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Listas y Probaciones / Re: New Probation Time!
« Last post by Cho on March 16, 2025, 03:07:54 PM »
Este es el conteo total del mes de Febrero 2025

*header*

Quote
Sayi :: 770 palabras
Kora :: 905 palabras
Cho :: 2852 palabras
Kana :: 1363 palabras
Eureka :: 1212 palabras
Puri :: 0 palabras
Mimi Tachikawa :: 1043 palabras
Neko :: 1150 palabras
Airin :: 860 palabras
Apple :: 0 palabras
Miyu :: 833 palabras



Main Projects

A continuación el conteo para los proyectos principales:


MMORPG: Neverland
C  O  N  T  E  O

República de las Naciones Unidas
C  O  N  T  E  O

One-Shot Project
C  O  N  T  E  O
Kora :: 0 palabras
Neko :: 1150 palabras
Airin :: 0 palabras
Shruikan :: 0 palabras
Eureka :: 0 palabras
Puri :: 0 palabras
Mimi Tachikawa :: 0 palabras
Mery :: 0 palabras
Apple :: 0 palabras
Sayi :: 0 palabras
Nite :: 0 palabras
Cho :: 0 palabras
Kana :: 0 palabras
Eureka :: 0 palabras
Puri :: 0 palabras
Mery :: 0 palabras
Neko :: 0 palabras
Apple :: 0 palabras



Side Projects

Y ahora el conteo para los proyectos secundarios~


HiMEverse
C  O  N  T  E  O

Downtown District
C  O  N  T  E  O

Seeds in the Garden
C  O  N  T  E  O
Sayi :: 770 palabras
Nite :: 0 palabras
Cho :: 2852 palabras
Kana :: 0 palabras
Eureka :: 1212 palabras
Puri :: 0 palabras
Mimi Tachikawa :: 1043 palabras
Mery :: 0 palabras
Apple :: 0 palabras
Miyu :: 833 palabras
Sayi :: 0 palabras
Kora :: 0 palabras
Nite :: 0 palabras
Cho :: 0 palabras
Kana :: 1363 palabras
Eureka :: 0 palabras
Puri :: 0 palabras
Mimi Tachikawa :: 0 palabras
Apple :: 0 palabras
Miyu :: 0 palabras
Kora :: 905 palabras
Neko :: 0 palabras
Airin :: 860 palabras
Shruikan :: 0 palabras

Moonlight Garden
C  O  N  T  E  O

Patio de Juegos
C  O  N  T  E  O

Actividades
C  O  N  T  E  O



Las palabras se agregarán a su contador y podrán ser usadas en el tema de canje de palabras.



Happy writing~
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Listas y Probaciones / Re: New Probation Time!
« Last post by Cho on February 28, 2025, 11:07:39 PM »

Probaciones pronto. Siento la demora.
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HiMEverse / Re: HiMEverse Episode V: The Rebels Strike Back
« Last post by Eureka on February 28, 2025, 10:27:26 PM »
Se logró ;_;





“Mm…”

Gojo observaba al extraño echado en el sofá de su oficina como si se tratara de un humano de tres brazos y cinco piernas.

Eureka no pudo evitar soltar un profundo suspiro.

La HiME había esperado encontrar respuestas en su profesor y futuro entrenador, pero tal parecía que el hombre era tan inútil como había supuesto al inicio.

Bueno, al menos no tendrían que llevar al sujeto desnudo a la casa de un amigo… o meterlo a escondidas a la mansión HiME.

“Mm…” repitió Gojo, ladeando la cabeza. Acomodó su mentón sobre sus manos, que yacían sobre el respaldar de la silla donde se había sentado al menos hace media hora. El hombre había asistido a la HiME y al key al esconder el cuerpo (casi) inerte del desconocido en su propia oficina. Pero luego de eso, no volvió a musitar palabra alguna y en cambio, optó por analizar al sujeto en silencio.

El hombre llevaba puesto la ropa deportiva de Gojo: un pantalón holgado jogger y un polo suelto. Si bien estaba limpio, el atuendo desgarbado contrastaba muchísimo con las facciones delicadas del portador, quien dormía plácidamente sin visible preocupación por su propia situación.

Hasta cierto punto, lo envidiaba. Ya quería ella ser un problema para el resto y no tener que responsabilizarse por sus propias cosas.

“¿Y?” Le preguntó a Gojo, impaciente. “Sensei, ¿no se supone que deberías saber sobre estos misterios con patas?”
“No tengo todas las respuestas.” Gojo le sonrió.

El reflejo de sus lentes oscuros la cegó por un instante, y tuvo que fruncir el ceño y cerrar los ojos para proteger su vista.

“Aunque me gustaría tenerlas,” continuó el profesor. “Porque este caso es, sin duda, muy peculiar.”
“¿Cómo así?” Oikawa lo observó, confundido. “Entonces… ¿sí sabes algo sobre él?” Y señaló a la persona en cuestión de forma sutil.
“Nop, ni idea~” Gojo canturreó, muy alegre. “Pero puedo intuir qué es y de dónde salió.”
“…¿Cómo?” Eureka se mostró intrigada ante ese comentario. “Guau, pensé que serías bieeen inútil.”
“¡Jajaja! Muchos piensan como tú. Pero mi actitud no debería engañarlos. ¡Soy más sabio y poderoso de lo que aparento!”
“Bueno, en lo poderoso sí le doy la razón,” asintió Oikawa. “Ayer tuve una pesadilla con la cueva rara que diseñó para el campamento Key.”
“Ah, estoy orgulloso de ese dominio~ ¡Y me alegra que hayas sido tú el que cayera dentro de él!” Gojo le sonrió de oreja a oreja.
“¡En fin! ¡Eso no importa!” Eureka se interpuso en la línea de visión de ambos para llamar la atención del profesor. “¿Quién es este tipo? ¿¡De dónde salió!? Si sabes algo al respecto, ¡deja de dar vueltas y explícanos todo!”
“Mm, está bien.” Gojo asintió, aunque la sonrisa en su rostro no se esfumó. “Se los explicaré con peras y manzanas.”
“¿Eh?”
“No entiendo.”
“Ya entenderán.”

El profesor se levantó de su asiento para acercarse a Eureka y tomarla de la mano. La HiME le arqueó una ceja, pero se dejó llevar. Una vez en el rango de cercanía de Oikawa, Gojo hizo lo mismo con él, hasta juntar las manos de sus alumnos.

Una vez logrado su cometido, se paró en frente de los dos con los brazos en jarras, orgulloso de lo que acababa de hacer.

“Am…”
“¿Por qué estamos…?”
“¿Qué estaban haciendo cuando apareció este tipo?” Y lo señaló con el pulgar.
“Estábamos conversando,” comentó Oikawa. “Le pedí disculpas por una tontería que hice y, luego, nos pusimos a hablar del equipo de vóley.”
“Ajá.” Gojo sonrió. “¿Y qué pensaste al respecto, Eureka?”
“…” La HiME ladeó la cabeza. “Eh… No sé. ¿Que me gustaría hacer algo más por el club?”
“¿Por el club? ¿O por él?” Y señaló a Oikawa.
“…”
“Esto parece terapia de pare…” comenzó Oikawa, pero su amiga lo interrumpió.
“Bueno, sí.” Eureka no sabía dónde esconderse. “También por él.”
“¿’También’?”
“¡YAAA! ¡POR ÉL!”
“¡AJÁ!”
“¡NOOO!”
“Yo sigo sin entender—”
“¡Es muy simple! ¡Ese chico es su…!”
“Mm…”

El gruñido de un tercero los calló a todos de inmediato. Gojo se giró para ver de dónde provenía, y sus alumnos no tardaron en colocarse a su lado para hacer lo mismo.

El desconocido parpadeó hasta acostumbrarse a las luces blanquecinas de aquella oficina. Intentó taparse el rostro con las manos al menos para apaciguar el destello y, cuando se sintió cómodo, abrió las orbes. Al incorporarse, se tomó unos instantes en observar sus alrededores… hasta que encontró el rostro de Eureka, y su primer instinto fue inclinar la cabeza en una reverencia.

