Author Topic: Neterian Fantasy: Fic zone  (Read 105872 times)


Cho

Neterian Fantasy: Fic zone
« Topic Start: May 26, 2013, 10:20:08 PM »
Okay... no tenía ni idea de cómo llamar al tema, así que si alguien tiene una mejor idea, dejénmela saber (...)

*deja primer post en blanco porque parece ser algo ya de costumbre y quizás pueda ser usado en el futuro para algo con mayor significado y utilidad*
« Last Edit: February 17, 2015, 12:54:23 PM by Cho »


Cho

Re: Fic zone
« Reply #1: May 26, 2013, 10:27:13 PM »
Listo, aquí vengo con un mini-intro (más que nada para marcar en qué punto estamos de la historia, con los Neterianos empezando a oírse más y el jardín cerca de los exámenes).

Ahora sólo me toca recordarles que el 23 de junio se estará posteando el intro a los exámenes Seed, así que tengan a sus personajes listos para ese entonces. Usen el tiempo entre ahora y la fecha en rojo por si quieren postear algo antes de los exámenes. Para cuando se acerque la fecha, les estaremos preguntando por sus equipos participantes para confirmar la asistencia, y bueno, eso es todo. No olviden actualizar sus datos en el spreadsheet del tema de planeación~


mid-Intro

La estructura y orden en la sociedad dependen de una gran cantidad de factores y piezas claves para garantizar un status quo satisfactorio. Existe cierta rivalidad, inconformismo, desacuerdos y tendencias hacia un cambio o resolución, lo cual es parte del pasar del tiempo, y que con los años determinan un avance progresivo y secuencial de la vida. Simplemente, que en una sociedad cosmopolita existe un movimiento de cambio que con el tiempo moldea y altera a la sociedad, algo que no tiene por qué prestarse a ningún ‘mal mayor’ o daño íntegro a la sociedad misma. En todo ecosistema, hay un elemento de balance y control, sea un gobierno rígido o moral básica arraigada en todos, que vela por el bienestar común.
Pero cuando se ve una simple señal de debilidad en dicho elemento tan importante, se teme que ocurra un cambio drástico a los mismos cimientos de la civilización, con consecuencias cuyos alcances son inciertos y desmesurados.

Hace poco más de dos meses se registró la destrucción del jardín de Trabia, una institución perteneciente a un círculo que representaba poder y excelencia para gran parte de la población. Uno creería que un lugar con tanto prestigio como un jardín batallaría épicamente hasta su derrota, pero dicho jardín fue borrado en una sola noche, sin testigos, sin restos, sin luchas, sin sobrevivientes…

Sólo susurros que un grupo oscuro de individuos llamados Neterianos lo había logrado.

Mientras los jardines restantes tienen sus propios dilemas y enfoques después de la tragedia, muchos no dejan de preguntarse sobre aquel grupo de declarados villanos y terroristas con tanto potencial desconocido. Para algunos les es imposible creer en su existencia, y destierran el concepto como absurdo. Otros temen lo que dicho grupo traerá a futuro. Varios se preguntan si son esos Neterianos quienes verdaderamente tienen el poder y ‘autoridad’. Algunos desean encontrarles y ponerles en su lugar, detestando su modo de operación. Unos cuantos podrán preguntarse si los Neterianos son ‘convenientes’ para ellos mismos. Ciertas personas los pueden ver como rivales de los jardines, y no llegan a ver en qué verdaderamente son distintos a ellos… y por ahí, con la tarea o imposición de guardar silencio, ya pueden haber varias personas más que, por variadas circunstancias de la vida, saben demasiado de ellos y se encuentran bajo su merced o en estrechas alianzas.

Pero con muy pocos resultados y apariciones de los Neterianos, los jardines siguen con sus deberes de continuar con la rutina y entrenar a sus aprendices, además de cumplir con misiones y obligaciones, por encima de pelear contra fantasmas aún desconocidos, pero sin olvidarse de prepararse para lo peor de ser necesario. Y en medio de todo lo reciente, el momento de evaluar a los aprendices del jardín de Balamb bajo el riguroso examen Seed se acerca, y así agregar a más Seeds competentes a sus filas.

Y mientras tanto, los Neterianos continúan creciendo dentro de las sombras, explotando recursos y forjando convenientes afiliaciones, mientras terminan de ajustar detalles sobre cómo dar el golpe más fuerte a la integridad de los jardines: atacando directamente a Balamb, el jardín principal…


Cho

Re: Fic zone
« Reply #2: June 18, 2013, 11:45:40 PM »
Uhh... he estado ocupada y me muero de sueño, pero si no posteo algo hoy voy a colapsar. Al menos lo terminé. Kana, te prometo que pronto doy una leída digna a tu fic y te comentaré, estoy reuniendo los pequeños espacios de tiempo libre que tengo *tiene que ponerse al día con todo*

Okay, aquí dejo un fic antes del examen Seed, como una random interacción antes empezar con los eventos. Y bueno... intenté dejar las líneas más oxigenadas, pero no me convence *siente que hace algo mal* y un yo juicioso me está ahorcando por dentro por tener que representar a un book boy del siglo xix con una random imagen animesque de un personaje cualquiera (...) okay, mejor voy a dormir antes que termine rompiendo algo (?)

EDIT: Me siento abusiva por la cantidad de personajes en la primera escena...


46

            

         

   

Luego de la atareada semana y de un sábado relajado, había llegado el domingo, con mucha cercanía a los exámenes Seed. Entre las preparaciones y estudios para terminar con las clases teóricas, varios decidieron aprovechar ese momento para olvidarse de los quehaceres, y distraerse antes de pensar más en lo que el futuro podía deparar.

Y entre las distintas personas sin mucho que hacer, Ayame y Astrid coordinaron entre ellos para llevar a sus protegidos en un paseo, junto con unos pocos amigos. La meta fue algo muy predecible, considerando el más caluroso clima y las ganas de Ayame de aprovechar el verano que se acercaba; ir a la playa.

“¡Llegamos!” exclamó Ayame, saliendo de su vehículo y poniendo sus manos en su cintura. Luego, apuntó con un índice a la playa que quedaba frente al estacionamiento. “¡Nuestra primera visita de la estación! ¡Vamos todos a pasear de una buena vez!”
“Ohh~” Elizabeth se emocionó al ver el esplendor del mar, y observar aquel horizonte borroso de las aguas. “He tenido pocas oportunidades de ver el inmenso océano, pero nunca deja de sorprenderme. Es un momento de poder presenciar el concepto del infinito, y percibir nuestras limitaciones humanas presentes en los sentidos, como el no poder ver qué hay más allá en el horizonte…”
“Suena extremadamente elaborado, pero esas palabras son interesantes, tienen mucho sentido,” Astrid asintió, cruzada de brazos. “Es alrededor de la una de la tarde. Viendo que hay varias personas tomando un refrigerio o presentes en los restaurantes frente a la playa, sugeriría que vayamos a comer después. Aprovechemos el mar mientras se encuentra disponible.”
“¡Excelente idea!” Ayame levantó un pulgar energéticamente. “¡Chicos, no se queden dormidos, hay que disfrutar de este paraíso local! ¡Síganme los valientes!” y con esas palabras, él saltó el cerco que dividía el parqueo de la playa, saltando un par de metros hacia abajo y así ahorrando bastante camino de vereda. Elizabeth sonrió gustosamente y siguió a su hermanito al también saltar y correr detrás de él, dejando a todos los demás presentes un tanto confundidos.

“¡Esperen!” Osaka empezó a avanzar para seguirles, pero Yomi le agarró de un hombro, deteniendo su avance.
“No tienes la agilidad de ellos, te lastimarás,” observó ella.
“Y aun de tenerla no sería lo mejor imitar su acción. Ellos dos son todo un caso,” Astrid se ajustó las gafas. “Como personas funcionales, tomemos la vereda. Al menos el sendero está rodeado de palmeras que nos cubren del sol.”

Luego de sus palabras, los restantes tomaron el camino que llevaba a la playa, cada quien llevando alguna mochila con sus pertenencias.

“Ah, hace tiempo que no venimos a la playa,” Rorona sonrió, animada. “Es un día tan despejado, nos viene bien después de tanta actividad. Y esta playa es tan hermosa, ¿no lo crees, Hota-chan?”
“…” Hotaru se veía cabizbaja, caminando por inercia del grupo, pero sin prestar atención a sus alrededores. Fue evidente que no había escuchado a Rorona, y ella le miró con preocupación. Algo debía estarle inquietando.
“Hota-chan… Hota-chan, ¿estás bien?”
“E-eh…” ella levantó su cabeza, levemente impresionada, y desvió la mirada sintiéndose apenada. “Perdón, sólo me distraje.”
“¿Ocurre algo?”
“No es nada, estoy bien,” forzó una corta sonrisa, lo cual no engañó a nadie. Rorona quería saber qué le ocurría, pero tampoco quería forzarle. Su amiga era de tener pocas energías y ser pesimista, hasta más que ella, pero esa distracción y aflicción era más de lo normal. Hotaru se mostró algo apenada. “No tienes que preocuparte…”
“Uhh…” Rorona tenía ganas de preguntarle más, pero temía hacerle sentir mal. “Bueno… pero si en algún momento quieres hablar, no dudes en buscarme. Estaré ahí si necesitas a alguien.”
“…” Hotaru asintió, sonriendo un poco, y desvió su mirada algo incómoda. No le gustaba tener a su amiga preocupada por ella, pero tampoco podía decir mucho sobre sus inquietudes. El silencio que siguió luego de las insistencias de Rorona se le hizo casi insoportable, pero fue cortado por otra persona.

“Hmm… no te ves muy bien…” Kagari se le acercó, mirándole fijamente y tan de cerca que Hotaru dio un par de pasos torpemente a un costado, sorprendida. La rubia terminó por sonreírle, y sacó una caja de bombones de su mochila. “Cuando me siento triste, como dulces y chocolates, y al menos se me quita un poco el amargo, ¿quieres uno?”
“Ehh, estoy bien,” Hotaru sonrió algo incómoda.
“¿Quieres uno?” Kagari insistió, acercando la caja de bombones bastante. Era claro que no se iba a dar por vencida.
“B-bueno…” y al final, no le quedó de otra que aceptar, y comió uno de los chocolates. “Oh, con relleno de menta. Me gusta mucho ese sabor.”
“Hehe…” Kagari sonrió triunfalmente. “¿Ves que es mejor darse un gusto? He traído varios dulces, así que puedes comer los que quieras.”
“C-claro, quizás más tarde,” sonrió torpemente. La fuerte imposición de Kagari se le hacía intimidante, aunque extrañamente agradable.
“Pero no podemos comer mucho ahora. Vamos a bañarnos en el mar, es mejor estar con el estómago ligero,” opinó Rorona.
“Ehh, eso no se aplica mucho a mí…” dijo Hotaru. “No voy a meterme al mar.”
“¿Eh? ¿Por qué no?”
“No es de mi agrado. Sólo disfrutaré de la vista.”
“Sí, yo tampoco me meteré,” Kagari sonrió malignamente, mirando a Rorona. “Es que no va con el estilo que Hotaru y yo tenemos, hahaha,” y le sacó la lengua, acción que confundió y apenó levemente a Rorona. ¿Por qué esa chica siempre se salía del camino para incomodarle?
“No creo que tenga mucho que ver con ‘estilo’, pero tampoco es algo que me gusta hacer. Sólo daré un paseo,” dijo Megumi.
“El mar no tiene por qué ser la única atracción aquí, estoy de acuerdo,” comentó Larsa.
“Uhh, justo los cuatro misteriosos y raros no quieren meterse al mar,” Tomo les miró con ligeros nervios. “Son como esos personajes apartados que se quedan leyendo debajo de una sombrilla en el episodio de la playa de cualquier anime y que tienen agendas ocultas de destruir al mundo o algo,” bueno, Hotaru no caía tanto en eso de dar miedo o ser ‘misteriosa’, pero sí era apagada y siempre andaba vestida de negro.
“Yo tampoco pienso meterme, no tienes que generalizar,” dijo Saki.
“Ya, pero tú tampoco te quedas atrás, eres media dark.”
“Decir algo así es inconsiderado,” opinó Cho, un poco frustrada. Ella normalmente no era de participar en actividades o deportes cuando salía de paseo, pero siempre había hecho una excepción con el mar, al gustarle nadar en este.

“Miren, nos están esperando,” Osaka apuntó al final del sendero, donde vieron a los dos hermanos peliplateados parados, ya vestidos con sus ropas de baño. No muy lejos estaban las dos sombrillas que Ayame había cargado, ya puestas y con un par de toallas extendidas debajo de la sombra que producían, además de los coolers que llevó Elizabeth puestos para dar soporte a las sombrillas. Sí que ahorraron bastante tiempo.

“¡Bienvenidos, mis hermosuras!” exclamó Ayame. “¡Hemos armado nuestra tienda de campaña! ¡Sabía que comprar esas sombrillas XXL a mitad de precio saldría a cuenta! ¡Todas sus toallas tienen sombra!”
“Adelante,” Elizabeth sonrió. “Pero si planean caminar sin zapatos, les recomiendo que no subestimen la capacidad de la arena de absorber la irradiación solar.”
“Nuevamente, una gran elaboración de un concepto tan simple,” Astrid ajustó sus gafas.
“¡Vamos!” exclamó Tomo, emocionada. “¡Ya quiero reventar la sandía que he traído!”
“Sandía… han sido varios meses desde que como una,” Cho sonrió levemente.
“Lamento decirlo, pero seguramente Tomo la aplastará hasta que se entierre en arena,” dijo Yomi, cansadamente.
“Sandía con arena… puede ser un buen experimento culinario,” Osaka se puso a pensar.
“No lo intentes, podrías enfermarte,” le aconsejó Saki.

“Me alegra ver que aún no hay muchas personas yendo a la playa…” comentó Hotaru.
“Así tenemos más espacio para disfrutar,” Rorona sonrió. “Y la cosa está casi libre de personas, qué bueno.”
“Sí que es bueno,” Kagari sonrió burlonamente. “Así no tienes que estar muy avergonzada de que mucha gente vea lo gorda que eres, haha.”
“¿E-ehh?” Rorona se quedó en shock por esa observación, y parecía que sus ojos empezaban a formar lágrimas. “¿S-soy gorda? No…”
“No eres gorda, más bien eres muy linda,” le animó Cho, confundida por la forma tan conflictiva de ser de Kagari.
“No le faltes el respeto, Kagari,” Larsa le reprendió severamente.
“¿Qué? Sólo digo las cosas como son,” ella se cruzó de brazos y desvió la mirada, formando un puchero.
“Uhh…” Rorona bajó su mirada, sintiéndose insegura.
“Ya deberías saber que Kagari gusta de decir cualquiera cosa para lastimarte, sin tener un claro motivo. No le tomes seriamente,” observó Megumi, inmutado. “Y concuerdo con Cho. Tú posees una buena apariencia, mejor que otras chicas de tu corta edad. Sin duda mejor que Kagari.”
“¡¿EHH?!” tanto Rorona como Kagari reaccionaron fuertemente a su comentario. Rorona se sintió más avergonzada, además que las observaciones del pequeño sonaron un poco mal. Y Kagari parecía tomárselo muy mal, al punto de mirar a Rorona con un profundo odio indescriptible. Ella se aterró más, no entendiendo cómo así se molestaba con ella.
“Megumi…” Yomi se frustró. “Se supone que debes hacerle sentir mejor.”
“Un comentario interesante del más pequeño del grupo,” observó Astrid. “Con un tenue toque de picardía inesperado, quizás.”
“No es nada sorprendente. Megumi es promiscuo para su edad,” explicó Larsa.
“Sí… ya lo sabía,” dijo Tomo, un tanto confundida. “¿Y cómo lo sabes, Larsa? Eres todavía medio nuevo por aquí.”
“…” él sonrió un poco. “Conozco bien a mis amigos.”
“Siempre he dicho que Megumi-chan es muy especial para ser tan joven,” Osaka asintió, sonriendo. “Inteligente, observador, comprensivo, analizador, pragmático y promiscuo,” levantó un índice con seriedad, marcando su punto. “El paquete completo.”
“No haces al ‘paquete completo’ sonar muy bien, Osaka,” comentó Saki, con ironía. Osaka ladeó la cabeza, no entendiendo el comentario.
“Sí, sé que en el fondo de mi corazón fraternal quise negarlo, pero yo amo a mi pequeño diablillo aun si es un posible ser disfuncional y poco adaptado a la sociedad que puede causar desorden y alboroto a donde vaya,” declaró Ayame, conmovido. Sin duda, la gran mayoría de los presentes miraron al peliplateado con severidad, dejando en claro que él no tenía el derecho de decir eso.

“No entiendo el escándalo que arman,” Megumi dio un suspiro. “Todos tenemos grados de disfuncionalidad. Tomándolos en cuenta, con respecto a personalidad, creo que sigo siendo uno de los más normales.”
“Un análisis de normalidad, suena a una clasificación con resultados posiblemente útiles,” opinó Elizabeth. “Me hace cuestionar mi propio índice de normalidad.”
“Todavía hay mucho que no sabemos de ti, es difícil juzgarte,” dijo Yomi, aunque todo lo que sí se sabía de ella indicaba que la peliplateada estaba entre los más raros.
“Hmm, pero siguiendo la lógica de Megumi, yo también estoy entre los más normales. Soy seria, responsable y funcional,” dijo Astrid, convencida.
“N-no lo eres, sensei,” Rorona negó, asustada. “Eres muy mala conmigo.”
“¿Y? Si Megumi es normal siendo promiscuo a su edad, yo debo ser la reina de los normales con mi sadismo dirigido a mi pupila,” Astrid sonrió, mientras Megumi le miró de reojo con cierto recelo.
“Hm… creo que yo soy normal, pero no me gusta serlo…” dijo Cho, algo incómoda.
“No del todo, algunas de tus reacciones bajo emociones fuertes son impredecibles,” dijo Saki. “Pero no hay mucho sentido de discutir sobre normalidad. Puede ser insultante.”
“No,” Osaka negó, sonriendo comprensivamente. “Yo soy rara y con mucha honra.”
“No sé si concuerdo en lo de honra, pero también lo reconozco,” admitió Larsa.
“¡La rareza es genial!” declaró Kagari, convencida.
“Hm, parece estar de moda,” Tomo asintió. “Entonces me uno.”
“…” Hotaru desvió la mirada. No le gustaba el presente tema de discusión.
“¡Yo personalmente creo ser único por mi inmortal belleza y emblemático cabello plateado!” exclamó Ayame.
“Si eres ‘único’, te aseguro que se debe más a tu volumen de voz y exuberancia,” Astrid puso sus ojos en blanco. “Pero tampoco me quedo atrás en apariencia. Siguiendo con el fundamento de normalidad, es sólo normal que una joven tan brillante, astuta y triunfadora en la vida cuente con la apariencia delicada e intelectual que poseo.”
“Debo hacer una observación referente a tu declaración, Astrid,” Megumi le miró juiciosamente. “Si bien no voy a negar la impresión intelectual que admites dar a otros, tengo que comentar que como proveniente de Arland, lastimosamente dejas mucho que desear,” fue evidente ver una chispa de molestia en la expresión de la instructora, algo que no detendría al pequeño de hablar. “Las damas de tu proveniencia normalmente cuentan con aun más delicadeza en su apariencia, una personalidad cálida, respetuosa y llena de vida, una actitud socialmente más aceptable, y son más agraciadas en la figura corporal. Rorona, quien tiene poco más de la mitad de tu edad, representa mejor a su proveniencia y está considerablemente más desarrollada que tú,” Megumi afiló sus ojos. “Por estos hechos, demuestro que no eres tan ‘normal’ como dices ser…”
“M-Megumi…” Larsa se asustó, viendo a la instructora reunir ira peligrosamente. La respuesta de su amigo luego que ella se burlara de su previa observación y alargara el tema, una que conduciría a esa profesora impredecible a molestarse bastante. Todos vieron a Astrid girarse hacia su pupila.

“¡Rorona!” exclamó colérica. “¡¿Cómo te atreves a hacerme quedar mal?!”
“¡AHH! ¡¿P-p-por qué te molestas conmigo?!” Rorona empezó a lagrimear, aterrada.
“¡Debemos castigarle!” sentenció Kagari, aprovechando la oportunidad.
“¡Ehh!” Hotaru agarró la muñeca de su desafortunada amiga. Era normal en Astrid desquitarse con Rorona. “¡V-vamos a pasear por un rato! ¡Regresamos más tarde!”
Así, ellas dos huyeron en el momento preciso, caminando rápidamente por un largo sendero de tablas de madera que daba vuelta alrededor de tiendas y miradores. A escaparse el blanco, Kagari se volteó a encarar a Megumi.
“¡Y tú no deberías fijarte en otras personas así!” declaró furiosa. “¡Está mal, muy mal!”
“¿Por qué te importa?” él levantó una ceja, entre perplejo y molesto por las demandas.
“¡Me importa, no hay motivo!” Kagari le agarró de un brazo. “Tú vienes conmigo. Por este mal momento, tu castigo será alejarte de otros.”
“No puedes decirme qué hacer.”
“Pues lo estoy haciendo ahora,” ella le jaló hacia el sendero de madera, en la dirección opuesta por la que huyeron las dos chicas. Por la expresión de Megumi, se notaba que a él le llegaba altamente ser jalado. Ya vería cómo ser dejado en paz en un rato.
“…” Larsa dio un suspiro y miró a los demás. “Lamento el comportamiento de Kagari. Les prometo que ella no tiene intenciones de lastimar a nadie… aparte de fastidiar con insistencia a Rorona, al parecer.”
“No tienes que explicar todo lo que hace tu amiga, descuida,” observó Saki. Esa chica actuaba de forma muy extraña y a veces inaceptablemente.
“Gracias por la comprensión,” él asintió. “Con permiso, les seguiré,” y también se retiró.

“Toda esta charla de raros nos está quitando valioso tiempo en el mar,” dijo Tomo. “¡Vamos de una vez!”
“Cierto, el día está muy hermoso para dejarlo pasar,” opinó Yomi.
“Tengo que inflar mi flotador, el mar está tan radiante~” Osaka sonrió sintiendo la suave brisa marítima, y las tres caminaron al puesto instalando por los hermanos peliplateados.

“Hm~ este es un lugar ideal,” Elizabeth miró a la protegida mayor. “Cho, estuve pensando que lamentablemente no hemos tenido mucho tiempo de ponernos al día. Me gustaría pasear contigo a solas por la costa, ¿te parece?”
“Claro que sí,” Cho sonrió un poco. Aun si la invitación le parecía rara, conversar con Elizabeth siempre era agradable, y la costa estaba casi vacía, así que el escenario prometía un relajante paseo.
“Vamos querida, a disfrutar de este precioso día,” Elizabeth hizo un ademán de indicarle que entrara a la playa, con la gracia de una elegante azafata. Las dos también dejaron al grupo, en el cual quedaban tres personas.

“Astrid primor, me puse a revisar la cantidad de bebidas y noté que he olvidad traer una cantidad más abundante y representativa de Mountain Dew. También que los dips de espinaca y alcachofa necesitan más tortees para justificar la salsa. Debo ir por más suministros para reparar mis errores,” dijo Ayame, haciendo un guiño. “Ahora vuelvo.”
“Voy contigo. Algo me dice que si vas por tu cuenta comprarás toda una tienda,” la instructora se encogió de hombros. “Hm, y de paso compro jugos. No todos prefieren las gaseosas, por si no lo sabías.”
“Aw, pero las gaseosas son casi las bebidas oficiales de las visitas a la playa. Son clásicas,” Ayame empezó a ir al área de kioscos más cercana.

“Un momento, Ayame,” Astrid miró a Saki. “Has estado muy callada. ¿Vienes?”
“Eh… el puesto se quedaría descuidado…” observó ella.
“Osaka y sus amigas están lo suficientemente cerca,” Astrid sonrió con reserva. “Por quedarte atrás en todos los grupos de tu generación, pasar el tiempo con los adultos debe ser un decente plan B para ti.”
“…” al parecer Astrid se había dado cuenta de su incomodidad.
“Oh, ven aquí,” Ayame jaló a su protegida de un brazo. “Me ayudarás a elegir las compras muy bien, y si te portas bien, te compraré un dulce de esos que ofrecen en las cajas registradoras.”
“No gracias…” dio un suspiro.

El domingo en la playa recién estaba iniciando para ellos, con actividades por ocurrir, e información que recibir.


            

Tuvieron una espera de alrededor de hora y media, pero al finalmente entrar y ver el lugar al que acudieron en todo su esplendor, supieron que había valido la pena.

“Hm…” Roxas miraba a los puestos, exposiciones, competencias y personas presentes dentro de ese enorme y decorado centro de convenciones. Le gustaba la atmósfera entusiasta que tenía el ambiente, pero aparte de algunos puestos de videojuegos o series selectas, todo lo demás era completamente extraño para él. Pese a eso, le sonrió a Blanc. “Finalmente llegamos. ¿Qué te parece?”
“…” Blanc no le respondió, debido a que no podía dejar de mirar todo con asombro. Ver a Blanc, quien solía esconder sus gustos o expresiones, anonadada y concentrada en la vista de ese modo era muy adorable para quienes habían ido con ella, haciéndole el favor de acompañarle.
“No sé qué hacer primero, pero todo se ve muy entretenido,” comentó Luso, sonriendo. “Demos una vuelta.”
“Claro, aparte que necesito comprar una gaseosa. Hacía mucho calor afuera,” dijo Sora.
“¡En marcha!” exclamó Vert, con una sonrisa decidida. Al oír sobre ese grupo con planes de ir a la convención, decidió unírseles, y para conmemorar la situación había preparado un cosplay para el evento, razón por la cual la gente no dejaba de mirar al grupo cuando pasaba. No que los cosplays fueran raros en ese lugar, sino que la elaboración y popularidad del personaje al que representaba, además de la propia figura de la disfrazada, llamaban mucho la atención.
“Vert, ¿cuál era ese personaje que has escogido?” preguntó Roxas, al haber olvidado la previa explicación.
“Es una de las formas de uno de los personajes de visual novels más aclamados, Saber Lily,” Vert sonrió. “No tendré su mismo color de ojos, pero mi cabello rubio y estatus como mujer luchadora va con el personaje. Deberías investigar la serie.”
“No, no gracias, sólo tenía curiosidad,” su alumno sonrió algo incómodo. Aparte del hecho que el género de visual novels no sonaba llamativo para él, sabía lo apasionada que su instructora era con el tema de videojuegos, y temía que fuera a obligarle jugarlos de darle algún tipo de interés a su sugerencia.

“Yo pensé en disfrazarme, pero debí decidirme con anticipación. Dudo haber tenido algo listo en tan poco tiempo,” dijo Blanc. “Aprovecharé esta oportunidad para ver ejemplos.”
“No había pensado en la posibilidad de disfrazarme de algo, pero la próxima que tenga una oportunidad, lo haré,” Luso miró a Vert. “Aunque al menos no estás del todo sola, Sora también vino friki, haha.”
“N-ni que hubiera tenido opción, ustedes me obligaron,” Sora entrecerró los ojos, molesto con la mención. Él estaba usando una peluca negra, que aparentaba un enorme y voluminoso afro, uno que por poco y desaparecía su propia cabeza, por lo cual tenía que empujarlo periódicamente hacia atrás para que no cubriera sus ojos.
“No teníamos muchas opciones si ibas a acompañarnos,” contestó Roxas. Por su expresión frustrada, se notaba que tampoco estaba muy de acuerdo con esa solución al problema. “No olvides lo que te pasó ayer en la mañana. La gente te reconoció en la alameda comercial y te acorralaron con preguntas. Si te reconocen dentro de está convención, podría ser peor.”
“¿Y eso justifica el enorme afro?” preguntó Sora, colérico.
“No olvides la encuesta que Ferris hizo en el jardín, que más del 90% de las personas te reconocen exclusivamente por tu cabello,” respondió Blanc. “Cubriendo tu cabello asegura que ningún desconocido te reconozca.”
“Y-ya…” todavía le molestaba esa encuesta. “¿Y por qué el afro?”
“Porque para conseguir un gorro lo suficientemente amplio para que oculte tu cabello y no se salga, tendríamos que mandar a hacerlo con anticipación,” contestó Luso. “Además que no sabemos cómo armar y confeccionar un eficiente turbante y portar un pañuelo en la cabeza podría darte la pinta de un pandillero.”
“¿Y crees que un afro me haría ver mejor? ¡La gente que usa afros da miedo! Siempre me siento inseguro cuando alguien con ese peinado está presente,” y ni bien lo dijo, tanto Sora como el resto del grupo vieron a un hombre alto, fornido, bronceado, con cara de pocos amigos, y usando un afro pasar a su costado. Él miró a Sora con una fría ira y siguió de largo. Naturalmente, siguió un incómodo silencio, con el príncipe heredero sintiendo un miedo mortal. De ahí, todos los demás intercambiaron miradas, compartiendo sorpresa e ironía por lo ocurrido. A Sora no le quedó más que dar un suspiro, apenado. “En fin… me sorprende que hayan podido encontrar una peluca como esta que cubriera mi cabello…”
“Por supuesto. El disco nunca muere,” Vert guiñó un ojo, sonriendo decididamente.

“Pero en verdad no me gusta no compartir el momento de disfrazarme, por eso al menos traje un accesorio friki,” Luso abrió su mochila y todos vieron cómo él sacó una Soraluca y se la puso con una amplia sonrisa. “Listo, al menos uso un artículo friki de moda.”

En ese mismo instante, los otros tres vieron a Sora temblar de pies a cabeza por ver a Luso ponerse esa peluca con toda libertad. No era necesario para el heredero tener que explicar su molestia de tener que portar un enorme afro dentro de esa convención para evitar una estampida humana, y al mismo tiempo observar a su torturador número uno tomarse la libertad de usar su peinado sin ninguna consecuencia.

“Ehh… Luso…” Roxas negó con la cabeza. “¿Podrías guardar la Soraluca?”
“¿Por qué?” preguntó él, quien con mirar a Sora, vio a este extender sus manos lentamente hacia él, con la intención de ahorcarle. El guardián comprendió que su acción quizás fue demasiado y siguió con el pedido del mayor. “Ya, ya, está bien.”
“Sólo sigamos, no quiero que sus riñas arruinen la visita,” Blanc jaló a Sora de un brazo para hacerle pasar su enojo, y el grupo caminó sólo un poco más, ya que llegaron a una parte central de la convención, por la enorme cantidad de personas reunidas.

Se encontraban frente a la sección de Arcade, con varios competidores mostrando sus destrezas en distintas disciplinas, sea en videojuegos de peleas, carreras de autos, FPS, danmaku, canto y baile. Pasaron de competencia en competencia, viendo a los participantes concentrados mientras recibían aplausos de su público, otras competencias ya anunciando a los ganadores, y otras que publicaban recién el diagrama de eliminatorias. El grupo llegó a una de las varias competencias de canto de variados géneros de música, donde veían a la última participante pronto a terminar su canción.

“Tiene una voz tan linda,” comentó Vert, sonriente. “Estos momentos me hacen recordar que necesito entrenar más mi voz.”
“Y le va el tipo de competencia, está disfrazada de una chica de K-on!” comentó Blanc, viendo que ella terminó con su interpretación y sonrió gustosamente al público, el cual aplaudió por su buen desempeño. Le tocaba esperar el veredicto de los jueces.
“Buen punto, no me había dado cuenta,” la instructora asintió pronunciadamente, como si recibiera una lección de vida.
“¿K-on!? ¿Es una serie?” preguntó Roxas.
“Sí, una serie de una banda de chicas de preparatoria,” respondió su hermanita. “No es de mi interés, pero sí muy conocida. Lo que la participante viste es el uniforme escolar de esa serie. Bueno, ya se acabó, no hay más que ver aquí.”

Blanc pensó en continuar con el paseo, pero la situación no se quedó tan superficial…

“Oye Sora…” Luso miraba a esa competidora recibir un pequeño conmemorativo por el segundo lugar. “¿La recuerdas?”
“¿A ella?” Sora le miró fijamente, y tras unos segundos de estar perdido, finalmente le reconoció. “¡Oh, es esa chica, Noire!”
“Qué coincidencia, ¿no crees?” Luso sonrió. “Vamos a saludarle.”

Los dos fueron rápidamente al ver a la gente y competidores comenzar a retirarse. Los demás del grupo intercambiaron miradas. ¿De dónde la conocían?


               

Noire miraba su pequeño trofeo con una pequeña sonrisa en sus labios, pero notar el pequeño fruncido de sus cejas delataba que no se sentía muy a gusto con su resultado. La razón era simple, el sentimiento de haber querido el primer lugar no dejaba de fastidiarle.

Ya había tenido varias oportunidades en el pasado de ir a cons en Zellea, y en unas cuantas de participar, siendo la primera vez en la cual lograba algo como un premio. Aun así, no dejaría de querer un mejor resultado. Tendría que esperar a la próxima vez.

Y al pensar en ir a tomar algo como premio por su resultado, ocurrió algo que en el presente tiempo y espacio nunca pensó que ocurriría: un par de personas le llamaron por su nombre.

“¡Noire!” oyó de lejos.
“¿Eh?” Noire se confundió, girándose… y sintió un relámpago gélido de sorpresa sacudirle por dentro al ver tanto a Luso como a Sora correr hacia ella. “¡¿Qué?!”
“¡Noire, espera!” exclamó Luso. “¡No te muevas!”
“¡E-e-e-ehhh!” ella temblaba, en completo shock. ¿Cómo la identificaron? ¿Cómo sabían de ella? ¿En qué momento reciente había fallado en ocultar su identidad? Quería ponerse a correr, pero en las presentes circunstancias ya no sabía qué acción era la mejor. Genial, había reservado ese domingo para tener un día libre de esparcimiento en la convención, ¿y tenía que encontrarse con ellos?

“Hola, qué coincidencia encontrarte por aquí,” saludó Sora, finalmente dándole el alcance junto a su guardián. “Felicidades por el segundo puesto.”
“…” y ella les miraba con una mezcla de miedo confusión y desconcierto. Por sus disposiciones amables, parecía que no le reconocían… ¿pero qué demonios ocurría? Empezaba a temer por su bienestar.
“Noire, ven,” Luso se tomó la libertad de agarrarle del antebrazo y jalarle hacia otro grupo de personas del jardín. Los dos príncipes y la instructora rubia, para ser exactos.
“¿E…ehh?” Noire ya se sentía mareada.

“Oh, pero qué hermosa dama,” Vert sonrió alegremente. “¿Quién es ella?”
“Ella es Noire, una viajera,” introdujo Sora.
“¿Viajera?” Roxas ladeó la cabeza. “¿Y cómo la conocen?”
“Nos encontramos con ella en el restaurante en la carretera cuando fuimos al entrenamiento en las montañas con Pram,” contestó Luso. “¿Lo recuerdan?”
“Esa vez que dejaste el Twitter de Sora siendo gay, lo recuerdo,” Blanc asintió.
“Ya se siente como que hubiera pasado una eternidad desde entonces,” Vert rió un poco.
“No es gracioso, muchos todavía lo creen,” Sora entrecerró los ojos.

Con esa nueva información, Noire pudo finalmente procesar lo ocurrido. Su mente abrió una bóveda de recuerdos olvidados que le llevó a ese entonces. Ese viaje hecho por Pram donde tuvo la oportunidad de atacar a Sora en la noche. Esa misma tarde se había presentado a los dos, esperando ver si con la apariencia de alguien normal podría averiguar más sobre ellos, una misión que, con los permisos implícitamente concedidos por La Resistance de estar más presente sin represalias, se volvió innecesaria. ¿Cómo se pudo olvidar? Aun con el shock, Noire no tuvo de otra que sonreír nerviosamente a todos los presentes.

“A-ahh… sí, ha sido tanto tiempo. ¡Mucho gusto de conocer a sus amigos!”
“Te ves nerviosa,” Blanc le miró con incomprensión.
“E-es que me sorprendieron no es mi intención… ¿cómo te llamas?”
“Blanc. Mi hermano se llama Roxas y su instructora se llama Vert.”
“Q-qué gusto…” por más que lo intentara, Noire aún no podía apaciguar sus nervios. No dejaba de repetirse internamente ‘vamos, cálmate, no tienen nada contra ti, es como la vez anterior’ pero tomaría un poco más. “Vert, excelente cosplay, podrías ganar un concurso si quisieras.”
“Muchas gracias, pero nuestra visita es corta, no me anima participar,” Vert sonrió por el cumplido. “Tu cosplay no se queda atrás. Te ves como directamente salida de K-on!”
“Me alegra. Soy Azusa Nakano, me veo justo como ella,” sonrió, y siguió un pequeño silencio que siguió jalando sus fibras nerviosas “P-pero tengo que irme, no puedo pasarme todo el día aquí.”
“¿Por qué no? Nosotros estudiamos en el jardín de la ciudad y pensamos desperdiciar todo el día paseándonos,” Luso sonrió. “Te veías muy linda cantando, sé que te gusta mucho este ambiente.”
“Pasemos el día juntos,” Roxas sonrió, asintiendo. “Es agradable conocer a una nueva amiga.”
“Sí, para variar nuestro hermano enemigo público hace una amiga,” comentó Blanc, encogiéndose de hombros.
“No me llames así, sólo soy una víctima de ustedes,” reclamó Sora. Dio un suspiro y miró a Noire. “Pero sí, como ellos dijeron, deberías darte un gusto.”
“Así no seré la única con cosplay,” comentó Vert, juguetonamente. Vio a Noire contrariada y comprendió que no se resistía por estar ocupada o de lo contrario ya lo habría dicho. Algo le incomodaba con respecto a pasar el tiempo con ellos, y la rubia, asumiendo que tendría que ver con sorpresa o timidez, le agarró de ambos hombros, confundiéndole. “No te puedes escapar de mí, vamos a dar una vuelta.”
“…e-está bien, pero no me agarres por favor,” Noire se soltó, rindiéndose. Quizás podría averiguar algo de ellos, pero en verdad esperaba salvar su pellejo y no levantar sospechas.

Y seguía un paseo incómodo, en el cual se debía de esperar lo mejor.


   

El domingo finalmente había llegado, y pese a librarse de la incertidumbre de la prueba, Yukko tenía otro asunto que atender. Luego de revisar su correo y ver la sorprendente cantidad de prácticas adicionales que debía atender con su equipo antes de viajar, notó que Len le había enviado un correo, diciendo que le visitaría alrededor de las dos de la tarde para hablar sobre los Heartless. Ella no pudo negarse al pedido, y le tocó regresar a su habitación luego de almorzar con su grupo, con la excusa de sentirse cansada y querer aprovechar el ultimo día libre que tendrían por un tiempo, lo cual en parte era verdad. Mató el tiempo frente al televisor, prestando más atención a la enésima vez que veía el episodio de The Big Bang Theory que estaba dando en lugar de estudiar como debía, y antes de revisar el reloj, oyó que tocaron su puerta.

Debía ser él, así que apagó el televisor y se levantó para dejarle pasar. Le frustraba un poco tener que compartir el secreto de Emizel, pero ya era muy tarde para cambiar de opinión, aparte que al menos se trataba de uno de los encargados de Oblivion, y él siempre le daba la impresión de ser correcto. Intentó animarse a sí misma. No estaba en problemas y no era como si él viniera a estudiar, así que debía ser una visita tranquila…

Excepto que, cuando abrió la puerta, vio a Len cargar unos libros de física en un brazo y traer una pizarra blanca que colgaba de su otro hombro.

“¡¿Q-qué?!” Yukko se sorprendió y por instinto, dio un par de pasos hacia atrás, acción que confundió a su visitante.
“…” Len ladeó la cabeza. “¿Sucede algo, Yukko-san?”
“Ehh… Len…” ella se veía atemorizada. “No vamos a estudiar, ¿cierto?”
“De no estudiar, no habría traído los instrumentos de estudio,” respondió él, con una paciencia y leve confusión como si no pudiera comprender por qué ella intentaría ignorar el hecho de la presencia de material estudiantil como prueba de la futura sesión de estudio. “No es por faltarte el respeto, pero te estás tardando más tiempo del promedio en invitarme a tu habitación desde el pasillo. ¿Puedo pasar?”
“S-sí…” Yukko asintió levemente, reaccionando con lentitud al seguir sorprendida.

Le abrió espacio y él pasó, yendo de inmediato hacia una pared, donde empleó un gancho alto instalado en todas las habitaciones cuyo uso finalmente fue revelado ante Yukko. Un gancho especial para esas pizarras portátiles de estudio, al parecer. La dueña de la habitación cerró la puerta y miró al gemelo presente todavía con confusión, intentando venirse con una conexión lógica entre recibir una carta con tips, pasar una competencia de obstáculos gracias a los tips, coordinar con él para hablar de los tips, y tener tutoría de física un domingo en la tarde.

Luego de instalar la pizarra, enderezarla y sacar los plumones necesarios de sus bolsillos, Len se giró a mirar a la estudiante.

“Te veo confundida,” comentó. “¿Qué precisamente te confunde?”
“Ehh, ¿estudiar física?” le respondió con una interrogante al no entender la familiaridad con la que Len trataba su sorpresiva decisión de tutoría. “¿Qué es lo que tiene que ver esto con nuestra charla?”
“La acción de tutoría tiene mucho que ver con nuestro presente encuentro, y física es el tema por excelencia, y un buen punto para ti.”
“¿P-perdón?” sólo se complicaba más, y Yukko comenzaba a sentir que sus palabras apuntaban a algo oculto. “¿Quieres decir que para comprender a los Heartless tengo que aprenderme las leyes de la física y relatividad del mundo? ¿Acaso hay conocimiento oculto sobre comprender las reglas del universo muy importante para lidiar con los Heartless que no le enseñan a los estudiantes de niveles bajos como yo?”
“…” Len frunció el ceño, mirándole con incomodidad e incomprensión. “No, ¿por qué lo haces tan complicado?”
“¿Yo? Tú lo haces complicado. No te puedo entender, creo que eres medio raro.”
“Hm…” él se cruzó de brazos, pensativo. “Okaa-san me ha dicho que a veces no me explico bien.”
“Pues, tu okaa-san tiene razón. Entonces, ¿por qué has llegado a la decisión de estudiar?”
“Para mantener la ayuda que has recibido en secreto, he tenido que reportar mi visita a tu habitación como una tutoría normal de ayuda, del tipo que hago a menudo. Durante la competencia de ayer, tu profesora de física se mostró preocupada por tu bajo rendimiento y me ofrecí para ayudarte. Dentro de este espacio de tutoría es que discutiremos todo lo referente a los Heartless.”
“Entonces… ¿vamos a estudiar además de hablar?”
“…” él asintió. “Pensé que era obvio.”
“Ehh, no lo es. C-creo que te vendría bien tenerlo en cuenta,” Yukko se sentía un tanto frustrada, tanto por el hecho de estudiar como por intentar entenderle. Él siempre había sido de pocas palabras y falta de familiaridad en tratar a otros, a diferencia de su hermana. Aun así, se llevaba mejor con él, ya que Rin parecía haberle agarrado antipatía por no ser una buena estudiante. “L-la próxima deberías avisarme si vamos a estudiar, sobre todo física. No estoy preparada.”
“…” Len dio una mirada alrededor de la habitación, con curiosidad. “Puedo ver tus útiles escolares y libro de física encima de tu pupitre. Tienes los utensilios, tiempo, y siento que cuentas con buena salud y energías, además de un tutor. Por ello no comprendo tus palabras sobre decir que no estás lista,” vio que ella le miraba impaciente y algo molesta, lo cual regresó la confusión a su rostro, y volvió a meditar sobre la situación. “Hm… Rin dice que a veces no puedo aplicar lógica a situaciones interpersonales, y que fallo en considerar algunas cosas.”
“Creo que es más frecuente que a veces, pero sí…” Yukko dio un suspiro, sintiendo que iba a ser una tarde larga.

“Si es tiempo lo que necesitas para estar lista para estudiar, podemos comenzar hablando sobre los Heartless,” él le dirigió la mirada, con su usual expresión neutra y ojos profundos contagiados de curiosidad. “Yukko-san, ¿de dónde conseguiste la información de los Heartless y qué es lo que sabes precisamente?”
“Pues…” luego de pasar tanto tiempo dando vueltas alrededor de otro tema, se sorprendió un poco de ir tan directamente al punto. Ya no había sentido de resistirse, y sacó la segunda hoja de la carta que le había enviado Emizel, donde estaban todos sus tips. “Es de un chico que conocí en el ataque falso en Balamb. Le comenté que era una front-liner en Oblivion y él parecía saber sobre el tema. Me sorprendió que me enviara tips para lidiar con los Heartless, a decir verdad…”
“…” él asintió, comprendiendo sus palabras, y recibió la carta. “Es un contacto accidental, un chico que te dio consejos porque se preocupa por ti y espera brindarte de ayuda. Ha sido afortunado encontrarte con alguien como él.”
“Sí, sin duda,” Yukko sonrió alegremente. “Emizel es un niño muy lindo, aun si es algo impaciente y renegón. Además que me identifico con él porque está también en un nivel bajo de aprendizaje e intentando superarse. Y su vida suena awesome porque va a ser el líder de los shinigami en Zellea cuando crezca.”
“Shinigami… sí, tiene sentido,” Len asintió, mientras leía la carta.

“…” y por primera vez, Yukko sintió algo extraño en el interés de Len de hablar con ella. Ya no parecía tratarse de un superior notando conocimiento en ella y queriendo saber. Empezaba a parecer que había más detrás del deseo de curiosidad. Para que alguien como él que siempre se mantenía apartado y era de trabajar solo con una sorprendente habilidad… además de que el término shinigami tuvo algún tipo de ‘sentido’ para él… era como si él fuera de saber muchos secretos de antemano, y querer cazar todos los alcanzables… “Len, ¿qué quieres decir sobre los shinigami teniendo sentido en esto? ¿Me perdí de algo? Suena a que tienen algo que ver pero nunca he oído de ellos en la academia, ni sabía qué eran antes de visitar Balamb…”
“No es tanto así,” le respondió, inmutado. “Espera un momento mientras termino de leer, por favor.”

Y con aquel pedido tocaba esperar, mientras Yukko se preguntaba qué tendría él que decirle. Por algún motivo, tenía el presentimiento que no eran buenas noticias.


      

Pasó un rato desde la separación de todo el grupo y Yomi estaba en plena construcción de un castillo de arena. Mientras terminaba de pulir los detalles de una torre que formó con una cubeta de plástico, Tomo regresó de la orilla con otro balde más grande lleno de agua, para así continuar con la labor de construir y tener una arena más moldeable.

“¡Más agua!” exclamó Tomo con una sonrisa, y en vez de alimentar el hoyo casi seco que habían hecho, tiró toda el agua de mar a la espalda de Yomi.
¡AAHHH!” ella gritó u sintió unos violentos escalofríos por la temperatura del agua. Parte de esta también mojó la torre y la hizo disolverse por un costado. Yomi se levantó de golpe y se giró a su amiga. “¡¿Qué demonios te pasa?!”
“Sí, te sorprendí,” Tomo asintió, con una sonrisa satisfecha en su rostro.
“¡No se supone que debes celebrar!” Yomi agarró un puñado de arena mojada y se lo lanzó, con Tomo apenas esquivándolo. “¡Está helada y me has empapado por completo!”
“Pues claro, ¿cuál es el punto de venir a la playa si no te vas a mojar? Ya me aburrí de hacer el castillo, metámonos al mar o hagamos otra cosa.”
“Hacer el castillo fue tu idea para empezar, hasta trajiste todos los instrumentos de plástico. No te quejes conmigo.”
“Vaya, Yomi,” Tomo negó, frustrada. “Si sabías que es una idea tan tonta, ¿por qué me apoyaste en primer lugar? Eso está muy mal.”
“O-oye, no me eches ninguna culpa,” reclamó Yomi. “Y por un momento pensé que valía la pena esforzarme. Como sea, vamos al mar.”
“Hm…” Tomo miró el trabajo de su amiga. “Un momento, seguro que yo puedo hacer un mejor castillo que tú. Esas torres están terribles, las arreglaré.”
“¿No que era una idea tonta?” Yomi perdía la paciencia. Vio a Tomo ir donde su torre y pisotearla. “¡AHH! ¡Esa es mi parte, déjala en paz!” jaló a Tomo para alejarla.
“¡Oye, suéltame!”
“¡Estuve esforzándome en eso!”
“¡Te vi despedir la idea como si no te importara nada! ¡Es mejor destruir arte que no tuvo propósito ni pasión para nacer!”
“¡¿Qué es lo que dices?! ¡Tú dijiste que era una idea tonta!”
“¡Yo nunca diría eso, hasta traje los instrumentos! ¡Tú eres quien lo dijo!”
“¡Mentirosa, fuiste tú!”

Las dos forcejearon y eventualmente ambas terminaron pisoteando todo lo que habían hecho juntas sin darse cuenta, regresando al punto de partida.

“Vaya… tantas energías como siempre~” comentó Osaka, con un tono perezoso. Ella estaba sentada sobre su toalla a pocos metros de sus amigas, con una argolla inflable puesta en su cintura, pero sin animarse a ir al mar. “Qué envidia~”
“Es imposible relajarse en la playa con una odiosa,” respondió Yomi, molesta.
“¿Odiosa yo? Mira quien habla,” respondió Tomo. “Qué raro verte sentada, Osaka. Ya esperaría que te hubieras metido al mar.”
“Es una historia trágica…” Osaka se expresó con pesar. “Tomo-chan, ¿cómo así no necesitas sandalias para caminar por la arena?”
“No sé a qué te refieres, Osaka…”
“Yo uso sandalias porque el piso quema,” comentó Yomi, entendiendo el punto.
“Ahh, eso, verdad…” Tomo finalmente comprendió, y sonrió con superioridad. “Es que como una manipuladora del fuego, tengo una resistencia innata a más altas temperaturas. Sin duda, a diferencia de ustedes, la playa es mi medio, hehehe.”
“Qué genial eres, Tomo-chan…” Osaka se vio torturada. “Uhh… tendré que disculparme con Elizabeth más tarde. Sí subestimé la capacidad de la arena de absorber la irradiación solar, después de todo. No puedo alcanzar el mar sin perder mis sandalias en la marea…”
“Ve con ellas a la orilla, yo las regresaré a tu toalla,” se ofreció Yomi.
“No sé… de todos modos se mojarán y se llenarán de demasiada arena… además que mis sandalias son mejores nadadoras que yo y se extraviarán…” Osaka bajó su mirada, confundiendo a su amiga por su gran negativismo con el tema. Yomi sólo dio un suspiro.
“No lo sé… salta hasta que llegues a la orilla,” sugirió Tomo.
“Ya lo intenté, fue mala idea…” Osaka se vio aun más torturada. Ella dio un suspiro y sonrió a sus amigas con tristeza. “Está bien chicas, me las arreglaré. Confíen en mí.”

“C-claro…” Yomi se encogió de hombros. “¿No quieres construir castillos?”
“No gracias, eso es para la gente que tiene muchas energías como ustedes…” Osaka sonrió. “Además que es sólo cuestión de tiempo para que sus dos imperios bélicos se peleen y mi reino pacifista será arrastrado a la guerra en contra de su voluntad.”
“C-como quieras,” Tomo alzó una ceja. Interesante manera de decir que las dos nuevamente se pelearían por algo. “En fin. Yomi, hora de definir quién de las dos construye un mejor castillo.”
“Olvídalo, ya tuve suficiente,” Yomi negó y fue donde su toalla, para agarrar un libro y leerlo en silencio.
“¡¿Ehh?! ¿Me dejas plantada? ¡Destruiste nuestra construcción y ahora me ignoras!” Tomo miró a Yomi, pero esta se veía decidida en ignorarle, así que recurrió a lo poco que quedaba de agua en el balde. Con sólo acercarse a Yomi, ella pudo comprender lo que tenía en mente.
“¡O-oye, estoy leyendo un libro!” Yomi le miró incrédula. “¡D-déjame!” se hizo a un lado, apenas evadiendo el agua. “¡AAAHHH, mi toalla está mojada! ¡Eres insoportable!” eso fue suficiente para animarse a tirar la botella del bloqueador al rostro de Tomo, quien instintivamente se puso a correr al ver a su amiga levantarse colérica. Las dos se pusieron a correr alrededor del puesto de sombrillas.

“Ahh… el sol da sueño…” y Osaka, sentada cómodamente sobre su toalla, tenía el gusto de relajarse a pesar de estar en plena tragedia de no poder acceder al mar, ya acostumbrada al bullicio de sus dos amigas.
...


Cho

Re: Fic zone
« Reply #3: June 18, 2013, 11:48:10 PM »
46.2
...



   

El camino les llevó a través de varios locales y llegaron a un muelle antiguo, que tenía varias bancas y binoculares para mirar a distancia. Un muelle mantenido por ser un lugar con buena vista para que varios visitantes acudan, pero que se encontraba casi vacío por todavía no iniciar la temporada alta. Varias bancas contaban con techos de tejas para proteger a quienes se sentaran, haciendo ese lugar un buen punto para disfrutar de la vista y brisa marítima bajo una cómoda sombra.

“Hmm…” Kagari estaba usando uno de los binoculares, mirando detenidamente a través y haciendo seguimiento a algunas gaviotas que volaban hacia el frente. “Esa vuela… y vuela… esta otra se detuvo en un barco pescador… uhh, esa negra es un ave rara… ¡se ha metido al mar! ¡Acaba de sacar un pez! ¡Nunca había visto eso, qué genial!” ella dejó de mirar, y se dio media vuelta. “¡¿Viste?! ¡¿Viste lo que hizo?!”
“No…” respondió Megumi, quien estaba muy ocupado en una banca, leyendo un libro debajo de una sombra.
“Aww, en verdad deberías verlo,” Kagari se mostró frustrada. “No me ignores.”
“No es tan importante. Lo he visto antes, tanto en televisión como en otros paseos…” él sintió un tic en la ceja. Larsa estaba demorando luego de haberse excusado repentinamente. No le agradaba tener que pasar mucho tiempo con Kagari, especialmente a solas, ya que encontraba su extraño interés de siempre llamarle la atención muy molesto. También parecía ser así con Hotaru, aunque ella le tenía más simpatía.
“Pero tendrías que disfrutar de la vista, es un paseo,” ella le miró por un rato, esperando que él dijera algo, pero al sólo continuar silencio, tuvo que seguir presionándole. Le agarró de una muñeca y le jaló. “Ven, ven, tengo varias monedas. Mira por el binocular.”
“…” él entrecerró los ojos, sintiendo que su paciencia se reducía. Sólo salir de la sombra causó cierto dolor ocular, por la intensidad de la luz, lo cual le hizo llevarse una mano a su frente, cubriendo su visión del sol.
“Hm, está muy brillante, ¿no es así?” ella sonrió. “Mira, mira…”

“¿Qué sucede?” él le miró con indiferencia, y vio a Kagari alzar su mirada, posando sus ojos directamente en el sol. Ella lo miró por un rato más prolongado del normal, sin necesidad de parpadear o de mostrar inestabilidad por la intensa luz. Llamativo, por decir poco, pero sólo era necesidad recordar que Kagari no era del todo normal.
“Puedo mirar al sol detenidamente, tengo una mayor resistencia,” ella dejó de mirarlo, y parpadeó con leve fuerza. “Eso no detiene al sol de lastimar mis ojos si exagero, pero no debo preocuparme mucho,” sonrió ampliamente, entretenida. “Larsa siempre puede sanarme si me descuido.”
“…” esa conversación le hizo recordar al extraño sueño que había tenido hace un par de semanas. Ahí le había dicho lo mismo, aun si en ese entonces aún no le conocía…
“Pero suficiente distracción. Mira a las aves,” ella continuó jalándole, pero esta vez él sí puso resistencia.
“No gracias, no quiero hacerlo,” él se soltó y regresó a la sombra. Kagari hizo un puchero, molesta de seguir siendo ignorada.

“No te aísles, especialmente ahora,” reclamó ella, haciendo un leve berrinche. “No lo hagas, no es justo.”
“¿Justo?” de nuevo entrecerró los ojos. Esa chica sonaba muy ilógica.
“¡Pues claro! Normalmente hay tanta gente presente, y es tan difícil hablar contigo. Este sería el momento ideal de una conversación.”
“Suena forzado. No puedes demandar una conversación, menos si no nos conocemos bien, o lo suficiente. Es desagradable presionar a otras personas, y tu persistencia sólo me aconseja que me aleje de ti.”
“…” ella marcó un puchero más pronunciado en su expresión, notando cómo él ni le dirigía la mirada, prestando más atención a su libro. Bueno, debía recordar las insistencias de Larsa de ser más considerada con otros. Comprimió sus puños, pero se rindió a desistir y a meter otra moneda en el binocular, para continuar observando la variedad de aves que sobrevolaban las aguas.

Habrán pasado alrededor de dos minutos en silencio, momento que permitió a Megumi tener una lectura más tranquila, y una mente más despejada. Una mente que le hizo recordar preguntas de varias de sus recientes interrogantes… él dio un suspiro, decidiendo romper el silencio.

“Puedo tener algo de lo cual conversar contigo,” comentó él.
“¿Sí?” Kagari se giró, un poco sorprendida por su cambio de parecer. “Claro, claro, ¿y de qué se trata?”
“No sé si querrás contestarme, pero tengo preguntas con respecto a tu maestro…”
“¡Ohh! ¡¿Preguntas sobre mi maestro?!” Kagari se emocionó tanto que por poco y parecía que iba a saltar encima de él. Megumi le miró un poco desconcertado, al casi ver los ojos de la rubia brillar. Casi se arrepentía de haber preguntado. “¡Ese es un excelente tema de conversación, buena elección!” guiñó un ojo. “¿De qué quieres preguntar?”
“Claramente soy un ignorante en el tema…” él dio un suspiro, y desvió la mirada. “Y presiento que no es lo mejor que decir, considerando tu reacción, pero he oído rumores sobre él siendo una persona horrible.”
“Sí, él es horrible,” Kagari asintió, sin borrar esa amplia sonrisa y ojos brillantes, los cuales sólo confundieron más a quien preguntaba. Eran esas actitudes y reacciones que a veces le hacían a Megumi preguntarse con qué tipo de personas convivía diariamente.
“Casi pareces orgullosa de ello.”
“¿Y por qué no habría de estarlo? Él siempre fue alguien a quien admirar, y temer, más lo segundo que lo primero.”
“También he oído que no te trataba muy bien.”
“Haha, ¿por qué lo haces sonar tan importante? Él no trataba bien a nadie.”
“Por la forma en que Larsa habló de él, me dio una impresión distinta.”
“¿Larsa? Hahaha, él es raro, su opinión no cuenta. Tampoco era amable con él,” Kagari sonrió con certitud. “No puedes medir a una persona por cómo te trata o cómo trata a otros, hay mucho más detrás del trato, y también más detrás de esas cosas sentimentales. Por ejemplo, una persona muy cordial normalmente tiene segundas intenciones, y una persona apasionada y sentimental… bueno, sólo tienes que mirar a Ayame para entender por qué eso no quiere decir que sea alguien admirable o hasta agradable.”
“Buen punto…” él dio un suspiro.
“Mi maestro es horrible, y eso es una gran virtud. Las personas horribles pueden ver e ir más allá que los demás y por ser tan distintos, trabajan de modos diferentes y cuentan con virtudes distintas, mientras sus defectos inesperados los mantienen al margen de todos. Tengo mis propias razones para admirarlo, y si alguien más fuera a admirarle, lo mejor es que se viniera con razones personales también.”
“…” él asintió. “Le tienes mucha estima.”
“Es normal,” ella asintió también, sonriendo.
“¿Y qué fue de él?”

“…” y por primera vez, ella bajó su mirada, y su sonrisa se contagió de tristeza. Hubo un corto silencio, pero la sonrisa no se borró y decidió hablar con un tono más pausado y apagado, sin perder los buenos ánimos por completo. Recordaba que se había expuesto muy vagamente el hecho que su maestro había tenido un cruel destino, sin dar más detalles. Kagari había esperado que él estuviera interesado, sabiendo de su curiosidad. “Él tuvo mala suerte… fue la víctima de los planes maquiavélicos de una persona… quien hizo que gente cercana a mi maestro le traicionara y le eliminara…”
“…” Megumi se sorprendió un poco. No había esperado oír algo así.
“…” Kagari comprimía sus puños, con una sombra cubriendo sus ojos, pero su sonrisa no se borraba. No se iba a borrar. Sabía que no había punto de incomodar a Megumi con ese tema, y sonreír era una forma de no hacerlo sonar tan fuerte. Aun así, nunca iba a perdonar ni al monje ni al Trickster por lo que habían hecho… y le molestaba mucho que Larsa no mostrara ni una pizca de molestia hacia ellos… “Pero… no te preocupes por él…” alzó su mirada, y sonrió con leve pena. “No es que lo haya perdido, lo que ocurrió no es tan ‘trágico’ como suena… todo está bien, no te preocupes.”
“…” ver sus expresiones le hacía cuestionarse esas palabras. Parecía que sólo disminuía el asunto… y como siempre, sabía muy poco como para poder hacer cualquier observación. Ella tampoco iba a dar más detalles, todo seguía manteniéndose demasiado  inconexo y borroso. Y entendiendo que era un tema sensible, no iba a insistir.

      

“Lamento la tardanza,” Larsa caminó a los dos, trayendo bebidas heladas para ellos. “El clima es muy caluroso, deben refrescarse.”
“Oh, gracias,” Kagari sonrió y tomó su gaseosa. “Ya me hacía falta, hehe.”
“No hay de qué,” él asintió, con una corta sonrisa. “Aquí tienes, Megumi.”
“…” él recibió su bebida y la miró un momento, con leve confusión. Pensar que se había dado una caminata por un favor que no había sido pedido… Tal vez no era tan sorprendente en él, considerando la disposición que tenía normalmente. “Eres muy servicial. No es bueno que lo seas.”
“¿Por qué lo dices?”
“Cuando otros se acostumbren a tu forma de ser, se pueden aprovechar de ti. He oído que Ferris sugirió que aprendieras a preparar dangos…”
“Tengo un mal presentimiento sobre ello, entiendo,” asintió, con leve pesar.
“Hm, que seas servicial no tiene que ser tan malo, Larsa,” opinó Kagari. “Siempre me tienes en cuenta y ni tengo que pedir favores para que lo hagas.”
“A eso me refería,” Megumi se encogió de hombros.
“No creo estar cometiendo actos erróneos, pero por tu observación lo consideraré,” Larsa volvió a asentir. “¿Todo bien?”

“¡Sí! Justo hablábamos sobre mi maestro,” Kagari sonrió. Ella tomó a Megumi de la muñeca y levantó un poco su brazo. “Él preguntó.”
“…” y él se zafó con fuerza, molestándose. La rubia sonrió traviesamente.
“¿Y qué tal si nos cuentas algo sobre él?” preguntó ella a Larsa. “Debes tener todas las historias que compartir. Muchas que aún no he oído.”
“No sabría qué decirles. No sé si debería,” él se mostró incómodo.
“Aww, vamos, por favor,” Kagari insistió, reclamándole.
“Larsa no tiene ninguna obligación de hablar. No le molestes,” observó Megumi.
“Uhhh, deberías ayudarme,” ella hizo un puchero. “Tú preguntaste, en primer lugar.”
“Y no por eso le obligaría. Es una falta de respeto.”
“No es falta de respeto, es pedir con insistencia.”
“Hablas de recuerdos personales e incomodar a otros. No camufles tus acciones.”
“No se peleen…” Larsa se frustró.
“¿Entonces vas a hablar?” preguntó Kagari.
“No le escuches,” ordenó Megumi.
“…” el interrogado dio un suspiro. “Tal vez deberíamos cambiar de tema.”
“Uhhh…” Kagari se molestó. Siempre era la que perdía. Ella miró a Larsa. “Tú deberías ser más abierto. Nunca lo eres, ni con tus amigos,” y miró a Megumi. “Y tú deberías aprovechar más oportunidades. Esto es muy importante, aunque no lo creas.”
“…” Megumi alzó una ceja.
“Qué cólera me dan…” ella se cruzó de brazos, y miró hacia la costa, a los distintos puestos que estaban atendiendo. “Iré a comprar algo para comer. Muy mal Larsa, debiste haber considerado traerme algo.”
“No debes expresar tu molestia de este modo,” observó Larsa.
“Hmpf,” ella se dio media vuelta. “No se muevan de ahí,” y se fue corriendo. Ni bien ella se retiró por ese largo muelle, el ambiente se volvió mucho más silencioso. Hubo un momento de silencio en el cual Megumi tomó un sorbo de su bebida, hasta que Larsa decidió tomar la palabra.

   

“Entiendo que te incomode, el hecho que nunca diga nada sobre mí,” dijo, mirando fijamente al mar. “Es… un poco incómodo, no sé qué tan apropiado sea hablar. Y por más que se traten de temas personales, como alguien en tu entorno y viviendo en el jardín, sería sólo natural que tanto tú como todos supieran más de mí.”
“Ello no cambia el hecho que no dices nada, pero no pienso pedir más información. Tu situación suena complicada,” Megumi desvió la mirada. Sí le llamaba mucho la atención, pero no sentía que estaba en su derecho reclamar, al menos en la mayoría de temas. “Lo que sí me incomoda es que según tus palabras, nos hemos conocido previamente. Pareces saber mucho de mí también. Ese es un tema que sí me toca cuestionar.”
“Tiene sentido,” Larsa sonrió un poco y cerró sus ojos, pensativo. Ese era también un tema complicado. “Es normal que no me creas. Comprendo que no me recuerdes.”
“…”
“Sé que lo he dicho antes, y sólo repetir el hecho debe molestarte,” siguió una pausa, y Larsa abrió los ojos. Debía decirle al menos algo, o sólo le molestaría más. Y eso era lo último que quería. “Fue hace tiempo, en Arcadia. Eras todavía muy joven, y eran tiempos complicados para ti, y tu familia.”
“¿A qué te refieres?”
“No lo recuerdas, ¿no es así? No te conocí por mucho tiempo, tampoco llegué a ver a tu familia, pero obtuve vaga información en el lugar en donde estuve en contacto contigo.”
“Lugar…”
“La institución que protegía a la isla de Arcadia hasta el día en que cayó, similar a lo que Oblivion es hoy en día en Destiny Islands, sólo que su área de especialización fue la oscuridad a diferencia de la luz.”
“…” Megumi no evitó sorprenderse. Nuevamente, la información que Near le había proveído se repetía, sólo que esta vez se confirmaba que los dos se conocieron mediante ese lugar, al cual ni recordaba. “¿Qué tenía que ver con ello? ¿Y qué tenías tú que ver?”
“Tu padre era uno de los investigadores en ese lugar, uno de los más importantes. Y yo era sólo otra persona manipuladora de oscuridad que poseía el poder. Nunca tuve un rol importante ahí.”
“…” no era misterio para él que Larsa era un inmortal luego que Near se lo dijera, y cuestionar su pasividad y perfil bajo no era necesario. Estaba haciendo lo mismo en el jardín, sin importar qué tan conocedor o experimentado fuera a ser. “Debiste pretender ser un niño ahí.”
“Sí. Esa es mi apariencia.”
“Eres directo,” ello sólo le traía más incomodidad y sospechas. “Dices que mi padre trabajaba en ese lugar. ¿Acaso él me llevó por mi poder con la oscuridad?”
“Sí.”
“Has mencionado que fueron momentos difíciles para mi familia…”
“Tus padres estaban padeciendo de un mal desconocido; estaban enfermos y empeorando. Al parecer tú también…” bajó la mirada. Era complicado. “Yo te conocí poco tiempo antes de que ellos fallecieran y te retiraras de Arcadia.”
“…” no sabía qué pensar. Megumi desvió la mirada. “No recuerdo bien a mis padres, apenas sé que estuvieron ahí. A veces me pregunto cómo habría sido si ellos no hubieran muerto… pero Arcadia fue destruida en muy poco tiempo después de mi partida. Saki y yo también hubiéramos perecido.”
“…”
“¿Y cómo sobreviviste?”
“Yo no estuve en la isla principal de Arcadia ese día. Estuve en otra isla como parte de una visita a una sede menor de la institución. Ahí no hubo tantas fatalidades.”

