Author Topic: Blue Bookmark ❤  (Read 39206 times)


Eureka

Re: Blue Bookmark ❤
« Reply #15: November 28, 2019, 12:34:53 AM »
Este es el primer fic de este tema, pero lo vuelvo a postear porque quiero que el primer post se vea más ordenado.
No cuenta para probación uwu


❤ Todoroki/Izuku [Future!AU] || 1/1 (Terminado)






“¡Deku! ¡Shouto!” Shouto e Izuku se detuvieron al reconocer la voz que los llamaba. Al voltear, observaron cómo Ochako se les acercaba mientras empujaba el coche de paseo de su bebé. Shouto e Izuku ya habían visto al niño antes: Ochako había organizado una pequeña reunión con Tenya hacía unos cuantos meses atrás, y la mayoría de sus compañeros de promoción de U.A. había ido a visitar a la familia, entre ellos, Izuku y Shouto. Aun así, se mostraron sorprendidos por el repentino encuentro.

Su primera preocupación fue el grito de Ochako y la atención que podría haber llamado. Sin embargo, al girarse y observar su entorno, Shouto notó que nadie se había percatado de la presencia de Izuku o de la suya. Le sorprendió, puesto que Ochako justo los había llamado por sus apodos como superhéroes, y pensaba que era inevitable lidiar con fans en esos momentos… pero ni siquiera voltearon a verlos. Suspiró, aliviado.

Observó por el rabillo del ojo que la expresión de Izuku se iluminó al ver a su amiga y al hijo de esta. Por unos instantes, pensó en que estaba vinculado con la relación que ellos habían tenido en los últimos años del colegio, pero se dio cuenta de lo absurdo que era (habían terminado hace unos diez años, encima, Izuku estaba casado con él y Ochako ya había formado una familia) y reflexionó un poco más.

A decir verdad, estaba muy claro.

Izuku quería tener hijos, y, sin darse cuenta, o a propósito, le estaba mandando indirectas.

Se encontraron a medio camino con Ochako y, luego de saludarse, Izuku se agachó un poco y se puso a jugar con el bebé.

“¿Qué tal el trabajo? ¡Los veo a cada rato en las noticias! Me muero por reincorporarme, pero este chiquito me tiene ocupada,” exclamó Ochako, emocionada.
Izuku soltó un suspiro, a la vez que desenroscaba su dedo del agarre del bebé. “Todo bien, pero es muy agotador. No entiendo cómo All Might hacía todo esto por su cuenta,” y se paró de nuevo.
“Felizmente, Shouto está ahí para ti,” Ochako sonrió.
Izuku miró a su pareja, se sonrojó, y asintió, con una brillante sonrisa. “Sí, es cierto.”
“¿Están ocupados?”
“No, tenemos un break por un par de horas,” habló Shouto. “Bakugou nos está cubriendo.”
“A regañadientes, pero lo está haciendo,” Izuku rio.
“¿Sigue enojado con ustedes por el ránking?”
“A-Ah, no, de hecho, él culpa a los medios por eso.”
“Sí. Pero yo creo que, de todas formas, está un poco resentido con nosotros…” dijo Shouto.
“¿En serio?”
“Es lo que siento. Es muy difícil de comprobar porque Bakugou es demasiado irracional.”
Izuku y Ochako asintieron. “En eso te doy toda la razón,” dijo Ochako. “¿Les gustaría salir a almorzar conmigo—? ¡Ah! Espero no incomodarlos, eso sí.”
Shouto negó con la cabeza. “Al contrario.”
“¡Por supuesto que no nos incomodas!” Izuku le sonrió.
“¡Genial! ¿Tienen algún lugar en mente!”
“La verdad… pensábamos entrar al primer restaurante que encontráramos.”
“¡Entonces síganme! Sé de un lugar buenísimo por acá,” Ochako les guiñó un ojo, se abrió paso entre la pareja y avanzó un poco con el coche, para que Shouto e Izuku fueran detrás de ella.



“Qué bueno que nos mudamos a esta zona. ¡Hay un montón de colegios cerca de aquí!” exclamó Izuku, observando el panorama de su vecindario desde los ventanales del departamento.
“Hay más tráfico por eso,” dijo Shouto. Muy tarde se dio cuenta de que sonó a modo de queja.
“A-ah, bueno, en eso tienes razón.”
“No fue mi intención que suene a una queja, lo siento.”
“¡No te preocupes!” Izuku le sonrió. “Por cierto, ¿quieres ir a la reunión de la promoción? Es este viernes.”
“Me había olvidado de eso.”
“¡Wah! ¿Ya tienes planes?”
Shouto negó con la cabeza. “No, normal. Vamos. ¿O tú tienes algo?”
“No.”

Y aunque todo parecía tranquilo, a Shouto se le hacía imposible ignorar el ambiente tenso que se había creado a partir del comentario de su pareja.



Izuku y Shouto eran el dúo dinámico, realmente. Hacían un buen trabajo en equipo, y como se habían acostumbrado el uno al otro con el paso del tiempo, contaban con ciertas tácticas para las situaciones que requerían la ayuda de ambos. A Shouto le agradaba trabajar a su lado, y era mutuo: Izuku no podía imaginar a otra persona en el puesto de su pareja. Lo increíble era que los medios no consideraban a ninguno ayudante del otro: ambos eran héroes con el mismo nivel y la misma capacidad, colaborando para salvar vidas y rescatar personas.

Si era posible, las tasas de criminalidad habían bajado incluso más de lo que ya lo habían hecho hacía unos veinte años, cuando All Might hizo su debut. A Izuku no lo consideraban su sucesor: respetaban su individualidad, pero lo cierto era que rendía igual o mejor que su mentor. Toshinori ya no ejercía, pero cuando se encontraba con Izuku, siempre lo felicitaba por su excelente desempeño.

Ese día, la policía les pidió que participaran del rescate de personas atrapadas en un incendio. No se les hizo nada complicado por el poder de Shouto, y poco a poco, fueron sacando a la gente y dejándolas a salvo con los bomberos que rodeaban el lugar, ayudando a Shouto a apagar el fuego.

Shouto vio con ternura cómo Izuku intentaba calmar a un niño, pidiéndole que esperara un poco más, prometiéndole que él sacaría sí o sí a su mamá. Pero él le ganó, y al cabo de unos minutos, la familia se reunió. Izuku le agradeció, con una sonrisa de oreja a oreja.

Ese día, Shouto hizo una nota mental de sacar el tema el fin de semana.



“Deku, me he dado cuenta de algo,” habló Shouto, durante la cena del sábado. Izuku había preparado algo muy sencillo por el cansancio, pero lo cierto era que estaba exquisito. Uno pensaría que con el paso de los años, Shouto se hartaría de la sazón de su esposo, pero todo lo contrario: no se cansaba de probar sus platillos.
“¿De qué?” le preguntó Izuku, curioso.
“Quieres tener hijos, ¿no?”

Izuku casi se atora.

“…Sí,” respondió, tímidamente. “Lo he estado pensando desde hace mucho, pero me decidí al ver al bebé de Ochako. Siento no habértelo dicho antes, el otro día intenté hacértelo saber mediante una indirecta pero no la captaste,” Izuku soltó una risa.

Shouto se quedó pensando. ¿Indirecta? No recordaba—

“¿Lo del colegio?”
“¡Exacto!”
“…Ah, con razón,” Shouto se sintió muy estúpido en esos momentos.
“¡Debí ser más claro! Disculpa.”
“No. Tú discúlpame, debí ser más rápido—”
“¡NOOO!” Izuku le sacó la lengua, frunciendo el ceño. “Igual, ya estamos hablando de eso, así que no hay problema.”
“Tienes razón.”
“¿Qué piensas al respecto? No quiero forzarte a nada, si no quie—”
“No, yo también quiero hijos,” y lo miró, seriamente.
“¿¡E-en serio?” Izuku se veía muy sorprendido. “¡Ahhh!” Se levantó de su sitio, para correr y lanzarse a los brazos de Shouto. “¡Gracias!” su voz se quebró, y Shouto supo en ese momento que Izuku iba a llorar.
“No tienes por qué agradecerme.”
“¡Es que—! ¡AHHHHH!”

Shouto rodeo su cintura con sus brazos y esbozó una sonrisa. Se separó un poco para alzar la vista y cruzar su mirada con la de él, y efectivamente, Izuku ya estaba llorando. Luego de separarse, se alzó de la silla para poder abrazarlo con más comodidad. No demoró en sentir cómo Izuku empapaba su camisa con las lágrimas que caían, y en respuesta, le acarició los cabellos, intentando calmarlo.

“C-creí que no querías…”
“Cuando estábamos en U.A., para darle la contra a mi papá. Pero ahora es distinto.”
Izuku lo estrujó un poco más. “Gracias.”
“No tienes por qué agradecerme, insisto,” Shouto se separó un poco para darle un beso corto en los labios. “Ahora… ¿Qué pensabas hacer?”
“Quiero adoptar.”
“Genial, yo también tenía eso en mente.”
“¡W-Wah! ¡No te creo!”
“No tengo motivos para mentirte,” le dijo, y luego sonrió.
“¡M-Me saqué la lotería contigo!”

Izuku sintió de nuevo las ganas de llorar, pero terminó haciendo una sonrisa muy graciosa, que le sacó una carcajada a Shouto.


Eureka

Re: Blue Bookmark ❤
« Reply #16: August 31, 2021, 09:25:16 PM »
Rinhimes for my soul que debo revisar porque siento que escribí como el orto!! pero no hay tiempo asi que se quedan asi por mientras!!!
Probablemente esto se haga canon en el HV. Aún no lo sé, porque quiero ajustar ciertas cosas de sus historias así que puede que cambie... pero weno, ya veremos.

edit: solo cambie el apellido de Kohaku porque recorde que en el HV es el sobrinito de Oikawa JAJAKSDf pequeño detalle ._.


❤ Rinne/HiMERU [HiMEverse] || 1/1 (Terminado)





La presión en su pecho terminó de despertarlo por completo.

Cuando abrió los ojos, lo primero que invadió su rango visual fue una maraña desordenada de pelos rojos. Un milagro que no lo hubiese despertado antes, con lo cerca que estaba de rozar su cara y causarle cosquillas.

Lo más irritante era que el culpable de todo seguía durmiendo plácidamente, sin ninguna intención de moverse de su sitio. No era la primera vez que lo encontraba atado a su cintura y tomándolo por reemplazo de una almohada, pero habría esperado que sus malos hábitos cambiaran progresivamente en los meses que llevaban juntos.

Un escalofrío recorrió la espalda de HiMERU ante tal pensamiento.

Algún tornillo se le debía haber zafado, porque era imposible concebir la idea de que estaba en una relación.

¿Lo peor?

Con Rinne Amagi.

“…” HiMERU suspiró, indignado ante la sensación de calidez que afloró en su pecho al pensar en el hombre que lo estrujaba.

Quien, por supuesto, con una terrible sincronización, comenzó a roncar al mover su cabeza.

“No.”

Pese a su leve enojo, HiMERU hizo lo imposible para no despertarlo en el proceso de desenredarse de él y poder levantarse de la cama. Para su sorpresa —o falta de esta—, Rinne continuó descansando sin reparo alguno. HiMERU le dedicó una sonrisa sincera, que se transformó en una fina línea indiferente ante otro ronquido desatinado por parte de su pareja.

Pareja.

Palabra muy extraña.

Aún cuando nadie lo observaba, HiMERU se tapó la cara tan sólo para guardar algo de la poca dignidad que le quedaba. La gran mayoría se perdió meses atrás, cuando cayó en el juego de Amagi sin darse cuenta, pero el esfuerzo de mantener lo poco que quedaba era válido y hasta valiente.

Sin duda, una tarea casi imposible, tomando en cuenta el especimen extraño a su lado, pero no podía hacer más que intentar.

HiMERU se aguantó la pequeña risa que se le quiso escapar al imaginar el puchero idiota que de seguro le habría hecho Rinne ante aquel comentario.

Despejándose de los últimos rezagos de sueño, HiMERU se dirigió a los cajones de su armario, con el objetivo de buscar un cambio de ropa limpio. Contempló, por unos instantes, tomar una ducha rápida, pero le apenó la posibilidad de despertar a Rinne. Podía sobrevivir un par de horas con ropa limpia y sin un baño, así que optó por continuar con su primera idea, hurgando entre los cajones de su ropa en busca de algo cómodo y decente.

Sacó una muda de ropa interior y se cambió allí mismo, sin pensarla dos veces. Dejó el bóxer usado en la silla de al lado, y luego, volvió a sumergirse en el mar de ropa: esta vez, con la intención de sacar al menos una camisa.

Demoró, unos breves momentos, en darse cuenta de que andaba revisando los cajones que le había dado a Rinne. Tal vez era un acto reflejo suyo para ese entonces, porque siempre andaba buscándole prendas cuando iba a visitarlo al departamento… o cuando convivían en Ensemble Square. Rinne apestaba a cigarros, alcohol y el humor del pachinko al que siempre iba. Era completamente necesario que tuviera mudas de ropa para el pelirrojo en su departamento, aún si le había incomodado la sensación de domesticidad al inicio.

La flojera de agacharse levemente a revisar sus cajones fue más grande que su racionalidad, y terminó cogiendo una de las camisas manga larga del pelirrojo. La acercó a su nariz, preocupado por su olor, pero el aroma del suavizante calmó sus dudas.

HiMERU deslizó las mangas por sus brazos, y abotonó casi toda la camisa, a excepción de los tres primeros botones del cuello. Escondió un bostezo en su mano, y luego de chequearse en el espejo y arreglar un poco sus cabellos, salió del cuarto con dirección a la cocina.

En el pasillo, un sonido llamó su atención, desviándolo de su objetivo principal. HiMERU hizo a un lado el plan de preparar desayuno para chequear el origen del ruido, búsqueda que lo llevó a la sala de su departamento. Sus pasos llegaron hasta la mampara, donde descubrió a tres de los orphans de Rinne, raspando la luna con la intención de entrar.

Los pequeños bisontes eran de lo más lindo, HiMERU no podía negarlo. Nunca sería capaz de admitirlo en frente de Rinne, por cuestión de orgullo, pero eran demasiado tiernos. Sabía de lo que eran capaces —no dejaban de ser orphans, por supuesto—, pero su aspecto redondo e inocente los salvaba de una mala imagen.

Los tres bisontes ingresaron al departamento y esperaron tranquilos a que HiMERU cerrara la mampara, sentándose a unos pasos de sus pies.

“…Heineken,” mencionó, señalando a uno. “¿…Smirnoff?” llamó al del medio. “Y… ¡Glen Moray!”
“!!!!” Los tres bisontes resoplaron, emocionados.
“Fufu~ No crean que HiMERU se olvida de sus nombres.” HiMERU les sonrió. “¿Están buscando a Amagi? Está en el cuarto de HiMERU.”

Los bisontes asintieron y se giraron hacia el pasillo, con rumbo a la habitación de HiMERU. Él mantuvo su sonrisa, enternecido con sus pequeños pasitos apurados a lo largo de su departamento.

“Y pensar que Amagi tiene buenas ideas a veces…” comentó HiMERU, para sí mismo. Aún le parecía increíble que se le hubiera ocurrido —y contara con la capacidad para crear— cientos de esos bisons adorables. La tecnología de Rizembool era… curiosa.

Peligrosa, también, como había descubierto en las semanas más recientes.

Antes de preocuparse por gusto, HiMERU optó por retomar su labor de preparar desayuno para los dos. Caminó hasta llegar al kitchenette, donde se dispuso a pasar café mientras freía una tortilla simple. Habría querido lucirse más, pero la cocina era su punto débil, a diferencia de la mayoría de sus amigos y allegados.

Era inevitable compararse un poco y ser consciente de su falta de habilidades culinarias cuando Niki Shiina formaba parte de su círculo social. Shiina podía ser atolondrado, descuidado e impredescible, pero era un genio en la cocina y nadie se lo quitaba.

Las manos frías que se colaron debajo de su camisa estuvieron a punto de hacerlo botar la tortilla, pero HiMERU agradeció tener reflejos decentes, evitando así el desastre. Rinne rodeó su cintura por detrás, sonriendo en su hombro.

“Esperé un grito, Merumeru~”
“HiMERU lo lamenta. A su parecer, la tortilla es más importante.”
“¿Quéeee? ¿Cómo le vas a prestar más atención a una tortilla que a mí?”
“¿No quieres comer?” HiMERU se giró levemente hacia él, frunciéndole el ceño.
“¿A ti?” Rinne sonrió de lado. “Cuando quieras~” canturreó, y agachó la cabeza para besarle el cuello.
“…” HiMERU soltó un suspiro lleno de decepción. “HiMERU debió preveer que preferirías saciar tu apetito sexual antes que nada.”
“Aw, cualquiera que te escucha pensaría mal de mí,” dijo Rinne, fingiendo resentimiento.
“Y tal vez tienen razón de hacerlo,” comentó HiMERU, retomando la labor de preparar el desayuno.
“Vamos, Merumeru, no seas aburrido~”

Cocinar con una abeja zumbándole en el oído iba a ser insoportable. Rinne podía ser demasiado demandante y engreído cuando quería, pensamiento que le hacía sonreír pese a sus ganas de permanecer inmutado —o irritado— al respecto.

Aún a pesar de dudarlo, HiMERU se rindió, apagando el fogón y girando su cuerpo hacia él, encarándolo al fin. No demoró en rodear su cuello con sus brazos y, sin pensarlo mucho, acercó sus labios a los del pelirrojo y los juntó en un beso casto, propio de un idol como HiMERU.

El perfecto opuesto de Rinne.

“Kaname…” los ojos oscuros de Rinne le hicieron sonreír levemente.

Eso, y su nombre en sus labios, por supuesto.

“¿Mm?”
“¿Lo estás haciendo a propósito?”
“¿Qué cosa?” HiMERU sonrió de lado, haciéndose el inocente.

Rinne no hizo ademán alguno de querer responder su pregunta, optando por estrujar su cintura hasta acercarlo de nuevo a su cuerpo y a su boca. HiMERU quiso reaccionar a tiempo, pero su mente hizo cortocircuito ante el placer, y una vez más, se terminó rindiendo ante él. Sus manos, que andaban posadas en los hombros descubiertos del pelirrojo, pasaron a tomar sus mejillas, acercándolo de nuevo a sí mismo ni bien se apartaron unos instantes por aire.

Rinne lo empujó contra la cocina, deslizando su boca hasta posarse en su cuello. Un par de besos suaves no sirvieron de engaño suficiente como para no preveer lo que se venía: HiMERU sabía que su pareja decoraría su piel con varias marcas que serían difíciles de esconder con maquillaje.

Unos meses atrás, ese detalle lo habría irritado. Ahora, curiosamente, no le prestaba tanta atención.

Quería creer que se debía a su basta experiencia con los cosméticos y, también, a los consejos de Ramuda, pero era imposible engañarse a sí mismo.

“Amagi…” HiMERU entrecerró los ojos, dejándose llevar por la calentura y las caricias de Rinne.
“No te cuesta nada llamarme ‘Rinne-sama’, Meru.” Rinne se separó de él para sonreírle.
“Y a tí no te cuesta nada llamarme por mi nombre, pero sólo lo usas cuando te viene en gana.” HiMERU le dedicó una mirada irritada.
“¿No te prende más cuando lo uso en ciertas situaciones?” preguntó, interrumpiendo sus palabras con suaves besos en su cuello.
“Sólo lo haces cuando tenemos relaciones.”
“¡No digas eso!” le reclamó Rinne, indignado. “También lo uso cuando estamos a solas.”
“…Cuando tenemos relaciones.”
“Pero no solo tiramos.”
“…Sí, la gran mayoría del tiempo.”
“…Ugh.” Rinne rodó los ojos. “Al menos dejaste de hablar como HiMERU ahorita. A veces se te queda la manía~”
“…Lo sé.” HiMERU suspiró. “Bueno. ¿Vamos a seguir o…?”
“¡Gyahaha!” La estruendosa risa de Rinne retumbó por el departamento. “¡Te haces el puritano pero eres igual o más salido que yo!”
“Me alegra que admitas tus errores.” HiMERU sonrió, ignorando la difamación.
“No puedes contenerte, ¿eh?”
“Hablas como si no lo iniciaras tú.”
“Bueno, yo sí no puedo contenerme. No sabes cuánto me cuesta controlarme en los ensayos…” comentó, rozando con su pulgar el labio inferior de HiMERU.

HiMERU tuvo que tomar la difícil decisión de no seguirle el juego.

“Por favor, no intentes nada en situaciones como esa. No quiero que Kohaku—”
“Tan preocupado por Kohaku-chan, ¿eh?”
“Es natural sentir misericordia por él. No solo está en una unit con Shiina y contigo, sino que además, yo he perdido la cordura por completo. Kohaku es el único miembro decente que queda en Crazy:B.”
“Eh. No sé.” Rinne lo atrajo a su cuerpo, apoyando su mentón en el hombro de HiMERU. “Ser key no me parece nada decente.”
“No creo que tengas opción a quejarte de eso tomando en cuenta tu status.” HiMERU le devolvió el abrazo, acariciando sus cabellos desarreglados.
“…Pues no, haha~”
“Por cierto. ¿Dónde están los bisontes que vinieron?”
“Ni idea.”
“¿…Para qué vinieron?”
“¿Crees que hablo su idioma?” Rinne arqueó una ceja.
“Suponía que tenían un tipo de mente colmena y tú también estabas incluido.”
“¡JAJAJA! ¡¿QUÉ TE PASA!? Nunca pensé que tendrías tremendas teorías, Kaname-chan~”
“Vuelve a usar ese sufijo conmigo y vas a ver lo que pasa—”
“AYAYAY DEJA DE JALARME EL CABELLO—”
“¿No le haces esto a Shiina a cada rato?”
“¡Pero con Niki son muestras de afecto! ¡Lo tuyo es abuso!”
“Fufu.” HiMERU lo soltó, sonriendo divertido. “Ya sabes.”
“Kanameeeee, por qué me hieres si yo te amo tanto~”
“…” HiMERU desvió la mirada. Los colores se le habían subido a la cara en cuestión de segundos. “…No digas cosas que no sientes, Amagi.”
“¡Pero es cierto!” Rinne se alejó para encararlo. “Yo t—”
“…” HiMERU fue rápido en taparle la boca. “No.”
“¿Tdfjkle dklja vlkejrglkjüenza?” Aún con la boca  escondida debajo de sus dedos, los ojos de Rinne le dieron el indicio de una sonrisa sumamente irritante.
“N-no.”
“Tu cara me dice lo contrario, Meru,” dijo el pelirrojo, ni bien HiMERU soltó el agarre en su boca.
“Entonces no me mires.”
“Es un poco difícil cuando estás en frente de mí, ¿no crees?” Rinne le sonrió, enternecido.
“Cállate.”
“Qué tsundere eres~” Rinne soltó una risotada. “Te vendría bien ser más honesto, eh.”
“¿Por qué?” El ceño fruncido de HiMERU permaneció en su rostro.
“¿Por qué no?”
“Esa no es una respuesta.”
“…” Rinne lo estrujó más fuerte. “…Sé que es mutuo,” dijo, en una voz diminuta.
“…No te halagues tanto.” HiMERU escondió su rostro en su cuello, avergonzado.
“Sí, sí~” Rinne canturreó, divertido.

Unos minutos de agradable silencio se extendieron entre ambos, y HiMERU aprovechó el tiempo para calmar sus nervios.

Amagi era demasiado impredescible, tanto que a veces lo dejaba al borde de un paro por sus actitudes alocadas e impulsivas.

“Kaname.”
“¿Mm?” HiMERU tomó un poco de distancia para poder mirarlo.

Rinne tomó sus mejillas y lo acercó hasta presionar sus labios contra los suyos. Un beso suave y ligero, demasiado emocional para el gusto de HiMERU, pero justo lo que Kaname necesitaba.

HiMERU correspondió el beso con la misma calma y delicadeza que su pareja, recordando entre risas, lo romántico y dedicado que era Rinne, aún cuando pareciera todo lo contrario. La gente de su villa se tomaba muy a pecho el cortejo, respetando la tradición al pie de la letra. Había sido una sorpresa tremenda para él, pero con el tiempo había cobrado algo de sentido.

Distraído por el beso, HiMERU no percibió por completo el anillo que Rinne le deslizó en uno de los dedos. Sólo cuando se apartaron, cayó en cuenta al fin de la sensación fría en su mano y del objeto extraño en su dedo anular.

“…” HiMERU levantó su mano, inspeccionando el anillo. Era una banda de oro con una piedra turquesa, de similar tono al de los ojos de rinne.

Al alzar la mirada para observar al culpable, lo encontró con la cara del color de su cabello y HiMERU tuvo que aguantarse las ganas de molestarlo.

“Uh. Es… un anillo de promesa. No te hagas ideas.”

“No pensaba hacérmelas.” HiMERU esbozó una sonrisa enternecida.
“Es… en serio. ¿Sí? No creas que esto es un juego o una apuesta más de mi parte. Quiero estar contigo, el tiempo que quieras darme.”
“HiM— Yo… también quiero estar contigo,” dijo HiMERU, acariciando su mejilla. “Siempre, si es posible.”
“…” Rinne le devolvió la sonrisa.
“Osea que los bisontes te trajeron el anillo.”
“Eh… sí, me lo olvidé.”
“Fufu. Cuando no.”

“Hey—”

Esta vez, HiMERU fue quien le robó un beso de los labios.

“Gracias, Rinne,” mencionó HiMERU, observando el anillo con cariño.
“…” Rinne se quedó un tanto sorprendido por unos instantes. No demoró en retomar su sonrisa confiada de antes, y estrujó de nuevo a su pareja. “¡Gyahaha! ¡Ahora a contarle a Kohaku-chan y a Niki!”
“…No, por favor, no.”

« Last Edit: September 15, 2021, 11:46:40 PM by Eureka »


Eureka

Re: Blue Bookmark ❤
« Reply #17: October 31, 2021, 09:35:25 PM »
SCREAMS

tengo un fic para el HV pero aun no lo termino asi que mas tarde vengo con eso, espero


❤ Dimitri/Felix [HiMEverse] - Flashback || 1/2 (WIP)



Es una rutina idiota.

Es, también, innecesaria y problemática, pero Felix intenta excusarse consigo mismo, repitiendo como mantra el débil argumento de que ya se acostumbró. De que puede dejarlo cuando quiera. De que sus fines de semana no serían lo mismo sin eso.

Patético. Como si no existieran mejores actividades que realizar. Cualquier persona racional optaría por maratonearse una serie, salir con amigos o probar una nueva incursión en el mundo del romance, pero cada una de esas ridículas opciones le parece peor que la anterior. Sin embargo, salir con Dimitri es más terrible que todas juntas, y no hay forma de negarlo. Hasta los hábitos casanovas de Sylvain de salir con una mujer distinta todos los sábados parecen más sensatos que volver a revolcarse con su ex sin una pizca de dignidad.

Es su culpa. Si bien es cierto que Dimitri había sido el de la idea, Felix, aún así, no es un santo sin pecado: aceptó y accede continuamente, aún a pesar de que, internamente, odia con todo su ser seguirle la corriente. Parecen sincronizados en un mutuo acuerdo de seguir los pasos correctos de aquella extraña danza que realizan: Dimitri le manda un mensaje y lo recoge, van a su casa, pasa lo que tiene que pasar y luego, Felix le jura que nunca más sucederá.

Por supuesto, el ciclo se repite, porque Felix es el más grande estúpido. Porque, por más de que quiera dársela de chico despreocupado y decir que no le afecta en lo absoluto, lo cierto es que aún siente algo por él.

Como todas las noches anteriores, el trayecto a la mansión de Dimitri es silencioso, y Felix ocupa su mente observando el paisaje nocturno de Oxford. Sin mucho interés en lo que observa, el recuerdo de un paper pendiente lo hace redirigir su atención hacia sus deberes de la semana y a la charla que necesita tener con Claude: tal vez ese viaje suena más tentador ahora. Podría suponer el fin de este arreglo, y esa noche, a diferencia del resto, Felix siente que algo cambiará. Puede que por fin se digne a cortar todo con Dimitri. También puede que no, pero Felix disipa la duda, intentando consolarse con el pensamiento de que tener más iniciativa de lo usual significa buenas noticias.

La residencia de los Blaiddyd es tan espaciosa y tan amplia que ni Dimitri ni Felix se han planteado la posibilidad de ser descubiertos alguna vez. Es ridículo: todo el personal lo conoce desde que tiene uso de razón, así que los guardias de la puerta principal y alguno que otro mayordomo los han visto y han conectado las piezas del rompecabezas. Por ende, los rumores no deben faltar, pero los padres de Dimitri no están enterados de nada. Lo mismo sucede con los suyos, quienes a veces se cuestionan acerca de la ruptura con una expresión apenada, como si uno de ellos se hubiera muerto y nunca más pudieran verse. Por suerte, Glenn siempre está ahí para él, salvándolo de aquella incomodidad con un discurso prefabricado sobre cómo a veces, por más de que dos personas se conozcan a la perfección, no van a congeniar como pareja. «A veces una relación no funciona y ya», insiste Felix, aunque sabe que sus padres seguirán preguntándose lo mismo por un buen tiempo, lamentándose por lo que sucedió o no sucedió entre ambos.

