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Listas y Probaciones / Reto Anual 2024
« Last post by Cho on January 19, 2024, 10:38:28 AM »
Reto Anual 2024

Hola a todas~

Esta es la edición de 2024 del Reto Anual. Al igual que en los años anteriores, si se proponen a escribir de manera estable hasta las probaciones de diciembre, recibirán espacios adicionales como premio.

Retos Anuales

Estas son las dos categorías del premio:

Reto Anual Hard Mode Edition: cumplir con el mínimo de palabras los doce meses del año
Reto Anual Bishoujo Team Classic: cumplir con el mínimo de palabras los doce meses del año con tres posibles ausencias

Como premio, las miembros que logren cumplir con el Hard Mode Edition obtendrán un espacio en la oficial y tres espacios de extras adicionales, mientras que lograr el Bishoujo Team Classic premiará con tres espacios de extras.

¿Cómo participar?

Para pasar cada mes, se necesita postear un mínimo de 800 palabras de fics en el BT. Todos los fics cuentan, incluso en el Patio de Juegos. (Eso sí, si bien fics en el Patio de Juegos siempre cuentan para el Reto Anual, recuerden que sólo se pueden pasar probaciones posteando en el Patio de Juegos cuatro meses por año. Las probaciones y el Reto Anual sólo coinciden en horarios, ya que sus reglas son un poco distintas.)

También existe la opción de dejar comentarios en vez de escribir fics. Un total de cuatro comentarios de 150 palabras cada uno es el mínimo para pasar el mes en caso de no postear fics esas probaciones. No se olviden que para que los comentarios sean contados, tienen que recopilar dichos comentarios y enviármelos por pm antes del stop del mes.

Les recuerdo que para que palabras cuenten para un mes tienen que ser posteadas dentro de ese mismo mes y antes del stop sign.

Desde el inicio, todas las miembros están consideradas automáticamente para el reto anual, así que asegúrense de postear cada mes para ganarse los espacios a fin de año~

Conteo del Reto Anual hasta el momento

Sayi: Enero Febrero Marzo Abril Mayo Junio Julio Agosto Septiembre Octubre Noviembre Diciembre
Kora: Enero Febrero Marzo Abril Mayo Junio Julio Agosto Septiembre Octubre Noviembre Diciembre
Cho: Enero Febrero Marzo Abril Mayo Junio Julio Agosto Septiembre Octubre Noviembre Diciembre
Kana: Enero Febrero Marzo Abril Mayo Junio Julio Agosto Septiembre Octubre Noviembre Diciembre
Eureka: Enero Febrero Marzo Abril Mayo Junio Julio Agosto Septiembre Octubre Noviembre Diciembre
Puri: Enero Febrero Marzo Abril Mayo Junio Julio Agosto Septiembre Octubre Noviembre Diciembre
Mimi: Enero Febrero Marzo Abril Mayo Junio Julio Agosto Septiembre Octubre Noviembre Diciembre
Neko: Enero Febrero Marzo Abril Mayo Junio Julio Agosto Septiembre Octubre Noviembre Diciembre
Airin: Enero Febrero Marzo Abril Mayo Junio Julio Agosto Septiembre Octubre Noviembre Diciembre
Miyu: Enero Febrero Marzo Abril Mayo Junio Julio Agosto Septiembre Octubre Noviembre Diciembre
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Reglas, Guías y whatnot / Re: Canje de palabras
« Last post by Cho on January 17, 2024, 10:38:21 AM »
Hola Mimi~ claro, te anoto por los extras del reto. Aparte de eso, tienes para canjear tres extras por si estás interesada.

El canje de 2024 ha comenzado por si están interesadas en canjear espacios~

Y aprovecho para canjear 2 oficiales, 5 extras y 1 HiME adicional *huye*
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Reglas, Guías y whatnot / Re: Canje de palabras
« Last post by Mimi Tachikawa on January 16, 2024, 09:47:19 PM »
Cho puedo canjear mis espacios extras que gane?? hay algo mas que cambiar???
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HiMEverse / Re: HiMEverse Episode V: The Rebels Strike Back
« Last post by Cho on January 16, 2024, 06:00:01 PM »
111.3.




“Las nagas son…” Yagen hizo una pausa en la redacción de su reporte. Él se encontraba junto a Izuru en su oficina y aparte de cumplir con sus obligaciones con el recuento de sucesos, se aseguraba de atender las observaciones y preguntas del Rebel bajo su supervisión. El doctor sonrió tranquilamente y se dirigió al otro con una actitud amena. “…personas con un nombre que quizás no debería existir. Ellos han sido humanos modificados mediante un protocolo de experimentos específico creado por mi maestro. Izuru, tú has sido potenciado por medio de otro protocolo y como resultado terminaste de una manera en particular. Tal y como esas personas son conocidas como nagas, tú y todos aquellos sujetos a tu propia experiencia podrían llamarse de otra manera, es así de simple.”
“Son seres con habilidades sobrehumanas, seguramente con la misión de ser Rebels,” concluyó Izuru, inmutado.
“Sí, en resumen. Sin embargo, si bien las nagas suelen ser humanoides, también se han generado orphans con sus mismas características, y en algunos casos humanoides hay un fino balance entre seres racionales y bestias irracionales,” Yagen miró de reojo a un área en particular de sus múltiples estantes. “Es un procedimiento de hace varias décadas, pero recientemente ha habido varios más especímenes que han pasado por medio de dicha experimentación, y a su vez, una cantidad considerable de experimentos fallidos. El acondicionamiento de estos agentes de Rizembool es cáustico para el área frontal del cerebro y muchos han terminado perdiendo completamente la cordura. Se acepta que incluso los casos más estables y aquellos considerados como exitosos necesitan lidiar con una locura personal como un efecto secundario.”
“Tsurumaru mencionó casualmente la presencia de una naga en el puerto esta noche. Comprendo que aquel individuo vino en representación de la persona que esperaba el envío. No obstante, si existe un daño en la parte más racional del cerebro en una naga, ¿cuánto se puede confiar en su representación? Aquellas personas podrían servir meramente para pelear.”
“Desde un punto de vista cauto, tienes mucha razón. No obstante, para considerar a un espécimen de aquel procedimiento como un caso exitoso, parte de los requisitos son cumplir con una serie de evaluaciones psicológicas que certifiquen que el evaluado no ha tenido sus facultades cognitivas racionales comprometidas,” Yagen ensanchó su sonrisa. “He ahí que inicia la llamada ‘genialidad’ de nuestro círculo. Lo que hace a Rizembool una cuna de la ciencia y un ambiente donde experimentos y desarrollos sin precedentes se pueden llevar a cabo es la amplitud y variedad de maneras de ver las cosas.”
“Un científico cuyo funcionamiento mental difiera al de otros podría ver utilidad y lógica más allá de los presentes paradigmas sociales,” Izuru asintió.
“Aquel es un ejemplo. Fuera del ámbito de experimentación, se cree que las nagas tienen una mejor adaptabilidad a ambientes de caos y de peligro por tener un incremento instintivo en su manera de pelear y una desconexión empática con otros.”
“…y podría encontrar utilidad en llevar a una multitud de humanos normales a la demencia…” dijo Izuru, con un tono sombrío y extrañamente ausente.
“…” Yagen borró su sonrisa y lo meditó seriamente. “Aquello no es algo que yo apruebo personalmente. Muchos estándares fueron sobrepasados con esa acción. Pese a ello, es muy cierto que sucedió por algún tipo de pensamiento que lo vio como fructífero y aceptable.”
“…” volvió a asentir. “Fallo en verlo de dicha manera si es que no entiendo los motivos detrás. Sólo parece una pérdida de tiempo y una inconveniencia para Rizembool debido al daño causado a parte de su personal en el muelle.”
“Entonces ya somos dos, hay cosas que no se podrían entender sin explicaciones,” Yagen sonrió. “Y aún con información, puede que no terminemos por verlo como los responsables.”
“…”
“Me has sorprendido gratamente, Izuru,” Yagen volvió a prestar atención a su reporte y revisar lo previamente escrito. “Cuando llegué, te vi casi acoplado a aquellos dos Rebels. Ese par son también especímenes de primera de nuestra institución, así que ha sido grato que hayas podido congeniar con ellos.”
“Socializar es contraproducente, sólo concordamos con nuestra misión de detener a las HiMEs,” dijo el Rebel, inmutado.
“No espero que entables una amistad con ellos. Sólo aprecio que esas personas puedan de alguna manera servirte para continuar creciendo en tu propio desarrollo. Quisiera que haya otras oportunidades a futuro para que vuelvan a trabajar a la par.”
“Lo sucedido hoy ha sido una excepción en muchos aspectos, suena improbable que algo semejante ocurra otra vez…”
“No tiene por qué ser algo tan urgente. Es algo que consideraré a mi discreción,” el doctor miró a su acompañante. “¿Habrá algo más de lo que desees hablar? Por favor, siéntete libre de marcharte cuando gustes.”
“La cortesía es innecesaria, doctor Toushirou, yo sólo obedezco órdenes,” dijo el Rebel, con sus ojos fríos. “Si lo dice, es porque ya no tiene más que compartir, y por ende, debería marcharme y dejarle trabajar.”
“Puedes verlo de esa manera, haz lo que te parezca,” Yagen se encogió de hombros y volvió a mirar la pantalla de su computadora. Comenzaba a formular lo que le tocaba tipear, cuando se percató que Izuru seguía de pie. Al parecer él era quien no había terminado.
“Doctor…” frunció el ceño. “Desapruebo la falta de cuidado con el personal de Rizembool esta noche. Si se permite que el responsable continúe sus operaciones sin ser recipiente de observaciones y restricciones adecuadas, podrán ocasionar daños mayores e incalculables con el paso del tiempo.”
“Hm…” Yagen regresó a mirarle con las cejas alzadas. “Es interesante, Izuru, no pensé que habías asumido tal identidad con Rizembool. Te ves más impaciente de lo usual.”
“No entiendo a qué se refiere…” comentó inmutado.
“¿O será que has rechazado los daños hechos a los terceros desde un punto de vista moral?”
“Sólo digo la verdad.”
“Claro, y tienes mucha razón, no puedes estar más correcto,” Yagen sonrió pacientemente. “Izuru, no tengo certeza sobre lo que voy a decirte, pero creo comprender por qué el término naga se volvió lo suficientemente importante para ser usado, pese a haber múltiples experimentos humanos dentro de nuestra institución.”
“…”
“De entre todas las nagas, existe una que es la más resaltante, y la que podría considerar como la más problemática por lo que terminó por suceder. Es esa la que infligió a todas esas personas de demencia, la que se aseguró que las complicaciones en el muelle ocurrieran como lo hicieron y la que finalmente ha recibido su paquete al final de la invasión de las HiMEs. Esa naga, a pesar de su status como un espécimen de Rizembool, es ahora quien sumerge a nuevos conejillos de indias a convertirse en nagas para incrementar a sus subordinados y su fuerza. Ciertamente, su manera diferente de pensar y éxito en acoplarse a las masas, le ha hecho, según mis observaciones, el aprendiz más exitoso y memorable de mi maestro,” cerró sus ojos y sonrió con humildad. “Por eso, por más que rechace algunas de sus acciones, no me queda de otra que admirarle y honorarle como el senpai que es para mí…”





Las horas pasaron y era la madrugada del día siguiente. El sol recién daba indicios de terminar la noche en el firmamento. Para muchos, ello marcaba el inicio de otro día más, pero la percepción de la realidad variaba entre cada persona.

Los eventos de la noche anterior estaban terminados, pero continuaban trascurriendo a la vez. Shiyoon caminaba por el sótano de un lugar ya muy familiar para él, el cual podría llamar su propio hogar. A diferencia de otros días, podía casi describir sus alrededores como ‘festivos’, semejante a los niños rompiendo su horario de sueño por ser navidad. La llegada del tan esperado paquete de su jefe además de las informaciones y reportes correspondientes tenían a varios miembros de su círculo yendo de un lado a otro y trabajando como una máquina de movimiento perpetuo con toda la intención de cumplir con las exigencias dadas. Aquel objeto iba a requerir de estudios, pruebas y formulación de nuevos protocolos para así llegar a la siguiente fase de un tedioso procedimiento que el superior de todos había ansiado por comenzar… todo con tal de recibir el visto bueno de Rizembool y agregar a un nuevo recluta con la capacidad de crear objetos tan peligrosos como dicha caja roja.

La separación del tiempo en bloques denominados como días era una necesidad por motivos de organización. Sin embargo, la noción de que cada día representaba un lienzo nuevo y prístino se asemejaba más a un deseo producto del escapismo de los humanos. Para Shiyoon, el paso del tiempo era una avalancha que sumaba al punto de saturar y destruir, y sólo los capaces de procesar toda la información relevante eran quienes podían sobrevivir en medio de su caos…

Al dar la vuelta a un pasillo, se topó con un par de científicos tan inmersos en el diálogo y análisis de uno de los reportes que traían que por poco y se chocan con él. Shiyoon pudo pararse a tiempo para evitar la colisión, y si bien este tuvo toda la intención de saludarles amenamente y hacer un breve diálogo, ambos trabajadores se espantaron tanto por su error garrafal que de inmediato se apresuraron para no serle más un estorbo. El joven Rebel en reserva se despidió con una mano, gesto que los despavoridos ni llegaron a ver, y dio un suspiro.

Podría ser alguien a cierta medida importante y reconocido por tratarse de una naga, pero a la vez era todo un estigma social…

Sólo tuvo que avanzar un poco más y llegó al punto de encuentro donde había sido citado. Era un espacio que actuaba como el ingreso a una especie de cárcel de dicho subterráneo, un lugar mayormente ocupado por orphans y unos pocos ‘indeseables’ según los estándares de su jefe. Al menos se alegraba no haber ido a dormir ya que levantarse tan temprano hubiera sido difícil.

Pensó estar solo, por lo cual volvió a confirmar sobre la ausencia de señales en ese punto tan recluido, cuando entonces detectó movimiento más allá de ese espacio de entrada. Desde las sombras que llevaban a las celdas, una figura delgada y alta ingresó. Se trataba de un hombre mayor a él, de cabellos plateados y una piel pálida y alabastro. Todo en esa persona inspiraba una inexplicable belleza, pero la esclera negra de sus ojos punzantes y su expresión perpetuamente triste y seria generaría alarmas en cualquiera. En el caso de Shiyoon, estaba tan familiarizado con ese ser que sólo pudo mostrar curiosidad en su rostro.

“Kokin… ¿qué haces por aquí?” ladeó su cabeza, confundido.
“Ah, buenos días, será…” esa persona llevó una mano a su mentón y lo analizó un poco. Su falta de energías y voz ida pintó la misma curiosidad que el otro le había dirigido. “Si te encuentras aquí a estas horas es porque Orochi-sama te citó,” su mano pasó a agarrar su propio cachete y cerró sus ojos. “Qué problema… temo que Orochi-sama no haya dormido lo suficiente…”
“No hay mucho que podamos hacer para cambiarle de parecer a nuestro jefe,” sonrió entretenido. “Y temo por ti, Kokin. Tú tampoco deberías desvelarte.”
“Dormir me ha resultado esquivo… Por eso he venido a visitar a los encarcelados…” llevó ambas manos a sus orejas. “Sus arrullos y siseos me hacen sentir acompañado… me preguntaba si terminaría por conocer a algunos de esos civiles como nuevos encarcelados aquí, pero veo que no… Orochi-sama no los distorsionó a ese extremo…”
“Uhh, me sorprendería que el jefe sea capaz de algo así a distancia, ya que sólo se manifestó por medio de Hanjin,” Shiyoon sintió escalofríos de pies a cabeza. “Eh, pues… al menos me dejas ver lo sucedido de una manera más positiva…” vio que el otro le observó juiciosamente. “E-es decir, pudo haber sido peor, ¿no? Imagino que podrán recuperarse y vivir casi de manera normal mientras no se les exponga a ningún trigger…”
“Siento que buscas consolarme, Shiyoon, pero te ruego que no digas palabras que ninguno de los dos creería,” negó apesadumbrado. “No sabemos lo que Orochi-sama pueda hacer. Nadie que haya estado a su alcance se encuentra libre, es así de simple.”
“Sí, lo sé, lo siento…” agachó su cabeza. Sonrió incómodo. “Es sólo que te veo un poco más consternado de lo usual. Sé que te sientes mal por esas personas, y pues, sonará inapropiado de mi parte por haber tenido algo que ver, pero yo también, aunque me pregunto si habrá algo más de por medio que no comprendo.”
“…” Kokin le miró un momento, sonrió tranquilo, y terminó por revolverle ligeramente los cabellos.
“O-oye, ¿qué haces?” el otro se quedó perplejo y retrocedió con torpeza para soltarse.
“No amerito tu consideración, así que lo aprecio. Eres un joven con empatía, es bueno saber que la posees aún,” miró hacia la oscuridad que era el ingreso a las celdas y volvió a mostrarse serio y meditativo. “Temo mucho por la dirección que Orochi-sama ha seguido y la búsqueda de su caprichosa estética. Me apeno de aquellos que se cruzaron en su camino. Por sobre todo…” llevó una mano a su pecho y cerró sus ojos. “…sólo puedo imaginar la desesperación y luto que aquel protector de esos policías debe sentir en este momento. Él no debió haberlo visto venir.”
“…” ya veía que hablaba de alguien más. Shiyoon rascó su nuca. “Eh, lo siento…”
“Si te disculpas por tu parte o por lo sucedido, no lo hagas, no se trata de culpa a estas alturas,” afirmó con pena. “No es un simple atentado lo que esas personas sintieron. Orochi-sama siempre llegará a su objetivo sin importar qué camino deba tomar. Lo que pasó no ha sido más que el destino que nadie pudo haber contradicho, ni aun sabiéndolo.”
“…” con respecto a esas palabras, no tenía nada que decir. Realmente no existía ninguna opinión desde su punto de vista. La joven naga se mantendría tan neutro como fuera necesario.



“No esperaba verte aquí, Kokin…”

Fue esa profunda y malignamente melodiosa voz. Un hombre alto de cabellos violetas oscuros y ojos penetrantes del mismo color ingresó a ese ambiente acompañado de Hanjin. De inmediato vio al par reconocerle y dirigirle un saludo a su manera, con Kokin dando una espléndida reverencia. Shiyoon hizo una venia más rápida e informal, sin borrar su brillante y sonsa sonrisa.

“¡Buenos días, jefe! ¡Estoy listo para ayudarle!” reportó el joven con grandes ánimos.
“Por supuesto que lo estás, no digas cosas redundantes,” caminó y pasó por su costado con desdén. “Y borra esa expresión de tu rostro. Eres desesperante.”
“Ehh, pero esa es mi cara…” sonrió nervioso y pasó a dirigirse a Hanjin. “¡Y buenos días también! Me sorprende que puedas quedarte de pie, debes estar hecho puré por la posesión.”
“…” Hanjin igualmente caminó al costado de su jefe y le ignoró olímpicamente.
“Orochi-sama,” comenzó Kokin. Fue su llamado lo que finalmente detuvo al intimidante y lúgubre jefe. “Usted necesita descansar, me preocupa su estado.”
“¿Acaso consideras que no tengo la salud suficiente para trasnocharme un día?” Orochi le miró de reojo, con una sonrisa traviesa.
“Su habilidad es indiscutible. No obstante, su propia estética y enfoque podría flaquear…” asintió para sí y le miró neutralmente, con cansancio. “Aquello es lo verdaderamente indeseable.”
“Consideraría un insulto que me veas del mismo rubro que cualquier otro, aunque entiendo cómo funciona tu cabeza, Kokin. Como siempre, haces un buen trabajo cuidándome a tu manera,” guardó una risita para sí. “Hm, lo mismo podría decirte a ti. Es muy temprano para que ya estés de pie, y en un lugar tan horrendo como este.”
“Me sentí inquieto, inútil, no soy ni capaz de ayudarle con labores como la del muelle, y los ruidos de los encarcelados me brindaron de un arrullo,” dijo con la mirada en el piso y una voz triste y resignada. “La frialdad y crueldad de esta cárcel puede que me sienten bien…” desvió su mirada, incómodo. “…quizás debería estar encerrado aquí y sufrir, y estropearme… también existe belleza en la decadencia.”
“Hmhm… interesante…” Orochi hizo su risa manifestarse por un corto instante. Se le vio de buen humor. “Lo que dices es demasiado cierto. La decadencia… sí, precisamente, eso fue lo que contagié a todos aquellos, fue bello… por más horrible que también haya sido… es un caos que nos hace tanta falta. Por supuesto que lo entiendes, Kokin…”
“…”
“Te sugeriría que vayas a dormir y borres esta apreciación tuya por el momento, pero ya que estás aquí, puedes acompañarnos si así gustas.”
“Por supuesto, Orochi-sama,” volvió a hacer una reverencia y se sumó al grupo.

Ellos comenzaron a avanzar con Shiyoon liderando el grupo. Iba a ser un corto trayecto ya que la celda que iban a revisar estaba cerca de la salida. Llegaron a una puerta blindada en medio de ese pasadizo con poca iluminación y la joven naga sostuvo la puerta para que los demás ingresaran, para luego seguirles.

Estaban en un ambiente reducido, frente a unas ventanas que funcionaban como pared y daban a la verdadera celda. Ahí, podían ver a Hakuzosu en su forma humana, el cual estaba sentado en una esquina y dormido, con una de sus manos posada encima de un nuevo collar pegado a su cuello. Por raspones se podía ver que había intentado removérselo en vano.

