Author Topic: 山で女神- The goddess in the mountain.  (Read 6496 times)


Apple

山で女神- The goddess in the mountain.
« Topic Start: June 24, 2016, 12:23:40 AM »
Tenía planeado escribir otra cosa pero por falta de inspiración lo deje para despues. Siempre me ha gustado la mitología y el folklore japonés asi que decidí escribir algo sobre ello. Trate de mantenerme fiel a la tradición y el nombre de algunos personajes han cambiado para adaptarse, pero creo que los reconoceran. Espero que les guste





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1. The kid who got lost
« Last Edit: June 24, 2016, 12:34:15 AM by Apple »


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Re: 山で女神- The goddess in the mountain.
« Reply #1: June 24, 2016, 12:31:55 AM »


1. The kid who lot lost

I don’t need a compass to guide me
I don’t need a light to see clearly
I’m gonna finally get the truth
I’m gonna find a way
Find a way to you ♪


Por fin entendió el porque sus padres le advertían de que no se acercara demasiado al monte Nyu. A pesar de ser una montaña insignificante comparada a las demás que estaban a su alrededor y lucir bastante pequeña su cima era un territorio inexplorado.

Ya hacia un par de horas dejo de ver todos los monumentos hechos por los humanos. Por mas que corría hacia  donde el creía que había llegado  el torii de la entrada, el templo principal y las estatuas de piedra de deidades no estaban a la vista.

Estaba hambriento, cansado y un poco asustado. Pero sobre todo hambriento. En todo el bosque no había podido encontrar ningún árbol que tuviera frutos, aunque estaban a mitad del verano y el bosque estuviera lleno de arboles de caquis, duraznos y manzanas. También trato de atrapar un pez de un riachuelo pero con sus manos desnudas eso fue inútil.

Tal vez los rumores fueran ciertos y la montaña estaba maldita. Se decía que la diosa de la montaña Nyu-sama era cruel y no dejaba que la tierra de la montaña fuera fértil. Era imposible que ahí crecieran campos de arroz, verduras  y los arboles frutales no daban frutos. Hacía mucho tiempo se decía que los aldeanos dejaban muchas ofrendas exuberantes en el templo de la diosa para que ella fuera benevolente y dejara que sus cosechas a las faldas de la montaña fueran prosperas pero todo fue inútil. Con el tiempo todos se rindieron y se limitaron a dejar ofrendas sencillas y rezarle a la diosa para que su maldición no se extendiera fuera de la montaña.  Y no solo eso, también habían rumores de oni*1 y otros espíritus habitando lo profundo de la montaña.

Souji pensaba que todo eso eran cuentos de abuelas hasta ahora. Empezaba a anochecer y sus sandalias empezaban a lastimar sus pies. De seguro sus padres lo estaban buscando y cuando lo encontraran le darían un buen coscorrón. Pero le asustaba aún más el prospecto de pasar la noche solo en una montaña maldita.

Resignado siguió caminando unos minutos mas hasta que llego a un claro. En medio había un estanque donde varios tipos de flores acuáticas reposaban sobre el agua y unos peces koi nadaban tranquilamente. Un par de ruiseñores cantaban animadamente sobre un roble, ajenos a toda pena. Souji creyó ver a un cervatillo moverse entre los arbustos y oír a las cigarras con su típico sonido. Toda la escena evocaba el verano que estaba en pleno auge. A la orilla del estanque, entre unas orquídeas blancas y rojas había un banco para dos personas hecho de piedra. Era le primer vestigio humano que el niño veía en muchas horas. Se sentó, se quito las sandalias y sumergió los pies en el agua que estaba templada.

Era un lugar hermoso y mágico. Souji nunca había oído mencionar a ningún adulto sobre el claro en medio de la montaña pero se sentía contento de haberlo encontrado. Podría descansar ahí un poco antes de continuar.
Pero sin que se diera cuenta la noche había caído y la única fuente de luz era la luna que en el campo lucia más brillante y grande. Pronto el lugar se lleno de luciérnagas que hacían que el paisaje fuera aún más hermoso.
 
