Disculpen los 239402834 fics mios y fics compartidos que traeré en estos dias jldsd ;_;
55.1Madara no había mentido sobre su cercanía con la familia dueña del local. Una señora de tercera edad y sonrisa amigable lo había recibido con un cálido abrazo y los había llevado a un cuarto privado, reservado exclusivamente para ellos. Luego de entregarles las cartas y afirmarles en un japonés muy pobre que podían pedir cuanto desearan, la dueña los dejó a solas para revisar los contenidos del menú.
De ser otra la situación, Eureka se habría perdido en los detalles del restaurante, en la apetitosa carta llena de manjares y en la compañía agradable de su amigo y de uno de sus cantantes favoritos que, también, era su nuevo jefe. Lamentablemente, el tirón en su vestido por parte del orphan y la presencia inesperada de Oikawa arruinaron cualquier ápice de emoción o de alegría que podría haber sentido.
El universo se la tenía jurada, no había de otra.
Eureka quería resignarse a su terrible destino, pero uno de sus peores defectos era ser terca, y se rehusaba a rendirse sin una batalla.
Sin embargo, era difícil mantener vivas las pocas esperanzas existentes tomando en cuenta las terribles circunstancias en las que se encontraba. No sólo contaba con problemas a nivel emocional que iban acumulándose conforme pasaban los días, sino que también estaba la amenaza de Beowulf, la pronta incorporación de Toga en el equipo de vóley y los planes misteriosos de Kokichi. Sin duda, era un inicio de ciclo un tanto tormentoso y aún ni terminaba la primera semana de clases.
“…” La HiME suspiró en silencio, agradeciendo que el resto del grupo estuviese distraído revisando la carta y compartiendo comentarios acerca de lo que iban a pedir. Gracias a ello, tenía tiempo a solas para ahogarse en los mares de su miseria.
La discusión se vio interrumpida por uno de los meseros, quien se manifestó para tomar la orden. Madara recopiló los pedidos de todos —incluyendo a Beo—, hasta llegar, finalmente, a Eureka.
“Ah.” Eureka salió del trance al que había entrado por andar atormentándose con todas las preocupaciones que rondaban por su mente. “Lo siento, me distraje y no tuve tiempo de revisar la carta.”
“No hay problema, Eureka-chan,” le dijo Oikawa. “Estamos pidiendo varios platillos para picar, pero Mikejima-chan nos dio la chance de elegir al menos uno que se nos antoje en particular. Si no se te antoja nada, está bien.”
“Oikawa dice ‘al menos uno’ porque ya ha pedido como cuatro, haha~” se burló Seven.
“¡Oikawa!” le reclamó Eureka, enojada.
“¡Qué!”
“¡Descuida, Eureka-san!” Madara le sonrió. “Yo dije que invitaba el almuerzo y seré fiel a mi palabra. Al contrario, me alegra mucho que tengan hambre y que seamos más gente de lo que esperaba~ ¡Hay motivos para celebrar! Es un festival, haha~☆”
“…” Eureka volvió a suspirar. “Uh…” Revisó, rápidamente, los contenidos de la carta, decidiéndose por un plato de bulgogi, carne de ternera en tiras salteada con verduras y marinada con una salsa de soja, azúcar, aceite de sésamo y ajo. La recordaba de aquella vez que había probado comida coreana en Oxford al tratarse de uno de los platillos que más habían calado en ella. “Un plato de bulgogi, por favor.”
“Yo lo pedí, pero no me opongo a pedir otro más~” canturreó Seven, muy alegre.
“Genial.” Eureka asintió.
Sonrió, para sí misma, al ver la felicidad en el rostro de Seven. De seguro la comida era una de las formas más rápidas de retomar esa conexión perdida con su país natal. Eureka no sabía mucho de su pasado —por no decir nada, más allá de la existencia de su hermano gemelo menor—, pero intuía que Seven evitaba acercarse a restaurantes coreanos por su cuenta y, justo por ello, era que no había visitado alguno en un buen tiempo. La compañía ruidosa y alborotada de Oikawa, Madara, Beo y ella misma aliviaba un poco de los tormentos del pelirrojo y le permitían distraerse del resto de amargos recuerdos relacionados a su infancia.
El mesero asintió luego de terminar de tomar la orden y se retiró, dejándolos a solas de nuevo.
“Bueno, creo que deberíamos ir avanzando con el tema principal de esta reunión,” dijo Seven. “No sé cuánto tiempo libre tienes hoy, Mama, pero no me gustaría que te privaramos de alguno de tus compromisos.”
“Oh, descuida.” Madara sonrió. “¡Con la situación de Beowulf-san, pienso quedarme al lado de Eureka-san por el resto del día!”
“…Gracias, Mikejima-chan, pero eso no será necesario porque yo estoy aquí.”
“¿Tú no tienes que ir a ayudar a tu sobrino con su mudanza más tarde?” Eureka arqueó una ceja.
“¡HAKU-CHAN!” gritó Oikawa, horrorizado. No podía creer que se había olvidado de la luz de sus ojos. “P-pero no hay problema. Yo había contemplado eso al ofrecerte mi compañía durante el día.”
“Claro que sí.” Eureka rodó los ojos, irritada.
“Bueno, no se peleen por la pobre damisela.”
“Gracias, Seven.” Eureka suspiró. “En serio no quiero molestarlos, así que no se preocupen por mí.”
“Sí, no se preocupen por ella,” la remedó Beowulf.
“…” Eureka se aguantó las ganas de transmitirle una fuerte descarga eléctrica. “…En fin. La reunión es más importante que lo que pasará con Beo luego. De eso yo me encargo.”
“Eureka-chan. En serio. Deja de querer cargar con todo sola. ¿No soy tu key por algo.”
“…Sí.” La HiME se llevó una mano a la cara, un tanto frustrada. “De ahí conversamos sobre eso, entonces.”
