Author Topic: HiMEverse Episode V: The Rebels Strike Back  (Read 254922 times)


Eureka

ASJDKLFJGDFG

Sigo mal del brazo y sigo sin terminar el segundo día (el primero es como sólo una escena sjdklf), así que se quedó con prólogo no más ._.

Luego topes /runs



57.1







Oikawa no podía creer la situación en la que se encontraba.

No era nada raro para él tomar un uber junto a Iwaizumi y Eureka, más aún luego de las varias salidas después de clases o de los entrenamientos que habían surgido en los últimos meses. Sin embargo, esa no era una carrera cualquiera: ambos lo estaban acompañando al punto de partida del bus que llevaría a todos los keys al campamento. Había esperado ir solo, pero Eureka y Morgana se habían aparecido a primera hora del día en la puerta de su apartamento e Iwaizumi había salido junto a él, pese a su cara de absoluta confusión y sorpresa.

Contempló decirle a su amiga que había dado vueltas por la ciudad por gusto, cuando tranquilamente podía haberles dado el encuentro en el estacionamiento de Hanasaki, pero Oikawa suponía que lo hacía en parte por la culpa que sentía. Eureka se veía arrepentida de no haberle avisado con anticipación sobre el campamento de los keys, y al parecer, su manera de enmendar aquel error implicaba gastar en pasaje por gusto sólo para estar a su lado por más tiempo.

Oikawa sonrió al verla luchando contra el sueño. De seguro había dormido mal la noche anterior.

“Si quieres dormir un ratito, te puedo prestar mi hombro, Eureka-chan~”
“…Mi cabeza no llega tan alto, sonso.”
“Ah, olvidé que eres chiqui— AYAYAY” se quejó él, luego de la pequeña corriente eléctrica que le transmitió la HiME.
“…” Iwaizumi suspiró, sin necesidad de girarse para observar lo que había sucedido en el asiento de atrás. “A todo esto, Eureka. ¿Sabes qué tipo de retos habrá en el campamento?”
“¡Waaah, Iwa-chan! ¡Te preocupas por m—!”
“La verdad, ni idea,” respondió Eureka. “Debo suponer que serán similares a los del campamento de HiMEs de hace unos años. Pero sólo recuerdo que cuidamos de un niño… y que hubo una parte de cooperación entre HiMEs… Mm. Es muy difuso.”
“Eso es porque tienes mala memoria, Eureka-dono,” dijo Morgana.
“…Probablemente.” Eureka suspiró. “Lo que más me acuerdo de todo eso es que me dio mucha flojera ir. Ah, y que aprendimos a volar.”
“¿…Volaban?” preguntó Oikawa, curioso.
“Sí. Aunque ahora ya no podemos, lamentablemente.”
“Ehhh, qué aburrido,” se quejó Oikawa.
“No, yo estoy feliz de no poder volar de nuevo. Era muy difícil controlarlo, al menos para mí.”
“Mm, suena complicado,” afirmó Iwaizumi.
“Wow, Iwa-chan. Nunca pensé que asimilarías todas estas cosas con tanta normalidad.”
“Luego de ver el gimnasio hecho trizas, creo que no cuesta nada creer en todo esto. Además, ya lo había visto un par de veces antes. Nunca me quedó muy claro, pero varios de los espectáculos en las fiestas de Rizemboo podrían ser explicados con los poderes de los rebels.”
“Oh, es cierto. Siempre han habido rebels idiotas.”
“Como tú… comprenderás,” dijo Morgana, y sonrió de lado.
“Pft.” Eureka se escondió las risas detrás de sus manos.
“¡Mona-chan! ¡Eureka-chan!” les reclamó Oikawa, indignado.
“Hey, es la verdad,” comentó Iwaizumi. “No tienes de qué quejarte. Ah, ya estamos llegando.”

Quedaba menos de una cuadra de trayecto antes de llegar a la puerta de la universidad donde los keys andaban congregándose. El uber no demoró en alcanzar su destino y el grupo salió del carro luego de agradecerle al conductor por su servicio.

“¿Le pagaste?” preguntó Oikawa, confundido.
“El pago fue virtual, tranquilo,” le dijo Eureka. “Aunque… uh. Debería chequear mi cuenta en un rato. Aún no llegamos a la mitad del mes y creo que voy a quedarme en cero muy pronto.”
“Tal vez deberías dejar de tomar uber para todo,” sugirió Iwaizumi.
“…Sí.” Eureka suspiró. “¡Pero es adictivo! Tengo más tiempo para alistarme, voy cómoda y sin que me aplasten, es más sencillo dormir en el camino…”
“Es más caro, también.”
“…Mm.” Eureka se aguantó las ganas de volver a suspirar. “Wow, Iwaizumi, siento que eres como mi papá.”
“…” Iwaizumi se guardó sus comentarios.
“Haha, Iwa-chan, ¿ves? ¡No soy el único que te ve así—!” Oikawa se vio interrumpido por el  cocacho que le propinó su amigo. “¡AAAY! ¿¡Por qué tanta violencia!? ¡A Eureka-chan no le hiciste nada!”
“…Tú eres un caso distinto.”
“¡Estás jugando a favoritismos!”
“Kusokawa, en vez de hacer dramas idiotas, deberías aprovechar en pedirle consejos a Eureka.”
“Mm. Iwaizumi-dono tiene razón,” dijo Morgana. “Vas a estar tres días a tu suerte.”
“¡Pero ya dijo que no se acuerda de su campamento!”
“Pero si me acuerdo del entrenador principal. Era un hombre demasiado recto y exigente. Honestamente, me daba miedo…” se lamentó la HiME. “Ten cuidado con él. Su nombre era… ¿Leonidas? Creo.”
“Oh, okay, lo tomaré en cuenta.”
“Igual, puede que hayas tenido suerte y hayan cambiado a los maestros y encargados. O hayan agregado más… no sé. Veo más gente reunida aquí de lo que alguna vez fue en mi campamento. Y no me refiero a los amigos y familiares que vienen a despedirse.”
“Supongo que son más HiMEs y más keys ahora.”
“Mm…” Eureka contempló la escena, un tanto ansiosa.

Si el número de HiMEs había aumentado… era tan solo porque el número de rebels también lo había hecho.

Sin duda, algo preocupante.

“Pero bueno. Más allá del entrenador, creo que sí estás preparado para lo que te lancen. Has sido muy diligente con los entrenamientos que hemos tenido bajo la guía de Mari, Kanan y Dia.”
“Siento que les falta un poco más de experiencia, eso sí,” comentó Oikawa. “El régimen de entrenamiento que nos dieron sirve para mejorar aptitudes básicas, pero no hemos hecho mucho progreso con nuestras habilidades.”
“En eso, Mari admitió que no puede hacer milagros. Aunque si nos dio tips respecto a nuestras capacidades.”
“Mm, te anda entrenando para que puedas lanzar descargas eléctricas sin necesidad de usar tus extremidades como canalizadores,” comentó Morgana. “Lo mismo conmigo y el viento… pero es difícil.”
“Tal vez debería existir otro campamento HiME, también,” dijo Eureka. “…Pensándolo bien, no. Odio perder mis fines de semanas en encargos de la universidad. Perder todo un fin de semana en un campamento me parece terrible.”
“Eso es lo que yo estoy a punto de hacer, gracias.” Oikawa rodó los ojos, levemente irritado.
“Pero hey, tú necesitas más la experiencia que yo. Al menos yo fui HiME antes. Tú sigues siendo medio novato a todo esto.”

Aunque le molestara, Eureka tenía razón en lo que decía. Su experiencia como rebel había sido casi nula y no llevaba muchas semanas entrenando al lado de Mari y sus amigas, así que le faltaba regular para alcanzar a su HiME en ese aspecto. Oikawa tenía fe en que la guía de entrenadores y encargados por parte de Hanasaki lo ayudaría a encaminarse más respecto a sus poderes… que no conocía del todo, si era sincero consigo mismo.

Mantenía la habilidad de controlar la tierra y sus derivados, tal y como lo había hecho cuando era rebel, pero más allá de ese poder, Oikawa no sabía que otra cosa podía hacer como key.

“No entiendo. ¿Shittykawa no te ha ayudado en nada?” preguntó Iwaizumi, indignado.
“Pues… de apoyo moral, supongo.”
“¿¡Q-QUÉ!?”
“Ah, como esa vez que tu rebel destruyó el gimnasio,” dijo Iwaizumi, haciendo memoria de ello.
“Mm, mm.” Eureka asintió. “O el día en que conocimos a Kokichi. Ahí también nos hizo trizas y Oikawa no pudo evitarl—”
“¡H-Hey! ¡Habrías terminado en peor estado, de no ser porque estuve ahí para ayudarte!”
“…Tiene razón,” dijo Morgana. “Inútil-inútil no es.”
“Pero Mama nos ayudó más esa otra vez con Beo…”
“¡De haber estado allí contigo, yo habría hecho más!” reclamó Oikawa.
“Wow, qué key más cero a la izquierda,” comentó Iwaizumi, un tanto divertido con la situación. “Con razón necesita el campamento.”
“Haha~” Eureka soltó un par de risitas. “Okay, okay, no es tanto así. Oikawa sí me ayuda.”
“¡Eureka-chan!”
“¿Qué pasa? Estoy diciendo que sí me ayudas.” Eureka le sonrió. “Pero sí es cierto que el campamento te ayudará un montón.”

Oikawa pensó en continuar con sus quejas, pero una voz conocida lo interrumpió sin poder darle la chance de comentarlas.


 


“¡Eu! ¡Mona!” la voz se acercó hasta manifestarse en Maka, su portadora. Detrás de ella, llegaron unos instantes después los amigos de Eureka y de ella: Hizumi, Kanone, Ryoji y Soul. Oikawa supuso que este último era el motivo por el que todos habían asistido a esa despedida.

“¡Hola!” Maka saludó a Iwaizumi y a Oikawa.

Ambos le devolvieron el saludo, pero Iwaizumi fue rápido en hacerse a un lado para no incomodar o interrumpir la reunión de las HiMEs y su grupo de amigos. Aunque Oikawa tuvo la intención de quedarse a chismear, un jalón de orejas por parte de Iwaizumi lo obligó a imitarlo, dándole así espacio al resto. Ambos se pusieron a conversar por su cuenta, y Morgana no demoró en colgarse de Oikawa para también darle privacidad a su HiME.

“Juré que te quedarías con ellos, Mona-chan.”
“No.” Morgana se giró a observar a Kanone de reojo. “No quiero que me perciba Hilbert-dono.”
“¿…Tiene que ver con su gato?”
“¿Tal vez?” ofreció Morgana. Oikawa sólo atinó a arquearle una ceja.

Por su lado, Eureka le sonrió a su grupo de amigos ni bien la alcanzaron por completo y formaron un pequeño círculo.

“Maka, chicos,” dijo, emocionada… y no demoró nada en lanzarse a abrazar a Hizumi. “¡HIIIIIZUMIIIIII!”
“W-wow, cualquiera que te oye diría que no me has visto en años,” dijo el mencionado, un tanto sorprendido.
“…Uno esperaría que yo le importe más, tomando en cuenta que fui su arma y todo.” Soul suspiró.
“Aw, Soul, no seas berrinchudo, que a ti te veo a cada rato porque estamos en la misma facultad,” mencionó la HiME, separándose de su amigo. “Además, sé que te irá bien en el campamento. Maka es muy dedicada y tú también has demostrado lo mismo en los entrenamientos con Mari y el resto.”
“Gracias.” Soul sonrió. “A diferencia de ti, mi HiME no me tiene nada de fe.”
“¡Maka… CHOP!” Maka lo golpeó en la nuca con el filo de su palma. “¿¡Cómo te atreves a decir semejante mentira!?”
“En el camino a Hanasaki andabas diciendo esas cosas, though…” comentó Ryoji, confundido.
“¡C-con eso me refería a que me preocupa cómo le irá! Porque no sé nada de lo que harán ni de lo que le van a exigir. Y Soul no es un key de ofensa, es más de utilidad y support…”
“Wow, cómo se nota que está viciada con Genshin,” comentó Hizumi, entre risas.
“¡Los términos me ayudan! ¡No te burles!” le reclamó Maka, indignada.
“Y mientras Maka se obsesiona con su juego de gacha durante el fin de semana, a mí me van a cagar a putazos…” se lamentó Soul.
“Tal vez los ejercicios dependerán de los roles que los keys tienen. Me imagino que así como Soul, varios keys son de soporte, defensa o de utilidad también. ¡O sirven como tanque!” ofreció Eureka.
“…Otra que juega Genshin,” se lamentó Hizumi.
“¡Genshin no es el único de ese tipo de juegos que he jugado! ¡No me sé los términos solo por ese!”
“Al menos no son tus idols, esta vez.”
“Oh, no, yo sigo enganchada a ellos,” dijo Eureka… y se arrepintió, inmediatamente. “…Uh.”
“Está bien, está bien. Te aceptamos con gachas de idol y todo.” Hizumi sonrió. “¿No, Kanone?”
“…” Kanone juzgó a Hizumi con la mirada, para luego dedicarle una sonrisa comprensiva a su amiga. “No le hagas caso. Está aburrido en la casa porque ya no estás.”
“Awww, podría visitarme en Comunica si tanto me extraña,” se burló Eureka.
“…Queda muy lejos de Economía. Pero sí es cierto que tenemos que dejarnos de tonteras y salir en grupo, porque siempre decimos ‘¡Quedamos!’ y nunca hacemos nada.” Hizumi hizo un puchero, indignado.
“Podríamos salir el fin de semana que viene,” sugirió Ryoji. “Viernes o sábado me viene bien. Hasta domingo, incluso, por si se les cruza con algo.”
“¡Genial!” dijo Hizumi, muy alegre. “Kanone y yo andamos libres el fin de semana que viene, pero sólo de tarde y noche. En la mañana trabajamos. ¿Qué dicen las audiovisuales? Wait. Ryoji, ¿tú no estás llevando un curso de audiovisuales también?”
“Pero no es lo mismo que la carrera. Tenemos libertad, pese a todo.”
“Sí… Yo no,” se lamentó Maka. “Tengo que apoyar en un rodaje, el sábado por la tarde. Así que domingo podría ser,” dijo Maka.
“Yo normal con que sea domingo,” dijo Soul. “¿Tú?” y se giró hacia Eureka, curioso.
“Creo que también estoy libre,” dijo Eureka. “Pero mejor coordinamos ni bien regrese Soul. Siento que no va a poder funcionar bien por un buen tiempo.”
“¿De qué hablas?”
“No me acuerdo mucho de mi propio campamento, pero de lo que sí estoy segura, era que fue sumamente agotador. Me demoré unos días en regresar a ser un ser humano funcional.”
“Pero no habías entrenado antes de eso, ¿o sí?” preguntó Maka.
“Mm… es cierto.” Eureka se llevó un dedo al mentón, pensativa. “Era muy novata en ese entonces. Creo que sólo llevaba unos meses siendo HiME.”
“…” A Soul le regresó el alma al cuerpo. “No me asustes así, Eureka.”
“Hehe.”

La conversación del grupo se desvió a tratar sobre el ciclo actual, los exámenes que se avecinaban y los futuros eventos dentro de la universidad. Muchos manifestaron su preocupación por la situación actual del conflicto HiME-rebel, acotando justo lo que Eureka había andado pensando: tal parecía que el número de HiMEs había aumentado considerablemente.

Sin embargo, se distrajeron de nuevo por alguna ocurrencia por parte de Hizumi, y la discusión volvió a ser ligera y agradable, mientras divagaban sobre los posibles retos y pruebas que le tocarían a Soul en el campamento.

En medio de todo, Maka aprovechó que el resto seguía conversando para hablarle a Eureka a solas, a poca distancia de su grupo de amigos.

“Eu, lamento no haberte avisado sobre el campamento antes,” comentó Maka. “Yo si estuve al tanto por semanas… supuse que sí lo tenías en mente.”
“Tranquila.” Eureka le sonrió. “Fue mi error. He andado con la cabeza por los aires y sinceramente no sé cómo estoy aquí parada, porque me siento muy perdida últimamente. Desde el tema anímico y emocional hasta… bueno, algunos problemas por ahí, con mi familia y todo el asunto HiME-rebel.”
“Si necesitas desahogarte, aquí estoy para ti,” le ofreció Maka.
“Lo mismo digo. Sé que Soul y tú andan medio… peleados, por así decirlo.”

“¡Wah!” Maka saltó levemente. “¡N-no es así! Es sólo que… bueno. No sé qué tanto sabes.”
“No sé nada.” Eureka le sonrió y le hizo un signo de paz. “Sólo sentí una tensión entre ustedes durante clases y bueno, de ahí le pedí a Hizumi que me lo confirme. Pero… contrario a lo que parece, Hizumi es un buen amigo y guarda secretos, así que más allá de confirmarme que andaban tensas las cosas, pues no me dijo más. Hizumi sólo se mete cuando la situación es muy grave, y debo suponer que ese no es el caso aquí.”
“Oh, gracias. Pero no me molesta la idea de que te cuente nuestras cosas. Todos somos amigos y si nos quieres ayudar, yo feliz de recibir esa ayuda.” Maka sonrió.
“Aw, me alegro.” Eureka le devolvió la sonrisa. “A veces me incomoda la idea de entrometerme en sus asuntos porque siento que lo puedes tomar como que aún no dejo de lado mi anterior estatus de HiME de Soul. Y no quiero que pienses eso de mí, nunca.”
“Eu, no seas boba.” Maka rio. “Nosotras somos amigas antes que cualquier estatus o rol que tengamos. Estoy segura de que Soul piensa igual. Siempre vamos a apreciar tu ayuda.”
“Me alegro, entonces.”
“Aún… no lo he hablado con él,” dijo Maka, observándolo de reojo. “Me tiene guardados varios secretos y yo me he enterado de algunas cosas, pero me gustaría que se abra completamente conmigo. Espero que luego del campamento, se de la oportunidad.”

“Me sorprende lo paciente que has sido. Porque ya son varias semanas en eso.”
“Y no tienes idea de las ganas que tengo de ahorcarlo constantemente,” comentó Maka, aún a pesar de la sonrisa calmada en su rostro. “Pero sé que debo darle tiempo. Lo peor sería presionarlo, y bueno, más aún ahora que el campamento estaba tan cerca y todo. No quiero que rinda mal porque nos peleamos antes o algo así.”
“Sabia decisión. Peleénse después.”

“…” Maka la fulminó con la mirada.
“Okay, no se peleen, mejor.” Eureka soltó unas risitas irritantes. “Estoy bromeando, les va a ir bien. Y si necesitas counseling o apoyo o que lo cague a madrazos, aquí estoy.”
“Lo aprecio mucho, Eu.” Maka le sonrió una vez más.

Eureka se apuró en darle un abrazo, asombrándose —y asustándose— al sentirla más alta de lo normal. Al mirar hacia abajo, notó que Maka andaba usando unos zapatos con plataforma que le devolvían la diferencia de estatura original entre ambas. La HiME de la electricidad ya se había acostumbrado a medir casi igual que ella.

Era indignante saber que era la más pequeña de su grupo de amigos.




El tiempo no le dio de hacer comentario al respecto —o cerrar la linda conversación que acababan de tener— porque de un momento a otro, alguien la jaló fuera del abrazo y la alejó de la multitud.

“¿¡Qué te pasaaaa!?”
“Ay, Eureka-chan, soy yo,” comentó Oikawa, irritado. “¡No hagas tanto drama!”
“¡Estaba hablando con Maka!”
“¡Pero Maka-chan no se va a un campamento el fin de semana! ¡Deberías despedirme a mí!”
“…Wow, eres bien celoso y recién me doy cuenta.”
“¡Por qué no lo sería!” le reclamó Oikawa, con un puchero. “Aún no me has deseado buena suerte y me has dicho que estarás ahí para mí.”
“¿…Estuviste escuchando la conversación que tenía con Maka?”
“Un poco. No pude evitarlo cuando fui a pedirte que hablar—AYAYAYAY” Eureka había aprovechado la cercanía para pasarle una corriente de electricidad.
“A todo esto, ¿dónde está Mona?”
“Se quedó con Iwa-chan. Estan hablando de una película de Mads Mikkelsen.”
“¿…Qué?” se preguntó Eureka, intrigada. “Wa— eso no importa ahora. Querías mi bendición.”
“¡Sí!”
“Aquí la tienes: padre, hijo, espíritu—”
“¡EUREKA-CHAAAAN! ¡NI SOY CATÓLICO!”
“¡Yo tampoco, que es lo peor!”
“¿En serio?”
“¡Sí! ¡Y eso tampoco es importante!”

La HiME contempló sus opciones y se rindió al notar que no había mejor manera de despedirlo y desearle suerte con algo como un… abrazo.

