurai con cierto sarcasmo velado,— pero ahí está.

Ikkaku se frotó la barbilla pensativo, rumiando la idea.

—A los que tenéis un trabajo con jefe y horario estable seguro que os echan en falta.

—¡Oh venga ya! —Yumichika lo empujó sin mucho éxito,— ¿Me vas a decir que nadie se va a dar cuenta de que su antro de medianoche favorito no abre? Si acaso habrá un motín de impresentables de callejón.

—¿Tienes un bar? —las orejas metafóricas de Kíli se levantaron con interés. Las literales se movieron ligeramente, llamando la atención de Airin, que no sabía que podía hacer eso.

—Ehh… no exactamente, —contestó el lancer echándose su arma sobre los hombros y dejando reposar las muñecas sobre el mástil mientras caminaban,— es más bien una tasca de barrio sin mayores aspiraciones.

Airin se giró hacia él con gesto de interrogación.

—¿No dijiste que dabas clases de artes marciales en un dojo tradicional?

—¡Y las doy! Por las tardes, cuando los mocosos salen del colegio, hasta la hora de cenar. Y después de cenar abro el local hasta poco antes de que amanezca. O hasta que me canse y me quiera ir a dormir, lo que ocurra primero.

—¡Por eso entrabas a jugar en horas tan raras! —exclamó Airin señalando al lancer con el dedo acusador levantado.

—¿De qué estás hecha que te parece una hora rara después de comer? —Ikkaku se echó a reír, y la pelirroja se giró hacia el resto de sus compañeros de party.

—Tenía clases nocturnas, ¿vale? Culpo a mi horario de convertirme en lechuza. —La chica le sacó la lengua haciendo ‘blergh’ en voz baja.

El archer le dio un codazo amistoso antes de agarrarle de la mano y dirigirse a su hermano con una sonrisa traviesa.

—¿Has visto Fíli? ¡No eres el único trasnochado!

—Ni tú el único cantamañanas, enano. —contestó éste poniéndole una zancadilla llena de espíritu fraternal.


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Title: Re: neverland 2.2: you can (not) fight
Post by: Airin on September 30, 2019, 05:59:10 PM
todo es bleeergh! Nyx hear me outttt




~+53~
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—Última sala del pasillo a mano derecha. —murmuró Nyx repitiendo las indicaciones que le había dado su vecino mientras sacaba la pistola de su cartuchera y comprobaba que todo estaba en orden. Se encaminó por dicho pasillo, avanzando silencioso con el arma en la mano y oteando con cuidado por los cristales de las puertas hasta llegar a la que  quedaba justo al final, que empujó con lentitud.— ¿Prom? No te veo.

Una cabeza rubia se asomó desde detrás de una cápsula hacia el fondo de la sala, donde tenía pinta de estar sentado en el suelo.

—No dispares, eh.

Nyx oyó la voz del chico en directo y desde su auricular, y entrando dentro de la estancia guardó el arma y se dirigió a zancadas hacia Prompto, arrodillándose a su lado y abrazándolo con fuerza. La desesperación con la que el rubio parecía querer esconderse dentro de su chaqueta le dijo todo lo que necesitaba saber sobre él.

—Te tengo, te tengo, estás a salvo.

Por encima del pelo suave y alborotado pudo ver como menos de la mitad de las cápsulas brillaban con luces verdes en sus paneles externos de información. Dedujo que ésas serían las que contenían jugadores aún con vida.
Al menos el mismo número de puertos de juego tenían luces de color rojo que pulsaban rítmicamente.
Apenas una decena estaban claramente vacías y apagadas.

—¿Nyx? —tras unos minutos de silencio la voz nerviosa de Prompto le sacó de sus cavilaciones.

—Mi jefe debería llegar enseguida, y en cuanto lo haga nos pondremos manos a la obra. —Nyx sabía que aquello podía tomarse como una evasiva aunque no lo fuera, pero en esos momentos incluso él se encontraba desubicado. De todas las situaciones peligrosas y descabelladas por las que había pasado, esa no tenía nada, nada que ver con ninguna de las anteriores.

—Quiero… quiero volver a entrar. —la voz del chico tembló un poco, pero tenía ese tono terco y con poso de acero del que se coloreaba Prompto Argentum cuando decidía hacer algo costase lo que costase, sin importar lo que otros dijeran.

—Absolutamente no. De ninguna manera. —El mayor apretó su abrazo sobre el rubio, como si así pudiese detenerlo de cometer estupideces pese a ser un adulto legal e independiente en pleno derecho de arriesgar su vida de forma estúpida.

—Pero Nyx… ¡escúchame!

—He dicho que no.




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La omnitool de Ikkaku se iluminó con el sonido de mensaje nuevo sin leer en su bandeja de entrada, y sorprendido se giró a mirar a Yumichika.

—¿Por qué me miras a mí? Yo no he sido. —dijo el ninja levantando las manos a la defensiva.

Ikkaku se encogió de hombros y desplegó la pantalla holográfica. Y dejó de andar.

—¡Anda!

—¡Eso mismo te digo yo, anda, no te pares en seco! —protestó Airin frotándose la nariz después de chocarse contra su espalda.

—Aaay, pobrecita, qué tragedia con su nariz perfecta… —Kíli la agarró del brazo y la llevó a su lado, prosiguiendo su camino y retomando su conversación.

Yumichika resopló divertido, mirando el mensaje por encima del hombro del lancer.

—Ah, pues no ha tardado tanto en escribirte. —murmuró enarcando una ceja mientras leía la nota de Shad8ws.


«Hey, estáis bien? Os he visto conectados y leveando, asi que espero que sí. Hime y yo estamos enteros, y Red también, pero está que no hay quien le aguante, aunque creo que está un poco cagao por su hermana. ¿Sabéis si Raiko sigue en el juego?»


—No sé qué hacer, eh. —comentó Ikkaku en voz baja echando una ojeada a su alrededor para comprobar que tenía privacidad pero no se habían quedado solos.— Ahora que lo he leído me sabe mal dejarlo en visto.

—Pero no te da la gana de decirle a Renji que su hermana sigue conectada y ahora estamos con ella, ¿no? —el ninja se enroscó entre los dedos la pequeña trenza que llevaba al lado derecho de su cara, dando pequeños tirones de ella.— Te puedes hacer el loco y si le interesa ¿que pregunte él mismo?

El lancer no desestimó las palabras de su amigo sin más argumentos porque sabía que estaba en lo cierto, pero por otro lado había que tener en cuenta que no era el hermano de Airin el que había preguntado, sino otro de sus antiguos compañeros de juego. No por mucho tiempo, era verdad, pero para lo cabrón que podía ser y lo sucio que jugaba cuando quería, Shado8ws no era un mal tipo. Ikkaku suponía que un poco como cualquiera de ellos, en realidad. Un chaval normal.

—¿Qué? —cuestionó el moreno dándole con el codo contra su brazo.

—¿Qué de qué? —el lancer levantó la vista y echó a andar tras el resto de la party antes de que se alejasen demasiado.

—Que qué le vas a contestar, idiota. —Yumichika rodó los ojos y se sacudió el pelo.— Porque ya tienes puesta la cara de hacer algo porque es lo que crees que es correcto aunque te joda.

—¿A tí qué te parece, imbécil?

—Dale largas.

Ikkaku resopló, le puso la zancadilla con la culata de su lanza y se echó hacia un lado esquivando con habilidad magistral la colleja que había querido y no podido ser la respuesta a su ataque tan gratuíto.

—¿Estáis casados desde hace mucho tiempo? —la pregunta irónica de Kíli le pilló tan honestamente desprevenido que estuvo a punto de tropezarse con sus propios pies.

—Qu.. pero- ¿qué? ¡Oi! ¡Te ríes mocoso! —pero para cuando quiso echarle el guante el arquero ya había salido corriendo entre risas en dirección a su novia e Ikkaku sólo pudo refunfuñar.— Tch, lo que tengo que aguantar, vaya panda.

Después de frotarse las manos por la cara y la cabeza pelada varias veces pensando en cómo contestar al marrón que le había dejado Shad8ws, el lancer desplegó nuevamente la pantalla de su omnitool y empezó a componer un mensaje, ni muy amistoso, ni muy hostil.


«Buenas, ya veo que vosotros seguís en pie, me alegro. Eh, nosotros ni tan mal, pero no veas la que se lió en Palanthas y los bichos que hay sueltos por los mapas. Mira, te lo digo porque me lo preguntas tú. Sí, Raiko anda por ahí.
Y si a su hermano le interesa tanto saber qué ha pasado con ella, que tenga los huevos de preguntarme directamente, aunque sinceramente después del numerito que montó no creo que se atreva.

Dice el mamón este de las plumas que le des un beso a tu novia de su parte, y que no comas demasiados bollos rellenos.»



—Eh, suficiente, así se queda, —rezongó releyéndolo por encima y dándole a enviar.— Veremos.

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Title: Re: neverland 2.2: you can (not) fight
Post by: Shruikan on October 31, 2019, 05:57:43 PM
Esto iba a ser más largo pero no tengo tiempo ngnhngngng así que aquí está



Fenris había empezado esa visita convencido de que no iba a dejarse impresionar, pero ahora que llevaban rato dando vueltas por la sede de los Señores del Desierto… debía admitir que sí estaba un poco impresionado.

El edificio en sí era enorme. Un poco desmejorado, ciertamente, tras el ataque del Jhen Moran, pero la mayor parte de las instalaciones seguían intactas. Resultaba más que claro que desde un principio había sido una guild de Merchants, porque la cantidad de talleres que tenían era más de la que Fenris había visto en todo su experiencia de juego.

KaleidoRuby estaba más que feliz de mostrarle lo bien equipada y lo bien preparada que estaba la guild para cualquier clase de situaciones. De hecho, era gracias a eso que habían respondido tan rápidamente a la amenaza del Jhen Moran, tal y como se aseguró de dejarle claro.

–Y esta es la cantina –le informó en cuanto llegaron. El sitio era grande y tenía más el aire de un restaurante universitario que de el bar privado que el Knight hubiese esperado encontrar.

–¿Siempre es tan bullicioso? –preguntó en cuanto salieron y se cruzaron con un grupo de personas que cargaba comida hacia la cocina.

–Hemos acogido gente los últimas días tras el ataque. Así que no solemos estar tan ajeteadros, pero el ambiente suele ser el mismo. Al menos ahora tenemos manos de sobra para las reconstrucciones.

–No os tenía por unos buenos samaritanos –confesó él que, sorprendente, estaba teniendo problemas para seguirle el ritmo a la Runemaster a pesar de ser más bajita que él –. Recuerdo que el líder de los Señores del Desierto tenía mala fama.

Ruby se detuvo en seco, y le lanzó una mirada con tal frialdad que Fenris casi la sintió como una puñalada en el pecho.

–Ese era nuestro anterior líder. No lo compares, por favor. Sandfreak es un líder ejemplar. Nunca había visto nadie con tanto talento.

Fenris en parte quiso llevarle la contraria, por costumbre más que nada, pero la chica parecía tan convencida que encontraba pocos argumentos para hacerlo.

–Quizá deberías presentármelo si es tan increíble.

La Runemaster se rio entre dientes, tapándose la boca con el dorso de la mano.

–Si quieres conocerle, está justo ahí.

Señaló hacia un pasillo que terminaba en unas anchas escaleras en espiral. A medio camino, mirando a través de una ventanacon los brazos cruzados sobre el pecho, se encontraba un chico pelirrojo, ataviado con una elegante túnica (¿O era un abrigo?) Como si se hubiese dado cuenta de que le estaban observando, se giró para mirarles.

 El Knight sintió un cosquilleo en el estómago cuando esos ojos aguamarina se encontraron con los suyos y le sonrieron.
Title: Re: neverland 2.2: you can (not) fight
Post by: Shruikan on November 30, 2019, 05:56:37 PM
Cuando quieres escribir de la Guild pero no de Fenris pero Fenris es el hilo conductor y todo es muy incómodo



Capítilo 50: [Fnr] Words around the table (reprise)

–¿Como llevamos las operaciones?

Por alguna razón, a Fenris le habían arrastrado a lo que, sin exagerar, debía ser una reunión de los mandamases de los Señores del Desierto, aunque fuera una reunión que el calificaría como poco convencional.

Tenía más de cena familiar de Nochebuena que de reunión de negocios.

–Fof momfof fe jan fido ya pof fim –dijo a toda prisa y con la boca llena uno de ellos, el Mechanic grandote que Fenris había conocido al llegar, Franky.

–Traga, hombre, que no se te entiende –. Violate estaba sentada al lado del Knight, y parecía proyectar una extraña sombra protectiva sobre él a pesar de estar relajada, con los pies sobre la mesa y una jarra de vino en la mano. Fenris no sabía si lo agradecía o no.

Franky hizo lo que le decía y tragó con, golpeándose el pecho y suspirando por el esfuerzo, aunque luego se le escapó un eructo. GodHand puso los ojos en blanco, malhumorado después de que le tocase sentarse en el diminuto espacio entre los dos miembros más grandes del grupo. De vez en cuando le echaba malas miradas de reojo a Fenris, aunque éste a penas le prestaba atención.

Sus ojos estaban puestos en Sandfreak.

El chico no era lo que había esperado del jefe de los Señores del Desierto. Había oído cosas del antiguo líder de la guild, por lo general no demasiado halagadoras, así que había esperado que su sucesor fuera alguien todavía peor. Sin embargo, ese chico de aspecto frágil y mirada penetrante le había roto todos los esquemas.

Ahora mismo, el Shapeshifter estaba sentado en la cabecera de la mesa, con los codos apoyados sobre la madera y la barbilla descansando en las palmas cruzadas. Por la escasa pero esclarecedora conversación que habían tenido aquella tarde, el Knight había concluido que se trataba de alguien que prefería escuchar con atención antes de hablar. Y vaya si sus palabras punzaban.

–Digo que los monstruos se han ido ya por fin. Que sepamos las calles están limpias. –Se frotó la nariz y se subió las gafas de sol a la cabeza. Aunque se molestase en apartarlas, éstas siempre terminaban bajando de una forma u otra. –El problema ahora es el estado en el que ha quedado la ciudad.

–¿Deberíamos molestarnos en repararla o los NPC se encargarán de eso? –preguntó KaleidoRuby en voz alta, observando el contenido de su copa mientras le daba vueltas,  aunque parecía estar hablando más para sí misma que para los demás. Por su tono, no era descabellado pensar que había bebido un poco de más.

–No creo que el GM sea tan considerado –comentó GodHand, apuñalando brutalmente un trozo de carne que tenía en el plato –. El muy desgraciado nos mandó un monstruo gigante a nuestras puertas. ¿Para qué iba a limpiar sus propios destrozos? Es más humillante que lo hagamos nosotros.

–¿Alguien ha podido contactar con gente de otra ciudad? –preguntó Sandfreak, hablando por vez primera con su tono sereno y grave.

–Sí. En todas partes es exactamente lo mismo. –La Runemage hizo un aspaviento con la mano, como abarcando Neverland entero. –En otras ciudades ya se han puesto manos a la obra con las reparaciones.

–¿Disponemos de recursos para algo así? Para mí que no va a ser tarea fácil.

–Pero si a tí te encantan esas cosas, ¿de qué te quejas? –El Paladín le dió un codazo a Franky, aunque este fue como si no lo hubiese notado.

–No me quejo. ¿Desmontar y volver a montar la ciudad, desentrañar sus misterios? Sí señor, a cualquier Mechanic le encantaría eso.

–Nerd.

Fenris observaba el intercambio sin decir nada, probando a penas la comida que le habían servido. Se sentía un poco como un intruso en un grupo al que no pertenecía. No se había imaginado que en una Guild grande como aquella los miembros pudiesen ser amigos de esa forma.

–Las reparaciones pueden aligerarse si hacemos de ellas un esfuerzo colaborativo. –Sandfreak miró a la mesa, luego a todos los presentes. –Que nos ayuden los otros jugadores.

–Podemos pedirle a las demás guilds que nos ayuden. Ruby, tú conocías a alguien en Índigo, ¿verdad? –la Berserker señaló a su compañera con la barbilla, aunque la otra ya estaba medio tumbada perezosamente sobre la mesa, el plato a un lado.

La Runemage hizo un ruidito de confirmación, pulgar arriba.

–Puedo ir mañana, si os parece. Estoy segura de que estarán encantadas de echarnos una mano.

–Bien. –Su jefe asintió, conforme y luego su mirada se posó firmemente sobre Fenris –. Que te acompañe él.

El Knight casi se atraganta con su cena. De pronto, toda la atención estaba puesta en él, y los segundos de silencio junto con todas las miradas fueron una de las cosas más pesadas que le habían caído encima en toda su vida.

–¿Él? –bufó GodHand, llevándose un pedazo de carne a la boca con gesto altivo y desdeñoso.

–Sí, él. –Sandfreak habló en tono neutro, aunque había un algo en la forma en la forma de sus palabras que parecía decir “no me hagas repetirlo de nuevo”. El Paladín hizo una mueca.
Fenris, igual de consternado que el resto, preguntó:
–¿Por qué yo?

–Considéralo tu prueba de iniciación. –Por primera vez, el Shapeshifter abandonó su postura rígida para enfrentarse con su cena, todavía sin tocar. –Violate me ha dicho que no te gustan las Guilds, y por tu actitud parece ser cierto. Y sin embargo, estás aquí.

–No por propia voluntad –gruñó el otro.

Sandfreak se rió por debajo de la nariz y le miró con aire divertido.

–¿Ah, no?

Fenris sintió como le subía el calor a las orejas.

–Entiendo que no te gustemos. Entiendo que estés aquí por necesidad. Pero si vas a formar parte de mi Guild, necesito confiar en tí. Quizás tú también descubrirás que puedes confiar en nosotros. Puedes ganar mucho si estás dispuesto a ello. ¿Qué me dices?

Quería decirle que no, obviamente. Con cada una de sus palabras (maldita fuera la seguridad con la que hablaba), el Knight quería confiar en él, sí, pero también huir lo más lejos posible. ¿Cuántas veces no había visto gente siendo manipulada con palabras dulces?

Sin embargo, no tenía dónde huir. Sus amigos estaban desperdigados quién sabía dónde, y ninguno de ellos parecía haber hecho ademán de ponerse en contacto con él. Recordó el rostro furioso de Shruikan y le quedó un sabor amargo en la boca.

Cuando le devolvió la mirada al Shapeshifter, sus ojos estaban llenos de convicción.
Title: Re: neverland 2.2: you can (not) fight
Post by: Shruikan on December 31, 2019, 12:47:35 PM
Capítulo 51: [VOID]

Naoya observaba el cielo de Sin City, inusualmente despejado. Lo había estado desde que la ciudad (y todas las de Neverland, por lo que le habían comentado sus fuentes) había sufrido el ataque de un Boss varios días atrás, pero ni el sol había conseguido despejar el aura gris que desde siempre rodeaba la ciudad.

En vez de eso, un sol blanco y deslumbrante brillaba encima, volviendo las sombras más oscuras, las luces más brillantes, hasta que el mundo se había visto reducido a una ciudad en blanco y negro, sin matices.

El Summoner chistó, jugueteando nerviosamente con una gema esférica entre sus dedos. La piedra gema no era más grande que una pelota de golf y de un negro tan intenso que ninguna luz se reflejaba en su superfície.

Naoya se la guardó en el bolsillo y se ajustó el kimono abierto sobre los hombros, dándole la espalda a la ventana. Su “invitado” recabó de nuevo toda su atención, aunque llamarle así era más que nada una formalidad.

¿Qué clase de invitado se llevaba a un piso vacío de un bloque abandonado?

El chico parecía entender perfectamente cuál era su situación, porque en ningún momento había protestado, suplicado o forcejeado con las cadenas que le ataban al suelo, proyectándose desde pequeños portales llameantes. Seguía a Naoya con sus ojos azul claro y el rostro ensangrentado, pero completamente frío y vacío de expresión.

—Así que no vas a hablar, ¿eh? —dijo el Summoner, cruzándose de brazos, escondiendo las manos entre las mangas anchas del kimono verde.

—Ya te he dicho todo lo que sé. —El chico, un Fencer de nivel medio, respondió con voz neutra. A nivel de stats era un jugador promedio, con equipo promedio y sin logros a destacar. Sin embargo, Naoya sabía que ése era exactamente su propósito.

—Tonterías. No me has dicho nada que no supiera ya; trabajas para el GM, y él te mandó eliminarme. Justo cuando mandó el boss a destruir la ciudad para no alzar sospechas, muy ingenioso. Aunque ha tardado lo suyo, ha decir verdad. También tengo una idea bastante clara del por qué. —Se encogió de hombros en un gesto desenfadado, pero la mirada que le lanzó al chico era tremendamente afilada —. No, no; lo que a mí me interesa no son los motivos, si no los métodos.

Nada en la expresión del Fencer cambió, ni su expresión ni su mirada. ni siquiera parpadeó.

—¿Sigues sin saber nada? —El tono dulzón que usó Naoya sugería que si recordaba algo, lo recordase rápido.

No hubo respuesta. El Summoner tomó aire y lo dejó ir de forma lenta. Luego le pegó una patada al otro en la cara que hizo que se encorbase sobre sí mismo, manchando el suelo de sangre. Inmediatamente, las cadenas que le apresaban tiraron con más fuerza hasta tumbarle en el suelo.

—Menudo inútil. Ni para asesinar sirves.

El otro no contestó. Por primera vez su rostro mostraba un gesto dolorido, pero la expresión no terminó de llegar a sus ojos.

—Pero a lo mejor sí puedes servirme para algo. —Se arrodilló a su lado acompañado por el susurro de sus telas rozando el suelo. Volvió a sacarse la gema negra del bolsillo, alzándola a la vista del otro. —¿Sabes qué es esto?

El Fencer lo miró con atención y un admirable aire analítico a pesar de su situación.

—Es una Piedra de Invocación.

—Exacto. Pero ésta es especial. —Naoya volvió a guardar la gema en su mano. —Hace tiempo que he entendido cómo funciona el juego del GM; Neverland es su escenario, y nosotros, sus marionetas. Él lo ve todo, porque él lo ha creado. Pero… uno no puede crear un mundo vivo y esperar a que éste permanezca sin cambios.

Se movió lo justo para poder soltar la esfera sobre el chico. La gema cayó a plomo hasta que se detuvo en seco, suspendida en el aire a medio metro de la espalda del otro.

—No me gusta que me hayáis obligado a ésto. —La sonrisa habitual del Summoner había desaparecido. Con la mirada ladeada, sus ojos no eran más que dos finas rendijas rojas. —Mi intención era pasar tan desapercibido como pudiese, ¿sabes? El que te haya enviado significa que el GM ya sabe lo que he estado haciendo. No tiene sentido seguir escondiéndose, pero tampoco pienso bailar a su son.

—No puedes… —empezó a decir el otro, pero Naoya le interrumpió con un pie en la cabeza.

—Claro que puedo. Si alguien puede enfrentarse al GM en su propio juego, ese soy yo. Y tú me vas a ayudar.

La gema flotante hizo un ruido. Fue algo muy ténue, a penas perceptible, pero casi sonó como un grito en la distancia. Medio de dolor. Medio de ira. Luego empezó a rodearla una aura rojiza.

El Fencer lo veía por el rabillo del ojo y frunció el ceño ligeramente.

—¿Qué es eso? —terminó preguntando. No se apreciaba en su voz, pero por primera vez, sintió una punzada de miedo, algo visceral.

—Ya lo has dicho antes. Es una Piedra de Invocación. Aunque ninguna como las que has visto antes.

El chico sintió algo frío contra su espalda. La piedra había empezado a rezumar un líquido espeso y oscuro que caía en goterones gordos. La frialdad inicial dio paso a una quemazón insoportable. Iba más allá del calor. Era como si le estuviera derritiendo la piel. Soltó un gemido quedo entre dientes, pero Naoya lo oyó igual.

—Tranquilo. Sólo te va a doler al principio. Creo.

Algo más empezó a surgir de la gema. El líquido seguía derramándose con insistencia, pero luego algo parecido a patas o tentáculos de luz oscura lo acompañaron. Algo que segundos más tarde resultaron ser manos, tanteando en el aire, intentando cerrarse sobre cualquier cosa que pudieran encontrar con una extraña desesperación.

—Interesante. No había hecho esto hasta ahora.

Las manos encontraron la espalda del Fencer. Si creía que el fango negro había sido doloroso, no se podía comparar con esto. Iba más allá del dolor. Notó como los dedos se presionaban contra él, como luego se hundían dentro de él. Y todo aquello que tocaban se parecía deshacerse en nada.

Ni siquiera pudo gritar. Con los ojos abiertos de par en par, sólo podía sentir como más y más de esas manos se agarraban a él, se metían en su interior, y poco a poco deshacían la conciencia que le ataba a ese cuerpo hecho de datos. Su apariencia se distorsionaba, como si lo borrasen, y rápidamente su apariencia empezó a estar plagada de parches negros.

Ser consciente de como su ser se convertía en nada era lo más terrorífico que había experimentado nunca.

Algo cruzó su rostro. Abrió la boca para hablar, o gritar, de forma instintiva, pero justo entonces una mano llegó a su rostro. El Fencer sintió como perdía la sensibilidad en la parte inferior de su rostro. Luego, dejó de ver nada.

Naoya observó con interés como poco a poco la identidad de aquel chico era devorada y destruida, dejando tras de sí un cascarón negro y vacío, como un maniquí. Esa debía ser la forma base que tomaban los cuerpos en el juego antes de personalizarse, seguramente.

El festín prosiguió durante varios minutos más hasta que se detuvo de repente. Las manos abandonaron la gema para introducirse en el cuerpo vacío como gusanos. La gema finalmente cayó, golpeando el cuerpo y luego rodando hacia el suelo, donde se quedó entre un charco de fango negro y humeante.

El Summoner esperó varios segundos a ver si sucedía algo más, pero no hubo ninguna otra muestra de actividad.

—Qué raro. —Tal y como había diseñado la esfera, tenía que ocurrir algo más, una transformación de algún tipo, pero el cuerpo se mantuvo inerte, completamente vacío.

Luego llamaron a la puerta.

Su cabeza se movió como un resorte, con los ojos muy abiertos. Nadie podía saber que estaba ahí. Nadie salvo…

Refunfuñó entre dientes y se acercó a la entrada, abriendo la puerta de forma brusca.

—Espero que tengas una buena ex-...

Se calló de pronto. Ahí no estaba ninguno de sus lacayos. En su lugar, había dos mujeres que no había visto nunca, junto a otra que le resultaba extrañamente familiar. Él se había encontrado con esa chica en algún lado.

—¡Naoya! —Dijo Seras, con ambas manos en el marco de la puerta. En sus ojos había el brillo de la convicción —. ¡Necesito tu ayuda!
Title: Re: neverland 2.2: you can (not) fight
Post by: Shruikan on February 29, 2020, 08:17:06 PM


Artoria estaba tan falta de aliento cuando por fin llegó que tuvo que apoyarse contra la reja de la tienda. La garganta le ardía y se sentía mareada y las pocas personas que iban por la calle a esas horas de la noche le echaron miradas curiosas y hasta desconfiadas.

No le importó. Cuando se hubo recobrado lo suficiente, miró hacia el interior del centro de juegos, apoyando la frente contra el cristal. El local estaba a oscuras, iluminado sólo por el resplandor de la maquinaria. Desde el exterior, veía como las cápsulas de juego estaban indudablemente encendidas pero no había nadie alrededor comprobándolas.

Gente jugando pero lugares vacíos y encerrados. Igual que en los anteriores.

Intentó distinguir algo dentro, bolsos, abrigos… Algo que le diera una pista. Pero Artoria no consiguió reconocer ninguno. Trató de llamar otra vez, recibiendo el mensaje familiar que decía “el número al que llama está apagado o fuera de cobertura”.

Casi lanza el móvil al suelo de la frustración.

—Maldita sea… —Cerró los ojos, apoyando el peso en las rodillas —. ¿Dónde estás…?

Ya había inspeccionado todos los centros de juego de la zona. ¿Debería buscar más lejos? Normalmente ella no iba fuera del barrio cuando salía a jugar. Pero hoy iba con su hermano. A lo mejor él se la llevó cerca de su casa. ¿Debería llamarle a él también…?

Lo intentó. Le saltó el contestador. Maldijo de nuevo.

Se quedó de pie ahí unos momentos, teléfono en mano y con todo el aire de una persona derrotada. Sin embargo, Artoria no era una persona que se rindiera fácilmente.

Tomó aire y con pasos rápidos regresó a su casa. En medio de los altos edificios de la ciudad, Artoria había conseguido encontrar una casita antigua y pequeña, abandonada desde hacía décadas. Había conseguido arreglarla con ciertos contactos, incluso había trabajado ella misma arreglando el suelo y el techo. Incluso había puesto una verja de madera y un jardín que su esposa había estado cuidando hasta devolverle una frondosidad que no había visto.

Las flores seguían ahí, abiertas ante la luz de la luna.

Entró y se paseó por la casa. No había señales de que hubiese regresado nadie. Revisó el teléfono pero no había respuestas a sus llamadas ni información en las redes. Era horrible, esa incerteza.

Estuvo un rato así, mirándose las manos vacías. El silencio se le hacía insoportable. No era que su hogar fuera muy ruidoso; los ratos que compartían con su mujer solían estar más exentos de palabras que llenos de ellas, pero eso nunca había sido un problema. A Artoria le gustaba su silencio; envolvente y plácido como un buen sueño reparador.

No tenía nada que ver con el que la aplastaba ahora, frío y pesado.

Se puso de pie. No iba a conseguir nada aquí sentada, auto compadeciéndose. Cogió la chaqueta y se dispuso a salir, tomando la moto esta vez. Iría a la casa de su cuñado. Quizá los encontraría allí. Quizás estaban en el centro de juegos que quedaba cerca. Quizás…

El aire frío le azotaba la cara. Se había dejado el casco (su yo habitual se habría reprochado duramente por ello) y su coleta ondeaba tras ella. No había casi nadie en la carretera, y Artoria avanzaba los coches con una saeta. Los edificios se volvieron más altos y lujosos hasta volverse más pequeños otra vez, más humildes.

Encontró la casa con las luces apagadas y la puerta cerrada. Ni siquiera el gran perro de su cuñado estaba ahí, lo cual le pareció raro. Nunca había encontrado un perro más leal que ése, ni siquiera el que ella había criado antes de casarse.

Dejó la moto aparcada al frente de la casa y se fue andando por el barrio. Todavía más vacío que el suyo, sólo los gatos callejeros le hacían compañía mientras trataba de encontrar el centro de juego, mirando el mapa en su teléfono. Llegó al final a una encrucijada entre calles; una farola vieja y torcida parpadea con una luz pálida iluminando las tiendas cerradas y llenas de pintadas. El local que buscaba estaba justo debajo del foco.

Artoria hubiese procedido a acercarse, a golpear la persiana y tratar de llamar la atención de quien fuera que estuviese dentro. Por las apariencias, parecería que iba a tener tanto éxito aquí como había tenido en todos los otros sitios antes.

Sin embargo, había algo distinto esta vez. Había una persona golpeando la persiana con rabia, pateando el metal hasta avollarlo. Por el aspecto, parecía que había estado haciéndolo un buen rato. No decía nada, solo apretaba los dientes con rabia.

—¿Qué haces?

El tipo se detuvo girándose hacia ella. En ese momento Artoria se planteó que quizás eso no había sido una buena idea, que ese tipo alto y pelirrojo y con cara bonita pero enfadada podía no ser más que un loco.

—Tú. —La señaló, y luego señaló al centro de juego —. ¿Vienes aquí?

Artoria le miró. Luego miró al local. Luego le miró otra vez.

—Puede —respondió simplemente, con gesto severo. Agarró las llaves que tenía en el bolsillo con más fuerza.

El otro también se llevó la mano en el bolsillo, pero sacó algo bastante distinto.

—Pues ya puedes empezar a hablar —dijo, alzando la placa que resplandeció ante la luz titilante de la farola —. Y más vale que vayas rápido.
Title: Re: neverland 2.2: you can (not) fight
Post by: Neko on March 31, 2020, 02:18:28 PM
MÁS MUERTES. Bueno, muerte, en singular.

68.

Locke tenía los puños bien cerrados sobre los mangos de sus dagas y movió el pie por el suelo para equilibrarse mejor, sin perder de vista a la Boss que se acercaba con una sonrisa de autosuficiencia.
Nada más importaba, solo su presa, Locke tenía toda su atención sobre ella. Así que cuando un hechizo básico de fuego dibujó un arco por encima de su cabeza dando de lleno en el hombro de la boss, Locke se quedó más que sorprendido.

—¿Le he dado? —preguntó Deadend, con… algo en los brazos.

¿Qué mierda era aquello? Parecía blanco y esponjoso pero tenía la cara y las orejitas y las zarpas negras. Le miraba con ojos grandes y redondos y se removió un poco antes de volver a quedarse quieto y aparentemente apático.
SleepingBeauty les alcanzó y unos círculos de invocación le rodearon las muñecas antes de que un débil escudo mágico se levantase ante ellos, a tiempo de romperse contra el contraataque de hielo de la boss, que gruñó frustrada.

Locke volvió a centrarse en el enemigo, levantando de nuevo las dagas. Si eran tres tendrían más posibilidades de sobrevivir. Y de repente un buff tras otro empezó a aparecer en su barra de estado.
Miró de reojo hacia una nueva figura que estaba saliendo de la oscuridad para pararse a su lado. Era el chico del pelo verde, Andromeda.
La chica pareció echarle un vistazo preocupada y Andromeda sonrió con cierto tinte de nerviosismo.

—Estará bien, tiene que estarlo —dijo Andromeda, antes de ponerse serio y cambiar su lenguaje corporal por uno mucho más confiado—. ¡Vamos, equipo!

La música cambió de repente, volviéndose mucho más violenta al mismo tiempo en el que la boss levantaba la pierna y hacía chocar su zapato contra el suelo, creando un gran círculo de hielo que se acercaba a ellos raudo.
Esto iba a ser divertido…


————

En el silencio de la sala lo único que se podía escuchar era la respiración agonizante de Ikki. Su vida iba escapándose poco a poco, desapareciendo de su barra de forma lenta pero segura. Bennu tosió.
Hyoga, por su lado, tomó aire entre los dientes.