“…” un momento de reflexión. “Podrías estar mintiéndome en este momento.”
“Tienes todo el derecho de pensarlo,” Larsa se giró, encarando a su amigo. Estaba inmutado, tal vez demasiado. “No tengo pruebas para demostrarte que digo la verdad. Sólo puedes tomar mi palabra.”
“Me cuesta creer que yo demandaría tanto interés de un inmortal por un encuentro corto.”
“Eres mi amigo, Megumi. Lo he dicho antes. Es normal que me preocupe por ti.”
“También me sabe mal que hables con respecto a una familia que apenas sé que tenía.”
“Es un tema delicado, pero digo la verdad sobre ellos.”
“Y que casualmente hayamos estado conectados por la oscuridad; lo único que tuvimos en común en ese entonces.”
“Esa institución existió, y sí nos conocimos ahí. Entiendo que no lo recuerdes.”
“…” Megumi entrecerró los ojos. Algo en todo eso le molestaba.
“…” Larsa cerró sus ojos. “Tú sabes que soy un inmortal, no hay necesidad que lo oculte. Escucha Megumi, te puedo dar mi palabra en todo lo que he dicho. Todo eso es verdad, a excepción de un hecho,” abrió los ojos. “Yo sí estuve en la isla principal de Arcadia el día de la destrucción. Fue inevitable.”
“…” no esperó oír eso. “De haber estado ahí, no habrías sobrevivido. Nadie lo hizo.”
“Eso es algo que todos creen, pero no es verdad,” no diría más… claramente, Oblivion había hecho un excelente trabajo ocultando la identidad de la otra persona que sobrevivió a la destrucción… y como siempre, nadie sabía de él mismo por el bajo perfil que tenía. “Yo tengo mucha experiencia, y he vivido en Destiny Islands toda mi vida. Sé cómo tratar con los frentes de oscuridad. En una tragedia de tal magnitud, lo único que pude hacer fue cuidar de mí mismo. Por ello sobreviví.”
“…”
“Te veo escéptico. Megumi…” Larsa sonrió con pena. “Es por ese escepticismo que no me gusta decir nada. Sé que nadie me puede tomar seriamente, y no pido que lo hagan. Es más fácil vivir como un completo extraño, que como alguien que se gana completa desconfianza de los demás. Pero no te incomodes por nada que pueda decir. Espero que no te sientas en deuda conmigo ni obligado de nada. Está bien.”
“…” Megumi dio un suspiro. “Ya han sido al menos dos meses desde que me veo rodeado de personas en las cuales siento que no puedo confiar del todo. Tú eres uno de ellos. Pero aun siéndolo, te has vuelto parte de nuestro círculo, y nos has ayudado bastante. Al menos, te debo algo de consideración en agradecimiento. Nunca diría que podría comprenderte o tomarte seriamente, y ello también se debe a que no dejas de ocultarte, pero dependiendo de cómo todo irá en el futuro, tal vez yo también te pueda ver como un amigo, del mismo modo que tú dices que yo soy para ti.”
“…” Larsa se vio confundido por esas palabras, como si no las hubiera esperado.
“Ello es porque hay algo distinto en ti, a diferencia de las otras personas en que no puedo confiar; tú no pareces tener ningún interés egoísta o segundas intenciones con ninguno de nosotros.  Eso es algo que puedo percibir en personas como Alexei, quizás hasta Elizabeth,” era increíble que desconfiara hasta en ella, pero sus sentidos le insistían. Lo más extraño del caso de Larsa era que parecía lo opuesto a los otros. En vez de pedir favores a los demás, darles sugerencias, órdenes, o tener expectativas, cada vez que algo ocurría, él se preocupaba más en protegerles o entrenarles, como en el ataque del museo o el ataque falso, sin esperar nada a cambio, ningún tipo de compromiso o conexión. Era extraño, hasta sospechoso, pero hasta el momento tanto Megumi como los demás habían podido confiar en él. Aun así, parecía demasiado bueno para ser cierto. “Viendo cómo tu presencia como un estudiante más del jardín ha sido buena para todos, quisiera que se quedara como tal. Nadie más sabe que eres un inmortal y nadie tiene que saberlo, siempre y cuando pretendas ser normal, y mantengas todo lo referente a tu inmortalidad fuera del alcance. Son temas que no deben mezclarse con el jardín. Aparte de ello, eres tan parte de nuestro círculo como todos. Hay personas muy diferentes en este, tu personalidad es bastante normal.”
“Ehh…” Larsa sonrió un poco. “No te preocupes por ello. Desde el comienzo esa fue mi intención. No pienso involucrar a nadie en mis temas, y mientras decida estar en el jardín, seré un estudiante normal como se espera que sea. Por eso mismo, no quiero que te sientas obligado de nada,” él dio una leve reverencia. “Gracias por tus palabras, cumpliré con tu pedido.”
“Sí eres un poco formal en ocasiones, deberías corregirlo,” Megumi alzó una ceja.


A cierta distancia de los dos, Kagari les espiaba, luego de haber comprado una manzana acaramelada. Ella no había regresado hace mucho, pero había oído lo último, lo cual había sido suficiente. Normalmente le daría igual cualquier acción de Larsa, pero lo que acababa de presenciar no le había parecido nada bien. Él no debía simplemente ‘desconectarse’ y excluir a otros de sus temas como había sido pedido, y le molestaba saber que era perfectamente capaz de hacerlo luego de recibir el pedido de su amigo.
…había demasiado valioso en ese jardín como para desperdiciarlo…


      

Las compras se habían terminado y sólo tocaba esperar en línea a que un cliente previo terminara de pagar por su selección. Astrid pudo delimitar el espíritu comprador de Ayame, pero él aun así compró demasiados aperitivos, citando la libertad de la temporada veraniega para hacerlo. Y mientras esperaban, a pagar, él nuevamente probó ser el niño de los presentes al caer víctima de los dulces posicionados cerca de las cajas.

“Chocolate con maní y almendras, edición limitada. ¡Me apunto!” él agregó dos chocolates. “¡Ohh! ¡Trident con un sabor que dura más tiempo! ¡Excelente!” agregó tres distintos sabores. “¡Esa marca de gomitas sigue viva! ¡Ya la había dado de muerta hace más de dos años! Ahh~ las bondades de pasar el día en otra ciudad~”
“Para ahí o haré que dones el equivalente del costo de tus gustos y vicios al jardín,” amenazó Astrid, con un aire de indiferencia.
“Pero querida, ni tú puedes negar esta única oportunidad en nuestras vidas,” suplicó Ayame. “¿Cuándo será que volveremos a estar en presencia de estas preciosidades?”
“Para empezar, puedes conseguir Trident hasta en las máquinas dispensadoras del jardín,” observó Saki, monótonamente. Ya estaba acostumbrada a ese escándalo de su parte. “Y no creas el cuento de ediciones limitadas en dulces. Nunca lo son.”
“¿Entonces puedo comprar las gomitas desaparecidas?” Ayame se concentró al menos en una elección. Las dos presentes intercambiaron miradas.
“Está bien, pero solamente eso,” dijo Astrid, mientras regresaba los otros dos dulces a los estantes. “Que esto sea el fin de la discusión.”
“Claro, claro…” y el silencio duró apenas dos segundos. “¡Miren! ¡Es ese chicle súper híper ácido que estuvo de moda hace varios años! ¡Es una sagrada reliquia!”
“No lo vas a comprar,” sentenció Saki.
“Aw, pero mi Saki-chan, ¿no recuerdas los buenos tiempos que tuvimos con ese chicle?”
“No, no hubieron buenos tiempos. Nos engañaste a Cho, Osaka y a mí para que lo comiéramos sin saber qué nos estabas dando.”
“Hm… creo que recuerdo esa vez,” Astrid alzó su mirada, pensativa. “Parece un chicle poderoso. Osaka se quedó afectada por horas. Hm, bueno, a Cho le gusta el ácido… y ya no recuerdo cómo te fue a ti, Saki.”
“Electrocuté a Ayame,” recordó la protegida, con ojos filosos.
“Mal, muy mal,” Astrid negó, cruzada de brazos. “Deberías recordar qué acciones son nocivas para ti y debes evitar, Ayame. Una rata de laboratorio es más inteligente que tú.”

“Pero podemos rendirle un mejor tributo a este chicle está vez,” Ayame sonrió. “Tengan fe en su estimado profesor peliplateado. ¡Comprando toda la caja que tienen en exhibición podemos cambiar el paradigma erróneo generado por años de malentendidos!”
Hubo un corto silencio, en el cual las dos presentes procesaron lo que su ruidoso acompañante acababa de aclamar.
“¿Saben? Claro, puedes comprarla,” Astrid le dio el visto bueno.
“¿En serio?” Ayame sonrió como un cachorrito que era prestado atención.
“Sí, definitivamente,” asintió, con una sonrisa gatuna en su rostro. “Con la condición que le des la mitad de esos chicles simultáneamente a tu protegido menor, engañándole.”
“…” él dio un paso hacia atrás, y sonrió incómodamente. “A-Astrid, ¿por qué sugerirías hacer algo así? N-no seas mala con el pequeño…”
“¿Cómo que por qué? Es tan simple. Él fue excluido de tu broma de hace años, y la única forma de reparar un error que se ha acumulado por tanto tiempo es compensando tu falta con una acción mayor, o sea, darle más chicles. Además…” sonrió malignamente. “Si Megumi posee misericordia y te deja vivir con la mayoría de tu integridad luego de aquel evento, la lección que habrás aprendido luego de su castigo será suficiente para probar que usarás la mitad restante de los chicles con responsabilidad. Mis palabras tienen mucho sentido, se que todos estarían de acuerdo. Así que… ¿aceptas?”
“Y-yo… no, no lo puedo aceptar,” Ayame miró a Astrid con ojos determinantes, tratando de ocultar el miedo de ese posible escenario. “Tu sentencia no brinda justicia a los chicles. Ser usados de ese modo es un desperdicio. ¡Son seres libres con un mejor cometido! ¡No puedo prometer nada!”
“Te ves indeciso con la sugerencia de Astrid. Te ayudaré,” Saki le sonrió con una expresión aparentemente empática, y siguieron unas palabras que contrastaron severamente con su imagen. “Si sigues siendo presa de tu indecisión y no cumples con la condición, yo te lo haré recordar gratamente electrocutándote. Confía en mí.”
“Siempre una protegida muy amable y agradecida,” Astrid sonrió, imitando la empática sonrisa. “La sola existencia de esos chicles en tu vida te ha causado tantos problemas, Ayame. Quizás debas reconsiderar…”
“Entonces… parece que el mundo todavía no acepta los dulces como debe…” Ayame dio un suspiro. “¡Pero llegará el día de la revancha! ¡El día en que todos los discriminados se levantarán y harán oír sus voces! ¡En ese glorioso día regresaré y traeré a aquellos que ustedes no quieren reconocer en sus vidas! ¡Entenderán que han estado equi-!”
“Hm, el cliente anterior ya se fue,” observó Saki, regresando a su monotonía, y empujando a su guardián, casi haciendo que se cayera al piso. “Ve a pagar de una vez.”

Con ello se acabó el tiempo en la tienda, y fuera del lugar de tentaciones terrenales, el grupo finalmente caminó de regreso al puesto en la playa, paseando por una alameda de otros kioscos donde había personas comiendo algo ligero, montando bicicletas o patinando en la acera. La proximidad al verano poco a poco comenzaría a llamar a más visitantes, al punto de hacerlo un lugar lleno de vida, y posiblemente un poco insoportable, por lo cual ese domingo daba un escenario más privado y espacioso, con todavía menos de la mitad de locales veraniegos ofreciendo servicios a quienes también se adelantaban al verano.

Ayame se pasó el camino de regreso comentando sus variados planes sobre cómo servir los aperitivos y hasta el previsto orden de cómo empezar a servir la variedad de gaseosas, citando la importancia de dejar las bebidas más claras al final por si alguien no quería quedarse con un sabor tan marcado, y Astrid simplemente diciendo que cada quien se serviría lo que quería tomar. Mientras ellos hablaban, Saki tenía su mirada distraída en algunos puestos, y contemplaba el mar en los momentos en que no tenía los locales o palmeras interrumpiendo su visión. Se encontraba tan ensimismada que terminó por caminar a un paso más lento, y quedarse atrás de los mayores.

“¿Qué piensas de eso, Saki?” preguntó Astrid, dirigiéndose a ella repentinamente.
“¿Perdón?” ella le miró, viendo a los dos mirarle.
“Ay, no andes con tu cabeza en las nubes, Saki-chan,” Ayame sonrió emocionado. “Sobre hacer una fiesta o viaje ni bien nuestros aspirantes a Seed aprueben el examen. ¿Qué crees que sería lo mejor para todos?”
“Yo no soy la especialista en fiestas…” respondió ella, algo desubicada.
“¡Pues verdad! ¡Debería preguntarme a mí mismo!” el peliplateado juntó sus manos, viniéndose con un flujo de ideas. “¡Deben haber muchos globos, y DJs y mariachis, tómbolas, rifas y el mejor buffet que uno puede conseguir! ¡Pero no hay que olvidar contratar a un conjunto de profesionales que graben y tomen fotos del evento! ¡También deberíamos ver la posibilidad de rentar animales salvajes, como boas y-!”
“Olvídalo. Prefiero un viaje,” Saki entrecerró los ojos. Sabía bien que de haber fiesta, ocurriría en su casa, y aun de no hacerlo ahí no había forma que fuera algo que muchos aparte de Ayame mismo disfrutarían.
“Bueno, bueno, pero que sea a un sitio bonito.”
“No tenemos muchas opciones. No somos ricos. Al menos un paseo de medio día en donde brindemos, sé que muchos estarían contentos con ello,” opinó Astrid. “Y sé que tú no, pero luego de gastar tanto dinero en el baile hace dos meses, lo mejor sería que no te pusieras en deuda con nadie.”
“Verán que haré algo andar, mis estimadas, no me subestimen,” él sonrió confiado, y posó su mirada en un puesto más de souvenirs. “¡Playeras con estampados de playas! ¡Esos son excelentes diseños! ¡Debo comprar al menos uno!”

Él fue corriendo con rapidez, siguiendo su sentimiento de felicidad antes de recibir peros por sus acompañantes.

   

“No siempre se le puede restringir,” Astrid se encogió de hombros. “Tocará esperarle. Descansemos. Las bolsas están pesadas.”
Las dos fueron a una banca al costado del camino, apoyando las bolsas de compras a sus costados mientras Ayame hablaba con el vendedor de forma muy emocionada, por poco y confundiendo a este. Se tardaría al menos unos minutos.

Y lo que prometió ser un momento de silencio desconectado, o una pequeña charla cordial y superficial sobre lo hermoso que estaba el clima, resultó ser un instante más directo y duro cuando Astrid sonrió con reserva y dio un comentario ligeramente mordaz.

“Eres una joven contemplativa, pero ni esa característica puede ocultar la distancia que ahora hay entre tú y los demás,” comentó, tranquilamente. “¿Qué es lo que ocurre?”
“…” Saki desvió la mirada. “Te has dado cuenta…”
“Te lo dejé saber antes de ir a comprar, sé que lo comprendiste. Sinceramente esperé que Ayame notara algo con este momento de compras a ver si él tenía algo que decir sobre tus bajos ánimos, pero con sus normales distracciones no se puede esperar mucho de él,” le miró de reojo. “Casi me atrevería a decir que te has quedado detrás en tu círculo. Te enseño química y veo tus notas. No eres la estudiante más disciplinada en los estudios. Pram como siempre comenta que eres una buena aprendiz con una dosis reconocible de perspicacia, y ello no parece haber cambiado en mucho. Sin embargo… no te veo tan frecuentemente de visita en mi casa. En cada reunión que hay, tiendes a estar en un costado. En los últimos eventos en los cuales hasta he visto nuevas caras de otros estudiantes, estás ausente,” sonrió con leve indiferencia. “No soy una profesora empática, pero no evito preguntarme qué puede ocurrir contigo. ¿O acaso será que no ocurre nada contigo y ese es el problema?”
“Esto es algo incómodo…” era evidente que no parecía querer hablar de ello, pero también que le incomodaba. Aunque también era lo más cercano a consideración que había recibido en esas últimas semanas. Megumi estaba rodeado de un grupo grande de personas, Osaka era más unida a sus dos amigas que nunca y Cho ya no paraba tanto tiempo en casa, normalmente diciendo que tenía que estudiar en la biblioteca o encontrar algún modo de entrenar sin ayuda de Ayame, quien bien podría haberse olvidado que era su instructor. Ellos tres habían ampliado sus estrechas burbujas bastante en poco tiempo. “Pero lo que dices tiene sentido. Todo en nuestro entorno ha cambiado drásticamente… y creo ser una de los pocos quienes no se han adaptado. Ni bien los príncipes llegaron, vi que ellos poco a poco se integraron a los demás. Con ello, yo sólo continué con mi rutina de entrenar, intentando concentrarme en hacer a mi equipo funcionar, considerando lo indisciplinado que es Sora, y pasando el tiempo con Ryo como es usual…” cerró sus ojos, meditando. “Es extraño, hasta siento que Pram se ha vuelto más sobreprotectora de Ryo y también le está alejando del grupo con variadas excusas y quehaceres, creo que desde que Vert llegó, y más desde que Alexei se presentó… y de un momento a otro, he notado una línea divisoria que me separa de los demás. Pero no es tanto que me estén dejando de lado… estoy preocupada por ellos.”

“¿Por qué lo dices?” preguntó la mayor.
“Porque puedo percibir que ellos se han vuelto cerrados de golpe desde que ocurrió aquel ataque en el museo, y parecen estar ocultando algo de los demás…” Saki abrió sus ojos, mirando al piso. “Claramente algo les ha ocurrido ahí, ellos estuvieron en los pisos superiores del castillo… y todos sabemos que muchas personas perecieron ahí… pero siguen sin decir nada como si no fuera importante.”
“Sí es extraño…” Astrid levantó su mirada al cielo, pensativa, sin mostrar mucho interés. “Lo había notado. Uno esperaría que ellos fueran a contar con profesores o instructores…” sonrió un poco. “Sterk estuvo ahí.”
“¿Eh?” Saki le miró rápidamente.
“Y no, él no ha querido decirme nada de lo que ocurrió, dice que no es mi tema. Pero sí me comentó que todos los que estuvieron en los pisos superiores tuvieron momentos difíciles y que lo prudente no era presionarles o demandarles nada aún. Desde esa fecha, él ha estado apoyándoles con entrenamientos adicionales y consejería. Eres inteligente, y debe ser obvio para ti que él vino con experiencia previa. Es casi como un instructor en una posición más empática, supongo su excusa para nunca tomarme en serio. Sin embargo, ello no responde lo que ocurrió en ese evento o el porqué del secretismo. Ellos pueden no comprender que te están haciendo preocupar, pero es sólo cuestión de darles más tiempo, no tengo más que decir. Aun así, comprendo que esta distancia y los nuevos círculos que tus allegados han formado te siguen alejando inconcientemente. Es un poco injusto para ti, diría que no estuviste en el lugar indicado para unírteles, pero no olvides que sigues siendo importante para ellos.”
“Es cierto…” más incertidumbre… parecía no tener fin.

“…” y Astrid no creía en sus propias palabras, pero había dicho algo tan incierto con tal de animar un poco a su acompañante. Algo de piedad, para variar. Todos los eventos, encuentros, relaciones, conexiones y ‘golpes de suerte’ en el entorno parecían ser más que pura coincidencia. La llegada de los príncipes al jardín en medio de tiempos en que los rumoreados Neterianos se hacían oír más, hasta parecían tener algo que ver con los ataques al príncipe… también había notado que de alguna forma Vert y Alexei habían incomodado a Pram, haciéndole perder en más de una ocasión su normal apariencia fría y elegante… la aparición de Larsa de un día para otro y de haberse vuelto rápidamente cercano al hermanito de Saki… las acciones de Kagari, por más diferentes que pudieran ser, casi parecían apuntar a lo mismo, y su fijación en torturar a Rorona era más que crueldad hacia ella, eran como ‘celos’ que apuntaban a más… el ‘secreto’ que ese guardián de los príncipes parecía ocultar y que tenía en común con Elizabeth, quien fue la que hizo a los protegidos de Ayame llegar al jardín en primer lugar… el hecho que Alexei se hubiera presentado tan bien ante Ayame sin tener motivo aparente, y que cierto descontrol de Cho que pasó casi desapercibido delató que le estaba ofreciendo entrenamiento… empezaba a sonar que ese ‘santo’ instructor tenía planes en mente, considerando que fue él quien rescató a todos los que estuvieron presentes en el museo.
Podía continuar con más observaciones, pero todo parecía indicar que había varios ‘agentes externos’ a su alrededor que gustaban de alterar lo que ocurría, y el hecho que Saki se viera milagrosamente ajena a todo lo que ocurría eran buenas noticias para ella, aun si supiera mal. Ella misma había notado que los demás debían estar pasando por momentos duros, pensando en la preocupación que acababa de expresar. Y no era que se preocupara precisamente por Saki o sus allegados, pero Astrid también tenía sus ‘preocupaciones’ con sus sospechas. Le incomodaba que Sterk pareciera saber algo de todo eso… quizás hasta ser un agente externo también alterando el medio del jardín, pensando en su asociación con la emperatriz de Zellea.

Pero lo más importante era recordar que el presente día era un domingo muy agradable en un lugar relajante al cual no siempre se acudía. Astrid sonrió, decidiendo concentrarse en su interés mayor dentro de ese ambiente tan extrañamente cambiante: ver qué era lo que podía ganar de todo ello. Ser la guardiana legal de Kagari en el jardín debería conducirle a algo provechoso eventualmente…

“No soy tan ajena al sentimiento de no pertenecer a algún lugar. Créeme, soy más asocial de lo que parezco,” Astrid sonrió con ironía. “Pero en un ambiente donde tienes a personas queridas y que sí valen la pena, también tienes que poner de tu parte. Hazles recordar que estás ahí.”
“…” Saki le miró.
“Ahora disfruta el día,” la instructora se levantó, viendo a Ayame recibir una bolsa con su playera recién comprada y agradeciendo al vendedor por su infinita paciencia. “Vamos, demasiado descanso. Ayame se acerca.”

Luego de ese momento de reflexión y de sacar algunos pensamientos incómodos, continuaba ir de regreso al punto de partida.


   

Y con varias personas pasando su día de ocio afuera, algunos en el jardín preferían pasar el día de forma inactiva, y descansando en la comodidad de sus habitaciones. Estando en una pausa de jugar videojuegos, Ryoji se había ofrecido para ir a comprar más provisiones para sus bros a la bodega dentro del jardín. No tendría mucha selección como cuando iba a la ciudad, y podría haber productos agotados, pero salir por unos pocos aperitivos no lo justificaría. Los exámenes se acercaban, y muy probablemente esos presentes días eran los últimos tranquilos que tendrían por un tiempo.

Él caminaba por el pasillo de las habitaciones de hombres, mirando distraídamente por la ventana. Seguramente todos debían estar pasando un buen rato en la playa. De no haber tenido el plan de jugar por todo el fin de semana y descansar quizás les habría acompañado, aunque siendo Astrid y Ayame quienes llevaron a todos, tal vez no hubiera habido suficiente espacio para él y sus bros. Seguramente si Sterk cumplía su palabra de llevarles a Zellea, tendrían varias oportunidades por allá.

Mientras divagaba sobre lo que ese futuro paseo podría ofrecerles, una figura conocida se acercaba por ese mismo pasillo, caminando en sentido opuesto. Era Ferris, con su gatito en sus brazos al cual rascaba detrás de las orejas. La hermosa y rubia se detuvo frente a Ryoji, dándole a entender que tenía que hablar con él por algún motivo.

“Hola Ferris, ¿cómo estás?” saludó Ryoji, sonriendo.
“…” ella le miró con seriedad. “Catherine…”
“Ehh…” su sonrisa mostró mucha incomodidad y un dejo de molestia. “Ha sido un tiempo, ¿podrías dejar de llamarme así?”
“Es un nombre más fácil de recordar.”
“No creo que Ryoji sea muy difícil de recordar…”
“Hm…” Ferris pareció considerarlo. “Al final, el nombre no importa. Sabes que me refiero a ti, y una persona multifacética como tú debe aceptar tratos variados.”
“S-sólo fue una vez.”
“Tu característica multifacética trasciende más allá que un desafortunado encuentro,” ella le miró como si no tuviera remedio. Ryoji dio un suspiro, no comprendiéndole. Sabía que no había punto de discutir con Ferris.

“¿Y qué te trae por aquí?”
“Vengo a dejar a Babu donde su esclavo. Esa bestia pervertida ha descansado demasiado por hoy, tengo que ponerle en su lugar,” Ferris miró a su gatito, mientras este disfrutaba ser acariciado por su dueña. “Babu ya es una celebridad con un libro dedicado a él. Su vida se ha vuelto estresante.”
“Hm, seguro que la de Sora lo es aun más…” Ryoji se puso a pensar.
“Sora no tiene derecho de quejarse. Él no ha tenido que mover un dedo para ganar toda la fama que tiene ahora. La asesina, el mensaje en Twitter, La Resistance y el libro sobre su vida le llovieron del cielo,” Ferris ni se inmutó. Por su lado, Ryoji sonrió frustrado por la ideología de la rubia. Interesante forma de listar las desgracias del joven príncipe.
“Y… ¿cómo les va con La Resistance? Debe ser también estresante para ti…” luego de oír su punto de vista sobre la situación de Sora, era un poco incómodo hablar con ella.
“No hay nada que no pueda hacer. Nos va excelentemente,” Ferris asintió, corroborando sus palabras. “Esta experiencia me ha servido de aprendizaje. Miss Assassin se ha vuelto popular y reconocida aun teniendo que usar su atuendo de esgrimista y alterador de voz. He conseguido un contacto que le hará visitar una de las guarderías con mayor prestigio en la ciudad, para hablar con los pequeños y serles de ejemplo. Tengo que contactarme con ella ahora para dejarle saber y que les dé una llamada para confirmar la visita.”
“Ejemplo…” se sorprendió al oír ello.
“Es sólo natural. Yo también debo ser un ejemplo para muchas jóvenes. Debería aprovechar esta oportunidad para escribir un libro sobre las bondades de los dangos,” miró a Ryoji fijamente. “Si se te ocurre una buena idea para implementar en La Resistance, eres bienvenido a informarme. Pero eso sí, tiene que ser una buena idea, o de lo contrario te castigaré por desperdiciar mi tiempo.”
“Lo pensaré…” él dio un suspiro. A veces le sorprendía la cantidad de personas en La Resistance. Todos debían saber cómo tratar con ella.

“Y ahora que he terminado eficientemente con el palabrerío formal innecesario pero obligatorio de los encuentros sociales, me toca llegar a un tema de importancia. Los dos tenemos que hablar.”
“Me dio esa impresión. ¿Necesitas algo, Ferris?”
“No se trata de que yo necesite algo, mas de algo que tú necesitas,” le apuntó con un dedo acusatorio. “Tú necesitas pagarme. Me debes dinero.”
“¿D-dinero?” no lo había esperado. Por la decisión y frialdad de Ferris, por poco y sentía que estaba siendo asaltado en pleno pasillo del jardín por una rubia y hermosa con un gatito en brazos. “Ferris, perdón pero no recuerdo deberte dinero.”
“Tu memoria claramente te falla, no me sorprende. Es más, tu deuda era una serie de pagos cómodamente divididos, sujetos a un interés compuesto de 5.6%. Te hace falta pagar el último y tu deuda se vence hoy en la noche.”

“Hm…” Ryoji ya ni sabía por dónde empezar a decir todo lo incorrecto, aparte del hecho que no le debía dinero. “Veamos… para comenzar, domingo no es un día laboral…”
“Yo trabajo todos los días.”
“En verdad no puedo pensar en haber comprado algo tan caro para dividirlo en cuotas, y he escuchado qué tan caros los servicios que ofreces pueden llegar a ser.”
“Eso es irrelevante. Te conviene a ti y a todos del jardín pagarme, de lo contrario no obtendré suficiente dinero para cubrir mis gastos alimenticios y la escasez de dangos presenta una serie de efectos secundarios indeseados en mi compleja anatomía. También, podrían encontrar tu cuerpo sin vida flotando en un río cercano al amanecer…”
“…” ¿le estaba amenazando? “Ehh, s-seguramente La Resistance te paga muy bien.”
“No subestimes mis gastos. Aparte que no sólo pago por mí. Babu necesita mantenimiento muy delicado y fondos para estudios superiores.”
“…” Ryoji no dejaba de confundirse. Se cruzó de brazos, pensando fuertemente. “Hm… suena a que no nos vamos a comprender mutuamente.”
“Eso es porque haces la conversación muy complicada. Debería darte vergüenza.”
“…” de nuevo, no sabía qué decirle. Dio un suspiro. “Ferris, lo siento, pero estoy en plena labor de comprar snacks para mis bros, no puedo quedarme más tiempo. Ehh, y no sé qué decir sobre la deuda, pero de deberte algo no te haría esperar, y sé que no sería irresponsable. En serio no puedo pensar qué podría deberte. B-bueno, saludos a Ryner, nos vemos en otra ocasión.”

“Ya veo…” Ferris afiló sus ojos. “Como el ser multifacético que eres, te lo tomas con seriedad. Pero como una persona dedicada a tus bros, tendrías que ser aun más responsable en cuestión a ellos. Este pequeño trato que hubo entre nosotros podría involucrarles si no muestras la dedicación que esperé en un comienzo. Sólo piensa en ello por un instante…”
“¿Eh?” él se confundió.
La rubia siguió con su camino, pasando al inocente estudiante y continuando con el pasillo. Con esa conversación terminada, primero iría a atender los asuntos de Babu y luego a llamar a la asesina, para entonces ver cómo retomar su demanda por la deuda, y así tener sus quehaceres de esa semana cerrados con un sello de oro…


“Haha…” Ryoji rió un poco. Ferris se detuvo al oír su risa. Él sonrió ampliamente. “Lo lamento, tenía mi cabeza en las nubes. ¿Cuánto te debía?”
“Bien,” ella se giró y sacó una agenda para revisar el último pago. Con ello terminado ya no tendría que molestarse en volverle a buscar.
Y luego de ese encuentro, el día prometía continuar con su rumbo tranquilamente.


   

“Hm…” Len miraba la hoja de instrucciones que Yukko había recibido de Emizel, todavía procesando la información. La estudiante se preguntaba internamente cómo un robot de gran funcionamiento como él necesitaba tanto tiempo para analizar una carta común y corriente como esa.

“Eh… has estado muy callado,” observó Yukko. “¿Acaso tu eh… reconocedor de caligrafía no está funcionando muy bien? Qué raro, estoy segura que has corregido algunas pruebas mías en el pasado y odio admitirlo pero mi letra es ilegible…”
“Estaba comparando cada una de las recomendaciones en la carta con recuerdos del pasado almacenados en mi memoria, viendo si concuerdan,” respondió Len, no comprendiendo la pregunta con respecto a ‘reconocedor de caligrafía’. No sabía por qué, pero sonaba a algo que Rin encontraría insultante. “Todo parece estar en lo cierto. No puedo comprobar claramente las recomendaciones de Heartless pasivos, pero es porque nunca les he dado el beneficio de la duda…”
“Oh, yo tampoco, y creo que nadie lo hace. Me sorprendió que dejar a los Heartless solos cuando se ven pasivos en verdad funciona para huir,” Yukko asintió, sonriendo. “Emizel fue de mucha ayuda con esos tips, por eso huí de Heartless en una parte de la prueba.”
“Sí, te vi. Al inicio de la prueba, luego de seguir a Kaname-san por el primer camino que tomaron, un trecho en subida. En el callejón sin salida decidiste huir de dos Heartless que no se presentaron agresivos ni les siguieron, y pudieron escapar a la piscina de pelotas…”

“P-precisamente…” Yukko se vio algo incómoda por sonar que lo recordaba mejor que ella misma. “¿Sabes? Casi me das vibras de stalker.”
“…” él ladeó la cabeza, confundido. “No lo creo. Según mis récords de usos comunes de palabras, los stalkers normalmente tienden a perseguir y acosar a blancos específicos por motivos turbios y morbos inaceptables, y tienden a ser malos elementos en la sociedad. Mi función de evaluador de la prueba e investigador de Heartless es más bien benéfico y mis estudios se orientan al bienestar de Oblivion y sus integrantes. Aconsejaría que revises tu uso personal de vocabulario.”
“Y-ya, está bien…” sabía que él no le respondió con interés de defenderse o molestarle, pero Yukko casi sintió como si le hubiera llamado tonta. “Perdón, no fue mi intención.”
“Me ha dado la impresión que el uso de ‘stalker’ es a veces tomado a la ligera en la juventud de hoy en día y parece ser usado incorrectamente.”
“Sí, sí, dije que lo sentía…”
“Son estas libertades que me hacen sentir preocupación por el lenguaje hablado y la formación de quienes van a ser futuros profesionales.”
“Sí, ya entendí…”
“Y también me pregunto sobre los efectos semánticos y sociales, y si este es un ejemplo de permutación destructiva para el medio del habla…”
“¡Ya, tendré más cuidado!”
“¿Cuál es tu problema, Yukko?” Len se alertó por su reacción. “Sólo comentaba un análisis que había hecho previamente sobre la sociedad.”
“M-medio me estás molestando…” ella desvió la mirada, entre molesta e incómoda.
“No entiendo tu lógica… normalmente uno acusado previamente de un cargo injusto es quien debería molestarse, y no el agresor…”
“Iihhh…” ella comprimió sus puños. “¡D-d-dije que lo sentía!”
“Pero no tienes que disculparte, no me he molestado,” Len seguía confundiéndose, y vio a Yukko aparentemente molestarse más. “¿Por qué te molestas? Puedes decirlo…”
“S-sí te lo digo sólo lo usarás en mi contra…”
“Esa es una conclusión premeditada…”
“¡S-sólo olvidemos esta conversación de palabras y regresemos a los Heartless!” sentenció ella, esperando dejarlo atrás.

“Claro, si así lo quieres,” Len dio un suspiro, y devolvió la carta a Yukko. “Muchas gracias por permitirme este momento de estudio en tu habitación. Ha sido muy provechoso y agradable para mí. Estoy en deuda contigo.”
“S-sí, de nada…” para él había sido agradable… vaya que eran muy distintos.
“No creo poseer mucho más que compartir con respecto a esto y tú todavía tienes que seguir repasando la información escrita en esta carta. Yo también lo haré y con el tiempo podríamos encontrarnos periódicamente en caso de poder ayudarnos mutuamente compartiendo experiencias personales. Ahora podemos pasar a estudiar.”
“¿Tan rápido?” ella se sorprendió por el brusco cambio de conversación. “Eh, Len, medio que no respondiste mi pregunta.”
“Pregunta…” él se puso a pensar. “¿Te refieres a mi reconocedor de caligrafía? No tengo ninguna pieza o software bajo ese nombre…”
“No, no me refería a eso.”
“Entonces… ¿sobre mi ignorancia sobre el término stalker? Pensé responder eso.”
“¡N-no, olvida eso!” ella se alertó. “Fue la pregunta que te hice cuando empezaste a leer la carta, y me pediste que esperara a que terminaras.”

“Pregunta… ah, es cierto,” él asintió, recordando. “Preguntaste con respecto a los shinigami y su relación con Destiny Islands.”
“Sí, eso. ¿Hay algo escondido por ahí?”
“Si te refieres a información escondida, creo que es muy fácil asumir que el mundo gira en torno a lo desconocido y oculto. Eso no es una sorpresa.”
“Ya…” eso le aterró un poco. “M-mi punto es si tienen algo que ver con los Heartless.”
“No,” Len negó.
“¿Entonces es con Oblivion?”
“Tampoco.”
“¿Y la realeza?”
“No…” volvió a negar.
“Entonces… ¿con qué?”
“No hay una conexión directa, nunca dije que lo había,” Len notó que Yukko le miró prendidamente, al punto en que él se sintió incómodo. “Me estás mirando prolongadamente, ¿acaso estoy en problemas?”
“N-no, pero quisiera que te explicaras más…” ella dio un suspiro. “¿Por qué tendrías que estar en problemas?”
“S-supongo me recordaste a Rin. Ella me mira incesantemente cuando está molesta conmigo,” él desvió la mirada.
“Bueno, no estoy enojada contigo, sólo me estás confundiendo… ¿entonces qué ocurre con los shinigami?”
“Supongo podemos decir que tienen algo en común…”
“¿Con… no sé, la realeza?” le vio negar. “¿Entonces con los Heartless?” negó nuevamente, y Yukko comenzó a molestarse. “¿Con Oblivion?”
“No… precisamente…”
“¿Precisamente? ¿Esperas que adivine?”

“Me da la impresión que te gusta hablar, y no te interrumpo. De lo contrario seguiría con lo que digo. Supongo… es un tema complicado,” le respondió. “Los shinigami no tienen nada en común con la mayoría en Oblivion, sólo una pequeña parte.”
“¿Parte?”
“El departamento de investigación. Técnicamente okaa-san y los otros científicos… y a cierta medida, yo también. Los shinigami no hacen más que estudiar el fenómeno de los Heartless al igual que nosotros, pero ellos tienen más tiempo haciéndolo, con un antecesor shinigami que se dice pudo ir más allá que todos al intentar comprender a los Heartless y los frentes de oscuridad en las islas.”
“O sea… ¿es muy posible que los shinigami sepan más que nosotros?”
“Creo que es más un hecho que una posibilidad,” él asintió. “Oblivion no tiene muchos años abierto, y sólo recientemente se han comenzado los estudios dedicados y reformas.”
“S-sí, más o menos desde que Kurisu se unió y los creó a ustedes…” Yukko lo sabía bien, al haber sido parte de Oblivion por casi toda su vida. “Y… ¿acaso Oblivion nunca ha querido hacer contacto con los shinigami para conseguir información?”
“Creo que debí mencionarlo desde el inicio,” Len le miró fijamente. “Yukko, Oblivion tal vez ni sabe sobre la existencia de los shinigami, tal y como te eran desconocidos antes de conocer a tu contacto.”
“¿Q-qué?” ella se mareó por ese nuevo detalle. “P-pero tú sabes de ellos…”
“Sí, y debo ser el único que lo sabe, además de ti. Te pido que lo guardes en secreto.”
“U-un momento,” ella le miró muy confundida. “¿Eres alguna clase de doble agente o algo que te obliga a esconder y manipular información? Si sabes que hay gente más allá que puede saber más información que tu okaa-san, ¿por qué no lo compartirías?”
“Porque…” él desvió la mirada. Yukko le vio incómodo, tal vez hasta preocupado. Algo debajo de todos estos datos debía de molestarle.
“¿Acaso estás guardando un secreto a otra persona?”
“No… precisamente, pero es complicado. La información es peligrosa, nunca sabes quién lo va a oír o quién lo querrá manipular.”
“N-no entiendo… tendrás que explicarte mejor.”
“No podría decirte mucho, es un tema delicado, pero por tu información, quizás lo mejor sería contestarte algunas dudas,” Len le miró con seriedad. “Yukko, debes estar consciente que lo poco que pueda compartir contigo en este instante sigue siendo secreto y debe ser manejado con cuidado. Tienes que prometerme mantener silencio y no compartirlo, sin importar qué.”

“…” Yukko sintió nervios. ¿Y otra persona saltaba de entre su vida aparentemente tranquila y normal para confiarle un secreto? ¿Ya no necesitaba ser un contacto cuestionable de Internet como Rainy-Devil o un lindo y chibi amigo por correspondencia como Emizel? Ella sintió mareos momentáneos. “U-un momento…”
“¿Estás bien?” Len le miró confundido, rompiendo con la seriedad del momento. “Me da la impresión que mis palabras han sido muy fuertes…”
“E-es que, el mundo es muy raro. Hasta en la comodidad de mi habitación terminé conociendo a una chica del jardín de Balamb, y luego a un contacto inquietante por Internet que no deja de decirme cosas raras y darme paranoia… y también el administrador de ese foro siendo más raro… y Shinkouhyou dando vueltas por ahí… y Mai que es muy abusiva conmigo… y no pudiendo coleccionar los gashapons… y también mi chibi Emizel diciéndome que guarde secretos… y ahora tú también te sales con información rara y cuestionable…” ella se agarró la cabeza. “Las cosas están perdiendo sentido cada vez más, siento que todavía soy muy principiante para manejar la dirección que mi vida ha tomado… me siento descompuesta…”

“Dices que mi propuesta a compartir información se ha juntado con distintos aspectos de tu cambiante vida y se vuelve pesado…” comentó Len, intentando comprenderle.
“Sí, algo así… y pensar que tendría el peso de tantas cosas que retener y guardar dentro de mí misma…” Yukko se lamentó un poco. “No sé cómo interpretar mi fortuna…”
“No tienes que preocuparte, Yukko. No pienso darte ninguna carga más.”
“¿Eh?” ella le miró.
“Veo que tienes problemas organizando tu vida. También he podido notar cómo de un día para otro formaste un equipo con dos estudiantes nuevas y has tenido muchos aspectos de tu vida que se han visto afectados por ello y otros eventos. Considero que necesitas de más tiempo para reorganizarte y adaptarte a un ritmo más rápido. Sé que es parte de la adaptación humana, no te preocupes.”
“…” ¿acaso iba a decir lo que pensaba que estaba por decirle?
“Es por ello que no pienso compartir ningún secreto más contigo, para así proveerte de un estado mental más tranquilo,” él asintió con certeza. “Este debe ser un buen momento para aplicar la frase ‘ignorance is bliss’ y su importancia.”
“Ehh…” Yukko tenía ganas de decirle que no se molestara en considerarle…
“Por ello debemos atender otro tema muy importante y crucial en tu rutina, el cual debe de funcionar efectivamente: la física,” él agarró sus libros y los empezó a revisar. “Empecemos con lo más básico, el movimiento rectilíneo con velocidad uniforme. También tenemos que ver ejercicios tipo de caída libre que se presentarán en el examen. Y revisando tus notas en tu clase de matemática, práctica de sistemas de ecuaciones, vectores y derivadas simples te vendría de gran ayuda para comprender los ángulos de rotación y las relaciones entre leyes de movimiento.”
“E-ehh…” ella sintió un tic en la ceja, aterrada.
“Te aconsejo que uses un bloc de notas, de lo contrario podrías olvidar la sesión.”
“Uhhh…” y tenía ganas de olvidarla desde ya. Al parecer se quedaría con las ganas de saber el secreto. Ya casi parecía que él le castigaba.

Le tocaba comenzar con una sesión de estudio forzada, mientras no dejaba de cuestionarse sobre las evadidas interrogantes.


   

Luego de pasear por algunos puestos, Rorona y Hotaru llegaron a un pequeño parque en donde pensaban tomar un descanso antes de ir de regreso. Mientras Hotaru esperaba en una banca bajo la sombra de un árbol, Rorona terminaba de comprar un par de helados para cada una de un heladero que probaba ser popular en el lugar.

“Muchas gracias,” Rorona sonrió felizmente, y se retiró, dando pase al siguiente cliente. Ella caminó a paso rápido de regreso donde su amiga, quien todavía se veía apagada e incómoda. Al menos vería si Kagari tenía algo de razón y un poco de dulce le animaría al menos momentáneamente. “¡Hota-chan! Ya regresé~ Te traje un helado.”
“Oh…” ella le miró y vio el helado que le extendía. Lo recibió con cierta duda y analizó el tamaño de este. “Es… bastante, ¿no te parece?”
“Hace mucho calor, yo diría que lo justifica,” Rorona asintió decididamente. Se sentó a su costado y comenzó a comer el suyo. “Este heladero sí sabe lo que hace.”
“Hm…” la pelinegra analizaba su porción. “¿Qué sabores son?”
“Te escogí avellanas y durazno. Se veían muy bien.”
“Ya veo…” ella volvió a mirar su helado mientras Rorona seguía comiendo el suyo de mora y coco. Hotaru apenas lo probó unas pocas veces, mientras su amiga ya había consumido más de la mitad.
“¿Ocurre algo, Hota-chan?” le preguntó.
“No es nada, estoy bien…” entonces, su helado le llamó la atención cuando sintió un par de gotas heladas deslizarse y llegar a su mano. Vio que el helado se comenzaba a derretir, invadiendo varios lados del cono. Rápidamente, sacó un par de pañuelos de papel, para secarlo y recubrir el cono. “Uhh, uno no debe descuidarse…”

“Deberías comerlo más rápido… o será que…” Rorona se vio apenada. “¿Acaso los sabores no son de tu agrado?”
“Son… peculiares, diría…” Hotaru seguía secando su cono, y cuando miró a su amiga, vio que ella se veía torturada y muy apenada. Tal vez fue algo dura con ella. “E-ehh, perdón, no quería decir nada malo. Gracias por tu consideración, Rorona.”
“No… claramente no supe qué sabores escoger para ti, y te he dado una gran carga de terminarlos. No tienes que sentirte obligada…” Rorona se vio apenada. “Vi que te animaste cuando Kagari te invitó los bombones, y quería hacer lo mismo.”
“E-es que, me gusta mucho la combinación de chocolate y menta…” Hotaru desvió la mirada. Ya casi empezaba a sentir una especie de competencia entre las dos…
“Uhh, tampoco sabía eso, como repostera debería avergonzarme…” y ni tenía idea cómo Kagari pudo atinar sus gustos tan bien, sonaba a demasiada suerte.
“Perdón, Rorona…”
“No deberías disculparte. Ahora tengo que aprender postres de menta para redimirme.”

“N-no me refiero a eso, no tienes que,” la pelinegra se vio confundida. Rorona seguía dando demasiadas vueltas alrededor de lo mismo. Era innecesario e injusto para ella misma, pero sabía que ella era de seguir ese círculo vicioso. “Me disculpo porque te he causado incomodidades. Sé que estás tratando de animarme y te preocupas por mí. En verdad aprecio lo que quieres hacer, pero no quiero que te incomodes,” bajó su mirada. “Yo estoy bien. Estoy baja de ánimos por dilemas personales, pero no es más que eso.”
“Pero Hota-chan, somos amigas…” Rorona le miró con reproche. “Si tienes dilemas personales, lo mejor sería desahogarte y compartirlo con alguien. En verdad quiero saber qué te incomoda. No importa si es algo que creas insignificante o tonto, tampoco temas molestarme o hacerme preocupar,” le sonrió. “Las dos podemos más que una sola.”
“Rorona…” Hotaru no sabía qué decir, y nuevamente se distrajo cuando su helado estaba pasando la barrera de pañuelos que había preparado, incomodándole levemente.
“Oh, dame eso,” Rorona le quitó su helado y lo botó a un tacho cercano con tal rapidez que incomodó aun más a su amiga. La pelimarrón no iba a desperdiciar un momento en el cual Hotaru finalmente podría decirle qué le incomodaba. “¿Qué es lo que sucede?”
“Hm…” ella frunció el ceño por incomodidad y sintiéndose presionada. Su amiga ya no podía más con el suspenso. En verdad… decirle precisamente qué sucedía en su vida era demasiado complejo y demandaría muchas explicaciones, pero sí podía compartir con ella sus más grandes temores. “Rorona, ¿qué dirías si… las cosas no son como parecen?”

“¿Eh?” Rorona no esperó una pregunta así. “Hm… no entiendo…”
“Sé que no hay punto de incomodarse con posibilidades pero… nosotras vivimos en el jardín de Balamb y los días normalmente son muy tranquilos y agradables, con clases regulares, vidas cómodas y personas muy queridas…”
“Ehh, no siempre es tan fácil para mí…” Rorona dio un suspiro, frustrada. “Sensei y Kagari son malas conmigo. Sterk me da miedo. No soy buena estudiante. Todavía me falta mucho por aprender de alquimia. No puedo pelear. Todavía no encuentro la receta para preparar el pie perfecto… pronto Iksel y varios de tercero se irán…”
“C-comprendo lo que dices…” Hotaru le sonrió con comprensión, y algo apenada por ella. Las dos tenían puntos de vista muy distintos, era claro. “Aun con todo eso, sé que podemos decir que somos muy felices, y que hemos sido bendecidas con un buen lugar, varios amigos y una vida casi asegurada. Hasta las molestias y problemas que otros aquí nos puedan dar son parte de lo hermoso en la vida, porque son seres queridos.”
“…” Rorona no había esperado oír algo así de su amiga. Eso le daba a entender que ella nunca era de decirle nada… cierto, aparte de querer aprender a cocinar, darle tutoría o compartir asuntos triviales, normalmente Hotaru era siempre callada, con Rorona siendo la que hablaba de más. Eso le hacía sentirse en falta con su amiga…

“Mi temor es… que las cosas puedan no ser tan fáciles como parecen. La vida puede que no sea muy cómoda, y que hay mucho que no sabemos que puede alterar nuestras vidas… a veces temo que… hasta el propio jardín no es lo que parece… y que hay personas en las que no podemos confiar.”
“Hota-chan…” Rorona no sabía qué decirle. A ella no le había dado ninguna impresión así. Todo parecía continuar siendo tan tranquilo como siempre. “No creo que veo lo que tú ves, Hota-chan. Sensei es un poco rara e impredecible, pero no creo que las diferencias entre personas sean tan determinantes,” le sonrió. “Estamos en un jardín, hasta es el jardín principal, y es reconocido y tiene recursos. También cumple funciones importantes. Muchos están por dar el examen Seed y hay conexiones con otros lados, si bien tengo entendido. Todos hacen este lugar funcionar, y sé que de haber algo malo, el propio jardín lo arreglaría. Dudo que la realidad sea distinta que lo que todos damos por sentado.”
“…”
“Así que no tienes que preocuparte,” le aseguró. “Si cualquier cosa extraña sucede, sólo recuerda que vamos a estar juntas. Todavía somos principiantes, pero también amigas.”
“…” asintió, no muy convencida. Rorona se desanimó al seguir viéndole con bajos ánimos. “Tomará un tiempo para que mis preocupaciones pasen,” le sonrió, apenada. “No te preocupes por mí.”
“Entonces tenemos que animarte. Debe haber una tienda que venda bombones. Puedes comprarte todos los que quieras.”
“L-luego tenemos que comer, no puedo llenarme,” la pelinegra se asustó un poco, temiendo que Rorona fuera a adelantársele.

Era hora de ir de regreso. Hotaru no esperaba que le entendiera.
« Last Edit: June 18, 2013, 11:58:51 PM by Cho »


Cho

Re: Fic zone
« Reply #4: June 19, 2013, 12:00:22 AM »
46.48
...


   

Había sido una larga caminata por la orilla del mar. Al llegar al área del máximo alcance de las olas, Cho se había quitado las sandalias, llevándolas consigo en una mano al no necesitarlas en la arena mojada. Se había sorprendido ver a Elizabeth no haber necesitado sandalias desde el inicio, aun con el fuerte calor de la arena. Por el camino, también había notado la atención que muchos habían dado a la peliplateada, especialmente de varios hombres. Era muy evidente que Elizabeth era muy hermosa, usando un vestido corto de tela de pareo de color índigo, que se agitaba con el viento. Cho por un momento pensó en la ironía de decirle a todos los ‘espectadores’ que el corazón de la enigmática y hermosa peliplateada de tez blanca ya había sido conquistado por un pequeño de once años, pero al final nadie se les acercó, y las dos llegaron a un área más solitaria, al costado de un risco natural que delimitaba esa larga playa con una sección privada. Por las rejas en la arena, ya no podían caminar más allá.

Cho había seguido a su superior todo el tiempo, con ella caminando pausadamente, con ambas manos agarradas detrás de ella, un gesto levemente infantil, y mirando perdidamente al mar, muy pocas veces prestando atención al camino. Elizabeth se veía muy a gusto, sonriendo con esa reservada sonrisa de siempre. La peliceleste pensó que hablarían, pero todo el tiempo había sido silencioso. No evitaba sentirse ligeramente incómoda y en suspenso por ello.

“…” Elizabeth finalmente encaró al mar y alzó su vista a las nubes, sin dejar de sonreír. Por conocer algunos gestos de ella, Cho supo interpretar que finalmente comenzaría a hablar, y que quizás estaba juzgando sus propias ideas para empezar la conversación. Y esta inició, muy trivialmente. “Un hermoso día. Ayame no pudo haberlo escogido mejor.”
“S-sí,” asintió rápidamente, al ser hablada de improviso. “Me pregunto cuándo tendré la oportunidad de volver a la playa…”
“Es muy probable que en el futuro tengas múltiples oportunidades. Una locación geográfica es independiente de los azares del destino.”
“C-cierto, supongo no me refería a ello… si en verdad voy a viajar a otro país indefinidamente, no sé en cuánto tiempo volveré a Balamb, y volveré a ver este lugar.”
“No puedo medir la certitud de ese evento, al igual que tú. Espero que no midas un posible regreso en términos de visitar un lugar como este, si es que hablas de un reencuentro con la gente que amas, lo cual es mucho más esencial.”

“Lo sé…” se sintió un tanto reprendida, aun si Elizabeth lo comentó con su tono clásico de exponer verdades. “Es sólo… que siento que todo está cambiando, y muy rápidamente. Los eventos nunca se van a repetir, los días tampoco, y una visita a una playa siempre será distinta cada vez que uno vaya a ella, pero tengo la impresión que todo está a punto de cambiar de un modo mucho más drástico. Ya nada puede ser parecido… y eso me aterra.”
“Lo que pueda venir después del examen Seed tiene el potencial de revolver tu vida. Esa es una etapa que todo ser experimenta en su vida, y con frecuencia más de una vez. Sería la primera en la que tienes consciencia y dilemas, por lo cual te es aterrorizante,” Elizabeth le comprendió. Vio a Cho mirar a las aguas del mar con ojos perdidos, dando vueltas internas alrededor de todos sus temores. “Cho, quisiera que me concedieras tu completa atención,” vio a ella dirigirle la mirada. “La razón por la cual quise hablar contigo a solas es para exponer precisamente ese concepto, pero más profundamente. Tu experiencia con el próximo cambio en tu vida no cabrá en el rango promedio. Quiero que sepas que tu vida está destinada a un giro brusco, y que nada volverá a ser igual.”

“¿Qué?” Cho apenas se dejó oír, atemorizada por la declaración de la mayor, quien mantenía su perpetua sonrisa intacta. “¿Qué… quieres decir con eso?”
“No lo sé,” contestó, regresando su mirada a las nubes, sonriendo como siempre.
“Ehh…” ella se quedó sin palabras por la respuesta.
“Una declaración de ignorancia de mi parte puede restar toda importancia a mi exposición anterior,” entendió perfectamente el cuestionamiento mental de su oyente. “No hay mucho que yo sé de ti, Cho. Tampoco sé mucho de Saki, o Megumi u Osaka. Lo único que yo hice fue llevarles donde mi hermanito para que él cuidara de ustedes. Pero lo que sí sé de tres de ustedes es que les esperan giros muy bruscos en sus vidas, y tú serás la primera en experimentarlo.”
“¿Cómo así nos recogiste? No estoy informada de nadie, ni de mí misma, pero sé que tuvimos orígenes diferentes.”
“Carezco de la información suficiente para darte una respuesta certera. Sólo me informaron en el pasado que fue mi misión llevarles específicamente a ustedes donde Ayame al jardín de Balamb, para que estudiaran bajo el régimen y el tiempo siguiera transcurriendo, pero no tengo más que decir.”
“…” ese tipo de cosas le hacían preguntarse a sí misma sobre qué clase de persona era Elizabeth, y qué contactos tenía, algo que ella nunca había querido responder.

“Podría decirte quién me instruyó a llevarles donde Balamb, pero no creo que debería. No es momento que lo sepas aún. Es toda la información que podría darte, pero es cuestión de que él mismo lo diga. Espero que entiendas.”
“En verdad me gustaría saberlo. Yo no tengo recolección de mis orígenes.”
“Eso es algo que tampoco sé, lo lamento. Todo lo que quieras saber será revelado con el tiempo, ni bien pases la barrera del examen Seed.”
“Si es que paso…” dio un suspiro. Lo sentía cada vez más imposible…
“Espero que sí, es muy importante que lo hagas.”
“¿Importante?” Cho se confundió.
“No voy a mentirte. Hay una razón por la cual he venido a visitarles en las vísperas del examen Seed. Tengo una misión para ti.”
“¿P-para mí?” ella se vio asustada.
“Es simple, más simple de lo que crees. Debes haber notado que entre mis objetos personales he traído una espada, cubierta por una funda,” le miró con decisión. “Cuando pases el examen Seed, te daré esa espada. Será tu arma y tendrás el deber de siempre tenerla contigo, sin importar qué.”

“¿U-un arma?” Cho había notado esa espada, y le había parecido muy raro que la trajera para una visita… tenía sentido. También pudo ver que era una espada grande y pesada, el tipo de arma que ella había aprendido a portar desde el inicio, luego de que de pequeña, Elizabeth le aconsejara que lo hiciera. Cho se sobresaltó. “¡E-espera! Tú me dijiste que usara esas armas desde el inicio…”
“La persona que me dijo que te llevara al jardín me pidió que te orientara a acostumbrarte. Tal vez tuvo el plan de darte el arma desde el comienzo,” Elizabeth se encogió de hombros. Tenía sentido, ella misma no había sabido ese detalle hasta que fue encargada con esa rara encomienda. El monje trabajaba de formas misteriosas.
“¿Q-qué clase de arma es esa? ¿Es especial de algún modo?”
“Pues, es muy pesada, sin lugar a dudas. También es de color negro, y he oído rumores que es indestructible y resiste el paso del tiempo. Tengo la impresión que tiene algo que ver con una persona caída del pasado, pero no sabría decirte muchos detalles.”
“Persona…”
“Alguien que una vez fue conocido como ‘el gran maestro’. Tampoco sé nada de él, soy todavía muy joven y sé que mi camino se orientará en otra dirección. Estoy segura que la persona que te ha dado esta arma sabe lo que hace, y te ayudará en todo lo posible a lo largo de tu travesía, te lo prometo.”
“Pero… dudo que esa persona sea parte de mi travesía.”
“Te encontrarás con él, imagino que lo harás,” Elizabeth asintió. “Tu futura espada tiene un nombre: Onyx Blade. Es un lindo detalle que recordar.”

“…” Cho se sentía muy confundida. Todo lo referente a haber sido recogida de pequeña para terminar en el jardín y ser dada una especie de arma posiblemente famosa sonaba casi épico e increíble, ¿y por qué ella? Elizabeth no iba a decirle nada, como siempre, y si decía la verdad, era porque tampoco lo sabía. “No sé que pensar…”
“Pase lo que pase, tu vida te sigue perteneciendo, y por más que tengas otros contactos y un futuro encaminado a algún destino, seguirás siendo tú quien pase por todo, y quien tome decisiones por ti misma,” Elizabeth se vio decidida. “Eso nunca cambiará. No dejes que todo lo que está fuera de tu alcance te intimide. Tienes más control de lo que crees.”
“Lo imagino…” recordaba a varios a su alrededor animarle y decirle palabras parecidas, como su extraña familia, su equipo Seed, también Ryoji y otros compañeros. En verdad esperaba estar de acuerdo con ellos, pero no sabía si podía ir más allá.

“Hora de regresar, antes que se preocupen por nosotros,” Elizabeth se dio media vuelta y miró a la menor de reojo. “Vamos, no te quedes atrás.”

Cho asintió y le siguió de cerca. El camino de regreso fue más relajado, con Elizabeth comentando curiosidades de lo que veía y Cho confundiéndose a sus palabras, o encontrando sus ocurrencias muy graciosas. Le tocaba disfrutar el tiempo restante.


   

Con el castillo de arena olvidado, Tomo había decidido concentrarse en otra actividad.

“¡Aquí voy!” declaró ella con fuerza y ánimos. Tomo tenía los ojos vendados y un bate en sus manos, decidida a partir la sandía que había traído. Dio un grito de guerra e intentó impactarla, pero su golpe estuvo cerca de medio metro fuera del blanco. Ello no le desanimó y siguió intentándolo repetidamente, golpeando distintos puntos del piso pero no llegando a golpear la enorme fruta.

“…” Yomi estaba sentada sobre una silla plegable, mientras esperaba que su toalla se secara. Miraba a Tomo con incomprensión, quien poco a poco se molestaba más por no poder encontrar y destruir su blanco, y daba golpes más rápidos que empezaban a alejarse del punto de interés. Quebrar la sandía con los ojos vendados era definitivamente más difícil de lo que a Tomo le había parecido. Ella dio un suspiro. “Te estás alejando.”
“¡Shhh, no me ayudes! ¡Arruinas la diversión!” le reclamó.
“A este ritmo te vas a cansar.”
“No intentes sermonearme en el arte de partir sandías. ¿Qué sabes tú?”
“Yo tengo los ojos abiertos. Te digo que te alejas porque te conozco y sé que luego te cansarás y no dejarás de quejarte por no lograr tu meta. Es obvio que al ser tan terca y no oír observaciones nunca vas a darle a nada más que arena ”
“¡Eso no es verdad! ¡Te lo demostraré!” y dando la impresión de haber olvidado a la sandía, la vendada Tomo se giró en dirección a Yomi y empezó a caminar hacia ella.
“O-oye, ¿qué haces?” Yomi le vio acelerar sus pasos y levantar el bate. Fue bastante evidente lo que tenía en mente. “¡Estás demente!”

Tuvo que levantarse para evadirla, pero su ciega amiga podía oírle, y guiarse por sus ruidos para seguirle.

“¿Todavía crees que no puedo darle a nada?” le preguntó Tomo. “¡Retráctate!”
“¡Es porque me oyes! ¡La sandía no hace bulla, nunca podrías con ella!”
“¡Cállate, no olvides que la playa es mi medio!” siguió intentando perseguirle, pero Yomi probó tener menos paciencia que antes.
“¡Déjame!” Yomi se giró y con estirar una mano hacia su posible enemiga, grandes cantidades de arena atraparon a Tomo, por poco y enterrándole completamente.
“¡AAHH! ¡No se vale! ¡Suéltame!” reclamó ella, atrapada.
“¿La playa es el medio de quién ahora?” Yomi llevó sus manos a sus caderas, haciendo justicia. Vio a Tomo forcejear con la arena hasta finalmente poder liberar una mano para quedarse las vendas que le cubrían la vista.
“¡Abusiva! ¡Sácame de aquí!” le reclamó, y se giró hacia las toallas. “¡Osaka, Yomi está siendo mala conmigo!” parpadeó dos veces, notando que su amiga no estaba ahí. “¿Eh? ¿A dónde se habrá ido?”
“Hm, ahora que lo mencionas…” Yomi vio que Osaka había dejado sus sandalias detrás, tal vez luego de venirse con algún modo de atravesar la arena… y pudo ver señales leves de una ola relativamente reciente que había llegado hasta a menos de dos metros de la previa posición de Osaka. Seguramente ella vio la corriente crecer un momento y esperó el preciso instante para saltar y entrar al mar. Por eso, las dos se giraron, buscándola por la orilla, pero no había rastros inmediatos de ella…

“¡Ahí está!” Tomo apuntó casi perdidamente al mar. Yomi tardó un poco de tiempo en notar a la tercera del grupo, hasta que un pequeño puntito rosa muy lejano y amenazando con perderse en el horizonte eventualmente fue enfocado por su mirada.
“¿Cómo se alejó tanto?” ella negó. “Hay que traerla antes que se nos pierda.”
“¡Ya, pero sácame de aquí!”


Mientras tanto, Osaka flotaba a la deriva, disfrutando el hermoso mar y las aves que volaban pasando frente a su campo de visión. Luego de tanto tiempo atrapada por la incandescente arena, se sentía a gusto de disfrutar la playa como debía disfrutarse.

Dando la espalda a la playa y mirando a la infinidad, había olvidado todas sus preocupaciones terrenales mientras su flotador se encargaba de mantenerla a flote. Y en medio de sus pensamientos, agarró su celular y entró a Internet, notando que todavía tenía barras de servicio. Luego de visitar cierto foro que a veces contenía curiosidades, recibió el saludo de nada menos que su contacto favorito por Internet.

‘No esperé verte conectada, Osaka’ le saludó dicha persona.
“¡Ohh!” Osaka se sorprendió gratamente al ver el mensaje, y rápidamente escribió una respuesta. ‘Hola Trickster. Qué sorpresa, siempre pensé que eras un vampiro que sólo se conectaba en las noches.’
‘Haha, sé que no es usual que me veas conectado de día, pero te aseguro que no soy un vampiro. ¿Cómo estás?’
‘Oh, muy feliz, con excelente compañía cibernética y el día es muy lindo. Ahora mismo estoy flotando en medio del mar.’
‘¿En serio? No vayas a soltar tu celular…’
‘Descuida, desde que mis tres celulares anteriores se murieron ahogados, Ayame buscó por Internet y me regaló una mica protectora resistente al agua salada. También una cadena para llevarlo colgando de mi muñeca todo el tiempo’
‘Ah, mucho mejor. Uno tiene que apreciar los detalles de Ayame’
‘Sí, siento que la gente no le da suficiente crédito. Pero Trickster, ¿acaso conoces a Ayame de antes?’

‘Ya te respondí esa pregunta. Yo conozco a todos un poco, pero nadie me conoce a mí. Tu querido protector no es una excepción.’
‘Ohh, ya veo. Eres muy enigmático, suena divertido.’
‘En cierta forma sí lo es.’
‘Pero también siento que es injusto que nadie te conozca como tú los conoces. Te vendría bien recibir consideración y reconocimiento como todos los demás. A veces te puedes sentir solo y eso me desanima’
‘Eres muy linda, Osaka. Son por cosas como tus tan lindas palabras que te prometo nunca me sentiría solo. Todo está bien.’
‘Aw, pero sí quisiera verte formar parte de mi círculo. El jardín es muy divertido, tendrías que venir un día a visitarnos a todos. Mi familia es muy amable y puede que tengamos un padre dentro de siete años, aunque por algún motivo eso parece ser un tema sensible con algunos. También hay muchos equipos únicos. Sterk es como el patriarca de los estudiantes, Iksel cocina muy rico, las demonios son muy energéticas y animadas, hay príncipes con distintas personalidades, un equipo llamado La Resistance, una rubia empresaria, muchas amigas con talentos especiales, oh, y también hay un trío de bros, aunque uno de ellos tiene fama de stalker y no sé que tan peligroso pueda ser…’
‘Hahaha, siento que la fama que el desafortunado bro ha ganado es ligeramente desproporcionada. Yo califico más como stalker que él.’
‘No, tú eres lindo, más gente debería conocerte y estarían de acuerdo conmigo.’
‘Lo dudo mucho, mi estimada.’
‘¿También conoces a ese bro stalker? Parece que sí sabes del tema.’
‘Es también otra persona que conozco que no me conoce, y por ciertos eventos dentro de un bosque viviente siento que no quiere conocerme’
‘Aw, él no sabe de lo que se pierde. En verdad eres lindo.’
‘Me parece gracioso que perdones todas mis posibles faltas como stalker o ser enigmático por calificarme como lindo, Osaka.’

