Author Topic: [Chapter I] Mysterious Story starts » Welcome to Wasteland  (Read 31873 times)


Nanami


Cuando abres los ojos tardas en acostumbrarte a la luz tenue que te rodea. Te apoyas en tus manos para levantarte y notas que el suelo está húmedo y frío, que el color del mismo no coincide con el de tus recuerdos. Ahora es de tono alilado, un púrpura que se expande por toda la zona. ¿Será efecto de la lluvia que ha humedecido todo? Tal vez, pero tu ropa aún está seca. Y no hay demasiado tiempo para pensar en ello, una pregunta más apremiante aparece enseguida:

"¿Dónde estoy?"

Es el pensamiento que llega a tu cabeza, tal vez seguido por el desconcierto y un fallido intento de recordar cómo terminaste en ese sitio. Pero nada. Negro. No recuerdas el nombre de este sitio por mucho que miras a tu alrededor en busca de una respuesta…

No te encontrabas en ese sitio antes, es lo único que logras recuperar del vacío en tu mente.

Levantas la vista y el cielo no parece más que una masa uniforme de nubes oscuras, aún así la luz tenue se filtra iluminando. Cuando tu vista se acostumbra a ella, notas las montañas a tu alrededor. Y por fin notas de qué están hechas. Objetos. Una cantidad inmensurable de artículos de todo tipo. Desde relojes de mesa hasta pañuelos, espejos, máquinas misteriosas, teteras...pareciese que cualquier objeto encuentra su hogar en ellas.

Si eres observador, quizás notes que no todos están rotos o destruidos, hay muchos en perfectas condiciones sino es que nuevos. Si no te importan, posiblemente sólo veas un basurero a tu alrededor.

No importa en realidad lo que pienses sobre el lugar o cómo llegaste a él, a final de cuentas ya te encuentras ahí. Ahora sólo tienes dos opciones. La primera es quedarte ahí y esperar al amanecer con la esperanza de que eso te ayude a encontrar el camino a casa. La segunda, más proactiva, es buscar una salida mientras puedas.

Si te sirve de algo, el suave sonido de campanillas de viento se escucha a la distancia, en una sola dirección, como invitándote a seguirlo. A que lo dejes ser tu guía.

Tal vez encuentres a alguien más en el camino. Quizá te encuentren a ti y conozcan un poco más de ese sitio y te ayuden a volver a casa.

Pero no esperes que sean como tú.



Bienvenidos al inicio de este proyecto, al punto de partida. Desde este escenario, perdido en un mundo desconocido, empezarán nuestras historias. Pueden iniciar desde el momento mismo donde abren los ojos a la confusión de Wasteland o incluso desde mucho antes, desde las vidas que sus personajes han perdido. No hay un limitante más allá que el olvido y desconcierto que puedan compartir con los demás.

Si aún quedan dudas sobre el sitio, las pequeñas reglas o algo más, pueden visitar los post de Preguntas frecuentes o el de Dudas, en el cual va TODO lo que no esté en el primero. Toda la información, que es básica al ser un gran misterio™, se encuentra disponible en estos sitios. Si lo que deseas es sugerir eventos o algo más, el post de Planeación es el lugar que debes visitar.

Diviértanse y bienvenidas bishoujos a este misterioso lugar.

A continuación un leve CRONOGRAMA, en realidad es más para ir dejando fechas importantes en el futuro:

Quote
25 octubre = Inicio del capítulo 1 y el proyecto inicia
Diciembre 2017 = Salida de Wastelands y fin del capítulo 1.

La fecha del final del capítulo se votará entre todas, así que por el momento la tentativa es diciembre.
« Last Edit: October 24, 2017, 03:07:51 AM by Nanami »


Lluvia

1. Un lugar desconocido.

» Kildran

"¿Cómo llegué aquí?" es la primera pregunta que surge en su cabeza, pero no hay ninguna respuesta allí. Piensa y piensa, sin poder recordar nada fuera de lo normal en su día, nada que pudiera llevarla a un lugar tan extraño.

La sensación de no saber le es familiar. ¿Hace cuánto ocurrió? ¿Hace cuánto Lersach la encontró sin recuerdos de su vida, de su nombre, de su rostro? ¿Cuánto tiempo vagó completamente sola hasta llegar a él? Despertar en un lugar sin tener la menor idea de cómo llegó allí no es algo nuevo, en lo absoluto, pero eso no lo hace más agradable. Esta vez al menos recuerda algo. Sabe el nombre que él le dio, sabe su objetivo, el camino que estaba tomando, la promesa que debe cumplir…

Recorre con paso lento las montañas de basura, tratando de pensar en lo que hará. Una niña pequeña que camina descalza mientras sus dedos rozan los objetos abandonados. Sus ojos no pueden evitar enfocarse en aquellos que no conoce y—

—No debo distraerme tan fácil —dice en un murmullo, pellizcándose las mejillas—. Esta forma tiene una mente demasiado infantil.

Nunca creyó que eso pudiera ser un problema, aunque normalmente no necesita pensar por su cuenta. Lersach es el inteligente de los dos, ella sólo lo sigue. Cierra los ojos y en un instante ya no es una niña, sino un hombre adulto, algo envejecido incluso.

—Esta es una forma inteligente, ¿no?

Probablemente un truco así no funcione, lo sabe, sin embargo es lo mejor que puede hacer. Decide ignorar los objetos abandonados y enfocarse sólo en observar sus alrededores con más atención. No hay nada en aquel lugar que le resulte familiar, ¿qué puede decirle eso?

"¿Tal vez así luce el Otro Continente?" se pregunta, antes de descartar la idea. Hay algo fuera de lugar en este sitio, no le recuerda a los reinos de los humanos en lo más mínimo.

Antes de que pueda pensar en todos los seres capaces de transportarle a otros rincones de su mundo o incluso a realidades completamente distintas, el suave sonido de las campanillas capta su atención. Sin darse cuenta vuelve a cambiar, esta vez a la forma de una joven muchacha cuyos ojos brillan con curiosidad mirando en la dirección donde siente el "llamado".

Con cautela comienza a avanzar, pero no tarda en acelerar el paso y seguir casi con anticipación el camino al cual las campanillas la guían.

Siempre fue demasiado curiosa para su propio bien.

• • •

» Sigma

Terreno desconocido. Pensó que luego de lo que había vivido en esos últimos dos días ya había experimentado más que nunca el significado de aquella frase, pero claramente se equivocaba. Nada a su alrededor se le hace ni remotamente familiar. Conocía ruinas y basureros, sí, incluso lugares devastados, mas ninguno se veía así.

Espera un instante y luego otro más. Nada ocurre. Esa es la verdadera mala señal para él, el hecho de que todo esté demasiado silencioso. Al parecer, ya se había malacostumbrado.

—¿Están ahí? —se atreve a preguntar dudoso, esperando que aquello sí provoque una reacción. Sin embargo, las extrañas figuras que solían hablarle en su cabeza desde que había invocado a Watcher no hacen acto de presencia esta vez. Realmente se encuentra solo.

Suspira. Trabajar solo no es un problema para él; en lo que le concierne, tal vez esté más seguro en aquel extraño lugar que de regreso en Snowfield. Nada bueno le espera allí. Sin embargo, es innegable que la persona que lo había contratado al menos le tenía asegurada comida y un buen lugar para dormir; eso era todo lo que él quería. El basurero gigante, en cambio… pues no le garantiza nada de eso.

