Author Topic: HiMEverse Episode V: The Rebels Strike Back  (Read 255239 times)


Mery

Re: HiMEverse Episode V: The Rebels Strike Back
« Reply #750: February 28, 2021, 10:59:21 PM »
007.1 White Rabbit


Ni siquiera fuese necesario ir a investigar a Hanasaki para comprobar si el contenido de esas inquietantes fotografías era cierto o no. Poco después de terminar de hablar con Top Magician, Glen la llamó y casi le había exigido saber dónde se encontraba. Luego de asegurarle que se estaba quedando en el departamento de Alexy y que no, no necesitaba que fuese por ella para llevarla de regreso, Glen se relajó y dijo que había una emergencia en Hanasaki y por ningún motivo intentase acercarse. Sin dar mayores explicaciones, Glen ofreció ir por ella por la mañana y colgó.

Si bien se había mantenido calmada a lo largo de la llamada, la insistencia de su hermano la había dejado intranquila y tanto ella como Alexy y Kentin acordaron averiguar qué había ocurrido. Así mismo, Alice decidió no mencionarle el percance con Top Magician a Glen, aquello era sólo una provocación y él posiblemente terminaría alterándose más de lo necesario. 

Lo que hallaron al día siguiente en Hanasaki fue más terrible de lo que incialmente imaginaron. Rizembool no sólo había atacado la universidad anoche, sino que había cobrado la vida de algunos estudiantes al hacerlo. La noticia se esparció como pólvora y, luego de la ceremonia en honor a los caídos, el ambiente se volvió notablemente tenso.

Las semanas que le siguieron al desastroso ataque, Alice se había cuidado muy bien de no hacer ningún comentario sobre HiMEs o cualquier tema relacionado a ellas en frente de su hermano y Shinya. Sin embargo, Alice sabía que había tenido suerte de que nadie cercano a ella hubiese resultado herido, ¿pero quién podía asegurarle que sería así siempre? Aquello cambiaba las cosas casi por completo.

La historia y reglas que anteriormente habían tenido hasta esa noche eran desconocidas para Alice, pero Rizembool definitivamente había cruzado la línea y el mensaje le había quedado muy claro. Toda la comunidad estudiantil de Hanasaki era un posible blanco, indiferentemente de la relación que se tuviese o no con alguna HiME.

Eso también quería decir que el mensaje que recibió de Top Magician no era una simple broma, sino una advertencia. ¿Cómo podría seguir ignorando esto aún sabiendo que quizás estaba en mira de un enemigo desconido y sin posibilidades de defenderse?

Alice tuvo que morderse la lengua hasta que su último examen del semestre hubo concluido para dar finalmente el gran paso. Aún era jueves, la mayoría de estudiantes seguían ajetreados y no tendría que preocuparse porque su hermano la descubriese.

“Quiero dar el examen.”

Casi había corrido hasta la dirección ni bien el profesor los despachó y en cuanto tuvo acceso a la oficina de la directora, se plantó frente a ella y anunció su deseo. Miranda se vio momentáneamente desconcertada, pero pareció estar más tranquila luego de observar su rostro con más detenimiento.

“Alice-san, lo has pensado bien, ¿no es así?”
“Mucho, y por más tiempo del que debería(...)” Murmuró un poco incómoda. "Me lo he planteado seriamente desde lo que sucedió con aquellos estudiantes en el ataque que Rizembool realizó aquí… no quisiera que algo así ocurriese de nuevo, más aun sabiendo que tuve la posibilidad de hacer algo para evitarlo pero egoístamente di un paso al costado."
Miranda asintió muy levenmente, la expresión en su rostro era complicada. "Esa noche es un error imperdonable que no puedo negar."
"Quise pensar que no involucrarme era lo mejor para mí y las personas que quiero, pero no es así, Rizembool seguirá atacando sin importar qué y no me sentiré en paz conmigo misma si no actuó al respecto, o por lo menos lo intento.”
"Entiendo a qué te refieres." Aceptó Miranda.
“Por eso mismo estoy aquí ahora, no quisiera aplasarlo más."
“¿Quieres que sea hoy mismo?”
“Si se pudiese de inmediato, estaría encantada.”
“No es necesario precipitarse, entiendo que ya tienes claro que deseas intentarlo, pero primero debo asegurarme de tener un espacio habilitado para ello, como debes imaginar ahora mismo estamos ocupados.”

Alice desvió los ojos sintiéndose un poco abochornada, dándose cuenta de que llegar con una petición así debía ser imprudente; sin embargo, la directora se puso de pie y le dirigió una ligera sonrisa.

“Hablaré con alguien para ver las posibilidades, ¿te importaría esperar aquí por unos minutos?”

Alice aceptó sin chistar y Miranda se retiró. En el entretiempo, le envió un mensaje corto a Alexy avisándole que aún no era seguro si podría dar el examen, luego de ello se dedicó a observar el lugar con calma. Sus ojos examinaron lentamente los rostros de la HiMEs en las fotografías que adornaban el lugar, todas eran jóvenes prometedoras. No pudo evitar preguntarse cuántas de ellas segurían allí y si en algún momento se las habría cruzado. Antes de que pudiese acercarse a uno de los estantes para ver con más detenimiento, Mirando regresó.

"Tienes suerte, Alice-san." Anunció la mujer. "En un hora podemos tener listo el auditorio, ¿te interesa?"
« Last Edit: October 02, 2021, 05:07:37 PM by Mery »


Cho

Re: HiMEverse Episode V: The Rebels Strike Back
« Reply #751: February 28, 2021, 10:59:29 PM »
95.1.



Terminó su primer día de clases y Atsushi fue donde los Yukimitsu para asegurarse que el estudio de Fudou seguía yendo bien. Se sorprendió al encontrarse con Shinano y Gotou, quienes acompañaban Fudou y Monoyoshi en su faena. El pelirrojo había estado contando a los demás sobre las impresiones de su primera práctica con su nuevo mentor.

“Ihh… fue horrible…” dijo Shinano, cabizbajo y con una expresión de desdicha. “Sin importar cuánto me esmeré, cuánto trate de hacer un buen trabajo, todo lo que hacía estaba mal…” abrazó sus piernas y se hizo un ovillo. “Seguro que me odia…”
“No es para tanto, Shinano,” Gotou negó. “Si te odiara no habría aceptado enseñarte. Sólo debe ser una persona muy estricta.”
“Tú no estuviste ahí, Gotou-nii, no puedes estar seguro…” dicho esto, el pelirrojo se acercó a su hermano y le abrazó de un brazo. “¡Tengo miedo! ¡Itsuki-senpai me aterra!”
“Ya, cálmate, por favor…” dio un pesado suspiro. “Estoy aquí, ahora no te aflijas más.”
“Uhh… sí…” asintió mínimamente y se mantuvo abrazado, mirando hacia abajo.
“Tch, cómo lo engríes,” Fudou les miró impaciente. “Intentarás ser más duro con Shinano, pero se nota que no puedes hacerlo del todo. Deja de ser tan permisivo con él.”
“Pues, no quiero engreírle mucho, pero sí lo oí muy afectado por el teléfono,” admitió el pelimarrón, frustrado. “Shinano quería hablar y no podía ignorar su estado anímico.”
“Ya veo, por eso estás aquí,” concluyó Atsushi. Él sonrió con torpeza. “Heh, me alegro de verte, Gotou. He tenido un buen día en Hanasaki, aunque admito que los extrañé un poco. Te esfumaste tan rápido luego de regresar del viaje que había deseado que te aparecieras.”
“Eh, claro…” Gotou alzó una ceja. “¿Seguro que estás bien, Atsushi? Tú tuviste tu primer día de estudios allá. Tal vez lo tuviste duro.”
“En serio que no. No tienes que actuar como si estuviera mal decir estas cosas, Gotou,” se encogió de hombros. “Aunque bueno, gracias por cuidar de Shinano.”
“No lo menciones, y de paso te pido que me ayudes con él también. No siempre estoy disponible,” se encogió de hombros. “Menos mal hoy sí pude venir.”
“Eh, sí, entre todos debemos apoyarnos, por algo somos hermanos, pero…” Atsushi alzó una ceja y dio un suspiro. “Es evidente que igual lo engríes. Fudou tiene razón.”
“Pues, no creo que sea para tanto…” se confundió.
“Uhh, necesito que me engrían ahora, Atsushi-nii, por favor,” le pidió el pelirrojo, haciendo un puchero y aferrándose más al brazo de Gotou.
“No me llames así, Shinano…” rodó los ojos.
“…” por su parte, Fudou los miraba con reproche. “Si sólo han venido a hacer bulla váyanse. “Estoy intentando estudiar aquí, por si lo olvidaron.”
“Sí pretendemos ver cómo te va, Fudou, no tienes que echarnos,” observó Gotou.
“Tú no me digas esa palabrería,” el pelimorado pasó a sonreír con ironía. “¿Quién había dicho que haría un hueco en su tiempo para estudiar con nosotros, ah? Sin embargo, mi estudio se termina y el día en que te dignas a aparecer lo haces para engreír a tu ya engreído hermano que por casualidad está aquí. Más bien has tenido a Mono-chan de niñero y nos has abandonado sin pensarlo más.”
“¿Eh?” al oír eso, Gotou se impresionó y se hizo hacia atrás.
“Fudou-kun, no digas esas cosas, por favor,” Monoyoshi negó tranquilamente y sonrió con torpeza. “Me sabe mal que te refieras a ti mismo como un niño problemático,” asintió decidido y con buenos ánimos. “Más bien, estos últimos días has mejorado mucho en tus estudios y estoy seguro que ya andas listo para el examen.”
“Ugh, sé que intentas animarme, pero no me hagas recordar el examen, por favor,” dio un suspiro. “Pero bueno, olvidémonos del descuidado. Claramente ni lo necesitamos.”
“T-tampoco incomodes a Gotou-san, por favor…” sonrió incómodo.
“No, Fudou tiene razón, me lo merezco…” admitió el pelimarrón con la cabeza gacha. “Sí dije que vendría y les ayudaría. Recuerdo que hablamos sobre cómo estudiábamos juntos y que sería bueno revivir los viejos tiempos, pero se me pasaron los días y ni lo había pensado… disculpen.”
“Gotou…” Shinano se alarmó un poco.
“Ahh, tenías que ser duro, Fudou, ya le hiciste sentir mal,” dijo Atsushi, frustrado. “Deja de hacerte el difícil. No es que verdad lo seas.”
“Tch, no me importa cómo se lo tome…” pese a decirlo, Fudou desvió su mirada incómodo. “Sólo decía la verdad…”
“Por favor, no te sientas mal, Gotou-san,” le animó Monoyoshi, sonriendo comprensivamente. “Han estado muy ocupados con los asuntos de su familia y el viaje, también siempre tienes de mucho de qué encargarte, así que lo entendemos. Más bien, si Fudou-kun ingresa a la universidad, vamos a encontrarnos muchas más veces para estudiar para otras evaluaciones, así que puedes unírtenos cuando sea posible.”
“Ihh, demonios, verdad que este es apenas el inicio…” Fudou sintió escalofríos y se agarró la cabeza con ambas manos. “¡No me tortures así, Mono-chan!”
“¿Eh?” el pelirrosa ladeó su cabeza.
“Haha, ya, tranquilo, no tires la toalla desde ya,” Atsushi rió un poco. “Y ahora me correspondería a mí ayudarte a estudiar, ¿verdad? Será pan comido, de hecho. El primer paso siempre es el más difícil.”
“Ni que ya haya aprobado este mugroso examen para que lo digas, Atsu…” murmuró amargo.
“Lamento poner mucha presión en ti con mis palabras, Fudou-kun. No fue mi intención,” se disculpó Monoyoshi, y pasó a dirigirse a Gotou con una sonrisa. “Ehm, ahora que me pongo a pensar, es un poco injusto decirte que vengas sólo a estudiar, cuando tu presencia es lo más importante. No te tomes las palabras de Fudou-kun muy seriamente. Me alegro mucho de que nos acompañes esta tarde, Gotou-san.”
“Nunca vas a cambiar…” Gotou dio un suspiro y se le dirigió un poco más animado. Sonrió apenado. “Siempre has sido muy amable conmigo, Monoyoshi. Gracias, y descuida, te lo repondré uno de estos días.”
“Hehe, no tienes que.”
“Aw, en verdad eres un chico lindo~” Shinano se soltó de su hermano y juntó sus palmas. “Ya veo por qué te llevas bien con este par de insensibles. Eres adorable~”
“¿Adorable?” se confundió.
“Compórtate, Shinano. Monoyoshi es mayor que tú, no lo olvides,” le reprochó Gotou.
“Uhh, lo será pero puedo decir que es adorable si pienso que lo es,” se defendió. “Más bien tú eres el que no se da cuenta,” Shinano volvió a mirar al pelirrosa con una amplia sonrisa. “Dime, ¿puedo llamarte Mono-chan al igual que Fudou? ¡Es un apodo hermoso~!”
“Ehh, pues…” curiosamente, Monoyoshi se inquietó y bajó su mirada, apenado. “Si debo ser sincero, preferiría que no lo hicieras…”
“¿Eh? ¿Por qué no?”
“Es sólo que…”
“No seas delicado, Mono-chan, sólo ponlo en su lugar y dile que no. No tienes que explicarte,” Fudou rodó los ojos.
“Pero…” Shinano terminó ahorrándose palabras ya que recibió un leve zape en la cabeza de parte de Gotou. “¡Ahh!”
“Tsk, apuesto a que ibas a decir que Fudou sí lo llama así y también quieres hacerlo. Pues ya le incomodaste así que no te atrevas, ¿de acuerdo?” le recriminó, impaciente. “Respeta el espacio de otros, Shinano.”
“Aww, ya extraño cuando tratabas de consolarme, Gotou-nii…”
“Ya veo que sí te estoy engriendo demasiado. Tremendo niño que eres.”
“Uhh… lo siento…”
“N-no, está bien, no te disculpes, Shinano,” Monoyoshi sonrió con torpeza y agitó sus palmas. “Entiendo que eres una persona afectiva y te gustan usar apodos, ¿no es así?”
“…” Atsushi alzó una ceja. Considerando la usualmente inmutable disposición alegre y servicial del pelirrosa, sí se había visto muy incómodo. También pudo notar a Gotou y Fudou defenderle y reprender a Shinano con rapidez. No evitaba pensar que se perdía de algo.
“Sí, pero sé que hay algunos apodos que no puedo usar…” Shinano dio un suspiro e hizo un puchero. “No puedo llamar a Tharja como nee-san. Me lo ha prohibido.”
“Ahora todos podemos entender que tener a un tirano de mentor te hará mucho bien,” observó Fudou, mirándole con reproche. “Ojalá te quite lo niño que llevas adentro.”
 “¡Suena a que me va a traumatizar! ¡No, tengo miedo!” exclamó el pelirrojo, aterrado.
“No te compliques, Shinano,” Atsushi se encogió de hombros y le sonrió decidido. “Por lo que nos contaste, suena a que esa persona es muy estricta, pero no es que no puedas prepararte de antemano. Hay que repasar varias cosas por las que te pueda hacer observaciones, sea modales, postura, un poco de cultura, a ver qué más…”
“Suena a un montón…” dejó caer su cabeza hacia delante, agotado.
“Atsushi-san tiene razón, y estoy seguro que recibirás ayuda de tus hermanos,” Monoyoshi asintió. “Recuerdo que unos de tus hermanos menores se apegaban mucho a la etiqueta. Ichigo-san y Honebami-san también me dan esa impresión.”
“Si el maligno lo deja salir de su calabozo tal vez…” Fudou resopló.
“Pues, Honebami será serio y reservado, pero no creo que eso equivalga a buenos modales. Algo me dice que no, pero qué se yo, es un misterio…” Gotou se encogió de hombros. “Aunque Ichi-nii sin duda es un buen ejemplo del cual aprender, Shinano. Lo sabes bien.”
“Me sabe mal pedirle ayuda a Ichi-nii con lo ocupado que está, aunque también me gustaría repasar con él,” Shinano asintió y miró a Atsushi. “Recuerdo que Yagen dijo que en el entrenamiento militar te han enseñado labores del hogar, ¿no es así? Entonces cuento contigo, muchas gracias~”
“Ehh, pues…” este se incomodó y rascó su nuca. “Lo habrán hecho, pero tampoco soy el mejor. Ese Yagen me gana en esas cosas. Lástima que ande tan ocupado todo el tiempo…” negó y se despejó, para sonreír un tanto resignado. “Pero sí estoy cometido a ayudarte, veré qué hacer.”
“Voy a tener el fin de semana ocupado, así que desde ya te deseo mucha suerte, Fudou,” dijo Gotou al pelimorado, amenamente. “¡Ánimos! Estoy seguro que puedes hacerlo.”
“Ahh, tenías que ser igual que Mono-chan y subirme el estrés,” Fudou apoyó ambas palmas sobre la mesa y miró al otro con un rostro pasmado, ofuscado y ligeramente aterrado. “Ni lo menciones, por favor. Cada vez que uno de ustedes me hace recordar el examen creo que pierdo un punto en el mismo. Ya me están maldiciendo.”
 “Tú eres el único que lo haría, sólo no lo pienses mucho,” observó Atsushi, alzando una ceja. Pasó a sonreír. “Heh, pero descuida. Monoyoshi y yo te acompañaremos al examen. No vas a estar solo ese día.”
“Sí, seremos tu apoyo. Puedes contar con nosotros,” el pelirrosa asintió efusivamente.
“…” Fudou regresó su atención al problema frente a él y frunció el ceño. “Apuesto a que esto sólo es una pérdida de tiempo.”
“No, no lo es, nunca lo sería,” Shinano negó, decidido. “Tú esfuérzate en tu examen y yo en aprender de mi mentor. ¡Hay que tener nuestras metas paralelas y verás que triunfaremos igual!”
“Pues si me irá como tú ya estoy frito…”
“¡N-no digas eso, Fudou!” se alarmó.

El grupo continuó hablando un poco más antes de preparar una ligera merienda. Varios de los presentes comenzaban con sus diversos planes y se irían a apoyar desde ese punto.






Llegó la madrugada siguiente y pese a la hora, los inquilinos de la familia Kotetsu tuvieron que levantarse temprano para así llevar a Roxas al punto de partida de los Keys debido a que iba a asistir al campamento. Este traía consigo una mochila pequeña con lo necesario para los tres días y se notaba decidido aunque un tanto escéptico por la actividad.

Ya en Hanasaki U, el grupo caminaba hacia el estacionamiento donde el bus de viaje esperaba a los asistentes.

“¡Esfuérzate Roxas-niichan!” exclamó Urashima, alzando un puño al aire. “¡Tú puedes! ¡Todos creemos ampliamente en ti!”
“¡Sí, Roxas-niisan es muy fuerte! ¡Sora puede aprender de él!” observó Sora, alegremente.
“Eh, gracias a los dos, me animan mucho,” contestó sonriendo incómodo. Todavía le tomaba un poco acostumbrarse que ahora tenía a dos hermanitos, aunque fueron una sorpresa bienvenida. Roxas llevó una mano a su mentón y alzó su mirada. “Hm, pero realmente no sé qué esperar de todo esto. Siento que nada de este conflicto es predecible…”
 “No lo será pero cualquiera diría que te acordarías de los desafíos a los cuales mi aruji se enfrentó en su campamento hace tres años,” Kashuu sonrió con frustración y se encogió de hombros. “Aunque es de esperarse que ni prestaste atención.”
“Cállate, Kashuu, ni que hayas estado tú ahí,” le miró con fastidio.
“Por más que sea impredecible, sí nos podemos dar una buena idea por la vez anterior,” Horikawa asintió de buenos ánimos. “El campamento de las HiMEs también consistió de tres días en el bosque durante los cuales hicieron labores como cuidar de niños, meditación y práctica de sus poderes y el vuelo.”
“Ohh…” Osaka se impresionó e intercambió miradas con Cho y Kashuu. “¡Horikawa, es increíble! ¿Cómo así te enteraste?”
“He hecho recaudación de información por la universidad. Ya que estoy afiliado a ustedes, acceder a información no es tan difícil,” se explicó sonriente. “En la secretaría me brindaron de datos importantes.”
“Vaya, aprecio que andes tan al tanto de las cosas, Horikawa,” dijo Cho, todavía impresionada. “Gracias por la atención.”
“No hay de qué.”
“A diferencia de cierta irreverente espada, Horikawa siempre ha demostrado ser un valioso asistente de Urashima,” comentó Hachisuka, sonriendo complacido. “Por favor, continúa con tu tan dedicado trabajo.”
“Hehe, por supuesto,” asintió decidido.
“Pero no es que seas mi asistente, Horikawa…” Urashima sonrió incómodo.
“¿Irreverente espada, dices?” Kashuu le encaró, a lo cual Hachisuka le miró con disimulado disgusto. “Te aseguro que hago mi trabajo al pie de la letra. Por otro lado, eres tú quien trae la discordia a nuestro hogar.”
“Y te atreves a llamarle ‘nuestro’. Tú que no eres más que un inquilino.”
“No ser dueño no significa que sea ajeno al círculo,” declaró con severidad. “Pero es evidente que un superficial como tú no ve un valor más allá de lo material.”
“¿Qué estás diciendo? ¿Tú me llamas superficial a mí?”
“¡K-Kashuu, suficiente, por favor!” exclamó Cho, asustada.
“Ahh, ustedes dos…” Roxas dio un suspiro, sumamente frustrado.
“Hachisuka-niichan, por favor,” Urashima se acercó a su hermano con sus manos juntas y le miró con ojos grandes. “Quedamos en que todos nos llevaríamos bien. Hay que concentrarnos en darle a Roxas-niichan la más cálida de las despedidas y desearle lo mejor,” asintió y sonrió. “¿Verdad? Eso es lo que todos queremos.”
“…” el pelilila miró al pequeño sorprendido y terminó por sonreírle. “Tienes razón, Urashima. No es el momento de riñas. Roxas…”
“Eh, sí…” este le miró y se sorprendió de sobremanera cuando Hachisuka le dio un fuerte abrazo. “¡¿Ehh?!”
“Ha sido tan poco tiempo desde que nos reencontramos y me apena que tengas que volver a irte, pero estaremos esperándote.”
“¡S-sí, vuelvo enseguida, no te preocupes!” se soltó avergonzado y ruborizado. Pasada la sorpresa, dio un pesado suspiro. Al menos no estaba frente a los otros Keys todavía.

Sólo tuvieron que caminar un poco más y llegaron al estacionamiento. Había varias personas esperando a que el bus se abriera para abordar. Fue entonces que divisaron a Ayesha y se le acercaron. La rubia se encontraba un tanto inquieta, pero al verles se animó considerablemente.

“¡Ayesha-chan!” exclamó Osaka, quien junto con Cho y Kashuu se adelantaron.
“Buenos días, qué alegría de verles,” la recientemente descubierta Key sonrió casi agradecida, aunque con sus manos todavía instintivamente levitando sobre su pecho en una ligera aflicción que reflejaba su inseguridad.
“…” Cho sonrió con leve pena. Habrían sido apenas medio día desde que su amiga se había cortado en el laboratorio, lo cual había hecho resurgir su magia curativa. Así, Ayesha terminó por recibir la invitación de Miranda de unirse al campamento Key con tan poca anticipación. Se compadecía por ella, pero a su vez no evitaba admirarla por su decisión de entrenar. “Te ves lista, Ayesha. ¿Dejaste a Nio donde su amiga anoche?”
“Sí, la pequeña Elise y su hermano mayor cuidarán de mi Nio en estos tres días que no estaré,” explicó con cierta tranquilidad. “Nio quería venir a despedirme, pero hoy tiene un examen y no quería agitarla mucho antes de comenzar el día.”
“Como siempre eres muy considerada con tu hermanita, aunque conociéndola seguro que no le habría causado problemas,” opinó Kashuu, amenamente. “Parece tener energías de sobra.”
“Uhh, sí…” Ayesha se deprimió y agachó su cabeza. “Siendo sincera, casi me quedo dormida, pero Nio me llamó y me requintó para que me apurara,” comprimió sus puños y sacudió su cabeza. “¡Ahh, no puedo dejar que Nio tome las riendas! Yo también tengo que poner de mi parte como su Key.”
“Eh, tranquila, Ayesha. Todos sabemos que haces más que suficiente,” observó Roxas, algo preocupado por la chica. En verdad una persona tan presentable y delicada como ella desentonaba en medio de todos los Keys que esperaban.
“Ah, buenos días, Roxas,” ella de inmediato se le dirigió simpáticamente e hizo una reverencia, la cual repitió al mirar a los demás. “Hola a todos. Hehe, me alegro que siempre anden unidos. No había esperado recibir una despedida, así que soy muy feliz.”
“¡Hehe, por supuesto que vendríamos a despedirnos de Roxas-niichan!” exclamó Urashima. Él se acercó a la chica y asintió con certeza. “¡Y también te deseamos lo mejor! ¡Apuesto a que lo pasarás genial y si necesitas cualquier cosa, Roxas-niichan estará ahí para ayudarte!”
“Haha, Roxas-niisan sin duda querría ayudarte, pero…” Sora se puso a pensar y miró a su hermano. “Hmm, shisho dice que es importante dejar que otros hablen por sí mismos. Sora cree que lo mejor sería escucharlo de Roxas-niisan.”
“¡Ah, cierto, tienes mucha razón!” así, ambos miraron a Roxas.
“¿Eh? Por supuesto que apoyaré a Ayesha en todo, no tienen ni que mencionarlo,” Roxas se puso un tanto nervioso y sonrió con torpeza por las miradas curiosas del par.
“No sé cuál será el itinerario, aunque espero que puedan llevar estos aperitivos,” dijo Horikawa, extendiendo a Ayesha un obento cubierto en tela. “Hay unos frescos que preferiblemente deberían comer hoy, pero la mayoría les deben durar los tres días por si en algún momento desean de algo adicional.”
“Ohh, es muy generoso de tu parte, Horikawa,” Ayesha se sorprendió y sonrió avergonzada. “Haha, ya me siento culpable, no sé si debería. Nio siempre dice que me doy muchos gustos.”
“¡Tómalos! ¡Tienes que! ¡Los obentos de Horikawa son de lo mejor!” le aseguró Osaka, con una urgente seriedad.
“Eh, muchas gracias, en verdad no tenías que, lo aprecio mucho,” Roxas asintió al pelinegro. “Sé que nos serán muy útiles,” dicho esto, miró a Hachisuka, quien había mantenido una ligera distancia. “Y también gracias por venir hasta aquí a despedirme. Descuida,” frunció el ceño con determinación. “Me falta un montón para ser un verdadero Kotetsu como ustedes, pero daré lo mejor de mí.”
“Confío en que lo harás, Roxas. Muchas gracias,” Hachisuka sonrió con una poco frecuente humildad, una sonrisa que sólo parecía tener para Roxas y Urashima. Sin duda había notado cómo su hermanito le había dado una atención especial, algo que apreciaba enormemente.
“Ah, es cierto,” Ayesha se sorprendió y se acercó al pelilila para darle una reverencia. “Siento mucho la poca atención. Comprendo que es hermano mayor de Roxas. Mi nombre es Ayesha Altugle, es un placer conocerle.”
“…” el otro parpadeó confundido por la alarma de la chica, pero rápidamente le correspondió una sonrisa presentable e hizo una leve venia. “Hachisuka Kotetsu, un gusto también. No te preocupes. Ya que eres la compañera de viaje de mi hermano menor, espero que puedas estar ahí por él, tal y como Roxas ha dicho que te apoyará.”
“Sí, de todos modos,” Ayesha asintió y sonrió alegremente. “Será un gusto para mí. Entiendo el deber de un hermano mayor, así que daré lo mejor de mí misma.”
“Heh, ya se le fue la amabilidad y de nuevo demanda de otros…¡eh!” Kashuu había comenzado a quejarse de Hachisuka en voz baja, pero Cho le dio un leve codazo para que parara.
“Shh, eso no fue lo que decía…” le susurró.
“…seguro que sí iba por ahí…” desvió su mirada y dio un suspiro. “Perdón aruji…”
“Ah, el bus ha abierto sus puertas,” observó Sorita, lo cual llamó la atención del grupo hacia ese vehículo. Se había aparecido personal quienes todavía andaban en plan de revisar el bus y unos documentos bajo su posesión. El abordaje debía estar pronto a iniciar.
“Cho, eh…” Ayesha se acercó a su amiga y por un momento se vio perdida antes de mirarle de nuevo con su usual indecisión. “Ehh, antes de que nos vayamos, recuerdo que me habías dicho que tú también tuviste un campamento HiME hace años.”
“Sí, sí lo tuve.”
“¿Tienes algún consejo o recomendación que puedas darnos?”
“¿Eh? Pues…” la peliceleste se quedó en blanco y lo pensó un poco. “Es un poco difícil de decir, estos eventos siempre han sido un tanto impredecibles…”
“S-supongo, tiene sentido…” Ayesha asintió, insegura.
“Sin embargo, te aseguro que Miranda estará siempre apoyándote por si tienes alguna duda o dificultad,” dijo Cho, sonriendo un poco. “Tú también recién eres una Key, por lo cual estoy segura que ha pensado en cómo acomodarte. De lo contrario no te habría invitado, así que todo estará bien.”
“Sí, tienes mucha razón. Gracias por tus palabras.”
“Horikawa lo abrevió bien mientras llegábamos, ¿pero no habrá algo como un desafío o de lo que creas que deba tener cuidado?” preguntó Roxas a su hermana.
“Hmm, ahora que lo dices…” Cho frunció el ceño con frustración. “Sonará raro decirlo, pero esa vez nos hicieron cuidar niños. En medio de todo el entrenamiento usar que debimos hacer… fue lo más difícil y lo que recuerdo con menores añoranzas. Te pido que no bajes tu guardia.”
“¿Cuidar niños? ¿En serio?” se desconcertó. “Suena pesado, pero los orphans son mil veces más aterradores.”
“Hehe, no tengo experiencia propia ya que yo no estuve para el campamento, pero muchas veces lo más raro de ser una HiME es lo más problemático,” declaró Osaka, sonriendo decidida, aunque entonces se confundió al notar que tanto Cho y Kashuu como Roxas le miraban con cierto juicio. “¿Eh? ¿Dije algo raro?”
“N-no, olvídalo…” el Key negó. Sin duda su prima había sido la HiME más rara y problemática  a su propia manera.
“No puedo comentar con certeza al carecer de detalles, pero los guerreros no siempre luchamos en el campo de batalla,” observó Hachisuka al aire, casi como si hablara consigo mismo. “También hemos tenido que servir de escolta y cuidar a personas claves de peligros no tan fácilmente distinguibles. Es importante tenerlo en cuenta.”
“¡Ah, muy cierto, Hachisuka-niichan!” exclamó Urashima, impresionado. “¡Entonces sí es un desafío con mucho sentido!”
“Pues…” Cho todavía no estaba convencida de ello en su propia experiencia, considerando el monstruo de niño engreído y sociópata que no hizo más que amargarle la vida, pero sentía que estaba de más decirlo.
“Creo que ya están listos para recibirnos,” Ayesha vio a los organizadores y finalmente miró a todos una última vez para darles una reverencia. “Gracias por su compañía y atención. Nos vemos en unos días.”
“Sí, gracias a todos,” Roxas levantó una palma.

Las despedidas fueron cortas y los presentes se quedaron un momento mirando al par respondiendo al llamado de lista, para entonces subir al bus. Ellos se despidieron de lejos una vez más justo al entrar al bus y en poco tiempo dicho vehículo partió de la universidad. Les esperaban unos días muy intensos.

Ni bien cumplieron con la despedida, el grupo decidió que irían a una de las cafeterías que estaban abiertas a esa hora para tomar desayuno antes de iniciar las clases del presente día.




Pasaron las horas y Sora fue a su colegio para atender las clases. La campana había sonado para convocar a los estudiantes a la clase del día. Así, él y sus amigos ya estaban en su salón al igual que los demás alumnos, pero todos continuaban conversando fuera de sus sitios ya que la maestra tardaba en llegar.

“Ah, así que por eso habías llegado tan temprano,” Hakata asintió para sí. “Hm, suelo ser el primero de los tres, me llamó la atención.”
“Sí, Roxas-niisan tuvo que ir a su entrenamiento temprano y todos le acompañamos,” explicó alegremente y extendiendo sus brazos a los costados. “Sora llegó temprano hoy por ese motivo. De paso tomé un paseo por Hanasaki y encontré otro hueco aquí por donde escabullirme. ¡Fue una mañana divertida!”
“Hehe, me gusta tu pasatiempo de hacerte de caminos. Me lo tienes que presentar más tarde,” dijo Taikogane.
“¡Hihi, por supuesto~!”
“Pero me sorprende que siempre tengas tantas energías. De no ser por Micchan me hubiera quedado dormido,” el peliazul estiró sus brazos hacia arriba para desperezarse. “Ihh, ayer me quedé mucho tiempo jugando a la Switch y luego me costó dormirme… qué genial sería poder descansar hasta tarde y hacer lo que quiera como Fudou.”
“Oye, él justo anda estudiando para entrar a Hanasaki U y poner su vida en orden,” Hakata se encogió de hombros. “Sin duda no deberías tomar de ejemplo su desidia de haber descuidado sus estudios.”
“Hai, hai, a veces me olvido que eres del tipo estudioso, Hakata,” Taikogane rodó los ojos y movió una mano para restarle importancia. “No lo tomes en serio, sólo hablo de dormir.”
“Uhh, sí que eres frívolo a veces,” Hakata le miró juiciosamente.
“¿Fudou?” Sora ladeó su cabeza.
“Ah, cierto, todavía no lo conoces, Sora,” observó el peliazul, sonriendo apenado. “Perdón por mencionarlo sin explicarlo.”
“No, está bien. Sora nota que es un amigo tuyo. Tu color fue muy lindo cuando le mencionaste,” afirmó contento y asintiendo. “Hehe, si va a entrar a Hanasaki puede que se conozca con mis parientes y también lo conoceré.”
“Ehh, es posible, pero te advierto que es un tanto conflictivo…” Hakata se puso a pensar y desvió su mirada confundido. “Hmm, pero tú eres cercano a HiMEs y personas involucradas a ese asunto. Me pregunto si estará bien…”
“¡Oh! ¡No lo había pensado!” por su parte, Taikogane se emocionó y sus ojos brillaron. “¡Fudou tiene toda la pinta de un forajido muy cool para los estándares! ¡Si fuera a involucrarse con la guerra se volvería aún más cool de lo que ya es! ¡De por sí pienso que le va mejor el look de Rebel pero hasta en Hanasaki podría hacerse lucir!”
“Ohh…” Sora miraba al peliazul atentamente en lo que captaba su llamativo ‘color’.
“Ahh, de nuevo dices disparates y tonterías. Como si ser Rebel fuera algo ‘cool’…” Hakata negó repetidamente. Veía que el otro había llamado la atención con su potente voz y algunos compañeros de clases les miraron y se rieron un poco por las usuales pantomimas del payaso de la clase. “Sé serio. Seguro si Fudou se mete en problemas, su hermana se molestará.”
“Eh, cierto, no la conozco a ella, pero sí me da algo de aprehensión…” sonrió incómodo. “Ehm, pero pues, por más malos que sean, sí hay algo que hace a los Rebels muy cool, ¿no lo creen?”
“Hmm…” Sora alzó su mirada hacia arriba, meditativo.
“No, deja de pensar así…” por su parte, Hakata cruzó sus brazos y le miró con reproche. “Pon tus pies en la tierra. Ellos están ahí para lastimar a otros.”
“¡O-oigan, por ningún motivo estoy validando lo que hacen, tienen que creerme!” Taikogane se espantó ante el silencio y desaprobación de sus amigos. “¡S-sólo hablo de imagen, nada más!”
“Pues no sé…” Sora continuó pensando y miró en otra dirección.
“¡Ahh, no desconfíes de mí, te lo ruego!”
“Oh, Sora no quiso asustarte, está bien,” el chico sonrió ampliamente. “¡Sora entiende! Lo que pasa es que pensaba en lo que quieres decir con ‘cool’. ‘Cool’ es una palabra muy amplia, y creo que tus ‘cool’ son más amplios que los de la mayoría. Será que ser Rebel y poseer poderes y romper las normas y tener las cosas bajo control es algo que consideras muy ‘cool’. No sólo es la imagen pero muchas cosas que tienen que ver con Rebel, ¿comprendí?”
“Eh, sí, pues, es cierto…” Taikogane sonrió incómodo. “Me sabe mal admitirlo, pero sí.”
“Si es así, no hay nada de malo en lo que dices,” le aseguró Sora, acercándose a él. “Ya que ves cosas cool en el rol, pero tú nunca serías un Rebel sólo para ser cool, ¿no es así?”
“Oh, sí, de todos modos no,” se espantó y negó con ambas palmas. “Micchan me desheredaría, mi familia también y nunca querría andar lastimando a nadie.”
“Eh, no creo que tu amigo te desheredaría…” Hakata alzó una ceja. Sí que era muy apegado a esa persona. “Bueno, veo que todavía tienes media neurona, Taikogane. No te has vuelto un caso perdido aún.”
“Oye, Hakata, no seas tan cruel, ¿sí?” le pidió el peliazul, sonriendo frustrado. “Ya veo por qué Shinano para resintiéndose contigo. Sí que eres un poco savage como dice Tsuru-san.”
“Hmph, no te pongas del lado de Shinano, él está en la cuerda floja,” el pequeño se cruzó de brazos y alzó su mentón a otro costado en obstinación. A su reacción, los otros dos rieron un poco. Ya comprendían que Hakata era duro de naturaleza aunque no tenía malas intenciones.

Entonces, la maestra llegó y pidió que todos tomaran asiento, al tener un anuncio que darles.

“Buenos días, clase. Siento mucho la demora. Hoy tenemos a tres estudiantes nuevos en este salón, así que espero que les den una cálida bienvenida,” la maestra observó pacientemente a sus alumnos sorprenderse y murmurar brevemente por las inesperadas noticias. “Espero que puedan ayudarles en lo que necesiten. Uno de ellos es en el presente el líder de una de las familias allegadas a Rizembool más ricas y antiguas. Les pudo que le hagan sentirse como en casa.”
“¿Un allegado a Rizembool?” preguntó Taikogane para sí. Vio que muchos compartían su confusión. No era desconocido para un estudiante de Rizembool que miembros de esas familias solían ser muy poderosos, tener conexiones y recursos especiales, y en muchos casos hasta eran parte del propio conflicto con Hanasaki. Lo que más le extrañaba era el hecho que dicha persona era el propio líder en vez de un heredero. No sabía qué esperar.

El aviso fue dado, y la profesora caminó hacia la puerta del salón para abrirla.

“Masamune-san, sírvase a pasar,” dijo amablemente.
“Enseguida, muchas gracias,” se oyó una voz, una claramente joven, aunque poseedora de paciencia y sabiduría que sobrepasaba su edad.



Un chico un poco menor a la edad promedio del salón avanzó con un porte sencillo aunque seguro, seguido de otros dos jóvenes un poco menores que él. Era de por sí extraño que llegara un estudiante nuevo tan repentinamente, y además de tratarse de tres a la vez, sus apariencias e impresiones eran también bastante características.

El primero en avanzar, un peligris con ojos de zafiro, fue el primero que llamó la atención por su comportamiento firme al dirigirse a todos con una amable aunque extrañamente imponente sonrisa. Este se tomó la libertad de dar un paso adelante a manera de presentarse primero.

“Es un gusto conocerles. Mi nombre es Hyuuga Masamune,” anunció llevando su mano derecha a su pecho y haciendo una leve venia. Habiendo terminado su acto, regresó a dirigirse a todos con un júbilo inesperado para un estudiante nuevo. “Es un privilegio haber llegado a este salón. Espero con ansias conocer a cada uno de ustedes debidamente,” entonces, él adoptó una pizca de humildad en su sonrisa y se giró al par de nuevos alumnos que le acompañaban. “Adelante, preséntense, por favor.”
“Eh, sí…” un pelinegro asintió inseguro y se tomó un poco en pensar si estaba en su derecho o era correcto también tomar un paso adelante. Ese chico también llamó la atención al tener unos ojos aguamarina penetrantes, con pupilas rojas al igual que sus pestañas y cejas. Este miró al piso brevemente y dio un suspiro en busca de aliento, para finalmente dirigirse a los demás con tranquilidad y seriedad. “Mi nombre es Shiro. Es un placer,” asintió y al aparentemente quedarse sin palabras, retornó su mirada a Hyuuga.
“No tienes por qué intimidarte tanto,” le comentó este, sonriéndole comprensivamente. Entonces, Hyuuga miró al chico restante, quien por su cuenta había dado un paso adelante, aunque no tomó la palabra. Más bien, se quedó inmutado y mirando a todos los presentes.
“…” era un peliblanco de ojos ámbar, quien observaba con nulidad y atención a todos. En apariencia, aparte del largo de su cabello, parecía ser el más neutral, pero su silencio se prolongó demasiado al punto de confundir a los demás.
“Ehh…” la maestra sonrió incómoda. “No te preocupes, todos están aquí para escucharte y se encuentran felices de conocerte. Vamos, dinos tu nombre por favor.”
“…” sin embargo, el peliblanco se mantuvo con la mirada perdida al frente, sin siquiera mirar a la maestra.
“Le pido disculpas, profesora,” dijo Hyuuga pacientemente y sin borrar su sonrisa. “Kuro no se siente muy cómodo de hablar aún. Espero que no sea un inconveniente si soy yo o si es Shiro quienes nos comuniquemos en su lugar.”
“Ah, es verdad, nos informaron sobre su condición, lamento no considerarlo.”
“No se disculpe. Usted no ha sido más que hospitalaria con su recepción. Me encuentro agradecido,” así, el peligris regresó su atención al salón. “No deseo distraer a los demás por más tiempo. ¿Dónde deberíamos sentarnos?”
“Hay varios sitios disponibles, Masamune-san, sírvase a elegir…” dijo la maestra, quien fue cortada por otra persona.
“¡Aquí!” curiosamente, en medio del mar de todavía perplejos estudiantes por la extraña autoridad de aquel Masamune, Sora levantó su mano efusivamente. El rubio continuó sorprendiendo a los demás por el particular enfoque que tuvo. “¡Hay un sitio libre a mi costado! Shiro-kun, ¿te animas a acompañarme?”
“¿Eh? ¿Yo?” preguntó este, sorprendido.
“¡Sí! ¡Sora te ayudará con lo que necesites!”
“Eh,” Hakata alzó una ceja y miró de reojo a su amigo. Vaya manera de cortar con la misteriosa atmósfera. Sin duda su amigo era muy particular, por algo debía hacerlo.
“…” luego de verse levemente sorprendido, Hyuuga sonrió con intriga y se dirigió a Sora. “Aquel espíritu que posees es único. Dime, ¿cuál es tu nombre?”
“Eh, Sora Harukawa,” le contestó algo perplejo.
“Estoy conmovido, Harukawa-san,” hizo una reverencia. “Por favor, te pido que auxilies a Shiro. Él significa mucho para mí.”
“Hoho…” Sora le observó brevemente con una sorpresa interna, para entonces sonreír ampliamente. “¡Sí, Sora lo hará! ¡Sora está bien, no tienes que ser formal, Hyuuga-kun!”
“Entiendo, Sora-kun,” se dirigió al pelinegro. “Shiro, ve a sentarte, por favor.”
“Eh, sí…” este asintió mínimamente y miró a Kuro, quien le observaba. “Ustedes…”
“Vamos a sentarnos también, no te preocupes,” le observó irse y volvió a mirar al salón. Hyuuga sonrió con perspicacia al ubicar dónde se sentaría. “Sobre un sitio para mi persona…”
“¡Ihh!” Hakata soltó un bajo y cortó alarido al hacer contacto visual con ese nuevo estudiante. Había algo en toda su presentación que le daba mala espina y no parecía ser el único con ese sentimiento. Sin embargo, vio cómo ese chico se impresionó ante su leve susto.
“¿Hm? ¿Algún problema?” preguntó atentamente y casi preocupado.
“Eh, no, no es nada…” dio un suspiro. Hakata casi se desconoció por haber reaccionado así. No podía dejarse intimidar tan fácil. “Pues, dudo ser el más interesante aquí, pero sí hay un sitio a mi costado, así que…”
“Haha, eso es algo un poco extraño de decir,” comentó el peligris con leve gracia y sonriendo con torpeza. “Yo tampoco creo ser interesante. Más bien, aprecio que seas paciente conmigo. Tú eres…”
“Cierto, yo soy Hakata Toushirou, mucho gusto,” se presentó el rubio con orgullo. Con esa corta conversación ya no tenía tantos nervios como antes. Tal vez era una persona más asequible de lo que había parecido.

Mientras tanto, Taikogane andaba mirando aquel show frente a él. A diferencia de los demás que podían detectar la rareza de ese personaje de Rizembool que acababa de llegar, el peliazul no llegaba a verlo como algo distinto a un niño petulante e insufrible. Le costaba creer que ese trato y lenguaje eran propios de él. No se quejaba de andar perdiendo clase, pero a su vez le había oído hablar suficiente. Entonces, él terminó siendo despertado ya que notó cómo el silencioso Kuro le miraba fijamente.

“¿Eh?” se extrañó. Taikogane alzó una ceja ya que aquel inexpresivo chico tenía una expresión claramente molesta, pero igualmente no paraba de mirarle.
“Oh…” Hyuuga también se percató y se dirigió al peliblanco. “Kuro, ¿quisieras sentarte por ahí?” vio que este le miró aunque no hizo ninguna señal de respuesta. Ante la falta de comprensión, el peligris sonrió incómodo y le tocó adivinar. “Quizás podríamos ver cómo se te acomoda de momento, ¿te parece? Por favor, toma asiento por allá.”
“…” Kuro volvió a mirar en la dirección a Taikogane y caminó hacia su sitio detrás del peliazul.
“…” hasta la maestra se vio insegura si era una buena idea, en su caso porque no tenía la mejor impresión del joven Sadamune, pero bien podía ser una prueba temporal. “Masamune-san, ¿ha recibido una visita guiada al campus?”
“Todavía, queda pendiente,” este negó. “Llegamos un poco tarde hoy.”
“De ser el caso, podría pedirle a uno de sus nuevos compañeros que se tome la hora de clases para enseñarles las instalaciones…”
“¡Oh!” eso despertó al peliazul, quien se puso de pie y alzó su brazo lo más alto que pudo. Su clara desesperación de saltearse los estudios resultó graciosa para varios de sus compañeros. “¡Yo puedo hacerlo!”
“Sadamune-san…” la maestra le pidió con reproche.
“Como estudiantes nuevos, pienso que gastar el tiempo de clase en una visita por el campus resultaría contraproducente,” meditó Hyuuga. “Preferiría mover esa actividad para el descanso. Estimo que tendremos el tiempo suficiente.”
“Sí así lo desea, entendido,” dijo la profesora, satisfecha.
“Entonces, Sadamune-san,” el peligris hizo una reverencia. “Estoy bajo su cuidado.”
“Uhh…” Taikogane hizo una expresión de dolor ya que ahora tenía su descanso ocupado como guía de un tipo que no le convencía. Oyó con pesar a sus compañeros nuevamente reírse.