‘Es sólo un presentimiento que tengo, hehe. Me gustaría conocerte algún día. ¿O acaso soy ese tipo de personas que tú conoces y yo conozco por Internet pero en verdad no conozco como tú me conoces?’
‘Hm, sí. Felicidades, casi me mareas. Deberías escribir trabalenguas y acertijos.’
‘Sería una excelente vocación para mí. A mí me gustan las dos cosas. Cuando oigo acertijos me siento de algún modo identificada con ellos.’
‘Eres genial, Osaka. Conversar contigo aunque sea cinco minutos me anima el día. Sabes muy bien que soy tu fan número 1.’
‘Sí, son palabras que me han llegado al corazón, hehe. Yo también quiero ser tu fan número 1, algún día lo seré, seguro cuando te conozca mejor.’
‘No tienes que sentirte obligada.’
‘Oh, no es obligación, descuida. ¡Es una vocación adicional!’
‘Hm, me has dejado la tarea de descifrar los contrastes entre vocación y obligación.’
‘¡Acertijo espontáneo, yay! Ahh~ conversar contigo también me anima mucho, es lo que me faltaba en este tan hermoso día.’
‘Me alegra leer eso. Tus ánimos y observaciones simples en la vida se ven a través de tus palabras. Eres una inspiración, pequeña.’
‘No es la gran cosa. Y… pequeña… ¿cuántos años tienes?’
‘Ehh… te pido que no me hagas responder eso o me sentiré un poco mal.’
‘En verdad la edad no debe depender mucho del sistema de números que se incrementa cada cumpleaños. ¡Uno es tan joven como se siente, estoy muy segura! Y por esa otra razón deberías venir a unirte a mi grupo. Por la posible futura boda entre Luso y Elizabeth sé que la edad es lo de menos en relaciones interpersonales. Sé que todos aquí tenemos nuestras aperturas con respecto a este tema. Hm… ¡ah! Ayame todavía caza por las colecciones de cereales, ponys y se baña con patitos de hule. Además, Megumi-chan tiene gusto por las mujeres mayores. ¡Oh! Entonces eso es algo que tiene algo en común con Luso, qué descubrimiento…’
‘Ehm, Osaka, sé que tu hermanito te tiene un cariño especial, pero siento que esa observación nunca te la perdonaría. No se lo digas.’

‘Oh, okay, verdaderamente quisiera entender por qué todos parecen hacer mucho lío con respecto a este tema… y pienso que es muy interesante que también conozcas a Megumi-chan del modo en que le conoces y él no te conoce. Nos debes conocer a todos así.’
‘Sí, más o menos.’
‘Seguro que te quedas parado en nuestro patio mirándonos dormir en la noche.’
‘Pues… no tanto así…’
‘Ahh, ya casi te siento como parte de mi familia. Tengo a mis hermanos, mi Ayame, mi Elizabeth, mi posible padre y ahora mi Trickster. Tienes que aparecer en la siguiente foto de navidad, sería tan genial, hahaha.’
‘Si bien lo que acabas de decir es lindo, creo que más bien este es el momento en que me debes condenar como un stalker…’
‘Aw, pero tú sabes que no lo haría. Pero si mi hermanito te descubre uno de estos días, quizás tengas que huir de él. Últimamente le ha agarrado gusto a maldecir a otros.’
‘No se le puede culpar del todo. Pero tendré mucho cuidado.’

‘¿Cuándo crees que te podré conocer? Por una reciente conversación sé que ya conoces a Ferris y Larsa de antemano. Seguro que algún otro por ahí. No quiero quedarme atrás.’
‘Supongo es inevitable que Ferris comente algo así. Pero no seas impaciente, Osaka. Te prometí que vendría por ti un día, y mantengo mi promesa. Cuando los tiempos comiencen a cambiar y las corrientes de los vientos se alteren con el paso de tormentas, te prometo que estaré ahí por ti. Sólo espera a que el día llegue, y no temas.’
‘Eso suena muy épico.’
‘Y espero que lo sea, a ver si te doy una heroica impresión.’
‘No tienes que ser heroico, supongo puedes ser villanesco si te da la gana. Sólo quiero conocerte a ti, tan lindo como eres.’
‘Tan lindas palabras como siempre, Osaka. Con esto, me despido por hoy. Sigue teniendo un agradable día.’
‘¿Ya te vas? Uh, bueno, pero nos vemos otro día, no lo olvides.’
‘No lo haré. Y no te alejes mucho de la costa. El mar tiene corrientes sublimes, pero que no pueden ser subestimadas. Hasta pronto.’

La conversación se terminó con el Trickster cerrando sesión. Osaka miró al cielo, mientras volvía a meditar sobre esa extraña promesa de encontrarse algún día con él. Eso sólo le hacía preguntarse con qué tormentas se iría a encontrar, y cómo así él podría acudir a su auxilio. El futuro era tan incierto y misterioso…

      

“¡Osaka!” exclamó Tomo, a poca distancia.
“¡Tomo-chan!” Osaka se giró, viendo a Tomo nadar hacia ella… y se quedó en shock al apenas poder ver la costa. “¡¿Q-qué?!”
“¡Despierta!” Tomo se detuvo a cierta distancia de ella, luego de haber nadado. Como le prometió a Yomi, tendría suficientes energías para alcanzar a Osaka nadando… pero como Yomi esperó, Tomo estaba a punto de desfallecer. Esta se impulsaba con sus piernas y manos para quedarse a flote en un solo punto. “¿Cómo… así… pudiste… alejarte… tanto?”
“Uhh, no lo sé…” Osaka negó, con tono de misterio. “El mar es sublime, pero no por eso se debe subestimar…”
“¿Qué cosas… raras dices? Vamos,” Tomo se colgó de la argolla de Osaka, al estar cansada. “Ya… patalea conmigo.”

“Sí,” las dos colaboraron pataleando, con las miradas fijas en la costa, pero un rato después, la meta de regresar a la playa parecía ser sólo una ilusión. “¿Eh? Tomo-chan, no podemos avanzar.”
“Imposible…” Tomo no quería rendirse, pero hasta sentía que eran jaladas mar adentro. “¡AAHHH! ¡No puede ser! ¡No podemos perdernos y aparecer muertas flotando en otro continente! ¡Nooo!”
“Haha, eso no sucedería,” Osaka rió por su ocurrencia. “No te preocupes, sólo yo aparecería así. Tú en algún momento te soltarías de la argolla.”
“¡¿Acaso eso es mejor?!” le gritó, asustándole.
“¡Ahh, perdón Tomo-chan, no fue mi intención!”
“¡A veces es muy difícil creer que no tienes segundas intenciones!” entonces, las dos vieron una pequeña lancha a motor surcar hacia ellas. “¡Mira, un bote! ¡Por aquí!”

Las dos colaboraron para llamar por ayuda, pero ese bote parecía haber llegado ahí con ese propósito desde el inicio. Al llegar, vieron a Yomi junto con un par de salvavidas de la playa, quienes sacaron a las dos del agua.

“Por eso te dije que no te molestaras en nadar tanto y buscáramos ayuda,” recriminó Yomi a Tomo, frustrada. “Los expertos me han dicho que a estas profundidades, las corrientes marinas son fuertes. Agradezcan a los salvavidas que vinieron por las dos.”
“¡Oh, muchas gracias, señores salvavidas!” agradeció Osaka, con una sonrisa de una pequeña en Kindergarten. Sonrió con energías. “Con un rescate en lancha sí puedo decir que mi día fue perfecto. Todo salió mejor de lo planeado.”
“D-de nada…” dijo uno de los salvavidas, quien miró confundido a Yomi.
“Ignórenla, ella no sabe lo que dice,” Yomi dio un suspiro.
“Uhh, odio que siempre te des esa apariencia de ser la madura del grupo,” dijo Tomo.
“Quizás la tengo porque lo soy,” le contestó, con indiferencia.
“¡Pues no pienso aguantarte todo el camino de regreso!” Tomo se paró, con intenciones de regresar al mar. “¡Adiós, esperaré a la siguiente lancha!”
“¡No digas tonterías!” Yomi le jaló para que se siente, reteniéndola.

Luego de esa travesía en el mar, era hora de regresar a la costa y seguir disfrutando del paseo por un poco más.


               

El paseo en la convención continuó. Noire, quien en un principio estuvo muy incómoda, eventualmente se adaptó al ambiente y la compañía. Decidió entretenerse con ellos en el paseo, mirando puestos de mercancías, comprando adornos para su smartphone, un brazalete y un plushie de un gatito blanco que le robó el corazón. También compartió su sorpresa el grupo sobre noticias, presentaciones en vivo y hasta artículos raros en venta que no sabían para qué servían.

Luego de la larga caminata y de que una cantidad inmedible de desconocidos se tomaran fotos con una muy voluntariosa Vert, el grupo decidió saciar su hambre en un puesto de comida, reservando una amplia mesa en medio centro de restaurantes, donde varios otros también se daba el descanso. Ya era un poco tarde para llamarlo almuerzo, pero con todos los previos eventos a los cuales atender, el lugar estaba abarrotado.

“Felizmente un grupo grande justo se levantó de esta mesa cuando llegamos,” Noire sonrió, satisfecha con la rapidez en encontrar los lugares.
“Debo admitir que mi cosplay me da muy buenos resultados. El encargado del puesto me dio salsa adicional gratis,” comentó Vert, contenta. “Sólo tuve que llamarle, ‘Master’.”

Los demás intercambiaron miradas incómodas. Eso ya no sonaba tan bien.

“S-supongo haber escogido un tipo de comida distinta fue una buena idea,” Blanc sintió un tic en el párpado.
“Antes de venir, tenía la impresión que este lugar estaría demasiado lleno de gente y sería muy ruidoso… y bueno lo es, pero también ha sido agradable,” dijo Sora, sonriendo un poco. Luego de tantos días de tortura de parte de su asesina, La Resistance y la sociedad en general, se sentía bien tener un día despejado y pasarla bien con un grupo que para variar no le volvía demente.
“Sí, y encontrarnos con una cara conocida es siempre genial,” Luso miró a Noire. “Aunque parece que te asustamos al principio.”
“S-sí, perdón,” Noire sonrió torpemente. Tendría que venirse con una explicación. “Pues… recién he venido a la ciudad para la convención… y admito que no les recordé tan rápido. No sabía qué esperar de un lugar un tanto desconocido para mí, además…” se puso a pensar. “P-pues, no es por nada en contra de tu apariencia, pero estás usando un afro, Sora. Eso también me asustó.”
“Me alegra saber que no soy el único,” él dio un suspiro, impaciente.
“Hm, al menos eso nos deja saber que el afro sí está alejando a otros,” dijo Blanc.
“Aun si ahora está ocurriendo una gran injusticia contra ese tipo de peinado,” Vert pareció lamentarse un poco por ello.
“Bueno, no te culpo por olvidarnos, sólo nos conocimos en ese almuerzo,” dijo Sora. “Es más fácil para mí recordar el día, ya que casi me matan esa misma noche.”
“C-claro, tiene sentido, sí me contaron sobre la asesina…” y por ello, Noire se sintió doblemente tonta, teniendo presente el hecho que ella era dicha asesina. No podía creer que se le había escapado ese detalle, al menos debió haberse presentado con otro nombre para acordarse, o hacerse alguna nota mental, como viajera de carretera, restaurante al paso en medio de la nada, capítulo 18 (?), o algo. “E-en fin, ¿y por qué el afro?”

“Ayer, Sora recibió algo como una estampida de personas en plena vía pública cuando le reconocieron,” explicó Roxas. “El afro es para ocultar su identidad,” miró por un momento a Luso y Blanc. “A diferencia de quienes le han convertido en una figura infame, él es muy reconocido y no puede salir a la calle con tanta libertad.”
“D-debo decir que nada de esto hubiera sido posible sin Ferris,” respondió Blanc, con un leve dejo nervioso de estar en aprietos, evitando la mirada del hermano mayor.
“Haha, no es justo culparle a Ferris, todos hemos colaborado,” Luso sonrió, sin rastros de culpa. “Pero si vamos a culpar a alguien, ese sería yo. Fui quien dejó el Twitter y quien contrató a Ferris. Nunca hubiera imaginado que las cosas llegarían a este punto.”
“Odio que lo digas como si no fuera gran cosa. ¡Me has hecho la vida imposible!” reclamó Sora. Todavía recordaba ese descanso en el cual la rubia llegó junto a Luso con una Soraluca. Recordaba que Ferris le reconoció desde el primero momento como el ‘blanco’… y en retrospectiva, ello parecía indicar que ella le tuvo en la mira como una explotable oportunidad desde siempre. El ‘blanco’ acababa de adoptar otro significado. “Pero sé que ayer no me habría metido en aprietos de no ser por el escándalo que hizo mi asesina al aparecer.”
“Imagino…” Noire desvió a mirada. ¿Qué podía decir? No que le fuera a tener en consideración, pero también le fue mal a ella así que en general se arrepentía de haber atacado en una vía pública. “L-lo lamento, Sora. Espero que tu problema con esa asesina no esté yendo muy mal.”
“Prefiero no hablar de eso, es mi día libre,” Sora siguió tomando su gaseosa, cortando el tema. Al menos Noire cumplió con la esperada preocupación como persona ajena, ya que tampoco quería arruinar su descanso expandiendo la discusión.

“Hablando de ayer, ¿han visto los videos en Youtube?” preguntó Luso.
“¿Han subido videos?” preguntó Blanc, un tanto impresionada. Sora entrecerró los ojos y Roxas dio un suspiro, frustrándose al ver al guardián continuar con ese tema.
“Claro que sí, es normal. Me encantó ese en donde te filmaron siendo acosado por la extranjera que hablaba alemán,” Luso se rió un poco.
“¿Qu-cómo?” Roxas se confundió y miró a su hermano con sorpresa, al igual que Blanc.
“D-déjenme, ella se aprovechó de que no le entendía para abrazarme,” Sora se ruborizó y desvió la mirada sumamente molesto. “Seguro que sólo me engañó.”
“No lo creo. Iksel me dijo que es normal para ese tipo de personas hablar sólo alemán.”
“¿Qué tiene que ver Iksel en esto?” preguntó Blanc.
“Le mostré el video,” respondió Luso. “Él identificó a la extranjera como proveniente de Arland por su apariencia, ropaje y dejo. Dice que el alemán está presente en las clases altas y las familias de esa categoría muchas veces son elitistas y sólo hablan alemán. Ella te llamó ‘mein hübsches’ en el video, e Iksel me dijo que significa ‘mi precioso’.”
“Ahh, así que eso es lo que hübsches significa,” Vert asintió, como si finalmente comprendiera algo que le había estado confundiendo ya un rato. Los demás le miraron, no entendiendo esa reacción.
“Y…” Sora se mostró impaciente. “Eso no importa mucho, ¿por qué te molestas en traducir parte de lo que dijo?”
“Porque desde que publicaron el video te han estado llamando hübsches en las redes sociales,” respondió su guardián con naturalidad. “¿Por qué más preguntaría?”
“¡¿Me están llamando hu-u… esa cosa?!” genial, ¿había algo más que le torturaba la vida? Por poco sentía que el mundo conspiraba en su contra.
“Hübsches o precious, he visto los dos. También vi el video,” Vert sonrió.
“Con eso construyen más tu falsa orientación sexual, a mi parecer,” comentó Blanc.
“…” y Noire se había quedado sin palabras. Ya había visto algunas interacciones de todos con el príncipe y en general tendrían a molestarle e incomodarle, pero se sorprendía al ver qué tan crueles eran de vez en cuando. Sí sentía pena por él en ocasiones, pero tampoco era su problema. Les vio hablar sobre otro video de las personas que le acorralaron discutiendo críticamente sobre el contenido de su ‘biografía’ y pidiéndole favores, y entonces, llegaron a hablar sobre otro video que sí era más de su interés.
“¿Y han visto el video de un grupo de amigos cuando llega Ferris a la escena?” preguntó Vert. “Tiene una excelente toma y está en HD.”
“¡No, no le he visto!” Luso se quedó en shock. “Con las justas encontré uno borroso en medio de la muchedumbre. ¡A ver!”
“Creo que tienen que verlo,” Vert sacó su smartphone y buscó el video, el cual tenía una enorme cantidad de vistas pese a tener apenas diez horas de publicado. Todos se acercaron y prestaron atención.


El video comenzó con una toma a unos metros de la enorme muchedumbre en la alameda, con tanta gente que no se podía ver ni a Sora ni a la asesina acorralados en el centro. Era un grupo de cuatro amigos los anfitriones del video, personas que para cierta incógnita entre los presentes no fue de ningún modo agradable de visualizar.

“Son las 8:53 de la mañana…” toma rápida a un reloj de pulsera. “Aquí estamos luego de skippearnos la tutoría de inglish. Yo soy locazo,” agarró a un amigo del hombro. “Aquí está nuestro Champion. A mi otro lado ven al racional y el camarógrafo es Pepe.”
“Hola,” Pepe giró la cámara un momento para aparecer, saludando con la mano. Acto seguido, volvió a filmar a sus amigos.
“Y aquí estamos para mostrar nuestra hazaña,” racional levantó del brazo del Champion como un referee anunciando el ganador de una pelea de Boxing. “Nuestro Champion se escabulló entre la mancha y desarmó a la famosa Miss Assassin.”
“Aquí tenemos su florete,” el Champion lo acercó. “Ya pe, Pepe. ¡Zoom, usa zoom!”
“Está al máximo, calla hombre,” le respondió.
“Oye, lo podemos vender en el mercado negro,” sugirió el locazo.
“Bien locazo te crees, esto se queda para la posterity,” dijo el racional.
“Sí pe, tengo que enorgullecerme,” agregó Champion. “Y traerme orgullo a mí y hasta mis futuros hijos, todo hombre entiende eso. Bueno, el príncipe quizás no, siendo gay.”
“Seguro que no tendrá hijos, ah, pero no tenemos nada en contra de los gays. Así, miren, lo juro,” el locazo besó sus dedos para mostrar su seriedad. “Mi hermano mayor es gay y se le respeta.”
“¡M-miren! ¡Miren eso!” exclamó el racional. “¡Pepe, gírate y graba eso!”
“¿Qué cosa?” Pepe se volteó y la vista mostró la alameda mayormente vacía, pero captaron la toma de Ferris acercándose cabalgando, en dirección a la muchedumbre.

“La rubia… ¿cuál era su nombre?” el Champion se puso a pensar.
“¡Ah! ¡Ferris!” exclamó el locazo. Los cuatro amigos comenzaron a exclamar su nombre como saludándole, y Pepe giró la cámara en el momento preciso para ver a la muchedumbre asustarse y lanzarse a los lados, con tal de no ser arrollada por el caballo.
“¡Casi embiste a esa vieja!” gritó el racional. “¡La asustó tanto que por poco y se le caen los años!”
“¡Miren, miren!” exclamó el camarógrafo, también captando el momento en que Ferris extiende su mano a la asesina y huye con ella montada atrás sin necesidad ni de bajar la velocidad del caballo.
“¡Pero qué masters esas chicas! ¿Y cómo escogió salvar a la asesina en vez del gay? ¡Haha, yo leería un libro de eso!” observó el locazo. “¡Compadres, un millón de vistas en Youtube! ¡Estoy seguro!”

Se vio a Ferris esfumarse, la muchedumbre volver a rodear a Sora casi de inmediato, y los cuatro amigos chochar menos entre ellos, terminando la transmisión.


Con el video acabado, quedó una sonriente Vert, un entretenido Luso, unos confundidos Roxas y Blanc, y un molesto Sora. Y claro, una iracunda Noire que tenía su trabajo de pretender no tener nada que ver extremadamente difícil.

“Haha, si bien ese diálogo fue algo inapropiado, sí entretuvieron,” opinó Luso. “Y mis felicitaciones a Pepe por captar la tomar perfecta de Ferris.”
“En mi opinión, no fue el video más agradable,” Blanc se encogió de hombros. “Será de una situación trivial, pero molesta ver a gente como ellos entretenerse de ese modo.”
“Normalmente son gente como ellos quienes hacen las acciones de burlarse y ponen los videos en Internet,” contestó Roxas sin darle mucha importancia. “Lo que sí debo decir es que la decisión de Ferris de cabalgar a tal velocidad hacia un grupo grande de personas fue muy aterradora. Pudo haber lastimado a alguien.”
“Tal vez no pensó que su aparición podría ser tan seria,” Vert sonrió. “Pero tratándose de Ferris, podría sí saber lo que hacía.”
“Seguro que sí,” Luso asintió, entretenido. “Creo que Ferris lo tiene todo fríamente calculado.”
“No lo sé, varias personas tuvieron que lanzarse al piso en el video,” recordó Blanc, pensativa. “Y Ferris no trata muy bien a ese chico en su grupo… Ryner, o algo…”

“¿Cómo así se han puesto a hablar de Ferris?” preguntó Sora, indignado. Los presentes intercambiaron miradas sin entender por qué se quejaba, todos menos Noire, quien por algún misterioso motivo se encontraba cabizbaja y comprimiendo sus puños con furia.
“¿Por qué no lo haríamos?” Vert se confundió, pero volvió a sonreír con ánimos. “Tú lo has visto. Su entrada fue brutal.”
“¡No se trata de eso!” el príncipe se veía muy molesto. “¿Vieron cómo esos chicos se burlaban de mí y asumían que era gay? ¡Es un insulto! Lo peor es que parece ser ya un ejemplo de cómo todos me perciben y hablan sobre mí.”
“Entiendo bien lo que dices, pero tienes que tranquilizarte e ignorarles,” le aconsejó Roxas, quien se apenó al ver a su hermano mirarle más molesto. “Y sí, sé que mis palabras no son agradables de oír, pero no debes afectarte por cada cosa pequeña. Así sólo te lastimarás tú.”
“L-lo sé…” Sora dio un suspiro. “Pero ese comportamiento de los chicos del video sí estuvo muy mal. Da cólera que no se le ponga tanta atención.”

“¡¿Cómo no se le pondría?!” exclamó Noire, finalmente dejando algo de cólera salir. Todos le miraron confundidos. “¡Estuvo terrible! ¡Robaron un inocente florete!”
“Ehh…” el príncipe ladeó la cabeza. Vaya, por un momento pensó que alguien le había extendido comprensión. Claro que estuvo equivocado.
“Esos chicos se sorprendieron con la entrada de Ferris, así que el propósito principal del video fue para mostrar al mundo que robaron un florete. Sí estuvo mal,” dijo Blanc, dedicando al menos un poco de comprensión a la reacción de la viajera. “Pero… en medio de todo lo que sucedía, el robo a una asesina, sobre todo a una que debería aguantar la parodia de la sociedad, es quizás uno de los puntos menos importantes aquí.”
“Sí, ella apareció para asesinar a Sora, y fue la causante de la congregación de gente, así que no se le puede dar tanta simpatía,” agregó Roxas decidido. “Ella se lo buscó.”
“E-entiendo, pero…” Noire lo sabía, pero recordar los rostros sonrientes de ese grupo de ladrones que acababan de volverse celebridades en Youtube a su costo sólo empeoraba su humor y debilitaba su neutralidad. “L-los floretes son caros y quién sabe el mantenimiento y cuidado que reciben.”
“Hmm, en comparación con otras armas, deben ser económicas,” opinó Vert, pensativa. “Como una asesina, ella debe tener sus recursos para un repuesto,” sonrió a la viajera. “Esa pasión tuya hacia el florete es bastante linda, Noire. ¿Acaso serás esgrimista?”
“E-ehh, p-pues, me gusta el deporte, es elegante…” Noire sintió que ya hablaba de más. Mejor se concentraba en actuar más neutral. Sí que echaría de menos a su querido florete, por más que consiguiera otro.

“Viendo cómo has reaccionado, no quiero ni imaginar la reacción de la asesina cuando vea este video,” Luso rió un poco. “Al menos podrá ver sus rostros y saber sus apodos si es que quiere cazarles por la ciudad. Por cierto Vert, el video es uno de los más recientes. ¿Lo viste en la mañana antes de salir?”
“En la madrugada, casi ni dormí por mi visual novel de la semana,” contestó la rubia. “Pero sí llegué a mostrarle el video a Pram.”
“¿Mi instructora?” Sora se sorprendió al igual que sus compañeros. Por su parte, Noire sintió un miedo mortal recorrer su cuerpo. De todas las personas tenía que ser ella…
“Sí, tuve que pasar rápido en la mañana por el jardín para entrenar unos documentos, y me encontré con ella. Lamento decir que también encontró tu situación cómica, Sora. Hmm, y por algún motivo algo parecía incomodarle mucho,” miró a Noire. “Creo que era algo relacionado con el florete, por su reacción. ¿No es genial? No estás sola en tu preocupación por esa arma.”
“Q-qué bueno…” la dirigida sonrió nerviosamente, mientras que por dentro era un manojo de nervios. Por La Resistance, lo ocurrido en el programa de Oprah, ahora ese vergonzoso video… sí, no quería ni pensar en tener que encontrarse con ella.
“¿Podemos dejar este tema de lado, por favor? Están arruinando el domingo,” dijo Sora, bastante incómodo. “Se supone que el paseo es para olvidar la rutina por un rato.”
“Sí, voto por lo mismo,” Roxas dio un suspiro. “Hay mucho que hacer aquí, deberíamos continuar con el paseo.”

“Un momento por favor, aún no termino de comer,” Vert sonrió torpemente. “Ahh, me pregunto qué andarán haciendo los demás por la playa. El día es hermoso.”
“Una buena cantidad de ellos no sería de meterse al mar, y el sol es muy intenso,” dijo Blanc. “Pero tampoco los veo paseando en estas convenciones, no hay muchos en el jardín que las aprecian.”
“Vaya, es una lástima. Son divertidas,” observó Noire. “Más gente debería apreciarlas.”
“Sí hay varios que lo hacen, por eso el lugar está tan lleno,” Roxas sonrió incómodo. Sabía que Kuroneko también disfrutaba de ellas, y la habría invitado si es que los eventos del día anterior con Blanc no hubieran ocurrido. Aun así, la pelinegra ya había hecho planes de ir a otra en una ciudad cercana.
“Elizabeth debe estar divirtiéndose mucho, sé que le gusta el mar,” Luso sonrió. “Es una lástima que no podamos pasar más tiempo juntos.”
“Sé que si hubieras ido, Megumi te habría eliminado en algún punto del paseo,” comentó Blanc, mostrando una pizca de entretenimiento en su seria expresión.
“En serio, te podría haber paralizado dentro del mar y nadie te hubiera vuelto a ver,” Sora se vio levemente aterrado. “Ya quisiera tener su poder de maldiciones para hacerte pagar por todo lo que me haces.”
“Es muy interesante pensar en el tema,” Vert sonrió. “Abuso físico se vería muy mal y sería corregido y reprendido de inmediato, pero una invisible maldición igualmente dañina es tolerada y pasa desapercibida. Hay como un sucinto doble estándar presente.”
“Tienes razón, pero en parte se debe a que Megumi normalmente se porta bien y es moderado y responsable con sus poderes,” agregó Roxas.
“No lo es,” Luso le miró con tal rapidez y alteración en sus ojos que causó que Roxas se inclinara hacia atrás, desconcertado. El guardián se encontraba reviviendo ciertos tiempos de tortura. “Los primeros días después de la llegada de Elizabeth fueron dañinos para mi salud. No dejé de sentir mareos, jaquecas y dolores de estómago. Y si a mí me fue mal, ¿cómo le habrá ido a Ayame? Los dos viven bajo el mismo techo.”
“Lo sé, es terrible. Pobre Megumi,” Blanc asintió, compadeciéndose por su posiblemente maléfico amigo. “Pero debes aprender de esto, Luso. Aquí todos sabemos que no tienes mucho control para saber cuándo o cuándo no hacer bromas. Esta experiencia debe enseñarte que hay algunos con quienes no se debe jugar, especialmente con los callados,” ella tomó un sorbo de su bebida, tranquilamente. “Como una persona callada, lo confirmo. No saben lo temible que puedo ser.”
“Créeme, lo sabemos,” corrigió Sora, incómodo. Él conocía bien la ira de su hermanita.

“Uhh…” Noire se sorprendía de ver a Luso torturado por el tema. Era la primera vez que le veía tan afectado por algo. Esa rara situación entre Luso y la hermana mayor de Ayame había sorprendido a todos, incluyéndole, con muchos reaccionando negativamente. “Pero Luso, ¿tu situación con esa Elizabeth es de verdad seria?”
“¿Eh?” Luso se confundió y le miró, al igual que todos los demás. Un silencio minúsculamente más pronunciado de lo usual le hizo comprender a Noire que acababa de preguntar como si ya lo supiera.
“¡E-ehh! ¡Yo… m-me parece algo muy serio ocurre!” dijo ella con rapidez, esperando disipar cualquier posible sospecha. “E-espero que todo esté bien en tu círculo y…”
“No te sientas mal por preguntar, el asunto no es nada mortalmente serio… espero…” Luso sonrió, algo incómodo. “Elizabeth es una persona con la que he congeniado desde el principio. Puedo afirmar que es mi alma gemela y nos llevamos de maravilla. Por eso nos veo juntos en el futuro, a pesar que a los demás les parece muy raro por la diferencia de edad. Creo que no puedo pedir mucha comprensión, viendo cómo han sido las reacciones, pero soy honesto, y muy serio con este tema.”
“…” Noire le vio sonreír, y algo en su sonrisa le hizo sonreír a ella. Sí sonaba muy raro, pero hasta la misma Elizabeth había afirmado lo mismo. En fin, era asunto de ellos. El suyo era evitar volver a llamar la atención. Debía ser cuidadosa.
Y el tema de discusión sería cambiado drásticamente por un evento indeseado en ese mismo instante… una llamada telefónica.

El celular de Noire vibró encima de la mesa que todos compartían, y ella lo miró, viendo la frase ‘Ferris Calling’ en la pantalla. De un zarpazo instintivo, recogió su celular y presionó el botón rojo para cortar la llamada. El corazón de la pelinegra latió a mil por segundo. Nadie lo había visto, ¿verdad? Miró nerviosamente a los demás, y vio a Vert distraída con su comida, a Sora ocupado con su gaseosa, a Luso y Roxas hablar con admiración sobre un cosplay exacto de Goku que acababan de ver pasar… y Blanc le miraba fijamente, inmutada. Noire por poco y se siente aplastada por la intensa mirada de la princesa. ¿Habría visto el teléfono?

“Tú…” Blanc le siguió mirando, y eventualmente entrecerró sus ojos con molestia. “¿Qué te sucede? ¿Por qué me miras así?”
“E-ehh… tú me estas mirando…”
“Tu rápida acción de agarrar tu celular y cortar la llamada fue muy extraña. Presumí que te ibas a explicar. ¿Te habrás peleado con algún conocido?”
“N-no es eso…” vaya, de nuevo salvada. Noire se dedicó a recriminarse severamente por haber dejado el celular sobre la mesa. ¿Cómo se le ocurrió? Ah, cierto, había probado esos adornos de celulares que compró junto a Blanc y Vert. Estuvo cerca, tendría que tener más cuidado… y se sobresaltó cuando el celular volvió a vibrar en sus manos, reflejando su tensión. Ferris de nuevo, tendría que devolverle la llamada más tarde.
“Actúas de forma muy extraña, casi cuestionable,” comentó Blanc, alzando una ceja.
“P-perdón, es que… es mi jefa y todavía no termino un trabajo y… no es el mejor momento para hablarle. N-no tengo nada listo,” contestó Noire, con una nerviosa sonrisa forzada y diciendo lo primero que se le vino a la mente. Con su explicación, volvió a llamar la atención de todos.
“Sí, debe ser pesado que te llame en medio de tu día libre,” respondió Sora. “¿En qué trabajas?”
“¿Yo? Pues… no es precisamente un trabajo, eh… sigo en capacitación y trabajos de campo, por eso soy de viajar,” sonrió torpemente. “Pero no necesitan saber detalles, es muy aburrido.”
“Para nada,” Vert sonrió encantada. “Nosotros hemos hablado de muchas cosas del jardín, pero todavía no te conocemos bien. Anda, dinos.”
“Sí, y una preparación que envuelve varios viajes a todas partes suena a uno de los mejores trabajos,” Luso asintió.
“Entonces… a ver, ¿por dónde comienzo?” de nuevo tendría que venirse con algo rápido y creíble. “Yo estudio zonas más rurales de Balamb y pues… veo cómo las personas viven, interactúan, y sobre todo sus necesidades y ocio. Medio que tengo que evaluar su estilo de vida y qué les llama la atención, especialmente para estudiar una posible expansión urbana y si la apertura de sucursales de tiendas es un movimiento inteligente tanto para los habitantes como las empresas…” con eso sintió un terrible peso interno que le indicaba se estaba yendo por las ramas. Sus nervios podían más que ella, lo mejor era parar de inmediato. “P-pero no es nada de aplicación, sólo es estudio y observación superficial… debería tener un reporte escrito, pero comenzaré ni bien regrese de la convención de hoy…”
“Entiendo. Escribir un reporte así de viajes lo debe hacer tedioso,” Roxas asintió, con pesadez. “Yo también debo prepararme, en mi caso para el examen Seed. He estado entrenando mucho últimamente, espero que sea suficiente.”
“Ten confianza en ti mismo,” le animó su instructora. “Un examen es difícil, pero no imposible.”
“No nos has dicho de qué se va a tratar…”
“Lo siento, sólo sigo las reglas,” la rubia sonrió. “Pero confío en ustedes.”
“No tendré información sobre el tema, pero…” Noire sonrió al príncipe mayor. “Tú puedes, y no vas a estar solo.”
“Espero que sí, gracias,” él asintió en agradecimiento, con una expresión decidida. La conversación se cortó por un sonido muy familiar. Luso oyó su celular timbrar.

“A ver… ah, es Ferris,” Luso contestó, con Noire poniéndose nerviosa. “Hola Ferris… ¿eh? No, hoy no he visto a la asesina,” sí, Noire tuvo todo el derecho de ponerse nerviosa. ¿Ferris en serio llamaba a Luso preguntando si la había visto? “En verdad, lo lamento, pero no he visto señales de ella. Haha, pensar que la vida de Sora no ha estado en peligro en un paseo… sí, si la veo o la noto presente, le diré que llamaste. Hasta luego, saludos a Babu.”
Él cortó la llamada, recibiendo miradas de los demás.
“¿Qué dijo Ferris? ¿Por qué te llamó?” preguntó Blanc.
“Nada muy importante, sólo que ha intentado comunicarse con la asesina un par de veces pero no ha tenido suerte,” reportó el guardián, sonriendo. “La seriedad con la que toma su trabajo es muy admirable.”
“Oh, ahora la asesina está desaparecida,” Vert sonrió entretenida. “Suena a un giro de eventos muy interesante.”
“Yo no diría interesante. Más bien las cosas regresarían a la normalidad,” opinó Roxas.
“Sí, y qué bueno sería eso,” Sora se lamentó.
“Ehh… ¿acaso ustedes se comunican con la asesina de Sora?” preguntó Noire, tratando de tranquilizar sus nervios. Bueno, al menos había hecho una pregunta ‘esperada’ de alguien ajeno al tema.
“Pues sí, pero encuentros planeados van en son de paz y son ajenos a su trabajo de poner la vida del príncipe en peligro,” respondió Luso, restándole importancia. “Ferris es una estudiante de jardín con muchos contactos, y ha hecho posible formar un grupo que publica y promociona muchos productos en relación a este incidente, uniéndonos a todos. Debes haber escuchado de La Resistance anteriormente.”
“S-sí, claro, pero no pensé que esa asesina de su grupo era la verdadera…” bien, no había más sospechas. Tenía que mantenerse así. Esperaba que esta vez sí le dejaran retirarse… y volvió a sobresaltarse por su celular vibrando en sus manos. Vaya que Ferris era insistente, y no le quedó de otra que rápidamente bloquearle por la tarde. “Ehh, perdón, mi eh, jefa sigue llamando.”

“Hm, qué desconsiderada es contigo,” comentó Blanc. Y ella fue interrumpida por su teléfono. “Un momento…” contestó. “Soy Blanc… ah, buenas tardes, Ferris,” ello hizo a Noire estremecerse, mientras los demás intercambiaron miradas. Sí que no se rendía. “No, no he visto a la asesina… estoy segura… sí, ya oí a Luso hablar contigo, he salido con él… no, no lo sé, pero cualquier cosa te llamo… hasta luego.”
“¿Qué le pasará?” Sora negó. “Ella es media rara.”
“‘Media’ no lo define, pero será que eso le hace tan funcional,” dijo Roxas. “Tal vez ha encontrado una oferta para la asesina que es importante, o necesita hacerle una consulta.”
“Sí que es profesional. Trabajando en su tiempo libre por el bien de su grupo y no dándose por vencida,” Vert asintió, sonriendo energéticamente. “Es inspirador. Noire, no es por presionarte, pero ver a Ferris insistir tanto debería hacerte comprender y apreciar las insistencias de tu jefa,” le guiñó un ojo, juguetonamente.
“…” Noire sintió helados escalofríos y asintió con temor. Con ese comentario, su paranoia se potenció a grados insoportables. ¿Esa volada instructora se había dado cuenta y se burlaba de ella? ¿Iría a pretender ser inocente para darle luego un fuerte escarmiento? ¿En verdad era así o sólo se hacía líos mentales? ¿Si se confiaba se iría a llevar peores consecuencias? ¿Si se paraba para huir sería suficiente prueba para que todos le descubrieran? ¿Qué hacer, qué hacer? En las presentes circunstancias al menos podía estar agradecida que se había encontrado con ellos, porque no dudaba que las personas en el otro paseo sí tendrían más probabilidades de conectar los cabos sueltos.

Y volvió a sobresaltarse al oír otro timbre. Esta vez, Roxas contestó su celular.

“¿Aló?... ¡¿F-Ferris, eres tú?!” él se asustó, y los demás de nuevo intercambiaron miradas. “Eh, yo no pertenezco a La Resistance, ¿cómo conseguiste mi número?” un corto silencio. “¿Cómo que eso no importa ahora?... No, no he visto a la asesina… En verdad, estoy con Blanc y Luso, todos hemos visto lo mismo… y no, no le hemos visto… sí, mantendré mis ojos abiertos… ya, nos vemos en el jardín,” y colgó. “¿Qué le pasa? Su tono serio y frío sólo lo hace más aterrador.”
“Haha, casi suena a que es la muerte intentando llevarse a la asesina,” Luso rió. “Y Ferris no es de dar mucha paciencia. Sí que me alegro de no estar en el lugar de la asesina.”
“Q-qué miedo…” a Noire se le escaparon esas palabras. “Eh, esa Ferris suena peligrosa.”
“Lo debe ser cuando se molesta, pensando en todas sus neutrales hazañas,” Blanc se encogió de hombros. “Pero sólo un tonto andaría molestando a gente como ella.”

“¿Eh? No me digan…” Sora escuchó a su celular timbrar, y lo contestó. “¿Sí?... ¿Ferris? ¿En serio te atreves a llamarme luego de todo lo que tú me-? ¡No me cortes!... ¡No, no sé nada de mi asesina, ya hablaste con mis hermanos!... ¡Y no me importa buscarle, ella me intenta matar, ¿lo olvidaste?!” una corta pausa. “U-un momento, ¿qué tiene que ver mi PS3 en esto?” el príncipe se vio levemente angustiado, como si amenazaran la vida de una persona querida. “N-no te atrevas… ya, está bien… juro que no volveré a levantarte la voz… ¿Pero mi PS3 está bie-? ¡AHH, me cortó!”
“Haha, clásico,” Luso sonrió. “No puedes ganarle, Sora. Ni lo intentes.”
“No puedo creer que amenazara mi consola…” el príncipe entrecerró los ojos.
“No es por justificar sus acciones, pero no deberías faltarle el respeto,” le recordó Roxas.
“Y justo dije que sólo un tonto lo haría. Presta atención,” le recriminó Blanc.
“…” la tensión seguía incrementándose en Noire, pero ella se repetía una y otra vez que se calmara. Ferris no tenía forma de dar con ella ni de hacerle ver más sospechosa. Sí, todo iba a estar bien…

“Oh, ¿de nuevo?” Luso sacó su celular, al volver a sonar. “Hola Ferris, ¿qué tal?... No, no hemos visto ninguna señal de la asesina… hm, estás insistiendo mucho. ¿Hay alguna razón en específico?” un corto silencio. “Ohh, ¿y cómo lo sabes?... ah, tiene sentido… entonces sí, prestaré atención. Si veo algo, te llamaré… ya, hablamos después,” y cortó. “Tengo noticias. Ferris me acaba de asegurar que la asesina está aquí en la convención.”
“¿En verdad?” Roxas se sorprendió y los demás se mostraron escépticos… y Noire quería morirse. ¿Cómo lo habría averiguado? Imposible…
“¿U-una asesina aquí? Q-qué miedo…” dijo ella con torpeza. “Ehh, Luso, ¿y cómo así ella está tan segura?”
“Ferris me dijo que revisó la cuenta un app de ubicación del smartphone de la asesina y la última vez que cambió su status fue cuando entró a la convención en la mañana,” explicó Luso, sonriendo. “Y que al parecer la asesina es de cambiar su status de ubicación hasta cuando está usando transporte público, así que sigue aquí.”
“…” y Noire sintió como si un ladrillo le golpeara fuertemente en la cabeza. Sí, eso era enteramente su culpa. Tendría que dejar de hacer esa rutina de reportarse en lugares o bien podría recibir una emboscada de ellos algún día. “Ya veo…”
“El lugar es enorme, aun si estuviera vistiendo su traje de esgrimista y casco con alterador de voz, tal vez ni la veríamos,” dijo Blanc. “Y obviamente no vendría así luego de lo ocurrido ayer en la alameda. Puede ser cualquier persona.”
“Hm, si se ponen a pensar, en un lugar como este y al estar todos juntos, podríamos aprovechar capturarle ya que no debería armar mucho revuelo aquí, y estaría con la guardia baja,” observó Roxas, poniendo a Noire aun más nerviosa.
“Pero ir en ‘cacería’ de ella no sería muy útil. Hay demasiadas chicas aquí y si bien no sabemos cómo luce, ella sí sabe nuestras apariencias,” agregó Sora. “Obvio que huiría, y no sería tan tonta como para hacernos compañía…”
“Haha, la mente de las damas puede ser muy complicada,” Vert sonrió por la ocurrencia de Sora. “No deberíamos ocupar nuestro paseo en una búsqueda sin mucho punto, pero al menos podemos descartar peligro de gente inmediata,” miró a Noire. “La asesina es una joven como de tu misma edad y apariencia corporal, ¿qué tal si nos ayudas?”
“N-n-no sería capaz de hacer nada contra ella…” y Noire se retorcía por dentro. Aparte que el comentario de Sora le dolió en el alma, Vert nuevamente le sonreía con esa pacífica sonrisa que parecía decir algo más. Ella sabía, ¿cierto? Se estaba burlando de ella, ¿verdad? Ya no podía más, tenía que irse. “C-creo que es momento de retirarme…”
“Vert claramente no está hablando en serio, nunca esperaríamos que una civil se quede a cazar a una asesina,” dijo Blanc, algo frustrada. “No le tomes tan en serio, Noire.”
“P-pues… t-también tengo que trabajar en mi reporte…”
“Ahora suena a que pones excusas,” le princesa le miró severamente. “Me parece muy raro que lo hagas. No tenemos nada contra ti, ¿o me equivoco?”
“Y-yo sé que no…” si tan sólo estuviera calmada para actuar de forma normal, seguramente le dejarían irse sin más, pero en ese estado sólo traería más sospechas. Tomaría un corto respiro y sí se despediría definitivamente, todo estaría bien.

“Ohh…” Vert sacó su celular, revisando un mensaje de texto. “Es de Ferris. Dice que es muy probable que la asesina se encuentre a un radio de dos metros de distancia de nosotros porque cortó tres de sus llamadas y parece haberle bloqueado, muy probablemente para que no escuchemos su contacto con ella. Entonces debe estar entre toda la gente almorzando…”
“…” a ese paso, Noire se moriría de un paro antes de tener una oportunidad de tranquilizarse. No podían hacer la conexión, no debían hacer la conexión, su vida dependía en que no hicieran la conexión…
“¿Y… cómo así Ferris consiguió tu número?” preguntó Sora.
“Oh, excelente pregunta,” Vert sonrió sorprendida. “La próxima que le vea sin duda tengo que preguntarle, haha.”
“N-no deberías estar tan contenta…” Roxas dio un suspiro. A él más bien le asustaba.
“Hm…” Luso miraba de una mesa a otra. “Hay varias chicas… sólo un tercio de ellas podrían ser como la asesina…”
“…” y en medio de ese momento de gran incertidumbre, Noire volvió a sobresaltarse por su celular vibrando en sus manos. Era un mensaje de texto enviado por un desconocido, pero cuando lo abrió, volvió a encontrarse con su enemiga del día…

‘Soy Ferris. Me has hecho secuestrar el smartphone de una bestia pervertida para alcanzarte. Marca mis palabras: en tres minutos estaré llamando desde mi celular. Si no contestas por cualquier motivo, te esperará un castigo justo acorde a tu grave falta. No me subestimes.’

“¡Y-yo, eh, baño!” Noire se paró como un resorte. Recordando cómo Ferris había hecho su situación escalar desde una completa incógnita a estar dentro de un radio de dos metros de ser descubierta sólo con mensajes muy vagos, no quería ni averiguar qué le esperaba después. “¡D-disculpen, debo irme!”

Antes de esperar alguna llamada de atención de Blanc o preguntas de los demás, se paró y avanzó hacia los baños para poder contestar con el pequeño alterador de voz que tenía en su bolso… pero no fue tan fácil.

“Un momento,” Vert le siguió y le atrapó de un brazo, sonriendo juguetonamente. “Yo también quiero ir al baño, vamos juntas.”
“Ehhh…”
“Sí, y de ahí vamos a ver la sección de postres, entrevistas de actores de doblaje, y por supuesto, los puestos de doujinshi. Vamos, vamos,” Vert le jaló, camino al enorme baño público de la zona de comidas. Eso le hizo entender a Noire que todavía no le iban a dejar ir… bueno, al menos tendría un cubículo en medio de un ruidoso baño de mujeres en donde contestar, y acabar con esa pesadilla.

Luego de eso, le tocaba desear por un paseo con menos tropiezos.
...
« Last Edit: June 19, 2013, 12:08:40 AM by Cho »


Cho

Re: Fic zone
« Reply #5: June 19, 2013, 12:04:57 AM »
46.74
...

   

Un rato que se sintió considerablemente largo más tarde…

“Para la parte c del priblema, nos piden analizar la gráfica de posición versus tiempo,” narró Len, mientras hacía un dibujo de la curva vista en el libro del curso.
“…” y Yukko estaba en automático, copiando por inercia la pizarra, pero su mente estaba prendida en el secreto que se quedó inconcluso. Era como el ‘lugar feliz’ en un rincón de su mente para escapar de aquella tortura que la física significaba para ella.
“Lo primero que tenemos que encontrar en la gráfica es el instante de tiempo en que la aceleración es igual a cero, y señalarlo,” Len miró al otro lado de la pizarra. “Se puede encontrar de tres maneras. Una es formando la fórmula de aceleración según el ejemplo del libro, otra es encontrado el cambio de concavidad en la curva, y la tercera es la que te di de atajo: aplicar la segunda derivada de la ecuación de posición encontrada en la parte b del problema e igualarla a cero, para resolver por t,” él vio a Yukko en blanco. “Yukko, ¿has entendido?”
“…” ella negó lentamente, con una expresión pasmada. “¿C-cómo son las d-derivadas un atajo en este problema?”
“Te ves confundida,” Len ladeó la cabeza, no entendiendo su expresión. “Las derivadas son muy fáciles. Se pueden sacar mentalmente en polinomios.”
“Ehh…” ¿qué eran polinomios? Estaba segura que había escuchado ese término antes. “Pues… creo que no entendí tu ejemplo de derivada.”
“Al aplicar la derivada, se multiplica a cada término que tiene la variable por su respectivo número de exponente, y luego se resta uno a cada exponente. Las constantes se eliminan. He escrito un ejemplo en la esquina inferior izquiera de la pizarra.”
“…” no, no tenía sentido. Era algo raro y sin precedentes. Si bien el argumento de Len de que las derivadas eran fáciles era válido, para alguien como Yukko quien todavía tenía problemas con sistemas de incógnitas, podían sonar intimidantes.
“Supongo podré explicártelo mejor después… entonces, aprovechando la gráfica, usemos el método conceptual,” el apuntó la gráfica. “¿Puedes decirme dónde está el punto de inflexión de la curva?”
“…” esta vez, Yukko le miró impaciente. “¿Estás intentando molestarme?”
“No, ¿por qué lo pensarías?” él se confundió por la acusación y ojeó rápidamente el libro de la clase. “Según el currículo de tu horario, tuviste una clase en la que el punto de inflexión y la concavidad ya fueron explicados. Hm… no sé por qué podrías molestarte.”
“T-tal vez no deberías asumir que lo fuera a recordar con sólo una clase,” tenía razón, pero a Yukko también le sonaba completamente desconocido. No sería la primera vez que se distraía con algún tema en plena clase de física.
“Entonces también explicaré estos conceptos con calma más tarde. Todavía nos queda un método de solución, y es usando las fórmulas de posición, velocidad y aceleración enseñadas desde el inicio de este tema. Para empezar, sabiendo la de posición, podemos encontrar…”
“¡Detente!” exclamó Yukko, no pudiendo soportarlo más. Len se sobresaltó un poco.

“Y-Yukko, ¿estás bien?” le preguntó. “¿Qué es lo que sucede? ¿Hice algo mal?”
“Es que…” quiso responderle que sí por detestar estar en plena sesión de estuio, pero sabía que él sólo tenía buenas intenciones. Además que su dilema primordial era otro. “No puedo concentarme. Mi cabeza está en otra cosa.”
“Otra cosa…” Len se puso a pensar. “Hmm… varios de tus profesores han hecho esa observación sobre ti antes. Si es un problema persistente, puede deberse a que tienes un déficit de atención. Podía referirte al área psiquiátrica de la academia para una evaluación.”
“¡No me taches como demente tan rápidamente! ¡No es eso!” Yukko se molestó. Sorprendentemente, Len pareció molestarse por su reacción.

“¿Cómo puedes decir algo así?” aparte de fruncir el ceño, Len seguía hablando con ese tono curioso, indicativo y levemente monótono que le caracterizaba. “Un estudiante que recibe atención psiquiátrica no es demente tampoco. Todos tienen necesidades y ayuda que varía de persona en persona, y no por ello un servicio tiene que verse más degradante que otro. Es un insulto.”
“Ehh…” Yukko se quedo en blanco por esa respuesta.
“Son este tipo de comentarios que prueban la injusta necesidad de mantener las citas psiquiátricas confidenciales. Pensar en la incomodidad y temor de ser rechazados que tiene algunos estudiantes que requieren de estos servicios…”
“Y-yo… yo no quise…”
“No consideré que creencias tan anticuadas estuvieran presentes dentro del cuerpo estudiantil. Uno sólo tiene que ponerse en el sitio de otra persona para comprender lo rudimentario de su situación,” él miró intensamente a Yukko, incomodándole aun más. “¿Cómo te sentirías si alguien discriminara contra ti por un rasgo injusto e insignificante, por ejemplo, por aquella fijación a creencias irracionales e inapropiadas arraigadas a la superstición que demostraste a lo largo de la competencia de ayer?”
“E-e-ehhh…” ya sentía que Len estaba discriminando en contra de ella sólo por mencionarlo. Empezaba a sentirse hasta un tanto atacada. “L-Len, lo siento, eh, no es que lo haya dicho con seriedad…”
“…” él le miró desaprobatoriamente. “¿Entonces tu expresión de demencia a esas personas fue hecha con burla?”
“¡N-no, no quise decir eso!” ¡No tomes mis palabras tan literalmente! ¡En un principio me moleste por que asumieras que tengo un problema de atención por estar distraída! ¡Nada más!”
“No asumí que lo tuvieras, sólo hipoteticé sin hacer ninguna declaración con certitud.”
“L-lo mismo, lo que sea, no importa!”
“¿No importa?” él le miró, muy confundido por la conversación.
“¡El punto aquí es que estoy distraída porque me he quedado pensando sobre lo que habíamos hablado antes! ¡Eso es lo que pasa!” Yukko no estaba muy lejos de perder la cabeza. No podia comprenderle, simplemente no podía, así que tendría que ir a algo definitivo para continuar con la conversación. Respiró profundamente para calmar sus nervios. “No puedo dejar de pensar en ese secreto que decidiste ocultar de mí.”

“¿Secreto?” Len parpadeó, confundido. “¿Te refieres a la información de los Heartless?”
“¡SÍ!” Yukko no evitó exclamar con alivio, asustando la otro. “¡Finalmente hemos llegado a este tema! ¡Costó una tutoría confusa de física, términos matemáticos oscuros y ser confundida con una persona de mente anticuada, pero finalmente!”
“Y-Yukko, ¿estás bien?” Len le miró con incomprensión.
“Lo estaré, lo prometo…” ella adoptó severidad en sus ojos. “Ni bien compartas el secreto conmigo.”
“¿Eh?” él parpadeó, intentando procesar sus palabras. “Yukko, si mal no recuerdo, yo iba a decirte lo que sabía, pero tú te sentiste indispuesta para guardar otro secreto más en tu vida, y que los secretos y cambios a tu alrededor eran demasiados para ti. Por ello pienso que lo mejor es que no lo sepas.”
“E-entiendo, pero…” vaya, cuando recibía consideración de alguien, no le gustaba del todo. “S-suena importante y no es bueno que alguien lo cargue todo por su cuenta…”
“Yo estoy bien. Mi ofrecimiento de compartirlo era para hacer un intercambio equivalente de secretos por cortesía, pero resultó que lo más correcto para tu bienestar es dejarlo simple para ti.”
“Uhh… no tienes que considerarme…” ella no lo quería dejar ir.
“No entiendo tu presente actitud, contrasta mucho con tus previas palabras,” él ladeó la cabeza. “Al principio parecías torturada por saber muchos datos, y ahora los pides con una pasión que bordea en lo irracional. Hm… ¿será este tipo de casos en los que una persona desea algo nocivo y está en el deber de quienes le rodean negarlo a todo costo?”
“N-no, este no es uno de esos casos,” no le gustaba cómo sonaban sus palabras. “No es como si un secreto fuera a matarme…”
“Precisamente. No veo por qué compartirlo sería tan importante.”
“¡E-espera, esa no es la conclusión a la que deberías llegar!”
“¿Estás… intentando llevarme a una conclusión?” Len no dejaba de verse más y más confundido. “Lo lamento Yukko. Tendrás que explicarte mejor. Es difícil comprenderte.”
“Mira quién habla…” sintió gran frustración por oírle decirlo. “Uhh… no me hagas esto, Len. Ya suficiente agonía tengo con Mai.”
“…” de nuevo parpadeó. “¿Qué tiene que ver tu compañera de grupo con esta conversación? ¿Intentas llevarme a hablar de ella?”
“¡N-no, sólo que hasta que no me comentes sobre tu secerto no podré concentrarme en física o en hacer algo más porque el caso todavía no está cerrado en mi cabeza!”

“Ahh…” fue como si él hubiera descubierto una oscura verdad metafísica del universo. “Es algo que no quieres dejar inconcluso y te es importante averiguar por razones personales. Gracias Yukko, ahora puedo entender tu dilema.”
“¿Eh?” Yukko se sorprendió. ¿Llegó a hacerse entender con una oración? Tenía que apuntarla y estudiarla por si tuviera que volver a hablar con él en otro momento futuro.
“Lo que no entiendo es por qué te expresaste con tortura y pesadez cuando propuse compartir el secreto si en verdad te es tan importante y deseas recibirlo.”
“Uhh, pues…” Yukko se cruzó de brazos, pensando con leve incomodidad. “No pensé que tendría que explicar las corazonadas juveniles. No creo que lo entiendas.”
“Puedes intentar explicarlo.”

“Es sólo que… a ver… ¿cómo lo digo? Hm… es que en historias en las cuales una persona común y desafortunada como yo empieza a expandir su círculo e internarse en un mundo épico y paranormal, siempre se comparte la emoción de algo nuevo con drama, como: ‘¡No puede ser!’ o ‘¿Por qué me pasa todo esto a mí?’ o ‘¿Esto es lo que en verdad sucede en la vida?’ entre otros. Es vivir el momento con dudas estresantes o existenciales y un shock tortuoso acompañados de la alegría de ser parte de todo eso… ¿Entiendes?”
“No…” él nuevamente le miró con gran incomprensión, hasta frunciendo el ceño.
“Oh, bueno, supongo pierdo el tiempo explicándotelo,” ella rodó los ojos. “Tú eres un robot luchador, artista, analizador y tutor y no sé qué más. Con el gen épico que tienes no entenderías la penuria de la gente normal de no ser awesome de nacimiento.”
“Hm…” él intentó pensar, no pareciendo que entendería por sí solo.
“No sé… ¡El drama! ¡Es vivir el drama, sentir el drama, respirar el drama!”
“Es cierto que el concepto de drama es vital en la sociedad humana y muy presente en los medios de comunicación. Tú lo llevas más allá. Entonces eres una persona dramática.”
“Ehh…” no le gustaba cómo sonaba eso.
“Y entiendo que es casi una normal aplicar drama a cada instante de tu cambiante vida.”
“A-algo así, al menos entendiste… ¡pero ya, dime el secreto!”
“C-claro…” Len seguía confundiéndose por las fuertes exclamaciones de Yukko. “En verdad no pensaba decir mucho, al menos nada provechoso para tu vida diaria.”
“E-está bien, sólo continúa,” no iba a poner expectativas sobre los secretos de otros, pero luego de esa caótica e incómoda conversación, sí deseaba que valiera la pena.

“Sobre lo que estábamos hablando, con respecto a tener conocimiento de los Heartless, hay distintas razones por las cuales considero que no tendría que decir mucho,” Len retomó el tema, mostrando nuevamente su velocidad de cambiar de conversación. “Ya he dicho que el conocimiento es peligroso, y con un ejemplo del pasado, podrías entender el porqué,” Len le miró fijamente. “Esto sonará increíble, pero hace muchos años, hubo un individuo que llegó a estudiar y a entender a los Heartless, y con ese conocimiento fue mucho más efectivo en proteger a Destiny Islands de lo que Oblivion puede llegar a ser. Él fue un shinigami, y se le conocía como el gran maestro, o maestro de la muerte.”
“¿En serio?” preguntó Yukko, y le vio asentir. “Pero si en verdad fue así, ¿por qué es la primera vez que oigo estas palabras?”
“Porque él quería mantener su conocimiento privado. Algunos podrían haberlo usarlo de forma egoísta, y las personas normales le habrían temido sólo por ser un shinigami. Pero, aun si casi nadie sabía de él, sus pocos conocidos o habían oído sobre él le tenían gran admiración. Se dice que fue una persona intachable, efectiva, madura y más poderoso que los demás, pero eso no le libró de enemigos. Uno de ellos quería averiguar su poder y explotarlo…” hubo una breve pausa. “Ahí termina la historia…”
“¿Qué? Espera, no puedes terminar una historia así. ¿Qué pasó?”
“Creo que es obvio. El gran maestro cayó y su enemigo también, pero este último llegó a hacer grandes daños ants de que le derrotaran. Eso ocurrió hace muchos años, y este tema ha caído en el olvido, pero he oído que por lo ocurrido, es mejor que nadie más sepa información que pueda ser explotada.”
“Eso no suena muy obvio… pero en verdad no llego a entender tu punto.”
“Es simple. Si alguien inventa una innovación que promete gran utilidad y ganancias, muchos van a querer implementarlo. Si esa innovación demuestra ser ventajosa pero limitada, la demanda va a incrementar. Si termina teniendo un enorme potencial y su contenido es sensible y peligroso, la demanda puede convertirse en una guerra. Yukko, no es misterio que en Destiny Islands, los que gobiernan son quienes dominan a los Heartless. La realeza tiene el legado de portar las Keyblades que los eliminan con facilidad, y en Oblivion entrenamos para proteger a las personas y combatir los frentes de oscuridad. Si alguien fuera a adquirir más poder que eso, como lo hizo el gran maestro, prácticamente tendría a Destiny Islands a sus pies, y sería el supremo soberano, porque los Heartless son nuestra debilidad,” Len notó a Yukko sorprendida, al no haberlo considerado antes. “Si Oblivion llega a más conocimiento que el necesario para proteger a las personas de las islas o se abarca a más que el bien común, no me sorprendería que pasáramos a estar en la mira de otros, quienes no dudarían en atacarnos y robar cualquier información de utilidad para lograr sus cometidos. Si alguien ajeno a nuestro grupo fuera a averiguar del pasado o extraer información del neutral grupo de shinigami, también seríamos su primer blanco. Tú sabes que Oblivion no es una organización bélica, tenemos todas las de perder, y junto con nosotros, se estinguiría la paz y estabilidad de las islas.”

“¿Q…quieres decir que saber más información podría conducir a una guerra o invasión?”
“No precisamente. No descarto que una invasión siempre es posible, pero en el presente, Destiny Islands es un territorio problemático por el eminente y no manejable problema de los Heartless. Oblivion tampoco puede prometer gran estabilidad, pero si eso fuera a cambiar y alguien fuera a ver a los Heartless como una nimiedad o hasta recurso, las islas pasarían a ser un blanco fácil.”
“P-pero eso es imposible.”
“Eso es lo que todos piensan, y se debe quedar así.”
“¿E-eh? Pero, ¿cómo sabes todo esto? ¿Cómo así oíste sobre ese ominoso gran maestro?”
“Porque conocí a uno de sus discípulos. Él me lo contó todo.”
“¿Discípulo? ¿Tuvo discípulos?”
“Sí, por algo se le conoce como maestro.”
“S-supongo que sí,” asintió con pesar, sintiéndose algo tonta.
“Su discípulo me lo dijo porque juzgó que sería prudente con el secreto y porque, con mi habilidad de sensibilidad y análisis, además de venir de Oblivion, era un tema que debía de tener en cuenta. Él me dijo que lo importante de esta historia no es la memoria de su maestro ni en concentrarse en cualquier tema referente a él. Lo más importante es actuar con precaución y tener en mente a las demás personas. Tanto el conocimiento como el poder tienen grandes responsabilidades, y mientras estas se cumplen y se resguardan, no podemos olvidarnos de lo más importante para nosotros mismos, o lo perderemos sin darnos cuenta de ello,” Len cerró sus ojos y sonrió levemente. “Para mí, lo más importante es velar por el bienestar de todos en Oblivion. Rin, okaa-san, la directora, todo el personal y cuerpo estudiantil, la misma meta de la academia de mantener paz en las islas. Todo lo que hago es por Oblivion.”

“…” se sorprendió de verle sonreír con tranquilidad. Se le vio seguro de sus palabras, comprometido y convencido, pero a Yukko también le pareció verle rendido, tal vez cansado… ella recordó sobre la mención de Len de no decir mucho de sus secretos, pero eso sonó como bastante. No evitó preguntarse a sí misma qué otra información, y cuánta, podría saber para verse así…

“Eso es todo lo que pensé decir, no es muy complicado. Sobre la información que tu contacto te envió, ya que sólo son consejos sobre cómo lidiar con los Heartless, no hay problema en que los reporte periódicamente a okaa-san como posibles hipótesis, para que ella los compruebe empíricamente. Así pasarían desapercibidos y no sonará a ayuda ajena, mientras garantizan su uso general del cuerpo estudiantil. Gracias nuevamente, Yukko. Tu contribución ha sido de gran ayuda.”
“¿Seguro que está bien? No quiero problemas con Emizel…”
“Yo ya había descubierto un par por mi propia experiencia. Nadie va a sospechar que tiene algo que ver contigo o con tu contacto, puedes tomar mi palabra,” Len asintió con confianza. A Yukko no le quedó de otra que aceptar. Tampoco era la primera vez que Len hacía algo parecido con su información. “Con esto resuelto, podemos regresar a la parte c del ejercicio de física…”

“¡E-espera!” ese cambio brusco de temas… “No terminaste… ehh… ¿cómo así conoces a ese discípulo random?”
“Él me auxilió en una misión solitaria. Por saber qué hacer durante el frente de oscuridad, demostró algo del conocimiento que su maestro tuvo,” Len ladeó la cabeza. “No es muy importante que lo sepas…”
“Uhh, es que este tema da miedo. ¿Y ese discípulo no sería uno de esos posibles enemigos?”
“Lo dudo, él tiene otros intereses que no tienen que ver.”
“Espero que sea así. Todo suena muy turbio, ni sé cómo esa persona puede ser.”
“Podrías darte una idea. Tú le conoces.”
“…” el rostro de Yukko se tornó levemente azul de miedo, confundido al otro. “¡¿Qué?!”
“No estoy mintiendo.”
“¡¿P-porqué dices que le conozco?!”
“Porque te vi conversar con él.”
“¡¿Q-qué?! ¡¿Cuándo?! ¡¿Dónde?!”
“Hm…” Len se puso a pensar. “Sí, quizás no debería decirlo…”
“¡N-no puedes decir esas cosas y terminar cambiando de parecer! ¡Esto es algo único!” Yukko se detuvo y analizó sus palabras con más calma. Vivía en unas islas plagadas de Heartless, teniendo la oportunidad de conocer a gente como el futuro rey shinigami a quien le hizo probar muchas gaseosas, o el presente robot luchador y artista que usaba su tiempo siendo un inocente tutor. Sí, bien podría haberse cruzado con dios en el parque y no se habría dado cuenta.
“No te preocupes por saber más de él, al menos por ahora. Siempre es probable que lo conozcas mejor. Ahora tenemos que continuar con el estudio. No pareces muy preparada para el examen de mañana.”
“¡¿Mañana hay examen?!” se quedó en shock.
“…” Len dio un suspiro, frustrado. “Descuida, tengo toda la tarde disponible.”

Con ello, tocaba retomar la materia, y a Yukko le tocaba dejar su querido drama de lado para aprobar e intentar seguir alcanzando a sus dos amigas.

Todavía había mucho que faltaba aprender y averiguar, y todo ello sólo continuaría pintando una imagen compleja y desfavorable. Pero eso era tema de otro día.


               

Al terminar las compras y salir de la alameda, Astrid y Saki fueron de regreso al puesto instalado, notando la ausencia de las tres chicas. Mientras, Ayame inspeccionó el puesto y varios montículos de arena levantados y desordenados.