—Ikki… —bajó la mirada al llamarlo. Su rostro pálido reflejaba la poca luz del ambiente, tenía sangre en la comisura del labio que Hyoga limpió sin pensarlo—. ¡Ikki!

Bennu tenía la mirada distante, estaba intentando encontrar algún objeto de curación en su arsenal, pero no encontraba nada que le sirviera para detener el sangrado y curarse.
Hyoga parecía igual de desesperado, apretando su mano contra la herida que seguía sangrando. Sus pupilas temblaban, de un lado a otro y maldijo en un idioma que Ikki no pudo reconocer.

—La vida… —murmuró el mago—. Chúpame la vida.

Ikki gruñó y sus ojos se volvieron rojos. Hyoga notó un tirón extraño que paró de repente, demasiado pronto. Bennu sacudió la cabeza antes de toser y la mano de Hyoga se manchó aún más de sangre.

—Te mataré. —gruñó Ikki, empezando a notar los ojos pesados.

Habría preferido morir de un buen golpe, en medio de la batalla, y no caído en los brazos de… ¿de un amigo?

—Pues mátame, pero no te mueras. —insistió Hyoga, inclinándose un poco más sobre Ikki.

La risa le hizo toser una vez más y cuando miró hacia arriba a Ikki le pareció ver que los ojos de Hyoga brillaban con un reflejo inusual.
Bennu levantó la mano enguantada, apenas rozando una mejilla de Hyoga.

—Si te mato Shun se pondrá triste. —se excusó Ikki, notando como su barra de vida se vaciaba sin frenos.

Hyoga negó con la cabeza y las lágrimas por fin se desprendieron de sus ojos.

—Se pondrá más triste si te mueres tú. —contestó con la voz temblorosa.

Oh, eso era verdad. Ikki apretó los dientes y pensó que más le valía a la Torre no matar también a su hermano, o la acabaría quemando entera hasta reducirla a cenizas.

—¿Por qué lo has hecho? —preguntó Hyoga, con la barbilla alta, intentando mirar a cualquier parte menos al hombre sobre sus muslos.

No encontraba la fuerza para ver lo que sabía que estaba a punto de ocurrir.

—No sé, mi cuerpo se movió solo.

Hyoga frunció el ceño y miró hacia abajo.

—¡Eso es una cita de un anime! —protestó Hyoga— ¡Ikki, te estás muriendo! ¡Sé un poco más serio!

Ikki se rió y sus labios se volvieron a teñir de sangre. Esa vez, al levantar la mano tocó la mejilla de Hyoga, apoyando toda la palma sobre la piel caliente.

—Pero es verdad… —musitó acariciando el pómulo con el pulgar, le quedaban tres segundos antes de que se le acabase la vida—. Eh, Hyoga. Igual no me caes tan mal.

El cuerpo de Bennu empezó a brillar y deshacerse en un pequeñas espirales de píxeles naranjas. Hyoga esperó a que todas desaparecieran antes de abrazarse a sí mismo, dejando que las emociones salieran en un llanto desesperado en medio de la sala oscura y vacía, solo.

Title: Re: neverland 2.2: you can (not) fight
Post by: Neko on April 30, 2020, 06:10:11 PM
PELEA. PELEA. PELEA!

69.

Locke se lamió los labios antes de sonreír de costado, dejando ver uno de sus colmillos. Su sonrisa tenía un tinte salvaje y las cadenas que colgaban de su chaleco se movieron con suavidad, sin capturar ningún tipo de luz del ambiente.

Aya se ajustó el gorrito gris, levantando la barbilla y adelantando el pie, rompiendo algo de escarcha con sus botas blancas.
Shun se llevó las manos al colgante que llevaba casi a la altura del vientre, cerrando los ojos y activando el bonus de la cruz de plata, preparándose para la batalla.

Dominich levantó una mano enguantada hacia la boss, extendiendo los dedos, con la palma apuntando hacia el monstruo. Su tótem se agarró a su hombro, rascando sus uñitas negras contra la media capa del mago e intentando lamerle el forro rojo del cuello.

—¡Ay! —se quejó el mago, levantando la barbilla y arrugando el entrecejo.

Aya se mordió los labios para no reír y hasta la boss parecía confundida por la escena. Shun abrió los ojos, extrañado por no haber sido atacado inmediatamente y la sonrisa de Locke se ensanchó un poquito más.
Había estado de pie, con las dagas en alto y de repente estaba girando en el aire y preparado para aterrizar en la cara de la boss. Ella chistó, echándose el flequillo hacia atrás y acariciando su trenza oscura. Aprovechó el mismo movimiento para levantar la mano y congelar a Locke justo en el momento en el que iba a hacer blanco en ella.

La boss palmeó la mejilla de Locke y lo empujó a un lado. A Aya le dio el tiempo justo a echarle un hechizo de descongelación que había acabado de aprender cuando iban por el segundo piso de la Torre. Locke cayó sobre su costado, pero rodó y activó el modo sigilo para correr entre los pilares de uno de los costados de la sala.
La boss estaba sonriendo, brazos en alto y caminando como si el mundo fuera suyo. Pequeños hombrecillos de nieve negros se materializaron desde el suelo, rebotando por todas partes. Aquellas pequeñas bolas de energía no paraban de reír y no parecían tener ningún propósito más allá de saltar, pero cuando una hizo contacto con la falda de Aya, el tul del frente se escarchó, rompiendo la tela en miles de píxeles blancos.

Dominich volvió a usar el mismo pulso eléctrico con el que había empezado su batalla al entrar a la Torre de la Insolencia. Mientras tanto, su tótem se había acomodado en su cabeza y estaba lamiéndole el pelo, intentando poner orden en aquella masa oscura y consiguiendo todo lo contrario.

Los hombrecillos de nieve gritaron con un cierto aire de decepción, aunque algunos continuaron riendo como si el bajón en su barra de vida no fuera con ellos. La boss se inclinó hacia delante, barbilla en alto y movimiento fluido en el brazo, casi parecía una bailarina.
El ataque que había preparado murió a medio camino cuando una de las dagas de Locke se clavó en ese brazo con tanta fuerza que lo llegó a atravesar. La boss gimió, cayendo de rodillas y Locke apretó todavía más hasta que la daga se hundió en el suelo.

Shun había preparado su cura más potente para recuperar a Locke mientras Aya miraba en su diagrama de habilidades, para ver si encontraba algo que pudiera ser de ayuda.
Locke levantó la mano izquierda, dispuesto a rematar a la boss con un corte limpio en la nuca. Bajó el puño con toda su fuerza a la vez que notaba como la cura le rellenaba la vida. La daga tocó piel, atravesándola y Locke ya estaba sonriendo de nuevo, viendo su perfect kill a cámara lenta cuando de reojo vio el destello del hielo oscuro en el suelo y la mano libre de la boss encima de los dibujos de hielo que se estaban formando a toda prisa y en dirección a su equipo de apoyo.

Locke levantó las dos dagas y prácticamente voló por encima del hielo derribando a Shun justo a tiempo. Los dos resbalaron por el suelo hasta darse de bruces con una pared. Aya había gritado cuando el tótem de Dominich le cayó encima y el pobre totemist se quedó pegado al suelo viendo con impotencia como el hielo negro le cubría las piernas, aunque no dudó ni dos segundos en recitar uno de sus pergaminos de fuego. No solo revirtió el conjuro en sus piernas, si no que acabó con unos pocos de los hombrecillos de nieve negros que intentaban treparle, aprovechando que parecía anclado al suelo.

La boss se levantó despacio, con un brazo totalmente laxo y cara de pocos amigos. La sangre se escurría en un reguero rojo que contrastaba con su piel de alabastro y la tela oscura de su manga rota.
Dominich aprovechó la pausa para escanear a su enemigo.

—La Reina del Hielo, Elsa. —dijo en alto mientras Locke y Shun se ayudaban el uno al otro a levantarse.

Su tótem se arrastró perezoso hacia él, para terminó por pisar el hielo negro y se dejó deslizar dando vueltas por el suelo de la sala, bostezando. Mientras tanto, Aya se agarró al pilar cercano para tenerse en pie.

Y en ese momento fue el turno de Locke para chistar, frotándose los labios con el dorso enguantado de una de sus manos. Y con una sonrisa torcida, dijo:

—Demonios, señorita.


————

Hiro atravesó a uno de los ángeles con su puño, riéndose con nerviosismo cuando el monstruo se desintegró entre píxeles naranjas y plumas blancas. Otro de aquellos seres con más abdominales de los que eran legales y mucha, pero que mucha piel al descubierto, le atacó por detrás, clavándole la empuñadura de su espada en la parte baja de la espalda.

—¡Atención! ¡Daños integrales en la columna vertebral!

—¡Ya me he dado cuenta! —gritó Hiro desde el suelo, levantando la cabeza a tiempo de ver como Equipaje saltaba por encima de él y abría la tapa llena de dientes para morder al Divine Angel que le había acabado de derribar sin esfuerzo alguno.

Baymax se arrodilló a su lado y rompió una poción encima de su espalda adolorida, mientras tanto uno de los veinte Divine Angel que supuestamente estaban deseando invadir el Palacio del Emperador Baium se reclinó en el robot, apoyando el codo en su cabeza blanca con todo el peso de su increíble figura. Incluso había llegado a quitarse el guantelete para contemplar bien sus uñas impolutas.

El hacha de Neko no tardó en silbar en el aire, cortándole el brazo libre.

—¡Ey! —protestó en ángel, con un tono de total indignación.

Neko se encogió de hombros, como si la queja no fuera con ella.

—No lo estabas usando, ¿verdad? —le dijo antes de sonreír con los dientes bien al descubierto.

El ángel bufó antes de tirar el guantelete al suelo y empuñar su espada con la mano que aún le quedaba. Equipaje apareció de la nada  y le mordió un tobillo al ángel. Neko aprovechó el cepo, levantando el hacha  y dejándola caer en un corte en diagonal, acabando con el Divine Angel  con facilidad.

Hiro se levantó con ayuda de Baymax y bufó, cansado y confundido.

—¿No habías dicho antes que estos ángeles eran huesos duros de roer?

—Normalmente lo son —admitió Neko, con una ceja levantada y la mano apoyada en al cadera—, pero estoy empezando a pensar que están aburridos de estar aquí doce días sin ningún tipo de acción.

Hiro estiró el brazo hacia su derecha, palma en vertical y lanzó un pulso hacia el ángel que se les estaba acercando, consiguiendo que se cayera al suelo. Hiro no se quería ni girar, no necesitaba ver que tenían los Divine Angels debajo de aquella pequeña pieza de armadura que apenas les tapaba la entrepierna.

—¿Quieres decir que están jugando con nosotros?

Neko sacó una bomba del inventario, le quitó el seguro y la echó por detrás de su hombro. Equipaje la siguió con prisa un par de metros antes de detenerse en seco y erguirse lo más posible con sus cortas piernas.

—Es lo más probable. —dijo mientras uno de los bots fijaba el lugar de detonación de la bomba, acabando con dos ángeles de una.

Hiro agarró aire y luego lo dejó salir de golpe y señalando al ángel en el suelo.

—Baymax, ese ángel necesita un abrazo.

Los ojillos negros de Baymax brillaron.

—Pero tírate en bomba, que le hace ilusión.

Baymax se dio la vuelta y después de un par de pasos algo descoordinados, levantó los brazos y dio un saltito, dejándose caer sobre el Divine Angel con todo su peso. Pronto Baymax se vio rodeado de plumitas blancas y píxeles naranjas. El pobre robot pareció cofundido por un momento.

—Ese ángel ya no necesita nada. —comunicó Baymax y Hiro no pudo más que sonreír de lado, con los brazos cruzados.

A Neko le dio tal ataque de risa que acabó con las manos en las rodillas. Maldito crío, al final le iba a caer bien.
Title: Re: neverland 2.2: you can (not) fight
Post by: Shruikan on April 30, 2020, 07:38:35 PM
El olor del aceite requemado le traía recuerdos y al mismo tiempo le resultaba terriblemente repugnante. Artoria no sabía que le resultaba más difícil de soportar, si eso o el ruido de la discoteca de enfrente y de la gente borracha, gritando y riendo y apretujándose demasiado cerca como para que se sintiera cómoda.

Su compañero no había abierto la boca desde que habían empezado a hacer cola, aunque la brusquedad y el gesto huraño de su rostro habían disminuido considerablemente ahora que ya habían hablado algunas cosas y no parecía considerarla alguna especie de criminal a la fuga. Resultaba casi risible.

Debían dar una pinta de lo más extraña: ella, con la chaqueta impermeable de cintura para arriba y los pantalones de traje de cintura para abajo. Él, bastante más alto, con esa gabardina de cuero rojo que parecía haber visto demasiados años de lo que tendrían que haberle tocado.

El cocinero les recibió sin demasiada emoción; Artoria no podía culparle. A nadie le apetecía estar en un carro de comida a las 3 de la mañana vendiéndole comida basura a montones de jóvenes embriagados. A ella no le hacía especialmente ilusión la comida grasienta, pero el hambre les había vencido a ambos. Parecía que el detective llevaba tan mala noche como ella.

—¿Qué quieres? Yo invito —le dijo una vez estuvieron en el mostrador, sacando la cartera antes de que ella tuviera siquiera la oportunidad de procesar lo que acababa de decirle.

—Pues… —Artoria miró los carteles de comida pegados en la parte alta de la pared. Arrugó ligeramente la nariz, como si no se creyera que realmente fuese a comer algo así voluntariamente —. Creo que me quedaré con la hamburguesa. Sin patatas. Y una cerveza.

“O dos”, pensó, aunque no lo dijo. El hombre le miró por unos momentos con sus ojos claros. No sabía si había seriedad o burla en su mirada; a Artoria le resultaba difícil leer su expresión.

—Muy bien. Una hamburguesa, dos frankfurts de los grandes, una de patatas y dos cervezas —le indicó al cocinero —. Ah, y una de churros también.

—¿De verdad vas a comerte todo eso? —le preguntó ella, arqueando una ceja, dudando más de la resistencia de su estómago que no de su voluntad.

—Claro que sí. Y tú también.

Terminaron cargando la comida hacia alguna acera vacía. Artoria no podía negar que aquello le traía un poco de nostalgia de cuando era más joven y se iban de fiesta con su hermano Kay y el resto de sus amigos. Y Merlín. Cómo olvidarse de Merlín. Era de esa clase de tutores legales que se iba de fiesta contigo con la excusa de controlarte y terminaba en peor estado que tu.

Una leve sonrisa le adornaba el rostro cuando por fin encontraron un sitio más o menos limpio y apartado; la música y los gritos seguían escuchándose, aunque al menos ahora quedaban a una distancia cómoda. El detective casi se dejó caer, sentándose en la hierba seca con un suspiro. No tardó ni dos minutos en dar el primer bocado a uno de sus frankfurt, masticándolo como si fuera el culpable de aquella noche horrible. Ella terminó imitándole poco después.

—Así pues —empezó él al cabo de un rato —. Dices que tu mujer ha desaparecido, ¿no?

—¿Hm? —Artoria se giró a mirarle con la boca llena.

—En primer lugar, lamento oír eso. —Hizo una pausa en la que aprovechó para dar otro bocado y un trago de cerveza —. En segundo lugar, no es la primera desaparición de la que me entero esta noche y, a riesgo de sonar muy pesimista, dudo que sea la última.

—¿Quieres decir que hay más gente desaparecida? —El rostro de su mujer le vino a la mente y Artoria sintió una dolorosa punzada en el corazón.

—Eso es justo lo que he dicho, sí.

Dejó de comer un instante y le echó una larga mirada, como analizándola en silencio. Artoria le sostuvo la mirada con firmeza, y el detective debió ver algo que terminó gustándole porque sonrió, aunque no era una sonrisa alegre.

—No debería contarte esto. A decir verdad, la policía todavía no se ha movilizado oficialmente, todavía no sabemos muy bien lo que está pasando. Todo lo que sabemos es que parecen haber varios fallos en el sistema del juego Neverland. Las cápsulas no se desactivan y, como has podido ver, los centros de juego están cerrados.

Artoria sintió que el corazón le latía más despacio y más fuerte. ¿Significaba eso entonces que Gwyndolin estaba atrapada en alguna parte? Podría ser que estuviera en alguna de las cápsulas cerca de casa y que no la hubiese visto por eso. Podría estar atrapada, podría…

Se le hizo un nudo en el estómago. La comida no ayudó.

—Normalmente te diría que te olvidaras del asunto y que lo dejaras todo en mis manos. —El detective se señaló el pecho en un gesto melodramático.

—¿Y crees que puedes resolver este asunto? La última vez que te vi trabajar en ello estabas intentando derribar la puerta de un local a patadas.

—Ya, ya. Lo que intento decirte es que ambos tenemos motivos para investigar este asunto y creo que podemos beneficiarnos mutuamente si trabajamos juntos.

Artoria mostró cierta incredulidad.

—¿Cómo esperas poder ayudarme tú solo?

El otro le sonrió. Se limpió la mano con una servilleta antes de ofrecérsela.

—Soy Génesis Rhapsodos. Creo que has oído hablar de mí.
Title: Re: neverland 2.2: you can (not) fight
Post by: Neko on May 31, 2020, 12:56:11 PM
CLIFFHANGEEEER

70.

Shun no tenía muy claro cuánto tiempo llevaban luchando contra la Reina del Hielo, pero seguro que era menos de lo que a él le parecía. Y es que no podía dejar de preocuparse por su hermano. ¡Ya debería estar allí con ellos! ¿¡Dónde se habría metido!?

—¡Andromeda! —escuchó el grito justo antes de ver una de las dagas de Locke clavarse en un hombrecillo de nieve negra que se había acercado demasiado a él.

Shun frunció el ceño. Necesitaba concentrarse, ¡sus compañeros dependían de él! Empezó a preparar una habilidad para subir la defensa mágica de la party cuando la Boss levantó el único brazo que aún tenía móvil y gritó estrellando la palma de la mano contra el suelo. Pero ya estaban preparados, ya habían visto esa habilidad una vez… ¿o no?

El hielo negro se propagó con rapidez, igual que antes, lo que les vino por sorpresa fueron las estalagmitas que surgían de él, como estacas de hielo oscuro y afilado.

—¡Aah! —gritó Dominich cuando una le atravesó la pierna pese a la débil barrera mágica que Aya había conseguido invocar en el último momento.

Locke había podido cortar algunas de las estacas de hielo antes de que alcanzasen a los dos curanderos, pero había salido lleno de rasguños y una parte importante de su barra de vida había bajado de golpe.
Los hombrecillos de nieve habían aprovechado la distracción para lanzarse sobre el brazo derecho de Shun, donde extrañamente, empezaron a derretirse con un ruidillo agonizante.
Shun se sacudió el brazo, siseando de dolor. Cuando se deshizo de los restos pudo ver su brazo quemado y sus puntos de vida cayendo en picado.

Aya levantó las dos manos hacia el techo, recitando una cura de grupo que sabía que la iba a dejar sin puntos de magia, pero era lo mejor que podía hacer por el equipo en ese momento.

—¿Estáis bien? —preguntó en cuanto terminó el hechizo.

Shun se miró el brazo, donde algunas esferas de luz azul aún bailaban sobre su piel, dejándola como nueva. Locke sacudió la cabeza y levantó sus dagas mientras Dominich se arrancaba la parte de la pernera que se había quedado colgando, luchando con su tótem que le tiraba del pelo sin ninguna consideración.

Elsa les miraba con una sonrisa que no prometía nada bueno. Aunque Dominich no pudo apreciar la sonrisa, su tótem había conseguido echarle la cabeza hacia atrás con tanto tirón.
Fue entonces cuando las estalactitas cayeron sobre ellos.

Dominich levantó el brazo por instinto y sus ojos reflejaron el fuego del hechizo que recitó de memoria, consumiendo su último pergamino y quemando todo el techo de la habitación en la que estaban.
Dominich cayó de rodillas mientras algunos de los pedazos de hielo conseguían rebasar el fuego. Esa vez Aya no tenía magia suficiente para crear un escudo y Locke empujó a los dos magos blancos para sacarlos del camino de las estacas.

Cuando el fuego dejó de rugir y el hielo de chirriar sobre el suelo castigado Shun parpadeó y se encontró con la imagen de sus amigos caídos y la realidad de sus vidas pendiendo de un hilo.

La Reina del Hielo estaba de pie, pero respiraba con dificultad. Dominich estaba agotado y Locke estaba clavado al suelo por una de las estalactitas. Aya parecía al punto de un ataque de nervios.

—No me queda magia, no me queda magia…

Locke estiró la mano y agarró el mango de una de las dagas que se le había escapado, levantó la cabeza y miró con una extraña tranquilidad hacia Aya, sonriendo.

—Ey… ¿Eres un acólito o no? ¡Reza!

Aya se movió y aún temblando se arrodilló, parpadeando un par de veces para centrarse. Shun se levantó detrás de ella, terminando el hechizo que había dejado a medias.
La chica juntó las manos, entrecruzando los dedos y con los ojos cerrados empezó a rezar. Una luz blanca surgió de ella y la brisa cálida empezó a llenar la sala.

Locke gruñó mientras se estiraba para quitarse la estaca de hielo y se dio la vuelta, sentándose en el suelo, de frente a la boss que seguía quieta pero con los ojos clavados en el rogue, recuperándose.
Locke se levantó y lanzó la estaca hacia Elsa, que lo frenó simplemente levantando una mano. El hielo cayó y ella dio un par de pasos hacia atrás, replegándose. Por los cálculos de Locke, no tardaría mucho en invocar a su séquito otra vez.

Shun aprovechó el momento para aplicar unos pocos buffs básicos más y Locke agarró a Dominich y lo arrastró hacia los otros dos.

—Nos está dando una paliza. —dijo, como si no fuera obvio.

El tótem de Dominich le miró y luego se dejó deslizar por la espalda de Dominich hacia el suelo, arrastrándose tras un pilar, como si la cosa no fuera con él.

—¡Eh! ¡Vuelve aquí especie de…! —empezó Locke, pero terminó por señalar el camino que había tomado el tótem—. No sé qué es eso ¿Qué es eso?

—Un possum… raro —dijo Dominich, parpadeando—. Me gustaban de pequeño.

—¿Estás mejor? —preguntó Shun, con una mano en el hombro del mago, que asintió tragando saliva.

El tótem volvió arrastrando algo y Dominich se agachó para abrir el cofre que nadie había visto al entrar. El animal parecía muy contento consigo mismo, dentro de la monotonía de sus facciones, rascándose detrás de la oreja y bostezando después.

—¡Hechizos de fuego! —exclamó Dominich, añadiéndolos a su inventario, aunque había algo más—. ¿Y qué es esto?

—Lo averiguaremos después —concluyó Locke, dagas en alto—. Esta vez viene con los refuerzos grandes.

Dos hombres de nieve gigantes, armados con garrotes, se dirigían con parsimonia hacia ellos. Dominich se fijó bien en los nuevos hechizos de fuego que había conseguido y miró los puntos de magia que había recuperado y tuvo una idea.
Corrió hasta situarse delante de Locke, se arrodilló y recitó el pergamino de fuego de área a la altura del suelo.

Los gigantes de nieve gruñeron y sus pies empezaron a descongelarse poco a poco, aunque también apagaban el fuego según avanzaban por la zona en llamas, creando un pasillo para su jefa.

—Se me olvidaba que eran de hielo y agua… —chistó Dominich que sintió la pesadez de la falta de puntos de magia casi de inmediato.

Locke le agarró del cuello de la capa y sin ningún tipo de ceremonia lo echó hacia atrás, otra vez en zona segura. Con Dominich fuera de combate a Locke se le iba a hacer aún más difícil defender a los magos blancos y atacar al jefe al mismo tiempo.

—Maldita sea… —se quejó—. Voy a tener que dejaros desprotegidos si quiero hacerle daño.

Entonces algo clicó en Shun que invocó su omnitool mientras echaba un vistazo a los puntos de experiencia que había ido acumulando mientras mataban al séquito de la Reina del Hielo.
Sonrió, clicando para desbloquear una habilidad que había querido probar desde que había visto el trabajo de Santo.

—¡Puedo ayudar! ¡Soy Adept, tengo hechizos de ataque!

Locke frunció un poco el ceño, lamiéndose los labios.

—¿Has desbloqueado sagrado? —preguntó, sorprendido pero esperanzado.

—Ahora mismo.

Locke se giró a mirar a Shun.

—¿Y a qué estás esperando?

Shun se puso a la altura de Locke y echó los hombros hacia atrás, palmas vueltas hacia sus enemigos, mientras se fijaba en los objetivos a batir. Sabía perfectamente a qué estaba esperando, esperaba a que su hermano le enseñase a atacar, necesitaba que le dijera qué hacer, qué le aconsejara como siempre hacía.
Echó una mirada a la entrada de la sala, pero allí no había nadie.

—No sé atacar. —confesó.

—Tú sólo apunta y lanza, ya habrá tiempo de aprender estrategias.

—¿A quién? —preguntó Shun, mirando a los dos hombres de nieve que estaban ya demasiado cerca, mientras Elsa se paseaba entre el poco fuego que aún ardía en el suelo.

—¡A quién sea, pero hazlo ya! —contestó Locke, mirando de un gigante a otro.

Shun levantó las dos manos al frente, activando Sagrado mientras cerraba los ojos y se oía recitar unas palabras que nunca había pronunciado antes.
Cuando los volvió a abrir, los dos hombres de nieve estaban girados, mirando hacia atrás en total silencio y Elsa estaba en el suelo, cubriéndose un ojo con la mano buena y totalmente sorprendida.

A Shun no le dio tiempo a pensar en lo que había ocurrido ya que pasaron dos cosas al mismo tiempo: los hombres de nieve rugieron y Locke le agarró de los hombros, sacudiéndole.

—¡Dime que has desbloqueado la bendición de armas!

—¿Qué? Sí, ¿por qué? —los gritos de los gigantes estaban muy cerca y uno de los garrotes se estrelló contra el suelo, apenas a un palmo de Shun, que se giró para ver como Elsa se quitaba la mano del ojo y donde antes había podido ver un ojo rojo, ahora vio uno azul y la cara de sorpresa de la Reina mutó a rabia—. Oh.

Un segundo garrote se estrelló contra el piso, acabando con el fuego del suelo y Elsa se levantó con un grito de impotencia.

Locke miró hacia los dos magos que estaban protegiendo y se agachó a recoger sus dagas, que había soltado al darse cuenta de lo que podía ser un buen plan y asintió hacia Aya. Shun levantó las manos acercándolas hacia las dagas y la luz de la bendición inundó la sala.

Otro garrote cayó sobre ellos, pero esta vez Aya había podido crear el escudo a tiempo, que se resquebrajó con el primer impacto, pero se rompió con el segundo, dejando un montón de cristales etéreos desperdigados por la sala.

Los hombres de nieve miraron el lugar donde habían estado sus dos presas con confusión, ¿dónde se habían metido? Se giraron a mirar a su Reina para recibir más órdenes, aunque los pobres ya se habían derretido hasta la rodilla.
Ella bufó y se echó el pelo hacia atrás con la mano, dejando a la vista un mechón blanco encima de su ojo ahora azul. Su barra de vida había sufrido un buen revés y por la mirada de odio, quería a ese adepto bien muerto.

Dominich estaba sentado en el suelo, apoyado en la pared con la cabeza gacha, justo frente a la Boss y Aya se interpuso entre los dos, creando otra barrera que sabía que no aguantaría mucho, pero haría todo lo que estuviera en su mano para protegerle.

La Reina del Hielo sonrió y caminó entre sus dos hombres de nieve, elegante y letal. Tenía una mano y la barbilla levantadas y claras intenciones de acabar con ellos. El aire volvía a estar frío y las puntas de sus dedos se estaban poniendo negras mientras preparaba un ataque que probablemente aún no habían visto.

A duras penas, levantó el brazo izquierdo, aún cubierto de sangre congelada, apuntando hacia ellos y flexionó el derecho casi como si estuviera sosteniendo una flecha entre los dedos.
El aire se movía en espirales y el agua del ambiente se condensó encima de su brazo izquierdo, formando la flecha que indudablemente tenía que ir allí. Y con un movimiento limpió la soltó.
Title: Re: neverland 2.2: you can (not) fight
Post by: Shruikan on May 31, 2020, 07:18:30 PM
Seras se había despertado bajo un techo que no reconocía. Tardó varios segundos en reaccionar, pues lo último que recordaba eran las calles de Rabanastre en pleno ataque, la tormenta de arena, el ruido de los edificios al desmoronarse y luego…

Parpadeó, llevándose una mano a la cabeza y después al pecho. No le dolía. Estaba intacta. Lo cual resultaba un tanto chocante, incluso perturbador, cuando lo último que recordaba era un edificio cayéndole encima.

El corazón le latió con fuerza un par de veces, provocando que se le extendiera una sensación desagradable de la cabeza a los pies.

"Respira", se dijo, reconociendo los primeros síntomas de la ansiedad. "Recuerda tu entrenamiento".

Lo bueno de ser policía en la vida real es que la habían preparado para situaciones así. A pesar de ello, cuando se sintió más calmada y trató de levantarse al cabo de un rato, las piernas le temblaban.

Inspeccionó el lugar, reconociéndolo como la iglesia lúgubre y decadente de Sin City. Parecía que hubiese pasado una eternidad desde que estuvieron ahí; Seras se había olvidado de configurar su punto de respawneo a Rabanastre u otro sitio más cercano. Lo que significaba que sus amigos estaban al otro lado del desierto.

Se sintió perdida unos instantes. A su alrededor había gente en su misma condición, con aire perdido, frustrado, derrotado. Trató que aquello no la afectase.

Salió al exterior. La ciudad no había cambiado mucho desde su visita, con la misma música lúgubre y la lluvia incesante, pero había nuevas señales de destrucción. Edificios quemados y medio destruidos, asfaltos resquebrajados, farolas destrozadas en el suelo.

Algo había sucedido de la misma escala aquí que en Rabanastre.

–Disculpa –preguntó a un Assassin que estaba en la entrada, poniéndole una mano al hombro para llamar su atención –. ¿Qué ha pasado aquí?

El hombre rotó el hombro, rehuyendo el contacto con una mueca malhumorada.

–¿No te has enterado? ¿En qué mazmorra andabas metida? –dijo, con un tono más exhausto que enfadado –. Todas las ciudades han sido atacadas por monstruos.

–¿Todas…? –repitió con un hilillo de voz.

–Todas.

Fue lo último que dijo antes de alejarse, cabizbajo bajo la lluvia. Seras no se atrevió a seguirle.

Se quedó por unos momentos bajo el porche mirando llover, pensando en lo que podía hacer ahora. Lo principal era reunirse con sus amigos, ¿Pero cómo iba a llegar a otra ciudad sola…?

–¡Claro, los cristales! –recordó, llevándose por inercia la mano al bolsillo. No era como si realmente tuviera el warp ahí, pero era el gesto que hacía cada vez que quería abrir el inventario.

Efectivamente, cuando lo comprobó, el objeto seguía allí, perfectamente alojado en uno de sus espacios. Ahora sólo tenía que ir a un punto de teletransporte, a ver si se acordaba de donde era…

Se abrió paso por las calles, protegiéndose como pudo de la lluvia. Buscaba una fuente, recordaba la fuente. Tuvo que caminar bastante rato, entre que no recordaba la ciudad y que muchas calles habían quedado destruidas, pero al final la encontró.

Destacaba en esa ciudad como una flor en un desierto, de arquitectura pintoresca y florida que no terminaba de encajar con la estética agreste y decadente de Sin City. Había nombres flotando encima de la fuente, el holograma habitual desde que ese encierro había empezado en el que se listaban todos aquellos que habían perdido todas las vidas. La lista había crecido mucho desde la última vez, y Seras contempló horrorizada los nombres destacados en dorado.

Temiendo lo peor, estuvo un rato buscando nombres familiares, suspirando cuando tras un par de minutos no encontró ninguno de sus amigos. Sacó el cristal del warp, dispuesta a transportarse hacia Rabanastre, pero cuando lo partió, en vez de los brillos y chispas de luz que esperaba no ocurrió… nada. Solo unas volutas de humo púrpura que se desvanecieron en el aire.

–¿Eh? –exclamó Seras, incrédula. –¿Por qué no funciona?

–¿Pero qué haces? –una White Mage que había estado sanando jugadores en la plaza la miró desconcertada –. ¿Que no sabes que los warps no sirven? No se han restablecido desde que atacó el boss.

Seras la miró incrédula y luego al cristal hecho pedazos. Se le hizo un nudo en el estómago por unos momentos antes de volver a alzar la cabeza con decisión. Si no podía llegar de forma rápida, tendría que hacerlo por métodos tradicionales.

Sin pensarlo demasiado, quizá incluso de forma imprudente, se dirigió a las puertas de la ciudad. Ni siquiera había considerado el equipo que tenía cuando se aventuró al exterior, comprobando únicamente las pociones de salud (unas quatro que le había dado Ulquiorra) y elixires de frío que habían sobrado la última vez que habían rondado por el desierto.

Era media mañana cuando se aventuró, y lo que había parecido una decisión acertada pronto dejó de hacerlo cuando el sol del mediodía la encontró al descubierto. Dio las gracias por los elixires que le permitieron soportar el calor, pero era evidente que no le durarían para toda la travesía.

Cuando se preguntaba si habría algún punto entre las ciudades en las que reponer inventario y fuerzas (estaba segura que debía haber alguno, aunque no recordaba que hubiesen hecho esa ruta) divisó una nube de polvo en el horizonte. No parecía una tormenta, y Seras siguió avanzando, incluso cuando la misteriosa nube se acercaba más y más.

Demasiado tarde, consideró que podría tratarse un enemigo, uno de esos Espíritus del Desierto al que tanto les había costado derrotar en equipo y se quedó paralizada. Aún cuando sacó su arma, era consciente de que no podría hacer nada ella sola contra un boss de zona como ese. Sin embargo, sus temores pronto resultaron infundados pues no se trataba de ningún monstruo.

Era una moto. Una moto con sidecar.

El flamante azul marino destacaba en la arena como una mancha oscura, imposible de pasar por alto. Quien fuera que conduciese, debió verla, porque en algún momento viró el rumbo para acercarse. Seras tuvo que taparse la cara con el brazo cuando el vehículo se detuvo a su lado, levantando una pequeña polvareda.