“Eureka- san, lo mejor sería definirlo ya,” le dijo Madara. “Es tu bienestar y tu integridad. No sabemos nada sobre lo que pueda hacerte Beowulf-san y eso nos preocupa a todos.”
“A unos más que a otros, eso sí,” dijo Oikawa, mirando de reojo a Seven.
“Hehe~” Seven rio, despreocupado. “…Okay, fuera de bromas, deberías hacerle caso a Mama y a Oikawa, Eureka. Creo que tienen razón.”
“¿Tú también te unirás al grupo de mis guardaespaldas?” Eureka lo miró de reojo, intrigada.
“Oh, no. Ellos tienen más aptitudes para luchar de ser necesario. Pero sí pienso estar pendiente, por si me necesitas. Te puedo ayudar contactando a tus amigas HiMEs o a tus amigos ex-rebels.”
“…Bueno, eso si lo apreciaría mucho.”
“Hablan como si fuera una bomba atómica.” se quejó Beowulf.
“Consideraremos que lo eres hasta demostrar lo contrario,” dijo Eureka. “No tengo idea de qué vas a hacer, pero si algo me queda claro, es el mal presentimiento que me das.”
“¿Ves? ¡Más razones para estar acompañada!” dijo Madara.
“Es cierto. Pero… sin ofender, Mama. No me gustaría involucrarte en todo esto. Es muy peligroso y no quiero que salgas herido por un descuido mío—”
“Tranquila, Eureka-san. Sé cómo defenderme. Y si puedo ayudarte de alguna manera, lo haré.” Madara le sonrió. “Te aseguro que mi presencia no te ocasionará problemas. ¡En serio quiero apoyar de alguna forma! Te estoy pidiendo que seas mi asistente… a cambio de eso, prometí estar ahí para ti en lo que desees.”
“Pero esto es más complejo que ser sólo tu ayudante.”
“Lo sé.” Madara mantuvo su sonrisa cálida. “Te escuché claramente esa vez en la fiesta luego del rodaje cuando nos advertiste a todos sobre los peligros del conflicto entre Hanasaki y Rizembool. Tal vez para muchos sonará descabellado, pero para mí… no tanto, la verdad.” El semblante de Madara se mostró un tanto preocupado, descolocando a los presentes. Era sumamente intrigante verlo así de serio. “No puedo explicarte con detalle por qué, lo siento. Pero te aseguro que no soy del bando contrario ni estoy vinculado directamente a todo esto. Tengo motivos para no revelar la manera en que sé que todo es verdad.”
“Sí, no te preocupes, Mama.” Eureka asintió. “Como te dije, no te conozco mucho, pero siempre me has inspirado mucha confianza. No puedo dudar de ti.”
“Mm. Mama se ha oído sincero desde el inicio,” dijo Seven.
“…Supongo.” Oikawa rodó los ojos.
“Wah~ ¡Mama les agradece de todo corazón~☆!” Madara retomó su sonrisa deslumbrante. “Prometo que les contaré todo a su debido momento. Pero ahora, creo que sí deberíamos abarcar el tema principal de esta reunión~”
“¿Estás apurado, Mama?” preguntó Seven, curioso.
“No mucho, la verdad. Pero ustedes tienen clases y no quiero que las pierdan. Aunque, bueno, Eureka-san puede optar por faltar para evitarse problemas con Beowulf-san.”
“Supongo que tendrá neuronas y no irá a clases,” dijo Beo.
“…Pues sí, tengo suficiente materia gris como para evitar el resto de clases de mi día. Aún así, quería mantenerme en Hanasaki por si necesito back-up de alguna de mis amigas.”
“Sí, tiene sentido.” Oikawa asintió. “Estaré pendiente. Regreso luego de lo de Haku-chan.”
“Mm, mm~ Yo estaré con ella, no te preocupes, Tooru-san~”
“…” Eureka estuvo a punto de quejarse al respecto, indignada con el trato de ambos hacia ella. Que recordara, nunca había sido damisela en peligro y nunca lo sería: ella era la que contaba con más poder y más experiencia allí, y odiaba la idea de que ignoraran aquellos cruciales detalles para dar importancia a sus roles de protector.
Para la suerte de los dos, la puerta se abrió y el mesero se apuró en colocar las viandas en la amplia mesa al centro del cuarto. En cuestión de segundos, al menos diez platillos coreanos distintos se manifestaron en frente de sus ojos, y Eureka se aguantó las ganas de babear sin reparos.
Oikawa sorprendió a todos al ser el único en agradecer por la comida antes de lanzarse al ataque. Ante esto, Seven, Madara, Beo y Eureka lo imitaron, aún a pesar de haberse llevado un primer bocado a la boca.
Las sorpresas no terminaron allí: la distracción de la comida le había evitado presenciar el preciso instante en que Beowulf había cogido un par de palillos con su mano libre y había probado la comida al igual que el resto. Luego de un par de sus propios bocados, Eureka notó que el orphan se veía muy acostumbrado a la etiqueta social de los humanos, un poco más de lo que había esperado.
“¿Tú de dónde aprendiste a comer con palillos?” preguntó Eureka, confundida.
El pensamiento de que Beowulf llevaba viviendo un tiempo con Kokichi afloró en su cabeza, respondiendo a sus preguntas.
“Ah, de seguro Kokichi te enseñó.”
“Sdjklnosf” le dijo —o intentó decirle— Beowulf.
“Pasa la comida.”
“Sdjklnojsd.”
“No entiendo nada.”
“Te está diciendo que no,” mencionó Seven.
“¿Eres traductor de orphan hambriento o qué?” Eureka lo fulminó con la mirada.
“Seven tiene razón,” dijo Beo, luego de pasar la comida en su boca. “Estaba diciendo que no.”
“¿…No a qué?”
