Ya es costumbre nunca corregir U////U perdón.~
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¿Qué era lo buscaba en ese tiempo? cuando miro mi pasado, en ese pequeño poblado, enterrado entre montañas y casi deshabitados un gran abismo se crea. ¿Desde cuándo me volví tan pesimista? ¡Já! yo mismo labre mi camino hasta donde estoy parado actualmente pero, no dejo de recordar mi vida en ese sucio lugar y ahora viéndolo desde ahí me doy cuenta que estoy ante un irrefrenable destino. Cada paso que doy, cada suspiro que sale de mi boca es solo la conformidad y la apatía que gané en todos estos años. Ahora soy esa persona que odie toda mi vida, un ser de provecho para nuestra sociedad.
Ahhh~ hundí mi cara en la bufanda de color negro enrollada en mi cuello, la suavidad de la tela es algo reconfortante más mis pensamientos me alejan de mi destino.
—¡Heeeey Daiki! Llegaron tipas de buenas curvas.~~
—¿Mh? —miré hacia el frente— ¿Qué pasa Sawamura?
—Vamos hombre, hay FEMINAS DE ANCHAS CADERAS Y BUENAS TETAS EN EL LOCAL ¿QUIERES QUE TE LAS DIBUJE? ¡QUE SE VAN A IR!
—¿Q///QUÉ? ¡Deja de ser imbécil!
Mis mejillas ardían, el ardor de la sangre agolpándose en mis cachetes, las sentía más que bien. ¡Rayos! Actualmente trabajo en una tienda de instrumentos musicales, con la mísera paga de un empleo de medio tiempo y los alimentos que me mandan mensualmente mis padres —agricultores— puedo llegar míseramente a fin de mes. Se suponía que la vida en la capital iba a ser de burdeles, putas, sexo, alcohol, ROCK 'N' ROLL!!! y pues, golpee mi cara contra la realidad, solo eso. Mierda.
Con el sonido de los campanales de la puerta, que avisan cuando alguien entra, me sacaron de mi mundo; ah, no se tocar ni una guitarra.
—¡LLEGAS TARDE MAMURA!
—Lo siento Jefe, culpe al pervertido de los pechos —señalé a mi compañero que ingresaba unos pasos más atrás a los míos.
La tienda en sí es pequeña y nuestro superior siempre nos está retando pero tampoco es la gran cosa, estamos ubicados en una calle poco concurrida, así que a veces se tiene suerte y otras los clientes escasean.
El entrecejo del jefe nunca se va, al poco tiempo te acostumbras.
—¿Y las bellezas? —preguntó el otro.
—Se fueron, notó —suspiró un segundo, levantándose de su asiento detrás del mostrador—. NOTÓ QUE LAS ESTABAS SEÑALANDO. INÚTIL Si no odiase a los extranjeros, ustedes dos ya estarían despedidos.
—¡Oh vamos jefecito Kimura sama! Con lo rabioso que es, seguro se escapaban a los días~! A los japoneses nos puede sobre explotar e igual lo haríamos más que bien al trabajo.
—NO CUANDO LE SEÑALAS EL TRASERO Y LOS PECHOS A LAS CLIENTAS —siguió con su voz elevada Kimura. Nunca supimos bien quién es él, pero siempre ha tenido un aspecto de ex rockero, con sus cabellos teñidos de rojo ardiente y una camiseta negra entallada que deja al descubierto sus músculos, de abajo siempre jeans y unas zapatillas de tenis.
—Las tipas nunca compran instrumentos, vienen a ligar —añadí a la charla, comparado a sus treinta y tantos, mi edad parece insignificante.
—Daiki tiene razón, solo vienen a buscar algún polvo y novios...
—Pero nunca se fijan en ti Sawamura —dije sonriendo, mientras dejaba mi chaqueta y bufanda colgadas en el perchero. Saqué un paño de un estante y un sprite para lustrar.