“Okay, esta sí es mi despedida,” dijo, a la vez que rodeó su cintura y se enterró en su pecho.
“Ni que me fuera a la guerra,” replicó Oikawa, por más de que le devolvió el gesto.
“¡PERO SI TÚ—!”
“Hehe. Pero gracias por el abrazo, Eureka-chan~” Oikawa le dio un par de palmaditas en la cabeza. “Yosh, yosh~”
“…” Eureka se separó de él en cuestión de segundos. “No entiendo cómo Mama y tú no son hermanos, si se portan igual.”
“¡No me insultes!”
“Sí, sí.” La HiME rodó los ojos, fingiendo enojo. “Suerte, Oikawa,” le dijo Eureka, con una sonrisa confiada. “Te irá bien, estoy segura.”
“Eso espero,” dijo él, soltando un suspiro.
« Last Edit: May 27, 2021, 03:07:12 AM by Eureka »


Mimi Tachikawa

Hoi hoi minna!! dejo mi fic y lo siento no he podido avanzar lo del campamento key pero lo hare el proximo mes de veras de veritas TwT, aqui un encuentro de hermanos, mas tarde dejo topecitos

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Finalmente había terminado una larga jornada en la estación policial de Tokyo, todos los oficiales se habían retirado menos dos personas que se encontraban conversando ambos con los brazos cruzados y con las cejas fruncidas

Te dije que no llamaras tanto la atención Rosaria…-un joven de cabellos rojizos tirando para fucsia se rascaba la cien estresado por la joven que estaba frente a ella-

Tu me dijiste que utilice los métodos que sea para sacarle la información verdad? Entonces es lo que hice…mi trabajo fue cumplido y la información brindada, al contrario deberías de felicitarme Marion…-

Es cierto que te dije todo eso, pero que no lo hicieras con tu traje de hermana, trata de llamar la atención…-

No se porque te estresas por eso…nadie me vio…debes de relajarte un poco mas querido hermano…-

No puedo relajarme si hay demasiados misterios en esta ciudad…- rascándose la cien de manera nerviosa-

Pero eres solo un Mayor General, no puedes salvar la ciudad en un dia…-suspiro pesadamente-bueno ahora piensas ir a casa? Ha pasado un buen tiempo que ni uno de los dos ha pisado la excelentísima mansión Suou…al menos hay que mostrar a nuestros padres que tenemos algún apego a nuestra familia-

Ni que fueran demonios que quieren apoderarse de nuestra voluntad, además Tsukasa va a heredar el negocio familiar, ya lo hemos conversado con nuestros padres, asi que lo dejaron en paz y no piensan insistirnos nunca más-

Si tu lo dices, estoy casi segura que si Tsukasa hubiera dicho lo contrario te hubieran obligado a ti a tomar el negocio familiar…-

Pero no lo dijo, asi que ahora tenemos que apoyar a nuestro adorable hermanito…-hablo esbozando una ligera sonrisa-

Mientras a mi me tratas casi a gritos, a nuestro hermanito menor lo llenas de halagos y hasta le compras cosas…-

Y claro que lo haré es nuestro hermano menor y hay que cuidarlo…-se cruzo de brazos-no tiene nada de malo consentir a nuestro hermano…tu que eres muy fría con todos nosotros…-

Asi soy y no voy a cambiar…-dijo mirándole para luego suspirar pesadamente- bien vámonos a casa…-

Luego de eso ambos hermanos se fueron en el auto de Marion, mientras que en la parte de atrás Rosaria se encontraba dormitando un poco ya que no había podido dormir últimamente por las misiones encubiertas que había realizado para su hermano mayor

Ya en la mansión de la familia Suou, los mayordomos les dieron la bienvenida mientras que ambos se acercaban a la sala, donde se encontraba Tsukasa que se había enterado de la llegada de sus hermanos y quería cenar con ellos
Oniisama, Oneesama bienvenidos a casa…-dijo el pelirojo haciendo una reverencia-

Tsukasa has credido mucho…-dijo Rosaria acercándose a su hermano y le acaricio suavemente los cabellos- estas mas guapo que antes, como siempre los genes de la familia sobresalen…espero que te hayas portado bien en estos años que no nos hemos visto…-

Rosaria-oneesama me avergüenzas con tus palabras…-dijo sonrojado- siempre me porto bien…-

Y no le vas a dar un abrazo a tu querido hermano mayor??- el semblante de Marion cambio cuando vio a su hermano y es que solo con Tsukasa su semblante se hacía más apacible frente a el ya que era su adoracion y lo crio cuando era pequeño, Rosaria estaba en sus asuntos y sus padres lejos de casa-

Marion-oniisama…ya no soy un pequeño para recibir abrazos…-dijo avergonzado mientras veía como su hermano se acercaba a él y lo abrazaba cálidamente-me estas asfixiando-

Lo siento lo siento, es la emoción...-dijo apartándose de su hermano menor- como va la escuela? Has hecho amistades?

Que paso con tus senpai que me habias comentado que tenían graves problemas? No te han pasado nada raro verdad? O sino ire a ver a Tsukinaga y le voy a dar duro…-

En la escuela todo va perfect…amistades pues –rascandose la barbilla – creo que debo de tener un par de nuevas amistades…con respecto a mis senpai de Knights no he sabido últimamente nada de ellos después de un paseo en la playa que fue accidentado por cierto, y no le hagas nada a mi LEADER que aún no se ha ganado motivos para hacerlo, al menos Maria-oneesama no me ha dicho nada…-

Maria Cadenzavna Eve…una actriz muy famosa y conocida en el mundo…por que habrá decidido volver a Tokyo?...-Rosaria se rascó la barbilla- los amigos que tienes son muy misteriosos, no me gustan para nada…deberías de alejarte de ellos lo mas que puedas…-

No le digas esas cosas a nuestro hermano Rosaria…- Marion le envio una mirada fulminante a su hermana que le respondio de la misma manera- Tsukasa puede tener los amigos que desee, sean peligrosos o no, después de todo nos tiene a nosotros para protegerlo en caso las cosas se pongan serias…puedo ir al mismo infierno con tal de que nuestro hermano este a salvo y con las personas que quiera-

Bueno bueno entonces hagan lo que quieran, yo solo les estoy advirtiendo, después si sucede algo malo en ese entorno no me vengan a reclamar ayuda…-

Pero igual vendrás a ayudarme verdad oneesama??? Despues de todo Rosaria-oneesama es una buena persona que se preocupa por los demás aunque no lo parezca-

No me digas esas cosas Tsukasa que no me gustan…-se volteo a darles la espalda mientras se cruzaba de brazos- pero si, iré a ayudarte…después de todo no quiero que después me den la responsabilidad de llevar el negocio familiar, quiero seguir siendo un alma libre…-

Rosaria-oneesama…-Dijo Tsukasa con una gota en la cabeza-A nuestros padres les gustaría que se queden un par de días hasta que ellos regresen y puedan hablar con ustedes…se van a quedar verdad?

Conmigo no cuentes, a lo máximo me pienso quedar hasta el fin de semana, tengo que hacer mis deberes como hermana…-

Yo puedo quedarme hasta que lleguen nuestros padres para que nuestro querido Kasa no se quede solo en esta grande mansión … además hay algunos asuntos de la estación de policía que quiero planificarlos aquí, lejos del estrés del trabajo…por eso me he pedido unos días libres-

No me habias dicho que te vas a tomar dias libres Marion…si hubiese sabido antes no hubiera terminado mis misiones tan pronto voy a estar aburrida-

Entonces quedate en casa y luego vuelves al convento, es algo tan simple…-

Buen punto…no tendre nada que hacer entonces no me conviene quedarme mucho tiempo por alla…-suspiro pesadamente- deacuerdo yo también me quedaré en casa, que me queda …-

Me alegra saber que ambos se quedaran en la casa, nuestros padres estarán complacidos que toda la familia va a estar reunida…-

Seguro que si, después de todo a nuestros padres les gusta presumir de que sus hijos están en las altas posiciones de la sociedad, además de que su benjamín será el proximo encargado del negocio familiar…-

Hablando de eso…aunque creo que no tiene que ver mucho con el tema, pero entrenare en el uso de la espada…-

Como todo un noble, me gusta eso Tsukasa…-dijo Marion orgulloso- vas a llenar de orgullo a nuestra familia, siempre es bueno aprender esas cosas para poder defenderte en el futuro…-

Si como no…con solo un balazo se muere al instante, asi que yo puedo enseñarte a usar un arma…- dijo sin inmutarse- es mas practico…-

Gracias por el ofrecimiento oneesama, pero por el momento estoy interesado en usar la espada, ya tengo un maestro indicado para mis lecciones, además que quiero volver a retomar mi carrera de idol, cuando logre unir nuevamente a la unit que tanto he admirado desde que la vi por primera vez-

No me gusta mucho la idea de que quieras ser un idol pero no te detendré…- hablo el mayor de los hermanos- si quieres ser eso al mismo tiempo que manejas el negocio familiar entonces me parece perfecto-

Yo creo que es mucho mejor que el negocio familiar…-agrego Rosaria mientras bostezaba ligeramente- antes de que me quede dormida…que les parece si mejor vamos a cenar? Tengo ganas de beber una buena copa de vino, mientras escuchamos las novedades de la familia de parte de nuestro Tsukasa…-

Me parece perfecto, es una buena ocasión para celebrar nuestro reencuentro…-dijo Marion mientras apoyaba su mano en el hombro del menor-vamos….

Tsukasa asintió y los tres se dirigieron al comedor…
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matta ne


Sayi

Pasada rápida para dejar e s t o  u w u
Also prometo por lo más bendito que este mes me pongo al dia con loa grafiquitos de probaciones :_


Episode 35 — Hello There

Sayi movía sus pies ida y vuelta mientras estudiaba la habitación en la que se encontraba. Las mesas y equipos estaban prístinos, y en las paredes colgaban gráficos cubriendo en detalle diversas partes del cuerpo humano, como extremidades y órganos. Giró la mirada a los asientos junto a su camilla, donde tanto Hige como Ichigo se encontraban anonadados con sus propios smartphones. Zombies fieles al ilimitado internet de sus celulares.

La peligrosa sonrió entretenida. Había sido un sacrificio titánico para ambos, Child y hermanastro, abandonar las comodidades de la ciudad e internarse junto a ella en un bosque lejano —fuera de la civilización y consecuentemente, de toda la tecnología y métodos de comunicación. Tres semanas perdidos en medio de la nada se había sentido corto y eterno al mismo tiempo. Pero Sayi sentía que había  sido el mejor curso de acción que habían podido tomar. Para su propio bien, claro está.

El entrenamiento con Kenshin había crecido sus esperanzas en combate, y la certeza que su Rebel no la encontraría le había permitido relajarse, tanto física como mentalmente. Se sentía más calmada, y lista para actuar con más sensatez si su Rebel hacía aparición, y no con la mentalidad ‘vencer o nada’ a la que estaba acostumbrada.

Su Rebel era un mejor combatiente que ella, y probablemente le tomaría tiempo llegar a su nivel. Y eso estaba bien. Sayi había hecho las paces con evitar la ofensiva hasta tener una mejor idea de cómo actuar. Y aunque eso conllevara huir si se ameritaba, pues eso haría para garantizar su supervivencia.

El doctor golpeó la puerta un par de veces antes de entrar. Sayi lo recibió con una sonrisa, mientras que tanto Hige como Ichigo alzaron sus cabezas y escuchar lo que el médico tuviera que decir: Nada fuera de lo normal. Sayi venía sanando bien, pero lo ideal sería evitar ejercicio agotador, y descansar lo más posible hasta que su espalda terminara de sanar.

La peligrosa asintió en silencio, sabiendo muy bien que sería imposible hacerle caso y tomárselo con calma. Si quería sobrevivir tenía que continuar con los entrenamientos, así que lo mejor que podía esperar era que su Rebel demorara semanas en hacer aparición. Eso si tenía mucha suerte.

Tras recibir su prescripción y despedirse del doctor, Hige ayudó a Sayi a bajar de su camilla. A su lado, Ichigo comentó que Taikoubou no había intentado llamarle mientras estaban en la cabaña.

“He intentado llamarlo de vuelta pero sin respuesta” continuó el rubio “Pero ha estado online hace un par de horas… o eso dice su Instagram”
“Estará ocupado con exámenes o algo” dijo Sayi “No ha intentado llamarme a mí… pero solía ponerse un poco MIA cuando la universidad le estresaba”
“¡PERO! ¡Yo creo que mi papi DEBERIA haber venido aunque seita a asegurarse que mi mami estaba bien! ¡Es la base de un buen co-parenting! Sobretodo teniendo en cuenta que mami es mi cuidadora primaria…”

El Child se detuvo al ver las miradas confundidas de tanto Sayi como Ichigo.

“Había un VHS con capítulos de Dr. Phil en la cabaña…”


Dejando el área de consultas, Sayi, Ichigo y Hige discutían cuál sería el primer restaurante que visitarían tras tres semanas perdidos en el bosque. Habían invitado a Kenshin a venir a cenar con ellos apenas dejaron el tren, pero el tutor se había excusado a favor de regresar a casa y despejar a Kaoru de su tarea de ama de casa.

Sayi votaba por ir a un Izakaya y pedir el Omakase, pues su última memoria de sushi había sido antes del fatídico combate, y quería remediar eso. Pero Ichigo estaba antojado de comida india y un naan del tamaño de su cara… mientras que Hige prefería ir por lo tradicional: Su buena double quarter pounder con papas grandes de McDonalds.

“Mami, normalmente buscaría ser el buen muchachito que me criaste ser y honoraría tus deseos u_u… pero QUIERO MCDONALDS”
“Pues también te he enseñado a que comas saludable y necesitas PESCADO”
“Podemos comer tanto proteína como carbohidratos con comida india…”

Pero Ichigo detuvo su contundente argumento y dejó de caminar, llamando la atención de sus acompañantes, quienes miraron en la dirección que el rubio contemplaba.

Los tres abrieron los ojos como platos. A unos metros más adelante, en pleno lobby del hospital, se encontraba Taikoubou: Vestido tal cual doctor residente, en su uniforme clínico y con una bata blanca encima. Estetoscopio alrededor del cuello y un cargando con papeles y lapicero.

La enfermera tomó el reporte firmado del peligris, y una vez liberado el doctor fue pronto en cruzar miradas con su mejor amigo, ex-novia, e hijo (?) pasmados con la aparición que acababa de hacer.

Ichigo miró una vez más su teléfono buscando una explicación, pero nada. Entonces caminó hasta Taikoubou, plantó ambas manos en sus hombros, y anunció:

"Pues me parece que si alguien se merece elegir a donde vamos hoy es Bou. Tiene tanto por contarnos que nos va a invitar A UNA CENA DE AL MENOS TRES CURSOS"

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Oh, dream maker, you heart breaker
Wherever you're goin', I'm goin' your way


Mery

007.3

Algo por dentro le decía que debía sentirse feliz de verla, dado que sin duda nunca más podría hacerlo, pero tenía un nudo en la garganta y la sensación de que lo que veía era algo terriblemente incorrecto.

Alice se mantuvo quieta y en guardia, su madre por su lado la miraba con curiosidad. No sonreía, pero parecía estar tentada a hacerlo, como si sólo estuviese esperando el momento indicado. Alice desvió la vista a un lado sin poder soportarlo.

En los videos que había logrado encontrar en su casa años atrás, Alice pudo ver a una mujer de apariencia seria, elegante y profesional. Sin embargo, eso cambiaba en las pocas fotografías en las que Lacie aparecía junto a su esposo y un pequeño Glen: su postura era casual, sus ojos parecían brillar más y su sonrisa se percibía realmente sincera.

Algo bastante similar a como se veía en la foto que Miranda le había mostrado el día que llegó a Hanasaki.

'...Soy una tonta.' Alice se dio cuenta de su error y se lamentó en silencio.

Por supuesto, esa fotografía se quedó grabada en su mente y la buscó con los ojos al llegar a la dirección de forma inconsciente, esta misma había causado gran impresión en ella y finalmente ocasionó que la marioneta tomase la imagen borrosa que tenía de su madre y la convirtiera en una figura tangible.

Respirando profundamente otra vez, Alice dio pasos largos hacia su oponente. Al escuchar los tacones antes, había deseado por un breve instante que se tratase de alguna de las fanáticas de Mikaela, por lo que la marioneta la tomó por sorpresa, pero ya no tenía caso tratar de visualizar a otra persona o reprocharse por lo que le había tocado.

La marioneta la siguió con los ojos hasta que Alice se detuvo a una distancia prudente y adoptó una postura de combate. Alice sabía que los golpes normales no le darían la victoria, pero no tenía idea de cómo hacer surgir aquellos poderes de los que Miranda hablaba y sentarse a meditar o canalizar su qi no era una opción.

Quizás podría despertar aquella magia en el camino. Pensando esto, Alice redujo la distancia entre ellas y se posicionó para dar el primer golpe, pero la figura de su madre mostró una expresión de espanto y salió corriendo en dirección contraria.

"¿Es broma?" Murmuró Alice siguiéndole el paso.

La niebla no le permitía ver correctamente, pero Alice podía recordar hacia qué lado se hallaba la entrada y deducir lo demás desde allí. Aunque la marioneta parecía escapar sin rumbo, su intención podía ser que su enemigo perdiera la noción de su entorno y acabar acorralándola.

Mientras la perseguía, Alice evaluó la figura frente a ella: no poseía mucha masa muscular y su tamaño no se alejaba mucho del suyo. En otras circunstancias hubiese tomado esto como algo a su favor, pero aún desconocía si la resistencia y fuerza de la marioneta eran similares al de un humano promedio o no.

La copia giró un poco para verla y volvió a sobresaltarse, casi logrando tropezar con sus propios pies. Alice sintió que estaba perdiendo la paciencia.

"¿A qué crees que estás jugando?" Espetó la joven apretando los puños.

Era de por sí perturbador ver el rostro de Lacie, pero le resultaba insoportable e irrespetuoso que lo utilizara para exhibir tal expresión de miedo y, además, huyese tan descaradamente. Chasqueando la lengua, Alice se detuvo.

"¡No seas cobarde! ¡Da la cara!"

Para su sorpresa, la marioneta se detuvo tras dar dos pasos y su cuerpo dio media vuelta muy lentamente. Sus ojos la esquivaban y no hubo una respuesta de su parte.

"Eso está mejor."

Alice se percató entonces de que, a pesar de lo real que se veía, su contrincante no hablaba. Alice se preguntó brevemente si las marionetas en estas pruebas estaban supuestas a hacerlo o si la falta de comunicación de la suya se debía a que ella misma nunca había escuchado la voz de su madre directamente… Pensándolo mejor, prefería que siguiese muda. Alice no estaba segura de cómo manejaría la situación si la marioneta intentaba persuadirla con algún discurso emocional.

De pronto, la marioneta abandonó aquella postura temerosa y sonrió como si supiese algo que ella no. Alice estuvo a punto de acercarse, pero al segundo siguiente su adversaria se abalanzó sobre ella.

La respuesta para sus anteriores dudas se hizo presente en un instante. La velocidad y contundencia con la que la marioneta la atacó fue mayor a la que esperaba, apenas logró bloquear con sus brazos una patada que se dirigía a su cabeza.

Alice retrocedió y se preparó para esquivar otro ataque y lanzar un golpe, pero los movimientos de la marioneta eran ágiles y su cuerpo muy sólido. Alice continuó atacando y defendiendo simultáneamente, pero era fácil notar que la desventaja para ella era evidente. A pesar de haberle acertado varios golpes, la marioneta apenas se inmutaba y su sonrisa se acentuaba aún más.

"Maldición." Dijo entre dientes. La castaña trató de escudriñar en su mente en busca de una solución mientras intentaba no descuidar su postura. Sus ojos buscaron algo con qué apoyarse, pero el auditorio estaba desprovisto de cualquier objeto útil.

"No hay nada allí. Pierdes tu tiempo."

La voz que llegó a los oídos de Alice fue tan suave, que casi no la escuchó, pero una vez identificada fue imposible de ignorar. Alice abrió los ojos con asombro y la marioneta aprovechó su distracción para derribarla de una fuerte patada.

Su espalda impactó con el suelo de forma tan estrepitosa que por un momento se quedó sin aire y quedó vulnerable ante el puñetazo que la marioneta dirigió a su estómago.
« Last Edit: May 22, 2021, 09:36:36 PM by Mery »


Kana

El COVID me tuvo sin inspración y así estoy. Pero al menos tenía este fic guardado hace mucho tiempo y tiene una continuación gigante. No quería dejarlo sin subir la continuación pero a la otra parte le tengo que hacer revisión.

Así que lo dejaré de todos modos, para pasar el mes. Después edito.
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Naturalmente lo mandarían a él para ir en búsqueda del hijo amado. Podía faltar la luna, el sol y las estrellas, incluso el mismísimo Dios en la vida de los suyos, pero no podía faltar el hijo prodigio.   

Golpeó, pero nadie se pronunció. Tuvo que recurrir a sus “técnicas” para abrir la puerta. Afortunadamente pudo maniobrar el seguro, bastante sencillo de desarmar con las piezas indicadas. No por nada cargaba consigo ciertas herramientas necesarias como en el caso presente.
Abrir el cerrojo fue digno del trabajo de un ladrón profesional pero afortunadamente ese no era su oficio.
Al cruzar la enorme entrada de la mansión lo primero que hizo fue fijar la mirada a través del cristal de los ventanales de par en par para mirar hacia la piscina. Como lo calculaba, lo encontró allí, sumergido y usando aquellas túnicas blancas estilo romana que solía utilizar cuando estaba solo. Una peculiaridad que había adoptado de uno de sus tíos con quien pasó mucho tiempo de crianza.
No pudo evitar la punzada en la cabeza al pensar en la posibilidad de que hubiese sucedido algo terrible, conociendo su indescriptible semblante, pero, para su alivio, al rodear el borde de la piscina lo encontró sumergido, pero con la parte superior del torso a la superficie, con su mirada siempre intensa fija en un punto inexistente al frente suyo, dentro de la piscina inundada con flores amarillas que había lanzado para su propio goce y distracción.

