Venga, que acabamos con la Tirfing casi un año después xD
89.
Llegar hasta la sala donde Anir creía que se había escondido el monstruo que estaban buscando no había sido tan difícil, aunque cuando la chica se paró, miró una pared y anunció que habían llegado, Fíli se rascó la cabeza confundido.
—¿Aquí? —preguntó él.
—Aquí. —confirmó ella.
—Aquí… —repitió Fíli—. ¿Y cómo entramos?
Anir le sonrió y dio una palmadita toda feliz. Y al separar las manos tenía algo brillante en la palma, recién sacado de su inventario.
—Pues con la llave.
Fíli asintió, lamiéndose los labios.
—Claro, con la llave, eso tiene sentido —contestó mientras adoptaba una posición defensiva—. Esa cosa va a atacar en cuanto abras, ¿verdad?
—Muy probablemente.
Neko se puso a tantear la pared con la mano hasta que encontró un pequeño agujero bien disimulado y metió la llave, que parecía más un adorno moderno que una llave en sí, en aquel hueco. Se giró a mirar a Fíli y levantó una ceja. Fíli asintió con la cabeza y ella apretó un poco más hasta que se oyó un clic, la pared empezó a moverse y el bot en el hombro de Fíli se volvió loco.
Un ojo se iluminó desde el interior del escondrijo oscuro y una hilera de dientes apareció justo después. Fíli apretó aún más la empuñadura de su espada y la Tirfing salió disparada hacia él.
Fíli levantó más la espada, pero el monstruo cambió de rumbo lo suficientemente rápido como para hincarle el diente en el brazo sin que al Knight le hubiera dado tiempo a reaccionar. Por suerte, su Auto Contra Ataque se activó sólo y la espada de Fili le dio un revés al costado del sable de la Tirfing tan fuerte que el monstruo le soltó para fundirse entre las sombras de una esquina.
—Mierda, estoy herido. —dijo Fíli con mucha más calma de la que sentía.
El bot de Anir pasó a modo silencioso, pero continuó emitiendo una luz roja a intervalos para avisar de la presencia de su objetivo.
—Tómate esto.
Anir alargó la mano hacia Fíli, sin dejar de vigilar el rincón en el que la Tirfing había desaparecido.
Fíli frunció el ceño y agarró la poción abierta con la mano del brazo herido. Hizo una mueca de dolor, pero se negó a bajar la espada por si la Tirfing volvía a atacarle. E hizo bien.
—Date prisa… —murmuró Anir, levantando su arma mientras se empezaban a oír unos arañazos desde la oscuridad—. No, no, no…
Fíli tragó lo más rápido que pudo y su herida empezó a sanar. Y desde la oscuridad, decenas de ojos sangrantes empezaron a arrastrarse hacia ellos. Uno desplegó un par de alas y empezó a volar torpemente. Y a ese le siguieron los demás.
Anir blandió su arma, dándole a un par de monstruitos voladores mientras Fíli dejaba caer la botella de la poción y se unía a la batalla lo más rápido posible.
—¡Aaaah! —gritó Anir con angustia irreprimida—. ¡Qué asco!
—¡No me habías dicho que invocaba beholders! —exclamó Fíli entre las carcajadas metálicas y desquiciadas de la Tirfing.
—¡No esperaba que llegásemos a esto!
Uno de los beholders chiquitillos esquivó el golpe de Anir y se agarró a su arma, descendiendo por ella poco a poco con sus patitas recién creadas y aún manchadas de sangre. Anir empezó a mover el arma de un lado a otro intentando despegarlo.
—¡Suéltame, ojo malo!
Y su bot pió decepcionado.
—Tú no, tú eres estupendo y maravilloso.
—¡Échate atrás! —instruyó Fíli, con su espada agarrada con las dos manos, apuntando al techo y brillando con una habilidad recién cargada—. ¡Aaaaah!
Anir se agachó y rodó por el suelo mientras Fíli gritaba desde el estómago, dando una estocada detrás de otra, paso a paso hasta completar el combo de cinco y añadir otra que giró por encima de su cabeza para acabar a la altura de su cadera izquierda.
