Author Topic: HiMEverse Episode V: The Rebels Strike Back  (Read 255247 times)


Kana

Re: HiMEverse Episode V: The Rebels Strike Back
« Reply #720: December 09, 2020, 10:02:51 PM »
Casi toda su vida estuvo rodeada de aduladores y admiradoras por lo que se podría decir que no tuvo momentos de soledad. Sin embargo, un adulador que profesaba su amor y se ilusionaba con la idea de tener una cita con ella, o una admiradora que adoraba todo lo que hiciera incluso amando el suelo que pisaba no era lo mismo que compartir con otras personas en un nivel jerárquico similar y agradable.

Por primera vez en la vida Erina Nakiri tenía, lo que se podría decir, amigas que no eran ni aduladoras ni admiradoras sino más bien auténticas pares con las que podía conversar cosas de chicas y pasar un momento grato sin sentirse con la presión de demostrar que era mejor que ellas o tratarlas con la punta del pie.

Si bien eran compañeras de oficio como Princess y, curiosamente, las tres estaban en el mismo club de animadoras contra su voluntad, esto más que hacer una forzosa convivencia creó un espacio social auténtico y agradable.

Incluso se permitía salir y comprar helado (cosa que no le gustaba mucho) con ellas y platicar de temas que iban más allá de un legado familiar o de un deber.

En esa tarde de clima agradable, Erina Nakiri caminaba junto a Nemu Aohitsugi y Ann Takamaki con sus helados mientras conversaban temas triviales. Si bien en un comienzo la mente analítica de Erina le llevó a pensar “¿Por qué diablos hablan cosas tan básicas y no se centran en lo fundamental?” la conversación era tan amena que la misma hija de Nakiri-sama olvidó todo su imperio y prestó atención a los temas que sus amigas conversaban.

—Entonces por eso soy tan unida a Sasara. Fue la primera “pareja” de mi hermano desde adolescente y duraron muchos años y antes de ser su pareja fue su amigo de infancia así que naturalmente conviví mucho con él. Con el tiempo me di cuenta de que me caía mejor él que mi hermano y al final me pegaba mucho a él. Pobre, siempre tuvo que soportar a una mocosa colgándose de su brazo y pidiendo su atención.  Hasta la fecha no perdono a mi hermano por haberlo terminado de la nada.— Nemu trataba de explicar la pregunta que le formuló Ann.
—Interesante. — la rubia dio una probada a su helado sintiendo el dulce sabor de chocolate suizo. —Yo pensaba que ustedes dos tenían algo en común, como hay algunas fotografías paparazzi de ustedes compartiendo en la playa y otros lugares, es normal que los demás formulemos hipótesis.
—Haha, nada de eso. ¡Somos como hermanos! No me puedo imaginar otra forma de vinculación entre los dos. Yo lo veo como un hermano mayor y él como su hermanita. Es verdad, la gente especula mucho y debo tener cuidado con que nos descubran juntos porque puede darse para que inventen cosas. 
—Es bonita la historia que nos cuentas, suena a que se quieren mucho independiente de que ya no esté con tu hermano. Qué lástima que terminaron en malos términos, pero por suerte ustedes dos se llevan bien. Generalmente cuando la pareja de tu hermano termina con éste te margina de tu vida. Como soy hija única no me pasó directamente, pero sí me había encariñado enormemente con la novia de mi primo cuando era pequeña y cuando terminaron no la vi nunca más. Era una joven muy dulce. Ya les había contado de todo el drama de mi primo desde su enamoramiento hasta su término con esta chica.
—Sí, lo recuerdo. — asintió Nemu recordando aquella vez en que Ann les contó esa historia de su familiar. —Bueno, ahora que aclaramos que Sasara y yo no somos novios ni nada en plano romántico…— la peligris tuvo un brillo de picardía en sus ojos. —¿Qué hay de los rumores que circulan sobre que tú y Kise son novios?
—…— Ann se atoró con su helado, nerviosa. No porque se viera delatada puesto que la noticia no era cierta sino por la incomodidad de estar frente a Erina quien era prima de Kise. La miró de reojo y notó que ella se había ensimismado cuando hablaron de su primo, seguramente penosa por sentirse de algún modo aludida. Nemu desconocía el lazo familiar que compartía Erina y Ryota. —É-el y yo sólo somos muy buenos amigos y muy unidos en todo ámbito, desde el ámbito amistoso, el laboral y el universitario. Kise es como… el hermano que siempre quise tener.
—¿Pero no sentiste alguna vez atracción por él? Comparten mucho y Kise es muy lindo, es casi imposible no sentirse atraída por él. Yo debo admitir que en mis años de escuela coleccionaba las revistas deportivas escolares donde aparecía Kise. Hasta iba a sus partidos de basket.
—N-no, nunca lo vi como objetivo amoroso. De verdad que siempre lo vi como un hermano. — Ann no mentía en eso. Desde el primer día que ella y Ryota Kise habían cruzado palabra los dos se sintieron tan familiarizados el uno con el otro que eran una especie de “hermanos” sin compartir sangre. —…— la rubia guardó unos segundos de silencio, delatando su estado de fatiga.
—¿Dije algo que no debí decir? — Nemu miró a Ann y a Erina, notando que la rubia miraba a la “princesa” disimuladamente.
—Eh, Nemu, Kise es primo de Erina.
—Y-yo, ¡lo siento! No quise hacer esas preguntas indiscretas de tu familiar así tan tontamente. — Nemu se disculpó con Erina. —Lamento si dije algo incómodo. Lo mismo para ti, Ann.
—Descuida. Estoy acostumbrada que la gente mencione a Kise en una conversación en mi presencia, al menos, una vez al día. — Erina entrecerró los ojos. —Es inevitable que eso pase, dado a lo popular que es.
—No tenía idea de que eran primos. Con razón los dos son tan lindos. — Nemu se cubrió el rostro con su mano libre. —¡No le digas que compraba las revistas donde salía, por favor!
—No te preocupes. — jamás le diría eso a Kise porque sabía que su ego se multiplicaría por mil.
—Erina también es hermana de Mahiro Nakiri. —
—Oh, de eso sí estoy enterada. — Nemu soltó una risita. —Los dos se parecen mucho físicamente y si bien hay muchos Nakiri se nota la realeza de Erina y Mahiro. Pero mejor cambiaremos de tema, creo que he importunado mucho a Erina el día de hoy.
—¿Podemos sentarnos allí? Tengo algunas dudas sobre el mismo tema de “parejas” que me gustaría aclarar. —
Erina señaló con la mirada una banca frente a una fuente de agua. Ann y Nemu cruzaron miradas entre ellas, curiosas porque Erina quisiera seguir con el tema de conversación y no cortarlo abruptamente como era más esperable en ella. Las tres chicas se sentaron en dicha banca.
—¿Qué es lo que te gustaría saber? — Ann no pudo lidiar con la curiosidad.
—Bueno… Esto es realmente estúpido. — Erina comió un poco más de su helado cuestionándose si era idiota por preguntar lo que tenía en mente o era mejor quedar de idiota que de negligente. —Nemu habló de que su hermano tuvo un novio por muchos años, para mí eso es extraño. No pensaba que dos chicos pudieran estar juntos, pero por lo que cuentas fue una relación bonita, aunque haya terminado mal. Y antes Ann nos contó sobre su primo y su novia. ¿Cómo se dieron cuenta de que sus familiares estaban enamorados?
—¿Eh? — Ann y Nemu no caían en sus sorpresas por la pregunta tan inocente que de pronto les hacía la siempre arrogante y sabelotodo Erina Nakiri.
—Yo nunca he visto a Mahiro enamorado de alguien, pero me gustaría saber si su mal humor puede ser por eso o porque tiene otro tipo de dilema interno.
—Ehw, bueno… Pensé que el carácter de su hermano era así naturalmente.
—¡No te guíes por las estupideces que ese idiota de Kise te cuenta sobre mi hermano! — le reclamó Erina, frunciendo el ceño  —Apuesto que habla pestes de nosotros.
—Haha, si supieras que Kise tiene un amor incondicional por sus primos no caerías en tu propia sorpresa. — Ann soltó una sutil sonrisa, conmovida. Posteriormente acabó su helado y botó la servilleta en el tacho de basura más cercano y no tardó en volver con las chicas.
—Es difícil dar una respuesta a esa pregunta. — Nemu se quedó mirando el agua de la fuente frente a sus ojos, recordando fugazmente como su hermano se había enamorado de su ex cuantos años atrás. Era complicado encontrar un ejemplo en esos dos puesto que habían sido primero muy buenos amigos. —Supongo que vas notando que tu hermano tiene cierto interés amoroso en alguien cuando comienza a preocuparse de esa persona más de la cuenta y pasa invirtiendo menos tiempo en las cosas que le gusta con tan de encontrar espacios en común con esta otra persona… Bueno, y empiezan a ser más stalker de esta persona… Quizá más celos o cosas así que no demuestran con otros. ¿Has notado, por ejemplo, que tu hermano siente que no le importa nadie, pero cuando cierta persona conversa con otro él reacciona mal?
—…Generalmente pasa conmigo, pero si vamos en esa lógica es enfermo.
—No, no, no. — Nemu agitó sus manos, sonriendo. —Eso es normal porque te cuida como hermano, ¿pero has visto que él presta más interés en otra persona que, por ejemplo, en el kendo?
—Mh, prestaba mucha atención a aquella sanguijuela de Nagisa, pero es porque han sido amigos desde niños. También un tiempo dedicó atención a Takigawa pero también porque era su amigo de muchos años.
—Quizá Mahiro-kun no está listo para enamorarse aún. — dijo Ann, contemplando esa opción. Si bien el primo de Kise se mostraba maduro y superior a todos, algo en Ann le decía que era muy inmaduro en el fondo (y sin necesidad de estar “contaminada” por la opinión de Akira respecto a Mahiro)
—Es bonito que estés preocupada por tu hermano en ese sentido.
—Así es. — Erina terminó su helado. —Mahiro no puede enamorarse de una persona cualquiera. Al igual que yo, debe esperar su prometida según la decisión de padre. Si él mostrara estar interesado por otra persona sería una situación muy compleja para nosotros así que me interesé en ver si tenía, por su cuenta, un interés romántico en otra persona.
—Eso suena muy… estresante. — la rubia agradecía no ser parte de una familia tan estricta como los Nakiri. —Erina, y… ¿a ti te gusta alguien?
—No. Evidentemente nadie está a mi altura. Independiente de que padre esté buscando un prometido para mí, nunca me ha interesado nadie.
—Tu hermano siempre le busca pelea a ese Rebel, Jaegger, llegué a pensar que Jaegger sentía interés por ti y por eso tu hermano quería ponerlo en su lugar.
—N-no. Qué asco… Ese campesino no es digno de sentir cosas por mí y mucho menos yo por él. Además de ser idiota, gritón, gruñón y patético, es un Rebel inoperante.
—Pero no le has dicho que es feo. — Ann alzó una ceja, articulando una sonrisa.
—¡N-no tiene nada que ver!
—No sé. Ahora que lo vi noté que está trabajando en su físico. — La rubia se había juntado un día con Kise quien a la vez estaba compartiendo con Oikawa quien a la vez estaba con ese grupo tan peculiar de Rebels y ex Rebels. Además de alegrarse por ver a Souji, Ann no pudo evitar prestar atención al extranjero del grupo. —Tiene un bonito tono de piel.
—¡Ann! — Nemu la codeó.
—No se ilusionen con ese canalla. En su cabeza sólo existe la idea de entrenarse para ser el mejor y… quien sabe qué objetivo bélico mental de campesino resentido tiene en mente.
—Tal vez. — la rubia asintió, de acuerdo con aquello de que Jaegger sólo pensaba en entrenarse para ser el mejor. —He notado que algunas chicas le coquetean, pero él no les presta atención o ni siquiera se da cuenta de esto. Es raro, como que vive en su propio mundo.
—¿Tu Rebel también es así de molesto?
—Oh, no. Akira es genial. Lo conozco de hace años y hemos sido muy unidos. Es un chico bastante interesante y atento, tiene sus secretos como todo el mundo, pero eso lo hace aún más enigmático. Aunque Akira intente tener un perfil bajo, su belleza llama mucho la atención por lo que es el interés romántico tanto de chicas como chicos.
—Yo pensaba que estaba casado con ese chico con el que vive. — Nemu quedó descolocada.
—¡Haha! — Ann no pudo evitar una carcajada al escuchar la ingenuidad de la peligris. —¡Shikishima y Akira tienen una larga historia juntos, pero nada con lo que te imaginas! Creo que siempre han sido vecinos y amigos. No sé si decir que son como hermanos puesto que Shikishima se comporta más como un padre con Akira… Pero, eh, no tienen nada que ver con son esposos. — la rubia ya quería ver la cara de esos dos al contarles la apreciación de su amiga.
—Por como hablas de ese tal Akira se nota que lo aprecias mucho.
—Es cierto, cualquiera podría pensar que te gusta Akira.
—¡N-No! O sea, Akira es genial y siempre lo sigo en todo, pero…— y Ann pensó en su propia decisión de ser Princess que había descolocado al propio Akira. Se había hecho Princess para acompañarlo y estar a su lado. —…Supongo que somos buenos amigos—
—No tienes la misma reacción al decir que es tu amigo a como lo dices con Kise.
—¡Ay mejor hablemos de otra cosa! — Ann se cubrió el rostro, avergonzada. Buscó un tema rápido que compartir —¿Van a ir a la fiesta de Psicología?
—Por supuesto que no. — Afortunadamente para Ann, Erina fue la primera en ayudarla a cambiar de tema. —Esos eventos sin sentido de gente descarriada no va con nosotros los Nakiri.
—Pero Nagisa me dijo que irá con Mahiro.
—…—
—¿Por qué no te animas a ir? Podríamos ir todas las del club porrista a imponer respeto. — animó Nemu. —Si alguien se pasa de listo lo ponemos en su lugar. Estamos para proteger a otras chicas, somos minoría en Rizembool y no falta el “machito” que se quiere propasar. Pienso que podemos ir tanto para pasarlo bien como para dejar una marca de unión femenina.
—Mh, sería primera vez que en Rizembool se “crea” un grupo de chicas que cuidan de otras chicas. — dijo Ann, analizando la idea.
—Los chicos están acostumbrados a hacer lo que quieren en Rizembool, no sé si podamos cambiar esa mentalidad de un momento a otro. — Erina no se convencía pese a la motivación y entusiasmo de Nemu.
—Los tiempos están cambiando. Además, podemos empoderarnos con las demás chicas del club de animadoras. Es momento que nos dejen de ver como un grupo “de chicas lindas que van a apoyar al equipo de basket o el que sea” y que nos vean como un grupo de chicas pensantes, empoderadas y unidas que están para defender a otras chicas. — explicó Nemu.
—Muy distinto a las tontas HiMEs. Que obedecen a una mujer, sí, pero no les interesa reivindicarse como mujeres y siguen siguiendo órdenes a ciegas y dependen de un Key inútil para tener poderes. Las Princess somos más poderosas en ese sentido. Si nuestro Rebel es idiota como el mío, voy por mi cuenta y pobre que él me diga algo porque lo pulverizo. Si mi Rebel se muere, no “desaparezco” con él y mis poderes se conservan así que da lo mismo si vive o muere.
—…— Ann hasta sintió un poco de miedo y pena por Eren Jaegger. —En fin, las Princess y el equipo de porristas somos la revelación de este nuevo episodio de Rizembool.
—¿Vas con nosotras, Erina?
—Puede ser…— además de toda la cháchara empoderadora, Erina quería vigilar a su hermano Mahiro.

Los días se volvieron semanas y las semanas en mes y algo desde aquel suceso que la tuvo al borde de la muerte. Si no fuera por su hermano mayor, quien desde siempre la había cuidado a costa de poner en riesgo su propia vida, ella no estaría viva.

También debía agradecer a Shinobu Kocho. Aquella ex HiME encontró la manera de sacarla de su estado de “Orphan” para controlar eso demoniaco y aberrante que tenía adentro y que amenazaba con lastimar a otros.

Gracias a su medicina Nezuko pudo volver a la normalidad, aunque para tener un equilibrio y mantener del todo al “Orphan” controlado, debió convertirse en HiME para equilibrar la medicina de Kocho y la magia de Hanasaki.

A Nezuko todavía le costaba adaptarse a su nuevo estilo de vida. También le preocupaba que su hermano dedicara todo su tiempo en cuidarla y protegerla. Desde que había pasado esa pesadilla terrible donde un tipo le inyectó algo extraño y la convirtió en un “Orphan”, su hermano Tanjiro se había dedicado en un cien por ciento a cuidarla y buscar la forma de eliminar el Orphan por completo.

Si bien le explicaban que no debía temer ya que ese tema quedó controlado, Nezuko sabía que en cualquier momento los planes de ese abominable hombre se podrían cumplir y podría transformarse en cualquier experimento de Orphan y atacar a favor de algún Rebel.

Eso la aterraba.

Su hermano Tanjiro se había unido al dojo de Shinobu Kocho donde recibía entrenamiento de kendo y otras artes de combate para protegerla en caso de que el enemigo se pronunciara.
En vista de todo lo acontecido, suponían que el Rebel asignado debía ser tan terrible como aquel hombre despiadado.
Tanjiro le encargaba a Zenitsu y a Inosuke que cuidaran de su hermana cuando él estaba entrenando, pero Kocho les ordenó que era mejor que los tres se entrenara y que Nezuko también lo hiciera porque no podían esperar que Rizembool fuera “suave” con Nezuko y su entorno.

Que Kocho haya inhibido el efecto “Orphan” en Nezuko debía mantener ardidos a los de Rizembool quienes buscarían el método para vengarse y lastimar a todos los implicados en el entorpecimiento del experimento.

La pelinegra se desperezó de su descanso de largas horas. Una de las consecuencias de su nueva “etapa” era dormir demasiado. Después de estirarse y bostezar, salió del templo de Kocho para acercarse al jardín, allí encontró a su hermano Tanjiro entrenando con Tokito.

Lógicamente todos asumían que el Key de Nezuko era Tanjiro, así que éste debía entrenarse el doble para acompañarla. Aparte de esto, Tanjiro era demasiado bondadoso y protector de todos por lo que su entrenamiento iba más allá de su deber de hermano puesto que se había jurado entrenar para proteger a otros y derrotar a ese enfermo que los atacó aquella noche porque sabía que un sujeto tan torcido como él no se conformaría sólo con Nezuko sino que iría por más víctimas.

Tokito, por su parte, era un “Hashira” a sus catorce años de edad. Era de los más jóvenes que había alcanzado ese rango y por ello lo llamaban “maestro”. Desde muy pequeño Tokito fue anexado a la familia del señor que dedicaba su vida a formar personas para la protección de los más débiles, por lo que casi toda su vida estaba entrenando con esos fines.

Si bien era un joven reservado, taciturno y distante, era muy dedicado a sus misiones. La última de ella: cuidar de los hermanos Kamado, al menos, hasta que estos no corrieran el riesgo vital al que estaban expuestos actualmente dado los acontecimientos.

Por supuesto Tanjiro no se había conformado con tener a Tokito cuidándoles, él le había pedido que lo entrenara para también poder colaborar.

Nezuko reflexionó sobre como su vida había cambiado tan drásticamente y como muchas personas se habían involucrado en ella para bien o para mal. Tras lo que le había pasado pensó que la mayoría de las personas podían ser tan malas como aquel sujeto que intentó convertirla en un Orphan, pero también se dio cuenta que había gente muy buena dispuesta a dar todo por proteger a otros tales como Kocho, Tokito, Kanroji e incluso el mismo Tomioka que si bien se mostraba indiferente era uno de los que más ayudaba a los hermanos Kamado.

—¡Nezuko! — Tanjiro la llamó cuando la vio, emocionado de verla despierta. —¿Cómo estás? ¿Te sientes bien?
—…— Nezuko le asintió.
—Estoy entrenando con Tokito-san, sería bueno que practicaras un poco con Kanroji-san para que te mantengas en forma. — el joven hizo un gesto de apretar su propio brazo tensando sus músculos. —¡Pero primero debes alimentarte! ¿Quieres que vayamos a comprar algo? Podemos traer el almuerzo para todos.
—No creo que sea bueno sacar a Nezuko de aquí. Kocho estima que aún debe mantenerse en observación y… no sabemos si ya le han asignado Rebel.
—Cierto… Perdón, me emocioné muy pronto. — el joven soltó un suspiro, apenado. Luego miró a su hermana. —¿Hanasaki te ha dicho algo sobre tu Rebel?
—N-no— contestó Nezuko, con dificultad para modular. Otra secuela más del efecto de lo que le inyectaron.
—…— Tanjiro apretó el mango de su bokken, bajando la mirada y mostrándose ligueramente contrariado. Estaba agradecido con Hanasaki por la ayuda dada a Nezuko, pero parecían ser muy “relajados” en general y sentía que dejaban a las HiMEs a su suerte de cierto modo. Si no fuera por Kocho y los Hashira que eran un grupo muy aparte de Hanasaki, Tanjiro sentía que Nezuko y él no estarían contando esta historia en el presente.
—Procuraré investigar sobre el Rebel de Nezuko. Hanasaki es lenta en ese ámbito, pero por suerte nosotras tenemos nuestras tácticas—
—Kocho-san— los hermanos Kamado le hicieron una reverencia cuando apareció la joven acompañada de Mitsuri Kanjori. Shinobu era tan silenciosa que sorprendió a Tanjiro con su llegada (y le dio cierto miedo sentir que sabía lo que estaba pensando) 
—¡Aww! Tanjiro es tan adorable cuidando tanto de Nezuko-chan— Mitsuri se abalanzó hacia los hermanos Kamado y los abrazó efusivamente. —¡Y Tokito-san es tan admirable al entrenarlos!
—…Mh— Tokito estaba distraído viendo las nubes.
—Kocho-san, Kanroji-san, me gustaría poder ayudar a averiguar quién es el Rebel de Nezuko. Temo que sea alguien igual de perverso como aquel tipo que nos atacó y su jefe.
—Es mejor que tú te dediques a tu entrenamiento. — indicó Shinobu. —Por otro lado, tengo un pequeño presentimiento de quien puede ser el Rebel de Nezuko pero tengo que confirmarlo.
—¿Es… muy peligroso?
—Debo confirmar primero si es o no es. Pero… La mejor opción es que sea quien creo que es. Según lo que hemos explorado con Kanroji, la nueva gama de Rebels no son el prototipo de sus generaciones anteriores. Si antes teníamos Rebels sádicos y asesinos, esta nueva generación de Rebels parecen ser más empáticos y dóciles. Sin embargo, no nos preocupan tanto los Rebels en sí, sino la gente que está detrás de estos nuevos Rebels. — la joven se puso una mano en su mentón, pensativa.
—¡Exactamente! Detrás de estos lindos Rebels, están un montón de viejos locos científicos que sólo quieren hacer daño a través de sus experimentos. — exclamó Kanroji, soltando a los Kamado. —Es mejor que ustedes se mantengan alejados de estas personas y entrenen todo lo posible.
—Sí, ¡haremos nuestro mayor esfuerzo! — juró Tanjiro.
—…— Nezuko observó a los demás, confundida. Sólo esperaba que su Rebel en verdad fuera una persona empática y no como aquel lunático que les perturbó.


Siendo un hombre bastante alto y estrafalario llamaba la atención a donde fuera, sobre todo en los laboratorios de Rizembool. Incluso un guardia intentó expulsarlo del lugar, pero al demostrar de quien se trabaja el trabajador no tuvo más opción que dejarlo circular por el lugar en contra de su voluntad.

El pelinegro jugó con su enorme cadena de oro al momento de entrar en la sala de análisis, buscaba específicamente a Johan Liebheart para preguntarle algunas cosas y, si tenía suerte, encontrar al “patrón” Nakiri para pedirle dinero o que lo vinculara con Shougo Kise, con quien Rei tenía buenos recuerdos de la época pasada de Rizembool. Tal vez si Shougo estaba por el lugar podrían ir juntos a beber sake.
Pero obviamente Nakiri no sabía de su existencia y Shougo seguramente seguía metido en esa montaña infernal buscando algún estado zen.

Rei encontró a un joven rubio escandinavo en la sala de análisis, demasiado abrigado para el clima de aquel día. Lo reconoció.

—Ah, el niñito seguidor del doctor malito. ¿Dónde puedo encontrar a tu amo?
—¿Sigues vivo? — Ryo Asuka no apartó la mirada de los monitores. Sacó un dorito y lo comió. Ignoró a ese sujeto.
—¿Hola? — insistió.
—¿Qué quieres?
—A Liebheart. Tengo que preguntarle algunas cosas.
—El señor Liebheart se encuentra ocupado en la sala de intervención… No tiene tiempo para atender a un inútil como tú.
—¿Cómo te atreves? — Rei embozó una sonrisa llena de desprecio por ese tipo. —Si no fuera porque ese maldito cerebro tuyo es importante para Rizembool, te habría aplastado la cabeza hace tiempo.
—Sí, sí. — Asuka meneó una mano en el aire restándole importancia a su existencia. Siguió viendo los datos en la pantalla.
—…—
Pasado unos minutos, Ryo todavía sentía la presencia de Rei detrás suyo. —¿Sigues allí?
—¿A dónde más iba a ir?
—A apostar tu casa en una partida de naipes, tal vez. — abrió la lata de refresco y se la bebió.
—…— Rei notó todos los envoltorios y restos de comida chatarra y gaseosas alrededor de la mesa de Asuka. Casi se alarmó por la peligrosa alimentación de ese joven científico. El hombre no era el digno ejemplo de ser buen padre, pero si Ryo fuera su hijo ya le habría dado un charchazo en la cabeza por el descontrol en su alimentación tóxica. Pobres arterias. —¿Acaso Liebheart no debería armarle un régimen nutritivo a su mascota?
—¿No deberías preocuparte más por tus hijos en vez de por la alimentación de un desconocido?
—Oye, enano de mierda, ¿por qué estás de tan mal humor? — conocía lo desagradable que era Asuka pero había días en que era imposible. Rei sonrió, maligno y burlesco. —Ah, ya sé. Liebheart te tiene en la zona fría porque preferiste no ser paciente como sugirió respecto a ese extraño inyectable y en cambio optaste por probar la opción beta siguiendo a Kibutsuji quien es más de ir a la acción antes de esperar miles de rodeos. Já, te lo merecías. Ya era hora de que ese alemán te maltratara un poco.
—Mi mentor no tiene ningún problema conmigo. Abandona tus fantasías.
—Eso te pasa por ser impulsivo y sádico. Sí, yo sé cómo eres, tratas de dar esa imagen angelical y apacible, pero cuando menos lo esperan rompes una botella y usas el gollete para apuñalar personas (??)
—Yo no haría tal locura. (...)— terminó de traspasar una información en los datos. —Y deberías irte. No sacas nada con esperar al señor Liebheart. Después de su intervención quirúrgica tiene una reunión con los demás científicos y parte de los líderes e inversionistas de Rizembool. Pierdes tu tiempo en esperarlo. Por supuesto, yo seré parte de esa reunión, si te largas ahora tal vez le pueda dar tu recado.
—¡Perfecto! —
—¿…?
—Porque podré verlo en esa reunión. También me mandaron a llamar para participar.
—¿T-tú? ¿Por qué llamarían a un vejestorio patético como tú a una reunión confidencial y de importancia?— Se podría decir que el impávido rostro de Ryo tuvo una variación a una de leve amargura.
—¿Qué no te lo contó tu señor? — Rei aprovechó de jactarse, gozando con la rabia oculta del otro. —Me llamaron para ser asesor de Rebels.
—…— Asuka se irritó, pero ocultó su rabia detrás de su rostro apacible. —Deben estar locos si piensan que un ser como tú puede llevar tal responsabilidad. Expondré mi refutación en la reunión, por el bien de los Rebels. No he estado trabajando tan arduamente en sacar el mejor potencial de estos jóvenes para que alguien como tú lo arruine.
—Sí, definitivamente estás irritado porque Johan Liebheart te tiene en la zona fría.— celebró que el otro estuviera más vulnerable y haber encontrado el motivo del por qué. Debía estar hecho un volcán en su interior. —Yo que tú me empezaría a preocupar, en cualquier momento Liebheart te puede cambiar por ese inglés que anda con él en la sala de intervenciones o, ¡peor aún! por un homunculo creado con su propio ADN. No me extrañaría que incluso tú seas un clon creado con su esp—
—Cállate.— le ordenó el rubio, no aceptando esas vulgaridades. —Haré que se retracten en haberte citado.
—Veremos si te hacen caso, rata de laboratorio. Los Rebels y Ex Rebels siempre vamos a tener más peso que los científicos en Rizembool. Oh, lástima que nunca hayas podido ser Rebel, seguro es tu sueño frustrado.
—¿Por qué eres así, anciano? Es un dolor en mi corazón no tener tiempo para ser Rebel y aunque seas malo conmigo pediré que no te admitan para tal responsabilidad velando por que tu retiro sea tranquilo y apacible.
—Ya veremos…— lo desafió. 


« Last Edit: December 10, 2020, 01:18:40 PM by Kana »


Mimi Tachikawa

Re: HiMEverse Episode V: The Rebels Strike Back
« Reply #721: December 12, 2020, 04:00:22 PM »


Hoi hoi minna aqui vengo con mi primer fic del mes que es uno corto compartido con Cho , espero que les guste <3

------------------------

Despues del enfrentamiento contra Tsubasa, escuchar los gritos y carajeos de Maria, Leo finalmente iba a asistir a su primer dia de clases como flamante estudiante de Rizembool, claro también como rebel de dicha institución, Mordred que es una joven oficial policial encubierta fue atraída por el aura de problemas de Leo y se ofreció de convertirse su Princess, siendo “mejor amiga” de Yamanbagiri no tuvo reparos en hacerle pasar un mal rato tanto a él como a Midare a los cuales mando al hospital al primero y al segundo permitio que lo secuestraran, como verán un par de locos impulsivos se uno con el mismo objetivo, crear un escenario entretenido donde ser parte activa de este Como se sabia anteriormente Leo como anterior key de Tsubasa fue perseguido y atacado en varias oportunidades, asi que ahora que era rebel varios de sus nuevos colegas no sentían mucha confianza en la nueva adquisición de la escuela,asi que en su camino fue presa de orphans que iban tras su cabeza, es aquí donde salio Mordred en su defensa Si creen que van a tocarle un pelo a mi Rebel pues están muy equivocados pedazos de mierda!!...-apareciendo su traje de pelea y con ayuda de su espada empezó a hacerse a cargo de cada uno de ellos con relativa facilidad-

Eres impresionante en la pelea Mordry…me estas inspirando a escribir una nueva canción!!...-hablo el líder de Knights mientras sacaba su cuaderno de notas para escribir una nueva canción, se sentó en el suelo sin ver que habían nuevos orphans detrás de él

Creo que el hecho de que reciba tu poder de rebel me ha hecho más fuerte…-dijo saltando hacia donde estaban los nuevos orphans y siguió deshaciéndose de cada uno de ellos- si esto sucede todos los días me voy a divertir mucho…-dijo con una sonrisa llena de confianza- luego de las clases tenemos que relajarnos en algún bar que tengo ganas de beber sake para celebrar nuestro primer dia de clases

No me gusta beber, pero puedo acompañarte con un par de tragos…-sonriendo ampliamente-asi podremos hablar de muchas cosas que tengo en mente y ya necesitaba a una compañera que pueda escuchar todo lo que tengo que decir sin recibir algún golpe de su parte

De eso no te preocupes, no te juzgo y puedes hacer lo que quieras…-estirando sus brazos-En serio me sorprendes…no he visto ni una pizca de sufrimiento y dolor por haber lastimado tan profundamente a tu amiga y exhime…otras personas hubieran sufrido de una desesperación tremenda-

Sera que ya estoy en desesperación y quiero saber lo que Tsubasa-chan puede hacer para levantarse y pelear contra mi…después de todo es una de mis amigas más queridas y no necesariamente debemos de estar del mismo bando…-

 Eres muy contradictorio pero me gusta…- dijo la rubia volviendo a su apariencia normal mientras caminaba al lado del pelinaranja – por mi parte después llamaré a Manba-chan para saber cómo esta, aunque conociéndolo debe de estar odiándome- riendo divertida- ya quiero volver a pelear contra él nuevamente-

Tanto te gusta pelear Mordry? Cuando te veo peleando en verdad puedo ver la satisfacción en tu rostro, eso es muy interesante, que exista alguien que le guste pelear y sobretodo siendo una mujer…-

Es algo raro verdad?...pero asi son las cosas Leo me encanta pelear y seguiré haciéndolo, asi que ahora seré una de tus caballeros que te protegerá de cualquiera que quiera tocarte, no puedo permitir que alguien lastime mi fuente de diversión…-

Uhmmm creo que hoy nos podemos saltear las clases y reunir a mis dos amigos estudiantes de Rizembool, Ritsu y Sena…seguro estarán muy contentos de verme en la escuela…-

Dudo que suceda eso…-se cruzó de brazos la rubia-seguro que te van a putear y se van a caer de espaldas al saber todo lo que has hecho…prácticamente has separado a tus amigos en dos bandos…y si agregas que casi matas a tu exhime, has venido aquí cuando prácticamente quieren matarte…si te van a recibir con los brazos abiertos…-

Uhmm…estoy seguro que Ritsu lo haría…pero Sena…-rascándose la barbilla- estoy seguro que también después de todo nuevamente volveremos a estar reunidos-

Claro tomados de la mano y dando vueltas como mejores amigos…creo que eres demasiado optimista…-rio- pero no importa si te quieren hacer algo yo puedo responderles con golpes y asi todos felices todos contentos…-

 Cuento contigo querida Mordry…-es asi que Leo mando un mensaje simultaneo a Ritsu e Izumi, diciéndoles que ya estaba en Rizembool como nuevo estudiante y que los esperaba en la cafetería, que no se demoraran y que les iba a componer canciones para celebrar su encuentro y por ultimo anunciar que se había vuelto el Rebel de Tsubasa Mientras se acercaban a la cafetería algunos alumnos los miraban con recelo pero cuando Mordred los miraba con aura asesina pero con una amplia sonrisa se iban corriendo, asi que ambos jóvenes se quedaron esperando la llegada de los dos amigos de Leo, mientras que Mordred sacó su celular y empezó a jugar videojuegos.

La espera no se prolongó mucho y en poco tiempo tanto Ritsu como Izumi cruzaron la entrada de esa cafetería. Ni bien los reconoció, Leo iluminó su rostro, se puso de pie y agitó ambos brazos para llamarles la atención.

“¡Ritsu! ¡Sena! ¡Por aquí!” exclamó feliz de la vida e ignorando sus estados anímicos. “¡Vengan ya, qué alegría verles! ¡Les compondré las canciones como les prometí!”

“Tsk…” Izumi se adelantó un poco para acercársele y así darle un fuerte zape en la cabeza. “¡Tremendo imbécil!”

“¡Ahh, ¿por qué me haces eso?!” el pelinaranja se agarró la cabeza, asustado. “¡Ritsu, Mordry, protéjanme!”

“Te lo dije~” canturreó la chica, sonriendo con ironía.

“Sólo a ti te sorprende, Ou-sama,” Ritsu se encogió de hombros y dio un suspiro, desanimado. “Mari-chan ya me contó lo que hiciste, y eso y tu presencia aquí sólo era un detonador para nuestra bomba de tiempo que es Secchan…”

“¡¿Cómo recién me vengo enterando de todo esto?!” preguntó el peligris, quien a pesar de no tener reservas para expresarse, parecía hacer un esfuerzo interno para no deshacerse por su ira. “Tú… la HiME… Rizembool… ¡Ni sé de qué carajos gritarte primero!”

“Ya, ya, Sena,” Leo le sonrió y le extendió la carta con una sonrisa. “Pídete algo para que se te pase el fastidio.”

“¡No me pruebes, idiota!” Izumi le gritó cerca de su rostro, obligándole a inclinarse hacia atrás.

“Bueno, yo sí podría tomar algo,” Ritsu aceptó el menú.

“¡Kuma-kun!”

“Secchan, siéntate y antes de volver a sobresaltarte deja que Ou-sama nos cuente lo que tiene por decirnos,” le dijo mientras le agarraba de un brazo. “Y tengo sed…” dio un bostezo. “Uhh… si tengo que interrumpir mi siesta, al menos no quiero deshidratarme.”

“Tch… ¿cuál es el problema de todos ustedes?” Izumi miró a los tres que ocupaban la mesa con frustración y extrañeza.

“No hacen más que meterse en problemas y seguir el juego peligroso de este de acá. ¡¿Es que acaso no tienen ni una neurona?!”

“Haha, ya me preguntaba si los amigos de Leo serían igual de locos que él, pero veo que no todos,” comentó Mordred como dato curioso. Ella ensanchó su sonrisa al recibir la mirada iracunda del peligris. “¿Y cómo así lo llevas soportando tantos años, ah?”

“Oye, amiga de Ou-sama…” dijo Ritsu, algo somnoliento. “Recién lo ando calmando. No le fastidies tan pronto, por favor…”

“¡Ah, pero Sena ha hecho un punto muy válido!” observó Leo con energías al descubrir una realidad fundamental del universo (?). “¡Aquí con Ritsu y Sena compartimos una misma neurona porque los tres estamos en Rizembool y somos Rebels!” extendió sus brazos como si fuera a abrazar al peligris. “¡Así que tienes toda la razón!”

“¡Ou-sama, tú…!” Izumi estuvo por propinarle otro golpe, pero Ritsu se dio la molestia de levantarse y ponerse en medio.

“Uhh, Secchan, párala…” dijo torturado mientras le agarraba de los hombros.

“¡A un lado, Kuma-kun, tiene que pagar!”

“¡O-oigan, no estamos aquí para que se peleen!” dijo Leo, impresionado.

“¡No lo digas como si estuvieras fuera del asunto!” le gritó Izumi. “¡Ni tienes madera para Rebel y ya tenías enemigos aquí! ¡Te rebanarán cuando menos lo esperes!”

“¡Eso no es verdad!” Leo frunció el ceño. “¡Por eso cuento con Mordry!”

“¡No me importa que ahora cuentes con otra chica guerrera intercambiable a tu servicio! ¡Sigues siendo un despistado debilucho!” finalmente, Izumi empujó a Ritsu a un lado, quien se agarró de la mesa para no caerse, y llegó donde Leo.

“¡Ahh, párala Sena!” Leo tuvo que agarrar sus manos con las de él y hacer fuerza para prevenir que este fuera a pegarle. “¡No te permitiré que me des otro zape!”

“¡El zape es el último de tus problemas!” gritó indignado. “¡Si uno de mis golpes a la cabeza te hace recapacitar pues al menos valen para algo!”

“¡Pero me llevas dando zapes ya mucho tiempo y nunca han servido para nada!” observó molesto. “¡Sena abusivo!”

“¡Eso quiere decir que te tengo que pegar más duro!”

“¡No si yo lo hago primero!”

Los dos siguieron empujándose y mirándose amenazadoramente en lo que Ritsu les observaba frustrado y agotado.

“Ahh… tenía que ser…” se sobó un ojo, somnoliento.

“Oye, ¿estás bien?” preguntó la chica.

“Ah, sí, Secchan es sorprendentemente cuidadoso conmigo,” Ritsu sonrió con ironía. Él miró hacia los dos que seguían haciéndose corajes. “Fufu, no podría decir lo mismo de Ou-sama, pero él se lo busca.”

“Ese chico está bien molesto, pero sólo verles discutir me hace ver los cercanos que son,” la rubia sonrió entretenida.

“Seguro cuando se le pase igual me ayudará a protegerlo.”

“Sí, Secchan es una madre renegona pero abnegada…” dio un bostezo. “…eh, sólo no te tomes mal si te dice algo como eso que eres intercambiable.”

“¡Haha, tú descuida!” rió abiertamente y sonrió enseñando sus dientes. “Más era un insulto para Leo, ¿verdad? Lo hace sonar como si es estuviera haciéndose un harem.”

“A veces creo que lo hace por más que no esté consciente…” negó frustrado y frunció el ceño. “Por eso tente respeto y no te hagas miembro, ¿de acuerdo? Es más divertido mirar de lejos.”

“Claro, ni que quisiera~” le extendió una mano. “Soy Mordred, mucho gusto.”

“Sí, Ritsu Sakuma, gracias por tu trabajo,” asintió y sacudió su mano con la Princess.

En eso se apareció una decidida aunque temerosa mesera que les pidió que se calmaran, a lo cual los chicos, quienes ya habían descargado su ira y de paso fueron separados por los otros dos, tuvieron que asentir. Ritsu aprovechó para pedir un té de blood orange y finalmente los cuatro tomaron asiento.

“Pudiste haber pedido algo, Secchan,” observó el pelinegro. “Fuera de la invitación sorpresiva de Ou-sama, una bebida podría hacerte mucho bien.”

“Sabes que tengo una junta de jefes de práctica que atender, Kuma-kun, no cuento con mucho tiempo,” espetó el otro.

“¿Eh? ¿Acabas de venir y ya me dejas?” Leo hizo un puchero. “No me parece, Sena. Esperaba demandar toda tu atención.”

“Tch… cállate que todavía sigo molesto contigo…” se estremeció.

“Pero sí la tienes, Ou-sama,” Ritsu sonrió un poco. “Mira que Secchan ni se ha molestado en presentarse con Mo-chan.”

“Mo-chan…” Mordred se extrañó.

“Sí, Mo-chan,” afirmó Ritsu y sonrió gatunamente. “Así que preséntanos a tu encantadora Princess, por favor, y también dinos lo que haces por aquí y tus planes. Nos vamos a ver más seguido, así que como tus amigos tenemos que saberlo.”


Bueno a Mordry me la encontré por casualidad cuando estaba dirigiéndome a Hanasaki para recoger unos papeles para el cambio de escuela, pero sin querer llegue a parar a Rizembool y cuando iba a dar un paso adelante, un monstruo grande iba a aplastarme la cabeza, pero mi gran Mordry llegó al ataque y me salvó de una muerte segura…- dijo con una amplia sonrisa el pelinaranja

Y como vi que Leo estaba lleno de enemigos me ofrecí a ser su guardaespaldas…me gusta mucho pelear, soy una policía en entrenamiento, asi que me gusta meterme en problemas …-rio divertida-

Luego le ofrecí volverse mi Princess, acepto con todo el gusto del mundo y ese mismo dia fuimos a atacar a Tsubasa-chan…-

Pero no puedes dejar de hacer tantas estupideces juntas?...- Izumi no se contuvo y le dio un fuerte lapo, Mordred no se contuvo de la risa y empezó a carcajearse-

Esta vez concuerdo con Secchan…-el pelinegro bostezo perezosamente- me imagino la cara de sorpresa de Kacchan…si te pasaste de malvado…-

Y eso sin contar que ese dia estaban junto a ella Manba-chan y Midare Toushiro…fueron unos buenos combatientes pero no pudieron contra mi en mi versión Princess…- sonrio confiada la rubia-le dimos duro que los llevamos directo al hospital…-

Me dio pena Tsubasa-chan pero se que saldrá de esta…-otra vez recibio un lapo pero de parte de Ritsu-

Al menos ten un poco de delicadeza por la persona que ha sido devota hacia ti desde que la conozco…-suspiro perezosamente-ahora entiendo porque Mari-chan estaba tan enojada-

En serio?.,,,-dijo la rubia- Manba-chan, mi amigo que estuvo peleando al lado de ella también es asi de devoto con sus convicciones…-se rasco el mentón – asi que supongo que debe de estar super enojado conmigo…-

No puedo creer que el idiota de Ou-sama tenga una Princess tan loca como él…-Izumi quería tratar de calmarse pero aquellos dos individuos no le hacían la tarea nada fácil-

Pero Tsubasa-chan estará en buenas manos Sena…no te preocupes por ella, sabia que tenias un gran corazón debajo de esas cejas fruncidas…-hablo el líder de Knights mientras empezaba a comer su hamburguesa- lo hice por su bien…-

Yo no me preocupo por ella…-dijo con una vena en la frente mientras sentía ganas de darle un puñetazo-

Tenias razón Ritsu…-rio la rubia divertida- Sena parece una madre preocupona, gruñona y abnegada- si que tomé una buena decisión al aceptar la oferta de Leo, ustedes son muy divertidos…mas divertidos que estar investigando a una loca sociópata-

Gracias por decir que somos interesantes Mo-chan…-hablo Ritsu- cuando estemos todos en la misma clase con Secchan de jefe de practicas vas a ver que las cosas se ponen mas interesantes-

En serio?? Yo quiero molestarlo también…dime que clases debo de tomar para divertirme con ustedes-

Y lo que me faltaba que Kuma-kun se vuelva amigo de la loca…y ni piensen que voy a permitir que conviertan en circo mis clases-

No te preocupes Sena que yo voy a impedirlo…-

Tu no hables tonto…que sigo enojado contigo, en verdad que ahora estas en la boca del lobo y ni pienses que estaré pendiente de ti…-

Ou-sama…sabias que Kacchan se fue a la mansión de un príncipe verdad? No crees que hayas tomado una mala decisión haberla dejado? Ella puede irse a refugiar en los brazos del príncipe de chocolate?

Uy uy…eso no sabíamos Leo, en serio habrá un triangulo amoroso?  Eso es mas interesante,deberíamos de ir a tomar todos juntos después de las clases –

Principe? No me digas que es ese príncipe…-Izumi tuvo un vago recuerdo de Arjuna-es el stalker de Kazanari…-

Uhm…no se a que te refieres Ritsu…-rascandose el mentón- creo que por ahora ella estará mas segura lejos de mi…además en Hanasaki tiene a Naru, Maria y Suou …es el mejor escenario que se ha conformado con todos los actores dentro de esta nueva obra de la vida…- dijo levantándose de su asiento para subirse y empezar a dar vueltas- hahahahahahaha ahora veremos de que manera mis Knights de Hanasaki pueden superarnos a nosotros…no les parece genial mi plan?

Es una completa estupidez…-hablo Izumi pensando en que iria a su reunión de un super mal humor

Si es una estupidez del cual aunque no quería seguro tendre que estar involucrado…-bostezo Ritsu mientras seguía tomando lo que había pedido-

Es una total tontería, pero yo gustosa de ver lo que va a suceder en este juego…ya quiero conocer a Naru , Maria y Suou…- sacando su celular- para sellar nuestra reunión hay que tomarnos una selfie…-Mordred saco su celular para enfocar la mesa y tomar una foto, Ritsu y Mordred mirando a la cámara mientras que Izumi estaba que jaloneaba a Leo.

------------------------

matta ne


Sayi

Re: HiMEverse Episode V: The Rebels Strike Back
« Reply #722: December 14, 2020, 06:39:15 PM »
^ Los fics de Mimi y Kana cuentan para probaciones de Diciembre uwu


Hello gals <3

Para cualquier duda y/o consulta las invito a postear en el foro de planeación.

Sin más preámbulos~





Sayi :: 0 palabras
Nite :: 0 palabras
Cho :: 21812 palabras
Kana :: 10477 palabras
Eureka :: 3910 palabras
Puri :: 0 palabras
Mimi Tachikawa :: 1679 palabras
Mery :: 0 palabras
Apple :: 931 palabras


Now, let's carry on with those big HiME dreams...

- - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - -
Oh, dream maker, you heart breaker
Wherever you're goin', I'm goin' your way


Eureka

Re: HiMEverse Episode V: The Rebels Strike Back
« Reply #723: December 31, 2020, 03:41:05 AM »
El tope de Beo pronto, as soon as I make those 40k that I'm missing (...)
Wow, nunca he escrito tan poco en un mes pero these are trying times u_u ya volveré con mucho más en enero, I hope




54.5




Eureka debía haber previsto que las cosas no irían tal y como deseaba. La posibilidad de que el universo le diera la contra durante el resto del día se había asomado con la repentina aparición del orphan en su vida —y sus ganas de joderle la existencia—, pero sin duda esta ya era la gota que rebalsaba el vaso ficticio de su paciencia.

Beowulf se había portado decente en el camino hacia el estacionamiento donde se encontraría con Madara y Seven. Hasta incluso había accedido a seguir con el cuento que había tenido que crear junto a Oikawa para justificar la presencia del orphan en el almuerzo. Sin embargo, en el instante en que habían llegado a darle el alcance a Mama y Luciel, el orphan había irrumpido en llanto, sorprendiéndolos a todos.

“¿Quién es…?” empezó Seven, confundido.
“¡Sí, Eureka-san!” comentó Madara. “Aww, no llores, pequeño. ¡Un abrazo de Mama te alegrará el día!” le dijo, ofreciendo sus brazos con una gran sonrisa.

Beowulf, para sorpresa de la HiME y de su key, corrió a los brazos de Madara sin ninguna pizca de duda o recelo.

“¡Bwaaaaah!” lloró Beo, moqueando en el proceso. “¡Ellos me secuestraron!” dijo, girándose a señalarlos.
“…” Unas ganas intensas de cometer homicidio invadieron a la HiME de un momento a otro. “Qué.”
“¿Cómo dices, pequeño?” preguntó Madara, curioso, mientras lo cargaba en sus brazos como a un infante. “Eureka-san y Tooru-san serían incapaces de algo así.”
“Exacto, pueden ser varias cosas, menos secuestradores de niños,” comentó Seven. Eureka lo codeó en el estómago. “Ouch, Eu, con eso lo confirmas—”
“Yo no he secuestrado a nadie,” dijo Eureka, irritada.
“¿Y ese caso en las noticias?” le reclamó Beowulf. “De esos estudiantes universitarios y su red de secuestros. Ustedes estaban incluidos en ese grupo.”
“Wow, qué recuerdos, fue por eso que nos conocimos~”
“SEVEN”
“LUCIEL-CHAN”
“¿A qué te refieres?” le preguntó Madara a Beo, observándolo aún con mucha curiosidad en su rostro.
“Ellos secuestraron a un niño hace unos meses,” contó Beowulf. “…Y al parecer yo soy el siguiente.”
“Mama, Beo está mintiendo, eso fue—”

Madara observó al niño con un semblante serio por unos breves instantes. Desde la perspectiva de Eureka, parecía andar juzgando la veracidad de sus palabras, lo que le parecía congruente y lógico… aunque aquellos adjetivos asociados a Madara Mikejima sonaban un tanto fuera de lo común.

“…Hoho~” Mama rio, dejando a Beowulf en el piso. “Tranquila, Eureka-san. Es cierto que nos conocemos poco, pero debo admitir que tú también me has dado una excelente primera impresión. No dejo de pensar que eres una chica correcta y muy buena. Sé que no serías capaz de algo así,” dijo, dándole un par de palmaditas en la cabeza al orphan.
“Mama…”
“No hay de qué preocuparse,” le aseguró Madara, sonriéndole al girarse hacia ella. “Y al igual que tú, Tooru-san también me dio una buena primera impresión.”
“…No puedo decir lo mismo de ti,” dijo Oikawa, con un puchero.
“No importa.” Beo se encogió de hombros. “Tengo una misión y la cumpliré al pie de la letra,” dijo, regresando al lado de Eureka. La HiME lo observó, confundida, pero formó el rompecabezas sin mucho problema al sentir a Beo cogiéndola del vestido de nuevo.
“¿‘Mi…sión’?” citó Madara, confundido.
“Uh…” Eureka suspiró, resignada. “No tiene sentido escondértelo, así que te contaré lo que Beo es realmente.”
“Eureka-chan. ¿No es un tanto peligroso soltar aquel tipo de información así sin más?” le recordó Oikawa.
“Supongo que sí. Pero Mama no me da mala espina. Y creo que tanto drama lo ha hecho merecedor de explicaciones.”
“No siento que sea así exactamente, pero si les libra de un peso de encima, no me molestaría escucharlos.” Madara sonrió, comprensivo.
“…”

Oikawa quiso reclamarle a su amiga por lo recelosa que se había mostrado ante él cuando se conocieron. Desde su punto de vista, aquel contraste entre la actitud actual de la HiME y la de aquella vez era demasiado injusto, pero optó por hacerlo a un lado, justificándolo como celos y envidia que nacían de la confianza de Eureka en el idol.

Aún así, Madara no se mostraba sospechoso y no había razón para dudar de él. Era cierto que había dicho un par de cosas disonantes en la charla que habían sostenido en el tópico, pero más allá de ello, se había mostrado muy sincero con él y con Eureka.

“Recuerdas… ¿que te conté que soy HiME?” empezó Eureka, en una voz pequeña.
“Mm.” Madara asintió. “¿Beo-san está relacionado a eso?”
“…” Eureka soltó un hondo suspiro, para luego asentir derrotada. “Sí, fue mandado por mi rebel. Aún no sabemos cuál es su objetivo, pero lo más probable es que termine atacándome de alguna forma.”

Madara y Seven observaron, curiosos, al rubio, sin verle sentido a las palabras de la HiME. Sin embargo, la cercanía de Seven al conflicto y a los involucrados le facilitó la comprensión de la situación en pocos segundos.

Por su lado, Madara solo optó por creerle a la HiME: Eureka sólo había dicho la verdad desde que la había conocido y no tenía sentido engañarlo a estas alturas del partido. No era que estuviese muy informado sobre lo que sucedía por lo bajo entre Hanasaki y Rizembool, pero Madara podía suponer que las palabras de la HiME cobraban sentido igual, y un niño de ocho años podía ser peligroso.