“Abran la puerta,” dictó Orochi, sin perder de vista a ese orphan durmiente. Hanjin de inmediato fue a mover una palanca, y así, parte de la pared transparente descendió y juntó ambos lados de la habitación.
“¡…!” el más mínimo ruido le alertó y Hakuzosu y puso de pie y en modo de ataque en lo que la ventana descendía. De inmediato vio a Shiyoon sonreírle y saludarle con una mano. “Tú…”
“Buenos días, o madrugadas, supongo…” comenzó este, amenamente. “Siento arruinarte la siesta, pues…”
“Tch, ¡cállate!” tensó sus dedos y sus garras se hicieron más visibles. “¡No te acerques!”
“Oye, lo siento, pero definitivamente no podía dejar que te escapes a la ciudad…”
“¿Porque soy un orphan? ¡Te aseguro que soy más redimible que tú!”
“Ehh, duele un poco…” comentó con una sonrisa torpe.
“Me apena acorralar a un animal herido, pero ello no te da el derecho de insultar…” observó Kokin, con lamento y una mano sobre un cachete. “Shiyoon siempre anda al pendiente de ti, ¿así quieres agradecerle?”
“Grr…” Hakuzosu se erizó un poco al ver al otro. Las otras partes de la ventana eran como espejos desde su punto de vista así que recién se percataba que no sólo era un humano.
“Gracias por defenderme, pero en verdad medio le di una paliza hace unas horas…”
“No te defendía, sólo quise corregirle. Su actitud me resulta insípida.”
“Ehh, ya veo, gracias por la honestidad…” como siempre, Kokin vivía según su propia visión sobre la estética.

Ellos dos se dirigieron mutuamente, y al saber que no podría pelear contra el Rebel, Hakuzosu decidió abalanzarse contra el otro para buscar una manera de escapar. Fue un salto sumamente veloz y un ataque certero en cualquier persona común y corriente, pero incluso con tan poca preparación, Shiyoon pudo invocar su espada con la cual paró ambos zarpazos del orphan, para empujarlo de regreso a la celda.

“…” Kokin alzó un poco sus cejas y lentamente regresó a su rostro neutral en lo que Shiyoon bloqueaba otros intentos de Hakuzosu de huir, para finalmente darle un par de certeros golpes y neutralizarlo boca abajo sobre el piso.
“Está verdaderamente indomesticado…” comentó Orochi, acercándose a Kokin. Tenía una mano sobre su mentón y miró al orphan con intriga. “Ese ser posee una mente racional muy semejante a la de un humano, podría acoplarse a todos los demás subordinados y servirme sin represalias… será su percepción de ser inferior lo que lo hace tan desconfiado…”
“Hubiera podido contestarle también…” Kokin dio un suspiro. “¿De qué sirvo y qué valor puedo tener si soy resguardado de esta forma?”
“Hmhm…” rió un poco. Orochi sacó un control remoto pequeño y sonrió con crueldad. “La decadencia no es necesaria para ti, Kokin. Estás en un buen camino…”

Fue una alerta interna que hizo que Shiyoon mirara a su jefe, y apenas en una fracción de segundo se impulsó del orphan, para ver a este ser electrocutado por su collar ni bien Orochi presionó un botón. Fue un shock contundente, aunque breve, y ese orphan finalmente desistió y se quedó echado, con algunos leves espasmos.

“Suficiente resistencia, orphan. Sólo he venido para hablar,” observó Orochi, mirándole desde arriba, con aburrimiento. “Si temes por tu desacato e intento de escape, de querer castigarte por ello, ya lo habría hecho.”
“…” Hakuzosu apretaba sus dientes con dolor. Todavía no se sentía con suficientes energías o capacidad de levantarse.
“Eh… jefe…” Shiyoon se vio torturado y dio un suspiro. “Estuvo muy cerca. Por favor considere avisarme la próxima vez. Dudo ser más resistente que Haku ante un shock.”
“Evadirlo es lo mínimo que esperaría de ti, ahora silencio. No hablo contigo,” le corrigió con impaciencia. Orochi caminó hasta tener al orphan a sus pies y le miró desde arriba. “Pórtate bien y escúchame sin oponer resistencia.”
“No es… justo… jefe…” murmuró ese orphan, el cual hizo un gran esfuerzo para mirarle. “Tsk… es un shock… muy fuerte…”
“Es una medida misericordiosa. Está para enseñarte mediante un dolor que pronto desaparecerá,” Orochi afiló sus ojos. “Además de tu cuidador, Kokin y yo somos nagas. Con tres nagas presentes, no pruebes tu suerte. No quieres que saquemos nuestros colmillos y te hagamos sufrir de verdad.”
“…” veía esos ojos crueles y gélidos que le estremecían. Hakuzosu sabía que no podía revelarse ante ese superior tan omnipotente e intimidante. Finalmente, pudo sentarse arrodillado en el piso y apoyó sus manos en sus rodillas, para agachar su cabeza. Debía hacer lo que le decía y reducirse, con tal de no volver a recibir ese castigo.
“Sé bien lo que hiciste por el reporte de Shiyoon. Pretendiste irte, maldijiste tu trabajo y las expectativas que tenemos para ti. Entiendo que es por eso que estás tan decidido a pelear contra nosotros ahora, ¿no es verdad?” preguntó Orochi con tranquilidad y frialdad, en lo que le miraba desde arriba. “Esperas que te castiguemos, que te saquemos de tu miseria y te eliminemos por ser un orphan que no obedece a sus superiores.”
“…” apretó sus puños.
“Pero eso no es verdad, porque sí te vi pelear ferozmente contra varias HiMEs por medio de las cámaras de seguridad. Tú sólo trataste de escapar luego que una de esas HiMEs por poco te quita la vida. Huiste en pleno estado de shock, como se esperaría, pero soy un ser caprichoso y como tal escojo dar validez a tu propio capricho de querer seguir con vida. No considero tu escape como una falta contra mí. Te apoyo en tu decisión.”
“¿Eh?” Hakuzosu se quedó en shock, y le miró confundido.
“No soy empático ni te acomodes a pensar que te daré la razón todo el tiempo. Tú mereces mi presente simpatía porque te la has ganado, es así de simple, orphan.”
“…” frunció el ceño. Era un alivio, pero igual, esa persona no le daba confianza.
“Ahora tú dime…” alzó una ceja. “¿Crees que debiste haber muerto peleando contra esas HiMEs? ¿Consideras que tu existencia como un orphan no tiene valor alguno?”
“Tsk…” apretó sus dientes. El kitsune tembló con una mezcla de temor e ira cuando Orochi se agachó a él y le agarró la quijada con una mano.
“…tú sí lo piensas, detestas que te vean como un objeto o una mascota… pero eres tú quien más se denomina así,” susurró. Sus ojos fríos de serpiente helaron a su oyente. “Estás enteramente convencido que debiste haber muerto a manos de esas HiMEs y odias esa idea a la vez…”
“Yo no… yo no quiero que esas HiMEs miserables me eliminen,” contestó, con una creciente ira. “Yo… quiero hacerles pagar por lo que me han hecho. Las mataré una y otra vez antes de que puedan deshacerse de mí…”
“…bien dicho…” Orochi sonrió con aprobación y lo soltó, para nuevamente ponerse de pie. “Hakuzosu, escucha atentamente. Tu idea de morir como un desperdicio no se aplica a ti. Los orphans débiles que carecen de razón o habilidades terminan así porque no tienen la capacidad de pensar en su supervivencia y pelean hasta el final, sin considerar su propio bienestar. Tú, en cambio, sí temes por tu propia vida. Ello no tiene por qué ser una debilidad. Es lo que te puede permitir retirarte, recuperarte, aprender, y eventualmente crecer en fuerza y experiencia. Tú no estabas destinado a morir peleando hoy. Hubiera sido un desperdicio. Por eso he venido a hablarte… para que ahora seas tú quien entienda que posees potencial y valor, y lo comiences a usar como deberías…”
“Yo…” era indescriptible, incómodo, inaudito… el orphan frunció el ceño y se mantuvo perplejo. “Yo… sigo siendo un orphan… y todavía se usan seres como yo de forma desechable… ¿qué… clase de sentido tiene toda esta guerra?”
“¿Crees que tienes la habilidad de preocuparte por otros orphans?” le cuestionó Orochi, cruzado de brazos. “Cuando otros orphans te matarían si creyeran que tú los pones en riesgo.”
“Tsk, no es eso…”
“Si lo que buscas en un valor intrínseco o alguna garantía, en esta guerra todos somos seres imperfectos que necesitamos tener utilidad. Nadie está libre de ello,” afirmó, cadenciosamente. “Entiéndelo de una vez. Deja de mentirte con lo contrario.”
“…” desvió su mirada.
“Pues entonces, sé útil, sé único y fuerte, y vivirás por mucho más que todos tus enemigos,” concluyó Orochi, cansadamente y un tono trivial. “No pretendas encontrarle sentido al conflicto. Ese es nuestra vida, y no existe ninguna respuesta que le dé el punto a nuestra existencia. Cada quien eventualmente se convence de lo que va a hacer con su camino. La realidad que todos vivimos es exactamente la misma, carente de sentimientos, vacía de valor innato… en ella sólo importa lo que nosotros mismos hagamos de ella…”

Era realmente una respuesta muy simple y cierta a la vez, algo que podía resonar con los otros presentes de distintas maneras, pero ninguno de ellos iría a negarlo. Kokin se acongojó y Shiyoon atinó a sonreír rendido. Este miró hacia Hanjin, y para variar, lo vio desviar su mirada de la misma manera que el orphan.

“Yo… ser fuerte…” comenzó el orphan, esquivando los ojos de su superior.
“Es algo que ya eres, sólo sigue siéndolo,” Orochi llevó una mano a su mentón y sonrió con ironía. “Viendo que no existe razón ni remedio a la guerra, sólo se trata de que nosotros le saquemos el provecho que queramos. Tú puedes continuar creciendo y probar que vales más que cualquier otro orphan. Puedes vengarte de esas HiMEs que te torturaron la noche anterior. Puedes… hacer mucho más, tanto que ni puedes imaginar ahora, pero que encontrarás conforme sigas avanzando. Ten ambiciones, orphan, y con gusto te guiaré a que las alcances.”
“…” pensó en ese orphan amigable que había encontrado, el cual le había dicho algo semejante… quizás… si su propio jefe le decía todo ello… quizás sí podía tener una vida como esos humanos…
“…” Orochi se vio complacido. Veía que había alcanzado al orphan para variar. “…porque en Rizembool, hasta el más pequeño orphan vale más que todas las HiMEs que fuera a encontrar, así que sigue viviendo a costo de ellas…”
“…” Hakuzosu se impresionó, y pasó a fruncir el ceño. Una llama se prendió dentro de su pecho. Estaba completamente de acuerdo, nunca olvidaría a sus verdaderas enemigas. No podía decir que podía confiar plenamente en los humanos aún, pero… precisamente por el hecho que él era útil, no tenía que hacerlo, no mientras les enseñara que tenía todo el derecho de estar vivo. Volvió a encarar a su jefe, decidido. “No tienes que decírmelo, lo haré, de todas formas.”
“Bien, demuéstralo…”

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HiMEverse / Re: HiMEverse Episode V: The Rebels Strike Back
« Last post by Cho on January 16, 2024, 05:56:59 PM »
111.2.




Su convocatoria había terminado, y al librarse de las formalidades, Jizou acudió al hospital cuanto antes. Por lo que pudo oír de los doctores, los internados ya se encontraban descansando y algunos habían recibido calmantes para conciliar el sueño. De todos modos, se paseó entre las habitaciones para cerciorarse que aquello fuera cierto.

Pasó de cama en cama sigilosamente para no interrumpir el tan merecido y necesitado descanso de cada uno. Finalmente, llegó al final del pasillo, a una última habitación donde sólo había una persona. Revisó la ficha en la puerta y vio que aquella persona había sido administrada una dosis mayor de somníferos. Decidió ingresar a revisar su estado.

Ese joven estaba recostado, con el ceño fruncido y los ojos cerrados, pero movía sus orbes por debajo de sus párpados y presentaba mínimas sacudidas en sus extremidades, además de abrir su boca y apenas balbucear o soltar un gemido al ritmo de su profunda respiración. Jizou se concedió a ingresar y acudir donde esa torturada alma atrapada en una pesadilla.

Sacó un largo rosario desde adentro de su camisa y envolvió la mano del paciente, para también tomarle con sus dos manos.

“Estate tranquilo, estoy aquí…” dijo en susurros, con suavidad y tristeza. “No te dejaré solo…” cerró sus ojos. “Tu madre y hermana fueron a buscarte, están ahora esperándote en casa. Irás pronto, las vas a ver, porque ahora estás a salvo… yo los protegeré, a todos ustedes.”
“…” el inconsciente bajó la intensidad y volumen de sus quejas, con su respiración tornándose más pausada.

Jizou comenzó con una oración. Hizo un cántico profundo, su voz profesó mantras que reflejaron su nivel de meditación e intensos, pero suaves, deseos por el bienestar del presente.

Fue como si aquel rezo informara al afligido de la protección de su superior, ya que alivió su tensa expresión y poco a poco pudo sumergirse en un sueño imperturbable, libre de angustias.



Samidare se sorprendió al oír leves indicios del rezo desde el pasillo que venían de una puerta junta. Se apresuró. Supo que su jefe llegaría tarde o temprano y lo había hecho incluso antes de sus expectativas.

Se asomó por la puerta y lo vio sentado al costado de ese joven policía quien recién hace poco se había unido al departamento. Jizou rezaba a todo dar, con una voz que inundaba ese ambiente de tanta pasión que podría partir su alma. Sostenía las manos de ese chico con suavidad y firmeza a manera de consolar su alma…

“…” no era el momento de hablar. Creyera o no en el poder de una oración, Samidare sabía que su jefe se encontraba haciendo lo posible y lo mejor era no interrumpirle. Habría otro momento para conversar con él…

O eso pensó, ya que la oración terminó casi abruptamente.

“Sigues aquí…” Jizou abrió sus ojos lentamente y se quedó sentado y encarando hacia el frente. Mantuvo su agarre en la mano del joven policía.
“…” se tensó. “Jizou-san…” asintió respetuosamente. “Siento interrumpirle, le dejaré solo.”
“No, quédate…” dijo tranquilamente.
“…con su debido respeto, no quisiera perturbar a nuestro compañero.”
“No despertará por el resto de la noche, ha sido administrado fuertes farmacéuticos… no obstante, tienes razón, deberíamos dejarle en paz. Sólo lo acompañaré un poco más.”
“…” la tensión podía cortar el aire.
“¿Sobre qué quieres hablar, Samidare?”
“He recibido el correo sobre las penalizaciones dirigidas a mi persona…” frunció el ceño. Su temor de sufrir cargos criminales había desaparecido, inexplicablemente. “No lo entiendo.”
“¿Te encuentras insatisfecho con mi decisión?”
“Jefe…” apretó los puños y dientes. “Usted sabe la verdad, entiende lo que hice, y ha tenido que hablar con superiores para reportar los sucesos verídicamente, ¿entonces cómo…?”
“…” Jizou finalmente dejó la mano del joven policía con mucho cuidado sobre la cama, todavía con el rosario rodeándola. Así, se puso de pie. “Vamos a otro lado.”



En ese mismo había un pequeño cuarto de estar con asientos y máquinas dispensadoras de bebidas. Jizou condujo al otro a dicho lugar privado y vacío por las altas horas de la noche, y caminó hasta encarar una ventana que daba vista a la ciudad.

La tensión sólo incrementaba. Su jefe era alguien tan tranquilo que en momentos como aquel le resultaba desesperante.

“Capitán…” supo que él mismo tendría que retomar el tema. “Ha sido observado que no actué según el protocolo y me separé de los demás, pese a haber sido el encargado de la división que estuvo presente en el muelle. También envié información sensible sobre el muelle erróneamente al destinatario incorrecto. Debido a ello, he sido despojado del acceso a fuentes informáticas y suspendido para llevar a cabo cualquier rol de liderazgo. Ello significa que ya no podré actuar como un técnico o informático en otros trabajos en el futuro inmediato.”
“Correcto.”
“Usted…” agachó su cabeza. “Usted… sabe que la información que compartí con esa HiME fue enviada con todo el conocimiento de lo que estaba haciendo, ¿no es así?”
“Lo sé ahora…”
“…”
“De haberlo descubierto antes, habría informado a Rizembool para que pospongan o desvíen su envío. Sin embargo, cuando lo comprendí, ustedes ya estaban camino al muelle y ya tenía el trabajo de vigilar los límites de la cuarentena,” dijo, inmutado, todavía dándole la espalda. “Aquel fue un error garrafal de mi parte.”
“Eso no es verdad,” entrecerró sus ojos. “Mis acciones no fueron un mero descuido… yo tuve la intención de brindar conocimiento a esa HiME quien no tenía supervisión esos días esperando que actuara según mis expectativas. Yo sé muy bien lo que hice y lo que terminaría por ocurrir. Capitán, ese… es un delito criminal. Yo soy el responsable de todo lo que sucedió. Yo… debería pagar debidamente.”
“…”
“Entonces, ¿por qué no reportó mi desacato y rebelión?”
“Samidare, contéstame algo,” comenzó, meditativamente. “¿Cómo ves a las personas que pelean en esta guerra entre Rizembool y Hanasaki?”
“Yo…” se extrañó. ¿A qué venía esa pregunta? No podía ni ver su rostro para leerle. “¿Qué… quiere decir?”
“¿Ellos son personas para ti?”
“…” se inquietó. Empezaba a comprenderle. “Son problemáticos, pero gente de todos modos. No creo que sean más o menos problemáticos que yo mismo.”
“Si es así… ¿por qué les ocasionaste esta pelea donde, según tú parecer, ellos serían los únicos perjudicados por el altercado?”
“…” bajó su mirada. “Sí lo consideré… supuse que ellos estarían bien.”
“Pensaste en esas personas peleando por la invasión del muelle como una distracción y secundario a tus verdaderos planes, como si no fueran gente real, Samidare.”
“No… no lo pensé así…” se contrarió, pero tenía que ser sincero con sí mismo. Tensó su expresión. “No, lo siento, jefe. Usted tiene toda la razón. No pensé en ellos. Pensé en la utilidad de la distracción, eso es todo…”
“Lo supuse…”
“…pensé en cómo llevaríamos a cabo la evacuación de los trabajadores y, luego de ponerlos a salvo, yo buscaría una excusa para quedarme en las inmediaciones del lugar para esperar una instancia en que pudiera realizar mi propia investigación personal. Nunca pensé involucrar a nadie más en mis planes…” sintió una gran indignación a sí mismo. “…yo siempre pensé que lo peor que podría ocurrir era meterme en problemas con uno de esos superhumanos, pero sólo yo estuve dentro de mis pensamientos en todo momento…”
“Pero nada de lo que esperaste y calculado tan meticulosamente terminó por ocurrir… ¿no es verdad?”
“Sí, es verdad… yo… yo estuve dispuesto en sacrificarme a mí mismo, y terminé sacrificando a todos los demás…” tembló. Recordó ese instante en que había descendido al barco con la Princess… y vio a sus propios compañeros de trabajo enloquecidos y agrediéndose mutuamente como bestias despojadas de su intelecto. “Capitán, le puedo explicar todo lo que pude ver…”
“No estoy aquí para recibir tu reporte. Ya habías dado una declaración y ella llegó a mis manos,” explicó cadenciosamente.
“Pero… ¿usted sabrá qué fue lo que les ocurrió a todos? ¿Podrá darnos algunas respuestas?”
“Las explicaciones que esperas son para tu persona, y de momento, prefiero no decirte nada. Eres joven, Samidare, y puedes dejarte llevar por tus emociones… son por estas que hiciste lo que hiciste, ¿o me equivoco?”
“Tch…” tembló y agachó su cabeza, con vergüenza y falla. “Tiene toda la razón…”

Jizou finalmente se giró. Su rostro expresó lamento y solemnidad.

