Author Topic: Neterian Fantasy: Fic zone  (Read 105798 times)


Cho

Re: Fic zone
« Reply #15: January 08, 2014, 01:24:53 AM »
Hola... *eco* ahora que posteé algo en la actividad, no me siento muy mal de dejar algo aquí. Técnicamente es la segunda parte de lo que posteé antes... y bueno... información turbia, tormenta, controversia, conversaciones incómodas y negociaciones molestas. Espero que no me tome mucho más para venirme con lo último *camina en círculos*


48.2.1.

 

Finalmente habían llegado al último laboratorio y ubicado la sala de la supercomputadora. Cho y Ryoji siguieron los apuntes con instrucciones que Haruhi había preparado, y después de varios momentos de confusión y frustración, se oyó al sistema reanudar sus operaciones, y la gran pantalla de la máquina se encendió, mostrando el mensaje de ‘Loading…’.

“Se acabó… ¡se acabó!” exclamó Cho con alegría y alivio. Ryoji se sobresaltó por el volumen de voz de su amiga.
“S-sí que estás más animada,” él sonrió sorprendido. “¿Ves que sí podemos?”
“Pues…” Cho volvió a incomodarse. “Eso sólo lo sabremos con certeza cuando regresemos a la base…”
“No hace falta mucho tiempo para eso, no tienes que preocuparte tanto.”
“Lo sé…” la cercanía al imponente obelisco seguía poniéndole los pelos de punta. “Nos toca informar a la doctora que hemos prendido la computadora.”
“Ehh… no sé si será posible,” Ryoji mostró pesar. “Llevo un largo rato intentando comunicarme con su equipo para decirles que llegamos al lugar, pero no he podido hacer contacto,” él alzó su comunicador y lo movió por el aire, pero la pesada estática que emitía no se esclarecía en lo más mínimo. “Parece que estamos fuera de área.”
“¿En serio?” Cho sacó el suyo, notando lo mismo. “Pues… sí estamos más lejos de lo previsto.”
“Supongo la misma computadora les dará el mensaje,” el pelinegro guardó su comunicador. “Las conexiones entre las computadoras deben ser a través de cables, así que la transmisión seguramente no sufrirá de problemas del clima o distancia.”
“Buen punto,” Cho asintió, impresionada. “Te oyes extrañamente inteligente a veces.”
“No es la gran cosa,” él sonrió, incómodo. “¿Y qué quieres decir con ‘extrañamente’?”
“¡Oh! Ehh, no tengo malas intenciones con el comentario,” ella desvió la mirada. “E-en fin, creo que lo mejor sería dar un vistazo rápido a este edificio antes de regresar. Dudo que sólo prender la computadora sea suficiente de nuestra parte.”
“Hm… me sorprende tu decisión,” el pelinegro ladeó la cabeza. “Pensé que estabas lista para irte lo antes posible.”
“L-lo estoy…” Cho se avergonzó. “Pero no quiero hacer un trabajo mediocre en el examen. Haruhi ya puso mucho de su parte, y me toca poner de la mía…”
“Entiendo,” él sonrió comprensivamente. “Bueno, no veo por qué no. Pero mejor que sea rápido, estamos alejados.”
“Sí, realmente…” ella asintió.

Comprobando que la computadora funcionaba establemente, los dos salieron de la sala y caminaron por el pasillo, dirigiéndose al lado del edificio que aún no había recorrido.

La inspección superficial en el edificio de laboratorios se pasó con rapidez, mirando gran cantidad de oficinas organizadas, estantes, computadoras personales, y distintos muebles comunes. La caminata les llevó hasta el primer sótano, donde aparte de verse mayor cantidad de salas de computadoras, no había mayor diferencia con los pisos superiores.  Pero lo que pareció terminar en una visita sin resultados relevantes cambió ni bien los dos se encontraron con unas escaleras que bajaban a los pisos inferiores. O mejor dicho, con láminas de madera que tapaban dichas escaleras. Encima de la barrera había una señal que decía: ‘Quarantined. Authorized Personnel Only’

Hubo un silencio profundo. Cho y Ryoji intercambiaron miradas.
“No había esperado algo así…” la peliceleste sintió nervios.
“Hmm, parece que nos hemos ganado la lotería,” Ryoji sonrió satisfecho. “Casi me siento en algún videojuego de Men In Black.”
“Yo más me siento en Silent Hill…” ella bajó la mirada. Sería una muy insistente paranoia interna, pero la cercanía con el obelisco empezaba a hacerle sentirse mal. Era un sentimiento de nauseas, vulnerabilidad e incertidumbre… “Me sorprende que sigas de tan buenos ánimos…”
“No hay por qué temer. Nada está ocurriendo aún, y nuestras preocupaciones no harán diferencia en la situación.”
“Es cierto… perdón, sólo que en esta isla hay un extraño sentimiento.”
“…” Ryoji alzó la mirada, pensativo. “Pues sí, tienes razón. Hay algo distinto aquí.”

Pese al bajo nivel espiritista de Cho, ella podía percibir un extraño vacío, una aterradora calma, una tácita advertencia, y un sentimiento leve de peligro que le impulsaba a escapar. Una sensación de que en ese lugar algo, por más mínimo que fuera, estaba gravemente mal. La suma de dichos sentimientos empezaba a darle nauseas y debilidad.

Pero Ryoji tenía una percepción distinta.

“Esta isla es extrañamente ruidosa, y saturada,” comentó él.
“¿Eh?” Cho se sorprendió.
Sonará raro que lo diga, pero lo siento así, mucho más que en otros lados. Es distinto, pero al mismo tiempo, se me hace familiar,” él cerró los ojos. “Hay demasiada energía en los alrededores, demasiado potencial. Es como un silencioso caos…”
“Realmente… tengo una apreciación distinta…” ella desvió la mirada. “Para mí, el ambiente es muy vacío… y no me sienta bien.”
“Hm, qué extraño,” él le miró. “Pero sí es muy posible que cada uno note algo personal,” le sonrió. “Yo me siento bien, y puedes contar conmigo para todo lo que necesites.”
“Sí, gracias,” Cho asintió. Apreciaba los intentos de su amigo de reconfortarle.

Luego de esa corta meditación, Ryoji abrió paso moviendo las tablas de madera del camino, y vieron las escaleras que bajaban y daban una vuelta a medio piso. Pese a la oscuridad prometida de un piso inferior, todo probó estar dentro de lo normal, y empezaron a descender.

Pero esa mitad de las escaleras que vieron al inicio fue lo único normal que les esperó, y los dos se internaron en el lado oculto, y turbio, que Excelsior pudo esconder del mundo hasta ese momento.


     

La misión de prender la computadora y regresar a la supercomputadora principal fue cumplida fácilmente por Haruhi y Almaz, y los dos regresaron rápidamente por la cercanía del laboratorio asignado. El camino de ese desolado edificio fue el mismo, hasta que vieron luz y oyeron ruido en la recta a la sala de la computadora. Después de una misión dentro de esa isla fantasma, notar la presencia de otras personas fue reconfortante.

“Bienvenidos, qué bueno que han regresado tan rápido,” les saludó Aqua, sonriéndoles amablemente. “Han hecho un buen trabajo.”
“N-no hay de qué,” Almaz se sorprendió por el saludo y dio una rápida reverencia, mostrándose incómodo. “P-pero en verdad no hice mucho. Creo que el crédito de esta misión se lo debe llevar mi compañera.”
“Todos hemos aportado, Almaz,” le recordó la pelimarrón. “Yo no habría podido andar por mi cuenta. Es peligroso por aquí.”
“Me alegra saber que todos hacen buena dinámica,” la directora se vio satisfecha con la familiaridad y confianza con la que ellos se trataban. Ello era importante para hacer un buen equipo. Por ver a esos dos estudiantes, imaginó que tendría que darle más crédito a Ayame como instructor. “Pasen, estamos esperando a que enciendan la última computadora para comenzar con la labor de extracción de información.”
“Directora, parece que la última computadora acaba de establecer una conexión,” informó un joven científico. Sus palabras llamaron la atención a los tres y caminaron al grupo de presentes frente a la pantalla.

Los estudiantes de jardín se sorprendieron de ver distintas máquinas conectadas entre ellas, y la doctora Makise tecleando rápidamente en una laptop con conexiones tanto a esas máquinas auxiliares, como a la misma supercomputadora. A un costado se podía ver contenedores de herramientas y distintos tipos de adaptadores para terminales, con algunos poco comunes siendo empleados. En la pantalla grande se veían ventanas negras con comandos y palabras siendo procesadas rápidamente, algo similar a un sistema de MS-DOS de computadoras antiguas.

Todos observaban a la científica trabajar arduamente y completamente concentrada en su tarea. De fondo siempre había científicos compartiendo observaciones o estudiantes de Oblivion hablando entre ellos, pero nada probaba distraer el incansable trabajo de Kurisu. Uno de los alumnos se acercó a los dos estudiantes de Balamb.

“Ha estado concentrada todo el tiempo,” les dijo. “En un principio intentaba comprender el sistema de la supercomputadora, pero luego se concentró totalmente. Ya debe haber conseguido algo de utilidad.”
“Ella debe saber un montón de sistemas,” dijo Almaz, impresionado. “No se ven máquinas como estas todos los días.”
“Oh, sin duda, ni te podrías imaginar lo que ha hecho en Oblivion en los cuatro años que lleva aquí,” el estudiante asintió, estando de acuerdo. “Y tiene antecedentes. Dicen que es una de los mejores científicos salidos de Chernobyl en todos los tiempos.”
“Ohh…” Haruhi se impresionó. Chernobyl sí era conocida como una de las regiones más tecnológicas. Era algo sorprendente que alguien como ella terminara yendo a Destiny Islands, pero sí que había oportunidades de trabajo en todos lados.

Todas las conversaciones se detuvieron cuando Kurisu dejó de teclear, dejando a la máquina procesar por su cuenta. Ella se levantó del piso y miró a todos. Era claro que iba a explicar lo que estaba ocurriendo en ese instante.

“Las tres computadoras auxiliares finalmente han sido conectadas, y he podido establecer control externo a la supercomputadora con mi laptop,” reportó Kurisu. “He dejado que mi laptop extraiga los contenidos del disco duro de esta supercomputadora y los almacene en las memorias externas. De ahí empezará a extraer los de las otras computadoras. El proceso puede tomar mucho tiempo, por lo cual es posible que sólo consiga una pequeña cantidad en este viaje, pero cualquier información siempre nos es de utilidad.”
“Entendido, buen trabajo, doctora,” respondió Aqua.
“¿Qué es lo que debemos hacer ahora, doctora Makise?” preguntó otra científica.
“Mientras ocurre la transferencia de información, podemos indagar las funciones y software que tiene esta computadora,” Kurisu regresó a su laptop y entró a un menú en la supercomputadora.

Entre distintas opciones como ‘Current Time’ o ‘Weather’, hubo dos que llamaron más la atención por tener nombres poco usuales. Estas eran ‘Reservoir’ y ‘Darkness Index’. Pero al ingresar a cualquiera de estas, todo tipo de mensaje, indicador o valores estaban en blanco. Sólo en ‘Current Time’, se podía ver el día y la hora de la catástrofe, pero los segundos estaban pausados.

Por ver ello, Kurisu fue a ‘Settings’ y luego de buscar entre sub-menús, se topó con que el sistema estaba pausado. Eligió la opción de reanudar las operaciones, y apareció un mensaje de advertencia en el centro de la pantalla grande.

Warning: The system paused following current safety settings. This action will null these settings. Do you want to continue?

Yes      No

“…” Kurisu se llevó una mano a su barbilla, meditando sobre el mensaje. Los presentes también lo leyeron, y mientras la mayoría decidió dejar la decisión a la científica, algunos parecieron cuestionarse sobre la decisión de esta de detenerse a pensar.
“Ehm, ¿no deberíamos reanudar el sistema para hacer algo con la computadora?” preguntó un estudiante. “¿Hay algún problema?”
“No lo sé…” Kurisu miró a la pantalla, pensativa. “No entiendo qué es lo que quiere decir sobre ‘configuración de seguridad’. El sistema ha estado en pausa desde la catástrofe. Es posible que la gran cantidad de oscuridad pesada haya alertado dichas configuraciones y parado las aplicaciones que corrían. Descuiden, la extracción de información no se está viendo afectada por esta pausa, sólo las operaciones que demandan más capacidad de la computadora. Esa extraña pausa debe estar escrita dentro del sistema…”
“Pero, si el sistema ha estado en pausa todo este tiempo… y esta pausa se limita a ciertas aplicaciones… no lo sé…” Haruhi estaba confundida. “Si fuera un problema de que la computadora es frágil, no habría sobrevivido a la catástrofe, mucho menos todavía prendida, sin importar la pausa. ¿Será que el procesamiento puede ser un problema dentro de un fuerte frente de oscuridad?”
“El funcionamiento de aparatos electrónicos siempre ha sido un problema dentro de esas condiciones,” observó Aqua. “Es posible que se deba a eso, pero no puedo estar segura.”
“Suena posible…” Kurisu asintió, pero su mirada mostraba que seguía pensando al respecto. Algo le parecía que estaba mal. No era una experta en Arcadia y dudaba que alguien lo fuera, pero había podido ver que ese laboratorio tenía unas paredes distintas y máquinas que parecían servir para proteger a ese lugar de la oscuridad. Esa sala era casi un bunker en contra de la oscuridad, la propia integridad de la supercomputadora lo demostraba. La joven de Balamb tenía razón; ninguna pausa hubiera podido proteger a la computadora de la oscuridad que pudo derrumbar hasta estructuras y debilitar materiales de construcción. Siempre podía haber algún sistema que buscaba proteger la integridad de la máquina, pero por su experiencia en máquinas con funciones importantes, muchas veces el sistema de seguridad era para proteger a los trabajadores de lo que el sistema podría causar, en caso de perder el control… “Escuchen… es posible que el sistema de seguridad se deba a que esta computadora manejaba procesos potencialmente peligrosos. Ciertamente este edificio se encuentra en perfecto estado, pero lo más importante es tener mucho cuidado luego del tiempo sin mantenimiento de la máquina. Estamos rodeados de sistemas en este lugar, no podemos descartar un posible malfuncionamiento. No puedo dar un paso adelante si eso implica que les estaría poniendo en peligro.”
“Sensei…” una alumna entendió las palabras, apenada. “Entendemos lo que dice… pero hemos venido hasta aquí para averiguar la verdad de ese fatídico día, y creo que todos estamos dispuestos a dar lo mejor de nosotros. Estamos entre los mejores integrantes de Oblivion, por eso hemos venido a esta misión.”
“Estoy de acuerdo con esas palabras, pero como personal de Oblivion, no debemos envolver a estudiantes e invitados a posible peligro, más aun si cae bajo nuestra responsabilidad,” dijo un científico.
“Observemos la situación,” Aqua dio un paso al frente. “Kurisu, no descartando la posibilidad de algún problema con la estabilidad de la computadora, ¿qué es lo que tú quieres hacer?”
“Me pones en una posición decisiva, pero no puedo mentir,” Kurisu le miró. “Si esto depende de mí, diría que quisiera seguir con el sistema y ver qué más ello nos puede enseñar. Podría estar lista para poner de nuevo pausa de ser necesario. Sin embargo, no quiero que nadie más tenga que ver en mi decisión, de ser peligrosa.”
“Como personal, somos un equipo, y compartimos tu meta de investigación,” la directora asintió con seriedad. Ella se giró a los demás. “Escuchen, pondremos a correr de nuevo las aplicaciones de la supercomputadora, pero primero comenzaremos recogiendo todo el equipo que no está siendo utilizado, y pediremos que los estudiantes, científicos auxiliares y visitantes se retiren de esta sala antes de reiniciar las operaciones. Sólo los estudiantes líderes se quedarán con la doctora Makise y conmigo para ayudarnos a retirar nuestro equipo de necesitarse un escape inmediato. Empecemos con los preparativos inmediatamente.”

Todos obedecieron las indicaciones y el material no empleado por Kurisu fue recogido, ordenado y sacado de la habitación. La mayoría de personas también salieron y miraron desde el otro lado de la puerta de esa sala. Kurisu miró a la directora, quien asintió, y se procedió a sacar el sistema de la larga pausa que había tenido por varios años.

Se pudo escuchar la máquina acelerar su marcha y a varias otras previamente inactivas dentro de la sala prenderse y funcionar. Kurisu notó que hacer trabajar el sistema causó que el tiempo en la computadora siguiera corriendo, lo cual permitió que las demás operaciones congeladas se reanudaran. La forma de desactivar funciones fue privándoles de la marcha del tiempo requerida para trabajar…

Ella se concentró en ver las distintas funciones y notar cómo estas comenzaban a cargar paso por paso antes de trabajar a toda marcha. Mientras ella volvió a ser absorbida por la supercomputadora, los demás intercambiaron miradas. Al final no ocurrió nada dentro de esa habitación, y el peligro fue descartado. Los varios asistentes de la científica terminaron por dar el visto bueno de que volvieran a ingresar a la sala, sin descartar la alerta y preparación a huir que fue previamente instruida.

“Me pregunto qué habrá sido activado…” dijo un estudiante, mirando alrededor de esa sala que se había vuelto más ruidosa.
“Además de la extracción de datos, podemos observar las aplicaciones de la computadora y estudiar su mecanismo,” observó una asistente. “Los datos no son suficientes, tenemos que entender a fondo cuál fue el propósito de esta máquina. Ya ha quedado en claro que no fue una simple base de datos.”
“Hasta el momento, parece que fue una máquina de monitoreo,” Aqua miró a la gran pantalla, notando que Kurisu se encontraba observando la función ‘Darkness Index’, la cual estaba operativa. Se veían varios números cambiantes asignados a ubicaciones distintas en la isla. No era necesario comprender los números a la perfección para entender que se trataban de lecturas, lecturas de la oscuridad pesada, específicamente. Se podía esperar que Excelsior tuvo su propia escala de medición.

“…” Kurisu se hizo la nota mental de estudiar toda la información recolectada para saber en qué consistía la escala de Excelsior, por si esta tenía algo nuevo que enseñarle. Ella pasó a la otra operación de nombre Reservoir, y vio que esta aun no estaba activa. El presente estado decía: ‘Turning Engines on – Please Wait’, mencionando el laboratorio a distancia, en donde todavía debían estar los dos estudiantes luego de encender la última computadora… Realmente quería saber qué significaba ese mensaje. Le tocaba esperar hasta que el sistema corriera por completo para resolver el misterio.


 

Al dar la vuelta entre pisos, las linternas en los cascos de los estudiantes comenzaron a describir una imagen altamente contrastante con la limpieza y orden que los laboratorios habían mostrado anteriormente. Los presentes pudieron asociar mejor el impedimento hecho de madera en el piso superior con el estado del segundo sótano. Los ambientes del piso estaban severamente destruidos.

Había muebles partidos, equipos hechos trizas, pedazos de vidrio regados por cada rincón, puertas caídas y paredes con inquietantes grietas. Y también vieron una cantidad considerable de polvo gris cubrir el piso.

“¿Qué es… esto?” Cho miró de un lado a otro, asustada. Dio un paso adelante y pisó sin querer un vidrio grueso, el cual se deshizo con igual facilidad que un bloque de azúcar. Ello le hizo recordar que debía tener cuidado con las estructuras débiles, y en ese lugar ello parecía ser más importante que antes. “¿Acaso esto ocurrió el día de la catástrofe?”
“No…” Ryoji miraba hacia un ambiente parecido a una enfermería, cuyas negras paredes y muebles delataban un previo incendio. “La oscuridad no generaría un incendio, y dudo mucho que alguien hubiera clausurado este desastre luego de la destrucción de Arcadia que eliminó a toda la población. Debió ser días antes…”
“C-cierto…” Cho asintió y siguió caminando con cuidado.

Su misión principal fue ver alguna posible causa de esa inusual destrucción, pero sólo tomó contados pasos para cambiar su meta. Aun con el terrible estado, ese piso tenía una arquitectura y ambientes tan distintos que contrastaban notoriamente con los demás pisos de ese edificio. El pasillo principal era mucho más amplio, las numerosas oficinas fueron intercambiadas por habitaciones individuales austeras y de espacio reducido. Incluso los laboratorios de cómputo casi habían desaparecido para dar lugar a enfermerías con equipos de alta tecnología y una que otra cocina simple. Era como un piso de habitaciones de trabajadores o de recursos humanos… pero algo estaba fuera de lugar.

Mientras Cho siguió caminando por su cuenta para absorber todo lo que veía en su camino, Ryoji se quedó dentro del primer ambiente que encontró y analizó los detalles. El incendio de la enfermería fue producido por el cortocircuito de una gran máquina pegada a la pared. Aparte de haberse prendido y mostrarse quemada, esa máquina no tenía ninguna señal de otro daño externo. Siempre se podía asumir que una falla interna fuerte era posible, pero en medio de la destrucción de todo el piso, parecía que un malfuncionamiento interno accidental era una gran coincidencia.

¿Quizás hubo una fuerte inestabilidad de la energía eléctrica? Eso no explicaría la destrucción física. Las paredes mostraban grietas que no parecían haber sido hechas por algún golpe. En muchos casos parecía ser daño desde el centro de la estructura como si algún agente hubiera atacado la integridad de los materiales. Por el tipo de destrucción, no se podía atribuir del todo el efecto debilitante que la oscuridad tuvo en toda la isla. Lo que sea que ocurrió en ese piso fue rápido, y violento.

Existía la posibilidad de algún ataque, pero la idea era muy controversial. Sólo pensar en los posibles motivos era casi absurdo, al no haber ninguna prueba… y entonces, su vista se condujo a un estante caído, donde notó una sombra extraña debajo de este. No… no era una sombra. Eran manchas de sangre. Ello le hizo mirar a cada rincón y rendija, donde pudo ver restos más pequeños de esas mismas manchas. Sangre ya seca que debía seguir en rincones al no ser tan evidente, luego de una pobre limpieza para borrar lo más alarmante del asunto.

Algo ocurrió ahí, y a pocos días antes de la catástrofe. Era prematuro pensar en conexiones, pero todo le daba un mal presentimiento. Después de llegar a esa conclusión, miró al pasillo y no vio a Cho. Tampoco pudo escuchar sus pasos. Ello fue suficiente para preocuparle. Su amiga a veces se dejaba guiar demasiado por su curiosidad, por lo cual avanzó por el pasillo, esperando poder encontrarle pronto.

El camino se hizo largo, más de lo esperado, y la misma destrucción estaba presente en todos lados. Recordando las dimensiones del edificio, ese sótano era notoriamente más largo, y todavía no había fin al pasillo. Era posible que hubiera más sótanos que ver ni bien se ubicaran las escaleras… pero algo le decía que debían marcharse de inmediato.

La variedad de ambientes se redujo conforme se adentró en el sótano. Vio puertas con poco espacio entre ellas, muchas rotas y caídas. Estas fueron entradas a pequeñas habitaciones, juzgando por las camas individuales y muebles personales. Espacios reducidos, pero también se veían cómodos a cierto punto, y había características individuales en cada uno, sea un uniforme colgado en un perchero, un florero detallado, sábanas y mantas personalizadas, hasta pintura en la pared distinta. Lo que le pareció extraño fue ver juguetes y decoraciones infantiles en algunos. ¿Acaso niños también estuvieron ahí?

Finalmente llegó el final del camino. El pasillo terminó en unas escaleras que seguían camino abajo, pero estaban bloqueadas por escombros y varios muebles apilados. Ello dio una mala impresión, aunque al menos significaba que ya no había más camino que seguir, y que Cho debía estar en una de las habitaciones cercanas.

Dio media vuelta, levemente confundido por no haberla visto antes. Los últimos ambientes del piso eran más amplios. Pasó por otra enfermería con más equipos, luego por una sala de computadoras, y se detuvo frente a una habitación saturada de estantes, libros y documentos, donde apenas pudo ver la luz de la linterna de su compañera filtrarse por las rendijas de los estantes. El ver la señal de vida borró una pequeña preocupación de su parte, e ingresó al lugar.

La habitación estaba tan dañada como las otras, pero como los estantes parecían tener las bases atornilladas al piso, se encontraban de pie pese a ciertas deformaciones a su estructura. Lo caótico fue ver libros y archivos rotos y regados por el piso. Él agarró un papel proveniente de algún archivo cercano y vio una gráfica de crecimiento, junto con observaciones estadísticas y matemáticas que iban más allá de su comprensión. Dio un suspiro y decidió llevar esa y otras hojas adyacentes por si eran de interés.

Por la gran cantidad de información, era entendible que Cho intentara leer e indagar sobre qué estaba oculto ahí. Ryoji decidió ir donde su compañera para recordarle que la misión ya había sido cumplida, y mientras se abría paso entre los estantes, oyó un movimiento apurado y caótico de hojas siendo removidas y lanzadas.

Al llegar a un extremo del salón, vio a Cho frente a otro archivador. Ella estaba efectivamente revisando todos los papeles a su alcance, pero no se le veía nada bien. Estaba alterada, levantando cada hoja, dándole una rápida mirada, y tirándola para deshacerse de esta y pasar a la siguiente.

“Cho…” Ryoji le miró, algo desconcertado. Su compañera ni se percató de su presencia. Ella tenía la respiración agitada, movimientos rápidos pero torpes y ojos inmersos en lo que hacía. El pelinegro se preguntó qué podría estar buscando con tanta desesperación.

O qué era lo que había encontrado.

Pero todo comenzó a tener más sentido ni bien él posó sus ojos en varias hojas y documentos agrupados por la peliceleste. Los tomó y les dio una leída que iluminó la situación, oscureciendo la imagen de Excelsior.

Luego tendría que preguntarle cómo había podido encontrar información tan específica con tanta rapidez. Había varios archivos que contenían información sobre experimentos cuyas fechas fueron pocas semanas antes de la destrucción de la isla, y cuya ubicación fue en el tercer sótano de ese mismo edificio. Leyéndolo a groso modo, tenía algo que ver con la oscuridad pesada, e intentos de manipularla. Todos los experimentos tuvieron el mismo objetivo y procedimientos variados, y todos terminaron en fracaso. Los archivos no parecían fuera de lo normal, por lo cual tuvo que prestar más atención y leer entre líneas.

Leyó en uno de los experimentos ‘Test subject: P005428A’. Ello le llevó a fijarse más en los informes. Por la forma de referirse al espécimen y datos como medidas corporales, fue claro que el espécimen representado por código era una persona.

Los experimentos de inmediato salieron de lo normal.

Ese experimento detalló al individuo como un sujeto con el poder de la oscuridad, y por ende, apto para ser sometido al procedimiento que buscaba ‘ampliar y mejorar’ su dominio elemental. La cadena de experimentos consistió inicialmente en una lectura de ondas cerebrales y toma de notas científicas mientras la persona era expuesta a energía pesada, e intentaba controlarla. Luego se intentó lo mismo bajo distintos grados de oscuridad pesada. Finalmente se intentó usar un amplificador de poder del usuario. El resultado fue negativo.

Otro experimento jugó con los sentimientos del individuo, sometiéndole a diversos estados de ánimos para medir una posible deficiencia o mejora. El resultado fue negativo en todos los instantes.

Otro describió el uso de impulsos eléctricos, intentando estimular la mente de la persona, y observar el efecto en su poder. El resultado fue negativo.

Otro expuso el uso de dosis mínimas de diversas drogas experimentales para medir cualquier cambio discernible. El resultado fue negativo.

Otro consistió en introducir al individuo dentro de un ambiente libre de energía pesada por varios días, y observar si la falta de conexión con esa oscuridad afectaba su posible dominio para manejarla. El resultado fue negativo.

Otro detalló una exposición fuerte y prolongada a la oscuridad por más de un día, mientras se protegía la integridad física de la persona, en caso de haber alguna mejoría en su poder. El resultado fue negativo, y al individuo se le etiquetó como ‘Incapacitated: unknown reasons. Unresponsive.’ Siguió una hoja que explicaba una lenta recuperación de la persona, y la siguiente hoja era el inicio de otros experimentos con otro espécimen.

Cada pequeño procedimiento, por más distinto que fuera, apuntaba a lo mismo. Excelsior intentó encontrar la forma de controlar la oscuridad pesada, usando cualquier método necesario para lograrlo.

El descubrimiento fue macabro y aterrador, pero ello solo no explicaba el nivel de alteración de Cho, quien seguía buscando rápidamente en medio de cerros de documentos. Ryoji siguió revisando los siguientes archivos, volviendo a leerlos con rapidez para ver si encontraba algo distinto, pero estos terminaron sin mostrar algo realmente extraño. Fue recién al dejarlos de lado que una sola hoja respondió todas sus preguntas cruciales.

Vio un documento simple y de letras pequeñas. En este, estaba listados los códigos de los individuos sometidos a los experimentos… y a la derecha, estaba escritos sus nombres reales. Entre todos, terminó leyendo un nombre familiar. Megumi Hanajima

“…” él se quedó en shock, y miró rápidamente a Cho, quien al parecer había encontrado lo que estuvo buscando. Ella leía las hojas dentro de un doblado y dañado archivo etiquetado con el código de su hermanito. Leía en silencio, mientras sus manos temblaban y lágrimas salían de sus ojos. Era un archivo más pequeño que la mayoría, y ella se sorprendió al leer la última hoja, al punto de soltar el archivo y cubrirse la boca con sus manos, mortificada.

Fue un acto instintivo agarrar el archivo y leer el contenido por su cuenta. Las primeras dos hojas eran un historial personal del entonces niño de cinco años, detallando su familia, escuela, entre otros. En la siguiente página hubo una que otra mención de su habilidad con la oscuridad, referida como ‘prometedora’. El tiempo que el pequeño había estado en ese lugar debió ser corto, y los pocos experimentos apenas mencionados puntualmente no fueron más allá que pruebas de destreza o mediciones de habilidad. Sin embargo, la última página con la actualización más reciente mencionó muy vagamente a un último experimento con un número serial, y unas observaciones que cuestionaron qué clase de experimento debió haber sido, además de exponer unos hechos inquietantes sobre el menor. La última conclusión del archivo fue escalofriante.

The subject presented an anomalous response, and acted unpredictably. Three scientists perished in the procedure, and eight others were wounded. The subject has been neutralized and is scheduled for elimination in two days.

“…”
“En la carpeta en la entrada encontré las secciones e índices… y todo está marcado con el día en que las últimas palabras fueron escritas…” Cho tenía su mirada pegada al piso. Sus brazos temblaban, al igual que su voz. “Megumi causó algo… y estas personas pretendieron sentenciarle… p-pero él sigue vivo… y todo en este piso fue destruido el mismo día en que se dictó la sentencia… también Elizabeth trajo a él y a Saki a Balamb al día siguiente…” abrió sus ojos como platos y miró a su acompañante. “N-n-no sé qué significa todo esto… he hablado con Megumi muchas veces y él apenas recuerda el tiempo que estuvo en Arcadia… definitivamente no recuerda nada semejante a esto. Saki sólo pudo decirme que sus padres fallecieron el día en que Elizabeth llegó… y que Megumi estuvo enfermo y no había podido verle antes… ¿Qué es lo que realmente ocurrió? ¿Qué tiene Elizabeth que ver con todo esto?” volvió a bajar su mirada, consternada. “¿Qué… podrá decir esto sobre Osaka y yo? Elizabeth también nos llevó a Balamb… y ninguna de nosotras recordamos nada antes del jardín…” cerró sus ojos con fuerza y sacudió su cabeza, tratando de contener su llanto. “No… no puedo creer que Megumi haya podido pasar por algo así.”
“…”
“¿Q…qué debería hacer ahora?” Cho recogió todos los archivos de los últimos experimentos. “Dudo que Oblivion sepa esto… es información nueva, importante, p-pero… ¿qué ocurriría si ellos averiguan todo esto? ¿Qué… podría significar para mi familia?” ella tembló. “¿Acaso… acaso Megumi se vería envuelto en todo esto? ¿Acaso alguien le podría lastimar? No…” negó repetidamente. “¡No puede ser! ¡No puedo permitirlo! ¡T-tenemos que reportar nuestros descubrimientos, p-p-pero…! ¿Qué se supone que debo hacer?” apretó los archivos con fuerza. “¿Qué… qué debo…?”



“Quémalos.”
“¿Qué?” Cho miró a su amigo, sorprendida. Él tenía una mirada sombría, pero hablaba con completa certitud.
“Quema los archivos…” vio a su compañera mirarle, todavía en shock por el descubrimiento. “Nosotros nunca vimos nada de esto. Nadie tiene por qué saberlo.”
“P-pero…” la voz de Cho fue casi inaudible. Ryoji le agarró de los hombros.
“Escucha, no sé qué pudo haber pasado aquí, tampoco sé qué ocurriría si Oblivion se enterara de esto. Lo único que sé es que nada de esto sería bueno para tu hermanito,” le afirmó. “Este tema ha sido cerrado desde hace mucho tiempo y todos hemos vivido sin vernos afectados. No quisiera dejar que alguien intente hacerle algo a Megumi por lo ocurrido en el pasado, por más que Excelsior hubiera intentado eliminarle.”
“…” Cho lloraba en silencio. Ryoji le soltó y bajó su mirada.
“Perdón si te asusté… Esta información es increíble, sé que te ha inquietado. A mí también lo ha hecho… Sólo creo que estaría mucho mejor si no lo compartiéramos con nadie. Algún día se lo podemos decir a Megumi y a la gente cercana a nosotros, pero en este contexto de Arcadia o del examen se tomaría muy mal,” miró a Cho, con seriedad. “Y si de algún modo esta experiencia pudo haber tenido algún impacto en tu hermanito, me parece más justo que sea él mismo y las personas que realmente nos preocupamos por él quienes hagamos algo al respecto.”
“…” ella bajó la mirada y asintió apenas. Siguió un momento de silencio en que ella lloró sin moverse. Su compañero se preocupó, sin saber qué decirle. Él decidió esperar a que ella volviera a tomar la palabra. “Más allá de lo que esto fue, o de lo que pasó… realmente… quisiera saber qué significa…q-quisiera poder entender por qué todo ocurrió… o qué puede decir esto sobre todos nosotros…” ella se estremeció, desconsolada. “Tengo miedo… y-ya no sé qué pensar… cada vez tengo más miedo de qué es lo que se oculta… o de lo que pasará en el futuro…” miró a su amigo con los ojos temblantes. “P-perdón por decir todo esto, sé que no es el momento… pero a veces en verdad quisiera que alguien me dijera que todo va a estar bien… porque creo que me faltan fuerzas para seguir adelante.”

Él le oyó y meditó brevemente sobre sus palabras, hasta que desvió la mirada con pena, y respondió sinceramente.

“Lo lamento, Cho, no puedo hacer eso. Nunca podría decir con toda certeza que todo estará bien,” él dio un suspiro y volvió a mirar a la peliceleste, sonriendo con tristeza. “No te puedo mentir, no hay forma de saber qué nos espera y nunca podremos saberlo todo. Pero lo que sí te puedo asegurar es que, por más impredecible que el mundo sea, yo confío en las personas cercanas a mí,” su amiga le miró confundida, y él le sonrió más. “No es complicado. Todos hemos sido un círculo muy unido desde siempre, una familia enorme y muy variada. Hemos pasado momentos juntos y nos conocemos bien. Por eso sé que nuestra verdadera fuerza está en la confianza que tenemos en nosotros mismos, y en los demás. Somos un equipo, y seguiremos juntos lo más que podamos. Incluso si algo malo fuera a ocurrir, no estamos solos, y no nos daremos por vencidos.”
“…” Cho asintió, y bajo la mirada. En ese instante, Ryoji le abrazó sorpresivamente, dejándole en shock.
“Ya no llores, no te aflijas. No estás siendo justa contigo,” habló más pausadamente, con un tono tranquilo y reconfortante. Él sintió a su amiga devolverle el abrazo y hundir su cabeza en su hombro. “Tú eres una amiga muy especial para mí. Te prometo que estaré ahí por ti, en todo momento en que me necesites.”

Se quedaron un rato inmóviles, dejando el shock pasar, y calmando sus nervios. Cho se avergonzó de admitirlo, pero había necesitado ese apoyo, y al parecer Ryoji supo leerle. Este finalmente le soltó y le miró el rostro. Había dejado de llorar, pero era evidente que lo había hecho, y seguía un tanto alterada. Eso se borraría conforme pasara el tiempo.

“Pareces estar mejor,” él sonrió animadamente.
“Ehh…” Cho secó sus lágrimas apuradamente, avergonzada. Desvió la mirada. “Perdón.”
“No tienes por qué disculparte, estás en todo tu derecho de decir lo que sientes,” le agarró de un hombro. “Ahora vámonos, hemos visto demasiado. Es hora de regresar.”
“Sí… está bien…”

Cho agarró los varios documentos que había encontrado y los quemó. En ese ambiente tan desordenado, las cenizas se perdieron con facilidad. Era posible que Oblivion no fuera a ese lugar dentro de un tiempo considerable en el que se borrarían los indicios del fuego, y menos que notaran la desaparición de pocos papeles entre ese mar de hojas.

El camino de regreso por el sótano les llevó a esas varias habitaciones a los lados del pasillo. Mirando con más atención, Ryoji fue capaz de distinguir placas en cada puerta con códigos distintos. También había un contenedor de plástico en cada puerta, a veces con algún sobre Manila o cápsulas conteniendo medicinas. A un lado del amplio pasillo se vio una camilla doblada y caída. Sí, el ancho del pasadizo se debía a esos detalles de pacientes, o especímenes. Por la apariencia individual y cómoda de las habitaciones y modernas y cuidadas instalaciones, se observó que las personas no fueron tratadas como ratas. Eso no cambiaba el hecho que sí fueron utilizadas como tales.

Ryoji se detuvo al notar que Cho no caminaba a su altura, y se giró, viéndola unos metros atrás, con su mirada perdida en una de las varias pequeñas habitaciones. Él ladeó la cabeza y regresó para alcanzarle.
“¿Sucede algo?” le preguntó.
“Es que…” Cho le dirigió la mirada. “Esta habitación tiene el código de Megumi.”
“…” él se impresionó un poco. La puerta estaba colgando por unas debilitadas bisagras, casi cerrada.

El pelinegro abrió la puerta, y los dos vieron un ambiente mayormente vacío. No había ninguna característica, y la cama tampoco tenía fundas. Eso fue explicado por un par de cajas semiabiertas en el piso. Recordando la sentencia que recibió el menor, los encargados de limpieza debieron haber recogido todo para vaciar la habitación. Una de las cajas tenía las ropas de cama, almohada y pocas vestimentas. La otra caja tenía artículos personales.

Cho se agachó y buscó en la segunda caja. Vio unos útiles escolares, libros sencillos de lectura, un cuaderno para colorear con plumones, un reloj despertador y una consola portátil antigua. Pocas y discretas pertenencias, como era de esperarse de él. Pero en medio de sus cosas, había un objeto extraño. Cho lo agarró, y lo miró de cerca.

Era como un pequeño cofre redondo de joyas que cabía en su mano, hecho de un metal plateado mayormente opaco. Por un simple bordeado y áreas de la superficie más oscuras, daba la apariencia de ser una antigüedad. Algo no proveniente del presente siglo, ni del anterior…

“Oh, ¿qué es eso?” Ryoji se agachó al nivel de Cho y tomó el pequeño objeto. Pasó a mirarlo de distintos ángulos, sacudirlo, y lo volvió a mirar. “Parece macizo, pesa y no hizo ruido al agitarlo,” abrió el pequeño broche, y al levantar la tapa, ambos vieron una plana superficie de metal al ras de la apertura. Era realmente como un bloque sólido de metal sin espacio vacío dentro. La misma tapa no era hueca, por lo que la función de abrir el objeto parecía inútil. Los dos intercambiaron miradas.
“Pues, es… simple, y el acabado es bonito,” dijo Cho, sin más comentarios.
“Por el peso debe ser un pisapapeles,” Ryoji sonrió. “Sí sería útil para eso, aunque no niego que es un objeto raro.”
“Me dan ganas de llevárselo, por si lo recuerda…”
“Puede ser. Es pequeño, no debe ser difícil de esconder. A mí me han dado ganas de llevarle uno de los pequeños libros de lectura.”
“Hm, no sé, no creo que recuerde algo así, y él ya no lee ese tipo de literatura infantil.”
“Estos libros no se ven muy infantiles,” el pelinegro se puso a pensar. “Hmm, tenía cinco en ese entonces… y leía libros sin dibujos en la carátula. No sé si encontrarlo admirable o aterrador.”
“Será cuestión de preferencias…” Cho sonrió, encontrando gracia en ese comentario. “Pero no podemos simplemente llevarle objetos. Eso divulgaría lo que hemos visto aquí.”
“Sí, no lo había pensado. Pero siempre podemos dárselo cuando le digamos la verdad.”
“S-sí…” lo tendrían que hacer tarde o temprano. “Realmente no quisiera tener que ocultarle nada pero… ¿cuándo se lo diremos? ¿Cuál es la forma?”
“Encontraremos un momento, estoy seguro,” Ryoji asintió, convencido.

Cada uno llevó su planeado souvenir, siendo cosas discretas que no llamarían la atención de Oblivion. Ellos salieron de la habitación y siguieron su camino para salir del segundo sótano y subir las escaleras… pero desde ese instante, ellos empezarían a experimentar las represalias de prender la computadora. Ellos, y toda la isla.

Los dos oyeron una sirena desde el piso inferior, y luego del anuncio siguió el sonido fuerte de motores y máquinas prenderse, también provenientes del tercer sótano. Tenía que ser bastante fuerte para ser percibido desde el piso de arriba.

Y fue eso lo que probó el peligro de las debilitadas estructuras después de la catástrofe. Todo el segundo sótano vibró y pedazos del techo comenzaron a caer. Cho dio un par de pasos hacia atrás luego de ver una lámpara caer frente a ella, y entonces el piso cedió, dejándole caer al tercer sótano.

“¡Cho!” Ryoji se sorprendió, pero él no tardó en también caer a través del débil suelo.


       

       

“…” Rin había estado conversando con varios estudiantes mientras veían la transmisión desde los cascos de Haruhi y Almaz, pero repentinamente fue como si ella se quedara en blanco, y mirara hacia los ventanales de la sala de forma casi instintiva.
“Rin… ¿qué sucede?” preguntó Yukko, confundida por su acción. Varios estudiantes presentes intercambiaron miradas.
“…” Mai miró la transmisión del laboratorio, donde vio la computadora lentamente recuperar todas sus operaciones, y a los presentes ahí divagar sobre las posibles funciones que la máquina poseía. De ahí pasó a mirar a Len, quien había estado por ya un rato alejado del grupo y mirando a través de los ventanales, en la misma dirección que su hermana. Los dos estaban mirando al obelisco. Algo estaba ocurriendo, algo que sólo ellos dos sentían…
“¡Rin-chan, no te me cuelgues!” Ayame se le acercó y le agarró de los hombros. “¡Vamos, eres la robot más simpática! ¡Justo hablábamos de travesuras de Oblivion, tienes que continuar!”
“Ayame, a un lado,” Pram le hizo soltar a Rin y retroceder.
“Pram-chan, no seas mala~” el peliplateado empezó haciendo berrinche, pero notó cómo su colega tenía los ojos firmes en el obelisco, con una intensidad inesperada. “¿Eh? Pram-chan, ¿me perdí de algo?”
“Debemos irnos de aquí,” dijo Rin, en voz baja. Había un claro temor en su expresión. “Una tormenta se está formando…”
“¿T-tormenta?” Madoka se sorprendió y miró temerosa a la estructura.
“¡Miren arriba!” un estudiante apuntó y todos a su alrededor se levantaron de sus asientos y caminaron hacia los ventanales. El obelisco estaba despidiendo oscuridad desde la punta, y cada vez era más notoria. Ese descubrimiento hizo a varios sorprenderse y los estudiantes comenzaron a hablar sobre el tema de ese misterioso obelisco. El equipo de reporteros de Aya sacaron sus cámaras y tomaron fotos, además de tomar notas con observaciones detalladas. Los obeliscos teniendo algo que ver con la oscuridad… era una noticia sin precedentes para todos ellos.

“P-Pram…” Ayame miró a la peliblanca mirar el obelisco, inmutada. Ellos se habían quedado detrás de los estudiantes que trataban de tener un espacio en la ventana. Esa reacción de Pram no era usual.
“Los obeliscos son muy peligrosos, Ayame,” le dijo en voz baja, para no llamar la atención de los más jóvenes. “Y esta inestabilidad luego de prender la supercomputadora me deja saber que Excelsior intentó manipularlos de algún modo, sin saber con qué estaban lidiando…”
“¿Eh? ¿Sabes algo de los obeliscos?” Ayame se sorprendió, y ladeó la cabeza.
“Siendo miembros y ex-miembros de Kun Lun, es más raro que tú no sepas nada del tema, Ayame,” comentó Shinkouhyou, sonriendo entretenidamente. Él se acercó a los dos junto con Aya, quien traía su tablet consigo.
“Habiendo desertado Kun Lun tan joven, es normal que Roushi nunca te haya brindado información referente a las islas, o a los inmortales envueltos en ellas,” observó Near.
“¿Kun Lun tiene algo que ver en esto?” preguntó Ayame.
“Haha, claro que no,” Aya sonrió. “Te pierdes de mucho.”
“No es algo que te concierne saber, Ayame, tampoco es información relevante así que mantén tu boca cerrada,” Pram se impacientó. Por supuesto que ese molesto peliplateado no sabía nada del tema. De lo contrario, no viviría tontamente enamorado del acto de mosca muerta del monje…

“…” Mai les miró de reojo a distancia. Nunca hubiera pensado que ese instructor ruidoso tuviera algo que ver con Kun Lun, aunque era claro que no sabía nada sobre el gran maestro y sus discípulos. Para ella, los obeliscos tampoco eran un misterio.

“Okaa-san…” Len posó su mano sobre la ventana. Estaba preocupado por ella y por todos fuera de la base, pero en las presentes circunstancias no podía hacer nada.


 

“Ihh…” Cho se levantó sintiendo dolor en la mitad del cuerpo que recibió la caída. Felizmente cayó sobre un piso firme y no sobre algún vidrio o estructura irregular. El ruido en ese piso hundido en tinieblas era insoportable, y curiosamente la intensidad de su linterna había disminuido bastante, apenas dejándole ver lo que tenía al frente. Había un conjunto de máquinas enormes y raras…
“Cho, ¿estás bien?” Ryoji se le acercó.
“S-sí, descuida…” le alegró ver a su amigo bien pese a la caída, y recibió su ayuda para ponerse de pie. “¿Qué será todo esto? Se prendió de la nada…”
“No lo sé…” el pelinegro miró a las máquinas. “Tal vez tengan algo que ver con la computadora que prendimos.”
“Tiene sentido…”

Cho caminó a una de las máquinas, donde había un tablero con números rojos que variaban cada segundo. Algún indicador, o medición instantánea de algo… fue entonces que vio otras máquinas iguales a más distancia, y cómo todas daban la vuelta a una enorme columna de color negro, previamente encerrada por una pared de vidrio que yacía rota en muchas partes…

Mientras, Ryoji miró en la dirección opuesta. Era un desastre aun peor que el segundo sótano. Todo estaba hecho trizas, al punto de no reconocer qué hubo ahí, pero la ausencia total de paredes o cemento indicó que ese piso fue un solo ambiente, limitado por cortinas, tablas de madera o cubículos de vidrio o metal de darse el caso. Unas profundas rajaduras en el piso mostraron que ese era el nivel más profundo del edificio. Entonces recordó esos experimentos que había leído, los cuales indicaron al tercer sótano como el centro de operaciones.

La destrucción pocos días antes de la catástrofe tomó lugar en el segundo y tercer sótanos, los únicos pisos con indicios de experimentos en personas y de los estudios ocultos de Excelsior… pero en medio de esa severa destrucción, estaban esas máquinas completamente ilesas, lejos de cualquier pedazo de escombro. No parecía ser una coincidencia. Lo que sea que destruyó el lugar tuvo cuidado de ni tocar las máquinas.

Él se dio media vuelta y vio que Cho había pasado la barrera de vidrio de aquella enorme columna para mirarle más de cerca. Ryoji se apuró a darle el alcance, ya que algo no le gustaba de esa estructura.

“…” Cho tocó esa columna negra, y de inmediato retiro su mano, sorprendida. “Hielo.”
“¿Hielo?” preguntó él, confundido.
“Tócalo, es hielo. Es gélido al tacto.”
“Hm…” él lo probó. “Sí parece pero… este lugar no está refrigerado…”
“Es un hielo perpetuo… ¿será un hechizo? Sólo eso lo explicaría…”
“…” el pelinegro dio un paso hacia atrás con rapidez, comprendiendo algo importante. Miró a su compañera, alarmado. “Esto es la base del obelisco.”
“¿Q-qué?” Cho también se alejó, y dio una segunda mirada a las varias máquinas. Verdad, tenía el mismo corte que el obelisco. “¿Tanto se extienden los sótanos? Entonces… ¿qué tienen que ver estas máquinas?”
“No creo que sea algo que nosotros podamos resolver… Lo mejor es regresar y decirles lo que hemos encontrado.”
“Sí… algo me dice que no deberíamos estar aquí…” Cho se giró y vio las escaleras a lo lejos… pero estas estaban saturadas de muebles y escombros, tal y como en el piso superior. “¿C-cómo nos iremos? No podemos subir por las escaleras, y el techo está demasiado alto?”
“Tiene que haber una salida de emergencia por algún lado…” Ryoji miró a sus alrededores. No había ninguna señal luminosa o salida alterna visible. Tendrían que buscar con más cuidado.

Pero antes de tener la oportunidad de buscar, las ensordecedoras máquinas aumentaron sus revoluciones alarmantemente. Los motores adquirieron un sonido irregular e inestable pero no dejaron de trabajar incrementando potencia. Los dos presentes temieron alguna explosión e instintivamente se alejaron. Ese funcionamiento anormal terminó originando un problema… pero no específicamente con las máquinas.

Cho lo sintió como un latigazo interno. Fue una sorpresiva debilidad que le llevó de rodillas al piso. También sintió nauseas, desbalance, desorientación y angustia. Su visión se oscureció como si fuera a desmayarse y la linterna de su casco empezó a parpadear inestablemente.  Ella se aterró al ver oscuridad ser despedida del obelisco y esparcirse por el piso en una onda expansiva, lentamente formando Heartless.

Se sintió la clásica confusión y debilidad esperada del elemento de la oscuridad, pero por su repentina intensidad y síntomas de enfermedad, se asemejó a una maldición.

“¡Cho!” Ryoji volvió a ayudarle a levantarse. “¿Estás bien?”
“…” realmente no lo estaba y sentía que no era necesario decirlo. Entonces, Cho vio a su amigo cubierto de una mínima aura de oscuridad, algo que no parecía tener un efecto en él. “Ryoji, ¿t-tú estás bien? La oscuridad me ha debilitado…”
“No te preocupes por mí,” le contestó con seriedad. “No olvides que yo controlo la oscuridad. A mí no me está haciendo daño.”
“…” se alegraba que fuera el caso, pero a todos en general les solía caer mal esa oscuridad pesada, incluso a quienes controlaban el elemento. Entonces, Cho vio a varios Heartless correr hacia ellos, y en ese mismo instante las linternas de ambos fueron extintas por la oscuridad, lo cual les internó en una completa incertidumbre. “¡No! ¡No no no no!” Cho entró en pánico e invocó una llama de fuego para poder ver, pero su elemento le enseñó que los Heartless aumentaron exponencialmente y se apuraron a atacarle con tanta rapidez y urgencia como insectos siendo atraídos por luz. “¡AAHHH!”

Los dos tuvieron que esquivar como pudieron mientras Cho daba lo mejor que sí para atacar con llamas y alejar a los oponentes, esfuerzos que cada vez se quedaban más cortos tanto por el cansancio de la estudiante como el incremento de oscuridad.

Ryoji observó la situación. No había forma que los dos pelearan contra tanta cantidad de Heartless, menos en ese ambiente que cada vez se ponía peor, tanto por la abundancia de enemigos como por el tan elevado índice de oscuridad pesada que claramente afectaba a Cho con fuerza. La estructura frágil del edificio podría volver a fallarles y no tenían una vía de salida accesible. El equipo que los encargados del examen les habían proveído para la misión tampoco les iba a ayudar.

Oblivion organizó ese examen y posteriormente permitió que estudiantes realizaran un trabajo altamente impredecible, hasta para acceder a una sección de la isla alejada y previamente prohibida. Luego activó un proceso desconocido sin tener información o conocimiento previo, fácilmente involucrando a todos los presentes dentro de la isla a un peligro posiblemente tan grave como el misterio de hace seis años… era decepcionante, por decir poco.

El examen ya no podía quedarse a manos de un grupo de jóvenes sin experiencia que pagaban por la falta de profesionalismo de sus superiores.

Cho lanzó una esfera de fuego para atacar a otros Heartless cercanos, pero el efecto de su elemento pasó desapercibido frente a esa enorme avalancha de sombras. No contaba con más energías, pero sólo le quedaba gastar las que le quedaban mientras pudiera…

Y en eso, Ryoji le agarró de la muñeca, jalándole hacia él.

“Sígueme,” dijo él, con una voz tranquila y decidida. “Vamos a buscar una salida.”
“¿Eh?” Cho se confundió.
“Pero tienes que apagar tu elemento, de lo contrario atraerás a todos los Heartless.”
“¡¿Q-qué?! ¡P-p-pero no hay luz!”
“Sé que suena ridículo, pero sé lo que hago. Sólo sígueme,” él le jaló y se puso a correr. Cho tuvo que seguir por inercia para evitar caerse. No le gustaba correr ciegamente, pero al menos su amigo le agarraba con fuerza.

Lo único que podía hacer era confiar en él.


     

“Esto…” Kurisu miraba a la pantalla de la supercomputadora, sorprendida. La función ‘Reservoir’ estaba operativa, y los datos que mostraba eran números de varias máquinas. Luego de estudiar las lecturas y comprender a qué se referían, se quedó atónita.
“Kurisu, ¿qué ocurre?” Aqua se extrañó de verle inmóvil.
“N-no tiene sentido,” la científica sacudió su cabeza, y miró a la directora. “Pero… si estos números son serios… sólo quiere decir que Excelsior encontró un modo de recolectar y encerrar la oscuridad pesada para eliminar los frentes de oscuridad.”
“¿En serio?” un asistente se sorprendió. “Pero eso es imposible, contradice con todo el trabajo que hemos hecho hasta ahora.”
“Exacto, pero…” Kurisu volvió a mirar la pantalla. “Según esta función, energía pesada está siendo recolectada por varias máquinas en el laboratorio lejano y siendo sellada. Las lecturas de las máquinas son negativas, lo cual indica que el proceso de absorber y eliminar la oscuridad pesada sí está funcionando.”
“¿Cómo se puede hacer eso?” preguntó otra científica. “La energía y magia no puede simplemente eliminarse de ningún modo, menos si está siendo absorbida. El nombre de esta función es ‘Reservoir’… ¿entonces Excelsior estuvo recolectando cantidad masiva de oscuridad pesada a lo largo de los años?”
“…” Kurisu se llevó una mano al mentón, levemente desconcertada por la idea. “Si asumimos que lograron crear un reservorio de energía pesada y un sistema que corriera eficientemente para llenarlo, y que al mismo tiempo no hubiera forma de eliminar a la energía guardada… quiere decir que Excelsior cavó su propia tumba desde el inicio,” volvió a girarse a los demás, con todos los presentes sorprendidos por la teoría. “Tiene perfecto sentido. La catástrofe en Arcadia fue una devastadora tormenta de oscuridad pesada, y casi una implosión. Este lugar fue el único afectado, y la tempestad se originó en la misma isla, y murió aquí también. Sé que no puedo saltar a conclusiones tan fácilmente, pero la posibilidad de que un sistema tan delicado fuera a fallar es altamente probable. Si estoy en lo cierto, tenemos que averiguar qué fue lo que rompió el balance.”
“Pero… energía es energía…” Almaz habló un poco incómodo, no sabiendo si podía tomar la palabra, pero al ser dirigido la atención, supo que tenía que continuar. “¿Acaso no se puede usar la oscuridad pesada de ninguna forma útil? Si está almacenada y retenida, ya no se encuentra fuera de control…”
“Eso es lo que no encaja con nuestro conocimiento y estudios de este tipo de energía,” dijo Kurisu. “Pese a mostrarse como oscuridad, la oscuridad pesada no es compatible con los manipuladores de oscuridad, ni con otros poderes. Es una energía muy rebelde y tiene un comportamiento antagonista. Tiene sentido que un reservorio suene a un recurso, pero en Destiny Islands este mal siempre ha sido un problema sin solución. El sólo hecho que Excelsior haya encontrado la forma de absorberla y encerrarla contradice la naturaleza de la energía. Tendría perfecto sentido si Excelsior hubiera intentado dar un paso más y ver cómo manipular esta energía, especialmente si estaba constantemente absorbiéndola, pero… siento que es ahí donde todo fue mal…” los ojos de la científica parecieron brillar desafiantemente. “Tengo que ir al laboratorio del obelisco. Tengo que ver con mis propios ojos al reservorio de oscuridad pesada y a las máquinas que lo alimentan.”
“¿Sería prudente ir ahora?” preguntó Haruhi. “No sé si contamos con mucho tiempo.”
“Es verdad, quizás tengamos que planear otro viaje,” sugirió Aqua. “Nos hemos excedido por hoy. Esta isla es demasiado impredecible y todos en la base nos están esperando.”
“Entiendo, pero…” Kurisu no dejaba de mirar a esos números en la pantalla, absorbida por la información encontrada. Era un descubrimiento importante…

El momento de reflexión se terminó cuando el celular de la científica sonó. Ella lo sacó y vio la llamada de Rin, desde la base. Debido al principio de limitar la comunicación a lo esencial, y de recibir la llamada de quien normalmente era de dar la ley del hielo cuando se molestaba, debía ser una llamada de urgencia. La contestó.

“Hola Rin, ¿cómo se encuentran en la base?” le saludó neutralmente.
“¡Okaa-san, huyan cuanto antes!” gritó Rin, aterrada. El mensaje sacó de cuadro a todos los presentes. “¡El obelisco está despidiendo una tormenta! ¡Los Heartless están apareciendo por todos lados!” la llamada empezó a entrecortarse. “¡El grado… incremen… nocivam…! ¡Est… aparec… siluet…! ¡L… luz se va…!”
“¿Rin? ¡Rin!” Kurisu vio que la llamada se cortó. Todos intercambiaron miradas. “¿En verdad…? Pero… nuestros indicadores de energía pesada se están manteniendo estables, no ha habido ningún incremento considerable.”
“¡P-profesoras!” una estudiante regresó luego de asomarse al pasillo. “¡Fuera del laboratorio hay Heartless! ¡El piso está inundado de ellos! ¡El ambiente también está demasiado pesado!”
“Imposible…” Aqua salió, y fue como la estudiante reportó. Sintió un malestar típico de un grado elevado de oscuridad, y vio sombras por el pasadizo. Habían estado en lo cierto con respecto a ese laboratorio. Era un bunker en contra de la oscuridad, por eso no habían sentido nada hasta ese momento. Ella regresó rápido al laboratorio. “Tenemos que irnos cuanto antes. No sé qué está ocurriendo, pero este incremento repentino son malas noticias. Regresemos a la base, es el lugar más seguro de la isla.”
“Enseguida,” los estudiantes de Oblivion asintieron.
“…” Kurisu miró a la máquina, y vio esos números en la pantalla incrementar magnitud progresivamente. Era posible que tuvieran algo que ver, por lo cual tuvo que volver a poner el sistema en pausa y a desconectar todo su equipo. Sus asistentes le ayudaron ni bien notaron que la científica había terminado con su labor.
“Front-liners, support, estén listos,” la directora miró a Haruhi y Almaz. “Necesitaremos de su cooperación para huir. Tenemos que trabajar en equipo.”
“Cuente con nosotros,” Almaz asintió con seriedad.
“Esperen, les ayudaré,” Haruhi ayudó a los científicos a cargar los instrumentos.

No había más que hacer aparte de huir. En poco tiempo estarían viendo un escenario digno del estado de alerta de Rin. La tormenta recién comenzaba.
...


Cho

Re: Fic zone
« Reply #16: January 08, 2014, 01:27:45 AM »
48.2.2.

   

Por la obligación del examen Seed, Raspberyl y sus seguidoras tuvieron que seguir la misión de investigar la aparición de los monstruos, pese a las dudas y disgusto que el evaluador les inspiraba. El camino que tomaron a Nadir les llevó sin contratiempos y finalmente vieron ese cuestionable límite triple del Netherworld.

A diferencia de los límites habituales donde abunda el comercio y la gente, Nadir era un amplio e infértil valle, donde había unas contadas casas austeras, insignificantes comparadas con el vacío de la zona. El sendero era amplio e irregular, y se podían ver pocas personas o carretas surcarlo, yendo desde el territorio de los demonios hasta el de youkai, y viceversa. Había un letrero que indicaba otro camino a la barrera del territorio de humanos, pero esa ruta parecía olvidada por todos. Los rumores del aislamiento de los humanos del Netherworld eran corroborados por ello.

Al llegar a la zona, no les quedó de otra que ir a preguntar a quienes pasaban en caso de saber algo de los monstruos. Las respuestas fueron variadas, y poco útiles.

Algunos contestaron con indiferencia, diciendo que no habían notado el incremento, otros diciendo que no eran sus temas y no les interesaba. Otros se negaron a participar en las encuestas con fastidio. Un par de personas, aparte de no querer responder, les aconsejaron de no exponerse o preguntar porque la zona no era segura para ellas.

Pasó un largo rato de no ver a nadie cruzar el camino, por lo cual ellas se acercaron a las casas. Tocaron las puertas de tres, pero nadie salió a abrir. Luego de una caminata, llegaron a una taberna donde siguieron preguntando. Esta vez, además de indiferencia, distintas personas mencionaron posibles culpables. Uno dijo que podía ser obra de los mismos demonios, otra persona sugirió que podían ser algunos youkai rebeldes, y ni bien alguien mencionó como posibles responsables a los humanos, hubo una risa general. Pasado el momento de burla, el dueño de la taberna mostró hastío y les pidió a las demonios que se fueran con sus tontas teorías a otro lado.

Los ánimos del equipo habían bajado considerablemente. Ya había sido un largo rato y no había nada que apuntara a un responsable. Estaban en cero. No les quedó más que caminar y adentrarse en el valle.

Pasaron al costado de un enorme arco de cemento que simbolizaba la entrada al territorio de los youkai, señalado con un cartel, pero no había vigilancia resguardándola. Más allá del arco sólo había un sendero que se dirigía a una cordillera de montañas, donde se perdía el camino. No había punto de salir del Nadir, aparte que la misión claramente era buscar toda la información dentro del límite territorial. Por ello, ignoraron ese camino.

Estaban por terminar el valle y llegar a la continuación del bosque cuando se encontraron con otras casas rústicas y antiguas, pero estas tenían el oficio de ser tiendas de víveres alimenticios. Fue ahí que tuvieron al menos un poco de suerte, luego de ingresar a la tienda de una anciana que vendía leche fresca y quesos artesanales.

“Es imprudente venir hasta acá a preguntar de los monstruos, jovencitas,” les contestó la anciana, luego de entregarles unas tres botellas individuales de leche que las demonios habían comprado. “Si los responsables son impacientes y les oyen, podrían desquitarse con ustedes. Aun sin tocar el tema, podrían ser blancos de los bandidos de la zona. Son jóvenes y de buena imagen, gente como ustedes llaman la atención por aquí.”
“Hemos oído advertencias previas. Muchas gracias por su consejo,” dijo Kyoko.
“Sabemos pelear y nuestra apariencia pulcra es parte de nuestra disciplina, pero tendremos mucho cuidado,” contestó Asuka, asintiendo.
“¿Usted tendrá información que nos pueda servir?” preguntó Raspberyl. “Como una ciudadana que provee alimentos con dedicación en este lugar, no querría importunarle, pero es una misión muy importante.”
“Rara vez salgo de Nadir por provisiones. Por eso no tengo información sobre asuntos del lado de ustedes. Pero sí he vivido aquí casi toda mi vida, y eso me ha hecho aprender, eh… ‘peculiaridades’ de los tres territorios.”
“¿Peculiaridades?” Kyoko ladeó la cabeza.
“¿Se refiere a los habitantes del Netherworld?” preguntó Asuka.
“Precisamente, jovencita,” la anciana levantó un índice y su expresión se tensó un poco. “Escuchen bien, esto les puede ayudar. La anomalía que me describieron de monstruos infestar el bosque y atacar todo a su paso, de tratarse de la obra de alguien, les aseguro que es muy improbable que los humanos del Netherworld sean los responsables.”
“Hmm…” Raspberyl se puso a pensar. “Ellos son un grupo muy cerrado, mentiría si dijera que sé sobre ellos, pero… si mis libros de historia están en lo correcto, ellos no recurrirían a monstruos para atacar, y menos sin presentarse a pelear con sus propias manos.”
“No está mal, tienes toda la razón,” la anciana asintió, sonriéndole levemente. “Los humanos de esta zona tampoco recurrirían a monstruos de ese tipo. Ellos prefieren pelear solos, o recurren a magia intangible. De reclutar ayuda, ellos tienen toda una orden de nigromantes y espiritistas.”
“¡¿E-en serio?!” Kyoko se aterró.
“Ese tipo de magia profunda y sensorial es la debilidad de muchos demonios,” Asuka se afligió.
“Kyoko, Asuka, actúen con profesionalismo,” les recalcó Raspberyl severamente. “No tenemos por qué lidiar con ellos agresivamente. Un encuentro es altamente improbable.”
“Ustedes no tienen intenciones agresivas, ¿verdad?” la anciana se confundió al oír la mención de Raspberyl. “Lo único que esperan es información, ¿no es así?”
“Efectivamente, sabemos que no está en nuestro lugar pelear,” respondió Kyoko.
“Esta es una misión para probar nuestra competencia en investigación, mas no para incitar peleas o líos,” explicó Asuka.
“Descartando a los humanos, ¿qué grupo de individuos puede ser el responsable?” preguntó Raspberyl.
“Me pones en una situación difícil, pequeña. Uno no puede hablar de un grupo como el responsable por una acción de este tipo,” la anciana negó. “Quedan los demonios y youkai, y ambas razas pueden ser los responsables. Está en su naturaleza.”
“¿Entonces existe la posibilidad de que demonios estén dando problemas a demonios?” Kyoko se sorprendió.
“Ustedes vienen del territorio de demonios. Deben saber que no es extraño para los demonios orquestar guerras internas. Dicen que varios puestos de vigilancia del propio jardín del Netherworld han sido afectados por los ataques misteriosos, y para que un demonio sea responsable de atacar a esa institución, tendría que ser uno muy poderoso sin temor a llevarlo a cabo.”
“Entiendo que los demonios siempre intentan mostrarse mejores para alcanzar los títulos de demon lord u overlord, pero… nadie ha aceptado responsabilidad, y todos los ataques han sido muy cerca del límite…” Asuka desvió la mirada.
“No podemos descartar a los demonios como los culpables, pero empieza a sonar más a que los youkai son los más sospechosos,” observó Raspberyl, pensativa.
“Los youkai son bastante independientes, al igual que los demonios, pero ellos procuran tener menor presencia, y no demuestran la avaricia o metas desproporcionadas de los demonios de ser los más ricos o invencibles,” explicó la anciana. “De ser un youkai, sus motivos pueden ir desde debilitar a los demonios, a desarrollar sus técnicas personales, o incluso a jugar una mala pasada por motivos de entretenimiento,” ella les miró fijamente. “Ustedes vienen del jardín del Netherworld, ¿no es así? Su propio director se rumorea ser mitad youkai, y por esa naturaleza se dice que él carece del deseo materialista, pero que toma decisiones por diversión pura.”
“S-suena como él…” Kyoko asintió. “Eh, sentimos darle una idea incorrecta, pero no somos del jardín del Netherworld. Fuimos estudiantes ahí hace años, pero ahora somos parte del jardín de Balamb.”
“¿Balamb?” la anciana se sorprendió. “¿Eso no es otro país? ¿Por qué Balamb les enviaría a esta área del Netherworld? Lo esperaría de gente de la zona, pero no de un jardín tan importante como Balamb…”
“Nuestro instructor dijo que, como provenientes del Netherworld, debíamos tener esta misión tan importante en esta región,” explicó Asuka.
“…” la anciana negó, y se dio media vuelta para continuar con su labor de agregar más mercadería a los estantes. Era evidente para la señora que las tres jóvenes, por más que fueran estudiantes de un jardín y demonios, no tenían la suficiente experiencia para merodear por los alrededores. Las tres tenían la pinta de turistas o estudiosas sin mucho conocimiento del mundo en sí. “Entiendo la razón, pero ustedes debieron haber sido preparadas antes de ser sorprendidas con esta misión.”
“Nuestro examen fue dictado por una persona que al parecer no tuvo contacto directo con nuestro instructor. Dudo mucho que el jardín nos haya dejado venir a Nadir desde el inicio,” Raspberyl desvió la mirada, con leve fastidio. “Nos toca esforzarnos y retomar nuestras investigaciones antes de regresar. Su información ha sido de gran ayuda, pero necesitamos conversar con otras personas que también nos den sus veredictos.”
“Sí, esta reunión nos ha aliviado los nervios,” Kyoko asintió con entusiasmo.
“Pese a lo sorpresivo de la misión, hay que dar lo mejor,” Asuka sonrió alegre. “Estoy muy segura que pese a todo, Alexei se enorgullecerá de todo nuestro esfuerzo.”

Y, por esa mención tan inocente de su instructor, la hospitalidad acababa de terminar.

“Ustedes…” la anciana se volteó, en shock. “¿C-cómo dijeron que se llamaba su instructor?”
“Su nombre es Alexei Karamazov, también conocido como el fundador de Argentum y patriarca de Zellea,” explicó Raspberyl, con cierto orgullo. “No me sorprende que usted haya oído su nombre antes…”
“¡Él es una de las personas más admirables que jamás hemos conocido!” exclamó Kyoko.
“Es un ejemplo para las tres y nos ha ayudado bastante,” Asuka asintió.

Contrastando con las alegres y ligeras palabras de las tres, la anciana salió del counter y caminó a la entrada de su tienda, agarrando la puerta.

“Váyanse,” les demandó, sorprendiéndoles.
“¿Qué ocurre, señora?” preguntó Raspberyl, sorprendida.
“Nosotras no tenemos nada en común. Retírense de inmediato.”
“¿P-pero qué ocurre?” Kyoko se apenó.
“¿Acaso ha tenido algún inconveniente con nuestro instructor?” preguntó Asuka, afligida. “De tener cualquier problema, estoy segura que él le escucharía y recompensaría…”
“Su ‘instructor’ no es bienvenido aquí ni en ninguna parte del Netherworld. Su familia sólo representa una maldición para todos,” ver las caras confundidas de las tres le hacía entender que los tiempos estaban cambiando. Los más jóvenes no estaban conscientes de la verdad de aquel que se hacía llamar el monje… y no pensaba tener nada que ver con ellas si en verdad eran tan cercanas a aquel monstruo. “¡Lárguense de aquí!”

La anciana no dio su brazo a torcer y las demonios se vieron obligadas a retirarse. Ya habrían terminado de preguntar su opinión, pero esa forma de tener que despedirse fue lamentable. Además, las tres estaban muy confundidas por esa reacción. No les cabía en la cabeza que su instructor pudiera generar tanto rechazo en otros.

Luego de ver cómo la anciana cerró su puerta y bajó las cortinas de las ventanas, las tres intercambiaron miradas. No dijeron nada al respecto, sabían que no era el momento de buscar respuestas por esa reacción. Terminarían el examen rápido y luego le preguntarían directamente a Alexei.

“Sé que nuestro instructor es una excelente persona… no sé qué problema podría tener esa anciana con él… o con su familia…” observó Kyoko, mientras caminaba junto a sus compañeras. Las tres estaban caminando hacia el final del valle por donde continuaba el frondoso bosque. Era alrededor de ese punto donde comenzaba el lado de los humanos del Netherworld, por lo cual no podían acercarse demasiado.
“Sí comentó algo sobre su familia. Debe ser muy importante,” Asuka desvió su mirada, apenada. “Él es un humano del Netherworld, y esta región siempre ha estado hundida en guerras… y él es un inmortal. Supongo… es normal que todos los envueltos se vean mal ante algunas personas…”
“Lo que dices tiene sentido, Asuka, pero no podemos estar seguras con teorías,” dijo Raspberyl, con un tono cortante. “Regresemos a concentrarnos en el examen. Atenderemos este caso después.”
“¡Sí!” sus compañeras afirmaron con determinación.