“Beo-chan es un orphan, una criatura mágica creada por los rebels. Eureka-chan y yo creemos que tiene una forma distinta a la actual, y que será hostil con nosotros, pero aún no podemos confirmarlo.”
“Parece que carga sus poderes mientras esté cerca de mí,” dijo Eureka, observando a Beo, quien la fulminaba con la mirada aún a pesar de agarrarla por el vestido. “Y por eso no me suelta.”
“Mm.” Madara cruzó los brazos, sumido en sus pensamientos. “Así que te atacará en algún momento, Eureka-san.”
“Sí.”
“¡Está bien! Me aseguraré de estar a tu lado durante el día, entonces~ ¡No te pasará nada malo si Mama está contigo!”
“Uh…” Eureka no sabía cómo rechazarlo.
“¡NO!” declaró Oikawa, interponiéndose entre ambos. “¡No es necesario, Mikejima-chan! ¡Yo estoy aquí! Muchas gracias, pero no tienes por qué sacrificar tus compromisos—”
“Uhhh…” Eureka no sabía cómo destruirlo.
“¿Vamos a almorzar o no?” preguntó Seven, aún a pesar de sus risitas burlescas.
“¡Cierto! Eso lo podemos ver después.”
“Mama, no es necesario—”
“Tranquila, Eureka-san. Ya de ahí lo discutimos.” Madara les sonrió. “Más bien… yo quería preguntarle algo a Beo-san.”
“¿Qué cosa?” preguntó Beowulf, y empujó a Oikawa a un lado para volver a ver a Madara de frente. “No voy a soltar a Eureka, si es lo que piensas pedirme.”
“No.” Madara le sonrió. “Estaba pensando en algo distinto. ¿No te gustaría ir a almorzar con nosotros?”
“¿¡QUÉ!?” Eureka saltó de la sorpresa e indignación.

Ya estaba preparada para excusarse del almuerzo con todo el drama que Beowulf había causado, pero Madara invitándolo a comer con ellos era una opción que nunca contempló siquiera. En el peor de los casos, Eureka había imaginado que lo tendría a un lado en la mesa del restaurante mientras ella conversaba y compartía con Seven y Madara.

Pensar que Beo tomaría asiento a su lado y picaría de los platillos y comería de lo más feliz le dio una migraña instantánea en cuestión de minutos.

El universo se la tenía jurada.

“Mama, Beo hará lo imposible por arruinarnos el almuerzo, no lo veo como una buena idea, la verdad—”
“Entiendo tus preocupaciones, Eureka-san,” le aseguró Madara. “Pero tal vez Beo-san no ocasionará ningún problema para nosotros si es que lo incluimos. No sé si ha comido, así que tal vez tiene hambre. Y el hambre puede ponerte de mal humor. No me ha pasado nunca, pero tengo un amigo—”
“Está bien,” le respondió Beowulf, muy tranquilo. “Suena divertido y tengo hambre~”
“Ah, me alegra que accedas, Beo-san~”
“…” La cara de Eureka era un poema.
“…Y tenemos más compañía,” comentó Seven, sonriendo de lado.
“Tooru-san.” Madara se dirigió hacia él. “También pensaba invitarte. Sería muy grato que almuerces con nosotros. No es necesario que intervengas en el tema del club, pero al menos tenerte allí sería muy agradable.”
“Gracias por la invitación, Mikejima-chan.” Oikawa fingió una deslumbrante sonrisa. “Yo también me apunto~”
“No te apuntas porque tienes decencia~” canturreó Eureka, codeando a su amigo en el estómago.
“No me rehusaría nunca a un almuerzo gratis~”
“Te voy a destruir~”
“Me alegra mucho que tengamos más compañía~” afirmó Madara, ignorando la pequeña riña entre Eureka y Oikawa. “Bueno, vamos a mi carro, para poder llevarlos al restaurante~”
“Ohhh, estoy aún más emocionado desde que Mama dijo que nos llevará a un restaurante coreano. Hace tiempo que no como platillos de mi país.”
“Cierto, Luciel-chan, tú eres coreano…”
“Mm, mm~ Aunque me he adaptado muy bien a la vida en Japón.”
“Sí, juré que eras japonés por un buen tiempo, hasta que nos contaste un poco sobre tus orígenes. Sigues siendo bien misterioso, eso sí.”
“Haha~ Es parte de mi encanto.”
“…”

Eureka no atinó a decir nada.

Sin duda, ese día iba de mal en peor y, a este paso, no le sorprendía la posibilidad de que la mala suerte terminara matándola.

Era muy probable, a decir verdad.
« Last Edit: January 15, 2021, 03:22:17 AM by Eureka »


Sayi

Re: HiMEverse Episode V: The Rebels Strike Back
« Reply #724: December 31, 2020, 01:39:14 PM »

Episode 32 — Ace Under Your Sleeve (Part II)

El viento golpeando su rostro, el suelo bajo sus pies y la vegetación que rodeaba sus alrededores… Sayi sabía que salir a dar una caminata mejoraría su humor, pero no anticipó a qué nivel. Por primera vez en semanas se sentía rejuvenecida, y en compañía de Kenshin, a salvo de cualquier cosa que viniera a por ella.

O Rebel que viniera por ella.

La ansiedad de un ataque inesperado seguía latente, y lo sería hasta que encontrara una manera de derrotarlo. Pero al menos, en ese instante, Sayi se sentía optimista hacia el futuro.

“¿Cuántos días nos quedan aquí?” le pregunto a Kenshin, quien marcaba el sendero frente a ella.
“Cinco días más. Entonces nos tocara tomar el tren de regreso a Hanasaki”
“Ya veo”

Un breve silencio se extendió entre ambos, hasta que Kenshin se animó a preguntar.

“¿Cómo te sientes al respecto?”
“Bien…” respondió “Bueno, aterrada si soy honesta, pero creo que si me quedara escondida de por vida me volvería loca”
Kenshin rió “Tiene sentido”
“Gracias por aceptar venir conmigo, por cierto” dijo Sayi “Se que no he estado en mi mejor estado mental, pero eso no quita el hecho que te debo una gran deuda”
“No me debes nada. En mi juventud pase varios días en un lugar similar, así que me ha servido para meditar también”
“¿Por qué te aislaste esa vez?” le preguntó la pelirroja. Pero Kenshin sonrió en respuesta.
“Creo que eso es una historia para otro día”

El sendero se abrió a un área rocosa, y Sayi abrió los ojos en sorpresa al encontrarse frente a una enorme catarata. La roca sobre la que estaban parados sobresalía de la montaña y creaba una superficie del tamaño de una habitación grande.

Del tamaño del dojo de Kenshin, ahora que sacaba cuenta del espacio que tenía para trabajar.
Y, debajo de ellos, debían ser al menos unos trescientos metros hasta el lago que se extendía bajo el par.

“Mi maestro de espada me trajo a este lugar cuando era joven, y nunca lo olvidé”
“Es precioso”
“Lo es, parte del motivo por el que disfruto de periodos alejado de la ciudad” dijo el pelirrojo “…Pero si me alejo del dojo por mucho más tiempo, temo que Kaoru no me perdonaría”

Sayi pensó en la novia de su tutor, entrenando a todas esas clases de espada ella sola. Pero hasta la paciencia de Kaoru sería puesta a prueba de lidiar con tantos niños por un mes entero.

“De nuevo, gracias” repitió Sayi, tomando asiento mientras seguía contemplando la catarata. Sus piernas funcionaban bastante bien, pero aún parecían cansarse con más frecuencia “Y… ¿cuál es el plan para entrenar?”

Kenshin retiró la katana de su cintura y la depositó junto a él. Entonces tomó asiento, cruzándose de piernas junto a su pupila.

“Practicaremos el manejo de tu espada un poco, para que recuperes maniobrabilidad. Y tomando en cuenta la locación, tu manejo del agua también." le explico "Pero primero, y más importante, es practicar tu tranquilidad y templanza"
"¿A que te refieres con ello?"

Se giró hacia su tutor, pero Kenshin ya había cerrado los ojos. Sayi dio la sesión por empezada así que se limitó a imitarlo, aún con la pregunta colgando en su mente.

Con los ojos cerrados el sonar de la catarata creció en su cabeza. La brisa arrullando los árboles trajo el sonido refrescante a sus oídos, y el salpicar del agua golpeaba su piel, refrescándole tras la larga caminata que le habían llevado a ese lugar.

Entonces decidió usar su elemento, bifurcando una corriente de agua a que cayera sobre ella y su tutor, bañándolos en agua helada. Ambos rieron sin abrir los ojos, y entonces el silencio volvió a existir sobre los dos.

"Es normal que estes asustada, Sayi. Tu rebel ha demonstrado ser fuerte y rápido en pensar en combate, pero no creo que tus habilidades estén por debajo de él"

Sayi escuchaba sus palabras, pero recordando los eventos de su combate... sabía que Kenshin le estaba dando demasiado crédito.

"Cuando regresemos a Hanasaki, Miranda tendrá un plan ideado sobre como lidiar con él, y Sayi, somos un grupo que estamos al tanto del asunto y estaremos a poca distancia para auxiliarte" le aseguró "No obstante, tu peor enemigo en tu relación con tu nuevo Rebel eres tu misma"
"Me gustaría ser más fuerte, así no habrían tantas personas poniendo sus vidas en espera con tal de ayudarte"
"Eres lo suficientemente hábil para hacerle frente, y últimamente derrotarlo. Pero precisamente lo que estas diciendo es el problema: Necesito que lo tomes con calma. Que si tus ataques no surten efecto, no te limites a reincidir con más fuerza, porque la frustración te debilita. A veces te ira mejor alejarte de él hasta que idees una nueva manera de atacarle, y tu mente de consolidarse, y solo entonces podrás venir con algo nueva que rompa el patrón y haga una diferencia"

Sayi respiró hondamente. Las palabras de Kenshin resonaban con verdad, pero le era difícil creer que solo manteniendo una actitud templada sería capaz de hacerle frente al talento de su Rebel.

"No toda acción necesita una reacción" le recordó su tutor. Y Sayi sonrió.

- - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - -
Oh, dream maker, you heart breaker
Wherever you're goin', I'm goin' your way


Cho

Re: HiMEverse Episode V: The Rebels Strike Back
« Reply #725: December 31, 2020, 09:56:55 PM »
This month has been hell (...) al menos dejaré una parte de un fic. Ojalá vuelva pronto con lo demás.

94.1.




Era el martes, y como el segundo día de la semana, Cho había esperado que los ánimos de Osaka se mejoraran un poco. Sin embargo, sabía que tomaría un tiempo.

Ellas junto con Kashuu y Hotaru tomaban desayuno previo al inicio de las clases del día en una cafetería de Hanasaki.

“Uhh…” Osaka estaba echada sobre sus brazos en la mesa y miraba a un bollo de pan en su bandeja con ánimos bajos. “Si Tomo-chan estuviera aquí, muy gustosamente compartiría mi melón pan…”
“La nostalgia hace recordar las cosas de manera distinta, ¿verdad?” Kashuu dio un suspiro y frunció el ceño. “Ella se habría quejado de tu decisión de siempre comprar el mismo pan y alardearía sobre su desayuno más rico y sabroso.”
“Eh, es verdad, ella haría eso,” Hotaru sonrió incómoda. Luego de su reacción, bajó su mirada y su sonrisa se contagió de tristeza. “Sí suena como ella…”
“Y pensar que hasta esas cosas se pueden extrañar, y tan pronto…” Cho dio un suspiro.
“Vaya, vaya…” Kashuu sonrió frustrado. “Sin duda le tienen tanta familiaridad como para extrañar esos aspectos de su amiga.”

Poco después, vieron que Reimu, Marisa y Youmu se les acercaron con sus bandejas y se les unieron para desayunar juntas.

“¡Buenos días!” exclamó la rubia con rebosantes energías. “Hehe, hoy llegamos más temprano.”
“Me alegro mucho,” Hotaru asintió y sonrió amablemente. “Eso quiere decir que el tráfico estuvo mejor hoy.”
“Sí, vale la pena salir antes. Es una lástima que tengamos que anticiparnos tanto, pero el tráfico siempre es impredecible,” dio un suspiro. “Así lamentablemente sólo podemos darnos media hora para limpiar el templo antes de venir a clases.”
“Uh, de por sí resiento que me hagas ayudarte casi desde el amanecer todos los días,” Marisa le miró con reproche. “No funciono tan bien en la mañana.”
“Tampoco es que seas de tanta ayuda en las tardes, te lo haré recordar,” dijo la miko con leve severidad. “E igual te pones a darte una siesta un buen rato.”
“Si no fueras tan tiránica no me dormiría en las tardes.”
“No, creo que te dormirías igual.”
“Uhh…” Marisa hizo un puchero. Sabía que no podía negarlo.
“Oigan, no se peleen frente a todos, es de mala educación,” les corrigió Youmu, impaciente y abriendo su cartón de leche. “Ya les he tenido que escuchar desde la entrada a la universidad.”
“Eh, Youmu, qué bueno que puedas acompañarnos hoy,” comentó Cho, sonriendo incómoda y esperando cambiar el tema de conversación. “Entiendo que las chicas comienzan el entrenamiento de kendo más tarde…”
“Sí, no es el mismo horario de los chicos,” contestó tranquilamente. “Entiendo que ustedes están aquí desde temprano para acompañar a sus hermanos y Horikawa. Bueno, Hotaru vive en los dorms, ¿verdad?”
“Sí, mis estudios me toman demasiado tiempo así que me conviene vivir en la universidad,” contestó la pelinegra.
“Cuando venimos temprano, de paso somos transportados en un vehículo particular, así que es bastante conveniente,” Kashuu se encogió de hombros. “Y a aruji le viene mejor darse todo el tiempo para desayunar. Comer con apuro puede caer muy mal.”
“Eh, no me gusta admitirlo, pero sí. No puedo comer si ando estresada…” se lamentó Cho.
“Es entendible,” Youmu asintió y entonces frunció el ceño con extrañeza. “Aunque… veo que Tomo no les está acompañando hoy,” se encogió de hombros. “No es que tenga que estarlo, pero pensé que era lo suficientemente obstinada como para siempre seguirles,” la peliblanca se puso a pensar, ignorando que los demás intercambiaron miradas. “Ahora me pregunto si vendrá a renegarles por no haber estado aquí, por más que no haya sido culpa de ustedes…”
“Eh, veo que no estás enterada, Youmu,” Reimu sonrió con torpeza.
“¿De qué?” preguntó confundida.
“Sí pues, no estuviste aquí ayer con nosotras, así que no escuchaste el más reciente chisme,” dijo Marisa, sonriendo apenada.
“Chisme…” alzó una ceja. “De por sí no me gusta cómo suena eso. No sé si debería preguntar.”
“No… no es tanto chisme, es que…” Hotaru se apagó.
“Tomo-chan se salió de la universidad y ha regresado a su casa,” dijo Osaka, cabizbaja.
“¿En serio?” Youmu se sorprendió. “¿Qué ocurrió?”
“Al parecer, por lo ocurrido en el festival, sus padres dijeron que ya habían soportado demasiadas amenazas en la ciudad y decidieron que Tomo tenía que regresar con ellos y estudiar en otra universidad,” contestó Cho, desviando su mirada. “Pues, no puedo comentar nada al respecto. Tiene sentido.”
“Lo tiene y realmente es lo mejor…” Kashuu asintió. “Más bien lo más increíble de esto es que alguien como Tomo tenga padres tan sensatos.”
“Sí aunque les tomó mucho tiempo sacarla de aquí, o sea, ella fue una Princess,” dijo Reimu. “Y hubo el ataque a la ciudad hace tres años.”
“Tal vez no es que lo hayan sabido del todo. Seguro que Tomo les habrá ocultado lo más posible,” Marisa sonrió. “Al menos yo sé que lo hice hehe.”
“Es realmente irresponsable, aunque al menos tú fuiste una HiME, Marisa,” Youmu negó.
“Tomo-chan habrá sido mi Princess, pero ella nunca nos lastimó. Hasta terminó ayudándome,” dijo Osaka, mirando a su melón pan. “Uhh… Tomo-chan no ha parado de comentar que fue una injusticia, que nada le pasó en el festival y que de muchas cosas que hemos vivido ha sido de lo más suave.”
“Pues… entiendo y ella también estuvo inconsciente la gran mayoría del tiempo… aunque siendo sincera sí andaba preocupada por Tomo por su forma de ser y vehemencia,” Hotaru se puso a pensar. “Aun así, fue rápido y ni Tomo supo que sus padres y unos ayudantes iban a venir para llevársela. Mi dorm es adjunto al de ella y observé a Tomo gritar y tratar de quedarse a como diera lugar. Apenas pude verla un momento antes de que sus padres se la llevaran.”
“Fue muy sorpresivo, hubiera querido despedirme de ella…” Osaka tomó su melón pan y lo abrazó con desolación. “Realmente uno no sabe lo que tiene hasta que lo pierde…”
“No es que le haya pasado algo malo, Osaka,” dijo Kashuu, en un intento de animarle. “Se están manteniendo en contacto por mensajes, ¿verdad? No dejas de decirlo.”
“Bueno sí, al menos no es que no oiga sobre ella,” Osaka sonrió un poco y asintió. “Dice que sus padres no quieren dar su brazo a torcer pero que seguirá intentándolo. También mencionó que está peleando sus derechos a un nuevo script en la historia o al menos un late cameo cuando la trama se desarrolle más, pero hasta el momento las negociaciones no han ido muy bien.”
“…” Reimu y Marisa intercambiaron miradas confundidas.
“Con eso me doy cuenta que hablamos de Tomo,” Youmu se dio un facepalm. “Tan extrañamente ocurrente como siempre.”
“Les mantendremos informadas sobre lo que nos diga. Será un poco pesada a veces, pero sigue siendo nuestra amiga,” dijo Cho.
“Heh, no puedo ser la única que considera gracioso que ella, quien estuvo inconsciente y a salvo, sea la que se metió en problemas por el festival,” Reimu rió por lo bajo.
“¡Haha, ya, no seas tan mala!” Marisa se rió. “La pobre ya no anda siguiendo a la magia así que déjala tranquila para variar.”
“No sean insensibles, por favor. Tal vez no hubo fatalidades, pero sí heridos y afectados,” dicho esto, Youmu miró a Cho. “Ahora que lo pienso, Ayesha no está desayunando con nosotras estos últimos días. Imagino que estará más al pendiente de Nio.”
“Tienes razón. Trata de pasar la mayor cantidad de tiempo con ella así que hasta desayuna con Nio antes de que ella comience sus clases. Recién ahí viene a la universidad,” dijo la peliceleste, quien miró a la mesa con desaire. “Me frustra… Nio no tiene la edad ni experiencia para ser una HiME. También dudo que entienda a lo que se ha apuntado. No puedo ni imaginar cómo se siente Ayesha.”
“Debe estar muy preocupada, pobre…” Hotaru asintió y hubo un corto silencio en el grupo.
“P-pues, sin duda no es la mejor situación, pero no podemos desanimarnos desde ya,” dijo Marisa apresuradamente y agitando sus brazos. “¡Vamos, chicas! No se olviden que somos sus senpais y nos toca apoyar a la pequeña intrépida y a Ayesha. Si todas nos unimos verán que estaremos bien, al menos en lo posible.”
“Es cierto, no podemos rendirnos aún,” Youmu asintió decidida. “Como guerrera no sé si seré tan compatible con Nio, pero sí estoy cometida a apoyarle en todo. Así será.”
“Claro, y a Ayesha también. No podemos dejarle pensar que está sola en esto,” Reimu sonrió. “Bien, chicas, no se olviden que nuestra misión recae en ayudar a nuestra HiME más pequeña, y a nosotras, por supuesto. Hay que ser un equipo.”
“Sí, tienes razón, Reimu-chan,” Osaka asintió. “Ya no seré HiME, pero cuentan conmigo.”
“¡Lo mismo digo!” Marisa sonrió ampliamente, apuntándose a sí misma.
“No habré sido HiME, aunque también espero serles de ayuda,” observó Hotaru, tímidamente.
“Sé que siempre lo has sido. Aruji y Osaka te tienen en gran estima, y con mucha razón,” le animó Kashuu. “Sin duda les has ayudado mucho más que Tomo en su momento.”
“Ehh, mejor no toquemos ese tema, Kashuu, por favor…” Cho se frustró un poco.
“Es verdad que siempre has sido mi más grande apoyo, Hotaru-chan,” Osaka abrazó a su amiga de costado. “No sé qué sería de mí sin ti. Hehe, soy muy afortunada de que seamos amigas.”
“Pienso lo mismo, Osaka,” la pelinegra sonrió gustosamente.
“Y me emociona pensar en cuántas personas más vamos a conocer que serán nuestros amigos,” Osaka asintió para sí. “Puede que Tomo-chan ya no esté, pero la tendremos presente y continuaremos estando juntas. Soy feliz por conocer a Reimu-chan, Marisa-chan y Youmu-chan, y seguro que seguiremos encontrándonos con más HiMEs y más gente tan linda como Hotaru-chan que serán nuestros amigos.”
“Aw, es un lindo sentimiento, Osaka,” Marisa se enterneció y comprimió sus puños con energías y ánimos. “¡Lo mismo digo! También soy feliz de conocerlas a todas y espero con ansias el futuro,” alzó un puño al aire. “¡Que así sea!”

Con esos renovados ánimos, todos siguieron desayunando para comenzar un día más de la mejor manera mientras se organizaban para apoyarse mutuamente con el conflicto de las instituciones.


Luego de terminar el desayuno, Shinano caminaba en compañía de Syo y Natsuki en dirección hacia la facultad de alta costura en Rizembool U. Era el primer día de su entrenamiento bajo la tutela de Shu Itsuki después del accidentado primer encuentro a finales del semestre anterior. Recordaba que luego de ese suceso su primera impresión del que supuestamente respetable pelirrosa que iba a ser su maestro no había sido la mejor, aunque luego de ser aceptado por Wataru en su club de drama y oír diversos rumores… en verdad casi tenía más miedo que antes.

“Ahh…” dio un pesado suspiro por enésima vez. “He estado esperando esta oportunidad y últimamente a que Itsuki senpai se fuera a descuidar lo suficiente para comenzar, pero tengo demasiados nervios. No quiero que me haga sufrir…”
“Pues…” Syo alzó una ceja y su rostro se puso entre impaciente e incómodo. “No puedes esperar que un mentor te dé un trato especial y menos en nuestro círculo. De ser así, nunca aprenderías como deberías. También, nosotros como todavía jóvenes y con mucho por aprender tenemos que ser humildes y oír lo que nuestros superiores nos dicen.”
“Uhh, lo sé…” agachó su mirada.
“Dicho esto…” no se veía convencido. “Te entiendo. Ya un par de veces lo hemos visto aparecerse por el club de drama y tu mentor ha sido muy malhumorado y quejumbroso. Por más que diga que es su amigo, ni Hibki-senpai lo ha pintado mucho mejor.”
“Es curioso que Wataru-chan-senpai haya confirmado su fuerte carácter, pero también ha enfatizado lo talentoso que es,” recordó Natsuki con una amplia y feliz sonrisa, juntando sus palmas. “No es frecuente que él elogie a alguien tan abiertamente, así que estoy convencido que se trata de una persona maravillosa. Por eso pienso que eres afortunado, Shinano-chan. ¡No te desanimes!”
“Sí, sí imaginé eso, no dudo en su talento…” desvió su mirada con nervios. “Sólo que…” volvió a dar un suspiro. Acababa de regresar a casa luego de ese viaje de fin de semana en familia que resultó más estresante de lo que había esperado. No era un buen timing personal, y menos con ese entrenamiento con sus hermanos. Casi creía que le tratarían de manera espartana en todos los ámbitos de su vida desde el presente.
“Aun así, por más rumores y comentarios, sí estoy de acuerdo con Natsuki,” concluyó Syo, sonriendo con determinación para animarle. “Esto te hará mucho bien y todos tus esfuerzos valdrán la pena. Mantente firme y dale todo lo posible. Confío en ti.”
“Hehe, muchas gracias, Syo. Significa mucho que tú me lo digas,” Shinano rió torpemente aunque despejado. Tal vez esté de más decirlo por todo lo que ya han logrado, pero yo también confío plenamente en ustedes. Son muy hábiles y siempre saldrán adelante. ¡Ánimos con su reunión de hoy!”
“Eh, sí, gracias…” Syo sonrió con torpeza y fue esa vez él quien dio un pesado suspiro. “Un mentor para Natsuki y yo… no sé qué pensar al respecto…”
“¿Por qué lo dices, Syo-chan?” preguntó Natsuki con ojos curiosos y ladeando la cabeza. “¿No quieres a un senpai? Pero si ti mismo lo acabas de decir,” sonrió con ilusión, juntó sus palmas en rezo y miró hacia arriba. “Tenemos que oír a nuestros superiores con humildad y muchas ganas de aprender y aprovechar las oportunidades que nos den para seguir creciendo. Wataru-chan-senpai ha sido una gran inspiración para mí y sé que hasta un actor con experiencia como tú has aprendido varias cosas de él.”
“Lo he hecho, no quiero despreciar la ayuda de nadie ni negar lo que le dije a Shinano…” se frustró. No quería admitirlo, pero sus palabras habían sido para animar al pelirrojo en sus primeros pasos por más que el mismo Syo se encontraba en una situación muy similar e igualmente indispuesto a estar bajo el escrutinio de otra persona. Se encogió de hombros en un intento de despejarse. “Creo que la decisión de nuestra agencia de asignarnos a otro músico como un senpai fue sorpresiva, y a diferencia de Hibiki-senpai no creo que vaya a aprender nada de esta persona…” negó. “Más lo veo como un jefe pesado a quien responderle…”
“Yo estoy seguro que hoy haremos a un gran nuevo amigo,” afirmó Natsuki efusivamente y agitando sus manos con emoción. “Además en su foto se ve como un niño muy bello y estoy convencido que es una buena persona.”
“Creo que más te dejas llevar por su apariencia que otra cosa, Natsuki,” le miró con reproche.
“¡Oh! ¿Es un chico lindo? ¿Puedo ver?” preguntó Shinano.
“¡Sí! Aquí está,” el rubio más alto le enseñó la pantalla de su celular y Shinano se sorprendió visiblemente.
“¡Pero si es Ai!” comentó en shock.
“¿Qué pasa, Shinano?” Syo se extrañó. “Presumo que sabes que él ha compuesto varias canciones populares últimamente, así que tu sorpresa debe deberse a algo más.”
“Eh, sí, es que lo conocí en las vacaciones de verano,” explicó todavía sorprendido. “Verdad que es amigo de Honebami-nii. No lo sabía y fue una sorpresa para todos verle ahí.”
“¡Ah! Si es amigo de uno de tus hermanos entonces sí nos llevaremos muy bien,” Natsuki se conmovió.
“Ehm, no era la persona más amable o afectuosa, aunque sí se ve como alguien muy profesional,” el pelirrojo asintió y sonrió. “No lo veo desde entonces así que denle mis saludos.”
“¡Claro que sí!”
“Ya que lo conoces y sabes sobre él, debes entender por qué no estoy tan entusiasmado,” Syo se expresó con desaire. “Este idol y compositor no tiene una carrera tan extensa y es comparable a la nuestra. Quizás ha tenido más notoriedad últimamente, pero no me convence. Al menos como es más músico, Natsuki sí podría sacarle provecho, no es tan afín a mi enfoque de actor.”
“No puedes rendirte todavía, Syo-chan,” le animó Natsuki, amablemente. “Confío en que nuestros superiores en la agencia han tomado esta decisión por una buena razón.”
“Eso es lo que me queda creer, ojalá sea así…” dio un suspiro.
“Hehe…” Shinano rio discretamente. Ver a su amigo tener sus propias inquietudes le hacía sentirse comprendido. “Va a estar bien, Syo. ¡Tú puedes!”
“Eh, pues sí, tienes razón…” Syo se despertó y se rascó la nuca. Entonces pasó a retornar a sus energías de siempre. “Es cierto, yo tampoco puedo desanimarme. Hay que hacer el mejor esfuerzo y con grandes energías, ¿han entendido?”
“¡Sí!” Shinano asintió.
“Por supuesto, Syo-chan,” dijo Natsuki, contento.

En poco tiempo, llegaron a la facultad donde Shinano se separó de sus amigos, quienes irían a su agencia por su reunión. Los dos comenzaron el día con ciertas dudas, aunque también con la determinación de seguir adelante.


Las horas pasaron y llegó la hora de descanso para Hotaru en medio de sus clases del presente día. Aquel era el momento en el cual tendría su almuerzo y al no coincidir con sus amigas esa vez le tocaría hacerlo por su cuenta. La pelinegra caminaba por los pasillos hacia la cafetería más cercana cuando entonces oyó una conversación de otras chicas con respecto a un rumor que había apenas captado al inicio de su segunda clase.

Curiosamente, era el primer día de un estudiante que acababa de transferirse a su facultad de medicina en Hanasaki, lo cual, por el pesado y difícil currículo, solía se extraño ya empezando el semestre. Ese era el motivo principal por el cual había llamado la atención de los estudiantes, aunque Hotaru no le había prestado atención hasta que oyó a ese grupo de chicas ponerse al tanto entre ellas.

“¿En serio ha sido transferido del servicio militar?” preguntó una.
“Sí, un chico de mi clase se puso a hablar con él y eso le contó,” contestó con intriga y todas las chicas miraron a un chico sentido solo en una banca exterior a la facultad.
“Sí se le ve como militar…” comentó otra. “Tiene unos ojos fríos e intimidantes. Si no fuera por eso me animaría a hablarle.”
“Lo mismo digo. Parecía más asequible cuando hablaba con el otro chico, pero tal vez no sea muy amistoso,” se puso a pensar.

Hotaru también le miró. No quería caer en las primeras impresiones tan fácilmente, pero también detectaba como una barrera intangible a su alrededor que apartaba a los demás. Seguramente era derivada de su severo semblante y extrema pulcritud en su porte y ropas. Por haber seguido el entrenamiento militar, si aquel era el caso, debía tener experiencias de vida muy distintas de los demás en ese lugar.



Atsushi desempacaba su bento de su maletín, el cual pensaba comer en ese mismo punto. Podía sentir las miradas de todos en él, y aunque le fastidiaba un poco tampoco era la primera vez que era nuevo en un lugar. Sabía que la gente pasaría a ignorarle y tratarle normal en poco tiempo.

El silencio a su alrededor le dio un corto momento de meditación y percibió un extraño desconcierto. Se encontraba en un estado mental muy distinto al de los días anteriores en los que contó con el resto de su familia. Fue un poco incomprensible, según sus propias vivencias personales, ver cómo tanto Yagen como Gotou se despidieron de los demás con tanta rapidez al apenas regresar del viaje. Sus hermanos parecían completamente consumidos por sus roles y podía percibir la distancia que mantenían de los demás. Después de tres días juntos, casi sentía un vacío. Por su discusión con su mellizo en ese claro del bosque, entendía con mayor peso la cantidad de tiempo que se había ausentado. La normalidad que una vez había conocido se esfumaba y apenas había vuelto para ver los vestigios de la misma, los cuales, como su par de hermanos, se escapaban y en instantes ni daban la impresión de ser lo que se suponían que eran.

Quizás era muy tarde para ayudar a proteger aquella preciada infancia y ambiente que había tenido antes de marcharse. Quizás la percepción del tiempo para aquel par de hermanos había sido mucho más rápida que la suya y estos habían vivido ya una vida entera en lo que él estuvo entrenando. Quizás no debió esperar que su hogar se fuera a quedar como lo recordaba y que su ‘normalidad’ sería la de los demás.

…quizás no había una verdadera normalidad ni para él ni para su familia, al ser distinto a los demás y destinados a una vida de incomprensión y sacrificios, como el pasado de su linaje podía sugerir. Tal vez Yagen había tenido algo de razón al decirlo y Atsushi había sido incapaz de ser testigo de los motivos por los cuales lo decía…

Silenció su mente y sacudió su cabeza con fuerza. Lo último que podía hacer era contagiarse de aquel ‘realismo’ cínico de sus hermanos (y más bien debería darle un par de zapes en la cabeza a cada uno), en particular de su mellizo. Aquel viaje familiar que acababan de tener había sido extenuante y casi traumático para sí, pero a su vez le había dado ánimos de grandes resoluciones personales. Por más tiempo que habría podido pasar, sus hermanos se alegraban de verlo tanto como él a ellos y estaba cometido a apoyarles a su manera. Tenía que inyectarles sus propias energías y espabilarlos para hacerles despertarse de sus esclavizadoras y ciegas rutinas. Apenas era su primer día de clases como un universitario común así que no podía desalentarse por nada. Tenía que avanzar con firmeza.

“¡A comer!” dijo en voz alta para despertarse al momento en que abría su bento.

Vio una distribución impecable de varios platillos bien preparados. Se impresionó y animó. El primogénito seguía siendo tan atento con sus hermanos y hábil como siempre. Se aseguraría de enviarle un mensaje de agradecimiento ni bien terminara de comer. Sin embargo, vio en un costado unos trozos de hot dog cortados en un extremo para asemejarse a pulpos, con caritas pintadas y sosteniendo (?) una nota que decía: ‘Go get ‘em, Tiger!’

Atsushi chasqueó la lengua y frunció el ceño. Que Namazuo lo tratara como un niño tampoco había cambiado, pero le demandaría respeto cuando le viera.

En eso, fue llamado la atención por alguien a quien no había esperado ver.

“¡Oh! ¡Atsushi! ¡Feliz primer día de clases!” exclamó Ibara a todo pulmón y con la más energética de sus sonrisas. El pelimagenta le dio un saludo militar. “¡Bienvenido a nuestra alma mater! ¡Ibara Saegusa, reportándose!”
“¿Ibara?” se quedó perplejo. “¿Qué haces aquí?”
“Dándote la bienvenida, por supuesto. ¡Es sólo propio de mí incentivar a un valioso excompañero en un día tan importante!” ni bien terminó de decirlo, observó al pelinegro con leve cansancio. “Ahora no me digas que vas a comer aquí, con tantas buenas cafeterías en esta prestigiosa universidad. ¡De ninguna manera!”
“Eh, no es que sea un problema, en serio. Es lo suficientemente cómodo aquí,” contestó sonrió con torpeza y agitando sus palmas. Ibara seguía siendo igual de etiquetoso. Atsushi se despejó al ya no encontrarse solo. “Pero gracias por venir. Admito que necesitaba de tus ánimos. Espero no importunar tu horario. Sueles estar ocupado.”
“¡Para nada! En verdad también estoy libre en este día y hora. No ha sido un problema en lo absoluto y de haber algún inconveniente yo con mucha facilidad lo resolvería,” declaró con gran autoconfianza. “Aun así, que alguien tan eficaz e imparable en el combate como tú requiera de energías ajenas me deja entender que has tenido días muy duros. Sin duda seres eficientes como nosotros no conocemos el descanso, ¿verdad? Es una lástima para ti ahora, estimado amigo.”
“Pudieron haber sido días mejores, pero descuida. Sé que comenzar clases y mantenerme ocupado con mi carrera me hará muy bien,” sonrió restándole importancia. “Por cierto, creo que más tarde tengo una clase en tu facultad de negocios. Me podrías ayudar diciéndome como llegar.”
“Verdad que ibas a tomar algunas clases referentes, ¡pues déjamelo a mí!” sonrió gustosamente. “En los días en que te pasees por ahí podremos vernos más seguido. Según entendí hasta tendríamos un par de clases juntos. Pues me alivia contar con alguien que sí sé que trabaja arduamente en los proyectos.”
“Heh, lo mismo digo,” Atsushi asintió y su sonrisa también agarró certeza.

Por su parte, Hotaru se había detenido de seguir con su camino al igual que las otras chicas ni bien había visto a Ibara acercarse al nuevo chico. No había esperado volver a encontrarse con aquel intrigante pelimagenta que le había salvado en pleno festival. El hecho que tanto él como el nuevo chico en su facultad hubieran estado en entrenamiento militar no debía ser una coincidencia. Hotaru también se quedó perpleja al notar cómo ese pelinegro había desaparecido su severidad con Ibara y era mucho más abierto y hasta ameno. Había sido un gran cambio.

“Pero insisto, Atsushi. Hay una cafetería pequeña apenas a la vuelta de la esquina,” dijo determinado y casi con demanda. “Te vendría bien comer como debes y te aseguro que es un ambiente con pocas personas. Yo también tengo que almorzar y a diferencia de ti no he traido un bento, así que vamos juntos.”
“Bueno, si insistes,” sonrió cansadamente en lo que volvía a empacar su bento, y rápidamente se levantó. “Te sigo. ¿Por dónde es?”
“Debe ser dando la vuelta a este edificio… ¿eh?” Ibara se quedó en blanco al reconocer a Hotaru y de inmediato le sonrió y le agitó su mano. “¡Ah, pero qué fortuna encontrarme con usted, Tomoe-dono!”
“E-ehh…” Hotaru se inquietó por aquella tan espontánea llamada y miró de un lado a otro con leve vergüenza, ya que ella solía pasar desapercibida. Vio que el par de chicos se le acercaron.
“Recuerdo que me dijo aquel día que estudiaba medicina, ¡pero fallé en siquiera pensarlo!” dijo Ibara. “¡Hasta yo me sorprendo de mi desatino, pero es lo de menos! Buenas tardes, lamento no percatarme de su presencia antes de que usted detecte la mía.”
“N-no, no se preocupe, ehh… perdón, tal vez debí decir algo…” dijo con torpeza. Por más atento que ese pelimagenta fuera, era entendible que alguien tan desenvuelto como él fuera detectado más rápido que ella, aunque no lo iría a decir.
“Ibara, ¿se conocen?” preguntó Atsushi, perdido.
“Ah, es una larguísima historia que podrías no creer, Atsushi,” Ibara se dirigió a Hotaru y pasó a señalar al otro con ambas manos. “Tomoe-dono, déjame presentarte a un viejo amigo de mis tiempos en la milicia con quien tengo el gusto de reencontrarme.”
“Mi nombre es Atsushi Toushirou, un gusto,” dijo este amenamente.
“Eh, igualmente. Yo soy Hotaru Tomoe…” dio una reverencia y entonces se confundió. “¿Eh? ¿Te apellidas Toushirou?”
“Sí,” Atsushi se puso a pensar. “Hmm, tal vez hayas visto a alguno de mis hermanos… pero no tengo a ninguno que estudie en esta universidad.”
“Eh, pues…” la chica pensó explicarse, pero Ibara tomó primero la palabra.
“Si me permiten, pienso que sería lo mejor hablar sobre todo esto en lo que degustamos de nuestros almuerzos, ¿no les parece?” les sugirió. “Tomoe-dono, espero que no sea una imposición de mi parte. Más bien intento hacer lo correcto y acomodarle como sea posible.”
“Ehm, pues…” Hotaru seguía perdida. Recordaba bien que durante el festival había sido Osaka quien había podido congeniar bien con sus rebosantes energías y ánimos, así que sin ella no era tan fácil. Aun así, no podía decir que Ibara le había dado una mala impresión. Asintió. “Me parece bien. Justo pensaba hacer eso… eh, si es que no me meto en su reencuentro.”
“Con mucho gusto, no te preocupes,” le aseguró el Toushirou, sonriendo ampliamente. “En parte quiero entender cómo una chica tan amable y paciente ha cruzado caminos con este de acá.”
“Casi siento juicio en tus palabras, Atsushi,” le miró con leve reproche, pero Ibara no tardó en verlo con su particular humor y sonrió casi elogiado. “¡Pero tienes razón! ¡Una víbora como yo podría tener motivos turbios y no hacer más que incomodar a una dama como Tomoe-dono!”
“¡Haha, por esos comentarios más me pregunto cómo así te habrá aguantado!” rió un poco.
“Eh… hehe…” Hotaru rió por lo bajo. Ya veía que los dos eran más amables y asequibles de lo que parecían a simple vista.

Le esperaba un tranquilo e inesperado almuerzo que le permitiría conocer a un par de personas que, como Osaka había deseado durante el desayuno, se convertirían en sus nuevos amigos.


Apple

Re: HiMEverse Episode V: The Rebels Strike Back
« Reply #726: December 31, 2020, 10:44:59 PM »
Feliz año nuevo a todas :D

luego edito

#To0cool4school

Es un hecho que la mañana del primer día del semestre genera bastantes expectativas y nerviosismos. Para otros solo genera fastidio. Ese era el caso de Sheryl que estaba aún en la cama en casa de su hermana. El incidente con su Princess y lo de su dedo la tenían bastante fastidiada… como le hubiera gustado patearle el trasero a su Princess en su primer encuentro. A pesar de ser el primer día de clases la rubia ya estaba considerando no asistir.

-Oye- Rangiku entró a la habitación sin avisar, sin darle tiempo a Sheryl para fingir que estaba dormida. -Ya levantate, harás que todos lleguen tarde.

-Es que… No quiero ir~- confesó Sheryl cubriéndose hasta la cabeza con las sábanas.

-¡Eh! ¿Qué es esta actitud? Te fracturaste un dedo, no la columna. No hay ningún motivo por el cual no puedas ir a clase hoy.

-¿Comó que no? Soy una HiME- afirmó Sheryl bajo las sábanas -Mi estatus me da favores especiales, estoy por encima de la asistencia y esos asuntos mundanos.

- Asuntos mundanos…- repitió Rangiku entre los dientes mientras se preguntaba porque Sheryl actuaba como una imbécil arrogante. Tomó con fuerzas las sábanas con las que su hermana se cubría y las levantó.

-Tienes 10 minutos para levantarte y alistarte. -Dijo la mayor con un tono de autoridad que no daba espacio a ningún pero.

Ocho minutos después Sheryl apareció en el comedor ya lista para ir a clase. Tomó un cartón de leche chocolatada de la nevera y en silencio siguió a Souji e Inojin que iban camino a clases también.

------------------------

Afortunadamente, como era de costumbre durante el primer día del semestre, todo iba tranquilo. Los profesores se limitaban a presentarse en las clases y darles a los estudiantes copias del programa del curso y las fechas importantes. Pero ahí quedó todo.

Después de un par de clases poco productivas Sheryl pensó que ya no tenía sentido seguir asistiendo a clases y se encaminó a la residencia HiME. Camino allá se topó con Kallen, que también iba a la residencia.

-¿Cómo sigue tu dedo?

-Esta bien. Pero sigo molesta por lo de ayer.

-No seas tan dura contigo- la consoló Kallen. -Había bastante en juego, Inojin y los demás estaban ahí y no podías arriesgarlos.

-Eso es lo que más me molesta, supongo que la vida social murió para nosotras.

Kallen sintió pena por Sheryl. Había sido atacada durante dos ocasiones durante las vacaciones, y en ambas instancias había estado rodeada de sus amigos y familiares. Definitivamente su Rebel, y ahora también su Princess, se estaban aprovechando de la situación.

-Supongo que no nos queda más remedio que entrenar más.

-Que curioso que lo menciones- comentó Leonidas apareciendo detrás de las chicas.

Ambas dieron un pequeño salto por la sorpresa. Sabían que la presencia de Leonidas significaba una cosa: entrenamiento.

-Nuestras fuentes de inteligencia nos pusieron al día de lo que sucedió ayer. Pudo haber sido fatal y no podemos perder el tiempo- comentó el entrenador mientras les pasaba a cada chica una hoja de papel.

-Empezaremos a entrenar sin falta. Un amigo mío se presentará esta semana para formalizar la creación del club de boxeo e iniciar la creación del club de remo. Creo que ambos serán de gran beneficio para ustedes. Además pueden elegir cualquier club donde reciban el entrenamiento que crean necesario.

Sheryl y Kallen examinaron los papeles. Era un listado de los clubs de deportes y actividades físicas existentes en Hanasaki, incluyendo los que estaban próximos a crearse.

-Como actividad extracurricular, para darles créditos extras, les pediré que ayuden a Zack Lee del club de boxeo, como les comenté el club se formalizará este semestre y puede que necesite ayuda, busquenlo y avisenle que serán sus asistentes.

Tras darle la información a ambas chicas Leonidas se volvió para retirarse, no sin antes volverse para avisarle a ambas chicas: “mañana, en el arroyo  a las 7”.

-------------------------

Como Kallen se encontraba más ocupada que Sheryl, la rubia se dispuso a buscar a Zack antes de que Leonidas lo hiciera para informarle que le ayudarían un poco para lo del club de boxeo. Prefería avisarle de esa manera, antes de que Leonidas le dijera que ambas chicas eran sus asistentes.

Sheryl no tardó en encontrar a Zack Lee en el campo de entrenamiento de rugby junto a Souji y a Vasco. Habían dos caras nuevas con ellos.

-Hola chicos- saludó la rubia. -Tengo que robarles a Zack un rato.

-¡Sheryl!- Vasco alegre como siempre la recibió con una sonrisa.

-¡Hola! ¿Qué están haciendo?

-Vasco imprimió unos volantes para la convocatoria del equipo de rugby. Estamos buscando nuevos candidatos este semestre- explicó Souji.

-¡Si! y vamos a colocarlos por todo el campus ahora mismo ¿quieres acompañarnos?- el entusiasmo de Vasco parecía nunca acabar. Su carácter alegre, un poco aniñado, chocaba con su apariencia de delincuente juvenil.

-Eh… supongo que está bien, puedo hablar con Zack mientras están en eso. 

-Por cierto… ellos son Guts y Griffith- Zack presentó a los dos desconocidos que estaban con ellos.

Eran un dúo peculiar. Uno parecía un príncipe salido de algún manga de los 70 's con su pelo largo y ondulado, rostro angelical y labios sensuales. El otro era muy alto y robusto, con una cicatriz en la nariz y pelo corto negro. Era todo intimidante, pero sus ojos eran muy generosos y casi tiernos. Definitivamente ambos sujetos eran peculiares.

-Hola- se presentó el tipo que parecía un serafín- yo soy Griffith. Mi amigo grandote de aca es Guts.

Guts saludó a Sheryl con un breve ademán de mano. No fue rudo ni tímido, solo pragmático.

-Mucho gusto ¿son nuevos?

-No para nada. Guts andaba de intercambio en Escocia el año pasado. Yo estoy de intercambio en Hanasaki, pero soy de Rizembool.

La mención del lugar enemigo dibujó caras de disgusto en Sheryl y Souji, en especial por lo que había transcurrido el día anterior. A la rubia le dolió más el dedo fracturado e intercambio miradas con Souji.  De repente el ambiente se puso algo tenso, algo que Griffith detectó de inmediato y trató de remediar.
-Ya sé que somos escuelas rivales pero no somos tan malos allá- bromeó.

-Oi no pasa nada, yo pasé un semestre ahí- aseguró Souji.

-Es más tenemos a un amigo ahí- comentó Sheryl.

-Oh genial.

-Sí, en la facultad de derecho.

-Oigan yo estudio derecho internacional, de seguro lo conozco.

-Oh, su nombre es Athos de Olivier. Es el medio hermano de mi mejor amiga.

El rostro de Griffith se iluminó con una sonrisa encantadora, casi infantil.


Eureka

Re: HiMEverse Episode V: The Rebels Strike Back
« Reply #727: January 13, 2021, 06:37:36 PM »
Disculpen los 239402834 fics mios y fics compartidos que traeré en estos dias jldsd ;_;




55.1




Madara no había mentido sobre su cercanía con la familia dueña del local. Una señora de tercera edad y sonrisa amigable lo había recibido con un cálido abrazo y los había llevado a un cuarto privado, reservado exclusivamente para ellos. Luego de entregarles las cartas y afirmarles en un japonés muy pobre que podían pedir cuanto desearan, la dueña los dejó a solas para revisar los contenidos del menú.

De ser otra la situación, Eureka se habría perdido en los detalles del restaurante, en la apetitosa carta llena de manjares y en la compañía agradable de su amigo y de uno de sus cantantes favoritos que, también, era su nuevo jefe. Lamentablemente, el tirón en su vestido por parte del orphan y la presencia inesperada de Oikawa arruinaron cualquier ápice de emoción o de alegría que podría haber sentido.

El universo se la tenía jurada, no había de otra.

Eureka quería resignarse a su terrible destino, pero uno de sus peores defectos era ser terca, y se rehusaba a rendirse sin una batalla.

Sin embargo, era difícil mantener vivas las pocas esperanzas existentes tomando en cuenta las terribles circunstancias en las que se encontraba. No sólo contaba con problemas a nivel emocional que iban acumulándose conforme pasaban los días, sino que también estaba la amenaza de Beowulf, la pronta incorporación de Toga en el equipo de vóley y los planes misteriosos de Kokichi. Sin duda, era un inicio de ciclo un tanto tormentoso y aún ni terminaba la primera semana de clases.

“…” La HiME suspiró en silencio, agradeciendo que el resto del grupo estuviese distraído revisando la carta y compartiendo comentarios acerca de lo que iban a pedir. Gracias a ello, tenía tiempo a solas para ahogarse en los mares de su miseria.

La discusión se vio interrumpida por uno de los meseros, quien se manifestó para tomar la orden. Madara recopiló los pedidos de todos —incluyendo a Beo—, hasta llegar, finalmente, a Eureka.

“Ah.” Eureka salió del trance al que había entrado por andar atormentándose con todas las preocupaciones que rondaban por su mente. “Lo siento, me distraje y no tuve tiempo de revisar la carta.”
“No hay problema, Eureka-chan,” le dijo Oikawa. “Estamos pidiendo varios platillos para picar, pero Mikejima-chan nos dio la chance de elegir al menos uno que se nos antoje en particular. Si no se te antoja nada, está bien.”
“Oikawa dice ‘al menos uno’ porque ya ha pedido como cuatro, haha~” se burló Seven.
“¡Oikawa!” le reclamó Eureka, enojada.
“¡Qué!”
“¡Descuida, Eureka-san!” Madara le sonrió. “Yo dije que invitaba el almuerzo y seré fiel a mi palabra. Al contrario, me alegra mucho que tengan hambre y que seamos más gente de lo que esperaba~ ¡Hay motivos para celebrar! Es un festival, haha~☆”
“…” Eureka volvió a suspirar. “Uh…” Revisó, rápidamente, los contenidos de la carta, decidiéndose por un plato de bulgogi, carne de ternera en tiras salteada con verduras y marinada con una salsa de soja, azúcar, aceite de sésamo y ajo. La recordaba de aquella vez que había probado comida coreana en Oxford al tratarse de uno de los platillos que más habían calado en ella. “Un plato de bulgogi, por favor.”
“Yo lo pedí, pero no me opongo a pedir otro más~” canturreó Seven, muy alegre.
“Genial.” Eureka asintió.

Sonrió, para sí misma, al ver la felicidad en el rostro de Seven. De seguro la comida era una de las formas más rápidas de retomar esa conexión perdida con su país natal. Eureka no sabía mucho de su pasado —por no decir nada, más allá de la existencia de su hermano gemelo menor—, pero intuía que Seven evitaba acercarse a restaurantes coreanos por su cuenta y, justo por ello, era que no había visitado alguno en un buen tiempo. La compañía ruidosa y alborotada de Oikawa, Madara, Beo y ella misma aliviaba un poco de los tormentos del pelirrojo y le permitían distraerse del resto de amargos recuerdos relacionados a su infancia.

El mesero asintió luego de terminar de tomar la orden y se retiró, dejándolos a solas de nuevo.

“Bueno, creo que deberíamos ir avanzando con el tema principal de esta reunión,” dijo Seven. “No sé cuánto tiempo libre tienes hoy, Mama, pero no me gustaría que te privaramos de alguno de tus compromisos.”
“Oh, descuida.” Madara sonrió. “¡Con la situación de Beowulf-san, pienso quedarme al lado de Eureka-san por el resto del día!”
“…Gracias, Mikejima-chan, pero eso no será necesario porque yo estoy aquí.”
“¿Tú no tienes que ir a ayudar a tu sobrino con su mudanza más tarde?” Eureka arqueó una ceja.
“¡HAKU-CHAN!” gritó Oikawa, horrorizado. No podía creer que se había olvidado de la luz de sus ojos. “P-pero no hay problema. Yo había contemplado eso al ofrecerte mi compañía durante el día.”
“Claro que sí.” Eureka rodó los ojos, irritada.
“Bueno, no se peleen por la pobre damisela.”
“Gracias, Seven.” Eureka suspiró. “En serio no quiero molestarlos, así que no se preocupen por mí.”
“Sí, no se preocupen por ella,” la remedó Beowulf.
“…” Eureka se aguantó las ganas de transmitirle una fuerte descarga eléctrica. “…En fin. La reunión es más importante que lo que pasará con Beo luego. De eso yo me encargo.”
“Eureka-chan. En serio. Deja de querer cargar con todo sola. ¿No soy tu key por algo.”
“…Sí.” La HiME se llevó una mano a la cara, un tanto frustrada. “De ahí conversamos sobre eso, entonces.”
“Eureka- san, lo mejor sería definirlo ya,” le dijo Madara. “Es tu bienestar y tu integridad. No sabemos nada sobre lo que pueda hacerte Beowulf-san y eso nos preocupa a todos.”
“A unos más que a otros, eso sí,” dijo Oikawa, mirando de reojo a Seven.
“Hehe~” Seven rio, despreocupado. “…Okay, fuera de bromas, deberías hacerle caso a Mama y a Oikawa, Eureka. Creo que tienen razón.”
“¿Tú también te unirás al grupo de mis guardaespaldas?” Eureka lo miró de reojo, intrigada.
“Oh, no. Ellos tienen más aptitudes para luchar de ser necesario. Pero sí pienso estar pendiente, por si me necesitas. Te puedo ayudar contactando a tus amigas HiMEs o a tus amigos ex-rebels.”
“…Bueno, eso si lo apreciaría mucho.”
“Hablan como si fuera una bomba atómica.” se quejó Beowulf.
“Consideraremos que lo eres hasta demostrar lo contrario,” dijo Eureka. “No tengo idea de qué vas a hacer, pero si algo me queda claro, es el mal presentimiento que me das.”
“¿Ves? ¡Más razones para estar acompañada!” dijo Madara.
“Es cierto. Pero… sin ofender, Mama. No me gustaría involucrarte en todo esto. Es muy peligroso y no quiero que salgas herido por un descuido mío—”
“Tranquila, Eureka-san. Sé cómo defenderme. Y si puedo ayudarte de alguna manera, lo haré.” Madara le sonrió. “Te aseguro que mi presencia no te ocasionará problemas. ¡En serio quiero apoyar de alguna forma! Te estoy pidiendo que seas mi asistente… a cambio de eso, prometí estar ahí para ti en lo que desees.”
“Pero esto es más complejo que ser sólo tu ayudante.”
“Lo sé.” Madara mantuvo su sonrisa cálida. “Te escuché claramente esa vez en la fiesta luego del rodaje cuando nos advertiste a todos sobre los peligros del conflicto entre Hanasaki y Rizembool. Tal vez para muchos sonará descabellado, pero para mí… no tanto, la verdad.” El semblante de Madara se mostró un tanto preocupado, descolocando a los presentes. Era sumamente intrigante verlo así de serio. “No puedo explicarte con detalle por qué, lo siento. Pero te aseguro que no soy del bando contrario ni estoy vinculado directamente a todo esto. Tengo motivos para no revelar la manera en que sé que todo es verdad.”
“Sí, no te preocupes, Mama.” Eureka asintió. “Como te dije, no te conozco mucho, pero siempre me has inspirado mucha confianza. No puedo dudar de ti.”
“Mm. Mama se ha oído sincero desde el inicio,” dijo Seven.
“…Supongo.” Oikawa rodó los ojos.
“Wah~ ¡Mama les agradece de todo corazón~☆!” Madara retomó su sonrisa deslumbrante. “Prometo que les contaré todo a su debido momento. Pero ahora, creo que sí deberíamos abarcar el tema principal de esta reunión~”
“¿Estás apurado, Mama?” preguntó Seven, curioso.
“No mucho, la verdad. Pero ustedes tienen clases y no quiero que las pierdan. Aunque, bueno, Eureka-san puede optar por faltar para evitarse problemas con Beowulf-san.”
“Supongo que tendrá neuronas y no irá a clases,” dijo Beo.
“…Pues sí, tengo suficiente materia gris como para evitar el resto de clases de mi día. Aún así, quería mantenerme en Hanasaki por si necesito back-up de alguna de mis amigas.”
“Sí, tiene sentido.” Oikawa asintió. “Estaré pendiente. Regreso luego de lo de Haku-chan.”
“Mm, mm~ Yo estaré con ella, no te preocupes, Tooru-san~”
“…” Eureka estuvo a punto de quejarse al respecto, indignada con el trato de ambos hacia ella. Que recordara, nunca había sido damisela en peligro y nunca lo sería: ella era la que contaba con más poder y más experiencia allí, y odiaba la idea de que ignoraran aquellos cruciales detalles para dar importancia a sus roles de protector.