Se trataba de dos mujeres. Ambas vestidas con trajes de policía (poco realistas y un tanto provocativos, si tenía que decirlo), con gafas de sol y sombrero incluidos. Incluso el sidecar, ahora que lo veía de cerca, estaba pintado como un coche de policía, con luces y todo en la parte trasera de la moto.

La conductora, una mujer de pelo negro lacio largo, la miraba con evidente sospecha incluso detrás de sus cristales oscuros, mientras que la otra, de un flamante cabello rosado le sonreía, repantingada como una reina en el hueco del sidecar.

–Hola, cariño –. Le dijo, y Seras creyó que le guiñaba un ojo –. ¿Qué hace una chica como tú en un lugar como este?
Title: Re: neverland 2.2: you can (not) fight
Post by: Neko on June 30, 2020, 04:41:50 PM
Por fin se acaba la batallaaargh

71.

Mientras Aya parpadeaba le pareció que el tiempo se ralentizaba. La Reina de Hielo sonreía satisfecha y sus ojos —uno azul y el otro rojo— reflejaban la flecha de hielo mientras se creaba entre sus dedos. El agua del ambiente se condensaba, formando pequeños cristales de hielo que se iban uniendo y alineando en aquella saeta letal.
Dominich tomó aire y Aya apoyó una mano en su pecho, cerró los ojos y tensó los hombros mientras se inclinaba hacia él, esperando el ataque inminente.

Escuchó al proyectil silbar y todo el resto de ruidos parecieron apagados en comparación a aquel sonido agudo y cortante. Apenas le dio tiempo a empezar un rezo, tan sólo había pronunciado una palabra cuando la flecha llegó a su destino, explotando contra el escudo y levantando una niebla sobrenatural que se disipó segundos después.

La Reina del Hielo esperó ese momento a ver el resultado del ataque, esperando con una sonrisa triunfal encontrarse con los cuerpos de los dos magos empezando a desvanecerse entre volutas de píxeles.
¡Ahora sólo necesitaba concentrarse en el maldito adepto y ese rogue entrometido!

Un golpe seco y metálico contra el suelo le cambió los planes. Delante de ella, alguien dejaba caer un pesado escudo plateado con un dragón negro pintado al frente. Estaba abollado justo en el frente y totalmente congelado.
Un chico se asomó desde detrás, levantándose del suelo y dejando la protección del escudo. Era castaño, desgreñado y tenía una sonrisa algo nerviosa.

—Ah, Reina de los Hielos. Mira… perdón, jefa —le dijo, rascándose el cogote—. Pero… no puedo dejar que mates a mis amigos.

Elsa frunció el ceño, confundida y molesta. ¿De dónde salía este mendrugo? ¿¡A estas horas de la batalla!?

Aya abrió los ojos y vio los cristales de su escudo mágico empezando a deshacerse en el suelo. Al girarse pudo ver la espalda de Hipo, que empezaba a levantar su espada de fuego para levantarla bien alto.

—¿Qué te parece si te metes con alguien de tu nivel? —preguntó Hipo.

Elsa sonrió. Aquel chico estaba tan expuesto y era tan orgulloso que lo mataría con un sólo hechizo. Después invocaría otro séquito y empezaría la caza de las dos ratas cobardes que se le habían escapado.
Una ruda lanza de hielo, rápida y certera salió disparada de entre los dedos de Elsa mientras empezaba a reírse, pero la risa se cortó de inmediato cuando notó las dos dagas clavadas en su espalda.

¡Crítico!, felicitó el juego. Elsa se llevó las manos al frente, donde podía ver dos manchas de sangre mojarle el vestido negro. Al gotear la sangre golpeó el suelo, tiñéndolo de rojo brillante.
Hasta que Locke no extrajo las dagas, Elsa no cayó al suelo, derrotada.

La experiencia se sumó a los marcadores de los jugadores y Elsa seguía allí, consciente cuando debería haberse convertido en un montón de píxeles. Su consciencia debería haber desaparecido ya… Estiró el brazo derecho hacia el frente, donde veía a los demás arremolinarse, pero sus dedos temblorosos cayeron sobre el hielo y cerró los ojos dispares por lo que esperaba que fuera la última vez.

—¿Estáis bien? —preguntó Shun, usando la poca magia que le quedaba para sanar a los miembros de su equipo.

—Dominich está exhausto, ¿cómo se quita ese estado?

—Descansando —dijo Locke, echándole un vistazo rápido—. Lo mejor es que lo subamos a rastras, no se va a despertar pronto. ¿Agarras tú a su mascota, preciosa?

Aya miró al tótem de Dominich e intentó levantarlo del suelo, pero acabó por caerse de culo sin mucha gracia.

—Ay… ¿Pero cómo pesa tanto?

Shun y Locke ya tenían a Dominich agarrado por las axilas cuando Hipo carraspeó.

—Necesito ayuda. —dijo, señalándose las piernas totalmente congeladas.

Locke le echó un vistazo de arriba a abajo y de vuelta.

—¿Y si te las amputamos y te ponemos ruedas? —le preguntó, con algo de sorna.

Hipo abrió la boca y la volvió a cerrar.

—Oye, pues es una idea.

Locke chistó y Shun intentó aplacar los ánimos un poco. De repente, el tótem de Dominich se empezó a mover y le dio un cabezazo al hielo que mantenía a Hipo atrapado, resquebrajándolo. Bostezó y empezó a caminar hacia la salida con sus patitas cortas y su culo peludo moviéndose de un lado a otro.

—Oh… gracias, supongo. —habló Hipo, sacudiéndose una pierna y luego la otra.

Y cansados, pero contentos, el grupo siguió al animalito hacia el último piso de la torre.


————

Las luces se encendieron, los monstruos desaparecieron con grititos agonizantes, convirtiéndose en confeti y Hyoga miró confundido a su alrededor. ¿Qué demonios acababa de pasar?

Tomó aire y se frotó la cara, volviendo a consultar el mapa que les había facilitado Watari. Estaba subiendo al último piso, la sala del Boss no debía estar muy lejos, de hecho la encontró unos diez minutos después.
Estaba hecha un desastre, con columnas caídas y las paredes goteando de la escarcha que se derretía cada vez más deprisa. Hyoga podía ver agujeros en el suelo, baldosas quemadas y vueltas a congelar, pero ni rastro de sus compañeros de party.

En un giro extraño de los acontecimientos, el cuerpo de la boss seguía allí en medio y por mucha curiosidad que aquello le causara a Hyoga, también tenía la cautela suficiente como para no investigar más allá tan cerca de la salida. Lo observó por unos segundos, eso sí. La boss tenía el pelo blanco, casi platino y el traje azul estaba desgarrado en varias partes. Había caído con la cabeza de lado y sus ojos azules estaban empañados y fijos en algún punto de la pared, casi parecían de cristal.

Un escalofrío se adueñó de él y Hyoga sacudió ligeramente la cabeza antes de caminar a paso ligero hacia la salida, repasando en su mente cómo le iba a decir a Shun que no había podido salvar a su hermano. El único consuelo que le quedaba es que aquel maldito capullo engreído aún tenía tres vidas cuando murió. Y había usado una para salvarlo



Title: Re: neverland 2.2: you can (not) fight
Post by: Airin on June 30, 2020, 06:23:03 PM
 hola, vengo a morir con el cerebro exprimido




~+60~
(http://honey-rider.net/bt/morpg/sagu-icons/airin.jpg)(http://honey-rider.net/bt/morpg/sagu-icons/sephiroth.jpg) (http://honey-rider.net/bt/morpg/sagu-icons/fili.jpg) (http://honey-rider.net/bt/morpg/sagu-icons/kili.jpg) (http://honey-rider.net/bt/morpg/sagu-icons/pip.jpg)


—¿Entonces te vas?

Sephiroth asintió mientras echaba una última ojeada a su inventario para asegurarse de que todo estuviera en orden. A su lado, Airin abrió su omnitool y desplegó un mapa del mundo del juego.

—¿Hoja de ruta? —preguntó la chica estudiando el holograma.

El samurai dejó que las comisuras de sus labios se curvasen en la más mínima expresión parecida a una sonrisa.

—¿Tienes que estar siempre en todos los fregados? —comentó apoyando el codo sobre el hombro de la pelirroja.

—En todos no, —respondió ésta moviendo los dedos dentro y fuera del holograma,— pero no puedo resistirme a investigar.

—Oh, no me digas. —Sephiroth le pellizcó una mejilla, cargado de sarcasmo, pero luego concedió,— Snowbelle, primero. Está cerca de aquí, y de ahí puedo ir hasta Sanctuary sin problema aunque no haya warps.

—Sin problema, —repitió Airin incrédula.

El hombre ladeó la cabeza con un gesto de duda, que sin embargo se despejó enseguida.

—Ah, que tú no lo has visto. —dijo como si eso aclarase todo.

—Me he perdido. —dijo la chica levantando una ceja.— Y tengo un mapa delante.

—¡Exactamente igual que tío Thorin! —la exclamación de Kíli y la consiguiente risita mal disimulada de Fíli hicieron que los otros dos se girasen hacia ellos, el uno con más entendimiento que la otra.

—¿Thorin? ¿Thorin Oakenshield? —la mirada intensa y afilada de Sephiroth cortó de raíz el jolgorio de los hermanos, haciéndoles tragar saliva de forma no sólo metafórica.

—Ahora sí que ya no entiendo nada. —murmuró la chica volviendo la vista al mapa semitransparente.

—Estos dos, —dijo el samurai señalando a los muchachos más jóvenes,— son familia de alguien de quien… he oído hablar. Dentro del cuerpo.

En su mente juzgó que había poca gente en el entorno que no hubiera oído hablar del legendario Capitán Oakenshield, pero eso no tenía por qué contarlo.

—¡Aaahhh! Ya veo. —Airin miró intermitentemente de Fíli a Kíli, sospechando de su repentina seriedad y del tono evasivo de Sephiroth, pero lo dejó estar en favor de seguir con su conversación previa.— ¿Y qué es lo que no he visto?

Sephiroth se llevó la mano izquierda al hombro derecho y tamborileando con los dedos sobre la pieza de su armadura, esta vez esbozó una sonrisa amplia, gatuna y resabiada.

—Presta atención, pequeña soldier.

Y tras decir eso un ala enorme y negra se materializó a su espalda saliendo en efecto de su hombro derecho y extendiendo sus plumas casi con pereza.

Kíli abrió mucho la boca, Fíli se la cerró empujando con una mano bajo su barbilla y Airin retrocedió un par de pasos, entrecerrando los ojos, ladeando la cabeza y arrugando la nariz.

—¿En serio llevas un ala de buitre?

Obviamente, aquella no era la respuesta que el samurai había estado esperando. Su sonrisa se enfrió.

—Son las aves de presa más grandes.

—Carroñeros oportunistas. —la chica se cruzó de brazos, juzgándolo, sin percatarse de la mirada maravillada y llena de estrellas que le dirigía el arquero.

—Depredadores inmunes a prácticamente todo.

—Misma diferencia.

Sephiroth no rodó los ojos pero estuvo cerca de hacerlo. En vez de eso desplegó el ala completamente, en un movimiento lateral repentino y violento, golpeando directamente en la cara de Pip por su lado ciego.
Sus tres espectadores rompieron a reír a carcajadas casi histéricas, agarrándose entre ellos.

—¡¡Phfhfff!! ¡¡Eeehh!! ¡Qué gracioso! Kawensuput… —indignado, Pip se recolocó el parche y recogió el sombrero que se le había caído, sin dejar de mascullar blasfemias entre dientes.

Sephiroth rodó los hombros lleno de satisfacción, y se volvió a guardar su ás VIP en la manga.

—Bueno, vale, tengo que reconocer que eso ha molado, —Airin le palmeó en el brazo mientras se limpiaba el rastro de lágrimas con el dorso de la mano.

—De alguna forma tenía que equilibrar casi dos metros de espada, —concedió el samurai ladeando la cabeza y dejando que el flequillo le ocultase la expresión divertida del rostro.

—¿Entonces? De aquí a Snowbelle, Sanctuary… ¿Y luego? —insistió la pelirroja.

—No tengo plan más allá de eso todavía, pero si quieres te aviso.

—Si porfa. Y mándame mensajes.

Sephiroth accedió a sus demandas aún a sabiendas de que no iba a ser capaz de cumplirlas todas. En realidad los dos lo sabían, pero tampoco había nada malo en aferrarse a algo de normalidad. Haría lo que pudiese, y para Airin sería suficiente porque lo había intentado conscientemente, tuviera más o menos éxito en su empeño. Siempre había sido así entre ellos, la chica apreciaba más el hecho de que se tomase la molestia de hacer algo por ella que de salir con beneficios obvios.
El hombre no estaba ciego al hecho de que con el paso del tiempo y sus propias relaciones personales, había descuidado algo que en su momento había considerado una labor importante para sí mismo, pero a la vez no quería mantenerse al margen sin intentar averiguar qué demonios estaba ocurriendo con aquel juego macabro del que no podían salir excepto muriendo literalmente, y cómo hacer para pararlo.

Era consciente de que como mínimo iba a necesitar establecer una red de contactos repartidos por todo el terreno para controlar qué estaba ocurriendo y de qué manera en casi cualquier momento y cualquier lugar del mapa. Como mínimo. O reunir a su alrededor a cierto número de jugadores con unas redes interpersonales suficientemente extensas. Quizás eso tenía más posibilidades de éxito. Gente como Pip o Ikkaku, con carisma, descaro y capacidad de liderazgo, solían ser del tipo que siempre conocía a alguien en alguna parte.
Pero por muy alta que fuera la torre planeada, todo debía empezarse desde una base.

Por un lado, no estaba seguro de poder poner fin a la locura; por otro, no estaba dispuesto a detenerse, y todos los que le conocían podían dar fé de que era infernalmente obstinado. Ya que había tenido una lista de sorpresas agridulces al encontrar caras conocidas ahí dentro, no pensaba estarse quieto sin llegar al fondo del asunto, y conservar a salvo a todos cuantos fuese capaz de abarcar.

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Title: Re: neverland 2.2: you can (not) fight
Post by: Neko on July 31, 2020, 04:40:47 PM
Socorro, quiero terminar este arco.

72.

Habían arrastrado a Dominic hasta una pared y en cuanto lo habían dejado sentado apoyado contra ella, su tótem se había acomodado en su regazo, subiendo lentamente con pereza. El bicho había bostezado y ahora estaba hecho una bola inamovible encima del mago.

No habían pasado ni dos segundos cuando Locke tenía el filo de unas de sus navajas pegada al cuello de Hiksti y Shun se levantó para calmar los ánimos, agarrándose de uno de los brazos de Locke.
Aya se había quedado al lado de Dominic, aunque miraba hacia los demás chicos con algo de ansiedad en sus ojos oscuros.

—Y ahora me explicas qué ha sido lo de antes.

Hiksti tenía las manos levantadas y no intentó moverse más que para hablar.

—Pues estaba tanqueando a los magos para darte tiempo a atacar al boss. —dijo Hiksti, mirando de Locke a Shun, que estaba pidiéndole a Locke que al menos bajase el arma.

—¡Eso no! ¡Ya tenía al otro boss cuando me has atacado! —le acusó Locke, que quitó la daga del cuello de Hiksti pero le empujó por un hombro—. ¿¡En qué mierdas estabas pensando!?

—No lo entiendes. —dijo Hiksti, con tono triste y la cabeza gacha.

—Pues explícamelo porque estoy a punto de provocar un accidente.

—Tal vez pueda explicarlo yo… —se oyó una voz baja, algo rasposa y con tono de incertidumbre.

La daga de Locke se clavó al costado de la cabeza del recién llegado, en el marco de la entrada a la torre.

—¡Ey, ey! ¡Wow! ¡No hace falta tanta violencia! —dijo él, que se había agachado justo a tiempo.

—¡Tú! —gritó Locke mientras Shun se llevaba las manos a la boca.

—¿Jack? —preguntó Hiksti, mirándolo como si estuviera viendo un fantasma.

El susodicho Jack se asomó y tocó la daga, que estaba bien clavada en la pared, haciéndola vibrar. Era nada más y nada menos que el primer boss al que se habían enfrentado. O al menos eso parecía. Ahora tenía el pelo blanco y su sudadera era azul en vez de negra pero seguía cubierta de escarcha.

Jack se giró a mirarlos con una sonrisa pilla y una inclinación zalamera que no pasaba por reverencia por mucho que lo intentase.

—¡El mismo! —saludó antes de añadir:— Creo.

—Jack, ¡Jack! —exclamó Hiksti, aunque el brazo extendido de Locke delante de él le impidió correr hacia su amigo—. ¿Te acuerdas de mí?

Jack se apoyó en su bastón, con un dedo en la barbilla.

—¿Tú padre sigue regalando cervezas? Porque entonces sí que me acuerdo.

Hiksti se desinfló, agarrándose al hombro de Shun para no caerse. Tenía ganas de llorar y de pegar a Jack todo al mismo tiempo.

—¿Alguien puede explicar lo que está pasando? —preguntó Shun y Hiksti señaló a Jack entero con un movimiento de la mano.

—Jack es mi amigo. No es un boss, es un jugador y es mi amigo.

Locke le miró como si estuviera loco y después miró a Jack.

—Pues ahora mismo… es una mascota —les llegó la voz de Aya desde atrás. Cuando todos se giraron a mirarlo se dieron cuenta de que tenía la omnitool activada y en dirección al recién llegado—. O eso dice la lectura.

Locke invocó su omnitool para hacer lo mismo y cuando la pantalla cargó vio que la chica tenía razón. No es que no se fiase de ella, pero necesitaba verlo con sus propios ojos.

—¿Pero qué mierda?

—No entiendo nada. —dijo Shun, parpadeando confuso.

—A mi no me preguntes, recuerdo haberme conectado y estar aquí farmeando y ya está.

Cuando Hiksti le preguntó la fecha del último día, la respuesta les dejó claro que le faltaba una semana de memoria, justo cuando los mensajes de texto que le mandaba a Hiksti habían empezado a escasear.

—Te has perdido muchas cosas —le dijo Hiksti mientras Jack ladeaba la cabeza aún más—. Y no son buenas noticias, pero me alegro de que estés bien.

Locke suspiró y bajó el brazo que tenía extendido, después se acercó a Jack con una mirada de sospecha.

—¿Estás seguro de que es él y no una trampa? —preguntó, sacando su daga de la pared y volviéndola a meter en el inventario.

Jack le sonrió y se encogió de hombros.

—Sé lo que sé, pero no tengo ni idea de lo que no me acuerdo.

Hiksti se había ido acercando y le agarró de la nuca antes de juntar sus frentes. Jack se rió mientras Hiksti le apretaba con fuerza el cuello.

—Sea lo que sea lo averiguaremos juntos. —le dijo el mecánico con los ojos cerrados.

—¿Qué está pasando aquí?

Hiksti abrió los ojos al mismo tiempo en el que Jack se giraba hacia la voz. Hyoga tenía los brazos levantados y un hechizo de hielo a punto de terminar le congelaba los dedos, dejando rastros de vapor en el aire.

Hiksti levantó una mano despacio hacia él, con gestos tranquilizadores, intentando escudar a Jack con su cuerpo. Hyoga parecía dispuesto a atacarles de todas maneras.

—¡Hyoga! —saludó Shun, acercándose con una sonrisa feliz en el rostro—. ¡Estaba preocupado!

Hyoga lo miró con un sentimiento en sus ojos que Shun no supo muy bien cómo catalogar. ¿Confusión, dolor? ¿Arrepentimiento?
Fue entonces cuando Shun se dio cuenta de algo.

—¿Dónde está mi hermano? —pregunto Shun. Hyoga dejó caer las manos un poco, el hielo empezó a desaparecer de sus dedos.— ¿Y mi hermano?

La plaza del último piso de la Torre de la Insolencia estaba bien iluminada y a Shun le costaba ver los cambios de expresión de Hyoga, arropado por las sombras del interior. Fue por eso que tampoco vio la figura que estaba acercándose a Hyoga por detrás, en silencio. Una mano blanca se levantó hasta agarrarse del hombre de Hyoga que se dio la vuelta y volvió a levantar las manos.

La chica que le había tocado se apartó, con los ojos muy abiertos.

—¿Quién eres, qué está pasando? —preguntó ella, con un tono que demandaba respuesta. Entonces se tocó la sien, apretando los dientes—. Me duele la cabeza…

—¿Pero qué? —preguntó Hiksti y Jack se asomó desde atrás de él.

—¡Ey, Reina! —saludó con una mano en alto y una sonrisa contenta en los labios—. ¿Te acuerdas de mí?

La boss parpadeó y gruñó un poquito. Jack se giró a mirar a Hiksti.

—Creo que sí que se acuerda de mí.

Hiksti rodó los ojos y Jack se encogió de hombros, poniéndose las manos detrás de la nuca. Su vara se quedó de pie, ahí tan tranquila.

—Jack, ¿qué has hecho esta vez, dónde está mi hermana?

—¡Ey, yo no he hecho nada! —replicó Jack.

—Yo ya no quiero saber nada. —dijo Locke, dándose la vuelta para ver que tal estaban Aya y Dominic.

Mientras los dos ex-bosses se dedicaban a reñir, Hyoga caminó despacio hacia Shun, tirándose del cuello de borreguito para separarlo un poco de la piel.

Shun se llevó un puño al pecho, esperando aún la respuesta de Hyoga, que se paró delante de él y le miró con cara triste. Shun tomó aire y se llevó las manos a la cadera.

—Está bien. ¡Está bien! —dijo antes de dejar salir el aire de golpe y mirar hacia otro lado, con los ojos clavados en las nubes encima de ellos—. ¿Teníamos tres vidas, verdad? No está muerto de verdad.

Hyoga levantó la mano y la dejó cerca del hombro de Shun, al final le dio un golpe suave con el puño en el hombro.

—Estará abajo, quejándose. Seguro.

Shun se rió y se llevó el puño a los labios, notando los ojos húmedos pero sin querer reír.
Locke empezó a hacer el recuento y fue entonces cuando preguntó.

—¿Dónde se ha metido Neko?
Title: Re: neverland 2.2: you can (not) fight
Post by: Neko on August 30, 2020, 08:34:27 AM
Ya falta pocoooo.

73.

Neko había perdido la cuenta de las misiones que habían hecho ya en Rift of Heaven, lo que sí sabía era cual estaba haciendo en ese momento. La que menos le gustaba: Proteger la Torre central de veinte malditos, enormes y muy, pero que muy bien musculados ángeles en diminutos ropajes y casi inexistentes armaduras.

—¡Que te quedes quieto! —gritó Anir mientras daba un golpe al aire y Atom le asestaba un derechazo al ángel más cercano—. ¡Seis!

Otro ángel se deshizo en píxeles después de un abrazo cariñoso de Baymax y Hiro gritó que llevaba siete.

—¡Aún quedan siete más! —recordó Anir, que los tenía a todos localizados con sus bots.

—Je, je… ¿que te apuestas que mato más que tú? —le preguntó Hiro, dejándose caer a su lado.

Neko le miró con una ceja levantada y arrugó la nariz.

—Vale, cuando gane cogeré lo que quiera de tu inventario.

—¡Hecho! —respondió Hiro, dándole una palmada en el hombro, aunque su sonrisa se borró de inmediato—. ¿Cómo que cuando gane?

Neko le miró con los ojos entrecerrados y luego sonrió. Y su sonrisa no prometía nada bueno, al menos no para Hiro. Anir levantó una mano y chascó los dedos. Un segundo después las bombas empezaron a explotar y Hiro abrió la boca, sin creer lo que estaba pasando.

—¿¡Los tenías trampeados!? —exclamó mientras las explosiones se sucedían a su alrededor—. ¿Y a qué Santo estaba yo pegándome con ellos?

—Encima de que te dejo ganar experiencia… —contestó Anir, mirando su omnitool para ver si todos habían muerto—. En serio que ahora son más fáciles de matar. Antes les habría hecho algún que otro rasguño con las bombas, pero han muerto cuatro yo.

Hiro parpadeó y de repente salió volando.

—¡Me pido los otros tres, empate! ¡No me robas nada!

Neko rodó los ojos, pero le dejó hacer con una sonrisita entretenida. Fue entonces, mientras miraba su omnitool, que recibió un mensaje. Neko levantó una ceja al ver el nombre del remitente: notathief. ¿Locke ya había salido de la Torre de la Insolencia?
Anir se resguardó bajo el porche de la puerta principal de la torre que estaban defendiendo y le dio a play.

—¿Dónde estás? Hemos salido ya de la Torre. Tenemos bajas.

Bajas. ¿Quién habría muerto? Neko supuso que alguno de los chicos de nivel más bajo, aunque no podía descartar a nadie.

—Estamos en el Rift of Heaven. Tengo al chico conmigo. —envió mientras veía caer a dos de los ángeles en su monitor. Sólo faltaba uno.

Anir estaba pensando si matarlo o no, sólo por molestar al renacuajo, cuando le llegó otro mensaje de parte de Hiksti.

—¿Estáis bien? Hiro no me contesta. —escuchó la chica, haciéndole reír un poco.

—Sí, sí. Tu hermano se está pegando con un ángel, pero no te preocupes, les han bajado el nivel, no sé por qué.

De fondo se podían oír los gritos de euforia de Hiro, que volaba en remolinos en ese momento. Neko llamó de vuelta a Atom, decidiendo que Hiro podía quedarse con el último Divine Angel y luego buscó a ese maldito npc con la mirada.
Cuando no lo vio, Anir se llevó las manos a la boca y tomó aire antes de gritar.

—¡Non Playing Character!

El ángel se materializó detrás de Anir en un santiamén.

—Prefiero Heavenly Rift Guide Arushinai, si no te importa.

Anir se rió un poco y se llevó una mano a la barbilla, ladeando la cabeza para mirar hacia Arushinai, así de reojo.

—¿Tú antes no eras un enano?

El guía se llevó una mano enguantada a la banda metálica que le cubría el cinturón de Adonis y poco más. Cambió el peso de pie, ladeando la cadera.

—Bueno, desde que empezamos a existir hasta ahora hemos sido cambiados poco a poco según las necesidades de nuestro amado padre, el Game Master —empezó a explicar el npc—. Nuestros requisitos se ajustan, nuestras apariencias cambian. Todo para hacer la experiencia del jugador más dinámica, mejor…

Anir le miró con cara de palo.

—Tú antes eras un enano.

Arushinai apretó los labios, que era lo poco que se podía ver de su cara.

—Antes era un enano. —afirmó.

Neko sonrió y se apartó un mechón de pelo detrás de la oreja.

—Verás, mis amigos ya han salido de la Torre de la Insolencia y nosotros llevamos aquí horas. —Anir le metió un montón de énfasis a la palabra, a ver si así el guía se daba cuenta de lo harta que estaba— ¡Horas! Se supone que cada grupo puede hacer una quest y yo ya no sé cuantas llevamos.

—Diecisiete. —contestó el guía.

—Diecisiete… bien. ¿Nos podemos largar ya? —y añadió con la voz más dulce con la que pudo canturrear—. No te olvides de nuestro drop.

—Bien, en cuanto acabéis esta, me parece justo. —contestó el guía.

Hiro gritó de forma triunfal antes de gritar diez y Arushinai chistó antes de suspirar.

—Por favor, volved pronto.

Neko se encogió de hombros.

—Es posible ¿Quién sabe?

De repente, un montón de objetos empezaron a caer en su inventario y el guía extendió sus alas y señaló hacia el cielo.

—¡El emperador está satisfecho, este es vuestro pago! —y se llevó la mano al pecho, en una pequeña reverencia—. Los cielos os han bendecido.

Después todo se convirtió en luz blanca y para cuando Anir pudo volver a ver, se dio cuenta de que estaba en el interior de algún edificio. Las paredes le eran familiares.

—¡Neko! ¿Te has muerto?

Anir parpadeó mientras Hiro gritaba y daba puñetazos al aire. Milo la estaba mirando preocupado.

—¡Estamos fuera, fuera!

Yuzuriha se puso mejor la bufanda y Watari dejó caer sus cartas. Monica y Max se miraban entre ellos y a un lado Ikki, que estaba tumbado en el suelo, se incorporó.

—Ay madre, que nos ha echado fuera el capullo —dijo Anir, bajando de la plataforma, señalando a Ikki—. ¿¡Te han matado!?

Ikki apretó los labios y se volvió a tumbar, cerrando los ojos. Anir simplemente esperaba que los números cuadrasen para que todo el mundo pudiera bajar.
Title: Re: neverland 2.2: you can (not) fight
Post by: Neko on September 30, 2020, 05:11:24 PM
74.

Locke miró al grupo entero, haciendo recuento mental de cuantos eran: ocho. Y aún faltaban Neko y el chiquillo por llegar. Iban a tener que planear muy bien la salida.

—No, espera, ese tipo es una mascota ahora… —murmuró Locke para sí mismo, llevándose la mano a la barbilla mientras fruncía el ceño.

—¡Dominic se está despertando! —avisó Aya, que estaba agarrando a su compañero de las mejillas—. ¿Estás bien?

—Hmm… ¿qué ha pasado? —quiso saber Dominic.

—Te has quedado sin puntos de magia y estás agotado, pero estamos todos bien.

Hubo otro momento de confusión cuando Dominic vio a los bosses, pero no tardaron mucho en aclarar el entuerto.

—¿Entonces podemos bajar ya? —preguntó Dominic, abrazando a su tótem.

—Primero tenemos que esperar a que Neko y Hiro bajen de Rift of Heaven. —señaló Hiksti, mirando la bandeja de entrada de sus mensajes—. ¿Por qué no han bajado aún?

—Estaban acabando una misión, dales un poco de tiempo. —recordó Locke, rodando los ojos.

Hiksti asintió con la cabeza, mordisqueándose los labios. Tenía cara de estar calculando y Locke supuso enseguida el qué.

—Somos ocho. —le oyó decir y Locke le dio una patadita en el pie.

—Tu amigo es una mascota ahora mismo.

—Ya, pero…

Ping.

Hiksti miró hacia su brazo, donde su omnitool seguía activada. Ping, ¡ping!, sonaba el cacharro con insistencia.

—Estamos abajo. La mierda de Guardián ese nos ha sacado de la Torre. ¿Estáis bien? —leyó Hiksti en alto y miró alrededor, haciendo contacto visual con todos y cada uno de los presentes—. Entonces… Anir y mi hermano están abajo.

—Eso nos deja a ocho aquí arriba… —comentó Hyoga, cruzándose de brazos.

—Siete, él es una mascota. —apuntó Aya, que había sido la primera en darse cuenta.

—¿Una mascota? —preguntó Dominic, que seguía sentado en el suelo, un poco desubicado.

—Eso parece. —respondió Jack, encogiéndose de hombros.
—¿Y tú? —fue la pregunta de Shun que tomó por sorpresa a todo el mundo, haciendo de la Reina de Hielo el centro de atención—. ¿Tú también eres una mascota?

—¿Por qué tendría que serlo? —dijo ella con expresión preocupada, agarrándose una mano con la otra.

Su actitud no se parecía en nada a lo que habían visto hacía sólo unos minutos.

—Pues estaría de lujo, porque así seríamos seis y podríamos bajar todos tranquilos —dijo Jack, sonriendo de oreja a oreja—. No es mala opción. ¿Verdad, Reina?

La chica rodó los ojos y se cruzó de brazos, mirando hacia la baranda de piedra que los separaba de una caída mortal.

—Sí, supongo…

—¿Alguien tiene un… Cristal del Corazón Congelado? —preguntó Aya de repente.

—No me suena ese drop —comentó Locke, aunque empezó a mirar en su inventario—. ¿Para qué lo quieres?

—Es lo que me dice la BIO de IceQueen que necesito para atraparla y hacerla mi mascota.

—¿Un qué? —preguntó ella, ahora interesada.

—Cristal del Corazón Congelado —contestó Hyoga—. Lo tengo, me ha caído antes de que… nos separásemos.

—¡Oh! ¿¡Cuál es el mío, cuál es el mío!? —exigió saber Jack, emocionado.

—Cristal del Espíritu Congelado. —contestó esta vez Shun.

—Cómo mola, ¿no? ¿Alguien lo tiene?

Hiksti levantó la mano.

—Me lo han dado cuando, eh, cuando la hemos derrotado —explicó, suavizando lo que en realidad iba a decir mientras señalaba a IceQueen con un movimiento vago de la mano—. Te lo voy a echar.

—¡Tíramelo! —le respondió Jack, haciendo desaparecer su bastón.

Jack flexionó las rodillas y levantó las manos, como preparándose para coger una pelota o un frisbee.
Hiksti se rió entre dientes antes de lanzarle el objeto, que se incrustó en su pecho antes de hacer aparecer un montón de cristales azules y blancos a su alrededor, congelando el suelo con escarcha fresca. Después, el cartelito de “¡Conseguido!” brilló encima de Jack, que aplaudió antes de ir hasta Hiksti para echarse en sus brazos.

Hyoga miró a su alrededor y le preguntó bajito a Aya si quería el cristal. Aya asintió feliz, pero cuando Hyoga lo intentó vio que el objeto era intransferible.

—¿A qué esperas? —preguntó la antigua Boss de Hielo, dejando caer los brazos y echando los hombros hacia atrás, con la barbilla bien alta.

—A nada, supongo. —comentó Hyoga, mirando el cristal que tenía entre los dedos, pensando qué hubiera pasado si no le hubiera tocado ese objeto.

Negó con la cabeza, cerró los dedos encima del cristal y lo lanzó con fuerza hacia la chica. El cristal se clavó en su pecho y IceQueen se llevó las manos hasta ese lugar, con los ojos bien abiertos.

Poco después la explanada entera se llenó de cristales azules y copos de nieve congelados en suspensión, que desaparecieron en volutas de luz mientras sonaba la musiquita de victoria.
IceQueen todavía tenía la mano sobre el pecho cuando el brillo azul desapareció y Hyoga ladeó la cabeza, mirándola con una expresión neutra que era capaz de poner nerviosa a mucha gente. Pero no a ella.