Les quedaba ver otras pocas casas que vendían provisiones, y aparte de eso, sólo podían recurrir a esperar a que más viajeros pasaran por el sendero para interrogarles, lo cual no tenía un buen pronóstico. Sin embargo, cuando estaban caminando en dirección a una granja, se encontraron con una sorpresa. Un ataque.

“¡Chicas!” Raspberyl exclamó con fuerza y llamó la atención de su equipo a un enorme barril que fue lanzado hacia las tres.

Ellas saltaron, apenas esquivándolo y ese barril se rompió al impactar con el piso, estallando por la presión del agua que había estado conteniendo. Fue un ruido ensordecedor, y les habría lastimado bastante de no haberlo notado. También, un barril como aquel repleto de agua debía de pesar más de doscientos kilogramos, pero fue lanzado con tal facilidad como un globo lleno de agua.

Las demonios miraron a la dirección de la que el barril vino, y se encontraron con una desagradable sorpresa. Una joven usando un poncho amarillo que cubría su rostro estaba parada frente a las tres, inmóvil. Era la temible Rainy Devil, sin lugar a dudas.

“M-mi señora…” Kyoko estaba alterada, y dio un paso hacia atrás ni bien vio a la desconocida caminar tranquilamente hacia ellas.
“¿Q-qué hace Rainy Devil aquí?” preguntó Asuka, visiblemente asustada. “N-n-no vamos a ser sus próximas víctimas, ¿c-cierto?”
“…” Raspberyl dio un paso adelante, dispuesta a proteger a sus compañeras de esa sorpresiva amenaza a todo costo.


     

“Pequeñas…” Rainy Devil habló. Tenía una voz que le delataba mayor que ellas por unos pocos años, y un tono juguetón y levemente irónico. “Sean sinceras conmigo…” su voz bajó de volumen, sonando extrañamente amenazante. “¿Acaso no creen… que ya han hecho demasiadas preguntas?”
“¿Q…qué quiere decir?” Kyoko sintió sus propios latidos a mil.
“¿Qué pretenden con buscar información de la infiltración de monstruos a su lado del Netherworld? ¿Quieren ser ‘héroes’?”
“¿Nos ha estado observando?” Asuka se aterró. “¡N-no es nuestra intención incitar ningún tipo de pelea! Lo único que hacemos es investigar e informar…”
“¿Y no creen que sólo ser informantes es suficiente para llamar la atención a este caso de los monstruos que debería quedarse bajo las sombras?”
“¿Qué?” Raspberyl se sorprendió por esa rara pregunta. “Rainy Devil… sí, ciertamente es el título de una temible asesina pero… ¿acaso tienes alguna conexión con este suceso? No hubiera pensado que una persona sin afiliaciones cometería un acto como es el de atacar a puestos de un jardín…”
“¿Cometer? Te equivocas, yo no tengo nada que ver con el ataque. Yo sólo tengo un simple trabajo dado por los verdaderos responsables: Callar a todos los que intenten resolver el misterio. Eso, ahora, incluye a ustedes.”

Las demonios se quedaron desconcertadas, y el miedo incrementó en sus rostros. Ante un ataque, ellas no se irían a dar por vencidas inmediatamente, pero sabían lo fuerte que esa asesina era, basándose en varios rumores. Esta enigmática figura levantó su índice y les apuntó determinantemente.

“Qué conveniente que llegaran a pensar en los youkai, o quizás en los demonios, como los verdaderos culpables. Nunca se sospecha de los humanos, ¿no es así? Como humana del Netherworld, es vergonzoso ver cómo se nos desprecia,” la mano que usó para apuntarles se comprimió en un puño, y varios lazos de agua empezaron a rodearla, pronosticando un próximo ataque. “Pero en este caso, nuestro bajo perfil permite que le echemos la culpa a los demás.”
“¡Entonces…!” Raspberyl se quedó sin palabras.
“¿Por cuánto tiempo más el Netherworld se olvidará que nosotros los humanos somos realmente mortales? ¡¿Por qué no se lo preguntan a quien les dio la misión en primer lugar, o a su propio instructor?!”

Esos lazos de agua incrementaron su tamaño exponencialmente y terminaron por formar una enorme olla de agua que barrió a las tres demonios con gran fuerza. Ellas terminaron cayendo dentro del frondoso bosque, y se levantaron de inmediato para ver a la asesina correr con una admirable rapidez para continuar con su ataque.

“¡Mi señora!” exclamó Kyoko.
“¡Levántense y huyan! ¡Sobrevivir es nuestra prioridad!” ordenó Raspberyl.

El equipo se levantó y comenzó a correr con dificultad por el bosque. Un ruido fuerte se oyó y ellas no evitaron mirar brevemente hacia atrás. Rainy Devil acababa de mostrar ser capaz de derrumbar árboles enteros con una patada o golpe para abrirse camino. También vieron que ella les lanzó varios torrentes de agua que tuvieron que esquivar con mucho cuidado. Tenían que encontrar una forma de perderla de vista, o no saldrían vivas de ahí.



Mientras tanto, Flonne caminaba por el valle de Nadir mirando de un lado a otro, desorientada. Ella nuevamente había encontrado un nido de hiedra venenosa del cual tardó mucho tiempo de librarse. Ello causó a que se quedara un rato curando el efecto del veneno, y por un instante por poco y sintió que se había quedado sin poderes al no sentir la horrible picazón desaparecer. Tan sólo esperaba que esas plantas no hayan plantado alguna semilla en su piel, porque con tantos atascos en el camino no sería sorprendente.

Luego de estremecerse con esa idea y despejarla de su cabeza, la ángel continuó caminando, preocupada. No veía a las tres demonios por ningún lado, y considerar la amplia visibilidad de ese vacío valle era inquietante. Esperaba que estuvieran bien, y fuera de peligro. No podía decepcionar a Alexei con su misión de vigilarlas… pero empezaba a temer que lo había hecho sin darse cuenta…

Su distracción le hizo caminar sin prestar atención en sus alrededores, y por ello, terminó chocándose con un hombre grande que estaba parado junto con un grupo de amigos frente a una de las tabernas de la zona. Flonne se asustó al verles. Claramente eran bandidos, o criminales de algún tipo.

“¡Oye, fíjate por donde caminas, mocosa!” reclamó el ladrón.
“¡E-ehh, perdón, me distraje!” Flonne dio una rápida reverencia y procuró irse lo antes posible, pero otro par del grupo se fijaron en ella y le cerraron el pase.
“¿Qué te crees, pequeña?” le preguntó uno.
“¿Piensas que puedes alejarte de nosotros así nada más?” preguntó el segundo.
“N-no es que quiera faltarles el respeto o algo ehh…” ella negó y les miró con determinación. “Escuchen, no quiero problemas y sé que ustedes tampoco, así que si me disculpan, con permiso…”
“Oye tú,” otro grandulón le agarró de un hombro, mientras los demás encontraron la actitud de la otra un tanto molesta y graciosa.
“¡Suéltenme!” Flonne se sacudió y se dio media vuelta. Su rostro ahora expresaba mal humor, del tipo que no intimidaría a nadie. “No se intenten meter conmigo. Les aseguro que soy más ruda de lo que creen.”
“¿Ruda tú?” un bandido le miró con desconcierto y los demás empezaron a reír. “Haha, no seas ridícula. Es obvio que no eres de aquí, y pese a que tus ropas están sucias y traes contigo restos de hiedra venenosa, se nota que eres de clase alta. Tú no te vas a ir a ningún otro lugar ahora, ¿entiendes?”
“¡N-no se acerquen!” Flonne dio un paso hacia atrás, pese a estar ya rodeada, y se puso la máscara de superhéroe. “¡Soy feroz, poseo el puño de la justicia!” y en ese instante, uno de los matones le quitó su máscara, desarmándole. “¡Ahh, noo, dámelo!”
“¡Deja de burlarte de nosotros!” le gritó el agresor, levantando la máscara para que ella no pudiera alcanzarla. La rubia se aturdió un poco por la fuerte voz de la persona. “Ahora cállate o te las verás con cada uno de nosotros.”
“La estamos haciendo larga,” otro bandido comprimió sus puños. “Atrapémosla.”

Flonne vio a todos mirarle fijamente. Ella podría no ser indefensa, pero los enemigos eran muchos y no quería agredir a nadie, menos en un lugar como aquel donde podría haber represalias. Tendría que ver el modo de todavía salir de ahí ilesa y esquivando a todos, si es que eso seguía siendo posible…


 

“Yo le dejaría en paz. De inmediato,” sugirió Ivan, apareciendo repentinamente a un par de metros del grupo de bandidos.
“¿Y quién te crees tú para…?” un bandido se volteó, y se quedó en shock. La gran mayoría de los ladrones también se congelaron al ver al recién llegado.
“¿Q-qué pasa?” preguntó un ladrón confundido.
“Es uno de ellos… un Karamazov…” contestó otro, aterrado.
“¡N-no se asusten! ¡Somos nueve, él no puede hacernos nada!” un bravucón del grupo se acercó a Ivan, mirándole con odio.
“Hm, saben quién soy. Y siempre pensé que mi hermano era la celebridad,” Ivan alzó una ceja, con indiferencia.
“¿Te crees la gran cosa?” el bravucón sacó una cuchilla.
“¡N-no le lastimes!” gritó Flonne, asustada por las posibles consecuencias.
“¿Intentas probar tu suerte, o pretender que eres mejor que tus amigos? Sea cual sea tu imprudente razón, te conviene más unirte al temor de los demás,” Ivan le miró con ojos gélidos. “La gente que habita esta región en su gran mayoría aún no había nacido para ver de lo que yo y mi hermano somos capaces de hacer, pero nuestras reputaciones siguen aterrorizando a personas hasta el presente. Con tu amenaza, ¿estoy supuesto a entender que ha llegado el momento de ‘renovar’ el miedo?” no necesitaba mirar a sus alrededores para saber que todos los presentes en la taberna y otros locales aledaños estaban al pendiente de lo que ocurría, mirándoles con terror. “¿Debería usarte como ejemplo?”
“…” el bravucón comprimió el agarre a su arma y apretó sus dientes. No estaba del todo seguro de su intención de lastimarle. Se notaba que tenía miedo, pero no quería darle satisfacción a su oponente.
“V-vámonos…” uno de sus compañeros le agarró del hombro y le jaló.

Así, los bandidos se fueron caminando lentamente, rendidos y fastidiados. Ni bien Flonne vio a uno de ellos tirar su preciada máscara al piso, ella corrió a recogerla y a quitarle el polvo de encima, pero entonces volvió a sentir a alguien agarrarle de un hombro.

“¡AHHH!” ella se asustó al estar con los nervios de punta.
“No exageres,” Ivan negó, impaciente. “Ven, ya hemos llamado demasiado la atención.”
“S-sí…” ella asintió, cabizbaja, y los dos comenzaron a caminar, adentrándose en el valle. “I-Ivan… eh… ¿qué haces aquí?”
“¿Acaso no te ha bastado asecharme para saber lo que estoy haciendo?”
“¡¿EEHHH?! ¡¿T-te diste cuenta de mi presencia?!”
“Por supuesto. Sabes que siempre estoy alerta para detectar otras mentes a mi alrededor,” él le miró de reojo, sonriendo levemente. “Pero en tu caso, tu mente siempre ha hecho eco a mis poderes. Debe ser porque eres descerebrada.”
“¡N-no te burles de mí!” Flonne hizo un puchero. Él siempre había sido impaciente y algo cruel con ella. “Entonces, supongo no debí esconderme si te diste cuenta de mí… no sabes con cuánta hiedra me he encontrado…”
“Sí te ocultaste de ese trío de demonios. Eso es lo más importante.”
“Ahh, cierto,” Flonne asintió, un tanto más satisfecha, hasta que recordó lo más importante del asunto. Ella miró al mayor con cólera. “¡IIIHHH! ¡¿Pero qué crees que haces aquí diciéndole a unas chicas inocentes que se adentren en Nadir?! ¡Este sitio es muy peligroso y sensible! ¡No se puede hacer ninguna misión sin pensar en las consecuencias! ¡Eres… ehh… m-malo!”
“Detente, lo último que me interesa hacer es alimentar tu colorido vocabulario.”
“¡Te he dicho que no te burles!” ella comprimió sus puños. “¡Ellas son estudiantes de Alexei y él estará muy molesto en cuanto se entere de lo que has hecho!”
“Él ya lo sabe, ¿acaso no le enviaste un mensaje a su celular?”
“P-pues sí… ahhh, deja de leer mi mente…” Flonne agarró su cabeza y la sacudió, como quien intentaba librarse de algún espíritu maligno. Acto seguido, miró al mayor con reproche y en silencio, esperando que este fuera a explicarse.
“…” él dio un suspiro. “A veces no sé si tu voz es más chillona que tus pensamientos. Viendo que las tres demonios no están por los alrededores, una explicación no interrumpirá el examen. He venido a darles una misión sensible para probar el carácter y la madurez que tienen, más aun por ser una misión únicamente de investigación. Las tres son demonios y poseen una disciplina poco característica de su especie, aparte de tener metas e ideales firmes. Ellas pueden prometer bastante en el futuro, pero para ello, es necesario hacer algo que el propio jardín ha olvidado.”
“¿Q-qué vendría a ser eso?” Flonne se confundió.
“Desafiarles y hacerles crecer como personas, y como guerreras,” Ivan le miró, con frialdad. “Debe ser obvio para ti que los Neterianos están más activos que antes. Han comenzado a realizar ataques y hacer presencia, y a estas alturas, en las únicas personas en quienes todos los civiles pueden confiar o apoyarse es en los estudiantes de jardines y otras instituciones similares. El problema de todos es que se ha vivido en paz por mucho tiempo, y las nuevas generaciones lentamente olvidan cómo pelear, o lo que significa ser un usuario de magia. Y los únicos que realmente siguen dando todo de sí mismos para volverse más fuertes son los mismos Neterianos,” él negó. “Alyosha no podrá permanecer como el patriarca de Zellea cuando la guerra estalle. Él no es un líder de los civiles. Su verdadero rol en la capital es ser una constante amenaza en contra de los invasores, al igual que Dakki. Por eso he hecho este examen, porque es hora de ser crueles con quienes quieren realmente ayudar a los demás a la hora del caos.”
“…” Flonne se afligió. Entendía su motivo y no podía decir que estaba en desacuerdo, pero… él siempre había sido tan frío y cruel con los demás.
“Soy pragmático. Esto no es crueldad,” él entrecerró los ojos, luego de leer su mente.
“Siempre eres al menos un poco cruel,” Flonne le volvió a mirar con molestia. “No me parece justo que tu primer intento de lección sea internarlas en esta zona.”
“Nadir realmente no es tan peligroso como todos creen que es, siempre y cuando uno sepa comportarse. Sólo es peligroso cuando alguna persona de importancia surca por el valle, sea Alyosha, o la orden real de los humanos, o la misma dama de negro, o alguien con poder que aprovecha esta región sin afiliaciones para lastimar a otros.”
“…” Flonne bajó la mirada y comprimió sus puños. Esos ejemplos sólo se aplicaban a gente de mayor poder, porque para los civiles siempre había riesgo. Y realmente… no entendía por qué Ivan se había vuelto un aliado de la dama de negro. Eso era algo que siempre ponía los pelos de punta a Alexei…
“Esos son mis asuntos,” Ivan desvió la mirada, con indiferencia.
“¡Ahh, te he dicho que no leas mi mente!” Flonne se resintió. “Además, acabo de tener problemas con bandidos. ¿Acaso eso no cuenta como peligro?”
“La única razón por la cual ellos se fijaron en ti es porque chocaste estrepitosamente contra uno de ellos. De lo contrario, ni te habrían visto,” observó él, cruzado de brazos.
“C…cierto…” Flonne volvió a bajar la mirada. “G-gracias por salvarme.”
“Eres la amiga de Alyosha, es lo menos que puedo hacer por ti.”
“S-sí,” la ángel se sorprendió por esas palabras. Él a veces decía palabras así con la misma indiferencia de siempre, pero al menos era algo de amabilidad de su parte. “Uhh… pero no veo a las tres por ningún lado… ya me está preocupando.”
“Hace pocos minutos, las tres se encontraron con Rainy Devil, quien les ha atacado. Ellas han huido y se adentraron en la continuación del bosque,” explicó Ivan.
“¡¿Q-qué?! ¡¿Qué hace esa asesina por aquí?!” Flonne lo pensó un poco y apuntó al mayor acusatoriamente. “¡Es por ti! ¡Estoy segura!”
“Es un obstáculo para medir lo maduras que son luego de sobrevivir a un ataque y recibir la idea errónea de que los humanos son los responsables de los monstruos.”
“¡Ahhh, eres malo, realmente malo! ¡Y cruel! ¡Ahora sí estás siendo cruel! ¡Y-y-y lo peor de todo es que este bosque lleva directamente al lado de los humanos del Netherworld! ¡Y-y-y-y-y ellos rara vez abren sus puertas y las considerarán como enemigas invasoras! ¡AAAHHH, están fritas!”
“Cállate…” él desvió la mirada, cansado de oír su chillona voz.
“¡Pero no actúes con tanta indiferencia! ¡S-si algo les fuera a pasar y son pintadas como enemigos y-y si Alexei llega a defenderlas, esto va a ser un completo desastre!”
“Flonne…”
“¡Lo menos que tu hermano necesita ahora es estrés! ¡Él tiene mucho de qué ocuparse!”
“Escúchame,” Ivan entrecerró los ojos.
“¡Vas a causar una enorme controversia y ensuciarás la reputación de muchos! ¡Las pobres van a estar destrozadas y maltratadas y el mismo jardín de Balamb se puede meter en un tremendo lío y- AAHH!” Flonne no pudo continuar porque el mayor le jaló de una oreja, con hastío.
“Aprende a escuchar,” él le soltó y vio a la rubia lloriquear mientras se sobaba su oreja. “¿No crees que la razón por la cual me interné a Nadir en vez de esperar en el punto de encuentro a que las tres regresaran es porque todo está fríamente calculado? En este mismo instante me estaba dirigiendo al reino de los humanos a explicar la situación y detener cualquier escándalo. Es una lástima que tú me retrases tanto.”
“Oye, no me culpes.”
“Y sinceramente, si ellas terminan causando un escándalo y acusando a los humanos por crímenes que no han cometido, es porque realmente no son maduras para afrontar una situación tan simple como esta sin pensar en las consecuencias. En ese caso, si fueran a necesitarme para aclarar la situación, las tres fallarán el examen inmediatamente.”
“…” Flonne no se veía nada satisfecha. Él volvía a ser muy duro con ellas.
“En marcha,” Ivan caminó hacia el bosque. La ángel estaba de mal humor, pero no podía quedarse atrás, así que tuvo que aguantar sus reclamos y seguirle. Tenían que apurarse.


     

“¡AAHHH!” Kyoko se lanzó al piso, esquivando un árbol que fue lanzado hacia ella. Asuka llegó para agarrarle de su mano y la levantó de un solo jalón. Así continuaron corriendo, evitando varios torrentes de agua.
“¡No se queden detrás!” exclamó Raspberyl. Por sus rasgos de dragón, ella se vio forzada a volar usando sus alas, lo cual le daba más movimiento que sus compañeras, pero no iba a dejarles atrás. De repente, vio un torrente dirigirse a ellas rápidamente e invocó fuertes llamas. Estas no detuvieron al agua, pero originaron gran cantidad de vapor que les dio una improvisada cortina. “¡Por aquí!”

Aprovechando la abundancia de vapor, las tres dieron un giro brusco a la derecha y se internaron en un área más densa del bosque. Conforme iban huyendo, ellas oyeron el ruido de varios árboles siendo impactados y cayendo al suelo. Notar que el sonido empezaba a alejarse les dejó saber que Rainy Devil no había podido ubicarlas aún. Y si bien ese hecho les dio un pequeño respiro, la asesina eventualmente pudo encontrar el camino por donde ellas se habían ido, y la velocidad con la cual les dio el alcance fue sorprendente, y escalofriante.

“Haha, casi se escapan,” comentó Rainy Devil, entretenida. Ella se paró en una gran rama, y con sus dos manos jaló otras ramas grandes del árbol, para usarlas de proyectiles. Continuó saltando de árbol en árbol y repitiendo su acción para atacar a las tres, y ni bien pudo bloquearles el camino con un par de sus proyectiles, dio un gran salto para darles un ataque en picada.
“¡C-Chicas!” Kyoko exclamó al ver a Rainy Devil caer, con un puño apuntado hacia ellas. Las tres demonios saltaron con las justas para evadir el ataque. El impacto del golpe hizo levantar la tierra y estremeció todo a su alrededor.

Rainy Devil se levantó completamente ilesa e inmutada pese a la gran demostración de su poder, y mirando en una dirección aleatoria, terminó dirigiendo su atención a Asuka.

“¡Déjale!” gritó Raspberyl, al ver cómo la asesina corrió hacia la samurai. Asuka estaba en shock, y al ver torrentes de agua ser disparados hacia ella, decidió tratar de congelarlos para detener el ataque. Sin embargo, no pudo contrarrestar el ataque por completo, y por más que haya usado el hielo como un escudo, su defensa fue quebrada por el agua con mucha rapidez.
“Esto no es divertido,” Rainy Devil llegó donde Asuka y luego de darle un fuerte golpe en la cabeza que causó aturdimiento, la levantó agarrándole del cuello del kimono. “Sinceramente, había esperado una mayor resistencia.”
“¡Asuka!” Kyoko corrió, alistando su arma. A medio camino, lanzó su gancho para atacar a la oponente, y vio a Rainy Devil agarrarlo con su mano libre. El gancho terminó siendo jalado con tal fuerza y rapidez que Kyoko fue arrastrada y se estrelló contra un árbol.
“¡Déjanos en paz!” Raspberyl atacó desde arriba, lanzando varias llamas. La asesina invocó un velo de agua que detuvo el constante ataque, y ni bien levantó su mirada para pensar en qué responder a la dragona, Asuka concentró fuerzas y le dio una fuerte patada en el abdomen para que le liberara.

Esa agresión hizo que la enemiga soltara a su presa y diera un par de pasos hacia atrás. No había sido realmente lastimada, pero fue suficiente distracción para que las demonios continuaran huyendo de ella.

“Haha…” Suruga decidió darles unos segundos más mientras las inocentes huían de ella. Al ver a sus presas irse, se tomó la libertad de quitarse la capucha y revisar su celular. Vio que Mogamigawa comentó que en Arcadia estaba empezando una fuerte tormenta y que estaba aterrada por ello, pero por su misión no había podido contestarle. Bueno, al parecer la señal de Mogamigawa se había caído. Tendría que preguntarle cómo le había ido al final del día.

Sabiendo que no le quedaba mucho más ‘terror’ que infligir a las tres víctimas, se puso su capucha y volvió a correr detrás de ellas, encontrándoles con relativa facilidad.

“¡S-s-se está acercando demasiado!” comentó Asuka, asustada.
“¡M-mi señora, tenemos que hacer algo!” exclamó Kyoko.
“¡L-lo sé!” Raspberyl estaba pensando. ¿Pero qué? Esa enemiga claramente estaba en un nivel de experiencia mucho mayor al de ellas, y sólo detenerse para decirle algo o pretender contraatacar era suicida. Lo único que les quedaba era resistir y huir por el mayor tiempo posible, y eso poco a poco demostraba ser inútil.

Rainy Devil extendió su brazo y se originaron más torrentes de agua, los cuales esta vez fueron apuntados al piso, y en poco tiempo, inundaron el camino con una fuerte corriente de agua. Las demonios perdieron estabilidad, y poco después de tropezarse y caer, una fuerte onda de agua las impulsó varios metros, estrellándolas contra árboles. Con eso, la asesina entendió que ya había sido demasiada tortura y comenzó a pensar en una forma de acabar con su charada…

Pero no tuvo que hacerlo, porque repentinamente, comenzaron a aparecer unos extraños seres por todo el bosque. Sí, eran fantasmas…

“Oops, me adentré demasiado…” pensó Suruga, entendiendo de qué se trataba. Estaban cerca de algún escuadrón de humanos que habían notado sus presencias.
“¡AAAHHH! ¡¿Qué es esto?!” preguntó Kyoko, aterrada.
“¡T-tenemos que huir!” gritó Asuka.
“¡Levántense!” Raspberyl ya estaba de pie, y notó cómo varios fantasmas empezaron a reunir energía, con la cual atacaron a las invasoras desde todas las direcciones.

Las demonios siguieron huyendo, esta vez de los agresivos fantasmas. Suruga se quedó esquivando los ataques de las apariciones, a veces usando ramas de los árboles como escudos. Ella pretendió darse media vuelta y retirarse, pero entonces vio a los fantasmas formar una barrera circular muy amplia, restringiendo su movimiento.

“Hm…” la pelinegra se encogió de hombros y se volteó, viendo a un joven entrar al círculo de fantasmas. Era un chico alrededor de su edad, con los cabellos grisáceos, expresión apagada, y llevando consigo un extraño libro… tenía sentido que fuera él, viendo la cantidad de fantasmas que habían hecho aparición. Contrario a la situación, ella sonrió ampliamente. “¡Hola Takeshi! ¿Qué te cuentas?”
“…” el dirigido entrecerró los ojos por la actitud despreocupada e irresponsable de la ‘invasora’. Él estiró un brazo a un costado, y con esa señal, las apariciones no tardaron en esfumarse. “Explícame qué está ocurriendo aquí, Suruga…”


   

“C-creo que los fantasmas ya se fueron…” Kyoko miraba en todas direcciones, sin poder calmar sus nervios. “R-Rainy Devil tampoco está a la vista…”
“Sé que como estudiante de honor realmente no debería desearle el mal a nadie… pero espero que esos fantasmas la retrasen más…” Asuka admitió con gran pesar.
“Si ella estuviera siguiéndonos, la podríamos oír desde ahora,” Raspberyl dio un vistazo hacia atrás, pero no había nadie más aparte de ellas tres.

Con la desaparición de los fantasmas y Rainy Devil, ellas tres pudieron bajar un poco la velocidad y eventualmente se pusieron a caminar. Luego de la terrorífica situación, necesitaban un largo descanso, y esperaban que no hubiera necesidad de más encuentros bélicos en lo que restaba del examen. Lo que importaba era encontrar un camino que les llevara de regreso a Nadir y terminar con los últimos detalles del reporte que tenían que hacer respecto a los monstruos en el Netherworld.

En eso, ellas notaron un claro en el bosque. No, era más bien el final del mismo. Esperando encontrar ayuda o direcciones, las tres se apuraron y terminaron saliendo a un valle lleno de campos de cultivo. No había ningún trabajador presente, pero ellas no tuvieron que buscar mucho tiempo para ser recibidas por un conjunto de personas.

“¡Ahí están!” exclamó un soldado, llamando la atención de las tres. Las demonios se vieron rápidamente rodeadas de varios soldados portando lanzas, quienes les apuntaron con sus armas.
“¡O-oigan, ¿qué hacen?!” reclamó Raspberyl.
“¡Ustedes son invasoras, y han sido descubiertas causando estragos en el bosque!” declaró otro soldado.
“¡N-no fuimos nosotras!” exclamó Kyoko.
“F-fuimos atacadas por una asesina, sólo intentamos huir de ella. Les decimos toda la verdad, créannos, por favor,” suplicó Asuka.

“Eso lo decidiré yo,” entonces, un joven de cabellos azules habló, y unos de los soldados abrieron paso para que este encarara a las invasoras. El recién llegado desenvainó su espada y apuntó a las tres demonios. “Suelten sus armas y mírenme directamente a los ojos. Quiero que digan todo lo que ha ocurrido hasta este instante.”
“¿Quién es usted?” preguntó Raspberyl. Había algo extraño en ese chico, sobre todo por la autoridad y fuerza con la que actuaba.
“Hablan con Chrom, el príncipe de Ylisse, el reino conocido como el refugio de los humanos en el Netherworld,” respondió él, puntualmente y con algo de brusquedad. “Sean sinceras, porque su invasión es un acto de agresión contra el reino. Ustedes están en serios problemas por lo que han hecho.”

El punto crucial del examen acababa de iniciar. Pronto, los envueltos dentro del desastre se encontrarían, cara a cara.


     

Mientras el equipo aspirante debía estar caminando en medio de alguna pradera, la emperatriz junto con sus hermanitas y Astrid ya estaban en el lugar de los hechos. A pocos metros del temible dragón, específicamente.
“Wow, es enorme,” dijo Miku, sorprendida y mirándolo fijamente a diez metros de distancia. Ella se giró rápidamente. “¿Segura que el dragón no me atacará?”
“¡Completamente!” Koishi asintió repetidamente, con certeza y una brillante sonrisa. “El dragón no está consciente de nuestra presencia porque he bloqueado parte de su alerta y reconocimiento. Onee-sama le ha puesto un hechizo de atracción para que no abandone este lugar, y así tendremos asientos de primera fila para el examen. Sólo asegúrate de no entrar en contacto con la bestia, ¿de acuerdo?”
“Ohh, claro,” Miku se impresionó. Ello era algo que no dejaba de hacer cuando pasaba tiempo con sus hermanas. “Las dos son tan geniales.”
“Oh, no es nada, querida~” Dakki rió un poco. “Koishi-chan y yo tenemos muchos años de experiencia, pero tú tienes apenas cinco y ya eres toda una diva internacional~♥ Eres sin duda la más sorprendente aquí.”
“Eso no es verdad,” la peliverde sonrió incómoda. “Iré a recoger muchas flores. Qué suerte que el dragón estuviera dentro de tan hermoso jardín natural.”

Los demás presentes vieron a la joven diva correr felizmente hacia uno de los más abundantes grupos de flores, mirando y seleccionando cada pequeña flor, incluso maravillándose con un par de pequeñas mariposas que revoloteaban cerca de ella.

Y mientras las tres hermanas disfrutaban del agradable y casi trivial paseo, Astrid ya estaba sentada frente a una elegante mesa armable con una gigante sombrilla para protegerle del sol, donde las mucamas estaban sirviendo un delicioso almuerzo de comida italiana con todo tipo de aperitivos. La instructora del jardín tenía su cabeza apoyada sobre una de sus manos, mostrando su aburrimiento mientras una mucama a su derecha le servía un refresco de naranja y la otra a su izquierda rociaba queso parmesano desde un molinillo tradicional con toda paciencia. Viendo el comportamiento neutral, apagado y extrañamente paciente de las dos mucamas, en muchas partes del camino a Astrid le habían dado ganas de preguntarles si tenían personalidad, pero siempre optó por desistir. Considerando todos los horribles rumores sobre la emperatriz, seguramente esas dos mucamas efectivamente no tenían personalidad.

Entonces, su agradable momento a solas se acabó cuando Dakki y Koishi se acercaron para tomar sus sitios donde la comida ya estaba servida para ellas. Esas dos de las tres alegres hermanas seguramente le harían hablar y hartar con cualquier capricho.

“¡La comida ya está servida!” exclamó Koishi, quien sacó el cobertor de metal de su plato, y miró a su pasta con una expresión de gran sorpresa que se esperaría de ella. “¡Ohh, se ve tan rico! ¡No puedo esperar para comer!”
“Tenemos los mejores cocineros, sin lugar a dudas,” Dakki dio un par de palmadas y las dos mucamas le miraron. “Buen trabajo. Traigan el bolso azul con círculos, por favor.”
“¡El bolso azul con círculos!” Koishi se sorprendió ni bien vio a las dos mucamas retirarse y recoger dicho bolso del auto de safari. “¿Vamos a jugar a algo, onee-sama?”
“Sólo a lo que el bolso azul con círculos contiene,” Dakki sonrió, recibiendo el bolso en su mano y viendo a las mucamas retirarse. “El juego de la pandereta~♥”
“¡Amo el juego de la pandereta!” la peligris movió sus brazos de un lado a otro como si estuviera bailando. “¡Es divertido y emocionante!”
“Qué bueno que te guste~♥” Dakki pasó a mirar a la instructora que estaba moviendo su tenedor por su pasta, y ella miró a la emperatriz al notar que estaba siendo mirada. “No podemos dejarte de lado en nuestras conversaciones. Déjame explicarte el juego, Astrid.”
“Oh, no hay necesidad de interactuar conmigo,” contestó la instructora con indiferencia y alzando una ceja. “Les aseguro que arruinaré su tan agradable tarde. Sólo déjenme agradecerles por la comida, está bien preparada.”
“No seas tan arisca, la razón por la que vamos a jugar al juego de la pandereta es porque te queremos incluir~♥” la emperatriz formó una sonrisa gatuna. “Es un juego que Koishi-chan y yo inventamos para proteger la inocencia de nuestra querida Miku,” ella sacó una pandereta del bolso y se la dio a Koishi. “Vamos a hablar de temas relevantes para nosotras que pueden ser un poco malignos para las puras orejas de Miku, y por eso, Koishi tiene el deber de tocar la pandereta ni bien nuestra diva se acerque a una distancia en la cual nos puede oír.”
“Tengo muy buena alerta,” Koishi asintió, con un orgullo infantil.
“Ni bien escuche la pandereta sonar, será mi deber cambiar el tema de conversación a la primera idea superficial que se me venga, ohohoho~♥” Dakki sonrió fascinada.
“No nos conocemos, ¿qué conversación maligna podríamos tener?” preguntó Astrid.
“Lo único que tenemos en común en nuestras vidas: Sterk,” la pelirroja miró hacia la pradera y vio a Miku a lo lejos agarrando un par de flores con sus manos, en medio de algún debate interno sobre ellas. “Es un buen momento para comenzar.”

Luego de la declaración, Dakki sonrió con intriga y Koishi agarró firmemente la pandereta, sin dejar de sonreír. El ambiente libre y trivial que ellas dos generaban de la nada había disminuido, y había pasado de sentirse alegre y superficial, a tener cierto toque de misterio. Dakki tenía una expresión entretenida en su rostro difícil de leer.

“¿Sabes? Sterk ha estado afiliado a mí desde hace seis años, de los cuales los últimos tres los ha tenido que pasar en el jardín de Balamb. Eso no me ha dado tiempo de conocerle tan bien, pero yo tengo muy buena intuición con otras personas…” la pelirroja miró a la instructora fijamente. “Hablar contigo me daría una mejor idea sobre él. Alguien tan denso como él a veces cansa un poco, nunca habla de sí mismo~…”
“No creo tener nada que decir que realmente te interese,” Astrid se encogió de hombros, indiferente. “Como tú dices, él es denso y desconectado. Y te aseguro que yo presto poca atención a los demás, por eso nunca le dedicaría demasiada atención a alguien que sólo se hace tantos líos ante otros.”
“Aw, eso suena un poco injusto…” Koishi meditó al respecto. “Sterk es una persona que sí se dedica un montón a otros, aun si es algo seco y duro. Qué triste que no quieras darle mucha atención.”
“Supongo ese es el tipo de persona que soy,” Astrid asintió sin darle mucha importancia. “¿Este interrogatorio tiene algún punto en específico? Esto es muy aburrido y la deliciosa pasta en nuestros platos se está enfriando.”
“Como toda conversación entre personas que recién se conocen, es bueno amenizar con lo que tenemos en común,” Dakki sonrió entretenida. “¿No habría algún consejo que podrías darme sobre lidiar con Sterk? Eres su instructora y todo, ¿no es así?”
“Por la duda en tu pregunta, tal vez deberías revisar mi identificación a ver si no soy una instructora impostora,” Astrid sonrió un poco. “Y sobre consejos… hm… no hay mucho que te pueda decir. Ah, si quieres llegar a sus nervios, llámale por su nombre completo, él lo detesta. También detesta los diminutivos, y que la gente se asuste con sólo verle.”
“Haha, suena divertido~” Koishi sonrió.
“Por su carácter tan serio, debe tener miles de cosas que le molestan, ohoho~♥” la emperatriz rió un poco y volvió a mirar a la instructora. “Pasando a otro tema…”

Su idea tuvo que cortarse ya que Koishi empezó a tocar la pandereta con fuerza, lo cual alertó a las otras dos. Astrid miró a un costado y vio a Miku agachada frente a unas flores bastante cercanas a la mesa. Era sorprendente notar cómo Koishi notó su cercanía considerando que le estaba dando directamente la espalda.

“¿S-saben? ¡El otro día vi un comercial sobre helado para perros! ¿No es divino?” preguntó la emperatriz, sonriendo incómodamente.
“Imposible…” Koishi se mostró en shock, y luego exclamó con alegría. “¡Suena a la cosa más aleatoria y genial! ¡Quiero un perro sólo para poder comprar el helado y dárselo!”
“Miku querida,” Dakki se giró y Miku le dirigió la mirada. “¿No te parece buena la idea de Koishi de comprar un perro para darle helado para perros? Creo que te verías hermosa agarrando a un cachorro de poodle.”
“Onee-sama, tengo varios gatos,” Miku sonrió. “No quisiera que un perro los lastime.”
“Siempre existe ese riesgo, ¿no es así? Es una lástima~♥” Dakki volvió a mirar a las personas en la mesa. “Pero no les miento, era de sabor de mantequilla de maní.”
“¿Cómo sabrá un helado para perros? Pensé que ellos no podían comer nada dulce…” Koishi meditó al respecto. “Astrid, ¿tienes alguna idea?”
“Acabo de informarme de la existencia del producto, no sé…” ¿realmente tenía que participar en ese juego de desviar la conversación?

Se escuchó a Dakki hablar un poco más sobre el hermoso Golden retriever que apareció en el comercial, y de la nada ella cortó su observación de la propaganda para mirar a Koishi y chocar manos, luego de ver que Miku había vuelto a alejarse. Sí que era un juego para ellas.

“Regresando al tema, ah cierto,” Dakki volvió a dirigir toda su atención a Astrid. “Iba a preguntarte una de las preguntas más comunes y aburridas. Incluso alguien como tú que se declara a sí misma con poco interés interpersonal tendrá algo que decir sobre esto, así qué… con toda honestidad, ¿qué piensas de Sterk?”
“¿Qué quieres decir con eso?” preguntó Astrid, frunciendo el ceño. Era una pregunta demasiada amplia y aparentemente inservible.
“Onee-sama debe referirse a que lo interpretes como quieras,” Koishi asintió. “¿Qué piensas de él como estudiante, o como persona, o como un conocido, o como alguien a quien ves por el jardín todo el tiempo, o como una mezcla de esos y otros conceptos?”
“Precisamente, contesta lo que se te venga a la mente,” Dakki sonrió. “Ohoho, suena a que estoy consultando las recomendaciones de trabajo de Sterk seis años tarde~♥”
“Esa es una pregunta graciosa,” Astrid desvió la mirada, y sonrió algo entretenida. “Siempre consideré que esas preguntas fáciles son las más falsas, porque nunca las puedes contestar bien o ser honesta con ellas, por más que lo intentes. Siempre hay algo que se te olvida o que no piensas en el momento, pero… hm, haciendo un esfuerzo…”

Esta vez Astrid tuvo que cortar sus palabras porque Koishi volvió a tocar la pandereta. Ahora que Astrid era la cortada pudo notar qué molesto era verse interrumpida por el sonido del instrumento. Al menos no estaba en el trabajo de improvisar un tema.

“¿H-han visto ese nuevo comercial de detergente Ariel?” preguntó la emperatriz, forzando su sonrisa. “Cada vez más el detergente parece hojuelas de cereal. ¿Qué pueden ser esas cosas raras de distintos colores?”
“No lo sé, pero los adornan muy bonitos, da pena de usar el detergente para lavar,” dijo Koishi. “¿Y por qué la marca se llama Ariel? ¿Se habrán inspirado de la película de Disney o será antes que eso?”
“Buena pregunta~♥” Dakki guiñó un ojo. “Creo que voy a dar el trabajo de investigación a algún subordinado a ver si será cierto. ¿Quieres apostar?”
“¡Sí!” Koishi se emocionó. “Si es por la película, tienes que invitarme un postre la próxima que vayamos de paseo a algún lado.”
“Eso es muy poco para una apuesta, Koishi-chan~♥” la pelirroja sonrió. “Tú sabes que yo siempre invito postres a mis hermanitas. Piensa en algo más riesgoso.”
“Hmm, no sé…” se puso a pensar duramente.

Koishi siguió dando sugerencias sobre qué apostar esperando que Dakki aprobara el desafío, mientras Astrid miró a un lado y notó cómo Miku estaba cómodamente sentada sobre el gras a poca distancia de ellas. Por la cantidad de flores arrancadas a su alrededor y su labor de entrelazarlas, era evidente que la diva no iba a levantarse de su posición en ningún momento cercano. Ese fue un momento clave que Astrid usó para comer su plato, esperando no ser interrumpida. Pasó un rato en que las dos hermanas siguieron hablando incómodamente sobre la extraña idea del detergente hasta que Dakki vio a Miku trabajar en su labor de entrelazar las flores.

“Miku-chan, ¿qué estás haciendo?” preguntó Dakki, con curiosidad.
“Unos adornos,” Miku giró su torso en un torpe intento de que su onee-sama no fuera a ver lo que tenía entre sus manos. “P-pues no tendrían que verlo hasta que termine.”
“Adornos con flores, en verdad que eres toda un ángel~♥” la emperatriz sonrió. “Pero no tienes mucha variedad de flores, lamentablemente.”
“Aun así son gran cantidad, intentaré hacerlo bien,” la diva asintió.
“¡Ohh, a mí me pareció ver más tipos de flores detrás de la colina más alta!” observó Koishi. “Dicen que hay flores exóticas en algunas partes de esta pradera, tal vez estén escondidas por allá.”
“¿Tú crees?” Miku se levantó e intentó mirar más allá, pero la colina no le permitía ver si la presencia de más flores era cierta o no. “Hm, bueno, iré a ver. No me tardo.”
“Con cuidado, querida~♥” Dakki se despidió con una mano ni bien vio a Miku correr hacia la no muy cercana colina, y luego la emperatriz chocó manos con Koishi.
...


Cho

Re: Fic zone
« Reply #17: January 08, 2014, 01:29:48 AM »
48.2.3.

   

“…” Astrid tuvo que tragarse el bocado que tenía cuando notó a las dos nuevamente libres de la más inocente del grupo. “La comida está deliciosa. Mejor ahorremos la conversación y disfrutemos del plato.”
“Justo ibas a contestar mi pregunta, no deberías dejarme en suspenso,” Dakki sonrió. “No divagué hablando sobre detergentes por gusto. No es un tema cómodo de improvisar.”
“Es una lástima, les hubiera hecho muchas preguntas,” Astrid sonrió cruelmente. “Soy profesora de química, tengo mucho que enseñarles sobre detergentes…”
“Uhh, pero hablar sobre Sterk es más divertido,” observó Koishi, algo inquieta.
“Y eso que nos quedamos en la pregunta más sencilla del montón,” la emperatriz volvió a dedicar su atención a la instructora. “¿Y bien? ¿Qué piensas sobre tu estudiante mayor?”
“Hm, no pierdo nada con decir lo que tenía en mente, es muy simple,” Astrid se encogió de hombros y sonrió con indiferencia. “Pienso que Sterk es un niño. Será disciplinado, considerado, meditativo y todo lo que quieras, pero es un niño en muchas cosas. Y creo que eso es lo más importante sobre él que puedo decir.”
“¿Lo más importante sobre Sterk en tu punto de vista es que él es un niño?” Koishi ladeó la cabeza, sorprendida. “No entiendo.”
“Es lo más importante porque es quizás su mayor debilidad, y la mayor debilidad de cualquier persona es lo que eventualmente limita lo que esta hace con su vida,” Astrid sonrió entretenida. “Sterk será fuerte y podrá ser de valor para alguien como la famosa emperatriz de Zellea, pero si tiene rasgos de niño, sólo puede llegar hasta cierto nivel,” la pelinegra se cruzó de brazos, sonriendo. “Ustedes dos parecen tenerle cierta estima a este tan notorio estudiante mío, así que espero que no hayan esperado alguna lluvia de halagos de mi parte. No me presto para esas cosas.”

Después de oír la respuesta de Astrid, la mesa se quedó inmersa en un corto silencio. Koishi miró atentamente a su ‘hermana mayor’. Podía leer esa sonrisa que la pelirroja tenía. Era claro que quería decir algo en respuesta a la instructora, así que esperaría pacientemente a que formulara sus palabras. La conversación realmente iba a comenzar desde ese momento.

“Lo he dicho antes. Tengo un don de leer a otras personas, y esperaba que no dijeras ningún halago. Eso me deja entender que eres honesta conmigo,” observó Dakki. Su sonrisa había adquirido un dejo de perspicacia y quizás algo de frialdad. “Pero me alegra que hayas hecho una tan valiosa observación sobre Sterk que yo misma había hecho hace algunos años. El es un ‘niño’, en algún sentido de la palabra.”
“…” Astrid notó que la emperatriz ya no mostraba trivialidad en su actitud. Estaba tomando un interés más profundo en la conversación.
“Haciendo otra pregunta trivial, ¿cuánto tiempo tienes en el jardín de Balamb?” preguntó Dakki a la instructora.
“Seis años, más o menos,” contestó esta, haciendo memoria.
“Precisamente, y sé que antes de ir a Balamb, estuviste una temporada en el jardín del Netherworld, pasando tu tiempo entre enseñando clases y aprendiendo alquimia.”
“Si sabes lo que he hecho, no necesitas preguntármelo, ¿no crees?”
“Puede haber valor que lo afirmes. El tiempo que tienes en Balamb no es ‘mucho’, es aproximadamente el tiempo que Sterk tiene como uno de mis allegados, pero se entiende porque ambos son jóvenes. Este equipo es también el primero que has entrenado para rendir el examen Seed, labor que iniciaste hace dos años, si no me equivoco. Y Sterk ha estado en el jardín desde hace tres años…”
“Nuevamente, ¿a dónde vas con todo esto?”
“No necesito preguntarte mucho para comprender que no te simpatizo,” Dakki sonrió sin rendirle importancia. “Soy la emperatriz y sé que tengo mala fama, en parte me enorgullezco de esta. Pero desde el inicio le puse al jardín la condicional de que yo me ofrecía para hacer la prueba Seed para tu equipo, así que has tenido que pasar este día acompañándome a pesar de la fama que tengo. Entonces, a lo que voy…” sonrió malignamente. “Si yo he organizado todo este día desde hace dos años, ¿no crees que es muy posible que yo también haya sido la que dictó que Sterk fuera tu estudiante?”
“…” Astrid frunció el ceño. “Aun de hacerlo, ¿cuál sería el motivo? ¿Qué extraña fijación tienes con mi trabajo?”
“¿Contigo? Nada especial, realmente. Es más un interés que tengo con Sterk,” Dakki ensanchó su sonrisa. “Yo también pienso que él es un niño, y por eso fue adecuado que le enviara forzadamente a un jardín. Un niño necesita de una escuela para aprender, es puramente lógico,” le miró fijamente. “¿Y por qué bajo tu tutela, te preguntarás? Todo comenzó cuando una carta tuya llegó al palacio, dirigida a Sterk. Esa fue realmente la única conexión que mi caballero imperial mostró tener en todo el tiempo en que trabajó para mí, además que a él no le gustó en lo absoluto recibirla. Creo que ni te respondió, ¿o me equivoco? Desde ese instante sentí más curiosidad por él y sus orígenes, y con tu nombre tuve un punto de partida para empezar a indagar sobre su pasado, o mejor dicho, sobre el pasado de los dos.”
“…” la instructora afiló sus ojos.
“Es una lástima que Sterk no es del tipo abierto que tomaría una taza de té mientras comparte las buenaventuras de su joven vida, pero encontrar información para mí es realmente fácil,” Dakki sonrió con crueldad. “Enterarme detalle por detalle por medio de mis informantes fue una muy interesante experiencia. Aprender la historia de mi caballero real fue como una tragedia, fue oír cómo la vida brillante de un joven de clase alta de Arland con muchas cualidades fue destrozada vilmente por conocer a una pobre joven desdichada y su paupérrima maestra~♥”

Se pudo ver como si Astrid hubiera sentido un impulso eléctrico sacudir su cuerpo, casi impulsándole a levantarse por oír esa mención de su maestra, pero ella misma se contuvo y se mantuvo lo más quieta posible. La instructora odiaba esa expresión en el rostro de la emperatriz. Al costado de esta, Koishi movía su mirada entre las dos partícipes de la conversación, entre curiosa y tan sonriente como siempre, como si no pudiera de ningún modo afiliarse a la tensión del momento.

“¿Qué podrías querer decir al respecto? Es la entera verdad~♥” Dakki apoyó su mentón encima de sus dedos entrelazados. “Oh, supongo tu pobre maestra no vivió mucho para ser tan mala influencia, pero mírate a ti. Todo lo que eres hoy en día se lo debes a Sterk, y mientras tienes un cómodo y privilegiado trabajo como una instructora de un jardín, tu tan querido ‘amigo’ te tiene como una superior mientras odia cada momento que tiene que estar en tu presencia. Luego de todo el tiempo que él perdió contigo y por todo lo que le hiciste pasar, al menos el pequeño aprendió a guardarte rencor, no está tan mal~♥”
“¿Qué es lo que quieres decir con todo esto? ¿Por qué tratas de reclamarme todo? El pasado hace tiempo que se ha ido y las decisiones que tomó Sterk fueron suyas. Nunca he tenido nada que ver con lo que él ha hecho, no importa cuánto digas lo contrario,” Astrid habló firmemente y con fuerza. Estaba molesta. Ciertamente, una de las cosas que más le molestaban era cuando alguien se ufanaba de la posición o poder que tenía. Sólo por estar al frente de la tan temible emperatriz no le daría el gusto de tratarle como cualquier cosa.
“Sterk es un niño, no puedes hacerle completamente responsable por todo lo que hace, pero aun dando crédito a tu observación y asumir que él es responsable de sus acciones, ¿no crees que tú eres responsable de tus propias acciones, Astrid?”
“¿De qué acciones hablas?”
“Me refiero a que ni bien tú tuviste la facilidad económica y credenciales para vivir por tu cuenta, no viste mejor salida que abandonarle a su suerte y huir sin dignarle una última despedida, por supuesto,” Dakki sonrió malignamente. “Aun si para ese entonces él había prácticamente perdido todo en su vida por confiar en una ‘amiga’ como tú~♥...”
“…” Astrid entrecerró los ojos. “Esto es indignante. No tengo por qué contestar ninguna de tus palabras al respecto.”
“No espero que lo hagas, sólo que lo tengas en tu cabeza. Tengo que ir a mi último punto de esta discusión, algo que explicará más mis acciones con respecto a tu equipo,” la emperatriz dejó de apoyar su cabeza y empezó a golpear levemente las uñas de su mano derecha con la mesa, sin dejar de mirar a la ‘invitada’. “El Sterk que todos conocemos es en distintas medidas un inepto social. Desde el inicio fue así, no es algo que podría culparte directamente, pero sí compartes algo de responsabilidad por ello. Cuando le conocí, él había perdido todo vínculo y siempre ha tenido una actitud cortante y de recelo a los demás, aparte de ser extremadamente cerrado. Por observarle y notar su incomodidad con la carta, además de oír sobre su pasado, he podido entender que él tiene problemas con otras personas que aún debe solucionar, y hasta que él no lidie con ello eficientemente seguirá siendo este ‘niño’ que conocemos. El pobre se ha convencido de desterrar aspectos personales y que él debe ser una imagen ideal de un ‘caballero’ o un defensor de la justicia. Eso sólo demuestra debilidad interna y una fijación característica de aquellos que requieren de madurez, tanto dentro como en el ámbito interpersonal. Es por eso que le apunté a Balamb de entre todos los posibles lugares. Por ser un lugar donde podría interactuar con personas que pueden hacerle conocerse mejor. Y también… porque sólo exponiéndose a alguien tan importante de su pasado como tú es que él puede de algún modo enfrentarse a sus propios problemas internos. Volverse un seco e ideal paladín es sinónimo de huir de sus problemas, y no quisiera tener a un allegado con tanto potencial que fuera a quebrarse por debilidad interna.”

Hubo otro silencio luego de la observación de la emperatriz. Koishi tuvo el impulso de aplaudir, pero por la expresión firme de su onee-sama, imaginó que no era el mejor momento. Astrid mantuvo su recelo a la emperatriz, y odió admitirse a sí misma que esta le había dejado sin palabras, pero decidió no darle más atención y continuó comiendo la pasta que estaba apenas tibia por todo el tiempo que estuvieron conversando. Las observaciones que habían sido hechas por ambos lados del asunto podían tener razón y podían ser sabias, pero luego del momento de hablar, era claro que ello no importaba mucho. Parte del recelo era nunca dar mucho crédito al lado contrario.

“Koishi-chan, nuestra comida se está enfriando, ¿puedes ir a buscar a nuestra pequeña Miku-chan? No ha dado indicios de vida desde que se fugó hacia la colina,” dijo Dakki, sonriendo y hablando con un tono juguetón.
“Oh, claro~ ¡Ahora vuelvo!” Koishi se levantó de un brinco y fue corriendo hacia la colina en busca de su hermanita.

La mesa se sumergió dentro de otro silencio. Dakki agarró su copa llena del refresco de naranja y meció el líquido con cierto entretenimiento. Antes de comenzar con su comida, decidió decir una cosa más que terminó por quedarse fuera de la conversación, pero que en su punto de vista, valía la pena mencionar…

“Eres una mujer orgullosa, es muy obvio,” observó Dakki. La instructora ni le dirigió la mirada, y se notaba que las palabras de la emperatriz no le importaban en lo absoluto. “No tienes que tomarlo a mal, soy partidaria del orgullo, debo haberlo dejado obvio. Sólo que… si en algún momento decides dejar tu orgullo de lado al menos un instante, creo que sería divertido que le preguntaras a Sterk qué fue de él luego de que ustedes dos partieran caminos. O cómo así yo terminé haciendo contacto con él, y bajo cuáles circunstancias… para que él hubiera atraído mi interés en conocerle, a una persona temible como yo, creo que no te gustaría saber qué fue de él en ese entonces~♥...”

La comida continuó en silencio desde ese punto, ya que Koishi y Miku no estarían regresando pronto. Con ello concluyó la plática que la emperatriz había preparado.


   

El equipo se abría paso entre pequeños valles limitados por riscos y rocas. Habían podido oír el fuerte rugido del dragón una vez, y con ello sabían que estaban prontos a llegar. El rugido fue de gran magnitud e hizo temblar el camino, pero no desalentó a los pelirrojos. Chidori incluso apuró su andar por entender que la meta estaba tan cerca. Ella no era de rendirse, y menos no sería con uno de su equipo no dispuesto a cooperar, sin importar sus razones.

Sus dos compañeros le seguían procurando que ella no se adelantara mucho por su cuenta. Luego del suceso de la comida, los tres habían continuado el camino inmersos en un silencio sepulcral, ni siquiera intercambiando miradas.

Era muy evidente el alto grado de frustración que Sterk traía consigo, y él sabía que volverlo a expresar sólo haría que los pelirrojos rodaran sus ojos y se pusieran de peor humor. No podía encontrar una manera de hacerles entender el peligro con el cual lidiaban, además que conforme pasaba el tiempo, ellos le prestaban menor atención. Nunca habría esperado lo poco racional que ellos dos resultaron ser.

Oyeron un segundo rugido que se sintió mucho más fuerte. Chidori se detuvo para contemplar el sonido, inmutada, mientras Sterk sintió aprehensión e Iksel se cubrió las orejas. La pelirroja continuó caminando a paso acelerado, alejándose más de su grupo.

El mayor miró a Chidori con desapruebo. Tenía el impulso de agarrarle y forzarle a irse. No era algo a lo que quería llegar, pero sentía que pasaría tarde o temprano. Miró de reojo a su izquierda, y notó que Iksel también miraba a Chidori, aunque con una extraña sonrisa en su rostro. El cocinero se rindió a negar y continuó siguiendo a su compañera a distancia. Esa fue una extraña actitud de parte del pelirrojo. Por ello, Sterk se le acercó.

“Iksel,” Sterk entrecerró sus ojos. Fue también molesto notar que este ni le miró, y adoptó una expresión de indiferencia. “¿Acaso consideras esta misión como una broma?”
“Esto no es una broma, es el examen Seed,” le respondió encogiéndose de hombros. “El examen Seed es importante, ¿no lo crees?”
“No hables como si no entendiera la situación. Son ustedes quienes no lo entienden.”
“¿Será porque tú tienes mucha más experiencia que nosotros?”
“Claro que la tengo, y no les dolería escucharme,” comprimió sus puños. Odiaba ese tono indiferente y palabras vacías que Iksel estaba usando para dirigírsele. Era una de las cosas que más le molestaban al tratar con otros. Quizás por esa razón Astrid había hecho un hábito de usar esa actitud repetidamente en su contra.
“¿Por tener más experiencia que nosotros puedes tratarnos como se te da la gana?”
“¿Qué estás diciendo? Si esto se trata de la comida, es realmente lo mínimo que se puede hacer en una situación como esta.”
“…” Iksel volvió a sonreír de la misma forma y siguió caminando sin dignarse a responder.
“No evadas la conversación. ¿Por qué sonríes así? ¿Qué te parece tan gracioso?”
“…” él dio un suspiro y finalmente miró al mayor con molestia. “¿Quieres saber por qué sonrío?” de repente, él agarró el mango de su sartén y apuntó a Sterk con tanta rapidez que este dio un paso hacia atrás de la sorpresa. “Porque estoy molesto, estoy furioso con los dos. Estoy tan molesto que la situación hasta me causa gracia. Estamos en el examen Seed, nadie está de acuerdo con nadie, la misión es una fuente de discordia y ni soportamos mirarnos al rostro. Es realmente gracioso, ¿o acaso es difícil de entender?”
“…” no había esperado una respuesta así de su parte. “¿A qué te refieres con discordia? Desde el comienzo has estado del lado de Chidori.”
“Olvidemos a Chidori por un momento, estoy más molesto contigo,” Iksel rodó los ojos. “Astrid no mentía cuando comentaba lo denso que eres. Hay muchas cosas que sabes más que otros, y otras que ignoras y deberías notar con facilidad. No necesito que me digas lo peligroso que es un dragón. He visto a uno atacar a personas con mis propios ojos.”
“¿Qué?”
“Ellos son fuertes, sus pieles les protegen de ataques mágicos y físicos, pueden quebrar las mejores espadas sin recibir daño, son muy ágiles y tienen gran energía. Aun si tú fueras a ayudarnos a pelear no sería una misión fácil. Sin importar el tipo de dragón que sea, Chidori y yo no tenemos oportunidades contra él.”
“Si sabes todo esto, ¿por qué no dijiste nada?”
“Iba a anunciar mi retiro del examen de no ser porque Chidori se ofreció a darlo sin importar el costo,” Iksel negó exasperado. “Y algo que estos dos años de entrenamiento me han dejado en claro es que esta evaluación significa mucho para ella, además que ella no es de ceder. Aun si fuera posible para ella tomar el examen sin mi presencia, no quisiera dejarle sola mientras camina a su tumba,” se encogió de hombros, molesto. “Esta es la parte que no me gusta del trabajo grupal. A veces hay que ser irracional por el bien del equipo, al parecer.”
“¿Qué estás diciendo?” Sterk le miró con incomprensión. “Tus palabras me dejan saber que sí sabes del peligro de todo esto, ¿pero por qué insistes en participar en el examen? ¿De qué bien hablas para el equipo si sólo apoyas a Chidori a meterse en problemas?”
“¿Y tú crees que estás haciendo un mejor trabajo que yo?” Iksel entrecerró los ojos. “Según Chidori, tú no estás en una posición de quejarte por no ser parte íntegra del examen, y porque tú tienes experiencia y mejores oportunidades que nosotros aun sin tener que tomar el examen Seed. Ella ha declarado que no oirá tus palabras, pero lo único que estás haciendo es repetir una y otra vez lo equivocada que está y que tendría que escucharte. Lo único que estás logrando con tu actitud es que ella no te escuche y te agarre antipatía. No vas a convencerle de esa forma, ya de por sí no tengo idea sobre cómo convencerle…” Iksel finalmente bajó su sartén y desvió su mirada, con molestia. “No tengo mucha paciencia para tratar de hacer a otros entrar en razón, tampoco soy del tipo que sabe cómo hacerlo. Chidori no considera el peligro del dragón, y me molesta que salte a dar la prueba sin pensar dos veces en su bienestar y el bienestar de su grupo. Es por ella que estamos atascados en esto… pero para darle crédito, ella tiene razón en decir que el examen no puede ser imposible. Hemos llegado lejos, lo menos que podemos hacer es mirar al dragón a los ojos y decidir en ese momento si realmente no hay nada que podemos hacer.”
“Los dragones no son muy comunes, dudo mucho que Chidori sepa cómo actuar frente a uno,” dijo Sterk, frustrado. “¿Esperas conducir a Chidori a pararse frente al dragón y darse media vuelta sin pretender atacarle? Ni bien el dragón nos considere sus enemigos, no habrá forma de detener su ataque, y Chidori no se contendrá en iniciar una pelea.”
“Es ahí donde espero que tú entres,” Iksel se cruzó de brazos. “Siguiendo con las indicaciones que nos dieron, tú no puedes entrar en contacto con el dragón o atacarle, pero sí puedes asistirnos. Por eso espero que saques a Chidori del peligro y huyas con ella en cuanto ella entienda que no puede hacer nada.”
“…” seguía algo sorprendido al notar que Iksel sabía todo el peligro a pesar de haber actuado con tanta indiferencia hasta ese momento. Hasta hablaba con una connotación pesimista del examen. Él realmente consideraba la misión imposible… “El apoyo que estás dando a Chidori no vale el riesgo…”
“Si venir hasta acá me va a costar semanas en un hospital o peor, sólo podemos culpar a Astrid por habernos dicho que lo hagamos,” Iksel sintió un tic en la ceja y siguió caminando, ya que Chidori estaba bastante adelante. Él no estaba a gusto con el examen.

Sterk sintió hartas ganas de llamar la atención al pelirrojo por su actitud de dejar las cosas ponerse peor, pero no podía refutar del todo sus razones. Chidori podría no oírles en lo absoluto, y debía haber algo en el examen que lo hacía posible…

El largo y molestoso camino estaba por terminar, y pronto estarían mirando a la bestia frente a frente…


         

         

   

Mientras tanto, en la casa de Ayame, todos estaban terminando de comer en la sala, mientras daba una maratón de Friends de capítulos que seguramente habían sido vistos por todos al menos un par de veces. Todavía no había noticias de los exámenes Seed y quizás estas tardarían en llegar, por lo cual ya varios se encontraban aburridos, o en el caso de los príncipes, un tanto impacientes.

“Me pregunto qué será de Roxas…” dijo Blanc, algo hastiada del aburrido día y en parte preocupada.
“Sí, yo también,” Sora estaba echado boca arriba sobre la alfombra, mirando el techo. “Me molesta pensar en su examen. Su grupo está bien preparado, pero suena a que les han dado una misión imposible.”
“Vert no sería de darles una misión que no puedan realizar, se los aseguro,” respondió Elizabeth, sonriendo. “Y gracias a la llamada que recibimos, ellos ubicaron su meta. Eso debe haber sido lo más difícil.”
“Creo que lo más difícil es elevarse muy alto, opinó Rorona.
“Cierto…” Hotaru se puso a pensar. “Ninguno de los tres puede volar…”
“Nan’an tampoco es un lugar de muchos recursos,” agregó Saki.
“Vert debe haber investigado el área antes de planear el examen,” dijo Ryo. “Tiene que haber algo.”
“¿No creen que Adell sea capaz de catapultar a sus dos compañeros hasta Kun Lun?” preguntó Tomo. “Esos músculos que tiene no deben ser de adorno.”
“Ohh, buen punto,” Osaka asintió. “¿Pero cómo llegaría él?”
“Pues se empuja a sí mismo, ¿no lo crees?”
“Eso va en contra de la física, y no puedes decir cosas así,” dijo Yomi, frustrada. “Es una falta de respeto.”
“¿Pero no sería gracioso?” Kagari sonrió. “Así sus dos compañeros se quedan estampados en la pared de Kun Lun, haha.”
“No digas eso,” reclamó Blanc.
“Obviamente no ocurriría…” Megumi negó.
“Sólo nos queda esperar, no es necesario venirse con posibles escenarios,” dijo Larsa.
“Pues sí, pero…” Luso estaba revisando la guía de canales de DirectTV, pasando uno por uno. “Es increíble que Ayame tenga contratado el plan más caro y no haya nada que ver. Lo único que nos queda aparte de hacer teorías es comer comida chatarra, y creo que todos ya estamos llenos.”
“Menos Yomi, ella se contiene,” aclaró Tomo.
“¿Puedes callarte?” su amiga comprimió sus puños.
“Podemos ver si hay algún reportaje cultural el CNN,” sugirió Ryo.
“Oye, ¿hablas en serio?” Sora se levantó un poco y le miró con molesta. “Es nuestro día libre, ¿cómo vamos a ver CNN?”
“A mí me gustaría buscar un programa de cocina por si aprendo algo,” dijo Rorona.
“Es un gusto específico de ti, pero como no hay nada más que ver, realmente me da igual,” Saki se encogió de hombros.

“Sí se ha puesto algo aburrido por aquí…” Shinkouhyou apareció repentinamente en la sala. Él sonreía entretenido. “Mientras que los exámenes recién se ponen emocionantes.”
“Tienes suerte de poder teletransportarte a cualquier lado,” dijo Luso. “¿Cómo les está yendo a todos?”
“Tendré gran cantidad de información, pero sabes que no soy de compartir,” el peliblanco miró al televisor de la sala por un momento. “Sin embargo, ¿les gustaría ver uno de los exámenes con sus propios ojos?”
“¿Ver un examen? ¿Cómo?” preguntó Blanc, intercambiando miradas con su hermano.
“¿Podemos ver a Roxas en acción?” preguntó Sora.
“O…” Hotaru bajó su mirada. Ella se sintió un tanto incómoda al ser mirada por varios luego de hablar tan repentinamente. “¿A-acaso podemos escoger cualquier examen…?”
“…” Shinkouhyou sonrió entretenido. “Esa fue mi idea inicial, pero será mejor si les enseño el único examen carente de posible ‘información cuestionable’,” vio a varios intercambiar miradas por sus palabras. “Les mostraré lo que ocurre en Nan’an en este momento.”
“¿Tienes un poder que te permite mostrar imágenes a otros?” preguntó Yomi.
“Un poder así sería altamente ineficiente. No me considero peculiarmente altruista,” el peliblanco sacó un extraño control remoto de su bolsillo. “Tomé prestada una rara invención de Kun Lun. Hará el truco por mí,” y con apuntar hacia el televisor y presionar un botón, se formó un holograma que abrió la programación televisiva, y mostró a los tres desafortunados integrantes del equipo de Vert caminar por el sendero de un bosque.

Todos los presentes se impresionaron y prestaron atención, mirando atentamente al equipo en pleno examen Seed…

   

Los tres siguieron las instrucciones de la camarera y les faltaba esa última, pero larga recta que les llevaría a la única persona que podía ayudarles… pero saber que esa persona dejaba mucho que desear sólo arruinaba todo lo positivo del hallazgo.

Ver a los tres integrantes del equipo en silencio y de mal humor dio el mensaje de tensión a los espectadores, e hizo preguntarse a la mayoría sobre qué les habría ocurrido. Esa incógnita les hizo prestar más atención.

“…” Kuroneko comprimió sus puños por enésima vez. “Juro que no perdonaré a Vert por lo que nos hizo…”
“¿Puedes dejar de citar el inicio del examen de una buena vez?” preguntó Roxas, perdiendo la paciencia. “No estás haciendo esta situación más fácil para nadie.”
“Estoy en mi derecho de quejarme. No puedo creer que una voluptuosa instructora corra más rápido que dos jóvenes como ustedes.”
“Vert tuvo ventaja y supo ocultarse en el bosque,” explicó Adell, frustrado. “¿Y por qué te excluyes como si no tuvieras responsabilidad?”
“Hmpf, porque soy una dama y me especializo en hechizos e inteligencia. Correr es trabajo de ustedes…”
“¡AAHHH!” Roxas gritó repentinamente y sobresaltó a sus compañeros (y de paso a más de un televidente). Los otros dos intercambiaron miradas y vieron al príncipe detener su andar y encarar a la pelinegra con ira en sus ojos. “¡Deja de ponerte sobre un falso pedestal de una maldita vez! ¡Lo único que has hecho hasta ahora es bajarnos la moral y hacernos responsables de todo lo malo! ¡Y aun poniéndote a cargo de la ‘inteligencia grupal’, ¿no crees que habrías visto a través del plan de distracción de Vert o de la estafa al inicio?! ¡¿Acaso eso no fue tu tarea?! ¡Pero Adell y yo no somos como tú y no te culpamos por tu falta!”
“Ehh… tú medio lo estás haciendo ahora,” observó Adell, mirándole con incomprensión.
“¡No la defiendas!” gritó el príncipe.
“No la defiendo, tranquilo,” el pelirrojo mostró sus palmas en un gesto de querer apaciguarle, y luego dio un suspiro. ¿Desde cuándo era el mediador? Ese rol era quizás el que menos le quedaba, mayormente por su color de cabello.
“…” Kuroneko levantó una ceja, y luego de recuperarse de la sorpresiva llamada de atención, negó decepcionada. “Debí esperarlo. Eres tan barbárico como Adell. O será Agustino resurgiendo en ti…”
“¡Cállate!” Roxas avanzó hacia ella y Adell tuvo que ponerse en medio.
“Sigamos, por favor, o llegaremos después de la puesta del sol,”  él agarró al príncipe de los hombros y le giró a la dirección a la que iban, y luego miró a Kuroneko con frustración. A pesar de la descripción de Vert de que ellos estaban entre los grupos más preparados, él comenzaba a desear pertenecer a cualquier otro, al menos a cualquier otro que no tuviera a Kuroneko como miembro.

         

         

   

Al ver que otro momento en silencio acababa de comenzar, los presentes en la sala de Ayame intercambiaron miradas y se sintieron libres de comentar sobre lo recién visto.

“No sabía que el segundo nombre de Roxas era Agustino,” observó Osaka. “Se aprende algo nuevo cada día…”
“Ehh, no lo es,” Sora negó. “No sé qué habrá querido decir Kuroneko con eso.”
“No deber ser bueno…” Hotaru se veía preocupada.”N-nunca le he visto tan furioso…”
“Sí, siempre pensé que Roxas era tranquilo…” Ryo ladeó la cabeza.
“Haha, lo es, pero cuando se molesta da miedo,” dijo Luso, sonriendo. “Pobre, debe haber tenido un mal día.”
“Para que se moleste así debieron haberle pasado varias cosas en sucesión,” dijo Blanc.
“No había esperado una reacción así de él, pero por lo temperamental que son sus hermanos, tiene sentido,” dijo Kagari, entretenida.
“Tienes razón, debe ser de familia,” Saki asintió, ignorando las miradas de los príncipes.
“Ellos mencionaron algo de Vert huir de ellos…” Yomi se puso a pensar.
“Siendo la misión buscar un lugar, Vert claramente tenía que ir a darles la misión y luego esperarles en la meta,” explicó Shinkouhyou, encogiéndose de hombros. “Es natural que huyera de ellos para que no pudieran seguirle.”
“Tiene perfecto sentido,” Elizabeth asintió, sonriendo. “Si tan sólo los tres no se lo tomaran tan personal…”
“Pero lo que dijo Kuroneko tiene mucha razón,” Tomo se vio desconcertada. “¿Cómo así perdieron de vista a Vert? O sea, ¿ella se puso a correr y escapó de ellos? Me cuesta creer que no pudieran darle el alcance. Vert es muy voluptuosa, exageradamente diría yo. Y su largo cabello debería bloquearle la vista al moverse. Oh, pero lo más increíble es que tenga la habilidad de correr con esos melones que carga. Creo que los he visto rebotar hasta por la brisa. Imagínense el movimiento que tendrían al correr.”
“Ehh… no es necesario que continúes, Tomo,” Larsa negó, incómodo.
“Ella puede continuar si gusta,” Megumi se encogió de hombros, inmutado. “Ha pintado una buena imagen mental.”
“O-oye, ¿acaso no eres muy joven para decir algo así?” cuestionó Luso, alzando una ceja.
“…” Megumi negó y le miró de reojo. “Tienes mi misma edad y estás comprometido. No me juzgues.”
“¿P-podemos dejar de hablar de eso?” preguntó Rorona, algo avergonzada.
“No lo digas como si no tuvieras nada que ver,” Tomo miró a Rorona con molestia. “¡Dentro de unos años le harás competencia a Vert!”
“Ihhh…” la dirigida se avergonzó más.
“Tomo, detente,” sentenció Yomi, en tono amenazante.
“Sí, son temas que no deberían hablar frente a Blanc, agregó Sora.
“Yo soy una chica. Tú eres quien no debería oírlo,” Blanc miró a su hermano con recelo. Este no dejaba de ponerle en el rol de niña indefensa y ya se volvía vergonzoso.