“Eureka-dono, es un gusto.” Le dijo, muy formal y respetuoso.
“Ah… ¿El gusto es mío?” Eureka frunció levemente el ceño, sin entender muy bien cómo aquel extraño la conocía. “¿Nos hemos visto antes o…?”
“Soy tu…”
“Es tu Child.” Gojo interrumpió al tipo y soltó una risotada. “Lo lamento, pero cuando te levantaste, me interrumpiste. ¡Y yo quería decirl…!”
“¡¿QUÉ?!” Oikawa fue el primero en alarmarse ante eso. “No entiendo… ¿Y Mona-chan?”
“¿Ah?” Gojo arqueó una ceja. “¿Quién es Mona?”
“…Mi Child,” contó Eureka, impactada.

La sorpresa en el rostro de Gojo duró tan solo un par de segundos. Al chasquear los dedos, volvió a reír.

“Bueno, ese debió ser de otro key,” explicó Gojo. “Este sí es de tu key actual.”
“No, no. ¿Qué le pasará a él? ¿Desapareció o qué?”
“Tranquila, Eureka-dono.” Le dijo el nuevo child. “Morgana-dono sigue vivo y está bien. Pero no por mucho tiempo…”
“¿Qué?”
“¿¡QUÉ!?”
“Wow, este child sabe más que la dueña y el key~ ¡Increíble!” Gojo silbó, impresionado. “¿De dónde sacó tanta inteligencia?”
“¡No molestes, sensei! ¡Lo que acaba de decir es preocupante!”
“No lo es.” Le aseguró Gojo. “Creo que entiendo a lo que se refiere. Pero antes de que nos cuente más al respecto, ¿no creen que deberían preguntarle cuál es su nombre?”
“Bueno, sí… Lo siento.” Eureka suspiró. “¿Cómo te llamas?”
“Mi nombre es Neuvillette.” Y volvió a inclinar la cabeza. “Como bien dijo este señor, soy su Child, Eureka-dono.”
“¿Seño…?”
“Tranquilo, Neuvillette.” Eureka interrumpió a Gojo y le esbozó una sonrisa a su nuevo child. “Puedes tratarme con más confianza. ¡No tienes que ser tan formal!”
“Lo lamento, pero no tengo idea de cómo hacerlo. En tal caso, apreciaría que usted me enseñe.”
“Ah… Claro, no hay problema.” Eureka asintió. “¡Tomará tiempo, pero te aseguro que aprenderás!”
“Muchísimas gracias.” Neuvillette le sonrió de vuelta. “Y discúlpenme si los asusté con el comentario respecto al antiguo child. Morgana-dono no morirá ni desaparecerá, pero puede que pierda sus poderes y permanezca en su forma animal. Ya no tiene HiME, después de todo.”
“No entiendo. Entonces, ¿de dónde salió él?”
“Como bien dijo el señor, de otro key.”
“Que no soy seño…”
“De… ¿Lelouch?” Ofreció Eureka, confundida. “Recuerdo que eso pensamos, pero luego creímos que tú eras su padre,” y se giró hacia Oikawa.
“Bueno, yo soy papá del ikemen. ¡Y tiene sentido que lo sea!” El chico sonrió orgulloso de lado. “Mientras tanto, Britannia-chan es papá del gato parlan—”
“Y… ¿Cómo podríamos hacer para que no pierda sus poderes?” Eureka optó por ignorar a Oikawa.
“Es simple. Debe hacer un pacto con otra HiME.”
“¿Cómo?”
“Huh. Neuvillette-chan no deja de sorprenderme~”

Eureka se quedó fría.

¡¿De dónde iba a sacar una HiME?!

…O bueno, ¿¡otra más!?

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HiMEverse / Re: HiMEverse Episode V: The Rebels Strike Back
« Last post by Mimi Tachikawa on February 28, 2025, 06:56:34 PM »
Hoi hoi tengo un fic rapido :

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Después del encuentro con Akita, Ren regresó a su frio departamento, para volver a atormentarse por la trágica muerte de sus padres y hermana mayor a manos de un misterioso piromaníaco de nombre Shin. En su mente, las llamas que consumieron a su familia siempre serán el recordatorio de la cruel pérdida. Desde que se quedó solo en el mundo Ren solo vive con el deseo de venganza. Las autoridades aún no han podido dar con la localización de Shin, quien siempre deja su firma después de cometer sus crímenes, hasta parecía que alguien de un poder económico superior estuviera de su lado. En medio de su búsqueda, Ren se cruzó con María que después de tomar la decisión de tomar la prueba Hime porque quería proteger a Tsubasa y pegarle a Leo por tonto. Junto a ella, estaba un peculiar joven con orejas y cola llamado Garu, un chico lobo que era su child que apareció frente a ella después de vencer la prueba, y mientras que pensaba en su novio Chiaki, aquel chico lobo nació.

Ren, desesperado por encontrar a Shin, sigue una pista que lo lleva a la salida de la ciudad. María, estaba extrañada de ver al joven peliazul que tenia una cierta apariencia con Tsubasa, así que decidió seguirlo junto con Garu que aun estaba extrañado de estar en este nuevo mundo, Maria se acerco a Ren para saber si podía ayudar en algo, el joven se pone en modo de defensa renuente a expresar algún comentario, pero le dice que esta buscando a un hombre llamado Shin que estaba siendo buscado por la justicia, la pelirosada estaba sorprendida al escuchar ese nombre, porque conocía a un tal Shin por un incidente en la escuela que hubo con Leo y Tsubasa. María, tenia información que al principio no quería decir nada, pero luego decide compartir la información que tiene sobre él. A lo largo de la conversación, Maria acaricia suavemente los cabellos de Garu para indicarle que le ayudara a buscar a dicha persona ya que tenia una prenda que desprendía su olor, de una de las evidencias que habia tomado con permiso del hermano de Tsukasa. Garu asiente, mueve la cola feliz y empezó con el rastreo de Shin mientras que ambos jóvenes se sorprendían por la capacidad de moverse rápidamente.

Ren, al principio estaba reacio a recibir cualquier tipo de ayuda, ya que solo quería estar enfocado en su venganza. Sin embargo, la compasión y la perseverancia de María, junto con la utilidad de Garu, finalmente lo hacen reconsiderar. A regañadientes, acepta la ayuda del dúo. Juntos inician la peligrosa caza.

A medida que el trío avanza en su viaje, Ren lucha con sus propios sentimientos. La necesidad de venganza consume su mente, pero en su interior comienza a dudar de si la violencia realmente le traerá paz. Mientras, María intenta enseñarle a manejar sus emociones, ya que sabe lo que es vivir con un dolor similar, un buen ejemplo es Tsubasa que se estaba consumiendo poco a poco en su dolor y sed de venganza. María aún no estaba del todo acostumbrada con sus nuevos poderes, pero podría ayudar a Ren de defenderse de aquel tipo peligroso.

Vengarte por tus propios medios no es algo que debas de hacer, ya que el más perjudicado serás tu,es mejor que lo dejes a las autoridades, eres tan joven como para pensar en veganza.

Gracias a las palabras de Maria,Ren empieza a entender que su obsesión por la venganza podría no ser el camino correcto, pero la imagen de sus padres y las llamas siguen siendo una fuerza poderosa que lo impulsa.

Quizás tengas razón,pero por el momento no contemplo esa posibilidad-.

Después de un par de horas de busqueda, el trío se enfrenta finalmente a Shin. El encuentro ocurre en un paisaje devastado por uno de sus incendios anteriores, un bosque que una vez fue verde y vivo pero ahora es solo cenizas. La confrontación es feroz. Shin, un hombre que ha hecho de la destrucción su arte, se ríe mientras mira las llamas consumir todo a su alrededor.

Durante la batalla, Ren se enfrenta a un dilema. Su deseo de venganza lo impulsa a atacar con furia, pero también se da cuenta de que está comenzando a comportarse como Shin. En el peor momento de su rabia, María interviene, usando sus poderes para controlarlo, pidiéndole que se calme.

Garu, mientras tanto, se enfrenta directamente a Shin, quien parece disfrutar del combate. Sin embargo, la astucia de
Garu, que usa su agilidad y sus sentidos mejorados, lo ayuda a evadir los ataques de Shin. Mientras esto ocurre, María se concentra en proteger a Ren y contener las llamas que Shin desata en el campo de batalla.