Se las arreglará de todas formas, sabe cómo hacerlo. Tal vez debería buscar la forma de regresar para cumplir con su contrato, aunque la perspectiva de volver no se vea tan alentadora.

Volver… No, estaba adelantándose demasiados pasos. Primero debería saber en qué clase de lugar se encuentra, ¿no es así? Elegir un curso de acción resulta muy difícil sin una pieza de información tan crucial como esa. No imposible, pero sí difícil.

En todo caso, sólo hay una alternativa para él: avanzar.


Nanami

Ya luego editaré bonito con imágenes, maybe, quien sabe (?)


//Hotaru

Está helado, tanto que sus manos tiemblan y no puede sentir la punta de sus dedos. Es un escalofrío que paraliza gran parte de sus músculos y le hace cuestionarse si es lo que llaman parálisis del sueño. ¿Está soñando siquiera? No es capaz de saberlo si no recuerda cómo ha llegado a ese sitio.

Tal vez se perdió y cayó en la ilusión de un Yokai. No sería algo inusual, mas tampoco algo por lo cual estar orgulloso. Aún le falta mucho, lo sabe tan bien que es como una estocada al cuerpo que aún no quiere responderle. Así jamás podrá dárselo a Byakko, tiene que ser más fuerte. Ser más que nadie.

Ser tan digno que no lo puedan diferenciar del Dios.

¿Estás bien? — Escucha una voz, infantil, casi juguetona que se acerca. No necesita ver la silueta para olfatear a la dueña, sea lo que sea, no es humana.

Logra mover un poco su cuello, librándose levemente de la parálisis, y la ve. Una niña de grandes ojos azules le mira fijamente, agachada a su lado, curiosa por su estado.

¿No puedes hablar? — Le pregunta de nuevo, preocupada. Debería sentirse culpable por ello. Nadie debería preocuparse por él, al final de todo, nadie debería ser capaz de sentir algo por una existencia vacía.

La niña se le acerca más y con cuidado le toca la frente, como si buscara algo en él. ¿Tal vez cree que tiene fiebre? Puede ser posible, su vista comienza a nublarse, a fallarle. Es una niña inteligente, logra él pensar antes de cerrar los ojos y volver al negro.

Al despertar quizás todo esto no ha sido más que un sueño.

• • •

//Efina

La niña no está segura sobre el porqué está sola, quizás su padre se ha ido antes y ella tiene que encontrarlo, quizás simplemente no se dio cuenta y tomó el camino equivocado. Sea cual sea la situación, no tiene tiempo para preguntarse el porqué el suelo es de ese color o porqué hay tantas piedras brillantes entre todos los objetos.

O siquiera qué son la mitad de las cosas que puede ver y su nombre por completo parece desconocer.

Por eso la niña camina, camina guiada por las campanillas,  camina sin detenerse a tomar todos los tesoros que a simple vista podría tener, camina con la esperanza de pronto ver a su padre y reprenderlo por dejarla olvidada.

Y aún así se detiene al ver una figura en el suelo, una que palpita y respira, una que parece en problemas. Y le pregunta si está bien, le pregunta sí puede ayudar, le pregunta si prefiere estar solo.

No hay respuestas porque el niño se desmaya y a su lado ella se queda. Está enojada con Teo por no esperarla pero se enojaría con ella misma si deja a alguien abandonado.

Efina te cuidará hasta que puedas despertar. — Le dice con una sonrisa y se saca la capa que trae consigo para cubrir al contrario. No es suficiente para taparlo por entero, no obstante espera que con eso él ya no tenga frío.

Sentada a su lado ella sigue escuchando la campanilla y esta vez ya no camina porque tiene una misión más noble que cumplir.


Ekha

Aquí casual fallando en la vida
Saludos XD

0.5 Tatleen

 “Podemos pretender que somos familia”
Pretender.
 
Pretender que todo era normal, que nada malo ocurría cuando su padre decidió mudarse lo más lejos posible de su madre llevándosela con él. Pretender que todo estaba bien en la escuela. Pretender que podía llevar una vida tranquila después de todo lo que había ocurrido en su vida.
 
Pretender no sentir nada, pretender que todo es normal, pretender que le invade el miedo y la confusión cada vez que ocurre… pretender.
 

 
 
Eso era lo que estaba haciendo en ese momento mientras se armaba de valor para seguir dando un paso tras otro en aquel lugar desconocido. No quería tocar nada, no quería más problemas de los que ya tenía.

¿Fue secuestrada? ¿Por qué se encontraba en ese sitio? El basurero más cercano estaba en las orillas de la pequeña y rural ciudad donde vivía con su padre, además, el lugar no parecía ser ese. Había algo extraño, era de noche, sí, daba por hecho que no era un sitio cercano a casa aunque no podía decirle con total certeza, después de todo, sólo llevaba unos cuantos años viviendo ahí y su poco interés por permanecer en él era cada día creciente. Tardó en percatarse que el aroma a podredumbre que podía esperar de un basurero citadino no estaba presente en el aire, al menos no era terrible.

Murmuró un nombre un par de veces, como si eso le diera la fuerza para seguir caminando sin rumbo fijo. Normalmente confiaría en su memoria pero, en esta situación y con la escasa luz…

Detuvo sus pasos y buscó entre sus ropas. Tenía que estar con ella a menos que el peor de los escenarios digno de una mala película de terror se estuviese llevando a cabo. Sintió un enorme alivio al encontrar el objeto en uno de los bolsillos.

Su teléfono celular aún tenía batería. Observó la fecha y la hora que marcaba el dispositivo. No había pasado ni una hora siquiera. ¿De qué se trataba esto? Un sitio desconocido que no podría estar a una hora de distancia de su última ubicación, la casa de su padre.

Antes de percatarse de la ausencia de señal, intentó revisar su ubicación por medio de GPS. Al fallar su intento, por fin notó y, en vez de atemorizarse, el fastidio dominó sus sentimientos.

“Genial, voy a morir. Seguramente un asesino serial o un juego macabro. Gracias mundo, es lo único que le faltaba a mi vida.”

Se recordó a su madre en ese momento y se arrepintió por decirlo en voz alta. Tomó un momento para respirar hondo y ordenar su cabeza.

“Bien, Leen, si Elsie estuviese a una llamada de distancia, ¿Qué te diría?”

Luego de pensarlo, comenzó a buscar algo entre las montañas de basura que se encontraban ante ella. Una aventura, pensó, pero eso es lo que habría pensado Elsie. Contrario a ella, Leen quien siempre tenía que salvar su propio cuello, decidió prepararse para lo peor. Pretender que podía salir con vida era lo primero en su lista.
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Ekha

0.5b Rem



De alguna forma, despertar en un sitio ajeno al que se encontraba unos momentos antes no le parecía extraño. Había ocurrido antes y le había costado su alegría habitual en esa ocasión.

Las montañas de objetos que había a su alrededor sólo le contaban en silencio sobre su suerte. Estaba maldito, no había duda. Él no había pedido esto. Siempre había querido una vida feliz cerca de sus seres queridos, de sus amigos, de su familia... No había pedido alejarse la primera vez, mucho menos ahora.

Había decidido sentarse en un pequeño taburete que había encontrado en la base de uno de los cerros de objetos. Él sabía que no había nada qué esperar. Se encontraba solo y eso no le agradaba, oscurecía su forma de pensar y amargaba su actitud. Al menos la vez anterior había encontrado una ciudad, una vida propia, su identidad en esa historia que para él era falsa por el simple hecho de no ser el lugar donde quería estar.