“¡Miren todos! ¡Se han detenido frente a un local!” exclamó Osaka, apuntando al holograma.

Entendiendo que estarían finalmente viendo al grupo en acción, todos dejaron el tema de lado y miraron a la pantalla, preguntándose qué método tendrían en mente para elevarse hacia las nubes.

   

La incomodidad de estar parados frente a esa puerta cerrada con un letrero que mostraba ‘Don Rick Travels’ y un colgante de tarjetas VISA dando la bienvenida era colectiva. Kuroneko entrecerró los ojos y Roxas comprimió sus puños. Adell dio un suspiro con gran incomodidad, sintiendo que, por más molesto que él también estuviera, tendría que estar muy alerta para impedir que sus dos compañeros asesinaran al señor. Y pensar que siempre pensó que Roxas era más tranquilo que él…

Pasada la dolorosa realización de las presentes circunstancias, el príncipe agarró la manija de la puerta y la abrió. La acción hizo sonar una campana que avisó al tan orgulloso dueño de la presencia de clientes, y este llegó al counter desde la oficina de atrás.

“¡Sean bienvenidos a Don Rick…!” comenzó el señor, pero ni bien reconoció esas tres miradas iracundas se quedó congelado y dio un paso hacia atrás instintivamente.
“…” ese susto de su parte fue todo lo necesario para descartar cualquier credulidad. Claramente les estafó al dirigirles a esa dirección aleatoria del bosque. Los estudiantes del jardín intentaron buscar palabras semi-aceptables y contratar sus servicios, pero el señor fue el primero en hablar.
“S-sólo quiero recordarles que mi servicio fue una excepción y les dije que no había más que rumores sobre ese camino a Kun Lun. No deben molestarse conmigo,” recalcó en un intento de despejar quejas o ataques.
“C-como sea,” Adell sintió un tic en el párpado. “Escuche, venimos por su servicio de…”
“¿Cómo puede tener el descaro de fingir inocencia por su falta?” reclamó Kuroneko. “¿No vio que íbamos a pie y que somos turistas sin mucho conocimiento de la zona? ¡Quién sabe lo que nos pudo haber ocurrido!”
“Estoy de acuerdo con todo lo que dices, Kuroneko, pero concentrémonos,” dijo Adell.
“O-oigan, yo les insistí muchas veces de no buscar Kun Lun. Fue por sus insistencias que les llevé al sendero que tenía todos los rumores de ese lugar,” se defendió Don Rick.
“L-lo que queremos ahora es más específico,” Adell empezaba a perder la paciencia por la conflictiva situación. Y esta aún no terminaba.
“No, usted no nos decía que no buscáramos Kun Lun,” declaró Roxas. “Usted se pasó todo el tiempo ofreciéndonos tours turísticos que realiza, y cuando insistimos en ir a Kun Lun, nos ofreció el ‘servicio especial’ para llevarnos a un falso sendero. ¡Cualquier persona decente nos hubiera explicado todo el rollo de que nadie ha encontrado Kun Lun en vez de mentirnos por dinero!”
“¡No me insultes, niño! ¡Yo sólo hice lo que pidieron!”
“Usted hizo lo que quiso mientras se aprovechaba de nuestras credulidad,” observó Kuroneko, con frialdad. “Maldito oportunista.”
“¡¿Cómo se atreve, pequeña malagradecida?!” el señor cada vez más perdía todo indicio de cordialidad.
“…” y Adell se dio un facepalm. A ese paso, ese señor bien podría negarse a cualquier contrato y llamar a las autoridades, aunque al menos en esa zona rural tal vez no había policía cerca. Compartía el mismo sentimiento que sus compañeros, pero por el bien del examen debía ahorrarse los reclamos para después. “Chicos…”
“¡Y como un supuesto especialista en tours de la zona, no hay forma que no conociera ese sendero!” exclamó el príncipe, colérico. “¡Nos llevó a unas cataratas populares a kilómetros de aquí, y en ese mismo sitio vimos publicidad de su empresa!”
“¡¿C-cataratas?!” el señor intentó fingir sorpresa, pero su sobresalto más parecía deberse a la rapidez con la que ellos tomaron ese camino de ida y vuelta. De haber sabido la preparación física de los tres, hubiera pensado dos veces antes de dirigirlo por el sendero.
“Esa es una prueba irrefutable de su descaro y estafa, sinvergüenza,” Kuroneko afiló sus ojos.
“¡U-u-ustedes me presionaron! ¡Y-y yo sólo hice lo que pidieron!”
“Oigan…” empezó Adell.
“¿Acaso no sabe decir nada más que eso?” preguntó Roxas, molesto. “¡Admita su maldita culpa ya!”
“¡Es culpa de ustedes por ir detrás de ese lugar fantasma que es Kun Lun!” reclamó Don Rick.
“Nuestras metas no tienen nada que ver con la clase de persona que es,” declaró Kuroneko, con odio
“¡YAAA!” el pelirrojo golpeó el counter, sorprendiendo y deteniendo a las tres personas presentes. Adell no pudo pensar en nada más correcto que hacer para llamar la atención, y realmente no le importaba. “No voy a decir que estoy feliz con lo que pasó antes, ¿pero no es más importante concentrarnos en el presente? El señor tiene un negocio y nosotros queremos usar un servicio, así que terminemos con esto de una vez.”
“O sea, ¿ustedes vienen a pedirme ayuda y para colmo me reclaman de todo?” preguntó Don Rick, indignado. Su interrogante sólo hizo que los tres volvieran a mirarle con ojos asesinos. Por prevención, Adell agarró a la pelinegra de un hombro, y el lento rechazo de parte de ella indicó que sí le contuvo de hacer algo
“Adell tiene razón, vamos al punto,” Roxas negó y miró al señor fijamente. “Sabemos que ofrece paseos en globo aerostático. Eso es lo que queremos ahora.”
“Los globos toman tiempo en calentar, y el vuelo sólo debe hacerse en un clima apropiado, de mañana preferentemente. Debieron haber hecho una reservación con días de anticipación,” explicó el señor. Él volvió a asustarse cuando Roxas golpeó ambas palmas contra el counter y se apoyó en estas para encararle de cerca.
“No me importa si está por comenzar un diluvio universal, usted nos va a atender y encontrará el modo de elevarnos en el aire, ¿ha entendido? ¡Déjese de tonterías y sea útil por una mísera vez en su vida!”
“Y-y-ya lo he decidido, no hay forma que les deje subir a un globo,” contestó Don Rick, claramente en aprietos. “E-es una decisión hecha con profesionalismo, y no por la riña que vinieron a armar.”
“El simple hecho de mencionar la riña quita credibilidad a sus palabras,” observó Kuroneko.
“Luego de lo ocurrido entre nosotros, nos debe al menos una excepción,” dijo Adell. “Usted tiene globos aerostáticos y puede darnos el servicio, así que hágalo de una vez.”
“¿Es que acaso no me han oído? Necesito el clima adecuado,” insistió el señor.
“Usted es quien no ha oído. No nos importa el clima,” recalcó Roxas.
“¿Por qué necesitan el globo? Si lo que quieren es visitar el área les puedo dar un recorrido en carreta. Saldríamos de inmediato y es más económico…”
“Si estamos aquí perdiendo el tiempo y hablando con usted sobre un método específico de viaje es porque realmente lo queremos,” Kuroneko rodó los ojos. “No sea necio. Le advertimos que no aceptaremos ningún otro de sus servicios.”
“Ya, ya, no se ponga así,” el señor se mostró exasperado. “Está bien, mañana temprano, ¿les parece?”
“Le hemos dicho ahora, fin de la discusión,” sentenció Roxas.
“Supongo no hay punto de ocultarlo,” Adell negó y miró al señor. “Tenemos una misión de llegar a Kun Lun antes de la puesta del sol, y hemos averiguado por una fuente de confianza que se encuentra por encima de las nubes. Por ello necesitamos su paquete turístico ahora.”

Después de las palabras del pelirrojo, el señor se quedó en blanco procesando la información recién recibida. Decir las razones tenía que ser suficiente para hacerle entender la situación… pero al final no fue muy sorpresivo ver a Don Rick mirarles y matarse de la risa.

“¡Hahahaha!” él comenzó a golpear el counter mientras se reía sin parar. “¡Imposible, haha! ¿A-acaso alguna ancianita les dijo que estaba en el cielo y me vienen con el cuento? ¿No les habrán dicho por ahí que está en el fondo de un lago o debajo de un acantilado? ¡Haha, son increíbles!”
“¡Deje de reírse, hablamos con toda seriedad!” reclamó Roxas. “¡Incluso un amigo que ha estado ahí lo confirmó!”
“Pfft, ¡hahaha! ¿Y seguro que tu amigo no te está jugando una broma?”
“La información viene de gente en quienes confiamos, y usted no se atreva a cuestionarnos,” Kuroneko entrecerró sus ojos. “Usted sólo tiene la labor de llevarnos. Sea verdad o no, eso no afectará el pago que recibirá por su trabajo.”
“Escuchen, seamos serios un instante,” luego de reírse por un rato, el señor les miró con cierto hastío. “Ustedes no saben de lo que hablan. Yo he hecho muchos viajes por globo con distintos grupos de clientes y nunca he visto ningún pueblo fantasma o bosque levitante o lo que sea que crean que Kun Lun es. Además es demasiado lógico. Mejor harían nadando hasta el fondo de uno de los lagos de la zona que esperar ver algún edificio con cimientos hechos de nubes.”
“Finalmente dicho algo más razonable, pero se le escapa un detalle,” objetó Adell. “No todo es simple. Existe la magia en este mundo y sabemos que Kun Lun debe depender de esta para ocultarse y mantenerse fuera del alcance de la gente normal.”
“¿Y qué te hace citar la ‘magia’ de forma tan conveniente?” Don Rick empezaba a molestarse. “Gente con habilidades mágicas son apenas un puñado y estos son parte de la sociedad sin necesidad de ocultarse. No es que ustedes fueran de esos para saber de lo que hablan…”
“Lo somos,” Roxas levantó una palma e invocó una amorfa esfera de oscuridad. “¿No es esto suficiente prueba?”

Al ver aquella muestra de poder, el señor se quedó pálido y abrió su boca al máximo. También se cayó sentado sobre el piso, en shock como si acabara de ver al mismo demonio. Lo estudiantes intercambiaron miradas.

“Oye, mejor hubieras invocado un haz de luz para no asustarle tanto,” dijo Adell al príncipe, en voz baja.
“¿Tú crees que haría una diferencia?” Roxas se confundió.
“Para los impotentes mortales al parecer sí la hace,” Kuroneko se tomó la libertad de ir al otro lado del counter, darle al señor una cachetada, y levantarle con un solo jalón. “No actúe como un descerebrado ahora, tenemos prisa.”
“S-si ustedes tienen poderes, ¿no pueden levitar a su destino o algo?” les preguntó, todavía desubicado por lo visto.
“No todos los que tenemos poderes podemos volar con magia. El número es menor de lo que se cree,” explicó Adell.
“A-aun así, no puedo conducir un globo sin saber bien el estado del clima. No correré el riesgo.”
“Hemos compartido toda nuestra historia con usted, no puede negarse ahora,” reclamó Kuroneko.
“Eso no debería atarme a jugar su juego de buscar Kun Lun. Si no piensan tomar el servició mañana, tendré que negarme rotundamente.”
“No nos vamos a retirar sólo porque lo dice,” Roxas comprimió sus puños y luego apuntó al señor. “Usted cumplirá con nuestro pedido, nos lo debe luego de habernos hecho perder una parte importante del día siguiendo un falso sendero. Si se niega a atendernos, juro que le haré pagar por meterse con nosotros.”
“¿Qué se cree por amenazarme?” Don Rick se mostró molesto, pero no se notaba del todo cómodo enfrentándose a Roxas. “Tengo una cámara de seguridad. Si intentan hacer algo serán ustedes los que se meterán en problemas con las autoridades.”
“Lo mejor será que escuche a mi amigo…” Adell dio un suspiro. Era claro que Roxas hacía todo lo posible por contenerse, pero lentamente perdía la batalla, y por su explosividad quién sabía lo que sería capaz de hacer. “No le subestime, él es el príncipe de un país.”
“¡¿P-p-príncipe?!” el señor se quedó atónito. En poco tiempo, los tres estudiantes vieron a los ojos del señor iluminarse con un extraño brillo que no debía significar nada muy positivo. Don Rick ya estaba maquinando sobre cómo sacar provecho de ello.
“…” Roxas comprimió sus puños al punto de temblar y miró a su compañero con ira. “¡¿Por qué le dijiste que soy un príncipe?!”
“N-no lo sé…” Adell se mostró arrepentido, recién entendiendo el posible problema de la información. “En verdad lo siento mucho.”
“¿Realmente es un príncipe?” preguntó el señor, sin creerlo del todo.
“N-no se moleste en escuchar a mi compañero…” empezó a decir Roxas…
“Sí, su nombre es Roxas, príncipe primogénito de Destiny Islands,” explicó Kuroneko con indiferencia, encogiéndose de hombros. “Revise Wikipedia para comprobarlo.”
“¡Oye!” reclamó el príncipe. La pelinegra desvió su mirada con hastío.
“Tu clase social puede sacarnos finalmente de esta discusión sin sentido y dejarnos continuar con la misión. Piénsalo un poco,” respondió ella. El señor no tardó en revisar en la computadora del counter, y por otro gesto de sorpresa de su parte, supieron que había comprobado la verdad.
“…” el señor negó con la cabeza, algo desilusionado por haber sido ocultado tan importante información. “De haberlo sabido antes… nunca pensé que fueran nobles con la rara, insultante e ilógica pasión de viajar rústicamente y en el anonimato…”
“¡Oiga, no debería faltarnos el respeto así!” exclamó Adell.
“Cierto. Adell es un plebeyo barbárico y yo una intelectual culta,” explicó Kuroneko. “No nos ponga en el mismo saco raro que el príncipe.”
“¿De qué saco raro estás hablando?” preguntó Roxas a su compañera, colérico.
“Ehem, sin más que decir… entiendo que su situación es urgente… el señor se cruzó de brazos. “Por lo cual es decidido preparar un globo para partir de inmediato.”
“Hágalo lo antes posible, por favor,” pidió Adell.
“Pero como esta es una excepción y un servicio muy especial, les costará una pequeña fortuna,” agregó el negociante.
“¡Espere un momento!” Roxas iba a reclamar pero Kuroneko se interpuso.
“El príncipe lo pagará. Sólo asegúrese de no exagerar con el precio. No somos tontos,” dijo ella.
“Sus deseos son órdenes, pero les advierto que el globo sigue guardado. Puede tomar un tiempo en alistarlo.”
“Oh, yo controlo el fuego muy bien y puedo cargar el equipo,” se ofreció Adell. “Dígame qué hacer y le ayudo.”
“El pago primero,” el señor sacó una máquina lectura de tarjetas de crédito con cierto gesto de victoria. Roxas entrecerró los ojos pero tuvo que acceder al pago de ese caro paseo. Al menos el costo no fue completamente irracional.

Ni bien se realizó el pago, Don Rick dirigió a Adell a la parte de atrás del local, sin antes pedir a los otros dos estudiantes que tomaran asiento y les esperaran mientras terminaban con los preparativos.

Roxas y Kuroneko se quedaron solos en el ambiente de espera frente al counter. Tomar asiento fue como un privilegio y ambos notaron cuán cansados estaban. Al menos tenían un momento de respiro durante el cual no tenían que estresarse por la misión. Ellos se quedaron en silencio momentáneamente, hasta que Kuroneko miró al príncipe de reojo y le vio bastante frustrado.

“No deberías darle tanta importancia al provecho de ese despreciable ser,” observó ella. “Lo más importante es la misión.”
“Lo del señor no me importa tanto,” Roxas negó con cansancio. “Ha sido un horrible día y no nos queda mucho tiempo antes del ocaso. Espero que sí lleguemos a tiempo.”
“Te mentiría si te asegurara que lo haremos. No sé nada sobre este medio de transporte,” Kuroneko se encogió de hombros. “Pero juzgando por la posición del sol, deber haber suficiente tiempo para hacer un intento. No pienso hacerme más líos, sólo pienso preocuparme por lo que está a mi alcance.”
“Tienes razón… ojalá pudiera mantener la calma como tú lo haces…” él dio un suspiro.
“Y al menos probaste ser de clase alta al poder pagar todo el costo por tu cuenta.”
“Oblivion me ha dado una tarjeta virtualmente sin fondos, pero sólo debo usarla en casos de emergencia. Por favor no se lo digas a nadie, ni a mis hermanos. Ellos no lo saben.”
“Claramente eres el más responsable. Entiendo, no hay punto de compartirlo. No todos entenderían la limitación.”
“Gracias…” un momento de silencio. “Y júrame que tampoco le dirás a nadie lo ocurrido en el restaurante del pueblo.”
“No dramatices, yo no diría nada,” Kuroneko alzó una ceja y negó.
“Gracias de nuevo, eso espero…” otro momento de silencio.
“Es una lástima que tus cabellos rubios y apariencia delicada no funcionaran con el señor como lo hizo en el pueblo,” Kuroneko sonrió burlonamente.
“¡C-cállate!”


         

         

   

En el otro lado del escenario…

“¡Lo sabía! ¡Sabía que tenía una tarjeta sin fondos!” exclamó Sora, apuntando acusadoramente a la pantalla. “¡Y Roxas todo el tiempo ha pretendido que me inventaba cosas cuando le reclamaba!”
“Y con buena razón,” agregó Saki, mirando a su compañero de equipo con impaciencia.
“Quizás Sora y yo no tengamos una tarjeta así, pero Oblivion sí nos provee de suficiente dinero para vivir cómodamente,” dijo Blanc. “No hay punto de querer tener más de lo que ya tenemos.”
“Sí, Sora querría comprarse múltiples copias de consolas y artículos caros con poco uso mientras tanta gente se muere de hambre,” Tomo se cruzó de brazos y miró con severidad al príncipe heredero.
“Oye, no tienes que exagerar,” Sora le miró con incomprensión. “Además, no es que mi país sea de esos con gran cantidad de pobres. Eso no me concierne tanto, ¿no crees?”

Él se confundió aun más cuando todos se quedaron en silencio e intercambiaron miradas.

“Fufufu, les presento a uno de los líderes del futuro,” dijo Shinkouhyou entretenido.
“P-pues, realmente me cuesta verle como un líder por más que sea un príncipe…” comentó Hotaru, bajando la mirada.
“Semejante comentario ignorante…” Yomi negó.
“Viniendo de él, dudo que esta sea una sorpresa,” observó Megumi.
“Eso es tristemente cierto,” dijo Larsa.
“¡Debería darte vergüenza!” reclamó Rorona al príncipe.
“¡¿D-de qué hablas?!” Sora se quedó perplejo. “No es que esté quitando importancia al asunto con lo que dije.”
“¿Seguro?” le preguntó Ryo, confundido. “Ehm, ¿has pensado en lo que dijiste?”
“¡No hay por qué soportar sus tonterías!” Kagari miró al príncipe desafiantemente. “¡Prepárate para un escarmiento!”
“Hahaha, no es necesario,” Luso rió. “Sólo tenemos que llamar a la asesina. Ella se encargará de él.”
“Ohh, buen punto,” Osaka asintió y sonrió. “Yay, no puedo creer que no la he visto en todo el día. Ya la hecho de menos~”
“Es sorprendente ver lo irracional e inapropiado que el mundo puede llegar a ser,” Elizabeth sonrió maravillada.
“Viendo que todos ya han tenido oportunidad de burlarse de Sora…” Blanc negó. “La conversación entre Roxas y Kuroneko me ha llamado la atención. Me pregunto qué les habrá pasado a lo largo del día.”
“Oh, no creo que sea muy sorprendente,” Tomo se encogió de hombros. “Seguro que a más de una persona le habrá maravillado ver la rubiedad de tu hermano. Ese parece ser el caso aquí.”
“Ellos no saben que están siendo vistos,” les recordó Shinkouhyou. “Es probable que hablen más al respecto.”
“El mayor problema de los tres parece ser ese desagradable señor,” Saki entrecerró sus ojos.
“De estar en sus lugares, ya le habría lanzado una maldición,” comentó Megumi. “Pero probablemente Kuroneko ya debe haberle puesto una a largo plazo.”
“Cierto, no e sorprendería,” Larsa dio un suspiro.
“Es una lástima que no podemos observar los efectos de dicho hechizo,” dijo Kagari en un tono juguetón.
“Normalmente protestaría por el uso de magia en gente normal, pero…” Yomi negó frustrada. “Ese señor tiene toda la pinta de un mal elemento.”
“Sí, es obvio sólo con mirarle, pero parece que ni Roxas ni su equipo se dieron cuenta,” afirmó Luso, algo apenado.
“¿Es obvio? A mí me pareció buena gente hasta que oímos sobre la estafa,” comentó Rorona, confundida.
“D-digo lo mismo. Supongo no es tan fácil leer a las personas…” dijo Hotaru.
“La ‘pinta’ que otros dan son rasgos sublimes en gestos y comportamientos,” explicó Elizabeth, meditativa. “Es un tipo de inteligencia e intuición que sólo se desarrolla si uno se expone a la sociedad.”
“Eso es cierto,” Ryo asintió. “No tenemos mucha exposición dentro del jardín.”
“Hm, sí, pero qué pereza da,” Sora se vio incómodo.
“Tú más que nadie debería molestarse en conocer a otros,” Luso habló como si hubiera dicho algo gracioso. “Yo conocí a gente de este tipo en Loar, hasta un par de mi Guild eran así. Uno eventualmente se acostumbra a tenerlos presentes.”

“Uhhh… nuestros pobres amigos parece que tienen sueño…” observó Osaka. En el holograma vieron a Roxas y Kuroneko sentados, pero sus ojos lentamente se cerraban y sus cabezas amenazaban con inclinarse a un lado. “Es la maldición del equipo que tomó el vuelo comercial de dos escalas…”
“Sí, creo que Vert exageró,” Blanc sintió algo de pena por su hermano. “Asumo que no veremos más desarrollo del examen por un tiempo.”
“¡Entonces juguemos cartas!” exclamó Tomo. “Debemos quemar las calorías de hoy.”
“¿Y tú crees que un juego de cartas lo va a hacer?” preguntó Yomi, alzando una ceja.
“Oh, cierto, si la chica en dieta permanente dice que no, entonces no lo hará, haha-AHHH,” Tomo se cayó a un lado luego de recibir un golpe de su amiga.
“El juego de cartas suena bien…” dijo Hotaru, sonriendo incómoda.
“Al menos es algo que matará el tiempo,” Saki se encogió de hombros.

La pausa del examen empezó y los presentes en la sala iniciaron esa corta actividad, esperando a que el globo aerostático estuviera listo para despegar, y así seguir viendo el examen en acción.

En poco tiempo, finalmente podrían ver al misterioso Kun Lun con sus propios ojos.


Cho

Re: Fic zone
« Reply #18: March 11, 2014, 12:49:10 AM »
Okay... esta vez no sufrí tanto por los íconos por organizarme, pero uhh... *todavía no se acostumbra* primera parte del último fic del examen Seed (quizás debería ser su propio fic por lo largo que es, pero shhhh...)

Entonces... Survival horror, problemas diplomáticos, misión fallida, glotonería y accidente aéreo. Ahora me toca atar todos los clavos sueltos... *muere*


49.1.1.

     

     

La situación se puso mucho más complicada de lo esperado. El obelisco cercano continuó emanando oscuridad, y el frente de oscuridad resultante terminó siendo enorme.

“Grado siete… y subiendo…” Rin agarraba un aparato que mostraba la lectura de un censor fuera de la base. Si bien dentro todos los estudiantes y visitantes se encontraban en perfecto estado, la vista por los ventanales era preocupante, y aterradora. El día acababa de tornarse noche, y la cantidad de Heartless y ráfagas de oscuridad empezaban a barrer la destruida isla como si fueran parte de una poderosa tormenta. La gemela comprimió sus puños y corrió hacia las ventanas, sin poder divisar a nadie regresar. “Okaa-san… ¡i-imposible, tendría que estar ahí para ayudarle! ¡T-tenemos que buscarle!”
“Rin…” Len se le acercó rápidamente. Él también estaba inconforme, pero por su expresión parecía rendido a la situación. “Nos quedamos porque somos más vulnerables a la oscuridad que las personas. Tenemos que confiar en que regresarán.”
“Pero…” Rin apretó los dientes y tembló, preocupada.

“Tengo miedo…” Madoka estaba sentada junto a los demás estudiantes, todos mirando a las tres pantallas que colgaban en el techo, las cuales ahora sólo transmitían estática. “Ya no podemos ver lo que los demás hacen…”
“He perdido señal. No hay comunicación…” Yukko miraba a su celular. No tenía barras, pero quizás eso no era lo más importante en un momento como ese.
“Pero esto es imposible…” Ayame estaba parado, mirando hacia el obelisco frente a un ventanal. Una horrible catástrofe ocurría frente a sus ojos, y no podía hacer nada. Frustrado, él dio un golpe a la gruesa luna, y luego caminó hacia la salida. “¡A un lado!”
“¡Ayame!” Pram se entrometió en su camino. “¿Qué pretendes?”
“Las presentes condiciones del clima ya no son parte de un examen Seed. ¡Como un instructor, tengo que buscar a nuestros estudiantes!”
“Detente.”
“¡Pram, ¿acaso no entiendes el peligro de la situación?! ¡No me vas a detener!”
“Quédate quieto,” ella marcó sus palabras al decirlas lentamente, e invocó una pequeña estaca de hielo que levitó encima de su mano. Su acción de ligera amenaza dejó en shock a la gran mayoría. “Entiendo perfectamente lo que intentas decir, pero escúchame atentamente. Tú no puedes hacer nada para ayudarles. Este lugar es enorme, es muy probable que no les encuentres, y por estar buscándoles, gastarás muchas más energías que ellos. Los especialistas y élite de Oblivion en frentes de oscuridad son los que acompañan a las líderes de Oblivion, junto con Almaz y Haruhi. Podemos asegurar que ellos estarán bien, y prefiero esperar a que ellos regresen antes de tomar cualquier decisión. No es sabio actuar sin esperar a que los expertos dicten qué hacer.”
“¡No me importa que no sea sabio! ¡Es algo que tenemos que hacer!”
“Vaya, vaya…” Pram sonrió con ironía. Era una sincera lástima que Ayame no tuviera esa determinación con más frecuencia. “Este también es un dilema personal para mí, Ayame. Soy la subdirectora del jardín de Balamb, y está en mi deber velar por el bienestar de ustedes. No pienso abandonar estudiantes a su suerte si algo se puede hacer para remediarlo, pero tampoco pienso actuar con impertinencia. Es tu turno de comportarte, y dejarme tomar las decisiones. No vas a solucionar nada saltando al peligro sin un plan, tampoco quejándote al respecto. ¿Entiendes?”
“Tsk…” él desvió su mirada.

“Hmm… tenemos una excelente vista del caos desde aquí,” comentó Mai, indiferente.
“Ehh, n-no es el momento de esos comentarios…” Yukko se confundió por el desinterés de su amiga y se giró… para verle cómodamente sentada en la esquina entre una pared y un ventanal. Mai estaba cubierta de una manta de lana y tenía una taza de chocolate caliente con marshmallows, de la cual tomaba esporádicos sorbos mientras miraba atentamente al mal clima afuera. “¿M-Mai? ¿Qué haces?”
“Disfruto del día,” contestó Mai, sin despegar sus ojos de la catástrofe. “Siempre he encontrado gusto de tomar una bebida caliente mientras llueve o nieva afuera, pero el sol perpetuo de Destiny Islands me ha privado de ese pasatiempo, así que esto es lo más cercano a mal tiempo…”
“Ehhh… ¿cómo conseguiste chocolate caliente y malvaviscos?” preguntó Madoka.
“Mi poder del espacio me permite guardar objetos dentro de space gaps para aparecerlos cuando los necesite,” Mai miró a un lado y sus compañeras vieron un termo enorme conectado a un enchufe y una bolsa gigante de marshmallows. “Es justo lo que necesitaba para hacer este momento perfecto.”
“¡M-Mai!” Yukko se impacientó. “N-no es que intente arruinar tu eh momento pero… ¡hay un horrible frente de oscuridad afuera! ¡varios del grupo deben estar luchando su camino de regreso! ¡ni siquiera sabemos si este bunker puede resistir tanta oscuridad!”
“Eso es cierto,” Mai se encogió de hombros y agarró la bolsa de los dulces. “Por eso… tenemos que sentirnos cómodos el mayor tiempo posible.”
“¿Eh?”
“Tengo suficiente chocolate caliente y marshmallows para todos. Adelante,” Mai extendió los marshmallows, hasta que unos estudiantes se acercaron y agarraron los dulces, para empezar a repartirlos. Mai regresó su atención afuera, y Yukko y Madoka intercambiaron miradas confundidas. Las dos se habían quedado sin palabras.
“Pues…” la pelirrosa terminó sonriendo torpemente. “Mai-chan tiene razón.”
“Sí…” Yukko sentía dentro de ella que algo estaba terriblemente mal en el mundo, pero dio un suspiro y sonrió algo frustrada. No esperó que Mai le fuera a levantar los ánimos con una de sus ocurrencias. Casi sintió que le debía una.

A un lado, Aya estaba sentada en una silla, mientras que sus ayudantes seguían con su incansable trabajo de tomar apuntes y algunas fotos de lo que ocurría. La pelinegra tenía sus brazos cruzados y ojos cerrados, inmersa en sus pensamientos. Ella ya había experimentado un fuerte frente de oscuridad en el pasado, y el presente se asemejaba demasiado a aquel. Eso era suficiente para saber que quizás ninguno de los que estaban afuera duraría por mucho tiempo, y que tenían los minutos contados para regresar, pero no estaba en su deber involucrarse por más ayuda que pudieran necesitar…

Y eso se mantuvo hasta que su tablet vibró encima de sus piernas. Ella se impresionó por haber recibido un mensaje. Por más que las señales normales ya hayan sido cortadas, la señal de Near pasó a través de la tormenta. Ella abrió dicho mensaje.

‘Aya, debes prevenir cualquier fatalidad. Los estudiantes Junpei Iori y Yosuke Hanamura nunca podrán regresar vivos por su cuenta. Debes abandonar el bunker e ir a rescatarles lo antes posible. No te excedas.’

“…” Aya apagó su tablet y sonrió intrigada. Cualquiera habría adivinado que ese pronóstico mortal le correspondía al par que fue al mismo obelisco…

Si Near decía (o no decía) cualquier cosa, era porque tenía razones y motivos válidos. Aya estaba completamente convencida de ello. Después del evento del día, intentaría preguntarle más detalles del asunto.

Pram entrecerró los ojos al ver a la pelinegra dejar su tablet con un ayudante y agarrar su abanico y su mejor cámara, para caminar hacia la puerta. Algo tenía en mente…

“¡Hola gemelos! ¡He terminado mi descanso!” saludó Aya a los gemelos, con gran energía. “¿Puedo pedirles un favor?”
“¿Favor?” Rin le miró perpleja. No podía entender los buenos ánimos de la reportera.
“Necesito un mapa de esta zona de Arcadia donde todos nuestros allegados están. Espero que no sea una gran molestia…”
“…” Len se sorprendió. Entendió las intenciones de Aya.
“¿P-por qué? No hay punto de salir y deja tus obligaciones de reportera para cuando ya no tengamos nada de qué preocuparnos,” la gemela mayor parecía casi insultada por la trivialidad de la pelinegra. “Esto es serio, hay gente importante para nosotros afuera.”
“Descuida, es muy relevante,” Aya guiñó un ojo, en complicidad. “Iré a buscar a un par de ellos y a traerlos aquí cuanto antes.”
“¡¿Qué?!” Rin se escandalizó. “¡N-no puedo dejarte salir! ¡La situación es muy mala y no necesitamos que se ponga peor!”
“Realmente me apena que tengas tan poca fe en mí, Rin-chan…” Aya mostró un pasajero pesar, y volvió a sonreír decisivamente. “¡Regresaré rápido! Quizás no lo sepas, pero soy una de las dos inmortales más rápidas de mi entorno. Al menos entre los inmortales que no podemos teletransportarnos, esos sí que hacen trampa.”
“¡¿I-inmortal?!” Rin dio un paso hacia atrás.
“¡Oops! ¿No lo dije antes?” Aya llevó una mano a su boca, asemejándose a una pequeña traviesa que dejó escapar un inocente detalle. “Pero eso me da credenciales, ¿cierto?”
“P-pero…”
“Déjala ir,” Pram rodó sus ojos. ¿Qué podía decir? Aya le fastidiaba, pero sí era muy útil y sabía lo que hacía. “Sé que es capaz de lo que quiere hacer.”
“¡Definitivamente!” Ayame afirmó con todas sus fuerzas, y sonrió a Aya. “¡Eso sí que se llama heroísmo! ¡Tú puedes, Ayayaya!”
“…” Len asintió, aprobando a la visitante. Él le dio el mapa que había pedido.
“¡¿Tú también, Len?!” Rin sintió que se perdía de algo.
“Excelente. No les decepcionaré,” la pelinegra asintió marcadamente, y luego agarró el bíceps de su brazo con la mano opuesta, lista para el trabajo pesado. “Soy fuerte y se los demostraré.”

Las puertas se abrieron y Aya salió trotando, pese a los zapatos imposibles que siempre usaba. Todos los presentes se asomaron por los ventanales, y sorprendentemente, Aya potenció la magnitud de su velocidad, arrancando vuelo y saliendo disparada hacia el cielo. Ella se perdió rápidamente entre toda la oscuridad.

“Whoa…” Yukko se quedó en shock, al igual que varios. Esa reportera era mucho más de lo que su título indicaba. Ya de por sí, no entendía por qué alguien con ese poder perdía su tiempo teniendo ese oficio mundano, pero en fin, la vida estaba llena de misterios.

Sólo les quedaba confiar en la destreza de quienes estaban afuera, y esperar poder volverles a ver pronto.

 

Cho nunca había sentido tanta impotencia e incertidumbre en su vida. Ella agarró la mano de Ryoji, y él le dirigió a través de un ambiente de completa oscuridad donde no dejaba de oírse desastre de parte de los Heartless. La peliceleste fue jalada constantemente, y se movió casi todo el tiempo a ritmo de trote, sorprendiéndose de no terminar estrellándose con algo en el camino, ni de recibir el ataque de los abundantes Heartless en el ambiente. Lo que sí le afectaba era la oscuridad que no paraba de incrementar, y le daba sentimientos de nausea, desorientación y mareos.

De repente, oyó una puerta ser abierta y Ryoji le dijo que había encontrado una salida de emergencia, y que iban a comenzar a subir por gradas. Esas escaleras se sintieron eternas, y si bien Cho eventualmente agarró truco a la secuencia de gradas, subirlas sin poder verlas fue agobiante, y en más de una ocasión estuvo a punto de tropezarse y caerse, algo que su amigo previno al agarrarle con fuerza.

Y después de lo que pareció eterno, el pelinegro abrió una puerta, y los dos finalmente salieron de ese aterrorizante edificio. La salida de emergencia les dirigió fuera de los laboratorios y estaban justo frente al óvalo que contenía el obelisco. Al menos eso les había ahorrado bastante caminata. La imponente estructura negra despedía oscuridad desde su cima y un poco desde la misma base, y la presencia de Heartless era enorme. Los estudiantes tuvieron que comenzar a correr de regreso al notar que las criaturas oscuras seguían multiplicándose.

“Ryoji… es un milagro…” Cho estaba en shock.
“¿Milagro?” preguntó él.
“No puedo explicarme cómo pudiste encontrar la salida en plena oscuridad…”
“Ahh, eso,” él sonrió. “No es la gran cosa. Puedo ver en la oscuridad.”
“¿Q-qué?” Cho se detuvo.
“Eh, Cho…” su compañero tuvo que detenerse, mirándole con incomprensión. “Tenemos que huir cuanto antes. Nos pueden atacar en cualquier momento.”
“Tú…” la peliceleste le agarró de los hombros, colérica. “¡¿P-por qué no me dijiste que podías ver en la oscuridad?! ¡Casi me da un infarto más de una vez! ¡Estaba convencida que no había nada que podíamos hacer!”
“L-lo siento…” Ryoji desvió la mirada, incómodo. “Pensé que sabías…”
“No… tú siempre me dijiste que no eras bueno con la oscuridad…” Cho le soltó, todavía algo alterada. Ella bajó su mirada.
“Nunca he sido bueno para atacar o defenderme con esta, esa siempre ha sido mi debilidad. Pero creo que tengo una rara empatía o costumbre con la oscuridad. No sé cómo explicarlo…” él dio un suspiro. “Al menos puedo hacer cosas como estas…”
“Está bien… perdón…”
“Soy yo quien te debe una disculpa, pero vamos, tenemos que seguir,” él agarró a su amiga de la muñeca y siguieron corriendo de regreso a la base.

Cho estaba siendo jalada todo el tiempo, y era por el impulso de su amigo que podía mantener su ritmo. La presencia de la oscuridad pesada le había debilitado bastante, y los síntomas de enfermedad sólo se ponían peor. Casi sentía que no sería capaz de mantener ese ritmo por más tiempo… sentía que pronto colapsaría…

Lo que le pareció muy extraño fue que, pese a su propio malestar, el ambiente a su alrededor era mucho más tranquilo que en el tercer sótano. No había tanta cantidad de Heartless, y lo más sorprendente era que estos deambulaban por los alrededores sin ser agresivos. Era como si no pudieran sentir la presencia de los dos… a su costado, Ryoji seguía teniendo una extraña aura oscura que había incrementado levemente de tamaño, pero felizmente no estaba teniendo ningún efecto en él. Cho sabía que tenía que dar lo mejor de sí, pese a sentirse tan mal.

Conforme los dos avanzaban en esa pista amplia, recta y vacía por varias cuadras, la tormenta sólo se ponía peor. El cielo empezó a oscurecerse más, los Heartless aumentaron en número y tamaño, y el efecto de la oscuridad pesada se volvió más fuerte. La tormenta había alcanzado el grado 8, y no paraba de subir.

“…” la peliceleste pisó mal y por poco se cae al piso.
“¡C-Cho!” Ryoji le agarró con más fuerza, y luego le ayudó a reincorporarse.
“P-perdón, sólo perdí el equilibrio…” Cho miró a su compañero, y se aterró al ver que su visión tardó considerablemente en enfocar su mirada. Ella llevó una mano a su cabeza, y esa simple acción hizo que su cuerpo se tambaleara.
“…” el pelinegro miró al camino por un instante. “Tal vez te sientas mejor si vamos más lento. Será mejor que descanses un poco y luego continuamos.”
“Ehh…” ella se apenó y bajó la mirada. “Pero esto sólo se hará más difícil después.”
“No te hagas líos,” Ryoji le sonrió. “Veré qué puedo hacer.”

Él apoyó a su amiga en una columna externa de un local, y luego, tocó su frente con dos dedos. Fue muy extraño, pero Cho sintió un alivio inmediato.

“¿Q…qué…?” Cho se quedó sin palabras. No era la primera vez que él hacía un gesto similar para ayudar a alguien.
“Tenía la impresión que podía hacer algo,” dijo él, sonriendo amigablemente. “Al parecer sí pude protegerte de la oscuridad.”
“¿Protegerme?” ella entonces notó un aura oscura rodeándole, igual a la de su amigo. ¿Acaso esa aura era una forma de protección contra el mal tiempo?
“Invoqué oscuridad a ver si te protegía. No tengo mucha idea de lo que hice, pero funciona, y eso es lo más importante,” él asintió. “Seguimos en cuanto puedas.”
“S-sí, cuanto antes…” Cho dejó de apoyarse y se paró.

Los dos continuaron corriendo. Pese a la sorpresiva solución, todavía les faltaba bastante camino por recorrer, y no podían afirmar que las condiciones del tiempo se mantendrían remediables.

     

Por otro lado, el equipo de Oblivion ya había logrado salir del edificio de la supercomputadora. Ellos empacaron todas las herramientas que emplearon y las memorias externas donde tenían toda la información extraída en baúles herméticos, los cuales estaban fuertemente asegurados en las motocicletas.

Todos los presentes podían sentir los estragos del frente de oscuridad, y los front-liners estaban atacando a los Heartless constantemente, los cuales les atacaban de todas direcciones. Hasta los seres más pequeños resistían una buena cantidad de golpes de luz antes de esfumarse, y los ataques parecían atraer a más enemigos. Tenían que subir a los vehículos de inmediato.

“¡A-alístense!” exclamó Almaz, luego de lanzar dos ondas de luz con sus espadas para barrer en ambiente.
“Fujioka-san, ustedes dos compartan esta cuatrimoto,” indicó uno de los científicos, luego de haber reorganizado la ocupación de los vehículos.
“Gracias,” Haruhi asintió. “¿Los aparatos electrónicos estarán bien en los baúles?”
“Los baúles están diseñados para aislar de los frentes de oscuridad,” explicó Kurisu. Ella, al igual que varios científicos, estaba bastante mareada por las condiciones del clima. Pero su cansancio parecía ser mayor al de los demás, quizás por el intenso trabajo que había hecho hasta hace pocos instantes. “Pero… en estas condiciones, la protección de los baúles no durará mucho. Debemos darnos prisa.”
“Creo que mejor yo manejo nuestro vehículo,” sugirió Aqua.
“No, déjamelo a mí,” Kurisu frunció el ceño, determinada. “Las máquinas son mi especialidad, y tú tienes el deber de protegernos en caso de ser necesario.”
“U-un momento,” Haruhi recordó algo importante. “Junpei y Yosuke aún no regresan. ¿Podríamos quedar la mitad a esperarles?”
“¡Cuidado!” Almaz vio a varios Heartless aparecer del mismo aire y caer en picada hacia el grupo. Varios front-liners lanzaron ataques de luz a las bestias, apenas evitando cualquier posible daño. Ese escenario sólo asustó más al grupo en sí.
“No podemos quedarnos a esperar. Si nos quedamos quietos, seremos víctimas fáciles de los Heartless,” explicó un alumno de Oblivion.
“Tampoco podemos dividirnos. Los Heartless están siendo muy feroces, y los científicos no pueden defenderse solos del ataque,” dijo otra alumna.
“Pero sería una gran falta abandonar a los dos a su suerte…” Aqua se puso a pensar. “Lo primero que debemos hacer es poner al grupo de científicos a salvo. Ni bien nos acerquemos a la base, podemos dividirnos y regresar por los estudiantes faltantes.”
“Tiene sentido pero…” Kurisu bajó la mirada. “No sabemos por cuánto tiempo las cuatrimotos funcionarán. Este tiempo es dañino para cualquier máquina.”
“Por eso nos apuraremos. ¡Todos listos!” exclamó la directora. Los front-liners que estuvieron haciendo guardia y alejando a los Heartless saltaron a sus cuatrimotos y el grupo arrancó, yendo a toda velocidad de regreso.

Aprovechando su posición de copilotos, los front-liners siguieron atacando a los Heartless en el camino, abriendo paso al grupo para ir lo más rápido posible.

 

No habría sido ni un minuto, y los dos bros pudieron divisar al grupo de Oblivion a distancia, quienes estaban yendo con rapidez de regreso. Los dos de inmediato intercambiaron miradas y corrieron con todas sus fuerzas hacia ellos, en vano.

“¡Oigan! ¡Esperen!” gritó Yosuke, agitando sus brazos.
“¡No nos dejen!” Junpei también silbó lo más fuerte que pudo, pero fue muy tarde. El grupo se perdió entre escombros y Heartless.
“Maldición…” el pelinaranja se vio descorazonado. “Nunca antes perder un bus me había dolido tanto…”
“¡Oye, sé serio, deja esas observaciones a Ryoji! ¡AAHHH, y seguro él también está en aprietos ahora! ¡¿Qué demonios está pasando?!” Junpei vio a más Heartless correr hacia ellos, con la intención de atacarles. “¡Corre!”

Luego de ese momento desmoralizador, ellos tuvieron que continuar corriendo. Ya habían intentado pelear contra los monstruos, pero estos eran demasiados y se volvían más fuertes conforme pasaba el tiempo. Lo más que podían hacer era evadirles y huir, pero los Heartless aumentaban de número y velocidad, mientras ellos se sentían cada vez más mareados y debilitados. No estaban muy cerca de la base, así que no estaban seguros si podrían regresar a ese ritmo, pero no era como si quisieran pensar lo contrario.

De repente, un Heartless enorme se formó a poca distancia de ellos, y este les miró con esos pequeños y luminosos ojos que les estremeció. Les tenía en la mira. Por quedarse mirándole, los pequeños Heartless les dieron el alcance y terminaron rodeándoles, mientras se acercaban lentamente y con intenciones de arremeterles de una sola.

“¡D-demonios!” Junpei tuvo que invocar el fuego con sus dos manos y barrer a los enemigos como si estuviera usando un lanzallamas. Sin embargo, ni los Heartless chicos se estaban esfumando pese a la presencia del fuego. Estos seres saltaron hacia los dos.
“…” Yosuke esperó el salto y conjuró una onda expansiva de viento, que alejó un poco a los atacantes, pero no tanto como lo hubiera esperado. Esos seres ya casi parecían funcionar con su propia física y eran resistentes a cualquiera de sus ataques.
“¿Q-qué está ocurriendo?” al ver al Heartless gigante preparar un puño, Junpei recordó las granadas de luz que habían recibido. Él sacó una y la lanzó a la bestia. La granada explotó formando una luz cegadora que debilitó a la bestia y eliminó a varios pequeños Heartless adyacentes. Eso les dio una apertura para huir.

Ellos continuaron corriendo, y se estremecieron al notar que muchos más Heartless se originaron luego de que el efecto de la granada se apagara. También sintieron el suelo estremecerse repetidamente. El enorme Heartless les estaba persiguiendo.

Para abrirse camino entre tantos Heartless, los estudiantes supieron que tenían que concentrar sus ataques en pocos blancos, de lo contrario estos tendrían tan poco efecto como antes. Por la cantidad de enemigos, la trayectoria había pasado de regresar a la base, a tomar el camino con menos Heartless y obstáculos. Ellos estaban conscientes del desvío, pero no tenían de otra si querían evitar ser lastimados.

El camino les llevó a una calle angosta entre varias casas. Al entrar a dicha calle, Junpei se giró y lanzó una granada de luz justo en la pequeña entrada. Eso atacó a los varios Heartless que les habían perseguido y los dos corrieron para ver si podían ganar algo de ventaja de los monstruos. Si bien los dos estaban corriendo casi en la misma dirección por la que tenían que regresar, al ser un camino distinto, era muy probable que pudieran perderse. Ellos corrían mientras miraban en cada estrecha intersección por si podían retomar el camino, pero la cantidad de Heartless entre los edificios era bastante, haciendo la salida de la calle muy riesgosa.

“Debería haber una forma de distraerles…” Junpei seguía corriendo, poco a poco sintiéndose más estresado.
“Me duplicaría, pero con este clima creo que sería muy pesado para mí…” Yosuke negó, frustrado. Él intentó prender su walkie-talkie por enésima vez pero el aparato ya no respondía. Parecía haberse malogrado. “Debe haber algo que podemos hacer.”

La calle dio un giro brusco y ni bien terminaron la curva, vieron algo un tanto inquietante a pocos metros. Había unas sombras extrañas congregadas en medio de la pista. Las siluetas eran las de personas y los cuerpos eran ligeramente transparentes, además de tener una forma inestable. Los dos se detuvieron a mirar esas formaciones raras. No eran los mismos Heartless que habían visto antes, más parecían espejismos o fantasmas. Aunque no había duda que estaban hechos de oscuridad…

“¿Q-qué es esto?” preguntó Yosuke. “Casi parecen personas.”
“Lo sé,” Junpei sintió escalofríos. “S-se ven indefensos, pero quizás es mejor evitarlos.”

Sin embargo, antes de tener la oportunidad de detenerse a escoger un nuevo camino, los dos notaron que esas raras sombras se giraron hacia ellos. El giro de las siluetas fue similar al de muñecos de trapo siendo girados por cuerdas invisibles, y entonces, una mitad de las sombras fue levitando hacia los dos como si fueran arrastrados por una fuerza invisible. La otra mitad se internó en el suelo, y se movió por este con gran rapidez. Eso fue suficiente para asustar a ambos.

“¡AAHHH!” ellos gritaron y se dieron media vuelta para regresar por donde habían venido. Pero al hacerlo y volver a tomar la curva, se encontraron frente al Heartless gigante acompañado de muchos Heartless pequeños. “¡AAAHHH!”

Tuvieron que tomar el primer callejón que divisaron, y Junpei volvió a soltar una granada detrás de ellos para perder a los enemigos. ¿Qué demonios había sido eso? No les esperaban respuestas, mas bien complicaciones.

Ellos dos sintieron una gran inestabilidad y tuvieron que agarrar las paredes del callejón para evitar caerse. El sentimiento de debilidad fue como una onda expansiva, y el malestar no se estaba yendo. La tormenta sólo se ponía peor, y con esta, las propias anomalías de la isla no dejaban de incrementar.

“S-sigamos…” sugirió Yosuke. Él sacudió su cabeza esperando disipar el malestar, pero ello sólo probó ser peor.
“Sí…” Junpei dejó de apoyarse, y junto con su bro terminó el callejón, regresando al amplio camino que debía llevarles de regreso a la base. No habían avanzado una cantidad considerable, pero ya se sentían agotados. Sólo les quedaba continuar.

En ese instante, otra extraña anomalía del ambiente se hizo notar. Los bros oyeron lo que indudablemente fue una ‘voz’, sólo que fue más como un entrecortado susurro y tan borroso que se oyó inhumano. Fueron unas palabras agudas, casi inaudibles y sin tono de voz, salidas de ultratumba.

You can’t escape…

“¡¿Q-qué fue eso?!” preguntó Junpei, mirando a todos lados con rapidez.
“¿T-también lo oíste?” Yosuke miró a su bro, hasta que notó algo más. “¡M-m-mira!”

Él apuntó hacia el frente y vieron más de esas raras y oscuras siluetas aparecer en el aire. Por ser cuerpos estirados hacia abajo y cabezas caídas, daba la impresión que se trataban de personas ahorcadas que se tambaleaban ligeramente. Cuando las raras sombras incrementaron a casi veinte a sus alrededores, estas fueron nuevamente arrastradas por alguna fuerza invisible hacia los dos.

“Y-Y-Yosuke…” Junpei temblaba de pies a cabeza.
“¿S-sí, bro?”
“¿R-recuerdas que d-dije q-que se p-podría filmar una p-película aquí?”
“Ehh… ¿sí?”
“¡Me arrepiento!” Junpei fue corriendo a un lado y volvió a usar una granada para esfumar esas raras sombras a su camino. Yosuke le siguió en pleno shock, sintiendo gran debilidad por los estragos de la oscuridad pesada.
“¡Bro, espera!” Yosuke empezó a seguirle y miró hacia atrás. Fue algo que casi se arrepintió de hacer, puesto que vio a esas siluetas colgantes estremecerse como si estuvieran siendo electrocutadas, o infectadas con una horrible ira. Estas también estaban yendo disparadas hacia ellos, tal vez a mayor velocidad que los dos. “¡AAHHH, corre, ni se te ocurra voltear!”

Lo único que les quedaba era huir, y esperar no ser blanco de esas extrañas apariciones. Estaban convencidos que los Heartless no eran el único problema de las islas, y que esa extraña ‘voz’ era importante para entenderlo, pero lo que realmente les importaba era salir de ahí con vida, lo cual parecía cada vez más imposible debido a la fuerza de la tormenta. Sólo podían continuar huyendo, y ver lo que les esperaba en el camino.

 

La tormenta no dejaba de ponerse peor, pero Cho y Ryoji seguían corriendo de regreso sin dificultades. Los Heartless seguían incrementando, pero se mantenían al margen de los dos, y la oscuridad del ambiente no surtía efecto en ellos. Pese a la distancia que les faltaba por cubrir, el pronóstico era bueno para ambos.

Entonces, la fachada de un edificio colapsó cerca de ellos, lo cual indicó la presente fuerza de la tormenta. El derrumbe no estuvo lo suficientemente cerca como para lastimarles, pero el sonido y polvo causados por este impresionó a los dos. Ambos se detuvieron un momento a mirar la estructura.

“Debemos tener más cuidado…” observó Cho.
“No te preocupes, mientras vayamos por el centro del camino, no habrá problemas,” le aseguró Ryoji. “Vamos, no podemos demorarnos más tiempo.”
“Sí…”

El derrumbe causó que Cho prestara más atención a sus alrededores. No sabía por cuánto más tiempo el camino se quedaría tan pacífico, o si los Heartless volverían a atacarles. Sentía que todo estaba yendo mucho más fácil de lo que debería… y que algo estaba muy mal en todo eso.

Sus temores de un ataque no tardaron en convertirse en realidad cuando los dos vieron a un enorme Heartless formarse a unos quince metros en medio del camino. Su tamaño y forma sorprendieron a los dos. Ese enemigo no se comparaba en nada con los pequeños monstruos que habían visto hasta ese instante. Lamentablemente, aquel enorme enemigo fijó sus ojos en Cho desde el comienzo, y empezó a acercarse a zancadas hacia ella.

“…” Cho se asustó y comenzó a lanzarle varias esferas de fuego, pero su magia no lograba mutar al oponente.
“¡Por aquí!” Ryoji le jaló del brazo y corrió hacia una intersección. Claramente, la fuerza de la tormenta también había fortalecido a los Heartless, porque al principio del examen fue muy fácil eliminar a cualquiera de estos con un básico ataque de luz.

Correr por tanto tiempo ya les estaba agotando físicamente, y sentir las pisadas del monstruo estremecer el suelo no lo hacía más cómodo. La calle que tomaron seguía en una amplia curva, y llegó a un callejón sin salida en poco tiempo. No les tocaba de otra que hacerle frente a la bestia.

La peliceleste continuó con su asedio de fuego, sin efecto, hasta que recordó las granadas de luz que les habían dado. Llegó a usar una de ellas a poca distancia del atacante, y la intensa luz pareció debilitar al Heartless considerablemente. Cho sacó una segunda, pero los nervios hicieron que la soltara antes de poder quitarle el seguro, y al pretender agacharse para recogerla, el enorme Heartless preparó un puño para darle un fuerte golpe antes de repetir su acción.

Pero, segundos antes del impacto, Ryoji se metió en medio y estiró su mano, esperando poder detener a la bestia de alguna forma. Fue sorprendente ver que el Heartless fue repelido hacia atrás con fuerza y terminó por deshacerse por completo.

Los dos estudiantes se quedaron sorprendidos y en silencio momentáneamente. Cho recogió la granada del piso y de ahí caminó donde su amigo.

“Ryoji… ehh, muchas gracias por tu ayuda, pero… ¿qué hiciste?” le preguntó.
“N-no lo sé…” él meditó, mirando hacia abajo. No podía culpar a la peliceleste por tener curiosidad. “Es muy extraño. Tú me has dicho que la oscuridad pesada te lastima y te debilita con el paso del tiempo.”
“Sí, según el video introductorio que Oblivion nos mostró en el camino, eso es lo usual.”
“Entonces soy la excepción…” el pelinegro empezó a caminar de regreso al camino, sin detenerse a siquiera mirar a su compañera.
“E-espera,” Cho le siguió de inmediato.

Ella tuvo un mal presentimiento. Algo estaba incomodando a su amigo, lo cual era muy extraño. Él no era del tipo de mostrarse serio o preocupado. No evitó sentirle extrañamente distante en ese momento, y por algún motivo, le dio leves escalofríos.

Ambos regresaron al camino usual a paso rápido. Cho le seguía de cerca, y se había pasado todo el rato en que retomaron la ruta dentro de un debate interno. Nunca había sido buena para iniciar una conversación o hacer muchas preguntas, y por la extraña seriedad de su amigo tampoco sabía cómo comenzar a preguntarle qué le incomodaba. Aun así, ella estaba preocupada por aquella repentina reacción, e intentó venirse con algo.

“Ryoji, un momento,” Cho se detuvo, y vio que él también lo hizo.
“¿Qué sucede?” preguntó él. Esta vez se le dirigió, pero todavía se veía algo apagado.
“P-pues, estuve pensando en lo que ocurrió con el enorme Heartless, y pues…” se maldijo a sí misma por dentro por no saber cómo hablar apropiadamente. “M-me preocupa que esta tormenta te incomode… o que yo te haya incomodado con mi pregunta, y espero que estés bien…”
“Estoy bien, no te preocupes por mí,” Ryoji estaba algo confundido, pero sonrió un poco. “Gracias, pero no es el momento para hablar. Tenemos que apurarnos.”

Él decidió volver a correr, pero se sorprendió cuando Cho le agarró de la muñeca. Por ese gesto, él sintió una leve impaciencia, pero al voltearse, vio a la peliceleste agarrarle con los ojos cerrados y temblando, como si le tuviera miedo.

“¿A-ah?” él ladeó la cabeza.
“D-debo estar mal, pero s-sí creo que es el momento de hablarlo si algo te incomodó. P-perdón, pero es raro verte así y quisiera reconfortarte o al menos escuchar lo que tienes que decir…” Cho habló rápidamente. Ella se sentía culpable de haberle retenido y muy avergonzada, sintiendo que no tenía el derecho de mirarle. Seguramente se estaba metiendo en problemas por su acción.
“…” Ryoji le miró con incomprensión, y dio un suspiro. Era algo doloroso verle tan desproporcionadamente torturada. “Realmente no es momento para esto…” él agarró a Cho de la muñeca con su otro brazo, liberándose a sí mismo. Eso hizo que Cho le mirara y le prestara atención. “No es nada muy serio, es sólo que no quiero hablar sobre esto ahora. Lo menos que quisiera hacer es darte alguna idea errónea, o hacerte sentir más miedo de la situación. Sé que eres de pensar demasiado.”
“¿A… qué te refieres?” preguntó Cho, confundida.
“Al menos podemos caminar mientras hablamos,” el pelinegro desvió la mirada, rendido. Luego de comenzar a caminar, él miró hacia el cielo. “Cho, creo que sabes que yo tengo una extraña empatía con el ambiente, el clima, o la naturaleza. Debe ser uno de los poderes que tengo.”
“Sí…” ella asintió.
“Es en ciertas condiciones en las que me siento más ‘a gusto’ o con energías, casi como si me proporcionaran una ventaja… y extrañamente, aquí me pasa mucho más,” él dio un suspiro. “Mientras los demás tienen problemas con la oscuridad, a mí me fortalece…”
“¿F-fortalece?” Cho se sorprendió.
“Puedo sentirlo. El ambiente en la isla está lleno de energía, y es extrañamente caótico, pero a mí no me ocasiona estragos,” desvió la mirada. “Parece que al igual que los Heartless, me estoy llenando de energías por la tormenta…”
“…”
“No sé qué es lo que eso significa… no sé cómo interpretarlo… y no creo que sean buenas noticias,” la realización de que las horas nocturnas siempre habían sido ventajosas para él en cuestión de energías sólo le daban más incomodidad. Él sacudió su cabeza y forzó una leve sonrisa. “Creo que tendré tiempo para pensar en esto más tarde. Preferiría no compartirlo con nadie más. El tema de la oscuridad pesada y Arcadia siempre ha sido problemático, y tabú.”
“…” Cho asintió, comprendiendo su punto. Lo mismo había sido mencionado cuando encontraron toda la inquietante información de los experimentos en el segundo sótano… “Esta habilidad de ser compatible con ciertos estados del clima no debe ser única, y como dijiste antes, cada uno tiene una experiencia distinta. No quisiera que Oblivion haga algún caso de esto. Es como lo de Megumi. Todos somos nosotros mismos, sin importar factores externos, y si el caso fuera a requerir atención, lo mejor es que nosotros y nuestros amigos seamos quienes nos encarguemos de esto en vez de personas que no puedan ver más allá de los detalles,” ella bajó su mirada, un poco incómoda por estar hablando bastante, y con aparente certeza. “L-luego tendremos tiempo para sacar conclusiones de esta experiencia. Yo simplemente creo que es muy genial que puedas defenderte tan bien en estas circunstancias,” volvió a mirarle directamente, sonriendo. “Te debo un montón por toda tu ayuda y apoyo. Has sido realmente genial, muchas gracias por todo tu apoyo.”
“…” Ryoji se sorprendió al oír sus palabras. No había esperado mucho de la conversación, y pese a seguir teniendo varias dudas del tema, sí se sentía mejor. Pese a que Cho nunca se sentía cómoda con la incertidumbre, acababa de demostrar que también tenía gran fe en quienes estaban a su alrededor, incluyéndole. Él sonrió un poco. “Gracias, sé que no fue fácil para ti decirlo.”
“S-sí…”
“Vaya, hemos tenido un segundo momento de tensión, y mi caso parece tener similitudes con el de tu hermanito,” Ryoji sonrió, encontrándole gracia. “Me pregunto si ambos realmente tenemos algo en común, aparte del color de cabello y tez delicada, haha.”
“Ehh, tal vez no deberías mencionarle eso…” Cho sonrió torpemente. Se alegró de haberle podido levantar sus ánimos un poco.
“Tendremos más tiempo de meditar sobre todo esto ni bien lleguemos a casa. Creo que ya nos hemos distraído demasiado, sigamos.”

Los dos continuaron corriendo, retomando el camino de regreso a la base, aunque siendo más cuidadosos con los Heartless presentes. Los más grandes parecían ser un peligro constante pese a la pasividad de los de menor tamaño, y para evadirlos tomaron desvíos por un par de cuadras, rodeando sus posiciones. Sin embargo, en poco tiempo empezaron a aparecer más Heartless gigantes, obligándoles a tomar los desvíos con frecuencia.

Al tener que desviarse por tres de esos monstruos en el camino, ellos corrieron por una calle paralela al camino central, pero pese a querer regresar a la ruta, se veía claramente en cada intersección que los Heartless habían incrementado demasiado, y no valía el riesgo intentar regresar por el mismo camino. Tocaba encontrar caminos más disponibles.

La calle paralela en donde estaban terminó en una bifurcación, con el camino más cercano a la ruta original infestado de Heartless. La otra opción se dirigía lejos de la avenida, pero antes de pensar en regresar o buscar una tercera opción, los dos sintieron los pesados movimientos de los Heartless gigantes estremecer el piso. Estaban cerca, y podrían notarles si se quedaban quietos más tiempo. No les quedó de otra que tomar el camino frente a ellos y esperar lo mejor.

     

El equipo de científicos y alumnos seguía avanzando lo más rápido posible, esquivando escombros y grandes formaciones de Heartless. El camino una vez directo se volvió en una carrera de obstáculos, y la necesidad de rodear áreas extensas debido a la presencia de enemigos incrementó, al punto en que avanzaban significantemente menos.

La ventaja de las cuatrimotos era la velocidad, ya que con esta los Heartless no podían darles el alcance, pero la enorme y creciente cantidad de enemigos agregaba dificultad a la ruta. Los efectos de la oscuridad comenzaban a sentirse en los vehículos, los cuales perdían potencia, y los científicos estaban siendo más afectados por los mareos y debilidad que los demás al no tener la misma preparación física.

“¡Cuidado!” alertó uno de los conductores, apuntando hacia el frente momentáneamente. Todos vieron a un Heartless enorme formarse y mirarles. El camino justo acababa de reducirse por la presencia de escombros, y a la velocidad a la que iban, la única opción que tenían era atravesar dicho Heartless.
“¡¿Q-q-qué hacemos ahora?!” exclamó una científica, aterrada. Ella apretaba el timón con las manos temblorosas, siendo tan capaz de acelerar a fondo como dar una vuelta brusca y peligrosa.
“¡Mantengan la calma! ¡Nos toca eliminar el oponente!” ordenó Aqua, severamente.
“¡Pero nuestros ataques están perdiendo efecto hasta con los pequeños Heartless!” exclamó un estudiante de Oblivion.
“¡Conozco este tipo de Heartless, tienen los movimientos lentos! ¡Debemos dividirnos en dos grupos y atacarle de forma intercalada! ¡Así le confundiremos y debilitaremos!”
“Este es un buen momento para usar nuestras granadas de luz,” sugirió Kurisu.
“Sí, las usaremos cuando estemos cerca,” Aqua asintió. “¡Alístense!”

El grupo de cuatrimotos se dividió instintivamente e iniciaron con los disparos de luz, provenientes de poderes mágicos o pistolas especiales. El enorme Heartless intentó golpearles y estuvo muy cerca de tumbar un par de cuatrimotos, pero fue como Aqua dijo. El monstruo intentó atacar a sus atacantes, pero ni bien recibió el daño del otro equipo, detuvo sus golpes y pasó a atacar en la otra dirección. Por su movimiento tan lento, no llegó a hacer el daño que recibió.

“¡Ahora!” exclamó Kurisu. Varios estudiantes de Oblivion lanzaron múltiples granadas simultáneamente a la bestia.
“¡Cierren sus ojos!” gritó un científico. El estallido encima de ellos fue potente y cegador, y probó ser lo necesario para eliminar al obstáculo. Las piernas del monstruo se deshicieron justo a tiempo para que las cuatrimotos pasaran a toda velocidad, y el equipo continuó por un camino con menos oponentes.

Pero la celebración y alivio fue pasajero, ya que ni bien se despidió el repentino haz de luz, una cantidad masiva y densa de oscuridad apareció en su lugar, y se dividió en Heartless más grandes de lo normal, que comenzaron a perseguir a la caravana a gran velocidad. La compensación por la luz en pleno frente masivo de oscuridad probó ser gigante y arrolladora.

“¡I-imposible!” exclamó una estudiante, alarmada.
“¡Los Heartless son más rápidos que nosotros!” reportó otro estudiante.
“¡No desconcentren su mirada del camino! ¡Atacaremos a los Heartless conforme se nos acerquen!” Aqua miró hacia atrás. Ella, al igual que los copilotos de cada cuatrimoto, tendría que encargarse de los enemigos que venían de atrás, mientras los pilotos debían mantenerse vigilantes del camino.

El plan funcionó bien en un inicio, pero sorprendentemente, mientras más atacaban a la gran masa de Heartless, más Heartless aparecían. Estos también parecían volverse más rápidos y violentos con los ataques, y la situación de erradicarlos se salía de control.

No pasó mucho tiempo para que aparecieran más Heartless en medio del camino, y los front-liners a bordo se tuvieron que dividir entre atacar hacia delante y hacia atrás.

La distribución sólo disminuyó la efectividad y los Heartless persiguiéndoles estaban peligrosamente cerca del grupo.

“…” Almaz lanzaba luz hacia atrás, pero comprendía la dificultad de la situación, y como un copiloto no había mucho que podía hacer. Él negó. “Haruhi, sin importar qué suceda, sigue manejando de frente. No bajes la velocidad.”
“¿Q-qué?” la pelimarrón miró de reojo a su compañero detrás de ella, y vio justo cuando él saltó hacia atrás, en dirección al mar de Heartless. “¡AAAHHH! ¡Almaz!”
“¡NO!” gritó otra estudiante, aterrada.
“¡Tranquilos! ¡Continúen con el camino!” Aqua se giró, viendo al joven aterrizar rodando por el piso, y levantarse lo más rápido que pudo. Ese muchacho sabía lo que hacía, y pese a la repentina acción, Aqua se enorgulleció de su sacrificio. Ella sonrió. Vaya energía que poseían los jóvenes. “¡No se detengan!”
“¡A-Aqua!” Kurisu le miró, entendiendo lo que iba a hacer.

De repente, la directora saltó del vehículo y siguió a Almaz, quien ya había comenzado a barrer varios Heartless con potentes técnicas de luz. La directora pudo oír a varios miembros de Oblivion gritar y preocuparse, pero se alivió de ver que ellos continuaron siguiendo con el camino. No era momento para cuestionarle, por el bien de todos.

“D-d-directora…” Almaz le miró incómodo y algo culpable.
“No te iba a dejar solo. Es obvio que somos los front-liners mejor preparados aquí,” Aqua miró a los Heartless desafiantemente e invocó su keyblade. “Necesito tu ayuda. ¡Hay que proteger a los demás!”
“¡S-sí!” él rodeó sus dos espadas con su elemento, y junto a la directora de Oblivion, saltó para atacar a los Heartless.

Mientras tanto, Haruhi conducía junto a los demás, pero apretaba el timón con todas sus fuerzas. Estaba muy tensa. Ella podía sentir los estragos de la oscuridad pesada, y sólo manejar le era un poco más difícil de lo usual, al no estar en las mejores condiciones para prestar la atención necesaria. Sabía que no podía detenerse, pero no dejaba de preocuparse por Almaz. Él tan aventado y sacrificado como siempre…

Pero sus pensamientos se cortaron cuando oyó a algunos estudiantes de Oblivion viajando como pasajeros impresionarse.

“¡Wow!”
“¡Qué sorpresa!”
“¡Los dos son tan fuertes!”

Haruhi no podía voltearse, así que miró por el espejo retrovisor. No podía ver mucho, pero sí pudo identificar a ambos atacar a los Heartless con destreza y agilidad. Pese a que en las presentes condiciones se había vuelto difícil herir a un Heartless pequeño con ataques básicos de luz, Almaz era capaz de barrer con varios a la vez usando potentes ataques de su elemento. Aqua era bastante ágil y con su arma cortaba a los monstruos como si estuvieran hechos de papel. Ninguno de ellos se mostraba cansado o en malas condiciones por el clima, y pese a la enorme cantidad de enemigos que les rodeaba, ellos tenían la ventaja. La pelimarrón se quedó boquiabierta. ¿Almaz tenía un dominio tan grande? Nunca lo había observado de él, pero quizás eso se debía a que nunca habían estado en una situación tan complicada…

“¡Fujioka-san!” exclamó Kurisu.
“¿Eh? ¡AHH!” ella notó que estaba dirigiéndose a una pila de escombros y llegó a esquivarlos, aunque no sin recibir un pequeño raspón que sacudió su vehículo.
“Tienes que tener más cuidado, por favor.”
“Perdón, es que yo…”
“Lo sé, ambos son muy buenos…” Kurisu mantenía su mirada al frente, conduciendo su cuatrimoto y liderando al grupo. “Ellos están en mejores condiciones físicas que nosotros, pero espero que no se excedan demasiado. Se están quedando atrás…”

Tomó un largo rato, pero la enorme cantidad de Heartless disminuyó considerablemente, y los dos pudieron retomar el camino de los vehículos. Eran rápidos, tal vez no tanto como las cuatrimotos, pero todavía podían seguirles el rastro. Al menos ya no estaban muy lejos de la base, y el territorio que les rodeaba era lo suficientemente familiar como para no perderse.

Los Heartless no dejaban de hacer aparición y meterse en su camino, pero erradicarlos para ambos no era un gran problema, ni bajaba el ritmo que tenían al correr. En los momentos en que varios aparecían, Almaz barría el camino con ondas de luz, y cuando los Heartless empezaban a juntarse y regenerarse en Heartless más grandes, Aqua les atacaba con su keyblade, acabándolos. La rutina les llevó a una bajada pronunciada en el camino, y pudieron ver al grupo abrirse camino a lo lejos, atacando a los monstruos delante de ellos. Por la relativa corta distancia de la meta y el estado de todos, ya no tenían de qué preocuparse.

“El camino está limpio, vamos,” Almaz siguió corriendo.
“…” Aqua sonrió y le siguió. “Eres muy bueno. Esperaría que ya fueras un Seed.”
“R-realmente no es la gran cosa,” el estudiante se incomodó.
“Sería un honor tenerte presente por una temporada. Tienes un talento innato como front-liner, y ayudarías a varios estudiantes por tu destreza. También ayudaría en tu experiencia y desarrollo como usuario de magia.”
“Ehh…” Almaz sonrió incómodo, pero negó. “Lo lamento. Sé que Pram se negaría.”
“Ya veo,” era posible que la sub-directora del jardín ya estuviera consciente de la habilidad del estudiante, pero seguía siendo una buena oportunidad para todos. “Hablaré con ella en cuanto se termine el año en el jardín. Veré qué puedo hacer.”

“Estamos muy cerca,” comentó un estudiante dentro del grupo, aliviado.
“Y pensé que no lo íbamos a lograr…” una estudiante negó, frustrada.
“Es muy pronto para sentirse a salvo. Sigan atentos, por favor,” les recordó Kurisu.
“¡Doctora!” un científico se alertó. “¡Mi radar indica que un fuerte frente se aproxima! ¡Tenemos que apurarnos!”
“¿Qué?” la científica se confundió.
“¡Viene desde el área del obelisco!”