“Entiendo que tu familia ha estado buscando a un pariente desaparecido hace muchos años, lo cual te ha llevado a aceptar el trabajo como un policía. Imagino que te has convencido que han sido los de Rizembool los responsables, una afirmación que sólo puede explicarse por una creencia personal infundada,” explicó pausadamente. “Llevas trabajando suficiente tiempo con nosotros y pese a tu enfoque particular en investigar aquel lado del conflicto, es la primera vez que realizas un plan como tal y te rebelas ante el status quo. Percibo anhelo y desesperación como los motivos detrás de tus acciones.”
“Yo nunca le he dicho sobre ello, ¿cómo así lo sabe?” se sorprendió.
“¿Cómo no lo sabría? Estudio a mis subordinados para saber cómo atenderles mejor,” Jizou sonrió con pena. “Lamento adelantarme a tu decisión de compartirlo conmigo.”
“…” desvió su mirada. “No importa, fue hace mucho tiempo… y sí estuvo en su lugar descubrirlo considerando los más recientes eventos…”
“He notado que no eres honesto contigo mismo. Todo el tiempo que llevas trabajando en nuestra división, has aparentado ser alguien serio y desconectado de las necesidades de otros. Intentas pretender que tus asuntos personales ya no son de importancia por más que me hayas dado la razón de lo contrario,” volvió a tornarse serio y analítico. “Tú buscas convencerte de ser la persona que con mucho esfuerzo aparentas. Has tratado de hacernos entender que no te importa el bien común y buscas tu propio beneficio mientras ignoras las necesidades de otros.”
“Ahora vendría a ser el momento en el cual usted confirma que sí soy un interesado y sólo usé a la policía por sus recursos.”
“Es ciertamente el resultado de tu deshonestidad, Samidare. Debiste haberte convencido a ti mismo sobre tu frialdad y egoísmo para llevar a cabo tu plan.”
“No, no lo es…” apretó los dientes. Estaba al límite, las cosas se encontraban fuera de lugar. No entendía por qué su jefe, alguien tan preocupado en velar por los inocentes, todavía buscaba razones para creer que un lobo como él era de alguna manera justificable. “Yo llegué a donde estoy por respuestas, y lo que acaba de suceder iba a ocurrir tarde o temprano. Tch…” tembló de cólera, impotencia y tortura. “Jefe, ¿por qué me protege? ¿Por qué no me ha reportado a las autoridades o a las instituciones? Lo que yo he hecho, sin importar la simpatía que pueda inspirarle a usted o a cualquiera, merece un castigo severo. Debería hacer un ejemplo de mí.”
“…” Jizou dio un suspiro y continuó inmutado. “Tienes razón. Según las leyes y la decencia, eres merecedor de un castigo, hay personas tras las rejas por delitos menores. Sobre ser un ejemplo a futuro… no creo que eso se aplique al mundo con el cual lidiamos.”
“¿Qué quiere decir?” preguntó impaciente.
“Samidare, mi principal razón por la cual desistí en buscar castigarte criminalmente… es la disparidad de esta situación.”
“…” se confundió.
“¿Tú crees que Rizembool o Hanasaki castigarán a sus Rebels o HiMEs a consecuencia de sus acciones esta noche? ¿Acaso la propia policía y fuerzas del orden tomarán acciones contra las HiMEs por su invasión o a los dirigentes de Rizembool por lo ahora ocurrido a nuestros compañeros? ¿Esperarías que Hanasaki remueva a las HiMEs más faltantes de entre sus fuerzas? ¿Pensarías que Rizembool fuera a limitar o poner a sus Rebels más problemáticos bajo observación y restricciones? Rizembool se preocupa más por el ámbito logístico y nunca buscaría en controlar a sus guerreros tan fielmente asimilados a su causa. Es probable que Hanasaki no apruebe lo que sus HiMEs han hecho por su cuenta, pero fuera de una llamada de atención y un enfoque de enseñanza, obviarán cualquier represalia con la esperanza de que esas jóvenes aprendan de sus errores. Samidare… eso último es lo que yo pretendo ahora.”
“…”
“Pensar que el único que pueda sufrir consecuencias por lo de hoy seas tú es algo que no pretendo aceptar, porque, de entre todos ustedes, tú eres quien puede hacer la mayor diferencia a futuro y quien realmente se vuelva capaz de ayudar a la gente común en vez de potenciar esta silenciosa guerra. Somos muy pocos los informados de lo que sucede y menos aún con el talento y habilidades que tienes. Perder a un miembro para dar un ejemplo a un grupo tan reducido de personas con un trabajo muy duro e injusto de moderar una guerra de superhumanos… considero que es contraproducente y desmoralizante.”
“Pero…” comprimió sus puños. “Yo ya no poseo ninguna credibilidad… ¿por qué insiste en confiar en mí?”
“Samidare, tu acción fue hecha debido a egoísmo, desesperación y descuido, pero no con malicia. Yo creo que en el fondo eres una buena persona y sé que buscarás reparar tu error y redimirte. No pienso que un castigo sea lo mejor para ti puesto a que puedes hacer mucho más por ti y por otros si te mantienes en libertad y continúas ayudando a quienes lo necesiten como un policía. Quizás… un castigo apropiado para ti sea vivir con el recuerdo del día de hoy y asegurarte de que aquello no se vuelva a repetir de ninguna manera,” Jizou asintió y le tomó de un hombro. “Y finalmente… ser un policía y un trabajador social no sólo en nombre, en honor a todos nuestros compañeros.”
“Jizou-san…” sus ojos temblaron y miró al piso. “¿Acaso no está molesto conmigo? Tsk… ¿por qué es tan paciente?”
“Ya lo dije. Porque creo en ti.”
“…” no, no tenía ningún sentido, lo rechazaba, lo consideraba un insulto a ese pobre chico ahora postrado en una cama de hospital… se afligió, se sintió desolado, no merecedor, pero extrañamente comprendido. Su interior se estremeció y derramó un par de lágrimas.
“Tienes descanso médico de dos días para que pienses qué vas a hacer,” Jizou le soltó y volvió a hacer distancia. “Puedes ir a confesar tus acciones y buscar la justicia que reclamas. También me toca advertirte que debe haber personas en las instituciones al tanto de lo que has hecho, y ellos podrían meterte en problemas cuando menos lo esperes. No obstante, ellos a su vez pueden obviarlo, como asumo lo han hecho hasta el momento. Tu situación es incierta y mi silencio es todo lo que yo pretendo hacer por ti. Sólo espero darte una segunda oportunidad en lo que sea posible. Lo demás lo dejaré en tus manos…”
“…entendido…” dijo secándose las lágrimas. No lloraría más que ello, tenía que ser fuerte.
“Debes encontrarte extenuado, ve a descansar. Yo me quedaré aquí hasta mañana por si quisieras hablar de algo más, pero ve yendo de una vez.”
“Jefe, sólo tengo una pregunta más…”
“No hablaré sobre lo ocurrido…” negó lentamente.
“¿Cuál es la prognosis de nuestros compañeros? ¿Hay algo que pueda hacer?”
“…” Jizou se sorprendió un poco. No le vio ni ocultar su verdadera pregunta. En verdad estaba preocupado por ellos. Se apenó. “Desconozco los detalles de sus condiciones, pero lo más evidente que es, lamentablemente, ni tú ni yo podemos hacer nada por ellos de momento, aparte de intentar apaciguarles. Pronostico que padecerán los síntomas por un tiempo considerable, y pese a no poder comentar sobre sus posibles mejorías, lo mejor es que no ejerzan sus trabajos durante un tiempo hasta saber mejor de lo que sufren…”
“…” asintió severamente.
“Te informaré si recibo noticias al respecto, pero insisto, ve a descansar. Procura no pensar en nada ni atender algo más hasta luego que hayas descansado.”
“No sé si puedo decirle lo mismo, Jizou-san… pero si no hay nada que puedes hacer por los internados, también procura descansar.”
“Haré el intento,” Jizou asintió. “Buenas noches.”

Dicho esto, el superior se retiró con intenciones de revisar a aquel a quien había estado acompañando, antes de seguir visitando a los restantes. Samidare miró brevemente por la ventana a la ciudad. Debía descansar. No se sentía con la consciencia limpia como para pretender ir donde sus hermanos, aunque parte de él sí quería darles una visita.

De momento… mejor no pensaba en nada. Acudiría a ese simple estudio que rentaba cerca de su trabajo para dormir y olvidarse por un instante de su realidad… y también de su guerra interna sobre si tenía el derecho de desentenderse en primer lugar…





Poco después de finalizar la reunión, Miranda dejó a los demás a degustar de los bocadillos para continuar con un par de formalidades antes de finalmente dedicarse algo de descanso. Fran se quedó para atender a las HiMEs que requerían de su análisis y contestar cualquier interrogante que pudiera considerarse importante o urgente.

Aparte de la asistente atendiendo a casos particulares y otras tres personas que habían salido de esa sala de reuniones, la mayoría ya se encontraba en mejores ánimos.

“¿Estás segura, Kosuzu-chan?” preguntó Osaka, impresionada. “¿Conociste a un Power Ranger?”
“Haha, me sorprendería, pero asumo que sí se habrá topado con alguien,” Marisa rió.
“Les digo la verdad, no estaba vestido como uno de los Rangers de programas de televisión clásicos, pero sí tenía rasgos morados, así que tiene que ser un Ranger,” los ojos de esa joven e inexperta HiME brillaban inspirados. “¡Y pudo pelear y derrotar a orphans, hasta saltar de un solo impulso encima de esos enormes contenedores de barco! ¡Él me protegió así que se trataba de una especie de héroe! ¡No estaría aquí de no ser por él!”
“Me alegra mucho que hayas recibido de su ayuda, Motoori-san,” le felicitó Tsubasa. “Qué bueno que sí hay personas que auxilien hasta en lugares cerrados como aquel.”
“¡Sí, fui muy afortunada!”
“Ya veo que las HiMEs por naturaleza no se cuestionan las cosas…” Saki dio un suspiro. “¿Y acaso no le preguntaste su nombre?”
“Eh, n-no, se vio retraído y esquivo, y me sentí mal de insistirle luego de haberme salvado,” Kosuzu se desanimó y en eso se vio decidida. “¡Pero ahora me aseguraré de convertirme en una HiME muy fuerte y que ayuda a los demás y así ojalá nos volvamos a ver! ¡Quiero ser merecedora de conocerle mejor!”
“Aww, suena a una meta muy linda, estoy segura que lo lograrás~” canturreó Osaka, contenta. “Te espera un gran camino como HiME, Kosuzu-chan, ¡muchos ánimos!”
“Ehh, muchas gracias, Osaka-san, pues…” luego de su grato recuerdo, la pequeña bajó su mirada en conflicto. “D-debo decir que estuve en un gran riesgo, pude haber perdido la vida… esos orphans me dieron tanto miedo, espero poder usar poderes pronto para protegerme.”
“Haha, no te preocupes. No seremos HiMEs, pero Osaka y yo también cometimos imprudencia y media en nuestros años de actividad y ello sólo nos hizo más fuertes. Además, cuentas con Reimu, ¿verdad Reimu?” Marisa dio un codazo suave a la miko a su costado.
“¿Ah? ¿Qué?” esta se sacudió recién despierta.
“Eh, Reimu-san, ¿te sientes bien?” preguntó Kosuzu, mirándole con ojos curiosos. “Estás mirando a los que hablan con Viera-sensei…”
“Uhh, sí, perdón…” ella se apenó en lo que llevó una mano a su frente y no dejaba de mirar cómo Fran se encontraba analizando a Cho. “Será que me siento un poco mal. O sea, teníamos que huir cuanto antes y al final tuve que quedarme por un orphan que saltó la barrera para tratar de atacarnos… pero ellas parece que lo pasaron mucho peor en ese poco tiempo extra que estuvieron ahí…”
“Ello no es una sorpresa…” Saki dio un suspiro. Pese a sus palabras, también se vio incómoda. “Nosotras apenas estuvimos un rato dentro del muelle y sólo lidiar con aquel Rebel que ocultó su rostro fue aterrador, pensar que pudo contra todas a la vez…”
“También parecía listo para matarnos a todas y casi lo logró con Hinanawi-san…” Tsubasa hizo una mueca de desagrado. “Lamento que ella haya tenido que irse tan tempestivamente.”
“Sí, ojalá la veamos mañana en clases…” Kosuzu asintió, compartiendo la preocupación.
“Son bien guerreras ustedes si no quieren darse el día libre luego de lo de hoy,” observó Marisa. “Yo me habría tomado al menos el resto de la semana por algo así.”
“Pues definitivamente no tienes el derecho de decirlo, que ni eres HiME,” le reclamó Reimu. “Y ni siéndolo tendría sentido a menos que necesites ir al hospital. Enmu nos ha hecho el favor de sanarnos en su mayoría así que sólo me concederé quedarme hoy en la mansión HiME para descansar y no darme el camino al templo.”
“Uhh, aprecio a los sanadores, pero es cierto que me quitarían la excusa…” Marisa dijo a regañadientes, y pasó a sonreír. “Pero verdad que todas tienen sus cuartos aquí. ¡Entonces me quedo con ustedes también!”
“¡No! Tú estás bien y como inquilina del templo tienes el deber de ir a vigilarlo esta noche.”
“¡No, por favor! ¡Ya es medianoche y creo que ya pasó el último bus que va para allá!” le rogó Marisa, angustiada. “¡No quiero caminarme quién sabe cuántos kilómetros y ni que sea HiME para defenderme de gente rara por ahí!”
“Pues fue tu decisión esperarnos en vez de regresarte temprano.”
“¡¿Acaso no cuenta que estuve preocupada por ustedes?!”
“Ehh, R-Reimu-san, esperaba pasar una noche con todos en la mansión HiME, así nos conocemos mejor y compartimos un rico desayuno,” dijo Kosuzu, sonriendo nerviosa. Ya veía que la miko no había cambiado en su tiempo afuera.
“No que tengamos tiempo de dialogar ahora que todas debemos dormir, pero lo entiendo…” Reimu dio un suspiro y se encogió de hombros. “Ya, está bien, es un día raro así que aceptaré una excepción por hoy.”
“¡Ya, de inmediato le avisaré a Lince para que me dé una habitación de visitante!” exclamó Marisa, quien alzó un puño al aire en victoria.
“Oye, ¿quién dijo que debían darte un cuarto? A lo mucho dormirás en un sillón.”
“Hehe, no esperaba usar la mansión HiME, pero me viene bien ahora,” Tsubasa rió un poco por aquel intercambio. “¿Qué te parece, Hanajima-san? ¿Te nos unes?”
“No, van a venir a buscarme en un rato, voy a mi casa,” Saki negó.
“Aw, ¿al menos no puedes unírtenos para el desayuno?” preguntó Osaka.
“Darme un desvío a la universidad antes de clases en la secundaria es un esfuerzo que me creo incapaz de hacer…”
“Pero…”
“Vamos, Hanajima-san, me daría mucho gusto compartir un desayuno contigo,” le animó Tsubasa. “Pienso que sería muy bueno para ti salir de tu zona de confort.”
“Pides mucho de mí, Tsubasa.”
“Oye, entiendo que es cansado, pero sinceramente quisiera conocerte un poco mejor,” le pidió Reimu, sonriendo apenada. “Pareces muy precisa con tu elemento y eso es algo que estoy intentando practicar, ¿crees que podrías darme algunos tips?”
“…” Saki dio un pesado suspiro. No se dejaría llevar por un halago así, pero esa HiME senpai las había salvado y ella y Tsubasa más de una vez y le debía un favor. “Soy muy primeriza para andar ayudando a otros, pero está bien… ¿a qué hora nos vemos?”

Su respuesta fue seguida de varias de las otras celebrando y de inmediato comenzaron a ponerse de acuerdo.




“…” Cho tenía sus manos extendidas y Fran se encontraba analizándolas cuidadosamente. Ya había recibido un veredicto preliminar, pero esperaba algo más concreto, lo cual lamentablemente no fue el caso.
“…” finalmente, la Viera le dejó y asintió. “No, lo dicho se mantiene en pie. Tienes restos de una especie de poder y energía de Rizembool esparcido por todo tu cuerpo, precisamente por tu propia sangre. Espero que este se mantenga durante días, pero lo bueno es que presumo que se desvanecerá con lentitud. Hasta entonces, sólo te recomiendo que no te excedas al entrenar y te des más descansos entre esfuerzos, en especial con tus poderes.”
“Sí, entiendo,” asintió. Hubiera querido saber más detalles sobre lo que casi le quita la vida o el posible efecto producto de ese Rebel incógnito retornándole su sangre robada, pero era verdad que no podía esperar que Fran pudiera estudiarlo con tan poca información a su disposición. Su diagnóstico sin nada más que sus agudos sentidos desde ya era impresionante. “Muchas gracias, tendré cuidado.”
“Si sientes cualquier otro síntoma además de la debilidad, recuerda reportarlo.”
“Lo haré…” Cho miró sus manos. Si miraba sus dedos con mucho esfuerzo podía detectar los diminutos agujeros por donde su sangre se había zafado, pero estos ya iban desapareciendo. Le daba escalofríos tratar de recordar lo poco que se había quedado en su mente…
“Cho, ¿segura que te sientes bien?” Roxas se le acercó, incómodo. “Si pasó lo que han dicho, no hay forma que no tengas miedo.”
“Sí fue aterrador, pero…” dio un suspiro y sonrió cansada. “Prefiero intentar pensar lo menos al respecto, sólo quiero ir a dormir por hoy. Muchas gracias, Roxas.”
“Ehh…” presentía que no era así de simple, aunque su hermana nunca era honesta sobre sí misma. Roxas no sabía cómo conectar con ella, y si fuera a hacerlo, dudaba ser capaz de brindarle el apoyo que necesitaba…
“¡Oye!” de repente, Enmusubi estaba tan cerca del rostro del Key que lo asustó.
“¿Q-qué…?” este casi se cae del costado. Vio los ojos de la mentora llenos de vida e ilusión.
“Percibo la gran preocupación que tienes por tu hermana. ¡No te rindas! ¡Los vínculos entre HiMEs y Keys son los más hermosos!” declaró moviendo sus puños y con gran ilusión.
“Eh, no sé qué se traen ustedes, pero dejen el tema de lado,” Kashuu se impacientó. “Mi aruji está extenuada y debería ir a descansar en su habitación HiME cuanto antes.”
“…” Roxas miró al arma con reproche. Sin duda su trabajo de apoyar a su hermana se hacía más difícil con esa arma intentando sabotear sus esfuerzos ante el menor descuido.
“Sí les recomiendo que vayan a descansar, tendrán otro momento para dialogar, si es que eso quieren hacer,” concluyó Fran, desinteresada y esperando que no armen un circo frente a ella.
“Eh, sensei, sólo una cosa más,” Cho miró a Youmu.
“Sí… viendo que ya ha terminado de atender a Cho…” la peliblanca le enseñó su muñeca donde tenía ese ominoso tatuaje de un anillo negro. “Ehh…” ella se vio torturada y apesadumbrada. “…siento decir que, por la fuerza de nuestros oponentes, recurrí a confiar en mi Princess para que nos ayude a rescatar a la rehén del barco, e hicimos un acuerdo para un cambio de favores. Se supone que yo le devuelva el favor a futuro… aunque cuando ella cumplió con su parte, la tarjeta que tenía del contrato se convirtió en esta marca en mi piel…”
“¿En serio?” Sohayanotsurugi se sorprendió y miró a la marca mientras se rascaba la cabeza. “A simple vista parece un tatuaje común y corriente.”
“Konpaku-san, considero que usted es una HiME más cuidadosa y recatada, para que hayas accedido a cualquier trato debió haber estado bajo mucha presión…” Fran mostró su frustración y algo de fastidio por esa historia.
“Sí… creo que he cometido una imprudencia, a pesar de las circunstancias…” Youmu asintió y agachó su cabeza. “Lo lamento mucho, sensei, admito mi debilidad…”
“No es del todo justo responsabilizarte. Llegaste a esa conclusión en un momento de debilidad y tras las acciones irresponsables de tus compañeras HiMEs a quienes quisiste auxiliar. Este es un escenario que se puede evitar ni bien ustedes continúen creciendo y aprendan de lo ocurrido hoy. Dicho esto…” la superior volvió a pasar una palma por encima de la muñeca de la HiME y se concentró unos tensos segundos. Su evaluación fue más corta y rápidamente soltó la mano de la menor para dar su veredicto. “Es un hechizo leve y débil. Desconozco su propósito, ya que está desactivado, pero latente.”
“¿Q-qué significa eso?” Youmu se alertó.
“Puede que funcione bajo las especificaciones del contrato, aunque, por más que pueda funcionar, su falta de fuerza significa que tendrá un efecto muy débil en ti. Considéralo algo mágico semejante a una llamada de atención o un jalón de orejas.”
“…” se frustró. Hasta sus enemigos se burlaban de ella.
“Oh, entonces quiere decir que Youmu está a salvo y no es nada que le pueda hacer daño,” Enmusubi se animó. “¡Esas son muy buenas noticias!”
“Sigue siendo un hechizo que pueda resultar en alguna inconveniencia, dependiendo de cuándo fuera activado, pero ese es el resumen de mi evaluación,” Fran asintió. Entonces, llevó una mano y su mentón con intriga. “De todos modos, por más débil que sea, es un hechizo avanzado.”
“¿A-avanzado?” Roxas se inquietó al igual que los demás.
“¿Eh? ¿Estoy a salvo o no?” Youmu se quedó en blanco.
“No me malinterpreten,” la mayor negó y se mantuvo seria e inmutada. “Con ello, me refiero a que es un hechizo que ni posee la energía de Rizembool, tampoco la de Hanasaki. Es completamente neutral, algo que considero muy difícil de lograr.”
“¿Cómo así?” Cho se sorprendió. Fran le miró.
“A diferencia de los remanentes de incompatibilidad en tu sangre, este hechizo es estable y puede mantenerse impreso en la piel de Konpaku-san indefinidamente. La falta de esencia de Rizembool, fuera de permitir que no haya efectos secundarios en HiMEs, también permite que este hechizo no sea pasivamente desecho por cualquier magia incompatible.”
“Eh…” Youmu se puso a pensar duramente para entender lo que acababa de decir.
“Pero…” Kashuu alzó una ceja. “¿Acaso hay personas neutrales en este conflicto? Todos venimos de un lado u otro.”
“Eso es cierto, y es el motivo por el cual digo que es un hechizo avanzado,” Fran asintió. “La persona que lo conjuró seguramente pertenece a Rizembool, si consideramos que permitió a la Princess de Konpaku-san usar ese contrato. Sus poderes siempre tendrán esa esencia. No obstante, al momento de alguna aplicación, estos hechizos pueden descascararse o transformarse o emplear lo más rudimentario de su utilidad, y es así que la esencia se termina por perder. Ello se consideraría contraproducente y en muchos casos se pierde el impacto inicial. Sin embargo…” lo pensó un poco. “…si sirve para hacer tratos con gente de alguna forma incompatible por ser de Hanasaki o de otros de Rizembool con maneras de pelear o contrarrestar ese hechizo, la transformación del mismo le permite perdurar y burlar esas defensas.”
“Ya veo…” finalmente, Youmu comprendió toda la imagen con esa explicación. “Todavía no puedo, ni quiero, imaginar qué función tiene ese hechizo en el tatuaje, pero entiendo que lidio con alguien además de mi Princess con un gran control de magia.”
“Eh, por tratarse de un contrato tan quisquilloso, ese tercero puede no ser más que un tercero que tu Princess buscó para asegurarse de que cumplas tu palabra,” opinó Sohayanotsurugi, incómodo. “Los de Rizembool son sabandijas así.”
“No tenemos ninguna certeza, pero pienso lo mismo,” Cho asintió. “No te preocupes, Youmu. Puedes contar conmigo si eso te trae algunos problemas a futuro.”
“Sí, también conmigo, y Suzuka y Tenshi también te dieron su palabra,” Roxas le sonrió.
“Gracias a todos, en verdad…” Youmu sonrió con tortura, pero agradecida.
“El rescate no hubiera sido posible sin ti, así que somos nosotros quien te debemos las gracias,” le recordó Enmusubi.
“Ahora vayan a descansar. Las HiMEs tienen la mansión. Los que no son HiMEs, pueden ir a la secretaría para que les asignen un cuarto de visitas esta noche,” observó Fran.
“Muy agradecido, esa sirvienta de las HiMEs me da vibras raras así que me alegra no tener que cruzarme con ella,” Sohayanotsurugi tembló como quien se libraba de algún demonio.
“No parece que le gustan los hombres en general, así que gracias por el favor,” Roxas se encogió de hombros. “Muchos Keys son hombres, no entiendo por qué.”
“Pobre, seguramente habrá tenido un desamor en algún momento,” Enmusubi llevó sus manos a su pecho. “Tendré que hacerle una lectura de sus vínculos, ¡y puedo venderle un amuleto!”
“Creo que es porque ve a todos los hombres como Rebels por precaución, más bien,” Youmu alzó una ceja.
“Sinceramente…” Kashuu rodó los ojos. “Ya me dijo una vez que tengo cara de Rebel. ¿Yo? ¿El arma de aruji?”
“Está bien, sabes que si entras en forma de arma no nos hará ninguna observación,” Cho aguantó una risita. Sonaría contradictorio, pero luego de lo vivido, se sentía con más ganas que nunca. Retornar a Hanasaki y oír a todos hablar y hacer planes le regresaba a la vida.