“A lo de Ouma. Nací ayer,” explicó Beowulf. “Y estuve durmiendo la mayor parte del día, así que este es mi primer día en el mundo, por así decirlo.”
“Pero sabes muchas cosas sobre el mundo. Como el idioma en el que hablamos, por ejemplo,” dijo Seven.
“Supongo que tengo algo del conocimiento de Ouma dentro de mí.”
“…Wow. Siempre me ha intrigado cómo se forman los orphans,” comentó Oikawa, pensativo, mientras probaba un sorbo de dak gomtang. “Y por qué yo no tuve uno, la verdad.”
“…”
“…”
“…” Madara lo observó, confundido. “¿Tooru-san, fuiste un rebel?”
“OIKAWAAAAA” Eureka se lanzó por sobre la mesa con la intención de matarlo allí mismo.
“LO SIENTO” Oikawa se preparó para recibir una descarga eléctrica, cerrando los ojos con fuerza.
Al abrirlos de nuevo, notó que su amiga había retomado su posición en frente de él, sentándose y suspirando hondamente. Tal parecía que la necesidad de guardar apariencias había primado sobre su necesidad imperiosa de homicidio.
Eso, y el orphan que tiraba de su vestido más allá de lo que hiciera.
“Bueno, ya que le spoilearon todo a Mama, sería bueno que le expliquen,” comentó Seven, mezclando los ingredientes del cuenco de bibimbap en frente de él.
“Sí, Mama se merece una explicación,” dijo Beowulf, azuzando la llama del chisme.
“Ah, no es necesario.” Madara sonrió, alzando sus manos. “No tienen que hacerlo si no desean.”
“Yo sí deseo,” dijo Eureka. “Y de seguro Oikawa también.”
“Uh…” Oikawa contempló la opción por unos instantes. Curiosamente, su semblante cambió a uno confiado en cuestión de segundos. “Sí, claro. Hay que contarle a Mikejima-chan~”
“Oikawa y Eureka se conocieron porque eran rebel y HiME respectivamente,” dijo Seven, muy tranquilo, probando al fin de su bibimbap, con salsa gochujang y aceite de sésamo como debía ser.
“¡Seven!”
“Se demoran mil años en contar, lol~” Seven se burló.
“Bueno, sí, lo que dice Luciel-chan es cierto.” Oikawa suspiró, y se llevó una tira de bulgogi a la boca.
“Por un buen tiempo tuvimos que fingir que nos odiábamos para hacerles creer a los altos mandos de Rizembool que éramos enemigos.”
“Mucho no fingimos, la verdad. Porque nos frecuentábamos a cada rato por el club de vóley y eso.”
“¿Eureka-san fue la mánager desde siempre?”
“Oh, no. El día que nos conocimos Oikawa me suplicó que lo ayudara con eso, aún a pesar de ser su HiME.”
“Eso suena… riesgoso.” Madara se mostró preocupado ante las idioteces del par de amigos.
Y Eureka no podía culparlo: realmente habían sido muy estúpidos a la hora de maquinar aquella farsa: la peluca y las lentillas que la HiME había usado para esconder su verdadera identidad fueron un chiste absurdo. A nadie engañaba: no había manera de que todo el teatro hubiese pasado desapercibido a los ojos de Rizembool. Y, efectivamente, la aparición de Karasu bastó para confirmar las sospechas de que la institución estaba al tanto de todo.
“Eureka nunca toma en cuenta el peligro,” comentó Seven.
“¡SEVEEEEN!” Eureka se llevó las manos a la cara, avergonzada a más no poder.
“La farsa no pudo durarnos mucho, por no decir nada.” Oikawa continuó con la historia. “Rizembool estaba detrás de nosotros, en especial de mí. Lo que te dije del lavado de cerebros es un procedimiento que sí realizan para asegurar la lealtad de los rebels a la institución.”
“Ahora entiendo tu temor,” dijo Madara. “¡Lo siento, Tooru-san!”
“No hay problema.” Oikawa suspiró. “No sé si fue suerte, o falta de esta, pero uno de los rebels encargados de ese procedimiento se interesó en nosotros e hizo todo lo necesario para terminar siendo el rebel de Eureka-chan.”
“Y… Oikawa pasó a ser mi key.”
“Creo que lo he sido por un buen tiempo.”
“Yo también creo que lo ha sido por un buen tiempo,” dijo Seven. “Explicaría la existencia de Mona.”
“Tengo una pregunta. ¿Qué es el key?” Madara se veía confundido.
“Oh, yo te puedo explicar,” dijo Beowulf. “El key es la persona más importante para la HiME.”
“BEO”
“¿Qué?” Beowulf juzgó a Eureka con la mirada. “Es la verdad, ¿no? ¿O me equivoco?”
“…” Eureka quería que la tierra la tragase allí mismo. “Sí. Puede ser un familiar, un amigo, una pareja, y así.”
“Y en el caso de Eureka-chan, es su mejor amigo~” canturreó Oikawa, señalándose como si fuese la última Coca-Cola del desierto.
“…Lamentablemente.” Eureka se masajeó las sienes. “Pero antes de Oikawa, mi key fue mi ex. Y por eso el tema de mi ruptura es bieeen complicado.”
“Oh. ¿Esa fue la causa de la ruptura?” Madara ladeó la cabeza, confundido.
“No. Como te conté en la fiesta, creo que el factor principal detrás de todo fue que regresara a ser HiME. A mi ex no le agradó que retomara esa etapa de nuestras vidas, mientras que él tenía proyectos personales y responsabilidades familiares importantes que atender. Yo fui muy egoísta.”
“Yo no lo veo así,” dijo Seven. “Creo que ambos erraron al priorizar sus propios asuntos, pero podrían haber llegado a un acuerdo.”
“También era sano darse cuenta de que teníamos futuros distintos en mentes y era válido distanciarnos por eso,” dijo Eureka.