“¡Damiselas, hemos llegado muy tarde!” exclamó el peliplateado, en shock. “¡Miren este desastre, las tres han tenido una pelea a muerte!”
“No exageres, es claro que no hay rastros de sangre,” observó Astrid, sonriente. Saki le miró de reojo, levemente frustrada por su selección de argumento, aunque con las exageraciones de Ayame, tenía algo de sentido. La instructora se agachó y recogió la sandía que yacía intacta bajo el sol. “Veo que Tomo no cumplió su deber de partirla. En fin, al menos le daré utilidad al comerla.”
“Tomo se molestará mucho contigo si los haces,” observó Saki. “Hm, ella debe haber estado molestando a Yomi para que este desastre ocurriera. Ya no deben tardar mucho en regresar. Se hace tarde y no hemos comido aún.”
“Habrá que preparar la merienda. Comerán cuando se aparezcan,” Astrid sonrió. “Y si se tardan mucho, tendremos el derecho de comer sus partes.”
“¡Miren, ahí están!” Ayame apuntó al mar, y vieron a las tres bajarse de un bote salvavidas, el cual siguió con su tarea de patrullar el área. “¡Esperen, también quiero darme un paseo en bote!”
“Detente Ayame,” Yomi le miró hastiada, llegando a la orilla con sus amigas. Ella se alegraba que el ruidoso motor de la lancha no dejara a los salvavidas oír al peliplateado. Suficiente debieron haber tenido con Osaka hipotetizando el destino de sus restos flotando en el mar, y con Tomo quejándose todo el camino por ser, a su parecer, la única cuerda de sus amigas. “Ellos rescataron a Osaka y Tomo por adentrarse mucho en el mar. No fue ningún paseo.”
“Sí, por poco y nos vamos a otro continente,” Osaka asintió. “Ehm, para cuando mi argolla me hubiera llevado a orillas de otro país, ¿creen que ya me habría hecho un esqueleto completamente blanco?”
“Hm, dudo mucho que tu argolla duraría tanto tiempo expuesta al sol. Y no creo que un grupo de tiburones hubiera esperado a que te hundieras,” Astrid sonrió. “Seguramente te habrían devorado con argolla y todo.”
“Ohh, tiburones, no lo había pensado,” Osaka miró a Tomo, sonriendo. “Tomo-chan, hubiéramos sido comidas por tiburones, qué descubrimiento.”
“¿Puedes dejar de hablar de nuestros restos muertos en el mar por favor?” preguntó Tomo, impaciente. Ella pasó a apuntar acusatoriamente a la instructora. “¡Y tú suelta mi sandía! ¡No he terminado con ella!”
“Oh, ¿acaso era tu sandía?” Astrid sonrió con leve crueldad. “Lástima que no pusiste tu nombre en ella.”
“¡Obvio que es mía! ¡Yo la compré y la traje!”
“Ya no lo es. Declaro manifest destiny en tus pertenencias.”
“¡No te atrevas!”
“¡Tomo, no podemos dejar que una blanca supremacista se apodere de tus tierras!” declaró Ayame. “¡El verano no está completo sin una sandía partida! ¡A luchar!”
“Ohh, no sabía eso,” observó Osaka, sorprendida. “La próxima traeré mi propia sandía para hacer justicia a esa frase.”
“No le tomes en serio,” dijo Saki.
“No tomes a nadie aquí en serio,” Yomi dio un suspiro.

            

      

“Ahh, regresar a este ambiente es dar una bocanada de energía juvenil. Qué encantador,” opinó Elizabeth, sonriente. Ella y Cho regresaron desapercibidas, debido al escándalo de los demás.
“¡Bellas mías! ¡Han regresado a mis metrosexuales brazos!” Ayame abrazó a Elizabeth, y Cho tuvo que mirarle de soslayo para hacerle entender que no debía acercársele. “¿Cómo les fue en su paseo a solas?”
“Nos fue de maravilla,” Elizabeth sonrió gustosamente. “Fue un agradable momento de introspección y meditación. Pensar que divagar sobre los grandes misterios e incertidumbres de la vida hace a uno estar consciente de cuán pequeño y singular realmente es…”
“Ehh…” Cho no supo qué decir. No podía comprender cómo Elizabeth acababa de decir esas palabras con una connotación tan alegre y positiva, siendo su caso el opuesto.
“Pero hemos regresado con el deseo de disfrutar un baño en el mar en compañía y finalmente comer la tan ansiada merienda entre todos,” la peliplateada miró al mar resplandeciente. “La tarde comienza a despedirse, no debemos dejar pasar más tiempo.”
“Yo personalmente me muero de hambre,” dijo Tomo.
“Estimo que tendremos un corto rato de disfrutar de la playa mientras esperamos a que los pequeños regresen de su paseo para comer. Está claro que ellos ya no se meterán en el mar,” Astrid se cruzó de brazos, mostrando disgusto en su expresión. “Debí esperarlo de Rorona. Negándome a mirar su virgen y voluptuoso cuerpo adolescente en bikini durante un paseo en la playa, qué insulto.”
“Siento que ella se moriría de vergüenza si te oyera decir algo así,” observó Saki.

“¡Gente, no perdamos más tiempo!” Ayame se quitó su playera, quedándose sólo con sus shorts de baño de un rojo tan vivo que parecía brillar. Acto seguido, él corrió con todas sus fuerzas como un espíritu libre hacia el mar, con el interés de aventarse a las aguas, pero el mínimo contacto con arena mojada frenó su avance drásticamente. “¡AHH, f-f-fr-fríooo!” y una pequeña ola que apenas cubrió sus talones sólo empeoró la situación. “¡AAAHHH!”
“Oye, ¿en serio?” Tomo miró al instructor como si le desconociera. “¿No soportas la temperatura del mar?”
“¡Mi piel es sensible, ustedes no entenderían!” declaró el instructor, todavía afectado por su horrible experiencia. “¡No pensé que la corriente gélida había incrementado!”
“Las corrientes no se alteran como el clima. Es sólo que normalmente venimos cuando hace más calor,” observó Yomi. “Sólo pones excusas.”
“Ustedes no sean malas con su instructor especial. Iré a mi ritmo,” Ayame se acercó a la orilla, y con una mano, comenzó a echarse agua para ir acostumbrando sus piernas. Tomo y Yomi intercambiaron miradas, y al compartir la misma idea, agarraron los baldes de plástico para reunir agua.
“¡Toma!” gritó Tomo, lanzándole agua que él apenas pudo esquivar. Él quiso alejarse de la orilla, pero Yomi le cerró el camino con otro balde.
“¡Ayuda, alguien!” exclamó él, pero no tuvo suerte.
“¡Yay, actividad grupal!” Osaka sonrió y junto con Elizabeth, se unió a la tarea de mojar al peliplateado. Astrid encontró la persecución cómica y fue a quitarse el pareo y las gafas para también meterse al mar.
“Hm, me pregunto a dónde se habrán ido los demás,” Cho se veía levemente preocupada.
“Iré a buscarles. Disfruta de la playa,” dijo Saki, quien se dio media vuelta y regresó a la alameda principal. Cho regresó a mirar la acción, con Ayame acorralado por Tomo, Yomi y abrazado por Elizabeth. Entonces, Osaka se lanzó encima de los dos hermanos, hundiéndoles en las aguas. A veces envidiaba las energías que todos tenían.


      

Mientras regresaban, Kagari insistió en detenerse por un mini zoológico con vista al mar, el cual tenía sólo tres jaulas. Una con un cocodrilo joven, otra con unas tres tortugas grandes y un charco de peces, y una jaula de aves tropicales. La rubia también disfrutaba de un helado mientras lanzaba unas hojas de lechugas a las viejas tortugas, luego de pagar para poder dar alimento a los animales.

“Haha, son tan lentos,” Kagari rió, al ver a una tortuga caminar lentamente hacia el agua, con la intención de alcanzar una de las hojas de lechuga que ella le había lanzado. “A este paso seguro que los peces acabarán primero con su merienda.”
“Dudo que los peces coman lo mismo,” observó Megumi, con indiferencia.
“Da igual, tal vez la hoja se termine pudriendo en esa agua sucia,” Kagari sonrió con un extraño gusto, y miró a las otras dos tortugas quietas, tomando sol en la orilla. “No puedo dejar que me ignoren. Serán bien arrugadas y feas, pero su vejez no justifica nada,” ella corrió al otro de la baranda que rodeaba la jaula, y agitó una hoja de lechuga a las tortugas. Una de ellas levantó su largo cuello, esperando recibir la comida, pero si la sonrisa de la rubia era algún indicativo, ella se quedaría molestándole por más tiempo antes de alimentarle. Megumi le miró con leve incomprensión. No podía entender la irracionalidad de la chica.

“No había esperado un lugar así en la playa,” observó Larsa, llegando con una pequeña bolsa de comida para peces.
“Este lugar es muy concurrido en el verano,” comentó Megumi. “Espero que con este paseo no tengamos que volver. Se vuelve insoportable.”
“Entiendo, pero los planes de Ayame no se pueden predecir,” Larsa lanzó un poco de comida a los peces, y estos empezaron a acudir a la superficie. De ahí, ofreció la bolsa a su amiga. “¿Te gustaría alimentarlos?”
“No gracias,” él negó, regresando su mirada a las aguas. “Asumo que los encargados de los animales deben darles suficiente comida.”
“Es cierto,” siguió dando comida a los peces, viendo cómo los más grandes empujaban a los más pequeños a un lado con facilidad. “No soy conocedor de los hábitos alimenticios de los animales, pero comer con frecuencia y moderación debe venirles bien.”
“No podemos asumir que ese principio también se sostiene con los animales acuáticos,” pasó a mirar al grupo de tortugas, con una recién llegando a la hoja de lecucha en medio de la poza, y la segunda acercándose a Kagari, quien todavía no se dignaba a soltar la hoja para que pudiera comerla. Hubo un momento de meditación. “…esas tortugas ya deben haber vivido más que la mayoría de humanos en el presente. La edad se refleja en sus caparazones…” miró de reojo a su acompañante. “Larsa…”
“¿Sí?”
“¿Cómo así llegaste a ser un inmortal?”
“Es… una larga historia…” no le sorprendía que preguntara, pero tampoco sabía qué decirle. “En resumen, mi maestro aplicó un hechizo en mí, congelándome en el tiempo.”
“…” el pelinegro mostró leve sorpresa en su semblante. “¿Él podía hacer eso?”
“Mi maestro fue un shinigami de gran poder y habilidad. Alguien con el poder de velar, controlar y dirigir a las almas de los muertos también puede alterar el ritmo de vida de los vivos si posee la fuerza necesaria. No sólo me congeló, lo hizo también con la mayoría de sus otros discípulos, por ser originalmente humanos. Con ese hechizo estábamos excluidos del ciclo de vida hasta que muriéramos, y por ese congelamiento adquirimos una resistencia mayor, al tener una tendencia más fuerte a seguir con vida. Esa condición ha cambiado para algunos de nosotros…” Larsa sonrió un poco, con nostalgia. “Pero no necesitas saber más detalles. No es importante.”
“Por tu apariencia, tu maestro te congeló a temprana edad.”
“Así es.”
“Si eras un niño humano normal, no entiendo por qué tu maestro te reclutaría…” desvió la mirada. “No, olvídalo. Es evidente que hay mucho de por medio. No tienes obligación de responderme.”
“No te preocupes, es normal que tengas ganas de saber, pero explicarlo sería complejo. Pienso que lo mejor es evadir el tema por ahora,” era precisamente complicado, aparte de saber que él no le creería.

“Ignorando consecuencias, el concepto de lograr la inmortalidad suena muy útil y deseado,” volvió a mirar a los peces perseguir el alimento que Larsa les lanzaba. No sabía la edad a la que los peces podían llegar, pero de haber estado esas tortugas en la jaula por todos sus años, estas debieron haber compartido el agua con distintas generaciones de peces, viviendo un tiempo que, mientras para los peces simbolizó una vida entera, las tortugas apenas sintieron pasar. “Es una oportunidad que muchos desearían tomar, asumiendo completa autonomía y evitando meterse en líos por esa misma habilidad. Asumo que gente como Ayame no se negaría por nada del mundo.”
“Debe variar dependiendo de cada persona,” Larsa sonrió un poco. Era interesante que le mencionara. “¿Qué piensas sobre el tema, Megumi?”
“Depende mucho del caso. Pensando en tu situación, no creo que tu maestro te haya hecho inmortal por hacerte un favor. En situaciones condicionales, sólo aceptaría de estar realmente cometido al trato. En un caso que no tiene condiciones… ¿por qué no? Sería de utilidad. Siento que es una meta por la cual también podría interesarme. Sólo que…” Megumi miró a Larsa, inexpresivamente. “No lo tomes personal, pero ser un inmortal con apariencia de niño suena a una completa pesadilla.”
“No te preocupes,” Larsa encontró sus palabras un tanto cómicas. No le sorprendía oírlas.

            

Entonces, ellos vieron a Rorona y Hotaru llegar al pequeño zoológico y dirigirse a ellos.

“Hola nuevamente,” Hotaru les saludó, sonriendo con algo de timidez. “¿Cómo están?”
“Estamos bien,” contestó Larsa, cortésmente. “Ha sido un paseo agradable. Espero que haya sido igual para ustedes.”
“El paseo estuvo bien, p-pero me da nervios regresar…” Rorona se acercó a Megumi, mirándole con ojos suplicantes. “Megumi, por favor, la próxima vez no hagas molestar a sensei. Es que ella se desquita conmigo.”
“L-lo tendré en cuenta, descuida…” le contestó, confundido por su dramática expresión. “No deberías dejar que Astrid hiciera lo que quiera contigo.”
“E-es difícil darle la contra, no tengo opción…”
“Podríamos llamarle la atención entre todo. No creo que resulte, pero es una opción que tenemos,” el pelinegro se veía frustrado. Rorona era demasiado débil, al punto de desesperar a otros, pero sí le tenía empatía por sus problemas.
“Sí, creo que sería lo mejor,” Hotaru sonrió algo insegura, aunque tratando de animar a su torturada amiga.
“¡G-gracias, muchas gracias a los dos!” Rorona se alegró por recibir el apoyo, aun si no fuera a resultar… y entonces fue fuertemente embestida por Kagari, cayéndose estrepitosamente al piso. “¡AAHH!”

“¡Hola Hotaru, no esperaba verte por aquí!” saludó la rubia efusivamente, sonriendo. Hotaru y Megumi le miraron desconcertados, al parecer que Kagari ya se había olvidado de lo que había hecho.
“Kagari…” Larsa se impacientó y le jaló de una oreja. “Esa no es forma de comportarse.”
“¡Ay, ay! ¡Suéltame!”
“Debes disculparte debidamente con Rorona.”
“¡Ya, está bien, pero suéltame!” Kagari finalmente fue librada, y vio a Rorona sentarse sobre el piso con dolor en su expresión. Por la caída, se había hecho unos rasguños. “Hm… ya, perdón,” lo dijo de mala gana y apenas dejándose oír. Kagari no se disculparía más que eso.
“No puedes andar incomodando y abusando de una persona débil que no te ha hecho nada,” observó Megumi, inexpresivamente.
“¡Ya no defiendan tanto a la mosca muerta!” exclamó la rubia, harta. “¡Le dan demasiada atención que harta, y ella no lo merece!”
“Hm…” el pelinegro alzó una ceja. “Das indicios de tenerle envidia.”
“¡Iihhh!” Kagari comprimió sus puños y miró a Rorona con ojos asesinos.
“¡AAHHH! ¡No le hagan molestar, por favor!” Rorona ya temía por su vida. Vivir bajo el mismo techo con su tutora y la rubia podía ser una verdadera pesadilla.
“Tranquila, Rorona,” Hotaru se agachó, y con la ayuda de la curación, comenzó a sanar sus heridas. “Si deseas, puedo quedarme a dormir en tu casa esta noche. No estarás sola.”
“¡S-sí, muchas gracias, Hota-chan!” la pelimarrón se vio aliviada. Con Hotaru presente, sus dos torturadores le dejarían mayormente en paz. Kagari hizo un puchero. Bueno, al menos Hotaru estaría de visita.

Luego de terminar con la curación, la pelinegra ayudó a su amiga a levantarse, y desvió su mirada, notándose incómoda por algún motivo. Rorona se confundió, pero no le dio tiempo a preguntar porque Hotaru terminó dirigiéndose a Megumi, con unos ojos extrañamente determinantes.

“Megumi… ¿podría hablar contigo a solas, por favor?” le preguntó.
“Sí…” no esperó esa petición de su parte, pero no tenía por qué negar su pedido. La pelinegra asintió, y volvió a verse muy incómoda al dirigirse a los demás. “Ehh… enseguida regresamos… con permiso…”
“Uhh…” a Rorona le dio curiosidad, y no le gustó ver a los dos pelinegros retirarse, sin decir más.
“No es justo,” a Kagari tampoco le pareció. “No pueden excluirnos. Vamos a espiarles.”
“¿E-espiarles?”
“¡Pues claro! ¿Quieres saber qué se traen o no?”
“Y-yo…” Rorona se vio atrapada en un dilema moral.
“Chicas, debemos respetar los asuntos de otras personas,” les recordó Larsa, con paciencia.
“¿Acaso no quieres saber qué ocurre?” preguntó Kagari, un poco molesta.
“No por eso se les debe faltar el respeto,” él vio que la rubia seguía insatisfecha, por lo cual extendió lo que quedaba del alimento para peces. “Toma, puedes continuar alimentando a los animales, si deseas.”
“…” Kagari le miró con reproche, pero sabía que el caso estaba cerrado, así que aceptó el premio de consuelo. Rorona vio a la rubia lanzar el alimento poco a poco, ganándose la atención de los peces.
“Ehh… Larsa…”
“¿Sí?” él miró a Rorona.
“¿Sabes por qué Kagari me odia?”
“Lamento todo el malestar que te ocasiona,” le contestó, algo apesadumbrado.
“¡N-no te disculpes, no es tu culpa! Sólo que… tú la conoces mejor. ¿Sabes si le he faltado el respeto en algún momento, o si hice algo mal?”
“Kagari es… una chica caprichosa e irracional. Siempre ha gustado de jugar bromas pesadas a otros. A veces se prende de algunos sin motivo alguno, posiblemente porque les considera blancos fáciles.”
“S-supongo soy un blanco fácil…” Rorona se apenó.
“Pero Megumi tampoco está equivocado. Diría que ella te tiene envidia.”
“¿Envidia?” ella se sorprendió. “¿Cómo así? Yo creo que soy una de las últimas personas a las cuales envidiar.”
“No lo eres,” Larsa le aseguró. “Pienso que eres muy afortunada. Sólo piénsalo un poco.”
“Eh…” Rorona se vio despistada. Ello le hizo recordar a la conversación que tuvo con Hotaru hace poco.

         

Entonces, los dos vieron a Saki llegar, y ella se dirigió hacia ellos ni bien les reconoció.

“Finalmente les encuentro,” dijo ella, con un tono calmado, aunque se le notaba impaciente. “Han desaparecido un largo rato y no hemos comido. Vengo a buscarles.”
“Entiendo,” Larsa asintió. “Lamento mucho la demora. Es mejor que regresemos.”
“¿Sensei ya no está molesta conmigo?” preguntó Rorona.
“No puedo asegurar nada a futuro, pero en el presente está muy ocupada molestando a Tomo y metiéndose el mar,” le respondió, y entonces meditó un poco. “Pero cierto comentario de su parte referente a ti me ha hecho entender que no debes meterte al mar en esta ocasión.”
“M-me pregunto qué habrá dicho esta vez…” ella dio un suspiro, torturada.
“¿Dónde están Megumi y Hotaru?”
“Dijeron que pronto iban a regresar, tenemos que esperarles,” contestó Larsa.
“Espero que no se tarden mucho,” Saki entrecerró sus ojos. “Megumi ha estado más distante de lo normal. Debería llamarle la atención.”
“Estoy seguro que no es su intención. Pese a los más recientes problemas con Ayame y Luso, él sigue teniendo a todos en mente, como se esperaría de él.”
“…” Saki no podía evitar sentir que había algo raro en ese chico, pero no sabría decir qué era exactamente…
De repente, Kagari regresó al grupo, y se acercó mucho a Saki, mirándole tan detenidamente como si intentara encontrar hasta la más mínima marca en su piel. La pelinegra recordó aquel extraño sueño en donde la había visto, aun antes de conocerla, y ella había mostrado gran antipatía en este. Pero de un instante a otro, Kagari le sonrió.
“Hola,” le saludó con un tono amigable.
“Hola…” Saki le respondió con leve escepticismo. Ese cambio de expresión en la rubia fue muy rápido, al punto de dudar de su semblante.
“No creo que hemos tenido mucho tiempo para hablar. Y tú te ves simpática. Siento que nos podemos llevar muy bien.”
“Supongo es muy pronto para decirlo,” Saki alzó una ceja. Esa chica parecía un tanto molesta y muy distinta de ella misma, pero no iba a darle un no definitivo. Por su lado, Rorna se apenó, preguntándose si era la única persona del medio a quien Kagari odiaba. “No sé si puedo confiar en las palabras de una persona que descuartizó a todos los peluches de Ayame.”
“No pongas tanta importancia a ese pasaje,” la rubia despidió el caso como insignificante. “Es que Ayame me desespera y medio no me cae bien por tantas exageraciones.”
“¿Y en tu caso qué precisamente determina si una persona te cae bien o no?”
“M-me estaba preguntando eso…” dijo Rorona, tímidamente.
“No lo sé…” Kagari miró a Rorona y sonrió con crueldad. “Mírate en un espejo.”
“¿Q-qué?” ella se estremeció.
“Entonces sólo la molestas y molestas a Ayame sin tener un motivo real,” concluyó Saki, negando al desaprobar su acción.
“Uhh, no es tanto así, dame crédito,” Kagari se molestó. “Supongo son tipos de persona que me molestan, aquellos tontos e inconscientes, o gente que no respeta mi espacio, o personas no merecedoras…”
“¿S-soy no merecedora?” Rorona se afligió.
“Rorona, no deberías autoevaluarte,” observó Saki.
“En serio, eres tonta, despistada, inconsciente, mosca muerta, entre otros, ¿y no merecedora es lo primero que consideras?” Kagari sonrió al ver a la pelimarrón más torturada. “Ah, bueno, soy misericordiosa, así que si me cocinas postres ricos puede que te perdone.”
“¿En verdad?” Rorona le miró con ojos suplicantes.
“Tampoco deberías rebajarte…” Saki se frustró.
“Oh, déjala,” Kagari rió un poco. “Ya se alegró con mi oportunidad. Hay que hacer que Rorona nos prepare muchos postres favoritos para compartirlos. ¿Qué tal?”
“No debemos aprovecharnos de ella…”
“Está bien, a mi me gusta la repostería, y puede que aprenda algo nuevo,” Rorona sonrió. “¿Qué es lo que tienen en mente?”
Y mientras las tres empezaron a planear un lonche con varios postres, Larsa estaba esperando a los dos faltantes del grupo. Sí le había parecido que Hotaru estaba afectada por algo. Quizás lo mejor sería ir a buscarles.


   

Luego de alejarse del grupo, Hotaru camino hacia la jaula de aves, en el rincón más distante del pequeño zoológico. Al dar la vuelta, los dos se ubicaron entre esa gran jaula y un pequeño muro que delimitaba el lugar, con vista al mar. La jaula tenía a aves de todo tipo y con apariencias llamativas, al punto de interactuar con mucha frecuencia y hacer bastante bulla entre ellas.

“…” Megumi notó que Hotaru miraba hacia el mar, dando la espalda a la jaula. Su interés no estaba en ver a las aves, algo que pareció al principio. “Desde aquí no podemos ver si los demás siguen en el mismo punto.”
“No creo que se vayan a ir…” comentó la pelinegra, con un tono de voz apagado y volumen bajo. “Ellos tampoco pueden vernos, y por las aves, no podrán oírnos.”
“…” interesante comentario. “¿De qué deseas hablar?”
“Megumi…” Hotaru bajó su mirada, apenada, y dudando sobre cómo comenzar con la conversación, pero necesitaba sacárselo de encima. “Tú… s-sé que no es agradable hablar sobre esto pero… tú también has hablado con Near, ¿no es así?”
“…” él se quedó en shock. “¿Sabes sobre él?”
“No… sólo sé que la reportera que vino de visita al jardín me dio un teléfono especial para comunicarme con esa figura enigmática, pero no le he visto, y aparte de su declaración como detective no sé nada de él… sólo sé que tiene mucha información cuestionable y que sabe demasiadas cosas sobre todos en el jardín que son ciertas.”
“…” Megumi desvió la mirada. “Estoy en tu misma situación, aparte que sí le he visto personalmente, pero eso no es importante… ¿cómo así supiste que hablé con él?”
“Él fue quien me lo dijo… me dijo que podrías tener información que yo quiero saber,” respondió ella, dudosa y con una expresión culpable. “Lo lamento… ayer en la noche hablé con él. La reportera me dijo que lo hiciera si quería que me respondiera dudas personales, pero él terminó diciéndome muchas cosas inquietantes…”
“…” era su misma experiencia. Él entrecerró los ojos. “¿Qué tendrá en mente…? No puedo comprender cómo una persona como él gastaría su tiempo contactando a estudiantes de jardín como nosotros. En medio de todo lo que ocurre, nosotros somos personas normales.”
“…” Hotaru le miró directamente, con una expresión con leve confusión y mínima sorpresa. “¿Realmente crees eso, Megumi?”
“…”
“Near no me dijo nada específico, pero me reveló que el jardín no es tan estable como parece y que no tardará en estar bajo la merced de los Neterianos. También me dijo que algo podría ocurrir pronto y tengo que estar lista para lo peor. Todo esto me hace preocuparme por todos… quisiera poder decir algo abiertamente… pero también me inquieta grandemente el simple hecho de saber todo esto… ¿por qué? ¿Por qué él me lo diría si es completamente inútil? ¿Por qué atraje su atención? ¿Por qué sabe tanto de todos aquí, y entre tantos instructores y estudiantes de tercero, me escoge a mí? Megumi, gente como nosotros que sabemos la tensión del ambiente y otros posibles detalles no deberíamos existir, debemos vivir pretendiendo que no sabemos nada porque somos completamente indefensos, impotentes y vulnerables… ¿pero realmente es así? ¿Realmente saber todo esto no tiene ningún punto alguno? Creo que… no podemos ser normales para llamar tanta atención…” hubo un momento de silencio, y Hotaru desvió su mirada, afligida. Algún problema interno le estaba torturando. “No sé sobre tu caso… Near no me dijo nada más sobre ti… pero al menos en el mío… s-sí sé que… yo no soy una persona normal…” cerró sus ojos con fuerza, con su voz amenazando con quebrarse, como si fuera a llorar. “…yo… soy un monstruo…”
“…” se sorprendió por oír esas palabras.
“Tengo miedo… no sé qué puede significar todo esto… a veces intento olvidarlo, pero los pensamientos siempre regresan… la verdad sobre mí también…” un par de lágrimas pasaron a través de sus cerrados párpados, y ella se estremeció. “Siempre esperé… que en el jardín sería como los demás, p-pero… tengo terror… de lastimar a otros…”

“…” él no tenía palabras que decirle. No hace mucho había experimentado un sentimiento muy similar. El descontrol que tuvo en el museo pudo haber tenido horribles resultados, y ese pasaje le hizo dudar sobre sí mismo desde entonces… pasaje que usó Near para llamar su atención y hacer el contacto con él. Seguramente esa reportera había hecho lo mismo con Hotaru, con lo que sea que su problema pudiera ser. “No sé cuál pueda ser tu caso y no tienes que decirlo… pero entiendo tu dilema,” bajó su mirada. “Lo lamento mucho… y en verdad, quisiera poder decirte más que eso…”
“…” ella abrió sus ojos, dejando más lágrimas salir. De inmediato se las secó e intentó calmarse. “P-perdón… no debo llorar… nos están esperando y se preocuparán…”
“Es injusto que ellos no puedan entender nuestros problemas, pero al menos ya sabes que no estás sola,” él le extendió un pañuelo, confundiéndole. “No tienes por qué cargar con esto por tu cuenta.”
“S-sí…” ella recibió el pañuelo, y vio que Megumi le sonrió levemente, con calidez. No recordaba haberle visto sonreír así previamente.
“Incomodarte por algo tan pequeño como una expresión facial dice mucho sobre ti. Es una lástima que seas tan dura contigo misma hasta por esos detalles. No te sientas mal por que otros se preocupen por ti, ellos lo harán gustosamente,” el pelinegro miró hacia el mar, regresando a su característico rostro inexpresivo. “Toma el tiempo que necesites, regresaremos cuando te sientas mejor.”
“…” ella asintió. Una lágrima más resbaló por su mejilla, y se la secó rápidamente. Sonrió un poco, sintiéndose mejor al haber recibido unas palabras comprensivas que le hicieron entender que no estaba sola en ese problema. Esperaba que fuera así…

      

“Lamento la intrusión,” Larsa llegó donde los dos, quienes se giraron rápidamente hacia él. Hotaru por un instante se vio levemente aterrada, temiendo que él hubiera podido escuchar la conversación. Y sí la llegó a escuchar, pero estaba pronto a explicarse. “No fue mi intención faltarles el respeto, pero estaba un poco preocupado por ustedes. No soy tan ajeno al tema como parece…”
“Y-yo…” Hotaru se asustó.
“No te angusties, por favor. Yo también conozco a Near,” Larsa vio a la pelinegra sorprenderse por su declaración.
“¿Near no te habló sobre Larsa?” preguntó Megumi. Hotaru se sorprendió y negó confundida, al no haberlo esperado. Era muy posible que ella hubiera recibido información con otro enfoque, y por ello no sabía nada sobre él.
“También he mantenido contacto con ese detective… y creo que él ha sido muy duro con ustedes dos…” a Larsa le llamó la atención que Near haya apuntado a que los dos conversaran entre ellos. Sí, un movimiento un tanto brusco, en su punto de vista. Miró a la pelinegra. “Hotaru, no puedo decir nada adicional sobre estas circunstancias de lo que ya has dicho. Esta situación es desconocida, inquietante y muy compleja, y no hay ningún modo que alguno de nosotros pueda hacer algo al respecto, pero no por eso debes estar torturándote a ti misma. Tampoco debes dudar sobre ti de un modo tan cruel, sin importar cuáles sean tus motivos. Tú eres una persona importante para todos en el jardín, y quienes te conocemos sabemos que eres una gran amiga, con muchas cualidades. Deberías darte más crédito por ello. Y Megumi lo ha dicho muy bien, no estás sola,” él asintió, decidido. “Cuentas con nosotros dos para lo que necesites. También con los demás del jardín. Lo único que debes hacer es comunicarte con otros, y pedir ayuda a los demás.”
“L-lo sé…” ella desvió la mirada, insegura. “Tiene sentido… pero…”
“No hay peros que valgan,” Larsa sonrió y se le acercó un poco, llamando su atención. Hotaru le miró confundida. “Tienes una gran amabilidad, clase, inteligencia, y un espíritu realmente fuerte y generoso, pero no haces justicia a ninguna de tus características. Siempre te apagas antes de darte una oportunidad, hasta dentro de las mismas conversaciones cotidianas. Confío plenamente en tu propia persona, sé que puedes llegar más lejos de lo que crees. Hotaru…” él dio una reverencia, sonriendo gentilmente. “Ya te has ocultado demasiado debajo de una sombra que no te sienta bien. Es hora que la dejes de lado y te presentes sin más temores, y finalmente darte a conocer a plenitud. Quisiera que llegaras a hacer eso, por tu propio bien, por tu propia felicidad.”
“…” ella se quedó en blanco, sin saber qué decir. No había esperado ese acto de aquel chico. Pero, aun sintiéndose algo en falta por la dedicación de ambos, también se sentía contenta de oír sus palabras. Sonrió algo incómoda y apenas asintió. “Gracias… muchas gracias a los dos…”
“No hay de qué, todos necesitamos ayuda,” contestó Megumi.
“Debemos regresar, el almuerzo está listo,” dijo Larsa. “Todos nos están esperando. Sólo recuerda que puedes contar con nosotros para lo que gustes a partir de ahora.”
“S-sí… gracias…” Hotaru asintió.
Luego de un corto tiempo de tranquilidad, llegó el momento de regresar al punto de partida, donde todos ya debían estar esperándoles con las energías y ánimos de siempre.
Las complicaciones se postergarían hasta próximo aviso…


               

Pasó cerca de otra hora más y la convención seguía con tanta vida como siempre. Luego de encerrarse en un cubículo, contestar el teléfono y recibir llamadas de atención por su ‘injustificable comportamiento infantil’, Noire pudo continuar a salvo con su charada, siendo jaladaa por Vert para seguir el paseo con el grupo. Nerviosa en un principio, notó que no tuvo que esforzarse en dar explicaciones ni en actuar normal ya que la entusiasta instructora ánimo y guió a todos a las siguientes actividades. Rápidamente, el ambiente de nuevo se sintió ameno.

Y llegaron a la última parada, los puestos de doujinshi. Había puestos de todo tipo y tamaños. Algunos vendían sus artículos sellados, otros vendedores permitían a posibles compradores ojear sus creaciones antes de decidirse, unos cuantos tenían ofertas especiales o regalaban bonuses exclusivos con cada compra, y un buen número de los puestos más grandes ya estaban cerrados por agotar su stock, al ser muy populares. No todos vendían comics o ilustraciones. Había muchos productos hechos a mano, de variados tipos.

“Aw…” Noire tenía los ojos prendidos en un puesto que vendía comics, llaveros, collares y pequeños peluches de gatitos, dibujados de modo muy simplista y adorable. “Qué hermoso, este se agrega a mis círculos favoritos. Pero ya he gastado mucho por hoy…”
“Date un gusto, las convenciones no son todos los días,” le recordó Luso, sonriendo.
“Yo sé, yo sé, pero…” miró de nuevo al gatito que le había robado los ojos.
“Suena a un dilema mental… pero no te preocupes. Yo lo compro por ti, ¿te parece?”
“¡N-ni se te ocurra!” Noire se avergonzó y miró a la vendedora con decisión. “¡Q-quiero este, y este, y estos dos llaveros, por favor!”
“Enseguida,” la vendedora sonrió algo apenada por notar su dilema, pero continuó con su pedido. “Aquí tiene, incluí una calcomanía de regalo. Gracias por su preferencia.”
“N-no, gracias a usted,” Noire le sonrió con torpeza, y luego de una reverencia, se fue caminando.
“Comprar resultó más fácil de lo que pensaste,” comentó Luso.
“Cállate… ahora tengo cargo de consciencia…” Noire caminaba cabizbaja. En eso, ellos se encontraron con los tres hermanos.

“¿Cómo les va?” saludó Roxas. “Ah, veo que compraste algo más Noire.”
“Sí…” ella desvió la mirada.
“Me sorprendí al ver unos puestos de artículos de los Avengers,” comentó Sora, revisando una bolsa. “Conseguí distintos cobertores para mi celular con buenos diseños.”
“Lo bueno de los doujinshi es que no es mercadería oficial y por declararse independientes, tienen libertad de creación. Algunos hacen buenos artículos,” dijo Blanc. “Compré un par de doujinshi de mis series favoritas y un libro de cómo dibujar. Quisiera igualar a mis círculos preferidos algún día.”
“Oh, dímelo a mí, pero es casi imposible,” Noire dio un suspiro. Justo en ese instante, vieron a la rubia instructora regresar, con una cantidad de doujinshi que era al menos el doble que todos los de los demás juntos.
“Hola chicos,” Vert sonreía con más felicidad de la usual. “Finalmente pude saciar mis necesidades básicas. Encontré de todo y hasta más, tengo mucho por leer.”
“¿Qué tipo de doujinshi compraste?” preguntó Noire.
“Oh, ni sé por dónde comenzar. Encontré este de chicas mágicas que es muy divertido,” lo mostró momentáneamente para buscar otro. “También este de ilustraciones gothic de hadas,” lo enseño, pasando a otra bolsa. “Y me topé con un círculo de homoge muy llamativo…” empezó a sacarlo, y todos se horrorizaron por una extremadamente explícita carátula de yaoi.
“¡V-Vert, guarda eso!” Roxas corrió y ocultó ese comic de regreso a las profundidades de aquella prohibida bolsa. Él se veía ligeramente ruborizado, al igual que la mayoría, a excepción de Blanc porque Sora tapó sus ojos a tiempo. “¡Eres mi instructora! ¿Qué haces leyendo yaoi?”
“No te preocupes, estamos en confianza,” ella rió un poco. “Tal vez, cuando crezcan, las damiselas del grupo entenderán.”
“¡Nunca!” declaró Noire, insultada. “¡Mi preciado doujinshi de slice of life no se compara con el tuyo!”
“Sólo a un pervertido le gustarían cosas exageradas,” opinó Blanc, juzgando el contenido por las reacciones de los demás.
“No sería sólo eso, hay mucho envuelto detrás de cada gusto,” Vert asintió a sus palabras, sonriendo segura. Fue entonces que se encontraron con otra persona más, tal vez uno de los últimos que hubieran esperado ver por ahí.

                  

“Oh, qué sorpresa encontrarles,” Alexei se acercó al grupo. “Buenas tardes a todos.”
“¿Alexei?” Sora se sorprendió. “No pensé que también eras friki.”
“Friki…” él meditó sobre ese término por un momento. “Si te refieres a tener los gustos representados en la convención, realmente me hace falta mucho conocimiento, pero dos personas cercanas a mí si gustan mucho de estos ambientes,” alzó unas bolsas de compras, sonriendo tranquilamente. “Por eso decidí usar este día libre en venir a conocer más sus gustos y comprarles regalos.”
“¡Oh~ qué suerte tienen esas personas!” Vert se maravilló por oír su motivo. “Son muy afortunadas de tenerte como amigo, Alexei.”
“No es gran cosa, en verdad,” Alexei se vio confundido.
“Sí que lo es,” Vert asintió repetidamente, convencida. “Interesarte en sus gustos personales es bastante, pero vas más allá. Siempre he pensado que un regalo dedicado al lado friki de una persona es el mejor de los regalos que puede haber.”
“Debes haber hecho una fila interminable,” observó Blanc, notando lo que había comprado. “Lo que traes son doujinshi que debieron haberse agotado en menos de media hora. ¿Cuánto tiempo esperaste antes que la convención abriera?”
“No sabría decirte. A decir verdad, el tiempo se pasó volando,” él sonrió con torpeza, pero por su ambigua respuesta, debió haber sido bastante. “Pasé mi tiempo en la fila conversando con un grupo de amigos, quienes compartieron su pasión y experiencias. Es como ingresar a un mundo distinto, con convenciones, carrera de pedidos y reservas por internet, caza de ediciones limitadas y tomar el metro vacío en la madrugada con la sensación de victoria luego de llegar a tiempo a una venta de estreno de un videojuego niche a medianoche,” él sonrió pacíficamente, como si su día hubiera incluido algún tipo de peregrinaje o búsqueda espiritual. “Escuchar todos los puntos de vista de las distintas personas en mi camino ha hecho esta experiencia muy memorable.”
“Me pregunto qué clase de historias habrás oído…” comentó Roxas, no queriendo imaginar los extremos a los que ciertas personas podían llegar.
“Ah, antes que se nos olvide,” Luso tomó la palabra. “Nos hemos encontrado con una conocida de un viaje aquí, su nombre es Noire. Ella participó en una competencia de canto y sacó el segundo lugar.”
“S-suficiente…” Noire se sintió nuevamente incómoda. Ese sereno e inocente instructor le daba mala espina, además de recordar aquella vez en el parque cuando él por poco y termina atrapándole. Supuso era lo mejor despedirse ya, no quería llamar más la atención, aparte que se hacía tarde.

“Noire, ¿no es así? No debes avergonzarte por tu talento de canto,” el monje le sonrió. “Mi nombre es Alexei, es un gusto conocerte.”
“Igualmente… gracias…” respondió con leve torpeza, cumpliendo el saludo. “Pues, lamento mucho que recién nos encontremos pero ya tengo que irme. Tengo un reporte por escribir esperándome en casa.”
“Es verdad, y ya casi anochece,” observó Blanc. “Lo mejor es que regreses a tus quehaceres de inmediato. No puedes pasar todo el tiempo aquí, es irresponsable.”
“L-lo sé…” y le dio algo de molestia oírlo de ella, quien le había puesto peros sobre irse temprano durante la comida. Noire sonrió modestamente. “Bueno, ha sido una tarde agradable. Espero que nos volvamos a ver. Cuídense.”
“Tú también, suerte con tu proyecto,” le deseó Sora.
“Hasta pronto. Podemos ponernos de acuerdo por Twitter,” dijo Luso.
“Sí, sin lugar a dudas,” Noire asintió. Al menos ya había anticipado hacerse cuentas de Facebook y Twitter distintas para su imagen de asesina… y debió haber hecho lo mismo con su celular, pero en fin…
“Ve con cuidado,” dijo Vert, y entonces los presentes vieron a varios trabajadores repartiendo recuerdos de esa convención, entre lapiceros, pins y calcomanías. “Ah, eso quiere decir que la convención terminará en menos de media hora. Vamos por los recuerdos antes que se acaben.”
“Sí, o seguramente alguien querrá llevarse muchos gratis,” Blanc caminó hacia los asistentes más cercanos, y el grupo le siguió, encontrándose en poco tiempo en medio de un grupo grande de personas esperando su turno. Noire por instante pensó en buscar algo también, pero decidió aprovechar la cantidad de gente para retirarse…

“Noire…” Alexei dijo su nombre y ella instintivamente se detuvo y le miró, notando la tranquila sonrisa del instructor. “A pesar de todo, tú eres una buena persona…”
“…” ella no supo qué interpretar, pero su paranoia actuó por ella, y le hizo irse. “C-con permiso…” y se fue a pasó rápido.
El monje le vio perderse entre la multitud, y al girarse, notó que Vert le miraba.
“Una buena chica, ¿no es así?” agregó Vert, sonriendo convencida. Una buena chica con el deber de no desobedecer las órdenes de Pram.

Con ello terminó ese día, entre los últimos tranquilos que todos podrían disfrutar en armonía.

Y el tiempo siguió con su curso.


Cho

Re: Fic zone
« Reply #6: June 23, 2013, 11:33:39 PM »
¡Sigue siendo hoy! (??) okay, 23 de junio de la era contemporánea, o algo así (...)

Vengo con el intro a la actividad, nada que realmente no haya sido explicado anteriormente, pero para darle algo de contexto (y trabajo al comandante que intenta escaparse de su deber). Desde este punto, es deber de cada una de llevar a sus personajes a sus misiones y ponerles bajo todas las tribulaciones que gusten. Si tienen cualquier pregunta, pueden hacerla en el tema de conversación: http://write.btproject.org/planeacion/reportense-y-conversemos-%28nf%29/ Eso es todo, espero que me haya quedado decente.


Exam Intro

El fin de año en el jardín de Balamb finalmente había llegado, y los estudiantes del tercer año hace muy poco habían podido despedirse de sus últimos exámenes académicos, pero sabían que si bien terminaban con sus clases con leve anticipación, en comparación con los estudiantes de menores grados, no significaba que sólo les esperaba descanso. Era más bien todo lo contrario.

Pasaron unos días de entrenamiento para ellos y últimas preparaciones, y con el sol que acababa de despedirse, sabían que estaban a pocas horas de que el tan esperado examen Seed finalmente diera comienzo. Los sentimientos y pensamientos de los estudiantes sobre este tema eran muy mezclados y cada quien tenía su punto de vista, desde uno emocionado o confiado hasta temeroso o incómodo, entre otros. Pero se podría decir que todos en general tenían grandes expectativas. Era normal, siendo la prueba que definiría sus caminos desde ese punto, y que les evaluaría para saber si sus años de preparación y presente habilidad realmente pasaban el desafío.

Como un evento de tanta importancia no sólo para los estudiantes y sus instructores, sino para todo el jardín en general, los estudiantes fueron invocados en el auditorio principal, donde les habían dicho que el director tenía unas palabras para ellos, marcando el inicio de la etapa de pruebas del día siguiente. En la muchedumbre de aspirantes a Seed se podía percibir el miedo, inseguridad y nervios en el ambiente, y todos hablaban entre sí, compartiendo todo tipo de comentarios. Esto se cortó cuando la directiva y el grupo de docentes de Balamb subió al estrado, y luego de volver a ser indicado por sus colegas de dar un paso al frente, el nuevo director y comandante se encogió de hombros con aparente despreocupación y miró a su amplio público.

“Buenas tardes, ah…” Balthier negó, encontrando la situación sin remedio alguno, con un leve gesto de gracia. “Aún no me acostumbro a ser este tipo de figura social organizada y seria, así que les pediré paciencia. Pero yendo al punto, ustedes han pasado por varios años entrenando, siendo los últimos tres lo más importantes, o también habrá algunos que recién se han unido al jardín en medio de ese tiempo… lo importante aquí es que finalmente han llegado a la cúspide de su camino como estudiantes, y mañana es ese día tan esperado por todos. Puedo ver algunos rostros petrificados entre el público. Tendrán que sacudirse antes de ir a dormir, no es la gran cosa.”

El aura de falta de seriedad y despreocupación desentonaba bastante con los estudiantes, hasta con algunos instructores, pero él no pensaba darles un sermón formal sobre la importancia del examen, la historia de los jardines, la valentía de los estudiantes, desearles lo mejor, o cualquier otro tipo de palabrería. En parte cumplía su rol como director de decir algo antes de la prueba, y en parte aprovechaba esa oportunidad para decir abiertamente cualquier cosa que se viniera a su mente. Las formalidades sólo matarían el momento, en su punto de vista.

“Sus exámenes les esperan en cualquier lado. Sus propios instructores han escogido cada misión y lugar con anticipación, y después de esta reunión ya será responsabilidad de ellos dirigirles a sus pruebas. Pueden terminar yendo tanto al patio trasero del jardín como a otro continente, y pueden tener que recoger flores silvestres o destruir a las más fieras bestias. La misión no se les será revelada hasta estar en el lugar de los hechos, y si bien tengo informado, la gran mayoría durará todo el día de mañana, con unas tal vez menos y otras posiblemente más. Esas son formalidades de sus instructores, no me lo pregunten. Con esto dicho, lo mejor para algunos sería ir a verse con su equipo, tal vez ya haya un vuelo esperándoles esta misma noche.”

Siguió un silencio de parte de Balthier luego de decir esas palabras, y los estudiantes lentamente empezaron a hablar entre ellos, subiendo el volumen de voces en el auditorio. Algunos se preguntaban qué les esperaría, otros se alegraban por un posible viaje al extranjero mientras que unos más lo consideraban muy pesado al ser tan repentino. Y varios estudiantes intercambiaron miradas. El director no había dicho ningún tipo de despedida, pero había sonado como si diera el caso cerrado y ya podían retirarse. Fue cuando los estudiantes debatían internamente entre decidir si quedarse o comenzar a romper filas que el director volvió a hablar, y las voces volvieron a callar en poco tiempo.

“Esto sería todo lo referente al examen, así todos tenemos más tiempo para nuestros asuntos, ¿no les parece? Pero ya que decidieron quedarse atentos, me anticiparé,” volvió a encogerse de hombros. “Luego del examen Seed y de recibir sus detallados y juzgados resultados un par de días después, habrá unos pocos días libres y la formal graduación ocurrirá al final de la siguiente semana. Varios de ustedes que han sido estudiantes en los años anteriores se darán cuenta que es más tiempo de diferencia entre el examen y la graduación que lo habitual. Al menos eso me han dicho mis colegas, también soy nuevo por aquí. Pero si desean hacerse ilusiones, es porque la directiva tiene preparada una sorpresa durante la graduación, algo que justo coincide con su promoción de nuevos Seed,” a sus espaldas, algunos instructores intercambiaron miradas, al ser la primera vez que oían algo semejante. Sólo unos pocos parecían tener idea de a lo que se refería, pero se mantenían callados, pretendiendo no saber nada. Balthier continuó. “Tomen esos días de descanso antes de la graduación como vacaciones prematuras en lo que las preparaciones terminan. Y antes de finalmente terminar con esta sencilla reunión, no contestaré ninguna pregunta sobre este evento,” sonrió. “No querrán que se arruine la sorpresa, ¿verdad? Buenas noches, a ver a cuántos de ustedes veré graduados pronto.”

Se dio media vuelta, recibiendo unos pocos aplausos de cortesía. Al igual que muchos estudiantes apurándose a retirarse, él también se fue, aunque tranquilamente y sin mayor interés de compartir ningún detalle con quienes no sabían. No quería arruinar la sorpresa.

Los instructores de inmediato se concentraron en sus labores de contactar a sus equipos y ajustar los últimos detalles para iniciar con los exámenes la mañana siguiente.

Y el jardín se puso en movimiento, iniciando con una de las actividades que más le caracterizaban, finalmente terminando con la espera.


Sayi

Re: Fic zone
« Reply #7: June 29, 2013, 02:16:39 PM »
Prometo dejarles comments pronto tot

Queria escribir un par de fics antes pero ya que carajos xD Al menos empezamos el examen de una buena vez y que la pelota siga rodando.
Perdón que no tiene la mejor calidad, pero improvisando espero recuperarle el hilo a esta historia e inspirarme :_ hace muchos meses que no escribo para este fic ala. He cambiado algunas cosas y retirado algunos personajes porque well, menos es mejor para mi (al menos por ahora). De todas maneras todos mis fics se borraron asi que no hay de donde sacar las incongruencias kekekek.

Cuando deje el profile dejare un resumen y eso. Y para el próximo fic ya tendre los iconitos famosos



I. Threshold

Había cruzado miradas con Akihiko durante el discurso de Balthier en el auditorio. El joven no había hecho ademán de acercarse y aquello fue lo único que alegro a la pelirrosa: No hubiera querido empezar una batalla campal en la previa a su examen Seed.

Sayi sabía que el peliblanco la había estado buscando para conversar sobre el fatídico evento en la cafetería del jardín, hace ya un par de semanas atrás. Pero la joven no quería tener nada que ver con el y se lo había dejado en claro a todos los conocidos que tuvieran en común. Tomaría tiempo para que el falso rumor sobre el SayixSterkxRorona quedara en el olvido, y la aspirante no se veía absolviendo a Akihiko en un futuro cercano.

Al menos el momento de la verdad había llegado, y aquello despejaría su mente: El examen Seed estaba por comenzar, y no podía permitirse distracción alguna.


Una vez finalizadas las palabras del director, Sayi no tardó en ubicar a Holden y ambos se dirigieron a su punto de reunión. A unos metros de la entrada del auditorio ya se encontraba de pie su instructor junto a Chane, la tercera miembro de su equipo. Holden saludo a Chane a la distancia y aunque la castaña le devolvió una sonrisa, Sayi solo recordó cómo su amiga dejaría el jardín una vez finalizado el examen Seed, terminando así los tres años de entrenamiento que habían compartido juntos.

Cuando se detuvieron frente a Kaien, a la pelirrosa le extraño que Chane no abandonara su sitio junto a su instructor y se quedara de pie junto a ellos, como solía ser cuando esperaban instrucciones de su encargado.

Kaien no había levantado la mirada de su tablero. Y fue cuando comenzó a hablarles que se hizo evidente un ligero cambio de planes.

"Sayi, Holden... no se como decir esto sin que se infarten un poco..."

Ambos aspirantes no pudieron ocultar su temor cuando miraron a su instructor. Un cambio de planes a minutos de empezar la prueba más importante de sus vidas... en aquel instante no podían pensar en un peor escenario.

Solo Holden se percató que Kaien acababa de obviar a Chane al nombrar a su equipo.

"El padre de Chane ha pedido su dimisión del jardín hace unas horas, efectivo de manera inmediata" Kaien anunció sistemáticamente. A su costado Chane les miraba algo incómoda "Chane ya no es considerada una aspirante a Seed, por lo que no participará en el exámen junto a ustedes"
A Sayi le tomó un par de segundos recuperar el aliento "¿¡Que dices!?" se dirigió a -ahora- ex-compañera "¡¿No ibas a irte luego del exámen Seed?!"
"Esto no puede ser..." Holden quería destruír algo "Mejore mis notas, perdí mi sobrepeso y finalmente estoy en forma para dar el exámen... ¿¡y esto!? ¿Por qué Chane?"

Chane bajó la mirada, guardándose alguna respuesta que saldara su incomodidad. Tanto Sayi como Holden sabían que su compañera se había visto obligada a renunciar por ordenes de su padre, por lo que no sería justo taladrearla con algo sobre lo que ella no tenía opción.

El problema ahora era para quienes quedaban en el equipo: Holden y Sayi. Los pasados tres años habían sido usados en familiarizarse -junto a Chane- como equipo, y trabajar en estrategias que explotaran sus habilidades. Restar un miembro, una parte vital de su dinámica, podía ser posible con la debida preparación... pero no a minutos de sumergirse en la prueba para la cual se habían preparado tan extensivamente.

"¿Y ahora?" finalmente preguntó Sayi "Me parecería injusto si nos mandan al examen así sin más"
"Tienes razón" respondió Kaien. Aquello les dio algo de esperanza "Tenemos una persona que se encuentra sin equipo por lo que se unirá a ustedes solo en esta ocasión. Es muy improvisado, y lo siento por eso, pero al menos podrán planear algo entre los tres camino a su evaluación"

Holden intercambio miradas con Sayi. Ninguno de los dos se sentía seguro con aquel cambio, pero no les quedaba de otra más que encarar el problema. Después de todo, como futuros Seeds debían estar preparados para todo tipo de eventualidades.

"¿Quién es la tercera persona, entonces?" preguntó Holden "¿Cuáles son sus habilidades?"
"No debería tardar en llegar. Así ella misma podrá conversarlo con ustedes..."

En ese momento Sayi notó un par de personas acercándose a ellos desde la entrada del auditorio. Una de ellas era Yomiko Readman, su instructora para manejar el papel, pero fue la segunda persona la cual llevo a Sayi a una inquietante realización.

"Kaien, aquí traigo a quien me pediste" dijo la maestra sin perder su clásico optimismo. La castaña se dirigió a su pupila "¿Estás lista Sayi? Espero que te sirva todo lo que practicamos~"

Y Sayi esperaba eso mismo también... sobretodo si el nuevo miembro de su equipo no iba a ser nadie más que Umi Ryuuzaki.
A este punto del año, medio Balamb sabía que la relación entre ambas era bastante pintoresca. Y no de una buena manera.

Sayi y Umi estrecharon manos luego de ser 'introducidas' por Kaien. Ambas cruzaron miradas, pero ninguna dejó entrever reacción alguna en sus rostros. Si bien hace un par de meses habían dejado los insultos y mal habladurías entre ellas, era muy diferente el tener que trabajar en equipo por un gol en común. Sayi esperaba que la fría cordialidad que habían compartido estas últimas semanas sea suficiente para poder pasar el examen.

Con el universo -al parecer- de nuevo en orden, Kaien se limpió la garganta y anunció.

"Preparen lo necesario y espérenme en el hangar #3, donde recibirán instrucciones" aseveró el instructor "Parten hacia Rabanastre en cuarenta y cinco minutos"
« Last Edit: June 29, 2013, 02:23:49 PM by Sayi »

- - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - -
Oh, dream maker, you heart breaker
Wherever you're goin', I'm goin' your way


Ekha

Re: Fic zone
« Reply #8: July 29, 2013, 10:53:32 PM »
De momento cero iconitos y stuff porque hay prisa XD Si alguien recuerda en qué número de fic iba porque nunca los númeré, agradecería montones que me dijera XD


? ? ?

- Antes de la tormenta
-


El plan era simple. Bueno, realmente todos sus planes eran simples. Desde su “destierro” (llamado así debido a que les habían enviado a un país extraño a convertirse en buenos mercenarios, siendo esto una ironía ya que volverían a ser parte de cierta guardia especial quisieran o no), Ferris Eris y Ryner Lute se habían encargado de sabotear sus propias evaluaciones. Por un lado, la rubia tenía la habilidad suficiente para haber comenzado con el pie derecho su entrenamiento pero, dadas las circunstancias de su actual enfado con la vida y la lista de amenazas crecientes en su contra por parte de su alto mando, había decidido darse una mala fama en Balamb, la suficiente como para ser suficientemente conocida pero, también, como para que nadie se metiera con ella.

Ryner, por su parte, era conocido como un hechicero peligroso en su país de procedencia pero, en Balamb y gracias a la ayuda de Ferris, había ganado la fama de ser un lacayo pervertido que sólo buscaba el momento de abusar de cualquier jovencita que paseara inocentemente cerca de él. Una curiosa excusa para mantener a la gente a distancia en realidad, y no le molestaba, le molestaba el excesivo cuchicheo cuando tenía que realizar alguna actividad extracurricular.  Fuera de eso, la lejanía que ocasionaban los extraños rumores que corrían sobre él, le permitían tener mucho espacio para descansar y no ser molestado… Excepto tal vez por Yurippe y Ferris Eris.

Por su parte, Yuri Nakamura, mejor conocida en Balamb como Yurippe, había sido la última en integrarse. Procedente de la misma nación que los otros dos, sólo había escuchado rumores sobre ellos hasta que formaron equipo en Balamb. Lo consideró difícil al principio dada la individualidad marcada de ambos individuos y su propia tendencia a tomar el control de las situaciones. Los roces no se hicieron esperar pero, con el paso del tiempo, se percataron de tener algo en común: habían sido obligados por su gobierno a entrenar en un país extranjero. No había sido voluntad de ninguno originalmente, ninguno había estado de acuerdo y cada quién había llegado bajo circunstancias diferentes pero con un mismo fin, el cual, conforme pasaban tiempo en Balamb, parecía cada vez más molesto y desesperante.

“Ferris, ¿Estás segura de lo que estás haciendo?”

Ferris Eris simplemente se limitó a ponerse en la espalda una mochila grande que parecía ser algo pesada mientras comía dangos. La rubia no parecía ni remotamente inquieta por lo que estaba a punto de suceder.

“El instructor dijo que sólo teníamos que ponernos esto y salir, no veo qué tiene de difícil.”
“En realidad nada, sólo es que Ryner es un cobarde.”

Ryner suspiró. Desde el inicio de esa misión había estado totalmente en contra de ella pero, al parecer, Yurippe y Ferris la encontraban, de alguna forma, mucho más fácil y llevadera que cualquier otro tipo de misión.

Desde un comunicador, una voz se dejó escuchar.

“Estamos listos. Abran la puerta.”

Totalmente condenados, pensó Ryner al momento de ver que una curiosamente diligente Ferris hacía lo que se les pedía. Eso iba a doler, por más que dijeran que era seguro, era mucho más seguro que dolería a morir.

“Puerta abierta, esperando confirmación.”, dijo Yurippe por su propio comunicador. Antes de que pudieran esperar una respuesta, Ferris se acercó a Ryner y, de un empujón, lo sacó del avión sin esperar a que terminara de verificar su paracaídas. Esto tomó por sorpresa al hechicero quien, al darse cuenta que iba en caída libre, comenzó a gritar.

“¡ME LAS VAS A PAGAR!”

Y no es como si no pudiera sobrevivir a esa caída. A pesar de todo, Ryner Lute tenía más recursos de los que permitía conocer a los demás.

ʎɐpoʇ ǝƃɐd ʍǝu ɐ ƃuıuɹnʇ


Cho

Re: Fic zone
« Reply #9: July 30, 2013, 02:40:21 AM »
Finalmente~... *desfallece* vengo con el fic del mes y la primera parte de mi examen. Casi pierdo la cordura poniendo todos los iconitos en cada escena (...)

Y bueno... un examen con fuertes altibajos, uno lleno de mentiras, uno imposible y... Vert es evil (??) Espero escribir lo que me falta más rápido.


47

Después de una larga espera y muchas expectativas, llegó el momento más esperado para los estudiantes de tercero; el examen Seed. Al ya haber cumplido con todos los requisitos académicos, haber pasado por intenso entrenamiento (al menos en algunos casos) y haber recibido el mensaje de la noche anterior anunciando el inicio de la evaluación, era el momento de la verdad y de probar si realmente estaban listos para recibir el título de Seed y graduarse con honores.

         

   

Cho se sorprendió cuando, al levantarse muy temprano en la madrugada y acudir al jardín como instruida previamente, se encontró tanto con su equipo como con el de los bros, y los dos instructores encargados les informaron que tendrían una prueba en conjunto. Para los estudiantes, también fue muy sorprendente que tomaran un lujoso jet privado a Destiny Islands, donde la academia de Oblivion les esperaba para asignarles una misión.

Y al aterrizar en medio del mar en un buque similar a un barco de guerra con una amplia y larga pista, los estudiantes brevemente pensaron que acababan de experimentar lo más extraño del asunto. Ello nuevamente volvió a cambiar cuando, al subir a un yate de gran velocidad, unos asistentes de la tripulación les informaron sobre su paradero final.

“¡¿A-Arcadia?!” exclamó Haruhi en shock, con los demás estudiantes también sorprendiéndose.
“Sí, en breves momentos se encontrarán con dos miembros de la directiva de Oblivion,” contestó el asistente. “Ellas les explicarán su misión al detalle mientras nos dirigimos a nuestra base en la isla de Arcadia.”
“Por favor, siéntanse en casa mientras les esperan,” agregó una científica y ellos se retiraron, dejando solos a los miembros del jardín.

La sala dentro del yate tenía sillones de cuero, estaba alfombrada, contenía estantes de libros y un televisor LED mostrando información del clima.

“Jet privado, buque de guerra y yate extremadamente lujoso en dirección a una isla prohibida,” Junpei alzó una ceja. “Oblivion es toda una mafia.”
“Haha, sí, y ahora estamos esperando a ser recibidos por los jefes,” Ryoji sonrió. “Creo que sólo hace falta escuchar ‘La chica de Ipanema’ en el ambiente.”
“No digan eso, casi suena a que nos matarán y tirarán nuestros cuerpos en una bahía,” Yosuke se estremeció. “Pero en serio, ¿por qué el jardín no tiene cosas como estas?”
“¿Sí, verdad? Deberíamos,” Ayame se emocionó. “¡Balamb definitivamente necesita un hermoso buque de guerra donde aterricen aviones!”
“Silencio,” Pram jaló una oreja del peliplateado, indiferente. “Antes que se pongan a hacer preguntas de este tipo a las líderes y nos hagan quedar a todos mal, tienen que entender algo con respecto a Oblivion. En estos últimos años, han adquirido casi todo el poder de Destiny Islands y tienen una gran cobertura y riqueza para poder proteger a las islas de los Heartless. Como un jardín, también tenemos recursos, pero no de esta magnitud, además que no los necesitamos.”
“Ya, ya entendí, mi peliblanca sedosa…” Ayame se sobó la oreja. Su penuria por el dolor desapareció cuando posó sus ojos sobre una enorme copa de cristal que contenía pequeños dulces. “¡Oh, Toffee!” y agarró uno para comerlo gustosamente.
“Estos son lujos geniales…” Almaz dio un suspiro, apenado. “Siento que no los merecemos.”
“Somos estudiantes del jardín de Balamb en lo que parece ser la primera misión extranjera a Arcadia. Es sólo normal que nos den esta bienvenida,” respondió Haruhi, sonriendo un poco. “Verán que haremos que valga la pena…”
“¡Ahh!” Cho no lo aguantó más y se llevó ambas manos al rostro, torturada. “V-Vamos… a morir aquí, ¿cierto?”
“Chosita, ¿pero qué actitud es esa?” reclamó Ayame. “¡No les he entrenado desde el amanecer todos los días por nada!”

Todas las mujeres presentes miraron al peliblanco con molestia, y los chicos se vieron frustrados. Seguramente ni el mismo Ayame recordaba la última vez que les había dado algo semejante a entrenamiento.

“Cho, Haruhi,” Pram sintió un tic en la ceja. “Si quieren matar a su instructor antes que lleguen las líderes, son más que bienvenidas. Tenemos tiempo para limpiar la sangre.”
“Será para después, o se preguntarán por su ausencia,” contestó Haruhi, molesta.
“Sí que no estamos muy preparados… veremos…” Almaz no se sentía muy confiado, pero aun de vivir dentro de un universo paralelo donde un Ayame alterno verdaderamente les hubiera entrenado desde el amanecer, no se sentiría mucho mejor. Arcadia era una isla cuya entera población fue borrada del mapa en pocas horas, después de todo.
“Nosotros tampoco lo estamos. No hemos oído de entrenamiento formal desde que Bianchi nos dejó,” confesó Yosuke.
“Sterk nos ayudó un poco, pero aun así…” Junpei se vio algo fastidiado. “Pram, ¿no podrías habernos dado al menos algo de ejercicio? Nos hemos oxidado.”
“¿Cómo te atreves a dirigirte a mí con ese tono y actitud?” Pram le miró molesta, y Almaz se asustó por el iluso bro.
“P-pues, Pram sí nos dejó en claro desde el comienzo que sólo iba a ser nuestra instructora y representante en asuntos oficiales,” dijo Ryoji con rapidez, notando la molestia de la profesora. “Aparte que Pram es la subdirectora ahora. Pero con las pautas de Sterk y el trabajo en equipo, remediaremos cualquier problema.”
“Seguramente somos los equipos menos preparados. Al menos esto suena a una misión en conjunto,” comentó Yosuke, frustrado.
“…” Pram desvió la mirada con leve fastidio. En momentos como ese maldecía a Bianchi por haberse sacado la lotería y haberle dejado a cargo de ese grupo de ineptos. Y como había sido dicho, esos dos grupos eran muy probablemente los menos preparados del montón. Si tan sólo hubiera hecho el contacto con Oblivion antes que los demás instructores consiguieran sus propias misiones… pero ya no había punto de pensar así. Pram podía confiar en la destreza de Almaz, pero no había forma que él pudiera suplantar a cinco incompetentes simultáneamente.

         

     

En ese momento, la puerta de la sala se abrió, y todos vieron a dos mujeres entrar. Una, que usaba una bata de laboratorio, se veía un poco menor que Ayame, y la mayor de cabellos azules tendría un poco más de treinta años. Ella miró a todos con una mezcla de formalidad y calidez.

“Sean todos bienvenidos a Destiny Islands. Mi nombre es Aqua y soy la directora de la Academia de Oblivion,” se presentó. “Mi acompañante es la líder del departamento de investigación, la doctora Kurisu Makise. Venimos para hablar sobre su misión.”
“Sí, empecemos con…” Kurisu miró a los presentes, y ella pareció sorprenderse al mirar a Cho, al punto de confundir a todos.
“¿Su…sucede algo, doctora?” Cho se vio incómoda.
“N-no, no es nada…” la doctora tuvo que concentrarse en su trabajo. “Veamos… hablemos sobre la naturaleza de su misión. Sabiendo que estamos yendo a Arcadia, ¿alguien tiene una idea sobre qué tipo de misión deben cumplir?”
“¿Será… una misión de investigación?” preguntó Haruhi.
“Precisamente,” contestó Aqua. “Ya han sido seis años desde la catástrofe, pero muy poco se ha llegado a averiguar sobre lo ocurrido. En términos simples, su misión consiste en adentrarse en la isla y encontrar cualquier información útil, sin importar de qué tipo.”
“Pero la misión es más compleja que eso,” aclaró Kurisu. “Su búsqueda no se trata de escoger lugares aleatorios. Les entregaremos un mapa donde señalamos los puntos de interés. Es en esos lugares donde recolectarán la mayor cantidad de información posible.”
“¿Qué son esos lugares específicos?” preguntó Yosuke. “¿Áreas de mayor destrucción?”
“Son edificios que fueron centros de investigación cuando la isla estuvo operativa,” respondió la directora. “Para poder entender bien lo que les espera en su misión, les contaré datos importantes sobre Arcadia. Antes de la destrucción, hubo una organización llamada Excelsior, la cual tuvo la labor de proteger a toda la isla e investigar a los Heartless. Fueron muy similares a Oblivion, con la mayor diferencia de que ellos se concentraron en investigar a la oscuridad para corregir el problema de los Heartless, a diferencia del enfoque en la luz que tiene Oblivion. Conforme pasaron los años, Excelsior se volvió muy oculto en sus operaciones, y por haber tenido gran parte de la autoridad de Arcadia, internaron toda la información de hasta los civiles en el anonimato. Como la isla fue devastada y extinguió a toda la población en muy poco tiempo, no hubo tiempo alguno de hacer contacto con alguien para informarnos de la situación, y en Oblivion creemos firmemente que, si hay algo que nos puede llevar a respuestas, debe estar dentro de algún laboratorio o sucursal de aquella organización. Por el bienestar de Destiny Islands, tenemos que investigar ese fatídico día y estudiarlo en lo más posible.”