Ello marcó el fin de las introducciones y la profesora se puso a explicarles una tarea que tendrían para la próxima semana. El joven Sadamune se aburrió con rapidez y miró a un lado, para ver a Hakata apenas intercambiar un par de palabras con Hyuuga, y luego ambos prestaron suma atención al contenido de la clase. Bien por ellos que lo encontraban interesante. Por otro lado, Sora no dejaba de explicar a Shiro una gran variedad de cosas en voz baja y estaban concentrados en el libro de esa clase en lo que el nuevo se ponía al día y era respondido varias dudas que ni había llegado a formular. De los tres nuevos, ese pelinegro parecía el más accesible y Sora estaba derritiendo lentamente su inseguridad, ya que Shiro empezaba a estar a gusto con él. Taikogane dio un suspiro. También le había confundido de que Sora fuera tan lanzado a ofrecerle sentarse con él, pero bien pudo haber sido una buena estrategia de supervivencia por librarse de los otros dos raros.

Y hablando de los dos raros…

Se giró y vio que Kuro también había estado mirando a Shiro, pero nuevamente se le dirigió al notar que le observaba. Taikogane finalmente confirmó que aquel peliblanco le miraba con fastidio específicamente a él, ya que al cambiar su inexpresiva atención de Shiro a su persona había notado cómo su expresión se había torcido para mal.

“Eh…” Taikogane estaba perdido y algo inquieto. No entendía por qué siempre le venía ese presentimiento que había hecho algo malo sin darse cuenta. Forzó una sonrisa. “Eh, hola.”
“…”
“Ehh… v-verdad que no te gusta hablar…” dijo torturado, en voz baja. “B-bueno, si necesitas algo, me avisas, ¿sí?”
“…”
“P-puedes asentirme o algo… e-está bien, entiendo…”
“…”
“Nada…” dijo incómodo y sintió escalofríos. Sí que no le gustaba que le miraran así de feo. ¿Es que acaso ese tipo le odiaría irracionalmente como a veces sucedía? No podía ser, sin duda no podía aceptarlo si ni se conocían. Tenía que convencerle de lo contrario. “Eh.”
“¡Sadamune-san, no distraiga a su compañero!” exclamó la profesora.
“¡P-perdón!” se sobresaltó y regresó a sentarse derecho con la atención al frente. Taikogane dio un suspiro, volvió a mirar la pizarra, regresó a perderle el hilo y mirar a sus alrededores, y alrededor de cinco minutos después, tuvo una humana e insana curiosidad de mirar por encima de su hombro. Kuro continuaba con su mirada iracunda hacia él. “Ihh…” el peliazul de inmediato se estremeció y dejó de mirarle, para recostarse sobre su pupitre. No le gustaba tener a alguien así detrás de él al poder sentir su mirada perforarle la espalda. El día se le haría eterno.

La clase continuó y era el comienzo de otra nueva rutina.


El largo camino al campamento Key había terminado y luego de la exposición del plan del primer día, los asistentes procedieron a ingresar a las cabañas donde dejaron sus aparatos electrónicos para ubicar sus camas y casilleros personales.

Roxas ya se encontraba listo y estaba de pie en el pasillo de la cabaña donde tenía su habitación. Al no haber tenido nada que revisar antes de dejar su celular, tenía tiempo de sobra para meditar sobre el entrenamiento que todavía no comenzaba. Aparte de ello, supuso que esperaría a que Ayesha estuviera lista. Al menos los dos tenían habitaciones en la misma cabaña, por lo cual podría mantenerle un ojo encima y estar ahí si necesitaba algo.

Comenzó a ver a algunos Keys salir rumbo al punto de partida y justo cuando temió que se le hacía tarde, finalmente observó a Ayesha acercársele. La chica se había puesto ropa de deporte y nuevamente estaba un tanto nerviosa e insegura.

“¿Todo listo, Ayesha?” le preguntó.
“Ehh, supongo que sí, pero…” ella miró de un lado a otro. “Entiendo que nos van a tomar pruebas, pero… ¿en qué consistirán? Yo no sé nada de estas cosas… hasta dijeron que habría pruebas de natación…”
“Descuida,” le sonrió. “Justo por el hecho que son pruebas significa que sólo tienes que dar lo que puedas. No es una competencia así que van a deducir tus capacidades físicas según tu rendimiento y nada más. Puedes estar tranquila.”
“Eh, bueno, si sólo es eso estará bien,” sonrió un poco más aliviada, aunque mantenía sus manos al nivel de su pecho, lo cual reflejaba que seguía insegura. “Confío en que la directora sabrá apoyarnos y puede que hasta alguien como yo que no es atlética puede aprender algo aquí.”
“Sí, estoy convencido que ese es el motivo del campamento. No es que todos estén entrenando para ser kendokas como yo.”
“Uhh, pero aun así…” agarró su cabeza, torturada. “Soy un cero a la izquierda. Ni recuerdo la última vez que me metí al agua. No sé si podría sobrevivir una piscina olímpica.”
“Y-ya, tranquila, vamos poco a poco,” la intentó calmar aunque Roxas se veía incómodo por no saber ni qué decirle. “Ehm, pues, hay mucha gente que vino con Miranda. Cualquier cosa les podemos avisar, tal vez…”
“E-es verdad, ehh, lo siento…” Ayesha sonrió apenada. “Seguro que tú también tienes tus reservas sobre lo que vamos a hacer hoy. No quiero darte más preocupaciones.”
“No, está bien, estamos aquí para oírnos,” asintió y miró hacia fuera. “Por mi parte, más me preguntaba sobre lo que haremos mañana. Dijeron que era un desafío y que lo de hoy iría a definir nuestro entrenamiento…”
“Cierto, no lo había pensado…”
“Pero ya mucho, nos estamos quedando atrás, no tenemos que preocuparnos por eso aún,” Roxas negó para despejarse. Pese al misterio del campamento, sí estaba algo aliviado de encontrarse entrenando bajo la tutela de Hanasaki. Era una oportunidad única y no podía echarla a perder, así que le sacaría todo el provecho posible. Justo se dio cuenta que podía decirle esas palabras para animarla un poco, aunque antes de poder hacerlo, oyeron el inconfundible sonido de un cuerno de guerra surcar todo el campamento.
“¿Q-qué es eso?” Ayesha se asustó y notó cómo otros keys pasaron a su lado en plena carrera para salir.
“¡Es Leonidas! ¡No podemos llegar tarde!” exclamó uno de esos.
“Tch, cierto,” Roxas palideció. Había escuchado lo suficiente de ese tipo para saber que no debía ignorar el llamado. “¡Ayesha, tenemos que apurarnos!”
“¡S-sí!” dijo asustada y se apuraron junto con los últimos Keys que faltaban.


Cho

Re: HiMEverse Episode V: The Rebels Strike Back
« Reply #752: February 28, 2021, 11:00:02 PM »
95.2.



Llegó el descanso del mediodía a Rizembool H. Si bien Taikogane sería usualmente uno de los primeros en salir disparado del salón a almorzar y encontrar algún lugar donde pasar el tiempo libre, el presente día estaba resignado a servir de guía y se encontraba en plena labor de guardar sus útiles con la cabeza gacha y lentitud al no sentirse bajo apuro.

“Oye, cualquiera diría que se te murió un pariente, Taikogane,” observó Hakata, acercándose a su sitio.
“¿Eh? Pues, quizás se me haya muerto uno, ¿qué se yo…?” dijo sin prestar atención, mirando hacia abajo.
“Uh sí que eres crudo con tus comentarios…”
“Tú también, ¿no? Además fuiste quien comenzó.”
“Hablaba hipotéticamente, tú eres quien me dio esa respuesta,” el menor se encogió de hombros. “Pero ya, al ver que no te tomaste lo de los parientes en serio, te lo traduciré. Ehem, cualquiera diría que se te murió ese Micchan…”
“¡N-no bromees con eso!” ello bastó para sobresaltar al peliazul quien miró al otro espantado y las energías se le retornaron de golpe. “¡Micchan no se moriría de la nada! ¡Y que yo sepa tú no tienes la libertad de llamarle Micchan!”
“¡Hehe, misión cumplida!” celebró Hakata, levantando un pulgar y sonriendo con orgullo.
“¡¿Q-qué clase de misión, Hakata?!” le reclamó. “¡Le diré a Gotou que te enseñe modales!”
“No es para tanto, tranquilo,” dio un suspiro. “Es sólo que no puedes quedarte desanimado por algo tan trivial. Habrá muchos recreos, y siento decirlo, pero es bueno tratar más con la gente y conocer a otros, en especial a alguien de una familia como los Masamune,” dijo con completa naturalidad. “Tú eres más rico que yo, ¿lo recuerdas? Te concierne más a ti.”
“Ihh, no digas esas cosas de apariencias o trabajo o lo que sea, se me hace tan uncool…” se quejó con pesar y se estremeció. “No tengo ni interés ni experiencia en esas cosas y se nota que ese nuevo es de esos etiquetosos que son súper aburridos. Pero ya que, di mi palabra y Micchan siempre insiste que tengo que cumplirla.”
“No que la hayas dado precisamente, pero sí, entiendo,” le restó importancia y miró hacia la puerta. El salón ya estaba casi vacío. “Pero no es que sea tan difícil de tratar. No que le haya hablado mucho aún, pero parece agradable. Dale una oportunidad.”
“Hai, hai, lo haré…” rodó los ojos e hizo un puchero. “Pero como mínimo pudo aprovechar saltearse una clase. ¿Por qué desperdicia su descanso?”
“Sinceramente yo habría hecho lo mismo, no le juzgues,” dijo despreocupado. “Ahora vamos. Me dijo que nos esperarían afuera.”
“¿Eh?” Taikogane se confundió y miró a sus alrededores.
“¿Qué te pasa?” Hakata alzó una ceja.
“¡Se fue! ¡Ese chico que se sienta detrás de mí ya no está!”
“Ehm…” le miró con recelo. “¿Recién te has dado cuenta?”
“¡No entiendes! ¡Él me mira feo y me ha tenido todas las clases preguntándome a mí mismo si me va a clavar una daga en la espalda! ¡De por sí sus ojos me dan miedo! ¡No sé por qué me mira así!”
“¿Qué le habrás hecho?” preguntó frustrado.
“¡Nada, en serio que nada! ¡¿Por qué tiene que ser así?!”
“Pues no sé, pero vamos, nos está esperando también. No le des más razones de que te odie o algo.”
“¡Que no le he dado razones!”
“Ya, está bien, esta vez yo me pasé, perdón,” admitió frustrado y se puso a pensar. “No lo conozco, pero pues, desde ya dijeron que ese chico no habla y parece que tiene una condición por lo que dijo la profesora. Habrá que ser pacientes con él.”
“Hmm tal vez…” Taikogane alzó su mirada, no del todo convencido.

Mientras tanto, Hyuuga estaba en el pasillo cerca del salón de clases y mirando por los ventanales al patio adjunto al edificio donde se podían ver varios estudiantes. Era acompañado por Shiro y Kuro. Los tres estaban en silencio y Hyuuga alternaba su atención entre los dos. Luego de darles un momento de observar al mundo de afuera, decidió tomar la palabra.

“Quisiera saber en qué estás pensando, Shiro,” admitió, sonriendo tranquilamente.
“…” Shiro le observó con curiosidad.
“Los pensamientos de Kuro también, por supuesto, pero esta es tu primera vez en un lugar como este, si no me equivoco,” se explicó. “Un lugar de estudios, con personas cercanas a nuestra edad, viviendo parte de su formación en un ambiente mayormente protegido.”
“…” Kuro también miró a Shiro, inmutado.
“…yo…” el pelinegro bajó su mirada brevemente y retornó su atención hacia fuera. Su expresión era seria y tranquila. “Estamos en otro lugar de Rizembool. Siendo sincero… no pensé que sería tan pacífico.”
“¿Quieres decir…?”
“Todos los que he visto hasta el momento son personas ordinarias. No hay Rebels en nuestro salón…” frunció el ceño y volvió a mirar al peligris. “Hyuuga-san, puedo hacer un recorrido. No creo que pueda averiguar mucho por mi cuenta, pero sería de utilidad.”
“Sólo llámame Hyuuga, y no, no hay necesidad que lo hagas,” este negó sin mutar su sonrisa. “De necesitar información así, podría conseguirla con facilidad. Es cierto que tú posees conocimiento inusual sobre Rizembool, pero como máximo me gustaría que me des tu parecer con respecto a mis decisiones. Kuro y tú están bajo mi cuidado. Sólo preocúpense en coexistir con los demás,” miró hacia el cielo, con un gesto esperanzador. “Y por sobre todo, no se sientan como extraños. Ustedes pertenecen a esta secundaria tanto como todos aquí.”
“Hyuuga…” Shiro se sorprendió.
“¡Sí! ¡Es cierto!” exclamó Sora, alegremente. El rubio probó sorprenderles un poco y de inmediato recibió sus miradas, lo cual le confundió. “¿Hoho~? ¿Les interrumpí? ¡Lo siento! Sora sabe que tiene que disculparse si hizo mal.”
“Eh, no te preocupes, Sora-kun. Nos sorprendiste, pero no es que estuvo mal. Más bien, es grato contar con tu presencia,” observó Hyuuga, cordialmente. “Debemos comenzar a adaptarnos a nuestro nuevo ambiente.”
“¡Por supuesto! ¡Por eso Sora y mis amigos les ayudaremos!” exclamó estirando sus brazos. Acto seguido, Sora se acercó a Shiro y le agarró de ambas manos.
“¿…?” Shiro le miró perdidamente.
“¡Todo está bien, Shiro-kun! Sora entiende,” afirmó con una amplia sonrisa. “Sora también es nuevo aquí. Sora siempre ha tenido sus problemas conociendo a otras personas y haciendo amigos, pero no tengas miedo. Ese color oscuro que te rodea,” negó. “No es necesario. Confía en mí. Quiero que nos conozcamos y que seamos amigos. ¿De acuerdo?”
“Eh…” el pelinegro miró a sus manos siendo sostenidas y se avergonzó un poco, pero volvió a mirar al rubio y sonrió tímidamente. “Sí… en verdad… eres muy amable, Sora-kun…”
“…” Hyuuga sonreía con calidez al ver al pelinegro expresar una sutil dicha en su expresión. Entonces fue su turno ya que Sora pasó a tomarle de ambas manos. “Oh…”
“¿De acuerdo, Hyuuga-kun?”
“Heh, de acuerdo, Sora-kun, con mucho gusto,” le contestó, sonriendo con torpeza.
“¡Igualmente!” finalmente, Sora fue donde Kuro para también tomarle de las manos. “¿De acuerdo, Kuro-kun?”
“…” curiosamente, esa acción del rubio hizo que Kuro saliera un poco de una especie de sueño despierto. Sus ojos denotaron un ligero asombro y por un instante pareció a punto de decir algo, pero ese momento terminó ya que llegaron Taikogane y Hakata.
“Ya pues, ya estoy aquí, terminemos con este paseo…” dijo el peliazul de mala gana.
“Oye, no seas así,” le reprochó Hakata, mirándole de reojo. “Sora andaba dándoles la bienvenida y conversando con ellos.”
“Sí, perdón, creo que ando con hambre…”
“…” Kuro le miró y volvió a fruncir el ceño con desaprobación.
“Eh…” Hakata de inmediato lo notó y sonrió rendido. Ahí estaba la explicación de su mirada. “Bueno, no te culpo,” murmuró por lo bajo.
“¡Detente ahí!” Sora levantó una palma a Taikogane justo frente de su rostro. “¡Tienes que sonreír! ¡Hay que tratar a la gente como quieres que te traten! ¡Senpai me ha enseñado eso!”
“Ahh, lo sé, lo sé, estoy siendo muy borde,” admitió el peliazul, quien se dio un par de palmadas en su rostro. Ello probó darle más energías y enderezó su postre. “¡Okay, ya estoy listo! Vamos de una vez. ¿Qué quieren ver?”
“Un descanso alcanza para los edificios de clases más importantes, así que concentrémonos en aquellos contemplados en nuestro horario de clases, por favor,” sugirió Hyuuga, con una mano en su mentón. “Ruego que terminemos pronto. Nos vendría bien darnos una corta merienda antes de nuestro próximo curso. Me sabría mal dejarte sin tu hora de comer, Sadamune-san.”
“Eh, claro, o sea, no dije eso de que tenía hambre seriamente. Sólo lo dije por decir,” admitió, sonriendo incómodo.
“¿En verdad?” Hyuuga se vio intrigado. “¿Será alguna expresión o modismo el cual desconozco?”
“N-nada de eso, eh…” Taikogane sonreía pero por dentro estaba frustrado y un tanto impaciente de que no captara que lo había dicho como arranque para expresar su desgano. “O-olvídalo. En marcha. Si sólo son esos edificios, terminaremos al toque.”

El grupo dio una vuelta por los edificios académicos del colegio, apenas ingresando a un par para ubicar salones adicionales a los que acudían pocas veces a la semana. Ni bien terminaron con el último lugar de interés, dieron apenas una vuelta por un trayecto donde se podía ver el área de educación física, camino a un kiosco donde se comprarían un ligero almuerzo.

“¡Pregunta!” Sora alzó su brazo. “Hyuuga-kun, ¿cómo así se conocen?”
“Es una buena pregunta, Sora-kun,” el dirigido asintió y sonrió con ligera perspicacia. “Los detalles son superfluos, pero Shiro y Kuro son mis protegidos. Son casi como familia para mí, por lo cual estoy a cargo de cuidar de ellos.”
“¿Cuidar de ellos? ¿En serio?” Taikogane se extrañó. “Tú también eres muy joven, ¿no?”
“Pese a mi edad, soy el presente líder de mi familia,” declaró con firmeza y naturalidad. “Por supuesto, mi deber sería imposible de llevar a cabo sin la ayuda de mis ayudantes y consejeros, pero sigo siendo aquel que lleva las riendas bajo mi nombre. Es por querer ser un líder y guardián responsable que he decidido ingresar a la escuela junto a ellos.”
“Wow, ¿en verdad?” Hakata se impresionó y se puso a pensar. “Hmm, para andar siendo el líder, según lo que sé de tu familia, debes haber tenido una educación especial.”
“Tienes razón, Hakata-kun. Por más que sea afiliado a Rizembool, no he tenido la oportunidad de estudiar en mi supuesta alma mater,” admitió, sonriendo incómodo. “Habré contado con algunos profesores y científicos de Rizembool como mis tutores personales, pero mis padres siempre consideraron que las enseñanzas del colegio eran ineficientes para mí.”
“¿Y acaso ellos están bien de que hayas elegido rebelarte y estudiar aquí ahora?” preguntó Taikogane, quien rápidamente lamentó la pregunta ya que todos a su alrededor tuvieron reacciones inmediatas. Shiro se espantó, Kuro le miró con mayor intensidad y tanto Sora como Hakata le dieron un codazo por lado. “¡Ah, ¿qué dije?!”
“¿Acaso no tienes sensibilidad alguna?” le cuestionó el Toushirou, con desapruebo.
“Tenemos que leer la atmósfera antes de hablar. Shisho siempre dice eso,” explicó Sora.
“Está bien, no teman tocar el tema. No es que sea tan fácil de deducir, descuiden,” Hyuuga sonrió torpemente. “Puede que mis padres fueran a desaprobar muchas de las decisiones que he tomado en su ausencia, Sadamune-san, más bien estoy seguro de ello, pero me resulta inevitable. He sido preparado toda mi vida para esta labor y fuera de la formación que ellos me dieron, debo ser honesto conmigo mismo y seguir con mis creencias y estándares. Es todo lo que me queda por hacer a partir de ahora,” miró hacia una cancha de atletismo a distancia. “Ellos ya no están, así que es mi turno de decidir qué hacer.”
“…” ello terminó por informar al peliazul aquello tan obvio que ni se molestó en pensar. “Tch, lo siento, no pensé que eras el líder porque tus padres… ¡ah!” se agarró los cabellos y los desbarató ofuscado. “¡Perdón, fue un grave error de mi parte! ¡En serio lo siento!”
“Ya dije que está bien, Sadamune-san. No te sientas mal, lo comprendo,” le aseguró amablemente. “Fue una gran pérdida para mi persona y algo por lo cual puedo lamentarme, pero ello no cambia la función que debo llevar a cabo en nombre de mi familia. De todos aquí, estoy seguro que tú lo entiendes.”
“¿Eh? ¿Entender qué?” se confundió.
“Mi familia es una antigua y con gran renombre, pero estoy consciente del poderío económico de los Sadamune a nivel global. En el aspecto monetario, ustedes son superiores a nosotros, así que también debes tener una debida preparación en caso de cualquier indeseable suceso.”
“Pues…” entrecerró sus ojos y desvió su mirada. “N-no, para nada…”
“Pero son unas de las familias más ricas del Japón. Entiendo que hasta llegan al mismo rubro que los Tenshouin. Es más…” llevó una mano a su mentón. “¿No son allegados entre ustedes?”
“Eh, ¿supongo? O sea, he visto al heredero un par de veces, pero son mis hermanos mayores quienes tratan con esa familia. Yo no sé ni pío de nada…” dio un cansado suspiro. “Creo que soy el Sadamune de adorno. Ni rindo importancia a esas cosas…”
“Ya veo…” Hyuuga le miró perplejo.
“Uhh, seguro que tenías una impresión incorrecta sobre mí siendo un joven de negocios o no sé. Puedes irte desilusionando desde ya.”
“No digas esas cosas, Sadamune-san,” el peligris disimuló una risita. “Cada familia tiene una manera distinta de manejarse. El propio valor de cada quien no se define por factores externos a quiénes son. No existen motivos por los cuales debamos juzgarte.”
“Eh, ajá, si tú lo dices…” apreciaba las palabras, pero Taikogane se estaba cansando de tratar con ese chico tan innecesariamente formal. No eran compatibles a simple vista. “Ehm, ¿podrías no llamarme Sadamune-san? Taikogane está bien…” desvió su mirada. “Sadamune-san es usualmente alguien a quien prefería no estar asociado…”
“Está bien, si así me lo pides, Taikogane-san,” Hyuuga asintió. “Ah, ya no nos falta mucho. Presumo que ese es el kiosco del que hablaron.”
“¡Sí! ¡Qué suerte, casi no hay gente!” exclamó Sora, contento. “¡Apurémonos!”
“Tsk…” Taikogane vio a los demás apurar el paso y renegó por lo bajo. “¿Por qué sólo yo soy llamado con ‘-san’?”

Al llegar al kiosco, pudieron pedir sin necesidad de hacer fila. Había la suficiente variedad entre almuerzos tradicionales y comida chatarra, aunque por la poca bebida de cortesía que venía con el menú, Sora se animó a invitarles bebidas de una máquina dispensadora.

“Ahh, todo se ve muy rico, provecho,” dijo Hakata, ni bien separó sus palitos.
“¡Provecho!” exclamó Taikogane, quien dio una gran mordida a la enorme hamburguesa que había pedido.

Los chicos ocuparon una mesa al aire libre bajo un techo semi-traslúcido. Sora estuvo por acompañar a sus amigos a comer, cuando notó algo al otro lado de la mesa. Ladeó su cabeza por ver tanto a Hyuuga como a Shiro perplejos con las latas de gaseosa frente a ellos. El peligris la había agarrado y la inspeccionaba de pies a cabeza, incluso la golpeaba con una uña como quien probaba el material del cual estaba hecha.

“Hoho~” se confundió casi tanto como ellos. Vio que Shiro miró a Kuro, quien a diferencia de los dos no había tenido problemas jalando el anillo de la lata para abrirla y tomar un sorbo. Luego de verlo, Shiro intentó jalar la suya, pero se veía inseguro de usar fuerza para hacerlo. Sora sonrió y se asomó hacia él. “¡Déjame enseñarte!”
“¿Enseñar?” preguntó Hakata, quien junto con Taikogane recién se dieron cuenta. “¿Eh? ¿Acaso nunca se habían topado con una lata previamente?”
“No puede ser,” Taikogane casi se indignó. “¡Hablamos de gaseosas! ¡No puede ser que se han perdido de las gaseosas! ¡N-no, olviden eso! ¡No puede ser que ni conozcan una lata de bebida!”
“Estoy consciente de la existencia de las gaseosas, aunque siendo sincero, nunca había tomado una,” se explicó Hyuuga, ahora acercando la lata a su oído en lo que tanteaba sacudirla ligeramente. “Efectivamente la bebida está adentro, pero me pregunto por qué será necesario emplear un empaque de aluminio junto con un gatillo para disponer del producto.”
“Oye, no puedes hablar en serio…” reclamó el peliazul, impaciente.
“Me expreso con honestidad, Taikogane-san,” contestó tranquilamente.
“Pero no es nada fuera de este mundo,” agarró su propia lata ya abierta e hizo el ademán de abrirla. “Sólo jala el anillo así y ya.”
“¿Así?” Hyuuga le hizo caso.
“¡E-espera!” Hakata se alarmó al haberle visto agitarla. Tal y como temió, ni bien la lata se abrió, el líquido salió volando y le baño el rostro.
“Eh…” Taikogane se quedó congelado por lo que acababa de causarle.
“¿Q-qué pasó?” preguntó Shiro, sorprendido. Hubo un silencio sepulcral con todos mirando al desafortunado peligris. Aquel era un buen momento para observarle perder su característica paciencia y ponerse de mal humor, pero no fue así. Ocurrió algo distinto.
“Pfff, ¡hahahaha!” Hyuuga comenzó a reírse con ganas. Dejó la lata sobre la mesa y llevó un brazo a su estómago en lo que procesaba lo que acababa de ocurrir. “¡¿Qué es esto?! ¡Hahaha, ¿en verdad a la gente joven le gustan bebidas tan peligrosas como estas?! ¡No puede ser!”
“Ehm, no que sean peligrosas… no siempre al menos…” dijo Taikogane, sonriendo nervioso. Él compartía la confusión de los demás por verle reaccionar así, pero para variar se llevó una buena impresión, ya que ese chico formal sí tenía un sentido del humor como para reírse de sí mismo.

Pasado ese percance, los chicos continuaron con ese almuerzo antes de la siguiente clase.


Era otro día más, y lo que para algunos sería una vida de logros y ensueño, para otros era parte de una demandante rutina. Reiji Kotobuki se encontraba terminando su aparición de guest star en un programa de radio, lugar que contaba con ventanales para que sus fans pudieran verlo en vivo.

“La idea de aparecer en otra película es algo muy intrigante,” comentó Reiji, alzando su mirada en modo soñador, con una simpática y juguetona sonrisa. “Han sido años desde la última, y en verdad que de todos mis trabajos, las películas son las más comprometedoras.”
“¿Cómo así, Kotobuki-san?” preguntó la entrevistadora.
“Quiero decir, es como si entrara a un nuevo mundo, a una aventura llena de otras personas tan inspiradas con quienes tengo que cooperar para darle a ese nuevo mundo un cierre. Tipo, como si fuera un héroe de isekai,” él dio un guiño y pasó su mano por sus cabellos a manera de arreglárselos y levantar su frente hacia arriba. “Dime, ¿te doy esa impresión?”
“Hahaha, no es una mala comparación,” la anfitriona se rió. “Pero sí te va. Creo que entre yo y las fans presentes hoy, podemos decir que además del look tienes la personalidad de un héroe de ese género de anime.”
“¿En verdad lo piensan? Haha, me hacen muy feliz~” Reiji celebró casi de manera infantil para entonces mandar un beso volado a través de la ventana. “Ah, pero en una nota más seria, un proyecto como una película, por la cantidad de actores, profesionales y el presupuesto termina convirtiéndose en parte de tu vida. Siempre es un desafío pero me ha encantado tomarlos. Claro, como variety idol soy más de apariciones públicas, aunque todavía no me rindo y espero a que me llamen para una película o serie de televisión de drama.”
“¿De drama?” preguntó sorprendida.
“Ay, no sé por qué siempre reaccionan así cuando lo digo,” dijo con un reproche juguetón e hizo ojitos. “¿Será que no tengo el look de un actor dramático?”
“Aquí entre nos me toca ser sincera y decirte que no. No dudo que lo puedas hacer, pero no va con la impresión global que tenemos de ti.”
“Aw, qué mala. Yo que había comenzado con mi carrera esperando actuar en obras de Shakespeare en algún momento.”
“¡Eso sí que son noticias!”
“¿No te lo había dicho? Ahh, será por eso que te sorprende.”
“Pero confío en ti, Kotobuki-san. Todos te deseamos lo mejor.”
“¿En serio?” le miró con leve desconfianza, casi como un niño resentido. “Si ya confesaste que no tengo ese look…”
“¡En serio en serio!” afirmó alegremente y miró al público al otro lado de las ventanas. “¿Verdad que sí, chicas? ¡Mira, todos te animan! ¡Tus fans esperan ver mucho más de ti!”
“¡Ahh, qué lindas todas!” el chico se levantó un instante para saludarlas con sus palmas. “¡Gracias, Reiji Kotobuki lo hará todo por ustedes! ¡Las quiero~!” les dio otro beso volado, esta vez con ambas manos.

La entrevista no tardó en terminar con una última pregunta relacionada a sus proyectos a futuro, a lo cual Reiji dijo que no podía compartir mucho aún, pero que en poco tiempo tendría un anuncio muy grande por hacer, y que lo esperaran con ansias. Luego de una cálida despedida con aquella entrevistadora a quien ya conocía muy bien, el idol salió a saludar a las fans que lo habían estado esperando para compartir un par de frases con cada una y darles autógrafos personalizados. Con su aparición pública, se despidió alegremente de sus admiradoras y regresó dentro del edificio.

Fue ahí que se topó con Ranmaru. El rockero le recriminó por tomarse de más en terminar y dejarle esperando, y luego de una simpática disculpa de Reiji, fueron en el Volkswagen del idol a almorzar, tal y como habían quedado.

Ambos eran estrellas con una larga carrera profesional y la suficiente notoriedad como para ser reconocidos a donde fueran. Al pertenecer a la misma agencia y haber iniciado casi al mismo tiempo, los dos estaban bastante familiarizados entre ellos por más que solían trabajar en áreas muy distintas en el mundo del espectáculo. Ranmaru era casi una leyenda viviente del rock a pesar de su joven edad y estaba enfocado en componer sus propias canciones, hacer colaboraciones con otros músicos o participar de conciertos y programas en vivo relacionados a su fuerte. Por otro lado, Reiji era una estrella de la televisión, habiendo tenido su propio segmento de radio el cual a veces retomaba e incluso oportunidades de ser el anfitrión de eventos de la farándula a gran escala, sin mencionar sus múltiples apariciones como invitado y algunas oportunidades de actuación. Por la experiencia y versatilidad de los dos, había ocasiones en las cuales salían de sus zonas de confort y tomaban trabajos en el área del otro. Era por esas oportunidades que Reiji había podido conocer mejor a Ranmaru, sea para buscar su ayuda o viceversa, y apreciaba mucho tener a alguien de su mismo nivel con quien conversar, por más que el otro solía preferir apartarse de él.

“¡Ran-Ran, lo prometido es deuda! ¡Escoge lo que quieras del menú!” exclamó Reiji sonriendo satisfecho ni bien llegaron al restaurante. “Había pensado en invitarte un Kotobuki bento de la mejor calidad, pero recordé que te gustaba la carne así que te traje para acá.”
“Más te valía,” dijo malhumorado y revisando el menú con desinterés, como quien esperaba que ese panfleto le sorprendiera. “Hm, no es un mal restaurante para comer carne, lo reconoceré.”
“¡Hehe~! Yo sé que no, si me aseguré de confirmarlo.”
“Aunque tampoco es de los mejores, pero ya, como vas a pagar no me quejaré.”
“Hmm, y aun así te quejaste antes de decir que no lo harías, bien pensado,” Reiji sonrió con perspicacia. “Lo tenías fríamente calculado, Ran-Ran.”
“¿Eh? ¿Qué insinúas?” alzó una ceja.
“¡Nada!” exclamó alegremente. “Vamos, Ran-Ran, sólo me divertía un poco. Y ya que fuiste a la radio a esperarme, seguro tú también has tenido la oportunidad de encontrarte con algún fan. Espero que hayas estado entretenido en lo que terminaba.”
“No me lo recuerdes, yo que prefiero pasar desapercibido…” rodó los ojos. “Pero cada vez es más difícil. Tampoco soy de tu tipo teatrero que vive de llamarle la atención a todos. Un par de chicas me pidieron autógrafo y cuando pensé que dentro del edificio estaría libre, vino un trabajador de la misma radio que intentó hablar conmigo. Tch…” frunció el ceño, con fastidio. “Menos mal llegó otro del lugar a llevárselo antes de perder la paciencia.”
“Ahh, suena a que eres exigente con tu público,” observó sonriendo aunque un poco frustrado.
“Más bien quisiera que la gente fuera razonable y no me fastidiara. No que les pertenezca. Sólo me molestaría hablar con alguien que también fuera músico y rockero y tuviera los mismos intereses que yo,”  miró al otro con impaciencia. “¿Acaso es mucho pedir?”
“Creo que nuestra profesión implica que a veces estemos más al pendiente de los demás de lo que quisiéramos, Ran-Ran,” opinó Reiji, de buenos ánimos. Sonrió ampliamente y abrió sus palmas en un intento de animarle. “No te duele agradecerle un poco a esas fans que hacen de tus logros realidad~”
“Payaso…” murmuró fastidiado. “Justo lo que dije. Prefiero hablar con gente más afín a mí, así que apuremos esto. Dijiste que tenías algo que decirme. ¿Y bien? ¿De qué se trata?”
“Aw, tan impaciente~ y yo que estoy feliz de hablar contigo~” hizo un puchero y ojitos tristes. “¡Ran-Ran malo!”
“Tch, no me pruebes, imbécil…” sintió un tic en la ceja.
“Hehe, al menos imagino que tu hambre de carne y mi consideración de invitarte te harán quedarte hasta el final, por lo cual no tengo problemas de conversarlo contigo desde ya,” observó, sonriendo gustosamente y terminando con su previo acto. “Como sabes, a diferencia del cool y distante Ranmaru Kurosaki que aclama respeto entre los músicos, yo soy el alma de la fiesta y amo de acercarme a los demás. Por eso me llevo de maravilla con todo el personal de la agencia y me quedo conversando largos ratos con las secretarias.”
“Ajá, ¿y tenías que invitarme carne para decirme eso? Suenas ególatra.”
“Oye, todavía ando en el preámbulo, sé paciente,” le pidió con amabilidad. “Lo que sucede es que por eso suelo enterarme de muchos chismes y secretos de cosas por venir, y para variar, escuché algo que nos concierne a los dos. En un inicio pensé que se habían equivocado al decirme, pero no, tal parece que va a ocurrir.”
“¿De qué hablas?” preguntó con desgano.
“Dime, Ran-Ran, hasta para un rockstar como tú, es evidente que los idols están en cuesta para arriba en popularidad, ¿verdad? Los vemos en todos los medios, desde los convencionales como la televisión, hasta los más recientes como las redes sociales. Hasta tienen gran presencia en los juegos de gacha.”
“Sí, obvio…” se encogió de hombros. “Bien por ti porque eres una especie de idol, pero mientras haya personas que aprecien el rock, no podría importarme menos.”
“Un variety idol no es el mejor encaje en la fórmula de ahora, aunque los singles que he sacado sí estuvieron orientados en la definición más global de lo que un idol es para el público. Aunque, ya, yendo al punto…” Reiji le apuntó. “¿Qué me dirías si la agencia comenzara con un ambicioso nuevo proyecto en el cual los dos cooperaríamos para formar un grupo de idols?”
“¿Qué dices?” ello probó deshacer el desinterés y aburrimiento generalizado de Ranmaru, quien abrió sus ojos con una sorpresa que rápidamente se cambió por indignación. “¿Estás mal de la cabeza? ¿Acaso me ves como uno de esos fresitas?”
“Ran-Ran, no digas fresitas,” le pidió juntando sus palmas. “Suenas chapado a la antigua.”
“Tch, no me lances rodeos, Reiji. ¿Hablas en serio? ¿Y por qué demonios tendríamos que trabajar en eso? ¿Acaso tú estás bien tirando tu horario al tacho por algo así?”
“Espera, espera, no te precipites,” levantó sus manos para apaciguarlo. “Puede que haya este proyecto, pero no lo va a ser todo para nosotros. Una secretaria me aseguró que seguiríamos con nuestros trabajos como solistas. Es sólo algo más que hacer y experimental, nada más.”
“A ver…” el peligris se ofuscó y llevó una mano a su frente para descansar su mente de aquellas noticias. “Por un momento me diste un tremendo susto. Saber que sólo es algo paralelo me alivia. Igual…” negó y volvió a dirigírsele. “¿A quién se le ha ocurrido que tenernos como uno de esos grupos de idols de niños más jóvenes que nosotros sea una buena idea?”
“Hasta veteranos como nosotros tenemos que modernizarnos a veces, ¿no crees? No me parece tan malo a mi parecer,” opinó tranquilo y quizás hasta con ánimos. “Haha, te admito que cuando oí el chisme también me preocupé, aunque más por temer que me asignarían idols nuevos y distintos a mí, como si tuviera que trabajar a la par con mis kouhais en un mismo grupo. Más bien, si tengo que hacer algo como esto, no me opongo trabajar contigo, Ran-Ran. ¿No piensas igual? ¿No le ves potencial?”
“Tsk, no digas tonterías. Eso de modernizarse para un rockstar como yo equivaldría a vender mi estilo musical e imagen por tratar de copiar a otros, lo cual condeno hasta el infinito,” desvió su mirada y enseñó algo de incomodidad. “Y pues, no me sorprendería que termine por decepcionar a más de uno de mis propios fans.”
“Está bien, está bien, digo que es un proyecto experimental porque en Shining todavía lo están ideando y quieren asegurarse de no entrometerse en nuestros caminos y carreras. Bueno, yo sólo te aviso. Ni yo tendría que saberlo, pero creo que es bueno que al menos lo veas venir.”
“Más que sentarme a verlo venir, no creas que me quedaré de brazos cruzados,” frunció el ceño.
“¡Ah, e-espera! ¡No causes un revuelo o nos meterás a los dos en problemas!” se asustó.
“No me lloriquees.”
“Para variar no te estoy lloriqueando. En verdad temería que te metas con la persona equivocada,” dijo sonriendo cansado. “Ten un poco más de fe en Shining. No dudo que estén haciendo los estudios necesarios para garantizar un proyecto fructuoso, sobre todo si tienen a dos de sus profesionales más remunerados en el mismo. No te opongas tan abiertamente.”
“…” alzó su mirada y lo meditó un poco, para encogerse de hombros. “Ya, pasada la sorpresa, veo por qué algo como esto sería planeado. Podría ir bien y se ve que esperan mucho de nosotros. Al menos puedo sacar algo de experiencia útil.”
“¡Sí, ese es el espíritu!”
“Pero si yo tengo algo que ver con otro grupito de idols que agrupan por las razones más triviales, quiero al menos tener algo que decir,” afirmó decidido e indignado. “Tendré un contrato con Shining, pero demando que me consulten cuando mi imagen esté en juego. Tengo entendido que es parte del trato.”
“Tal vez todavía andan terminando la propuesta inicial. No te apresures tanto,” le pidió algo nervioso. “Las pobres secretarias te tienen un poco de miedo. No las asustes.”
“No digas tonterías, el trabajo es trabajo, y me lo tomo muy en serio,” apoyó sus codos sobre la mesa y entrelazó sus dedos en lo que meditaba. Apenas notó de reojo cómo una mesera del restaurante había querido acercárseles para tomarles la orden, pero esta pareció intimidarse y se marchó hacia otra mesa. Al notarlo, Ranmaru se extrañó y miró a esa pobre mesera con incomprensión, para resoplar frustrado.
“Bueno, no te sientas mal, no es que hayas querido asustarle,” dijo Reiji, sonriendo apenado. “Este trabajo te ayudará a mostrar un rostro menos intimidante.”
“No es que no pueda hacerlo frente a las cámaras, no me menosprecies,” contestó bruscamente, esperando dejar ese asunto de lado. “Como sea, cuando dices grupo de idols, asumo que seríamos más que nosotros dos. ¿Quiénes son los otros?”
“Ah, sí, un buen punto de tocar,” asintió. “No sé el nombre de uno de ellos, pero es un idol de un país del norte de Europa y conocido por ese continente.”
“¿En serio?” se sorprendió. “¿Y qué hace un extranjero por aquí?”
“No lo sé, también creo que todavía no llega, pero que yo sepa, ya hizo su trato con Shining, así que deberíamos verlo por la agencia en un futuro cercano,” comprimió sus puños con emoción. “¡Ya no puedo esperar, suena interesante!”
“Más bien creo que intentan armar a un grupo lleno de raros y opuestos,” observó incrédulo. “Seremos todo un freakshow.”
“¡Sé más positivo, Ran-Ran! ¡Si Shining anda tan metido en esta idea es porque se trata de un proyecto muy ambicioso y único! Y bueno, el otro sí es un idol ya en nuestro medio, pero a decir verdad, es más joven que nosotros. Aunque, si no me equivoco, ha estado produciendo canciones muy populares últimamente, por lo cual en eso nos podría ayudar un montón.”
“¿Quién es esa persona?”
“A ver, aquí tengo una foto de él,” Reiji sacó su celular y al encontrarlo, le mostró la pantalla. “Míralo. ¿No se ve adorable?”
“…” Ranmaru se sorprendió de sobremanera al ver una foto de Ai en alguna aparición en público. Su comentario de un ‘freakshow’ le regresó a la mente, aunque no bastaba para describir las circunstancias. En verdad, como Reiji le había informado, ese proyecto era experimental, en todo sentido de esa palabra. “Ese chico…”
“¿Ran-Ran?” le miró con curiosidad. “¿Qué te pasa? ¿Lo conoces de antes?”
“Pues…” desvió su mirada, inconforme. Pese a la voluntad de Reiji de mantenerle informado, no podía decirle la verdad. Él no sabía nada sobre Rizembool y sólo le tocaba mantener silencio hasta que fuera a conversarlo con ese ‘Ai’ en persona. “Nada… es como dices. Es muy joven, puede que sea un kouhai al que apoyar.”
“Aw, habré dicho eso, pero si resulta tan bueno sintonizando con los fans más jóvenes y enseñándonos algo, va a ser muy provechoso,” asintió con energías. “Y si él nos necesita, le demostraré que puedo ser un buen senpai para él,” volvió a hacer puños y sonrió con determinación. “¡Reiji-niisan al rescate!”
“De nuevo diciendo tonterías,” negó frustrado. “Pero ya, llama a alguien a que nos atienda. Te harán más caso a ti.”
“Ya no te sientas mal por eso, Ran-Ran. No siempre tenemos nuestros mejores rostros.”
“Que no me siento mal por eso,” se amargó.
“¡Mesera, una consulta!” exclamó el pelimarrón, alzando un brazo.

El almuerzo siguió y Reiji continuó divagando sobre los tipos de trabajos que podrían terminar haciendo si ese futuro cuarteto se concretaba. Sus ánimos e ideas ofuscaban al otro, a quien le tomaría más tiempo acostumbrarse.

El proyecto se volvería oficial dentro de poco y, como Ranmaru se imaginaba, se saldría de las expectativas de todos de maneras todavía inesperadas.



Llegó el fin de clases del día y los chicos de la secundaria de Rizembool estaban saliendo del campus. Hyuuga ubicó la limosina que le llevaría de regreso junto con Shiro y Kuro, y antes de ingresar, decidió despedirse de los demás.

“Entiendo que están camino a la universidad de Rizembool,” observó meditativo.
“¡Claro que sí! ¡Hoy me encontraré con Micchan ahí!” exclamó Taikogane, sonriendo.
“Ah, cierto, ese amigo del cual me comentaste durante el almuerzo…”
“¡Voy a encontrarme con shisho y senpai!” reportó Sora, alegremente. “Sora tiene todavía mucho que aprender de los dos para ser un idol a futuro.”
“Sí,” Shiro asintió. “Ehm, muchos ánimos con la práctica, Sora-kun.”
“¡Haha! ¡Muchas gracias!” asintió. “¡Un día tenemos que ir juntos, Shiro-kun!”
“Eh, pues…” miró perdidamente a un costado.
“¡Estará bien! ¡Será divertido si vamos todos! ¡Te lo prometo!”
“Pienso lo mismo, tendría que hacer un espacio en mi horario,” Hyuuga asintió y miró a Hakata. “¿También tienes planes por allá?”
“Hoy es sólo encontrarme con mis hermanos para regresar, pero te haré saber que tres días a la semana asisto a clases en la universidad,” declaró sonriendo con orgullo. “Estoy adelantando algunos cursos para comenzar el próximo semestre arrasando.”
“Efectivamente, eres muy inteligente, Hakata-kun,” observó gustosamente.
“Hm, supongo que mi apariencia lo delata,” dijo, aunque el Toushirou parecía comprender que el otro lo dijo por algún otro motivo.
“Nos vemos, les agradezco nuevamente por un día tan placentero,” dijo Hyuuga, haciendo una reverencia.
“Sí, muchas gracias,” dijo Shiro tímidamente, asintiendo.
“Me divertí mucho en el almuerzo, aunque siendo honesto, tendré que acostumbrarme a ese peculiar sabor de la gaseosa,” dijo el peligris, sonriendo con torpeza. “Creo que la impresión al abrirla fue lo más productivo para mi persona.”
“Eh, supongo que para alguien que no ha tomado gaseosa antes tomaría tiempo en acostumbrarse,” dijo Taikogane. “Y pues, perdón por decirte que la abras sin pensar dos veces. Te causé ese accidente…”
“Haha, no lo menciones. No tuve problemas consiguiendo una muda de ropa,” se acercó a la limosina y el chofer abrió la puerta para que entre. “Vayan con cuidado.”

Luego de la despedida, la limosina partió y los otros tres comenzaron su usual caminata hacia la universidad.