Al menos estaba vivo. Eso era bueno, ¿o no?
Despejó de su mente aquel pensamiento un tanto macabro.

Aquella fotografía frente suyo era inevitablemente hermosa y ni él podía negarlo: la escena de la piscina turquesa con las flores amarillas flotando a su alrededor eran tonos que resaltaban todo y en especial al rubio que llevaba túnica blanca la cual le daba un aire de celestialidad y serenidad imperturbable.
Parecía como aquellos extraños y perturbadores comerciales de modelos de alta costura promocionando algún perfume muy caro con un mensaje incoherente de fondo.

Siempre sintió un especial rencor por su hermano y odiaba admitir lo hermoso que resultaba ser a contra de su voluntad. Envidiaba que fuera “perfecto” en todo o al menos que todos lo creyeran así, puesto que él sabía que su hermano era lo más defectuoso que existía.
Esperó que le dirigiera la mirada, pero el rubio la mantuvo hacia el frente.


—No contestas las llamadas.— el pelinegro quebró el silencio, pero su diálogo fue lo único que se emitió como sonido por un buen momento.

Y odiaba cuando el rubio tomaba esa actitud pedante de “Rey”
Sobre todo, porque perdía el dominio sobre él puesto que dejaba de ser el tonto sumiso manipulable del cual estaba acostumbrado abusar.

Presumido.

Cain entrecerró los ojos. Odiaba cuando Henry dejaba de obedecerle. Era una de las cosas que más odiaba en la vida junto con perder el control sobre Walker. Esas circunstancias sucedían rara vez.
Volvió a hablarle, esperó su respuesta mientras veía las gotas de agua deslizarse por las rubias hebras de cabello hasta avanzar por el cuerpo despejado.

Su indignación aumentó cuando el otro ni se molestó en responderle y se puso de pie, ignorándole por completo, para ir hasta la pérgola y echarse en un diván blanco. El rubio mantuvo una actitud de aburrimiento y pedantería.
El pelinegro sintió deseos de hacer honor a su nombre y matar a su hermano, pero afortunadamente él era un ser demasiado racional para su propio gusto.
Fue hasta donde el rubio y se ubicó en frente de él, clavándole su mirada penetrante y no dándole posibilidad de evadirlo.

—Te esperan en Lancannia. Todos recibimos una carta con la invitación anual, pero a ti no te la pudieron entregar porque no abres la puerta y te ocultas. Podría decirse que no sabes del mensaje, pero, en efecto, lo sabes y por eso te escondes.
—…—
—Muévete.
—…—
—…— Cain lo miró con frialdad. —¿Por qué estas molesto?
—Mh. —
—“¿Mh?”
—…—
—No soy adivino…— entrecerró los ojos, despreciándole.
—Ahhh, ¿no?
—Deja el drama de lado y responde la pregunta.
—Estaba recordando… Cuando me obligaste a ir a esa reunión con los hijos de las familias de “elite” para recopilar información. Fue tan incómodo...
—¿Y?
—Sólo fui porque me manipulaste con tú idea de que querían conspirar contra nuestra familia…
—…—
—Pero no ha pasado nada. Nadie ha hecho nada sospechoso.
—…—
—Pero ese no es el tema. El problema es que nos mueves a tu antojo como piezas de ajedrez. Dijiste que me incluirías en tus planes, pero no me dices que es ni lo que planeas. Sólo utilizas.
—…— se acercó hasta él, puso una mano en la frente para tomarle la temperatura.
—…— entrecerró los ojos, molesto por la acción y el acercamiento del otro. No quería que lo tocara ni que lo minusvalorara como un enfermo.
—Euphemia tenía razón, tienes fiebre de hace días. —
—¿Qué pieza del ajedrez soy para ti en tu juego? 
—…Rey, de seguro. — Cain suspiró torciendo un poco el labio. Le sujetó del brazo y le instó a levantarse. El rubio opuso resistencia pasiva. Cain no tenía tiempo para sus estupideces. —Coopera, quieres…—
—Un Rey sabe los secretos de sus nobles o pretende hacerlos, a lo menos. Yo ni siquiera sé nada de los secretos familiares. El Rey, eres tú.
—Un Rey no necesita saber los secretos de la familia ni de los de su corte. Es el sol que brilla y admiran. Contrario a mi. Yo sería… La... —
—…— notó que su hermano tuvo cierto reparo y rechazo de nombrar a la pieza en mente, su demora le causó cierto goce interno porque sabía que no quería llamarse así mismo por aquel nombre.
—… La dama. — Concluyó con el dilema de pronunciación. La dama podía moverse libremente y tramar estrategias de protección y destrucción como más le conviniera. —Levántate. — le ordenó otra vez. Debía hacer que Henry se pusiera ropa seca y darle medicación. Quizá desde cuando su hermano estaba con aquella fiebre y no quería soportarlo como tal. Cada vez que tenía fiebre se volvía un insoportable.

“A veces cuando tiene fiebre sale esta personalidad más molesta de él. No sé cuándo lo odio más: Si cuando demuestra ser éste Rey celestino o cuando es un pusilánime depresivo.”

Lamentaba tener una agenda tan programada para esas fechas porque habría preferido llegar a Yorkshire y tomarse unos días de relajo y aislamiento en el sitio que más le gustaba de Inglaterra, pero ya habría tiempo para ello.

Cumpliendo con los protocolos organizados por su familia para aquella estadía en Londres, Cain y alguno de sus hermanos asistieron al club de ricos en Londres donde iba la gente sin alma como él a jactarse de sus riquezas y fingir “felicidad” mientras bebían algún licor ridículamente caro al momento que conversaban con sus pares o se distraían en algún deporte como el Polo, el tiro al blanco, entre otros, sólo con el fin de buscar la debilidad de otro o aliarse con un nuevo prospecto de negocio o para perder el tiempo con sus miserables vidas.

Cain se encontraba en el área de skeet shooting cargando su rifle para el siguiente tiro. Para su disgusto, se había topado con los hijos de otras familias ricas y pese a que intentó quedarse lo más que pudo en algún rincón oscuro y apartado del salón, su objetivo no fue posible porque alguno de esos chicos ricos lo encontraron y retaron a un duelo de tiro al plato. 

—Listo…— avisó al asistente, apuntó, —Ya. — el asistente apretó el mecanismo que soltó el plato, Cain le acertó un tiro perfecto. El árbitro le asignó la puntuación correspondiente. 
—Parece que sigues siendo muy bueno disparando, Lancaster. — Vil Schöenheit chasqueó los dedos para que su asistente se apresurara en cargar su rifle. La personalidad dominante e impaciente del rubio mantenía ansioso al asistente de turno quien sentía que en cualquier momento le daría una crisis de pánico. Recibió el rifle. —Listo. — indicó. —Ya. — sonrió orgulloso al ver que su tiro fue perfecto. —Veremos si me superas…—
—Te lleva varios puntos…— bufó un chico de cabellos rojos, aburrido.
—No quieras quedar bien con él, Rosehearts. Eso no te garantizará un lugar en su círculo de oro.—
—No necesito quedar bien con Lancaster. Pretendo ser yo el ganador de este duelo. — Riddle fue el siguiente en turno, su asistente le preparaba el rifle. —¿No vino Ciel?
—Es un club para mayores de edad…—
—Mh…— el pelirojo entrecerró los ojos, no convencido con esa excusa tan pobre. Seguramente el Ciel rehusaba de encontrarse con él. Lanzó y consiguió un buen tiro.
—Pero, supongo que Henry, Arthur y… ¿cómo era que se llamaba tu otro hermano? En fin, supongo que esos si están por aquí.
—Listo…— Cain ignoró a Vil y se preparó para el tiro. Acertó nuevamente.
—…— Vil no disimuló una mueca de desagrado al ver que el desgraciado les había ganado. —Supongo que no puedo negar lo notorio. Felicidades. —
—Diablos…— se quejó Riddle, entre dientes. Entregó su rifle al igual que Vil, los asistentes lo guardaron.
—¿Te parece un nuevo duelo? ¿O prefieres ir a la barra? — Sugirió fingiendo un trato cordial, pero se exasperó por la insistente indiferencia de Lancaster. ¿Quién se creía? ¿El dueño del mundo? El rubio podía ser tolerante, pero perdía la paciencia pronto en especial con actitudes tan despreciables como las del heredero Lancaster. Forzó una sonrisa. —Es un bonito día, podríamos conversar sobre lo interesante que sería pactar ciertos acuerdos entre nosotros. — no se movió de su camino.
—¿Qué quieres, Schöenheit? — Cain no entregó su rifle aún, expresó una mirada desafiante a Vil. Ya había sido suficiente con pasar el duelo con esos dos como para tener que soportarlos más de lo debido y sabía que él no era del agrado de ninguno, seguramente querían conseguir algo. —¿Qué haces en Inglaterra tan de pronto? Creí que te quedarías en Alemania por siempre.
—Ah, por más que me hayas desterrado de Inglaterra no significa que te obedeceré. No eres ningún Dios, Lancaster.
—…— el chico de cabello rojo observó a esos dos. El ambiente era tan tenso que podría cortarse con tijeras. Lamentaba no haber llevado palomitas.
—¿Y qué hago aquí? Supongo que es un país libre. — se rio el rubio. —Y claramente acompaño a Epel… Aunque tú y yo no congeniamos, no significa que despreciaré a todos los Lancaster. Al menos uno de los Lancaster parece que aprendió etiqueta y modales.
—…— Cain y Vil se miraron fijamente de un modo tan frío que hizo que el resto de los presentes se asustaran, especialmente los asistentes de armas que pacerían tensos con la idea de que el señor Lancaster no había soltado su rifle el cual, si bien inerte, seguía cargado y apuntando discretamente la barbilla del señor Schöenheit.
—Cuidado, baja eso. ¿O quieres cometer un homicidio y darle un escándalo a tu familia?
—Sólo quédate en tu sitio— Advirtió mirándole con desprecio. Después de unos instantes en que mantuvo su pose firme, entregó el rifle para alivio del resto quienes soltaron un prolongado suspiro de alivio. Más de alguno pensó que esa tarde “accidentalmente” correría sangre. Cain ni siquiera se molestó en mirarlos antes de irse al salón.
—Lancaster sigue siendo el mismo engreído de Eton. Ese imbécil cree que me puede amenazar y salir tan campante. Alguien debería enseñarle una lección.
—Estas en su territorio, después de todo. ¿Qué pretendías? ¿Qué te recibiera con una corona envida por su tía abuelita, la Reina? — Riddle se burló del más alto. —Después de Morningstar, creo que eres el siguiente en su lista de desprecio. Tenemos que agradecer que no te voló la cabeza hace un rato. Eso se venía venir… Qué momento más incómodo.—
—Tú, ¿no deberías intentar recuperar tu nobleza en vez de fastidiar a los demás? Debe ser horrible ser de una legendaría familia rica y noble que perdió su título y que cayó en desgracia por rumores macabros. — bufó. —Mejor cállate y vamos por unos cocte—un momento, ¿no tienes diecisiete años? ¿Cómo te dejaron entrar aquí? — Vil recordó ese detalle, consternándose.
—Usé mis influencias. — Riddle dijo tranquilamente. —Vamos. No bebo, pero pasaré por el bufet por algún postre. 
—Dile a Ciel que te prepare postre de fresa. — soltó una risita burlesca.
—Cállate. — gruñó el pelirrojo. Acto seguido buscó con la mirada a cierto amigo suyo. —¿Dónde está Epel?
—Debe estar con ese idiota de ojos grandes.
—Oh, ¿el idiota de ojos grandes que te ganó en ranking de belleza en Alemania? ¿Neige?
—La gente de hoy en día no tiene gusto. Epel es un claro ejemplo de ello. En vez de estar con sus fieles amigos, se pasa el tiempo con ese idiota.

—¿Por qué no vino Henry? — Slaine le preguntó a Arthur, para matar el tiempo. Ambos estaban de pie apoyados en la pared esperando a que Cain volviera con ellos. Ambos rubios ya habían compartido con los otros ricos suficiente tiempo en el polo y ya deseaban terminar con esa tarde.
—No lo sé. — Arthur resopló, desilusionado. —Siento como que si nadie quisiera contarnos sobre Henry. Sólo dicen que está muy ocupado estos días, pero ni siquiera responde a los llamados telefónicos. —
—¿Qué piensas que le pase?
—Si debe estar muy ocupado, no hay que negarlo, pero sospecho que nuestra familia le está presionando para que prontamente inicie campaña política. Quieren que sea el político más joven de la familia y de la dieta parlamentaria de Inglaterra.
—…— Slaine miró por unos segundos a Arthur y luego bajó la mirada al suelo, con una mezcla de sensaciones encontradas. Cain, Henry y el mismo Arthur eran sujetos extraordinariamente superiores y sus vidas ya estaban escritas hasta el final de sus días, pero, ¿qué se podía esperar de él? Parecía que se habían olvidado de planearle algo especial para su persona.
—¿Pasa algo, Slaine?
—N-No. Sólo pensaba… Pensaba en lo geniales que son nuestros hermanos mayores y tú. Pensaba que es lo que podía planear mi familia para mi si los tiene a ustedes.
—Tranquilo, hermano. — Arthur le regaló una brillante y encantadora sonrisa. —Tú eres un sol y brillas con tu propia esencia. No te preocupes ni presiones a hacer algo para destacar porque ya lo hacer.
—Gracias por tus palabras. — Slaine suspiró, desanimado. —Pero me frustra un poco que se hayan olvidado de algún plan para mi. Incluso a Leonhard y a Licht, que son menores que yo, nuestras familias ya les han fijado una planificación.
—Yo que tú aprovecho que te tienen un poco más suelto y libre. ¡Qué daría por tener menos presiones! Disfruta mientras puedas, ya que pronto te buscarán una linda chica para fortaleces lazos y herencias.
—U-uh, prefiero que me sigan ignorando, entonces.
—Hehe, ¿ves que si tiene beneficios?
—¿No crees que Cain se ha tardado mucho? Llevamos más de una hora esperándole. — Slaine miró hacia la puerta principal notando que muchos hijos de familias de elite entraban y salían, pero no había pistas de Cain. —Incluso Riddle está aquí y me pareció que estaba con Cain hasta hace un ra—Oh, allí viene Riddle…— Slaine instantáneamente le ignoró.
—Finge normalidad.
—…— El pelirrojo se acercó lo suficientemente a ellos para inspeccionar si estaban acompañado de cierta persona, al ver que éste estaba ausente no les prestó más asunto y se fue.
—Eso fue rápido. —
—A Riddle sólo le interesa si está Ciel. A nosotros nos ve como porquerías. — Arthur se alzó de hombros.
—Es increíble que alguien que tiene su historial se dé el lujo de vernos como soquetes. — Slaine alzó una ceja.
—En fin, dejemos a Riddle en su pequeño mundo de hostigar al ausente Ciel. — Arthur giró los ojos, si bien fingía templanza no podía ocultar del todo el rechazo que sentía hacia Riddle por su conducta acosadora hacia su pequeño hermano Ciel. —Si Riddle está aquí y anda con tiempo para buscar a Ciel, significa que de hace un buen rato que terminaron de jugar tiro al blanco con Cain y Vil. Vamos a buscarlo en los salones.

En el salón de “Los caballeros” Cain estaba sentado en solitario en una pequeña mesa donde mantenía un vaso de whisky servido. El joven pelinegro tenía el codo apoyado en la mesa y el rostro descansando sobre su mano, mirando sin interés un punto inexistente del salón. Algunos hombres de importancia se acercaron hasta él para saludarle y comentar algo trivial, pero nada más eso puesto que el joven no era un conversador innato.

—Me preguntaste que quería en Inglaterra. —
—…— Cain no miró a Vil cuando se sentó en la misma mesa individual que él.
—Vino. — ordenó a uno de los sirvientes quien prontamente volvió con la copa llena del mejor vino de la casa. Vil dio un sorbo, soberbio y exigente como era, no pareció gustarle del todo el sabor. —Viña francesa, por lo que veo. Ahhh. — se frotó la sien. —¿Cómo vas con tu papel de hijo primogénito y futuro líder de la casta Lancaster? Tal y como lo percibo, eso te ha subido por las nubes el ego pero también debe ser muy agotador cargar con esa corona tan pesada. Es el precio que los hijos primogénitos debemos cargar, aunque en mi caso, afortunadamente, soy hijo único, pero eso no quita que no deba cumplir con altas exigencias.
—¿Terminaste con tus superfluidades? Dime exactamente qué quieres, Schöenheit. Y te agradecería que fueras específico porque quiero seguir disfrutando de mi momento de privacidad.
—Parece cualquier cosa menos un disfrute, por tu expresión indiferente. — Vil dio otro sorbo a su copa y luego la dejo en abandono sobre la mesa. —A lo largo de los años no hemos estado en buenos términos. En Eton te comportaste como un verdadero hijo de perra conmigo, después rechazaste la propuesta de mi tío para comprometer a su hija contigo y parece que la tensión existente entre nosotros nunca acabará como si estuviéramos en una guerra eterna.
—Yo no tengo ninguna guerra. Ese es tu problema personal… Y de autoestima.
—Acéptalo, Lancaster, te cansa llevar ese papel de chico perfecto ante la sociedad cuando yo y unos cuantos conocemos tu verdadera faceta.
—…—
—Bien, te seré franco. No quiero nada con un Lancaster. Tengo de todo en mi país y en mi mundo privilegiado. Quizá pensaba en gestionar una sociedad con alguno de los Lancaster pero no precisamente contigo… Sino con una prima tuya.
—…— Cain se mantuvo indiferente sin variar su expresión, aunque le sorprendía que Vil mostrara un interés hacia otra persona que no fuera él mismo.
—Pero incluso en eso afortunadamente no tengo que tratar contigo de momento. Por suerte aún no eres el “monarca Lancaster” — El rubio sonrió arrogante y altanero. —Pero, fuera de bromas, quiero dejar en claro que no tengo rencores hacia ti pese a que seas así. No tengo ningún plan vengativo como debes estar pensando y mi estadía en Inglaterra es solamente porque estoy acompañando a Epel, te lo creas o no.
—¿Puedes dejarme solo?
—¿Qué?
—Estoy un poco cansado de las pláticas triviales.
—¿No escuchaste nada de lo que te estoy diciendo? — Vil miró con desprecio a Cain, este no pareció inmutarse. —Lancaster eres realmente un ser despreciable. No quiero hacer oídos a los apodos, pero… A veces tú y varios de los tuyos le hacen honores a lo de “Escoria Lancas---
Vil se levantó de su asiento cuando sintió que el líquido de la copa de vino le cayó en su perfecto traje. Inmediatamente por instinto dirigió su mirada hacia Cain indicándolo como culpable de esto, pero fue sorprendido por un rostro novedoso, aunque irónicamente característico.
—…— Vil se quedó observando con odio a esa persona. Era un joven de cabellos dorados y ojos verdes, acompañado por otro joven de cabello rubio escandinavo y ojos calipsos. El de ojos verdes había sido el responsable de estropear su traje.
—¡Cuánto lo siento! — se disculpó Arthur, colocando una expresión de lamento en su rostro. —Espero que perdones mi torpeza, no fue mi intención pasar a llevar tu copa. La emoción de encontrar a mi estimado hermano en el salón me llevó a ser poco precavido con el entorno.
—…— Slaine sólo miró a Arthur, a Vil y a Cain. Tanto él como Arthur habían escuchado lo de “Escoria Lancaster” y si no hubiera sido Arthur habría sido él quien hiciera más que derramar vino en el traje de ese sujeto.
—Que oportunos…Mh. — Cain alzó una ceja. Bebió un poco de whisky y siguió mirando hacia el punto inexistente que parecía más atractivo que cualquier otro asunto.
—Mh, veo que tienes a los cachorros bien entrenados. — masculló Vil, quitándole con agresividad el pañuelo que Arthur le ofrecía. Secó superficialmente su traje y luego lanzó el pañuelo sobre la mesa. —Quieras o no, esto no es el final. — le dijo a Cain. Se levantó y se retiró del lugar.
—Se dice gracias. — Arthur miró con molestia a Cain. —Mira que no es fácil para mi fingir que reboso en felicidad cuando te veo.
—Vamos. — Cain chasqueó los dedos dándole la orden como si fueran sus mascotas. Se puso de pie y comenzó a caminar con calma hacia la salida.
—...— Arthur giró los ojos. —¿Ya ves por qué no tiene amigos? — suspiró, cansado.
—Vamos, Arthur. — Slaine le puso una mano en el hombro, tratando de darle tranquilidad. —Probablemente en casa veamos a Henry. —conociendo lo mucho que su hermano Arthur admiraba al rubio, acertó en ese comentario porque el enojo momentáneo de Arthur se disipó para darle un aire de ilusión.
« Last Edit: July 30, 2021, 05:53:33 PM by Kana »


Mimi Tachikawa

Hola minna!!!

Vengo a dejar un fic y perdonen por la inactividad TwT

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En la mansión del príncipe Arjuna, Tsubasa aun se encontraba dentro de su habitación, de salud ya se encontraba en buenas condiciones, pero anímicamente se encontraba devastada, después de la traición de Leo y sus amigos, el saber que Mafuyu se encuentra vivo cambio todo su mundo, porque ahora su motivación era para volver a ver a su hermano, no quiere enfrentarse a su ahora exrey , toda su mente era un caos y aún no sabia que cosa era correcta y cual no

La puerta de su habitación se abrió y un joven de tez palida, cabellos plateados y mirada seria entro

Creo que ya es hora de que te levantes de cama y salgas al menos al patio para que te de algo de aire, aprovecha que Arjuna no se encuentra en casa para que te este sermoneando con cara de pocos amigos…-

Karna-san…-Tsubasa alzo la mirada y observo al medio hermano de Arjuna que después de un par de días que había llegado a esa mansión finalmente hace su aparición- Las cosas con Arjuna-san se solucionaron?

