Author Topic: 男の子は泣かない  (Read 1756 times)


Kana

男の子は泣かない
« Topic Start: September 30, 2021, 06:48:30 PM »
Dejaré este tema para subir fics temática BL♥

1.- Tokyo Revengers
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« Last Edit: September 30, 2021, 07:08:26 PM by Kana »


Kana

Re: 男の子は泣かない
« Reply #1: September 30, 2021, 07:06:50 PM »
No te permito ser libre.
Lo siento.
Soy egoísta.
No puedo dejarte ir.


¿Cuántos años llevaba sintiendo la culpa de ser el carcelero de un amor eterno? Ya de hace mucho perdió la cuenta.

Para engañarse a si mismo y sentirse menos el peso de la culpa que lo punzaba hondo, al menos, se quedaba con la idea de que le había permitido ser libre unos cuantos años sin su presencia. Cuando él mismo le dijo que ya no quería verlo y que tomaría su propio camino el cual era muy distinto al suyo.

Ese paupérrimo auto consuelo no servía de mucho si él mismo era quien volvía a buscarle y atarle a él, egoísta y celoso.

Perdóname.
No puedo permitirte que seas feliz con otra persona.


Ese pensamiento le acompañó mientras acariciaba con cuidado y suma delicadeza las hermosas pestañas rubias. Las tocaba con tanta suavidad que daba la sensación que sólo se trataba del tacto del viento que ingresaba por la ventana abierta de la habitación.

Como si se tratara de un frágil cristal cuando era en realidad todo lo contrario a fragilidad.

De los dos, el frágil era él. Era débil e incapaz de seguir las convicciones de sus propias palabras. Era tan frágil su existencia que tenía que volver mil veces a atrapar a su compañero sin dejarle ser feliz sin él porque por si solo no podía continuar.
Demasiado egoísta para ser creíble. Demasiado pobre de alma para ser real.

Soy lo peor que te puede pasar…

Se conmovió cuando notó una suave reacción del otro al pasarle a llevar un par de largas pestañas. Eso provocó que el de rubios cabellos arrugara sutilmente la nariz  y frunciera levemente el entre cejo para luego volver a suavizarse y continuar durmiendo, sereno.

Entonces quiso un poco más de él y acarició su mejilla insistentemente y al ver que el otro seguía dormido optó por acariciar sus cabellos. 

¿Estaba tan cansado que era incapaz de abrir los ojos o era como todas aquellas veces que fingió estar dormido para así provocar que él se retirara cansado de mendigar su afecto?

“Inui…” susurró, demandando su atención. Más no hubo respuesta.

Su rechazo era lo que más le dolía y eso no cambiaba con los años.
Pero él tenía la culpa de que las cosas terminaran así.

Las suplicas del rubio por exigirle que dejara de ver en él al ser amado que perdió y que de una vez por todas se permitiera a amarle por la persona realmente es era siempre la temática de sus discusiones.

Seishu Inui no le reclamaba nada. Nunca se quejaba. Nunca le discutió nada. Nunca le dejo incluso cuando sólo él salía dañado. Era como un perro fiel que se quedaba cerca de su amo a pesar de ser maltratado.
Seguía todas sus peticiones y le era fiel de una forma digna de alguien quien merece ser canonizado.

Pero la indirecta indiferencia después de los encuentros íntimos le dejaba bien en claro a Kokonoi que Seishu aborrecía el trato que le daba dándole señales de que no le gustaba ser amado de ese modo tan bizarro y suplicándole que le amara de la forma que él quería ser amado.

“Inupi…”

Hace muchos años que no lo llamaba así.
Desde que se despidió por última vez de él ya habían pasado varios años y la única vez que lo vio de casualidad en la calle (cuando fue inevitable fingir que no lo estaba mirando a lo lejos) Kokonoi solo había dicho “Inui” y mecido el rostro a forma de saludo y despedida, sin permitirle decirle nada más.

“¿No quieres… que conversemos?”

Pero el rubio no le dio ninguna señal de querer conversar con él. Prefería seguir bajo el sueño hipnótico de Morfeo.

Se lo que quieres oír de mí. Sorprendentemente, esta vez, es verdad. De verdad que te he amado hoy como Seishu Inui…Y no como tu hermana Akane. Pero si te digo por qué tuve el valor de volverte a hablar te perderé para siempre.

No puedo decirte que no soporto verte feliz con otro.
No puedo decirte que no tolero la idea de pensar en que vas a hacer tu vida con otro y le sonríes a él.
Estoy enfermo, lo sé. Sé que Draken sólo es tu socio… Pero algo en mi me hace pensar lo peor y no quiero creer en la mínima posibilidad de perderte.


Era mejor que Inui creyera lo de siempre: Que veía a su hermana Akane en él todas las veces que lo amaba tan pasionalmente entre las sábanas. 
Eso era menos dañino, según su parecer, que decirle que lo prefería hacer infeliz a su lado que permitirle rehacer su vida y por fin disfrutarla.
Que su verdadero propósito detrás de aquella invitación que le dio no era otra que volver a dejarle en claro que eran uno los dos. No había posibilidad de un tercero.
Que no fue un encuentro casual sino que, desde el día en que le vio sonreirle a Draken mientras revisaban las motocicletas, él se había propuesto volver a encadenarlo a él y a ese amor tortuoso.
Que había vuelto a su vida cuando vio que su lugar corría peligro.
Quería a Draken lejos de su Seishu.

Hajime se inclinó hacia delante para besar los labios que tanto amaba pero de los que no se podía adueñar libremente.
Los besó con amor, con tristeza, con dolor.

“Cuídate, Seishu…”

Le susurró a modo de despedida antes de levantarse de la cama, colocarse su ropa y salir del lugar.

No podía estar con él. Pero tampoco podía dejarle ir.


« Last Edit: September 30, 2021, 08:16:54 PM by Kana »