Para la suerte de los dos, la puerta se abrió y el mesero se apuró en colocar las viandas en la amplia mesa al centro del cuarto. En cuestión de segundos, al menos diez platillos coreanos distintos se manifestaron en frente de sus ojos, y Eureka se aguantó las ganas de babear sin reparos.

Oikawa sorprendió a todos al ser el único en agradecer por la comida antes de lanzarse al ataque. Ante esto, Seven, Madara, Beo y Eureka lo imitaron, aún a pesar de haberse llevado un primer bocado a la boca.

Las sorpresas no terminaron allí: la distracción de la comida le había evitado presenciar el preciso instante en que Beowulf había cogido un par de palillos con su mano libre y había probado la comida al igual que el resto. Luego de un par de sus propios bocados, Eureka notó que el orphan se veía muy acostumbrado a la etiqueta social de los humanos, un poco más de lo que había esperado.

“¿Tú de dónde aprendiste a comer con palillos?” preguntó Eureka, confundida.

El pensamiento de que Beowulf llevaba viviendo un tiempo con Kokichi afloró en su cabeza, respondiendo a sus preguntas.

“Ah, de seguro Kokichi te enseñó.”
“Sdjklnosf” le dijo —o intentó decirle— Beowulf.
“Pasa la comida.”
“Sdjklnojsd.”
“No entiendo nada.”
“Te está diciendo que no,” mencionó Seven.
“¿Eres traductor de orphan hambriento o qué?” Eureka lo fulminó con la mirada.
“Seven tiene razón,” dijo Beo, luego de pasar la comida en su boca. “Estaba diciendo que no.”
“¿…No a qué?”
“A lo de Ouma. Nací ayer,” explicó Beowulf. “Y estuve durmiendo la mayor parte del día, así que este es mi primer día en el mundo, por así decirlo.”
“Pero sabes muchas cosas sobre el mundo. Como el idioma en el que hablamos, por ejemplo,” dijo Seven.
“Supongo que tengo algo del conocimiento de Ouma dentro de mí.”
“…Wow. Siempre me ha intrigado cómo se forman los orphans,” comentó Oikawa, pensativo, mientras probaba un sorbo de dak gomtang. “Y por qué yo no tuve uno, la verdad.”
“…”
“…”
“…” Madara lo observó, confundido. “¿Tooru-san, fuiste un rebel?”
“OIKAWAAAAA” Eureka se lanzó por sobre la mesa con la intención de matarlo allí mismo.
“LO SIENTO” Oikawa se preparó para recibir una descarga eléctrica, cerrando los ojos con fuerza.

Al abrirlos de nuevo, notó que su amiga había retomado su posición en frente de él, sentándose y suspirando hondamente. Tal parecía que la necesidad de guardar apariencias había primado sobre su necesidad imperiosa de homicidio.

Eso, y el orphan que tiraba de su vestido más allá de lo que hiciera.

“Bueno, ya que le spoilearon todo a Mama, sería bueno que le expliquen,” comentó Seven, mezclando los ingredientes del cuenco de bibimbap en frente de él.
“Sí, Mama se merece una explicación,” dijo Beowulf, azuzando la llama del chisme.
“Ah, no es necesario.” Madara sonrió, alzando sus manos. “No tienen que hacerlo si no desean.”
“Yo sí deseo,” dijo Eureka. “Y de seguro Oikawa también.”
“Uh…” Oikawa contempló la opción por unos instantes. Curiosamente, su semblante cambió a uno confiado en cuestión de segundos. “Sí, claro. Hay que contarle a Mikejima-chan~”
“Oikawa y Eureka se conocieron porque eran rebel y HiME respectivamente,” dijo Seven, muy tranquilo, probando al fin de su bibimbap, con salsa gochujang y aceite de sésamo como debía ser.
“¡Seven!”
“Se demoran mil años en contar, lol~” Seven se burló.
“Bueno, sí, lo que dice Luciel-chan es cierto.” Oikawa suspiró, y se llevó una tira de bulgogi a la boca.
“Por un buen tiempo tuvimos que fingir que nos odiábamos para hacerles creer a los altos mandos de Rizembool que éramos enemigos.”
“Mucho no fingimos, la verdad. Porque nos frecuentábamos a cada rato por el club de vóley y eso.”
“¿Eureka-san fue la mánager desde siempre?”
“Oh, no. El día que nos conocimos Oikawa me suplicó que lo ayudara con eso, aún a pesar de ser su HiME.”
“Eso suena… riesgoso.” Madara se mostró preocupado ante las idioteces del par de amigos.

Y Eureka no podía culparlo: realmente habían sido muy estúpidos a la hora de maquinar aquella farsa: la peluca y las lentillas que la HiME había usado para esconder su verdadera identidad fueron un chiste absurdo. A nadie engañaba: no había manera de que todo el teatro hubiese pasado desapercibido a los ojos de Rizembool. Y, efectivamente, la aparición de Karasu bastó para confirmar las sospechas de que la institución estaba al tanto de todo.

“Eureka nunca toma en cuenta el peligro,” comentó Seven.
“¡SEVEEEEN!” Eureka se llevó las manos a la cara, avergonzada a más no poder.
“La farsa no pudo durarnos mucho, por no decir nada.” Oikawa continuó con la historia. “Rizembool estaba detrás de nosotros, en especial de mí. Lo que te dije del lavado de cerebros es un procedimiento que sí realizan para asegurar la lealtad de los rebels a la institución.”
“Ahora entiendo tu temor,” dijo Madara. “¡Lo siento, Tooru-san!”
“No hay problema.” Oikawa suspiró. “No sé si fue suerte, o falta de esta, pero uno de los rebels encargados de ese procedimiento se interesó en nosotros e hizo todo lo necesario para terminar siendo el rebel de Eureka-chan.”
“Y… Oikawa pasó a ser mi key.”
“Creo que lo he sido por un buen tiempo.”
“Yo también creo que lo ha sido por un buen tiempo,” dijo Seven. “Explicaría la existencia de Mona.”
“Tengo una pregunta. ¿Qué es el key?” Madara se veía confundido.
“Oh, yo te puedo explicar,” dijo Beowulf. “El key es la persona más importante para la HiME.”
“BEO”
“¿Qué?” Beowulf juzgó a Eureka con la mirada. “Es la verdad, ¿no? ¿O me equivoco?”
“…” Eureka quería que la tierra la tragase allí mismo. “Sí. Puede ser un familiar, un amigo, una pareja, y así.”
“Y en el caso de Eureka-chan, es su mejor amigo~” canturreó Oikawa, señalándose como si fuese la última Coca-Cola del desierto.
“…Lamentablemente.” Eureka se masajeó las sienes. “Pero antes de Oikawa, mi key fue mi ex. Y por eso el tema de mi ruptura es bieeen complicado.”
“Oh. ¿Esa fue la causa de la ruptura?” Madara ladeó la cabeza, confundido.
“No. Como te conté en la fiesta, creo que el factor principal detrás de todo fue que regresara a ser HiME. A mi ex no le agradó que retomara esa etapa de nuestras vidas, mientras que él tenía proyectos personales y responsabilidades familiares importantes que atender. Yo fui muy egoísta.”
“Yo no lo veo así,” dijo Seven. “Creo que ambos erraron al priorizar sus propios asuntos, pero podrían haber llegado a un acuerdo.”
“También era sano darse cuenta de que teníamos futuros distintos en mentes y era válido distanciarnos por eso,” dijo Eureka.
“Sí, es cierto.” Madara asintió. “A veces el amor se desvanece y las responsabilidades cambian. Y creo que una relación parte del compromiso y la decisión de estar juntos pese a todo. Si eso no existe, no tiene sentido continuar siendo la pareja de alguien.”
“Sabias palabras,” dijo Beo en un tono burlesco. “Wow, los humanos son demasiado complejos y aburridos al mismo tiempo.”
“Qué irónico suena eso mientras veo cómo te embutes con toda la comida de la mesa, Beo,” dijo Eureka, sonriendo de lado.
“Los orphans también comen. Comer no es algo exclusivo de los humanos.”
“Pero no tienen la chance de probar cosas como las que estás degustando. Los orphans existen sólo para un propósito en específico, que es auxiliar al rebel en la destrucción de la HiME. No tienen necesidad de nada más.”
“…” Beowulf gruñó por lo bajo. “Pues que pena, ya me estoy embutiendo comida humana.”
“Y nadie te niega el derecho de hacerlo~” canturreó Madara, muy alegre. “¡No hay problema, Beowulf-san! ¡Está bien que te alimentes!”

“…” Beowulf le sacó la lengua, y retomó su importante tarea de seguir robando un poco de comida de cada platillo.

Eureka contempló en hacerle ver lo sencillo que podía ser su labor si soltara su agarre en su vestido, pero supuso que Beo sería muy firme en sus convicciones. Después de todo, no había mentido al afirmar que la misión principal del orphan era destruir —y, en este caso, hostigar— a la HiME.

“Pero bueno, la conclusión de todo esto es que ya no soy rebel. Ahora soy el key de Eureka-chan~”
“Los keys también tienen poderes por su conexión con la HiME,” contó Seven. “Así que Oikawa no está indefenso~”
“Sí~” Oikawa se veía muy orgulloso por su status.
“Aunque…” Madara se llevó una mano al menton, frunciendo levemente el ceño. “Eso puede cambiar, ¿no?”
“¿A qué te refieres?” Eureka lo observó, curiosa.
“El status de key. No es definitivo, como mencionaste,” dijo Madara.
“¡Ack!” Oikawa juró sentir el hincón de una flecha en su espalda.
“Es cierto.” Eureka asintió. “Pero ese cambio no se puede dar de un día para otro. Al fin y al cabo, los sentimientos no son tan pasajeros… Muchas veces, los keys son los familiares cercanos en vez de las parejas o amigos, porque son relaciones fraternales o parentales que tienen muchos más años y más fortaleza en sus cimientos. O a veces es un amigo de la infancia, más que la pareja. Hace varios años esto no era un problema, porque el key sólo le daba la posibilidad a la HiME de tener un acompañante mágico que la auxiliara en la batalla. Pero ahora sí es complicado porque el key tiene poderes y todo eso. Aparte de lo del acompañante, claro.”
“Eureka tiene un gato mágico,” contó Seven. “Mona es tan cute~”
“Mona te mataría de escuchar que le dijiste gato y cute.” Eureka suspiró.
“Oh~ me gustaría conocer a tu gato, Eureka-san~”
“Lo puedes conocer más tarde, si gustas,” le ofreció Eureka. “No recomendaría que fuese ahorita, porque de seguro es otro que asaltará la mesa.”
“Se que hablas de mí y no me interesa,” dijo Beowulf.
“Estos seres mágicos comen más de lo que uno esperaría, tomando en cuenta que no necesitan comer para vivir.” Oikawa suspiró.
“No se preocupen, yo puedo pedir más~” canturreó Madara. “Iré a avisarles que traigan una ronda adicional, hoho~☆”

Madara se levantó de la almohada que le servía de asiento en el piso. Se retiró luego de ondearle la mano al grupo, y deslizó la puerta para buscar a los dueños del local.

“Siento que estamos confiando mucho en Mikejima-chan,” dijo Oikawa.
“Oikawa.” Eureka lo observó, irritada. “Muchos miembros del equipo de vóley saben una buena parte de toda esta historia y algunos de ellos hasta fueron informantes de Kokichi por ser amigos de él. ¿Crees que la precaución es nuestro segundo nombre?”
“Podría serlo ahora,” dijo Seven. “Pero ya es muy tarde para ello y, honestamente, no veo motivo para serlo. Mama se ve confiable.”
“Pienso lo mismo,” dijo Eureka.
“Aún así, se que esconde algo…” dijo Seven. “Y puedo averiguarlo ahorita si gustan. Así nos sacamos esa espinita.”
“¿En… cuánto? ¿Los cinco minutos que se demore en conversar con la señora para pedirle otra ronda de platillos?” Eureka arqueó una ceja.
“Sí.” Seven hizo a un lado sus palillos y su cuchara de porcelana. Sacó su celular del bolsillo, y comenzó a tipear ágilmente. Oikawa se acercó a él para observar lo que escribía, curioso. “Shoosh.”
“No me boteees, Luciel-chan, quiero verte hacer magia~”
“No.” Seven le sonrió, a la vez que empujaba su cara lejos del celular. Pese a los pucheros, Oikawa accedió, y lo dejó trabajar en paz.

Luego de un par de clicks más, Seven sonrió, victorioso.

“Gotcha.”
“¿Qué pasó?”
“Mama tiene conexiones con una familia yakuza muy importante. Un blog de chismes sobre la farándula tenía una entrada —que eliminaron de seguro por presión de NewDi— sobre una foto del año pasado en que se ve a Mama hablando con tres hombres enternados de peinado arreglado y tatuajes en las manos y el cuello.”
“¿Mama? ¿Yakuza?” Eureka soltó una risotada ante la ridiculez del rumor. “Claro que sí.”
“Lo siento, Luciel-chan, pero también pienso lo mismo que Eureka-chan. Eso no tiene sentido.”
“Heh.” Seven sonrió de lado. “Se sorprenderían al enterarse de cuántos idols famosos están vinculados con miembros de las mafias más poderosas del país. Debo averiguar más, pero estoy casi seguro de que esto es cierto.”

La puerta se deslizó abierta, agarrándolos a todos en frío. Seven se apuró en cambiar los contenidos de su celular, tan sólo por precaución.

Sin embargo, todos sabían que era casi imposible que Madara los tomara como enemigos, de ser ciertos los rumores: el hombre había sido muy amable desde el inicio, y si no había hecho comentario alguno sobre sus vínculos con la mafia, era tan sólo para protegerlos.

O al menos esa era la explicación que tenía más sentido.

“Volví~” canturreó el idol, ingresando de nuevo al cuarto.
“…” Eureka lo observó con detenimiento, mientras Madara volvía a sentarse en la almohada colocada a la cabeza de la mesa. Su gran sonrisa indicaba que no se había percatado del tema de conversación o, tal vez, estaba fingiendo no saber nada de ello. De todas maneras, la posibilidad de que el rumor que había encontrado Seven fuera cierto le daba un tanto de curiosidad. Suponía que el miedo también debía estar presente, pero luego de todo lo que había visto al ser HiME, era imposible sentir algo de eso en situaciones más corrientes.

Con todo lo “corriente” y “normal” que podía ser un idol yakuza, claro.

“¿Mm? ¿Pasó algo?” preguntó Madara, confundido.
“No, nada~” se apuró en responder Oikawa. “Estábamos esperándote para terminar la historia.”
“Creo que ya la terminamos,” dijo Eureka. “Porque ya explicamos que eras rebel y ahora eres key.”
“Ah, quedó pendiente lo de Morgana,” recordó Seven. “¿Lo traerás ahorita?”
“Sí, me da curiosidad conocerlo~” dijo Madara. “Y he pedido más comida, así que no hay problema si tiene hambre~”
“…Okay.” Eureka suspiró. “Denme unos segundos.”

Unos breves instantes de silencio y suma concentración le permitieron convocar a su child en medio de la habitación, y Morgana se manifestó en un pequeño haz de luz, cayendo en el regazo de su HiME.





“¿Eh?”
“Wow, Mona, siento que has engordado un poco,” comentó Eureka, al alzarlo de su regazo.
“¿¡DÓNDE ESTOY!?” Morgana giró su cabeza, intentando familiarizarse con sus alrededores. “¿SEVEN? ¿OIKAWA? ¿Y…?”
“Madara Mikejima, es el cantante del que seguro Eureka te ha comentado estos días~ Hola, Mona~” canturreó Seven.
“¿…Le están hablando al gato?” preguntó Beowulf, confundido.
“¡TÚ!” Morgana señaló a Beowulf, con mucho asco. “¡TÚ ERES UN ORPHAN!”
“Mona, Beo no importa. Osea, sí, ¿no? Es un orphan enviado por Kokichi para hacerme la vida trocitos, blablablá. Pero realmente te convoqué para que Mama te viera.”
“Ah, es muy lindo, hasta maulla todo enojado~” Madara sonrió. “Me divierte que puedan entenderlo.”
“Tú también puedes, Mama, si le das un par de palmaditas en la cabeza,” ofreció Eureka.
“¡Dejen de tratarme como un jugueteeee!”
“…” Beowulf dejó sus palillos en la mesa para aprovechar la cercanía y darle un par de palmadas en la cabeza a Morgana.
“¡TÚ! ¡NO ME TOQUES!” le reclamó Morgana, indignado. “¡Ni me percibas!”
“Mona, anda donde Mama para que te pueda entender.”
“¿¡Qué—!?”
“Te invitamos toda la comida que quieras si lo haces.”
“Con gusto~”

Morgana se apuró en rodear la mesa para llegar a Madara. El idol lo observó, muy curioso, y luego le dio un par de caricias suaves en la cabeza.

“¿Mona-san?”
“Wow. Es la primera persona que denota respeto al tratarme,” dijo Morgana, sorprendido.
“Haha~ me es imposible tratar a la gente sin sufijos,” contó Madara. “Es un placer, Mona-san~☆”
“Ese gato no es gente,” dijo Beo.
“Y TÚ TAMPOCO” le gritó Morgana, indignado. “¡Eres… eres un perro!”
“¿Un perro?” preguntó Eureka.
“¿¡Alguien me puede explicar bien lo que está pasando!?” gritó Morgana, indignado. “¡Y denme un plato, por favor!”
“Okay. Regresa aquí, Mona, para servirte en el mío y evitar que ensucies todo con tus patas.”
“¡Mis patas están limpias!”
“Sí, pero más vale prevenir.”

Luego de un bufido indignado, Morgana se apuró en regresar a su sitio al lado de Eureka, y comenzó a indicarle las comidas que se le antojaban de los platos en la mesa. La HiME no tuvo de otra que empezar a servirle un poco de todo.

“Para que no estés tan perdido… sí te comenté que iba a salir a almorzar con Seven y Mama, ¿no?”
“Mm. Ooooh, sírveme un poco de esa cosa roja,” dijo Morgana, señalando un bowl de kimchi.
“Kimchi,” le corrigió Seven.
“Kimchi,” repitió Morgana.

Eureka le hizo caso, aún a pesar de rodar los ojos de pura irritación.

“Bueno, ¿decías?” le dijo Morgana.
“Sí. Me iba a reunir con ellos dos, pero Kokichi me ensartó a Beowulf. Es un orphan, como estarás enterado.”
“Es una bestia,” dijo Morgana. “Un perro.”
“¿Lo es, realmente?” preguntó Madara, confundido.
“No, es un lobo.” Morgana desvió la mirada hacia el aludido. “No sé si se está haciendo el ignorante o si ya les avisó de eso, pero su forma original es un lobo.”
“Pues no lo sabía. Gracias, gato.” Beowulf sonrió.
“¡NO SOY UN GAT—!”
“Puedo ser un lobo, pero al menos tengo forma humana.”
“¡ASJKLDFGLKD!”
“…No me sorprendería que Beowulf haya ocultado eso, la verdad,” dijo Seven.
“Ya dije que no lo sabía,” dijo Beowulf, irritado. “Supongo que el olfato del gato le permitió darse cuenta de eso.”
“Agárrame que LO MATO” dijo Morgana, levantándose con la intención de atacarlo.
“¡Mona!” Eureka lo detuvo al darle el plato. “Ten y se feliz.”
“Ah, gracias~”
“…” Eureka se echó en el piso, cansada de tanta interacción social y de las ocurrencias de todos. “Estoy muerta.”
“Y aún no hemos conversado del club,” dijo Seven.
“…Verdad.” Eureka se incorporó de nuevo. Le dedicó una mirada apenada a Madara, preocupada con todo el alboroto que estaban causando. “Lo siento, Mama, nos fuimos por la tangente y encima Mona es súper pesado—”
“¡EUREKA-DONO!”

Para la mala suerte de la HiME, fue en ese preciso instante que el mesero que los atendía, acompañado de un colega suyo, ingresó al cuarto a dejar los platos que Madara había pedido hacía un rato. Ambos jóvenes se quedaron estupefactos de ver a un gato sentado como humano comiendo un poco de kimchi, bulgogi, bibimbap y otros platillos típicos coreanos.

“…” Los dos intercambiaron miradas llenas de horror, pero atinaron, en medio del shock, a dejar los platos de la segunda ronda en la mesa, y llevarse los que estaban vacíos. Una vez realizada su labor, se retiraron en silencio.
“…”
“…”
“…Lo siento, Mama.”
“¡Descuida, Eureka-san!” Madara soltó una risotada llena de alegría. “Sin duda, este ha sido uno de los almuerzos más divertidos que he tenido en un buen tiempo. Por temas de horarios, a veces no como a mis horas y, si llego a hacerlo, siempre es en compañía de mi mánager o de Sakuma-san y de nadie más.”
“Ohhh, lo siento, Mama,” dijo Seven. “Pero te entiendo muy bien. Me pasa algo similar.”
“Qué vergüenza todo.” Eureka suspiró. “Pero me alegra que lo veas de esa forma, Mama.”
“Mm, mm~ No hay problema~ Pero sí deberíamos hablar del club, ahora sí. Mama está un poco preocupado al respecto. Seguimos hablando de todo menos eso.”
“…Y pensar que el almuerzo iba a ser de sólo nosotros tres…”
“¡Hey! A mí me invitaron, yo no hice nada malo,” se quejó Oikawa, dándole un sorbo a su cerveza.
“Y lo correcto debió ser rechazar la invitación, pero tú nunca eres decente.” Eureka suspiró. “Pero sí, el club.”
“Lo primero que quería comentarles es que voy a hacer audiciones,” dijo Madara, sorprendiendo a sus asistentes.
“¿¡Qué!?” Eureka lo observó, confundida.
“Pero los de la idea inicial pidieron tu ayuda para mejorar. Eso podría descalificarlos de entrar, por su bajo nivel en canto,” dijo Seven.
“Oh, no tienen de qué preocuparse respecto a ese tema~” Mama sonrió. “No seré nada estricto con mis condiciones. Sólo lo hago para controlar el número de integrantes del club. Nunca me ví enseñando y dirigiendo a más de 20-25 alumnos, y es necesario filtrarlos de alguna manera, así que las audiciones me ayudarán con eso. Lo más probable es que no lleguemos ni a ese máximo de integrantes, así que no hay problema con ello, les aseguro.”
“Pero así limitarías la inscripción de gente que necesita aprender…”
“No. Sólo quiero tomar precauciones, no vaya a ser que el número de gente inscrita sobrepase mis expectativas.”
“Mm… Creo entender a qué te refieres,” dijo Seven. “De seguro habrá gente que se va a inscribir sólo por ver tu nombre en la convocatoria, y lo harán con la intención de conocerte y nada más.”
“Y no me molestaría enseñarles si es que quieren aprender.” Madara sonrió. “Pero no me gustaría ofrecerles a todos una enseñanza a medias. La calidad de mi dictado decrecerá si son demasiados alumnos. Y no podré enfocarme bien en cada uno porque sigo siendo idol a tiempo full time. Puedo hacer maravillas, pero tampoco puedo descuidar mi carrera, lamentablemente. Igual he pensado en tomarme un break pequeño para poder dedicarme bien al club. Esto, claro, luego de que salga el single con Nejire-san.”
“…Tiene sentido.” Eureka asintió. “Entonces… habrá una audición. ¿Supongo que la compartiremos en redes sociales y foros?”
“¡Exacto! ¡Mientras más lugares, mejor!” dijo Madara, muy enérgico.
“No se preocupen, yo me encargo de eso.” Seven sonrió.
“Yo quiero ir a ver,” comentó Morgana.
“¡Yo también!” anunció Oikawa, muy emocionado. “No soy mucho de música y canto, pero admito que siento curiosidad.”
“No, me van a desconcentrar,” se quejó Eureka. “Yo les cuento qué tal, sino.”
“No habría nada de malo en que fuese gente fuera de las audiciones. Creo que deberíamos permitir que los amigos de los participantes ingresen al auditorio, porque los ánimos cambian si se siente el apoyo de seres queridos~”
“Mm.” Seven asintió. “Mama tiene razón. Creo que los ayudaría, también, a sentirse menos nerviosos.”
“Okay, si están de acuerdo, entonces yo también.” Eureka asintió. “Ahora… quería preguntar sobre lo que vas a evaluar en las audiciones. Recuerdo que le dijiste a Miranda que sería un club enfocado en baile y canto. Por eso, sería justo que también se pueda audicionar con baile.”
“Ohhhhh, eso suena entretenido~” canturreó Seven. “Es una excelente idea. De seguro hay varios chicos que podrán lucirse mejor con danza, y así lograrían ingresar para mejorar su técnica vocal.”
“Puede haber gente que no sepa nada,” mencionó Beowulf, con la intención de arruinarle la fiesta.
“Lo dudo. Muchos de ellos, o al menos los de la idea, vienen de la Facultad de Artes Escénicas, así que tiene noción de la corporalidad y la expresión mediante el movimiento. Y, siendo un poco más atrevida, hasta podría afirmar que también saben sobre baile y danza.”
“Sí.” Oikawa asintió. “Si mal no estoy, hay un par de cursos en los primeros ciclos que se enfocan en danza.”
“¿Tú cómo sabes eso?” Morgana lo juzgó con la mirada.
“Ah, Mona-chan, no sé qué estarás pensando, pero soy de audiovisuales. Muchos de nuestros actores vienen de la Facultad de Artes Escénicas, así que estoy al tanto de esas cosas. Me ha tocado ser productor y encargarme del casting un par de veces.”
“Suena a que Rizembool tiene más cursos de realización audiovisual que nosotros,” comentó Eureka, curiosa.
“Pues… no sé cómo es en Hanasaki. Pero en Rizembool, el primer curso de realización es en cuarto ciclo.”
“…Eso explica mucho.” Eureka suspiró. “En nuestro caso, es en sexto. Y yo estoy atrasada, así que recién lo voy a llevar. Junto con un electivo más de realización, porque nunca es suficiente. Pero, ah— lo siento. Nos desviamos de nuevo. El punto es que sería justo para los inscritos. Así, también, pasaría lo mismo con el caso contrario: la gente que tiene buena voz podrá ingresar para practicar sus pasos de baile.”
“Sí, estoy de acuerdo~” Madara asintió, convencido. “Quiero darles la mayor libertad posible. Más aún, tomando en cuenta que no van a tener mucho tiempo para prepararlo.”
“¿Por qué lo dices?”
“Si queremos empezar ya, las audiciones tienen que ser, a más tardar, en la semana tres de clases.”
“Mm, es cierto.” Seven se tomó el mentón, un tanto pensativo. “Entonces en un rato empiezo con los anuncios y todo.”
“Perfecto~ Muchas graaacias, Luciel-san~” Madara le sonrió. “Respecto a la malla curricular de las clases, yo les estaré informando en estos días sobre eso. Aún no termino de planear el bosquejo general.”
“Pensé que eso lo improvisarías conforme pasaran las semanas.”
“Eso no está descartado~ Pero sí estoy definiendo los tópicos generales a tratar. Más que eso, lo que quería acordar con ustedes era lo del sueldo y las clases privadas. Creo que se los comenté en algún momento… al menos recuerdo haberlo conversado contigo, Eureka-san.”
“S-Sí.” Eureka sintió la mirada sabelotodo de Seven posada en ella y quiso rodar los ojos, pero se aguantó ser así de irrespetuosa al notar que Madara también la estaba mirando.

Se decidió al final por observar cómo Morgana luchaba con una tira de carne. Eso parecía ser más importante que cualquier otra cosa.

“Pero yo me rehusé, porque no siento que merezcamos sueldo por algo así,” dijo Eureka, sin devolverle la mirada.
“Pero es como un trabajo.”
“Sí.”
“Y de ahora en adelante, seré su jefe.”
“Es cierto.”
“Entooonces~ merecen un sueldo.”
“No.”
“Eureka tiene razón,” dijo Seven. “Mama, no somos expertos ni tenemos algún tipo de titulación en lo que vamos a hacer para ayudarte. Sólo somos… asistentes y ya.”
“Es como lo que Eureka-chan hace por el club de vóley,” explicó Oikawa.
“Deberían pagarle ahí también,” dijo Morgana.
“…El gato tiene razón,” dijo Beowulf.
“…Ser mánager de un club es… distinto.” Oikawa intentó excusarse.
“Sí, Tooru-san tiene razón. Él no es el jefe de Eureka-san, mientras que yo sí. Creo que eso cambiaría si Tooru-san fuese el entrenador y Eureka-san su asistente. Pero es un alumno más como ella.”
“¿¡Estás menospreciando mi labor como capitá—!?”
“Tú también eres un alumno de Rizembool, Mama,” dijo Eureka, interrumpiendo a Oikawa y su berrinche.
“Pero, en este caso, soy el profesor. Y ser asistente del profesor implica un sueldo. Claro que Hanasaki no me va a pagar por esto, pero no significa que yo deba hacer lo mismo con ustedes. Se merecen una retribución económica por el tiempo que le dedicarán al club y a ayudarme.”
“…Aún así, siento que no es necesario…”
“¡Déjenme hacer esto por ustedes!” Madara le sonrió a ambos. “O al menos piénsenlo. Lo mismo con las clases.”
“Eso es peor aún, Mama. Sabemos que estás muy cargado y ocupado a más no poder, ahora que se viene el lanzamiento del single con Nejire.” Eureka se veía muy preocupada por eso.
“Pero yo soy quien les ofrece las clases privadas. No me están obligando. Yo veré cómo hacerme un espacio durante la semana. Siempre he encontrado la manera de hacerle tiempo a cada cosa importante en mi vida, y dudo no poder hacer lo mismo con ustedes. Es lo mínimo que puedo hacer para agradecerles por ayudarme.”
“…” Seven guardó silencio.
“Ahora, si les contenta quedarse con las mismas clases del club, no tengo problema con ello. Les iba a comentar que pueden participar de estas si tienen todo planeado y marcado como se debe, antes de que empiecen.”
“Eso suena un poco más razonable,” dijo Eureka.
“Aún así, me gustaría que piensen bien en lo del sueldo y las clases particulares. Al menos van a tener que acceder a una, porque no pienso quedarme de brazos cruzados~ Haha~”
“…Sí, intuía que no nos dejarías renunciar a ambas opciones.” Eureka sonrió, derrotada.
“¿Sabes qué? Yo estoy de acuerdo con lo que tú decidas, Mama,” dijo Seven. “No quiero ser más terco que Eureka en todo esto. Me dejaría muy mal.”
“SEVEN”
“Es la verdad.” Seven le sonrió de lado. “No es que me sienta merecedor de todo esto, pero no tiene sentido seguir luchando cuando Mama al final va a hacer lo que desee.”
“Eso suena como que no les dejo opción a decidiiir~”
“Y es más o menos lo que haces.” Seven le dio un sorbo a su cerveza. “Pero está bien. Entiendo que no te gusta dejar pendientes con la gente. Más aún con la que te apoya sinceramente.”
“En eso no te equivocas. Pero tampoco me gustaría obligarlos, eso sí.”
“Bueno. Podríamos llegar a un acuerdo, supongo,” dijo Eureka. “Algo como… No sé. ¿Que aceptamos, pero nos dejarás decidir el monto?”
“Eso suena bien.” Madara sonrió, satisfecho. “La próxima vez que nos reunamos, podemos hablar de eso.”
“Suena como que ya vamos a irnos,” dijo Oikawa.
“Pues sí, ya es tarde y no quiero retenerlos más,” dijo Madara. “Aunque… antes de irnos, sí había pensado en algo más.”
“¿Qué cosa?” Eureka arqueó una ceja.
“Pueees… ¡Quería escucharlos cantar!” anunció, emocionado con la idea.

Eureka y Seven intercambiaron miradas perdidas, mientras que Beowulf se aguantó una risa burlesca. Oikawa y Morgana sólo atinaron a observar a Madara, igual de confundidos que sus amigos.

“¿Cantar?” repitió Eureka, aún sin entender. “¿Para qué?”
“Quiero saber en qué andan ustedes, también.”
“Es… ¿¡Es como una audición!?” Eureka se veía al borde de un paro cardíaco.
“Haha, te preocupas demasiado, Eureka. Dudo que lo sea…” Seven bufó. “No es cierto, ¿Mama?”
“Hoho~☆ Pues no te equivocas, Luciel-san~” Madara asintió. “No es una audición. Yo los escogí como mis asistentes y eso no va a cambiar por nada.”
“Sí, me imaginaba. Ni por nuestra propia iniciativa.” Eureka suspiró.
“Exactooo~ Esto es sólo por pura curiosidad. Podrías culparte a tí misma, Eureka-san. Guardo el interés desde que mencionaste que habías cantado en el coro de tu colegio.”
“¿…Es por mi culpa? Oh, no.” Eureka se llevó una mano a la cara de pura frustración consigo misma.
“Mm, es cierto. A mí también me contaste lo mismo,” dijo Oikawa.
“Yo la escucho muy a menudo,” contó Morgana. “Eureka-dono canta mucho en la duch—”

“MONA”
“¡Pero es la verdad!”
“Qué afán tienen los humanos por cantar en la ducha. Ouma hace lo mismo, también. Aunque sólo lo he oído una vez, pero debo suponer que es una especie de tradición.”
“Pues hay algunos que lo hacen muy a menudo,” contó Seven. “Hay otros que nunca cantan. Como yo. Y por eso no puedo cantar ahora, Mama.”
“Nooo~ ¿Te sientes presionado? Porque es lo último que Mama quiere.” Madara sonrió. “Prometo no ser nada estricto con ustedes. No los juzgaré si no les sale como esperaban por culpa de los nervios. Sólo quiero saber en qué andan y hacerme una idea de cómo podré ayudarlos de ahora en adelante~”
“Hay un *pequeño* detalle, Mama,” dijo Eureka. “A diferencia de los chicos de artes escénicas, Seven y yo no tenemos ningún tipo de preparación. No hemos aprendido técnica vocal y tampoco sabemos bailar. Porque, bueno, no somos parte de los alumnos que quieren inscribirse.”
“Y por eso mismo no les voy a pedir el nivel del resto. Si están igual, bien. Si no están igual, también. Probaremos más adelante, de nuevo, en un lugar con mejor acústica y más espacio y, por supuesto, con más tiempo para que se preparen. Pero eso será en las clases particulares. Ahorita no tienen que darme una presentación espectacular, no hay necesidad.”
“Okay.” Seven asintió.
“¡Traidor! ¿Por qué aceptas de un momento a otro?”
“Porque no hay manera de convencer de lo contrario a Mama. Así que mejor es sacarse todo esto de encima y ya.”
“Eso tiene sentido,” dijo Oikawa.
“Mm. Deléitennos con sus melodiosas voces,” dijo Beowulf.
“Yo voy primero,” se ofreció Seven, haciendo caso omiso a las burlas de Beowulf. “La canción se llama Mysterious Messenger y es de Han.”
“…Eso suena extrañamente conocid—” Madara calló a Eureka al llevarse un dedo a los labios. “Oh, lo siento.”
“Espero que no te incomode que tenga que ser a capela, Luciel-san~”
“No hay problema.” Seven sonrió de lado. “Puedo encontrar una versión karaoke si me dan unos minutos.”

Seven cumplió con su palabra: no tuvo que pasar ni un minuto para que aquel cuarto privado se viera invadido de una melodía suave y agradable, que atrapó a todos con las primeras notas de la canción. Seven comenzó a cantar como si no fuese la primera vez que lo hiciese, a diferencia de las palabras que había afirmado acérrimamente unos minutos atrás. 
« Last Edit: January 15, 2021, 03:21:51 AM by Eureka »


Eureka

Re: HiMEverse Episode V: The Rebels Strike Back
« Reply #728: January 13, 2021, 06:39:12 PM »
Yo con Kohaku






55.2





Eureka suponía que la canción era desconocida para todos los presentes. Sin embargo, para su propia vergüenza, ella sí la había reconocido sin mucha dificultad: se trataba de la canción introductoria de un juego otome coreano que había probado —y con el que se había obsesionado— un par de años atrás. A su mente regresaron los recuerdos de las trasnochadas  que había sufrido para estar a tiempo de desbloquear todas las conversaciones del chat y poder, así, contar con más oportunidades de obtener corazones para desbloquear las rutas de los personajes. Habían sido semanas de sueño terrible. Y no se arrepentía de nada, por supuesto.

La HiME tuvo la intención de preguntarle a su amigo sobre la manera en que había llegado a tal contenido, tomando en cuenta que Seven, contrario a su aspecto de ‘gamer’, era de pocos videojuegos. Sabía que estaba obsesionado con un par de MMORPG, pero más allá de eso, nada. Y por supuesto, un otome no entraba en la lista exclusiva de juegos validados por el pelirrojo.

En medio del horror y la lucidez, Eureka pudo darse cuenta de todo sin tener que musitar pregunta alguna: observando a Seven con curiosidad —su voz era muy decente, después de todo—, había podido notar su extraño parecido a uno de los personajes del juego. Parecido que no era solo una coincidencia, porque el personaje tenía la misma apariencia y personalidad que él, lo que sólo podía tener como explicación… que Seven fuera algún tipo de developer del juego. De seguro lo había creado en su tiempo libre, siendo el maldito genio que era. Y para jactarse de su grandeza, había colocado a su versión ficticia como el principal interés romántico de la protagonista del videojuego.

Eureka tuvo la intención de detener el canto de su amigo para reclamarle sobre sus terribles decisiones en la vida, pero lo cierto era que la voz del pelirrojo era muy buena para un novato, y al final de todo, la curiosidad terminó ganando sobre la indignación que sentía. En su conocimiento medio de música, Eureka podía afirmar que Seven contaba con algo de técnica vocal aún a pesar de su condición de amateur. Su voz era clara, suave y muy emocional, lo que le daba puntos a su favor.

Cuando la canción llegó a su final, todos, incluyendo Beowulf, aplaudieron con mucho esmero. Cada uno se veía sorprendido a su manera, pero todos parecían coincidir en que Seven sabía lo que hacía. Lo que claro, aumentaba la intriga sobre aquellas palabras que había mencionado antes: quedaba claro que sí había cantado antes, porque no había forma de poder entonar y armonizar así sin experiencia previa.

“Luciel-chan, te salió genial~” comentó Oikawa, mientras los aplausos comenzaban a morir.
“Wow, te tenías guardada tremenda voz,” comentó Morgana, sorprendido.
“Luciel-saaan, no había necesidad de ser modestooo~” canturreó Madara. “Esperé que no tuvieras nada de experiencia, pero tu voz es increíiible~”
“No quería generar falsas expectativas,” dijo Seven, sonriendo de lado.
“No habrían sido falsas. Se nota que llevas años cantando y que, por tu cuenta, has aprendido varias cosas sobre técnica vocal e interpretación. ¿No has tenido algún tipo de enseñanza?”
“Nope, todo fue autodidáctico. A mi hermano y a mí nos gustaba mucho la música de pequeños. Y cantábamos cuando podíamos.”
“Oh…” Eureka sonrió apenada.
“Supongo que se me quedó el hábito de cantar de vez en cuando.”
“Me alegra que haya sido así.” Madara le dedicó una sonrisa comprensiva. “Porque se nota que tienes mucho cariño y apego por la música.”
“Es cierto. Por eso tengo ese gusto por los idols.”
“Y por eso estás aquí,” explicó Eureka.
“Mm.”
“Bueno, ahora le toca a Eureka,” dijo Beowulf.
“…Pinche orphan te voy a part—”
“Eureka-san, ¿tienes alguna canción en mente?” la interrumpió Madara, curioso.
“…No.” Eureka suspiró. “La verdad es que pensé en eso mientras Seven cantaba y… no se me ocurre nada.”
“¡Ahhh, no hay problema!” le aseguró Madara. “Mama te ayudará, por supuesto~ Puedo sugerirte artistas, pero creo que lo más importante es que te sientas cómoda con lo que vas a cantar.”
“No hay problema, puedo adaptarme.”
“Había estado pensando en cantantes pop. De occidente, por supuesto,” dijo Madara, pensativo.
“Ahora que lo pienso, nunca hemos hablado sobre gustos musicales, Eureka-chan,” contempló Oikawa.
“Eso es porque nunca me has preguntado… aunque yo tampoco lo he hecho. La verdad es que nunca te ví muy interesado en el tema.”
“Oh, pero lo estuve ese día que cantaste junto a Hiyori-chan~”
“…Me alegra haber dormido durante todo eso.” Morgana suspiró.
“¿Hiyori? ¿De Eden?” Seven sonrió tenebrosamente.
“Sí. De Eden… no me mires así.” Eureka se tapó el rostro. “Es amigo de Oikawa, por si quieres conocerlo.”
“Gracias por el dato.”
“Eureka-san, si no es mucha molestia… ¿Qué cantaste junto a Hiyori-san?”
“Pues estaba despechada por su ruptura así que cantó—” Oikawa se calló al notar la mirada endemoniada de su amiga. “Okay, tú cuéntalo.”
“Gracias. Uh… Era ‘New Rules’, de Dua Lipa.”
“¿Eso no es mas bajo que tu rango vocal?”
“Eh… mi voz es más oscura de lo que parece, Mama.”
“Mm. Curioso.”
“Pero también la puedo hacer suave… es extraño. Bueno.” Eureka tosió levemente. “Acabo de decidirme por una canción de Madonna. Me la se de memoria y creo que saldrá… decente.”
“Genial. Te escuchamos, entonces.” Madara le sonrió.

Eureka hizo caso omiso a las burlas por parte de Beowulf para darle paso a su versión a capela de una canción popular de los ochentas. La había escuchado mucho en su infancia y la recordaba porque era una de las favoritas de su madre. Debía suponer que ese detalle habría teñido de malos recuerdos a la canción en sí, pero Eureka se sentía orgullosa de poder separar sus sentimientos encontrados hacia su mamá de una excelente canción romántica de hace un par de décadas.

Sus nervios amenazaron con traicionarla en varios momentos. Sin embargo, la HiME hizo todo lo posible por mantenerse en tono y no distraerse por nada, aún cuando Beowulf andaba riéndose a su lado. Probó ser una tarea difícil, pero cuando terminó la canción, pudo respirar tranquila al saber que había hecho un buen trabajo.

Sus amigos no demoraron en hacerle ver que estaba en lo cierto, puesto que todos aplaudieron al igual que lo habían hecho con Seven.

“Eureka-chaaan, tienes una voz preciosa~”
“Shush, no quiero oír nada de ti.”
“¿Sigues enojada? ¡Pero yo no hice nada!”
“Eurekaaa~ Tú también te la tenías guardada~”
“Sí, Eureka-dono. No se comparó a tus sesiones de karaoke en la ducha.”
“MONA”
“Eureka-san.” La mencionada se giró hacia Madara, un tanto avergonzada. “Tampoco entiendo tu modestia al hablar de una voz “corriente” cuando se nota que tienes técnica vocal. Estuviste en perfecta entonación y tu voz transmite muchísimo, me pareció muy dulce de oír~ A Mama le gustó mucho~”
“…Gracias, Mama,” respondió la HiME, avergonzada.
“Gracias a ti por confiar en mí. Prometo que no te defraudaré, ni a ti ni a Luciel-san.” Madara le sonrió a ambos. “Pero ahora sí, tenemos que retirarnos.”
“¿No ibas a estar con Eureka-chan por el resto del día?” reclamó Oikawa.
“Sí, pero estamos causando muchas molestias aquí y no quiero que me terminen odiando por eso~ Hoho~”
“…Wah, es cierto.”
“Lo mejor será apurarnos en salir,” sugirió Seven, y todos asintieron.

Cada uno se enfocó en su propia tarea. Eureka se encargó de esconder a Morgana en su bolso, mientras que Seven y Oikawa se dispusieron a ordenar un poco la mesa para el posterior recojo de los platillos. Madara se retiró del salón para avisar que habían terminado y, de paso, pagar la cuenta.

Se reencontraron en la puerta del local, luego de finalizar con todo y de agradecerle a los dueños por el excelente servicio. Aprovecharon, también, en pedir disculpas por la bulla y por la apariencia repentina del gato negro que los mozos habían visto, pero la señora comentó que ninguno de sus trabajadores le había mencionado algo al respecto.

“Tal vez se quedaron traumados,” comentó Oikawa. “Pero está bien, mejor para nosotros~”
“Mm.” Eureka asintió. “Mama, gracias por la comida.”
“Gracias, Mama~”
“Gracias, Mikejima-chan~”

“…Gracias,” dijo Beowulf, para sorpresa de todos.
“¡Gracias a ustedes por acompañarmeee~! Como les dije, ha sido el almuerzo más ameno que he tenido en buen tiempooo~☆”
“Me alegra mucho.” Eureka le sonrió.
“Bueno, ¿cómo hacemos?”
“Fwosh,” dijo Morgana, saliendo del bolso de Eureka. “Eureka-dono, justo quería preguntarte si sería bueno regresar a la mansión cuando tienes al bicho ahí pegado a ti como sangüijuela.”
“Al menos soy human—”
“No te preocupes, Mona. En cualquier caso, te puedo convocar.”
“¡Exacto, Mona-san! Y yo estaré a su lado, así que no hay problema con eso~”
“…” Oikawa rodó los ojos ante aquel comentario.
“Está bien, regresaré a Hanasaki entonces.” Morgana suspiró.
“Yo tengo que correr a Rizembool a darme una ducha rápida y luego iré a ver a mi sobrino. De ahí los llamo para que me digan por dónde andan,” dijo Oikawa.
“Sí, te avisamos. Aunque lo más probable es que estemos en Hanasaki.”
“Mm, mm~ ¡Descuida, Tooru-san! Eureka-san se quedará en buenas manos~”
“…Sí, sí. Los veo luego, entonces.” Oikawa le ondeó la mano a todos a manera de despedida. “Bye bye~”
“Cuídate,” le dijo Eureka.
“Hasta luego, Tooru-san~”
“…” Seven sólo le ondeó la mano y le dedicó una sonrisa.

Oikawa caminó hasta cruzar la calle y perderse entre la multitud en su camino de regreso a Rizembool.

“Bueno, yo también debo irme,” dijo Seven. “Tengo unos pendientes del trabajo que debo revisar, así que tengo que regresar a mi departamento.”
“¿Ya no tienes clases?” preguntó Eureka, confundida.
“Una, más tarde. Pero son las tres y media, casi… así que puedo regresar luego. Ustedes van de vuelta a Hanasaki, ¿no? Porque ahí dejé mi carro.”
“Pueees… yo tenía una petición que hacerle a Eureka-san respecto a nuestro siguiente paradero,” comentó Madara, observando a Eureka de reojo. “Pero sí, puedo acercarte a Hanasaki si gustas.”
“Oh, eso me conviene, gracias, Mama~”
“A mí también, por favor,” pidió Morgana. “Me vendría bien un aventón.”
“Vamos, entonces~”

Luego de que Eureka dejara sus bolsos en la maletera, los cinco se subieron al carro, con Seven como co-piloto, en vista de que Beowulf se rehusaba a soltar a Eureka por nada del mundo. El trayecto a Hanasaki fue silencioso, puesto que la mayoría andaba demasiado repleto y saciado como para conversar luego de tremenda empachada. La HiME hasta sintió los inicios de una somnolencia que la nublaba cuando estaba en necesidad de tomarse una siesta… lo que habría venido muy bien, de ser otras las circunstancias.

Una vez estacionados en la puerta principal de Hanasaki, Morgana y Seven se bajaron y se despidieron de los tres.

“Beo-san. ¿Podrías dejar que Eureka-san pase al asiento de co-piloto? Aún puedes cogerla del vestido. El espacio libre entre nuestros asientos te va a dejar hacerlo~”
“…Okay.” Beowulf accedió, y Eureka obedeció sin prestarle mucha atención a todo el asunto.

Cuando lo notó, estaba sentada al lado de Madara, quien la observaba fijamente.

“¿Mama?”
“Eureka-san. Prometí que te cuidaría, y eso es lo que voy a hacer, pero quería pedirte un favor.”
“…” Años de obsesiones con otomes y comedias-románticas la llevaron a imaginar un universo en que Madara le pediría ir en una cita con ella, aún a pesar del mal tercio que colgaba de su vestido.
“¿Podrías acompañarme a hacer unas diligenciaaas~?”
“Ah.” Eureka intentó no mostrar su decepción. “¿Cómo así?”
“Necesito regresar a NewDi por unos asuntos. Prometo que no tomará más de un par de horas, así que estaríamos en Hanasaki a las seis, siete a más tardar.”
“Mama. Yo no soy el cantante profesional aquí. Si tienes cosas que hacer, nada te detiene de ir a resolverlas.”
“Pero te hice una promesa. Y no lo dije sólo por quedar bien contigo.”
“Y no hay nada de malo. Sé que estás súper ocupado. De hecho, que te hayas hecho el espacio en la tarde para almorzar con nosotros significa muchísimo para mí. Pero no puedo esperar que hagas a un lado tus obligaciones, sólo para apoyarme. Me puedes dejar en Hanasaki. Estaré bien. Tengo amigas HiMEs y a Mona así que—”
“No es que desconfíe de ellos, pero me gustaría tenerte cerca en caso pase algo. Por eso mismo ofrecí acompañarte durante el día. ¿Te parece si vamos juntos a NewDi? Haré lo imposible para que estes a mi lado en todo momento.”
“Mama…”
“Voy en serio, Eureka-san~” Madara le sonrió, a la vez que su mano dejaba el timón para acariciar la mejilla de la joven. “No quiero dejarte sola. Lo hice esa vez en la fiesta y me arrepiento de ello.”
“Pero sólo tomé de más.”
“Ahora el peligro es mayor. Creo que hay más razón para preocuparse.”
“¿Pueden dejar de hablar de mí como si fuera una bomba a punto de estallar?” se quejó Beowulf, indignado. “¡Y dejen de ser tan… tan… MELOSOS!”
“…Está bien.” dijo Eureka, ignorando a Beowulf. “Pero si Beo y yo causamos muchos problemas, no dudaré en retirarme.”
“Y te doy el alcance luego.”
“¡No!”
“No puedes librarte de Mama tan fácilmente~☆”
“…” Eureka suspiró. “Lo que tú digas, entonces.”
“¡Me alegra que confíes en Mama! Yosh, yosh, qué hija más obediente tengo~” Madara le dio un par de palmaditas en la cabeza.
“No tengo de otra, porque nunca vas a aceptar un ‘no’.”
“Es cierto. ¡Pero tampoco soy tan impulsivo como para no conocer mis límites! Si digo que puedo apoyarte, es porque lo haré.”
“Espero, Mama. Porque no quiero que te pase nada malo.”
“…” Beowulf gruño, indignado.
“No pasará nada, Eureka-san.” Madara sonrió. “Me encargaré yo mismo de que no suceda.”
“…” Eureka asintió. “Está bien.”
“Entonceees~ ¡Nos vamos a NewDi! ¡Wasshoi, wasshoi~!”

Madara arrancó el motor y, en cuestión de minutos, sacó su Jeep del estacionamiento y la condujo hacia la vía aledaña a Hanasaki, con destino a la agencia de New Dimension.

Con la compañía agradable del cantante, el sol en la distancia, el silencio en el ambiente y el almuerzo delicioso, Eureka perdió la batalla que llevaba luchando desde hacía un buen rato, y el sueño logró invadirla hasta hacerla caer rendida.

A su lado, Madara sólo le dedicó una sonrisa enternecida, mientras retomaba su labor de conductor y enfocaba la mirada de vuelta en la pista. El retrovisor, sin embargo, le permitió notar que Beowulf había caido rendido también, lo que le dio la tranquilidad suficiente como para comenzar a mentalizar los asuntos pendientes por resolver en New Dimension.







La presencia de Alma en su vida era como el zumbido de una abeja en el fondo del ambiente sonoro: irritante, por supuesto, pero era una presencia sólida que formaba parte del día a día. Y tal vez describirlo como una molestia era mentirse a sí mismo, porque a esas alturas del partido, ya se había acostumbrado a sus locuras y su incesante energía… tanto que hasta le parecía un poco enternecedor.