Pasaron apenas un puñado de segundos para que aquel frente se manifestara. Todos de inmediato vieron una densa niebla empezar a formarse que agravó los síntomas desfavorables que el clima les causaba. Entonces, también pasaron a oír un extraño susurro que surcó el ambiente como si hubiera sido traído por el viento…

Worthless…

“¡¿O-oyeron eso?!” preguntó un estudiante. Algunos más levantaron sus miradas, sin llegar a ver a alguna persona ajena a ellos, pese a que sabían que no debía haber nadie más dentro de Arcadia que ellos.
“…” Kurisu se desconcertó. Esa voz casi no se oyó humana, y vino acompañada por el fuerte frente de oscuridad. Pese a haberse oído una palabra entendible, su instinto le decía que eso estaba más atado al presente fenómeno que a una persona… aun si eso no tenía sentido basada en experiencia previa…

Pero esa voz no fue lo único que llegó con el frente de oscuridad. Todos comenzaron a ver unas extrañas, borrosas y oscuras siluetas de personas hacer aparición a los costados del camino. Y por el brusco incremento de oscuridad, las máquinas no pudieron soportar el pesado clima por más tiempo.

En algunas cuatrimotos, la ignición se cortó por la oscuridad gastando las baterías. En otras, la máquina perdió su ritmo y terminó estallando o perdiendo potencia. Debido a la pérdida de algunos vehículos, todos se vieron forzados a detenerse, ya que las máquinas ya no prometían ser seguras. Había que ayudarse mutuamente y correr de regreso. No estaban muy lejos, pero la distancia seguía siendo más larga de lo aconsejable.

“Tranquilos, aprovechemos la poca presencia de Heartless para agruparnos y huir,” instruyó la científica.
“Espere, tenemos que llevar las máquinas con lo que hemos encontrado,” dijo Haruhi.
“E-estoy en eso…” un científico ayudante caminó al baúl asegurado en la cuatrimoto de Kurisu, pero al llegar a este, el señor sufrió una descompensación, y un par de estudiantes tuvieron que agarrarle con fuerza.
“No es el clima para hacer mucho esfuerzo… al menos para nosotros…” comentó otra científica, quien se agarraba la cabeza con una mano y tenía lo ojos cerrados. El mal tiempo estaba llegando a todos lentamente.
“¡D-déjeme llevar el baúl!” se ofreció un front-liner, tomando la llave del científico. Sin embargo, muchos Heartless empezaron a aparecer, y con estos, el nivel de oscuridad continuó incrementando. Algunos estudiantes también sufrieron de un gran desbalance. Incluso Kurisu tuvo que agarrarse de su cuatrimoto para no caerse. Varios front-liners se pusieron a atacar a los Heartless rápidamente, pero al estar todos debilitados y detenidos, la defensa no iba a durar mucho tiempo.
“¡S-sensei, ¿qué hacemos?!” preguntó una estudiante, aterrada.
“…” Kurisu estaba muy incómoda, pero al final tuvo que desistir. “Dejen todo lo que no necesiten para pelear detrás. Tenemos que huir de inmediato.”
“Pero los datos…”
“Esto no es importante ahora. He tomado apuntes también, descuiden…”
“Podemos llevar al menos una memoria externa, o su laptop…” observó Haruhi.
“No vale la pena,” Kurisu negó. “Si abrimos el baúl en estas condiciones del clima, los circuitos internos se malograrán en cuestión de segundos. Y el baúl es muy grande y pesado para cargarlo ahora.”
“…”
“¡Oigan!” exclamó Almaz, corriendo hacia ellos junto con Aqua. Todos se giraron para verles, y ello abrió una apertura para varios Heartless.
“…” Aqua invocó torrentes de agua que limpió el camino de los Heartless. Algo estaba muy mal en el ambiente. Esa niebla y las raras sombras le daban muy mala espina. Ella se detuvo frente a todos, con una expresión severa. “Este no es el momento de detenerse. ¡Tenemos que huir!”
“Algunos de nosotros no estamos en condiciones de correr…” dijo una alumna, afligida.
“Nos apoyaremos. Almaz y yo les protegeremos mientras se ayudan a caminar,” la directora apuntó con su keyblade en una dirección. “Si seguimos este camino, nos llevará más rápido la base.”

El grupo asintió y siguieron las órdenes de la directora. Pese al inoportuno contratiempo y la mala situación, estaban a punto de ponerse a salvo. Sólo necesitaban dar un esfuerzo más para lograrlo.

 

Por otro lado del amplio territorio de la isla, el par de bros continuaba corriendo despavoridos, mientras el enorme grupo de extrañas sombras levitaba detrás de ellos, sin darles ningún respiro. Pequeños y algunos gigantes Heartless seguían apareciéndose en el camino, pero ellos estaban determinados a huir de esas raras apariciones a tal punto que esquivar los Heartless usuales casi se había vuelto instintivo. Aun así, el número de Heartless que les perseguían no dejaba de incrementar.

Ellos se agotaban cada vez más, y por el clima también estaban perdiendo energías, pero tal era el temor de la situación que estaban en pleno sobreesfuerzo, y seguirían corriendo hasta las últimas consecuencias.

Lo que pareció momentáneamente ser una calle despejada y directa terminó volviéndose un problema ya que uno de los debilitados edificios más adelante se derrumbó, cerrando el camino que estaban tomando.

“¡Maldición!” Yosuke se vio forzado a frenar junto con su bro frente a los escombros. Ese impedimento les obligaba a retomar sus pasos e irse por la intersección más cercana… pero sólo al girar vieron a un enorme grupo de Heartless a tres metros de ellos ir en estampida. “¡AHHH!”
“¡Bro!” Junpei lanzó una granada y esta estalló en una potente luz cegadora, barriendo con la gran mayoría de los Heartless.

El estallido les protegió de la gran cantidad de oscuridad pesada que por poco y barre con ellos. Notando que podría no ser suficiente, Junpei también hizo un gran esfuerzo para usar el fuego y potenciar el ataque, lo cual probó ser eficiente. La luz se disipó y ellos vieron a más Heartless formarse rápidamente, indicando que tenían que huir.

“¡Son peores que hormigas! ¡Vamos bro!” Junpei se giró a ver a Yosuke y notó al pelinaranja arrodillado en el piso y mareado. “¡Bro, levántate!”
“Bro, c-creo que ya no puedo seguir corriendo…” él estaba haciendo un gran esfuerzo para levantarse. Al parecer, el hechizo de su bro y el efecto de la granada no llegó a protegerle a él lo suficiente, al haber estado a más distancia.
“¡O-oye no digas esas cosas, me asustas!” Junpei jaló a su amigo para hacerle levantarse de golpe y siguió jalándole para huir rápidamente. Los Heartless parecían hasta más vivos y ágiles que antes.

Corrieron de regreso y tomaron la primera intersección, girando en el sentido con menos enemigos. Por tantas vueltas, estaban virtualmente perdidos, pero buscar el camino era lo menos importante en las presentes condiciones. Huir de enemigos era prioridad.

No mucho después, llegaron a una apertura más grande que en el pasado debió haber sido una amplia alameda rodeada de tiendas. Al ambiente estaba libre de Heartless, pero se comenzó a notar una densa niebla oscura que sólo empeoró la condición de los dos.

“Esto es imposible…” Junpei se agarró la cabeza, sintiendo que comenzaba a martillarle con fuerza. Si no eran Heartless, era daño por el frente de oscuridad. Las malas noticias no dejaban de plagarles. Él iba a continuar corriendo, pero se tuvo que detener al ver a Yosuke quedarse de pie y mirar a todos lados. “¡Oye, ven!”
“¿D-dónde está el camino?” preguntó él, confundido. “No lo encuentro…”
“¡Quietos no lo vamos a encontrar, muévete!” Junpei sentía que había algo ‘off’ en su bro, pero no iba a quedarse a aguantarle, por lo cual le agarró del brazo para seguir jalándole a través de la niebla. No se suponía que debía estar gastando sus energías también en empujar a su amigo, pero tampoco iba a dejarlo atrás. “¡Corre por tu cuenta! ¡Este no es el momento para que te quedes confundido!”
“P-pero ¿a dónde vamos?”
“¡Huimos de Heartless y regresamos a la base! ¡¿Acaso es tan difícil de entender?!”
“Sí, sí… espera…” Yosuke frenó al seco y agarró su cabeza con una expresión adolorida. “Nosotros… u-un momento…” por su cambio de expresión a uno en shock fue como si hubiera reaccionado, pero sus palabras casi indicaron lo contrario. “¿Cómo llegamos aquí? ¿Qué es esto? ¿Cuándo nos separamos de los demás?”
“¿Qué?” Junpei se asustó, al punto de soltarle y dar un par de pasos hacia atrás. Notar la mirada desconectada de su bro mirarle le dio escalofríos. “¡¿Cómo que cuándo nos separamos de los demás?! ¡Llevamos mucho tiempo solos!”
“N-no, estábamos rebuscando una sala de computadoras…íbamos a llevarnos una CPU si mal no recuerdo. Ryoji estaba ahí con nosotros leyendo un periódico, ¿recuerdas?”
“¡Eso ha sido hace mucho tiempo!” Junpei le apuntó con el dedo índice. “¡N-no me juegues una broma, esto es serio!”
“Claro que es serio, estamos en el examen Seed… s-sí, este es el examen, ¿verdad?”
“¡Bro, te advierto!”
“No… no es el examen, espera…” el pelinaranja volvió a mirar a sus alrededores completamente desorientado, pero perdiendo toda alarma de la situación.
“¡B-bro!” Junpei ya sentía muchas ganas de pegarle para que reaccionara, pero entonces vio que su amigo fue rodeado por una extraña aura negra. En ese mismo instante, más de esas raras siluetas humanoides volvieron a aparecer a su alrededor, levitando a poca distancia del piso. Él se desconcertó al ver a Yosuke intentar decir algo inaudible, y repentinamente desmayarse y perder el conocimiento. El aura que le rodeaba persistía e incluso incrementaba. Al parecer había sido presa de la oscuridad luego de ese fuerte encuentro con los Heartless. “B…bro…”

Las siluetas no dejaban de aparecer y se acercaban a los dos lentamente. Junpei notó que no tenía más granadas de luz a su disposición. Tenía que usar lo poco que quedaba de sus energías en protegerse a sí mismo y a su bro, sin importar cuánto esfuerzo demandara.

Se concentró e invocó un aro de fuego alrededor de los dos. Al hacerlo, las raras sombras se apuraron en ir a atacarle, y en un principio fueron repelidas por el elemento, pero poco a poco comenzaron a penetrar la defensa. Junpei sintió que el esfuerzo para mantener el juego crecía considerablemente, y pese a su determinación, su elemento empezaba a apagarse. Su resistencia se estaba volviendo inútil…

Y entonces, sintió un fuerte ventarrón azotar desde arriba. Él fue levemente presionado por el viento descendiente y notó que las sombras fueron impulsadas hacia atrás.

 

“¡Finalmente!” Aya descendió frente al bro. “No sabes cuánto les he buscado. De no ser por la gran llama de ahora no les habría visto,” ella hizo el ademán de secar sudor de su frente con su mano, como si hubiera evitado una gran inconveniencia, y le sonrió. “Qué bueno que todavía les encuentro con vida.”
“O-oye…” Junpei no sabía si agradecerle, preguntarle cómo demonios había hecho para sobrevivir a la tempestad, o molestarse con ella por sus expresiones juguetonas.
“Uhh, pero tu amigo no se ve nada bien. Hay que regresar de inmediato.”
“¡S-sí, mi bro comenzó a hablar incoherencias y se desmayó!”
“Ajá, típico en frentes tan fuertes como este.”
“¿T-típico?” Junpei se confundió. “Oblivion no nos dio ninguna advertencia o información como esta. Sólo dijo que podríamos sentir leves mareos o dolores de cabeza si no tenemos cuidado.”
“Nadie esperaba una tormenta tan brutal, haha,” Aya le guiñó. “Pero aquí entre nos, Oblivion no tiene tanta experiencia como crees, son un grupo relativamente nuevo. Lo que le pasó a tu querido bro es efecto de la horrible oscuridad pesada. Es que…” ella se le acercó y le susurró en el oído. “Esta oscuridad consume, y gusta de ‘asimilar’ a sus víctimas. Es fácil perderse irreparablemente dentro de la oscuridad si caes presa.”
“¿Q-qué?”
“Nuestro secreto, ¿sí?” Aya sonrió simpáticamente y se llevó un dedo a su boca, indicándole que guardara silencio. Por su actitud tan poco profesional casi parecía que decía sus palabras sólo para asustarle o fastidiarle, pero Junpei tenía la impresión que no le mentía del todo. Ella se tomó la libertad de caminar hacia Yosuke y sorprendentemente cargarle en un hombro como un costal, acción que le hizo tambalearse un poco. “Uff, tu amigo sí que pesa.”
“¿Lo vas a cargar?”
“A que no pensaste que era tan fuerte, ¿cierto?” Aya se vio un poco orgullosa. “Estoy en mejores condiciones que tú, y alguien tiene que llevarle,” ella notó a los Heartless volver a acercarse a ellos por lo cual alzó su extraño abanico con su mano libre y unos fuertes ventarrones volvieron a alejarlos con facilidad.
“¿C-cómo puedes hacer todo esto? ¿La oscuridad no te cae mal?”
“Pues, creeeo que comienzo a sentir algo de presión y dolor en mis ojos, pero realmente estoy bien. Soy más fuerte que tú y he estado en el bunker más tiempo, es obvio que la oscuridad no me afecta tanto. Pero ya mucha habla, a regresar. Ustedes se han alejado más de lo que crees, vamos a tomar un atajo.”
“¿Atajo?”

Aya alzó su abanico una vez más, y un remolino se formó debajo de ellos. Repentinamente, fueron disparados por los aires, y la altura permitió a Aya volver a volar a toda velocidad, mientras impulsaba al bro con una gran serie de fuertes ventarrones.

“¡Regresaremos en muy poco tiempo!” anunció ella, sonriendo.
“¡AAAHHHH!” Junpei estaba dándose vueltas en el aire y subiendo y bajando de nivel irregularmente, a la merced de los caprichosos y abusivos ventarrones que le mantenían volando por el aire. “¡A-ayuda!”
“¡Relájate y ponte en una posición aerodinámica y te estabilizarás!”
“¡Es imposible!” juraba que ella lo hacía adrede.

Y sorpresivamente, su horrible experiencia con los Heartless había sido reemplazada por un miedo terrible a morir de un accidente aéreo. Aunque, finalmente, estaba casi a salvo.
...



Cho

Re: Fic zone
« Reply #19: March 11, 2014, 12:53:33 AM »
49.1.2.

...
         

       

Rin se había quedado llamando al celular de Kurisu repetidamente. No había señal y la llamada no entraba. Se esperaba que todos los intercomunicadores fuera del bunker ya habían sido malogrados, pero eso no paraba sus insistencias. Ella estaba claramente hecha un manojo de nervios y golpeaba uno de sus dedos repetidamente con la mesa de control. Pero en eso…

“¡Están regresando!” exclamó Madoka.
“¿Eh?” Len miró hacia los ventanales al costado de la puerta. “¡Okaa-san!”
“…” Rin dejó la mesa y corrió junto con su hermano instintivamente a la puerta. Ellos esperaron a que el gran grupo de personas estuvieran cerca para recién abrir, y así prevenir que la tempestad afectara severamente a los interiores.

Al abrir la puerta, se empezó a ver inestabilidad en la iluminación del ambiente, y algunas personas dentro pudieron sentir unos leves mareos, pero todos se apuraron en entrar, y el ambiente volvió a estabilizarse ni bien se cerró la entrada. Varios estudiantes se tomaron la libertad de tirarse al piso boca arriba y descansar, mientras varios de sus conocidos fueron a ver cómo estaban. En general, los estudiantes se encontraban bien aunque agotados. Mientras, los asistentes fueron a sentarse, completamente pálidos. Era evidente que necesitarían reposo por unos días luego del evento.

“Qué alegría volver a verles,” dijo Madoka, acercándose a Haruhi y Almaz. La pelirrosa casi parecía que se iba a poner a llorar. “Estuvimos muy preocupados.”
“Sí, yo también lo estuve…” Haruhi se estremeció. Felizmente podía sentir que sus energías se recobraban lentamente dentro del bunker.
“Esto sí que dio miedo, pero sí tenía fe en el equipo de Oblivion,” Almaz sonrió.
“¡Mis nenes!” gritó Ayame. Por su acto de sorpresa, el peliplateado logró darle a Haruhi un fuerte y asfixiante abrazo. “¡Haruhi querida, estás bien!”
“¡AHH- me ahor-cas!” ella intentaba zafarse en vano, mientras varios le miraban con preocupación por su falta de aire.
“Ayame, ella acaba de regresar de una fuerte tempestad y está débil. Suéltala,” observó Pram, entrecerrando los ojos.
“¡Aww, pero no sabes cuánto me alegro de verle con vida!”
“P-por favor, si continúas p-puedes realmente lastimarle…” dijo Almaz a su instructor, sonriendo nerviosamente.
“Bueno, está bien,” Ayame le soltó y se sorprendió de ver a Haruhi desplomarse al piso. Pero en vez de preocuparse por más tiempo, él pasó a mirar a Almaz. “Pero no me he olvidado de ti, campeón. ¡También te eché de menos!”
“¡¿EEHH?!” el dirigido vio al peliplateado lanzársele para abrazarle y decidió huir de él. “¡No, déjame!”
“¡No te vayas, no hay homo aquí!” Ayame comenzó a perseguirle, y ambos corrieron en círculos alrededor de la enorme sala en la que estaban. Muchos se quedaron viéndoles desconcertados. La acción del bizarro instructor desentonaba por completo con la situación en la que estaban, pero sí era una mejora en comparación con el estado de nervios e incertidumbre que todos habían sentido hace un par de minutos atrás.

“Ayame no debería estar poniendo mucha presión en sus estudiantes…” observó Kurisu, y pasó a mirar a Rin, que estaba abrazándole prendidamente. “Eso también va para ti.”
“Pero no sabes lo que me he preocupado por ti,” Rin le miró e hizo un puchero.
“Rin tiene razón,” Len estaba parado frente a las dos, y asintió a sus palabras. Él bajó la mirada. “Quisiera ser más resistente a la oscuridad, así podría ser de más ayuda…”
“Ustedes son de mucha ayuda y también fueron necesitados aquí, pero prometo trabajar en sus mecanismos y estructuras para mejorar su resistencia a la oscuridad…” Kurisu les sonrió, pero por dentro no dejaba de preocuparse por muchos pensamientos. Todo lo que había experimentado y observado ese día dejaba a entender que recién comenzaban a aprender sobre los frentes de oscuridad, y que había mucho que investigar. Era parte de su obligación exigir más a todos los miembros de Oblivion, incluyendo a sus ‘hijos’, pero al mismo tiempo, eso significaba que todos se expondrían a más peligro conforme pasara el tiempo y avanzaran las investigaciones.

“Muchos necesitan descanso luego de estar expuestos a la tormenta. Hay que habilitar la enfermería y las habitaciones para que puedan descansar,” dijo Aqua. “Aquellos que sientan que necesitan descanso especial, síganme por favor.”
“Directora, ¿dónde debemos dejar los objetos que encontramos en nuestra inspección?” pregunto Almaz, extendiendo el saco que traía consigo.
“Verdad…” por todo el caos se había olvidado de esa parte del examen.
“Dejen sus objetos en la secretaría. Ahí hemos preparado contenedores donde cada uno debe dejar sus sacos,” explicó Kurisu. “Tienes que salir de la sala y seguir los carteles en las esquinas. Estos te guiarán.”
“Entendido,” Almaz asintió y también tomó el saco de Haruhi.

“Eh, un momento,” Yukko llamó la atención de todos los presentes. “S-sé que ya se están yendo a descansar y cumplir con sus deberes, pero quisiera decir algo… es sólo que… hace un rato estuve casi en estado de pánico y realmente temí que no les volvería a ver, y por eso creo que nunca nos damos el tiempo de apreciar a los demás…” todos le miraron algo confundidos. Podían entender que ella trataba de animarles con sus buenos deseos, aunque ese tipo de mensajes del corazón no habían sido esperados por nadie. “Así que quiero dejarles saber que es un gran alivio verles bien y…”
“¿Alguien quiere pastillas para el dolor de cabeza?” ofreció Mai, cortando el discurso de su ‘amiga’. Ella traía consigo un frasco de Excedrin migraña y una botella de agua.
“Oh, muchas gracias,” dijo un estudiante.
“¡Yo también quiero!” exclamó otra chica.
“Realmente hacia falta,” observó Kurisu.
“Sí, es necesario,” Haruhi se acercó, luego de recobrarse.
“¿Eh…?” Yukko se sorprendió al ver a todos ir donde Mai y tomar las pastillas ofrecidas, olvidando las palabras de aliento que les había dicho. Ello le hizo sentirse torturada. “Uhhh, y yo que me había preocupado tanto por todos…”
“Y-Yukko…” Madoka sonrió. “No te sientas mal, es sólo que debes esperar el momento para decirlo. Todos siguen ocupados.”
“S-supongo…”
“Te vendría bien aprender de nuestra compañera quien a diferencia de ti, sí sabe irradiar las palabras de amor y amistad,” observó Mai, regresando luego de que todos los interesados tomaran sus pastillas y se fueran a seguir con sus quehaceres. “Además no puedes andar dando discursos a personas que no están de humor. Deberías saberlo.”
“E-está bien, Yukko sólo quería animar a todos,” Madoka sonrió incómoda. A veces le costaba entender los duros intentos de Mai de apoyar a Yukko al ser tan severa con ella.

Y fue cuando la mayoría del grupo de recién llegados se retiró a descansar que Len notó algo muy importante. Él miró de un lado a otro, y luego corrió a los ventanales, intentando divisar algo, en vano.

“Len, ¿qué haces?” preguntó Rin, confundida.
“No están…” él se giró rápidamente y miró a Kurisu. “Okaa-san, ¿dónde están los vehículos que llevaron con ustedes?”
“La tormenta se volvió muy fuerte y los averió en pleno camino. Tuvimos que abandonarlos y huir,” le contestó, desviando la mirada. “No puedo creer que esta situación se haya salido tanto de mis expectativas…”
“Pero okaa-san, era en tu vehículo donde llevabas todo tu equipo de investigación.”
“Todo se tuvo que quedar atrás.”
“¿Qué?” Len se quedó en shock, y regresó a mirar por los ventanales, buscando las cuatrimotos con la mirada pese a la densa niebla en el ambiente.
“Desiste Len, no están a un distancia visible desde aquí,” Kurisu se le acercó y le miró severamente. “No es momento para preocuparse por ello.”
“¿Qué te pasa, Len? ¿Tanto te importa el equipo? Podemos reparar los gastos materiales y recuperar lo perdido ni bien regresemos a Oblivion,” Rin le miró con incomprensión.
“¿No sabes a qué me refiero?” Len miró a su hermana confundido. “Okaa-san realizó muchos estudios y extrajo gran cantidad de información gracias al incansable trabajo de los estudiantes de Balamb. Y ahora todos esos tan importantes hallazgos están abandonados en medio de una destructiva tormenta…” él bajó su mirada y comprimió sus puños. Su acción y emoción sorprendió a Rin, incluso a Kurisu, ya que él rara vez se expresaba de ese modo. “Tenemos que ir a recuperarlos.”
“O-oye, ¿estás loco?” Rin se asustó por el tono tan certero de su hermano. “Olvídalo, ¿no has visto cómo todos los humanos han regresado luego de la exposición al frente de oscuridad? Nosotros dos tenemos mucha más vulnerabilidad, recuérdalo.”
“L-lo sé, pero esta puede ser la única oportunidad… no sabemos cuánto más las supercomputadoras podrán resistir.”
“Pero no te preocupes, ehh… ah, okaa-san guarda todo su equipo dentro de esos baúles protectores, y ningún Heartless va a ponerse a atacar a un objeto inerte, ¿cierto?” Rin sonrió. “Por eso sé muy bien que los hallazgos sobrevivirán la tormenta.”
“Lamentablemente no puedo darte ninguna garantía, Rin,” Kurisu se cruzó de brazos y miró a las ventanas, inmutada. “Esos baúles tienen poca resistencia física, y su capacidad protectora es limitada.”
“Ehh, a-aun así…” Rin se incomodó. Hubiera deseado grandemente que su okaa-san le diera la razón para tranquilizar a Len, pero siempre tenía que recordar lo honesta que era.
“No podemos aventurarnos a la tormenta,” recalcó Kurisu, tajantemente. “Apenas logramos regresar pese a ser un grupo conformado con gran cantidad de front-liners entrenados. Lo más importante es velar por nuestro propio bienestar antes de cometer alguna acción impertinente y poco calculada. Hay mucho por estudiar de Arcadia como para arriesgar nuestras vidas en un solo estudio.”
“…” Len miró al piso fijamente.

Entonces, Mai miró hacia los ventanales y al identificar algo en el cielo acercarse a toda velocidad, corrió para abrir la puerta.

       

       

   

“Más sobrevivientes,” dijo Mai, en el momento en que jalaba de la manija. Los demás se dirigieron a ella, apenas notando su acción, y justo en ese instante vieron una interesante entrada de uno de los estudiantes faltantes.
“¡AAAAHHHHH!” Junpei gritaba a todo pulmón y todos vieron cómo este entró disparado a través del umbral de la puerta y terminó rozando y rodando por todo el piso hasta estrellarse con una de las paredes de la sala. Él terminó apoyado sobre sus hombros sobre el piso y con su cuello doblado, y finalmente pudo caerse boca abajo al piso.
“Diste un hermoso espectáculo,” Aya entró por la puerta como si nada, pese a todavía cargar a Yosuke de un hombro. Almaz regresó, y al ver a la reportera cargar a Yosuke se apresuró a asistirle.
“¡Oh, permíteme!” Almaz se le acercó y le ayudó a dejar al estudiante inconsciente sobre el piso. Haruhi se acercó corriendo y se agachó a inspeccionarle.
“Parece que está con muy bajas energías…” ella posó sus dos manos sobre su pecho y comenzó a irradiarle de energía curativa.

Luego de volver a ubicarse en el tiempo y espacio, Junpei comenzó a reincorporarse, cerrando los ojos al estar demasiado mareado como para mirar al lugar. Sin embargo, no llegó a levantarse del todo sin recibir un indeseado asalto.

“¡Tenemos a un bro a salvo!” gritó Ayame, abrazándole con gran fuerza. “¡No importa lo que otros digan de ti, es tan genial tenerte de vuelta!”
“¡Suéltame, abusivo! ¡A-ayuda!” exclamó Junpei, tratando de liberarse.
“¡Ayame!” Pram le llamó la atención por su comportamiento, pero ello ni inmutó al peliplateado. Tomó un descuido de Ayame para que Junpei decidiera morderle de un brazo, y este se asustara.
“¡Duele! ¡Alguien quítemelo! ¡Mi hermosa piel!” Ayame agitó su brazo y se liberó del ataque de parte del bro.
“¡¿Cómo se te ocurre hacerme esto luego de la pesadilla de la que he salido?!” Junpei fue rodeado de un aura de llamas.
“Ya, tranquilo, debes saber que Ayame es indefenso,” dijo Aya, riéndose.
“¡Y tú pudiste haberme llevado por los vientos con más comodidad! ¡Tus ráfagas no dejaban de darme vueltas y embestirme!”
“Pobre, si tan sólo hubieras oído mi consejo de acomodarte aerodinámicamente…” Aya fingió algo de pesar.
“¡Creo que sólo querías hacerme sufrir!”
“T-tranquilo, mejor descansa, debes estar exhausto…” sugirió Almaz, algo preocupado.
“Ihh… estoy más que exhausto…” Junpei sintió escalofríos. “Fue horrible, por un momento pensé que no saldría vivo del terrible asedio de la oscuridad…”
“Pero me alegro mucho que estés bien, y que hayas regresado en buen estado…” dijo Yukko, mortificada.
“¿Dolor de cabeza?” preguntó Mai, ofreciéndole una pastilla.
“Oh, muchas gracias, justo lo que necesitaba,” Junpei aceptó su ofrecimiento de la medicina y la botella de agua.
“…” Mai pasó a mirar a Yukko y negó con la cabeza. “Todavía no aprendes.”
“Ehh…” Yukko se apenó.

“¡Parece que está reaccionando!” dijo Rin, mirando al bro inconsciente. Todos miraron a Yosuke y notaron cómo este tensó su rostro, dando indicios de despertarse.
“¡Bro!” Junpei fue corriendo hacia él, seguido de los demás.
“Por un momento temí que estuviera gravemente herido,” comentó Madoka.
“No lo creo. Es un denominado ‘bro’. Suena del tipo ruidoso y molestoso pero debe ser tan duro de matar como una cucaracha,” observó Mai, inmutada. Por su observación, Junpei le miró con cierto reproche, pero su mente estaba muy ocupada en ver si su bro estaba bien que no se molestó en responderle.

Haruhi dio un suspiro y le dejó de curar. Ella todavía no se recuperaba de la tormenta como para poder desempeñar su trabajo de enfermera de mejor manera, pero al menos había podido regresarle suficientes energías a su compañero. Todos vieron cómo este se estaba despertando, y entonces Ayame se abrió camino.

“¡Está con vida! ¡Y yo que estuve tan preocupado!” él se acercó con la intención de abrazarle. “¡Ven a mí, mi pelinaranja favorito!”
“…” Yosuke abrió los ojos. Él pareció regresar a sí mismo muy bruscamente ya que reaccionó con tal fuerza como si hubiera salido de una terrible pesadilla, y al ver a Ayame acercarse tanto, le dio un fuerte golpe en el rostro instintivamente, para luego sentarse en el piso como un resorte. Su tan violenta reacción sorprendió a muchos, sin mencionar que dejó al instructor medio fuera de combate.
“¿E-estás bien, Yosuke?” preguntó Almaz, asustado.
“Y-yo…” él miró a todos lados, en shock. “¡¿C-cómo llegué aquí?! ¡¿Qué pasó?!” y dirigió su mirada a Ayame. “Uhh, no fue mi intención golpearle…”
“No, estuvo muy bien,” observó Pram.
“Hiciste justicia,” afirmó Junpei.
“Ciertamente,” Haruhi asintió.
“Ehh… llegaste aquí porque la reportera Aya fue a rescatarlos a ambos…” explicó Madoka, al ver que los demás no le respondían. Ella sonrió. “D-descuida, perdiste el conocimiento, pero ahora están a salvo.”
“Sí, y no sabes el alivio…” empezó Yukko.
“¿Te duele la cabeza?” preguntó Mai, cortando a su ‘amiga’ y ofreciendo la pastilla.
“Me martilla dolorosamente, muchas gracias,” Yosuke aceptó el ofrecimiento.
“…” Yukko miró a Mai con cierto reproche. Su acción de ofrecer pastilla parecía ser la excusa de cortarle cada pequeña frase que trataba de decir.

“Oye, pero…” Junpei miró a todos lados. “¿Dónde están los demás?”
“Varios integrantes de Oblivion están descansando luego de regresar…” Len desvió la mirada. “Pero los dos estudiantes restantes de Balamb aún no regresan…”
“¿Qué?” tanto Junpei como Yosuke se quedaron pálidos al oír esas palabras.
“Ya no hay transmisiones o comunicaciones como para saber dónde están, y las condiciones del clima sólo empeoran,” Kurisu se cruzó de brazos, incómoda. “No hay mucho que podemos hacer ahora.”
“P-pero Aya nos salvó,” dijo Junpei, dirigiéndose a Aya. “¿No podrías hacer lo mismo?”
“Perdón, pero creo que ya he hecho un sobreesfuerzo yendo por ustedes,” Aya se disculpó, mostrándose algo apenada. “Y ellos dos fueron inicialmente a una zona más alejada. La búsqueda de ellos es significantemente más difícil.”
“O-Oblivion tampoco puedes ayudar ahora…” dijo Yukko. “Ellos no regresaron con las cuatrimotos, y aun así, los Heartless afuera están más fuertes que nunca.”
“Parece que cualquier cosa que intentemos hacer sólo empeoraría la situación…” Madoka se sintió afligida. “Cómo quisiera poder hacer algo…”
“Pero ellos dos van a necesitar de mucha ayuda. Ninguno de ellos se especializa en la fuerza bruta, y no creo que sean los más resistentes…” Yosuke comprimió sus puños.
“Está claro que es muy probable que ya hay dos caídos en este examen Seed,” concluyó Mai, inmutada. “Y uno de cada equipo, por lo cual los dos terminan siendo igualmente buenos y malos.”
“¡¿QUÉÉÉ?!” Ayame se escandalizó por esas palabras, a tal punto que salió del KO producido por Yosuke. “¡No, no lo aceptaré! ¡Ellos dos todavía siguen con vida y van a sobrevivir!” apuntó a Mai energéticamente “¡Pequeña cuatro ojos, mirada dura, y apariencia sospechosamente similar a una de mis protegidas, te prohíbo que formules semejantes blasfemias insultantes ahora mismo!”
“…” Mai le agarró de una mejilla y le jaló con todas sus fuerzas.
“¡AHHH, me rindo, déjame!”
“¡N-n-no puedes decir semejantes cosas, Mai!” reprendió Rin, molesta. “¡Es una gran falta de respeto a todos!”
“N-no puedo decir que nuestros amigos están bien con certeza, pero detesto que trates el caso con tan poca seriedad,” Haruhi entrecerró los ojos.
“¡Nuestro bro tiene que vivir!” Junpei estaba mortificado. “¡S-seguro despertó algún poder oculto en medio del Apocalipsis afuera y es inmune a la oscuridad!”
“Eso podrá sonar ridículo, pero ojalá sea el caso…” Yosuke tembló.
“Hahaha, parece que esta vez sí te pasaste con tu observación, Mai,” comentó Aya.
“¡Dejen de hablar de este tema de una vez! Sólo están haciendo ruido. Teorizar es lo último que deberían hacer ahora,” demandó Pram, impaciente. Ella estaba convencida que las palabras de Mai eran lo que ocurriría con los dos faltantes. Personas normales sin gran poder o experiencia no tenían oportunidad de vivir dentro de esa tormenta, y la única forma de que lo hicieran era con otra ayuda útil e inesperada como la de Aya…
“Pram tiene razón. Por favor, manténganse tranquilos,” pidió Kurisu. “Sé que es mucho pedir en este momento y que están preocupados por sus allegados, pero lo mejor que podemos hacer es mantener la calma. No debemos caer en la desesperación.”

Luego de las palabras de la científica, hubo un corto silencio de parte de los demás. Todos terminaron por aceptar su consejo, y lo único que les quedaba era esperar tranquilamente hasta tener noticias, o hasta que el mal tiempo pasara.
“…” Len bajó la mirada, pensativo.

Tocaba esperar, y ver qué ocurriría.

 

Unas cuadras serpenteantes más tarde, ambos llegaron a una gran apertura en el camino. El camino terminó frente a lo que parecía ser restos de un enorme parque. El suelo estaba cubierto de un pasto seco, aplastado, descolorado y sin vida, con varios puntos de tierra infértil. También había bancas rotas y troncos agrietados y caídos de árboles, cuyas ramas yacían separadas y regadas por las gastadas y levantadas veredas. Resultó muy extraño notar cómo no había absolutamente nada en ese lugar. No había ni un Heartless a la vista, el parque estaba completamente desolado.

Cho miró de un lado a otro. Alrededor del gran parque había varios edificios que daban la impresión de ser de empresas o locales públicos. Ese sitio fue céntrico en el pasado, y seguramente el parque fue importante y concurrido.

Pese a la improvisada protección que había recibido de su amigo, el ambiente volvía a sentirse pesado para ella. Se volvía a sentir el vacío y tranquilidad del inicio de la prueba, contagiada de incertidumbre…

“Ahora…” y extrañamente, se había quedado sin palabras. Algo en ese lugar se sentía borroso, casi irreal. Al mismo tiempo, la alarma de la situación parecía haberse esfumado repentinamente. Ella miró a Ryoji. “¿Qué camino debemos tomar?”
“…” él miraba al piso, en shock.
“¿R-Ryoji?”
“Estamos rodeados…” dijo él, en voz baja.
“¿Rodeados…?” la peliceleste miró a todos lados, sin poder ver nada en un inicio.

De repente, notó cómo una densa y opaca niebla negra comenzó a aparecer, dificultando su visión. Conforme la niebla inundaba el ambiente, unas raras y oscuras siluetas humanoides empezaron a surcar por el aire invariablemente. Pese a la vaga semejanza a personas que las sombras poseían, su movimiento suave y continuo les hacía asemejarse a fantasmas… o a títeres suspendidos en el aire. La extraña manifestación de la oscuridad estaba penetrando la defensa que pudo proteger a Cho de los estragos del frente de oscuridad hasta ese momento, y terminó por volverle a dar fuertes nauseas y mareos.

“…” Ryoji notó el malestar en su compañera y le agarró de un brazo. No estaba seguro sobre qué podía hacer, pero tenía que alejarle del peligro. “Sígueme, te lastimarán.”
“¿Qué son estos…?”
“¿Qué son?” él se extrañó por la pregunta. “Son Heartless, no podemos confiarnos.”
“Pero…” a diferencia de los demás Heartless, Cho podía percibir algo en esas sombras. Era muy mínimo… pero dichas siluetas casi tenían una presencia humana, o diminutos rasgos espirituales. Ella no pudo evitarlo, e intentó leer esa tenue señal con su poder del espiritismo para saber con qué lidiaban.

Grave error. Ni bien lo hizo, notó que sus sentidos fueron sobresaturados por una horrible mezcla caótica de impulsos y sensaciones. Oyó voces superpuestas y sin sentido, también derrumbes y ventarrones. Sintió agitación, presión, cansancio, empujones; le dio la impresión de estarse cayendo al piso, y correr una maratón simultáneamente. Vio una serie de imágenes superpuestas, tomas de ese parque de muchas direcciones… incluso con una apariencia bien mantenida, o en un estado peor al presente. Entonces, experimentó una serie de sentimientos agobiantes que le desubicaron completamente. Y con esto, su propia cognición se desconectó del presente día, y le orientó a procesar otros pensamientos… los cuales distorsionaron los propios.

“¡Cho! ¡Cho, responde!” Ryoji le gritaba, sacudiéndole. Su amiga se había quedado en blanco, y no le respondía pese a haber gritado su nombre varias veces. La oscuridad le estaba lastimando de algún modo, pero no físicamente…
“¡AH!” ella dejó escapar un grito, descongelándose repentinamente. Pero aun habiendo reaccionado, sus ojos estaban desorbitados. “¡N-n-no podemos quedarnos aquí! ¡Vamos, vamos, vamos! ¡E-e-el punto de encuentro del parque!”
“¿Q-qué?” él sintió escalofríos al ver a su compañera liberarse y correr hacia el parque. Él supo que tenía que seguirle. Algo estaba muy mal en ella. “¡Detente!”
“¡Sígueme, es según las prácticas de evacuación! ¡Excelsior nos ayudará!”
“…” él se quedó helado. ¿Qué le estaba ocurriendo? ¿Había perdido la cabeza?
“¡L-los Heartless! ¡Son demasiados!” exclamó la peliceleste. “¡Arcadia está cayendo! ¡P-pero el rey y la reina están aquí! ¡T-t-tienen que salvarnos, ¿verdad?!”
“¡Cho!” Ryoji le dio el alcance y le agarró de un brazo, pero se sorprendió cuando ella se zafó con fuerza.
“¿C-con quién hablas?” ella se le dirigió, pero ni le estaba mirando de frente. Ya no parecía reconocerle, ni reconocer su propio nombre. “¡Tenemos que pedir ayuda! ¡Ohhh, ahí, él nos puede ayudar!” apuntó en una dirección y corrió antes de volver a ser detenida.

El pelinegro se giró, y se aterró al ver que su amiga estaba corriendo directamente a una de las siluetas ambulantes. Estas felizmente no estaban siendo agresivas… pero ese no era el problema en ese instante, por lo cual corrió para detener a su amiga.

“¡Auxilio, no puedo hacer nada, nos están atacando! ¡U-usted es de Excelsior, ¿cierto?!” Cho no se contuvo y pretendió agarrar a la sombra como quien tomaba el brazo de alguien como súplica. Dicha sombra se desvaneció en el acto, y la oscuridad resultante pasó a rodear a la peliceleste. Ella apenas dio un paso hacia atrás como quien volvía a tomar impulso y corrió hacia otra sombra más lejana.
“Maldición…” Ryoji sabía que podía darle el alcance dentro de poco, pero su amiga parecía estar perdiendo su cordura demasiado rápido. No… tenía que hacer algo…
“¡A-aux-ilio!” ella trató de agarrar una segunda sombra, y lo mismo ocurrió. Su andar se puso más pesado, y corrió hacia una tercera. Esta vez ni pretendió delicadeza, y la atravesó, siendo rodeada de más oscuridad. Seguía de pie, pero tambaleaba y daba pasos cortos y torpes en todas direcciones, meciéndose en un mismo punto. Su cabeza comenzó a tambalear también y parecía que el aura oscura se estaba volviendo muy pesada como para poder volver a moverse. Estaba a punto de colapsar.
“¡Cho!” él volvió a agarrarle de los hombros, esta vez con más fuerza para evitar que se volviera a escapar. “¡Despierta!”
“…I..I…I-I-I-I-I-I-I-I…”
“…”
“I-I-It’s time… we’re… d-d-dead… all… they… everything…”
“…” había sido suficiente… no era como si él no pudiera entender lo que le estaba ocurriendo. Él comprimió su agarre y miró a su amiga a los ojos. Una gran cantidad de oscuridad salió disparada desde dentro de Cho, y ella reaccionó de inmediato.
“Y-y-yo…” sentía un raro vacío. No recordaba lo recién ocurrido… pero sentía que acababa de salir de una de las peores pesadillas. Sus nervios estaban alterados y sus energías en cero. “¿Q-qué-?”
“Tranquila,” le abrazó. Él mantuvo silencio un momento, tranquilizando a Cho antes de hacerle alguna observación.
“…” ella miró al piso congelada, y aterrada. “¿Q-qué acaba de…?”
“Escucha, tú sabes que la oscuridad tiene el poder de gastar y debilitar… puedo sentir que esta oscuridad pesada tiene el poder de consumir.”
“¿C-consumir?”
“Aun si no recibes ningún ataque físico de Heartless, la oscuridad pesada te consumirá por dentro, te hará perderte en el caos, y te deshará definitivamente,” él soltó a Cho y le miró con seriedad, y solemnidad. “No sé lo que intentaste hacer, pero dejaste que la oscuridad del ambiente se adentrara en ti, y te hiciera daño interno. No debes dar ninguna apertura a la oscuridad o esto volverá a ocurrir. Por favor ten más cuidado, no puedo protegerte solo.”
“…” ella desvió la mirada, apenada. Estaban en medio del parque pese a no recordar llegar ahí… algo debió haber ocurrido para ver a su compañero tan inquieto. “Pero… estas sombras… me dan una vibra casi… humana.”
“¡Son Heartless, entiéndelo por favor!” el pelinegro se expresó con fuerza y severidad, claramente preocupado. “¡Sean sólo sombras o personas consumidas del pasado es lo menos importante ahora!”
“¿Q…qué?” Cho se quedó en shock. Vio a su compañero también sorprenderse por lo que acababa de decir. “¿Qué dijiste…?”
“…” él dio un suspiro y desvió su mirada. “También… lo puedo sentir… y es por eso que no puedes exponerte más… este desgaste puede ocurrirte a ti y no quiero que suceda.”
“¿Desde cuándo te has dado cuenta?”
“No podemos hablar de esto ahora.”
“P-p-pero…” Cho se estremeció. Entonces… ¿lo que le saturó y le lastimó por dentro fue pensamientos y sentimientos restantes de personas del pasado? Ella empezaba a dudar de las palabras que había dicho a Ryoji antes. No, por más que cada persona tuviera una experiencia distinta con sus poderes o percepción de la naturaleza… había algo muy raro en su compañero. Esto no era normal. Ella empezaba a preocuparse por ello. Su amigo casi parecía saber y sentir tanto de los Heartless… como los mismos Heartless… “¿Qué más… sabes… o sientes? ¿Qué más… puedes hacer ahora?”

Él se limitó a agarrar a su compañera y hacerle caminar hacia un camino para continuar con el regreso a la base. Cho se quedó a la expectativa de escuchar alguna respuesta, pero poco a poco se sintió más culpable por haber hecho esas preguntas, especialmente al ser un tema que era muy incómodo para el pelinegro. Por el prolongado silencio, asumió que no obtendría ninguna respuesta, y que la discusión se había terminado… pero al llegar al final del parque, él volvió a tomar la palabra, con un tono de voz apagado.

“No me creerías si te lo dijera…”
“…” la peliceleste se estremeció por dentro. La lectura espiritista de su amigo siempre le daba una invariable calma y buenos ánimos, pero sabía que eso no podía ser verdad. Ella se sentía muy mal por haber tocado el tema. “N-no te preocupes por eso… perdón…”
“No te disculpes,” él le miró y desvió su mirada, sonriendo con tristeza. “Entiendo.”

Sin embargo, esa aparente calma en medio de la densa niebla y sombras no perduró. Ellos pasaron a experimentar otra anomalía, una que trajo el recuerdo de una pesadilla a Cho. Se pudo oír un frío susurro de ultratumba carente de voz inundar los alrededores…

You are here… You dare too much…

Cho sintió horribles escalofríos y miró a sus alrededores rápidamente, buscando en vano a quien había dicho esas palabras. Pese a no haber rastros de alguna persona o algo responsable del mensaje, la oscuridad empezó a incrementar dramáticamente, al igual que las sombras. Estas también empezaron a agitarse y movilizarse más velozmente, además de volverse más oscuras y opacas. La fuerte oscuridad debilitó aun más a la peliceleste, y ella se cayó de rodillas al piso, sin energías para poder volver a levantarse.

“¿Qué está ocurriendo…?” preguntó Cho, temblando aterrada. “He escuchado… estas palabras antes…”
“¿Eh?” Ryoji se confundió. Él se agachó y vio a su amiga casi desfallecer. Realmente era sorprendente ver que las circunstancias fueran tan dañinas para ella. “¿D-de qué hablas?”
“Las oí en un sueño, una pesadilla… en esta estaba también en Arcadia… en peligro… ¡p-pero es imposible! Q-quien dijo las palabras no está aquí, y s-sé que no me haría daño… p-pero…” ella abrió sus ojos como platos. Sus pensamientos estaban hechos un desastre y no dejaba de angustiarse cada vez más. Debía ser parte del efecto de la densa oscuridad. “Después de todo lo visto en esos horribles laboratorios, de los experimentos inhumanos, de esa sentencia impresa en su expediente… ¡¿qué se supone que debo pensar?! ¡¿Acaso lo que vi en esa terrible pesadilla es de algún modo verdad?! ¡¿S-será que ese tal Roushi me estaba advirtiendo sobre algo?!”
“D-detente, no te alteres, no estás haciendo sentido,” el pelinegro le agarró de los hombros, preocupado. No podía mantenerle a salvo por mucho más tiempo. Él vio que su amiga temblaba incontrolablemente, pero su expresión estaba muy cansada, y sus ojos daban la impresión que no estaría consciente por mucho más. “Regresaremos a salvo, lo prometo. No te preocupes más.”
“Pero…” Cho cabeceó por un corto tiempo, y entonces se desplomó, vencida por el cansancio. Aun inconsciente, sus energías debían seguir siendo gastadas por las condiciones del clima.

Ryoji apoyó a su amiga sobre el piso y pasó a mirar a todos lados. Las sombras estaban agitadas, pero ninguna se les acercaba demasiado. Eso era lo de menos, ya que la densa oscuridad pesada era suficiente para hacerle daño a Cho. Por ello, él tenía que limpiar el camino de algún modo… aunque aun haciéndolo, cargarle de regreso a la base sonaba a un gran sobreesfuerzo y no estaba seguro si ella podría soportar por mucho…

Pero antes de ponerse a pensar en algún plan B, él se sorprendió al ver una enorme cantidad de electricidad inundar el ambiente. Varios relámpagos barrieron todo el camino e hicieron estallar las múltiples sombras, eficientemente eliminando toda la oscuridad en unos pocos segundos. Ryoji se levantó como un resorte, desconcertado.

 

“Me sorprende que estés tan cometido en velar por tus allegados como un simple aspirante a Seed…” observó Shinkouhyou, sonriendo burlonamente. Él agarraba un corto látigo similar a una brocha en una mano, de la cual seguía despidiéndose restos de electricidad. “No tengo que decirte lo que ya sabes. La oscuridad pesada es un gran problema, y letal en las concentraciones en las que estamos. Tu ‘sorpresiva’ ventaja en estas condiciones no te impide comprender el dilema de los demás.”
“T-tú…”
“No me debes nada por ayudar, tampoco lo hice con esa intención. Sólo pienso que es aburrido que alguna ‘ficha del tablero’ se pierda dentro de un escenario tan irrelevante como lo es una evaluación. Nadie me sirve de entretenimiento si se mueren por un simple error de cálculo de Oblivion. No va con mis principios, y sin duda Aya ha pensado similar al auxiliar a tus dos tontos compañeros.”
“¿Aya ha ido a salvar a mis bros?” Ryoji se sorprendió, y se vio aliviado. “Espero que estén bien…”
“…” Shinkouhyou le miró con cansancio por un momento. “Obvio que lo están ahora, mejor que tu amiga aquí,” él se encogió de hombros, y volvió a sonreír con burla. “Fufufu, es una gran lástima que esta desafortunada en el piso no haya tenido a un inmortal cuidando de ella en todo este tiempo. Sin duda ha necesitado de alguien mejor que un rookie como tú.”
“…” él desvió la mirada, incómodo.
“En fin… como parte de mi ayuda, les teletransportaré directamente a la base. Ah, pero antes, un consejo,” sonrió malignamente. “Al aparecer frente a los demás, pretende al menos tener un fuerte dolor de cabeza. Si te presentas completamente normal, puedes llamar la atención de la gente equivocada. No todo el mundo es tan crédulo e ingenuo como tu amiga aquí… ¿entendido?”

       

       

   

Unos minutos pasaron y las personas en la base seguían esperando a recibir noticias de los dos estudiantes restantes. Por un lado de la amplia sala, Yosuke estaba apoyado en una pared, mirando perdidamente hacia el techo. Finalmente había reaccionado, pero no se le veía nada bien y era claro que hacía un esfuerzo para mantenerse sentado.

“Pienso que sería mucho mejor si te retiraras a descansar a la enfermería,” sugirió Kurisu, extendiéndole una pequeña taza de té.
“No, sé que no estaré tranquilo sin recibir noticias de los demás,” Yosuke dio un suspiro y recibió la bebida caliente. No acostumbraba a tomarlo, pero trataría de hacer una excepción a ver si le caía bien, aun si sus presentes nauseas le quitaban todos los ánimos de consumir cualquier cosa. “Si voy a recostarme sólo terminaré regresando.”
“Sé que estás inquieto, pero mejor tendrías que descansar…” Rin se giró y notó que Ayame estaba prendido a uno de los ventanales, esperando impacientemente. También vio a Len revisar los controles en el panel de control constantemente. La transmisión proveniente de los dos estudiantes se había malogrado hasta antes de la tormenta, pero no iba a hacerle ninguna observación. Era evidente que la pérdida de información durante el escape le había incomodado.

Entonces, ellos vieron las puertas del pasillo abrirse, y Junpei entró luego de dejar los artículos encontrados de ambos en la secretaría. Él de inmediato se acercó al grupo.

“Oigan, ubicar ese lugar fue más difícil de lo que pensé, ¿no que estaba señalado?” preguntó Junpei.
“A mí no me pareció tan difícil…” Almaz se confundió.
“Esta es prueba definitiva que la inteligencia es necesaria hasta en actividades tan básicas como leer señales en las paredes,” observó Mai.
“Oye, en serio, deja de burlarte,” Junpei le miró molesto.
“Eh, ignórala…” Haruhi negó. Era obvio que esa chica no tenía remedio.
“¿Alguien quiere que les traiga algo de tomar o beber?” se ofreció Madoka. “Imagino que deben haber tenido un rato muy duro en medio de la tormenta.”
“Gracias por tu ofrecimiento, pero no tienes que preocuparte ahora,” dijo Almaz, sonriendo. “No estamos con gran necesidad de comer o tomar algo.”
“¿Seguros?” Yukko se impresionó. “Me sorprende que se estén recuperando tan bien.”
“Es que la experiencia de la tormenta es más o menos como subirse a un barco en altamar,” explicó Aya, restándole importancia. “Las tremendas olas de tormenta pueden marear y debilitar a cualquiera, pero ni bien llega la calma, reposo es lo que mejor cura, a menos que hayas tenido mala suerte. Sólo son síntomas.”
“No creo que sólo sea eso,” Junpei tembló ligeramente, y miró a su bro. “Antes de desmayarte comenzaste a actuar muy raro. ¿Qué fue lo que te pasó?”
“¿Si? R-realmente no recuerdo muy bien…” Yosuke intentó hacer memoria. “Tampoco puedo pensar en qué es lo último que recuerdo. Todo se ha puesto muy borroso…”
“N-no me sorprende. Ya me dio la impresión que estabas perdiendo tu memoria…”
“…” el pelinaranja frunció el ceño, inquieto. “Sí recuerdo que sentía gran confusión… recuerdo que estaba corriendo, y creo que tú me jalabas, pero por un instante tuve la mente en blanco, sólo sentía un enorme pánico,” bajó la mirada, en leve shock. “La memoria del examen, la misión, Balamb, prácticamente todo desapareció de mi cabeza. Sólo sentía que tenía que huir, y que había pasado una eternidad dentro de Arcadia, como si no conociera nada más que este lugar…”
“…” Pram le miró. Ella percibió los nervios del estudiante, y de quienes escucharon su relato. Ese chico tuvo ‘mala suerte’, como Aya acababa de decir en su explicación. “La oscuridad debió haberte afectado más que a los demás. Te ves muy débil, lo menos que puedes hacer es tomar algo energizante.”
“Siento que no tengo estómago ahora…”
“Es lo de menos. El té está bien, y algo dulce puede ayudarte.”
“Suena serio…” Kurisu llevó una mano a su mentón, pensativa. Ese relato del estudiante era muy interesante, y podría contribuir a posibles estudios sobre el efecto de la oscuridad pesada en las personas… “Si no tienes ánimos de comer, al menos podemos proceder a inyectarte suero. Descuida, Rin está programada para saber cómo aplicártelo.”
“Oh, finalmente usaré ese pequeño dato y procedimiento en mi memoria,” Rin sonrió. “Haha, suena divertido.”
“¡N-no! Gracias, pero mejor intento comer algo…” Yosuke se asustó un poco. La idea de la aguja permanentemente insertada no le llamaba la atención en lo absoluto.
“Está bien,” la científica alzó una ceja. Entendía la incomodidad de las vacunas o inyecciones, pero a veces se sorprendía del miedo que algunos tenían a ellas. “Supongo lo mejor será traer algunos bocadillos para todos. Es posible que nos ayuden a recuperar energías más rápidamente. Iré a traerlos de la cocina.”
“Déjame ir,” Rin se ofreció. “Ya has hecho demasiado, okaa-san, déjame asistirte.”
“Gracias por tu ayuda,” Kurisu asintió y su ‘hija’ se retiró de la gran sala.

     

       

     

Y poco después de ver a la rubia salir del ambiente, todos terminaron observando una inesperada y afortunada aparición en medio de la sala, que finalmente dejaría a los nervios de todos tranquilizarse. Shinkouhyou se teletransportó, junto con los dos estudiantes faltantes.

“…” Ryoji se vio sorprendido por el inmediato regreso al bunker. Él dio un paso adelante, asimilando el cambio, y recordó a su amiga. Se giró y vio a la peliceleste inconsciente en el piso, por lo cual se agachó a su costado.
“¡Bro!” sus dos bros se quedaron en shock y fueron a darle el alcance. Todos los demás también se acercaron.
“¡OMG!” Ayame se quedó en shock y fue corriendo. Él se lanzó hacia el grupo. “¡Están bien, mis hermosos nenes!”
“…” Shinkouhyou entrecerró los ojos y el ruidoso instructor peliplateado fue electrocutado en pleno salto, cayéndose al piso estrepitosamente y fuera de combate.
“¡Q-qué bueno volver a verles!” exclamó Yukko, sintiendo un enorme peso caerse de encima. “E-estuve tan preocupada por…”
“¿Pastillas para la cabeza?” preguntó Mai, nuevamente cortando a Yukko.
“¿Eh? ¡Ah! Sí, muchas gracias,” Ryoji aceptó las pastillas y la botella de agua. Luego de tomarlas, vio a Yukko triste y con la mirada pegada al piso, lo cual le hizo sonreír. “Haha, descuida yo también me alegro de volver a verte,” él le dio unas palmadas en la cabeza. “Perdón por hacerte preocuparte.”
“Felizmente todos están bien,” Madoka sonrió. Ya podía respirar tranquila.
“¿Qué fue lo que pasó?” preguntó Haruhi, agachándose al otro lado de Cho e irradiándole energía curativa.
“Pues…” Ryoji bajó la mirada. “Intenté protegerle, pero había demasiada oscuridad, y ella recibió un ataque directo de unas extrañas sombras… lo siento mucho.”
“No había nada que podías hacer, me sorprende que hayan logrado mantenerse en tan buen estado. El área del obelisco debe ser la más peligrosa,” dijo Kurisu.
“Haha, me parece obvio que el valiente Shinkouhyou llegó para protegerles y salvarles de las garras de la oscuridad,” Aya tomó una foto del enorme grupo y sus ojos brillaron con entusiasmo. “Ya puedo ver el título: Director del jardín del Netherworld salva a integrantes de Balamb en Arcadia. ¡Genial!”
“Te prohíbo que uses el nombre de Balamb para elogiarle,” sentenció Pram.
“Osas demasiado al tratar de incomodarme,” Shinkouhyou miró a Aya con reproche. “Y persistes en usar un título mío que realmente no tiene importancia alguna para mí.”
“Oooh, tengo otro título en mente,” Aya rió. “Director del jardín del Netherworld desprecia su profesión. Ya puedo ver los Tweets indignados de mis seguidores…”
“P-por favor Aya, no le molestes…” Almaz se asustó.
“Asumo que Aya sabe bien lo que le conviene,” Shinkouhyou dio unos cuantos pasos, alejándose del grupo mientras alzaba su mirada al techo. “Mi acción no debe verse como una ayuda, es realmente para mi propia conveniencia,” él se detuvo y se giró, sonriendo entretenidamente. “He salvado a un par de estudiantes de la merced de la oscuridad y les he mantenido con vida. Eso es porque un mundo con más personas presentes es un mundo más divertido de observar…”
“…” Mai asintió. “Tienes mucha razón.”
“M-Mai,” a Yukko le dio la impresión que su compañera hizo una observación maligna.
“…” Pram no estaba del todo convencida. Shinkouhyou apreciaba mirar los problemas de todos desde una segura distancia, ¿y eso qué podría decir sobre el par que acababa de salvar? ¿Ese par de estudiantes jóvenes e insignificantes realmente prometían algo de ‘entretenimiento’ sustancial para él, o la ayuda que les brindó no era más que un capricho de su parte? No podía sacar conclusiones con facilidad, pero se mantendría alerta.
“Yo me alegro que no haya nada que lamentar…” Junpei dio un suspiro, aliviado. “No nos vuelvas a asustar así, bro.”
“Haha, no fue mi intención, perdón,” Ryoji sonrió torpemente. “También me asusté mucho por ustedes. Al menos puedo ver que están bien.”
“No del todo, pero mejorando,” dijo Yosuke, agarrándose la cabeza. “Tú te ves bien, casi como si no te afectara.”
“Es curioso, ahora que estoy aquí me siento mucho mejor, pero allá afuera no podía soportar mi cabeza. Este bunker es toda una maravilla.”
“Sí, seguro yo también me sentiría tan bien de no ser porque Aya me disparó por los aires en el camino de regreso cuando nos rescató,” se lamentó Junpei.
“¿Te hizo volar al rescatarte?” Ryoji frunció el ceño, no convencido. “Ya quisiera haber estado en tu lugar.”
“N-no, fue horrible, no tienes ni idea.”
“Yo te cambio esa experiencia por el ataque de oscuridad que recibí,” dijo Yosuke.
“Ehh, n-no hablemos de intercambios, ya todo pasó,” Junpei negó.

El grupo se veía con un mejor ánimo y todos se pusieron a conversar. Haruhi continuó sanando a la inconsciente Cho que todavía no recobraba el conocimiento. A distancia, Len miró a todos desde la mesa de control. Él también se alegró por la llegada de los dos y de verles en un estado aceptable, pero se encontraba demasiado ocupado como para acercarse a atender al grupo…

“…” y Shinkouhyou miró de reojo a ese callado gemelo alistar una mochila detrás de la mesa, pasando desapercibido por los demás… el peliblanco sonrió malignamente y miró a Kurisu. “Debe ser reconfortante ver al equipo completo y a salvo. Asegúrate de disfrutarlo por el muy poco tiempo que va a durar…”
“¿Qué?” Kurisu le miró, pero él desapareció en el acto. El tono que este usó al hablar indicó que algo no estaba bien y ello amenazaba la seguridad y calma de todos… ¿pero a qué pudo haberse referido?

“¡AAHH, L-Len!” gritó una estudiante.

Fue demasiado rápido. Todos se giraron a la estudiante y luego miraron a Len. El gemelo menor cargaba una mochila jet en la espalda y un pequeño bolso con provisiones. Todos apenas le vieron salir por la entrada hacia la tormenta, y por ello, varios estudiantes también gritaron y se aterraron.

“¡Len! ¡Detente ahora mismo!” exclamó Kurisu. Lamentablemente, él encendió el jet y salió disparado, internándose en la densa niebla que seguía incrementando. La sala fue inundada del humo del combustible y ello ayudó a detener a otros de ver por dónde se iba e ir detrás de él. Aunque era claro para su ‘okaa-san’ que estaba yendo a retribuir la información dejada en el camino.
“…” Mai se tapó la nariz y boca con un pañuelo y prendió los extractores, limpiando el aire del ambiente. “Alguien cierre la puerta, la tormenta está entrando.”
“¡¿Qué?!” Yukko se espantó. “¡P-p-pero Len acaba de salir!”
“Len ha tomado la tonta decisión de arriesgar su vida para salir. No por eso nosotros haremos lo mismo.”
“Maldición…” Kurisu comprimió sus puños y corrió hacia la puerta, pero Almaz se interpuso a medio camino.
“¡Deténgase por favor!” dijo Almaz. “¡Usted no puede hacer nada por él!”
“P-pero Len es aun más frágil que nosotros en estas condiciones,” el semblante de Kurisu empezaba a quebrarse de su normal expresión seria. Ella claramente temía por el bienestar de su ‘hijo’ menor. “S-soy la responsable de lo que le fuera a ocurrir.”

       

       

   

“¡O-okaa-san!” Rin llegó a la sala corriendo luego de oír las exclamaciones. Ella escaneó la habitación, y no vio señales de su hermano. “No… ¡AAHHH, ese idiota! ¡Cuando le ponga las manos encima me las pagará!”
“¡T-tranquila! ¡No le sigas!” Almaz cerró la puerta antes que Rin pudiera salir.
“¡Quítate, alguien tiene que hacer a Len entrar en razón!”
“¡Deténganse!” Pram se levantó de su sitio y estiró su mano hacia la salida. Una delgada, pero impenetrable, barrera de hielo selló la vía de salida. “Nadie va a salir. El frente de oscuridad está demasiado agresivo afuera aun para el más fuerte de nosotros. No dejaré que nadie más salga lastimado por la imprudencia de sólo una persona.”
“¡¿Sólo?!” Rin encaró a Pram. La gemela estaba rabiosa y pequeñas lágrimas estaban formándose en el borde de sus ojos. “¡¿Sólo una persona?!”
“Si pretendes ser una de los superiores de Oblivion, tienes que elegir por el bien común más seguido que por tus propios caprichos,” declaró Pram, con un tono certero e irrefutable. “A nadie le conviene que te lastimes por tratar de salvar a tu hermano. Estate consciente de tus límites. No permitiré que nadie más salga lastimado bajo mi supervisión. Lo más que puedes hacer ahora es rogar a que él entre en razón y se dé media vuelta, porque este percance ya no está en tus manos, ¿has entendido?”
“¿C-cómo… cómo puedes decir algo así?” Rin se dio media vuelta y golpeó el ventanal frente a ella con fuerza, mostrando su frustración. Ella empezó a derramar lágrimas, conteniendo el llanto. A su costado, Kurisu también miró por la ventana. Ella se mantuvo firme y estática, pero por su expresión era obvio que también estaba muy preocupada.

El ambiente se volvió nuevamente incómodo, y esta vez el silencio e incertidumbre se sintió más pesada. Ya no se trataba de esperar a personas que buscaban salvarse a todo costo. Ahora uno acababa de escaparse para enfrentarse al mal tiempo con otra prioridad en mente. Pequeñas conversaciones inseguras y mortificadas se oyeron en voz baja, y todos en general lo sentían mucho por la ‘familia’ de Len.

“¿Qué fue lo que pasó exactamente?” preguntó Ryoji, confundido.
“Todo el equipo y por ende descubrimientos sacados de las supercomputadoras se quedaron atrás en un baúl,” explicó Haruhi. “Len se preocupó mucho por la pérdida de la información desde el inicio… pero creo que nadie pensó que se preocupó tanto.”
“…” él dio un suspiro. “No puedo entender por qué lo hizo, realmente.”
“Len siempre ha sido muy orientado a su trabajo. Creo que le da demasiada importancia todo el tiempo,” Madoka bajó la mirada. “No es la primera vez que se arriesga, pero ahora hay demasiado peligro…”
“Sé que no es mucho en comparación, pero al menos nosotros también extrajimos información y objetos en nuestra misión,” dijo Junpei. “Podrían al menos empezar por ahí. Las supercomputadoras ya sobrevivieron a la catástrofe de hace seis años. Siempre pueden regresar a buscar de nuevo la información.”
“Ese es un buen punto,” Aya sonrió, dando el visto bueno. “No sabré demasiado de computadoras, pero el equipo ha sobrevivido a condiciones peores que estas y todavía parece tener sus propios generadores de energía y protectores.”
“Al menos sí tenemos algunos hallazgos que reportar…” Ryoji asintió. “¿Dónde se supone que debemos dejar nuestros sacos de muestras?”
“Es en la secretaría,” contestó Yosuke, un tanto confundido. No sentía que era el mejor momento para continuar con el examen al pie de la letra.
“Okay… ¿y dónde está?”
“Creo que hay señales de algún tipo por los pasillos,” dijo Yukko.
“Está bien, ahora vuelvo,” Ryoji recogió su saco y se acercó a Cho para llevar también el de ella. Él se apenó un poco al verle aún inconsciente, pero al menos parecía recuperarse lentamente. Esperaba verle entrar en sí ni bien regresara.

Y pronto ese seguro bunker también experimentaría que las condiciones de la tormenta continuaban empeorando.


 

En medio del bosque, a Suruga no le quedó de otra que confesar lo que su presencia significaba en el territorio de los humanos del Netherworld, y el envolvimiento de las tres demonios en ello. La explicación fue tan rápida como molesta.

“Increíble…” Takashi negó, y miró a Suruga con desapruebo. “Entonces, las tres estudiantes están dando su examen Seed e Ivan orquestó la prueba a espaldas de su hermano. Y como parte de la prueba, te contrató para que atacaras a las tres y les hicieras creer que nosotros somos los verdaderos culpables de la aparición de monstruos.”
“Sí, y lo dijiste más conciso que yo,” ella asintió, sonriendo. Su actitud trivial y entretenida terminó costándole un fuerte golpe en la cabeza.
“¡¿En qué estabas pensando al aceptar?! ¡Tu acción ha sido muy irresponsable!” el joven perdió su semblante tranquilo y serio y estalló de ira. Él se consideraba desafortunado a veces por tener que lidiar con gente que le colmaba la paciencia. “¡La situación en esta área del Netherworld es ya demasiado delicada como para que la empeores a base de mentiras! ¡Esas tres inocentes no se merecen el engaño!”
“O-oye, si le vas a reclamar a alguien, hazlo con Ivan. Él es quien lo planeó,” Suruga estaba sobándose la cabeza, afligida.
“Tú eres lo suficientemente consciente para saber en qué te metes. Nunca pensé que él se tomaría tantas libertades con nosotros o con esas estudiantes.”
“Yo tampoco lo esperé, pero no es como si realmente le conociera,” por más que supiera que él fuera un tipo serio y profesional, también se oía que tendía a cometer algunas libertades inaceptables con otras personas.
“…” Takashi miró en la dirección del bosque que debía llevarle de regreso a los territorios de los humanos. Él se quedó meditando la información en silencio, hasta que finalmente reorganizó sus pensamientos y cerró los ojos. “Vete enseguida.”
“¿Sigues molesto conmigo?” le preguntó Suruga, sonriendo traviesamente. Sabía que no era el caso porque él se le dirigió con un tono neutral y meditativo, pero tenía curiosidad saber qué era lo que pesaba por su mente.
“No es eso,” él abrió los ojos y le miró fijamente. “Puedo sentir un disturbio en el ambiente y una presencia muy característica aproximarse a gran velocidad. El monje está en camino, y si se encuentra contigo luego de tu engaño, estará furioso. Retírate y déjame aclarar este malentendido con mis allegados. A estas alturas, las demonios ya deben haberse encontrado con un grupo de la guardia real. Tengo que apurarme.”
“Por más que sea un malentendido y ellas puedan tener una idea errónea sobre ustedes, sólo ocasionarían algún gran problema si los antagonizan sin tener más pruebas. Creo que de eso se trataba su examen,” comentó Suruga, sonriendo. De nuevo notó a Takashi entrecerrar los ojos, y eso le dejó saber que estaba abusando de su paciencia. “Está bien, me voy. Que te vaya bien~”’

Ella desapareció en el bosque con gran velocidad, dejando el camino libre para que Takashi fuera a explicar la situación.

     

La presentación de Chrom ante ellas, junto con sus guardias y credenciales, fue todo lo necesario para subir los nervios del equipo a más no poder. Estaban en serios problemas.

“¿E-e-e-l p-p-p-príncipe…?” Asuka temblaba de pies a cabeza.
“¡AAAHHH!” Kyoko se lanzó al piso boca abajo, en posición de rogarle piedad. “¡No nos maten! ¡V-v-venimos en son de paz, se los juro!”
“¡C-chicas, manténganse tranquilas!” Raspberyl les llamó la atención. Ella también estaba aterrada, pero intentaba calmar sus nervios por el bien del grupo.
“…” Chrom se limitó a mirarles con incomprensión por temerle como si fuera alguna bestia mítica. Él miró a su costado a unos guardias. “¿Han vuelto a soltar rumores sobre mí en Nadir?”
“N-no, mi señor,” contestó uno de los guardias. “Asumo que este es el clásico temor de los demonios jóvenes.”
“Demonios jóvenes…” si ese era el caso, Chrom tal vez no tenía de qué preocuparse. Él clavó su espada al piso, llamando la atención de las tres. “Expliquen qué se encuentran haciendo en mi territorio. Una a la vez.”
“V-verá, nosotras somos del jardín de Balamb, y-y estábamos en una misión de investigación en Nadir cuando fuimos atacadas por uno de sus allegados…” comenzó Asuka, en voz baja.
“¿Perdón?” Chrom tensó su expresión. No estaba convencido de lo que acababa de oír. “¿Acaso declaras que nosotros hemos enviado a un agente a perseguirles y hacerles daño en territorio ajeno?”
“¡U-una peligrosa asesina quería detener nuestra investigación por el bien de su grupo!” exclamó Kyoko. “¡D-dijo que quería mantener el anonimato de su actividad!”
“¿Qué?” él no podía creer las acusaciones. “Les confirmo que nosotros no tenemos ningún envolvimiento bélico fuera de nuestras tierras.”
“Si lo que dice es cierto, ¿entonces podría confirmarnos que ustedes no tienen ninguna conexión con los recientes ataques a puestos de vigilancia en nuestro lado del Netherworld?” preguntó Raspberyl, firmemente.
“¡¿Cómo se atreve?!” un soldado le apuntó fijamente. “¡Están hablando tonterías!”
“¡Serán jóvenes, pero no por eso tendremos piedad con ustedes si nos declaran la guerra!” declaró otro soldado.
“Ustedes nos han invadido y dañado recursos materiales en nuestro camino, ¿y encima pretenden acusarnos de problemas ajenos?” otro soldado más se indignó.
“¡Silencio!” Chrom alzó la voz para callar a sus allegados. “Escuchen jóvenes, comprendo que estén en una misión de investigación y que quieran buscar respuestas, ¿pero acaso piensan que pueden invadirnos y causar revuelo? No pretendo tolerar sus preguntas por más tiempo. ¡Soldados, deténganlas!”
“¡U-un momento!” Raspberyl vio a los soldados comenzar a agarrarles de los brazos. “¡¿Q-qué hemos hecho?! ¡Suéltenme de una vez!”
“¡Pero somos inocentes!” declaró Asuka.
“¡Esto es injusto, no nos pueden apresar!” exclamó Kyoko.
“Les detenemos por los daños que han causado a los bosques, pero no tienen ninguna sentencia severa sobre ustedes,” Chrom les miró firmemente. “El jardín es responsable de ustedes, así que les contactaremos y ni bien ellos nos respondan y se encarguen de las pesadas formalidades, podrán irse.”
“¡N-no!” Raspberyl se heló. ¿Contactar al jardín y hacerles responsables de la invasión? Eso hacía lucir a todos mal, y sin duda no se reflejaría nada bien en la prueba del día. “¡E-espere, nosotras no somos responsables por todo lo que ocurre! ¡Es responsabilidad de quien nos atacó! ¡Déjennos ir!”