En medio de la pelea, Ren se da cuenta de que Shin no solo fue responsable de la muerte de sus padres, sino que también usó su poder de manera destructiva porque se sentía vacío, al igual que él. Shin revela que su capacidad de manipular el fuego lo ha hecho sentir superior a los demás.

Sigues siendo tan astuto como siempre…-dijo Maria aun delante de Ren- Por ahora te propongo terminar con nuestro primer encuentro, luego volveremos a pelear…no quiero que Ren-kun salga herido por nuestra culpa-

Y crees que voy a permitir que se vayan así nomás sin hacer nada al respecto?...serias muy tonta si piensas de esa manera…-empezo a reírse divertido-

Se que no me dejarías sin lastimarme, pero acabo de ver que estas en Rizembool, así que lo mas probable que nuestros caminos se vuelvan a cruzar nuevamente y yo pueda pelear contra ti en las mismas condiciones de poder no lo crees?...- le dijo analíticamente- pelear contra mi en estos momentos no crees que seria un desperdicio? Piénsalo…te estoy ofreciendo un mejor escenario la próxima vez que nos enfrentemos…-

Uhmm muy interesante tu propuesta, así que tienes toda mi atención-.Canturreando alegremente- entonces nos veremos después …-salio de la escena-

Que es lo que estas haciendo? -Dijo Ren enojado al ver que la pelirosa dejo huir a Shin-

Cállese mocoso, primero vamos a ver a alguien que pienso esta relacionada contigo…-

A alguien??...- dijo Ren sorprendido-

Vamos a ver a Tsubasa Kazanari…-

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HiMEverse / Re: HiMEverse Episode V: The Rebels Strike Back
« Last post by Sayi on February 28, 2025, 06:23:20 PM »
Hola hola <3



Ichigo observó cómo el Child presionó los botones un par de veces, y vio la pinza cruzar diagonalmente y detenerse encima del Gudetama en el punto más alto de la pila.

Apenas Hige presionó el botón… Ichigo supo que el castaño se había ganado ese peluche.

“Yay!!” celebró el Child, retirando el muñeco de la maquina y dándoselo a su amigo.

Ese OTRO peluche.

“Hige… ¿no crees que ya has ganado suficiente de estos?” Le dijo el rubio. Ya no tenía suficiente brazo para sujetar trece… ahora catorce de ellos. “¿Dónde vas a ponerlos?”
“Pensaba dárselos a mami, quizás le anime ahora que papi tiene… bueno, una nueva novia”

Su boca formó un puchero e Ichigo suspiró cansado. Hige había sido imparable en sus quejas sobre la pareja de Taikoubou, pero al fondo de todo su enfado se encontraba la decepción de que la existencia de una nueva pareja significaba que sus padres no volverían a estar juntos. Aunque a decir verdad, considerando la reacción del Child, a Ichigo le era difícil saber si la decepción no era mayor para Hige que para la misma Sayi.

“Bueno, creo que hemos hecho demasiado daño en el arcade. ¿Te parece si vamos por un helado?”
El rostro de Hige se iluminó ante la sugerencia “¡Uno de vainilla cubierto de chocolate!” celebró, y accedió a la sugerencia del rubio “Esta bien, además, creo que los empleados están cansados de verme ganar tantos peluches… los voy a dejar sin stock”


Ichigo apenas había comenzado a disfrutar su helado cuando notó que Hige se llevó el último pedazo a la boca.

“Si lo comes muy rápido se te va a congelar…” pero fue muy tarde “…el cerebro.”

El castaño se cerró los ojos con fuerza y sujeto la cabeza con ambas manos, esperando que el dolor del frío dejara de irradiar en su cabeza. Sin embargo, en cuanto el malestar desapareció, no tardó en pedir otro helado.

“Mejor… después de cenar” sugirió Ichigo “Dijiste que querías ramen, y si te comes otro helado nahora, o te va a entrar”
“¡Qué grosero! ¡Por supuesto que puedo comer otro y tener suficiente espacio para un bowl!” protestó, pero Ichigo optó por no responderle. El silencio se asentó entre ellos por un par de minutos antes que Hige volviera a hablar.

“Me pregunto que estarán haciendo mi papi y mi mami…”

Con Sayi ocupada entre sus entrenamientos y poniéndose al día con sus clases, y Taikoubou trabajando en el hospital y entrenando… ninguno de los dos había podido dedicarle mucho tiempo a Hige. Por eso, Ichigo había tomado la iniciativa de entretenerlo siempre que podía. Ya fuera llevándolo al arcade, al cine, o simplemente viendo series y jugando videojuegos, ambos habían pasado mucho más tiempo juntos de lo habitual. Para Ichigo, era su manera de mostrar apoyo en esta lucha entre los HiME y los Rebels.

Aunque, si era honesto consigo mismo, el también se sentía un poco dejado de lado de un grupo que alguna vez fue tan unido.

“Me imagino estudiando, trabajando, o entrenando”
“¡Yo también debería estar entrenando!” se quejó Hige “¡Deberíamos entrenar todos juntos!”
“Tienes razón, pero las cosas son un poco complicadas, Hige, lo siento” con Hige armando el quinto puchero del día, Ichigo acarició la cabeza del Child.
“Es tonto”
“…lo es, pero solo queda esperar que Sayi y Bou aprendan a tratarse de nuevo, estando en el mismo país de nuevo y eso”
“Quizás…” empezó el castaño “¿Tu podrías entrenar conmigo?”

Ichigo se giró hacia el Child, pero Hige se encontraba muy ocupado observando el techo de centro comercial para percatarse del nerviosismo del rubio.

El rubio no le había contado a una sola alma que se encontraba entrenando con Yoruichi, con tal de estar preparado para quizás, eventualmente, ayudar a combatir a los Rebels. No había certeza que su entrenamiento sería puesto a buen uso, pero con las reglas sobre quienes tienen poderes cambiando todo el tiempo, Ichigo pensaba que valía la pena intentarlo.

Aunque… no había forma de que Hige lo supiera, ¿verdad? ¿O tal vez… Yoruichi lo había traicionado?

“Tu teléfono está timbrando” dijo el Child.
“Ah… ah, ¡sí que lo esta!” Ichigo tocó la pantalla para contestar “Es Kaien”
“¡¡Dile que me traiga Marmite de Australia!! Kano me dijo que era riquísimo”
“Me suena a que Kano quiere envenenarte” respondió Ichigo, antes de atender la llamada de su hermano gemelo.

El cambio de tema había sido un alivio para Ichigo, pero no tanto como la sorpresa que recibió al escuchar la noticia al otro lado de la línea.

Para él y para Hige.

“¿¡Qué!? ¿¡Vuelves a vivir a Japón!?”
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SeeDs in the Garden / Re: SeeDs in the Garden – revival
« Last post by Kora on February 28, 2025, 05:07:27 PM »
Galbadia, tierra de yaois


Lo que tenían no podía llamarse amor.

Una vez lo había sido, pero los dulces y tiernos sentimientos que hubieran florecieron entre ellos fueron rotos en pedazos con mentiras, ira y distancia. Solo quedaban rastros de aquel afecto inocente: una sombra de confianza, chispas de camaradería, una atracción subyacente. Eso era lo que los mantenía intercambiando información y conversaciones triviales, así como lo que hacía que ceder a la atracción entre ellos no fuera completamente incómodo.

Lo que tienen ahora es solo una sombra de lo que fue. El último lazo con los días más simples de su juventud como SeeDs, colgando de un hilo que Diluc no puede encontrar la fuerza para cortar del todo. Si lo cuestiona demasiado, podría desmoronarse por sí solo, arder hasta las cenizas, romperse como el hielo.

Por eso no se atrevió a pensar demasiado en por qué Kaeya parecía más desesperado de lo habitual esa noche, prácticamente estrellándolo contra la estantería detrás del mostrador, haciendo que botellas y vasos tintinearan con el impacto. Como un imán, los labios de Kaeya se posaron en su cuello, sus besos enviando escalofríos por el cuerpo de Diluc mientras enfriaban la piel siempre cálida gracias a las nanomáquinas.

Había algo vidrioso en sus ojos, un ligero temblor en sus manos mientras alcanzaban la camisa de Diluc; eran torpes, luchando un poco al deshacer la corbata.

Diluc lo sujetó por las muñecas antes de que pudiera seguir.