Siguió un silencio general que marcó la importancia de las palabras de la directora, el secretismo de la isla, la presente investigación de Oblivion… eran temas mayores que desentonaban con el concepto de un examen para jóvenes aspirantes a Seed, por más que consistiera sólo de recolectar cualquier fuente útil de información.

“Ehh… una pregunta,” Junpei rompió el silencio, llamando la atención de todos. “Entiendo todo eso de que la destrucción sigue siendo un misterio y tenemos que investigar pero, ¿cómo así ustedes no lo han hecho? Ya han sido seis años y la isla es parte del país, no está lejos…”
“Los asuntos de Oblivion no son necesariamente tan simples como crees,” dijo Pram, un poco molesta por el tono informal del estudiante.
“No se preocupe, subdirectora, es una buena pregunta,” Aqua sonrió amablemente. “Desde lo ocurrido, ha habido múltiples intentos de investigar Arcadia, pero por las condiciones climáticas, nunca hemos podido prolongar nuestra estadía sin correr riesgos. Hemos estudiado antiguos centros de investigación que no están marcados en el mapa, y por ello les pedimos que vayan a otros que han estado fuera de nuestro alcance. Con los recientes cambios y mejoras de Oblivion en estos últimos años, también hemos tenido que postergar investigaciones y prestar más atención a las demás islas que siguen a salvo. Seis años sonará a mucho, pero para un país, en verdad es poco tiempo.”
“Los centros que ustedes van a investigar son también un número reducido y cercanos a nuestra base en Arcadia,” dijo Kurisu. “Las condiciones climáticas están bien hasta el momento, pero la isla es impredecible y no vamos a arriesgar el bienestar de nadie. Para llevar a cabo la investigación, vamos a darles pautas sobre cómo actuar en los frentes de oscuridad. De aquí, ¿quiénes tienen poderes que contienen a la luz? Elementos como la electricidad, fuego, luz, o poderes como rayos de energía…” vio a tres de los seis levantar la mano. Esa chica peliceleste estaba entre ellos…
“¡Oh, ¿en serio?!” exclamó Ayame sorprendido, notando que Almaz había levantado su mano. “¿Controlas uno de esos?”
“L-la luz…” contestó Almaz, confundido.
“Ayame, ¿eres el instructor y no lo sabes?” Pram negó molesta. En defensa del peliplateado, Almaz no había sido muy abierto al principio, pero cualquier idiota que revisara el historial de sus estudiantes de vez en cuando ya lo habría averiguado.
“E-en fin,” Kurisu dio un suspiro. “Según los estándares de Oblivion, ustedes son front-liners en esta misión, ya que esos poderes eliminan a los Heartless con mucha más facilidad que cualquier otro. En la misión podrán ir todos juntos, pero como tendrán un límite de tiempo, tendrán que separarse en ocasiones para poder cubrir todas las áreas. Eso sí, por normas de Oblivion, en cada grupo debe haber al menos un front-liner para garantizar su seguridad, ¿han entendido?”
“Sí…” Cho asintió.
“Front-liner suena genial,” Junpei se animó. Podría tener un rol protagónico.
“¿Cuál es el deber de los demás?” preguntó Ryoji.
“Al no controlar ningún poder de luz, el rol de ustedes será el de support,” contestó Aqua. “Como el título lo dice, su enfoque recae en velar por el bienestar de su grupo y en apoyar a los front-liners, quienes por tomar un rol más ofensivo se pueden ver vulnerables. Pueden también colaborar y atacar a los Heartless pero no serán tan efectivos. Esa es la dinámica básica de los grupos en Oblivion y los detalles y preferencias dependerán enteramente de ustedes. ¿Tienen preguntas?”

“Sí,” Haruhi levantó la mano. “Cuando dijeron que recolectemos la mayor cantidad de información posible, ¿a qué se refieren? ¿Qué tipo de información o fuentes esperan y cómo la recolectaremos?”
“Les daremos sacos con cierre ni bien lleguemos a la isla, para que guarden lo que encuentren,” respondió Kurisu. “No esperamos que consigan mucho, por lo cual no se sientan forzados a llenarlos. Tampoco intenten cargar nada muy pesado ni voluminoso, su seguridad es lo más importante. Sobre la información, realmente puede ser lo que sea, desde fotos, libros y reportes científicos, hasta CDs, DVDs, USBs entre otras cosas que puedan contener algo útil. Si llegan a una habitación o área donde perciban algo extraño o vean cualquier máquina o estructura desconocida, pueden tomar apuntes o fotos con cámaras que les proveeremos. También existe la posibilidad que encuentren equipos electrónicos todavía operativos. De darse el caso, nos deben contactar mediante un comunicador. Y con respecto a ello, a veces los frentes de oscuridad causan interferencia con la comunicación y aparatos electrónicos. Es normal, así que no se alarmen si perdemos comunicación temporalmente.”
“Ehm…” Cho se sintió insegura de preguntar. “Perdonen la pregunta, pero… han sido sólo seis años desde la destrucción… ¿entonces es muy probable que estaremos rodeados de cadáveres?”
“No, realmente…” Aqua mostró algo de incomodidad por el tema. “Todavía estamos investigando los detalles, pero por la catástrofe y los fuertes frentes de oscuridad que caracterizan a esta zona, la oscuridad se potenció y debió haber debilitado los restos de seres vivos a tal punto de disolverlos en un periodo muy corto de tiempo. Yo personalmente acudí a una misión pocos meses después de lo ocurrido, y con las justas pude ver árboles demacrados y caídos, pero ninguna otra señal de seres vivos. Hasta materiales procesados se han debilitado, por lo cual tengan cuidado con lo que encuentren, y también con edificaciones enclenques o débiles.”
“Nuestra teoría de la debilitación a manos de la oscuridad es respaldada por la gran cantidad de polvo gris encontrado en toda la isla,” agregó Kurisu. “Todo lo disuelto terminó desintegrándose en aquel polvo neutro.”
“Iihh, entonces sí vamos a estar caminando sobre muertos,” Yosuke sintió escalofríos.

“Y para terminar, les mostraremos un video de hace siete años, donde verán el área de Arcadia a la que irán, para que puedan orientarse mejor con el mapa de la zona,” dijo la directora. Ella entonces se dirigió a los instructores. “Como la visita a Arcadia es un evento especial hasta para Oblivion, hemos traído a varios profesores y estudiantes, aparte de unos invitados especiales. Con todos, haremos un tour cerca de la base, por lo cual están invitados a acompañarnos.”
“¡Oh, con mucho gusto!” Ayame se emocionó. “¡Me siento VIP!”
“Es un agrado recibir tanta consideración de parte de ustedes,” contestó Pram, con cordialidad. “Darnos esta oportunidad de realizar un examen en un lugar que contiene información importante de las islas, y ser tratados como invitados de honor.”
“No hay de qué. El jardín de Balamb nos ha hecho el gran favor de entrenar y cuidar de los príncipes,” Aqua sonrió con simpleza. “Es un privilegio tener conexiones con una institución como su jardín, y sé que sólo es el comienzo.”
“El privilegio es nuestro, es muy amable,” Pram sonrió divertidamente.
“…” Almaz se apenó. Era sólo cuestión de tiempo para que se demostrara lo contrario.

El yate continuó con su rumbo mientras ellos miraron aquel video del pasado. Estarían llegando al lugar de interés en poco tiempo.


La ubicación del buque de guerra terminó por ser más cerca de Arcadia de lo esperado, ya que todos llegaron a las orillas de la isla prohibida en cuestión de minutos. Luego de varias recomendaciones de parte de las encargadas de Oblivion y de ver el video de la zona a la que irían, todos bajaron por un muelle techado y sellado que llevó directamente a un edificio blanco de apariencia futurista y blindada, con pequeñas ventanas circulares como si estuvieran a bordo de un submarino. La base de Oblivion en Arcadia resultó ser muy grande, contando con cuatro pisos y un área amplia e impecable, que en parte delataba el poco uso que el lugar tenía.

Caminaron por un pasillo largo e iluminado con pocas luces LED, donde cada cierta cantidad de metros había un intercomunicador y señales de emergencia, hasta que llegaron a unas puertas de metal cerradas. Ahí, las dos anfitrionas del evento se detuvieron y volvieron a encarar a los integrantes del jardín.

“Hemos llegado a la sala principal de nuestra base, donde se encuentran todos los visitantes de la isla,” comunicó Kurisu. “Aquí recibirán unas últimas recomendaciones, equipo especial, y comenzarán la prueba.”
“Todos los que no tomamos el examen daremos una vuelta alrededor de las calles cercanas y luego regresaremos para mirar el progreso de la misión por medio de las cámaras de cada estudiante,” dijo Aqua. Ella iba a abrir la puerta, pero Ayame de inmediato le interrumpió.
“Pregunta,” Ayame sonrió, entretenido al tomar el rol de un estudiante recibiendo tour a una posible universidad. “Esta base es enorme y está en la costa, pero me recuerda a un submarino gigante. ¿Es casualidad o la base sí puede sumergirse?”
“…” Pram le miró con molestia.
“Esta base no tiene las funciones de movimiento o navegación que tiene un submarino, pero el diseño tampoco es una coincidencia,” contestó Kurisu, con los brazos cruzados. “Por ser Arcadia un lugar en inminente peligro, la estructura tiene que ser sellada y las luces del edificio potentes para disminuir la posible cantidad de Heartless que se originan dentro de la estructura. No solamente ello, sino que los frentes de oscuridad potentes causan tormentas y vientos potentes, y por estar en la orilla, debemos impedir que el agua de mar penetre la estructura y cause cortocircuitos.”
“Ahh…” Ayame asintió, aprendiendo algo nuevo. Los demás se alegraron que su pregunta aleatoria haya sonado bien luego de la respuesta tan técnica de Kurisu. “Muchas gracias por la iluminación, sensei.”
“Ahá…” Kurisu le miró algo impaciente. Ayame volvió a malograr su propia imagen.
“Dijeron que había invitados además de la gente de Oblivion,” recordó Pram. “¿Se tratará de otra academia u organización?”
“No realmente, es más una cobertura,” Aqua sonrió. “Descuide, le aseguro que son grata compañía. Es una agradable profesional junto con su equipo de producción.”
“…” eso heló la sangre de la instructora. ¿Acaso…?

Las puertas finalmente se abrieron al presionar un código, y vieron una amplia sala cuya pared del fondo era un solo vidrio que daba excelente vista a la isla destruida, pero el ambiente, personas y buffet más bien daba una apariencia cálida.

         

         

     

“¡Bienvenidos!” saludaron los estudiantes de Oblivion en coro, y el personal de la academia aplaudió junto con ellos, como si estuvieran recibiendo a héroes. Y de un costado, cierta pelinegra cegó a los recién llegados con un potente flash, tomándoles una inesperada foto.
“¡Pram, a los años!” exclamó Aya, sumamente contenta, para luego mirar a los ocho técnicos presentes. “Vamos, no se distraigan. Hay que tomar todas las fotos y veredictos por este gran día~”
“¡A-Aya!” Pram exclamó, con una mezcla de sorpresa y cólera. “¡¿Qué haces aquí?!”
“Soy parte de este gran día en que Oblivion finalmente abre las puertas a una institución extranjera a estudiar Arcadia,” miró a los estudiantes con su amplia sonrisa. “¿Están emocionados? ¡Yo sé que lo estoy! ¡A hacer este día el mejor de todos!”
“¡Amén hermana!” exclamó Ayame, emocionado. “¡Estamos en las noticias!”
“Hahaha, y sólo es el comienzo,” Aya asintió, contenta. “Ocurra un terrible frente de oscuridad o el clima se quede tranquilo, será un gran día de todas formas. Pero quiero escuchar palabras de los estudiantes, ellos son los que darán el primer paso en la luna en este evento. ¿Qué tienen que decir? No sean tímidos, están en confianza.”
“Hm… creo que es un honor venir aquí y seguro que será divertido. Tengo grandes expectativas,” dijo Ryoji, sonriendo y no quedándose con las ganas de decir algo. Ello complació a la insistente Aya, mientras los demás estudiantes estaban sin palabras.
“Todos las tenemos, te lo aseguro. Tienes que mantenerme informada, ¿sí?”
“Con mucho gusto,” él asintió.
“Tú no vuelvas a intercambiar miradas con ella,” dijo Pram, severamente.
“¿Eh, por qué?” Ryoji se confundió.
“No te chupes, Pram. ¡Abraza tu fama internacional!” exclamó Ayame, levantando los brazos, y siendo bañado por una enorme cantidad de flashes de las cámaras del equipo de producción. La instructora tenía hartas ganas de sacar a Aya a patadas, pero no podía dar una mala impresión frente a tantas personas de Oblivion.
“S-sí deberíamos iniciar con la prueba lo antes posible,” recordó Kurisu. “Así terminamos antes del atardecer, y en Arcadia es a esa hora que el ambiente en general se vuelve muy pesado.”
“Oh, está bien, es un día muy largo, después de todo,” Aya sonrió con comprensión y dirigió su atención a un grupo de maestros de Oblivion, con la intención de entrevistarles.

En ese momento, un grupo de estudiantes se acercó al grupo, junto con los dos robots de Oblivion, para saludar a la gente de Balamb.

“Hola, qué genial volvernos a ver,” dijo Yukko, sonriendo. “¿Cómo les ha ido?”
“Hola Yukko, el ataque a Balamb ya se siente tan lejos,” respondió Yosuke. “Bien, aunque sigo sorprendido por estar aquí.”
“Muchos ánimos, tenemos fe en ustedes,” les deseo Madoka, animada. “He escuchado las mejores historias de los estudiantes de jardín.”
“Ehh…” Cho se sintió algo mal, al no ser parte de dicha reputación.
“Hm, creo que ustedes no califican, se ven débiles y poco preparados,” observó Mai, inmutada. “He escuchado que un estudiante llamado Sterk es una leyenda, pero si no son Sterk, no me interesan.”
“…” Junpei le miró con molestia. “¿Y quién eres tú?”
“Ah, ella no estuvo con nosotros, verdad,” Yukko sonrió. “Su nombre es Mai, es nuestra compañera de equipo.”
“Las introducciones no son necesarias,” pese a la inexpresión de Mai, sus lentes brillaron sospechosamente. “Eventualmente me conocerán.”
“Mucho… ¿gusto?” Haruhi ladeó la cabeza.
“…” Almaz asintió, apesadumbrado. Mai siempre había sido todo un caso.

“Suficientes re-encuentros, sigamos con el examen…” Pram negó, frustrada. ¿Hasta esa chica molesta estaba presente?
“Realmente no queda mucho más que decir,” dijo Rin, quien junto a Len extendió a los estudiantes mochilas cargadas con todo lo que iban a necesitar. Con eso, la gemela pasó a sonreír. “Hola nuevamente a todos, estén con los mejores ánimos y verán que no será tan difícil. Dentro de la mochila hay sacos en donde guardarán todo lo que encuentren, cascos con cámaras portátiles que deben cargar consigo todo el tiempo, walkie talkies para mantenernos en contacto, cámaras y blocs para grabar todo lo visto, y un suministro de dieciocho bombas de luz para cuando tengan que huir de una cantidad numerosa de Heartless. Úsenlas sólo cuando sea realmente necesario, ¿entendido?”
“Dentro también hay un pequeño almuerzo para cada uno,” agregó Len. “Por estar dentro de un ambiente pesado y en movimiento, lo mejor es que no exageren con la comida. También sean muy prudentes con sus movimientos y agítense menos de lo usual. En frentes de oscuridad es común marearse y perder el balance con movimientos bruscos. Ustedes tienen hasta alrededor de las cinco de la tarde para acabar con el examen a menos que haya algún mayor contratiempo. Esperen nuestro mensaje oficial para venir de regreso a la base.”
“Eso cubre todo lo que necesitan saber, pueden comenzar con su recorrido,” concluyó Kurisu, satisfecha con la presentación de la misión.

“Un momento…” una voz se dejó oír entre todas. Shinkouhyou recibió la atención de los presentes. Este sonrió con leve ironía. “Es muy curioso que en todo este rato no hayan ni hecho mención de los obeliscos…”
“¿Obeliscos?” preguntó Cho, confundida. “¿Hay obeliscos en esta isla?”
“Sí los hay,” respondió Haruhi. “Si no me equivoco, estos siempre fueron emblemáticos de Arcadia, pero realmente no sé más de ellos…”
“No llegamos a darles explicaciones porque el obelisco más cercano está muy lejos del área que deben recorrer, y no tienen permitido salir de las indicaciones del mapa,” dijo Aqua, mirando a Shinkouhyou. “Esas edificaciones tienen mucho tiempo en esta isla y no se sabe con certeza la fecha o el motivo de su edificación, pero por observaciones previas, se considera que pueden albergar datos con respecto a los Heartless.”
“¿Eh? ¿En serio?” preguntó Ryoji, confundido.
“Pero eso no es parte de su examen. No sabemos qué esperar de los obeliscos, y estamos a prudente distancia de ellos, sólo por precaución,” Kurisu asintió. Realmente no había mucho que decir o pronosticar, pero sus lecturas al escanear a la isla siempre le decían que había una constante, aunque mínima, cantidad de oscuridad pesada rodeando dichas edificaciones, pese a ser construcciones inertes. Eso sería tema de estudio conforme estudiaran más de Arcadia.
“Pero aun así, suena demasiado interesante como para dejarlo pasar,” Aya se les unió, intrigada y tan animada como siempre. “Yo creo que suena a algo que tener en cuenta sin importar cuánto tenga que ver. No sé, digamos que es un sexto sentido.”
“Hm,” Shinkouhyou sonrió entretenidamente. “No seré un experto de las islas, pero concuerdo con Aya. En fin, un poco de trivia con respecto a las islas no le viene mal a nadie. Vayan en marcha, antes que algún fuerte frente de oscuridad les quite las ganas.”
“…” Almaz se mostró inseguro. Las palabras de esos dos claramente apuntaban a algo. Él en verdad no sabía nada con respecto al tema, pero ver a Pram desviar la mirada con fastidio daba indicios de que esas palabras parecían estar en otro nivel de información. Notó a Mai pensativa, quien también pareció captar lo mismo que él. La clásica de estar rodeado de inmortales…
“Pues… el momento de la verdad…” Yosuke dio un pesado suspiro, y luego los seis estudiantes intercambiaron miradas.

Otra puerta de metal se abrió al costado del edificio, la cual daba directamente hacia los restos de la isla. Los aspirantes a Seed inmediatamente salieron y empezaron a caminar por el camino principal, revisando sus mapas, estudiando los alrededores, y eventualmente perdiéndose de vista. Ni bien ellos se fueron, la directora volvió a tomar la palabra, dirigiéndose a todas las personas restantes.

“Aprovechando el buen clima, tomaremos el tour por las calles cercanas en este momento. Luego regresaremos y tendremos una corta clase de teoría sobre usar maquinas dedicadas a frentes de oscuridad e interpretar los resultados. Guarden sus pertenencias, sólo porten consigo lo que realmente necesiten.”

Las personas en general se vieron animadas de poder salir y ver con sus propios ojos aquel lugar que la gran mayoría visitaba por primera vez, al menos después de la catástrofe de hace seis años.

El día comenzó con el mejor de los ánimos y grandes expectativas. Expectativas que se llegarían a cumplir, pero de un modo no esperado.



     

Los cielos nublados y oscuros del Netherworld eran característicos de presenciar, siendo un lugar misterioso, sospechoso y frecuentemente belicoso. Pero ello no iba a desanimar al grupo de estudiantes que tenía su examen Seed ahí. El grupo de las demonios se encontraba muy animado, con las tres tomando fotografías y apuntes de aquel momento tan importante en sus vidas, pese a aquel severamente gris cielo que parecía amenazar con un diluvio universal.

“Mi señora, estoy tomando todas las fotos necesarias para hacer una visita virtual de 360 grados,” reportó Kyoko, sin dejar a su cámara descansar.
“Excelente trabajo, Kyoko,” le felicitó Raspberyl, sonriendo satisfecha. “Asuka, ¿has terminado con la descripción del escenario?”
“Acabo de terminar,” le contestó, asintiendo con respeto. “¿Deberíamos comenzar con la entrada del blog?”
“Eso mismo pensaba hacer, a menos con el saludo. Toma nota, por favor,” la líder se aclaró la garganta y comenzó a dictar mientras su seguidora tomó nota de cada palabra. “Título: Cornerstone of Success. Mood: Fabulous. Slogan of the Day: Carpe Diem. Me encuentro en el mismo lugar de los hechos, junto a mis dos fieles compañeras, enfrentado un ominoso clima, al frente de una casona antigua en medio del bosque que pertenece a nuestra previa Alma Mater, Evil Academy (el jardín del Netherworld). En el futuro cercano, estaremos participando en una prueba en las profundidades de esta región de Zellea, y probaremos al mundo nuestra habilidad y derecho de ser mundialmente reconocidas como Seeds. Con estas palabras, reconozco mi presente ignorancia ante nuestra futura experiencia, pero corregiré mi ingenuo estado conforme agregue más registros en cada parte de nuestra aventura, y la inmortalice mediante esta obra.”

Siguió un silencio de la dragona, marcando el fin de la introducción de su reporte, y se escucharon los aplausos de sus dos fieles seguidoras, quienes reaccionaron luego de haberse quedado anonadadas por ese tan perfecto discurso que oyeron.

“¡Bravo, excelentes palabras mi señora!” exclamó Kyoko, conmovida hasta las lágrimas.
“Fue como si viviera el mismo presente dos veces,” Asuka sonrió con admiración. “Y no puede haber un slogan para hoy más apropiado.”
“No deben halagarme, recuerden mantener su seriedad y porte,” respondió Raspberyl, sonriendo orgullosa. “Mientras seguimos esperando, el mejor uso de nuestro tiempo es anticiparnos a nuestro éxito en el examen y preparar un discurso de graduación en conjunto. ¿Tienen ideas?”
“¡Oh, en eso estuve pensando toda la noche!” dijo Kyoko.
“Yo he recapitulado los eventos más importantes de los últimos tres años. Debemos mencionarlos brevemente,” sugirió Asuka.

Y a un costado, Alexei miraba a sus alumnas hablar rápida y energéticamente, sin parar. Él sonrió, como siempre sorprendido por las tres. Eran admirables, sin lugar a dudas, pero a veces se excedían un poco. Al menos lo estaban pasando muy bien, y esperaba que se fuera a quedar así. Todo dependía de la persona que les diera la prueba.

Entonces, las puertas de la casona se abrieron con fuerza, haciendo que las tres dejaran sus planes sobre el discurso de graduación olvidados. Lo primero que presenciaron fue un gran número de Prinnies abrir las puertas de par en par y salir apurados.

         

“Qué puntuales que son,” se quejó Etna, quien estaba en pleno acto de terminar una barra de chocolate. Las tres se sorprendieron.
“¡P-profesora!” exclamaron.
“Sí, sí, soy yo. Etna, Demon Lord, profesora, comandante de Prinnies, bla, bla,” ella descartó la envoltura del chocolate, y un Prinny de inmediato la recogió del piso para deshacerse de esta. La pelirroja se notaba sumamente y aburrida. “No se sorprendan tanto. Oí que su instructor buscaba una prueba para ustedes en el Netherworld y como les he oído desde hace años balbucear con respecto a ser eficientes y perfectos, decidí ser voluntaria para darles una misión,” la profesora sonrió con leve crueldad. “A ver si están tan listas como creen que están. El Netherworld es una región peligrosa. Ustedes sólo conocen la indisciplina infantil de la cuna que es Evil Academy y sus alrededores.”
“Etna, sé que no está en mi lugar hacerte observaciones, pero para este examen no tienes que ser tan dura con ellas,” pidió Alexei, cortésmente.
“Yo sé, ellas son muy jóvenes,” la demon lord puso sus ojos en blanco, impaciente. “Ya no alarguemos esto y vamos de frente a la prueba. A ver, trío de chifladas, ¿saben qué es esta casona?”
“Sin lugar a dudas,” Raspberyl asintió, confiada. “Parte de nuestro compromiso como alumnas de Evil Academy fue estudiar todos los terrenos y edificios pertenecientes al vasto territorio de la academia.”
“Este puesto pertenece a la primera expansión de edificios del jardín del Netherworld de dos pisos que ocurrió hace poco más de medio siglo,” contestó Kyoko.
“Ya, no precisamente lo que quería oír,” Etna sentía que su paciencia no iba a sobrevivir. “¿Para qué sirve este lugar?”
“Luego de que el décimo primer director de la Academia lo fundara, la casona fue inicialmente programada para estudiar las aves de la zona y hiedra venenosa que caracteriza este bosque,” empezó Asuka. “Quince años después, con el cambio de mando y arreglo en la constitución…”
“Qué desesperantes son ustedes, a nadie le importa la historia documentada de una casona,” Etna se cruzó de brazos. Esas tres, como siempre yendo al lado absurdo de preparación. “Vayan al punto. ¿De qué sirve ahora?”
“Hoy en día sirve como un puesto de vigilancia,” respondió Raspberyl.
“Finalmente. Al ser un puesto de vigilancia en el bosque y parte de una expansión que no está en el campus central del jardín, ustedes deben comprender que las he jalado fuera del centro del Netherworld que ya conocen a una zona más inaccesible y desolada,” Etna volvió a sonreír. “Y por eso mismo deben imaginar que no tendrán el relajado trabajo de actuar como guardabosques. Desde hace unas semanas, los guardianes y Prinnies posicionados aquí han reportado una cantidad inusual de monstruos que amenazan estas y otras instalaciones. Hay otro puesto cercano que se ve bajo constante ataque. Su misión será ir hacia allá y derrotar a los monstruos. Ah, y recuerden no dañar ni a las instalaciones ni al mismo bosque.”
“Sí,” Kyoko asintió, procesando la información. “Mi señora, al parecer vamos a tener un examen Seed con batallas después de todo.”
“Eso promete un excelente reporte para la posteridad,” dijo Asuka, con alegría.
“Batallas para eliminar a la amenaza y gran precaución para no causar daños colaterales,” Raspberyl asintió, aceptando el desafío. “Es un examen Seed a nuestra medida.”
“Bien, qué bueno que no hay preguntas,” Etna se encogió de hombros, indiferente. “Les mostraré el camino a la siguiente estación,” se giró al instructor. “Tú quédate aquí, como instructor no puedes interferir. Estos Prinnies al menos sabrán prepararte una merienda.”
“…” Alexei tenía un mal presentimiento. “Chicas, tengan mucho cuidado.”
“Estaremos bien, regresaremos victoriosas,” contestó Raspberyl, segura de sus palabras. “No tardaremos en regresar.”
“Entendido,” él asintió y les sonrió. “Confío en ustedes.”

Hubo una corta despedida y Etna guió al grupo por un sendero en el bosque, rápidamente perdiéndole de vista. Los Prinnies presentes intercambiaron miradas repetidamente, inquietos. Uno de ellos terminó armándose de valor y se dirigió al instructor.

“A-adelante instructor, l-le prepararemos algo…” empezó a decir dicho Prinny, temeroso.
“…” Alexei dio un suspiro. “Esperen un momento. Me gustaría dar un vistazo al bosque.”
“N-no debería…” agregó otro, apuradamente. “E-están en medio de una prueba, y n-no debería estar presente y…”
“Descuiden,” él le sonrió. “Lo entiendo perfectamente. Sólo quiero observar la flora cercana y meditar un poco a solas. Regreso enseguida.  Mientras tanto…”  lo pensó un poco. “Quisiera tomar un té verde, por favor. Pueden comenzar hirviendo el agua.”

Él no dio más espacio a diálogo porque se internó en el bosque, en sentido contrario al sendero por donde las demonios se habían retirado. Los Prinnies volvieron a intercambiar miradas incómodas, pero se rindieron a dejarle irse y confiar en sus palabras. Ninguno de ellos tenía el valor de ir en contra de su voluntad.

 

La oscuridad del ambiente se amplificaba en medio de tanta vegetación. Alexei sólo tuvo que internarse lo suficiente para no ver ese puesto y separarse de los Prinnies. Entonces, empezó a mirar de un lado a otro, buscando a alguien en específico. ¿Dónde se habría metido?

Entre el tranquilo y oscuro bosque oyó movimiento entre el follaje y sabiendo que era quien buscaba, fue hacia allá.

“Flonne…” le llamó, encontrando a la ángel arrodillada en el piso, moviendo tierra con sus manos. Él se confundió por la concentración que ella le daba a su tarea. “Flonne, ¿qué estás haciendo?”
“¡Terminé!” declaró Flonne, levantándose. Dibujó una sonrisa en su rostro. El mayor vio que ella había arrancado varias plantas y abierto espacio para una muy pequeña flor que apenas brotaba del suelo. “Le he concedido más espacio a esta flor que estaba atrapada entre tantos arbustos malos que habían crecido demasiado. He hecho justicia.”
“Ese es un concepto interesante,” el monje sonrió. Era bastante que Flonne hubiera podido divisar la flor con tan poca luz y entre tantas plantas. Su trabajo fue muy pesado, pero ver a la ángel sacudir sus manos luego de un trabajo bien hecho demostraba que lo hizo con gusto.
“Estoy aquí, reportándome,” Flonne hizo un saludo militar. “Llegué sin ser notada, como me lo pediste. ¿Cuál es mi misión?”
“Gracias por el favor. Lamentablemente tengo sospechas de que…” él se detuvo, ya que observó a las plantas que Flonne había arrancado, preocupándose. “F-Flonne, esas son hiedras venenosas…”
“¿Qué?” Flonne se sorprendió. Vio que sus extremidades estaban enrojeciéndose alarmantemente y sintió una instantánea comezón atacarle desde todas las direcciones. “¡AHH no! ¡AAHHH!”
“¡T-tranquila, baja la voz!” suplicó Alexei, en voz baja.

Una pronta y precisa recuperación después, Flonne aspiraba profundamente, recuperándose del susto. Alexei dio un suspiro.

“Perdón, subestimé la maldad de esas plantas,” se disculpó la menor, cabizbaja y con un bajo y apagado tono de voz.
“No te preocupes, sólo sé más cuidadosa,” le respondió con amabilidad, pero la frustración no estaba del todo ausente en su voz. Su amiga generaba complicaciones con facilidad, tanto para otros como para ella misma. “Acabo de aprender de mis estudiantes que la hiedra venenosa es característica del bosque. Ten cuidado.”
“Sí,” Flonne asintió, y adquirió determinación en sus ojos. “Te prometo que mejoraré y me convertiré en una heroína como verdaderamente apunto a ser, y así honorar a este tan maravilloso artículo,” ella bajó una máscara de tirantes que traía encima de su cabeza y se la puso. Era una máscara similar a la de Power Rangers, parecida a la que tuvo en el ataque falso a Balamb, pero azul en vez de roja. “¡Hoy día soy Prism Blue y ayudaré a los inocentes!” luego de su frase, presionó un botón al costado de la máscara y se oyó una corta melodía de entrada heroica, en baja calidad. Al terminar su entrada, se quitó la máscara y sonrió. “Gracias por conseguir ese doujinshi de los Prism Rangers y la máscara azul en la convención. Son muy geniales.”
“No hay de qué…” volvió a dar un suspiro. “Flonne, tenemos que hablar.”
“Sí, sí, ya la hice muy larga,” respondió atentamente, “¿Por qué me llamaste hoy?”
“Tengo sospechas sobre este examen Seed, algo está mal,” el monje llevó una mano a su mentón, pensativo. “Pero más que esta misión esté aprobada por el jardín del Netherworld y todos los papeleos sean aprobados e impecables, me cuesta mucho creer que Etna tuvo la iniciativa de hacer el contacto y ofrecerse a dar la prueba. Ella no es del tipo de persona que ocuparía su tiempo en favores y formalidades entre jardines, y menos si yo estoy involucrado. Tú sabes por qué.”
“…” Flonne se apenó. “A-a lo mejor las cosas son diferentes ahora…”
“No lo creo. Por leer sus sentimientos sé que me oculta algo. La insistencia de los Prinnies de no moverme es una indicación más. Otra razón por la cual me preocupo es por el lugar del Netherworld en el cual estamos. No debemos de estar muy lejos de uno de los límites más importantes entre territorios. Realmente no puedo observar ni predecir nada, así que,” él miró a Flonne seriamente. “Te pido el favor de seguir y vigilar a mi equipo. No debes presentarte antes ellas ni intervenir de ningún modo. Si algo malo ocurre, tienes que contactarme lo antes posible, yo me encargaré.”
“¡Entendido!” ella volvió a dar el saludo militar. “Si llegas a intervenir es muy posible que el examen Seed se anule para ellas, pero entiendo la gravedad del asunto.”
“El bienestar de las tres es lo más importante, y sería un terrible instructor si pongo la importancia de dar el examen por encima de ellas mismas. Es sólo que tengo un mal presentimiento sobre esto.”
“No te preocupes. Normalmente eres muy acertado. ¡Cuentas conmigo para todo!” ella asintió con entusiasmo, sonriendo amigablemente.
“¿Segura que estarás bien?”
“Sí, no te preocupes por mí,” Flonne sonrió. “Si me encuentro con otra hiedra venenosa me sanaré a mí misma enseguida.”
“No olvides lo peligroso del área, si te acercas al límite, ten mucho cuidado. Esa área puede ser peligrosa, dependiendo de con quién te encuentres.”
“Lo sé,” ella asintió dos veces, con energías. “Te mantendré informado. ¡Flonne out!”

La ángel corrió entre los árboles, perdiéndose rápidamente. Con ese contacto, Alexei se dio media vuelta y fue de regreso al puesto de vigilancia. Se sentía al menos asegurado de que sería alertado si la situación se complicaba. En el Netherworld no se podía confiar en los demonios, y siendo Shinkouhyou el director del jardín de la zona, la prueba perdía toda credibilidad, puesto que él era capaz de meter a toda esa institución en grandes problemas si la idea se le hacía llamativa.

Pero el constante recuerdo de sus estudiantes siendo tan unidas y disciplinadas le hacía sentirse más tranquilo.



     

Era una brillante mañana en Zellea, y Astrid dirigió a su grupo a unos hermosos pastizales, en un valle no muy lejos de Twilight, la ciudad capital del país. Luego de llegar a Zellea, un bus lujoso de viaje recogió al equipo completo, donde ellos tuvieron un ligero desayuno y miraron el cambio desde el centro de la moderna y pulcra ciudad hasta el camino desolado que atravesaba el campo abierto. Al bajar, los asistentes del bus les informaron que esperaran a las personas que les darían la prueba, quienes no debían de tardar en llegar.

“Hm… este es un lugar bonito,” comentó Iksel, satisfecho. “No me puedo quejar. La prueba será en un ambiente agradable.”
“Será agradable, pero no hay ningún tipo de sombra,” agregó Chidori. “Depende de lo que la prueba sea, nos puede tomar todo el día.”
“Es por ser una prueba que va a tomar un día,” dijo Sterk. “En la práctica, las misiones pueden durar mucho más y hay menos comodidades en ellas.”
“Cierto, cierto, pero tus pequeños compañeros recién salen de su burbuja protectora. Aún no puedes demandarles tanto,” dijo Astrid. “Sólo con el paso del tiempo, ellos comprenderán que desde este instante la vida sólo se complicó cada vez más. La ingenuidad infantil es tan trágica…”
“Ni que tus entrenamientos hayan sido los más razonables,” opinó Iksel. Recordaba que en un principio, tanto él como Chidori empezaron teniendo inconvenientes porque Astrid decidió no dejárselo fácil. Bueno, seguía siendo mejor que tener a Ayame de instructor.
“Este lugar se ve demasiado monótono y pacífico,” dijo Chidori. “No sé qué podremos hacer por aquí como examen.”
“…” eso mismo se preguntaba Sterk. Sólo un peligro dentro del lugar venía a su mente.

Pero el misterio pronto se resolvería, al ver una caravana de carros acercarse. La mayoría eran carros lujoso de color negro y con las ventanas oscuras, pero entre todos había un auto blanco con la apariencia de un papamóvil, que tenía un compartimiento de cuatro lunas como paredes que servían como parte de un contenedor. El vehículo causó a la mayoría impresionarse, excepto Sterk, quien sintió un molesto tic en la ceja. Dentro había tres personas cómodamente sentadas quienes no fueron propiamente visibles hasta que todos los autos se detuvieron y un sirviente muy respetuosamente abrió la puerta lateral.

     

   

Tres chicas salieron y miraron a los integrantes del jardín con radiantes sonrisas. La mayor era una pelirroja de ojos celestes muy alta, hermosa y con una envidiable figura que ella enseñaba por sus descubiertas y extravagantes ropas. Ela fue la que en su mayoría llamó más la atención de entre las tres, y no precisamente por su apariencia, más bien por quién era ella específicamente. Pero ante que se pudieran decir los primeros saludos, Iksel tomó la palabra.

“¡Qué sorpresa!” exclamó el pelirrojo, mirando a cierta diva entre los tres. “¡Es Miku Hatsune!”
“Sí, haha,” Miku rió un poco, algo contenta por la atención. “Mucho gusto a todos.”
“Eh… Iksel…” Chidori miró a su amigo de reojo, como si no tuviera remedio. “¿Acaso no reconoces a quien está presente?”
“¿A qué te refieres?” él miró a la otras dos presentes, y su atención volvió a fallar cuando se concentró en la más pequeña de cabellos grisáceos y ropas holgadas, con un extraño ojo levitando frente a su corazón. Iksel no llegó a decir nada porque ella misma habló.
“¡Incorrecto!” declaró juguetonamente y apuntó a la pelirroja. “Onee-sama es la celebridad hoy.”
“¿Onee-sama?” él se confundió, y todos intercambiaron miradas un tanto frustradas. La ‘onee-sama’ sonrió con un pequeño dejo de molestia, pero terminó por concentrarse en lo gracioso del asunto.

“¡Ohohoho~♥!” se rió. “Tan mayor y no sabe quién soy~♥ Pensé que todos aquí eran originarios de Zellea.”
“Lo somos, pero el pobre pasa tanto tiempo en la cocina que ya debe haberse frito el cerebro,” contestó Astrid, con indiferencia.
“¿Por qué dices eso?” reclamó Iksel, molesto.
“Sinceramente, pensé que reconocerías de inmediato a la emperatriz,” comentó Sterk.
“…” se quedó en blanco. “¿Q-qué?”
“Una diva reciente es reconocida antes que uno de los líderes del planeta,” Chidori negó. “El mundo ya no tiene esperanzas.”
“Oh, está bien, casi nunca tengo la oportunidad de presentarme,” la emperatriz sonrió entretenida. “Buenos días a todos, soy la suprema emperatriz, Dakki~♥ gobernante de Zellea, encantadora modelo y horrible inmortal que puede o no puede tener una fosa de reptiles en su palacio para condenar a muerte a quienes le molestan~♥”
“Hahaha, esa broma nunca pasa de moda,” Miku rió, mientras Sterk y la tercera chica le miraron algo incómodos.

“Ah, eh, lo lamento mucho,” Iksel se apenó. “Quizás habré visto fotos tuyas un par de veces cuando hacía proyectos en la primaria, pero en general no sigo las noticias…”
“Aw, no te preocupes, ya pasó,” Dakki sonrió. “Y en parte tengo que alegrarme de que mi pequeña hermanita diva sea tan reconocida. Todos mis esfuerzos de lanzarle al estrellato han funcionado.”
“Realmente,” el pelirrojo asintió. “El otro día escuché que un satélite con su foto autografiada está en órbita.”
“Sí, sabía que era un movimiento inteligente. Bueno, ya me presenté, y a diferencia de mí, Miku-chan no necesita introducciones, ohoho~♥” pasó a mirar a la más pequeña. “Pero mi otra hermanita también merece atención. Les presento a la adorable Koishi.”
“¡Hola a todos!” Koishi les saludó efusivamente, hasta agitando su mano pese a la cercanía con los demás. “¡Mucho gusto tenerles por aquí!”
“Koishi… ¿de casualidad te apellidarás Komeiji?” preguntó Iksel. “Conozco a una inmortal que también tiene un ojo levitante.”
“¡Ohh!” la dirigida se sorprendió, abriendo su boca. “¿Conoces a Satori-neechan?”
“Sí, entonces es tu hermana… ¿y la emperatriz también lo es?”
“Dakki-sama es mi onee-sama. Es diferente.”
“¿D-diferente? ¿Es tu hermana y no lo es a la vez? Creo que me estoy confundiendo.”
“No hay necesidad de discutir sobre asuntos familiares, pequeño,” la emperatriz sonrió entretenida, cambiando de tema. “Dejémoslo en que yo soy la onee-sama de todos, especialmente de chicas tan hermosas y especiales como mis hermanitas de cariño~”
“Ese detalle suena como un slogan por ser la emperatriz. Eres como la big sister.”
“¡Oh, no lo había pensado, ohohoho~♥! Si en algún momento quiero hacer una distopia de Zellea, me volveré Big Sister, perfecto~♥”

“Paren su conversación,” Sterk les miró, hastiado. Chidori no evitó sorprenderse de que él se dirigiera a la emperatriz con tanta severidad, considerando la fama que esta tenía, aunque no podía decir que estaba muy sorprendida por la soltura de Iksel. Felizmente Dakki no parecía tener problemas. “¿No se supone que tenemos un examen hoy?”
“¿Por qué intentas cortar mi conversación si me estoy divirtiendo tanto?” Dakki rió después de sus palabras, claramente entretenida, sobre todo por ver que Sterk ya se había molestado. “¿Qué tal si declaro que ya pasaron el examen y ocupamos el resto del día en ir de compras?”
“Eso no estaría bien,” Iksel le miró con incomprensión. “Pues, Sterk tiene razón.”
“Oh, está bien, supongo no puede evadirse. Koishi querida, ¿te gustaría empezar?”

“¡Sí!” Koishi respondió efusivamente, dando un salto y mirando a las planicies. “No tengo que ser de la zona para explicarles lo hermoso de este sitio. ¿No les parece el aire más limpio de lo normal? ¡Y el clima está radiante! Este valle normalmente da la bienvenida a muchos campamentos y a personas que, como yo, aman caminar e ir de excursiones. Pero como pueden ver, se ve completamente vacío,” ella les miró con una expresión de inocente curiosidad. “¿No será porque algo muy malo ha ocurrido? ¿Será porque en este lugar de fantasía y soñado por muchas personas también hay un mal desastroso igualmente sacado de los cuentos de hadas?”
“¿Se supone que tenemos que adivinar?” Chidori alzó una ceja, no convencida. No se sentía muy cómoda, porque aparte de Miku, no podía evitar sentir que había algo negativo en las otras dos.
“¿Tenemos un examen Seed sacado de un cuento de hadas?” Iksel negó, frustrado. “Ahora sólo falta que tengamos que derrotar a un dragón.”
“¡Ohh~ Bingo! ¡No sabía que eras adivino~♥!” Dakki le felicitó y pasó a celebrar con sus dos hermanitas, mientras el grupo de estudiantes intercambió miradas. ¿Derrotar a un dragón, en serio? ¿No era un poco descabellado? Ellos miraron a Astrid, quien estaba inmutada y cruzada de brazos.
“No es mentira,” Astrid asintió, y formó una corta y entretenida sonrisa. “No por algo les dí entrenamientos pesados estos dos años. ¿Qué más podrían esperar de mí?”
“Pero un dragón es demasiado,” reclamó Sterk. Debió haberlo imaginado. Él conocía el área y dicho esporádico dragón era el único peligro real de la zona. No estaba preocupado por sí mismo, pero sus dos compañeros todavía eran muy inexperimentados.
“Y ustedes son esperanzados héroes salidos de tierras agricultoras destinados a ser quienes derroten a la bestia según una antigua leyenda,” Koishi sonrió con sus palabras, emocionada. “¡Justo como una historia de hadas, ¿no es genial?!”
“…” Chidori sintió escalofríos por sus ánimos. Casi parecía emocionada de verles caer.
“No sé mucho sobre pelear, pero mucha suerte,” Miku sonrió. “Dudo que onee-sama y su instructora decidan darles una misión imposible.”
“No, yo creo que es muy posible…” Sterk entrecerró sus ojos. Odiaba estar a la merced de las dos mujeres más pesadas en su vida. Aun así, siendo él parte del grupo, la misión era muy posible de realizar, sólo que…

“Ohh, pero antes que empiecen a hacer planes, se me olvidó lo más importante,” Dakki sonrió radiantemente, y les apuntó con un energético índice, como quien dirigía una competencia en televisión. “¡Aquí va! ¡Sterk, bajo ninguna circunstancia, tiene permitido entrar en contacto con el dragón ni hacerle ningún tipo de daño!”
“¡¿Q-qué?!” Iksel dio un paso hacia atrás, en shock, e intercambió miradas inseguras con Chidori. Sterk también se sorprendió bastante.
“Ah, cierto, sí que es lo más importante de la misión,” Astrid asintió, inmutada.
“¡¿Cómo que es lo más importante?!” gritó Sterk colérico. Su furia sobresaltó a Miku y Koishi, quienes se escondieron detrás de una animada emperatriz. Astrid cerró sus ojos y enseñó una sonrisa perspicaz, disfrutando la molestia del otro. “¡¿Cómo esto vendría a ser bueno para el equipo?! ¡Es un examen injusto y muy peligroso para ellos!”
“¿Injusto?” Astrid le miró de reojo, con una sonrisa gatuna. “Es muy obvio que tú eres mucho más fuerte que los dos y que de no limitarte hasta te atreverías a encargarte de todo el trabajo por tu cuenta. Eso es lo que no sería justo. Pero no te preocupes, aun si no puedes pelear, tienes todo el derecho de ser support. Puedes amortiguar sus caídas, pasarles armas, ayudarles a esquivar ataques (eso sí, no bloquear), también atraparles en el aire luego de que sean disparados hasta treinta metros de altura…”
“Debes estar bromeando…” Iksel se vio asustado, pero lo creía muy probable.
“¿E-en verdad sigue siendo una buena idea?” preguntó Miku, finalmente dudando de la prueba luego de que Sterk fuera limitado.
“Ser estudiante de jardín tiene sus demandas, y a veces todos realmente son puestos bajo pruebas inesperadas,” Dakki asintió, segura de sus palabras. “Su atención por favor. Entiendan que si no siguen con esta medida, serán descalificados del examen y tendrán que repetir todo el tercer año. Si deciden huir también fallarán. Es sólo si verdaderamente trabajan como un equipo debe trabajar que pasarán la prueba. Así que es enteramente posible~♥ aunque no lo crean ahora.”
“…” Sterk apretó los dientes. No le parecía en lo absoluto, pero ninguna de las dos al mando se veía míseramente considerada con sus compañeros. Él miró a los pelirrojos. La decisión dependía de ellos, y esperaba que estuvieran conscientes de la situación.

“Pues…” Iksel no pensó que diría lo que iba a decir luego de llegar tan lejos. Llevó una mano a la sien, y por su incómoda expresión mostraba frustración. “Verán…”
“¿No hay opción?” se adelantó Chidori, mirando a Astrid fijamente.
“No, no la hay,” respondió Astrid, sin borrar su sonrisa. Su estudiante entrecerró los ojos, pero su silencio fue muy breve.
“Qué más da… acepto el desafío,” declaró con frialdad, sorprendiendo a sus dos compañeros. Estaba determinada, sin importar qué.
“…” Iksel dio un suspiro, y negó con una sonrisa frustrada. Debió haberlo esperado de ella. “Entonces yo también me apunto.”
“O-oigan,” Sterk les iba a reclamar por esa elección.
“Tú no tienes voz en esto, Sterk,” Chidori le miró filosamente, dejándole entender que ni debía ocurrírsele renunciar. “Todo el tiempo has sido el mejor y más eficiente miembro del equipo, y no pienso hacerte fallar sin intentarlo. También lo hago por mí misma. Si te niegas a participar por tenernos en consideración, nunca te lo perdonaré.”
“…” él se sorprendió por esas palabras.
“Oh~ las mujeres siempre somos las que mandamos, excelente~♥” Dakki juntó sus manos, emocionada, mientras Chidori le miró con leve molestia. “Si bien no puedo darles una ubicación exacta del dragón, es en dirección a las colinas floridas que ven hacia la derecha. El camino es más largo de lo que parece, les aconsejo que se apuren. Sólo tienen hasta hoy o pueden olvidarse del examen~♥”
“Este dragón aparece cada cierto tiempo y causa muchos desastres,” comentó Koishi. “Su nombre es Sumi. ¿No es el nombre más bonito? ¡Ohh! Pero no le subestimen, ¿sí? En lo que va del año ha matado a unas treinta y seis personas, poco menos de la mitad pertenecientes a un escuadrón preparado para capturarlo… ¡Bueno, suerte!”
“…” Iksel dio un suspiro. Esa chica no se parecía en nada a Satori.
“Les vamos a dar el alcance ni bien ubiquemos a la bestia también. Me aseguraré de darles barra mientras pelean,” Miku guiñó un ojo. “Espero que todo vaya muy bien.”
“Sí, porque si mueren, van a dejar una mancha en mi impecable récord,” Astrid asintió, recibiendo unas miradas molestas de sus estudiantes pelirrojos, y una asesina de Sterk.
“Parten desde aquí. ¡Suerte a todos~♥!” Dakki les deseó lo mejor, y los resignados e incómodos estudiantes intercambiaron miradas y tuvieron que ir en camino.

     

Luego de que los tres se vieran diminutos por la distancia que habían recorrido, Astrid se giró a ver a esas tres ‘hermanas’ hablar entre ellas y mirar un detallado mapa de la zona, como si estuvieran en el más inocente día de campo. Su equipo de estudiantes tendría un día incómodo… y para ella no era muy distinto, por tener que hacerle compañía a esa emperatriz, quien ya había empezado a mirarle con unos extraños ojos.
“Astrid, ¿no es así?” Dakki caminó hacia ella, luego de haber enviado a sus hermosas hermanitas a buscar las canastas de picnic que las tres habían preparado juntas. La emperatriz sonreía como siempre, pero su mirada estaba más filosa de lo usual. “No necesito revisar el expediente del jardín de tu hermoso e inocente grupo para saber tu nombre… pero ya tendremos tiempo para hablar, va a ser un día muy largo…”

“¡Onee-sama, el vehículo ya llegó!” anunció Koishi, contenta y saltando de un pie. Astrid se giró y vio un bus similar al de un safari, con bastantes asientos, los mejores acabados y pintura de camuflaje. Esa emperatriz también era conocida por sus exorbitantes gastos. El vehículo se detuvo y Miku y Koishi fueron corriendo juntas, subiendo en la primera fila, mientras unas muy atentas sirvientas cargaron las últimas filas del vehículo con una abusiva cantidad de cestas de picnic y utensilios armables para su destino.
“Esperen a su onee-sama, queridas~♥” Dakki sonrió y corrió hacia ellas. Astrid vio que un par de mucamas se le dirigieron y le acompañaron a que les siguiera, para no retrasar más a las ‘hermanas imperiales’.
“Es tan emocionante, finalmente salimos las tres,” Miku estaba muy contenta, con sus ojos casi brillando por su estado de ánimo. Se puso un sombrero de aventurera y sacó un altavoz, por el cual habló. “¡Todos a bordo! ¡Siguiente parada, territorio de Sumi!”
“¡A toda velocidad, chofer!” exclamó Koishi, con muchos ánimos. “¡Corra como si no hubiera un mañana!”
“…” Astrid se sentó junto con las pacientes mucamas, y alzó una ceja. Ese trío de chicas extremadamente felices, engreídas, inalterables, derrochadoras e inconscientes debían de volver a Sterk loco todo el tiempo.

El chofer obedeció y el vehículo partió a toda velocidad, dejando a los demás vehículos detrás, quienes regresarían a ese punto a la hora estimada de regreso.

Con esto, el examen Seed se puso en marcha, sin dar pistas de cómo iba a terminar.

...
« Last Edit: July 30, 2013, 02:42:20 AM by Cho »


Cho

Re: Fic zone
« Reply #10: July 30, 2013, 02:45:26 AM »
47.36
...

     

El día era uno de los más cálidos y agradables, con el cielo azul, una brisa refrescante y el aire más puro que se podía concebir. Y experimentar todo ello era posible para un grupo de alumno, ya que su examen Seed iba a ocurrir en una zona rural de Nan’an.

Luego de bajar de una carreta y quedar en un espacio en medio de muchos campos de cultivo solitarios y los inicios de un pequeño bosque a corta distancia, a Vert se le veía tan alegre y radiante como siempre, y a Adell tan preparado y decidido como era de esperarse. Y por un costado, Roxas y Kuroneko apenas podían quedarse de pie, enseñando unas tremendas ojeras y con rostros de sueño. Por la lejanía de ese país con Balamb, ellos partieron ni bien la ceremonia de inicio de los exámenes terminó. Tomaron un vuelo comercial con dos escalas, luego un bus desde la capital por alrededor de dos horas y media, de ahí caminaron casi una hora desde un paradero en medio de la nada, llegaron a un puesto humilde de carretas, y alquilaron una que acababa de dejarles en esa posición, después de soportar el irregular camino que amenazó con romper la espalda de más de uno.

“Ahora que estamos en el lugar de los hechos, sean bienvenidos a su examen Seed,” saludó Vert, sonriente. “¿Están emocionados?”
“Quiero dormir…” Roxas bostezó.
“Nos has oficialmente sacado del mapa, felicidades,” Kuroneko se veía impaciente. Mientras varios otros equipos tomaron jets privados y transporte que partió del jardín con vuelo directo, ellos recibieron un trato comparable al de inmigrantes ilegales. “Estamos tan lejos de todo que si nos matas en este campo abierto, nadie se daría cuenta. Nuestros gritos ni espantarían aves. Seguro los buitres nos habrían comido antes que algún agricultor nos pudiera ver. ¿Qué hacemos por aquí? Debes tener una buena razón.”
“Oh, sí que la tengo,” Vert asintió, contenta. “Tengan una actitud más positiva, chicos. El aire es puro y a todos les viene bien un baño de sol. La vitamina D es muy buena.”
“Sí, supongo, pero debemos concentrarnos en el examen ahora,” dijo Adell, frustrado. “¿Cuál es nuestra misión?”
“De frente a la misión, admiro tus energías,” la instructora volvió a asentir. “En estas semanas estuve pensando en alguna prueba ideal para ustedes. Somos uno de los equipos con menos tiempo antes del examen, menos de dos meses, diría yo, pero el jardín estuvo en lo correcto al ponerles en tercero porque han demostrado ser hábiles, fuertes y hasta congeniaron bien sin mucho esfuerzo. Por eso, decidí darles una prueba fuera de lo convencional, algo que realmente les fuera un desafío y para lo que tendrán que ver más allá. Sin más preámbulos, la misión de hoy es buscar un lugar,” Vert sonrió entretenidamente. “Y el nombre del lugar es Kun Lun.”

“¿K-Kun Lun?” preguntó Roxas, repitiendo aquel extraño nombre.
“Sí, exacto,” afirmó la rubia. “Es muy simple recordarlo, ¿cierto? Kun Lun está muy cerca de aquí y todavía es temprano en la mañana, así que es una misión justa a mi parecer. Desde este punto, los tres están por su cuenta, y tienen hasta el atardecer de hoy para llegar a ese lugar. ¿Alguna pregunta?”
“¿Qué tipo de lugar es Kun Lun?” preguntó Adell.
“Hmm… realmente no pienso decirles nada más que el nombre,” Vert sonrió. “El nombre es suficiente. Todos los demás detalles del lugar los sabrán cuando lleguen ahí.”
“¿Cómo se deletrea el nombre? No ha quedado claro,” preguntó Kuroneko.
“Oh, no creo que necesiten saber cómo se escribe,” contestó la instructora, restándole importancia. Los tres estudiantes intercambiaron miradas. La misión empezaba a sonar algo extraña.
“Pero no me ha quedado claro…” Roxas se cruzó de brazos, pensativo. “Sólo sabemos cómo se pronuncia el nombre del lugar y que se encuentra muy cerca. ¿Podemos preguntar a otras personas?”
“¡Ah, se me olvidaba explicar esa parte!” Vert sonrió torpemente. “Este debe ser el dato más importante de su misión. Para lograr su cometido, pueden usar cualquier método necesario. Pueden preguntar a personas, rentar vehículos, revisar por Internet y aprovechar todo recurso que esté al alcance de sus manos. Por algo les dije que trajeran cualquier instrumento que les fuera útil, desde dinero hasta sogas.”
“¿Y verdaderamente podemos hacer cualquier cosa?” preguntó la pelinegra.
“Sí, sin duda… aunque pensándolo bien, si cometen algún acto ilegal y son atrapados, supongo el jardín les meterá en muchos problemas. Pero todo lo considerado dentro de las libertades de una persona promedio está excelentemente bien. Sólo me queda darles un par de comentarios. El primero es que llegar a Kun Lun no es tan simple como creen. Y el segundo es asegurarles, con completa certitud, que Kun Lun existe.”

Al decir estas palabras, sus estudiantes se vieron confundidos. Era muy pronto para que pudieran comprender por qué su instructora se los diría. Ella les extendió un detallado mapa y continuó con lo último de su explicación.

“Este es un mapa de la zona, para que puedan ubicarse y marcar cualquier área de interés. Les aseguro que Kun Lun no sale de aquí. Ánimos, sé que les veré en la línea de meta.”

Los tres estudiantes se concentraron en el mapa, viendo que hasta el más pequeño riachuelo estaba marcado. La zona tenía bosques, campos de cultivo, caminos de tierra, y un par de poblados muy chicos, donde vivían los agricultores y ganaderos. No era una zona extensa, pero sí lo suficiente como para no desperdiciar el tiempo que tenían. Debían encontrar una dirección pronto, si es que querían cumplir con el plazo.

“El primer plan de acción será buscar a aldeanos,” sugirió Kuroneko, mirando a las dos aldeas. “Estamos igualmente cerca de ambas.”
“Es posible que no todos sepan del lugar, pero en un pueblo debemos tener suficientes personas que preguntar,” Adell estuvo de acuerdo.
“No lo sé…” Roxas sentía que algo estaba mal. “¿Será el mejor lugar para empezar? Luego de lo que Vert dijo, quizás no es tan fácil.”
“Un buen punto por donde empezar siempre es la civilización. No vamos a internarnos salvajemente en medio del bosque sin pensar en lo que hacemos,” la pelinegra se encogió de hombros. “Sé que Adell es barbárico y lo haría, pero somos un equipo.”
“¿Por qué insistes en decir cosas así?” Adell entrecerró los ojos. “También pienso que debemos preguntar, no conocemos el área.”
“Esperen…” Roxas paró la conversación, recién considerando algo importante. “Vert dijo que va a esperarnos en el destino, podríamos a menos seguirla…” y levantó la mirada, pero la rubia instructora había desaparecido. “¿S-se desvaneció? No sabía que podía hacer eso.”
“¡Ahí está!” Adell apuntó a un lado, y los tres vieron a Vert correr. La pelinegra no contaba con el físico de sus compañeros, así que tendría que confiar en que le atraparían. Pero sí debía admitir que, para su anatomía tan agraciada, Vert probaba ser muy ágil.

Los tres se internaron en el bosque, apenas pudiendo reconocer la rubia cabellera entre los tupidos árboles.

   

Pasó alrededor de media hora, y el equipo finalmente encontró una salida del bosque, después de haber perdido el rastro de la instructora por completo. Ahí se despedía la única pista adicional que tendrían.

“Sinceramente…” la pelinegra se vio molesta con Roxas. “¿Por qué no lo pensaste antes?”
“¿Por qué tendría que ser yo quien lo piense? Los tres estamos en la misma situación,” reclamó el príncipe. No sabía cuántas veces había tenido que contestar algo parecido a su insistente compañera.
“Porque yo estaba muy ocupada analizando el mapa en mis manos y Adell es un barbárico con poca capacidad cognitiva.”
“En serio, ¿puedes dejar de decirlo?” Adell perdía la paciencia. “Lo último que debemos hacer ahora es discutir así entre nosotros.”
“Lo que tenemos que hacer es ubicarnos…” Roxas dio un suspiro. Podrían ser un buen equipo, pero Kuroneko siempre complicaba la dinámica.

“Veamos…” ella abrió el mapa, y viendo el gran perímetro del bosque, tendría que guiarse por detalles de los alrededores… pero los campos de cultivo, bosques, y horizonte casi completamente plano no eran de gran ayuda. “Es difícil…”
“Eh…” Roxas se asomó al mapa, encontrándose con la misma complicación. “No sé… no hay nada característico…”
“El mapa marea, tiene demasiadas líneas,” comentó Adell, confundido.
“Miren hacia allá,” Kuroneko miró hacia el frente, y sus compañeros tardaron un poco en ver lo que veía. “Hay un riachuelo entre esos campos.”
“A ver…” Roxas volvió a consultar el mapa y apuntó con su dedo. “Podemos estar aquí.”
“No es el único riachuelo frente a este bosque, debemos considerar otras opciones…” la pelinegra siguió mirando el mapa.
“¿Aquí quizás?” preguntó Adell, apuntando a otro punto. “La forma del río se parece al que vemos desde aquí.”
“No lo es, quita tu mano,” Kuroneko le miró con reproche. “La leyenda del mapa claramente indica que esta marcación es un sendero, no un río. Deja el análisis a los profesionales.”
“Ni que tú fueras una profesional…”
“No seas cruel con Adell, nos puede ayudar,” dijo Roxas, frustrado.
“No soy cruel, soy realista,” contestó Kuroneko. “Tú eres muy amable, Roxas. Es claro que todos nos especializamos en distintas áreas.”
“Aun así, Adell siempre ha dicho que ha ido en aventuras y viajes por el Netherworld varias veces. Él debe saber cómo ubicarse.”
“P-pues el Netherworld me es familiar, y normalmente puedo ubicarme por rastros en la naturaleza, pero no necesariamente porque sé a dónde voy,” confesó el pelirrojo, incómodo. “Y no soy de usar mapas…”
“Aventuras sin mapas. Barbárico,” concluyó la pelinegra, mirando al príncipe. “¿Lo ves? Fue obvio desde el comienzo.”
“¡Oye!” Adell sabía que sólo le quedaba soportar muchas de esas a lo largo de la misión. Roxas le miró, compadeciéndole.
“Ese tanque de agua también está señalizado,” observó Kuroneko, basada en dicho tanque a distancia. “Entonces… estamos aquí. Para llegar a la población más cercana, tenemos que seguir este sendero a la izquierda, y en medio bosque tomar el desvío a la derecha. En marcha.”

Luego de decidir la primera acción, ellos caminaron hacia el camino principal de la zona, esperando llegar a su destino, o al menos encontrarse con alguien en poco en poco tiempo. Ese agradable día soleado y despejado no duraría para siempre.
Caminaron por el trecho un largo rato, pasando al costado de muchas plantaciones de arroz. Estuvieron mayormente en silencio, pisando las incontables piedras diminutas del camino y levantando polvo con sus pisadas. No les falta mucho para salir de esa zona abierta y volver a internarse bajo la sombra de los árboles del próximo bosque, cuando Adell divisó una pequeña cabaña que casi pasó desapercibida.

“Parece estar habitada,” dijo el pelirrojo. “Esperen, voy a preguntarles si saben algo.”
“Claro, gracias por el favor,” Roxas asintió y su compañero corrió hacia esa cabaña entre cultivos. Pese a que el arroz se cultivaba con bastante agua y la tierra sobresaliente era suave e inestable, el pelirrojo sabía cómo correr y pisar sin ensuciarse mucho ni arruinar el trabajo. Ello sólo se podía ganar con práctica y experiencia de campo, sin duda.

El príncipe se dirigió a Kuroneko, viendo que ella se había apoyado a un árbol de abundante sombra, y mientras esperaba, miraba a algo semejante a un pequeño amuleto que yacía en su mano. Por los colores oscuros y el estilo gótico de este, parecía un objeto sacado de algún anime reciente. Roxas entonces recordó ese diseño en la sección de doujinshi de la convención a la que había ido…

“¿Compraste ese amuleto en la convención de Balamb?” preguntó Roxas. “Pensé que habías ido a otro lugar.”
“¿P-perdón?” Kuroneko se descuadró al verse dirigida y cerró su puño como quien ocultaba algo personal.
“Vi el puesto de este tipo de artículos cerrado en la convención del domingo y creo que fue exclusivo del evento… ah, cierto, ahí me encontré con Alexei. Él había comprado un ejemplar que venía con un comic. Vaya, para conseguirlo tuvo que ir desde temprano. Él estuvo en la convención todo el día…”
“¿Estuvo en la convención todo el día?” Kuroneko hizo la pregunta con tanta fuerza que por poco y parecía que llamaba la atención a su oyente.
“S-sí, eso dije…” Roxas se confundió. “Kuroneko, ¿estás bien? Nunca te he visto tan alterada… ¿o será que él lo compró para ti?”
“…” ella sintió que le dieron en el clavo. “No…” y se cruzó de brazos, molesta. “Al menos yo no le dije. Es su tonta responsabilidad madrugar para hacer un favor que nadie pidió y que sólo incomoda a otros.”
“Y-ya veo…” tan dura como siempre. No era sorprendente de ella. Al menos Roxas entendió que sí era el caso. “¿Cómo así conoces a Alexei?”
“Él es como mi guardián legal.”
“¿En serio? Nunca lo habría adivinado. Son muy distintos.”
“Sí, yo misma me lo repito mentalmente todos los días,” Kuroneko rodó los ojos. “Pero mejor no se lo digas a nadie.”
“¿Eh? ¿Por qué no?”
“No sé, pregúntale a él. Aquí pretende no tener nada que ver con nadie, y también desde que estoy bajo su cuidado ha estado ausente todo el tiempo, así que no le conozco bien. Siempre ha sido un dolor de cabeza,” ella se encogió de hombros tratando de aparentar indiferencia, pero la velocidad de su gesto indicó que sí le molestaba. Roxas se sintió incómodo, no sabiendo qué decir.
“Bueno… guardaré el secreto, supongo…” él contempló los extensos campos de cultivo y estuvo en silencio un momento. “Pues, dudo ser el mejor entendiendo a los demás, y apenas les conozco pero… no sé, Alexei me cae bien. Además, cuando me encontré con él en la convención, dijo que había comprado doujinshi para gente cercana a él,” el príncipe sonrió. “Podrá ser alguien raro o que no se explica, pero ir desde temprano y escoger el regalo indicado para una persona sin duda dice mucho. Cada persona tiene su propia forma de actuar, y su forma de atender a los demás.”
“…” Kuroneko miró nuevamente al amuleto en sus manos. Su extraño protector de nuevo le sorprendía con algo inesperado, e inmediatamente volvía a esfumarse. Siempre poniéndole en esa posición de no saber qué pensar. Ella volvió a cruzarse de brazos y desvió la mirada. “Sí, supongo…” y volvió a mirar a Roxas, severamente. “S-supongo que no conoces bien a las personas. No me serás de ayuda.”
“…” Roxas ladeó la cabeza, confundido. Eso le hizo entender que tendría que leer a su compañera entre líneas por ser tan complicada.