Dimitri tiene la fascinación de mezclar todo, aún a pesar del daño que ha causado. Aún pretende que son amigos de la infancia, y en el camino al cuarto de huéspedes, nunca falla en preguntarle sobre sus cursos y comentar sobre las ocurrencias de Sylvain o sobre Edelgard y su afán con el segundo hijo de los Vi Britannia, como si fueran chismes que les permitieran regresar a los primeros años de secundaria, cuando aún eran muy cercanos y unidos.

Aunque le moleste, Felix admite que las cosas entre ellos han cambiado drásticamente. Pretender lo contrario le parece absurdo, pero cuando entiende de quién se trata, todo parece cobrar sentido: Dimitri es igual de absurdo que su actitud con él. Por más cariñoso, más sincero y amable que sea, aún no se atreve a pedirle que regresen.

Felix supone que sería hipócrita quejarse de ello cuando él también podría hacer algo al respecto.

No lo hace por cobardía.

Se pregunta si Dimitri siente lo mismo.

Ni bien ingresan al cuarto, Dimitri lo toma de la mano, acariciándola para luego llevarla a sus labios y darle un par de besos. La luz de la luna que se cuela por la ventana ilumina parte de la estancia, y Felix logra distraerse al divisar el perezoso vaivén de las sombras de las ramas del árbol que caen en la cama, ignorando así los saltos que da su estómago. Para su mala suerte, la imagen repetitiva y aburrida es incapaz de capturar su atención por completo, y cuando vuelve a reaccionar, se encuentra a sí mismo más cerca de Dimitri que antes: el rubio había aprovechado en atraerlo a su cuerpo, agarrándolo de la cintura. Con sumo cuidado —como si Felix fuese a quebrarse—, lo toma de las mejillas y lo besa, y el sentimiento sigue siendo el mismo de un par de meses atrás, cuando inició la rutina. Se siente, también, como los besos de hace medio año atrás, cuando aún eran una pareja.

Se dice a sí mismo, mientras se derrite por el contacto, que quizá todo sería más sencillo si Dimitri fuera frío. Si no le demostrara su cariño en cada beso, en cada roce, en su mirada o su sonrisa nerviosa, Felix podría hacer a un lado sus emociones y desligarse por completo de todo. Sin embargo, la realidad es otra: Dimitri ha cambiado, pero sigue siendo el mismo cuando se trata de él. Su amor no muta, su afecto sigue intacto. Aún lo cree perfecto, y quiere ser igual de perfecto para él. Es por ello que se le hace absurdo verlo pelear con los botones de su camisa, como si fuera la primera vez que hicieran esto y no una más del montón. Dimitri quiere hacerse ver como alguien sereno, controlado, que tiene todo planeado. No para jactarse de sí mismo, sino para complacerlo. Pero falla mil veces y se frustra.

Lo irritante es que Felix nunca le ha pedido que aparente ser algo que no es. No es necesario: basta con lo que tiene y lo que le puede dar. Pero la falta de comunicación ha sido, y sigue siendo, un problema crucial entre ambos. Dimitri es un experto en guardarse todo y embotellar sus emociones, mientras que Felix se irrita al intentar ayudarlo y al encontrar que sus esfuerzos son en vano. Ese fue uno de los motivos por los que su relación no funcionó. Tal vez el principal, si Felix es sincero consigo mismo.

Felix decide tomar la iniciativa, aburrido con solo recibir. Dimitri anda decorando su cuello con marcas, pero se detiene en seco cuando Felix lo toma del mentón y lo obliga a mirarlo a los ojos. Su expresión confundida solo dura unos segundos, porque no pierde el tiempo y se lanza a robarle un beso. Felix lo encuentra a medio camino y comparten un beso dulce que, por unos instantes, es capaz de distraerlo de su objetivo inicial: hoy es el día en que todo termina.

Hoy es el día en que todo tiene que terminar.





Eureka

Re: Blue Bookmark ❤
« Reply #18: January 15, 2022, 01:00:46 PM »
SCREAMS

yo: me crearé un OC para HiMERU
rinne: hola
yo: me crearé un OC para que Rinne se ponga las pilas con HiMERU


❤ OC/HiMERU, Rinne/HiMERU [AU] || 1/2 (Terminado)





“Y… ¿Cómo te animaste?”

“¿Mm?”

“…A llamarme,” comentó, sonrojado hasta las orejas. Su mirada esquivó la de Kaname y el idol no pudo evitar sonreír ante la vergüenza en su rostro. “Te ví en esa valla publicitaria, junto a Crazy:B, y dije ‘ah, no hay forma de volver a cruzarme con él’.”


Los nervios se apoderaron de él y la risotada en sus labios sonó temblorosa.

Qué ridículo.

Para su suerte, Kaname no se inmutó en lo absoluto ante su estupidez.


“Al inicio, contemplé no hacerlo.” Kaname dejó la lata de café en la varanda del puente, observando el río debajo de ellos con una sonrisa en los labios. “Sabía que sería complicado para ambos, sobretodo para mí… No cuento con ninguna relación cercana fuera de mi círculo social, y como imaginarás, este está conformado exclusivamente por idols y producers de Ensemble Square.”

“HiMERU…” El nombre sonaba tan ajeno para él. Al fin y al cabo, cuando se conocieron un mes atrás, Kaname se había presentado con su nombre real. “¿…No?”

“No lo menciones, por favor. No quiero llamar la atención,” le urgió el peliceleste, chequeando sus alrededores por sobre el hombro por pura precaución.


Existía la pequeña posibilidad de que algunos transeúntes coincidieran con ellos por esa zona. Aún no era muy tarde y los trenes seguían funcionando.

Kaname suspiró aliviado al confirmar que estaban solos, y regresó su mirada de nuevo al río.


“Me distraje un poco con el trabajo. Este mes ha sido más intenso de lo normal… encima, HiM— ah.” Kaname se interrumpió a sí mismo. “…Encima, hace un par de semanas conseguí un papel importante en una película de corte policial. He estado muy ocupado con el rodaje.”

“Felicidades, Kaname.” Atsushi le sonrió. “Te lo mereces. Eres muy talentoso, la verdad.”

“Gracias.” Él le devolvió la sonrisa. “¿Eso significa que has visto mis conciertos?”

“Ah, sí.” Atsushi asintió. “Un par. Me dio curiosidad cómo te desenvolvías en el escenario y en frente de tus fans, así que te busqué a ti y a Crazy:B en youtube.”


Kaname había nacido para el mundo del entretenimiento, y eso quedaba muy en claro con lo impecable que era su performance: desde su atractiva voz hasta la precisión de cada uno de sus pasos, el idol poseía un carisma incomparable y desbordante. Atsushi quería creer que sus propias preferencias no influían directamente en su opinión cuando afirmaba que el resto de la unit empalidecía en comparación a las habilidades del peliceleste. Más allá de gustos y preferencias, sabía que Rinne Amagi y él eran los más hábiles.

Y hablar así de bien de alguien como Amagi validaba muchísimo la imparcialidad de su opinión, porque aquel chico le había caído de lo más pesado y entrometido las pocas veces que interactuaron durante aquellas vacaciones en el balneario.


“¿Y qué opinas de mí?”

“Te admiro muchísimo.” Kaname abrió los ojos ante esto. “Es… bueno. Nunca he tomado en cuenta a los idols. No les prestaba atención, antes de ti. Pero luego de verte, entiendo muy bien el fanatismo de la gente. Es increíble cómo pueden transmitir tanto con tan poco tiempo en el escenario. En especial ustedes, que cantan por la gente que no encaja en ningún lado. Creo que es muy valioso.”

“…” El idol se quedó estupefacto.

“Ah, disculpa. Tal vez hablé de más.”

“N-no. No esperé que me dieras una respuesta tan sincera, eso es todo.”


Aquella sonrisa en su rostro hizo que todo valiera la pena a ojos de Atsushi.


“…Lo que sí, me preocupa que te esté quitando mucho tiempo. ¿Aún están en rodaje?”

“Sí, pero mi presencia en este ya no es fundamental.”

“¿Y otros trabajos?”

“No tengo ninguno, al menos por hoy, que es mi día de descanso,” le aseguró Kaname. “No hay problema.”

“¿…No hay mejores cosas que hacer en tu día libre?”

“Mm-mm.” Kaname negó con la cabeza. “Quería pasarlo contigo. Ah, no te he terminado de contar por qué terminé llamándote.”

“…S-…sigue,” atinó a decir, pese a la vergüenza. Kaname era demasiado para su cordura.

¿Cómo iba a decirle algo así de un momento a otro?

“Estuve ocupado, pero igual rondabas por mi mente. Me preguntaba cómo estabas, y cómo habría sido… mantener ese tipo de relación que tuvimos en el balneario, pese a nuestras vidas tan opuestas. Nunca antes me había acercado a alguien de esa manera…”

“Osea que… ¿me extrañaste?”

“S-supongo…” Kaname esquivó su mirada, avergonzado. “Quería hablarte de nuevo. Tanto que el otro día me animé a buscar tu contacto en mi lista y mandarte un mensaje. Imaginé que me habías borrado, así que esperé tener que aclararte quién era… Me sorprendió que no fuese así.” Y volvió a encararlo, curioso por su actitud.

“Bueno, yo también me había quedado pensando en ti.” Atsushi le sonrió. “Y aunque, como ya te dije, supuse que no me llamarías, yo no… quería borrarte. No tenía por qué. Eras un número y ya. ¿Por qué te iba a dar tanta importancia?”

“Pero me la diste. Y yo te la di, también.” Kaname tomó la lata en su mano y la llevó a sus labios, dándole un sorbo.

“Y aquí estamos.”

“Mm.” Kaname se escondió detrás de la lata, aprovechando el sorbo adicional que le dio.


Un silencio cómodo se formó entre ambos, y Atsushi volvió su mirada al río para distraerse un poco.


“Kaname… ¿Quieres pasar la noche en mi departamento?” le ofreció muy calmado, aún a pesar de la vergüenza que amenazaba con matarlo ahí mismo. “Mi compañero de cuarto se quedará a dormir en el de su novia, así que lo tengo libre. No te estoy insinuando nada, por cierto. Sólo… sólo quiero hablar más contigo.”

“…” Luego de una pausa, Kaname asintió. “No veo por qué no.” 

“¿En serio? ¿No te causo inconvenientes?”

“No. Al contrario. Me apenaría mucho que el día termine aquí.” Su sonrisa fue genuina. “Yo encantado.”

“Okay. ¿Pido un taxi, entonces?”

“Mm.” Kaname asintió, sacando su celular. “Yo avisaré que no regresaré a Starmony hasta mañana.”


Atsushi asintió y lo imitó, aunque con un objetivo distinto al suyo: con su celular entre las manos, abrió la aplicación de LINE para pedir un taxi. Mientras colocaba los datos del punto de recojo y la dirección de llegada, escuchó a Kaname en plena llamada con alguno de sus compañeros de cuarto. La curiosidad le ganó, y Atsushi fingió estar enfocado en lo suyo para no llamar la atención del peliceleste.

“Sí. HiMERU regresará mañana. Se quedará en la casa de un amigo,” explicó, con una neutralidad absoluta.

Atsushi abrió los ojos de la sorpresa.

El Kaname que conocía era de una voz suave, ojos curiosos y muy fácil de leer. No podía decir que era un claro opuesto de su persona como idol, pero Atsushi encontraba diferencias alarmantes entre ambos.

Una leve esperanza de haberlo marcado con su encuentro afloró en su pecho. De otra forma, no tendría sentido que su manera de tratarlo fuese tan especial.

…Aunque tal vez  estaba exagerando, y no hacía otra cosa más que ilusionarse en vano.


“No, Narukami. No es lo que piensas. HiMERU es un idol— Es cierto. No debió contarte esas cosas, entonces.” Kaname soltó una suave risa. “Fufu. HiMERU te lo agradece. Le manda saludos a Nagumo. Duerman bien.”

“…” Luego de una pausa, Atsushi retomó la conversación entre ambos. “¿Listo?”

“Listo. Todo arreglado. ¿Pediste el taxi?”

“Sí.” Revisó su celular: el app indicaba que llegaría en cualquier momento, así que se dispuso a revisar sus alrededores en busca de la placa del carro.

Lo encontró, estacionado, cruzando la pista.

Atsushi se giró hacia HiMERU, con una sonrisa.

“¿Vamos?”

“Vamos.”


Caminar a su lado fue difícil, porque implicó aguantarse las tremendas ganas de tomarlo de la mano. Y, aunque, gracias al sombrero de pescador de Kaname y su cambio de peinado, no corrían riesgo alguno de que la prensa le hiciera un escándolo al idol, Atsushi priorizó la carrera del chico antes que sus propios sentimientos.

No había nada más importante que eso, después de todo.





Al llegar, ambos removieron sus zapatos en el escalón de la entrada, y Atsushi agradeció en silencio que los planes de su amigo no se hayan visto arruinados a último minuto, puesto que iba a ser complicado explicarle la repentina presencia de Kaname en su departamento. De su grupo de amigos, Kei era el más comprensivo con él, pero eso no significaba que sería capaz de dejar pasar algo de esa magnitud sin cuestionarle al respecto.

No se trataba de un tema de virtud o de decencia. Todo se remitía a un simple motivo: al día siguiente, Atsushi sería el blanco principal de las bromas en el grupo de Line. Ya veía a todos jodiéndolo con que su amor de verano había regresado y que ahora podrían continuar con lo que había quedado pendiente.

Atsushi habría entrado en crisis en ese mismo instante, de no ser porque la presencia de Kaname a unos centímetros de él lo sacó de sus pensamientos.

Al percibirlo a esa distancia, notó que Kaname había hecho a un lado su sombrero de pescador y su saco, y lo observaba, enternecido.


“Uehara,” lo llamó, esbozándole una pequeña sonrisa. “Me sorprende que no hayas intentado besar a HiMERU.”

“Pensé que seguirías hablando en primera persona, aún cuando estuviesemos a solas.” Atsushi le devolvió la sonrisa…


…Y quiso golpear su cabeza contra la pared, porque no había manera de ocultar lo que sentía. Kaname debía ser muy distraído si no se percataba de la mirada embobada que le dedicaba cada dos segundos.


“Tal vez más tarde,” mencionó el idol, a la vez que lo tomaba de la mano. “Pero no en este momento.”

“¿Por qué no ahora? ¿Qué—?”


Atsushi tardó un momento en registrar lo que sucedía: empinándose sobre las puntas de sus pies, Kaname se había impulsado hasta juntar sus labios en un beso suave y digno de alguien como él. Sus brazos rodearon su cuello y en esos instantes, el autocontrol de Atsushi dejó de responder: en vez de empujarlo o detenerlo, el castaño profundizó el contacto al introducir su lengua y posar sus manos en su cintura, atrayéndolo aún más a su cuerpo.

Kaname no hizo ademán de intentar separarse de él. Al contrario, demostró que había sido un alumno estrella durante aquella semana que pasaron juntos, puesto que recordaba a la perfección las debilidades de su pareja, como rozarle las orejas o jalarle del corto cabello en la base de su nuca. Aquellas acciones no ayudaron a aplacar su sed, y antes de cometer un error, Atsushi quebró el beso, pese a mantener la postura y su agarre.


“No… deberíamos ir tan rápido.”

“No dijiste eso hace un mes.”

“Lo sé, pero era distinto.” Sus brazos rodearon su espalda, y Atsushi apoyó su mentón en el hombro del idol. “No pensé que te volvería a ver. Y… soy un desastre para estas cosas. ¿No te dije? No he tenido una pareja estable desde el colegio.”

“HiMERU sigue sin comprender cómo, cuando eres muy atento y te preocupas mucho por la gente a tu alrededor.”

“No creo que tirar todas las noches sea el epítome del romance, Kaname.”

“No fue sólo eso.”

“Sí, sí.” Atsushi suspiró. “Tuvimos un par de citas, pero siento que arruiné tu percepción sobre una relación romántica con toda esa semana porque… así no debería ser una.”

“¿Qué fue lo de hoy?”

“Ah.” Atsushi se separó para encararlo. “¿…Una cita?” ofreció, un poco inseguro.

“¿Entonces?”

“Pensé que querías ser mi amigo, primero.”

“HiMERU no tiene tiempo para todo el proceso, Uehara. No quiere apurarte, si no es lo que deseas, pero dudo que sea así… con lo bien que te amoldaste a él en la playa.”

“Eso fue distintoooooo…” comentó, cansado. “Mira, Kaname. Te voy a hacer una pregunta muy directa y muy necesaria: ¿Quieres estar conmigo?”

“Eso quedó claro desde que HiMERU accedió a salir contigo hoy.”

“¡Pero ni me has dicho que te gusto!” se quejó Atsushi, indignado. “Osea, intuyo que sí, sino no habr—”

“Me gustas,” confesó Kaname, sin una pizca de duda. “¿Contento?”

Su mirada irritada se le hizo de lo más tierna, y Atsushi tuvo que pelear las ganas de comentarle al respecto y enojarlo aún más.

“Feliz.”

“¿Ahora sí puedes besar a HiMERU sin culpa?”

“Sí.” Atsushi asintió con una energía que casi lo marea. Sabía que, de poder manifestar una cola, estaría moviéndose de un lado a otro para demostrar la alegría que sentía. “Eso y otras cosas más, si… estás de acuerdo.”

“Mm.” Kaname lo tomó de la mano. “Vamos a tu cuarto, entonces.”





“Te ha crecido un poco el cabello,” comentó Atsushi, jugando con las puntas de las suaves hebras celestes. Su flequillo le causaba cosquillas en el mentón, y tenía que aguantarse las risas que amenazaban con escaparse de sus labios.

“Seguro que sí,” dijo Kaname, descansando muy cómodo en su pecho. “No he tenido tiempo de ir a la peluquería… aunque no me han dicho nada en el rodaje. Supongo que no hay problema con eso.”

“Pues no. Te queda bien.”

“Hablas como si fuera el gran cambio. HiMERU siente que es casi imperceptible.”

“Bueno, yo lo noto. Pero tal vez es porque no te he visto en un mes…”

“…HiMERU espera que la siguiente vez que nos veamos sea un poco más cercana, entonces,” mencionó, divertido.

“Haha~” Atsushi soltó un par de risitas, entretenido. “¿Te has dado cuenta de que estás combinando tus dos formas de hablar?”

“Es porque me confundes. Debería seguir usando el HiMERU, pero me siento en confianza contigo.”

“Y eso me alegra, pero… No me molesta, ¿sí?” Atsushi le dio un beso en la cabeza, aprovechando la cercanía. “Pienso que es tierno.”

“HiMERU y tierno no pueden ir en la misma frase, Uehara,” dijo, y se giró a encararlo desde su posición en su pecho.

“¿Por qué no?”

“HiMERU está en Crazy:B. Creo que lo último que usarían para describirnos es ‘tierno’.”

“Una cosa es quién eres en los escenarios. Otra, muy distinta, es quién eres conmigo. Y si digo que eres tierno, pues no hay opción a quejarse.” Atsushi sonrió.

“…” Kaname suspiró. “Sí que eres terco, eh.”

“Un poco.” Atsushi lo estrujó en sus brazos, contento con la calma de saber que era domingo y podían dormir un poquito más de la cuenta. Kaname no tenía compromisos hasta en la tarde. “¿Tienes hambre? Puedo prepararte algo antes de que r—”


El sonido de la puerta de la entrada los alarmó a ambos, y Atsushi entró en pánico: había jurado que Kei regresaría más tarde al departamento. Usualmente, Ayaka y él almorzaban juntos antes de despedirse, lo que le daba tiempo de escabullir a sus visitas clandestinas fuera de la zona de peligro.

Kaname era distinto, por supuesto, pero… Atsushi no quería comentarios innecesarios por parte de su amigo.


“Debe ser tu—¡Mmfph!” Kaname se vio interrumpido por la mano en su boca.

“Kaname, métete a la ducha. De todas maneras va a saber que tengo a alguien aquí, pero si juego bien mis cartas, puede que al final no sospeche que eres tú.”

“…” Kaname frunció el ceño, irritado. Atsushi priorizó su integridad física y, solo por ello, soltó el agarre en su boca. “¿Y cuál es el problema—? Ah. HiMERU.”

“¡Exacto! ¡Además, no confío en su tremenda bocota! ¡Puede que le cuente al resto de mis amigos y, así, poco a poco, se esparza el rumor!”

“Eso sería problemático para HiMERU,” contempló el idol, sentado al borde de la cama. “Mm… Está bien. Iré duchándome, entonces.”

“Yo voy a distraerlo,” anunció Atsushi, haciendo a un lado las sábanas para levantarse a buscar sus pantalones. Cogió los joggers que había dejado en el pequeño sofa de su cuarto, y corrió a buscar un polo limpio entre los cajones de su ropa.


Antes de salir del cuarto, Atsushi soltó un suspiro cansando. Existía una gran probabilidad de que las cosas no salieran como él quería.


“¿Uehara?” la voz de Kei sonaba cada vez más cerca. Era mejor salir ya a darle el encuentro, o sino terminaría ingresando a su cuarto.

“Keeeei,” gritó, mientras abría la puerta. Un par de pasos bastaron para encontrarlo al inicio del pasillo, caminando justo en su dirección. “¡No pensé que regresarías tan temprano!”

“Tengo que avanzar un trabajo— Espera.” Kei frunció el ceño, contemplativo. Se había percatado del sonido al fondo. “¿Esa es tu ducha?”

“¿…Sí?” Atsushi fingió una sonrisa calmada.

“…” Los ojos de Kei lo escanearon por unos instantes… hasta que se detuvieron en su cuello. Las marcas lo hicieron sonreír de lado. “Ehhhhh~ Ya volviste a tus andanzas, entonces. ¿Quién es la nueva conquista—? ¡NO!” Kei se interrumpió a sí mismo, indignado. “¡NO ME DIGAS! ¿Ayer no saliste con el idol?”

“…” El deseo de ser tragado por la tierra se hizo demasiado agobiante para el castaño. Tenía que suceder ya mismo. “¿N-no?”

“¡Pero si lo comentaste en el chat! Ya, escupe. Sí es él, ¿no?”

“…Ugh.” Atsushi se llevó una mano a la frente. “Sí… pero te lo suplico. No digas nada. No quiero fregarle la carrera por mi culpa.”

“Está bien. Sólo diré que te fue bi—”

“¡NI ESO!” gritó, alarmado. “No puedo mentirles, pero tampoco puedo decir que estamos—”

“¿¡ESTÁN!?”

“Mierda.” Atsushi luchó contra las ganas de estampar su cabeza contra la pared más cercana de su locación. “Ahora sí ya la cagué…”

“Wow. Quién diría que el señor Don Juan dejaría atrás sus terribles hábitos por el amor de un idol— Pero ah, tiene sentido. Siempre has sido eticoso con todo, no ibas a fijarte en nada menos que eso.”

“Kei, te lo suplico. No digas nada. A mí no me importa que me jodan, pero… Kaname…”

“…Ugh, okay, okay.” Kei rodó los ojos. “Mira la cara de cordero degollado que has puesto pensando en lo que le pasaría a tu enamorado.”

“No quiero ni pensarla, gracias.”

“Heh.” Kei sonrió de lado. “Nunca te había visto así.”

“Espero que no. Soy un chiste… bueno, más de lo usual.” Atsushi suspiró. “Aún no entiendo cómo le puedo gustar.”

“Tienes tu carisma, supongo. Sino no habría pasado toda esa semana contigo.”

“¡Eso fue porque sé tirar!”

“¿Y regresó sólo por eso?” Kei arqueó una ceja. “¿No que ya están?”

“Pues… sí.”

“Entonces no le gusta sólo lo que tienes entre las piernas, ¡Hooray!” Kei soltó una risotada. “Wow, qué suerte la tuya. Ya luego tendrás que pasarle los tips al resto del grupo.”

“No haré nada porque NO DEBEN ENTERARSE”

“Oh. Me olvidé de eso, tienes razón.” Kei asintió, perdido, y luego se giró hacia la sala y el kitchenette. “Bueno. Dile que me llevo este secreto a la tumba. Y pregúntale si quiere panqueques, porque si tiene hambre, le invito. Me muero de hambre.”

“¿No desayunaste con Ayaka?”


Atsushi demostró curiosidad en su mirada: ¿se había ido sin almuerzo y SIN desayuno? Eso era algo nuevo. Esperaba que no hubiesen problemas en el paraíso.


“No. Me botó antes de invitarme desayuno.” Kei suspiró. “Está preocupada porque no he avanzado nada del proyecto para mañana.”

“Tal vez… no deberías hacer panqueques, entonces.”

“Me gana el hambre, Atssuuuuun,” lloró Kei. “A menos de que te ofrezcas a prepararlos~ Ahí no me quejo.”

“…” Atsushi se llevó las manos a la cara. “Supongo que ese será el precio de tu silencio.”

“Sí, sí~♪” canturreó Kei, feliz de la vida. “A cambio, prometo quedarme encerrado en mi cuarto. Así tu nuevo enamorado puede sentirse como en casa~”

“Si sales, rodarán cabezas, Kei.”

“¡Te prometo que no lo haré!” Y se llevó una mano al pecho, en medio de las risas que se le escapaban. “Okay, okay, en serio. Te juro que no diré nada. Pero llévame panqueques al cuarto en un rato~”

“Lo haré.”

“Yoohoooo~♪” Kei agitó sus puños, emocionado. “Bueno, te dejo, entonces. Suerte con tu romance y con el desayuno~”

“…Gracias.” Atsushi rodó los ojos. “Supongo.”


Kei soltó un par de risitas más antes de cruzarse con el en el pasillo. Pasando por su lado, le dio un palmazo en la espalda, que estuvo a punto de hacerle perder el balance. Atsushi maldijo por lo bajo, y al escuchar el portazo al final del pasillo, suspiró por enésima vez ese día.

Ignorando las terribles prioridades de su amigo, Atsushi regresó a su cuarto en busca de su pareja. El sonido de la ducha en el fondo calmaba un poco la pequeña ansiedad que sintió al tener esa controversial conversación con Kei en medio de la sala, pero no quitaba la posibilidad de que Kaname lo hubiera hecho a propósito. De todas formas, haya escuchado o no, Atsushi había pensado en contarle lo que acababa de ocurrir. Merecía saberlo, para anticipar el posible escándalo y actuar con precaución.

Lo primero que vio al abrir la puerta de su cuarto fue a Kaname hurgando entre sus cajones. Ahí, recién, recordó que no le había ofrecido una muda de ropa en ningún momento, y se indignó ante su propia idiotez.


“Ah, lo siento, debí—”

“No te preocupes,” le respondió él, mientras sacaba un polo gris del desorden que acababa de hacer en su cajón. “Ah, este puede quedarle a HiMERU.”

“De todas maneras te va a bailar un poco,” dijo, caminando hacia él. “Porque soy más alto y es—”

“Está bien.” Kaname actuó más rápido que sus palabras, alzando el polo para deslizarlo entre sus brazos y, finalmente, pasar su cabeza por el cuello. “Oh. Es grande.”

“Te dijeee…”

“Pero está bien. A HiMERU le gusta la ropa holgada.” Kaname le sonrió. “Conversaste con tu amigo, ¿no? HiMERU escuchó parte de la conversación.”

“…Uhhh… Lo siento. Puedes terminarme aquí mismo si la cagu—”

“Tal vez más adelante. Sería un poco terrible que mi primera relación dure sólo algunas horas.”

“¿Qué?” Atsushi tomó sus manos, emocionado.. “¿No lo harás?”

“No, pero espero que tu amigo cumpla con su palabra. ¿Escuché que… tienes que prepararle el desayuno?”

“Sí. ¿Me acompañas? También te cocino algo, si gustas.”

“Está bien. No quiero regresar a Starmony aún…” Kaname suspiró. “Tan sólo pensar en eso me cansa un poco.”

“Primero, ponte pantalones, por favor.” Atsushi desvió la mirada, avergonzado.

“Curioso que recién te des cuenta de eso. Fufu~” Kaname se llevó una mano a los labios, intentando ocultar su risita en vano. “¿Tienes pantalones que no me bailen?”

“Eso lo dudo más… Ah. Creo tener un par de buzos que ya no me quedan,” comentó, y se dispuso a ordenar un poco el cajón de polos para poder abrir el de abajo. Ya luego tendría que sacar todo y doblarlos para hacer espacio, pero en esos instantes, el tiempo valía oro: ni bien vio un ‘orden’ decente —mentira—, cerró el cajón y lo golpeó hasta que encajara.

“Qué curioso eres, Uehara.”

“¡Estoy contra el tiempo! No puedo ponerme a limpiar tu desastre.” Atsushi suspiró.

“Te estoy molestando, no más~”

“…Me doy cuenta.” Atsushi suspiró, abriendo al fin el cajón de buzos. Al igual que Kaname, se resignó a hacer un desastre de la ropa en frente de él, buscando ese par de pantalones que podían quedarle a su pareja. “¡Ah!” anunció, victorioso, al encontra uno de los buzos y sacarlo del cajón.


Se lo extendió a Kaname, quien lo aceptó con una sonrisa.


“Gracias.” Kaname no perdió más tiempo, y se colocó la prenda ahí mismo. Pese a que necesitaba remangarle la basta, la pretina logró que los pantalones no se le cayeran, lo que le permitía usarlos sin preocuparse de algún posible accidente.

“Me olvidé de preguntar, pero supongo que el bóxer que te pusiste…”

“Sí, también es tuyo.”

“Okay.” Atsushi bloqueó cualquier intento de hacer cortocircuito interno. “I-iré… a la cocina. Me das el alcance.”

“¿Por qué?” Kaname ladeó la cabeza, confundido. “No le falta nada a HiMERU.”