¿En verdad esto iba a ser su vida?

Comenzó a reír, cada vez más fuerte, a carcajadas, como si eso le  le sirviera para liberar la frustración ocasionada por la situación actual y la que ya había vivido antes aunque, en realidad, sólo le servía para cansarse. Cuando sus emociones se calmaran y pudiera verlo todo desde otra perspectiva podría pensar mejor, lo sabía.

Cuando dejó de reír, relajó los músculos de su cuerpo y, por un momento, asemejó a un muñeco inerte sobre el taburete. Seguía molesto, podía sentirlo en cada fibra de su ser pero la decepción era un poco más grande en ese momento. Con la vista hacia el suelo pero perdida en otro sitio, pensó en lo que habría hecho su hermana aparte de burlarse de él.

¿Cuántos años tenía ahora? No ahí, en casa. ¿Cuánto tiempo había pasado en su mundo desde que terminó en otro? ¿Su traicionera hermana había podido volver? Seguramente. Ella era la que siempre contaba con recursos, él siempre había confiado en su suerte y ahora sólo lo guiaba a callejones sin salida.

Respiró profundo, sintiendo ese aire extraño y ajeno inundar sus pulmones. Abandonó su asiento y observó su alrededor. Cualquier camino que decidiera tomar daría exactamente lo mismo. Rayos, ni siquiera tenía idea de hacia dónde se encontraba el norte. Seguramente terminaría dando vueltas hasta morir a ese paso.

Un pequeño sonido llamó su atención. Era tenue pero cristalino, como de una-- no, de varias campanillas pero, hasta donde él podía sentir,  no había un viento tan fuerte como para mover campanillas.

Peor es nada, pensó. El sonido sólo provenía de una sola dirección. Eso era peor que estar atrapado en un sueño, lo sabía por experiencia y, por la misma razón, sabía que no se encontraba en uno.

“Preferiría estar dormido”, se quejó antes de comenzar a caminar. No quería esta aventura y no esperaba alargarla más de lo debido.
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Lluvia

2. Encuentros

» Sigma

Tratar de descifrar un lugar tan extraño como ese resulta una tarea difícil. Nada allí luce como debería, incluso hay objetos que se le hacen desconocidos. Entre todas las cosas extrañas que ha visto en los últimos días, esta tal vez se lleve el premio… tal vez. Aún así continúa buscando por una pista, algo que le diga cómo regresar—

¡Hey~! —Una voz cantarina parece llamarlo, tomándolo por sorpresa. ¿Cómo no sintió esa presencia antes? Eso es lo más sospechoso de todo hasta ahora.

Se voltea para encontrarse con la mirada de una joven que parece ser unos años menor que él. La muchacha le sonríe con absoluta alegría, sus ojos prácticamente brillando de emoción.

Eres un humano, ¿cierto? —continúa la joven, al no obtener respuesta alguna.

Preguntas extrañas si las habrá, pero incluso él debe admitirse que con todo lo que ha visto ya no le resulta tan descabellada. Asiente en silencio, observando a la desconocida.

¿Vives aquí?

Sigma niega despacio esta vez.

¿Entonces eres un viajero? ¡Bueno, eso no es tan malo! Quizás podrías indicarme el camino~

—Estoy perdido —responde con una voz fría y vacía de emociones.

La muchacha hace un ligero puchero ante esas palabras.

¿También tú? ¡Aaaah, ese es un problema! —suspira—. ¿Crees que un hada nos haya traído aquí? ¡O tal vez una bruja! ¡Incluso un dragón…! No, no, los dragones sólo secuestran tesoros…

Sigma sólo escucha en silencio el pequeño monólogo de la chica, pensando para sí mismo un simple "Ah, está loca".

No importa, no importa. Si ambos estamos perdidos, entonces sería lógico seguir juntos, ¿no? ¡Podemos ayudarnos mutuamente! —agrega la desconocida con una sonrisa.

Lo piensa por un instante. Trabajar solo le es algo común, tal vez más sencillo… Sin embargo no hay ningún motivo lógico para negarse a la propuesta de la joven. Si van a seguir el mismo camino de todas formas, ¿cuál sería el punto de rechazarla?

Puede sentir la mirada impaciente de la muchacha, con lo que finalmente termina asintiendo.

¡Excelente! —Exclama dando un pequeño salto.

"Qué persona más extraña..."



» Kildran

No le gusta estar sola. Recuerda los días en que se encontraba perdida, antes de conocer a Lersach, cuando no tenía un propósito en ese mundo. La soledad hace que esos sentimientos regresen; una oscuridad que amenaza con consumirla por completo.

Por eso no teme correr hasta la primera figura que observa a la distancia. Es un joven que huele como un humano, aunque hay algo allí que no encaja del todo. No le importa demasiado, en realidad. Su prioridad es tener compañía en ese viaje, así que no duda en proponerle viajar juntos. Se siente aliviada cuando él acepta.

"Oh, tal vez no debería cambiar mucho frente a él. Los humanos se asustan a veces con eso" piensa mientras comienza a caminar a su lado, siguiendo el sonido de las campanillas. Tendrá que concentrarse mucho, entonces.

Mira de reojo al joven, quien se mantiene en absoluto silencio. No parece asustado, confundido o sorprendido con la situación. No refleja expresión alguna, de hecho.

"Qué humano tan extraño… ¡Oh! Tal vez sólo necesita que lo animen un poco".

Si se concentra en eso tendrá algo para mantenerse ocupada mientras encuentran la salida, ¿verdad?


Haruhin

Aquí casual, escribiendo cosas que son fomes porque apesto para los inicios. Después le hago un topecito o algo porque soy una maniática.


The case of Chiaki Nanami and Joshua Kiryu {Part 1}

Violentamente dio una bocanada de aire al despertar, su pecho subía y bajaba apresuradamente inundando sus pulmones del oxígeno que anteriormente parecía haber perdido. Estaba desorientada, confundida y sus ojos se sentían algo secos, algo que la llevo a pasarse el puño de su chaleco por el rostro un par de veces despertado para ver si con eso su vista se acostumbraba al peculiar color violáceo del paraje bajo el cual a pesar de desconocer, se le hace bastante agradable.

“¿Dónde estoy?” Es la primera pregunta que se hace al ponerse de pie, un poco tambaleante. Su cuerpo se siente algo adolorido y no es capaz de reparar totalmente en la razón de ello. Siente como si de algún modo estuviera  olvidando algo importante… pero no sabe qué es con exactitud.

“¿Hinata-kun?” Llama en voz alta en varias oportunidades por su amigo sin obtener respuesta,  mientras que con asombro contempla las pilas de basura que le hacen más difícil todavía el entender lo que está sucediendo.

Al levantarse y empezar a caminar, no puede evitar sentir una leve molestia sobre una pierna, lo que la obliga a cojear y avanzar con mucha más cautela si es que no quiere terminar besando el piso producto de algún desecho que ha resbalado de entre los desperdicios acumulados del vertedero.

A pesar de estar preocupada por no reconocer su propio paradero, una inquietud mucho mayor se apropió de sus pensamientos:

¿Sus compañeros estarían bien?... ¿Y qué había pasado con Yukizome-sensei?