—Hecho —dijo IceQueen—. Nos podemos ir.
Title: Re: neverland 2.2: you can (not) fight
Post by: Airin on September 30, 2020, 06:48:32 PM
Me autoquoteo el formato de mis propios posts y por eso a veces me salen churros con el número de aporte equivocado?  SI
dos temblores en mi región en menos de 1h? temporada spooky, begin! :v
OK EDIT: VAN TRES, POR FAVOR YA, QUE ME MAREO EN TODO LO QUE SE MUEVA, INCLUIDO EL SUELO orz


~+62~
(http://honey-rider.net/bt/morpg/sagu-icons/nyx.jpg) (http://honey-rider.net/bt/morpg/sagu-icons/prompto.jpg) (http://honey-rider.net/bt/morpg/sagu-icons/thorin.jpg)


—Soy un adulto mayor de edad y tu no eres mi tutor legal, no necesito que me des permiso.

Nyx frunció el ceño y soltó el abrazo con el que mantenía al muchacho apretado contra él para agarrarlo por los hombros, y agitarlo. Con un poco de saña, a ver si así esas dos únicas neuronas que parecía tener a veces le chocaban y hacían contacto.

—¿Pero tú estas tonto?! —exclamó preocupado y exasperado a partes iguales.

—Aahh… —el rubio se llevó una mano a la frente y puso la otra contra el pecho del mayor, apartándolo un poco más.— Ni siquiera me has oído aún.

—No tengo que escucharte para saber cuando tu idea brillante va a ser un desastre, te lo veo en la cara.

—¡Venga ya Nyx!

—Como los brownies en taza. ¿Te acuerdas de los brownies en taza?

—¡No fue mi culpa que explotasen! —Prompto negó con la cabeza, abriendo mucho los ojos con indignación.

—No, claro, lo hizo un mago —contestó Nyx sardónico, llevando una mano a su flequillo rubio y estirando hacia abajo como recriminación.

—¿Vas a recordármelo siempre?

—Pregúntale a Libertus por la cerveza destilada en casa. —dijo por toda respuesta.

Prompto rodó los ojos con hartazgo sin querer sonreír, aunque era una anécdota de las andanzas de su vecino previas a formar parte de las fuerzas de la ley y el orden que nunca fallaba en provocarle carcajadas y agotamiento de músculos abdominales.

Los ruidos de estática crujieron en el auricular de Nyx que conectaba con la frecuencia que estaba usando su jefe.

—¿Ulric? —escuchó la voz profunda de su capitán.

—En el sitio, con el chico. —contestó Nyx.— Parece que esto está realmente vacío salvo por nosotros dos. Y la gente que sigue en las cápsulas.

—De acuerdo, estaré allí en seguida, tengo que encargarme de un asunto pero puedo hacerlo en el coche, dame unos diez minutos más o menos. 

—Vale jefe, ¿hago reconocimiento del lugar?

Tras unos segundos en los que sólo se pudo escuchar pasos, la voz del capitán sonó de nuevo.

—Si, asegúrate de que el resto del local esté… bueno, iba a decir vacío, pero ya me entiendes. Si hay alguien más en condiciones de que nos pueda dar un testimonio, reténlo. Cualquier otra cosa, estáte atento al canal privado.

—¿Al privado? A la orden. —Aquello lo descolocó, y se levantó arrastrando consigo al muchacho rubio.

Nyx cortó la comunicación de la llamada, pero abrió la línea privada con Thorin, para poder estar pendiente sin que hubiera un registro oficial rastreable. Llevar una investigación por un canal privado normalmente significaba que las cosas no deberían estar en sus manos, sino en las de otra gente concreta y muy probablemente comprometida de alguna forma. Si ya era una situación difícil de creer, tenía la sensación de estar al borde de un estanque de paranoia, metiendo los pies poco a poco y preparándose para darse un baño y zambullirse por completo. Nyx no quería coger la sombra de una sospecha sin base, aún sin precisar, y echar a correr sin rumbo con ella. Ya había suficientes pollos sin cabeza dando vueltas por ahí, gracias.

Pasó el brazo por encima de los hombros de Prompto.

—Vas a tener el dudoso honor de echarme una mano, compañero.

—¿Qué tengo que hacer? —preguntó el chico sin titubear.

De verdad que para Nyx no era físicamente posible quererlo más.

(http://saintseiyayaoi.net/misk/hr.png)

Thorin marcó uno de los números que se sabía de memoria, y esperó de nuevo a que diera señal. Un tono, dos tonos, tres tonos. Se puso el abrigo sujetando el aparato entre el hombro y la oreja, pero el ‘tuuut’ intermitente continuaba sonando sin que nadie descolgase.

Apretó la pantalla táctil para cancelar la llamada, y probó con otro contacto.

El número solicitado está apagado o fuera de cobertura en este momento… —le informó una voz robótica y artificial con una expresión demasiado falsa y alegre.

—Ni que fuera algo raro. —gruñó Thorin entre dientes mientras esperaba el ascensor. Por algún extraño misterio del universo Kíli siempre acababa con el móvil sin batería y sin darle importancia. 

Volvió a probar con el mayor de sus sobrinos, aunque ya estaba seguro de que tampoco tendría suerte. Fíli solía poner el móvil en silencio por la noche, y a esas horas era más que probable que estuviera ya en la cama. Pero lo que no era habitual es que no devolviera la llamada. Tenía la costumbre de dejar el aparato cerca de la almohada y tantos intentos seguidos habrían acabado por despertarlo.
Pero para eso primero debía estar en condiciones de despertarse.

Entró al coche, cerró la puerta, se puso el cinturón, y agarró el volante con ambas manos, apretando hasta que sus nudillos quedaron prácticamente en blanco. Respiró un par de veces con profundidad antes de arrancar y salir en dirección a las salas de juego. No dejaba de llamar a sus sobrinos, primero a uno y luego a otro, pero a pesar de ello seguía sin obtener respuesta.

El número solicitado está apagado o fuera de cobertura en este momento…

A veces Thorin odiaba su instinto de perro viejo y esa condenada manía que tenía de llevar siempre la razón; deseaba que por una vez no fuera así.


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Title: Re: neverland 2.2: you can (not) fight
Post by: Airin on October 31, 2020, 06:04:00 PM
back on track. orz


~+63~
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—¿Entonces?

—Seh, yo creo que se puede. —Ikkaku se frotó la barbilla, entrecerrando los ojos.— Ahora que somos seis, y teniendo un porcentaje de niveles más altos, no es algo descabellado.

El ninja resopló por la nariz ahogando una risita ante la pulla auto-infligida de forma completamente involuntaria.

—¿Qué?

—Nada, que tienes razón. —corroboró mordiéndose el labio para aguantar la sonrisa, que se contagió a Kíli, quien se agachó fingiendo que se ataba bien las botas.

El lancer miró con sospecha a su compañero, pero intuyendo cansancio mental a la vuelta de la esquina, lo dejó estar.

—¿Entonces...? —comenzó de nuevo Airin, dándole una patadita traviesa al arquero y mirando el mapa del mundo desplegado en la pantalla de su omnitool,— ¿A Glastheim primero?

—Si, ¿no? —Fíli le pasó el brazo por los hombros a la pelirroja y se acercó un poco al holograma.— Nos pilla de camino hacia Themyscira para que él pase de lancer a dragoon, y a lo mejor con un poco de suerte puede que tú consigas llegar a pasar la quest de knight.

—¿Dónde se hace? —preguntó Airin arrugando la nariz. Era cierto que no le quedaba mucho para cambiar de nivel.

—De Glastheim, bajando hacia el sur este, cerca de la punta más interior de la bahía de Palanthas, en unas ruinas que hay junto a una laguna.

—Oh, es verdad, tú la has tenido que hacer antes.

El knight le estiró suavemente de un moflete a pesar de las protestas de la chica, y palmeó la cabeza de su hermano, haciendo que se levantase por fin.

—De ahí todo lo demás creo que nos queda al oeste, pero esta vez que el VIP nos invite a warps, porque yo no pienso hacer otra ruta de travesía escénica por las montañas.—dijo Fíli recordando las malas experiencias anteriores que habían estado a punto de acabar de forma más bien trágica.

—No jodas que os cruzásteis las montañas a pie. —el rubio asintió ante la sorpresa de los dos miembros más nuevos y el ninja frunció el ceño.— Pero si hay una llanura de paso entre Prorencia y Lavender Town… Ah! Mierda, ya caigo.

Yumichika estuvo a punto de que le entrasen los sudores solo de acordarse del bicho al que habían tenido que enfrentarse ellos dos a solas. Ikkaku lo miró de reojo, y se giró a los demás.

—Pues aún hicisteis bien, nosotros nos encontramos con un Khorkhoi y no fue bonito.

—¿Un qué? —poniéndose pálida Airin agarró el brazo de Kíli con fuerza, y el arquero se encogió un poco.

—¿Qué es eso?

—Es un gusano, gigante. —resumió la chica uniéndose al club de escalofríos en el que se había instalado el ninja.

—Un khorkhoi, —empezó a explicar Pip con gesto de asco apropiadamente impresionado,— es una especie de gusano gigante con dientes del tamaño de un hombre, que suele pulular por la zona chunga entre Mos Eisley y Rabanastre. He oído las historias de terror que circulan de guild en guild sobre encontronazos por el desierto con esos bicharracos.

Los tres integrantes más jóvenes de la party se acercaron entre ellos hasta apretujarse casi por instinto.

—La primera noche que acampamos juntos nos atamos a las ramas de un árbol porque Airin insistió, —Kíli tragó saliva discretamente.

—Porque no me fío de nadie, ¡he visto muchas películas de terror y sé cómo funcionan!

A Ikkaku se le escapó una risotada, y restregó los nudillos por el flequillo de la pelirroja aligerando sin darse cuenta el ambiente que se había ido tensando.

—¡Mente brillante, p’arriba y p’alante! Venga chavales, a subir de nivel.

—Pues vamos tirando. —Pip apagó el cigarro, se puso de nuevo el parche en su sitio y se ajustó el sombrero.— ¿A pata o en ruedas?

—¿En ruedas? —preguntó Yumichika mirando de hito en hito.

—Ooohhh… vale, pues te explico.

(http://saintseiyayaoi.net/misk/hr.png)

(http://honey-rider.net/bt/morpg/sagu-icons/sephiroth.jpg)

Mientras caminaba alejándose de las inmediaciones de la ciudad, Sephiroth se recogió el pelo en un moño algo chapucero pero lo suficientemente firme como para aguantar el combo de baches y velocidad sin deshacerse, intentando evitar que le golpease en la cara mientras conducía.
Cuando creyó estar fuera de la vista general pero con salida al camino, desplegó el panel de su omnitool, buscando entre los objetos de su inventario.

—Debería de estar por aquí… —refunfuñó el hombre desplazando la vista del holograma.— ¡Ah!

Con un comando de atajo rápido se aseguró de tener todo en orden, y sacó a su alcance una enorme motocicleta grisácea. Sephiroth frunció el ceño al ver la cantidad de mugre que la cubría, sin recordar cuándo había sido la última vez que la había usado. Si Cid hubiera visto el estado en que la había guardado, le habría dado tal patada en el trasero que lo hubiera puesto en órbita. Recordaba las indicaciones que le había dado su cuñado cuando le enseñó a conducir siendo él aún un crío sin haber acabado la academia.

—Bueno, a ver si me acuerdo de cómo se hacía esto... —murmuró con duda, montando sobre el vehículo y probando el arranque. Supuestamente, montar en bici era algo que no se olvidaba nunca. Ir en moto debía de ser algo parecido.

Después del primer latigazo de velocidad, apenas le hizo falta tiempo para retomar la soltura que había tenido previamente.


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Title: Re: neverland 2.2: you can (not) fight
Post by: Shruikan on October 31, 2020, 10:08:25 PM
Luken se preguntaba qué le había llevado a seguir a ese muchacho.

La respuesta más obvia era que le caía bien a Rosie y bueno, si alguien le gustaba a Rosie, por fuerza tenía que gustarle a él también.

La otra, menos obvia, era que el chaval le daba algo de lástima. Se había presentado como N, alto y educado, y con una sonrisa triste. Le había contado lo que había ocurrido en Ding Dong Dell, y el BeastHunter a su vez le habló escuetamente de lo ocurrido en Rabanastre.

Luken no era una persona a la que llamarían buena o caritativa. Muchos insistirían más bien en lo contrario, que pese a su rostro agraciado era un ser vil y retorcido. Él les daría la razón de pleno. Pero eso no significara que, al ver al chico a punto de llorar mientras acariciaba a Rosie en ese banco, no se hubiese conmovido un poco.

Era por eso que había accedido a acompañarle hacia el bosque, hacia su cabaña. Había caído la tarde y el atardecer teñía las hojas de los árboles, normalmente de verdes, de un dorado intenso, casi dándoles un resplandor propio. Habían estado charlando, con Rosie en brazos de N, hasta que el BeastMaster parecía haber olvidado un poco su tristeza.

—Así que tu eras el Cazador Verde, ¿eh? —Comentó Luken —. Quien lo iba a decir. Te ganaste muy mala fama atormentando a los jugadores de esta zona, ¿sabes? —Se rió, entretenido —. Nadie quiere venir a levelear por aquí.

N imitó el gesto, moviéndose con pasos más alegres, como un bailarín sobre la hierba.

—Es su problema —dijo, con tono más alegre del que hubiese debido, quizás. A Luken no le molestó —. Aunque no he matado a nadie desde el encierro. Mis compañeros dijeron que no estaba bien. Ellos también vinieron aquí.

—Tus compañeros… ¿tu Party en Rabanastre?

El BeastMaster asiente. Le ha hablado de ellos. La Samurai faltona. La Black Mage mandona. El Warrior gruñón. El raro y callado Alchemist. y su amiga Merchant. No tardaron mucho en llegar a la cabaña, el tocón de un viejo y gran árbol que había sido rehabilitado como hogar.

Sin embargo, al llegar a la puerta, N se quedó paralizado, dejando atrás el poco carácter risueño que había logrado recuperar.

—Alguien ha entrado en mi casa —. Exclamó, en un susurro, con el mismo tono de un niño que se da cuenta de que alguien ha estado tocando sus juguetes sin permiso.

—¿Cómo? —preguntó Luken, extrañado.

—Esto no estaba —señaló a una guirnalda en forma de pluma adornando el marco de la puerta. — Ni eso —Un taller de oficio montado frente a la entrada —. ¡Ni eso! —A la ropa tendida bajo la ventana.

Luken siguió su dedo con confusión y una mano en la cintura, Rosie correteando hacia él y dando vueltas alrededor de sus pies.

—Pues no sé, chico. ¿Quizás haya sido…?

No tuvo tiempo de terminar antes de que N fuera a pasos largos hacia la puerta, abriéndola de golpe. Su refugio estaba más o menos igual, con los muebles en su sitio, aunque con evidentes señales de que alguien había estado ahí. La ropa secándose frente a la ventana, los platos de comida vacíos, las sábanas nuevas y, sobretodo, al chico sentado en la mesa al centro, que giró el rostro en su dirección al escuchar el ruido.

Un bardo, de apariencia no mucho mayor que el BeastMaster, con un cabello de rojo intenso y las mejillas pecosas hinchadas con el bol de fideos que se estaba comiendo. Ambos se miraron largo rato.

—Tú. —El tono de N era glacial —. ¿Qué haces en mi casa?

El bardo pareció sospesar sus opciones en silencio. Luego levantó una mano, como pidiendo tiempo y apartó la cabeza para terminar de tragar. Cuando volvió a levantarla, lucía una ancha y blanca sonrisa.

—¡Hola! —les saludó con gesto amistoso y una ancha sonrisa. —Me llamo Kvothe, y antes de que me digas algo, te puedo asegurar que todo esto tiene una explicación.
Title: Re: neverland 2.2: you can (not) fight
Post by: Neko on November 30, 2020, 06:11:45 PM
75.

Los supervivientes de la Torre habían bajado para reunirse con el grupo entero. Shun había corrido a abrazar a su hermano y Milo se había echado encima de Hyoga antes de levantarlo por la cintura y darle un par de vueltas.

—¡Hijo mío!

IceQueen se había cruzado de brazos, levantando una ceja hacia su nuevo dueño.

—Deja al chico en el suelo, los demás también lo queremos abrazar. —dijo Crane, que al final sólo le palmeó la cabeza mientras Neko le daba una palmada en el hombro.

Hyoga sonrió, contento con la bienvenida. Después, sus ojos se cruzaron con la mirada intensa que Ikki le estaba echando, aún con Shun colgado del brazo mientras SleepingBeauty y DeadEnd le ponían al día.

Monica, Max y Watari estaban hablando con Hiksti, Jack y Hiro unos pasos más allá. Neko suponía que los dos hermanos tenían mucho de lo que hablar entre ellos.
Y estaba el tema de las mascotas. Lo ideal sería averiguar qué les había pasado. ¿Cuánto recordarían?

—¿Y ahora qué, jefa? —preguntó Locke, apoyando el codo en el hombro de Neko, que levantó una ceja antes de mirarlo.

—Ahora nos vamos.




Habían tenido que repartirse en cuatro coches, pero con tanto mecánico en el grupo, tampoco había sido difícil encontrar vehículo extra y conductor.

—¡Puedo conducir o ir volando en B-Max! —había asegurado Hiro mientras Hiksti señalaba el interior de su coche—. Tampoco vamos lejos.

Hiksti había abierto la puerta del copiloto y había levantado una ceja.

—Date prisa antes de que te robe el asiento Jack.

Hiro había chistado, pero había acabado corriendo al ver que Jack estaba muy contento con la idea de ir delante.

Por su lado, Neko había insistido en invitar a la recién llegada al asiento de copiloto.

—Te conozco. —le había dicho después de arrugar la nariz.

—Eso me han dicho… —había murmurado Elsa, sentándose lo más modosita que podía en el coche.

—No, de antes de que te tiñeras de negro, no te había reconocido. Eras amiga de Tanlaus. ¿No sabrás dónde está, verdad?

Ella negó con la cabeza y clavó su mirada en sus propias rodillas, crispando un poco los hombros.

—No… tampoco me acuerdo muy bien de quién es. Lo siento.

Neko negó con la cabeza mientras la suave voz de Milo cantando llenaba el automóvil.

—Tranquila, ya aparecerá.

En el tercer coche, Locke había echado la cabeza hacia atrás en su asiento y se había quedado dormido al instante. Mientras tanto, Max y Monica mantenían una conversación  a susurros para no despertarle.

En el último coche, Watari estaba de morros porque al ir el último de la cola no creía que le dejasen correr. Ikki estaba de brazos cruzados a su lado mientras Shun y Dominic se habían dormido cada uno contra una ventanilla.

Aya suspiró.

—Bueno, ¿de qué queréis hablar? —había preguntado la chica, sin esperanzas de una conversación demasiado animada.

—Ahora que lo dices… ¿quieres ver unos videos muy interesantes de la última dungeon en la que estuve? —preguntó Watari—. Hay un número de música y todo.

Si Neko se enteraba, probablemente acabaría de nuevo en el interior de Equipaje, pero todos necesitaban reír un poco después de lo que habían pasado. Y Hyoga estaba super cuqui con pantalones cortos.




La bandeja de entrada de Neko estaba que ardía, así que la había revisado nada más bajar del coche. Muchos de los mensajes eran de GoldenLion, aunque no todos. Empezó a contestarlos con una sonrisita apoderándose de sus labios mientras entraba a la posada de Snowbelle.

La idea era parar a repostar, hacer noche y planear qué hacer después. El grupo estaba bastante animado para haber salido de una dungeon con varias muertes a sus espaldas —tal vez la perspectiva de comer y dormir en un lugar cómodo les había puesto de buen humor— y Neko empezó a quedarse atrás poco después de entrar por la puerta de la taberna.
Sus compañeros ya habían juntado varias mesas para sentarse todos juntos cuando Anir levantó la vista y vio a alguien ajeno a su party de espaldas, pagándole algo al tabernero. Anir frunció la nariz. Aquel ratio hombros-cintura lo conocía demasiado bien y el moñete en lo alto de su cabeza le era muy, pero que muy familiar.

—No puede ser… —murmuró antes de hacer desaparecer la omnitool.

Ni siquiera sabía si jugaba o no, pero… la manera de moverse. Era él, estaba segura. ¡Tenía que ser él!

Neko sacó una sola moneda dorada de su inventario y la echó hacia el hombre extraño. Rebotó en su bota rodando un poco más allá.
El hombre miró al suelo y luego se giró un poco para seguir el trayecto de la moneda con la mirada. Aquella nariz… Ya no cabían dudas.

Anir levantó la mano y señaló con un dedo acusador al otro jugador.

—¡Brujero!

Y Sephiroth levantó la cara, clavando sus ojos verde pálido en los de su sobrina.

—Vaya. Hacía mucho que no te veía, Anir.
Title: Re: neverland 2.2: you can (not) fight
Post by: Shruikan on November 30, 2020, 07:44:24 PM
Aporte de hablar, buh buh

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—...y la actuación de la soprano fue catastrófica; no es que cantase mal, entiéndeme, pero no había nada de entusiasmo en su canción. Se notaba sobremanera que no estaba metida en el papel, ¡no había pasión ahí!

Gesticulaba animadamente en el aire mientras hablaba, lo cual era un tanto preocupante teniendo en cuenta la velocidad a la que conducía (Artoria se aseguró de tener su cinturón de seguridad bien abrochado). Su malhumor había quedado momentáneamente olvidado cuando vio la oportunidad de hablar de la última ópera que se había estrenado en la ciudad una que, por lo que parecía, había visto muchas veces en distintas ocasiones, las suficientes como para poder compararlas.

—No lo sabría decir —respondió ella, educadamente —. Nunca me ha interesado la ópera especialmente.

—¿Ni aún cuando estás casada con la familia dueña del Liceo y del Gran Teatro? —parecía sorprendido, si no indignado, por tamaña revelación. Artoria se rió un poco sin pretenderlo.

—Pues no. No fue por eso que me casé con Gwyndolin.

Génesis le lanzó una mirada de reproche e hizo un claro esfuerzo por morderse la lengua antes de devolver la atención a la calle. Por suerte para ellos aún era demasiado tarde (o temprano, según como se viese) para que hubiera mucho tráfico. Artoria se preguntó si al detective le llegaban multas por exceder el límite de velocidad pese a ser policía.

—¿Puedo preguntar en qué necesitas mi ayuda exactamente? —su ligera sonrisa se esfumó cuando decidió devolver la conversación a asuntos más serios. Génesis hizo lo propio —. No creo que sea muy convencional, por no decir otra cosa, inmiscuir a civiles en investigaciones secretas de la policía.

—Como ya sabrás, no soy un policía convencional. —Pese a la seriedad en su rostro había una arrogancia en su voz tan interiorizada que hizo que Artoria rodara los ojos.

Artoria había descubierto en las escasas horas en las que le conocía que Génesis que, efectivamente, no era un detective convencional, aunque lo cierto es que eso no era nada nuevo. El señor Rhapsodos se había hecho célebre en la ciudad tanto por los casos que había resuelto como por su excentricismo, y el número de criminales que, con sus palabras textuales, “había destruido y enviado a los confines más oscuros del sufrimiento humano”, era sólo superado por su amor por lo lujoso. Y el teatro. Sobre todo el teatro.

En esas circunstancias, no era extraño que conociera muy bien la familia de su mujer y también la identidad de Artoria sin que ella hubiese tenido que contarle nada. Pero eso tampoco era nada nuevo. Los Pendragon eran demasiado conocidos para su propia conveniencia; lo había dicho su padre muchas veces y ella no podía estar más de acuerdo.

—Eres una Pendragon. —Decidió explicar él al final, tras unos segundos de silencio. Artoria contuvo un suspiro. —. Lo que significa que tienes influencia. Y eso puede venirme… venirnos —se corrigió—, más que bien. Dime, ¿qué sabes del juego de Neverland?

—¿Aparte de ser un juego de arcade que secuestra gente? —respondió, con sarcasmo. Tomó aire y luego volvió a responder —. Sé que usa una tecnología llamada drift neuronal. Por lo que tengo entendido, fue uno de los programas pioneros en utilizarla de forma tan completa y extendida. Hasta que salió el juego solo se había usado para simular instancias cortas o sesiones de preparación, no una realidad entera.

Génesis pareció satisfecho con su respuesta, haciendo un ruido de aprobación mientras giraba el volante. Había descendido la velocidad, lo que debía indicar que se estaban acercando a donde fuera que se dirigieran.

—Eso es. Desde que ha empezado este jaleo hemos estado investigando no solo los locales, sino también a los propietarios, tanto de los salones de juego como de las máquinas. De momento ha sido imposible contactar con el fabricante. Han dicho que es por cosas de la diferencia de horarios, pero yo no me lo trago.

Sus palabras dejaban entrever que tenía una teoría al respecto, una de esas que solían poner toda una investigación secreta en movimiento en las películas. A pesar del gesto expectante de Artoria, Génesis no habló hasta que hubieron aparcado el coche en una calle ancha de casas pequeñas pero lujosas. Le recordaba un poco a su propio barrio.

—Dime, ¿te suena el nombre de Feanaro Curufinwe? —le preguntó, mirándola directamente por primera vez.

Ella frunció ligeramente el ceño. Lo cierto es que sí le resultaba un nombre familiar.

—¿No es ese el famoso inventor desaparecido? El que desarrolló la energía termolumínica con los árboles que encontraron en otro planeta.

—Así es. —Génesis comprobó si quedaba algo de su segunda lata de cerveza, agitándola un poco. Se bebió los escasos restos antes de continuar —. Feanaro Curufinwe Finwion; Feanor para los amigos. Desapareció hace unos… veinte años, más o menos. Los suficientes para habérsele declarado oficialmente muerto.

—¿Y qué tiene que ver él en todo esto? —exigió saber Artoria, demasiado impaciente para tanto preámbulo.

Génesis hizo un gesto exagerado con la mano, uno de tantos. Al menos esta vez no estaba conduciendo.

—Pues verás, hace tiempo alguien puso una denuncia a la compañía desarrolladora, poco después de que Neverland fuera puesto en fase beta. Normalmente suelen suceder esa clase de cosas entre rivales en el sector; peces gordos mordiéndose la cola unos a otros y eso. ¡Pero! —Levantó un dedo en un gesto brusco, haciendo que Artoria diera un bote en el asiento —. En este caso la denuncia fue realizada de forma individual por un ciudadano que argumentaba que habían estado usando tecnología robada. Y quien hizo la denuncia no fue otro que uno de los muchos hijos de Curufinwe.

—Quieres decir… ¿qué Feanor puede estar relacionado con el caso? —Génesis asintió, satisfecho.

—Puede que no directamente. Lamentablemente, la denuncia que puso su familia cayó en saco roto, porque aunque sí había pruebas de que Feanor había estado desarrollando tecnología de drift neuronal, no había nada que le asociase directamente con el proyecto de Neverland. Es decir, había mucha gente investigando lo mismo de forma paralela, y sus estudios eran demasiado rudimentarios todavía para ser poco más que una base. Estamos hablando de tecnología de hace más de dos décadas.

Se frotó el entrecejo, frustrado con el asunto como si se tratase de alguna chapuza de la oficina    que le hubiese tocado arreglar. Suspiró y la miró, muy serio.

—Su familia puede que sepa algo; puede que no sobre lo que está pasando directamente, pero sí sobre la tecnología que usan los puertos de juego. Y quizá puedan ayudarnos a acceder a las máquinas…

—...Y así sacar los jugadores de dentro. —Terminó ella. Génesis le sonrió. Pareció a punto de hacer un gesto pero se contuvo, tratando de conservar la profesionalidad detectivesca. —Algo me dice que tus compañeros de trabajo no estaban muy de acuerdo con tu teoría.

Génesis bufó con desdén.

—¡Bah! Siempre hacen lo mismo. Siempre soy yo el que tiene que tomar riesgos. Y sí, a veces la cago, pero eso no justifica quedarse de brazos cruzados.

Por primera vez y quizá verdaderamente, Artoria sintió verdadera simpatía por ese hombre que solo había visto en retazos de periódico hasta entonces.

—Y esta vez es personal —dijo, más por intuición que otra cosa.

Génesis la miró, sorprendido en un inicio y luego entrecerró los ojos.

—Sí. Esta vez es personal.
Title: Re: neverland 2.2: you can (not) fight
Post by: Neko on December 31, 2020, 05:17:33 PM
76.

—¡Sí que eres tú! —grito Neko con los ojos muy, pero que muy abiertos.

Sephiroth se acuclilló despacio, con toda la elegancia de la que era capaz y agarró la moneda entre los dedos enguantados. La miró con curiosidad y levantó una ceja mientras volvía a ponerse en pie. Hizo volar la moneda en el aire y apretó el puño sobre ella. Cuando abrió la mano ya no estaba la moneda.
Anir se cruzó de brazos, entrompando los labios.

—Te la has puesto en el inventario, no me vengas con truquitos de magia.

—¿Eso crees? O igual la tienes detrás de la oreja.

Anir apretó los labios, cerrando las manos en puños para no llevarlas hasta detrás de su oreja.

—Ya no soy una cría de cinco años. ¿Y a qué santo te pones a hacer trucos de magia en esta situación?

—Tú me has tirado la moneda. —contestó Sephiroth, encogiéndose de hombros—. ¿Tu padre sabe que estás aquí?

Anir sacó otra moneda del inventario, lanzándola hacia su tío que la cogió al vuelo. Abrió la mano, un dedo tras otro y enseñó la palma cubierta de cuero negro pero sin moneda.

—Sólo tienes dos orejas, contesta mi pregunta.

—¿Tu gato sabe que estás aquí?

—Es un animal muy inteligente, pero no creo que sepa donde estoy ni que le importe demasiado. Por fortuna cuenta con un dispensador de comida automático y una fuente de agua que le durará el suficiente tiempo antes de que su verdadero dueño necesite cambiarla. —contestó Sephiroth, acercándose a Anir con pasos lentos y decididos mientras se quitaba los guantes con movimientos bruscos pero bien medidos.

—Dispensador y fuente que le compraste tú. Pídele de salir ya a tu vecino… o a su gato. No sé cual te gusta de los dos, nunca me queda claro. —dijo Anir, mirándose las uñas distraídamente. Así que no se dio cuenta cuando el índice de Sephiroth se acercó para golpearle con cariño la nariz.—. ¡Ay!

—Anir… —le avisó por última vez.

Anir estaba frotándose la nariz, enfurruñada, pero contestó entre dientes.

—¿Cuántas galletas de chocolate te tengo que hacer para que no le vayas con el cuento?

Sephiroth chistó y acabó por palmear la cabeza de la chica, despacito.

—Aceptaré el soborno habitual.

Acarició el pelo de Anir y cuando sacó la mano de detrás de su oreja izquierda, tenía una de las monedas entre sus dedos.

—Esto es tuyo.

Anir la aceptó de vuelta, un poco reticente y Sephiroth se giró para volver a la barra donde había estado antes.

—¿Y ya está? —preguntó Anir, acercándose—. ¿Aceptas mi soborno y si te he visto no me acuerdo? ¿No me vas a reñir más?

Los hombros de Sephiroth parecieron relajarse mientras Neko correteaba para ponerse a su lado.

—¿De qué serviría decirte que no juegues a un juego que han prohibido por su peligrosidad y al que tienes que acceder a través de una red de arcades ilegales cuando no puedes desconectarte? —le preguntó en un tono neutro mientras terminaba las transacciones que estaba haciendo con el NPC antes de que Anir llegase a la posada.

—También es verdad. Tampoco me lo habría tomado muy en serio sabiendo que tú también juegas.

—Pero yo soy policía.

Anir se agarró a la barra con las dos manos y se agachó un poco para conseguir más efecto dramático, mirando directamente a los ojos de Sephiroth, que estaba ordenando cosas en su inventario.

—¿Estás aquí en una misión especial? ¿Vienen a rescatarnos? —preguntó Anir en un susurro, con la cara completamente seria.

—Estoy aquí porque el sistema de combates es de lo mejor que he probado y no es tan caro como otros métodos para quitarme el estrés del trabajo.

Anir se echó hacia atrás, mirando al techo y fijándose en las vigas de madera mientras suspiraba. Una era ligeramente más oscura que las demás.

—Eso es que no.

El silencio se apoderó de su conversación por casi un minuto. Sephiroth seguía ensimismado con lo que estuviera haciendo y Neko simplemente estaba contenta de poder beber de algo tan familiar como su presencia.

—¿Y qué haces en Snowbelle? No es que haya muchas cosas aquí.

—Estoy de paso. Quiero averiguar más sobre… todo esto. —comentó, señalando vagamente con la mano hacia todas partes—. Necesito recabar información que nos ayude a salir o al menos a resistir mejor, saber cual es el estado de los jugadores, crear una red de contactos…

—Tú no dejas de ser policía nunca, ¿verdad?
—No es lo que hago, es lo que soy.

Anir le palmeó la espalda.

—Pobre gato, él esperando a que vuelvas todas las noches y tú casado con tu trabajo… ¿ya le has dicho que es el otro?

Sephiroth no pudo detener la sonrisilla y Anir le dedicó una radiante, llena de orgullo.

—Si buscas información y contactos tal vez te venga bien sentarte en nuestra mesa. —le dijo Anir, señalando con el pulgar hacia el rincón más animado de la taberna—. Hemos estado un poco en todas partes desde que esto empezó y nos han pasado cosas muy raras. Seguro que te interesan.

—Dame un ejemplo. —preguntó Sephiroth, ladeando la cabeza.

—¿Los dos del pelo blanco? Eran jugadores convertidos en bosses y re-convertidos en mascotas. Y de repente los mechanics estamos muy solicitados.

Una libretita se materializó entre los dedos de Sephiroth, que la abrió con un movimiento de muñeca muy practicado.

—Cuéntame más.
Title: Re: neverland 2.2: you can (not) fight
Post by: Airin on December 31, 2020, 07:21:24 PM
Feliz año nuevo. MEJOR AÑO QUE EL '20 orz


~+64~
(http://honey-rider.net/bt/morpg/sagu-icons/sephiroth.jpg) (http://honey-rider.net/bt/morpg/sagu-icons/anir.jpg)


Sephiroth desmontó de la moto en cuanto llegó a Snowbelle y la guardó en su inventario antes de entrar al pueblo, por lo que pudiera pasar. Siempre había sido desconfiado por naturaleza, y los eventos de los últimos días no es que le hubieran quitado razón precisamente.
Se rascó el cuero cabelludo bajo la goma con la que llevaba el pelo recogido en lo que Airin había llamado con burla un “moño de hombre” y entró a la posada, donde se dirigió directamente a la barra y pidió algo caliente para cenar. Podría haber usado objetos de su inventario, pero prefería no gastar recursos si podía no hacerlo. No bien había pagado su transacción que notó algo pequeño y metálico rebotar contra su calzado.