"Quizás pueda dormir aquí" pensó el antes de escuchar un rugido. No sonaba a un lobo ni a ningún otro animal que hubiera escuchado antes. De a poco empezó a escuchar pisadas que conforme se iba acercado hacían vibrar la tierra. Los gruñidos se fueron acercando y fueron reemplazados por unas terribles voces guturales. Antes de que fuera lo que fuera lo encontrará Souji se escondió bajo el banco. Esperaba que entre las flores fuera más difícil localizarlo.

-Creí haberlo olido en esta dirección-

-No veo a ningún humano por aquí. De seguro acaba de salir huyendo por que su asqueroso olor sigue infestando el aire-

-Es una lastima. Con las ganas que he tenido de comer humano, llevo más de 60 años sin prob- ¡Oye! Espera un momento-

El niño vio con terror como un par de piernas gruesas y de color rojo se acercaban a su escondite. Los pies iban descalzos y en lugar de unas había unas garras.

-El humano sigue aquí... lo puedo oler... Es un- ¡¡NIÑO!!-

Una mano con garras aún mas alargadas casi atrapó a Souji que de un salto salió disparado de su escondite dejando atrás sus sandalias.
 
Corría con todas sus fuerzas a pesar de que las piedras del camino dañaban sus pies y las ramas de los arboles rasgaban sus brazos, yukata y rostro. Sentía que se quedaba sin aliento y las piernas no daban para más pero los ogros, o al menos eso era lo que parecían, lo seguían de cerca. Parecía como que si solo se estuvieran divirtiendo con el, siguiendo a su presa hasta cansarla y atraparla cuando todas sus fuerzas abandonaran su cuerpo.

El niño tropezó una o dos veces y pudo escuchar a los ogros reírse cada vez. Cuando oía las risotadas de los monstros apretaba los puños con fuerza y maldecía entre los dientes. "Esos bastardos se aprovechan de mi solo por que soy un niño... ¡cuando crezca me vengare!" se decía a si mismo mientras seguía corriendo.

Luego de unos minutos creyó oír que las voces de los ogros se distanciaban y sus pisadas parecían más lejanas. Souji bajando la guardia pero sin dejar de correr volteo a ver si lo seguían todavía. Y ¡bam! sintió el impacto en contra de algo peludo y grande. Cayó al suelo una vez mas y su mirada de encontró con unos ojos feroces. Trató de levantarse una vez más pero los ogros ya lo habían alcanzado. Ahora estaba entre una gran bestia blanca y un par ojos verdes como los suyos. Los ogros no tardaron en llegar a reclamar su cena.

-¡Madara! aléjate del niño ¡es nuestra cena!-

El animal, que parecía un lobo con rasgos felinos, miro a los ogros con deprecio. Souji abrió los ojos con asombro cuando les contesto con una imponente voz:

-Que insolentes ¿Quien se creen para darme órdenes?-

-¡Ja! te crees la gran cosa solo porque eres la mascota de megami*2-

-No soy la mascota de nadie- dijo el tal Madara al mismo tiempo que el pelaje de su lomo se erizaba dándole una apariencia aun mas amenazadora -y este niño ahora me pertenece-

Uno de los ogros parecía dispuesto a pelear pero su compañero lo detuvo.

-Oye no tiene sentido pelear con el... OniOu-sama*3 se molestara si se entera que nos metimos con Madara-

Souji pensó que el ogro tenía miedo ya que Madara era más grande que ellos pero su respuesta lo volvió a sorprender. El ogro pareció dudar unos momentos antes de rendirse y dar la vuelta para irse pero no sin antes volverse para decir:.

-Ya lo verás Madara, nos la pagarás algún día-



*1- Solo para aclarar, en japonés se entiende por oni a ambos demonios y ogros. En este caso son ogros, pero pronto tendremos demonios también ~3~
*2- Lit. Diosa
*3- Lit. Rey demonio