Me gusta muchisimo este fic, hope to finish it one day
❤ Kohaku/Aira, Rinne/HiMERU [Alkakurei Collab + AU] || 1/? (WIP)
Alkaloid y Crazy:B habían coincidido antes en trabajos del medio: desde talk shows hasta sesiones de fotos, no era nada extraño que las units lideradas por los hermanos Amagi compartieran escenarios y sets a donde quiera que fuesen. El carisma especial de sus miembros atraía a todo tipo de público, y no había hecho más que crecer con el paso de los años desde su debut.
Sin embargo, la urgencia con la que Ibara los había citado a su oficina a primera hora del lunes les había intrigado a todos por igual. Al tratarse de Ibara, era probable que estuviese relacionado a alguna nueva colaboración entre ambos grupos, pero Rinne no podía descartar la leve sospecha de que algún escándalo se había hecho público. Tomando en cuenta lo abierta que era la relación entre Niki y Mayoi, tenía sentido imaginar que se relacionaba a ellos.
Mirando de reojo a HiMERU, Rinne optó por callarse la boca. Sabía que se estaba ensañando con Niki más de lo normal por su propia frustración: no poder ser así de abierto con sus verdaderos sentimientos estaba a punto de freírle las pocas neuronas que le quedaban. Y es que a diferencia de lo estúpido y despreocupado que era su mejor amigo, Rinne quería creer que tenía sus prioridades muy claras. Iniciar una relación dentro de una misma unit –y, peor, dentro del mismo grupo de amigos— era un riesgo que no deseaba correr. Crazy:B tenía una dinámica especial y no quería ni imaginar cómo podría cambiar si le confesaba lo que sentía a cierto amigo suyo.
Esto, por supuesto, si es que HiMERU le correspondía.
Sin duda, Niki tenía una suerte tremenda: tal vez no compartían mucho tiempo juntos por andar en units distintas, pero más allá de ese punto en contra, la relación que Niki y Mayoi tenían era de ensueño. Parecían no preocuparse en absoluto de lo que sucedía a su alrededor y vivían su romance sin angustias o ansiedades.
Rinne los envidiaba enormemente.
Ya desearía él actuar sin medir las consecuencias y sin tener que cargar con el peso de ser el líder de su unit.
“Saegusa-senpai se está demorando más de la normal.” El comentario curioso de Aira ayudó a que Rinne aterrizara de vuelta a la realidad.
Luego de invitarlos a pasar a su oficina, Ibara se había excusado, pidiéndoles unos instantes para resolver un tema privado de CosPro. Sus responsabilidades de producer, mánager y vicepresidente lo mantenían muy ocupado. Nadie había siquiera intentado quejarse ante esto. Sólo pudieron resignarse a esperar, intrigados por el motivo de aquella reunión.
Aunque algunos tenían ciertas sospechas.
“Uhhh…” Vino el suspiro abrumado de Mayoi, quien se veía al borde de un paro cardiaco. El único motivo por el que no se había desmayado era Niki, quien andaba sentado a su lado sobándole el hombro. “P-probablemente… nos va a botar, o a—…algo así…”
“¡Mayo-chan, no seas pesimista!” afirmó Niki, con una brillante sonrisa en el rostro. “¡Si va a despedir a alguien es a nosotros, probablemente! Ya se hartó de las babosadas de Rinn—”
“Normalmente HiMERU estaría de tu lado en criticar a Amagi, pero no permitirá que bromees con algo tan delicado.” HiMERU lo juzgó con la mirada a través de la habitación. Yacía sentado en uno de los sofás personales, al lado de Hiiro y Kohaku, que compartían uno de los sofas dobles. “Es cierto que Amagi tiene terribles prioridades y que podría hacer algo más por su vida que jugar pachinko, pero HiMERU cree que hace un buen trabajo como líder.”
Rinne esbozó una sonrisa burlesca.
“Awww, Merumeru, cualquiera que te escucha diría qu—”
“¡Es cierto!” Hiiro lo interrumpió con su propia intervención, salvándolo de sí mismo en el proceso. “¡Dudo mucho que vayan a despedir a nii-san! ¡Él se esfuerza mucho, así como todos nosotros!”
Al cruzar miradas con HiMERU, Kohaku y él compartieron un momento cómplice. “Mm. Ototo-han tiene razón. Me incomoda aceptarlo, pero Rinne-han es muy dedicado a su unit y a su labor como idol.” Esbozó una pequeña sonrisa.
“Dejen de hablar de mí como si no estuviese aquí, sarta de imbéc—”
“De todas maneras, dudo mucho que se trate de algo relacionado a un despido,” razonó Tatsumi. “De ser así, también nos habría citado Eichi-san.”
“Tatsumi tiene razón.” HiMERU mencionó con una voz calmada, aún a pesar de su sonrisa forzada. “De seguro es una propuesta nueva de trabajo, o algo así.”
“L-lamento haberlos preocupado por gusto, entonces…” Mayoi volvió a suspirar.
La puerta se abrió de un momento a otro, llamando la atención de todos los presentes. Los idols fijaron sus miradas en Ibara, quien ingresó a su oficina a paso apurado. Ante los ojos observadores de algunos pocos como HiMERU y Rinne, el vicepresidente parecía un tanto irritado con algo que acababa de ocurrir. Sin embargo, no tenían suficiente base para especular sobre el motivo o el evento en cuestión. Tal vez… estaba relacionado a lo que quería conversar con ellos, pero esperaban que ese no fuera el caso.
Porque Ibara parecía a unos segundos de asesinar a alguien.
“¡Disculpen la tardanza!” Su voz enérgica retumbó por la oficina, mientras se disponía a tomar asiento en su escritorio. Ibara prendió su Ipad a la vez que continuaba explicando el motivo de su breve ausencia: “Salió un contratiempo que me terminó costando tiempo valioso para hablar con todos ustedes sobre un tema muy importante. ¡Y pensar que hasta fueron muy puntuales en venir al momento exacto! En serio, mis más sinceras disculpas.” Los labios de Ibara formaron una de sus típicas sonrisas complacientes.
“¡No hay problema, Ibanyan-senpai!” Hiiro le devolvió la sonrisa. Se levantó de su sitio, para hacer más visible su presencia. “¡Pero sí debo admitir que estamos muy intrigados por todo!”