Un poco, no más.

Por ello, se le hacía demasiado extraño verlo distraído y perdido.

Alma hacía todo con mucho esmero, y cuidaba mucho cada ámbito de su vida: lo social, lo académico —aún a pesar de lo idiota que era— y, por supuesto, lo profesional. Que aún no era nada relacionado a su carrera, claro, porque trabajaban como baristas, pero Alma le ponía empeño a su trabajo, pese a todo. Parecía divertirle levantarse temprano cada día para ir a estudiar leyes y dormirse en la mesa, y luego, asistir al café para su turno de trabajo, ya sea en la tarde o en la noche.

Ese día, sin embargo, andaba con la cabeza en las nubes. Tal vez nadie lo notaba con certeza, porque Alma podía engañarlos a todos con su falso entusiasmo, pero los años que Kanda tenía a su lado le habían permitido notar cuándo fingía alegría para evitar preocuparlo. Un intento en vano, por supuesto, porque él se daba cuenta tarde o temprano.

Su amigo despertó del trance extraño al que había sucumbido, sacudiendo la cabeza un par de veces y revisando si había derramado café al distraerse por… sexta o séptima vez en el día. Kanda observó todo, arqueando una ceja. Ya ni intentaba ser sutil, al parecer.

“Alma.”
“Yuu.” Alma volteó a sonreírle. “Tengo hambre.”
“Somos dos. Oye,” Kanda se giró hacia el otro compañero de turno. Ni recordaba como se llamaba, si era sincero consigo mismo. “Vamos a tomar un break.”
“Pero no—”
“Y una mierda. En quince minutos volvemos.”
“¡Ni me dejaste terminar, pendejo!” le dijo el pelirrojo, indignado. “En fin, hagan lo que quieran. Y agradezcan que no hay gente, porque sino Takeda los cortaría en trocitos.”
“Awn, Minazuki, eso es más violento de lo que nuestra jefa realmente es.” Alma rio.
“No la han visto enojada, que es distinto. Pero ya, váyanse y dejen de estorbarme.” Minazuki rodó los ojos.
“¡Graciaaaas!” Alma le sonrió. “Ya volvemos~”

Alma se apuró en dejarle a un lado el vaso de café americano que acababa de servir para el cliente impaciente al final de la barra. Luego de ondearle la mano a manera de despedida, Alma ingresó a la cocina junto a Kanda, cruzándola con apuro y llegando a la puerta trasera en cuestión de segundos. Afuera de esta les esperaba el pasaje donde todos los trabajadores tomaban su break durante del día.

“Es una tarde un poco lenta, ¿no?” comentó Alma, apoyándose en la pared exterior del café. “A esta hora, usualmente tenemos más clientes.”
“Mm.”
“Pero no me quejo. Me alegra poder tomar un break, el ambiente me estaba hostigando un poco.”
“Eso es nuevo. Siempre le pones mucho esmero a tu trabajo.”
“Awww, Yuu, ¿siempre me observas?”
“No jodas. Tch.” Kanda chasqueó la lengua. “No era un halago. Era una queja, porque tu energía e hiperactividad son irritantes. Para mi mala suerte, ya me acostumbré a verte así.”
“No entiendo. ¿Me validas o no?” Alma frunció el ceño.
“Sólo quiero saber qué mierda te pasa. Andas demasiado distraído y pensativo. Y eso es un montón, tomando en cuenta que no tienes neuronas.”
“¡Sí tengo neuronas!” se quejó su amigo. “Al menos… un par, supongo.” Suspiró.

Una pausa de silencio se formó entre ambos.

Kanda, que se había apoyado en la pared al lado de Alma, lo observó de reojo, sin poder esconder más la preocupación que sentía por él.

“¿No has sentido un poco distante a Sakura? En estos últimos días.” Alma interrumpió sus pensamientos y su intención de preguntarle directamente acerca de lo que le ocurría.
“Esa mujer dice dos palabras al día. Ser distante es parte de su personalidad.”
“Bueno, a ti te dirá dos palabras… pero conversaba más conmigo el ciclo pasado. Ahora casi ni la vemos.”
“Nada la obligaba a llevar cursos con nosotros.”
“Pero se transfirió a Hanasaki, ¿no?”
“Para ser protegida. No te olvides de que Rizembool anda detrás de ella.”
“…Lo sé. Pero… somos amigos.” Alma sonrió, apenado. “Sé que no puedo hacer mucho por ella. No tengo poderes y, de intentar ayudar, creo que sólo le causaría más problemas. Pero quiero estar ahí para ella. Y ahora ni la veo.”
“Tal vez está tomando distancia para protegernos. O bueno, protegerte a ti, más que nada. Yo soy parte del paquete.” Kanda suspiró.
“¡No digas eso! Sé que también le importas mucho. Y…” Alma desvió la mirada al piso, apenado. “Sé que no es de la nada. Sé… que empezó durante vacaciones. Pero el primer día de clases me dijo que ya no habrían más inconvenientes. Que todo estaba solucionado.”
“No entendí mucho de sus dramas, pero se que no sólo tiene problemas con Rizembool. Tal vez se refería a los temas que involucraban a su familia.”
“Mm… no lo sé, la verdad.” Alma se rascó la cabeza, frustrado. “¡Arghhhh! Todo sería más fácil si pudiese preguntarle.”
“¿Y… por qué no lo haces?”
“¡Porque estas cosas no se preguntan así como si nada! Igual, no tiene sentido pensar en hacerlo cuando sé que se negará a responderme algo concreto.”
“Alma. Puede que el estrés del inicio de ciclo te esté afectando—”
“¿¡Piensas que todo está bien!?”
“No. Pienso que estás exagerando por algo sin sentido. Conocemos a Nanamine por unos meses. Eso no significa que somos amigos de toda la vida. De seguro se guarda varios secretos y no soy nadie para obligarla a hablar. Pero lo que sí me concierne…” Kanda se incorporó, encarando de frente a su amigo. “Es tu seguridad. Y si por ella está en riesgo, no dudaré en—”
“¡Yuu! ¡Nadie ha dicho que ella es un peligro!”
“¿Estás ciego? ¿Vas a hacer caso omiso a lo que pasó hace dos meses? Tuvimos suerte porque hay HiMEs estúpidas que no tienen prioridades claras. Pero de no ser por esas dos babosas, no viviríamos para contarla. Ese rebel estaba dispuesto a todo por conseguir a Nanamine. Tal vez y hasta nos llevaba a nosotros para hacer un intercambio. Que, honestamente, habría sido una idea muy estúpida. Dudo que hubiese servido de algo.”
“Tú crees que no valemos nada para ella.”
“De ser como tú dices, le habría importado un poco mantenernos al tanto. Al menos un aviso o algo. Pero nada.”
“No le voy a reclamar. Tal vez tiene sus motivos. Tal vez… ni siquiera es lo que estamos pensando, y sólo ha estado ocupada.”
“Bueno. Entonces dale más tiempo.”
“No es… tan simple.”
“Tch.” Kanda chasqueó la lengua. “Okay, haz lo que quieras.”
“Yuu—”
“Voy a la konbini por algo de comer,” anunció, mientras caminaba en dirección a la vía principal. “Le avisas a Minazuki que regreso en un rato.”
“…” Alma optó por guardarse más comentarios, por temor a empeorar las cosas entre ambos. “Está bien, yo le digo.”

Por unos instantes, la terrible idea de seguirlo surcó su mente, pero sabía que eso sólo irritaría más a su amigo. Fue por ello que no tuvo de otra que regresar a su puesto, ingresando de nuevo al café por la puerta del pasaje. Al volver a salón, sin embargo, Alma hizo caso omiso a las palabras de Kanda para darle prioridad a la presencia de una cara familiar en una de las mesas del café.




Ni dejó que Minazuki le preguntara sobre el paradero de Kanda: Alma se apuró en sacar su pequeño block del mandil en el camino al comensal que había llamado su atención. Tal vez una conversación con Campbell lo despejaría un poco de sus preocupaciones.

“¡Hola!”
“Ah…” Nea se demoró unos instantes en hacer memoria de su nombre. “Alma, ¿cierto? Disculpa, soy terrible con los nombres.”
“¡Descuida!” Aprovechando que Minazuki andaba distraído en la barra, Alma optó por tomar asiento en frente de Nea. “Sólo nos vimos una vez, en el bar, hace un par de meses… así que no te habría culpado si no me recordabas.”
“Oh, no. Difícil olvidarte. Ustedes, el grupo de amigos de Lavi y Lenalee… pues son toda una experiencia, la verdad.”
“Espero que agradable.” Alma le sonrió, un tanto avergonzado. “Todos terminamos un poco ebrios para el momento en que te retiraste.”
“No eran los únicos, yo también lo estaba.” Nea rio. “Pero fue divertido. Deberíamos repetirlo. Me sorprendió la presencia de tantos ingleses en el grupo.”
“¡Es cierto! Allen también es inglés como Lavi y tú. Sin duda, una gran coincidencia. Encima todos vienen de Oxford, ¿no?”
“No, no. Creo que Walker es de Londres, pero sí terminó en Oxford, porque he escuchado mucho de su familia,” le contó Nea. “Siempre hemos estado muy cerca de conocernos, de hecho. Porque pertenecemos al mismo círculo social. Aunque creo que él no se ha percatado mucho de eso. Supongo que no me recuerda ni recuerda mi apellido.”
“Ohhh~” Los ojos de Alma brillaron de pura curiosidad. “Allen es muy misterioso con sus temas familiares, así que no se mucho de su familia. Lavi igual.” Alma suspiró, apenado. “¿Me podrías contar algo?”
“Pues lo básico, al menos. Vienen de familias adineradas. Tuvieron educación de primera, allá en Londres. Motivo por el que me sorprende su mudanza a Japón, en especial la de Lavi…”
“¿Y por qué no la de Allen?”
“Debo suponer que la suya se dio por la muerte de la cabeza de la familia, el señor Walker.”
“Sí, algo así me mencionó en algún momento.”
“Tiene sentido que sea tan reacio a abrirse en ese aspecto. Es un rumor muy grande entre los míos, pero muchos afirman que el hijo mayor de los Walker es el que salió más afectado de todo. Era el más cercano a su padre.”
“Tendría sentido. Perder a un progenitor siempre es difícil…” contempló Alma. “Lo mismo me pasó a mí con mi papá.”
“¿Tu papá falleció?” Nea se mostró apenado ante las noticias. “Lo siento mucho.”
“Hace un par de años. Pero no hay problema, voy bien con eso.” Alma retomó su sonrisa.
“De todas maneras, lo siento. Como bien dices, perder a un progenitor sí que es difícil.”
“Mm…” Alma se mostró un tanto pensativo por unos instantes. “Disculpa, no quería que el tema de conversación se tornara tan oscuro.”

“No es tu culpa, tranquilo.” Nea le sonrió. “Pero antes de seguir, debería advertirte que tu amigo nos está desintegrando con su mirada desde la barra.”
“¿Te refieres a Minazuki? Ah, puede esperarm—”
“No. Es el que estuvo con nosotros en el bar. ¿Kan…?”
“Ah, Yuu.” Alma se giró hacia la barra, en busca del mencionado. Al cruzar miradas con él, no tuvo mejor idea que sacarle la lengua y jalarse del ojo, para finalmente, voltearse hacia el otro lado, indignado. “De seguro anda molesto porque no estoy cumpliendo con mi turno. Y… por otras cosas.”
“¿Mm?” Nea lo observó, curioso.
“Nada, no quiero incomodarte más.” Alma le sonrió.
“No me molestaría escucharte, pero tampoco puedo retenerte por mucho tiempo.” Nea sonrió.
“Awn, descuida~ Fue divertido hablar contigo, Nea—” Alma se interrumpió a sí mismo al darse cuenta de la confiada forma en que lo había tratado. “¡Wah! Espero que esté bien llamarte así. Sino puedo usar sufijos—”
“No hay problema. Me alegra que te sientas en confianza.”
“¡Genial!” Alma se levantó de un salto. “Bueno, ahora sí retomo mi posición como barista y mesero. ¿Puedo tomar tu orden?”
“Hm.” Nea bufó. “Quiero un iced latte, por favor.”
“¡A la orden!”




Alma regresó a la barra con una gran sonrisa en su rostro. Ignoró la mirada enojada de su amigo y se dispuso a cumplir con la orden de Nea, preparando el café con mayor disposición y energía que antes.

“Alma.”
“¿Mm?”
“Alma. ¿Qué te dijo Campbell?”
“…” Alma se giró hacia Kanda, visiblemente irritado con lo que acababa de decir. “¿También desconfías de él?”
“¿…Eres idiota o te haces?” Contra todo pronóstico, Kanda se aguantó las ganas de explotar allí mismo. Un hondo suspiro logró controlar su enojo y le permitió enfocarse en lo importante. “Alma… No pretendo controlar tus interacciones con la gente. Pero algo muy raro está pasando. Y no soy el único que siente esto.”
“¿Quién más? No me vas a decir que Allen—”
“Sí, el moyashi de mierda. Y no puedo creer lo que voy a decir, pero estoy de acuerdo con él. Y tú sabes bien cuánto lo odio y me cae mal, así que para que estemos de acuerdo en un mismo tema…”
“…Sí.” Alma asintió. “Es casi imposible.”
“Él también sospecha de Campbell. Y no lo culpo, tiene sentido. No sé qué es exactamente, pero me da mala espina.” Kanda desvió la mirada hacia el mencionado, observándolo por unos instantes. “No estoy diciendo que Nanamine y Campbell estén aliados. Son dos cosas distintas, pero… sólo quiero que te cuides,” dijo, y se volvió de nuevo hacia su amigo.
“…” Alma le sonrió, enternecido. “Sé que te preocupas mucho por mí. Y está bien, lo entiendo. Pero no me va a pasar nada malo, ¿sí? Tomaré en cuenta todo lo que me dices. Y… voy a mantener cierta distancia con él. Pero Sakura sí es mi amiga, y si quiero averiguar qué le está pasando.”
“Está bien.”
“Ahora… deberíamos volver a trabajar. Minazuki nos va a asesinar.”
“Me alegra que lo notes, Karma,” dijo Sho, mientras preparaba un té helado a unos metros de allí.
“…” Kanda rodó los ojos, pero obedeció, retomando sus obligaciones.

No se quedaba del todo tranquilo con la promesa de Alma, pero al menos había logrado hacerle ver su punto de vista.

Y quién diría que Allen Walker había ayudado con eso.

De todas maneras, debía indagar más sobre la familia de Sakura, su relación con Rizembool… y también sobre el propio Nea D. Campbell, porque una corazonada le indicaba que todo estaba mezclado y era necesario llegar al meollo del asunto antes de que fuese muy tarde.







Sin duda, trotar con el bolso deportivo y el morral de sus clases colgando de sus hombros, era algo demasiado incómodo. No era tanto el peso, sino el rebote de los bolsos a la hora de moverse, lo que lo andaba estresando a más no poder.

Sin embargo, Oikawa sabía que debía realizar sacrificios por el bien común: en este caso, por su sobrino, Kohaku.

Por andar sumido en sus preocupaciones —el equipo de vóley, el inicio de clases y Eureka Suoh—, Oikawa no estaba muy enterado del asunto de Kohaku. Sabía que llevaba un tiempo estudiando en una academia externa a Rizembool, pero no tenía idea de qué era precisamente lo que estudiaba y por qué tenía que mudarse de un momento a otro. Los años conociéndolo le permitían intuir que lo segundo se debía a su terrible relación con su mamá, con quien nunca se había llevado del todo bien. El pobre chico había huido de Kyoto de una vida insoportable junto a su padre para llegar a Tokyo a sufrir peor al lado de su progenitora. Sin duda, Kohaku tenía mala suerte.

Y es que las chances de que los hijos sean idénticos a los padres hasta en personalidad eran pocas, pero Aoko Oikawa era el fiel retrato de su madre, Touko. Tal vez un poco más rebelde, sí, pero más allá de eso, eran idénticas en todo aspecto. Oikawa recordaba que en su niñez, mucha gente las había confudido por hermanas. De seguro esas suposiciones partían de la diferencia de edad entre los hermanos y… claro, la similitud aterradora entre madre e hija.

Oikawa se apiadaba de su sobrino. Touko y Aoko coincidan en su actitud de madres distantes, interesadas en las vidas de sus hijos tan sólo cuando les concernía directamente… que uno diría, sería en todo momento, pero ambas tenían prioridades más importantes que su rol de madre. En el caso de Touko, su carrera como escritora. En el caso de Aoko, su tienda de antigüedades y su trabajo como psicóloga.

Por eso Kohaku se había mudado con su padre cuando era pequeño. No sólo por decisión propia —porque un niño a esa edad no hace y deshace, por supuesto—, sino también porque el papá había ganado el juicio por la custodia luego de la separación. Y Kohaku se fue. Oikawa tenía ocho años en ese entonces, y no entendía absolutamente nada de lo que ocurría, más que su sobrino viviría muy lejos de un momento a otro. El pensamiento lo llenó de pena, pero eventualmente se olvidó.

Hasta que Kohaku apareció en la puerta del departamento que tenían su madre y su abuela en Tokyo, muchos años después. Oikawa se enteró de las noticias y celebró, feliz con la posibilidad de poder visitar a su sobrino cuando fuera a ver a su familia a la capital.

Y eventualmente, Oikawa se quedó, cuando Iwaizumi y él optaron por estudiar en Rizembool. Desde allí habían frecuentado a Kohaku con mayor frecuencia.

“Tooru-han,” lo llamó Kohaku, ni bien se encontraron a una distancia considerable. “Pensé que ya no venías.”

Oikawa sonrió ante aquel acento particular que su sobrino había adquirido por vivir gran parte de su vida en Kyoto.

“¡Ahhhh, Haku-chaaan!” exclamó Oikawa, lanzándose a darle un abrazo. Kohaku fue una persona precavida y se hizo a un lado, evitando no sólo el impacto de los bolsos en su cara, sino también el cariño de su tío.

Por el peso de los bolsos, Oikawa terminó en el piso.

“¡HAKU-CHAAAN! ¡Qué cruel eres!” le reclamó, mientras se levantaba y se sobaba la cara.
“No me iba a quedar ahí parado para que me golpees con tus bolsos.”
“…Guhhh.” Oikawa fingió un llanto… que quebró, abruptamente, al notar cómo su sobrino volvía a ingresar al departamento en busca de otra caja. “¿Mi mamá está?” preguntó el mayor, observando su alrededores con cautela.
“No.”
“¿…Tu mamá está?”
“Tampoco. Creo que anda en la tienda.”
“Ah…” Oikawa suspiró, aliviado. “No me habría gustado encontrarla.”
“¿Por qué? Si nunca te regaña por nada.” Kohaku arqueó una ceja.
“Pero sí me habría obligado a regresar luego para tomar té con ella y no se qué.”
“Podrías escapar… como siempre lo haces.”
“¡Lo sé! Pero justo ando antojado del té de frutos rojos que Nee-san prepara.” Oikawa suspiró. “Habría sido complicado negarme. Y tengo un asunto importante luego de esto…”
“Mm. Bueno. Cuéntame mientras me ayudas… digo.”
“Hehe~” Oikawa sonrió. “Voy a dejar mis cosas en la sala.”

Oikawa no gastó más tiempo en vano e ingresó al departamento para cumplir con su palabra. Removió sus bolsos con apuro, colocándolos en uno de los sofás de la sala. Casi sintió culpa por no remover sus zapatos en la entrada, pero se permitió la ofensa al recordar que ni su hermana ni su mamá estaban y que la falta sólo había sido por unos instantes. Después de todo, la misión era llevar las cajas… al primer piso, suponía.

“Haku-chan,” lo llamó Oikawa, mientras cogía una caja. “¿A dónde tenemos que llevarlas?”
“Te estaba esperando para bajarlas al primer piso.”
“Sí, pero de ahí tenemos que ir al dormitorio… ¿no? Y no tenemos carro.”
“No sé si tienes licencia para conducir, para empezar.”
“Pues no.” Oikawa sonrió. “¿Entonces?”
“Ya había previsto eso.” Kohaku suspiró. “Pedí una movilidad de la agencia, así que sería bueno llevarlas a la entrada del departamento para subirlas de frente a la maletera ni bien llegue.”
“Oh, eso tiene sentido. Bueno, vamos~” canturreó.

No llevaban mucho trayecto recorrido cuando Oikawa procesó las palabras de su sobrino.

“…Espera. ¿Agencia?”
“Sí, agencia,” respondió Kohaku, mientras continuaban el camino a los asensores.
“¿De qué agencia hablas, Haku-chan?”
“¿Mi agencia? Cospro.”
“…No entiendo nada.” Oikawa le sonrió.
“¿Dónde vives, Tooru-han? ¿Debajo de una roca?”
“Lo siento. La universidad me ha absorbido por completo este año, así que no estoy muy enterado de lo que ha sido de tu vida últimamente.”
“Me imaginaba.” Kohaku suspiró. “Soy un idol, Tooru-han. Debuté a inicios de año en una unit que se llama Crazy:B.”
“¿¡QUÉ!?” Oikawa soltó la caja por la sorpresa que lo invadió ante aquella revelación.
“TOORU-HAN”
“¡LO SIENTO!” se disculpó él, agachándose para recogerla. “Ahhh, espero que no tengas nada que se pueda haber roto… ¡Pero es que no me puedes decir algo así sin un aviso o alguna precaución! ¿¡Cómo que eres idol!? ¿¡CÓMO TE DEJÓ NEE-SAN!?”
“Okaa-han nunca ha sido estricta en su crianza. Al contrario, es mucho más… leniente que Otoo-han. Por eso no me hizo problema cuando le comenté que quería ser idol.”
“Y el dormitorio…”
“Sí, es de la academia.”
“Academia donde…”
“Entreno para ser idol. Tooru-han, eso sí te conté el año pasado.” Kohaku frunció el ceño, levemente irritado.
“¡Haku-chaaaaaan! ¡No merezco ser tu tío! ¡Soy de lo peor!” Oikawa intentó llevarse el dorso de la mano a la frente, pero la caja en sus manos le impidió ser drama queen.
“No quiero imaginar lo que te estará pasando en la universidad como para que hayas dejado de andar detrás de mí como el nii-han preocupado que has sido desde que te mudaste a Tokyo.”
“…Eh…”
“¿Tus novias?” Kohaku apretó el botón del asensor ni bien lo alcanzaron.
“¿Plural?”
“Hajime-han dijo que tenías varias al mismo tiempo.”
“¡IWA-CHAN TRAIDOR!” lo maldijo Oikawa, mientras ingresaba al asensor. Kohaku lo siguió, riéndose por lo bajo.
“¿No es cierto?”
“¡Nooooo! ¡Yo no soy así de… así de…!”
“Yo sé. Pero más allá de la exageración, sí supuse que una chica era la raíz de tus problemas, porque usualmente lo es.” Kohaku guardó silencio, sumido en sus pensamientos. Al cabo de unos instantes, pareció iluminarse. “¿Suoh-han?”
“¿¡ALJDSFÑLDFK!?” Oikawa peleó contra el impulso de volver a soltar la caja.
“Ah, es ella.”
“¿¡C-cómo…!? ¡Esper!”
“Tooru-han, tal vez deberías ir al médico. Estás olvidándote de todo. La invitaste a esa reunión que hicieron Okaa-han y Obaa-han por tu cumpleaños.”
“…Aaaaaaah.” Oikawa asintió. “¡Claro! Que Nee-san me preguntó si era mi enamorada y tuve que aguantarme las ganas de morirme de la risa ahí mismo, haha~”
“Osea que es sólo tu amiga.”
“¿Sí? ¿Por qué sería algo más?”
“…” Kohaku se mostró pensativo. “No acostumbras a invitar amigas a la reunión familiar de tu cumpleaños.”
“Bueno, esta es especial. Y sí, ella es el dolor de cabeza que me tiene tan perdido últimamente.”
“…No entiendo nada.”
“Haha, ahora eres tú el confundido~”

El asensor abrió sus puertas y los dos retomaron el camino a la entrada principal del edificio. Por unos instantes, aquel trayecto fue silencioso, mientras Kohaku meditaba acerca del tema.
Parecía no comprender la lógica detrás de las sandeces que acababa de decir Oikawa, pero suponía que era algo congruente con la personalidad de su tío: siempre decía lo primero que se le venía a la cabeza.

O al menos esa era la imagen que había tenido de él desde que tuvo uso de razón.

Kohaku se detuvo en seco en la salita de espera del lobby del edificio, donde dejó la caja que andaba cargando. Sin musitar palabra alguna, Oikawa lo imitó, colocando la suya al lado de la de su sobrino y en el suelo.

“Mm…”
“¿Haku-chan?” le preguntó Oikawa, mientras regresaban al departamento de su familia.
“Sigo pensando en lo que me acabas de decir.”
“No te preocupes por eso~ Más bien, creo que hemos hablado mucho sobre mí. ¡Yo quiero oír sobre tu unit y tu academia!” comentó, emocionado… hasta que cayó en cuenta de un terrible detalle. “Wow. Últimamente, he notado que tengo más idols a mi alrededor de lo que creía.”
“¿Lo dices por Nejire-han?”
“Sí, por Nejire-chan y por… ugh.” Oikawa rodó los ojos, irritado. “Un amigo de Nejire-chan. ¡Ah! Pero también está Hiyori-chan, y él es válido~”
“¿Hiyori Tomoe de Eden?” preguntó Kohaku, presionando el botón del asensor para llamarlo de nuevo.
“¿¡Lo conoces!?”
“Eden forma parte de mi agencia,” contó Kohaku. “Son el acto principal de esta y una de las units japonesas más populares a nivel global.”
“Osea que lo conoces.”
“Lo he tratado un par de veces… pero no sabía que era tu amigo.”
“¡Llevamos Radio 1 el ciclo pasado! Y es muy amigable y bobo~” dijo Oikawa, mientras ingresaba al asensor junto a Kohaku.
“Creo que bobo no es el término que usaría para describirlo…” Kohaku presionó el botón de su piso. “A quien sí conozco y hasta es mi amigo, es el compañero de Tomoe-han. Jun Sazanami-han, quien forma parte de Eden y de la sub-unidad, Eve. Y Jun-han lo describe más como… pretencioso e irritante.”
“Tal vez porque ese chico es aburrido. ¡Hiyori-chan es el alma de la fiesta!”
“…Con razón.” Kohaku suspiró. “No me sorprende que te lleves bien con él, Tooru-han.”
“¿¡Me estás mandando una indirecta!?”
“No.” Kohaku le esbozó una sonrisa. “Pero bueno. Mencionaste a otro idol más… o bueno, no dijiste su nombre, pero entendí que conoces a alguien más.”
“Sí. ¿Madara Mikejima?”

“Ah. El mundo realmente es pequeño.” Kohaku contempló, pensativo. “Él es amigo de Rinne-han.”
“¿…Quién es Rinne-chan?”
“Rinne Amagi-han. Es el líder de Crazy:B.”
“¡Oh! ¡Tu líder! ¿Y cómo es?”
“…Un bueno para nada,” respondió Kohaku, sin una pizca de emoción.
“Wow, Haku-chan, debe irritarte mucho como para que te refieras a él así.”
“…Supongo.” Kohaku frunció el ceño por unos instantes, para luego retomar su expresión neutral. “Pero bueno. No hay mucho que contar de mi unit. Todos son súper raros. Él único cuerdo es HiMERU-han. Estuvo de solista hasta el año pasado, en que se tomó un break de un momento a otro… y cuando quiso volver, lo metieron a kurebi.”
“Eso es curioso. ¿Pero no vendía bien como solista o cómo?” comentó Oikawa, saliendo del asensor junto a su sobrino.
“No nos ha comentado mucho sobre eso, y tampoco quiero pecar de metiche, pero me imagino que hay algo más de por medio. No me gusta entrometerme en los asuntos del resto, así que si debo enterarme de ello, será a su momento.”
“Qué aburrido eres, Haku-chan. Yo que tú, ya habría buscado información sobre ese chico. Puede que sea perjudicial para su reputación como unit. Uno no se puede confiar de nadie, por más buena gente que parezca.”
“¿Lo dice la voz de la experiencia?” Kohaku sonrió de lado.
“…Supongo que sí. Últimamente ando un poco paranoico… por unos temas de mi universidad.”
“Eso suena intrigante, porque en un par de años también será la mía.”
“Ah” Oikawa soltó un par de risas, un tanto nervioso. “No hay nada de qué preocuparse, Haku-chan~ Mejor nos apuramos en seguir llevando las cajas~ De seguro la movilidad ya está por llegar.”
“…Mm.”
 
Oikawa se lamentó haber levantado las sospechas y la intriga de su sobrino, pero no podía hacer nada al respecto. Era de las pocas personas que quería mantener lo más alejada posible del conflicto. Sabía que era una tarea prácticamente imposible, tomando en cuenta que casi todo su círculo social estaba enterado de ello, pero Oikawa se había propuesto separar por completo a su familia de lo que andaba ocurriendo en el campus de su universidad. Y eso incluía, en especial, a su mamá, a su hermana y a Kohaku.

Por nada del mundo se tenían que enterar de los peligros del conflicto y de la institución a la que él acudía diariamente.
« Last Edit: January 15, 2021, 03:28:31 AM by Eureka »


Eureka

Re: HiMEverse Episode V: The Rebels Strike Back
« Reply #729: January 13, 2021, 06:50:19 PM »


55.3




Un movimiento brusco a su lado la levantó de golpe, y Eureka tuvo que aguantarse las ganas de soltar tremendo grito al notar que estaba durmiendo al lado de Beowulf, en lo que parecía ser un sofá… de un salón muy ostentoso. Lentamente y cuidando que el orphan no despierte, la HiME se giró hasta poder identificar los detalles de la estancia en la que se encontraba. Antes de llegar a una conclusión, sin embargo, notó a Madara sentado en el sofá unipersonal al lado de donde se encontraba.

Eureka hizo a un lado la manta y se incorporó, un tanto confundida con lo que veía. Su primera pregunta, luego del tema del espacio, estaba relacionada al tiempo: no tenía idea de la hora que era. Madara pareció apiadarse de ella, porque dejó de revisar su celular para dedicarle una sonrisa comprensiva.

“¡Buenas noches, Eureka-san~☆! ¿Qué tal descansaste? ¡Espero que muy bien!”
“Mama…” Eureka lo observó, confundida. “¿Estamos en NewDi? ¿Qué pasó con tus pendientes?”
“Logré cerrar todo. Te quedaste dormida en el camino… y lo mismo pasó con Beowulf-san. A los dos los cargué dentro de la agencia y reservé un salón para que puedan descansar tranquilos. Estuve chequéandolos de vez en cuando, hasta que hace media hora me desocupé por completo~”
“¿Qué tenías que hacer?”
“Tenía un par de reuniones pendientes, relacionadas al lanzamiento del single. Había pensado en pasarlas al día siguiente, pero durante el almuerzo me llegaron mensajes de Sakuma-san, diciendo que había intentado cambiar la fecha y le habían negado la petición. No tenía de otra que venir a discutir sobre eso.”
“Ah… Lo siento, debiste estar muy atormentado con todo.”
“No, al contrario.” Madara sonrió. “Tenerte cerca me alivió mucho. Y bueno, no ha pasado nada malo. Se durmieron y acabas de levantarte recién. Lo que sí… Beowulf-san no se soltó de ti en ningún momento.”
“Eso veo,” dijo Eureka, notando que el orphan aún sostenía su agarre en el vestido. “…Beo,” lo llamó, suavemente.
“Mmmm…”
“¿Beo?”
“…”
“Beo,” repitió, moviéndolo con cuidado.
“¿Qué?” vino la respuesta cansada del orphan. Beowulf se restregó los ojos como un niño pequeño, y por unos instantes, logró confundirla respecto a su naturaleza. “¿Dónde estamos?”
“Eso no te incumbe. Levántate, que tenemos que ir a casa.”
“¿Casa?”
“Eureka-san, ¿piensas regresar a tu dormitorio?”
“Sí.” Eureka hizo a un lado a Beowulf para poder sentarse correctamente en el sofá. Ante esto, el orphan no tuvo de otra que imitar sus acciones. “Te hemos molestado lo suficiente y el día ya está terminando.”
“¡La noche es más peligrosa, creo yo! Pero no puedo obligarte a quedarte conmigo hasta el día que viene.”
“…Se prestaría para escándalos,” comentó Eureka, y se tapó la cara al notar lo que acababa de decir. “¡Y-y-y más que eso, no quiero incomodarte!”
“Ten por seguro que no me incomodas, Eureka-san~ ¡Tan sólo quiero asegurarme de tu bienestar! Eres una de mis hijas, es lo mínimo que puedo hacer como Mama~ Además, de ahora en adelante, somos jefe y empleada. Aunque también somos amigos~”
“…Sí, lo somos.” Eureka sonrió. “Y ya abusé de tu amistad, de tu maternidad y de tu rol como mi jefe, así que lo mejor será que regrese a Hanasaki.”
“¿Me dejas llevarte, al menos?” ofreció Madara. Aunque se veía resignado, su sonrisa no se había disipado.
“Claro. Vamos.”

Eureka se levantó del sofá, arreglando su vestido y su cabello. Sabía que no contar con un espejo que la auxiliara en la tarea hacía de esta algo en vano, pero no podía perder más tiempo pidiendo que Madara la esperara a revisar su apariencia en el baño de las instalaciones. Ya había abusado demasiado de su confianza como para mandarse otra pendejada. Claro, Madara de seguro le habría dicho que no había problema con ello, pero no podía seguir aprovechándose de su bondad y su buena disposición.

Eureka y Beowulf siguieron a Madara fuera de las instalaciones de NewDi. En el camino, intentaron resaltar lo menos posible, para que Madara no se viera obligado a presentarlos a toda persona con la que se encontraba, pero Eureka supo que se trataba de una hazaña imposible cuando el condenado orphan estaba vestido como si la temperatura estuviese a -6 grados y anduviese nevando en la calle. Por supuesto, todos los colegas y conocidos del cantante se detuvieron a saludarlo y a preguntar por ellos dos. Madara no se hizo problemas en presentarlos como sus amigos, lo que dejó a varios intrigados por esa respuesta.

Sin embargo, la HiME tenía suficiente con todo como para empezar a prestarle atención a lo que la gente pensaba sobre ella. Esto habría sonado más convincente, de no ser porque sí se sentía abrumada con la situación, tomando en cuenta de que Madara no era un amigo más, sino que también se trataba de uno de sus cantantes favoritos y… de su nuevo jefe. La vergüenza y la indignación que la situación le habían producido eran difíciles de disipar, pero la vista frente a sus ojos logró calmar sus nervios y sus ánimos pesimistas.

Al fin llegaban a la puerta principal.

“Ah, disculpa, Eureka-san~ No pensé que habría tanta gente a estas horas en la agencia,” dijo Madara, mientras salían de las instalaciones de NewDi.
“No hay problema, Mama. Al contrario, disculpa. Te hice pasar por tremenda situación incómoda.”
“¿Por qué lo dices?” Madara se veía confundido.
“Porque… bueno, tus colegas no tienen idea de quién soy y, peor, Beo llama mucho la atención.”
“Bueno, dudo que se formen rumores a partir de esto~ ¡No hay nada de qué preocuparse! La gente sólo habla cuando ve a dos personas juntas en varias ocasiones.”
“Ya nos vieron… en la fiesta luego del rodaje.”
“¡Ah!” Madara se quedó estático ante eso. “¡Es cierto! Bueno, no te preocupeees, Eureka-san~ ¡Yo me encargo de esooo~!”
“…” Eureka suspiró. “Está bien. No quiero causarte más problemas, eso es todo.”
 
Terribles palabras, sinceramente.

Eureka debió haber esperado la sucesión siguiente de hechos, tomando en cuenta de que su segundo nombre era yeta.

Al cabo de unos pasos de haber salido de New Dimension —y en pleno camino con destino al Jeep de Madara, parqueado a unos metros de allí—, un sonido vacío invadió sus sentidos, distrayéndola de su objetivo. Cuando tomó en cuenta sus alrededores, la calle se había librado de transeúntes, y sólo se encontraban Madara, ella y…

Beowulf, quien la acababa de soltar y andaba en plena transformación.





El orphan se disipó en nubes de humo de los colores de su apariencia física, para dar paso, progresivamente, a la formación de un grotesco y enorme lobo de manto dorado con apariencia semi-humana. Su expresión era de odio puro y no daba paso a malentendidos: quedaba claro que su objetivo era destruir a la HiME.

Parecía increíble que unos instantes atrás había sido el niño fresco y engreído de saco blanco y sonrisa burlesca.

Eureka agradeció que Madara se encontrara a unos pasos de allí, puesto que en los pocos segundos que tuvo mientras Beowulf se transformó, la HiME se apuró en jalarlo en una dirección contraria y correr para generar distancia entre ellos y su oponente.

“¡Ah, Mona-san tenía razón!”
“Mama.” Eureka volteó hacia él. “Tienes que salir de aquí. No sé qué haría si te pasa algo—”
“Descuida, Eureka-san~ Prometí que te protegería. No pienso faltar a esa promesaaa~ Tooru-san me mataríaaa~”
“¡Oikawa! ¡Cierto! Llámal—”

La HiME no pudo terminar aquella oración, puesto que el orphan corrió hacia ellos con la intención de embestirlos. Para su suerte, Madara la cargó en sus brazos y corrió de la escena, evadiendo los ataques del orphan en el proceso.

“No entiendo,” comentó Eureka, ni bien pudo retomar el paso por su cuenta y correr al lado de Madara. “Las calles… están vacías.”
“Debe ser un poder de Beo-san.”
“Eso es lo que supongo… ¿Pero por qué se evitaría causar distubios públicos? Eso me daría más problemas.”
“Creo que puede ser porque fuimos buenos con él durante la tarde.”
“Ah… ¿La comida y todo eso?”
“Mm, mm~ Debe haberlo ablandado un poco. Al menos para hacerte este pequeño favor.”
“Y se lo agradezco.” Eureka suspiró. “Mama, no vamos a poder correr siempre, así que será mejor separarnos.”
“Eureka-san. Sé pelear, y créeme que podré ayudarte si me lo permites.”
“NewDi me asesina si Beo llega tan solo a hacerte un rasguño pequeño en la cara—”
“Me he metido en peores situaciones, así que no tienes de qué preocuparte~” comentó, a la vez que sacaba un par de tonfas de su espalda. Tal parecía que las había ocultado debajo de su camisa.
“¿¡QUÉ!?”
“Mama está lleno de secretos, Eureka-saaan~☆”

Eureka no pudo cuestionarle al respecto, porque un ataque del orphan los separó al impactar contra el suelo y obligarlos a tomar sentidos opuestos. Aprovechando la cercanía, Beowulf la golpeó, haciéndola volar por los aires.

La HiME atinó a convocar sus poderes y se rodeó de corrientes eléctricas, preparándose para la contraofensiva ni bien tocó el suelo.





Su segunda reacción fue llamar a Morgana, quien se manifestó en su forma de combate al lado de ella, llamando la atención de Madara a lo lejos.

“Mona, al fin te convoco para algo justo y necesario.”
“Me habría gustado que fuese otro festín,” dijo Morgana, preocupado por la situación. “Sabía que ese perro sería peligroso.”
“Sí, y puedes darme el sermón de la vida luego, pero tenemos prioridades más urgentes.”
“Mm, mm.” Morgana asintió.

Para sorpresa —y terror— de ambos, Beowulf convocó rayos de electricidad que empezarón a llover en el campo de batalla. Morgana intentó disiparlos con sus corrientes de aire, pero el esfuerzo fue en vano. Sólo alcanzó a crear un escudo encima de él y su ama, así como de Madara.

“¿Qué hace él aquí?”
“Larga historia,” dijo Eureka, corriendo hacia Madara. Morgana la siguió, hasta que los tres quedaron bajo el paragüas de corrientes de viento. “Mama. Esta pelea va a ser imposible para mí. Beo es inmune a mis ataques, necesito que llames a Oikaw—”
“¡Yo lo distraigo!” anunció Madara, y salió del escudo de viento para deslizarse entre los rayos y alcanzar a Beowulf.
“¡Mama!”

El orphan se mostró confundido ante su contrincante.

“¡Buenas noches, Beo-saaan~☆! ¡Lamento la hostilidad entre nosotros!”
“Tú no eres mi objetivo,” una voz emanó del orphan, aún a pesar de no abrir la boca para emitir sonido.
“¡Puedo decir lo mismo! ¡Lamentablemente, si tu intención es atacar a Eureka-san, no puedo dejarte lograr ese cometido!”
“…” Beowulf frunció aún más el ceño, y movió su brazo con la intención de herir con sus garras al idol.

Madara no tuvo problemas en esquivar el ataque, protegiéndose con su tonfa opuesta del zarpazo que Beowulf le dio ante aquella distracción inicial. Su fuerza y resistencia probaron ser suficientes para detener al orphan, quien tuvo que retroceder ante su ataque fallido.

“Mona, apoya a Mama. Yo llamaré a Oikawa.”
“¡Okay!” Morgana asintió y se dirigió hacia el cantante, manteniendo el escudo de viento sobre su cabeza.

Eureka fue veloz en conseguir refugio dentro de la vacía agencia de New Dimension. A través de las puertas transparentes, observó con sorpresa cómo Madara se desenvolvía con seguridad en el combate, esquivando ataques y propinando los suyos cuando se le abría una oportunidad. Parecía divertirse con la batalla: su expresión decidida y sus movimientos ágiles le daban aires de confianza en sí mismo, mientras que su sonrisa y sus frases bobaliconas dejaban en claro que andaba pasando un buen rato.

La curiosidad la carcomía, puesto que ningún civil podía tener ese físico y esas cualidades. Tal vez el rumor que Seven había indagado en la tarde era cierto, y Madara había tenido algún tipo de entrenamiento como parte de aquella familia yakuza a la que decían que pertenecía.

Era la única forma de explicar lo que sus ojos veían.

Haciendo a un lado aquellos relevantes detalles, Eureka marcó el celular de Oikawa luego de sacar su móvil del bolsillo de su short debajo del vestido. Para su suerte, su amigo no demoró en contestar.

¿Eureka-chan?
“¿Oikawa?” preguntó ella, aliviada. “Te voy a mandar mi ubicación. Ven inmediatamente.”
¿…Eh? ¿Qué está pas—?
“Beowulf. Necesito tu ayuda. ¡Corre!” mencionó, y colgó en el acto.

Luego de mandar su localización por Whatsapp, Eureka guardó su celular en su bolsillo y, cargándose de nuevo de electricidad, salió del edificio en busca del orphan.

Beowulf ignoró a Madara y a Morgana, para girarse hacia ella. Una pisada fuerte en la pista consiguió resquebrajar la superficie a su alrededor y, a su vez, transmitir una corriente eléctrica que iba en dirección a la HiME. Eureka consiguió esquivarla con un poco de suerte y mucha agilidad al saltar a un lado, dando una vuelta baja en el aire para poder caer bien al piso. Beowulf había previsto eso, porque ni bien tocó el suelo, una corriente adicional de electricidad la alcanzó. El escudo eléctrico que convocó a último momento no pudo salvarla del todo del impacto, y cayó al suelo, herida.

“¡Eureka-dono!”
“Estoy bien,” respondió ella, incorporándose de a pocos.

Beowulf amenazaba con darle el alcance, pero no era el único con aquella idea: Madara y Morgana también habían pensado lo mismo y luchaban por llegar antes a ella. El idol fue el primero en encontrarla a medio camino, seguido del child.

“Necesitamos un plan,” comentó Eureka, mientras creaba un escudo de electricidad alrededor de los tres. “Ambos somos inmunes a los ataques del otro. El que me mandó me dejó un poco tonta y aaalgo herida, pero estoy bien. Bajo la misma lógica, sé que mi elemento no le hará daño justo por eso.”
“Algo físico, entonces.”
“El problema es que yo no puedo traerme abajo semejante bestia,” dijo Eureka. “Tendré algo de fuerza, aunque no lo parezca… pero nunca tanto.”
“Yo le he hecho algo de daño,” comentó Madara. “Por algún motivo, mis ataques están funcionando.”
“…” Eureka agudizó la mirada y divisó, a lo lejos, que Madara tenía razón: Beowulf tenía unas heridas en su cuerpo que habían sido producidas por las tonfas y los golpes del cantante.

El orphan se veía frustrado en sus intentos de disipar la barrera que Eureka había creado, lo que le dejaba suponer que no tenían mucho tiempo para continuar discutiendo.

“Mama. No entiendo qué está pasando, pero eres nuestra mejor ficha en el tablero. No sé… cómo le estás causando daño. Eres un civil más, y aunque tengas físico y fuerza, no es normal que logres algo así.”
“Yo tampoco lo entiendo. ¡Por lógica, Beo-san debió haberme pulverizado hace un buen rato! Pero parece temeroso de mis golpes… Evita mucho el contacto conmigo. Hizo lo mismo cuando lo cargué en la tarde.”
“Mm… Tal vez eso responde a nuestras preguntas.” Eureka asintió, confiada. “Está bien. Mona y yo seremos la carnada. Mama, necesito… que le des un puñete limpio en el torso.”
“Eso me destruirá los huesos de la mano, pero está bieeen~ ☆”
“¡Prometo que no te hará daño!” dijo la HiME. “Tengo una teoría de lo que está pasando, pero quiero confirmar primero si es cierta. Así que antes del puñete… ¿podrías rozarlo con tu mano?”
“¿Ah~?”
“Sólo tócalo. Quiero ver algo. Primero probaremos con eso, y si pasa lo que espero que pase, le das el puñete.”
“¡A la orden!” Madara asintió.

Sin aviso previo, Madara comenzó a moverse, obligando a Eureka a romper la barrera para no hacerle daño. El idol corrió hacia el orphan con suma confianza en sí mismo, y evadió el ataque limpio de este para pasar su mano por el pelaje de Beowulf. Unas fuertes vibraciones se manifestaron en el ambiente y alrededor del orphan, y Eureka supo en ese instante que sí había una forma de librarse de Beo.

“¡Beo!” lo llamó Eureka, camino a darle el encuentro a Madara.

Beowulf no le hizo caso, optando por contraatacar a Madara. Para suerte del cantante, sus reflejos le permitieron salvar su pellejo. Con un salto hacia el lado, logró crear un poco de distancia entre ambos.

Eureka y Morgana ingresaron al perímetro en esos instantes, emanando esferas de sus elementos que lanzaron en dirección del orphan. El ataque frontal logró distraerlo lo suficiente como para no percatarse de la cercana presencia de Madara quien, de un momento a otro, se manifestó al lado de Beowulf y logró impactar su puño limpiamente contra el torso del orphan.

La vibración de antes regresó con más potencia, al punto de materializarse en un terremoto. Una ruptura en el espacio producida por el movimiento telúrico les permitió regresar a la realidad. Cuando cayeron en cuenta de sus alrededores, estaban de vuelta en la calle en frente del edificio de New Dimension.

Morgana había regresado a su forma de gato y se encontraba en buen estado. Madara era el que peor había salido de todo, con heridas producto de un par de zarpazos del orphan y algunos golpes y moretones. Su camisa tenía varios cortes, y una de las tonfas que había portado estaba rota por la mitad.

Sin duda, lo que más llamó su atención fue encontrar que Beowulf no había desaparecido, sino que había regresado a su forma humana y… estaba desnudo e inconsciente en medio de la vereda.

“Uh…” Eureka lo observó, preocupada. 
“Ah, iré por mi saco para taparlo~” comentó Madara, y cargó a Beowulf como un saco de papas para llevarlo a su jeep, a unos metros de allí.
“¡Mama!” lo llamó Eureka, recogiendo las tonfas del idol. “¡No deberías moverte por gusto y menos cargar peso!” le reclamó, mientras le daba el alcance junto a Morgana.
“Eureka-dono tiene razón, Mikejima-dono.”
“Haha~ ¡Qué raro es que Mona-san me llame así!” comentó Madara, mientras abría la maletera del jeep con su mano libre.
“Supongo que te ganaste el sufijo luego de lo bien que peleaste hace un rato,” dijo Eureka, ayudándolo a alzar el portón de la maletera.
“¿Veees~☆? ¡Te dije que podía ayudarte!”
“Lo que no ha hecho más que formular mil preguntas en mi mente, pero más prioritario es curar tus heridas. Ahhh, NewDi me va a destruir…”

Entre los dos, hicieron el mejor esfuerzo de sentar a Beo en la maletera para poder ponerle el saco largo de Madara.

Eureka dejó que Beowulf cayera con cuidado en el espacio, con la intención de que permaneciera allí durante el viaje… cuyo destino aún no había sido definido. La maletera estaba directamente conectada con los asientos traseros, lo que le permitió sentirse menos culpable al respecto. Luego de lo que había ocurrido, suponía que tenerle pena al orphan era un gran sinsentido, pero con esa apariencia de niño frágil, era difícil rehusarse a cuidarlo.

“Mama, estoy pensando que sería mejor tomar un taxi a Hanasaki.”
“¿Hanasaki? Pensaba que iríamos a mi departamento,” comentó Madara, confundido.
“¿QUÉ?” Eureka casi se muere de un paro ahí mismo.
“¡Necesito curar mis heridas y no pienso ir a una clínica, llamaría demasiado la atención!” contó él. “En mi departamento tengo todo para tratar los rasguños, moretones y todo tipo de heridas. Y también puedo ayudarte con eso. ¡A ti y a Mona-san~!”
“…¿No quieres ir al Centro Médico de Hanasaki? Un profesional—”
“¡Eureka-san, estaré mejor en mi departamento! Mama no puede permitir que otras personas lo vean así. Eso podría causar más escándalo que llevarte allí, ¿no crees~☆?”
“…Está bien. De paso te ayudo a curarte y todo. Ah, debería llamar a Oikawa para avisarle que estamos bien.”
“Sí, es necesario,” comentó Morgana.

Madara cerró la maletera y los tres caminaron hacia las puertas del carro: el cantante, a la del piloto, y Eureka y Morgana a la del co-piloto. Una vez sentados, Eureka sacó su celular para llamar a su amigo, y marcó su número raudamente.

“¿Oikawa?”
¿Eureka-chan? ¿¡Qué pasó!? ¡Estoy en camino!
“¿Tomaste un taxi o cómo?”
¡Sí, sí, el waze dice que llego en quince minutos!
“¿En cuánto llega?” preguntó Madara.
“Quince minutos. ¿Lo esperamos?”
“¡Sí, claro!” Madara sonrió.
“¿Seguro? ¿No sería mejor que nos de el encuentro en—? Uh.” Eureka se aguantó las ganas de combustionar allí mismo de la vergüenza. “¿En tu departamento?”
“Mm… Es cierto. Podría ir avanzando con la curación de mis heridas.”
¿¡Cómo que—!? ¿Qué pasó con Beowulf? ¿Están bie—?” Oikawa se interrumpió a sí mismo. “Espera. ¿Estás con Mikejima-chan?
“Sí. Fue el MVP de la batalla, de hecho.”
¿¡QUÉ!? ¡Pero él no tiene poderes!
“Pues no. Pero sabe defenderse… y, curiosamente, fue el único capaz de hacerle daño a Beo. Nos salvó a mí y a Mona.”
…De ahí me cuentan mejor, porque no entiendo nada de lo que me dices.
“Me imagino, suena poco creíble.” Eureka suspiró. “Bueno, te veo en un rato. Vamos a estar en el departamento de Mama.”
“¡Queda a cinco minutos de aquí, así que el desvío no será muy grande, Tooru-san!” anunció Madara.
¿Me mandas la dirección?
“Sí, ahorita le digo a Mama que te la pase por Whatsapp.”
…Está bien. Entonces los veo en quince, de seguro.
“¡Okay! Ahí nos vemos.” Eureka colgó la llamada.

Fue recién en ese momento que se permitió respirar con calma.

Lo peor de todo acababa de pasar y podía sentirse en paz por primera vez durante el día.








El timbre sonó y Eureka dejó el algodón y la iodopovidona en la mesita de la sala para correr a contestar. Mediante la pantalla del intercomunicador, la HiME observó la cara preocupada de su amigo, quien se movía en su sitio, de seguro de los nervios y la ansiedad. Eureka se confundió un poco con los botones, pero eventualmente dio con el correcto y pudo contestarle.

“¡Pasa!” le anunció. Oikawa no demoró en hacerle caso, puesto que no tomó ni un par de segundos escuchar la puerta de la entrada abriéndose.

Oikawa se vio un tanto intimidado por sus alrededores: aunque había esperado un interior más ostentoso, varios de los adornos en frente de él debían costar una fortuna. Al girarse levemente, notó a Eureka caminando hacia él, y fue más rápido en darle el alcance.

“¡Eureka-chan!” gritó, y la tomó de los hombros. “¿¡Estás bien!?”
“Sí, tranquilo. Yo tengo unos cuantos moretones y rasguños…” dijo Eureka, señalando sus mejillas y sus brazos con curitas y una venda. “Y bueno. Mi vestido favorito está arruinado. Pero más allá de eso, todo bien.”
“Oh.” Oikawa notó que andaba vestida con el polo y el pantalón de buzo que usaba para los entrenamientos de vóley. “Con razón volviste al buzo y las zapatillas.”
“Mm.” Eureka suspiró. “En fin, acompáñame donde Mama. Con Mona estamos curándole las heridas.”
“No entiendo lo de Mikejima-chan, la verdad.”
“Yo tampoco… aunque tengo algunas sospechas.”

Eureka lo guió a través del departamento del idol: cruzaron un par de estancias hasta llegar a la sala donde Madara y Morgana se encontraban. El idol parecía mucho más relajado y tranquilo de lo que una persona normal estaría en una situación como esa, puesto que había aprovechado el tiempo a solas para disponerse a revisar las notificaciones de su celular.

Oikawa tomó en cuenta su estado semidesnudo, pero antes de alterarse ante ese *pequeño* detalle, prefirió identificar las cicatrices, heridas y moretones en el torso y los brazos del idol.

Seven tenía razón. No había de otra.

A menos de que… Madara viniera de Rizembool y los estuviera engañando.

