Mis bebesas
Anir + Amber + Barbara
Como era de esperar, la gente se estaba arremolinando en masa alrededor de la arena que se había instalado en una de las plazas más grandes de Prorencia. Y es que muy pocas personas querían perderse los player versus player que iban a empezar en pocos minutos.
—Esto es una estupidez —rezongó Amber, cruzando los brazos y ladeando la cadera—. Las pruebas de arquería van a empezar en nada, ¡yo no debería estar aquí! ¿Cómo quieren que salga de esta plaza si está hasta los topes, volando?
Anir levantó un dedo y abrió la boca.
—Oye, pues es una idea.
Amber resopló y se llevó una mano a la barbilla, entrecerrando los ojos.
—Si estuvieramos afuera… soy todo un as con los planeadores, me treparía a ese edificio y saldría zumbando de aquí.
—Si te pusieras a trepar edificios en el mundo real se te acabaría llevando la policía. —le dijo Anir, empujando a un espectador que intentaba quitarle el sitio en primera fila.
—Já, primero tendrían que atraparme.
Anir se giró para darle la espalda a la arena y clavó sus ojos turquesa en el jugador que no paraba de empujarla.
—Bueno, ya estará bien. Estoy aquí para ver a una amiga y puedes ver por encima de mí, ¿cuál es tu problema?
La chica, la que había estado empujando a Anir, se llevó la mano al pecho, sorprendida. Sus coletas se balancearon cuando dio un paso adelante y luego miró con cierta incomodidad hacia atrás.
—Lo siento, es que…
Anir entrecerró los ojos y los clavó en el par de maleantes detrás de la chica, pero no tuvo que hacer mucho porque Amber había sacado su arco y estaba cargando una flecha de fuego.
La gente sensata a su alrededor se apiñó hacia atrás y la chiquilla de las coletas se pegó a Anir como si le fuera la vida en ello.
—A ver, o dejáis a las señoritas en paz o váis a ser mi próximo blanco de práctica.
No necesitaron mucha más presión para escabullirse entre la gente y Amber pidió perdón a los demás espectadores mientras guardaba el arco y sonreía como si no hubiera pasado nada.
—¿Estás bien? —preguntó Amber a la chiquilla justo antes de que avisasen que la primera lucha iba a empezar en tan solo cinco minutos.
—Sí, gracias… Perdón, sé que a veces me cuesta plantarle cara a la gente. —explicó, con los hombros crispados y la mirada en el suelo.
—Ya, no todos podemos ser Amber —comentó Anir, riéndose un poquito—. ¿Qué haces aquí? No pareces el tipo de persona que disfruta viendo a dos tipos pegándose, pero no quiero prejuzgarte por tu aspecto.
La chica se llevó la mano a la mejilla, riéndose con algo de vergüenza y se apartó una coleta antes de sonreír y encogerse de hombros.
—Tienes razón, pero mi hermana se ha apuntado al torneo y no conozco a nadie más en el juego.
Amber se llevó un puño a la cadera y se llevó la otra mano a la frente en una especie de saludo militar, pero mucho más cuqui.
—Bueno, ahora ya nos conoces a nosotras, yo soy Amber. —Y ya que estaba, añadió un guiño—. Y esta de aquí es Anir.
Anir saludó con una manita y una sonrisa pequeña pero afectuosa. La verdad es que la chiquilla parecía algo perdida.
—¿Y tú eres? —preguntó Anir.
—Ah… yo soy Barbara. ¡Quiero decir! ¡Crater! —se presentó, pareciendo avergonzada de haber dado su nombre en vez de su nick, lo que hizo reír a ambas.
—No te preocupes, te hemos dado nuestros nombres.
—Es que J- quiero decir, hermana no quiere que dé mi nombre real, dice que puede ser peligroso.
Anir y Amber se miraron durante un segundo, evaluando la situación.
—Barb- quiero decir, Crater, cariño, ¿más o menos que edad tienes?
Barbara parecía un poco nerviosa, agarrándose a la tela de su falda.
—Soy mayor de edad… —dijo, con los labios entrompados.
Amber se llevó una mano al pecho y suspiró.
—Ah bueno, menos mal, entonces todo bien.
—¿Qué te parece si te quedas con nosotras a ver los pvps hasta que venga tu hermana, hm? —preguntó Anir, haciendo espacio entre Amber y ella misma para que se colase Barbara—. ¡Y luego nos la presentas y podemos ser todas amigas!
Barbara ladeó la cabeza, pensando. Luego sonrió y dio un paso adelante, agarrándose a la valla de seguridad que se había instalado alrededor de la arena.
—Me parece bien. ¡Me parece muy bien! —dijo, alegre—. ¡Seguro que os cae muy bien! Mi hermana es buena, es muy buena, aunque casi no la veo últimamente, pero es una gran persona.
—No lo dudamos. —dijo Amber, apoyándose con los dos codos en la valla y mirando el tablero de rondas para ver cuando le tocaba a Eula—. Dimer, Crater, ¿quién de todos es tu hermana?
Barbara se asomó para ver los tableros y sonrió al ver que el npc presentador ya estaba anunciando la primera pelea.
—¡Es ella! ¡DandelionKnight! —y señaló hacia la mujer que estaba adentrándose en la arena mientras se ajustaba la coleta alta, justo con el mismo color de pelo que Barbara—. ¡Esa es mi hermana!
Anir miró con curiosidad, viendo el parecido casi al instante, aunque Amber reaccionó de una manera mucho más diferente: atragantándose y señalando con un dedo acusador.
—¿¡Gunnhidlr!? —y se giró a mirar a Barbara con sorpresa—. ¿¡Eres la hermana de la maestra Jean!?
Anir miró de una a otra y luego a la supuesta Jean en la arena, que estaba desenvainando una espada y conjurando una habilidad especial nada más empezar la lucha.
—Creo que hay algo que no estoy entendiendo.