“Sí, Hebi-chan. ¿Qué pasa?” dijo Rinne, en línea con lo que había mencionado su hermano.
“¿No nos va a despedir?” preguntó Aira.
Mayoi lo observó, angustiado, y Aira sintió algo de arrepentimiento.
“Ah, lo siento, Mayo-senpai, pero es que también me preocupaba eso a mí…”
“¡Claro que no!” Ibara se arregló los lentes, empujando el puente de sus monturas hacia atrás. “¡Al contrario, vengo a contarles una buena noticia!”
Los dedos de Ibara se deslizaron a través del Ipad en su escritorio y, con ello, las luces de la oficina se apagaron de un momento a otro. El proyector del techo se prendió, desdibujando en la pizarra un logo colorido que acaparó la atención de todos.
“¿Alkaloid… + Crazy:B…?” enunció Hiiro…
“¿…Live at Tokyo Dome?” y completó Rinne.
“¡Exactamente!” Ibara sonrió, victorioso. “Junto con su eminencia, Tenshouin-shi, logramos asegurar el Tokyo Dome para el segundo aniversario de las dos units.”
“Ahhhhhhhh…”
“Eso tiene sentido, estamos cerca del aniversario…” Aira se veía pensativo.
Hiiro soltó una risotada aliviada, que contagió a Rinne y a los demás de seguirle la corriente. Dentro de poco, el cuarto se sumió en risas y comentarios entre los miembros, sorprendidos por su propia estupidez. Realmente no había persona inteligente en alguno de los dos grupos, porque nadie había sido capaz de llegar a aquella lógica conclusión.
“HiMERU-han, tu suposición no fue tan precisa,” dijo Kohaku. HiMERU escondió su risa detrás de su mano.
“Tal parece que juntarse mucho con Amagi termina de quemarte las neuronas restantes. HiMERU te advertiría que no sigas sus pasos, Oukawa.”
“Nah, ya es muy tarde para eso.” Kohaku se aguantó las ganas de volver a irrumpir en risas. “Pero sí esperé que alguien como Kazehaya-han se diera cuenta.”
“Fufu. Tal vez te engañé un poco, Kohaku-san. No soy tan inteligente y capaz como tus senpais de Crazy:B.”
“…” HiMERU aprovechó una distracción por parte del cura para destruirlo con la mirada. “Gracias por el halago, Tatsumi.”
“Oh, pero es sólo la verdad.”
“Yaaaa, basta, cállense todos para que Hebi-chan nos siga contando qué onda con el concierto.” Con aquel comentario, Rinne consiguió callar el cuchicheo y las risas, y todos retomaron la actitud seria de un inicio, desviando su atención de vuelta a Ibara.
“¡Muchas gracias, Amagi-shi!” Ibara le agradeció con su tradicional saludo militar. “Verán, para el planeamiento de este concierto, se necesitará un arduo régimen de entrenamiento y ensayos. Vamos a reducir sus apariciones en talk shows, magacíns, sesiones de fotos y entrevistas. ¡Queremos que se concentren plenamente en esto, porque ese Tokyo Dome estará sold-out y van a tener que cumplir con varias expectativas!”
“Sobra decir que tu cabeza también rodará si la cagamos.” Rinne sonrió de lado.
“¡Eso está de más!” Ibara le devolvió la sonrisa. “¡Ese peligro existe desde que forme su unit! Pero soy un hombre muy precavido, Amagi-shi. No apostaría por algo que no me garantizaría una ganancia de alguna u otra forma.” Sus ojos pasaron por los miembros de Crazy:B y, luego, se enfocaron en los de Alkaloid. “Y aunque suene atrevido, dudo que Su Eminencia piense distinto a mí.”
“Okay. Sigo sin entender por qué te tomaste la molestia de reunirnos a todos aquí, cuando nos podías mandar un correo por HoldHands o algo.” Rinne ladeó la cabeza, confundido.
“¡Lamento dar tantos rodeos!” Ibara no se veía muy arrepentido de ello. Sin embargo, no era descabellado especular que sí estaba gastando su propio tiempo, que a diferencia del de las units novatas, si era de mucha importancia y valor. “¡Iré al punto en breve, descuiden! Sé que deben tener sus horarios colmados de trabajos.”
“Eso es una mentira. Amagi de seguro está pensando en que se le agota el tiempo libre en la tarde para ir al pachinko.”
“Merumeru, cállate y sé un buen chico que escucha a sus superiores~♪”
“HiMERU lamenta haberte ofendido de alguna forma, Amagi.” HiMERU le sonrió, irritándolo aún más. “Disculpa a HiMERU, Saegusa. Ahora sí puedes continuar con tu explicación.”
“¡No hay problema, HiMERU-shi!” Su sonrisa inmutada le aseguró la veracidad de sus palabras. “Lo que les quiero proponer es simple: Su Eminencia y yo llegamos a la conclusión de que sería vital que saquen una colaboración lo más pronto posible. La idea es que estrenen el single en el mismo concierto, como sorpresa para los fans. El tema es que queda menos de un mes para todo. Y… aquí viene el meollo del asunto.” La mirada de Ibara se posó en los Amagi. “Sé que les agradan los retos y las apuestas. Y que, además, son capaces de poner las manos al fuego por sus propias habilidades y por las de sus compañeros de unit.”
“No entiendo por qué nos dices cosas obvias, Hebi-chan.”
“¡Nii-san tiene razón! Alkaloid ha demostrado continuamente que es capaz de superarse constantemente. ¡El MDM y el SS de este año son pruebas de ello!”
“Y no dudo de sus habilidades. Pero lo que Su Eminencia y yo teníamos en mente es más… complejo. Lo común, ante un deadline tan cercano y tan poco tiempo de preparación, sería que dejemos todo en manos del compositor, del coreógrafo y así…”
“¡Pero Saegusa-kun decidió apostar por ustedes una vez más!” La voz –y la imagen—de Eichi irrumpieron en la oficina, sorprendiéndolos a todos, incluido el mismo Ibara. “Ah, disculpen, estaba esperando el momento indicado para entrar, pero al final no pude contenerme~”
“¡Su Eminencia! Disculpe, no esperé que se nos uniera, al final.” Ibara hizo una leve reverencia con su cabeza. “Imaginé que estaría muy ocupado para ello.”