“…Entonces vamos juntos.”


Aunque feliz de poder pasar más tiempo a su lado, Atsushi no pudo evitar lamentar la falta de tiempo a solas. Tantas emocionas intensas le iban a dar un paro cardíaco a este paso. No le encontraba sentido a todo lo que había ocurrido desde el día anterior.

Una vez en la cocina, Atsushi se dispuso a trabajar en el pedido particular de Kei. Había esperado que Kaname pidiera algo distinto tan sólo para impresionarlo, pero no le sorprendió escuchar que el idol andaba antojado de lo mismo que su amigo. Tal parecía que su destino era estar rodeado de gente golosa. Opuestos directos de él, quien se empalagaba muy rápido.

El ringtone predeterminado de Kaname lo distrajo en un momento. Más allá de su curiosidad por la persona que lo llamaba, le intrigó lo rápido que Kaname cortó la llamada, sin siquiera responderla.


“¿Son tus compañeros de cuarto?”

“No. Es Amagi.” Kaname rodó los ojos. “No sé por qué piensa que me puede molestar un domingo.”

“Pero… ¿no es tu amigo?”

“…Sí, supongo que puedes decir que somos amigos.” Kaname asintió, un tanto pensativo.

“¿…Tal vez te llamaba para salir contigo?”

“Lo dudo.” Apoyó sus codos en la isla del kitchenette. “Ese hombre no puede vivir un día sin pasar al menos cinco horas en el pachinko.”

“¿Paso algo con Amagi?” preguntó Atsushi, curioso. “Suenas muy irritado, aunque… no recuerdo haberte visto así con él durante las vacaciones en la playa.”

HiMERU suspiró. “Está más pesado de lo usual. En la playa también lo estuvo, pero no quería que te llevaras una mala impresión de mí.”

“¿Por tratarlo mal? Ah, si me vieras con mis amigos…”

“Entiendo que es normal. Pero… No quería espantarte. No quería… que te fueras con alguien más.”

“A-Ah.” Atsushi agradeció los actos reflejos que le permitieron no botar el panqueque en la sartén. “¿Cómo así?”

“Bueno, te observé el primer día luego de que me cayó la pelota de vóley.”

“…Y vuelvo a disculparme por ello.”

“Está bien.” Kaname le sonrió. “Te acercaste luego a pedirme perdón y encima me diste una crema para el moretón.”

“Era lo mínimo que podía hacer.”

“No mucha gente piensa como tú. Bueno. Ah… te observé, y me di cuenta de que se te acercaron —o intentaron acercarse— varias chicas en varios momentos de la mañana. De alguna forma y durante la semana, se espantaron todas cuando empezaste a pasar tiempo conmigo, pero ese día que pasé un rato con tus amigos, me contaron cómo eras realmente.”

“…” Atsushi se apoyó en el counter de la cocina, agradeciendo que, por la posición del fogón, HiMERU no podía ver su expresión… sólo su espalda. “Dios. ¿Qué… dijeron?”

“Que eras un casanova. Que no servías para las relaciones sentimentales. Pero también dijeron que era poco usual lo que estabas haciendo conmigo. Habían esperado que cambiaras de pareja sexual cada día, en base a lo que habían visto de ti en la universidad.”

“…No entiendo cómo no me mandaste bien lejos, entonces.”

“Yo tampoco.” Kaname soltó una risa despreocupada. “Supongo… que porque sentía que yo te importaba.”

“¡Y me importas!” Atsushi se giró a encararlo. “Juro que voy en serio con todo esto. Por eso mismo no intenté nada ayer… hasta que, bueno, me lo reclamaste.”

“Sí.” Kaname sonrió. “Eso le dejó claro a HiMERU que ibas en serio.”

“…Ahhhh…” Atsushi se derritió un poco en el counter, por puro alivio. “Me alegro.”

“No habría aceptado a salir contigo de ser lo contrario, Uehara.”

“…Debí suponer eso, sí.” Una risa nerviosa se escapó de sus labios, y luego, bufó, de pura indignación. “Wow, soy un desastre.”

“Me divierte que te veas así, cuando todo el mundo a tu alrededor piensa lo contrario.”

“Con lo que me has contado de mis amigos, dudo mucho que tengas razón.” Atsushi se giró de nuevo hacia la cocina, prendiendo el fuego una vez más. Virtió la mezcla del panqueque en la sartén, supervisando su cocción. “No sé cómo te dijeron tantas cosas de mí en los… ¿qué? ¿Quince minutos que demoré en ir a comprar las bebidas?”

“Bueno, no sólo mencionaron esas cosas negativas de ti. Te dije que también admitieron que nunca te habían visto tan prendido de alguien.”

“Y es cierto… pero eso sigue sin ser algo bueno.” Se lamentó. “Me gustaría haberte conocido de una manera distinta.”

“¿Tú crees? Porque pienso que, de ser así, no te habría prestado atención.”

“…” Atsushi saltó en su sitio. Para su suerte, el panqueque estaba listo, así que podía distraerse al servirlo junto al resto en el plato. “¿Cómo… así?”

“HiMERU ha conocido mucha gente en los años de su carrera. Y, usualmente, lo tratan con distancia y respeto. Nadie se atrevería a cometer un error como el tuyo.”

“…Uh…” Se volvió hacia él, avergonzado. “Estás diciendo que mi mala puntería nos sirvió de celestino.”

“Sí.” Kaname no pudo evitar las risitas que se colaron por sus labios. “Pero creo que lo que me convenció de hacerte caso fue el gesto amable que tuviste después. Eso también te separó del resto. Pese a que no reconocías quién era, igual tuviste la decencia básica de pedir disculpas y querer enmendar tu falta.”

“Es que… fue un mate fuerte. Te dejé un moretón y todo. Hasta temí haberte fracturado algo…”

“No fue tan fuerte, no exageres—” El ringtone de su celular volvió a interrumpirlo, y Kaname le pidió un segundo a Atsushi antes de contestar la llamada, irritado. “Amagi.”

“Yooooooo, Merumeru~” La voz de Amagi era tan fuerte que hasta Atsushi podía escucharlo fuerte y claro. “¿En qué andas?”

“No te importa. Llega al grano, por favor.”

“¡Ahhhh, qué insensible!” Amagi fingió un llanto. “¡Uno que se preocupa por ti y mira cómo me tratas!”

“No es preocupación genuina. HiMERU te conoce lo suficiente para poder identificar cuando lo es. Ahorita, sólo quieres joder.”

“Un poco, no te lo voy a negar~♪” admitió el mayor, irritando aún más a Kaname.


El idol se veía al borde de mandarlo bien lejos, pero parecía contenerse por la presencia de Atsushi a unos metros de él.


“Quería saber dónde estabas. Fui a buscarte a tu dorm pero Naru-chan y Tora-chan dijeron que habías salido.”

Kaname sonrió, aliviado, ante aquel comentario. “Sí, HiMERU salió. La reunión es en la tarde, después de todo.”

“Ah, no seas así, Merumeru~” se quejó Rinne. “Quería hacer hora contigo antes de juntarnos en Cinnammon. ¿Estás muy ocupado?”


Mediante señas, Atsushi le indicó que no había problema con que se fuera más temprano, si es que así conseguía sacarse a Amagi de encima.

El pelirrojo no sería capaz de ventilar su relación y exponerla a la prensa: de ser así, saldría afectado en el proceso, al ser el líder de la unit en la que Kaname desempeñaba su labor de idol. Sin embargo, existía la mínima chance de que se ensañara con él por su actitud descuidada. Y en base a cómo se había portado con los dos durante las vacaciones en el balneario, Atsushi tenía la impresión de que, si llegaba a enterarse, Amagi haría lo imposible por separarlos.

Lo que más le preocupaba era sentir que no todo se debía a su responsabilidad como líder. Algo en su mirada le hacía recordar a sí mismo: esa manera intensa en que observaba a HiMERU sólo significaba malas noticias.

No quería adelantarse a los hechos —ni suponer cosas que no le competían en lo absoluto—, pero Rinne Amagi significaba un gran peligro a sus ojos.

Estos argumentos sólo servían para alimentar a la parte egoísta en su interior que quería retener a Kaname por el resto de la mañana. Era tan sencillo decirle que ignore a su líder y cuelgue la llamada. Con lo irritado que estaba, era muy probable que Kaname terminara obedeciéndole, tan solo por la cólera que sentía en esos momentos. Sin embargo, más allá de sus celos, lo más importante era no meter a su pareja en problemas.


“HiMERU se desocupa en una hora,” dijo Kaname. Su mirada no se despegó de Atsushi en ningún momento. “¿Dónde puedes darle el encuentro?”

“Depende de donde estás. Yo estoy saliendo del pachinko de Time Street, cerca a ES.”

“Quédate ahí. HiMERU te irá a buscar cuando se desocupe.”

“Ehhhh, Merumeru, estás todo misterioso últimamente~ Alguien podría suponer que estás haciendo cosas cuestionables. Y que yo te lo diga debe ser aún más frustrante. Sé que ya no haces mucho esfuerzo por aparentar algo que no eres, pero… todo tiene un límite, ¿no crees?”

“HiMERU no sabe a lo que te refieres. Si gustas, puedes explicárselo mejor dentro de un rato.”

“Gyahaha! ¡Con gusto, con gusto~♪! Entonces nos vemos más tarde— Ah.” Rinne se interrumpió, guardando silencio por unos instantes.

“¿Amagi?”

“Nada. Te dejo. Mándale saludos a… ¿Cómo se llamaba? ¿Atsushi Uehara?”

Al igual que Kaname, Atsushi se quedó helado. Su mente intentó dar, en el acto, con alguna explicación que le diera sentido a las palabras de Amagi… porque, a simple vista, carecía de lógica que estuviese enterado de todo.

¿O tal vez sólo lo hacía para irritar a Kaname? También existía la opción de que estuviera tanteando, sólo para ver si Kaname caía en su juego.

Sin embargo, esos breves segundos de silencio que Kaname mantuvo bastaron para delatarlo.

“Hasta luego, Amagi.” Kaname no se tomó la molestia de escuchar la respuesta al otro lado de la línea, y colgó la llamada ahí mismo, sin una pizca de sutileza. “…Lo siento, Uehara,” dijo, y suspiró. “No tengo idea de cómo se enteró. No fueron mis compañeros de cuarto, dudo que le hayan dicho algo.”

“Ah, tranquilo, yo no soy el que importa aquí.” Atsushi se acercó a la isla, colocando su mano encima de la de Kaname. “Lo importante eres tú. Sé… que Amagi no te perjudicará directamente, porque él también saldría perdiendo. Pero… me preocupa que se desquite contigo de alguna forma.”

“Mm. Estuvo muy molestoso toda esa semana del viaje, incluso cuando te fuiste.”

“¿Ah, sí?”

“…Sí.” Kaname pareció querer mencionar algo más, pero se detuvo a sí mismo antes de hacerlo. “Un completo dolor de cabeza. No quiero imaginar qué me dirá más tarde.”

“Supongo que los panqueques quedarán para otro día,” dijo el castaño, con una mirada comprensiva en el rostro.

“Lo lamento.” Kaname acarició su mejilla, acercándolo hasta darle un beso en los labios. “HiMERU estará ocupado en la semana, pero promete salir contigo en su día libre.”

“¿Sábado?”

“No. Creo que esta semana es viernes. Te avisaré de todos modos.” Le sonrió. “Más bien, Uehara.”

“¿Mm?”

“¿Me puedo quedar con tu polo?”

“Ah… s-sí, claro. Te lo puedes llevar, si quieres.”

“Gracias. Iré a cambiarme, entonces.”


Kaname se levantó del asiento, y antes de hacerse caso a sí mismo, le dio la vuelta a la isla para rodear la cintura de su pareja y enterrarse en su pecho. Atsushi le acarició los cabellos, y al tomarlo del mentón, lo obligó a encararlo, sólo para poder besarlo de nuevo.


“Kaname, si no te vas ya…” Lamentó, observando sus labios a tan corta distancia.

“HiMERU se disculpa.” Kaname suspiró, cansado. “Amagi se pondrá más pesado si no estoy puntual, lo hace siempre con los ensayos de Crazy:B y las reuniones.”

“Exacto. Mejor anda a cambiarte.”

“Mm.” Asintió, y sin más, se separó de él para dirigirse al cuarto una vez más.


Una vez a solas, Atsushi recordó la deuda con Kei y se apuró en terminar de preparar los panqueques restantes.

Todo menos darle vueltas a lo que acababa de ocurrir con Amagi.



Eureka

Re: Blue Bookmark ❤
« Reply #19: January 15, 2022, 01:17:15 PM »

❤ OC/HiMERU, Rinne/HiMERU [AU] || 2/2 (Terminado)





HiMERU habría esperado contar con el tiempo suficiente como para regresar a Starmony y cambiarse de ropa antes de encontrarse con Amagi. Ese habría sido el escenario perfecto, donde podía hacerse el estúpido y reclamarle por aquellas supuestas difamaciones en su contra que había espetado en la llamada. Todo solucionado, y listo.

Pero sabía que la realidad distaba mucho de aquella situación ideal. No sólo calculó mal —y hasta llegó ligeramente tarde al punto de encuentro—, sino que, principalmente, su respuesta (o falta de esta) en la llamada lo había terminado de delatar.

No tenía idea de cuánto sabía Amagi sobre su relación, pero lo más probable era que había dicho eso tan sólo para sacarle una reacción y tantear si, tal vez, estaba en lo cierto. HiMERU maldijo no haber sido lo suficientemente precavido: nunca debió contestar esa llamada en el departamento de Atsushi. Era el peor lugar y el peor momento para hacerlo, pero se había dejado llevar por la pasajera ilusión de que año y medio de conocer a Amagi había bastado para saber cómo manejarlo. Rinne Amagi era una amenaza para la sociedad y lo seguía siendo, sin importar contexto o lugar. Siempre dispuesto a entrometerse en los asuntos de los demás, a veces con la excusa de querer cuidarlos.

Pero esa semana en la playa le había demostrado que no siempre era por razones altruistas. Amagi era muy egoísta, también, sólo que sabía enmascarar esa parte de sí mismo a la perfección.

HiMERU se apoyó en el poste de luz que, a esas horas de la mañana, yacía apagado en favor de los rayos del sol. Aunque el otoño estaba presente en las hojas de los árboles que volaban y caían al pavimento, aún se podían sentir los rezagos del calor del verano. Era un día excelente para dar un paseo por la ciudad, tal vez hasta hacer un picnic pequeño y disfrutar de la brisa y el buen clima.

Una pena que no podía pasarlo con la persona que le gustaba… o eso quería creer.

Recién ahí, HiMERU se cuestionaba su actuar por completo. Tal vez Uehara tenía razón: tal vez  debieron ir más lento.

La mano en su hombro lo hizo saltar levemente, y antes de pegar un grito por el susto, la risa estruendosa a su lado delató a la persona en cuestión. Rinne Amagi lo observaba con ternura, como si se tratara de un perro haciendo trucos.

Terrible comparación, pero no dudaba que fuera atinada.


“Amagi.”

“Yo, Merumeru~♪” canturreó Amagi, dedicándole una imitación barata del saludo militar de Saegusa. “Llegaste tarde. Me debes un té de burbujas~♪”

“…” HiMERU frunció el ceño, extrañado. “¿De qué hablas? Tú acabas de llegar.”

“Estuve por acá hace veinte minutos, y no te ví llegar.” Amagi esbozó una sonrisa socarrona. “Supuse que te demorarías un poco más porque regresabas del departamento del imbécil ese. Así que volví al pachinko por un par de rondas adicionales.”

“HiMERU te suplica que dejes de tratar así a la gente por pura envidia.”

“¿Envidia? ¡Gyahaha! ¡Dios, Meru, qué gran comediante eres!” Amagi lo abrazó por el hombro. “¿Qué crees, que todo esto que estoy haciendo es por envidia?”

“En la playa… actuaste igual que ahora,” acotó HiMERU, avergonzado con la poca distancia entre ambos.

“Si fuera envidia, me habría pasado cuando el fulano se regresó a su casa, ¿no crees?” Su voz bajó un par de octavas, escarapelando su piel. “No te hagas, Meru. Quiero creer que eres más inteligente que eso.”

“…Antes que sigas con tu sermón, HiMERU quiere saber cómo te enteraste.”

“Si piensas que Naru-chan o Tora-chan te delataron, te equivocas. Esos chicos no serían capaz de venderte de ninguna forma. Él que me lo dijo fue Kohaku-chan.”

“…Oukawa no cedería así de rápido.”

“No lo hizo con malas intenciones. Estaba preocupado, y lo entiendo. Aunque debo suponer que imaginó que sólo saldrían… que pasaras la noche en su departamento sí me sorprendió.”

“¡¿Nos espiaste!?” HiMERU lo empujó, indignado. “¿¡Quién te—!?”

Amagi bufó, irritado. “No lo hice a propósito. Sólo ví, a lo lejos, cuando te subiste al taxi con él. No habría pensado mal de ello hasta que hoy, Naru-chan y Tora-chan me dijeron que habías salido temprano. Era mucha coincidencia, ¿no crees?”

“…” HiMERU suponía que nunca había demostrado tanta emoción en su rostro ante Amagi. Ni el maquillaje ni sus propios mecanismos de defensa habían sido capaz de detenerlo.


En esos instantes, era imposible no odiarlo.

¿Por qué tenía que meterse en los asuntos ajenos? Había un límite para todo, y en especial, para su rol de líder.


“Amagi.” HiMERU se calmó luego inspirar y expirar un par de veces. “HiMERU no va a armar una escena en plena vía pública, si ese es tu objetivo.”

“Eso no me sirve de nada a mí tampoco. ¿No quieres ir a otro lugar a charlar?”

“Está bien. Pero que no sea fuera de Ensemble Square. HiMERU no está para noticias baratas de tabloides y revistas faranduleras que exploten una pelea entre él y tú.”

“Oh. ¿Osea que me quieres partir la cara?” Amagi sonrió de lado, incitándolo aún más a cumplir con sus palabras. “Está bien, vamos a Starmony, entonces~♪”


En medio de la tensión, HiMERU encontró algo de tranquilidad en el pensamiento de que todo estaría solucionado entre ambos para la reunión de la tarde. Mas que ejercer presión en sí mismo, el que debía controlarse era Amagi, quien tendría que fingir que todo andaba bien entre ambos. El peso de todo caía en él, al ser el líder de la unit y, también, quien acaparaba la dirección de las reuniones de Crazy:B.

Amagi, a diferencia de Atsushi, no se tomó la molestia de pedir un taxi de aplicación. Caminó hasta llegar a la esquina de aquella avenida, donde se encontraba la zona de taxis de la calle. Se acercó a uno, y en esa voz amigable e irritante que usaba para convencer a la gente de sus payasadas, conversó con el taxista para indicarle la dirección de llegada. Una vez consignado el trato, se giró hacia HiMERU, y lo llamó con la mano.

Se subieron en silencio a la parte trasera. Amagi no le dirigió la mirada ni la palabra en ningún momento, prestándole atención a su celular y a los posts idiotas de los idols de Ensemble Square en la aplicación exclusiva que tenían, HoldHands.

HiMERU estrujó la correa de su bolso, observando el panorama de la ciudad, que se movía a una velocidad abrumadora. Los edificios se perdían entre ellos, así como la gente apurada que iba de un lado a otro, con expresiones cansadas o perdidas en el rostro.

En una luz roja, HiMERU se vio reflejado en una valla publicitaria de su unit, colocada justo en frente de su luna. Su doble perfecto parecía burlarse de sus problemas personales, con su sonrisa seductora y su pose en completo control de la sesión de fotos… a diferencia de su propia vida.

Si Uehara se quejaba de ser mediocre, HiMERU no podía imaginar lo que haría al escuchar sus pensamientos sobre sí mismo.

Al llegar, Amagi se bajó del carro sin siquiera esperarlo. HiMERU canceló el viaje en apuro, y le dio el alcance, irritado. El camino de regreso a la isla central de Ensemble Square fue silencioso, y HiMERU no se atrevió a caminar al mismo paso que su líder.

Más aún, sabiendo que, de hacerlo, no se aguantaría las ganas de meterle el puñetazo que tanto se merecía.


“Oi.” Amagi se detuvo en seco, ocasionando que HiMERU se chocara contra su espalda.

“Amagi, ¿Qué—?”

“¿Dónde vamos a conversar?” El pelirrojo se giró a encararlo. Estaban a un paso de la entrada de los dormitorios. “¿Tu cuarto? ¿El mío? Dudo que quieras hablarlo en la cocina.”

“…El tuyo, si es posible. Aunque HiMERU no sabe si tus compañeros—“

“Eh. Déjame chequear.” Amagi sacó su celular, manipulándolo en silencio. Al cabo de unos instantes, lo guardó, y miró a HiMERU. “Vamos.”

“…Okay.”



HiMERU agradeció que la suerte estuviera de su lado aquel día: al menos, en medio de todo el desastre, los dos no coincidieron con nadie en el camino al cuarto de Amagi, Shinkai y Tomoe. Los domingos eran días sumamente tranquilos en Starmony, y tal parecía que ese no era ninguna excepción: muchos idols aprovechaban en descansar durante la mañana, o, de estar ocupados, salían a cumplir con sus obligaciones desde temprano.

Amagi lo invitó a pasar ni bien abrió la puerta de su dormitorio. El interior no le sorprendió en absoluto: al igual que el suyo y que el resto de dormitorios compartidos, se podía distinguir la convivencia de personas muy opuestas. Desde las zonas personales de sus camas, hasta los muebles de la zona común, HiMERU discernía la presencia característica y particular de sujetos como Tomoe, con su obsesión por los lujos, y Shinkai, con su peculiar interés en la vida marina.


“…” HiMERU se detuvo a sí mismo antes de continuar su análisis. “Bueno, ya estamos aquí, Amagi.” Se volvió hacia él, parándose en medio del cuarto.

La mirada de Amagi consiguió recordarle de su estatus como monarca: el nivel de autoridad que emanaba era intimidante. De haber sido más sumiso y menos consciente, HiMERU no habría dudado en pedirle disculpas por una falta que ni había cometido.

Pero, para suerte —o maldición— suya, HiMERU era HiMERU.

Y no pensaba rendirse así de fácil.

“Amagi. Si quieres hacerle perder el tiempo a HiMERU, entonces—”


HiMERU no pudo completar el giro en su eje, porque antes de hacerlo, Amagi lo retuvo por el brazo y lo obligó a mantener su posición. La fuerza del agarre en su muñeca lo nubló del dolor, y un quejido se escapó de sus labios.


“Amagi, me estás—”

“Estaba esperando que tú empieces, Merumeru~♪” canturreó, por sobre su hombro. “¿No tienes que darme explicaciones?”

“¿No?” HiMERU hizo el ademán de girarse, pero el agarre de Rinne aumentó en intensidad. “Suéltame—”

“Okay, okay. Si tú no vas a hablar primero, entonces yo me sacrificaré, supongo. ¿A dónde quieres llegar con esto?”

“¿Con qué?”

“Con todo el circo,” susurró, en su oído. “¿Desde cuándo te interesa así la gente?”

“HiMERU no tiene por qué—”

“No puedo creer que tú, la persona que nunca ha salido con nadie, de repente sienta algo por un completo extraño, y ponga en riesgo la reputación de su propia unit por eso~”

“HiMERU tuvo mucho cuidado ayer. Que lo conozcas a la perfección, no significa que otras personas pudieran identificarlo al igual que tú. Es poco probable, tomando en cuenta su apariencia, y el hecho de que ya era de noche.”

“Es mucho riesgo, de todas formas. Wow.” Bufó: Amagi parecía incrédulo ante todo. “Sigo sin procesar que yo sea la voz de la razón aquí.”


Sin previo aviso, el pelirrojo lo soltó con un movimiento brusco que lo dejó tambaleando. HiMERU atinó a apoyarse en el respaldar del sofá, ayudándose de esa forma a mantener el equilibrio y evitando así su caída.


“No sé qué estarás pensando, Amagi,” comentó, con una mirada de pocos amigos “Y ni me interesa saber. HiMERU no tiene que darte explicaciones sobre su vida privada. Pero, en vista de que te concierne por ser su líder, lo hará para que dejes de especular en base a lo que has visto u oído. HiMERU… acaba de iniciar una relación con Uehara.”

“¿¡Qué!?” Amagi pegó una risotada llena de ironía, exagerándola al tomarse del estómago. “En serio, Merumeru, estás perdiendo dinero como comediante.”

“Voy en serio.”

“Uhhhh, el tan esperado ‘ore’~♪ Gyahaha~♪” Amagi volvió a reír. “Él te gusta, ¿entonces?”

“…Sí.”

“No suenas muy seguro de ello. Y hey, no te culparía, porque lo has visto, en toda tu vida, Como… ¿Cuántas veces?” Se llevó la mano al mentón, fingiendo duda. “Mm… ¿Cinco?”

“Siete días, en total.”

“¡Siete días! Wow, tremendo récord. Aunque bueno, supongo que un niño de kínder te gana. Probablemente no necesitan ni un día para pedirle matrimonio a su nueva amiguita.”

“¿Y cuándo te demoraste tú en decirle a Shiina?”


Si sus sospechas eran correctas, Amagi se tomaría a pecho la ofensa. Y es que todo Crazy:B sabía sobre los sentimientos de Amagi hacia Shiina. No era nada nuevo, ni extraño, cuando Amagi lo hacía público cada vez que podía.

Al inicio, había sido jocoso ver como Shiina lo rechazaba constantemente. Eventualmente, se volvió un poco vergonzoso y hasta terminó dándole pena, pero Amagi salvó los restos de su dignidad al dejar de insistir.

Meter el dedo en la llaga era un movimiento bajo, aunque muy necesario. HiMERU ya estaba harto de escucharlo hablar como si tuviera la absoluta razón por sobre todo.


“Ehhhh.” Amagi se acercó a él, esbozando una sonrisa confiada. “Buen intento. Me habría dolido un año atrás, Merumeru~♪”

“¿Qué?”

“…Pero ahora apuesto por el caballo ganador.”


Amagi cruzó la breve distancia que los separaba. Una vez a pocos centímetros de él, removió su sombrero, dejando que sus suaves cabellos celestes cayeran hasta sus hombros. Lanzó el accesorio al sofá, sin prestarle atención a que cayera siquiera donde había apuntado.

Acarició, con un dedo, la fina línea de su quijada, hasta tomar su mentón entre su índice y su pulgar y forzarlo a darle el encuentro en un beso brusco y para nada agradable. HiMERU intentó empujarlo, pero sus manos terminaron posándose en sus hombros, arrugando el material de su casaca mientras sucumbía al placer.

Sus jadeos inflaron el ego de Amagi, quien aprovechó un sutil descuido por parte del menor para introducir su lengua y profundizar aún más el beso. Las piernas de HiMERU flaquearon ante esto, pero Amagi lo salvó de caerse al estrujar firmemente su cintura.

Pese a la parte lógica de su mente que suplicaba a gritos ser escuchada, HiMERU hizo a un lado cualquier pizca de raciocinio, priorizando el sinsentido que significaba Rinne Amagi. Lo había hecho desde que aceptó su lugar en Crazy:B, un año atrás, y lo hacía constantemente cuando elegía no usar la violencia para disuadirlo de sus ideas idiotas.

Ideas… como esa.

HiMERU dejó escapar un gemido al sentir las manos heladas del pelirrojo por debajo de su polo. No tenía cabeza para negarse a algo que deseaba, y menos para seguir aparentando que no lo quería, por lo que rodeó el cuello de Amagi para acercarlo más a él. Ante esto, el pelirrojo pareció excitarse aún más, aventurándose a acariciar su abdomen hasta llegar a su pecho, mientras decoraba su cuello con marcas que Uehara ni se había atrevido a dejar.


“Qué respetuoso tu novio, Ohime-sama~” canturreó Amagi, riendo en su clavícula y rodando un pezón entre sus dedos. “¡Tenías razón cuando dijiste que tuvieron mucho cuidado!”

“Amagi. ¿Vas a tirarte a HiMERU o no? No tenemos mucho tiempo.”

“¡Gyahaha! ¡Ahora sí me lo pides, me halagas!” Lo encaró, sonriendo de oreja a oreja. “Así debió ser desde el inicio.”

“No arruines todo con tus comentarios innecesarios.”

“Está bien, está bien, princesa~♪”


HiMERU no tuvo tiempo suficiente para evitar que Amagi lo alzara por los aires y lo colocara en su hombro, como un saco de papas.


“¡Amagi! ¡Bájame!”

“En un rato, cuando lleguemos a la cama.”

“…” HiMERU quiso patearlo en esos instantes.

 
En su defensa, ¿cuando no quería patearlo? Era su estado de ánimo constante.





“…HiMERU siente un deja vú.”

“¿No es la segunda vez en el día en que estás en una cama que no es tuya?” Amagi arqueó una ceja, echado en la cama con la cabeza apoyada en su mano.

“Ya andas adjudicándole a HiMERU tu propia reputación, Amagi.” HiMERU le sonrió de lado, jugando con la tela de las sábanas. “HiMERU es un idol perfecto. Nunca sería capaz de manchar su imagen con escándalos románticos.”

“¿Y por eso mismo vas y te metes con el primer flaco que te da bola? Tus acciones te contradicen, ¿no crees?”

“…Uehara es…” HiMERU se interrumpió, pensativo. “Se siente cómodo estar a su lado.”

“Pero no es una relación. No te gusta.”