Aún no pero como ambos somos hijos del mismo padre, me deja quedarme a vivir aquí, pero si te refieres a que si seguimos peleándonos por cualquier cosa…-se rasco la barbilla-pues en eso si hemos cambiado ahora no tenemos tantas peleas…-

Ya veo, me alegra saber eso…recuerdo que desde que los conoci siempre peleaban como perros y gatos, me alegra que se lleven algo mejor…-

A mi tambien me alegra…-suspiro pesadamente- asi que ahora somos tu y yo el dia de hoy…cámbiate y te espero en el jardín …- se retiro de la habitación…-

Pese a que me siento mal , estar aquí me hace sentir tranquila…- dijo observando como Karna se retiraba- será porque este lugar en silencio me hace sentir bien…-se levanto de la cama y se acerco a su celular para ver que tenia mensajes de Naru, Maria y Midare- Luego les responderé…-empezo a cambiarse- ahora que recuerdo donde esta Riolu?...-
pensado en su child que ahora se había vuelto chiquito por la falta de energía, suspiro aliviada al ver que su child se encontraba durmiendo en una cama pequeña-Tu has hecho mas esfuerzo que yo, estoy pensando en otras personas y no me he preocupado por ti Riolu…- lo acaricio suavemente-ahora descansa mientras que yo saldré a que me de un poco de aire para pensar en lo que hare primero…- se acercó hacia la salida del cuarto para dirigirse donde se encontraba Karna- Tengo que preguntarle en donde se encuentra Mafuyu…-se tocó el pecho- si esta con vida y aún era pequeño se lo llevaron a un orfanato? Tendrá una familia que lo quiere y lo esta cuidando bien? Me recordará a mi y a nuestra familia? Quiero verte Mafuyu…somos los únicos sobrevivientes de la familia Kazanari, tenemos que estar juntos denuevo…-

Ya en el jardín, observo a Karna conversando con una joven rubia de vestido rojo que sonreía ampliamente-

Creo que los estoy interrumpiendo…-

Llegaste justo en el momento indicado…-hablo el pelicenizo- Nero acaba de llegar y solo faltaría una persona más para
que empiece el entrenamiento-

Entrenamiento? Una persona más?...-

Tsubasa-san te encuentras bien??-

Yamanbagiri-kun!!-dijo acercándose al rubio- me alegra que ya te encuentres mejor…-

Aun no estoy al cien porciento, pero puedo estar en el entrenamiento, si es que a la maestra no le importa-

Para nada me importa, al contrario me gusta que mis alumnos sean tan proactivos…-dijo sonriendo – asi que tu eres
Tsubasa Kazanari-chan…- la rubia se acercó a ella y la empezó a examinar con la mirada-me sorprende que aun sigas de pie después de enfrentarte con alguien tan fuerte como Mordred y su rebel…-

Como sabes…-

Pues verás querida Tsubasa-chan, se podría decir que Mordred y yo hemos tenido el mismo maestro, cuando descubri que decidio volverse la princess de un exkey supuse que lo hizo para divertirse y pues claro que no me iba a quedar atrás asi que te voy a apoyar a derrotarlos con todas las técnicas que sé, la gran Nero te volverá muy fuerte…-

No quisiera causar molestias…-

Yo si quiero volverme más fuerte porque no pienso perdonar a Mordred por haberme engañado…-dijo Yamanbagiri visiblemente molesto-

Entonces unamos fuerza Yamanbagiri-kun para destruirla juntos-rio divertida- es tan cabeza dura que cuando se interesa en algo sigue insistiendo en continuarla hasta que termina de divertise-

Si Yamanbagiri-kun esta deacuerdo…entonces tambien lo estaré yo porque quiero ser fuerte para seguir peleando contra los Rebels de Rizembool y poder recuperar lo que me quitaron cuando era niña…-apretó fuertemente sus puños

Esa es la actitud…hice bien en aceptar tu invitación Karna…-dijo la rubia golpeándole suavemente el hombro –

En realidad yo no quería que seguieran peleando, pero todo es parte del plan de Arjuna para quedar bien contigo…-

Conmigo?-dijo Tsubasa extrañada-

No digas nada mas Karna…-aparecio Arjuna en escena- Tsubasa no tiene que saber nada…-

Ahora estoy un poco mas confundida…-se rasco la cabeza toda confundida-

Pensamos que te ibas a demorar querido Arjuna…-dijo Nero- pero parece que no querias perderte de la diversión…-riendo divertida-

Regrese porque no habían citas importantes-se acerco a la peliazul- me alegra que hayas decidido salir al patio Tsubasa, aunque no se porque a Karna le aceptaste la invitación a salir y a mi no…-mirando a su medio hermano de reojo, este se hizo el loco y miro a otro lado-

Lo siento…es que días atrás no tenia la intención de salir, solo que hoy si tuve las ganas de salir y justo llego Karna-san, asi que al final tome el valor y ahora estoy en el patio con todos ustedes…-haciendo una reverencia- estoy muy agradecida con todos por querer ayudarme, aun sabiendo que se pueden exponer al peligro ya que Rizembool y sus rebels son personas muy peligrosas

Dudo que quieran venir a atacar aquí…-dijo Arjuna cruzándose de brazos- a menos que no valoren su vida lo cual lo dudo-

Y no lo dice por los guardias que se encuentran por todos lados, sino por nosotros…-secundo Karna esbozando una pequeña sonrisa-

Asi que no te preocupes Tsubasa-chan, aquí podremos entrenar tranquilamente y cuando vuelvas a pelear con ellos tu les ganarás, veras que si- hablo animada la rubia- bueno chicos entonces luego de tanta palabrería y previa, es hora de ponernos serios y comencemos con mi entrenamiento que de por si es muy espartano…claro solamente Yamanbagiri-kun estará con un menú diferente hasta que se recupere completamente-

Pero yo tambien quiero…-

Eso si que no Yamanbagiri-kun, recupérate correctamente y entrenaras con nosotros deacuerdo?

Si Tsubasa lo dice, entonces no me esforzare aún…-

Parece que vas a tener otro rival por el amor de Tsubasa…-se acercó Karna a su hermano-

No digas cosas que no son…y si fuera asi, seguro ella terminará eligiéndome a mi…ahora que Tsukinaga le rompió el corazón..-

El corazón de una mujer es difícil de conocer…asi que dudo que con eso ella haya dejado de quererlo…aunque creo que ella ni siquiera se ha dado cuenta que tiene sentimientos por él…-

Acaso piensas convertirte en su consejero del amor?-

No lo hare…al menos por ahora…-dijo el pelicenizo mientras se estiraba-

Karna vamos rápido no te demores que vamos a correr juntos!!...-Nero alzo su brazo para ondearla suavemente-

No hagas esperar a tu novia y anda con ellos, te los encargo…-

Tu encargándome algo a mi?-

No digas nada y cumple tu deber…-

Si que el amor cambia a las personas…-

Arjuna se quedo observando como los demás empezaron a practicar, mientras que el príncipe entro a la mansión para continuar con sus deberes desde casa.

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matta ne!!!

Mimi-chan


Eureka

Aun no termino el campamento, pero al menos aquí está el primer día u_u sigo lisiada y no tenia mucha inspiración este mes, lo lamento.
@Kana, espero ya estés mejor ;_; te mando un abrazo

Luego vuelvo con los topes que me faltan.

57.2




El primer día se había pasado volando.

Oikawa no podía negar los nervios que lo habían invadido ante la llegada del bús a la zona boscosa del campamento. Sin duda, se había tratado de una sensación extraña, puesto que nunca había sido capaz de meterse en un asunto del que sabía no saldría victorioso del todo. Aún a pesar de ello, estaba allí, ese bosque donde quedaría en ridículo por ser uno de los keys más perdidos en el espacio. No llevaba más que dos meses ensartado en aquel tema y Eureka había dicho puras verdades al afirmar que no había sido un buen soporte en aquel intervalo de tiempo. 

Para alguien que parecía tan confiado y asertivo, Oikawa era demasiado inseguro, más aún en los ámbitos de su vida donde la gente a su alrededor esperaba que rindiera de lo mejor, como por ejemplo, el vóley. El bichito competitivo en su interior lo motivaba a compararse con el resto de armadores de su región —cuando vivía en Sendai— y, ahora, en Tokyo y conociendo gente de varios rincones de Japón, del país. Era una voz en la parte trasera de su mente que no lo dejaba en paz, aún a pesar de que tenía muy claro que los partidos no dependían enteramente de él, sino que ahí estaban sus compañeros para apoyarlo. Pese a ello, Oikawa no podía olvidar las veces en que había contado con momentos de debilidad y duda dentro de la cancha, lugar donde creía tener todo bajo control.

Por eso le había sorprendido tanto ser así de eficiente y capaz en las pruebas de aptitud física durante ese día. Había dejado de contar, en algún momento, las veces que se había girado a observar al resto de keys —entre ellos, a Soul— mientras sufrían con las carreras de resistencia o el combate cuerpo a cuerpo. Era cierto que los habían dividido por grupos: no todos los keys se dedicaban a la ofensiva, tal y como habían predicho Maka y Eureka en aquella conversación que espió en la mañana. Sin embargo, la gran mayoría si se dedicaba a la ofensa, como él, y era grato notar que pertenecía al grupo que contaba con la mejor condición física. Dedicar su vida al vóley había ayudado, sin duda, a eso.

Había imaginado contar con la chance de alardear de su rendimiento en los dos grupos de Whatsapp de sus amigos, esperando la reacción irritada de Iwaizumi y ser bloqueado por vigésimoquinta vez por parte de Eren por mandar mensajes sin sentido y a horas inhumanas, pero Oikawa no tomó en cuenta dos detalles: a) Eureka ya le había mencionado que les quitarían los celulares y todo tipo de tecnología al inicio del campamento y, aún así, lo olvidó por completo.

Y b), que no había necesidad de hacerlo indirectamente, cuando uno de sus amigos más cercanos estaba en el campamento y podía escucharlo: se trataba de Kaworu, quien se había infiltrado al hacerse pasar por el key de Kana.

Los nervios en el trayecto de ida al bosque le habían impedido racionalizar la existencia y presencia de su amigo en ese lugar y en ese momento, por más de que habían compartido asiento y hasta Kaworu le había comentado un par de detalles sobre su decisión de escabullirse y participar de aquel entrenamiento.

Recién, de noche, en la comodidad de su cama, listo para acostarse y descansar feliz las pocas horas que de seguro les darían de sueño, fue que recordó aquel *pequeño* detalle, ni bien vio a su amigo entrar a la cabaña como pedro por su casa.

“¿Kaworu…chan?”
“Oh, Oikawa.” Kaworu esbozó su típica sonrisa tranquila… que claramente guardaba muchos secretos detrás. “Imaginaba que ya te irías a dormir pronto,” comentó, mientras se dirigía a su cama a organizar los contenidos de su maleta. “Algunos están dando un breve paseo por el bosque, pero la gran mayoría creo que optará por descansar ni bien lleguen a sus cabañas. Sabio de tu parte que hayas pensado en eso también. Lo haré—”
“…Uh. Kaworu-chan. Sé que me explicaste todo en el bús y eso pero… ¿¡cómo terminaste siendo mi roomie!?”
“Nos asignaron al azar y nos dividieron por parejas y grupos de tres. Pero te adelantaste… supongo que por los nervios. Y no nos cruzamos cuando vine a dejar mi maleta al inicio del día.”
“Imposible. Habría notado algo… No sé. O al menos habría escuchado que nos asignaron a la misma cabaña.”
“Bueno, has estado un poco ido. Más allá de lo bien que has rendido, te ví perdido en varios momentos durante las pruebas.”
“¿Me observaste?”
“No tengo mucho qué hacer, si te soy sincero. Las pruebas no me causan ningún reto y tenía un poco de tiempo libre.”
“…” A Oikawa se le escarapeló un tanto el cuerpo. Adoraba a Kaworu: era uno de sus amigos más cercanos y se había ganado su confianza en tan poco tiempo, pero no dejaba de sorprenderlo y… asustarlo de vez en cuando. “Debo admitir que aún me sorprende verte por aquí.”
“No debería. Tiene sentido que yo me infiltre a este tipo de ‘eventos’, por así decirlo.”
“Pero nunca imaginé que lo harías por Kana-chan.”
“¿En serio?” Kaworu se mostró un tanto sorprendido. “Pero somos amigos.”
“¡Oh, no, claro! Sé que eres cercano a ella.” Oikawa alzó sus manos, preocupado por haber sido malinterpretado.

Sabía que esos dos eran buenos amigos… no estaba muy seguro de cuánto, comparando su amistad con la que él tenía con Eureka, pero imaginaba que era algo similar.

No podía decir nada a ciencia cierta. Kana y Kaworu compartían un factor en común: a ojos de Oikawa, ambos eran demasiado misteriosos en sus asuntos privados y era difícil leerlos. Podía argumentar que en el caso de la HiME eso se daba porque no la conocía tanto, pero Kaworu, siendo de su círculo más cercano, era el más grande enigma en su vida.

Junto con la extraña familia paterna de su sobrinito, pero ese era un tema que no le concernía directamente.

¿…O sí? Tal vez debía preocuparle un tanto más.

“El problema es que siento que podrías meter en líos a Kana-chan con todo esto,” comentó, optando por continuar la conversación y evitar distraerse con sus asuntos familiares. “No sé si ella habría estado de acuerdo contigo, si es que le comentabas tu plan con anticipación.”
“Y justo por eso no lo hice.” Kaworu le sonrió, mientras doblaba sus polos y los colocaba en el cajón de la cómoda de su lado. “Me comentó sobre el tema y quise ayudarla a mi forma. Eso es todo.”
“A veces decidir por el resto no es lo más indicado. Si no mandó a nadie, es porque el tema de su key debe ser complejo. No sé mucho de ella, y no me quiero entrometer, pero debiste respetar su decisión.”
“Mm… pues no te equivocas. Sin embargo, Kana es muy indecisa y eso podría ser una desventaja a futuro. No tiene key, ni child. Sería bueno que cuente con el apoyo de alguien, aún si para ello debo hacerme pasar por algo que no soy.”
“Kaworu-chan… sé que te gusta mucho ayudar a tus amigos y estar ahí para ellos. Pero a veces causamos más problemas de los que solucionamos.”
“Tranquilo.” Kaworu mantuvo su sonrisa. “Sé que hay grandes probabilidades de que lo tome a mal. Estoy preparado para ello, también.”
“Uh…”
“No te preocupes mucho por todo esto, Oikawa,” le aseguró él. “Prometo que he analizado muy bien la situación. No soy de hacer las cosas por impulso y mucho menos algo de esta magnitud.”
“Mm… Es cierto. Eres de los menos impulsivos de nuestro grupo. Junto con Ken-chan, la verdad.”
“Me halaga que pienses así de mí.”
“Ah, no es nada. Con Eren-chan, Sho-chan, Souji-chan y yo ahí, es imposible que ustedes dos no sean los más racionales y precavidos.”
“Hehe. Quiero creer que Souji tiene más cuidado, pero supongo que tú lo conoces mejor. Aunque a veces se sabotea a sí mismo en nuestras salidas. Con eso, me da a entender que sí puede ser irresponsable…” contempló, un tanto pensativo.
“Creo que no lo notas porque te divierte verlo ebrio. Suelta secretos a diestra y siniestra y es todo un espectáculo. ¡Y ustedes dos confabulan en contra del resto!” lo señaló, indignado.
“Pero eso también lo hago con el Souji lúcido.” Kaworu rio. “Es muy entretenido.”
“A veces siento que eso es lo que más les gusta de ser nuestros amigos.”
“¿Quizá?” bromeó Kaworu, entre risas. Oikawa se le unió, al cabo de unos instantes de fingida seriedad. “Bueno, creo que mejor no te distraigo más. Estabas intentando dormir, ¿no?”
“Sí. Estoy cansado y me vendría bien. No tengo ni idea de lo que se viene mañana y, aunque quedé con energías y buen ánimo luego de rendir tan bien hoy, aún siento miedo por el resto de pruebas.”
“Bueno, si es cuestión de una actividad física, no dudo que te irá muy bien. Has entrenado toda tu vida en uno de los deportes más demandantes que existen.”
“…Sí.” Oikawa suspiró. “Pero las pruebas aquí no sólo ven el aspecto físico. Y presiento que desde mañana intentarán acoplar eso junto con el tema mágico y todo.”
“Te irá bien, tranquilo. Y cualquier cosa, nos podemos apoyar mutuamente.”
“¡Claro que sí!” Oikawa alzó un puño. “Yay, me siento mucho mejor con eso~ Gracias Kaworu-chan~”
“Oh, no tienes qué agradecerme. Al contrario, disculpa por llenarte de preocupaciones innecesarias y quitarte horas de sueño. Cuidaré no hacer mucho ruido mientras ordeno mis cosas.”
“¡Aw, no te preocupes!” le aseguró Oikawa. “Igual, no me cuesta nada conciliar el sueño cuando ando relajado y esta conversación me ha calmado un montón.”
“Me alegro. Descansa, entonces.”
“Descansa pronto, Kaworu-chan~”

Oikawa volvió a echarse en la cama, un tanto más tranquilo luego de conversar con su amigo. Era reconfortante saber que Kaworu estaría ahí para apoyarlo por el resto del campamento. Más aún, tomando en cuenta que no tenía idea de lo que los entrenadores habían preparado para los días que venían.

Por unos instantes, un mal presentimiento lo invadió, pero Oikawa fue rápido en hacerlo a un lado al recordar que había rendido muy bien hasta ese momento. Además, no estaba solo: estaba seguro de que Kaworu estaría ahí para él si algo sucedía en los días del campamento que quedaban.

Luego de moverse hasta quedar en una posición cómoda, Oikawa se envolvió en las sábanas para bloquear por completo la luz tenue de la estancia. Unos pocos minutos de escuchar las acciones mecánicas de Kaworu de doblar y guardar su ropa bastaron para que el key pudiera finalmente conciliar el sueño y sucumbir a este, cayendo rendido en los brazos de Morfeo.






El ambiente del entrenamiento sabatino del equipo de vóley se le hacía de lo más raro.

No había miembro del equipo que no estuviese de buenos ánimos y desbordando de energía: hasta Saeran, el más callado y menos sociable, andaba involucrándose más en las actividades estipuladas para ese día. Incluso, Toga estaba de lo más concentrada en apoyarla en las labores de la mánager, aún a pesar de la ausencia de su motor y motivo —Oikawa— en el gimnasio.

Eureka no comprendía: Oikawa no estaba presente desde ayer, y sin embargo, el entrenamiento del día anterior había sido un poco más de lo mismo. En algunos momentos se había extrañado las indicacionesgritos del capitán y el bullicio incesante y estruendoso de las fans de Oikawa, pero más allá de eso, no hubo mayor cambio en el humor de los miembros. Tal parecía que les había tomado un día procesar que Oikawa no regresaría… al menos por ese fin de semana.

El verdadero motivo de su ausencia no era misterio para ninguno de ellos. Todos estaban enterados de su paradero, y habían preferido no hacer comentario al respecto tan sólo para salvarse de la ira de la mánager. Sin embargo, Eureka había visto cuchicheando a varios, principalmente Kokichi y Tendo, quienes parecían aguantarse las ganas de soltar risotadas en su cara. Era indignante pasar por tremenda vergüenza: su rebel no la tomaba en serio. Al contrario, Eureka era un chiste para él.

Terrible que todas sus batallas dependieran del humor de aquel enano, pero la HiME no tenía derecho a quejarse. En esos instantes en que sólo contaba con la presencia de su Child, Eureka no podía hacer más que agradecerle a Kokichi por su buena disposición y su falta de ganas de joderle la vida… al menos por unos días. Tal parecía que Beowulf había saciado su sed de meterla en problemas por un tiempo.

O no.

“Holaaa~♪” Eureka escuchó una voz conocida e irritante en pleno entrenamiento. No demoró en recordar que había quedado en salir a almorzar con su portador. La idea original era sólo acompañarlo para ayudarlo con… *cierto* tema, pero Madara no era capaz de aceptar ayudar sin dar algo a cambio.

Y ya le estaba pagando de mil maneras, pero un almuerzo adicional no le molestaba en lo absoluto.

Lo que sí, era sorprendente verlo tan temprano en el gimnasio, tomando en cuenta que aún ni bordeaban las 12 del mediodía.