“Oh, no.” La videollamada mostraba a Eichi en una oficina parecida a la que tenía en Ensemble Square. Sin embargo, a través de los ventanales detrás de él se podía divisar una ciudad de construcciones históricas barrocas y caminos empedrados. “Tenía que estar presente para la explicación de la apuesta. De hecho, quería hacerla yo mismo, si es que me dejabas.”
“¡Descuide! ¡Encantado de darle la posta a usted, Su Eminencia!”
“Gracias, gracias~” Eichi observó a todos, con una sonrisa suave en el rostro. “Saegusa-kun y yo tuvimos la idea de retarlos a componer su propia colaboración por el aniversario. Tendrían sólo un fin de semana para hacerlo: para ello, los mandaríamos a una casa de campo en las afueras de Tokyo, de tal forma que puedan concentrarse plenamente en la preparación del vestuario, la composición, la letra y la coreografía. Para todo ello, necesitamos sólo borradores, tranquilos.”
“Ya estaba pensando que nadie puede bordar algo decente aquí.” Salió a decir Rinne.
“¡Eso es mentira! ¡Mayo-chan es muy hábil con sus manos!” le refutó Niki, indignado.
“¡EEEEEK! ¡SHIINA-SAAAAAN!” Mayoi se escondió en su hombro, rojo hasta las orejas.
“De la manera en que lo dicen, no puedo evitar pensar… mal…” comentó Kohaku.
“De cualquier manera. HiMERU también sabe de corte y confección.”
“¡Yo también puedo ayudar!” Aira se sumó al resto.
“¡Estoy seguro de que son muy buenos, pero el tiempo no les dará para armar todo al nivel que requerimos!” Les aseguró Ibara, ignorando los comentarios cuestionables. “¡Por eso sólo pedimos borradores pulidos de cada área!”
“Saegusa-kun está en lo cierto. No tendrán tiempo suficiente para perfeccionar todo, y por eso mismo no podemos pedirles que cumplan con imposibles.” Eichi se acomodó en su asiento, cruzándose de piernas. “Pero, la canción si debe estar terminada a grandes rasgos. No pedimos un arreglo musical completo, sólo queremos la melodía y la letra.”
“Estamos con lo justo,” dijo Ibara. “Son cuatro semanas antes del concierto, y aparte de la canción, ustedes deben ensayar. No sólo en sus respectivas units, sino también como la unit grande que conformarán para la colaboración.”
“Oooookay.” Rinne se cruzó de brazos, receloso ante la propuesta. “Esto suena muy bacán y muy arriesgado. Y eso que yo vivo en base a constantes apuestas… pero me cuesta pensar que ustedes dos serían capaces de dejarlo todo en nuestras manos. No porque no podamos cumplir, sino porque el tiempo es demasiado corto para ello, como bien lo han dicho.”
“Estoy de acuerdo con Rinne-san.” Tatsumi se veía un tanto preocupado ante todo. “¿No sería mejor dejarlo en manos del equipo indicado? Así también nos podemos enfocar plenamente en nuestros ensayos.”
“Su eminencia y yo creemos que eso también podría funcionar, pero no sería lo mismo que conseguir una canción compuesta con la esencia de ambas units. No hay nadie que los conozca más a ustedes que ustedes mismos.”
“Mm, es cierto.” Hiiro asintió, aún a pesar de contar con cierta confusión en su mirada. “Lo que no entiendo es… ¿Por qué se refieren a todo como una apuesta?”
“Justo íbamos a explicar eso.” Eichi mantuvo su sonrisa pulcra en todo momento. “Entendemos que esta es una petición muy repentina y demandante. Es un reto inmenso para ustedes, tomando en cuenta que ninguno se ha dedicado plenamente a alguna de las áreas que hemos mencionado. Por ello mismo hemos planeado una recompensa: se les adelantarán y extenderán las vacaciones,” dijo Eichi.
“Eh. Eso suena aburr—”
“Y los gastos de viajes y viáticos correrán por Ensemble Square,” completó Ibara, interrumpiendo a Rinne.
“…”
“…”
“¿HiMERU y el resto podrán viajar a dónde quieran?” preguntó HiMERU, curioso. “¿Cada uno por su cuenta?”
“Claro~ Eso es parte del premio~”
Rinne ignoró la algarabía emocionada a su alrededor para darle prioridad a su más grande fantasía: ir y gastarse los ahorros de su vida –que, probablemente, serían los ahorros de Niki— en algún casino equis en Las Vegas. Y la Diosa de la Fortuna estaría de su lado durante todo el viaje, haciéndole recuperar con creces lo invertido. Todo para regresar a Japón a gastárselo en el pachinko.
Era eso, o pasar sus vacaciones junto a HiMERU.
Rinne deshechó la idea ni bien afloró en su mente: el idiota probablemente lo rechazaría, con lo emocionado que había sonado de pasar tiempo alejado del resto de Crazy:B.
En medio de sus decepciones autoinducidas, Rinne atinó a observar al resto de sus amigos y a la unit de su hermano: todos comentaban, emocionados, a dónde se irían de viaje si es que conseguían ganar la apuesta. Algunos, como Kohaku, Aira y Hiiro, ya andaban discutiendo posibles conceptos de la colaboración, como los chicos responsables que eran.
Rinne se llenó de decisión en esos instantes: haría lo imposible para que el grupo gane.
Sin embargo, debía ser precavido ante todo.
“Okay. Si esto es una apuesta, debo suponer que algo ganarán ustedes si perdemos nosotros,” comentó Rinne.
“Ah, eso es cierto.” Aira suspiró, decepcionado.
“El castigo es algo sorpresa.” La voz de Eichi sonaba aterradora al decir aquella ambigua frase. “No se preocupen, no estarán en juego sus contratos o su afiliación con Ensemble Square.”
“¡Exacto! Será algo sencillo para entretener a su Eminencia y a su humilde servidor~♪”
“…” Hiiro observó con recelo a los dos jefes… hasta, finalmente, optar por sonreírles. “¡Alkaloid está de acuerdo!”