“¡Ah!” Exclamó cuando al estar sumida en sus propias dudas sus pies le hicieron pasar un mal rato al tropezarse con un viejo reloj de bolsillo tirado sobre el piso. Como resultado, su cuerpo golpeó la tierra siendo apenas sus manos una pequeña barrera para no lastimar su cara. Nuevamente un tenue dolor se apoderó de todas sus extremidades.

Duele, pero es soportable. Es más, en primer lugar ni siquiera se explica la razón por la que está tan adolorida y… ¿débil?

Es entonces que al comenzar a levantarse y sacudirse la tierra de su uniforme, un sonido llega a sus oídos; burlón pero viniendo de parte de alguien con un tono de voz bastante suave.  La risa fue disminuyendo en intensidad, mientras ella buscaba con la mirada la fuente de origen de tal sonido.

“Hey, estoy por aquí.” La misma voz llamó su atención con un silbido. Ella subió la mirada, donde pudo ver a un chico de intensos ojos violetas y una sonrisa de oreja a oreja que le estaba saludando con una palma desde la cima de un montículo de basura cercano. “Esa sí fue una fea caída y tuve una panorámica de ella.” Acotó.

Ofendida, solamente infló las mejillas de forma infantil y decidió seguir avanzando por el único camino despejado entre los desperdicios. Si bien una parte de sí estaba intrigada por la presencia del desconocido, la otra prefirió priorizar seguir la caminata hacia otra fuente de sonido mucho más intensa y que parecía estar llamándola directamente.

“Ahh~ahh. Me ha ignorado por completo.” El chico le siguió con la mirada por un poco más.

Las campanillas eran mucho más interesantes aparentemente.


Ekha

01 - Todo comienza con un bate



No tenía experiencia con los bates de béisbol, lo más que había estado cerca de uno había sido años atrás y vagamente recordaba un momento del tipo “trágame tierra” por su falta de destreza en el juego. Odiaba el béisbol y golpear una pelota con un bate, que consideraba el equivalente a un mazo pequeño, era lo último que haría en su vida. Lo juró.
 
Técnicamente intentar golpear a un completo desconocido en un basurero gigante donde nada parecía ser basura no era una violación a su juramento. Abanicar era fácil y dejar ir el bate con toda la fuerza acumulada por el movimiento era, de cierta forma, un logro personal. El bate impactó en algunos de los objetos acumulados, lejos de  su objetivo, quien había logrado esquivarlo por suerte. Un crash se dejó escuchar, seguido por astillas y pedazos de lo que parecía haber sido una vajilla antigua. No importaba. Tatleen recuperó el control del bate nuevamente mientras que su adversario, por llamarle de alguna forma, intentaba incorporarse fallidamente.  Dicha persona retrocedió de espaldas, sin poder levantarse del suelo, mientras buscaba algo con qué defenderse de la agresión hacia su persona.
 
Cuando su espalda chocó contra otro montón inútil de basura, sabía que todo estaba perdido. La chica frente a él no parecía mayor y no muy fuerte pero, ese bate seguía siendo una amenaza. No podía quitarle la vista sin temer que terminaría sin cabeza si se atrevía a hacerlo así que buscó, a tientas, algo con qué defenderse.
 
El bate se detuvo justo a unos centímetros de su mano. Haciendo frente a la amenaza de un mazo de madera aparecía una bolsa de papel cuyo contenido fue absolutamente inesperado.

Churros.

El desconcierto de ambos fue casi irrisorio. Rem no supo que pensar por los siguientes segundos.

“¿Quién eres y qué quieres conmigo?”, preguntó la parte dominante de la escena. Tatleen ya no intentaba golpearlo pero amenazaba con el bate extendido contra él.

“¡U-un momento! Yo no tengo nada que ver contigo.”, se llevó las manos a  la cabeza, despeinando un poco su propio cabello. “No sé ni siquiera dónde estamos… y por lo que parece, tú tampoco.”

El intento de Rem por parecer inofensivo fracasó. Tatleen aun le veía con cierto nivel de desconfianza y el bate de beisbol permanecía a la misma altura.

“¿Cómo sé que eres confiable?”

Rem le miró a los ojos un momento. La chica frente a él no parecía ser exactamente el tipo de personas que confiaría en su palabra y, si se pasaba de gracioso, sabía que  ese bate terminaría en sus costillas o, en el peor de los casos, contra su rostro.
“No lo sabes. Tampoco yo sé si lo seas. ¿Qué tal si eres una asesina que intenta ganarse mi confianza? Ninguno de los dos sabe nada.”

Tatleen le observó después de su último comentario. Parecía tan frustrado como ella. El chico desvió la mirada mientras que ella desviaba su atención hacia lo que todavía sostenía en la mano.

“¿Crees que…. Sirvan?”, preguntó haciendo un movimiento con el bate, indicando que se refería a los churros.
“¿Eh?”
“Eso, lo que tienes en la mano. Es comida, ¿No?”
 
Rem observó los churros.

“Eso parece.”, los observó más de cerca. Se veían como comida y olían a comida. ¿Por qué estaban ahí? “Aunque no creo que sea buena idea comerlos. Estaban en el suelo.”

Tatleen suspiró.

“Buen punto.”, después de eso reinó un silencio incómodo por un momento, Tatleen suspiró lento y volvió a observar a Rem. “De acuerdo, hagamos de cuenta que no eres peligroso y estás en las mismas circunstancias que yo. Si te dejo levantar no me harás daño, ¿Verdad?”

“... No, no lo haría. Lo juro.”
“Ok, de acuerdo. Te creeré pero, a cambio, ayúdame a buscar comida o algo parecido que no encuentres en el suelo por casualidad.”

Tatleen bajó el bate, viendo esto, Rem aprovechó la oportunidad para levantarse.Era bastante más alto que la chica y aun así ella le había tomado desprevenido. Si su hermana lo viera, se encargaría sin duda de evitar que lo olvidase una vida entera o dos...

“Supongo que eso significa que descartamos cualquier tipo sospechoso de churro.”
“¿Churro?”
“Yep, así se llaman. Por cierto, soy Rem.”
“...Tatleen.”

Rem sonrió de la forma más tranquila y amigable que pudo.

“De acuerdo Tatleen, busquemos algo de comer en este sitio.”

Ella asintió. Tenía planes, la comida al inicio no había sido su prioridad pero había dado vueltas siguiendo el sonido de las campanillas por un buen rato. Si tenían éxito buscando comida, podría seguir su ruta sin preocuparse más adelante. Tal vez.
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Ekha

I - Gris


Había una vez una princesa caprichosa. Sí, del tipo de princesas que pareciera que han tenido una vida fácil y acomodada donde, con el chasquear de sus largos y finos dedos cuidadosamente enguantados, lo que deseara era suyo. Uno imaginaría que el mundo que rodea a una princesa así debería estar repleto de todos los colores que el ojo humano puede captar pero, al menos para esta princesa, los colores no siempre estuvieron. Todo aquello en sobre lo que su mirada se posaba le parecía simple y ordinario porque el mundo era simple, ordinario y gris desde que abandonó su hogar.