“Sí me gusta.”

“¿…Qué es esto, entonces?”

“No sé. HiMERU suponía que Amagi explicaría todo en su momento.” Y volvió a sonreírle, con el claro propósito de irritarlo.

“¡No me jodas!” Rinne soltó una risotada. “Tú te haces el perfecto y todo, pero a veces eres más estúpido que el resto de Crazy:B junto.”

“Aprendí del mejor, supongo.”

“Y aprendiste muy bien. Pero pude haberte enseñado otras cosas, ¿sabes?”

“…” HiMERU lo juzgó con la mirada. “¿Estás enojado porque Uehara—?”

“¡Pin pon~♪! ¡Al fin te diste cuenta! Te tomó un tiempo, ¿eh?”

“No entiendo. ¿Por qué te enoja eso?”

“…” Rinne se giró hasta desplomarse en la almohada. “Ya ni sé si te haces o eres, Merumeru.”

“HiMERU no va a entender nada si—”

Los labios de Rinne lo obligaron a callarse, y HiMERU hizo a un lado su irritación para corresponderle el beso, abrazándolo del cuello.

“…Ah,” dijo, muy elocuente, cuando pareció encajar las piezas del rompecabezas. “HiMERU conectó los puntos.”

“…Un poco tarde, ¿no?”

“No es su culpa. Amagi nunca dijo nada.”

“No quería arruinar… la dinámica,” admitió, avergonzado. “Y ni sé si es mutuo. No me has dicho cómo te sientes. Mierda, fuiste y le dijiste al baboso ese para estar sin pensar en—”

“Amagi, lo siento. Pero… HiMERU nunca pensó que buscabas una relación.” HiMERU se veía muy sincero en su comentario. “Luego de lo que pasó en la playa, nunca más te acercaste a HiMERU con esas intenciones.”

“Soy el líder de esta unit. No debería esar perdiendo el tiempo en romances idiotas, diría cierta persona que conozco.” La sonrisa apenada en su rostro lo desencajó.


Amagi se veía sumamente patético.

En medio de lo mucho que rechazaba su existencia, HiMERU se apiadó de aquella expresión en su rostro, llegando a sentir pena.


“Lo siento,” repitió, un poco perdido. “Pero… estoy un poco confundido.”

“Preocupante, no quiero saber qué pasaría si estuvieras muy confundido.” Rinne rio. “Tranquilo, Merumeru. No voy a obligarte a nada. Al contrario, me siento como un idiota. No debí forzarte a nada—”

“No… has forzado a HiMERU a nada.” HiMERU desvió la mirada, avergonzado. “Por eso dice que está confundido.”

“Bueno, no puedo negar que sí me pareció súuuuper raro que atraques de una. Pensé que me pegarías esa cachetada que me veía venir desde hace horas.” Rinne lo acercó más a su cuerpo, rodeando su cintura. “Así queeee… ¿Qué sientes por mí?”

“Me atraes. No sé si me gustas,” confesó, en su clavícula.

“Es distinto a lo de Uehara, ¿entonces?”

“No, no. Por ti siento más cosas. Admiración… por tu labor de líder y tu desempeño como idol. Respeto, porque al menos en el ámbito profesional, sí hablas con experiencia y con tino. Irritación, porque le llegas al pincho a HiMERU en varias ocasiones. Atracc—”

“Ya escuché suficiente, gracias.”

“No te quejes, Amagi.” HiMERU salió de su pequeño escondite en el cuello de Amagi para darle la cara. “Tú pediste la opinión sincera de HiMERU y él sólo te la dio.”

“…” Amagi suspiró. “Está bien. Yo mismo cavé mi tumba, supongo. Pero sigo sin entenderte. ¿Te gusto?”

“Supongo que sí.” Fue la asombrosa respuesta de HiMERU, quien parecía estar resolviendo operaciones matemáticas en su mente. “Si siento más cosas contigo… ¿Entonces me gustas más que Uehara?”

“No suenas seguro ni con él, ni conmigo.”

“Es que HiMERU nunca tuvo que tomar decisiones así de… peculiares en el ámbito sentimental de su vida. Porque no tenía ámbito sentimental, para empezar.”

“Sólo espero que no estés pensando en sexo, Merumeru kink—” HiMERU le peñizcó un pezón para callarlo en seco. “AY, ¿QUÉ TE PASA?”

“A HiMERU se lo hiciste sin pensarla dos veces.”

“¡En otro contexto! ¡Y a ti si te gusta!”

“Sí.” HiMERU alzó la mirada, pensativo. “Es un punto débil de HiMERU.”

“Me sé varios, princes— YAAAAA”

“Deja de hablar tonterías. Sigamos hablando de lo importante.”

“No tenemos mucho tiempo para eso, Meru.” Rinne alzó su muñeca, observando la hora en su reloj de pulsera. “Tenemos que salir en un rato si queremos llegar a Cinnammon sin levantar sospechas.”

“…HiMERU recién se da cuenta de la estupidez que haz cometido,” contempló, con algo de sorpresa.

“Oh, lindo, ¿‘He cometido’? ¡Gyahaha! ¡HEMOS!”

“…Hemos.” HiMERU se veía resignado con todo. “HiMERU ha tomado demasiadas malas decisiones entre ayer y hoy.”

“¿Debo suponer que yo soy una?”

“Por supuesto,” mencionó, soltando su agarre en su cuello e incorporándose en la cama. “La peor, tal vez.”


Su ropa desperdigada fue difícil de recolectar: la energía de Amagi había ocasionado que terminara en el suelo, en un camino curioso que lo llevaba de la cama al punto inicial de su discusión. HiMERU sonrió al recordar que, al menos, la patada que le había dado consiguió detener su circo de cargarlo a la cama como si se tratase de un saco de papas. HiMERU tenía piernas y podía caminar por su cuenta, gracias.


“¿Qué hora es?” preguntó HiMERU, mientras se terminaba de alistar.

“Uh… ¿Cerca de la una, supongo? Mi cerebro sólo lo registró como tarde, Meru.”

“Mm… Bueno. HiMERU quiere tomarse otra ducha.” Ante la sonrisa boba en el rostro de Rinne, HiMERU rodó los ojos. “En su baño. En su dormitorio. Y sin compañía, gracias.”

“Aww, Merumeru, ¿No dicen que es bueno para el planeta? ¡Ahorramos agua!”

“Y perdemos más tiempo.” HiMERU se levantó de la cama y sacudió su polo y su pantalón. “Dónde quedó mi bolso… ah, ahí está.” Luego de ubicarlo, HiMERU caminó hasta recogerlo del sofá, junto con su sombrero. “Nos vemos en Cinnammon, Amagi.”

“…” Desde su posición en la cama, Rinne le ondeó la mano con sorna. “Nos vemos, Merumeru~♪”


HiMERU se aguantó las ganas de maldecir en voz alta: Rinne Amagi era insoportable. No había hecho nada malo, pero su simple existencia era un ataque personal constantemente.

El peliceleste se giró hacia la puerta, apurando su paso hasta, finalmente, escapar de allí.





“…”

“…”


Kohaku y Niki se observaron entre ellos, con rostros igual de perdidos. HiMERU no podía culparlos: lo más probable era que sospecharan de los dos y de lo que estaba pasando entre ellos.

Amagi, siendo fiel a su reputación de dolor de cabeza con patas, había llegado duchado al igual que él. Eso no hubiera servido para delatarlos, de no ser por su grandiosa idea de devolverle los polvos compactos que había dejado en su cuarto.

Ahí si no tenía explicación congruente y decente que lo salvara de las miradas curiosas de sus amigos.

Por Shiina no se preocupaba. Lo conocía muy bien y sabía que él estaría a favor de sus amigos y la… curiosa y libertina relación que tendrían. O tienen. HiMERU aún no está seguro.

El problema —o la bendición divina— era Oukawa. Oukawa, quien guardaba la única neurona de Crazy:B y, en varias ocasiones, era la voz de la razón.

Sí, el sicario era la voz de la razón. Así de mal estaban las cosas en esa unit.


“Así que debemos hacer lluvia de ideas mañana en el estudi— Oiiiii, ¿me están escuchando?” preguntó Amagi, indignado. Su voz sacó a todos de sus propios pensamientos, y Shiina fue el único en disculparse ante esto. “¿Por qué tan distraídos?”

“Uhhhh…” Shiina tragó saliva, desviando la mirada.

“Bueno, si nadie lo va a mencionar, yo lo haré.” Oukawa suspiró hondamente. “Rinne-han, HiMERU-han. ¿Qué han hecho?”

“HiMERU no sabe, HiMERU no opina.”

“¿Rinne-han?” Kohaku lo acusó con la mirada.

“Ah… ¿Ni idea?” ofreció, con una sonrisa bobalicona. Oukawa se levantó de su sitio con un claro instinto homicida. “¡OKAY, OKAY! Merumeru y yo… hehe~♪”

“¿Cuántos años tienes, Amagi?” preguntó HiMERU, indignado. “Bueno. Oukawa, podrás imaginarte lo que pasó.”

“Oh, no, no pongas imágenes terribles en mi mente, HiMERU-han.” Oukawa cruzó sus brazos en frente de su rostro, con la intención de espantar aquellos escenarios que amenazaban con formarse en su mente. “Sólo necesitaba una respuesta y ya.”

“Y ya la tuviste.”

“¿Pero… y él…? Uh. No recuerdo cómo se llamaba ese chico.”

“¿Ueno?” contempló Shiina, pensativo.

“¿Ueki?” Oukawa le dio vueltas al nombre, sin atinarle.

“Uehara,” completó HiMERU. “HiMERU… debe conversar con él. Y con Amagi, pero nuestro querido líder, por primera vez en mucho tiempo, tiene las prioridades correctas: nuestro trabajo como unit.”

“Wow, me halagas, Meru~♪” Amagi sonrió, muy orgulloso de sí mismo.


Como si fuera motivo de orgullo.


“No tienes por qué estar tan orgulloso. Es tu trabajo, Rinne-han,” dijo Kohaku, extrañado.

“Es lo mismo que piensa HiMERU.”

“¡Mm, mm! ¡Yo también pienso lo mismo!” Asintió Shiina, fingiendo seriedad.

“Entonces, pendejos, préstenme atención en vez de contarse el chisme,” les gritó Amagi. “Ya luego pueden seguir con su té de tías. Y me incluyen, por favor.”

“Si tú eres el tema de conversación.” HiMERU apoyó su mentón en su palma, aburrido.

“¡Pero tengo derecho a defenderme de las difamaciones que darás en mi contra!”

“…Eh. Supongo.”

“¡Gyahaha! ¡Así me gusta! Ahora sí, háganme caso, sonsos.” Rinne se acomodó en su silla. “Tenemos que…”


HiMERU lo observó de reojo mientras explicaba los planes de la siguiente semana. En un pensamiento muy maduro y atinado, hizo una nota mental de recordarle a su líder la charla pendiente entre ambos. Tendría que esperar, pero era, de todas formas, vital para entender qué sería de su relación.

Y qué sería de Uehara, pero ese era otro problema por resolver.



Eureka

Re: Blue Bookmark ❤
« Reply #20: January 15, 2022, 02:53:30 PM »
Me gusta muchisimo este fic, hope to finish it one day


❤ Kohaku/Aira, Rinne/HiMERU [Alkakurei Collab + AU] || 1/? (WIP)





Alkaloid y Crazy:B habían coincidido antes en trabajos del medio: desde talk shows hasta sesiones de fotos, no era nada extraño que las units lideradas por los hermanos Amagi compartieran escenarios y sets a donde quiera que fuesen. El carisma especial de sus miembros atraía a todo tipo de público, y no había hecho más que crecer con el paso de los años desde su debut.

Sin embargo, la urgencia con la que Ibara los había citado a su oficina a primera hora del lunes les había intrigado a todos por igual. Al tratarse de Ibara, era probable que estuviese relacionado a alguna nueva colaboración entre ambos grupos, pero Rinne no podía descartar la leve sospecha de que algún escándalo se había hecho público. Tomando en cuenta lo abierta que era la relación entre Niki y Mayoi, tenía sentido imaginar que se relacionaba a ellos.

Mirando de reojo a HiMERU, Rinne optó por callarse la boca. Sabía que se estaba ensañando con Niki más de lo normal por su propia frustración: no poder ser así de abierto con sus verdaderos sentimientos estaba a punto de freírle las pocas neuronas que le quedaban. Y es que a diferencia de lo estúpido y despreocupado que era su mejor amigo, Rinne quería creer que tenía sus prioridades muy claras. Iniciar una relación dentro de una misma unit –y, peor, dentro del mismo grupo de amigos— era un riesgo que no deseaba correr. Crazy:B tenía una dinámica especial y no quería ni imaginar cómo podría cambiar si le confesaba lo que sentía a cierto amigo suyo.

Esto, por supuesto, si es que HiMERU le correspondía.

Sin duda, Niki tenía una suerte tremenda: tal vez no compartían mucho tiempo juntos por andar en units distintas, pero más allá de ese punto en contra, la relación que Niki y Mayoi tenían era de ensueño. Parecían no preocuparse en absoluto de lo que sucedía a su alrededor y vivían su romance sin angustias o ansiedades.

Rinne los envidiaba enormemente.

Ya desearía él actuar sin medir las consecuencias y sin tener que cargar con el peso de ser el líder de su unit.


“Saegusa-senpai se está demorando más de la normal.” El comentario curioso de Aira ayudó a que Rinne aterrizara de vuelta a la realidad.


Luego de invitarlos a pasar a su oficina, Ibara se había excusado, pidiéndoles unos instantes para resolver un tema privado de CosPro. Sus responsabilidades de producer, mánager y vicepresidente lo mantenían muy ocupado. Nadie había siquiera intentado quejarse ante esto. Sólo pudieron resignarse a esperar, intrigados por el motivo de aquella reunión.

Aunque algunos tenían ciertas sospechas.


“Uhhh…” Vino el suspiro abrumado de Mayoi, quien se veía al borde de un paro cardiaco. El único motivo por el que no se había desmayado era Niki, quien andaba sentado a su lado sobándole el hombro. “P-probablemente… nos va a botar, o a—…algo así…”

“¡Mayo-chan, no seas pesimista!” afirmó Niki, con una brillante sonrisa en el rostro. “¡Si va a despedir a alguien es a nosotros, probablemente! Ya se hartó de las babosadas de Rinn—”

“Normalmente HiMERU estaría de tu lado en criticar a Amagi, pero no permitirá que bromees con algo tan delicado.” HiMERU lo juzgó con la mirada a través de la habitación. Yacía sentado en uno de los sofás personales, al lado de Hiiro y Kohaku, que compartían uno de los sofas dobles. “Es cierto que Amagi tiene terribles prioridades y que podría hacer algo más por su vida que jugar pachinko, pero HiMERU cree que hace un buen trabajo como líder.”


Rinne esbozó una sonrisa burlesca.


“Awww, Merumeru, cualquiera que te escucha diría qu—”

“¡Es cierto!” Hiiro lo interrumpió con su propia intervención, salvándolo de sí mismo en el proceso. “¡Dudo mucho que vayan a despedir a nii-san! ¡Él se esfuerza mucho, así como todos nosotros!”


Al cruzar miradas con HiMERU, Kohaku y él compartieron un momento cómplice. “Mm. Ototo-han tiene razón. Me incomoda aceptarlo, pero Rinne-han es muy dedicado a su unit y a su labor como idol.” Esbozó una pequeña sonrisa.


“Dejen de hablar de mí como si no estuviese aquí, sarta de imbéc—”

“De todas maneras, dudo mucho que se trate de algo relacionado a un despido,” razonó Tatsumi. “De ser así, también nos habría citado Eichi-san.”

“Tatsumi tiene razón.” HiMERU mencionó con una voz calmada, aún a pesar de su sonrisa forzada. “De seguro es una propuesta nueva de trabajo, o algo así.”

“L-lamento haberlos preocupado por gusto, entonces…” Mayoi volvió a suspirar.


La puerta se abrió de un momento a otro, llamando la atención de todos los presentes. Los idols fijaron sus miradas en Ibara, quien ingresó a su oficina a paso apurado. Ante los ojos observadores de algunos pocos como HiMERU y Rinne, el vicepresidente parecía un tanto irritado con algo que acababa de ocurrir. Sin embargo, no tenían suficiente base para especular sobre el motivo o el evento en cuestión. Tal vez… estaba relacionado a lo que quería conversar con ellos, pero esperaban que ese no fuera el caso.

Porque Ibara parecía a unos segundos de asesinar a alguien.


“¡Disculpen la tardanza!” Su voz enérgica retumbó por la oficina, mientras se disponía a tomar asiento en su escritorio. Ibara prendió su Ipad a la vez que continuaba explicando el motivo de su breve ausencia:  “Salió un contratiempo que me terminó costando tiempo valioso para hablar con todos ustedes sobre un tema muy importante. ¡Y pensar que hasta fueron muy puntuales en venir al momento exacto! En serio, mis más sinceras disculpas.” Los labios de Ibara formaron una de sus típicas sonrisas complacientes.

“¡No hay problema, Ibanyan-senpai!” Hiiro le devolvió la sonrisa. Se levantó de su sitio, para hacer más visible su presencia. “¡Pero sí debo admitir que estamos muy intrigados por todo!”

“Sí, Hebi-chan. ¿Qué pasa?” dijo Rinne, en línea con lo que había mencionado su hermano.

“¿No nos va a despedir?” preguntó Aira.


Mayoi lo observó, angustiado, y Aira sintió algo de arrepentimiento.


“Ah, lo siento, Mayo-senpai, pero es que también me preocupaba eso a mí…”

“¡Claro que no!” Ibara se arregló los lentes, empujando el puente de sus monturas hacia atrás. “¡Al contrario, vengo a contarles una buena noticia!” 


Los dedos de Ibara se deslizaron a través del Ipad en su escritorio y, con ello, las luces de la oficina se apagaron de un momento a otro. El proyector del techo se prendió, desdibujando en la pizarra un logo colorido que acaparó la atención de todos.


“¿Alkaloid… + Crazy:B…?” enunció Hiiro…

“¿…Live at Tokyo Dome?” y completó Rinne.

“¡Exactamente!” Ibara sonrió, victorioso. “Junto con su eminencia, Tenshouin-shi, logramos asegurar el Tokyo Dome para el segundo aniversario de las dos units.”

“Ahhhhhhhh…”

“Eso tiene sentido, estamos cerca del aniversario…” Aira se veía pensativo.


Hiiro soltó una risotada aliviada, que contagió a Rinne y a los demás de seguirle la corriente. Dentro de poco, el cuarto se sumió en risas y comentarios entre los miembros, sorprendidos por su propia estupidez. Realmente no había persona inteligente en alguno de los dos grupos, porque nadie había sido capaz de llegar a aquella lógica conclusión.


“HiMERU-han, tu suposición no fue tan precisa,” dijo Kohaku. HiMERU escondió su risa detrás de su mano.

“Tal parece que juntarse mucho con Amagi termina de quemarte las neuronas restantes. HiMERU te advertiría que no sigas sus pasos, Oukawa.”

“Nah, ya es muy tarde para eso.” Kohaku se aguantó las ganas de volver a irrumpir en risas. “Pero sí esperé que alguien como Kazehaya-han se diera cuenta.”

“Fufu. Tal vez te engañé un poco, Kohaku-san. No soy tan inteligente y capaz como tus senpais de Crazy:B.”

“…” HiMERU aprovechó una distracción por parte del cura para destruirlo con la mirada. “Gracias por el halago, Tatsumi.”

“Oh, pero es sólo la verdad.”

“Yaaaa, basta, cállense todos para que Hebi-chan nos siga contando qué onda con el concierto.” Con aquel comentario, Rinne consiguió callar el cuchicheo y las risas, y todos retomaron la actitud seria de un inicio, desviando su atención de vuelta a Ibara.

“¡Muchas gracias, Amagi-shi!” Ibara le agradeció con su tradicional saludo militar. “Verán, para el planeamiento de este concierto, se necesitará un arduo régimen de entrenamiento y ensayos. Vamos a reducir sus apariciones en talk shows, magacíns, sesiones de fotos y entrevistas. ¡Queremos que se concentren plenamente en esto, porque ese Tokyo Dome estará sold-out y van a tener que cumplir con varias expectativas!”

“Sobra decir que tu cabeza también rodará si la cagamos.” Rinne sonrió de lado.

“¡Eso está de más!” Ibara le devolvió la sonrisa. “¡Ese peligro existe desde que forme su unit! Pero soy un hombre muy precavido, Amagi-shi. No apostaría por algo que no me garantizaría una ganancia de alguna u otra forma.” Sus ojos pasaron por los miembros de Crazy:B y, luego, se enfocaron en los de Alkaloid. “Y aunque suene atrevido, dudo que Su Eminencia piense distinto a mí.”

“Okay. Sigo sin entender por qué te tomaste la molestia de reunirnos a todos aquí, cuando nos podías mandar un correo por HoldHands o algo.” Rinne ladeó la cabeza, confundido.

“¡Lamento dar tantos rodeos!” Ibara no se veía muy arrepentido de ello. Sin embargo, no era descabellado especular que sí estaba gastando su propio tiempo, que a diferencia del de las units novatas, si era de mucha importancia y valor. “¡Iré al punto en breve, descuiden! Sé que deben tener sus horarios colmados de trabajos.”

“Eso es una mentira. Amagi de seguro está pensando en que se le agota el tiempo libre en la tarde para ir al pachinko.”

“Merumeru, cállate y sé un buen chico que escucha a sus superiores~♪”

“HiMERU lamenta haberte ofendido de alguna forma, Amagi.” HiMERU le sonrió, irritándolo aún más. “Disculpa a HiMERU, Saegusa. Ahora sí puedes continuar con tu explicación.”

“¡No hay problema, HiMERU-shi!” Su sonrisa inmutada le aseguró la veracidad de sus palabras. “Lo que les quiero proponer es simple: Su Eminencia y yo llegamos a la conclusión de que sería vital que saquen una colaboración lo más pronto posible. La idea es que estrenen el single en el mismo concierto, como sorpresa para los fans. El tema es que queda menos de un mes para todo. Y… aquí viene el meollo del asunto.” La mirada de Ibara se posó en los Amagi. “Sé que les agradan los retos y las apuestas. Y que, además, son capaces de poner las manos al fuego por sus propias habilidades y por las de sus compañeros de unit.”

“No entiendo por qué nos dices cosas obvias, Hebi-chan.”

“¡Nii-san tiene razón! Alkaloid ha demostrado continuamente que es capaz de superarse constantemente. ¡El MDM y el SS de este año son pruebas de ello!”

“Y no dudo de sus habilidades. Pero lo que Su Eminencia y yo teníamos en mente es más… complejo. Lo común, ante un deadline tan cercano y tan poco tiempo de preparación, sería que dejemos todo en manos del compositor, del coreógrafo y así…”

“¡Pero Saegusa-kun decidió apostar por ustedes una vez más!” La voz –y la imagen—de Eichi irrumpieron en la oficina, sorprendiéndolos a todos, incluido el mismo Ibara. “Ah, disculpen, estaba esperando el momento indicado para entrar, pero al final no pude contenerme~”

“¡Su Eminencia! Disculpe, no esperé que se nos uniera, al final.” Ibara hizo una leve reverencia con su cabeza. “Imaginé que estaría muy ocupado para ello.”

“Oh, no.” La videollamada mostraba a Eichi en una oficina parecida a la que tenía en Ensemble Square. Sin embargo, a través de los ventanales detrás de él se podía divisar una ciudad de construcciones históricas barrocas y caminos empedrados. “Tenía que estar presente para la explicación de la apuesta. De hecho, quería hacerla yo mismo, si es que me dejabas.”

“¡Descuide! ¡Encantado de darle la posta a usted, Su Eminencia!”

“Gracias, gracias~” Eichi observó a todos, con una sonrisa suave en el rostro. “Saegusa-kun y yo tuvimos la idea de retarlos a componer su propia colaboración por el aniversario. Tendrían sólo un fin de semana para hacerlo: para ello, los mandaríamos a una casa de campo en las afueras de Tokyo, de tal forma que puedan concentrarse plenamente en la preparación del vestuario, la composición, la letra y la coreografía. Para todo ello, necesitamos sólo borradores, tranquilos.”

“Ya estaba pensando que nadie puede bordar algo decente aquí.” Salió a decir Rinne.

“¡Eso es mentira! ¡Mayo-chan es muy hábil con sus manos!” le refutó Niki, indignado.

“¡EEEEEK! ¡SHIINA-SAAAAAN!” Mayoi se escondió en su hombro, rojo hasta las orejas.

“De la manera en que lo dicen, no puedo evitar pensar… mal…” comentó Kohaku.

“De cualquier manera. HiMERU también sabe de corte y confección.”

“¡Yo también puedo ayudar!” Aira se sumó al resto.

“¡Estoy seguro de que son muy buenos, pero el tiempo no les dará para armar todo al nivel que requerimos!” Les aseguró Ibara, ignorando los comentarios cuestionables. “¡Por eso sólo pedimos borradores pulidos de cada área!”

“Saegusa-kun está en lo cierto. No tendrán tiempo suficiente para perfeccionar todo, y por eso mismo no podemos pedirles que cumplan con imposibles.” Eichi se acomodó en su asiento, cruzándose de piernas. “Pero, la canción si debe estar terminada a grandes rasgos. No pedimos un arreglo musical completo, sólo queremos la melodía y la letra.”

“Estamos con lo justo,” dijo Ibara. “Son cuatro semanas antes del concierto, y aparte de la canción, ustedes deben ensayar. No sólo en sus respectivas units, sino también como la unit grande que conformarán para la colaboración.”

“Oooookay.” Rinne se cruzó de brazos, receloso ante la propuesta. “Esto suena muy bacán y muy arriesgado. Y eso que yo vivo en base a constantes apuestas… pero me cuesta pensar que ustedes dos serían capaces de dejarlo todo en nuestras manos. No porque no podamos cumplir, sino porque el tiempo es demasiado corto para ello, como bien lo han dicho.”

“Estoy de acuerdo con Rinne-san.” Tatsumi se veía un tanto preocupado ante todo. “¿No sería mejor dejarlo en manos del equipo indicado? Así también nos podemos enfocar plenamente en nuestros ensayos.”

“Su eminencia y yo creemos que eso también podría funcionar, pero no sería lo mismo que conseguir una canción compuesta con la esencia de ambas units. No hay nadie que los conozca más a ustedes que ustedes mismos.”

“Mm, es cierto.” Hiiro asintió, aún a pesar de contar con cierta confusión en su mirada. “Lo que no entiendo es… ¿Por qué se refieren a todo como una apuesta?”

“Justo íbamos a explicar eso.” Eichi mantuvo su sonrisa pulcra en todo momento. “Entendemos que esta es una petición muy repentina y demandante. Es un reto inmenso para ustedes, tomando en cuenta que ninguno se ha dedicado plenamente a alguna de las áreas que hemos mencionado. Por ello mismo hemos planeado una recompensa: se les adelantarán y extenderán las vacaciones,” dijo Eichi.

“Eh. Eso suena aburr—”

“Y los gastos de viajes y viáticos correrán por Ensemble Square,” completó Ibara, interrumpiendo a Rinne.

“…”

“…”

“¿HiMERU y el resto podrán viajar a dónde quieran?” preguntó HiMERU, curioso. “¿Cada uno por su cuenta?”

“Claro~ Eso es parte del premio~”


Rinne ignoró la algarabía emocionada a su alrededor para darle prioridad a su más grande fantasía: ir y gastarse los ahorros de su vida –que, probablemente, serían los ahorros de Niki— en algún casino equis en Las Vegas. Y la Diosa de la Fortuna estaría de su lado durante todo el viaje, haciéndole recuperar con creces lo invertido. Todo para regresar a Japón a gastárselo en el pachinko.

Era eso, o pasar sus vacaciones junto a HiMERU.

Rinne deshechó la idea ni bien afloró en su mente: el idiota probablemente lo rechazaría, con lo emocionado que había sonado de pasar tiempo alejado del resto de Crazy:B.

En medio de sus decepciones autoinducidas, Rinne atinó a observar al resto de sus amigos y a la unit de su hermano: todos comentaban, emocionados, a dónde se irían de viaje si es que conseguían ganar la apuesta. Algunos, como Kohaku, Aira y Hiiro, ya andaban discutiendo posibles conceptos de la colaboración, como los chicos responsables que eran.

Rinne se llenó de decisión en esos instantes: haría lo imposible para que el grupo gane.

Sin embargo, debía ser precavido ante todo.


“Okay. Si esto es una apuesta, debo suponer que algo ganarán ustedes si perdemos nosotros,” comentó Rinne.

“Ah, eso es cierto.” Aira suspiró, decepcionado.

“El castigo es algo sorpresa.” La voz de Eichi sonaba aterradora al decir aquella ambigua frase. “No se preocupen, no estarán en juego sus contratos o su afiliación con Ensemble Square.”

“¡Exacto! Será algo sencillo para entretener a su Eminencia y a su humilde servidor~♪”

“…” Hiiro observó con recelo a los dos jefes… hasta, finalmente, optar por sonreírles. “¡Alkaloid está de acuerdo!”

“¡Ack, Ototo-kun!” Rinne extendió su mano, pero ya era muy tarde. “¡Debías conversarlo con ellos primero!”