—No me gusta hacer esto cuando estás borracho.

¿Tocarlo le resultaba tan insoportable que necesitaba encontrar valor en el fondo de una botella? ¿Kaeya hacía esto porque realmente lo quería, o solo para mantenerse en buenos términos con un valioso informante para el Jardín de Galbadia? Años habían pasado, y aún así, a Diluc le costaba ignorar el hecho de que, por lo que sabía, todos los recuerdos felices que compartió con Kaeya podrían haber sido una mentira.

Kaeya lo miró con una expresión curiosa y luego sacudió la cabeza.

—No lo estoy —exhaló, con el ceño fruncido, aunque tras un momento confesó—: Bueno, sí, un poco chispado.

Alisó las solapas del chaleco de Diluc, inclinándose hasta que sus pechos quedaron juntos, como si intentara envolverlo, y presionó un beso en su mandíbula.

—Vamos, rayito de sol —murmuró—, no dejes que un par de copas de vino arruinen el ambiente. Vamos a divertirnos un poco

Para enfatizar su punto, Kaeya cayó de rodillas y desabrochó los pantalones de Diluc, deslizando la palma sobre su bulto antes de bajarle la ropa interior, hasta que su traicionero miembro semiduro quedó libre.

—Ves, tú también tienes ganas.

Diluc casi sintió una suerte de vindicación ante el toque frío que lo hizo estremecerse, como si castigara a su propio cuerpo por ir en contra de sus principios… casi.

—Mierda… tus manos… —murmuró con un jadeo.

—Lo siento, lo siento —susurró Kaeya.

Antes de que Diluc pudiera seguir quejándose, el calor de la boca de Kaeya lo envolvió, moviéndose arriba y abajo por su longitud hasta llevarlo a la plena dureza; por suerte, sus fríos dedos se aferraban a sus muslos sobre la tela de los pantalones.
Frente a un deseo tan hambriento, Diluc ni siquiera pudo detenerse a preguntarse qué demonios le pasaba a Kaeya esa noche. Cualquier pensamiento racional se disolvió en cuanto sintió la apretada calidez de su garganta.

Era casi patético lo fácil que Kaeya lo arrastró hacia el clímax, y cuando Diluc le advirtió que estaba cerca, él se apartó solo un par de centímetros, su aliento fantasmagórico acariciando la punta.

—Puedes terminar en mi boca —fue lo único que dijo.

Todo lo que Diluc pudo hacer fue aferrar su cabello con fuerza y derramarse en esa boca ansiosa con un gemido entrecortado. Kaeya lo tomó con naturalidad, tragando todo con tal ruido que Diluc se estremeció con las sacudidas finales de su orgasmo. Sus oídos aún zumbaban cuando Kaeya se levantó sobre piernas temblorosas, usando el dorso de la mano para limpiarse la boca y ahogar unas pequeñas toses.

—Ven aquí.

Nunca le había gustado quedar en deudas, así que Diluc tiró de su muñeca para acercarlo y deslizó la otra mano entre sus piernas. Directo al grano, aunque si el bulto en los pantalones de Kaeya era alguna indicación, no iba a quejarse.

Con un esfuerzo conjunto, lograron bajar sus ajustados pantalones.

—Joder… —Kaeya tembló cuando Diluc empezó a acariciarlo.

Embistiendo puño, hundió una mano en el pelo de Diluc y enterró el rostro en coronilla, sus jadeos quedando ahogados contra su pelo hasta que terminó con unos últimos movimientos erráticos. Con un largo y satisfecho gemido, Kaeya se apoyó levemente en Diluc, sus cuerpos aún pegados.

Durante un breve momento de debilidad, Diluc pudo fingir que todavía había algo entre ellos, algo parecido a lo que alguna vez tuvieron, y se permitió acariciar suavemente la espalda de Kaeya mientras compartían el calor del desenlace… hasta que Kaeya se apartó con un escalofrío.
Volviendo abruptamente a la realidad, Diluc tomó un paño para limpiarse la mano.

—Lo siento, te he ensuciado la camisa —dijo Kaeya mientras se subía los pantalones con un pequeño salto, tan despreocupado como siempre. Su pequeño desliz parecía haberlo despejado.

—No importa —respondió Diluc, más interesado en la manera en que la habitual y ladina media sonrisa de Kaeya volvía a sus labios.

—Bueno, ha sido divertido.

Antes de irse, se giró hacia Diluc y añadió:

—Gracias, maestro Diluc.
57
HiMEverse / Re: HiMEverse Episode V: The Rebels Strike Back
« Last post by Miyu on February 28, 2025, 08:39:02 AM »
El manto oscuro de la noche envolvía la ciudad en un velo silencioso, y aunque la tensión de los últimos días parecía haberse disipado, un aire de incertidumbre emanaba entre los tres. Tobio, Akeno y Narumi habían decidido tomar el GO, el transporte público automatizado, para llegar al complejo departamental Grigori. El viaje fue sorprendentemente tranquilo, casi demasiado cómodo, un pequeño respiro antes de lo que fuera que les esperaba. Ninguno de los tres mencionó los acontecimientos de esa semana, ni los conflictos con Hanasaki, ni las decisiones que se avecinaban. El silencio entre ellos era pesado, pero también necesario, cada uno procesando sus propios pensamientos en la intimidad de sus mentes.

Akeno, sentada junto a la ventana del vehículo, mantenía la mirada fija en el paisaje urbano que se desvanecía rápidamente. De vez en cuando, sus ojos se desviaban hacia el reflejo de Tobio en el cristal, buscando respuestas en su rostro sereno. Olisqueó suavemente la chaqueta que él le había colocado sobre los hombros, un gesto amable que la hacía sentir protegida. El aroma de la tela, mezclado con el ligero perfume de Tobio, le resultaba reconfortante. Era extraño, pensó, tener a alguien tan cercano, un varón al que admirar y querer de una manera que nunca antes había experimentado. Cada latido de su corazón, cada suspiro, parecían estar dirigidos hacia él, Tobio se había convertido en el centro de su universo antes que se diera cuenta.

Cuando finalmente llegaron al complejo departamental Grigori, Narumi fue el primero en retirarse a su habitación, agotado por el peso de comer y charlar con tantas mujeres en la paella. Akeno y Tobio, sin embargo, no estaban listos para dormir. Decidieron tomar una taza de café en el balcón, un espacio amplio y acogedor que ofrecía una vista impresionante de la ciudad iluminada. El balcón estaba decorado con varias mesas de madera y plantas que creaban un ambiente íntimo, alejado del caos de la metrópolis que se extendía más allá.

Akeno tomó la taza de café con delicadeza, sintiendo el calor del líquido a través de la porcelana. Lo llevó hacia sus mejillas, que estaban frías por el aire nocturno, y cerró los ojos por un momento, disfrutando de la sensación. Tobio, sentado junto a ella, la observaba con una sonrisa suave en los labios.

—Podemos pasar dentro, si lo prefieres —dijo él, rompiendo el silencio—. Aquí fuera, bajo la luna, o dentro, te verás hermosa de cualquier manera.

Sus palabras la hicieron sonrojarse, pero Akeno negó con la cabeza. No era el frío lo que la mantenía en el balcón, sino la necesidad de hablar, de confesar lo que llevaba horas rumiando en su interior. Bajó la taza lentamente y se giró hacia Tobio, mirándolo directamente a los ojos. Sin decir una palabra, se inclinó hacia él, acercando sus labios a los de Tobio en un beso suave y delicado. Fue un momento en que necesitaba ese contacto íntimo con él, quería estar más cerca, impedir que ese semblante sereno se transformase en uno furibundo..

Cuando se separaron, Akeno susurró con voz temblorosa:

—Aceptaré ser una HiME.

Tobio la miró con una mezcla de sorpresa y comprensión. Sabía que esta decisión no había sido fácil para ella, pero también entendía que era inevitable. Akeno continuó, sus palabras saliendo en un susurro apenas audible:

—Es egoísta de mi parte… aún así deseo que seas mi Key. Sé que lo serás…

Él suspiró profundamente, había estado esperando este momento. Asintió con determinación, sabiendo que no podía negarse, ni quería hacerlo. Había llegado el momento de asumir su papel, de proteger a Akeno y a Koneko, de enfrentar lo que fuera que el destino les tenía preparado.