“¡Mama está aquíii~♪!”
“¡Ahhh, Mamaaa~” exclamó Kokichi, emocionado. “¡Vinisteee~!”
“Claro que sí~ ¡Si alguno de mis hijos me llama, por supuesto que iré a auxiliarlo!”
“¿…Hijo? ¿Auxili—?”
“Oh, Eureka-san~” la interrumpió Madara, mientras se acercaba progresivamente a ella. Kokichi les dio el alcance también, para su mala suerte. “Kokichi-san me dijo que necesitaba dinero para el almuerzo porque se había olvidado de la billetera. ¡Y vine a prestarle!”
“¡Buaaaah! ¡Qué linda madre tengo!” lloró Kokichi, lanzándose a los brazos de Madara.
“¿…Desde cuándo ustedes dos son tan… cercanos?” atinó a preguntar Eureka, antes de freírlos a ambos con su electricidad.
“Pueees~ Mama y yo congeniamos muy bien ese día de los resultados de las audiciones,” contó Kokichi. “¡Y descubrimos que compartimos varias cosas en común! Como el amor por los festivales, la comida tradicional japonesa, la música enka…”

Eureka bloqueó las mentiras descaradas de Kokichi en favor de concentrarse y entrecerrar los ojos, haciendo memoria de aquel almuerzo que habían compartido todos los nuevos miembros del club de canto unos días atrás. Recordaba haber estado junto a Sheryl y Minmay tan solo para ‘protegerlas’ de Seven… preocupación que había sido en vano, porque su amigo realmente no tenía intención de coquetear con alguna de las chicas. Por andar tan enfocada en ello, había ignorado a Kokichi durante el almuerzo.

Nunca pensó que sería tremenda rata escurridiza, intentando ganarse el favor del idol para ponerlo en su contra, de seguro.

A pesar de ello, Eureka quería creer que Madara tenía más neuronas de las que aparentaba tener.

Al menos como para notar que Kokichi no era la santa paloma que fingía ser.

“Ah. Con que ahí conectaron,” comentó Eureka, sin ninguna pizca de emoción.
“¡Síii~♪!” canturreó Madara, muy feliz.
“¡No sabía que conocías a Mama, Eureka-chan! ¡Debiste presentármelo antes!” lloró Kokichi, indignado.
“Kokichi-san me dijo que ustedes dos eran buenos amigos,” dijo Madara. “Me alegra que mis hijos se lleven bien~♪”
“…” Eureka continuó aguantándose las ganas de freírlos vivos.

Su idea inocente de que su vida se calmaría un poco con la ausencia de Oikawa había sido muy ingenua, la verdad.

Lo más deprimente —y ridículo— era que sentía que lo extrañaba aún más por ello. Con Oikawa a su lado, tal vez podría haber hecho frente al asunto con un poco más de dignidad.

Realmente se había convertido en uno de sus mayores soportes en tan poco tiempo.

“Soy un chiste…” Eureka se llevó una mano a la cara, indignada con su idiotez. “Las cosas no podrían ir peor—”

Terrible comentario.

Las puertas del gimnasio se deslizaron para mostrar a Nejire, quien ingresó muy alegre a la estancia. Saludó al equipo con su voz entusiasta y el leve ondeo de su mano, y luego, le dio un beso volado y un guiño a Ushijima, quien se puso rojo de la vergüenza.

Eureka habría aprovechado en burlarse de ello junto a Oikawa, pero el key idiota no estaba para disfrutar de aquella reacción sonsa de Ushiwaka.

Otro motivo para resentirlo.

“…” Eureka recordó que Oikawa no se había ido por decisión propia. Estaba en un campamento para entrenar y ayudarla más en las siguientes batallas en contra de su rebel. “Uh…”
“¡Eureka-chan! ¡Mama! Ah, Kokichi-chan~” canturreó Nejire, al alcanzarlos. “Hola, Toga-chan~” saludó, y Eureka pudo divisar que Toga observaba al grupo desde la banca donde yacía sentada, a unos metros de allí.
“Nejire-saaan~ Qué alegría tenerte por aquí~” dijo Madara, muy alegre.
“¡Tengo el día libre!” anunció, feliz de la vida. “Quería alentar a Wakatoshi, al menos un rato.”
“Waaah, qué coincidencia que hayan venido justo hoy~” dijo Kokichi.
“Pero tú llamaste a Mam—”
“Estaba pensando en proponerle al equipo que salgamos a cenar todos,” dijo el rebel, interrumpiendo a Eureka.
“Ohhh~ suena genial,” habló Tendo, manifestándose al lado de ellos. “Hola, Nejire.”
“¡Satori!” Nejire sonrió. “Aw, qué lindo verlos a todos tan empilados~ La incolle se acerca así que tiene sentido. Pero… ¿dónde está Tooru?” preguntó, confundida.
“¡Oikawa-chan está de campamento! ¡Se fue para entrenar como k—!”
“ASJDLKFG” Eureka corrió a taparle la boca. “Uh… hay un campamento exclusivo para armadores y Oikawa consiguió un cupo a última hora.”
“¡Persdfkjlsdf!” se quejó Kokichi, intentando zafarse del agarre de Eureka.
“Aw, eso suena muy él,” dijo Nejire. “Pero se han quedado en buenas manos, porque Hajime es un buen sustituto de capitán.”
“Creo que hasta es mejor que el capitán, haha,” dijo Eureka, intentando reír un poco.
“Sí~” canturreó Tendo. “En fin. ¿Tienen algo que hacer en la noche?” dijo, observando a Nejire y a Madara.
“Yo estoy libre~”
“Yo también~”
“Oh, genial~” Tendo esbozó su típica sonrisa socarrona. “Entonces le avisaré a los chicos. Suena como un plan divertido.”
“¿Qué plan?” Esta vez, fue Iwaizumi quien se manifestó entre ellos. “Yo.”
“Ah, lo siento, Iwaizumi,” se disculpó Eureka. “No deberíamos estar aquí plantados hablando—”
“Mm, mm.” Iwaizumi negó con la cabeza. “Están todos muy cansados por entrenar por varias horas seguidas. Yo había pensado en darles un break pequeño de quince, veinte minutos, así que no hay problema… Aunque cierto engendro ya se extiende hasta la media hora.”
“Ahhhh, Iwaizumi-chan~” empezó Kokichi, guiñándole el ojo. “No seas tan exigente conmigo, yo soy un novato~”
“Y puedes ser lo que mierda quieras, pero eso no te quita la responsabilidad con el club. Me vale verga lo que hayas pactado con Eureka y Kusokawa, la verdad.”
“Y Oikawa no está, además,” dijo Eureka, sonriendo.
“¡Pero tú sí!”
“Y qué con es—”
“¡Buaaaaah!” Kokichi fingió un llanto. “¡No entiendo por qué me tratan mal!”
“Awww, lo siento, Kokichi-san,” dijo Madara, dándole un par de palmaditas en el hombro. “¿No tienes hambre? Te doy dinero para que te compres algo antes del almuerzo.”
“¡Mamaaaaa!” Kokichi le hizo ojitos.
“Mama, no deberías tenerle compasión a esa c— a… Kokichi,” dijo Eureka. “Es un flojo.”
“Ohhh~ pensé que era por su estatura, hoho~”
“¡Debe ser por eso! ¡Y ahora Eureka-chan miente diciendo que soy flojo! ¡Buaaaah!”
“Ya decía yo, el club estaba muy tranquilo. La concentración nos duró unas horas, no más…” Iwaizumi suspiró.
“Por eso sería bueno salir a comer en la noche,” dijo Tendo. “Esa era la propuesta de Kokichi, ¿no?”
“…” Kokichi ladeó la cabeza por unos instantes, hasta que captó la idea de Tendo y asintió, lloroso. “¡SÍIIII! Dejé de entrenar para comentarle a Eureka-chan y a Mama que sería una buena idea para despejarnos un poco. Y de paso aprovechamos los días sin Oikawa-chan aquí.”
“…” Iwaizumi suspiró. “No sé cómo esperas que me crea tu show de mosquita muerta. Peeero, sí admito que sería bueno que todos salieramos a cenar. Hace tiempo que no lo hacemos y hemos trabajado duro estos dos días sin Kusokawa.”
“¡A que no!” Kokichi sonrió.
“¿No sería mejor almorzar? Estamos más cerca del almuerzo…” comentó Eureka.
“Sí, pero creo que algunos tienen planes en la tarde y comer apurado no tendría mucho sentido,” razonó Tendo.
“¡Como nosotros, Eureka-san! ¿O ya te olvidaste?”
“¿Que tienes planes con Mama? ¡No me lo robeees!” lloró Kokichi, anclándose del brazo de Madara.
“Hoho~♪”
“Qué falta de respeto. Un fin de semana sin Oikawa y ya lo estás engañando con Mikejima-kun—”
“¿¡TENDO, QUÉ ACABAS DE DEC—!?”
“Cállense,” ordenó Iwaizumi, suspirando de nuevo. “Voy a llamar al resto y dar el break—”

Iwaizumi se vio interrumpido por las puertas del gimnasio, que se deslizaron una vez más… para mostrar a una persona realmente inesperada. Y es que ni Nejire y Mama eran capaces de llamar tanto la atención como Kohaku Oikawa, el sobrino del capitán.

Los miembros más veteranos del equipo lo habían visto un par de veces, pero los únicos que realmente lo reconocían eran Iwaizumi, Arakita, Nejire y Eureka, quienes lo habían tratado fuera de los entrenamientos. Sólo los amigos más cercanos de Oikawa —y su ex— conocían a los miembros de su familia, ya sea por su reunión de cumpleaños cada año o por alguna visita improvisada de su hermana y el resto de su familia al departamento donde vivía con Iwaizumi.

“Oh, Kohaku-chan,” dijo Arakita, deteniéndose en seco en pleno mate. El resto de equipo lo imitó, intrigados por la aparente cercanía entre el desconocido y el wing-spiker. “Ah, Kohaku-chan es el sobrinito de Oikawa-chan,” explicó al resto.
“¿Qué?” preguntó Bokuto, confundido. “¿Oikawa tiene una hermana mayor o un hermano mayor?”
“Hermana. ¿No sabías?” Kuroo arqueó una ceja.
“Llevo un año y medio aquí y ni idea.”
“Es que Kohaku-chan no viene muy a menudo,” comentó Arakita.
“Eh. Oikawa sigue presente aún cuando está de vacaciones,” se quejó Sho.
“No se fue a pasarla bien, te recuerdo,” dijo Ritsu.
“Deja de simpearle, Ritsu, que no te va a t—”
“¿¡QUÉ ESTÁS INSINUANDO!?”
“…” Kohaku observó a lo lejos al equipo y optó por acercarse al grupo de Iwaizumi, Nejire, Eureka y el resto. Al menos esas caras conocidas le daban… cierto grado de confianza, a diferencia de los otros.
“Kohaku,” lo llamó Iwaizumi, mientras el pelirrosa les daba el alcance. “¿Qué haces aquí?”
“…” Kohaku se tomó unos instantes intentando descifrar el peinado de Eureka, y luego, se giró hacia Iwaizumi. “…Iwaizumi-han, lo siento. Sé que Tooru-han es bien eticoso con las interrupciones de sus entrenamientos, pero tengo un tema urgente que discutir con él.”
“…” Eureka lo observó, confundida. Su dialecto de Kansai era demasiado recargado para su conocimiento del japonés. Recordaba que había necesitado de Iwaizumi y Oikawa como traductores para poder hablarle durante esa pequeña reunión familiar que la hermana mayor de su key le había organizado por su cumpleaños.
“Ohhhh, ¿estás buscando a Oikawa-chan~?” canturreó Kokichi.
“¿…Sí?” Kohaku arqueó una ceja.
“Waaah, si lo ves bien, sí se parece a su tío,” comentó Bokuto, mientras se acercaba al grupo. A su lado, Kuroo rodó los ojos.
“Es que lo es. Pero al menos no heredó esa actitud terrible que tiene.”
“Sí, se ve más decente,” comentó Sho.
“Qué terrible hablan de Oikawa-san cuando no está aquí,” se lamentó Kuroh.

Progresivamente, el resto del equipo comenzó a acercarse al grupito al lado de la práctica. Eureka observó con horror cómo, de un momento a otro, todos los miembros estaban reunidos alrededor de Kohaku, comentando acerca de su apariencia y de la similitud con su tío. Los más chismosos lo bombardearon con preguntas idiotas, algunos se animaron a inquirir respecto a su madre, y el resto sólo se quedó observándolo como si se tratase de una atracción curiosa en el circo.

Kohaku se veía realmente incómodo con tanta atención. No llevaba ni dos segundos prestándole atención a un miembro cuando otro lo interrumpía y la conversación no llegaba a ningún lado al final. Iwaizumi, por su lado, se veía a instantes de perder la paciencia, pero algo lo motivó a suspirar por cuadrugésima vez en el día y, con una voz fuerte y clara, pudo poner a todos en onda. Mientras los resondraba por su actuar y les comentaba la idea de salir a cenar, Eureka aprovechó el despiste de todos para arrastrar a Kohaku a unos metros de allí, con la intención de escuchar su petición sin las interrupciones idiotas del equipo.

“Gracias,” le dijo él, con una sonrisa pequeña. Eureka evitó llevarse las manos a la cara y sonreír como tarada a manera de respuesta, pero la tentación de hacerlo fue grande: Kohaku era demasiado lindo.
“Oh, no te preocupes. Más bien, quiero ayudarte con lo que viniste a hacer aquí. Lamentablemente, Oikawa no está en estos momentos.”
“Eso dijo el resto, pero no entiendo. No sé qué puede ser más importante para él que el vóley.”

Y no había nada más importante que eso. Era sólo que también tenía otros deberes… como ser el key de Eureka.

Wow, Oikawa era un excelente amigo, sin duda.

“…Eh.” Eureka disipó esos pensamientos idiotas a un lado con una sacudida leve de su cabeza. “¿Dijiste que te mandó un mensaje?”
“Mm. Dijo que andaría ocupado el fin de semana, por si lo necesitaba. Intuí que sería por el Incolle y por eso pensé que estaría aquí.”
“Pueees… No sé si pudiste escuchar a Nejire en medio de toda la halgarabía, pero explicó que Oikawa andaba en un campamento exclusivo para armadores. Logró alcanzar un cupo a última hora.”
“¿Nejire-han habló con él o cómo?”
“No, fui yo.”
“¿…Ustedes son sólo amigos?” Kohaku arqueó una ceja.
“¿Sí?” Eureka lo imitó, confundida.
“Mm…” El pelirrosa se sumió en sus pensamientos, observándola fijamente. “Curioso.”
“¿Por qué?”
“Por nada. Gracias, nushi-han.”

“¿Mushi?”
“Nushi-han.”
“¿…?”
“…” Kohaku suspiró. “¿No eres muy buena con el kansai-ben?”
“Soy terrible. No sé si pudiste notar como sufrí cuando conversamos un poquito ese día del cumpleaños de Oikawa.”
“Haha, sí lo noté.” Kohaku rio. “Está bien. No te he dicho insecto, porsiacaso.”
“Sí, lo supuse.” Eureka sonrió. “Pero bueno. ¿Cómo te ayudo?”
“Ah, lo olvidaba.” Kohaku sacó un papel de su morral, y se lo extendió a Eureka. “Necesito que Tooru-han firme esto. Es un permiso para mi estadía en el dormitorio Starmony, de Ensemble Square.”
“Oh, claro.” Eureka hizo memoria de aquella reunión y no demoró en recordar que Kohaku había debutado ese año con una nueva unit. “Debutaste a inicios de este año con… ¿Crazy:B?”
“Sí.” Kohaku asintió. “Y quiero escapar de Okaa-han y Obaa-han lo más pronto posible. Por eso asigné a Tooru-han como mi apoderado.”
“Pero no entiendo. ¿Tu apoderado no pudo ser alguna de ellas?”
“Estoy viviendo ya en el dormitorio, y no quiero verlas de nuevo en un buen tiempo. Prefiero tolerar a Tooru-han que ir a pedirle ayuda a ellas.”
“Bueno, eso tiene sentido.” Eureka asintió. “Preferiría lidiar con algún tío baboso como Oikawa en vez de tener que hacerlo con mi mamá.”

“Sí. Tooru-han es idiota, pero sé que puedo contar en él. Es el único así en mi familia, la verdad.”
“¿Así de…?”
“Sincero, confiable, y bieeeen imbécil.”
“Aww, lo quieres mucho, ¿no?” dijo la HiME, enternecida. Era el primer familiar de su key que hablaba tan lindo de él.

Ni la mamá, ni la hermana.

Kohaku tenía razón.

“…Sí.” Kohaku desvió la mirada, un tanto avergonzado. “Eh… bueno. Tiene sentido que Tooru-han esté en un campamento. El problema es que Hasumi-han me pidió el permiso firmado para este fin de semana. Sino, me regresa de vuelta a mi casa hasta que lo tenga listo. Cosa que no tiene sentido, si mis pertenencias ya están en mi cuarto de Starmony… pero no puedo cuestionarle nada.”
“¿Ese Hasumi no es el Keito Hasumi de Akatsuki?”
“Ese mismo.”
“Wow, se veía estricto, pero nunca lo imaginé como el encargado de los dormitorios de Starmony.”
“Ni yo,” admitió Kohaku. “Pensé que los idols andaban muy ocupados como para tener tiempo de manejar ese tipo de nimiedades. Pero Hasumi-dono es de esas personas que siempre quieren que las cosas se hagan bien, así que de seguro por eso anda encargándose de Starmony.”

Eureka no sabía mucho acerca de aquella unit, más allá de que Akatsuki tenía canciones que mezclaban ritmos actuales y elementos de la música tradicional japonesa. Su concepto estaba muy bien manejado y cuidado: se hacía notar en sus coreografías, en su música y en su vestimenta.

Pese a la pura perfección de la unit, había algo en el carisma de su líder —o falta de este—, que la espantaba por completo.

Aún así, no podía negar que eran muy hábiles y tenía sentido que fueran así de populares. Tal vez era sólo un tema de preferencias personales, puesto que Eureka era muy quisquillosa con la apariencia de los idols que admiraba y Keito Hasumi no cumplía con sus estándares.

“Eso suena terrible, lo siento,” dijo la HiME, apiadándose de Kohaku. Keito sí se veía muy estricto, aún a pesar de mostrarse más tranquilo y sonriente en las entrevistas y presentaciones de su unit. “¿Y no puedo firmarte el permiso yo? Osea, no soy tu apoderada, pero… sigo siendo mayor de edad.”
“Supongo—”

Kohaku se vio interrumpido por los movimientos ágiles de Kokichi, quien se interpuso entre ambos y, de un momento a otro, terminó con el papel en las manos.

“¿Eeeeh? ¿Qué es estooo~?” canturreó Kokichi, con una voz sumamente irritante.

El terror producido por sólo pensar en lo que sería capaz de hacer el gremlin para fregarle la vida motivó a Eureka a lanzarse encima de su rebel y recuperar el papel a toda costa. Para suerte suya, el agarre de Kokichi había sido liviano, lo que permitió que el papel quedara intacto al pasar a sus manos luego de arranchárselo.

“…Wow.”
“No viste nada, Kohaku,” dijo la HiME, intentando hacer como que nada había ocurrido.
“¿Acabas de lanzarte por un papel?” ofreció Kokichi, como para impedir que se olvidara de la vergüenza.
“¿Y QUÉ?” gritó Eureka, indignada.
“La verdadera pregunta es… ¿Qué pensabas que haría yo con eso?” dijo Kokichi, al borde del llanto. “¡Deja de antagonizarme, Eureka-chan!”
“…” Eureka se llevó la mano libre a la cara, sin las energías necesarias como para refutarle sus ridiculeces.
“Necesito un permiso firmado,” explicó Kohaku. “Vine para que Tooru-han lo hiciera, en vista de que es mi apoderado. Pero supongo que, mientras él regresa del campamento, podría llevar la firma de cualquier adulto que avale mi capacidad para valerme por mí mismo.”
“Eso no suena muy convincente…” comentó Kokichi. “¡Pero si soy yo quien habla con el encargado, de seguro me hará caso!”
“¿…Tú quieres firmar?” atinó a preguntar Kohaku, confundido. “Ni sé quién eres.”
“¡Sheesh, Eureka-chan! ¡Debiste presentarme antes!” se quejó Kokichi.
“…Su nombre es Kokichi Ouma. Es un nuevo middle-blocker en el equipo. Medio novato, pero se esfuerza mucho,” dijo Eureka, con cero emoción.
“¡Ese soy yo~!” Kokichi esbozó una sonrisa inocente. “¿Y qué dices, Kohaku-chan? ¿Me dejas ayudarte?”
“…” Eureka estaba a dos segundos de volver a lanzarse encima de su rebel.
“Gracias, Ouma-han, pero Suoh-han ya se ofreció. Con una persona es suficiente.”
“Y Kohaku prefiere a alguien que sí conoce, gracias.”
“…Ah. No te conozco mucho, Suoh-han,” corrigió Kohaku. “Pero sé que Tooru-han confía en ti, y eso me basta para hacerlo yo también.” Dicho esto, le esbozó una pequeña sonrisa.
“¡Me alegra mucho!” Eureka juntó sus manos y le devolvió la sonrisa. “Descuida. Podemos ir a conversar con Hasumi-san después del almuerzo, si estás libre.”
“Mm. Me parece bien.”
“Awn.” Kokichi fingió un suspiro derrotado, y se vio un tanto deprimido por unos instantes.

El rebel los sorprendió al iluminarse de un momento a otro y golpear su puño contra su palma.