Ellas no estaban siendo oídas, y los soldados amarraron sus manos detrás de sus espaldas, limitándoles. Las tres seguían protestando, pero Chrom comenzó a marchar con su guardia, haciendo caso omiso a las quejas… hasta que llegó otra persona más.

       

“¡Deténganse!” exclamó Takashi, corriendo desde el frondoso bosque. “¡Todo esto es un malentendido, esperen!”
“¿De qué hablas?” Chrom se confundió y se detuvo. Él esperó hasta que el recién llegado les diera el alcance, y todos esperaron a que él respirara profundamente antes de hablar.
“Estas chicas no tienen la culpa de lo ocurrido. Las vi en el bosque y comprobé que sólo intentaban huir. Les aseguro que no tienen intención alguna de iniciar una pelea.”
“¡E-en serio!” exclamó Kyoko.
“Sé que estas circunstancias han sido desafortunadas, pero no queremos causar problemas,” explicó Asuka, afligida.
“No esperen que les crea tan fácilmente, ustedes no se han presentado pacíficamente cuando narraron lo ocurrido,” el príncipe les miró con desconfianza, y se dirigió a Takashi. “Ellas han insinuado que hemos atacado a sus territorios y han tomado una actitud conflictiva ante nosotros.”
“…” el pelicenizo negó y miró a las tres. “¿Qué es lo que han dicho exactamente? ¿Acaso han acusado a este reino de los sucesos con los monstruos en su lado?”
“¿Usted sabe sobre esto?” Raspberyl se sorprendió.
“Eso no es importante ahora, sólo dime lo que dijeron.”
“Nosotras en ningún momento acusamos a este reino. Sólo hemos expuesto que una asesina de su lado nos atacó, y nos dijo que intentaba cubrir la verdad del asunto para proteger a este reino. Lo único que quería hacer era confirmar lo que oí.”
“Suena a que no te expresaste bien,” Takashi frunció el ceño, frustrado. “¿Y en algún momento no se te ocurrió brindar más detalles sobre dicha asesina? Recuerda que ella es quien te atacó, no nosotros.”
“V-verdad,” Asuka asintió. “Quien nos atacó es la conocida Rainy Devil.”
“¡P-precisamente!” exclamó Kyoko. “¡Ella dijo que sólo obedecía órdenes como humana de esta región!”
“¿Rainy Devil?” Chrom se molestó. “Ella no pertenece a nuestras filas, por más que sea originaria de aquí.”
“¿En serio?” preguntó Raspberyl.
“No podemos culparles por no saber eso,” observó Takashi. “Y eso no es todo, también han sido jugadas una mala pasada. Rainy Devil sí obedecía órdenes, pero eso es todo lo verdadero que les dijo. Su verdadero contrato fue hacerles creer que nosotros somos los culpables del problema que tienen en su lado del Netherworld.”
“¿Q-qué?” Asuka se sorprendió.
“¡¿Por qué haría eso?!” preguntó Kyoko.
“Takashi, explícate un poco…” Chrom sentía que todo estaba pasando demasiado rápido y empezaba a marearse.

Pero ni bien este iba a explicarles la confesión de Rainy Devil, todos oyeron una voz aparecer de la misma nada…
...
« Last Edit: March 29, 2014, 12:20:32 AM by Cho »


Cho

Re: Fic zone
« Reply #20: March 11, 2014, 12:57:55 AM »
49.1.3.

...
     

   

“No es necesario que expongas la situación, Natsume,” dijo Ivan. Él apareció frente a ellos de la misma nada, junto con una Flonne que hasta ese momento había sido retenida para no acercarse al grupo. “La prueba acaba de terminar, y he escuchado todo lo que necesitaba oír de las tres demonios. Aclararé el ‘malentendido’ inmediatamente.”
“¡T-tú!” Raspberyl trató de correr hacia él para reclamarle, pero seguía siendo retenida. “¡Seguramente tú creaste todo este escenario a propósito!”
“Por supuesto que lo hice. A estas alturas es sólo lógico que lo entiendas.”
“¡AHHH, miserable!”
“¿Qué significa todo esto?” preguntó Chrom, de mal humor. “Ivan, ¿eres tú quien ha causado tantos problemas? ¿Cómo te atreves a tratarnos de este modo?”
“Estas tres estudiantes están por ser consideradas como guerreras con experiencia, y para medir la calidad de personas que son, tuvieron que ser puestas en medio de una situación tan controversial,” se explicó, inmutado. “Les di la labor de buscar a los responsables de una serie de atentados a puestos de vigilancia, y contraté a Rainy Devil para darles una idea errónea de los culpables, y crear esta presente situación. Pensé avisarles de antemano que esto iba a ocurrir, pero aun de cooperar, el mejor escenario para las tres era uno espontáneo, y real.”
“¡IIHHH, pero has causado demasiados inconvenientes!” Flonne estaba furiosa. “¡¿Acaso el examen ameritaba todo eso?!”
“Sí lo ameritaba, porque en mi experiencia, la debilidad más grande de los demonios es la madurez y la diplomacia,” respondió Ivan. “El deber de una persona de poder es saber controlar su carácter además de conocer sus fortalezas y defectos, y con la interacción que acaban de tener frente a mis ojos, he podido sacar todas las conclusiones que necesitaba para cumplir mi rol como el juez del examen,” él volvió a mirar al príncipe. “Estoy consciente de todas las incomodidades que mis planes han causado. Por eso mismo asumo la responsabilidad de todo lo que ha ocurrido hoy en Ylisse.”
“…” Chrom no estaba para nada convencido. Ese inmortal tenía fama de no tener a otros en consideración, y de faltar el respeto a cualquiera, pero haberse tomado esa libertad con todos los presentes fue demasiado. “No puedo creer que el jardín te ha dado la autorización de cometer esta farsa.”
“No estoy vinculado al jardín. ¿O pretendes hacer a esa entidad responsable? Mi posición como juez fue lograda mediante manejos por lo bajo, para no llamar la atención.”
“¿Y por qué decidiste participar en esta prueba?”
“Chrom…” Takashi miró hacia el bosque, pudiendo sentir una presencia acercarse. “Dejemos que el instructor lo explique.”
“¿Instructor?”

Todos oyeron las plantas del bosque agitarse y de repente, el monje salió del denso follaje, levitando a gran velocidad. Su presencia impresionó a todos, y asustó a varios soldados de la guardia real, pero con él en Ylisse, se podía resolver la situación.

       

   

“…” Alexei se detuvo frente al grupo. Él observó a su equipo apresado por la guardia real, al príncipe junto a Takashi, incluso a Ivan y a Flonne presentes. Su gran sorpresa y preocupación por la situación se quedó detrás al mirar detenidamente a su hermano, y le agarró de los hombros con fuerza. “¡¿Cómo pudiste hacer esto, Ivan?!”
“¡A-Alexei!” Flonne se asustó levemente por su llamada de atención.
“Estas demonios significan bastante para ti, ¿no es así?” preguntó el mayor, inmutado pese a haber sido agitado. “La atención que les das y la propia dedicación que ellas ponen a su trabajo me da a entender que las tres realmente pueden ‘valer algo’. Por eso mismo me tomé la molestia de retarles más allá de un examen directo y predecible, y darles un desafío problemático y real.”
“…” Raspberyl se confundió bastante al oír esa explicación. Por primera vez parecía que esa persona estaba siendo honesta y directa. De ningún modo iba a aceptar la terrible situación y mentira a la que les había internado, pero no evitó sorprenderse por oír que quizás él no les consideraba ‘infantiles y ridículas’ como les había dicho antes.

“…” Alexei soltó a su hermano y se dirigió hacia Chrom. El príncipe no supo qué interpretar, pero tanto él como todos se sorprendieron cuando el monje se arrodilló ante él, rogándole misericordia. Varios soldados intercambiaron miradas, las estudiantes sintieron que sus corazones se partían e Ivan desvió la mirada con hastío. “Por favor, perdone a mis estudiantes. Ellas fueron engañadas y victimizadas. El jardín tampoco es responsable de este tan desafortunado incidente. A fin de cuentas, todo esto cae bajo mi responsabilidad. Me haré cargo de todos los daños, pero deje ir a las jóvenes. Ellas son inocentes aquí.”
“L-levántate, no tienes que hacer esto,” el príncipe se ofuscó y negó exasperado. Lo menos que necesitaba era ver al monje tan sumiso y respetuoso luego de esa charada, aparte que las formalidades no eran algo que Chrom precisamente estimaba. “Entiendo lo que dices, ahora todo está claro. Nos toca conversar todo este lío entre nosotros,” él miró a los guardias. “Adelante, libérenles.”

Los soldados respetaron la orden y las tres demonios fueron soltadas, liberadas de todos los cargos contra ellas. Las tres fueron de inmediato al lado de su instructor.

“¡Alexei, e-es un alivio volver a verle!” dijo Kyoko, aliviada.
“Lamento que nos haya tenido que encontrar en un momento tan deplorable,” se disculpó Asuka, avergonzada.
“Es evidente que todavía nos hace falta más experiencia…” Raspberyl desvió la mirada.
“Tranquilícense, no hubo forma en que hubieran salido completamente ilesas de este examen. Es mi responsabilidad no haber podido prevenir esto,” él les miró con tristeza. “Les debo más que disculpas por este terrible día.”

Las tres estudiantes se apenaron e inmediatamente negaron cualquier falta de su parte. El momento se cortó cuando Takashi tomó la palabra.

“Tenemos que cerrar este malentendido y llegar a un acuerdo sobre los daños materiales,” expuso él. “Les pido que nos sigan. Hablaremos sobre el tema en el castillo.”
“Si, cuanto antes,” Ivan dio un paso adelante. “Terminemos con este día de una vez.”

El grupo se organizó y todos se dirigieron hacia el centro de Ylisse, dejando esa área rural para conversar sobre los eventos del día. Las tres estudiantes seguían sin recibir una sola palabra con respecto al examen Seed, pero a esas alturas estaban más consternadas por los problemas. Ni bien se acabara la convocatoria en ese territorio de los humanos, ellas podrían retomar sus prioridades, y saber con certeza los resultados del día.


   

El equipo se acercó a la zona del dragón con calma, dejándose guiar por los ocasionales rugidos del este. Los ánimos seguían por el suelo y la tensión entre los tres seguía por las nubes. Ellos se limitaban a caminar juntos por inercia, pero sin intercambiar miradas o palabras. Chidori no aceptaría ninguna otra razón para abandonar ese tan importante examen, Sterk estaba fastidiado de la poca importancia que sus compañeros le estaban dando al peligro, e Iksel odiaba tener que estar metido en medio de los dos.

Pero toda la molestia y opiniones personales sobre el tema quedaron en un plano secundario cuando no sólo pudieron oír a la bestia, sino también verla.

Al terminar de rodear una última colina en el camino, ellos vieron un valle entre colinas donde estaba el tremendo dragón. La bestia tenía fácilmente diez metros de alto y un cuerpo enorme, fuerte y impenetrable. Esta estaba echada sobre el césped de la pradera, acurrucada y soltando un rugido entresueños de forma inconsciente. Sterk vio a sus dos compañeros quedarse helados al tan sólo ver al dragón, y él se acercó nuevamente a Chidori para jalarle, pero ella notó su acción y se le dirigió apuntándole con su hacha.

“Ni se te ocurra tocarme,” dijo tajantemente. Ella le miró para confirmar la inacción de su compañero de trabajo, y procedió a caminar hacia el valle. Nada le iba a detener.

Sterk apretó sus dientes y resistió las ganas de cargarle de un hombro y marcharse antes que ella hiciera algo tonto como atacar al dragón. Entonces, su atención a la pelirroja se cortó cuando oyó a Iksel decir algo.

“Vaya, no puedo creerlo…” dijo este, frustrado. Por un momento, Sterk pensó que se refería a no creer el tamaño de la bestia… pero no tardó en entender que Iksel lo dijo por el grupo de la emperatriz y Astrid haciendo un camping con todos los lujos no muy lejos de donde estaba el dragón. Dakki y sus hermanitas estaban tomándose fotos mientras comían algunos postres de alta alcurnia, y a un costado, Astrid estaba echada en una silla plegable tomando un jugo de piña, cubierta por una sombrilla y con dos mucamas abanicándole constantemente.
“Esto no debería sorprenderte,” Sterk negó. Lamentablemente vivía rodeado de mujeres frívolas que parecían menospreciar las dificultades de la vida. Al mismo tiempo, su tono le dejó saber a Iksel que la acción derrochadora de la emperatriz, de todas las cosas presentes dentro de esa pradera, no debería ser lo que le sorprendía en ese momento.
“No es precisamente eso lo que me sorprende…” Iksel entrecerró los ojos y siguió caminando junto a Sterk. “Me refiero a que si tenían tantas comodidades como un vehículo safari para venir hasta acá, ubicar al dragón con facilidad y llegar para armar tremendo camping, ¿por qué no se dignaron a llevarnos desde punto de partida al dragón desde el comienzo?”
“…” sorprendentemente, Sterk se quedó en blanco. No lo había pensado.
“Creo que cualquier persona que haya aprendido a caminar habría llegado donde el dragón antes del límite que nos dieron. ¿Entonces por qué nos harían caminar medio día bajo el sol antes de encontrarnos con el dragón? ¿Crees que ‘buscar al dragón’ cuente?”
“…” Sterk se puso a pensar, no convencido. “Tiene que haber otra razón.”

Iksel miró en dirección a la bestia. El dragón estaba en perfectas condiciones y se podía percibir visiblemente lo fuerte y resistente que era. A los alrededores, las orquestadoras del examen no habían dejado ningún kit salvavidas, bombas, metralletas o cualquier artículo remotamente servible para la misión. Era una lucha de hombre contra dragón sin dar más rodeos o trucos, y para colmo sólo Sterk tenía la fuerza suficiente para pelear, la cual ni tenía permitido utilizar. Por la observación, fue bastante claro para Iksel el propósito de la caminata. Los tres habían tenido la misión en la cabeza todo el día y mucho tiempo a solas para procesarlo, pero en el presente, el tiempo perdido ya no importaba, puesto que estaban frente al oponente de la tarde sin ningún plan.

“…” el pelirrojo negó, sonriendo con ironía. Al menos, él había podido hacer unas pocas observaciones personales. “Es una lástima que los tres hayamos perdido el tiempo…”
“…” el mayor le miró de reojo, no muy seguro de qué estaba hablando.

   

     

“¡Ohhh, chicas, comiencen a aplaudir!” exclamó Dakki, ni bien posó sus ojos en el equipo de aspirantes. “¡Acaban de llegar los héroes del día~!”
“¡Ustedes pueden!” gritó Koishi, sonriendo entusiasmada.
“¡Confío en su habilidad! ¡Vamos!” alentó Miku con un megáfono.
“…” Astrid apenas se dignó a levantar una palma levemente en señal de saludo, mientras leía una revista distraídamente. Su desinterés no falló en molestar a sus estudiantes.
“¡Lo menos que deberías hacer es prestar atención!” reclamó Sterk. Entonces, el dragón fue perturbado por la llamada de atención y rugió más fuertemente, mientras se despertó lentamente. Este posó sus ojos en los tres estudiantes.
“¡Ah! ¡Vale mencionar que por obra de mis poderes mágicos, nosotros somos invisibles e inexistentes al dragón, pero ustedes no lo son!” advirtió Koishi, sin borrar su sonrisa. “¡Sumi es muy conocido por ser una bestia muy poco tolerante de humanos así que procuren no gritar más o le alentarán a ser más agresivo! ¡Tengan mucha suerte, si todo sale bien les premiaremos con postres!”
“…” Iksel dio un suspiro. Todavía no dejaba ir el hecho que esa chica en personalidad y pensamientos era el completo opuesto de su verdadera hermana.
“Tsk…” Chidori apretó el agarre de su arma al ver a la imponente bestia levantarse en sus dos patas traseras para encararlos. No llegó a darle la emboscada que había estado esperando, pero eso no le detendría.
“¡Sólo quiero hacerles recordar que Sterk no está permitido en este examen, es como hacer trampa~!” exclamó Dakki, con un tono juguetón. “¡Les aconsejo que se preparen, el dragón les tiene en la mira~!”

Fue como la emperatriz dijo, y el dragón rápidamente rugió con tal fuerza que ensordeció y confundió levemente a los tres, para entonces empezar a reunir gran cantidad de fuego en su boca, preparando una arrasadora llamarada. Era el tan esperado inicio de la prueba.

“¡O-oigan, ustedes no saben lo fuerte que es este dragón! ¡Huyan de inmediato!” volvió a advertir Sterk. Tener al dragón enfrente debía de ser toda la prueba que necesitaba enseñarles para convencerles. “¡No tienen oportunidad contra él!”
“…” Chidori no dejó de mirar atentamente al dragón, determinada. Ella no estaba convencida de ser rival para la bestia, pero si reclamar o abandonar significaba una inmediata descalificación del examen, tenía que hacer al menos algo.
“¡Escúchenme, maldición!” Sterk corrió hacia los pelirrojos, pero justo en ese instante, el dragón lanzó una enorme llamarada hacia los tres. Ellos pudieron esquivar el ataque con las justas, pero no por eso evitaron la intensa onda de calor del fuego que hasta impactó a los dos controladores de fuego del equipo.

La bestia inmediatamente notó que tres personas esparcidas tenían intenciones bélicas, y les miró rápidamente, pero sorprendentemente fijó sus ojos en Sterk y decidió ignorar a los otros dos por el momento.

“…” Iksel se sorprendió por la decisión del dragón, pero realmente no iba a quejarse.
“Iksel, es nuestra oportunidad,” observó Chidori, corriendo hacia la espalda del dragón. Iksel sólo dio un suspiro y corrió detrás de ella.
“¡Váyanse!” gritó Sterk, hastiado. Él estaba esquivando los insistentes golpes del enorme dragón y a veces usaba su poder del viento para impulsarse largas distancias y esquivar las enormes llamaradas. Maldecía a Dakki por impedirle hasta bloquear ataques. Sus movimientos eran muy rápidos y hábiles, más de lo que sus compañeros eran capaces de hacer, pero él notaba con frustración como los pelirrojos seguían a la bestia desde atrás.

Desde la cómoda silla plegable, Astrid había hecho una pausa de su distraída lectura y miraba fijamente a sus tres estudiantes. No había organización alguna, y los atacantes tampoco parecían muy seguros de lo que debían hacer. Notar a Sterk darles indicaciones que ellos ignoraban le hacía entender que los tres no estaban en buenos términos.

“Uhh, no están llegando a ningún lugar,” dijo Miku algo impaciente y apenada.
“Hasta el momento están dando mucho que desear,” observó Koishi, con curiosidad.
“Sólo quédate atenta para alentarles más, Koishi-chan~” dijo Dakki.
“¡Okay!” ella asintió.
“¿Eh? ¿Alentarles?” Miku ladeó la cabeza.
“Ellos tres necesitan más presión para actuar como deben,” Dakki miró de reojo a la instructora. “¿Qué opinas?”
“Hm…” ella se echó en la cómoda silla y cerró los ojos con indiferencia. “Despiértenme cuando algo más ocurra.”

Perseguir al dragón probó ser más difícil de lo esperado. Pese a su tamaño, era bastante rápido y no dejaba de atacar a Sterk. Los dos pelirrojos lograron acercarse lo suficiente como para pretender atacarle, pero en ese momento, el dragón extendió sus alas y se elevó a los aires para seguir atacando al mayor del grupo. Fue frustrante para los dos ver a su blanco alejarse con tanta velocidad y impulsarles fuertemente con el viento agitado por sus alas, sin realmente prestarles atención.

“No estamos haciendo nada productivo, Iksel,” observó Chidori, fastidiada. “Nuestras armas no tienen largo alcance y el fuego no le lastimaría.”
“Pero sólo podemos seguirle…” comentó Iksel.
“¿Acaso podrías propulsarme con la tierra hacia el dragón para atacarle?”
“¿E-eh?” el pelirrojo dio un paso hacia atrás, asustado. “N-no, ni pienso intentarlo.”
“Te he visto hacerlo antes en un entrenamiento, ¿cuál es el problema?”
“P-pues, propulsar grandes distancias resultaría en un muy brusco aterrizaje. Además yo apenas puedo propulsarme decentemente porque estoy al tanto de cuánta presión necesito y cuánto mi cuerpo puede soportar, pero propulsar a otra persona requiere de un cálculo que aún no puedo hacer.”
“Hm, entiendo…” ella lo meditó un poco, y terminó mirándole de reojo. “Entonces tú propúlsate para atacarle.”
“…” Iksel temió que lo dijera. Él tenía hartas ganas de decirle que tampoco estaba a favor de dar el examen, pero lo menos que necesitaba era que Chidori se molestara con él también e hiciera algo imprudente por su cuenta. “N-no creo que pueda hacer nada útil si me impulso por mi cuenta, Chidori.”
“La gran distancia con el blanco sí te expondría a un ataque del dragón de darse cuenta de ti…” ella asintió. “Tenemos que acercarnos más, y ni bien te propulses, te acompañaré con un ataque de mi arma. En marcha.”

Sterk apenas logró huir de una enorme llamarada que casi le agarra en pleno vuelo aéreo. Deseaba ver a sus compañeros finalmente razonar y darse media vuelta, pero ellos no se daban por vencidos a pesar del peligro de la bestia. Al esquivar la llama y pasar los estragos de la onda de calor, miró detrás del dragón y vio nuevamente a los dos pelirrojos alistarse para un ataque. No llegó a hacer nada para impedir que Iksel se impulsara desde el piso hacia la espalda del dragón, y vio a Chidori correr a toda velocidad mientras giraba la cadena de su hacha, para ganar impulso y atacar simultáneamente.

Ni bien estuvo en el aire, Iksel deshizo su plataforma de tierra en varios pedazos que fueron a impactar la espalda del dragón. Este rugió con molestia y se giró para mirarle. El ataque de parte del pelirrojo no pareció ser más que un leve fastidio para el dragón, y este empujó al pelirrojo con el revés de su mano, impulsándole con fuerza de regreso al piso.

“…” Chidori se quedó en shock al ver aquella indiferente respuesta del dragón. Su ataque estaba en pleno camino hacia la bestia, pero esta agarró su arma antes de impactarle, y al comprimir su puño, quebró el hacha y las cadenas, para luego lanzarlas a un costado de forma insignificante. La pelirroja se congeló y se cayó de rodillas en el piso, aterrada. Sin embargo, volvió a tener suerte porque el dragón se olvidó nuevamente de su presencia y regresó toda su atención a Sterk.

Sterk había estado en camino para atrapar a Iksel en el aire, pero tuvo que desviarse al casi recibir otra fuerte llamarada. De lo poco que podía alegrarse en el examen era que Sumi no dejaba de tenerle a él en la mira…

“Maldición…” Iksel tenía todo el cuerpo adolorido por el impacto, pero usó todas sus fuerzas para invocar tierra del piso y usarla de plataforma. Así, llegó a frenar un poco su caída, pero no lo suficiente como para evitar el aterrizaje forzoso que tuvo. Él rodó por el piso y golpeó su cabeza contra el suelo, lo cual le dejó aturdido y mareado sobre la pradera. Ya no tenía ánimos o interés de levantarse, pero tenía que hacer un intento.

“¡Chidori, huye cuanto antes!” gritó Sterk, viéndola arrodillada sobre el piso.
“…” ella levantó su mirada y vio al mayor impulsarse por el aire mientras el dragón le seguía persiguiendo con ira. Chidori sintió sus manos temblar de impotencia y cólera, pero luego de ver lo que le pasó a Iksel comenzaba a sentir que rendirse era lo único que les quedaba por hacer. Por ello, apretó los dientes y corrió en dirección contraria.
“¡Un momento!” exclamó Koishi, sonriendo. “¡Ya que decidieron pelear, les queda terminantemente prohibido abandonar el examen a estas alturas!”
“¡¿K-Koishi?!” Miku se alarmó. “¿Qué quieres decir?”
“Quiero decir… que no hay escape~” los ojos de Koishi brillaron y los tres estudiantes sintieron unos extraños mareos.

Ellos abrieron los ojos y vieron cómo la pradera y todo el horizonte en sí se había reducido a un amplio círculo. Este terminaba en lo que parecía ser un precipicio inundado de niebla al cual ni podían acceder, como si algo dentro de ellos les prohibiera sobrepasar los límites del campo de batalla.
“¡Koishi!” gritó Sterk, agarrándose la cabeza. “¡¿Intentas matarnos?!”
“¿Matarles? Claro que no, es un examen,” ella sonrió entretenida, mientras una pequeña franja de precipicio se formó alrededor del enorme camping, excluyendo a los observadores del examen o ataques del dragón. “Además, no es como si tú tuvieras que preocuparte por ti, ¿verdad?”
“¿Q-qué es esto?” Chidori se aterró al estar frente a uno de los límites del círculo. Ella intentaba tan sólo mover su mano a través del límite, pero era como si algo dentro de sí misma considerara imposible hacer tal hazaña, y por ende su brazo no podía extenderse.
“Koishi-chan es una especialista del subconsciente,” explicó Dakki. “Ella puede alterar las percepciones, conceptos y paradigmas de las personas, y esto incluye encerrarles en un espacio sin salida con el dragón. Ella sólo trata de alentarles, así que tranquilos~”
“Es sólo temporal,” Koishi estiró su palma hacia ellos. “Si en cinco minutos no derrotan al dragón, desharé el hechizo y el examen terminará.”

El efecto de encerrarles en un espacio pareció también hacer efecto en el dragón, ya que este miró en todas direcciones confundido y alterado. Sus ensordecedores rugidos se oyeron con más frecuencia y sus movimientos se volvieron más rápidos, como si intentara encontrar al responsable del hechizo. Sterk se sorprendió al notar cómo Sumi dejó de prestarle atención y fue detrás de Chidori al estar a menor distancia.

“…” ella miró aterrada al dragón al ver que se dirigía a ella a toda velocidad.
“¡Chidori!” Sterk llegó poco antes que el dragón y cargó a su amiga lejos del peligro. Un zarpaso del dragón apenas llegó a golpearles, y ellos rozaron con el piso a velocidad antes de que Sterk pudiera volver a tomar vuelo. El ataque les lastimó, pero si mantenían la velocidad de Sterk podrían sobrevivir los cinco minutos mientras distraían a la bestia.

Iksel se levantó a duras penas, y vio que estaba muy cerca del grupo de camping, aunque al otro lado de la división. Él miró a las cuatro espectadoras observar a sus compañeros huir de constantes ataques. Sólo Miku parecía realmente preocupada, mientras Dakki y Koishi estaban emocionadas como si miraran una interesante película de acción, y Astrid miraba fijamente, pero con cierta indiferencia. Todos los trabajadores de la emperatriz estaban inmutados y ocupados con sus quehaceres de servir bebidas y postres como si no ocurriera nada frente a ellos. Esa imagen tan trivial le dio mucha cólera.

“¡¿Qué clase de examen es este?!” reclamó Iksel, llamando la atención de las espectadoras. “¡Deberían al menos darnos la opción de huir!”
“Oh, ¿recién tienes comentarios que dar sobre el examen?” preguntó Dakki, encontrando gracia a su observación. Ella sonrió divertidamente. “Te observé, estuviste a dos palabras de renunciar al examen en un inicio. ¿Por qué no lo hiciste?”
“…p-porque mi equipo…”
“Porque tu equipo, ¿verdad? Lamentablemente no estás solo en este examen, y te preocupaste por la decisión de tu amiga. De no ser por ella, Sterk también se habría negado después de ti,” la pelirroja sonrió y alzó la mirada. “En un mundo ideal también te habrías preocupado por las víctimas que este dragón puede aclamar de no ser detenido. La principal misión es derrotar al dragón más que seguir los caprichos de tu equipo o de otras personas ajenas, ¿cierto?”
“¿Eh?” Iksel sintió que algo muy malo estuvo oculto detrás de esas últimas palabras. “P-pero tanto Chidori como yo le dimos muchas vueltas a la misión y sinceramente no vimos una forma de derrotar al dragón nosotros dos.  Yo intenté venirme con ideas para lograr eso o al menos proteger a Chidori, pero lo hicieron imposible. Nosotros dos no somos lo suficientemente fuertes ni para dejarle una cicatriz, pero ustedes enfatizaron que si no derrotábamos al dragón y abandonábamos el examen íbamos a fallar. También nos prohibieron trabajar con Sterk, y creo que no es necesario decir que si morimos aquí no vamos a pasar el examen. Y ahora resulta que no podemos huir y tenemos menos de cuatro minutos para derrotar al dragón o fallar…”
“Iksel… ¿no lo ves?” Astrid sonrió con ironía y le miró fijamente. Este había pensado demasiado en todo el día, algo que los tres debieron haber hecho en el tiempo muerto que ocuparon caminando, y por ello al menos le daría una pequeña pista en compensación por tener un equipo ocupado en sus opiniones personales. “Por supuesto que es imposible.”
“…” él se quedó helado. “¡¿Entonces por qué estamos encerrados?!”
“Porque la mente es más amplia que la trampa que les he puesto~” respondió Koishi. “El examen se trata de pensar y pelear. Derroten al dragón antes que el dragón se los coma~”
“K-Koishi, no deberías bromear así,” Miku sonrió incómoda.
“¿Bromear?” ella ladeó la cabeza.
“…” Iksel miró a sus compañeros apenas salir de otra enorme llamarada. La ropa de Sterk se prendió momentáneamente pero Chidori fue rápida en apagarlo. No se iba a quedar observándoles por más tiempo mientras reunían heridas. Era también muy interesante cómo Sterk seguía con el juego del examen de no hacer nada pese a las terribles condiciones en las que estaban…

Pasó un rato en el cual Sterk siguió volando a toda velocidad mientras cargaba a Chidori y esquivaba los múltiples ataques del dragón como podía. Ellos volaron en un gran círculo, y fue entonces que se acercaron a la zona donde Iksel había estado esperando.

“…” Astrid se levantó de la silla. “Creo que está por ponerse interesante.”
“Hm~” Dakki sonrió al ver al pelirrojo preparar un ataque, mientras Koishi se emocionó y Miku se asustó.

Sterk estaba huyendo del dragón, hasta que notó que este no les lanzó más ataques. Él miró de reojo hacia atrás, y se quedó en shock junto con Chidori al ver que Iksel se ganó la atención del dragón al lanzarle una enorme cantidad de tierra y piedras insistentemente.

“¡Iksel, detente!” Sterk se dio media vuelta y se apuró al ver que el dragón estaba preparando una fuerte llamarada.
“…” Iksel miraba al dragón con miedo, pero determinado a recibir el ataque.
“¡Iksel!” Chidori no podía creer que su compañero ni estaba interesado en huir. Sterk se detuvo un momento para dejarle en el piso y poder alcanzar al pelirrojo.
“¡Tienes que huir!” el mayor voló a toda velocidad, pero se sorprendió al ver que Iksel se rodeó de una enorme llamarada. Así, Sterk no podría agarrarle y quitarle de en medio.
“¡Esto es en lo que el estúpido examen va a terminar!” exclamó Iksel. “¡Lo único que podemos hacer es ser derrotados y es precisamente lo que quiero que suceda!”
“¡¿Qué?!” Sterk casi desconocía a su compañero. Una acción tan irracional y lanzada no era normal en él.

El dragón lanzó su enorme llamarada y la gran impresión del ataque hizo que Iksel se cayera al piso. Él estaba aterrado por el ataque, que podía realmente terminar con él…

Pero al no haber dado más opciones a Sterk, este finalmente tuvo que romper con su inacción e invocó una potente ráfaga que barrió con el fuego e impulsó al dragón hacia atrás, deteniendo su ataque.

“…” Miku se había tapado los ojos con sus manos, muerta de miedo, hasta que sintió la mano de su onee-sama sobre su hombro.
“Está bien, Miku-chan, ya puedes mirar,” dijo Dakki, tranquilamente.
“¿Q-qué pasó?” ella miró con miedo y vio a Sterk rodeado de ráfagas y mirando intensamente al dragón, el cual volvía a reunir fuego en su boca. “¿E-e-ehh?”
“¡Descalificados!” exclamó Koishi, agarrando un letrero con un aspa como si aclamara una gran victoria.
“…” Astrid sonrió y se cruzó de brazos. “A menos de tres minutos del final… el examen finalmente comienza…”

“…” Sterk apretó sus dientes y se giró. Iksel seguía en el piso, claramente agotado luego del sobreesfuerzo que había hecho en toda la pelea. “¡¿En qué demonios pensabas?! ¡Pudiste haber muerto!”
“Era la única forma en que lograría que nos descalifiques, ¿no es así?” preguntó él.
“¿Qué?”
“Si estabas tan en contra de la prueba, ¿por qué no peleaste desde el inicio? No me importa pasar un examen si nos vamos a poner en riesgo. Lo mejor para todos aquí es que tú derrotes al dragón antes que lastime a más personas,” él comprimió sus puños y sonrió un poco. “Sabía que me ibas a salvar, pero sí que te tardaste demasiado.”
“…” Sterk le miró con molestia y volvió a mirar al dragón. Se impulsó hacia este ni bien le vio despedir fuego de su boca, y en pleno camino finalmente pudo sacar su gran espada. La idea de que estaban descalificados y el susto que se había pegado con sus dos compañeros fue todo lo que necesitó para finalmente ir seriamente contra Sumi.

Él podría haber sido apenas un punto en comparación con la infernal llamarada, pero bastó un blandido de su arma para generar una enorme onda de shock que esparció y extinguió todo el fuego, cegando al dragón con su propio ataque. La apertura sirvió para que Sterk atacara con su enorme espada al cuello de la bestia. La piel escamosa del dragón le protegió de cortes, pero la fuerza descomunal del estudiante causó tanta presión interna que la bestia dio señales de haber sido ahorcada y empezó a impacientarse y asustarse. Con ese golpe fue claro que ya no estaría usando sus llamaradas, pero la gran fuerza de sus extremidades seguía siendo un peligro.

El dragón trató de aplastar a Sterk con una mano como si aplastara a una mosca, pero este corrió encima de la bestia hacia la espalda. Al estar fuera del alcance de las garras, él preparó otro fuerte ataque con su arma, golpeando a la bestia en la espalda y las alas, e impulsándose lejos de esta para recuperar distancia. El golpe que precisó sí llegó a inhabilitar más al dragón debido a que sus alas eran más débiles que el resto de su cuerpo, y por lo tanto tampoco podría partir vuelo hasta recuperarse. Al eliminar la habilidad de volar del oponente, la batalla debía definirse más rápidamente.

Todos los demás le vieron prepararse para la embestida de la furiosa bestia, y correr hacia esta sin verse intimidado ni en lo más mínimo. Sus dos compañeros se habían quedado anonadados por la gran habilidad de Sterk de luchar contra un enemigo que le ganaba en tamaño y fuerza. Él sí era un rival para aquel dragón e incluso más inteligente que este por poder hacerle tanto daño sin recibir ataques. Ellos podrían haber oído historias de luchadores épicos que pueden hacerle frente a los monstruos más horribles, o saber que la habilidad de algunos es más que admirable, pero ver semejante espectáculo con sus propios ojos no tenía precedentes.

Pasados los primeros dos ataques, Sterk se impulsó con el viento a tal velocidad que casi dejó de ser visto. Con esa técnica, el dragón no pudo atacar o protegerse de los múltiples golpes que vinieron de todas direcciones, y su frente estuvo abierto para un golpe fuerte y definitivo en el pecho que finalmente derrotó a la bestia, y la derribó al piso.

Habiendo terminado la batalla, el pelimarrón volvió a guardar su enorme espada y miró por un rato a Sumi para asegurarse de que estaba fuera de combate. El indicador de su victoria fue notar cómo el cerrado ambiente creado por Koishi se deshizo, y volvió a ver la pradera y el lejano horizonte. Con ello pudo estar seguro que ya no debía preocuparse, y se volteó para regresar donde los demás.

“…” Miku se había quedado sin palabras y con un leve rubor en su expresión. Sterk volvía a mostrar lo genial que era.
“Estuvo muy cerca…” Koishi miraba a un cronómetro que contaba el tiempo. Este acababa de pasar los cinco minutos.
“Ahora que se acabaron las preocupaciones y se ha derrotado al dragón, me ha tocado el turno de ser responsable,” Dakki se levantó y aplaudió tres veces. Eso bastó para llamar la atención de sus subordinados. “Llamen a los encargados de las praderas y comuníquenles que envíen a un equipo para apresar al dragón. Necesito que los paramédicos presentes asisten a los estudiantes. Y los demás pueden asistir en empacar este camping y alistar el vehículo safari para ir de regreso. Ah, y no olviden de contactar con los empleados en Twilight para que preparen nuestra cena~”
“Responsables…” Astrid sonrió con ironía. Sus tres estudiantes debían estar odiándole bastante en ese momento. “Finalmente nos toca explicarles todos los detalles del examen, y nuestro veredicto final.”

Tocaba abandonar aquella área y regresar después de haber experimentado el gran peligro de exponerse ante un dragón y eventualmente llegar a derrotar a la amenaza. Lo único que faltaba era esperar las conclusiones de las evaluadoras y recibir todas las respuestas.



Los preparativos terminaron y luego de haber pasado todo un día perdidos en la inmensidad de los bosques de Nan’an, el equipo estaba en pleno ascenso hacia el misterioso Kun Lun. El globo aerostático subía lento, pero seguro, y ya se tenía una impresionante vista panorámica donde los árboles y las pocas y sencillas casas eran tan pequeñas como hormigas. Aun no había rastro alguno del misterioso lugar al que iban encima de ellos, pero Adell estaba confiado que no tardarían en llegar.

“Esto es inútil, estamos más alto de lo que usualmente vuelo y no hemos visto nada,” observó Don Rick, con impaciencia. “Voy a descender ahora mismo.”
“No, usted nos está haciendo un servicio y si no cumple con el acuerdo, tendrá que cancelar la transacción de mi amigo ¿ha entendido?” Adell se cruzó de brazos, no dispuesto a ceder.
“Oiga, la visibilidad del suelo ya no es tan clara, sería muy fácil perder nuestro rumbo si nos elevamos más.”
“Quizás debió haber pensado eso cuando decidió cobrarle a Roxas una pequeña fortuna.”
“¡N-no me hable con ese tono!”
“Shhh, baja la voz,” el pelirrojo le calló apresuradamente, para luego mirar a sus dos compañeros. “Pueden despertar.”

Cuando el globo estuvo listo para partir y Adell fue a avisar a sus dos compañeros, los encontró dormidos en la sala de espera. Despertarlos y conducirlos semi-dormidos abordo fue bastante difícil, pero ellos ni bien se sentaron en el suelo de la amplia canasta regresaron a su interrumpida siesta. No era necesario mencionar que con ellos dormidos, la travesía y complicada diplomacia con Don Rick se había vuelto más fácil.

“Tienes a compañeros problemáticos y conflictivos,” el señor le miró de pies a cabeza. “Por tu apariencia noto que no eres de clase alta como ellos y tienes un comportamiento muy distinto. ¿Qué haces aguantándoles?”
“Somos un equipo en entrenamiento, y créeme, generalmente no son así… bueno, la chica no tiene remedio pero Roxas siempre se comporta mucho mejor que ahora,” Adell se incomodó, y dio un suspiro. “S-supongo ha sido un día demasiado pesado para todos, y se han frustrado demasiado, aparte que no han podido descansar bien.”
“Pues la vida es dura, y sólo les justificaría si no han podido dormir durante días.”
“Déjales en paz, es claro que ellos no están acostumbrados a esto.”
“Pero tú sí lo estás.”
“Tengo experiencia previa. Técnicamente, los tres tenemos experiencia previa, de lo contrario no nos habrían puesto en el mismo equipo, pero es claro que yo tengo más práctica fuera de las comodidades de un estudiante en entrenamiento,” él negó. “Vengo del Netherworld, y ese es uno de los peores lugares para un ser humano, así que mi destreza no es sorprendente.”
“¿Pero qué precisamente hacen ustedes tres? No es que tengan que cazar leyendas urbanas por todo el mundo, ¿cierto?”
“Si Kun Lun termina siendo una leyenda urbana, todo esto habría sido una terrible broma y gran gasto de parte de nosotros y nuestros superiores. Por eso mismo creo que es real,” Adell miró al señor fijamente. “No hay punto de hacernos más mala sangre entre todos. Por favor deje de lado el tema de nuestra misión, nadie necesita molestar más a mis dos compañeros. Ojalá ellos despierten de mejor humor…”

La conversación terminó y los dos volvieron a mantener un silencio sepulcral, mientras miraban hacia abajo y disfrutaban de las leves corrientes de viento que mecían la canasta. El pelirrojo levantó su mirada al cielo, y notó cierta borrosa nubosidad encima de ellos aparecer y hacerse cada vez más presente…

         

         

   

Y mientras tanto, el holograma invocado por Shinkouhyou seguía trasmitiendo todo por lo que el desafortunado equipo en Nan’an estaba pasando. Por las preparaciones del globo, el descanso y el tranquilo ascenso, todos los presentes en la sala de Ayame estaban hablando entre ellos o comiendo a duras penas lo que quedaba de los tacos, ignorando la monótona trasmisión.

“S-siento que este día nunca va a terminar…” Rorona miraba al taco a medio acabar en su plato. “Uhh, ya no tengo hambre pero no quiero desperdiciar comida…”
“Calla tú y come,” le reprendió Tomo, quien estaba encerrada dentro del mismo dilema. “¿De quién demonios fue la idea de ordenar tanta comida para hoy?”
“Tuya,” recalcó Blanc, entrecerrando los ojos. Ella había optado por no comer tacos pese a las insistencias de algunos. A su costado, Sora estaba echado boca arriba y con las extremidades estiradas, mirando perdidamente al techo como si hubiera perdido una gran batalla contra la comida que había digerido.
“S-soy un príncipe… y nunca antes me había sentido tan lleno en mi vida…” dijo él. “No saben la agonía que estoy pasando.”
“No exageres, Roxas la está pasando mil veces peor que tú ahora,” observó Luso, terminando su comida. A diferencia de la mayoría, él todavía podía continuar comiendo, aunque había bajado su ritmo considerablemente.
“Y dudo mucho que en Destiny Islands te hayan dejado comer de modo tan derrochador hasta ahora,” dijo Megumi con indiferencia, mientras leía un libro. “Tu estatus social no tiene nada que ver con tus acciones.”
“Haha, exacto,” Kagari sonrió burlonamente. “Es que Sora ama declarar que es un príncipe a todo el mundo.”
“Uhh, eso es peligroso, puedes llamar la atención,” Osaka negó, preocupada. “Me sorprende que sólo tengas una asesina persiguiéndole, Sora.”
“¿Por qué siempre terminan molestándome así?” Sora frunció el ceño. “Déjenme en paz.”
“Por tus comentarios y actitud, en parte te lo buscas,” contestó Yomi, aderezando su taco con más picante. Ella no tenía tantos problemas comiendo como los demás.
“M-Mejor no discutamos,” pidió Ryo, sonriendo incómodo.
“Ya casi terminamos de comer, no hay que preocuparnos…” Hotaru bajó su mirada al hablar, y luego miró al holograma, viendo el globo ascender sin complicaciones.

El momento tranquilo no persistió más ya que tres personas faltantes regresaron luego de atender la puerta. Todos vieron a Elizabeth, Saki y Larsa regresar con un par de cajas planas de cartón y una gaseosa.

“Aquí están los cheesecakes que ordenaron,” reportó Larsa. Él se confundió al ver a varios presentes exclamar en frustración y dolor estomacal por la mención. “¿Perdón?”
“Ignórales, luego de hoy aprenderán a comer más saludablemente,” dijo Saki.
“Parece que la ronda de postres acaba de comenzar con esta entrega,” Elizabeth sonrió. “Espero que mi hermanito no se asuste por todo el dinero que tomamos prestado de su mesa de noche.”
“Ah, y vale mencionar…” Saki miró a todos. “No voy a comer.”
“Lo mismo digo,” dijo Larsa.
“Yo también,” Elizabeth sonrió entretenida al ver al grupo de comedores frustrados.
“¡No vale, tienen que ayudarnos a comer!” reclamó Tomo. “¡Piensen en el prójimo!”
“No uses esa palabra si vas a referirte al abuso de comida,” Blanc le miró severamente.
“Como Tomo es la tuvo la idea de pedir tanta comida, ella tendrá que comerlo todo, hahaha,” Kagari rió.
“¡No te burles y ayúdame!”
“Na-ah~ estoy guardando mi apetito para cuando lleguen los pasteles de la pastelería gourmet,” la rubia sonrió con orgullo. “Esos sí son postres adecuados para una dama, no como los estúpidos y abundantes pies que la tonta de Rorona no deja de preparar.”
“¡¿EEHH?!” Rorona se congeló, sintiéndole insultada. “¡N-n-no hables así de los pies, estos tienen sentimientos!”
“Te aconsejo que uses esas energías para defenderte a ti misma,” Megumi negó.
“Puedo comer un pedazo de cheesecake…” se ofreció Ryo, con cierto pesar.
“Creo que yo también, pero les advierto que tengo un estómago pequeño,” dijo Osaka. “No podré contribuir mucho.”
“…” Yomi miró a su amiga con reproche. Le daba algo de cólera que ella tuviera el autocontrol de comida instalado en su persona. “Pues qué más da, también comeré…”
“¡Cierto, tenemos a una glotona en nuestras filas!” Tomo sonrió. “¡Yomi puede comer todo lo que queda porque su estómago no tiene fondo! ¡Lástima que su metabolismo sí detecta todo lo que pasa por ahí, hahaha-AAHHH!” ella recibió otro golpe de su amiga por enésima vez en el día y fue tumbada al piso.
“En fin… pero ustedes realmente no han comido mucho,” Yomi se dirigió a los tres que fueron a recoger el postre, quienes ya estaban en la labor de servir el cheesecake y la gaseosa a los interesados. “Ahora que lo pienso, no te he visto comer, Larsa.”
“No debes molestarte, sí he comido y estoy satisfecho,” contestó él, cortésmente.
“No, Yomi tiene razón, has estado actuando tan detached como siempre al punto de no comer nada,” dijo Sora, levantándose a duras penas del piso.
“Es mi opción no comer tanto, además tengo entendido que este tipo de comida no es la más adecuada para nadie,” Larsa le miró con cierto reproche por su comentario. “No entiendo la fascinación de haber ordenado tanto.”
“No es ‘fascinación’, pero el sabor de la comida rápida es una de las mejores cosas que hay en el mundo.”
“Ya veo,” Larsa sonrió un poco. “Tiene sentido, por ello no lo entiendo. El sabor de la comida nunca ha significado nada trascendental para mí.”
“¡¿Q-qué?!” Tomo se escandalizó. “¡Blasfemia! ¡No te puedo creer!”
“…” Yomi le miró molesta. Ese niño era inmune a la tentación diaria de incontables chicas jóvenes como ella, y realmente le daba mucha cólera.
“No seré de comer mucho…” Hotaru se puso a pensar. “Pero la comida es uno de los lujos de la vida diaria…”
“Déjenle en paz, hay todo tipo de personas,” Luso encontró gracia al shock de muchos.

“Verles hablar de comida de un modo tan trivial y elaborado da a entender que no tienen más preocupaciones en la vida,” comentó Shinkouhyou, apareciendo repentinamente. “Debería indignarme de la juventud de hoy, pero esta actitud no es nada nuevo.”
“¡Oh, bienvenido de vuelta!” Osaka sonrió. “¿A dónde fuiste todo este rato?”
“Estuve prestando una visita a todos los presentes en Destiny Islands,” él sonrió con ironía. “Y pensar que en un año, al menos la mitad de ustedes van a tomar un examen con un nivel de dificultad comparable.”
“¿Cómo están todos por allá?” preguntó Blanc. “Arcadia es impredecible…”
“Preferiría a que se enteraran por medio de sus allegados, o por las noticias de la noche,” Shinkouhyou mostró indiferencia, mientras varios intercambiaron miradas por sus palabras. Eso no debía significar nada bueno. “Estoy aquí para recordarles no menospreciar el gran favor que les hago de poder ver este examen.”
“Pero nada bueno está pasando ahora…” ni bien dijo esto, Sora miró al holograma y justo vio cuando el globo se internó en unas densas nubes. La visibilidad disminuyó estrepitosamente para quienes estaban a bordo. “¿Eh? ¿No que el día estaba despejado?”
“Quizás subieron tanto que están atravesando nubes muy altas que no se ven…” Rorona ladeó la cabeza, preguntándose a sí misma si eso era posible.
“No es eso,” Luso miró atentamente a la pantalla, con nervios. Todos se dirigieron a él, esperando a que se explicara. “Parece que han activado el sistema anti-intrusos.”
“¿Qué?” Blanc se sorprendió por ello. “¿Cómo que sistema anti-intrusos?”
“Es un sistema de seguridad que Kun Lun tiene que responde ante la entrada de desconocidos a su territorio, por supuesto,” Shinkouhyou sonrió. “Aun en el muy extraño caso de que un intruso encuentre un medio de transporte aéreo dentro de esa área de señales muertas, Kun Lun siempre está preparado. Y parte de su tan vigilado secretismo…” sonrió malignamente. “…es disparar a los desconocidos y hacerles caer miles de metros de regreso a la tierra.”
“I-imposible…” Hotaru tapó su boca con las dos manos.
“Deben estar bromeando,” Yomi se indignó. “El equipo está cansado y ha tenido un horrible día, ¿y ahora tienen que pelear dentro de una limitada canasta a través de esa horrible niebla? ¡El globo aerostático es un blanco enorme!”
“Por tratarse de un examen, el sistema de defensa no debe estar activado a potencia máxima,” les aseguró Elizabeth. “Asumo que Vert sólo desea que sus estudiantes usen sus habilidades un poco en la recta final de la misión.”
“¡No lo trates como si no fuera nada serio!” gritó Sora. “¡Si el globo es disparado aunque sea una vez, seguramente los tres ya fueron historia! ¡Ninguno puede volar!”
“Vert debe tener un plan B en caso que eso ocurra…” Ryo no sonaba muy convencido, pero ese debía ser el caso.
“Pienso lo mismo, pero aun con prevenciones, no creo que salgan ilesos de un ataque. Además tienen que proteger también a ese desagradable señor,” observó Saki.
“Pero todo esto tiene perfecto sentido,” Tomo apuntó energéticamente a Luso. “¡El sistema de seguridad es tu culpa!”
“¿M-mía?” Luso se quedó en shock.
“¡Pues claro! ¡No hubo nada siniestro dentro de este examen hasta que mencionaste dicho sistema y por eso ahora todos están fritos! ¡Tú eres quien trajo el sistema a la existencia!”
“¡P-por supuesto que no! ¡Esa cosa ha existido desde antes que yo! ¡Además esta nubosidad repentina es la primera señal de manifestación del sistema, yo no lo inventé!”
“¡Pero sólo por mencionarlo es que la niebla resultó ser algo maligno! ¡Si no hubieras dicho nada seguro que se trataría de una nube pasajera a la cual no prestamos la atención antes! ¡Y no es que nadie más haya dicho nada!” Tomo miró a Larsa. “¿Acaso tú sabías sobre el mecanismo de defensa?”
“No…” Larsa alzó una ceja. “Pero realmente tiene sentido.”
“¡Pero por supuesto que lo tiene, ahora que Luso lo mencionó y lo ha hecho inevitable!”
“¡Deja de culparme!” Luso se impacientó.
“¿Eh?” Osaka ladeó la cabeza. “¿Ahora vivimos en un mundo en el cual todo lo que se menciona se vuelve realidad?” ella se animó. “¡Yay! ¡Es como Bob Esponja! ¡Seguro que el mecanismo de defensa de Kun Lun envuelve a robots aéreos que disparan lásers!”
“…” Luso le miró extrañado y cumpliendo con el timing, extraños robots redondos y con extremidades empezaron a aparecer y cargar sus ojos y dedos para disparar.
“Wow…” Kagari se quedó sorprendida. La mención de Osaka resultó ser verdad. “¡Hahaha, maldito Luso!”
“¡Sí, ¿por qué comenzaste?!” reclamó Tomo.
“¡Déjenme en paz!” él se molestó, mientras Elizabeth se rió un poco.

   

“¡¿Q-Q-Q-Qué demonios es eso?!” Don Rick gritó a todo pulmón, aterrado por las apariciones que se acercaban y amenazaban con atacarles. “¡AAHHHH!”
“¡Por supuesto que no iba a ser tan fácil!” Adell comprimió sus puños y se agachó para mover y despertar a sus amigos. “¡Levántense, estamos bajo ataque!”
“¿Qué…?” Roxas apenas pudo pronunciar esa palabra por encima de su pereza, pero un láser que impactó a la base de la canasta sacudió el globo de tal forma que tanto él como Kuroneko se despertaron más súbitamente que con un balde de agua helada. “¡AHH, ¿qué ocurre?!”
“¡¿Acaso no hemos tenido suficiente?!” Kuroneko empuñó sus cadenas y miró a los robots con una fría ira en sus ojos.

Los extraños robots volaban rodeándoles. Tuvieron la suerte que estos apuntaban a la canasta en vez del enorme globo, pero al mismo tiempo, por tratarse de ataques de lásers y luz, el asedio era muy difícil de detener. Otro disparo volvió a impactar la cesta, y esta prendió fuego al instante.

“¡V-vamos a morir!” el señor estaba casi afónico del susto.
“¡Eso no ocurrirá!” Adell extendió su mano y apagó el fuego inmediatamente. “Maldición, ¿cómo vamos a detener sus ataques? ¡No podemos esquivarlos!”
“Controlo los rayos de energía, pero dudo mucho poder debilitar mucho los disparos,” dijo Kuroneko.
“Te puedo apoyar con eso con mi propio poder, pero por la velocidad de las balas a lo mucho lo debilitaremos,” Roxas miró alrededor del globo, y vio la pesada ancla en el piso. “Puedo también frenar algunos ataques con mis keyblades, pero si alguien pudiera usar esa ancla como escudo también ayudaría.”
“Bien pensado,” Kuroneko asintió y miró a Adell. “Barbárico, tu turno.”
“¡No me llames así!” luego de quejarse, Adell agarró la estructura de metal con gran facilidad y los tres se quedaron atentos.

Al haberse organizado, los robots comenzaron a atacarles directamente. Mientras Don Rick se echó en posición fetal en el piso, los tres recibieron una gran cantidad de pequeños ataques de luz. Kuroneko se concentró en debilitar dichos ataques mientras esperaba a que los robots estuvieran lo suficientemente visibles en medio de la niebla, así pudiendo lanzarles fuertes maldiciones. Sin embargo, su concentración le hacía vulnerable a los ataques, los cuales a veces le rozaban y dejaban pequeñas quemaduras. Roxas también le apoyó en debilitar los disparos, pero su mayor enfoque fue parar dichos ataques con sus keyblades. Por el poder de luz del príncipe y la propiedad reflectiva del arma, en algunos casos los rayos de energía rebotaban en su arma. Sin embargo, ello probaba tanto beneficioso como perjudicial, ya que no tenía completo control del ángulo en que paraba los ataques.

Adell también apoyaba con el ancla en mano para detener los ataques, pero su efectividad era menor por el tamaño de su improvisado escudo. Por ello, se mantenía alerta para atacar a los robots cercanos con fuego, lo cual no probaba ser muy efectivo.

“Te aconsejo que cambies de estrategia, Adell,” observó Kuroneko, quien no perdía contacto visual con un robot para poder conjurarle una fuerte maldición.
“Lo sé, esta ancla tampoco sirve muy bien para protegernos…”
“¡N-no maltraten a mi ancla! ¡Si se daña, tendrán que recompensarme por ello!” reclamó Don Rick mientras permanecía en el piso. Entonces, el rebote de un disparo cayó justo frente a sus ojos, y él vio humo salir del lugar de impacto. “¡IIIHHH, auxilio!”
“P-perdón…” Roxas reflejó ese disparo accidentalmente, pero parte de él hubiera deseado haberlo hecho a propósito.

El pelirrojo se puso a pensar sobre qué podría hacer. Si fuera una pelea normal en tierra se lanzaría a los oponentes y les destrozaría con golpes, pero dentro de ese globo y a miles de metros de altura no podía darse ese lujo. Sin embargo… tenía la pesada ancla en sus manos… y Kuroneko tampoco estaba usando sus cadenas.
“¡Kuroneko, préstame tu arma!” Adell extendió su mano hacia ella, reclamándola. Kuroneko alzó una ceja pero por la difícil situación no se opuso.
“Más te vale que tengas una buena razón,” ella le entregó sus cadenas. “Cuidado con ellas, son de buena calidad.”
“Uno no es cuidadoso con armas, menos si son de buena calidad,” Adell le quitó su arma, y entonces empezó a girar un extremo de esta con una mano y el ancla con la otra.

Al ver más robots aparecerse, comenzó a lanzar ambas duras y pesadas cuerdas con una sorprendente puntería. Los impactos quebraban las extremidades de los robots, disminuyendo la gran cantidad de disparos, y algunos certeros volaban las cabezas de los atacantes, derribándolos y haciéndoles explotar en el acto. Cada explosión era ensordecedora y generaba una pequeña onda expansiva que empujaba inestablemente al globo, pero a ese paso podrían abrirse camino sin problemas. Kuroneko hubiera querido ayudar con ese ataque, pero tenía que admitir que era la fuerza descomunal de Adell lo que permitía que las cadenas fueran tan rápidas e hicieran tanto daño con un solo impacto. Ella sólo podía concentrarse en ser support esa vez.

Fue difícil estimar la cantidad de robots que les atacaban por la poca visibilidad, pero repentinamente estos dejaron de aparecer, lo cual indicó que habían acabado con todos. Un inseguro silencio había comenzado y los tres estudiantes pudieron respirar tranquilos brevemente, después de aquel imparable asedio. Roxas dio un profundo suspiro y Kuroneko revisó sus ropas y piel para inspeccionar el daño.

“Nada serio, pero esto fue insoportable,” la pelinegra entrecerró los ojos. “Peor que un enjambre de avispas.”
“Al menos nos encargamos de los oponentes…” Roxas estaba aliviado, aunque seguía levemente preocupado. “Hay menos luz que antes, espero que todavía podamos llegar a Kun Lun a tiempo.”
“¡¿V-vamos a seguir?!” Don Rick se intranquilizó. “¡¿E-están dementes?!”
“Tranquilo, esto debió haber sido lo peor,” Roxas miró a los alrededores, notando que la niebla se había disipado un poco.
“No lo sé…” Adell estaba tanto a los alrededores. Esa niebla no se disipaba aún.

Y Adell estuvo en lo cierto; lo peor acababa de llegar. Frente a ellos, otro robot tres veces el tamaño de los otros, apareció entre la niebla. Este no se movía rápido ni pretendía esconderse de ellos, pero su persistencia a quedarse a la altura del globo sólo significaba un ataque continuo. Lo ‘peor’ comenzó cuando este alistó sus dedos y empezó a disparar de ambas manos como si estás fueran dos rápidas metralletas. Ese único robot fue mucho más molesto que todos los demás juntos, y el constante ataque frontal lastimaba la integridad de la cesta con rapidez, mientras hacía cualquier contraataque muy difícil.

“¡AAAHHHH!” Don Rick volvió a echarse en el piso, rogando a los mil santos a que le perdonaran la vida.
“¡Demonios!” Kuroneko tuvo que agacharse también, mientras usaba todas sus fuerzas conjurando múltiples maldiciones.
“¡N-no puedo!” Roxas trataba de rebotar los ataques, pero eran demasiados y los que podía parar con su keyblade eran muy pocos en comparación con los que sí le impactaban. Cada herida le quemaba demasiado y así ni podía maniobrar sus armas, por lo cual tuvo que rendirse a ocultarse detrás de la cesta también. Fue aterrador para los tres debajo de la cesta ver cómo humo y pequeños hoyos empezaban a generarse.

Adell también la tenía difícil de atacar al robot. Él iba contra la corriente, aguantando los múltiples ataques mientras lanzaba ambas cadenas con sus manos. Si bien llegaba a hacer pequeños daños, el robot era inteligente, y este se protegía al golpear las cadenas de costado para desviarlas. Por más que ese impacto pudiera lastimar la estructura de los brazos del robot, daba la impresión que realizar un daño significante tomaría más tiempo del que realmente tenían antes de ver la cesta desintegrarse.

No, no podía quedarse atacando así… tendría que hacer algo riesgoso. Él ató la cadena de Kuroneko con fuerza alrededor de su cintura, y extendió el otro extremo a la dueña.
“¡Jala con fuerza cuando termine de atacar!” le instruyó Adell, rápidamente.
“¿Q-qué?” Kuroneko apenas tomó del extremo, y todos vieron a Adell impulsarse con fuerza sobrehumana fuera de la canasta. “¡A-Adell!”

Pese al fuerte asedio, los tres aún dentro de la canasta tuvieron que asomarse al ver al pelirrojo saltar hacia la incertidumbre. Hubo un pánico colectivo, pero Adell supo que por la inestabilidad de la canasta su impulso no iba a ser suficiente, y a pleno salto, lanzó el ancla, la cual se quedó estancada en una de las piernas del robot. Haló fuertemente de esta y pudo acercar al robot hacia él. Al notar que su plan funcionó, Adell usó su puño libre para golpear repetidamente a uno de los brazos del robot. Este se agitó tratando de despejarse, pero dicho brazo de metal cedió ante la gran fuerza del pelirrojo, y estalló frente a este. Adell pensó en continuar con el segundo brazo, pero el propio robot aprovechó el humo de la explosión para golpear al estudiante con fuerza, y lanzarle al abismo antes de poder continuar. Este jaló del ancla, pero la pierna en la cual estuvo asegurada también cedió, y esto quitó al pelirrojo el apoyo que tuvo.
“¡AAAAHHHH!” Kuroneko trató de jalar de la cadena, pero el peso de Adell estaba fuera de sus habilidades. Ella entró el pánico, pero Roxas de inmediato le ayudó, aunque ambos seguían perdiendo la batalla.
“¡A-Ayuda!” Roxas jalaba con todas sus fuerzas, pero ambos estaban resbalándose muy lentamente. “¡Don Rick, no se quede ahí y jale con nosotros!”
“¡¿Y-y-yo?!” el señor casi sintió que la sangre se iba de su cabeza. Él también se asustó por notar que el robot continuó su asedio con el brazo que le quedaba. “¡Me niego!”
“¡Usted nos va a ayudar o de lo contrario juro que reviento este globo y todos vamos a morir, ¿ha oído?!” el príncipe no se aguantó, asustando hasta a Kuroneko, pero eso bastó para hacer cooperar al señor.

Dolió a ambos admitirlo, pero la fuerza del señor fue lo que pudo levantar a Adell, quien trepó la canasta para caerse cansado dentro de esta. Él se asustó luego de pensar que tal vez no podrían levantarle.

“¡¿C-cómo pudiste hacer eso?!” Kuroneko estaba furiosa, pero unos indicios de lágrimas en sus ojos demostraron que se asustó por su hazaña. Ella pasó a cruzarse de brazos. “¡T-t-tonto, no debes asumir que una dama como yo puede soportar tu peso!”
“¡No tenía de otra, al menos los ataques han disminuido en la mitad!” Adell miró al robot, pero se intranquilizó al ver que una bala cayó en una de las sogas que conectaban a la canasta con el globo, y ello causó que la canasta se inclinara a un lado. “¡No hay tiempo, tengo que volver a saltar!”
“¡No puedes, con las justas pudimos levantarte una vez con todo y ancla!” reclamó Roxas, alarmado. “¡Tú tendrás gran fuerza física, pero nosotros no!”
“Buen punto…” Adell agarró las cadenas de Kuroneko y caminó al príncipe. “Entonces tú eres quien saltará.”
“…” el rubio se quedó en blanco. “¡¿EHHH?!”
“¡Tenemos que apurarnos!” el pelirrojo no esperó más tiempo y ató las cadenas como un arnés alrededor del príncipe. Kuroneko vio lo que hacía y sacó una argolla de su bolsillo para unir las cadenas seguramente. “¡Ya, con las ataduras no hay forma que caigas, te sostendré firmemente!”
“¡P-p-pero-!” Roxas dio un paso atrás, pero Adell no aceptó no como respuesta.
“¡De una vez!” al agarrar al príncipe del pescuezo, lo lanzó con todas sus fuerzas al robot, pero pese a que Roxas intentó usar el ancla para sostenerse del robot, no contaba con la misma fuerza o puntería, por lo cual comenzó a caer.
“Maldición…” Kuroneko se vio preocupada.
“Descuida, le daré más impulso,” Adell agarró la cadena con ambas manos y cuando Roxas estuvo por debajo de la canasta, le giró rápidamente para hacerle ganar momento y poder lanzarle hacia el robot a toda velocidad. “¡Roxas, resiste, sólo un poco más!”
“¡AAHHH! ¡AHHH! ¡AHHH!” él no dejaba de dar vueltas y marearse, muerto de miedo.

Al girar más rápido, Roxas sintió un gran impulso venir desde su amigo y fue lanzado directamente al robot desde abajo. Él invocó una keyblade y al llegar donde el brazo del robot, se aseguró a este con el ancla, mientras golpeaba repetidamente el brazo. El movimiento del robot hizo complicado su trabajo, pero por la firmeza del ancla pudo terminar su tarea, y así la segunda mano explotó. La impresión de la explosión le hizo caer hacia atrás y liberar el ancla, pero al menos no tuvo que preocuparse más por el robot, ya que al perder sus manos, este huyó y se perdió entre la niebla.

Adell jaló a su amigo de regreso a la canasta, y todos notaron una inmediata claridad, conforme la niebla desaparecía sin dejar rastro. Habían ganado.

“…” Roxas se cayó boca abajo al piso, mientras Adell le quitó las cadenas.
“Excelente trabajo,” Adell sonrió, orgulloso de su amigo. “Sé que no eres de exigirte tanto, pero lo hiciste genial.”
“Nunca más, por favor…” el príncipe estaba todavía llegando a términos mentales con su impredecible mortalidad.

“Wow…” Kuroneko alzó su mirada, justo en el instante en que toda la niebla se barrió a los costados. Encima de ellos estaba el bloque de tierra más enorme que jamás había visto en su vida. La altura de dicha roca flotante debía ser mayor que la gran mayoría de montañas en el planeta, y la inmensidad de esta fácilmente permitiría a una metrópolis existir adentro. No necesitaban introducciones, eso debía ser Kun Lun.
“No lo puedo creer…” Don Rick se levantó y se quedó hipnotizado. Ese lugar en verdad existía, y era tan enorme que le hacía sentirse como una hormiga. Los otros dos estudiantes también alzaron sus miradas, y la reciente batalla se quedó olvidada por aquella imposible y majestuosa estructura en medio del cielo.
“¡Miren!” Roxas apuntó hacia un lado de la enorme montaña. A los costados de la gigante roca, se notaba que había muchos pisos de puertos aéreos, y a la altura de uno de ellos apareció el siguiente mensaje luminoso escrito en el cielo: ‘Bienvenidos a la montaña Kun Lun, estudiantes del jardín de Balamb. Aterricen aquí.’
“Llegamos…” Adell sonrió satisfecho. Tal vez el ocaso habría pasado a nivel del mar, pero a esas alturas, el sol seguía bordeando el horizonte e iluminándoles con luz cálida.

Sólo faltaba subir unos pocos metros más, y habrían terminado el examen.
« Last Edit: March 29, 2014, 12:21:04 AM by Cho »


Cho

Re: Fic zone
« Reply #21: May 16, 2014, 12:54:19 AM »
...*tiembla* okay, terminé con mis exámenes de la semana, me organicé, revisé, los planetas se alinearon, y finalmente traigo mi último fic de este maldito examen... *nervous breakdown*

Así que... milagros climáticos, meditación, explicaciones molestas, trolling y un pequeño epílogo. Necesito vacaciones... *cae dormida*


49.2.1.


Las insistencias de los demás no pudieron convencerle. Len no pudo aceptar de ningún modo que el trabajo del día se perdiera. Su trabajo siempre había estado orientado a descubrir todos los secretos detrás de los frentes de oscuridad. Ello era demasiado importante para Oblivion, y no iba a quedarse quieto mientras la recolección de datos y posiblemente las mismas supercomputadoras se malograban y se perdían para siempre.

Al salir e impulsarse con el jet evitó tener que enfrentarse contra las hordas de Heartless en el suelo. Él escaneó el área para ubicar las cuatrimotos, pero notó con pesar que hasta sus agudas habilidades sensoriales estaban siendo opacadas por la oscuridad pesada. Sólo dependía de su no tan agudo sentido de la vista.

Entonces, el jetpack comenzó a trabajar inestablemente, y los impulsos de este se volvieron irregulares, haciendo difícil el manejo aéreo. Len tenía que maniobrar a distintas direcciones para tratar de no perder el control y estrellarse. En eso, él se sorprendió al ver Heartless aéreos aparecer a su alrededor como un enjambre. Estos monstruos le embistieron desde distintas direcciones. Para repelerlos, Len usó unas granadas que había llevado consigo, pero estas no le ayudaron mucho y se acabaron antes que él se diera cuenta.

Trató de volar más arriba para esquivar a sus enemigos, pero fue entonces que notó un gran desbalance interno. Su sinestesia pareció apagarse repentinamente, lo cual le hizo perder la noción de sus extremidades. La apreciación del espacio en él se volvió muy lenta, y por tanto movimiento y vueltas comenzaba a perder el sentido de dirección o de altitud. Su propia visión comenzó a cortarse y pasó a ver una parpadeante estática. Al mismo tiempo, su sentido de audición empezó a bajar de calidad, y oyó un pitido ensordecedor en sus oídos.

Sus brazos se cayeron, perdiendo gran cantidad de energía, y con ello, su manejo de jet salió fuera de control. Por la posición de sus manos, el jet le disparó hacia arriba y en poco tiempo se acabó el combustible. Len empezó a caer en diagonal hacia abajo, sin poder siquiera moverse. Él sólo pudo ver el enorme enjambre de Heartless perseguirle, y varios monstruos enormes en el suelo saltar para atacarle. Su misión personal acababa de terminar en fracaso, sin poder ni ubicar la posición del baúl…

O eso pensó. A diez metros de impactar con el suelo y menos de cuatro de ser atacado por Heartless por delante y detrás, una mano invisible le agarró de un brazo, parando su caída al seco. Len apenas pudo ver a través de la estática en sus ojos, pero los Heartless se agitaron violentamente y estallaron en mil pedazos. Luego, toda la oscuridad se alejó como en una onda expansiva. Sus censores internos de oscuridad pesada comprobaron que una extraña burbuja protectora se formó a su alrededor, eliminando la presencia de la energía destructiva. Con ello, Len comenzó a recuperar sus sentidos muy lentamente.

Él aterrizó en el suelo y sus piernas no pudieron soportarle, por lo cual cayó sentado. Len se encontraba en un leve shock, tanto por el susto de muerte como por no poder procesar lo que acababa de ocurrir. No había nadie más que él presente…

“Es muy fácil vigilar a todos desde las sombras, si es que ellos pretenden salvar sus vidas a como dé lugar… pero tu sacrificio me forzó a presentarme ante ti para salvarte…”
“…” Len se quedó en shock al oír una voz. De repente, sintió una presencia frente a él salir de la misma nada. Fue casi como un fantasma. Levantó su mirada y vio a una persona frente a él. No podía leer casi nada de él, a diferencia de los demás, pero tenía casi como una naturaleza oscura, y un aura peligrosa… un aura que sólo había podido sentir en una persona en el pasado. Pero fue un objeto frente a los pies de dicha persona que acaparó toda su atención. Era el baúl.
“¿Buscabas esto?” preguntó el Trickster, mirando a Len como si no tuviera remedio alguno.