“Sí, es cierto.” Madara asintió. “A veces el amor se desvanece y las responsabilidades cambian. Y creo que una relación parte del compromiso y la decisión de estar juntos pese a todo. Si eso no existe, no tiene sentido continuar siendo la pareja de alguien.”
“Sabias palabras,” dijo Beo en un tono burlesco. “Wow, los humanos son demasiado complejos y aburridos al mismo tiempo.”
“Qué irónico suena eso mientras veo cómo te embutes con toda la comida de la mesa, Beo,” dijo Eureka, sonriendo de lado.
“Los orphans también comen. Comer no es algo exclusivo de los humanos.”
“Pero no tienen la chance de probar cosas como las que estás degustando. Los orphans existen sólo para un propósito en específico, que es auxiliar al rebel en la destrucción de la HiME. No tienen necesidad de nada más.”
“…” Beowulf gruñó por lo bajo. “Pues que pena, ya me estoy embutiendo comida humana.”
“Y nadie te niega el derecho de hacerlo~” canturreó Madara, muy alegre. “¡No hay problema, Beowulf-san! ¡Está bien que te alimentes!”
“…” Beowulf le sacó la lengua, y retomó su importante tarea de seguir robando un poco de comida de cada platillo.
Eureka contempló en hacerle ver lo sencillo que podía ser su labor si soltara su agarre en su vestido, pero supuso que Beo sería muy firme en sus convicciones. Después de todo, no había mentido al afirmar que la misión principal del orphan era destruir —y, en este caso, hostigar— a la HiME.
“Pero bueno, la conclusión de todo esto es que ya no soy rebel. Ahora soy el key de Eureka-chan~”
“Los keys también tienen poderes por su conexión con la HiME,” contó Seven. “Así que Oikawa no está indefenso~”
“Sí~” Oikawa se veía muy orgulloso por su status.
“Aunque…” Madara se llevó una mano al menton, frunciendo levemente el ceño. “Eso puede cambiar, ¿no?”
“¿A qué te refieres?” Eureka lo observó, curiosa.
“El status de key. No es definitivo, como mencionaste,” dijo Madara.
“¡Ack!” Oikawa juró sentir el hincón de una flecha en su espalda.
“Es cierto.” Eureka asintió. “Pero ese cambio no se puede dar de un día para otro. Al fin y al cabo, los sentimientos no son tan pasajeros… Muchas veces, los keys son los familiares cercanos en vez de las parejas o amigos, porque son relaciones fraternales o parentales que tienen muchos más años y más fortaleza en sus cimientos. O a veces es un amigo de la infancia, más que la pareja. Hace varios años esto no era un problema, porque el key sólo le daba la posibilidad a la HiME de tener un acompañante mágico que la auxiliara en la batalla. Pero ahora sí es complicado porque el key tiene poderes y todo eso. Aparte de lo del acompañante, claro.”
“Eureka tiene un gato mágico,” contó Seven. “Mona es tan cute~”
“Mona te mataría de escuchar que le dijiste gato y cute.” Eureka suspiró.
“Oh~ me gustaría conocer a tu gato, Eureka-san~”
“Lo puedes conocer más tarde, si gustas,” le ofreció Eureka. “No recomendaría que fuese ahorita, porque de seguro es otro que asaltará la mesa.”
“Se que hablas de mí y no me interesa,” dijo Beowulf.
“Estos seres mágicos comen más de lo que uno esperaría, tomando en cuenta que no necesitan comer para vivir.” Oikawa suspiró.
“No se preocupen, yo puedo pedir más~” canturreó Madara. “Iré a avisarles que traigan una ronda adicional, hoho~☆”
Madara se levantó de la almohada que le servía de asiento en el piso. Se retiró luego de ondearle la mano al grupo, y deslizó la puerta para buscar a los dueños del local.
“Siento que estamos confiando mucho en Mikejima-chan,” dijo Oikawa.
“Oikawa.” Eureka lo observó, irritada. “Muchos miembros del equipo de vóley saben una buena parte de toda esta historia y algunos de ellos hasta fueron informantes de Kokichi por ser amigos de él. ¿Crees que la precaución es nuestro segundo nombre?”
“Podría serlo ahora,” dijo Seven. “Pero ya es muy tarde para ello y, honestamente, no veo motivo para serlo. Mama se ve confiable.”
“Pienso lo mismo,” dijo Eureka.
“Aún así, se que esconde algo…” dijo Seven. “Y puedo averiguarlo ahorita si gustan. Así nos sacamos esa espinita.”
“¿En… cuánto? ¿Los cinco minutos que se demore en conversar con la señora para pedirle otra ronda de platillos?” Eureka arqueó una ceja.
“Sí.” Seven hizo a un lado sus palillos y su cuchara de porcelana. Sacó su celular del bolsillo, y comenzó a tipear ágilmente. Oikawa se acercó a él para observar lo que escribía, curioso. “Shoosh.”
“No me boteees, Luciel-chan, quiero verte hacer magia~”
“No.” Seven le sonrió, a la vez que empujaba su cara lejos del celular. Pese a los pucheros, Oikawa accedió, y lo dejó trabajar en paz.
Luego de un par de clicks más, Seven sonrió, victorioso.
“Gotcha.”
“¿Qué pasó?”
“Mama tiene conexiones con una familia yakuza muy importante. Un blog de chismes sobre la farándula tenía una entrada —que eliminaron de seguro por presión de NewDi— sobre una foto del año pasado en que se ve a Mama hablando con tres hombres enternados de peinado arreglado y tatuajes en las manos y el cuello.”
“¿Mama? ¿Yakuza?” Eureka soltó una risotada ante la ridiculez del rumor. “Claro que sí.”
“Lo siento, Luciel-chan, pero también pienso lo mismo que Eureka-chan. Eso no tiene sentido.”