“D-…descuida, Rinne-san… Todo Alkaloid piensa igual que Hiiro-sa-…san…” Mayoi había salido de su pequeño hueco de comfort entre el sofá y el hombro de Niki para hablar por su unit. “Estamos emocionados con la idea y qu-…queremos apoyar…”

“Mayoi-san no se equivoca. Estamos dispuestos a tomar el reto. Además de confiar entre nosotros, confiamos en ustedes también,” afirmó Tatsumi, muy seguro de sí mismo.

“¡Exacto!” dijo Aira, enérgico. “¡Sé que nos irá bien! ¿No, Kohakucchi?”

“…~♪” Kohaku le esbozó una sonrisa. “Por supuesto, Rabu-han.”

“Creo que la respuesta queda muy clara entonces.” HiMERU observó a Rinne.

“…” Rinne cerró los ojos, derrotado. Había imaginado que todos estarían de acuerdo, pero quiso creer que serían más precavidos y discutirían los términos de la apuesta antes de lanzarse a aceptarla sin ningún cuidado.


Sin duda, el grupo de amigos y compañeros de unit de los Amagi estaba lleno de imbéciles.


“Gyahaha! Está bien. Ahí lo tienen, Hebi-chan, Tenshouin-kun~” Sus ojos desafiantes sirvieron para sellar el trato, puesto que Eichi e Ibara aplaudieron ante sus palabras.

“¡Espléndido!” Eichi juntó sus manos, encantado. “Entonces, lo dejo todo en sus manos. Saegusa-kun se encargará de asegurar lo necesario para su campamento. Espero que tengan una linda semana y les deseo mucha suerte con el reto.”

“¡Muchas gracias, Tenshouin-senpai!” Hiiro se apuró en agradecerle. “¡No los defraudaremos, se lo prometo!”

“Estoy seguro de que así será, Hiiro-kun~♪” Eichi sonrió. “Ahora sí, si me disculpan, debo retomar mis labores. Gracias una vez más por aceptar. Suerte y cuídense mucho.”


Alkaloid y Crazy:B se despidieron de la cabeza de Ensemble Square entre agradecimientos y buenos deseos. La conversación en el grupo se retomó levemente, divagando acerca de las responsabilidades que tenía Eichi ahora que Ensemble Square estaba en el proceso de expandirse a otros continentes, tal y como habían observado en aquella sede de Ensemble Square en Europa.


“¡Eso sería todo, entonces!” anunció Ibara, interrumpiéndolos. “Son libres de avanzar como vean conveniente, pero el reto estipula que el proceso de composición, diseño de vestuario y dirección de coreografía son exclusivos al campamento de este fin de semana.”

“Oh. Entonces podemos ir discutiendo el concepto, al menos,” sugirió Aira.

“¡Exacto! ¡Eso está permitido!”

“Okay. Supongo que todos andamos libres al menos por unas horas, ¿no?” preguntó Kohaku, y observó a sus amigos y a los miembros de Alkaloid. “Podríamos reservar una sala de ensayo e ir avanzando con eso.”

“¡Excelente idea, Kohakucchi!” dijo Aira, emocionado.

“Mm, mm. Suena bien.” HiMERU sonrió.

“Entonces está decidido.” Rinne se giró hacia Ibara. “Gracias por todo, Hebi-chan~♪”

“¡No hay nada que agradecer, Amagi-shi! ¡Mucha suerte!”


El grupo se despidió del vicepresidente, algunos agradecidos al punto de hacer una reverencia completa, como fue el caso de Hiiro. Aira tuvo que jalarlo de la oreja y arrastrarlo fuera de la oficina junto al resto.

Mientras caminaban a la sala de ensayo, Rinne coincidió en caminar al lado de HiMERU, quién se veía un tanto pensativo.


“¿Qué pasa, Merumeru? ¿Te preocupa el fin de semana lejos de la civilización?”

“Fufu.” HiMERU esbozó una sonrisa burlesca. “HiMERU se pregunta lo mismo de ti. No sé qué será de tu existencia sin un pachinko cercano.”

“Ah, pendejo resultaste ser~”

“Aprendí del mejor~” Le dijo, guiñándole el ojo.


Continuaron el camino junto al resto, y se distrajeron con las ocurrencias de los menores del grupo.

Una vez dentro de la sala de ensayos y en plena discusión entre todos los miembros, un mal presentimiento lo invadió. Sin embargo, Rinne no tuvo de otra que ignorarlo: era muy tarde para analizar la situación con calma y retractarse.

Con una sonrisa en los labios, Rinne hizo a un lado sus dudas y preocupaciones para darle prioridad a lo que debía ocupar su mente por completo por el resto de la semana: la colaboración con la unit de su hermano menor, y el desarrollo del concepto detrás de esta.





La casa de campo estaba localizada en medio de un bosque, a unos pocos kilómetros de un pequeño pueblo en las afueras de Tokyo. Era un lugar perfecto para pasar unas cortas vacaciones: la casa estaba completamente equipada con todo lo necesario para su estadía ese fin de semana. Encima, contaba con una piscina en la parte posterior del patio, una zona de parrilla al aire libre y un bar equipado.

Lástima que venían a trabajar, no a pasarla bien.

A diferencia de varios del grupo, Kohaku no se sentía afectado por la cruda realidad. Estaba más enfocado en ganar el reto y contemplar recién, ahí, qué sería lo que haría con unas vacaciones pagadas.

Madara siempre le contaba maravillas sobre los países que había visitado, halagando la variedad de expresiones culturales, la comida que había degustado, los lugares turísticos y los festivales que había visitado. Tenía una particular fascinación con Latinoamérica, argumentando que la calidez de la gente y la deliciosa gastronomía habrían sido capaces de retenerlo, de no ser por sus responsabilidades en Tokyo. Kohaku lo conocía bien: era su sutil manera de reafirmar lo mucho que le gustaba ser un idol, antes que cualquier otra cosa. Y aunque pudiera radicar con ese trabajo en cualquier otra parte del mundo, sus amigos y las personas más importantes para él se encontraban en su país natal. Y eso era lo más valioso a sus ojos.

Kohaku sentía lo mismo que él: no se veía capaz de dejar Japón, aún cuando la idea se le hacía sumamente tentadora a veces. Lo que sí le emocionaba era viajar fuera del país, porque hasta ese momento, aún no había contado con la oportunidad de hacerlo. Unas vacaciones en las playas de Okinawa eran bienvenidas y hasta ansiadas, pero el prospecto de conocer Europa o Latinoamérica le emocionaba más que cualquier viaje de ensueño dentro de Japón. La oportunidad de que Ensemble Square pagara por todo era, sin duda, difícil de dejar pasar. Y aunque pensaba solventar parte de los gastos con su propio sueldo y sus ahorros, no podía ignorar la chance en frente de sus ojos.

Alkaloid y Crazy:B estaban conformados por gente muy capaz y hábil. No había día en que Kohaku no se sintiera agradecido de pertener a la unit de Rinne. Y, pese a las estupideces de su líder y las cojudeces de Niki y HiMERU, sabía que se merecían el tipo de reconocimiento que llevaban recibiendo últimamente. La unit de su amigo, Aira, también había alcanzado varios logros debido a su creciente nivel de pulcritud y profesionalismo: eran dignos de admirar y respetar como rivales.

Pero, en esos insantes de caos, desorden y algarabía, Kohaku se arrepentía un poco de sus propias decisiones personales.


“CALLÉNSEEEEEEEE” el grito del pelirrosa irrumpió en medio de las discusiones y los llantos. “Ah. Lo siento, tal vez exageré un poco.” Lamentó, luego de darse cuenta de lo que acababa de hacer.


Pero no podía sentirse muy culpable. Todos estaban comportándose como niños, llorando por la ilusión de aquel fin de semana ameno que podrían haber pasado en la casa de haber sido distintas las circunstancias.


“K-…Kohakyun tiene razón…” dijo Mayoi, quien saltó asustado y se escondió detrás de Niki ante la mirada curiosa del mencionado. “¡Ihhhhh, lo l-lamento, no debí tomarme las c-…confianzas contigo sin consultar previamente!”

“Tranquilo, Mayo-chan~ Kohaku-chan no muerde~” le aseguró Niki con una sonrisa “Si fuera así, yo tendría varias mord—WAAAAAH”

“En vez de seguir bromeando como idiotas, deberíamos concentrarnos en lo que hemos venido a hacer,” dijo Rinne, luego de soltar su agarre en la cola de Niki. “Gracias, Kohaku-chan~♪ Nos faltaba un poco de mano dura, y me incluyo. Es que ese bar, putamadre…” Su mirada se cruzó con la de Tatsumi y Rinne se apuró en continuar. “Pero claro, todo con el debido cuidado porque acá hay menores de edad que no se pueden acercar ni en sueños a una lata de cerveza~"

“De todas maneras, HiMERU no permitirá que te embriagues y arruines nuestras chances de victoria, Amagi.”

“Ay, Merumeru, hablas como si yo no quisiese ganar el reto. Ya me veo en Las Vegas, sin preocupaciones, y con plata hasta por las huev—”

“Ah… Chicos, Hiiro-kun aún no se despierta,” comentó Aira, moviendo levemente a su amigo. Hiiro yacía aún en el asiento del co-piloto del carro prestado de Alkaloid, a diferencia del resto del grupo, que ya había bajado de los dos autos. “No lo culpo, el viaje fue algo accidentado…”

“¿Lo fue?” preguntó Tatsumi, curioso. “No creo haber cometido un error al manejar. ¿Qué opinas, Mayoi-san?”

“…U-uh…” Mayoi rehuyó su mirada, preocupado por demostrar su verdadera opinión en su rostro. “¡Tú manejas muy bien, T-tatsumi-san!”

“De seguro mejor que Amagi,” comentó HiMERU. Kohaku se espantó al verlo forzar una sonrisa con mucho esmero.

“Ehhhhh, a la próxima tú manejas, entonces, Merumeru.” Rinne rodó los ojos. “¡O Niki-kyuuun, que debe ser el mejor conductor en este grupo!”

“¡A mí no me metas!”

“Gracias a todos.” Tatsumi esbozó una sonrisa sincera. “Pero tomando en cuenta el estado de Hiiro-san, tal vez si hubo algún bache que se me pasó.”

“…Hiiro-san…” mencionó Mayoi. Junto con Niki y Kohaku, se habían acercado a Aira y al pelirrojo, preocupados por su condición.

“¡Tranquilos!” Hiiro espantó a todo el mundo al incorporarse de un momento a otro. La fuerza de su movimiento desabrochó su cinturón y hasta casi lo rompe, para el horror de Aira y los presentes. “¡Estoy bien! ¡Estaba recuperando energías para poder trabajar con más ahínco!”

“¡Ahhh!” gritó Aira, entre asustado y aliviado. “¡Me alegra tanto que estés bien, Hiiro-kun!” Y juntó sus palmas, feliz.

“Nos diste un gran susto a todos, Ototo-han,” comentó Kohaku.
 
“¡Lo lamento!” Hiiro cerró la puerta, luego de salir del carro. Se sacudió la ropa, y al girarse hacia todos, les esbozó una sonrisa alegre.  “¡Ahora sí!”

“Vamos llevando las maletas y los ingredientes,” sugirió Tatsumi. “Luego, podríamos empezar a distribuirnos las tareas.”

“Exacto. Pero no se distraigan eligiendo cuartos que eso lo veremos más tarde. Primero debemos dejar en claro cómo nos vamos a organizar y quién hará qué.” Rinne complementó las indicaciones del cura.

“¡Mm!” El grupo asintió y comenzó con la tarea de llevar sus pertenencias a la sala de la casa y dejar todo lo relacionado a la comida y la preparación de esta en la cocina.
 

Una vez reunidos en la entrada de la sala, varios se percataron con más detalle de la suciedad y el polvo que envolvía a todos los muebles de la casa. Tal parecía que Ibara a propósito les había rentado aquel lugar, con la intención de que ellos mismos limpiaran las estancias para su uso y, de esa manera, ahorrarse así algo de dinero para el futuro.


“Curioso que la piscina y la cocina si estén completamente pulcras…” comentó Rinne, irritado. “El bar también. Ugh.”

“¿Amagi?” lo llamó HiMERU. “¿No convocaste tú esta primera reunión?”

“Sí, sí, ya iba al punto.” Rinne aclaró su garganta, y se aguantó las ganas de burlarse de todos, con lo cómicos que se veían ahí parados en medio de la sala sin poder sentarse. “Bueno, nada, lo que les iba a decir es simple: tenemos que dividirnos e ir avanzando pero YA. Son cuatro áreas, así que trabajaremos en parejas. Uno de Alkaloid con uno de Crazy:B.”

“Mm, suena bien.” Kohaku asintió, sin mucho problema.

“Yo quería proponer que composición y vestuario vayan avanzando primero,” dijo Hiiro. “Creo que coreografía y letra necesitan del primero, en específico, así que es el más urgente.”

“Hiiro-kun tiene razón.” Aira se veía un tanto sorprendido ante el argumento lógico de su amigo.

“Tal vez letra y coreografía se podrían ir encargando de la limpieza por mientras,” sugirió HiMERU.

“¡Excelente idea, HiMERU-san!” Tatsumi le sonrió.

“¿…Qué opinan?” HiMERU hizo caso omiso al gesto y las palabras del cura.

“Yo estoy de acuerdo~” comentó Niki. “Sólo espero que me toque en una de las parejas que limpiará. Así puedo escabullirme y probar la cocin—”

“Eso luego, Shiina.”

“Más allá de la sonsera de Niki, yo también estoy de acuerdo,” dijo Rinne. “Trabajaremos en turnos, para que sea más justo. Le veo sentido.”

“Uh… ¿C-…cómo nos dividimos?” Mayoi los observó a todos. “¿Alguien tiene alguna sugerencia?”

“¡Ah!”


Aquella exclamación fue el único aviso que tuvieron antes de que Niki corriera, de un momento a otro, a la cocina. A lo lejos, escucharon el característico sonido de las bolsas de papel, así como los cajones de las alacenas.


“Ugh. Ya decía yo que estaba durando mucho con nosotros.” Rinne rodó los ojos, a la vez que comenzaba a seguirlo. Sin darse cuenta, el resto del grupo lo imitó, y todos acabaron en la cocina. “Niki-kyuuuuun, ¿por qué te escapas? ¡Aún no hemos terminadooo~!”

“¡Rinne-kun, no me difames!” le dijo Niki, mientras revisaba una de las bolsas de ingredientes. “Ah, eso se ve delici— ¡No te distraigas, Niki!” Y siguió hurgando entre las compras. “Mm, mm… ¿Dónde están?”

“Niki-han, si no nos explicas qué es lo que estás haciendo, nadie va a entender si es tu obsesión por la comida o si no estamos perdiendo el tiempo y vas a llegar a un punto lógico.”

“¡Es para lo de los equipos! ¡Juro que no quiero comer o cocinar… aún! ¡AAAH! ¡AQUÍ ESTÁN!” Niki sacó un pequeño paquete de palitos de madera, que iban a servir a futuro para la cena. “Pensé en preparar karaage más tarde y por eso compré estos palitos. No creo que necesitemos muchos, así que podemos usar algunos y pintarlos con marcadores para sortear los equipos.”

“…Wow.” Rinne se había quedado boquiabierto. “Por primera vez en mucho tiempo tienes una idea… congruente.”

“¡Siempre tengo ideas congruentes!” Se jactó Niki de su propia grandeza. “Mayo-chan, creo que merezco un beso por eso~"

“¡Wah!” Mayoi esquivó el ataque de su pareja. “¡Aquí nooo, S-…Shiina-saaan!”

“Qué buenos amigos son,” fue el comentario atinado de Tatsumi.

“¡A que no!” Hiiro sonrió, deslumbrando a todos con su pureza.

“…A veces no sé si son densos o se hacen,” comentó Aira. A su lado, Kohaku soltó una pequeña risita.

“Rabu-han, tal vez tú eres el inocente aquí.”

“¿Quéeeeee? ¿De qué hablas, Kohakucchi?”

“Tú, Ai-chan.” Rinne señaló a Aira, interrumpiendo su conversación. “Te ves como el tipo de persona que tiene cincuenta plumones y resaltadores en su cartuchera. Imagino que debes tener tus útiles para seguir escribiendo tu diario, ¿no? Dime que has traído alguno.”

“¡Y-yo no tengo un diario!”

“¡Sí tiene!” mencionó Mayoi, sonriendo muy alegre. “Ah… está lleno de pensamientos tan inocentes y propios de un p-pequeño de su edad… Siento que me quemo en el infierno de sólo recordar, cómo alguien tan desagradable como yo ley—”

“¡Mayo-saaaaaan!” Aira se tapó la cara de la vergüenza. “¡N-no digas cosas de más!”

“…” Mayoi pareció darse cuenta, en esos instantes, de lo que había soltado. “¡Ihhhh! ¡D-discúlpame, Aira-san! ¡No fue mi intención leer las en-entradas de tu diario ni hablar sobre ello!”

“Ya. Muy bonito todo. ¿Tienes los plumones o no?” Rinne forzó una sonrisa.

“¡Sí! ¡Ah, cualquier cosa por cambiar de tema!”


Aira fue raudo en regresar a la sala a buscar su bolso de mano, un morral rosado que usaba de forma cruzada. Lo encontró encima de la pequeña maleta negra de Kohaku, donde su amigo lo había colocado para que no se ensuciara con el descuidado piso de la estancia.

Una vez en sus manos, hurgó en su interior en busca de la cartuchera que contenía sus útiles. Al ser uno de los objetos más grandes, no demoró en ubicarlo y retirarlo para llevarlo con el resto. Con ello, regresó apurado a la cocina, esperando que, para ese entonces, el tema de conversación fuese algo distinto a su vida privada y a sus pensamientos vergonzosos sobre los idols con los que compartía en Ensemble Square.


“…Pero es que no han probado el daifuku que prepara Niki, es bue-naaaa-zo~♪”


Aira soltó un suspiro, aliviado al escuchar a Rinne hablando sobre dulces esponjosos y no sobre su diario y sus intimidades.


“HiMERU creyó haberte escuchado decir que no había tiempo para distracciones, Amagi,” le reclamó HiMERU, un tanto irritado con la actitud descuidada de su líder.

“Ya te quiero oír decir eso cuando yo mismo te embuta el daifuku en la boca, Meru—”

“Aquí está, Rinne-senpai.” Aira lo interrumpió al extenderle la cartuchera.

“Oh, gracias, Ai-chan~♪” Rinne alzó su pulgar y, luego, sacó cuatro plumones del pequeño estuche. Al hacerlo a un lado, cayó en cuenta de las imágenes impresas en la tela, y soltó una carcajada. “Espera. ¿Ese no es Kohaku-chan?”

“Tienes razón. Es mercancía de Crazy:B, y para ser más específicos, de Oukawa,” dijo HiMERU, curioso.

“…” Kohaku sintió cómo el calor se le subía hasta las orejas.

“¡Ah!” Hiiro se iluminó al identificar la cartuchera. Un recuerdo afloró en su mente, y sonrió, alegre. “¡Ese estuche es de esa vez que te acompañe al mall! ¡Yo me compré uno de nii-san!”

“…Qué.” Fue el elocuente comentario de Rinne.

“Aira-san, ¿me das los plumones?” preguntó Tatsumi, con los palitos de Niki en sus manos.

“¡Claro!” Aira abrió su cartuchera y sacó varios plumones de colores, maniobrándolos con dificultad entre sus manos para extendérselos a su senpai.


Tatsumi le agradeció con una sonrisa y se dispuso a pintar los palitos en parejas: dos tenían el color rojo, dos el azul, dos una tonalidad de rosa y los dos últimos de color verde. Los acomodó en su mano derecha de tal forma que las puntas sin color estaban descubiertas, mientras que en su puño escondía los colores para formar las parejas de trabajo.


“Okay,” comentó, ni bien finalizó con la tarea. “Hay cuatro colores, entonces. Rojo, azul, rosado y verde.”

“Sería pertinente complementar lo de los colores con los roles que cada pareja tomará,” sugirió HiMERU.

“Mm, Merumeru tiene razón.” Rinne asintió, de acuerdo con su idea. “Y en vista de que nos vamos a demorar cincuenta años en decidir eso, yo mismo distribuiré los roles en este momento. El rojo será composición; el azul, vestuario; el rosado, coreografía y el verde, letra.”


Todos asintieron con su rápido actuar. Era necesario tener eso definido, para hacer más sencillo el proceso en general. Después de todo, Rinne tenía razón: podían pasarse mil horas debatiendo cómo sortearían eso.

Y tiempo era lo que más necesitaban.


“Si fueran tan amables de acercarse en orden a escoger uno.” Tatsumi los invitó a todos a iniciar el sorteo. “Oculten su resultado hasta el final, por favor.”

“Chessu~” Rinne se interpuso entre todos y se adjudicó el primer lugar en la, aún, inexistente fila. Tomó un palito, y se hizo a un lado, tapando con su mano el color que le había tocado.


Uno a uno, los miembros de Alkaloid y Crazy:B hicieron tal y como él hizo, hasta que Tatsumi se quedó con el único que quedaba.


“Okaaay~♪ Revelen su resultado y busquen a su pareja~♪”


El grupo le hizo caso a la indicación de Rinne, y revisaron el color de su palito para poder embarcarse en la breve búsqueda del que, sería, su compañero de trabajo por el resto del fin de semana.

Niki se alegró al encontrar que le había tocado con Tatsumi, claro opuesto de su pareja, Mayoi, quien se aguantó las ganas de llorar al ver que trabajaría con Rinne. Por su lado, HiMERU suspiró aliviado ante la idea de pasar tiempo con Hiiro: a sus ojos, era el Amagi más válido, pese a sus ocurrencias e ingenuidad.

O tal vez justo por ello era que le encontraba tanta validez a su existencia.

Sin duda, los más bendecidos por la diosa de la fortuna fueron Kohaku y Aira, quienes se encontraron entre el tumulto de sus amigos y sonrieron al ver que sus palitos coincidían.


“Es un placer trabajar contigo, Rabu-han.” Kohaku le esbozó una pequeña sonrisa, emocionado por la idea de compartir el resto del fin de semana a su lado.

“¡Lo mismo digo, Kohakucchi!” Aira corrió a agarrarlo del brazo, muy feliz. “Aunque…” Mencionó, observando su palito. “¿Qué le tocaba al palito rosado?”

“C-…coreografía.” Se escuchó la voz muerta de Mayoi. Rinne lo tenía abrazado del hombro y parecía al borde de un paro cardíaco. “Rosado e-era coreografía…”

“Pin pon~♪” canturreó Rinne. “Y a nosotros nos tocó composición, así que prepárate porque se viene lo bueno, Mayo-chan~♪”

“¡Ihhhhhhh!” Mayoi saltó en su sitio, y aprovechando un descuido de Rinne, se deslizó libre de su agarre para huir a refugiarse con su enamorado y con Tatsumi.

“Amagi ototo, HiMERU y tú estarán encargados de la letra.” HiMERU ignoró el circo a un paso de él para priorizar a su compañero de trabajo, Hiiro.

“¡Estaré bajo tu mando entonces, HiMERU-san!” afirmó Hiiro, muy alegre.

“Mm, mm.” HiMERU negó con la cabeza. “Al contrario. No debes tratarte como menos por ser menor que HiMERU. Después de todo, eres el líder de Alkaloid.”


…Y mil veces más decente que tu hermano mayor,’ completó HiMERU en su mente.


“¡Gracias por la consideración, HiMERU-san! Pero no puedo hacer caso omiso a la experiencia que tienes como idol de años. ¡Sería irrespetuoso de mi parte!”

“Haz a un lado ese pensamiento, porque HiMERU y tú son iguales ahora.” HiMERU le esbozó una sonrisa, aguantándose las ganas de darle un par de palmaditas en la cabeza. Hiiro era un buen chico, después de todo.

“¡Está bien!” Hiiro le respondió, agradecido.

“Oi, oi, por qué lo tratas con tanto amor, ¿eeeh?” se quejó Rinne, manifestándose entre ellos de un momento a otro. Agarrados en sus brazos estaban Niki y Mayoi, suplicando por piedad. “Es mi hermanito, Merumeru~♪”

“¿Ah, sí? Porque HiMERU recuerda que siempre huyes de él en Ensemble Square.”

Hiiro asintió, furtivamente. “¡HiMERU-san tiene razón! ¡Llevo años intentando que no me evadas, pero siempre te escapas cuando te veo y te digo que te quier—!”

“YAAAA” Rinne soltó a la pareja de tortolos para salvar su propio pellejo. “¡N-no puedes decir esas cosas así como si nada, Hiiro!”

“Estás un poco grandecito para avergonzarte a ese punto, Rinne-han,” se burló Kohaku.

“Oukawa está en lo cierto.”

“Haha, Crazy:B siempre se lleva de lo mejor~” comentó Tatsumi. Aira, a su lado, lo cuestionó con la mirada, pero optó por guardarse sus comentarios.

“Ya, en serio, retomen la seriedad,” dijo HiMERU. “HiMERU sabe lo tentador que es seguir molestando a Amagi, pero tenemos varias responsabilidades.”

“Claaaro, ahora sí tienes prioridades claras y todo.” Rinne abrazó a HiMERU por los hombros, y su amigo sólo pudo atinar a rodar los ojos. Sabía que era mejor ignorarlo, puesto que si le seguía el juego, andarían en dimes y diretes por el resto del día y nunca se pondrían a trabajar. “Pero bueno, Merumeru tiene razón, debemos dejarnos de huevadas. A este paso, Tenshouin y Hebi-chan ganarán y sabe Dios qué nos pondrán a hacer esas sabandijas.”

“Uh… da miedo, realmente.” Se lamentó Aira.


Kohaku quiso mencionar que el agarre en su brazo permanecía en su sitio, pero no le vio sentido: era un gesto de confianza entre amigos.

Sin embargo, no podía ignorar aquel sentimiento de incomodidad presente. Nunca había sido muy fanático del contacto con la gente, pero quería creer que, al menos, Aira era uno caso especial y tenía permitido ese tipo de trato con él.

Entonces… ¿Por qué sentía que su piel quemaba justo donde rozaba con la del rubio?


“Tal vez tengo fiebre…” razonó, en medio del estado de pura confusión en el que se encontraba.

“¿Kohakucchi?” Aira lo observó, preocupado. “Rinne-senpai ya está dando las indicaciones…”

“Sí, Ai-chan tiene razón, yo estoy dando las indicaciones~♪” canturreó Rinne. “No sé en qué planeta estás, Kohaku-chan, pero sería bueno que regreses a la tierra. Porque acabo de decir que Ai-chan, Merumeru, Ototo-kun y tú van a encargarse de la limpieza de la casa mientras yo trabajo con Mayo-chan, y Niki con Tatsumi-chan.”

“…A-ah, suena bien por mí,” dijo Kohaku, aún un tanto distraído.

“La verdad es que ya tenía un par de ideas antes de venir al campamento. Imagino que Mayo-chan, igual de precavido que yo, hizo lo mismo~♪”

“S-sí…” admitió Mayoi, aún a pesar de su mirada llena de terror. “N-…no pensé encargarme de esa área, pero igual le di vueltas en mi cabeza. ¡Lo lamento! ¡Espero no terminar defraudándolos!”

“Eso no pasará porque tú y yo somos el mejor equipo aquí~♪ ¡Gyahaha! ¡Estoy empilado!” Rinne alzó su voz, enérgico al punto de agotar a la gente a su alrededor con sólo mirarlo. “En fin. ¿Qué hora es?”

“Las 10,” dijo HiMERU. “¿Piensan ignorar el almuerzo? Porque HiMERU duda que Shiina sobreviva sin comer algo en la tarde.”

“¡HiMERU-kun tiene razón!” se quejó Niki. ¡Mi desayuno fue chiquito, encima!”

“Niki no es la prioridad aquí, Himerunrun~♪” Rinne esbozó una sonrisa, ignorando las súplicas de su mejor amigo. “Y si se duerme, ya sabe qué le pasará cuando despierte~♪”

“¡AYUDAAAA! ¡ME VA A MATAR!”

“No levantes difamaciones contra alguien que te adora, Niki-kyuuun~♪”

“Fufu.” Tatsumi escondió sus risitas detrás de su mano. “Entonces, nos reunimos aquí en unas horas.”

“¿Podrán trabajar en tan poco tiempo?” preguntó Hiiro, preocupado. “Tal vez sería bueno extender un poco el tiempo. Unas horas luego de almorzar.”

“Sí, puede ser.” Kohaku asintió.

“Pienso que sí, si es necesario.” Rinne se llevó una mano al mentón. “Mm… Sí, está bien, Ototo-kun. Pero sólo si es necesario. No sé que tanto será, porque siento que en un par de horas estará lista la composición.”

“¿¡Par de horas!?” lloró Mayoi, preocupado.

“Par de horas, Mayo-chan~♪”

“Par de horas…” repitió Niki, igual de ansioso que su pareja.

“No te preocupes, Niki-san. Nos irá bien. Al igual que Rinne-san y Mayoi-san, yo también pensé en el vestuario. No tengo tanta experiencia en esa área, pero confío en que haremos un buen trabajo.”

“¡Waaaaah!” ¡Tatsumi-kun! ¡Me has inspirado tanto con tus palabras!”

“…” Kohaku los observó a todos y soltó una pequeña risa que Aira no dejo pasar desapercibida.

“¿Qué pasa, Kohakucchi?” preguntó Aira, sonriéndole. El agarre en su brazo había hecho que la distancia entre ambos sea muy corta para gusto de Kohaku, pero en esos instantes, su mayor prioridad era juzgar a sus amigos.