Tuvo que hacerlo, no tuvo opción. La reina, la mujer que la había cuidado en su vientre y la había amado desde el primer momento que supo de su existencia, se había convertido en una malvada bruja. No por gusto, no. Una reina que ama a su princesa y su reino no podría convertirse en semejante monstruo por voluntad propia. Debía ser culpa de un hechizo o un destino cruel dictado por un ser perverso ¿Cliché? Probablemente. El rey del castillo, queriendo evitar que la reina bruja rompiese lo que más amaban en el mundo,  se llevó a la princesa lejos, donde su poder y su recién adquirida maldad no pudieran dañarla, aunque (la princesa) nunca estuvo de acuerdo en abandonarla.

La princesa se alejó de todo lo que conocía y amaba, tuvo que comenzar de nuevo. Una vida más tranquila,  mucho más humilde y amable le esperaba por delante pero, a pesar de ello, su mundo se volvió completamente gris. Sabía que era por su bien y el de su padre, comprendía que era demasiado tarde para salvar a su madre pero todo le parecía parte de una misma e inhumana maldición. Es por eso que todo le parecía simple, ordinario y carente de vida hasta que un día su mirada se posó en otra persona, diferente a todas las que había visto pero a la vez igual de ordinaria, la única diferencia es que parecía contener los colores que su vida había perdido.

La princesa tenía una habilidad oculta que, sólo cuando su mundo se volvió gris la primera vez, pudo utilizar. Le permitía ver el pasado de las cosas y vivirlo de formas aterradoras. La odiaba y le temía, lo consideraba parte de esa maldición que no le permitía ser feliz  pero su nueva luz le ayudó a no perderse en ese terror, le mostró formas de sobrellevarlo y utilizarlo para ver el mundo de una forma diferente… al menos por un tiempo.

Tristemente, perdería los colores que había recuperado, no una, sino dos veces pero ella no lo sabía.

No tenía forma de saberlo. Tampoco que la verdadera maldición no era que su madre se volviera contra ella, sino que su mundo se convertiría, tarde o temprano, en un abismo.
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Lluvia

3. Mapa.

¿Crees que haya algo interesante entre toda esta basura? —preguntó la joven en un punto, mientras sus dedos rozaban una de las pequeñas montañas que bordeaban el camino.

Sigma la observó en silencio. "Kildran" era el nombre de esa chica. Sonaba extraño, ¿pero quién era él para decir algo?

¡Oh! ¡Mira, es un mapa! —exclamó de repente, sacando una arrugada hoja de papel de una de las pilas de basura. Sigma se acercó a verlo, aunque estaba seguro de que no sería de utilidad.

—No parece que sea de este lugar.

Pero tiene una cruz marcando algo… ¿Será el mapa de un tesoro? —dijo con un brillo en sus ojos que recordaba al de un niño emocionado—. ¡Ojalá el tesoro estuviera aquí!

Sigma volvió a guardar silencio, sin saber exactamente qué decir. La felicidad de esa muchacha era aún más enérgica e incontenible que la de Saber, y no estaba muy seguro de cómo lidiar con ella. Tampoco había otras personas con las que pudiera distraer su atención, así que toda esa emoción iba dirigida a él.

Ante la falta de respuesta, Kildran hizo un pequeño puchero.

Nunca dices nada, ¿cómo se supone que sepa lo que piensas así? —se quejó.

—Está bien si no lo sabes —respondió Sigma. Era el punto después de todo, aunque no pensaba que su mente fuera nada especial. Seguramente aburriría mucho a esa chica.

¿Estás desanimado? ¿Tanto te afecta haberte perdido? ¿O pasó algo antes para que estuvieras así?

Sigma la observó sin comprender de dónde venían esas preguntas. Como siempre, ella tenía una lógica muy extraña.

—No estoy desanimado —dijo simplemente.

Kildran suspiró y dirigió su mirada hacia el cielo un minuto, pensando en una solución a lo que ella veía como un problema. No lo era, pero al aparecer no podía comprender que Sigma sencillamente era así.

¡Oh! ¡Ya sé, ya sé! Tienes hambre, ¿no? ¿Es eso? ¡Está bien, puedo buscar algo de comida para ti! —exclamó de repente, otra vez sonriendo porque creía haber encontrado la respuesta a todos sus problemas (aunque se equivocaba).

Sigma la miró con un poco de sospecha. No parecía que pudiese confiarle a esa muchacha una tarea tan importante.

—No es necesario, puedo buscar algo…

No, no, nada de eso. ¡Confía en mí! —Incluso ella fue capaz de notar el escepticismo en la mirada del joven, así que resopló ligeramente ofendida—. Tengo experiencia con esto, ¿bien? No te traeré nada venenoso o podrido.

No lucía como alguien que tuviese experiencia en nada. Parecía una chica que había vivido toda su vida cómodamente en una ciudad, lejos de ambientes hostiles. Tal vez había ido a un campamento alguna vez o algo similar.

Sigma negó con la cabeza.

—No tengo hambre aún.

Otra vez la respuesta a eso fue un puchero con el cual no sabía bien como lidiar.

¿Entonces cuál es el problema? ¡Ya no se me ocurre nada!

—No hay ningún problema.

Kildran lo miró por unos momentos en silencio, analizándolo. Finalmente suspiró y volvió su vista al mapa que había encontrado, concentrando su atención allí. Había clara decepción reflejada en su rostro.

De verdad no entiendo a los humanos —murmuró mientras volvía a avanzar en el camino, aún con la mirada pegada a la hoja de papel que tenía entre sus manos.

Sigma sólo se quedó inmóvil por un momento, preguntándose si había escuchado eso bien.

¿Acaso ella no era humana?   


Nite

01.

Despertó como si nada; con una agradable sensación de haber descansado.
Sus párpados no pesaban y ni una pizca de malestar recorría su cuerpo ¿Cuando había sido la última vez que se había sentido de esa manera? Lo primero que se vino a la mente fue: nunca.
O quizás sí, pero una buena noche de sueño siempre, siempre, siempre, era bastante curioso.
Se preguntó porque; tampoco es que tuviera una vida bastante ocupada, simplemente una mala rutina de sueño.. se dio gusto de estirarse y el escuchar el crujido de su espalda fue también una sensación de alivio. Parecía que hoy iba a ser un gran día: ...Si no fuera por el hecho de que no tenía la más mínima idea de donde se encontraba.

Estaba seguro que no  se trataba de un sueño, no reconocía el lugar donde había despertado.

Todavía con bastante pereza en el cuerpo, evito a toda costa pensar... o si quiera preocuparse. El poco sueño aún añejaba su cuerpo y le hacía tener sed... curiosamente había un charco cerca suyo (llamarlo un charco era una falta de respeto. Se trataba de un pequeño lago... por supuesto que no calmaría su sed en un charco sucio y lleno de moscas), ni siquiera pensó en que todo resultaba una bonita casualidad: Haberse despertado descansado y recargado; con su propia fuente de agua a pocos pasos de su lugar... para nada raro... se arrastró hacia la orilla  para beber y fue entonces que lo vio ´aquello que estaba mal´; si hubiera estado en sus  sentidos definitivamente habría sido lo primero en lo que se habría fijado, en el agua se veía reflejado un gato.

"¿Ah?"
Sus ojos se abrieron bien grandes, y viendo sobre el agua como la expresión del felino coincidía con cómo se sentía terminó por despertar: "pero- ¿¡QUÉ!?" he ahí lo segundo más grave del día: además de haberse despertado y haber reconocido que ese cuerpo no era suyo pasaba lo siguiente, no podía hablar. Porque claro, los gatos no hablan.
"¿ese soy yo?" intentó decir en voz alta, además de pensarlo; y claro, lo que sus oídos escucharon fueron maullidos. Intentó e intentó y lo único que obtuvo fueron maullidos y maullidos.