“Heh.” Seven sonrió de lado. “Se sorprenderían al enterarse de cuántos idols famosos están vinculados con miembros de las mafias más poderosas del país. Debo averiguar más, pero estoy casi seguro de que esto es cierto.”
La puerta se deslizó abierta, agarrándolos a todos en frío. Seven se apuró en cambiar los contenidos de su celular, tan sólo por precaución.
Sin embargo, todos sabían que era casi imposible que Madara los tomara como enemigos, de ser ciertos los rumores: el hombre había sido muy amable desde el inicio, y si no había hecho comentario alguno sobre sus vínculos con la mafia, era tan sólo para protegerlos.
O al menos esa era la explicación que tenía más sentido.
“Volví~” canturreó el idol, ingresando de nuevo al cuarto.
“…” Eureka lo observó con detenimiento, mientras Madara volvía a sentarse en la almohada colocada a la cabeza de la mesa. Su gran sonrisa indicaba que no se había percatado del tema de conversación o, tal vez, estaba fingiendo no saber nada de ello. De todas maneras, la posibilidad de que el rumor que había encontrado Seven fuera cierto le daba un tanto de curiosidad. Suponía que el miedo también debía estar presente, pero luego de todo lo que había visto al ser HiME, era imposible sentir algo de eso en situaciones más corrientes.
Con todo lo “corriente” y “normal” que podía ser un idol yakuza, claro.
“¿Mm? ¿Pasó algo?” preguntó Madara, confundido.
“No, nada~” se apuró en responder Oikawa. “Estábamos esperándote para terminar la historia.”
“Creo que ya la terminamos,” dijo Eureka. “Porque ya explicamos que eras rebel y ahora eres key.”
“Ah, quedó pendiente lo de Morgana,” recordó Seven. “¿Lo traerás ahorita?”
“Sí, me da curiosidad conocerlo~” dijo Madara. “Y he pedido más comida, así que no hay problema si tiene hambre~”
“…Okay.” Eureka suspiró. “Denme unos segundos.”
Unos breves instantes de silencio y suma concentración le permitieron convocar a su child en medio de la habitación, y Morgana se manifestó en un pequeño haz de luz, cayendo en el regazo de su HiME.
“¿Eh?”
“Wow, Mona, siento que has engordado un poco,” comentó Eureka, al alzarlo de su regazo.
“¿¡DÓNDE ESTOY!?” Morgana giró su cabeza, intentando familiarizarse con sus alrededores. “¿SEVEN? ¿OIKAWA? ¿Y…?”
“Madara Mikejima, es el cantante del que seguro Eureka te ha comentado estos días~ Hola, Mona~” canturreó Seven.
“¿…Le están hablando al gato?” preguntó Beowulf, confundido.
“¡TÚ!” Morgana señaló a Beowulf, con mucho asco. “¡TÚ ERES UN ORPHAN!”
“Mona, Beo no importa. Osea, sí, ¿no? Es un orphan enviado por Kokichi para hacerme la vida trocitos, blablablá. Pero realmente te convoqué para que Mama te viera.”
“Ah, es muy lindo, hasta maulla todo enojado~” Madara sonrió. “Me divierte que puedan entenderlo.”
“Tú también puedes, Mama, si le das un par de palmaditas en la cabeza,” ofreció Eureka.
“¡Dejen de tratarme como un jugueteeee!”
“…” Beowulf dejó sus palillos en la mesa para aprovechar la cercanía y darle un par de palmadas en la cabeza a Morgana.
“¡TÚ! ¡NO ME TOQUES!” le reclamó Morgana, indignado. “¡Ni me percibas!”
“Mona, anda donde Mama para que te pueda entender.”
“¿¡Qué—!?”
“Te invitamos toda la comida que quieras si lo haces.”
“Con gusto~”
Morgana se apuró en rodear la mesa para llegar a Madara. El idol lo observó, muy curioso, y luego le dio un par de caricias suaves en la cabeza.
“¿Mona-san?”
“Wow. Es la primera persona que denota respeto al tratarme,” dijo Morgana, sorprendido.
“Haha~ me es imposible tratar a la gente sin sufijos,” contó Madara. “Es un placer, Mona-san~☆”
“Ese gato no es gente,” dijo Beo.
“Y TÚ TAMPOCO” le gritó Morgana, indignado. “¡Eres… eres un perro!”
“¿Un perro?” preguntó Eureka.
“¿¡Alguien me puede explicar bien lo que está pasando!?” gritó Morgana, indignado. “¡Y denme un plato, por favor!”
“Okay. Regresa aquí, Mona, para servirte en el mío y evitar que ensucies todo con tus patas.”
“¡Mis patas están limpias!”
“Sí, pero más vale prevenir.”
Luego de un bufido indignado, Morgana se apuró en regresar a su sitio al lado de Eureka, y comenzó a indicarle las comidas que se le antojaban de los platos en la mesa. La HiME no tuvo de otra que empezar a servirle un poco de todo.
“Para que no estés tan perdido… sí te comenté que iba a salir a almorzar con Seven y Mama, ¿no?”
“Mm. Ooooh, sírveme un poco de esa cosa roja,” dijo Morgana, señalando un bowl de kimchi.
“Kimchi,” le corrigió Seven.
“Kimchi,” repitió Morgana.
Eureka le hizo caso, aún a pesar de rodar los ojos de pura irritación.
“Bueno, ¿decías?” le dijo Morgana.
“Sí. Me iba a reunir con ellos dos, pero Kokichi me ensartó a Beowulf. Es un orphan, como estarás enterado.”
“Es una bestia,” dijo Morgana. “Un perro.”
“¿Lo es, realmente?” preguntó Madara, confundido.
“No, es un lobo.” Morgana desvió la mirada hacia el aludido. “No sé si se está haciendo el ignorante o si ya les avisó de eso, pero su forma original es un lobo.”