“Nada. Es sólo que me pregunto si les irá bien. Son bien tontos.”

“Yo opino lo mismo, pero les tengo fe. ¡Mis senpai son muy hábiles!”

“…Rinne-han y Niki-han también.”


Kohaku les dedicó una sonrisa enternecida, aprovechando que ninguno de los dos le estaba prestando atención.



Eureka

Re: Blue Bookmark ❤
« Reply #21: January 15, 2022, 03:22:58 PM »
❤ Kohaku/Aira, Rinne/HiMERU [Alkakurei Collab + AU] || 2/? (WIP)





Entre ocho personas, el trabajo de limpiar dos ambientes (el salón de música y un salón con pizarrón) había sido muy sencillo. Demoraron una hora en toda la labor, y para suerte de Niki, se dividieron de tal forma que un par pudo encargarse de distribuirles a todos los sándwiches que habían preparado con anticipación. Habían imaginado que antepondrían el reto antes que todo: no era nada sorprendente que hubieran prevenido antes que lamentar.

Luego de eso, los dúos encargados de la limpieza se retiraron para dejar a las otras dos parejas en sus habitaciones. Rinne y Mayoi se encerraron en el salón de música, equipado con un gran piano de cola y varios estantes sobre la teoría detrás de la composición. Por su lado, Tatsumi y Niki se quedaron en el salón del pizarrón, equipado con materiales artísticos para crear el diseño de vestuario desde cero.

Kohaku, Aira, HiMERU y Hiiro se dividieron las habitaciones y ambientes de la casa para avanzar parejamente. Extrañaron, en el proceso, la presencia de sus amigos: no sólo porque era más fácil trabajar con un equipo tan grande, sino también porque se sentía la falta de conversación y chacota que siempre estaba presente cuando estaban todos.

Con el paso de los años, Alkaloid y Crazy:B habían llegado a hacerse amigos, llegando a asemejarse a sus propios lazos entre los miembros de cada unit. Nadie se atrevería a afirmar que contaban con el mismo peso, pero era innegable que la cercanía que existía entre ambas units ya no sólo se limitaba a los cabezas de cada una.

Aquellas horas de la mañana y el inicio de la tarde pasaron lentamente para Kohaku, quien se sumió en la tarea de limpieza e hizo a un lado cualquier otro pensamiento que amenazaba con rondar por su mente. No fue nada difícil enfocarse en lo que debía hacer cuando estaba a solas, aunque debía admitir para sí mismo que la compañía de sus amigos era siempre bienvenida.

Mientras barría parte del pasillo del primer piso, Kohaku se preguntó, internamente, cómo le estaba yendo al dúo de Rinne y Mayoi, así como al de Tatsumi y Niki. Algo le decía que, probablemente, Niki ya se había dormido, a diferencia del caso de su enamorado quien, a juzgar por sus gritos, estaba muy atento —y muy aterrado— de lo que Rinne le comentaba y de la composición que había visualizado en su mente. Los notas suaves producidas por las teclas del piano se mezclaban con las risotadas del pelirrojo y los llantos de Mayoi. Era una cacofonía de sonidos muy… curiosa.


“Oukawa.” HiMERU lo hizo saltar del susto al tocarlo del hombro y mencionar su apellido de un momento a otro. “Ah, HiMERU lo siente.”

“No te preocupes, HiMERU-han.” Kohaku le sonrió. “Ando un poco distraído.”

“Mm.” HiMERU le dio la razón. “HiMERU notó eso y quería preguntarte al respecto. ¿Algo te preocupa?”

“Oh, nono, tranquilo. No es nada relacionado al reto o a Crazy:B. Son…” Kohaku desvió la mirada. “Son cosas más personales. Creo que me estoy enfermando. Me siento un poco afiebrado.”

“Vamos a la sala. Tengo un botiquín entre mis pertenencias.”

“¡Ah, no! ¡No es necesario, HiMERU-han!”

“Oukawa. No seas terco, es mejor que tomes algo para prevenir, al menos. Aunque…” HiMERU apoyó la escoba en sus manos en la pared del pasillo. Luego, comparó las temperaturas en su frente y la de Kohaku, curioso. “Mm. HiMERU no te siente calenturado.”

“Pero hace un rato—”

“¡HiMERU-san! ¡Kohaku-san!” Hiiro los interrumpió con su voz enérgica.


Llegó al pasillo junto a Aira, imagen que le causó incomodidad a Kohaku.


“Ya terminamos con las habitaciones del segundo pis— ¡Aaaaah, Kohakucchi!” Aira se interrumpió a sí mismo al ver a su amigo siendo chequeado por HiMERU. El rubio corrió hasta llegar a su lado, preocupado. “¿¡Estás bien!? ¿¡Qué pasó!?

HiMERU removió sus manos. “Oukawa creía que estaba con fiebre, pero HiMERU no lo ve posible. Tiene una temperatura normal,” mencionó, y recogió la escoba de nuevo.


Aira no se tomó la molestia de anunciar lo que haría a continuación: actuó sin alguna pizca de duda, tomando las mejillas de Kohaku entre sus manos. En un movimiento muy suave, juntó las frentes de ambos para chequear la temperatura de su amigo, causándole un cortocircuito al pelirrosa.


“Mm…” Aira se veía confundido. “Te siento un poquito caliente, pero dudo que sea fiebre. ¿Tal vez estás agitado?”

“…” Kohaku estaba muy seguro de que su rostro era un poema lleno de confusión.


¿Cómo Aira podía decirle eso, si él sentía que estaba ardiendo en calentura?


“HiMERU sugiere que Oukawa tome algo, al menos para prevenir,” dijo HiMERU.

“Yo opino lo mismo.” Para alivio de Kohaku, Aira retomó la distancia entre ambos. “Tengo algunas pastillas contra el resfrío en mi bolso.”

“Mm, Shiratori también es precavido. HiMERU se alegra.” HiMERU le sonrió.

“¡W-waaaah! ¡No me dediques una sonrisa así de cálida, HiMERU-san!” lloró Aira. “¡No me siento dichoso de ella!”

“Fufu.” Un par de risitas se colaron por los labios de HiMERU. “Sigues siendo igual de fan que hace unos años.”

“Algunas cosas no cambian.” Aira suspiró pesadamente. “Justo como el motivo detrás de mi precaución… Usualmente paro con Hiiro-kun y le pasan mil cosas por ser así de descuidado como es.”

“¡Ack!” Hiiro saltó, sorprendido. “¡Lamento causarte molestias, Aira!”

“Ya estoy acostumbrado.” Aira le sonrió. “Aunque aún hay veces en las que eres difícil de manejar, no puedo negarlo.”

“Suena como que Amagi ototo es tu mascota más que tu amigo, Shiratori,” comentó HiMERU, entretenido con la curiosa conversación.

“¡Es que lo es! ¡Todo lo contrario de Kohakucchi!”

“No sé si el opuesto de un amigo es una mascota…” se preguntó Hiiro, confundido.

“Rabu-han, no es bueno que hagas esas comparaciones,” comentó Kohaku.

“¡Pero es la verdad!”

“¡Y está bien! ¡Yo también entiendo la fuerza de los lazos que perduran a través del tiempo y las circunstancias! Es justo lo que sentí cuando me reencontré con nii-san…” Hiiro se mostró nostálgico, una vista sin duda especial.

“Yo lo sentí con Bon y Rabu-han. Ambos son muy importantes para mí.” Kohaku sonrió.

“¡K-kohakucchi!” Aira se tapó la cara de pura vergüenza. “¡No puedes decir eso de la nada! ¡Es malo para mi corazón!”


“Fufu~♪ Esta juventud~♪” HiMERU sonrió, retomando la labor de barrer aquella zona del pasillo. “HiMERU sugiere que continuemos con la limpieza. Aún falta parte de la sala, después de todo.”

“Oh, HiMERU-san tiene razón.” Aira asintió. “Pero primero… vamos por tu medicina, Kohakucchi~♪”


Kohaku asintió, distraído. Esperaba que su estado físico y anímico mejorara con aquella pastilla, porque al ritmo que iba, podía afectar su rendimiento en la tarde.

Y no se permitiría defraudar a su unit ni a la de Aira, de ninguna manera.





Casi cerca de la una de la tarde, la puerta del salón de música se abrió de golpe. Rinne salió victorioso de aquella estancia, cargando en su mano derecha un reproductor de música personal y unos papeles, mientras que con el brazo izquierdo, llevaba un Mayoi al borde de la muerte. Su compañero de trabajo parecía haber sufrido un shock traumático que lo había dejado muerto en vida, tanto que ni reaccionaba al peligro de estar atrapado por Rinne.


“¡Nii-san!” Hiiro y el resto se le acercaron, emocionados. “¡Terminaron con tiempo de sobra! ¡Sabía que eran muy hábiles, pero esto es increíble!”

“Ototo-kun, me das mucho crédito.” Rinne se habría rascado la nariz de no ser por sus manos ocupadas. “Yo tenía una base y Mayoi-chan se encargó de mejorarla. Incluso, le agregó parte de su idea y supo mezclar ambos tipos de composición. Tenemos un arreglo acústico, además.”

“¡Qué suerte que a ustedes les toco esa área!” anunció Aira. “Siento que a mí no me habría ido muy bien. No sé casi nada de composición.”

“Yo tampoco,” admitió Kohaku.

“Yo sé un poco,” dijo Hiiro, sonriendo. “¡Nii-san me ens—!”

“¡HIIROOOOOO!” Rinne casi suelta a Mayoi tan sólo para cerrarle la boca a Hiiro.

“HiMERU se pregunta a veces quién es el hermano mayor.”

“Yo también.” Kohaku se aguantó un par de risas. “Más bien, Rinne-han, ¿Qué le pasó a Mayoi-han?”

“Ah, Mayoi-chan.” Rinne desvió su mirada a su compañero de trabajo, sonriendo con malicia. “Terminó muy cansado por todo, y como la buena persona que soy, no podía abandonarlo a su suerte~♪”

“Sería mejor que lo dejemos descansar en alguno de los cuartos de la casa,” sugirió HiMERU. “Y lo levantamos cuando esté listo el almuerzo.”

“E-…estoy vivo, HiMERU-san…” se escuchó la voz apagada de Mayoi. “S-sólo necesito un poco de agua…”

“Ah, me alegra que estes con vida, Mayoi-chan~♪” Rinne celebró, posicionándolo en el piso. Hiiro y Kohaku se apuraron en ayudarlo a pararse, y Mayoi no demoró en recobrar el equilibrio. “Me preocupabas, porque más tarde tenemos que presentarles la composición a todos.”

“¡EEEEK!” gritó Mayoi, asustado por aquella futura situación en la que se vería involucrado.

“Anda y toma agua. Yo iré a chequear a Niki y a Tatsumi-chan~♪”

“Vamos todos,” sugirió HiMERU. “Shiratori. Acompaña a Ayase, por favor.”

“¡Por supuesto!” Aira actúo rápido, agarrando del brazo a Mayoi y llevándolo a la cocina con mucha energía en sus pasos.


El contraste entre ambos era sumamente jocoso.


“…” HiMERU y Kohaku juzgaron a Aira con la mirada en completo silencio.

“…Bueno, ahora sí, vamos a chequear a Tatsumi-chan y Niki-kyuuun~♪” anunció Rinne, y el grupo lo siguió hasta llegar a las puertas al final del pasillo.


Para sorpresa de nadie, encontraron a Niki durmiendo muy tranquilo encima de la mesa. Tatsumi se encontraba sentado en frente de él, bosquejeando algo en la croquera entre sus manos. El cura les sonrió al reconocer la presencia de todos en la puerta, y los invitó a pasar guardando silencio.

Pero Rinne nunca había sido obediente.

Menos, aún, cuando se trataba de Niki.


“WAAAAAAAAAAH” el grito de Niki debió escucharse hasta Tokyo. Nadie podía culparlo: Rinne lo había despertado de la peor forma, haciéndole una llave inglesa de un momento a otro.

“Wow, somos un chiste,” se lamentó HiMERU, avergonzado de las ocurrencias de Rinne. En cualquier otra situación, habría continuado con el bullying hacia su amigo, pero en ese fin de semana, el tiempo valía oro y Rinne continuaba gastándolo en cosas innecesarias.

“¿¡Cómo es posible, Niki!? Unos esforzándose tanto y tú durmiendo de lo más feliz, ¿¡EHHHH!?” Rinne lo molió a coscorrones, atrapándolo al abrazarlo por el hombro y sostenerlo por debajo de él.

“En defensa de Niki-san,” empezó Tatsumi, cerrando la croquera. “Él estuvo ayudándome una buena parte de la mañana, hasta que no pudo más y se quedó sin energía.”

“Tenía hambreeeee…” lloró Niki. “Y Rinne-kun, tú sabes que yo no funciono bien sin algo en mi estómago…”

“HiMERU cree que todo el mundo lo sabe, Shiina. Podrías haberle avisado a HiMERU, te habría traído algo de comer,” dijo HiMERU.

“¡Waaaaah! ¡Eres una bendición, HiMERU-kun!” lloró Niki, conmovido por la actitud servicial de su amigo.

“…Pero como no dijiste nada, HiMERU aprueba de la tortura a la que te está sometiendo Amagi… hasta cierto punto. Amagi, debemos avanzar.”

“Sí, sí.” Rinne rodó los ojos. “No sé en qué momento te convertiste en la mamá de Crazy:B, pero—”

“Haha, es cierto. HiMERU-han—“


La mirada de HiMERU les indicó los minutos de vida que les quedaban, y Rinne y Kohaku priorizaron su integridad física antes que una broma de mal gusto.


“Increíble.” HiMERU suspiró, irritado. “Bueno. Sería atinado comenzar con la preparación del almuerzo.”

“¡Síiiii~♪!” canturreó Niki, aún a pesar del agarre que mantenía Rinne en él.

“¿De qué mierda te alegras, oye? Tú vas a preparar el almuerzo para todos para enmendar tus errores~♪”

“No hay forma.” HiMERU fulminó con la mirada a Rinne. “HiMERU y el resto ayudarán a Shiina.”

“No es que no confíe en la rapidez de Niki-han, pero sí nos tomaría más tiempo de ser así…” comentó Kohaku.

“¡Yo feliz de ayudar a Niki-san!” anunció Hiiro, alegre.

“Genial, entonces vamos avanzando,” sugirió Tatsumi.


Ignorando por completo a Rinne y al mismo Niki, el grupo le hizo caso a la sugerencia de Tatsumi y salieron del cuarto a paso calmado. En el camino, comenzaron a discutir sobre la preparación del curry que tocaba ese día, emocionados porque al fin había llegado la hora de almuerzo.


“Hah. Mira cuánto te quieren, Niki-kyuun~♪” comentó Rinne, una vez a solas con su mejor amigo.

“Supongo que tú tamb—AYAYAYAYAYUDAAAAAAA”





El trabajo en equipo rindió frutos cuando todos se sentaron en la mesa grande del patio a comer el curry con arroz que Niki había preparado gracias a la ayuda de todos los presentes. Un bocado fue suficiente para asegurarles que, pese a todos los dramas, percances y contratiempos con los que ya contaban, existía una verdad absoluta: ese fin de semana iban a comer como reyes tan sólo porque Niki estaba con ellos.

Lo penoso era que Rinne también se encontraba en aquel grupo: su actitud tiránica ni les permitió saborear el platillo con tranquilidad. De un momento a otro, se había iluminado en pleno almuerzo al darse cuenta de que HiMERU tenía razón y no podían seguir perdiendo el tiempo. Ese primer día debían cerrar al menos con dos áreas, para dedicar la mitad del segundo día a las áreas restantes y lo que quedaba del fin de semana dejárselo al ensayo de la coreografía y la canción.

Luego de almorzar, Mayoi y Rinne presentaron, al fin, la composición de la canción. Para ello, los citaron a todos en el club de música, donde Mayoi tocó la melodía en el piano. Rinne explicó que la base principal había sido suya, pero Mayoi había modificado varias partes, incorporando pedazos de la que él había visualizado en su mente. El resultado final era una amalgama de las esencias musicales de ambos grupos. Con una diversidad de instrumentos y sus propias voces, esa canción tenía muchas probabilidades de romper con récords y ganar miles de premios.

Pero más allá del reconocimiento del público, todos le dieron prioridad a la sensación de nostalgia que la canción les inspiró. Iba muy bien con el concepto de familia, que habían decidido días previos al inicio del campamento. Sin duda, el dúo conformado por Mayoi y Rinne era muy hábil en aquella área y había cumplido con su encargo a la perfección… a costa de la sanidad mental de Mayoi, pero esperaban que él se recuperara pasando el resto de la tarde con Niki.

Por su lado, el cocinero y Tatsumi se disculparon con el grupo, explicando que aún no terminaban con su propuesta de vestuario. Querían aprovechar parte de la tarde para ello, y prometían que no les tomaría mucho tiempo. Rinne y Hiiro lo avalaron: al fin y al cabo, lo más importante era cerrar la melodía para que el equipo de coreografía y el de letra pudieran trabajar tranquilos.


“Entonces, con todo eso cerrado, este humilde servidor se irá a tomar una merecida siesta ♪” Rinne se sobó la nariz. “Todos digan, ¡Gracias Rinne-sama!”

“¡Gracias, Nii-san!”

“Ah. Amagi ototo fue el único que habló, fufu.” HiMERU no pudo contenerse, soltando un par de risitas ante la ridiculez de su líder.

“Merumeru eres una mie—“

“¡Pero es que deberíamos agradecerle! ¡A él y a Mayoi-san!” justificó Hiiro. “¡Ellos han hecho un excelente trabajo!”

“Ahhh…” Con una sonrisa perturbadora, Mayoi se frotó el brazo derecho, desviando la mirada. “Qué bonito es sentir el agradecimiento de una criatura tan pura…”

“Mayo-chan, ¡le estas dando mucha importancia a Hiiro-kun!” se quejó Niki, celoso.

“…Bueno.” HiMERU suspiró. “HiMERU se retira de todo este circo. Amagi Ototo, ven con HiMERU, por favor.”

“¡Claro!”

“Yyy yo me voy con Kohakucchi~♪” anunció Aira, y tomó la mano de su amigo para abandonar la sala con dirección al salón de ensayos.


Kohaku se dejó arrastrar con una sonrisa contenta en el rostro.





En el segundo piso de la casa, al final del pasillo, se encontraban un par de cuartos a lados opuestos, . A simple vista, parecían ser oficinas o salas de estudio, equipadas con escritorios, estantes de libros y un pizarrón pequeño en la pared.

HiMERU no encontró mejor lugar para trabajar que alguno de aquellos cuartos, tomando en cuenta que, en el primer piso, estarían Kohaku y Aira armando la coreografía en el salón de ensayos. La música proviniente de aquella estancia lo distraería —así como la presencia de Tatsumi, Niki y Mayoi, quienes seguro rondarían por el primer piso. Los dos primeros por su labor que aún no acababa, mientras que el último, para huir de Rinne y para chequear al resto.

HiMERU organizó las hojas en blanco que había llevado en su bolso personal. Las dejó, pulcras y ordenadas, en la superficie del escritorio, mientras tomaba asiento y esperaba a Hiiro, quien andaba en el proceso de jalar una silla para sentarse cerca de él.

Por la ventana, el sol parecía estar en completo auge: los rayos de luz iluminaban la estancia y le permitían divisar, a lo lejos, el lindo y frondoso bosque que rodeaba la casa. La piscina, sin duda, constituía una gran tentación, pero HiMERU sabía que no era el motivo por el que habían llegado a aquel lugar tan remoto.

Tal vez, si quedaba tiempo el domingo…


“¡HiMERU-san! ¡Muchas gracias por tomarme en cuenta!” le agradeció Hiiro, sacándolo de sus pensamientos. “La verdad es que… aún tengo dudas respecto a mi liderazgo en Alkaloid, así que ser reconocido por un senpai como tú significa muchísimo.”

“No debería ser así, Ototo. Aunque HiMERU no puede culparte… Tatsumi parece entrometerse mucho de vez en cuando.”

“Oh, no es así.” Hiiro sonrió. “Tatsumi-san sólo me apoya. Aún hay cosas que no entiendo muy bien sobre la vida en la ciudad y sobre ser un idol, así que aprecio el apoyo de mis amigos.”

“Amigos, huh…” HiMERU se llevó una mano al mentón. “HiMERU supone que tienes razón.”

“¿No es así en Crazy:B? ¡Aunque nii-san debe ser un excelente líder! ¡Siempre ha sido muy capaz y muy ingenioso!”

“Algo así.” HiMERU se enterneció ante la energía que desbordaba el pelirrojo.


Eso, y el cariño de Hiiro hacia su hermano, pero admitirlo —aunque sea para sí mismo— probaba ser difícil.


“Amagi parece irresponsable, pero sí es muy dedicado a su unit. En medio de todo el circo que ha armado hoy, ha sido el más pendiente de que se cumplan los encargos al pie de la letra…” comentó, recordando las indicaciones de Rinne. “Si fuera otra persona, HiMERU habría dudado de la veracidad de sus palabras, y habría imaginado que Ayase fue el único en trabajar durante la mañana. Pero no le parece raro que Amagi anticipara todo y avanzara por su cuenta. Saegusa nunca especificó si tampoco podíamos tener ideas sobre la composición, letra, y demás, antes del campamento.”

“Mm. Y nii-san aprovechó eso para ganar tiempo.”

“Así también, lo hizo Ayase. Por eso HiMERU se siente tranquilo con que hayan armado juntos la composición. HiMERU cree que eran los más indicados para ello.”

“Wow, HiMERU-san. No se nota tanto a simple vista, pero admiras mucho a nii-san, ¿no?”

“Qué—” HiMERU dejó que su máscara de imparcialidad se cayera por unos instantes, al sonrojarse un poco ante las palabras del Amagi menor. “HiMERU… nunca ha dicho algo así.”

“¡Pero se sobreentiende! Y no te culpo, HiMERU-san. Nii-san es muy admirable… Es tan sencillo respetar su liderazgo, porque sabes que sólo quiere lo mejor para todos. Por eso mismo siento que debo esforzarme más, para servirle de apoyo y no sólo molestarlo.”

“HiMERU duda que lo molestes. Siempre se ha preocupado muchísimo por ti, lo hace aún ahora, aunque nunca te lo diga.”

“¿En serio?”

“Sí.” HiMERU le sonrió. “Amagi tiene este hábito de hablar de ti a veces cuando estamos haciendo nada en Cinnammon. Y se pone a contarnos en qué va Alkaloid, junto con Shiina y Oukawa, que saben mucho de ustedes por Ayase y Shiratori.”

“Siempre me dará pena que Tatsumi-san y tú no sean tan cercanos…”

“…A mí también,” comentó, indiferente. “Pero no es el punto de todo esto. HiMERU te apoyará si necesitas ayuda con algo. Le alegra que quieras tomar más liderazgo en el proyecto, cree que es algo bueno para ti y para tu unit.”

“¡Gracias, HiMERU-san! ¡Tu apoyo será muy valioso!”

“Mm.” HiMERU le dio un par de palmaditas en la cabeza. “Te irá bien.”

“¿Ah?”

“Ah.”


Le tomó unos segundos darse cuenta de lo que había hecho, y cuando le cayó como baldazo de agua fría, HiMERU supo que no tenía ruta de escape. El gesto se le había salido sin querer: algo que siempre hacía con su hermano menor, a quien HiMERU había engreído hasta hartarse.

A veces resentía a Amagi, porque él podía tener a Hiiro tan cerca y por su propia estupidez —y una reputación que a nadie le importaba— no se atrevía a ser abiertamente afectivo con él. HiMERU sabía lo mucho que lo quería y que lo cuidaba a la distancia, pero esperaba que a veces fuera más congruente con sus palabras.


“D-disculpa…” mencionó, removiendo su mano en un movimiento sumamente rápido.

“¡No, no! ¡Está bien, HiMERU-san!” Hiiro la agarró y la puso de nuevo en su cabeza. “¡Nunca imaginé que me darías este tipo de validación, pero no me quejo!”

“…” HiMERU sonrió. “Gracias, Ototo. Amagi tiene mucha suerte de tenerte como su hermano menor.”

“Heh, ¿tú crees? Yo siento que es más al revés.”

“Oh, no, no. Definitivamente él es el suertudo aquí. HiMERU pone sus manos al fuego por eso.” Luego de darle un par de palmaditas adicionales, HiMERU retiró su mano y regresó a apoyarla en el escritorio. “Bueno, ahora sí deberíamos enfocarnos en la canción.”

“¡Mm! ¡Tengo una idea de cómo puede ir! ¿Me dejas…?”

“Por supuesto.” HiMERU le extendió uno de los lapiceros en la mesa. “HiMERU está ansioso de ver lo que tienes en mente, Hiiro.”

“…” Hiiro le esbozó una inmensa sonrisa. “¡Gracias, HiMERU-san!”





El salón de ensayos era muy similar a los que de Ensemble Square: ausencia absoluta de muebles, piso lustroso —cortesía de HiMERU, Hiiro, Aira y él mismo—, y espejos por doquier. La iluminación propia del cuarto les hacía creer que ya era de noche: los focos de luz cálida cubrían la totalidad del espacio y hasta resaltaban aún más el pulcro estado del piso.

Kohaku se aguantó las ganas de inflar el pecho de puro orgullo: su grupo había hecho un excelente trabajo con la limpieza en tan poco tiempo. No dudaba del resto de Alkakurei, pero era capaz de apostar por la dedicación y la rapidez de HiMERU y Aira. Hiiro era un caso particular, pero en las manos correctas, podía concentrarse al punto de hacer un excelente trabajo.

Eso siempre aplicaba en su trabajo como idol. Rinne y él eran personas muy admirables.


“…” Kohaku suspiró pesadamente. No era el momento indicado para compararse con el resto y deprimirse. Después de todo, no quería afectar el rendimiento general con sus propias problemas y dudas.


Su línea de pensamiento se detuvo al ver cómo Aira andaba emparejando sus parlantes de Undead a su celular, para tener un lugar donde reproducir la melodía de la canción.


“Acabo de darme cuenta… de que tal vez parte de la letra debería estar lista para poder avanzar con la coreografía,” comentó Aira, sin mirarlo. Seguía arrodillado en el piso, buscando la pista en su celular.


Ante el silencio de Kohaku, Aira se giró hacia él, curioso.


“¿Kohakucchi?”

“A-ah, disculpa, Rabu-han. Estoy bien.”

“¿Seguro? Te vi comer animado en el almuerzo, así que supuse que tus síntomas de gripe habían desaparecido~ Aunque…” contempló, pensativo, mientras se paraba a encararlo. “Nunca sentí que tuvieras calentura.”

“Sí, algo raro, ¿no?” Kohaku sonrió, un poco nervioso. “Ni yo entiendo qué pasó. Pero la pastilla ayudó, de todas formas. Me siento más enfocado ahora.”


Una pequeña mentira, pero Aira no tenía por qué enterarse de ello.


“Gracias, rabu-han. Y lo siento, no te escuché. ¿Qué dijiste?”

“¡Ah!” Aira pareció iluminarse de un momento a otro. “Que siento que la letra ayudaría a avanzar con la coreografía. A veces no sigue completamente el ritmo, sino el ¡bum! de algunos versos.”

“¿‘Bum’?” Kohaku arqueó una ceja, sonriendo.

“¡No te burles, Kohakucchi! ¡Sé que me entiendes!”

“Kokoko~♪ Lo siento, no pude evitarlo. Sí, te entiendo, te refieres al acento que tienen algunos versos. Eso, y que a veces la mímica hace referencias a la letra.”

“¡Acento! ¡Eso mismo!”

“Pero la canción es bien emocional… dudo que tenga mucho de eso. Si Rinne-han y el resto estuvieron de acuerdo en dejar que letra y coreografía trabajen al mismo tiempo, debo suponer que no le dieron importancia a ese detalle.”

“Podríamos probar sin la letra,” sugirió Aira. “Pero tal vez deberíamos consultarlo con alguien más tarde.”

“Avancemos con la primera estrofa, y si nos estancamos, le mandamos un mensaje a…”

“A…”


Ambos se sumieron en sus pensamientos: coincidieron en Rinne como primera opción, pero probablemente estaba tomando la siesta en la hamaca del patio como había dicho que haría. Tatsumi y Niki estaban ocupados terminando el diseño de los trajes, así que el único que quedaba era…


“¡Mayo-san! / ¡Mayoi-han!” dijeron al unísono.

“Mayo-san nos ayudará. Le mandaré un mensaje pidiéndole que esté pendiente,” dijo Aira.

“Creo que sería mejor preguntarle de frente qué piensa sobre lo de la letra y los acentos.”

“¡Ah, buena idea! Pero igual si necesitamos una mano, sé que estará dispuesto a ayudarnos~♪”

“Rinne-han debe estar dormido, así que ni se enterará…” Kohaku sonrió. “Suena bien, Rabu-han.”

“¡Mm!” Aira asintió, muy feliz. “La verdad, Kohakucchi… Estoy muy feliz de que nos haya tocado juntos. De haber sido HiMERU-san o Rinne-senpai… creo que habría entrado en crisis, la verdad.”

“Kokoko~♪ Te sorprendería saber que son bien idiotas. Aunque bueno, eso debe ser conocimiento público para este entonces.”

“¡Awn, no hables así de ellos! ¡Sé que los admiras igual o más que yo!”