“¡Tooru-san! ¡Me alegra que hayas venido! ¡Ahora sí podemos celebrar la victoria!” comentó Madara, ni bien lo notó entrar.
“…Como si Beowulf no te hubiese destruido en el acto.” Eureka rodó los ojos.
“Oikawa,” fue el saludo escueto de Morgana.

Al prestarle atención al child, Oikawa encontró que estaba sentado al lado de Beowulf en su forma humana, quien dormía plácidamente en uno de los sofás más grandes de la sala.

“Y así terminó el pequeño gremlin,” comentó.
“¿Pequeño? Lo hubieras visto.” Morgana suspiró.
“Fue una pesadilla,” dijo Eureka, retomando su asiento en frente de Madara. Echó un poco de iodopovidona en un pedazo de algodón y, con unas pinzas, continuó desinfectando las heridas del idol. “Siempre me he confiado de que mis contrincantes tengan elementos distintos al mío, pero Beo manejaba las corrientes eléctricas tal como yo. Era inmune a mis ataques… fue un desastre.”
“Parece que tu rebel estaba al tanto de eso,” dijo Morgana.
“Sí… tendría sentido.” Eureka suspiró.
“Aún no me has explicado por qué pude vencerlo, Eureka-san,” preguntó Madara.
“Eso era porque necesitaba a Oikawa aquí.” Eureka retiró las pinzas con el algodón para mirar al idol directamente a los ojos. “No es por desconfiar, Mama, pero has estado muy calmado con todo lo que ha ocurrido. Esto, sumado a tu excelente desempeño en la batalla y tu preparación previa, no hace más que dejarte mal. Tengo todo el derecho a sospechar que vienes de Rizembool. Esperé a Oikawa para encararte junto a él.”
“¡Ah! ¡Qué orgullo! ¡Eureka-chan está usando su única neurona y no se está dejando llevar por los abdominales marcados en frente de ella!” alabó Oikawa, emocionado.
“OIKAWAAAA” Eureka se volteó hacia él, indignada. “TE VOY A ASESINAAAAR”
“Yo sólo digo verdades~” Oikawa sonrió de lado.

Pese a sus palabras y su broma, caminó lo necesario para quedar al lado de su amiga y observar a Madara, receloso.

“Pero Eureka-chan tiene razón,” comentó, colocando una mano sobre el hombro de la HiME a manera de apoyo. “Yo también tengo las mismas sospechas. Además, te has acercado mucho a ella de un momento a otro. Si no eres de Rizembool, es hora de confesar de dónde vienes y cuál es tu objetivo, porque no voy a dejar que nos manipules a tu antojo.”
“No, sé que Mama no tiene malas intenciones,” dijo Eureka. “Podría haberme dejado a mi suerte durante la batalla con Beo. Fingir que está de mi lado y recibir este daño… tendría sentido si fuera cualquier otra persona menos él.”
“¿Por qué lo dices?” preguntó Morgana, confundido.
“Porque soy idol, y mi aspecto físico es una de las características más importantes de mi presentación,” comentó Madara.
“Entonces no puede haber fingido su ayuda,” continuó Eureka. “Porque salió herido de todo esto.”
“Pin pon~☆ Eureka-san tiene razón. ¡Y es cierto, no he sido del todo sincero desde el inicio! Por eso, me disculpo. Pero no mentí al mencionar que no vengo de parte de Rizembool. Tampoco soy de Hanasaki, por supuesto. No quería confesar mis vínculos por temor a involucrarlos en otro tipo de conflicto… Aunque ahora es un poco tarde para eso, tomando en cuenta lo que Eureka-san ha visto hace una hora.”
“Mama. Lo que sospechamos es que tienes relación con los yak—”
“Ninkyo Dantai, o yakuza, como el resto de gente nos llama. Sí.” Madara asintió. “Pertenezco a una de las familias que radican en Tokyo.”
“…” Oikawa jaló una silla del comedor para tomar asiento cerca de Madara y Eureka. “Wow, ese sí es tremendo plot twist.”
“¿No lo sospechaste nunca, Tooru-san?” Madara sonrió, divertido. “Te hablé de ‘civiles’ y de asuntos turbios relacionados a mí.”
“Sí, pero con tanta HiME y rebel que me he topado en estos últimos meses, las mafias fueron lo último que se me habría ocurrido.”
“Tiene sentido. Yo tampoco lo contemplé en ningún momento. Y ahora entiendo por qué dijiste que no podías ser como los de Ryuseitai.”
“Es uno de los motivos.” Madara esbozó una sonrisa cansada. “He pertenecido a esa familia desde que nací. Y esperé… que las cosas cambiaran si yo ponía de mi parte. Pero es parte de mi linaje y no puedo dejarlo de lado, aún a pesar de ser un idol profesional y todo,” comentó, un tanto apenado. “¡En fin! ¡A seguir aclarando las dudas y los malentendidos!” dijo, mucho más animado y enérgico. “Mi acercamiento repentino no ha sido por interés fingido. Es genuina la curiosidad que siento por Eureka-san y Luciel-san, así como las ganas de ayudarlos. Quiero conocerlos mejor, y me alegra mucho que hayan accedido a almorzar conmigo y, más aún, a trabajar a mi lado~”
“Siempre te sentí muy genuino.” Eureka retomó su labor de desinfectar las heridas del idol. “Y por eso me parecía todo muy sospechoso, porque no siento que haya algo interesante en mí.” Eureka suspiró. “Ahora podrías argumentar lo contrario, tomando en cuenta que soy HiME y todo, pero—”
“Creo que eso espantaría a la gente, más que atraerla,” dijo Oikawa.
“¡Es cierto, Eureka-san!” Madara sonrió… y luego arrugó la cara de dolor, ante un mal movimiento de la HiME. “¡Ayayay, eso duele!” dijo, intentando sonreír.
“No quiero que me den la contra sólo para hacerme sentir bien.” Eureka frunció el ceño, enojada.
“¡Pero es la verdad!”
“Sí, Eureka-dono. Eres todo un personaje.”
“MONA”
“¡No te voy a forzar a ver las cosas desde mi perspectiva, Eureka-san! ¡Pero sí eres muy interesante! ¡Y me alegra muuucho haberte conocido~☆! Ven y dale un abrazo a Mama~” dijo Madara, sonriendo ampliamente.
“…Mama, estás herido.”
“¡Eso no importa~!”
“…” Eureka suspiró, y se acercó con la intención de abrazarlo.

Para su mala suerte, Oikawa la detuvo a medio camino.

“Puedes hacerle daño, Eureka-chan.”
“¡Claro que no! ¡Ven a mí, Eureka-san~! ¡Tú también, Tooru-san!”
“…Hehe.” Eureka se permitió un par de risas, haciéndole caso al idol y abrazándolo. Madara acarició sus cabellos y la mantuvo cerca de sí, disfrutando el momento de calma. La indignación de Oikawa lo llevó a lanzarse a abrazarlos a ambos, aún a pesar del puchero en su rostro. “¡Cuidado, bobo! ¡Le vas a hacer daño!”
“¡Mikejima-chan fue el que dijo que podíamos abrazarlo!”
“¡Sí~!”
“…Wow, los dos son un par de idiotas.” Eureka suspiró, y se separó del agarre para volver a tratar las heridas del idol.
“Yo no soy el que terminó —así— luego de una pelea,” dijo Oikawa, señalando a Madara.
“¡Oikawa! ¡Deberías estar agradeciéndole por eso!” le reclamó Morgana, indignado.
“…Okay, okay. Eso no fue idiota por parte de Mikejima-chan. Sólo… controversial.”
“Cállate y ayúdame cortando esta gasa,” le dijo la HiME, extendiéndole un pedazo de gasa. “Mama, siento que te falta contarnos algo más.”
“No te equivocas, Eureka-san~” Madara asintió. “Hay… algo que me está motivando a revelarles todo sobre mí.”
“¿Necesitas nuestra ayuda?” preguntó Oikawa, mientras cortaba la gasa.
“Bingo~” Madara sonrió. “Puees… Hemos perdido a varios de los nuestros en las últimas semanas. En un inicio, pensamos que se trataba de un ataque perpetrado por una de las familias enemigas, pero nos dimos cuenta de que la situación era demasiado extraña. Fallecían por causas inexplicables, sin golpes, ni heridas. Externamente, se veían sanos y en buenas condiciones. La autopsia reveló que en todos los casos la defunción se había dado por un paro cardíaco producido por shock. Morían del… miedo.”
“Qué horror,” dijo Eureka, un tanto asustada.
“Y sospechas que está relacionado con Rizembool o Hanasaki,” explicó Oikawa.
“Luego de lo que ví hoy, estoy seguro de que está relacionado con alguna de esas instituciones.”
“Bueno, no es por plantear héroes y villanos, pero Rizembool siempre ha tenido menos problemas en desarrollar su investigaciones y experimentos a costa de vidas humanas. Puede que estén probando algo nuevo con gente corriente.”
“¿Hay manera de detenerlo? ¿O de darles protección?”
“No sabría decirte, lo siento. Tendríamos que identificar la amenaza para poder encontrar una manera de salvarlos. Sé que es casi imposible limitar sus movimientos por sus responsabilidades y todo, pero sería bueno que eviten las zonas donde encontraron los cuerpos de sus compañeros. Claro, si no lo han hecho aún.”
“Lo recomendé, pero mi padre y el líder se opusieron. Ellos creen que esto si es obra de nuestros enemigos.”
“Esa muerte tan extraña no puede atribuirse a otro humano,” dijo Oikawa. “O bueno, no cualquier humano. Debe ser por un rebel o por algún arma de Rizembool, de seguro.”

“Odio la idea de dejar pasar tiempo, tomando en cuenta que se pueden perder vidas en ese intervalo… pero creo que sería bueno ver si algo sucede aún cuando evaden las calles y pasajes donde encontraron a los fallecidos. Sé que los superiores se opusieron, pero tal vez podrías decirle a tus subordinados por tu cuenta. Lo que sí, no te atrevas a ir a esos lugares solo.”
“¿Por?”
“Estuve dándole vueltas a lo que ocurrió hoy con Beo, y llegué… a una conclusión extraña. Beowulf se ancló a mí durante el día… y he tenido un día terrible. He estado muy cargada con cosas personales y externas y estoy segura de que la ansiedad emanaba de mí como un aura maligna.” Eureka suspiró. “Lo cierto es que… creo que Beo se alimenta de malas energías y de pensamientos negativos. Y Kokichi, al entregármelo como un paquete, sabía de lo que sería capaz. No sé si predijo que hoy me vería con Mama… si es así, maldito bastardo.”
“¿No te vio hablando con él durante el entrenamiento?” comentó Oikawa.
“…Es cierto.” Eureka suspiró. “Ahhh, qué horror.”

“¿Quién es Kokichi-san?” preguntó Madara, confundido.
“Mi rebel. El amo de Beo, por así decirlo.”
“Oh… Entonces, bajo esa lógica. ¿Beo-san fue débil conmigo porque mis pensamientos eran positivos?”
“Es mi suposición. Me dijiste que evitó el contacto contigo cuando lo cargaste. Y durante la pelea, te veías feliz y entretenido, aún a pesar de la situación. Esas energías positivas de seguro lo regresaron a su estado inicial.”
“Por eso mis ataques sí tenían efecto en él.”
“Exacto. Lo que no significa que será así con todos los orphans. Este funciona así, pero no sabemos nada del resto. Y ni siquiera sabemos si el causante de las muertes que me comentas es orphan o humano.”
“¡Está bien! ¡Mama será precavido entonces~☆!”
“Me alegro.” Eureka suspiró, aliviada. “Más aún ahora. Estás herido. Es cierto que no es nada grave, pero ya estás en una leve desventaja. A eso añádele que no sabes nada del oponente.”
“¡Sí, no seré impulsivo, descuida!”
“Tengo un viaje importante que hacer el fin de semana que viene. Cuando me libre de eso y también de las audiciones, podríamos ir a investigar.”
“¿Qué viaje?” Oikawa la observó, curioso.
“Es un tema familiar… no quiero hablar de eso.”
“¡Está bien, Eureka-san! Entonces… ¡Hay que redirigir nuestra atención a las audiciones, primero!”
“Mm.” Eureka asintió. “Eso es prioritario ahora. Pero sí valdría la pena advertir a tus subordinados, como te dije.”
“¡Sí, pienso hacerlo desde mañana! Enfrentaré las consecuencias si es que mi padre y el líder me reclaman por ello, pero no pienso seguir perdiendo vidas por gusto.”
“Ojalá que funcione, y el peligro sólo se encuentre en esos puntos determinados.”
“Mnn…”





Un sonido llamó la atención de todos: era Beo, quien se despertaba al fin. El orphan se restregó el sueño de la cara, y luego de un exagerado bostezo, se percató recién de su falta de vestimenta y del nuevo entorno en el que se encontraba.

“¿Qué…?”
“…” Eureka no perdió tiempo en soltar las pinzas y cargar sus poderes en sus manos. Morgana, en sincronización con su ama, hizo lo mismo, y se envolvió en corrientes de viento.
“¿Beo-chan?” lo llamó Oikawa.
“Ugh. ¿Por qué tanta hostilidad?” dijo el orphan, indignado.
“Bueno, si estamos magullados es por tu culpa,” dijo Eureka. “Tan solo mira a Mama.”
“¡Buenas noches, Beo-san~!” lo saludó el mencionado con una gran sonrisa.
“…” Beo soltó un suspiro cansado.
“Tú… te cargas con las emociones ajenas, ¿no?” le preguntó la HiME, mientras disipaba la electricidad en sus puños.
“…No sé.” Beowulf asintió. “No sabría decirte con seguridad… no conozco nada sobre mí.”
“¿Recuerdas algo de lo que pasó hace una hora?” preguntó Eureka.
“Pedazos. Sé que cambié de forma, y que los ataqué… pero no recuerdo todo con claridad. Lo único que me queda claro es que perdí el control. Supongo que esa era mi función.”
“Sí, es exactamente lo que pasó,” dijo Morgana.
“¿Qué piensas hacer ahora, Beo-san?” preguntó Madara, curioso.
“Regresaré con Ouma. Sólo quería darte un susto. No me dijo que me quede contigo por el resto de la semana, así que debo imaginar que me necesita a su lado de nuevo.”
“¿No quieres esperar a que te consigamos un cambio de ropa?” ofreció Eureka. “Estás…”
“¡Si sé que estoy desnudo!” se quejó el orphan, avergonzado y rojo hasta las orejas. “Pero el saco es suficiente. Y no saldré a la calle así. Buscaré otra forma para llegar a Ouma.”
“¿Puedes cambiar de forma con tu propia iniciativa?” Eureka arqueó una ceja.
“Ese es mi problema.” Beowulf se levantó del sofá, tapándose con el saco encima de él. Comenzó a caminar hacia el balcón, dejando a todos sumidos en una gran confusión.
“Espera. ¿Te vas?”
“No me voy a quedar aquí más tiempo.”
“Beo-san. ¿No te gustaría ponerte algo más de rop—?”
“¡QUE VOY A CAMBIAR MI FORMA! ¡ADIÓS!”





Fiel a su palabra, Beowulf se disipó en un humo de los colores de su piel y su cabello… transformándose en un lobezno pequeño y rubio. Luego de observarlos por una última vez y hacer el saco a un lado, el orphan completó el trayecto hacia el balcón y saltó de este, desapareciendo de la vista de los presentes.

“…Eso fue algo extraño, sin duda,” comentó Oikawa.
“Pues no será la última vez que lo veamos. De seguro auxiliará a Kokichi en la siguiente batalla que tengamos contra él. Y no vamos a tener a Mama siempre, así que habrá que buscar una solución alterna.”
“Yo podría estar—”
“Mama. No quiero problemas con NewDi… que de seguro los habrá cuando vean esa herida gigante en tu espalda.”
“…Puedo entrenar aún más para evitar ese tipo de ataques.”
“¡No tienes por qué ayudarme!” Eureka se cruzó de brazos, enojada.
“Es lo mismo que puedo decir de ti, Eureka-san. Y sin embargo, estás dispuesta a auxiliarme con el problema de mi familia y de los míos.”
“…”
“Mike-chan tiene razón,” dijo Oikawa.
“¡Ohhh, me pusiste un apodo, Tooru-saaan!” Madara se veía muy feliz con eso. “¡Así me decían en la infancia, se siente nostálgico!”
“…” Oikawa lo juzgó con la mirada y lo señaló, indignado. “¡Eso no significa que me he rendido respecto a-tú-ya-sabes-qué!”
“¡No sé por qué nos estamos señalando!” dijo Madara, apuntándolo de la misma forma.
“…Ugh. Siento los inicios de una migraña.” Eureka se llevó una mano a la cabeza, irritada.
“Eureka-dono. No es por preocuparla, pero… ¿No está sangrando una de las heridas de Mikejima-dono?” dijo Morgana.
“¡MAMAAA! ¡ESTÁS SANGRANDO!”
“…” Madara notó que una de las vendas de su torso estaba manchada de sangre. “¡Oh, no!”
“A este paso, regresaremos a nuestros departamentos al siguiente día…” se quejó Oikawa.
“¡Eso es porque en vez de ayudar, la friegas aún más! ¡Mama tiene que estar en reposo!” le recriminó Eureka. “¡Y tú!” Se volteó hacia Madara. “¡Deja de moverte como gusarapa!”
“Hoho~☆”
“Tal vez sería mejor llamar a un médico, Eureka-chan.”
“…Eso estoy pensando. Mama.”
“¡Sí!”
“¿No tienes un médico de confianza? De… los tuyos.”
“¡Claro! ¡Pero no puedo llamarlo! ¡Le alertaría de mi estado a mi padre y al líder!”
“…Pues Seven nos tendrá que ayudar, entonces.” Eureka suspiró y sacó su celular, marcando el número de su amigo. “¿Aló, Seven?”
¿Eu?
“Holaaa~ Adivina quéee~”
Beowulf.
“…Sí.”
¿Estás bien?
“¿Yo? Perfecta. Mama, por otro lado…”
¿Mama salió herido? Ohhh, NewDi te va a partir en trocitos~
“No me digas lo obvio.”
“¡No la partirán en trocitos si no se enteran que ella es la culpable!” anunció Madara.
“Lo harán, cuando vean el CCTV de las cámaras en los exteriores de NewDi y noten que desaparecimos y aparecimos de un momento a otro.”
Yo puedo borrar esos videos,” ofreció Seven. “Pero sospecho que no es el motivo de tu llamada.
“Bórralos… por favor,” suplicó Eureka. “Pero no, no es el motivo de mi llamada. Necesito que me hagas un favor. ¿Recuerdas tu clínica clandestina?”
Ah, a la que los llevé cuando los pulveriz—
“…Sí, sí, no me hagas recordar mis derrotas y altibajos. ¿Tú crees que puedan mandar a un médico al departamento de Mama?”
Sí~ por supuesto. Les mando a mi médico de confianza. Prometo que no abrirá la boca y se callará todo lo que vea~
“Perfecto.”
Lo contactaré en breve. Calculo que se demorará media hora en llegar… si el departamento de Mama está en el centro de la ciudad.
“¿Cerca? Pues… está a pocos minutos de la sede de NewDi a la que nos llevó. Te paso la dirección ahorita.” Eureka se apuró en mandarle su ubicación por Whatsapp. “¿La ves?”
Mm…” Se escucharon un par de tecleos y clicks y la afirmación de Seven. “Sí, ya me llegó. Le diré que vaya lo más pronto posible… como es más cerca, de seguro anda a veinte minutos.
“¡Okay, gracias Seven!”
No prob, Eu. Dile a Mama que se recupere pronto y que le mando mis mejores deseos~
“Yo le dig—”
“¡Mama te lo agradece, Luciel-san!” dijo Madara, muy alegre.
“…Ugh.” Eureka rodó los ojos. “Bueno, gracias Seven. Nos vemos en estos días.”
Adióoos~

La llamada se cortó.

“Felizmente no le tomará mucho llegar aquí,” dijo Oikawa. “Así que podemos ir en camino~”
“¿Estás loco? Yo pienso quedarme a verlo en su cama y descansando.”
“¡No podría hacerle eso a mis visitas!”
“No somos tus visitas, Mama.” Eureka lo juzgó con la mirada. “Hemos venido a ayudarte. Eres el que peor ha salido de esto y me siento responsable. Así que todos nos quedamos hasta que te terminen de curar y estés tranquilo.”
“…Eureka-dono tiene razón,” dijo Morgana, saltando del sofá en el que se encontraba para tomar asiento al lado de Madara.
“Wah, muchas gracias, entonces~”
“Y estaremos chequeándote durante la semana,” dijo Eureka. “No creo que puedas hacer movimientos muy bruscos al menos por unos días… y sé que eres súper enérgico, pero deberás tener mucho cuidado.”
“Tranquila, Eureka-san~ Si sé que tengo que limitar mis movimientos. Como te dije durante la batalla, he estado en peores situaciones, así que tengo una idea de cómo cuidarme.” Madara sonrió.
“…Esperemos que hagas caso, entonces,” dijo Morgana.
“Esperemos.” Eureka suspiró por centésima vez durante ese día.







Madara se levantó por una terrible pesadilla, recordándole viñetas lejanas de su pasado que había intentado olvidar en vano. 

A juzgar por la oscuridad de la estancia y la ausencia de voces y sonidos, parecía que habían pasado varias horas desde que el médico mandado por Seven se retiró, luego de terminar de suturar sus heridas y de completar la desinfección que Eureka había iniciado. Al observar el reloj en su mesa de noche, Madara confirmó su intuición: dictaban las 3:25 de la madrugada.

Madara esperó que Eureka le perdonara la falta de responsabilidad, puesto que su curiosidad era más grande que su sentido de autopreservación. Intentó incorporarse, pese al dolor, pero no necesitó moverse mucho para reconocer que la joven andaba sentada en una silla a su lado, recostada en la cama al haber caído rendida al sueño. Morgana, por su lado, andaba muy cómodo al pie de la cama, hecho bolita y también en los brazos de Morfeo.

Hasta Oikawa se había quedado, durmiendo doblado en el sofá unipersonal de su cuarto. Había cambiado de posición en el transcurso de la madrugada, porque se veía muy incómodo intentando dormir horizontalmente en aquel espacio tan pequeño.

Madara se aguantó las ganas de reír y desobedecer a la HiME. Luego de acariciar los cabellos de Eureka, el idol volvió a acostarse en la cama con una gran sonrisa en el rostro.

« Last Edit: January 19, 2021, 12:54:32 AM by Eureka »


Sayi

Re: HiMEverse Episode V: The Rebels Strike Back
« Reply #730: January 14, 2021, 11:50:54 AM »
^ Los fics de Eureka cuentan para probaciones de Diciembre uwu


Hello gals <3

Para cualquier duda y/o consulta las invito a postear en el foro de planeación.

Sin más preámbulos~





Sayi :: 865 palabras
Nite :: 0 palabras
Cho :: 5840 palabras
Kana :: 4805 palabras
Eureka :: 1541 palabras
Puri :: 0 palabras
Mimi Tachikawa :: 1650 palabras
Mery :: 0 palabras
Apple :: 1095 palabras


Now, let's carry on with those big HiME dreams...

- - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - -
Oh, dream maker, you heart breaker
Wherever you're goin', I'm goin' your way


Eureka

Re: HiMEverse Episode V: The Rebels Strike Back
« Reply #731: January 14, 2021, 05:54:15 PM »
Holis uwu9 vengo con un fic compartido con Kana! Yo estaré en este color y Kana en el del foro!






“No.”
“Pero—”
“¡NO!”

El suspiro de su mamá fue sumamente exagerado.

Dios, no había forma de que no lo hiciera a propósito. Estaba buscando darle pena a como de lugar: era su táctica favorita de manipulación, una rutina que Allen se había aprendido de memoria con el paso de los años.

Odiaba las fiestas de ese tipo y no era ningún secreto. Su madre y su hermano menor lo sabían a la perfección: no había manera de ignorarlo, con el tatuaje exagerado en su cara y su expresión hipócrita de alegría cada vez que asistía a esos ostentosos eventos llenos de gente desagradable. A diferencia de él, Shiro y su madre eran expertos a la hora de tratar a esas personas: una máscara que habían encontrado necesaria de llevar en aquellas situaciones, más aún luego de la muerte de la cabeza de la familia Walker.

Sin embargo, Allen había decidido honrar la memoria de su padre de una forma distinta. No podía negar sus orígenes, pero podía forjar su propio camino, y eso era lo que pretendía hacer, alejándose de las carreras tradicionales de familias como la suya, buscando su propia pasión, intentando encontrar un trabajo a medio tiempo.

Lo último estaba aún en proceso, pero pronto lo lograría, estaba seguro de ello.

Lo cierto era que no utilizaría el dinero de los Walker, ni siquiera en situaciones preocupantes como la de un par de meses atrás, cuando Kana y él habían aparecido en medio de Islandia luego de unas experiencias un tanto… traumáticas.

Aún a pesar de intentar guardarlo, un suspiro se escapó de sus labios. Supo, en esos instantes, que accedería. Pese a sus quejas, no podía abandonar a Yashiro a su suerte. Imaginarlo lidiando con todo por su cuenta le daba un tanto de pena. Después de todo, su madre no iba a ser capaz de asistir al evento por unos temas relacionados al negocio.

“Okay,” sentenció Allen, un tanto cansado. “Iré… pero no prometo nada.”
“No te estamos pidiendo que les lamas las botas,” dijo su madre. “God, I wouldn’t even think about it.”
“Los odiamos igual o más que tú, Allen,” dijo Yashiro. “Aunque a veces me regalan cosas lindas, y eso lo aprecio~”
“Me imaginaba que sí.” Allen sonrió. “Pero ugh. Ya estaba acostumbrado a mi vida tranquila aquí.”
“¿No fuiste al derbi del rey?”
“Eso no cuenta. Todos se enfocaron en las competencias. En cambio, una gala…”
“Mm. Cierto. La última gala fue hace un poco más de medio año,” comentó Shiro, observando el techo con poco interés. Por puro aburrimiento, el menor comenzó a lanzar al aire una de las almohadas de Allen, sin mucho cuidado. “¿Creo que el hermano mayor de los Simmons se comprometió?”
“Y yo me libré de eso.”
“Mejor dicho, escapaste,” le sacó en cara Shiro. La almohada que acababa de lanzar chocó contra el dosel de la cama y cayó más rápido de la cuenta, impactando en su cara. Allen soltó una risotada.
“Sí, pero ahora no te queda de otra, Allen,” comentó su madre, trayéndolo de vuelta al mundo real. “Sé… que no quieres heredar todo esto. Y lo entiendo: tu padre te apoyaba en tus locuras y yo soy muy distinta a él. Sin embargo, deberías estar ahí para tu hermano. No sería pertinente que él fuera solo.”
“Y ya dije que voy…” Allen rodó los ojos. “En serio.”
“Tómalo como unas mini-vacaciones,” comentó Shiro. “Un fin de semana en Singapur. Hey, no suena nada mal.”
“Supongo que necesito un descanso.”
“Y eso que no ha pasado casi nada desde el inicio de ciclo.” Shiro rio. “Pero entiendo la necesidad de un break.”
“Todos lo necesitamos de vez en cuando. Aprovecha y relájate un poco, Allen,” dijo su mamá.
“Mm.” Allen asintió, desganado.

Era un fin de semana de tortura, por más de que Shiro intentara venderlo de otra manera. Lidiar con las mismas preguntas de siempre, las miradas juzgonas y los comentarios desagradables por lo bajo iba a ser un reto.

Sin embargo, Allen no podía negar que Singapur sonaba como un interesante cambio de rutina. Recordaba haber asistido de pequeño a un evento en aquella ciudad, junto a Shiro y su padre, muchos años atrás. Aquella plazuela llena de famosos puestos de comida formaba parte de uno de los recuerdos más entrañables de su infancia.

“¿Saben qué otras familias asistirán?” preguntó Allen, curioso.

Los Walker contaban con pocas amistades entre el mar de nobles y familias de alta sociedad. El primero había sido Cain Lancaster, amigo de la infancia de los gemelos. Bueno, tal vez más de Allen, porque Cain no soportaba a Shiro y eso no había cambiado con el paso del tiempo.

Conocer a Lavi en secundaria media y enterarse de que también pertenecía a su mismo círculo social fue una sorpresa agradable. Allen encontró que tal vez ese grupo selecto de gente podía ser reivindicado. Para sustentar aún más su posición, al cabo de un tiempo comenzó a tratar con Eureka, hija de una acomodada familia de doctores que servían al resto de familias nobles y adineradas. La joven era, aunque un tanto alocada y curiosa, muy amable y sincera al igual que su amigo. De esa forma, confirmó que había personas que valían la pena. 

Sin embargo, todos ellos eran muy pocos en comparación a la infinidad de personajes con los que se topaba en aquellos eventos. Allen podía reír y fingir todo lo que deseara, pero al final del día, no confiaba en las palabras bonitas y las sonrisas falsas.

Al menos Lavi, Eureka, Cain y varios Lancaster y allegados eran genuinos en su trato. Si estaban entre los invitados, la celebración sería un poco más tolerable.

“Deben ser todas las familias asociadas a los Vi Britannia y los Zoldyck,” comentó su mamá.
“¡Exacto! Escuché que también irán los Lancaster y otras familias de la nobleza,” dijo Shiro.
“…Oh.” Allen suspiró, aliviado.

Sabía que Cain no era fan de aquellas reuniones, pero no podía evitar sentir algo de alegría al oír sobre la asistencia de su familia. Henry era muy ameno, también, al igual que Slaine y algunos de los mellizos. A quien no había tratado mucho era al menor, Ciel. De pequeño había sido insoportable, pero tal vez el paso de los años le había asentado positivamente.

“Estos ricos buscan cualquier pretexto para celebrar,” comentó Shiro, con un puchero. “Y bueno, no me voy a quedar atrás. Madre~ ¿podríamos alojarnos en el Marina Bay Sands~?”
“¿Ese no es uno de los hoteles más costosos de Singapur?” Allen observó a su hermano con mucho recelo.
“Sí.” Shiro sonrió.
“…” El mayor sólo atinó a suspirar.

No tenía energías para refutarle, después de todo.

Si iba a sufrir… suponía que tener un poco de comodidad no le vendría nada mal. 



Era un gustito.



Uno, no más.







“Te ves… deprimido.”

Tal vez aquel adjetivo no terminada de describir el estado emocional de su amigo en su totalidad. Lavi, que era puras sonrisas, chistes y coqueteos, andaba desparramado en una de las mesitas de la terraza de su facultad, con una cara de muerto en vida. Era un panorama un tanto peculiar.

Desde que reconectaron aquella vez en la salida junto a Alma y sus amigos, Allen y Lavi habían iniciado una rutina de juntarse unas veces a la semana durante los huecos que tenían entre clases. Eran momentos amenos que le hacían recordar a las épocas de middle school y al internado para niños ricos al que ambos habían asistido. Lavi, sin duda, lo había salvado de una secundaria aburrida y perfecta con sus miles de ocurrencias y travesuras. 

Era curioso, justo por eso mismo, verlo así de bajoneado.

“No kidding.” Lavi intentó sonreír y falló, súbitamente. Se resignó a suspirar. Luego, alzó la cabeza y se incorporó, observando por unos instantes la vista de la terraza casi vacía.

La infinidad de mesas andaban disponibles: el horario entre las nueve y diez de la mañana mostraba a la facultad de Literatura como una tumba. No sólo las promociones de aquella carrera eran pequeñas, sino que las clases conglomeraban a todos los estudiantes en la tarde y ambos factores explicaban la falta de alumnado a esas horas.

Lavi era una excepción, puesto que le gustaba ir en la mañana a leer un poco en la biblioteca. Era, sin duda, un detalle muy curioso de su rutina, tomando en cuenta que chocaba con su personalidad. Sin embargo, Allen lo conocía de tiempo y sabía que, más allá de sus apariencias, el pelirrojo se tomaba en serio sus estudios.

“Allen, ya estoy jubilado de estas celebraciones de ricachones. No quiero ir a ninguna más. Pero mi abuelo me llamó ayer y me ordenó que vaya a la de Singapur este fin de semana. ¿Lo de la alianza entre los Vi Britannia y los Zoldyck? Y—”
“Qué. Hablas.” Allen sonrió, emocionado. “¿Vas a ir?”
“Wow. Woooow.” Lavi arqueó una ceja, receloso. “Tú odias esas fiestas. ¿Por qué te veo tan alegre?”
“Lavi, si estás ahí, todo será más tolerable, en serio.”
“Hehe, no sabía que mi presencia te emoci—”
“No.” Allen rodó los ojos.
“Awn, me hieres, Moyashi-chan~” Lavi fingió un llanto.
“Ugh.” Allen hizo una mueca de asco. “Se te pegó el apodo idiota de Kanda.”
“Oye, es excelente.” Lavi le sonrió de lado. “Pero bueno, pienso lo mismo. Si vas, creo que podré hacer un esfuerzo. ¿Shiro también irá?”
“Haha. ¿Crees que él se va a perder el espectáculo?” Allen rio. “Shiro sabe ganarse a esa gente. Terminan regalándole cositas caras y eso lo emociona horrores.”

“Oh, cierto.” Lavi sonrió. “Recuerdo que adoraba que lo mimaran y engrieran.”
“Eso no ha cambiado en lo absoluto.” Allen suspiró. “Pero bueno. Gracias por sacrificarte e ir también. No sé con quién estaría, de no ser así. Bueno, con Cain, supongo, pero… quería andar con gente un poco más animada.”
“Oh, el mayor de los Lancaster es la fiesta hecha persona.” Lavi rio… y de ahí se congeló en su sitio. “No irás a chismearle esto, ¿no?”
“Lavi, yo se lo digo en la cara.” Allen soltó un par de risitas ante la incredulidad de su amigo. “En serio, él mismo lo sabe. Es un aguafiestas y un drama queen, pero supongo que se deja querer.”
“No quiero saber lo que hablas de mí a mis espaldas.”
“Descuida, estás a salvo.” Allen le sonrió.
“…Wow.” Lavi apoyó sus codos en la mesa, reposando su mentón en su mano. “Cualquiera que te ve de lejos, pensaría que eres todo caballero y amable, con tu ropa súper fina y tus mocasines lustrados y aquellas corbatas de bolo que te alocan, pero la realidad es distinta.” Lavi sonrió.
“Soy bien chabacano cuando quiero.” Allen rio. “Okay, no. Es sólo… que no le veo sentido a guardar apariencias.”
“Pero no puedes dejar de ser classy.”
“Antes muerto que sencillo,” se burló Allen. “Me gusta vestirme decente, al menos. No siempre ando listo para una gala, pero nadie me negará que tengo algo de sentido de la moda…”
“Eso es un tanto cuestionable.”
“¡Lavi!”
“Okay, okay, tal vez sí tienes razón…” Lavi bufó. “Me encanta cómo te burlas de Shiro, pero a veces eres igual de sonso que él.”
“El burro hablando de orejas.”
“Yo no soy el que niega su esencia.”
“Haha.” Allen volvió a reír. “Te extrañé, Lavi.”
“Tranquilo, que de mí no te vuelves a librar. Ni de Alma, ni de Lena: una vez les caes bien, se aferran a ti y no te sueltan. Yuu… es otro caso.” Lavi se mostró un tanto pensativo. “Aunque debo admitir algo.”
“No me hables de ese idiota, que tengo suficiente con—”

Allen se cortó abruptamente: no sabía si era pertinente contarle que había pasado la noche en el departamento de los Kanda. No era un secreto y no tenía por qué serlo, pero sentía que Lavi lo haría digno de un relato ameno para Alma y Lenalee y eso sí le preocupaba. Tal vez Alma lo malinterpretaba y—

Wow.

Eso no tenía sentido.

¿En qué andaba pensando?

“¿Con?” Lavi lo hizo reaccionar.
“Con… su mal genio.”
“Allen, no me engañas.” Lavi suspiró. “¿Pasó algo con Yuu?” le preguntó, preocupado.
“¿…No?” Allen desvió la mirada, haciéndose el estúpido.
“…”
“…Okay.” Allen lo encaró, un tanto cansado de negarse a sí mismo continuamente. “Tú ganas.”
“¡Haha, yay~!” Lavi canturreó, muy emocionado. “No hice nada y te rendiste.”
“…Ese día que salimos a tomar… hace mes y medio. Cuando Alma nos juntó a todos y nos volvimos a ver.”
“¿Sí?” Lavi arqueó una ceja.
“¿Recuerdas que Kanda se ofreció a llevarme a casa?”
“¿…Ajá?”
“Pues… sabes que mi mamá es muy estricta. Era imposible que me viera llegar porque me mudé hace poco a uno de los cuartos en el ala oeste de la mansión, pero… los mayordomos son bieeeen chismosos. Y a veces me delatan. Así que si se enteraba de que había regresado a las cinco de la mañana… bueno.”
“Rodaban cabezas.”
“Exacto.” Allen suspiró… y luego frunció el ceño. “Y Shiro si puede salirse con la suya, me molesta.”
“Shiro tiene sus trucos. Pero eso no importa. ¿Qué hiciste?”
“Mequedéadormirensucasajaja”
“¿Qué?”
“…” Allen suspiró. “Kanda me dejó dormir en su departamento.”
“Que Yuu hizo QUÉ” Lavi se alzó en la mesa de un momento a otro, en completo shock. “Wait. ¿Quedarte a dormir en la casa de alguien no es peor que llegar en la madrug—? No, eso no importa. ¿CÓMO PASÓ TODO ESO?” le preguntó, acercándose a él sin cuidado del espacio personal.
“…No sé qué estarás pensando, pero te puedo asegurar que no es NADA de lo que imaginas.” Allen lo juzgó con la mirada.
“Haha, yo no pensaba nada mal— ¡Ahhhhhh!” Lavi golpeó su palma con su puño, mientras regresaba a su sitio. “Eso. Bueno, le interesas, así que tendría sentido. Pero le gusta Al—”
“Que yo le QUÉ”
“Allen, eres bien denso.” Lavi rio. “En fin. No me has contado qué pasó y cómo llegaron a eso.”
“¡Tú dime primero a qué te refieres con— con eso!”
“…” Lavi suspiró. “Yuu no tolera a muchas personas. No me tolera a mí, por ejemplo. Y eso que llevo unos años siendo su amigo… Creo. Siento que nuestra amistad es un poco unilateral.”
“Es el estado default con él, excepto si eres Alma.” Allen rodó los ojos.
“¿Estás celoso?”
“¿YO?” Allen soltó una carcajada. “¿Por qué lo estaría? No me importa Bakanda. Es un tipo insoportable… pero muy observador, debo aceptar al menos eso.”
“Hasta le pusiste apodo.”
“…Eso no—” Allen estaba a punto de recriminarle, indignado, pero Lavi lo interrumpió.
“En fin. Sigues sin decirme cómo terminaste en su casa.”
“Ah, nada. Le conté que no podía regresar a la mía y fue un buen samaritano por primera vez en su vida.” Allen sonrió. “En mi defensa, yo andaba un tanto picado. Creo que fui un poco más valiente de lo normal,” comentó, un tanto orgulloso de sí mismo. “¡Valió la pena! Conocí a su hermano menor! Es… wow. Tiene la misma cara de Kanda, pero es mucho más amable. Y mas ñoño. Se llevaría de mil maravillas con Shiro.”
“¿VES?”
“¿Veo qué?”
“Esto es tan raro…” Lavi se tomó el mentón, pensativo. “No tiene sentido…”
“No entiendo nada, Lavi.”
“Lena y yo no conocemos su familia.”
“…Ah.”
“¿“Ah”?” Lavi lo imitó, indignado. “¿No te parece raro? Lena y yo lo conocemos desde secundaria y jamás hemos visto a su hermanito.”
“Hermanote,” corrigió Allen. “Es igual de alto que él y Kanda le lleva un añ—”
“¡NO IMPORTA! ¿Cuánto tiempo lo conoces?”
“Uh… ¿Como cuatro meses y un poco más?” Allen se llevó un dedo al mentón.
“…Wow. Aquí hay gato encerrado.”
“No entiendo nada, Lavi.”
“Yo tampoco. Pero tranquilo, voy a llegar al meollo del asunto,” le aseguró el pelirrojo con una sonrisa. “Antes de eso, iremos a Singapur a olvidarnos de nuestros problemas.”
“Yo no teng—”
“Oh, créeme que tienes. Varios, de hecho. Sólo que eres despistado.”
“…Okay.” Allen lo observó, curioso, pero optó por hacer a un lado aquel tema. Sentía que insistir sería riesgoso. “Bueno, retomemos lo de Singapur. Habrá que indagar quiénes más irán. Tenemos un pequeño equipo entre tú, Shiro y yo.”
“Haha, iluso. Shiro nos va abandonar ni bien entremos a la gala.”
“…Cierto.” Allen suspiró. “Más razones para buscar quiénes van.”
“Tranquilo, eso déjamelo a mí.” Lavi le sonrió de lado.








Tal vez su mamá tenía razón: si bien se había prometido ir a visitarla en vacaciones, su subconsciente la había obligado a evitar ese viaje a toda costa. Regresar a su país natal implicaba la pequeña posibilidad de a) encontrarse con Lelouch, si era un fin de semana y tenía mala suerte —que siempre la tenía, por supuesto— o b) encontrarse con alguno de los miembros de ese círculo snob que le intimidaba. La peor era la opción c, que implicaba las dos opciones anteriores. Después de todo, su apodo de yeta no era por gusto.

Sin embargo, había pasado un tiempo desde aquel entonces: el ciclo ya tenía un par de semanas de iniciado. El tema de su ruptura aún le dolía, por supuesto, pero el tono preocupado de su madre la motivaba a hacerle caso. Visitar Singapur aquel fin de semana iba a arruinar gran parte de sus planes, pero era por una buena causa.

Tenía que ir: no había de otra.

…El problema era Mikoto, por supuesto.

“…” su hermano la observó, visiblemente enojado. 

Aquella expresión siempre le causaba una sensación de terror única: ninguno de sus padres era capaz de producir aquel sentimiento en ella. Era predecible, considerando que Mikoto había sido su figura paterna y seguía siéndolo a pesar de los años. La diferencia de edades y la ausencia de Cross habían sido cruciales y al pelirrojo no le había quedado de otra que auxiliar a su madre en la crianza del gremlin de la familia. 

“¿Lo siento?”
“Lo sientes,” repitió Mikoto, con un tic en el ojo.

Tatara colocó una mano en su hombro, con la intención de calmarlo un poco.

“Normalmente no le daría la razón a Mikoto, pero esta vez tiene todo el derecho de andar enojado, Eureka-chan,” explicó Tatara, acomodándose en el sofá.

La charla parecía digna de película: Tatara y Mikoto sentados en el sofá opuesto al de ella, con visible decepción y enojo en sus caras. Eureka se aguantó las ganas de suspirar, optando por escuchar las palabras de su hermano y la pareja de este.

“Te has metido en varios problemas desde la última vez que te vimos. Y… no llamas. Ni visitas. Nada.”
“Eureka-chan, entiendo tu necesidad de no mantenernos informados para evitar que nos preocupemos pero… lo que consigues es exactamente lo opuesto,” dijo Tatara.
“…Lo siento. Ustedes más que nadie deben entender lo ocupada que es la vida universitaria.”
“Nosotros criamos una niña,” dijo Mikoto.
“Y yo soy HiME.”
“…” Mikoto se llevó la mano a la frente. “De nuevo, porque no te bastó una vez.”
“…Nunca fui la más inteligente de los dos.” Eureka se encogió de hombros.
“Me doy cuenta.”
“…Lo siento, en serio.” Eureka agachó la cabeza. “Prometo que los mantendré más al tanto desde ahora.”
“…” Mikoto suspiró. “Okay. ¿Irás con nosotros al evento, entonces?”
“Sí.” Eureka asintió. “No puedo faltar: tengo que ver a mamá. Se lo debo desde hace mucho tiempo y no me sentiría bien conmigo misma si sigo así.”
“Me alegra mucho,” dijo Tatara. “Singapur nos queda más cerca, así que es la oportunidad perfecta para que se reencuentren.”
“Mm.” Eureka asintió. “El único detalle es que Soul no irá con nosotros.”
“¿Hm?” Mikoto arqueó una ceja, curioso. “Supuse que sí. ¿Pasó algo?”
“Uh… está ayudando a una amiga en su entrenamiento de HiME.”
“Tienes una amiga que es HiME también,” dijo Mikoto, intentando confirmar aquel pedazo de información.
“Tengo varias—”

‘Por no decir todas,’ pensó, y agradeció haberse guardado aquel pedazo de información para sí misma.

“…” Mikoto parecía rogar por su propia muerte en silencio. “…Okay. Y no me digas, Soul es su key.”
“Y su arma.”
“…Eso es nuevo,” dijo Tatara. “¿No era la tuya?”
“Bueno, en mi resumen súper rápido de lo que ha pasado en estos meses… pueeeede que haya dejado de lado algunos detalles importantes. Como que rompí con Lelouch y ahora Oikawa es mi key. O que Soul es—”
“¿Oikawa-chan es tu key?” preguntó Tatara, emocionado. “¡Ahhh, qué alegría! Él me cae muy bien.”
“Mm.” Eureka asintió, contenta con las palabras de Tatara. Le tranquilizaba saber que él aprobaba a su amigo.
“Me alegra que al fin hayas terminado con ese tipo,” anunció Mikoto, con una pequeña sonrisa. Tatara lo codeó en el estómago sin ningún cuidado. “¿Qué cosa?”
“¡No seas malo!” le recriminó su pareja, enojado. “¡Tú sabes cuánto lo quería Eureka-chan!”
“Uh… estoy aquí,” comentó Eureka, avergonzada.
“¡Lo sé!” Tatara se giró hacia ella y luego volteó la mirada hacia Mikoto, de nuevo. “¡En serio! ¡No puedes ser así de cruel!”
“Tatara, ese chico me dio mala espina desde que lo conocí.”
“¡Nunca te hizo nada!”
“Bueno, Tatara tiene razón. Encima, lo conociste cuando él tenía cinco años. Dudo que pudiera hacerte mucho a esa edad,” dijo Eureka. Tatara se aguantó las risas, enojando a Mikoto.
“Oye, terminaron por algo.” Mikoto rodó los ojos. “Al final, mi presentimiento estaba en lo cierto.”
“…” Eureka suspiró. “Okay, puede que tengas razón.”
“…En fin.” Mikoto se masajeó las sienes. “¿Qué hay de tu gato? ¿Irá con nosotros?”
“Estaba pensando dejárselo a Oikawa, aunque… también podría andar con Soul,” meditó Eureka. “Mona no me preocupa, si les soy sincera. ¿Ustedes irán con Anna?”
“Pensábamos dejarla, pero creo que sería bueno que vea a Kate,” dijo Tatara. “Y… no confío mucho en Misaki como para encargársela.”
“A veces es un poco atolondrado, es cierto.” Eureka sonrió.
“Mm.” Mikoto asintió.
“Será un pequeño paseo~” canturreó Tatara, emocionado. “¡Ya nos venía bien, realmente!”
“Entonces quedamos así. ¿Pueden comprar mi boleto aéreo con el de ustedes?” pidió Eureka.
“Sí. Madre me mandará el dinero así que yo me encargo de eso y del hotel,” dijo Mikoto.
“Perfecto.” Eureka sonrió. “Por cierto… ¿les molestaría si voy a recoger a Anna hoy?”
“Oh.” Tatara abrió los ojos, un tanto sorprendido. Su expresión, rápidamente, cambió a alegría, y asintió. “¡Claro! No hay problema. Pero hoy nos pidió ir a visitar a su amiga. Si puedes acompañarlas junto a la mamá de la niña, sería genial.”
“¡Gracias!” Eureka asintió. “No los defraudaré.”
“Mm.” Mikoto sonrió levemente. “Me alegra que te tomes a pecho todo esto.”
“Debo empezar a reivindicarme,” mencionó ella, levantándose y alistando sus cosas. “He estado ausente y eso no puede quedarse así.”
“Aún… falta una hora y media para que terminen las clases.”
“Lo sé.” Eureka le sonrió de lado, una vez lista. “Pero tengo que pasar por un lugar antes de ir a verla.”
“¿Supongo que hablarás con tu gato?” sugirió Mikoto.
“…Con él y con mi key.” Eureka suspiró.
“Me alegra. ¡La comunicación es lo más importante en una relación!” recomendó Tatara, guiñándole el ojo.
“No es…” Eureka suspiró. “Bueno, ni tengo energías para refutarte eso. ¡Los veo!”

Eureka se levantó de su sitio y les hizo una reverencia, doblando su espalda en un perfecto ángulo de cuarenta y cinco grados. Se incorporó de un salto y, luego de esbozarles una sonrisa confiada, corrió hacia la puerta del penthouse de su hermano.

Tenía varias cosas por hacer y no podía perder el tiempo.







 
Una vez en su asiento, Allen sintió que el alma le regresó al cuerpo: al fin podía permitirse un descanso.

Había sido todo un trámite realizar el check-in con anticipación, puesto que la aplicación de la aerolínea tenía varias fallas y la página web era otra pesadilla. Eventualmente, Allen tuvo que recurrir a Lavi, quien le explicó con mucha paciencia la manera en que debía confirmar su reserva. Había un truco en el app para evitar que se estancara en la mitad del proceso de check-in. Con ese detalle, todo cambió para bien: Allen cumplió con su cometido y hasta logró seleccionar su asiento de clase ejecutiva.

Era predecible que la situación de Yashiro fuese distinta. Allen le había insistido en que hiciera el check-in con anticipación, pero su hermano se rehusó a hacerle caso y, por supuesto, terminó en un asiento lejano al de él. Si era sincero consigo mismo, al mayor de los Walker no le afectaba en lo absoluto, puesto que la clase ejecutiva era reducida y tampoco eran pequeños como para necesitar andar juntos, pero sabía que Yashiro andaría refunfuñando por el resto del vuelo. Cuando se aburría, le encantaba conversar, y para su mala suerte, había terminado en uno de los asientos solitarios a los extremos del pasillo. De todas formas, Allen dudaba que su posible compañero de viaje se hubiera apiadado de él y le hubiera dado el gusto de entretenerlo. De seguro habría agradecido la existencia de aquel divisor deslizable que separaba los asientos y que podía salvarlo de la tortura de compartir siete horas al lado de Yashiro.

Lavi, en cambio, sí había sido responsable… para sorpresa de todos. Reservó su asiento y realizó el proceso con anticipación, pero las sorpresas no terminaron allí, porque Yashiro y Allen lo encontraron en el aeropuerto, puntual, y juntos pasaron por aduanas y abordaron el avión.

Una vez acomodados en sus asientos, Allen deslizó el divisor central hacia abajo con la intención de conocer a su acompañante y saludarlo.

Le sorprendió reconocer a su vecino. Era un joven alto de cabellos castaños y mirada confiada que, en esos instantes, se veía un tanto… nervioso, curiosamente. Se trataba de uno de los chicos del grupo de amigos de Kana y Eureka: Allen recordaba haberlo visto junto a ellas en el festival de Sanno unos meses atrás, cuando se habían encontrado en el evento. Aún se arrepentía de mostrarles su lado infantil, pero al menos contaba con el alivio de saber que Kana había hecho lo mismo con él y lo continuaba haciendo cada vez que interactuaba con Cain.

Antes de poder iniciar la conversación con el muchacho, este se giró hacia él y le robó la oportunidad de hacerlo.

“Disculpa. ¿Habrá forma de cerrar la cabina para que nadie me vea?”
“Uh… ¿no?” Allen arqueó una ceja. “Sólo está el divisor entre asientos. Las personas que pasen por el pasillo te verán de todas formas.”
“Y encima me toca uno de los asientos al inicio de las filas.” El joven se llevó la mano a la cara. “Esto no puede ser peor.”
“¿…Puedo ayudarte?”
“No— Espera.” El joven lo observó fijamente. “¡Sí! ¡Tú! Tú eres amigo de Kana-chan y Eureka-chan, ¿no?”
“…¿Sí?” Allen ladeó la cabeza, aún más confundido que antes.
“¡Ajá!” Oikawa sonrió, emocionado. “¡Los dioses me han sonreído!”
“No entiendo nada.”
“Ah, bueno, empecemos por las introducciones, entonces. Soy Tooru Oikawa. Estudio comunicaciones en Rizembool y soy el capitán del equipo de vóley.”
“Oh, un gusto.” Allen sonrió. “Mi nombre es Allen Walker. Estudio Física en Hanasak—”
“Genial.” Oikawa lo cortó abruptamente. “Mira, no debería estar aquí. Hay alguien que no quiero que me vea, pero nunca pensé que mi sitio sería tan visible y no puedo pasarme todo el tiempo en el baño así que—”

“¡WOW, ESPERA!” Allen lo interrumpió. “¡Es mucha información en poco tiempo—!”
“LO SIENTO ALLEN-CHAN NO HAY SEGUNDOS QUE PERD—”
“¿…Oikawa?”

Allen y el mencionado se giraron en dirección a la portadora de la voz, quien ingresaba por el pasillo izquierdo junto al resto de pasajeros. Al inglés no le sorprendió que se tratara de Eureka: recién en esos instantes caía en cuenta de que muy probablemente había sido invitada también a la gala junto a su familia, justo como él. Sin embargo, esos detalles no resolvían del todo el misterio detrás de la presencia de su compañero de asiento.