“Chicos, regresé,” se reportó Adell, dándoles el alcance. “Había personas, pero ellos no saben nada de Kun Lun. Me dijeron que en el pueblo alguien podría saber.”
“¿Preguntaste si el camino que tomamos está bien para llegar al pueblo?” preguntó Kuroneko.
“Sí, está bien. Podemos llegar en media hora si nos apuramos.”
“Ah, tal vez tenemos suerte…” Roxas vio a una carreta venir desde los campos de cultivo. Los tres intercambiaron miradas y asintieron, en consenso de detener el vehículo. Levantaron las manos y el conductor de inmediato empezó a bajar la velocidad de los caballos hasta detenerse frente a ellos. Los estudiantes vieron que pese a traer algunos materiales de agricultura en su carreta, esta estaba también acondicionada para llevar a pasajeros. En conductor se notó alegre de detenerse y dirigírseles.

“Buenos días, viajeros,” saludó el conductor, con la mejor de sus sonrisas. “Tienen la suerte de encontrarse con Don Rick, quien les habla. Soy el fundador, jefe y trabajador principal de la empresa de turismo de la zona; Don Rick Travels. Serán mis primeros clientes en un par de semanas. ¿En qué puedo ayudarles el día de hoy?”
“Venimos con una misión,” contestó Adell. “Como un guía usted debe saber. Tenemos que ir a Kun Lun.”
“¿Kun Lun?” el señor se mostró escéptico. ¿De nuevo otro viajero diciendo ese nombre imaginario? Al recién encontrarse con ellos y para no perder la oportunidad de negocios, tenía que dar una respuesta neutral. “Lo siento, pero Kun Lun no está listado en mis paquetes turísticos. ¿Qué tal si les ofrezco otro servicio?”
“¿Cómo que no lo está?” preguntó Kuroneko, levemente molesta. “Nos han dicho que está en esta área.”
“Eh, sí, sé que la gente de aquí hemos oído este nombre bastante, pero como un profesional no les pienso llevar hacia un lugar tan inaccesible, simplemente no lo puedo hacer. Tal vez estarían más interesados en un paseo a caballo. Tengo dos hermosos y obedientes sementales para los muchachos…” miró a Kuroneko de pies a cabeza. “Y un pequeño pony es suficiente para aguantar tu peso…”
“S-sólo queremos ir hacia Kun Lun, por favor,” dijo Roxas con rapidez, antes que Kuroneko fuera a molestarse más. “Si usted no va hacia allá, ¿al menos podría llevarnos a una parte del camino o decirnos una dirección? Es importante.”
“Olvídalo Roxas,” Kuroneko negó. “Para mí es claro que esta persona no sabe nada del lugar y sólo intenta convencernos a tomar otro de sus tours. Trataremos en otro lado,” ella miró a Don Rick con ojos filosos. “No estamos interesados en sus servicios. Sólo llévenos al pueblo. Le pagaremos por la ida.”

“U-un momento, señorita,” él no estaba dispuesto a rendirse, y la actitud y palabras de la pelinegra le molestaron. “No me dan otra opción. Les diré el sendero que se rumorea lleva a Kun Lun. Puedo llevarles a la intersección con este camino, pero deben entender que yo nunca lo he tomado y no puedo guiarles más allá.”
“¿Por qué no dijo esto antes?” preguntó Adell, confundido.
“Es un sendero escondido, sin mantenimiento y muy estrecho para mi carreta. Caminar en este también requiere de buena condición física, algo que ya no tengo por mis años. Y les digo que Kun Lun no es mi especialidad, nunca he llegado hasta allá.”
“Todo esto es un rumor al parecer, como bien dijo,” recalcó Kuroneko, cruzada de brazos. “¿Por qué deberíamos tomar su palabra?”
“Tal vez no me crean, pero un rumor es lo mejor que encontrarán, y soy el único en este pueblo que puede dar medio de transporte. Señorita, si usted no quiere tomar este servicio especial depende enteramente de su decisión, pero es todo lo que puedo hacer.”

Los tres volvieron a intercambiar miradas. Ninguno sabía qué decir. Por el veredicto del agricultor de no conocer Kun Lun y la declaración de Vert de que su propia existencia podía no ser tan conocida, el ofrecimiento de Don Rick era razonable. El problema estaba en que no tenían todo el tiempo del mundo para mirar debajo de cada roca. Roxas y Kuroneko no tenían experiencia de viajes, y Adell era del tipo que no preguntaba y podía ser capaz de meterse en un cueva infestada de monstruos sin detenerse a pensar antes.

“…” Roxas dio un suspiro y miró al guía. “Está bien, aceptamos.”
“No se arrepentirán,” él jaló una palanca y se abrió un lado de la carreta, para dejar a sus pasajeros subir. “La entrada al sendero oculto está a casi un kilómetro del desvío al pueblo. No muy lejos, pero tendrán que pagar pasaje adicional. Mis tarifas están pegadas en un pequeño letrero frente a ustedes.”

Los estudiantes vieron los precios, y se veían razonables en su mayoría, aunque la expresión de leve recelo de Adell le hizo entender a Kuroneko que por más económico que fuera, para una zona tan humilde era algo caro. La pelinegra tampoco vio con buenos ojos cómo los números de los precios tenían varios stickers encima, mostrando que el señor había ajustado sus precios varias veces. Más le valía al señor tener un punto válido o si no se aseguraría de maldecirle por un largo tiempo.

Así, el grupo de estudiantes comenzó a rendir una prueba que, lamentablemente, no tendría tan directos resultados.



         

     

     

Mientras los estudiantes de tercero se encontraban inmersos en posiblemente el día más importante de sus jóvenes vidas, Balamb estaba en un estado muy distinto, pero que para los demás estudiantes, significaban buenas noticias.

“¡Vacaciones!” exclamó Tomo, cómodamente sentada en un sillón reclinable en la amplia sala. Varios estudiantes sin mucho que hacer ese día estaban reunidos en la casa de Ayame, aprovechando el inicio de los días libres para ellos.
“Ahh~ qué genial~” Osaka estaba sentada en el piso, abrigada de un kotatsu que había armado por ser un día tan especial de relajo, ya que quizás hacía demasiado calor como para usarlo todo el tiempo.
“Osaka, luego no olvides guardarlo, o Ayame hará un escándalo cuando regrese,” observó Saki.
“Hm, creo que lo más probable es que él también se siente dentro del kotatsu y se quede dormido,” opinó Ryo, pensativo.
“Sí suena a él,” Yomi negó y miró a Tomo. “Es raro verte tan relajada. Estos últimos días te has matado estudiando para todas las clases.”
“Ah, sí, es un enorme alivio haber podido pasarlas todas,” Tomo sonrió con confianza, al no haberse decepcionado (aparte que de haberlo hecho quizás Yomi no le habría perdonado la vida por jalar al grupo hacia atrás). “Sólo que Astrid fue una maldita con el examen final de química. Después de cuatro reclamos por escrito finalmente se dignó a reconocer que me había quitado medio punto por sádica.”
“Astrid será una profesora pesada, pero reconozco que esa actitud de ella te la has ganado por ser tan indisciplinada,” dijo Blanc, negando. “Y sé que sus clases son difíciles, pero tampoco no es para tanto.”
“Ay tú no hables, eres dos años menor y los temas que llevan no se comparan,” Tomo le miró con reproche.
“Uhh, no quiero imaginar a qué te refieres, Tomo,” Luso se vio torturado. “Yo no sé cómo hice para pasar mi examen. Ya ni recuerdo qué temas entraron en este.”
“Honestamente, el jardín es un lugar de guerreros, y en mi caso voy a ser una figura pública,” Sora se vio algo molesto. “¿Por qué es tan necesario tomar estas materias? Me da cólera que en las clases nos enseñan ejercicios tipo pero nunca nos dicen utilidad.”
“Hmm, al menos en mi caso, supongo tengo que tomar algunos detalles en cuenta para la alquimia… pero sí, en general todo no parece tan útil…” comentó Rorona.
“T-tengo la impresión que quizás sí sea útil…” dijo Hotaru, tímidamente.
“No estoy muy informada sobre los detalles más fundamentales de ‘utilidad’, pero cada tipo de información y pedazo de la vida de cada persona es muy valioso de algún modo u otro,” Elizabeth sonrió intrigada. “Es un misterio a resolver en el camino de uno.”
“Eso suena interesante~” Osaka sonrió con el mentón apoyado sobre el kotatsu, hablando con una voz adormilada.
“Yo no diría lo mismo,” Tomo entrecerró los ojos. “Lo acepto porque viene de Elizabeth, pero si a algún profesor se le ocurre decir eso lo tacho de mi posible lista de amigos.”
“Me pregunto cómo le estará yendo a Roxas,” se preguntó Blanc, pensativa.
“Hm, buena pregunta,” dijo Sora. “Pero no te preocupes, confío en él.”
“Yo también, mil veces más que en ti, sin duda,” Luso sonrió al molestar al príncipe. “Y también tiene a un grupo disciplinado y bien preparado. Aun si los tres son personas muy diferentes, hacen una buena dinámica.”

La conversación se cortó porque regresaron las tres otras personas presentes en la casa. Por las bolsas que traían, al parecer tuvieron éxito.

“¡Victoria!” Kagari sonrió brillantemente, enfatizando sus palabras con dos dedos en forma de v. “¡Sabía que ese Ayame tenía un hueco escondido lleno de snacks y dulces de todas las marcas imaginables! ¡Trajimos un montón, a comer!”
“Imagino que Ayame no estará nada contento cuando regrese,” Larsa dio un suspiro. Por recibir la presión de Kagari y otras personas, tuvo que usar su intuición para encontrar aquel sorprendentemente bien escondido depósito.
“No esperé que hasta tuviera un friobar escondido lleno de gaseosas,” Megumi alzó una ceja, levemente sorprendido.
“Tienen que enseñarnos dónde está para referencia futura,” dijo Saki.
“Eso que han traído es mucho mayor a todo lo que hay en la cocina,” Sora miró las enormes bolsas, escéptico.
“Seguramente él se lo comerá todo en secreto,” Yomi sintió algo de cólera. Cómo odiaba el rápido metabolismo de los hombres. Ayame se podía dar el gusto de comer todo eso y seguir siendo delgado.
“Y eso que no llegamos a traer todo,” Kagari rió. Dichas estas palabras, todos empezaron a repartirse el botín, mientras una película aleatoria de Disney pasaba por la televisión frente a ellos, la cual no recibía mucha atención de los presentes.

“En verdad espero que a todos les vaya bien en el examen,” comentó Ryo, sonriendo un poco. “Realmente no se oye mucho de estudiantes siendo gravemente heridos, pero sí hay casos de grupos que repiten todo un año.”
“Siendo honestos, tengo confianza en que a las demonios les irá bien,” dijo Blanc, convencida. “Pero sólo puedo decirlo de ellas.”
“Pues…” Sora dio un suspiro. Debía admitir que por más confianza que tuviera de su hermano, su grupo era un tanto disfuncional, además que uno no siempre sabía qué esperar de Vert. “A Roxas no debe irle tan mal. Aunque a quienes también veo en buena forma es al grupo de Sterk.”
“Definitivamente,” Osaka sonrió. “Ya puedo imaginarme a Sterk derrotando a un dragón. Sé que él ganaría, hehe.”
“Cierto, los equipos no están tan mal,” Luso asintió. Hubo un momento de silencio…

“A-aunque…” Hotaru desvió la mirada, sintiéndose en falta. “N-no puedo decir lo mismo de los otros dos grupos…”
“No seas modesta. Son un desastre,” Tomo asintió, convencida. Ningún presente pareció querer saltar en defensa de quienes no estaban presentes.
“Lamentablemente mi hermanito parece no tener madera de instructor, según lo que he escuchado,” observó Elizabeth.
“Tu ‘hermanito’ no está hecho de madera de ningún tipo. Tal vez ni le queda aserrín,” se burló Kagari. “Es como el bufón del jardín.”
“B-bueno, sí tiene destreza con las manualidades…” dijo Rorona, algo nerviosa.
“No intentes defenderle. Sólo pruebas el punto de Kagari,” Saki negó.
“Realmente, Ayame tiene toda la responsabilidad de que su equipo esté en tan malas condiciones,” dijo Yomi. “Los tres son disciplinados y buenos estudiantes, pero sólo tuvieron un par de entrenamientos decentes en segundo año.”
“El grupo de los bros es otra historia,” Blanc entrecerró los ojos. “Ellos tuvieron a su instructora oficial hasta hace menos de dos meses y aun así no están en una mejor condición. ¿Acaso su instructora tampoco era muy disciplinada?”
“Creo que Bianchi era de tener varias misiones como Seed, y sólo les entrenó para que adquirieran destreza con sus poderes,” recordó Ryo. “Pero no era de darles ejercicios o misiones para que se acostumbraran a estas…”
“Y pensar que a los dos grupos les tocó ir a la peligrosa isla de Arcadia,” Megumi negó, en desapruebo. “Ha sido un gusto conocerles.”
“No me preocuparía mucho por ellos,” Larsa sonrió un poco. “Aun si no llegan a pasar el examen Seed, estarán bien.”
“¿Ehhh?” Kagari le miró con incomprensión, hasta algo decepcionada. “Yo ya había imaginado que a todos les tragaría un gigante frente de oscuridad. ¿Cómo puedes decir que estarán bien con tanta certitud?”
“Eso mismo me preguntaba,” Tomo asintió. “Son dos grupos de los estudiantes más incompetentes del evento, y están yendo a una peligrosa isla clausurada y exclusiva. Eso no es sólo mal omen. No me sorprendería que hasta ellos mismos se hicieran más problemas que un niño tocando todos los botones de un panel de control.”
“Eso sonó… exacto…” Yomi se apenó por no poder contradecir a Tomo, ya que fue cruel con su observación.
“Espero que no sea así…” Hotaru se afligió. “Las islas son peligrosas…”
“Estarán bien. Mucha gente y estudiantes graduados de Oblivion estarán monitoreando el examen,” Luso sonrió. “Confío en todos ellos.”
“¿Cómo sabes eso?” preguntó Blanc, levemente sorprendida.
“En cierta forma trabajo para Oblivion por protegerles. Por supuesto que me dirían.”
“Supuestamente nos proteges, pero creo que tu verdadero trabajo es hacerme la vida imposible,” Sora le miró con recelo.
“…” Larsa no borró su sonrisa. Sabía que estarían bien, y en su caso, era por tener fe en otra persona presente en Arcadia…

“Ohh, el timbre,” Elizabeth se levantó, sonriente. “Las tres pizzas familiares, palitos de orégano, enrollados de canela y gaseosas finalmente han llegado. Esperen un momento, voy a recogerlos,” se levantó y agarró una billetera, para caminar hacia la entrada. “¿Cuánto será la propina?”
“Voy contigo,” Saki se levantó y le siguió. Ya le había visto dar una propina mayor al gasto de consumo.
“Yo ya me había olvidado de las pizzas,” dijo Rorona, sorprendida. “Hemos estado degustando demasiadas cosas mientras esperamos.”
“Cierto,” Osaka asintió, sonriendo torpemente. “Creo que no seré capaz de comer más de una tajada y un palito de orégano. Pero con eso estaré feliz por varias horas.”
“Creo que yo también…” Hotaru sonrió un poco.
“Bien por ustedes…” Yomi les miró con molestia. Qué fácil era para las personas con el autocontrol incrustado en sus principios de comer. Ella se incómodo cuanto vio a Tomo y Kagari intercambiar miradas y mirarle con unas sonrisas malignas.
“Yo sé lo que estás pensando…” dijo Tomo.
“Yo también…” dijo Kagari.
“Pobrecita Yomi-chan con su insaciable hambre de ogro, hahaha-AHH,” Tomo se cayó hacia atrás cuando Yomi le lanzó una justiciera barra de chocolate King size al rostro, sacada de entre los muchos dulces de Ayame.
“¡No se burlen de mí! ¡E-es que hace tiempo que no comemos pizza y no quiero quedarme con las ganas! ¡No exageres con eso de hambre de ogro!” gritó Yomi, colorada tanto de la vergüenza como la cólera.
“No, no, yo reconozco ojos de hambre cuando los veo, no me engañas,” Kagari sonrió cruelmente al ver a Yomi más molesta. “¿Pero qué más da? Ya hemos comido demasiadas cosas hoy como el esperado inicio de las vacaciones. Hoy podemos oficialmente declararlo como el día en que todos subimos dos kilos, así que nada de líos. ¡Todos a comer!”
“…” Yomi le miró con sumo reproche, pero decidió estar de acuerdo con sus palabras.

“¡Podemos hacer una competencia de comida!” exclamó Tomo, entusiasmada. “¡Gana el que come más de los dulces de Ayame sin empalagarse, ni vomitar, ni entrar en un coma de glucosa, ni desarrollar un diabetes flash o histeria!”
“Eso suena peligroso…” Ryo sonrió incómodo.
“Ohh, uno de estos días podría preparar muchos pies y todos participamos en una competencia de comerlos con las manos atadas en nuestras espaldas,” a Rorona le brillaron los ojos de la ilusión. “Puede ser muy divertido.”
“A mí también me gustaría participar,” Sora sonrió determinado.
“Creo que Sora tendría muchas posibilidades de ganar,” opinó Blanc.
“Yo pondría una gran pelea,” dijo Luso, sonriendo confiado.
“No, no, no,” Tomo negó, sonriendo frustradamente como si lidiara con principiantes. “Si bien amaría exponer mi voracidad a la hora de comer ante ustedes, déjenme asegurarles que no tienen oportunidad en contra del hambre de ogro de Yom-AHH”
“¡¿Quieres pararla?!” Yomi le dio un zape con todas sus ganas, furiosa.
“Uhh, lo siento, Yomi-chan…” dijo Osaka. “Creo que serás reconocida como aquella quien tiene hambre de ogro a partir de ahora…”
“Osaka, Yomi podría desquitarse contigo,” observó Megumi, inmutado.

“Luso, pensé que le ibas a decir a la asesina para que viniera hoy,” recordó Larsa.
“¿Qué?” Sora se confundió por la pregunta, pero al ver que era el único sorprendido por esas palabras, miró a todos con molestia. “¿En serio? ¿Le iban a invitar a la casa de Ayame a pasar el día? Es mi asesina.”
“Sí, pero eso no nos detuvo de llevarle al programa de Oprah y de visita a distintos eventos para el bien de la comunidad,” Luso sonrió con ironía. “Y sí le invité, pero me dijo que estaba muy cansada y se tomaría el día libre. Pobre, creo que Ferris le ha estado dando demasiadas visitas a kindergarten últimamente.”
“Aparte que en visitas y en reuniones con nosotros deja su trabajo de asesina de lado,” agregó Blanc. “Al menos puedes estar alegre que hoy tienes el día de completo relajo.”
“C-creo que hace tiempo ya no tomo a la asesina en serio,” Sora negó. Ya casi parecía no haber nada serio en su vida.
“Abran campo, la pizza está aquí~” Elizabeth regresó junto con Saki, luego de haber hecho una parada en la cocina para traer bandejas con platos, vasos y utensilios para repartir las tajadas. “Finalmente tendré un ritual digno de una comida muy alabada por la gente promedio. He visto que Ayame hasta tiene el número de la pizza en su lista de números de emergencias del refrigerador.”
“N-no es lo usual, en verdad…” Hotaru ladeó su cabeza.
“Cierto, Ayame también tiene a su estilista y mariachis ahí,” Saki dio un suspiro.

Entre las distintas conversaciones, llegó el esperado momento de compartir la pizza, y seguir pasando uno de los días más relajados para ellos en compañía. Todavía faltaba más tiempo para que se volvieran una parte importante de uno de los exámenes…



 

Pasaron más horas y se aproximaba el mediodía en Destiny Islands. El día en Arcadia resultó ser mucho más placentero de lo que hasta la gente de Oblivon había pronosticado, al punto en que el tour de los visitantes se pudo prolongar sin avistamientos considerables de Heartless. Y quienes daban el examen Seed se dieron el lujo de andar juntos y estudiar tres pequeños puestos de laboratorios, encontrando poco que realmente tuviera valor.

Los aspirantes a Seed entonces fueron a un laboratorio que en el mapa estaba señalizado como uno de los principales de la isla, y al llegar notaron lo enorme que realmente era, por lo cual se dividieron en los dos equipos para cubrir áreas distintas.

“¡IIHH!” Cho se alarmó por ver a un Heartless en medio de la oficina de papelería dentro del edificio, pero siendo apenas una muy débil aparición, no fue nada que una pequeña esfera de fuego no pudo extinguir.
“¿Estás bien, Cho?” le preguntó Haruhi, quien dejó el último fólder que había analizado de regreso a la mesa.
“S-sí, sólo que un Heartless me asustó, nada más,” Cho sonrió apenada. “Me sorprende la valentía de Almaz de irse a buscar salas por su cuenta.”
“Él normalmente será pesimista y algo miedoso, pero puede hacer mucho si se lo propone,” Haruhi asintió. “Y está en mejor forma que nosotras. Eso es algo que no me gusta mucho de este examen. No he podido sentir la presencia de ningún animal en esta isla, y las flechas no son muy efectivas contra los Heartless…”
“No podrás pelear, pero tu habilidad de escanear es muy útil. Hemos podido avanzar muy rápido porque desde el inicio has analizado todo y descartado lo que no sirve. También has encontrado algunos discos y memorias que estaban en medio de escombros,” Cho asintió. “Creo que eso es más único para esta misión que tener un poder de luz.”
“Me alegra poder ser de ayuda,” Haruhi sonrió. Desde el inicio tuvo un mal presentimiento con respecto al examen, sobre todo por la falta de entrenamiento de parte de Ayame, ya que ella no tenía habilidades buenas para la pelea, pero sus habilidades pasivas se mostraron mucho más útiles de lo que pensó para la prueba decisiva, y desde el inicio pudo guiar bien a los demás sobre qué recoger y escoger los caminos en mejor estado, al detectar posibles estructuras enclenques. “No he podido encontrar nada más útil por aquí, a decir verdad. La mayoría de papeles describen gastos económicos y paga de empleados. Saqué un fólder con las últimas compras que hicieron, pero todas son tecnologías o repuestos de máquinas muy técnicos…” la pelimarrón miró al fólder en sus manos con leve incomprensión. “No sé qué tan útil pueda ser, no entiendo el contenido.”
“Oblivion parece tener todo un departamento científico, seguramente ellos lo podrían entender mejor,” observó Cho. “Dicen que no sabían mucho sobre la operativa de Excelsior, así que esto puede dar pistas sobre aplicaciones…”
“Hm, tienes razón,” Haruhi entonces guardó el fólder dentro de su saco, y al volverlo a cerrar, miró hacia la puerta. “Esperemos a Almaz en el pasillo, hemos terminado aquí.”

Ellas abandonaron el ambiente y salieron de regreso a aquel pasillo cerrado y oscuro. Aun si Arcadia tenía permanentes nubes cargadas, se esperaría ver indicios de luz, pero al regresar al pasillo de aquel enorme edificio de oficinas casi parecía que estaban en medio de la noche, necesitando las linternas incorporadas en sus cascos para ver.

Luego de confirmar la siguiente parada dentro del edificio, las dos se quedaron mayormente en silencio, una al lado de otra. Mientras Haruhi miraba distraídamente a sus alrededores, Cho había bajado la mirada. Algo dentro de esa isla le estremecía. Lo había sentido desde que llegó a Destiny Islands, pero en Arcadia lo sentía aun peor. Un sentimiento de anormalidad, peligro, final… y recorrer todas esas calles fantasmales, además de agarrar muchos objetos pertenecientes a una población muerta, no le hacía sentir nada mejor.

Miró a su compañera, quien había decidido tomar otros apuntes sobre lo visto, anotando detalles y observaciones personales. Eso era algo más por lo cual todos los presentes tenían que agradecerle; su habilidad e iniciativa de tomar notas sustanciales. Ver a su compañera tan calmada y concentrada como siempre era motivador, y también le hacía admirar su desempeño.

“¿Ocurre algo, Cho?” preguntó Haruhi sin dejar de mirar a sus apuntes mientras los escribía. “Siento que me estás mirando mucho. ¿Algo te estará inquietando?”
“Ehh… sí, creo que no me acostumbro a Arcadia…” Cho bajó su mirada. “Me sorprende que estés tan motivada. Debo admitir que tengo algo de miedo de estar aquí…”
“Realmente no puedo decir mucho sobre Arcadia. Es posible que haya peligro, pero sé que si es más de lo que podemos remediar, la directiva de Oblivion nos lo alertará. Está fuera de nuestras manos y la gente de Destiny Islands me inspira confianza.”
“Tiene mucho sentido…” se sorprendió por la simpleza en que su amiga se expresó. “P-pero admito que no había considerado los frentes de oscuridad… el miedo es más como si algún alma en pena fuera a aparecer aquí… está muy oscuro…”
“¿De eso es lo que te preocupas ahora?” Haruhi dio un suspiro. “Aun si hay algo por aquí, creo que nos lo habrían dicho, y dudo que sólo se hiciera aparecer en un pasillo oscuro como este. El peligro de las islas siempre ha sido principalmente los Heartless.”
“T-también lo sé, perdón…” y en verdad, luego de tantas prácticas de espiritismo, Cho sabía que debía ser capaz de al menos detectar la presencia de espíritus en caso de que haya uno por ahí. Pero no, no había podido sentir nada aparte de la gente con la que se encontró… y normalmente hasta sentiría algo muy vago como presencia de la flora y fauna pero ni siquiera eso había ahí. Quizás ese vacío sólo le hacía asustarse más.
“Estás algo inquieta, lo puedo notar,” Haruhi guardó su bloc de notas y le miró con leve reproche. “No hay mucho que se puede hacer, este no es el lugar más atractivo. Pero no puedo pensar en cómo amenizar el momento. Lo mejor sería no irnos de aquí hasta que Almaz regrese o nos podemos perder, y él también es mejor que nosotras peleando.”
“Sí, es cierto… oh, acabo de recordar que quería preguntarte algo.”
“Claro, ¿de qué se trata?”
“Antes de comenzar con la prueba, hubo una breve conversación sobre los obeliscos de esta isla, y me he quedado con la curiosidad de saber más. No sé qué tanto sepas…”
“No hay mucho que sé sobre eso, realmente. Creo que dijeron casi todo lo que sé…” Haruhi alzó su mirada al techo, intentando recordar. “Son estructuras que han estado hasta antes que Destiny Islands se independizara de Zellea. Estamos hablando de hace al menos un siglo, quizás dos siglos atrás… pero, no se sabe sobre su constructor o el motivo. Destiny Islands siempre tuvo una historia borrosa. Toda su historia es muy limitada antes de la independencia. Hay tres obeliscos en Arcadia. Los tres miden más de cien metros de alto, son negros, no tienen ninguna señalización, y estudios antes de la destrucción de hace seis años concluyeron que están hechos de una estructura desconocida, presumida indestructible.”
“Suena interesante…” y un tanto aterrador, a cierta medida.
“Pero lo dicho por la científica suena muy extraño…” Haruhi se vio pensativa. “Que sean estructuran que tengan algo que ver con frentes de oscuridad, por más mínimo que sea… suena muy inquietante. Oblivion siempre ha tenido la misión de enfrentarse en contra de lo desconocido, y de proteger a las personas. Han podido avanzar y hacer mucho, esa base y organización es sólo una muestra…” sonrió un poco. “Debo felicitarles. El trabajo que hacen en Destiny Islands es muy duro, y se esfuerzan por brindar esa seguridad y bienestar que todos en otros países damos por sentado.”
“…” Cho asintió, estando de acuerdo. Era un trabajo pesado, pero esas cálidas personas estaban listas para todo. La peliceleste dudaba mucho poder ser capaz de algo así.

   

“¡Chicas!” Almaz les llamó mientras corría hacia ellas, quienes le notaron por la luz que él tenía en su casco. Por la expresión del tercer integrante del grupo, parecía que había encontrado algo importante. Él se detuvo frente a ellas y tomó un poco de aire.
“Felizmente regresas, te has demorado bastante,” observó Cho, algo aliviada.
“¿Qué has encontrado, Almaz?” preguntó Haruhi.
“Una sala de máquinas…” respondió él, reponiéndose. “Pero no una cualquiera. Tiene distintas computadoras. Sé que hemos visto algunas así, pero esta es más grande, y parece que un generador la mantiene con vida.”
“¡¿Ehh?!” las dos chicas se sorprendieron, intercambiando miradas.
“En verdad. Por un momento juré que veía una aparición, pero eran las luces de las máquinas que están operativas. Parece una sala con un generador especializado.”
“Increíble…” Haruhi se impresionó. ¿Había sobrevivido tantos años?
“T-tenemos que ir a ver, enseguida,” dijo Cho. Sus compañeros asintieron.
“Por aquí,” Almaz les dirigió, y los tres corrieron en dirección hacia el lugar.



   

Por otro lado del edificio, el equipo de los bros husmeaba dentro de un amplio ambiente con muchos cubículos individuales, cada uno con un orden (o desorden) característico. En un principio anduvieron juntos, pero al no encontrarse con ningún Heartless por un amplio rato, cada uno fue por su cuenta. Aunque estaban prontos a comprobar que en un ambiente de oficina de menor nivel como ese, no encontrarían mucho de utilidad.

“Hm…” Ryoji dio un suspiro, frustrado, luego de observar un cubículo con muchas fotos de una mascota. “Esta persona sí que amaba a su perro.”
“En verdad me siento algo mal buscar por aquí, es como leer el diario de alguien,” comentó Yosuke, moviendo distintos artículos de belleza de otro cubículo, fallando en encontrar algo con significado.
“Este cubículo debió pertenecerle a algún fiestero mujeriego. Hay demasiadas fotos individuales de muchas mujeres,” Junpei negó, intentando no mirar más a las fotos, ya que al menos que esas chicas se hubieran ido a estudiar o trabajar al extranjero, habían compartido su mismo final.
“O quizás era el amigo gay,” Ryoji sonrió por su ocurrencia, mientras sus amigos le miraron con leve recelo.
“No sé si es apropiado que digas algo así,” Yosuke alzó una ceja.
“Cierto. Yo ya siento demasiados escalofríos,” Junpei se sacudió brevemente.
“Hm…” el pelinegro se vio confundido. “No intenté decir algo malo… y no sé si amigo gay es peor que mujeriego…”
“Sólo busquemos algo útil rápido y vamos a otro sitio. Seguro que los demás han hecho algo más productivo…” Yosuke negó, algo rendido. Sentía que no serían capaz de encontrar algo pese a todo el tiempo que habían tenido. “¿Alguna idea?”
“No lo sé, ya hasta tengo ganas de guardar una computadora entera de algún cubículo. Eso es lo más formal que hay aquí,” opinó Junpei.
“Puede ser… al menos vemos si la desmantelamos y sacamos la memoria,” Yosuke fue donde Junpei y los dos se acercaron a uno de los cubículos más ordenados, y miraron a la computadora por un rato. “Y… ¿cómo se desmantela?”
“¿Por qué me preguntas a mí? Yo me llevaría el CPU.”
“Uhh, es obvio que esta computadora tiene más de seis años… el CPU es muy grande y pesado, creo que nos meteríamos en problemas si lo llevamos todo.”
“¿No podemos simplemente arrancar la coraza protectora y sacar la tarjeta madre?”
“¿Estás seguro que no romperíamos nada?”
“Que yo sepa, en su mayoría es aire…”
“No, seguro que hay muchos cables cruzados por ahí… ¿y si ya no tiene memoria? O sea, han pasado seis años sin energía…”
“¿Cuánto dura la memoria sin energía?”
“¿Y por qué me preguntas a mí?”
“Bros, miren lo que encontré,” Ryoji fue donde ellos con un periódico en mano. “Lo encontré en la papelera de reciclaje. ¿Creen que sea de utilidad?”
“A ver…” Yosuke lo tomó y los tres bros miraron la primera plana. Fue un poco escalofriante ver la fecha del día de la catástrofe en la parte superior derecha. La noticia más importante del día tenía el título de ‘Inicio de la Asamblea en Arcadia’, y se veía una amplia foto de muchos políticos frente a un edificio de gobierno. Los tres leyeron el pequeño párrafo de texto en la primera plana.

Después de catorce años de falta de comunicación y desacuerdos, hoy marca el inicio de la asamblea de Arcadia, esperando entablar mejores relaciones con las demás islas del país. El rey y la reina de Destiny Islands han mostrado su aprobación con su presencia… (Continúa en A2…)

Pese a que la continuación estaba en la vuelta de la página, los tres sentían que ya habían leído suficiente con esas noticias. Era algo con lo que se podían sentir más identificados.

“Había olvidado que los padres de los príncipes murieron en la tragedia…” dijo Ryoji.
“Yo también… esto debe ser duro para ellos…” observó Yosuke.
“Todavía recuerdo todo el escándalo después de la destrucción de Arcadia, al menos lo que vi en las noticias,” recordó Junpei. “Destiny Islands estuvo en muchos aprietos. Por esa asamblea para quién sabe qué motivo, muchos funcionarios y líderes importantes del país perecieron. La ausencia de Oblivion creo que marcó que ellos se volvieran en los líderes desde ese entonces.”
“Eso comenzó muchos rumores, lo recuerdo…” Ryoji desvió la mirada. “Algunos dicen que Oblivion causó algo por poder, otros creen que algún país extranjero aprovechó la asamblea para debilitar al país, pero nada de eso tiene sentido. Nadie controla a los Heartless, ¿no es así?”
“Obvio que no, la gente dice lo que quiere,” Yosuke se encogió de hombros, fastidiado.
“No creo que esto nos sirva, bro,” dijo Junpei. “Tenemos que conseguir información de esta misteriosa organización, y algo tan comercial como un periódico hasta tiene publicaciones en Internet. Estas son noticias que todo el país ya sabe.”
“Hm, sí, supongo…” Ryoji asintió.

En ese instante, Junpei oyó que su walkie talkie empezó a trasmitir estática, y en poco tiempo oyeron la voz de Haruhi.

“Bros, ¿me escuchan?” preguntó ella.
“S-sí, claramente,” respondió Junpei, algo sorprendido por la llamada.
“Tienen que venir, hemos encontrado un laboratorio operativo. Es posible que necesitemos cooperar entre todos.”
“¿Cooperar?” los bros intercambiaron miradas y volvieron a mirar al intercomunicador.
“Les explicaré ni bien lleguen. Estamos en el laboratorio principal, segundo sótano, ala este. En ese bloque hay muchas señales que les dirigirán. No tarden, por favor.”

Las indicaciones fueron al punto, y los tres dejaron ese lugar detrás y se embarcaron hacia el sótano, teniendo que bajar cuatro pisos para llegar. Ese fue el comienzo de la ‘atracción’ más importante del examen.

...


Cho

Re: Fic zone
« Reply #11: July 30, 2013, 02:46:53 AM »
47.66
...

     

   

Mientras tanto, el tour de visitantes dio la vuelta a otra calle, decidiendo caminar de regreso a la base en la orilla. Todos habían podido dar un buen paseo, incluso tomar un simple refrigerio en una pequeña plaza entre dos alamedas.

Para los más jóvenes y extranjeros, el paseo resultaba muy interesante, en partes algo aterrador por el extraño vacío y falta de personas, junto con rastros de destrucción por el camino, pero también era una vista única, y entendían el privilegio de estar ahí. En cambio, para quienes ya habían tenido la oportunidad de conocer a Arcadia en el pasado o quienes se sentían más identificados con lo ocurrido, no era un paseo tan tranquilo.

“Pues, ya habíamos pasado por aquí, pero este lugar es tan extraño que aun así sorprende,” comentó Rin al frente del gran grupo. Todo el tiempo había actuado como la guía del tour, al haber tenido unas contadas oportunidades de visitar Arcadia hace pocos años. Se le notaba con los mejores ánimos, los cuales ella contagiaba a los demás. “Miren, ese edificio de dos pisos tiene bastantes más grietas que los adyacentes, eso indica que fue hecho con un material de construcción de menor calidad. Debe ser inestable por la exposición a oscuridad fuerte de los frentes de oscuridad. Pero ya he hablado mucho, ¿puedo tomar preguntas de la multitud?”
“¡Oh, yo!” Aya levantó su mano emocionada, abriéndose paso entre los varios estudiantes de Oblivion. “Estas son curiosidades, pero seguramente muchos de mis lectores se pregunten algo similar. ¿En Destiny Islands, cómo los Heartless y frentes de oscuridad hacen daño a las personas? ¿Es un daño físico? Uno no tiende a imaginar que un elemento como la oscuridad haga un daño tangible.”
“Es una muy buena pregunta,” Rin sonrió. “Uno de los factores más curiosos que diferencian a la oscuridad pesada de la oscuridad misma es la versatilidad de esta. La oscuridad pesada sigue siendo oscuridad, así que los Heartless son inmateriales y normalmente son más como sombras debilitantes que causan mareos y pérdida de energías en sus presas, pero pese a ser intangibles, estos pueden causar daño físico por tener algo que en Oblivion llamamos ‘periodo de contacto’. Los Heartless pueden materializar ataques por un periodo muy corto de tiempo, causando golpes y rasguños, y este periodo de contacto es proporcional al grado de magnitud del frente de oscuridad, ya que contacto físico les quita muchas energías. Aun así, el daño físico causado por un Heartless y su propio posible contacto es mucho menor a lo normalmente esperado por cualquier animal o criatura debido a su estado incorpóreo. Pero eso sí, no hay que subestimarlos, porque son especialistas en daño intangible y pueden debilitar y alterar a una persona con mucha rapidez. Es cuestión de no darles la oportunidad.”
“Es tan interesante, uno puede sacarse un título por estudiar Heartless,” Aya asintió, mientras tomaba notas con gran rapidez.
“¡Oh, yo tengo una pregunta también!” Ayame levantó su mano como un niño pidiendo gran atención. “¿Y por qué se le llama oscuridad pesada a la oscuridad de acá?”
“Es curioso, ¿no te parece? La razón es muy simple, y un tanto histórica,” Rin siguió encarando a todos y hablando con gran carisma como si amara estar en la posición de maestra del grupo. “Si bien los Heartless estuvieron presentes en las islas desde hace muchos años, hubo un tiempo, cuando Destiny Islands seguía siendo una colonia de Zellea, en que los frentes de oscuridad y Heartless se incrementaron dramáticamente, casi hasta los niveles de hoy en día. Hubo un especialista de Zellea que llegó con una orden de controladores de oscuridad y prometió que erradicaría el problema controlando a los Heartless y desapareciéndolos. Sin embargo, estos especialistas desde el principio dijeron que la oscuridad muy difícilmente mostraba indicios de obedecerles, como si su poder de la nada adquiriera mucho peso, así que los esfuerzos de Zellea fueron inútiles. Desde ese entonces se comenzó a conocer como la oscuridad pesada, porque los manipuladores de oscuridad no tienen el poder de controlar a los Heartless. Aun si usan todas sus energías, la oscuridad les escuchará en lo más mínimo.”
“Es un nombre tan poco original,” observó Mai.
“Realmente no tiene que serlo. Hace mucho sentido,” opinó Madoka.
“Sí, mejor sería venirse con un nombre más científico o cool,” Yukko sonrió. “¿No sería genial hacer un concurso para venirse con un mejor nombre? Amaría participar.”
“Eres la misma persona que el otro día intentó inventar nombres para sus ataques,” Mai negó. “Tienes pocas esperanzas.”
“P-pues, pienso redimirme,” Yukko sonrió decidida.
“Suena divertido,” dijo Madoka, entretenida.
“Hm, no podemos andar cambiando nombres con tanta libertad,” Aqua lo pensó, y sonrió levemente. “Pero como una actividad de recreación podría organizarse.”
“Wow, ¿en serio?” preguntó otro estudiante, sorprendido. “¿Realmente ha escuchado los disparates de la dramaqueen de la clase?”
“¡¿Q-qué me has llamado?!” Yukko le miró. Madoka se asustó un poco por su reacción y Mai se vio extrañamente entretenida.
“Oye, medio que lo eres,” agregó otro estudiante.
“Chicos, no deberían discutir,” observó Aqua con tranquilidad. “Hay un buzón de sugerencias fuera de mi oficina. Siempre estoy abierta a sugerencias de cualquier tipo.”
“¡Excelente! ¡Yo podría tener mil y un sugerencias audaces que compartir!” exclamó Ayame, maravillado.
“¡Tú no, sólo haces bulla!” le reprendió Rin.
“Y-yo podría tener algunas ideas,” agregó una estudiante. Varios de los estudiantes presentes se animaron a hablar por tener a la directora al frente, y recién comenzaban a acostumbrarse y estar conscientes de la amabilidad de esta.

 

Kurisu caminaba cerca del final del enorme grupo. Todavía no podía creer que Aqua había tomado la decisión de invitar a tantos estudiantes y miembros de Oblivion. Eran un grupo de alrededor de setenta personas sin contar a los extranjeros, pero al menos todo había ido bien y no se habían encontrado con los peligros de otras veces pasadas. Esperaba que se quedara así, al menos mientras estuvieran fuera de la base.

Ella era una extranjera también, y no había conocido Arcadia cuando todavía estaba poblada y activa. La apariencia formal y elegante de los edificios de la isla carecía de vida para ella, pero todavía podía sentirse identificada con la catástrofe por su estudio imparable de los frentes de oscuridad. A veces no podía evitar preguntarse cuánto más significaba lo ocurrido para la directora y otras personas de las islas, también lamentaba la gran pérdida de personas. Por ello tenía que trabajar arduamente en evitar que algo semejante volviera a ocurrir.

En medio de sus pensamientos, miró a Len caminar cerca de ella, con la mirada tan perdida en las abandonadas edificaciones como cualquier estudiante. Él estaba distraído y relajado, lo cual le indicaba que todo estaba bien, de lo contrario él ya no habría detectado. Kurisu sonrió un poco, alegre de que el día resultara más agradable de lo previsto, hasta para él.

“¿Hm?” Len miró a la científica y ladeo la cabeza. “Te veo sonreír. No lo hubiera esperado de este paseo.”
“Yo no habría esperado verte tan tranquilo tampoco,” le respondió. “Normalmente estás con la mirada en alto, intentando ver algo que los demás no pueden percibir como tú.”
“…” él se vio incómodo, como si hubiera cometido una falta por no concentrarse, algo que ella notó de inmediato.
“No intento decir que tienes que estar al pendiente de todo, es bueno darse un descanso,” Kurisu se vio impaciente por un instante, pero regresó a sus buenos ánimos al mirar a sus alrededores. “Hace tiempo que no venimos por aquí, y en el pasado tuvimos muchos inconvenientes. Había esperado algo peor, pero el tiempo está de nuestro lado,” cerró sus ojos, sonriendo con leve ironía. “Pero sé lo incorrecto de mis buenos ánimos. Muchas personas fallecieron por un terrible frente de oscuridad, estamos en un territorio desconocido, y tener un tour con tantos jóvenes animados suena a una gran imprudencia y falta de respeto.”
“…” Len le miraba con curiosidad, no comprendiendo el contraste de las palabras de su okaa-san con su expresión.
“¿Qué es lo que piensas de Arcadia, Len?” preguntó Kurisu, volviendo a mirarle con su característica seriedad. “Creo que no te lo he preguntado.”
“Qué pienso de Arcadia…” Len levantó su mirada, intentando entender la pregunta.
“Cuando escuchas el nombre de Arcadia o piensas en este, ¿qué es lo que eso significa para ti? Esa es mi pregunta.”
“No estoy muy seguro de qué decir…” él se cruzó de brazos. “Arcadia es el lugar que fue destruido en un suceso sin explicación hace seis años. Eso es realmente lo más importante del caso, ¿no es así?”
“…” Kurisu le miró, esperando que continuara.
“Siempre escucho a la gente hablar de Arcadia con tristeza y temor, y mencionando a las personas desaparecidas como una pena constante. Es como una herida del país…” él se incomodó y bajó su mirada. “Yo no lo veo así. Okaa-san, ¿está mal decir que no comprendo la pena dirigida a los caídos?”
“¿Cuál es tu punto de vista con respecto al tema?”
“Para mí, la vida siempre ha consistido de vivir en un país con una isla destruida. Arcadia es un concepto, un ejemplo, unas ruinas. Es lo que nos motiva a trabajar y a concentrarnos en proteger a los demás. Es una muestra de lo que puede ocurrir si los frentes de oscuridad no son combatidos. Desde el inicio de mi consciencia, Arcadia ya estuvo destruida, no viví la tragedia, y la gente desaparecida no son más que parte del concepto que debemos evitar a todo costo. Por ello no entiendo la pena, o el miedo. Nadie quiere morir, pero tomar a un concepto como personal es lo último que se debe hacer si se quiere vivir, y seguir metas personales. ¿Es acaso… incorrecto que piense de este modo?”
“No lo es,” Kurisu sonrió. “Esa es la mente de un científico. Pero dentro de tu enfoque, sigues manteniendo en mente lo que sí es importante; nuestro entorno. Está bien.”
“…” Len le miró atentamente. “El estado correcto de las acciones y decisiones es subjetivo, ¿verdad?”
“Lo es. Entonces, ¿por qué me preguntas si estás en lo correcto o no?”
“…no lo sé…” volvió a bajar su mirada, avergonzado. “Perdón…”
“No te disculpes,” le volvió a sonreír. “Supongo todas las personas quieren que se les diga que están correctos, aun si no se espera cambiar los puntos de vista ante una opinión negativa. Es oír un punto de vista externo, o recibir apoyo de alguien más.”
“Hm…” él asintió, comprendiendo. “Todos pasan por eso… ¿entonces también necesitarías un apoyo externo, okaa-san?”
“Y-yo estoy bien, Len, no te preocupes,” respondió Kurisu, desviando la mirada al no haber esperado esa observación.
“…” él sonrió. “Si en algún momento lo necesitas, sabes que cuentas conmigo.”

   

Pram caminaba a un lado de toda la muchedumbre, levemente alejada del grupo. El paseo por las calles resultaba un privilegio, y sí le llamaba la atención ver esa hermosa ciudad elegante vacía y con leves señales de destrucción, pero completamente privada de habitantes. Aunque no se sentía cómoda. En parte por la presencia de Aya, por Ayame preguntando y diciendo tontería y media, por los débiles estudiantes que terminaron viniendo a dar el examen Seed, y también por cierta persona que le hacía compañía muy de cerca todo el tiempo.

“…” Shinkouhyou sonrió entretenido, a su costado. “Es un precioso día, ¿no lo crees?”
“Es muy nublado y las nubes demasiado grises,” respondió la subdirectora, molesta.
“Claramente no vienes por aquí muy seguido. Está más brillante de lo usual. Por algo la gente de Oblivion está tan contenta. Hm, y Aya también. Creo que te echa de menos.”
“Aya nos odia…” Pram le miró filosamente. “Y tú también odias mi presencia.”
“No tanto como tú detestas la mía~” canturreó, sonriendo malignamente. “Es una lástima que la temperamental subdirectora tenga que estar bajo su mejor comportamiento. Pertenecer en un jardín tan disfuncional te hace envejecer tan rápido. Cada vez te veo con más arrugas en la cara.”
“Cállate, te haré pagar por esto…” ella comprimió sus puños, evitando levantar la voz. Ya era demasiado sólo con Ayame haciendo a todo el jardín verse mal. De repente, un potente flash le cegó, y supo qué significaba.
“¡Aww, Pram, Ayame se está llevando el estrellato, únete al grupo!” suplicó Aya, sonriendo con energías. “¡Vamos, la subdirectora tiene que tener mejor porte!”
“Ya me has tomado dos fotos inadvertidamente, ¿no te es suficiente?” Pram se molestó.
“¿Dos? El día recién está comenzando,” dijo Shinkouhyou, entretenido.
“Shinkouhyou tiene mucha razón,” Aya asintió sabiamente, sonriendo. “Siempre he pensado que las fotos espontáneas reflejan la verdadera belleza de las personas. ¿No sería genial que la gente te conociera como eres? ¡Yo pienso que sí!”
“Aléjate o perderé toda diplomacia contigo,” le advirtió la peliblanca.
“La gente con gran presencia y notoriedad debe estar abierta a tener su privacidad más invadida que la gente promedio,” Aya se notó apenada. “En verdad es una gran pena, querida Pram. Suena a una triste falencia para alguien que debe ofrecer más, como tú.”
“…” Pram sintió un molesto tic en la ceja. “Debería haberte eliminado hace tiempo…”
“Tú sabes por qué no puedes tocar a Aya,” Shinkouhyou se encogió de hombros. Tampoco tenía simpatía con esa molesta reportera Tengu, pero siempre que Pram estaba presente, él pasaba a segundo plano.
“…” la peliblanca giró sus ojos, entendiendo sus palabras. “Al menos me alegro que Near no haya venido.”
“Él no es de viajar con tan poca anticipación,” Aya sonrió con energías. “Y yo definitivamente no podía perderme de tan buenas noticias, así que vine con los mejores integrantes de mi equipo. Aw, míralos, tomando tan buenos veredictos de estudiantes y muchas fotos. Tendré que comprarles el mejor de los banquetes por sus esfuerzos.”

Ver a Aya distraerse hizo que Pram se relajara un poco y siguiera mirando a sus alrededores, esperando tener un momento de respiro. Necesitaba despejar su mente de tanto bullicio y molestias. Un paseo sin Aya, Ayame y Shinkouhyou hubiera sido mucho más agradable, pero lamentablemente nunca podía estar libre del tercero. Con tanta gente presente, esperaba que la atención se moviera lejos de ella dentro de poco…

Y entonces pasó; oyó la voz que podía hacer ese momento más desagradable para ella.

       

     

   

“Tan malhumorada como siempre, Pram,” dijo Near.
“…” Pram sintió nervios y se giró en la dirección de la que vino su voz, hacia Aya. La pelinegra sonreía inocentemente y agarraba una tablet grande donde se veía al peliblanco. “¡¿T-tú?! ¿Qué haces?”
“Skype, ¿no es obvio?”
“Fufufu, uno tiene que maravillarse por el avance de la tecnología,” comentó Shinkouhyou. “Hola Near, es sorprendente cómo una conexión por Internet puede trasmitir lo odioso que eres.”
“Igualmente, Shinkouhyou,” Near negó, indiferente. La conversación de los tres terminó por llamar la atención de todos los presentes.

“No esperé que usted nos acompañaría hoy,” observó Aqua, sorprendida. “Buenos días.”
“Eh… ¿quién es ese niño?” preguntó Yukko, confundida.
“Parece un niño pero no lo es,” explicó Kurisu. “Él es un reconocido detective de Zellea, y un allegado de Aya. Se le conoce como Near.”
“Ohh, he oído de él,” comentó otro estudiante, sorprendido. “Vaya sorpresa.”
“…” Yukko se impresionó. Así que esa simpática reportera también resultó ser una persona con contactos importantes y tal vez algo más especial de lo que parecía. Ese momento acababa de tornarse en algo importante para ella y sus compañeras. “¡C-chicas, vamos a conocer a alguien especial! ¿No es genial?”
“Ha sido un tiempo, Near,” saludó Kurisu.
“Sí, espero que todo este bien,” dijo Len, también saludándole.
“Lo está, veo que en Arcadia también,” observó Near.
“¡Near, qué maravillosa sorpresa!” exclamó Ayame, sonriendo y confundiendo a varios. “¿Cómo se encuentra uno de mis peliblancos favoritos?”
“…” Near dio un suspiro. “Aya, si comete muchas faltas, dale un escarmiento.”
“¡Entendido!” Aya sonrió.
“¿Eh?” Yukko miró de un lado a otro, y luego a sus compañeras.
“¡Es un gusto verle, Near!” saludó Madoka, contenta.
“Hola,” Mai levantó una mano, en señal de saludo.
“Buenos días, Madoka, Mai,” Near asintió.
“¡¿EEHHH?!” Yukko dio un par de pasos hacia atrás y cayó arrodillada al piso, en completa depresión. De nuevo sus compañeras resultaban más conocedoras y perfectas de lo que esperaba. “No puede ser… saben mucho de los frentes de oscuridad, se sacan buenas notas, pelean bien, hasta conocen a gente importante como Miku y ahora Near…” miró a los cielos despiadados “¡¿Qué más, qué más?!”
“Y-Yukko…” Madoka se preocupó por su amiga.
“Ignórala, siempre hace eso,” observó Mai, inmutada.

“Gente, ha sido una excelente introducción, pero tenemos que continuar,” Aya sonrió torpemente. “Near no quiere demandar mucha atención, es sólo un visitante más.”
“P-pero… ¡un momento!” exclamó Rin, indignada. “¡Yo no lo conozco de antes, pero la directora, okaa-san y hasta Len le conocen! ¿Por qué?”
“Le conocí en mis tiempos en Zellea,” explicó Kurisu. “Pero no sabía que Len también le había conocido, eso me llama la atención.”
“¡¿Por qué, Len?!” reclamó Rin.
“…” él frunció el ceño, confundido. “No sé qué decirte, Rin…”
“¡Pero hasta el payaso de Ayame le conoce!”
“Cierto…” Pram miró de reojo a Ayame, con recelo.
“Es un hecho desafortunado, no le prestaría atención,” Near le miró con molestia. “Y decidí conocer a Len porque ambos me llamaron la atención y bastó conocer sólo a uno. Sigamos con el recorrido.”
“Iiihhh…” Rin comprimió sus puños y al ver a las personas comenzar a avanzar de regreso a la base, tuvo que seguir. Había pasado exactamente lo mismo en el jardín de Balamb cuando se tocó el tema de conocer a Shinkouhyou. ¿Por qué se quedaba atrás?

Todos continuaron por el camino de regreso, con los estudiantes hablando sobre el paseo, los ayudantes de Aya todavía tomando fotos de lo que veían, Aqua conversando con el personal que había asistido, Ayame preguntando historias heroicas de estudiantes graduados, y Aya comentando a Near distintas observaciones que había hecho del día. Pero la conversación trivial se cortó cuando Kurisu oyó estática en el walkie talkie que traía, lo cual de inmediato llamó la atención de la mayoría, siendo el medio de comunicación con los estudiantes en pleno examen Seed. Debía ser importante, ya que comunicación de parte de ellos sólo era permitida en pocos casos.

“Doctora Makise, tenemos noticias,” dijo Haruhi por medio del equipo.
“Adelante,” le contestó. “¿Qué han encontrado?”
“Estamos dentro de un laboratorio blindado, que parece haber resistido bien los frentes de oscuridad. Frente a mí hay una supercomputadora operativa, ¿qué debería hacer?”
“¡¿Qué dices?!” Kurisu se sorprendió al igual que muchos, y la científica se molestó levemente luego de recibir varios flashes de parte del equipo de Aya que registraba ese insólito momento. “L-lo primero, es que yo tengo que ir personalmente a ver la máquina. ¿Pueden acceder cualquier tipo de menú o dato?”
“Ese es el problema…” por la voz de Haruhi, se le notaba frustrada. “El monitor se encuentra prendido, pero dice claramente que le faltan tres conexiones para iniciar el sistema. Por los datos listados en la pantalla y un mapa dentro del mismo laboratorio, hemos concluido que se trata de tres computadoras auxiliares en otros laboratorios de la isla. Son laboratorios cercanos y dos son parte de nuestro examen… pero uno es más distante y fuera de los límites. ¿Qué debemos hacer?”
“…” Kurisu se veía en shock, analizando la situación en silencio.
“¿Computadoras auxiliares, en serio?” Len también estaba sorprendido.
“¿Eh? ¿Qué significa?” Ayame ladeó la cabeza, confundido.
“Una supercomputadora tiene una capacidad muy amplia de procesamiento y maneja gran cantidad de funciones que ni muchas computadoras comerciales juntas podrían,” explicó Rin, visiblemente inquieta. “Pero estamos hablando de una supercomputadora de una organización tecnológica que requiere conexiones de otras supercomputadoras para poder funcionar. El tipo de software y función que debe tener será muy importante. Conjuntos de supercomputadoras como tal normalmente se utilizan para tareas con mucha información y parámetros como el clima…”
“Eso es precisamente lo que necesitamos saber…” Aqua se vio determinada. “Tenemos que aprovechar esta oportunidad hoy mismo, o puede que la perdamos para siempre.”
“S-sí,” Kurisu asintió, y contestó la llamada. “Escuchen, es muy probable que las conexiones con las otras computadoras o estas mismas ya no estén operativas, pero algo puedo extraer de la que sí funciona. Aun así, no podemos descartar que sí funcionen. ¿Les parece que la base distante se encuentra a una distancia que pueden recorrer dentro del periodo de la prueba?”
“Sí lo está… pero el grupo encargado de esta sólo podría hacer una breve búsqueda y regresar,” respondió Haruhi, con leve duda.
“Eso será suficiente. Escuchen, la misión de ustedes ahora tiene prioridad en acudir a estas computadoras auxiliares, ver si funcionan, y encenderlas. La búsqueda de información o descripciones de sus caminos es secundario. Ni bien terminen con su deber, deben regresar de inmediato a la supercomputadora inicial donde yo estaré, y podemos dar por terminado el examen, ¿han entendido?”
“¿Dice que vayamos a las computadoras para encenderlas y regresemos a nuestra presente ubicación?” confirmó Haruhi.
“Exacto, estoy yendo de regreso a la base, y ni bien llegue partiré inmediatamente a la supercomputadora para ver qué puedo hacer,” Kurisu sonrió. La prueba de los estudiantes acababa de convertirse en un desafío para ella. “Buen trabajo, intenten terminar con su nueva misión lo antes posible.”
“Entendido,” se cortó la transmisión.

La científica miró al grupo de integrantes de Oblivion, quienes ya le habían dado toda su atención. Era claro que la institución de Destiny Islands tendría un rol menos pasivo a partir de ese momento.

“Escuchen con atención,” les pidió la pelimarrón, hablando con seriedad. “Este es un momento muy importante que nos puede permitir saber qué ocurrió en las islas durante la catástrofe. Para la mayoría, el paseo se quedará como planeado. Regresaremos a la base y se quedarán viendo el desarrollo del examen Seed por medio de las cámaras de los estudiantes. Nuestros estudiantes graduados y de élite, junto con unos científicos, acompañarán a Aqua y a mí a la supercomputadora para garantizar la seguridad de todos,” miró a sus dos ‘hijos’. “Rin, Len, ustedes deben quedarse en la base.”
“…” Len se vio preocupado, e inconforme. “Pero…”
“¡No puedes hacer esto, okaa-san!” reclamó Rin. “Len y yo fuimos diseñados por ti para pelear contra los Heartless. ¡Es en estos momentos en los que más nos necesitas!”
“La gente en la base también les necesitará en caso que algo ocurra,” respondió Kurisu.
“¡Pero tú también!”
“Todavía no he podido trabajar en upgrades para ustedes, y los viajes anteriores fueron dañinos para ambos,” ella les miró con gran severidad. “Serán capacitados para la pelea, pero por sus circuitos, son más sensibles a frentes fuertes que los humanos, ustedes lo saben. Sería irresponsable de mi parte que les dejara venir conmigo ahora. Encárguense de la base, por favor.”
“…” Rin le miró con cólera, y cruzó sus brazos, desviando la mirada.
“Ve con mucho cuidado…” dijo Len, bajando la mirada.
“No me subestimes,” Kurisu asintió. “Regresemos rápido, no tenemos todo el día.”

El tranquilo andar de todos se aceleró, y a varios estudiantes se les notaba intrigados y emocionados por el hallazgo. Estar presentes en el lugar de los hechos sólo lo hacía mejor. Podía ser un día histórico.

“Ohh~ ya no puedo esperar a ver en primera plana la hermosa y consternada cara de Chosita por su hazaña~” dijo Ayame, maravillado. “¡Cómo me enorgullece!”
“Debo admitir que todo está yendo mucho mejor de lo que pensé,” Pram le miró. “Es reconfortante saber que tú eres el único presente que nos hace ver mal.”
“No seas así, mi peliblanca sedosa. ¡Tienes que ser un espíritu libre! ¡Tenemos que brindar por el logro de nuestros equipos!”
“Todavía no pasan el examen.”
“Lo pasarán, estoy convencido,” él asintió, y notó que se estaban quedando atrás en el grupo. “¡No se me adelanten, gente hermosa!” y corrió para regresar al frente.
“Qué molesto que es,” Pram entrecerró los ojos, y Aya rió a su costado.
“Él es todo un caso, pero se me hace tan lindo,” comentó la Tengu. “Me hace falta tomarle un montón de fotos. Tiene tantas expresiones.”
“Si vas a hacer ver mal al jardín, concéntrate en fotografiar a Pram,” le recordó Near, indiferente, ganándose una mirada molesta de Pram que ni le interesó.
“Así que…” Shinkouhyou sonrió malignamente. “Este examen se convertirá en todo un escenario dentro de poco…”
“…” Pram le miró. “Sabes qué significa dicha computadora…”
“Y no son buenas noticias,” concluyó Near. Ambos conocían a Shinkouhyou muy bien.
“Ustedes comparten mi mismo interés de atender los casos más problemáticos y ver qué es lo que sucede,” Shinkouhyou miró a la Tengu. “Aya, asumo que has traído varias tarjetas de memoria para tu cámara.”
“Por supuesto, en caso que tenga muchas fotos que tomar,” Aya guiñó un ojo, sonriente.
“Bien. Las necesitarás…”



         

Dentro del enorme y bien mantenido laboratorio, los estudiantes dando el examen habían comprendido las indicaciones, pero se quedaron un momento en silencio, mirando el mapa de esa porción de la isla que habían puesto sobre una amplia mesa. El laboratorio estaba muy bien protegido, como se podía notar en las paredes, y notaban gran cantidad de maquinaria extraña y dispositivos que debían ayudar a la supercomputadora a funcionar. Hasta un muy frío aire acondicionado incrementó su labor ni bien encendieron la computadora, luego de que Haruhi pudiera escanear los controles lo suficiente para saber cómo hacerlo apropiadamente.

“Suena a que hemos hecho historia,” comentó Junpei, impresionado.
“Sí, ¿quién iba a imaginar que nosotros lo haríamos?” preguntó Yosuke, confundido.
“Debemos alegrarnos. Lo hicimos,” Ryoji sonrió. “Tenemos que seguir con las instrucciones y tenemos el examen casi garantizado.”
“Sí, pero…” Cho miró el mapa. “Las otras tres bases a las que debemos ir están a gran distancia entre ellas. Ya no podemos ir los seis a todos lados. Tenemos que dividirnos.”
“…” Haruhi estaba un poco preocupada. “Lo lamento, pero no estoy en buena forma para pelear. Preferiría ir a la base más cercana, si no es mucho pedir.”
“Nos has ayudado mucho, por supuesto,” Almaz asintió. Le sonrió levemente, pero también admitía estar preocupado por la separación. De los cinco, Haruhi era la menos apta para pelear y la más frágil, así que… “Iré contigo, Haruhi. Te protegeré.”
“¿S-seguro?” ella se sorprendió por su decisión.
“Sí, creo que vas a necesitar de más ayuda, y sé que puedes ser un poco impulsiva a veces. Y…” desvió su mirada. “No quiero hacer a nadie sentir mal o darme mucho crédito, pero creo ser más hábil que los demás aquí. Así balanceamos el equipo.”
“Hm…” Haruhi le miró un tanto molesta, ya que pese a la delicadeza de Almaz, le acababa de llamar la más indefensa. No que pudiera contradecirle… “Entiendo.”
“Es hora de hacer equipos,” Ryoji sonrió animado. “Entonces yo iré con Cho.”
“¿Eh?” Cho se sorprendió.
“¿Algún problema?”
“N-no, sólo fuiste muy directo, nada más…”
“Me parece una buena decisión,” el pelinegro asintió, convencido. “La gente de Oblivion nos pidió que siempre hubiera un front-liner en cada equipo, y tú tienes el poder de front-liners. Además pienso que somos un buen dúo.”
“Espero que sí…” Cho asintió tímidamente.
“Entonces supongo que somos equipo, Junpei,” Yosuke se encogió de hombros.
“Sí, ya casi parece que no te gusta,” Junpei alzó una ceja. “Soy el front-liner aquí, deberías darme más crédito.”
“No te estoy quitando crédito, perdón,” Yosuke dio un suspiro. Esos últimos días, Junpei había estado más insoportable de lo normal, al menos desde que ese raro visitante le hipnotizó y le hizo pasar un mal rato. Por más que el pelinaranja estimara a su bro, escucharle hablar de Chidori más de lo normal era desesperante. Al menos había dejado su parloteo de lado en todo el examen.

“Entonces…” Haruhi miró de nuevo al mapa y comenzó a apuntarlo. “Almaz y yo iremos a este. Quedan este, y este que está fuera del límite. El tercero se ve bastante lejos, tenemos que partir cuanto antes… pero, ¿quién irá hasta allá?”
“No sé…” Junpei frunció el ceño. “Tanto misticismo en esta isla da mucho miedo. Es como si pisáramos otra dimensión…”
“Cho y yo iremos para allá, descuiden,” dijo Ryoji, sonriendo decidido.
“¡¿Q-qué?!” Cho instintivamente se alejó de él. “N-n-no hablas en serio, ¿verdad?”
“¿Por qué no? Es parte de la prueba, y tengo muchas esperanzas de nosotros.”
“C-creo que tú eres el único que las tiene,” la peliceleste estaba aterrada. “Tengo miedo de que algo nos ocurra… no tengo mucha experiencia…”
“Hmm, no seré un experto en Arcadia, pero algo me dice que todos tenemos las mismas posibilidades de que algo terrible nos ocurra, independientemente de a dónde vayamos.”
“Bro…” Yosuke le miró cansinamente. “Si sobrevivimos, así sólo garantizarás que Cho se aleje de ti después del examen para siempre.”
“Ehh, no es mi interés incomodar…” Ryoji se puso a pensar, comprendiendo que sus palabras quizás no habían ayudado a tranquilizar a su amiga. Él miró a Cho y le sonrió amigablemente. “La mayor diferencia es la distancia, todo lo demás es lo mismo, y si algo nos ocurre, estamos en constante comunicación con Oblivion. Te prometo que estaremos bien. Ánimos, y podemos hasta ser héroes hoy.”
“M-mientras no seamos mártires, está bien…” Cho dio un suspiro. “De acuerdo…”
“Vamos en marcha, al menos el clima parece que sigue bien,” Almaz asintió, sonriendo. Pese a la constante incertidumbre, todos se veían todavía con buenos ánimos, y eso era lo más importante. “Nos volveremos a ver aquí, no tomará mucho tiempo.”
“Cierto, no es que tengamos que ir al otro extremo de la isla. Eso nos tomaría al menos un día caminando,” dijo Junpei.
“Tengan mucho cuidado, y no se distraigan o haremos a Oblivion esperar,” dijo Haruhi.

Hubo cortas despedidas y los tres sub-grupos partieron con rapidez hacia sus destinos. Debían aprovechar el buen tiempo al máximo, ya que nadie podía predecir la tormenta.



   

El estrecho sendero del bosque había continuado monótonamente por un largo rato. Etna estuvo todo el tiempo delante del trío de demonios, caminando por el camino sin molestarse en dirigirles la mirada o palabra. Pero aun así, por más largo que el camino dentro del oscuro bosque fuera, el ambiente nunca estuvo en silencio.