“¡Ack, Ototo-kun!” Rinne extendió su mano, pero ya era muy tarde. “¡Debías conversarlo con ellos primero!”
“D-…descuida, Rinne-san… Todo Alkaloid piensa igual que Hiiro-sa-…san…” Mayoi había salido de su pequeño hueco de comfort entre el sofá y el hombro de Niki para hablar por su unit. “Estamos emocionados con la idea y qu-…queremos apoyar…”
“Mayoi-san no se equivoca. Estamos dispuestos a tomar el reto. Además de confiar entre nosotros, confiamos en ustedes también,” afirmó Tatsumi, muy seguro de sí mismo.
“¡Exacto!” dijo Aira, enérgico. “¡Sé que nos irá bien! ¿No, Kohakucchi?”
“…~♪” Kohaku le esbozó una sonrisa. “Por supuesto, Rabu-han.”
“Creo que la respuesta queda muy clara entonces.” HiMERU observó a Rinne.
“…” Rinne cerró los ojos, derrotado. Había imaginado que todos estarían de acuerdo, pero quiso creer que serían más precavidos y discutirían los términos de la apuesta antes de lanzarse a aceptarla sin ningún cuidado.
Sin duda, el grupo de amigos y compañeros de unit de los Amagi estaba lleno de imbéciles.
“Gyahaha! Está bien. Ahí lo tienen, Hebi-chan, Tenshouin-kun~” Sus ojos desafiantes sirvieron para sellar el trato, puesto que Eichi e Ibara aplaudieron ante sus palabras.
“¡Espléndido!” Eichi juntó sus manos, encantado. “Entonces, lo dejo todo en sus manos. Saegusa-kun se encargará de asegurar lo necesario para su campamento. Espero que tengan una linda semana y les deseo mucha suerte con el reto.”
“¡Muchas gracias, Tenshouin-senpai!” Hiiro se apuró en agradecerle. “¡No los defraudaremos, se lo prometo!”
“Estoy seguro de que así será, Hiiro-kun~♪” Eichi sonrió. “Ahora sí, si me disculpan, debo retomar mis labores. Gracias una vez más por aceptar. Suerte y cuídense mucho.”
Alkaloid y Crazy:B se despidieron de la cabeza de Ensemble Square entre agradecimientos y buenos deseos. La conversación en el grupo se retomó levemente, divagando acerca de las responsabilidades que tenía Eichi ahora que Ensemble Square estaba en el proceso de expandirse a otros continentes, tal y como habían observado en aquella sede de Ensemble Square en Europa.
“¡Eso sería todo, entonces!” anunció Ibara, interrumpiéndolos. “Son libres de avanzar como vean conveniente, pero el reto estipula que el proceso de composición, diseño de vestuario y dirección de coreografía son exclusivos al campamento de este fin de semana.”
“Oh. Entonces podemos ir discutiendo el concepto, al menos,” sugirió Aira.
“¡Exacto! ¡Eso está permitido!”
“Okay. Supongo que todos andamos libres al menos por unas horas, ¿no?” preguntó Kohaku, y observó a sus amigos y a los miembros de Alkaloid. “Podríamos reservar una sala de ensayo e ir avanzando con eso.”
“¡Excelente idea, Kohakucchi!” dijo Aira, emocionado.
“Mm, mm. Suena bien.” HiMERU sonrió.
“Entonces está decidido.” Rinne se giró hacia Ibara. “Gracias por todo, Hebi-chan~♪”
“¡No hay nada que agradecer, Amagi-shi! ¡Mucha suerte!”
El grupo se despidió del vicepresidente, algunos agradecidos al punto de hacer una reverencia completa, como fue el caso de Hiiro. Aira tuvo que jalarlo de la oreja y arrastrarlo fuera de la oficina junto al resto.
Mientras caminaban a la sala de ensayo, Rinne coincidió en caminar al lado de HiMERU, quién se veía un tanto pensativo.
“¿Qué pasa, Merumeru? ¿Te preocupa el fin de semana lejos de la civilización?”
“Fufu.” HiMERU esbozó una sonrisa burlesca. “HiMERU se pregunta lo mismo de ti. No sé qué será de tu existencia sin un pachinko cercano.”
“Ah, pendejo resultaste ser~”
“Aprendí del mejor~” Le dijo, guiñándole el ojo.
Continuaron el camino junto al resto, y se distrajeron con las ocurrencias de los menores del grupo.
Una vez dentro de la sala de ensayos y en plena discusión entre todos los miembros, un mal presentimiento lo invadió. Sin embargo, Rinne no tuvo de otra que ignorarlo: era muy tarde para analizar la situación con calma y retractarse.
Con una sonrisa en los labios, Rinne hizo a un lado sus dudas y preocupaciones para darle prioridad a lo que debía ocupar su mente por completo por el resto de la semana: la colaboración con la unit de su hermano menor, y el desarrollo del concepto detrás de esta.
La casa de campo estaba localizada en medio de un bosque, a unos pocos kilómetros de un pequeño pueblo en las afueras de Tokyo. Era un lugar perfecto para pasar unas cortas vacaciones: la casa estaba completamente equipada con todo lo necesario para su estadía ese fin de semana. Encima, contaba con una piscina en la parte posterior del patio, una zona de parrilla al aire libre y un bar equipado.
Lástima que venían a trabajar, no a pasarla bien.
A diferencia de varios del grupo, Kohaku no se sentía afectado por la cruda realidad. Estaba más enfocado en ganar el reto y contemplar recién, ahí, qué sería lo que haría con unas vacaciones pagadas.
Madara siempre le contaba maravillas sobre los países que había visitado, halagando la variedad de expresiones culturales, la comida que había degustado, los lugares turísticos y los festivales que había visitado. Tenía una particular fascinación con Latinoamérica, argumentando que la calidez de la gente y la deliciosa gastronomía habrían sido capaces de retenerlo, de no ser por sus responsabilidades en Tokyo. Kohaku lo conocía bien: era su sutil manera de reafirmar lo mucho que le gustaba ser un idol, antes que cualquier otra cosa. Y aunque pudiera radicar con ese trabajo en cualquier otra parte del mundo, sus amigos y las personas más importantes para él se encontraban en su país natal. Y eso era lo más valioso a sus ojos.