“¿Qué haces aquí?” Eureka arqueó una ceja, confundida… y luego pasó a notar a Allen, quien estaba sentado al lado de su amigo. “Oh, ¡Allen! ¡Hola!” saludó la joven, enérgica. “¿También vas a la gala?”
“Sí.” Allen sonrió… y luego suspiró. “Lamentablemente. Aunque debo admitir que todo se vuelve un poco más soportable con gente como tú allí.”
“Digo lo mismo.” Eureka asintió. Su mirada volvió a posarse en Oikawa, desintegrándolo con su hostilidad. “¿Y? ¿Me vas a explicar que haces aquí?”
“No quería interrumpir tu conversación, h-ha… ha…” Oikawa desvió la mirada.
“…” Eureka optó por colocarse en frente de ellos para evitar interrumpir el paso fluido del resto de pasajeros. “Okay, habla.”
“…” Oikawa suspiró y asintió. “Totsuka-san está preocupado por ti. Sabe que estás yendo por tu mamá, pero de todas formas vas a encontrarte con Britannia-chan, así que pensó que sería bueno que tuvieras compañía. No quería verte aburrida al lado de Mikoto-san y él, así que pensó en mí… y bueno, le pidió ayuda a Yata-san.”
“¿Y él le dio tu número?”
“Sí.”
“¿Y Tatara te compró el pasaje?”
“Yep.”
“¿Y el hotel?”
“Mm.”
“¿Alguien me explica?” preguntó Allen, perdido.
“El resumen súper rápido es que Britannia-chan y Eureka-chan terminaron y ahora se van a encontrar en la gala y el cuñado de Eureka-chan cree que es peligroso para ella.”
“…Como si no tuviera dignidad.” Eureka rodó los ojos.
“Uh… ¿No la tienes?” Oikawa sonrió de lado.
“Estás a dos segundos de MORIR ROSTIZAD—”
“¡CALMAAAA!”
“¡SIII, CALMAAAAAA!” se oyó una voz a lo lejos.

Al acercarse, Allen confirmó sus sospechas: era su hermano, quien había escuchado el drama y no había dudado en aprovechar y sumarse a la conversación. Yashiro era sumamente chismoso y eso lo sabía todo el mundo. Su intervención era de esperarse.

“¡Hola, Eureka-chan!” la saludó el menor de los Walker, con una gran sonrisa.
“Hola, Shiro…” lo saludó Eureka. “¿Tú también vas a la—?”
“¡Sí!” Yashiro le guiñó un ojo. “¡No me la perdería!”
“…Tiene sentido.” Eureka suspiró. Luego, se giró hacia Oikawa una vez más. “Bueno, tengo demasiadas preguntas en mente. No sé si el tiempo que nos queda antes de despegar alcance para que me las resuelvas.”
“Podríamos cambiar de asiento, Eureka,” ofreció Allen. Oikawa se transformó en el grito de Edward Munch.
“Awww, ¡qué lindo!” La HiME le sonrió. “Pero luego de la primera hora de vuelo, de seguro voy a querer matarlo, así que no nos conviene.”
“¡Piedad, Eureka-chan!” suplicó Oikawa.
“Siempre está el divisor entre asientos,” sugirió Yashiro. Allen se aguantó la risa: como si su hermano no hubiese sido víctima de aquel gadget.
“¡Buen punto!” Eureka sonrió. “Entonces, intercambiemos. Estoy en una de las suites personales. ¡La 3B!”
“¡Woah, okay!” Allen no pudo ocultar su emoción: contra todo pronóstico, ese día parecía ser prometedor. “Pero si luego la quieres de vuelta, no hay problema.”
“¡No te preocupes! Al contrario, gracias por ofrecerte.”
“¡¡¡ALLEN-CHAN NO ME ABANDONES!!!”
“…” Allen observó a Oikawa por unos instantes, con visible pena en su rostro. No quería ser indiferente al sufrimiento del amigo de Eureka, pero entendía los motivos detrás del enojo de la HiME. Lo mejor que podía hacer era evitar meterse en asuntos ajenos. “Lo siento, Oikawa…”
“Pero la suite lo llama,” dijo Yashiro.
“Hablas como si fuera tuya.” Allen lo observó, un tanto irritado.
“Si te aburres, no me molestaría sacrificarme…”
“Ugh.” Allen rodó los ojos. “Los veo luego,” dijo, sonriéndole al resto, y caminó por el pasillo, pidiendo permiso para llegar a las escaleras que conectaban con las suites privadas.
“Bueno, yo también me despido~ Los dejo con sus problemas maritales,” dijo Yashiro, y luego de ondearles la mano, desapareció al igual que su hermano.
“…Okay.” Eureka tomó asiento en el sitio que, hasta hacía unos instantes, había pertenecido a Allen. “Tenemos varias cosas de que hablar, ¿no crees?”
“…” Oikawa asintió: un escalofrío recorrió su espina, pero optó por ignorarlo.

Iba a ser un largo y tortuoso viaje.







Era una terrible idea.

Aún así, por más de que Allen intentara desaprobarla, lo cierto era que de seguro haría más divertida su experiencia en la gala. 

Luego de miles de peripecias, una visita rápida al centro comercial del hotel y un extreme makeover a manos de Shiro, Oikawa parecía un miembro más de la nobleza, logrando camuflarse en la fiesta con mucha facilidad. El causante de todo era Lavi, por supuesto, quien había sugerido que Oikawa se uniese al grupo. Un poco después había notado que aquella idea implicaba un tipo de producción especial y un montón de dinero, pero la suerte estaba de su lado: el cuñado de Eureka había planeado ese predecible desarrollo de los sucesos y le otorgó al grupo los medios necesarios para lograr aquella farsa.

Pese a las quejas y al drama —y al eterno viaje de ida—, la presencia de Oikawa le transmitía una gran sensación de calma a Eureka, por lo que la HiME dejó de oponerse al plan eventualmente. Era comprensible: encontrarse con un ex en una gala de aquella magnitud iba a ser problemático si lo hacía sola. Más aún, siendo esa la primera vez que se cruzarían luego de terminar.

Entre todos, consiguieron crearle un personaje y transfondo a Oikawa: se trataba del heredero de una compañía de exportación de vidrio muy popular al norte de Japón. Radicaban mayormente en Estados Unidos, pero los Oikawa estaban aliados también con familias importantes en Singapur como los Yong, los Zoldyck y los Lucilfer. Justo por ello, el grupo había planeado minimizar las interacciones con las familias mencionadas, agradeciendo que Lavi, Allen y Shiro estuviesen al tanto de los miembros de cada una para evitar causar estragos.

El parque de Jardines de la Bahía, que había sido reservado especialmente para la gala, parecía brillar con singularidad aquella noche. En medio de los gigantescos árboles de luces, metal y concreto y rodeada por un diverso bosque de plantas de la isla, la ceremonia estaba en todo su auge: la banda de jazz tocaba exquisitas melodías mientras que la gran variedad de grupos de invitados conversaban animadamente, compartiendo anécdotas y brindando con coctéles absurdamente costosos.

“Huh. Esto es nuevo,” comentó Allen, sorprendido, mientras observaba las luces de los inmensos árboles al centro del parque.
“¿Habías venido antes?” preguntó Lavi, curioso.
“¿Acá? No. ¿A Singapur? Sí. Mi papá nos trajo a Shiro y a mí a un evento, muchos años atrás.”
“¡Ohhhh!” Shiro pareció iluminarse en esos instantes. “Fuimos a la plaza llena de comidas locales. Eso es lo que más recuerdo, realmente.”
“Yo igual.” Allen rio.
“Dicen que esos puestos han ganado estrellas Michelin. Deberíamos ir a probarlos mañana~” dijo Oikawa, emocionado.
“Bueno, el vuelo sale en la noche, así que si nos daría tiempo…” comentó Eureka, pensativa.
“Por cierto, no pensé que te quedarías con nosotros, Shiro~” canturreó Lavi, muy alegre.
“¡Yo tampoco!” Shiro sonrió. “Osea, eventualmente, los abandonaré~ Primero, me cercioraré de que pueden sobrevivir en este mar de tiburones.”
“Aún no nos topamos con caras conocidas, así que todo bien,” aseguró Allen… y luego divisó a algunos de los Lancaster a lo lejos. “Oh, ya decía yo.”
“¿A quién viste?” preguntó Oikawa, curioso.
“Allen vio a su mejor amigo, Cain,” contó Shiro. “…Quien de seguro descubrirá toda esta farsa y se burlará de nosotros.”
“Iba a defenderlo, pero no tiene sentido.” Allen suspiró. “Igual, dudo que se burle. Sólo nos juzgará con la mirada y tal vez nos insultará si anda de mal humor.”
“Eso no es mejor, Allen.” Lavi se llevó una mano a la frente. “Vamos por otro lado, entonces. Ya luego saludas a solas a Cain y a sus hermanos.”
“Sí, porque dudo que quieran interactuar conmigo,” dijo Shiro, un tanto orgulloso (?).

El grupo se deslizó entre la gente y terminó en una de las zonas periféricas del evento. Aquel lugar estaba menos concurrido que el resto del parque y contaba con sofás y mesas para los invitados. Mientras caminaban bordeando la piscina, Allen escuchó una conversación sobre vidriería murano que le hizo rodar los ojos. Los ricachones ya no sabían en qué gastar su dinero y se dedicaban a comprar cosas innecesarias como esas estatuas de vidrio de colores tan frágiles como sus egos.

Ya estaba a punto de soltar un comentario al respecto cuando le sorprendió divisar una cara conocida y amigable al escanear el lugar por precaución. Arqueó una ceja, confundido, puesto que nunca había imaginado encontrar a Kana allí: no recordaba haber conversado a fondo sobre el tema de su familia, pero esconder algo de esta magnitud era sorprendente y hasta casi imposible, tomando en cuenta lo cercanos que habían sido sus círculos sociales al final. Sin embargo, Allen no recordaba haberla visto en algún otro evento o ceremonia, lo que hacía de todo un poco más intrigante.

Tuvo la intención de acercarse, pero Eureka le ganó al ser la persona más cercana del lugar donde se encontraba Kana.






“¿Kana?” preguntó su amiga luego de tocarle el hombro suavemente. La joven se giró hacia la voz que la llamaba y abrió los ojos como platos, sorprendida de ver a Eureka allí. La copa que había estado a punto de llevar a sus labios regresó a su posición inicial.
“¿Eureka…?” Kana demoró poco en reconocer al par de rostros familiares detrás de su amiga: Allen y Oikawa la saludaron ondeándole la mano, con expresiones muy curiosas y confundidas.
“Kana-chan, no esperábamos verte aquí,” comentó Allen.
“Podría decir lo mismo de algunos de ustedes,” dijo Kana. “Eureka y Oikawa, para ser más específica.”
“Ah. ¡Eureka-chan te escondió que es hija de una familia adiner—!” empezó Oikawa.
“Ignóralo.” Eureka lo interrumpió y luego, suspiró. “No pertenezco a este círculo social. No voy a negar que soy de una familia acomodada, pero…”
“Nunca -tan- acomodada, me imagino,” comentó Kana, observando de reojo sus alrededores.
“Exacto. Mi familia es dueña de una clínica importante en Londres y, en sus inicios como doctora, mi mamá conoció a los papás de Lelouch. Eventualmente, se volvió la doctora de la familia. Ahora se dedica más a la clínica y el doctor de los Vi Britannia pasó a ser mi papá. Están separados… pero los Vi Britannia adoran a mi mamá, así que nos invitaron a todos.”
“Oh, lo siento,” dijo Kana. “Supongo que debe ser incómodo ver a tu padre además de Lelouch.”
“¡Aún no me he encontrado con alguno de ellos, felizmente!” Eureka sonrió.
“¿Qué hay de ti, Oikawa?” preguntó Kana, curiosa.
“Yo no tengo nada que ver.” Oikawa sonrió. “Mi mamá es una escritora popular, pero en la vida he visto tanto dinero desperdiciado en un… ¡En un terno!” exclamó, observando su propio atuendo.
“Puede que mi mamá y yo no tengamos tanto dinero, pero mi hermano y su novio tienen negocios súper prósperos.” Eureka se encogió de hombros. “No significa que ese dinero llegue a mí de alguna forma, though. Aunque, de alguna forma, mi cuñado le costeó el pasaje, el hotel y hasta la ropa a Oikawa.”
“Ya veo.” Kana sonrió y se guardó sus comentarios: no costaba nada darse cuenta de los verdaderos motivos del cuñado de su amiga. Era un gesto muy adorable de su parte. “Me alegra no sentirme tan fuera de lugar ahora,” dijo, sincera.
“¡Espera! ¡No nos has dicho por qué estás aquí!” dijo Allen, aún confundido.
“¡Sí!” se sumó Shiro, aunque ni sabía quién era la chica en frente de ellos (?).
“Oh, cierto. Estoy aquí por mi tío, Azami Nakiri. Hemos venido con mi prima.”
“Wow. Eres del clan Nakiri…” comentó Lavi, sorprendido.
“Mm…” Shiro la observó, pensativo. “Pero nunca te he visto en alguna reunión.”
“Soy de las ovejas negras de la familia.” Kana suspiró. “Ryota y yo, de hecho. Originalmente, él también iba a venir, pero se rehusó a aparecerse a la hora que salimos del hotel…
“¿Y te dejó sola? ¿¡Cómo es posible!? ¡No esperé eso de Kise-chan!” dijo Oikawa.
“Bueno, nunca le ha gustado este tipo de eventos y siempre ha sido rebelde, así que no me sorprende. En cambio, yo no tuve las agallas como para rehusarme a venir.”
“Mm, entiendo. Suena difícil decir que no cuando ya te compraron los pasajes y todo.”
“Sí.” Kana suspiró. “Eso no quita que me sienta muy perdida. Bueno, me sentía, hasta que los ví.” Kana sonrió levemente.
“¡Awwww, Kana-chan!” exclamó Oikawa, enternecido. Hubiese conseguido abrazarla de no ser porque Eureka lo alejó sutilmente.
“Wow, cada vez me sorprende más lo parecidos que son Oikawa y Ryota,” comentó Kana, observando a Eureka.
“A mi también.”
“¡Somos hermanos perdidos!” se jactó Oikawa, como si hubiese motivo para estar orgulloso de aquel detalle (?).
“Oh, cierto, se me pasó presentarlos,” dijo Allen. “Lavi, ella es Kana, mi mejor amiga. Nos conocimos en Hanasaki. Kana, él es Lavi, un viejo amigo del internado allá en Londres. Reconectamos hace poco gracias a un amigo en común.”
“Un gusto, Kana.” Lavi sonrió muy encantador.
“Igualmente,” dijo la HiME, con una sonrisa genuina. Lavi se veía un tanto misterioso, pero no le daba mala espina, a diferencia de varios de los invitados que había saludado durante la ceremonia.
“Y… él es—”
“¡Yashiro! Su hermano,” lo interrumpió el mencionado. “¿Somos hermanos y nunca me la has presentado? ¡Inaceptable!” le reclamó Shiro a su hermano mayor, inflando las mejillas en un gesto infantil.
“Shiro, tú no me has presentado ni a tus amigos ni a tu enamorado. No hablemos de estas cosas, que sales perdiendo.”
“…Touché.” Shiro se encogió de hombros y sacó la lengua. “En fin. Un placer, Kana~”
“…” Kana lo observó por unos instantes… y asintió. Nunca había imaginado así al hermano menor de Allen, pero suponía que su actitud engreída cobraba sentido si pensaba detenidamente en ello. Allen cumplía a la letra con su rol de primogénito… hasta cierto punto, claro. “…Un gusto, Yashiro.”
“Kana-chan, ¿te han hecho saludar a los invitados?” preguntó Oikawa. “Hasta ahora no saludamos a nadie y… no me da miedo, pero… okay, me da miedo.” Oikawa suspiró. “Tengo la sensación de que alguien se nos acercará a saludarnos y será terrible.”
“Saludé a los Vi Britannia.” Kana le dio un sorbo a su copa. “Mi tío es socio del padre y me presentó a los hermanos… pero bueno, a Lelouch ya lo conocía de vista por Eu,” dijo Kana.
“Heh…” Eureka se mostró un tanto depresiva ante el comentario. Tal parecía que rehuía completamente la idea de acercarse a saludarlo. Si era por ella, lo ignoraría el resto de la noche de ser posible.
“Oh.” Lavi sonrió de lado. “Veo una cara conocida al otro lado de la piscina. ¿Les molesta si voy a saludarlo?”
“Por supuesto que no, Lavi.” Allen sonrió. “¿Quién es?”
“Claude von Riegan. Deben haber oído de él, Allen, Shiro,” dijo Lavi, y lo señaló sutilmente con la cabeza.

Se trataba de un joven de tez trigueña y ojos verdes, vestido con un terno de color azul marino. Intentaba adoptar una actitud conciliadora con uno de los jóvenes con los que conversaba: junto a un pelirrojo, incitaban al tercer miembro de su grupo a calmarse, con leves palmadas en sus hombros y miradas calmadas. Luego de un hondo suspiro, el chico a punto de explotar se aguantó las ganas de hacerlo, y volvieron a conversar en completa tranquilidad.

“Los von Riegan,” empezó Lavi, observando a Kana y Oikawa, quienes desconocían al joven. “Forman parte del círculo social más cercano de los Vi Britannia.”
“Mm… con razón me sonaba su apellido,” comentó Eureka. “Recuerdo que Lelouch mencionó algo sobre algunas familias que podían competir por el puesto de director de la compañía principal de los Vi Britannia.”
“Sí. Es una espada de doble filo, pero saben a lo que se exponen. De todas formas, esta “competencia” ha perdurado por generaciones, y hasta ahora, ningún heredero ha podido vencer al primogénito Vi Britannia de cada generación.”
“Ningún mérito realizado por los otros herederos se pudo comparar a los logros del padre de Lelouch,” dijo Eureka. “Pero Lelouch me dijo que los de esta generación eran otro cantar.”
“Claude forma parte de esta generación,” dijo Lavi. “Pero optó por dedicarse a su trabajo como modelo. Es muy popular.”
“…Creo haberlo visto de otro lado…” mencionó Kana, recelosa. “Tengo un mal presentimiento.”
“¿Tú crees? Claude es súper buena gente~” dijo Lavi.
“…Sigo sintiendo que hay un disturbio en la fuerza…” comentó Kana.
“Bueno, iré a saludarlo,” se excusó Lavi, con una sonrisa. “Los veo en un rato.”

Luego de una señal de paz dirigida al grupo, Lavi caminó bordeando la piscina para llegar al otro lado y poder saludar a Claude. Eureka pensó en sugerir que se quedasen por allí a esperarlo, hasta que divisó, a unos cuantos metros del grupo de Claude —y el recién llegado Lavi—, un rostro que nunca esperó encontrar en aquel lugar.

“Ay, no.” Eureka se tensó y buscó el brazo de Oikawa para aferrarse a la manga de su terno.
“¿Eureka-chan? ¿Estás bien?”
“Campbell está aquí, Oikawa,” comentó la HiME.
“¿Campbell?” preguntó Kana.
“Rizembool envió a varios rebels y agentes para corregir la actitud de Oikawa cuando era mi rebel… Uno de ellos era Campbell. Es un hombre perfecto y muy cordial. Y también, debo decir, muy peligroso.”
“Mm. Recuerdo que mencionaste que Rizembool les andaba ocasionando problemas. Sin embargo, me cuesta creer que alguno de los culpables sea un invitado a esta gala,” dijo Kana.
“A mí también…” admitió Oikawa. “Nea-chan se veía muy elegante, pero nunca imaginé que pertenecería a este círculo.”
“Esperen.” Allen se giró hacia todos, confundido. “¿Nea D. Campbell?” preguntó.
“¿Sí?” Eureka arqueó una ceja.
“Oh.” Allen pasó de fruncir el ceño a sonreír de oreja a oreja en un segundo. A su lado, Shiro guardó distancia, sorprendido y asustado por la reacción de su hermano. “¡Teníamos razón!”
“Allen, estás hablando en lenguas,” le dijo Shiro. “No, en serio. Nadie te entiende.”
“Ah, nada. Es que Campbell nos daba mala espina a un amigo y a mí.” Cuando tomó en cuenta sus palabras, Allen hizo una mueca de asco. “Wow, no puedo creer que dije ‘amigo’.”
“¿El barista japonés?” Kana arqueó una ceja. “¿No lo odiabas?”
“¿¡C-COMO!?”
“Kana-chan es esper,” resolvió Oikawa.
“…O Allen es fácil de leer,” comentó Kana, sonriendo. “¿Pero de dónde conocen a Campbell?”
“Es amigo de unos amigos. Bueno, más como… un conocido o colega. Nea y mis amigos pertenecen al mismo colectivo teatral. Lavi es uno de ellos, de hecho.” Allen suspiró. “Pero les aseguro que él no tiene nada que ver. Yo pondría las manos al fuego por Lavi.”
“Lavi se ve muy sincero,” dijo Kana. “Yo tampoco dudaría de él.”
“Ni yo. Pero es curioso que no se haya enterado de la presencia de Campbell en el evento.” musitó Eureka. “¿Tal vez no son tan cercanos?”
“Puede ser. Al final de todo, esa vez que lo conocí, Nea optó por dejar nuestra mesa e irse con el resto del colectivo teatral,” dijo Allen.
“Tal vez podríamos sacar información sobre él preguntando alrededor,” dijo Eureka. “Estos ricachones a veces hablan de más.”
“…Y ahí viene Lavi con Claude. ¿Podríamos aprovechar eso?” sugirió Kana.
“¡Buena idea, Kana-chan!” dijo Allen.
“¿No tenías miedo?” le preguntó Oikawa a Eureka, visiblemente confundido.
“Sí, pero dudo que Campbell pueda causar muchos estragos en un evento como este. La prensa estaría sobre él en poco tiempo y, si viene de una familia importante, sería una terrible manera de manchar su apellido.”
“Como contra-argumento, creo que sería capaz de limpiar todo en cuestión de segundos si su familia es poderosa,” dijo Shiro.
“Pero eso no quita lo que el resto de invitados vio.” Eureka sonrió.
“…Mm, cierto.” Shiro asintió. “Tendrá que ser cuidadoso.”
“Al igual que nosotros,” dijo Oikawa. “No queremos más problemas. Creo que con mi presencia basta y sobra.”
“Mm.”






“Chicoooos~” canturreó Lavi, una vez estuvo a pocos metros del grupo. Se detuvo de tal forma que Claude quedó a su lado. “¡Les quiero presentar a alguien! Él es Claude von Riegan, un amigo que conocí en la universidad~”
“Lavi y yo pertenecemos al mismo colectivo teatral,” recalcó Claude. “Es un placer conocerlos a todos—” Claude se detuvo al reconocer a alguien en el grupo. “Oh, Kana, qué lindo verte por aquí.”
“Disculpa.” Kana lo observó con recelo. “¿Nos conocemos de algún lado?”
“¡Oh, no! ¡Qué terrible! ¿Ya te olvidaste de mi lindo rostro?” dramatizó Claude, llevándose el dorso de la mano a la frente. Luego, rio, cruzándose de brazos. “No, en serio. ¿No me recuerdas?”
“No. Pero tu actitud es extrañamente familiar.”
“Soy un buen amigo de Kise,” contó Claude. “¿Del modelaje?”
“…Con razón.” Kana suspiró. “Ya decía yo, esa actitud me sonaba conocida.”
“Hablando de él, por cierto. Me comentó que tenía este evento y supuse que lo encontraría aquí…” dijo Claude, pensativo.
“A última hora avisó que no iba a venir,” le contó Kana y, luego, suspiró. “No me sorprende, realmente.”
“Mm…” Claude se mantuvo un tanto pensativo. Luego de unos instantes, negó con la cabeza. “Bueno, no hay sentido en darle más vueltas a eso. ¿Y usted, señorita?” mencionó, observando a Eureka. “Tengo la sensación de que también te he visto antes.”
“Puede ser. Mis papás son los doctores de familia de los vi Britannia. Bueno, mi mamá era, pero ahora anda enfocándose más en su clínica.”
“¡Oh! Claro, claro. Tú estabas con—”
“Lelouch, sí.”
“Mm. Lo siento.” El rostro de Claude era solemne.
“No hay problema.”
“¿Ustedes…? Son los Walker, ¿no?” mencionó Claude, observando a los hermanos.
“¡Oh! ¡Nos reconociste!” dijo Shiro, emocionado. “¡Sí! Yo soy Yashiro, él es Allen.”
“Un gusto.” Claude sonrió, igual de encantador que siempre. “Puede que sean new money, pero tienen mucha fama en este círculo social. De hecho, varias personas han estado conversando sobre ustedes desde que llegaron.”
“Eso es mentira…” bromeó Allen.
“No, voy en serio,” remarcó Claude. “Son de los pocos capaces de acercarse al mayor de los Lancaster, además. Tienen un status por eso.”
“Bueno, yo no.” Shiro sonrió. “Allen es el de aquella habilidad innata.”
“…Sí.” Allen desvió la mirada, aguantándose las ganas de darle un cocacho a su hermano. “Aunque aún no los saludo.”

“Supongo que es por él,” mencionó Claude, señalando a Oikawa. “Tú no perteneces aquí, ¿no?”
“…No.”
“¡Oikawa!” le reclamó Eureka. Allen y el resto lo juzgaron con la mirada.
“No me digan nada. Es imposible engañar a Claude-chan cuando nos hemos cruzado en Rizembool. Además, me ha visto en las historias de Ryota-chan en Instagram. No tengo escapatoria.” Oikawa suspiró.
“Bueno, hoy es tu día de suerte. Los ayudaré con su farsa. Sólo espero… que no hayan más invitados que te reconozcan.”
“Lelouch, pero si nos mantenemos alejados de él—”
“Oh, él no ha venido,” contó Claude. “No sé si llegará después, eso sí. Pero bueno, ¿les parece si saludamos a otros invitados? Como para que dejen de llamar tanta atención.”
“Es… una excelente idea.” Allen asintió.
« Last Edit: January 14, 2021, 05:59:43 PM by Eureka »


Kana

Re: HiMEverse Episode V: The Rebels Strike Back
« Reply #732: January 14, 2021, 05:59:16 PM »
Acá la segunda parte del fic♥




“Antes de que comencemos a proponer personas para saludar, debemos ponernos de acuerdo a quien NO deberíamos saludar.” Propuso Lavi.
“Cain”
“Lelouch”
“¿Uh?” Eureka y Kana se miraron entre ellas. Su respuesta fue automática y al mismo tiempo dando los nombres de esos dos. Ambas se rieron de aquello.
“Okay” Claude alzó una ceja, sonriendo con curiosidad “Parece que esos dos no son muy apreciados por aquí.” observó a las chicas.
“Ahh, es que hay toda una historia enredada detrás de esto.” Eureka suspiró. “Pero es mejor no enterarse ahora, porque no quiero que la fiesta se torne en una telenovela por culpa de esa historia.”
“Igual creo que Britannia-chan evitará acercarse a Eureka. Quizá no sea tan riesgoso.” Dijo Oikawa.
“Posiblemente.” Eureka volvió a suspirar, estresada de la situación. “Pero es curioso por naturaleza y si te le haces conocido va a intentar indagar hasta saber si eres tú o no.”
“El punto es que Lelouch no debe ver a Oikawa. Es la misión principal en esta fiesta.” Puntuó Kana.
“Mh, ¿y qué pasa con Cain? O sea, igual no va a ser difícil evitarlo porque nos evita a todos… Especialmente a mí.” Lavi rio, apuntándose alegremente. “Me odia y lo sé” parecía orgulloso de aquel logro (?)
“A mí también me detesta.” Yashiro soltó un suspiro prolongado, fingiendo tristeza. “Yo nunca le hice nada.”   
“Bueno, a mí también me tiene en su lista negra” pero Kana miró especialmente enojada a cierto peliblanco. “Pero él sí me evita y yo a él, y no hay necesidad de ocultarnos, pero hay cierta persona que insiste en que conversemos y tensa más las cosas.”
“Son dos personas adultas. Deberían solucionar los problemas conversando.” Allen giró los ojos, rindiéndose. “Pero no insistiré en ello hoy. De hecho, también quiero evitarlo porque estos días está MUY pesado… No sé por qué, pero no quiero averiguarlo.”
“Hm, ¿quieres evitar sólo a Cain o también al resto de la estirpe Lancaster?” Yashiro le preguntó a Allen sin dejar de mirar hacia cierto punto “Porque allí vienen dos”
“¿Será Henry?” Kana se giró ilusionada con ojos brillante ante la idea de encontrarse con el rubio, pero apenas vio de quienes se trataban volvió a girarse, pálida, y fingió que no había visto a nadie. “Ay, no.” Bebió un poco de su copa para continuar actuando como si no los hubiera visto, pero ante el nerviosismo tosió un poco al atorarse.
“¿Estás bien, Kana-chan?” preguntó Oikawa, preocupado. Pensó que tal vez se trataba de gente terrible y se angustió. Memorizó mentalmente el papel que le habían dado para ocultar su identidad.
“¿Quiénes son ellos?” Eureka se volteó disimuladamente para mirar de quienes se trataban. No conocía a los Lancaster más que por mención cuando Lelouch una que otra vez los nombró, pero si Kana tenía esa reacción y todos los demás parecían estar dentro del círculo negro del hermano mayor, pensó que quizá eran del tipo de gente que ella prefería evitar.





Ni Kana, ni Allen ni Yashiro alcanzaron a indicarle de quienes se trataban puesto que los dos chicos ya habían llegado hasta ellos. Yashiro sospechó que le tocaría ser la víctima inicial y no se equivocó.
“Yaaashiro~” dijeron al unísono Licht y Leonhard, quienes inmediatamente abrazaron a Yashiro uno a cada lado pegándose a éste de manera asfixiante.
“Hola, chicos.” Los saludó Yashiro animadamente, forzando una sonrisa ante el acoso de esos dos.
“Tanto tiempo sin vernos.” Dijo Licht, sonriéndole y apoyándose en él. “¿Por qué dejaste de visitar? Ahw, yo recuerdo que te invité a mi cumpleaños y no fuiste. Que desilusión, sufrí durante todo el día... Estuve esperando tu llegada hasta el final de la noche.”
“¡Yo fui el que lo invité a mi cumpleaños!” se quejó Leonhard, inflando las mejillas.
“Tonto… Estamos de cumpleaños el mismo día.” Licht le habló a su mellizo mirándolo por encima de Yashiro.
“Ehw, no se pongan a pelear arriba mío, por favor.”
“¿Nosotros? Haha, no hacemos esas cosas.” Leonhard le restó importancia al asunto. Se acercó más a Yashiro y sintió su fragancia. “Que bien hueles~”
“¿Gracias?”
“¿Qué nos cuentas de novedoso? Ya tienes novio nuevo, ¿no?” empezó Licht, con tono pícaro.
“¿Qué?” Shiro lo miró, ¿qué concepto tenía de él? No era como si se pasara teniendo parejas nuevas a cada rato. Allen sólo miró a su hermano en silencio, casi le dio la idea de que Allen tenía un concepto similar a esos dos puesto que tenía una expresión que le decía sin hablar <no me mires a mi> 
“Novio de turno~  ¿Cómo es él? ¿te trata bonito?”
“¿O es rudo contigo?” le siguió Leonhard.
“…” el joven miró a Allen pidiendo ayuda, como éste se hizo el loco Yashiro tomó esa traición como una invitación a vengarse “Ah, miren chicos, Allen también quiere saludarlos.”
“SS-í.” Allen masculló, manteniendo distancia y odiando internamente a Yashiro.
“Hola, Allen.”
“Qué lindo verte de nuevo.”
“¿Eso es todo? ¿Sin acosos ni abrazos melosos?” Shiro se quejó. Usualmente le alegraba sentirse así de amado (¿) pero sabía que a los mellizos les gustaba joderlo.
“A Allen no lo podemos tocar como a ti, porque nuestro hermano se pone todo renco—“ Leonhard, quien era el mellizo que era más de actuar y luego pensar, se calló la boca cuando se dio cuenta de ese pequeño error. “¡Ah, no dije nada!”
“¡Hey!” Allen no necesitó que el rubio continuara la frase para saber a lo que se refería. “¡Ni que fuera la mascota o una cosa de ése! No soy de su propiedad.” Expresó molesto.
“Lo siento, Allen, te queremos mucho pero no queremos arriesgarnos.” Rio Licht, divertido por la reacción de Allen. Miró una última vez a Yashiro, le sonrió y por fin lo soltó.
“Parece que no lo pusimos lo suficientemente incómodo.” Leonhard hizo lo mismo, desilusionado por no lograr el objetivo con Yashiro. Siempre era difícil incomodarlo. Observó a las otras personas del grupo pasando la mirada por cada uno. “Kana, ya te vimos de antes. No necesitas ocultarte. No seas tímida.” Le sonrió.
“H-Hola.” Kana forzó una sonrisa. Esos dos se acercaron ahora a ella.
“Princesa.” Licht le tomó la mano y le dio un beso suave. “No sabes lo afortunado que me siento al volver a verte.”
“¿S-sí?” Kana parecía ocultar insistentemente a una persona por su propio bien. “También estoy feliz de verlos” se mordió la lengua.
“¿Estoy aquí?” le susurró Oikawa pensando que Kana trataba de esconderlo a él, pero era demasiado utópico que Kana se preocupara por su bienestar y entonces notó que en realidad la HiME estaba ocultando a otra persona la cual estaba muy confundida por todo.
Demasiado tarde. Las intenciones de Kana se perdieron completamente. Los dos mellizos notaron a cierta persona entre los presentes, quedando sorprendidos por su encantadora y adorable apariencia. Ambos se manifestaron entusiasmados con su existencia.
“Señorita,” Leonhard fue el primero en acercarse a Eureka. “Es un lucero que acaba de iluminar mi vida. ¿Puedo ser afortunado y conocer tu nombre?”
“Permíteme admirar tu belleza incomparable.” Licth también se puso en frente de Eureka. No permitiría que su hermano ganara.
“Ay, no. Ya van a empezar…” Allen se dio con la palma de la mano en el rostro.
 “¿Eh?” Eureka estaba desorientada por tan repentina atención y halagos de ellos dos. “¿Gracias? Me llamo Eureka Suoh, es un gusto.” miró a Kana para encontrar alguna explicación.
“Ah, ¿Kana y tú son amigas? Qué triste que no nos haya presentado antes. Yo me llamo Licht Lancaster, mucho gusto.”
“Y yo soy Leonhard Lancaster, el hermano mayor.”
“Ya. Pero son menores de edad. Paren de coquetearle a Eureka, ella es mayor que ustedes” la expresión de esos dos al ser delatados le causó risa. 
“¡Yashiro!” los dos lo miraron dolidos.
“¿Eureka es mayor?” Leonhard no estaba convencido. “Pero se ve tan pequeña y adorable”
“Belle Petite~”
“¡Oye!” reclamó Eureka, mirando ofendida al par de rubios.
“Pfhthh” Oikawa apenas pudo aguantar la risa. Recibió una mirada asesina de parte de Eureka.
“¿Seguro que son Lancaster? Son… un poco distintos de tu amigo.” Lavi estaba ciertamente desconcertado, pero no podía evitar divertirse con la situación. Para él el concepto Lancaster era un patrón simétrico: todos especialmente antipáticos y frívolos. Pero ese par resultaba ser demasiado peculiar.
“Son los hermanitos menores y están en la edad complicada, uh.” Por no decir que estaban en la etapa hormonal “Supongo que no todos podían ser igual a él.” Allen alzó los hombros. Prefería que fueran así a que replicaran al hermano mayor. “Chicos, no los he presentado con los demás. Ellos son Claude, Lavi y aquel joven es un comerciante miembro de la familia Oikawa.” Recordó la historia acerca del personaje del pelicastaño. Pero supuso que Leonhard, quien tenía un déficit atencional importante, no prestaría atención a ese detalle. Con el que tenía que tener más precaución era con Licht quien era muy astuto. Narraría la historia planteada de Oikawa sólo si se le consultaba.
“Lavi, Lavi” musitó Licht. “Me suena de alguna parte.”
“Oh, seguramente tu hermano mayor ha hablado algo sobre mí.” Canturreó muy contento.
“¿Creo que sí? Creo que ha dicho que te expulsen de ciertos lugares, Hm.”
“Haha, que simpático. Sí, soy ése Lavi.” Asintió, divertido. “Mucho gusto.”
“No pareces malo.” Dijo Leonhard confundido.
“¡No lo es! ¡No crean todo lo que les dice su hermano!” les reclamó Allen.
“Nunca le hacemos caso.” Los mellizos se miraron entre ellos y se burlaron del ausente. Licht volcó su atención en Claude. “Al señor von Riegan lo conocemos de otros eventos sociales similares a este, aunque no habíamos tenido la suerte de conversar directamente.”
“Es un gusto tener esa oportunidad.” Asintió Claude. Recordaba haber visto a esos mellizos en otros eventos de la gente de elite.
“Oye, tú sales en una revista.” Dijo Leon.
“Haha, sí.” A Claude le causó gracia que Licht lo reconociera por las reuniones entre las familias ricas, mientras que Leonhard sólo lo relacionó con una revista de moda.
“Mh…” Leonhard no había prestado mucha atención a Lavi con Claude porque estaba atento a Oikawa. “No te he visto antes. Tampoco me suena tu apellido, ¿me ilustras?” sonrió con malicia y suspicacia.
“…” Allen se quedó en shock, no esperaba que fuese Leonhard el que cuestionara la identidad de Oikawa.
“Ehh, posiblemente no nos hemos visto antes porque he estado más centrado en los negocios de Japón.”
“Y su familia es nueva en el rubro de los negocios.” Cooperó Claude. “¿Tal vez por eso no te suena?”
“¿Tal vez?” Leonhard mantuvo su sonrisa astuta. Allen y Yashiro comprendieron que no estaba del todo convencido de la historia y que intentaría indagar más. “En fin. Tenemos que ir a saludar a un conocido. Fue un gusto conocerlos y reencontrarnos.” El rubio se despidió con una encantadora sonrisa.
“Eureka, Kana, espero que mantengamos el contacto.” Dijo Licht antes de irse, guiñándoles un ojo.
“¿Un adolescente nos acaba de coquetear?” Eureka estaba en shock.
“Seh.” Kana recordó que tuvo la misma reacción que Eureka cuando los conoció. “Son bien altos los dos y pueden llegar a hacer creer que son mayores como es su objetivo, pero no lo son.”
“Felizmente encontraron otra distracción.” Dijo Yashiro.
“No creo. Parece que quedaron suspicaces con Oikawa.” Analizó Claude.
“Exacto. Y probablemente no se fueron porque tenían que saludar. Se fueron porque van a investigar información con los presentes. No son mal intencionados y lo hacen de traviesos, pero tendremos que tener precaución.” Advirtió Allen.
“Oikawa, deberías ser más convincente. Si no cooperas con tu papel se nos hace difícil al resto ocultar tu identidad.” Eureka le reclamó, molesta por la falta de talento escénico de Oikawa. “Y así dices que eres bueno en actuación. Sólo eres bueno siendo un drama queen”
“¡Eureka-chan, que cruel!”
“¿Ya ves?”
“¡Ah!”
“Cierto. Tiene talento como drama queen.”
“¿¡Lavi-chan, tú también!? No lo puedo creer.” Oikawa puso una expresión de dolor.
“Woh, tienes lo tuyo.” Siguió Claude. Allen y Yashiro no disimularon reírse por el comentario de Claude y la expresión MÁS dramática de Oikawa.
“¡Todos están en mi contra!” dijo un lastimado Oikawa. Luego miró a Kana, quien permanecía seria y sin opinar. “¿…?”
“Ah, a mí no me mires…” Kana salió de su ensimismamiento. Por un momento pensó, sintió y se convenció de que estaba en frente de Kise y no de Oikawa. “Vamos. Si permanecemos solo aquí será sospechoso.” La peliplateada comenzó a moverse, los demás también lo hicieron.
“No te quedes atrás.” Eureka jaló a Oikawa del brazo para que no se quedara atrás.
“Allí está Lelouch-chan” advirtió Oikawa, para que no dijeran que no cooperaba con ocultar su identidad.
“¿¡Dónde!?” Eureka se tensó. Miró hacia donde apuntaba Oikawa y en efecto allí estaba Lelouch. Por suerte no los había notado, pero era cosa de tiempo. “Chicos, ¿vamos hacia la parte del jardín?” señaló con la mirada a Lelouch.
“¡A movernos!” dirigió Lavi y los demás lo siguieron. “Hehe, esto es tan divertido. Es como si estuviéramos en una película de acción y fuéramos espías y viene la gente del bando contrario.”
“Lavi-chan esto no es tan gracioso cuando el blanco soy yo.”
“Kana, siento que me has estafado. No me has contado nada de tu familia y eso es cruel.” Le reclamó Allen picándola por la espalda.
“Tú nunca me contaste que tenías un hermano menor. No seas descarado.”
“¡Es cierto! ¡Y tampoco me contaste nada de Kana!” le reclamó Yashiro.
“¿No crees que has durado mucho tiempo con nosotros?”
“¿Me estás echando?” Yashiro le lloró a su hermano.
“Oye, Allen, no seas malo con tu hermano.” Le regañó Kana, indignada con Allen.
“¿What the…?” Allen se recató de continuar la frase.
“Kana, yo también podría reclamar cosas. Como que me olvidaste pese a que soy bien cercano a Kise.” Aprovechó Claude.
“Ehhh, es que… soy muy distraída. Perdón.”
“¿Yo puedo preguntar sobre el clan Nakiri? Estoy curioso desde que lo nombraron aquí. Porque es una familia muy conocida e importante.” Lavi trataba de buscar miembros de esa familia entre los invitados. “¿Quiénes son Nakiri? ¿Podemos saludarlos?”
“¡Ah! ¡Yo puedo responder!” Oikawa no pudo aguantar más estar relegado y tomó el protagonismo (¿) “Ryota-chan es parte de la familia, pero tristemente no está aquí. Después, reconozco a Mahiro Nakiri, es ése que está allá con cara de hastiado. Se parece un poco estéticamente a Ryota-chan. Es súper popular en la universidad. Uhh, ahora que lo pienso también va a Rizembool, mejor lo evitamos.” Descartada esa opción. Vio a una chica más allá conversando con una peliplateada. “¡Ah, podemos saludar a aquella Nakiri! ¿Creo que se llama Erina, no?” miró a Kana.
“E-Erina.” Kana se crispó.
“Está muy bonita Erina.” Comentó Lavi.
“Está en el club de porristas y anima al equipo de basket. Podrías pasarte un día a ver el entrenamiento.” Le codeó Claude. El joven rio suavemente al ver que la peliblanca con quien conversaba Erina era Edelgard von Hresvelg, amiga del joven.
“¡Erina-chan! Parece adorable~” canturreó
“No lo es. Es mejor que no nos acerquemos. Además, dentro de poco me tocará estar con ella el resto de la fiesta y prefiero aprovechar estos momentos con ustedes.” Kana soltó un suspiro.
“¿Y ése señor que está intercambiando palabras con el chico que se llama Mahiro también es familiar tuyo?” señaló Lavi, todavía con curiosidad.
“Es mi tío, Azami Nakiri. Mahiro y Erina son sus hijos mellizos”
“¡Woh! Parece que esta fiesta más que ser un centro de reunión de la elite es una convención de mellizos” comentó Yashiro, contando con los dedos. “Los mellizos Lancaster, los mellizos Nakiri…•
“Mh, me parece que vi a Wolfgang entre los invitados. Él también tiene un hermano mellizo.” Lavi se hizo parte del descubrimiento de Yashiro.
“Esperen…” Allen prestó atención a un hombre que estaba sentado al lado de Azami Nakiri. Por alguna razón, tanto Nakiri como aquel hombre a su lado le daban la misma sensación de sospecha que Nea D. Campbell.
“Hm.” Eureka miró en la dirección donde estaba el familiar de Kana. Prestó atención a los que estaban presentes en esa mesa y notó a alguien que llamó su curiosidad. “¡Kana, mira!”
Las dos HiMEs se quedaron en trance al notar a cierto individuo a quien no podían despegar sus ojos de encima. Era aquel hombre sentado al lado de Nakiri, quien de pronto había dejado eclipsada al par de jóvenes. Allen pensó que tal vez las dos tuvieron la misma sensación que él respecto a sospechar sobre esa persona, pero el comentario que vino a continuación de parte de esas dos lo dejo boquiabierto.
“Ahh, es muy atractivo” comentó Eureka.
“Está con los señores de dinero, ¿será un sugar daddy?” Kana se llevó las manos a las mejillas.
“Lo más probable es que así sea, aunque luce muy joven.” Eureka suspiró ilusionada con la belleza de aquel hombre. “¿Cómo se llamará?”
“Hm, si no me equivoco él es Muzan Kibutsuji. Es un hombre muy adinerado y un empresario exitoso. Creo que tiene incluso negocios con Azami Nakiri.” Indicó Claude, más conocedor de esos temas.
“Vaya” Kana no pensó que su tío tuviera vínculos con gente tan hermosa.
“¿Oigan?” Allen meneó una mano delante de ellas. “¿En serio no sienten que ese tipo esconde algo extraño?”
“¿Una gran belleza?” dijo Eureka
“¿Ser el centro de atención de las damas?” siguió Kana.
“¿Really?” Allen giró los ojos. Al ver que esas dos seguían embobadas con ese sospechoso sujeto él soltó un suspiro, rendido. “¿Saben? Voy a ir a saludar a un amigo. Ya luego me uno a ustedes.” Les dijo, pero las dos no le escucharon “…” se volteó hacia los demás. “Vuelvo pronto, chicos. Saludaré a un conocido.”
“Te esperamos por aquí.” Le dijo Oikawa, alzando los hombros e intuyendo que se quedarían pegados en ese punto por un rato más hasta que las HiMEs salieran de su ensueño.
Allen Walker se apartó del grupo y en ese momento Lelouch apareció cerca del perímetro. Oikawa les advirtió a los demás y sólo entonces Eureka y Kana reaccionaron. El grupo transitó hacia otra periferia.
“Estoy pensando…” Dijo Kana mientras caminaban “Que deberíamos evitar a cierta persona, aunque dijo que no vendrá. Mejor le envió un mensaje para prevenirlo en caso de que venga.” Kana sacó su celular para textear a Kise y pedirle que, si se llegase a aparecer, no armara un espectáculo cuando viera a Oikawa, pero como nada en la vida le resultaba a Kana (¿) las cosas ocurrieron del peor modo posible y antes que pudiera escribir la primera palabra notó cierto disturbio con la magistral entrada de Kise al lugar recibiendo saludos inmediatos de algunos presentes que lo reconocieron. “Ay, no” miró hacia donde estaba su tío, era normal que no mutara en su expresión, pero sabía que desaprobaba la llamativa entrada de Kise; pero eso no era lo importante: Kise no podía ver a Oikawa allí.





Pero, en serio, a Kana nada le resultaba en la vida.

“¿¡TOORUCCHIN!?” Exclamó el rubio emocionado al reconocer su rostro entre los presentes. Inmediatamente Kise ignoró la existencia del mundo entero y se aproximó hacia Oikawa.
“¡RYOTA-CHAN!” Oikawa olvidó magistralmente que no debía llamar la atención, pues cuando vio a Kise fue inmediatamente a su encuentro. Los dos se encontraron y se abrazaron como si no se hubieran visto en siglos.
“AW, ¿por qué nadie me dijo que estarías aquí? Si hubiera sabido, me habría presentado antes.”
“¡Lo siento! Yo tampoco sabía hasta el último momento. ¡Y tengo que mantener mi presencia aquí en secreto!”
“Ah, menos mal recordaste ese detalle.” Eureka se dio con la palma de la mano en el rostro después de aquel emotivo reencuentro de esos dos.
“Kise, shhh. Oikawa no puede ser descubierto aquí.” Le dijo Kana.
“¿Por qué? ¿Qué pasa?” se dejaron de abrazar. “¿Alguien tiene algún problema con Toorucchin? Tks, podemos ponerlo en su lugar.”
“Hehe, no es necesario que te pongas a pelear.” Le dijo Claude apareciendo a su lado.
“¡Aw! ¡Claude!” se le lanzó a abrazarlo fuertemente.
“Kise, deja de llamar la atención. Hay que evitar que vean a Oikawa.” Claude le dio unas palmadas en la cabeza.
“¡Lo siento!” bajó la intensidad. “Pero ¿qué es lo que pasa? No entiendo nada…”
“Lo que pasa es que debemos evitar que Lelouch descubra a Oikawa” explicó Lavi. “Hola, por cierto, me llamo Lavi. Mucho gusto.”
“Yo me llamo Ryota Kise.” Le saludó animadamente.
“Seh, te sigo en Instagram.”
“¡Gracias! Desde ya me caes muy bien.” Sonrió de forma amable al pelinaranja. “Ahora, ¿Quién es Lelouch?”
“Hm, él. Pero se DISIMULADO” Claude le apuntó discretamente a esa persona.
“¿Él? Pff, ¿pero por qué hay que esconder a Toorucchin de él? parece inofensivo. Si lo ven bien, luce fino y delicado. ¿Parece una chica de lejos?”
“Ahhh, ¡haha!” Eureka no pudo evitar reírse de ese comentario, se llevó ambas manos a la boca para ocultar su risa. “¡El mejor comentario de la fiesta! …Aguarda.” Luego pensó en que, ¿estuvo con alguien que parecía una chica?
“Haha, Ryota-chan pero detrás de esa apariencia hay una historia que luego te contaré.”
“¡Oikawa!” le reclamó Eureka. Porque esa historia era SU historia y ya intuía que Oikawa se quería apoderar de ella como si fuera su tragedia personal para llamar la atención.
“Lo siento, Eureka-chan, pero comparto todas mis penas con Ryota-chan quien me escucha siempre a diferencia de OTROS que creen que paso quejándome de nada.” Miró al resto.
“Ohw, no puedo creer que piensen eso de ti.” Kise le acarició la cabeza con afecto “Yo siempre voy a estar para ti.”
“¡Aww!” a Oikawa le brillaron los ojos. “¡Eres tan buen amigo!”
“¡Lo mismo digo!” se miraron con ilusión.
“Ya van a empezar con sus tonteras.” Kana se molestó. Siempre sospechó que esa unión entre esos dos le traería problemas a todo el mundo. Esa amistad era un desastre, puesto que eran prácticamente dos gotas de agua y que estuvieran juntos en un mismo espacio realmente era un dolor de cabeza.  “Mejor vamos a otro lado.”
“Sí. Si nos quedamos hasta que los dos dejen de halagarse mutuamente nos quedaremos para siempre parados aquí” Dijo Eureka.
“Oigan, yo no dije nada cuando se quedaron embobadas mirando a ese señor.” Oikawa se molestó por la falta de empatía de esas dos (¿)
“¿Qué señor?” preguntó Ryota. Oikawa le indicó de quien se trataba y Kise se quedó observando en esa dirección con una risa burlona “¿En serio? Jaja, ¿Qué le ven? O sea, es súper atractivo y todo, pero ¿para tanto?”
“Pero es enigmáticamente atractivo.” Dijo Kana.
“Y creo que muchos desearán ser como él a futuro” continuó Eureka.
“¡AH! ¡Ay, no!” Kise se agitó al descubrir cierto detalle. “¿Por qué son así, chicas? Haha, miren” hizo un gesto con la mano de hacer un cuadrado como si fuera una fotografía dejando al centro de este ¨marco¨ a Muzan. “Si le ponen un sombrerito blanco, ¿no les recuerda a alguien?”
“¿Qué?” las dos miraron al rubio muy confundidas.
“Ay, Kise, ¿no seas así?” Claude apenas captó la idea aguantó la risa al entender el punto del rubio.
“¡Haha!” Lavi no pudo evitar reírse de eso.
“¿No entiendo?” Eureka y Kana se miraron entre ellas sin comprender.
“Hahaha, ¡AY! El ¨Hee-Hee¨” Oikawa soltó a reír.
“¿El ¨Hee-Hee¨? ¿Qué es eso?” Eureka lo miró molesta.
“¿Moonwalk? ¿Ayuwoki? ¿No te suena, Eureka-chan?”
“¡Oh, god! No puedo creer que lo relacionen con Michael Jackson” se quejó indignadísima la joven de cabellos lilas al pillar la broma de los chicos.
“¡Ni se parece!” reclamó Kana.
“El peinado y justo tiene un traje blanco. ¿Ven? Sólo le falta el gorrito.”
“Basta, Kise.” Suplicó Claude. “¿Mejor vamos a saludar a Edelgard? Ya no está con Erina así que no se preocupen.”
“¿Está Kasumi-chan con ella?” preguntó inmediatamente Ryota.
“¿No? ¿Por qué estaría ella aquí?”
“Porque también es animadora… Ah, ¿pero no tiene lógica mi deducción, no?  En fin. Vamos a saludar a Edelgard♥”





Por otra parte, Allen estaba cerca de llegar hasta la persona que deseaba saludar. Le conocía hace muchos años y le causaba felicidad encontrarlo en el evento ya que no era de asistir a esas congregaciones. Cuando Cain notó que Allen se dirigía al punto donde él se encontraba, supuso que no le quedaría de otra que saludarlo a su pesar. Había tratado de ignorar durante toda la fiesta al peliblanco porque estaba molesto con él hace semanas y no le dirigía la palabra desde entonces.
Allen llegó finalmente, y Cain hipotetizó que lo primero que haría Walker sería joderlo con que saludara a Nakiri. No era como si no hubiera notado la presencia de esa loca en la fiesta.
Se preparó mentalmente para darle una respuesta a su estupidez. El peliblanco sonrió alegremente.