“Ahh, ya nos estamos acostumbrando a su formalidad,” Taikogane se sacudió los cabellos, exasperado. “¿Qué clase de estudiantes de secundaria somos si nos andamos despidiendo con tanta etiqueta y frente a una limosina? Ihhhh,” sintió escalofríos.
“No es para tanto,” Hakata rodó los ojos.
“Son buenas personas,” Sora asintió, alegremente. “¡No puedo esperar para verlos el lunes!”
“Es verdad, tú de inmediato te ofreciste para ayudar a Shiro-kun,” observó Hakata. “¿Cómo así te animaste a hacerlo?”
“Es que su color, lo conozco muy bien,” Sora asintió y miró al cielo. “Cómo lo explico… es un color triste… hm, creo que Shiro-kun tiene mucho miedo. Este miedo es algo que yo también he sentido, así que lo entiendo…” asintió y miró a Hakata, sonriente. “Por eso quiero enseñarle que no tiene que tener miedo, que todo está bien. Por favor, hay que hacerlo, Hakata.”
“Eh… sí…” se perdió por ese comentario y lo pensó. “No soy muy bueno con esas cosas, pero haré lo que pueda.”
“Ese chico con las justas habló, pero se ve como buena gente. Creo que nos llevaremos bien,” dijo el peliazul.
“¡Sí, de todos modos!” exclamó Sora.
“Al menos no se hace el interesante como Hyuuga.”
“No es que se haga el interesante. Ahh…” Hakata dio un suspiro. “Se nota que ha tenido una formación muy distinta. Él mismo lo dijo. Y ser el líder de su familia es un gran peso. Yo ni puedo imaginarlo.”
“Pero sí actuaba muy formal. Dudo que su familia sea tan distinta a otras. Creo que los tres también somos adinerados y nos considero bastante normales,” Taikogane lo pensó y frunció el ceño. Sí pensaba que Sora también era peculiar, pero al menos no de la manera extremadamente formal y frustrante del otro.
“Él ya dijo que no juzgaría a nadie, así que tú tampoco lo hagas, pero en fin…” Hakata se encogió de hombros y decidió ahorrarse la palabrería. “No me sorprende que no lo sepas, pero los Masamune son una familia ancestral. En particular, son reconocidos desde hace siglos como una de las tres familias más aclamadas al hacer katanas y armamento de guerra. Esto ha llegado hasta el presente y ahora son la familia del Japón más modernizada en esa misma área, capaces de diseñar los instrumentos y vehículos bélicos más desarrollados, al igual de capacitar y educar a los técnicos y operadores de las mismas. Entiendo que ellos invierten gran parte de su capital en investigaciones y sus invenciones están presentes por todas partes del mundo.”
“¡¿Qué cosa?!” Taikogane se quedó en shock.
“Ohh, eso lo explica,” Sora abrió sus ojos ampliamente y asintió. “Por eso Hyuuga-kun llamó al abridor de lata como gatillo.”
“Haha, buen punto,” Hakata rió un poco. “Debe haberse quedado muy sorprendido de que la gente promedio ande tomando bebidas de granadas. Yo también me habría reído así en su lugar.”
“¡N-no, esperen!” el peliazul alzó sus palmas, aterrado. “¡¿Me están diciendo que somos amigos de los malos?!”
“¿M-malos?” el Toushirou le miró con reproche.
“¿Cómo así?” preguntó Sora, con curiosidad.
“¡Si la profesora dijo que era allegado a Rizembool y todo! ¡O sea es muy posible que ayude con investigaciones para dar poderes y armas a los Rebels! ¡Tiene todo el sentido del mundo!” se abrazó a sí mismo en medio de su ataque de histeria (?). “¡Y ni hablamos de algún viejo malvado y aburrido! ¡Es un niño menor que yo con muchas de sus creaciones por distintas partes del mundo! ¡Podría tener un botón en su escritorio que si presiona destruiría hasta ciudades! ¡Tiene demasiado poder! ¡Necesitan darle un nerf ya, es muy peligroso!”
“Pero no es un personaje de videojuego…” Sora ladeó su cabeza.
“Ahh, no sé qué decirte sobre su afiliación con Rizembool, pero fuera de eso, todo lo relacionado a tecnología y tácticas de guerra es muy serio y tratado con responsabilidad. No hay forma que fuera a tener el poder que dices. No sobreactúes, Taikogane,” le miró impaciente. “¿Y no eras tú quien antes de conocerlo andaba diciendo que los Rebels son cool?”
“¡E-eso es muy distinto!”
“Sólo sigamos caminando,” dio un pesado suspiro. “Al menos tienes todo el fin de semana para que se pase ese pensamiento.”
“P-pero…” seguía algo inseguro.
“No te preocupes,” Sora asintió, sonriente. “Son buenos, te lo aseguro.”
“Espero…” se rindió y continuó el camino.



“Este primer día ha sido tranquilo,” observó Hyuuga, mientras los tres estaban dentro de la limosina. El peligris se mostraba satisfecho con los resultados. “Tengo que admitir que temía cometer una ligereza al introducirles a ese ambiente. No obstante, presumo que podemos confiar en nuestros compañeros de clase.”
“No tienes que temer tanto, Hyuuga…” Shiro negó y bajó su mirada. “Ya has hecho mucho por nosotros…”
“Aquel no sería un motivo válido para no preocuparme por ustedes o por quien sea. Aun así, gracias por tu atención hacia mí, Shiro,” asintió y sonrió un poco, para mirar a sus acompañantes. “Los tres estamos unidos en esto. Y descuiden, prometo que sus vidas sólo mejorarán a partir de ahora. Cuentan con mi protección.”
“…” Kuro miraba al piso. Estuvo a punto de asentir, cuando Shiro habló.
“No es justo, Hyuuga.”
“Shiro…” el peligris le miró atentamente, algo sorprendido.
“Dices que estamos unidos, pero seguimos en posiciones y roles muy distintos,” observó el pelinegro, mirando hacia el frente. “Eres nuestro protector. Tú has decidido resguardarnos, así que… si en algún momento fuera a ocurrir una situación de emergencia, una que demandara tu responsabilidad a nosotros y a tu familia, ya no seríamos esa unión que dices que somos…” cerró sus ojos. “Tú sólo lo dices para calmarnos, pero no me puedes mentir. Lo sabes bien, Hyuuga. Nadie puede mentirme.”
“…”
“Yo… no quiero dejarte solo…” abrió sus ojos tristes y llevó una mano a su pecho. “Sé que nunca dejaré de tener mi vida afectada por la guerra, que pretender ayudarte sólo me hará más vulnerable… que seguramente no hay nada que yo pueda hacer… pero… tampoco quiero que me resguarden sin poder ayudar de vuelta, o que otros se metan en problemas por mi culpa.”
“Shiro, resiento lo que dices,” Hyuuga frunció el ceño. “No permitiré que te responsabilices en lo más mínimo del pasado.”
“Sólo…” Shiro agachó su cabeza y entrecerró sus ojos. Parecía estar a punto de llorar. “…quiero que estés bien, Hyuuga…”
“Eh…” ello le congeló y se apenó. “He sido duro contigo. Lo lamento.”
“…” el pelinegro negó. “Sé que lo haces porque te preocupas por mí…” entonces, levantó su mirada al notar que Kuro le había abrazado el brazo.
“Shiro…” Kuro finalmente habló con una voz lenta, rasposa y muy grave. Él negó.
“…” su amigo asintió. “No quieres que llore. Sí, lo siento, Kuro…” le miró y sonrió un poco. “Estoy bien, no fue nada.”

Siguió un corto silencio. Shiro miró a Hyuuga y le vio pensativo, con una mano en su mentón. Su semblante era inmutable, pero percibía un vacío e incertidumbre en su interior. Pese a no conocerlo por mucho, ese sentimiento interior era casi una huella digital. Lo portaba consigo todo el tiempo y aun así se mantenía firme y listo a tomar sabias decisiones. Le resultaba un misterio. Le era incomprensible.

Había sentido y visto a tantas personas con sentimientos parecidos quebrarse frente a sí, pero él seguía de pie, más seguro e íntegro que los demás…

“¿Qué puedo decir?” preguntó el peligris al aire.
“…” Shiro esperó. El líder de los Masamune estaba a punto de sonreír con tranquilidad, tal vez hacer un sutil ademán de guardar una discreta risa, y mirarle de reojo con ojos comprensivos. Sí, fue tal cual.
“Heh, no puedo ocultarte lo que llevo dentro. Tengo que aprender a obviar pleitesías contigo,” comentó con calma y leve gracia. “Lo que dices es verdad. En el fondo, soy el líder de los Masamune. Ustedes dos son seres por quienes me preocupo, y ahora que hice los papeles para que sean parte de mi familia y mi nombre, son mis protegidos. Pretendo que seamos una unidad a menos que ocurra una situación la cual considere únicamente mi responsabilidad,” miró hacia la ventana y borró su sonrisa, ensimismándose. “Pretendo llevarme bien con todos en la secundaria, quizás entablar buenas relaciones con algunos, pero nunca buscaría involucrar a nadie en mis asuntos. Estoy preparado a establecer barreras y límites con los demás. Entiendo bien que soy distinto que la mayoría. Lo he comprendido muchas veces…”
“Hyuuga…” Shiro bajó su mirada, estresado.
“Dicho eso…”
“…” el vacío se aligeró apenas un poco.
“Sigo siendo un niño con mucho por aprender, y ahora que he conocido a dos personas que me acompañarán, por más que esté reacio a cambiar los puntos de vista de mis progenitores, sí estoy dispuesto a oír lo que tienen que decirme. Puede que sea bueno para mí, y para ustedes,” admitió con humildad. “Ya he comenzado a tomar decisiones distintas a las de mis padres. Los tiempos cambiarán, el rumbo de mi familia puede que sea distinto y yo debo ser la persona indicada para hacerlo funcionar de todas maneras…” asintió. “Sé paciente conmigo. Te admitiré que hay mucho que no sé y que todavía no tengo decidido. Espero poder llegar a tomar una decisión que sea la mejor para todos, y ojalá sea algo que también te dé alivio y comprensión. La necesitas.”
“Tienes demasiado de lo cual encargarte todo el tiempo. Yo… espero no ser otra carga más para ti,” dijo, cabizbajo.
“Por el contrario. Contar con ustedes dos ha abierto mis ojos,” admitió Hyuuga, amablemente. “Soy un niño con una visión limitada y mucho por entender. Quiero oír lo que tienes que decir. Quiero también ver más allá que mis predecesores. Una persona privilegiada en mi posición con frecuencia puede perder el contacto con la realidad y ser ciega a las necesidades más básicas de otras personas. He decidido venir a este colegio para aprender de Rizembool, pero también de su ecosistema y absorber la mayor cantidad de información posible. También cometí el ligero atrevimiento de darles una pequeña libertad para estudiar junto a mí. Vivir en sociedad es algo que todos necesitamos, por más que temía ser imprudente. Aunque…” ensanchó su sonrisa. “Fui sorprendido. Sora-kun parece haber visto a través de ti, Shiro.”
“S-sí, eso creo,” asintió un tanto sorprendido. “Él parece poder conectar con otros a su manera.”
“Es algo en lo que se parecen. Has encontrado a alguien como tú.”
“Puede ser…” Shiro desvió su mirada y sonrió un poco. “Es… reconfortante…”
“Lo es, realmente que lo es…” Hyuuga sonrió con leve añoranza. Encontrar a alguien semejante… no evitó pensar en su breve reunión con el líder de los Solidor. Por más que no estuvieran conectados y vivieran vidas partes, había sido agradable.
“Yo…” Kuro volvió a hablar y recibió la mirada de los dos. “…soy un problema para ustedes… soy… un peligro…”
“No lo eres, Kuro. Soy responsable, como bien lo saben, y me aseguré de corroborar el hecho que tú no presentas peligro para nadie en situaciones normales. Confía en mí,” afirmó el peligris, decidido. “Más bien, nos ayudarás a estudiar, ¿verdad? Eres muy inteligente.”
“…” este desvió su mirada.
“Ehm, y Kuro…” Shiro juntó sus palmas. “Taikogane-san es inocente. No te dejes llevar por su comportamiento,” asintió. “Lo puedo sentir. Es una buena persona.”
“Sí parece que le has agarrado leve antipatía,” Hyuuga lo pensó un poco.
“…” Kuro frunció el ceño. “Son muy pacientes… él pensará que somos villanos…”
“No sé por qué sacaría dicha conclusión, haha,” Hyuuga rió con torpeza. “Y aun así, no hay que preocuparnos por impresiones infundadas. No lo pienses mucho. Es recién el comienzo.”
“Lo es… eso espero…” Shiro llevó sus manos al pecho. “Espero… realmente espero… que las cosas continúen así.”
“Que así sea,” Hyuuga asintió. Veía de nuevo esperanza en el chico. Era un alivio.

La limosina siguió con su camino. Fue el primer día, el primer paso y les esperaba mucho por delante.


Kana

Segundo día
EDIT: lo narré mejor porque estaba muy a lo loco.

Seguramente sólo a un desquiciado se le ocurriría probar suerte tentando al destino del modo que él lo estaba haciendo.

Kaworu Nagisa no era ningún desquiciado, pero sí era un sujeto de una idiosincrasia y un pensar bastante peculiar y, por, sobre todo, alguien cuyas acciones nunca eran predecibles ni siquiera para los que podrían decir que lo "conocían" un poco más.

¿Qué tenía en mente? No estaba claro el significado de sus acciones y si estas eran positivas o negativas para la, indirectamente, involucrada persona de la que se amparaba su aventura. Podría ser que la estuviera ayudando, o, tal vez, podría ser que la estuviera estudiando.

Era todo un misterio.

Sus extravagantes actos lo llevaban hoy en día a asistir al campamento de Keys haciéndose pasar por el Key de una de las pocas HiMEs que todavía no tenía uno.

Según entendía Kana Nakiri no tenía Key y su ex Key rechazó participar del campamento que se disponía a preparar a los Key. Si algo sabía de los Nakiri, era que son una familia que no les gusta perder ni demostrar debilidad ante nadie, más que claro le quedaba con los años de conocer a los mellizos Mahiro y Erina Nakiri.
Kana podía ser una excepción a la regla y no preocuparse de esas cosas, pero sabía que muy en el fondo le frustraba ser de las pocas HiMEs que no podía cumplirse a Hanasaki y presentar a un Key para entrenar.

Ella no lo sabía, pero aquella tarde hace meses atrás cuando la peliplateada y el Lancaster discutieron en una librería sobre la no asistencia del último en el campamento Key, Kaworu estaba lo suficientemente cerca para escuchar su discusión discreta y lo suficientemente lejos para mantener su presencia en el anonimato.

Kaworu pensó que un lindo gesto de su parte hacia Nakiri sería asistir a ese campamento en lugar de su ex Key a quien la joven intentaba forzar contra su voluntad. Sabía que Nakiri se encontraba en el extranjero muy alejada de las preocupaciones de Hanasaki y sin tener idea que un individuo se había presentado en el campamento como su posible Key.

Tenía tiempo para formular un argumento del por qué de su presencia en el campamento Key.

Realmente no tuvo grandes problemas en lograr infiltrarse con la gente de Hanasaki y eso fue demasiado cómico para el peligris considerando que fue, a lo menos, Rebel en dos oportunidades anteriores.

Sin embargo, se podría decir que el problema más significativo era el más mínimo de todos.

“¿¡Kaworu-chan que haces aquí!?”

Encontrarse un particular conocido.

A Nagisa todavía le producía una risita pequeña recordar la expresión de Tooru Oikawa cuando lo vio sentado a su lado en el bus de traslado. Le tuvo que explicar su espectacular idea y, aunque el deportista no se convencía de que el peligris estuviera haciendo algo muy sensato, apoyó su intención y juró guardar su secreto.

En el primer día en el campamento su único gran reto fue que le creyeran que era un posible Key para esa HiME. Afortunadamente todo su pasado como Rebel era información ultra confidencial y el buen Minato Arisato habría hackeado los sistemas -acompañado de una temporal identidad falsa- para que no apareciera ese tipo de detalles en su expediente personal.

Demostrar poderes u otras capacidades no fue posible puesto que ya no era Rebel para, al menos, hacer una demostración sutil con estos poderes. Pero sí se tuvo que valer de su destreza física en el combate cuerpo a cuerpo y dominio de armas y artes de kendo que, afortunadamente, estaban a un gran nivel.
Todos esos años siendo compañero de práctica del destacado y honrado Mahiro Nakiri (y el hecho de que este le prohibía que renunciara a la asociación de Kendo) lograban salvarlo de situaciones como la presente.

El gran reto llegó en el segundo día de entrenamiento. No precisamente porque Kaworu tuviera dificultades en pasar las pruebas, para él fue muy sencillo atravesar el gran bosque e ir derrotando todos los obstáculos.

El gran problema era otro.

—¡Kaworu-chan, el bebé! — gritó desesperado Oikawa, con una fatal expresión en su rostro mientras veía que el bebé que debía cuidar Kaworu era arrastrado por la fuerza del agua del rio. Esto debido a un descuido del peligris.
—Ops. —

En aquel pequeño fragmento de tiempo, Kaworu había llegado hasta un río cercano y optó por beber un poco de agua y relajarse, aprovechando lo muy aventajado que iba. Momentos después y por cosa de coincidencia, Oikawa llegó al mismo punto y antes de que pudiera platicar con él, el bebé a su cargo pareció caer a las aguas del río. 

Kaworu se había olvivado por completo sobre el detalle de que debía cuidar de un bebé.

Notoriamente, tenía muchas capacidades físicas y mentales, siendo muy inteligente en todo momento, pero carecía de sentido de paternidad y responsabilidad hacia otro más vulnerable.

—“¿Ops?” ¡Kaworu-chan, esto no es como las ocasiones en que chocas los vehículos de Chrom-chan y casi nos matas a todos! ¡La vida de un bebé está en riesgo!
—Mh, ¿pero esos bebés serán de verdad? Tal vez sea sólo una ilusión de Hanasaki. Despreocúpate, volverá a nosotros. Además, parece que sabe nadar… o al menos flota. — precisamente a Kaworu se le ocurría reflexionar y filosofiar sobre la existencia de ese bebé y sus capacidades.
—¡Pero es un bebé al fin y al cabo! ¿Qué tal si es real? Cargaras de por vida con la culpa de haber perdido a tu bebé.— Oikawa, desesperado, estaba a punto de lanzarse al río para rescatar a ese bebé que iba cuesta abajo pero tampoco podía dejarle el suyo a Kaworu porque quizá terminaba del mismo modo. Kaworu era una persona brillante y admiraba muchas facetas de su amigo, pero, sin duda, la empatía no era su punto fuerte. —¡AH!
—Ah, tal vez tienes razón. Iré por él. Pensé que le podía gustar nadar.
—…— Oikawa abrazó a su propio bebé, aterrado por la lógica de su amigo. —Recuérdame nunca dejar a cargo tuyo a mis futuros hijos.
—Ohw, ¿proyectas que tengamos hijos juntos?
—¿Eh?
—Nada, nada. — sonrió sutilmente encantado con la inocencia de su amigo quien no entendió la broma. Luego se acercó al borde del rio. Pensó en la capacidad de Okiawa para cuidar a ese bebé que, evidentemente, superaba por creces las suyas. Se notaba que el castaño tenía experiencia cuidando niños. —Por cierto, no me encariñaría tanto con el bebé. Tal vez se vuelva una cosa abominable y te ataque cuando menos lo esperas.
—¡Es un adorable bebé, Kaworu-chan! Oikawa Jr. no me atacaría. ¿Verdad, Oikawa Jr.?— acarició a su bebé.
—Okay. — volvió a mirar al río. —¿En donde…?
—¡Allí! — le apuntó al bebé que flotaba tratando de salir. Pensó que lo peor ya había pasado, pero ante los ojos de ambos el desafortunado bebé fue absorbido por un remolino de agua y desapareció para siempre. —…—
—Oh, vaya… Parece que quedé descalificado.
—¡Ahh! — soltó agitado, evitando soltar lágrimas por presenciar tal desgracia. —Kaworu-chan, ¿crees que… murió?
—Parece…— Kaworu se sentó de cuclillas y se tomó el rostro con ambas manos, tranquilo, ladeándolo un poco hacia un costado y luego hacia el otro, mirando con toda la tranquilidad del mundo hacia el último punto donde se vio el bebé. —Tendré que decirles a los encargados lo que pasó y…— se volteó a ver a Oikawa pero este seguía en shock. —Tranquilo, te digo que no debe ser un bebé real. — al ver que el pelicastaño seguía igual de preocupado, se acercó a él para consolarlo.

En fin. Había sido entretenido mientras duró. No podía seguir adelante con el campamento puesto que había fallado de un modo escandaloso.

Fue en ese momento de consternación cuando un joven de cabello rojizo y ojos de un tono similar se fue acercando a ellos al ver que era los únicos cerca en el perímetro.
Oikawa y Kaworu notaron que éste joven estaba empapado completamente y algo agitado revelando que hace poco tuvo mucha actividad física. En su espalda llevaba un par de bultos atados a su espalda con una manta.

—Disculpen, ¿Alguno de ustedes perdió un bebé? —
—Tal vez sea el mío. Desafortunadamente lo perdí en el río… No pude hacer nada al respecto— Kaworu fingió depresión.
—Vaya, que lamentable. — el joven pareció conmovido por su pérdida. Acto seguido sacó uno de los dos bebés que cargaba en su espalda y se lo enseñó a Kaworu. —¿Será el tuyo?
—¡Así es! — Kaworu lo reconoció o supuso que era el mismo bebé del cual era responsable.
—Vi que este pequeño estaba en el río y me lancé sin pensarlo a rescatarlo. Afortunadamente el bebé que está a mi cargo no nos siguió, para cuando volví todos estábamos bien.
—Oh, eso es muy heroico. — recibió el bebé. —Te debo un gran favor.
—N-No es nada. — el joven parecía un poco confundido por la actitud del peligris, que veía al bebé como una especie de misión sin vínculos afectivos.
—¿Cómo te llamas?
—Cierto, no me presenté. Me llamo Tanjiro Kamado, mucho gusto. — extendió su mano para estrecharla con ellos.
—¡Tanjiro-chan eres un ser admirable! — le festejó Oikawa, con el alma por fin dentro de su cuerpo al ver que ese bebé estaba a salvo.
—Sin duda, mucho más que admirable. — Kaworu terminó de estrechar su mano. —Te estoy eternamente agradecido, Tanjiro.

Después de un par de minutos conversando y conociéndose brevemente entre ellos, los jóvenes concluyeron que debían seguir con su misión y seguir atravesando el bosque. Para eso cada uno tomó un rumbo distinto para llegar al propósito final.

Irónicamente, Oikawa al final de la jornada habría preferido creer en las palabras de Kaworu cuando éste le dijo que esos no eran bebés de verdad y no debía crear vínculos afectivos con el recién nacido.

Demasiado tarde para darse cuenta, el joven tuvo una experiencia anecdótica al final de la jornada mientras que el peligris no tuvo dificultades con el objetivo final destruyendo la marioneta sin piedad. 

No sabía cómo, pero el peligris siempre sabía cosas que los demás no.


« Last Edit: March 17, 2021, 05:31:54 PM by Kana »


Cho

Cuando tener problemas con internet te sirve para algo *sighs* Es el segundo día, espero que el tercero no tome mucho.

96


Las pruebas de aptitud del primer día en el campamento Key habían terminado. Los asistentes habían sido servidos una ligera cena posterior a charlas personales con los ayudantes de la directora, quienes les dieron observaciones sobre sus desempeños y algunos puntos a considerar en adelante. Luego de esa cena, los presentes habían sido dados libertad de dar una pequeña caminata por los alrededores en el bosque antes de irse a dormir, pero a su vez tenían un estricto toque de queda que respetar a insistencias de Leonidas.

A pesar de haber comido hace poco, Ayesha y Roxas se encontraron a pocos metros de la cabaña donde estaban sus habitaciones para compartir un poco de los bocadillos que Horikawa les había regalado previo al viaje. El sabor y textura exquisitos de los mismos bastaron para subirles los espíritus y despejarles luego de aquel intenso día.

Por su incansable entrenamiento como estudiante de kendo, Roxas no había tenido mayores problemas con las evaluaciones. Sí se sentía un poco cansado, pero era del tipo de cansancio satisfactorio de entrenar que le dejaría dormir tranquilamente en la noche. Por otro lado, Ayesha estaba agotada en más de un sentido, por cómo miraba al suelo con horror.

“Es mucho… me cuesta creer que a mi Nio y a mí nos corresponderá esta cantidad de entrenamiento a partir de ahora…” dijo pasmada. La chica miraba agotada a una pequeña fogata que Roxas había podido improvisar. “Gracias por atenderme, Roxas. También por preparar este fuego. Necesitaba algo de calidez ahora.”
“Sí, de nada, no lo menciones,” el chico negó y sonrió incómodo, para entonces mirar a sus alrededores. “No sé si tenemos permitido hacer fuego, aunque creo que su hubiera problemas, ya nos habrían avisado.”
“¿Tú compartes los poderes con Cho?”
“¿Eh? Hm, pues no, son distintos…” eso hizo que el Key pensara si aquella sinergia de poder pudiera ser el caso de algunos. “Pero controlo la luz. Como puedo hacer rayos incandescentes, no fue muy difícil prender unas ramas secas que encontré.”
“Ah, ya veo,” Ayesha le miró impresionada. “Sin duda los dos poseen mucha experiencia. Hehe, qué envidia. Espero poder adaptarme a mis poderes tan bien como ustedes.”
“Eh, seguro que lo harás,” el rubio asintió. Lo que hacía no era nada del otro mundo, sin duda nada difícil o técnico, aunque ello le dejaba entender que no todos comenzaban igual que él. Ni siquiera podía decir si su hermana había tenido tan buena adaptabilidad en un inicio, al no haber estado a su lado…
“Más bien… creo que yo seré la que tendrá más problemas. Nio siempre ha sido muy inteligente e imparable,” admitió con torpeza. “Si estuviera aquí, también se cansaría, pero sé que le pondría mucho más empeño. En parte por eso me alegro que yo esté teniendo este entrenamiento antes que ella,” asintió, frunció el ceño y levantó sus puños. “Sí, como su hermana mayor y ayudante espero serle de mucha ayuda.”
“Lo serás, todos notamos lo mucho que te esfuerzas por ella y cuánto la cuidas…” Roxas empezaba a sentirse incómodo. Realmente no podía verlo mucho en su punto de vista, ya que ese rol de la hermana mayor siempre le había pertenecido a Cho. Sí que no sabía apoyar a los demás o aconsejarles. Casi deseaba que Larsa estuviera ahí.
“Pero… no pude evitar que fuera una HiME en primer lugar,” agachó su mirada.
“…”
“Nio se preocupó demasiado por mí luego de lo que ocurrió en el festival, y si tomó la decisión de ser HiME tan impulsivamente, es porque mi apoyo no le fue lo suficiente. Es más… es por mí que lo hizo… temo que esté pensando en que Rizembool son los malos y es su deber derrotarlos… o incluso que quiera buscar venganza en mi nombre…” cerró sus ojos y sacudió su cabeza. “No, no quiero que piense así, yo nunca querría que hiciera eso, pero Nio no quiere escucharme. Han pasado varios días pero sigue igual de cometida a ser HiME que antes… ¿acaso hay algo que puedo hacer para apoyarle… para saber que cuenta conmigo?”
“Ayesha…” Roxas se afligió y miró a la fogata, pensativo y apesadumbrado.
“Ahora temo ser impotente, que Nio se salga de mis manos y no me escuche… seguramente, como HiME que es, será más hábil que yo y muy natural en sus habilidades… y yo… yo no sé qué decir sobre mí misma…” dio un suspiro con tristeza y siguió un corto silencio que la despertó de sus reincidentes pensamientos. “Ehh, p-pues, perdón por lanzarte todo esto, Roxas. Tú estás siendo muy amable conmigo y yo sólo debo estarte incomodando…”
“¿Sabes? Me es difícil saber qué decir a los demás, o entender el ángulo de las HiMEs. Llegar a términos con la decisión de Cho me fue difícil… creo que es por eso que puedo simpatizar con tus preocupaciones ahora,” admitió y le miró, sonriendo con tristeza. “También, esta actitud de Nio de hacer algo por ti o porque se sintió inspirada de ti, sin importar lo que los demás le digan, también me es familiar. En verdad yo hice lo mismo que Nio hace tres años. Me volví un Knight a espaldas de Cho y me revelé a todo lo que me decía…” bajó su mirada, sin dejar de sonreír. “Vaya, verlo en Nio me deja entender que sí cometí un montón de errores por mis arranques. Cho debe haber estado más que mortificada con todo. Será por eso que Kashuu me trata con tanta hostilidad…”
“Eh…” la chica le miró sorprendida.
“Pero… no quiero defender a Nio, aunque es importante saber cómo se siente. Es como dices, ha llegado a su etapa rebelde, pero hasta con eso, si está actuando como actúa ahora, es porque debe sentirse impotente y con medio, al igual que tú. Sin duda… yo me sentí así en aquel entonces.”
“…”
“En verdad no sé cuál será la respuesta correcta o lo que deberíamos hacer. Sólo te pido que, antes de intentar razonar con Nio, te sientes con ella y le hagas sentirse comprendida. Déjale entender que las dos son un equipo y que nada nunca lo cambiará. Puedes admitirle que tienes miedo, pero que también estás decidida a que las dos lo superarán juntas,” desvió su mirada, algo incómodo. “Creo que hubiera querido que Cho hiciera eso por mí en aquel entonces, pero no puedo juzgarle. Ella tenía mucho sobre sus hombros… yo tampoco me porté bien con ella…”
“…” la chica quiso decir algo, aunque no pudo venirse con nada. Sólo le quedó asentir.
“Ni bien Nio sienta que no tiene que defender sus razones de ti, se abrirá contigo,” dijo decidido y volviendo a dirigirle la mirada. “Puede que llegue a admitir que su impulso estuvo mal, aunque desde ya, ella parece mucho más sensata que mi yo del pasado. Ten fe en Nio. Las dos van a estar bien, se nota que son muy unidas.”
“S-sí, gracias, Roxas, gracias…” Ayesha comenzó a llorar y terminó por darle un abrazo.
“¡Oye!” Roxas se congeló.
“Muchas gracias, en verdad, me has ayudado un montón, me has dado nuevas esperanzas…” dijo entre llantos. “Tienes tanta razón, quiero velar por Nio y aconsejarle, pero también tengo que escucharle y entender por lo que está pasando. Ella tiene tanto sobre sus hombros ahora y debemos compartirlo. Haré mi mayor esfuerzo,” la chica se separó. Su rostro estaba rojizo por esa fugaz aflicción, pero sonreía algo aliviada. “Hehe, eres un buen hermano. Se nota que te preocupas mucho por Cho. Ustedes también estarán bien, los dos se quieren mucho.”
“Eh, supongo, gracias…” Roxas se rascó la nuca y desvió su mirada, perdido. Tanto había animado a Ayesha que sinceramente Roxas ni sabía cómo iban las cosas con su hermana. Temía estar ignorando mucho de importancia, aunque su Rebel no era muy activo. Dio un suspiro. “Cho y yo tendremos más experiencia, pero este entrenamiento me deja entender que debemos ponernos las pilas. También nos toca dar lo mejor de nosotros.”
“Sí, a todos, y nos apoyaremos juntos,” afirmó Ayesha, quien sonrió incómoda. “Eh, pero, podrá ser un poco ocurrente y decir cosas raras en ocasiones, aunque Nagito no es una mala persona. Ojalá puedan solucionar las cosas sin violencia.”
“¿Eh?” se congeló, para entonces recordar con gran frustración y fastidio que el Rebel de Cho era algo como un amigo de la infancia de Ayesha. Frunció el ceño y negó. “Sí, como digas…” ya veía que no podía hablar al respecto con ella.

Entonces, vieron a uno de los trabajadores hacerles señales de que regresaran a su cabaña.

“Ah, casi comienza el toque de queda,” Ayesha asintió y se puso a guardar el resto de bocadillos. “Los que quedan no parecen muy sensibles. Todavía podremos comerlos mañana.”
“Menos mal, ese Horikawa nos salvó con esta merienda,” Roxas se levantó y empezó a cubrir la pequeña llama con tierra para apagar el fuego. “Tan servicial como siempre.”
“Sí, le agradeceré nuevamente cuando regresemos,” ni bien los volvió a empacar en los contenedores cubiertos de tela, Ayesha miró brevemente al cielo. “Ehm, no sé qué esperar mañana, así que, mucha suerte Roxas.”
“Gracias, igualmente, Ayesha,” asintió.



Pasó una noche tranquila y llegó la mañana siguiente. Los Keys fueron despertados temprano para un desayuno ligero, un extensivo calentamiento y finalmente fueron conducidos al inicio de una pista de tierra que claramente surcaba gran parte del bosque. Ahí fueron explicados la larga carrera y la misión de llegar sorteando la pista de obstáculos hasta la meta donde les esperaba una marioneta muy fuerte como oponente. Los participantes a su vez no podían tardarse mucho porque Miranda soltaría otras marionetas agresivas en la pista que les perseguirían. Y, finalmente, el obstáculo más grande de la competencia acababa de ser revelado.

“¿Eh…?” Roxas estaba en shock por tener a un bebé llorando en sus brazos. Este no podía ser mayor que un año de edad. “¡¿Tenemos que hacer todo esto con un bebé en nuestros brazos?!”
“La directora ya se lo explicó, Tanaka-san,” dijo uno de los ayudantes. “Descuiden, ya no tendrán que cuidarlo ni bien lleguen a la meta. La batalla contra la marioneta principal se realizará sin el trabajo de cuidar el bebé.”
“Eh, ya veo…” ladeó su cabeza y ese ayudante continuó caminando a atender a otro key, cuando despertó de su confusión. “¡N-no! ¡No veo! ¡No pueden ser tan desalmados para exponer a un bebé a semejante peligro! ¡¿De dónde los sacaron?!”
“¡Aquello no te concierne ahora, Key!” declaró Leónidas con su estruendosa voz y mirándole de arriba, claramente intimidándole. “Es tu deber defenderlo durante toda la carrera. De lo contrario, le fallarás al inocente niño y también en tu rol como Key. ¡Más te vale que no lo eches a perder, ¿has comprendido?!”
“¡S-sí!” se tensó e hizo una apurada reverencia. Ello bastó para quitarse al inmenso entrenador de encima y pasó a frustrarse. Ya veía que la maldad de cuidar a un niño pequeño del campamento de HiMEs sí ocurrió pese a todo. Imaginaba que los demás Keys estaban igual de asustados y opuestos a la idea como él. Tal vez Ayesha se encontraba más temerosa que antes…
“Hehe, hola pequeñito, eres tan hermoso~” canturreaba Ayesha en lo que hablaba sonsamente a su bebé, el cual había dejado de llorar y se reía con las atenciones de la chica. “¡Ahh~ me recuerda cuando mi Nio era apenas una hermosa bebé! ¡Cómo pasan los tiempos~!”
“…” Roxas le miró juiciosamente por su actitud tan despreocupada. Algunas personas no podían exponerse a ese conflicto por nada del mundo, pero era tarde para decirlo. Dio un suspiro. Vio que los Keys estaban siendo llamados de sus posiciones y la despertó. “Ayesha, vamos a comenzar.”
“Ah, cierto, gracias por el aviso,” ella asintió.
“Ehm, ¿estarás bien? Podemos acompañarnos por el camino.”
“No te preocupes. Ya me explicaron que por mis deficientes resultados de las pruebas de ayer, correré en una vía auxiliar de menor dificultad,” contestó tranquilamente. “Mucha suerte, Roxas. Estoy segura que puedes hacerlo.”
“Eh, sí, nos vemos ahí,” le sonrió un poco.

La espera fue corta, y se dio la orden de comenzar con la carrera. Los Keys corrieron en un inicio a la par, pero poco a poco comenzaron a separarse sea por su habilidad física o la facilidad con la cual lidiaron con los obstáculos que no dejaban de venir. En un inicio se trató de saltar vallas, evadir obstáculos en zigzag y correr cuesta arriba y cuesta abajo en considerables desniveles dentro de la carrera. Sin embargo, los obstáculos comenzaron a tornarse más y más complejos.

Si bien Roxas tenía la fortuna de estar en el grupo de participantes más avanzado debido a su entrenamiento como kendoka, su verdadero desafío era sortear todo eso con un bebé en sus manos. Ese niño lloraba la mayoría del tiempo, en parte por su descuido de hacer movimientos bruscos con este sin agarrarle debidamente. En más de una ocasión, lo había escuchado estallar en llanto luego de una fuerte sacudida, lo cual le congelaba y asustaba. Por más que Roxas estuviera cometido a proteger al niño y llevarlo a la meta, ya temía que Leónidas fuera a darle un escarmiento por regresarlo con el cuello torcido, o lo que fuera que era sensible en los bebés.

El camino le llevó a saltar entre piedras para cruzar el río, agarrarse de una soga para cruzar un pequeño precipicio, hasta trepar de una malla ascendente que llevó a los pobres Keys por un camino a las alturas de los árboles. Ese último fue particularmente demandante y Roxas terminó entreverando sus piernas y perdiendo la inercia en más de una ocasión ya que el bebé se ponía inquieto o se le escapaba de sus manos. En una casi se zafa en medio de la malla, lo cual le dio un susto mortal. No sabía si realmente se preocupaba por el niño o si quería darle un fuerte zape por no cooperar con él.

La malla fue un verdadero martirio y observó a algunos Keys menos atléticos tener serios problemas para cruzarla. Roxas dudaba que Ayesha hubiera sido capaz de hacerlo, ni estaba seguro si Cho tendría la fuerza corporal para surcar esa malla no muy templada, pero en fin. Pudo llegar a la parte de arriba y una vez lo hizo, vio cómo un Key se había resignado a lanzar a su bebé, el cual por suerte había aterrizado en la plataforma de arriba (estallando en llanto, por supuesto). Ello descuadró a Roxas, pero él mismo estaba tan frustrado con la situación que ni quiso quedarse a pensarlo.

Pese al estrecho sendero entre los árboles, Roxas no tuvo problemas corriendo con cuidado y sin correr riesgo de caer. Terminó llegando a otra malla descendiente que les retornaba al nivel del piso. Pensó un poco en cómo podría hacerlo con el bebé, cuando vio a lo lejos a otro Key más avanzado que él ayudándose de sus poderes. Se frustró y recordó que para variar no tenía limitaciones al respecto.

Ello le permitió acelerar el paso. Usó su agilidad para pisar puntos más estables en la malla y descendió al piso sin inconvenientes. Continuó corriendo y pudo sortear una pared que debía trepar haciendo un salto muy alto en lugar de tomarse otro trabajo con el niño en brazos. Cuando pensó que el resto del camino sería mucho más fácil, se topó con un laberinto de púas, el cual era muy extenso y se levantaba muy por encima del nivel del piso. Sabía que no podía pretender saltarlo porque ni veía puntos seguros donde aterrizar, y algo le decía que no debía destruir el propio obstáculo, por lo cual dio un frustrado suspiro y tuvo que aventurarse a internarse y moverse con mucho cuidado en medio de la maraña de alambres punzocortantes.

Era un tanto inquietante andar esquivando los alambres y en ocasiones verse sorprendido al girar su cabeza y observar una púa muy peligrosamente cerca de su rostro, pero comenzó a agarrarle el truco. Para variar, por moverse muy lentamente y con cautela, el niño se había podido callar y así Roxas iba avanzando una gran parte del laberinto sin contratiempos.

Estaba cerca de la salida y sólo le faltaba surcar una parte en la que debía arrastrarse. Ello era movimiento un poco más brusco y el bebé hizo leves quejidos nerviosos.

“Está bien, ya casi salimos de aquí,” le dijo esperando que al menos su tono de voz pudiera apaciguarle. Sin embargo, en plena labor, Roxas oyó el grito de un par de Keys que se acercaban al laberinto.
“¡AAHHHH! ¡Ya vienen! ¡Huyan todos, huyan!”

Tanto Roxas como otros en esa parte de la prueba se asustaron y en su mayoría se apresuraron para irse cuanto antes. Al rubio le agarró la curiosidad e intentó mirar hacia atrás. En un inicio, la maraña de alambres no le dio visibilidad, pero eventualmente observó a ese par de Keys llegar a lo lejos, seguidos de lo que era claramente un puñado de marionetas.

“¡Tch!” sintió sudor frío y se recriminó por quedarse quieto. Pelear ahí contra esos objetos sin vida era demasiado peligroso hasta para él. El bebe nuevamente se había puesto a llorar y pasaron pocos segundos antes de lo que el mismo Roxas había temido.

Las marionetas de madera corrieron y embistieron el laberinto, completamente inmunes a los cortes y la estructura frente a ellas. Roxas estaba muy cerca de salir, pero supo que mejor se mantenía alerta, ya que, conforme las marionetas destruían el laberinto con su estampida, toda la estructura colapsaba y esos peligrosos alambres empezaron a deformarse y cerrarse peligrosamente hacia él. Eso fue lo que Roxas necesitó para entender que ya no podía jugar bajo las reglas. Invocó su keyblade y con la luz hizo un ataque de barrido para limpiar los alambres. Ni bien tuvo el espacio encima de él abierto, dio un gran salto para salir de ese laberinto. Pese a ello, Roxas fue sorprendido en pleno aire por una marioneta, la cual casi le propina un golpe, el cual apenas pudo esquivar. Sin embargo, el puñete llegó a rozar el brazo del bebé, el cual lloró desconsoladamente.

“¡Demonios!” Roxas maldijo al mirar al niño estremecerse y se asustó ya que había despegado sus ojos de la marioneta. Sin embargo, ese enemigo siguió de largo, aparentemente para perseguir a los Keys más adelantados. Otras dos marionetas continuaron adelantándose en lo que Roxas pudo aterrizar a salvo, y al final vio que una más que corría escalofriantemente rápido sí parecía dirigirse hacia él.

No tenía ni idea cuánto le faltaba del camino pero estaba cometido a correr lo más rápidamente posible. Sólo esperaba que la directora y su equipo fueran razonables como para no poner otro obstáculo de ese tipo más adelante.

Siguieron más obstáculos simples en medio del camino de tierra que no presentaron muchos inconvenientes para él. Apurado y teniendo que ignorar el llanto imparable del niño, Roxas corrió dando giros y vueltas, altos y bajos, y efectivamente notó que esa marioneta tenía su nombre en su mira al imitar todos sus movimientos. Hasta con sus habilidades de Key, esa marioneta no dejaba de acercarse peligrosamente y cerrar la distancia. Luego de pasar otra pared para trepar, Roxas blandeó su keyblade para impulsar la pared hacia la marioneta. Ese acto que esperó que le diera un poco de ventaja fue casi inútil, ya que la marioneta de madera sólo necesitó mover su brazo a un costado para impulsar esa enorme pared de madera hacia el cielo.

“Ihh…” Roxas palideció. Ya veía lo que le esperaba si se quedaba a pelear contra esta. Sólo tenía que avanzar.

De repente, luego de lo que se sintió como una eternidad, Roxas divisó el claro del bosque donde otros Keys también habían llegado hace muy poco. Casi se sintió listo a desfallecer, y su falta de atención le hizo descuidarse. La marioneta le atacó y él apenas pudo saltar a un costado. El bebé se le escapó de las manos y Roxas intentó usar la oscuridad, la cual no tuvo efecto en cegar al objeto, por lo cual terminó levantando su Keyblade para detener un golpe descendiente del brazo de la marioneta hacia él, mientras que con su otra mano recogía al niño. Roxas se estremeció ya que la marioneta le ganaba a su resistencia sin dificultades y antes de verse aplastado por ese brazo, saltó hacia la meta.

No le quedó más que avanzar a la mayor velocidad que podía. Vio con terror a la marioneta a punto de alcanzarle, pero en eso, Roxas cruzó la meta y dicha marioneta perdió vida en aquel umbral, y cayó inerte en el piso.

“…” respiró agitadamente. Eso estuvo demasiado cerca. Luego de recobrar su aliento y confirmar que su atacante estaba derrotado, se levantó con el niño en brazos. Verdad que había sido lastimado, así que tenía que revisar si no se había hecho una herida muy profunda…



De repente, tanto Roxas como varios otros Keys que acababan de llegar oyeron unos gritos eventualmente asfixiados de un Key más. Increíblemente, Tooru Oikawa estaba siendo ahorcado por aquel niño al que tuvo que proteger en toda la carrera. Lo que cualquiera pensaría ridículo o una broma parecía ser serio. Los presentes se aterrorizaron y pasaron a mirar a sus propios niños para deshacerse de ellos antes de correr la misma mala suerte.

Pese a su gran incredulidad, Roxas observó a su niño y vio cómo este comenzaba a deformarse y aumentar en masa corporal mientras su piel tomaba el color de la madera. Tal y como en una película de terror, sintió escalofríos de pies a cabeza y lanzó a dicho engendro lo más lejos de sí que pudo.

“¿Qué… es esa cosa…?” se preguntó atónito. Roxas reparó nuevamente en los esfuerzos de Oikawa de librarse y pensó en ayudarle, pero en ese momento vio que Ayesha acababa de llegar a la meta. A simple vista, por sus ropas limpias, podía concluir que su camino sí había sido mucho más fácil.
“¡Roxas, qué bueno verte!” exclamó la chica, contenta.
“¡A-Ayesha, suelta a ese bebé ahora!” gritó aterrado.
“¿Eh? ¿De qué hablas?” preguntó perdidamente y ladeando la cabeza.
“Tsk,” Roxas vio cómo ese bebé también empezaba a crecer sin que la chica se percatara y corrió para quitárselo él mismo. Pese a su intento, el mismo ‘bebé’ saltó de los brazos de Ayesha intempestivamente y de un manotazo impulsó a Roxas a varios metros hacia atrás. “¡AAHHH!”
“¡¿Eh?!” Ayesha se asustó y cayó sentada sobre el piso. Miró aterrorizada a ese niño que terminó de convertirse en una marioneta fornida de más del doble de su tamaño.
“¡Corre, sal de ahí!” exclamó pero Roxas vio que esta marioneta agarró a Ayesha con una sola mano y curiosamente comenzó a trepar el árbol más cercano con su prisionera a su posesión. Incluso en medio de esa emergencia, Roxas se preguntó si se trataba de alguna referencia a alguna película antigua.
“¡R-Roxas!” la chica gritó. Este pensó que le llamaba para rescatarle, pero no fue así. Repentinamente, Roxas fue embestido por su propia marioneta que había descuidado. “¡Ahh, ¿e-estás bien?!”
“…tenía que ser así, ah…” Roxas se levantó con gran dolor en todo su cuerpo. Lidiaba con dos golems, sin duda las marionetas que les iban a esperar en la meta, y sabía que tenía que pelear contra ambas ya que Ayesha no tenía capacidades de hacerlo. El chico esperó a que su marioneta preparara otra embestida y la esquivó. Se puso a estudiar sus movimientos y vio algunas aperturas en sus articulaciones cuando se posicionaba de ciertas maneras. Si comenzaba a limitarla, sabía que podría derrotarla. Sería más grande, pero no era tan fuerte como esa que le había perseguido…
“¡AAAAAHHHHH!” Ayesha gritó a todo dar, lo que asustó a Roxas y vio cómo la chica había sido lanzada hacia él. Apenas pudo ayudarle a frenar su caída y ambos terminaron en el piso. Acto seguido, la marioneta de Ayesha dio un salto y aterrizó muy cerca de los dos, quienes sintieron el piso estremecerse e incluso lo vieron agrietarse. “¡¿Q-q-q-q-q-que…?!”
“¡Ven!” Roxas le jaló del brazo y la llevó consigo antes de que la marioneta les aplastara con su enorme mano. Entonces, agarró a la chica y saltaron para evadir otra embestida de la otra marioneta. “Tch, será más difícil pelear contra las dos así…”
“¡¿Qué hacemos?!” suplicó en pleno pánico.
“Tranquila…” Roxas no lo pensó mucho y ubicó otro árbol más resistente. Le dirigió y ambos corrieron hacia allá. “Tú te quedarás aquí, no es muy fácil subir a una de las ramas más bajas y debe resistir al menos un par de embestidas. Yo pelearé,” asintió. “Cuento contigo para curarme en caso sea necesario.”
“¡P-pero es peligroso!”
“Estaré bien,” el chico sonrió con determinación. “Ya era hora que tuviera un verdadero desafío. Y te protegeré, lo prometo.”
“S-sí…” asintió todavía preocupada, pero decidida a seguir con sus indicaciones.