Sephiroth miró hacia abajo, viendo como la moneda que le había intentado agredir sin éxito se alejaba rodando, y atisbó su dirección de origen, sabiendo que no le iba a gustar lo que estaba por encontrarse a continuación. Retuvo el suspiro cansado que quería dejar escapar.

—¡Brujero! —Maldita fuera su estampa. Iba a pillar a ese condenado Game Master y lo iba a dejar hecho tal macramé decorativo que no lo iba a querer reconocer ni su madre.

Cuando Sephiroth levantó la vista se encontró frente a frente con la hija de su cuñado, adoptada por su hermano.

—Vaya. Hacía mucho que no te veía, Anir. —dijo con tono plano pese a la aparente frivolidad de sus palabras.

Mientras su sobrina gritaba al confirmar su reconocimiento, el hombre se agachó con lentitud y recogió la moneda del suelo, intrigado por saber si con una moneda del juego podría hacer alguno de los simples trucos de magia que había aprendido cuando era un chaval. Lanzó la moneda al aire, atrapándola en su puño acto seguido con un movimiento ágil y haciéndola desaparecer de la vista.
Sin embargo Anir torció el morro y se cruzó de brazos, acusándole de haber guardado el metal en su inventario. Mocosa de poca fé, tantos videojuegos claramente habían hecho estragos, aunque Sephiroth estaba seguro de que en el fondo se estaba aguantando las ganas de buscar el engaño tras sus orejas como cuando era una cría.

—Tú me has tirado la moneda. —contestó él ante sus reclamos, mientras se encogía de hombros, y lanzó su propio dardo sin pensar, porque después de todo era un adulto responsable y preocupado,— ¿Tu padre sabe que estás aquí?

También atrapó en el aire la siguiente moneda que le lanzó la chica, sin estar muy seguro de si era una respuesta o una represalia. De igual forma, abrió la mano despacio, mostrando su palma vacía.

—Sólo tienes dos orejas, contesta mi pregunta. —insistió Sephiroth con una de las comisuras de sus labios curvándose ligeramente hacia arriba.

La chica lo miró fijamente frunciendo el ceño.

—¿Tu gato sabe que estás aquí? —Dijo esquivando de nuevo; lo que venía a ser que no, Cid probablemente no tenía ni idea. Y que los pillasen confesados a todos como se enterase. Mejor dicho, cuando se enterase.

Qué manía con el gato, pensó el hombre, cuando el bicho ni siquiera era suyo.

—Es un animal muy inteligente, pero no creo que sepa donde estoy ni que le importe demasiado. Por fortuna cuenta con un dispensador de comida automático y una fuente de agua que le durará el suficiente tiempo antes de que su verdadero dueño necesite cambiarla. —Sephiroth se quitó los guantes de cuero mientras se acercaba a su sobrina de forma moderadamente ominosa.

—Dispensador y fuente que le compraste tú. Pídele de salir ya a tu vecino… o a su gato. No sé cual te gusta de los dos, nunca me queda claro.

Definitivamente el gato, pero eso decidió omitirlo, y como respuesta al incordio de su sobrina, el hombre le golpeó suavemente la punta de su casi inexistente nariz con la yema de un dedo.

—Anir… —el tercer aviso era el último y la chica lo sabía. Pero Sephiroth prometió aceptar su soborno habitual de galletas de chocolate a cambio de no ser él quien informase a su cuñado de las idas y venidas de la joven. Por un lado porque tenía que ganarse su puesto de tío favorito, y por otro lado porque así se ahorraba los gritos hacia su persona, total tarde o temprano Cid se iba a enterar igual.

Le habría gustado poder hacerle algún tipo de recriminación por jugar a un juego cuestionablemente legal y hacerlo debatiblemente a escondidas, pero tampoco habría servido de nada sabiendo que él mismo participaba a pesar de su cargo. O por lo menos poder decir que había ido a sacarles de ahí, y no que él también se encontraba atrapado conectado a una estúpida máquina porque la mayoría de sus días acababan con la imperiosa necesidad de dejarse llevar por la ira y descargar de forma física la frustración que le carcomía. Entrenar en el gimnasio y con las máquinas de simulación hacía tiempo que no resultaba lo suficientemente agotador y distractorio para su cuerpo y mente por igual.

Después de varios minutos de ordenar su inventario en silencio, Anir por fin se decidió a preguntar.

—¿Y qué haces en Snowbelle? No es que haya muchas cosas aquí.

Y Sephiroth, que antes de ser policía había sido un muchacho creador de problemas para otros y experto desvanecedor de su propio rastro y había desarrollado un sentido del tiempo y la ocasión casi impecable, vio su oportunidad frente a él.


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Title: Re: neverland 2.2: you can (not) fight
Post by: Neko on January 31, 2021, 01:41:31 PM
La cosa se pone fea... para el GM XD
77.

—¿Tenéis todos vuestra llave? —preguntó Milo, contando las que le quedaban en la mano, sólo dos.

Milo acababa de alquilar habitaciones para todos con los fondos de la guild mientras Monica se hacía con una mesa y unos cuantos menús. El plan era descansar, hacer inventario y pensar en un nuevo plan de acción.
Lo que definitivamente no había entrado en el plan era que Neko se encontrase con alguien nada más entrar en la taberna y los abandonase a todos. Aunque Milo tenía una idea de quién podía ser el hombre atractivo y misterioso con el que estaba hablando su líder.

—¿Le conoces? —preguntó Max, levantando una mano de la que colgaban sus llaves y señalando con la cabeza hacia Neko.

—No, pero… le ha llamado brujero, ¿verdad? —preguntó Milo, arrugando la nariz.

Max asintió mientras caminaba hacia la mesa con Milo.

—Entonces creo que sé quién es. —contestó Milo al tomar asiento.

—¿De quién habláis? —preguntó Monica.

—¿Qué no es obvio? De él. —especuló Aya, mirando abiertamente hacia Neko.

Dominic levantó la cabeza del menú y miró en la misma dirección.

—¿No sabéis quién es? —curioseó, mirando hacia su izquierda, donde Ikki, Shun y Hyoga habían tomado asiento.

—No. —fue lo único que contestó Ikki.

—Parece que lo vamos a conocer pronto. —comentó Jack, que ya estaba robándole las patatas recién llegadas a Hiksti.

Y casi como si los hubiera invocado, Neko y el desconocido llegaron a la mesa. El hombre tenía una libretita bien agarrada entre sus dedos largos.

—¡Chicos! Este es Sephiroth. —presentó Neko.

—¡Lo sabía! —gritó Milo desde su silla, dando un puñetazo a la mesa y asustando al npc camarero que le estaba dejando la bebida—. ¡Eres el tío policía de Anir!

—¿La policía se ha infiltrado en el juego? —preguntó Hiro, con los ojos muy abiertos.

—¿Se sabe ya qué está pasando? —quiso saber IceQueen, que ya se había presentado como Elsa durante el viaje en coche.

—¿Vamos a salir de aquí? —dijo Shun, agarrando la mano de Ikki y apretando bien fuerte.

—Ey, ey, no… —empezó Anir, levantando las manos para parar más posibles preguntas—. Mi tío es policía, pero es un jugador como nosotros, estaba jugando cuando cerraron el servidor.

Las palabras de Anir tuvieron efecto sobre la mesa, desinflándolos a todos un poco. Sephiroth le palmeó el hombro a Anir y dio un paso al frente.

—Ahora mismo lo importante es sobrevivir y recabar información. Muchos de los jugadores son víctimas de perfil alto y una desaparición en masa no va a pasar desapercibida. No hay que perder la esperanza.

—¿Y si hay gente del gobierno implicada? —preguntó Jack entre patata y patata, levantando las cejas.

—El juego es global, tendrían que estar todos los gobiernos del mundo metidos en el ajo. —rebatió Neko, quitándole una patata de las manos y sacándole la lengua antes de comérsela.

—Algún medio acabaría sacando la noticia… —colaboró Hyoga, con un batido de vainilla bien frío entre las manos. Un poco del sirope de caramelo se resbalaba lentamente por la copa y Yuzuriha lo limpió antes de que le tocase la mano.

—Podríamos especular por horas, pero eso no va a ayudar al señor agente, ¿verdad? —apuntó Yuzuriha—. ¿Qué tipo de información te parece relevante?

—Comportamientos extraños en las últimas semanas antes del cierre, cosas que parezcan bugs… Me interesa mucho la historia de vuestras dos mascotas. —informó girándose a mirar a Jack y Elsa.

—Será mejor que todos pidáis cena, creo que esto va a ir para largo —comentó Neko, poniendo sin ningún miramiento un menú en las narices de su tío—. Venga pide, que yo te pago.

Y Sephiroth se rió con un sonido desde el fondo de la garganta, incrédulo.

—Me puedo pagar mi propia cena —aseguró antes de palmear la cabeza de Anir—. Tú estás chiquita y yo soy VIP.

—Malditos VIPs, todos igual. —refunfuñó Neko antes de abrir la boca bien grande porque Milo le estaba acercando un perrito caliente mientras decía “aaaah”.

Fueron horas de conversación en las que Jack y Hiksti volvieron a contar los sucesos ocurridos antes de la desaparición de Jack. La historia de Elsa se parecía lo suficiente, con la diferencia de que ella había perdido a sus padres hacía poco y su hermana estaba en otra ciudad, en su primer año de universidad y habían tenido una gran pelea. Ese era su último recuerdo fuera del juego.

—¿Y aquí dentro? ¿Algo que puedas recordar? Empecemos, después de la riña con tu hermana… ¿cuándo fue la siguiente vez que te metiste en el juego?

—Justo después, tengo una unidad en mi casa. Sé que quería calmarme… Recuerdo que estaba llorando de rodillas después de haber matado a un boss. Y luego nada.

—¿Qué boss era? —continuó Sephiroth con el interrogatorio.

—Es un boss secreto que está al este de la Torre de la Insolencia. Dentro de una cueva, la entrada tiene forma de calavera.

—¿Devil’s Mouth? Eso estaba en la beta, lo busqué cuando abrieron los servidores oficiales, pero no lo encontré.

—No está exactamente en el mismo sitio, lo encontré de casualidad hace un tiempo… El boss que digo ni siquiera está dentro de la cueva, está en la cima de esa montaña, hay que subir y subir. Prácticamente sólo puedes acceder ahí con una combinación de buffs específica.

—¿Podrías marcarlo en un mapa? —preguntó Sephiroth.

—Te podría llevar hasta allí. También tengo screens de cómo llegar.

—Eso me servirá. —asintió Sephiroth, sin querer poner más vidas en peligro.

—¿Y Tanlaus?

Parte de la mesa se quedó en silencio y los miembros más antiguos de Night Fury miraron a Hiksti.

—¿Qué pasa con Tanlaus, dónde se ha metido ese cabrón? —preguntó Jack, al que ya se le hacía raro no haberlo visto.

—Lleva semanas desaparecido —explicó Yuzuriha—. ¿Creéis que tenga que ver con todo esto?

Sephiroth cambió de página y empezó por apuntar el nick y subrayarlo dos veces.

—Seguro que vale la pena investigarlo —les dijo antes de ladear la cabeza—. Y ahora empezad a hablarme de vuestro amigo.

—Líder. Tanlaus es nuestro jefe y también nuestro cemento —habló Anir, mirándose las manos—. Night Fury era él. Es él.

Tomó aire y levantó la cabeza.

—Y como el hijo de puta del Master le haya hecho algo, ya se puede ir preparando.
Title: Re: neverland 2.2: you can (not) fight
Post by: Airin on January 31, 2021, 06:38:20 PM
Otra vez los memes de la cosa, i blame Kora :v  corre como el viento GM XDD
algún día pondré el numero de cap bien... pero hoy no es ese día orz


~+65~
(http://honey-rider.net/bt/morpg/sagu-icons/sephiroth.jpg) (http://honey-rider.net/bt/morpg/sagu-icons/anir.jpg)


Sephiroth buscaba tener la suficiente información como para construir al menos un diagrama mental elaborado con el que orientarse. Dirigir la situación se le hacía un objetivo no alcanzable por el momento. Dentro del disgusto que era encontrarse a su sobrina atrapada en aquel lugar virtual, tenía claro que la chica que poseía carisma innato y hacía amigos con facilidad podía ser un pequeño trampolín en su objetivo.
Calibrando la idea, el hombre se aguantó un suspiro. No tenía un grupo precisamente grande de allegados, pero era como si la mayor parte de la gente que le importaba de alguna u otra forma hubiera acabado arrastrada hasta allá.

Por los comentarios de Anir, parecía que antes de que los jugadores se vieran incapaces de desconectar del juego ya había habido ocurrencias extrañas. Materializó una pequeña libreta desde su inventario, consciente de la ironía de haberla puesto como una broma y que sin embargo en esos momentos un gesto tan practicado y familiar fuera tan reconfortante para su instinto.

—Cuéntame más. —dijo, tomando nota de las palabras de su sobrina y apuntando sus propias ideas en abreviaturas en los márgenes del papel.

Por las miradas que podía sentir sobre su persona y los cuchicheos provenientes de la mesa del rincón cada vez más repleta de gente, Sephiroth no tuvo ninguna duda de que aquel era el grupo de jugadores de Anir.

El que estaba seguro de que era un bardo de nivel alto aporreó la mesa como un energúmeno, destapando a gritos su identidad como agente de la ley, y ejerciendo la de todo bardo que se preciase, como agente del caos.

—¡Eres el tío policía de Anir!

Sephiroth dejó salir el aire de sus pulmones muy despacito, mirando a su sobrina de reojo y medio escondido tras su flequillo gris, claramente juzgando las compañías en las que se mezclaba la chica. Allá vamos, pensó resignado.

Por suerte para él Anir cortó la rueda de prensa improvisada con rapidez, desinflando los ánimos con la soltura de un ingeniero experimentado en una reunión ejecutiva. No, no estaba en ninguna misión policial como infiltrado; no, no sabía si los hechos ya eran conocidos fuera, (pero quería creer que a esas alturas había compañeros de profesión trabajando en el caso. Definitivamente quería creerlo.)

—¿Y si hay gente del gobierno implicada? —preguntó el muchacho de pelo blanco entre mordiscos, el que había sido convertido en mascota.

Irónicamente o quizás precisamente por las cosas que había visto en su campo de trabajo, Sephiroth compartía parte de esa aparente desconsideración hacia los altos órganos oficiales; pero como argumentaron otros después, no era factible mantener algo tan grande y polémico en secreto.

Cuando la dancer preguntó qué tipo de información creía más relevante, Sephiroth supo que su idea inicial de seguir su instinto estaba bien encaminada, y que había tenido suerte al encontrarse un grupo como aquel tan pronto. Le vendría bien conocer situaciones extrañas en las últimas semanas antes del bloqueo, cosas que pudieran parecer fallos del juego o bugs, y sobre todo le interesaba mucho la historia de cómo dos jugadores reales habían sido convertidos en sendas mascotas.

Sin avisar pero con la excusa de que tenían rato por delante, Anir le estampo un menú de la taberna en plena cara. La absurda y ridícula idea que iba a pagar ella hizo que a Sephiroth se le escapase la risa.

—Tú estás chiquita y yo soy VIP. —dijo frotando su mano contra la cabeza de la chica, que refunfuñó gruñona, pero de igual forma se dejó alimentar al morro por el bardo follonero con el que compartía equipo.

Mientras se aseguraba de conseguir algo más que llevarse a la boca en previsión de lo que fuera a durar aquella charla, Sephiroth no pudo evitar las comparaciones en su mente, entre el grupo con el había estado esa misma mañana y con el que se encontraba en esos momentos. Ambos tenían gente capaz, y en ambos había personas preciadas para él. Pensó que Anir y Airin podrían haber sido buenas amigas si hubieran tenido la oportunidad de llegar a conocerse en la vida real fuera del juego, estaba seguro de que a las dos les habría venido bien, aunque pobre del resto de la humanidad. Por otro lado ahora era él quién tenía la oportunidad de presentarlas, y aunque conociendo a sus padres sólo uno de ellos tendría dolores de cabeza al respecto, el hecho de ser y saberse el culpable definitivo de ello era un resultado más que satisfactorio.

Tras varias horas de conversación, con multitud de paréntesis para esclarecer detalles e intercambiar apoyos de información, Sephiroth empezaba a ser consciente del mapa mental de sucesos que tomaba forma poco a poco en su cerebro. Y creía tener una pista de qué, o mejor dicho a quién debía buscar si quería desenmarañar aquella trama.
Con los ojos ligeramente entrecerrados y haciendo tamborilear los dedos sobre la mesa, el samurai miró su libreta de detective, donde el apodo subrayado de Tanlaus conectaba mediante una línea al nombre de la antigua guild.

Que todos los dioses cogieran confesado al cabrón desafortunado que se hubiera atrevido a hacer algo a una persona que Anir quisiera, porque si por sí misma podía ser una fuerza a tener en cuenta, Sephiroth no tenía ninguna duda de lo que podía llegar a provocar con el respaldo de gente suficientemente motivada. Como ellos, por ejemplo.


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Title: Re: neverland 2.2: you can (not) fight
Post by: Neko on February 28, 2021, 02:15:22 PM
Gracias @Eureka por el préstamo <3333

78.

Milo estaba arrastrando a Hyoga hacia la zona de las habitaciones, aunque parecía que el chaval no tenía muchas ganas de irse a dormir ya. Estaban pasando cosas en la mesa del comedor… Sephiroth parecía interesante y Hyoga sólo había podido cruzar
un par de palabras con su nueva mascota.

—Vamos, tenemos una habitación de cuatro para nosotros. —le dijo Milo, agarrándole del brazo para hacerle avanzar.

—De cuatro. ¿Con quién compartimos? —preguntó con curiosidad.

Milo señaló con la cabeza hacia IceQueen, que estaba recibiendo La Mirada de Yuzuriha, aunque la estaba contrarrestando con La Ignoración. Hyoga no tenía claro en ese momento si se iban a llevar bien o mal, pero de lo que sí que se había dado cuenta, con escalofrío corporal incluído, era que si conseguían hacerse amigas no las iba a parar nadie.

Yuzuriha se unió al grupo justo cuando abrieron la puerta.

—¿Y la nueva? —quiso saber Milo.

—Está dándole instrucciones al tío de Neko para ir a por el boss del que ha hablado antes.

La habitación era espaciosa y contaba con una pequeña salita, un baño y dos cuartos separados para las camas, uno con una cama doble y otro con dos individuales.

—¿Cómo nos repartimos? —preguntó Milo, abriendo todas las luces antes de ponerse a buscar el minibar.

—Tampoco es que importe mucho, aunque dejaría una cama individual para Elsa —comentó Yuzuriha, quitándose la bufanda y doblándola con cuidado sobre sus rodillas—. Esas cosas son caras.

Milo se encogió de hombros, dándole un trago a la bebida que había acabado de sacar.

—Soy VIP, me salen gratis. ¿Queréis algo?

Hyoga se sentó al lado de Yuzuriha, se miró las manos y empezó a jugar con sus dedos.

—Ser más fuerte. Si fuera más fuerte podría haber hecho algo en la Torre…

—No te preocupes —le dijo Milo, tendiéndole lo que parecía un botellín de leche con cacao—. Si farmeamos fuerte podemos ir a hacer las quest del siguiente job en nada.

Hyoga aceptó el regalo, sacudiendo el botellín antes de abrirlo.

—Vosotros estáis cerca, yo apenas acabo de subir de job.

—Tenemos nuestros métodos… —comentó Yuzu, bebiendo del té relajante que le había acabado de dar Milo.

Hyoga les miró con curiosidad, aunque acabó por reclinarse en su asiento, recordando un dato de la conversación que acaban de abandonar en el comedor.

—Oye, ¿vosotros jugasteis la beta?

—Yo sí, ¿qué quieres saber? —dijo Milo, ladeando la cabeza.

—Ese sitio del que ha hablado IceQueen… ¿Devil’s Mouth? Es muy duro.

La risa de Milo le dijo todo lo que necesitaba saber, pero aún así el bardo siguió hablando.

—Es de los sitios más duros de todo el juego. Al menos en la beta. —La voz de Milo bajó hasta un sonido plagado de memorias que tal vez no quería recordar— Esta plagado de monstruos con más nivel del que tú podrías alcanzar, es un suicidio ir ahí solo. Creía que lo habían eliminado en la versión final, no sale marcado en el mapa.

—Pues parece que todavía está. —respondió Yuzuriha, echando un vistazo por la ventana que tenían detrás.

La nieve caía perezosa sobre la aldea, tiñéndola con un bonito manto blanco. Yuzuriha pensó que estaría bien tomarse un rato libre a la mañana siguiente, pero empezaba a sospechar que eso no entraba en los planes de su, ahora oficialmente, jefa. O sí, ¿quién sabía con estos merchants locos?




Estaban tan arriba en la montaña que habían dejado abajo las nubes de tormenta que habían acabado de atravesar. Albedo se ajustó mejor la bolsa y reprimió las ganas de sacar su libreta de bocetos para pintar aquel cuadro maravilloso que se plantaba ante sus ojos.
Tenía una misión y no había subido hasta aquel maldito pico para hacer unos pocos bocetos. Tal vez luego, cuando ya hubieran encontrado a quien estaban buscando.

—Klee, no te quedes atrás.

La niña se había parado en un recodo del camino y estaba pisando con fuerza el suelo.

—Esta tierra está muy dura para cavar. —informó y las campanitas de alarma empezaron a sonar en la cabeza de Albedo, que le ofreció la mano a su compañera.

Klee sonrió y correteó hasta agarrarse de la mano con obvia felicidad. Albedo empezó a caminar con cuidado por el sendero abrupto y rocoso, manteniendo un ojo en Klee todo el rato.

—¿Qué querías enterrar? —preguntó, sin tener claro si en realidad quería saberlo.

—Mis nuevos tesoros. ¡Pesan mucho! —Y Klee levantó un poco la mochila mágica que llevaba a la espalda, probablemente repleta de bombas—. Quería dejar unos pocos ahí para recogerlos luego.

—Siempre se te olvida volver a por ellos y luego le haces daño a otra gente. —le recordó Albedo.

—Pero esa no es mi intención…

Albedo frenó de repente, mirando hacia enfrente, hacia un pilar que parecía salir de la nada entre tanta roca natural. El sol del atardecer le daba de cara, pero aún así reconoció la figura arriba del todo.

—¿Qué os trae por aquí? Devil’s Mouth está mucho más abajo. —habló la voz cantarina.

—Venti —saludó Albedo—. Supongo que no te has enterado de nada.

—¿Enterarme de qué? —preguntó el chico de verde justo antes de saltar del pilar al suelo con una agilidad envidiable—. ¿A qué te refieres?

Klee se llevó un dedo a los labios, ladeando la cabeza.

—No podemos salir. —canturreó la chiquilla y Venti parpadeó con fuerza antes de intentarlo.

—¿¡Pero qué m-!? —Los ojos de Albedo se entrecerraron, Venti miró hacia Klee y se rió antes de corregirse—. ¡Mal! ¡Qué mal!


Title: Re: neverland 2.2: you can (not) fight
Post by: Neko on March 31, 2021, 05:17:06 AM
Mientras tanto, fuera del juego...

79.

Era lo suficientemente tarde como para que un padre precavido empezase a preocuparse. Vincent miró de nuevo sus mensajes, pero su hija seguía sin responder desde mediodía.

—Estoy almorzando, igual esta noche me quedo donde papá. —leyó Vincent en alto otra vez antes de frotarse la barbilla con la mano buena.

Vincent arrugó las cejas y volvió a mirar el chat con su marido. A las diez de la noche la niña no había llegado al pequeño apartamento sobre su taller y Cid estaba tan cansado que se había ido a la cama sin esperar más.

—Eso es muy raro. —dijo, volviendo a mirar las redes sociales de su hija por si había alguna actualización, pero ni siquiera se había conectado desde hacía más de diez horas. Incluso había mirado sus cuentas privadas, las que se suponía que no conocía—. Muy, muy raro.

Vincent decidió que ya le había dado demasiadas horas de cortesía y se apartó el pelo de la cara, formulando un plan de acción. Iría al apartamento sobre el taller, miraría si su pequeña estaba durmiendo allí y si no era así… bueno, tenía un hermano en la policía y sabía cómo usarlo.




La mano biónica de Vincent apretó el pequeño aparato tan fuerte que lo oyó resquebrajarse. Vincent estaba de pie en la habitación de Anir. La cama estaba hecha y vacía, su mochila no estaba allí y no había señales por la casa de que hubiera llegado en algún momento.
Y encima esto.

¿¡Cómo que el número al que estaba llamando no estaba disponible!? ¿Desde cuándo Sephiroth no tenía el móvil cargado? ¡Por Dios Santo! Ni siquiera estaba respondiendo ni al número del trabajo.


—¿Tú también? —preguntó Vincent al póster del mechachocobo que cubría parte de la pared de la habitación de su niña.

Y por un momento pensó que era un complot. Pero Anir ya era mayor de edad, no necesitaba que su tío la cubriera para ir a conciertos o hacer maldades. Se bastaba ella sola.

Por un momento pensó en despertar a Cid o en ir a ver si la vecina sabía algo, pero su marido necesitaba descansar y no eran horas para despertar a la pobre mujer, que ya tenía bastante con los dolores de cabeza que le traía su hijo.
Vincent suspiró despacio, entró en la habitación de Cid y le dio un beso en la frente antes de irse a comisaría, a ver si averiguaba algo.




Vincent dejó el papel sobre la mesa de Reno y abrió los dedos de su mano antes de rascar un poco la madera al levantarla.

—Encuéntrame dónde está este teléfono. —ordenó sin ni siquiera mirarle a la cara.

—Buenas noches a tí también… —murmuró Reno, al que no le había gustado ni un pelo el trato. Aunque estaría mintiendo si dijera que su admiración por Vincent no había crecido un poquito más—. ¿Por qué debería hacerlo?

De igual manera, Reno ya había agarrado el papelito, tecleando el número en su base de datos. Llevaba horas aburrido en el turno de madrugada y encima atado a la oficina, esperando a un soplón que no aparecía por ninguna parte, un poco de acción no le iría mal.

—¿Sabes dónde está Sephiroth? —preguntó Vincent, dejando de mirar hacia las ventanas para por fin prestarle atención al agente que tenía delante.

Reno dejó salir una risa desganada.

—Ni siquiera trabajamos en el mismo departamento, tío… —Vincent arrugó el entrecejo y Reno se corrigió en un santiamén—. Digo, Señor Valentine. Madre mía, que caracter. El teléfono está apagado.

—Eso ya lo sé. Triangula la última señal.

Reno parpadeó.

—No puedo hacer eso sin una orden. —informó.

—Te la acabo de dar.

Reno volvió a parpadear.

—¿Tú no estabas retirado? —preguntó mientras hacía lo que le decía, entrando en la cuenta de otro agente y haciendo ver que estaba pidiendo la información desde otro ordenador—. ¿En qué caso trabajas?

Una vez localizada la señal, Reno le dio al botón de imprimir y se levantó para recoger el mapa que se estaba imprimiendo un par de salas más allá.

—No es un caso, es personal.

—¿Tiene que ver con tu hermano? —preguntó Reno mientras usaba una tarjeta que definitivamente no tenía su foto para abrir la puerta.

—¿Por qué preguntas? —dijo Vincent tras una pausa muy larga.

Reno agarró las dos hojas recién imprimidas y las sacudió un poco antes de entregárselas a Vincent.

—Porque tanto tu hermano como el número que me has dado están en arcades.

Vincent levantó los papeles, mirando con intensidad los dos mapas, memorizándolos.

—¿En qué lío estáis metidos? —preguntó Reno, sacando una de sus armas y mirando que la tenía cargada antes de guardarla y asegurarse de que su cuchillo seguía en su bota.

—Yo creía que en ninguno, pero estoy empezando a pensar lo contrario.

Vincent arrugó los papeles, haciendo una bola bien apretada con su mano biónica y se fue sin despedirse. La noche era oscura y húmeda. Parecía que había llovido un poco mientras él estaba en comisaría, pero ya había parado.
Se quedó un segundo con la mano sobre el capó de su coche y justo cuando abrió la puerta, Reno apareció al otro lado del vehículo.

—Bueno, vamos. —dijo con una sonrisa pilla y se sentó en el asiento del copiloto—. ¡Nunca creí que tendría la oportunidad de trabajar con el gran Vicent Valentine!

Vincent apretó los dientes y entró también.

—Cinturón.

Y mientras Reno se ponía el cinturón, Vincent pensó que habría sido mejor idea venir en moto.
Title: Re: neverland 2.2: you can (not) fight
Post by: Shruikan on April 30, 2021, 06:30:07 PM
Sabéis quien tenia sueño escribiendo esto? Yo



La casa de Feanaro era lo que algunos considerarían una reliquia de otros tiempos. Pocos edificios quedaban en la ciudad que todavia conservasen el ladrillo rojo original del siglo industrial, y Artoria tuvo que reconocer el esfuerzo invertido en mantenerlo en buen estado. Toda la fachada era una demostración de dedicación y creatividad: los hierros de la baranda y de la escalinata, las filigranas talladas en la madera de la puerta y los colores de la cristalera. Incluso el jardín estaba plantado con orden y cuidado con esmero, la hiedra creciendo verde y lustrosa.

Le recordó un poco a su propia casa, y sintió una punzada de nostálgia pese a que hacia solo algunas horas que había salido por última vez. Echaba de menos el hogar, pero lo que realmente echaba de menos era a su mujer.

–Muy bien, a ver –dijo Génesis mientras subían los peldaños de la entrada –. Por lo que sé, en la casa de Feanaro todavía vive su viuda, la señora Nerdanel, y al menos un par de sus hijos. Tuvo muchos.

–Sí, eso ya me lo has dicho –suspiró Artoria, ajustándose la camisa. Aunque se hubiese pasado toda la noche despierta quería mostrar un aspecto presentable al menos.

–Ya, bueno, yo te aviso. –Se detuvieron frente a la puerta. Génesis se frotó la palma contra la camiseta.

–¿Estás nervioso? –preguntó ella al verle el gesto. Quizá el mayor indicativo era que el detective se había quedado sin palabras.

–¿Nervioso yo? Pff, que va –bufo, haciendo rodar los hombros, como si quisiera quitarse la acusación de encima. –Estoy tan poco nervioso que voy a llamar al timbre directamente, sin prepararme el discurso, ala.

Fiel a sus palabras, pulsó el botón, que sonó como una campana suave en las entrañas del edificio.

–…¿Crees que nos abrirán? –preguntó Artoria tras un par de minutos sin respuesta.
–Claro.
–No sé, es muy temprano. –Se miró el reloj –. Igual se piensan que somos unos ladrones.
–¡Pues vuelvo a llamar y ya está!

Y así lo hizo. Estuvieron un rato largo esperando alguna clase de señal desde el interior de la casa, con Génesis tocando el timbre a intérvalos cada vez más cortos hasta que la campanilla se volvió una musiquita constante de fondo. Finalmente, el pasillo se iluminó al otro lado del cristal, acompañado de unos pasos pesados y gruñidos por lo bajo. Alguien que debía estar maldiciéndoles seguro.

Quien les abrió la puerta no fue precisamente la señora Nerdanel, si no probablemente uno de los hijos que Génesis había mencionado. Artoria era de baja estatura así que estaba acostumbrada a verse rodeada de gente más alta que ella, pero este señor era alto, del mismo nivel que su cuñado aunque de complexión más delgada. A la luz de las lámparas se podía ver su cabello pelirrojo, de un color cobrizo parecido al de Génesis. Su cara, dormida y enfurruñada, estaba cruzada por un par de cicatrices de aspecto viejo.

Parpadeó un par de veces y les miró de arriba a abajo. Debían hacer una pinta de lo más sospechosa, y la desconfianza estaba patente en su expresión hasta que sus ojos se detuvieron sobre Géneisis. Frunció todavía más el ceño.

–¡Maedhros! –Saludó el detective, con los brazos abiertos –. Cuanto tiempo sin vernos.

El otro no respondió con la misma efusividad.

–Rhapsodos –dijo, arrastrando cada una de las sílabas, y no solo por el sueño. Se pinzó el puente de la nariz, deseando que aquello fuera solo un mal sueño –. ¿Se puede saber que hacer en mi casa a estas horas? Estábamos todos durmiendo.

–¿Os conocéis? –preguntó Artoria, mirándo al uno y al otro.

–Por desgracia –suspiró el tal Maedhros. Se la quedó mirando entonces, con el rostro un poco más suavizado, un tanto perplejo –. Espera… ¿Tú no eres… la heredera de los Pendragon?

–Así es –. Asintió y le tendió la mano, formal –. Artoria Pendragon, a su servicio.

Maedhros le estrecho la mano, bastante desconcertado. Giró la cabeza hacia Génesis.

–¿Qué…? ¿Por qué estáis en mi casa?

El detective abrió la boca, pero fue Artoria quien habló primero.

–Es sobre la gente desaparecida. Esperábamos que la família de Feanaro pudiera ayudarnos.

–¿Qué tiene que ver mi padre en todo esto? –Maedhros pareció espabilarse enseguida con solo dos frases, adoptando un gesto grave –. ¿De que desaparecidos estáis hablando?

–A ver, paso a paso –anunció Génesis, levantando las manos –. Técnicamente, no son personas desaparecidas. Abducidas, más bien. Hace unas horas multitud de gente ha quedado atrapada en cápsulas de juego de realidad virtual, todas al mismo tiempo, ya fuera en centros de juego o en cápsulas personales, pero un único juego en concreto. –Levantó un dedo –. Neverland. Supongo que no tengo que decirte más.

Maedhros había apretado los labios en una línea fina al escucharle. Pasaron varios segundos en silencio, con la tensión palpable en el aire. Justo pareció que iba a decir algo cuando alguien le interrumpió; una voz femenina y tan adormilada como había estado él antes.

–¿Pasa algo Maitimo? ¿Quiénes son?

Detrás de él apareció quien no podía ser otra persona que Nerdanel, sujetándose al brazo de su hijo. No era ni por asomo tan alta como Maedhros, y a penas le llegaba al hombro, pero habia mucha semejanza en sus facciones, aunque las suyas estuvieran desgastadas por la edad. Incluso su cabello, aunque encanecido y menos brillante de lo que hubiese sido en su juventud, parecía haber sido de un tono parecido.