“Walker…”
“Ah, córrete.” Lo hizo a un lado. “¡Hola, Henry!” Allen le sonrió al rubio, emocionado, ignorando al hermano mayor.
“¿...Q-qué te pasa, Walker?” Cain lo miró indignado y estupefacto. No entendía que le pasaba a ese sujeto ni motivo alguno que justificara su actuar. Jamás esperaba que Walker lo hiciera a un lado como basura. Eso sólo podía hacerlo él.  “¿Ya estás ebrio?” porque era la única explicación lógica que se le ocurría para su falta de respeto hacia su persona.
“Que gusto verte aquí.” 
“Walker, no me ignores.”
“Hola, Allen…” Henry miró a cada uno de ellos intentando comprender que pasaba. Allen Walker era, increíblemente, amigo de su hermano mayor y por muy rara que era la relación desde pequeños en un vaivén de momentos en que Cain le dedicaba la ley del hielo a Allen y Allen lo molestaba por detalles que sacaban, sorprendentemente, a Cain de su estoicismo.
Lo extraño era que Allen pasara de Cain para conversar directamente con él.
“…”
“…” el rubio sintió la mirada filosa de Cain. ¿Cómo se suponía que interpretara la situación y lo que él quería si se ponía así? No entendía si él quería que también le aplicara la ley del hielo a Allen, cosa que no iba a ser porque Allen era una excelente persona, o simplemente estaba molesto porque Allen no estaba hablándole a él. Su hermano… lo estresaba un poco, porque era demasiado severo e indescifrable. Y, sí, un poco rencoroso.
“Ay, no te preocupes por lo que quiera éste. Mírame a mí.” Le dijo Allen, como leyendo su mente. “¿Cómo has estado?”
“Bien.” Miró el licor en su vaso. “¿Cómo has estado tú?” dijo después de un momento.
“Bien, bien~” asintió animadamente. “Me sorprende verte aquí.”
“No quería venir. Pero supongo que no tenía opción…”
“Ahw, te entiendo. Yo tampoco quería venir. No me caen bien las personas de estos círculos sociales salvo algunos pocos. Pero no quería dejar a Yashiro solo y le prometí a mi madre que vendría. Afortunadamente me encuentro contigo”
“…” Cain esperaba que Yashiro no llegara cerca de ellos.
“Es bueno verte, Allen.” Sonrió un poco.
“…” el pelinegro calculó la situación: Henry era el ser más aburrido en la tierra y seguro ya no emitiría ni una palabra más y se dedicaría a observar. Allen se aburriría de ese silencio y no le quedaría más remedio que dejar de lado a Henry y disculparse con él. Estaba esperando esas disculpas.
“No nos vemos desde el derby del Rey. No volvieron a Tokio desde entonces. Oh, ¡cuéntame que has hecho todo este tiempo!”
“Walker, Henry no quiere conversar. Vete”
“¡Déjalo hablar, por Dios!” giró los ojos, irritado. “¿Y para que quieres que me vaya? Seguro te quedaras diciéndole las cosas más amargas y aburridas de la vida. Mejor vete tú.”
“¿Perdón?”
“Wait, ¿Qué estás bebiendo?” Allen volvió a ignorar a Cain. Prefirió dejarle esa pregunta al rubio.
“Whisky.” Respondió Henry.
“¿Desde cuando te gusta el whisky?”
“Eh… No me gusta. Apenas lo soporto.”
“¿Entonces?”
“La ¨tradición¨, supongo. Mi padre lo bebía, mi abuelo… y así.”
“Oh, pero si no te gusta no deberías beberlo. Eso puedes dejárselo a tu alcohólico hermano mayor, haha.”
“Pf, mira quien habla de alcoholismo.” 
“Ah, perdón. ¿todavía estabas aquí? Y no te hagas el tonto que he notado que tú SI has aumentado tu consumo de whisky.”
“Y aparte ciego…” negó. Aprovechando que tenía su atención. “Y no puedo creer que vengas hasta a mí todavía con esa cosa en la cara. Ya te dije que no la apruebo...”
“¡Ay, por dios! ¿Es por eso que estás molesto? ¡No puedo creerlo! ¡Ha pasado tanto tiempo desde que me hice este tatuaje y sigues quejándote!”
“Si conversas conmigo con esa repugnante marca de delincuencia en la cara mis conocidos del Eton College pensarán que tengo vínculos con un ex presidiario.” Hizo una mueca de asco. “Quítatelo. Te ofrecí pagar por ello.”
“No necesito eso, Cain. Y ya deja de ser tan princesita para tus cosas. La gente se tatúa todo el tiempo y no por eso son criminales.”
“Ése marginal te mete esas ideas en la cabeza.”
“Oh, Lavi, ¿Por qué te desquitas con él?” aunque, era cierto, Lavi le había metido el gusto por hacerse un tatuaje y ambos fueron a tatuarse el mismo día hace un buen tiempo.
“…” Henry los miró discutir. Realmente no sabía que hacer o tan siquiera si debía conciliar la situación. En ese punto, sí prefirió darle un sorbo a su whisky y así lo hizo. Tal vez era momento de desaparecer. El sabor del whisky de verdad quemaba y se le hizo muy desagradable.
“Ni pienses desaparecer. Ya sabes que tienes que estar aquí y hablar con los socios. Ah, y ni cambies los vasos por uno de agua porque te verás como un débil.” Lo amenazó.
“¿Qué? No dije ni hice nada. No pretendía hacer esas cosas.” Aunque la habilidad de su hermano para suponer cosas le traumó desde siempre. “Mh.”
“¿Qué?”
“Te falto…Ah, nada.” Henry negó. A Cain sólo le faltó decir ¨inútil¨ y ya era idéntico al difunto padre de ambos. Pero sabía que si decía esa comparación el mayor se molestaría. “Allen, disculpa… Me habías hecho una pregunta, pero no te la respondí.”
“Ahw, sí. ¿Qué has hecho todo este tiempo?”
“Nada.”
“Okay eso fue corto, haha.” Era imposible no tomarlo con gracia.
“¿Creo que viene tu amigo?”
“¿Eh?” Allen se volteó para ver a quien se refería el rubio. Embozó una gran sonrisa al ver que se trataba de Lavi.
“Ah.” Reacción muy contraria fue la de Cain, quien puso una expresión hastiada entrecerrando los ojos. “Permiso.” Dijo y en nada se fue. No quería estar cerca de ése tipo.
“Woh, eso fue rápido. Pero mejor que se haya ido.”
“Hm. Él si puede irse y no está mal” Henry alzó una ceja, reprochando la acción de su hermano.
“Haha, ¿ves que todo mejora cuando él se va? Ya puedes hablar lo que piensas.”




“¡Hola!”
“Lavi ¡qué bien! ¿y los demás?”
“Esooo~ estaba con ellos, pero me fui unos segundos a saludar a un conocido y ya cuando los busqué no pude encontrarlos. Así que te vi y vine hasta aquí. Lamento haber apartado a tu amigo, haha, supuse que se iba a ir apenas verme. Típico.”
“Típico.” Allen repitió. “Por cierto, él es Henry y es el hermano de Cain. Henry, él es Lavi.”
“Oh, disculpa. No es que quiera incomodar a tu hermano con mi presencia, de verdad que intento no causarle malestar, pero creo que no he logrado lo contrario con el tiempo.”
“Hm, no te preocupes. Es un poco difícil en el gusto. Lamento que tenga esa reacción contigo.”
“Vaya” Allen alzó ambas cejas y formó una sonrisa en sus labios. “Estoy de acuerdo con eso.” Y ya que Grinch se había ido, era momento perfecto de atacar con lo suyo. “Oye, Henry. Estuviste hace poco de cumpleaños, ¿Qué hiciste ese día?” No. No se iba a rendir con ese tema. Le parecía un insulto que nadie se dignara a celebrarle el cumpleaños al único Lancaster que merecía entrar al cielo.
“¿No recuerdo?”
“¡Vamos! ¿Cómo te vas a olvidar?”
“Fue hace tiempo, Allen.”
“Hace unas semanas no más. Haz memoria.” Insistió.
“Oh, feliz cumpleaños atrasado.” Felicitó Lavi.
“Gracias.” La espontaneidad de su comentario le causó cierta gracia. Le sonrió brevemente. Después siguió con la pregunta de Allen. “Hm. Creo que dormí todo el día.”
“¡Pero, Henry! ¿Cómo así?” Allen suspiró.
“Es que soy aburrido.” Alzó los hombros. En eso aprovechó de dejar el vaso de whisky casi lleno en una mesa cercana. No quería más. “¿Qué iba a hacer de distinto en mi vida?”
“No eres aburrido. Lo que pasa es que: o estas siempre solo; o te rodeas de gente amargada como Cain.”
“Es igual triste pasar solo y dormido el día de tu cumpleaños.” El pelinaranja pareció un poco apenado por esa revelación.
“Es que es un día como todos los demás.” Explicó el rubio, sin borrar la sonrisa. “No tiene nada de especial…”
“¿Cómo no?” Lavi lo miró fijamente. “Es un día especial y feliz porque es el día de tu nacimiento y eso ya lo hace importante.”  Dijo de manera determinada.
“…” aquel comentario amable y espontaneo lo dejo un tanto perplejo. “¿Tú crees?”
“¡Claro! ¿Acaso tú no?” rio, sencillo.
“Pues, no sé. Sigo creyendo que es un día más” ¿y no sabía si precisamente era feliz haber nacido? Pero por obvios motivos, no diría aquello.
“¿Y si lo celebramos?” Listo. Estaba hecho. Allen tenía que lograrlo. Sólo esperaba que los aguafiestas de Cain o Kana no aparecieran con su discurso idiota de: que no lo obligues a celebrar si no quiere.
“¡Es una buena idea! Podríamos organizar algo e invitar gente y—“ Lavi notó la expresión de reticencia en el rostro del rubio. “Ah, no te gusta mucha gente, parece, jaja. Disculpa, recién te vengo conociendo, pero era la emoción del momento. ¿Qué tal los tres? ¿Me puedo invitar?”
“Los voy a aburrir eternamente.”
“¡Nada! Va a ser divertido. Déjanos a nosotros organizar una salida y te vamos a buscar cuando todo esté listo.” Dijo Allen.
“O-okay…”
“Dime un día que puedas, ¿ya no vas a misa los domingos en la mañana? ¿Creo que ese era tu día intocable?  Ah, y creo que toda la semana a las cuatro hasta las siete que tienes todos tus entrenamientos. Hm.”
“Pero Allen…” Lavi giró los ojos, riendo. Porque si el domingo en la mañana no podía, no importaba, porque era un horario y un día aburrido para celebrar. Igual el horario de las cuatro a las siete. No era como si le fueran a organizar una salida de cumpleaños a un niño de cinco años. Tenía que ser un viernes o un sábado, tarde.  “Aún si tiene su domingo ocupado en ir a mi— WAIT, ¿vas a misa en serio?”  reaccionó casi en shock.
“No.” miró a Allen entrecerrando los ojos. “No he ido hace días.” 
“¡Oh!” Allen quedó sorprendido. “Eras el único Lancaster que no se quemaba si entraba en una iglesia. Ya era hora de que la abandonaras como el resto de tus hermanos. ¿Todavía usan el anillo del pacto o ya no?”
“¿Anillo del pacto?”
“Allen…”
“Perdón, Henry, es que debes admitir que es un dato muy curioso.”
“¿Por qué? Hay muchos del Eton College que lo usan.” No le veía nada de raro.
“Pero ¿qué es?” Lavi seguía aún más colgado.
“¿No lo tienes para mostrárselo a Lavi?”
“Sí.” Lo buscó en su bolsillo, lo sacó y se los mostró. Era un anillo de oro con una extraña escritura.
“¿¡Y ya no lo usas!?” esa revelación lo consternó.
“Es que, de lejos, la gente se confundía y pensaban que era un anillo de matrimonio y se me acercaban a felicitarme… Eh, preferí no usarlo para evitar esa interacción.”
“Woh.” Lavi pidió tomarlo para analizarlo de cerca y leer lo que decía en latín. Recordó haber leído sobre ese tipo de anillos y su simbolismo en los libros de ¨antigua¨ pero no podía creer que realmente se seguía practicando esos pactos en la elite de los más ricos. “Ahora entiendo lo del pacto. Si no me equivoco es por el ¨pacto de pureza¨ qué hacen como voto de llegar intactos al matrimonio o dedicar su vida a la pureza de la protección de la iglesia y la nación.”
“Exactamente.”
“Y creo que tenía algo que ver con los templarios y los votos de abnegada entrega al conocimiento y la protección”
“Oh, sabes bastante sobre ello.”
“Es que Lavi es un ratón de biblioteca. Estudia literatura y ya eso es un plus, pero desde que era niño devoraba libros.”
“¿Lo puedo usar? Sólo para saber lo que se siente. Prometo que serán unos segundos.”
“Claro.”
“Gracias.” Lavi se lo colocó e inmediatamente se imaginó como los caballeros de la corte de la corona y la iglesia.
“Haha, debes estar en tu salsa.”
“Mírameee Allen, soy puro y casto.” Meneó la mano festejando el logro recuperado (¿)
“…” Allen usualmente estallaría en una risa por ese comentario, pero se paralizó al pensar que el buenito de Henry se podría ofender por como actuaba Lavi respecto a algo tan sagrado.
“Es gracioso” el rubio sonrió, los gestos escénicos de Lavi eran imposibles de omitir. “Lo siento.”
“¡No te disculpes porque algo te cause gracia! Ah, Henry, no sé por qué no hablé más contigo en el pasado. Esa rata vengativa de Cain me absorbía toda la atención, pero siento que debimos conversar más.”
“Es que eres su amigo.”
“Espera…” Allen se enserio. “No me salgas con lo mismo de Licht y Leon de que, por que soy amigo de Cain, los demás Lancaster no tienen derecho a conversar conmigo.”
“Pues…”
“¡AH!”
“Bueno, fue genial ser puro y casto por unos segundos. Gracias, Henry.” Lavi le devolvió el anillo a Henry y éste lo guardó. “Creo que no vi si tus hermanos menores tenían los suyos.”
“¿Cuál de todos?” preguntó ante la cantidad de hermanos que tenía. Pero era innecesario “Ah, no importa… El único que sí lo usa con orgullo es Ciel. Supongo que es muy pequeño para que le pregunten si está casado.” Porque suponía que nadie iba a confundir el anillo de su hermano menor, que era un niño de trece años, con algún anillo de matrimonio. “Licth y Leon no lo usan desde hace años. Slaine sí lo usa ahora que lo recuerdo.”
“Slaine es bien parecido a ti.” Recordó Allen. Al menos, la última vez que lo vio seguía siendo un chico recatado, responsable, tranquilo y… sumiso. Quizá él tampoco se quemaba si pisaba una iglesia (¿).
“Ah, acabo de ver a alguien que conozco.” Lavi saludó meneando una mano a esa persona. Iba a ir hasta él, pero prefirió hacerle un gesto para que él viniera. Éste se resistió, pero al ver que Lavi no venía hacia él no le quedó de otra que acercarse. Cuando llegó, Lavi le sonrió y lo presentó. “Wolfgang, menuda coincidencia encontrarnos aquí.”




“Digo lo mismo.” Le dio sonriéndole con gracia. Era curioso, conoció a Lavi en Japón, aunque los dos fueran de distintas universidades, pero el destino de la vida nocturna los había llevado a conocerse. Lo gracioso era encontrarse en todas partes y eso era ilógico.
“Wolfgang, te presento a mi amigo Allen Walker y a Henry Lancaster.”
“Hola.” Les saludó amigablemente. Hasta que Lavi los nombró no les había prestado atención. Los observó, al que fue presentado como Allen Walker se le hacía familiar de alguna parte, pero dudaba que fuera estudiante de Rizembool. Tal vez, sí, si no se equivocaba era miembro de una de las nuevas familias ricas. El otro chico, Lancaster, debía conocerlo de las mismas reuniones y fiestas de la elite… A él o a sus hermanos, todos eran muy parecidos excepto el mayor y uno chico, siendo ellos los únicos no rubios de los hermanos.
Wolfgang iba a preguntarles alguna cosa trivial para iniciar la típica charla entre desconocidos, no obstante, notó que Lancaster se le acercó bastante.
“¿Eh, todo bien?”
“…” Henry lo observó un poco más de cerca, con cierta ilusión. Pero por más que trataba de encontrar una respuesta al enigma no le acertaba. Se rindió, le sonrió y se sintió bastante idiota por su actitud. “Ah, disculpa… Sentí que te conocía de antes, pero creo que me confundí.”
“…” el rubio se quedó en silencio por unos segundos. Al tener esos instantes donde lo tuvo más de cerca justamente, y de modo inexplicable, le había dado la misma sensación de conocerlo de antes. ¿Será porque lo confundía con alguno de sus hermanos? Era raro, porque tampoco había hablado antes con un Lancaster como para confundirlo. “¿En… serio?” parpadeó, confundido. “Justo pensé lo mismo, pero creo que nos confundimos mutuamente.” Rio.
“Ah, cosas que pasan.” Henry mantuvo la sonrisa, luego volvió a la distancia de antes.
“A todo esto. Wolfgang estudia en Rizembool, será normal si nos encontramos en Japón.”
“Oh, el mundo es pequeño.” Dijo Allen.
“¿También están en intercambio en Japón?”
“Sí, aunque yo estudio en Hanasaki con Lavi y Henry.” Miró a los dos. Lavi asintió, pero Henry parecía confundido. “¿O te cambiaste de universidad?” le preguntó al rubio.
“N-no. Sólo que se… me había olvidado ese detalle.”
“Ahw, haha como olvidas eso.” Rio el peliblanco.
“O sea, el lado oscuro de la fuerza está con Wolfgang porque es de Rizembool.” Bromeó Lavi, con cierta doble intención.
“Yo podría decir que los de Hanasaki no son blancas palomas.”
“Yo, quizá no.” Canturreó Lavi. “Ni Allen. Pero creo que Henry es buen chico.”
“Yo si soy bueno.” Dijo Allen, entre bromas. En eso, notó a lo lejos que unas tres personas parecían estar llamando la atención por una discusión entre ellos. Los demás ricos parecían mirarlos con atención, algunos con desaprobación y ofendidos, otros con mucha curiosidad. Notó que Cain y Lelouch se habían reencontrado y estaban entre la gente que observaba con curiosidad el espectáculo. Suponía que estaban allí dispuestos a lanzar billetes o alguna desfachatez digna de los ricos. “Creo que hay un show por allí.”
“¿Sí?” Wolfgang se giró prontamente con curiosidad y animado de encontrar un espectáculo de primera para reír un rato, pero al notar que entre los polémicos estaba un familiar suyo, se llevó una mano al rostro. “Ah, no puede ser.”
“¿Qué sucede?” preguntó Allen.
“¿Ese no es Dimitri?” Lavi le preguntó a Wolfgang.
“Sí. Y ya está haciendo sus berrinches dramáticos.” Suspiró, agotado. “En fin, vamos a divertirnos un rato mirando cómo termina el espectáculo. Prometo que será divertido”
“Hehe, te acompañamos.” Dijo Lavi, sumándose a la invitación.
“…” Allen y Henry intercambiaron miradas, confundidos.
“¿No debería detenerlos?”
“No sé… Mejor no le decimos nada.” Allen alzó los hombros.


Eureka

Re: HiMEverse Episode V: The Rebels Strike Back
« Reply #733: January 14, 2021, 06:10:29 PM »
Parte 3. Mil gracias, Kana ;_; <33 siempre es divertido escribir juntas!





Wolfgang y el resto caminaron hasta llegar a la parte frontal de aquella estancia: hileras de pequeñas mesas colocadas frente a la piscina, donde algunos de los invitados conversaban animadamente a la vez que degustaban de los cocteles, mientras que otros observaban la discusión que protagonizaba el familiar de Wolfgang y los otros dos jóvenes.

Una vez consiguieron un lugar decente para ver el espectáculo, Wolfgang optó por excusarse del grupo por un rato para darle el encuentro a Cain y Lelouch, quienes andaban pendientes del enfrentamiento. Al rubio siempre le había dado curiosidad que ambos fuesen tan chismosos, pese a aparentar lo contrario. Sin embargo, tenía sentido si se ponía a analizarlo con detenimiento: casi la gran mayoría de los miembros de su círculo social tenía ese afán descontrolado por el chisme. Más aún si el rumor ridiculizaba a una persona y se mofaba de esta… lo cual sucedía muy a menudo. Gente así de adinerada parecía divertirse más conversando y rajando sobre la vida de otros porque no tenían pasatiempo mejor que cultivar.

Y, lamentablemente, Wolfgang formaba parte de ese grupo. No podía negar que su mudanza a Japón le había permitido dejar de lado varios hábitos problemáticos, pero ver a Dimitri protagonizando semejante desmadre era la excelente excusa para volver a las apuestas que tanto lo alocaban.

Era una manera sencilla de conseguir dinero, porque al fin y al cabo, siempre ganaba.





“Caballeros,” saludó Wolfgang, con una leve inclinación de su cabeza. Lelouch se la devolvió, mientras que Cain rodó los ojos.
“Blaiddyd, juraría que andarías de niñero de tu hermano, pero veo que poco te importa en estos momentos,” comentó Cain.
“¿Oh, Dimitri?” Wolfgang sonrió. “Yo por él doy la vida. Pero no voy a tolerar sus payasadas, queda claro que está muy equivocado y es su egoísmo el que habla por él en estos momentos. Además, no me gustaría ser el cuarto miembro de aquella discusión, gracias.”
“Haha, es cierto.” Lelouch no pudo evitar soltar un par de risas. “Lo más probable es que ese enfrentamiento terminaría siendo entre ustedes versus Gautier y el Fraldarius menor.”
“No, creo que seríamos los tres en contra de él, pero suficiente drama existe ya en las telenovelas. Así que mejor lo dejamos ahí… y nos enfocamos en cosas más importantes.”
“Tienes un sexto sentido para las apuestas, al parecer.” Cain lo juzgó con la mirada.
“Eso, o los conozco muy bien.” Wolfgang mantuvo su sonrisa. “¿Y? ¿Cuál es el motivo esta vez?”
“Bueno, queda claro que es sobre tu hermano y la discusión en la que anda involucrado,” comentó Lelouch, volviendo a fijar su mirada en el espectáculo. “Pero Cain y yo andábamos discutiendo cuáles serían los términos de la apuesta.”
“Sugerí que se base en lo inminente: alguno de los dos va a terminar en la piscina. Son tan ridículos y dramáticos que los veo haciendo semejante adefesio,” dijo Cain.
“Mm… Es cierto.” Wolfgang suspiró. “Como lo veo, Felix empujará a Dimitri a la piscina.”
“¿Tú crees?” Cain observó con escrutinio la discusión de Dimitri, Felix y Sylvain. “Porque siento que tu hermano se está aguantando las ganas de hacerle los honores.”
“Yo también pienso lo mismo… Dimitri puede ser agresivo si lo quiere.”
“Pero Felix es la excepción. Dimitri lo cuida demasiado… de hecho, ese fue el problema detrás de su separación.”
“…Oh.” Cain lo observó, incrédulo.
“Okay, entonces cambio mi apuesta. Creo que Felix será el que mande a Dimitri a nadar… y a este paso, con los peces,” dijo Lelouch, un tanto preocupado.
“Yo también cambio mi apuesta,” dijo Wolfgang. “Creo que ambos nadarán.”






Mientras tanto, la rata escurridiza de Shiro había abandonado al resto del grupo, el que andaba, en esos momentos, conversando con Edelgard, amiga de Claude y conocida de Kise. La joven acababa de presentarse a sí misma y de presentarles a sus más grandes confidentes y amigos de toda la vida, Ferdinand Von Aegir y Hubert Von Vestra. Aquel par de jóvenes guardaba cierta popularidad en su círculo social por la excesiva competitividad entre ambos, la cual había nacido en el primer momento que se conocieron, en su infancia. Existía una diversidad de rumores alrededor de ellos, como que tenían una relación a espaldas de su amiga, o que planeaban casarse y dejar de lado sus obligaciones, pero todo se debía al misterio que exudaba el mayor, Hubert, quien era imposible de leer para muchos. Ferdinand, mientras tanto, era un libro abierto, y sólo ayudaba a azuzar la llama de los rumores, puesto que su interés en su amigo quedaba más claro que el agua.

Kise conocía a Edelgard de antes, puesto que pertenecía al club de porristas… en contra de su voluntad. Sin embargo, de lo que había oído por parte de Claude, la chica y el resto de miembros se habían emocionado con la idea del club luego de ver unos videos de la entrenadora, una ex-miembro y estrella porrista que también era jefe de práctica en Rizembool.

Al igual que él, Eureka también había visto a Edelgard anteriormente: los Von Hresvelg pertenecía al conglomerado de socios directos de los Vi Britannia, familias que podían ofrecer herederos para la competencia por el puesto de director del imperio. El puesto de presidente era exclusivo para los Vi Britannia, pero cualquier persona del círculo de accionistas podía competir por ser la mano derecha y la imagen principal de la compañía. Actualmente, ambas posiciones las regía el papá de Lelouch, pero ya se rumoreaba que eso cambiaría en la siguiente generación.

“Estaremos en Japón por este ciclo,” comentó Edelgard. “Aunque puede que extendamos nuestra estadía por un semestre más. Depende de la enseñanza de Rizembool.”
“Oh, bueno, si te había visto en la univers—” empezó Kise, pero fue interrumpido.
“Lamentablemente, por la gracia de Claude.” Edelgard fulminó a su amigo con la mirada.
“Hey, yo sólo hice justicia.” Claude rio. “Te verás súper linda en ese traje de porrista.”
“Y tú te verás precioso luego de que te corte en—”
“Señorita,” le dijo Hubert, y Edelgard suspiró.
“Ah, gracias Hubert.” Edelgard tosió un par de veces. “Bueno.”
“…Entonces, decía que sí te había visto en Rizembool,” continuó Kise. “Pero no sabía de ellos dos.”
“Sí. Los tres estamos en la carrera de negocios. Ferdinand y yo en el mismo ciclo, y Hubert un par de ciclos adelante de nosotros.”
“La malla curricular de Rizembool es perfecta, hasta creo que mejor que la de Oxford,” comentó Ferdinand. “El único detalle es que me está costando un poco adaptarme a la ciudad, pero ahí vamos.”
“Ha sido un cambio radical el venir a Tokio. La vida en Oxford es más calmada, después de todo,” dijo Hubert.
“Sí, Oxford es otra cosa,” dijo Eureka. “Viví ahí gran parte de mi infancia.”
“Juraba que viviste en Londres,” comentó Oikawa, confundido.
“Mis papás viajaban mucho a Londres por su clínica, pero la familia Vi Britannia estaba establecida en Oxford, y era por ello que mi mamá debía ir y venir constantemente. Viví en Oxford hasta que se separó de mi papá. Luego nos mudamos a Londres y bueno, ella se quedó con la clínica.”
“Londres es casi igual de concurrido que Tokio, me apiado de ti.” suspiró Edelgard. “Pero bueno, mucho sobre nosotros. A varios de ustedes no los conozco del todo, así que me gustaría escuchar de dónde vienen y qué estudian.” Edelgard sonrió.
“Bueno, mi hermano y yo pertenecemos a la familia de los Nakiri. Azami es nuestro tío,” comentó Kana.
“Un gusto.” Edelgard hizo una pequeña reverencia. “A Kise ya lo había visto en Rizembool, como él comentó hace un rato.”
“Sí.” Kise sonrió. “Ese día que—”
“No menciones ni una palabra más, por favor.” Edelgard se veía un tanto avergonzada. “Kana. ¿Tú estudias en Rizembool?” dijo la peliplateada, para cambiar el tema.
“No, estudio ciencias físicas en Hanasaki. Estoy en mi tercer año.”
“Oh, excelente.” Edelgard sonrió. “¿Qué hay de ti?” preguntó, observando a Oikawa con curiosidad. “Tengo la sensación de haberte visto en otro lado…”
“Pues de seguro fue en Rizembool, también estudio allí.” Oikawa sonrió, fingiendo calma.
“¿Dijiste que perteneces a una familia que exporta vidri—?”
“Ohhhhh, Felix, Sylvain y Dimitri están armando drama cerca de la piscina,” comentó Claude, para salvar el día. No era mentira: muchos de los invitados andaban comentando aquello mientras iban camino a la zona mencionada para observar el espectáculo. “¿Vamos a ver?”
“Buena idea, nunca dejaría pasar la oportunidad de ver a ricachones peleando,” dijo Kise, emocionado.
“A veces me sorprende lo dramáticos que pueden ser, pero supongo que tiene sentido,” dijo Kana.
“Parece que se aburren con sus vidas perfectas,” dijo Eureka. “Vamos, que no me lo pierdo.”

Claude les sonrió y comenzó a dirigir al grupo hacia la estancia de la piscina. En el trayecto, Eureka terminó caminando al lado de Edelgard, quien la observó de reojo con mucha curiosidad.

“Disculpa la impertinencia. Pero quería… confirmar algo. El nuevo rumor es que tú y Lelouch vi Britannia—”
“¿Cortamos?” preguntó Eureka, interrumpiéndola. Su reacción inmediata fue rodar los ojos: tenía sentido que Edelgard le consultara sobre ello. De seguro Lelouch no había abierto la bocota aún. “Pues sí, es cierto. Te ahorro todo el drama de stalkear facebooks e investigar a través de conocidos. Siempre supe que te gustaba, pero sinceramente, ahora me da igual que sepas esto o no.”
“A-a mí no me gusta—” Edelgard era un chiste, con lo que decía y cómo su expresión y su sonrojo indicaban lo contrario.
“Sigue repitiéndote eso, princesa,” la interrumpió Eureka, con una sonrisa comprensiva. 

Para suerte de la HiME, el grupo justo había llegado a la zona cerca de la piscina.







Al otro lado de la estancia, la discusión que todos observaban había empezado a escalar de manera preocupante. Sylvain había intentado funcionar de mediador, pero eventualmente, Dimitri y Felix optaron por ignorarlo para concentrarse en la pelea que andaban protagonizando.

Muchos de los presentes sabían de la relación sentimental que los hermanos menores de las familias Blaidydd y Fraldarius habían mantenido hasta hace un año y medio. Estaban al tanto, también, de que las cosas no habían terminado de la mejor forma: el chisme se había esparcido y todo el mundo se había enterado de la relación casual que Felix y Dimitri habían mantenido luego de terminar. Relación que había acabado abruptamente cuando Felix optó por acompañar a Claude a Japón, dejando atrás su vida en Oxford e, incluida en ella, a Dimitri.

Era comprensible que intentaran conversar al respecto en esa ocasión, tomando en cuenta que era la primera vez que se veían frente a frente luego de lo que había ocurrido, pero nadie había imaginado que la discusión escalaría a tal nivel. Felix era de dejarse llevar por sus emociones, y eso no era ninguna sorpresa, pero Dimitri se veía igual de herido e indignado, mientras intentaba suplicarle por una comprensión que su ex-pareja se veía incapaz de otorgarle.

“No entiendo por qué sigues insistiendo, ya basta,” dijo Felix, irritado. “¿No ves que estoy mejor en Japón? No voy a volver a Oxford, olvídalo. Y menos para regresar a tu lado, Dimitri—”
“Felix…” Dimitri intento conciliar con él bajando el volúmen de su voz. “Por favor. Las cosas van a ser distintas. Yo… he cambiado. No pienso seguir ahogándome en mi propia miseria. No voy a dejarte de lado de nuevo—”
“Eso nunca fue lo que te pedí.” Felix se llevó una mano a la cara. “No soy un robot, Dimitri. Tengo sentimientos, aunque te sorprenda… Yo nunca sería capaz de negarte el derecho a hacer luto. No entiendo cómo puedes pensar que sería así de egoísta e insensible. No te proyectes en mí.”
“¿Por qué soy egoísta al pedirte algo que ambos queremos?” le reclamó Dimitri, dolido.
“Algo que quieres, no hables en plural,” corrigió Felix. “Yo ya dejé de darle vueltas a ese asunto. Estoy enfocado en otras cosas, así que deja de ser tan egocéntrico y deja de cerrarte en lo que tú quieres. Respeta también mis propios deseos. Ahora, déjame en paz. Nunca planeé tener esta discusión contigo hoy, y no quiero verte más la cara por el resto de la noche.”
“Felix—”
“¡VETE!”
“¡NO!” Dimitri lo tomó del brazo, forzándolo a quedarse en su sitio.
“¡SÚELTAME!” le gritó Felix, destruyéndolo con la mirada.
“¡NO VOY A DEJARTE DE NUEVO!”




Felix intentó forcejear, pero el agarre de Dimitri era demasiado fuerte y se le hacía imposible zafarse de este. Su reacción cuestionable ante esa cuestión fue darle un puñetazo en la cara con su mano libre, pero al no medir la fuerza utilizada en el golpe, Dimitri terminó dando un par de pasos hacia atrás para recobrar su postura después del impacto.

…Esto, por supuesto, sin notar que andaba justo en el filo de la piscina.

Una vez en el aire, Felix insistió en zafarse de Dimitri para poder salvar algo de su dignidad, pero el rubio no lo soltó en ningún momento, no hasta que se zambulleron en la piscina en medio de las caras sorprendidas, curiosas e indignadas del resto de invitados.

Al menos el agua fue capaz de ahogar los gritos asombrados e indignados del público.

“Ah.” Sylvain fue lo primero que Felix vio al resurgir del agua. “Conste que les advertí.”
“Lo último que necesito en estos momentos son tus tonterías, Sylvain,” le dijo Felix, mientras nadaba hacia el borde de la piscina. Dimitri volvió a tomarlo del brazo, y Felix gruñó ante el contacto. “En serio, Dimitri, abúrrete—”
“Felix. Por favor, escúchame.”
“¿No te basta ya haber hecho el ridículo? No pudiste esperar a regresar a Tokio, no. Tenías que armar el drama aquí, en este evento, donde todos te iban a ver y se iban a apiadar de tu pobre cara de cordero degollado. Porque te encanta hacerte la víctima, al parecer. Eres igual de rídiculo que esos hombres que le piden matrimonio a sus parejas en lugares públicos para que se vean presionadas a decir sí. Pues yo no soy tarado, lo siento. No tengo por qué perdonarte, haya público o no.”
“Wow, no te cansa hablar como metralleta,” comentó Sylvain.
“Sylvain, si aprecias tu vida, te callarás la boca en estos momentos.”
“Okay, okay.” Sylvain suspiró. “Yo sólo estaba esperando a que dejes de hablar para ayudarte, pero veo que seguirás dándole rienda a Dimitri.”
“Sylvain, en serio aprecio mucho lo que haces por nosotros, pero sería mejor que no te metas donde nadie te llamó,” dijo Dimitri, observando al pelirrojo con fastidio en sus ojos.
“No puedo creer lo que voy a decir, pero Dimitri tiene razón.”
“…Sin duda están destinados a estar juntos.” Sylvain sonrió.
“¿QUÉ HAS DICHO?” Felix hizo el ademan de acercarse de nuevo al borde de la piscina, pero el agarre de Dimitri, una vez más, lo detuvo en su intento. “Dimitri, suéltame, no vas a conseguir nada con todo este circo. Ya me decidí por algo y no voy a cambiar de opinión por más que insistas. ¿O quieres terminar ahogado para que te quede bien claro?”
“No te escudes en la violencia, Felix. Discutamos las cosas como se debe—”
“No. A mí déjame en paz.”

Un descuido por parte del rubio fue suficiente para que Felix liberara su brazo y, al fin, pudiera nadar hacia el borde. Sylvain le ofreció una mano para ayudarlo a salir de la piscina, pero Felix hizo caso omiso a ese gesto, optando por valerse por su cuenta. Los invitados, que habían estado observando toda la discusión hasta ese entonces, dejaron de prestarles atención cuando Felix los amenazó a todos con la mirada, ni bien logró pararse. Se removió el saco y soltó su cabello de la liga que lo amarraba para exprimirle el agua.

“Yo que tú, iría al tópico a tratarme. Estás sangrando por la nariz,” comentó Felix, mirando a Dimitri con altanería. Luego, se retiró de aquella estancia, con Sylvain caminando detrás de él.







Por su parte, Wolfgang se giró hacia Cain y Lelouch, esbozando una gran sonrisa ante su victoria.

“Bueno, señores, espero que me transfieran pronto lo que apostamos,” les dijo, y luego, caminó para darle el encuentro a su hermano.
“¡Nadie dijo que ganaste, Blaiddyd!” le gritó Cain, un tanto irritado.
“¡No te escucho!” le respondió el rubio, girándose sólo para sacarle la lengua.

Su camino fue un tanto tortuoso, puesto que la gente había decidido romper filas y regresar a sus posiciones anteriores, ahora que el espectáculo había terminado. Por el rabillo del ojo,  Wolfgang localizó a Lavi y al resto, y les hizo un gesto con la mano para avisarles que andaría por la piscina. 

Allen tal vez no, pero Lavi era el dios del chisme, así que no perdió ni un segundo en jalar a su amigo y al Lancaster para darle el encuentro al rubio.

Por su ventaja, Wolfgang llegó primero a la zona de la vergüenza, en el momento preciso en que su hermano estaba a punto de salir de la piscina. El mayor le ofreció su mano, y Dimitri la aceptó, con una expresión derrotada en el rostro.




“Excelente espectáculo, hermano.”
“Wolfgang…” Dimitri intentó colar un tinte de enojo en su voz, pero fue en vano: andaba demasiado deprimido con lo que acababa de ocurrir como para enojarse con su mellizo. “Se que no era el momento indicado, pero no lo he visto en tanto tiempo…” Dimitri suspiró, removiendo su saco. “No pude evitarlo…” dijo, mientras continuaba con el chaleco y la corbata.
“A mí no me engañas.” Wolfgang lo juzgó con la mirada. “Llevabas varias semanas practicando ese speech. Nunca me dijiste cuándo se lo dirías, pero intuí que sería en una de estas reuniones. Tomando en cuenta que son imposibles de evitar… ya sabías que él vendría.”
“Sí…” Dimitri desvió la mirada hacia el piso. “Ni bien surgió la noticia de la alianza entre los Zoldyck y los Vi Britannia, supe que tendría mi oportunidad allí. Nunca me imaginé  conversando con el dentro de Hanasaki o yendo a verlo a su departamento.”
“Eso es muy tú. Aunque ya te pintaba con flores y chocolates en la puerta.”
“¿N-nunca haría es—?” Dimitri se sonrojó un poco, avergonzado con aquella idea.
“Haha, te estoy jodiendo, tranquilo.” Wolfgang sonrió. “Será mejor que busquemos algo para evitar que sigas sangrando.”
“Ah.” Dimitri palpó su labio y reconoció la sangre que caía de su nariz. “Sí…”





Para cuando Lavi y el resto llegaron, encontraron que Wolfgang acababa de tender la ropa de su mellizo en una de las mesitas cercanas a ellos, para que pudieran secarse al menos un rato. Mientras tanto, Dimitri intentaba detener su sangrado con sus manos y, predeciblemente, fallaba en el intento de lograr aquella tarea. Antes de que se quitara la camisa y causara más problemas, Wolfgang lo detuvo al ver a sus mesías en camino: para suerte de Dimitri, Allen había sido rápido en robarse una de las servilletas de tela que andaban ofreciendo los mozos, y se la extendió al rubio ni bien su grupo les dio el alcance.

“Ah, muchísimas gracias,” dijo Dimitri, sonriéndole antes de arrugar la servilleta para aplicarla en su nariz. “Un gusto, por cierto. ¿Son amigos de Wolfgang?”
“Lavi es al único que conozco de antes,” mencionó Wolfgang, meneando la cabeza para señalarlo sutilmente. “A Allen y a Henry los conocí hace un rato.”
“Wolfgang y yo somos como compañeros de aventuras nocturnas,” bromeó Lavi.
“Bueno, con lo mucho que coincidimos en esas fiestas, podría decirse que sí.” Wolfgang rio.
“Supongo que has visto lo peor de mi hermano,” comentó Dimitri. “Disculpa, Wolfgang es—”
“Haha qué gracioso.” Wolfgang lo interrumpió al taparle la boca. No podía permitir que Dimitri hablara de más. “Bueno, mejor los presento bien. Dimitri, ellos son Lavi, Allen y Henry.” El rubio extendió una mano hacia ellos, soltando a Dimitri en el proceso. “Chicos, él es Dimitri, mi mellizo menor.”
“Lavi Bookman, un placer.” Lavi sonrió de lado y le extendió su mano. Dimitri la estrujó. “Me alegra no ser el único con parche, por cierto.”
“Están de moda, al parecer.” Dimitri rio, mientras soltaba su agarre.
“Yo soy Allen Walker,” se presentó Allen, haciendo una leve reverencia con su cabeza.
“Oh, un placer.” Dimitri sonrió. “Conozco a tu hermano…” comentó, un tanto pensativo.
“Con lo movido que es, difícil no hacerlo.” Allen suspiró. “Espero que no te haya causado problemas.”
“Oh, no, al contrario. Es muy agradable.” Dimitri mantuvo su sonrisa. “Y usted…” comentó, observando a Henry.
“Disculpa mis malos modales. Soy Henry Lancaster, un placer.”
“Mm, uno de los Lancaster. Con razón sentía que te había visto antes.” Dimitri asintió. “Un placer, señor Lancaster.”
“¡Ah, no hay necesidad de ese trato! Puedes llamarme Henry, no hay problema.”
“Okay.” Dimitri asintió. “Lamento… que hayan tenido que presenciar todo eso…” comentó, avergonzado de sus actos.
“No te preocupes por ello,” dijo Allen, con una sonrisa comprensiva. “Será mejor que te cambies de ropa lo más pronto posible. Puede que te resfríes si sigues así.”
“Es cierto.” Dimitri asintió.
“Le avisaré a Nea,” comentó Wolfgang, y suspiró. “Conociéndolo bien, nos trajo mudas de ropa porsiacaso.” El rubio sacó su celular y se enfocó en escribir un mensaje escueto para mandárselo al mencionado. Luego, volvió a guardar su móvil en el bolsillo de su pantalón de vestir.
“¿Nea?” preguntó Allen, confundido… y un tanto aterrado. “¿Nea D. Campbell?”
“¿Te acuerdas?” comentó Lavi. “El de mi colectivo teatral. Resulta que es un socio directo de la familia Blaiddyd. Los Campbell los han servido por varias generaciones.”
“Sí.” Wolfgang asintió.
“Wow, a veces me sorprende lo grande que es este círculo social. Es una élite… pero hay tanta gente que forma parte de él, aún así,” comentó Allen.
“Es cierto.” Dimitri sonrió. “Y parece seguir expandiéndose…” comentó, observándolo un tanto curioso.
“…” Allen arqueó una ceja. “¿Lo dices por mi familia?”
“Sí, pero no con malos ánimos. Me demoré un poco en recordar, pero también he conocido a tu madre. Es una encantadora mujer, tuve el placer de conocerla en una gala en Londres el año pasado.”
“Oh, me alegra que sea así.” Allen sonrió. “Ya esperaba un poco de desdén, tomando en cuenta que pertenecemos a una de las nuevas familias ricas…”
“No, Dimitri nunca sería de ese trato,” comentó Wolfgang, rodeando el cuello de su hermano con su brazo… y mojándose levemente en el proceso. “…Olvidé que acabas de salir de la piscina,” dijo, disgustado.
“…Yo estoy intentando olvidar que estuve en ella, gracias.”
“Heh.” Wolfgang le sonrió de lado. “Pero bueno, sí, Nea también estudia en Rizembool, así que tiene sentido que lo conozcan,” le dijo al resto del grupo y, luego, sacó su celular para revisar la respuesta de Nea. “Ah. Dice que está viniendo.”
“¿Con el cambio de ropa?”
“No sé, tal vez lo tiene en el carro. Sólo me dijo que venía…”
“…” Dimitri suspiró. “Okay, a esperar entonces.”
“Disculpa que me entrometa, Wolfgang,” empezó Allen. “Pero… ¿Sucedió algo entre Nea y ustedes? Se ven un tanto fastidiados con él.”
“Pues… es difícil ocultarlo.” Wolfgang suspiró. “Hemos tenido un conflicto con él desde hace unos meses.” explicó el mellizo mayor, un tanto incómodo.
“De igual forma, no es nada de qué preocuparse,” aseguró Dimitri. “Parece que ya lo solucionamos… Aunque supongo que es difícil retomar el trato de antes.”
“Es cierto, pero no podemos hacer mucho al respecto.” Wolfgang suspiró. “Como Lavi explicó, los Campbell nos han servido por generaciones y no sería del agrado de nuestros padres que dieramos fin a esa relación de un día para otro.”
“Mm.” Allen asintió. “Es difícil cortar lazos así como si nada. Y creo que le darian una excusa perfecta a sus padres para quejarse de nosotros y nuestros “dramas de millenials”.”
“Oh, sí.” Wolfgang rodó los ojos. “Eso es lo último que necesito ahora, la verdad.”
“Ah, ahí viene Nea…” comentó Dimitri.






El grupo se giró hacia la línea de mirada de Dimitri para observar al hombre en cuestión: Nea D. Campbell, al igual que sus socios, demostraba en cada rincón de su existencia que merecía pertenecer a aquella élite. Un hombre elegante y perfecto, que exudaba confianza en su paso y en su mirada, pese a ser el centro de atención por andar cargando un porta terno en plena gala.

Allen sintió el mismo recelo de la primera vez que había tratado con él: no sólo Nea no encajaba en la situación cotidiana en que lo había visto —el bar y sus amigos—, sino que ahora que confirmaba su verdadero entorno social y los problemas con sus socios, podía decir con certeza que aquella corazonada había sido válida. El hombre seguía siendo un misterio en persona, pero tal vez con un poco más de información, podría ir resolviendo el rompecabezas.

Era curioso, porque Wolfgang contaba con una energía parecida a la de Nea, pero algo en su trato y en su mirada sí le permitían confiar en el rubio.

“Disculpen la demora,” mencionó, ni bien les dio el alcance. Al ver a Lavi, Nea dejó atrás su faceta de sirviente para esbozarle una sonrisa. “Ah, nos volvemos a encontrar.”
“Y en el momento indicado, porque ahora sí puedo mostrarte con quién vine~”
“Oh, Walker.” Nea mantuvo su sonrisa al notar a Allen. “Claro que me acuerdo de él, de ese día en el bar. Fue muy agradable que me integraran a su grupo, muchas gracias.”
“No podíamos dejarte varado. Pero me alegra que el resto del colectivo haya llegado eventualmente.”

“Sí.” Nea se giró hacia los mellizos, para saludarlos con una leve inclinación de su cabeza. Wolfgang y Dimitri se apuraron en devolverle el gesto. “Aquí está la muda de ropa,” dijo, extendiéndosela a Dimitri.
“Gracias,” dijo el mellizo menor.
“Gracias, Nea.” Wolfgang sonrió. “Por cierto, no hemos tenido la oportunidad de presentarte a Henry.”
“Por supuesto. Disculpe mi impertinencia, señor Lancaster,” dijo Nea, girándose hacia el rubio.
“A-ah, no hay problema,” aseguró Henry, un tanto perdido.
“Mi nombre es Nea D. Campbell. Es un placer,” mencionó Nea, haciéndole una reverencia. “Imposible no saber de usted con la importancia de su presencia en nuestro círculo.”
“Honestamente, el importante aquí es mi hermano, pero gracias.”

“¡No digas eso, Henry!” le reclamó Allen. “¡Tú también eres muy importante, no lo olvides!”
“Sin mencionar, mucho más carismático.” Lavi sonrió de lado.
“…Gracias.” Henry le sonrió de vuelta. “No… me lo creo del todo, pero aprecio que piensen así de mí.”
“Henry.” Wolfgang llamó su atención. “Te conozco por… ¿cuanto? ¿media hora? Pero a tu hermano lo he tratado por ya varios años. Y créeme cuando te digo que nuestra interacción ha sido mucho más relevante y agradable que cualquiera de las veces que he conversado con Cain Lancaster. Nea, no te atrevas a musitar palabra sobre esto.”

“…No iba a decir nada, Wolfgang,” mencionó Nea, aguantándose la risa.
“¿Le guardas tirria a la rata de Cain?” preguntó Allen, emocionado con la idea de poder conectar con el rubio a través de aquel personaje en sus vidas.
“No diría que nos llevamos… mal, precisamente. Pero es difícil de tratar y siempre me agota. A excepción de cuando apostamos, que ahí siempre es divertido lidiar con él.”
“¿Apuestas?” preguntó Henry, confundido.
“Hermano.” Dimitri tomó del hombro a Wolfgang, por unos instantes. “Iré a cambiarme.”
“Yo iré con él, por si me necesita,” comentó Nea.
“Okay.” Wolfgang asintió. “Si gustan regresar con nosotros, estaremos en el salón principal, para cambiar un poco de ambiente.”
“Sí… si seguimos cerca de la escena del crimen, será peor,” comentó Lavi.
“Exacto.” Wolfgang suspiró. “Dimitri, Nea, nos encuentran por las mesas de buffet. Pero si tienes que hacer otra cosa —que no sea estúpida, ojo—, no se preocupen. Ya luego nos reunimos.”
“Claro.” Dimitri sonrió. “Creo… que debería pedirle disculpas a Felix.”
“Dimitri, Wolfgang dijo cosas que no sean estúpidas,” lo corrigió Nea.
“…Es cierto.”
“…Bueno.” Wolfgang carraspeó sutilmente. “Los veo.”

Dimitri asintió, y fue el primero en despedirse silenciosamente del grupo. Nea fue detrás de él, pero no se retiró del perímetro sin antes llevarse las prendas mojadas de su amo. Ante esto, Wolfgang comenzó a caminar hacia su nuevo destino: el salón principal. El grupo lo siguió, sin protestar ante aquella idea.





“Gracias por la increíble idea de las mesas de buffet. Hace rato que veo mozos pasando cerca de mí, pero aún no he podido comer NADA,” se quejó Allen, frustrado.
“Qué hablas, moyashi,” le dijo Lavi. “Juro haberte visto embutiéndote uno de esos langostinos en salsa pretenciosa.”
“Hablas como si no te los embutieras también y NO, no agarré ninguno,” lloró Allen, frustrado. Cualquier persona cercana a él sabía que uno de sus hobbies favoritos era, sin duda, comer. Para él, la mejor parte de esas galas.

Aunque siempre servían muy poquito para su gusto.

“Siempre supe que no encajaba en estos lugares. ¿Pero sabes qué me lo confirmó así, sin lugar a dudas?” comentó el peliblanco.
“¿Tu amor por los tatuajes?” dijo Lavi, confundido.
“Justo iba a preguntar por eso,” dijo Wolfgang, curioso.
“No, aparte de eso.” Allen rio. “Mi amor por la comida. ¿¡Qué les pasa!? ¿¡Buffet cinco estrellas—!? No, miento. Debe tener cincuenta estrellas. ¿Pero solo te dan un pedacito? Una ínfima parte de lo que realmente debería ser.”
“Eso es muy… curioso viniendo del heredero de una cadena de restaurantes de cinco estrellas,” dijo Lavi.
“¡Y no excuso a mi mamá y sus decisiones cuestionables! Siempre le digo que los platos pueden tener un poco más… de todo.” Allen suspiró. “Pero ese es otro tema.”
“Oh, te entiendo, Allen.” Wolfgang rio. “Yo también me quejo de lo mismo. Lo he hecho toda mi vida, pero nadie parece hacerme caso. Por eso siempre terminaba en la cocina, robándome lo que podía.”
“¡Ohhhh!” Allen sonrió, emocionado. “¡Yo también hacía eso!”
“La cocina es el mejor lugar de las galas,” afirmó Wolfgang. “Y cuando eres pequeño, no hay presión familiar ni deberes y mucho menos una imagen que mantener… así que es más fácil terminar allí. A Dimitri también le encanta comer, así que me acompañaba en mis aventuras culinarias. Nea siempre nos cubrió, hasta que nuestra presencia fue obligatoria en los eventos.”
“Oh, lo siento. Ya no podían escaparse…” comentó Henry.
“No, al menos no con tanta libertad. Pero siempre encuentro una forma de hacerlo.” Wolfgang se giró a sonreírle a Henry.
“…” Henry le devolvió la sonrisa, admirándolo en silencio.
“¡…Exacto!” irrumpió Allen, haciéndose paso entre los dos. “Y por eso, este momento post-drama de tu hermano es perfecto para asaltar el buffet.”
“Precisamente,” aseguró Wolfgang.







Por su lado, Eureka, Kana y el resto del grupo acababan de regresar a una de las estancias previas, luego de observar los sucesos en la piscina. A medida que caminaron a través de los distintos espacios del parque, miembros del grupo se excusaron para saludar a otros invitados, y terminaron quedando sólo Kana, Eureka, Kise y Oikawa. Claude prometió que les daría el encuentro luego de saludar a algunos familiares suyos que no había visto en mucho tiempo, y no les quedó de otra que creer en él, aterrados con la idea de navegar por su cuenta por aquella gala. Oikawa era una bomba a punto de explotar, y dudaban poder seguir lidiando con los presentes y con la tremenda mentira que se manejaban.

Eureka recordó que el culpable de sus males era su casi-cuñado, Totsuka, y aunque ya le había reclamado antes al respecto, se llenó de ganas de volver a hacerlo ahí mismo, por más de que no fuese el momento ni el lugar indicado. Pese a la rabia que la carcomía, entendió que de todas formas debía buscarlo, puesto que tenía que saludar a su mamá por más de que no le agradase tanto la idea.