Luego de ayudarle a resguardarse, Roxas regresó a su agresión. Ya sin esa carga del bebé y separado de Ayesha, finalmente pudo invocar sus dos keyblades. Con las dos en sus manos y listo para regresar a su estilo de pelea doble, se sintió fuerte y con la victoria garantizada. Miró a ambos golems frente a él y arremetió contra ellos. No podían detenerle.



Pasó un tiempo considerable de pelea, y finalmente se terminó esa demandante prueba. Ya sin el peligro al frente, Roxas ayudó a Ayesha a bajar del árbol y ambos se encontraron con Fran.

“Fue un buen manejo, joven Tanaka. Sin embargo, fuiste descuidado al auxiliar a tu compañera,” observó la entrenadora, cruzada de brazos e inmutada. “No te preparaste para el contraataque de la marioneta y por ello, ella terminó apresada por la misma.”
“Lo sé, fue un descuido, estuve muy extenuado,” agachó su mirada. “No que valgan excusas.”
“Eh, esperen, está bien, Roxas me salvó, me ayudó un montón,” dijo Ayesha, incómoda. “Yo más bien no pude serle de ayuda.”
“Tuviste menos tiempo que él de percatarte del peligro, pero no negaré que tú también te descuidaste,” continuó la peliblanca. “Aprende a prestar más atención a tus alrededores. Siempre es bueno percatarse del estado de tus aliados y enemigos. Revisar la condición del bebé ni bien llegaste a la meta hubiera sido una gran ayuda.”
“S-sí…” se afligió y llevó su manos a su pecho. “Perdón…” negó y sus ojos se pusieron llorosos. “Sé bien que no tengo poderes para pelear… no soy un buen apoyo para mi Nio…”
“N-no digas eso, Ayesha…” Roxas se asustó.
“…” Fran alzó una ceja. Se mantuvo inmutada, aunque no se ahorró unas muy leves palabras de aliento. “Si lo que buscas es ser un apoyo, eres de los pocos Keys que podrían serlo a un gran nivel. Es muy pronto para que te desanimes.”
“¿Perdón?” la rubia se confundió.
“El poder de la curación es vital y tu enfoque parece ser no bélico. Eres nueva, así que no sabes lo importante y raro que resultan los tipos de Keys y HiMEs de apoyo como lo eres tú,” asintió. “Más bien, este ejercicio no ha sido el mejor para ti aún, pero mañana les tocará entrenamientos más especializados. Puede que termines aprendiendo algo fundamental ni bien te encuentres dentro de tu propio elemento.”
“S-sí, eh, eso espero…” asintió, mirándole con curiosidad.
“Eso es todo. Pueden acudir a las carpas de refrigerios en lo que los demás Keys terminan de pelear,” dicho esto, Fran se marchó.
“Creo que ella siempre será muy dura y seca, pero no puedo estar más de acuerdo con ella,” Roxas asintió y sonrió con ánimos. “Es muy raro encontrar a personas de apoyo como tú. No sé cuántas veces en el pasado necesité de curación. Puede que no seas como yo que pelea contra los enemigos, pero tú también tienes un rol muy importante.”
“Ahh, muchas gracias, Roxas, juro que sin ti no hubiera vivido para contarla,” dijo descargando su nerviosismo y hasta apoyándose sobre él. “Se nota que todavía tengo mucho por aprender, pero sí haré todo lo posible.”
“Ehm, claro, no lo pienses mucho, ya está todo bien,” asintió. “Vamos a tomar algo, y no te olvides que todavía nos quedan bocadillos de Horikawa de regreso al campamento.”
“Hehe, cierto, eso me anima un montón,” sonrió con torpeza y así caminaron con cuidado hacia las carpas para descansar luego de una prueba tan demandante.

Lo más difícil del campamento acababa de llegar a su fin, pero todavía faltaba lo más importante.


Kana

Fic que no tiene que ver con el campamento Rebel.

EDIT: agrego una partecita que me faltó.

—No, Akira.
—Nadie lo sabrá. Shikishima, sé que tú también quieres.
—Ya dije que no. — Ritsu trató de mantenerse serio, pero no pudo aguantar una pequeña risita la cual la cubrió mirando hacia un costado bajo. Esto delataba que no estaba del todo en desacuerdo con su amigo.
—Hasta a ti te da risa, no puedes negarlo.
—Esto es muy impropio de mí. Es inmaduro.
—No se va a enterar de que lo hicimos. — Akira le sonrió alzando sus perfectas cejas, incentivando al otro que aceptara su proposición. Nadie podría sospechar que detrás de esa expresión seria y la actitud siempre correcta del joven pelinegro se ocultaba aquella faceta maligna que gustaba de hacer enfadar a cierta persona.
—¿Y si se enoja? — Ritsu aún con su mano sobre el afiche que estaba pegado en el panel de anuncios de la universidad, dudaba si escucharlo o no.
—Esa es la idea. — Asintió.
—…— Miró de nuevo a su amigo, sonrió un tanto travieso y deslizó su dedo índice por la punta del afiche pegando las puntas de esta en el panel de anuncios nuevamente. 
—Así, muy bien. — Akira rio sutilmente. —Yo sé que en el fondo quieres verlo explotar desde la comodidad de tu anonimato.
—Sólo por esta vez, dejaré este afiche, pero después lo retiraré y pondré los oficiales. — el pelinegro se rindió ante la idiotez de la cual su amigo lo hacía participe. Terminó por pegar por completo el afiche en el panel de anuncios.

“Fiesta en casa de la Señora Adachi.”

Ritsu Shikishima no podía creer que algunos se hayan dado el tiempo de hacer ese falso anuncio para tirar humos de la fiesta de Psicología.
El afiche era en sí toda una comedia ilustrada. Indicaba que la fiesta de Psicología sería en el domicilio de “La señora Adachi” quien no era nada más ni nada menos que el jefe de prácticas de la carrera de Psicología. En un costado del afiche, entre medio de direcciones y mensajes, una fotografía sacada tal vez del anuario escolar de la víctima, donde le marcaron las cejas en forma de una gran V tratando de expresar que estaba molesto, con el mismo marcador le dibujaron unas especies de risos con sus respectivos enruladores aún puesto y una nube comunicadora donde supuestamente la Señora Adachi incentivaba a llegar alcohol al evento. 

—Que Wolfgang no se entere de esto. No querrá que se arruine la reputación de la carrera ni mucho menos su imagen como presidente de estudiantes de Psicología.
—¿Qué no se entere? Él lo aprobó. — Akira soltó otra risita cuando vio la expresión confundida de Ritsu. —Le pareció gracioso cuando nos pilló haciendo los afiches en la oficina y dijo que no había problemas siempre y cuando no lo nombráramos. Se lavó las manos, pero es un trato justo.
—No entiendo mucho por qué el afán de hacer enfadar a Adachi-san, pero… Tampoco entiendo por qué se toma tan personalmente las bromas infantiles que los demás les hacen. Para él sería mejor si simplemente ignorara a todos los que se empeñan en hacerlo enojar. La falta de atención terminaría por aburrirlos y desaparecerlos, como a “IT”
—En defensa, Adachi se merece toda esa amargura por haberle arruinado años de juventud de Souji y por haberme apartado de su preciada amistad. Era un celópata y fracasado. Debí haberlo denunciado por salud mental. Afortunadamente Souji lo cortó y he sido el más feliz en esta historia. — se aseguró de que el afiche quedara bien pegado, con intención.
—Espero que la dirección que sale allí no sea la real.
—Creo que esa es la dirección de otro profesor o quizá sí sea la suya, no importa. Pero su número de whatsapp que aparece allí sí es el suyo. Lo conseguimos del grupo de whatsapp de Psicología cuando se puso a mandarnos indicaciones por allí. Le van a colapsar su whatsapp con mensajes sobre la fiesta. Eso es… divino.
—Akira…—
—Pero, Shikishima, no eres tan inocente como quieres plantearte. Tú sí sabes que ese es su número de teléfono, estás en el mismo grupo de whatsapp de Psicología. Facilemnte pudiste tachar el número del afiche.
—Tendría que ir uno por uno. — suspiró, cansado. Porque, más temprano que tarde, tendría que ir sacando todos esos afiches. Un día o dos de broma suponía que eran suficientes para Akira, después de eso Shikishima tendría que “limpiar su desorden” como siempre. —Huh, todavía no puedo creer que le mandaste el sticker de “KYC, señora” en el grupo de Psicología cuando preguntó por el trabajo de clases. — Ritsu entendía que Akira le tenía mucha tiria a Adachi pero comenzaba a temer que sus faltas de respeto pasaran del límite y terminaran por perjudicarlo gravemente. Hasta el momento Akira había salido victorioso porque se mantenía en el anonimato y no existían pruebas que lo vincularan a las desgracias de Adachi, pero Ritsu sabía que, el día en que Adachi se enterara de que el rostro de sus pesadillas era Akira, lo enterraría vivo y mucho temía que no podría hacer mucho por su amigo.

Ambos comenzaron a caminar en dirección a la sala de clases.

—Se merece el sticker y más. Por lo de Souji y por ser mi instructor Rebel. Seguramente se ofreció solo a serlo al ver mi nombre, pensando que así podía estar más cerca de Souji ahora que volvemos a retomar nuestra amistad. Adachi no hace las cosas por que sí. Está obsesionado con Souji.— el pelinegro dibujó una enorme sonrisa en su rostro al pensar en una escena muy cómica. —Me muero al imaginar su cara cuando vea…irónicamente su cara en el afiche. Espero que alguien capture en una fotografía su cara cuando vea el afiche. Ahhh, Akechi debería ver este afiche, seguro le causará gracia… Aunque quizá vaya y los saque para ser condescendiente con ese viejo. Qué pena por mi amigo… Está empeñado en hacerse cargo de ese caso perdido.
—Adachi no es viejo. Tiene sólo como… ¿cuatro años más que nosotros? —

Akira y Ritsu entraron en el salón, pero nada más hacerlo se encontraron con un ambiente desolado. Una compañera de clases, la única que quedaba allí, les indicó que el profesor suspendió la lección de ese día ya que había tenido que acompañar a su esposa a un servicio de salud, indicó también que iría un reemplazante para impartir la clase, pero éste, a la vez, tuvo que ausentarse porque tenía compromisos en otra asignatura. 
Aprovecharon de preguntarle a aquella compañera si había visto a Slaine puesto que esperaban encontrarlo en la sala de clases. Ella les informó que Slaine había estado esperando al maestro, pero, al enterarse de que no había clases, salió del salón y fue acaparado por un joven bastante llamativo quien le pidió un poco de su tiempo para conversar.

—¿No tienes la sensación de que Slaine nos oculta más cosas de las que sospechamos?
—Parece que es muy reservado para sus cosas. Apenas quería que nos enteráramos que toca el piano lo cual no tiene nada de malo. Ciertamente Slaine es todo un misterio para nosotros. — Ritsu observó con curiosidad a Akira mientras caminaban sin punto fijo pero con el objetivo de encontrar al rubio inglés. —Por cierto, no me contaste tu experiencia en su mansión.—

Akira y Slaine se quedaron solos en esa extraña salida de los tres cuando se encontraron con Minato Arisato. Notoriamente ni Minato ni Slaine congeniaron el uno con el otro y Slaine terminó invitando a Akira a su mansión cuando quedaron solos después de que Minato acaparara por completo a Ritsu. Akira finalmente pasó la noche en la mansión del inglés debido al temporal de lluvia.

—Fue de lo más ameno. No puedo mentirte, al principio me sentí un poco incómodo con la invitación de Slaine porque Slaine… es un chico de otro tipo de mundo y pensé que su tío sería un Snob clasista o algo por el estilo que terminaría por echarme de su hogar, pero resultó ser una persona muy grata. Extraño, pero grato. La mansión, bro… Era hermosa, me sentí como en una película de suspenso. Lujos y enigmas por todas partes. Le iba a mandar unas fotografías a Akechi porque sé que le gustan las novelas de misterio y le podía servir de inspiración, pero al final me resistí de hacerlo.
—¿Por qué?
—Mh, siento que es como un secreto que debo guardar. No creo que Slaine o a su familia se sientan cómodos con exposición ya que son muy herméticos.
—Entiendo que por eso tampoco me has mostrado fotografías a mí.
—Espero que me perdones, Ritsu.
—Descuida, lo entiendo bien. — asintió. Iba a comentar algo más cuando, justamente, vio a Slaine conversando con un joven de cabellera rosa muy larga y llamativa. Aquel joven lograba que las chicas cuchichearan sobre él y su hermosura. —¿Sakurayashiki?   
—¿Por qué habrá buscado a Slaine para hablar?
—Tengo entendido que actualmente es instructor Rebel de Mahiro Nakiri. Pero su cercanía no es novedosa ya que los Sakurayashiki siempre han sido una familia allegada de los Nakiri de hace décadas. Kaoru Sakurayashiki fue el segundo instructor de kendo de Mahiro después de su padre, Azami Nakiri. Lo extraño es que se haya acercado a Slaine, un extranjero, puesto que los Nakiri y los Sakurayashiki son muy… conservadores en ese sentido y no simpatizan con los extranjeros. —

Kaoru notó que aquellos dos jóvenes observaban en su dirección, alzó una mano y les sonrió amablemente en forma de saludo a lo que los jóvenes asintieron en un gesto de réplica. Poco después le indicó a Slaine que lo liberaba de su atención y que volviera con sus amigos para pasar el resto del día con ellos. El rubio no se movió, quedando pensativo, mientras que el pelirosa fue quien dio la iniciativa de distancia despidiéndose del extranjero y retirándose del lugar.
Akira y Ritsu se acercaron a Slaine.

—Slaine, tengo curiosidad. ¿Por qué el gran Sakurayashiki solicitó conversar contigo?
—¿Le conoces de antes? — Akira se sumó a las preguntas.
—No lo conozco, en realidad. Sólo se acercó a mí y me preguntó si me sentía a gusto en Rizembool. Me dijo que podía contar con él si necesitaba ayuda.
—…— Ritsu y Akira se miraron entre sí, entendiendo que había gato encerrado.
—¿Es de confiar?
—Sakurayashiki es una persona honesta y de honor, no creo que debas temer de él. Sólo me llama la atención que apareciera de pronto y quisiera conversar con un alumno conociendo que es una persona muy ocupada. — comentó Ritsu, tratando de teorizar en su mente alguna respuesta.
—Entiendo, gracias. — el rubio asintió con su cabeza. —En vista de que no tendremos clases en este bloque, creo que buscaré alguna distracción en la biblioteca mientras tanto.
—Podríamos ir a la costa del mar a matar el tiempo. Relajarse de vez en cuando no es malo.
—Shikishima, tenemos un examen la próxima semana. Debemos usar el tiempo en estudios y ser precisos en aprovechar cada instante para superarnos a nosotros mismos. —
Ritsu le sonrió al escucharlo hablar, se notaba que Slaine fue parte de la Academia Militar de Londres y del Eton College, la mezcla perfecta para ser tan disciplinado y competitivo para alcanzar logros que sólo un grupo de gente reducida y privilegiadalograba alcanzarlos. Pero necesitaba que se flexibilizara un poco más, que tomara un respiro y que fuera más “joven” de vez en cuando.
—Lo sé y lo comparto, pero ya hemos estudiado toda la semana. ¿Te parece bien si nos distraemos un poco?
—Supongo que me cuesta conciliar la idea de que se puede posibilitar otra actividad que no sea las pragmáticas programadas. — Slaine suspiró suavemente. —Disculpen por ser tan estructurado. Creo que está bien si salimos un momento.
—Que bien, entonces aprovechemos de irnos ya para disfrutar de la mañana.
—Slaine.
—¿Si?
—Acuérdate de lo que hablamos en tu casa.
—A-Ah, sí… — eso pareció cambiar su actitud de arrogante y estricto a una más suave.
—¿Qué cosa? — Ritsu observó con curiosidad al pelinegro y al rubio, desentendido del pequeño juego que nacía curiosamente entre esos dos.
—Secreto. — Akira se burló de su amigo, sabiendo que lo dejaba muerto de curiosidad.
—Shikishima. —

El trío volteó a ver a la persona que llamaba al pelinegro. Akira y Ritsu no se tomaron livianamente el hecho de que Ryo Asuka estuviera cerca de ellos, pero fingieron de forma perfecta no sentirse reticentes a su presencia. Slaine, en cambio, se mantuvo indiferente puesto que no conocía a ese sujeto y suponía que era una de los miles de personas más que conocían al popular Shikishima.
—Necesito conversar un par de minutos contigo. — le llamó con el dedo índice, indicándole que le acompañara.
—Estoy un poco ocupado, Asuka.
—¿En serio? — fingió sorpresa. —Sólo serán unos minutos, luego puedes volver con Kurusu y tu amigo.
—…— Ritsu analizó la situación y estimó que era mejor ir con Asuka y no involucrar a sus amigos con aquel científico. Desde mucho tiempo que tenía sospechas agravadas hacia su figura y lo que menos quería era que sus cercanos se vieran afectados por algún plan que tuviera Asuka. Lo llamaban paranoico por sospechar tanto de Ryo Asuka, pero algo no le cuadraba de ese sujeto. —Los alcanzo en la costa marina —
—¿Estás seguro? Mejor me quedo a esperarte…— le susurró Akira a Ritsu en un tono suave para que sólo él lo oyera. Sabía que su amigo y vecino de toda la vida le tenía sangre en el ojo a Asuka y eso era muy poco común puesto que Shikishima no era del tipo de personas que se lleva mal con otros o los juzga antes de tiempo.
—Descuida, iré en breve. No pienso tardarme mucho tiempo aquí. Me mandas las coordenadas de donde se encuentren.
—…Okay. — dijo Akira no muy convencido. Volvió con Slaine y le explicó que Ritsu se les sumaba luego.

—¿De qué es de lo que quieres hablar, Asuka? — Ritsu fue concreto, no quería estar mucho tiempo a solas con Asuka suponiendo que éste no tramaba nada bueno.
—Descuida, seré breve. — el rubio le sonrió, tranquilo. Llegaron a unos de los espacios abiertos de relajación de Rizembool donde una gran pileta de agua caía desde el segundo nivel al primero. Por unos momentos observó el camino del agua antes de continuar –y asegurarse de que estuvieran completamente solos- —Hemos notado que tu participación en el proyecto de Genética Humana es clave desde la perspectiva de la neuropsicología. Incluso, el admirado señor Liebheart ha quedado curioso con tus hipótesis. Para ser sincero, — Asuka miró ahora a Ritsu. —No le veía el sentido de que integraran a un estudiante de Psicología a nuestro proyecto, pero las intenciones de los superiores siempre son sabias y ha sido un acierto.
—Me alegra saber eso. — “supongo”
—Pero nos llama la atención que mantengas tus investigaciones en secreto y anonimato.
—Huh, no me siento listo para compartirlas aún. Pensaba hacerlo cuando tuviera la certeza de que estaban perfectas. Temería exponer algo que estuviera ligeramente erróneo. —
—Ah, Shikishima. Deja esa modestia. Resulta aburrida e irritante. Te han solicitado para que seas una pieza fundamental, tu falsa timidez no ayuda mucho… Sé que no quieres compartir tus descubrimientos porque temes involucrarte en algo que termine adentrándose en un dilema moral y legal
—…—
—Lo sé. Es difícil hacerse responsable de algo tan grande. No tengas miedo de dejar tu nombre en la historia del mundo. — Asuka armó una gran sonrisa en sus labios. —Ten en cuenta de que lo que estamos haciendo es algo grande y admirable. Muchos estarán interesados en nuestros avances y la humanidad entera caerá rendida ante nuestros descubrimientos. Cambiaremos la historia del mundo dentro de poco y tú serás parte de ello. — “quieras o no”
—Asuka, agradezco las palabras de motivación, pero, hasta donde yo sé, soy libre de escoger cuanto puedo involucrarme en esto y cuanto quiero que mi nombre sea visto como parte de.
—Entiendo tu cavilación. — asintió, muy sereno. —Es por ello que los líderes de Rizembool me enviaron a conversar contigo. Ellos quieren que sepas que, pase lo que pase, tú estarás seguro siempre y cuando estés siendo parte de Rizembool. Rizembool siempre ha sido muy cuidadoso y protector de los suyos a diferencia de Hanasaki que deja completamente desprotegida a su gente a la suerte de ellos. Tú sabes cómo es nuestra institución, has sido un alumno de Rizembool desde primaria hasta el presente y siempre has representado y propagandeado a Rizembool. Ellos están muy orgullosos de todo lo que hacer por Rizembool. Quieren que sepas que siempre te van a proteger.
“Siempre y cuando siga sus reglas. De lo contrario, simplemente se liberarán sutilmente de mí.” Especuló mentalmente Ritsu. No sería misterioso que apareciera suicidado como aquellas teorías de gente conspiracioncitas.
—No sé qué decir al respecto.
—Piénsalo, pero no tardes. Sé que la parte moral puede estar generando en ti un dilema interno, pero bien es sabido que todos nuestros Rebels son voluntarios en nuestros proyectos. Ninguno está forzado a hacer algo que no quiera, ellos mismos son los que solicitan recibir las dosis de inyectables que fabricamos para ellos para potenciar sus poderes, o los trajes especiales que creamos según prototipo y mucho más.
“Y el control mental…”

—Supongo que de todos modos estoy dentro de esto. Confiaré en que Rizembool me va a proteger a toda costa.— Ritsu sabía que no sacaba nada con rebatirle a Asuka puesto que éste buscaría el modo de acosarlo de una forma distorsionada para que aceptara participar al cien por ciento en las investigaciones. Lancaster le había advertido de un modo sutil que Asuka era del tipo de persona que podía buscar cualquier cosa para mantener cierto control.
—Perfecto. — el rubio pareció ligeramente encantado con su respuesta. —Bueno, ya no te quito más tiempo. Ve con tus amigos. Nos vemos pronto. — hizo un gesto de despedida y comenzó a caminar.
—Que estés bien, Asuka.
—Ah, Shikishima. — se volteó para verlo una vez más. —¿Es imprudente si pregunto cuál es tu vínculo con Lancaster?
—Bueno, estamos en el mismo proyecto de genética humana. Más allá de cruzar una que otra palabra para llegar a un consenso en los experimentos, no lo conozco mucho. Es muy hermético.
—Me refiero al Lancaster menor. El que estaba contigo hace unos momentos. —

Asuka sonrió satisfecho al ver la reacción de Ritsu Shikishima. Su rostro mostraba confusión y a la vez perturbación por verse “pillado”
El rubio supo inmediatamente que la respuesta que el pelinegro le dio era una defensiva para que no lo relacionara con Cain Lancaster. Hasta el momento, Asuka tenía ciertas sospechas hacia ellos dos por ser de los dos menos conformes con ser involucrados con las investigaciones de los experimentos genéticos que llevaba Rizembool. Sobre todo, Lancaster que estaba directamente contra su voluntad y chantajeado para ser parte de las investigaciones, Asuka tenía la idea de que éste pudiera estar oscureciendo la mente de Shikishima al verlo titubeante y, quizá, hasta podría armar una especie de “Rebelión” pero parecía que Cain Lancaster estaba más tranquilo de lo esperado y no era tan oposicionista como Liebheart le había instruido.

Quizá sí lo habían reducido como un perro con bozal.
Tal vez y directamente nunca fue mayor obstáculo y desafío como le contaron.

Pero le encantaba ver la expresión de Shikishima, porque francamente no se esperaba que le preguntara por el otro Lancaster en Rizembool. Podía ver la duda y el suspenso en su rostro. Notoriamente no entendía por qué le preguntaba por alguien que no parecía llamar la atención a pesar de su ilustre linaje.

—Es un estudiante de intercambio el cual me lo han asignado como su guía en su estadía en Japón.
—¿Qué tal va todo?
—Hasta ahora, ha resultado ser una tarea muy sencilla y agradable.
—Interesante. Pensé que alguien como él preferiría las orientaciones de su hermano mayor en vez de alguien ajeno a su familia.
—Por lo que sé, su hermano está muy ocupado. Creo que apenas se han visto aquí en Rizembool.
—Parece ser alguien muy adiestrado y de buen rendimiento físico. Mh, podría darse una vuelta por el departamento de selección deportiva o… de selección de Rebels.
—Al igual que su hermano, es una persona con una agenda muy ajustada.
—Los Lancaster son eminencias bastante inaccesibles. Pero lo suficientemente empáticos para darse un tiempo para ir a la costa con sus amigos.— suspiró Asuka, con sarcasmo. —En fin, nos vemos.
—¿Entonces?
—Me dijo que no tuviera inconvenientes en participar libremente de las investigaciones científicas ya que Rizembool se encargaría de darme seguridad. Obviamente me van a proteger siempre y cuando colabore con ellos, si me rebelo buscarán el modo de hacerme desaparecer.
—Oh, Shikishima, ¿no crees que te estás poniendo un poco… exagerado? He escuchado muchos rumores de Rizembool… Muy espeluznantes, pero, ¿de allí a desaparecer a sus detractores? — Akira dio un sorbo a su lata de Pepsi. Él y Ritsu aprovechaban de hablar del tema mientras Slaine estaba alejado de ellos contestando una llamada telefónica de un familiar.
—Es cosa de ver como manejan sus redes e influencias. — bebió un poco de su lata antes de continuar. —Sin ir más lejos, por ejemplo, en tu propio caso. Estabas bastante desprotegido legalmente antes de ser Rebel. Tenías que rendir mucho en los tribunales de justicia y tu prontuario no te permitía libertades. Es excepcional la protección y ayuda de tu amigo, Akechi, para contigo, pero había situaciones que iban más allá de sus influencias. En cambio, cuando te volviste Rebel, ya no fue necesario que la policía enviara a un policía a casa a seccionarse de que estabas allí comportándote, tampoco te han puesto apuros en tus firmas mensuales e incluso te levantaron unas de las condenas que consistía en servicios comunitarios. Los abogados de Rizembool hacen milagros más grandiosos que el mismísimo Buda, ¿no crees?
—Pues, no te puedo refutar eso. Tienen un buen sistema de protección y muchas redes que activan para tener conformes a los Rebels. Pero de allí a desaparecer gente.
—No son pocos comunes los rumores de que antiguamente mandaban sicarios para encargarse de Rebels que ya no querían seguir en su rol y se unían a sus HiMEs. 
—Pero son rumores, al fin y al cabo. — Akira no quería que Ritsu se obsesionara con esos temas. Era irónico, porque generalmente era Akira el de sospechar de todo y Ritsu de suavizar las cosas y teorizar más bien con una hipótesis psicológica al respecto como que podían ser paranoias propias de un descontento personal del cual debían hacerse cargo.
—Ah, es cierto… Creo que le doy mucha vuelta al tema. Debería pensar en otras cosas. — Ritsu sólo lo dijo para que Akira luego no le estuviera creyendo un desquiciado.
—¿Cómo terminó la charla?
—Me preguntó por Slaine, lo cual fue extraño. Pensé que me preguntaba por su hermano mayor ya que éste está en las investigaciones de genética humana, pero Asuka estaba interesado en las destrezas físicas y en la disciplina de Slaine. Dijo que podría inscribirse en el área deportiva y… que quizá debería ir a reclutamiento de Rebels.
—Asuka no me da buena espina.
—…— Ritsu alzó una ceja, mirando ofendido a Akira. Ahora parecía que dudar de Asuka no era algo loco si venía del mismo Akira.
—Y es mejor no mencionarle nada de este mundo a Slaine. Como que medio me preguntó que era un Rebel porque se lo mencionó una compañera de clases, pero le dije que no sé mucho al respecto. Parece que su tío tampoco habla del tema de HiMEs y Key en su casa para no involucrarlo en ese mundo. Es mejor que lo mantengamos al margen.
—Lo problemático será cuando Slaine se entere de que eres Rebel y se lo has ocultado.
—Sólo si le llama la atención el tema, porque cuando me preguntó ni siquiera fue por curiosidad. Sino que preguntó para no estar descolocado cuando le hablaran de nuevo en clases porque ese día todos andaban comentando sobre los Rebels y Slaine era el único ignorante en el tema. Cuando le di nula respuesta no vi una mayor motivación en su rostro.
—Esperemos que siga así. — Ritsu soltó un suspiro. —Slaine es demasiado bueno para ser parte del proyecto Rebel. Si se involucrara saldría lastimado prontamente.
—No le creas débil. Slaine es muy resistente y competitivo. Cuando corrimos por la playa que da a los pies de su mansión escapando de la lluvia fue muy fiero en ganarme en la corrida hasta su mansión. 
—Huh. Podría sentirme celoso de que están siendo más cercanos y me están excluyendo. — bromeó. —Pensar que no lo querías ni conocer cuando te propuse guiarlo juntos.
—Bueno, no resultó ser el típico extranjero millonario Snob y desagradable al que estamos acostumbrados. A veces siento pena ajena cuando escucho que los de Rizembool tienen que quebrarse la cabeza con orientar a ese tipo de gente. Tengo un compañero de trabajo, Kaneki, que la pasa muy mal en ese oficio.
—Pero también tienes de compañero de trabajo a Eren Jaeger. Él también es extranjero y no es ningún snob pedante.
—No tiene ni un peso en su cuenta, tampoco.
—Ah, ahora entiendo tu desinterés por ese pobre chico. Con lo mucho que trata de que te vaya bien en la vida y hasta intenta que no te metas en problemas. Se siente como tu mentor y cuidador ya que los dos comparten quizá que historia delictual con esas tobilleras GPs en sus tobillos. Lástima que su billetera no sea compatible con tus estándares.
—Jaeger es… raro. Parece serio, deprimido e ido, pero de pronto se pone a gritar y pelear de la nada. Sobre todo, cuando el hermano de Kaneki va a buscar a éste último a su trabajo. A veces creo que tiene un problema mental. — el pelinegro recordó fugazmente aquella ocasión en que Jaeger y el hermano de Kaneki se pusieron a discutir afuera del trabajo, llamando la atención de los clientes. —Y siempre llega golpeado. No sé dónde se mete. Al principio pensé que era porque se peleaba con medio mundo, pero ahora ya no sé qué pensar.
—Tengo entendido que tiene un instructor Rebel muy severo y violento, una HiME desquiciada que lo quiere matar, y, punto aparte, está en el club de box. Supongo que puede tener una colección de hematomas regalos de distintas personas.
—Puede ser. — asintió. Al notar que Slaine volvía con ellos comenzaron a hablar de algún tema que Slaine pudiera seguir sin poner aquella expresión de descolocado cada vez que Ritsu y Akira hablaban de cosas que él no conocía.


Rei Amayado entró en su oficina suit ubicada en un prestigioso edificio empresarial dedicada exclusivamente para agencia de talentos. Aunque la mayoría de sus conocidos decían que Rei era un bueno para nada, estafador, ambicioso, cafiche y explotador, resultaba que sí tenía un oficio y era el de manager de estrellas donde, justamente, las competencias laborales requerían que fuera estafador, ambicioso, cafiche y explotador.

Nada más entrar se quitó su enorme chaqueta de piel y brillos la cual dejo en su colgador, lo mismo hizo con su caro sombrero. Las gafas oscuras las conservó pese a que no había tanto sol y no eran necesarias dentro de la oficina. Entro en la sala de estar donde para su mal gusto sólo encontró a una sola persona de las tres citadas y esa persona parecía no estar del todo presente.

Rei le picó con la punta de su bota en una pierna y lo movió con esta misma levemente, pero parecía que no despertaba ni reaccionaba de todos modos. Lo llamó por su nombre, metió ruido y nada. Se sentó a su lado en el sofá y le picó con la inocente navaja que siempre llevaba consigo a modo de protección personal, pero literalmente estaba muerto.

—…— A Rei no le pagaban lo suficiente para tolerar esas faltas de respeto. Lo agarró de los hombros y lo sacudió. —¡DESPIERTA!
—Ahh… No me grites así. Shh.— El peliverde frunció el ceño sin abrir sus ojos, luego dejo caer su cabeza hacia atrás para continuar descansando. —
—¡DESPIERTA! — volvió a gritarle fuerte, sabiendo que esa era la única forma de traerlo de nuevo consigo. Lo volvió a sacudir.
—¡Yah! — se tacó los oídos. Molesto por el vozarrón del hombre.
—Oh, vaya, parece que alguien está con resacar otra vez. — Rei masculló una sonrisa socarrona, rodeando con sus brazos el espaldar del sillón y dejando un poco de distancia entre ambos. Vio que el otro todavía seguía lamentándose y lloriqueando. —No te hagas la víctima, no tengo la culpa que vengas de una borrachera a plena luz del día. Ve a tomar un poco de agua para que te despejes del alcohol. Es una falta de respeto que te presentes así ante mí.
—¿Borracho? ¿Crees que estoy borracho? ¡Qué concepto horrible tienes de mí! — Sasara se indignó. Justo cuando le iba a reclamar al mayor notó que una navaja estaba abierta entre ellos, en el sillón. —¿¡Pensabas apuñalarme mientras dormía!? — eso lo indignó aún más. —Nunca pensé que fueras a hacerme algo tan bajo. Eres lo peor. 
—Oye, oye, ¿cómo puedes llegar a creer que te voy a apuñalar? — Rei rio y guardó la olvidada navaja. —Eres mi boleto de la fortuna. Si te apuñalo no podré ganar todo lo que gano.
—Ahhh, eres como mi proxeneta personal. — dejó de sujetarse la cabeza para sentarse correctamente en el sillón.
—Sí, y, por cierto, no me has producido lo suficiente para pasar el mes. Todos estos lujos y tus caprichos no se pagan solos.
—Pero quedamos en acuerdo de que podía tomarme este mes de descanso.
—Ahá, pero te has descarriado de la puta madre. Prácticamente tu mes de “desintoxicación de todo” donde te ibas a un retiro para conectarse contigo mismo se ha vuelvo en el reto personal de salir a beber todos los días y no morirte en el intento.
—¿Por qué eres así de malo conmigo? Más cuando soy YO el que te mantiene. — puso una expresión de lamento. —Y si me estoy en plan de desconectarme de todo, pero necesito más tiempo para ello y---—
—¡Ni lo pienses! Ni un día más de vacaciones.
—¡Pero!
—Tú eres el que no ha aprovechado sabiamente tu tiempo y lo has dedicado al derroche. Después te quejas que yo pierdo mucho dinero en el casino, con las apuestas y los juegos de azar.
—Y las mujerzuelas. — bromeó, soltando una risita.
—Mh. — miró al peliverde, pensativo, miró luego hacia el techo y asintió. —Sí, y en mujerzuelas. Pero el punto es que, pese a que hago todo eso, al menos SI logro distribuir bien mi tiempo y soy comprometido con mis metas personales. Si yo me hubiera propuesto un mes para mí en un retiro, ten por seguro que lo hubiera hecho y habría dejado todo lo demás de lado. Pero parece que en ti está pasando algo muy grave que no puedes concretar tus metas.
—Buh, nunca pensé escuchar a mi manager, el exuberante Rei Amayado, hablando de un modo tan aburrido. Hasta tú te vuelves viejo… Bueno.— Alzó los hombros, pensando en que quizá el Rei de antaño se iba apagando e iba entrando a una fase más de la vejes Se dejó caer en el sillón, cansado, Rei le miró unos segundos resguardando sus ojos detrás de los cristales oscuros de sus lentes, negó con la cabeza y alzó las piernas del peliverde para ponerlas sobre las suyas para que pudiera descansar plenamente.
—Te daré un masaje si quieres, pero debes poner freno a tu descontrol. En verdad... No te das cuenta y lo simplificas pero no te hace nada de bien las rutinas que estás teniendo.
—No quiero un masaje. Quiero irme a casa y dormir. — dijo ignorando su último comentario y aún ofendido por el trato anterior. —Y, para que sepas, no estoy ni ebrio y con resaca. Estoy cansado porque estuve toda la mañana acompañando a mi Nemu en su entrenamiento. Estoy tan oxidado que di lástima, pero para que ella no lo notara y estuviera contenta le seguí el ritmo en todo momento. Necesito un día en el SPA. — chasqueó los dedos. —Sí, eso necesito. También un día de tratamiento personal. Y, masajes, sí, pero de esos que hacen chicas chinas sobre uno en un ambiente muy relajante. Me siento lleno de dolores musculares.
—¿Desde cuando te has vuelto tan vanidoso? — no lo recordaba tan preocupado de sí mismo.
—Tengo un conocido nuevo que siempre recomienda esas cosas y últimamente me da un poco de vuelta esas recomendaciones. Quizá lo conozcas, se llama Asmodeus Morningstar. No sé, siento que es agradable, pero es demasiado… desbordante. Momose lo conoció, y lo llevó con él un día a una de nuestras salidas, desde allí lo hemos visto frecuentemente. Está empezando en el mundo de los idols y parece un buen chico. 
—Aunque te agota, por lo que veo.
—Es mil veces más egocéntrico y demandante de atención que Jung Hi y con eso ya te digo todo.
—Ah, ¿QUÉ? ¿Nuestro Jung Hi?
—Si. — asintió. —E igual de erotomaniaco. De las veces que hemos salido creo que se ha ido con muchas personas en tiempo record. Es como tener a un Jung Hi rubio y eso me preocupa.
—Su apellido me suena, debe ser hijo o hermano menor de un poderoso hombre de negocios de Europa según entiendo. Creo que el tipo se murió hace un tiempo y quien quedó a cargo de todo es el hijo mayor. Mh, suena una apuesta interesante, ¿estará buscando representante?
—Oh, no, por favor. Por salud mental. No quiero imaginar a Jung Hi y a Asmodeus juntos, será el fin del mundo. — le suplicó.
—Lo pensaré. Todo depende de cuánto dinero me produzcas. Si sigues con tu crisis existencial me temo que tendré que buscar a otro a quien representar para solventar los gastos del mes.
—Rei. — frunció el entrecejo y luego se cubrió el rostro con su antebrazo. —¿Para qué nos citaste a todos hoy? ¿Era necesario?
—Los chicos quieren verte, no seas asocial.
—Es lo que menos soy. Me encanta compartir con la gente que quiero. Pero de verdad, ahora quiero tomarme tiempo a solas, apartarme del trabajo, apoyar un poco a Nemu, enfocarme en lo que quiero para mí, pensar enmiretiroo—
—¡Ni lo pienses! —
—¡Ah! Deberías ser tú el que me mantenga y no al revés. Eres el peor Sugar Daddy de la vida. — le pateó, bromeándole.
—Mira, mientras la gente te quiera tanto como lo hacen tus fans, eres una mina de oro. Cuando estés viejo y acabado puedes pensar en el retiro, no ahora.
—Tks. Mejor me quedaba como jakuza y que me dieran un tiro. Esto es esclavizante. 
—Ya, basta de bromas malas. Además, sabes que no te quieren ni en pintura por ese mundo.
—…Supongo.
—¿Y los demás?
—Jung Hi está con una chica, viene pronto… Leo terminando una grabación para la novela que está interpretando.
—Oh, fuiste el más responsable hoy. Buen chico. Y pensar que creía que venías de juerga.
—Para que veas. Vas a tener que hacer algo bueno por mi para remendarlo.
—Te compraré algo bonito, bobo. — Rei notó que el peliverde no tenía ni ánimos de moverse. —¿De verdad quedaste tan mal después de entrenar con esa chica?
—Sí, ya te dije que estoy muy oxidado. Además, no es cualquier tipo de entrenamiento. Es el que le dan para una Princess y necesitaba que alguien la ayudara con algunos movimientos así que no me quedó de otra. — cuando se trataba de Nemu, Sasara podría suspender cualquier asunto para apoyarla. El tema de conversación le pareció más pertinente. —Por cierto, entiendo que estás en Rizembool de nuevo. ¿No puedes hacer algo para que le asignen a un Rebel cuidadoso? Si es posible, que asignen a una persona también para que la cuiden.
—Oh, no. Ese no es mi territorio. Si Otome me ve metiendo las narices en sus proyectos de Princesses, es capaz de castrarme.
—¿Ella es tan terrible como la pintas siempre o es una de tus exageraciones?
—Es una mujer atroz. Eficaz, pero terrible.
—Pobre Nemu.
—¿Pobre? Esas Princesses por fin tienen a alguien que las represente dignamente. Hace años no eran más que un montón de tipas inútiles y babosas de los Rebels que no lograban nada en la vida. Desde que Otome tomó el proyecto las Princesses se han empoderado y superado. Esa mujer loca me está sacando más de un dolor de cabeza, dentro de lo pronto si sigue así pedirá las cabezas de los Rebels que les falten el respeto a sus Princess. Ya lo veo. — gruñó, molesto. —Pero si se atreve a tocar a mis Rebels, la raparé.
—…—
—…—
—No opinaré sobre peleas de viejos.
—Te estás pasando.
—Pero sí quiero que esa tal Otome defienda siempre a Nemu. Si es como dices, apoyo que sea tan responsable con las Princesses.
—No te preocupes por eso. Otome protegerá a esa chica y a todas las demás. Es como una patada en el culo, pero es bien responsable.
—Bien. — asintió. —Quizá debas aprender de ella con tus niños Rebels.
—Ojo, yo no soy un instructor de Rebels. Soy un encargado de los instructores de Rebels, ellos deben rendirme cuentas a mí. Por supuesto, también los Rebels son parte de mis responsabilidades, pero tengo un cargo mayor.
—Con suerte sé que es un Rebel. No te esmeres en explicarme cosas que no tengo idea. — se abanicó aire.
—¿Has visto a mi hijo Ichiro? No sé de él hace más de un año. ¿Sabes algo de él? 
—¿¡Por qué iba a ver yo a ése!? ¡Qué se yo de él! Se supone que tú eres su padre, tú eres el que debería estar al pendiente de él y ver lo que necesita. Sabes que a mí me cae mal y ni me puede ver. No me metas en tus negligencias parentales.— se abanicó con mayor ímpetu, molesto.
—Ya, no es para que te alteres.—  Rei lo miró sin comprender su actitud. Entendía que tenían roces pero no era para exagerar. —Sólo preguntaba. Quería saber si seguía vivo, a lo menos.
—Sí, está vivo. ¿Feliz?
—Con eso me basta.
—...—
—Je.
—Ni pienses en pedirme alguna idiotez, Rei.
—Vamos, Sasara. Siempre has sido gentil conmigo. De todos los humanos, eres el único que me trata bonito o, al menos, a medias y lo intentas. Perdonas todos mis errores y no te importa mi pasado.
—Huh.
—Y yo te cuido de que hagas idioteces.
—Ya no hago idioteces... Hace meses.
—Y tolero tus bromas de mal gusto... Y hasta macabras.
—...—
—Y cuido que no hagas idioteces. Ya sabes a lo que me refiero.— volvió a repetir.
—¡Ay, ya no hago esas cosas! Deja de humillarme.— le expresó, apenado. —¿Qué quieres, Rei? Apuesto que quieres explotarme laboralmente para comprarte un nuevo ferrari, o un reloj de oro, o algo así de caro.—
—No, no. Ni siquiera he planeado interrumpir tus "vacaciones" tenemos un trato y soy hombre de palabras.
—Ah, bueno. Entonces no hay drama. ¿Qué necesitas?
—Quiero que hables con Ichi---
—¡NO!
—¿Podrías escuchar primero antes de resistirte? Ya deberías madurar. Me parece demasiado infantil que Ichiro y tú no se hablen. ¿Por qué no vuelven a retomar la amistad de cuando eran más jóvenes?
—Eh...
—Era bonito cuando llegaba a casa después del trabajo y los veía juntos compartiendo, felices de la vida como buenos amigos.
—Eso nunca pasó, Rei. Nunca te hiciste cargo de tu rol de padre y... nunca llegaste a casa de la familia de Ichiro. Por eso terminó en un orfanato con sus hermanos.
—Ya. Pero eran buenos tiempos cuando tú, Ichiro, el tipo loco de cabello rojo y el innombranle se llevaban bien. Al menos parecían felices juntos cuando estaban en la calle en sus tiempos de rufianes.
—¿Por qué justo yo tengo que ir a hablar con Ichiro? De todas las personas del mundo, soy el menos indicado.
—Porque quiero que le pases un fondo económico que supuestamente debía darle cuando cumplió su mayoría de edad por la herencia de su difunta madre pero nunca tuve tiempo de pasárselo personalmente y, bueno, no quiere verme ni en pintura. Pásaselo  tú, al menos dudo que te quiera asesinar como a mi. Y, no, no puedo transferibles. Su madre se lo dejo especialmente a él junto con una carta dedicada a su persona.
—Heh, eso me hace ratificar que soy el menos indicado para darle algo de tu parte. Quizá hasta piense que yo se lo gasté.
Silencio.
—Deduzco que te has tardado en darle ese dinero porque te lo gastaste en ti.
Más silencio.
—¡Rei!
—Lo que importa es que se lo repuse.
—¡Con mayor razón me va a odiar más! ¡Va a creer que yo me lo quedé!
—¿Por qué pensaría eso?
—Cualquier persona que estuvo en el mundo de las pandillas puede pensar lo peor de otra persona que estuvo en el mismo mundo.
—Oh, vamos. Sólo será una entrega y ya. No es para tanto.
—Bien, lo haré. Pero no me pidas más que haga cosas por tu hijo. No es mi responsabilidad. 
—Holaa. — la voz cándida de una persona interrumpió la charla de Rei y Sasara.