—Te apoyaré, Akeno —dijo con firmeza, su voz llena de convicción—. Haré todo lo que esté en mis manos para protegerte a ti y a Koneko. No importa lo que nos espere, estaré a tu lado.

Akeno lo miró con gratitud, sintiendo un peso que no sabía que llevaba desaparecer de sus hombros. Sabía que el camino que habían elegido no sería fácil, que ser una HiME implicaba sacrificios y peligros que ni siquiera podía imaginar. Pero con Tobio a su lado, sintió que podía enfrentar cualquier cosa.

El viento nocturno acarició su rostro, llevándose consigo las últimas dudas que pudieran quedar en su mente. La menor tomó la taza de café nuevamente, pero esta vez no la llevó a sus mejillas. En su lugar, la sostuvo entre sus manos, buscando el calor que emanaba de ella para fortalecer su resolución.

—No sé qué nos espera —confesó, mirando hacia la ciudad que se extendía ante ellos—. Pero sé que contigo, puedo enfrentarlo.

—No estás sola —respondió él, extendiendo su mano para tomar la de ella—. Nunca lo estarás. Incluso tu padre va a apoyarte o a matar a Aza…

La mujer se rió ante la última palabra,  probablemente era verdad y Baraqiel mataría a Azazel, quería ver eso y disfrutar de la cara en sufrimiento del dueño de Grigori.
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HiMEverse / Re: HiMEverse Episode V: The Rebels Strike Back
« Last post by Cho on February 28, 2025, 01:57:27 AM »
Otro fic eterno al parecer. Regreso con el icon que falta.

115.7.




La caminata que había sido acordada por todas las HiMEs fuera del recinto había resultado simplemente ello, una mera caminata. Si bien Saki no se encontraba conforme con perder el tiempo y hacer una actividad inútil, no podía negar que le resultaba más cómodo que continuar en aquel estadio con el número sofocante de personas que lo ocupaba. A su vez, al menos, podía alegrarse de que nada en lo absoluto ocurría, y esperaba que se quedara así.

“Me pregunto dónde estarán las demás,” Tsubasa miró a sus alrededores. Apenas se podía ver el estadio por una dirección, puesto a que habían tomado uno de los pasillos cercanos entre un par de edificios pequeños y casi completamente apagados aparte de los postes de luz.
“Seguramente andarán tan descentralizadas como nosotras, ojalá Kosuzu y las ya no HiMEs continúen dando vueltas cerca del lugar en sí,” Saki se encogió de hombros con gran indiferencia. “Pero imagino que no hay nada de qué preocuparse.”
“Asumiría que Hanasaki se encargaría de que todo esté bajo control en una noche tan importante, y tienen razón que a Rizembool también le importaría lo mismo,” Tsubasa se puso a pensar.
“Es lo lógico, e igual, no podemos confiarnos. Todos hacen lo que quieren aquí,” Saki dio un suspiro. “Por algo nuestras compañeras hicieron lo que hicieron en el puerto.”
“Es preocupante, definitivamente, pero creo que todas aprendimos de esa situación. Realmente no estábamos listas para tomar decisiones en medio de todo eso, así que no es justo que seas tan dura con ellas,” argumentó Tsubasa.
“Pese a ser una persona con ideales tan estrictos, de todos modos tienes mucha paciencia, Tsubasa,” Saki negó. “Pero ya no nos centremos en eso. Más bien diría que lo mejor sería irnos de aquí antes que nos topemos con otra HiME que nos obligue a quedarnos. Estas reuniones de tantas personas no me asientan.”
“No te asentarán a ti, pero a su vez te vienen muy bien, Hanajima-san, así que no podemos irnos hasta que al menos nos volvamos a reunir con todas y compartamos nuestras experiencias de hoy,” observó levantando un índice y apuntándole. “Es por tu propio bien.”
“Vaya… creo que me olvidé que tú eres de esas a las que pensaba evadir,” se lamentó, frustrada, pero a su vez sin darle mayor interés. Supo que escaparse de la formalidad no sería tan fácil.

Ellas continuaron por ese camino hasta que llegaron a una pizarra exterior llena de afiches y distintos anuncios de actividades. Entre ellos, había uno que hablaba sobre exámenes para admisión a distintas facultades y diferentes niveles de educación superior. Pese a ser quien usualmente se enfocaría en el lado académico de las cosas, Tsubasa vio que Saki lo miró un momento, casi perdidamente. Se sorprendió un poco por dicho motivo, aunque al ver a la otra no verse tan conforme, decidió que aligeraría ese tema.

“Pronto nos tocará ver las universidades a las cuales apuntar, ¿verdad?” comentó Tsubasa, amenamente.
“Preferiría no hablar sobre esas cosas, Tsubasa…” Saki agachó su cabeza, rendida.
“Hehe, sólo lo menciono porque noté que le prestaste atención, pero no es ninguna presión en lo absoluto,” asintió contenta. “Te aseguro que el consejo estudiantil lo tiene en mente y pronto vamos a tener varias actividades en nuestras clases para ayudarnos con el proceso de aplicar a universidades y prepararnos para los exámenes. Definitivamente no eres la única que lo piensa.”
“Sí, aunque te aseguro que soy menos funcional que la mayoría. Los exámenes ni habían llegado a mi cabeza…” Saki negó.
“¿Entonces qué te llamó del anuncio?” Tsubasa leyó brevemente lo que este decía. “Esto habla específicamente de la facultad de negocios… ¿acaso…?”
“No, nuevamente, no soy alguien normal o funcional. Ni siquiera vi de qué facultad se trataba,” Saki sonrió con ironía. Por supuesto que su amiga lo vería de manera muy diferente. Dio un suspiro y desvió su mirada. “Hasta hace poco, tenía entendido que terminaría aplicando e ingresando a Rizembool U para continuar mis estudios, por el simple hecho de pertenecer a mi familia. Pero… no hay forma que una HiME estudie en Rizembool. Entiendo que estudiar en este campus es lo que me espera ahora.”
“Ya veo…” curiosamente, Tsubasa se vio perdida y casi sorprendida por esa observación.
“Y es lo que te espera también, si las cosas siguen así…” Saki alzó una ceja. Más bien, era sorpresivo que una estudiante tan destacada como Tsubasa recién lo considerara para verse tan sacada de cuadro. “Supongo… esto también habrá arruinado tus planes, ¿no es así? Imagino que habrías apuntado a estudiar en un lugar como Tokyo U en vez de aquí.”
“Eh, pues… debo decir que tampoco lo había pensado mucho, tienes razón,” Tsubasa sonrió con torpeza.
“¿Hm?” nuevamente, no era lo que hubiera esperado viniendo de ella.
“Aunque ahora que lo mencionas, sé que echaré de menos a Sadamune-kun. Él ya me confirmó que piensa continuar sus estudios en Rizembool U,” dijo algo nostálgica. “Hemos sido un equipo apoyando a nuestros compañeros de clase por ya mucho tiempo, así que será un poco raro que no tomemos clases juntos.”
“Para variar, será bueno que se dejen de voluntariosos y que alguien más cuide de ustedes. Los dos son igual de pacientes con el resto,” Saki se encogió de hombros. “Y diría que él no está hecho a la medida de Rizembool… pero es cierto que hace poco peleó contra tu Rebel. Todavía me cuesta creer que ese chico pueda osarse a lastimar a alguien.”
“Hehe, creo que todos nos sorprendimos esa tarde,” Tsubasa lo encontró gracioso. “Si no me equivoco, Gokotai-kun también tiene el mismo destino de universidad, por sus hermanos mayores que estudian ahí.”
“…verdad…” Saki dio un pesado suspiro y desvió su mirada, con algo de preocupación para variar. “Hablando de no estar a la medida… ciertamente temo que ese niño pise aquella institución como un estudiante. Se lo podrían comer vivo.”
“Eh, imagino que es una universidad como cualquier otra para la mayoría y seguramente Sadamune-kun continuará cuidando de él,” Tsubasa asintió. “Pese a que tu propio hermano mayor fue un Rebel en la secundaria, ahora que está en Rizembool U él es como cualquier otra persona ahí, ¿no es así?”
“No pienso que nadie de mi familia sea un buen ejemplo de lo que intentas decir, Tsubasa…” Saki negó.
“A veces temo que seas muy duro con él. Pese a que pueda ser algo serio e inalcanzable, noto que él se preocupa mucho por ti,” Tsubasa ladeó su cabeza.
“Sólo dices eso porque no lo conoces,” sin duda era gracioso oír a la gente que apenas conocía su lado formal.
“Es verdad que tampoco sé los asuntos de tu familia, sólo agradezco que tus hermanos me hayan aceptado como una amiga tuya, Hanajima-san,” Tsubasa sonrió gustosamente. “Sigamos caminando. Quisiera ver si podemos encontrarnos con alguna de nuestras senpais.”
“Tsubasa…” Saki la detuvo. Se le notó meditabunda.
“¿Sí? ¿Qué sucede?”
“Dime, ¿qué planes habías tenido para la universidad antes de convertirte en una HiME?”
“¿Perdón?” se confundió.
“Me pareció que evitaste el tema. No quiero ponerte en aprietos, pero… imagino que igual era algo importante para ti, y quisiera que confíes en mí y me lo digas.”
“Hanajima-san…” Tsubasa se sorprendió y a su vez bajó su mirada con un extraño desaire. Saki no pudo ver decepción o pena como hubiera esperado. Fue casi como la expresión de un vacío, como si Tsubasa literalmente no tuviera nada que decir. “Debo decir que había estado perdida con tantas opciones y tantas carreras que todavía no había tomado una decisión. Yo…”