La mayoría de beholders bebés se deshicieron en cientos de grititos y Anir dio una palmada en el suelo para invocar a sus robots con forma de ojo y desplegarlos hacia los beholders que creían que se escapaban.
La Tirfing chirrió por el suelo de piedra, boca abierta y ojo rojo, gritando con locura por la pérdida de su séquito y Fíli sonrió con la misma intensidad.
En realidad, su combo aún no había acabado.
Levantó su espada hacia la derecha, por encima de su cabeza, mientras daba la vuelta sobre sí mismo. Su ropa voló de lo deprisa que iba y al acabar de dar la vuelta propinó el último sablazo justo donde la Tirfing se encontraba. Los avisos de crítico brillaron en el aire y el mango de la Tirfing sangró antes de caer y resbalarse unos metros más hacia delante.
Sus gritos pasaron a sonar agonizantes y los pocos beholders que quedaban se desvanecieron en humo de píxeles naranja.
Fíli se enderezó, intentando recuperar el aliento. Sus pasos resonaron en el pasillo oscuro y Anir le siguió, llamando a sus bots para que flotasen alrededor de ella.
Se miraron por un momento cuando llegaron a los pies de la Tirfing caída y Fíli le hizo un gesto con la mano, señalando al monstruo.
—Toda tuya. —le dijo orgulloso y ella se cruzó de hombros.
—No, hombre, te has ganado el kill, acaba con ella.
Fíli levantó una ceja, sorprendido.
—¿Estás segura? —Y Anir se encogió de hombros—. Creía que tenías algo especial con la Tirfing.
Dicho monstruo gimió su lamento e intentó arrastrarse un poco más lejos, pero Anir le pisó el mango con firmeza.
—Bueno, sí, supongo. Pero tú eres más especial para mí.
Fíli no pudo evitar sonrojarse debajo de la barba. La Tirfing volvió a gemir.
—Está bien —contestó Fíli y con una floritura innecesaria clavó su espada en el ojo de la Tirfing, que murió poco después—. ¿Y ahora qué hacemos?
Anir levantó la mano y un portal de píxeles apareció en su palma. Todos sus bots empezaron a entrar de forma ordenada por él para descansar en el inventario, aunque el repetidor tardó un poco más en irse y no lo hizo sin despedirse de Fíli, apretándose contra su hombro antes de darse prisa en marcharse porque el agujero estaba empezando a parpadear.
—Recoger el loot y ver como van nuestros compañeros.
Fíli miró al suelo, al montón de cosas que habían sustituido al monstruo que habían estado cazando. Anir se acuclilló delante del loot y empezó a valorar los objetos. Fíli decidió vigilar el pasillo oscuro para asegurarse de que seguían a salvo.
—¿No hay nada más que quieras cazar por esta zona?
Anir se encogió de hombros, guardando un mango de espada y una Cuchilla de la Castidad en buen estado.
—Por haber hay unos cuantos monstruos con buen drop por Glast Heim, pero no se me ocurre ninguno que me urja. Esta era una zona habitual de caza para Night Fury. —explicó ella, levantando un mineral que reconoció como oridecon.
—Podríamos aprovechar el viaje.
—No sé… tendríamos que hablar con el r- —y Anir se levantó de golpe—. ¡Musco!
Entre sus manos enguantadas se encontraba el objeto que había venido a buscar. El preciado Muscovite, canalizador elemental y pieza de refinamiento tan codiciado por los mechanics de todo el juego.
Fíli arrugó la nariz y entrecerró los ojos. Justo le había parecido ver una sombra moviéndose y sin pensarlo levantó la espada justo a tiempo de usar una habilidad básica de defensa para anular el hechizo de fuego que le habían lanzado. Aún así se fue de bruces contra la pared que tenía a sus espaldas.
Anir, aún con el Muscovite en alto, miró a Fíli y después al hombre con las manos rodeadas de fuego que había aparecido al otro lado del pasillo.
—Creo que voy a tener que pedirte que me des todo lo que tienes. Sobre todo ese Muscovite.