Un joven de cabellera rubia, larga y tomada en una cola entró en a la sala de estar interrumpiendo la conversación de los otros dos. Aquel rubio llevaba un traje de alta costura y sus ojos amarillos estaban bien ocultos detrás de sus lentes de sol. Acompañado de él venía un joven de cabello rojo y ojos azules, que usaba un atuendo entre gótico y de kpop.

El rubio era Leo, un actor y estrella en ascenso. El pelirrojo era Jung Hi, un idol que estaba iniciando su carrera y que tenía un futuro prometedor.

Rei miró a regañadientes a esos dos. Se levantó del sillón y dejo al peliverde totalmente recostado en el sillón. Si no fuera porque producían tanto dinero para él los habría lanzado a todos por el ventanal hacia abajo por la falta de respeto de llegar tan tarde a la reunión.

—¿Por qué tienen el descaro de llegar tarde? — los encaró al entrar.
—Papi Rei, no te enojes. Estaba grabando mi nuevo tema musical.
—Mentira, Jung Hi. Eres un mentiroso y mal agradecido. Sasara ya me dijo que estabas con una chica.
—¡Mi dupla musical! Con ella estaba grabando el tema musical ¡Que mal pensados! — el pelirrojo fingió sufrir una gran desgracia. Miró a Sasara enojado, el peliverde no parecía con muchos ánimos de darle un espacio en el sillón prefiriendo que el pelirrojo se sentara en el sillón individual lejos de él, pero ante la presión del pelirrojo tuvo que sentarse y darle un espacio.
—Podías sentarte allá.— musitó, cansado.
—Quiero estar cerca de ti. — Jung Hi apuntó a Sasara mientras veía a Rei. —Por cierto, éste viene de una juerga de anoche. Todos los medios se enteraron y va a salir como el escándalo de la semana.— lo delató, en venganza por haberle dicho a Rei que estaba con una chica.
—…— Sasara se cubrió el rostro, más culpable no podía sentirse.
—Entrenando, decía el canalla. — Rei le dio una mirada asesina.
—Yo no tengo nada que ver con el incidente de anoche. Un grupo de Idols se emborrachó y se pusieron a pelear con otros tipos. Yo sólo estaba en el mismo pub con unos amigos, pero ni siquiera participé en nada. Me quedé todo el rato en el VIP.  ¡Ah, y lo del entrenamiento de hoy si es verdad! Si fui a cumplir mi compromiso.
—Pero seguro van a pensar que estabas igual de desenfrenado y alcoholizado que ellos. Sabes como es la prensa. — le metió carbón Leo. —Ahhh, menos mal que yo me cuido de sobre manera de esas cosas.
—Por favor, tuviste un romance con tu co-estrella de la comedia anterior. Ella estaba comprometida. — Rei fulminó con la mirada a Leo. —Y tú, tú eres el peor de todos. Te ven todo el tiempo comprando juguetes sexuales. — pateó a Jung Hi. —Piensan que eres un depravado. Ah, que Dios se apiade de mi y me de paciencia con ustedes.
—¿No sería al revés? — dijo Sasara. Leo y Jung Hi estuvieron muy de acuerdo con él.
—Sí, sin nosotros estarías en la miseria. Estamos pagando todos tus vicios en el casino. Si no fuera porque insólitamente eres buen representante, te habríamos despachado. — Jung Hi meneó una mano en el aire haciendo un gesto para que Rei no molestara. Luego quitó el envoltorio a una goma de mascar y comenzó a hacer una pompa con ella hasta reventarla. —Tengo hambre, ¿pedimos sushi? Aprovechemos que está Sasara aquí y no en su retiro espiritual. Así nos paga la cuenta.
—Querías evitar vernos, que malo. — se quejó Leo.
—Un poco. Pero no en mala, sino que urgentemente necesito desconectarme, pero ya ven que ni eso puedo.
—Habló el más responsable. — Rei lo miró feo.
—A todo esto, aprovechemos que estamos todos para ponernos de acuerdo para el evento Idols. — dijo Jung Hi, chasqueando los dedos.
Rei casi festeja que, al menos, uno de ellos, estuviera interesado en el trabajo.
—Después del evento hay una gran fiesta para todos nosotros. Va a estar interesante. — continuó el coreano. —Gente  del mundo de la actuación también asistirá, ¿verdad, Leo?
—Ahá, ya vamos varios apuntados al evento. Será entretenido ¡Y van a ir muchas chicas lindas! — secundó Leo. —¿Vamos? — miró a Sasara.
—Sí, ¿por qué no? Siempre y cuando no vaya cierta persona.
—Uh, no creo que vaya. Así que despreocúpate. —
—Y así se te fue todo el retiro espiritual a la mierda. — rio Jung Hi.
—Para que veas. — Sasara alzó los hombros. —Uno intenta alejarse del mal, pero esto te busca.
—Lo único bueno es que podrán producir dinero con eso. — masculló Rei. —Después acordamos los términos.
—¿Qué? ¿Acaso no vas? — Jung Hi alzó una ceja. —O sea, sé que estás pasado de edad y todo, pero seguro que tras bambalinas de esa fiesta hay un espacio especial para los representantes. Va uno que otro manager y puedes beber un trago o algo con uno de ellos y sacar provecho. Además, alguien tiene que ir y cuidar a Sasara.
—¿Por qué a mí? — se molestó con Jung Hi. —Que sepa, el más problemático de los tres eres tú. Hemos tenido que sacarte de unas situaciones bastante bochornosas.
—Orgias. — puntualizó Leo quien chequeaba sus redes sociales.
—Puede ser… Pero al menos yo no me desaparezco de los eventos con mi "detractor". Eh.
—¡...!— lo codeó en las costillas. —Yo no hago esas cosas. 
—Ni tampoco me pillan saliendo con mujeres casadas. —
—¡¿YO?! — Leo le dio una patada a lo lejos.
—Estas mierdas son peor que hijos propios…— Rei se frotó la cien.
—Pf, pero si tú eres como el hijo en este grupo. Tenemos que cuidarte y mantenerte.—
—Una más y te mando en una caja a Corea tal y como llegaste: siendo una escoria.   
—¿Por qué nos citaste, Rei?— Sasara fue insistente en recordarle el motivo de la reunión, impaciente de terminar pronto para irse a su casa.
—Mh, les quería presentar a alguien. Desde ahora será parte de nosotros puesto que seré su representante. Quiero que lo guíen y orienten sobre el mundo de cada uno para que se vaya interiorizando.
—¿Un cantante? ¿un actor?— Leo preguntó con curiosidad.
—Ya verán. Le diré a la secretaria que lo haga pasar para que le pregunten personalmente.
—Un momento, ¿para esto nos llamaste a todos? Que se encarguen Leo y Jung Hi. Yo estoy de vacaciones.— Sasara se cruzó de brazos, sintiéndose estafado. 
—Los tres deben cooperar y ser solidarios con esta nueva persona.

« Last Edit: March 27, 2021, 09:25:53 PM by Kana »


Cho

(Los tres posts de arriba cuentan para marzo)


Hello gals <3

Para cualquier duda y/o consulta las invito a postear en el foro de planeación.

Sin más preámbulos~





Sayi :: 859 palabras
Nite :: 0 palabras
Cho :: 15501 palabras
Kana :: 1665 palabras
Eureka :: 9823 palabras
Puri :: 0 palabras
Mimi Tachikawa :: 1356 palabras
Mery :: 818 palabras
Apple :: 0 palabras


Now, let's carry on with those big HiME dreams...
« Last Edit: May 09, 2021, 12:43:33 AM by Sayi »


Kana

En plan de mover a los cantantes de mi lista.


Kise insistió en permanecer abrazado al cuello de Claude, aprovechando que este estaba sentado en el suelo, aferrándose a él y usándolo como si fuera de aquellos peluches enormes. Se sentía cómodo apoyado en su amigo, a la vez que se distraía revisando Instagram.

—Estoy aburrido. ¡Odio esperar tanto! — se quejó el rubio, irritado debido a la larga espera que llevaban desde que una de las cámaras fotográficas falló y tuvieron que ir a buscar de repuesto. Pudiendo usar cualquiera de las cámaras fotográficas disponibles, les tocó un fotógrafo demasiado excéntrico que sólo trabajaba con un único modelo. —Debería irme y abandonar la sesión.
—Ohw, Kise, sólo espera un poco más. — le dijo Claude, haciendo tronar un poco su espalda. —¿Podrías usar a Hawks como soporte? Pesas un poco.
—¿Me estás… diciendo que estoy gordo? — el rubio entrecerró los ojos, mirándolo con una frialdad absoluta que inquietó a Claude.
—Huh. — grave error. Claude recordó fugazmente que a Kise le dio por obsesionarse con su peso después de que un bromista había cambiado sus barras energéticas y nutritivas por unas de esas barras alimenticias que le dan a la gente en desnutrición para que subieran de peso a lo loco. —No quise decir eso. Después de eso, Kise se había vuelto más loco de lo normal con sus regímenes alimenticios y de ejercicios pasando de aplicar en sí mismo un régimen para un deportista profesional para pasar a uno para un Espartano nivel Dios de Grecia. Claude se quedó en silencio sin saber que decir exactamente para no tocar la sensibilidad del otro. Aquel silencio fue suficiente.
—¡Claude! — Kise lo sacudió, expresándose con dramatismo.
—¡Kise! — Claude le reclamó.
—No estás gordo, hombre. — Hawks resopló, apoyado en la pared. También estaba sentado en el piso esperando que se reanudara la sesión fotográfica de ese día. Entre esperar y soportar a esos dos, su dilema interno de desaparecer del set aumentaba.
—Hawks es más bueno. — el rubio se fue hasta donde estaba Hawks y se apoyó, esta vez, en él.
—O-Oye, no era una invitación para que me usaras de sofá a mí.
—Mh. — lo abrazó insistentemente. —¿Supieron del evento que tendrán los Idols? Hay fiesta después de la exhibición. Unas amigas me invitaron a ir a la fiesta.
—¿Unas amigas? — Hawks le alzó una ceja, mirándolo con ironía.
—Amigas. — aclaró con puntualidad el basquetbolista. —No todas mis amistades femeninas han sido mis parejas, eh. Que mal pensado. Ese tipo de comentarios me hacen mala fama. Sobre todo, ahora que quiero ser la estrella deportista del año.
—Sólo estás comportándote bien porque quieres impresionar a Kasumi-chan.
—Yoh, no necesito impresionar a nadie. — expresó con una pisca de soberbia egocéntrica. —Bueno, cumplo con comunicarles de esa fiesta. No sólo es de cantantes por si eso les incomoda, han invitado a mucha gente del mundo de la farándula: actores, seiyuu, deportistas, modelos. Todos VIP, eso sí. —descansó su cabeza en su compañero, los músculos de Hawks eran duros por lo que le dio un par de golpecitos en el hombro como para “ablandar” esa zona.
—¿Tú no vas? — Claude parecía ligueramente impresionado con el poco interés que Kise demostraba en esa fiesta.
—No creo, bro. Al día siguiente tengo una entrevista para una importante revista de deportes y quiero que saquen la mejor toma de mi perfil. No puedo amanecerme ni mucho menos. Pero vayan y diviértanse. Se lo merecen.
—Podría pensarlo. — asintió el joven de ojos verdes. —Ah, creo que se reanudó la sesión. — se puso de pie, acomodó su vestuario y esperó a los otros dos. Kise y Hawks le imitaron y los tres volvieron al set.

Después de una tarde de sesión fotográfica, los tres modelos terminaron con su jornada laboral y salieron del edificio para ir a sus respectivos destinos. Claude y Hawks tenían compromisos a los cuales atender por lo que no pudieron acompañar a Kise hasta su departamento.

El rubio, al quedar en solitario, prefirió ir caminando para así mantenerse ejercitado aún en su tiempo de descanso. Cuando estaba a una cuadra de llegar al edificio donde vivía, en la plaza que daba a los pies del edificio, vio que había un trío de chicos cantando hip hop. Por ser un sector de gente adinerada, la mayoría de los residentes veía con rostros extrañados a esos jóvenes, no acostumbrados a encontrarse con artistas callejeros por ese sector.

Al terminar de cantar. Una que otra persona les dio un par de monedas. Los jóvenes parecían agotados y desilusionados.

—¿Anne? — Kise se acercó a cierta persona que se le hizo familiar. Esta persona se giró al verlo, alzando una ceja con una expresión desafiante, pero al reconocerlo corrió hasta él y se abrazó a su cuello. —S-sí eras tú, jé.
—¡Kise! Oh, Dios, ¡Que alto estás! — Lo apretó en un abrazo emocionado, luego se separó brevemente del rubio y apretó sus mejillas con sus manos. —¿Por qué nunca me escribiste por redes?
—Porquetufacebookestásuperabandonado— habló con dificultad al tener las mejillas apretadas por Anne. Cuando le dejo y se separó de él, le contempló con mayor detenimiento. —Tengo una cuenta tuya, pero tu última actualización fue hace tres años. No sabía si seguías usándola.
—Ah, no. Se me olvidó cerrarla. —
—Estás diferente.  Oh, me gusta tu cabello largo. — el rubio se permitió tomar uno de los largos mechones rojizos de su cabello, acariciándolo y sintiendo su suavidad, a Kise siempre le había gustado el tono de su cabello, incluso cuando lo tenía corto. Soltó aquel mechón y miró a Anne por un tiempo prolongado, mostrándose encantado con verle de nuevo pero un poco incómodo por su cambio, aunque bien sabía que tarde o temprano iba a llegar.
—Tranquilo, sigo siendo la misma persona. Sólo que me identifico como non-binary. —
—Oh, entiendo. — asintió, aún algo confundido. Ver a Anne con su cabello largo, un vestido ajustado y con maquillaje seguía siendo novedoso más allá de no haberle visto en años y esperar verle con “ese cambio”

Ryota recordó brevemente a Anne cuando le conoció cuando ambos eran pequeños. En ese entonces Anne tenía otro nombre y era un niño muy bonito que deseaba dejarse el cabello largo y usar atuendos no acordes a la normativa imperante social. Su madre había sido muy severa con Anne, cortándole el cabello a la fuerza y obligándole a usar ropa de niño.
A Ryota nunca le había parecido que su amigo era un anormal, más bien no comprendía, en su inocencia de niño, por qué los padres de otros niños les prohibían a sus hijos que se juntaran con Anne. Con el tiempo comprendió que la lucha de Anne contra los estándares sociales y las construcciones normativas de la sociedad era un tema que no todos compartían.

Anne se había ido de su casa cuando era adolescente, ya no tolerando más las imposiciones de su conservadora madre. Se había ido con un grupo de amigos a probar éxito en el mundo de la música y Ryota perdió en contacto con Anne.

De algún modo u otro, imaginó el momento cuando le vería de nuevo y era tal cual como ahora: con atuendos de chica rebelde, el cabello largo como siempre le había buscado, y una buena técnica de maquillaje. Aunque… Se había imaginado que en ese punto de la historia estaría en Europa grabando algún disco indie. No cantando en la calle pidiendo cooperación.

—…— Ignorando su decepción interna al no ver a Anne siendo una estrella de la música, Kise volvió a su emoción inicial, apoyó sus manos en los hombros delgados de Anne y le sonrió. —¡Ha pasado tanto tiempo, tenemos que ponernos al día! ¿Vamos a conversar a un lugar? Oh, bueno… No quiero interrumpir tu concierto con tus amigos.
—Oh, vamos. No interrumpes nada. — Anne hizo una mueca de desagrado. —Ya nos íbamos de todos modos. Esta gente no aprecia nuestro talento. — chasqueó los dedos para que los otros dos se acercaran a ellos. —Kise, te presento a mis colegas. Allen Susagano y Hajun Yeon.
—Mucho gusto. — El chico llamado Hajun fue el primero en estrechar la mano de Kise. Por su acento y sus características, daba la impresión que fuera de naturaleza coreana. Su cabello era rubio claro, sus ojos color miel y un look bastante llamativo que delataba un buen gusto por la moda. Anne Faulkner se quedó mirando a Kise y Hajun, en cierto modo se parecían físicamente de no ser porque Kise era más alto y sus ojos eran color ámbar.
—Yo soy Ryota Kise. —
—Lo sabemos. — El otro joven, llamado Allen, era un chico alto, de cabello rojizo marrón y sus ojos eran del mismo tono. Su look era más del estilo hip hop como su música.
—¿Anne les habló de que nos conocemos de niños? — sonrió, con vanidad.
—No. Te ven en las portadas de las revistas.
—Oh, eso fue… Inesperadamente razonable. — el rubio dijo entre orgulloso y desilusionado. Esto último porque Anne no lo mencionaba. 
—¿Vamos a un McDonald? — Anne terminó de contar los yenes que habían recolectado. —Nos alcanza para unas promos y de paso nos ponemos al día.
—¿McDonald? — Kise arrugó la nariz, horrorizado. —No puedo comer alimentos de lugares así. Mi régimen es muy estricto.
—Oh, Kise, ¿en serio? Ni que fueras gordo. Además, cuando éramos niños no te molestaba ir a eso lugares. No te hagas el refinado ahora, que antes tenías todo un historial callejero. 
—N-no soy así. — Kise miró a los otros dos, que lo miraban con extrañeza puesto que no se veía fuera de forma ni parecía del tipo callejero.
—Me encantaría que fuéramos al McDonald, pero… Creo que deberíamos juntar ese dinero para rentar un cuarto en un hospedaje. — Hajun parecía ser el más sensato del trío.
—Ah, pero tengo hambre. — el estómago de Allen rugió justo en ese momento.
—Ya dejen de dar lástima. No quiero que causen una mala impresión delante de mi amigo y piense que nos ha ido mal en la vida.
—¿Dónde… se están quedando?
—Donde nos alcancé. La última vez quedamos en el distrito rojo.
—Vaya. Eso suena cool. — Kise pensó en otra cosa. Anne le dio un codazo.
—No cambias, eh. — Anne negó con la cabeza. —Vamos al McDonald y luego seguimos cantando y hacemos unas cuantas monedas más.
—¿Qué pasa cuando no reúnen dinero suficiente para pagar un cuarto?
—Pues, nos quedamos en donde sea. En el patio de alguien que conocemos después de cantar en los locales, en un lugar de caridad, en una plaza. No le hacemos la cruz. — Susagano se acomodó la cadena que usaba de collar.
—Huh. — Kise se preocupó por el destino que estaba teniendo Anne. Le conocía bien, era demasiado llevado a su idea y era problemático desde siempre, pero… sentía que no le podía dejar así en medio del anochecer y con poco dinero. Sabía que se arrepentiría luego a pesar de lo mucho que le apreciaba. —¿Q-Que tal… Si se quedan un par de día en mi departamento? Está justo allí y tengo espacio.
—No queremos molestar, Kise. — Allen fue el primero en rechazar, puesto que no era de sacar beneficios de las personas.
—Estaremos bien, no te preocupes. — Hajun tampoco era de pedir favores y sentía que no era lo más adecuado con alguien que acababan de conocer.
—¡No debemos ser mal educados con Kise si nos da una mano! — Anne se enganchó del brazo del rubio. —¿A dónde nos movemos? —
—…— Definitivamente, Kise sabía que se arrepentiría pronto.

..

—¡Nunca me dijiste que vivías en un departamento de lujo! — Anne no podía caber en su asombro cuando entraron en el departamento de Kise.
—Woh, eres rico. — Allen silbó.
—Yo pensé que vivirías por siempre en un templo con tu tío.
—¡Gracias a los dioses, no! Mi tío me echó del clan Nakiri y me tiene prohibido ir a su distrito. Pero me vale, soy el heredero del clan Kise así que me tiene sin cuidado. — Kise dijo orgulloso de sus próximos bienes, aunque internamente sabía que actualmente también peligraba su puesto en el clan Kise. —Pónganse cómodos. Hay una habitación libre que pueden ocupar. Es súper amplia.
—Eres admirable. — Hajun expresó, encantado con la amabilidad del joven.
—Hajun, tú si estás acostumbrado a esta vida. — Allen le miró entrecerrando los ojos.
—Yeon es hijo de unos empresarios, pero desertó de su familia. —Explicó Anne.
—Oh, como yo.
—Mi historia es bien aburrida, en verdad. Soy hijo adoptado de unos empresarios coreanos que no podían tener hijos. Me criaron y todo, pero cuando ya pudieron tener un hijo biológico me botaron. Si me daban una mesada para mi mantención pero decidí rechazarla por dignidad propia.— Hajun suspiró. 
—Vaya, lo siento…
—A todo esto. — Hajun miró a Allen. —Tú tampoco eres muy ajeno a este mundo. Eres hijo de músicos.
—Sí, pero ser hijo de un par de músicos clásicos es muy distinto a ser hijo de empresarios o de un clan de prestigio y orgullo nacional. — alzó los hombros.
—¿Qué pedimos? — Anne se adelantó antes de que, por idiotez, le hicieran hablar de su madre porque sabía que la vieja era un chiste nacional.
—¿Pizza? — Allen miró al resto.
—Por mi está bien.
—Rompe tu dieta, por hoy. — Anne le picó a Kise al notar su cara de contradicción.
—No es como si comiera ensaladas, tampoco. — el rubio soltó una risa. —Sólo pensé, que podíamos pedir algo para beber también y de paso más cosas variables para comer.
—¿No tienes bebestibles en casa? — Anne alzó una ceja.
—Tsk. En mi nevera sólo hay energéticas y sueros vitamínicos. No cocino porque lo hago muy mal, así que nunca compro cosas para preparar.
—Ohw, no cambias. — dijo Anne con ternura. —¡Está bien! Yo feliz de que pidas muchas cosas.
—Anne, el dinero. — recalcó Hajun.
—No se preocupen, yo invito. — celebró Kise.

Los demás agradecieron al rubio agasajándolo y admirando su gesto, lo cual subió más el ego de Kise. En ese momento, alguien tocó el timbre y distrajo a los presentes. El rubio no esperaba a nadie a esas horas.
Abrió la puerta y la cerró de un portazo al ver de quien se trataba. Estaba seguro que le había dado en el rostro a Ichiro pero no podía dejar que viera a Anne.

—¿Pasa algo? — Anne preguntó con extrañeza.
—N-No. Es… Es el conserje del edificio. Pidan lo que quieran mientras voy a hablar con él, voy a tardarme unos minutos. Seguro quiere hablar de su divorcio… El pobre está en depresión.
—Vale, pediremos mientras tanto. — Allen sacó su teléfono para abrir la app de PedidosYa.

Kise salió del departamento arrastrándose por la puerta para evitar que ciertas personas se vieran.

—Ichiriin, ¡que sorpresa! ¿qué haces por aquí? — preguntó algo nervioso.
—Pasé por aquí y pensé en visitarte. Porque siempre me lloriqueas que te abandono. — Ichiro terminó de frotarse la nariz. Como el rubio le dio un portazo en el rostro se había golpeado la nariz.
—Ah, qué lindo eres. — le abrazó con afecto y luego se volvió a apoyar en la puerta.
—¿No… me dejas pasar?
—Uhu, no.
—¿Estás con una chica?
—¿Algo así? — alzó las cejas. ¿Cómo le explicaba a Ichiro que aquel chico con el que se daba a golpes hasta hacerse sangrar ahora era una chica? Ichiro y Anne no se llevaban bien desde tiempos memorables, y cuando Anne se fue de Japón Ichiro agradeció al de arriba por ese milagro. No soportaba lo engreído y arrogante que era Anne.
—Ah, bueno. Entiendo. Te dejo solo para que tengas privacidad.
—¡N-no! No es eso. — Kise suspiró. —Ichi, uh… Yo, ¿cómo te lo explico?
—Kise, ¿qué pasa?
—Adentro está Anne.
—¿Quién es Anne?
—Huh, ¿Faulkner-kun? —
—¿Faulkner? ¿Por qué ese boca de marinero está con una tal Anne adentro de tu departamento? Pensé que se había ido de Japón.
—N-no entiendes. Faulkner-kun es… Anne.
—Espera, ¿QUÉ?
—Es un non-binary en la actualidad. No se identifica con ningún género, y hoy en día se llama Anne.
—¿Es una chica ahora?
—No se identifica con ningún género. — repitió.
—Okay…— alzó sus cejas. —Me cuesta entender esos términos, pero no creo que sea algo malo.
—¡Ah! ¡Que bien! — Kise soltó un suspiro, aliviado. —Pensé que te irías a dar a golpes y cosas así con Anne o que le dirías algo…
—Kitsune idiota. No porque me cayera pesado el Faulkner del pasado iba ahora a hacerle burla por su nueva identidad. — le jaló el cabello como si tirara de la cuerda de una campana, suave y reiterado. —Odio que siempre creas que voy por el mundo golpeando a todos y siendo violento sin asunto.
—¡A-ahora estas siendo violento sin asunto! — le lloriqueó.
—Disculpa.
—¿Quieres pasar?
—N-No, mejor les dejo su espacio. Será choqueante que me vea apenas llegar. Quizá con el tiempo se puede dar la posibilidad.
—A la mierda, Yamada. Deja de querer verte como el correcto pacifista que no eres. — Anne abrió la puerta de golpe, cruzándose de brazos y mirando con burla Ichiro. Había estado escuchando la charla tras bambalinas. —Y tú, deja de querer protegerme siempre. Como ves, me sé defender bien.— miró a Kise ahora.
—Lo siento. — el rubio bajó la mirada, apenado. Anne le dio palmaditas en la cabeza.
—Entra, Ichishit. Te voy a presentar a mis colegas.
—Hey, primero buenas tardes. Veo que tu lenguaje no ha cambiado en nada, tsk.
—Dejate de sentimentalismos sobrantes. Pasa, tenemos una mini reunión con el anfitrión, si te vas ahora para darle lástima a Kise y que piense en ti durante el resto del día no te lo tengo permitido. El protagonista de hoy soy yo, nunca me vas a opacar. — chasqueó los dedos y se giró, entrando. —Yeon, Susagano, tenemos visita. — les gritó.
—¿Está bien que me quede? — Ichiro miró a Kise.
—No seas tímido. Ya ves que Anne no ha armado drama. Entremos y pasémosla bien un rato.
—Okay.
—Por cierto, ahora los dos están en el mundo de la música. Tienen mucho de qué hablar.
—Supongo. — Ichiro asintió levemente.


Mimi Tachikawa

Hola a todos!!!! aqui dejo mi fic, recien para el proximo mes tengo preparado lo del campamento key (se podra poner Flashback? perdon TwT )

La primera parte es un fic compartido con Kana me diverti mucho con el sufrimiento (?) aqui full cantantes xDD


Durante toda su vida ellos vivieron una situación económica muy precaria. Tanto así, que muchas veces pasaron por varias peripecias por conseguir alimento y estabilidad en el hogar. Cada instante buscando como y el momento preciso para poder conseguir pasar un día más y con ello se conformaban.
Después de todo, el dinero no lo es todo y mientras se tuvieran como familia bastaba.

Siempre se había sentido muy protegido por sus hermanos Kanata y Mutsuki, sobre todo por Kanata quien lo cuidada de un modo excesivo dada su condición delicada de salud, pero Nayuta nunca había sentido tan intenso sus problemas de pobreza como en el último semestre.
En especial ahora que estudiaba y eso conllevaba un gasto adicional para su familia. Si bien él y Mutsuki compartían la mala suerte de no contar con una salud optima, al menos su hermano Mutsuki se las ideaba para aportar en el grupo familiar y no ser un peso muerto como él.
En cambio, Nayuta sentía que, por culpa suya, su hermano Kanata debía buscar trabajos extras para costear los costos de su tratamiento médico, de su escuela y de su diario vivir.

Recordaba que en una ocasión intentó trabajar en una bodega, pero duró nada más dos días allí puesto que tuvo un ataque de asma en el interior al tener que levantar varias cajas siendo él demasiado débil lo que culminó con una hospitalización breve.
Desde ese momento que a Nayuta no le permitían salir a trabajar.

Esto lo estaba destrozando por dentro. Sin duda alguna, su hermano Kanata y su hermano Mutsuki estarían mucho mejor si él no estuviera presente. Podrían tener más tiempo para ellos y dinero suficiente para ambos. En especial Kanata quien era el que más lo sobreprotegía y se desvivía por él.

Todo sería más fácil si él no estuviera.

“¿En qué piensas?” Kanata sintió la mirada de Nayuta sobre él por un tiempo prolongado, sabía perfectamente lo que su hermano pudiese estar pensando, un don especial que tienen los hermanos en especial si son gemelos (o trillizos, en el caso de ellos)

“Pensaba que… Podría ayudarte con la economía del hogar.”

“Ya hablamos de eso antes, Nayuta.”

“Lo sé.” Nayuta suspiró un tanto frustrado. “Pero me refería a vender cosas desde casa o algo por el estilo. O ese tipo de trabajo que debes llenar folletería para una empresa… Algo sencillo que a ti no te mantenga preocupado por mí.”

“Preferiría que continuaras con tu reposo. Hace poco tuviste una crisis, no quiero que te pase nada malo.” Kanata dejó de organizar las cajas que debía entregar, se acercó a su hermano y le acarició la mejilla. “Y me gusta que me acompañes mientras hago mi trabajo, eso me da tranquilidad y felicidad.”

“Pero también quiero aportar en algo… Al menos, en un trabajo que me permita pagar mi cuota de las clases y así tú no tienes que trabajar tanto. También quiero tiempo contigo para disfrutarlo, no para estar viéndote trabajar como esclavo por culpa mía.”

“No quiero que pienses que eres un sacrificio para mi, hermano.” Kanata le dio un abrazo fuerte y afectuoso. “Prométeme que dejaras de pensar así”

“Lo prometo.” Dijo después de unos segundos de silencio pese a que en el interior pensaba lo contrario.


Es entonces que la puerta de la pequeña y modesta casa donde vivían se abrió , para dar pase al trillizo que faltaba, Mutsuki que llegaba a casa bostezando , llevaba el uniforme de highschool de Hanasaki, gracias a las buenas notas que tenía , la beca que tenía en la escuela evitaba que gastaran tanto dinero en mensualidad, solamente para la alimentación y los materiales del curso, también aportaba en la casa gracias a sus pequeños trabajos que conseguía debido a su apariencia, pero no podía hacerlo muy seguido ya que al igual que Nayuta se encontraba delicado de salud, además que no podía pasar mucho tiempo despierto y dormía en cualquier lugar que se le apetecía.

Mutsuki, llegas tarde…-dijo Kanata algo molesto al ver las ojeras que tenía el único de los trillizos que usaba lentes-

Kanata…Nayuta…ya llegue…-canturreando alegremente- no te preocupes Kanata como todos los días, Uta-kun y Sitri-kun me acompañaron hasta la esquina para que nada malo me sucediera…-

Dirás que seguro se han turnado para cargarte…-dijo Nayuta riendo suavemente-deberiamos de invitarlos a cenar con nosotros como muestra de agradecimiento por cuidar de ti en la escuela…verdad Kanata? Al menos si podría cocinar algo para ellos-

No tenemos mucho efectivo para poder hacer alguna cena decente para los amigos de Mutsuki…-

No se preocupen por eso, cuando vengan a cenar con nosotros ya tendré dinero guardado para agasajarlos…- bostezando perezosamente- ahora quiero dormir…-

Primero cenemos y luego te vas a dormir junto a Nayuta mientras yo saldré a un trabajo nocturno…-hablo Kanata mientras se acercaba a la cocina para empezar a calentar la comida que habían preparado el dia de ayer-

Otra vez con el trabajo nocturno Kanata?...-hablo Nayuta mortificado por su hermano mayor- no podrias al menos un dia dejar de trabajar por la noche? Tengo miedo de preguntar en que negocio turbio estas involucrado-

Yo confio en nuestro hermano Nayuta, seguro que es un trabajo tranquilo…aunque tampoco me gusta que trabajes mucho por nosotros…cuando pueda volverme un idol podremos tener una vida mejor y podré ayudar con el tratamiento de Nayuta…-

Nayuta no es el único con una frágil salud Mutsuki, asi que no deseo que te vuelvas un idol, va a ser algo muy estresante y caerás enfermo…-

No me sobreprotejas mucho…-dijo mientras seguía bostezando-yo seré un gran idol no es cierto Nayuta??...-apoyo su cabeza en el hombro de Nayuta mientras se quedaba profundamente dormido-

Mutsuki despierta que aún no has cenado…- Nayuta le palmeaba suavemente la cabeza para levantarlo pero era imposible, se había quedado dormido-Kanata será mejor que lo dejes en la cama para que descanse…-

Por eso no me gusta que ni uno de ustedes tomen trabajos de medio tiempo, ambos deben de cuidar su salud…- dijo suspirando pesadamente para cargar a Mutsuki-

A nosotros tampoco nos gusta que salgas de casa todos los días y llegues en la mañana, vuelvas a trabajar y tener poco tiempo libre para descansar, ni siquiera asistes a la escuela…-

Ya te dije que dejes de preocuparte por eso, mientras ustedes están bien no me importa tener que trabajar todo el dia, ustedes son muy importantes para mi y haré todo lo que sea para mejorar nuestra situación ecómica.

Nayuta esperó a que Kanata acomodara a Mutsuki en su cama. Cuando su hermano terminó con su acometido, Nayuta se acercó al dormido Mutsuki, lo acobijó y dejo un beso suave en su frente deseándole buenas noches. Acto seguido abrazó a Nayuta sin soltarlo.

“Tranquilo, no se nos va a acabar el mundo” le bromeó a Nayuta.
“Quiero ir contigo”
“¿Qué estás diciendo?” Kanata lo apartó levemente observándolo con seriedad.
“Que quiero acompañarte a tu trabajo en la noche.”
“No digas estupideces, Nayuta. Tú tienes que descansar.”
“Si te acompaño puedo ayudarte y así terminas más temprano. Volveríamos a casa más temprano y podríamos pasar tiempo juntos.” Lo miró con suplica.
“No. Definitivamente, no. No irás conmigo. Te quedarás aquí y descansarás.”
“Quiero ir.”
“Ya te dije que no lo harás. Si vienes conmigo sólo harás que te enfermes y me preocupes más. Esto es una orden de tu hermano mayor.”
“…Lamento ser un estorbo para ti.” Nayuta frunció el ceño, mirando hacia abajo apenado. Sabía que no era un gran aporte si ayudaba a Kanata en su trabajo, pero su hermano le dejaba en claro que era más bien un estorbo que una ayuda.
“Nayuta, no te lo tomes así. No quise decir eso de ningún modo. No mal interpretes mis palabras.”
“Me gustaría ser distinto para que así pudieras disfrutar de tu vida y no tener que explotarte tanto por nosotros. Al menos Mutsuki cuenta con un poco más de salud que yo y puede valerse un poco más, pero, definitivamente, yo soy una carga aquí.”
“Deja de decir estupideces.” Le ordenó.
“Si yo no estuviera, Kanata-nii podría ser feliz haciendo las cosas que le gustan.”
“¡Basta Nayuta!” le dijo enfadado. Ofendido por cómo estaba pensando su hermano respecto a él. En ningún momento ninguno de sus hermanos habían sido una carga. “No quiero seguir con esta discusión. Ya te dije que no eres ninguna carga ni un estorbo. Vete a dormir, tengo que salir pronto a trabajar.”
“Lo siento.” Se disculpó con Kanata, suspirando. Le dedicó otro abrazo en señal de despido. “Nos vemos por la mañana. Trata de ir a clases.”
“Sí. Prometo que lo haré. Ahora ve a descansar.”
Kanata esperó a que su hermano se fuera a su habitación para luego él alistarse para una larga jornada de trabajo clandestino. Si ese era el precio que debía pagar para asegurar el bienestar de sus hermanos así lo haría sin pensarlo dos veces. Nayuta y Mutsuki eran lo más importante en su vida y siempre los protegería.


-------------------------------


Después del concierto de POPN´STAR Momo, Kokoro y Runa se acercaron al grupo de Mikki

Mikki-chan!! Midare-chan!!...-Momo corrió hacia ellos emocionado- vieron el concierto? Que tal les parecio? A que no fue una buena sorpresa?-

Fue una hermosa sorpresa!! –dijo la rubia aún emocionada por el concierto-

Lo hicieron increíble!!!- dijo Midare también igual de emocionado-

Que bueno que les haya gustado y que nos hayan cuidado bien a Momo mientras estábamos ausentes…-dijo Kokoro sonriendo ampliamente- nos han hablado tan bien de ustedes que es un buen comento para conocernos mejor, celebrando el reencuentro de POPN´STAR!! Vamos a comer mucho melón pan…-

Yo también les quiero agradecer mucho por cuidar de nuestro Momo…-dijo Runa elegantemente observando atentamente a todos- ustedes no son Houchou y Akita Toushiro?-

Si lo somos Runa-neechan…-dijo Houchou que se iba a lanzar sobre él, pero Akita le detuvo-

Tu eres Runa Kagurazaka verdad?...Ichi-nii…quiero decir mi hermano mayor estaba hablando acerca del regreso de la familia Kagurazaka a Japón y que iban a realizar negocios con nuestra familia, espero que nos llevemos bien…-dijo con las mejillas sonrojadas al tener a Runa mas cerca-

Yo también espero que nos llevemos bien Akita-san …-haciendo una reverencia- espero poder ir pronto a tu casa a visitarlos, ya que la familia Toushiro es muy querida por toda la sociedad de Japón…-

De que están hablando? No entiendo …-dijo Mikki con una gota en la cabeza-

Nuestra querida Runa pertenece a la alta sociedad de Japón y sabe como llevarse con gente de su clase…-dijo Kokoro cruzándose de brazos-Aunque no lo parezca nuestra Runa es mas que un señorito… verdad Runa?-

Me gusta ser Idol y no tener posición social,es más divertido y me siento mas libre, afortunadamente tengo padres comprensivos que me dejan disfrutar la vida de la forma que me plazca, no crees que eso es mas divertido?-

Yo también quisiera vivir una vida asi de libre como la de Runa-san…-dijo Akita- a veces siento que mis hermanos nos sobreprotegen mucho y no podemos hacer muchas cosas simples porque podrían considerarlo un peligro para nosotros…pero igual los quiero mucho y se que lo hacen para que estemos a salvo…-

Ahora que lo pienso me siento algo asi ahora que soy parte de la familia denuevo…-dijo Midare- pero también se que nuestra familia puede ser victima de algunas personas de mal corazón como aquellas personas….-

Dejemos de hablar de eso quieren?...-dijo Mikki haciendo un puchero cuando vio que Houchou la abrazó asustado y de paso para ganarse con su delantera- hablemos de cosas mas divertidas como el saber si van a estudiar en Rizembool, si harán mas conciertos…si pueden ayudarme en mi carrera de futura idol…hay tantas cosas que quisiera aprender de ustedes-

Si dejemos de hablar de eso y es momento para sonreir y ser felices por este hermoso dia…-dijo Kokoro tomando del brazo a Momo- pues claro que vamos a estudiar en Rizembool no podemos estar lejos de nuestra Momo y también haremos conciertos, pero aun no hemos determinado nuestro calendario de presentaciones…lo que mas quiero saber es como que Momo esta enamorada de un Ryuseitai???-

 Bueno en parte es culpa mia…-dijo Mikki fingiendo culpa- mi hermano Kanata es parte de Ryuseitai…-

Recuerdo haber hablado con él en alguna de nuestras presentaciones en colaboración con ellos, es una persona muy interesante…-dijo Runa rascándose la barbilla- aunque muy especial por cierto

Demasiado diría yo…-dijo la pelirosa- no le entendia nada y tenia que pedirle a Runa para que sirva de interprete, aunque todo en si son demasiado especial, es tan difícil poder llevar una conversación decente –con una gota en la cabeza-

No digan eso, Shinkai-san y su grupo son unas personas muy interesantes, todos tienen una personalidad interesante y me divierto mucho cuando estoy con ellos- hablo Momo defendiendo al grupo de su interés amoroso-

Yo también pienso que son un grupo peculiar pero son unas buenas personas, a mi me gustan todos, porque son muy transparentes…-dijo Akita, que cerro los ojos y la imagen de Tetora, Midori y Shinobu se le vino a la mente- además soy parte de los managers del grupo-

Asi que ya saben el grupo de oniichan es muy bueno, pero ustedes también lo son, porque quieren a Momo-chan y Momo-chan es una persona a la cual Midare-chan y yo queremos mucho-

Entonces nos vamos a llevar muy bien, hay muchas cosas que nos tienen que contar, Momo nos ha contado que han tenido varias aventuras desde que son amigos y queremos saber en que más cosas se han involucrado y en cuales nos uniremos también, porque de todas maneras estaremos dentro de su grupo…-sonrio Kokoro- no puedo permitir perder ante los demás grupos, nosotras seremos las más bellas y populares de todo el país

Y eso tiene que ver algo con que se metan en problemas?...- dijo Mikki rascondose la barbilla- aunque creo que si porque es parte de la vida de un idol verdad?

No necesariamente, pero a Kokoro le gusta estar en ese tipo de situaciones…- hablo Runa- seria bueno que vayamos a reunirnos con los chicos de Ryuseitai nuevamente-

Si quieren reunirse con ellos yo puedo ser mediadora, es más podemos ir ahora a mi casa porque niichan y Chi-san deben de estar ahí pensando en la próxima presentación-

Es una buena idea asi le puedo presumir a Morisawa que hemos vuelto mas lindas y bellas que antes-

No me digas que Kokoro-san esta enamorada de Chii-san???

Yo? Claro que no ¡!- se cruzo de brazos avergonzada-

No le gusta, pero si tuvo un flechazo a primera vista…-

Runa no digas eso que me muero de la vergüenza…-se cubrió los ojos avergonzada-

Es una lastima que hayas llegado tarde Kokoro-san…-dijo Midare – ya que según vi en las noticias lleva un romance con  Maria Cadenzavna Eve-

Eso ya lo se…-dijo Kokoro para nada afectada- por eso le quiero restregar a la cara que yo soy mas bella que esa actriz…-se cruzo de brazos y bufo molesta-Asi que eso no le va a pasar a nuestra Momo y la vamos a poner mas bella para que el Ryusei azul caiga en su redes-empezo a reir –

Caiga en mis redes suena muy malo Kokoro-dijo Momo con las mejillas sonrojadas-

Yo quiero que Momo-chan y oniichan sean novios, asi que yo apoyare en lo que pueda!!!-

Yo también ayudaré a Mikki oneesan!!!- dijo Houchou emocionado al lado de ella-

Si es por el amor también ayudare…-dijo Midare- quien sabe asi aprendo cuando me enamore de alguien –observando a Akita que conversaba animadamente con Runa con las mejillas sonrojas- o también para ayudar a mi hermanito…-dijo por lo bajo

------------------

matta ne!!!




Eureka



El campamento viene en estas semanas. No termino ni el primer día (ni terminé bien esta escena) y tampoco puedo ir más rápido por el codo u_u así que ahí vamos.




56.3



Sho había esperado que la familia Seta mostrara más indignación ante las visitas inesperadas. Su grupo de amigos siempre había comentado lo estrictos que eran, y no se equivocaban: las pocas veces que Sho los había tratado bastaban y sobraban para servir de ejemplo de ello.

Souji era completamente disonante en esa familia. Aún a pesar de su diligencia y su buena reputación como alumno estrella, no le costaba nada dejarse llevar por las locuras de sus amistades más cercanas, como Oikawa y él mismo. Souji adoraba salir con sus amigos y causar desmadre, por más de que intentara hacerse el virtuoso al día siguiente. Sin duda, Sho había comenzado a conocerlo mejor en los últimos meses, y con ello, poco a poco la imagen que tenía del peligris había cambiado radicalmente.

No entendía cómo era hijo de padres tan cerrados de mente y tan severos. Los Seta parecían haberse rendido con Souji, pero eso no les quitaba la chance de quejarse constantemente de que paraba en la calle todo el día o de las altas horas de la noche a las que llegaba cuando salía con sus grupos de amigos. No tenían de que más quejarse, porque Souji era aplicado en sus estudios y conseguía sacar notas excelentes, pero Sho sabía que, de surgir otro ámbito en su vida, los Seta aprovecharían para criticarlo en ello también.

Por eso era tan curioso ver lo mansos que habían sido ante la llegada de Souji, Rinne, Teddie y él. Luego de soltar un comentario respecto a la cena y dedicarles una sonrisa cálida, los Seta se habían retirado a su cuarto con la excusa de que no querían ‘incomodar’ a su hijo menor y a sus amigos mientras todos se encargaban de la cena. Lo que, por supuesto, era una mentira, tomando en cuenta que Souji era el único que andaba cocinando.

Aún así, Sho suponía que darle apoyo moral junto a Rinne y Teddie valía algo.

Sin embargo, la extraña actitud de los papá de Souji no había sido lo más sorprendente de todo.

“¡…Y me dio mis stickers!” terminó de contar Nanako, y Rinne la observó, indignado.
“¡Pero pudiste robarlos de vuelta!”
“Rinne,” sonó la voz levemente irritada de Souji.
“Okay, no. Robar es malo.”
“¡Sí! ¡Aún si te lo hicieron primero!” dijo Teddie.
“No entiendo,” confesó Nanako, confundida. “¿Robar es malo o no? ¿Qué opinas tú?” preguntó, observando a Sho.
“…Uh.”
“Sho.” Souji reutilizó el tono que había empleado al llamar a Rinne.
“Sí, robar es malo… Supongo.”
“¿Supones?” Nanako ladeó la cabeza.
“¿Supones?” repitió Souji, un tanto indignado.
“¡Arghhh!” Sho se tiró levemente del cabello, frustrado. “¡Es que no tiene sentido! Este engendro te los robó primero, ¿no?”
“Ajá.” Nanako asintió.
“Entonces no tenía nada de malo robárselos de vuelta.”
“¡Es lo mismo que dije!” comentó Rinne, dándole la razón a Sho. Luego, se giró hacia el dueño de la casa, aún si este no podía devolverle la mirada por andar ocupado cortando los ingredientes para el curry. “Souji, deberías ser un poco más relajado con todo esto. Los valores de Nana-chan no van a cambiar por un comentario nuestro. ¡Debe saber lo que es la justicia!”
“¡Sí! ¡No puedes dejar que se quede de brazos cruzados ante semejante abuso!” dijo Teddie.
“…” Souji se detuvo en plena labor de cortar las zanahorias. No entendía de dónde había salido el debate sobre moralidad, y tampoco comprendía cómo Teddie parecía muy versado en el tema, pero suponía que seguía siendo un día muy extraño.