Entonces, esa conversación fue cortada ni bien oyeron una voz llamarles a distancia. Las dos se giraron y vieron a un joven de cabellos plateados y azules que Tsubasa nunca antes había visto… aunque que no era nada desconocido para Saki.

“¡Oigan! ¡Esperen!” exclamó ese joven, quien por su apariencia daba la impresión de también ser un estudiante de secundaria. Luego de una larga corrida, este se detuvo frente a las dos y se puso a jadear por aire.
“Eh…” Tsubasa le miró confundido. “Parece recién haber llegado. ¿Usted de casualidad está en camino a la convocatoria de Hanasaki y Rizembool? Podemos guiarle si desea.”
“Tsubasa, no te molestes…” Saki dio un suspiro y pasó a mirar a ese chico con recelo. “¿Y bien? ¿Qué se supone que haces aquí? ¿Acaso ese Yorimitsu tiene algo que decirme?”
“¿Perdón?” su amiga se confundió por oír ese nombre, el cual sabía que se refería a aquel líder de su familia.
“¡No, no! Te prometo que no tiene nada que ver con eso, Saki-chan~” luego de recuperar sus energías, aquel chico demostró un ademán informal y hasta inocentemente juguetón, lo cual exasperó más a la pelinegra. “¡Más bien buenas noches! ¡Entiendo que estás acompañada de tu amiga Tsubasa de la que tanto he escuchado hablar!” de inmediato se giró a ella. El peliazul llevó sus manos a su pecho en un gesto de emoción. “¡Es un gran gusto! ¡Mi nombre es Taikei Naotane, muchas gracias por siempre cuidar de Saki-chan!”
“Eh, ah, soy Tsubasa Hanekawa, igualmente…” dijo, aunque no del todo convencida por el nivel de confianza de esa persona.
“Te pido que dejes de llamarme así, Taikei, ten algo de respeto,” espetó la chica.
“Aw, ¿por qué no puedo? Si soy mayor que tú…” hizo un puchero.
“Apenas por un año y tus gestos te hacen ver de primaria…” rodó los ojos. “Me agotas… ¿por qué estás aquí?”
“Pues, soy estudiante de Rizembool U, ¿no? Fui invitado al igual que ustedes,” contestó con toda naturalidad y algo de curiosidad infantil.
“No te hagas,” Saki frunció el ceño. “Suishinshi me dijo todo el asunto. Estás en plena misión de parte de Yorimitsu. Entiendo que te preparas para ser un Rebel, además te has sumado a un grupo de trabajadores de Rizembool. Tu tardía llegada es extremadamente sospechosa.”
“¿Eh? Hanajima-san, ¿este chico es un Rebel?” Tsubasa se alertó.
“…” la otra dio un cansado suspiro. “Por algo te dije que gente afiliada a mi familia no son el ejemplo de normalidad…”
“¡Hehe, siento dejarte en el aire, Tsubasa-chan, déjame explicarte todo el asunto!” pese a las constantes acusaciones de Saki, Taikei se mantuvo feliz y atento a las chicas. “Sí se supone que seré un Rebel pronto, pero todavía no soy uno, creo que hay algo de papeleos pendientes, además que todavía sigo en evaluaciones, pero no es algo de lo que debes preocuparte.”
“Nadie se preocuparía por ti, pero en fin…” Saki se vio indistinta.
“Aww~ no digas eso,” volvió a hacer un puchero, pero nuevamente fue algo que se le pasó rápido. El chico continuó hablando con tantas ganas como si acabara de escaparse de un calabozo. “¡Aunque déjame rebobinar un poco!” asintió decidido. “En pocas palabras, yo soy uno de los amigos de Suishinshi de hace muchos años y un afiliado a la familia central de los Minamoto, a la que pertenecen los Hanajima, por eso nos conocemos desde siempre. Y pues, como seguro ya sabes, al igual que los Hanajima, yo también respondo a Minamoto no Yorimitsu y tengo algunos deberes pendientes en Rizembool, por eso seré un Rebel.”
“Eh, ya veo…” dijo Tsubasa, un tanto pasmada por la repentina lluvia de información.
“Y ahora que has terminado de pintarte como un ser sumamente sospechoso para venir a buscar a dos HiMEs solas en la oscuridad, ¿qué quieres…?” preguntó Saki.
“¡Espera, todavía no termino!” exclamó entusiasmado (para frustración y casi dolor físico de la otra). “Y pues, Saki-chan tiene razón. Mi mentor Rebel es un instructor que a su vez está encargado de una subdivisión dentro de Rizembool, conocidos como los Kamuro. Además de ser luchadores y varios de ellos exRebels, son supervisores de los miembros de Rizembool y están encargados de regular a los que tienen faltas o se portan mal, para asegurarse que todo siga bien y en orden. ¿No suena interesante?”
“K-Kamuro…” Tsubasa ladeó su cabeza.
“Para el coche de una vez,” Saki le miró cansadamente. “¿No crees que este instructor tuyo que castiga y quizás da una paliza a los malos elementos en Rizembool consideraría silenciarte para siempre si andas lanzando esta información al primero que se topa contigo?”
“¡Oh, tienes mucha razón, lo consideraré para la próxima!” Taikei asintió con un rostro de un niño cumplido.
“Tsk…” Saki comprimió sus puños. No entendía cómo su hermano era capaz de aguantarlo tanto. “Como sea. Vámonos, Tsubasa, este niño no dejará de hablar.”
“¡No! ¡Esperen!” él terminó por apurarse para ponerse en el camino de las dos. “¡Tienen que oírme, es muy importante!”
“No me interesa…” comenzó Saki.
“Espera, Hanajima-san, sí parece alertado, debemos al menos oírle,” dijo Tsubasa.
“Eres muy paciente, pero te aseguro que él siempre actúa así…”
“¡Por favor, Saki-chan, tienen que regresar al interior del estadio! ¡Sobre todo ustedes que son HiMEs!” dijo apresurado.
“¿Qué dices?” Saki se extrañó. Para variar, ello sonaba casi serio, pese a que el otro casi parecía un niño suplicante.
“…” Taikei tuvo un semblante más decidido y asintió firmemente.
“¿Por qué, entonces? ¿Qué ocurre?”
“Según lo que me dijo mi mentor, la tormenta perfecta,” él pasó a apuntar en una dirección. Las HiMEs vieron a un edificio alto y a considerable distancia de donde estaban. Había una extraña niebla roja que parecía lentamente descender.
“¿Qué es eso?” preguntó Tsubasa, aprehensiva.
“Pues, no lo sé realmente, pero mi mentor es una persona muy curiosamente sabia. Él no habla de certitudes, pero tiene una habilidad que le permite presentir posibilidades, y dice que los alrededores del evento pueden tornarse en un campo de batalla,” explicó el peliazul, sin dejar de mirar a esa rara niebla. “Él habló con Yorimitsu-sama, y nuestro líder ha dado la orden para apoyar en el plan de acción de los Kamuro. Tenemos que alejar a las personas con magia de cualquier manifestación de magia como esa niebla. Parece que la presencia de HiMEs o de Rebels puede tornar esta situación peor.”
“…” Saki entrecerró sus ojos. “Si ese señor apoyó una orden de Rizembool es porque realmente vale la atención.”
“¡Sí, definitivamente, por eso tenemos que irnos! ¡Dentro del estadio van a estar bien!”
“Espera, ¿y qué hay de ti?” preguntó Tsubasa.
“Oh, no te preocupes por mí. No soy Rebel aún y te aseguro que no ando solo,” Taikei sonrió agradecido. “Estoy aquí para asegurarme que las dos estén bien.”
“Pues, muchas gracias,” ella asintió. Debía acostumbrarse al hecho que su amiga sí recibía cuidados de gente de Rizembool, a diferencia de las demás HiMEs. “Aun así, si hay personas normales andando solas…”
“¡Yo me encargo, por ustedes, lo prometo, ahora vamos!” el chico pretendió agarrarles de las muñecas y jalarlas, aunque terminó por recibir un muy leve cortocicuito de Saki. “¡AHH!”
“No tan rápido, Taikei,” Saki frunció el ceño. “Dijiste que Yorimitsu dio la orden…”
“Aww, Saki-chan, ten más cuidado con tus poderes…” el pobre tomó su mano afectada con la otra y la sopló como si hubiera agarrado una tetera hirviente.
“¿Dónde está mi hermano en todo esto? Él sería uno de los primeros que responderían.”
“Eh, pues…” se vio en aprietos.
“Contesta, ¿o es que acaso nos estás mintiendo?”
“¡En serio que no, es que…!” este dio un suspiro rendido. “Ahh… lo intenté, pero claro que lo captarías, Saki-chan…”
“…” le miró fijamente. “Entonces sí está aquí.”
“Sí, pero anda haciendo lo mismo que yo. O sea, medio que le estoy haciendo un favor,” Taikei desvió su mirada y sonrió con torpeza. “Verás, él me dijo que se le haría muy difícil encararte y convencerte de nada, así que yo me ofrecí para buscarte. Mientras tanto, Suishinshi buscará a las otras HiMEs para darles el mismo mensaje.”
“¿Eh? ¿Entonces él va a buscar a nuestras senpais?” Tsubasa se preocupó.
“Definitivamente tiene el trabajo más difícil aquí. Yo puedo creerles sin muchas palabras, pero las demás HiMEs no tienen por qué confiar en alguien afiliado a Rizembool como él,” observó Saki. “Todas ya saben que Megumi es un Rebel para empezar.”
“Pero tus hermanos son seres muy lindos si se les llega a conocer~” comenzó Taikei.
“Cállate, y por supuesto que las HiMEs no lo verán así,” Saki resopló ofuscada y se puso a caminar aparentemente de regreso.
“Eh, Saki-chan…”
“Puedes llevar a Tsubasa de regreso, pero no hay forma que deje a Suishinshi solo en medio de una emergencia.”
“Eh, Hanajima-san, yo tampoco pienso dejarlo así, te acompaño,” se ofreció Tsubasa.
“Oigan, Suishinshi es más hábil de lo que parece, seguro que podrá razonar con ellas,” comenzó Taikei, confundido por la alerta de Saki.
“No lo entiendes,” ella le miró cansada. “Hablas con un puñado de HiMEs que invadieron un puerto de civiles por la promesa de ser las heroínas esa noche. Con esa actitud pondrán la cabeza de mi hermano mayor en una estaca.”
“Ah, verdad que eso pasó, aunque igual pienso que subestimas a tu hermano,” Taikei sonrió al encontrarlo gracioso. “¿Y cómo andan las dos luego de esa experiencia…?” preguntó, pero el par de amigas optaron por ya no hacerle caso y se fueron por su cuenta. “¡E-espérenme!”