Mientras tanto, la directora estaba haciendo guardia a la gente que reposaba en la enfermería. Dentro del bunker, no debía haber ningún problema y todos se encontraban tan seguros como la gente de la sala, pero ella comprendía que debía permanecer con los afectados y heridos. Su sola presencia era un símbolo de fuerza y seguridad, además que era parte de su labor velar por los demás, y hacerles sentir que no estaban solos.

Tenía ánimos de ir a revisar cómo iba todo en la gran sala, pero debía mantenerse tranquila y confiar en los demás. Por la pequeña ventana de la enfermería, había podido observar que la tormenta de oscuridad sólo se tornaba peor. Esperaba que ya nadie estuviera afuera, de lo contrario estaba prácticamente asegurado que no regresarían…

De repente, las luces en el techo comenzaron a parpadear inestablemente. Varios de los presentes levantaron sus miradas, y en ese instante, un par de focos no pudieron resistir la gran variación de corriente, estallando. Los presentes se asustaron y algunos entraron en pánico. Todos temieron que la tormenta finalmente estuviera penetrando el bunker, y fue obvio para la directora y los científicos presentes que era el caso.

“Todos tranquilos, por favor,” Aqua vio otro foco estallar y por ello corrió a apagar todas las luces del cuarto. La peliazul invocó su keyblade y se quedó alerta. “Estoy aquí, y si algo fuera a ocurrir, les protegeré. Cuenten conmigo.”

          

         

La inestabilidad también fue evidente dentro de la gran sala. La iluminación parpadeó y los abundantes ventanales temblaron como si hubiera un persistente temblor en la tierra. Pese a que cada pieza del bunker había sido construida e incorporada teniendo la seguridad y resistencia a los frentes de oscuridad en mente, era evidente que incluso el bunker tenía sus limitaciones.

“Aya…” Kurisu se acercó a la reportera con baúles vacíos en mano. “No sabría decir cuánto puede incrementar la oscuridad pesada dentro, pero por precaución introduce todo el equipo electrónico que has traído. Estos baúles lo protegerán.”
“¡Oh, muchas gracias, me has salvado!” Aya llevó una mano a su pecho en señal de alivio y sonrió contenta. “¡Vamos crew, metan todo lo que tienen ahora!”
“Lo mismo va para nosotros,” otro estudiante se acercó al gran grupo de miembros de Oblivion y Balamb con dos baúles. “Pongan reproductores de música, tablets, celulares, relojes o cualquier dispositivo que tengan dentro.”
“Sí, enseguida,” Almaz asintió, nervioso. Todos se acercaron a los baúles para cumplir con el pedido y así poder sellarlos lo antes posible.
“Uhh…” Yukko miró a su tan preciado celular, le dio un abrazo de buena suerte, y lo introdujo en uno de los baúles. Todo ese rato se había pasado revisando su celular, aun cuando las señales se cayeron por la tormenta, y separarse de este era sinónimo de despedirse de la única distracción de la presente situación. Ella miró hacia la mesa de controles y notó que Rin guardaba apuradamente todo el equipo dentro de baúles. La gemela estaba en silencio, pero tenía lágrimas en los ojos y cólera en su expresión. Estaba desesperada, y odiaba perder el tiempo ordenando el equipo… por más que Yukko no solía llevarse muy bien con Rin, realmente se sentía muy mal por ella.

Y conforme todos guardaban sus objetos personales, Cho abrió los ojos repentinamente. Su reacción fue casi la misma que Yosuke tuvo al despertarse. Ella se alteró y se sentó en el piso como un resorte, con la respiración agitada.
“¡Cho!” Haruhi se acercó a su amiga, junto con los otros estudiantes.
“Haruhi…” la peliceleste se dirigió a su amiga con la expresión perdida. Ella se quedó en blanco por unos cuantos segundos mientras su cognición y memoria volvían a ubicarle. Cuando entró en sí, Cho no se aguantó y abrazó a su amiga. “¡Haruhi, estás bien!”
“¡C-Cho!” la pelimarrón se asustó por su repentina reacción, pero era entendible. Haruhi dio un suspiro y separó a Cho. “No te preocupes, todos hemos regresado, hasta ustedes. Shin-…shin-algo… ese peliblanco raro les teletransportó de regreso.”
“M-me alegra…” Cho bajó la mirada, algo avergonzada, pero su pasividad volvió a romperse al seguir organizando sus ideas. “E-esperen, ¿dónde está Ryoji?”
“Nuestro bro fue a dejar sus sacos de hallazgos en la secretaría,” dijo Yosuke, mirando a la puerta de la sala que llevaba al pasillo. “…pero ya se está tardando.”
“Él es de tu especie, es obvio que tardaría mucho en completar una labor tan simple,” observó Mai, inmutada.
“¡Deja de molestarme!” reclamó Junpei, ofuscado. “Habrá algunos letreros por ahí, pero los pasillos de este bunker no ayudan a ubicarse. Dan demasiadas vueltas.”
“Ehh… no se preocupen, habrá inestabilidad de electricidad, pero todos estamos a salvo dentro de este bunker,” les aseguró Madoka, sonriendo.
“Entiendo…” Cho dio un suspiro. Todavía tenía los nervios de punta, por ello no dejaba de preocuparse por cada detalle, aparte que había estado inconsciente por un rato y sentía que se había perdido de mucho. Y al mirar a su alrededor, se sorprendió de ver a Ayame tirado en el piso, inconsciente, lo cual le confundió bastante. “¿Y Ayame…?”
“¿Eh?” Yukko ladeó la cabeza y miró en su dirección. “Ah, tu instructor. Pues… digamos que amargó a mucha gente…”
“No te preocupes por Ayame, Cho,” dijo Pram, acercándose al grupo con los brazos cruzados. “Tú lo conoces bien y sabes que él es insoportable, además de muy resistente.”
“S-sí…” la peliceleste se extrañó, pero seguramente había amargado a más de una persona para terminar inconsciente y casi olvidado por todos. “Aun así… no todos están presentes, hace falta gente de Oblivion.”
“La directora está en la enfermería con algunos severamente afectados por la oscuridad pesada,” la subdirectora desvió la mirada. “Ciertamente tú también estás en pobres condiciones. Considero que lo más apropiado es que no sepas más de lo que ocurre.”
“¿Eh?”

Cho no llegó a preguntar más porque la luz se fue repentinamente, internando a todos en una persistente oscuridad. Se oyó al generador de luz apagarse, indicando que ya no había corriente y que esta no iba a regresar. Los presentes se asustaron al saber que estarían en completa oscuridad hasta que la persistente tormenta cediera.

“…” Kurisu entrecerró los ojos. Si el generador de luz había sido apagado, pronto las defensas del bunker quedarían obsoletas. Tenía que ir a hablar con la directora y los científicos para considerar el próximo paso a seguir. Ella agarró un baúl más y caminó hacia los pasillos usando una pequeña linterna. “Enseguida regreso, iré a llevar el baúl a la gente en la enfermería.”

La científica se retiró y los presentes oyeron los ventanales estremecerse con más fuerza. Se podía oír pequeños cracks en la estructura, mayormente en el techo, y los Heartless y siluetas raras aumentaban alrededor del bunker. Pero todo lo que se podía hacer a esas alturas era quedarse alertas, esperar lo mejor y prepararse para lo peor.


“…” Len se quedó sin palabras. Esa persona frente a él acababa de mostrar un talento inexplicable e inesperado en plena tormenta. Al mismo tiempo, él supo lo que había estado buscando, encontró los vehículos que lo tenían, lo recuperó, e incluso detuvo su caída a varios metros de altura. Al verle agacharse y levantar el baúl, Len tuvo el impulso de levantarse, y pudo hacerlo a duras penas. Aquel presente miró al baúl en sus brazos momentáneamente antes de hablar.
“Sinceramente… tengo hartas ganas de destruir este baúl frente a tus ojos…” confesó. Sus palabras inquietaron al rubio, quien no sabía si debía correr hacia él y quitárselo. Sin embargo, el Trickster sólo dio un suspiro y le extendió el baúl. Su expresión era una cansada y fría. “Lo que sea que pueda contener este baúl no es más valioso que tu vida, ni que la tranquilidad de aquellos cercanos a ti.”
“…” Len bajó la mirada, apenado. “Esto no se trata de mí… además… Okaa-san me construyó, y sé que es capaz de reconstruirme y reemplazarme de necesitarlo.”
“…” al entregar el baúl, el Trickster pasó a sonreír con pena. “No voy a cuestionar las posibles intenciones de tu ‘okaa-san’, pero habiéndote oído, me pregunto cuánto de lo que has dicho es verdad para ti. Parece que tienes miedo…”
“…” hubo un corto silencio mientras Len organizaba sus ideas, y finalmente le miró directamente a los ojos. “¿Quién eres realmente? ¿Cómo supiste exactamente lo que buscaba y cómo lo encontraste? También… ¿cómo me salvaste?”
“Llámame Trickster.”
“T…Trickster…”
“Y lo demás no importa. Sólo alégrate de estar con vida,” el mayor dio unos cuantos pasos en dirección al obelisco. “Esta isla es muy peligrosa, por ello tuve que vigilarles a todos. Lamentablemente no tengo la habilidad de estar presente en cada rincón de la isla, pero estuve observándoles mientras se refugiaban en el bunker. Ello me permitió saber lo que tuviste en mente.”
“…” Len miró a los lados. Los dos estaban en un amplia área libre de Heartless. Eso debía ser obra de aquella persona. Este de algún modo probaba mantener el problema lejos de los dos, y era entendible que con su habilidad pudo haber auxiliado a más de uno durante todo el día sin necesidad de presentarse ante los demás… “Tú… tu presencia…”
“…” el mayor se giró y le miró neutralmente, esperando que continuara.
“Tienes un aura extraña… inusual… pero la he sentido antes… ¿Acaso conoces al Dark Prince?”
“Heh, ¿acaso le conoces?”
“Él me salvó una vez, de un frente fuerte de oscuridad, y en esta misma isla…” Len desvió la mirada, incómoda. “Yo era todavía principiante, no sabía lo que hacía…”
“Por tu acción, dudo que sepas lo que haces ahora.”
“El punto es que…” frunció el ceño. “Tu presencia es similar a la de él. Supongo… tu habilidad aquí lo explica…”
“Dicha presencia que percibes va más allá que una característica. Es prácticamente una esencia y parte de nosotros. No somos ‘naturales’ ni ‘compatibles’,” el mayor sonrió con leve entretenimiento. “Pero no celebres esta esencia o habilidad. Es bueno que la oscuridad pesada te caiga mal y te destruya lentamente. Eso significa que no hay nada malo contigo, que eres como los demás y que no perteneces a esta oscuridad…”
“…” Len se quedó pensando en esas palabras. No estaba convencido, no podía comprender cómo una habilidad eran malas noticias. ¿Acaso había alguna desventaja o represalia de esa ‘naturaleza’ de la que hablaba? La noción salía de su comprensión. Esa persona miraba hacia el obelisco que seguía despidiendo oscuridad, y se le acercó. La expresión del ‘Trickster’ era casi en blanco, pero había casi algo de nostalgia en esta. “Tú… debes saber algo sobre los obeliscos…”
“Los obeliscos han sido desde hace muchos años unas estructuras misteriosas, cuyo motivo, uso y significado no son conocidos popularmente hoy en día. Estos tienen su historia individual, pero sinceramente, para la gente del presente, lo mejor es ignorarla. No es mi deber compartir lo que pueda saber con otras personas,” le contestó en un tono tranquilo, pero claro, dando a entender que no cambiaría de parecer. “Puedes observar que torrentes de oscuridad salen del mismo. También sabes que hay tres obeliscos iguales en distintos puntos de la isla. El trabajo de Oblivion cae en comprenderlos por el bien de la población, debido a que son puntos de interés para estudiar más el comportamiento de la oscuridad pesada. Eso es para todo lo que sirven. Olvida cualquier detalle adicional.”
“…”

 

“Fufufu…” Shinkouhyou apareció dentro de ese espacio, y miró al menor. “Está en tu naturaleza ser curioso y querer encontrar todas las respuestas, Len. Y no sólo en la tuya. Estoy convencido que Oblivion intentará encontrar cualquier detalle sobre Arcadia, los obeliscos, o hasta la más diminuta idiosincrasia presente en las islas. Es inevitable.”
“Eso es cierto. Es imposible privar a una institución de su sed de aprendizaje, aun si eso le aleja de sus metas,” el Trickster asintió, rendido. “¿Qué haces aquí, Shinkouhyou?”
“Vengo a prestar un poco de ayuda. La tempestad se ha vuelto aburrida e innecesariamente larga. Nadie está ganando nada de la situación, por lo cual he decidido que le pondré final.”
“Hm…” sonrió un poco, con gracia. “Has sido un buen samaritano hoy. Por poco siento que estoy en deuda contigo.”
“¿P-ponerle final?” Len se quedó en shock. “¿Tú?”
“¿Acaso no estás consciente de mi gran poder? Tu ignorancia debe ser prueba que he estado demasiado tiempo inactivo,” el peliblanco sonrió con autosuficiencia. “El mundo es demasiado aburrido como para tener oportunidad de hacer algo útil. Es lamentable que una persona como yo alteraría el balance si fuera a escoger aliados.”
“Es lamentable que me agrades más mientras menos hables, rascal,” el Trickster se encogió de hombros, sonriendo con indiferencia. Todos los que conocían al peliblanco ya estaban acostumbrados a la gran autoconfianza que este tenía, la cual en su gran mayoría era justificada. “¿Cómo están todos en el bunker?”
“Como lo imaginas,” Shinkouhyou sonrió malignamente. “La electricidad se ha apagado y la oscuridad pesada lo ha comenzado a invadir. En poco tiempo, los Heartless empezarán a invadir las instalaciones. Por eso mismo, considero que no es un mal momento para acabar la tempestad.”
“¿E-en serio?” Len se desconcertó. “Imposible. El bunker estaba en buenas condiciones.”
“Sí mencioné que les estuve vigilando a distancia. Mi ‘vigilia’ cuando estabas en el bunker fue protegerles a todos y disminuir los efectos de la tormenta. Esa construcción no es tan resistente a la oscuridad como crees,” el Trickster negó. “Es inevitable que al tomar riesgos, termines involucrando más de lo que crees. Para la próxima, detente a pensar en tus allegados antes de lanzarte a una misión por caprichos personales.”
“No son caprichos personales,” contestó Len, con certeza. “Estoy cometido a ayudar en la investigación de Oblivion. Mis esfuerzos son por el bien de la organización.”
“…” luego de mirarle fijamente, el Trickster sonrió frustrado. “Te equivocas. Tú quisiste recuperar toda la información, y al no recibir apoyo, tomaste la decisión de ir por tu cuenta. Si realmente hubieras priorizado a Oblivion, no habrías salido del bunker. Por eso sé que tu decisión de salir fue para cumplir con tu propia misión de aprender todo lo que puedas, en vez de preocuparte por lo que Oblivion en sí espera de ti. Está claro para mí que en tu meta de ser servicial, estás siendo egoísta.”
“Eso no es verdad…”
“¿Acaso tú perdonarías a tu okaa-san o a tu hermana si algún día ellas se exponen al peligro en tu nombre?” el mayor se tomó la libertad de revolverle los cabellos, hasta que Len le rechazó. El Trickster ensanchó su sonrisa. “Un consejo, pequeño. No importa qué acción tomes o qué vayas a reportar a los demás, no andes mintiéndote a ti mismo.”
“…”
“Ten cuidado. Por tu forma de ser, sé que algún día te meterás en serios problemas.”

Tomó sólo un abrir y cerrar de ojos, y el Trickster desapareció como un fantasma. Len miró de un lado a otro, pero esa persona se había esfumado en el mismo aire. Y por ello, la oscuridad pesada volvió a infestar esa zona.

“Finalmente dejó de hablar…” Shinkouhyou cerró los ojos. Aquel ‘Trickster’ era todo un caso. Miró a Len. “En cuestión de minutos, habrás olvidado todos los rasgos de esa persona por completo. Sé que no poder recordarle te molestará severamente, por eso te doy la advertencia, pero es usual en él esconderse todo el tiempo.”
“¿En verdad?” Len se tomó la libertad de acercarse al peliblanco ya que los Heartless empezaban a acercarse a gran velocidad. “S-supongo por eso no me dio su nombre.”
“En parte,” Shinkouhyou se encogió de hombros. “Desde hace muchos años, él está intentando borrar su identidad como una ‘persona’. Según él, llamarse un concepto como ‘Trickster’ es más apropiado.”
“No entiendo…”
“No espero que lo hagas, hay mucho que no sabes. Tú eres muy observador y sensible, pero poco inteligente. También sigues siendo apenas un niño,” Shinkouhyou invocó su látigo. “Prepárate para una lluvia de rayos. No te alejes o también te impactarán.”

El peliblanco alzó su látigo y lo cargó de energía para preparar su ataque…

 

Kurisu había llegado a la enfermería con los baúles, y después de que todos los estudiantes y personal guardaran sus pertenencias, ella salió junto con Aqua y un par de científicos al pasillo para hablar sobre la situación.

“¿El generador de luz se ha malogrado?” preguntó una joven científica, alarmada. “Era por ello que podíamos utilizar las defensas del bunker…”
“Repararlo no debe ser lo más complicado,” dijo Kurisu, pensativa. “El generador está protegido en contra de ataques físicos de Heartless, y antes de que perdiéramos energía, pudimos observar inestabilidad eléctrica. Lo más probable es que los fusibles se hayan fundido para proteger la integridad del sistema, y contamos con repuestos.”
“Eso es cierto, pero reparar el generador no es una buena idea ahora,” opinó el otro científico. “Podrá estar dentro de una habitación, pero la protección alrededor del generador es menor que el resto del bunker. Si vamos allá y abrimos la máquina, puede que nos encontremos con Heartless a estas alturas.”
“Cierto, pero aun de no encontrarnos con enemigos, por las condiciones climáticas volverá a haber la suficiente inestabilidad de corriente para fundir los nuevos fusiles en cuestión de minutos,” Kurisu desvió la mirada. “Siento decir que no podemos actuar hasta que el frente de oscuridad se debilite.”
“Eso no va a pasar pronto…” Aqua comprimió el agarre de su keyblade, y dio unos pasos en dirección a la próxima intersección. Al organizar sus pensamientos, se dio media vuelta para dar indicaciones. “Escuchen, Kurisu y yo iremos a la sala. Vamos a organizar a todos en grupos para defendernos de una posible invasión de Heartless,” pasó a mirar a los dos científicos. “Quédense en la enfermería, no tardaré en volver. Entiendo que la mayoría de ustedes no se encuentran en las mejores condiciones, pero si trabajamos en equipo, podremos defendernos efectivamente. Por favor, comuniquen estas palabras a los estudiantes y dejen saber las presentes condiciones a los estudiantes de élite.”
“Entendido,” el científico asintió. “Les estaremos esperando.”

Dejando las indicaciones, Aqua corrió junto con Kurisu de regreso a la sala por los oscuros pasillos. Pese a la oscuridad y falta de ventanas, había flechas fosforescentes por todos lados que iluminaban lo suficiente para guiarles de regreso. El problema estaba en que se podían sentir algunos leves síntomas del frente de oscuridad, y si bien la directora no tenía problemas, Kurisu se sentía agotada y desequilibrada. La pelimarrón tuvo que apoyarse en una pared momentáneamente antes de continuar con el camino, y por ello, su colega notó su malestar y se detuvo.

“No te ves muy bien…” observó Aqua, preocupada.
“Ha sido un día agotador para mí,” Kurisu bajó su mirada. Lo intentó, pero no pudo ocultar el estrés en su expresión. “Tengo mucho en mi mente.”
“¿Ha ocurrido algo?”
“N-no es el momento…”
“Claramente ha ocurrido algo, Kurisu.”
“…” la pelimarrón dejó de apoyarse, manteniendo su mirada en el piso. “Len desobedeció mis indicaciones y salió a recuperar el baúl. No pudimos detenerle…”
“¿Qué?” Aqua le miró desconcertada. No podía creer que Len, de todas las personas que podían analizar la gravedad de la situación, se hubiera animado a salir solo. También estaba sorprendida por la decisión de Kurisu no habérselo dicho. “Esto es serio. ¿Por qué no me dijiste nada?”
“¡No hay nada que podemos hacer ahora!” la científica desvió su mirada, fastidiada. “Nunca he tenido tanto control sobre ese niño, y cuando menos lo espero hace una tontería como esta…”
“…” fue increíble. La directora se llevó una mano a la frente. La situación no dejaba de complicarse innecesariamente, y podía entender cuán preocupadas Kurisu y Rin se sentían… aunque a esas alturas no había mucho que podían hacer por él…
“¿Pero recuerdas?” Kurisu mantuvo su mirada en el piso, aunque habló con una voz triste y rendida. “¿Recuerdas hace cuatro años cuando vinimos de investigación, como entrenamiento para Rin y Len? Él también desapareció en plena tormenta, pero reapareció un día después con leves daños… s-sé que fue prácticamente un milagro y no podemos esperar que tenga la misma suerte,” comprimió sus puños. “Pero algo me dice que no debería preocuparme, que él está bien.”
“…” Aqua entendió, y asintió con certeza. Las palabras de su compañera sí estaban cargadas de gran incertidumbre, pero ella misma era de creer en imposibles. En las condiciones de Arcadia y las demás islas, era lo menos que podían hacer. “Tenemos que creer en él. Este no es el momento para perder esperanzas. Sigamos.”

   

“¡Esperen!” exclamó Ryoji, corriendo desde las profundidades del pasillo. Él parecía alarmado y al llamar la atención de las dos, logró que le esperaran hasta que pudo darles el alcance. “Ahh… no saben cómo me alegro de encontrarles.”
“¿Qué haces aquí?” preguntó Kurisu, confundida.
“Ehh, estoy dentro del bunker, si a eso te refieres…” Ryoji ladeó la cabeza. “No saben cuántas vueltas he dado. Fue difícil encontrar la secretaría y mucho más seguir mis propias huellas para regresar…” se cruzó de brazos. “Hm… pero ya había dado vueltas para ubicar la secretaría en primer lugar, así que me perdí…”
“No estamos precisamente cerca ni de la sala, ni de la secretaría,” observó Aqua. En su opinión, ubicarse dentro del bunker no era tan difícil, pero si se había vuelto problemático para más de una persona, debía considerar alguna remodelación. “Síguenos, estamos yendo a la sala. Bajo las presentes circunstancias, tenemos que organizarnos en caso de ver Heartless dentro del bunker.”
“S-sí,” él asintió, algo alarmado. Tal vez había dado la seguridad del bunker por sentado.

Después del sorpresivo encuentro, los tres fueron rápidamente en dirección a la sala. Los síntomas de la oscuridad pesada seguían incrementando, y era posible que todo el grupo de personas ya lo hubieran notado, por lo cual tenían que ir a instruirles antes de que ellos entraran en pánico. Lamentablemente, el frente de oscuridad fue más rápido que los tres, y cuando estuvieron frente a la puerta que daba a la sala, ya podían escuchar exclamaciones, gritos, y destrucción.

       

       

     

Los Heartless estaban inundando la sala y las lunas empezaban a quebrarse.

“¡Por aquí!” alertó un estudiante, ubicando un brote de pequeños shadows.
“¡Enseguida!” Madoka estaba en su atuendo rosa, lista para disparar múltiples flechas de luz. Ese grupo de Heartless fue eliminado velozmente, pero faltaba mucho por hacer.
“¡AAHH!” Yukko vio que sus tobillos fueron agarrados por dos Heartless emergentes. “¡AAHHH, creepy! ¡Auxilio!”
“…” Mai invocó dos pistolas y con un par de balas a cada Heartless, los disolvió. Si bien su puntería fue impecable, Yukko sintió su corazón detenerse cuando una bala rozó por su piel, aun si esta no le lastimó en lo absoluto.
“M-Mai…”
“No olvides que eres una front-liner,” Mai repentinamente disparó otra bala que pasó frente al rostro de su ‘amiga’, y que impactó a un Heartless que saltó desde el techo.
“¡AAHH, no quiero morir!” Yukko se cubrió su cabeza con sus manos, desesperada.

Por otro lado, varios estudiantes estaban barriendo con Heartless cerca de los ventanales, usando técnicas o pistolas de luz cuando entonces otra ventana estalló y dejó entrar una horda de Heartless desde afuera.

“¡Atrás!” Almaz corrió hacia dicho ventanal y al agitar sus katanas, formó dos ondas de luz que impulsaron hacia atrás y barrieron con la mayoría de Heartless.
“…” viendo el camino limpio, Pram cubrió el ventanal con una pared de hielo. No era la primera vez que hacía algo semejante, y mirando a las débiles lunas y paredes con grietas, no iba a ser la última. “Este lugar se está desmoronando…”
“¡Malditos, malditos todos!” Rin no dejaba de lanzar electricidad a los Heartless a su alrededor. Les podía eliminar fácilmente con un solo ataque, pero estos se regeneraban a aproximadamente la misma velocidad. “¡AAHHH, déjennos en paz!”

“¡Permiso!” Aqua alistó su keyblade y corrió hacia los ventanales. Habrían podido cerrar la fuga, pero no todos los Heartless de afuera fueron eliminados, y esos eran más peligrosos. Mientras tanto, Kurisu y Ryoji miraron a todos lados, pero la sala era un completo desastre. Bueno, un casi completo desastre.

“¡Por aquí!” exclamó Aya, agitándoles una mano. “¡Vengan a nuestro rincón!”
En un rincón de la sala estaban todas las personas exentas a pelear contra los Heartless. Ahí pudieron ver a Haruhi, Cho, Yosuke, el inconsciente Ayame rodeado de los baúles, Aya y todo su personal, quienes habían pasado de usar sus instrumentos electrónicos a tomar muchos apuntes.
“Felizmente están bien, estuve preocupado por ustedes,” dijo Kurisu.
“Nos las arreglamos. Mi equipo no está capacitado para defenderse solo,” Aya sonrió. “Usted también se ve muy cansada, por favor quédese aquí.”
“Ah, es un alivio verte despierta,” Ryoji se acercó a Cho. “Estuve muy preocupado.”
“P-perdón,” ella bajó la mirada. “Yo también me preocupé por ti. Te tardaste mucho tiempo yendo a la secretaría.”
“Pues sí…” él dio un suspiro. “Lamento que mi torpeza te haya preocupado…”
“Bueno, Junpei también se tardó mucho, no te preocupes,” dijo Yosuke. El pelinaranja no se veía muy cómodo. “Vaya… tendría que estar ayudando a los demás a pelear…”
“No puedes, ni tú ni Cho,” indicó Haruhi, severamente. “Los dos siguen débiles de la tempestad afuera. No queremos que vuelvan a perder el conocimiento,” ella dio un suspiro. “Pero entiendo. Por mis habilidades, tampoco soy de mucha ayuda…”
“Pero no tienes que sentirte mal, Haruhi,” Ryoji sonrió. “De no ser por ti, no habríamos logrado tanto en el examen. Tú pudiste descifrar las supercomputadoras, nos diste indicaciones sobre cómo encender las nuestras, y ahora nos has dado asistencia médica.”
“Sé que intentas hacerme mejor, pero mi falta de destreza peleando siempre ha sido una incomodidad,” ella se cruzó de brazos y negó. “No te molestes en animarme, sí estoy al tanto de lo que puedo y no puedo hacer.”
“¿Segura?” él ladeó la cabeza. “Por tu actitud me parece que no lo estás…”

“¡AAHHH!” Junpei fue embestido por un Heartless en el abdomen, y con las justas usó una llamarada para desintegrarle antes de recibir otro ataque. Él miró a su derecha, donde estaban todos a salvo en el rincón. “¡Alguno de ustedes venga a ayudarme!”
“No, perdón~” se disculpó Aya, con una sonrisa, la cual desapareció rápidamente en una expresión de pena. “Uhh, tienes que comprender que muchos aquí sufrimos de huellas irreparables por la tormenta…”
“¡Al menos tú! ¡Demostraste ser fuerte al salvarnos!”
“Haha, no te hagas la idea equivocada. Soy muy rápida, pero pelear contra Heartless está fuera de mis credenciales. Además alguien tiene que vigilar a mi pequeño bunker. ¡Oh!” los ojos de Aya se iluminaron. “Es un bunker dentro de un bunker. Bunkerception…”
“¡P-pero!” Junpei no pudo renegar porque más Heartless aparecieron y él tuvo que concentrar en atacarles antes de ser presa de estos. Era increíble que ni había una sola persona de Oblivion cerca para ayudarle.
“Uh…” la reportera vio dos Heartless aparecer frente a su ‘bunker’, y bastó una agitada de su abanico para impulsarlos hacia atrás. Curiosamente, dichos Heartless terminaron impactando a Junpei desde atrás y por el choque, él se cayó al piso. “¡Oh, oops!”
“¡AAAHHHH!” Junpei prendió un aura de fuego que deshizo a los oponentes y volvió a mirar con ira a la reportera. “¡Nada de ‘oops’! ¡Eso lo hiciste a propósito!”
“Pobre, si tan sólo te hubieras puesto en una posición más aerodinámica…”
“¡S-Sabía que eso también fue intencional!” el bro estaba a punto de lanzársele encima por la cólera que sentía.

Las condiciones del clima sólo continuaban empeorando, y los Heartless incrementaban en cantidad, tamaño y hasta fuerza… hasta que todos vieron un haz de luz originarse a cierta distancia.

“…” Mai detuvo su ataque a un grupo de Heartless y observó dicho haz. Este se expandió en una cantidad incontable de rayos de electricidad que inundaron los alrededores, tanto en el cielo como al ras de la tierra. No cabía duda, era obra de Shinkouhyou…
“¿Qué es eso…?” Yukko se quedó confundida al ver dicha potente energía acercarse a gran velocidad.
“Al suelo,” Mai agarró a Yukko y Madoka de sus nucas y las empujó al piso.
“¡T-todos al suelo!” exclamó Almaz.

En un par de segundos, un terrible torrente de electricidad arrasó con todo a pocos metros de los ventanales del bunker. La potencia de la electricidad hizo estallar los ventanales y el hielo invocado por Pram, e impulsó los pedazos hacia adentro. La sub-directora apenas pudo invocar un escudo protector de su elemento para protegerse a sí misma y quienes estaban cerca. Aya también generó una barrera de aire a alta presión, y todos los demás tuvieron que lanzarse al piso para protegerse de los diminutos proyectiles.

La electricidad se alejó y todos pudieron levantarse, agitando sus ropas para despejar cualquier pedazo cortante de cristal. Pram ayudó al desaparecer su elemento, y junto con todos, miraron en dirección al distante obelisco. La asfixiante presencia de la tormenta eléctrica limpió la tempestad e hizo regresar la oscuridad a ese misterioso monumento. Y fue cuando todo rasgo de oscuridad pesada desapareció alrededor de esa estructura que la potente electricidad desapareció en el acto.

Fue un sentimiento irreal para muchos. Repentinamente, la tempestad era historia, y los Heartless y efectos debilitantes de la oscuridad habían desaparecido por completo. Afuera, la niebla oscura y nubes negras habían sido disueltas. Muchos intercambiaron miradas, tratando de venirse con qué hacer, pero al ver a Aqua salir del edificio hacia fuera, prácticamente todos le siguieron.

Ocurrió un evento sin precedentes. Todos alzaron sus miradas y vieron el azul de la noche aparecerse, mientras el sol estaba bordeando el mar, a punto de ocultarse. Los colores cálidos del sol de la tarde y las primeras constelaciones de la noche estaban presentes en el cielo encima de ellos, aun si Arcadia siempre había tenido un cielo nublado perpetuo.

Por la fuerte técnica de electricidad, la oscuridad había sido barrida temporalmente, permitiendo a casi todos los presentes tener la mejor vista del ocaso y cielo nocturno que nunca habían podido ver antes.

“Se acabó…” Yukko estaba atónita, mirando a las brillantes estrellas encima de ella. La pelimarrón comprimió sus puños y se los llevó a su pecho, para finalmente extenderlos hacia arriba, descargando toda su tensión. “¡Se acabó! ¡Estamos bien!”
“¡Yukko!” Madoka corrió donde su amiga y ambas se abrazaron de la emoción. Mai les miró y por precaución dio unos pasos a un lado para no involucrarse con ellas hasta que se volvieran a calmar.
“Wow…” Yosuke estaba sorprendido por el cielo estrellado. “Es la primera vez que veo tantas estrellas. Ni imaginé que habría semejante cantidad…”
“¿Nunca habías visto tantas?” Ryoji se sorprendió.
“Bueno, vivimos en la ciudad, y Balamb será limpio, pero no tanto,” Junpei se puso a pensar. “En el paseo al bosque vimos un montón, pero creo que no tantas como ahora.”
“Yo sí he visto una cantidad similar…” Ryoji intentó recordar, y sonrió torpemente. “¡Ah cierto! Esa vez en el viaje de promoción que nos perdimos en la nieve. Ustedes no salieron de noche pero yo sí, y por eso vi muchas estrellas.”
“No me recuerdes esa vez…” Yosuke negó, frustrado. “Nos dio hipotermia. Pensé que nunca nos iban a encontrar.”
“Pero no se desanimen,” Ryoji sonrió con confianza. “Hemos tenido esa experiencia, el ataque de la asesina del poncho, el bosque viviente, y ahora un frente de oscuridad en Arcadia. Si hemos sobrevivido todo eso, seguro que sobreviviremos cualquier cosa.”
“…” Junpei intercambió miradas con su otro bro, asustado. “S-sí hemos pasado por mucho… y yo más que ustedes…”
“Ahhh, espero que no muramos jóvenes…” Yosuke sintió escalofríos.

Los presentes pasaron a celebrar, varios actuando como Yukko y Madoka y abrazándose o dándose palmadas en el hombro o espalda. Algunos estaban más tranquilos y hablaban entre ellos o tenían la mirada perdida en el cielo o el atardecer. El terrible peso que estuvo poblando encima del grupo desapareció y todos podían respirar tranquilos. Incluso las personas en la enfermería no tardaron en salir y reunirse con los demás.

         

       

     

Y entre todos los escombros rotos y carbonizados por la electricidad, Rin pudo divisar a su hermano caminar cojeando, mientras cargaba el baúl en sus brazos. Ella no aguantó y fue corriendo hacia él, seguida de Kurisu y varios integrantes de Oblivion.

“¡Len!” Rin se acercó a su hermano, con lágrimas en los ojos. Este estaba bastante lastimado, y podía ver un temblor constante estremecer sus brazos. “¡Tonto, ¿cómo pudiste hacerme esto?! ¡¿Qué tienes que decir?!”
“…” él se quedó sin palabras al ver lo inquieta que su hermana estaba. Extendió el baúl hacia ella, pero Rin sólo lo tomó para tirarlo a un lado, y le abrazó con fuerza.
“¡No vuelvas a hacer algo así!” ella se partió en llanto. “¡N-no sabes… no sabes cuánto yo… cuánto okaa-san…!”
“…” Kurisu comprimió sus puños y apretó sus dientes, conteniéndose a llorar. Fue incapaz de hablar, y también abrazó a Len con fuerza. No pudo decirle nada en ese momento. Verle era suficiente.

Y a distancia, Aqua dio un suspiro y sonrió, mientras los estudiantes a su alrededor también se alegraron. El día había terminado sin tener fatalidades que lamentar.

“El ambiente está agradable, y se ha dejado de sentir la pesadez de la oscuridad,” observó Pram. “Pero no olviden que debemos terminar la misión.”
“Cierto,” Aqua asintió. “Los estudiantes de Oblivion pueden quedarse afuera más tiempo si así desean, sólo procuren no alejarse. El personal y los visitantes de Balamb tenemos que regresar. Es también hora de reparar el generador de electricidad.”

Los indicados regresaron a la sala como fueron instruidos para anudar los cabos sueltos. Rin llevó a Len a reposar y un grupo de científicos ayudó a llevar el baúl hacia un laboratorio, donde revisarían si el equipo se encontraba en perfecto estado. Entonces, cuando todos estuvieron caminando hacia la secretaría, pasaron a recordar a cierta persona ni bien esta se levantó.

       

         

Ayame se despertó, y al levantarse, dio un perezoso y sonoro bostezo que desconcertó a varios presentes, y procedió a estirar sus extremidades como si acabara de despertar de la siesta más cómoda que había tenido.

“Hmm…” él estiró un brazo hasta que sintió que sus articulaciones estuvieron de nuevo en su lugar, y se volteó a los demás. “¡Buenos días a todos! ¡Acabo de dormir como todo un re-AAHHH!” sus buenos ánimos se derrumbaron al ver todo destruido a su alrededor. “¡T-Tremendo desastre! ¡¿Qué rayos acaba de pasar por aquí?!”
“Pues… mucha electricidad sí pasó por aquí hace poco,” contestó Ryoji, sonriendo.
“No te molestes en contestarle,” Pram negó, frustrada. “Ayame, el bunker recibió un breve ataque de Heartless, pero Shinkouhyou utilizó una técnica de electricidad que detuvo la tormenta. Nada más ha ocurrido durante tu ausencia.”
“Ahh, eso fue lo que pasó…” Haruhi finalmente comprendió la electricidad.
“S-sí, qué miedo…” Cho se asustó. Ese raro inmortal resultó ser muy fuerte.
“¡¿A-ausencia?! ¡¿No tuve oportunidad de ser un héroe?! ¡AAHHHHH!” el peliplateado agarró su cabeza y la sacudió con tanta fuerza y desesperación que por poco dio la apariencia de estar poseído. “¡Quiero el caos de vuelta! ¡No he actuado dignamente!”
“Hahaha,” Aya rió y ni bien uno de sus subordinados recuperó su cámara del baúl, ella no dudó en tomarle múltiples fotos. “No estás siendo precisamente digno ahora tampoco. ¿Sabes que puedo vender estas vergonzosas fotos tuyas a buen precio?”
“P-por favor dejemos este tema de lado y vamos a la secretaría,” Kurisu se dio un facepalm, perdiendo la paciencia. “Tenemos todos los objetos recolectados de los seis estudiantes y las grabaciones que fueron transmitidas por sus cámaras en el panel de control. Nos toca evaluarles individualmente y en grupos.”
“Vamos en marcha. Por la tormenta estamos atrasados y lo mejor es retirarnos antes que la noche avance mucho,” dijo Aqua. “Sígannos, por favor.”

El grupo continuó su camino a la secretaría para la última evaluación antes de partir de regreso a Balamb. La prueba estaba completa, el peligro había cesado, y sólo faltaba la evaluación para sellar ese problemático día con broche de oro.

Todavía había mucho por analizar y aprender, y ni bien se terminara la reunión del día, el estudio de los datos de Arcadia y los frentes de oscuridad recién iría a comenzar.
...
« Last Edit: May 16, 2014, 01:00:10 AM by Cho »


Cho

Re: Fic zone
« Reply #22: May 16, 2014, 12:57:57 AM »
49.2.2.
...

     

Luego de ese complicado encuentro en pleno Ylisse, todos fueron hacia el castillo real del reino de humanos, y mientras las formalidades del caso eran discutidas, las tres demonios junto con Flonne fueron dirigidas a una sala de estar en el primer piso, donde debían esperar hasta que los demás terminaran el diálogo.

Los humanos del Netherworld tenían fama de ser muy hábiles para la guerra y los más aptos a la supervivencia, pero ese blanco, elegante, brillante y pulcro castillo parecía sacado de un cuento de hadas. Una merienda pequeña había sido servida por mucamas, y la comida se vio de gran alcurnia y excelentemente preparada, a tal punto que tomó un poco de tiempo e intercambio de miradas incómodas entre las cuatro para finalmente animarse a consumirla.

Flonne iba a comenzar con un pudín de postre cuando miró a las tres demonios mirar perdidamente por los ventanales, en silencio. Notar sus ánimos iniciales haber desaparecido fue un poco preocupante para la pequeña ángel, tanto que decidió dejar su postre a un costado y caminar hacia ellas.

“Chicas…” Flonne caminó hacia el grupo y las tres se le dirigieron. Ella les sonrió. “Tranquilas, no se preocupen por su examen. Habrá sido un día difícil, pero confío en ustedes. Sé que todo va a salir bien.”
“En verdad lo espero…” Kyoko bajó su mirada.
“Muchas gracias por sus palabras,” Asuka sonrió con tristeza.
“Sólo nos queda esperar el veredicto…” Raspberyl desvió su mirada, no convencida. “Ciertamente hemos causado muchos problemas hoy y fuimos manipuladas. Esto ya no se trata sólo de nuestro examen…” la dragona comprimió sus puños. “Hemos importunado a Ylisse, pero ellos nos han mostrado hospitalidad al aceptarnos como visitantes y ofrecernos este espacio y esta comida. Por más que no sea enteramente nuestra culpa… siento que un gesto noble y pacífico como este va más allá de lo que esperé de este reino… o de lo que yo haría de estar en su lugar…”

Después de sus palabras, hubo un corto silencio que fue cortado por la llegada de otra persona a la sala.

       

“Nada se puede hablar en términos tan simples como los tuyos,” observó Takashi, entrando a la sala. Su repentina llegada llamó la atención de las cuatro.
“¡Oh, ¿han terminado?!” exclamó Flonne.
“Están a punto de terminar, mi lugar en una discusión sobre decisiones no es más que ser un mediador, y mi rol como tal ya terminó hace mucho,” él dio un suspiro, mostrando cansancio del tema. Luego de contestar la pregunta de la ángel, regresó su atención a Raspberyl. “Estás calificando la acción de Ylisse como noble, e insinuando lo ocurrido con ustedes como condenable. Ambos estamos en posiciones muy diferentes y bajo circunstancias distintas. Nuestra bienvenida al castillo es lo menos que se esperaría de nosotros, debido a la delicada situación de diplomacia del Netherworld. De igual forma, nadie debería esperar que ustedes puedan ver detrás de cada mentira lanzada hacia ustedes. Tampoco es extraño que tengan una predisposición negativa ante los humanos del Netherworld, del mismo modo que muchos habitantes de este reino retornen aquel sentimiento hacia los de su especie. Puedes calificarlo como ‘malo’ o ‘incorrecto’, pero realmente debes ver más allá de las etiquetas y entender la situación a fondo, de lo contrario ya estás tomando una actitud antagonista hacia otros, o ti misma. No ganarás nada así.”
“…” Raspberyl se detuvo a mirarle levemente sorprendida. Takashi caminó y se acercó a mirar el jardín por los ventanales, meditabundo.
“U-usted…” Kyoko se puso a pensar. “¿Es como la mano derecha del príncipe?”
“Supongo soy algo así, alguien debe ayudarle a mantenerse enfocado,” contestó él, con leve frustración. “Mi verdadero rol en el reino es ser el vocero y líder de la división de espiritistas. Mi familia ha llevado a cabo esa obligación desde hace generaciones.”
“Permítame agradecerle por habernos ayudado,” Asuka dio una pronunciada reverencia. “Nos ayudó tremendamente y evitó que nos encarcelaran. Gracias por todo.”
“No tienes que agradecerme, es parte de mi trabajo,” Takashi se dirigió a ella y sonrió levemente. “Este asunto ha sido resuelto, lo mejor es dejarlo detrás, y en su medida aprender de este. No dejen que lo ocurrido hoy les desanime ya que debería ser todo lo contrario, eso es todo lo que pretendía decirles ahora.”
“E-espere…” Raspberyl le detuvo al percibir que él pretendía irse. “Usted… usted tiene un aura extraña, casi etérea. Debe ser muy fuerte… o más que sólo eso…”
“¿Eh?” el espiritista casi da un paso hacia atrás por la mención. Es fue un comentario muy extraño. “¿Perdón?”
“Hasta el momento sólo he podido percibir algo semejante en mi instructor. No sé por qué, pero siento que ustedes son muy parecidos.”
“…” él no borró su expresión confundida.
“Hehe, sabía que no era la única…” Flonne sonrió alegremente. “Pienso lo mismo. Realmente me recuerdas a Alexei, y no sólo por ser espiritista.”
“…” él desvió su mirada. “Me parece muy extraño que le menciones con esa sonrisa tan feliz en tu rostro.”
“¿Por qué debería ser extraño?” Flonne sonrió comprensivamente. “Alexei y yo hemos sido amigos casi todas nuestras vidas. Él es una gran persona, y el mejor amigo que uno puede tener. Es que aún no le conoces.”
“…” volvió a dar un suspiro. “Tienes razón, no le conozco, y siento que no estoy en posición de conocerle en ningún futuro cercano. Es sólo que las personas a mi alrededor nunca hablan sobre él como si fuera una persona.”
“¿Q-qué?” Kyoko se sorprendió.
“¿Por qué?” Asuka se preocupó.
“…” Raspberyl se puso a pensar. El encuentro con la anciana en Nadir no terminó nada bien debido a que mencionaron el nombre de su instructor. “Ya nos hemos encontrado con un instante en el cual una persona evadió todo lo referente a nuestro instructor. ¿Acaso hay algún problema con él?”
“Fue claro para mí desde un inicio que no saben nada, es mejor así,” Takashi se vio apenado. “Perdonen, no es el momento ni el lugar para que sepan más, y no es su tema. Con permiso.”

El peligris ignoró más cuestionamientos de las tres demonios y se retiró de la sala de estar, cerrando la puerta detrás de él. Las estudiantes se quedaron con las preguntas en la boca y se vieron apenadas de no recibir respuestas, pero ellas no tardaron en girarse instantáneamente a Flonne, mirándole decididamente y con tanta intensidad que la ángel por poco y se sobresalta.

“¿Q-qué ocurre?” preguntó ella, nerviosa.
“Queremos que nos digas cuál es el asunto con nuestro instructor, por favor,” pidió Kyoko, directamente.
“¿Eh? P-pero, eh, ya oíste a Takashi, no es algo que deberían saber…” Flonne miró a un costado, incómoda.
“Es que nos preocupamos de todo corazón por nuestro instructor y sería terrible que haya algo importante que debamos saber y faltemos en no saberlo…” dijo Asuka, triste.
“Ustedes no están en ninguna falta, les aseguro. Estos detalles son más personales y no es de buena educación que se metan en estos, ¿no lo crees?”
“Lo que nos ocultan parece estar más relacionado a su reputación y habilidad mágica, y como sus estudiantes, es con más razón que nos concierne averiguarlo. Es parte de nuestro derecho,” Raspberyl frunció el ceño. “Me molesta que intentes desviar el tema de sus credenciales sin darnos una razón verdaderamente válida. Al investigar sobre su rol como líder de Argentum por Internet, no encontré nada que se refiriera a él como un usuario de magia y figura como una persona normal. ¿A qué se debe esto?”
“Uhh…” Flonne se sorprendió que la pelirrosa haya sacado otro detalle adicional y se quedó buscando palabras para contestarles. No era como si pudiera darles razones para negarse a compartir nada sobre su instructor, ya que en cierta medida, las propias razones eran también secreto y posiblemente cuestionables. “Es que… yo… e-en verdad no es que sepa mucho sobre su reputación o lo que hablan… no es mi tema…”

       

“…” un ‘recién llegado’ negó en frustración. “No hace mucho mencionaste que conoces a su instructor casi toda tu vida, nadie va a creer esa supuesta ignorancia, Flonne…”
“¡AAAHHH!” Flonne dejó escapar un grito por la sorpresa y se giró para reconocer a la figura antagonista del día. “¡Deja de asustarme así, Ivan!”
“No habría necesitado aparecer repentinamente de no ser porque, como siempre, has fallado en responder debidamente…”
“¿C-cómo llegó aquí?” Kyoko dio un paso hacia atrás, aprehensivamente. “Ha aparecido del mismo aire.”
“Por favor, ya hemos causado demasiados males a la gente de Ylisse por hoy, no es prudente que se aparezca así…” dijo Asuka, nerviosa.
“Es normal que interpreten mi aparición como antagonista, pero es sólo una acción normal en mí. Puedo ocultar mi presencia en cualquier momento y cuando elimino el hechizo, es lo mismo que aparecer de la nada,” Ivan desvió la mirada, con hastío de tener que explicarse. “Decidí oírles a distancia mientras hablaban con Natsume. Mi labor como evaluador de su examen aún no termina.”
“Con Natsume, usted se refiere a Takashi, ¿no es así?” preguntó Raspberyl.
“Me refiero al espiritista,” confirmó el mayor, cansadamente. Él sonrió con ironía. “Natsume es su apellido, y por lo tanto, el nombre de su familia. Como un inmortal, he dejado de prestar atención a qué Natsume está a cargo, así que es mucho más cómodo referirme a todos ellos por el nombre familiar y no tener que recordar nombres de personas que no estarán merodeando por mucho.”
“¡Iiiihhh, eso es algo tan horrible de decir!” le recriminó Flonne indignada. “¡No te refieras a las personas de una familia como reemplazables! ¡Les debes respeto!”
“U-usted podrá ser un inmortal, pero eso no quita importancia a otros,” observó Kyoko.
“Eso es cierto, más aun porque fue Takashi quien resolvió el malentendido antes que cualquier otra persona,” Asuka frunció el ceño.
“Kyoko, Asuka, no se molesten en hacerle observaciones, no llegarán a ningún lado,” Raspberyl miró a Ivan con reproche. Su comentario habrá sido muy inapropiado, pero este le hizo pensar en cuán verdad era para el mayor. Cuánto tiempo él habría estado viviendo como para tener esa actitud a la presente generación… “Dejando eso de lado, usted dijo que sigue en su labor como juez de nuestro examen Seed. ¿Acaso no tiene una evaluación y veredicto final que reportar?”
“Me sorprende que esperas escuchar mis palabras luego del día que les hice pasar,” él miró hacia los ventanales un momento, mientras procesaba sus ideas. Pasó cerca de un minuto de silencio antes que él se volteara y les mirara severamente. “Ignorando el ataque de Rainy Devil y sus falsas acusaciones, ¿qué información encontraron ustedes en Nadir con respecto al ataque a instalaciones del jardín del Netherworld? Esa fue la misión que recibieron, en caso de haberlo olvidado.”

Las tres estudiantes intercambiaron miradas entre ellas, regresando al estado del examen antes de todos los problemas en los que se metieron. Raspberyl asintió y dio un paso adelante, dispuesta a contestar los resultados por las tres.

“Nosotras no pudimos encontrar pruebas o información sólida referente al caso, pero recibimos observaciones de una aldeana que ha vivido toda su vida en Nadir,” contestó Raspberyl, con decisión. “Ella analizó a los tres grupos que habitan en los alrededores de la zona, y descartó a los humanos definitivamente. También comentó que aunque no se pueden descartar a los propios demonios como responsables por los estragos, este tipo de daño esporádico y de perfil bajo es más común en la forma de actuar de youkai. Aunque… supongo debe ser una acción rebelde de pocas entidades, y carente de mucha alerta porque es dentro del territorio de demonios…”
“He oído suficiente. Nunca esperé que pudieran encontrar más que eso,” Ivan le cortó. “No hay más necesidad de hablar sobre un caso ya previamente resuelto ahora que examen ha terminado.”
“¿Previamente resuelto?” preguntó Asuka.
“Exacto. El revuelo fue causado por un youkai insignificante que probaba su magia de controlar bestias en los bosques de la zona, pero el propio jardín del Netherworld ya lidió con los estragos hace dos días. Etna tuvo el trabajo de eliminar a las bestias rebeldes justo antes de la llegada de ustedes, así limpiándoles el camino para su investigación.”
“E-entonces… nunca hubo un caso o misterio que resolver…” Kyoko se sorprendió.
“En un área compleja para principiantes como esta, sería poco ético involucrarles en un caso que no está resuelto. Las posibilidades en los alrededores de Nadir son demasiadas. Su misión fue que aprendieran más de los individuos del área al poder interactuar con los mismos, y evadir caer en conflicto pese a los ataques de Rainy Devil. Ciertamente, las tres pudieron haber hecho un mejor trabajo, pero dejarse apresar por los guardias de Ylisse y no apuntar a los humanos como los culpables demostró que sí poseen rasgos de un comportamiento formal y adecuado. Eso es difícil de encontrar en demonios jóvenes como ustedes,” Ivan miró a Flonne. “Asegúrate de reportar mis observaciones a Alyosha cuando lo veas. Él tendrá que finalizar el reporte de su equipo con esta información.”
“S-sí,” Flonne asintió. “¿Acaso no te vas a quedar?”
“Ya he dado mi palabra en pagar por todos los gastos materiales, y no tengo otra misión en este lugar además de reparar el daño hecho. Con permiso, hay gente que espera por mí y he alargado mi estadía en este territorio más de lo que esperé,” él no se dignó a volver a mirar a las chicas presentes y se retiró de la sala, sin siquiera concederles una despedida.

Él continuaba poniendo los nervios de punta a las demonios, pero verle desaparecer por el umbral de la puerta significó que ya no tenían que lidiar más con él, al menos por el resto del día. Pero sus últimas palabras sonaron positivas, y que pese a los amargos del día y del trato que él les dio, reconoció lo bueno de las tres. Raspberyl esperó que eso fuera alguna indicación de que el examen no estaba tan perdido como lo había pensado.

Los nervios de la prueba Seed y del veredicto final regresaron la tensión del examen a las tres estudiantes, quienes se quedaron meditabundas e inseguras. Sería tensión, pero ese estado sí era una mejora a los bajos ánimos que les había plagado toda la tarde, luego de esa cadena desafortunada de malentendidos. Ellas tres esperaron en silencio mientras se preguntaban qué sería de su instructor, y felizmente, este no tardó en acudir a la sala de estar, anunciando con su llegada que el dilema ya debía haber terminado.

       

“Chicas,” Alexei entró a la sala, y su presencia llamó a las presentes a acercarse a él.
“¡Alexei! ¡Qué alegría volver a verle!” exclamó Kyoko.
“Es reconfortante saber que se encuentra bien y que el caso ha terminado…” Asuka dio un suspiro, aliviada.
“Lamento que te hayamos preocupado y causado todo este malestar,” Raspberyl hizo una pronunciada reverencia. “Sé que fue una trampa dirigida hacia nosotras desde el inicio y no hubo mucho que pudimos haber prevenido, pero no puedo perdonarme a mí misma por quedar tan mal. Le prometo que mejoraré y me volveré más capaz de afrontar cualquier cosa.”
“Sí, le prometemos,” Kyoko y Asuka también hicieron una reverencia.
“…” Alexei miró a las tres y dio un suspiro, frustrado. Esa reacción de ellas era bastante típica y esperada. “No tienen por qué avergonzarse por esto. Ustedes demostraron gran madurez en la situación de hoy. Sinceramente…” él desvió la mirada. “Por los estragos ocurridos en nuestra visita al bosque, esperé una actuación más pobre de su parte.”
“Ihh…” casi se pudo oír el corazón de las tres quebrarse con esas palabras.
“Ehh… Alexei…” Flonne se tensó, preocupada. “C-cuidado, las tres están dolidas…”
“Temí llegar a un encuentro entre ustedes y los guardias de este reino, pero tomaron una actitud de no atacar pese a verse retenidas y amenazadas. Fue un alivio llegar a ver que la situación no se había complicado,” él les sonrió cálidamente. “Les felicito, y me alegro de corazón que hayan podido afrontar la situación como debieron haberlo hecho. La falta está en mí por no haber tomado más medidas de seguridad en el examen.”
“Alexei…” Raspberyl y sus seguidoras aguantaron las ganas de llorar.
“¿Y cómo pudiste encontrarnos tan rápido?” preguntó Flonne al instructor.
“En cuanto me comunicaste que Etna sólo dio la apariencia de ser evaluadora, interrogué a sus Prinnies. Ellos me dieron todos los planes del día,” le contestó, incómodo. “El acuerdo terminó en que Ivan se encargará de cualquier daño causado a los bosques y otros gastos por las incomodidades de hoy. Es frustrante ver que se responsabilice únicamente de los gastos materiales, pero al menos los líderes de Ylisse están satisfechos con su ofrecimiento. También le debo un gran favor a Natsume por haber podido aclarar la situación antes de que tomaran acciones contra mis estudiantes…”
“Ehh… Alexei, un momento…” Kyoko se extrañó al escuchar sus palabras.
“Acaba de llamarle Natsume, cuando ese en verdad no es su nombre…” observó Asuka.
“Sé que se trata de su apellido, pero ese trato distante podría ser una falta, ya que no se le reconoce como una persona individual…” explicó Raspberyl.
“¿Lo piensas así?” Alexei se confundió, y luego sonrió comprensivamente. “Entiendo tu punto de vista y me disculpo por dar una imagen de no importarme la propia identidad del joven Takashi. Lo que sucede es que su familia es muy reconocida en este territorio y han sido miembros valiosos a este reino por generaciones. Pienso que dirigirme a él como el Natsume que es exalta su talento y es un homenaje a su familia.”
“Ehh…” Kyoko se avergonzó y bajó su mirada. “Ese es un buen punto…”
“N-no se disculpe, más bien perdone por dudar de usted…” Asuka dio una reverencia.
“Ihhh, y ahora ese maldito y pedante patán me hizo cuestionar las siempre impecables palabras de mi estimado instructor…” Raspberyl comprimió un puño, avergonzada y colérica por haber cometido semejante falta.

“Ehh…” Alexei sonrió incómodo y se acercó a Flonne. “¿Qué pasó?”
“Es que Ivan dijo que dirigirse a Takashi como Natsume le ahorraba la labor de aprenderse un nuevo nombre, y ellas se lo tomaron mal…” explicó Flonne, frustrada.
“Ah, ya veo…” él dio un suspiro. “Chicas, lamento mucho el terrible rato que mi hermano les hizo pasar…”
“No se disculpe, ya le dijimos que…” Kyoko procesó las palabras del instructor por completo, y al igual que sus amigas, experimentó un extraordinario shock. “¡¿QUÉÉÉ?!”
“¡M-mi señora! ¡Mis oídos acaban de escuchar algo imposible!” Asuka llevó sus manos a la cabeza. “¡D-deben estar mintiéndome!”
“¡T-tranquilas, seguramente hay una explicación lógica en todo esto!” exclamó Raspberyl, temblando ligeramente.
“N-no sabían que él era mi hermano, ¿verdad?” Alexei se sintió mal por inquietarlas.
“Supongo el detalle nunca fue mencionado…” Flonne sonrió frustrada.
“Seguro que es por el horrible hermano que Alexei parece tener mala fama por estos lugares,” concluyó Kyoko, segura.
“Es tan triste que la gente juzgue a nuestro instructor por su hermano…” Asuka se apenó.
“Chicas eh… no anden hablando más de este tema. No es justo que pasen a culpar a mi hermano por todos los males…”
“Pero sí tuvimos una experiencia en la cual tan sólo mencionarte causó miedo y rechazó de una vendedora local,” dijo Raspberyl. “¿Por qué? Suena muy importante.”
“…” el instructor dio un suspiro. “Lo lamento mucho. Comprendo que tengan interés de saber más detalles, pero son temas complicados. No pienso que es el mejor momento para compartirlo con ustedes.”
“¡Pero Alexei…!”
“Raspberyl…” él le miró seriamente, rompiendo su sonriente y pacífico semblante. Aquel cambio repentino indicó que sí era un tema delicado. “No les digo nada porque pienso que ustedes son aun muy jóvenes e inexperimentadas para entender. Y no sólo se trata de cuestiones de madurez, ya que hay aún mucho que deben conocer y comprender en sus caminos. Si les veo crecer y seguir demostrando la madurez que mostraron hoy, les prometo que hablaremos de esto algún día.”
“…” la dragona tuvo que aceptar su pedido y asintió. “Es una promesa.”
“…” Flonne se vio incómoda. No sabía si esa promesa era sabia de hacer. Ellas tres no tenían idea de lo que se les ocultaba…
“Ahora síganme,” él volvió a sonreír, aunque con un gesto menos cálido. “Es hora de irnos. El príncipe Chrom nos ha concedido el favor de conseguir un vehículo que nos llevará hacia el aeropuerto para regresar a Balamb. Deben estar cansadas. Flonne, también debes regresar a Twilight y seguir con tus obligaciones en Argentum.”
“Sí,” la ángel asintió rápidamente.

El largo y agotado día finalmente terminó para ellas y faltaba regresar al jardín para poder descansar, mientras esperaban con ansias las conclusiones del día. La dura experiencia que afrontaron era sólo el inicio de más complicaciones por venir.


   

     

Luego de derrotar al dragón, los estudiantes fueron asistidos por el personal médico de la emperatriz, y junto con los poderes curativos de Chidori, todos estuvieron listos para tomar el carro safari de regreso al punto de partida a inicios del valle.

A diferencia de la ida, esta vez todos estuvieron juntos y después de compartir impresiones del día y una charla trivial, llegó el momento en que el tema de la prueba saliera a flote y fuera explicado completamente.

“…” Chidori se había pasado todo el camino en silencio y mirando hacia las planicies, desconectada del grupo e ignorándoles. Con sólo mirarle, era evidente que tenía mucho en sus pensamientos, y aun sin saber precisamente qué, todo debía girar alrededor del examen Seed del que acababan de salir. En medio de una charla trivial sobre el excelente menú que habían comido en el camping, la emperatriz se detuvo a mirar a la joven y decidió cambiar la conversación.
“Hemos pospuesto la evaluación del examen demasiado,” comentó Dakki, sonriendo. “¿Qué tal si hablamos un poco sobre la prueba ahora que ha terminado?”
“¡Oh estuve esperando eso con ansias!” Koishi aplaudió a las palabras de su ‘onee-sama’.
“No entiendo cómo así pudieron venirse con esta prueba tan injusta,” Sterk inmediatamente comprimió sus puños y miró fijamente a la emperatriz. “Ese dragón era demasiado peligroso para que mi equipo peleara sin ayuda contra este.”
“Sí era muy peligroso y tú mismo lo sabes,” Astrid sonrió con ironía. “Ya que la vez pasada que ese mismo dragón apareció y causó estragos, tú fuiste quien lo derrotó.”
“¿Q-qué?” Iksel miró a Sterk en shock. Ese pequeño detalle revelado causó que Chidori se girara al pelimarrón y le mirara como si le desconociera.
“¿Tú conocías a ese dragón y nos lo ocultaste?” preguntó ella, con molestia. “¿Por qué no nos dijiste nada?”
“Les conozco demasiado bien,” Sterk entrecerró los ojos, fastidiado. “Sólo se habrían molestado más conmigo y habrían demandado información. No estaba dispuesto a ayudarles a que organizaran una misión suicida.”
“Realmente me sorprendió cuando prohibieron que Sterk peleara contra el dragón,” confesó Miku. “Con Sterk en el equipo estaba convencida que podrían hacerlo, pero sin él temí mucho por ustedes. No era justo que tuvieran que pelear solos…”
“¿Justo?” Koishi ladeó la cabeza. “Miku-chan, Sterk probó poder derrotar al dragón sin ayuda en el pasado. ¿Hubiera sido justo darles a los tres un examen que uno de ellos podía completarlo solo?”
“Eh… tampoco es justo pero… dejar un trabajo profesional a dos aspirantes a Seed es aun menos justo…”
“Ohoho~♥ pero por supuesto que no lo es,” Dakki sonrió. Por su expresión, daba a entender que amaba ver a su querida Miku-chan confundida. “Ellos no eran capaces de cumplir la misión de ningún modo~♥”
“¿P…podrían explicarse por favor?” Iksel se había perdido entre tantos detalles. El pelirrojo se mostró confundido y también algo molesto. “¿Entonces estábamos condenados a fallar el examen desde el inicio? ¿No teníamos opción?” él se dirigió a Astrid con impaciencia. “¿Acaso esta es tu forma de decir que no estamos listos para pasar el examen Seed y graduarnos?”
“Vayas conclusiones que sacas sin dejarme hablar,” Astrid fingió leve indignación, pero esta rápidamente se borró para mostrarse entretenida. “Seré directa. El examen se trató de dos temas fundamentales. El primero fue derrotar a un dragón que ha causado varias fatalidades en las últimas semanas y es un peligro constante en esta área cerca de la capital… Y el segundo fue que ustedes llegaran a la conclusión que nuestras indicaciones y restricciones hicieron la misión imposible, y las ignoraran para cumplir la misión.”

Hubo un corto silencio mientras las palabras fueron absorbidas por los cuatro que no estuvieron enterados del segundo punto del examen. Miku se sorprendió y ató los cabos sueltos en su cabeza, mientras los tres estudiantes estuvieron aun más en shock e indignados por la revelación.

“Debes estar bromeando…” Sterk se estremeció de ira.
“¿Entonces nos dieron requisitos falsos que pusieron nuestras vidas en riesgo y por poco nos hacen fallar el examen?” Chidori entrecerró sus ojos. “¿Cómo pudieron darnos una misión imposible a base de amenazarnos con descalificación si no la seguíamos?”
“¡Esto no tiene sentido!” Iksel golpeó el costado de su asiento con su puño sano. “¡No puedes esperar que nosotros recibamos una orden fija y tomemos todas las libertades que queramos con esta! ¡¿Acaso si en algún otro examen nosotros decidimos acabar con la vida de una persona en pleno camino eso vendría a estar bien porque no tiene nada que ver con nuestra misión?!”
“Ohohoho~♥ si hicieras algo semejante te meterías en problemas con las autoridades,” Dakki rió como si hubiera oído un curioso chiste.
“¡No es gracioso! ¡La caída de hoy me ha dislocado un brazo y el dragón casi me mata!” el pelirrojo pareció a punto de estallar en una llamarada humana.
“Trata de tranquilizarte, por favor,” Koishi se vio algo sorprendida por la ira del pelirrojo y con sus dos palmas le hizo el gesto de calmarse. “Espera a que les expliquemos bien. Su examen fue una prueba de carácter por encima de todo lo demás. Es evidente que tenían que derrotar al dragón para cumplirlo y si nuestras condiciones no les favorecían, por supuesto que tenían que tomar sus propias condiciones para cumplir con la misión y no ponerse en peligro. Nadie aquí quiere morir, ¿no es así?”

“El examen tuvo un sabor de la vida real,” Astrid se cruzó de brazos y sonrió perspicazmente. “Dentro del esquema de un examen de cualquier instituto, las órdenes son absolutas y las condiciones son tales que permiten un desarrollo centrado, directo, y hay al menos una posibilidad de resolver el problema sin contratiempos. Ustedes tres siempre han demostrado ser muy hábiles y con estos dos años de entrenamiento se han adaptado a colaborar mutuamente. Por esa misma razón fue importante darles un examen en el área que justamente es el punto débil de los tres: carácter profesional. Escuchen, como expertos tendrán que encarar situaciones imposibles más de una vez, o misiones muy difíciles donde sus clientes ni pueden darles la información más necesaria. Asimismo, el jardín podría proveerles de todo un arsenal de armas y equipo para una misión muy simple. La idea dentro de la vida real no es que sigan una línea punteada a la respuesta porque estas no existen, la idea es que piensen más allá, rompan limitaciones y terminen tomando su camino correcto a la solución sin importar la opinión de nadie.”
“…” Chidori miraba a un costado, disgustada. Ella no se encontraba satisfecha, y claramente había sido sacada de la costumbre de seguir misiones. Podía comprender toda esa charla de la ‘vida real’, pero ello no justificaba esa cruel mentira. “Astrid, nuestra misión no se trató de lo que dices. No nos diste un rompecabezas a resolver. Tú nos dijiste que no dependiéramos de Sterk o quedaríamos descalificados, cuando eso resultó lo que nos haría pasar el examen. Fue en verdad una mentira.”
“Tienes mucha razón, pero tu instructora está diciendo la verdad,” dijo Dakki, entretenida. “Este examen no tuvo ningún rompecabezas, de eso no se trata. Escucha bien, en un futuro ustedes pueden recibir una misión donde te dan pedidos especiales, pero como no vivimos en un mundo ideal, a veces resulta que dichos pedidos son imposibles de llevar a cabo. Quizás te piden encargarte de un monstruo sin tener que usar una bomba especial para no gastar recursos, o salvar un área extensa de cultivo de una enorme peste sin usar insecticidas potentes y así venderlos a mayor precio en el mercado. Hasta pueden decirte que si recurres a las alternativas que te prohíben te despedirán o te meterán en problemas. ¿Pero no crees que es malo quedarte cruzada de brazos mientras la bestia mata a más personas o la peste arrasa con todo el alimento de un pueblo? ¿Acaso no hubiera sido terrible que en vez de derrotar al dragón, ustedes dos hayan sido las más recientes víctimas del mismo?” La emperatriz sonrió con leve crueldad. “Y al final del día, ¿qué es lo que importa más para ti? ¿el examen Seed o el bienestar de tu equipo y de los visitantes de la pradera?”
“…” al oír esa respuesta, la pelirroja siguió desviando la mirada, fastidiada.
“Los ánimos se han caído repentinamente…” Koishi miró a los tres estudiantes que no estaban satisfechos con la verdad detrás del examen. “Hm… entiendo que a nadie le gusta que le digan una mentira, pero este test fue apenas un escenario simple y manejable. Quién sabe los verdaderos rompecabezas que les esperan en el futuro.”
“Tus palabras no son nada empáticas, Koishi,” Sterk se impacientó. “El pedido sólo terminó causando tensión entre los tres al punto en que ni intercambiábamos miradas cuando llegamos donde el dragón. No pudieron esperar que entendiéramos la imposibilidad de la situación después de la amenaza de anular el examen. Y aun de comprender desde el inicio que era imposible, ¿no era posible que nos rindiéramos en el acto sin escuchar sus demandas?”
“Pues, hicimos muy claro la importancia de derrotar al dragón, así que era la única forma de continuar con el examen si realmente querían aprobar,” la peligris ladeó la cabeza, tratando de comprender el punto de vista de Sterk. “Parece que tus compañeros no estuvieron dispuestos a tirar la toalla al inicio, pero tampoco contemplaron la importancia de dejarte pelear… hmm… Sterk, ¿no crees que los problemas y el peligro por el cual tus compañeros pasaron se deben más a tu necedad y poca paciencia que a la imprudencia de ellos de enfrentarse al dragón?”
“¿Qué dices?” él se extrañó por la pregunta.
“Ohh, interesante observación, Koishi-chan~♥” Dakki juntó sus palmas, maravillada. “Te vale prestar mucha atención a este punto, Sterk. Nadie presente conoce a ese dragón mejor que tú, y estuviste en la posición de guiar a tu equipo por encima de pelear. Aun oponiéndote al examen, tuviste todo el camino de ser honesto con tus compañeros y explicarles calmadamente las fortalezas, debilidades, estrategias, y por ende imposibilidades de derrotar al dragón. Es entendible que supieras que no había forma que tus compañeros no podían cumplir con la misión, pero en vez de actuar como un padre indignado, hubieras intentado explicar la situación sin darles la contra.”
“Sé que no había forma que ellos me hubieran oído,” Sterk comprimió sus puños. “La forma en la que presentaron el examen dio el mensaje que no teníamos opción.”
“Haha, pero no poder convencerles de evitar al dragón no significa que iban a llegar frente a la bestia de los peores ánimos y sin ganas de cooperar entre ustedes,” Astrid negó, sonriendo frustrada. “Siempre has sido malo lidiando con otros, no cabe duda. Entonces, si tus ignorantes compañeros de equipo seguían lanzándose a atacar sin esperanzas y bajo alto riesgo, ¿por qué seguiste el juego de no lastimar al dragón si estabas en contra de la orden de no involucrarte en primer lugar?”
“…” Sterk se quedó en blanco por la pregunta.
“Ohohoho~♥, ¿acaso tomó la acción kamikaze de tu amigo pelirrojo para que recién rompieras una orden que ni querías cumplir?” preguntó Dakki, riéndose. “Ay, Sterk, ¿dónde tienes guardada tu propia voluntad?”
“Onee-sama, creo que ya estamos siendo muy malas con ellos,” Miku estaba incómoda.
“Tranquila, Miku-chan~♥ ya casi terminamos,” miró a Iksel. “Tu también estuviste en contra de seguir con el examen, ¿será que descubriste nuestra verdadera misión cuando te lanzaste a atacar a la bestia por tu cuenta?”
“Claro que no,” Iksel resopló, ofuscado. “Estaba harto de la situación. Vi a Chidori por poco ser carbonizada y a Sterk huir sin hacer nada por resolverlo. Sólo quería descalificarnos para terminar con la pesadilla, porque un examen no vale tal daño.”
“…” Astrid sonrió con ironía. “No me sorprende. De todos ustedes, imaginaba que tú serías el último en aprender la verdad detrás del examen, pero aun de no comprenderlo, tu intención de hacer a Sterk derrotar al dragón era lo que nosotras queríamos.”
“Y lo lograron con las justas, dentro de los cinco minutos,” Koishi asintió y sonrió. “Más tarde seguiré la evaluación en privado con onee-sama y su instructora, pero a pesar del drama y daños recibidos, el hecho que vencieron a la amenaza dentro del tiempo límite prácticamente les asegura el examen.”
“Por lo que dijimos, este pudo haber sido el examen más fácil de todos,” Dakki miró fijamente a Sterk, con una sonrisa cruel. “Podrían haber llegado y en vez del peligro a tus compañeros, tú hubieras saltado a derrotar al dragón solo y aprobado con honores. Han sido tres años dentro del jardín, Sterk, pero sigues actuando y siguiendo órdenes como una máquina. En vez de quejarte de cómo todo está mal en tus ojos y tragarte del amargo, ¿por qué no trabajas alrededor de las cosas, colaboras con los demás y resuelves tus problemas independientemente? Te toca trabajar en tu persistente necedad.”
“…” él se molestó por las palabras de la emperatriz, pero terminó quedándose en silencio. Responderle no iba a llevar la conversación a ningún sitio.