Kohaku sentía lo mismo que él: no se veía capaz de dejar Japón, aún cuando la idea se le hacía sumamente tentadora a veces. Lo que sí le emocionaba era viajar fuera del país, porque hasta ese momento, aún no había contado con la oportunidad de hacerlo. Unas vacaciones en las playas de Okinawa eran bienvenidas y hasta ansiadas, pero el prospecto de conocer Europa o Latinoamérica le emocionaba más que cualquier viaje de ensueño dentro de Japón. La oportunidad de que Ensemble Square pagara por todo era, sin duda, difícil de dejar pasar. Y aunque pensaba solventar parte de los gastos con su propio sueldo y sus ahorros, no podía ignorar la chance en frente de sus ojos.
Alkaloid y Crazy:B estaban conformados por gente muy capaz y hábil. No había día en que Kohaku no se sintiera agradecido de pertener a la unit de Rinne. Y, pese a las estupideces de su líder y las cojudeces de Niki y HiMERU, sabía que se merecían el tipo de reconocimiento que llevaban recibiendo últimamente. La unit de su amigo, Aira, también había alcanzado varios logros debido a su creciente nivel de pulcritud y profesionalismo: eran dignos de admirar y respetar como rivales.
Pero, en esos insantes de caos, desorden y algarabía, Kohaku se arrepentía un poco de sus propias decisiones personales.
“CALLÉNSEEEEEEEE” el grito del pelirrosa irrumpió en medio de las discusiones y los llantos. “Ah. Lo siento, tal vez exageré un poco.” Lamentó, luego de darse cuenta de lo que acababa de hacer.
Pero no podía sentirse muy culpable. Todos estaban comportándose como niños, llorando por la ilusión de aquel fin de semana ameno que podrían haber pasado en la casa de haber sido distintas las circunstancias.
“K-…Kohakyun tiene razón…” dijo Mayoi, quien saltó asustado y se escondió detrás de Niki ante la mirada curiosa del mencionado. “¡Ihhhhh, lo l-lamento, no debí tomarme las c-…confianzas contigo sin consultar previamente!”
“Tranquilo, Mayo-chan~ Kohaku-chan no muerde~” le aseguró Niki con una sonrisa “Si fuera así, yo tendría varias mord—WAAAAAH”
“En vez de seguir bromeando como idiotas, deberíamos concentrarnos en lo que hemos venido a hacer,” dijo Rinne, luego de soltar su agarre en la cola de Niki. “Gracias, Kohaku-chan~♪ Nos faltaba un poco de mano dura, y me incluyo. Es que ese bar, putamadre…” Su mirada se cruzó con la de Tatsumi y Rinne se apuró en continuar. “Pero claro, todo con el debido cuidado porque acá hay menores de edad que no se pueden acercar ni en sueños a una lata de cerveza~"
“De todas maneras, HiMERU no permitirá que te embriagues y arruines nuestras chances de victoria, Amagi.”
“Ay, Merumeru, hablas como si yo no quisiese ganar el reto. Ya me veo en Las Vegas, sin preocupaciones, y con plata hasta por las huev—”
“Ah… Chicos, Hiiro-kun aún no se despierta,” comentó Aira, moviendo levemente a su amigo. Hiiro yacía aún en el asiento del co-piloto del carro prestado de Alkaloid, a diferencia del resto del grupo, que ya había bajado de los dos autos. “No lo culpo, el viaje fue algo accidentado…”
“¿Lo fue?” preguntó Tatsumi, curioso. “No creo haber cometido un error al manejar. ¿Qué opinas, Mayoi-san?”
“…U-uh…” Mayoi rehuyó su mirada, preocupado por demostrar su verdadera opinión en su rostro. “¡Tú manejas muy bien, T-tatsumi-san!”
“De seguro mejor que Amagi,” comentó HiMERU. Kohaku se espantó al verlo forzar una sonrisa con mucho esmero.
“Ehhhhh, a la próxima tú manejas, entonces, Merumeru.” Rinne rodó los ojos. “¡O Niki-kyuuun, que debe ser el mejor conductor en este grupo!”
“¡A mí no me metas!”
“Gracias a todos.” Tatsumi esbozó una sonrisa sincera. “Pero tomando en cuenta el estado de Hiiro-san, tal vez si hubo algún bache que se me pasó.”
“…Hiiro-san…” mencionó Mayoi. Junto con Niki y Kohaku, se habían acercado a Aira y al pelirrojo, preocupados por su condición.
“¡Tranquilos!” Hiiro espantó a todo el mundo al incorporarse de un momento a otro. La fuerza de su movimiento desabrochó su cinturón y hasta casi lo rompe, para el horror de Aira y los presentes. “¡Estoy bien! ¡Estaba recuperando energías para poder trabajar con más ahínco!”
“¡Ahhh!” gritó Aira, entre asustado y aliviado. “¡Me alegra tanto que estés bien, Hiiro-kun!” Y juntó sus palmas, feliz.
“Nos diste un gran susto a todos, Ototo-han,” comentó Kohaku.
“¡Lo lamento!” Hiiro cerró la puerta, luego de salir del carro. Se sacudió la ropa, y al girarse hacia todos, les esbozó una sonrisa alegre. “¡Ahora sí!”
“Vamos llevando las maletas y los ingredientes,” sugirió Tatsumi. “Luego, podríamos empezar a distribuirnos las tareas.”
“Exacto. Pero no se distraigan eligiendo cuartos que eso lo veremos más tarde. Primero debemos dejar en claro cómo nos vamos a organizar y quién hará qué.” Rinne complementó las indicaciones del cura.
“¡Mm!” El grupo asintió y comenzó con la tarea de llevar sus pertenencias a la sala de la casa y dejar todo lo relacionado a la comida y la preparación de esta en la cocina.
Una vez reunidos en la entrada de la sala, varios se percataron con más detalle de la suciedad y el polvo que envolvía a todos los muebles de la casa. Tal parecía que Ibara a propósito les había rentado aquel lugar, con la intención de que ellos mismos limpiaran las estancias para su uso y, de esa manera, ahorrarse así algo de dinero para el futuro.