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MMORPG: Neverland / Re: neverland 0.0: you can (not) remember
« Last post by Neko on February 27, 2025, 04:38:25 PM »
Ok, creo que esa ha sido la presentación de personaje más cuqui que he escrito nunca ywy




      Anir + Kachina



Esther’s Plains no era conocido exactamente por su hierba verde o por los parches de flores que asomaban por aquí y por allá, que los tenía, si no más bien por sus caminos rocosos plagados de lagartijas y por sus estrechas calas de arena blanca. Y Neko diría que el punto más reconocible de la zona era el faro que algún día fue blanco y rojo, pero la pintura estaba más que desconchada por la sal del mar. O al menos esa era la sensación que habían querido dar los diseñadores del juego al modelarlo así.

—Esta es una buena zona. —comentó Neko, con una mano en la cadera y otra en el mango de su hacha.

Ochotona miró de un lado a otro, con la lanza que le había prestado Neko bien apretada entre sus dos manos enguantadas.

—¿Una buena zona para qué? —preguntó la chica, a la que le habían dado un tutorial rápido de cómo usar sus habilidades en combate mientras bajaban de la ciudad de las luces en el cielo a las sombrías playas de justo abajo.

—Para empezar con nuestro tutorial práctico. —explicó Neko.

—Ay.

Neko levantó una ceja y se fijó bien en su compañera. Parecía tan nerviosa como expectante y a Neko esa le pareció una buena mezcla. La merchant sonrió y le dio una palmada suave en el hombro a Ochotona.

—No te preocupes, sólo son unas lagartijas de nada. Son escurridizas, es más difícil atraparlas que que te ataquen —le aseguró Neko—. Lo primero: si nos separamos el punto de reunión es el faro. Es una zona segura, los monstruos no atacan la plaza debajo del faro.

Ochotona asintió, dándose ánimos mentalmente mientras cambiaba el peso de un pie a otro.

—Vale.

—Desde donde estamos hasta la casa de allá los enemigos tienen nivel bajo, no se atreverán a atacarte, pero si pasas de la casa tendrán más o menos tu nivel y es posible que te ataquen. Cuanto más te alejes del faro, los enemigos tendrán más nivel y serán más difíciles, así que no te vayas muy lejos, ¿entendido? —advirtió Neko y Ochotona volvió a asentir—. Vale, pues… mira, ahí detrás…

Neko tenía el brazo extendido, señalando una roca un par de metros a la derecha del camino. Una lagartija se había puesto encima y tenía los ojos cerrados, disfrutando de unos cuantos rayos de sol. La lagartija tenía el tamaño de un perro pequeño y las escamas rojas con líneas negras eran fáciles de visualizar entre la poca hierba que conseguía pasar de los cinco centímetros en aquel paisaje inhóspito.
A Neko no le dio tiempo a decir mucho más. Ochotona ya había empezado a esprintar, con un grito de guerra saliendo claramente de sus pulmones y la lanza agarrada bien fuerte por encima de su cabeza.

La lagartija abrió los ojos y parpadeó antes de escurrirse entre la maleza. La punta de la lanza de Ochotona dio de lleno en la roca resquebrajándola con un chirrido, y la chica arrugó las cejas, estrechando los ojos y corriendo detrás de la lagartija que creía que se había escapado. Dejando la lanza clavada en la roca con el palo aún vibrando, Ochotona agarró su bolso y empezó a darle vueltas como si de una honda se tratase y lo tiró hasta que cayó al suelo con un resonante “zud”.

Ochotona empezó a saltar, vitoreando donde estaba, al ver los puntos de experiencia añadirse a su nivel.

—¡Le he dado, le he dado!

Ochotona corrió de vuelta a coger la lanza y después corrió un poco más hasta recoger su bolso y empezar a buscar más lagartijas a las que aplastar con su bolso de colorines.

Neko bajó el brazo, anonadada por decir algo, porque no tenía muy claro cómo sentirse. Al ver a la chica tan nerviosa, ella había creído que empezaría siendo más cauta, pero Ochotona se había metido de lleno en el papel de merchant loca farmeando enemigos hasta la extinción.
Neko se llevó la mano al pecho, llena de orgullo. Sabía que había hecho bien al querer convencerla de que no cambiase de job. No había duda de que era una de ellos.

Ochotona saltó de una roca a otra gritando con alegría al haber matado a dos lagartijas de un solo bolsazo y Neko se limpió la lagrimita que le empezaba a escurrir por la mejilla.