Los ánimos curativos de ambos grupos no alcanzaron a los tres quienes se excusaron de ese ambiente. Mamizou citó a Suzuka y le hizo seguirla a un pasadizo más privado y desolado. Luego de tener suficiente distancia de la sala de conferencias, la mayor procedió a hablar.

“Bien, supongo no tendremos a chismosos por aquí,” Mamizou se giró. Su permanente sonrisa se había tornado impaciente y amarga. “Es tarde y todavía ni me he acoplado a mi oficina y quehaceres luego de mi viaje. Iré al punto, Suzuka.”
“…” Suzuka asintió. “Mamizou, yo… siento todos los problemas…”
“No, no quiero tus disculpas, de eso no se trata,” levantó una firme palma. Sus lentes brillaron. “Mi problema está en otro nivel completamente. No debería haber necesidad de disculpas o explicaciones para empezar.”
“…” frunció el ceño. “¿Qué quieres decir?”
“…” por su parte, Norimune sonrió suavemente. Era obvio…
“Suzuka… miento, sí hay necesidad de una sola disculpa, y es la que te debo yo a ti,” agachó su cabeza un poco y miró a la HiME por encima de sus gafas, con una sonrisa perspicaz. “Lo siento, Suzuka. Yo nunca debí haberte puesto en esta situación, con el deber de tomar una decisión sobre cómo actuar el día de hoy. Como una HiME, no tienes por qué encargarte de asuntos que nunca te han correspondido, y es algo que corregiré en este mismo instante.”
“…”
“A partir de hoy, tú ya no eres parte del equipo de investigación de Hanasaki ni nos ayudarás en nuestros trabajos en adelante. Ahora serás una HiME como todas las demás.”
“…” su sangre se heló y evacuó su cabeza. Su realidad se desquebrajaba. “¿Qué…?”
“Lo sucedido hoy no ha tenido precedentes y no sólo se debe a tu irresponsabilidad, puesto a que hubo un error de comunicación de parte del departamento de policía. No obstante, el hecho que tú has tomado las decisiones y llevado a cabo un suceso con tremendas consecuencias para terceros nos enseña a todos que no estás lista para ser parte de mi departamento.”
“No… Mamizou, no puedo aceptarlo…” negó rotundamente y frunció el ceño. “Yo he podido ayudarles con muchas investigaciones. Recién hace poco que he estado investigando edificaciones abandonadas donde hubo orphans que nadie más pudo haber batallado.”
“No es algo que un robot o dron no pudo haber hecho en tu lugar. Pelear con esos especímenes es superfluo a nuestro enfoque.”
“¡Pero realmente puedo hacer una diferencia! ¡Quiero seguir ayudando y salvando a las personas! ¡Como una HiME normal, mi decisión de unirme a Hanasaki no tendría sentido!”
“Oh, ¿es que acaso te crees mejor o más importante que otras HiMEs?” alzó una ceja. “¿Piensas que ellas son las que pierden su tiempo con su sacrificio?”
“¡P-por supuesto que no, pero yo tengo la fuerza para hacer más!”
“Tsk, cállate de una vez, niña insolente,” para variar Mamizou borró su sonrisa y se expresó con disgusto y rechazo, además de una frialdad que sorprendió a la otra.
“…”
“Ya nos has demostrado que no te arrepientes de lo que has hecho hoy y que estás cometida a volverlo a hacer sin importar qué pensemos nosotros. Estás a un paso de arruinar el balance entre las instituciones y agradece que algún psicópata en Rizembool te siguió el juego y lo hizo un asunto entre HiMEs y Rebels en vez de causar mayores problemas por tu atrevimiento que hundan a nuestra directora o la reputación de nuestra institución,” sacudió su brazo a un costado con completo rechazo. “Hanasaki no necesita a alguien tan idiota y ciego. Es más, por cómo has actuado hoy, nos resultas una carga y un indeseado. Si crees que peleando es como vas a salvar a los demás y que tienes todo el derecho de hacerlo indiscriminadamente, terminarás peor que los Rebels. Al menos ellos tienen la decencia de reconocerse a sí mismos como malos elementos.”
“…” tembló mínimamente.
“…” Mamizou mantuvo su ceño fruncido, y se mostró con tristeza. “Me apeno por los pobres trabajadores del puerto sujetos a los caprichos de Rizembool y por esos jóvenes policías con todo el interés de ayudar, gente en quienes ni te has molestado en pensar y ya estabas lista para saltar a cualquier siguiente misión en tu agenda. Si crees que saltar a salvar a cualquier persona borra todas tus responsabilidades con los demás, entonces ruego que te mantengas lo más lejos de cualquier persona que no sea capaz de sobrevivir tus descuidos. Tú no estás en la posición de salir de tus límites como una HiME.”
“Mamizou, pero yo…” bajó su mirada. Le resultaba sorpresivo ver lo molesta que estaba su supervisora. Se sentía mal por los desencadenantes, pero casi percibía que no lo suficiente, o que realmente estaba mal y en falta por no comprenderla. “N-no quiero protestar todas las observaciones que me has dicho, pero… yo fui capaz de salvar a Tenshi. Si ya no estoy en tu departamento y ocurre otra situación semejante… ¿quién podría salvar a otra HiME?”
“Presumo que ni entiendes la diferencia entre esa situación y la presente,” observó juiciosamente, con ojos fríos. “Salvamos a Tenshi porque ella era la propia misión y sabíamos dónde estaba y tuvimos toda la preparación necesaria para que fuera un suceso cerrado y ajeno a todo ser y lugar externo a la guerra. Fue una posibilidad dentro de nuestro alcance y algo que pudimos tomar, pero aquel fue un caso de una suerte incalculable. Tampoco creas que tú eras la única quien pudo haber tomado esa acción. Y definitivamente no necesitamos a personas que quieran lanzarlo todo al abismo por una mera esperanza.”
“Tsk…”
“Suzuka…” le miró severamente un poco más y terminó por dar un suspiro y aliviar sus tensos hombros antes de continuar. “No sólo te culpo a ti. Yo fui quien te dio la oportunidad y ahora veo el error que cometí, sólo pongo las cosas en su lugar. Ya que has estado tan ocupada con ayudar a las investigaciones, tómate este cambio de rutina como una manera de trabajar en ti misma, conocer mejor a las demás HiMEs y pensar en qué harás a futuro. Hay un mundo fuera de la pelea al cual tendrás que ingresar pasados tus estudios, y personalmente creo que tienes una vida más allá de Hanasaki que deberías ir a buscar.”
“…veo que no podré cambiar tu parecer…” se resignó. Todavía no estaba conforme, pero entendía su error, y tal vez debió haberlo venir. Por supuesto que la había defraudado, y Mamizou tenía razón al decir que no se arrepentía de haber rescatado a esa chica… ¿acaso estaba mal de haberla puesto primero?
“…” Mamizou no se vio convencida. Estaba segura que Suzuka continuaría protestando, pero sólo le tocaba derrotarla con palabras una y otra vez. “Bien, he terminado, más clara no pude ser, y no creas que cambiaré de parecer. Hanasaki tendría que estar ardiendo en llamas para que pretenda contactarte por ayuda,” se dio media vuelta. “Ahora ve donde las demás, que ellas te acompañen de regreso a la mansión HiME…”
“Mamizou, un momento,” Suzuka dijo rápidamente y la otra le miró de reojo por encima del hombro. “En verdad… en verdad lo siento, te he decepcionado. Entiendo que no he hecho las cosas bien. Sé que mis palabras no importan ahora, pero sí me arrepiento.”
“Sí, te creo, eres una persona sincera. Ahora olvídalo y continúa con tu propio camino,” así, continuó marchándose.
“…”

La supervisora dio una vuelta a la esquina. Con ella fuera de alcance, Suzuka caminó hacia la ventana y se apoyó con fuerza en el borde de la pared. Volvió a impactar sus palmas sucesivamente para desahogar su frustración.

“Suzuka…” Norimune le miró neutralmente. Su HiME sacudía su cabeza con cada impacto. Eventualmente, el rubio afiló sus ojos. “Detente, Suzuka, déjate de berrinches.”
“Norimune, pero yo…” se puso de pie y agitó sus brazos en el aire para formar puños que llevó a sus costados con impotencia. “¿Qué se supone que deba hacer ahora? ¿Cómo podré seguir ayudando a Hanasaki? ¡No puedo quedarme esperando a que nos ataquen! ¡Tengo que prevenir que eso mismo suceda!”
“Es un contraste con tus acciones de hoy. Te convertiste en eso que ahora dices que quieres evitar. ¿No te parece justo que los encargados de investigación hayan perdido fe en ti?”
“¡Lo sé!” sacudió sus puños hacia delante y dejó su cabeza gacha en silencio por unos segundos. “Lo sé, sé que no debería ser yo quien cause problemas, ya me lo han dicho tantas veces, pero… si no, ¿quién hubiera protegido a esa pobre chica? Yo sé qué está inconsciente, pero…”
“Aquí no se trata de que esté inconsciente o no, sigue siendo una persona merecedora de ayuda. Tampoco se trata de que si hubo una chica a salvar o no, el resultado es tu desacato a las normas y a los demás sufriendo por tus acciones,” concluyó Norimune, llevando el filo de su abanico cerrado por debajo de sus labios. “Estamos hablando de dos cosas completamente distintas.”
“Si Hanasaki está en conflicto entre mantener la paz y lanzarse a salvar a alguien, ¿qué se supone que deberíamos hacer?”
“He ahí el problema, ¿no?” Norimune abrió su abanico a manera de ocultar su sonrisa. “Todo depende de qué prioridad se le dé, se podría decir. Admiro a los humanos y la importancia relativa que le dan a cada concepto según el caso.”
“Eso no me ayuda, Norimune, pensé que debíamos priorizar el bienestar de otros,” reclamó, indignada.
“Hablas de haber priorizado a una chica que ni sabíamos que existía, Suzuka.”
“¿No acabas de decir que esa posibilidad no era lo importante y que merece ser salvada?”
“Hoho, ¿eso entendiste de mis palabras? Sí que demuestras el valor relativo que le das.”
“Tch…” apretó sus puños a todo dar. Sus ojos se llenaron de lágrimas por la ira y frustración que sentía. “Siento que te burlas de mí. Esto es importante, Norimune. ¿Por qué vamos a pelear contra Rizembool si debemos ignorar todo lo malo que hacen?”
“Eres una niña, Suzuka, por eso Mamizou se ha amargado tanto contigo,” este negó y guardó su abanico dentro de su abrigo. Sonreía con paciencia. “Escucha, no voy a analizar qué fue lo correcto de hacer hoy, pero te estás olvidando de algo importante. Suzuka, dices que peleas por esa chica, y es cierto que ella y otros que necesitan ayuda realmente se la merecen, pero no sólo has sacrificado el bienestar de otros en plena misión. Tú también ignoraste a tus propios aliados en Hanasaki. Tú estás peleando ciegamente en lo que sigues una idea sobre qué deberías hacer. Tienes un esquema mental y una serie de principios que esta noche valieron más que todos los demás. Casi te acusaría de haber usado a la rehén como un objeto para desahogar tu necesidad personal de salvar a quien sea de Rizembool. Aquella actitud es recriminable y completamente irracional, es por eso que Mamizou no te considera valiosa para Hanasaki en estos instantes. Tú formaste tus propias metas y ahora las impones como si fuera lo que Hanasaki debería hacer. Tus acciones fueron producto de tu inmadurez. Me arrepiento de no haber podido contestarte estos días y también es una lástima que Mamizou no pudo responder tus llamadas, pero lo que hiciste no sólo fue una misión por la cual esperaste a oír de tus usuales consejeros. Pudiste haberlo consultado con la directora y su asistente, pero ni se te pasó por la cabeza, ¿verdad? ¿Por qué no lo hiciste?”
“Yo…” bajó su mirada. Era un buen punto y seguía molesta con Norimune y su muy caprichoso ‘horario de trabajo’ como su arma, pero no podía lanzarle la responsabilidad. “Supuse que era algo que le correspondía al departamento de investigación…”
“¿Y bien? No sólo somos nosotros, hay varios quienes trabajan ahí, pero nadie supo sobre tus movimientos hasta que ya estabas en el puerto.”
“Es que… tsk…” frunció el ceño.
“Lo ocultaste de todos y sólo quisiste hablarlo con quienes eres cercana. Definitivamente fue una actitud infantil y personal en el ámbito de trabajo. Dices que buscaste asesoramiento, pero si ocultaste algo tan sensible era porque, en cierta forma, querías llevarte el gusto de hacer eso por tu cuenta,” negó. “Siento darte la contra, pero me alegro que Mamizou te haya liberado de tu trabajo adicional. Necesitas darte tiempo para ti, para aprender, para lidiar con tus problemas personales y lo que te ha llevado a este error tan garrafal. Sí pienso que las HiMEs deberían hacer algo además de defenderse de Rizembool, en mi muy humilde opinión, pero también creo que las HiMEs como están ahora requieren de gran crecimiento y experiencia antes de expandir sus responsabilidades. Te incluyo a ti en eso. Tú tienes un gran potencial y sentido de trabajo, razones por las cuales recibiste esa oportunidad para ayudar con las investigaciones, pero todavía no estás lista para eso. Pensarás que ser como las otras HiMEs es un desperdicio. Por mi parte, sé que te enriquecerá en maneras qué todavía no puedes comprender.”
“…”

Esas palabras habían hecho más sentido. No se trató de desestimar la necesidad de la pobre rehén de ser rescatada o preguntarse qué había sido lo correcto. Suzuka recién pudo entender su propia debilidad y falencias. Todo lo dicho por su arma había sido muy cierto, no podía negarlo. Hubiera querido analizarlo mejor y no cerrarse tanto. Quizás sí merecía ser tratada como una niña después de todo.

“Ahora por favor ve a descansar, y dale saludos a Lince de mi parte,” Norimune sonrió incómodo. “La última vez que me aparecí por ahí a estas horas, esa bienintencionada ama de casa me atacó con una escoba. Se habrá disculpado al haber sido un reflejo, pero noto cómo me trata con recelo.”
“Si vienes conmigo no tiene por qué suceder,” Suzuka alzó una ceja.
“Oh no, la noche es joven, pero niñas preciosas como tú necesitan dormir ya.”
“Ya soy una adulta, Norimune,” protestó, impaciente. “Admito que pensé que te molestarías más conmigo.”
“Si Mamizou no te hubiera despedido, quizás sí te habría dado un café, pero te vi con más necesidad de comprensión que como una HiME problemática,” hizo una reverencia con una sonrisa traviesa. “Sigues siendo mi querida hija, y pondré tus necesidades por encima de mis observaciones. Sólo espero que lo hayas entendido mejor.”
“…” asintió. “Tengo mucho en lo que debo trabajar. Y creo que…” llevó una mano a su sien. “Le debo a Mamizou otras disculpas, ahora que la entiendo más.”
“No, ya suficiente de eso,” agitó una mano. Norimune le miró de reojo, con una sonrisa perspicaz. “Las acciones son más fuertes que las palabras. Muéstrale que crecerás como HiME y como persona. Pienso que ella no querría nada más que eso.”
“Norimune…” también le vio irse en dirección opuesta a la otra. Suzuka frunció el ceño. “¿A dónde vas?”
“Regresaré a verte mañana, veo que por ahora me necesitas,” este alzó una mano en señal de despedida y continuó con su marcha sin devolverle la mirada. “Buenas noches, Suzuka.”

Estuvo sola una vez más, con los dos que velaban por ella habiéndola dejado nuevamente luego de aparecer sólo ‘para lo necesario’. Suzuka no podía reprocharle nada a Mamizou de momento. Tampoco se sentía con el derecho de reclamarle más presencia a Norimune por más que fuera su arma. Entendía que debía poner de su parte… pero se sentía inexplicablemente sola.

Recordó a los demás todavía en la sala de conferencias… no, no tenía rostro para encarar a nadie. Iría por su cuenta antes de tener que encontrarse con alguien más.



“Ah, Mamizou…” luego de darse una rápida vuelta, Norimune pudo dar con Mamizou, ya a mitad de camino hacia el departamento de investigación.
“Oh, buenas noches, buen Norimune, ¿a qué se debe tu presencia?” preguntó la encargada, en un inicio impresionada, pero luego con la usual amenidad de siempre. “No vienes a abogar por tu intrépida HiME, ¿verdad? Yo que me alegro de verte.”
“Con respecto a Suzuka, te agradezco por darle a mi hija un respiro y una oportunidad para dedicarse a la introspección. Concuerdo completamente con tu decisión,” contestó amenamente.
“Hoho, me alegro oírlo.”
“Vengo a desearte un continuo y exitoso trabajo, y mis saludos a los demás.”
“Si bien no espero que Suzuka pise el departamento, tú siempre serás bienvenido. Te ofrecería un trabajo de no ser por tu afiliación.”
“Y tendré que declinar para no traer mayores problemas para ella, mis más sinceras disculpas,” sonrió con simpleza.
“Descuida, es lo mejor.”
“Ahora quiero darme un paseo por la pintoresca ciudad que no es tan dormida por más tarde que sea, pero había algo que quería decirte personalmente.”
“¿Hm? ¿Y qué podrá ser?” Mamizou le miró con curiosidad.
“Sólo algo que puedes juzgar si escribir en el reporte o no, lo dejo a tu discreción y conocimiento,” Norimune asintió y su sonrisa se contagió de picardía. “Digamos que me encontré con un simpático joven dentro del muelle antes de que todos se pusieran a pelear, en mi búsqueda de Suzuka. Es de esos amables y respetuosos con los mayores que dan gusto de recordar, y alguien quien abrió mis ojos sobre el peligro que todos corrieron esta noche.”
“¿Y a quién te refieres?”
“Ahh, lamento que haya sido alguien tan cordial como para nunca ponerse primero y presentarse…” se encogió de hombros. Sus ojos se afilaron, ya listos para dejar el teatro de lado. “…podríamos decir, pero no se me escapó el hecho que era un pillo detrás de su simpatía. Aquel joven era una naga y desde el inicio tuvo en la mira a los pobres terceros escondidos…”
“Naga… dices… ahh…” Mamizou soltó un alarido. Se dio un facepalm y negó repetidamente. “¿Y a dónde irás tú para aprender esos términos, Norimune?”
“A lugares no apropiados para mi querida hija, quizás, pero ambos sabemos lo que eso significa, ¿no es cierto?”
“A veces me pregunto qué clase de diablillo serás, es mi culpa por pensar que los atributos de HiMEs como tú apenas repiten sus nombres como Pokemons,” negó una vez más y su sonrisa se ensanchó, con frustración, fastidio, cansancio… quizás algo de entretenimiento. “Ahh, por supuesto que ese ser desagradable estuvo detrás de los sucesos del puerto, ¿quién más trataría a esos inocentes como juguetes? …ni quiero imaginar qué más hará a futuro, al menos las HiMEs pueden dormir otra noche tranquilas, ya que no apuntó a ninguna de ellas…”
“…” Norimune no inmutó su sonrisa, sólo observó cómo esa usualmente tranquila investigadora se deshizo en inquietud, ironía y frustración. Él no tenía experiencia con dicha persona, pero al ver a alguien quien sí lo tenía reaccionar de esa manera, le daba intriga saber más. Algo le decía que sólo era cuestión de tiempo. “No de momento, y esperemos que se quede así…”

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HiMEverse / Re: HiMEverse Episode V: The Rebels Strike Back
« Last post by Cho on January 16, 2024, 05:54:02 PM »
Vengo con un fic que me salió un poco más largo de lo querido, pero ya, aquí está...

111.1.


La máquina de pulso sonaba establemente, pero ello no significaba ninguna mejoría. Era alrededor de la medianoche y Osaka y Marisa se reunieron con sus amigas HiMEs ni bien retornaron a Hanasaki. Lamentablemente, el saludo fue corto, ya que, luego de depositar a la inconsciente rehén a salvo en una cama de hospital, Miranda y Fran de inmediato acudieron a ese centro de salud dentro del campus para hablar con todos los involucrados.

Osaka acomodaba la almohada debajo de la chica inconsciente a manera de ponerla lo más cómoda posible. Por su parte, Marisa estaba sentada en una silla contra la pared con ambos brazos cruzados.