Ya la veía reclamándole por terminar con Lelouch —o bueno, por haber sido terminada por él— y por su rendimiento en la universidad… hasta de seguro por terminar viviendo en los dormitorios de Hanasaki. Pero eso justo se relacionaba al primer punto y—

“¿Eureka?” la interrumpió la voz de Kana, quien la tomó del hombro, un tanto preocupada.
“¡Kanaaaa!” le lloró, angustiada. Luego, notó que Kana era la persona indicada para acompañarla en sus peripecias: tal vez su mamá se callaba un poco la boca si es que estaba en presencia de una amiga de Eureka. Y no era un peligro, a diferencia de Oikawa. Sin embargo, dejarlo solo con Kise sonaba… riesgoso. No habían neuronas en esa amistad, después de todo.
“¿Estás bien?” Kana arqueó una ceja, muy confundida.
“…No. Osea, podría estar mejor, supongo.” Eureka suspiró. “El motivo de mi presencia en esta gala… es mi mamá,” explicó, luego de una breve pausa. “Vine porque no la fui a visitar en vacaciones y anda como loca molestando a mi hermano con eso.”
“Oh. Tu madre… suena problemática.”
“Como no tienes idea. Por eso me alegra ser la hermana menor, Mikoto es el que se encarga de ella. Y bueno, Soul, cuando la acompañaba… pero en fin.” Eureka suspiró. “Lo cierto es que debería ir a verla, y no quería hacerlo sola… pensé en pedirte que me acompañes.”
“Ah.” Kana sonrió. “Yo encantada, pero…” mencionó, observando a Oikawa y Kise, quienes andaban conversando animados sobre algo estúpido, de seguro.
“Es lo mismo que pensé. Y tampoco está la opción de ir todos juntos, porque será peor. Mi mamá no sabe lo de Oikawa y…” Eureka bajó el volumen de su voz. “Si se llega a revelar que no pertenece acá… bueno, el resto de ricachones alrededor podrían crear rumores al respecto. Y terminan haciendo tremendo teléfono malogrado, que para el final, Oikawa será un mafioso o algo así de terrible.”
“Sí, los veo haciendo semejante tontería.” Kana suspiró. “No te preocupes, yo me quedo con ellos.”
“¿Segura?”
“Sí, ya estoy acostumbrada a ser niñera, la verdad.” Kana rio. “Espero que puedas manejar a tu mamá, eso sí.”
“…Ese es el problema. Estoy segura de que me va a sacar en cara lo de Lelouch y todo. Pero cualquier cosa es mejor que lidiar con el peligro que supone dejar a este par a solas.”
“Aw, sí, de eso no hay duda.” Kana suspiró. “No te preocupes, los vigilaré.”
“Gracias. Igual, lo más probable es que Claude regrese pronto… Al menos eso espero.”
“No confiaría tanto en él. Es igual de bobo que Kise y Oikawa, aunque tal vez un poco más… refinado.”
“¿Tú crees?” Eureka se mostró un tanto pensativa. “Aunque tiene sentido, lo has tratado más veces.”
“Bueno, sí es más racional que ese par, eso no lo niego. Pero en fin, no pierdas más tiempo. Tú no te preocupes. Si sucede algo, me mandas un mensaje. Te aviso así dónde andaremos.”
“¿Qué tanto cuchichean ustedes dos?” preguntó Kise, al girarse levemente y enfocar su atención en su hermana y la amiga de esta.
“Ah, nada. Eureka se va al baño.”
“Yo voy cont—” empezó Oikawa, pero se cortó al ver la mirada de pocos amigos de Eureka.
“…Tú no vas a nada, te quedas acá con Kise y Kana.”
“Pero no me siento cómodo dejándote ir sola…”
“Oikawa, estoy lúcida. No voy a hacer cualquier estupidez, ¿sí?”
“Eureka no es idiota como tú, Oikawa,” justificó Kana.
“¡Gracias Kana!”
“…” Oikawa se mostró un tanto resentido. Lanzó un bufido y giró la cara, inflando las mejillas. “Haz lo que tú quieras, entonces.”
“Okay, gracias. Adiós~” Eureka le ondeó la mano a todos y se giró hacia el salón, en busca de su madre.
“Wow, Kise y tú son como dos gotas de agua. Misma actitud, mismos berrinches. ¿Seguro que no son hermanos perdidos?” Kana los juzgó con la mirada.
“¡Tal vez!” afirmó Kise, alegre.

A su lado, Oikawa refunfuñaba quejas acerca de su amiga y lo poco que se dejaba cuidar, mientras la observaba alejarse progresivamente.

Sin duda, la conspiración de que Oikawa y Kise eran hermanos perdidos se confirmaba más y más cada día. Era imposible que fueran tan parecidos sin ser familia.

Ante aquel pensamiento ridículo, Kana rio para sí misma, llamando la atención de los dos.







Eureka caminó sin rumbo fijo, escaneando los grupos de gente en busca de su madre y el resto de su familia. Sin embargo, no había rastro de ninguno en las estancias que chequeaba… al menos no de las personas que buscaba en específico.

A lo lejos, la HiME pudo observar a su padre conversando con una bella mujer de cabellos negros y presencia muy elegante. Era visiblemente más joven que él —al menos unos quince años de diferencia entre ambos— y, a juzgar por sus interacciones, se trataba de su nueva pareja.

Su reacción inmediata fue rodar los ojos y girarse para evitarlo: no quería más disgustos esa noche. Sin embargo, el acto la colocó en la línea de mirada de Lelouch, quien mostró sorpresa al verla. Solo unos metros los separaban, así que la HiME se resignó a su destino. Escapar de él iba a ser, tal vez, igual de dramático que el espectáculo de la piscina, así que no había sentido en armar otro escándalo.

Lelouch dejó el grupo en el que andaba para darle el alcance. Por sobre su cabeza, identificó al papá de Eureka a varios metros de allí y suspiró, ni bien se encontró con la HiME.

“Hola.”
“…Hola.”
“Entiendo por qué andas tan irritada,” comentó Lelouch, sin despegar la mirada del señor Cross. “Tu papá…”
“Sí, no soy ciega, gracias. Esta noche es un estrés detrás de otro.”
“Vi que invitaste a Oikawa.”
“Oh. ¿Invitarlo?” Eureka no pudo evitar sonar indignada ante ello. “Él solito se invitó. Bueno, no. Tatara… lo hizo. Supongo que para que no me sienta sola.”
“Me imagino, tiene sentido.”
“Pero bueno. ¿Hay algún motivo por el que quieras hablar conmigo ahora? Porque si es sólo para saber cómo estoy, pues estoy bien.”
“…No te ves nada bien.”
“No shit, Sherlock.” Eureka se llevó una mano a la frente. La HiME optó por ignorar la pregunta y la falta de explicaciones, centrándose en el motivo de su presencia en esa gala. “Estoy buscando a mi mamá. ¿La has visto?”
“Sí. ¿Te llevo donde ella?”
“No—… ¿No?” Eureka se iluminó ante una idea terrible en su mente. “Ahora que lo pienso, ¡es perfecto! Si vas conmigo, mi mamá no se atreverá a preguntarme cosas sobre la ruptura. Y Mikoto no podrá sermonearme porque andará más ocupado aguantándose las ganas de estrangularte en frente de todos. Ohhh, esto es perfecto.”
“Cualquiera que te escucha la pensaría dos veces antes de acompañarte, pero está bien. Lo haré.”
“…Huh.” Eureka arqueó una ceja. “¿Por qué accedes así de rápido? No miento cuando digo que Mikoto quiere asesinarte.”
“Eso desde siempre, ya no me sorprende.” Lelouch sonrió de lado. “Pero bueno. Quiero… hacer algo bueno por ti. No es ninguna indirecta y tampoco tengo otras intenciones. Es sólo un favor. Tú también me ayudarías, si es que los roles hubieran sido al revés.”
“…No sé. Tal vez.” Eureka rodó los ojos. “Okay, gracias.”
“Sígueme, entonces.”

Lelouch se abrió hacia la izquierda, y comenzó a caminar sin cuidado, esquivando a los grupos de invitados a su alrededor. Muchos le saludaron en el trayecto, y Lelouch sólo atinó a esbozarles sonrisas y a devolverles el saludo con leves reverencias. Para suerte de Eureka, fueron pocas las personas que la reconocieron a ella, por lo que no tuvo que preocuparse tanto por saludos innecesarios.

De todas formas, no necesitaba interactuar con ellos para saber lo que rondaba por sus cabezas. De seguro todos esos ricachones andaban felices de que Lelouch se librara de ella, tomando en cuenta que la familia Suoh no contaba con tanto estatus ni dinero como el resto. No que le importara, porque por más divertida y dramática que sonaba la vida de los millonarios, Eureka tenía mayores preocupaciones de las que encargarse, como el conflicto de Hanasaki y Rizembool.

Un poco triste, no.

“…” Eureka suspiró hondamente.

Sin embargo, la imagen de su sobrina sentada en el regazo de su mamá le subió los ánimos.





Lelouch y Eureka se acercaron hasta llegar a la mesa de Kate y Anna, y ambas sonrieron al verlos.

“¡Ohhhhh! ¡Mira quien se digna a venir a verme!” exclamó Kate, emocionada. “¡Y encima viniste con Lelouch! Aunque bueno, algo… controversial, por no decir otra cosa.”
“Mamá, esperé que no hicieras comentarios innecesarios si es que lo veías conmigo.” Eureka rodó los ojos.
“Hola,” los saludó Anna, curiosa por la tensión en el aire.
“Hola, Anna.” Lelouch le ondeó la mano, sonriéndole enternecido.
“…” Eureka golpeó aquella mano, ganándose una queja y una mirada indignada de Lelouch. “¿Dónde están Mikoto y Tatara?” le preguntó a su mamá.
“Fueron a bailar,” comentó Kate. “No me quejo, porque Mikoto no ha hecho nada más que resondrarme desde que me vio.”
“¿…Cómo así?”
“Ah, supongo que no te enteraste,” dijo Kate, y asintió para sí misma. “Tiene sentido. Bueno, te cuento. Tengo una nueva pareja.”
“…Tú también.” Eureka suspiró. “Bueno, en tu caso no le veo tanto drama, la verdad.”
“Me habría encantado presentártelo hoy, pero se quedó a cargo de la clínica en mi ausencia. Es el vicedirector, un oftalmólogo de mucho renombre.”
“¿Cómo se llama?”
“Steven.” Kate sonrió… y luego frunció el ceño.

Curioso.

“¿Tienes algún problema con él o cómo?” Eureka arqueó una ceja, confundida.
“Tenemos nuestras diferencias a veces. Pero nada dramático, la verdad.” Kate sonrió. “Más bien, me comentaron que te vieron también con un chico nuevo. ¿¡Tan rápido ya cambiaste a Lelouch!?”
“MAMÁ QUÉ TE PASAAAAA”
“…” Lelouch se aguantó la risa.
“Dicen que es el heredero de una compañía de exportación de vidrio, pero nunca había escuchado su apellido. ¿Oikawa?” Kate se tomó el mentón, pensativa.
“¿…Oikawa?” Lelouch se tapó la boca, para esconder sus ganas de irrumpir en carcajadas de una manera *poco* sutil.
“¡Sí!” Kate señaló. “¿Lo conoces?”
“…Lo he tratado. Es un buen partido, debo admitir.” Lelouch le sonrió a Kate.

“¿¡QUÉ TE PASAAAA!?” Eureka se giró a asesinarlo. Ya lo había tomado por las solapas de su saco cuando notó que Anna estaba entre los presentes, y se resistió a cometer un homicidio en plena gala. “…” Eureka lo soltó, dándole un par de palmadas en su pecho antes de retornar a su posición inicial, sintiéndose como la más grande idiota.
“Aw, qué lindo eres, Lelouch. Encima le das tu bendición, y hace poco han terminado.” Kate sonrió, contenta.
“¿Terminaron?” preguntó Anna, perdida.
“…Eso no significa que no nos volveremos a ver, descuida,” le aseguró Lelouch.
“…” Anna lo observó, un tanto insegura. Sin embargo, terminó asintiendo, pese a sus dudas.
“Yo no estaría tan seguro de eso, Lelouch. No creo que Mikoto te deje verla si yo no estoy ahí.”
“Pues me harás el favor de acompañarme para ir a visitarla.”
“Oh, lo siento. ¿Mikoto te sigue dando problemas?” preguntó Kate.
“Sí.” Lelouch suspiró. “Y no quiero imaginar cómo será ahora que—”
“No puedo creer lo superficial que es el tema para ustedes dos,” les reclamó Eureka, enojada. “Bueno, ya cumplí con saludarte, así que un gusto. Adiós.”

Y dicho esto, se giró hacia la fiesta, caminando a paso apresurado para alejarse de allí. Lelouch tuvo la intención de ir detrás de ella, pero optó por quedarse con Kate y Anna.

“Lo siento, pensé que ya se le había pasado un poco…” comentó Lelouch, un tanto perdido.
“Bueno, no ha pasado más que dos meses y un poco más. Debes entenderla. Y sí es cierto que hemos sido un tanto insensibles, creo yo. Pero no es mi culpa, siempre te he tenido muchísima confianza.”
“La agradezco, señora Suoh.”
“No puedo negar la pena que siento de saber que ya no están juntos. Pero deberán tener sus motivos, y yo no debo meterme en donde no me llaman. Pero gracias por cuidarla todo este tiempo.” Kate sonrió.
“…Sí, no hay problema,” le dijo Lelouch, con una sonrisa que no llegó a sus ojos.








Todas las preocupaciones y rabietas de Allen se esfumaron cuando llegó, junto al resto, a las mesas de buffet del salón principal.

Era cierto que toda estancia del parque contaba con bocaditos, pero aquellas mesas en frente de él relucían con un brillo especial: al estar más cerca de la cocina, los aperitivos se veían mucho más frescos y perfectos que el resto. Sin contar con el hecho de que parecían ser muchos más, tomando en cuenta el número de mesas a su alrededor.

Allen y Lavi no le pidieron permiso a nadie y se lanzaron a atacar el banquete, intentando guardar algo de modales en el proceso y… fallando visiblemente. Al verlos tan animados y alegres, Henry se permitió un par de risitas, divertido con el panorama en frente de él. Wolfgang notó aquel gesto suyo y no pudo evitar contagiarse de la alegría, sonriendo en silencio.

Sin embargo, el rubio no podía negar el hambre que sentía. No era voraz al nivel del de Allen y Lavi, pero estaba presente y no lo dejaba tranquilo. Al menos un par de bocaditos lo ayudarían con eso.

Wolfgang cogió uno de los pequeños platitos al lado de la comida y se paseó por los platillos, cogiendo algunos de los aperitivos. Para su sorpresa, Henry lo imitó, aunque se sirvió un poco menos que él.

“¡NOOO, HENRY!” lloró Allen, deteniéndolo en el preciso momento en que se iba a llevar un mini-quiche a la boca. “¡Te va a caer mal!”

“¿Por?” Henry arqueó una ceja.
“¿No has tomado whiskey?”
“Oh, cierto.”
“No, está bien,” dijo Wolfgang. “Si come solo un par de bocaditos, no hay problema.”
“Huh. Suenas muy seguro de tí mismo,” dijo Lavi, para joderlo.
“…Puede que tenga un poco de experiencia con eso.” Wolfgang sonrió.

« Last Edit: January 14, 2021, 09:41:42 PM by Eureka »


Kana

Re: HiMEverse Episode V: The Rebels Strike Back
« Reply #734: January 14, 2021, 06:20:03 PM »
Y la parte cuatro! muchas gracias @Eureka siempre me divierto enormemente haciendo fics compartidos contigo y me muero re leyendo todas las locuras de nuestros personajes.



Allen sonrió plenamente cuando se sintió satisfecho tras degustar diversos aperitivos en cantidades apreciablemente más abundantes. Ante ese detalle, agradecía que su madre no estuviera presente porque de ser así estaba seguro que ya se habría ganado una observación de parte de ella por su ¨falta de protocolo social¨
Lavi le sonrió cuando lo notó tan feliz por tan pequeño detalle.

“A veces siento que eres feliz con tan poco.” Dijo el pelirrojo, manteniendo esa grata sonrisa en su rostro mientras observaba con cierta ternura la inocente reacción de su amigo “Un poco de comida puede provocar que irradies felicidad.” 
“Seamos sinceros: creo que me pasé con los aperitivos. Así que no se trata sólo de un ¨poco¨ de comida, jaja” Allen emitió una risita, confesando aquel detalle. Sin embargo, era cierto, notoriamente estaba más contento y ese efecto fue gracias a saciar su hambre. “¡Pero no ha sido sólo la comida lo que me mantiene contento!” añadió. “Desde que viaje para asistir a esta ceremonia me la pasé con un nudo en el estómago pensando en el momento desagradable y aburrido que significaría asistir a este evento. Pero haberme encontrado a tanta gente que me hace sentir bien ha sido un detalle más que agradable. Lavi, de verdad que me has hecho la tarde con tu presencia.”
“Puedo decir lo mismo por mi parte.” Asintió sonriente.
“Bueno, ya que complacimos nuestros impulsos primitivos y estamos todos a gusto, ¿qué hacemos ahora?” preguntó Wolfgang, con interés y curiosidad de conocer la siguiente propuesta. Increíblemente seguía con ese grupo de chicos muy a lo contrario de lo que esperaba de él mismo. Usualmente en esos eventos iba rotando de gente en gente, buscando alguna entretención. Era tan dinámico y activo que se aburría prontamente de todos, abandonándolos dentro de lo pronto, pero debía admitir que estaba entretenido con esas personas y eso estaba durando más de lo acostumbrado. Disimuló su asombro momentáneo ante esa deducción. Para Lavi ese detalle tampoco pasó desapercibido, lo más esperable en Wolfgang es que ya los hubiera abandonado hace minutos atrás.
“Mh, buena pregunta.” Allen pensó en reunir a los chicos con el grupo de Kana y Eureka, pero no estaba tan seguro si sería buena idea presentar a Oikawa con Wolfgang porque no conocía al rubio más de lo que llevaba la tarde, pero se notaba que era bastante astuto e intuitivo por lo que podría descubrir la falsa identidad de Oikawa. Notoriamente no se veía como una persona con malas intenciones, pero Allen debía ser cuidadoso de no delatar a Oikawa. Al observar a Lavi, confirmó que éste pensó algo similar. Quizá sería prudente esperar un poco más antes de unirse al otro grupo. “¿Y si vamos al área de baile? Tienen una pérgola grande y bonita, rodeada de jardinería y lucecitas bien atractivas. Como ha pasado ya bastante tiempo desde que inició el evento, hay menos gente por allí. Seguramente todos se encuentran en el área de la subasta para agarrar puestos.”
“Me agrada esa idea.” Lavi se ilusionó con la propuesta. “Tienen una pileta muy bonita por ese sector, ideal para distraernos y relajarnos unos instantes después de haber comido.”
“Y por allí hay una fuente que tiene el mejor licor de todos.” Wolfgang recordó fugazmente ese detalle. Seguidamente observó a Lancaster, quien se había mantenido un tanto ausente y silencioso durante la toma de decisión. “¿Te gustaría ir o prefieres hacer otra cosa? Si quieres podemos… hacer otra cosa” el rubio frunció las cejas tras verse confundido ante su propia conducta.

Era más común que él hiciera lo que quisiera y los demás lo siguiesen, estaba acostumbrado a ello y los demás voluntariamente parecían hacer lo que él quisiera siguiéndolo a lo que sea. El hecho de ser él quien se flexibilizará a lo que quisiera otro no era típico del rubio. Pero retractarse lo haría ver como un tonto, por lo que prefirió guardar silencio y esperar. Lavi disimuladamente sonrió tratando de pensar lo que le pasaba al otro.

Henry se limitó a asentir suavemente con la cabeza después de unos prolongados segundos de dudas internas. Habría preferido mantenerse lejos de la zona de baile y estaría más a gusto en un sitio donde pudiese incluso desaparecer de la vista los demás, pero, en contra de su propia idiosincrasia personal, accedió con inercia continuar con ellos.

Tal vez quería continuar un poco más con ellos quizá porque todavía no se reunía con Euphie quien le daba un poco más de tranquilidad en esas reuniones puesto que ella era con quien siempre se aliaba en una armonía simbiótica durante esos eventos y evitaba dar una imagen de soledad que atraía a otras personas a conversar con él poniéndolo incómodo.
Pero si lo pensaba detalladamente, no era solo la ausencia de Euphie lo que le permitía quedarse más con ellos tres. Había un algo más. Allen le parecía un buen chico desde siempre, que, curiosamente y a pesar de conocerlo casi de toda la vida, era primera vez que compartía un poco más con él. Lavi resultaba ser alguien muy grato y amable, no entendía muy bien el por qué su hermano mayor tenía un concepto tan negativo de su persona. De Wolfgang simplemente estaba encantado. Pese a que no lo conocía de nada más que lo que compartían en ese evento, le resultaba un tanto familiarizado estar con él y aquello le seguía siendo demasiado extraño porque definitivamente no lo conocía. Sin embargo, junto con esa ¨encantadora familiaridad¨ le acompañaba la sensación de nostalgia y angustia inexplicable relacionada hacia éste joven. Era como alguien apreciado a quien perdió hace mucho tiempo. ¿Tal vez si se conocían de niños y habrían sido amigos que tuvieron que separarse por los negocios de sus padres? Pensó en esa utópica fantasía. Pero era imposible: él no tenía amigos de infancia.

“Oh, pensé que ibas a decir que no.” Allen cortó el silencio entre ellos. “Me alegra que quieras seguir con nosotros y que no te estemos aburriendo con nuestras payasadas.”  Expresó sonriente.
“Creo que está bien si continuo unos minutos con ustedes. Después tendré que volver con mi familia.”
“Entonces tendremos que aprovechar.”

Lavi no perdió el tiempo y caminó hacia la pista de baile buscando una mesa desocupada alrededor. Afortunadamente y como lo habían pronosticado, la mayoría de las personas estaban preparándose para iniciar la subasta en beneficio de la caridad. Los demás llegaron con él y tomaron sitio en la mesa. Animados, comenzaron con una charla amena y liguera que, si bien los más activos en la conversación fueron Lavi y Allen con sus ocurrencias, Wolfgang también añadía comentarios sarcásticos que hacían sacar risas y divagaciones. Henry no conversaba mucho, pero de vez en cuando agregaba algún comentario. Allen y Lavi deducían que podía ser porque no estaba familiarizado con ninguno de ellos.

Por uno momento Allen había olvidado a su hermano y el grupo de Eureka y Kana. Miró a su alrededor a ver si encontraba a alguno de ellos, pero en las cercanías no divisaba a ninguno de sus conocidos. Iba a relajarse y volver nuevamente a la charla cuando notó que Cain estaba al otro extremo, como era de esperarse, en la oscuridad de la sombra.

Al parecer Lancaster no lo notaba aún, y Allen pudo deducir que: como buena rata, se había escurrido de sus conocidos y había buscado la marginalidad para asechar a sus víctimas a gusto desde la oscuridad buscando una vulnerabilidad para luego usarla a su favor. 

Parecía distraído en la pantalla de su teléfono móvil pero Allen sabía que fingía poner su interés en su teléfono. Lo conocía lo suficiente para saber que usaba esa estrategia para evitar el contacto social.

Allen fue insistente en sostener su mirada sobre él hasta que le prestara atención. El peliblanco sonrió satisfecho al lograr su objetivo. Lancaster le observó brevemente, glacial y distante, para luego volver su atención a su teléfono móvil. Allen estaba seguro que estaba molesto porque estaba allí compartiendo con Lavi e incluso con Wolfgang.

“No quiero alarmarte, pero tu amigo el tóxico nos está mirando” le advirtió Lavi.
“Lo sé” asintió, marcando una sonrisa. “y se me acaba de ocurrir algo demasiado loco y genial.” Miró a Lavi y le tomó de las manos motivado con su idea “Vamos a bailar.” Insinuó con la mirada su propósito. Sabía que si Cain los veía bailar juntos y hacer sus ¨actos blasfemos¨ en público explotaría internamente. 
“Jaja, pasaste de ser un inocente chico que se emociona por la comida a un maligno sujeto que goza con hacer enojar a su conocido.” Soltó una risa muy divertido al entender el propósito del otro. “No me queda de otra que ser parte de esto y secundarte. Aunque eso signifique aumentar su odio hacia mí, ¿eso es posible?”




Lavi tomó las manos de Allen y juntos fueron hacia el centro de la pista de baile. No sólo recibieron la atención del Lancaster mayor, sino que también la atención de unas cuantas personas más que curiosos observaban al par de amigos bailar.

“Si las miradas mataran, creo que ya estaría muerto.” Le comentó Lavi a Allen al momento que lo aferraba hacia él. “Justo nos tocó un lento, no sé muy bien los ritmos.”
“Lo haces bien.” Le asintió, sin ocultar lo divertido y cuanto gozaba con la situación. “Si Lancaster me hace la ley del hielo sin yo saber el porqué, pues, ahora le doy un motivo viable. Me parece tan divertido enojarlo. Es tan fácil.” Apoyó la frente en el hombro del pelirrojo.
“¿Lo es? Nunca lo he visto enojado… Es más, nunca lo he visto tener una reacción. Se me hace alguien muy frío e imperturbable. Aunque si he notado sus expresiones de desdén hacia la sociedad. Como cuando alza una ceja y cuestiona la inteligencia del resto. Cuando es así, me recuerda al Ichabod Crane del libro ¨La leyenda de Sleepy Hollow¨”
“Hm, a mí también se me hace como alguien salido del siglo pasado.” caviló sobre la comparación que hizo Lavi pero volvió al punto central. “En fin, yo tengo el don de hacerlo enojar.” Dijo orgulloso. “Soy el único que logra ese objetivo. Sé que no lo demuestra, pero se debe estar muriendo de odio por dentro, jaja. ¡Es perfecto! ¡Quiero que se retuerza un poco más!
“¿No crees que nos estamos pasando con él?”
“No. Eso pasa cuando te crees amo y señor de todos los humanos, cosas, almas, universo y más. Merece que alguien lo haga enojar.” Y sobre todo se lo merecía por hacerlo ver como mascota ante los demás Lancaster. “Pero no hablemos de él. Podemos conversar de otras cosas más interesante, como, por ejemplo, que me cuentes más sobre el Blaidydd mayor. Parece que lo conoces más que de un par de coincidencias en fiestas.”
“Bueno, a ti no te puedo negar nada… Sería mentirte si te digo que sólo hemos coincidido en ¨un par de fiestas¨. La verdad, a Wolfgang me lo vengo topando prácticamente en todas las fiestas que he asistido. Es un joven poderoso, extrovertido y magnifico. Tiene su fama como bohemio y es muy deseado tanto por chicas como por chicos. Posiblemente ha tenido muchas aventuras, ya sabes…” Lavi rio un poco con la insinuación, luego dirigió disimuladamente la mirada hacia donde estaba Wolfgang conversando con Henry. “Pero, no te dejes guiar por este concepto. Pese a que es un descarriado es un buen tipo.” Rio sutilmente.
“No me espanta su descripción, aunque…” Allen también miró en esa dirección.
“Es todo lo contrario que Henry, me da la percepción.” Lavi concluyó la idea del otro. Insistió en saber de aquel otro rubio. “Es demasiado distinto a él, pero parecen llevarse bien de momento.”
“Eso parece…” Allen había notado cierto detalle que no pasó desapercibido por él.
“Pero Henry también es muy distinto a un Lancaster. No me esperaba que fuera… ¿amable y tuviera sentimientos? Haha, digo, pareciera que a todos los Lancaster son iguales de déspotas y desalmados, pero parece que hay sus excepciones. Cuéntame un poco de Henry, tengo que saber de él. Le vamos a organizar una salida de ¨cumpleaños¨ así que me vienen bien detalles para no meter la pata. Ya me di cuenta de que no es del tipo de gente que le gustan los eventos masivos.”
“Henry es bueno. Es lo único que puedo decir de él… Es triste, pero, no sé mucho de él. Es increíble que lo conozca hace años, pero no sepa nada de él. No sé si es porque es muy enigmático o porque la escoria de su hermano ha impedido que me relacione libremente con él.”
“Cain es muy posesivo.” Comentó, sin dejar de bailar con su amigo.
“Lo es con todos, incluso con su hermano.” Asintió. “Volviendo a Wolfgang, por lo que me cuentas suena como un libertino que accede a sus instintos, mh, dudo que esté en una relación formal en estos momentos.”
“Hasta donde yo sé, es soltero.” Lavi guardó silencio un par de segundos. “Allen, ¿a dónde quieres llegar con tantas preguntas sobre Wolfgang?”
“No te hagas… Sé que notaste ciertos detalles.” Entrecerró los ojos.
“Ah, es difícil no darse cuenta.” Miró en la dirección donde los otros dos estaban. Continuaban conversando entre ellos, animados y ensimismados sólo entre los dos como si no existiera mundo que los rodeara. “Quizá se conocían de antes. Por eso han congeniado tan bien, aunque sean tan distintos.”
“Lo dudo. Puede que hayan coincidido en eventos sociales de las familias ricas, pero los Lancaster no tienen lazos vinculares ni comerciales con los Blaidydd. Es extraño que se lleven tan bien de la nada.”
“Allen, ¿no vas a creer que mi amigo tiene malas intenciones?” se separó levemente de Allen para mirarlo a los ojos con gran curiosidad.
“Es muy pronto para pensar algo así, pero más le vale que no esté planeando nada con Henry. Es demasiado puro.”
“Si me di cuenta… No captó ninguno de los chistes ni comentarios en doble sentidos que lanzamos mientras charlamos entre todos. ¡Pero no creas que Wolfgang está interesado en hacerle caer en sus encantos! Lo conozco y sé sus tácticas. Si alguien le gusta: va de lleno. No anda con rodeos. Posiblemente sólo le cayó muy bien” expresó tratando de sonar convincente, pero tuvo sus dudas en lo último que dijo. Visiblemente Blaidydd estaba siendo anómalo a lo que siempre solía ser.
“Le tendré puesto un ojo encima por si acaso.” Dijo decidido.
“Haha, cuando se te mete una idea de la cabeza nadie te la saca. Estás exagerando” Le comentó, restándole importancia. Lavi no ahondó en el tema, pero ciertamente tuvo la misma percepción que Allen en cuanto a que esos dos. Prefirió no darles argumentos a las sospechas de Allen hasta confirmarlas por su cuenta. “Mejor conversemos de otra cosa.”
“Sí. Como por ejemplo de Nea D. Campbell”
“¿Creo que ya te conté bastante de él?”
“Uh, ¿sí? pero siempre es bueno saber un poco más.” Sonrió fingiendo torpeza. “Me llama la atención la relación que tiene con los Blaidydd más allá de ser un fiel sirviente. Parece que es del tipo de personas que quiere hacer todo lo posible por hacer brillar a sus señores. Más allá de eso, tiene toda un aura de misterio que le envuelve y lo convierte en alguien muy enigmático.”
“¿A qué te refieres?”
“¿No te da la sensación de que oculta muchas cosas?”
“¿Qué?”
“Sus gestos, su actuar y tiene un no sé qué que me hace pensar que oculta algo muy misterioso. ¿Qué será?” preguntó tratando de parecer ingenuo e inocente para asegurarse de que Lavi le comunicara algo de información “Me da curiosidad.”
“Creo que estás sobre pensando las cosas.” Soltó Lavi con una risa distraída. “Posiblemente tiene esa aura de misterio como todo artista.”
“Tal vez sea eso o…”
“¡Ah! ¡qué bien! ¡Me encanta esta canción!” celebró Lavi dispersando la conversación. Comenzó a bailar al ritmo de una canción más moderna que la anterior. Tomó a Allen y lo hizo bailar a su ritmo para no darle tiempo para más preguntas sobre Nea. Allen no tuvo otra opción que intentar seguirle el ritmo a Lavi.






“Por lo visto el show de mi hermano y su ex ya se ha viralizó.” Wolfgang chequeó la notificación en su teléfono descubriendo que la pelea de Dimitri con Felix ya había sido subida a las redes sociales. “No me esperaba que fueran tan rápidos para divulgar el asunto.” Alzó una ceja, sorprendido de lo veloces que fueron los chismosos. Lo más curioso es que el responsable de esa publicación estaba presente entre los asistentes del evento.
“Lo lamento.” Dijo Henry, pensando en lo difícil que podría ser para el hermano de Wolfgang y para los otros dos involucrados ser expuestos de ese modo. “¿Crees que tu hermano estará bien?”
“No te preocupes. A Dimitri le pasan estas cosas por ser más impulsivo de lo esperable. Le da material a esa gente ociosa que sube estos rumores a las redes sociales. Pero felizmente en el mundo de los ricos los chismes vuelan y siempre se busca tener una nueva primicia así que dentro de lo pronto ya veremos que otro chisme o evento nuevo de otra persona opaca el de Dimitri y pasará, ligueramente, al olvido. Siempre sucede eso.”
“Suena como si te hubiera sucedido también.”
“En alguna ocasión han publicado algo de mí, bastantes absurdas, te puedo decir, pero como no le doy importancia a esos temas pasan desapercibidos. No creo que exista quien se haya librado de esas publicaciones entre los herederos de las familias.” El rubio soltó una risa suave. “¿De qué era lo que estábamos hablando antes de que me despistara con esa notificación?”
Henry le sonrió tenuemente, encantado con la agradable personalidad de ese joven. Le puntuó exactamente donde había quedado la conversación propiciando que Wolfgang la retomara. El inglés le prestó un interés particular mientras le conversaba, pero en cierto punto comenzó a distraerse con las peculiaridades que notaba en el otro. Cada gesto, cada expresión, la manera de alzar sus cejas, la forma que se marcaba su sonrisa, la entonación de su voz, todo se le hacía relativamente familiar.
“Wolfgang, disculpa…” interrumpió el relato del otro, sintiéndose apenado por cortar su historia. Captó el interés del otro quien estaba expectante de lo que Henry le quería decir, por un instante el inglés dudó en proceder porque posiblemente quedaría como un tonto si insistía en el tema, pero prefería eso a quedarse eternamente con la duda “No quiero interrumpirte, pero… ¿Estás seguro de que no nos conocemos de antes? Perdón por insistir.”
“…” Wolfgang fijo su mirada ámbar en los ojos calipsos del otro, estupefacto con la pregunta. Deseaba contestarle con certeza a ese cuestionamiento y hasta le habría gustado darle un sí a su duda, pero por más que buscaba en su mente y en sus recuerdos no existía momento alguno en que antes haya estado con ése joven. “Lo siento, pero estoy casi seguro que no nos conocemos de antes. Más allá de que nos hayamos visto en algún evento social de elite… No nos hemos conocido de nada. Es la primera vez que hablo contigo, de hecho.”
“Entiendo. Debo estar confundido.” Le sonrió amablemente. “Perdóname.”
“No tienes que disculparte.”
“Supongo que tenía la ilusa fantasía de que quizá nos conocíamos incluso de niños. Siento que he estado compartiendo contigo en otro momento, porque tus gestos y muchas otras cualidades se me hacían familiares, pero seguramente te estoy confundiendo con alguien más. Disculpa mi torpeza.”
“Ya te dije que no tienes que disculparte. A veces pasan estas cosas.” Wolfgang desvió la mirada hacia la pista de baile, fingiendo interés en la interacción de Lavi y Allen. “Yo también siento que te conozco, pero debe ser porque ha sido demasiado ameno lo poco que hemos compartido hoy y eso me da una sensación de familiaridad.”
“Tal vez sea eso.” Pensó en esa opción la cual se le hacía más exacta.
Pasaron unos cuantos segundos en silencio mientras ambos se distrajeron con otros estímulos visuales. De un momento a otro Wolfgang había optado por centrar su atención en la pista de baile ensimismándose en esa visión y permaneciendo en silencio, muy en contraparte de lo elocuente que había estado. Henry pensó que quizá Wolfgang se habría aburrido de seguir compartiendo con él, puesto que no tenía muchas cosas interesantes de las que conversar. Anhelaba el retorno de Allen y Lavi para que pudieran entretener a Wolfgang, pero estos parecían muy divertidos bailando y su retorno no se contemplaba dentro de lo pronto.
Pensó en algún tema que conversar con Wolfgang, pero no encontraba cual fuese de su interés. Llevó la mirada hacia las flores en el arreglo foral de la mesa, comenzó a tocar con delicadeza los pétalos de los lirios.
“Henry, ¿te molestaría si…?”
“Ah, adelante, puedes ir.” Asintió, embozando una sonrisa. “Fue un gusto conocerte, Wolfgang, espero que podamos coincidir en otra ocasión.”
“¿Eh?” el rubio curvó las cejas muy confundido por su respuesta. “Espera, no te iba a pedir que me excusaras. No pensaba irme.”
“¿No? Disculpa, pensé que…” con su mano se cubrió la parte inferior de su rostro, disimulando una risa. “Pensé que querías ir a otra parte con algún amigo y te estabas reteniendo aquí por cordialidad.”
“En ningún momento pensé en irme.” Rio divertido, aunque un poco ansioso. Todavía dudaba, no estaba tan seguro de preguntarle o no pero finalmente se dio el coraje. “Yo te iba a decir si querías ir a bailar…”
“¿Eso quieres?” la pregunta pareció descolocarlo.
“…” Evidentemente Henry no esperaba una invitación de su parte. Seguro ahora se estaba cuestionando toda la imagen mental que se habría armado respecto a él. Quizá lo ofendió con una pregunta tan fuera de lugar de un momento a otro. Henry no parecía ser del tipo de personas espontáneas y extrovertidas que aceptasen bailar con algún extraño. Se notaba que primero debía existir todo un trabajo para generar confianza en él antes de que éste pudiera familiarizarse con su persona. Wolfgang se maldijo internamente puesto que siempre decía que Dimitri era el impulsivo, pero él mismo acababa de ser el más impulsivo de todos. Cuando volvió a mirar a Lancaster notó que éste buscaba alguna persona entre los presentes. Wolfgang comprendió que el rubio entendió de una forma distinta su invitación: al parecer buscaba a algún par de personas para que ellos pudieran sacar a bailar. “Ah, Henry… Yo no me refería a que buscáramos a alguien con quien bailar… Te preguntaba si querías que bailemos los dos, como amigos.”
“¿Los dos?” parpadeó, sorprendido.
“Ahá.” Asintió, tranquilamente.
“Ah, por un momento pensé que querías que buscáramos a unas chicas para invitarlas a bailar. Eso me quita una gran carga de ansiedad porque no encuentro a ninguna persona conocida. Tampoco veo a Euphie cerca. Quizá suene desapropiado el comentario, pero si no estoy con ella, no me veo invitando a bailar a otra chica… Supongo que me causan ansiedad.” Instantáneamente cortó su comentario al darse cuenta que le acababa de contar algo demasiado sensible a una persona que acababa de conocer.
“¿Euphie es tu amiga?” desvió el tema, siendo capaz de darse cuenta de que Lancaster se inquietó al revelar aquella dificultad.
“Es casi una familiar.” Literalmente, compartían algún grado de vínculo familiar. “Si quieres que te acompañe a la pista de baile, lo haré.”  Le asintió, sonriente. “Pero soy pésimo en estas cosas.” Curvó las cejas ante su confesión.
“Descuida, es sólo pasar el momento y distraernos.” Wolfgang le sonrió gratamente. Encantado por su respuesta y mucho más aliviado al saber que no lo había ofendido.
Henry aceptó la invitación de Wolfgang. Ambos se pusieron de pie y fueron hasta donde estaban Allen y Lavi. Bailaron entre ellos mientras intercambiaban comentarios, el momento parecía ser bastante cómodo y agradable muy a lo contrario de lo que pudieran pensar que sería. Mientras los dos permanecían distraídos en su charla, Allen y Lavi los observaban con discreción.




“Lavi.”
“Sí. Lo sé.” Suspiró, resignado. Ya no quedaban dudas. “Creo que tenemos que invitar a Wolfgang a la salida que vamos a planear para Henry.”
“Tengo mis reparos por toooda la historia que hay detrás de su fama.” Y que estuviera vinculado a Nea D. Campbell a quien lo tenía entre ceja y ceja era motivo fundamental para sospechar. “Pero tal vez no sea mala idea invitarlo.”
“Lo contactaré cuando tengamos todo listo.” Lavi sonrió.
“Parece que se les acaba la entretención.” Allen suspiró al ver que Cain se acercaba a Wolfgang y a Henry. Seguramente iba a colapsar si veía más espectáculos ¨nefastos¨ a su alrededor, más aún si tenía a un familiar involucrado. Allen se alegraba de que Cain estuviera molesto, se lo merecía, pero temía que fuera bastante estricto con Henry.
“Tenemos que conversar con un socio.” le dijo Cain a Henry interrumpiendo a ese par. “…” miró de soslayo a Wolfgang, como si fuera alguien inferior a él.
“Wolfgang, espero que tengamos nuevamente la oportunidad de encontrarnos.”
“Deseo lo mismo.” Asintió, sonriéndole. Luego miró al Lancaster mayor, era inevitable sentir que su fría mirada lo pulverizaba mentalmente. Le sonrió con sorna y antes de que se retirara junto a Henry, Wolfgang aprovechó la instancia para decirle algo que lo dejara en jaque. No se podía ir tan libremente después de arruinarle su momento.  “Lancaster, recuerda pagar tu parte de la apuesta.”
“…” Cain entrecerró los ojos sin decir palabra. Instó a Henry a moverse, fue entonces que notó la mirada confundida del rubio sobre él cuestionándole.
“Hermano, ¿de verdad apuestas?” no esperaba que Cain tuviera esas indisciplinas.
“Por supuesto que no.” Le dijo cuando ya estuvieron lejos de todo delator.
“Lamento que se lo haya llevado.” Lavi apretó el hombro de Wolfgang hablándole con voz baja.
“Esa rata es infeliz por eso quiere que todos a su alrededor lo sean.” Resopló Allen.
“¿Quizá sea tiempo de volver con los demás?” preguntó Lavi.
“Cierto. Me distraje tanto que olvidé a los demás chicos e incluso a Shiro. Busquemos al resto.”
“Si quieres nos acompañas y te presento más gente.” Le comentó Lavi a Wolfgang.
“Okay.” Asintió el rubio.




Para buscar a Eureka y Kana hubo ciertas dificultades. Por lo visto se habían movilizado por distintos escenarios rotando a cada tanto para evitar ser descubiertos y ahora no encontraban indicios de su presencia. Era poco probable que ellas, Oikawa, Kise y Claude estuvieran en la subasta, pero tal vez no estaba demás echar un vistazo por ese escenario. Al asomar la nariz por la subasta, notaron que la mayoría de los líderes de las familias se encontraban apostando por las subastas.
Notaron que se encontraba entre ellos Muzan Kibutsuji y Azami Nakiri en sus “palcos” preferenciales. No parecían muy motivados por comprar nada, pero era esencial que estuvieran allí para dar relevancia a sus arcas monetarias personales. Mientras Kubitsuji parecía más atento en lo que le comunicaba uno de sus sirvientes, Nakiri se facilitaba aire con su abanico, fingiendo interés por los productos subastados.

“…” Allen observó especialmente a esos dos, dándole mayor importancia a Kibutsuji. Insistía en que algo en él no le daba buena espina. Lo mismo que sentía con Azami Nakiri y, por, sobre todo, con Nea D. Campbell.
“Psss, deja de sospechar de todo el mundo.” Le susurró Lavi antes de tomarlo del brazo y llevárselo de allí.
“¡Pero no he dicho nada!” reclamó y pataleó, pero Lavi no lo soltó. El pelirrojo, él y Wolfgang continuaron buscando al otro grupo.




Por su lado, Eureka acababa de reintegrarse al grupo: no había demorado mucho en encontrarlos, puesto que, para su sorpresa, se habían quedado en el mismo lugar donde los dejó. Había imaginado, por unos instantes, que Oikawa y Kise iban a jalar a Kana y la harían caer en sus malas costumbres de espiar asuntos ajenos pero, a su regreso, Eureka notó que su amiga HiME parecía en control de la situación.

“¡Ah!” Oikawa se iluminó al verla caminando hacia ellos… hasta que notó su expresión enojada y optó por esperar a que les diera el alcance para preguntarle al respecto. “¿…Qué tal… te fue?”
“Terrible.” Eureka suspiró. “Y no quiero contagiarles mi mal humor, así que mejor no les molesto con mis cosas.”
“¿Segura?” preguntó Kana. “Tal vez guardártelo sea peor.”
“Es cierto,” afirmó Kise. “Te va a agriar más la noche.”
“…” Eureka guardó silencio por unos instantes. Al final, asintió. “Tienen razón, pero…” Observó a los grupos de gente a su alrededor, un tanto insegura. “…No me gustaría que el resto de personas escuchen de más y hagan telefonito malogrado.”
“Si es así, podríamos conversarlo en otro lado~” se coló una voz ajena que los hizo saltar a todos.
“¡Wah!”
“¡Claude!”
“¿Claude?” Kise lo observó, curioso. “¿En qué momento regresaste?”
“Hace un ratito, pero andaban muy distraídos con Eureka. No sé que sucedió, pero sugiero la opción de irnos a otro lado. Podríamos tomar un respiro de la fiesta, hay varios lugares bonitos cerca de aquí.”
“Mm… no es una mala idea, aunque yo si tengo que volver por el resto de mi familia… Kise y yo no nos podemos ir por nuestra cuenta.”
“Oh, claro, yo también tendría que regresar,” le aseguró Claude. “La gala está encaminada, así que dudo que termine pronto. Nos daría tiempo para volver y todo.”
“A mí me calmaría, ando muy tenso con todo esto de guardar apariencias y eso.” Oikawa suspiró.
“Sí, a mí no me haría mal tampoco,” comentó Eureka. “Y les podré contar todo con tranquilidad.”
“¡Ahhhhhh! ¡Ahí estabaaan!” se escuchó la voz de Allen, a lo lejos.

El grupo se giró en su dirección y lo vio caminando hacia ellos, acompañado de Lavi y un rubio de excelente presencia y sonrisa deslumbrante. Ninguno lo conocía a excepción de Claude, quien le sonrió de lado al intercambiar miradas con él.






“Wolfgang,” lo saludó Claude, un tanto sorprendido por la coincidencia de verlo junto a Allen y Lavi. “Juraba que andarías con Dimitri.”
“Ah. ¿Luego del espectáculo? Eso sería enterrar la poca dignidad que nos queda a los Blaiddyd. Imagino que mis padres ya le están dando el sermón de la vida.”
“¿Eres hermano del rubio de la piscina?” preguntó Oikawa, curioso.
“Sí.” Wolfgang suspiró. “Es mi hermanito menor. Disculpen, primero, por aquel espectáculo. Prometo que no todos los Blaiddyd somos así de dramáticos… al menos no a ese extremo. Y, en segundo lugar, me disculpo también por no haberme presentado formalmente con todos ustedes. Mi nombre es Wolfgang Blaiddyd, es un placer conocerlos.”
“…” Eureka lo observó en silencio, un tanto confundida con el extraño sentimiento de familiaridad que afloró en su pecho al cruzar miradas con el rubio. Al igual que ella, Wolfgang demostró verse afectado por aquel intercambio silencioso, y su sonrisa titubeó por unos instantes.
“Ella es Eureka Suoh,” dijo Claude, sacando a ambos de aquel trance.
“Oh, ¿eres hija de los doctores de la familia Vi Britannia?” le preguntó Wolfgang.
“Mm.” Eureka asintió.
“Con razón siento que te he visto antes, entonces.” Wolfgang le sonrió. “Un placer.”
“Igualmente.”
“Él es Ryota Kise y su hermana, Kana Nakiri,” los presentó Claude, señalando a los hermanos.
“Un gusto,” afirmó Wolfgang. “No he tratado mucho con el señor Azami, a decir verdad, pero siempre encantado de conocer a más miembros de su familia. Es… tu tío, ¿cierto?”
“Exacto,” dijo Kise.
“Finalmente, está Tooru Oikawa,” lo presentó Claude.
“…” Todos intercambiaron miradas dudosas, pero se sorprendieron al escuchar el bufido de Oikawa.
“¡No importa! Ya díganle la verdad, que de seguro ya se dio cuenta.” Oikawa suspiró.
“¿Verdad…?” Wolfgang ladeó la cabeza, confundido.
“…Oikawa no pertenece a nuestro círculo.” Lavi no demoró en acercarse a explicarle la situación, susurrándole al oído. “Se infiltró por motivos personales, pero te aseguro que no tiene malas intenciones. Sólo quería proteger a su amiga de un drama innecesario.”
“¿A quién?”
“A Eureka. Los chismes se corren rápido así que debes saber a qué me refiero.”
“…Ah, claro.” Wolfgang asintió. “¿Que terminó con…?”
“Eso mismo.”
“Bueno, no lo culpo. Habría hecho lo mismo.”
“Un movimiento arriesgado, sin duda, pero se aprecian las buenas intenciones,” dijo Lavi, alejándose y retomando su volumen normal de voz. “Pero sí.”
“Un placer, Blaiddyd-chan.” Oikawa sonrió. “Me alegra que también sepas japonés, por cierto.”
“Estoy que lo hablo sin darme cuenta porque hay muchas familias japonesas presentes,” comentó Wolfgang. “O tal vez ya me acostumbré mucho a Tokio, no sabría decirte.”
“¿Dónde estudias?” preguntó Oikawa, curioso.
“Rizembool. Estudio Psicología y soy el presidente del Comité Estudiantil de esa facultad.”
“¡Ohhhh! Los nuevos encargados de la fiesta perdición.” Kise sonrió de lado.
“Wow, Kise-chan, que tienes dos semanas en Rizembool y ya estás enterado de todo.”
“Lo comentaron en el equipo de básket: este ciclo, Derecho no podrá hacer su fiesta por problemas con la casa que siempre utilizaban para las reuniones, así que ahora todas las facultades están depositando su confianza en la de psicología.”
“¿…Confianza?” Lavi se veía un tanto asustado. “Pobrecitos, no saben lo que los esp—”
“Todos me quieren hacer mala fama hoy,” dijo Wolfgang, a la vez que interrumpía a Lavi, tapándole la boca. “Pero sí, estoy encargado de la fiesta de bienvenida. Derecho nos está ayudando, debo recalcar. Aún así, nos faltan unos ajustes… y a estas alturas, va a ser como la fiesta previa a los exámenes parciales.”
“No los convoques, por favor. Aún quedan varias semanas…” comentó Eureka, asustada.
“Un mes, no más,” dijo Oikawa.
“¡IGUAAAL!”
“Son bienvenidos,” comentó Wolfgang. “No que tenga que invitarlos personalmente, porque son libres de asistir, pero aprovecho en dejarles en claro que sí pueden ir. Psicología siempre ha sido muy abierto con sus fiestas, y a veces hasta tenemos alumnos de otras universidades. Verlos allí será genial. Esto… suponiendo que todos están de intercambio en Japón.” Wolfgang se tomó el mentón, pensativo. “Lo intuí, pero puedo estar equivocado.”
“No, tu intuición fue correcta,” dijo Kana. “Todos estudiamos en Tokio, aunque algunos en Hanasaki y otros en Rizembool.”
“Excelente, entonces.” Wolfgang sonrió.
“Bueno, ahora que todos nos conocemos, es hora de retomar el anterior tema de conversación,” dijo Claude, interrumpiendo a su amigo. “Estábamos pensando en salir un rato a otra parte. Aún no tenemos definido un lugar, pero queríamos tomarnos un breve break de todo.”
“Sí, creo que algunos andamos un poco tensos y nos vendría muy bien,” comentó Eureka.
“Ah, yo encantado.” Wolfgang sonrió. “Aunque si debería regresar luego.”
“Todos andamos pensando lo mismo,” dijo Kana. “Sería una salida breve, la verdad.”
“Podríamos… ir a los puestos de comida tradicional de la plaza. ¿Esos de las estrellas Michelin?” sugerió Allen, emocionado.
“Y tú dale con la comida…” Lavi rio.
“¡Hey! ¡No es mi culpa! ¡No todos los días vengo a Singapur!”
“No me parece mala idea. Las bandejas de bocaditos y el buffet tienen porciones tan pequeñas…” se quejó Oikawa.
“Pues comimos hace un rato…” comentó Wolfgang, observando a Lavi y Allen. “Pero no tengo problemas en seguir. Igual pensaba ir mañana a visitar esos puestos antes del vuelo de regreso a Japón.”
“Nosotros también,” dijo Allen.
“Me dan curiosidad, así que no me opongo a la idea.” Kana sonrió. “Pero sólo si no nos demoramos mucho. Temo lo que dirá mi tío si es que no nos encuentra entre los invitados.”
“Ay, Kana, dudo que este tan pendiente de nosotros,” dijo Kise. “Debe andar más preocupado por las charlas con el resto de ricachones y sobre sus acciones.”
“Eso es cierto,” afirmó Claude. “No creo que note su ausencia fácilmente. Además, el parque es inmenso. Difícil que los busque por su cuenta… a menos de que mande a sus hijos, lo que dudo, si les soy sincero.”
“Sí.” Allen asintió. “A mí me da pena abandonar a Shiro, pero a veces las cosas suceden.”
“Dudo que te de pena abandonar a Shiro, Allen.” Lavi rio.
“…Se lo merece por abandonarnos primero. Es karma.” Allen hizo un puchero y luego rio. “Pero igual regresaremos por él más tarde, no hay drama.”
“Mm, mm~” Oikawa sonrió.
“Estamos perdiendo tiempo por gusto. ¿Vamos, entonces?” dijo Eureka.
“Sí. ¿Trajeron carro? Puedo llevar a un grupo en el de mi familia,” sugirió Claude.
“¿No se molestarán?” preguntó Lavi, curioso.
“Lo dudo. Deben andar lo suficientemente ocupados como para notar que me llevé el auto. Y se que no dejarían la gala tan pronto, así que todo bien.”
“Igual los míos,” dijo Wolfgang. “Otro grupo puede ir conmigo. El espectáculo de Dimitri puede ser la sensación de la noche, pero nuestros padres son más tercos y osados de lo que la gente cree. Andarán por ahí alzando la cabeza, pese a las ridiculeces de mi hermano.”
“Lo que nos da tiempo de ir a los puestos de la plaza.” Allen sonrió, emocionado. “Ahhh, yo jurando que tendría que esperar hasta mañana, pero me alegra que ese momento se adelante~”
“Extrañé tu hambre insaciable,” comentó Lavi. “Una de las tantas cosas que no ha cambiado, por lo que veo. Sigo sin entender cómo puedes comer tanto y estar tan delgado.”
“Es uno de mis trucos~” Allen le guiñó un ojo y, luego, se giró hacia el resto del grupo. “¿Vamos, entonces?”

Todos asintieron al unísono, y Claude y Wolfgang tomaron la delantera, para llevar al grupo a la zona del estacionamiento.

En el camino, Allen contempló brevemente lo terrible que era aquella idea. Si los puestos de comida eran tan excelentes como para merecer aquellas estrellas Michelin, lo más probable es que el grupo demorara más de la cuenta en probar los platillos que ofrecían. Sin embargo, poco le importaba las consecuencias detrás de ello: la comida siempre iba a ser una prioridad en su vida.

Podía sonar muy irresponsable de su parte, pero era una de las pequeñas victorias que se permitiría en ese viaje. La tensión en sus hombros no iba a dejarlo en paz hasta darse un gustito.

Un gustito que, tal vez, sería un tanto problemático, pero al menos estaba acompañado por gente que también tomaba terribles decisiones como él.

Y no se arrepentía de nada.