Presa del pánico y creyendo que todavía esto era un sueño se arrojó sin pensarlo mucho al lago intentando despertarse.
Poco grata fue sus sorpresa que al salir empapado y asustado seguía siendo un gato... un gato que no hablar. Un gato común y corriente, un gato que escuchaba sus pensamientos. "... definitivamente no es un sueño" se maldijo, pues de haberlo pensado habrían habido opciones menos violentas de saber en qué clase de cuerpo estaba...
Se sacudió como recordaba los gatos lo hacían y su movimiento fue bastante natural. Su pequeño corazón palpitaba acelerado en su pecho; sentía que se iba a morir ¿los animales sentían tanta adrenalina en sus pequeños cuerpos? por un pequeño instante agradeció no ser un indefenso e inútil chihuahua. "Podría ser peor" fue la conclusión a la que llegó para darse un alivio.

Se sacudió una vez más para quitarse el exceso de agua y llevarse una pata a la boca para comenzar a lamerla fue bastante natural. Ni siquiera lo pensó. Actuar como animal le venía muy bien... "primero tengo que saber donde estoy; saber como llegue aquí ¿Cómo llegué aquí? ¿Será por algo raro que comí anoche? ¿Qué hice anoche? ¿Salí de casa?" todas estas y un montón de preguntas empezaron a acumularse dentro de sí, y lo más curiosos es que seguía en piloto automático lamiendo el exceso de agua de su pelaje; ya casi terminaba con su pata delantera.
La serenidad de su semblante era implacable: Solo era un gato, lamiéndose a la orilla de un ruido.

Una diminuta brisa le erizó la piel. El intenso frío le hizo encorvarse y fue entonces que sus agudas orejas captaron el sonido de campanillas no muy lejos de donde se encontraba (o al menos eso quería creer). El sonido duró bastante tiempo como para hacerse una idea de que camino tomar. Y antes de echarse a andar volvió a mirar su reflejo: Sí, seguía siendo un gato; Uno muy bonito por cierto. Curiosamente reaccionó mejor a la idea de ser un animal que como lo hubiese hecho por ejemplo de haberse levantado humano y despertar con orejas y rabo. "Supongo que lo uno o lo otro, esta muy bien no estar en un punto medio" se dijo sin remedio, mientras se echaba a andar hacía el tenue sonido que se desvanecía poco a poco con cada paso que daba.

Caminar en cuatro patas y con la cola en alto resultó bastante natural... por lo que la siguiente pregunta se le hizo evidente: ¿Y si en realidad siempre fui un gato?  Obviamente despertar en un lugar desconocido, sin memoria de lo ocurrido anteriormente estaba dando sus frutos; y con ese tren de pensamiento perdió toda la calma que extrañamente de él se había apoderado: "¿CÓMO CARAJOS ME LLAMO?"
« Last Edit: September 30, 2019, 09:59:23 PM by Nite »


Nite

02.

El día parecía eterno... pero seguramente solo habrian pasado un par de horas. Probablemente los animales perciben el pasar del tiempo de una manera muy distinta a la de los humanos; o tal vez no, tal vez simplemente habían pasado un par de horas y no sabía distinguirlo por la posición del sol. (la posición del sol y la falta de un reloj a su alcance)

Con cada paso sentía el palpitar de su diminuto corazón acelerarse.
Sus pupilas se dilataron y sus otros 4 sentidos se intensificaron aún más; ahora entendía los adorables videos de los gatos con los ojos grandes cuando algo estaba cerca. Y es que sentía eso; presentía que algo estaba cerca.
El sonido de las campanas a lo lejos seguía acompañando el arrullar del viento. No sonaban tan lejanas, pero seguro que en su forma humana ya habría llegado a su destino. O al menos eso quería creer. Ahora que pensaba en ello, su diminuto cuerpo empezaba a ser un problema.

Sus delicadas y puntiagudas orejas detectaron un sonido. Uno además del tintineo en el viento, y por instinto se escondió tras un árbol. Sin voluntad escaló por el tronco de un árbol y para cuando se dio cuenta ya estaba en la copa de este… “cómo… llegue…. Aquí...” se dijo como si no entendiera nada. Puro instinto. “Como bajo de aquí...”
¿Los gatos podrían sufrir de vértigo?
Recordó una muy lejana memoria, en donde la mascota de uno de sus vecinos se había extraviado, y resultaba que se había quedado atrapada en un árbol. También que uno de sus perros, muchos años atrás se había metido a una vieja casa en construcción y no descifraba cómo bajar las escaleras.
Perro tonto  - había pensado en ese momento, ¿acaso ese era su destino ahora?



Que triste morir en la copa de un árbol, en forma de gato y sin poder decir ni una palabra. O poder recordar algo en su totalidad. Ese recuento de los animales había venido a su mente por la ocasión… o al menos eso suponía.
“Será que si salto, ¿tengo 8 vidas más?” se cuestionó al recostarse a lo largo de una rama. Y con el suave viento volvió a adormilarse, a relajar sin preocupación alguna.
Que maravilla es ser un gato.
De verdad.


Después de una pequeña siesta en la que el sol todavía no se había puesto aún, sus sentidos volvieron a activarse. Esta vez nuevamente bostezo para despertarse, con la diferencia de que ahora estaba consciente de su nueva forma y su cola que le ayudaba con un balance extra.
El tintineo de las campanas seguía ahí; pero sus orejas reaccionaron a otro sonido no tan distante. Algo diferente, que no se mezclaba con la naturaleza: eran dos voces. Y estaban discutiendo.

“¡Te dije que no era por aquí!”
“¡DIS-CUL-PA! ¿Quieres que abra el mapa para saber dónde estamos? ¡OH ESPERA! NO TENEMOS”
“...”
“Además, cómo puedes estar seguro que por aquí no es. No es como si supieras el camino; o ALGO de este lugar… al menos aquí no tienes esa ventaja” se escuchaba enojado. Mucho. Logró asomar la cabeza, la curiosidad le había ganado (otra de las virtudes de ser un gato) y podía jurar haber visto un destello de luz resplandecer del cabello del más alto… suponía entonces que era rubio (porque para su muy mala suerte, su nuevo cuerpo había heredado todos los atributos. Y los gatos, como el resto de animales, solo ven en blanco y negro).
Mudo y daltonico, que aventura. 

Perdió a las voces y al destello de luz entre los matorrales. Tantas ramas y vegetación le fastidiaban. El no escucharlos le ofusco, y frustrado gritó, emitiendo un maullido en su lugar.
“Un gato” escuchó a uno decir.
“Lo estoy viendo” el otro contestó casi de inmediato, con un tono muerto y neutro “que bueno saber que en todos los mundos, sigues siendo capaz de apuntar a lo más obvio” no solo era su voz, también su rostro y sus facciones. Todo en él denotaba que estaba triste, perdido.
Maulló para llamar de nuevo su atención.
Ambos se ubicaron bajo el árbol en donde él descansaba y entonces miró con atención al par enfrente suyo:

Dos hombres. Uno notablemente más alto que el otro; con el cabello rubio y el otro negro como el carbón. Parecían dos polos opuestos. El de cabello negro, vestía todo de un mismo color; se lo veía más agotado. Suponía que al usar tonos oscuros se sofocaba y ahogaba en calor más fácilmente que el otro que usaba prendas blancas.
Un fuerte brillo le llamó la atención y sus ojos se volvieron a dilatar. Los unía una larga cadena, atados por la muñeca del otro. Por las heridas sobre sus manos y piel, asumió que llevaban un tiempo hablando y tirando de esta.