“Me pregunto qué estará soñando,” dijo Osaka, al terminar su labor. Se giró a su acompañante y sonrió ampliamente. “Hehe, es una chica muy linda. Ojalá despierte pronto. Quisiera ser amiga de ella.”
“Hmm…” Marisa hubiera querido que la otra compartiera su frustración, aunque Osaka se mantenía tranquila y alegre como siempre. “Entiendo que no nos quieran metidas en pleno campo de batalla, ¿pero ni quisieron que estuviéramos para la discusión?”
“Uhh, entiendo, Marisa-chan, pero Fran-san se veía muy molesta,” Osaka se apenó. “Ella apenas inspeccionó a la bella durmiente y se llevó a los demás con ella. Miranda-san parecía muy cansada. Pobre, debe tener tanto que hacer.”
“Pues, es cierto que no quiero que me caiga una llamada de atención que no me corresponde, pero ni sabemos lo que sucede. Bueno…” se encogió de hombros y miró a la inconsciente. “…aparte que rescataron a esta chica de Rizembool, o algo así.”
“Hmm…” Osaka se puso a pensar. “Me pregunto qué hacían ellos con una chica inconsciente.”
“No hay forma de saberlo, o sea,” Marisa se estremeció. “Si fuera alguna mafia o traficantes de personas, creo que podemos darnos un puñado de ideas, ehh…” sonrió incómoda. “Q-que mejor no comparto contigo ya que no sé si lo comprenderías…”
“¿Cómo así?” ladeó su cabeza.
“Pero hablamos de Rizembool y de esta guerra. Por lo loco que todo es… sinceramente creo que hay una historia muy rara detrás de lo que terminó en su llegada a nosotros.”
“Sí, tiene sentido…”
“Ahh… todas se veían lastimadas, menos mal Enmu las llegó a sanar un poco antes de que llegaran las mandamases,” hizo un puchero. “Y bien por ella que le dejaron entrar.”
“Hehe, ya pronto las vamos a ver, Marisa-chan. De momento…” Osaka se acercó a la chica que descansaba. “Creo que es bueno que la acompañemos, debe haber estado sola mucho tiempo.”
“…” cierto, dudaba que Rizembool la haya tratado muy bien. Era una víctima sobreviviente de algo que desconocían por completo, sólo eso podían comprender.









En esos instantes, Miranda y Fran eran acompañadas de los involucrados en los eventos de hace unas horas. Todos ocupaban una sala de conferencias dentro del mismo hospital y estaban sentados alrededor de una larga mesa. Miranda ocupaba uno de los extremos, mientras Fran le acompañaba de pie a su costado como de costumbre. La única otra persona que no ocupaba un asiento era Enmusubi, quien iba de persona a persona para continuar sanándoles con sus poderes.

Había un silencio sepulcral en lo que la directora estudiaba unos breves reportes que acababa de recibir de parte del departamento de investigación. La normalmente extenuada líder de Hanasaki negaba y se mostraba consternada con cada hoja que revisaba. Por su parte, Fran miraba fríamente a todos, sin todavía compartir sus pensamientos.

Todos sabían que estaban en aprietos, sin importar sus pareceres. De todos modos, algunos se asegurarían de defender lo que habían hecho, al estar convencidos que, a pesar de las complicaciones, habían podido salvar a una persona.

“…” Miranda juntó sus papeles en un grupo con cuidado, y dio un profundo respiro con sus ojos cerrados para finalmente mirar a todos los presentes. Ella se mostró paciente y seria, pero su usual suavidad y accesibilidad se mantenía. “Siento la demora, pero necesitaba ponerme al día de todo lo reportado por nuestro equipo y la policía. Aun así, son informes rudimentarios y sólo podré comprender todo lo que hay por oír de ustedes,” de nuevo agarró los papeles y los ordenó al golpearlos ligeramente contra la mesa. Era una acción inútil, quizás una manera de despejar sus nervios. “Comenzar con esta discusión me resulta difícil. Pienso que es mejor que les dejemos hablar a ustedes y hagan todas las preguntas pertinentes al caso. Así sabré cómo mejor atenderlos debidamente.”
“Miranda…” para variar, Fran fue la primera que dijo algo inmediatamente después. Le miró de reojo. “Pienso que estás siendo muy amable. Les estás dando muchas libertades.”
“Lo siento mucho, Fran, pero pienso que es necesario,” la superior sonrió con pena a su ayudante, aunque a su vez una sutil certeza. “Es por las libertades que se han cometido esta noche que quiero oírles a plenitud, para así poder entendernos todos.”
“…” Fran apenas negó y regresó su mirada al frente.

Ante esa pesadez y tensión, Kosuzu se atrevió a levantar una mano muy tímidamente y mirando a todos con inseguridad, una acción que sorprendió a varias otras HiMEs.

“Dime, señorita Motoori,” Miranda le sonrió.
“Eh… sí, directora…” ella se cohibió y bajó su mirada. “Vi que analizaron a esa chica dormida. Puede… que sea muy pronto para preguntarlo, pero… ¿cómo está? ¿Se encuentra bien?”
“Fran puede contestarles esas preguntas, es ella quien puede analizar a otros con exactitud,” miró a su ayudante.
“Creo que saber más de esa persona en estos instantes sería contraproducente, Miranda,” objetó Fran, quien se mantuvo firme. “Ello podría creerles que estuvieron en su derecho de cometer semejante imprudencia esta noche.”
“¿Perdón?” Tenshi frunció el ceño y estuvo por ponerse de pie, pero tanto Suzuka como Norimune a sus dos costados le agarraron de sus hombros y la mantuvieron sentada, con la senpai pidiéndole que mantenga silencio.
“Fran, por favor, como personas que velamos por el orden común y el bienestar de otros, pienso que es importante priorizar el estado de aquella joven que salvaron,” dijo la directora. “Pronto vamos a tener el momento de dar nuestros pareceres del asunto.”
“Está bien… terminemos con esto…” era evidente que no estaba de acuerdo con el tono conciliador de la directora, pero Fran pareció verse convencida. “Sacaré las buenas noticias de lado de una vez.”

Ante esas palabras, los demás intercambiaron miradas y se cuestionaron en voz baja qué había querido decir. ¿Buenas noticias? ¿Había esperanzas para esa pobre chica?

“Fran…” sin embargo, Miranda frunció el ceño con pena. “No las confundas. Por favor sé directa con todos aquí.”
“Entiendo que me malinterpretan. Con ello, quise decir que lo que tengo para compartir justifica lo que han hecho, mas no como ustedes esperarían…” hizo una breve pausa antes de soltar unas palabras que tendrían impacto para todos. “He podido sentir el potencial HiME dentro de esa joven. Es decir, ella es una HiME capturada por Rizembool quien no pudo tomar el examen.”
“…” Mamizou alzó sus cejas en señal de sorpresa.
“¿En serio?” preguntó Youmu, en shock.
“Tch, ¿Rizembool anda cazando a HiMEs en potencia detrás de nuestras espaldas?” Reimu se indignó.
“Se puede decir que hay precedentes de lo que dices, joven miko. Sin embargo, no sabemos con certeza que Rizembool sabía que tenía a una HiME bajo su posesión o no, para este caso en particular,” observó Norimune, con tranquilidad.
“Es cierto, pero…” Suzuka frunció el ceño. “Para que la hayamos encontrado en ese navío y en ese estado, presumo que lo habrán detectado. No debe ser muy difícil detectarlo si es que ella ha sido víctima de algún experimento.”
“¿Qué clase de planes puede tener Rizembool con una HiME?” preguntó Roxas, incómodo. “Por supuesto que todos sabemos sobre los Rebels con la misión de derrotar a HiMEs, pero…”
“Creo que es mejor no divagar sobre eso ahora, Roxas,” Sohayanotsurugi negó. “No viene al caso y hay otras cosas de qué hablar.”
“¿Pero qué le han hecho a esa chica?” Tsubasa se vió preocupada. “Ha estado inconsciente todo este rato, sus signos vitales parecen estables, pero…”
“Tienes una impresión que hay algo más detrás de su apariencia ilesa, y tienes razón,” concluyó Fran. Nuevamente, todos le prestaron atención. “Sus reflejos físicos funcionan, su pulso es estable, no hemos podido detectar nada fuera de lugar fisiológicamente hasta el momento. Sin embargo… he detectado algo sin precedentes…” llevó una mano a su mentón. “Quizás sea más correcto decir que no he detectado algunas características que suelo dar por sentado.”
“¿Eh? ¿Cómo así?” preguntó Enmusubi, alarmada, quien estaba usando su magia curativa en Cho en esos instantes.
“Tú también tienes tu propio poder analítico. Puedes detectar vínculos entre personas,” Fran miró a la mentora mágica de todas las HiMEs presentes. “¿Has intentado leer los vínculos de esa joven antes que llegáramos?”
“Pues…” ella se vio en aprietos y bajó su mirada.
“Podrías hacerlo para corroborar mi hallazgo.”
“No, sí lo hice, es sólo que…” ella se vio perdida. “Normalmente pudo sentir algún indicio, al menos una dirección de un vínculo o las bases del mismo dentro de cada persona, por más que sea difícil dar con el otro lado del vínculo en ocasiones, pero… no había nada en lo absoluto. Ella… estaba inexplicablemente vacía…”
“…” Fran asintió lentamente. “Veo que concordamos.”
“¿Acaso esa persona no tiene vínculos con otros?” Kashuu frunció el ceño. “Por más que Rizembool la haya tenido prisionera mucho tiempo, suena extraño que no tenga a nadie.”
“Lamentablemente hay gente quienes han sido muy desafortunados como para poseer vínculos con alguien más, pero no es ese caso. Incluso esas personas poseen las mismas bases que se generan según quiénes son, en búsqueda de un enlace…” Enmusubi se notaba apenada. “Creo que lo preciso de este caso es que la persona dentro de ese cuerpo está rota o incompleta. Rizembool la ha despojado de algo que no podemos describir o cuantificar…”
“…” Fran le miró inmutada. No tenía nada más que agregar a esa descripción.
“No puede ser…” Tenshi se horrorizó, y terminó por ponerse de pie y golpear la mesa con sus puños antes que los dos a sus costados se percataran. “¡Tenemos que hacer algo! ¡Ahora que está lejos de Rizembool y de regreso en Hanasaki, debemos atenderla y permitir que se recupere!”
“¡Tenshi!” le llamó Suzuka.
“No se preocupe, señorita Hinanawi, eso es lo que pensamos hacer,” le aseguró Miranda. “Este caso en particular no tiene precedentes. Admito que de momento desconozco qué podemos hacer, pero continuaremos investigando su caso y su condición para ver cómo podemos regresarla a la normalidad.”
“Tampoco es correcto decir que ella ha regresado a Hanasaki, puesto a que nunca fue una HiME activa y no es alguien quien conozcamos,” afirmó Fran, mirando juiciosamente a Tenshi. “Por más que pueda convertirse en una HiME y que estemos dispuesta a ayudarla, no debemos forzarla a aceptar a unirse a esta guerra. Ahora toma asiento.”
“Tch…” la peliazul la miró con recelo, se contuvo a decir más y volvió a sentarse. Esa asistente de la directora realmente le ponía de malas.
“Eh, y-yo también haré todo de mí para estudiarla,” afirmó Enmusubi. “Es verdad que mi poder de vínculos no es el más indicado para estudiar su salud, pero veré si puedo encontrar vínculos que nos den alguna pista sobre qué le pasó.”
“Sobre ello, no tienes que preocuparte, Enmusubi, nuevamente, gracias por tu ayuda,” Miranda le sonrió. “Nuestra secretaria Ritsu ya ha hecho una búsqueda con su rostro y rasgos físicos y hemos encontrado su identidad y a familiares, por lo cual nos pondremos en contacto con ellos.”
“¿En serio?” preguntó Cho, en shock, impresionada. Sin lugar a dudas, no fue la única con esa reacción y todos intercambiaron miradas.
“Es un alivio oírlo,” Tsubasa asintió.
“¿Entonces podemos llevarla de regreso a su casa?” preguntó Kosuzu, alarmada. “Tenemos que decirles a sus parientes que cuentan con nuestra ayuda.”
“No, esperen…” Saki negó frustrada y algo impaciente. De todos modos, no iba a necesitar decir nada, ya que alguien más estaba por ponerlas en su lugar.

Mamizou se puso de pie tranquilamente. Ella dio un pesado suspiro y tomó su tiempo en organizar sus ideas antes de hablar. Por su acción, los demás posaron sus ojos en ella.

“Queridas HiMEs… no, ustedes llegan hasta aquí,” terminó por decir. Su tono era sosegado como de costumbre, pero para variar no sonreía y las miraba con frialdad. Sus lentes brillaban por la luz de esa habitación. “Espero que entiendan los límites de su involucramiento en las vidas de otras personas y en asuntos más complejos de la guerra. Que ustedes metan sus narices en la recuperación de esa pobre víctima de Rizembool y en incluso conocer a sus parientes sobrepasa demasiados ámbitos que no les corresponden. Déjennos a nosotras supervisarla.”
“Mamizou…” Suzuka se tensó. Su supervisora se había mantenido inusualmente callada durante el camino de regreso y recién parecía tener intenciones de hablar. “Seguramente tienes mucho que decirme.”
“Oh, sí quiero hablar contigo después de esta charla, querida~” canturreó, ahora sonriendo, aunque igual manteniendo distancia. “Pero primero tienen que oír algunas cosas importantes, y sé que la directora y Fran lo expresarán mucho mejor que yo.”
“…”
“Lamento interrumpirles, por favor, sigan,” dijo Mamizou a las encargadas.
“Por el contrario, dijiste algo muy cierto. Ahora nos toca a nosotras,” Miranda asintió en lo que la otra volvía a sentarse. “Tal y como en asuntos personales hay distintos niveles de privacidad que nos corresponden sólo a nosotros y algunos donde sí pueden intervenir otras personas, lo mismo podemos decir del conflicto con Rizembool. Definir estos límites es muy difícil, incluso nosotras tenemos dificultades en ocasiones. Sin embargo, en muchos casos, el límite se define según la cantidad de problemas y daños que podemos causar si intervenimos.”

Todos podían entender que se refería en general a los sucesos ocurridos esa misma noche.

“Antes de que tomemos la palabra, quiero oír brevemente todo lo que ustedes vieron y experimentaron, desde inicio a fin. Ustedes merecen este espacio para expresarse y les oiremos atentamente, HiMEs…”




Por otro lado de la ciudad, el hospital de policías lidiaba con una gran cantidad de pacientes con heridas y síntomas que sólo podían describirse como psicológicos, sin mayores detalles. Los mismos obreros también fueron llevados a ese lugar debido a tener un área dedicada al tratamiento de civiles afectados por la guerra clandestina.

Fuera de ese lugar de conflicto y sin la presencia de HiMEs o Rebels, las alocadas personas se habían calmado considerablemente, pero la mayoría presentaba una ansiedad generalizada y tenía problemas entablando conversación o mirando a otras personas.

Al ser el único policía cuerdo quien estuvo presente, Samidare tuvo que dar toda su versión de los eventos. Luego de terminar con esa labor, él fue a hablar con los doctores de turno.

“Lo sentimos, no tenemos tiempo para hablar,” dijo un doctor, con el cual caminaba rápidamente por un largo pasillo. “Sus compañeros presentan síntomas post-traumáticos y desbalances semejantes a personas bipolares, pero aquel no es mi departamento. Tenemos que esperar a que sean evaluados por el equipo psiquiátrico.”
“Ha habido un par de personas heridas gravemente, ¿cuáles son sus estados?” preguntó el pelilila.
“Es cierto que ellos se encuentran en cuidados intensivos, pero están estables. No hay víctimas mortales. Sin embargo, tememos que los regazos de lo que vivieron sean muy duraderos.”
“…”
“¡Doctor, lo necesitan en la habitación 402!” exclamó una enfermera, quien había venido corriendo desde dicha misma sala a apenas un par de puertas.
“Enseguida,” este miró al policía y asintió. “Usted se encuentra bien, por favor, vaya a descansar. Tengo que retirarme.”
“…sí, muchas gracias,” dijo comprimiendo sus puños y lo vio irse.

No había certeza alguna, era muy pronto para recibir cualquier diagnóstico o garantías. Tal vez perdía el tiempo al tratarse de algún efecto mágico o tecnológico… pero no podía dejarlo ir. Definitivamente no tenía el derecho de hacerlo.

Ni pudo conversar con Jizou, quien fue citado por la propia directiva de la policía para dar su versión de lo sucedido. Sin duda su jefe estaba bajo posibles problemas y escrutinio. Samidare sabía que no había testigos entre sus compañeros sobre sus verdaderos planes y ocupaciones en medio de esa emergencia donde tuvo que haber ayudado a los demás, pero su jefe sí lo sabía. Por eso imaginaba que todos los problemas estaban por alcanzarle a él.

“…”

Era definitivo, no había manera de escaparse de ello, y por más terror que sentía de meterse en problemas con las autoridades… no lo iba a pelear, por ningún motivo. En particular, si su jefe fuera a verse en problemas, estaba dispuesto a asumir todo como su responsabilidad.



Nunca hubiera imaginado que lo sucedido iba a ocurrir, pero ya estaba hecho. Samidare se preguntaba con una gran incertidumbre si es que acababa de condenar el resto de sus días a transcurrir tras las rejas.




Era silencioso, pero había una bienvenida calma. Matsui estaba echado y ocupando una cama en el hospital de Rizembool. Tenía la luz apagada y miraba hacia la ventana abierta a su costado con una vista envidiable a la luna y las estrellas. Al encontrarse solo y en un ambiente privado y ‘seguro’ se había concedido a quitarse esa capucha que oscurecía su rostro. Sus ojos estaban enfocados y encantados por aquella fría luna que le brindaba consuelo luego de una faena tan pesada y sacrificada…

Tal fue su ensimismamiento que no oyó a personas llegar y recién se percató de ellas cuando la puerta de su habitación se abrió sin molestarse en tocar.

“¡…!” este apretó los dientes y levantó con velocidad una sábana para cubrirse por completo, pero al final desistió al reconocer sus voces.
“Matsui, sigues vivo, ¿no?” preguntó Ootakemaru, sonriendo ampliamente. “Aquí Mokou te escogió las mejores cosas que encontramos en la tienda en el primer piso.”
“La cocina ya estaba cerrada así que no es nada especial, pero necesitas algo en el estómago…” comenzó la peliblanca, cuando se percató que el otro estaba arreglando el ‘suero’ que se había salido de su muñeca por su súbito movimiento. “¡O-oye, ten cuidado!”
“No es nada…” Matsui no tuvo problemas en reconectar la aguja con el alimentador y volver a pincharse la vena. Así, la sangre de donantes volvió a correr por sus venas. “Lamento que las pobres personas de limpieza tengan que remover las manchas. Al menos no se manchó mucho.”
“En serio me preocupaste, por tu túnica no pude notar lo lastimado que estabas…” Ootakemaru llevó una mano a su frente, frustrado. “¿Cuándo pasó eso?”
“…” terminó de cubrirse la aguja con las vendas y esparadrapos antes de contestar. Miró neutralmente a su superior. “Cuando sentí que esa HiME agarró la caja que transportaba a ese orphan incorpóreo. Tuve que zafarme de ese Key, lo cual me costó esas profundas heridas en mis costados…”
“Pero de no ser por eso, ella seguro habría muerto ahí mismo,” observó Mokou.
“Sí… no sé por qué me molesto si todos terminaremos muriendo en esta guerra…” dijo sombríamente, aunque sin ninguna pesadez, al ser algo que ya había normalizado. “Sin embargo, usted quiso que perdonáramos sus vidas, waka-sama. Por eso la ayudé.”
“Todo con tal de no hacer más revuelo de lo debido… y al final terminó por ocurrir ello…” Ootakemaru negó un par de veces, apenado. Aun así, sonrió rendido. “Pero, nuevamente, un joven casi se desangró ahí luego de ser disparado por otro, y tú llegaste para hacerle una transfusión. Has salvado muchas vidas hoy, felicidades.”
“Tch, me siento insultado. Sólo cumplo órdenes, me importan las vidas ajenas menos que a ustedes dos…” declaró entrecerrando los ojos. “No se olvide que usted me detuvo de matar a todas las HiMEs con las que estuve peleando.”
“Sí, eso ocurrió, pero me tomó poco regresarte la cordura, así que más bien me alivia ver que te adaptaste mejor que lo usual, Matsui.”
“…los humanos regulares simbolizan presas para mí, es así como los veo. Yo no festejaría que me comporté esta vez porque la incertidumbre de mis instintos sigue en pie,” dio un suspiro y se dirigió a la chica. “Es más, luego de esa última transfusión, tú tuviste que cederme parte de tu sangre. ¿Cómo te sientes?”
“¿Yo? Obviamente que estoy bien,” Mokou se encogió de hombros y le enseñó su cuello. “¿Ves? Ya se borró tu mordida. Yo soy obstinadamente indestructible, para bien o para mal.”
“Ya veo…” así, Matsui finalmente se dejó recostarse sobre la cama y miró al cielo nocturno. “Es un alivio… nosotros fuimos los mejor parados esta noche.”
“Sólo me alegro que no haya habido ninguna víctima mortal esta noche, y pudo haberlo habido, muchas para empezar…” Mokou negó, agotada.
“Así que ese doctor Toushirou nos informó que uno de sus subordinados reportó a las HiMEs huyendo con la rehén…” observó Ootakemaru, pensativo. “Sinceramente me pregunto cuándo fueron capaces de hacer eso.”
“Realmente son una molestia…” susurró el internado, ya un poco adormilado. “Al menos ella no fue el cargo que debíamos proteger.”
“Haha, yo pienso que prometen más de lo que pensé,” el otro se rió y sonrió desafiantemente. Golpeó sus puños entre sí. “Es una lástima que la pelea no sea todos contra todos porque quisiera pelear contra un puñado de ellos. La HiME veloz es claramente una principiante, pero su talento es indiscutible.”
“Bien por ti que le ves algo bueno a todo esto, yo sigo preocupada por los pobres policías,” observó la peliblanca, cansadamente. “Estuvieron donde no debieron estar.”
“Sí, no puedo negarlo…” Ootakemaru se encogió de hombros y dio un pesado suspiro. “Al menos, si nos es algún consuelo, por tratarse de policías neutros y trabajadores allegados a Rizembool, es cuestión de tiempo para que les llegue asistencia médica de cualquiera de los dos lados. Esperemos que los saquen de la demencia que les asecha…”
“Ojalá no estés teniendo mucha fe en los cabecillas de la guerra…”
“…” Matsui se había desentendido de la conversación y comenzaba a parpadear pausadamente.
“Heh, no te duermas aún, Matsui, aprovecha a comer lo que trajimos,” Ootakemaru rio un poco.
“Waka-sama, ya me estoy alimentando. Prefiero la sangre que la mayoría de alimentos.”
“Sin embargo, tu cuerpo también necesita de otros nutrientes. Mokou lo tomó en cuenta.”
“Sí, toma,” ella le extendió un envase de plástico donde había una ensalada y un pequeño sándwich. Vio al otro rodar los ojos para nuevamente sentarse sobre la cama y aceptarlo. Entonces, la Princess revisó la bolsa y se sorprendió. “Tch, ¿en serio?”
“¿Qué pasó?” preguntó Ootakemaru.
“No me dieron la bebida de Matsui, ahh, qué pesados.”
“Pues ya sabes dónde están los ascensores.”
“No, me va a tomar mucho tiempo,” ella le dio la bolsa a su acompañante. “Ahora vuelvo.”