“¿Qué…?”
“¡Ya lo tengo!” dijo Kokichi, muy decidido. “Tal vez no te puedo ayudar con el tema de la firma y el permiso, pero sí puedo invitarte a comer con nosotros en la noche~”
“Kokichi, aún no se ha confirmado nada—” dijo Eureka
“Ya se confirmó~” canturreó Tendo, quien se manifestó al lado de ellos de un momento a otro. Seguido de él venía el resto del equipo, entre ellos Iwaizumi, con una cara llena de ira que no demoró en transformarse en resignación pura.
“Todos están libres en la noche,” contó Iwaizumi. “Así que ya quedamos en salir a un buffet de la zona. Es all-you-can-eat hasta las 10 y tiene un precio moderado.”
“¿Por qué no te ves tan… emocionado con la idea?” preguntó Eureka, curiosa.
“Hace un buen tiempo que no salimos todos juntos. Cuando se han apuntado a cenas improvisadas y eso, usualmente se trató de algunos miembros y ya. ¿Pero con los doce? ¿Cenar?”
“Ah, vas a estar como una mamá con sus mil hijos.”
“…” Iwaizumi la fulminó con la mirada.
“O-okay, retiro lo dicho.” Eureka acrecentó la distancia entre ambos, tan solo por precaución.
“¡Ven con nosotros, Kohaku-chan!” lo invitó Nejire. “Mama y yo también iremos~”
“¿Mama?” repitió Kohaku, observando al mencionado.
“¡Yo! ¡Soy! ¡Mamaaa~!” Madara sonrió. “Un gusto, Kohaku-san. Mi nombre es Madara Mikejima.”
“De NewDi,” respondió el pelirrosa. “De seguro de ahí conoces a Nejire-han.”
“¡Exacto, exactooo~♪!”
“Ah. ¿Nos vamos a presentar con Kohaku? Porque yo—”
“Bokuto. Shh.” Eureka lo calló. “De ahí. Primero, sería bueno confirmar que quiere ir y que no lo estamos incomodando.”
“No hay problema,” dijo Kohaku. “Pero dudo tener el dinero como para—”
“¡No te preocupes por el dinero!” le dijo Kokichi, muy alegre. “¡Yo te invito! De seguro para la noche ya tengo mi billetera. Y de paso te pago lo que te deberé, Mama~”
“¡Me parece genial, Kokichi-san!”
“…Uh.” Eureka suspiró. “Entonces iremos a cenar todos.”
“¿Todooos? ¿Incluido Jang-chan?”
“…Sí,” dijo el mencionado, irritado.
“Wow, se nota que todos andamos de buenos ánimos con la ausencia de Oikawa-chan,” dijo Kokichi. “Me encanta~”
“Increíble. Es increíble que esté pensando que tal vez sí extraño un poco a ese imbécil…” se lamentó Iwaizumi. “Entre los tres, el peso habría sido más liviano.”
“¿Me estás incluyendo?” preguntó Arakita.
“…Cuatro, entonces. Había incluido a Eureka.”
“Todo un honor, Iwaizumi.” Eureka hizo una leve reverencia. “Y ahora, me iré a disfrutar del break por mi cuenta, gracias.”
“¿…Break?” preguntó Sho, confundido.
“Break. Acabo de dárselo a todo el equipo. No sé en qué mundo vives, Suzuki.”
“¡Estaba distraído con el sobrinito de Oikawa! ¡Y ahora con la cena!”
“Jaja, qué idiota,” se burló Ritsu.
“Yo que ustedes, correría a disfrutar del descanso, porque mientras están aquí parados como estatuas, siguen pasando los veinte minutos.”
“¡Ahdfklfj!”
“¡Iwaizumi tiene razóoon!”
“Vamos por agua, que me muero de sed…”
“Toga y yo les dejamos las botellas listas,” avisó Eureka, mientras observaba cómo el equipo se dispersaba en varias direcciones del gimnasio.

Le alivió notar que Kokichi fue uno de los primeros en lanzarse a las bancas por los tomatodos de agua, puesto que al fin se sentía en calma y completa paz gracias a su ausencia. Unos minutos bastaron para que se formaran grupos y los chicos se dispusieran a disfrutar del descanso, felices con la libertad momentánea que Iwaizumi les había ofrecido.

Eureka encontró que Kohaku y Madara eran los únicos que no habían dejado su lado en medio del movimiento y la halgarabía. Cuando les prestó atención, los encontró conversando tranquilos sobre el problema de Kohaku con el encargado del dormitorio.

“Ah, si gustas, yo también puedo ayudarte, Kohaku-san~” ofreció Madara.
“¿Conoces a Hasumi-han?” Kohaku arqueó una ceja, un tanto receloso.
“Mm, mm~ Me debe un par de favores, así que podría convencerlo de que te permita quedarte en el dormitorio hasta que Tooru-san pueda entregarle el permiso firmado.”
“Eso… suena genial, Mama,” comentó Eureka, sumándose a la conversación. “¿Podrías acompañarnos?”
“Clarooo~♪” Madara le esbozó una sonrisa. “Si gustas, Kohaku-san, podríamos a almorzar los tres y de ahí vamos a los dormitorios Starmony.”
“Oh… ¿Me invitarán almuerzo?” Kohaku se veía un tanto incómodo ante aquella idea.
“No veo por qué no.” Madara rio. “Yo te estoy incluyendo en el plan improvisado, lo mínimo que puedo hacer es pagar por tu almuerzo~”
“No quiero incomodar…” Kohaku observó a ambos, curioso.
“¡N-no incomodas!” se apuró en decir Eureka. “Mama siempre dice que es mejor con más gente… h-hehe.”
“¡Y Eureka-san tiene toda la razóoon~♪ Pero no podemos dejar al equipo sin su mánager, así que tendremos que esperar a que sea la una.”
“No me molesta… acompañarlos a ver la práctica,” ofreció Kohaku. “Tengo la tarde libre, igual.”
“Qué bueno.” Eureka le sonrió. “Entonces, ¿puedes quedarte con Mama? Yo voy a rellenar de nuevo los tomatodos y revisar la distribución de chalecos. No sé dónde estará Toga, uh…”
“La ví yendo al almacén,” comentó Daichi, mientras pasaba al lado de ellos.
“Oh, gracias Sawamura. Iré a buscarla. ¡Nos vemos luego!” Eureka le ondeó la mano a Madara y a Kohaku, y se retiró a seguir con sus labores.
“…” Kohaku la observó, confundido.
“Eh… Espero que no tengas ideas erradas sobre lo que pasa entre nosotros, Kohaku-san,” empezó Madara, con una expresión graciosa en el rostro.
“…Eso no me incumbe. Lo que sí me intriga… es que eres igual a mí,” comentó, desafiándolo con la mirada.
“Hohoho~♪” Madara soltó un par de risas ruidosas e irritantes. “¡Eres divertido, Kohaku-san! Tal vez deberíamos conversar en un ambiente más privado.”

“Tal vez,” dijo Kohaku. “Pero luego. Por mientras, guardemos apariencias.”
“Mm, mm~ Excelente decisión.”

Dicho esto, ambos caminaron juntos el trayecto hasta las escaleras que daban a las filas de asientos frente a la cancha. Madara los dirigió hacia la zona donde siempre tomaba asiento con Nejire cuando coincidían en el gimnasio.

Era una zona perfecta para observar toda la cancha y, curiosamente, también contaba con una vista directa de la zona de las bancas de mánager.

Kohaku lo encontró intrigante, pero optó por no hacer ningún comentario al respecto.


« Last Edit: February 23, 2024, 09:53:22 PM by Eureka »


Cho

Uhh ha sido un mes bajo en inspiración. Al menos dejaré el inicio de un fic.

98.1.




Había pasado un día de los resultados de su examen y todavía no podía procesar su realidad. Era un estudiante recién admitido a la universidad de Hanasaki y le tomaría comenzar sus clases en pocos días ni bien terminara de definir su horario. Sin embargo, su mayor pesar en aquel momento era otro, aunque igualmente relacionado.

“Midare-niisan, por aquí,” dijo Akita, aunque Houchou se apresuró a agarrar al rubio de una mano para jalarle.
“¡Esta es la pastelería de la que tanto he hablado!” exclamó gustosamente. “¡Vamos, tienes muchos postres que probar!”
“Haha, ya voy, ya voy,” Midare rió entretenido mientras sus hermanitos le guiaban.

“Eh, e-estoy bien, Shinano-niisan, en serio,” Gokotai agitó sus palmas, incómodo.
“¡Vamos, insisto! ¡Estaremos aquí por Fudou pero hay que aprovechar a comprarnos algo también!” el pelirrojo le guiñó. “¡Y además quiero vestirte de ropas adorables! ¡Le enviaré un montón de fotos a Namazuo-nii y verás lo contento que estará de verte!”
“P-pero no quiero gastar…”
“El dinero está para gastarse, ahora déjame engreírte un poco~” canturreó y terminó por abrazar de costado a su hermanito. “Por aquí hay una tienda de cosas lindas, verás que te encantará.”

Fudou estaba petrificado en lo que yacía sentado en una banca estratégicamente puesta al costado de una enorme maceta, lo cual le ayudaba a pasar desapercibido en pleno mall. Se sentía como pez fuera del agua en medio de un ambiente comercial y con gente del tipo que solía evitar lo más posible. Además de ello, no dejaba de escuchar esas voces de esa familia perfecta que nunca paraba de plagarle la vida, quienes lo acompañaban obstinadamente en sus compras de estudiante por más que quisiera mantenerse apartado de todos.

No dejaba de preguntarse cuándo se acabaría su martirio de tener a soportar a la sociedad con la que compartía espacio, para entonces recordar que sólo le tocaba acostumbrarse a su nueva rutina. En cierta forma, pasar el examen de admisión había sido una condena.

Salió un poco de sus pensamientos pesimistas y redundantes al ver que Monoyoshi y Atsushi caminaban hacia él luego de salir de la librería frente a él. Para variar, al menos ese par todavía recordaba el propósito principal del paseo.

“Fudou-kun, conseguimos los útiles que faltaban,” anunció Monoyoshi con una amplia sonrisa. Pasó a extenderle la bolsa que traía con ambas manos. “Aquí tienes. También compré algunos útiles adicionales que pienso te ayudarán un montón con el estudio y la toma de apuntes. Ah, y más tarde puedo enseñarte algunas explicaciones académicas que me ayudan.”
“Hai, hai, para el coche, por favor,” Fudou agachó su mirada y dio un suspiro, para tomar la bolsa. Miró brevemente el contenido de la bolsa y luego observó a su amigo con incomprensión. “Estás yendo a mil por hora, Mono-chan. Todavía ando ajustando mi mente a todo esto.”
“Eh, sí, perdón,” dijo algo perplejo.
“No es para que te disculpes,” desvió su mirada, frustrado. “Ya, gracias por tu ayuda. No tenías que entrar a la librería por mí.”
“Hehe, es un placer, Fudou-kun,” le aseguró asintiendo. “Sé que estas cosas te resultan difíciles así que quiero hacerlo un poco más fácil en lo que lo asimilas. Sabes que cuentas conmigo.”
“Aun así, no te hubiera costado al menos acompañarnos dentro de la tienda,” dijo Atsushi, con leve severidad. “Entiendo que andes un poco fuera de tu elemento, pero justo te viene incomodarte para así poco a poco sentirte mejor.”
“…” Fudou frunció el ceño y desvió su mirada. “Lo sé…”
“Bueno…” dicho esto, Atsushi sonrió frustrado. “Sí veo que andas haciendo un esfuerzo, por más sutil que sea. Tampoco puedo exigirte mucho aún. No te olvides que hoy estamos todos aquí para homenajearte así que puedes tomártelo tranquilo.”
“…si en verdad querían homenajearme, pudieron dejarme en paz. Me vi con todos ayer…” renegó en voz baja. Entrecerró los ojos. “Tch, y me preocupa. Ha estado muy callado.”
“¿De quién hablas, Fudou-kun?” preguntó Monoyoshi, ladeando la cabeza.
“Tch, ¿de quién más hablaría?” preguntó enfadado. “Tu pinche hermano fue el primero en entrar corriendo al mall y ahora temo qué estará tramando. Bien la familia de los felices me agotan con sus ánimos, pero él es el más pesado cuando se lo propone.”
“Ahh, ¿por qué nos llamas así?” Atsushi negó y frunció el ceño.
“Pues…” Monoyoshi miró perdidamente de un lado a otro. “Es verdad, Taikogane-san todavía no regresa. Me pregunto dónde andará. No sabría decir qué está haciendo…”
“Uhh, entiendo que no, no es que lo conozcas muy bien,” Fudou se encogió de hombros.
“¿Cómo así?” preguntó Atsushi, confundido y con una mano en su mentón. “Es cierto que lo tratas con bastante formalidad. ¿Acaso no han crecido juntos?”
“¿Eh? Pues…” Monoyoshi se sorprendió y sonrió incómodo. “N-no es eso precisamente…”
“Ellos dos son como el opuesto de ustedes, nada más,” dijo Fudou, restándole importancia. “Mono-chan y Taikogane son opuestos y por eso no son muy cercanos, nada más. No es como tú que podrías leer o predecir a tus hermanos, Atsu. De por sí ustedes son rarezas.”
“No creo que conocer a tus hermanos sea tan raro para empezar,” Atsushi se extrañó. Si esos dos hermanos realmente habían crecido juntos le costaba creer que no se conocieran tan bien. Tal vez se perdía de algo.
“Y en fin, Mono-chan es respetuoso con todo el mundo. No me sorprende que trate así a su hermano también por más inquieto y travieso que este sea,” Fudou volvió a verse fastidiado y miró a sus alrededores. “En serio, ¿por dónde se metió este niño? Que aparezca de una vez que ya me tiene paranoico.”
“No te inquietes, Fudou-kun,” Monoyoshi sonrió. “Taikogane-san sólo tiene las mejores intenciones. Estoy seguro que sólo desea conseguirte un obsequio por tu resultado de ayer.”
“Eso no me tranquiliza, ni sé qué tendrá en mente.”
“Creo que se fue por allá hace rato…” dijo Atsushi mirando en una dirección. Los otros dos le imitaron e intentaron ver si podían divisar al peliazul. Sin embargo, terminaron por ser sorprendidos por el mismo, quien había aprovechado la enorme maceta para esconderse y esperar el momento preciso.
“¡Fudou!” Taikogane terminó saltando encima de él, lo cual lo botó al piso.
“¡Ahhh!” este gritó y comenzó a sacudirse. “¡¿Qué demonios haces?! ¡Quítate, estamos en un centro comercial!”
“¡Te sorprendí! ¡Victoria!” exclamó poniéndose de pie, para hacer una pose y formar una v con sus dedos. “¡Estoy aprendiendo de Tsuru-san! ¡Veo que voy mejorando!”
“Miserable…” Fudou fue ayudado por Monoyoshi a ponerse de pie, todavía aturdido. “Apenas puedo con este ambiente concurrido, me vas a matar de un paro.”
“Vamos, no digas eso,” dijo mirándole con incomprensión. “No te olvides que tú eres el renegado cool de la sociedad a quien no le importa lo que piensan de él. ¡No te tortures!”
“Tsk, esa será tu imagen sobre mí, pero no me la impongas,” digo con amargura.
“¡Más bien te conseguí algo que te dará una gran dosis de autoconfianza!” Taikogane sacó un accesorio de la bolsa que traía consigo, la cual resultó muy familiar. “¡Ta-da! ¡Otro fashion statement para tu colección!”
“¡Te he dicho que dejes de comprarme capas!” exclamó colérico. “¡Y esta es tan ridículamente roja aterciopelada con hilos dorados! ¡¿Acaso soy un rey o algo?!”
“¡Claro, si eres el rey del día de hoy!” contestó con una amplia y segura sonrisa. “¡Vamos, póntela! ¡Te verás bien!”
“¡No, me rehúso!”
“Eh, Monoyoshi…” Atsushi se acercó al susodicho y le susurró. “¿Tu hermano va en serio con la capa? ¿No es más bien un disfraz?”
“Se ve de un buen material, dudo que lo sea,” contestó amablemente.
“Por supuesto que es una prenda de vestir, ¿de qué se quejan ustedes?” preguntó Taikogane, impaciente. Dio un suspiro y negó. “No tienen remedio. No pueden conformarse con la forma de ser de los demás. ¡Tienen que brillar y lucirse como ustedes se sienten! ¡Hay que ser cool!”
“Eso es lo único que te importa, ¿ah?” Fudou le miró frustrado.
“Pues si lo más importante es sentirse bien,” dijo sin hacerse líos y encogiéndose de hombros. Pasó a retornar sus ánimos y alzó la capa. “¡Ahora póntela y acepta tu estilo!”
“¡¿Por qué rincón de mi cara me veo que uso estas cosas?!” exclamó colérico.
“¡Es mi intuición y esta nunca falla con la moda!” dijo alegremente. “¡Haré que te gusten y nos terminaremos tomando muchas selfies juntos!”
“¡Nunca en la vida!”

Los dos continuaron discutiendo, con Fudou perdiendo la paciencia y Taikogane tan feliz e insistente como siempre. Atsushi andaba un poco confundido por todo el asunto, aunque terminó por sonreír frustrado y aliviado. El peliazul era sin duda muy distinto a su amigo, pero veía que ambos se llevaban bastante bien para tratarse con tanta familiaridad, aparte que fuera de sus reclamos era evidente que Fudou le tenía mucha paciencia. Sin duda ambos Sadamune habían en cierta forma cuidado de Fudou durante su ausencia.

“¡Ihh, está bien, no tienes que usarla ahora!” dijo Taikogane algo torturado luego de que el otro le zarandeara un poco.
“Tch, bien molestoso que eres, niño. Sólo se razona contigo a la fuerza,” se quejó el pelimorado. Pese a sus palabras, sí había terminado aceptando aquel obsequio el cual había regresado a la bolsa. “Como sea, ya tengo mis útiles así que vámonos de una vez. Quiero dormir.”
“¿Qué dices, Fudou?” Taikogane frunció el ceño y le miró con incomprensión. “Nos habremos quitado lo aburrido de encima pero apenas llegamos. ¡No te olvides que Shinano y yo te prometimos todo un nuevo armario de ropa!”
“¡N-no hay forma que vayan a cumplir con su palabra!” exclamó un tanto aprehensivo e inclinándose hacia atrás.
“Oh, y Gotou-san nos espera más tarde,” recordó Monoyoshi.
“Heh, se me había olvidado,” Atsushi sonrió un poco. “Finalmente conoceré su apartamento.”
“Hehe, yo también, me pregunto cómo será,” dijo el pelirrosa, con alegría.
“¡Como es de Gotou y en Ginza sin duda debe ser un lugar enorme, lujoso y con estilo~!” declaró Taikogane, con energías. “Hakata lo describió y me dio esa impresión. Qué pena que hoy estaba ocupado en la universidad como para acompañarnos.”
“¡Ahh, ¿qué mierda quieren ustedes?!” Fudou se desesperó y terminó sacudiendo sus propios cabellos con ambas manos. “¡Desde ayer que pasé el examen no me han dejado en paz y ahora me jalan a todos lados! ¡Estoy al límite! ¡Quiero olvidarme del mundo!”
“Vamos, no te estreses, Fudou,” dijo Atsushi.
“¡Tú no me digas qué hacer! ¡No entiendes! ¡Un disciplinado como tú no comprende lo difícil que esto es para mí!”
“Ah, por cómo te quejas a cada rato me da a entender que mejor ni lo comprendo, no lo encuentro justificable,” comentó encogiéndose de hombros. “Pero no te agobies. Sólo terminamos con las compras, compartimos una merienda donde Gotou y regresamos a casa. Vas a tener mañana para descansar.”
“A estas alturas no puedo creerlo…”
“Estará bien, Fudou-kun. No te desanimes. Todos estamos aquí por ti.”
“¡Exacto!” Taikogane asintió y le apuntó. “¡Y por eso mismo vamos a comprarte todo un armario nuevo ahora!”
“Creo que entiendo que tú y Shinano me usan de excusa para derrochar dinero…” Fudou le miró con desconfianza.
“No puedo hablar por Taikogane, pero sí, creo que es algo que Shinano haría,” dijo Atsushi, negando frustrado.

Justo en ese momento, los tres vieron que Shinano y Gokotai se acercaban, con el primero cargando un par de bolsas de compras con gran alegría.

“¡Regresamos~!” dijo el pelirrojo feliz de la vida. “¡Ah, Taikogane, justo estás aquí! ¡Tenemos que comprarle su nuevo armario a Fudou!”
“¡Justo andaba en eso! ¡De una vez!” asintió.
“¡Les digo que no, imbéciles!” gritó Fudou.
“Ehm… n-no creo que deberíamos obligar a Fudou-san…” dijo Gokotai, tímidamente.
“En serio, no se pasen de pesados, ustedes dos,” Atsushi frunció el ceño y se cruzó de brazos.
“Ay, no me mires así, Atsushi-nii, al menos unas cuantas prendas,” dijo Shinano, haciendo un puchero. Este se asustó al notar cómo la severa mirada de su hermano se puso más gélida. “Ihh, lo sé, no debo llamarte así. Perdón…”
“¡Hermanos!” Houchou se acercó corriendo al grupo. El pequeño sonreía de oreja a oreja. “¡Buenas noticias! ¡En la pastelería tienen un pastel gigantesco! ¡Midare-niichan y Akita lo están pidiendo además de bocadillos para más tarde! ¡Gotou-niisan nos dio el visto bueno!”
“¡Ahh, qué rico!” Gokotai se emocionó. “Hehe, me encanta esa tienda.”
“¡Sí, es la mejor!” el pequeño asintió un par de veces. “¡Ni bien lo compren nos darán el alcance! ¡Nosotros también queremos conseguirnos nuevos atuendos!”
“Me pregunto si nos quedaremos aquí hasta medianoche…” Atsushi dio un suspiro.
“¡Mientras más, mejor! ¡Comencemos!” así, Taikogane abrazó un brazo de Fudou y lo jaló consigo. “¡Por aquí!”
“¡O-oye, espera!” el otro casi se cae de la sorpresa.