–Es la policía, mamá –le dijo, a lo que Nerdanel abrió mucho los ojos. Él le puso una mano sobre la suya para tranquilizarla –. Ha pasado algo. Creen que tiene que ver con papá.

Ella abrió mucho los ojos. Le miró a él, luego a Génesis y finalmente a Artoria. Tardo unos instantes en reconocerla, tras lo cual empalideció y se ruborizó al mismo tiempo.

–¡Cielos! Diles que pasen –se frotó la frente, dándose la vuelta y arrastrando las zapatillas por el pasillo –. Ya no creo que pueda volver a dormirme.
Title: Re: neverland 2.2: you can (not) fight
Post by: Neko on November 30, 2021, 02:01:04 PM
Y aquí se acaba el interludio y POR FIN empezamos arco nuevo! Día catorce por la mañana...

80.

Anir se había vuelto a cambiar de set. Ahora llevaba un jersey color crudo que le venía muy, pero que muy grande, un peto marrón y una mochila en la que podría caber el mundo entero dentro (o al menos eso parecía). Completaba el look con unos zapatos marrones y calcetines amarillos, a juego con los pendientes con forma de lacitos que colgaban de sus orejas. Ladeó la cabeza, haciendo que su única coleta alta se balancease.

—A ver… —empezó, dándose un par de golpecitos en el labio con el bolígrafo que tenía en la mano— Milo, Yuzu, Watari, Max, Monica, Hiksti, Hiro… Jack.

Señaló al último al que había nombrado, que levantó una mano para saludar antes de, a saber cómo, treparse a su bastón y reír risueño.

—Locke, Hyoga, ¿Elsa? —preguntó Anir y ella asintió—. Ikki, Shun, Aya, Dominic y… ¿cómo se llama tu mascota?

—Es mi totem —corrigió Dominic, pero rascó al possum detrás de una oreja antes de nombrarle—. Gulliver, se llama Gulliver.

—Nosotros tenemos a Marshmallow y Lulú. —añadió Shun, levantando a su conejo blanco para ponérselo encima de la cabeza. Marshmallow parecía muy cómodo allá arriba.

Anir asintió y cerró su libretita que pronto se disolvió en píxeles.

—Oficialmente somos catorce miembros activos en Dragon Fury. Si contamos a Jack y Elsa, somos dieciséis. Ocho de tercer nivel y seis de segundo nivel —apuntó Anir, empezando a planear su siguiente paso como Guild—. Tenemos que averiguar cómo se sube el nivel de Jack y Elsa y si podemos equiparlos con cosas, que debería ser así porque a las mascotas se las puede equipar. Cómo mechanic mi prioridad es equiparos a todos y conseguir un transporte grande.

—Lo bueno es que somos cinco, no tardaríamos mucho en construir algún tipo de airship pequeño. —dijo Hiro, sentado encima de una de las mesas de la posada, justo al lado de su hermano.

—Hablando de eso, creo que el equipo está un poco mal compensado —añadió Locke—. Sólo tenemos un tanque y encima es un borde.

Locke estaba señalando claramente a Ikki, que rodó los ojos cruzándose de brazos.

—Tampoco es tan borde. —murmuró Hyoga mirando hacia el techo, aunque sus palabras se perdieron entre las quejas de Shun.

—¡Mi hermano es un buen tanque!

—Una cosa no quita la otra —dijo Anir—. Pero entiendo por donde van los tiros. También tenemos un solo full healer porque Shun se está enfocando más en ataque. No me quejo, tener sagrado en un equipo tan pequeño nos va a ir muy bien.

—¿Dieciséis es un grupo pequeño? —preguntó Hyoga, esta vez bien en alto.

—Catorce —corrigió Milo—, las guilds de nivel uno tienen unos veinte slots, no me acuerdo bien. Y la nuestra es ya de nivel tres. Tenemos muchos huecos que llenar y poder hacer subgrupos va muy bien para estrategias.

—Con este tamaño podríamos intentar hacernos con una base, pero hay demasiados mechanics, nos falta ataque rápido y sobre todo potencia de cura —explicó Locke, mirando hacia los menos experimentados—. Literalmente somos dos dps puros.

Monica asintió con la cabeza, aunque puso la mano en el hombro de Hyoga.

—Tendrías que contar al sorcerer como dps y los mechanics pueden hacer de tanque, cambiarnos encantamientos y reparar equipo en medio de combate, que no está nada mal.

—El chico está muy verde —contrarrestó Locke, que luego miró a Hyoga con un gesto de disculpa—. Sin ofender.

—No, si es verdad. —admitió Hyoga.

Para sorpresa de todos ese fue el momento en el que Ikki decidió hablar.

—Pero tiene potencial. Lo que necesitamos es más cura y subir de nivel a los de segundo job.

Todos se quedaron callados, mirando a Ikki. Menos Jack, que se empezó a reír.

—¿Qué? —preguntó Ikki, a la defensiva.

Hiksti estiró el brazo y le dio una colleja a Jack sin dejar de mirar a Ikki.

—No estoy de acuerdo, primero armar y luego subir de nivel. Si los enviamos ahí fuera sin al menos un par de sets y buenas skills se los van a cargar antes de que puedan subir de nivel. Si esto fuera como antes, que morir no importaba, estaría de acuerdo contigo, pero ya no. —argumentó Neko.

—Tiene un buen punto, hermano… —murmuró Shun, agarrando a Marshmallow y poniéndoselo en el regazo de nuevo. Lulú bostezo a sus pies.

—¿Pero tú no tienes cura? —preguntó Hyoga hacia Milo.

—Sí, pero yo no curo tanto como un cleric, aunque mis buffs son más variados y divertidos. —explicó, haciéndole pistolitas y chasqueando la lengua.

Anir suspiró, pero luego acabó riéndose de forma suave.

—Bueno, ¿alguien conoce a algún candidato? ¿Alguien fiable que no tenga Guild? —Anir miró alrededor, esperando una respuesta—. Sé que es mucho pedir…

—Conocemos un beastmaster y una assassin que podrían estar interesados —comentó Aya—. Sé que no es lo buscamos, pero…

—No, no. Más dps nos irá bien, un buen assassin es una bendición. Y con un beastmaster también ampliamos el catálogo. Contáctales a ver que dicen —ordenó Anir y luego miró al resto del equipo—. Un Runemaster o cualquier support que no tengamos también nos iría bien.

—Conocemos un biochemist —recordó Milo—. ¿Y si le pregunto?

—¿Quieres decir el tío que te tiraste después de rescatar a Watari? —preguntó Yuzuriha desde detrás de su bufanda roja.

—¡Ese mismo! —admitió Milo antes de abrir mucho los brazos—. Tenía un homúnculo enorme, seguro que nos viene bien.

Dominic abrazó a Gulliver con un poquito más de fuerza, encogiéndose un poquito sobre sí mismo y mirando de Milo a Anir.

—Chicos, es literal. Este chico tiene un malboro gigante como homúnculo y aún le falta evolucionarlo una vez más. Además tiene reflejos rápidos y toma buenas decisiones en combate. Mándale un mensaje a ver si ahora le interesa unirse.

—Hablando de mandar mensajes, yo te encontré mirando el top de mechanics, ¿te acuerdas? —comentó Max—. ¿Y si miramos en el top de clerics? Tal vez haya alguno sin Guild, no perdemos nada por enviar un mensaje.

—Buena idea, miraré eso. —contestó Anir, tomando asiento antes de invocar su omnitool.

—¿Y los demás qué hacemos, jefa? —preguntó Locke, poniéndole una mano en la cabeza y palmeando.

—No sé, pero no os vayáis lejos, quiero tener un plan de acción en menos de una hora. Necesito encontrar al menos un cleric que quiera unirse a nosotros y ver qué hacemos con lo del airship.

—¿Vas a querer asentarte? —preguntó Watari, tomando asiento al lado de Anir—. Una Guild con base atrae mucho más que una sin base. Aunque no creo que haya bases libres, tendremos que intentar robar alguna.

—Y para eso necesitamos un mejor equipo, más gente y más fuerte. —añadió Ikki, sentándose delante de Anir, pero mirando hacia un lado—. Es todo un círculo vicioso.

—Lo romperemos. —dijo Anir, estrechando los ojos, mirando muy fijamente la lista de los mejores clerics.

—¿Cómo? La gente fuerte sólo va a ir donde haya más gente fuerte. Y aceptar novatos ahora mismo sería un suicidio, no tenemos recursos para entrenarlos rápido y como debe de ser. —insistió Ikki.

—En eso tiene razón. Crimson Raiders no se montó en dos días y los jugadores fuertes sólo se empezaron a unir cuando la Guild ya era grande.

Anir cogió aire y Watari se apartó un poco. Locke le quitó la mano de la cabeza y se cuadró detrás de ella.

—Vosotros estáis aquí, ¿no? ¿Por qué estáis aquí?

—Porque me caes bien, jefa. —dijo Locke, rascándose la barbilla.

—Te tengo miedo. —confesó Watari, sacándole una sonrisa a Anir.

—Y tú, por mucho que te duela admitirlo, estás aquí porque confías en mí. —le dijo a Ikki y empezó a mirar la lista de clerics otra vez.

Ikki bufó y se echó hacia atrás.

—Vale, tienes una Guild porque tienes amigos. ¿Qué vas a hacer? ¿Hacerte amiga de todo el mundo? Eso es imposible.

Anir se encogió de hombros.

—Nunca lo sabré hasta que no lo intent- ¿eh? —Anir se quedó mirando muy seriamente un nick en la pantalla—. ¿Estoy viendo lo que estoy viendo? Locke, ¿que pone ahí?

Locke miró el nick que Anir estaba señalando.

—Pone Crateris.

Anir levantó la cabeza y miró a Ikki fijamente.

—Igual no me hace falta hacer más amigos, ¡igual puedo ir tirando de los que ya tengo!

Y sin pensarlo más y con una sonrisa de oreja a oreja clicó el nick y empezó a hablar.
Title: Re: neverland 2.2: you can (not) fight
Post by: Airin on November 30, 2021, 05:53:34 PM
Cuánto tiempo por este tema sin que fuera un flashback!  Sorry perdí el rumbo orz


~+68~
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—¿Entonces?

El ambiente de Glastheim era siendo optimistas, tétrico; y siendo realistas, tirando a hostil. Una diminuta ciudad fortificada alrededor de un castillo de piedra gris y enmohecida a medio derruir, sobre la cual parecía flotar de forma perpetua una misteriosa bruma que se deshacía a jirones de un extraño e intenso tono azulado.

A Kíli se le habían puesto los pelos de punta solamente de acercarse, y agarrando el brazo de su hermano había dado gracias de no tener que hacer ninguna quest de job allí dentro.

—Acogedor, lo que se dice acogedor… no es que digamos.

—Bah, exagerado, esto con un poco de pladur, escayola y pintura en dos días casita de vacaciones.

—Igual primero con una demolición extensa…

Airin dejó escapar un pequeño resoplido por la nariz sonriendo levemente, vaya tres figuras se habían ido a juntar. Y encima después se quejarían de que ella era cínica. Una mano enguantada agarró la suya, y cuando giró la cabeza para mirar vio que Fíli le sonreía con una ceja levantada.

—¿Todo bien?

Airin simplemente asintió y rodó los ojos en dirección a los tres mayores, como dando a entender lo mal que estaban de lo suyo. Por el gesto que hizo, estaba claro que Fíli le daba la razón en eso.

—Entramos a lootear, ¿no?

—¡No! —se negó Kíli de forma instantánea.

Aquello hizo que la chica se girase de golpe a mirar al gunslinger con incredulidad.

—¡Venga hombre, no me vas a decir que no te atreves! —hostigó Pip.

—Lo del sentido común… tú, ya veo que no, ¿no? —contestó la pelirroja con cara de cansancio mental.— Además en Glastheim no se nos ha perdido nada, tengo marcadas las coordenadas de las ruinas donde tengo que ir a hacer mi quest de knight.

—Pero piensa en el drop, ricos y suculentos cofres. —insistió Ikkaku.

Airin lo observó unos segundos con los ojos entrecerrados, mientras el lancer seguía hablando de objetos valiosos y recompensas en metálico con entusiasmo.

—¿Votos a favor? —terminó por preguntar con un suspiro.

Para su sorpresa, cuatro de las seis personas presentes levantaron la mano.

—Os odio a todos. —proclamó Kíli con sentimiento, soltándose de su hermano con un empujón y pasando el brazo por encima de los hombros de su novia. Ahora sí podía decirlo.— A tí no.

Airin le apretó la mejilla desafeitada con un dedo y se encogió de hombros frente a la risita del traidor de Fíli.

—Bueno, pues va. Pero que sepáis que si me hacéis perder vidas por vuestra avaricia por el vil metal, mi venganza será terrible, la de Sephiroth ni os cuento, y poco será aún lo que os pase.

Eso les hizo pestañear en pausa durante un momento fugaz.

—Eeehh, aguántame ahí la amenaza que luego… luego hablamos de eso. —dijo Pip echando a andar en dirección a la puerta principal de Glastheim.

Cuando Yumichika pasó al lado de la pelirroja, se apartó el pelo de la cara y le sacó la lengua.

¡Bleh! ¡Cobardes! —dijo echando a correr tras el gunslinger y el lancer.

—No le hagas ni caso Kíli, —dijo Airin con voz engañosamente dulce y ligera, y un destello de malignidad caótica en la mirada.— Es que con esa cara tan fea que tiene asusta a cualquiera.

Kíli abrió mucho los ojos, Fíli abrió mucho la boca, y en el profundo silencio repentino se pudo escuchar perfectamente el siseo aspirado de Ikkaku y el frenazo en seco de Yumichika.

—¿Qué. Has. Dicho? —replicó el ninja dándose la vuelta muy despacito.

—No le hagas caso, que te está buscando… —Ikkaku rodeó el torso del moreno con un brazo y palmeó contra su pecho, en parte por tranquilizarlo y en parte por tenerlo agarrado, que lo conocía de sobra.

—Que eres feo. —repitió la chica con sencillez.

—¡PUES ME ENCUENTRA!, ¡TE JURO QUE ME ENCUENTR- —rugió el ninja siendo previsiblemente atrapado, sujetado y levantado en volandas, hasta dar casi de frente con una figura menuda y vestida de blanco,— AAAAAARRGHHHHH!!!

El tono de voz de Yumichika cambió de la ira al terror, espoleó una exclamación asustada del lancer que lo llevaba colgado encima e hizo que el gunslinger también gritase al girarse a mirar tras él.

—¡UN FANTASMA!

La figura de blanco se llevó una mano a la boca ahogando un gritito de sorpresa.

—¡Oh no! ¡Yo me encargo! —Y de repente un sonido como de coro de iglesia envolvió a todos los miembros de la party, que se vieron rodeados por una especie de aura dorada que tintineó y desapareció en un segundo.— Ya está, esto debería servir.

La joven, que por lo que ahora podían distinguir parecía ser una cleric, miró al grupo con una sonrisa un poco tímida.

—¿Qué… qué ha sido eso? —Kíli parpadeó sin saber exactamente qué había ocurrido ni de dónde había salido aquella chica.

—He invocado un escudo de protección, para que los fantasmas os dejen tranquilos un rato. ¡Ah! Mi nick es Crateris —se presentó la joven balanceándose de un lado a otro de forma adorable.

—Por dios, es monísima... —murmuró Airin mordiéndose un labio.

—¡Muchas gracias por tu ayuda Crateris! Yo soy GoldenLion. —respondió Fíli con una sonrisa brillante, salvando la situación y encubriendo a los otros tres desgarramantas a espaldas de la chica hasta que recuperasen su dignidad perdida.— ¿Cómo es que estás sola por aquí? ¿Tienes quest, o estás subiendo de nivel?

—Ah, no, no. —Negó la chica quitándole importancia al asunto.— Simplemente estoy esperando a unos amigos, me han invitado a unirme a su guild y  hemos quedado aquí.

Airin y Kíli se miraron entre ellos, juzgando a los amigos en cuestión pero sin decir nada. 


.
Title: Re: neverland 2.2: you can (not) fight
Post by: Neko on December 31, 2021, 12:26:51 PM
Un cleric viene a verme. O más bien al revés xD

81.

Llegar a Glastheim no había sido ningún problema. Los teleports ya funcionaban y contaban con más vehículos de los que en realidad necesitaban.
Por otro lado, el plan “Despertar a Night Fury de la siesta” estaba ya en marcha y viento en popa. Afrodita todavía no les había contestado, pero el BeastMaster amigo de Aya ya había dicho que iba a acabar un pequeño entrenamiento y se unía a la guild sin problemas. Por lo visto la Asssassin de la que hablaban era su hermana y la iba a arrastrar con él.

—¿Cómo son? —preguntó Anir mientras paseaban hacia Glastheim.

—Thunderstruck me cae bien. —comentó Ikki y Anir levantó una ceja con curiosidad.

—¿Es igual de capulla que tú? —quiso saber Anir e Ikki rodó los ojos y adelantó el paso. Sorprendentemente el que le siguió fue Hyoga y no Shun.— ¿Y a estos dos qué les pasa?

Milo, que caminaba al lado de Anir se encogió de hombros, pero miraba las espaldas de los dos chicos con preocupación.

—¿Y el otro? ¿Spark se llamaba?

—Spark es un encanto —habló Aya—, estaba farmeando con él esa mañana cuando apareció el fantasma gigante. Además, tiene algunas bestias de lo más curiosas.

—Es bueno saberlo. A ver si Afrodita responde pronto. —comentó hacia Milo, que sólo asintió algo distraído.

Anir frunció el ceño. ¿Qué le pasaba ese día a todo el mundo?

Al girar la esquina, la catedral de Glastheim les dio la bienvenida de la única manera que sabía hacerlo, sombríamente.

—Esto le sube el ánimo a cualquiera. —comentó DeadEnd, con Gulliver viajando encima de su cabeza.

Se veía que al totem le gustaba muchísimo estar allí. Igual había cogido la costumbre de Marshmallow que estaba siendo adorable encima de la cabeza de su dueño. Lulú trotaba al lado de Shun como si fuera suya. Igual era porque Shun le daba golosinas sin parar, ese perrito iba a subir de nivel muy pero que muy rápido.

—Siempre puedes imaginarte cómo era antes de quedarse así. —comentó Shun.

—Siempre ha sido así, fue como lo diseñaron. —corrigió Yuzuriha y Dominich frunció más el ceño.

—No sé cuál de las dos cosas me pone más triste. —murmuró.

—¡Estás conmigo, hombre, no vamos a dejar que te pongas triste! —aseguró Aya, sonriendo mientras le tocaba la mejilla a Dominich con el índice.

Dominich intentó no sonreír, pero acabó fallando.

—Barbara está en la entrada de la dungeon, no estamos muy lejos ya —explicó Anir antes de palmearle la cabeza a Dominich—. Si alguien te puede animar esa es Crateris, ya verás.

Y Anir echó a correr hasta alcanzar a Locke, que iba el primero en la marcha. Aya apretó los labios y miró a Dominich de reojó, que le levantó una ceja.

—¿No te basto yo para animarte? —preguntó Aya, con la nariz arrugada y los ojos entrecerrados.

Dominich asintió rápido mientras Watari, Hiro y Hiksti se reían a su espalda.

—Jefa, igual sería buena idea entrar en la dungeon de Glastheim, sé que no estaba en los planes pero ya que estamos aquí.

Anir asintió.

—También lo había pensado. Aquí hay una skill de quest para Shun muy buena y los primeros niveles no son difíciles para nuestro grupo. Podríamos poner en práctica algunas estrategias y conseguir materiales únicos de esa dungeon.

Locke sonrió antes de frotarse la nariz y guiñarle un ojo a Anir.

—Sabía que los materiales te podían seducir.

Anir suspiró de forma exagerada.

—Soy una mechanic muy fácil —admitió sin tapujos—. Vamos, Crateris está con una party que no saben si entrar o no a la dungeon y no me fio de dejarla sola.

—¿Crees que le puedan hacer algo? —preguntó Locke, apretando más el paso. Anir se puso a su altura en seguida.

—No, pero igual los asusta de lo dulce y amistosa que es. ¡Rápido!

Locke frunció el ceño, sin acabar de entender qué quería decir su jefa. Y Neko echó a correr, con Locke tras sus talones.




Localizar a Barbara en medio de Glastheim no era difícil, sólo tenías que encontrar el rayo de luz brillando en la oscuridad del paisaje. Casi literal, porque siempre iba vestida de blanco.

—¡Crateris! —gritó Neko al verla de lejos y ella estiró el brazo y empezó a saludar con la mano, toda caramelitos y entusiasmo.

—¡Neko, amiga mía! —exclamó Crateris con voz cantarina.

Ahí fue cuando Anir parpadeó y se giró a mirar de reojo al grupo que acompañaba a su amiga. Y su visión túnel se centró en un chico rubio con bigotes trenzados que la miraba con la boca abierta. Anir empezó a sonreír, pero antes de poder saludar a GoldenLion Crateris se le plantó delante.

—¡No sabía que tú también estabas aquí dentro! —le dijo, ladeando la cabeza y con las manos detrás de su espalda. Sus coletas se columpiaron desde lo alto de su cabeza de forma adorable— Te habría ido a buscar antes.

—Lo mismo digo, chica. Lo mismo digo… —comentó Anir, agarrando el hombro de Barbara y sonriéndole con dulzura. Su gesto cambió pronto por uno de preocupación— Hablando de gente que no sé si está en el juego, ¿tú hermana…?

Barbara entrompó los labios y frunció el ceño, llevándose un puño a la boca.

—Jean ni siquiera sabe que hoy entré a jugar… uf… —Barbara suspiró cabizbaja—. No ha pasado ni un día desde que estamos aquí dentro, no creo que se haya dado cuenta de mi ausencia, está muy ocupada con sus asuntos.

Neko le palmeó el hombro antes de apretar, intentando animarla, y buscó los ojos claros de Barbara antes de hablarle.

—No pasa nada, ahora estamos juntas, yo cuidaré de ti. Y tú hermana se dará cuenta de que faltas en algún momento y le dará un buen par de azotes al GM —aseguró con una sonrisilla ladeada—. Ese tipo no sabe a quienes se enfrenta.

Barbara asintió, tapándose una sonrisilla tímida con la mano.

—Y ahora que estás mejor… creo que es hora de qué salude a esos de ahí —comentó Anir, señalando con la cabeza hacia la party que aún no se decidía a entrar o no y con el pulgar hacia su espalda—. Y tú ve presentándote a los que están llegando.
Title: Re: neverland 2.2: you can (not) fight
Post by: Airin on December 31, 2021, 03:32:51 PM
Que no se me olvide subir el aporte antes de irme a cenar, porque F 😱
Feliz Año Nuevo~



~+69~
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—¡Si la saco el último  viendo lo que tienen los demás como haces tú yo también gano!

—No es cuán rápido seas en sacarla, sino cómo la manejes chaval.

Airin resopló aburrida de la discusión, mientras Fíli y Kíli hacían un esfuerzo inútil y poco recompensado por disimular sus risitas.

Ichiban colega, que estás haciendo trampas y lo puedo ver hasta yo debajo del parche. —Ante las protestas del lancer Pip se encogió de hombros sin remordimiento alguno— Ademas si vamos por jerarquía de nivel, soy yo el que sale ganando en el reparto.

Mesándose los bigotes trenzados, Fíli se adelantó un paso hacia el trío que discutía.

—Ah, no, de eso nada. Aquí reparto igualitario para todos o cambio mi voto y no hay looteo. —dijo con una sonrisa de abogado que hizo que se le entrecerrasen un poquito los ojos.

—¡Democracia e igualdad! ¡No pienso consentir que estos dos idiotas se lleven por la cara más botín que yo! —exclamó Yumichika sin dudar un segundo.— Y además, ya me he cansado de tanto piedra papel tijera, que parece que no haya otra forma de decidir las cosas.

Crateris seguía balanceándose sobre sus pies mientras tarareaba una melodía que se le hacía extrañamente familiar pese a que Airin habría jurado que no la había escuchado antes. Pero ese tipo de ocurrencias solo alimentaban el ambiente perturbador del lugar, así que la chica decidió dar por hecho que era porque le recordaba a alguna otra cosa que conocía y no ubicaba.

—¿Cómo es posible que sea tan mona? —le preguntó a Kíli. El arquero se encogió de hombros sin saber qué responder y Airin le susurró de nuevo,— Seguro que cuando canta se le acercan los animalitos como a una princesa de cuento.

—No me extrañaría, da el pego. —contestó esta vez Kíli, ladeando la cabeza hacia su novia pero con los ojos pegados en la cleric.

—¡Bueno, entonces entramos! —anunció el gunslinger dando una palmada que resonó ominosa entre la bruma azul.

—¿Me puedo salir de la party? —murmuró el arquero en voz baja con tono de gemido.

—Ni de coña. —susurró la pelirroja de vuelta apretujándole el brazo con fuerza, para después girarse al resto y señalar a Crateris.— Pero no vamos a dejarla aquí a que espere a sus amigos ella sola ¿no?

La chica rubia movió las manos, negando también con la cabeza.

—Oh no, por mi no os preocupéis, me puedo cuidar sola, de verdad. Si queréis entrar no hace falta que cambiéis de planes por mi. Además mis amigos deberían de estar ya al caer. —dijo con una sonrisa azorada.

Airin ya iba a responder que por supuesto no era ningún problema, faltaría más, pero una voz a cierta distancia cortó de cuajo su intento de escaqueo.

—¡Crateris!

—¡Neko, amiga mía! —oyeron exclamar a Crateris con voz cantarina.

Fíli giró la cabeza tan rápido que las cuentas de sus bigotes golpearon varias veces a ambos lados de su boca.

—¿Neko? ¡¿Ha dicho Neko?! —pero sin darle más tiempo a reaccionar Crateris ya se había puesto en medio de su visión gloriosa.

Efectivamente, la chica que se acercaba correteando toda llena de felicidad era la misma mechanic con la que el knight había estado mensajeándose de forma constante desde los varios días que hacía que se conocían.

—¡Anda! ¿Esa no es Anir? —preguntó Kíli sorprendido.

—Oooh, la trama se complica~ —canturreó el ninja asomándose junto al hombro de Fíli, que se lo apartó de encima con un manoteo como si fuera una mosca pesada.

Durante unos momentos las dos muchachas parecieron hablar entre ellas de cosas serias; pero por la forma en que Neko agarraba el hombro de Crateris y le dedicaba una sonrisa alentadora, de seguro sería como había pasado con todos ellos antes, asegurarse de que estaban bien, darse ánimos mutuamente y evaluar un futuro que se presentaba de lo más incierto para los jugadores atrapados.

A la par que indicaba algo a su espalda, Neko señaló hacia la party con un movimiento de cabeza que hizo que su coleta se balancease. Pero de nuevo, antes de que el knight tuviera una oportunidad de saludar por fin a la mechanic, otra figura se interpuso en medio.

—¿Pero se puede saber qué haces tú aquí? ¿Tienes amigos en todas partes? —inquirió un sonriente Pip dándole vueltas al final de su trenza y apretando un cigarro entre los dientes.

La chica echó los hombros hacia atrás, se llevó las manos a las caderas y lo estudió de arriba a abajo, y vuelta de abajo a arriba con lentitud chulesca y despectiva. Aquello solo hizo que la sonrisa del gunslinger se ensanchase con orgullo.

—Vaya, vaya Bernadotte… ¿cómo tú, plantado aquí…? —Anir pareció titubear durante una fracción de segundo.

—¿...como un pasmarote? —terminó el pareado Airin toda casual y sin un mínimo rastro de duda.— Sin más, es lo que hace habitualmente.

—¡Eh! —protestó el gunslinger.

—La quiero. —dijo Anir muy seria y con rostro intensamente inexpresivo.— La quiero. ¿Me puedo casar con ella?

—¡Eh, no! —protestó esta vez Kíli frunciendo el ceño y morriteando como si fuera un cachorro ofendido.

—¿E-eh? —fue lo único que consiguió atinar la pelirroja, confundida. 


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Title: Re: neverland 2.2: you can (not) fight
Post by: Neko on January 31, 2022, 04:50:53 PM
Weeee~ primer aporte de año!

82.

Barbara se estaba balanceando suavemente, haciendo que su falda se moviese como una campanilla al viento, no muy segura de cómo presentarse a los demás.

«¡Venga, Barbara! ¡Tú puedes!» pensó la chica antes de actuar.

Tomó aire y dio una palmadita suave antes de sonreír.

—¡Hola! Soy Crateris, gracias por acogerme en vuestra guild. —dijo hacia el grupo entero, ladeando la cabeza encantadoramente.

De entre todos ellos se adelantó un chico con el pelo verde y con un conejo blanco por sombrero.

—¡Bienvenida! Yo soy otro de los healers del equipo, también tenemos a Aya —comentó el chico, señalando con la cabeza hacia una chica morena que le saludó con un movimiento tímido de mano—. Supongo que trabajaremos mucho juntos, ¡seguro que nos llevamos bien!

Y Barbara sonrió, preguntándose porque se había preocupado tanto. Entrelazó los dedos y se encogió de hombros. Seguro que este iba a ser el inicio de algo bueno. Cómo mínimo alguna que otra amistad.




A notathief le gustaba mucho trepar. Siempre había tesoros escondidos en los sitios más recónditos de las dungeons y las vistas desde lo alto eran maravillosas. Pero si algo le gustaba de verdad, era descolgarse sigilosamente detrás de su objetivo y atacar por la espalda sin ser esperado. Así que trepó.
Trepó y visualizó la mejor ruta para llegar a su objetivo y cuando se dejó caer detrás de una sombra sin hacer ningún ruido ni ser detectado sonrió.

—¿Entonces vamos a entrar, jefa? —preguntó mientras se ponía en pie detrás de Neko, que gritó y se dio la vuelta para empujarle.

—¡Locke! ¡Gato malo!

Locke se empezó a reír, frotándose el hombro que le había golpeado Neko con saña.

—¿Mascota nueva? —preguntó el hombre con parche, llevándose una mano a la cadera y levantando una ceja. Parecía muy entretenido con la situación.

—Por desgracia no, o lo metería en el inventario por asustarme. —recriminió Neko, con ambas manos en la cintura y el ceño fruncido—. Eres un segundo al mando muy travieso.

Locke sonrió coqueto, ladeando la cabeza y dejando caer los párpados.

—¿Qué puedo decir? Es parte de mi encanto.

—Pues sé menos encantador y más útil. —contestó Anir y Locke se llevó una mano a la barbilla.

—¿Eso es que sí que vamos a entrar en la dungeon? —preguntó Locke y Neko se giró a mirar a toda la panda de desconocidos.

—A mi no me mires —dijo el del parche levantando las manos—. Son tu futura esposa y su novio los que no quieren ir.

Anir se giró hacia la pelirroja con una sonrisa pilla que Locke creía que le sentaba muy, pero que muy bien.

—Así que novios ¿Ya es oficial?

La pelirroja abrió la boca, con las mejillas sonrosadas. Parecía tener alguna respuesta en la punta de la lengua, pero el arquero a su lado contestó más rápido.

—¿Ya te puedo llamar cuñada? —preguntó todo falsa inocencia.

—Es una relación en obras, vamos por los cimientos. —contestó Neko con seguridad y un asentimiento de cabeza.

Locke no tenía ni idea de lo que estaba pasando, pero un chico rubio se estaba frotando el final de una trenza que le colgaba del bigote con cara de empanado.

—¿Jefa?

—Ah sí, tenemos un Adept en la Guild y quería ver si puede sacarse Duple Light.

—¿Qué es eso? —preguntó el chico castaño que había hablado antes.

—Es una skill para Adept y Saint, se coge aquí en la catedral y luego tenemos que ir a la dungeon que hay en el castillo y a la de la catedral. —explicó Neko.

—¿Hay dos dungeons aquí? —preguntó el chaval con curiosidad.

—Técnicamente hay cinco, si recuerdo bien —le dijo Locke—, pero algunas de ellas están interconectadas.

—Sólo tenemos que ir al primer nivel de la del castillo y luego al cementerio detrás de la catedral. —añadió Neko.

—Eso es donde la biblioteca, ¿no? Pero sin entrar a la cárcel ni a la sede en ruinas de los caballeros y todo eso. —preguntó el del parche.

—Exacto. Son las dungeons fáciles.

—¿Biblioteca? —preguntó la pelirroja—. ¿Me puedo quedar leyendo mientras os pegáis con monstruos?

—Esa es una buena idea, la podemos usar de cebo. —dijo Locke.

—¡Hey! ¡No me dejes sin novia tan pronto! —se quejó el castaño y Locke se encogió de hombros.

—No dejaré que le pase nada y si le gusta leer pasará un buen rato, hacemos una party y puede ir ganando experiencia sin mover un dedo. Según yo, todos salimos ganando.

La pelirroja agarró a su novio del brazo mientras se lamía los labios.

—¿Cómo cuánto es de fiar este chico? —le preguntó la pelirroja a Anir, que levantó un pulgar con su sonrisa más brillante—. Pues igual…

—¡Airin! ¡Traidora! —gritó el chaval, cruzándose de brazos.

—Venga Kíli, que no es para tanto. —habló el rubio del bigote trenzado, pasándole un brazo por los hombros al castaño.

—¿Entonces entráis con nosotros? —quiso saber Anir antes de avisar—. Mi única condición es que si véis a una espada gigante con dientes llamada Tirfing me gritéis. Tengo una vendetta personal con ella. Esa puta es mía.
Title: Re: neverland 2.2: you can (not) fight
Post by: Neko on February 28, 2022, 05:09:46 PM
Nos vamos de dungeons :B

83.

La catedral tenía pinta de haber visto mejores tiempos y Shun se agarró el gorro para que no se le cayese mientras miraba hacia arriba para contemplar los palcos y los candelabros llenos de polvo. Algo de luz se filtraba por las vidrieras, creando mil reflejos de colores en el suelo delante de ellos. Algunos de los bancos estaban apelotonados hacia un lado, pero era obvio que alguien mantenía la parte derecha del pasillo limpia y en orden.

—Por aquí. —dijo Neko, agarrando a Shun del brazo para que no se escapase a explorar la zona.

Ikki intentó contener una risa, no muy bien, pero él hizo el intento. Anir se giró con los ojos entrecerrados a mirarle.

—La primera vez que entramos aquí te subiste a cada palco —le recordó el dark knight, señalando uno de ellos con un pulgar—. Te caíste de ese.