Dicho esto, Mokou saltó por la ventana abierta e invocó sus enormes alas de fuego, para irse en picada hacia abajo.
“Tch, qué ruidosa…” Ootakemaru miró a la bolsa en su mano. “E-espera, se olvidó de llevar su recibo de compra.”
“Fufu… cuando la vean llegar con esas alas, le darán media tienda con tal de que los deje en paz,” Matsui rió por lo bajo y sonrió sombríamente.
“Ahh, ojalá la recuerden, acabamos de salir de ahí…” negó. Supuso que no tenía que preocuparse, pero por todo lo recién transcurrido no evitaba pensarlo más de lo usual.
“Waka-sama…” abrió ese plato y se lo extendió. “Usted no se alimenta de sangre como yo. Debe encontrarse hambriento.”
“No subestimes mi apetito,” Ootakemaru sonrió de lado. “En el rato que Mokou escogía tu comida yo me devoré dos subs enteros. Eso es para ti.”
“…los subs suenan mejor que esta cosa…” agachó su cabeza con cansancio. “Entiendo que debo comer vegetales, pero… estas plantas sólo me resultan repulsivas.”
“Ahora pórtate bien y cómelos. Mañana buscaré algo más sabroso para ti.”
“No soy un niño…” le miró con desapruebo, y nuevamente, bajó sus energías para mirar hacia afuera, distraídamente. “Pensar en salir en medio de tantas personas… pienso que es peligroso, waka-sama. Podría hacerle daño a cualquiera.”
“No te descontrolas con facilidad si no andas peleando, además andarás a todos lados con una bolsa de sangre en caso de cualquier emergencia,” le dio una palmadita en el hombro. “Y no irás solo. Rizembool te ha aceptado ser un estudiante virtual, pero igual no pienso dejar que te quedes encerrado. Precisamente para agarrar algo de comer es que te sacaremos de paseo.”
“Tampoco quiero que la gente me mire…”
“Tú fuiste quien dijo que una capucha y una mascarilla bastarían para acomodarte en caso tengas que salir,” Ootakemaru alzó una ceja. “¿Y ahora de qué te quejas?”
“…” Matsui se resintió y desvió su mirada. “…es obvio que lo dije para que usted no tenga que velar por mi bienestar en asuntos importantes, waka-sama. Igual no es que yo quiera salir a la calle como cualquier persona…”
“No serás como cualquiera, pero sí una persona como todos nosotros. Encerrarte sólo te hará más irritable y deprimido.”
“Tampoco me llamaría una persona,” cerró sus ojos. “Yo soy un monstruo, waka-sama. Usted conoce mejor mi monstruosidad que cualquiera… soy un ser salido de la humanidad que actúa como un depredador ante otras personas,” abrió sus ojos para mirar a su muñeca conectada a la unidad de sangre. “Sin embargo, no todos se darían cuenta…” frunció el ceño en aprietos y con un extraño lamento nostálgico. “…y hay humanos entre la muchedumbre que me extenderían simpatía y se preocuparían por mí, gente que verán en mí alguien a quien echan de menos…”
“…” el otro se sorprendió un poco por tocar aquel tema de la nada.
“…pero esas personas no saben que aquel a quien tanto buscan ha muerto y ya no existe en este mundo. Ellos no pueden encontrarse con el monstruo que les pueda recordar a ese otro ser… porque no lo entenderán, y nunca querrán aceptarlo…” dio un suspiro y cerró la mano frente a él en un puño no apretado. “Temo que no pueda ocultar mi identidad en una de mis salidas y me tope con alguno a quien estoy evadiendo. Es por ello que no quiero que ustedes ni digan mi nombre entre otras personas, ni las HiMEs deben conocerme, ni verme…”
“Sí, lo sé, ya lo hemos hablado…” Ootakemaru no se veía convencido, pero estaba resignado a respetar la decisión de su compañero. “Aunque sabes que no puedes usar esa capucha especial entre las personas normales.”
“Sólo puedo usar artículos tecnológicos y mágicos entre seres semejantes, lo sé bien. Las mascarillas tendrán que ser en la mayoría de situaciones…” dijo cansadamente. Hubo un breve silencio, y finalmente Matsui se resignó a tocar el tema. “Waka-sama… con respecto a su HiME… al arma de su HiME…”
“¿Hm? ¿Qué hay de él?” se extrañó ante la mención.
“Ese ser pudo sostener la caja que transportábamos sin recibir daño alguno.”
“¿Oh? ¿En serio?” se sorprendió.
“No necesito explicar que, en términos simples, los pocos que pueden hacerlo son una especie de monstruos…” dijo mirando hacia el frente, a la pared de su habitación. “La caja contiene a un orphan fluido e incorpóreo que no puede ser contenido de la misma manera que un ser físico. Por ello, la mayoría de seres vivos que sostienen el contenedor hacen el equivalente de entregar sus manos a la boca de una bestia hambrienta, para que les devore por completo…” sonrió con ironía y un raro entretenimiento. “…por supuesto, como una apropiada bestia, sabe reconocer a sus semejantes y nunca atacaría a aquellos que exhiben su propio tipo de monstruosidad… fufu… no puedo ni imaginar cómo el arma de esa HiME ha llegado a ser un monstruo comparable en su manera individual…”
“…”
“Es más, esa arma insinuó que él y yo poseemos algo en común… supuse que debía decirlo, waka-sama, pero temo arrepentirme de mi decisión.”
“No, gracias por informarme,” Ootakemaru asintió y llevó una mano a su mentón. “Tiene… algo de sentido, si te pones a pensar.”
“…”
“Heh, esa Suzuka siempre ha sido una HiME muy particular. Sin duda no tiene una vida para nada aburrida. Y admito que ese tipo me ha caído bien. Sea un monstruo o no, me parece honesto al decir que vela por ella.”
“Tch… que ese ser haga lo que quiera, pero no quisiera que usted vaya a comprometerse con esa HiME, waka-sama. No vale la pena. No merece sus consideraciones.”
“Matsui…” comenzó, aunque no sabía cómo volver a explicarse. Nunca podría cambiarle de parecer. “No es culpa de Suzuka. Es Hanasaki quienes la han hecho como es ahora.”
“Pero es ella quien ha tomado ese camino. También confío en que ha sido manipulada tal y como tantos otros luchadores de ambos lados, y se ha tragado todo el cuento de su lucha como un acto de justicia, pero precisamente por ello es que ya no hay ningún punto de extenderle una consideración… debió dejarla a su suerte en vez de ser su Rebel, waka-sama.”
“¿Y dejar que algún otro desquiciado lidie con ella?”
“¿Acaso usted entretiene la idea de que esa HiME sea quien acabe con su vida, viendo que no estaría dispuesto a pelear seriamente? ¿Acaso ello no sería lo peor?”
“Definitivamente no dejaré que eso suceda tampoco, Matsui. No te preocupes.”
“Temo que no tengo de otra. Todos somos secuaces, peones, dispensables… confío en que su fuerza le permitía sobrevivir más allá que todos los demás, waka-sama. Sin embargo, usted es muy benévolo para la fuerza que posee. Al final, lo que hace la diferencia crucial fuera del potencial son las intenciones… y no percibo intenciones algunas en usted.”
“No, soy su Rebel para abrirle los ojos. Quiero que Suzuka entienda su realidad…” frunció el ceño, decidido. “Y espero que lo haga por su cuenta, sin la ayuda o intervención de nadie más. Y si fuera a ver a los responsables que las convirtieron en una HiME soldado más… ellos sí conocerían el Rebel que verdaderamente soy…”
“…” aquel era un sueño, un convencimiento de alguien quien había perdido a un ser querido en el pasado y se convencía ciegamente que podía recuperarlo con un puñado de deseos. Matsui quería hacerle entender que esa Suzuka que su superior tanto recordaba también había dejado de existir en algún momento y no había punto en lo que hacía… “Ella sólo es una traidora en mis ojos, waka-sama, haya sido su voluntad o no.”
“Lo sé, es algo que lamento, pero veo que no nos pondremos de acuerdo.”
“Estoy dispuesto a ignorar sus irracionalidades y limitarme a observar siempre y cuando usted se mantenga a salvo y en buen estado,” concluyó Matsui, sonriendo suavemente. “Waka-sama… si usted no me escuchará, cuídese por el bien de su HiME…”
“…”
“Porque si mis peores temores se cumplen… la muerte sería demasiado misericordiosa para ella. No podría simplemente matarla, no… tendré que destruirla en todo sentido y ámbito…” se erizó y sus fríos ojos celestes brillaron de un rojo intenso en lo que su sonrisa se ensanchaba. “Fufu… fufufu… no me contendré más y arremeteré contra todo aquello que ella considere valioso. La haré sufrir como nadie ha sufrido nunca…”
“Tsk, Matsui, cálmate,” Ootakemaru le agarró de ambos hombros y lo sacudió. “¡Estás por descontrolarte! ¡Recuerda que esto es un hospital!”
“Hehe… entonces tendré que ser yo quien se muera primero, por el bien de todos, porque si usted muere… ya no habrá nadie más quien sea capaz de controlarme…”
“No digas tonterías, nadie va a morir aquí,” no pensó que una simple conversación pudiera sacarle de quicio tan fácilmente. Era evidente lo mucho que significaba para él. También… presentía que había algo que Matsui no quería compartir que lo tenía estresado… por algo debió haber mencionado a su pasado, y su familia… Entonces, los ojos rojos del otro desistieron y Matsui terminó por perder fuerzas y terminar colgado por su agarre.
“…” sintió cómo le apoyó de regreso a la cama. Miraba a un costado, ido y deprimido. “Sí… lo mejor sería que dejara de existir. No hay punto para que alguien como yo siga con vida…”
“Vaya…” Ootakemaru le miró frustrado como si lidiara con un niño inquieto y rascó su cabeza. “Es por eso que no quiero que te quedes entre cuatro paredes, ¿ves lo bipolar que te vuelves?”
“…siempre le causo problemas, ¿no es así?” dijo casi sin vida.
“Ahh, sólo no te tomes las cosas con tanta seriedad. Si nos fueras lidioso, ni Mokou ni yo pasaríamos tanto tiempo al pendiente de ti,” le alentó. “Heh, más bien diría que te damos dolores de cabeza por hacerte partícipe de tanto.”
“…” resopló, todavía mirando desposeído a un costado.
“Pero esta noche te quedarás descansando aquí sin nada que te moleste y vendremos a sacarte mañana. Ahora no pienses tanto las cosas. Has hecho un increíble trabajo hoy. Fuera del desastre, los de Rizembool parecen estar más que satisfechos con nuestro trabajo y te lo debemos en gran parte a ti. Tienes todo el derecho de desconectarte por el resto de la noche.”
“…”
“Y lo mismo digo…” Ootakemaru estiró sus brazos y dio un gran bostezo. “Ahh, hora de dormir. Mokou dice que los de Rizembool nos han dado una suite en sus dormitorios donde cabemos todos. Asumo que mi cama es extra larga para que entren los cuernos de mi cabeza.”
“…puede romper la cabecera en caso no lo sea…”
“Eh, veremos… ¿ahora qué andará haciendo ella? Se ha tardado…”

Ni bien lo dijo, notaron luz ascender por afuera y finalmente esa chica saltó dentro del edificio en lo que sus alas se apagaban. Ella trajo un jugo de varias frutas.

“Lo siento, la gente de abajo se asustó y los guardias me dieron una llamada de atención,” Mokou rodó los ojos. “Menos mal la chica que me atendió me reconoció y aclaró el asunto.”
“Heh, qué bueno que te dio una mano,” comentó el ‘jefe’, de buenos ánimos.
“Por cierto, Mokou…” Matsui hizo un esfuerzo anímico para mirarle. “¿Qué es de tu acompañante?”
“Oh, él…” la chica dio un suspiro, frustrada. “Nos topamos con otro orphan en medio del movimiento fuera del muelle, y luego de un rato, se preocupó tanto por ese orphan que decidió ir a buscarle. No creo que haya podido dar con él, pero asumo que regresará más tarde. Ahora…” fue donde Matsui y le levantó casi como peso muerto para hacerle sentarse una vez más. “Ni has tocado la comida. Come y toma este jugo que traje para ti.”
“Tch… ya, con tal que te vayas de una vez…” dijo a regañadientes.
“Vaya manera de agradecerme…” se encogió de hombros, y en eso se vino con una idea que la animó. “Oh, ¿qué tal si mañana les preparo una parrilla? El balcón de la suite tiene una parrilla pequeña y creo que a todos nos vendría bien.”
“¡Ahh, muy agradecidos! ¡Con gusto te ayudo!” Ootakemaru se entusiasmó.
“…” Matsui miró a la chica en blanco, finalmente algo más despierto. “No esperé ese favor de tu parte, Mokou…”
“¡Vamos, admite que también estás emocionado!” la chica rió y le abrazó con un brazo por encima de los hombros.
“Ehh…” el internado agachó su cabeza con tortura. “¿…por qué estoy rodeado de gente tan ruidosa?”

Ootakemaru rió. Estaban cambiando de base para pasar a vivir en la universidad luego de aquel altercado con tal de llevar a cabo su rol de Rebels, y pese a las implicaciones del trabajo, estar en dicho sitio y acomodados como estudiantes les permitiría algunos gustos ocasionales como aquel. Sólo podía esperar que ese cambio de rutina le viniera bien a su lúgubre amigo, quizás incluso mejoraría su autocontrol.









Miranda apretó la base de su nariz en lo que asimilaba todo lo oído. Había recibido toda la historia con varios detalles adicionales a los descritos en el reporte. Le hacía falta atender cada caso, impresiones y sentimientos de cada HiME en particular, pero acababa de oír lo suficiente para pintar la imagen del evento y las intenciones detrás del mismo para continuar con su propia evaluación y llevar a cabo su misión de líder de Hanasaki.

“Chicas… muchas gracias por compartir lo sucedido. Todavía quisiera hablar con cada una individualmente, pero eso podemos hacerlo a lo largo de los próximos días,” dijo con sus brazos apoyados sobre la mesa y sus manos unidas en rezo. Miranda fruncía el ceño con pesar y se tomó un poco más de tiempo con los ojos cerrados, antes de mirar a todos los presentes decididamente. “Entiendo lo que les llevó a hacer lo que hicieron. Ustedes alzaron el espíritu de Hanasaki de proteger a personas víctimas de Rizembool y decidieron acudir a ese muelle en búsqueda de un posible rehén y víctima de ellos para rescatarlo. Al confirmar la presencia de una rehén, se desvivieron para sacarla de ahí y retornar con esa persona.”
“Un momento, no todos fueron con esa intención. Es algo que recae en mí,” comenzó Suzuka.
“Silencio, la directora está hablando,” espetó Fran.
“…”
“Ustedes pelearon para llevar a cabo su cometido mientras los agentes de Rizembool en su mayoría defendieron su territorio, con algunos ocasionando desastres condenables y ajenos a todo lo acontecido…” Miranda asintió cadenciosamente. “Eso fue lo sucedido, en palabras simples, fue otra pelea más, pero con Hanasaki tomando acción para variar. ¿Está claro?”
“…” Tenshi estaba tensa. Quería protestar, justificar los desastres, pero tampoco podía contradecir lo que acababa de decir. Sí eran gente de Hanasaki que iban contra los de Rizembool para salvar a un inocente, y sí ocurrieron destrozos de por medio… no podía negarlo.
“Tengo… varios problemas con lo que acabo de decir, HiMEs,” dijo la directora con pesadez. “No sé por dónde puedo comenzar, pero es mi turno de hablar. Ustedes… ¿ustedes creen que el bien justifica los medios?”

Era una extraña pregunta, algo que no hubieran esperado a Miranda decir, y menos de su propia gente en Hanasaki.

“No, no lo hace…” declaró Saki, frustrada.
“Esta ha sido una pelea con personas de Hanasaki tomando la iniciativa para atacar un lugar afiliado a Rizembool, mas no Rizembool en sí, donde había centenares de trabajadores civiles que no tienen nada que ver con nuestro conflicto. Por más que ellos tomaron la precaución de evacuar a la mayoría, todavía había gente resguardada en el mismo recinto del suceso, un suceso que ocurrió para salvar a alguien que ni ustedes sabía que existía…”
“Pero…” Tenshi comenzó.
“Y, que luego de que sí existía, fue priorizada en lugar de tantas otras personas, quienes al final pagaron las consecuencias,” concluyó con más severidad en su voz.
“Tsk…”
“Los policías reportan a cinco heridos de bala, dos de ellos en cuidados intensivos, uno de los cuales fue salvado por uno de los Rebels contra los que pelearon,” informó Fran, leyendo un reporte. “Hay doce personas moderadamente heridas, treinta otros con heridas leves, pero en general, todos padecen de una extraña locura y hasta el presente no han demostrado señales de mejoría. Las investigaciones continúan en pie.”

Tensión corrió entre los presentes. Era un horror muy real, algo que salía de una pelea entre dos personas mágicas quienes normalmente eran los únicos afectados. La guerra oculta y limitada se había salido de control inexplicablemente.