Los días pasan lentamente mientras mi juventud se desvanece de mis manos, dejé escapar un suspiro; viendo mi reflejo en la madera de la Gibson, ojos rasgados y sin vida, pareciendo siempre cansado, unas delineadas ojeras que enmarcan mis orbes negruzcas~ ¡quiero ya acabar con todo!
—¡Un cliente Mamura! —sentenció Eiji— ¡Prestas atención!
—Sí —suspiré
Elevé mi mirada hasta el mostrador, dejando la guitarra colgada. Siempre entran niños gritando con sus sueños puestos en la punta de sus lenguas, el jefe tiene más experiencia en eso así que normalmente les da un discurso de por qué deberían seguir estudiando, a veces lo veo como un padre otras como un capullo de primera.
—¡Ah Daiki! —la voz que chilló fue la de un antiguo compañero de la secundaria, ha cambiado bastante; más alto, más seguro y enfundando un traje de negocios. ¿Cuál era su nombre?
—¿En qué puedo servirte? —mi mirada confundida y su sonrisa estúpida me hizo recordarlo, el sujeto alegre, que nos llevaba siempre a todos en sus aventuras y se la pasaba sonriendo, ahora que lo pienso, qué hipócrita que era este tipo: Suwa Hiroto.
—Soy yo Hiroto —se señaló a sí mismo, me sorprende que aún tenga decolorado sus cabellos en ese tono naranja.
—Lo sé, la sonrisa de mono es inconfundible —carraspee, llevando mi mano hecha un puño hasta cerca de él, Suwa la golpeó con la suya—. Tanto tiempo.
—No has cambiado nada, hasta te sigues tiñendo de rubio —siguió tocando mis nudillos contra los de él—. Jo hombre, estamos viejos.
—¿A qué vienes?, dudo que tengas ganas de tocar algún instrumento.
—Perdona, es que a la loca de Shigure se le ocurrió visitar nuestro pueblo natal en la golden week, quiere que hagamos el reto de los doce clubes.
—Hey Mamura, si no compra algo que se vaya, aquí no es tienda de sociales, al menos has que pase atrás —Eiji nos señaló la puerta de los empleados, a decir verdad, el lugar es pequeño pero tiene una máquina de café y un televisor.
—Ok —respondí, empujando a Suwa hasta la sala del staff y haciendo que se siente en una de las sillas— ¿Qué hay con eso? Estamos viejos para jugar a los adolescentes borrachos.
—Gracias —me sonrió, yo comencé a dar vueltas molesto, hace bastante tiempo que perdimos el contacto con ellos—. Mi esposa me obliga, ¿SÍ? Habló con ella y sucedió, tengo un hijo pequeño, preferiría pasar mis vacaciones con ellos.
—¿Entonces? —pregunté intrigado, que tenga hijos o esposa me sorprendió pero hace tanto tiempo que supongo, es normal.
—Mi esposa, Byakuya, es… MOLESTA. Me insistió TAAAANTO que no tengo opción —suspiró.
—¿Y bienes a molestarme a mí?
—Bueno, eres el más cercano a mi trabajo y hablé con tus padres, estan felices de que vayas —sonrió nuevamente, mostrando un aura con brillitos y shine alrededor de él.
—¡¿Q-U-É?! YOYOYOYO NO QUIERO, ODIO ESE LUGAR Y DEBE ESTAR CONGELADO, MORIRÉ DE FRÍO, MI SISTEMA NERVIOSO AHORA ES DE CIUDAD NO DE CAMPO.
—¿Sistema nerviosa? Pfff ¿reprobaste alguna materia con biología?
—¡YAAA! No iré.
—Tus padres te esperan. ^—^
—NOOOOOOOOOOOOOOOO, ¡NADIE ME A OBLIGAR!
—Revisa tu contestador cuando llegues a casa, Daiki ¿ok?
Y así es como mi vida terminó en un abrir y cerrar de ojos, quizás cometer suicidio y arrojarme en las vías del subte no es tan mala opción, al menos traumaría a unas cuantas personas…