—No me caí, me tiré a propósito —corrigió Anir, aún tirando de Shun hacia una capilla bien iluminada con velas—. Intentaba probar un planeador, pero no se abrió a tiempo.

—Claaaro. —contestó Ikki, rodando los ojos.

Anir le ignoró a favor de dejar a Shun delante del npc que estaba rezando en la capilla y empezó a chivarle las respuestas para conseguir la quest que estaban buscando.
Alguien agarró a Ikki del codo y cuando para cuando se giró de repente tenía a Aya agarrada de su brazo, mirándole con ojos bien grandes.

—¿Para qué sirve la skill? —preguntó curiosa.

Ikki entrecerró los ojos, dejando caer el brazo para ver si así Aya se soltaba, pero el truco no pareció funcionar.

—Invocas dos luces, una te bufa el ataque básico y la otra el ataque mágico.

—Oooh, qué interesante —comentó la chica con los ojos brillantes, aunque luego puso morritos, toda triste—. Esto es una catedral, ¿tú crees que habrá algo para mí por aquí?

Ikki se encogió de hombros, la verdad es que no solía juntarse con acólitos.

—¿Por qué no le preguntas a Anir? Parece que lo sabe todo. —le contestó Ikki con cierto resquemor en la voz.

Alguien más se unió a su conversación con un carraspeo suave y los dos se giraron a mirar. Crateris les sonreía, balanceándose sobre sus pies.

—Tal vez te puedo ayudar.

Y en un abrir y cerrar de ojos las dos chicas estaban hablando entre ellas y caminando hacia el pasillo, desapareciendo por la entrada de la sacristía. Ikki apretó los labios, sin saber si era mejor quedarse con su hermano o seguir a las otras dos chicas.
Anir le dio un golpe en el brazo.

—Tu amiga está a salvo con la mía. Además, Barbara sabe dónde vamos.

Ikki chistó y Anir le volvió a pegar en el brazo.

—Shun, ¿te queda mucho? —preguntó Ikki y él se encogió de hombros.

—No sé, me ha mandado a por unos objetos a la sacristía, pero no me marca en el mapa donde está.

Anir sonrió y señaló a un costado del altar roto.

—Es esa puerta. Barbara te los debe haber buscado —le avisó antes de darle una palmadita en la espalda a Shun—. Ale, andando.

Esta vez Ikki no les siguió. Unos cuantos de segundos de silencio después, Ikki notó que Hyoga le estaba mirando.

—¿Qué? —le preguntó.

Hyoga negó con la cabeza y siguió sentado en el banco del pasillo, mirando de reojo a Ikki  cuando creía que él no le estaba mirando.




—¿Estaréis bien? —preguntó Shun, mientras Milo hacia aparecer una de sus guitarras y tocaba un par de acordes.

—Hemos ayudado en esta misión un par de veces, sabemos el camino. —aseguró Yuzuriha, que se había vuelto a cambiar de equipo, aunque seguía llevando su bufanda roja.

—Además es mucho más corta que la que váis a hacer vosotros. Nos veremos en el cementerio en un rato. —continuó Milo con una sonrisa confiada en la cara.

Dominic y Hyoga también iban a acompañar a Aya y Barbara en la búsqueda de un sérum que sólo los acólitos y su rama podían fabricar en la misma catedral en la que estaban, mientras que el resto del equipo estaba preparándose para acceder a la primera dungeon del castillo.

Hiro estaba con los brazos cruzados y cara de pocos amigos porque en un principio había querido unirse a la primera expedición.

—Pero a ver, niño, ¿tú quieres dar vueltas y guardar una puerta o explotar cosas? —le preguntó Neko.

—Explotar cosas parece más interesante. —admitió Hiro y empezó a seguir a Neko mientras arrastraba los pies.

—Ya creía yo.

Hiksti miró a Jack con cara de incredulidad.

—¿Y por qué a ella le hace caso pero a mí no? —preguntó Hiksti y Jack le dio un par de palmaditas en la espalda mientras se reía.

—Es que hablan el mismo idioma.

Hiksti levantó los brazos y los volvió a dejar caer, indignado.

—¡Pero yo también hablo mecánico!

—Ya, ¿pero hablas pirotécnico? —le preguntó Jack, con una mano en la barbilla y una ceja levantada.

Hiksti rodó sobre sí mismo y se fue hacia la puerta quejándose en un idioma que pocos de allí entendieron.
Jack se tuvo que limpiar las lágrimas mientras se reía a carcajadas. Su risa resonó en la catedral como mil campanitas de hielo, marcando el inicio de su marcha hacia el castillo.

Title: Re: neverland 2.2: you can (not) fight
Post by: Airin on February 28, 2022, 05:44:52 PM
Esto en realidad va antes del de Neko ^ Por fin en GlastHeim! TvTU sorry por tardar



~+70~
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—Bueno, si es algo personal supongo que podemos hacerte el favor. —Pip levantó las manos en un gesto a medio camino entre a impotencia y la magnanimidad, a lo que Neko asintió seriamente.

—No me esperaba que fueras tan cobardica, —se dirigió el lancer incordioso hacia su compañera de equipo.

—He visto cosas que… —Airin se detuvo a media frase y ladeó la cabeza, pensativa.— Bueno, ¿a lo mejor sí creeríais? Quiero decir, llevo muchas emociones en poco tiempo y estoy cansada. No me apasiona la idea de entrar ahí a pasar miedo de gratis.

—¡Pero si nosotros damos más miedo que el coco! —Ikkaku le agarro la cara con una mano enguantada y le apretujó los mofletes moviéndole la cabeza de lado a lado sin piedad.— Pero si, entiendo a lo que te refieres.

—¡Cebo vi-vo! —canturreó Yumichika esquivando una patada de la chica.

—Pensándolo bien, con la cantidad de gente que vamos a entrar ahora a sitios distintos, no está de más tener a alguien de vigía por la parte de arriba.—dijo Pip haciendo un recuento mental rápido de los participantes.— Te quedas de base-com.

—¿De qué? —preguntó el ninja.

—Coordinador base de comunicaciones. —respondió la pelirroja sin pestañear.

—Hmm, sexy. —dijo Kíli levantando las cejas varias veces y agarrando la mano de la chica.— Te perdono por haberme traicionado.

—Idiota. —contestó Airin sonriendo a regañadientes.

—¿Entonces estamos todos listos? —La voz de Neko se elevó por encima de las varias conversaciones simultáneas.

—No, algunos están claramente tontos, pero qué le vamos a hacer, —refunfuñó Airin a poca distancia de ella mientras el arquero le frotaba su barbilla barbuda por la cabeza.

—Mira. Mira, te quiero. —dijo Neko mirándola muy fijamente y con cara de emoción intensa. Después la empujó.— Ya te vale. ¡Ale, vamos que nos vamos!



Airin empujó la puerta de entrada a la biblioteca, se escabulló hacia dentro y la cerró con cuidado tras de sí, intentando que no hiciera demasiado escándalo pero sin tenerlas del todo consigo. El lugar era tétrico, pero al echar un vistazo a su alrededor sintió que lo que se ponía en modo alerta era su alergia. Comenzó a andar hacia adelante por el pasillo central en dirección hacia la cúpula redondeada por cuyas vidrieras entraba luz del exterior. Observando al pasar las estanterías polvorientas llenas de libros y sintiéndose un poco engañada por sus expectativas ambiciosas de encontrar un buen rincón para leer mientras los demás luchaban y se llenaban de mugre, le pareció percibir a su espalda un movimiento repentino por el rabillo del ojo.
La chica se paró, miró al techo con gesto de hartazgo infinito y se dio la vuelta con un dedo acusador en alto.

—¡NO! —Espetó con brusquedad hacia el pasillo oscurecido.— No, ¿eh? No.

Y  tras ajustarse la cota de malla y el cinturón de la espada con un resoplido, siguió caminando por donde iba con paso decidido.

—No son agresivos dicen, ¡no, la que se va a poner agresiva soy yo! —refunfuñó con el ceño fruncido.

 Airin respiró profundamente y llevó la mano a la empuñadura de su arma sin perder el ritmo. Algo que sonaba como a madera rechinando a ser arrastrada contra las losas del suelo le iba siguiendo con toda la discreción de la que parecía ser capaz el monstruo, que era más bien tirando a poca, y el ruido le estaba poniendo de los nervios.
No había terminado de llegar a la zona iluminada cuando se le terminó de acabar la poca paciencia de la que disponía en esos momentos.

Dio un paso más hacia el círculo de luz.

Ñiieeec, —sonó de nuevo a su espalda, despacito.

—¡Bueno ya está bien! —bramó la chica desenvainando la espada a una velocidad no habitual en un soldier y acorralando a lo que parecía ser un joyero de madera con adornos metálicos contra una estantería.

—¡Ñii-! —el monstruo se quedó inmóvil con la tapa abierta como si hubiera echado los brazos en alto suplicando por su vida, y Airin se percató de los ojillos brillantes que parpadeaban frenéticos en el centro de la oscuridad antinatural del interior de la caja.

“Damos más miedo que el coco” había dicho Ikkaku hacía un rato, y la chica se encontró haciendo un esfuerzo por contener una risita incrédula al darse cuenta de que el monstruo parecía tenerle más miedo a ella que al revés.

—¡Estamos en una biblioteca! —susurró entre dientes con tono de ofensa, mirando al bicho con autoridad.— No hagas ruido.

Airin bajó la espada, y el monstruo joyero descendió su tapa muy lentamente, en silencio y pareció volver a respirar con cautela.

—Mira, —comenzó ella con tono suave y envainando el arma,— sé que hemos empezado mal, pero tú no me haces nada, yo no te hago nada, ¿de acuerdo?

El monstruo chasqueó la tapa un par de veces, y se detuvo expectante. Airin se agachó y lo recogió con cuidado, quitándole el polvo y frotándose las manos contra los pantalones.

—¿Si te dejo en esa mesa y te leo algo te portas bien? —la caja pareció vibrar entre sus brazos, y Airin decidió que después de todo, ni tan mal.



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Title: Re: neverland 2.2: you can (not) fight
Post by: Airin on March 31, 2022, 05:23:56 PM
No pero en serio, yo también quiero uno TvT faltan iconos, welp


~+71~
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—Una vez, hace mucho, mucho tiempo, hubo un reino lleno de gloria que se hallaba situado en los cielos, —Airin leyó en voz no demasiado alta y con tono suave, como si estuviera grabando un audio libro para niños en su hora de irse a dormir, en vez de a un mob en una biblioteca abandonada en mitad de unas ruinas espectrales. Pero el bicho, que seguía sus palabras con mucha atención, se arrastró despacio más cerca del libro lleno de polvo que sostenía, como queriendo ver los dibujos, y a Airin le pareció un poquito adorable.

—De ese reino surgió una heredera a la corona, encargada con la tarea de encontrar la Perla del Génesis en el Reino de la Oscuridad.—La chica pasó un dedo sobre la tapa del joyero monstruoso que tenía en la mesa frente a ella, y el mimic pareció ronronear. Definitivamente ib a encontrar la forma de: uno, engrasarle las bisagras chirriantes de la tapa, y dos, llevárselo con ella hasta su casa como fuera posible.

Iba a continuar el párrafo, cuando una sensación fría a su espalda le hizo pausar un par de segundos. En los adornos metálicos del mimic le pareció ver un reflejo oscuro moviéndose, pero decidió que le daba igual tanto si era algún otro monstruo aburrido como si era un espectro fisgón. Mientras no le estorbasen la lectura, bien podían quedarse a escuchar.

—Así pues, —prosiguió leyendo con su mejor voz de cuenta cuentos,— la primera heredera a la corona emprendió su viaje en la búsqueda de la perla. Pero durante su camino fue engañada, y las memorias de sus orígenes nobles se desvanecieron.

—Ahora creía que ella era la Reina del Reino de la Oscuridad. —narró con voz ominosa.

Bajo su mano, el mimic gimió con un sonido enlatado, y creyó notar cómo la sombra a su espalda temblaba. Y de repente por uno de los pasillos entre estanterías vio una ráfaga de acero y tela azul, seguido de un extraño ruido gutural y ahogado. Airin parpadeó sorprendida, recordando al miembro de la party de Neko que la había acompañado como guardaespaldas. Ah, pues bueno, mientras los bichos agresivos se dejasen matar calladitos, ni tan mal. Felicitaciones al stalker por su habilidad.

El pequeño monstruo empujó su mano con la tapa un par de veces, y tras unas palmaditas, la chica volvió de nuevo la vista al libro.

—Pero no pierdas la esperanza, porque un segundo heredero a la corona se había puesto ya en camino para seguir la senda donde la primera había tropezado. —Un soplo de aire gélido le dio en el cogote, y Airin irguió la espalda y encogió los hombros hacia arriba con irritación. A pesar de todo, la sensación que le daba parecía haber sido más de alivio que de hostilidad. El mimic debía estar de acuerdo porque dejó escapar un ruido que sonó a “mieh”.

La chica decidió mirar hacia atrás de reojo, y pestañeó con incredulidad. Un caballero negro espectral la observaba con fijeza. Airin levantó el libro con aire de disculpa, mostrando el papel mordido y arrancado.

—Le faltan páginas a la historia.

El caballero soltó un gruñido molesto que resonó como si proviniera de más allá de la tumba, cosa muy probable en su caso, y agitó la cabeza haciendo que la pluma de su casco se menease al compás. Frente a los ojos de la muchacha, el espectro se desvaneció en el aire con un refunfuño, y la corriente fría que lo envolvía se escurrió alejándose por entre los pasillos de la biblioteca.

Airin toqueteó el borde adornado del joyero con aire distraído y ausente.

—Chico, yo qué sé. No me preguntes a mí porque yo ya, ni idea.


—¿Qué ha sido eso? —dijo una voz desde su lateral

—AAAAAHHHHH!!!! —Airin gritó saltando de la silla, agarrando el joyero y desenvainando la espada todo en la misma ráfaga de movimiento. notathief no se llevó un corte de pelo inesperado porque sus reflejos le hicieron apartarse a tiempo.— ¡Joder qué susto me has dado!

—¿Qué susto te he dado YO?! —el stalker se llevó una mano al pecho, casi se diría que ofendido.

—¡Le hablaba al mimic! —Airin dejó ver al pequeño monstruo que temblaba contra su pecho.

notathief la señaló con la mano abierta, y ladeó la cabeza con el ceño fruncido.

—Eso es un mob, son agresivos. —declaró como quien explicase a un niño de cinco años que algo era peligroso.

—¿Y? Ahora es mio. —Airin acarició al monstruo.— Además, hemos llegado a un acuerdo.

El mimic batió la tapa como dándole la razón a su recién adquirida y aceptada dueña.

—Pero dan drops, como elunium, y cartas… —el stalker dudó sobre si seguir su explicación, ya que tanto jugadora como monstruo empezaban a tener cierto aire obstinado.

El mimic se convulsionó un par de veces, y con los ojillos entrecerrados, como si quisiera dejar clara su voluntad y el ridículo al joven, escupió algo.
Airin recogió la carta.

— Pone “PET”. —dijo con asombro en voz baja.

Notathief se estampó una mano contra el rostro con una risita resignada, imaginando los grititos extasiados de Neko cuando se lo contase.

—Vale, ese bicho es como un gato y ha elegido a su dueña.

Con un ruidito chirriante de satisfación el mimic aceptó la carta de mascota de vuelta, y la engulló hasta pellizcar suavemente los dedos de la chica.

—Tengo la mascota más guay del mundo, —murmuró Airin con ojos grandes y brillantes.



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Title: Re: neverland 2.2: you can (not) fight
Post by: Neko on April 30, 2022, 01:37:17 PM
Alguien se acercaaaa!

84.

A Zuko no le gustaba Prorencia. Aunque no era ninguna sorpresa porque tampoco le gustaba Columbia ni Sanctuary, Mos Eisley, Two Rivers o Amatsu. Apenas podía soportar Palanthas y ya no hablemos de Rabanastre.

—Pero aquí no hay casi gente. —comentó Finny antes de sorber de la pajita de su bubble tea.

Zuko frunció el ceño y se pasó una mano por el pelo antes de bufar. Y Finny ladeó la cabeza señalando a su primo con el bubble tea.

—Y aquí no tienes esa cicatriz.

Zuko se puso la mano encima del ojo izquierdo, donde en la vida real tenía una buena cicatriz. A veces se olvidaba que estaban atrapados dentro de un juego, pero Finny no fallaba en recordárselo.

—Poca gente sigue siendo demasiado gente —explicó Zuko, agarrando a su compañero del brazo para hacerle caminar—. Si queremos sobrevivir…

—Tenemos que escondernos. Ya lo sé, Zuko, me lo has repetido muchas veces. —añadió Finny con un suspiro.

—Y tenemos que sobrevivir.

—Si, tío Iroh se enfadaría mucho si nos dejamos matar aquí —comentó Finny, tirando el bubble tea terminado en una papelera y encogiéndose de hombros—. O peor, se pondría triste, pero necesitamos ir a ciudades si queremos reabastecernos.

—No creo que nos muramos de inanición dentro del juego. —dijo Zuko, cruzándose de hombros.

La música tétrica de Lavender Town se intensificó un poquito.

—En realidad hay un estado alterado llamado famélico que te va bajando la fuerza y la resistencia y los puntos de vida poco a poco y…

—Ya, sí, deja de hablar —le ordenó Zuko, agarrándose el puente de la nariz con dos dedos y apretando los ojos—. ¿En serio existe eso?

Finny asintió con la cabeza y se puso a revisar su inventario por si necesitaban hacer alguna compra de última hora antes de largarse de la ciudad, pero todo parecía estar correcto.

—¿Hacia dónde vamos ahora? Te diría de ir a la ciudad de las mascotas, pero sé que te incomoda. —le dijo Finny con una sonrisa pequeñita y cargada de malicia inocente.

Zuko rodó los ojos y abrió el mapa para que los dos pudieran verlo. Señaló Lavender Town con el índice, justo sobre el punto rojo que decía “Usted está aquí” en letras luminosas y luego deslizó ese mismo dedo hacia el sureste antes de golpear el nombre de su destino un par de veces.
Finny lo miró sorprendido.

—¿Estás seguro? ¿No es un lugar peligroso?

Zuko negó con la cabeza.

—No creo que haya mucha gente y es fácil de defender. Podemos asentarnos en una de las torres del castillo, lejos de las entradas de las dungeons y del paso de gente. Si es que hay alguien.

Finny se volvió a encoger de hombros, sacando dos caramelos de su inventario y quitándole el envoltorio a uno de forma distraída. Luego se lo llevó a la boca y sonrió otra vez mientras le ofrecía el otro caramelo a Zuko, que lo cogió sin rechistar.

—Pues si estás seguro… Glastheim, ¡allá vamos!

Zuko se llevó también el caramelo a la boca y empezó a caminar hacia la salida que les llevaría en la dirección correcta.

—¿Y el caramelo? —preguntó antes de darle un par de vueltas en la boca. Era de eucalipto.

—Por si te dolía la garganta, eso era lo más que me has hablado en una semana.

Zuko le dio una patada sin fuerza en el culo a su primo antes de empujarlo por el hombro, aunque Finny simplemente se rió y se recolocó el gorro en su sitio.

—Idiota.

—Ya, pero soy un idiota a tu cargo —contraatacó Finny, entrelazando los dedos detrás de la nuca—. ¿Tú crees que haya algún huertito en Glastheim? Podría empezar mi propia cosecha, tengo algunas semillas y solo necesitan un día para dar fruto.

Zuko estaba demasiado entretenido con el caramelo como para ponerle caras a su primo, pero acabó contestando.

—Glastheim está lleno de cuervos.

Finny apretó los labios, empujándolos hacia fuera en un puchero adorable.

—Bueno, tendré que buscar un buen espantapájaros, con eso ya estaría, ¿no?

Zuko asintió y siguió caminando, pero un minuto después miró hacia el sonriente Finnian con sospecha.

—No pienso quedarme todo el día en medio de tu huerto para asustar a los cuervos.

—Ouch… —murmuró Finny que se ganó otro empujón de parte de su primo, aunque Zuko sólo consiguió hacerle reír con ganas.

Finnian no se lo había pasado tan bien desde que tenía uso de razón, para él la vida ya estaba bien como estaba en ese momento. Si no fuera por el pequeñísimo detalle de que no podían salir del juego. Pero bueno, él ya estaba acostumbrado a estar encerrado, ¿qué era otro sitio más? Al menos ahí tenía la sensación de la brisa sobre la piel y un amigo a su lado.
No podía pedir más. ¿Verdad?
Title: Re: neverland 2.2: you can (not) fight
Post by: Neko on January 31, 2023, 02:43:07 PM
Venga, que vamos a la dungeon y todo xD

85.

Bernadotte frunció el ceño y se reajustó el parche justo después de sacar el hacha del cuerpo del payaso que se estaba disolviendo en píxeles.

—No me acordaba que aquí había payasos —comentó y se giró hacia el sonido de otra pelota saltarina que seguro que venía con otro payaso montándola cual vaquilla de rodeo—. ¿Por qué hay payasos?

—¡Porque el GM sabe que los odio! —respondió Anir soplándose un mechón que se le había cruzado por la cara y levantando su propia hacha por encima de su cabeza—. ¿¡Dónde está el otro cabrón!? ¡Lo estoy oyendo!

Y se marchó rauda a grito de guerra pelado alejándose por el pasillo con la gracia de un cerdito al trote.
GoldenLion se llevó la mano al pecho antes de suspirar.

—Llevas muy mal lo tuyo. —le dijo Bernadotte con una mano en la cadera.

—No sé de qué me hablas. —contestó Fíli con una sonrisa tonta antes de trotar pasillo abajo en busca de Anir.

—Lleva muy mal lo suyo. —repitió Bernadotte, ahora mirando a Shun, que le sonrió todo amabilidad.

—Esos dos… ¿van bien o tenemos que girar por otro lado? —preguntó Shun—. Es que cuando a Neko le da el ansia asesina a veces se olvida de lo que estamos haciendo.

A Bernadotte le salió una risotada y negó con la cabeza.

—Eso suena a ella. Pero van bien, es por ahí.

Hacía unos minutos que la party había dejado atrás la biblioteca y ahora se dirigían hacia el salón de baile, donde Shun debía enfrentarse a unos búhos aristócratas con unas luces dándoles vueltas. O algo así le habían contado.

—Ella se quedará por las escaleras que es por donde suele rondar la Tirfing, pero la entrada al salón está justo a un lado.

Shun asintió, dándole las gracias a Bernadotte y casteándole una serie de buffs antes de corretear en la misma dirección en la que había desaparecido Anir.

—Niños —comentó Bernadotte antes de reírse y lanzar el hacha contra otro payaso que había girado una esquina y pretendía atacar a sus bebés—. Tienes que amarlos.




Encontrar el salón de baile no había sido difícil, con seguir el rastro de píxeles naranjas voladores que iba dejando Anir en su camino se llegaba bien.

—Es aquí —le dijo Neko, señalando la puerta. Cuando Shun había ido a abrirla su jefa le había detenido—. ¡No, no! Va a estar lleno de monstruos, es mejor que esperes a que el resto del equipo nos alcance.

Shun asintió y quitó la mano de la puerta, mirando la madera con curiosidad. La puerta estaba tallada y en algún momento había sido pintada y barnizada, pero daba toda la sensación de haber visto mejores días en un pasado lejano.
Y ahora que se daba cuenta, Shun podía escuchar la música ahogada por las paredes que provenía del interior del salón.

—¿Está muy lleno?

Neko asintió y luego le puso la mano en el hombro a GoldenLion.

—¿Vas a querer entrar o te vienes conmigo a cazar la Tirfing?

Fíli se mesó el bigote y jugó un poco con una de las cuentas de sus trencitas antes de encogerse de hombros.

—¿Cómo de personal es? —le preguntó—. Por si prefieres que os deje a solas.

Anir sonrió antes de contarle que antes venía al menos tres veces a la semana a tener un encuentro romántico con la daga saltarina.

—Así que lo que veas, no me importaría que te unieras.

—¿Llevo velas? —preguntó Fíli, sonriendo exactamente de la misma manera que Anir.

—Ew, qué asco, romance. —comentó Hiro que ya iba a entrar al salón cuando Hiksti lo agarró de la cintura y lo separó de esa puerta en volandas—. ¡Eh! ¿¡Qué haces!?

—Salvarte la vida, mendrugo —contestó Ikkaku, con una mano en la calva y la otra agarrándose a la lanza apoyada en el suelo—. ¿Estamos todos?

—No estamos todos, pero somos todos los que estamos —dijo Bernadotte, empezando a encenderse un cigarro—. No me mires así, es mi mecha rápida. Exploto cosas.

Ikki se cruzó de brazos y tomó su sitio al lado de Shun, mientras Monica y Max se quedaron chismoseando entre ellos al pie de las escaleras.

—Otro que habla pirotécnico, perfecto. —suspiró Hiksti, haciendo reír a Jack.

—Ese es amigo mío. —dijo Anir dirigiéndose a Hiro y señalando a Pip—. Con lo amenaza que eres también se hará amigo tuyo.

—Enana, no me hagas adoptar a más niños. No tengo la capacidad emocional para encariñarme de tanta gente. —se quejó Bernadotte.

—Ah, ahora veo porque te hiciste amiga de mi hermano. —murmuró Shun.

—¿Estamos todos? —preguntó Yumichika, cayendo del techo de repente y escondiendo un par de shurikens ensangrentados.

—¿Lo de repetiros es porque estáis casados o…? —preguntó Jack hacia Ikkaku, que no le atacó con la lanza porque lo había visto flotar antes.

—Sí, creo que estamos todos. —dijo Anir después de contar cabezas, añadiendo las de Kíli y Watari que estaban a punto de alcanzarlos.

—¿Casado? ¿Yo? —Yumichika se llevó una mano al pecho, claramente indignado— ¿¡Con este!?

—No estamos casados —contestó Ikkaku—. Yo me merezco algo mejor.

Y antes de que Yumichika ejecutase sus represalias y mientras la mitad de la party se reía del tira y afloja entre esos dos, Kíli se plantó en mitad del grupo y dijo bien alto:

—Perdón por llegar tarde, no quería venir.

Para mayor efecto se había puesto las manos en los bolsillos y tenía expresión de no estar muy interesado.
Watari miró de Kíli a Anir y se encogió de hombros, sacando uno de sus búhos mecánicos del inventario, ya que pronto lo iba a necesitar.

—Bueno… Este es el plan.

Title: Re: neverland 2.2: you can (not) fight
Post by: Airin on January 31, 2023, 04:52:39 PM
Se han alineado los astros O_O Y esto va a acabar por ser un "hazte con todos" Menos con Xiao que no me cae porque es puto, pero yo soy terca


~+72~
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—¿Vas a seguir matando cosas mientras haces las rondas? —Preguntó Airin quitando uno de sus guantes del alcance de la tapa del mimic cada vez que éste parecía que iba a conseguir morderlo.

Notathief ladeó la cabeza, parpadeando.

—¿Vas a seguir adoptando mobs agresivos y tengo que pedir permiso antes de deshacerme de ellos o…? —el stalker se hallaba en un ligero estado de confusión no imbuída mágicamente, sino provocada por una conflictiva mezcla de emociones. Envidia, diversión e incredulidad eran las tres más potentes.

—Si me siguen a casa y se portan bien qué quieres que le haga, —la chica se encogió de hombros, y volvió a apartar el guante en el último momento.— ¿Sabías que hay una puerta en una quest en Palanthas que sólo se abre si se lo pides por favor?

—Nah, eso no es cierto. No lo es ¿no? —la sonrisa de condolencias de Airin le decía que o merecía un premio a buena mentirosa o sabía de primera mano que era muy cierto.— Bueno, da igual, tú sigue a lo tuyo y yo sigo a lo mío que no te van a hacer nada.

—Aunque no lo parezca soy soldier eh, puedo defenderme hasta de cosas que me dan miedo, —dijo ella mirándolo fijamente.

—Ya lo sé, ya, —comentó Locke pasándose una mano por su flequillo casi recién despuntado y volviendo a desaparecer entre las sombras,— era por recordar, sin más.

Airin miró a su… ¿monstruo? ¿mascota? ¿Monstruo-cota?, con cara de sabérselo los dos ya, y le dejo morder el guante y tirar de él un par de veces. Mientras el mimic mordisqueaba los dedos de cuero y arrastraba el accesorio por la mesa, la chica se levantó, echando un vistazo de reojo a su alrededor entre las estanterías cercanas. Lo del caballero negro espectral desde luego había sido raro de narices.

—Hmmm, me pregunto si es que aún con tanto tiempo fantasmeando en una biblioteca encantada no pueden leer por ellos mismos. —comentó la muchacha en voz baja.

Ñiieeec, —chirrió el mimic al moverse con su juguete robado por la mesa.

—Shhh~ —lo acalló Airin ya por inercia, pasando los dedos con suavidad sobre los lomos polvorientos de varios tomos.

—Oh cariño, —rió una voz dulce y coqueta y NO de Locke junto a su oído,— no te preocupes tanto por ese pequeño maleante habitual, no voy a echar de aquí a alguien con buenos modales como tú.

La chica primero se mordió los labios hacia adentro para no dejar escapar una maldición que desmintiese sus presuntos buenos modales, y después tragó saliva.

—Ah, perdón, ¿te he asustado? —la figura semi transparente que vio al girarse todavía tuvo la desvergüenza de enroscarse un mechón de cabello castaño claro entre los dedos con aire frívolo.

Airin respiró profundo. No agarró la espada. Y contó despacio hasta cinco.

—No me has mandado de vuelta con mi madre porque mi madre hace muchos años que está muerta y yo estoy atrapada por la fuerza en este videojuego de conexión neural del que no puedo desconectarme o perder vidas sin consecuencias fatales, pero vamos, que ha estado cerca, si.

El aparente fantasma femenino pestañeó varias veces claramente sorprendido ante el volcado de información sin filtro, y abrió y cerró la boca, flotando con elegancia sin saber muy bien qué responder a eso.

Airin se encogió de hombros, sacó de la estantería un libro de cubierta roja, lo limpió con cuidado y volvió a la silla que había estado usando antes. El mimic se acercó a ella, ya satisfecho de maltratar a su presa prestada y escupió su guante, arrugado pero al menos no lleno de babas. Pequeñas ventajas, habría que suponer.
El pequeño monstruo la observaba con sus ojillos relucientes parpadeando con curiosidad como esperando a ver si volvía a leerle algo en voz alta, y mirando de vez en cuando en dirección a la estantería a su espalda.

Tal y como pensaba, el espectro flotó en dirección a la mesa, y sin necesidad de apartarla se deslizó en la silla a su lado, sin llegar a tocar el asiento.

—Yo…  te pido disculpas, no pretendía llegar hasta tal punto, —musitó la mujer con expresión contrita.

—Supongo que las acepto, entonces, —murmuró Airin pasando distraídamente las hojas del libro.

El mimic abrió la tapa con asombro, y extrañamente tangible por un momento, el fantasma se la cerró con un dedo.

—Oh, venga ya, no vengas ahora a hacerte el sorprendido. Yo solo quería darle un pequeño susto, que gritase un poquito…

—¿Y regañarme por no guardar silencio en un lugar de estudio? —resopló Airin rodando los ojos con ironía.— Eres la bibliotecaria ¿verdad?

La mujer asintió con un leve sonrojo culpable en su complexión translúcida.

—La verdad es que tiene que ser aburrido estar atado a un lugar al que poca gente entra, y yo no soy muy social que digamos, pero de vez en cuando poder hablar con alguien… —dijo la soldier con tono comprensivo.

Oh no, encanto, —dijo el fantasma inclinándose ligeramente hacia ella con una pequeña sonrisa traviesa y seductora a partes iguales,— no estoy atada a este sitio. Yo no.



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Title: Re: neverland 2.2: you can (not) fight
Post by: Neko on February 26, 2023, 01:37:39 PM
Este mes dejo aporte pronto que no voy a estar uvu <3

86.

Anir señaló a la imagen que estaba proyectando con su omnitool, en concreto a una zona del salón de baile del Castillo de Glastheim.

—El salón de baile es una zona de respawn natural dentro del castillo. Por la cantidad  de monstruos que había en los pasillos y en la entrada supongo que no ha venido gente en unos cuantos días.

Algunos asintieron con la cabeza y Pip chistó y dio una calada bien larga.

—Así que también he de suponer que no ha entrado nadie ahí dentro tampoco. —comentó, poniendo la mano sobre la puerta doble del salón.

—¿Quieres decir que estará lleno de monstruos? —preguntó Shun con curiosidad.

—Hasta los topes. —respondió Ikkaku.

—Lo bueno es que hay un límite de monstruos por piso. Lo malo es que creo que la puerta no se ha abierto y tienen que estar todos los monstruos de este piso dentro del salón.

—Yo no he visto a los barones ni a los duques, ¿cuántos había en este mapa? —quiso saber Yumichika—. ¿Siete, ocho?

—Seis barones y veinte duques. —aportó Hiksti, que estaba asegurándose de tener sus atajos en orden.

Yumichika abrió mucho los ojos y parpadeó lentamente. Ikkaku le dio un codazo.

—¿Qué, son muchos para tí?

Yumichika se puso una mano en la cintura y rodó los ojos antes de apartarse el pelo por detrás de la oreja.

—No, pues tampoco son tantos…

Jack se rió suavito y Pip le dio una palmada en la espada a Yumichika.

—Pues entonces tú te encargas de que al enano no le pase nada. —le adjudicó, aunque Ikki gruñó que para eso ya estaba él.

—No, pero sí, la idea es que Yumichika se encargue de neutralizar a los payasos, son muy rápidos, pero sólo atacan de cerca.

Yumichika estaba a punto de protestar, pero Anir siguió hablando por encima de sus quejas.

—Ikki y Hiksti son buenos tanques, pueden ocuparse de los búhos que no tengan las dos luces volando alrededor de sus cabezas. Eso no son necesarios para la misión. Watari y Hiro, las sirvientas y los espejos son vuestros.

—¿Espejos? —preguntó Hiro, que nunca había estado en la sala de baile del Castillo de Glastheim.

—Ya los verás —comentó Watari—. Supongo que los fantasmas son de Monica y Max.

—¿Fantasmas? —volvió a curiosear Hiro, que estaba empezando a preguntarse si valía la pena invocar a Baimax desde ya.