De aquel modo, el grupo continuó con su paseo por el mall.


Haría alrededor de una hora desde que el bus de Hanasaki que les había llevado al campamento acababa de retornar a su lugar de origen. Ahí se encontró con Cho, Osaka y la familia de Roxas, quienes lealmente esperaron a recogerle. Si bien antes del viaje Ayesha había acordado quedarse con su amiga esa noche para hablar sobre su experiencia y oír sus consejos, la rubia decidió hacer un impulsivo cambio de planes.

Durante esos tres días de campamento había echado mucho de menos a su hermanita. Todo su entrenamiento se enfocó en volverse más fuerte para asistirle y también tuvo un miedo latente de que ella se hubiera encontrado con un peligro durante su ausencia, así que quería verla para asegurarse de su bienestar. Su encuentro con Enmusubi y su asistente también le había llenado de esperanzas y Ayesha anhelaba ver el rostro de su hermanita en lo que le comentaba sobre esa mentora mágica y muy simpática que había prometido que les ayudaría.

Felizmente la casa de Elise, la amiga donde Nio se había quedado esos días, se encontraba muy cerca. Podía imaginar a su pequeña sorprenderse y tal vez frustrarse por su indecisión e impulsividad, pero hasta su frente arrugada y demandas se le hacían adorables. Después de todo, pasada esa pequeña llamada de atención de su parte, Nio estaría igualmente feliz de verla de regreso, ya que había demostrado algo de inquietud cuando se fue de viaje.

Ayesha llegó a la puerta de esa pequeña casa y tocó el timbre. No tardó en ver a Leo, el hermano mayor de Elise, salir a recibirle.
“Ayesha…” este se vio sorprendido y un tanto perdido. No llegó a terminar lo que iba a decir ya que la otra se apresuró.
“Eh, buenas tardes, Leo, siento mucho aparecerme tan intempestivamente,” dijo haciendo una rápida reverencia. La chica sonriendo torpemente. “Recién iba a encontrarme con Nio mañana ya que acabo de regresar de mi viaje, pero no pude quedarme tanto tiempo sin verle.”
“Pues…” se frustró. Entendía lo que estaba ocurriendo, pero por las palabras de la otra, se sintió obligado a tocar otro tema primero. “Espero que te encuentres bien luego del viaje.”
“Ah, felizmente sí, fue mucho mejor de lo que pensé,” asintió alegremente y juntó sus manos. “Pese a todo, las encargadas en Hanasaki se preocupan por sus HiMEs y estudiantes y llegué a aprender mucho de esta experiencia. Por eso mismo quería ver a mi Nio cuanto antes para contarle todo.”
“Sí… comprendo…” frunció el ceño, tomó un respiro y se giró hacia adentro de su vivienda. “Elise, ven un momento. Apúrate.”
“Pero antes que nada, quería agradecerte a ti y a tu simpática hermanita por acoger a mi Nio estos días para que no estuviera sola. Espero que se haya portado bien durante su estadía.”

El chico no necesitó contestarle al oír a su hermanita acercarse. Ella se asomó a la puerta.

“¿Qué sucede, hermano?” preguntó Elise, quien al ver a Ayesha se quedó congelada. “¡Ihh!”
“Hola Elise, vengo por Nio,” dijo la mayor amenamente. “Dime, ¿la pasaron lindo juntas?”
“¡A-Ayesha, ehhh…! ¡Pues…!” miró de un lado a otro como si buscara algo que la salvara.
“¿T-todo bien?” Ayesha se confundió. “¿Sucede algo?”
“Ayesha, antes que nada, me toca disculparme en lugar de mi hermana…” Leo negó y su rostro adoptó severidad. “Comprendo que has venido a recoger a Nio quien debía quedarse con nosotros hasta tu retorno.”
“P-pues sí, Nio se aseguró de preguntarle a Elise si podía quedarse y ella dijo que sí,” ladeó su cabeza. “¿Por qué lo dices? ¿A-acaso será que no te pareció bien? Ehh, perdón, tal vez debí hablar contigo en persona, Leo.”
“Eh, no, ese no es el problema. No me molesta que una amiga de Elise se quede con nosotros y entiendo que tu viaje fue muy intempestivo,” dijo tranquilo y restándole importancia, para regresar a su seriedad. “Lo que sucede es que Elise me dijo que sólo se quedaría dos días y ayer dejó de acompañarnos. Yo había pensado que ya estabas de regreso.”
“¿Qué?” Ayesha abrió sus ojos como platos. “¿C-cómo así? ¿Qué quieres decir? ¿A-acaso mi Nio no está aquí? ¿D-dónde está entonces? Dejé mi equipaje en casa y sé que no está ahí,” su rostro empezó a angustiarse. “¡N-no puede ser!”
“Tranquila, no te angusties tan fácilmente,” Leo miró a su hermanita con reproche. “Y bien, Elise, para que me mientas y me digas que tu amiga sólo se iba a quedar con nosotros dos días significa que al menos tendrás una idea de dónde está.”
“Ehm… pues…” Elise hizo un puchero y bajó su mirada, inquieta. “Uhh… Nio me aseguró que Ayesha recién la buscaría mañana…”
“¡No hagas rodeos!” le requintó su hermano. “¡Esto es serio! ¡Tu amiga es una HiME!”
“¡Ay mi Nio!” Ayesha se agarró los cachetes.
“¡E-esperen, no es que Nio esté en peligro ni nada! ¡M-más bien está en un lugar mucho más seguro que este! ¡Lo prometo!” se apresuró a decir la pequeña, alarmada. Ella hizo una pronunciada reverencia. “¡Lo siento! L-lo que pasa es que… Nio realmente quería aprovechar la oportunidad para entrenar seriamente como HiME así que fue a la casa de un amigo.”
“¡¿P-pero qué significa eso?! ¡Ella no puede desaparecerse a cualquier lugar de la nada y menos si quiere entrenar!” exclamó en pánico.
“¡E-está donde Ima-chan, todo está bien!” le aseguró Elise. Bajó su mirada apenada. “S-supongo que ya sabes que la familia de Ima-chan es guerrera y Nio le pidió el favor de ayudarle con una práctica…” dio un suspiro. “Ahh… pero tampoco te molestes con Ima-chan. Él tampoco quería enseñarle, aunque Nio ha estado tan preocupada estos días que terminó invitándola para animarle un poco. Dijo que al menos puede darle algunos consejos.”
“Ahh, imposible…” Ayesha sintió sus piernas temblarle.
“Tch, estás en problemas, Elise. No creas que ignoraré lo que acabas de hacer,” espetó su hermano.
“Uhh… lo sé, lo siento…” dijo la pequeña, cabizbaja.
“Como mínimo puedes darnos el contacto de tu amigo para recoger a Nio cuanto antes.”
“S-sí, por favor…” Ayesha asintió mínimamente y desvió su mirada incómoda. “Ay, mi Nio… ¿por qué me haces esto…?”
“Lo siento mucho Ayesha…” el chico dio un exasperado suspiro. “Puedo acompañarte a buscarla, es también mi responsabilidad.”
“¡Eh, n-no, está bien!” ella agitó sus palmas. “Muchas gracias pero más bien ha sido mi descuido. Tú no sabías nada… eh…” sonrió con torpeza. “Pese a todo, su amigo es una buena persona, así que está bien…”

A pesar de la gran impresión, Ayesha hizo lo posible para no preocuparles. Las cosas no estaban mal y confiaba en que Nio se encontraba en buena compañía. Sin embargo, sí estaba muy decepcionada y enojada con su pequeña.

Tenía que encontrarse con ella y hablar las cosas inmediatamente.


Puri

LLEGÓ POR QUIEN LLORABAN!!!!!!!!

@Cho @Sayi mil gracias por contestarme mi whatsapp de emergencia sobs :_





“¡Latte de leche de coco con un shot de almendras para Ichigo!”

“¡Un muffin de chocolate y un jugo de naranja para Cho!”

“¡Agua con gas, pastel de acelga, té de frutos rojos helado y galleta de avena con chocolate para Temari!”



Era una tarde normal en el café, atendiendo el tercer rush del día. A eso de las 6 de la tarde siempre llegaban un montón de alumnos de la universidad Hanasaki que, o bien venían a pasar un rato con sus amigos para relajarse después del día que habían tenido, o venían desesperados por café para tomar antes de sus clases de la noche.

A esas horas, manos era lo que más faltaban y lo que menos tenían. La pobre no se daba un respiro en tomar todas las órdenes mientras que su amigo las hacía y luego corría a gritar para anunciar que estaban listas. Esa tarde les había hecho falta Usagi, pero para variar, la pobre había tenido que quedarse una hora adicional de clases con el adjunto para poder repasar el curso o terminaría reprobándolo por segunda vez. Si bien pudo haber llamado a Sawa para que les ayudara a cubrir el turno, no tenía corazón para hacerle trabajar en su día libre.

“Maldito capitalismo”, susurró para sí misma apenas se retiró un cliente de la fila y luego le sonrió al próximo como si nada.

Así fue pasando el tiempo hasta que empezaron a bordear las 6:40. Si bien ahora tenían más tiempo entre cliente y cliente, no podía darse el lujo de descansar porque tenía que ayudar con los pedidos.

“Voy a limpiar las mesas”, dijo Keith después de un rato en que tuvieron finalmente un minuto sin trabajo. “Anda limpiando los trastes”.
“Dale”, murmuró desganada. Lo que más odiaba era lavar los platos.

Pero no pasó ni un minuto hasta que Keith volvió a su costado.

“Sí te diste cuenta de que hay una mujer sentada desde hace rato que aún no ha pedido nada, ¿no?”

Sin voltearse, asintió. Hacía más o menos media hora que la vio entrar y sentarse. Lo cual en realidad no habría llamado su atención de no ser por un minúsculo detalle: La mujer no había dejado de mirarla durante todo ese tiempo.

“¿Qué pasa con ella?”.
“Me ha dicho que te pase la voz. Que quiere hablar contigo”.

Ok, ahora sí le daba miedo. No la recordaba de ningún sitio, y aunque era mala recordando a las personas, estaba segura de que reconocería la presencia de una mujer así en cualquier lado. Tenía cierta aura lúgubre, sus ojos mostraban cansancio y se vestía de una manera muy fina. Ciertamente no era del tipo de personas con las que se juntaba.

“Uh… Ok”, dijo con los ojos bien grandes. Keith se hundió de hombros y le dio el trapo para que fuera a limpiar mesas.

Agarró una bandeja para recoger platos y salió de atrás del mostrador. Aquella mujer la miraba con una sonrisa.

“¿Señorita Sayaka Miki?”
“¿Cómo sabe mi nombre…?”
“Discúlpeme, no quiero incomodarla. Verá, mi nombre es Miranda Lot, soy la directora de la Universidad Hanasaki y conozco su nombre porque he revisado su ficha de postulación”.

Sayaka se quedó fría. ¿Sería esto algún tipo de engaño? Había postulado a inicios de año y no ingresó a la universidad. ¿Por qué ya empezada la segunda semana del nuevo semestre se le acercarían a hablarle sobre el tema? Además, ¿por qué la misma directora en vez de otra persona?

“Disculpe, pero… No entiendo qué significa esto”.

La mujer le sonrió.

“Dígame. ¿Ha escuchado sobre el programa HiME?”

Forget all the shooting stars and all the silver moons
We've been making shades of purple out of red and blue


Sayi

Yayyy lo hice ;_; ALSO RE-RE-RE-BIENVENIDA @Puri PURIANA DE LOS ANDES ESTONIENSES <3


Episode 36 — Worth It

Taikoubou había optado por el Izakaya que Sayi tenía en mente: Un pequeño recoveco cerca de Omoide Yokocho, la calle favorita de la pelirrosa. Habían tomado asiento uno frente al otro, esperando en silencio a que el chef regresara con sus tablas de sushi…

…y evadiendo las miradas de reproche con sus acompañantes, pues la necedad había ganado tanto en Ichigo como Hige. Un envase de tikka masala con arroz basmati y naan, y una hamburguesa y papas de McDonalds acompañaban a cada uno de los dos.

Ichigo notó la mirada de reproche de Taikoubou y por poco le tiró un trozo de pan en la cara.

“Ni se te ocurra darme actitud, que eres tu quien nos debe una explicación tremenda”

El peligris miró a Sayi, y la joven sonrió mientras alzando ambas cejas.
Tenía razón, había mucho por explicar.

“Si puedo empezar diciendo algo… su huída de Tokyo fue bastante repentina. Cuando tenía planeado lo que iba a hacer, ya no había forma de comunicarme con ustedes” empezó Taikoubou “Pero entiendo perfectamente por qué tuvo que ser así. Miranda y Fran me dieron algunos detalles adicionales en el campamento Key”
“¿Cómo así decidiste dejar tus estudios?” Le preguntó Ichigo. “Cuando Sayi volvió a ser HiME tu te quedaste en Beijing. Cuando su Rebel hizo su primera aparición, igual. ¿Qué fue diferente ahora?”
“Luego de hablar por teléfono contigo y con Hige… caí en cuenta que este Rebel era mucho más poderoso de lo que esperé, quizás y hasta más peligroso que Soujirou” respondió el peligris “Tener eso en mente mientras intentaba continuar mi vida en China terminó por calarme, pues quiera o no, tengo poderes que podrían hacer una diferencia en combate”
“…”
“Podría tratarse de vida o muerte, y Sayi, no podría vivir conmigo si mi decisión de quedarme ajeno a esta guerra significaría que tu te sacrificarías”

Sayi extendió su mano por encima de la mesa, y Taikoubou la tomó con la suya. La HiME le dio un apretón antes de responder.

“Muchas gracias Bou. Se que no es fácil para ti. Por mi lado, haré lo posible por no causarte problemas y por vencer a este Rebel lo más rápido posible”

Desde que había visto a Taikoubou en el hospital, y camino al Izakaya, Sayi se había preguntado cómo debería tomarse el regreso de su expareja a Japón. Parte de ella crecía en ilusión de que significara algo más, pero otra parte —creciente en tamaño— sabía que se trataba del afecto que se tenían, más allá de su antigua relación.

Y es que Taikoubou era una persona buena y solidaria. Jamás permitiría que una persona querida sufriera, sobretodo si sentía poder hacer algo al respecto.

“TAT…”

Pero a su lado, tanto Ichigo como Hige no parecían del todo convencidos.

Sayi les miró confundida “¿Ustedes qué?”
“¡QUE NO ES SUFICIENTE MAMI! >( ”
“¡Eso, eso! ¡Te hizo esperar tanto antes de unirse al #TeamSayi!” se quejó Ichigo “Deberías hacerlo sangrar

Taikoubou lo miro en silencio por unos segundos. Suficiente para que el rubio empezará a mirarlo confundido. Entonces, Taikoubou lo pokeó con su chopstick en el ojo”

“BOU WTF”
“Te hago recordar que si alguien puede hacerlos sangrar aquí, ese soy yo”

Sayi rió mientras observaba a Ichigo sobarse el ojo. Su hermanastro miraba insólito a lo pícaro que se había vuelto su mejor amigo durante su tiempo en China.

“Papi, ¿entonces te vamos a ver de vuelta en la universidad desde este semestre? Que bueno nwn” dijo Hige
Al escuchar el tono del Child, Ichigo milagrosamente se olvido de su dolor de ojo “HIGE, ya te olvidaste de lo mucho que nos hizo sufrir este, este…”
“Ay si pero es que lo extrañé ;_;” respondió el castaño, haciendo un puchero.

El rubio se cruzó de brazos y miró hacia el lado contrario. Mientras Taikoubou respondió, Ichigo murmuraba para si.

“>_> Pues yo también pero eso no significa que le perdone cada una de sus gracias como si nada y”
“Así es, cuando reanuden las clases estaré como estudiante a medio tiempo en la facultad de arte”
“¿Vas a continuar con bellas artes?” se sorprendió Sayi “Pensaría que continuarías con medicina”
“Eso pensaba inicialmente, pero no estoy seguro de cuanto tiempo demoraremos en derrotar a tu Rebel, por lo que me parecería mejor tomar este tiempo para hacer algo diferente respondió el peligris “Mi padre arreglo las cosas para que trabaje a medio tiempo en el hospital, haciendo prácticas de medicina. Si continuara con mis estudios de medicina aquí, no tendría tiempo para entrenar tampoco. Mejor tomármelo con un poco más de calma un semestre más, o dos”
“Ya veo”
“Además… extraño pintar” confesó el peligris, y Sayi sonrió para si misma “Será divertido retomarlo por un tiempo”
“Hay muchos compañeros del instituto todavía en le facultad de Arte. Estoy seguro qué muchos se alegrarán de verte”

Taikoubou le sonrió de vuelta, Hige asintió vehementemente, y el peligris sintió una calidez llenar su corazón. Aunque quizás y podía tratarse del sake.

El chef llegó con dos tablas de sushi y las deposito frente a Hime y Key antes de hacer una pronunciada reverencia. Entonces dejó la cuenta antes de retirarse.

Taikoubou estuvo por tomar el cheque, pero Ichigo fue más rápido y la tomó primero.

“Pensé que ibas a hacerme pagar por todo el dolor y sufrimiento que había incurrido”
“Esta bien. Te perdono esta” le dijo, sacando su tarjeta y poniéndola sobre la cuenta “Bienvenido de vuelta”

Por primera vez desde que había arribado en Japón, Taikoubou sentía que su sacrificio había valido la pena.




- - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - -
Oh, dream maker, you heart breaker
Wherever you're goin', I'm goin' your way


Eureka

Ahí vamos u_u aún no hay día dos porque no pude terminarlo, pero poco a poco se avanza al menos.


57.3




Una vez terminó el entrenamiento, Iwaizumi juntó a todo el equipo para dar unas últimas pautas y discutir ciertos temas referentes al partido amistoso de la semana entrante y, principalmente, a la cena de la noche. El vicecapitán —y capitán de reemplazo— reiteró la hora y lugar de encuentro, y los despidió con palabras de ánimo y la promesa de que se verían más tarde.

El grupo rompió la formación para apurarse en ir por sus pertenencias y, luego, correr a las duchas. En el camino, muchos comentaron sobre el hambre que tenían, otros sobre el equipo al que les tocaba enfrentar la semana que venía y unos pocos optaron por hablar de trabajos y pendientes de la universidad. El ambiente, mucho más tranquilo y relajado luego de una sesión de práctica intensa, le permitió a Eureka cumplir con sus obligaciones correspondientes con eficiencia y rapidez. La ayuda de Toga hizo que el proceso fuera aún más sencillo, para su sorpresa.

Se le hacía raro verla siendo tan útil, pero suponía que no podía quejarse.

En poco tiempo, la HiME pudo excusarse y despedirse del equipo. Se encontró con Madara y Kohaku en las escaleras que daban a las gradas del gimnasio, y se despidieron allí de Nejire, quien había pasado el resto del entrenamiento conversando con los dos.

En el camino al estacionamiento, Eureka agradeció que los astros se hubiesen alineado como para permitir que alguien más pudiese ayudarlos con el tema del dormitorio. Honestamente, no se veía capaz de convencer por su cuenta a alguien como Keito Hasumi. Era un hombre demasiado recto y duro, de lo poco que sabía de él, y dudaba que su palabra fuese suficiente para asegurarle que Kohaku podía valerse por sí mismo y así extender el tiempo límite de la recepción del permiso hasta que Oikawa regresara.

Madara era, pues, una persona que siempre conseguía lo que se proponía y en el menor tiempo posible. Lo había hecho con Miranda, abriendo un club de música extracurricular en una universidad a la que ni siquiera asistía. Y lo había hecho con Seven y con ella misma, asignándoles roles de asistentes que ninguno pudo rechazar al final. Era probable que Keito Hasumi también cediera igual que todos ellos.

“…” Kohaku guardó silencio. Madara, que andaba conversando con Eureka, se detuvo en seco cuando notó el rostro incómodo del pelirrosa.
“¿Qué pasa, Kohaku-saaan~? ¿Te duele algooo~☆?”
“¿Ah?” Kohaku se mostró sorprendido ante la pregunta. “No, no.”
“…Supongo que te incomoda que te invitemos a comer con nosotros,” dijo Eureka, girándose hacia él.
“…Mm.” Kohaku admitió, asintiendo levemente. No quería causar problemas, pero tampoco podía fingir que todo andaba bien sin titubeos.
“¿Qué te preocupa, Kohaku-san?” Madara le sonrió. “Si es un tema de dinero, podríamos hacer que Tooru-san me lo devuelva a su regreso.”
“Eso suena poco probable. No te veo pidiendo de vuelta lo que prestas,” dijo Eureka.
“Hoho~♪” Madara mantuvo su sonrisa divertida, haciéndose el inocente.
“…” Kohaku suspiró. “No me gusta ser una carga, pero creo que hacer drama por todo esto es peor. Así que no me quejaré más, no se preocupen.”
“¿Seguro?” preguntó Eureka, preocupada.
“A menos… que vayamos a la cafetería de Starmony,” sugirió Madara. “Tienes un almuerzo gratis allí, ¿no? Por estar quedándote en los dormitorios.”
“Ah. Es cierto,” razonó Kohaku. “Pero no sé si Suoh-han pueda pasar. La cafetería está reservada sólo para los idols que se quedan en Starmony. Ni sé si tú podrás entrar, Mikejima-han.”
“Ah, ah, Kohaku-san~ ya te dije que me llames Mama~☆”
“…No.” Kohaku se negó inmediatamente, un tanto irritado. “Puedo tratarte por tu nombre, pero no pienso usar ese apodo.”
“¿Por qué?” lloró Madara. “¡Todo el mundo me llama Mama!”
“…” Kohaku pareció reflexionar antes de hablar sin pensar, y se tomó un tiempo para escoger con cuidado las siguientes palabras que enunciaría. “Me imagino, pero yo no, lo siento.”
“Awwwn~ Eres un Oikawa sin lugar a dudas~” comentó Madara.
“¿Qué?” Kohaku arqueó una ceja, confundido.
“Kohaku, también puedes tratarme por mi nombre,” le aseguró Eureka. “No hay problema.”