—Esa es mi hija.

Tres horas después, Neko y Ochotona estaban sentadas a los pies del faro, con un hornillo de gas portable encendido en una de las mesas de piedra. Encima tenían una olla que humeaba suavemente, llena con el caldo casero de una receta familiar que Ochotona le había estado dictando a Neko mientras ella cocinaba para las dos.

—Tengo que probar esto afuera, está de muerte —le dijo Neko, toda sonrisas y mejillas sonrojadas por el calor de la sopa—. Rico, rico, rico.

—Sí, está muy bueno… mi madre solía hacérmelo cuando me ponía malita de la tripa. —le confesó la chica, sirviéndose una ración mientras miraba la comida con algo de melancolía en los ojos.

Neko levantó una ceja, soplando encima de la cuchara antes de llevársela a la boca. Se esperó un poco, contemplando cómo preguntarle lo que quería decir.

—¿Ya no te lo cocina? —dijo, con tono ligero.

Ochotona ladeó la cabeza mientras masticaba y contestó después de tragar.

—No, es que ahora como menos dulces, así que no me pongo tan mala de la tripa.

Neko suspiró mentalmente y sonrió.

—Por eso comes tantos dulces aquí en el juego, ¿verdad? —Ante la pregunta Ochotona asintió con algo de vergüenza.— Está bien, yo hago lo mismo.

Ochotona se rió entre sorbo y sorbo y Neko le dio un golpe suave con la rodilla.

—Pero si lo echas tanto de menos le puedes decir a tu madre que te haga la sopa, seguro que le hace ilusión hacértela simplemente porque te gusta.

Ochotona se encogió de hombros y acabó asintiendo.

—Supongo. Se lo pediré —y después de darle un trago a su bebida preguntó con curiosidad:—. ¿Y cuál es tu comida favorita de tu mamá?

—No tengo —y por aclararlo mejor añadió inmediatamente:— Madre. Tengo dos padres y ninguno de los dos cocina demasiado allá. Pero a papá le salen muy bien las tortitas y los batidos de banana. Y tengo un tío con el que a veces hago galletas.

—Oh.

Ninguna de las dos añadió nada más por un par de minutos.

—Me llamo Anir, por cierto. —le dijo la merchant, poniendo el bol sobre la mesa y echándose hacia atrás antes de dejar salir un sonido de satisfacción culinaria.

Ochotona se acabó los últimos cuatro tragos de la sopa directamente del bol y lo dejó en la mesa, encima del de Anir. Se limpió los labios con el dorso de la mano y miró hacia su nueva amiga.

—¡Kachina! Yo soy Kachina.
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SeeDs in the Garden / Re: SeeDs in the Garden – revival
« Last post by Airin on February 26, 2025, 05:09:41 PM »
AND THE PLOT CHICKENS!  Estoy muy segura en la corrección de mi absoluta falta de research ;D 👍 Culpo a mi padre por todas las visitas al taller y el random trivia de ingeniería y metalurgia i guess xD





 




—Entonces exactamente, —dijo Maeglin masticando a través de una patata de su segunda ración— ¿qué es lo que necesitas de mí?

Cindy arrugó la nariz y con un dedo en alto se levantó de la mesa desapareciendo por el pasillo. El elfo parpadeó ladeando la cabeza con curiosidad al distinguir el sonido de unos goznes que provenía de donde no había apreciado que hubiera una puerta. Interesante. E inteligente.

Oyó cómo la mujer resoplaba entre dientes murmurando algo sobre riesgos laborales y se apresuró a arrinconar su cena en un extremo de la mesa en previsión de la falta de espacio.

—Gracias cielo. —Cindy sonrió dejando un tanque de tamaño considerable en el trozo de mesa libre, y se limpió las manos con el trapo que llevaba asomando del bolsillo trasero del pantalón antes de sacar lo que parecía una cápsula metálica negra del delantero.

Maeglin frunció el ceño.

—¿Eso es lo que había dentro?

—¿Vas a comer más?

El elfo pasó la vista de la cena a las piezas y negó con la cabeza.

—No por ahora.

—Bueno, pues lo guardo y te llevas las sobras si quieres. —Cindy apartó el plato y los cubiertos dejándolos en agua en el fregadero y tapó la cazuela de barro volviendo a ponerla sobre el fogón apagado.

Maeglin pasó los dedos con delicadeza por el tanque de combustible cartografiando su forma y tomando notas mentales de cada hendidura, muesca y arañazo que encontraba, y se detuvo sobre el vinilo decorativo.

—Y por esto te he sacado de la cama. —dijo Cindy dando la vuelta a una silla y sentándose a horcajadas apoyada con los brazos sobre el respaldo.— Puedes meterle mano como quieras.

Maeglin levantó una ceja de forma refleja ante la manera de la mujer de frasear el permiso pero no dijo nada. Rascó una esquina de la pegatina con las uñas hasta despegar de nuevo todo lo que había levantado Cindy horas antes y contempló la cicatriz metálica que se extendía a lo largo de la parte inferior del tanque.

—A simple vista parece una ampliación cualquiera. La soldadura no abulta, está bien pulida y se disimula… —agarró el depósito y lo movió con cuidado, haciéndolo rotar primero en una dirección y luego en otra observando cómo reflejaba la luz sobre la sutura.— Huh. El metal no es el mismo.

—¿No lo es? —Cindy se inclinó hacia delante con curiosidad y el elfo negó con la cabeza entrecerrando los ojos.

—No, fíjate aquí. ¿Ves que tiene una especie de patrón? —ante el ruido de duda de la mujer, Maeglin se levantó a por su bolsa de viaje y rebuscó entre sus herramientas hasta sacar un estuche de cuero oscuro pequeño y rígido del cual tomó lo que parecía un cristal de aumento de orfebre muy antiguo.— Usa esto.

Cindy se ajustó la lupa con cuidado y volvió a observar la linea de la junta en la parte que había señalado el elfo.

—¡Oh! —exclamó sorprendida al verlo con claridad.— ¡Son círculos! Como los anillos de un árbol, o las gotas de lluvia en un charco.

Maeglin asintió, tamborileando con las yemas de los dedos sobre la mesa.

—Es un metal de más calidad. Si se hubiera tratado solamente de dar más capacidad al tanque y tapar la reparación probablemente habrían usado una soldadura normal del mismo material, por simple estética.

—¿Pero…? —indagó Cindy sin dejar de mirar el curioso dibujo de aspecto casi orgánico.

—Pero esto es acero al carbono, ¿cierto? —dijo el elfo poniendo la mano suavemente sobre el tanque.

—Ajá, es relativamente habitual en piezas de motor pero no en depósitos.

—Dos cámaras separadas sin que se note a primera vista. Y ni siquiera es acero duro sino semidulce. Y esto, —murmuró Maeglin señalando el metal distinto,— es más duro que el acero al carbono y más resistente a la corrosión, pero también más flexible; las láminas sucesivas hacen que sea capaz de absorber impactos de forma más eficiente. A juzgar por los materiales parece que la intención es que en caso de accidente, si el tanque se rompe, no lo haga por la junta.

Cindy abrió mucho los ojos y se echó para atrás quitándose la lente de aumento.

—Para que no se descubra el doble fondo. —murmuró con más preguntas aún que antes.

—Esto, —dijo Maeglin pasando el dedo despacio por la linea de la soldadura,— es un acero trabajado de forma manual, doblado y plegado en capas sobre si mismo al estilo antiguo de Smarthia. O de Invernalia si me apuras. Pero estoy seguro de que en Smarthia ya no usan estas técnicas así que el encaje tiene que venir del continente.

Cindy se pasó una mano por el pelo alborotándose los rizos rubios.

—He mordido más de lo que puedo tragar, ¿es eso? —bromeó con cara de incertidumbre.

—Mientras no te llenes la boca de vanadio estás a salvo. —respondió Maeglin con una sonrisa astuta y sesgada y mil pensamientos organizándose por orden de prioridades.— Para eso estoy aquí, ¿no?, todo el mundo sabe que los elfos somos unos depredadores terribles.

—Si tesoro. Terribles, terribles. —rió Cindy volviendo a inspeccionar las piezas.— ¡Terriblemente viejos!




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