El rubio extendió los brazos en señal de que lo atraparía si decidía saltar.
Su poca percepción de la profundidad le hizo saltar al vacío y caer de panza sobre el rostro del pelinegro. Este fue a dar al suelo con él y el hombre que lo acompañaba no pudo hacer nada más que echarse a reír a carcajada limpia.
“¿Quieres callarte?” masculló el otro.
“Oh vamos! No te portes así” Izaya tomó al minino toscamente en su manos, y al no sentirse bienvenido ahí el felino se restregó en su agarre y de un impulso saltó a los brazos del otro. Lo dejo lleno de pelos y aún más descontento que antes.

Shizuo al atrapar al animal movió la cadena, provocando un quejido por parte de ambos.
“Pues es el primer animal que veo después de ti, así que eso debe de significar algo” le contesto extendiendo su mano para ayudarlo a pararse. La cara de pocos amigos del otro no cambió “podemos estar cerca de una casa o algo. Y ya sabes lo que eso significa” tomó el extremo de las cadenas que colgaba entre ellos.

“Shizu-chan tan ingenuo...” suspiró el otro poniéndose de pie por cuenta propia “pensando todavía que hay esperanza...”
“... no nos vamos a morir...”
“...” el silencio antes de echarse a andar solo le dio más peso a su declaración “preferiría morir a seguir un día más encadenado a ti”

El minino sintió al mayor tensarse bajo suyo.
Se había acomodado, tan familiarmente en el hombro de este. Cual loro para pirata. Sus latidos eran tan fuertes como el de su pequeño corazón y estuvo seguro que vio como la piel se le erizaba y sonrojaba del puro coraje.
“Ven, se hace tarde...” el otro tiró de la cadena, como si de una mascota se tratase, y el rubio a pesar de su altura y su ira le siguió sin chistar “en el peor de los casos, podremos comernos a ese gato”
“Claro que no” respondió en seguida.
Izaya encontró gracioso el tono infantil en que el otro le había contestado “la ley del más fuerte Shizu-chan… la ley del más fuerte...” fue lo último que dijo antes de retomar el camino en silencio. 
« Last Edit: September 30, 2019, 09:58:03 PM by Nite »


Nite


No llevaban mucho caminando; o al menos así se sentía desde que habían encontrado a ese gato atrapado en la copa de un árbol.
Suponía que era algo tonto, pero desde su encuentro Shizuo se había hecho más tolerable; o mejor dicho, había encontrado con que distraerse y no armarle pleito cada minuto que pasaba.
Tampoco era como si el rubio lo hubiese arrastrado cual ganado... sabía muy bien que era capaz, y que ganas no le faltaban.
Izaya se miró la muñeca solo para cerciorarse, estaba casi intacta; si Shizuo fuese el bruto desalmado que proclamaba a diario que era, probablemente tendría la muñeca rota y lacerada.

El sol había bajado un poco y la fresca brisa que le pegaba era sin duda relajante... por su parte, él no estaba vestido para la ocasión: Pantalones largos y negros, camiseta negra y su pesado abrigo que venía atado a su cadera desde las últimas horas porque se había hecho insoportable cargarlo encima. Los mocasines que acostumbraba para la ciudad tampoco eran los más apropiados para caminar entre tanto pasto. Shizuo vestía unos similares, pero al ser una bestia suponía que se acostumbraba más fácilmente al cambio de terreno.
"te ves agotado" la voz del otro entre tanto silencio, le hizo levantar la mirada "deberíamos descansar" avanzaron un poco más, a la enorme sombra de un igual de enorme árbol; Izaya balbuceo, pues el gesto le había tomado desprevenido ¿acaso el tonto se preocupaba por él?
Cualquier sentido de gratitud se le fue (junto con la dignidad) a los suelos cuando Shizuo se sentó a la sombra, presionando la punta de la nariz del minino con su dedo
      ´boop´
"¿verdad que un descanso nos haría muy bien?"
... Obviamente le mostraría más consideración a un gato que a él... en qué rayos estaba pensan-
"ha estado todo el camino sobre tus hombros" espetó
"¿hmn?"
"Que el gato ha estado todo el camino sobre tus hombros. No ha caminado nada, no esta cansado. No tiene que descansar" ahora que lo pensaba, Shizuo había estado hablando, todo el camino... ¿acaso esperaba que el animal fuera a responderle?
¿Era tan estúpido como para creer que era una criatura mágica que los ayudaría a salir de aquel imprevisto?
"Levántate"

"tsk"
Chasqueo la lengua, Izaya conocía muy bien ese sonido. Seguido, el rubio gruñiria, rugiría su nombre y lanzaría un golpe sobre él. Y él estaba preparado para esquivarlo, incluso había tomado su lado de la cadena para desbalancearlo a penas se pusiera de pie; sin embargo, el guardaespaldas se mantuvo inmóvil. Usando el tronco del árbol para acomodarse mejor y verle desanimado: "estaba muy bien sin escuchar tu voz" confesó seco y sin una pizca de alegría "Descansa tu también, seguramente tus pies te están matando también" y curiosamente, en vez de buscarle pelea como era de costumbre, el rubio rasco la panza del gato que se arrastraba y se acariciaba contra el pasto. Mostrando su vientre, llegando a ronronear cuando la cálida mano lo acariciaba con genuino amor.
"Entre bestias se entienden" murmuró el pelinegro sin remedio.
-¿Estaba acaso celoso?...- pensó por un momento, -¿celoso de un animal?, ¿tan bajo he caído?-
el leve tintineo de la cadena lo trajo de vuelta, y ahí estaba otra vez: Shizuo Heiwajima mirándole fijo, como la primera vez en la que se habían conocido.
"¿vas a quedarte ahí parado? siéntate" no entendía porque tanta amabilidad emanaba de su cuerpo, desde su voz hasta la manera suave de su respirar "recuestate y estira los pies... No parece ser que el sol vaya a ponerse en poco tiempo; con suerte encontraremos alguna forma de agua y podremos refrescarnos un poco. Muero de sed... y por mojar mis pies un poco"
"¿alguna forma de agua?"
"un lago... o algo"
Shizuo se mostraba curiosamente demasiado confiado, demasiado valiente ante su situación; eso, o era bastante despistado como para haber comprendido por completo que se encontraban en un lugar completamente ajeno al suyo.
"Tu brillante mente sería de mucha utilidad, si dejaras de ser una carga" la verdad era que el encuentro con el gato sin duda le había cambiado el humor; hasta le daba por portarse amable con Izaya "y un cuerpo descansado, es una mente descansada, ¿no? Lo que menos queremos en este momento es perdernos"

-perdernos... nos...-
y eso fue todo lo que bastó para obedecer y hacer caso.
Palabras dulces, sentirse incluido, y un tonto gato...
« Last Edit: September 30, 2019, 09:56:24 PM by Nite »


Nite

En cualquier otro momento diría que estaba soñando. Que solo se trataba de un sueñodemasiado vivido, demasiado real. Un sueño extraño, de los que nunca entendía porque tenía y podía pasar horas escuchando teorías alocadas y explicaciones de sus amigos tratando de descifrar su significado. 