“Pues no lo sabía. Gracias, gato.” Beowulf sonrió.
“¡NO SOY UN GAT—!”
“Puedo ser un lobo, pero al menos tengo forma humana.”
“¡ASJKLDFGLKD!”
“…No me sorprendería que Beowulf haya ocultado eso, la verdad,” dijo Seven.
“Ya dije que no lo sabía,” dijo Beowulf, irritado. “Supongo que el olfato del gato le permitió darse cuenta de eso.”
“Agárrame que LO MATO” dijo Morgana, levantándose con la intención de atacarlo.
“¡Mona!” Eureka lo detuvo al darle el plato. “Ten y se feliz.”
“Ah, gracias~”
“…” Eureka se echó en el piso, cansada de tanta interacción social y de las ocurrencias de todos. “Estoy muerta.”
“Y aún no hemos conversado del club,” dijo Seven.
“…Verdad.” Eureka se incorporó de nuevo. Le dedicó una mirada apenada a Madara, preocupada con todo el alboroto que estaban causando. “Lo siento, Mama, nos fuimos por la tangente y encima Mona es súper pesado—”
“¡EUREKA-DONO!”
Para la mala suerte de la HiME, fue en ese preciso instante que el mesero que los atendía, acompañado de un colega suyo, ingresó al cuarto a dejar los platos que Madara había pedido hacía un rato. Ambos jóvenes se quedaron estupefactos de ver a un gato sentado como humano comiendo un poco de kimchi, bulgogi, bibimbap y otros platillos típicos coreanos.
“…” Los dos intercambiaron miradas llenas de horror, pero atinaron, en medio del shock, a dejar los platos de la segunda ronda en la mesa, y llevarse los que estaban vacíos. Una vez realizada su labor, se retiraron en silencio.
“…”
“…”
“…Lo siento, Mama.”
“¡Descuida, Eureka-san!” Madara soltó una risotada llena de alegría. “Sin duda, este ha sido uno de los almuerzos más divertidos que he tenido en un buen tiempo. Por temas de horarios, a veces no como a mis horas y, si llego a hacerlo, siempre es en compañía de mi mánager o de Sakuma-san y de nadie más.”
“Ohhh, lo siento, Mama,” dijo Seven. “Pero te entiendo muy bien. Me pasa algo similar.”
“Qué vergüenza todo.” Eureka suspiró. “Pero me alegra que lo veas de esa forma, Mama.”
“Mm, mm~ No hay problema~ Pero sí deberíamos hablar del club, ahora sí. Mama está un poco preocupado al respecto. Seguimos hablando de todo menos eso.”
“…Y pensar que el almuerzo iba a ser de sólo nosotros tres…”
“¡Hey! A mí me invitaron, yo no hice nada malo,” se quejó Oikawa, dándole un sorbo a su cerveza.
“Y lo correcto debió ser rechazar la invitación, pero tú nunca eres decente.” Eureka suspiró. “Pero sí, el club.”
“Lo primero que quería comentarles es que voy a hacer audiciones,” dijo Madara, sorprendiendo a sus asistentes.
“¿¡Qué!?” Eureka lo observó, confundida.
“Pero los de la idea inicial pidieron tu ayuda para mejorar. Eso podría descalificarlos de entrar, por su bajo nivel en canto,” dijo Seven.
“Oh, no tienen de qué preocuparse respecto a ese tema~” Mama sonrió. “No seré nada estricto con mis condiciones. Sólo lo hago para controlar el número de integrantes del club. Nunca me ví enseñando y dirigiendo a más de 20-25 alumnos, y es necesario filtrarlos de alguna manera, así que las audiciones me ayudarán con eso. Lo más probable es que no lleguemos ni a ese máximo de integrantes, así que no hay problema con ello, les aseguro.”
“Pero así limitarías la inscripción de gente que necesita aprender…”
“No. Sólo quiero tomar precauciones, no vaya a ser que el número de gente inscrita sobrepase mis expectativas.”
“Mm… Creo entender a qué te refieres,” dijo Seven. “De seguro habrá gente que se va a inscribir sólo por ver tu nombre en la convocatoria, y lo harán con la intención de conocerte y nada más.”
“Y no me molestaría enseñarles si es que quieren aprender.” Madara sonrió. “Pero no me gustaría ofrecerles a todos una enseñanza a medias. La calidad de mi dictado decrecerá si son demasiados alumnos. Y no podré enfocarme bien en cada uno porque sigo siendo idol a tiempo full time. Puedo hacer maravillas, pero tampoco puedo descuidar mi carrera, lamentablemente. Igual he pensado en tomarme un break pequeño para poder dedicarme bien al club. Esto, claro, luego de que salga el single con Nejire-san.”
“…Tiene sentido.” Eureka asintió. “Entonces… habrá una audición. ¿Supongo que la compartiremos en redes sociales y foros?”
“¡Exacto! ¡Mientras más lugares, mejor!” dijo Madara, muy enérgico.
“No se preocupen, yo me encargo de eso.” Seven sonrió.
“Yo quiero ir a ver,” comentó Morgana.
“¡Yo también!” anunció Oikawa, muy emocionado. “No soy mucho de música y canto, pero admito que siento curiosidad.”
“No, me van a desconcentrar,” se quejó Eureka. “Yo les cuento qué tal, sino.”
“No habría nada de malo en que fuese gente fuera de las audiciones. Creo que deberíamos permitir que los amigos de los participantes ingresen al auditorio, porque los ánimos cambian si se siente el apoyo de seres queridos~”
“Mm.” Seven asintió. “Mama tiene razón. Creo que los ayudaría, también, a sentirse menos nerviosos.”