“¡Mi señora!” dijo Kyoko, emocionada, interrumpiendo la conversación que tuvieron con respecto a los artículos más importantes que incluir dentro de una mochila de supervivencia. “Lamento mucho interrumpir nuestra iluminadora conversación, pero han pasado quince minutos desde que dictó las siguientes palabras para el blog post-examen. Muero de ansias escuchar la continuación.”
“No debes disculparte, estaba pensando precisamente en lo mismo,” Raspberyl sonrió, complacida de ver a su seguidora tan atenta. “Debemos retomar nuestra recolección de sucesos inmediatamente, o perderemos la consistencia.”
“Estoy lista para inmortalizar sus palabras,” Asuka ya tenía su bloc de notas y lapicero en mano. “Podemos empezar si así lo desea.”
“Por supuesto,” Raspberyl sonrió con confianza y siguió un corto momento de silencio que sirvió para reunir su inspiración. “Entrada número seis. Ubicación: Trecho inicial del bosque. Clima: Estable, con un viento dirigido al suroeste levemente más fuerte. Estado del equipo: Completo e ileso, anticipando inicio de enfrentamiento. Continúo dentro del ominoso camino internado en la oscuridad de la flora del Netherworld, reportando un mismo estado neutral. El bosque muestra su grandeza por mantenerse inmutado pese a la presencia de mi equipo. Por más que en el transcurrido cuarto de hora no haya habido un cambio considerable, es mi deber informar que el sentimiento y anticipación incrementa. Todavía iniciando este día tan importante de mi joven vida, cada impulso externo comunica una infinidad de sentimientos y predicciones. En comparación con la última entrada, las esenciales preguntas del futuro se vuelven más existentes, y el ahora familiar camino por el bosque permite internalizar la concentración del momento hacia la fibra más sensible de la cognición. Las preguntas sobre nuestros enemigos, nuestros deberes, nuestras posibles falencias y nuestras responsabilidades. Y aun más; preguntarnos internamente si en verdad estamos listas para el desafío. El estado de tranquilidad e introspección abre hipótesis sobre el presente desempeño de nuestros distantes compañeros de jardín, y el deseo de realizar un trabajo de tanta, y mejor, calidad como el realizado por nuestros colegas. Dentro del instante meditativo y laxado previo a tomar acción, continuaré avanzando hacia lo que nos espera, y seguiré informando nuestro progresivo desarrollo conforme el tiempo siga corriendo.”

Hubo otra pausa que marcó el final de ese reporte, y luego de absorber las sabias palabras de la dragona, las dos seguidoras volvieron a aplaudir fervientemente, maravilladas.

“¡Excelentes palabras, mi señora!” exclamó Kyoko, emocionada.
“Sólo usted sabe cómo exponer el estado más intangible de las personas con tanta espontaneidad,” Asuka se secó una lágrima, conmovida. “E iluminar a los lectores sobre la diferencia de quince minutos dentro de un mismo camino es único.”
“Sus palabras trascenderán el eje del tiempo y espacio,” agregó la ninja.
“Son gentiles, pero es recién el inicio de una obra que redactará todo nuestro recorrido. La gente aún no podría reconocer ni una mínima parte de la grandeza de hoy,” Raspberyl sonrió con orgullo. “Dejemos más desarrollo para más tarde, tenemos que ocupar los próximos siguientes quince minutos conversando sobre temas de nuestra vida diaria. ¿Tienen algo en mente, Kyoko, Asuka?”
“Podríamos hablar sobre los atuendos que usaremos cuando nos graduemos,” sugirió la samurai, sonriente.
“Por supuesto, es un tema que necesita atención inmediata,” Kyoko asintió repetidamente, casi castigándose internamente a sí misma por no haberlo pensado.
“Hace falta varios días antes del inicio de las formalidades que llevarán a la graduación, pero es un excelente momento para hablar sobre propuestas,” la pequeña dragona se puso a pensar. “Sugiero que busquemos un estilo avant-garde para la ceremonia.”
“Mi señora, ¿será eso prudente?” preguntó Asuka, contrariada.
“Tenemos excelentes notas, ni una sola ausencia, perfecta disciplina, y un porte muy digno y recto. Un atuendo avant-garde en el momento más importante de nuestra trayectoria Seed podría hacerle ver mal,” Kyoko se asustó. “¡Eso no puede ocurrir!”
“Aprecio mucho sus preocupaciones, pero fallan en entender lo más importante de mi decisión,” Raspberyl sonrió confiada. “Nuestra pulcra imagen se ha formado por sobresalir en la disciplina, estudios y varios otros ámbitos del ambiente estudiantil, pero si queremos alcanzar un estatus superior y altamente reconocido, tenemos que ser capaces de lucir una imagen avant-garde que salga de lo convencional, pero que siga imponiendo nuestros ideales. Aun si se trata de un look nunca antes considerado disciplinado y académico, confío plenamente que nuestros tres arduos años de estudio abrirán otro concepto sobre cualquier tipo de apariencia que tengamos. Es así como realmente se originan las leyendas, y tenemos que estar dispuestas a tomar los riesgos. Entonces… ¿me acompañarán, Kyoko, Asuka?”
“¡Hasta el fin de los tiempos, mi señora!” exclamó Kyoko, emocionada.
“Ahh~ usted es un ejemplo a seguir, mi señora…” Asuka se ruborizó.

En ese instante fue que la cuarta persona presente ya no pudo soportar ni una sola palabra más, y estalló.

“¡AAARRGGGH!” Etna gritó, tensando los dedos de sus manos a tal punto que se los podría romper. Su reacción y atención a las tres asustó a las dos seguidoras, y sorprendió un poco a Raspberyl. “¡Cállense de una maldita vez! ¡También necesitan respirar! ¡Están en medio de un examen, sean serias!”
“Le aseguramos que todos nuestros temas de conversación son serios, profesora,” le garantizó Raspberyl, con una sonrisa profesional. “Y por más que estemos en medio de un examen, este instante es el equivalente al de una sala de espera para rendir un importante examen médico. Con la ausencia de periódicos, revistas y una saludable merienda, es importante ponernos al día con nuestros asuntos…”
“¡Deja de parlotear! ¡De nuevo estás comenzando! ¡Y no soy una librería andante para darles algo que leer, no digas tonterías!” siempre odió a ese trío de chifladas, que arruinaban la ociosa y caprichosa paz de todos los demonios en Evil Academy. “¡Estoy aquí presente, ténganme algo de respeto! ¡Ha sido más de hora y media que les he dirigido por el bosque y ustedes no me han dejado escuchar ni a un mísero grillo! ¡Al menos paren su terriblemente pretencioso blog y entradas de cada quince minutos! ¡Internet y todos sus usuarios les agradecerán!”
“Profesora, no menosprecie el enorme sacrificio que mi señora hace dando su veredicto cada quince minutos,” pidió Kyoko, con seriedad.
“Precisamente, aparte que mi señora ha demostrado tener una valiosa introspección y expresar conceptos que no se ven hoy en día,” agregó Asuka, convencida.
“Pfft, ¡por favor!” era un misterio hasta para Etna no haberles estrangulado años atrás. “¿De qué enorme sacrificio hablas si ‘tu señora’ disfruta cada sílaba que pronuncia como si mirara desde arriba a todo el mundo? Y no se me vengan con que tiene un talento especial. Ustedes dos son unas decerebradas que repiten cada palabra de ‘su señora’ como si siguieran al mesías al punto de haber perdido voluntad, inteligencia y hasta personalidad. ¡Seguramente fueron mandadas a hacer!”
“¡Eso no es verdad!” exclamó Kyoko, en shock.
“Esta es la trigésimo quinta vez que nos acusan de algo semejante…” se apenó Asuka.
“Kyoko, Asuka, ustedes saben mejor que hacer caso a palabras hirientes,” Raspberyl miró a Etna desafiantemente. “Tengo que rectificar su pobre conclusión, profesora. Por las frecuentes acusaciones, fue mi deber como líder organizar una reunión de comité para redactar el siguiente informe,” ella sacó un extraño libro anillado de su mochila y se lo enseñó a Etna con tanta fuerza como si le enseñara una biblia.
“Ehh… ¿Qué es eso?” preguntó la pelirroja, alzando una ceja.
“Es un libro hecho por las tres de setenta y dos páginas que describe al detalle todas las virtudes y características personales de Kyoko y Asuka. La prueba definitiva que tratas con dos complejos, especiales y distintos seres.”
“…” Etna le miró con una expresión desconcertada, en blanco. Luego se llevó una mano a la sien para cobrarse de aquel shock. Y al final, terminó riéndose. “Hahaha, ¿hablas en serio? ¿Escribiste un libro de setenta y dos páginas por ese par de tontas? Ohh, es demasiado, haha. Me gustaría ordenar alrededor de mil de esos libros, seguro los Prinnies se divertirán leyéndolos. Ah, pero no esperes que te pague.”
“¡¿C-cómo puede decir algo así de un tema tan sensible?!” le resondró Raspberyl, perdiendo su calma. “¡Usted no es más que una bully!”
“¿Intentabas insultarme con la acusación? Todos los demonios somos bullies,” Etna le miró como si no tuviera remedio. “Te alegrará que nuestro rato a solas está por terminar. Miren, el siguiente claro del bosque es donde está el puesto de vigilancia.”

La conversación fue dejada de lado cuando las miradas de las presentes se fijaron en dicho claro. Sólo tomó unos pocos pasos más y llegaron al lugar. Era casi igual al punto de partida, pero se podía notar destrucción en la casona, y varios árboles aledaños con raspones y hasta quemaduras leves. Sin embargo, la tranquilidad del bosque no había acabado en ningún momento, y no había señal alguna de los monstruos.

Las tres integrantes del grupo miraron a distintos lados, tratando de percibir el peligro o la presencia de algún posible enemigo, pero no había ninguno presente.

“Es posible que tengamos que buscarlos, mi señora,” dijo Kyoko.
“Tendremos que actuar con cautela. Los monstruos conocen el bosque mejor que nosotras,” observó Asuka.
“Descuiden, es parte de nuestro examen, era de esperarse,” dijo Raspberyl, confiada. “Hablaremos con los encargados de este puesto de vigilancia y empezaremos pronto.”

“Un momento,” Etna levantó una palma estirada, indicándoles que se detuvieran. “No pierdan más de sus energías. No se van a encontrar con ningún monstruo por aquí. Tampoco hay vigilantes dentro de la casona. Esta está clausurada por futuras remodelaciones por los ataques.”
“No entiendo,” Raspberyl le miró confundida. “¿Entonces qué hacemos aquí? ¿Acaso no hay monstruos que derrotar?”
“Claro que los hay. Bueno, los hubo,” Etna sonrió entretenida. “Yo los eliminé poco antes de encontrarme con ustedes. No habrá más de esas pestes en al menos otras dos semanas. Eran monstruos insignificantes para mí, y no necesito conducir a un grupo de demonios creídas dentro de un pretencioso examen Seed para encargarse en todo un día de algo que yo puedo hacer en menos de media hora. Es como que un jardinero diera un día entero a niños engreídos para jalar la malahierba de macetas. Qué molestia.”
“P-pero…” Asuka se asustó. “Hemos venido para dar un examen…”
“Sí, sí, aunque eso ya no es responsabilidad mía,” Etna se encogió de hombros. “He tenido el pesado trabajo de dirigirles hasta aquí, y más no pienso hacer. Este es el verdadero punto de partida,” sonrió filosamente. “Pronto llegará la verdadera persona que les dará el examen, y la verdadera misión para ustedes.”
“¡¿Q-qué?!” Kyoko dio un saltito hacia atrás por la sorpresa.
“¿Entonces por qué nos dijo que usted daría la prueba?” preguntó Raspberyl, molesta. “Es una completa falta de respeto tanto a nosotras como a nuestro instructor.”
“¿Quieren saber por qué?” le preguntó Etna, con una indiferente expresión. “Que te sirva de lección de vida, Beryl. Porque los inmortales somos egoístas. Hacemos lo que queremos con los tontos cuando nos conviene. A mí me ha convenido traerles hasta aquí, y la persona que les espera tendrá sus propios caprichos,” se dio media vuelta, dispuesta a irse. “A ver si regresan en una sola pieza,” y empezó a marcharse.

Las tres estudiantes del jardín estaban atónitas por lo ocurrido, e intercambiaron miradas, sin poder creer la presente situación. Estaban a cerca de dos horas del primer punto. ¿Qué iba a ser del examen?
“¡E-espera!” exclamó Raspberyl, pero Etna caminó inmutada, internándose en otro lado del bosque. La dragona comprimió sus puños y empezó a correr, pero no dio ni tres pasos antes que de las tres oyeran una voz en el ambiente. Esta llegó desde la entrada de la clausurada casona.

     

“Tus intentos son inútiles, ella no te escuchará,” le aconsejó la fría voz de un hombre. Él asustó a las tres por aparecer de la misma nada. Era un hombre alrededor de sus treinta años, con una apariencia bastante presentable, pero una temible frialdad en su expresión.
“¿Q-quién es usted?” preguntó Kyoko, asustada.
“Soy la persona que Etna mencionó, quien les dará la prueba,” respondió.
“P-pero nuestra prueba iba a ser dada por la profesora, según el papeleo hecho entre los dos jardines…” observó Asuka, impresionada.
“Formalidades…” él mostró cansancio y lentamente caminó desde el umbral de la casona hacia ellas, saliendo del techo. “En estas circunstancias, las formalidades deberían ser lo menos que les interese, pero para tranquilizarles, les diré que el director de Evil Academy estuvo consciente de esto todo el tiempo, y los papeleos internos del jardín del Netherworld me reconocen como el verdadero encargado de este examen. Yo soy quien les dará la verdadera misión y juzgará su desempeño.”
“¿Pero quién es usted? ¿Por qué se toma estas libertades?” Raspberyl le miró desafiantemente.
“…” él sonrió con ironía. “Etna dijo unas sabias palabras antes de irse. Los inmortales somos egoístas,” al mencionar su estatus de inmortal ganó más aprehensión de las jóvenes. Típico. “Con el favor que ella me hizo de traerles en cierto modo estoy en deuda con ella, y he decidido ser el encargado de su examen por curiosidad personal.”
“¿Curiosidad?” Raspberyl se vio indignada.
“No lo tomes personal, realmente no rindo mucho valor a otras personas. Sentir curiosidad por ustedes les debe indicar que han llamado mi atención, para variar,” y contrastando con sus filosas y condescendientes palabras, él sonrió cordialmente y dio una pequeña reverencia, adoptando una apariencia más profesional. “Olvidemos esta discusión, lo importante es continuar con el examen como planeado. Mi nombre es Ivan, y seré el evaluador oficial,” abrió por un instante un pequeño maletín que traía consigo, donde sacó unos papeles oficiales, y los extendió al grupo. “He aquí mi prueba.”
“…” a diferencia de sus seguidoras, Raspberyl dio un paso adelante y tomó los papeles, evaluándolos. Le dio leve cólera ver el nombre de Shinkouhyou autorizándolo. Él debía estar riéndose de todos como siempre lo hacía. Pero tenía el sello oficial, y todo estaba en regla, como ella bien había estudiado que eran los papeles oficiales de Evil Academy. Devolvió el documento y comprimió sus puños. Algo en todo eso no le gustaba, pero por tratarse del jardín de Balamb, si no seguía las reglas y protestaba, sería descalificada inmediatamente. Ella miró a esa persona. “¿Qué se supone que tenemos que hacer?”
“M-mi señora…” Kyoko y Asuka dijeron al unísono, temerosas por su señora. Al parecer no tenían otra opción.
“Vengan, su caminata aún no termina. Les explicaré en el trayecto,” Ivan miró a la continuación del estrecho camino por donde ellas habían llegado. “No es mucho más, asumo que no les molestará.”


Y en medio del follaje del bosque, Flonne finalmente había podido recuperar el rastro de las tres demonios luego de volver a tener inconvenientes con más hiedra venenosa. Pero al ver a esa específica persona tomar las riendas del examen, ella tuvo que cubrir su propia boca con ambas manos para evitar gritar de la sorpresa. De todas las personas, ¿él estaba ahí, metiéndose en el examen del equipo de Alexei? No tenía ni la más mínima idea de lo que eso podía significar, ni tampoco qué esperar de él, pese a conocerle casi toda su vida.

Sólo pudo enviar un rápido mensaje al monje, para informarle de inmediato.



   

Recorrieron una extensa área en la tranquila pradera, y ni bien llegaron a un lugar con más vegetación y un buen árbol en donde refugiarse del sol, el equipo de Sterk hizo una muy necesitada parada.

“…” Chidori estaba sentada en la base del frondoso árbol, apoyada al tronco y mirando tranquilamente hacia la dirección que pronto estarían tomando. Estaba internada en un momentáneo silencio, y cerró los ojos antes de volver a tomar la palabra. “Sterk, tenemos que continuar meditando sobre nuestros roles en la próxima pelea.”
“Me niego,” contestó Sterk, apoyado en el lado opuesto del árbol. Él entrecerró sus ojos. “Y si fuera por mí, ya habría negado este examen.”
“Pero no es por ti, es por los tres, y la mayoría gana.”
“…” si tan sólo Iksel se hubiera negado… pero imaginaba que para ellos, pasar el examen Seed significaba prácticamente todo, lo esperado de jóvenes de esa edad. “Es un examen irracional, y si algo muy grave les ocurre, no habrá otras oportunidades. Parecerá mucho ahora, pero un año más no es tiempo considerable…”
“Ni te atrevas a seguir,” Chidori perdió la paciencia, contestándole fría y toscamente. “Es muy fácil hablar para ti. Tienes experiencia, y tú no eres el inexperto del grupo que mantiene a los demás atrás. Iksel y yo somos quienes realmente debemos probarnos. Te debe ser muy incómodo ser support, pero por todo lo que has hecho por nosotros, nos toca poner de nuestra parte, así que no te metas en nuestra decisión.”
“…” de nuevo decía algo por el estilo. Sterk más se sentía insultado que homenajeado por esas palabras. “Esta es una terrible idea. Recapacita.”
“Si algo nos ocurre, Astrid tendrá que cargar con lo que nos ocurra. Realmente siento que esto no es tan simple como tener una misión imposible y rendirnos. Conociendo a Astrid, este examen debe ser posible, pero la solución no será directa de ningún modo.”

“…” la mención de Astrid cargando con estudiantes caídos no era ningún tipo de tranquilizante para Sterk… pero Chidori tenía razón. Astrid no era una instructora directa que les daría una misión simple de ir de A a B sin dar más rodeos. Sentía que había algo que faltaba dentro de la imagen del examen, por más simple que ‘derrotar a un dragón’ pudiera sonar. Algo vital para llevarlo a cabo…

“El almuerzo está listo,” anunció Iksel, sonriendo y trayendo un par de platos con lo que pudo preparar con la vegetación de la zona. Los dos integrantes del equipo vieron su merienda y no evitaron impresionarse, un gesto que fue suficiente paga para el cocinero del grupo. “Les aconsejo que coman, o se enfriará.”
“Iksel, ¿dónde conseguiste los champiñones?” preguntó Chidori, mirando a su plato. Era un platillo de champiñones, aderezado con especias y una salsa posiblemente basada en aceite de oliva, mezclada con pomodoro, orégano, y algunos otros ingredientes. Fácilmente algo que se esperaría ver en un restaurante de lujo.
“Son de la zona. Los champiñones abundan, si es que uno sabe buscarlos,” Iksel negó, con pesar. “Y es lo único que abunda por aquí, lástima. Detesto los champiñones.”
“¿No te gusta comerlos?” Sterk pareció sorprenderse. “Los has cocinado antes.”
“¿Qué clase de cocinero sería si no los empleo? Además a ustedes les gusta.”
“¿Y de dónde sacaste los demás ingredientes?” preguntó la pelirroja.
“Encontré un árbol de laurel. De ahí, tengo un poco de los ingredientes básicos en frascos colgados en mi cinturón. Nunca viajaría sin ellos,” el cocinero asintió. Viajar con eso, utensilios y su sartén le hacía ver como un completo cocinero, aunque su sartén era en verdad su arma, un tanto irónico considerando que también portaba al menos un cuchillo de cocinero consigo todo el tiempo.
“Realmente no podemos ser muy selectivos ahora,” observó Sterk, recibiendo su plato. “No te gustarán los champiñones, pero tal vez no lleguemos a comer nada más, y con hambre vas a estar en terrible forma.”
“Olvídalo, no me harás comer algo que no me gusta,” Iksel negó rotundamente, frustrado. “El camino es largo, seguramente encontraré algo más.”
“Me sorprende que no te guste algo que no tiene sabor y se adapta a muchos condimentos,” dijo Chidori.
“No me gusta, no tengo por qué defender mi punto, pero suficiente de comida,” él miró a su equipo, volviendo a sonreír. “Hablemos sobre el examen. ¿Han quedado en algo?”
“…” Sterk le miró con molestia. “Todavía no puedo creer que hayan aceptado.”
“Somos un equipo,” le recordó Iksel. “Y si bien puedes ver que no nos puedes hacer cambiar de parecer, al menos te vendría bien discutir planes para proteger nuestras vidas,” asintió sonriendo. “¿No es lo mejor?”
“¡No lo es!” el pelimarrón comprimió sus puños. Era como hablar con paredes.
“Entonces a comer, ya que no llegamos a nada…”
“Sí,” Chidori asintió. “Iksel, tendremos que hablar sólo entre nosotros.”
“Así será…” se encogió de hombros.
“…” Sterk no podía confiar en ellos si iban a ser tan obstinados. Él vería qué hacer, pero retener a dos era mucho más difícil que a uno. Si algo les ocurría, al menos nunca dejaría a Astrid vivir en paz.

El descanso no duraría mucho más, por todavía faltarles mucho que recorrer, y estar apuntando a un destino que contenía un temible enemigo imposible de derrotar.



   

Pasaron varias horas desde que tomaron aquel ‘servicio especial’ que les llevó a un camino oculto en el bosque de Nan’an, esperando que les condujera al enigma que era Kun Lun… pero el equipo terminó por encontrarse con algo completamente distinto, y no tuvo opción aparte de dar media vuelta y regresar al punto de partida.

“Sabía que había algo malo en ese tipo despreciable…” maldijo Kuroneko, con el peor de los humores. “Hora y media de caminata y búsqueda entre los árboles para encontrarnos con un centro turístico de cataratas. Ellos mismos nos dijeron que el camino rústico que tomamos es una vía secundaria que la gente de la zona toma para llegar,” entrecerró los ojos. “Nos mintió. Espero nunca más volverle a ver.”
“Sí, seguramente lo hizo…” Adell negó, exasperado. Suficiente mal humor tenía él solo, no necesitaba oír a la pelinegra quejarse cada dos minutos. Fue muy frustrante llegar a ese lugar, averiguar que estaban muy fuera del mapa dado por Vert, y oír de la gente que Kun Lun era un rumor del área de donde habían llegado, no de ahí. Esa hora y media de regreso fue bastante amarga para el grupo, aunque con Roxas comprando algunos aperitivos y un buen suministro de agua para el camino no fue tan malo. El pelirrojo vio al príncipe del grupo de un mejor humor que los dos, apenas algo frustrado en su expresión, pero él miraba a dos llaveros llamativos que había comprado de la tienda de souvenirs de las cataratas. “¿Por qué compraste llaveros? No estamos de vacaciones.”
“Pues, Sora me pidió que le consiguiera algún recuerdo si podía, y la tienda estaba al costado del kiosco de comida,” respondió Roxas. “Supongo Blanc también querría uno.”
“No engrías a tus hermanos. Ellos tendrán que pasar por este examen algún día. Ahí se llevarán todos los amargos que gusten,” Kuroneko negó, impaciente.

Sólo quedó regresar al plan inicial, ir al pueblo más cercano. Finalmente pudieron salir de ese incómodo y rústico camino y fueron en dirección al pueblo, cuya ruta fue corta y más fácil de recorrer.

Ni bien llegaron, notaron un lugar bastante pequeño con edificios muy simples de sólo un piso, tejados simples y gastados, y fácilmente un lugar muy limitado. Lo más llamativo del pueblo era una pileta sucia con agua estancada donde había unas bancas viejas de madera, y los edificios al frente de aquel pequeño óvalo consistían de un par de tiendas de víveres rudimentarios y una casa que improvisaba ser un restaurante que servía sólo un plato. La cantidad de gente era muy poca, casi aparentando ser un pueblo descuidado y abandonado, probablemente debiéndose a ser hora de trabajo para los de la zona.

“¿Por dónde comenzamos?” preguntó Roxas, confundido.
“Esto va a ser más difícil de lo que pensé,” Kuroneko dio un suspiro. “Esperé ver más gente, y no imaginé que sería un lugar tan poco abastecido. No hay ningún tipo de facilidad o comodidad para visitantes.”
“Realmente no esperé que lo hubiera,” comentó Adell. “Y si es una misión más dicífil de lo que suena, según las palabras de Vert, tal vez no haya mucho por aquí que podamos averiguar. Pero no perdemos nada con preguntar.”
“Cierto…” Roxas miró de un lado a otro, y entonces vieron a un par de hombres campesinos acercarse, cada uno cargando un costal de trigo en su espalda. Intercambió miradas con su equipo, y al no haber ninguna objeción, caminó hacia ellos, quienes se fijaron en él al ver que no era un local. Al menos tenía su atención. “Buenos días, quisiera preguntarles direcciones…”
“¿Qué necesitas?” preguntó un aldeano, yendo al punto.
“Estoy buscando un lugar. ¿Conocen Kun Lun?” Roxas sintió que algo estaba muy fuera de lugar cuando los dos aldeanos intercambiaron miradas como si hubiera dicho algo tonto, o ignorante.
“¿Has venido hasta aquí por ‘Kun Lun’?” le preguntó la otra persona. “Pierdes tu tiempo, mejor date media vuelta.”
“¿Eh? ¿Por qué? Me han dicho que Kun Lun está en esta zona.”
“Kun Lun es una leyenda popular de esta zona, nada más. No sabes cuánta gente ha perdido su tiempo por aquí cazando esa historia en sus vacaciones, y nadie ha tenido éxito,” el aldeano negó. “Se ha hecho muchas búsquedas varias veces. Escuchen bien: Kun Lun no existe.”
“¿Qué?” Adell se sorprendió, e intercambió miradas con su grupo.

El día recién comenzaba…


Ekha

Re: Fic zone
« Reply #12: September 29, 2013, 09:33:42 PM »
Antes que nada, me disculpo, no he estado exactamente inspirada últimamente así que esto será más chafa de lo normal y temo que mis posts del examen Seed se alargarán más de lo que me gustaría.

? ? ?
- Problemas -

Sabía que algún día debía agradecer ese nada agraciado descenso a sus compañeras. Digno de caricatura, la mochila del paracaídas traía suficientes cosas exceptuando la más importante: un paracaídas.  Si eso había sido para obligarle a usar magia, lo habrían logrado.  Instantes antes de estrellarse y viendo que no había más remedio, utilizó un par de hechizos para alivianar el impacto de su caída con ayuda de los árboles de la zona. No quería imaginarse por qué su examen Seed había tenido que ser en una zona tan alejada de la civilización, el campo de entrenamiento daba la misma idea y quizá era mucho más peligroso… bueno, cualquier sitio era peligroso si Ferris le acompañaba.

Ya en el suelo, esperó pacientemente a que sus compañeras llegaran. Lo único meritorio de llegar en casi caída libre hasta el suelo era que ahora tenía tiempo para enterarse de qué iba el asunto. Hasta donde sabía, su instructor había decidido que su examen merecía ser algo digno de sus habilidades.

“Digno, ¿huh?”, el hechicero decidió recostarse sobre el pasto, bajo la sombra de uno de los inmensos árboles que le rodeaban.  Ferris tenía el sobre con las instrucciones a seguir así que no tardaría mucho en saber qué deberían hacer. El cielo, desde su ubicación, parecía realmente tranquilo y apacible, ¿Por qué las cosas no podían quedarse así para siempre?
Un mundo donde él, las personas de Balamb o ellos tuvieran que luchar algún día por proteger lo más importante para ellos.

“Un sueño…”, suspiró mientras cerraba los ojos. Si tenía suerte, el viento ocasionaría que Ferris y Yurippe se desviaran del punto de encuentro y tendría un par de minutos más para dormir.

--0--

“En realidad no creo que se encuentren realmente listos para su examen Seed…”, comentó Derek Strauss mientras les observaba de reojo.

“Aww, pero nos hemos esforzado tanto…”, mintió la chica morena del grupo. Si realmente lo pensaban, habían pasado todo el año haciendo todo menos algo relativamente productivo para el desarrollo de sus habilidades, bueno, al menos ella no tenía qué pero Rix y Ekhary debían haberlo hecho. Por más astuto que fuera el primero y más estudiosa la segunda, respecto al nivel de sus habilidades todavía había mucho qué desear.

“Estoy de acuerdo con él”, murmuró Ekhary. No era común que ella, dada su relación con su instructor, estuviese de acuerdo con Derek, de hecho normalmente se esperaría que estuviese en su contra aun sin argumentos a su favor.

“Esto es una pérdida de tiempo”, reclamó el peliverde compañero de las chicas. La situación era más que irritante para él, especialmente porque , si no conseguían que su instructor aprobara su examen para Seeds, estaría atrapado otro año más con él. No podía permitir que eso sucediera  pero, al parecer, su primer carta bajo la manga había decidido echarse para atrás. ¿Qué demonios le pasaba a la pelirroja? Ella también moría por librarse de Derek. “¿No será que tienes miedo, Ekha?”, preguntó mientras se dirigía a ella con una sonrisa burlona en el rostro.

Para su mala suerte, Rix tenía razón. Ekhary Sifantis se había vuelto muy consciente de sus puntos débiles durante algunas de las situaciones que habían acontecido durante su último año de estancia en Balamb.

“¿Acaso quieres que todos quedemos encerrados en este sitio?, la sonrisa  del chico había desaparecido de su rostro y ahora era sustituida por una mirada seria y penetrante. Ekhary no tuvo otra opción más que desviar la mirada.

“No es eso…”, su tono de voz disminuyó notoriamente, algo que no pasó desapercibido por su instructor quien parecía ignorarlos. “Es solo… es solo que…”, la pelirroja tomó aire “No creo que estemos listos para ser Seeds”

“¡Eso no lo decides tú!”, reclamó al fin, exasperado. Lo único que le podría faltar es que Dek, por una vez en su vida, le hiciera caso a su prima. Siempre había sabido que esa familia era extrañamente problemática.

“Rix tiene razón en eso”, Derek volteó a verles con una sonrisa que helaría la sangre a cualquiera que lo conociera. A simple vista parecía una simple y amigable sonrisa pero, para su equipo, era sinónimo de que algo extremadamente malo iba a ocurrir… bueno, excepto para Kira, por alguna extraña razón que quizá nadie comprendía en su totalidad.

“¿Y entonces quién lo decide?”, preguntó la chica morena.
“Está claro que soy yo quien decide eso, querida.”
“Ja, ¿Y qué es lo que vas a hacer? ¿Vas a decidir que nos quedaremos otro año en esta farsa de colegio?”, Rix comenzaba a perder un poco la paciencia. Ekha sabía que eso sólo iba a ocasionarles más problemas pero no se atrevía a hacer más grande la situación. Observó con recelo a Rix y luego posicionó su vista en su instructor.

“No, haré algo mucho peor que eso. Ustedes decidirán si tienen las aptitudes necesarias para ser Seeds y no de la manera fácil.”

Eso comenzaba a sonar terriblemente problemático.


ʎɐpoʇ ǝƃɐd ʍǝu ɐ ƃuıuɹnʇ


Cho

Re: Fic zone
« Reply #13: September 29, 2013, 09:47:23 PM »
(...) *de nuevo se hace líos por los iconitos* bueno ya, vengo con la primera mitad del segundo fic del examen, porque el tiempo no me ha dado para terminarlo. Uhh, en este mes sí que escribiré y leeré y todo, en serio *se retuerce*

No te preocupes, Ekha, seguro que te quedará bien lindo y ocioso. Tómate tu tiempo, yo también estoy avanzando a un ritmo más lento del que pensé.

So... build-up, hints raros, camino a la meta y complicaciones terrenales. Realmente no mucho ocurre en esta mitad...

48.1.1.


 

Luego de regresar a la base en Arcadia, dejar a la mayoría de personas dentro de dicho lugar y de reunir todo el equipo necesario, un pequeño grupo liderado por Kurisu y Aqua tomaron unos vehículos similares a cuatrimotos y se embarcaron a examinar la supercomputadora. Por la poca cantidad del medio de transporte en la isla, eran unas catorce personas ocupando nueve cuatrimotos. Además de las líderes, había otro par de asistentes de la científica y diez de los estudiantes más experimentados, con el deber de mantener la guardia en alto y de defender al grupo de volverse necesario. Los estudiantes compartían vehículos, así uno tenía el deber de conducir y el otro podía lanzar ataques y mirar a sus espaldas, pero por el excelente clima del día, todos estaban de buen humor y la misión era más un privilegio y paseo.

“Directora, uno de los grupos acaba de llamar. Informó que ya han encontrado y prendido una computadora auxiliar,” informó un asistente a Aqua. “Parece que funciona.”
“Entendido, muchas gracias,” ella asintió.
“Sinceramente, esto suena muy conveniente,” a Kurisu se le notaba determinada e impaciente. Quería estar en el lugar de los hechos de una buena vez. Con los recientes avances de Oblivion y el interés de estudiar a los frentes de oscuridad más de cerca, la posibilidad de aprender algo importante del descubrimiento le mantenía en suspenso. Un sistema como aquel tenía que contener gran cantidad de información, y todo era relevante dentro de la isla. “Todavía hace falta dos tercios del camino. Debemos apurarnos más.”
“Esta velocidad es la más rápida y prudente a la que debemos ir,” Aqua sonrió comprensivamente. Conocía bien a Kurisu y sabía lo mucho que la investigación significaba para ella. “No tomaremos mucho tiempo más.”

Los ánimos del equipo siguieron acompañando a los presentes, y continuaron camino al descubrimiento del día, sin saber qué esperar.


 


Les tomó un tiempo, pero finalmente llegaron al laboratorio que les correspondía. Yosuke y Junpei se aliviaron al notar que era uno considerablemente más pequeño que el edificio anterior. Sin la ayuda de Haruhi sería más difícil analizar todo para hacer un trabajo tan rápido e impecable, pero al menos ya tenían experiencia de haberle visto maniobrar la máquina anterior. Lo único que tenían que hacer era prenderla, después de todo.

Estaban caminando por un largo pasillo. Habían seguido las señales de laboratorios, pero luego de tres intentos fallidos, tomaron otro camino, esperando encontrar el lugar que contenía la tan importante computadora. El ambiente era tan oscuro y silencioso como en otras edificaciones de la isla, y la incomodidad y misterio del ambiente en cierto modo sustituía al estrés de una misión más activa, pero todo estaba saliendo mucho mejor de lo esperado. Aun así, la tensión de visitar un lugar semejante a ruinas o un gigante cementerio llegaba a los nervios en ciertos momentos.

El pasillo les llevó a un par de puertas que les cerraban el pase. Junpei agarró la manija de una de las puertas, pero con el más leve movimiento, esta puerta terminó por librarse de las bisagras y caer hacia él.

“¡AAHH!” Junpei se asustó y dio un salto hacia atrás. El sonido de la puerta cayendo encima del piso hizo un desagradable eco dentro del gran ambiente. El bro se sobó los brazos, para pasar escalofríos. “Ihh, ¿qué demonios fue eso?”
“Debe ser lo que nos dijeron de estructuras enclenques, o algo,” Yosuke mostró pesar, al también haberse asustado un poco. Se acercó al umbral de las puertas, y con inspeccionar las bisagras, las vio gastadas y debilitadas, hasta dobladas de forma poco característica. “Lo que sea que pasó aquí debió ser terrible. Al menos estamos con un buen clima.”
“Sí, pero todo el ambiente es tan vacío y misterioso… y raro… es como ese inframundo de la Ilíada que leímos en el jardín…”
“¿Eso no fue la Odisea?”
“Ni idea, no es que quiera recordar, ya aprobé el examen,” Junpei negó, cansado. “Busquemos la computadora y vámonos. Ya da miedo.”

Ellos continuaron luego de abrir el obstáculo, sumergidos en un silencio casi doloroso para los oídos, el cual era mínimamente cortado por sus pasos y algún pequeño crujido característico de cualquier edificación. Realmente no tenían mucho que decir, y debían de estar cerca de su meta, lo cual significaba que podían darse media vuelta e ir de regreso para encontrarse con los demás y oficiales de Oblivion. Pero el tranquilo silencio no iba a durar por mucho tiempo, ya que Junpei no se sentía cómodo en ese lugar.

“Podrían filmar una película de terror aquí, ¿no crees?” preguntó él.
“Pues, no es una mala idea, pero el lugar es medio restringido y peligroso,” dijo Yosuke.
“Sí, pero ya lo tienen todo, hasta edificios gratis para explotar…”
“Ehh, sí, pero creo que no es bueno decirlo con tan poca importancia…”
“Sí, yo sé, pero ya han sido seis años. ¿Cuánto más se debe esperar?”
“Parece que el tema sigue sensible,” el pelinaranja se encogió de hombros, y tenía sus ojos fijos en el camino. Podría no sentirse muy cómodo tampoco, pero no se veía con muchos ánimos de hablar sobre cualquier tema o idea rara. Junpei dio un suspiro y siguió caminando, pero el silencio no perduró demasiado.

“Todavía no creo que pasé física y química,” Junpei sonrió. “Juré que Astrid iba a jalarme, pero aprobé con las justas.”
“Sí, recuerdo que lo dijiste…” Yosuke dio un suspiro.
“Oye, no fue tan fácil pasar para mí. A ti te fue mejor.”
“No mucho mejor…” le miró con incomprensión. “¿Cómo así te pones a hablar de eso ahora? Estamos en una misión, y sabes que ambos odiamos con pasión esos dos cursos. No sé… ¿acaso tienes miedo del silencio?”
“P-pues, este sitio es bien raro, ya lo dije,” Junpei pareció molestarse por la pregunta. “No me juzgues, no parece que te va mejor con esto.”
“No es momento de cosas raras, además que parece que hablas por hablar,” al llegar a una intersección con otro pasillo, Yosuke miró con cuidado a los caminos que podía seguir, y terminó doblando a la derecha al ver señales de un laboratorio en esa dirección. Nuevamente hubo otro silencio que no pudo durar mucho más.

“Felizmente que todo va bien y estamos encaminados, pensé que el examen sería peor,” comentó Junpei. “Pero aun así, ¿qué exámenes les habrá tocado a los demás? Oh, si tan sólo nos hubiera tocado con el grupo de Chidori…”
“…” Yosuke le miró de reojo, en cierta forma advirtiéndole que parara con ese tema, algo que su bro no notó en lo absoluto.
“Hubiera sido tan genial hacer un equipo con Chidori, y aprobar el examen juntos… podríamos estar haciendo noticias mundiales con ella, y habría sido el mejor momento para hacerme ver mejor y volverme más cercano a ella…”
“¡Bro!” exclamó Yosuke. “¡Estamos en una misión! ¿Puedes dejar a Chidori en paz?”
“Oye, ¿por qué te molestas?” Junpei se sorprendió. “No reacciones así, es raro.”
“Tu obsesión con Chidori es lo raro aquí. Es lo último que quiero oír, ¿de acuerdo?”
“Tranquilo, es que pensar en Chidori tranquiliza mis nervios.”
“Párala…” comprimió sus puños. “Yo más bien me alegro por ti que no nos haya tocado trabajar con su grupo hoy.”
“¿Por qué lo dices?”
“¿Acaso no recuerdas? Iksel casi te mata el otro día. Sterk también, aunque al menos eso fue un accidente. Y por tu obsesión no me sorprendería que Chidori también lo intente. Ella no te aprecia, ¿no lo has notado?”
“…no tienes que recordármelo,” Junpei le miró con molestia. “Es por la fama que ese maldito pelirrojo me ha dado.”
“No, tú te la has dado a ti mismo.”
“No es para que le defiendas. Si hubieran venido, me habría podido presentar mejor.”
“Lo dudo mucho, no habrías trabajado con Chidori. Ella no tiene una buena impresión de nosotros, seguro que habría trabajado con Sterk,” Yosuke dio un suspiro. Pensando en eso, seguro que Iksel habría hecho equipo con Ryoji ya que este último también había sacado de quicio a Junpei últimamente. “En ese escenario de trabajo, yo de nuevo me habría quedado estancado a trabajar contigo…”
“¿Estancado? Oye, somos bros, ¿cuál es tu problema?”
“…” volvió a dar un suspiro. Su bro había sido algo insoportable recientemente. “Si vas a seguir hablando de Chidori, hubiera preferido hacer equipo con Ryoji…”
“Oye, ninguno de los dos son front-liners, no olvides eso. Y no te quejes de mí sólo porque tú no has encontrado alguna chica que te guste…” entonces, Junpei vio a Yosuke empezar a caminar rápido, adelantándose. “¡Oye, espérame, no te vayas!”


     

       


Mientras tanto, en la base de Oblivion, las personas estaban en su mayoría congregadas en la sala con paredes de vidrio. Todos conversaban mientras miraban por dos pantallas colgantes las distintas cámaras que los estudiantes portaban, así pudiendo observar el recorrido que ellos tenían y lo que hacían, además de poder escucharles.

“Ehh, una pregunta…” Yukko miró a Ayame. “¿Quién es Chidori?”
“¡Excelente pregunta, es muy relevante!” exclamó Ayame sonriente, mientras Pram contenía las ganas de darle una patada al peliplateado. “Chidori es nada más y nada menos que una hermosa chica pelirroja del jardín, que en contra de su voluntad ha robado el corazón de ese chico apasionado, y quizás un poco obsesivo.”
“En contra de su voluntad…” Mai se puso a pensar. “Quiere decir que ese chico es como una plaga para ella.”
“Sí, yo mismo lo pude observar,” dijo otra voz. Aya seguía cargando la tablet, pero Near ya no estaba presente, y tomando su lugar se encontraba Naoi, quien ya se había presentado como otro allegado. Este dio un suspiro y sacudió la cabeza. “Con sólo ir de visita y encontrarme con él y sus amigos, terminé escuchando sobre esa obsesión de él de forma casi enfermiza. Uno se pregunta cómo así su propia instructora no le corrige…”
“No son mis temas, y algunos casos son irremediables,” Pram entrecerró sus ojos. Esa maldita tablet era casi como tenerlos presentes. Ya demasiado era con Aya, quien no borraba su entretenida e inocente sonrisa. “Paremos de hablar de esto.”
“Hm… no, suena muy interesante, quiero saber más,” dijo Mai inmutada. Era obvio que el tema no le interesaba, pero al parecer sí estaba interesada en molestar más a la subdirectora y hacerle verse mal.
“Realmente es una lástima observar a gente tan disfuncional ser parte de un examen tan importante para un país,” Naoi sonrió con ironía. “Me cuesta mucho creer que alguien con indicios de stalker y con poco tacto se pueda desarrollar como un profesional. Habla hasta por los codos e incomoda hasta a sus propios colegas y amigos. Oh, y recientemente él tuvo un episodio de acosar a otros estudiantes masculinos. Por más que pueda tener tendencias depravadas, el jardín debería mantenerle bajo control…”
“…” Pram se giró hacia él. “Fue tu maldita culpa, ¿por qué nos haces responsables?”
“Subdirectora, acusar a un tercero de un asunto interno del jardín es una gran falta y le hace ver muy mal. No entiendo qué pretende hacer,” Naoi le miró con reproche, hablando como si hubiera dicho una muy obvia verdad. No que Pram mintiera, pero Naoi sabía que no había forma de que ella tuviera más credibilidad que él en el momento, por lo cual se aprovecharía de la oportunidad para divertirse a costo de ella.
“Pram, no tienes que sentirte tan mal, aun si tus estudiantes no viven al nivel que quisieras de ellos,” Aya pareció apenarse, sólo molestando más a Pram, y luego la pelinegra sonrió comprensivamente. “No te preocupes más. En lo que atención de tu parte o de parte del jardín faltó, ellos muy probablemente podrán ser capaces de arreglárselas por su cuenta. Hasta hicieron un descubrimiento muy importante hoy sin ayuda de nadie,” Aya levantó un pulgar. “Eso es excelente.”
“He dicho que dejemos este tema de lado,” Pram le miró con cólera. Claramente le había acusado de negligencia a sus estudiantes en la cara.
“Miren, han llegado al laboratorio con la computadora,” dijo Madoka, llamando la atención de todos a las pantallas. La toma de las cámaras de Junpei y Yosuke eran casi la misma; en frente de un monitor grande, cuya estructura y CPU ocupaba cómodamente toda una pared. “Hm… me pregunto si la computadora funcionará…”
“Está operativa, la luz ámbar del equipo lo prueba,” dijo Len. “Sólo tienen que encontrar la forma de reanudar sus operaciones. No debe ser muy difícil…”
“Ahh, cómo quisiera encargarme de eso, lo haría todo mucho más rápido…” Rin zapateó el piso, impaciente. “Okaa-san me va a deber un montón de misiones importantes en el futuro por negarme participar en esta.”
“Sé que la doctora Makise sólo se preocupa por ustedes,” Aya sonrió. “Descuiden, imagino que ella tendrá grandes planes para todos, y les tocara el turno de brillar.”
“Sí, eso espero…” Rin desvió su mirada e hizo un puchero.

“Uhh… con tantos cambios en Oblivion, sí que tendremos posibles misiones épicas en el futuro cercano…” Yukko tragó saliva. “N-no sé, en parte quiero participar… y en parte no confío en lo que mi mala suerte me puede tener guardado…”
“No tienes que preocuparte, sé que nos prepararemos bien, y no estamos solas,” Madoka sonrió, y asintió. “Confía en mí.”
“Sí confío en ti…” Yukko sonrió torpemente. En quien no confiaba era en ella misma, sobre todo por tener a dos compañeras tan awesome como Mai y Madoka eran.
“¡Ahí está!” Ayame exclamó y apuntó a las pantallas.

Ese fue el instante en que más dispositivos, luces, y eventualmente la pantalla misma, se encendieron y comenzaron a trabajar, dejándose oír el ruido de ventiladores internos y procesadores. Se oyó a los dos bros celebrar por cumplir con la misión y la gente observando en la sala de la base también intercambió miradas y unas cortas palabras, viéndose interesados en lo que ocurría. Los ayudantes de Aya se encontraban grabando las pantallas o tomando apuntes del momento, siendo material importante para las noticias. Era la segunda computadora, y con eso sólo faltaba una más…

“Espero que el grupo restante no tenga problemas…” dijo Len, pensativo.
“Cho ha demostrado tener un buen juicio y cautela… pero no podría decir lo mismo del otro estudiante,” observó Pram.
“El otro estudiante que sí está bajo tu tutela,” agregó Naoi, recibiendo una mirada molesta de la subdirectora.
“Oh, el balance va muy bien, Chosita no se atrevería a ir de aventuras sola,” Ayame asintió, convencido. “El buen Ryoji debió convencerle de ir al laboratorio más lejano. Le debo agradecimiento por motivarle.”
“Seguramente ella querrá matarlo,” dijo Mai, inmutada.
“No le puedo culpar…” Yukko mostró pesar. Sonaba a algo que podría pasarle algún día, sobre todo si era Mai quien le obligaba.
“Pero todo debe salir bien, es un buen día,” dijo Madoka, intentando animar a todos.
“No nos cuesta nada ver cómo les va, ¿no lo creen?” preguntó Aya.
“Sí, cambiemos de cámaras. Esos dos chicos ya están de regreso, no habrá nada más interesante que ver de ellos por un rato,” Rin agarró el control remoto de los televisores.


 


Mientras tanto, Cho caminaba junto a Ryoji por lo que parecía ser una amplia avenida principal, de tres vías por sentido. El destino era claro para ellos, y habían recorrido más de la mitad del camino, pero a diferencia de su acompañante, Cho sentía que los nervios empezaban a apoderarse de ella. Caminar en medio de esa ciudad con una pinta elegante, pero abandonada, en ruinas y cubierta de un polvo que bien podían ser personas muertas le daba un horrible sentimiento, sin mencionar la dirección a la que iban…

“Hm… según el mapa, ni bien pasemos otras quince cuadras más encontraremos un óvalo, y luego de tomar el desvío a la izquierda por otras dos cuadras estaremos frente a nuestro destino,” dijo Ryoji, mirando al mapa que tenía. Él sonrió y volvió a guardar el instrumento, para mirar a su amiga. “¿Todo bien, Cho?”
“N-no realmente…” Cho bajó su mirada. “¿Por qué te ofreciste para ir tan lejos?”
“Porque siento que podemos hacerlo,” le contestó, sonriente. “Es muy simple.”
“¿Tienes… alguna prueba de eso?”
“¿Prueba?” él se confundió, y lo pensó un poco. “Pues… la tendré cuando regresemos.”
“…” eso no le hacía sentir mejor.

Lo que más le incomodaba a Cho del trayecto era que todo el tiempo habían estado caminando en dirección a uno de esos misteriosos obeliscos de las islas. Hasta estaban más cerca de la estructura lo que pensó que llegarían a estar, y todavía faltaban otras quince cuadras en línea recta. Esa misma calle tampoco estaba completamente despejada, al haber varios carros abandonados a lo largo del camino, en su mayoría cruzados o chocados con algún edificio. Y el polvo de la isla estaba presente en las veredas y sobre los carros… ella se detuvo y sobó sus brazos, torturada.

“¿Estás bien?” le preguntó Ryoji, confundido. “Te veo asustada.”
“Es inevitable…” Cho sacudió su cabeza, intentando despejar sus pensamientos. “Perdón… sólo recuerdo lo que las especialistas de Oblivion dijeron… con respecto a la gente desintegrándose en polvo…”
“Hm…” él miró de un lado a otro, prestando más atención a ese macabro detalle. “Ciertamente es una pena, ¿no lo crees?”
“…” la peliceleste miró a su amigo, quien dio un suspiro y volvió a sonreír.
“No podemos distraernos, o desanimarnos. Sólo podemos alegrarnos de no estar en medio de una tormenta. Vamos,” él asintió decidido, y los dos volvieron a caminar, siguiendo con la ruta. “Pero por más perturbador que este polvo pueda ser, pienso que es afortunado que los restos fueran desintegrados en algo distinto.”
“¿Eh?” Cho le miró.
“Es casi respetuoso que los cuerpos ya no estén, y no tengan la mala suerte de estar expuestos y descomponiéndose, al menos lo veo así,” él sonrió tranquilamente, y entonces adoptó en su sonrisa leve torpeza. “Supongo mis palabras suenan extrañas.”
“No, creo que tienen sentido…” ella asintió, todavía algo confundida.
“Y esto también es bueno para todos los que venimos, y para este país en general. Al menos lo hace más fácil para no enfocarse tanto en la tragedia…” él regresó su mirada al camino, y hubo un corto silencio antes de venirse con una observación. “¡Oh! Por este fenómeno del polvo, uno podría decir que es alérgico a gente muerta, ¿no crees?”
“Ehh… ¿no estabas hablando sobre respeto a los fallecidos?” Cho dio un suspiro. No fueron las palabras más apropiadas.
“Lo sé, sólo se me ocurrió, lo lamento,” Ryoji parecía entretenido. Volvió a mirar hacia el frente, y su vista se fijó en aquel extraño monumento que estaba frente a ellos. “El obelisco tiene gran presencia. No puedo evitar pensar que nos está ocultando algo.”
“Pensaba lo mismo. Quizás sea algo malo…” Cho sentía cierta inseguridad de sólo mirar al obelisco. No podía explicarlo, era como un mal presentimiento, o algo muy poco perceptible… “Haruhi me dijo que los obeliscos llevan muchos años aquí, remontan hasta de los tiempos de la colonia, y nunca se ha encontrado explicaciones sobre su construcción. También parecen ser casi indestructibles.”
“¿En serio?” Ryoji se impresionó. “Haruhi siempre demuestra ser una buena estudiante.”
“No llegará al nivel de las demonios, pero sí que lo es,” Cho sonrió un poco. “Los obeliscos tienen tanto tiempo aquí, y tan poco se sabe de ellos… uno puede venirse con todo tipo de teorías sobre ellos. Algo me inspira temor de este…” bajó su mirada. “Me pregunto si tendrá algo que ver con lo ocurrido aquí…”
“…” el pelinegro miraba el obelisco fijamente.
“Quizás sí tenga algo que ver, y sí sea capaz de causar algún futuro problema.”
“Es muy posible, nadie lo sabe, pero no podemos concentrarnos en eso,” Ryoji volvió a sonreír, tratando de animar a Cho. “En todo el tiempo que esos obeliscos han estado de pie, sólo hubo un suceso trágico hace seis años, y Oblivion ha hecho periódicas visitas desde ese entonces. El clima habrá empeorado por aquí, pero casi puedo decir que cualquier problema hoy es muy improbable, asumiendo que todo se quede como está.”
“Espero que tengas razón. No creo que alguien quiera que alguna catástrofe ocurra.”
“Cierto…” él desvió su mirada. “Pero admito que esperaba pasar por algo así ni bien nos dijeron que íbamos a Arcadia.”
“¿Qué?” ella le miró, sorprendida. “¿Esperabas una catástrofe?”
“Ehh, sí, pero una no tan trágica…” él sonrió torpemente. “Es sólo que… me hubiera gustado salvarte del peligro en algún momento. Eso me hubiera dado una imagen heroica, ¿no lo crees?”
“…” Cho frunció el ceño, confundida. No supo qué decir a esas palabras, pero luego de pensar en ellas por un instante, se molestó un poco.
“¿Qué ocurre?” Ryoji se sorprendió por su cambio de humor. “¿Dije algo malo?”
“Entonces… ¿escogiste ir al laboratorio más lejano por una oportunidad de ser héroe?”
“¿Eh? N-no, al tomar la decisión ni pensé en esto, en serio,” él se asustó por la acusación. Cho entrecerró sus ojos, no creyéndole completamente. Ryoji dio un suspiro. “En verdad, lo decidí porque confío en ambos, no tomes mis bromas tan seriamente…”
“Espero que así sea…” Cho negó, incómoda.


     

       


“Ohh, esos dos van de frente al obelisco~” canturreó Aya, entretenida. “Interesante.”
“Según el mapa de la isla, dentro de quince cuadras se encontrarán con el óvalo, y el edificio a donde van es adyacente a este…” Len miraba el mapa en sus manos. “El óvalo es precisamente el obelisco…”
“Fue un gusto conocerles,” concluyó Mai.
“Uhh, espero que esa mala espina que da el obelisco sea falsa alarma…” Yukko tragó saliva. “Suficiente tuve con los obeliscos de Digimon.”
“¡Sabía que había visto esos obeliscos antes!” exclamó Ayame, gratamente sorprendido. “¡Felizmente sólo hay tres, porque se necesitan mínimo diez para generar un digimon maligno tipo ultra, hahaha!”
“Oh, ya casi había olvidado eso,” Yukko sonrió.
“Haha, yo también, pero hace unos días encontré una página Web con todos los capítulos. ¡Tienes que revivirlo! Espera, déjame darte la dirección,” el instructor sacó su smartphone para buscar dicha página.
“…” Pram se dio un facepalm, y comprimió sus dedos frente a su rostro. Tenía que hacer pagar a Ayame después del examen por su comportamiento.
“Ojalá se apuraran más, esto está aburrido,” comentó Rin, impaciente. “Todos los demás ya están listos y okaa-san debe estar por llegar a la central. Ni que estuvieran caminando en pendiente hacia arriba.”
“Deben haber caminado bastante, y no creo que sea muy prudente que se cansen corriendo,” opinó Madoka, sonriendo torpemente. “Si se encuentran con Heartless, deben estar con todas sus energías para pelear.”
“Tienes razón, pero me da la impresión que todos los grupos exageran,” Naoi alzó una ceja. “Caminan a ritmo de paseo y hablan sobre trivialidades. Altamente ineficiente.”
“…” Len miró a las pantallas, viendo a esos dos nuevamente hablar sobre los alrededores. “Siendo una visita corta con un buen clima, dudo que se requiera mucha eficiencia, sobre todo si el examen y sistema del mismo fueron sorpresas para los estudiantes.”
“La evaluación tiene bajos estándares, parece,” Aya sonrió, notando la molestia en Pram.
“Pero para tener que ir tan lejos, al menos siguen con buenos ánimos,” observó Yukko. “Esos dos parecen llevarse bien.”
“Ay sí, los dos son amigos desde que llegaron a Balamb,” recordó Ayame, nostálgico. “Llegaron prácticamente el mismo día, han estado en todas las clases juntos y siempre han estado en contacto pese a pertenecer a distintos equipos. Ohh~ que tomen un examen juntos dentro de un posible Apocalipsis debe ser dictado por el mismo destino~”
“Sí, seguramente morirán juntos,” Mai asintió.
“¿P-puedes dejar de desearles la muerte?” preguntó Yukko, algo nerviosa.
“Oh, esto suena a chisme,” Rin miró a Ayame. “¿Y cómo van las historias de amor entre los estudiantes?”
“Oh, mi estimada Rin, quisiera tener mucho que contarte, pero no es así~” Ayame se lamentó, descorazonado.
“No hay nada que contar aquí,” Pram miró filosamente a Ayame.
“Tranquila, Pram-chan, estamos en confianza,” Ayame sonrió. “Continuando con tu pregunta, Rin-chan, hm… hace poco hubo un pequeño escándalo con una pelirosa que gustaba de otro estudiante llamado Sterk. No le culpo, si yo fuera una joven adolescente también perseguiría a ese joven regio de buen porte por los pasillos, hohoho.”
“¡Ayame!” exclamó la subdirectora.
“De ahí, ahh, la misma princesita de este país hace poco admitió que le gustaba otro chico del jardín, ¿no es genial? ¡Si el asunto evoluciona, podríamos unir nuestras casas!” Ayame siguió ignorando olímpicamente a Pram, mientras varios (especialmente Aya) miraron al instructor por esas sorprendentes noticias.
“¿La princesita?” preguntó Madoka, sorprendida.
“Siempre pensé que ella era antisocial,” dijo Rin.
“Estas son noticias relevantes, ¡dinos más!” suplicó Aya, entusiasmada.
“Pero es un tema delicado por ahora, porque el jovenzuelo indirectamente dio a entender que no estaba interesado, aww…” Ayame dio un triste suspiro como si fuera él quien tuviera el corazón partido. “Tan sólo espero que Larsa recapacite…”
“Ohh, hahaha,” Aya rió al oír el nombre del involucrado, mientras Len se sorprendió, y negó frustrado.
“Creo que ya fue suficiente del tema…” opinó Len, incómodo.
“Cierto, no es que tenga más que decir,” Ayame se apenó. “Siempre esperé que mi Chosita fuera a enamorarse de ese hermoso espécimen de cabello azabache, pero conociéndola, se quedará platónico. Hasta el momento, lo más cercano a una relación entre estudiantes es el acoso de Junpei hacia Chidori…”
“¡Suficiente!” Pram le dio un zape en la cabeza.
“Tal vez lo que tu Chosita necesita es un poco de presión,” Rin sonrió, segura de sí misma. “Mientras esperamos a que lleguen a su destino, ¿qué tal si les llamo y les canto una canción de enamorados?”
“El contacto entre ellos y nosotros se limita a emergencias,” le recordó Len, pero vio que su gemela no se contuvo en ir hacia la mesa de la radio y agarrar el micrófono. “E-espera, ¿en verdad lo vas a hacer?”
“No perdemos nada,” Rin iba a presionar el botón para hacer el contacto, pero Len llegó y le quitó el control. “¡Oye!”
“No puedes hacer eso, es poco profesional,” dijo Len, en parte molesto y en parte desconcertado por la acción de su hermana.
“¿Y? ¿No oíste a esos dos otros estudiantes hablar sobre filmar una película aquí?”
“Esa no es una razón válida.”
“No me importa que sea una razón válida o no. ¡Algo tenemos que hacer ahora!” Rin intentó quitarle el control, sorprendiendo a su hermanito.
“¡O-oye!” Len forcejeó. “¡Okaa-san se va a molestar!”
“¡Que se moleste! ¡Es su culpa por dejarnos aquí a aburrirnos! ¡Suelta!”
“¡No!”

Varios miraron a los gemelos pelearse por el comunicador. Algunos estaban confundidos, otros entretenidos, unos cuantos frustrados y algunos como Ayame alentaban a Rin. Fue entonces que algo en las pantallas colgantes llamó la atención de todos.

“Hm…” Naoi vio estática en los monitores, y estos estuvieron varios segundos mostrando una pantalla azul antes de volver a verse la transmisión de los estudiantes. “¿Será que se está yendo la señal?”
“Espero que no…” Madoka se asustó un poco.
“Claramente es el caso,” dijo Mai. “El plan original no era alejarse tanto del punto de partida. Puede que la señal de las cámaras e intercomunicadores se debilite más…”
“El problema no es tanto la distancia…” observó Rin, olvidando su previa pelea por ver a las pantallas. Eso dio tiempo a Len de apropiarse del intercomunicador. “Pueden ser malas noticias. Normalmente esto significa incremento de oscuridad pesada…”
“Según el panel de control, las demás transmisiones siguen estables,” observó Len, mirando una pantalla al costado del intercomunicador. “Y no siento un incremento de oscuridad pesada significativo… Debe ser algo en la dirección a la que van.”
“El obelisco vuelve a ser sospechoso,” comentó Aya, entretenida.
“Uhh…” Yukko se preocupó. Considerando todas sus recientes experiencias, el más mínimo detalle luego de una larga calma solía ser el inicio de una tormenta.

Faltaba poca distancia para completar la misión, encontrarse con información inquietante, y enfrentarse a dificultades.


     


El bosque en el Netherworld seguía inalterado, abundante y oscuro como siempre, pero se podía sentir más debido a que el grupo de demonios seguían al nuevo evaluador en completo silencio. Las tres le miraban intensamente y con entendible recelo, como si intentaran leerle o notar cualquier mínima acción o intención. Esta persona caminó todo el rato inmutado, pero eventualmente decidió romper el silencio. Aun no les había explicado la misión, además de haberse venido con un tema interesante del cual hablar. Él detuvo su andar, y las tres demonios se detuvieron rápidamente al notarlo, como si esperaran algún posible ataque.

“Me parece gracioso que estén sumergidas en silencio, luego de haber desesperado a Etna con sus conversaciones por más de una hora,” comentó esa persona, sonriendo con ironía. Él ajustó sus lentes, se giró, y miró a las tres con seriedad. “No llevamos mucho tiempo caminando, pero les haría bien bajar la guardia ante mí. A este paso, se agotarán.”
“¿Qué es lo que pretende?” preguntó Raspberyl, de modo casi desafiante. “No puede esperar un trato cordial luego de la forma en que se presentó. Aun no sabemos nada sobre usted o qué es lo que su presencia significa.”
“Ustedes saben mi nombre y mi rol como el evaluador. Eso es todo lo que importa. En un inicio, siguieron ciegamente a Etna por el simple hecho de conocerle como profesora del jardín del Netherworld. Luego de presentarles el papeleo formal del jardín que certifica mi rol como el evaluador, ¿no creen que seguirme tiene más sentido que haber seguido a ella antes? Es realmente simple.”
“¿C-cómo puede decir que conocemos a Etna y lo que hemos hecho con tanta certitud?” preguntó Asuka, escéptica.
“Porque puedo leer las mentes de los demás,” respondió, sin rodeos.
“¡¿Q-qué?!” Kyoko dio un paso hacia atrás en shock, y miró a Raspberyl. “¡Mi señora!”
“Kyoko, tranquila,” Raspberyl miró al evaluador, y entrecerró los ojos. “Realmente no tengo nada en contra de los poderes de los demás, pero el uso tan libre que da a los suyos sólo demuestra poco respeto a otros, y que puede tener malas intenciones.”
“Entiendo tu lógica, pero a veces las razones son más simples. He tenido el poder toda mi vida, leer las mentes de otros es tan espontáneo e inconsciente como ver un ave volar,” él dio un paso hacia Raspberyl, mirándole fijamente y viendo que ella no iba a dejarse intimidar. Seguramente para mantener a sus amigas tranquilas. “Mi presentación y actitud te parecen incorrectas, sospechosas, e inaceptables. Percibo que lo encuentras hasta degradante, el tener que depender de mí, quien todavía no explica qué es lo que se debe hacer. Al mismo tiempo, mantienes preocupación sobre tu examen Seed y perder esta gran oportunidad por los ‘egoísmos’ de inmortales como Etna y yo. Déjame aclarar que estoy de acuerdo contigo en casi todo lo que piensas. El escenario que he puesto frente a ustedes es humillante, y severamente injusto,” le miró fríamente. “Pero a estas alturas, la idea del examen y evaluación es lo último en lo que tendrías que concentrarte. No digo que lo descuides, por eso mismo estás en este bosque, pero debe ser lo último en tu lista de prioridades.”
“¿Cómo puede decir eso?” preguntó Asuka, confundida. “Es el tan esperado examen.”
“Lo digo porque una evaluación puede darse muchas veces en la vida, y retrasarse un año o dos no es nada en comparación con temas más sensibles, como su bienestar.”
“P-p-pero…” Kyoko tomó la palabra, más asustada por esa última observación. “Hemos hecho un gran esfuerzo para tener un contratiempo así, y como estudiantes élites no podemos darle tan poca importancia…”
“Los contratiempos están fuera del alcance de uno sin importar el tipo de persona que seas. Y si realmente son muy capaces o estudiantes de élite, harán más que echarse a llorar sobre la leche derramada,” Ivan giró los ojos con hastío, y se dio media vuelta. “Lo sabía, sólo son niñas.”
“…” Raspberyl captó algo extraño en esas palabras. “Usted… ¿qué sabe de nosotras? ¿Cuál es su interés de conocernos y de orquestar este examen?”
“Síganme, es hora que les explique la misión,” contestó, empezando a caminar. “Depende de cómo la conversación vaya, puede que sea honesto con ustedes.”

El bosque siguió abriéndose, y las demonios tuvieron que apurar el andar para estar al nivel de la otra persona. Este tomó un corto rato antes de empezar a hablar.