“Es cierto.” Kohaku sonrió para sí mismo. “Son excelents idols y profesionales. Y pese a sus ocurrencias y sonseras, son muy buenos amigos. Estoy muy feliz de estar en Crazy:B.”

“¡Yo también soy muy feliz por ti! Me alegra tanto que hayas tenido la suerte de formar una unit tan bonita. Tal vez estaba en el destino que te encontraras con ellos~♪”

“Nah, eso es sólo algo de nosotros, Rabu-han♪”

“¡Waaaaah! ¡Deja de decir cosas tan lindas así de la nada, Kohakucchi!” lloró Aira.


Pese a sus palabras, el rubio no demoró en lanzarse a abrazarlo, y Kohaku lo recibió en sus brazos, muy contento. Luego de permanecer en silencio por unos instantes, le dio un par de palmaditas en la cabeza, alejándolo con mucho cuidado.


“Bueno, deberíamos avanzar con la coreografía, ahora sí,” dijo Kohaku.

“¡Sí, sí! Se que nos saldrá muy lovely~♪”


Kohaku asintió, sonriéndole.

Aira tenía razón: harían un buen trabajo, de todas maneras.





Aira y Kohaku compartieron sus ideas y avanzaron, juntos, la secuencia de pasos que formaron entre ambos. Al ser una canción emocional, la coreografía no podía ser muy compleja, lo que permitía más interacción entre los miembros de ambas units y, también, con el mismo público.

Eventualmente, encontraron que algunos pasos serían modificados, de todas formas, cuando la letra estuviese aprobada por todos. Ciertas partes de la melodía se prestaban para el tipo de mímica que Kohaku había mencionado y que, para ese momento, no podían definir sin la letra.

Trabajar con Aira era divertido. Al ser su amigo, podían bromear en medio de la marcación de los pasos, así como corregirse entre ellos sin sentirse criticados u ofendidos por ello. La dinámica de trabajo era similar a la que él tenía con Crazy:B: la única diferencia era que Aira estaba mucho más enfocado en lo que hacía. Niki, HiMERU y Rinne tendían a distraerse entre ellos y contagiarle esa actitud a Kohaku. Quería mucho a sus amigos y compañeros de unit, pero no podía negar lo idiotas que podían ser a veces.


“Okay, vamos de nuevo,” sugirió Aira, sacándolo de sus pensamientos. “Tres, dos, uno…”


Kohaku observó el reflejo de ambos mientras practicaban los pasos del primer verso. Casi al final, notó que Aira no completaba la vuelta a tiempo, y se mentalizó hablarle sobre ello cuando terminaran.


“Rabu-han, me parece que no terminas la vuelta a tiempo. Si arquearas menos tu espalda en el paso anterior, te será más fácil hacer el giro y conseguirás más rapidez.”

“Oh. ¡Gracias, Kohakucchi!” Aira sonrió. “¿Podrías corregirme?”

“Claro.” Kohaku asintió.


Kohaku se colocó detrás de él, guardando una pequeña distancia entre sus cuerpos. Con sus manos, movió los brazos de Aira para simular la pose correcta, y luego, pasó a colocarlas en su espalda y en su estómago para ayudarlo a arquearse correctamente.

Una sensación extraña se formó en su estómago, y Kohaku tuvo que detener su explicación para intentar hacer sentido de aquel evento. Confundido, Aira se giró hacia él, curioso.


“¿Kohakucchi?”


Y ahí, recién, empezó a conectar las piezas del rompecabezas.

Aún cuando los separaban un par de centímetros, Kohaku se sintió sumamente expuesto al cruzar miradas con su amigo.

Retrocedió unos pasos, avergonzado, y Aira lo imitó, dando unos pasos hacia delante.


“A-ah, me distraje, lo siento. ¿Pero entendiste?”

“¡C-claro!” Aira sonrió. Kohaku pudo discernir que sus mejillas se habían sonrojado ligeramente, detalle que lo llenó de curiosidad. “¿Te parece si pruebo ahora?”

“Mm. Quiero ver qué tal te sale.”


Mentía, porque lo más probable era que continuara dándole vueltas a aquella terrible idea que acababa de aflorar en su mente.

« Last Edit: January 15, 2022, 04:20:05 PM by Eureka »


Eureka

Re: Blue Bookmark ❤
« Reply #22: August 31, 2022, 03:32:35 PM »
Uno más pa mi lista interminable de wips EHE




❤ Chiaki/Midori [Vacaciones de Ryuseitai] || 1/? (WIP)





Sospechoso.

No había otra forma de describir las acciones de Eichi, tomando en cuenta que nunca había sido un empleador ejemplar y no parecía preocuparse por la salud y bienestar de sus trabajadores. No se podía culpar a nadie de la sorpresa e incredulidad que sintieron ante las “buenas” noticias: de la noche a la mañana, se le había ocurrido proponer que cada unit de Ensemble Square cuente con una semana de vacaciones pagadas por cada semestre de trabajo.

¿Cómo se suponía que los idols debían reaccionar ante semejante disparate?

Chiaki no quería lanzar calificativos sin cuidado, pero su jefe no sonaba nada cuerdo… o tal vez, solo parecía menos cuerdo de lo normal.

Ah, bueno.

Él no era la persona más indicada para juzgarlo.


“Jaaaaaah…” su suspiro cansado llamó la atención de su unit. Las caras confundidas de sus amigos se giraron hacia él.
“¿Taicho-dono? ¿Estás bien?” preguntó Shinobu, confundido.
“¡S-SÍ! ¡Un héroe nunca se rendirá ante el mal! ¡Chiaki Morisawa siempre está listo para defender al planeta!”
“Je je~ Chiaki, no tienes por qué engañar a los ‘niños’. Ya crecieron. Entenderán si les explicas cuál es tu ‘preocupación’.”
“Wow, nunca creí que llegaría el día en que Shinkai-senpai diría eso, pero tiene razón. Nos graduaremos de Yumenosaki dentro de poco…” Midori suspiró, un tanto nostálgico ante aquel pensamiento. “Qué deprimente… Ojalá me muera antes de eso.”
“¡No digas eso, Takamine!” Chiaki le dio una palmada en la espalda. “¡Ya verás que el Repayment y la ceremonia de graduación te harán muy feliz!”
“Se sentirá extraño ser protagonista de ese homenaje,” comentó Tetora. “Es algo que nunca imaginé que llegaría a ocurrir.”
“El tiempo se pasa volando…” Chiaki sonrió. “Ejem. Pero bueno. Quería hablarles sobre la propuesta de Tenshouin.”
“¿Las vacaciones?” El rostro de Shinobu se iluminó. “¡Me encantó la idea!”
“A mí también. Me desanimaba pensar que la semana de vacaciones de invierno no estaría libre de trabajo,” comentó Tetora.
“Yo… no puedo evitar pensar que hay algo raro en todo eso.” Midori suspiró. “¿No les parece sospechoso?”
“¡Takamine, eres muy brillante!” Lo halagó Chiaki. “¡Eso justo estaba pensando!”
“Yo también~” canturreó Kanata. “El emperador no haría nada sin sacar cierto ‘provecho’~”
“¿Pero qué podría ganar con pagarnos las vacaciones?” dijo Shinobu. “Eso no tiene sentido.”
“Mm…” Chiaki se mostró pensativo. “No quiero juzgarlo sin base, pero debemos estar alertas.”
“Es mejor ser pesimista que hacerse ilusiones por las puras…” dijo Midori.
“No lo pondría así.” Chiaki colocó una mano en su hombro. “Siempre hay una forma de sacar provecho de las adversidades. Y encontraremos la manera de hacerlo en este caso. Además, dudo que Tenshouin esté mintiendo por completo.”
“No lo sabremos hasta que nos llame a su oficina,” comentó Tetora. “Pero Taicho tiene razón. ¡Somos Ryuseitai! ¡Nos irá bien!”
“¡Pienso lo mismo! Quiero creer que la pasaremos genial,” dijo Shinobu.


En medio de los comentarios de sus miembros, Chiaki escuchó parte de la melodía del opening de Kamen Rider Ryuku. Era la canción que había elegido para servirle de aviso de la llegada de sus mensajes en HoldHands, ante la curiosidad y confusión de varios de sus amigos y colegas.

Chiaki sacó su celular y revisó la aplicación, encontrando un mensaje Kira —como los había bautizado Alkaloid— de parte de Eichi. En él, se le pedía asistir a una reunión junto al resto de su unit. La cita era a las 6 de la tarde del mismo día, y estaba categorizada como “urgente”.


“Chicos, me acaba de llegar un mensaje de Tenshouin. Tenemos una reunión con él a las 6 de la tarde,” contó. “¡Puede que sea sobre las vacaciones!”
“Mm, tendría sentido,” afirmó Shinobu. “Aunque… me da un poco de miedo el asunto. ¿Por qué tendría que llamarnos?”
“Debe ser algo que no pueda sintetizarse en un mensaje,” comentó Tetora, pensativo. “O tal vez quiere que conciliemos con él.”
“Ahhhhhh…” Midori se agarró la cabeza, desesperado. “¿No será que nos pondrá una amonestación por algo? ¡Morisawa-senpai, de seguro es tu culpa!”
“¿P-por qué lo sería?” Chiaki mantuvo su sonrisa, un tanto confundido ante aquel comentario. “No recuerdo haber hecho algo cuestionable estos dos últimos años.”
“Lo último ‘cuestionable’ que hiciste no fue tu idea, fue de Midori,” comentó Kanata.
“¿Lo del tokusatsu? ¡Pero todos queríamos salir juntos!”
“Es cierto. Nunca te he reclamado por eso y no pienso hacerlo, tranquilo.” Chiaki le revolvió los cabellos. “Bueno, no nos queda otra opción que ir a ver qué sucede. En vista de que es en la tarde, ¿les parece si nos reunimos media hora antes? Y vamos juntos.”
“¡Está bien!”
“Eso me da tiempo para ir a hacer puka puka a la ‘playa’, genial~”
“Shinkai-dono, estamos en invierno.”
“Lo sé. Es triste que aún no llegue el ‘calentamiento global’.”
“¡N-no deberías bromear con esas cosas, Shinkai-senpai!”
“¿Pero no es una ‘broma’?”
“¡¡FUAHAHAHA!!” se rio en voz alta Chiaki. “Nos irá genial, chicos. Confío en nosotros.”


Su unit dejó de conversar para girarse hacia él y esbozarle sonrisas confiadas: Chiaki tenía razón, después de todo.





“Hace tiempo que no salimos los dos solos, Takamine~” canturreó el mayor, emocionado. “Ah, ¡no creas que me gustó pasar tiempo lejos de ti! ¡Extrañaba mucho darte mi amor y mis abrazos!”
“Yo no…” Midori suspiró hondamente, a la vez que caminaban juntos por la avenida central. Luego de la reunión de Ryuseitai, cada uno de los miembros había tomado su camino, yendo a atender sus respectivas responsabilidades: Shinobu tenía que asistir a una reunión de Asobi y luego almorzaría con sus compañeros, Tetora había quedado en salir a comer con Hinata y Hiiro, y Kanata estaba entusiasmado con la idea de pasar el resto del día en la playa. No fue sorprendente ver que, a lo lejos, se encontró con Madara y juntos se fueron por el mismo camino.

Esos dos no engañaban a nadie.

Chiaki y él se habían quedado solos, al final. Ninguno de los dos tenía compromiso alguno: ambos gozaban de la suerte de contar con un día libre. En teoría, claro, porque Midori sabía que sus papás estarían encantados de recibir ayuda en la verdulería.

Y aunque ahora estaba más dispuesto a apoyarlos, aún sentía flojera ante la mención de aquella labor física.

Eso, y la interacción con clientes, que aún no era su mayor fuerte.


“Senpai… creo que nadie lo notó, pero hay algo más que te preocupa, ¿no?”
“¡Eeek!” Chiaki saltó en su sitio y volteó la cara, avergonzado. “¡Cada vez me lees mejor!”
“Es muy fácil hacerlo…” Midori rodó los ojos. “Supongo que Shinkai-senpai también se dio cuenta, pero dejó que yo me encargue esta vez.”
“¿Tú crees?”
“Sí. Dudo que no estuviera dispuesto a sacrificar una cita con Mikejima-senpai para hablar contigo.”
“¡No digas eso! Me preocuparía mucho de ser así. ¡Kanata tiene que priorizar a su novio!”
“Novio…” Midori soltó un par de risitas. “Quién imaginaría que Shinkai-senpai sería el primero de nuestro grupo en conseguir pareja.”
“A mí también me sorprendió… y a la vez no.” Chiaki sonrió, enternecido. “Ellos han estado destinados a estar juntos desde siempre. Soy muy feliz por los dos.”
“…” Midori lo observó, alegre.


Al darse cuenta de la expresión boba que acababa de poner, sacudió ligeramente la cabeza y optó por cambiar el tema.


“Eh…” Midori tosió levemente. “Pero bueno, sí, ambos nos dimos cuenta.”
“Jaja~ Ustedes dos me cuidan mucho~” Canturreó Chiaki, con una sonrisa brillante. “Quién diría que el kohai se encargaría del senpai, ¿eh?”
“No me queda de otra. Aún no confías en Shinobu-kun y Tetora-kun. Cosa que… bueno, me parece terrible. Deberías estar más pendiente de los dos, en especial de Tetora-kun.”
“Lo sé.” Esta vez, Chiaki fue quien suspiró. “Es parte de mis preocupaciones. Pero no sé cómo conectar con él… Nagumo es un buen chico. Cada vez siento que está más cerca de llegar al ideal de héroe y de hombre que él mismo se planteó. Solo siento que…”
“¿No congenian bien?”
“En parte. Nagumo necesita a alguien como Kiryu. A veces siento que soy muy débil…”
“Senpai…” Midori se detuvo de golpe. Chiaki lo imitó, confundido, hasta que cayó en cuenta de todo.
“Ah, disculpa. No quería cargarte con mis cosas.”
“No, no es eso. No me gusta que seas tan duro contigo mismo.”
“Jeje~ ¡Mira cuánto te preocupas por mí! El Takamine de primer año se asustaría si le cuento~”
“Yo también me asusto con eso, pero ya te dije, no me queda de otra. Alguien tiene que cuidarte y decirte las cosas como son.”
“Y lo aprecio. Sé que estás ahí para mí.” Chiaki le sonrió. “Yyy tengo la mejor forma de agradecerte por ello.”
“¿Qué?” Midori ladeó la cabeza, confundido.
“¡Te invitaré a comer! Ah, pero aún falta para el almuerzo. ¿Quieres ir a ver una película?”


¿Quién sería capaz de aceptar?

¡Eso sonaba como una cita!


“No.” Midori retomó el trayecto, dejándolo atrás.
“¡Takamineeeee!” Le lloró Chiaki, mientras lo perseguía. “¡Vamos! ¡Tenemos que aprovechar el tiempo juntos!”
“…Tú pagas todo.”
“¡Claro!”
“…Y después vamos a la tienda de peluches.”
“¡También! ¡Y te compro lo que quieras!”
“…Bueno.” Midori suspiró. Si lo ponía de aquella forma, Chiaki sonaba más como su papá que como su líder de unit y amigo. “Supongo que te haré compañía hasta la reunión.”
“¡Así se habla! ¡Un héroe siempre tiene que pasar tiempo de calidad con sus aliados!”
“…” Midori rio. “¿Solo soy tu aliado?”
“¡N-NO!” Chiaki se sonrojó ante ello. “¡T-TAMBIÉN ERES MI AMIGO!”
“¿Eso no es lo mismo?”
“¡TAKAMINEEEEE!”


Eureka

Re: Blue Bookmark ❤
« Reply #23: December 31, 2022, 04:32:49 PM »
feeding my delusions (btw feliz año, las quiero muac)



❤ OC/HiMERU [AU] || 1/??? [WIP]



HiMERU no se consideraba una persona “buena”.

Nunca le había nacido ayudar a los demás. La traición de su familia (y de su padre, principalmente) lo llevó a ser autosuficiente y egoísta, sin darle mayor importancia a la gente a su alrededor. Lo único que lo motivaba a luchar cada día era su propio bienestar y su seguridad… al menos, así fue hasta que conoció a Kaname.

La relación con su hermano nunca pudo desarrollarse por completo, pero el menor llegó a ser una persona importante en su vida. Y lo seguía siendo… pero compartía el lugar junto a los amigos que había hecho en Crazy:B y en Ensemble Square en los últimos dos años.

Entre ellos estaba uno de sus compañeros de cuarto, Arashi Narukami. HiMERU encontraba que la joven era agradable y fácil de tratar, pese a sus actitudes extravagantes y su curiosa obsesión con uno de los profesores de la Asociación de Productores. Le divertía poder intercambiar tips de belleza con ella y conversar sobre sus días cuando coincidían en su cuarto en la residencia Starmony.

Y tal vez por el aprecio que le tenía —o por un deber moral que lo motivaba a defender a sus amigos— HiMERU se indignó ante la escena frente a sus ojos. A unos metros de su posición y en plena gala de Ensemble Square, un hombre parecía estar sobrepasándose con la chica. Narukami siempre se dejaba llevar por sus hormonas y verla babeando por alguien no era nada fuera de lo común… pero el tipo a su lado le llevaba, al menos, 10 años. Eso no estaba bien. HiMERU no podía dejar que ese hombre se aprovechara de su amiga.

Al acercarse poco a poco, pudo reconocer de quién se trataba: era uno de los coreógrafos y entrenadores de Cospro. Crazy:B aún no había contado con la oportunidad de trabajar con él (felizmente), pero HiMERU no dudaba que llegaría eventualmente. El vicepresidente lo había puesto a cargo de los trainees y varias de las units novatas, muestra clara de la confianza que depositaba en él y en su desempeño.

Qué asco de persona. ¿Cómo podía ser un excelente profesional y, al mismo tiempo, un degenerado sin escrúpulos?

“Narukami,” HiMERU llamó su atención ni bien quedó a un metro y medio de ellos. Como por acto reflejo, el hombre soltó el agarre que tenía en la cintura de la joven, pasando a apoyar su mano en la mesa de bocaditos detrás de ellos. “Shiratori me pidió que te llamara. Tiene un problema con su maquillaje y dentro de poco le tomarán fotos a Alkaloid.”
“¡Ay, no! ¡Pobre Aira-chan!” Narukami se llevó una mano a los labios, angustiada. “¡Gracias por avisarme, HiMERU-chan! ¡Tengo que ir a ayudarlo! Disculpa, Uehara-chan,” dijo, girándose hacia el hombre. Con una sonrisa radiante y una mirada seductora, la joven pasó su palma por la tela del terno que cubría los biceps del coreógrafo antes de despedirse. “Nos vemos más tarde, ¿sí?”
“… Sí,” Al idiota le costó formular una oración, embobado con la belleza de la joven.
“¡Perfecto! Ya regreso~” Canturreó ella, y luego de ondearle la mano a ambos, se retiró y los dejó a solas.

HiMERU no demoró en tomar su lugar, ubicándose al lado del hombre y en frente de la mesa. Después de todo, debía asegurarse de que Narukami no volviera a interactuar con él por el resto de la noche.

Sacó su celular para mandarle un mensaje rápido a Oukawa, pidiéndole su ayuda. Necesitaba que él le avisara a Shiratori sobre la excusa que había creado a último momento para sacar a Narukami de allí. Para su suerte, no tenía que ahondar en detalles: Kohaku era un buen chico y le haría caso de todas formas.

“HiMERU, ¿no?” Su voz lo motivó a observarlo de reojo, y HiMERU encontró que se había equivocado al juzgar su apariencia a lo lejos. Su mirada jovial le restaba unos años… tanto que hasta parecía tener la misma edad que él.

Qué irritante.

“Lo siento, no tuve oportunidad de presentarme. Mi nombre es Atsushi Uehara, soy coreógrafo de—”
“Cospro,” completó HiMERU. “HiMERU ha escuchado sobre ti. Recuerda haberte visto antes en una reunión de personal.”
“Ah, tendría sentido.” Uehara sonrió. “Aunque no soy mucho de ir a las reuniones. No tengo tanto tiempo para ello.”
“¿Por qué?” HiMERU le preguntó… solo por cortesía. Poco le importaba la vida de un depravado como él.
“Soy dueño de una academia de baile,” comentó, y luego le dio un sorbo a su champán. “Era mi trabajo principal antes de venir a Ensemble Square.”
“HiMERU supone que ahora solo te dedicas a manejarla.”
“En parte, pero también dicto clases en las mañanas… y se me cruzan las reuniones. Igual, tengo el personal suficiente como para ausentarme un par de veces al mes, pero no me gusta quedar en falta con mis alumnos.”
“Mm. Qué profesor más responsable. HiMERU no puede evitar preguntarse por qué alguien tan correcto como tú caería tan bajo. Seducir a una joven de su edad es un crimen, aunque hace poco haya cumplido la mayoría de edad.” Su mirada penetrante y el comentario cargado de veneno lograron causar un efecto en el hombre: por unos breves instantes, su fachada de sonrisas y buena disposición se vio manchada por la indignación y la rabia de ser descubierto.
“No te apresures en juzgar a los demás, HiMERU-san. Yo solo—”
“¿Tú que?” HiMERU se mostró furioso, pese a su tono calmado. “No hay excusa que pueda salvarte de lo que HiMERU vio, Uehara. La gente está muy enfocada en la gala y la celebración, pero HiMERU pudo ver cómo le susurrabas al oído y la atraías a tu cuerpo. Esas no son actitudes de un profesional. ¿Qué planeabas hacer con Narukami?”
“…Ugh.” Uehara rodó los ojos. “No tengo por qué darte explicaciones.”
“Oh. ¿Prefieres dárselas a los policías?”
“Qué, ¿me vas a denunciar?”
“HiMERU tiene las pruebas necesarias.” HiMERU sonrió de lado. “¿Por qué no lo haría?”
“…” Uehara suspiró. “Está bien, tú ganas. Pero al menos escúchame antes de hacerlo.”
“¿Por qué…?” Uehara lo agarró de la muñeca y le suplicó con la mirada. “No convencerás a HiMERU con una cara de—”
“Por favor.”
“…” El miedo de que el hombre armara un escándalo en plena fiesta fue mayor que cualquier ápice de lógica en su interior. HiMERU suspiró, cansado… y asintió. “Está bien. Pero suelta a HiMERU.”
“Lo siento.” Uehara le hizo caso y se pasó la mano libre por el cabello, despeinándose un poco en el proceso. “La verdad es que… soy fan de Narukami-san. La sigo desde hace un par de años. Nunca pensé que llegaría el momento en que podría conocerla. Como trabajamos en agencias distintas, lo veía muy difícil. Pero hoy coincidimos en la gala y… parece que le gusto.”
“A Narukami le gustan todos los hombres como tú: altos, atléticos, de rostro atractivo y sonrisa encantadora. No te sientas único y especial porque no lo eres.”
“Lo sé. Pero es mi idol favorita. No podía dejar pasar la chance de acercarme a ella.”
“Por Dios. Hablas como si solo hubieras conversado un rato con ella. ¿Cuántos años le llevas?”
“Ocho.”
“Degenerado.”
“No sé qué piensas que iba a hacerle, pero te aseguro que estás muy equivocado. Solo… me gustó recibir atención de su parte, supongo.”
“No mientas.” HiMERU volvió a juzgarlo con la mirada. “HiMERU sabe que te la querías llevar fuera de aquí. Esa actitud la conoce muy bien.”
“¿Por qué? ¿Habla la voz de la experiencia?” Atsushi sonrió de lado, divertido. “Wow. Los idols no dejan de sorprenderme.”
“N-no pongas palabras en la boca de HiMERU. Él nunca dijo—”
“Bueno, tus nervios hablan por ti.” Uehara rio. “Está bien, no diré nada. Solo si prometes guardar mi secreto.”
“HiMERU no ha admitido nada.”
“Con la insistencia que demuestras al intentar negarlo… me confirmas que sí es cierto. ¿Te han seducido así? O tal vez… Tú eres quien sedujo a varios hombres como yo. Dime, ¿querías intentarlo conmigo también?”

En ese instante, HiMERU se arrepintió de tener amigos y de intentar ser mejor persona. La amistad era una mentira y todos se podían ir al carajo.

Tal vez debió haber abandonado a Narukami a su suerte… y así no tendría que pasar por este momento incómodo y desesperante.

“…” HiMERU se aguantó las ganas de darle un puñetazo. “No ‘me’ retes, Uehara.”
“Eh.” Su rostro se iluminó. “No pensé que la ira sería capaz de hacerte trastabillar. Juraba que tenías que mantener cierta imagen.”
“…” El idol guardó silencio. Todo indicaba que había estado en su mira por un tiempo.

Por algún motivo, empezaba a sospechar de sus verdaderas intenciones con Narukami. Tal vez todo había sido un plan para hacerlo caer a él.

“HiMERU te dará el encuentro en el pasillo en cinco minutos. No faltes,” lo amenazó, mirándolo por sobre el hombro antes de alejarse de él.

Uehara solo sonrió, observando su copa de champán con mucho interés. Su noche había dado un giro inesperado… pero no le disgustaba del todo.


« Last Edit: December 31, 2022, 04:36:23 PM by Eureka »


Eureka

Re: Blue Bookmark ❤
« Reply #24: May 31, 2023, 09:33:42 PM »
Vengo con más delusions o_<

Mi yume ha pasado de soñar con una vida al lado de Oikawa Tooru a soñar con una vida al lado de HiMERU (pero tengo que ser un hombre en ese escenario porque como mujer nunca me haría cas--)



❤ OC/HiMERU, Rinne/HiMERU [Future!AU] || 1/? (WIP)





El suave murmullo de su esposo conversando por teléfono lo levantó de a poquitos. Se notaba que Himeru quería cuidar su sueño, pero de vez en cuando se le escapaba una risita o descuidaba el volumen de su voz sin querer… y, para su mala suerte, Atsushi sufría de sueño ligero. Era imposible que hiciera caso omiso a aquellos ruidos que “perturbaban” su descanso.

Al abrir los ojos, se encontró con aquella silueta que conocía a la perfección: un cuerpo esbelto y formado que se perdía entre la tela del polo que colgaba de sus hombros. Polo que le pertenecía a Atsushi, pero que a Himeru le encantaba usar como ropa de dormir. Un leve desvío de su mirada le permitió notar que se había sacado los pantalones de franela… tal vez por el calor, o tal vez para tentarlo, pero las piernas desnudas que yacían cruzadas sobre las sábanas no hacían más que despertar ciertas emociones en su interior. Atsushi tuvo una breve lucha interna con sus instintos… de la cual salió victorioso solo por respeto a la persona al otro lado de la línea.

“Sí. No te preocupes. No pienso perdérmelo.” Al notar que se había despertado, Himeru le sonrió a su esposo… y siguió conversando. “Ese día estoy libre. Y si sale algo a último minuto… acordaré con la agencia para que se encarguen de todo. Los chicos pueden estar solos por unas horas. Sí, dudo que se quejen. Ah, algún día te los presentaré. Uno de ellos es tu admirador.”
“¿Quién es?” Atsushi preguntó en voz baja.
“Shiina,” dijo, tapando el micrófono de su smartphone. Luego, removió la mano y continuó hablando. “Ah, sí, se levantó. Le haré presente, descuida… Fufu~ No digas eso, Shiina. ¿A qué hora vendrá Ayase? Para estar atento…” Himeru se quedó en silencio mientras escuchaba a su amigo. “Perfecto. Siempre regresamos de almorzar a las 4, así que estaremos aquí para esa hora. Gracias, mándale mis saludos también. Nos vemos.”
“…” Atsushi se acomodó en la cama, apoyando su cabeza en su mano. Himeru hizo a un lado el celular y se giró a encararlo. “¿Qué pasó?”
“Shiina me llamó para avisarme que Ayase vendrá a dejar el parte de su boda por la tarde.”
“Oh… ¿Se van a casar?”
“Sí.” Himeru asintió. “¿No te conté?”
“Creo que sí…” Atsushi se desparramó en la cama. “Pero tal vez lo olvidé. Las cosas en el trabajo están un poco tensas y tengo la cabeza en otro lado.”

Mentira.

“¿Qué pasó?” Himeru se mostró preocupado ante su comentario. “Puedes contarme tus preocupaciones… si quieres, claro.”
“No quiero arruinar nuestro día libre.” Atsushi le sonrió, buscando su mano entre las sábanas. No demoró en llevarla a sus labios para darle un beso suave y corto. “Tranquilo, ¿sí? Es algo que tiene solución. Solo… me estresa recordar que yo debo arreglarlo.”

Segunda mentira. El tema escapaba de sus manos.

Era tan fácil dejarse de rodeos e ir directo al grano… pero algo dentro de sí le indicaba que la respuesta de su pareja no le gustaría para nada.

La verdad era que llevaba varios días pensando en lo mismo: el fin de semana pasado se habían encontrado con un pelirrojo que decía ser un viejo amigo de su esposo. Se introdujo como Rinne Amagi y mencionó, sin mucho interés, que era dueño de aquel restaurante de comida Ainu a un paso de ellos. Atsushi se mostró intrigado ante la presión que ejercía con su voz y su mirada: tal parecía que había estado observándolos antes de acercarse a ellos.

El intercambio con aquel hombre no habría sido nada fuera del otro mundo de no ser por la reacción… peculiar de su esposo. Los ojos de Himeru amenazaron con llenarse de lágrimas ni bien cruzó miradas con el tal Amagi.