Luego de unos segundos de silencio, se giró hacia sus amigos, y suspiró.

“Es cierto. Sólo no quiero que la confundan.”
“¡No estoy confundida, big bro!” gritó Nanako, e hizo un puchero.
“Mm…” Su tío asintió, aún a pesar de su confusión. “Creo que el debate moral podemos dejarlo para después. Debo apurarme con la cena.”
“Gyahaha~ Souji tiene maneras muy especiales de botarnos de la cocina.”
“Lo siento, no puedo ser multifuncional.” Souji sonrió.
“Okay, okay.” Sho rodó los ojos y fue el primero en levantarse de su sitio. “Estaremos en la sala, entonces.”

Terrible idea.

Ni bien el grupo dejó a Souji a solas en la cocina, todos escucharon el sonido del cerrojo de la puerta de la entrada y, en cuestión de minutos, los papás de Nanako manifestaron su presencia en la sala, topándose con ellos. Los breves instantes que se tomaron ambas partes en identificarse en silencio fue suficiente para llevar a Sho al borde de un ataque de pánico, pero la cuñada de Souji salvó el día en el momento preciso.

“¡Ahhhhh! ¡Nana!” exclamó Chisa, observando a su hija.
“¡Mamaaaa!” Nanako corrió hacia su mamá, y se encontraron en un abrazo muy cariñoso y efusivo. “¡Te extrañé!”
“Awwwn, yo también, bonita.” Chisa le sonrió, mientras acariciaba sus cabellos. “¿Me vas a presentar a los jovencitos con los que estás~? Aunque ya conozco a un par,” comentó, observando a Rinne y a Sho.

El pelirrojo no sabía si ‘verse una vez en la puerta de la casa’ contaba como ‘conocerse’, pero no iba a quejarse cuando el hermano de Souji estaba a punto de cortar a todos en trocitos por pasar tiempo con su hija sin supervisión de otro miembro de la familia.

“¿Ustedes quiénes son?” preguntó Kyousuke, el hermano mayor de Souji. Intentó colocarse en frente de Chisa y Nanako a manera de protección, pero su hija le impidió lograr su cometido, al dejar a su mamá y cruzar los metros de la estancia que los separaban de Rinne, Sho y Teddie.
“¡Ellos son amigos de big bro! ¡Rinne-onii-chan, Sho-onii-chan y Teddie-onii-chan!”
“…” Sho no sabía si aclarar que Souji y él no eran *solo* amigos. No era el momento ni el lugar, así que optó por mantenerse callado.
“Soy amigo de Souji desde la secundaria,” les recordó Rinne, con una sonrisa.
“¡Ahhhhh, claro!” gritó Chisa, iluminada (!?). “¡Niki-kun y tú venían muy a menudo hasta el año pasado!”
“Sí, Niki y yo hemos estado un poco ocupados con nuestra carrera como idols, pero aquí estoy~”
“¿Por qué se demoraron tanto en reconocer a alguien que vieron regularmente hasta el año pasado?” le preguntó Teddie a Sho, confundido.
“Supongo que es porque Souji trae a todos sus amigos a la casa,” dijo Sho. “Y la lista… es interminable.”
“¡Ohhhh!” Teddie sonrió. “¡Sensei es popular!”
“En serio, no entiendo por qué lo llamas sens—”
“¡Qué lindo que hayan venido a visitar a Souji-chan!” comentó Chisa, juntando sus manos muy emocionada. “Me alegra que podamos compartir con más personas en la cena.”
“…” Kyousuke parecía discrepar, pero se guardó sus comentarios.
“¿Les parece si tomamos asiento en la sala mientras esperamos a que Souji termine?” invitó Chisa, y Rinne y Teddie asintieron.
“Yo… iré a ayudar a Souji,” se ofreció Sho, en medio del pánico de compartir tiempo con los familiares de su pareja. “De seguro necesita una mano.”
“¡Gracias, Sho-kun!” dijo Chisa.
“¡Sí! ¡Gracias Minnie!” le dijo Teddie, quien de un momento a otro, había tomado sitio en uno de los sofás amplios de la sala. Nanako corrió a sentarse a su lado, muy cómoda con su presencia.
“Oso estúp— mierda.” Sho rodó los ojos, irritado. Había olvidado por unos instantes que no debía decir obscenidades frente a la sobrina de Souji “…Ya vengo.”

Sho se apuró en cumplir con lo anunciado, y caminó a paso rápido hasta finalmente recuperar la calma dentro de la cocina, donde sólo se encontraban Souji y él. Su pareja lo observó de reojo mientras se disponía a servir los platos de la cena, curioso con su repentina presencia.

“¿Pasó algo?”
“¿…TODO?” Sho le dedicó una mirada incrédula. “Mira, no tienes por qué explicarme de dónde salió ese imbécil de Amagi—”
“Sho.” Souji le sonrió, comprensivo. “Sé que te molesta, por más de que intentes esconderlo.”
“…” Sho sólo atinó a soltar un gruñido y rodar los ojos. “No jod—”
“Debí contarte sobre mi experiencia en Highschool, pero siempre te mostraste muy incómodo al respecto y por eso no me atreví a decirte nada sobre ello. Hoy tuve la intención y no quisiste, pero si gustas ahor—”
“No, no.” Sho se llevó la mano a la cara. “Ya luego me contarás. Tu hermano y tu cuñada están allá afuera y de seguro van a destruir al oso ese y a tu amigo mientras están a solas con ellos.”
“...” Souji sonrió, en silencio. “Gracias, Sho. Aprecio mucho que me tengas paciencia, pese a todo.”
“¡N-no hagas que me arrepienta, estúpido!” Sho se giró, evitando así la mirada sabelotodo de su pareja. Carraspeó en voz alta, con la intención de dejar atrás el tema en cuestión. “Bueno, deberíamos ir llevando la cena.”
“Sí, gracias. Anda llevando los que dejé en la mesa mientras termino de servir.”
“Okay.”
“Y Sho”
“¿Mm?” preguntó él, mientras cogía dos platos de curry para llevarlos al comedor.
“Gracias, de nuevo.” Souji le sonrió.

Sho se aguantó las ganas de rodar los ojos una vez más. Souji era un dolor de cabeza continuo y un enigma en varias ocasiones, pero por algún extraño motivo, siempre sentía que sus dudas serían aclaradas eventualmente. Confiaba en él, pese a todo.

Y justo porque se trataba de Souji Seta era que no le sorprendía en lo absoluto que tuviera tantos amigos que aún no había conocido. Poco a poco lo haría, o al menos eso suponía.

Regresando al comedor de la sala, Sho contempló lo larga que sería esa noche, y soltó un suspiro cansado de antemano.



Mery

007.2

Alice fue a despejarse a una de las zonas verdes en el campues mientras esperaba que Alexy fuese a su encuentro. Luego de su examen, el maestro les había sugerido esperar hasta que éste terminase de corregir, Alice había aprovechado esto para irse y tener la opción de volver si las cosas no salían como esperaba.

Inesperadamente ahora contaba con algo más de tiempo, por lo que se sentó sobre el pasto para ver a los alumnos que caminaban apresurados sin tomarles atención realmente. La joven se preguntó brevemente cómo reaccionaría su hermano si supiese lo que estaba a punto de hacer, pero decidió no darle vueltas, lidiaría con eso más adelante.

Alexy apareció cuando la castaña llevaba un rato tumbada, rojo de haber corrido todo el camino. Entonces Alice procedió a resumirle lo que la directora le había explicado acerca del examen, el cual en teoría era bastante simple: derrotar a una marioneta que podía imitar la apariencia de una persona conocida por ella. La propia Miranda no estaría presente por todos los asuntos que tenía pendiente, pero su asistente la asistiría en su lugar.

El peliceleste movía la cabeza mientras procesaba la información y le dio unas palmaditas en el hombro a Alice.
"Relájate un poco, si se trata de pelear no tendrás tanto problema, te he visto derribar a personas el doble de tu tamaño."
Alice sonrió. "Miranda dijo que sólo se puede vencer a esas marionetas con magia, los golpes normales no me llevarán a ningún lado."
"Ah." Alexy desvió los ojos pensativamente. "Bueno, tiene sentido, ¿cómo vas a ser una magical girl si no usas magia?"
"De eso depende todo, ser capaz de despertar estos poderes. Es extraño, me siento más ansiosa que antes de rendir el examen de historia." Confesó ella.
"Estarás bien." Aseguró Alexy con resolución. "Y aún si no pasas la prueba, también estarás bien, no será el fin del mundo. Seguiremos en Hanasaki y estudiaremos hasta graduarnos tal como teníamos planeado. Chill."
Alice volvió a sentarse correctamente de un salto. "¿Sabes qué? Es cierto, si se logra excelente; si no, ni modo, lo habré intentado."
Alexy le aplaudió un par de veces. "Muy bien, con eso resulto, ¿quieres seguir aquí o nos vamos ya? Me parece que ya deberíamos irnos moviendo."

Sobraban cerca de diez minutos, pero ambos decidieron ir de todos modos. Al llegar se encontraron con una mujer de larga cabellera blanca delante de la entrada. Su semblante era serio e imperturbable, Alice tuvo la sensación de que era alguien a quien no podía pasar por alto o debiese ofender. Antes de que pudiese comentarle algo a Alexy, Fran le dirigió la palabra.

"Baskerville, acércate."
Alexy se quedó quieto casi por inercia y Alice le indicó en silencio que ya sabía quién era, luego avanzó hasta ella.
"Usted debe ser Fran-san, la directora me dijo que la encontraría aquí."
"En efecto. Tengo entendido que ella ya te ha explicado los pormenores con respecto a la prueba, ¿es correcto?"
"Así es."
"¿Lo tienes claro?"
"Sí."
"Bien, yo me encargaré de supervisarte en todo momento y tendré la potestad de juzgar si has aprobado o si tu derrota es inminente, en dicho caso me veré obligada a intervenir y darle fin a la pelea."
Alice hizo una breve reverencia. "Se lo agradezco."
"No olvides que todo aquello que veas, finalmente, es sólo una ilusión." Al terminar de decir aquello, se hizo a un lado. "Adelante."
"¡Suerte, Alice!" La animó Alexy con una sonrisa algo vacilante pero no menos esperanzadora.

Alice lo miró y asintió con seguridad antes de entrar y perderse de vista.


Tal como Miranda había mencionado antes, el lugar se había adecudado para la ocasión y ahora todo el lugar estaba cubierto por lo que parecía ser una neblina espesa. Alice caminó hasta donde asumió que sería el centro del auditorio y se detuvopara respirar hondo.

Minutos pasaron, pero el silencio siguió reinando a su alrededor. Cuando Alice empezaba a temer que algo iba mal, el eco de un par de tacones llegó con claridad a sus oídos y ella se giró en la dirección de la que provenía el sonido, sintiendo sus dedos contraerse con anticipación. Sin embargo, cuando la niebla empezó a disiparse y una silueta extraña se hizo más y más clara, toda emoción se esfumó.

Alice se sintió frustrada consigo misma. ¿Realmente acababa de desperdiciar la oportunidad de visualizar a cualquier persona que de verdad no le agradara y así poder golpearla sin sentir culpa alguna? Su subconsciente había escogido el peor de los momentos para traicionarla y la situación que se le presentaba ahora era más complicada.

En su mente no había duda de que lo que tenía en frente no era real, Fran se lo había recalcado justo antes de empezar la prueba, pero eso no evitó que su corazón diera un vuelco dentro de su pecho al verla.

Era ella.

Parada en medio de la bruma y luciendo el más pulcro y bello de los vestidos, se encontraba su madre.


Cho


Hello gals <3

Para cualquier duda y/o consulta las invito a postear en el foro de planeación.

Sin más preámbulos~





Sayi :: 0 palabras
Nite :: 0 palabras
Cho :: 4764 palabras
Kana :: 13584 palabras
Eureka :: 1576 palabras
Puri :: 0 palabras
Mimi Tachikawa ::1667  palabras
Mery :: 838 palabras
Apple :: 0 palabras


Now, let's carry on with those big HiME dreams...
« Last Edit: May 09, 2021, 12:44:10 AM by Sayi »


Kana

Después lo mejoro ):
Ichiro no podría definir qué fue lo que en ese día terminaría por colapsarlo. Las dos situaciones vividas en un mismo día eran por lo mínimo insólitas. Primeramente, había compartido un inicio de tarde fuera de lugar cuando visitó a Kise en su departamento esperando que el basquetbolista se encontrara solo o, como era de costumbre, con una de sus infinitas amigas, pero para su asombro e inquietud, dio con el rubio justo cuando éste se había reencontrado con un cambiado Anne Faulkner.

Si bien Anne no había puesto peros en que Ichiro estuviera presente en la convivencia en el departamento de Kise, no pudo evitar sentirse incómodo delante de esta persona y el par de amigos que le acompañaban. Primero, porque no sabía comportarte ante la nueva “Anne” y segundo, porque no podía evitar sentir cierto nivel de celos al saber que Anne y sus amigos se quedarían un tiempo con Kise.

Se sabía idiota por sentir ese rechazo hacia ellos, pero era normal que así fuera puesto que Kise era su amigo y, aunque lo negara, le molestaba que el siempre popular Kitsune tuviera que repartirse entre miles de personas más además de él.
Lo mismo le pasaba con Kuko. Aunque el pelirrojo se diferenciaba de Kise en no ser el tipo de persona que tiene millones de amigos, cuando Kuko hablaba sobre el llorón de Jyushi a Ichiro le hacía sentir celos. Desde que el pelirrojo se había unido a ese egocéntrico tipo en plan musical, tenía menos para pasarlo con Ichiro.

“Tienes que conseguirte novia, así dejas de sentir que te quedas solo”

Le bromeaba Kise cuando Ichiro se ofuscaba ensimismado en un rincón cuando no recibía su atención. En silencio, siempre sin reclamos, pero lo suficientemente leíble por el rubio para que Kise le dijera esas pesadeces.

Claro, para el basquetbolista era fácil conseguir amigos y novias puesto que sus relaciones, la mayoría, eran desechables y dentro de ese sin fin de números que conformaban sus amigos y sus novias, al final era bastante reducido los que eran sus amigos verdaderos y de novia al final no tenía una que decantara ese trono actualmente.

Pero para Ichiro esos temas resultaban ser más complicados. Si bien no era un antipático, Ichiro era de pocos amigos y a ellos le era muy fiel y esperaba el mismo trato leal de parte de ellos. En cuanto a pareja, ridículamente a lo largo de sus veinte años no había tenía una novia ni nada sentimental con alguien, tampoco recordaba que le hubiera gustado alguien y Kise lo sabía y por ello siempre lo molestaba.

Aunque… Desde que había invitado a salir a Kana, curiosamente Kise dejó de insistir en que se consiguiera una novia. Tal vez Kana era la clave y el tipo de persona que ponía en su lugar a Kise de un modo tan magistral que lograba controlarlo. Quizá la chica le había dicho algo al respecto y Kise dejó de insistir en el tema.

En fin, esa reunión inesperada con Anne y sus amigos en el departamento del rubio sólo fue uno de los dos hechos perturbables para Ichiro. El segundo se describía como un idiota de cabellos verdes, ojos siempre cerrados y esa expresión que le hacía recordar a un maneko neko.

Sin previo aviso, en SU territorio, apareció Sasara Nurude y antes de que Ichiro lo pudiera evitar el otro se sentó cerca, a un peldaño en la misma escalera, pero a una distancia ridícula. Evidentemente ninguno de los dos se pasaba ni toleraba, la diferencia era que Ichiro lo expresaba libremente y Sasara fingía normalidad, pero era demasiado obvio lo incómodo que se sentía cerca de Ichiro.

¿Cómo llegaron a esa situación? Ninguno de los dos lo entendían. Años atrás fueron casi amigos, más bien compañeros, y la relación era bastante grata, pero eso se quebró cuando Sasara de la nada comenzó a alejarse e Ichiro le empezó a agarrar tiria cuando notó que… Se juntaba más con su padre que con ellos.

Es decir, ¿acaso era normal que su ausente padre, quien los abandonó a él, a Jiro y a Saburo desde niños sin darles un yen para mantenerse, tuviera más atenciones hacia el idiota de Sasara que no era nada suyo? Eso le dolía en el orgullo y en la moral.

—¿Qué quieres? — le preguntó Ichiro, finalmente después de un largo e incómodo espacio de silencio.
—…— Sasara se mantenía con una postura evitativa, inclinado hacia el lado contrario de Ichiro, fumando un cigarrillo (el segundo) craneando como decirle a Ichiro su encomienda. —…— Pero no se le ocurría nada sano ni decente que no hiriera la fibra sensible del pelinegro. ¿Cómo se lo decía sin que un mal entendido lo llevara a creer que Rei había invertido el dinero en él en vez de en su hijo? Frunció ligueramente el entrecejo odiando a Rei por sus irresponsabilidades parentales. Volvió a aspirar el cigarrillo llenando sus pulmones de nicotina. Mierda, había olvidado que estaba “intentado” dejar de fumar, “intentado” dejar de beber, en su plan de “purificación” tiró el cigarrillo. —Ichiro, sé que ni tú ni yo nos pasamos desde hace años, pero quiero que sepas que no tengo nada que ver en esto…— sacó la caja que guardaba dentro de una bolsa de papel, dudó, pero finalmente se la ofreció. —Esto es para ti.
—¿Qué es esto? — el pelinegro miró con recelo esa entrega. —Pensé que ya no estabas en ese mundo.
—N-no pienses mal. Hace muchos años que no tengo vínculos con las bandas de mafiosos. —
—¿No es una entrega de…?
—¡Claro que no!
—Porque si me traías algo así te mataba aquí mismo. No permito que en mi territo—
—Recibe la maldita caja y ya. — suspiró, derrotado. Encendió otro cigarrillo. Al diablo.
—Okay, okay. ¿Por qué estás tan tenso? Sólo es una caja con…— se detuvo al abrirla. —…—
—No es lo que piensas—
—¿Quieres… que haga un encargo? Mira, no sé qué conceptos tienes de mí, pero yo también deje la vida clandestina de las mafias. Ahora soy superior a esto, no soy el de los mandados.
—Te lo manda Rei. — lo dijo sin anestesia.
—¿Y QUE PUTAS TIENE QUE VER ÉL? — Ichiro se levantó hecho una furia. —¿Quiere acercarse a mi ahora? Ahh, ¡Seguro quiere joderle la vida a Jiro y a Saburo! No le voy a permitir eso. Ahora que podemos valernos por nosotros y ganamos nuestros propios ingresos se viene a asomar. Dile que se meta su dinero en el cu—
—…— Ya estaba, Ichiro no iba a responder de otro modo si se trataba de Rei. —Yo sólo cumplo con entregarlo. Dijo que era un dinero que tu madre tenía para ustedes pero que él tardó en dárselos.
—Seguramente se lo gastó y lo viene a entregar ahora. — lo miró con rabia. —Seguramente lo gastó en ti.
—¿Qué? No.
—A ti te prestó más atención que a sus propios hijos.
—Oh, ¿por eso no me toleras? — no sabía si sentir lástima o reírse por lo estúpido del asunto.
—No es como si tú me toleraras tampoco, Sasara. Sé que no te caigo bien desde años porque pensabas erróneamente que tenía algo especial con tu "amigo"
—Yo no sé qué pasa en tu mente, pero no tengo nada que ver en estas cosas. Rei no tiene una relación parental hacia mi si eso te hace sentir más aliviado. Es más, creo que muchas veces yo me siento su padre... Netamente es pura explotación laboral si te sirve de consuelo. Rei… Quizá sigue siendo un tarado, pero últimamente pregunta por ti y tus hermanos, quizá quiera remediar las cosas o qué se yo, a los viejos se les funde la cabeza con el paso de los años. — le dio un codazo sutil, indignado. —Samatoki no tiene nada que ver en esto.
—¿Por qué te prestas para sus idioteces? Podía mandar esto por correo o algo. — Ichiro se frotó las sienes. No podía desquitarse con Sasara por las cosas que hacía o no hacía aquel señor que se hacía llamar su padre, seguramente el peliverde estaba igual de incómodo que él. Notó de reojo que dentro de la caja había unas cartas, al parecer, de su madre. 
—Sabe que no lo aceptarías. Bueno, ya cumplí con esto. — se levantó y sacudió un poco su traje. —Ojalá que Rei y tú puedan arreglas sus temas. Me desespera tener que estar en medio de esto.
—Hm…— lo miró rencoroso. —Sólo aceptaré esto porque al parecer hay cartas de mi madre. Dile que no me interesa saber de él y que no se acerque a mis hermanos.
—Deberían arreglar las cosas.
—Claro, y de paso tú podrías aprovechar de conversar con cierto idiota y arreglarse, así no tienen que evitarse como tontos.
—Oh, ¿sabes que eso también aplica para ti y con la misma persona? — se burló del otro. Al menos los dos compartían el desprecio mutuo hacia ese peliblanco. Sasara hizo un gesto de despedida y comenzó a irse.
—Espera. — Ichiro se puso de pie y caminó a su lado. —Caminemos juntos.
—¿Pasa algo?
—No me enorgullezco de mi vida pasada como pandillero, pero… Sabes que de algún modo u otro tengo que mantener el orden por estas calles.
—No me importa~
—Maldito. Saliste de aquí mismo.
—Pero ahora ya tengo una vida mejor y no me importa saber de estas cosas~ 
—Sólo quería preguntarte algún consejo de cómo manejar los hilos. Tú y el idiota antes tenían dominio de estas calles, supongo que algo te quedó de ese entonces que me puedas aconsejar.
—Pensé que tenías todo controlado por aquí. — Sasara quedó ciertamente sorprendido por esa sugerencia.
—Lo tengo. — asintió, curioseando una que otra carta de la caja en su poder. —Pero he escuchado que otras bandas de otros sectores han nacido y se han empoderado.
—Uh, suele suceder. Es más común de lo que crees. Pero si mantienes a tus peones contentos es una buena estrategia, así evitas que se cambien de bando.
—Eso intento. Aunque a veces del otro lado ofrecen cosas más “atractivas”
—Eh, bobos. —
Sasara e Ichiro miraron al dueño de esa voz. Si bien los dos no estaban en buenos términos fue casi instintivo que inconscientemente se pusieran en una postura de dupla defensiva en “caso de” pero sin levantar sospechas. Justamente, en frente de ellos estaba el fanfarrón de Satsuki Ito, con su pose de arrogancia que le caracterizaba. Satsuki era un matón del otro bando y era de temer, sin duda era alguien muy de cuidado, pero su idiotez natural hacía que ni Ichiro ni los Yamada en sí le tomaran respeto y para Ichiro simbolizaba un bufón.
Por eso mismo lo había invocado aquella vez en  la misión de reescate de "Amanda" porque sabía que haría una bufonada que pudiera ser distractora.
Sasara no lo recordaba, puesto que se había ido de esos lares hace muchos años y olvidó muchos rostros, quizá ni siquiera había alcanzado a conocer a ese chico antes de irse. Sin embargo, su posición a la defensiva era en respuesta hacia la persona que acompañaba a Satsuki.

—Suiseki.
—Sasara, cuando tiempo sin verte en persona. — después de observar al peliverde, miró a Ichiro. —Mocoso. — en forma de saludo, antes de volver a mirar a Sasara. —¿Qué te trae por aquí?
—Paseo nostálgico. — alzó los hombros. —Veo que sigues siendo igual de ridículo que como te recuerdo. — respecto al look que llevaba, aunque no podía negar que a Suiseki se le veía bien todo, incluso la extravagancia de un traje tradicional japonés con toda esa cantidad exagerada de joyas de oro.
—Pensé que me saludarías de una forma más respetuosa considerando que vuelves a tus raíces donde ya no tienes poder.
—No son mis raíces. Soy originario de Osaka~— le meneó una mano, sacándole la lengua —Que viniera a vivir aquí desde pequeño es otra cosa.

Ichiro miró a esos dos sin entender la dinámica. Esperaba que quizá hasta se fueran a agarrar a golpes considerando que, cuando Sasara estuvo vigente en el mundo de las pandillas, Iori Suiseki era un enemigo eterno. Pero ahora los veía allí, conversando como si nada, con cierto ambiente de indignación camuflada en una hipocresía semi cordial al ver al otro, pero, al fin y al cabo, no haciendo ninguna reacción impulsiva ni de imponerse.

—¿Hola, gusano? —
—…— Distinto era Satsuki Ito, quien seguramente quería lucirse ante su jefe. —¿Qué quieres?
—Te digo que si te pasas un centímetro de esta línea que divide nuestros territorios, te haré puré. — le dijo enojado, por haber sido ignorado todo ese momento por el otro.
—No me quiero pasar a tu basural.— Ichiro puso una expresión asqueada.
—¿Quieres pelear?
—Ah, madura.
—Tsk, era mejor si traías a ese enano rojo que siempre te acompaña. Parece que tiene más cojones que tú y al menos tendría más entretención.
—Ito, ¿por qué mejor no vas a jugar en los juegos de una plaza o algo así? Estamos hablando entre gente seria. — amenazó Ichiro.
—Niños, ya dejen de pelearse… Ya casi nos vamos. — dijo Suiseki, sonriendo socarrón. —Los que vienen después de nosotros les hace falta aprender un par de lecciones, ¿piensas igual que yo, no?. — le dijo a Sasara.
—Ahá. Hablando de eso, Yamada necesita información y pienso que tú me la puedes dar, ¿qué sabes del nuevo clan que se ha formado como rival de ambos? —
—¡I-Idiota! — Ichiro lo miró con odio, por revelar su preocupación ante su rival.
—Mhh, que curioso… Tengo algo de información justamente. —
—Chismea. — Sasara se acercó a su eterno rival.
—¡Jefee, no puedes compartir la información privilegiada con los rivales! — Satsuki casi se cae allí mismo cuando vio que Suiseki se acercó a Sasara para comentar amenamente lo que sabía.
—Satsuki-kun, tienes que aprender esto si algún día quieres tener un rol responsable en nuestra “familia”. El mocoso si quiere también puede aprender. — dijo a Ichiro. —A veces tenemos que compartir cierta información con nuestros rivales para poder seguir firmes. Más si estamos frente a un nuevo rival que puede convertirse en una amenaza para nosotros. — Iori se tomó un par de segundos antes de continuar. —Del otro lado existe una nueva pandilla que está dispuesta a enfrentarse a nosotros. Son novatos, pero eso no quiere decir que no sean peligrosos, la sangre joven tiene más adrenalina y busca pelear con quien sea para ganarse un puesto de respeto. Tengo entendido que entre sus hombres hay un enigmático sujeto de ojos lavanda que hace de líder, dicen que es de temer. Por supuesto, para nosotros no representan nada, pero las ratas suelen multiplicarse rápidamente y por eso tenemos un ojo puesto en ellos para que no se salgan de control.
—¿Por qué se atreverían a desafiarnos? No creo que salgan bien parados. — Satsuki arrugó la nariz, cruzándose de brazos.
—Porque hace un tiempo que no se supo del líder de los Tokyo Manji y eso los ha animado a salirse de sus líneas para querer entrar por ese flanco que Tokyo Manji protegía.
—¿Tokyo Manji? — Sasara preguntó con curiosidad a Suiseki.
—Una banda de chicos jóvenes que en sus tiempos de escuela tenían gran renombre. Ahora deben tener la edad de estos dos. — miró a Ichiro y a Satsuki. —Es un buen clan, con sus propias normas y un dolor de cabeza si se lo proponen. Si bien han estado menos activos por los últimos tres años, se dice que el líder ha vuelto y eso ha generado que las bandas rivales se replieguen por temor de sufrir las represarías de este chico.   
—Le tienen respeto, parece. — el peliverde analizó la situación. —¿Los conoces? — le preguntó al pelinegro.
—No. — Ichiro negó. —Directamente, no. Sé quién es el líder, pero sólo lo he visto de lejos. Es alguien bien hermético y antisocial…
—Si bien esta banda rival se ha mantenido sigilosa por la supuesta aparición del líder de la Tokyo Manji, de todos modos, se han aventurado a salir de su territorio y explorar sus lares aprovechando que su supuesta aparición todavía es un rumor.
—Deben tenerse mucha confianza.
—Eso y también los mantiene tranquilos el hecho de que la chica “Sukeban” que acompañaba al líder de la Tokyo Manji no se ha aparecido hace años.
—¿Chica… sukeban? — Ichiro parecía confundido y un poco incómodo.
—Es un mito. — suspiró Suiseki. —Una bonita chica sukeban que peleaba muy bien y era muy amiga del líder del Tokyo Manji. Se decía que juntos eran dinamita en cuanto a las batallas y muy amigos, de aquellos que se pueden confiar la vida. Aunque se dice que después ella desapareció para irse con un extranjero… Eso de hace tres años.
—…— El pelinegro trataba de ignorar los pensamientos que le invadían en su mente y le hacían pensar en una persona.
—Yo escuché que ella también estaba de vuelta pero que ahora se dedicaba a sus estudios y que está casada con el extranjero con el que se fue. — Satsuki se cruzó de brazos sonriendo soberbiamente porque, por lo visto, podía aportar en algo. —Que por eso el líder de la Tokyo Manji se desapareció, ya que su amiga había dejado su dinámica y se había convertido en la esposa de un inglés.
—¡No está casada! — exclamó Ichiro visiblemente molesto.
—…— los otros tres se le quedaron viendo confundidos.
—¿Ehhh? ¿Te pasa algo? — Satsuki miró a Ichiro como si estuviera drogado.
—N-No. Sólo que… Supongo que sería muy joven para estar casada.
—Tal vez. — Suiseki asintió. —Y tal vez la existencia de esa persona es solo un mito. —
—Supongo que con esto ya tienes información valiosa, Yamada. — le dijo Sasara.
—Mh, sí. — asintió, aún confundido por tanta cosa.
Después de cruzar uno que otro comentario agrio con los adversarios y dejarlos en el abandono, Ichiro y Sasara continuaron caminando un trecho de camino más en compañía del otro.
—Quizá sea bueno que hagas que la Tokyo Manji se alíe a los tuyos.
—No, gracias.
—¿No crees que Suiseki está muy tranquilo a pesar de todo? Es porque cuenta con propios aliados que le pueden hacer contraparte a la banda nueva. Una estrategia clásica es que te hagas de aliados que te puedan ayudar a cubrir puntos estratégicos. Sobre todo, tú, que estás cincuenta por ciento dedicado a la música y cincuenta por ciento dedicado a cuidar de este lugar. Necesitas que un aliado te ayude con la vigilancia cuando estés más centrado en tu carrera musical.
—…Tienes razón. Aunque no quiera aceptarlo es algo que será necesario para mantener la paz en este circuito. Tendré que ir a buscar a ese líder de la Tokyo Manji y proponerle un pacto... Huh.
—Que bien que lo consideres. Al menos sí puedes pensar estas cosas.— Sasara le sonrió ampliamente. —Okay, ya es suficiente de compañía mutua. Nos vemos. 
—Yah. — se despidió sin ánimos del peliverde. Cada quien tomó su camino e Ichiro siguió pensando en lo conversado esa tarde con Suiseki. Sabía que el punto centrar era la creciente importancia de la banda rival nueva y que ahora tenía que planear como acercarse al líder de Tokyo Manji para proponerle un trato de pacto que los uniera a los dos para la defensa de ese territorio, pero no podía evitar darle más vuelta al tema de la chica sukeban. —Es imposible…Que sea ella— susurró para sí mismo, mientras caminaba con las manos metidas en los bolsillos de su chaqueta.
« Last Edit: April 29, 2021, 07:51:02 PM by Kana »


Cho

*un millón de años más tarde* (...) Ahh finalmente termino con el campamento. Lo tenía escrito pero tenía íconos que hacer/editar, pero bueno, ya está *runs in shame*

97.1.


Había llegado el día tan esperado y temido a la vez, la meta por la cual había pasado ya dos semanas estudiando sin parar.

“…” Fudou miraba asustado, inquieto y con un tic en la ceja a la inmensa e imponente entrada a la universidad de Hanasaki, y cómo varios otros postulantes ingresaban a su discreción.
“Bueno, ya llegamos,” Atsushi llevó sus manos a sus caderas y sonrió triunfalmente. “Listo, Fudou, ahora ya sabes lo que tienes que hacer. Demuéstranos el fruto de tu estudio,” dicho esto, levantó un pulgar a su amigo y sonrió ampliamente. “¡Tú puedes, creemos en ti! ¡Verás que pasarás sin dificultades!”
“¡C-cállate, no me maldigas desde ya!” exclamó aturdido y en pánico. Fudou se agarró los cachetes y miró nuevamente a la entrada. “¡A simple vista puedes ver a un montón de gente con mucha mejor pinta que yo que seguro se van a sacar una nota perfecta en el examen! ¡Esto ya de por sí es muy difícil para mí!”
“Pero no deberías ponerte tan nervioso si todavía no pasa nada, Fudou,” alzó una ceja.
“¡Ya te he dicho que ustedes perfectos no lo entienden!” exclamó y notó de reojo cómo unos estudiantes le miraron confundidos y continuaron su camino para ingresar a la universidad. “¡¿Ven?! ¡Soy un raro! ¡Todos se dan cuenta que yo no pertenezco aquí!”
“Eso no es verdad, Fudou-kun. Es normal que las personas se confundan cuando alguien alza la voz,” le aseguró Monoyoshi, sonriendo con torpeza. Luego de la explicación, negó y adoptó una sonrisa tranquila y amable. “Más bien, estas dos semanas me han demostrado que eres muy inteligente. Pudiste recordar los temas de la secundaria con facilidad y poco a poco resolviste varios ejercicios de matemática sin caer en los errores usuales aritméticos,” asintió. “Estoy convencido que estás en la mejor forma posible para tomar este examen. Ahora sólo necesitas creer en ti y no pensarlo mucho. Todo está bien.”
“Pero…” el pelimorado miró al piso con tristeza y autodecepción. “Si no paso, todo el esfuerzo que has hecho para ayudarme…”
“Nada de esto habrá sido por gusto,” le aseguró, simpáticamente. “Fue un estudio que de todos modos te ha hecho mucho bien y siempre habrá una próxima oportunidad,” ensanchó su sonrisa. “Además, ha sido muy divertido acompañarte estos días después de clases. Soy feliz de pasar el tiempo con uno de mis mejores amigos.”
“Eh, s-sí, está bien…” Fudou se avergonzó y desvió su mirada. Pasó a frustrarse. “Nunca cambiarás, no seas un cabeza hueca.”
“Hehe, no digas eso,” se animó.
“Vaya…” Atsushi sonrió frustrado. Sin duda el estudio se había vuelto más fácil gracias al pelirrosa, quien sabía desarmar la inquietud y hostilidad de Fudou con sus palabras. “Bueno, ya te ves de mejores ánimos, así que te deseo lo mejor, Fudou.”
“¿Eh?” ello despertó al pelimorado a su realidad.
“Está bien, estaremos al pendiente de tu salida,” Monoyoshi asintió. “Atsushi-san y yo tenemos algunas compras que hacer en la alameda al frente de la universidad así que estaremos muy cerca todo el tiempo.”
“¡Ánimos! ¡Confiamos plenamente en ti!”
“¡E-esperen!” nuevamente, Fudou se vio desorbitado. Alternó su mirada rápidamente entre la universidad y el par junto a él. “Y-yo…”
“Como Monoyoshi dice, no lo pienses mucho, está bien. Entiendo que te dé algo de nervios, pero estas cosas siempre son así,” asintió y sonrió con certeza. “Sólo te toca dar un paso adelante y verás cómo los nervios dejarán de existir.”
“…” le miró con reproche. “Seguro que para un cabeza hueca como tú funciona así…”
“Vamos, ahora no te desquites conmigo.”
“¡Fudou-kun! ¡Esfuérzate mucho!” exclamó Monoyoshi, alegremente y haciéndole barra. Comenzó a aplaudir. “¡Sí se puede! ¡Sí se puede!”
“¡Ehhh!” este se espantó.
“¡Hahaha!” Atsushi rió con ganas y se le sumó. “¡Sí se puede, Fudou! ¡Sí se puede!”
“¡Y-ya párenla, ustedes dos!” exclamó agitando sus palmas y mirando nervioso a los costados. “¡Me están avergonzando! ¡¿Quieren que desde el inicio me sienta mal de asistir a clases?! ¡Ni que fueran mis padres, demonios! ¡Ya voy, ya estoy entrando!”
“¡Sí, te esperaremos aquí mismo, suerte!” exclamó Monoyoshi y así, el pelimorado finalmente se resignó a ingresar y ver dónde estaba su salón para el examen de admisión.
“Haha, esto fue divertido,” comentó Atsushi, despejado, y finalmente miró a Fudou hasta que este se le perdió de vista. “En verdad espero que le vaya bien. Una decepción ahora le desmotivaría mucho, pero sé bien que hará lo mejor de sí mismo.”
“Sí, confío en Fudou-kun plenamente, pero no podemos negar que tiene mucha competencia,” Monoyoshi asintió. “Sólo nos queda esperar, Atsushi-san. Desde ya, sabemos que Fudou-kun ha hecho todo lo posible. Hay que tenerlo en mente.”
“Heh, por supuesto,” asintió con certeza. “Muchas gracias por tu apoyo. Eres la dosis de positivismo que él necesita.”
“Dudo haber hecho mucho por él y no necesito agradecimientos. Fudou-kun es muy importante para mí,” contestó sonriente.
“Lo puedo ver,” aun así, le intrigaba un poco saber de dónde venía ese deseo del pelirrosa de velar tanto por Fudou.
“Atsushi-san, podemos comenzar con tus compras. Dijiste que tenías que comprar algunos útiles, ¿no es así?”
“Ah, sí, sería bueno,” sacó su celular para revisar su lista. “¿Pero está bien que me acompañes en medio de esto? Te puedes aburrir. Podríamos dividirnos si tienes algo más que hacer.”
“No hay problema. Conozco este sitio bastante bien, así que me gustaría serte de guía.”
“Eh, claro, muchas gracias por tu ayuda,” le causaba curiosidad su vocación de servicio en general, aunque sí se sentía agradecido. “Bueno, en marcha. Si nos alcanza el tiempo podríamos tomar algo mientras esperamos a Fudou.”
“Sí, con mucho gusto.”

Por otro lado, Fudou avanzaba hacia el edificio donde tendría su examen luego de ubicar a su salón en una pantalla de anuncios. Si bien Atsushi había tenido algo de razón con respecto a despejar sus nervios ni bien tomó la acción de entrar, de igual forma seguía sintiéndose fuera de lugar, y por un motivo muy distinto. Conforme avanzaba, no dejaba de ver y oír a postulantes iguales a él expresar sus deseos y metas.

“¡Totalmente tenemos que pasar todas!” exclamó una chica quien caminaba junto con tres amigas. Todas tenían pinta de chicas ricas y bien educadas y parecían estar más que felices de estar ahí. No paraban de alentarse, además de hacer planes a futuro.

“…y por ese programa tan completo de botánica es que me decidí por Hanasaki. Tienen fama mundial y es una de las pocas ciencias en la que son superior a Rizembool,” explicó un aspirante a estudiante quien era extranjero y claramente un poco mayor que los demás. Este hablaba junto a otro de mayor edad y apariencia japonés. “No podría estar satisfecho en ningún otro lugar. Tengo que aprobar para seguir con mis investigaciones.”
“Claro, mi situación es similar aunque por sus enfoques en la sociología. Son controversiales para algunos, pero no hay ninguna otra universidad que toque temas tabú con tanto énfasis. Presumo que es justo lo que mi país necesita para modernizar y vencer los diversos estigmas sociales que padece y pretendo ser parte del cambio ni bien me acepten.”

“…” al oírlos, Fudou caminó más apresurado, cabizbajo y torturado por no dejar de sentirse completamente fuera de lugar. Por su ritmo más rápido, terminó alcanzando a otra joven aspirante quien terminaba de tener una emotiva conversación por celular con su familia.

“Sí… sí… haha descuiden, sí he tenido todos mis útiles listos para hoy, hasta elegí mis lápices con días de anticipación…” dijo con una sonrisa alegre aunque nostálgica. “Muchas gracias por sus ánimos, me dan muchas energías… Qué lindos, yo también les echo de menos, pero finalmente ha llegado el día,” asintió con energías y miró hacia el cielo. “Les prometo que seré aceptada a Hanasaki, comenzaré mis estudios de medicina, y así nuestro humilde pueblo finalmente tendrá a una profesional que pueda apoyar a todos y mejore nuestra calidad de vida.”

Luego de escuchar eso, Fudou tuvo que hacerse a un costado y recobrar sus deficientes energías y ánimos al sentarse en una banca. Estaba horrorizado al comprobar que la gente a su alrededor era incluso mil veces más funcionales y prometedores de lo que había temido.

“¿Qué estoy haciendo…?” se preguntó a sí mismo, en voz baja y con horror. Se agarró su frente con una mano y tembló mínimamente. “¿…acaso se supone que debo quitarle el cupo a una de estas personas…?”

Le tomó un par de minutos recobrarse de su nuevo ataque de inseguridad. Se tuvo que recordar nuevamente del esfuerzo que todos habían hecho para ayudarle a estudiar y apoyarle con ese atrevimiento de aplicar de la nada. Por un momento pensó en su antiguo y casi olvidado deber de volver a sacar el nombre de su familia a flote, pero no, no podía ni pensarlo. Era muy pronto para tener confianza en sí mismo a ese nivel. Al menos lo haría por los demás.

Esperó un hueco de personas en el camino para continuar. A ver qué saldría de ese intento.





Debido a la actividad más libre y personalizada del tercer y último día del campamento, cada Key presente recibió un horario distinto para iniciar con sus respectivos entrenamientos. Tanto Ayesha como Roxas pudieron darse una mejor dormida que el día anterior y desayunar tranquilamente antes de que los ayudantes de Miranda les avisaran sobre su propio horario. La rubia se dio el tiempo que necesitó para su desayuno y entonces salió de la cabaña hacia el resto del bosque. Ahí pudo observar algunos Keys acudiendo a los entrenamientos, dándose paseos o practicando estiramientos. La chica se animó a caminar, aunque no avanzó mucho antes de encontrarse con Roxas, quien salía trotando de uno de los senderos del bosque.

“Oh, buenos días,” le saludó con leve impresión. “Roxas, ¿has estado corriendo?”
“Buenos días, Ayesha,” dijo animadamente. “Pues sí, no nos tocó entrenar hoy temprano, aunque ya me he acostumbrado a hacer ejercicio en las mañanas, así que pensé en darme una vuelta por el bosque,” sonrió incómodo. “Sonará raro decirlo, pero creo que el desafío de ayer me ha inspirado y dado muchas energías.”
“Eh, me sorprende que lo tomes así, con lo aterrorizador que fue…” la chica se impresionó. “Sin duda entrenar y pelear es lo tuyo. Eres un ejemplo a seguir.”
“No, no es para tanto, todos somos distintos,” llevó una mano a la nuca. “Fran ya te dijo que tu rol será de apoyo, así que puede que no sea el mejor ejemplo para ti.”
“Es verdad, me pregunto qué me esperará a mí…” comentó divagando y mirando al cielo con curiosidad luego de llevar un índice a su mentón.
“Supongo que nos enteraremos hoy,” Roxas asintió. Considerando el tremendo susto que Ayesha se había llevado el día anterior, ella se notaba bastante tranquila y abierta a seguir aprendiendo sobre sus nuevas circunstancias como Key. Ella misma podría decir que entrenar no era lo suyo, aunque su inesperado temple ante esa situación era un buen primer paso.

Los dos no llegaron a conversar más ya que se les acercó uno de los asistentes de Miranda.

“Ustedes son… Altugle y Tanaka, ¿no es así?” preguntó esa persona, quien revisaba algunos apuntes en su clip de notas.
“Sí, mucho gusto,” la chica hizo una reverencia.
“Eh, sí, igualmente,” este asintió con algo de incomodidad como si no hubiera esperado tan cordialidad de un Key, y miró hacia una dirección. “El entrenamiento de ambos ya se encuentra listo. Lo que tienen que hacer es seguir el camino de allá, el cual está señalado con una flecha roja. Sus entrenadores están por allá.”
“¿Eh? ¿En serio?” preguntó el rubio, confundido, e intercambió miradas con la chica.
“Sí, descuiden, esas personas son parte de Hanasaki,” asintió.
“Entonces, iremos en marcha, muchas gracias por las indicaciones,” contestó Ayesha.

Antes de partir, Roxas miró de regreso a las cabañas, para confirmar que Leónidas andaba ocupado hablando con otro par de personas. Si mal no recordaba, había visto a Miranda a Fran también con otros quehaceres previo a su corrida por el bosque, por lo cual no sabía qué esperar. Según lo que había oído de sus parientes, las HiMEs en el pasado no tuvieron instructores aparte de esas tres personas claves de Hanasaki, sin contar ayudantes que no estuvieran afiliados a la institución. Sin duda por eso le había resultado muy raro, pero de ser el caso, era un cambio más que bienvenido.

Se internaron en el camino que les llevó por un sendero simple y estrecho en medio del frondoso bosque, donde perdieron de vista a los demás del campamento con suma facilidad.

“Ehm, me pregunto hacia dónde estaremos yendo…” dijo Ayesha, mirando de un lado a otro con curiosidad y también un poco de nerviosismo. “Espero que no nos vayamos a perder.”
“Creo que mientras no nos salgamos del camino estaremos bien.”
“Bueno, es verdad, seguro que es así,” sonrió con torpeza.
“Aun así, ¿por qué no nos habrán dicho nada más?” murmuró en voz baja con impaciencia.
“¡Ah!”
“¿Q-qué? ¿Qué sucede?” Roxas se sobresaltó y vio cómo la chica se agachó.
“¡Pero que flor más hermosa!” dijo felizmente en lo que la apreciaba de lejos. “¡Nunca había visto una así! ¡Quisiera saber su taxonomía para aprender más de ella!”
“Ehh…” sintió un tic en la ceja y dio un pesado suspiro. Por su manera tan amable y amigable de ser, Roxas se olvidaba con frecuencia lo torpe y distraída que era esa chica. En fin, Osaka solía estar mucho más perdida que ella, así que no era un problema en realidad.

Sin embargo, mientras el chico se animó a esperar a que su acompañante saciara su curiosidad, ocurrió un imprevisto ataque. Roxas captó el movimiento de varias hojas de árboles cercanos en dirección hacia ellos y para cuando se giró, observó una silueta que acababa de saltar para atacarles con lo que indudablemente era una espada.