Hubo un corto silencio entre los pasajeros dentro del vehículo, hasta que Iksel notó algo extraño. La persistencia del dragón de atacar a Sterk todo el tiempo fue explicado por la acción de este de derrotarle en el pasado… ¿pero cómo así la emperatriz sabía eso? ¿cómo así Sterk también le trataba con tanta libertad pese a ser esa rumoreada terrible mandataria? Esas últimas palabras de la misma también llamaron su atención… han sido tres años dentro del jardín

“Sterk, ¿cómo así conoces a la emperatriz?” preguntó el pelirrojo, confundido. “¿Acaso me perdí de algo?” este le miró, pero antes de pensar en qué responderle, Dakki tomó la palabra.
“No te has perdido de nada, Iksel. Más bien es obvio que Sterk no les ha dicho toda la verdad de su pasado,” la emperatriz sonrió divertida. “Verán, Sterk es un caballero imperial de Zellea, el caballero más fuerte de la orden pese a su corta edad para ser más exactos, y antes de entrar al jardín trabajó incansablemente tres años bajo mi mando por el bien de Twilight y en algunos casos hasta por el bien de todo el país.”

Hubo un corto silencio, y los dos compañeros de aquel inesperado caballero imperial le miraron en pleno shock.

“¿Qué dices?” Chidori miró a todos dentro del vehículo por si alguien fuera a desmentir las palabras.
“¡No puede ser!” Iksel apuntó a Sterk y miró a la emperatriz. “¿M-me estás diciendo que este tipo de cara de pocos ánimos, inepto social, colérico, entrenador improvisado de estudiantes perezosos y amante de las plantas del bosque es como tu mano derecha?”
“Ohohoho~♥ precisamente,” Dakki guiñó un ojo. “Me gusta tu honestidad, y hay más cosas raras que agregarle a esa lista. ¿Quisieras que te ayude a llenarla?”
“Párenla,” Sterk estaba a un paso de perder la calma y levantar su voz. “Dakki, tenía la idea de decirles la verdad después de graduación. Oírlo de terceros no es adecuado.”
“Ellos dos son como tus amigos más cercanos. Que ellos lo sepan antes de tener que ser honestos con el resto de tus ‘colegas’ te podría ayudar,” la emperatriz sonrió con gusto. “Además no soy tan tercera en este tema, y ellos mejor que nadie pueden aceptar este detalle sobre ti. Te conocen bien y cualquier posible mala impresión que se lleven de mi turbia reputación no te afecta a ti ante ellos, ¿no es verdad?”
“…” Chidori negó, frustrada. “No es que preste atención a rumores. Sólo hubiera sido mejor saberlo desde antes.”
“Pues…” Iksel dio un suspiro. “Sí, lo mismo que Chidori. Sólo espero que los demás no se lo vayan a tomar mal… un momento,” él volvió a mirar a Dakki. “¿Entonces tú eres ese contacto misterioso que nos va a pagar el viaje por Zellea luego de graduarnos?”
“Ohh~ quizás no seas tan tonto como tu instructora dio a entender que lo eras~♥” Dakki rió, mientras el otro se confundía. “Sí, soy yo, o más bien el país en si. ¿No les parece genial que Zellea les apoye económicamente en su desarrollo como Seeds?”
“Un viaje suena tan genial, y onee-sama seguro les proveerá de mucha ayuda,” Miku sonrió. “Les deseo todo lo mejor.”
“Te equivocas, Miku,” Sterk negó y se cruzó de brazos. “Dakki me proveerá de una tarjeta de crédito con la que puedo conseguir lo que desee, pero no por eso pienso engreír a nadie. Como Seeds en entrenamiento, no podemos tener un paseo con todo regalado.”
“¡Bien dicho!” Koishi levantó un pulgar y se emocionó. “¡Empieza a sonar a todo un reto y una aventura!”
“No dejaría que me trataran diferente a lo que debo ser. La idea de Sterk de usar la ayuda para las necesidades básicas es lo correcto,” Chidori asintió. Ella miró a la emperatriz filosamente. “Pero esto nos pone a todos en el jardín en deuda infinita con usted. Asimismo, si bien es la emperatriz y esto no representa un costo significativo para usted, ¿por qué nos ayuda? ¿Qué espera de nosotros a cambio?”
“…” Dakki ensanchó su sonrisa. “Te felicito por preguntar. A cambio del viaje que tendrán, yo espero que ustedes pasen a trabajar para el imperio de Zellea por una temporada, y posiblemente podría firmar unos cuantos contratos permanentes con algunos de ustedes si es que me convencen. Tienes toda razón de sospechar que mi ayuda no es gratis, porque como mínimo tendrán que responder a mis órdenes y completar mis misiones durante un tiempo que yo me reservo a decidir.”
“Ah…” Iksel se quedó sin palabras. Fue una buena observación de parte de su amiga. Ese futuro contrato al final del recorrido por Zellea sonaba casi a una trampa. Todos los detalles y condiciones estaban reservados a la emperatriz, y el simple hecho de tener que trabajar para ella podía ser algo que algunos querrían evitar. “Casi suena a un contrato con muchas letras diminutas que ni puedo leer.”
“Sí suena así, no puedo darles ninguna garantía,” Astrid se encogió de hombros, no dándole mucha importancia. “No es mi decisión aceptar las condiciones. La decisión termina recayendo en cada uno de ustedes.”
“Dakki no les pondrá ninguna condición irrazonable,” Sterk negó, convencido. “Y de intentarlo, me aseguraré de detenerle.”
“Qué poca fe tienen algunos en mí~♥” Dakki no inmutó su sonrisa. “La ambigüedad del trato de pagarles el viaje se debe a que no sé qué esperar de cada uno. A algunos podría amar contratar, otro quizás van mejor en el jardín o en otras partes de Zellea, realmente es muy temprano para decidirlo, pero como retoños recién conociendo el mundo no me atrevería en ser injusta con ustedes~♥ pero al final es cuestión de confianza de su parte.”
“…” Chidori asintió. “Podemos ocultar el detalle de Sterk siendo un caballero imperial hasta que él lo divulgue, pero pienso que lo mejor sería decir la verdad a nuestros compañeros que este viaje viene a cambio de posible servicio al imperio de Zellea. Lo mejor es que cada uno decida antes de apuntarse.”
“Ehh, mi onee-sama no tiene malas intenciones…” Miku sonrió con leve incomprensión. Su tan querida onee-sama no tenía la mejor fama, y a veces no podía entender por qué. “Pero es cierto, es bueno que todos sepan las condiciones.”
“Estoy de acuerdo,” Dakki miró a Sterk. “Tienes el trabajo de comunicarlo a las personas que pensaron en ir al paseo. Asegúrate de mantenerlo en secreto, no es que esté dispuesta a pagar un paseo para todos los graduados, ohoho~♥”
“De acuerdo,” Sterk asintió.

Entonces, todos observaron que habían regresado al punto de partida, y tal y como fue decidido por la emperatriz, estaban las limosinas, carros de seguridad y el papamóvil que las tres ‘princesas’ usaron para llegar al lugar. El safari se detuvo y todos bajaron, con los empleados transportando todos los equipos del camping a los varios carros de seguridad para regresarlos al palacio. Las tres ‘hermanas’ se dirigieron a los invitados del día para explicarles lo que iba a ocurrir a continuación.

“Ahora que terminamos este largo día, están cordialmente invitados a un lonche de primera clase en el palacio antes de regresar a Balamb. ¿No es genial?” Koishi alzó un puño al cielo, con energías.
“Hemos traído una de nuestras mejores limosinas para ustedes,” Miku señaló a un carro largo con las lunas polarizadas.
“Aunque tenemos un espacio en nuestro vehículo con paredes de cristal,” recordó Dakki. “¿Alguno de ustedes quiere acompañarnos~♥?”
“…” Iksel miró a sus allegados y al ver que ninguno de ellos se animaba, él levantó la mano. “Pues, suena a una gran oportunidad. ¿Está bien si me apunto?”
“¡Excelente!” Koishi dio unos brincos en su sitio y aplaudió un par de veces. “¡Será un placer tenerte con nosotras!”
“No…” Sterk negó, frustrado. “Iksel no les acompañará.”
“¿Ehh?” el pelirrojo le miró con molestia. “¿Por qué decides por mí? El vehículo es genial y he sido invitado.”
“Exacto,” Dakki llevó sus manos a sus caderas. “Deja a tu amigo pelirrojo hacer lo que quiera. Que se dé un lujo con este paseo~”
“No, este vehículo es una exageración,” Sterk se molestó. “Y es mi responsabilidad enseñarle decencia.”
“¡Oye!” Iksel se impacientó.
“Deja que Iksel haga lo que quiera. No aprenderá a ser derrochador con un paseo,” Astrid se encogió de hombros.
“…” Chidori decidió no aguantar más al grupo con el que estaba presente, y caminó hacia la limosina para tomar asiento y esperarles. Luego de todas las interacciones del día y de ese injusto examen, tomaría un tiempo antes que esta se volviera a sentir cómoda.

Después de un largo día bajo el sol y lleno de desacuerdos, los estudiantes iban a disfrutar de una elegante y tranquila merienda en el palacio, para luego regresar al jardín y esperar el anuncio oficial de su desempeño en la prueba.

El tema del viaje por Zellea saldría a flote al reencontrarse con los demás grupos, y si los resultados del examen fueron aprobatorios, se estaría llevando a cabo.
...
« Last Edit: May 16, 2014, 01:01:26 AM by Cho »


Cho

Re: Fic zone
« Reply #23: May 16, 2014, 01:02:30 AM »
49.2.3.
...

         

         

 

Al ver la repentina niebla del mal esfumarse, todos los presentes en la sala vieron a Kun Lun encima del globo. La toma era desde abajo del globo, y este se quedó diminuto en comparación con esa enorme y compleja montaña flotante en medio del cielo. No estarían ahí, pero la vista fue impresionante y cautivó a todos los presentes.

“Increíble…” Tomo se aseguró de no estar viendo alguna película en el televisor detrás al agarrar el control remoto e intentar apagar la imagen. Para variar, una vista real parecía sacada de la misma fantasía.
“…” Blanc respiró profundamente y sonrió satisfecha. Esa gloriosa imagen en el holograma debía ser un premio para su hermano en ese instante.
“Wow, cómo me gustaría ir allá…” Rorona extendió su mano hacia la imagen, casi hipnotizada por la gigante estructura.
“Hm…” Osaka ladeó su cabeza. “Es muy curioso. Por tener tantos pisos, ventanas y plataformas a distintos niveles me da la impresión que es un hormiguero.”
“¡Un hormiguero!” Elizabeth juntó sus manos, maravillada por la observación. “Has iluminado mi concepto de Kun Lun, Osaka. Tienes mucha razón, Kun Lun es un hormiguero de personas en el cielo.”
“No sé si eso es algo por qué alegrarse, Elizabeth…” Luso se confundió.
“…” Larsa sonrió. El renombre de Kun Lun y sus miembros acababa de demostrarse frente a sus ojos. Ese lugar era toda una obra maestra.
“Ya casi llegan a la altura de la señal luminosa,” observó Saki.

En ese instante, el foco de la toma a distancia se cambió y se acercó a velocidad, esta vez enfocando la plataforma en la cual el señor aterrizó el globo. Adell inmediatamente saltó de este a asegurarlo entre dos columnas y cuando el globo se estabilizó, el resto de la tripulación bajó. A espaldas de ellos estaba el precipicio y la hermosa vista al ocaso, y al frente había una enorme entrada a la montaña, inmersa en oscuridad. Pero antes del umbral que les dirigía hacia dentro, se encontraba una mesa donde a cada estudiante le esperaba una bolsa tote de tela llena de artículos y comida. Ellos intercambiaron miradas y se acercaron a sus ‘premios’.

“E-espero que Vert se aparezca a darles la bienvenida…” dijo Hotaru.
“Hahaha, cuando ella se presente, seguro ellos querrán darle su merecido,” Kagari sonrió cruelmente. “No que les culpe, los pobres han tenido un día horrible, haha.”
“Ellos no han aventado al señor por el abismo, así que sabemos que eso no ocurrirá,” observó Megumi, inmutado.
“¡Hahaha, buen punto!”
“Ehh…” Ryo sonrió algo asustado. “N-no bromees con eso…”
“Pues…” Sora miró a su hermano detenidamente. “Toda la odisea de pelear contra los robots parecen haber calmado a Roxas, de lo contrario no me habría sorprendido mucho verle lanzar al señor a patadas.”
“Aunque sí llegó al punto de amenazar con romper el globo y matarlos a todos…” Blanc asintió, frustrada.
“Lo hizo para que todos pudieran jalar a Adell y regresarle al globo, así que en las circunstancias en las que estuvo, tiene perfecto sentido,” observó Yomi.
“Claro que lo tiene para ti, tú eres tan colérica como él,” declaró Tomo.
“…” dio un suspiro. “Sólo lo soy por tener a una compañera tan insoportable como tú.”
“¡Retira lo dicho!”
“¡Miren todos!” Osaka exclamó y apuntó a un lado del holograma. “Vert en escena.”

Finalmente estarían escuchando el desenlace de la odisea, por lo cual todos prestaron atención y mantuvieron silencio.

     

De entre las sombras en el umbral de tan misterioso lugar, Vert apareció finalmente. La instructora estaba tan sonriente como siempre, y muy gustosa de darles la bienvenida.

“Han podido llegar a tiempo, qué alegría,” Vert ladeó la cabeza y sonrió. “Unos cinco minutos más y el sol se habría puesto. ¡Felicidades, chicos!”
“V-Vert…” Adell le miró al ser sorprendido por su presencia. Luego de un día tan largo y cargado de muchas impresiones, tomó un tiempo para que él organizara sus pensamientos, hasta que al final fuera a concentrarse en la presente ubicación. ¿Qué es… esto?”
“Kun Lun es similar a una academia de magia, y muy parecido a un jardín, para ser honestos,” ella sonrió con simpleza. “Es sólo que es inmenso, y además de estudiantes hay muchos maestros que viven aquí y se dedican únicamente a desarrollar sus habilidades, conformando una comunidad intelectual y muy especializada. Pero desde el inicio, Kun Lun siempre ha tenido una posición neutral y recluida. Por eso es tan difícil de llegar.”
“Y…” Roxas se confundió. Pese a lo que su instructora le había dicho, era increíble que semejante mole como Kun Lun se pudiera ocultar y hasta levitar en el cielo, con el único motivo de ‘no llamar la atención’. “¿Cómo sabes de este lugar? Si en verdad es tan oculto y es de algún modo ‘especial’, ¿cómo así lo usaste como parte de nuestro examen?”
“Eso es porque soy graduada de Kun Lun, y al presentar el pedido para llevar a cabo un examen Seed aquí, me dieron el visto bueno,” sus ojos se iluminaron. “La idea de hacerles ubicar un sitio tan escondido y recóndito como Kun Lun y poder descubrirlo en un solo día, además de zarpar hacia las nubes y abrirse paso, fue lo que convertiría su evaluación en una travesía épica.”
“Detente ahí,” Kuroneko dio un paso adelante, indignada. “Mis dos compañeros podrán ya haber olvidado el infierno de día que tuvimos, pero tu misión fue muy poco detallada y casi imposible. Y no estamos hablando de nivel de dificultad, mas de la accesibilidad de recursos. Sinceramente, nosotros tuvimos mucha suerte de poder averiguar la ubicación de Kun Lun por medio de una llamada internacional, y luego de poder encontrar un servicio de globo aerostático para elevarnos, pero encontraron con ese escenario dentro de una zona tan amplia y desolada es muy improbable. Pudimos haber fallado injustamente.”
“Supongo es inevitable que te aferres al único escenario por el cual pasaron, Kuroneko,” Vert sonrió tranquilamente. “Para serte honesta, el camino que ustedes tomaron estuvo fuera de mis predicciones pero en realidad ustedes tuvieron varias opciones, sólo tomaba aventurarse y saber cómo conectarse con las personas del área.”
“¿Qué quieres decir con eso?” preguntó Roxas.
“Kun Lun es inmenso, por supuesto que habría gente en los dos pueblos de la zona que sí saben del lugar, y conté que entre ello, hay dos pobladores y un ermitaño que los habrían hecho llegar a Kun Lun por medios mágicos. Oh, hay un poblador por cada pueblo cercano, así que no importaba mucho a qué aldea ustedes se hubieran dirigido.”
“¿En serio?” Adell se sorprendió. Él se había olvidado del hecho que hubo dos pueblos en un inicio. Por lo ocurrido, quizás hubiera sido mejor ir al otro lugar, pero era muy tarde para arrepentimientos.
“¡¿U-usted dice que tengo vecinos allegados a esta enorme institución y controlan magia?!” Don Rick se quedó atónito.
“Oh, mis más sinceras disculpas, no nos hemos presentado mutuamente,” Vert dio una leve reverencia. “Mi nombre es Vert y soy la instructora de sus clientes. Lamentablemente no preparé una cuarta bolsa de regalo, pero déjeme retribuir el daño a su globo,” ella sacó su billetera y le dio una decente suma de dinero. “También apreciaría que no le dijera a nadie sobre Kun Lun. No queremos atención innecesaria.”
“No confíes en este señor,” la pelinegra entrecerró los ojos. “Él haría lo que sea a cambio de dinero.”
“¡N-no lo haría!” el señor se indignó.
“Ya veo…” la cálida sonrisa de la rubia se afiló misteriosamente. “De todos modos, ni bien regrese a su hogar, un par de agentes de Kun Lun acudirán a su domicilio para proponer un ‘acuerdo mutuo’, ¿ha comprendido?”

Aquel ‘aviso’ dejó a Don Rick muy nervioso, y los tres estudiantes intercambiaron miradas. Era la primera vez que Vert mostraba algún indicio de ‘maldad’. El secretismo de Kun Lun sí parecía bastante serio.

“Ahora que terminó el examen, vamos a tener un regreso a Balamb mucho más tranquilo, ¿verdad?” preguntó Roxas, con cierto temor al no saber qué esperar de su instructora. “Todavía no entiendo por qué tuvimos que tomar ese vuelo comercial de dos escalas…”
“Lamentablemente, otros instructores ya habían reservado los aviones del jardín que están hechos para vuelos largos, y por la temporada de inicio de verano, el ticket de avión salió más caro de lo esperado,” Vert mostró pesar. “No pensé que les iba a afectar tanto, pero al menos sí pude contratar un jet que debe partir a Balamb hoy para recoger a un cliente el día de mañana, y por eso puede llevarles de regreso directo al aeropuerto de Balamb para alrededor del amanecer. He visto fotos del jet privado y es muy cómodo.”
“Okay… eso tiene sentido y todo, pero te olvidas de algo,” Kuroneko entrecerró sus ojos. “Hemos llegado aquí en carreta y tardaríamos horas en llegar al aeropuerto de Nan’an. ¿Podemos llegar para la noche?”
“No se preocupen, pude encontrar un servicio por Internet que atiende esta zona e hice una reservación previamente pagada para que les lleve a los tres por camioneta. Llegarán justo a tiempo,” ella les repartió folletos… y los tres se quedaron pálidos. Estos decían: ‘Don Rick Travels – servicio de transporte a la capital. ¡Seguro, rápido confiable y amistoso!’
“¡D-debes estar bromeando!” Roxas estalló entre una mezcla de ira y desdicha.
“¡¿Tenemos que volver a compartir espacio con este señor?!” preguntó Kuroneko en shock mientras apuntaba a Don Rick. Hasta él mismo estaba congelado.
“Oh, ¿ya se conocen? Qué bueno,” Vert sonrió inocentemente.
“N-no, no es bueno, no es nada bueno, no tienes ni idea…” Adell negó repetidamente y se dio un facepalm. Sentía que sus compañeros en cualquier momento iban a perder la cordura y él se encontraba demasiado cansado como para querer hacer algo al respecto.
“Un momento, señorita,” Don Rick dio un paso adelante hacia Vert. “Cuando hizo el contrato por Internet, usted reportó que era un servicio para residentes de Nan’an. Sin embargo, estos pasajeros son turistas. Por ello debe de pagar más por pasajero.”
“¡¿Esto es lo que le molesta?! ¡¿En serio?!” el príncipe tembló de ira. Ese señor miserable seguía aprovechando cada momento para hacer más dinero. Quizás no le había amenazado lo suficiente.
“Recuerdo muy bien la forma en su página web, Don Rick. En esta se especificaba que quien contrataba el servicio y realizaba el pago debía ser residente de Nan’an y confirmarlo con su número de identidad para recibir el descuento. Yo hice el contrato y soy residente, así que la transmisión sigue siendo válida,” Vert habló con una fuerte y pausada firmeza, sin romper su sonrisa. “A estas alturas, una cancelación y mala calificación en páginas turísticas no le haría ver nada bien.”
“…” él se quedó en silencio, insatisfecho. Tendría que cambiar su formato más tarde.

“Es hora que se apuren en regresar a tierra, el descenso en globo no es muy rápido,” dijo la instructora a sus alumnos.
“¿No vas a venir con nosotros?” preguntó Kuroneko, alzando una ceja.
“Para economizar costos, he pedido el favor de llevar a Balamb a un conocido,” Vert sonrió con energías y entonces desvió la mirada hacia el borde de la plataforma que daba al precipicio. “Ah, ahí está…”

Todos se voltearon y terminaron por reconocer a una figura no tan desconocida.

       


“Acabo de llegar,” reportó Shinkouhyou, sonriendo indiferente y levantando una palma en gesto de saludo. “Nos vamos en cuanto estés lista, Vert.”
“De inmediato,” la rubia asintió.
“¡Detente ahí, Vert!” exclamó Roxas, apuntándole con energía. Su llamada de atención sorprendió a todos los presentes. “¿Vas a teletransportarte directamente a Balamb mientras nos condenas a soportar otro medio día de viaje pesado? ¡¿Cómo te atreves?!”
“Lo lamento mucho, Roxas, pero es la decisión de Shinkouhyou de ayudarme sólo a mí,” se disculpó Vert, apenada. “A decir verdad, me sorprendió cuando él accedió a ayudarme.”
“…” Kuroneko dio un paso hacia el peliblanco, decidida. “Nombra tu precio. Roxas es un príncipe, puede pagarlo.”
“Eres demasiado mundana para creer que yo me motivo por dinero,” Shinkouhyou le miró con reproche. “¿Acaso no te has puesto a pensar la demanda de energía que cuesta la teletransportación a tanta distancia? Pensar en mí como un recurso sin considerar mis necesidades es un insulto.”
“…” Adell se sorprendió por esas palabras de parte del inmortal. “Eh, estoy seguro que Kuroneko no quería hacerte molestar…”
“Fufufu, ¿creíste que hablaba en serio?” Shinkouhyou rió un poco. “Una persona de un nivel tan alto como yo no necesita perder el tiempo en consideraciones tan triviales. En verdad me negué porque me gusta la idea de forzarles a terminar un día pesado con más sufrimiento.”

Eso sí sonó más como él, y la palabras cayeron en los estudiantes como rocas.

“Ya, Shin-kun, no seas tan malo con ellos,” Vert sonrió incómoda.
“Pero ya que hablamos de sufrimiento, acabo de recordar que tengo dos cosas que hacer antes de retirarme. La primera es…” él no continuó con una explicación. Mas bien, sacó un extraño celular de su bolsillo e hizo una llamada a uno de sus contactos, quien no tardó en contestar. “Hola… sí, ha sido un tiempo… un momento le paso con él,” y curiosamente, extendió el teléfono hacia Adell, sin antes activar el speaker.
“…” él se sorprendió y dudó un poco en tomar dicho celular como si fuera a explotar en su mano. Finalmente, lo agarró y lo acercó a su rostro. “¿A…aló?”
“¿Adell?” preguntó una voz. “¡Hijo, ¿cómo estás?!”
“¡¿M-m-mamá?!” él exclamó y alejó el teléfono de la sorpresa. ¿Cuál era el punto de esa llamada? Su mamá tenía los contactos más raros…
“Ay no sabes cómo me mortifiqué cuando regresé a casa y Hanako me dijo que llamaste en pleno examen preguntando por Kun Lun. Si tan sólo hubieras insistido diez minutos más tarde…”
“Espera…” algo estaba mal. “¿Tú sabes de Kun Lun?”
“¿Nunca te lo he dicho? Yo soy graduada de Kun Lun.”
“¡¿Qué?!”
“Ohh, no lo sabía…” Vert ladeó la cabeza, sorprendida.
“Su madre es la señora que siempre trae recuerdos del Netherworld y cocina para todos,” comentó Shinkouhyou.
“Ahh…” Vert rió. “No hubiera podido adivinar, no se parecen en nada.”
“No puede ser…” Adell se dio un facepalm. “Ojalá lo hubiera sabido, no hubiera pasado todo el día perdido y torturado y teniendo que ascender en un globo.”
“Seguro así hasta fuiste atacado por el sistema de seguridad. Yo conozco al señor más amable que vive como un ermitaño en el bosque. Él les hubiera llevado en un abrir y cerrar de ojos.”
“…pues, es una lástima.”
“Pero ya que estás allá, al menos ve a saludarlo.”
“¿Qué?” Adell se desconcertó. “Mamá, ni le conozco. ¿Cómo voy a ir?”
“No seas maleducado, hijo. Le he hablado de ti desde que estabas en pañales. Seguro que querrá conocerte.”
“No, olvídalo. Además tenemos que regresar a Balamb y no tenemos tiempo.”
“No pongas excusas. Yo le llamo para que les dé el alcance.”
“¡Dije que no, mamá!” Adell gritó y colgó de inmediato para dejar el caso cerrado. Shinkouhyou le quitó el celular al cumplir con su cometido.
“¿Acaso ya has terminado de torturarnos?” preguntó Kuroneko al peliblanco.
“Aún no, falta lo segundo que tenía planeado, lo cual quizás no tiene nada que ver con el examen, pero…” él volvió a dejar que sus acciones hicieran toda la explicación, y apuntó a un espacio vacío en el aire.

Fue como si una pantalla levitante se hubiera prendido… y en esta se vio a todos los estudiantes menores de Balamb mirarles, desde la sala de la casa de Ayame.

         

         

     

   

“¡¿EEHH?!” Roxas dio un paso hacia atrás, en shock. Por la reacción del príncipe y la sorpresa de los demás, los presentes en Balamb también se sorprendieron.
“¿N-nos pueden ver?” preguntó Hotaru, impresionada.
“No sabía que la comunicación era de los dos lados,” comentó Rorona, confundida.
“Me parece que Shinkouhyou acaba de habilitar la imagen en Kun Lun,” dijo Larsa.
“Precisamente,” el peliblanco se encogió de hombros. “¿No les parece que es lo más justo y natural que ellos sepan de sus espectadores?”
“¿Por cuánto nos han observado?” preguntó Roxas.
“Lo suficiente para saber que nos has ocultado el hecho que tienes una tarjeta sin fondos,” Sora se cruzó de brazos, molesto. “¿Y? ¿Qué tienes que decir en tu defensa?”
“Párala, Sora,” Blanc dio un suspiro.
“Hehehe…” Osaka rió y pasó a sonreír energéticamente a los tres en Kun Lun. “¡Déjenme ser la primera en felicitarles por su hazaña de encontrar Kun Lun contra viento y marea! ¡Así se hace, son los héroes del día!”
“No me sorprendería que algún otro estudiante haya hecho algo más trascendental para la vida que nosotros,” Kuroneko negó.
“¿Y qué importa?” Tomo mostró fastidio. “No andes tan pesimista. El punto es que les hemos visto sufrir en su travesía pero pese a eso llegaron a su destino. Al menos ufánense de eso.”
“¿Estás intentando hacerme sentir mejor?”
“Oigan, sí lograron bastante, especialmente cuando lucharon contra los robots,” dijo Luso. “Se arriesgaron mucho, pero lo hicieron muy bien.”
“Exacto,” Elizabeth asintió. “Cuando completen su retorno, podemos hacer un brindis.”
“Ah cierto,” Kagari sonrió. “Les deseo un muy agobiante medio día de viaje de regreso~”
“N-no se los menciones, ya han tenido mucho estrés,” Ryo se apenó.
“Cierto,” Vert asintió y se giró a sus estudiantes, llamando la atención de los tres. “Buen trabajo, lograron resolver el misterio de la ubicación de Kun Lun aun usando herramientas rudimentarias de la gente normal. Su examen está prácticamente asegurado pero les pido que esperen el anuncio oficial del jardín. Vayan de regreso a la capital para tomar el jet a Balamb, y nos encontraremos allá mañana. Les deseo un feliz viaje~” la instructora miró al peliblanco. “Shin-kun…”

En un abrir y cerrar de ojos, tanto Vert como Shinkouhyou desaparecieron de la plataforma, y los tres estudiantes vieron con mucho pesar que los dos aparecieron entre todos lo estudiantes de Balamb, al otro lado de la transmisión.

“…” Kuroneko comprimió sus puños a más no poder y miró a Vert del otro lado con ojos asesinos. Los tres desafortunados estaban aguantando las ganas de destruir esa proyección de algún modo.
“…” Megumi miró a Shinkouhyou de reojo. “Hubiera sido amable que cortes la transmisión antes de aparecer aquí.”
“Este tipo de agonía ajena nunca falla en entretenerme,” contestó el peliblanco, sonriendo con burla.
“Maldito…” Roxas invocó una keyblade y trató de disipar el holograma con golpes, en vano.
“No gastes tus energías así, Roxas,” suplicó Vert. “Sus boletos de viaje están en sus bolsas de regalo, así que no pierdan más tiempo. Ah, y si no se retiran en dos minutos, el verdadero sistema de seguridad de Kun Lun se activará.”
“¿Verdadero sistema?” Adell se desconcertó.
“Quizás lo más prudente es que no sigan con quejas dentro de ese lugar…” observó Saki.
“Sí… resérvense comentarios y penurias hasta que regresen y se encuentren con los demás,” dijo Yomi. “Seguro los otros grupos también habrán tenido dificultades.”
“Aquí se termina la transmisión,” anunció Shinkouhyou. “Váyanse a menos que quieran llamar a los robots de vuelta.”

Con esa advertencia, el holograma se disipó y la plataforma se quedó sumergida en un gran silencio. La luz se volvía escasa y la noche se apoderaba el firmamento, marcando la necesidad del retorno. Los tres estudiantes intercambiaron miradas cansadas y se giraron a Don Rick, quien estaba de pie y congelado en su sitio, al no poder asimilar todo lo que había ocurrido frente a él en tan poco tiempo. El ya cansado y agobiado señor tuvo que continuar con el itinerario de regreso al ver a esos tres pares de ojos asesinos que le habían plagado en todo el día.

   

Pocos minutos después, los cuatro estaban descendiendo dentro del globo agujereado, semi-quemado y con las sogas debilitadas. La falta de luz la compensaba Roxas, quien iluminaba el camino de vez en cuando, algo que aún no era muy necesario al seguir estando a gran altura.

El silencio inundaba el globo y todos miraban hacia fuera, agotados por el caótico día. Para Roxas y Kuroneko, el mundo bien podía acabar en un estallido y ellos apenas lo percibirían. Sólo se alegraban de saber que les esperaba un cómodo jet de regreso a Balamb donde podrían dormir decentemente. Adell, por su lado, agarraba la bolsa de regalo que Verte le asignó y la miraba confundido. No había mucha luz como para ponerse a estudiar los contenidos, pero al menos era algún tipo de premio inmediato por llegar a la meta. Él recordó que había un poco de comido y bebida dentro, así que decidió buscarla para saciar su hambre que se acumuló durante todo el día.

Sin embargo, ocurrió un suceso inesperado que le interrumpió. Todos oyeron un ruido similar a un hélice acercarse, y de la nada, una luz brillante y similar a la empleada durante búsqueda de fugitivos les iluminó de muy cerca, cegándolos.

“¡AAHHH!” Don Rick se lanzó al piso, temiendo otro ataque aéreo.
“¡¿Quién está ahí?!” exclamó Adell, encarando a la luz. Él pasó a escuchar una voz amplificada por un megáfono.
“Cabellos rojos abundantes y cicatrices en el rostro… usted debe ser Adell,” concluyó esa voz al otro lado de la luz.
“S-sí, soy yo…” ¿qué estaba ocurriendo?
“Buenas noches, su madre me pidió el favor de llevarle de regreso a Balamb. Venga conmigo,” en ese instante, un haz de luz morada impactó a Adell y este fue jalado por gravedad a la nave de la persona.
“¡AHHH!” el pelirrojo entró a una especie de cápsula sostenida por una serie de hélices gruesas y articuladas. “¡Espere, ¿y mis amig-?!”

No llegó a terminar porque la nave agarró una velocidad supersónica y desapareció rápidamente por el horizonte.
Mientras, Don Rick estaba pálido como si hubiera visto un secuestro de parte de extraterrestres, y los dos estudiantes restantes se quedaron boquiabiertos.
“…” Roxas sintió su alma abandonar su cuerpo. Imposible…
“Adell…” Kuroneko miró hacia el horizonte. “Cuando te vuelva a ver, conocerás el verdadero infierno. Lo juro…”

         

         

     

De regreso en Balamb, Vert se encontraba maravillada, mirando detenidamente a toda la comida en la mesa de la sala.

“Ahh~… todo se ve delicioso,” ella se ruborizó y llevó sus manos a sus mejillas. “No sé por dónde empezar…”
“Empieza por donde quieras, siempre y cuando nos ayudes a terminar de comer,” dijo Tomo, con pesar.
“Te dije, exageraste al hacer tantos pedidos,” Yomi negó. Apenas quedaban dos tajadas de pizza al haber sido lo primero que llegó, pero quedaban generosas cantidades de buffalo wings, tacos, comida china, parrilla y KFC. Los postres estaban en su mayoría casi intactos, y sólo Kagari estaba comiendo sus tan esperados bocadillos gourmet que acababan de llegar. Al menos ya no tenían más pedidos en camino.
“Uno nunca se da cuenta qué tan grandes son las porciones que venden…” Sora casi sentía malestar estomacal.
En su mayoría, las porciones comerciales no son una comida completa, pero sí pidieron bastante,” dijo Blanc. “Y los menús de comida china siempre son para más personas de lo que aparentan.”
“Lo que me preocupa es que han usado el dinero de reserva de Ayame para las compras,” observó Ryo.
“Nos te preocupes. Según la ideología de Ayame, ya que lo usamos por gozo personal, sí lo justifica,” declaró Osaka, sonriendo debidamente.
“Además Ayame nunca mantiene su dinero de reserva bien contabilizado,” explicó Saki, con indiferencia. “Sólo necesitamos reunir este escandaloso volumen de empaques de comida y desecharlo en el contenedor de basura comunal a dos cuadras. Él nunca sabrá de nuestro exorbitante gasto de este modo,” por su tranquilo y certero tono de voz, los demás se preguntarán cuántas veces los protegidos de Ayame habrían sacado provecho de la reserva de dinero.
“Y lo que más le molestaría a mi hermanito en caso de enterarse es que no estuvo aquí para compartir, descuiden,” Elizabeth sonrió.
“Okay…” Rorona sonrió incómoda. “Es bueno saber que no nos meteremos en problemas pero… lo que queda sigue siendo demasiada comida para una persona…”
“Yo no me preocuparía por eso,” Shinkouhyou se encogió de hombros. “Vert a veces despierta un apetito voraz.”
“Pero…” Hotaru miró a la variedad de comida. “Esta selección no es la más saludable.”
“No te preocupes por mí,” Vert le guiñó un ojo y luego se abrazó a sí misma. “Todo lo extra que como siempre va a alimentar mis pechos y voluptuosa figura.”

Su comentario sacó de cuadro a la mayoría, con algunos avergonzándose y otros frustrándose por su comportamiento.

“…” Megumi se puso a pensar. “Supongo eso no me sorprende…”
“¡Oye!” Kagari le dio un zape en la cabeza. “¡Tú no andes fijándote en esos detalles!” ella pasó a apuntar a la instructora. “¡Y tú deja de decir esos comentarios escandalosos! ¡Son inapropiados!”
“¿En verdad lo crees?” Vert rió un poco y sonrió con superioridad. “¿O acaso será que estás celosa?”
 “¡¿Cómo te atreves?!”

La conversación se cortó cuando todos oyeron un ruido ensordecedor agitar las ventanas de la casa. Fue como un avión pasando por la zona, pero mucho más intenso. Los presentes en la sala intercambiaron miradas ni bien ese ruido desapareció, y no tardaron en oír el timbre de la puerta.

“¿Eh?” Luso frunció el ceño, confundido. “¿Quién podrá ser?”
“Iré a ver,” Larsa caminó hacia la entrada, seguido de Luso.
“No…” Tomo se agarró la cabeza con sus manos como si reviviera recuerdos de guerra. “No puede ser que nos hayamos olvidado de algún delivery…”
“Te creería si este vino con una nave del espacio exterior,” dijo Saki. El cuestionamiento del recién llegado se terminó cuando oyeron a Luso exclamar.
“¡¿A-Adell?! ¡¿Qué haces aquí?!”

         

         

       

Todos volvieron a intercambiar miradas con incredulidad y se apuraron a la entrada para comprobarlo. Ahí pudieron ver al pelirrojo parado frente a la puerta, completamente atónito y desorientado.

“¿Q-qué… ocurre aquí…?” preguntó Adell, inmerso en shock. Él parecía tener dificultades asimilando el hecho que estaba frente a todos y de regreso en Balamb. Vaya, cuando su madre dijo que su contacto pudo haberles transportado a Kun Lun en un abrir y cerrar de ojos, no estuvo exagerando.
“Fufufu, pese a tus insistencias, tu madre sí llamó al ermitaño,” Shinkouhyou sonrió con ironía. “La próxima vez no olvides comentarle que perteneces a un equipo de tres.”
“Maldición, Roxas y Kuroneko me van a matar…” Adell bajó su mirada y vio que dentro de su bolsa de regalo había un paquete adicional. Era una caja de madera sellada con etiquetas que decía: ‘Dale esto a tu madre de mi parte cuando la veas. No lo abras.’ Dio un suspiro. Ni pudo alcanzar a ver a la persona al rostro por la velocidad de la nave. ¿Cuándo fue que esa persona puso la encomienda ahí?
“Asumiendo que el viaje de regreso ya no tiene más inconvenientes, Roxas ya no estará molesto cuando le volvamos a ver,” dijo Blanc.
“Pues sí, pero Kuroneko es casi una molestia permanente, así que quién sabe…” Sora dio un suspiro.
“Creo que quien más debería preocuparse es Don Rick. Ya no tiene a su mediador,” Yomi se cruzó de brazos.
“Pero al menos ya regresaste, Adell,” Osaka sonrió. “Te mereces un descanso por todo tu aporte de hoy. ¿Tienes hambre?”
“Sí, muero de hambre,” admitió, llevándose una mano a la nuca, incómodo. “¿Está bien si me convidan algo?”
“¡Adelante!” exclamó Tomo. “¡Tenemos comida hasta por gusto! ¡Siéntete libre de comerla!”
“Y si no eres alérgico al terciopelo y potpurrí, puedes descansar en el cuarto de Ayame hasta que él regrese,” sugirió Megumi.
“No deberíamos quedarnos en la puerta, la comida se enfría,” dijo Ryo. Los demás le hicieron caso y regresaron a la amplia sala para invitar el resto de la comida.

Una vez en la sala, Vert y Adell acudieron a la mesa infestada de comida, donde el pelirrojo se quedó en shock por tal derroche. Dio un suspiro. La gente de Balamb sí que tenía la vida fácil.

Mientras los dos comenzaron a servirse comida, los demás tomaron la bolse de regalo de Adell, e investigaron su contenido.
“Oh, qué curioso,” Rorona sonrió, levantando una playera con un estampado que decía: ‘I found Kun Lun’. “Qué lindo recuerdo.”
“N-no creo que sea un recuerdo muy agradable para ellos…” Hotaru dio un suspiro.
“Ehh, al menos hay varias cosas útiles,” observó Ryo, mirando de cerca un llavero transparente que contenía una estructura con relieve semejante a Kun Lun.
“Hm, si Roxas no quiere el suyo, yo puedo quedármelo,” dijo Sora, intrigado por el souvenir.
“Yo podría darle un buen uso a este bolígrafo,” Blanc alzó un lapicero con dibujos chibis de los robots que les atacaron.
“No me sorprendería que tu hermano quisiera romper el bolígrafo en mil pedazos,” Saki negó.
“Pero pienso que conservarlo para la posteridad es una sabia idea,” Elizabeth sonrió. “Un recuerdo amargo se convierte en gracioso y nostálgico con el paso del tiempo.”
“No vayan partiéndose las cosas de su hermano aún, tengan más consideración,” Yomi se cruzó de brazos, en desacuerdo.
“¡Oh, miren!” Osaka sacó una bolsa de plástico que contenía dulces, galletas un sándwich y dos botellas de agua. “Vert sí incluyó comida para sus estudiantes. Hmm… pero Adell ya está comiendo nuestra comida,” sonrió. “¿Alguien tiene hambre?”
“¡Esa es una broma muy cruel, Osaka!” reclamó Tomo. “¡Ya nadie quiere saber nada más de comida! A decir verdad, lo que más me interesa de todas las cosas es el paquete sellado y dirigido a la mamá de Adell.”
“No podemos abrir eso,” Larsa negó. “Es una falta de respeto, y debe estar dirigido sellado por una buena razón, así que permanecerá así.”
“Uhh, decir eso sólo dan más ganas de abrirlo para ver qué es…” Luso tuvo que ahorrarse la curiosidad.

Todos continuaron sacando más artículos de la bolsa entre libretas, lápices, un reloj simple de pulsera, sandalias, una pelota inflable de playa y el sobre con el pasaje del jet que ya no iba a usarse. Ellos admiraban la dedicación de Vert de preparar regalos variados y de buena calidad.

 

Por un rincón de la sala, Megumi estaba sentado en un mueble individual pegado a la pared, mientras revisaba noticias en su tablet. Las palabras de Shinkouhyou sobre el examen de Arcadia ‘apareciendo en las noticias de la noche’ le motivó a revisar Internet. Y efectivamente, había reportes recientes de una fuerte tormenta ocurrida en esa isla, que no hace mucho había cesado gracias a una ‘tormenta de rayos no pronosticada’. Los reportes todavía eran muy cortos y con poca información, pero prometían más noticias en pocas horas. Al menos pudo confirmar que no hubo fatalidades. Se aseguraría de preguntarle a Cho cuando ella regresara…

“¡Megumi!” exclamó Kagari, repentinamente. Ella sonreía de forma juguetona y traviesa. “Dime, dime, ¿te asuste?”
“¿Qué quieres?” preguntó el dirigido, con cierta molestia. Megumi pareció molestarse por tener su tranquilidad perturbada.
“¿Qué sucede? ¿No te alegras de verme?”
“No recuerdo precisamente algún momento en el cual me haya dado gusto verte,” él continuó mirando noticias en su tablet por si encontraba más información, mientra la rubia comprimió sus puños con cólera.
“¡Hmm…!” ella contuvo las ganas de llamarle la atención, pero no oculto su expresión insultada. “Y yo que venía con buenas intenciones…”
“…” Megumi dio un suspiro. “Este día se me ha hecho eterno, no me siento de buen humor…”
“Bueno, no me sorprende, ya que nunca has sido de disfrutar de tanta compañía,” Kagari hizo un puchero y desvió su mirada, todavía molesta. La certeza y familiaridad de su observación sobre Megumi dejó a este extrañado. Sería evidente, pero ella apenas le había conocido hace dos semanas. “En fin, quería avisarte que todos están mostrando mucho interés en los regalos que Adell trajo. ¿No quisieras apropiarte de algo?”
“No gracias, y estos objetos le pertenecen a Adell. Nadie debería ‘apropiarse’ de nada.”
“Pero es evidente que este pelirrojo es una persona sencilla que no se enfoca en los detalles. Seguro que permitirá que todos se queden con esos regalos,” Kagari sonrió. “Yo tengo mis ojos fijos en esa tote bag, está muy bonita. ¿En verdad no te interesa nada? ¡No seas aguafiestas!”
“No estoy interesado en estos objetos,” el pelinegro negó. “De todo este examen, lo que más me ha dado intriga es el propio Kun Lun.”
“¿Kun Lun?” Kagari ladeó su cabeza. “Pero el caso ya estaba cerrado. ¿Qué te ha llamado la atención?”
“…” Megumi desvió la mirada. Era claro que aún tenía dudas al respecto. “Elizabeth dio una explicación muy apropiada. Kun Lun vendría a ser lo mismo que un jardín que entrena a estudiantes, además de tener maestros y practicantes que aprovechan las instalaciones para dedicarse intensamente a sus estudios personales. Pero… sólo eso no justificaría tanto secretismo. Quienes controlamos magia no somos escasos ni necesitamos estar apartados del resto de la sociedad. Existen varios jardines y academias similares que son globalmente reconocidas y aceptadas,” hizo una pausa y miró a Kagari. “Es extraño, ¿no te parece? Ellos incluso no parecen necesitar ninguna conexión externa y se reservan a aceptar a miembros o visitantes. No estoy diciendo que Kun Lun no tenga derecho a una disciplina recluida o reservada pero… toda discusión sobre el secretismo fue desviada con cualquier otro tema, como si realmente ocultaran algo demasiado sensible…”
“Hahaha…” la rubia rió, dejando al pelinegro levemente desconcertado. Ella sin duda disfrutaba de la confusión del otro y hasta se veía feliz de oír su deducción. “Nada mal, se ve que nunca me decepcionas.”
“¿De qué hablas, Kagari?” le preguntó pausadamente. “Ya veo… entonces tú también sabes más de Kun Lun que la mayoría.”
“Pues, realmente sólo sé lo básico, al igual que Larsa. Nunca he estado por allá, y con las justas supe que es ese enorme, prestigioso y oculto lugar que vimos en el holograma. Pero verás, sí hay una razón muy importante por la cual Kun Lun se esconde. Es el detalle más pequeño, pero determinante, del caso.”
“…” Megumi se sorprendió ligeramente, y vio a su acompañante mirar a sus alrededores por un momento.
“Nadie nos presta atención, así que no me dolerá decírtelo, hehe~” ella sonrió traviesamente. “Escucha. El tan bien guardado secreto de Kun Lun es que todos los discípulos que se vuelven muy competentes y se gradúan de sus estudios se convierten en inmortales, sin importar de quién se trate.”
“…” él no evitó quedarse en shock por la revelación. “¿Qué?”

   

“Considero que es ‘apropiado’ que lo sepas,” comentó Shinkouhyou, apareciendo repentinamente. “Ciertamente Kun Lun es un lugar con maestros bastante experimentados y poseen ese atributo de sumar allegados por tiempo indefinido. Por ello, es entendible que se reserven el derecho de aceptar únicamente a gente excelente y ‘compatible’ con ellos. No me sorprendió ver a Ayame renunciar al privilegio de la juventud eterna si eso le demandaba cargar las pesadas cadenas de la disciplina y principios de Kun Lun que difieren mucho con él. Su hermana, en cambio, sí continuó con sus estudios y es una reciente graduada.”
“…” Megumi recordó la observación de Osaka que Elizabeth no había cambiado en lo absoluto, a pesar de siempre haberse visto mayor que Ayame en el pasado. ¿Entonces ella ahora era una inmortal?
“Ah, Shinkouhyou, ya que estás aquí, ¿me puedes explicar cuál es el caso de Luso?” preguntó Kagari. “O sea, para que él haya estado en Kun Lun y sepa del lugar, es obvio que debe ser un discípulo. Pero si bien tengo entendido, a los discípulos les someten a un entrenamiento estricto y no les dejan salir al mundo exterior en medio de su entrenamiento. Y dudo mucho que nadie pueda graduarse a su edad ni aunque haya vivido ahí toda su vida.”
“Es una buena pregunta, Chariot. Luso es… un caso especial,” Shinkouhyou sonrió malignamente. Pero en lo que a ustedes les concierne, él es un discípulo con el deber de ganar experiencia fuera de las comodidades de Kun Lun. Aunque es obvio para cualquiera que a él le hace falta mucho por aprender.”
“…” Megumi miró de reojo a Luso, quien se encontraba burlándose y riéndose de Sora por quién sabe qué motivo. Le costaba pensar en él como una persona de secretos, hasta le era difícil tomarle en serio, para empezar. Dio un suspiro, cansado, Ya no sabía ni qué pensar de todos a su alrededor.

“¡Ustedes dos, apártense!” exclamó Kagari, al ver a Rorona y Tomo estar interesadas en la tote bag. La rubia corrió a agarrarla y forcejeó por ella con Tomo mientras Rorona se sobresaltó. Todos alrededor comenzaron a comentar sobre la riña o intentar detenerla, mientras Vert reía y Adell no podía comprender el porqué de la rivalidad por una bolsa tan simple.

Ese espectáculo no le interesaba a Megumi, y regresó a su tablet para ver si los otros exámenes también habían figurado en las noticias. Pero luego de la plática, no podía dejar de pensar en aquel detalle de Kun Lun. Los allegados al lugar eran inmortales…

“No es necesario mencionar que Kun Lun ha causado una gran población de inmortales en nuestros alrededores,” comentó Shinkouhyou, encogiéndose de hombros. “Pero asumir que todos los inmortales somos de Kun Lun es un grave error. Hay distintos orígenes posibles, y es vital saberlos para entender con qué clase de persona estás lidiando.”
“Inmortales…” Megumi se puso a pensar. “Entonces… del mismo modo que hay diversos orígenes, también hay razas como los demonios que nacen con la juventud prolongada… u otros medios de adquirir la inmortalidad…”
“Fufufu…” el peliblanco sonrió malignamente. “Sólo déjame decirte que Kun Lun nunca podría aceptarte. Ellos están demasiado tarde.”
“…” Megumi alzó una ceja. ¿Qué significaban esas palabras?
“Tienes mucha razón, hay diversos medios, y orígenes,” Shinkouhyou se reservó explicaciones, y optó por caminar hacia los demás. Al final, por consenso general, Rorona se quedó con la tote bag para que ni Kagari ni Tomo se llevaran el gusto de ganar, aunque ahora la pequeña alquimista sufría por las miradas de odio de las otras dos.

Habiendo resuelto un misterio y abierto otros más, la reunión en la casa de Ayame finalmente llegó a su fin, y los presentes esperaban con ansias a los estudiantes de tercero para oír de sus aventuras y enterarse de los resultados de la evaluación.
...


Cho

Re: Fic zone
« Reply #24: May 16, 2014, 01:05:47 AM »
49.2.4.

(Foreboding/Unrelated) Epilogue


El dilema en el Netherworld ya había terminado, y luego de prometerse a cubrir todos los daños materiales causados, Ivan se retiró hacia otra área dentro de la misma región en Zellea: el territorio de los youkai.

Este lugar era muy cerrado, pero todos los habitantes y originarios del área solían vivir en una comunidad. Se podría decir que los youkai tenían cierto reconocimiento y ‘respeto’ hacia los demonios, el cual era expresado en el sentido de rivalidad. Sin embargo, todos los locales sabía que era suicidio para un ser humano entrar caminando al territorio de los youkai. Era parte de la raza de estos ver a los humanos como seres inferiores y presas, e insignificancias molestas que, por problemas del pasado, debían ser eliminados. Había algunos casos extremos de youkai que cazaban humanos para comerse sus entrañas.

Pero ello no se aplicaba a los Karamazov. Todos en el territorio conocían muy bien los rostros de aquel par de hermanos, y ambos tenían una peligrosa, oscura y antigua fama que les hacían ‘más que humanos’. Pero más que aceptados o respetados, ellos eran simplemente temidos y dejados en paz, por ser conocidos como monstruos…

Aunque en los recientes años, el territorio de los youkai se había convertido en casi un hogar para Ivan, debido a que él había formado una alianza con la entidad de más poder en todo el oscuro reino: la temible dama de negro, o Dark Mistress.

Él estaba de regreso en el enorme, elegante y oscuro palacio de aquella aliada, dentro de un salón de estudio sumergido en las tinieblas de la región. Su normal hábito de prender una lámpara e iniciar una tranquila lectura no se apreciaba en ese instante. Más bien, él estaba parado frente a los ventanales de dicho salón y mirando hacia fuera, hacia el precipicio que delimitaba dicho palacio.

“Has estado muy callado…” Satori estaba sentada en una mecedora, con sus ojos cerrados, pero su tercer ojo sobre su pecho seguía abierto y atento como siempre. Ella siguió con un tono tranquilo y pausado. “Después de concederte el gusto de ir donde los mortales a torturarles y luego marcharte ofreciendo únicamente recompensa monetaria, esperaría que criticaras más la triste significancia del dinero, o la libertad que los ricos y poderosos poseen.”
“Asumo que ya has oído dicha plática demasiadas veces, Satori,” respondió Ivan, inmutado y sin despegar su mirada de afuera.
“No se trata de haberla oído, mas de esperar que la vuelvas a repetir…” Satori se quedó en silencio, y sin necesidad de abrir sus ojos, agarró su tercer ojo suavemente con sus manos. “Nunca he sido capaz de leer tu mente, ni tú la mía, pero nuestro instinto de familiaridad nunca nos abandonaría por nuestro talento telépata. Te encuentras pensativo Ivan, y últimamente te noto más activo, y más atento al mundo exterior. Eres como un animal que siente que la tempestad se aproxima… y pese a tu libertinaje, apatía y metas de mantenerte desconectado de los problemas externos, parece que intentas prepararte para lo peor, como si la tormenta de la cual deberíamos estar a salvo fuera realmente a impactarnos a todos…”
“…” Ivan sonrió, y luego de una pausa, contestó sin dejar de mirar al abismo. “Las tensiones dentro de Zellea incrementan, y los Neterianos están en mayor momento que en los últimos ciento cincuenta años. Por nuestro pequeño pero poderoso círculo, nosotros estamos al margen de cualquier problema. Este lugar de youkai es un paraíso, ya que a nadie le interesa esta oscura e inhóspita región, y los propios youkai no quieren salir de su hogar para luchar por bienes que no les hacen falta. Al mismo tiempo, ellos se ven beneficiados por nuestras presencias aquí porque les hacemos más intocables por nuestras reputaciones. Y a lo largo de la historia, yo personalmente les he dejado saber a los Neterianos que, a diferencia de mi hermano, yo no soy un enemigo de ellos, y no tengo interés alguno de proteger a los indefensos que ellos lastimen, o ir en contra de ellos. Dime, ¿aquello no tiene un perfecto sentido? ¿No crees que estamos a salvo de las complicaciones que asechan a los demás?” él no dio tiempo de responder, porque ensanchó su sonrisa y procedió a contestar su propia interrogante. “Si alguien fuera a creer esas palabras y pensaría que estamos perfectamente libres de problemas, debería morir por confiar de más.”
“…”
“Es demasiado obvio que en una guerra nadie se libra, y menos organizaciones como nosotros, o una región y raza entera. Podemos esperar que en medio de los problemas con los Neterianos, nosotros seremos secundarios o incluso terciarios, pero nuestra misma reputación, fama y aparente invisibilidad es lo que nos puede traicionar uno de estos días…” él se giró y miró a la pelilila, quien seguía con los ojos cerrados e inmutada. “Es más, si bien aquellos que son grandes y poderosos tienden a estar más libres del campo de batalla que la milicia, son más susceptibles a un ataque por lo bajo, emboscada, traición, envenenamiento y mentiras. Son los que eventualmente sufrirán más que los demás si llegan a caer presa. Por ello mismo tenemos que estar más atentos que nunca, y más listos de lo que nunca hemos estado. ¿Acaso eso no tiene sentido, Satori?”
“…” Satori ladeó su cabeza, y se tomó un tiempo de silenciosa meditación antes de contestar de forma pausada. “No, no tiene sentido del todo, Ivan.”
“¿Pretendes ser de aquellos que sí deciden confiar de más? Casi te desconozco.”
“Tu vigilia se encuentra justificada, pero por más que podamos volvernos en blancos sin ningún motivo realmente válido, dudo mucho que nos agarren de sorpresa,” Satori abrió un solo ojo de su rostro y miró al mayor de reojo. “Y eso es porque los Neterianos o cualquier otro grupo revoltoso que desee eliminar a íconos de gran altura y reputación indudablemente empezaría por quienes están presentes en Twilight. En pocas palabras, la emperatriz y el monje son quienes indudablemente serían blancos de emboscadas por ser figuras de poder en el país, oponerse a cualquier cambio y no contar con tantos aliados significantes como todos los demás. Y todos conocemos muy bien a la emperatriz como para pensar que ella caería tan fácilmente,” Satori formó una sonrisa gatuna. “Eso deja a tu hermano como el blanco más atacado, ¿no es así?”
“…” Ivan le miró fríamente.
“Tu pequeña travesura importunando a aquel trío de inexpertas demonios fue por motivos de enseñanza y crueldad hacia ellas, y tu misión fue claramente ‘educarlas’. Pero nosotros no necesitamos de ese tipo de gente joven, principiante y con ideales demasiado positivos para la realidad. Es evidente que dentro de este país cambiante y bajo fuertes tensiones y desorden, el único lugar donde ellas realmente pertenecen es en Argentum,” Satori dejó de sonreír y se dignó a mirar al pelimarrón directamente y con ambos ojos. “Entonces concluyo que tu acción de hoy se enfocó en incentivarlas aun más para que se mejoren y que Alexei les acepte en Argentum algún día. En pocas palabras, lo que hiciste hoy tuvo como propósito ayudar a tu hermano. Dime, ¿estoy en lo cierto?”
“…” Ivan miró a uno de sus libreros, inmutado. “Puedo ver por qué pensarías que ese fue mi propósito principal. No te equivocas del todo, pero no es mi interés hacerles creer a esas tres demonios que pueden llegar a trabajar a la par con Alyosha. Ni aunque contaran con todo un siglo para entrenar se igualarían a él. Sólo tengo el interés de ubicar a más personas irrealmente optimistas que tomen las riendas de Argentum, para que así Alyosha pueda abandonarlo permanentemente,” él se cruzó de brazos, dejando de lado su actitud burlesca e indiferente. “Una organización de ayuda no puede tener a ningún miembro problemático, y la fama y raíces del ‘monje’ sólo se volverán un terrible dolor de cabeza más adelante. Ni bien las tensiones estallen en Zellea, todo Argentum puede verse en grandes aprietos sólo porque el patriarca es aquel temido monje, y todas esas personas de buena voluntad y dispuestas a ayudar a los más necesitados estarán bajo un riesgo constante que Alyosha no podrá remediar. Él no pertenece en su propia organización, pero no puede dejarla aún porque esta depende demasiado de él. Es ahí donde aquella juventud ideal e irritante con interés de ayudar y suficiente fuerza para mantener las acciones en marcha tiene un verdadero y útil rol. No queda mucho tiempo, estoy convencido de ello, y mi hermano debe entender que él ya no puede quedarse como el patriarca de Zellea. Él tiene que dejar a Twilight a manos de la emperatriz y desaparecer.”
“…” Satori desvió la mirada, meditativa. Su serio y cansado semblante pareció verse casi triste por un instante. “Ninguno de nosotros ha tenido una vida fácil y tranquila, por algo hemos desarrollado nuestros talentos a tal altura. Pero en comparación con ustedes, yo he sido afortunada… También puedo sentirlo: la tensión en el ambiente. No se asemeja a nada que he sentido antes… aquello que se está formando va más allá que una disputa, o que una guerra con batallas fijas… casi temo de pensar qué puede ser…”


“Es caos,” contestó la dama de negro, atravesando el umbral de la puerta. Su presencia llamó la atención de los dos, quienes inmediatamente se le dirigieron. La recién llegada sonrió suavemente, mientras se abría paso en el salón y caminaba hacia los ventanales. “El caos se está apoderando del ambiente. Es como la oscuridad, debido a que siempre está escondida, pero presente. Pero a diferencia de esta, el caos fue lo primero que existió, y lo más trascendental,” ella dejó de caminar y volvió a girarse para dirigirse a los otros dos, con una sonrisa humilde. “Estas son palabras del Trickster. Por el resurgimiento del caos, es sólo natural que pronto le volvamos a ver.”
“Él siempre ha sido todo un dolor de cabeza,” comentó Ivan, inmutado. “Lo mejor sería que continúe escondiéndose. No podemos esperar que él fuera a vernos como aliados.”
“Su naturaleza es impredecible, pero lo que sé con firmeza es que él y yo no somos enemigos. En el fondo, tenemos las mismas metas,” la dama de negro sonrió con superioridad. “Pero es muy probable que él sí se convierta en tu enemigo, Ivan, debido a los problemas existentes con tu hermano.”
“…” él negó. “Ya he asumido la posibilidad.”
“Hmhmhm…” la pelinegra rió muy levemente, con los labios cerrados.

Mientras tanto, Satori no despegaba sus tres ojos de la dama frente a ella, y le miraba con molestia y desconfianza. Ella estaba demasiado sonriente en ese instante…

“¿A qué vienes a los aposentos de Ivan?” preguntó Satori. “Nunca has mostrado la necesidad de dialogar de este modo.”
“Pronto será el inicio de movimientos de parte de los Neterianos. Por ello mismo, deseo venir con una propuesta, antes que la situación se vuelva demasiado complicada para libertades de este tipo…” ella hizo una pausa, esperando a tener toda la atención de sus allegados. “Sugiero ir a visitar el jardín de Balamb, y ver con nuestros propios ojos a los presentes en dicho ecosistema. Los tres sabemos bien que hay más que observar por allá de lo que parece…”
“Voto en contra, sinceramente no hay nada relevante que ver por allá,” Satori contestó con rapidez y decisión. Iba más allá que ‘irrelevancia’. Ella ciertamente se oponía de ver a la dama de negro rodeada de gente joven, e inocente.
“Es extraño oírte darle interés a otras personas…” opinó Ivan. Sin embargo, tenía sentido también, pensando en quiénes estaban en dicho lugar… “Debo admitir que me veo intrigado de encontrarme con aquel ‘niño’ del cual siempre hablas.”
“Como un condiscípulo, es apropiado que finalmente vayas a conocer al Dark Prince,” observó la dama de negro. “No deberías dejar que tu hermano le dé la impresión incorrecta de ustedes dos.”
“Has hecho un buen punto,” Ivan no evitó encontrar cierta gracia a su comentario. Alexei realmente no daba crédito a su fama con su persistentemente amable comportamiento.
“…” Satori miró con reproche a Ivan por dar el visto bueno a la idea. No le sorprendía que él estuviera de acuerdo, pero no por eso ella también lo aprobaría.
“Satori… sería también un agrado para el joven Iksel el verte tan pronto, en la recta final de su estancia en el jardín,” observó la pelinegra. “No tendrás el mismo interés de nosotros de admirar el panorama del jardín, pero dicho encuentro te es menos irrelevante. ¿Por qué no decides acompañarnos?”
“Un reencuentro no es excusa para la libertad que propones…” Satori mostró cierto pesar. Si realmente ellos pensaban ir, no podía prohibirles. Supuso que no le quedaba de otra que sumarse a la visita.

La Dark Mistress caminó hacia los ventanales, y miró hacia aquel profundo abismo debajo de su palacio. Ella sonreía tranquilamente, a diferencia de su expresión formal y neutral de siempre. Lo podía sentir, además del caos que prometía con infestarlo todo. El pasado estaba regresando, y no faltaba mucho tiempo para revivir unos buenos recuerdos, y reencontrarse con seres que había perdido en su camino.

Ella llevó su mano izquierda a la altura de su pecho y la estrujó suavemente con su otra mano. Dentro de pocos días, los volvería a ver, a aquellos dos…


 

Habiendo pasado la tormenta, el equipo de científicos de Oblivion se congregó en la sala de máquinas para reparar el generador de electricidad. Fue como Kurisu sospechó y sólo bastó el cambio de un fusil para retornar el generador a la normalidad.

“Es bueno saber que hubo ningún daño significativo en la maquinaria,” observó Kurisu, satisfecha. “De todos modos, el generador está programado para apagarse en una hora, ya que nos estamos retirando.”
“Nos encargaremos de calcular todos los daños y las reparaciones y remodelaciones necesarias después de la tormenta,” reportó una científica. “Pronto tendremos que acudir a Arcadia con más frecuencia, así que debemos mejorar la estructura de este bunker y la resistencia de nuestros instrumentos.”
“Gracias, por favor envíeme un reporte cuando lo tengan listo.”
“¿Cuál es el estado de los instrumentos recuperados por Len?” preguntó Aqua.
“Hemos hecho pruebas y ha habido cierto deterioro en la mitad de la información, pero los dispositivos felizmente no se averiaron,” dijo un científico. “Estimo que podremos recuperar un 70% de la información dañada ni bien regresemos a los laboratorios. Hemos tenido mucha suerte, pensé que no lo recuperaríamos.”
“…” Kurisu se cruzó de brazos y estuvo en silencio un momento. La mención de dicho baúl claramente la incomodó, pero ella reservó sus molestias personales y asintió. “Ni bien regresemos a Oblivion tenemos que analizar todos los datos y hacer un estudio extenso. La información dejada atrás por Excelsior puede brindarnos más pautas para producir tecnología que resista a la oscuridad, como la presente en sus laboratorios.”
“Excelente, es hora de irnos,” Aqua sonrió y caminó hacia la salida de la sala de máquinas. “De inmediato, todos los esperan.”

         

   

Mientras tanto, en el puerto fuera del bunker, ya varios grupos empezaban a retirarse, tomando distintos yates de alta velocidad que les llevarían lejos de esa zona peligrosa. La noche ya había llegado, y según la gente de Oblivion, quedarse durante la noche no era seguro para nadie, por lo cual todos ya estaban listos para partir.

Sin embargo, el grupo proveniente de Balamb debía esperar a que la directora y científica principal acabaran, ya que ellas les acompañarían al barco donde el jet privado les esperaba para regresar a su país, y por ello sólo les quedaba despedirse de todos los demás antes de zarpar luego del largo día.

“¡Ha sido todo un gusto pasar esta experiencia con ustedes!” exclamó Aya emocionada, mientras su crew continuaba llevando todos los instrumentos de reportaje dentro del yate privado que les pertenecía. “Ni bien llegue a tierra firme, prometo que estaré escribiendo el mejor reportaje exclusivo y con lujo de detalles de todo lo que ocurrió hoy. ¡Hasta les enviaré copias gratis!”
“Gracias, lo esperaré,” Ryoji sonrió. “Fue un gusto conocerte, Aya, y muchas gracias por salvar a mis bros. Te debo una.”
“Aw, no hay de qué, fue divertido.”
“No, no lo fue,” Junpei miró a la reportera con cólera. “Casi pierdo mi estómago.”
“Oye, déjalo ir, ella nos salvó…” Yosuke dio un suspiro.
“Haha, no olvidaré esta experiencia. ¡Hasta luego!” ella corrió dentro de su yate y se paró dentro de este, mientras su crew cerraba la entrada y se alistaba para navegar. La pelinegra sacudió su mano en señal de despedida, con muchas energías. “¡Un gusto conocerles! ¡También un gusto volverles a ver, Ayame y Pram! ¡Hasta la próxima!”
“¡Que dios te bendiga, Ayayayaya!” Ayame alzó un puño con entusiasmo.
“Sólo vete ya…” Pram dio un suspiro. Todos vieron el yate de Aya arrancar, y este se retiró con rapidez, poco a poco perdiéndose en medio de la oscuridad del mar. La ausencia de la reportera fue fácil de notar debido a sus incansables energías. En eso, unas tres personas se les acercaron, también camino a retirarse.

         

       

“Fue un gusto volvernos a ver,” dijo Madoka, sonriendo. “Espero que eso vuelva a suceder pronto, hasta luego.”
“¿Eh? ¿Ya se van?” preguntó Cho.
“Unos científicos junto con Rin y Len vienen con otros de regreso a Oblivion,” reportó Mai, inmutada. “Sólo esperamos a que Rin regrese con los últimos instrumentos científicos y nos podemos marchar.”
“¡Pero muchos ánimos, para las horribles circunstancias que hubo fuera del bunker, pienso que su actuación les ha aprobado el examen!” Yukko levantó su pulgar.
“Realmente lo espero,” Haruhi se vio insegura. “Después de la tormenta, sí tuvimos una evaluación individual por nuestros instructores y las cabezas de Oblivion. Nos habrán dado crédito por la tormenta, pero sí hubo varias observaciones…”
“Sí, al parecer no está bien que mencione que Arcadia es un buen lugar para filmar una película,” Junpei se molestó.
“No, no lo es, en esa filmación no estabas siendo nada serio,” declaró Pram.
“E-en fin, creo que nadie tendría una calificación perfecta por todo un día de trabajo…” opinó Yosuke, no muy confiado. Esperaba que su pérdida de conocimiento en medio de la tormenta y la necesidad de que Aya les haya ayudado no le quitara muchos puntos.
“Suena a que sólo dices esas palabras para darte falsas esperanzas,” Mai negó. “Si has reprobado, es mejor que lo aceptes.”
“Nadie está seguro de nada aún…” Haruhi entrecerró los ojos. Esa chica era innecesariamente cruel con ellos.
“Ehh, n-no tomen en serio a Mai, les aseguro que no tiene malas intenciones…” Madoka sonrió incómoda. “Yo personalmente creo que les fue muy bien. Son geniales.”
“Muchas gracias, Madoka,” Almaz asintió, sonriendo. “También espero que nos veamos pronto, y que les vaya muy bien en Oblivion.”
“Claro, luego de este evento, nos debe ir muy bien,” Yukko sonrió, aunque ya no se le veía tan segura. Algo interno le advertía que esa tormenta era sólo una muestra de lo que les esperaba, pero realmente no podía ser pesimista desde ese punto. “Hasta pronto, y que tengan un buen viaje de regreso a Balamb.”
“Y ustedes a Oblivion,” Ayame asintió. “¡Que no les coma el Kraken!”

Luego de la exclamación del peliplateado, Yukko y Madoka se retiraron riéndose un poco por la ocurrencia, con Mai inmutada como siempre. Pram se dio un facepalm. Si ellos se topaban con un Kraken, tal vez no dudaría en lanzar a Ayame a este…

Ellos se quedaron esperando mientras el enorme yate de los estudiantes ya estaba listo, sólo esperando a que Rin les diera el alcance. Hubo un momento en silencio, en el cual Pram revisó nuevamente su maletín para asegurarse de tener todas sus pertenencias, y entonces se sorprendió. Su celular no estaba ahí.

“No puede ser…” ella rebuscó entre sus cosas nuevamente, pero su celular en verdad había desaparecido. ¿Acaso ella pudo haber extraviado su celular? No podía creerlo…
“¿Qué ocurre?” preguntó Almaz, preocupado. Él vio a la subdirectora voltearse a mirar al bunker, pensativa.
“He extraviado mi celular…” ella dio un suspiro, frustrada. “Es sin duda vergonzoso, pero no debe estar muy lejos. Lo tenía hasta luego de regresar del paseo guiado por los alrededores, así que debe estar en el bunker.”
“Hm…” Ryoji se puso a pensar. “Sí recuerdo haber visto un smartphone blanco quedarse en uno de los baúles sin que nadie lo recogiera. ¿Podría ser el suyo?”
“…” sí sonaba a su smartphone. “Iré a buscarlo, discúlpenme con la directora de Oblivion en caso que tenga que esperarme, por favor.”
“Ay, no seas tan vergonzosa, Pram-chan,” Ayame sonrió. “A todos se les olvida algo en algún momento de sus vidas…”
“Sólo porque a ti te pasa a cada rato no quiere decir que sea normal, ahora vuelvo,” ella se fue de regreso al bunker con rapidez.