“Curioso que la piscina y la cocina si estén completamente pulcras…” comentó Rinne, irritado. “El bar también. Ugh.”
“¿Amagi?” lo llamó HiMERU. “¿No convocaste tú esta primera reunión?”
“Sí, sí, ya iba al punto.” Rinne aclaró su garganta, y se aguantó las ganas de burlarse de todos, con lo cómicos que se veían ahí parados en medio de la sala sin poder sentarse. “Bueno, nada, lo que les iba a decir es simple: tenemos que dividirnos e ir avanzando pero YA. Son cuatro áreas, así que trabajaremos en parejas. Uno de Alkaloid con uno de Crazy:B.”
“Mm, suena bien.” Kohaku asintió, sin mucho problema.
“Yo quería proponer que composición y vestuario vayan avanzando primero,” dijo Hiiro. “Creo que coreografía y letra necesitan del primero, en específico, así que es el más urgente.”
“Hiiro-kun tiene razón.” Aira se veía un tanto sorprendido ante el argumento lógico de su amigo.
“Tal vez letra y coreografía se podrían ir encargando de la limpieza por mientras,” sugirió HiMERU.
“¡Excelente idea, HiMERU-san!” Tatsumi le sonrió.
“¿…Qué opinan?” HiMERU hizo caso omiso al gesto y las palabras del cura.
“Yo estoy de acuerdo~” comentó Niki. “Sólo espero que me toque en una de las parejas que limpiará. Así puedo escabullirme y probar la cocin—”
“Eso luego, Shiina.”
“Más allá de la sonsera de Niki, yo también estoy de acuerdo,” dijo Rinne. “Trabajaremos en turnos, para que sea más justo. Le veo sentido.”
“Uh… ¿C-…cómo nos dividimos?” Mayoi los observó a todos. “¿Alguien tiene alguna sugerencia?”
“¡Ah!”
Aquella exclamación fue el único aviso que tuvieron antes de que Niki corriera, de un momento a otro, a la cocina. A lo lejos, escucharon el característico sonido de las bolsas de papel, así como los cajones de las alacenas.
“Ugh. Ya decía yo que estaba durando mucho con nosotros.” Rinne rodó los ojos, a la vez que comenzaba a seguirlo. Sin darse cuenta, el resto del grupo lo imitó, y todos acabaron en la cocina. “Niki-kyuuuuun, ¿por qué te escapas? ¡Aún no hemos terminadooo~!”
“¡Rinne-kun, no me difames!” le dijo Niki, mientras revisaba una de las bolsas de ingredientes. “Ah, eso se ve delici— ¡No te distraigas, Niki!” Y siguió hurgando entre las compras. “Mm, mm… ¿Dónde están?”
“Niki-han, si no nos explicas qué es lo que estás haciendo, nadie va a entender si es tu obsesión por la comida o si no estamos perdiendo el tiempo y vas a llegar a un punto lógico.”
“¡Es para lo de los equipos! ¡Juro que no quiero comer o cocinar… aún! ¡AAAH! ¡AQUÍ ESTÁN!” Niki sacó un pequeño paquete de palitos de madera, que iban a servir a futuro para la cena. “Pensé en preparar karaage más tarde y por eso compré estos palitos. No creo que necesitemos muchos, así que podemos usar algunos y pintarlos con marcadores para sortear los equipos.”
“…Wow.” Rinne se había quedado boquiabierto. “Por primera vez en mucho tiempo tienes una idea… congruente.”
“¡Siempre tengo ideas congruentes!” Se jactó Niki de su propia grandeza. “Mayo-chan, creo que merezco un beso por eso~"
“¡Wah!” Mayoi esquivó el ataque de su pareja. “¡Aquí nooo, S-…Shiina-saaan!”
“Qué buenos amigos son,” fue el comentario atinado de Tatsumi.
“¡A que no!” Hiiro sonrió, deslumbrando a todos con su pureza.
“…A veces no sé si son densos o se hacen,” comentó Aira. A su lado, Kohaku soltó una pequeña risita.
“Rabu-han, tal vez tú eres el inocente aquí.”
“¿Quéeeeee? ¿De qué hablas, Kohakucchi?”
“Tú, Ai-chan.” Rinne señaló a Aira, interrumpiendo su conversación. “Te ves como el tipo de persona que tiene cincuenta plumones y resaltadores en su cartuchera. Imagino que debes tener tus útiles para seguir escribiendo tu diario, ¿no? Dime que has traído alguno.”
“¡Y-yo no tengo un diario!”
“¡Sí tiene!” mencionó Mayoi, sonriendo muy alegre. “Ah… está lleno de pensamientos tan inocentes y propios de un p-pequeño de su edad… Siento que me quemo en el infierno de sólo recordar, cómo alguien tan desagradable como yo ley—”
“¡Mayo-saaaaaan!” Aira se tapó la cara de la vergüenza. “¡N-no digas cosas de más!”
“…” Mayoi pareció darse cuenta, en esos instantes, de lo que había soltado. “¡Ihhhh! ¡D-discúlpame, Aira-san! ¡No fue mi intención leer las en-entradas de tu diario ni hablar sobre ello!”
“Ya. Muy bonito todo. ¿Tienes los plumones o no?” Rinne forzó una sonrisa.
“¡Sí! ¡Ah, cualquier cosa por cambiar de tema!”
Aira fue raudo en regresar a la sala a buscar su bolso de mano, un morral rosado que usaba de forma cruzada. Lo encontró encima de la pequeña maleta negra de Kohaku, donde su amigo lo había colocado para que no se ensuciara con el descuidado piso de la estancia.
Una vez en sus manos, hurgó en su interior en busca de la cartuchera que contenía sus útiles. Al ser uno de los objetos más grandes, no demoró en ubicarlo y retirarlo para llevarlo con el resto. Con ello, regresó apurado a la cocina, esperando que, para ese entonces, el tema de conversación fuese algo distinto a su vida privada y a sus pensamientos vergonzosos sobre los idols con los que compartía en Ensemble Square.
“…Pero es que no han probado el daifuku que prepara Niki, es bue-naaaa-zo~♪”
Aira soltó un suspiro, aliviado al escuchar a Rinne hablando sobre dulces esponjosos y no sobre su diario y sus intimidades.