“¡Ayesha!” Roxas exclamó para despertarla e invocó sus dos keyblades para detener el ataque de arriba de aquel desconocido. Al chocar armas, Roxas pudo ver que se trataba de otro rubio algunos años mayor que él, de apariencia activa y desarreglada, y con unos ojos rojos que junto con su sonrisa reflejaban el gusto de estar peleando.
“Heh, no mintieron, tienes algo de experiencia, joven,” comentó con cierto gusto y saltó hacia atrás con lo cual retomó distancia.
“¡¿Quién eres?!” exclamó Roxas, poniéndose en posición de ataque.
“¡E-esperen!” Ayesha llevó sus manos a la altura de su pecho y tembló de pies a cabeza. “¡N-no estamos haciendo nada malo, señor! ¡Por favor no nos haga daño!”
“Ah, tranquila, tranquila, no estoy aquí para meterme contigo,” dijo despreocupado y agitando una palma. Entonces hizo una mueca de dolor y desgano. “Y oye, no que sea tan mayor para que me digas señor, ¿de acuerdo? Me deprimes.”
“Eh…”
“¡Contéstame!” demando Roxas, apuntándole con su keyblade. “¿Acaso eres con quien teníamos que encontrarnos aquí?”
“Que digas cosas tan ambiguas significa que si sé darle la vuelta a tus palabras, podría convencerte de lo que quiera,” se encogió de hombros. “No bajes la guardia ni digas más de lo que deberías…”
“Tsk…” frunció el ceño. Le daba vibras a Axel por su actitud, lo cual le ponía en alerta.
“Pero si me derrotas en una batalla, te diré lo que quieras que te diga, ¿capische?” así, ese desconocido sonrió con desafío y finalmente se puso en posición de ataque. “Vamos, si tú no vienes a mí, yo te daré otra emboscada.”
“…” no estaba convencido de pelear y usar sus poderes tan indiscriminadamente sin saber a ciencia cierta lo que ocurría, pero aquella persona ya le estaba probando la paciencia. Agudizó su visión, aunque antes de hacer alguna otra acción, vio que por detrás y encima de la cabeza de su oponente se elevó un bastón de madera, el cual terminó por golpearle a este.
“¡Ahh! Tch-tch… oye, eso duele…” dijo apesadumbrado y girándose. Al hacerlo, Roxas y Ayesha vieron a una chica de apariencia mucho menor, baja estatura y vestida de ropas tradicionales. A pesar de su menor edad, tenía una expresión firme y estricta en su rostro y miraba al otro con reproche.
“¡Dije que nada de peleas hasta que conversemos! Tremendo niño que eres,” observó esa chica, cruzándose de brazos y haciendo un puchero. Ella tenía cabellos marrones oscuros muy largos y unos ojos grandes y azules. A pesar de estar llamándole la atención al otro, sus muecas y rostro infantil le daban cierta pinta adorable. “Sabía que no podía despegarte los ojos de encima.”
“No creas que no te escuché, Enmu,” dicho el otro, todavía sobándose la cabeza. “Por eso no iba a hacerle nada a la damita, pero no te metas en mi propio trabajo. Y en serio, deja de golpearme la cabeza con tu bastón que uno de estos días la partirás como una sandía.”
“Tu necedad ha demostrado que eres mucho más duro que una, ahora no te quejes,” dicho esto, dio un suspiro y miró al par con leve frustración y lamento. “Desde ya me disculpo con ustedes. Había esperado hablar con los dos antes de tener introducciones imprevistas. Díganme, ¿se encuentran bien? ¿No les hizo nada?”
“Eh…” Ayesha ladeó su cabeza en lo que iba comprendiendo, o al menos intentando comprender, lo que ocurría, y terminó sonriendo incómoda. “Ehm, estamos bien, no te preocupes, más bien gracias por llegar a tiempo eh… oh,” hizo una reverencia. “Mi nombre es Ayesha Altugle. Es un placer conocerle.”
“Igualmente,” la otra chica se vio gustosa y sonrió ampliamente. “Llámenme Enmusubi. Como deben haber entendido, soy la entrenadora de HiMEs a quien han sido referidos,” asintió y se apuntó a sí misma con certeza. “No seré la mejor luchadora física, pero como consejera y apoyo mágico no pueden conseguir a alguien mejor.”
“Sí…” Roxas estaba un tanto perdido ya que Enmusubi no daba una pinta de entrenadora por su apariencia casi infantil, pero a la vez sí daba toda la impresión de ser una HiME. Había casi algo mágico en su aura, desde su apariencia, pasando por sus ropas hasta por su actitud segura, firme y entusiasta. Sacudió su cabeza para despertarse y asintió. “Y-y yo soy Roxas Tanaka. Ehm, muchas gracias por tu ayuda.”
“Mucho gusto a los dos, me alegra ver que lidio con personas tan acomedidas,” observó alegremente y repentinamente golpeó a su acompañante con la base de su bastón en sus costillas. “Oye, preséntate, no les hagas esperar.”
“Tremenda abusiva que eres, niña,” dijo fastidiado y terminó por negar, para aspirar aire a manera de inflar sus pulmones y así introducirse con grandes aires. Volvió a sonreír. “Sohayanotsurugi Utsusunari, esas son las palabras que me definen. A diferencia de Enmusubi aquí, mi especialidad está en el combate, sobre todo con espadas, pero puedo improvisar,” comentó con leve travesura. “Ya pues, un gusto a los dos.”
“Un gusto, Soha…” comenzó Ayesha, pero de inmediato se avergonzó y se puso nerviosa. “¡P-perdón, ehm, su nombre era…!”
“Llámenme Sohaya, sé que mi nombre es kilométrico,” dijo resignado aunque tranquilo. Este miró al otro chico y sonrió con ironía al notar un persistente recelo de su parte. “Ya que Enmu me arruinó el factor sorpresa, espero que no queden asperezas entre nosotros, ¿de acuerdo? Sí pretendo ayudar, y no te olvides que estamos del mismo lado, Roxas.”
“¿Tú también trabajas para Hanasaki?” preguntó alzando una ceja.
“Por su semejante introducción, se entiende que no lo creas,” Enmusubi dio un suspiro aunque de inmediato retomó sus ánimos. “Más bien, ahora que nos presentamos, síganme. Les contestaremos todas sus preguntas y lo dejaremos claro. Luego de eso, a entrenar, ¿les parece?”

Así, los cuatro se adentraron un poco más en el bosque, para continuar con la primera aparición de aquel nuevo par, quienes serían más que una ayuda de aquel punto en adelante.


Pasaron alrededor de un par de horas luego del inicio del examen. Luego de que Atsushi terminara por conseguir los últimos útiles para su nueva rutina como estudiante, se animó a invitar a Monoyoshi a una cafetería donde matarían el tiempo que quedaba antes de que acabara el examen de admisión.

“Bueno, pide lo que quieras, yo pago,” ofreció Atsushi, amenamente.
“Eh, te agradezco el ofrecimiento, Atsushi-san,” Monoyoshi sonrió incómodo. “Me sabe un poco mal que me invites, pero percibo que no podría negarme…”
“Estás en lo cierto, veo que has podido leerme bien,” asintió contento y se puso a pensar. “Hmm, pero tal vez hubiera sido mejor esperar a que Fudou saliera de su examen.”
“Fudou-kun todavía tiene alrededor de una hora antes de acabar, y conociéndole terminará muy extenuado y preferirá regresar a su casa inmediatamente,” observó el pelirrosa, tranquilamente. “Opino que le haríamos un favor si le conseguimos algo para llevar.”
“Ah, buen punto, hehe…” sonrió con nostalgia y leve ironía. “Veo que ese Fudou no ha cambiado. Cuando las cosas son serias o importantes puede terminar sobrecargándose. Sería mejor llevarle de regreso al toque.”
“Sí, pienso lo mismo,” Monoyoshi ensanchó su sonrisa y sus ojos brillaron. “Si me permites, tengo mucha curiosidad saber cómo ustedes se llevaban antes que Fudou estudiara con Gotou-san y conmigo. Entiendo que era una persona distinta, aunque a la vez no me parece que haya cambiado mucho.”
“Pues, no sabría qué decirte…” lo pensó un poco y dio un suspiro. “Ahh… me sabe un poco mal haberle visto tan reactivo y huraño ni bien regresé a casa. Sé que Fudou me resintió por mucho tiempo, también que ha adoptado una forma defensiva de tratar con los demás… podría decir que Fudou de niño no era tan remotamente conflictivo. Más bien, él era de parar las riñas que Yagen y yo teníamos a veces.”
“¿En serio?” se sorprendió notoriamente.
“Sí, en serio, era el más diplomático de los tres y andaba recriminándonos por nuestros errores,” asintió y rio un poco. “Haha, al menos es evidente que sigue recriminando a todo el mundo, pero por su forma de ser parecerá más a que busca pelea en vez de ser una crítica constructiva.”
“Tienes mucha razón,” Monoyoshi asintió alegremente y sonrió con torpeza. “Desde que lo conocí, siempre ha sido de darme varias observaciones. También ha sido muy duro conmigo en ocasiones, pero lo sabía, sabía bien que lo hacía porque en el fondo quería ayudarme. Es verdad que no todos se darían cuenta.”
“Bueno, seguro no es que siempre tenga buenas intenciones,” Atsushi se encogió de hombros con cansancio. “Obvio que anda en su fase rebelde, así que ahora me toca a mí corregirle.”
“Hehe, me alegro mucho de notar que los dos ya andan en mejores términos, así que Fudou-kun está en muy buenas manos,” el pelirrosa juntó sus palmas. “Te deseo lo mejor, muchas gracias por apoyar a nuestro amigo.”
“Eh, sí, gracias, Monoyoshi…” sonrió con leve incomprensión. “No tienes que ser tan formal conmigo, somos casi de la misma edad…” alzó una ceja. “Aunque he notado que también eres formal con Gotou todo el tiempo. Supongo que no podría hacerte cambiar de parecer a ti con respecto a eso.”
“Eh, bueno…” sonrió incómodo.
“Haha, está bien, no es que me moleste,” movió una mano para restarle importancia. “Aunque sí veo a Gotou fastidiado con eso… ¡pero en fin, no lo pienses mucho!”
“S-sí…” se confundió y ladeó su cabeza.
“Tampoco me agradezcas, es un poco raro, a decir verdad,” desvió su mirada y sonrió apenado. “Yo que en ese entonces, antes de irme a entrenar, debía estar a cargo de esos dos, y al final terminé decepcionándolos. Más bien, tú eres quien cuidó de ellos.”
“Atsushi-san…” Monoyoshi le miró con leve preocupación.
“Ahh, de la nada me puse serio, perdón,” admitió con una sonrisa frustrada. “Ehm, pero si puedo sacar algo de eso es que aprecio mucho que les hayas ayudado tanto. Por supuesto, tu ayuda estos últimos días con los estudios de Fudou también ha sido valiosa,” asintió con certeza. “Gracias por tus esfuerzos y por estar ahí por los dos. Eres un buen amigo.”
“No es nada, Atsushi-san, Gotou-san y Fudou-kun también han hecho mucho por mí,” dijo moviendo sus palmas. “No es que haya hecho nada especial. Como dices, somos amigos. Algunas cosas no necesitan agradecerse.”
“Es verdad, igual, me alegro, se nota que se llevan bien, y de paso es bueno que ellos tengan a alguien sensible que les apoye,” dio un suspiro. “Son un par de necios.”
“Hehe, tal vez lo sean,” sonrió contento, claramente ahorrándose la libertad de estar de acuerdo con esa observación. “De todos modos, ello no disminuye el hecho que también seas una persona importante para ellos, Atsushi-san. A pesar de los años de distancia, he podido concluirlo. También sé que se encuentran muy felices de que estés de vuelta, por más que no sean muy abiertos como para admitirlo.”
“No lo admitirán, pero sí me lo han dejado saber. Sin duda Gotou lo ha hecho,” Atsushi sonrió apenado y con leve culpa. Su hermano menor continuaba siendo orgulloso, pero realmente se desvivió durante el paseo intentando despejar sus pensamientos, subiéndole los ánimos y razonando con él. “Como Fudou me trata con menor conflicto ahora en comparación con cuando llegué, presumo que será igual.”
“Lo es, definitivamente,” afirmó convencido. “Lo sé bien, Fudou-kun es una persona muy apegada a los demás, quizás a veces lo es demasiado. Por eso sé que él siempre te ha tenido en gran estima, por más años que hayan pasado. Su manera reactiva de ser refleja cuando algo le importa bastante,” asintió y agachó su mirada con tristeza. “Por eso sé que, por más que no haya querido admitirlo, todavía los considera sus viejos amigos, a Yagen-san y a ti.”
“Eh…” se sorprendió un poco. “Sí suena al viejo Fudou…” volvió a incomodarse y dio un suspiro. “Ahh… es alguien más a quien hice esperar demasiado tiempo…”
“…” le miró con leve intriga.
“Gotou y Shinano me han dicho que Fudou y Yagen están en terribles términos. Ya temo verles interactuar,” se puso a pensar. “Y sí sé bien que Fudou no es de aguantar el lado pesado de mi hermano, y que a este se le ha dado por molestar a todo el mundo. Suena a un lío…” dejó su cabeza caer un poco hacia atrás y miró extenuado al techo del local. “Y yo ando en medio de los dos, ¿qué se supone que debo hacer? Soy el menos diplomático aquí.”
“Suena complicado, es verdad…” sonrió apenado. “Ciertamente no sabría qué hacer. A Fudou-kun no le gusta hablar sobre eso.”
“Lo imagino. Tampoco es algo que te corresponde a ti, Monoyoshi, no te preocupes,” aspiró y volvió a adoptar su postura. “Lo iré pensando. No quisiera que tú tuvieras que lidiar con Yagen. No lo conoces, aunque es más complejo de tratar de lo que parece.”
“Hehe, supongo que Yagen-san sí es difícil si intenta serlo. Lo he visto discutir repetidas veces con senpai,” observó el pelirrosa, amenamente. “Sin embargo, no creo que Yagen-san sea tan complejo,” asintió decidido. “Confío en él. Sé que es una buena persona y también se preocupa por Fudou-kun.”
“Heh…” Atsushi sonrió con ironía. “Tienes razón, sólo hay que ver cómo hablarle.”

Era extraño oír que alguien más aparte de él tenía una fe inquebrantable en su mellizo. Incluso Atsushi mismo lo dudaba en ocasiones luego de todo lo sucedido posterior a su llegada cuando tuvieron que rescatar a sus hermanos. Por más que una persona como Monoyoshi no estuviera consciente de los secretos de su mellizo, sí creía que no podía haber cambiado tanto y le venía bien recordarlo. En el paseo le prometió que estaría de su lado y pensaba mantener su palabra.

El par no tardó en hacer sus pedidos. Monoyoshi se limitó a una taza de té, a lo cual Atsushi sintió el impulso de empujarle a ser menos modesto y pedir algo más, pero tampoco tenía la suficiente familiaridad con él. El pelirrosa pidió quedarse con la carta en lo que esperaban a que les atendieran.

“Estaba entre algunos platos para Fudou-kun, pero quería revisarlos contigo, Atsushi-san,” observó Monoyoshi, animadamente. “Ah, y como estás invitándonos esta merienda, me tocará a mí cubrir este gasto.”
“Si apenas has pedido té, ni que pudiera llamarse así…” dio un suspiro. Empezaba a impacientarse un poco y, conociendo a Fudou y Gotou, sabía bien que ellos se impacientarían mucho más por su forma de ser. “Creo que lo dejaré en tus manos. Debes saber mucho mejor sus gustos que yo.”
“Eh, haré el intento, espero acertar.”
“Más bien…” llevó una mano a su mentón y desvió su mirada a la ventana al costado. “Había algo que quería preguntarte. Entiendo si no quisieras hablar al respecto, pero… tal vez tú sepas algo sobre esto…”
“Claro, dime, Atsushi-san,” observó atentamente y con curiosidad.
“Verás…” dio un pesado suspiro. “Realmente no quería tocar nada muy serio ni inquietarte en lo que esperamos a Fudou, pero es algo importante con respecto a él, y quisiera comprenderle mejor…” luego de verse apesadumbrado, respiró profundamente y adoptó seriedad y severidad. “El día en que él se quedó en tu casa, yo estuve hablando con Tharja y pues… le pregunté algo que ella no pudo contestarme, pero que tú podrías hacerlo mejor que nadie,” asintió. “Monoyoshi, ¿tú sabrás cómo así Fudou comenzó con su vicio de tomar?”
“¿Eh?” ello pareció agarrar al pelirrosa de sorpresa. Luego de la impresión, se apenó y bajó su mirada. “Pues… realmente es una buena pregunta, Atsushi-san…”
“¿Hm?” frunció el ceño, extrañado. No estaba seguro cómo leer la reacción del otro. Podría ser un tema complicado y triste, quizás ni él lo sabía a ciencia cierta, pero le daba la impresión de que este estuviera ocultando algo.
“Yo…” luego de organizar sus pensamientos, Monoyoshi le miró y sonrió apenado. “Lo siento mucho, Atsushi-san. Si quieres saber cómo así Fudou-kun adoptó su adicción, lamentablemente yo tampoco lo sé con certeza, aunque… podría intentar decir lo poco que sí sé…”
“Eh, claro…” ‘¿intentar?’ se le hacía una palabra extraña.
“No sé si lo sabías, pero Fudou-kun ha actuado como mi maestro de kendo estos años. Si bien tengo facilidades por mi familia, entrenar nunca ha sido lo mío y han sido las insistencias de Fudou-kun las cuales me han hecho practicar con regularidad. Por eso, él me ha visitado repetidas veces en el pasado. También es algo que continúa haciendo hoy en día…” ensanchó su sonrisa aunque sus ojos se veían tristes. Miró hacia la ventana. “Hace cinco años, durante el tiempo en el cual Fudou-kun estuvo solo en casa ya que su hermana estaba ocupada con sus estudios, él empezó a visitarme menos, hasta que eventualmente dejé de verle. En un inicio no quería importunarle, pero cuando quise contactarme con él, no pude hacerlo. Nunca contestaba su celular, su teléfono de casa de repente estuvo fuera de servicio… me preocupé y tuve un mal presentimiento, así que fui a visitarle.”
“…”
“Me encontré con Fudou-kun en un terrible estado, intoxicado, desaliñado… por un momento pensé que debía llevarle al hospital…” continuó narrando con un tono triste aunque tranquilo, sin despegar su mirada de la vista de afuera. “También quise avisar a tu familia, pero Fudou-kun no me dejó hacerlo. Él… se desesperó ante esa idea y se volvió rebelde y agresivo hacia mí… realmente nunca lo había visto reaccionar de esa manera.”
“Eh…” Atsushi se inquietó. “Suena a que en ese lapso de tiempo en que estuvo solo cambió radicalmente.”
“…” Monoyoshi asintió y regresó su mirada al otro. “Era difícil, creo que sólo el hecho de que yo lo supiera le causaba demasiado estrés, pero no podía rendirme,” negó. “Fudou-kun es mi amigo, así que decidí que le visitaría todos los días después de clases y estaría la mayor parte del tiempo con él. Realmente temía que él fuera a meterse en problemas o hasta a huir. Por eso me quedé al pendiente de él hasta el fin de ese año escolar, ya que Tharja-san regresó a casa y ella también puso de su parte…” dio un suspiro. “Sabiendo que su hermana estaba presente, al menos podía saber que Fudou-kun no iría a escaparse de su hogar, era un gran alivio. De todos modos…” bajó su mirada. “Pese a mis esfuerzos y los de su hermana, Fudou-kun no pudo dejar de tomar. Sí ha mejorado en su actitud con el paso del tiempo, pero todavía no es capaz de dejarlo del todo.”
“Ya… ya veo…” dijo algo incómodo y preocupado. Atsushi desvió su mirada. “Dudo entender lo difícil que debe haber sido. Tharja también estuvo muy triste de admitir que no lo sabía bien. Eh, lo siento mucho si te hice sentir mal.”
“No, está bien,” Monoyoshi negó un par de veces y sonrió comprensivamente. “Si lo preguntas es porque te preocupas mucho por él, y sí es un tema de suma importancia. Más bien, siento que tú le ayudarás un montón. Entiendo que yo no pude llevarle a rehabilitarse, aunque puede que una persona con tu convicción y seguridad tendría un mayor efecto. Tal vez sea justo lo que Fudou-kun necesite ahora.”
“Ehh, estás poniendo muchas expectativas en mis hombros,” Atsushi sonrió incómodo.
“Oh, no son mis intenciones, Atsushi-san, lo lamento. Sólo es la impresión que me he llevado. Fudou-kun aceptó a dar el examen de hoy por tus insistencias. Regresar a sus estudios ha sido un paso muy difícil para él, pero ha sido posible en estas dos semanas en las que has estado aquí,” Monoyoshi asintió y juntó sus palmas con emoción. “Hehe, estoy muy feliz por eso. Él cuenta con tu apoyo y finalmente se ha impulsado a hacer algo bueno por sí mismo. Tengo grandes esperanzas en lo que le espera más adelante.”
“Heh… puede ser,” dijo con torpeza. Ese pelirrosa era una persona atípica. No podía leerle bien, pero siempre parecía darle la vuelta a los temas para concentrarse en lo positivo. “Oírte decir eso me anima a mí también. Si Fudou fuera a desaprobar el examen, podría afectarle mucho, pero aun si fuera el caso, no podemos dejarle deprimirse. Ha sido una gran hazaña para él y tenemos que continuar alentándole.”
“¡Sí, así será!”
“Pero tampoco hubiera podido hacerlo sin ti, Monoyoshi,” afirmó amenamente. “Tú eres la dosis de positivismo que Fudou necesitó. Dirás que no pudiste ayudarle con su vicio, pero sí le diste el apoyo incondicional que necesitaba. Gracias por eso, eres un buen amigo.”
“No es nada, Atsushi-san. Fudou-kun es mi querido amigo. Él significa un montón para mí. Gotou-san también,” dijo alegremente. “Siempre estaré ahí por los dos.”
“Bueno, es lo que yo también pretendo hacer desde ahora,” asintió decidido. “Todavía tendré mucho por demostrarle a Fudou, pero espero que con el tiempo confíe más en mí.”
“No creo que te tome mucho, descuida,” el pelirrosa sonrió con leve tristeza. “Sería lo mejor llegar a oír lo que Fudou-kun tiene que decir con respecto a su pasado, a ese tiempo en el cual lo tuvo tan difícil… pero quizás sea algo que no podamos forzar. Hay que esperar a que él esté listo para hablar sobre ello.”
“Sí, supongo,” Atsushi terminó sin poder oír más sobre ese tema, al menos no lo suficiente, pero pese a querer saber lo que le ocurrió a su viejo amigo, tenía que tener su mente en el presente y continuar apoyándole como pudiera. El pasado no era tan urgente.

Ellos recibieron sus pedidos y continuaron esperando a que Fudou terminara su examen.



Después de aquella apresurada introducción, Enmusubi dirigió a los Keys a un punto en el bosque donde había una especie de picnic extendido. Ahí les esperaban unos bocadillos, una cocinilla portátil que calentaba una tetera, y al costado había un pequeño riachuelo con una pequeñísima caída de agua entre rocas. Los árboles encima proveían de una sombra parcial y se colaba un poco de rayos de sol entre las hojas, aunque por una brisa tranquila resultaba un ambiente muy tranquilo y refrescante. La pequeña mentora tomó asiento sobre un cojín el extremo del picnic y señaló a los otros frente a ella.

“Tomen asiento, por favor, vamos a conversar,” les invitó con cordialidad y decisión.
“Ah, muchas gracias,” Ayesha sonrió efusivamente y se sentó para mirar el modesto banquete frente a ella. “Todo es tan lindo~ muchas gracias por darnos la bienvenida así~”
“No hay de qué, me alegro que te haya gustado,” sonrió satisfecha y miró al otro key, quien seguía de pie. “Siéntate también, no te extrañes por la invitación.”
“Eh… sí…” Roxas ladeó su cabeza y aceptó la invitación. “Ehm, ¿todo esto es para nosotros? Lo aprecio aunque… parece excesivo.”
“Es cortesía de Hanasaki, no lo pienses mucho,” comentó Sohayanotsurugi, quien había preferido apoyarse en un tronco cercano en vez de unírseles. “Y Enmu aquí es de estas dedicaciones a sus conocidos, ya te acostumbrarás.”
“Es verdad, aunque tus palabras casi restan a mis buenas intenciones,” la chica frunció el ceño y dio un suspiro. “En fin, regresando al tema, este será un campamento de entrenamiento, aunque prefiero enfocarme más en conocernos hoy. Es importante entrenar, pero sólo podríamos hacerlo bien si estamos familiarizados entre nosotros. Lo mismo digo con las HiMEs.”
“Es cierto que eres una entrenadora HiME, Enmusubi,” musitó Ayesha, pensativa. “Hmm, ¿cómo así las entrenas? ¿Qué clase de poderes mágicos tienes?”
“Me informaron que pareces ser también una persona de apoyo mágico, Ayesha. Básicamente, somos iguales al respecto,” contestó con certeza y una simpática sonrisa. “Extiende tu mano hacia mí. Te lo mostraré.”
“¿Eh? S-sí…” se confundió por el pedido pero le hizo caso.

Ayesha extendió su brazo derecho. Fue entonces que Enmusubi extendió sus brazos y junto sus manos encima del brazo de la rubia. Luego de concentrarse, la maestra abrió sus manos y todos vieron un lazo rojo mágicamente aparecer. Este tenía un vistoso nudo encima del brazo de Ayesha y se extendía a poca distancia pasando su brazo en dos direcciones, aunque el lazo se desvanecía a pocos centímetros.

“¡¿Q-qué es eso?!” Ayesha tembló, impresionada.
“¡¿Eh?!” Roxas también se alertó. “¿Tienes poderes mágicos? Imposible…”
“No se asusten, por favor. Lo que están viendo es un enlace,” explicó Enmusubi pacientemente y con alegría. “Seguramente han oído sobre los lazos rojos que dictan el destino y la conexión entre dos personas. Lo que he hecho es materializar el enlace intangible que Ayesha posee con la persona más importante para ella,” asintió. “Se puede ver que es un lazo muy hermoso e íntegro. Tú y tu ser más preciado son muy unidos y se quieren mucho, ¿no es así? Percibo que es una conexión que les hace mucho bien a ustedes dos.”
“Eh…” Ayesha estaba sorprendida y acercó su brazo hacia sí. El lazo mágico continuó levitando sobre su muñeca, aunque al querer agarrarlo con su otra mano, vio cómo esta pasó a través. Pocos segundos después, el lazo se esfumó. “E-esto es…”
“¿Cómo así eres una maestra HiME y tienes poderes?” preguntó Roxas. “Es la primera vez que escucho algo como esto…”
“Sí, ya era hora, ¿verdad?” preguntó Sohayanotsurugi, con ironía. Se encogió de hombros. “No dudo que Hanasaki sea el motivo por el cual el potencial de Enmu se ha desarrollado, aunque ella ha respondido al llamado y está cometida a ayudar a las HiMEs. Supongo que entre las cosas que no podemos comprender, al menos eso es lo más importante.”
“S-supongo…” el chico desvió su mirada, algo contrariado. Realmente pudieron haber recibido esa ayuda en el pasado también, pero no había punto de criticarles a ellos.
“Eh, Enmusubi, sobre el lazo que hiciste aparecer…” Ayesha estaba algo confundida. “¿Qué clase de poder es? ¿Puedes ayudarnos usando ese poder?”
“Puede que no parezca mucho, pero mi habilidad es de suma importancia,” le aseguró, decidida. “Lo que define a los seres humanos es que somos sociables de naturaleza, y por lo tanto, nuestras conexiones son vitales. Los enlaces que compartimos entre todos nos enriquecen, fortalecen, nos hacen conocernos mutuamente y a nosotros mismos,” juntó sus palmas frente a ella y cerró sus ojos. “El poder de una HiME nace principalmente de la cercanía y afecto que posee por aquellos que la rodean, en particular sus Keys. A su vez, ustedes como Keys reciben sus poderes mágicos mediante dicha conexión. Por eso mismo, mi rol de ayudarles a construir sus enlaces y unirlos como amigos y aliados les ayudará tremendamente,” asintió y sonrió con torpeza. “Puede que mis palabras no lo presenten de manera tan convincente aún, pero se los demostraré. He oído que muchas HiMEs suelen andar por su cuenta y no han recibido el apoyo necesario de Hanasaki, y eso mismo es algo que pienso cambiar. Unirlas a todas es una de mis metas.”
“Yo también pienso que es muy importante,” Ayesha se animó. “Hehe, estás en lo cierto. Si es así, pondré de mi parte. Quiero ser de ayuda a mi hermanita y sé que nuestras amigas HiMEs estarían de acuerdo.”
“¿Eh?” Sohayanotsurugi alzó una ceja, algo impresionado. “Espera un poco, si entiendo bien, ¿tu hermanita es tu HiME?”
“Eh, pues sí…” Ayesha se incomodó.
“Ahh, qué horror,” llevó una mano a su cabeza, agotado. “Desde ya tú te ves muy joven y enclenque como para andar metida en todo esto. Hanasaki no es mucho mejor que Rizembool si ha dejado que esto ocurra…”
“Pues…” la rubia bajó su mirada.
“Oye tú…” Roxas se impacientó.
“¡Sohaya, cuida tus palabras!” le requintó Enmusubi, severamente. “Es verdad que suena serio, pero no hay punto de hablarlo de esa manera, y menos si la vas a descalificar a Ayesha. Pide perdón ahora mismo.”
“Trabajaré contigo, pero no es que sea tu subordinado o algo, Enmu,” pese a decir eso, este pareció verse algo apenado. “Aunque sí, siento las palabras, Ayesha. Digo lo que pienso, es uno de mis defectos.”
“Eh, e-está bien, no te preocupes,” Ayesha sonrió incómoda y agitó sus palmas. “No puedo negar lo que dices. Entiendo que te preocupaste por mí y por mi Nio…”
“Ya escuchamos a Enmusubi, ¿pero qué tienes que ver tú con todo esto?” le cuestionó Roxas al mayor, con leve recelo.
“¿Eh? ¿Será que me merezco tu desdén por mi actitud frívola? Vaya, lo lamento,” negó frustrado. Dejó de apoyarse en el árbol y se apuntó a sí mismo, para sonreír amenamente. “Supongo mi historia da un poco de vueltas, pero para abreviarla, yo tengo una habilidad especial.”
“¿También posees poderes mágicos?” preguntó Ayesha, sorprendida.
“Ah, no, nada de eso. Llamémosle una corazonada,” se encogió de hombros. “Yo puedo detectar a personas atípicas entre la muchedumbre. Es cierto que no todos nacen iguales y hay algunos que sobresalen. Pues, entre esos motivos de sobresalir, hay algunos que, como podríamos decir, nacen con algún poder o bendición. Mi habilidad es simplemente detectar a las personas de aquel tipo, lo cual me ha traído hasta aquí.”
“Sohaya se encontró conmigo y cuando oyó sobre mis intenciones de ayudar a las HiMEs en Hanasaki, decidió que me acompañaría,” explicó Enmusubi, sonriente. “Desde ya les pido que sean pacientes con él. Ven que se ha ido por las ramas.”
“¡O-oye, lo que estaba diciendo sí era importante!” se inquietó y terminó reprochándole un poco.
“Ehm… si me permites, ¿de qué ‘bendiciones’ hablamos con esas personas a las que detectas?” Ayesha miraba hacia abajo con curiosidad. “Suena a que sabes de estas cosas misteriosas.”
“Será poco conversado, pero estas ‘bendiciones’ son cosas más mundanas de lo que la mayoría piensa,” contestó sonriendo con simpleza. “Si bien en su mayoría no andamos viendo a la gente luchando como los superhéroes de esas películas de Marvel o cosas así, yo creo que la magia es gran parte de nuestras vidas, y las personas a las que me refiero han nacido con un poquito más de eso que otras. Me refiero a cosas como una persona teniendo una gran intuición, a otra siendo extremadamente suertuda, también en personas como Enmu que siempre tuvieron cierto ojo para sus especialidades. Antes de manifestar su poder, Enmu aquí iba de lado a lado aconsejando a la gente con sus problemas de familia o matrimoniales porque tenía un ojo para todo eso,” se apuntó a sí mismo con su pulgar nuevamente, y enseñó una sonrisa segura. “Así que, como alguien quien ha conocido a varios de estos individuos, me he autoproclamado un ayudante y protector de ellos, en los casos en los cuales sus ‘bendiciones’ se asemejen más a maldiciones y requieran ayuda y comprensión.”
“Hmm…” Roxas lo pensó ensimismado. Había algo en la actitud de esa persona que le molestaba un poco, pero no podía detectar ningún tipo de malicia. Parecía que decía la verdad. “Aunque hablamos de personas más comunes. No sé qué tiene que ver eso con las HiMEs.”
“¿En serio? ¿Acaso has prestado atención a toda la conversación?” Sohayanotsurugi alzó sus cejas y le miró con cierto juicio.
“¿Qué? ¿Dije algo raro?” se extrañó y frunció el ceño.
“No se peleen, ustedes dos,” les pidió Enmusubi, poniéndose seria. Dio un suspiro. “Vaya, tenías que antagonizarle antes, Sohaya. Ahora no te será tan fácil lidiar con él.”
“No es mi culpa que este de aquí no entienda lo más básico de Hanasaki, Enmu,” se explicó indistinto y encogiéndose de hombros, para regresar su mirada a Roxas. “Ya que ando hablando sobre los casos en que sucesos paranormales afectan a las personas negativamente, ¿no te das cuenta que las HiMEs son el epítome de ese concepto? Ellas son los seres que manifiestan mayores poderes y bendiciones que todos los demás y por un gran margen de diferencia. En serio, hasta para que tú tengas poderes. Debería ser evidente.”
“Pues…” entrecerró sus ojos y desvió su mirada. No podía negarlo.
“Bueno, puede que ya no te sea tan obvio si andas acostumbrándote al asunto, pero sí. Las HiMEs son precisamente del tipo de persona que sufren por el don que Hanasaki despierta en ellas. Para colmo, no sólo se trata de gente que tiene que vivir con esta característica adicional sin otras ataduras. Ellas se ven forzadas a pelear contra Rebels enviados por una institución bélica que ya tiene muchos años de experiencia lidiando contra HiMEs del pasado,” llevó una mano a su frente y se apoyó en esta con gravedad y frustración. “Sinceramente, pensar en todo esto me indigna. Oír que una maestra como Enmu sea nueva en este ecosistema es incluso más irritante. Hanasaki no ha hecho más que desatar el peligroso potencial de nuevas HiMEs y soltarlas sin capacitación alguna a una guerra que no pueden ganar por su cuenta,” entrecerró sus ojos. “Por más que yo quiera proclamarme como un héroe o ayudante de todos modos condeno la forma en la cual se ha decidido operar.”
“Eh…” Roxas se sorprendió.
“Sohaya, es suficiente,” espetó Enmusubi, y junto entonces oyó la tetera comenzar a pitar. “Ah, finalmente. Vamos, todos tomemos un poco de té, nos hará bien.”
“Hai, hai…” el mayor respiró profundamente y se terminó sentando junto con los demás en el picnic. Agachó su cabeza. “Quizás tengas razón al decir que me voy por las ramas, Enmu. Hablé de más…”
“No tienes que sentirte mal esta vez. Creo que todos pensamos igual,” observó la maestra, sonriente mientras vertía el agua caliente en una tetera de porcelana llena de plantas aromáticas. “De todos modos, por más que las cosas no estén del todo bien, nos encontramos aquí para ayudarles y poner de nuestra parte. No tenemos por qué concentrarnos en lo negativo.”
“Eh, es cierto lo que Sohaya comentó, pero…” Ayesha llevó sus manos al pecho. “Por más miedo que dé y más injusto que sea, al observar a mis amigas HiMEs estar tan decididas a detener a Rizembool y entrenar… es casi como si pudiéramos olvidar lo difícil que es,” sonrió incómoda. “Debe estar muy mal que diga eso. Por supuesto que es peligroso. Quisiera que mi Nio nunca hubiera aceptado ser una HiME. Aun así, admiro la decisión que tienen de enfrentarse a un enemigo tan aterrador. Yo… realmente creo en lo que quieren hacer, creo en que personas como ellas pueden hacerlo. Por eso quiero ayudarles como sea posible.”
“Ayesha…” Roxas le miró anonadado.
“…” Sohayanotsurugi frunció el ceño con inconformidad y tristeza, y desvió su mirada.
“Deseo lo mismo que tú, Ayesha, desde el fondo de mi corazón,” afirmó Enmusubi, animada. “He usado mi poder para detectar los enlaces de las personas a mi alrededor. Es todavía muy pronto para evaluarlo definitivamente, pero este grupo lleva consigo las mejores intenciones. Por eso mismo les deseo lo mejor y también quiero serles de apoyo. Ustedes dos están en este entrenamiento porque desean ayudar a sus HiMEs, así que esforcémonos.”
“Sí, de todos modos,” Roxas asintió.
“¡Sí! Haré todo por cuidar a mi Nio.”
“Y tú también, Sohaya, no te nos vayas,” Enmusubi le dio unos golpecitos con su bastón en su costado para despertarlo.
“Ihh, qué pesada que eres tú,” se quejó y dio un suspiro. “Ah, ya, así será. No me culpen por verle el lado problemático a las cosas, pero no por eso tiraré la toalla,” dicho esto, regresó a su porte derecho y sonrió decidido. “Así que, cuando terminemos con esta merienda, a entrenar,” apuntó a Roxas. “Te reto a un duelo, quiero ver lo fuerte que eres.”
“¿Un duelo?” se extrañó.
“Nunca vas a cambiar,” Enmusubi rodó los ojos, aunque miró a Ayesha animadamente. “Antes que me olvide, revisé que tienes el poder de la sanación. Eso es genial, ya que yo también lo tengo, así que podré enseñarte a usarlo debidamente.”
“¡Ah, qué buenas noticias!” se entusiasmó. “¡Sí, muchas gracias!”
“Ya que tenemos a dos sanadoras, hay que ir seriamente, Roxas,” siguió explicando el mayor.
“Ni he aceptado y no veo por qué debería,” observó el key con leve reproche.
“Oye, no seas rudo con nuestro aprendiz,” demandó la maestra. “Pueden pelear pero tampoco seas injusto con él.”
“Bien estarás tú tomando el té y charlando, pero yo me aburro fácil,” se encogió de hombros. “Ya pues, la próxima será.”
“Eh, no me opongo a entrenar contigo, sólo no seas muy fastidioso,” pidió Roxas, impaciente. “Admito que podría practicar.”
“Ya, me alegro que aceptes,” el otro sonrió ampliamente.

De aquel modo, continuaron con esa merienda antes de la pequeña sesión de entrenamiento.

...


Cho

97.2.

...


Pasó el tiempo del examen y Atsushi y Monoyoshi regresaron a la entrada de la universidad para esperar a Fudou. En poco tiempo, vieron la multitud de postulantes salir, cada quien con su respectivo humor, aunque en su mayoría todavía pensativos sobre su prueba y en varios casos dialogando entre ellos. Algunos se iban solos, otros se encontraron con amigos o familiares, y pese a la incertidumbre de pasar o desaprobar, ellos se mostraban decididos y realizados luego de la experiencia.

“Hmm…” Atsushi frunció el ceño, con leve impaciencia. “Llevamos un rato y Fudou no sale. Ya casi no hay gente saliendo.”
“No creo que tarde mucho más,” dijo Monoyoshi, sonriente. “Conociendo a Fudou-kun, él evadiría la muchedumbre. Puede que también ande bajo de energías.”
“Supongo…” se encogió de hombros. “Pero no puede tener esa actitud. Tiene que dejar de sentirse tan avergonzado o ajeno a los demás todo el tiempo.”
“Espero que lo pueda dejar ir… oh,” el pelirrosa miró hacia la entrada. “¡Ahí viene!”

Vieron al pelimorado caminar cabizbajo, con gran lentitud y casi tambaleándose. De no ser porque había estado dentro de la universidad, casi podrían adivinar que había tomado alcohol. De inmediato le dieron el alcance.

“Fudou, finalmente sales,” dijo Atsushi, quien le sonrió y levantó un pulgar. “¡Buen trabajo! ¡Ya terminaste lo más difícil!”
“…” Fudou se detuvo, pero se mantuvo con su mirada pegada al piso.
“Fudou-kun, ¿te sientes bien?” preguntó Monoyoshi, con curiosidad. Pasó a levantar la bolsa que traía. “Descuida, te hemos comprado un delicioso almuerzo. Puedes comerlo cuando regresemos a tu casa.”
“…” este comprimió sus puños. “…imposible…”
“¿Eh?” los dos se confundieron por su murmuro e intercambiaron miradas.
“Ihh…” finalmente, Fudou alzó su cabeza hacia atrás y la agarró con ambas manos para desbaratarse los cabellos. “No puedo, no puedo… ¡esto fue un martirio, una pérdida de tiempo! ¡Un desadaptado como yo no puede pretender aplicar a esta universidad!”
“F-Fudou-kun…” Monoyoshi se sorprendió un poco.
“Espera, ¿por qué dices eso?” le cuestionó Atsushi con algo de severidad. “No te descartes así. Eres muy aplicado si te lo propones.”
“¡Tú no has tomado el maldito examen, no entiendes!” estalló colérico. Luego de responderle, sus ojos alterados miraron hacia abajo en lo que continuaba agarrando su cabeza con fuerza. “N-no había suficiente tiempo para contestar y revisar las preguntas… había demasiadas preguntas de muchas opciones que podían ser todas las anteriores, o dos ciertas o hasta tres… ¡y eso es sin mencionar la comprensión de lectura y los ejercicios de matemática desarrollados! ¡Y si bien no hubo muchas preguntas de ciencias igual me confundieron un montón! ¡No hay forma que pueda pasar el examen!”
“O-oye…” Atsushi se espantó por el estado de histeria del otro y vio cómo este caminó hacia la pared más cercana para sentarse apoyado en la misma.
“Era una mala idea… siempre lo supe…” dijo sin vida, una sonrisa quebradiza y ojos oscurecidos. “Hehe… por más que estudie soy un insecto… no soy de esas personas con la vida regalada o un académico listo a cambiar los paradigmas de la sociedad o un futuro doctor dedicado a ayudar a los menos privilegiados… mejor que todos ellos pasen en vez de mí…”
“¿Q-qué estás diciendo ahora, Fudou? ¿De dónde vino eso?” alzó una ceja.
“Es suficiente, Fudou-kun,” Monoyoshi sonrió apenado y se agachó para estar a su altura. “Ya no pensemos en el examen. Ven, te ayudo a levantarte, vamos a casa.”
“Mono-chan…” le miró torturado.
“Todos hemos evidenciado lo mucho que te has esforzado. Si no fueras a pasar, ello no quiere decir que no seas merecedor. Te aseguro que todos los que aplicaron y se esforzaron merecen estar aquí, sólo quiere decir que tuviste mucha competencia para pocas vacantes,” asintió con grandes ánimos. “Para mí lo más maravilloso es que has dado este paso en primer lugar. Sí creo que lo has hecho excelente, pero lo que más me importa es que estés bien y te des un merecido descanso,” asintió y se giró. “No es verdad, ¿Atsushi-san?”
“¡Sí, precisamente!” el Toushirou se animó y sonrió ampliamente al mismo tiempo que levantaba un pulgar. “Estas cosas nunca son fáciles así que por supuesto que estás extenuado, pero también estoy satisfecho con lo que hiciste. Ya no te preocupes.”
“Tch…” luego de procesar las palabras, Fudou frunció el ceño y les miró con impaciencia y fastidio. “Son un par de idiotas…” desvió su mirada. “No pueden actuar como si mi abstención de estudiar fuera aceptable… yo que ya debería haber ingresado a la universidad.”
“No tienes por qué compararte con los demás, Fudou-kun. Arriba,” así, Monoyoshi le hizo ponerse de pie. “Regresemos a tu casa. Tienes un delicioso almuerzo para comer.”
“…” dio un pesado suspiro. Le sabía mal que anden tan al pendiente de él. “Hai…”

Los tres comenzaron a caminar de regreso en dirección al paradero de tren más cercano.