Luego de entrar al bunker, ella siguió por el camino que le debía llevar a la sala. No podía creer que había dejado detrás su celular, hasta pensó que lo había sacado del baúl junto con sus otras pertenencias luego de que la tormenta cesara… pero ya no había punto de recriminarse por eso. Mientras pudiera encontrar su celular, no había ningún problema.

Entonces, a medio camino, Pram vio un periódico arrugado tirado en medio del pasillo. Ella no tardó en intrigarse por lo que podía ser, ya que no había visto a nadie leer periódicos o revistas en todo el día, por lo cual lo recogió. Más desconcertante aún fue ver la fecha y el lugar de publicación. Era un periódico local de Arcadia, con la fecha del mismo día de la catástrofe que mató a todos sus habitantes, hace seis años…

La peliblanca giró su mirada de un lado a otro, comprobando que estaba completamente sola. Oblivion trató todo el material recaudado por los estudiantes de Balamb con mucha reserva y secretismo, y la primera condición para llevar a cabo el examen en esa isla fue que el jardín de Balamb no tuviera derecho de recibir detalles sensibles de Arcadia. Sin embargo, ese periódico había terminado cayéndose, quizás cuando algún estudiante fue a dejar su bolsa en la secretaria, o cuando los integrantes de Oblivion transportaron todos los hallazgos hacia el yate. Le sorprendía notar que nadie lo había recogido antes, pero al menos tenía la oportunidad de mirar al periódico. Como un medio de comunicación, la información dentro de dicha publicación no debía ser nada sensible, pero algo le impulsó a darle una leída, por lo cual leyó con rapidez la noticia más importante en primera plana.

Después de catorce años de falta de comunicación y desacuerdos, hoy marca el inicio de la asamblea de Arcadia, esperando entablar mejores relaciones con las demás islas del país. El rey y la reina de Destiny Islands han mostrado su aprobación con su presencia… (Continúa en A2…)

¿Asamblea? Pram sí recordaba el escándalo después de la destrucción de Arcadia, y que esto ocurrió el día en que muchas personas importantes de todo Destiny Islands, incluyendo los reyes, atendieron esa isla, donde todos lamentablemente perecieron. Pero nunca se supo a qué precisamente se debía la reunión, aparte del hecho que Arcadia siempre había sido una isla tan apartada que por poco y tenía su propia política como un país independiente. Sonaba a información sensible y que no estaba disponible, así que se tomó la libertad de llevarse el periódico para darle una leída. Destiny Islands siempre había sido un tema interesante para ella, después de todo.

Ella oyó pisadas acercarse, por lo cual tuvo que guardar el periódico rápidamente en su maletín para evitar ser cuestionada al respecto. Rin llegó al pasillo luego de dar un giro por una intersección, cargando una caja con algunos aparatos de transmisión de video.

 

“Oh, hola subdirectora, ¿qué hace por aquí?” preguntó Rin, ladeando la cabeza.
“Buenas noches,” saludó Pram, con naturalidad. “Creo haber dejado mi celular en la sala, así que estoy yendo a buscarlo. Espero que no haya ningún problema.”
“Oh no, para nada. Estamos en confianza, como Ayame diría,” Rin sonrió. “Pero supongo a usted no le gustaría oírlo de él. Vaya, fue un cansado día, pero todo al final salió bien. Espero que esto simbolice el inicio de apoyo entre Oblivion y Balamb.”
“Cierto, yo también lo espero,” Pram asintió, y sonrió cortésmente. “Si no me equivoco, usted ya se encuentra en camino de regreso a su instituto.”
“Sí, ya todos deben estar esperándome. Y el tonto Len necesita atención allá, ojalá aprenda algo de todo esto…” Rin sacudió su cabeza con frustración. “Bueno, disculpe, pero me tengo que ir.”
“Una pregunta, antes que se vaya…” Pram desvió su mirada, pensativa. Tenía que confirmar algo. “Recuerdo que ustedes dijeron que Arcadia nunca fue abierto con su información y por ello era tan necesario hacer estudios como este, pero asumo que ellos también tenían sus medios de comunicación como noticieros o periódicos. ¿Acaso no quedaron publicaciones de noticias en Internet después de la catástrofe?”
“Pues, no es que sea experta en el caso, pero sí sé que ellos hasta limitaron el acceso a los periódicos matutinos, incluso creo que sólo había publicaciones disponibles a gente que trabajaba en Excelsior…” Rin se puso a pensar. “No creo que mucha información sensible se pueda ubicar dentro de algo como un reporte diario, pero sí sería interesante encontrarse con algún periódico de Arcadia a ver qué clase de noticias y acontecimientos ocurrían dentro de la isla…” la rubia dio un suspiro. “Con decirte que ellos hasta se reservaban la información y partidas de nacimiento de sus habitantes… los sobrevivientes de las islas pequeñas aledañas a Arcadia tuvieron que ser procesados por el gobierno de Destiny Islands cuando los rescataron…”
“Hm…” interesante… “Gracias por tu respuesta, sólo fue una duda que surcó por mi cabeza durante el día.”
“De nada, Internet normalmente tiene de todo pero no se encontró mucho de Arcadia en sí. Bueno, hasta pronto,” Rin se despidió y se fue corriendo, camino al yate que le estaba esperando para zarpar.


Pram continuó hacia la sala, notando que finalmente se encontraba sola. La información de Rin le ayudó a comprobar que aquel periódico era una pieza más importante de lo que parecía. Ni bien llegó a la sala, cerró la puerta detrás de ella y volvió a abrir su maletín para continuar con una leída ligera de aquel periódico.

La asamblea que ocurrió el mismo día de la catástrofe era un evento que hasta en el presente no estaba bien descrito. Destiny Islands había etiquetado todo lo referente al suceso como tabú, y por ello, ese mismo periódico podría contener más información respecto a los planes de la reunión. No era nada que el propio Destiny Islands no pudiera ya saber, pero como Pram era ajena a los líderes de dicho país, la disponibilidad de más detalles de la asamblea sí era interesante, aun de ser irrelevante.

Pero, mientras continuó leyendo la noticia en la página A2, se encontró con un detalle acompañado de una foto en gris que le cayó como un balde de agua fría. Ella lo releyó para asegurarse que no se había equivocado.

…además de venir con sus consejeros y renombrados analistas, los reyes de Destiny Islands llegaron ayer a la isla acompañados de su hija menor, Blanc Aoi, quien estará presente en las reuniones de los dos primeros días de la asamblea…

“…” Pram se quedó en blanco. ¿Acaso ello significaba que la pequeña princesa estuvo presente en Arcadia durante la catástrofe? Destiny Islands siempre comunicó al mundo que no hubo ningún sobreviviente en la isla central de Arcadia y que los príncipes estuvieron en su hogar, la isla de Sunrise, cuando todo ocurrió hace seis años. Pero esa misma foto en blanco y negro era otra evidencia… Blanc estaba parada en medio de sus padres, rodeada de otros políticos allegados a la realeza, frente al laboratorio donde ubicaron la supercomputadora principal ese presente día.

Ello era prueba que Destiny Islands había ocultado todo lo referente a la princesa… y con una muy buena razón. Nadie normal pudo haber sobrevivido a semejante tormenta de oscuridad. La que experimentaron ese mismo día no se comparaba, y aun así, los estudiantes de Balamb con las justas pudieron regresar al bunker… Pram sonrió con crueldad, y satisfacción.

Destiny Islands acababa de cometer un terrible descuido dejando ese pedazo importante de evidencia detrás. Finalmente, la cansada búsqueda de Pram por gente resistente y compatible a la oscuridad pesada acababa de resultar en un fruto, y eso debía de ser sólo el principio de muchas más victorias. Al final, esa princesa resultó aun más importante de lo que pensó en un principio.

El presente príncipe heredero debía de ser sacado del mapa más rápidamente, y Pram vería cómo sacar provecho de la princesa en algún futuro cercano. Los tiempos antiguos de Destiny Islands estaban resurgiendo, y a diferencia de la doctrina de Oblivion de proteger a las islas con el poder de la luz, la verdadera fuerza de Arcadia estaba por resurgir: el dominio de la oscuridad.

En poco tiempo, las tinieblas cobrarían vida. Tenía que apurarse en dominarlas antes que fuera demasiado tarde.


Cho

Re: Neterian Fantasy: Fic zone
« Reply #25: March 15, 2015, 01:03:16 PM »
Ok, como el foro se cerró, continuaré con mi historia por aquí en cuanto tenga tiempo de escribirla. Y declaro que el examen Seed se terminó *cri cri* Anyway...

50.1.

Sorry but you are not allowed to view spoiler contents.


Cho

Re: Neterian Fantasy: Fic zone
« Reply #26: March 15, 2015, 01:04:52 PM »
50.2.

Sorry but you are not allowed to view spoiler contents.


Cho

Re: Neterian Fantasy: Fic zone
« Reply #27: August 17, 2015, 10:22:31 PM »
51.1.

Sorry but you are not allowed to view spoiler contents.
« Last Edit: August 17, 2015, 10:26:50 PM by Cho »


Cho

Re: Neterian Fantasy: Fic zone
« Reply #28: August 17, 2015, 10:23:20 PM »
51.2.

Sorry but you are not allowed to view spoiler contents.


Cho

Re: Neterian Fantasy: Fic zone
« Reply #29: September 29, 2015, 09:46:22 PM »
52.1.

[spoiler]

Era todavía temprano y las clases aún no comenzaban, pero un mensaje alarmante llegó a la enfermería del jardín. Al parecer, una visitante había encontrado a una estudiante desmayada en uno de los parques del campus.

La enfermera notó a un carrito de golf conducido por uno de los vigilantes de turno, y salió para recibirles. Este vigilante levantó a la pequeña inconsciente y la cargó hacia el lugar para permitirle descansar.

“¡Por aquí!” indicó la joven enfermera, dirigiendo a los recién llegados. La enfermera se dirigió a la visitante, quien también había llegado. “¿Sabe qué fue lo que ocurrió?”
“Yo sólo… caminaba por los parques, cuando vi a la pequeña echada sobre el césped…” la dama de negro habló con una voz apagada y miró hacia abajo con preocupación. “Había decidido no acercarme, pensando que podía estar tomando una siesta… pero no tardé en notar lo pálida y débil que se veía…”
“Le agradezco mucho por llamar a seguridad y avisarnos,” la enfermera dio una reverencia, una que la dama de negro correspondió con la misma rapidez. “Esta pequeña es ligeramente débil y tiende a desmayarse, no es la primera vez que termina aquí. Pero no debe tardar en recuperarse,” se acercó a la inconsciente y le agarró la frente, descartando fiebre. “Es posible que sólo necesite un descanso.”
“Eso espero…” la visitante asintió, con una expresión preocupada.
“Si me vuelven a necesitar, no duden en contactarme,” dijo el vigilante, habiendo terminado con su trabajo al traer los objetos personales de la menor, que eran útiles escolares en su mayoría. “Debo seguir patrullando los parques.”
“Sí, muchas gracias,” respondió la enfermera, viendo al señor salir del lugar. Ella regresó su mirada a la tímida visitante. “No debe preocuparse más, lo tengo bajo control. ¿Desearía que le ofrezca algo para beber?”
“No gracias, yo sólo…” la dama de negro se vio interrumpida porque se oyó un teléfono timbrar desde el fondo de la enfermería.
“Disculpe, tengo que atenderlo. A-ahora vuelvo…” la enfermera corrió apurada a contestar.

Estando sola, la visitante dio una mirada más a la pequeña que descansaba sobre la cama en la enfermería. Habiéndole llevado a ese lugar, la dama de negro ya no tenía más obligaciones con ella, no por el presente día.
Se acercó a la menor, y despejó unos cabellos de su rostro como un gesto fraternal.

“Tranquila, pequeña…” la mujer sonrió ampliamente mientras le susurraba. “Nos volveremos a ver muy pronto…”

Abandonó la enfermería antes de tener que encontrarse nuevamente con la enfermera. Ya no necesitaba más de esas interacciones inútiles durante su visita.


   

Larsa había ido a su salón de clases temprano, como era usual en él, pero le sorprendió verse citado por secretaría mediante un mensaje automático en su celular. Ser llamado antes de clases era muy extraño, y no podía pensar en ningún motivo. No… aunque sí sentía algo raro en el presente día.
Era un ligero sentimiento de urgencia, uno muy típico en él que provenía de su propia intuición cuando algo estaba fuera de lugar. Larsa comprendía que le estaba comunicando que algo demandaba su atención, pero no podía venirse con nada. Sólo esperaba que no fuera grave…

Al llegar a la secretaría, le informaron que Alexei le había citado en una de las salas de visita. Sonaba un tanto extraño que el monje le hubiera citado ya que hasta el momento habían hablado casualmente, pero eso probó que era más que una simple conversación. No sabía qué esperar, pero considerando el lugar del reunión, tal vez le presentaría a alguien desconocido para él…

Y al llegar a la sala, lo comprobó. Tanto Alexei como una persona de apariencia similar a este se le dirigieron.

“…” Larsa miró de uno al otro y cerró la puerta detrás de él. Entonces, cerró los ojos para meditar en silencio. “Se parece mucho a ti, Alexei. ¿Acaso será…?”
“No me has dejado decir nada y ya pareces haberlo descifrado,” Alexei sonrió. “Precisamente. Larsa, te presento a mi hermano mayor, Ivan. Él ha venido a conocerte.”
“Sólo tengo intención de compartir pocas palabras contigo, y analizar el tipo de persona que eres,” explicó Ivan, con cierta indiferencia. “Este no es un buen lugar como para que nadie se conozca, menos gente como nosotros.”
“Tienes mucha razón,” Larsa le miró y le sonrió cortésmente. “Pero debo expresar que es un honor finalmente estar en su presencia. En todos los años que estuve bajo la tutela de nuestro maestro, siempre quise conocer a sus primeros aprendices. Tal vez no sea un buen punto para ninguna conversación, pero aprecio que hayas venido hasta aquí, Ivan.”
“…” el dirigido desvió la mirada y negó como si el menor no tuviera remedio. “Hablas igual que mi hermano. Esta cordialidad te sale muy natural.”
“Te aseguro que es natural,” Alexei sonrió. “Pese al título que él posee, está claro para mí que Larsa es una buena persona.”
“No estoy interesado en desarrollar calificativos de este tipo,” Ivan dio unos pasos hacia Larsa, y le miró detenidamente por un momento. “Ya veo… tu mente está hecha un desastre… supongo esa es otra similitud que tienes con Alyosha…”
“¿Perdón?” Larsa se confundió.
“Soy un telépata. En mi experiencia, un modo de ‘medir’ y juzgar a otras personas es revisar una cierta organización de sus mentes…” el mayor le miró con leve severidad. “Me reservaré la curiosidad de preguntar, pero está claro para mí que tu propia estabilidad y salud en el aspecto mental se ha visto dañada con el tiempo…” dicho esto, Ivan caminó hacia una ventana del cuarto, pensativo. “Respóndeme algo, Larsa…”
“…”
“¿Qué tienes en mente ahora? ¿Cuáles son tus planes?” él vio a varios estudiantes por medio de la ventana, camino a sus clases. “¿Cuál es tu intención al estar en este jardín, pretendiendo ser un niño normal?” le miró de reojo, con frialdad. “¿Piensas tomar un rol antagonista en este ecosistema? ¿Tienes interés de vengarte de los Neterianos por todo lo que te han hecho?”
“No…” Larsa contestó con firmeza, sin lugar a meditaciones. No tenía nada que ocultar. “Actuar de ese modo sería condenable bajo la tutela de nuestro maestro, ¿no lo crees?”
“…” Alexei se sorprendió.
“Nada bueno saldría de pensar en venganza. Más bien, hay mucho que perder,” Larsa negó y miró a Ivan con firmeza. “Lo único que quiero hacer es proteger a mis amigos. No tengo ningún otro plan aparte de ese. Es una lástima que tenga que ser en un lugar tan peligroso, justo frente a los ojos de Pram, pero mi motivación y pasividad no cambian.”
“…” Ivan sonrió con ironía y volvió a dirigirse al menor. “Cierto. No es como si tú hubieras escogido a dónde debías llegar. La gente de interés para ti estuvo reunida antes de tu llegada en este jardín tan controversial, ¿no es así? Pero, este lugar sí fue escogido por una persona específica como el punto donde todos estarían, y se encontrarían. Una persona lo manipuló para que tus ‘amigos’ estén aquí.”
“¿Qué?” Larsa pareció asustarse por un momento. “Con… ‘una persona’, ¿te refieres a alguien que ya sabe de nosotros?”
“N-no…” Alexei se vio incómodo. “Todavía no puedo entender la razón detrás de su decisión de ubicar a todos frente al ‘enemigo’, pero no es nadie nuevo en el asunto.”
“Fue el Trickster quien escogió a Balamb como el punto de encuentro,” reveló Ivan, sorprendiendo a Larsa. “Él fue quien se aseguró de conducir a varias personas a llegar al jardín por medio de distintos planes, incluyendo a tus ‘amigos’.”
“¿Q-qué dices?” Larsa se quedó un momento en silencio, intentando asimilar las palabras. “Él… sé que él tiene mi misma motivación de proteger a nuestros allegados… entonces, ¿por qué él…?”
“…” el monje no supo qué decirle. Él tampoco lo entendía y aquel ‘Trickster’ siempre había sido excelente para ocultar sus motivos, pensamientos e incluso emociones, además que él no le iba a confiar nada. “Él nunca iba a decirnos por qué, sólo nos pidió algunos favores para llevarlo a cabo, diciéndonos que era parte de un plan…”
“No te molestes en explicarte por él, ya le conoces,” Larsa negó y desvió la mirada, entrecerrando los ojos. “Sé… que debe tener una muy buena razón,” cerró sus ojos, rendido. “Mi hermano siempre ha sido de jugar los azares más peligrosos, y supongo no es la primera vez que nos arrastra a estar involucrados.”
“Tienes fe en él. Yo pienso que es un caso perdido,” Ivan negó. No había esperado al Dark Prince rendirse a aceptar las acciones del Trickster sin tantos problemas. “Habiendo cerrado esta conversación, no tengo más relevante que preguntarte. Entonces estás cometido a mantener la paz y adoptar un rol de observador.”
“Precisamente,” Larsa asintió.
“Es bueno saber que al menos uno de ustedes es prudente. Antes de conocerte, ya estaba ideando una mala imagen de tu grupo…” se cruzó de brazos.
“Me gustaría saber por qué lo dices… he estado ausente demasiado tiempo.”
“Puedes formular tus preguntas a tus tan estimados allegados. Yo no tengo nada que ver.”

     

“Fufufu…” Shinkouhyou apareció en el lugar. Él se vio entretenido. “Siempre he pensado que pierdes tu tiempo pensando tanto en tus ‘amigos’, Larsa. Todos siempre me han parecido demasiado egoístas e imprudentes como para compararlos contigo. Realmente no valen tu dedicación. Nunca les he visto hacer nada para siquiera merecerla,” sonrió malignamente. “A menos que ‘arruinar tu vida’ cuente como algo…”
“…” Larsa le miró con recelo.
“No deberías decir eso, Shinkouhyou,” Alexei negó, frustrado.
“Debiste haber estado esperando en el otro lado de la puerta para aparecer justo en el momento en que pudiste decir algo inapropiado,” observó Ivan, alzando una ceja. Él pasó a sonreír con indiferencia. “No podías quedarte sin escuchar el chisme más reciente, ¿o me equivoco?”
“Mi aparición aquí va más allá de oírles hablar sobre sus posibles tragedias o problemas personales con sus condiscípulos,” Shinkouhyou se encogió de hombros. “También considero este encuentro como una situación especial, y por ello mismo, no pierdo la fe que algo interesante puede ocurrir en este lugar. Me costará admitirlo, pero hay todavía ciertos misterios de ustedes que no termino por averiguar.”
“Es por la naturaleza de tu omnisciencia, ¿no es así?” preguntó Alexei al recién llegado. Shinkouhyou le miró de reojo. “Tienes una excelente habilidad de averiguar casi cualquier tipo de información del presente de manera intrínseca, pero ese tipo de información es la única que te llega fácilmente. Tu poder del presente no te da una visión clara del futuro… y todo el pasado que ocurrió antes de tu existencia es demasiado inaccesible para ti, ¿no es cierto?”
“Tu muy exacta diagnosis de mi poder me deja entender que nos conocemos demasiado,” Shinkouhyou negó, sonriendo rendidamente. “Mientras el presente es cristalino para mí, sólo puedo ver una cantidad asfixiante de posibilidades para el futuro, aunque a cierta medida puedo ‘predecir’ ciertas tendencias irrefutables. Lamentablemente, el pasado nunca ha sido mi fortaleza, y la única forma de aprender más de este es estudiarlo como cualquier persona normal hasta que mi poder me brinde cierta iluminación,” él dio un suspiro. “Odio admitir que como mis mayores, ustedes tres pueden guardar muchos secretos en sus vidas que posiblemente me conciernen.”
“Pero tu interés nunca estaría en nuestras vidas en sí, Shinkouhyou,” observó Larsa, pensativo. “Siempre has enfocado tu interés en observar sucesos ‘entretenidos’. Dudo mucho que nuestros pasados te sean de interés alguno, especialmente porque han ocurrido hace demasiado tiempo como para que sean relevantes para el presente.”
“¿Realmente lo crees, Larsa?” Shinkouhyou sonrió malignamente, notando cómo aquel ‘niño’ se vio incómodo por su pregunta. “Una de las pocas ‘tendencias’ que he podido observar en mis meditaciones es que el pasado está resurgiendo en el presente. Tu sola reaparición lo demuestra. Y mientras muchos están enfocados en lo que ocurrirá en el futuro, ¿no es mejor estar preparados para lo que nos puede sorprender del oscuro pasado de personas como ustedes?”
“…” Ivan sonrió con ironía. “Si lo que asecha a todos es algo de mi pasado, ciertamente yo debo de ser uno de los que menos se tendría que preocupar. Sin embargo, admito que tengo mucha curiosidad de poder averiguar todo lo que los otros inmortales de ‘mi generación’ han podido ocultar por tantos años.”
“…” Alexei desvió su mirada y entrecerró sus ojos. Esa ‘profecía’ de Shinkouhyou le incomodaba tremendamente, sobretodo porque sonaba demasiado posible… el hecho que todos ellos eventualmente ‘asecharían’ a los demás…
“Carezco de tu habilidad, Shinkouhyou, pero lo que dices tiene mucho sentido,” admitió Larsa, todavía pensativo. “Tengo el presentimiento que mucho está por ocurrir en el futuro, y de darse algún enfrentamiento, todos tendrían que usar sus mejores cartas. Si es así, aquellos con más antecedentes y más desconocidos del montón serían capaces de sorprender a sus oponentes. Esa sorpresa y experiencia adicional es ventajosa…” dio una corta pausa. Aun así, la mención de Shinkouhyou sobre la importancia de sus pasados seguía incomodándole. “Pero no hay punto de discutir al respecto de momento. Hablar sobre predicciones e inciertos no es práctico. No es algo que podamos atender.”
“Ciertamente no lo es,” Ivan asintió.
“Por supuesto que no es práctico. Sólo es entretenido para un espectador neutral como yo,” Shinkouhyou se encogió de hombros. “Está aun más dolorosamente claro que te asemejas más a tus colegas mayores que a tus propios allegados, Larsa. Hasta en la apariencia física, eres mucho más similar a ellos que a tu propio hermano.”
“Hm…” Larsa se extrañó un poco. “No lo había pensado, no sería descabellado decir que parecemos familiares.”
“Sí, ¿verdad?” Alexei ladeó la cabeza y sonrió entretenido.
“No gracias, ya tengo suficiente con un hermano menor,” dijo Ivan, cruzado de brazos. “Y Alyosha, no me alegraría mucho de ser tú. Si el Trickster fuera a oír no me sorprendería que se molestara.”
“No debo preocuparme de eso,” Alexei sonrió pícaramente. “Shinkouhyou fue quien lo mencionó, así que estoy libre de él.”
“Ese medio descerebrado del Trickster no se encuentra aquí,” Shinkouhyou negó. “Además, ¿qué sería capaz de hacerme?”
“Mejor no tientes al destino…” Larsa dio un suspiro. La conversación se había tornado extrañamente informal. “Supongo tiene sentido que no me parezco mucho a mi hermano. Sólo tenemos al mismo padre.”
“Daría valor a tus palabras si es que sus respectivas madres fueran de dos especies alienígenas diferentes,” el peliblanco negó. “Por cierto, no estaría de más mencionar que tu ‘colega’ no ha venido solo al jardín. Él ha llegado junto a unos allegados de él que en este momento deben estar paseando por las instalaciones de este instituto. Eso me da a entender que no has terminado con las introducciones.”
“La mayoría realmente no tiene mucho interés de conocerte,” observó Ivan. “Aunque una allegada estaba esperando verte con ansias.”
“¿A quién te refieres?” Larsa alzó una ceja, confundido.
“Por la forma que esa persona me ha hablado de ti, casi me dio la impresión que ustedes ya se conocen del pasado, y eso es algo que quisiera confirmar contigo. Lamentablemente, ella no es la persona más accesible.”
“¿Crees que ellos se conocen?” Alexei miró a su hermano, sorprendido. Shinkouhyou también pareció intrigarse.
“…” Larsa frunció el ceño, impaciente. “¿De quién hablan?”
“Me refiero a la líder de la región de youkai en el Netherworld, conocida mejor como la dama de negro, o Dark Mistress…” Ivan iba a continuar con detalles, pero al ver a Larsa quedarse en shock, supo que ya no era necesario. Entonces sí se conocían…

“…” él palideció. “¡¿H-Hagoromo Gitsune está aquí?!”
“Veo que sí la conoces,” Shinkouhyou se puso a pensar. “No lo habría imaginado…”
“Imposible…” Larsa bajó la mirada, todavía en shock. Ese mal presentimiento que había sentido se volvió extrañamente presente. Sí… por eso había tenido esa inquietud… ella estaba en el jardín, paseando como una visitante completamente inocente.
“Larsa…” Alexei estaba sorprendido por la reacción del otro. Podía notar cómo su estado anímico se había agitado considerablemente. Eso no era normal.
“Ya comprendo que ustedes dos sí se conocen de antes,” observó Ivan. “Ahora necesito que me des los detalles…”
“¡¿Por qué la has traído?! ¡¿Has perdido la cabeza?!” la exclamación de Larsa impresionó a los otros tres, quienes le vieron dar un paso hacia atrás. Entonces, un aura de oscuridad se formó alrededor del Dark Prince, quien trataba de calmarse, en vano. “This is bad… so bad…”
“Esto es tan poco característico de ti…” Shinkouhyou miró a Larsa con leve incredulidad. Verle rodeado de esa aura indicaba que él estaba sumamente afectado por las noticias. “No conozco a esta reina de los youkai demasiado, pero en una simple visita como esta, ella no haría nada imprudente. Este lugar está lleno de jóvenes que no llamarían su atención, te aseguro que ella detestaría verse rodeada de estudiantes.”
“No te concentres en los detalles, Shinkouhyou…” Larsa le miró molesto, comprimiendo sus puños. “Hagoromo Gitsune nunca vendría a un lugar como este si no hubiera nada que le llamara la atención… y yo no soy el único a quien ella tiene en la mira…”
“Entonces…” por las palabras del menor, Ivan parecía comprender algo muy lentamente.
“Deberías avergonzarte,” el Dark Prince le apuntó con su índice, indignado. “Traerla aquí sólo pone en peligro a nuestros allegados. Te advierto, si continúas con tu asociación con la dama de negro, terminarás por invertir las enseñanzas que nuestro maestro nos dio. Quizás nunca hemos sido dignos de tener aliados, pero si Hagoromo Gitsune sigue presente en nuestro ecosistema, realmente nos convertiremos en los enemigos de todos.”

Larsa no dio ni una palabra más porque salió corriendo, abriendo y cerrando la puerta con telequinesia. Su inesperada reacción dejó el ambiente en silencio por unos segundos.

“…” Ivan se cruzó de brazos y se limitó a pensar.
“La dama de negro siempre ha sido una figura de temer. Todos los que somos provenientes del Netherworld lo sabemos…” Alexei no estaba convencido. “Pero me da la impresión que Larsa sabe más sobre el tema que nosotros.”
“El Dark Prince y la Dark Mistress…” Shinkouhyou sonrió entretenido. “Seres que siempre han vivido en dos mundos y regiones completamente separadas… pero quizás haya una conexión que he perdido. Es refrescante sentir que hay un tema que aún no conozco bien.”
“No eres el único, pero habrá tiempo para pensar,” Ivan terminó por mostrar indiferencia y caminó hacia la salida de la habitación. “Puedo dedicar el tiempo que me queda a inspeccionar el jardín. Tengo todo el día libre…”
“H-hermano,” Alexei le detuvo. “¿No te preocupa la reacción de Larsa? Tú eres un asociado de Hagoromo Gitsune de hace varios años. Creo que tendrías que considerar la advertencia que acabas de recibir.”
“Ha sido una asociación de varios años exitosos, no me preocuparé por la advertencia de una persona que no sabe nada de mis asuntos,” dijo Ivan. “Tampoco me concierne la posible mala fama de mis allegados. Tú también eres una figura demasiado oscura en la historia del Netherworld, Alyosha. Me atrevería a decir que eres su equivalente humano. Creo que sé lo que hago.”
“…” Alexei se quedó sin palabras.
“…” y Shinkouhyou miró de reojo a Ivan. El peliblanco pudo detectar que este había comprendido algo de las palabras de Larsa. Se aseguraría de preguntarle más tarde, si es que tenía intención de responderle…


Mientras tanto, Larsa se había detenido entre dos edificios del jardín, y había sacado su celular para contactarse con Megumi. Intentaba tranquilizarse, pero todavía había restos de un aura oscura a su alrededor.

‘Megumi, ¿dónde estás?’

Larsa esperó una respuesta, sin despegar sus ojos de la pantalla de su celular. Felizmente, no tardó en recibir un mensaje.

‘Acabo de llegar al jardín. ¿Sucede algo?’

“…” al leer esa respuesta, Larsa dio un suspiro como si se hubiera quitado un tremendo peso de encima. Su nerviosismo desapareció, al igual que su aura. Sólo el hecho de haber recibido una respuesta de su parte era lo suficiente para saber que estaba bien. Pero sabía a la perfección qué debía hacer por el resto del día.

‘Hoy no podré ir a clases, no me siento bien. Sólo quería pedirte el favor de tomar notas por mí. Lamento el inconveniente.’

Ni bien envió ese mensaje, apagó su celular. Ahora tenía la labor de ubicar a la dama de negro y vigilarla por el resto de su visita…



Cho acababa de llegar al jardín, y caminaba por uno de los pasillos, pensando en qué hacer. Ya se había despedido de Ayame y sus hermanos quienes estaban un poco tarde para atender sus respectivas actividades. Mientras, la peliceleste caminaba despejada. Le era un poco extraño no tener que atender a ninguna obligación. Sólo le quedaba esperar a que Sterk le contactara para practicar con su nueva espada, si es que este no tenía más que hacer. Aparte de eso, realmente tendría que venirse con algo que hacer durante esos últimos días de clases.

Vio a estudiantes más jóvenes correr hacia sus clases para no llegar tarde, y en poco tiempo, los pasillos se quedaron vacíos. Cho entonces caminó hacia un área de varias sillas y mesas frente a puestos de comida que todavía no abrían. Ahí podría relajarse un rato y disfrutar de la brisa de la mañana antes de pensar en qué hacer.

Al llegar, reconoció a lo lejos al grupo de demonios ocupando una mesa y trabajando arduamente en lo que parecía ser una tarea de matemática auto-impuesta, ya que ellas, al igual que otros de tercero, ya habían pasado todas sus clases. Eran admirables sin lugar a dudas, pero mejor mantenía su distancia. Almaz ya le había contado que las demonios eran capaces de arrastrar a cualquiera a estudiar. Por otro lado, Roxas y su grupo también hablaban, aunque ruidosamente. A simple vista parecía que estaban nuevamente discutiendo sobre algún tema ‘controversial’, por lo cual Cho no tenía la voluntad de acercarse a saludarles. Entonces, notó a otra persona un poco más cercana, que disfrutaba tiempo a solas.

 

Chidori había jalado una silla a la base de un árbol que estaba en medio de esa área de mesas, y al aprovechar la cómoda sombra, se había puesto a dibujar en un bloc de hojas blancas. Cho le observó de lejos y no evitó sonreír. Hace tiempo que no veía a Chidori realizando su pasatiempo favorito. La vista era casi nostálgica.

“…” la pelirroja finalmente miró a su observadora de reojo, de manera huraña. Cho se asustó un poco por ese gesto. “¿Qué miras?”
“Ehh, n-nada, perdón,” Cho dio una rápida reverencia, apenada. “Sólo estaba pensando que ha sido tiempo desde que estamos libres sin hacer nada. P-por ejemplo, no recuerdo la última vez que vi tu bloc…”
“Es cierto…” Chidori cerró su bloc, sin perder de vista a Cho. Eso le dejó entender a la peliceleste que su compañera le tenía cierto recelo. Supuso había invadido su espacio.
“Perdón, ehh… ah, ¿has visto a Sterk? Estaba esperando ponerme en contacto con él…”
“Fue a la biblioteca con Iksel, eso es todo lo que sé…” contestó la pelirroja indiferente. Ella notó la intención de Cho de agradecerle e irse, pero al final no llegó a tener más tiempo a solas porque justo apareció un grupo que no había esperado ver…

       

“Buenos días,” saludó Ryoji sonriente, llegando al punto con sus bros. “¿Qué hacen por aquí? Es un poco temprano considerando que estamos en vacaciones.”
“Yo ya me iba…” Cho dio un suspiro. Se sintió un poco mal por haber interrumpido a Chidori, y posiblemente por haber atraído a los bros hacia ella también.
“Diría que es aun más raro que ustedes tres tengan la disciplina para levantarse a esta hora,” Chidori miró a los chicos filosamente.
“Pues, ayer nuestro Internet se cayó así que no llegamos a desvelarnos como tuvimos previsto…” Yosuke se encogió de hombros. “Y mejor vamos a desayunar antes que los menús de desayuno se acaben por la hora…”
“¿Te gustaría desayunar con nosotros, Chidori?” le preguntó Junpei.
“No, no me gustaría,” ella entrecerró los ojos. “Y ya tuve un agradable y nutritivo desayuno con mi propio grupo. Esfúmate.”
“Oye, ¿por qué me tratas así? Te preguntaba amablemente.”
“…” Chidori le miró fijamente. “¿Incluso me preguntas por qué?”
“Pues por supuesto, no actúes tan irracionalmente,” Junpei se molestó, y sin querer hacía a su compañera molestarse más. “¿Acaso he hecho algo?”
“Bro… ¿puedes venir un momento?” preguntó Ryoji, frustrado.
“¿Eh? Pero estoy hablando con-AAHH,” Junpei no terminó de contestar porque sus dos bros le jalaron hacia atrás.

Ni bien los tres estuvieron reunidos, empezaron a cuchichear entre ellos.
“Bro, te estás imponiendo demasiado, le vas a incomodar,” le aconsejó Yosuke.
“Pero ustedes me dijeron que si quería llevarme mejor con Chidori, tenemos que conversar más,” dijo Junpei.
“Sí, pero no tan directamente,” Ryoji negó con una solemne expresión. “Debes actuar con mas cuidado. Ella todavía tiene que olvidar todas las malas experiencias contigo.”
“…” Junpei pareció torcerse por dentro al oír ‘todas las malas experiencias’. “P-pero, aun con todo lo que ha pasado no puedo estar tan mal, ¿cierto?”
“Junpei…” Yosuke negó. “¿Has olvidado la lista que hicimos ayer?”
“Listamos un montón de razones y eventos por los cuales ella puede odiarte, pero casi siento que nos olvidamos de algunas cosas…” Ryoji se puso a pensar. “Ah, ¿qué tal si le pedimos ayuda a Beryl y sus amigas? Ellas pueden acordarse de más cosas o ayudarnos a llevar un estudio.”
“No, no van a hacer de mi caso todo un estudio, me niego,” Junpei entrecerró los ojos.
“Si sigues tan testarudo, creo que deberíamos,” dijo Yosuke.
Ellos continuaron hablando y discutiendo en voz baja.

“…” mientras tanto, Cho se sintió fuera de lugar. “Y-yo… mejor me voy.”
“Te acompañó,” Chidori entrecerró sus ojos. “Mejor no me expongo a los tres.”
“Ehhh…” la peliceleste sonrió frustrada. Su compañera tenía la peor imagen de los tres, aun si sólo era Junpei el que le fastidiaba tanto. Las dos caminaron sólo unos pocos pasos porque vieron a Iksel y Sterk llegar a esa área acompañados de una extraña de cabellos lilas. Por su vestimenta informal, fue claro que no se trataba de una estudiante de jardín. Cho se confundió al verle, aunque Chidori no dudó en caminar a su grupo. Al menos no estaba sola frente a esos bros.

   

“Te has mantenido igual estos tres años, Iksel,” juzgó Satori, con seriedad. “Te encuentras en una de las edades más activas y de mayor cambio, pero tu actitud no ha cambiado en lo absoluto. A lo mucho te puedes haber vuelto menos colérico.”
“No lo sé…” Iksel dio un cansado suspiro. “¿Sabes? La mayoría de personas se alegraría de ver a un conocido después de tanto tiempo, pero sólo haces observaciones frías. Yo que estaba tan alegre de verte.”
“Te lo dije hace tres años. Es un periodo de tiempo sumamente corto para mí,” le miró de reojo, con cierta desconfianza. “De lo que sí puedo ‘alegrarme’ de ti es de verte con vida. Tu despreocupada pero colérica forma de ser puede matarte algún día.”
“Ustedes…” Sterk seguía desconcertado. Esos dos sí parecían conocerse bien…
“No necesitas saber los detalles de nuestra superficial afiliación, Sterk,” contestó Satori luego de leerle la mente. El pelimarrón se molestó por haber tenido su mente leída.
“¿Querías preguntar cómo así nos conocemos?” Iksel negó, algo frustrado. Cierto, Satori era de leer mentes al punto de ni dejar hablar a otros, un aspecto de ella que sin duda no había extrañado mucho. “Es una larga y muy complicada historia…”
“Sí, alrededor de veinticinco mil palabras en Word, así que no vale la pena compartir,” Satori habló con su clásica seriedad y monotonía, pero sus dos acompañantes le miraron raro por el comentario. Entonces, las dos chicas terminaron por acercarse.

       

“Pensé que estarían en la biblioteca,” observó Chidori.
“Estábamos en camino, pero vi que una amiga vino a visitar el jardín, así que felizmente el plan fue cancelado,” Iksel sonrió. “Te presento a Satori. Satori, ella es Chidori, mi otra compañera de equipo en el jardín.”
“Ya veo…” Satori cerró sus ojos y meditó profundamente. “Eres distinta de Iksel, aunque posees rasgos muy similares…”
“Un gusto conocerte también, supongo…” Chidori alzó una ceja.
“No te lo tomes personal…” dijo Sterk. “Satori es una telépata, y su forma de conocer a otros es analizándoles. No es precisamente la persona más socialmente correcta.”
“No es como si tú tuvieras derecho de decirlo, Sterk,” Iksel se encogió de hombros.
“Es verdad…” Chidori asintió. Sterk entrecerró sus ojos.
“En fin… y ella es Cho, una compañera de clases,” introdujo Sterk a la peliceleste.
“Mucho gusto…” Cho dio una reverencia a Satori. Esta detuvo su meditación y abrió sus ojos. Frunció el ceño, enseñando disconformidad e incomodidad, dirigida hacia Cho.
“No deberías estar aquí hoy…” dijo Satori. Su bajo tono de voz reflejó una extraña alerta.
“¿P-perdón?” tanto Cho como los demás se extrañaron e intercambiaron miradas. Esas palabras desentonaron completamente con el presente momento.
“¿S-Satori?” Iksel miró a la youkai. Esta negó sin explicarse y pasó a mirar a un costado.
“Otros estudiantes se acercan…” observó la pelilila. Chidori se giró con recelo, temiendo verse nuevamente acosada por los bros, pero resultó ser un grupo distinto.

       

   

“Buenos días,” dijo Roxas, acercándose junto con Kuroneko y Adell. “Sterk, tenemos unas preguntas para ti con respecto al viaje.”
“Estábamos intentando planear un itinerario entre nosotros para satisfacer las necesidades culturales de Roxas y mías, y las necesidades barbáricas de Adell, pero aún no sabemos los destinos que nos esperan en el recorrido,” observó Kuroneko, inmutada.
“Deja de decir eso…” Adell comprimió sus ganas de comenzar a llamarle la atención.
“Es por tu extremadamente barbárica naturaleza que tenemos que consultar el recorrido de antemano al ser tú tan distinto de nosotros,” Kuroneko se cruzó de brazos y desvió su mirada con rechazo. “Deberías estar agradecido.”
“En verdad tenemos curiosidad…” Roxas dio un suspiro.
“Aún no sé los detalles al pie de la letra, pero debo haber recibido información en mi correo, se los haré llegar…” Sterk negó. “Esta dinámica de equipo no es la más favorable, deberían tratar de llevarse mejor.”
“Eventualmente lo harán,” Iksel sonrió. “¿Acaso no recuerdas que cuando recién formamos equipo casi nos matábamos mutuamente en cada entrenamiento?”
“No lo digas como si fuera un grato recuerdo,” Chidori le miró con desapruebo.
“…” Satori miró a los tres estudiantes que acababan de llegar, y terminó deteniéndose a mirar a Roxas fijamente. “Entonces tú eres el príncipe mayor de Destiny Islands.”
“¿Eh?” Roxas miró a Satori como si no se hubiera dado cuenta de ella antes. “Oh, no me he presentado, disculpe…”
“Acabo de afirmar que sé tu identidad. También puedo leer tu nombre en tu mente, no necesitas decirlo,” Satori le miró impaciente. “Yo soy Satori. Tu identidad de príncipe de Destiny Islands saltó en mi cabeza porque te encuentras pensando en ello ahora…”
“Pues, en parte…” Roxas frunció el ceño, fastidiado. “Es sólo que mi hermano menor terminó olvidándose unos libros y recién se acordó cuando sonó la campana. Ha ido a su cuarto a buscarlos, pero conociéndole va a darse la mañana libre y faltar. Él debería pasar de regreso por aquí si va a clases, y como no le he visto no tengo muchas esperanzas… y pensar que es el príncipe heredero…”
“Es suficientemente malo que tengas un hermano así y que ya te hayas quejado con nosotros. No hay nada que puedes hacer,” dijo Kuroneko, indiferente.
“Lo sé, sólo me frustra…” Roxas dio un suspiro.
“A todos les frustraría por tratarse del comportamiento de un príncipe, es lamentable…” Satori negó en desapruebo.
“Eres una youkai, ¿no es así?” Adell le miró atentamente. “Tienes el ‘aura’ característica, diría yo…”
“¿Aura?” Satori ladeó la cabeza.
“No lo sé… he estado en presencia de varios youkai en el pasado, supongo he desarrollado un sexto sentido para identificarlos fácilmente.”
“Porque eres del Netherworld.”
“O-oye…” Adell se molestó un poco. “No deberías leer las mentes tan libremente.”
“Por tu apariencia, no creo que se deba ser telépata para adivinar de dónde eres,” observó Kuroneko, fríamente, ganándose otra mirada de reproche de su compañero.
“Hm…” Satori miró a la pelinegra por un momento. “Veo que no me recuerdas, Ruri.”
“¿Qué?” Kuroneko se sorprendió al oírle decir su nombre. Esa ‘youkai’ o como había sido llamada había reportado ser capaz de leer mentes como para saber su nombre pero… ¿se conocían?
“No hemos hablado directamente, pero sí he ido a visitar el área por donde vivías antes de venir al jardín, y sé que me has observado en el pasado,” Satori se aseguró de no mencionar Argentum. No sabía qué tan controversial sería decirlo, considerando la presencia del monje en Balamb. Al final, vio que la otra sí llegó a recordarle.
“Tú estás asociada con ese molesto otro telépata, ¿cierto?” Kuroneko frunció el ceño, recordando esa desagradable conversación que tuvo con el hermano de Alexei.
“¿Conoces a Ivan?” preguntó Iksel.
“¿Tú le conoces?” preguntó Sterk a su compañero.
“…” Satori dio un suspiro. “Sólo vamos a dar círculos si se preguntan mutuamente quién conoce a quién. No presten atención a eso.”
“Pero ese pedante telépata es demasiado insoportable,” Kuroneko se cruzó de brazos. “Esa persona no dejaba de leer mis pensamientos, ni me dejaba hablar apropiadamente.”
“Creo que esa es una característica de telépatas en general…” observó Adell.
“Y créeme, considero que Satori es peor en ese aspecto,” admitió Iksel, frustrado.
“Te he dicho que te acostumbres…” Satori le miró con reproche. Ella volvió a oír a más personas acercarse, y vio a un grupo de tres chicos que se acercaban, con uno renegando a los otros dos.

       

         

“Ya, no me anden recordando malas experiencias,” reclamó Junpei. “¿Saben qué? Creo que estoy mejor sin que me estén dando consejos o comentarios o quejas o lo que sea.”
“Tú fuiste quien lo pidió, bro,” Ryoji se lamentó. “Y no te vendría mal oírnos.”
“Olvídalo, Ryoji. Mejor que no nos meta en sus líos,” dijo Yosuke, incómodo.
“Buenos días…” saludó Roxas, confundido. “¿Qué pasó aquí?”
“Lo mismo de siempre, creo,” Kuroneko negó. “Los bros pensando en formas de actuar raro o molestar a Chidori.”
“¿Nos están poniendo en el mismo saco?” preguntó Ryoji, desconcertado. “Les juro que ese es sólo Junpei. Yosuke y yo no tenemos nada que ver.”
“Yo te creo, pero no me sorprende que otros tengan una mala impresión de ustedes, lamentablemente…” dijo Cho, apenada.
“Sólo por juntarse con él pierden credibilidad,” Chidori desvió la mirada.
“¿Qué tienen todos en mi contra?” Junpei miró a todos los presentes, incrédulo. “Deben estar bromeando, ¿doy tan mala apariencia?”
“Sí,” Iksel se le dirigió con fastidio. “No dejaré que sigas incomodando a mi amiga.”
“No seas tan antagónico, ni he hecho nada aún.”
“Nada aún, lo cual significa que hasta tú esperas hacer algo eventualmente.”
“¡N-no tuerzas mis palabras!”
“Puedo sentir que este muchacho te desagrada, Iksel,” observó Satori, inmutada. “¿De qué se le acusa, además de ser una molestia?”
“Pues, de eso básicamente, pero pese a sólo molestar es insoportable,” le contestó el pelirrojo, impaciente.
“¿Quién es ella?” Junpei apuntó a Satori, algo confundido. Su acción de apuntar fue perfectamente natural y espontánea, aunque la dirigida se la tomó insultante.

“…” Satori dio un par de pasos hacia Junpei, observándole fijamente. “Si tanto pretendes no merecer la fama que posees, deberías aprovechar este momento para comprobarlo.”
“¿Y quién eres? No pareces una niña, ya me das miedo,” dijo el bro, alzando una ceja. “Y tampoco andes diciendo que tengo mala reputación, ¿o acaso eres alguna partidaria de Iksel que quiere darle la razón?”
“Caer en ad hominem no te ayuda para nada,” la pelilila se disgustó, ignorando el rostro aún más confundido del bro. “Mejor me ahorro a comprobar el tipo de persona que eres escaneando tu cabeza.”
“Uhh, no creo que quieras hacer eso,” le advirtió Yosuke.
“¿Hasta tú me criticas?” Junpei desconoció a su bro.
“Eres impulsivo, y hablas sin pensar…” observó Satori, cerrando sus ojos. “Tu mente está muy reactiva, y piensas en defenderte primitivamente. Ciertamente, tus emociones están por encima de tus pensamientos. Habiendo visto tus expresiones, no me sorprende.”
“¿Ehh?” Junpei miró a la visitante con cólera. “¿Y a ti quién te da derecho de-?”
“No necesito de ningún derecho para hablar, y mi telepatía es capaz de brindar observaciones más exactas que cualquier otro método de análisis,” contestó Satori, optando por leer los pensamientos de Junpei para acortar la conversación. “No me distraigas, queda por evaluar los crímenes que has cometido.”
“¿M-me acusas de-?”
“Crímenes, exacto. Llámalos como quieras, pero si contaminas este ecosistema y la tranquilidad de tus compañeros, el nombre ‘crímenes’ es apropiado.”
“¡Yo no soy-!”
“El nombre es lo de menos, pero un criminal comete crímenes. Hazme el favor de no concentrarte en los detalles…” la pelilila le miró con reproche. “¿Es cierto que has estado extremadamente irritable y muy poco cooperativo estos últimos días, especialmente durante el examen Seed?”
“¿Qué? ¿De dónde-?”
“Tus compañeros no hablan, pero por mi poder, puedo oír una audiencia en tu contra en las mentes de los presentes,” Satori formó una sonrisa gatuna, visiblemente entretenida. Varios de los presentes intercambiaron miradas.
“…” Junpei se giró a sus bros. “¡¿Ustedes-?!”
“Incluyo a todos, y tus amigos son más probables de contener evidencia en tu contra, lo quieran aceptar o no,” dijo Satori.
“Pues… no es que vayamos a negar un consenso general…” admitió Ryoji, evitando la mirada de su bro.
“Iksel parece haberte apodado como ‘freak stalker’ por fastidiar a su amiga,” dijo la visitante al acusado. “¿Algún comentario con respecto a la validez del nombre?”
“¡Es una completa in-!” Junpei exclamó, pero volvió a ser interrumpido.
“Silencio,” Satori se llevó sus manos a los lados de su cabeza, levemente perturbada. “Mi audiencia mental acaba de hacer un bullicio repleto de acusaciones y experiencias personales con tus actos de agresión. Entonces no sólo Iksel piensa de ti como un ‘freak stalker’, ya veo…” miró a Chidori. “Lamento mucho tu agonía en todo este tiempo.”
“N-no…” Junpei miró de un lado a otro, donde todos los demás se dividían entre evitar mirarle y asentir con gesto de justicia. ¿Realmente todos le miraban tan mal? “¡Pero no son actos de-!”
“Huh, y al parecer tu acoso no sólo se extiende a Chidori…” Satori miró de reojo a Iksel.
“Así que leíste mi mente…” el pelirrojo dio un suspiro, perturbado.
“…” Junpei sintió un tic en el párpado. Tenía un mal presentimiento. “N-no me digas…”
“Muy mal,” Satori le apuntó energéticamente, con una expresión severa. “También acosaste a Iksel, y más allá del término stalker. Hm… y lo mismo hiciste con Sterk…”
“Oh, y también me acosó a mí,” Ryoji levantó la mano y asintió.
“Ryoji, cállate…” su bro se molestó.
“¿Eh?” Adell intercambió miradas con su equipo. “¿Me perdí de algo?”
“C-cambien el tema, por favor…” Sterk se incomodó bastante por el recuerdo.
“Pero tu instinto de estampar al freak stalker a la pared te defendió,” observó Satori.
“¿Eh?” Junpei se indignó. “¿Ahora tú también me-?”
“He comprobado que este apodo sí es apropiado para ti, así que pido el permiso de usarlo a partir de ahora.”
“No tienes que pedir permiso, creo que todos estamos de acuerdo,” Kuroneko asintió.
“¡Ya, para con tu-!” Junpei no llegó a terminar nuevamente. Pese a ser pequeña, Satori sabía imponerse para hablar encima de él.
“Aquí tú eres el de los abusos, joven,” ella le miró con desprecio.
“¡P-pero mueves a todos en-!”
“Yo sólo juzgo, todos ya estaban en tu contra desde antes.”
“¿Qué tienes tú en-?”
“Eres molesto, no haces más que ruido. Todos estamos en nuestro derecho de molestarnos con tu forma de ser.”
“¡Tú eres la que es mo-!”
“Te aseguro que trataría a todos del mismo modo de tener una discusión con ellos. Te ahorro el favor de hablar.”
“¡AAHHH! ¡Pero ni me dejas terminar una sola oración!” gritó el bro a todo pulmón.
“…” Satori le miró en silencio por unos segundos antes de continuar. “Acabo de dejarte terminar una oración, ¿no es así?”
“¿Qué? ¡Pero esa no cuenta, la usaste en mi contra!”
“…” ella negó, impaciente. “¿Y esa?”
“¡AAHHHH!” Junpei resistió las ganas de agarrarle a golpes.
“Y-ya fue suficiente, ¿no lo creen?” preguntó Yosuke, frustrado.
“¡S-son imposibles, no me amarguen el día!” Junpei terminó por irse del grupo y fue a sentarse en una silla a lo lejos, mirando en otra dirección. Vaya, ni sus bros decidieron ayudarle, ¿qué estaba ocurriendo?

“…” Satori negó y cerró sus ojos. “Los jóvenes de hoy…”
“Oye, eso fue genial,” Iksel sonrió. “Gracias por ponerlo en su lugar.”
“No me agradezcas, Iksel. No hice un favor a nadie. Sólo dije lo que pensaba.”
“Pues, eso es aun mejor. Pensamos igual,” asintió, entretenido.
“Ya casi me siento un poco mal por Junpei…” Roxas miró hacia el bro a lo lejos que intentaba despejar su cólera.
“Creo que yo también, pero sí se lo ha ganado…” dijo Cho.
“No tengan piedad con las molestias. Estas merecen sufrir,” dijo Chidori, fríamente.
“Ese comentario sonó un poco cruel…” comentó Adell. “Habrá molestado a todos, pero no me parece tan malo…”
“La sociedad no puede ser paciente con actos barbáricos o de mala educación,” observó Kuroneko, pausadamente. “No es algo que tú entenderías, Adell.”
“¡Te dije que la pares!”

       

       

 

“Ruido…” Ivan llegó al lugar acompañado de su hermano. Ambos habían podido observar a Satori correr a Junpei del grupo.
“Este tipo de riñas son de esperarse, creo…” Alexei dio un suspiro. Ellos terminaron acercándose lo suficiente para llamar la atención del grupo.
“…” Sterk se sorprendió de ver al hermano mayor del monje presente. Al mismo tiempo, Kuroneko le miró con gran recelo.
“Oh, hola Ivan,” Iksel le saludó, sonriendo. “¿Cómo has estado?”
“Nada importante que reportar,” le contestó, indiferente. “Veo que estás por terminar tu estancia en Balamb.”
“¿Se conocen?” preguntó Alexei a su hermano.
“¿Ustedes dos se conocen?” preguntó Iksel a ambos hermanos.
“Deténganse…” Satori entrecerró los ojos. “Nunca terminarán de preguntar quién conoce a quién si lo hacen. Por favor paren, ya me está molestando.”
“Sinceramente temo preguntar cómo así conoces a mi hermano, Iksel…” Alexei dio un suspiro, incómodo.
“Él conoció a Satori por una serie de eventos desafortunados, así que no tiene nada que ver conmigo,” resumió Ivan, indiferente.
“Entonces usted es el hermano de Alexei…” Cho miró a Ivan, algo intimidada. Sólo pudo hacer la simple y común observación mental de que, si bien sí se parecían físicamente, tenían actitudes radicalmente distintas.
“No way…” Iksel miró a Alexei completamente desconcertado. “¿Tú eres el hermano menor del cual he oído tanto hablar?”
“¿Has… oído hablar de mí?” el monje se preocupó. ¿Qué había oído respecto a él?
“Sí, eh… te habían puesto un apodo raro y he oído los peores rumores sobre ti-AAHH,” el pelirrojo no pudo continuar porque Satori le pisó el pie.
“Los relatos son confidenciales,” explicó Satori, en voz baja. Ella puso un dedo encima de su boca, indicándole que callara.
“Siento que nos hemos perdido de algo aquí…” Roxas estaba confundido.
“No me parece…” Kuroneko se cruzó de brazos y miró a Alexei molesta. “Yo quiero saber de qué rumores están hablando.”
“N-no es nada, en serio, preferiría no compartirlo…” el monje sonrió sumamente incómodo, y pasó a dirigirse a su hermano. “Ivan, ¿cómo pudiste compartirlo?”
“Fueron conversaciones sumamente simples y superficiales que en teoría no presentaban daño alguno, asumiendo que él nunca te fuera a conocer…” él le miró de reojo, con fastidio. “Supongo no consideré a fondo la posibilidad de que presentarías una aplicación de trabajo en un jardín extranjero como un instructor común y corriente.”
“No tengo ni idea de qué hablan…” Adell negó.
“Chismes sobre Alexei, al parecer…” Yosuke se encogió de hombros. “¿Pero qué importa? No debe ser nada importante.”
“Cierto, además Alexei ha probado ser un instructor genial, no deberíamos prestar mucha atención a rumores en su contra,” Ryoji asintió con certeza y sonrió. Él se dirigió a Ivan. “Un gusto conocerte. Te ves muy distinto de tu hermano, tienes una apariencia algo más intelectual y académica. Diría que se complementan bien, ¿no es así?”
“Cuando llegué, no evité presenciar tu acción, Satori,” Ivan se dirigió a la pelilila, completamente ignorando las palabras del bro. “Diste la imagen de una estudiante abusiva. Te divertiste torturando a ese estudiante, ¿o me equivoco?”
“…” Ryoji se quedó perplejo y se giró a Yosuke. “¿Qué pasó?”
“Creo que te ignoró,” su bro negó. “No sé, será del tipo poco amigable…”
“No lo habría llamado tortura, Ivan…” Satori alzó una ceja. Esa acción de ignorar a aquel joven fue poco característica del mayor. “El chico era ruidoso e irrespetuoso en el ecosistema, se lo buscó. Siento que varios de los estudiantes presentes lo confirmarían.”
“Yo lo confirmo, ese ‘bro’ me molesta,” admitió Kuroneko.
“A muchos de nosotros,” dijo Chidori. “Ya nos libramos de él, olvídenlo.”
“Siempre son tan duros con él…” Roxas se apenó un poco. El trato que todos le daban a Junpei le hacía recordar al ‘abuso’ que su hermano a veces tenía que aguantar de parte de La Resistance.
“Comienzo a adoptar una impresión muy negativa de él…” dijo Ivan.
“No es un estudiante tan malo. Sólo se trata que no es prudente con otros y no piensa mucho en sus acciones…” observó Alexei.
“Ah, ya veo,” Ivan miró a su hermano de reojo. “Si tú ves la necesidad de defenderlo, esa es la prueba definitiva que el joven es un mal elemento en el jardín.”
“Hermano…” Alexei le miró con cierto reproche.
“Pues, últimamente habrá sido algo más problemático, pero mi bro es un buen amigo, no deberías pensar tan mal de él,” dijo Ryoji a Ivan, pero el visitante estaba mirando a sus alrededores, desconectado de las palabras del estudiante. “Ehh… ¿hola?”
“Te ha vuelto a ignorar,” Cho se confundió. Era la segunda vez, así que era definitivamente a propósito. Ella intercambió miradas con varios estudiantes.
“Ivan…” Sterk tuvo el interés de preguntarle, pero una lejana aunque sumamente ruidosa reacción fuera del grupo terminó por distraer a todos. Otras personas más estaban a punto de hacerse notar.

“¡AAAHHHH!”

       

       

       

Fue como un grito de aquellos que se oían en las películas de terror, justo antes de que el asesino fuera a matar a su inocente víctima detrás de cámaras. Por ello, varios se extrañaron por aquella reacción. El grupo en general se giró y vieron a las tres demonios en un profundo estado de shock al identificar a quien había convertido su examen Seed en una completa pesadilla. Alexei dio un pesado suspiro.

“¡M-m-mi señora! ¡El evaluador del mal ha vuelto a aparecer!” exclamó Kyoko, aterrada.
“Aun habiendo regresado al jardín para esforzarnos y vivir nuestras vidas de estudiantes élites todavía no estamos libres de individuos como él…” Asuka se lamentó, visiblemente mortificada.
“Kyoko, Asuka, atrás,” Raspberyl dio unos pasos hacia el grupo, aunque todavía a una considerable distancia como quien se aseguraba. Ella apuntó hacia el visitante, mostrando determinación y seriedad. “¡No darás un paso más! ¡Hubiera esperado que villanos como tú se habrían contentado con el horrible día que nos causaste, pero hasta osas en invadir nuestro territorio!”
“¿Alguien sabe qué está pasando aquí?” preguntó Roxas, levemente desconcertado de tener a Raspberyl gritándoles.
“Sólo les vi tan torturadas cuando tocamos el tema del examen, debe ser eso,” Adell se encogió de hombros.
“Hm…” Kuroneko alzó una ceja. “No es una mala observación viniendo de un-”
“¡Ni lo digas!” Adell cortó a su compañera antes que esta volviera a molestarle.
“Estas demonios adoran casi irracionalmente a su instructor, pero odian al hermano del mismo,” Chidori se extrañó.
“Un buen ejemplo de lo distinto que ambos son,” observó Satori.
“Suena a que Ivan es esa persona que les amargó el examen…” recordó Yosuke.
“Pues, siendo él, no me sorprendería,” dijo Iksel. “Además es normal que alguien como él termine causando una leve reacción antagonista en la gente a la que se presenta, sobre todo si se tratan de personas tan correctas como las demonios.”
“Aunque esto no es nada leve…” Cho se puso a pensar. “Parece más una reacción entre un bloque de litio y un vaso de agua…”
“Ehh… ¿de dónde salió eso, Cho?” Ryoji le miró confundido.
“Hacen mucho bullicio,” Ivan salió del medio del grupo y se dirigió hacia las demonios, quienes se inquietaron casi como si se prepararan para atacar de ser necesario. El visitante sonrió entretenido. “No vayan a pensar que he venido de visita pensando en lo mucho que me puede gustar torturarles con mi presencia. Considerando el resultado del examen que les dí, deberían comprender que aún no valen la atención de nadie.”
“¡IIHHH, haré que retires tus palabras!” Raspberyl enseñó furia en sus ojos.
“¡D-deténganse!” Alexei corrió y se puso en el medio. “Chicas, no pueden actuar de modo tan impulsivo. Así no son mejores que sus agresores,” se volteó para encarar a Ivan. “Y hermano, debes detenerte. Ya les has puesto bajo demasiado estrés el otro día. Es mejor dejar este asunto de lado.”
“Me limitaba únicamente a bajarles de esa nube de auto-admiración de la que tanto abusan,” el mayor miró a las demonios con indiferencia. “Les viene bien ignorarme, que eso es lo que pienso hacer con ustedes. Ahora con permiso, aún no he tenido oportunidad de un paseo a solas por el jardín. La cantidad de estudiantes presentes me asfixia.”

Ivan no esperó ninguna palabra más y se abrió camino por su cuenta, saliendo de esa área sin molestarse en despedirse de nadie. Alexei entonces se acercó a sus estudiantes para apaciguarles, y eventualmente volvió a hacer que se enfocaran en su labor de estudio.

“…” Kuroneko miró a Alexei como si no tuviera remedio, y pasó a dirigirse a Sterk. “En fin… dijiste que podías tener más información del viaje y sus destinos. ¿Podrías enviarnos la información a nuestros correos?”
“Eh, claro… ni bien tenga acceso a una computadora, lo haré,” Sterk tomó un par de segundos en volverse a orientar luego de todo lo ocurrido. Todavía no podía creer que Ivan y sus allegados estaban visitando el jardín. Dudaba que fueran a causar algún problema, pero aparte de Ivan y Satori, nunca había sido capaz de confiar del todo en las otras dos visitantes, y ello le preocupaba.
“Bien, mejor me retiro antes que alguien más salga gritando por ahí,” Kuroneko se encogió de hombros.
“Yo todavía tengo que desayunar, y creo que estoy un poco tarde,” dijo Adell. “Con permiso, nos vemos luego.”
“Hm…” Roxas miró a su reloj de pulsera. “Ha sido un largo rato y no he visto a Sora regresar con sus útiles. Creo que le iré a buscar, no debe andar faltando clases.”

Ellos se despidieron brevemente del grupo y se fueron caminando. Ya comenzaba a ser hora de que todos siguieran con sus actividades personales.

“Sterk…” Cho se acercó a él. “M-me preguntaba si estabas libre para entrenar hoy. Justo quería preguntarte eso.”
“Cierto…” Sterk sintió pesar, pero negó con su cabeza. Algo le decía que mejor se mantenía atento a las visitas del día. “Hoy no podré, mañana será un mejor día para eso. Lo lamento mucho, sé que prometí entrenar.”
“Eh, no, descuida. Me estás haciendo un favor, de todos modos,” la peliceleste negó rápidamente. Vaya… había atendido al jardín al haber esperado comenzar con su entrenamiento, pero de haber sabido que no habría oportunidad, hubiera acompañado a Elizabeth en su itinerario del día. La peliplateada se había ido entusiasmada a un mall cercano y luego iba a inspeccionar un supermercado, al encontrar maravillas dentro de los detalles y productos cotidianos. En fin, Cho tendría que buscar algo dentro del jardín con lo que distraerse mientras sus hermanos terminaban con sus actividades del día.
“Nosotros estábamos en nuestro camino de ir a desayunar,” Ryoji miró a su amiga, sonriente. “¿Te gustaría venir con nosotros?”
“Ya desayuné en casa, pero puede ser…” Cho no podía venirse con nada más que hacer, aunque luego se vino con cierta incomodidad. “Pero Junpei no se va a poner pesado de nuevo, ¿verdad?”
“Lamentablemente, no te podemos dar ninguna garantía, aunque tal vez contigo presente él intente moderarse,” contestó Yosuke.
“Yo no iría de ser tú, Cho,” dijo Chidori, mirando a los bros con recelo.
“No nos veas tan mal, no somos como él…” Ryoji dio un suspiro.

       

   

“¿No son como quién?” preguntó Junpei, quien terminó por reintegrarse al grupo. Más tarde tendría que tener una larga charla con sus bros. “Oigan, ¿qué fue lo que pasó con Raspberyl y sus amigas? ¿Perdieron la cabeza?”
“Ivan fue quien les dio un examen Seed muy desagradable, al parecer…” observó Sterk. “No sé los detalles…”
“Y regresaste, pensé que ya te habías ido,” dijo Iksel, con molestia.
“Lo que ocurrió no me correría tan fácilmente, y aún tengo que ir a desayunar,” respondió Junpei, mirando al pelirrojo con recelo. “Tú no puedes andar decidiendo si debería estar aquí o no, no te pases.”
“…” Satori le miró fijamente, y entrecerró sus ojos muy rápidamente. Junpei dio un paso hacia atrás como si apenas hubiera escapado de la mordida de un perro.
“Ihh…” odiaba admitirlo, pero esa ‘niña’ le daba escalofríos. “O-oye, perdón si te ofendí o hice algo malo, ¿está bien?”
“Sólo mantén tu distancia,” Satori cerró sus ojos y giró su cabeza, con indiferencia. “Ustedes váyanse a desayunar, yo debo seguir con mi paseo…”

Entonces llegó una persona más al grupo, quien se acercó al ver un rostro familiar…

       

     

“Ah, no sabía si te vería por aquí, Iksel…” dijo Saya, sonriendo.
“Oh, ¿también has venido de visita?” Iksel se sorprendió, y le sonrió. “Tú siempre has sido de quedarte sólo en Chernobyl, Saya.”
“No puedo creer que también la conoces…” Sterk tensó su expresión.
“He dicho que no te molestes en cuestionar contactos,” le recordó Satori, impaciente.
“…” y en medio de todos los presentes, Chidori se quedó en shock al ver a aquella pelinegra. La pelirroja sintió escalofríos y un gran temor.
“Una visita a un país extranjero es muy poco común en nuestro grupo, y pensé que conocer Balamb podría ser de utilidad, es tan simple como eso,” respondió Saya. “¿No vas a presentarme a tus compañeros?”
“Claro que sí,” Iksel asintió. “En mi equipo está Sterk que creo que ya te conoce, y mi amiga Chidori. Pese a algunos problemas al inicio de nuestro entrenamiento, he tenido la suerte de tener un buen equipo. Todos somos funcionales.”
“¿Chidori, dijiste?” Saya no inmutó su sonrisa y miró a la pelirroja. Esta no evitó sorprenderse de ser prestada atención. Hubo una extraña pausa antes que la pelinegra sonriera amigablemente. “Eres una joven muy hermosa. Dime, ¿de dónde eres?”

Esa pregunta fue como la detonación de una bomba. Chidori se mostró visiblemente alterada y saltó hacia atrás, lanzando fuego hacia la visitante, sin detenerse a pensar en la proximidad de los demás.

“¡Ch-Chidori!” exclamó Sterk, viéndose cegado por las grandes llamaradas. Saya le hizo a un costado con calma y extendió una mano tranquilamente. Con ese gesto apagó las llamas antes que presentaran daño a los demás. El caballero miró de reojo a la visitante. Esa científica, tan tranquila y calculadora como siempre. En ningún momento se sorprendió de la acción.
“He asustado a la pobre,” Saya miró a Chidori a lo lejos, huyendo despavorida y perdiéndose entre edificios. La pelinegra mostró un muy leve pesar. “Es una pena, yo que esperaba tener una agradable conversación con todos.”
“¡Chidori, espera!” Iksel se puso a correr, esperando alcanzarle pese al ya haberla perdido de vista. Casi al mismo tiempo, Junpei también fue corriendo seguido de sus bros que también estaban desconcertados. Por un instante, Cho pensó en seguir a todos en búsqueda de Chidori, pero por una simple observación fue muy evidente que todos corrían más rápido que ella, además que no sentía que podía aportar en nada.
“Saya, ¿qué significa esto?” preguntó Sterk, con cólera.
“Puedo tener una idea, Sterk,” Saya se le digirió, sonriendo profesionalmente. “Es normal en la naturaleza de los humanos temer en ocasiones. Yo además creo que cada uno de nosotros tenemos un terror primal, sea un concepto o una entidad que nos aterra y nos paraliza. Sería como nuestro depredador por excelencia al cual somos completamente impotentes. ¿Comprendes de lo que hablo?”
“Corta con la palabrería y respóndeme de una vez,” él apretó sus dientes, molesto. Cho no evitó sorprenderse por esa actitud tan agresiva dirigida a aquella tan calmada y sonriente visitante.
“No me comprendes porque eres afortunado. Siendo una entidad tan fuerte, seguramente nunca has sido presentado a tu mayor terror…” Saya se tomó la libertad de acercarse al caballero para susurrarle en el oído. “Yo soy el mayor terror de tu compañera…”
“¿Qué dices?” Sterk retrocedió, en shock. No podía dejar eso desatendido, así que fue corriendo para buscar a su compañera.

El mayormente ameno grupo terminó desarmándose con una sorpresiva rapidez. Saya miró a los varios chicos ir corriendo detrás de su compañera. Esta era muy afortunada de tener a tanta gente preocupada por su bienestar. La pelinegra sonrió y se dirigió hacia Cho.

   

“Lamento que haya habido inconvenientes, espero no haberte incomodado,” se disculpó Saya, amigablemente.
“P-pues…” Cho no sabía qué decir. No llegó a oír lo que la mujer le dijo a Sterk en el oído, pero el simple gesto y reacción del otro fueron demasiado sospechosos…
“…” Satori decidió no quedarse inactiva y se interpuso entre Cho y Saya, con una determinación poco característica. “Ni te atrevas…”
“Me estás tratando con una extraña desconfianza, Satori,” observó Saya, tranquilamente.
“Hay más de lo que podrías ocuparte ahora,” la pelilila no le perdía de vista. “¿Has ido a tomar tu café?”
“Sí, el príncipe de Destiny Islands fue muy amable al decirme dónde encontrar una máquina dispensadora.”
“Podrías ir a tomar otra porción…” Satori afiló sus ojos.
“Vaya…” Saya admitió derrota. “Ni me dejarás tener una tranquila conversación. Comprendo que debo ir a buscar algo más que hacer…”

Dicho esto, la pelinegra miró de reojo a Cho y se fue caminando, inmutada. La peliceleste estaba congelada en su sitio, completamente fuera de lugar. Ya casi se arrepentía de no haber seguido a los demás.

“Escúchame…” Satori se giró a Cho, mirándole fijamente. "Mantente alejada. Si vas a estar presente hoy en este lugar, al menos asegúrate de no estar sola.”
“Ehh…” Cho sintió nervios, pero terminó por asentir débilmente. Vio a la pequeña visitante dar un cansado suspiro y se fue hacia donde los chicos se habían ido. Satori le había dicho previamente que ‘no debía estar ahí’. Quería saber qué podía significar, pero temía averiguarlo.

El extraño día recién había comenzado.
« Last Edit: September 29, 2015, 10:16:42 PM by Cho »