“HiMERU creyó haberte escuchado decir que no había tiempo para distracciones, Amagi,” le reclamó HiMERU, un tanto irritado con la actitud descuidada de su líder.
“Ya te quiero oír decir eso cuando yo mismo te embuta el daifuku en la boca, Meru—”
“Aquí está, Rinne-senpai.” Aira lo interrumpió al extenderle la cartuchera.
“Oh, gracias, Ai-chan~♪” Rinne alzó su pulgar y, luego, sacó cuatro plumones del pequeño estuche. Al hacerlo a un lado, cayó en cuenta de las imágenes impresas en la tela, y soltó una carcajada. “Espera. ¿Ese no es Kohaku-chan?”
“Tienes razón. Es mercancía de Crazy:B, y para ser más específicos, de Oukawa,” dijo HiMERU, curioso.
“…” Kohaku sintió cómo el calor se le subía hasta las orejas.
“¡Ah!” Hiiro se iluminó al identificar la cartuchera. Un recuerdo afloró en su mente, y sonrió, alegre. “¡Ese estuche es de esa vez que te acompañe al mall! ¡Yo me compré uno de nii-san!”
“…Qué.” Fue el elocuente comentario de Rinne.
“Aira-san, ¿me das los plumones?” preguntó Tatsumi, con los palitos de Niki en sus manos.
“¡Claro!” Aira abrió su cartuchera y sacó varios plumones de colores, maniobrándolos con dificultad entre sus manos para extendérselos a su senpai.
Tatsumi le agradeció con una sonrisa y se dispuso a pintar los palitos en parejas: dos tenían el color rojo, dos el azul, dos una tonalidad de rosa y los dos últimos de color verde. Los acomodó en su mano derecha de tal forma que las puntas sin color estaban descubiertas, mientras que en su puño escondía los colores para formar las parejas de trabajo.
“Okay,” comentó, ni bien finalizó con la tarea. “Hay cuatro colores, entonces. Rojo, azul, rosado y verde.”
“Sería pertinente complementar lo de los colores con los roles que cada pareja tomará,” sugirió HiMERU.
“Mm, Merumeru tiene razón.” Rinne asintió, de acuerdo con su idea. “Y en vista de que nos vamos a demorar cincuenta años en decidir eso, yo mismo distribuiré los roles en este momento. El rojo será composición; el azul, vestuario; el rosado, coreografía y el verde, letra.”
Todos asintieron con su rápido actuar. Era necesario tener eso definido, para hacer más sencillo el proceso en general. Después de todo, Rinne tenía razón: podían pasarse mil horas debatiendo cómo sortearían eso.
Y tiempo era lo que más necesitaban.
“Si fueran tan amables de acercarse en orden a escoger uno.” Tatsumi los invitó a todos a iniciar el sorteo. “Oculten su resultado hasta el final, por favor.”
“Chessu~” Rinne se interpuso entre todos y se adjudicó el primer lugar en la, aún, inexistente fila. Tomó un palito, y se hizo a un lado, tapando con su mano el color que le había tocado.
Uno a uno, los miembros de Alkaloid y Crazy:B hicieron tal y como él hizo, hasta que Tatsumi se quedó con el único que quedaba.
“Okaaay~♪ Revelen su resultado y busquen a su pareja~♪”
El grupo le hizo caso a la indicación de Rinne, y revisaron el color de su palito para poder embarcarse en la breve búsqueda del que, sería, su compañero de trabajo por el resto del fin de semana.
Niki se alegró al encontrar que le había tocado con Tatsumi, claro opuesto de su pareja, Mayoi, quien se aguantó las ganas de llorar al ver que trabajaría con Rinne. Por su lado, HiMERU suspiró aliviado ante la idea de pasar tiempo con Hiiro: a sus ojos, era el Amagi más válido, pese a sus ocurrencias e ingenuidad.
O tal vez justo por ello era que le encontraba tanta validez a su existencia.
Sin duda, los más bendecidos por la diosa de la fortuna fueron Kohaku y Aira, quienes se encontraron entre el tumulto de sus amigos y sonrieron al ver que sus palitos coincidían.
“Es un placer trabajar contigo, Rabu-han.” Kohaku le esbozó una pequeña sonrisa, emocionado por la idea de compartir el resto del fin de semana a su lado.
“¡Lo mismo digo, Kohakucchi!” Aira corrió a agarrarlo del brazo, muy feliz. “Aunque…” Mencionó, observando su palito. “¿Qué le tocaba al palito rosado?”
“C-…coreografía.” Se escuchó la voz muerta de Mayoi. Rinne lo tenía abrazado del hombro y parecía al borde de un paro cardíaco. “Rosado e-era coreografía…”
“Pin pon~♪” canturreó Rinne. “Y a nosotros nos tocó composición, así que prepárate porque se viene lo bueno, Mayo-chan~♪”
“¡Ihhhhhhh!” Mayoi saltó en su sitio, y aprovechando un descuido de Rinne, se deslizó libre de su agarre para huir a refugiarse con su enamorado y con Tatsumi.
“Amagi ototo, HiMERU y tú estarán encargados de la letra.” HiMERU ignoró el circo a un paso de él para priorizar a su compañero de trabajo, Hiiro.
“¡Estaré bajo tu mando entonces, HiMERU-san!” afirmó Hiiro, muy alegre.
“Mm, mm.” HiMERU negó con la cabeza. “Al contrario. No debes tratarte como menos por ser menor que HiMERU. Después de todo, eres el líder de Alkaloid.”
‘…Y mil veces más decente que tu hermano mayor,’ completó HiMERU en su mente.
“¡Gracias por la consideración, HiMERU-san! Pero no puedo hacer caso omiso a la experiencia que tienes como idol de años. ¡Sería irrespetuoso de mi parte!”
“Haz a un lado ese pensamiento, porque HiMERU y tú son iguales ahora.” HiMERU le esbozó una sonrisa, aguantándose las ganas de darle un par de palmaditas en la cabeza. Hiiro era un buen chico, después de todo.
“¡Está bien!” Hiiro le respondió, agradecido.