—Sí. —afirmó Anir.

—¿Y nosotros qué? —dijo Pip, señalando al resto.

—Vosotros encargaos de que el resto siga con vida, Kíli puede rematar a cualquier bicho que vea que se acerca demasiado a los demás.

—Bueno, puedo hacer eso. —admitió Kíli, descolgándose el arco y contando cuantas flechas le quedaban en el inventario.

—Y si lo haces bien, tengo un regalo para tí. —le dijo con una sonrisa llena de dientes.

Kíli entrecerró los ojos, murmurando que porque no se lo daba ahora y ya.

—Las lanzas también tienen rango bastante amplio —continuó Anir, señalando a Ikkaku—, y tú tienes buen ojo para dar órdenes en medio del combate.

Pip sonrió con el cigarro colgándole de la comisura del labio.

—¿Y yo? —preguntó Jack señalándose.

Anir se encogió de hombros.

—No sé nada de tus habilidades y técnicamente perteneces a Hipo, lo lógico es que le hicieras de apoyo —y luego se giró hacia Fíli—. Y tú te vienes conmigo.

—Sí. —contestó Fíli con una sonrisita impaciente en los labios.

Max se puso las manos en la cadera y se echó un poquito hacia delante, con el ceño fruncido en un gesto travieso.

—Y da las órdenes la que no va a estar.

—Para algo que se le da bien… —comentó    Ikki, con las manos en los tiradores de las puertas del salón, sabiendo que iba a hacer caso del plan de Anir de pé a pá—. Vamos, que los bichos no se matan solos ni las quests se hacen solas.

Y con un buen empujón las puertas rechinaron y la música y las risas se dejaron oír por todo lo alto. Luces de colores irrumpieron frente a ellos, tiñendo la armadura de Ikki con una explosión de arcoiris y el olor a comida y alcohol les llegaron de golpe.
El primer shuriken voló por encima de Ikki y se clavó en la pelota del payaso que les había visto nada más abrir la habitación.

—Hay como cincuenta… —contó Yumichika que lo siguiente que hizo fue escurrirse a la habitación saltando de mueble en mueble para buscar un sitio alto.

Ikkaku levantó la lanza por encima de la cabeza y entró a grito pelado detrás de Ikki. Los demás les siguieron en más o menos orden. Kíli ya tenía una flecha preparada antes de acceder al salón.
Hiro tenía los ojos muy abiertos.

—¿Esos son los espejos? —preguntó, señalando a unos veinte objetos oscuros de unos tres metros de alto que parecían retorcerse en las paredes del salón.

—Sí… —suspiró Watari antes de quejarse, casi a punto de llorar—. ¿Por qué me has dejado los espejos?

—Porque los odias tanto que eres el más efectivo matándolos.

Watari se mordió el labio inferior antes de empujar a Hiro hacia el barullo del salón, donde los sonidos de la batalla ya se oían fuertes y claros. No podía negar lo que Neko acababa de decir, era totalmente cierto.

Las puertas se cerraron con el crujir de goznes sin engrasar en años y el silencio se apoderó otra vez del pasillo.

—¿Estarán bien? —preguntó Fíli que negó con la cabeza, se cruzó de brazos y asintió—. Estarán bien.

Anir le dio una palmadita en el hombro.

—Claro que estarán bien, ¿pero sabes quién no va a estar bien en breve? —canturreó Anir con una sonrisilla bailándole en la cara.

—¿La tirfing? —se aventuró Fíli.

—La tirfing. —corroboró Anir.
Title: Re: neverland 2.2: you can (not) fight
Post by: Airin on February 28, 2023, 10:25:11 AM
*Tacha del bingo* Ha sido un bug


~+73~
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—Yo no.

Si a Airin se le pusieron los pelos de punta no fue por el fantasma en sí, sino por la carga de posibilidades que arrastraban sus palabras.

—Espera, espera espeeeera. —la mujer se limitó a seguir sonriendo mientras observaba los engranajes figurados dar vueltas y echar humo sobre su cabeza.— No estás atada a la biblioteca de Glastheim, eso… ¿eso se puede, de verdad?

El fantasma asintió, haciendo el gesto de apoyar un codo en la mesa y la barbilla sobre el puño cerrado, como cualquier vecina que fuera al té y a compartir del último chisme del barrio.

—Entonces no eres un… —Airin se detuvo, mordisqueándose el pulgar. Había cosas que no tenían sentido, o no deberían tenerlo.— No eres un boss, ¿cierto?

—No que yo sepa, —concedió la mujer.

—Pero no eres un jugador. —siguió la soldier.

Técnicamente….

—Técnicamente, vale, frena ahí. —Airin levantó la mano enguantada.— ¿Qué quieres decir con técnicamente? Explícamelo como si tuviera cinco años y alguna que otra limitación.

El fantasma ahogó una risita contra el puño por la comparación.

—En realidad yo tampoco lo tengo claro del todo. No, no soy un boss. No estoy segura de ser un jugador, al menos no ahora mismo, pero sí estoy segura de que tengo un… digamos, set de habilidades concretas.

—Ajá.

—¿Qué?

—Que me elabores eso. —Airin enderezó al mimic que se había caído hacia atrás por abrir demasiado la tapa y yacía patas arriba sobre la mesa, vibrando en el sitio sin poder moverse.— ¿Qué habilidades?

—¡Pero cielo así no hay misterio! —lamentó la bibliotecaria translúcida.

—Señor, por qué voy coleccionando a todos los dramáticos del mundo. —farfulló la soldier entre dientes intentando no rodar demasiado los ojos, no fuera que le diese un tirón o algo.

—Oh, está bien, —el fantasma le hizo una mueca de vuelta y se recostó contra la silla que en realidad no llegaba a tocar.— Electro, principalmente.

Airin se irguió frente a ella, observándola con detenimiento.

—¿Electro? ¿Sólo?

—No solamente, pero como al ochenta por cien, más o menos.

—Osea como un elementalista.

—Hmm. —Había algo en la expresión del fantasma que a Airin le resultaba intrigante, pero no tenía claro de cuál de los cabos que veía posibles empezar a tirar.

—¿Tienes nombre? —preguntó la soldier.

—¿Nombre?

—Si claro, nombre propio por el que llamarte, Fantasma de la Biblioteca de Glastheim es muy largo y demasiado impersonal, ¿no te parece?

—En todo caso, —corrigió la mujer,— sería Fantasma de la Bibliotecaria.

Airin se encogió de hombros, tanto daba mientras pudiera referirse directamente a ella con algo que no fuera un “disculpa” constante o mil millones de palabras.

—Supongo que puedes llamarme Lisa.

—Mi nick es Brightblade, pero mi nombre es Airin.

—Un placer conocerte encanto, —dijo Lisa estrechando su mano sin guante de forma intangible, pero dejando una sensación fría contra la piel de la soldier.— Si averiguamos cuál es mi nickname serás la primera en saberlo.

Airin inclinó la cabeza de forma magnánima, como si fuera un general en consejo de guerra, y Lisa escondió una sonrisa divertida tras el dorso de su mano.

—Tengo la sensación… —continuó la bibliotecaria volviendo la vista hacia el libro de tapas rojas que reposaba sobre la mesa,— de que antes sí era un jugador más.

—¿Antes? ¿Te refieres antes de que el GM bloquease las conexiones? —la soldier vio algo moverse por el rabillo del ojo, y se acordó de repente de que Locke aún seguía por los alrededores.

—Hmm, es por algo de lo que has dicho al principio, ¿eso de que no puedes desconectarte o perder vidas sin consecuencias fatales? Es obvio que no soy un NPC ni un boss, tengo perfecta conciencia de mí misma, pero el cuándo, el dónde y el cómo están ligeramente borrosos. Por eso creo que existe la posibilidad de que haya sido un accidente.

—¿Un accidente? —Airin se llevó una mano a la cabeza con los ojos muy abiertos.— Pues tremendo bugazo, ¿no?

—Tch.

—No no no, no ruedes los ojos que puede ser cierto. ¿Qué es exactamente lo último que recuerdas? Último, primero, ya me entiendes. —El nudo de posibilidades estaba empezando a tomar una forma curiosa.

Lisa guardó silencio unos momentos mientras pensaba, analizando con detenimiento todos sus datos disponibles.

—Entiendo que tu teoría es… plausible.

—Yo no he dicho nada sobre ninguna teoría, —se defendió Airin a medio gas. Porque no lo había dicho, todavía.

—Bueno, pues ya va siendo hora de que compartas con la clase cielo. —dijo Lisa levantando una ceja inquisitiva y cruzándose de brazos.

—Si de entrada ya me estás dando la razón...—refunfuñó la pelirroja.— Pero vamos, mi teoría, es que o estabas bajo los efectos de algún estado alterado o bien estabas procesándote en el lobby de entrada al juego. No es que lo haya visto antes, pero a mí me parece que tiene sentido.

—Y lo tiene. Creo que estaba respawneando aquí.



.
Title: Re: neverland 2.2: you can (not) fight
Post by: Neko on March 31, 2023, 03:51:57 PM
Maldita tirfing. El arma que lleva Anir es esta (https://i187.photobucket.com/albums/x309/anyairina/bt/rpg/32_nekoarma.jpg), que salió en el capítulo 33 hace mil años <3

87.

Tirfing era un monstruo más bien escurridizo. El bicho sólo se regeneraba en el mapa una vez cada hora y nunca había más de una al mismo tiempo. Además le encantaba esconderse por los pasillos del primer piso del Castillo de Glast Heim, pero la podías encontrar en otros lugares también.

—Una vez se me descolgó del techo. —le avisó Anir a Fíli mientras subían las escaleras con cuidado.

Fíli afianzó mejor su agarre al mango de la espada, levantándola un poquito más, y asintió con la cabeza.

—¿Algo que deba saber? —preguntó el knight.

Neko se paró un momento, mirando alrededor antes de sacar un arma del inventario que parecía el hijo bastardo entre una katana y un mazo de guerra, con el mango como mamá, pero el final del sable como papá. Fíli entrecerró los ojos, sin reconocer el tipo de arma que se acababa de equipar la mechanic.

—Es rápida, suele hacer críticos y se puede esconder en la oscuridad —listó Anir, levantando su arma un poco más y avanzando paso a paso por la escalera—. Lo bueno es que no es muy fuerte, lo malo es que es difícil pegarle porque no se queda quieta.

Fíli asintió, mirando hacia atrás por si algún monstruo se les acercaba por la retaguardia mientras estaban concentrados en encontrar a su presa.

—¿Algo más?

—No mucho que nos sirva. Lo mejor es atacarla con ataques físicos o sagrado. Es agresiva, puede cambiar de blanco y detecta si te escondes. Es casi imposible pillarla desprevenida. También puede invocar a otros monstruos, pero espero que no lleguemos a ese punto.

Anir invocó uno de sus bots en forma de ojo y le señaló que explorase los pasillos más adelante. El robotito no captó ningún monstruo en las inmediaciones, así que volvió con su dueña, aunque se posó en el hombro de Fíli todo contento.

—Bien, avancemos. —dijo Anir mientras Fíli miraba del robotito en su hombro a Neko sin saber qué decir.

Anir levantó una ceja cuando le vio dudar y le aseguró que el bot era completamente inofensivo.

—Bueno… —contestó Fíli, moviendo un poco los hombros al levantar la espada un poco más.

El bot pitó suavecito y se agarró con sus garritas prensoras a la ropa del knight.

Un par de minutos después Fíli se pegó a la pared, parándose.

—¿No es raro que no haya ningún monstruo por aquí? —preguntó en alto.

Anir arrugó la nariz.

—La verdad es que un poco sí, el piso de abajo estaba a reventar.

—¿Crees que se nos haya adelantado alguien? —rumió Fíli, queriendo mesarse la barba, pero tenía las manos ocupadas—. Sería raro, tendrían que haber venido por el mismo camino que nosotros, ¿no?

Anir dejó caer el arma hasta que la punta tocó sus pies y arrugó la nariz.

—Técnicamente no. Glast Heim está compuesto de varias mazmorras y muchas están conectadas entre sí. Sí, el camino más rápido a esta zona es por donde hemos venido, pero no es el único.

Entonces la mechanic abrió mucho los ojos y levantó el arma otra vez, con cara de cabreo.

—Mira, cómo alguien se haya cargado a la cabrona de la Tirfing lo mato.

—No creo que sea buena idea… Que ahora las vidas son de verdad. —le recordó Fíli.

Anir suspiró y le dio la razón.

—Pues lo dejo cojo y luego le cobro por ponerle una pierna nueva. —fue el cambio de plan de Anir.

Fíli intentó no reírse, pero le fue difícil.

—No, espera, ¿puedes hacer eso? Mola.

Anir le sonrió y le guiñó un ojo. Y mientras Fíli le sonreía de vuelta, el chico vio un brillo por el rabillo del ojo, que aparecía salir desde una pared un poco más adelante.
Y al mismo tiempo en el que Fíli dejaba caer la espada para agarrar el hombro de Neko, el bot empezó a pitar como un loco, emitiendo luces rojas.

La tirfing salió disparada desde la pared hasta el lugar en el que había estado Neko, pero Fíli había podido echarla al suelo, apartándola a tiempo y dejándola fuera de peligro.

—¡Tirfing! —gritó Neko desde el suelo y tres bots más salieron de su bolsito para ir volando hasta el monstruo.

La tirfing, una espada grotesca con un ojo gigante y una boca babosa llena de dientes afilados se rió con malicia antes de volver a atacar, esta vez directa hacia Fíli. Los bots flotaron confundidos donde había estado el monstruo, pero no tardaron en volver a volar hacia ella.

Fíli se agachó justo a tiempo, haciendo una voltereta por el pasillo y agarrando el mango de su espada mientras rodaba. Al levantarse hizo lo mismo con su espada que dio de lleno contra la tirfing que le volvía a atacar.

—¡Déjalo estar, maldita espada! —gritó Anir, atacando a la tirfing por detrás, pero el monstruo abrió la boca para morder la espada de Fíli y se defendió de Anir con su propio mango.

—¡Aah! ¡Qué asco! —gritó Fíli cuando las babas de la espada le mojaron las manos.

Anir apartó su arma, levantándola con las dos manos por encima de su cabeza y cuando estaba bajándola para darle un buen golpe a la tirfing, ésta soltó la espada de Fíli y se hizo uno con el suelo.

El bot, que de alguna manera seguía agarrado al hombro de Fíli, dejó de pitar y parpadeó mucho más calmado. Fíli se estaba mirando las manos con cara de asquito y sin saber qué hacer. ¿Limpiarse y arriesgarse a soltar su espada cuando la tirfing seguía por ahí o darse el gustazo de quitarse las babas de encima?
Mientras tanto Anir parecía muy satisfecha. Al final Fíli se decidió por la segunda opción e intentó cambiarse los guantes sin mancharse demasiado.

—Bueno, eso no ha ido muy bien, pero tampoco mal. —comentó el knight.

Neko se rió un poquito.

—No, que va. Eso ha ido de puta madre.

Fíli levantó una ceja, esperando a que Neko elaborase su respuesta. Neko invocó su omnitool y puso un mapa, separándolo de su brazo para que flotase a su lado. Parecía el segundo piso del Castillo de Glast Heim, dónde se encontraban. Fíli podía ver dos puntos azules muy juntos y uno rojo que se movía despacio a unos diez metros de los primeros.
Fíli parpadeó una vez y luego miró a Anir, abriendo la boca despacio.

—¿La tienes marcada?

—Exacto.

Y la sonrisa de orgullo de la mechanic no podía ser más hermosa a ojos del knight.
Title: Re: neverland 2.2: you can (not) fight
Post by: Neko on April 30, 2023, 04:18:39 PM
Y la cacería continúa

88.

—¿Cómo? —preguntó Fíli, ahora con guantes limpios y curiosidad evidente en su cara.

—Con mis bots, sirven para muchas cosas, una de ellas es marcar enemigos —Neko señaló al bot que seguía agarrado al hombro de Fíli—. Ese es un repetidor. Se especializa en encontrar enemigos y seguir a los que los otros bots han marcado. Ahora mismo está programado para priorizar a la Tirfing, pero nos avisará si hay más enemigos cerca también, no me fío de que la cabrona esa no invoque su séquito antes de tener menos de la mitad de vida.

Fíli asintió, estudiando el mapa que aún flotaba delante suya.

—¿Vamos a buscarla o cual es el plan? No sé cómo actúa este bicho.

—Sí, es mejor seguirla, ya nos atacará cuando estemos lo suficientemente cerca.

El par siguió adelante con cautela, mientras el robotito piaba suavemente pero cada vez con menos intervalo entre pitido y pitido. Neko volvió a sacar el mapa para asegurarse que iban bien.

—Hay dos fantasmas un poco más adelante. —susurró la chica y Fíli asintió con la cabeza, pegándose a la esquina del pasillo para asomarse con sigilo. Luego miró a Neko y se señaló a sí mismo.

Ella asintió y él le dedicó una sonrisa pilla y confiada antes de doblar la esquina y acabar con los dos fantasmas con un par de sablazos bien calculados.
Anir le miró ladeando la cabeza, con su propia sonrisa pilla adornándole los labios.

—¿Te has quedado agusto?

Fíli se encogió de hombros.

—Un poquito sí.

Y Anir rodó los ojos sin poder quitarse la sonrisa de la cara.

—Sigamos, no está lejos. —indicó Neko, palmeando el hombro de Fíli.

No tardaron mucho en tener un segundo encontronazo con el monstruo espada, que les apareció por la espalda y a duras penas pudieron evitar el ataque. Fíli consiguió chocar sables de nuevo con la Tirfing, aunque esta vez le dio en el lomo de la hoja, mandando a la Tirfing a volar contra una pared con la que se fundió.

Fíli chistó.

—Si hubiera más luz en estos pasillos… —refunfuñó, buscando la espalda de Neko para apoyar la suya en ella—. ¿Dónde está?

—Creo que sobre esa puerta. La que tienes a tu derecha —le indicó su compañera—. Fíjate en el bot sobre tu hombro, mira hacia donde esté su objetivo.

Fíli echó un vistazo rápido al bot. El cacharrito tenía su único ojo bien abierto, fijo en la pared a su derecha, justo encima de una puerta mientras emitía latidos rojo brillante a intervalos muy cortos.
Fíli volvió a mirar hacia la pared y juró ver el brillo de la sonrisa babosa de la Tirfing. Movió su espada justo a tiempo para bloquear el ataque inminente del monstruo que rebotó y se puso a reír mientras volvía a adentrarse en la oscuridad.

—¡Ah, no! —gritó Anir y levantó su arma por encima de su cabeza— ¡Max Lumen!

Y todo el pasillo se iluminó con la fuerza de miles de velas por un instante. La Tirfing gritó con un chirrido e intentó fundirse con el suelo, pero aún estaba iluminado y Fíli aprovechó la confusión del monstruo para atacarle con una de sus habilidades más poderosas. El choque entre espada y espada resonó por todo el piso y la Tirfing chirrió otra vez antes de escurrirse por las sombras que volvían a aparecer de nuevo.

—¡Le he dado! —dijo Fíli—, pero ha vuelto a desaparecer.

Neko asintió, mirando las esquirlas de metal que desaparecían lentamente del suelo.

—Volverá, aún le queda más de la mitad de la vida.

Los dos volvieron a mirar el mapa para ver donde se había escondido ahora el monstruo y empezaron a caminar en esa dirección con cuidado.

—¿Qué era eso? Lo que has hecho antes —murmuró Fíli—. Parecía un ataque de mago.

—Oh, es una habilidad especial de este arma, me la bendijo un cura.

Fíli se paró un momento para mirar la nuca de Anir.

—¿Un cura? —preguntó antes de empezar a andar de nuevo tras ella.

Neko echó un vistazo hacia atrás y aprovechó para volver a localizar a su presa antes de ponerse en marcha.

—Bueno, un Saint, pero es que en la vida real es cura. Es un tipo un poco raro.

Fíli parpadeó y apretó los labios para no reírse.

—Lo malo es que he usado la mitad de lumens que tenía acumulados, sólo puedo hacerlo una vez más. —explicó Anir.

Fíli arrugó la nariz y suspiró suavito.

—Será mejor que lo guardes para una emergencia.

Anir asintió, sabiendo que probablemente eso era lo mejor que podía hacer y el bot emitió unos pitidos dispares y con melodía de pregunta. Anir frunció el ceño y se dio la vuelta para acariciar la cabecita del bot bajo la atenta mirada de Fíli.

—Creo que la ha perdido. —tradujo Anir y Fíli puso cara de preocupación.

—¿Estamos en problemas?

—No creo, lo más posible es que haya subido al segundo piso o se haya metido en una sala donde no funcione la señal del rastreador —y Anir levantó los ojos hacia Fíli, sonriendo como un gato que ya había atrapado al ratón—. Y sólo hay una sala de eso tipo en todo este piso.

Fíli le sonrió de vuelta y se llevó la mano al pecho antes de inclinar un poco la cabeza hacia su compañería de cacería.

—¿A qué esperamos?

Title: Re: neverland 2.2: you can (not) fight
Post by: Airin on May 31, 2023, 05:02:40 PM
Esta vez si me he fijado en poner bien el numero de capitulo :v efffffe no he subido los iconosssssss
Yahoo! answers: am i alhaitham?


~+75~
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—Creo que estaba respawneando aquí.

—Crees. —repitió Airin despacio, tamborileando con los dedos sobre la tapa del mimic.

Lisa comprobó que las puntas de su pelo siguieran translúcidas y no abiertas.

—Es algo complicado de explicar.

—Ajám. No tengo interés en reavivar el estrés post traumático de nadie que no sea el GM, no tienes que darme detalles cruentos, yo también morí un puñado de veces antes del secuestro del juego. —dijo la soldier resoplando con resignación.

El fantasma de la bibliotecaria esbozó una sonrisa agradecida y dejó de mirar a la pelirroja para dirigir la vista hacia el otro lado de la mesa más allá de la joven.

—Y, además de adoptar mobs pequeños como mascotas, leer cuentos de hadas a caballeros espectrales y entablar amistad con fantasmas residentes ¿qué te trae por aquí?

Airin parpadeó repasando mentalmente la lista de hazañas cuestionables que le acababan de describir.

—¿A qué viene uno a una biblioteca?

—¿A procrastinar y eludir responsabilidades? —Lisa sonrió con dulzura afilada.

Airin miró al infinito concentrado en el polvo sobre la mesa.

—¿...no hemos estudiado juntas verdad? Ni que me hubieras visto en la vida real.

Lisa se echó a reír.

La soldier se reacomodó en su sitio, doblando una pierna sobre el asiento y haciendo lo posible por aguantar las ganas de balancearse atrás y adelante sobre las dos patas traseras de la silla.

—La verdad es que procrastinar y eludir responsabilidades podría decirse que es también parte de lo que estoy haciendo ahora. —comentó señalando de forma vaga hacia el resto de la biblioteca por donde Locke se movía entre las sombras.

—Oooh~ ya entiendo, cebo vivo a cambio de no bajar a las cloacas.

Airin la miró fijamente con el ceño fruncido, teniendo de repente cero dudas de que estaba empezando a odiar la frase que tanto repetía Yumichika.

—Algunos tenemos estándares —dijo simplemente, haciendo reír de nuevo a Lisa.

—Ah, me recuerdas a alguien, sé que lo conocía hace tiempo, pero se me escapa su nombre.

—Seguro que es otro maleante habitual, parece que me dedico a recoger de esos como si los repartieran con muestras de comida gratis.

—¿Y los estándares? —preguntó la mujer con diversión.

—Eh, que los tenga no significa que los use siempre, —Airin se encogió de hombros recostándose en la silla,— que se gastan y entonces no me quedan cuando me hacen falta.

—Ah, y resulta que hoy te hacían falta.

—Con urgencia. —la soldier asintió seriamente.— Compréndeme, tengo corazón de pollo, me asusto con facilidad y pierdo los nervios.

—Casi le afeitas el flequillo a tu compañero stalker hace un ratito, —observó Lisa de forma casual.

—Un pollo cabrón, nadie es perfecto. Y la culpa es suya por hacerme perder los nervios. —Y diciendo eso levantó un dedo en el aire y amenazó a las sombras sin darse la vuelta— Notathief NO vuelvas a salir de la nada por favor gracias.

—No es de la nada, sólo porque no me oigas no significa que no esté. —refunfuñó la voz del joven a su espalda.

Airin abrió mucho los ojos, inspiró lentamente con profundidad hasta que hubo cogido la cantidad de aire necesaria para llenar del todo sus pulmones, y la volvió a dejar salir también con lentitud, mirando a Lisa con las cejas levantadas y cara de indignación por la demostración.

“¿Lo ves?” señaló articulando en silencio hacia la figura de Locke. “¿Ves lo que tengo que aguantar? Ni siquiera es de mi party.”

El fantasma de la bibliotecaria se mordió el labio inferior y le dio unas suaves palmaditas intangibles sobre la mano más cercana.

—Dices que te asustas pero estoy aquí para asegurarme de que no corras más peligro del necesario ¿y a cambio te dedicas a mascotear monstruos que no deberían ser mascoteables y a ligar con espectros? Y además me amenazas, ya me contarás qué miedo. —resopló Notathief.

—Oye que tengo novio y no voy ligando con cualquiera, y lo del caballero espectral ni me preguntes, tenemos la misma idea nula. —Airin hizo amago de pegarle con el guante suelto pero el stalker se apartó sin dificultad.

—No, si lo decía por ella. —dijo éste señalando a Lisa.

Las dos mujeres respondieron al mismo tiempo.

—No es mi tipo cielo.

—Que tengo novio he dicho.

—Huh… bueno, lo que vosotras digáis. —concedió Locke ladeando la cabeza y encogiendo un hombro. A él tanto le daba si no había un tesoro robable por medio.— ¿Crees que habrán conseguido algo allá abajo ya?

Airin desplegó su omnitool y revisó sus mensajes. No tenía nada nuevo.

—Si hubieran cazado ya a la Tirfing algo me dice que habríamos oído berrear a Neko a través de los mapas de mazmorra. Y de momento nada tiembla y se derrumba o explota y arde, así no creo que mi party esté en apuros tampoco.

Notathief y Lisa parpadearon con desconcierto.

—Te veo segura de ellos, pero no parece un escenario muy… reconfortante.

—Oh, —Airin rodó los ojos con una pequeña sonrisa segada pero afectuosa. —No conoces a mi panda de energúmenos todavía.



.
Title: Re: neverland 2.2: you can (not) fight
Post by: Neko on March 29, 2024, 05:53:09 PM
Venga, que acabamos con la Tirfing casi un año después xD

89.

Llegar hasta la sala donde Anir creía que se había escondido el monstruo que estaban buscando no había sido tan difícil, aunque cuando la chica se paró, miró una pared y anunció que habían llegado, Fíli se rascó la cabeza confundido.

—¿Aquí? —preguntó él.

—Aquí. —confirmó ella.

—Aquí… —repitió Fíli—. ¿Y cómo entramos?

Anir le sonrió y dio una palmadita toda feliz. Y al separar las manos tenía algo brillante en la palma, recién sacado de su inventario.

—Pues con la llave.

Fíli asintió, lamiéndose los labios.

—Claro, con la llave, eso tiene sentido —contestó mientras adoptaba una posición defensiva—. Esa cosa va a atacar en cuanto abras, ¿verdad?

—Muy probablemente.

Neko se puso a tantear la pared con la mano hasta que encontró un pequeño agujero bien disimulado y metió la llave, que parecía más un adorno moderno que una llave en sí, en aquel hueco. Se giró a mirar a Fíli y levantó una ceja. Fíli asintió con la cabeza y ella apretó un poco más hasta que se oyó un clic, la pared empezó a moverse y el bot en el hombro de Fíli se volvió loco.
Un ojo se iluminó desde el interior del escondrijo oscuro y una hilera de dientes apareció justo después. Fíli apretó aún más la empuñadura de su espada y la Tirfing salió disparada hacia él.

Fíli levantó más la espada, pero el monstruo cambió de rumbo lo suficientemente rápido como para hincarle el diente en el brazo sin que al Knight le hubiera dado tiempo a reaccionar. Por suerte, su Auto Contra Ataque se activó sólo y la espada de Fili le dio un revés al costado del sable de la Tirfing tan fuerte que el monstruo le soltó para fundirse entre las sombras de una esquina.

—Mierda, estoy herido. —dijo Fíli con mucha más calma de la que sentía.

El bot de Anir pasó a modo silencioso, pero continuó emitiendo una luz roja a intervalos para avisar de la presencia de su objetivo.

—Tómate esto.

Anir alargó la mano hacia Fíli, sin dejar de vigilar el rincón en el que la Tirfing había desaparecido.
Fíli frunció el ceño y agarró la poción abierta con la mano del brazo herido. Hizo una mueca de dolor, pero se negó a bajar la espada por si la Tirfing volvía a atacarle. E hizo bien.

—Date prisa… —murmuró Anir, levantando su arma mientras se empezaban a oír unos arañazos desde la oscuridad—. No, no, no…

Fíli tragó lo más rápido que pudo y su herida empezó a sanar. Y desde la oscuridad, decenas de ojos sangrantes empezaron a arrastrarse hacia ellos. Uno desplegó un par de alas y empezó a volar torpemente. Y a ese le siguieron los demás.

Anir blandió su arma, dándole a un par de monstruitos voladores mientras Fíli dejaba caer la botella de la poción y se unía a la batalla lo más rápido posible.

—¡Aaaah! —gritó Anir con angustia irreprimida—. ¡Qué asco!

—¡No me habías dicho que invocaba beholders! —exclamó Fíli entre las carcajadas metálicas y desquiciadas de la Tirfing.

—¡No esperaba que llegásemos a esto!

Uno de los beholders chiquitillos esquivó el golpe de Anir y se agarró a su arma, descendiendo por ella poco a poco con sus patitas recién creadas y aún manchadas de sangre. Anir empezó a mover el arma de un lado a otro intentando despegarlo.

—¡Suéltame, ojo malo!

Y su bot pió decepcionado.

—Tú no, tú eres estupendo y maravilloso.

—¡Échate atrás! —instruyó Fíli, con su espada agarrada con las dos manos, apuntando al techo y brillando con una habilidad recién cargada—. ¡Aaaaah!

Anir se agachó y rodó por el suelo mientras Fíli gritaba desde el estómago, dando una estocada detrás de otra, paso a paso hasta completar el combo de cinco y añadir otra que giró por encima de su cabeza para acabar a la altura de su cadera izquierda.
La mayoría de beholders bebés se deshicieron en cientos de grititos y Anir dio una palmada en el suelo para invocar a sus robots con forma de ojo y desplegarlos hacia los beholders que creían que se escapaban.

La Tirfing chirrió por el suelo de piedra, boca abierta y ojo rojo, gritando con locura por la pérdida de su séquito y Fíli sonrió con la misma intensidad.
En realidad, su combo aún no había acabado.

Levantó su espada hacia la derecha, por encima de su cabeza, mientras daba la vuelta sobre sí mismo. Su ropa voló de lo deprisa que iba y al acabar de dar la vuelta propinó el último sablazo justo donde la Tirfing se encontraba. Los avisos de crítico brillaron en el aire y el mango de la Tirfing sangró antes de caer y resbalarse unos metros más hacia delante.

Sus gritos pasaron a sonar agonizantes y los pocos beholders que quedaban se desvanecieron en humo de píxeles naranja.

Fíli se enderezó, intentando recuperar el aliento. Sus pasos resonaron en el pasillo oscuro y Anir le siguió, llamando a sus bots para que flotasen alrededor de ella.
Se miraron por un momento cuando llegaron a los pies de la Tirfing caída y Fíli le hizo un gesto con la mano, señalando al monstruo.

—Toda tuya. —le dijo orgulloso y ella se cruzó de hombros.

—No, hombre, te has ganado el kill, acaba con ella.

Fíli levantó una ceja, sorprendido.

—¿Estás segura? —Y Anir se encogió de hombros—. Creía que tenías algo especial con la Tirfing.

Dicho monstruo gimió su lamento e intentó arrastrarse un poco más lejos, pero Anir le pisó el mango con firmeza.

—Bueno, sí, supongo. Pero tú eres más especial para mí.

Fíli no pudo evitar sonrojarse debajo de la barba. La Tirfing volvió a gemir.

—Está bien —contestó Fíli y con una floritura innecesaria clavó su espada en el ojo de la Tirfing, que murió poco después—. ¿Y ahora qué hacemos?

Anir levantó la mano y un portal de píxeles apareció en su palma. Todos sus bots empezaron a entrar de forma ordenada por él para descansar en el inventario, aunque el repetidor tardó un poco más en irse y no lo hizo sin despedirse de Fíli, apretándose contra su hombro antes de darse prisa en marcharse porque el agujero estaba empezando a parpadear.

—Recoger el loot y ver como van nuestros compañeros.

Fíli miró al suelo, al montón de cosas que habían sustituido al monstruo que habían estado cazando. Anir se acuclilló delante del loot y empezó a valorar los objetos. Fíli decidió vigilar el pasillo oscuro para asegurarse de que seguían a salvo.

—¿No hay nada más que quieras cazar por esta zona?

Anir se encogió de hombros, guardando un mango de espada y una Cuchilla de la Castidad en buen estado.

—Por haber hay unos cuantos monstruos con buen drop por Glast Heim, pero no se me ocurre ninguno que me urja. Esta era una zona habitual de caza para Night Fury. —explicó ella, levantando un mineral que reconoció como oridecon.

—Podríamos aprovechar el viaje.

—No sé… tendríamos que hablar con el r- —y Anir se levantó de golpe—. ¡Musco!

Entre sus manos enguantadas se encontraba el objeto que había venido a buscar. El preciado Muscovite, canalizador elemental y pieza de refinamiento tan codiciado por los mechanics de todo el juego.

Fíli arrugó la nariz y entrecerró los ojos. Justo le había parecido ver una sombra moviéndose y sin pensarlo levantó la espada justo a tiempo de usar una habilidad básica de defensa para anular el hechizo de fuego que le habían lanzado. Aún así se fue de bruces contra la pared que tenía a sus espaldas.

Anir, aún con el Muscovite en alto, miró a Fíli y después al hombre con las manos rodeadas de fuego que había aparecido al otro lado del pasillo.

—Creo que voy a tener que pedirte que me des todo lo que tienes. Sobre todo ese Muscovite.