“Su misión consistirá en un aspecto distinto al problema de los monstruos de esta zona,” comenzó Ivan, sin despegar su mirada del camino. “Ustedes no tendrán que pelear contra las bestias y derrotarlas. Ahora, su trabajo consistirá en seguir por este camino e investigar el origen de los monstruos. Deben averiguar lo más que puedan y evadir todo posible peligro. No peleen contra nada o nadie a menos que su vida dependa de ello.”
“¿Investigar? ¿A qué se refiere?” preguntó Asuka.
“No puedo entender lo que quiere decir con origen,” dijo Kyoko. “¿Acaso los monstruos no son de la zona?”
“El problema de los monstruos no es natural, y esta zona generalmente es mucho más tranquila,” respondió el mayor. “Soy una persona que mantiene múltiples contactos, y existen rumores que esta cantidad de monstruos es responsabilidad de alguien, o algún grupo de individuos.”
“¿Insinúa que alguien está atacando a Evil Academy?” preguntó Raspberyl, escéptica.
“No, de querer hacerlo, este individuo haría un mejor trabajo, con tantos monstruos a su disposición. Sin embargo, este acto que a lo mucho puede tratarse más de una molestia que de un ataque, es muy sensible por tratarse del bosque en el cual estamos,” él miró a las demonios de reojo. “Como estudiantes de élite, ¿podrían responder qué de importante tiene esta región del Netherworld?”
“Nos encontramos en el extenso bosque de hiedras que hoy en día marca el último territorio de los demonios antes del límite entre tres de las tierras más importantes del Netherworld,” dijo Asuka.
“El tan temible y peligroso límite conocido como Nadir,” Kyoko se estremeció.
“Este límite es un territorio de libre acceso, como un punto neutral entre las tres tierras, pero gran recelo y peligro se oculta en este lugar,” Raspberyl frunció el ceño. ¿Realmente iban a ir hacia allá? “Es el límite entre el territorio de los demonios, la región de los youkai… y el reino de los humanos del Netherworld.”
“…” Ivan sonrió con ironía por verle dar más énfasis a los humanos. Los tiempos no cambiaban el recelo entre los demonios y humanos. “Siendo un lugar tan sensible a cualquier movimiento, lo más importante en su evaluación será su modo de actuar. Si permanecen tranquilas y miden sus comportamientos, les irá bien y el examen será muy fácil. Como estudiantes élites, asumo que tienen excelentes calificaciones, y pelean bien tanto solas como en conjunto. Pero para realmente salir del montón, demuéstrenme que poseen la actitud, calma y profesionalismo, sin dejar atrás la misión que les he dado.”
“P-pero… ¿acaso ir al Nadir no es demasiado para nosotras sin tener tiempo de preparación?” preguntó Kyoko, temerosa. “Los humanos del Netherworld apuntan ferozmente a los demonios, y no sabemos con quiénes podríamos encontrarnos.”
“Gracias a la matanza de los humanos del Netherworld que su especie realizó hace trece años, ellos son mucho más cuidadosos con sus movimientos,” expuso Ivan. “Y al igual que ustedes son tan amables con su instructor humano proveniente del Netherworld y con otros humanos como yo, les aseguro que la actitud es recíproca la mayoría de veces. Son pocos los que tienen mentalidades tan marcadas, y la mentalidad en sí sólo se vuelve importante cuando esta llega a los pensamientos de quienes están al mando. Su presencia hoy en Nadir es tan casual como cualquier comerciante del área, asumiendo que sepan tomar sus precauciones.”

“…” Raspberyl asintió. Esa persona había hecho un punto muy válido. “Así que también has leído sobre nuestro instructor en nuestras mentes.”
“Digamos que sí,” Ivan le miró de reojo. “Consultando sus recuerdos, noto que es una persona que sale completamente de la imagen de los humanos de esta región. Por su forma tan amable y considerada de ser, él me parece hasta ridículo…”
“¿R-ridículo?” exclamó Kyoko, bastante sorprendida por esas palabras. “¡¿Cómo puede decir algo así?!”
“Nuestro instructor es una persona amable, cordial, bondadosa, entre muchas otras virtudes,” aseguró Asuka, ligeramente apenada por las palabras del evaluador. “Es un ejemplo a seguir.”
“Es más, hace pocos días hicimos una búsqueda por Internet, y hemos averiguado que es el patriarca de Zellea, fundador y líder de Argentum,” dijo Raspberyl, con seriedad. “¿No es eso suficiente prueba de la excelente persona que es?”
“Sé perfectamente que es ese famoso patriarca, ¿por qué no lo sabría? Y no estoy en contra de sus observaciones,” él observó a las tres volver a confundirse por su respuesta. Les estaba dando una apariencia contradictoria. “Precisamente es alguien paciente que vela por el bienestar de los débiles y puede sacrificarse por otros. Yo aprecio a gente como él, a los inocentes, a los voluntariosos, a los ‘ejemplos’, como ustedes les llaman,” sonrió entretenido. “Pero nunca he podido guardarles una pizca de respeto y empatía.”
“¿Qué? ¿Por qué?” Kyoko se horrorizó.
“¿Nunca lo han considerado? Por más que ayuden y sean apreciados, en este mundo ellos son más objetos que personas. Son instrumentos, recursos, una imagen bonita que debe vivir siguiendo altos estándares. Seres que son aprovechados por otros y que se dejan aprovechar. Seres que engríen a los débiles y que faltan en poner orden en el mundo. Todas las buenas intenciones y metas que pretenden hacer valen muy poco dentro de un mundo donde tan pocos se rigen bajo sus mismos ideales, y donde seres terribles no dudarían en pisotearles si eso significa una mísera ganancia. Por eso su instructor es ridículo, porque opta por cargar inútilmente una cruz que nadie le ayudaría a cargar.”
“Sus palabras son muy vagas y generales,” Raspberyl le miró con desapruebo. “No puede desacreditar la buena fe de quienes ayudan a otros sólo porque hay unos cuantos que se aprovechan del sistema, o porque no todos tienen el interés de ayudar. ¿Qué sería del mundo sin ese puñado de buenas personas? Estoy segura que viviríamos en un mundo completamente diferente.”
“…” Ivan sonrió. “No estoy en desacuerdo contigo. Pero esa verdad no cambia la cruel realidad,” de repente se detuvo al seco, y por encarar a las tres, se entendió que el camino en conjunto acababa de terminar. “La razón por la cual les digo todo esto es para que entiendan el gran sacrificio que ‘una persona de élite’ tiene que realizar. Si van a ayudar a otros, siempre habría una fina línea entre ser un ente benéfico y piadoso, y convertirse en un ciego paladín que destruye a todo lo ‘malo’ en su camino. Ustedes me dan la impresión que son todavía muy jóvenes para saber precisamente qué significa. Y la razón por la cual les estoy dando el examen Seed es porque he oído de sus energías y metas, y quiero medir que tan reales estas son. Si realmente tienen una inquebrantable voluntad, si son maduras para aceptar la realidad, o si se quedarán a mitad de camino.”
“Pero…” Asuka se quedó sin palabras un instante. “¿P-por qué nos evalúa? ¿Por qué está interesado en nuestros temas?”
“Puede ser porque dentro de un futuro cercano, este tipo de gente ridícula se volverá muy necesaria. Sinceramente… no veo a su querido instructor durar mucho más dentro de su rol de patriarca. Por ello, el potencial de ustedes puede ser valioso,” desvió la mirada. “Pero mientras más hablamos, más me convenzo que sólo pierdo mi tiempo.”
“…” Raspberyl dio un suspiro, hastiada. “Sus confusas palabras sólo nos hacen perder tiempo. Nuestro valor yace en la aplicación, y para eso hemos venido.”
“Adelante,” Ivan señaló a un estrecho camino apenas visible entre la maleza. “Tomen este sendero a Nadir. Si llegan por este camino, llamarán menos la atención. Regresen ni bien tengan una decente cantidad de información útil y clara.”

Las tres demonios intercambiaron miradas por un largo rato. Entendían la misión y las condiciones eran claras y precisas, pero la situación en la que estaban internadas seguía siendo compleja e incómoda. Había aún mucho por entender, y ningún papel legal del jardín del Netherworld podía dar una mejor pinta a ese misterioso evaluador. Pero las condiciones eran condiciones, y dentro del examen Seed, no tenían de otra que seguir con las indicaciones.

Entre las plantas del bosque, Flonne observó al trío de demonios rendirse a seguir con el examen y caminar por el pequeño sendero. La ángel tenía hartas ganas de saltar en el medio y llamar fuertemente la atención a Ivan por lo que hacía, pero sabía que cualquier intervención podría arruinar el examen para las estudiantes. Pese a ser tranquilo y normalmente vacío, Nadir seguía teniendo el potencial de ser altamente peligroso para cualquiera. Ya había enviado un mensaje a Alexei, describiendo la situación. Confiaba en que él tomaría una acción prudente al respecto. No perdió de vista a las tres estudiantes y continuó siguiéndoles para mantenerles vigiladas.

Luego de ver a las tres demonios irse y esperar un momento en soledad, Ivan sacó su celular y llamó a un contacto. Había sido bastante honesto con las tres. Medía sus habilidades por si ellas verdaderamente prometían algo en poco tiempo. Ellas también habían llamado la atención de su ‘ridículo’ instructor, por lo cual debían al menos ser ‘interesantes’. Pero faltó decirles detalles cruciales, como el porqué de pedir a Etna pretender ser la evaluadora. Una razón bastante simple, e importante; porque Alexei nunca hubiera aprobado a su hermano como evaluador.
“Hola, ¿ya es hora? Estaba aburriéndome esperando,” finalmente contestó una chica a la llamada.
“Es hora,” le confirmó. El examen dado a las demonios tendría un elemento de sorpresa, agresión y mentiras. “Lleva a cabo tu rol, Rainy Devil.”


   


El camino por las praderas seguía tan amplio como en el inicio. Llevaban unas horas caminando desde el último descanso y la posición del sol en el cielo había cambiado, pero aún no había señales del dragón. El grupo se encontraba sumergido en silencio, con la mirada al frente, a excepción de Iksel quien seguía buscando en los alrededores con la vista por algo distinto que comer.

“Hm… sólo hay champiñones por esta zona…” comentó desanimado. Dio un suspiro. “Me hubieras dejado cazar esa águila hace una hora, Sterk.”
“Esa águila está en peligro de extinción. Está prohibido cazarla,” explicó Sterk, impaciente.
“Sólo tú prestas atención a esas cosas,” el pelirrojo negó. “Si no me equivoco, hay venados por aquí…”
“Buscas alimento para una persona, no para una docena,” observó Chidori. “Y no tenemos tiempo de cocinar carne. Hemos gastado mucho tiempo sólo en caminar.”
“Hubiera comido algo más en el desayuno,” Iksel ya sentía hambre, al tener el hábito de comer poco, pero varias veces al día.
“He guardado lo que quedó de los champiñones,” Sterk vio a su compañero fruncir el ceño. “Y sé que no te gusta el plato, pero a estas alturas no tienes opción. Te aconsejo que lo comas o te faltarán energías.”
“No le fuerces, Sterk. No le harás cambiar de parecer,” le aconsejó Chidori. “Ya no se distraigan, tenemos que seguir.”
“…” Sterk se molestó. “Ambos saben que detesto la decisión que tomaron sobre pelear contra el dragón.”
“Lo sabemos perfectamente,” Chidori le miró con ojos filosos. “Cállate y camina.”

Siguió otro rato de camino en silencio, hasta que vieron un pequeño grupo de champiñones silvestres crecer a un lado del camino. Sterk se frustró más al notar que Iksel ni les prestó atención, por lo que volvió a tomar la palabra.

“Escuchen, he estado por esta zona antes, y no hace falta mucho para llegar a las quebradas,” explicó él. “Es posible que el dragón esté por ese lado. Estén listos para cualquier cosa.”
“Lo estamos,” contestó Chidori, girando los ojos como si estuviera harta de oír las paranoias de un padre sobreprotector.
“Y realmente te aconsejo que comas lo que tenemos,” Sterk se dirigió a Iksel.
“Deja de insistir,” Iksel le miró fastidiado. “No hará gran diferencia.”
“Como cocinero y el nutricionista del grupo, seguro que sabes que sí puede hacer una diferencia notoria. Me da cólera que hayan tomado la decisión de pelear contra el dragón, pero aun más que no le den la seriedad que deberían. No puedes esperar tener todas las comodidades que quieras en tu vida, especialmente como Seed.”
“La presencia única de champiñones es más mala suerte que falta de comodidades. Y créeme que si muero hoy no va a ser por no comer champiñones antes de la pelea, más bien porque no soy lo suficientemente fuerte.”
“…” Chidori miró a Iksel con frustración, ya que él no estaba pintando su caso mejor. Al ver al mayor del grupo fruncir el ceño entendió que se había molestado más.
“Estás nuevamente minimizando el examen. ¿Esperas que te dé la razón?” Sterk comprimió sus puños. “Antes de mandar a sus estudiantes en aviones a pruebas serias, el jardín debería darles un maldito examen psicológico. Tu actitud infantil sólo demuestra que no sabes lo que haces.”
“No lo concluyas con tanta facilidad. Astrid nunca podría darnos un examen imposible, va en contra del concepto de la prueba. Y ya dije que no comer ese plato es decisión personal. Déjame en paz.”
“Estás en una situación de emergencia. Lo menos que tendrías que hacer es tomar todas las precauciones,” Sterk abrió el contenedor de champiñones y se lo mostró a su compañero. Iksel reaccionó con tal rechazo como si viera sobras de comida de hace tres días mal guardadas y en cuestionable estado. “Cómelo.”
“No, ¿bromeas?” él dio un paso hacia atrás.
“Si vas a seguir con este suicidio de examen, es lo menos que debes hacer.”
“Eso no tiene nada que ver. No te metas en mis asuntos.”
“No pienso dejarte ir al examen sin al menos hacer algo al respecto.”
“¿Y eso es obligarme a comer algo que no me gusta?” el pelirrojo entrecerró los ojos. “Escucha, si esta decisión de rendir la prueba es tan tonta, entonces es mi tonta decisión. Fin de la discusión. Es mi dilema, tú tienes la situación más fácil, y no necesito tu ayuda en esto. Si tan malo es no comer, pagaré por eso. Ahora sigamos caminando.”
“…” Sterk sintió un persistente y molesto tic en la ceja. Hasta ahí había llegado su paciencia. Agarró el brazo del pelirrojo para jalarle, y luego le agarró de la nuca, para rápidamente llenar su boca de los champiñones. Luego cubrió su boca para que no fuera a escupirlos. “¡Para esa actitud! ¡Cómelos de una vez!”

“…” Chidori instintivamente se alejó de los dos, algo sorprendida por lo que acababa de ver. Vio a Iksel desesperado y golpeando a Sterk para que le dejara, pero el mayor se mantenía inmutado y seguía tapando su boca con fuerza. Luego del shock, la chica del grupo negó en desapruebo y caminó hacia una roca grande a poca distancia, sentándose. Le tocaba esperar a que sus compañeros volvieran a estar en paz.

En esas condiciones, Iksel tuvo que dejar de poner resistencia, y muy dolorosamente tuvo que tragar la tan despreciada comida. Ni bien pasó el último bocado, Sterk le soltó y el pelirrojo se cayó al piso boca arriba. Se recobró con rapidez, y en poco tiempo volvió a estar de pie, mostrando una furiosa expresión.

“¡¿Cómo te atreves a hacerme esto, desgraciado?!” gritó con ojos asesinos, agarrando su sartén con tal fuerza que su agarre temblaba. “¡Ni que fuera un condenado animal!”

No dio tiempo a Sterk a formular una respuesta porque inmediatamente inició un furioso asedio hacia él, olvidando cualquier tipo de consideración. El mayor le gritó repetidamente que parara y se calmara, palabras que no hacían nada por arreglar la situación.

Chidori optó por admirar el pacífico paisaje mientras ignoraba el bullicio de sus dos compañeros. Ni bien Iksel descargara suficiente ira, podría sugerir continuar. Su único comentario sobre el asunto era que, si en algún momento Sterk fuera a tener hijos, esperaba que este no fuera a obligarles a comer ensalada de ese modo.

Faltaba poco por recorrer para encontrarse con la prueba definitiva.
...


Cho

Re: Fic zone
« Reply #14: September 29, 2013, 09:53:08 PM »
48.1.2.
...

   


“¿Kun Lun?” un agricultor que pasaba por el pequeño caserío se detuvo al ser preguntado, y luego de meditar al respecto, procedió a responderles. “Sí, mi madre siempre hablaba de ese lugar. Si no me equivoco, es un pueblo fantasma…”



“¿En verdad buscan ese lugar?” preguntó una señora que salía del pequeño mercado con pocas compras. Ella negó. “Dicen que está en el fondo de un precipicio a cuatro horas de distancia, pero yo les digo que nada puede vivir ahí. Debe ser sólo un cuento.”



“Hm, no creo serles de mucha ayuda…” un carpintero se vio desanimado. “Ya les deben haber dicho que muchos exploradores y curiosos han venido antes que ustedes por generaciones debido a la leyenda, y nadie ha encontrado Kun Lun. El único lugar que todavía se sospecha es el fondo del lago a hora y media de aquí… pero eso sería un poco descabellado, ¿no lo creen?”



“¡Oh, Kun Lun!” una niña asintió. “Mi mamá me dice que esa ciudad sólo aparece en la luna nueva a medianoche. Dice que si salgo en ese día sin luna en la noche, la gente de Kun Lun me atrapará y nunca regresaré. ¿Qué miedo, no?”



“¿Cuántas veces habré escuchado su pregunta?” un albañil pareció encontrar gracia a la incógnita del grupo. “Les apuesto que lo que sea que Kun Lun fue, ya no existe. He oído rumores que es una ciudad que se moviliza. ¿Qué será, realmente? Me sorprende que el rumor de ese sitio no haya muerto en todos estos años…”



“No sé del lugar, no les puedo ayudar,” un joven negó. “Apuesto a que alguien se inventó esa creencia. Ya ni saben qué decir de esta región. Será que se inventan cosas porque este sitio siempre ha sido muerto en señales de comunicación y navegación… de lo contrario seguro tendría Internet en casa, qué pica que da…”



“When the sun rises in the west and sets in the east, when the seas go dry and mountains blow in the wind like leaves, then you will return, my Kun Lun…” dijo una ancianita inspirada que leía una copia de cierto libro popular.
“…” Kuroneko comprimió un puño, y dio la impresión de querer golpear a esa ancianita, por lo cual sus dos compañeros inmediatamente le agarraron y le jalaron, retirándose lo antes posible.



Esas y otras cortas conversaciones pasaron, con cada persona diciendo algo distinto, pero esencialmente lo mismo. No sabían nada de Kun Lun, aparte de algún rumor que muy probablemente no era cierto.

Los tres terminaron en una banca sucia a un lado del camino de tierra que atravesaba ese pequeño conjunto de casas que formaban el pueblo, notando que eran los únicos en la calle en ese momento. Cada uno de ellos miraba en una dirección, inmóviles y frustrados. Incluso Roxas empezaba a frustrarse e impacientarse. Habían preguntado a un número de personas que, considerando la cantidad de casas, debían simbolizar fácilmente la mitad de gente que vivía ahí, si no más.

“Es inútil…” Kuroneko miraba al piso. Comprimió sus puños. “No puedo borrar la imagen mental de Vert corriendo felizmente a ocultarse en el bosque luego de darnos la misión. Juro que nos pagará este mal rato…”
“No me recuerdes el inicio de la prueba, por favor…” Roxas se lamentó.
“Nadie aquí sabe nada…” Adell sacudió su cabeza, con impaciencia.

El silencio volvió a invadir el lugar, en donde sólo podían percibir el calor del sol, una piadosa brisa, y polvo levantarse ocasionalmente en el camino entre las humildes casas. Entonces, el pelirrojo notó algo que hasta el momento había ignorado. Estaban frente a una casa cuya puerta se encontraba abierta, y en esta había colgada una vieja y usada pizarra negra donde, con tiza, estaba escrito el menú del almuerzo del día. Pero abajo del menú, había una frase que simbolizó fortuna para el grupo: ‘Locutorio aquí’.

Al ver eso, Adell se levantó y dio un par de pasos hacia el local para observar mejor el anuncio, lo cual llamó la atención de los otros dos.

“¿Tienes alguna idea, Adell?” preguntó Kuroneko, escéptica.
“En ese lugar parece que ofrecen servicio de teléfono,” explicó él. “No hay ninguna garantía, pero quizás podamos llamar y hablar con alguien que sí sepa algo útil.”
“E-espero…” Roxas sacó su celular y lo abrió, volviendo a ver que no había ningún tipo de señal. La conexión de teléfono de ese lugar podría ser subterránea. “Pero ese local no se ve muy presentable…”
“Cierto, esa puerta parece que está por caerse,” la pelinegra no estaba convencida.
“La casa está bien, se nota que ustedes viajan con muchas comodidades,” Adell se encogió de hombros. “No tienen que acompañarme. Intentaré llamar y les diré si llegué a averiguar algo útil. Esperen un momento.”

El pelirrojo fue al lugar. Realmente no era una persona de muchos amigos o conocidos. A la única persona a quien pensaba llamar era a su mamá, quien a veces podía sorprenderle por sus conocimientos, así que quizás sabía algo de Kun Lun, por más mínimo que fuera.

“Oh, ¿visitante?” preguntó la persona que atendía. Al ser un pueblo tan pequeño, era fácil reconocer a los desconocidos. “¿Qué te trae por aquí?”
“Buenas tardes, ¿ofrecen locutorio?” preguntó Adell.
“Sí, tenemos una cabina telefónica al fondo del local. Nuestras tarifas están listadas en el cartel al costado. Llamadas internacionales son un poco caras, pero por la mala conexión por esta zona, la línea de teléfono es por cable por aquí.”
“Eh, sí, está bien,” realmente podían cobrarle cualquier precio mientras la oportunidad le fuera disponible. “Quiero hacer una llamada a Zellea, por favor.”
“Adelante,” la señorita señaló la cabina para que pasara.

Siguió las instrucciones del teléfono, introdujo las monedas, e intentó llamar al celular de su mamá, pero la llamada le llevó de inmediato a la casilla de voz. Clásica indicación que el celular estaba apagado, algo que no le sorprendía, por lo cual volvió a llamar, esta vez al número de su hogar, en donde no esperó mucho para que contestaran su llamada.

“¿Aló?” preguntó la voz de una pequeña, una muy bien conocida para él.
“Hanako, soy Adell,” le saludó.
“¡Ohh, onii-chan!” la pequeña se escuchó sorprendida y alegre. “¿Cómo estás? ¿Cómo así llamas? Pensé que este era tu gran día.”
“Ehh, lo es, pero tengo permitido hacer llamadas en mi examen. Con respecto a eso, ¿mamá está por ahí? Su celular no contesta.”
“No, salió a comprar como hace media hora. Tú sabes que ella no saca el celular de la casa. Dice que llama mucho la atención.”
“Sí…” Adell dio un suspiro. “No debió habérselo comprado, entonces.”
“Hmm~ supongo yo lo usaré algún día, haha.”
“¿Estás sola en casa?”
“Pues, acabo de castigar a Taro-chan por ser tonto y le he encerrado en su habitación, así que… sí, estoy sola.”
“No deberías tratar a nuestro hermano así… bueno ya, quizás llame más tarde por si mamá regresa. Hablamos luego, ¿sí?”
“Un momento, onii-chan,” Hanako se escuchó molesta. “Si llamaste durante un examen debe ser porque necesitas ayuda. No seré mamá pero te puedo ayudar, ¿no lo crees? ¿Qué quieres?”
“Pues… supongo no cuesta preguntar… ¿has escuchado de un lugar llamado Kun Lun?”
“Kun Lun…” hubo un corto silencio mientras la pequeña pensaba en ese nombre. “No he escuchado, pero estoy segura que he leído ese nombre en alguno de los libros de mamá. ¡Voy a ver!”


Pasaron unos pocos minutos en los que Hanako revisó distintos libros antiguos en la librería de su casa. La cantidad de libros ahí era sorprendente, y la habilidad con la que la pequeña agarraba distintos tomos y les daba rápidos vistazos con familiaridad delataba que ella era de leerlos con relativa frecuencia. De repente, ella encontró una mención dentro de un libro con énfasis en disciplina.

“¡Ah, aquí hay algo!” exclamó Hanako, con un libro enorme recostado encima de sus piernas cruzadas, y manteniendo el teléfono inalámbrico entre su oído y hombro al tener sus manos ocupadas con las hojas del tomo. “Aquí dice: ‘…una noción típica de los ermitaños, muy comparable a las enseñanzas en Kun Lun…’ Hmm, ¿acaso el lugar que tú y tus amigos buscan será una academia o institución de algún tipo?”
“Es… posible. Nuestra instructora no quiso decir nada más que el nombre,” una institución… si era una institución mágica, eso debía explicar el porqué de su anonimato y secretismo, pese a los abundantes rumores y búsquedas. Tendría que considerarlo. “¿Habrá otra mención de Kun Lun por ahí?”
“Veamos…” la pelirosa escaneó página por página, y volvió a encontrar el mismo nombre pocas páginas después. “Aquí hay un párrafo que menciona algo sobre Kun Lun teniendo recursos de información cerrada al público… hmm… ¡Oh, escucha esto! ‘Los maestros (o sennin) de Kun Lun inculcan el principio de espectador en sus estudiantes…’ de ahí… a ver… ¡ah! ‘Tal y como el valor de un miembro de Kun Lun yace en su potencial y en su conocimiento muy por encima de la aplicación o envolvimiento, los ermitaños…’ pues… el resto ya sale de lo importante para nosotros.”
“Entonces sí suena a una institución mágica…”
“Sí, pero no sé que tanto más fácil sea encontrar Kun Lun con esta información…” Hanako miró al libro con pocas expectativas. “No creo que la ubicación u otros datos estén dentro de este libro teórico.”
“Ubicación no debe ser fácil de encontrar en libros, sobre todo si suenan a un grupo con muchos secretos… pero no sabes cómo me has aliviado. Aquí todo el mundo cree que Kun Lun no existe. Ahora entiendo muy bien por qué piensan así. Muchas gracias por tu ayuda, Hanako. Es mi turno poner de mi parte.”
“De nada,” Hanako sonrió satisfecha y contenta. “En el tiempo que has estado fuera he estado estudiando y entrenando mucho. ¡La próxima que estés por aquí tenemos que ir a una aventura juntos! ¡No lo olvides!”
“Sigues siendo pequeña, pero lo consideraré. Saludos a todos por allá.”
“¡Sí! Bye bye~ suerte.”

   

Luego de terminar la llamada y salir del local, Adell fue donde sus compañeros, donde les dijo sobre la experiencia y compartió todo lo averiguado, lo cual si bien no fue mucho, era lo más que habían podido conseguir, y sólo con una llamada.

“Hm…” Kuroneko llevó una mano a su mentón y bajo la mirada, meditativa. Realmente la idea de llamar a contactos era lo mejor que podían hacer a esas alturas, ya que si tenían que ir a pie a cualquier lado, no les quedaba mucho tiempo del día para buscar en cada rincón del mapa que tenían. “Tenemos que aprovechar el locutorio… pero sinceramente no puedo pensar en ningún contacto que conozca que nos pueda ayudar. No sabría a quién llamar,” miró al príncipe. “¿Tienes a alguien en mente?”
“T-tampoco…” Roxas dio un suspiro. “Qué bueno sería si lo tuviera.”
“¿Seguro?” Adell se confundió. “Eres el príncipe de un país. Tal vez haya alguien que trabaja para ti que puede ayudarte o con acceso a información oculta.”
“Soy muy joven para tener un grupo de empleados así…” aun así, Roxas se puso a pensar. “Supongo no duele llamar a Oblivion por si saben algo. Si no, al menos podemos preguntar a quienes conocemos. Es posible que alguien sepa algo.”
“En marcha, ya hemos perdido demasiado tiempo,” Kuroneko caminó hacia el local del locutorio y sus compañeros le siguieron.

“Otra viajera,” comentó la encargada, observando a Kuroneko. “¿Necesitas algo?”
“Una llamada internacional, por favor,” pidió la pelinegra, sin dar rodeos.
“Sí, nuestra cabina está al fondo del local…” la joven camarera le mostró la posición del teléfono, y entonces vio a los chicos entrar. Reconoció a Adell, y vio a un tercer viajero rubio de ojos azules…

Entonces, Roxas se sintió extrañamente acosado, ya que no sólo la camarera le miró fijamente, sino varias personas comiendo el menú, e incluso un par de señoras mayores detrás de la caja registradora. El príncipe miró a sus compañeros, quienes le regresaron miradas igualmente confundidas. ¿Qué pasaba ahí? El grupo temió algún posible maltrato o discriminación por la apariencia de Roxas, pero esa atención terminó siendo algo completamente diferente…

“Ohh…” una de las señoras mayores se levantó, y con una expresión de sorpresa, caminó donde el príncipe. Entonces, curiosamente, ella se tomó la libertad de agarrar unos de los mechones de Roxas, desconcertando a los viajeros. “Qué rubiecito…”
“S-señora…” Roxas dio un par de pasos hacia atrás, consternado. “¿Qué hace?”
“Oh, discúlpame joven, pero tienes un cabello tan dorado, y unos ojos tan azules…” ella se giró a la otra señora. “¿A que no parece un querubín?”
“Hm… espérate, ¿a quién se parece?” la otra señora se puso a pensar. “¡Ahh, es idéntico a nuestro Agustino!”
“¡Cierto! ¡Es Agustino!”
“¿A-Agustino?” Roxas estaba más desconcertado.
“¡Agustino mío!” la otra señora se levantó y fue hacia él mostrando una extraña añoranza en sus ojos, algo que por poco e impulsa al príncipe a irse corriendo. “¡Me siento como si hubiera retrocedido en el tiempo!”
“¿Quién es Agustino?” preguntó Kuroneko, confundida.
“Ehh, Agustino era un tío abuelo, y tío de mi madre y mi tía,” dijo la camarera, sonriendo incómodamente por el show. “Disculpen a mis parientes, pero siempre se emocionan cuando el tema de mi tío abuelo sale a flote.”
“¡Mira al joven, aparte de la edad, Agustino era idéntico a él!” exclamó una de las señoras, tomándose la libertad de agarrar a Roxas por los hombros y girarlo a la camarera. “Un hombre fuerte, bonachón, trabajador, hermoso y bien nutrido.”
“…” Roxas experimentaba una rara mezcla de confusión, miedo, vergüenza y molestia. El último sentimiento se incrementó cuando la señora que le agarraba pasó a apretar uno de sus cachetes.
“Ya, ya, molestan al cliente,” la camarera les recordó con paciencia.
“Ay, pero qué no ha hecho Agustino en estas tierras. Todos en este pueblo debemos estar sumamente agradecidos con él,” declaró la otra señora. Ella sacó su billetera y la abrió, mostrando una foto en blanco y negro. “¡Mírenle y hagan la comparación!”
“…” Adell sólo pudo ver a un señor con bigote, que realmente no tenía semejanza a Roxas aparte de tener el cabello más claro de lo usual en el área.
“El mismísimo dios nos envió este lindo recuerdo,” una de las señoras levantó su mirada al techo, como si agradeciera a los ángeles.
“¿P…podemos hacer la llamada?” preguntó Roxas, temblando de ira.
“Sí, adelante,” la camarera mostró pesar, lamentando el show.

Pasado el momento incómodo y luego de que las señoras se calmaran y regresaran a sus posiciones, los tres estudiantes del jardín fueron al cubículo del teléfono, para ver si les tocaba un poco más de suerte. Roxas decidió llamar a la línea de contacto de Oblivion, con el anexo que le llevaba a contactar a la directiva, a ver si tenía suerte…

 

“¿Kun Lun?” preguntó Rin, luego de contestar la llamada. Seguía en el ambiente de las personas que miraban por las pantallas, con la imagen que alternaba entre el equipo de Kurisu llegando al edificio de la supercomputadora, y Cho y Ryoji acercándose a la meta, aunque estos dos cada vez se podían ver menos, ya que la señal se caía cada vez más. La gemela se había alejado un poco del grupo para no perturbar ni ser perturbada. “Hmm… quisiera ayudarte, pero no sé nada de ese lugar.”
“¿Podrías preguntar a la doctora o a la directora por si saben?” preguntó Roxas.
“Ya les habría preguntado de estar aquí, pero ellas tuvieron imprevistos y están en medio de una improvisada misión…” Rin hizo contacto visual con Len y con su mano libre le indicó que se acercara. “Len, ¿por si acaso sabrás algo de un lugar llamado Kun Lun?”
“Hm…” Len se puso a pensar. “Ehh, lo lamento, pero el nombre no me suena familiar. ¿Podrías ser más específica, Rin?”
“Es el príncipe quien preguntó. Encontrar Kun Lun es parte de su examen, no le queda mucho tiempo del día y todavía no sabe nada de utilidad.”
“No tengo más información que darles, el nombre es todo lo que sé,” Roxas se oyó desanimado.
“Lo siento, pero realmente no sabemos mucho sobre temas ajenos a Destiny Islands,” se disculpó Rin, quien intentó animarle. “Pero si tienes permitido llamar, puedes intentar llamando al mismo jardín de Balamb. No sé quiénes trabajen hoy o a quiénes conozcas, pero seguro que tienen gran variedad de información. Aún no te rindas.”
“Sí, gracias de todas formas, que les vaya bien en Arcadia,” Roxas se despidió, y la llamada se cortó.
“Qué examen más interesante, buscar un sitio oculto con tan poca información y tiempo,” Rin alzó una ceja. “Suena un poco injusto.”
“Debe ser justo de algún modo, quizás esté más cerca de lo que parece,” Len se cruzó de brazos, intrigado. Le deseaba lo mejor. Era una lástima Len que no supiera sobre ese lugar… al menos no por nombre.

Y en otro rincón del gran salón, otro grupo de personas estaba reunido apartado de los demás para tener un poco de ‘privacidad’ y contestar dudas entre ellos.


“Conozco a Near desde hace mucho tiempo, desde que era niño, sin duda,” contestó Ayame a Pram, con un guiño. “¿Te he dicho que eres muy linda cuando estás curiosa?”
“Silencio, sólo me pareció muy raro que se conocieran…” Pram entrecerró los ojos.
“Realmente no es extraño,” observó Near, desde la tablet que Aya agarraba. “Doy visitas periódicas a Kun Lun para mantenerme al día, y conocer a todos los que están ahí. Al menos uno de nosotros no ha abandonado por completo ese lugar.”
“Debes aparecerte ahí sólo para mantenerte tan informado como siempre. No calificaría a eso como ningún tipo de lealtad,” Pram miró a Ayame. “Entonces…”
“¿Tú también eres de Kun Lun? ¡Pero qué sorpresa!” Ayame se emocionó. “¡Sabía que teníamos más en común que nuestro hermoso y sedoso cabello! Pero lamentablemente es como el buen Near dice, hace mucho tiempo que me retiré de Kun Lun y he perdido todo vínculo con ellos. Te puedes imaginar que la vida que ofrecen allá no va para nada con mi propia forma de ser y planes personales.”
“Sí, no vas para nada con Kun Lun,” Pram negó. “Pero seguir las enseñanzas y el estilo de vida al pie de la letra no es tan obligatorio.”
“Hoy en día sí lo es para los nuevos,” corrigió Near. “Roushi se ha vuelto más estricto e imparte más fuertes represalias.”
“Ya casi diría que es una de las razones por la cual Ayame terminó por irse,” Aya sonrió con nostalgia. “Roushi nunca fue paciente con él.”
“Aw, pero sé que dentro de su enorme corazón, el abuelito sí me quiere,” Ayame se apenó por la observación de Aya.
“¿A-abuelito?” Pram se quedó atónita por un instante, y luego aguantó las ganas de reír. “¿Honestamente, así le llamas?”
“Te puedes imaginar cuánto lo odia,” Near negó. “Ayame, te aconsejo que pares. Roushi está mínimamente consciente de casi todo, y si sigues, es posible que él te dé pesadillas en los próximos días.”
“Si me hace algo semejante, espero que Vert me defienda de él…” el instructor pareció asustarse un poco.
“No esperes que Vert sea tu intermediara todo el tiempo,” Aya rió. Ella se giró a ver las pantallas colgantes, notando que estaban completamente de azul. “Oh, al final la señal de los dos estudiantes sí se fue.”
“¿Qué?” Ayame se volteó, comprobándolo. Por ello, se levantó y caminó de regresó a las demás personas. “¡Un momento, no pueden privarme de Chosita! ¡Alguien haga algo!”

“…” Pram le miró con molestia. “No entiendo cómo llegó a cargo de instructor. Yo nunca le hubiera dejado…”
“Tus palabras muestran lo que Ayame es, sólo un ruido en el ambiente,” observó Near. “Ni bien notaste que nos conocíamos de antes, preguntaste para ver si era algo relevante, pero realmente pierdes tu tiempo con él. No es alguien interesante ni importante. Sólo estás condenada a tener que soportar sus ridiculeces.”
“Él es incorregible,” Pram se encogió de hombros y desvió la mirada. Sí, Ayame no merecía su atención, aunque por su mínima conexión con Kun Lun, la subdirectora inmediatamente se preguntó si su igual de excéntrica hermana era algo más. No que Near fuera a decirle mucho, de todos modos, aparte de no interesarle realmente…


 


La reunión en la casa de Ayame se había prolongado por varias horas, con todos divirtiéndose con algún programa en la televisión, y más recientemente organizando un campeonato de Mario Kart Wii. Entonces, Elizabeth se disculpó para ir a la cocina y traer algo más de tomar para todos.

Ella sacó una Sprite de tres litros, mientras se preguntaba cuánta más gaseosa el grupo era capaz de tomarse, siendo la cuarta botella de semejantes dimensiones que era sacada del refrigerador. Con la botella en mano, la peliplateada dio un vistazo alrededor de la cocina, pensando si se olvidaba de algo o si podía llevar algo más para compartir, pero luego de convencerse que no era necesario, se giró para regresar a la sala, aunque al hacerlo, vio a Megumi en el umbral de la puerta.

“Hola Megumi,” Elizabeth sonrió. “Te noto meditativo, quizás incómodo. Me aseguré de decirle a Luso que estuviera en su mejor comportamiento, y parece que lo ha cumplido.”
“No vine para hablar sobre ese tema,” el pelinegro sintió un tic en la ceja, y dio un suspiro para olvidarlo. “Noté que te retiraste, y quisiera hablar contigo a solas, si es posible.”
“Estamos a solas. Espero que el tema no tome mucho tiempo, no sé cuánto nuestra ausencia pueda ser echada de menos.”
“Los demás se ven bastante distraídos,” él desvió la mirada, intentando organizar sus palabras para hablar. Elizabeth percibió incomodidad en su acción, por lo cual esperó pacientemente. Al final, el pequeño le miró a los ojos, con seriedad. “Entiendo que es mucho pedir porque tú nunca has sido completamente honesta, pero quisiera saber cuánto puedes decirme.”
“¿Qué es lo que quieres saber?”
“Elizabeth… ¿qué es lo que sabes de nosotros? ¿Por qué te apareciste como una completa incógnita en nuestras vidas, nos recogiste, y nos trajiste al jardín bajo el cuidado de Ayame? Eso es algo que siempre he querido saber.”
“…” Elizabeth sonrió antes de contestar con palabras esperadas. “No puedo hablar sobre eso. Hacerlo implicaría cometer una falta en contra de la privacidad de ustedes.”
“Si es un tema delicado, sólo podemos hablar sobre mí…”
“Es igual, yo cometería una falta de respeto hacia ti,” la mayor sonrió, viendo que el pelinegro no comprendía el problema. “Escucha Megumi, las vidas de cada uno son personales, y todos a excepción de ti mismo son ajenos a ti. Hablar sobre cualquier tema referente sólo a ti sería entrometerme en tu vida, y eso pienso evitar. Fue hace años que recibí tres misiones, y cada una de ellas implicó traerlos a los cuatro a Balamb, y ser cuidados por Ayame. Me dieron esas misiones porque ustedes estaban en necesidad de ayuda, y porque era importante para ustedes terminar aquí. Pero aparte de eso, no hay más que puedo decirte. Todo lo que yo haya podido averiguar de ustedes al conocerles no son mis asuntos, y sería una gran falta de mi parte tan sólo mencionarlo.”
“…” su pregunta no resolvió nada, sólo abrió más incógnitas. Ello parecía repetirse cada vez más. Megumi había tenido conversaciones al respecto con sus hermanas sobre sus orígenes, pero tanto Cho como Osaka tenían recolección nula de sus pasados previos al jardín. Saki había dicho que Elizabeth llegó el mismo día en que sus padres fallecieron, pero tampoco sabía mucho más. Debía haber algo detrás de todo. Megumi alzó una ceja. “Me cuesta grandemente considerar la ayuda que nos pudiste dar en el pasado como un completo acto de caridad. Hay muchas personas que necesitan ayuda, muchos que la necesitan más que nosotros, y varios posibles casos de personas que pueden integrarse a un jardín. No creo que fuéramos escogidos aleatoriamente.”
“Puedo esperar que sepas que para misiones no hay elecciones aleatorias,” Elizabeth sonrió un poco. “Está en la misma naturaleza de una misión. Debe ser precisa, práctica, útil e importante.”
“¿Qué se supone que significa eso?” entrecerró los ojos.
“He llegado a sacar mis propias conclusiones que para ser introducidos en el jardín como ustedes lo fueron, deben tener vidas extrañas y conexiones importantes,” ella sonrió intrigada. “No hay mucho que pueda decirles sobre sus propias personas, realmente no les conozco mucho y no tengo mucha información de ustedes. Pero lo que sí quiero compartir contigo es que te espera un largo camino por delante, y te encontrarás con un destino que sólo te concierne a ti,” asintió con certeza. “Y no puedo esperar para ver cómo te enfrentas a lo desconocido y sales adelante. Tengo esperanzas en ti. Sé que eres capaz de realizar muchas cosas.”
“…” él bajó la mirada. Podía sentir las palabras de Elizabeth como honestas, pero era nuevamente negado cualquier tipo de información.

En eso, los dos oyeron pasos apurados de alguien corriendo hacia ellos, y Luso abrió la cocina con rapidez.
“Ahí están. Vengan rápido,” dijo él, extrañamente sorprendido por algo.
“¿Ocurre algo emocionante?” preguntó Elizabeth, entretenida.
“Roxas acaba de llamar a Blanc en medio de su examen. Parece que necesita algo. Vamos,” Luso se fue tan rápido como llegó.

Luego de que los otros dos intercambiaran miradas, le siguieron a la sala para ver qué era lo que ocurría.

 

Ya había pasado un rato desde que Larsa se excusó de la reunión en la sala, diciendo que necesitaba un poco de aire fresco. Pero en vez de salir de la casa, tuvo un destino distinto, y específico.

Con todos reunidos en la amplia sala de la casa, el segundo piso estaba vacío. Había sido visitante ya varias veces y estaba familiarizado con los ambientes y estructura arquitectónica, pero para llegar al sitio de interés se basó más en su intuición.

Él entró a la habitación de huéspedes, presentemente usada por Elizabeth. Todo estaba en un perfecto orden, y a excepción de pocos artículos, el cuarto daba la impresión de estar inhabitado. La atención de Larsa estuvo desde el inicio en una funda apoyada en la pared. Todavía no se acostumbraba a pensar que se encontraba frente a la Onyx Blade, y que esa espada yacía en un ambiente mundano, en medio de objetos igualmente inertes.

Levantó la espada usando telequinesia, sacándola de su contenedor, y la acercó a medio metro de sí mismo. Inmutado, él miró el arma tranquilamente por un largo tiempo, desconectado de todo lo demás.

Entonces, Shinkouhyou apareció en el lugar, y vio al Dark Prince inmóvil. El peliblanco sonrió entretenido. Aquel ‘joven’ siempre mostraba seriedad y concentración. Podía dar la apariencia de ver más allá dentro de la misma espada, pero él nunca era de explicar o incluso exponer lo que surcaba dentro de su mente. El silencio no persistió mucho más.

“Dime Shinkouhyou,” dijo Larsa, sin despegar sus ojos de la espada. “¿Considerarías al monje como responsable?”
“Esa es una interesante pregunta,” Shinkouhyou sonrió con ironía. “Te aconsejaría que la formularas a tu hermano. Él no dudaría en desacreditar al monje, y en molestarse contigo sólo por la mención.”
“No me sorprende oír una respuesta insensible de tu parte,” Larsa cerró sus ojos y sonrió levemente. “Por los problemas del pasado, comprendo que el monje es responsable con sus metas, y hará lo necesario con tal de cumplirlas,” borró su sonrisa. “Es ahí donde yacen mis dudas. No sé si atribuir la falta de consideración a otros a su persona, o si lo ocurrido con mis amigos no es más que un caso aislado.”
“Lo que ocurrió entre ustedes fue una drástica excepción, pero en la práctica, él sí se reserva la empatía con otros, a diferencia de lo que uno podría creer,” Shinkouhyou se encogió de hombros, sonriendo con indiferencia. “Es un práctico inmortal, y sabe congelar su patetismo cuando le conviene,” sonrió malignamente. “Por algo él está ileso e inafectado luego del infierno al cual les internó.”
“…” Larsa volvió a sonreír tranquilamente, con los ojos aún cerrados. Las palabras de Shinkouhyou podrían molestarle la mayoría el tiempo, pero algunos instantes, el peliblanco veía una extraña pasividad en él, y una sonrisa pacífica vacía, hasta inhumana. Una de las raras características del Dark Prince que con el tiempo habían incrementado en él. “¿Esta falta de consideración se extiende también a los inocentes, y a gente remotamente conectada a él? Si él fuera a arrastrar a una inocente a una misión cruel y peligrosa, ¿el monje se aseguraría de velar por su bienestar?”
“…” una pregunta bastante puntual. Había sido tanto tiempo desde que Larsa adoptó una personalidad pasiva que Shinkouhyou se impresionó levemente por sus palabras. El ‘menor’ parecía tener un propósito, en vez de hablar trivialidades. “Me ayudaría saber a qué precisamente te refieres.”
“Puedo ser capaz de realizar una modificación en esta espada que puede o no puede ser de ayuda, pero ello sería peligroso para la persona destinada a portarla,” Larsa seguía inmutado. “Es posible que mis palabras se vuelvan irrelevantes, porque puede que no llegue a realizar ningún cambio pese al intento, pero el peligro sigue siendo una posibilidad.”
“…” Shinkouhyou borró su sonrisa. Cualquier alteración referente a esa espada era un tema serio y hasta sensible, sobre todo si el Dark Prince se refería a lo que pensaba. “De darse lo que creo que quieres decir, puedo asegurar que el monje no descartaría empatía a una persona inocente que ni pidió ser incluida en el peligro. Pero tampoco puedes esperar mucho del monje, no es que fuera a estar presente todo el tiempo,” se encogió de hombros. “Aunque tratándose de la desafortunada, hay otra persona que siempre la tiene en la mira, ¿o acaso lo olvidaste?”
“…” Larsa abrió los ojos y borró su sonrisa. “Él está en Arcadia.”
“Sí, seguramente vigilando a todos para que no se metan en muchos problemas.”
“¿Consideras que los presentes en Arcadia están en peligro?”
“Más de lo que ellos creen,” Shinkouhyou sonrió con ironía. “Están en este instante prendiendo los interruptores que causaran una fuerte tormenta.”
“Oblivion aún no sabe sobre el mecanismo que Excelsior empleó para proteger a Arcadia de la oscuridad…”
“Pese a la ignorancia, lo ocurrido hace seis años no se repetiría tan fácilmente. Tal vez Oblivion aprenda una buena lección de esto,” sonrió entretenido. “Tienen la suerte de contar con la oculta presencia de tu molesto hermano.”
“…” Larsa asintió, y extendió una mano hacia la Onyx Blade. “Dejaré que el Trickster sea responsable de todo lo que ocurra hoy, tanto en Arcadia, como aquí,” tocó el mango de la espada con un par de dedos, y esta fue cubierta de un aura oscura…


         

         

     


Conforme iban camino de regreso a la sala, oyeron la voz de Roxas a través del altavoz del celular de Blanc. El ambiente también estaba en silencio, con todos concentrados en lo que el príncipe mayor decía. Al entrar a la sala, vieron a Blanc sentada en un sillón y extendiendo su celular al aire para que todos oyeran y todos tuvieran la oportunidad de hablar. Al parecer, Roxas era acompañado por Kuroneko y Adell en la llamada.

“Wow, ¿se han ido hasta Nan’an? Qué largo viaje han tenido,” dijo Sora, sintiendo pena por su hermano.
“Más le vale a Vert que el regreso sea más agradable,” a Kuroneko se le oyó cansada y hastiada.
“Dicen que Nan’an es uno de los países más rurales y con menos contaminación del planeta,” Osaka sonrió entretenida. “Qué hermoso cielo azul debe estar encima de ustedes ahora…”
“¡Hay que ir en una aventura hacia allá uno de estos días!” exclamó Tomo, animada.
“No distraigan la conversación, chicas,” dijo Yomi, con seriedad. “Nos han llamado pidieno ayuda, y tenemos que hacerlo lo antes posible.”
“Sí, muchas gracias,” se escuchó a Adell frustrado. “No sé cuántas esperanzas tenemos de que sepan algo, pero cualquier información que tengan nos es de gran utilidad.”
“Adelante, pregunten lo que quieran,” Luso sonrió.
“¿Alguno de ustedes sabe algo sobre un lugar llamado Kun Lun?” preguntó Roxas. La pregunta fue seguida por un largo silencio, donde todos intercambiaron miradas, por si sabían algo.

Por su lado, Kagari contuvo reírse por esa misión. Elizabeth se mantuvo inmutada. Y a Luso le dieron hartas ganas de decir: ‘pregunten lo que quieran, menos eso’. ¿Vert les había dicho que fueran a Kun Lun? ¿En serio?

“Ehh… ¿hola? ¿siguen ahí?” Roxas pareció extrañarse por el repentino silencio.
“P-perdón, pero nunca he escuchado sobre ese lugar…” Rorona negó, apenada.
“Yo tampoco…” dijo Hotaru, bajando la mirada. “Pero podríamos buscarlo por Internet, ¿cómo se escribe?”
“Google autocorrigió mi búsqueda a ‘K-u-n L-u-n’,” observó Saki, mirando al monitor de su laptop. “Según artículos de Internet, Kun Lun les una leyenda urbana de Nan’an sobre un lugar misterioso, pero que nadie ha podido encontrar. Algunos reportes de páginas de noticias afirman que se ha buscado extensivamente en el área y nunca se ha encontrado, por eso son sólo rumores.”
“Me sorprendería que Vert les dijera que fueran a un sitio que no existe,” opinó Megumi, escéptico.
“Ella nos aseguró que sí existe, pero no nos dijo nada más aparte de darnos un mapa que según ella contiene a Kun Lun,” informó Adell. “¿No sabrán algo más que nos pueda ayudar?”
“Lamento decirlo, pero estamos en blanco,” contestó Blanc. “Aunque vamos a buscar por Internet por si encontramos algo más.”
“¡Oh, oh! ¡Esperen, creo que sé algo!” exclamó Osaka. Todos le prestaron atención y ella alzó su mirada al techo, pensativa. “Hmm… ¿dónde fue que lo oí? Kun Lun… creo que fue en un restaurante…” varios intercambiaron miradas, y Osaka terminó sonriendo. “¡Ah verdad! No, no es Kun Lun, perdón. Estaba recordando un platillo de comida china con nombre similar, hehe.”
“Escuchen…” Kuroneko se oía como si retuviera ira. “No vuelvan a permitir a Osaka hablar por su cuenta, ¿han entendido?”
“Les aseguro que Osaka sólo quería ayudar,” Elizabeth sonrió comprensivamente.
“Ehh… creo que he oído de Kun Lun antes,” dijo Ryo, con cierta duda. Recibió rápidamente la atención de todos, esta vez confiando más en lo que podrían oír. “En algún momento Pram lo mencionó, pero no sé mucho… sólo que parece ser una organización mágica, o academia.”
“Eso concuerda con lo que averiguamos antes,” dijo Roxas. “¿Sabes algo más?”
“Me temo que no. No es que Pram sea muy conversadora…” Ryo dio un suspiro. “No le gusta compartir mucho.”
“Te entiendo,” Tomo asintió. “Se ve del tipo que te metería en problemas. Lástima que sea tu guardiana.”
“Y no podríamos preguntarle. Está en pleno examen Seed,” recordó Rorona.
“Mejor ni le preguntamos, ella tiene poca paciencia…” Sora se estremeció. No le gustaba tenerla de instructora. “Arreglémoslo entre nosotros,” él miró  a su alrededor y vio a su supuesto guardián. “Has estado muy callado desde que Roxas hizo la pregunta. Yo esperaría que dijeras cualquier tontería del asunto… ¿o nos estás ocultando algo?”

“¿Yo?” Luso se incomodó por la repentina pregunta, y terminó por llamar la atención de todos los presentes.
“Luso…” Blanc entrecerró los ojos. “Sabes algo de esto, ¿no es así?”
“P-pues no, de lo contrario ya habría dicho algo…” él desvió la mirada.
“Haha, por el tipo de chico que eres, si no supieras algo también habrías saltado a buscarlo por Internet o a hablarlo con los demás,” Kagari rió entretenida. Era obvio para ella que él sabía al menos algo, y decidió aprovechar para incomodarle con ello. La mención de Kagari hizo que todos miraran a Luso.
“Luso, ¿acaso sabes algo de Kun Lun?” preguntó Kuroneko, de forma amenazadora.
“N-nada aparte de lo ya dicho…” contestó él, incómodo.
“Si realmente sabes algo de utilidad, tienes que decirnos ahora,” pidió Adell. “Tenemos que llegar a Kun Lun antes de la puesta de sol o desaprobaremos el examen.”
“Ehh…” Luso parecía estar dentro de un dilema moral, y por su conflictiva actitud era casi asegurado para todos que sí tenía información. Pero no llegó a decir nada porque en ese instante, dos personas más entraron a la sala.

         

         

         

“…” Larsa miró extrañado a todos. “Están muy callados, ¿qué ocurre?”
“Han recibido una llamada importante,” informó Shinkouhyou, sabiendo de la situación.
“Pues… Roxas llamó… su equipo tiene la misión de encontrar un lugar llamado Kun Lun…” explicó Hotaru.
“Kun Lun…” Larsa frunció el ceño. “Qué extraño…”
“¿Sabes sobre Kun Lun?” preguntó Yomi, juzgando su reacción.
“Sí, pero sólo el conocimiento general. Dudo que les sea de ayuda.”
“Considerando que Kun Lun es una leyenda urbana, presiento que tu ‘conocimiento general’ no es tan general,” Megumi negó.
“Fufufu, tienes razón,” Shinkouhyou sonrió entretenido. Luso miró al peliblanco. ¿Acaso Larsa tenía información?
“¿Qué es lo que sabes, Larsa?” preguntó Saki. “Hasta el momento no tenemos mucho de utilidad.”
“En términos simples, sé que Kun Lun es una antigua academia de magos, también son un gran grupo. Está ubicado en Nan’an…” una corta pausa. “y por encima de las nubes.”
“¿Kun Lun está en el cielo?” preguntó Blanc, incrédula. Entonces, todos en la sala escucharon a los tres desafortunados aspirantes a Seed exclamar con todas sus fuerzas, no pudiendo creer el dato.
“Pero… si está en el cielo, ¿acaso no habría sido visto por alguna a estas alturas?” preguntó Ryo, confundido.
“Pese al gran tamaño de Kun Lun, este tiene un hechizo de invisibilidad que se desactiva a gran proximidad,” informó Shinkouhyou. “Al mismo tiempo, miembros de Kun Lun pusieron un hechizo que impide el funcionamiento y transmisión de señales y ondas, lo cual imposibilita la navegación de aviones y otros medios de transporte aéreos. Si no fácilmente sería visto hasta desde los campos de cultivo.”

Luso seguía incómodo, no pudiendo creer la soltura con la que Shinkouhyou hablaba, pero pensándolo bien, tal vez no debería sorprenderse.

“¿Tú sabías esto?” preguntó Sora a Luso.
“Sí…” Luso dio un suspiro, frustrado. “He estado en Kun Lun antes, es una larga historia. Pero toda persona que sabe o proviene de Kun Lun debe guardar silencio. Por algo es una leyenda urbana…”
“No puedo creer que pensaras que tu información no sería de ayuda,” dijo Tomo a Larsa.
“Imaginé que sabían los rumores sobre su ubicación en el cielo,” contestó. “Y sólo la información no es muy útil. Creo que el verdadero desafío es encontrar un medio de transporte que les lleve hasta allá.”
“Ohh, cierto,” Osaka asintió con seriedad. “Esto suena a una película de suspenso… ¡Ya quiero saber qué pasará después!”
“No son tan buenas noticias,” Rorona se preocupó. “¿Cómo van a llegar al lugar si está tan alto e inaccesible?”
“Esas tontas dudas sólo quitan tiempo,” Kagari se impacientó. “Tienen un mapa, ¿no es así? Usen los recursos de la zona.”
“Este lugar apenas tiene un teléfono público, no sé qué podemos hacer,” dijo Roxas.
“Me cuesta creer lo que nos dicen,” dijo Kuroneko. “Vert nos dio un mapa donde Kun Lun se ubica. Si se encuentra en el cielo, se saldría de los límites…”
“¿Por casualidad Vert les dio un mapa tridimensional?” preguntó Larsa, confundido por la lógica de la estudiante. Varios le miraron por esa pregunta, y casi se podía sentir molestia y frustración emanar del teléfono. Kagari rió por la pregunta de su amigo.
“Ehh, Larsa no miente, sí está en el cielo, y muy alto por cierto,” aseguró Luso, rendido a corroborar lo ya dicho. “Soy testigo.”
“¿Y cómo llegaste ahí?” preguntó Blanc.
“Pues…” él desvió la mirada. “Vert me llevó. Ella vuela por su poder del viento.”
“Sí, ella la tiene fácil,” Tomo asintió.
“Bueno…” se oyó a Adell dar un suspiro. “Si está arriba y es muy grande, nos toca subir y eventualmente lo veremos, cuando estemos al nivel… pues, gracias, deséennos suerte.”
“Qué todo les vaya bien,” les deseó Hotaru.
“Si necesitan algo más, no duden en llamarnos,” dijo Blanc.
“Sí, eso haremos… muchas gracias, nos vemos,” Roxas se despidió, desanimado.

         

         

   

La llamada se cortó luego de una breve despedida, y una vez Blanc pacientemente guardara su celular, todos simultáneamente pasaron a mirar a Luso.

“¿E-eh? ¿Qué ocurre?” preguntó él, sintiéndose en la mira.
“Hora de hablar,” declaró Sora. “¿Qué nos ocultas?”
“¿Cómo así sabes de Kun Lun, has estado ahí, y por qué lo ocultarías pese a ser información vital para el examen?” preguntó Saki.
“Y-ya les dije que debo guardar el secreto…” Luso fue cegado por una sorpresiva linterna.
“Estamos en una interrogación, no te puedes negar,” dijo Osaka mientras agarraba la linterna, con una adorable seriedad.
“Osaka… la linterna no es necesaria,” Ryo sonrió incómodo.
“P-pero, ¿por qué me preguntan a mí?” Luso parecía hasta asustado. “No soy el único con la información. Larsa fue quien habló.”
“Cierto, ¿cómo así sabes sobre Kun Lun?” preguntó Rorona a Larsa.
“Shinkouhyou me lo dijo,” respondió él, inmutado.
“Exacto, y por ser yo quien se lo dijo, Larsa pierde la mayoría de sospechas sobre el tema,” Shinkouhyou sonrió y se encogió de hombros.
“Es también cuestión de lógica,” Kagari rió un poco y miró a Luso. “Todos estamos acostumbrados a cierto secretismo de parte de Larsa, pero tú eres más transparente que el cristal, así que secretos de tu parte son inaceptables. Tienes expectativas muy altas de todos, hahaha.”
“Interesante observación…” Yomi alzó una ceja.
“Si Luso tiene que guardar un secreto con tanta dedicación, debe tener un buen motivo,” opinó Megumi, inmutado. “Déjenle en paz.”
“No, esto no termina hasta tener respuestas encima de la mesa,” sentenció Tomo.
“Quisiera saber qué tan importante puede ser para que Luso opte por no decirlo y deje que Roxas desapruebe el examen,” Blanc entrecerró los ojos, impaciente.

Esas palabras causaron que todos volvieran a mirar a Luso detenidamente. Él casi se sintió como si fuera el villano de la película. Por estar en la mira de todos se quedó sin palabras, pero al final no tuvo que hablar.

“Mi Luso no siempre sabe mantener su cool, es evidente,” dijo Elizabeth. “Qué más da, yo tendré que iluminarles.”
“N-no deberías, Elizabeth,” Luso se sorprendió por la decisión de su prometida.
“Ohh, ¿tú sabes sobre esto?” preguntó Osaka. “Esto se pone emocionante.”
“Kun Lun realmente no es nada fuera de este mundo. Es una institución mágica cerrada que prefiere no llamar la atención de todos. Cada quien tiene sus secretos, según diría yo,” la modesta y entretenida sonrisa de Elizabeth terminó por apaciguar las aguas, además de estar contestando las preguntas que inquietaban a todos con la verdad. “Princesita, no consideres que Luso dio poca importancia a la situación de tu hermano. Si alguien de algún modo afiliado a Kun Lun habla abiertamente del lugar a extraños, normalmente le espera un fuerte escarmiento de parte del líder de la asociación.”
“¿Eh? Pero eso no tiene mucho sentido,” Yomi se confundió. “¿Cómo podría esa persona enterarse de cada cosa que ocurre?”
“Nunca deberías subestimarle. Él tiene gran acceso y cobertura en los subconscientes de los demás,” explicó Shinkouhyou, entretenido. “Tiende a presentarse en un espacio nulo como un frío y molesto individuo dentro de los sueños de las personas, así que fácilmente causaría pesadillas a cualquiera.”
“…” tanto Osaka como Megumi se sorprendieron un poco por esa descripción, y al notar la sorpresa mutua, intercambiaron miradas. Entonces ambos sabían de esa persona…
“¿Y cómo así llegaste a saber de Kun Lun, Luso?” preguntó Blanc.
“Pues… Vert me llevó…” contestó Luso. “Estuve ahí por poco tiempo, justo antes de conocerlos a ustedes. Ahí es donde me enseñaron a pelear.”
“Vert también me llevó desde muy pequeña,” dijo Elizabeth. “En un principio, Ayame también estuvo por ahí, pero terminó por abandonarlo ya que prefirió la vida en Balamb.”
“Con eso se concluye la información referente a Kun Lun,” anunció Shinkouhyou. “No es que necesiten saber más.”
“Entonces los dos se conocieron en ese lugar,” concluyó Saki, mirando a la rara pareja.
“Precisamente,” la peliplateada asintió. “Encontrarnos en ese lugar tan oculto por dictado por el destino.”
“Seguro que Vert los shippea,” comentó Tomo, notando la coincidencia de esa instructora en las historias de ambos.
“Kun Lun siempre ha sido un secreto. Me pregunto cómo así se volvió la meta de un examen,” dijo Larsa.
“Vert puede conseguir más favores del líder de Kun Lun que la mayoría,” contestó Shinkouhyou. “Pero lo mismo no va para ustedes. Les aconsejo que mantengan este tema en secreto y no lo comenten con frecuencia.”
“Hm, no me parece que se termine así,” Sora frunció el ceño. “Eso no explica tanto secretismo y exclusividad.”
“T-tal vez estaría mal preguntar mucho,” opinó Hotaru, insegura. “Sería una falta de respeto.”
“Aun así…” Rorona también estaba insatisfecha, pero todas las dudas restantes se borraron cuando se oyó el timbre sonar. “¿Eh? ¿Quién podrá ser?”
“Deben ser los tacos que pidieron hace media hora,” concluyó Osaka, sonriendo. “Vaya apetito que tienen.”
“Tacos…” Yomi se había olvidado al respecto, y se mostró contrariada por la presencia de esa deliciosa comida picante.
“Iré a recogerlos,” se ofreció Ryo, caminando a la puerta de la casa.

La reunión iba a continuar por más tiempo mientras esperaban más detalles de los exámenes realizándose simultáneamente.

   

Luego de cortar la llamada, Roxas y su equipo salieron del local, y de regreso a la rústica calle, intercambiaron miradas mientras asimilaban la información recibida. Hubo un doloroso silencio sepulcral, hasta que Kuroneko tomó la palabra.

“Supongo… ninguno de ustedes tiene una habilidad que sirva para volar…” dijo ella, dejando ese asunto en claro.
“Creo que sabemos muy bien lo que cada uno de nosotros puede hacer,” Adell ya tenía una mano en su frente, sumamente frustrado. “¿Qué es lo que espera Vert de nosotros?”
“No sé cuánto ‘usen cualquier método necesario’ realmente nos sirva…” Roxas negó, desanimado.
“Adell, ¿qué tan fuerte eres?” preguntó la pelinegra.
“¿Qué?” Adell frunció el ceño. “¿De dónde vino eso?”
“Me preguntaba si eres los suficientemente barbárico para poder catapultar a Roxas hasta Kun Lun,” Kuroneko se encogió de hombros. “Pero presiento que pierdo mi tiempo preguntando.”
“¿Y-yo qué tengo que ver en esto?” el príncipe se asustó pese a lo poco probable del asunto. “¿Por qué yo?”
“Porque yo soy una dama. Como el príncipe mayor, te hace falta tener consideración por otros y disposición a librarles de malestares.”
“Suena a que te aprovechas de tu status de mujer,” el pelirrojo le miró con reproche. “No puedo lanzar a nada ni a nadie demasiado alto, y estoy seguro que para cumplir con la misión, los tres tenemos que llegar al lugar.”
“Hm, buen punto para un barbárico,” Kuroneko se cruzó de brazos y desvió la mirada, ignorando la molestia de Adell. Ella cerró sus ojos con gran disgusto. “Maldita Vert. Corrió al bosque para despistarnos y así partió vuelo sin ser vista. No puedo borrarme la imagen mental de ella huyendo alegremente de nosotros…”
“Por favor, no me lo recuerdes,” Roxas se molestó. Por todos los eventos del día y los varios comentarios de su compañera, la molestia empezaba a acumularse en él, pero intentaba mantenerse tranquilo mientras esperaba que averiguar la ubicación de Kun Lun realmente significaba que llegaron a la recta final de esa pesadilla.

Entonces, vieron a una persona salir del local, y la reconocieron como la joven camarera, quien traía un contenedor descartable entre sus manos. Ella se acercó a los tres rápidamente al verles.

“Felizmente siguen aquí,” ella extendió el envase a Roxas, quien lo recibió confundido. “Esto es de parte de mi madre. Les desea un buen viaje y espera que la comida sea de su agrado.”
“Oh, gracias,” Roxas asintió, un poco más animado. Por poco y se olvidaba el hambre que tenía.
“Hm, ser la reencarnación de Agustino te sirvió de algo,” comentó Kuroneko, con una sonrisa burlona. Eso hizo a Roxas sentir un tic en la ceja.
“Oye…” Adell negó. “Déjale en paz, ya tuvo suficiente.”
“Lamento el problema con ese tema,” la camarera dio una rápida reverencia. “Si necesitan saber algo para continuar su viaje, pregunten con confianza.”
“No creo que nos pueda ayudar, siendo esta zona un punto muerto de señales…” Roxas bajó la mirada. “Sonará raro, pero necesitamos algún tipo de transporte aéreo.”
“Ohh…” la joven levantó su mirada, hasta que recordó algo. “Ah, siempre pueden viajar en globo aerostático.”

La sugerencia fue como caída del cielo para el equipo, y luego de intercambiaron miradas sorprendidas, volvieron a prestar atención a la inesperada fuente de información.

“¿Hay ese servicio cerca de aquí?” preguntó Adell.
“Sí. Tienen que seguir este camino hasta la última casa, tomar el desvió a la derecha, y en la primera intersección verán una señal que les indicará la ubicación de la empresa. No está muy lejos de aquí, pero…” ella se cruzó de brazos, molesta. “No les aconsejaría que fueran a menos que fuera vitalmente importante. El dueño del local es carero, petulante, hipócrita y oportunista. Nadie simpatiza con él por aquí. Reconocerán el lugar por su nombre: ‘Don Rick Travels’.”

El recuerdo de ese nombre llegó a la mente de los tres rápidamente, y no evitaron maldecir la suerte que tenían. La misma persona que les engañó al inicio del examen…

Por ello, fue evidente que todavía no estaban en la recta final de la pesadilla.

...