“Oi, oi, por qué lo tratas con tanto amor, ¿eeeh?” se quejó Rinne, manifestándose entre ellos de un momento a otro. Agarrados en sus brazos estaban Niki y Mayoi, suplicando por piedad. “Es mi hermanito, Merumeru~♪”
“¿Ah, sí? Porque HiMERU recuerda que siempre huyes de él en Ensemble Square.”
Hiiro asintió, furtivamente. “¡HiMERU-san tiene razón! ¡Llevo años intentando que no me evadas, pero siempre te escapas cuando te veo y te digo que te quier—!”
“YAAAA” Rinne soltó a la pareja de tortolos para salvar su propio pellejo. “¡N-no puedes decir esas cosas así como si nada, Hiiro!”
“Estás un poco grandecito para avergonzarte a ese punto, Rinne-han,” se burló Kohaku.
“Oukawa está en lo cierto.”
“Haha, Crazy:B siempre se lleva de lo mejor~” comentó Tatsumi. Aira, a su lado, lo cuestionó con la mirada, pero optó por guardarse sus comentarios.
“Ya, en serio, retomen la seriedad,” dijo HiMERU. “HiMERU sabe lo tentador que es seguir molestando a Amagi, pero tenemos varias responsabilidades.”
“Claaaro, ahora sí tienes prioridades claras y todo.” Rinne abrazó a HiMERU por los hombros, y su amigo sólo pudo atinar a rodar los ojos. Sabía que era mejor ignorarlo, puesto que si le seguía el juego, andarían en dimes y diretes por el resto del día y nunca se pondrían a trabajar. “Pero bueno, Merumeru tiene razón, debemos dejarnos de huevadas. A este paso, Tenshouin y Hebi-chan ganarán y sabe Dios qué nos pondrán a hacer esas sabandijas.”
“Uh… da miedo, realmente.” Se lamentó Aira.
Kohaku quiso mencionar que el agarre en su brazo permanecía en su sitio, pero no le vio sentido: era un gesto de confianza entre amigos.
Sin embargo, no podía ignorar aquel sentimiento de incomodidad presente. Nunca había sido muy fanático del contacto con la gente, pero quería creer que, al menos, Aira era uno caso especial y tenía permitido ese tipo de trato con él.
Entonces… ¿Por qué sentía que su piel quemaba justo donde rozaba con la del rubio?
“Tal vez tengo fiebre…” razonó, en medio del estado de pura confusión en el que se encontraba.
“¿Kohakucchi?” Aira lo observó, preocupado. “Rinne-senpai ya está dando las indicaciones…”
“Sí, Ai-chan tiene razón, yo estoy dando las indicaciones~♪” canturreó Rinne. “No sé en qué planeta estás, Kohaku-chan, pero sería bueno que regreses a la tierra. Porque acabo de decir que Ai-chan, Merumeru, Ototo-kun y tú van a encargarse de la limpieza de la casa mientras yo trabajo con Mayo-chan, y Niki con Tatsumi-chan.”
“…A-ah, suena bien por mí,” dijo Kohaku, aún un tanto distraído.
“La verdad es que ya tenía un par de ideas antes de venir al campamento. Imagino que Mayo-chan, igual de precavido que yo, hizo lo mismo~♪”
“S-sí…” admitió Mayoi, aún a pesar de su mirada llena de terror. “N-…no pensé encargarme de esa área, pero igual le di vueltas en mi cabeza. ¡Lo lamento! ¡Espero no terminar defraudándolos!”
“Eso no pasará porque tú y yo somos el mejor equipo aquí~♪ ¡Gyahaha! ¡Estoy empilado!” Rinne alzó su voz, enérgico al punto de agotar a la gente a su alrededor con sólo mirarlo. “En fin. ¿Qué hora es?”
“Las 10,” dijo HiMERU. “¿Piensan ignorar el almuerzo? Porque HiMERU duda que Shiina sobreviva sin comer algo en la tarde.”
“¡HiMERU-kun tiene razón!” se quejó Niki. ¡Mi desayuno fue chiquito, encima!”
“Niki no es la prioridad aquí, Himerunrun~♪” Rinne esbozó una sonrisa, ignorando las súplicas de su mejor amigo. “Y si se duerme, ya sabe qué le pasará cuando despierte~♪”
“¡AYUDAAAA! ¡ME VA A MATAR!”
“No levantes difamaciones contra alguien que te adora, Niki-kyuuun~♪”
“Fufu.” Tatsumi escondió sus risitas detrás de su mano. “Entonces, nos reunimos aquí en unas horas.”
“¿Podrán trabajar en tan poco tiempo?” preguntó Hiiro, preocupado. “Tal vez sería bueno extender un poco el tiempo. Unas horas luego de almorzar.”
“Sí, puede ser.” Kohaku asintió.
“Pienso que sí, si es necesario.” Rinne se llevó una mano al mentón. “Mm… Sí, está bien, Ototo-kun. Pero sólo si es necesario. No sé que tanto será, porque siento que en un par de horas estará lista la composición.”
“¿¡Par de horas!?” lloró Mayoi, preocupado.
“Par de horas, Mayo-chan~♪”
“Par de horas…” repitió Niki, igual de ansioso que su pareja.
“No te preocupes, Niki-san. Nos irá bien. Al igual que Rinne-san y Mayoi-san, yo también pensé en el vestuario. No tengo tanta experiencia en esa área, pero confío en que haremos un buen trabajo.”
“¡Waaaaah!” ¡Tatsumi-kun! ¡Me has inspirado tanto con tus palabras!”
“…” Kohaku los observó a todos y soltó una pequeña risa que Aira no dejo pasar desapercibida.
“¿Qué pasa, Kohakucchi?” preguntó Aira, sonriéndole. El agarre en su brazo había hecho que la distancia entre ambos sea muy corta para gusto de Kohaku, pero en esos instantes, su mayor prioridad era juzgar a sus amigos.
“Nada. Es sólo que me pregunto si les irá bien. Son bien tontos.”
“Yo opino lo mismo, pero les tengo fe. ¡Mis senpai son muy hábiles!”
“…Rinne-han y Niki-han también.”
Kohaku les dedicó una sonrisa enternecida, aprovechando que ninguno de los dos le estaba prestando atención.