“Okay, si están de acuerdo, entonces yo también.” Eureka asintió. “Ahora… quería preguntar sobre lo que vas a evaluar en las audiciones. Recuerdo que le dijiste a Miranda que sería un club enfocado en baile y canto. Por eso, sería justo que también se pueda audicionar con baile.”
“Ohhhhh, eso suena entretenido~” canturreó Seven. “Es una excelente idea. De seguro hay varios chicos que podrán lucirse mejor con danza, y así lograrían ingresar para mejorar su técnica vocal.”
“Puede haber gente que no sepa nada,” mencionó Beowulf, con la intención de arruinarle la fiesta.
“Lo dudo. Muchos de ellos, o al menos los de la idea, vienen de la Facultad de Artes Escénicas, así que tiene noción de la corporalidad y la expresión mediante el movimiento. Y, siendo un poco más atrevida, hasta podría afirmar que también saben sobre baile y danza.”
“Sí.” Oikawa asintió. “Si mal no estoy, hay un par de cursos en los primeros ciclos que se enfocan en danza.”
“¿Tú cómo sabes eso?” Morgana lo juzgó con la mirada.
“Ah, Mona-chan, no sé qué estarás pensando, pero soy de audiovisuales. Muchos de nuestros actores vienen de la Facultad de Artes Escénicas, así que estoy al tanto de esas cosas. Me ha tocado ser productor y encargarme del casting un par de veces.”
“Suena a que Rizembool tiene más cursos de realización audiovisual que nosotros,” comentó Eureka, curiosa.
“Pues… no sé cómo es en Hanasaki. Pero en Rizembool, el primer curso de realización es en cuarto ciclo.”
“…Eso explica mucho.” Eureka suspiró. “En nuestro caso, es en sexto. Y yo estoy atrasada, así que recién lo voy a llevar. Junto con un electivo más de realización, porque nunca es suficiente. Pero, ah— lo siento. Nos desviamos de nuevo. El punto es que sería justo para los inscritos. Así, también, pasaría lo mismo con el caso contrario: la gente que tiene buena voz podrá ingresar para practicar sus pasos de baile.”
“Sí, estoy de acuerdo~” Madara asintió, convencido. “Quiero darles la mayor libertad posible. Más aún, tomando en cuenta que no van a tener mucho tiempo para prepararlo.”
“¿Por qué lo dices?”
“Si queremos empezar ya, las audiciones tienen que ser, a más tardar, en la semana tres de clases.”
“Mm, es cierto.” Seven se tomó el mentón, un tanto pensativo. “Entonces en un rato empiezo con los anuncios y todo.”
“Perfecto~ Muchas graaacias, Luciel-san~” Madara le sonrió. “Respecto a la malla curricular de las clases, yo les estaré informando en estos días sobre eso. Aún no termino de planear el bosquejo general.”
“Pensé que eso lo improvisarías conforme pasaran las semanas.”
“Eso no está descartado~ Pero sí estoy definiendo los tópicos generales a tratar. Más que eso, lo que quería acordar con ustedes era lo del sueldo y las clases privadas. Creo que se los comenté en algún momento… al menos recuerdo haberlo conversado contigo, Eureka-san.”
“S-Sí.” Eureka sintió la mirada sabelotodo de Seven posada en ella y quiso rodar los ojos, pero se aguantó ser así de irrespetuosa al notar que Madara también la estaba mirando.
Se decidió al final por observar cómo Morgana luchaba con una tira de carne. Eso parecía ser más importante que cualquier otra cosa.
“Pero yo me rehusé, porque no siento que merezcamos sueldo por algo así,” dijo Eureka, sin devolverle la mirada.
“Pero es como un trabajo.”
“Sí.”
“Y de ahora en adelante, seré su jefe.”
“Es cierto.”
“Entooonces~ merecen un sueldo.”
“No.”
“Eureka tiene razón,” dijo Seven. “Mama, no somos expertos ni tenemos algún tipo de titulación en lo que vamos a hacer para ayudarte. Sólo somos… asistentes y ya.”
“Es como lo que Eureka-chan hace por el club de vóley,” explicó Oikawa.
“Deberían pagarle ahí también,” dijo Morgana.
“…El gato tiene razón,” dijo Beowulf.
“…Ser mánager de un club es… distinto.” Oikawa intentó excusarse.
“Sí, Tooru-san tiene razón. Él no es el jefe de Eureka-san, mientras que yo sí. Creo que eso cambiaría si Tooru-san fuese el entrenador y Eureka-san su asistente. Pero es un alumno más como ella.”
“¿¡Estás menospreciando mi labor como capitá—!?”
“Tú también eres un alumno de Rizembool, Mama,” dijo Eureka, interrumpiendo a Oikawa y su berrinche.
“Pero, en este caso, soy el profesor. Y ser asistente del profesor implica un sueldo. Claro que Hanasaki no me va a pagar por esto, pero no significa que yo deba hacer lo mismo con ustedes. Se merecen una retribución económica por el tiempo que le dedicarán al club y a ayudarme.”
“…Aún así, siento que no es necesario…”
“¡Déjenme hacer esto por ustedes!” Madara le sonrió a ambos. “O al menos piénsenlo. Lo mismo con las clases.”
“Eso es peor aún, Mama. Sabemos que estás muy cargado y ocupado a más no poder, ahora que se viene el lanzamiento del single con Nejire.” Eureka se veía muy preocupada por eso.
“Pero yo soy quien les ofrece las clases privadas. No me están obligando. Yo veré cómo hacerme un espacio durante la semana. Siempre he encontrado la manera de hacerle tiempo a cada cosa importante en mi vida, y dudo no poder hacer lo mismo con ustedes. Es lo mínimo que puedo hacer para agradecerles por ayudarme.”
“…” Seven guardó silencio.
“Ahora, si les contenta quedarse con las mismas clases del club, no tengo problema con ello. Les iba a comentar que pueden participar de estas si tienen todo planeado y marcado como se debe, antes de que empiecen.”