“Directora, condeno que hayamos tenido algo que ver en todo esto. Sólo fui para sacar a las HiMEs de ahí, pero…” Roxas apretó sus dientes. “Lo que les pasó a esos civiles fue obra de Rizembool. Esos Rebels sí los intentaron ayudar al igual que nosotros, pero Rizembool sigue siendo el responsable de ello.”
“…” Cho miró a su hermano con preocupación. Estaba demasiado afectado por lo vivido. Ella que no estuvo hasta el final no podía imaginar qué había sucedido durante la histeria masiva.
“Sé que dices la verdad, joven Tanaka,” Miranda asintió, aunque no perdió su seriedad. “Pero no se trata sólo de quién causó el daño directamente. Todo lo ocurrido en dicho lugar fue posible y facilitado por los movimientos que las HiMEs tomaron el día de hoy.”
“¡Un momento! ¡Nosotros no somos responsables de lo que Rizembool ha hecho!” exclamó Tenshi, estresada.
“Querrás decir que no eres culpable, porque tú y todos los presentes sí tenemos una responsabilidad con el orden público y ahora somos responsables por los daños causados,” dijo Fran, con firmeza y mirando a la peliazul con frialdad. “Una HiME no tiene ninguna libertad de actuar tan frívolamente y desentenderse de los problemas. Veo que no entiendes que los culpables de lo sucedido a esas personas las han usado a ustedes de una excusa perfecta. Ellos pueden argumentar que sus presencias los llevaron a recurrir a esa estrategia, o pueden que hayan esperado crear dicha atmósfera de conflicto para poder hundir a las víctimas en aquel estado mental. No lo sabemos, pero ello es lo que Miranda quiso decir al mencionar a los medios… esta noche, ustedes han sido los Rebels que aterrorizaron el muelle y pusieron a tantos en riesgo, todo por la creencia de que ustedes son los buenos y los superiores, y que sus acciones son justificadas en un punto de vista moral que no existe.”
“N-no… no es cierto…” Tenshi flaqueó, mientras las otras HiMEs sintieron la pesadez de esa condena. La peliazul negó violentamente. “¡No es justo! ¡No me parece que nos caiga este calificativo por lo que otros hicieron! ¡L-los Rebels son los que siempre hacen más daños!”
“Y ellos son condenados apropiadamente cuando lo hacen. Por eso mismo, ahora les toca a ustedes aceptar su error y reconocer lo que sus acciones han ocasionado a otros,” le miró desde arriba, con gran desapruebo. “No veo a los demás protestar como tú. Podrán tener sus pareceres del asunto y quizás no vean las cosas como las expongo, pero al menos ellos tienen la decencia de aceptar su error y falencias y no evadir la llamada de atención. En cambio, con tu actitud rebelde e individualista, presumo que nos causarás más problemas a futuro. Sal de tu nube y regresa a la realidad, o serás una amenaza para los demás.”
“Tch… entonces…” Tenshi tembló un poco. Sus ojos se llenaron de lágrimas. “¡¿Nos estás diciendo que debimos dejar a esa HiME atrapada a su merced?! ¡Si lo que ustedes quieren de nosotras es quedarnos a esperar a que los Rebels nos ataquen para defendernos y recién ahí reconocernos como buenas HiMEs, ¿cómo así se supone que derrotaremos a Rizembool?!”
“…” Youmu se sorprendió. Esas preguntas resonaron en su interior.
“Señorita Hinanawi, nosotros nunca ganaremos si recurrimos a las mismas artimañas que Rebels inmaduros que sólo atacan a sus HiMEs,” observó Miranda, decididamente, aunque sus ojos mostraban preocupación por el estado anímico de la chica. “No creas que esos ataques significan que Rizembool tiene la delantera. No te dejes llevar por ese nivel de caos. Como HiMEs, ustedes deben defender a Hanasaki y a otras personas de las acciones terroristas de sus enemigos, pero la guerra no se va a ganar saltando a atacar su terreno tan impulsivamente. En Hanasaki estamos estudiando los recursos y movimientos de Rizembool detrás de la distracción de los Rebels. No atacamos sus bases por más que haya personas en Rizembool y fuera del mismo que necesiten de nuestra ayuda…” cerró sus ojos y llevó un puño a su corazón. “Me atormenta pensar en cuántos merecen ser salvados por nosotros, pero si caemos a atacarlos sin estar debidamente preparados, ellos tendrán todo el control del conflicto y nos eliminarán. Sin nosotros, sin Hanasaki… es ahí cuando Rizembool verdaderamente ganará, puesto a que nadie más puede derrotarlos.”
“Nuestra lucha se basa en hacer todo lo posible y lo mejor de nuestras capacidades con el conocimiento y el esfuerzo precisos, sin a su vez arriesgar algo más,” observó Fran, fríamente. “Nunca podremos salvar al mundo entero y no podemos condenar a cientos de ovejas para salvar a una sola. Los que crean que pueden y deben salvar a todos y que siempre tendrán la razón detrás de sus acciones… son los verdaderos enemigos de la sociedad.”
“¡Y-yo-!”
“Y de otras HiMEs…” Fran miró a Cho. “Viendo cómo tu ímpetu casi le cuesta la vida.”
“Eh, yo…” Cho se congeló e inquietó.
“…” fue una daga en su corazón. Tenshi ya había oído demasiado de la Viera, así que se levantó y abandonó su puesto. “¡¿C-cómo te atreves?! ¡Eres una tonta, luego de todo lo que hicimos!”
“¡Tenshi, espera!” Suzuka se alertó al verla correr para irse.
“¡No me sigan!” gritó y cerró la puerta detrás de sí con todas sus fuerzas, lo que causó un pequeño y alarmante temblor.
“Fran…” Miranda se arrepintió de no detener a su asistente y se vio mortificada. “Fuiste muy dura con ella. No debiste agregar eso último. Acaba de comenzar a ser HiME.”
“Tú sabes que no poseo paciencia con los niños, Miranda,” le contestó tranquilamente. “Y si es una HiME, no tiene derecho a actuar como una.”
“Tendré que hablar con ella en otro momento…” Miranda dio un respiro y se apenó. “También quiero dejarles saber que estoy muy contenta que todos hayan podido regresar a salvo. Señorita Tanaka, ¿cómo te sientes?”
“Eh… estoy bien…” Cho se apenó y miró a la mesa con remordimiento. “No puedo culpar a Tenshi por eso. Ella me apresuró a tomar ese objeto, pero ninguna de las dos supo el peligro que este poseía…”
“Te evaluaré al término de esta reunión. No puedes estar del todo bien si ha sido un Rebel quien salvó tu vida. Debe haber rasgos de incompatibilidad de poderes en ti,” observó Fran.
“E-es posible, muchas gracias…” sí, preferiría hablar al respecto uno a uno después.
“…” Roxas seguía impresionado. Ya entendía que ese peligroso e incógnito Rebel había cometido ese ataque tan desesperado para apresurarse a salvarle… nunca pensó que sentiría que le debía un agradecimiento a uno de sus enemigos.
“Hay muchos inciertos detrás de lo sucedido en aquel muelle. Por ser territorio de Rizembool, y por lo que ustedes y el reporte que recibimos han informado, su llegada había sido esperada y había muchas medidas puestas para defender y contraatacar,” informó Miranda.
“De la forma en la cual esos terceros fueron apuntados, Rizembool pudo haber optado por apuntarlas a ustedes y de alguna otra manera,” Fran asintió, de brazos cruzados. “Se podría decir que tuvieron suerte que Rizembool optó jugar la charada de peleas entre HiMEs y Rebels y no escaló la respuesta ante una invasión a su territorio. Sólo porque ustedes poseen habilidades sobrehumanas no quiere decir que no sean posibles víctimas de sus planes.”
“Sí, lo entiendo…” Reimu desvió su mirada con inquietud y disgusto. “Viendo cómo tenían a una HiME inconsciente prisionera. Me pregunto qué le habrán hecho.”
“Todos… yo…” Suzuka frunció el ceño y se dio un momento para meditar antes de seguir. “He sido quien llevó a la mayoría presente a acudir al muelle y los involucró en los sucesos. Sobre todo, han corrido un gran riesgo que nunca hubiera imaginado… no sé cuánto mis palabras puedan reparar lo sucedido, pero yo lamento de todo corazón los problemas. Nunca he querido involucrar a nadie más en mi decisión.”
“Está bien, senpai, entendemos lo que dices,” Tsubasa asintió. “Es verdad que no fue la manera correcta de actuar, pero lo sucedido no hubiera sido deseado por nadie aquí.”
“Suzuka…” Mamizou sonrió con ironía y le miró de reojo. “¿Con ello querrás decir que, si hubieras podido garantizar que nadie más de Hanasaki hubiera estado involucrado, lo habrías hecho de todos modos?”
“Mamizou, n-no… definitivamente hubiera sido distinto…”
“Me preocupa oírte decir eso,” Miranda se vio frustrada y negó. “Entiende que tú no estás sola por más que lo intentes. Nunca pienses que en tu pelea estás dejando a los demás fuera, incluso si realmente nadie más te acompaña. Eres una HiME y usas poderes que son propios de Hanasaki. Tus acciones son tuyas, pero las repercusiones le pertenecen a todos los que están de nuestro lado. Ustedes pueden decir que actúan en nombre de Hanasaki como gente individual, pero ello no tiene sentido. Ustedes no representan a todo Hanasaki y a la vez nos involucran a todos.”
“Lo que sea que tú fueras a hacer tiene el peso de nuestra institución porque eres una HiME. Pensé que a estas alturas ya lo sabrías,” observó Fran, impaciente. “Rizembool te reconoce como una, y de meterte en cualquier altercado con ellos, podrías abrir las puertas a mayores complicaciones, precisamente como las que esos civiles tuvieron que pagar en vez de ustedes,” entrecerró los ojos. “Pero entiendo que todo lo que dijimos salió de tus orejas.”
“No… no lo ha hecho…” se frustró. Por supuesto que lo entendía, pero estaba inconforme. Ella sentía que, como una HiME con experiencia y quien había ayudado ya en algunos trabajos de investigación, debía dar ese paso adelante para ayudar a otras personas.
“…” Mamizou le miraba, sin borrar su sonrisa. Casi podía leer sus pensamientos por ese rostro.
“Creo que hemos sido claras. Por favor, no vuelvan a tomar otra acción que sea perjudicial para otras personas. Estas libertades pueden costar demasiado caro, sólo nos queda rezar por la recuperación de los afectados, y espero que crezcan de esto y aprendan a identificar lo que sí les corresponde, como HiMEs y miembros de Hanasaki,” afirmó Miranda. “No sé si he expresado todo lo que tenía por decir, pero continuaré pensándolo, y como dije, les citaré individualmente para atender cada experiencia que han tenido. Ahora, ¿tienen alguna pregunta?”
“Eh, directora…” para variar, Sohayanotsurugi levantó su mano. Este resopló con incomodidad. “Imagino que ando de colado y mis palabras están un poco de más aquí, pero pienso que debemos tocar el tema.”
“¿Qué tienes en mente?” Fran alzó una ceja con un claro escepticismo.
“Aquí lidiamos con un puñado de jóvenes con la adrenalina hasta sus sienes. Ellos saben de sus errores, pero también están confundidos en medio de la guerra. Sé que aquí en Hanasaki son defensores, ¿pero qué direcciones y camino les pueden dar para que no se sientan tan perdidos?”
“Hmhm…” Norimune rió por lo bajo. “Es una buena observación, joven mentor. Estimada directora, aquí nadie cuestiona su liderazgo de Hanasaki. No obstante, si sus subordinados se encuentran perdidos e inquietos, significa que les hace falta una mano fuerte y firmes principios a seguir. Quisiera que les despeje sus dudas. Mi hija también se ve muy afligida.”
“¿Qué estás diciendo?” Suzuka le miró con reproche.
“Los menores y menos experimentados, es decir, gente como ustedes, no están en la posición de tomar decisiones ni llevar a cabo lo que hicieron hoy,” afirmó Fran. “Todo ello es lo que le corresponde a gente como la directora y yo.”
“Comprendo que no he sido tan asertiva si es que ha habido dudas sobre cómo actuar dentro de la guerra,” Miranda asintió con pesar. “Ante ello, les debo mis más sinceras disculpas. Recalcaré que aprecio desde el fondo de mi corazón el trabajo y sacrificio que hacen por Hanasaki al enfrentarse a los enviados de Rizembool. Sin embargo, espero que entiendan que ustedes tienen que usar sus poderes lo mínimo posible, y efectivamente, no tienen la autoridad para tomar ninguna decisión que se salga de sus peleas personales e involucre a otras personas. Puede sonar injusto y limitante…” dio un pesado suspiro. “…pero es lo mejor. La responsabilidad que yo poseo como la directora no es algo que la desearía en otros y es un trabajo muy duro y que requiere de gran experiencia… pero es algo que haré cuando el momento preciso llegue. Por ahora, espero que continúen entrenando y aprendiendo más de sí mismos y sus oponentes, todo en preparación al futuro incierto que nos depara.”

Varios asintieron. No había sido ninguna respuesta específica o novedosa, pero sí fue una confirmación, y algunos se aliviaron de saber que sus preparaciones y presente pasividad tenía motivos de ser. Les tocaba continuar creciendo.

“Miranda…” Fran le miró y luego fijó su atención en las puertas cerradas.
“Sí, veo que ya llegaron,” esta asintió y se puso de pie. “Estimados presentes, asumimos que se encuentran agotados y con necesidad de alimentarse, así que hemos traído un grupo de catering para que les provean de bocadillos.”
“¿En serio?” Youmu se quedó en blanco.
“¿Qué es catering?” Kosuzu se vio perdida.
“Ohh, comida gratis,” por su parte, Reimu se sorprendió y sonrió satisfecha. “Con mucho gusto.”
“Eh, ¿puedo avisar a Osaka y Marisa?” preguntó Cho. Vio a Fran asentir.
“Heh… esto ya parece una celebración…” murmuró Kashuu, sonriendo frustrado. No sabía si era la mejor manera de terminar esa discusión, pero al menos agradecía que Hanasaki velara por sus guerreros de alguna forma.

Esas personas ingresaron con algunos carritos de donde rápidamente sacaron varias fuentes abarrotadas de comida y a su vez se quedaron dispuestos a servir a los presentes diversas bebidas en vasos descartables.

Mamizou vio a todos deshacerse y caminar de extremo a otro de la gran mesa para degustar lo que les llamara la atención. Ella decidió pedir un té, y sólo eso compartiría. Planeaba quedarse alerta y seria para la conversación privada que estaba por tener…

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Reglas, Guías y whatnot / Re: Canje de palabras
« Last post by Cho on January 11, 2024, 11:12:20 PM »
Hola Miyu, sí te faltaba un extra del canje del 2023 así que lo voy a anotar, ahora tienes un nuevo espacio~

Y muchas gracias por avisar que el fic es para el mes de enero, me ayudas a organizarme.

Que estés bien, muchos saludos~
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HiMEverse / Re: HiMEverse Episode V: The Rebels Strike Back
« Last post by Miyu on January 11, 2024, 08:29:19 PM »
No sé cortar caps, lo reitero o inciarlo jjs



Cap 2 (b)

—¿Ya les llegó la carta desde Hanasaki? —preguntó Azazel, removiendo la pequeña taza de porcelana con una cuchara.
—Yup —respondió sin ganas Koneko—. ¿Por qué nos mandó eso? ¿Beca completa? Eso es ridículo.
—Es mitad de año, entrar como si nada —murmuró la otra chica.
—Leonidas mencionó que tú le explicarías a Akeno-san —Tobio apareció desde la cocina con dos tazas de té para las chicas y más bocadillos para Koneko, la menor del grupo—. Es también una sorpresa que Toujou-san haya sido seleccionada para estas “becas”.

La prima de él tomó con delicadeza la taza y le sonrió como agradecimiento, antes de darle un pequeño trago y dejarla con movimientos suaves sobre la mesada americana.

—Bien, bien —aplaudió Azazel mostrando un semblante relajado—. Les explicaré lo que sé, en la carta que recibieron de admisión deben haberles puesto de encontrarse con la directora. ¿Verdad?

Ambas asintieron al unísono y después giraron la vista hacia el sofá, los ruidos de un juego resuenan por todo el cuarto silencioso.

—¿Qué importa lo que sea? Si es gratis deberían aprovechar la oportunidad e ir —Narumi acostado en el sofá con una Nintendo Switch les dijo su opinión—, así volveré a usar el cuarto de tu prima como almacén de cosas.

Azazel carraspeó para llamar la atención de las dos chicas, pero una vez más los ronquidos de Rossweisse las distrajeron. Se había dormido en un rincón del cuarto abrazada a una botella de alcohol.

—Es gratis, en efecto, sus estudios y gastos estarán pagos —prosiguió el hombre—. El problema es que —miró el café entre sus manos y luego a ellas, las palabras no salían de su garganta. El tener que decirles que a cambio de la beca deberían luchar como especie de chicas mágicas era, como mínimo, una locura.

Ellas quedaron con sus ojos puestos en los del presidente de Grigori.

—¿Comes algo, Akeno-san? —Tobio le preguntó a su prima, tratando de cortar ese trance y darle tiempo a su jefe a pensar en las palabras que quería pronunciar.
—¿Estás cansado? Has estado toda la noche sirviendo bebidas —ella le devolvió la pregunta, pues Tobio estaba con la tesis y prácticas universitarias en Grigori y también con el trabajo de medio tiempo en el bar de Black Dog.
 —Estoy bien, ya hace dos años que tengo este ritmo —ambos largaron una risita, la incomodidad entre los dos de a poco se iba desvaneciendo.
—Yo tengo hambre —con la cara de poker y el entrecejo un poco fruncido, Koneko levantó la mano.
—¡Por aquí también, Tobi! Necesito tostadas con huevo y un buen desayuno americano para reponer fuerzas —emocionado Narumi se puso al lado de la pequeña alba.

Akeno se levantó del asiento y le hizo señas a Tobio para que se quedara sentado.

—Lo haré yo, es mi deber como invitada —sentenció con tranquilidad, caminando hacia la cocina. Ambos parientes tienen habilidades culinarias excepcionales.
—Te ayudaré prima.

Los dos jóvenes de cabellos negros comenzaron a cocinar juntos, repartiéndose las tareas para terminar más rápido.

La cocina empezó a impregnarse con el olor irresistible de bacon frito y café recién hecho. Tobio, con su cabello despeinado y su expresión adormilada después de un día largo de trabajo y estudio, estaba ocupado revolviendo los huevos en un tazón con una mezcla de queso rallado. Akeno, de cabello largo y oscuro, se movía con gracia entre las sartenes, cuidando cada detalle de las tostadas y las salchichas. Ambos jóvenes se complementaban demasiado bien y Azazel los observó cómo se movían, entre sonrisas y risas, con pequeños gestos de comodidad.
A pesar de ser primos, la dinámica entre Tobio y Akeno no era siempre la mejor y eso se debía a ciertas circunstancias en la infancia de ella, en sí, odiaba a todos los Himejima o que pertenecieran a ramas secundarias. Sus personalidades chocaban con frecuencia debido a la chica, y sus conversaciones solían terminar en pequeñas disputas y en un monólogo de Akeno odiando y despreciandolo, llamándolo “el perro de Azazel”. Sin embargo, esa madrugada, algo era diferente. Había una extraña armonía en la forma en que trabajaban juntos en la cocina, como si cada uno supiera instintivamente qué hacer a continuación.

Ambos prácticos y perfectos, genios en lo suyo: la cocina, manejaban los huevos con destreza, mientras montaban las tostadas en un plato con precisión milimétrica. Sus movimientos se sincronizaban de una manera que ninguno de los dos habría anticipado y algo que jamás hubieran imaginado. Narumi seguía distraído con su consola y Koneko semi dormida en la mesada, con la cara estampada en el mármol negro.

Azazel los observó levantando ligeramente la comisura de sus labios. Cada gesto, cada palabra, era un recordatorio de que, a pesar de sus diferencias, Tobio y Akeno podían trabajar juntos de manera sorprendente y él no pudo evitar rascar su pequeña barba  tupida
A medida que el desayuno avanzaba, el tercero no podía evitar notar la química única entre ambos primos. Sus miradas de complicidad y los sutiles gestos de ayuda mutua revelaban una conexión que, tal vez, solo se manifestaba en la cocina.
Mientras saboreaban el desayuno americano que habían preparado juntos, la atmósfera se llenó de una especie de reconciliación silenciosa, como si las diferencias entre ellos se disolvieran alrededor del humo del bacon y el aroma del café.

—¡Ya lo tengo! —Azazel miró el huevo frito con todas las palabras listas por salir de su boca—. ¡Tobio será tu Key!   
—¿Key? —ambos parientes se miraron mutuamente y después a él, mientras indagan sobre lo que es “key”.
—No puedo explicarlo con precisión sin sonar mal, debes ir a hablar con la directora de Hanasaki, pero definitivamente Tobio debe ser tu Key y el de Koneko será —viro su vista hacia Narumi y la pequeña le devolvió una mirada de enojo, con el ceño fruncido,
—No —sin dudar respondió. 

Después de un rato, los primos se quedaron solos lavando los trastes sucios.

—Eres de mucha ayuda, Akeno-san —Tobio le dijo con una sonrisa.
—No es nada, me gusta ser de utilidad —tranquila, como siempre, continuó secando los platos y guardando las tazas.
—No es necesario que actúes como adulta, no conmigo —él se detuvo un momento para acariciarle la cabeza y ella de la sorpresa dejó caer el repasador al suelo.
—¿Eh? —preguntó sintiendo como la sangre se agolpaba en sus mejillas y rápidamente se agachó a recogerlo.
—El coqueteo entre primos es ilegal —Narumi les dijo desde el sofá.
—¿QUÉ? —la chica totalmente sorprenda retrocedió y abrió sus ojos como platos, algo totalmente extraño para ella—. Dile algo, Tobio-niisan.
—Él es así, no te preocupes tanto. Después ni notaras su existencia —se encogió de hombro, justo a tiempo para que su celular comenzara a sonar y al leer el mensaje de Line se dio cuenta que era de Azazel—. Eh, Azazel quiere que tengamos una cita mañana —le enseñó el móvil a su prima menor.
—Tienen que trabajar en lo de apodos eso de “Tobio-niisan” y “Akeno-san” es un desperdicio de minutos —imitó la voz de ambos Narumi.
 —¡Eso no es cierto, es cuestión de etiqueta y respeto, Narumi-san! —protestó enojada la chica de cabellos azabaches.
—En el caso de ustedes es un desperdicio. Son primos y se llevan pocos años —el roomie de ambos expuso su opinión, agitando sus brazos desde el mueble—. Aparte Azazel quiere que él sea tu Key y los está mandando a una cita…
—¿Entonces ustedes dos saben lo que está sucediendo? —el semblante de la única mujer en el departamento cambió radicalmente a una de enojo.
—¡No! —apresuró en responder Tobio—. Tampoco sé lo que está pensando Aza, créeme que tener una cita con una chica de veinte no está en mis planes cuándo tengo veinticinco.
—Es algo aburrido —giró en el sofá sin mucho interés—, tan fácil de explicar y Aza la cagó.

Al terminar de limpiar los platos sucios, los chicos se fueron a dormir cada uno a su habitación; Akeno traía todo el cuarto repleto de cajas, aunque muchas no eran de ella sino de Narumi Gen.

Miró una última vez la carta que Leónidas le había entregado en Black Dog y repasó las palabras que decían. El papel de arrugado por las veces que leyó el mensaje una y otra vez, fuera de la elegancia del sobre, el mensaje sobrio le pareció genérico y si Azazel, su ex tutor legal, estaba metido en esto nada bueno traería. Por un minuto pensó en tirarlo a la basura y continuar con su vida… vida que había desechado hace tres años cuándo apenas salió de la secundaria.   

Busco entre las cajas su celular, al desbloquearlo lo primero que vio fue una foto de ella con su grupo de amigas: Koneko, Rias, Xenovia, Rossweisse, Asia y algunas más con las que ya no mantenía contacto.

Sus ojos violáceos apuntaron hacia otra foto de la galería, una de sus dos primos y después del casamiento de Suzaku con su esposo. Recordó que apenas tuvo la oportunidad de ayudarla, Suzaku no dudo ni dos minutos en darle su apoyo y disculparse por lo sucedido en su infancia.

Cuando iba a pasar de imagen, una caja con varias figuras de animes cayó encima de ella y se quedó sorprendida por lo que vio. Nunca creyó que un genio, como se supone que es Narumi, coleccionase figuras a escala de Gundam.  Fue como si aquel objeto la sacara de sus pensamientos y se sumergió en un sueño profundo luego de acomodar las estatuillas.

A la mañana siguiente apenas Akeno salió del cuarto fue intercedida por Azazel, con una sonrisa bastante extraña.

—Tu cita con Tobi ya se ha decidido y tu padre lo aprobó —del kimono gris que suele usar sacó dos boletos para el cine.
—¿Aprobar? ¿Mi padre? —el semblante de sorpresa pasó a uno de profunda ira—. Me niego a algo así. Mi padre, en vez de andar perdiendo el tiempo con idioteces debería dedicarse a trabajar que es lo único que sabe hacer.
—Baraqiel está profundamente preocupado por ti, ¿sabes? —Azazel le intentó tocar la cabeza a la chica y ella rápidamente retrocedió con una mirada filosa.
—No me importa, ni tú me importas —Akeno estuvo a punto de cerrar la puerta de la habitación, pero el pie del hombre la detuvo—. El único motivo por el cuál estoy aquí es por Suzaku nee-san y nadie más,

En la otra habitación Tobio con Narumi almorzaban tranquilamente después de una larga noche.

—¿Cuál es su problema? —susurró Narumi, oyendo los gritos de la mujer.
—Es una larga historia —Tobio intentaba hablar bajo aun así sabía que necesitaba la ayuda de otros para forjar una amistad con su prima menor—. Akeno perdió a su madre a una corta edad a causa de nuestra familia y ella considera que todos la abandonamos, es algo problemático.
—Qué fastidio. Las mujeres como ella traen problemas —el otro chico suspiró pesadamente, ya había visto las actitudes de Akeno la noche anterior—. Eres demasiado amable, Tobi.
—En parte me siento responsable por no haber estado para ella —prosiguió el pelinegro—, si la hubiera ayudado…
—Le llevas cinco años… es imposible que un niño haya podido hacer algo, es responsabilidad de los adultos —Narumi tomó su consola de videojuegos y la encendió, cansado de lidiar con cosas sin sentido.