“Está bien. Pero puedes contar conmigo.” Himeru se echó a su lado en la cama, apoyando su cabeza en su pecho. “A veces siento que no hago ni una pizca de lo que tú haces por mí. Te debo tanto…”
“No me puedo quejar de nada.” Atsushi soltó una risita. “Tal vez… podrías aprender a cocinar. Pero nada más. Eres el esposo perfecto.”
“Sigo siendo un desastre en la cocina, ¿no?” Himeru no pudo aguantarse más la risa. Un par de carcajadas sutiles y se acurrucó de nuevo en su pecho. “Pero no puedes negar que mis pasteles son deliciosos. Shiina dice que podría abrir una pastelería con él.”
“Tengo entendido que Niki-san nunca rechazaría algo de comer, aunque no sea perf— ¿POR QUÉ ME CODEASTE?”
“Te estás burlando de mis excelentes habilidades como repostero.”
“¡SOLO DIGO LA VERDAD!” Atsushi rio, a la vez que se giraba para deslizar sus manos debajo del polo de su esposo. Sabía que Himeru era muy cosquilloso y su punto débil eran sus costillas…  Un par de roces ya lo tenían pateando la cama y gritando por piedad.
“¡Deja de ensañarte conmigo! ¡Suéltame!”
“¡No lo haré hasta que lo admitas!”
“¡AAAH! ¡ESTÁ BIEN!” Himeru apartó las manos de su esposo y suspiró. “Mis pasteles… son decentes. Comestibles. Como tú los describas.”
“Te estoy jodiendo…” Atsushi acarició su rostro con una sonrisa en sus labios. “Sí me gustan. Tus cupcakes son muy buenos.”
“…” Himeru rodó los ojos. “¿Esa es una forma sutil de pedirme que te prepare cupcakes?”
“¿Tal vez?” Atsushi le besó la frente. “Pero en la semana, tranquilo. Hoy debemos aprovechar el domingo. ¿Qué hora es?”
“Deben ser unos minutos después de las nueve. Shiina me llamó a las 8 y cuarenta y tantos…”
“¿Eh? ¿Conversaron por tanto tiempo?”
“No me parece que quince minutos sea mucho tiempo, la verdad.”
“Ah, no… Es que yo me levanté durante los últimos minutos de su llamada.”
“Sí.”
“¿Y qué pasó? ¿Te contó algún chisme o qué?”
“…” Himeru se demoró unos segundos en responder. “…Nada nuevo. Mencionó que estaban un poco atareados por los preparativos para la boda y que por eso no habían podido venir a dejar el parte. Sabes que Ayase es un coreógrafo muy aclamado en la industria.”
“Pero solo trabaja para ES, ¿no?”
“Exacto.” Himeru asintió. “Aun así, a veces le surgen trabajos freelance. Su contrato con ES no es exclusivo… a diferencia del mío.” Suspiró.
“¿No tienes suficiente con los chicos de KAGE y 4O?”
“Más que suficiente, la verdad.” Himeru extendió su mano para recoger su teléfono de la mesa de noche. “De hecho, me sorprende que ninguno de los pequeños me haya contactado hoy.”
“Mm…” Atsushi se acomodó en la cama. “Los chicos de KAGE son más obedientes y respetuosos que los de 4O.”
“Sí. Aunque no lo son tanto entre ellos.” Himeru suspiró.
“¿Cómo así?” Atsushi arqueó una ceja.
“De ahí te cuento. ¿Te parece si salimos a desayunar? ¿O tienes ánimos de cocinar?”
“Nah, vamos a desayunar.” Sonrió. “Estoy muy cansado y, además… tengo que pasar después por el centro comercial… Necesito un terno nuevo.”
“¿“Necesitas”? ¿O “quieres” comprarte uno nuevo?” Himeru esbozó una sonrisa divertida.
“…Supongo que quiero. ¡Y me lo merezco!”
“Está bien. Yo necesito comprar algunas cosas en la tienda por departamento, así que me encanta el plan. ¿Te parece si me baño primero?”
“Podríamos bañarnos juntos…” Atsushi acarició el elástico de su ropa interior. “Y así ahorramos agua.”
“Pff… Creo que gastamos más. Pero es un domingo, no veo por qué no.” Himeru le dio un beso rápido en los labios y se levantó de la cama. “Iré a preparar el agua de la tina. Puedes descansar unos minutos más.”
“Gracias.”

El peliceleste salió de la habitación rumbo al baño. Ante la ausencia de su esposo, Atsushi se estiró en la cama y soltó un bostezo. No veía la hora de regresar de la calle. Lo que más le interesaba de aquel día era la siesta que de seguro tomaría en la tarde.

La sutil vibración de un celular captó su atención… y su instinto fue revisar el suyo, que yacía en su mesa de noche. Al no encontrar ninguna notificación, concluyó que se trataba del de su pareja.

Atsushi luchó contra el impulso de idiotez. No debía revisar las pertenencias de su esposo sin su permiso, pero la agonía de la duda lo mataba y le impedía hacerle caso a su parte más lógica. Suspiró, derrotado, al moverse para agarrar el celular entre sus manos.

Era un mensaje… de un contacto que Himeru había nombrado con una sola letra.

A.

“…” Atsushi se llevó una mano a la cara, irritado. “Claro.”

‘Amagi’.






PD: Este es Atsushi

Sorry but you are not allowed to view spoiler contents.
« Last Edit: July 04, 2023, 01:20:09 AM by Eureka »


Eureka

Re: Blue Bookmark ❤
« Reply #25: November 30, 2023, 04:32:32 PM »
Otro AU mas para la colección :3




❤ Rinne/HiMERU [AU] || 1/? (WIP)




“Oye.”

Himeru alzó la cabeza en su dirección, pero no demoró en devolver su atención a las clavijas de su guitarra. Probó tocando un par de cuerdas para ver si ya estaba afinada, pero aún escuchaba cierto desfase entre el sonido ideal en su mente y lo que producía con sus dedos. Con la mano izquierda, volvió a ajustar las clavijas mientras probaba las cuerdas con la derecha.

“Merumeruuu, no me ignores~ Juro que esto es importante~”
“Lo dudo, Amagi.” La chica continuó con su labor sin dirigirle la mirada. “Sé que estás aburrida y solo quieres molestar.”
“¡Me ofendes!” El bajo de Rinne yacía olvidado en su regazo. A diferencia de ella, la pelirroja había demorado un par de minutos en afinar su instrumento, un bajo eléctrico Squier de segunda mano. “¡Yo solo quería confirmar un rumor contigo!”
“¿Rumor?” Eso llamó su atención… lo suficiente como para encararla y dejar de prestarle más atención a la guitarra en sus manos. “¿Qué rumor?”
“Je.” Rinne sonrió de lado. De seguro se sentía orgullosa por su hazaña: de alguna manera, Himeru había caído en su trampa. “Pueees… Me contaron que estás saliendo con el bajista de la banda de mi hermanito.”
“¿¡PERDÓN!?” La cara indignada de Himeru le sacó una carcajada.
“¡Gyahaha! ¿Por qué te sorprende tanto?” Rinne hizo a un lado su bajo para apoyar sus codos en sus muslos y observarla con la cara entre las manos. “Tiene sentido. Siempre se regresan juntos luego de las tocadas en el club. El amor está en el aire~”
“Nos regresamos CON KANAME,” le recordó, molesta. “Tatsumi se ofrece a acompañarnos porque ellos dos son amigos desde hace tiempo.”
“¿Ah, sí?” Rinne le dedicó una sonrisa burlesca. “Si yo fuera él, acompañaría a una de las guitarristas de mi banda, no a mi amigo. A menos, claro, de que tenga una hermana mayor que está buenaz—”
“No seas tan vulgar.”
“Pero estás ric—”
“¡AMAGI!”
“Ya, ya.”

Rinne se recostó en la pared. Odiaba los sofás pequeños e incómodos de la sala de ensayo: no tenían reposabrazos o respaldar y estaban arrinconados en la esquina de la estancia para evitar que se mezclaran con los instrumentos y equipos. Se suponía que su función original era darle un lugar a los invitados, pero Rinne y Himeru los usaban para sentarse a afinar sus instrumentos y conversar un rato mientras esperaban que el resto de la banda llegara. La pelirroja suponía que muchos músicos como ellas aprovecharían cada segundo dentro de la sala de ensayo para… ensayar (*badum tss*), pero ella no le veía sentido a hacerlo sin el resto del grupo.

Sobre todo cuando Niki y Kohaku necesitaban practicar más que ellas.

Le alegraba haberse hecho amiga de la dueña: de otra manera, nadie les perdonaría los retrasos que siempre tenían. La señora era tan buena que no les cobraba extra por los minutos (media hora) que siempre se pasaban más allá del límite. Incluso, les había invitado bocadillos y té en un par de ocasiones. Rinne sabía que debía aumentar las visitas al pachinko: la señora merecía una propina. Era lo mínimo que podían hacer para agradecerle por su amabilidad y hospitalidad.

“¿Quién te contó eso?” Himeru la observó, preocupada. “Espero que no haya sido tu hermano.”
“Nah, Hiiro vive en otro planeta. Él no se ha dado cuenta de que el catequista te tiene ganas—” Rinne se interrumpió a sí misma por el pasajero susto que sintió al ver la expresión en el rostro de su amiga. Su mirada iracunda le indicaba los segundos de vida que le quedaban. “¡No me mires así! ¡Solo estoy diciendo la verdad!”
“…” Himeru se giró de nuevo hacia la guitarra.
“El silencio habla más que mil palabras.”
“Cierra el pico, Amagi.”
“…Me lo contó la noviecita de Hiiro.”
“¿Quién?” Himeru arqueó una ceja. “Tu hermano no está saliendo con nadie.”
“Mujer, ¿vives bajo una roca o qué? ¿No te has dado cuenta de que yo le digo así a Aira-chan?”
“Ah. Olvidé que tienes cierta manía de asignarle roles a la gente sin que sea la verdad.”
“Sí, sí~ ¡Eso lo sabe todo el mundo! Pero dime. ¿Aira-chan estaba exagerando? ¿O tiene razón?”
“Creo que mi grito lleno de indignación y asco te lo dijo todo.”
“Osea que no te gustan los bajistas… Qué pena…” Rinne fingió un llanto exagerado. “¡Yo pensaba que teníamos algo especial!”
“¿De qué hablas?” Himeru la juzgó con la mirada. “Tatsumi no es mi tipo.”
“¿Eres lesbiana?”
“No.”
“¿Bisexual?”
“Tampoco.”
“¿HETERO?”
“…” Himeru rasgó las cuerdas y sonrió ante el sonido perfecto que emitieron. “Genial~ Ya está lista.”
“¡MERUMERU! ¡NO ME IGNOREEES!”
“No he pensado en mi sexualidad,” confesó. “Solo tuve un novio en el colegio, nada más.”
“Entonces… ¿Por qué no te gusta Tatsumi?” Rinne ladeó la cabeza, confundida. “Parece un buen tipo. Muy correctito, supongo… pero sus dotes musicales le dan cierto carisma.”
“Parece que a ti te gusta.” Himeru le sonrió de lado.
“¡JA! ¿A mí? ¡No me hagas reír! ¿Por qué me gustaría?”
“Porque te siento muy obsesionada con el tema.”
“¡Me importa porque…! ¡Porque debo saber en qué se meten las miembros de mi banda!” Rinne sabía que su mentira era demasiado patética… pero no podía poner en juego su orgullo. “Además, sería muy gracioso que tú también estés interesada en alguien de Alkaloid.”
“¿Por qué lo dices? ¿Te molesta que Shiina ande detrás de Ayase?”
“No es la única.”
“¿Oukawa…?” Himeru se demoró unos segundos en entender el punto de Rinne. “Ah. Claro. ¿Y tú?”
“Nah, yo solo hablaba de Niki y Kohaku-chan~” Rinne sonrió. “A mí no me gusta nadie.”
“…Supongo.” El recelo en sus ojos se disipó en instantes. “Bueno, no hay nada entre Tatsumi y yo. Sé que le gusto desde hace un tiempo… pero no pienso hacer nada al respecto.”
“¿Por Kaname-chan?”
“…Sí. No entiendo por qué me preguntaste por todo esto si ya sabías la verdad.”
“Es divertido verte reaccionar~” Rinne sonrió. “Pero… quería una confirmación de mis sospechas.”
“Bueno, ahí la tienes.”
“Gracias por la charla tan amena, Merumeru. Prometo que tu secreto estará a salvo conmigo~”
“…Más te vale.” Himeru le frunció el ceño, irritada. “Bueno, vamos conectando los instrumentos. Intuyo que Shiina y Oukawa llegarán dentro de poco.”
“Lo que usted diga, su señoría~”



Eureka

Re: Blue Bookmark ❤
« Reply #26: March 31, 2024, 06:02:11 PM »

❤ OC/Naru + Knights [AU] || 1/? (WIP)


“Secchan…”

Izumi escuchó la voz de su amigo antes de localizarla: Ritsu se encontraba enterrado en el calor del kotatsu y había asomado la cabeza por debajo del futón para conversar con él. Su sonrisa floja y su aspecto descuidado hablaban por él: parecía que llevaba un buen rato durmiendo debajo de la mesa.

“¡¡¡Kuma-kun!!! ¡Casi me matas del susto!” exclamó Izumi, indignado. “¡Pensé que el kotatsu estaba libre!”
“Y lo está.” Ritsu esbozó una sonrisa felina mientras salía de su escondite. Antes de abandonar la calidez por completo, optó por dejar sus piernas debajo del futón. Izumi lo juzgó: ese era el uso correcto e indicado de aquel aparato. “Podemos entrar los dos.”
“…” Izumi suspiró, acomodando un poco sus piernas. “Bueno, ¿qué pasó? Dudo que solo hayas querido asustarme.”
“Nah~ Yo quería que me chismearas algo. Si sabes, claro.”
“¿Chismear?” Izumi le arqueó una ceja. “¡Olvídalo! ¡Leo-kun y yo hemos venido a Japón solo para que armemos el nuevo álbum y no pienso distraerme con tonter—!”
“Pero aún no llegan Tsukipi y el resto,” comentó. “Y el staff de NewDi es muy respetuoso~ La mampara aisla el sonido, pero si llegaran a escuchar algo de nuestra conversación, dudo que lo ventilen por ahí.” A través de la mampara que aislaba a la sala de reuniones del resto de la oficina, Ritsu saludó a una de las empleadas, quien le ondeó la mano un poco extrañada.
“…No. Tenemos que trabajar—”
“¿Seguro? Tal vez te gustaría desahogarte.”
“¿Desahogarme? ¿Por qué tendr—?”
“Porque parece que Nacchan ha conseguido pareja antes de que tú lo hagas.”
“¿¡QUÉÉÉ!?” Izumi se habría parado, pero el kotatsu le impidió moverse. Estaba muy caliente como para sacrificar esa comodidad por un efecto dramático. “¡¡¡Y NO LO DIGAS COMO SI FUERA UN SOLTERÓN!!! ¡Yo estoy soltero porque quiero!”
“Yo lo veo más como que no te animas a decirle a Tsukipi que—”
“¡¡¡CÁLLATEEEEE!!!” Izumi se tapó la cara, avergonzado. “…Y cuéntame lo de Naru-kun.”
“Jeje~ Sabía que te interesaría~” Ritsu le sonrió. “Aunque esperaba que tú supieras más. Mm…”
“¡No importa! ¡Cuéntame de una vez!” Izumi hizo el ademán de golpearle con el celular. “¡¿Cómo que Naru-kun tiene pareja?!”
“Es un coréografo de CosPro,” dijo Ritsu. “Nos cruzamos con él en un ensayo. Nos tocaba practicar en el mismo salón que él había usado para una sesión con Crazy:B antes de nosotros.”
“Ah… Qué bueno que el Vicepresidente de Cospro les puso un coreógrafo. No solo ninguno sabe bailar, sino que las cosas que hacen en el escenario… no son coreografías.”
“Wow, qué rajón, Secchan~ Suuchan se ofenderá si hablas mal de su primito.”
“¡Es la verdad!” Izumi se mostró indignado. “Bueno, sigue.”
“Am… Bueno, conversó con Nacchan. Parecía que se conocían de algún lado… Y Nacchan le pidió su número.”
“¿Esto fue hace…?”
“Un mes, más o menos.”
“¿Y cómo sabes que están saliendo?”
“Porque Nacchan está muy distraída. Con decirte que hoy la llamé para recordarle que dejó su crema hidratante en mi cuarto. Y ella no va a ningún lado sin cumplir con los 2938023 pasos de rutina de skincare.”
“¿Qué hacía su crema en tu cuarto?” Izumi arqueó una ceja.
“Se la olvidó cuando hicimos pijamada con Mikarin el sábado. Duh.” Ritsu explicó, como si se tratara de una verdad absoluta. “Pero… wow. Pensé que te habría contado algo sobre el coreógrafo. ¿Ya no hablas con ella o cómo?” Le sonrió.
“…Sí hablamos, pero sabes que es muy… cerrada cuando se trata de esas cosas.” Izumi suspiró. “Todo el mundo y su mamá saben de su interés por Kunugi-senp… Sensei. Pero sé que le han gustado otras personas… y aun así, nunca las ha mencionado.”
“Es muy misteriosa~ Yo espero que pronto nos cuente.” Ritsu se apoyó en la mesa, llevando su mano al mentón en un gesto pensativo. “Me preocupa que se lo guarde.”
“¿Crees que las cosas van mal entre los dos?”
“Algo así. Su humor cambia mucho de un día para otro. Suuchan está al borde de una aneurisma… él no sabe cómo lidiar con estos temas, pero quiere ayudarla como su rey.”
“…” Izumi se cruzó de brazos. “Uno esperaría que tuviera más experiencia en eso tomando en cuenta que… ¿Cuántos meses llevan juntos? Un par de meses, ¿no?”
“Jeje~” Ritsu rio. “Eso es distinto. Yo le he enseñado muchas cos—”
“¡NO NECESITO LOS DETALLES, GRACIAS!” Izumi se tapó los oídos.
“Secchan, ¿por qué piensas mal?” Y se desparramó en la mesa, juzgándolo desde su posición con una sonrisa burlesca. “Ah. Bueno, no te culpo. De seguro te falta sex—”
“¡¡¡KUUUUMAAAAAAAAA-KUUUUUUUUUUUN!!!”







“¡Suooooooooooou!”
“Leooooo-saaaaan.”
“¿Por quééé hablamos asííí?”
“No sé.” Tsukasa rio. “Tú empezaste.”
“Ah. ¡Es que me aburrooo!” Se quejó, al borde de una pataleta. “¿No teníamos reunión de Knights a las 4? ¿¡Por qué estamos en una cafeteríaaa!?”
“Porque quiero llevar pastelitos para compartir,” contó Tsukasa. “Narukami-senpai dijo que se encargará del té y el café.”
“¡Genial! Naru me invitó un blend muy rico la otra vez~ Ojalá lo lleve~ Pero… Si es así, ¿por qué no nos reunimos aquí? Creo que era más fácil para todos.”
“El kotatsu es… caliente,” confesó Tsukasa, avergonzado.
“¿Mn?” Leo arqueó una ceja. “¿Por qué estás todo rojo, Suou?”
“…” Tsukasa no sabía dónde esconderse. “P-por nada.”
“Mmmmmmm…” Leo se cruzó de brazos. “¡Cuéntale la verdad a tu papá! ¡Él te escuchará y te aconsejará! Dime, ¿te peleaste con mamá Sena? Yo sé que a veces es un renegón, pero…”
“¿Eh? ¿Qué tiene que ver Sena-senpai con todo esto?” Tsukasa arqueó una ceja.
“…No me sorprendería que hayas discutido con tu mamá,” explicó Leo. “¡Es lo que más tiene sentido!”
“¡No, no! ¡Estamos bien! Es solo que…”
“¿Que…?”
“Que… m-me gusta…”
“¿Te gusta?” La confusión en el rostro de Leo creció hasta explotar en su cara. “¿¡TE GUSTA TU MAMÁ!? ¡PERO NO ME LA PUEDES ROBAR, HIJO!”
“…” Varios comensales giraron sus cabezas hacia ellos.
“¡¡¡NOOOO!!!” Gritó Tsukasa, batiendo las manos para descartar esa alocada idea. “¡¡¡Me gusta pasar tiempo con Ritsu-senpai en el kotatsu!!!”
“Ah.” Leo sonrió. “¡Cierto! ¡Siempre se hacen bola juntos! ¡Viva el amor, Su…!” Leo se cortó a sí mismo. El brillo en sus ojos delató lo que diría a continuación. “Ah, ¡no lo puedo creer! ¡Estoy tan inspirado! ¡Se me ha ocurrido una bella sinfonía en cuestión de segundos! ¡VIVA EL AMOR, SUOU!” Gritó, mientras se lanzaba a agarrar una de las servilletas de la barra del café para ponerse a escribir con el plumón que siempre llevaba en el bolsillo.
“…” Tsukasa observó al resto de comensales que andaban en la misma situación que ellos, esperando sus pedidos para llevar. “Disculpen.”
“¡El pedido número 59 está listo!” Anunció una de las trabajadoras, mientras colocaba la bolsa en la barra.
“¡Ah!” Tsukasa reaccionó al notar que era el número de su pedido. “¡Es el nuestro!” Y se acercó a la joven para reclamarlo. La chica le sonrió y le entregó la bolsa grande y transparente que llevaba dos cajas llenas de dulces.

Tsukasa comenzó a caminar rumbo hacia la salida… cuando notó que Leo se había quedado atrás componiendo.

Regresó, suspirando cansado ante la actitud peculiar de su amigo y senpai.

“Leo-san…”
“¡No me interrumpas, Suou! ¡No puedo dejar que la inspiración se escape!”
“Leo-san… prometo que te contaré más detalles de mi relación… si a cambio me haces caso.”
“¡Waaaaah!” Leo sonrió, emocionado. “¡Eso me ayudaría muchísimo! ¿Qué quieres que haga?”
“Deja de componer y vamos a NewDi.”
“…” Leo estuvo a punto de quejarse, pero el sonido de una notificación los alertó a ambos. “¿Eh? ¿Qué fue eso?”
“Déjame revisar…” Tsukasa sacó su celular del bolsillo con la mano que tenía libre. “Es un mensaje de Narukami-senpai. Dice que llegará un poco tarde. ¿Por qué no llegó a tu celular? Lo dijo en el grupo.”
“Ah, no traje celular~” Leo esbozó una sonrisa muy alegre. “Oye, ¿no se te hace muy raro? Naru nunca ha sido muy puntual, pero ya son más de las cuatro. Nosotros también vamos a llegar tarde, pero estamos cerca de ES. ¿A qué hora llegará ella?”
“Debe ser por culpa de Uehar— ¡Ah!” Tsukasa habría intentado llevarse las manos a la boca, pero estaban ocupadas con su celular y los pastelitos. ¿Y de qué habría servido? Si Leo ya había escuchado parte del apellido de aquel hombre… era inevitable que le preguntara al respecto de todas maneras.
“¿Ueha? ¿Quién es Ueha?” Leo lo observó, curioso.
“¡N-Nada!”
“¡Vamos, Suou! ¡Prometo que me portaré bien si me dices la verdad!”
“…¿En serio?”
“¡Sí, sí!” Dicho esto, Leo guardó las servilletas en el bolsillo de su jogger y caminó hacia la puerta del establecimiento. “¿Ves?”
“…” Tsukasa suspiró y lo siguió. Una vez a su lado, salieron del local, y comenzaron el trayecto de regreso a Ensemble Square.
“¡Ahora sí! ¡Cuéntamelo todo!” demandó Leo, emocionado. “¿Quién es Ueha?”
“U…Uehara-san,” completó Tsukasa, resignado. “Es un coreógrafo de Cosmic Production… y creo que está saliendo con Narukami-senpai.”
“¿Crees? ¿Naru no lo ha confirmado o qué?” Leo frunció el ceño, confundido.
“Es que no nos ha dicho nada, la verdad. Es algo que Ritsu-senpai y yo intuimos. Su actitud cambió un poco cuando nos cruzamos con él hace unas semanas. Le dio su número… y desde ese entonces, está un poco rara.”
“¿Cómo así? Yo la siento igual.”
“Por mensajes suena igual… Pero Ritsu-senpai y yo la vemos muchas veces a la semana. Y su humor ha estado muy variado… Quiero ayudarla, pero no sé cómo.”
“No es necesario. A Naru le gusta mucho ser independiente y detesta que la gente quiera apoyarla. Además… siento que lo que tiene con ese chico es serio.”
“No lo llamaría chico…” Tsukasa desvió la mirada, avergonzado. “Parece que Uehara-san nos lleva más de cinco o siete años.”
“¡Señor!”
“No, tampoco es un señor.”
“¡Joven!”
“¿…Supongo?” Tsukasa se rascó la barbilla. “En fin. No tengo muchos detalles… Disculpa, Leo-san.”
“¡Está bien! Ya le preguntaremos cuando llegue a la reunión~”
“¡¿Qué?!”
“¡Espero que pueda desahogarse con nosotros!” Leo agitó su puño con una sonrisa deslumbrante. “No será mucho, pero creo que le quitará un peso de encima. ¡Y me llenará de inspiración para escribir una melodía de despecho!”
“…” Tsukasa atinó solo a reír. “Tal vez esperaba contarlo en la reunión. Aunque el álbum…”
“¡Lo podemos dejar para después! Sena y yo nos quedaremos en Japón un par de semanas. Le salió un trabajo como modelo y la sesión de fotos será el próximo lunes.”
“…Ya veo. Gracias, Leo-san.”
“¿Eh? ¿Por qué?”
“Siempre te preocupas por todos… A tu manera, claro.”
“Je~” Leo le esbozó una sonrisa cálida. “Ahora sí, ¡quiero los detalles de tu vínculo con Ritsu! ¡Cuéntamelo todo! Ya verás. ¡Será una de las mejores sinfonías que he compuesto!”
“…” Tsukasa se arrepintió en silencio de sus malas decisiones.





“Ah, Kohakucchi~” Aira estrujó el brazo de su amigo de pura felicidad. “Me alegra que nuestros días libres hayan coincidido~”
“A mí también,” le respondió Kohaku, un poco sonrojado con la cercanía entre ambos. “¿Qué tal si vamos a tomar un café?”
“¡Tranquilo!” Aira le guiñó el ojo. “Mi plan era recorrer el centro comercial y de ahí tomábamos algo caliente. Abrieron una cafetería muy linda en el segundo piso de…”
“¿No me vas a dar una explicación?”

Aira se calló de golpe al escuchar una voz ensordecedora que llamó su atención y la del resto de transeúntes. Dos personas estaban discutiendo en plena vía pública… y una de ellas era conocida de ambos.

“¡…!” Aira jaló a Kohaku para llevarlo hacia uno de los callejones de Time Street. ¡No podían dejar que Narukami-senpai los viera! No quería interrumpir su discusión por nada del mundo.
“¿¡Por qué tendría que hacerlo!? ¡¡¡Tú dijiste que no somos nada!!!” Le reclamó la rubia, indignada.
“¡Yo…!”

El hombre alto y guapo a su lado parecía salido de una revista de modelaje. Aira supuso que se trataba de uno de sus colegas… y murió al plantearse una historia salida de un dorama. Tal vez se habían enamorado en el trabajo y ahora tenían problemas por un tercero. ¡Qué dramón!

“Rabu-han…”
“¡Shh!” Le chistó su amigo. “¿No quieres saber qué pasó entre ese par?”
“Sí, pero…” Kohaku suspiró. “Está bien.”

El castaño se llevó la mano a la frente, irritado.

“Yo nunca dije que no quería estar contigo. Pero pienso que deberíamos ir lento… No quiero apresurar las cosas.”
“¡¿Por qué?!” Le reclamó Arashi. “¿Acaso no te gusto? ¡Deja de hacerte el bueno! ¡No intentes aparentar algo que no eres!”
“¿¡Aparentar!?” El hombre frunció el ceño, enfurecido. “¿Está mal que quiera tratarte como lo mereces? ¡No sé qué esperas de mí!”
“¡¡¡Yo tampoco!!!” Le gritó ella, enojada.

Aira estaba a punto de romperle el brazo a Kohaku de la tensión. Agradecía que pocas personas se armaron de valentía para salir a caminar en el frío de diciembre porque el ruido en la calle era mínimo y le permitía escuchar con claridad la conversación… así como presenciar ese incómodo momento de silencio que parecía extenderse sin un final.

“…Ari…” El hombre acortó la distancia entre ambos y acarició su mejilla. “Por favor. No me alejes de ti… Dime, ¿Qué…?”
“No quiero decepcionarte.” Arashi agarró su mano y la besó. “Siento que eres muy bueno para mí.”
“¿Bueno? ¿Yo? ¡JA!” Soltó una carcajada. “Casi me muero de los celos por tu pequeño plan. Y… pese a todo, tienes razón. Aún no somos nada. No tenía derecho a enojarme contigo, pero aquí estamos.”
“Bueno, logré mi cometido. Mi plan funcionó~” canturreó ella, feliz.
“…” Él suspiró. “Siempre hay un roto para un descosido.”
“Así veo~”

Aira se derritió de la ternura al ver cómo Arashi y su novio se juntaron en un dulce beso, restándole importancia al lugar y a la gente a su alrededor.

“¡…!” El rubio no cabía en su alegría. “¡Viva el amor, Kohakucchi!”
“…” Kohaku sonrió. “Viva.”
“…Me muero por contárselo a alguien, pero… no deberíamos, ¿no?”
“No será necesario. Estoy seguro de que ella lo hará por su cuenta.”