Pero este no era el caso.
No lo era porque podía sentir el frío sudor resbalarle por la nuca, o el calor que sentía en las piernas por el sobre esfuerzo de sus pies al correr. No era un sueño, porque sin duda alguna la quemazón de sus pulmones que sentía en ese momento habría sido lo primero que lo hubiese despertado.
Estaba perdido sin rumbo alguno y peor aún, con una carta acuestas dentro de un mundo extraño "Oi! Izaya! Despierta!"

Sin duda alguna, el primer momento que abrio los ojos en aquel extraño lugar sintió que estaba en un sueño, especialmente porque nunca en la vida se vería encadenado a su peor enemigo. Pero el jaloneo de las cadenas que aún se tía marcarle la muñeca fue el primer indicador que no lo era. El segundo fue escuchar la voz de Izaya, aquello fue enteramente un augurio de mala suerte.
"Oye! Izaya! Despierta!" Bramó nuevamente; sino fuera porque el otro hombre le estorbaba y fuera un peso por el simple hechos de estar encadenados lo habría dejado atrás hace mucho tiempo.

Había pensando en cortarle la.mano y huir, pero no tenías las herramientas necesarias... Y arrancarlo un brazo era un tanto violento. Incluso para él...



Todo había transcurrido bien durante el día.
Y "bien" siendo un término demasiado ambiguo... Porque despertar en un lugar alejado de la mano de dios, sin personas ni señal a tu alrededor era lo más alejado de algo "bien" o normal. Mucho menos el estar encadenado al hombre que detestaba más en el mundo y que dicha cadena no se pudiera romper (aunque instintivamente su primer impulso había sido el de estrellarlo al suelo cuál juguete de trapo).

"Bien" tampoco era el sentirse atraído, casi hipnotizado por el sonido de unas campanas... Tanto así que casi guiaron todo su camino. En el trayecto, tratando de mantener una relación amena se encontraron con un gato, que se aferraba a su pecho en estos momentos, marcando con sus garras la piel en un vano intento de no caer. Shizuo aguantaba el dolor lo mejor que podía, eso sin contar las agujetas que se le formarían en sus brazos en un par de horas ...

Ninguno de los dos habría imaginado que los problemas aparecerían al caer la noche. Que la pasible vista y el agradable ambiente que los rodeaba en un abrir y cerrar de ojos se volvió inhóspito y que el sonido de las campanas pronto se convertirían en el de sirenas, el de alarmas...Dando paso claramente a qué algo los seguía (más bien los cazaba, como en un momento llego a pensar el rubio)



Inocentemente habían pensando que una siesta a la sombra de un árbol no vendría mal. Después de todo habían deambulado todo el día tratando de encontrar razón a su peculiar situaciones... Eso sin contar a su nuevo acompañante. El sonido de las campanas era tan agradable que les había hecho imaginar un montón de cosas al momento de llegar a su destino.

Resbaló al pisar mal contra el húmedo pasto. Genial, lo que yo crsitsba, una llovizna... Izaya aún no despertaba, y a estas alturas no podía creer que siguiera dormido. Pero el pelinegro aún respiraba,  así que muerto tampoco estaba.... En medio de su frustración lo hecho al suelo sin importarle el.impscto o dolor sobre su brazo encadenado "¡Más te vale no estés fingiendo maldito! O la pagarás caro! Te mataré yo mismo!" Explotó colérico.
En el tropezón, el gato hbia salido volando de su pecho, yendo a parar a quien sabe dónde.

Izaya, cuál plasta, seguía inmóvil en el suelo. Empezando a empaparse al igual que el rubio, quién se dejó car y cubrió sus oídos para no escuchar más el estruendoso sonrió, que ahora en lugar de llamarlos, los acechaba.


Nite

Una de las ventajas de ser un gato era que siempre iba a caer de pie.
Para su buena suerte eso no resultaba ser un mito en absoluto.

Sus ojos ojos se ajustaron a la oscuridad y levantó la cabeza para inutilmente mirar a su alrededor. Había pasto y plantas incluso más grandes que él... y si bien había sido un accidente, no podía evitar sentir un poco de rencor por el rubio que lo dejó ir tan facilmente. Seguramente el otro tampoco estaría feliz del arañazo que seguramente le dejó marcado en el pecho antes de salir volando por los aires.

Sus orejas negras se agitaron. No lograba escuchar más las sirenas, o las campanas del principio. El viento no soplaba, por lo que no tenía ni idea hacia donde ir. Avanzó un par de pasos, todavía algo torpe y temeroso de andar en cuatro patas y empezó a deambular por el pasto... Cuál era su plan ahora? Estaba solo nuevamente, solo y atrapado en el cuerpo de un gato. Solo y sin sentido de la dirección. Empezó a frustrarse, al punto que sus bigotes se erizaban junto con su ceño, a lo que el irreconocible grito de una bestia se escuchó no tan lejos de donde estaba.

Seguido de una bandada de aves que reaccionaron asustadas por el sonido.
Logró reconocer esa voz y corrió en la dirección desde dónde las aves habían emergido.
Todo volvió a estar en silencio; pero aún quedaba esa sensación de que pronto la tierra rugiría nuevamente, la bestia se despertaría y nuevamente habrían razones para correr.


A paso ligero, logró acercarse muy lentamente a lo que parecían dos siluetas. Reconocia sus aromas, después de todo había pasado todo el día junto a ellos... sintio algo de alivio... ¿acaso los gatos podían sentir alivio?... en fin, estar con ellos era mucho mejor que estar solo. Estuvo a punto de escabullirse entre los brazos del más alto para acurrucarse con él (se sentía más seguro allí), pero un rápido vistazo a Izaya le hizo cambiar de opinión demasiado rápido.

Caminó hacia él y se subio a su pecho, sin importarle los lugares donde torpemente lo había pisado a propósito e incluso había clavado sus uñas. No fue hasta sentarse en su pecho y mirarlo fijamente que sintió un escalofrío.
Intercambiaron miradas.
Ahora era Izaya quien se sentía agitado y desorientado, como si él hubiese sido a quien Shizuo lo hubiese mandado a volar. Se incorporó lentamente, con un agudo dolor de cabeza. El gato lo seguía mirando.
"¿Qué?" le recriminó al sentirse observado.

Se tomó el cuello, pues su voz sonaba diferente y a pesar de la pesada noche, miraba algo frenético sus manos, examinando cada parte de su cuerpo hasta que dio con la cadena que todavía lo unía con Shizuo en sus muñecas.
¿Acaso había tenido un sueño? ¿o se había proyectado mientras dormía?... ¿Acaso el gato se había llevado su escencial con él dejando su cuerpo ahí y era por eso que no respondía?

La intensa mirada del felino le molestó de sobremanera.
Lo espantó con un gesto y este fue a ocultarse entre los fornidos brazos del rubio "... bastardo" murmuró para si mismo mientras trataba de reponerse de su muy mal sueño.

El bosque estaba en completo silencio.
No se escuchaba ni las campanas, ni las sirenas de las que el rubio tanto se quejaba o algún otro animal que les hiciera compañia. Era como si estuvieran solos, barados en medio de la nada. ¿Y si estaban muertos y esto era un castigo? (ahora no podría descartar esa idea).

Pero un mundo donde Shizuo pudiese dormir bajo un cielo estrellado y acompañado de un gato que lo buscaba no le parecía castigo de todas formas.