“Eso suena un poco más razonable,” dijo Eureka.
“Aún así, me gustaría que piensen bien en lo del sueldo y las clases particulares. Al menos van a tener que acceder a una, porque no pienso quedarme de brazos cruzados~ Haha~”
“…Sí, intuía que no nos dejarías renunciar a ambas opciones.” Eureka sonrió, derrotada.
“¿Sabes qué? Yo estoy de acuerdo con lo que tú decidas, Mama,” dijo Seven. “No quiero ser más terco que Eureka en todo esto. Me dejaría muy mal.”
“SEVEN”
“Es la verdad.” Seven le sonrió de lado. “No es que me sienta merecedor de todo esto, pero no tiene sentido seguir luchando cuando Mama al final va a hacer lo que desee.”
“Eso suena como que no les dejo opción a decidiiir~”
“Y es más o menos lo que haces.” Seven le dio un sorbo a su cerveza. “Pero está bien. Entiendo que no te gusta dejar pendientes con la gente. Más aún con la que te apoya sinceramente.”
“En eso no te equivocas. Pero tampoco me gustaría obligarlos, eso sí.”
“Bueno. Podríamos llegar a un acuerdo, supongo,” dijo Eureka. “Algo como… No sé. ¿Que aceptamos, pero nos dejarás decidir el monto?”
“Eso suena bien.” Madara sonrió, satisfecho. “La próxima vez que nos reunamos, podemos hablar de eso.”
“Suena como que ya vamos a irnos,” dijo Oikawa.
“Pues sí, ya es tarde y no quiero retenerlos más,” dijo Madara. “Aunque… antes de irnos, sí había pensado en algo más.”
“¿Qué cosa?” Eureka arqueó una ceja.
“Pueees… ¡Quería escucharlos cantar!” anunció, emocionado con la idea.
Eureka y Seven intercambiaron miradas perdidas, mientras que Beowulf se aguantó una risa burlesca. Oikawa y Morgana sólo atinaron a observar a Madara, igual de confundidos que sus amigos.
“¿Cantar?” repitió Eureka, aún sin entender. “¿Para qué?”
“Quiero saber en qué andan ustedes, también.”
“Es… ¿¡Es como una audición!?” Eureka se veía al borde de un paro cardíaco.
“Haha, te preocupas demasiado, Eureka. Dudo que lo sea…” Seven bufó. “No es cierto, ¿Mama?”
“Hoho~☆ Pues no te equivocas, Luciel-san~” Madara asintió. “No es una audición. Yo los escogí como mis asistentes y eso no va a cambiar por nada.”
“Sí, me imaginaba. Ni por nuestra propia iniciativa.” Eureka suspiró.
“Exactooo~ Esto es sólo por pura curiosidad. Podrías culparte a tí misma, Eureka-san. Guardo el interés desde que mencionaste que habías cantado en el coro de tu colegio.”
“¿…Es por mi culpa? Oh, no.” Eureka se llevó una mano a la cara de pura frustración consigo misma.
“Mm, es cierto. A mí también me contaste lo mismo,” dijo Oikawa.
“Yo la escucho muy a menudo,” contó Morgana. “Eureka-dono canta mucho en la duch—”
“MONA”
“¡Pero es la verdad!”
“Qué afán tienen los humanos por cantar en la ducha. Ouma hace lo mismo, también. Aunque sólo lo he oído una vez, pero debo suponer que es una especie de tradición.”
“Pues hay algunos que lo hacen muy a menudo,” contó Seven. “Hay otros que nunca cantan. Como yo. Y por eso no puedo cantar ahora, Mama.”
“Nooo~ ¿Te sientes presionado? Porque es lo último que Mama quiere.” Madara sonrió. “Prometo no ser nada estricto con ustedes. No los juzgaré si no les sale como esperaban por culpa de los nervios. Sólo quiero saber en qué andan y hacerme una idea de cómo podré ayudarlos de ahora en adelante~”
“Hay un *pequeño* detalle, Mama,” dijo Eureka. “A diferencia de los chicos de artes escénicas, Seven y yo no tenemos ningún tipo de preparación. No hemos aprendido técnica vocal y tampoco sabemos bailar. Porque, bueno, no somos parte de los alumnos que quieren inscribirse.”
“Y por eso mismo no les voy a pedir el nivel del resto. Si están igual, bien. Si no están igual, también. Probaremos más adelante, de nuevo, en un lugar con mejor acústica y más espacio y, por supuesto, con más tiempo para que se preparen. Pero eso será en las clases particulares. Ahorita no tienen que darme una presentación espectacular, no hay necesidad.”
“Okay.” Seven asintió.
“¡Traidor! ¿Por qué aceptas de un momento a otro?”
“Porque no hay manera de convencer de lo contrario a Mama. Así que mejor es sacarse todo esto de encima y ya.”
“Eso tiene sentido,” dijo Oikawa.
“Mm. Deléitennos con sus melodiosas voces,” dijo Beowulf.
“Yo voy primero,” se ofreció Seven, haciendo caso omiso a las burlas de Beowulf. “La canción se llama Mysterious Messenger y es de Han.”
“…Eso suena extrañamente conocid—” Madara calló a Eureka al llevarse un dedo a los labios. “Oh, lo siento.”
“Espero que no te incomode que tenga que ser a capela, Luciel-san~”
“No hay problema.” Seven sonrió de lado. “Puedo encontrar una versión karaoke si me dan unos minutos.”
Seven cumplió con su palabra: no tuvo que pasar ni un minuto para que aquel cuarto privado se viera invadido de una melodía suave y agradable, que atrapó a todos con las primeras notas de la canción. Seven comenzó a cantar como si no fuese la primera vez que lo hiciese, a diferencia de las palabras que había afirmado acérrimamente unos minutos atrás.