“Oh, tal vez debimos comprar algo de comer para todos,” dijo Atsushi, pensativo.
“Imagino que Tharja-san ya debe haber almorzado, así que podríamos pedir algo a domicilio más tarde,” opinó Monoyoshi, de buenos ánimos. “Sería un placer invitarles la comida.”
“¿Eh? ¿Ya te apuntaste?” Atsushi se sorprendió y dio un suspiro. “Vaya que eres insistente en acomodar a otros,” miró a Fudou. “¿Acaso Monoyoshi siempre ha sido así?”
“¿Qué?” Fudou pareció haber salido de una burbuja por lo perplejo que se vio, y miró a un costado incómodo y extrañado. “Eh, sí, lo es. Lo ha sido también…”
“Fudou…” el Toushirou alzó una ceja.
“Espero no inquietarte, Atsushi-san, lo lamento,” se disculpó el pelirrosa, sonriendo con torpeza. “Creo que me sentiría algo incómodo si fueran a invitarme algo más hoy. También quiero poner de mi parte.”
“Ya le compraste el almuerzo a Fudou, pero bueno, te lo repondré en otro momento, descuida,” el pelinegro se vio resignado aunque sonrió comprensivamente. “Y entiendo cómo te sientes. Admito que me pasa en ocasiones.”
“Hehe, lo suponía. En tu familia siempre han sido muy amables y atentos con los demás. Gotou-san también suele gustar de cuidar a otros. A él me toma más esfuerzo ayudarle.”
“Mi hermano tiene un gran temperamento. Imagino que te habrá llamado la atención algunas veces,” dijo con leve gracia. “Sólo no te lo tomes personal.”
“Sé que Gotou-san sólo tiene las mejores intenciones, no te preocupes,” asintió.
“Más bien me pregunto si yo debería ser un poco más duro contigo para que no seas tan formal y servicial todo el tiempo.”
“¿Perdón?” Monoyoshi se vio confundido.
“No, no lo hagas, Atsu…” Fudou se vio frustrado y fastidiado. “Mono-chan podrá pretender que no se siente mal, pero es más sensible de lo que parece. Gotou y yo somos la excepción porque lo conocemos de hace años…”
“¿Hm?” Atsushi se sorprendió por su comentario.
“Ehh, Fudou-kun, no te preocupes por mí, no tienes que defenderme,” dijo el pelirrosa apresuradamente y agitando sus palmas.
“Tch, olvídalo,” entonces, el pelimorado detuvo sus pasos y frunció el ceño. “Gracias por el almuerzo, pero no lo quiero. Pensándolo bien, me voy.”
“P-pero…” se preocupó.
“¿Cómo que te vas?” preguntó Atsushi, alzando una ceja. “Ya le dijimos a nee-san que regresaríamos contigo. ¿A dónde te irías?”
“¿Y a ti qué te importa? Ustedes me han tenido de rehén estudiando inútilmente para un examen que ni debí tomar así que merezco independencia,” reclamó severamente, entrecerrando los ojos. “Y lo menos que quiero ahora es escuchar a nee-san decir algo trivial e insensible que me tumbará por el resto del día.”
“Vamos, ella no diría nada así mientras tú no tengas esa actitud primero,” observó el pelinegro, frunciendo el ceño. “No te hagas el difícil. Además, Tharja entendería que has tenido un día muy pesado. Ahora no te hagas líos.”
“Heh, pero soy un insecto que la fastidiará y luego ella lo hará a mí,” sonrió con ironía. “¿Por qué tienes expectativas sobre mí?”
“Fudou, ¿qué te pasa?” Atsushi le miró con incomprensión y algo de alarma.
“Me cansé de ustedes, no los quiero ver. Por eso me voy,” se dio media vuelta.
“¡Espera, Fudou-kun!” Monoyoshi se apresuró y se puso a en su camino.
“…” Fudou sintió un tic en la ceja. Se le agotaba la paciencia. “¡A un lado, Mono-chan!”
“Por favor no te vayas,” suplicó asustado. “Irte no te haría nada bien ahora. Puedes decir que lo haces para despejarte, pero no es así,” negó. “Si te vas y no estamos ahí, no me cabe duda que irás a emborracharte. Ahora mismo no te sientes bien y recaer en tu vicio te haría mucho mal. No es como las otras veces que tomas casualmente,” frunció el ceño, desesperado. “¡Temo que te hagas daño o te pase algo terrible!”
“Tsk…”
“Monoyoshi…” Atsushi se impresionó de su alarma. Ese chico tranquilo y ameno había cambiado de un momento para otro tanto que le alertaba. Seguramente habría recordado aquel pasado hace cinco años que le había narrado.
“Claro, obvio que tú te preocuparías, pero no me importa. Salte del camino,” insistió Fudou, impaciente. Este pasó a agarrarse la cabeza. “Tch… no puedo seguir aquí… ni verles, ni oírles… me enferma hacerlo. Detesto estar viviendo, evidenciando. Tengo que apagarme y olvidarme o juro que mis nervios me matarán. ¡No creas que entiendes!”
“¡Pero-!”
“¡¿Y qué si quiero tomar?! ¡Es justo lo que necesito! ¡Me han tenido de un maldito religioso estas semanas y siento que me matarán así!”
“¡Fudou-kun!” de repente, Monoyoshi fue empujado con fuerza a un costado. “¡Ahh!”
“¡Esfúmate!”
“¡Oye Fudou, no seas así! ¡Regresa!” Atsushi fue detrás de él y le agarró de un hombro.
“¡No creas que seré tan amable contigo, miserable!” dicho esto, Fudou se giró y le empujó hacia atrás con más fuerza.

Monoyoshi se asustó al ver a Atsushi siendo empujado, pero fue un alivio que incluso ese fuerte impulso no alcanzó para derribarle y se mantuvo de pie… y en cuestión de segundos pasó más bien a preocuparse por Fudou. Atsushi no se ahorró las ganas y, luego de un golpe en el estómago, una vuelta por los aires y una forzosa estampida contra el piso, restringió a Fudou boca abajo en el piso como un policía anulando a un peligroso criminal.

“¡Ahh, Fudou-kun!” el pelirrosa se arrodilló frente a este, en shock. “¡¿Estás bien?!”
“Mal…dición…” musitó adolorido y algo desorientado.
“Pareces olvidarte con quién estás lidiando, Fudou,” declaró Atsushi encima de él con ojos gélidos. Por más que llevaba días viviendo como un simple civil, el Toushirou militar no fallaba en siempre estar listo para responder agresivamente. “No tomarás una sola gota de alcohol mientras yo esté presente,” entrecerró sus ojos y apretó su agarre. “Recuérdalo.”
“¡P-piedad, por favor, Atsushi-san!” pidió el pelirrosa, mortificado.

Después de ese accidentado momento, los tres continuaron con el camino de regreso.


El entrenamiento improvisado se llevó a cabo y cayó la tarde en el lugar del campamento. Luego de la actividad, Roxas estaba sentado en una banca a las afueras de su cabaña, desde donde veía a varias otras personas también descansando o algunos Keys trotando o practicando a lo lejos. El cielo tenía tonos cálidos al acercarse el atardecer.

Todos los presentes irían a regresarse a la mañana siguiente luego de sus entrenamientos. Aparte de haber muchas cosas que no había esperado y que no le convencían del todo (en particular el detalle de esos bebés) Roxas se sentía un tanto más positivo de lo usual con el asunto de las HiMEs. Le aliviaba que Hanasaki mostrara un mayor interés en velar por sus estudiantes, por más que fuera algo tardío. A su vez, la idea de que tendrían mentores a partir de ahora le inspiraba a seguir preparándose, esta vez con una mejor idea de qué debía hacer. Había mucho que no podía juzgar aún, pero era un buen inicio.

Entonces, recordó cuando recién se habían encontrado con esas nuevas personas. Roxas a menudo se sentía solo en su visión sobre la guerra, en particular sobre Rizembool, pero aquel rubio había dicho palabras que habían resonado en él…

“Ah, por aquí andabas,” como si lo hubiera invocado, Sohayanotsurugi salió de la cabaña y se invitó a sentarse a su costado en lo que reposaba ambos brazos sobre el filo de la banca. Este traía un jugo en cajita en su diestra.
“…” Roxas se extrañó por su confianza y ahora tener uno de sus brazos detrás de él, pero le tocó ignorarlo. “¿Qué haces?”
“Descansando igual que tú. Pelear me da una tremenda hambre así que fui a comer,” dicho esto, movió su quijada hacia arriba para apuntar en su campo de visión. “En cambio, ese par parece que comen menos que aves.”
“¿Hm?” vio a Ayesha hablando con Enmusubi a distancia. Las dos parecían haber congeniado bien y dialogaban amenamente.
“En fin, no sé cuánto usar magia agotaría a uno, pero uno asumiría que sí, ¿no lo crees?” tomó un poco de su jugo antes de continuar. Al ver que Roxas andaba ensimismado y mirando perdidamente hacia las chicas, sonrió traviesamente y le dio una palmada en la cabeza. “¡Haha, serás pequeño pero sí diste buena pelea!”
“¡Oye!” Roxas se ofuscó y por instinto se puso de pie. Comprimió sus puños.
“Ya, ya, ya pasó, no me tomes en serio,” comentó despreocupado y levantando su palma. “Disculpa, ¿sí? No lo volveré a hacer.”
“¿Por qué lo harías para empezar?” preguntó impaciente.
“Andar pensativo no te queda. Se nota que eres de esos que implosionan. Relájate,” se encogió de hombros y dejó de recostar su brazo sobre el sitio del otro. “Vamos, siéntate.”
“…” continuaba fastidiado, pero dio un profundo suspiro y se resignó a hacerle caso. En verdad que algo en él le molestaba. Luego de mirarle con desconfianza, volvió a tomar asiento. “Entonces… ¿ustedes estudian en Hanasaki?”
“¿Estudiar dices?” le miró con perplejidad para entonces ponerse a reír. “Haha, no quiero decirlo, ¿pero acaso me ves con el rostro de erudito? La idea ni se me pasó por la cabeza, y que yo sepa es una universidad muy cara, pero pues, lo hablaré con Enmu. Creo que ella sí quería tomar algunas clases.”
“Pues, tienes razón sobre tu apariencia… aunque Enmusubi sí se ve más del tipo aplicado. Verdad que dijo que era una miko así que puede que quiera estudiar algo relacionado.”
“Más bien quería meterse a negocios.”
“¿Negocios?” Roxas se quedó en shock.
“¡Haha, tu cara es una poesía!” rió abiertamente. “Es que, será una miko pero no tiene ni un templo. Antes de venir por acá estaba viendo si podía revitalizar un templo antiguo en ruinas y andaba haciendo papeleos con la ayuda de Hanasaki, pero necesitará de más que eso para sacarlo a flote. Por eso quiere estudiar algo que ayude a su meta.”
“Eh, ya veo…” Roxas llevó una mano a su mentón. “Hmm, suena demasiado familiar… ah, cierto, una HiME también es una miko encargada de un templo y justamente aceptó a ser HiME para recibir el apoyo de Hanasaki.”
“¿Eh? ¿En serio?” Sohayanotsurugi alzó una ceja.
“Sí, es increíble que la historia se repita.”
“Pues, no del todo.”
“¿Cómo así?” preguntó el Key, confundido.
“Si bien las dos quieren llevar a un templo adelante y se han aliado con Hanasaki, las circunstancias son un tanto opuestas,” dijo con naturalidad y encogiéndose de hombros. “Por como lo dices, esa miko aceptó a pelear por Hanasaki con la meta de salvar su templo. En cambio, Enmu vino con las intenciones de ayudar a Hanasaki y sus HiMEs, y el templo que ella quiere cuidar es aparte. De todos modos tenía en mente encargarse de uno, pero no tenía por qué ser en esta ciudad,” dio un suspiro y agachó su cabeza hacia delante. “Ahh, qué frustrante. Una HiME no debería aceptar tremendo rol y tremenda cruz por un bien material. Me pregunto si esa chica estará consciente de eso.”
“…” Roxas le miraba sorprendido. Por más pesado y animado que fuera, él sí que tenía sus altibajos y su tendencia a renegar o desanimarse por cualquier cosa. Ello mismo reflejaba que realmente tenía a las HiMEs en sus pensamientos, al verse preocupado por Reimu sin siquiera conocerla aún. Tal vez sí podía confiar en él.
“Bueno, ya la conoceremos pronto,” concluyó sin hacerle líos y miró al menor de reojo. “Desde ya te aviso que Enmu y yo nos estamos retirando en un rato. Habrás comprendido que somos nuevos en la ciudad por cómo me expresé y todavía andamos con planes de mudanza, por lo cual recién nos veremos en algunos días,” dio un suspiro. “Ah, ni sé cuánto nos tomará. Y ya la veo a ella haciéndome cargar todas las cosas…”
“Sí se ve que tiene un gran temperamento,” no evitó sonreír un poco. De nuevo se acordaba de Reimu ya que esta tenía a Marisa como su no tan voluntaria ayudante. Roxas volvió a mirar a las chicas y siguió un silencio que le animó a tomar la conversación. “Sohaya, hay algo que quiero preguntarte…”
“¿Hm? Dime,” alzó una ceja con intriga y le miró de reojo.
“Es sólo que…” desvió su mirada con incomodidad. “Por la forma en la que hablaste antes, sobre Hanasaki, sobre las HiMEs… puede que Enmusubi sea la maestra y la que tiene poderes, pero me parece que tú eres quien conoce mucho más esta guerra…”
“…” le miró con leve impresión.
“No sólo eso. Más bien… pareciera que tú también tienes tus asuntos personales con Rizembool. Hablas de las HiMEs, pero presiento que todas tus quejas y amargos van dirigidos hacia allá.”
“Heh…” sonrió con ironía. “Tienes razón, Roxas. Para variar, comprendiste lo que dije.”
“Sí, es que…” se detuvo y le miró con fastidio. “Espera, ¿qué quieres decir con ‘para variar’?”
“Si me comprendiste tan bien debe ser porque tú también tienes tus problemas con Rizembool, ¿no es así? Algo que va más allá del peligro al cual tu hermana ha tenido que enfrentarse, algo que es personal,” concluyó convencido. Luego de mirarle con una sonrisa segura, se dirigió hacia el cielo de la tarde. “No esperaba decirlo ahora, pero mi historia tiene más que ver con Rizembool. Sin duda sabía de Hanasaki y su guerra secreta, pero nada más.”
“¿Acaso fuiste un Rebel?”
“Haha, ¿dirás que tengo cara de Rebel o algo? No, nada como eso,” dijo de buenos ánimos y casi riéndose. “Ni he pisado Rizembool en mi vida. Sólo sé lo que sé sobre ellos. No soy un experto, pero pues… sé lo suficiente para odiarlos, y cada vez que me entero de algo adicional, me doy cuenta que los detesto aún más,” algo de mencionarlo, su sonrisa se borró y siguió con sus ojos atentos al firmamento. “Es un lugar carente de derechos, justicia, de cualquier concepto o ideal sea de una sociedad o una corriente religiosa. Es el ejemplo primordial de cómo los seres humanos optan por usar a sus semejantes como si carecieran de valor alguno. Es por Rizembool que Hanasaki existe como un mal necesario, incluso los que habitan dentro del mismo Rizembool no están a salvo de su ecosistema. Imagino que recuerdas que me decidí a ayudar a las personas únicas y con bendiciones en su vida. Pues, mi llegada a Hanasaki no sólo ha sido con la intención de ayudarles a ustedes. Rizembool valora todo tipo de ser atípico y aquellos a quienes yo deseo proteger están entre los más vulnerables,” frunció el ceño, denotando ira. “Ellos ya han lastimado a personas así, personas que merecen comprensión y auxilio, y no pienso quedarme de brazos cruzados mientras continúan haciéndolo.”
“…” se hizo un poco hacia atrás. Sus palabras eran honestas. Uno no podía fingir aquella intensa emoción que irradiaba. Sólo algo muy duro y personal podía hacerle reaccionar así. Roxas bajó su mirada. “Estoy seguro que hay algo además de tus deseos de ayudar a personas en general. Como dijiste, existe algo personal en tus palabras. Me pregunto qué será.”
“Nos acabamos de conocer, Roxas,” al oírle, Sohayanotsurugi alivió su expresión y dejó caer un poco su cabeza hacia delante a manera de descargarse. Sonrió frustrado. “No dudo que llegará el día en el cual hable sobre mí, pero hoy no lo será. Puedo preguntarme lo mismo y divagar sobre cuáles serán tus razones personales para detestar tanto a Rizembool, pero de momento…” volvió a levantar su rostro con energías renovadas. “Estamos de acuerdo en que Rizembool tiene que ser detenido, ¿no es así? Si Rizembool fuera a ganar sobre Hanasaki, pues, ese es un mundo en el cual no quisiera vivir.”
“…” Roxas asintió con seriedad y decisión. “Lo mismo digo. No dejaremos que suceda.”
“Heh, exacto.”

Con esa afirmación, ellos llegaron a un entendimiento mutuo y una comprensión que compartían la misma meta.

Entonces, Enmusubi y Ayesha les alcanzaron para tener una pequeña charla antes de que los maestros se retiraran.





Pasaron unas horas y empezaba a caer la noche. Fudou fue acompañado de regreso a su hogar. Luego de aquel momento conflictivo, el pelimorado se había mantenido cabizbajo y sombrío en lo que Monoyoshi intentaba buscarle conversación y animarle. Ni llegó a expresarse con su hermana al llegar a casa, quien por verle tan apagado y torturado optó por tampoco dialogarle.

Después de comer su almuerzo, se mantuvo recostado sobre el kotatsu de su sala en un fallido intento de dormir. Ahí había sido dejado descargándose mientras Monoyoshi y Atsushi hablaban con su hermana, y luego de un largo rato finalmente había decidido levantar su cabeza.

“…” Fudou tuvo que entrecerrar sus ojos en lo que ajustaba su visión a la luz artificial del ambiente.
“Ah, Fudou-kun, ¿pudiste descansar?” preguntó Monoyoshi, alegremente.
“¿…quién podría descansar en medio de una sala con gente hablando?” preguntó de mala gana.
“Hm,” Tharja alzó una ceja. “Descortés como siempre. Veo que ya no te torturas de tu examen.”
“Tsk…” este chasqueó la lengua y bajó su mirada. “Ni que debiera tener visita tanto tiempo después, no soy la gran cosa.”
“No te pongas así, Fudou,” Atsushi negó frustrado. “Estamos aquí porque somos tus amigos.”
“…” este apenas entrecerró sus ojos y procedió a ignorarle.
“¿Ah? ¿Qué te pasa?” preguntó algo fastidiado. “No tengas esa actitud.”
“Supongo que no es un mal momento para ordenar algo de comida,” dijo la mayor, poniéndose de pie. “Yo me encargo.”
“Oh, Tharja-san, pensaba invitarles a ustedes,” dijo Monoyoshi.
“Si no yo lo haré. Me sabría mal que tú nos atiendas,” se ofreció Atsushi.
“Ustedes dos son los que me harían sentir mal. Es mi paga por haber actuado de niñeros de mi hermano todo el día,” afirmó indistintamente. “Quédense ahí, ahora vuelvo.”

Tharja se marchó antes de darles la oportunidad de negarse y el par intercambió miradas.

“Oigan…” Fudou les miró impaciente. “En serio, ¿por qué siguen aquí?”
“¿Qué clase de pregunta es esa?” Atsushi le miró extrañado. “Esperamos a los resultados.”
“Vi en la página web que los sacarían la misma tarde del día de evaluación,” explicó Monoyoshi. “Quisiera acompañarte para recibirlos, eso es todo. Sé que Atsushi-san espera lo mismo.”
“Tch, pesados…” frunció el ceño. “¿Y por qué, ah? ¿Temes que me vaya a salir a tomar o algo? Ahora que me regresaron a casa no crean que mi bruja hermana me dejaría irme. Y ni que tuviera energías ahora. Si no estuvieran aquí ya me habría ido a dormir.”
“No sé qué te tiene así de conflictivo. No solías ser de esa forma,” opinó el Toushirou.
“Sé que ya pasó el momento. Percibo que no saldrías y sí confío en Tharja-san para vigilarte,” Monoyoshi mantuvo su sonrisa. “Quiero estar aquí porque sé que continúas agotado y ofuscado por el examen de hoy, y sólo quiero asegurarme de cerrar el día y la actividad junto a ti. No quiero que te sientas solo en ningún momento porque no lo estás realmente,” asintió con energías. “Está bien, no lo pienses mucho. Sabes que cuentas conmigo.”
“…” bajó su mirada y se quedó un momento en silencio. “…dices eso por más que te empujé con fuerza antes, tú que no hiciste más que acompañarme. Lo lamento.”
“¿Eh?” se sorprendió por la súbita disculpa y negó con fuerza. “No, no tienes que disculparte, Fudou-kun. Está bien, entiendo.”
“Lo que no entiendes es que soy un miserable que hace estas cosas bruscas e hirientes. Siempre andas soportándome por más que nunca vaya a cambiar.”
“Eh…” Atsushi estaba sorprendido por verle resignarse y expresarse con tanto remordimiento.
“No seas tan duro contigo mismo, por favor,” le pidió amablemente. “Tampoco es cierto que no cambies o aprendas de tu manera de ser. Te acabas de disculpar conmigo, Fudou-kun. No sueles hacerlo con frecuencia.”
“¿Qué dices?” Fudou le miró extrañado, y volvió a agachar su cabeza y sumergir sus ojos en sombras con mayor incomodidad. “…y ni tengo la decencia de disculparme contigo, ya veo. Soy de lo peor…”
“N-no, no lo dije para hacerte sentir mal,” observó alarmado y agitando sus palmas. “Es que, por más que no lo expreses, sientes una gran culpa de todos tus errores, así que no es como si fueras insensible para empezar. Te entendemos bien,” le sonrió. “Que lo vocalices y lo admitas es un gran paso adelante. Sí indica un crecimiento en tu comportamiento y también es más saludable para ti, Fudou-kun.”
“…” le miró con incomprensión. “No entiendo por qué andas alentándome todo el tiempo, Mono-chan. Deberías molestarte conmigo de vez en cuando.”
“No es que tenga razones para estarlo,” negó y pasó a darle un par de palmaditas en el hombro. “Muy buen trabajo el día de hoy.”
“Hai, hai, ya no sigas,” dio un suspiro y se soltó del otro, quien sonrió satisfecho al verle más despejado.
“Hehe, sin duda necesitabas oírlo, Fudou,” Atsushi rió un poco. “Bueno, me alegra que dejaran ese momento resuelto. Y no es que me hayas hecho sentir mal, pero ya que andas disculpándote, podrías hacerlo conmigo.”
“¿Qué te crees?” Fudou entrecerró sus ojos y le miró de reojo. “Tú me lastimaste mucho más que yo a ti. Si alguien tiene que disculparse, ese eres tú, imbécil.”
“¿Qué?” se quedó en blanco y pese a fastidiarse un poco por sus palabras, terminó por oírle. “Pues, fuiste un pesado, pero tal vez sí se me pasó la mano. Ya, perdón.”
“…” su rostro adoptó cierto escepticismo, aunque se encogió de hombros. “Ya pues, yo también pude haber reaccionado mejor. Por supuesto que no puedo antagonizar a un cabeza hueca agresivo como tú.”
“Podrías no haber agregado esa última oración, ¿sabes?” preguntó con reproche.
“Olvidémonos del asunto, aunque es raro que hayas esperado que yo me disculpara contigo,” Fudou le miró como si le desconociera. “Bien me dices que no solía ser tan complicado o conflictivo, pero tú tampoco andas siendo el mismo. Te has vuelto suave y hasta necesitado de atención o afección. Casi pareces un Shinano.”
“¡¿Qué has dicho?!” Atsushi de repente mostró una incandescente ira y miró al otro como si fuera a asesinarle. “¿Yo un Shinano?”
“A-Atsushi-san…” comenzó Monoyoshi, asustado por su reacción.
“No dejaré que seas tú quien me falte el respeto de semejante manera,” continuó el Toushirou. “Bien necesitaste el apoyo moral de Monoyoshi para sentirte mejor justo ahora, así que tú eres mucho más Shinano que yo, ¿has entendido?”
“¡¿Que yo soy el Shinano?!” estalló Fudou con la misma cólera. Los dos de inmediato se pusieron de pie y se encararon como si fueran a tener un duelo a muerte.
“¡O-oigan, no se peleen, por favor!” les pidió el pelirrosa, aterrado aunque también perplejo por cómo usaban el nombre del pelirrojo como un adjetivo o sustantivo (y en particular por el hecho que lo tomaran como un gran insulto).

Felizmente nada llegó a desencadenarse ya que Tharja regresó y luego de mirar al par con gran desapruebo, se hizo oír.

“Par de niños, compórtense,” espetó hastiada. “Tengo algo que decirles.”
“Ah, Tharja-san, qué bueno que ya regresaste,” se apresuró a decir Monoyoshi, sonriendo nerviosamente. “¿Hiciste el pedido?”
“No eso. Acabo de ver que ya han salido los resultados. Eso dice la página de Hanasaki,” informó con aparente indiferencia. “Pues bien, revísenlo de una vez.”
“¡Ohh, finalmente!” ello bastó para hacer que Atsushi se olvidará de su presente riña y se animara. De inmediato sacó su celular.
“Tsk, demonios…” por su parte, Fudou retornó a su cruel e incierta realidad y se sentó para cubrirse con la manta del kotatsu en pleno estado de pánico.
“Fudou-kun, tranquilo, no hay por qué temer a los resultados,” Monoyoshi se arrodilló junto a él.
“Ya les he dicho al detalle sobre todos los errores que cometí. No hay forma que me pasen,” dijo con grandes nervios. Cerró sus ojos y cubrió su cabeza. “Ni quiero ver lo que saldrá.”

Sin embargo, estaba por aprender que su realidad era otra. Tanto Atsushi como Tharja revisaron la lista de los aprobados en sus celulares y luego de sorprenderse y confirmar mutuamente, estaban listos a darle las noticias.

“Fudou,” Atsushi también se agachó frente a él y le quitó la manta de encima, para enseñarle la pantalla de su Smartphone. “Mira, aquí está tu nombre.”
“¿Q…qué…?” abrió sus ojos como platos y tomó el celular con torpeza. Miró su nombre, luego se aseguró de ver qué clase de lista era, y una vez más confirmó que aparecía entre los aprobados. Su estado de shock no se disipaba.
“Algo me decía que tu perfeccionismo te haría pensar únicamente en las preguntas por las cuales no estuviste seguro, en vez de hacer una evaluación personal honesta,” observó Tharja, mirándole desde arriba. “Veo que continúas siendo aplicado cuando te lo propones,” se encogió de hombros. “Pues ya, felicidades, supongo. Lo oirás mucho más de los felices así que me ahorraré palabrería.”
“¡Vamos, nee-san!” Atsushi rió y se puso de pie. “Actuarás reservada, pero sé que en verdad estás muy feliz. Hehe, ¡yo también lo estoy! ¡Ahora nos tocará estudiar juntos en Hanasaki! ¡Compartiremos de nuevo un alma mater diez años después!”
“…” la chica desvió su mirada con cierta incomodidad y timidez. “Pues te tocará vigilarle por allá. No se peleen mucho…”
“¡Estaremos bien, tú tranquila!” le aseguró con certeza y regresó su atención a su amigo. “¡Fudou, felicidades por tu ingreso! ¡Ahora también eres un estudiante de Hanasaki!”
“¡Muchas felicidades, Fudou-kun!” se sumó Monoyoshi, juntando sus manos. “¡Qué alegría!”
“…”
“¡Haha, no te quedes pasmado!” dijo Atsushi. “¡Dinos algo!”
“Y-yo…” su voz se quebró y repentinamente se le escapó el celular de su amigo de sus manos. “¿…q-qué he hecho…?”
“¿Qué cosa?” Atsushi se confundió.
“¡M-maldición! ¡¿U-un estudiante?!” exclamó atónito y con horror. “¡No estoy listo! ¡No puede ser! ¡N-no puedo haber pasado!”
“Eh, pero sí pasaste…” el pelirrosa ladeó su cabeza.
“¡Ahhh, ¿qué debo hacer?! ¡Imposible!” luego de esos gritos, Fudou terminó por sumergirse dentro del kotatsu en un intento de desaparecer de la faz de la tierra.
“¡F-Fudou-kun!” Monoyoshi se asustó. “¡Hay un radiador adentro! ¡Te puedes quemar!”
“¡Fudou, sal de ahí!” exclamó el pelinegro, quien junto con el otro se pusieron a tratar de sacarlo.








Las noticias corrieron y en poco tiempo esa casa chica terminó llenándose de los Toushirou, quienes no se ahorraron las ganas de darle los saludos. Con ellos, ese lugar terminó convirtiéndose en una fiesta ya que además trajeron consigo gran variedad de bocadillos junto con algunos adornos fáciles de colgar.

“¡Felicidades, Fudou-san!” exclamaron Maeda y Hirano al unísono mientras sostenían una simple pancarta con ese mismo mensaje.
“Muchas felicidades, sabíamos que podrías,” dijo Akita, sonriendo tranquilamente. “Me alegro mucho por ti.”
“¡Y qué bueno que te nos unes en el equipo Hanasaki!” exclamó Houchou, contento. “¡Nos falta más representación ahí!”
“Ni que estuviéramos compitiendo en eso, Houchou,” dijo Hakata, encogiéndose de hombros. “No es que estemos en guerra aquí.”
“Pues igual puedo alegrarme por eso, Hakata,” le recriminó cruzándose de brazos.
“Hehe,” Gokotai rió un poco al igual que los otros pequeños y pasó a dirigirse a Fudou para extenderle a uno de sus tigres. “Qué bueno que todo salió bien. Eh, mis mascotas querían venir a felicitarte también. Aquí tienes.”
“Eh…” el pelimorado andaba inquieto y perdido como pez fuera del agua. Era raro que le prestaran tanta atención y encima por un muy poco frecuente logro, tampoco podía actuar conflictivamente con los pequeños. Dio un pesado suspiro y tomó al tigre. “Hai…” lo agarró y notó cómo los otros tigres intentaban treparle por sus piernas. “O-oigan, me van a hacer caer.”

Sin embargo, estas mascotas repentinamente miraron en una dirección y huyeron despavoridas. Hasta el tigre en sus brazos optó por huir sin explicación alguna.

“¿Q-qué pasa…?” Fudou miró a esa dirección y palideció considerablemente. “¡Ihh!”
“¡Fudou-chan~!” canturreó Namazuo feliz de la vida. El Toushirou mayor sonreía radiantemente en lo que caminaba hacia él. “¡Felicidades por ingresar a la universidad~!”
“¡A-aléjate!” el pelimorado tenía la suficiente experiencia para saber que ese Toushirou no se le acercaba en son de paz.
“Hmhm~” y, efectivamente, la amplia sonrisa se contagió de ligera maldad y sacó una de sus manos de detrás de su espalda. En esta traía una rasuradora que de inmediato prendió. “¡A raparte la cabeza!”
“¡AAAHHH!” Fudou gritó y se puso a correr por el espacio reducido de su sala.

Por su parte, los seis pequeños miraron en shock a su hermano mayor torturar al otro con semejante amenaza.

“¿Eh? ¿Qué sucede?” Monoyoshi se alertó en medio de estar colocando un adorno en la pared con la ayuda de Gotou.
“¡Namazuo, déjale en paz!” exclamó este último, colérico.
“¡AAAHH!” entonces, Fudou se distrajo y terminó por tropezarse. Se volteó y miró aterrado y sujeto a su torturador.
“¡Prepárate para tu importante corte de cabello~!”
“¡N-no!” comenzó a arrastrarse hacia atrás pero rápidamente llegó a estamparse contra la pared. “¡A-alguien ayuda, maldición!”
“¡Te he dicho que le dejes!” Gotou se acercaba aunque Tharja llegó primero a la escena. Sin embargo, todos se confundieron más cuando esta alcanzó a su hermano, le cortó un mechón de su cabello y se lo extendió a Namazuo.
“Aquí tienes, conténtate con eso,” dijo severamente.
“¡Ihhh!” Fudou de inmediato agarró parte de su largo cabello para ver el punto que había sido cortado con horror.
“¡Ohh! ¡Gracias, Tharja-neesan! ¡Prometo que lo cuidaré un montón!” Namazuo lo aceptó gustosamente en lo que la otra aprovechó para quitarle la rasuradora.
“…” varios presentes ladearon la cabeza y se quedaron sin palabras en lo que Namazuo admiraba ese mechón, se lo guardó y terminó caminando fuera de la sala.
“Me debes una,” dijo a su hermanito todavía inmerso en shock y comenzó a marcharse. Ella se cruzó con Ichigo quien acababa de salir de la cocina para ir a ese mismo lugar.
“Fudou, ¿te encuentras bien?” preguntó el peliceleste, arrodillándose frente a él para agarrarle de los hombros. Se veía muy afligido. “Lo lamento mucho. Esto no debió haber sucedido y nada puede justificarlo.”
“Tsk… no te metas, no eres responsable por tu lunático hermano,” desvió su mirada, fastidiado.
“De todos modos no puedo dejarlo ir, voy a hablar seriamente con él,” asintió decidido. “Este es un día importante para ti y es lo mínimo que puedo hacer.”
“Eh…” no llegó a detenerle ya que este se marchó detrás de su disperso hermano. Frunció el ceño. “Si tan solo todos dejaran de mencionarlo a cada rato…”
“Fudou-kun, siento que esto haya ocurrido,” dijo Monoyoshi, extendiéndole una mano con la cual le ayudó a levantarse. “Eh, ahora veo que Namazuo-san es un tanto aterrador contigo.”
“Hm, veo que no te habías dado cuenta. En fin, ¿qué se le puede hacer?”
“¡L-lo siento mucho, Fudou-san!” exclamó Gokotai, haciendo una pronunciada reverencia. “Yo…” bajó su mirada con timidez. “Intento hablarle para que se comporte mejor, p-pero veo que no es suficiente…”
“¿Qué tienen todos ustedes con disculparse por sus hermanos?” hizo una mueca hastiada.
“Pues sí, no es tu culpa, Gokotai. Sin duda tampoco de Ichi-nii,” afirmó Gotou, con gran frustración. “Justo Honebami no ha venido así que realmente es difícil mantener a Namazuo contenido contigo ahora, pero al menos Ichi-nii hará que se comporte. Lamento el mal rato.”
“Tch, ya, hacen mucha bulla, olvídenlo…”
“Me alegra que hayas podido venir, Gotou-san,” el pelirrosa asintió con grandes ánimos.
“¿Eh? Pues gracias, aunque creo que ya lo dijiste,” contesto sonriendo incómodo. “Hubiera querido acompañarles hoy pero anduve ocupado más temprano, aunque con estas buenas nuevas sí que no podía quedarme atrás,” asintió y su sonrisa adoptó decisión y certeza. “Buen trabajo, Fudou, has dado un paso muy importante. Ahora cuando necesites estudiar para matemáticas, sabes que cuentas conmigo como tutor. Como dijiste hace un par de días, te debo ese favor.”
“Ni estaba pensando en estudiar desde ya, qué pesados todos por hacerme acordar de mis obligaciones,” se quejó claramente estresado y miró a Monoyoshi. “Y no mentía cuando dije que quiero dormir. Muero de sueño pero sé que no me dejarán en paz un buen rato.”
“Eh, perdón, creo que todos realmente queríamos pasar este momento contigo. Siento decirlo, pero vas a tener que aguantarnos un poco más, aunque también significa que te queremos un montón y somos tus amigos. Por supuesto que te acompañaríamos ahora.”
“Nunca te faltan decir palabras así…” negó ofuscado.

En aquel momento, Midare y Shinano salieron de la cocina trayendo collares y gorros de fiesta.

“¡Hermanitos, vengan por sus accesorios!” exclamó el pelirrojo.
“¡Y luego de eso ayúdennos a traer los bocadillos y bebidas de la cocina!” agregó el rubio. Con su llamado, comenzaron a repartir esos accesorios de fiesta entre todos y los pequeños rápidamente fueron hacia la cocina para ayudarles.
“¡Fudou, te toca conocer a Midare!” Shinano señaló a su hermano con ambas palmas.
“¡Mucho gusto, mi nombre es Midare Toushirou!” se presentó amenamente y sonrió incómodo. “Aunque como eres amigo de la familia, supongo no necesitas oír mi apellido. ¡Shinano me ha dicho cosas lindas de ti así que espero que nos llevemos muy bien!”
“¿Eh? ¿Teníamos que presentarnos?” preguntó con desgano y confusión. “Sé quién eres, sabes quién soy, es suficiente.”
“Hm, pero no suenas muy entusiasmado que digamos,” le miró con incomprensión.
“No te dolería ser más receptivo para variar, Fudou. Al menos esta vez,” opinó Gotou.
“Más bien le viene bien a tu hermano saber que estas son mis energías usuales, sobre todo ahora que ando privado de sueño…” dijo con leve reserva y desviando su mirada. “Y pues en algún momento en el pasado sí te conocí, pero imagino que eso ya no cuenta.”
“Ah, verdad que eres de la edad de Atsushi, entonces sí lo haces,” Midare se sorprendió aunque sonrió ampliamente. “Pero de igual forma, ¡un gusto conocerte nuevamente!”
“Sí, igualmente, supongo…”
“¡Y antes que se me olvide!” Shinano sacó su celular e hizo una llamada.
“¡¿Qué haces?!” Fudou intentó quitarle su celular pero el otro le esquivó. “¡Espera! ¡Suficiente con ustedes invasores! ¡No quiero que me hagas hablar con medio mundo!”
“Es sólo esta llamada, descuida,” el pelirrojo miró a su pantalla y la videollamada entró, con lo cual todos oyeron una voz en su mayoría muy conocida.
“¡Shinano! ¡¿Dónde está Fudou?!” exclamó Taikogane.
“Tch, ese niño…” el pelimorado sintió un tic en la ceja. Hablando de que no le dejaban en paz…
“¡Sí, aquí lo tengo frente a mí!” Shinano giró su pantalla.
“¡N-no me pases con é-!”
“¡Fudou! ¡Lo hiciste! ¡Te aprobaron en Hanasaki y destronaste a mucha gente con tu forma de ser tan cool! ¡Has demostrado que el estilo es lo que triunfa por encima de todo lo demás!” gritó con grandes energías. “¡Shinano ya me dijo que todos sus hermanos fueron a visitarte así que yo ahorita estoy en camino!”
“¡O-oye, es súper tarde!” exclamó en shock. “¡No te atrevas! ¡Cuando pase por ahí puedes fastidiarme pero ahora ando al límite!”
“Haha, no bromees.”
“¡No estoy bromeando! ¡Además tú vives súper lejos! ¡Me toma como una hora ir a tu casa!”
“¿En serio?” se mostró confundido y lo pensó un poco, aunque rápidamente se le olvidó y regresó a sus incansables ánimos. “¡Pues qué importa, la noche es joven! ¡Escogeré al chofer más rápido para que me lleve o si no yo mismo me pondré al volante!”
“Ni te atrevas, niño estúpido, tú ni sabes conducir,” Fudou rechinó los dientes.
“Eh, Taikogane-san, Fudou-san se encuentra un tanto indispuesto y el camino hasta acá sí toma alrededor de una hora,” dijo Monoyoshi, sonriendo incómodo. “Podrían quedar otro día.”
“Pues ya estaría ahí si tú te dignaras a decirme las cosas, Monoyoshi, así que es tu culpa,” le recriminó el peliazul, impaciente. “Ni me había acordado del examen. Un recordatorio me hubiera servido. Y sé que ni me tomará mucho. Iré en una limosina.”
“Creo que sí lo habíamos hablado, aunque como hoy tenías planes con Mitsutada-san supuse que andarías muy ocupado…” dijo con leve inquietud.
“Entiendo tu punto, Taikogane, pero tampoco es culpa de Monoyoshi, no te desquites con él,” Gotou dio un suspiro. “Pero si vienes, podrías invitar a Mitsutada si sigue por ahí.”
“¡Dejen de invitar a gente!” reclamó Fudou.
“¡Pero por supuesto! ¡Micchan anda en la cocina terminando unos aperitivos! ¡No sé ni qué está preparando así que nos sorprenderá a todos!” celebró el peliazul. “Lástima que no tengo nada listo para ti, Fudou, ¡pero te lo repondré! ¡No te olvides que con Shinano ya te dijimos que iríamos al mall a comprarte todo un nuevo armario de ropa!”
“Demonios,” Fudou comprimió sus puños. “Bien te acuerdas de las cosas frívolas.”
“¡Haha, pero será divertido y es muy importante para ti! ¡¿Quién más se apunta?! ¡Un día de compras es irremplazable!”
“¡Ya sabes que yo iré!” Shinano giró su teléfono para hablarle y se acercó a Midare. “Mira, aquí está Midare, todavía no lo conocías.”
“¡Ohhh!” Taikogane se impresionó bastante. “¡Se que son todos chicos, pero me cuesta creerlo! ¿En verdad lo eres?”
“Haha, sí, soy un chico. Mucho gusto, Taikogane. Eres divertido, ¿no es así?” dijo de manera juguetona.
“¡Claro que sí, soy bien cool y para nada aburrido! ¡Por tu estilo se nota que tú también!” afirmó asintiendo. “¿Te nos unes para nuestro paseo al mall?”
“¡Ah, con mucho gusto!” asintió efusivamente. “Podría llevar a mis hermanitos ya que se divertirían un montón.”
“Tsk… todos ustedes me van a terminar matando…” Fudou tenía un aura oscura a su alrededor mientras sentía que sus energías vitales se le escapaban. No le estaban dejando en paz y ya se sentía sobrecargado de pensar que estaría atendiendo una universidad.

Shinano le dio su celular a Midare para que siguiera conversando con Taikogane, ya que el pelirrojo tenía algo que revisar. No todos los hermanos estaban presentes, aunque hace un rato no había notado a uno de los que sí estaban. En su búsqueda llegó al pequeño patio trasero de la casa y ahí vio a Atsushi hablando por celular. El pelirrojo apenas se asomó para espiarle. Comprendió casi al toque que hablaba con Yagen.

“…gracias por mantenerme al tanto, Atsu,” dijo el doctor. Su voz se escuchaba impecable y profesional, algo que no alentaba a quien le hablaba.
“Más que agradecerme, sería bueno que estuvieras aquí. Rizembool no queda muy lejos.”
“Como dije, he estado muy ocupado y todavía tengo tareas que atender. Será domingo, pero mis labores son interminables.”
“Creo que no engañas a nadie,” frunció el ceño. “Si quisieras estar aquí, podrías excusarte. No dudo que puedas hacerlo al menos un rato. Fudou lleva como un año sin estudiar y mucho más tiempo sin hacerlo en una escuela en vez de en casa. Esto es muy importante para él.”
“Lo es y por eso mismo no me apareceré. Todavía no nos ves interactuar, pero los dos no podemos estar en paz en un mismo espacio. Él ya debe andar lo suficientemente extenuado de tener la atención de todos ustedes.”
“…” su impaciencia incrementó. “Igual, nos corresponde animarle. Sé que lo apreciaría. Me sabe mal que ni Honebami haya podido venir.”
“Lo sé, hubiera sido bueno, pero él sí anda con un compromiso importante que no pudo postergarse.”
“Y bien admites que lo tuyo no lo es.”
“No ando engañando a nadie ahora, ¿no es así?” preguntó con indiferencia. “Tú mismo lo dijiste.”
“Tsk… tampoco creas que Honebami puede reemplazar tu presencia. Recuerda que Fudou es nuestro viejo amigo. Por más peleados que estén, tu saludo significaría un montón.”
“Lo dudo altamente…”
“No creo que lo hagas.”
“Nosotros ya no somos amigos, Atsu. Entiendo que no lo sepas, pero es la verdad,” explicó pacientemente. “Fudou claramente tiene problemas conmigo, así que lo más saludable para él es que lo asimile a su discreción y se convierta en una persona más segura de sí misma que pueda ignorar y superar a alguien como yo, del modo en el cual Gotou ya lo ha hecho.”
“¿Q-qué dices?” Atsushi se extrañó y frunció el ceño.
“…” Shinano se estremeció al oír esas palabras.
“Ahora tú no te desaparezcas por más tiempo. Nuestros hermanos se preocuparán por ti. Tengo que cortar.”
“¡Yagen!”
“Y no debería decirlo, pero si intentas discutir conmigo, no llegarás a ningún lado,” le advirtió con un tono sombrío. “Yo te gano al usar palabras. No hagas de esta situación más difícil para ti de lo que ya es.”
“Eh…”
“Nos vemos.”

No llegó ni a corresponderle la despedida ya que el doctor cortó rápidamente. Insatisfecho, Atsushi frunció el ceño y alzó su mirada al cielo estrellado.

“Ah, no actúes como un tonto, Yagen…” murmuró para sí. “Veo que Fudou no es él único que se ha vuelto difícil…”
“Me pregunto qué habrá querido decir Yagen sobre Gotou,” dijo Shinano, caminando hacia él.
“¿Shinano?” se sorprendió y le miró con desaprobación. “Ni me había dado cuenta que estabas espiándome. No deberías actuar así.”
“No fue mi intención, perdón,” sonrió con torpeza. “Sólo te buscaba y no quise interrumpirte. Pero en serio,” hizo un puchero. “Yagen se está haciendo el difícil de nuevo. Y en serio quiero entender qué tiene en la cabeza.”
“Me da la impresión que todos andamos así,” dio un pesado suspiro. “Verdad que todavía no hablo con Gotou con respecto a su riña con Yagen. Tal vez me dé una mejor idea…” desvió su mirada, no convencido. “Aunque ya no puedo leerle tan bien…”
“Pero no hay que perder los ánimos,” el pelirrojo asintió con ojos brillantes. “Yo tampoco estoy muy feliz con su forma de ser ahora, pero la familia recién ha podido ser más unida recientemente. Nosotros dos y Hakata andábamos fuera de la ciudad, y ahora Midare nos ha unido mucho más. Tengo fe que iremos acercándonos a Yagen poco a poco.”
“Al menos quisiera que pudiera venir hoy.”
“Ehm, pues…” sonrió con nervios. “Siento darle la razón, pero sería una terrible idea,” dio un suspiro. “Uhh… seguro Fudou estallaría y no quiero que se peleen en frente a nuestros hermanitos. Más bien hay que comenzar con cosas más fáciles.”
“Sí que me alarman diciéndome lo mal que se llevan ahora,” le miró incómodo.
“Puede que la nueva rutina de Fudou le haga mucho bien y mejore su actitud. Veo por qué andar encerrado en su casa y tomando alcohol le pondría de mal humor con frecuencia. Habrá que concentrarnos en eso primero.”
“Vaya, tiene sentido,” Atsushi asintió y sonrió con torpeza. “Gracias por hacérmelo ver, Shinano. Fudou realmente tiene mucho sobre sus hombros ahora, pero si le apoyamos y él comienza a adaptarse al día a día, se sentirá mucho mejor. Esa es nuestra prioridad.”
“Sí, y sé que puedo confiar en Atsushi-nii para eso~”
“No me llames así,” espetó con frialdad.
“Uhh…” el pelirrojo tocó sus índices entre sí. “Pero me merezco algo de aliento y reconocimiento ahora. Lo apreciaría.”
“Sí te agradecí, no entiendo qué dices,” negó. “Creo que me estoy apurando demasiado. Tienes razón, hay que ir por pasos y velar por Fudou. Casi me ponía a pensar que la meta de ingresar a Hanasaki había sido cumplida, pero nos necesita ahora. Y con Yagen…” tomó un respiro y miró hacia el cielo.
“Atsushi…” le miró atentamente. Veía cómo la certitud de su hermano desaparecía.
“Tal vez sea muy pronto para saber cómo lidiar con él, pero no por eso puedo rendirme. Tendré que seguir presionándole de momento,” frunció el ceño. “Él podrá ganarme en palabras, pero soy el más terco entre los dos. No me derrotará ni se deshará de mí tan fácil.”
“Hehe,” Shinano sonrió gustosamente y llevó sus manos a su espalda, lo cual le dio una apariencia infantil. “Lo mismo digo, yo también le fastidio y persigo cuando lo veo. Habrá que seguir haciéndolo. Todo por nuestro difícil hermano.”
“¡Sí! ¡Así será!” cerró un puño a la altura de su rostro. Entonces, se frustró. “Ah, más ganas me están dando de darle un puñete en el rostro, pero no puedo darle el placer de molestarme con él. Seguro que es lo que quiere.”
“¿Lo que quiere?” ladeó su cabeza.
“No, olvídalo,” sonrió aliviado. “Bueno, regresemos adentro o vendrán por nosotros. Y gracias por venir por mí.”
“De nada,” dijo alegremente. Shinano esperó a que su hermano entrara a la casa y le siguió casi saltando de un pie. “¡Hemos traído collares y gorritos de fiesta! ¡Te pondré uno!”
“Sabes que no me gustan esas cosas, Shinano,” dijo un tanto impaciente.

Aquella fiesta continuó a pesar de los quejidos del homenajeado, la cual marcó un cambio importante para el mismo. En sí, era parte de una serie de cambios que continuarían ocurriendo y afectarían a todos para bien o para mal.