Tobio levantó sus hombros con una larga exhalación de aire; sabiendo de sobra que aquellos acontecimientos no eran su culpa y tampoco tenía la forma de ayudar a su prima, aun así las dudas y el quizás no lo dejaban tranquilo desde hace bastante tiempo.

—Comienza por tener un trato más cercano. En vez de decirle “Akeno-san” llámala sin honoríficos.

El otro chico lo miró sintiendo como la sangre se agolpa en sus mejillas, por un momento pensó en cómo sonaría decir el nombre de ella sin absolutamente nada y negó con la cabeza repetidas veces, aunque una sonrisa se dibujó en su rostro.

Después de unos minutos apareció Azazel con Akeno detrás de él. Ambos chicos la miraron, vestía un vestido de satén negro ajustado para hacer que su voluptuoso y seductor cuerpo se marcase en las áreas correctas, ceñido en su cintura y abultado en las caderas, con un dobladillo sobre la mitad de sus muslos.

Se iba colocando un cárdigan de color amarillo pastel, mientras los ojos de Narumi y Tobio se posaban en ella; incluso el menos interesado de los dos debía admitir que la mujer es llamativa, bella y aún con su cara agria llamaba demasiado la atención. Su primo codeo a Narumi con una sonrisa burlona.

 —Mi pequeña prima ya te va gustado —le habló bajito, riéndose. 
—Prefiero la gente útil y ella parece bastante inútil —enojado le estampó la Nintendo Switch en la cara del pelinegro.
—La convencí de que fuera a una cita —les mostró a los dos las entradas al cine y la reservación que hizo para New York Grill, un elegante restaurante con comida internacional.
 —¿Iras con ella, Aza? —preguntó Tobio y el mencionado negó.
—Tú iras, Tobi —le entregó las entradas y él las aceptó aún sin caer en cuentas de las palabras de su jefe.
—¿Sí? —habló con dudas y se levantó de inmediato de la silla—. Es imposible que vaya a un lado así con —tragó saliva y sus ojos violáceos viraron hacia ella, hermosa, perfecta, elegantes y exageradamente seductora, aun cuándo tardó menos de diez minutos en vestirse.
—Si pasamos del cine y vamos directo a comer, acompaño a la pequeña Himejima —levantó la mano totalmente emocionado el otro chico. Comida gratis por soportar a una malhumorada no era nada.

Ella respondió con una sonrisa, quitando importancia a quién fuera su acompañante.

—No, no. Iré —se fijó en rápidamente en su ropa, traía enfundado el uniforme de barman de Black Dog, por lo que se quitó el moño y el chaleco negro, quedando en una camisa blanca apretada a su cuerpo, que marcan sus pectorales y unos pantalones de vestir negro.  En este momento agradecía mentalmente a que Black Dog fuera un bar de alta gama.
—¿Oh~? —Azazel lo observó un instante curvando la comisura de sus labios que se extienden como una mueca entre burlona y pícara, recordando que ni Vali había podido negar el sexappel de Akeno—. Busca un abrigo.
—Llegaremos temprano —Akeno le retrucó y Azazel le dio una palmadita en los hombros.
—Vamos, diviértanse chicos.
—Y traigan algo —Narumi les pidió ya resignado, su amigo ya estaba decidido a ir.

Después de unos minutos ambos salieron del edificio departamental y el Go ya los estaba esperando en la puerta, por lo que subieron al vehículo y fueron hacia el cine. El lugar amplio, ocupado por grupos de jóvenes y algunos adultos con niños o en citas, sin prestar atención a la película que iban a ver se metieron a la primera sala cuya función estuviera a punto de comenzar.

—Fue mala idea entrar a cualquiera ja ja —la risa incómoda de él, acompañada por el desinterés de Akeno, hacían las cosas más difíciles.
—Sí —asintió ella, bebiendo un poco de refresco de las botanas que compraron en la entrada.

El semblante de ambos fue de sorpresa al darse cuenta que habían entrado a una función de una película de anime que ninguno conocía.
—¿Sa-salimos? —con un sudor frío preguntó a su acompañante el mayor.
—Por favor —miró a su alrededor y la vista de los pocos espectadores estaba sobre ellos. Automáticamente volvieron a sentarse y miraron hacia el frente.
—Son los dos últimos capítulos de un anime y los dos primeros —habló él, mirando el folleto que les entregaron en la entrada junto con algunos stickers y cards—. Son coleccionables, a Narumi le gustarán… A-Akeno.

La acompañante lo miró sorprendida, ¿en qué momento le dio permiso para quitar los honoríficos? Su relación dista mucho de ser cercana y más aún cuando su primo trabaja y estudia con Azazel en Grigori y Nephlim.

Después de unos minutos Tobio se mordió la lengua pensando en que la había cagado una vez más, seguir los consejos de Gen Narumi salió mal y piso hielo demasiado frágil.

—¡AKENO-SAN! —apresuró a largar de la garganta fuertemente, haciendo que los de la sala se volvieran a fijar en ellos.
—Pff —ella se mofó al ver la cara pálida del hombre de veinticinco años sonrojarse—. ¿Ara ara~? ¿Te pone nervioso Tobio-niisan~?
—E-eso es —la observó un instante. Su prima se estaba burlando con total libertad de él, las orbes topacios de ella se achicaron, haciendo que se rasgaran aún más sus ojos y sus finos labios cerezos se curvaron en una pequeña mueca burlona—. Es injusto, Akeno.
—Es tu culpa —continuó con su expresión, después de reflexionar se hablando un poco con su primo.
—Creí que eras más madura que esto —la tomo de la mano para llamar su atención—. Basta o terminaré como tomate.   
—Creíste erróneamente —reiteró su mano rápidamente, cortando el contacto—. ¿Acaso debo ser una señorita siempre?
—No, no. Por supuesto que no… —el hielo bajo él parecía agrietarse cada vez más—, es solo que bueno…

La película termino después de dos horas, ambos parecían distantes a la proyección pues ninguno seguía el anime. Contactaron por la app de Go un nuevo vehículo y en poco tiempo ya estaban frente al Park Hyatt Tokyo para ir al restaurante New York Grill; Azazel escogió un buen horario dónde el sol ya se ocultó y las luces de Tokio se veían desde las ventanas: una hermosa vista.

Les dieron un lugar privado con vista directa a la torre de Tokio, la mesa era una especie de auxiliar. En ese momento agradeció que no fuera nada romántico, el solo hecho de pensar en algo remotamente amoroso a ambos les da cierto repelús.

Habían dejado los abrigos en la entrada y leyeron en menú en la app del restaurante, aún no se decidían por ningún menú ni bebida.

—¿Qué ordenarás? —preguntó ella.
—¿Qué tal si pedimos al azar? —sugirió el joven pelinegro.

La mesera les tomó la orden y la entrada fue de sushi clásico, les habían puesto nigiri de pez espada, maki de aguacate, futomaki, gunkanzushi de caviar, también agregaron algunas variaciones de otros lados como el California roll, como última entrada sirvieron sashimi de salmón.

—Es un poco raro el de pez espada —mencionó Akeno, mirando el rollo de arroz envuelto en nori.
—Y está crudo —se rio antes de comer el suyo y proseguir con degustar el sake, sirviéndose del jarrón de cerámica al ochoko—. Tienes que comerlo sin protestar, Akeno.

La mencionada levantó una ceja ante el “Akeno” a secas y cruzó su entrecejo, él podía ver su fastidio desde el reflejo de la ventana.

—¿Aún sigues con eso? —preguntó, observando que la camarera traía el plato principal: perfecto momento para una broma.

La pelinegra despampanante se acercó a su primo, apoyando sus prominentes senos contra los pectorales de él, mientras eleva su rostro hacia el cuello de Tobio. Ambos hacían la pareja perfecta, dos japoneses clásicos y perfectos, tonificados y ella curvilínea. Sus pequeños labios apretaron la piel tersa del cuello y succionó un poco, con un sonido de “chuu” le dejó un chupón.

La que traía la comida se paró en seco, casi temblando por la demostración de afecto entre ambos y lo poco decorosa de ella.

—A-a-aquí está —les dejó sobre la mesa auxiliar los platos de filete de ternera Wagyu con salsa de trufa.
El rostro de Tobio se puso completamente rojo una vez su prima se alejó, no sabía qué decir o qué hacer, aún sentía el cuerpo de ella contra el suyo y los labios succionando un área específica.

—Eso pasa cuándo juegas con fuego, Tobio-niisan. Fufu~ —ella se mofó totalmente, y con un pequeño guiño comenzó a comer el filete.

A él no le quedó más remedio que poner su cuerpo recto y actuar como autómata, aún rojo. La noche terminó con el postre de helado de matcha con frutos del bosque y kiwi. Ambos salieron del sitio sobre las once de la noche y se dispusieron a caminar hasta “Black Dog”, dónde Tobio trabaja en Ginza, Chuou.

El clima frío los golpeó, mientras ambos se dirigían a la estación de metro y Tobio le dio su saco largo de cuero, útil para climas así.

—Gracias —susurró, colocando la prenda sobre sus hombros. El olor suave a la fragancia de su primo la invadió. Había sido una extraña noche tranquila.
—Tu padre te extraña —aprovecho para decirle—. Estoy seguro que si hablas con él podrás perdonarlo. 

Sus palabras la hicieron enmudecer a sabiendas que tenía razón. Su padre no era el culpable de la muerte de su madre y aun así no podía si quiera pensar en perdonarlo.

—Cállate —le dijo sin más.

Tobio la tomó de la mano y la hizo detenerse.

—¿Ahora tienes la costumbre de agarrarme? —comenzó a reírse de mala gana.
—Vamos a ir con Baraqiel.

Con voz firme y autoritaria, la continuó agarrando de la mano y la llevó hacia otro lado de la estación para tomar una línea diferente a la que debían para ir a Ginza. Akeno no protestó, se dedicó a mirar los tacones agujas que iban con paso desganado siguiendo a su primo. En veinte minutos ambos llegaron al lugar de estudio y pasantía de Tobio en Grigori y también dónde trabaja como investigador el padre y tío político de Akeno y él.

—Es muy tarde para que esté otou-san —ella habló nerviosa, sosteniendo la mano de su familiar con más fuerza, y la otra tocando el dobladillo del vestido.
—Duerme aquí —pronunció y Akeno abrió sus ojos como plato, totalmente sorprendida.

Sin más, ambos se metieron dentro del edificio y sin mediar palabras fueron al elevador y Tobio presionó el botón para ir al área de dormitorios; dirigieron sus pasos por el amplio pasillo hasta llegar a una puerta, dónde el mayor tocó efusivamente. El nerviosismo de Akeno se hacía bastante palpable, entrelazando sus dedos contra los del contrario.

—¿Sí? ¿Qué pasa? —abrió la puerta un hombre alto y de piel morena, con barba tupida; apenas se fijó en ambos chicos cerró la puerta abriendo sus pequeños ojos a tope, cortando el largo bostezo que iba dando.
—Tranquila, es la sorpresa —declaró Tobio,

Dos minutos después y una patada en la puerta, el hombre la abrió totalmente alterado saludó a ambos inclinando la cabeza. La respiración agitada de Baraqiel junto con sus latidos del corazón aumentados, se oían ligeramente.

—A-Akeno, hija —se quedó viendo cuánto había crecido desde la última vez que la vio y lo parecida que era a su madre, en sus pequeños ojos como líneas comenzó a lagrimear, quería abrazarla.

 Ella avanzó unos pasos y se colocó frente al fornido hombre, ninguno de los dos tenía rasgos similares.

—Otou-san —ella no creía lo pálido que estaba él, pese a ser trigueño. Apretó un poco más la mano de su primo y no la soltó—. Fue una mala idea venir.

Intentó darse la vuelta, dejando a la vista su larga melena azabache, atada en una larga coleta o pony-tail.  Su primo la tomó de la cintura y la apegó al costado de su cuerpo, impidiendo que se fuera o hiciera alguna tontería.

—Como te dije, ella creció como una mujer realmente hermosa —la halagó su ahora captor.
—Tobio —Baraqiel los miró un instante, ambos forjados rectamente como Himejimas pese a odiar ese linaje en sus sangres.
—¡Suéltame! Tú sabes de sobra que culpa de este hombre mi madre falleció y ni una vez me visitó o pidió disculpas —frenética, intentó liberarse de aquel agarre y poniendo su mano recta atinó a darle una fuerte cachetada al pelinegro.
—¡Akeno, ya! —Baraqiel, su padre, alzó la voz y esta vez la abrazó muy fuerte, sin importarle lo que su hija hiciera—. Siento no haber estado allí para ti, tenía miedo de afrontar mis responsabilidades y defraudarte.
—Baraqiel se enfrascó en su trabajo todo este tiempo para evitar pensar en ti —Tobio se frotó la mejilla afectada con una sonrisa tranquila, como si aquello nunca hubiera sucedido.
—Lo siento hija, yo amé muchísimo a Shuri y todos quienes la hemos conocido extrañamos tanto su presencia —apretó sus dientes, continuando con el abrazo hacia Akeno.

La chica cerró sus ojos, dejando que algunas lágrimas descendieran por sus mejillas y lentamente alzó sus brazos y lo envolvió en un cálido abrazo.

—No te he perdonado —expresó algo fastidiada la mujer, sin aflojar sus brazos—. Los años en que me dejaste sola…
—De eso puedo decir que siempre estuve atento de tu bienestar y dejé a Azazel como tu tutor porque él está acostumbrado a tratar con niños, creí que haría un mejor trabajo que yo como padre…
—Lo rechacé a Azazel, yo te quería a ti —ella susurró.
—Desde ahora estaré presente, lo prometo hija.

Padre e hija continuaron con su abrazo por largos minutos. A las doce en punto los primos se retiraron, esta vez ya poniendo de objetivo el bar Black Dog, para trabajar hasta las cinco de la madrugada.

—Yo… —ambos caminaban por las calles abarrotadas de gente y autos lujosos. Akeno fue la primera en romper el silencio y se detuvo un momento.

En su mente estaban los recuerdos de cómo Tobio se había portado desde que ella llegó a Tokio y lo educado y amable que siempre fue. Mordió sus labios cerezos y lo contemplo, de algún modo las cosas iban mejorando la presencia de él.

—Siento haberte golpeado —bajo su mirada, apenada de la actitud que tuvo y la cachetada que le propinó—. ¿Te duele?

Como respuesta cerró sus ojos ante la suave y acongojada voz de la menor. Negó sin decir nada y le dio una palmadita en la cabeza. Su mano grande y algo callosa se frotó contra el delicado y sedoso cabello negro de ella.
—Las cosas han mejorado en la familia desde que Suzaku se hizo la matriarca —respondió, deslizando su mano desde la cabeza hacia la mejilla de ella; cuándo abrió los parpados pudo percibir el tenue carmín en los pómulos de Akeno y sus labios temblorosos—. A mí me rechazaron en la familia Himejima y la abuela terminó criándome lejos de todos ustedes. Recién supe de ti cuándo ibas al último año de secundaria.

Akeno oía con atención e intentando acallar los latidos del corazón, así como el nerviosismo que la invadía a causa de las caricias suaves de su primo.

—No es excusa, debía informarme mejor de nuestra familia y quizás.
—¡No digas eso! —lo interrumpió antes de continuar—, yo sé que Tobio-niisan no podía haber hecho nada por mí.
 —Akeno —continuó por tomarla de la cintura y atraerla hacia su cuerpo, para luego abrazarla con suavidad—, somos familia. Te voy a proteger siempre, pase lo que pase o lo que decidas hacer.

La pelinegra correspondió el abrazo y apoyo su cabeza contra el hombro del contrario. Ambos estuvieron así un par de minutos, ensimismados en su propio mundo. La mirada de los transeúntes mientras los esquivaban se hacía incómoda, hasta que Lavinia los interrumpió carraspeando.

—Hola, linda noche —con una sonrisa gigantesca los saludó animada—. ¿Están yendo a Black Dog?

Ambos se separaron de inmediato, quedando totalmente expuestos y avergonzados.

—Sí, Lavi —pronunció visiblemente sonrojado Tobio—. Acabamos de ver a Baraqiel con Akeno-san.
—¿Akeno-san? —la mencionada frunció sus cejas, algo que sorprendió al chico—. Venimos de una cita, Lavinia-san y después fuimos a ver a mi padre con “Tobi” —con una mueca indescifrable le quitó los honoríficos, pasando de ser Tobio-niisan a Tobi. 

Lavinia Reni solo se reía de la actitud de ambos jóvenes y las caras que ponían. Caminaron hacia la locación del bar y, para sorpresa de ambos, Azazel estaba atendiendo como barman esa noche.

—Adivino —se rascó la barba, abriendo dos botellas de cervezas y entregándoselas a Tobio y Akeno—. ¿Les fue bien en la cita?

El chico se sentó en la barra y miró de reojo a su acompañante, se veía demasiado adorable en aquel estado de nerviosismo. Se fijó un poco más en ella, en las facciones delicadas del rostro y su figura armoniosa y seductora, el escote del vestido negro de satén resaltaba sus senos, dejando a la vista lo grande de ambos y que con cada movimiento se hacían de un lado hacia el otro.

Azazel cazó esa vista discreta y con una mueca pícara volvió a tocar su tupida barba castaña, ya con algunas canas plateadas decorando la pequeña chiva.

—Salió de maravilla, ¿eh? —le dirigió la cuestión a su alumno y trabajador.

Se negó a responder y se rascó la nuca; su mirada aún puesta en ella recordaba el pequeño chupón que dejó en la piel de su cuello y sus senos contra su pecho. Tragó saliva y bebió un trago largo de la cerveza fría.

—Harás que le de un infarto —Lavinia empujó ligeramente a Azazel, mientras ingresa a parte posterior del mostrador—, aparte creí que habías venido para hablar sobre la Universidad de Hanasaki y no ha incomodar a los niños.
—Ambas cosas son importantes —dictaminó el hombre de cabellos bicolor, con un marrón en la parte trasera de la cabeza y un amarillo en el flequillo.
—Mejor atiende a los clientes —lo codeó para que se moviera y ella sacó algunos folletos y un mapa de la institución.

Akeno se mostraba absorta por los folletos y el hecho que Lavinia tuviera tanta información. Sin darse cuenta pegó la silla al lado de Tobio y ambos quedaron a centímetros de distancia.

—El campus es enorme y las carreras son variadas. Hay de lo que busques, tu beca cubre tanto como desees, después que hables con la directora lo entenderás —la mujer cerró sus ojos en una sonrisa tranquila.
—Woooh —Tobio extendió el mapa de la institución y las carreras en ella eran casi infinititas—, estoy a punto de graduarme de la U Nephilim y ni es comparable.
—¿Por qué yo? Mis notas son de la media, ya tengo veinte y en ningún momento mostré interés en ir a la universidad —Akeno repasó con la mirada los folletos que Tobio tenía entre sus manos.
—¿Y eso importa? ¿Por qué no vas a hablar con la directora? —lleno de ánimos, Tobio le señaló el comedor y las canchas de deporte, junto a los espacios verdes.

Finalmente accedió a ir a hablar con la directora, Lavinia se iba a encargar de eso. Los dos primos se quedaron hablando y revisando los panfletos que trajo la mujer, googleando y preguntando. Al final Akeno se manifestaba alegre con el asunto de continuar sus estudios.

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Reglas, Guías y whatnot / Re: Canje de palabras
« Last post by Miyu on January 11, 2024, 08:24:15 PM »
Choo hola <3, espero que estés teniendo un fantástico inicio de año!!

Creo que me quedaba un espacio en extras para canjear, ¿puedo hacerlo? Y también para avisar que lo que publicaré en el Himeverse ahorita es para el conteo de enero, no para el recuento de palabras del 14

Muchas gracias por adelantado y perdón por las molestias ;;
100
Listas y Probaciones / Re: Reto Anual 2023
« Last post by Cho on January 01, 2024, 12:23:36 PM »
Reto Anual: Resultados

Hola, chicas, ya terminó el año y vengo con los resultados del reto~

Sayi: Enero Febrero Marzo Abril Mayo Junio Julio Agosto Septiembre Octubre Noviembre Diciembre
Kora: Enero Febrero Marzo Abril Mayo Junio Julio Agosto Septiembre Octubre Noviembre Diciembre
Cho: Enero Febrero Marzo Abril Mayo Junio Julio Agosto Septiembre Octubre Noviembre Diciembre
Kana: Enero Febrero Marzo Abril Mayo Junio Julio Agosto Septiembre Octubre Noviembre Diciembre
Eureka: Enero Febrero Marzo Abril Mayo Junio Julio Agosto Septiembre Octubre Noviembre Diciembre
Puri: Enero Febrero Marzo Abril Mayo Junio Julio Agosto Septiembre Octubre Noviembre Diciembre
Mimi: Enero Febrero Marzo Abril Mayo Junio Julio Agosto Septiembre Octubre Noviembre Diciembre
Mery: Enero Febrero Marzo Abril Mayo Junio Julio Agosto Septiembre Octubre Noviembre Diciembre
Neko: Enero Febrero Marzo Abril Mayo Junio Julio Agosto Septiembre Octubre Noviembre Diciembre
Airin: Enero Febrero Marzo Abril Mayo Junio Julio Agosto Septiembre Octubre Noviembre Diciembre

Ganadores del Reto Anual Hard Mode Edition

@Cho, @Eureka, @Neko, @Airin

¡Felicidades por su gran esfuerzo! A partir de ahora, cuentan con un espacio en la oficial más tres espacios de extras adicionales.

Ganadores del Reto Anual Bishoujo Team Classic

@Mimi Tachikawa

¡Muy buen trabajo! Ahora tienes la opción de escoger un espacio en la oficial o tres espacios de extras. Puedes avisar en este tema o en el de Canje de Palabras cuál premio deseas.



En los próximos días vendré con el tema para el reto de este año. Felicidades a todas y a ponerle ganas nuevamente~

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