“Mm.” Kohaku asintió. “Gracias, Eureka-han.”
“No te preocupes.” La HiME le sonrió. “Bueno, para que Kohaku se sienta más tranquilo, podríamos ir a Starmony. Si encontramos a Hasumi-san por ahí, aprovechamos en conversar con él. Creo que también nos ahorra el tiempo muerto en ir de un lugar a otro. Y… si no puedo comer allí, pues supongo que hay restaurantes por la zona así que algo de eso funcionará.”
“Yo estoy asignado también a un dormitorio en Starmony,” contó Madara. “No duermo allí, pero me inscribí por si se me hacía tarde un día y no tenía ganas de regresar a mi departamento.”
“Eso te iba a preguntar. Nunca mencionaste que te quedabas en los dormitorios de Ensemble Square,” comentó Eureka.
“Hoho~ Bueno, lo hice justo por eso que digo. Me es conveniente, la verdad.”
“Mm, entiendo. Yo usaba el dormitorio de Hanasaki para eso… hasta que me tuve que quedar allí permanentemente,” comentó, derrotada.
“¿Por qué?” preguntó Kohaku, curioso.
“Uh… puedes decir que tuve problemas con la renta,” optó por decir Eureka, para evitar tener que ahondar en temas innecesarios.
“Eureka-san, te puedo ceder mi almuerzo~☆” dijo Madara, retomando el tema anterior.
“¿…Qué? Eso no tiene sentido. ¿Y tú qué comerás—? ¡NO!” Eureka se interrumpió a sí misma, indignada. “¡Ese no es el verdadero problema! Ni sabemos si me dejarán ingresar a la cafetería.”
“Dudo que no te dejen,” dijo Madara. “Debo suponer que en la puerta te darán un carnét de visitante o algo así. No he entrado a ES con visitas, así que no estoy muy seguro, pero no se pierde nada con intentar~ Además, si tenemos suerte, por ahí estará Hasumi-san. Y él nos puede hacer una excepción con eso también, como es el encargado de los dormitorios.”
“…Creo que suficiente con lo de Kohaku.” Eureka suspiró.
“…Yo pienso lo mismo.” Kohaku juzgó a Madara con la mirada.
“Es que no sé si sea bueno pedirle dos favores. ¿No que es bien estricto y todo?”
“Mm.” Kohaku asintió. “Lo es.”
“Yo me siento satisfecha con que permita que Kohaku se pueda quedar en los dormitorios hasta el lunes. Eso basta y sobra. Lo del almuerzo no es un drama más, no se preocupen por eso.”
“…” Kohaku suspiró. “Lo lamento. Por tomarme en cuenta, creo que estoy causando más problemas.”
“No, no~ No te preocupes, Kohaku-san~♪” Madara le sonrió. “Creo que mejor vamos a buscar a Keito-san primero. Solucionamos ese tema, y podemos ir a almorzar en alguno de los restaurantes del boulevard fuera de ES.”
“Eso es… dentro de la isla, ¿no?” dijo Eureka, un tanto confundida.
“Sí,” le respondió Kohaku. “Y me parece un plan congruente, Madara-han. Estoy de acuerdo.”
“Yo también. Pero… ¿dónde encontramos a Hasumi-san?” preguntó Eureka. “Supongo que ustedes saben más de eso que yo.”
“¿Nunca has visitado Ensemble Square, Eureka-san?” preguntó Madara, sonriendo.
“No, no tengo ni idea. Antes de conocerte, no tenía motivo para ir a la isla ni nada.”
“¿Madara-han es el único idol que conoces? ¿No eres amiga de Nejire-han también?” preguntó Kohaku, curioso.
“Pues sí, pero sólo la he visto en el estudio de NewDi. Ella no está afiliada a ES, de lo que sé.”

Al llegar al jeep, Madara sacó la llave y presionó un botón para quitarle el seguro y permitirles ingresar. Kohaku fue rápido en abrir la puerta del copiloto para dejar pasar a Eureka, quien le agradeció por el gesto. Luego, se apuró en abrir la puerta de los asientos posteriores para acomodarse y dejar su morral a su lado.

Por su lado, Madara había abierto la maletera para buscar algo allí. Cuando regresó a abrir la puerta de piloto y tomó asiento, Eureka pudo notar que había ido por el cable de su celular. Madara se dedicó a conectarlo mientras escuchaba la conversación de Eureka y Kohaku.

“Pero son dos cosas distintas. Ella está afiliada a ES porque todos los idols pertenecientes a las agencias de la alianza lo están. Sólo que no estudia ni vive en ES, a diferencia de lo que sucede con varios idols en entrenamiento o idols que han optado por quedarse en Starmony.”
“…Ah, entonces puedes formar parte de ES, pero no tener relación alguna con la academia o los dormitorios.”
“Mm.” Kohaku asintió.
“Bueno, eso explica por qué Nejire no ha ido a la isla, entonces.”
“Habría jurado que Nejire-han tiene un par de kohais en la academia…” comentó Kohaku. “La he visto por ahí un par de veces.”
“Oh, eso es ciertooo~♪” comentó Madara, a la vez que encendía el motor del carro. “Algo así me comentó. Que estaba dándole clases particulares a unas idols en ES.”

Madara apoyó su brazo en el respaldar del asiento del copiloto para poder apoyarse y chequear el camino detrás de él. Una vez se aseguró de que todo estuviese en orden, condujo hasta retroceder y salir del estacionamiento de una manera fluida y tranquila.

“Aw, qué linda.” Eureka se enterneció. “Sí la veo haciendo eso. Sé que está ocupada, pero se puede hacer espacio para sus amigos y la gente de su círculo.”
“Sí, así es mi hija, tan buena~” canturreó Madara. “Es cierto que su agenda está recargada, pero eso nunca le impide ayudar a los demás.”
“Salió a ti,” bromeó Eureka.
“Hoho~ Tal veeez~☆”
“Oh. Pero hoy estuvo en el entrenamiento por alguien más, ¿no?” comentó Kohaku.
“Sí, por Ushijima,” dijo Eureka. “Pero creo que no sabías que estaba en una relación con él.”
“Algo me contó un amigo, pero me dijo el nombre de la persona y… yo no estoy al tanto de los compañeros de equipo de Tooru-han. Sólo conozco a Arakita-han e Iwaizumi-han. Y bueno, Seta-han, pero él no es del equipo.”
“Claro, esos son los amigos más cercanos de Oikawa.”
“Mm.” Kohaku asintió. “Ni idea del resto. Recién los conocí hoy.”
“Ah, pues… Ushijima era su enemigo número uno,” contó Eureka. “Tengo entendido que le arrebató varios campeonatos a través de los años, hasta que eventualmente consiguió ganar las nacionales. Pero para ese entonces, la victoria no significó nada. Había pasado tantos años devastado, llegando sólo a las finales, para ganar y ver que a Ushijima no le había afectado en lo absoluto su derrota.”
“¿Por qué?” preguntó Madara, curioso.
“Había sido reclutado para formar parte de la selección nacional. Un campeonato equis de Highschool no es nada en comparación a eso.”
“…Ah. Ya me acordé. Es uno de los que están en su lista de gente más odiada o algo así.”
“No sé si sigue, pero estaba, sí.” Eureka rio, pensando en lo infantil que era su amigo. “Es que en estos meses, siento que Oikawa ha aprendido a tolerarlo. Veo que se llevan mejor ahora. No creo que esté resentido con que Ushijima sea la nueva pareja de Nejire, la verdad. De ser así, habría hecho berrinche o algo… y al contrario, se veía muy feliz por ello—” Eureka se interrumpió en seco. “Uh, bueno. No sé si ‘feliz’ sea la palabra correcta, porque Oikawa es así de infantil, pero me entiendes.”
“Sí. Me alegra que no le afecte, entonces.” Kohaku sonrió levemente.

Eureka observó en su rostro lo que el pelirrosa se rehusó a enunciar: era otro asunto por el que había andado preocupado. Tenía sentido: de lo poco que lo había tratado, sabía que el chico valoraba mucho a su tío y, pese a su actitud contradictoria, velaba por su tranquilidad y su seguridad. Oikawa era, tal vez, el familiar en el que más confiaba, y aquel permiso era el indicador más grande de eso.

Eureka tenía que ayudarlo a solucionar ese tema. Era una manera de retribuirle indirectamente a su amigo por todo lo que hacía por ella.

Si bien la conversación continuó en el camino a Ensemble Square, Eureka no pudo concentrarse del todo por andar pensando en Oikawa. No podía negar que le preocupaba, también, aunque por motivos diferentes a los de Kohaku.

Sólo esperaba que le estuviera yendo bien en el campamento.
« Last Edit: July 21, 2021, 12:33:25 PM by Eureka »


Kana

Sólo para pasar el mes :'''(

—Mahiro-kun, debes afinar un poco más la curva de ese carácter. — Sakurayashiki señaló la corrección puntual, antes de que el más joven siguiera cometiendo tal “acto de aberración” ante sus ojos. —Comienza de nuevo.
Sutilmente, Sakurayashiki podía demostrarse como un fino hombre sereno y paciente, sobre todo si tenía que tratar con el joven hederedo Nakiri y su indomable carácter, pero eso no significaba que internamente perdiera la paciencia pronto con cualquiera ni que tampoco fuera discreto o sensible al momento de corregir un error.
—¿De nuevo? — El joven de cabellos rubios alzó una ceja, incrédulo de lo que escuchaba. —Para mi está bien. — frunció levemente el ceño, comenzando a irritarse al tener que seguir intentando lograr la caligrafía que el otro esperaba. Mahiro Nakiri no era el ejemplo de paciencia, mucho menos de templanza, y estaba haciendo un esfuerzo sobre humano por no romperle el cuello a su maestro.
—Puede ser. — asintió el pelirroja. —Pero eso no significa que tu caligrafía está correcta. Es una apreciación muy cercana por la que te estás guiando, debes seguir las instrucciones cuando tu maestro te las dicta.
—…—
—…— Sakurayashiki lo observó con atención. Mahiro jamás se había arrebatado ni se le había sublevado en todos los años de conocerlo, sí perdía los estribos y terminaba, a veces, rompiendo cosas, pero en sus años de conocerlo nunca intentó agredirlo. No tenía por qué estar alerta con él, pero, ¿por qué sentía como si el joven Nakiri quisiera acribillarse contra alguien en esos momentos? “Imposible que esté pensando en torcerme el cuello a mi” pensó internamente, mirándolo con suspicacia.
Mahiro se retuvo de cualquier estupidez clásica de él. Tomó el papel, lo arrugó, lo lanzó y comenzó de nuevo con la disciplina de caligrafía que el otro le enseñaba.
—No era necesario que empezaras de cero. Sólo tenías que corregir ese pequeño error. — el pelirosa suspiró, cansado y un tanto hastiado Mahiro. Después de todo, llevaban varias horas en el mismo ejercicio.
—Tengo que hacerlo perfecto, ¿no? Entonces no puedo trabajar sobre algo que tenía un error.
—Uhm, tiene sentido. — resopló, esta vez, más suave. —Si terminas pronto con el ejercicio, podemos practicar kendo.
—Eso me vendría bien. El kendo va conmigo, no las caligrafías.
—Tu señor padre quiere que su heredero tenga una excelente caligrafía. Un hombre de una familia tradicional siempre deb—
—Sí, sí, sí. — Mahiro giró los ojos, harto.  —“Debe conservar todas las tradiciones que han hecho a Japón un país de cultura admirable” 
—Empieza pronto, no quiero quedarme dos horas más aquí. — le dijo a modo de regaño. Podía ser educado con el chico y tener ciertos códigos con él al ser el heredero de una importante familia de Japón, pero tampoco le iba a permitir que fuera un insolente. —La señorita Nakiri terminó su deber en pocos minutos.
—Erina lo hace bien porque estas cosas son de niñas.
—…— Juraba que si no fuera la persona que era, ya habría partido en cuatro a ese mocoso.
—Sakurayashiki-san. —dijo Mahiro después de una pausa de silencio donde se había concentrado en la caligrafía. —¿Sabes quienes serán los competidores en el próximo torneo de kendo? Del único que tengo certeza de que irá es del hijo de Yokoshina y ese idiota no es rival para mí. Siempre lo derroto en fracciones de segundos. Espero que este año me toquen rivales más interesantes.
—…Tengo alguna idea al respecto. —
—¿Me cuentas?
—Te lo diré conforme el resultado que tengas de tu ejercicio de caligrafía.
—Bah, entonces no me dirás nada. Siempre, desde toda la vida, me has dicho que no hago caligrafía perfecta. — resopló, frustrado, pero continuó con la caligrafía, albergando un mínimo de esperanza.
—…— el pelirosa lo observó en silencio mientras el otro parecía poner un poco de empezó en su caligrafía. Conocía a ese chico desde que era un crio, lo había educado en la caligrafía, la historia de Japón y en la disciplina del kendo, podía darse el crédito de que él lo conocía mucho mejor que su propio padre.

Por ese motivo, le costaba trabajo decirle a Mahiro Nakiri que su padre, Nakiri-sama, no lo había inscrito como representante de la familia Nakiri en el torneo nacional de kendo.

“Mientras no le gane a una simple chica de Hanasaki, no entrará a dejarnos en vergüenza en el kendo”

Le había dicho Nakiri-sama a Sakurayashiki cuando éste le cuestionó al señor Nakiri el por qué no había inscrito a su hijo en la competencia que tanto amaba y de la cual era su orgullo desde que tenía memoria.

Para el padre de Mahiro era imperdonable los errores y perder. En todo sentido de las dos palabras. Y eso incluía que su hijo como Rebel todavía no derrotara a su HiME. Con dejar fuera a su hijo en el kendo quería darle una lección importante de lo que es ser un ganador en la vida.

El pelirosa no pudo refutarle más a Nakiri-sama puesto que su palabra era ley y como miembro de una familia allegada a los Nakiri debía conservar su lugar privilegiado en esa hermética familia.

Pero eso no significaba que no se sintiera afectado por Mahiro Nakiri. El joven se esforzaba enormemente por ser el orgullo de su padre, pero hiciera lo que hiciera siempre había una fracción de si que no lograba contentar al señor Nakiri.

—¿Qué tal así?
—…—
—Ah, supongo que está todavía muy tosco.
—Está bien, Mahiro-kun.
—¿Ehhh?
—Te digo que está bien. —cerró los ojos, frunciendo el ceño mostrándose un poco molesto por la incredulidad del más joven.  —Al menos, está mejor que el carácter que hiciste antes. Puedo decir que estás mejorando.
—¿Sakurayashiki-san, estás enfermo o esto es una especie de apocalipsis?
—¿Quieres saber quiénes van a competir o no? — lo miró indignado.
—S-Sí, claro que si. — Mahiro dejó los pinceles, la tinta y el pergamino a un lado y se acercó un poco más al pelirrosa desde su posición de rodillas. —Dímelos.
—Bien…— Kaoru suspiró, sabía que lo que haría a continuación sería terrible porque emocionaría más al joven quien no sabía aún de los planes de su padre, se maldijo por eso. —Pon atención.

« Last Edit: July 30, 2021, 05:54:44 PM by Kana »


Sayi

Ah. Debo (muchas) cosas.


Episode 37 — HiME Agent

Para muchos de los estudiantes de la facultad de Arte, la re aparición de Taikoubou había sido una sorpresa muy grata de ver. El peligris explicaba su inscripción en la universidad con un sabático en sus estudios en el extranjero, junto a las prácticas en el hospital de su familia, y ante los profesores: Por la nostalgia de estudiar pintura, como solía hacer en sus años de preparatoria.

“Ajá”

Shuuji Hanamoto, ahora decano, analizaba el folder con papeles que Taikoubou le había entregado. El profesor dejó caer los documentos en su escritorio. El sello rojo en el tope de su matrícula leía ‘Agente HiME’, y ello era toda la explicación que importaba al final del día.

“Me alegra que estes aquí para ayudar a Sayi. Y es bueno verte, claro esta” su expresión incómoda contrarrestaba las palabras de afecto, pero el peligris entendía por qué. “Pero… traer este conflicto de nuevo, tan cerca de casa”
“Estamos en Hanasaki, lamentablemente. Dentro de Hanasaki, para ser exactos”
“Ya”
“Si tuviera la habilidad de hacer esta guerra desaparecer, lo haría sin pensarlo dos veces. Eso no recae en mí, lamentablemente. Pero ayudar a Sayi logrará que nuestra rol termine más rápido, y eso planeo hacer”

El profesor Hanamoto regresó su atención a los documentos del peligris. Firmo donde necesario, humedeció su sello y la tinta roja marcó su aprobación. Entonces cerró el folder y se lo devolvió a su -ahora- estudiante.

“Estas atrasado a comparación del resto”
“Eso no me importa mucho” respondió con una sonrisa “¿Tiene una lista de útiles a la mano?”

Shuuji rebuscó en uno de sus cajones y le alcanzo un par de hojas. Sin embargo, las hizo a un lado antes de que Taikoubou las pudiera recibir.

“¿Haz hablado con Hagu?”
"Antes de ir al campamento Key pasé a visitar la facultad. No había nadie presente a excepción de ella." Le respondió "Creo que fue la primera en saber que había regresado a Japón"
"Y ella... te pregunto sobre..." las palabras se le dificultaban al profesor "Te dijo also sobre..."

Finalmente, quedó en silencio. Se recostó en su silla y se sobó las sien. Taikoubou, por su lado, no entendía si había hecho algo bueno o malo sino hasta que su profesor pudo formular en palabras lo que traía en mente.

"No me lo ha dicho, pero la conozco demasiado bien como para presumir lo que esta pensando. Y tengo razón para creer que Hagu esta pensando en volver a ser HiME" Taikoubou no respondió a sus sospechas, pero entendía por qué Hanamoto traía esa idea en mente. Después de todo, la primera vez que Hagu aceptó ser una HiME fue en respuesta a una batalla sangrienta, al no soportar ser una simple espectadora.

Ahora, tras haber presenciado una pelea tan brutal, y ver el estado en el que su amiga había quedado...
...y la desventaja que parecía tener...

"...¿Podrías decirle a Miranda que le prohiba ser HiME?"

En respuesta, Hanamoto se rió con ganas, llegando a carcajearse en su propio asiento.

"Conozco a Miranda desde la preparatoria. Esa mujer no despeja la vista de su objetivo, en este caso, derrotar a Rizembool" dijo el maestro "Sería capaz de ir a un orfanato y adoptar a todos los huerfanos con tal que se vuelvan HiMEs"
"¡Ella no haría eso!" Taikoubou se espantó ante la idea. Pero... "¿O acaso...?"
"El punto es que Hagu puede hacer lo que quiera, y no podré detenerla si decide volver a pelear por Hanasaki" se quejó Hanamoto, volviendo a hundirse en su asiento "Si tan solo este combate hubiese empezado un semestre más tarde... Hagu estaría en Europa, lejos de todo esto. Hubiera sido mucho más fácil mantenerla al margen"

Taikoubou observó la pantalla de su celular. Ichigo, Sayi y Hige le esperaban en Shinjuku para ir de compras con el motivo de su regreso a Hanasaki. Entendía la desesperación de su profesor por proteger a Hagu, pero aún si no podía evitar las decisiones de su sobrina... Taikoubou sentía que al menos podría mantenerse al tanto de la rubia.

"Profesor, yo le avisaré si me percato de algo cuando usted no este presente. O si Sayi nota algo extraño con ella" le prometio el peligris "Pues si de algo estoy seguro es que Sayi tampoco quiere que Hagu vuelva a ser HiME"

El profesor sonrió cansado ante el ofrecimiento de su estudiante, y sin más que decir, Taikoubou hizo una reverencia y dejo la oficina del decano.

En su camino fuera de la facultad, Taikoubou pensó que si bien habían transcurrido cuatro años desde el último combate HiME/Rebel, habían cosas que no habían cambiado en lo absoluto, para bien o para mal. Esperaba que sus palabras calmaran los nervios de su maestro, pero al final del día sentía culpa por sonar algo hipócrita. Después de todo, Sayi volvió a ser HiME por debajo de sus narices, cuando aún eran novios. Y si eso se le había escapado de las manos, ¿qué garantía tenía de evitar el mismo destino para Hagu?

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Oh, dream maker, you heart breaker
Wherever you're goin', I'm goin' your way


Puri

Apenas cruzó el umbral de su departamento, Keith sintió como si todos sus problemas se hubiesen desvanecido y que toda la presión se iba de sus hombros. Se quitó los zapatos, la mochila y la chaqueta, para luego colgar sus llaves en la pared.

“¡Bienvenido a casa!”

Keith le sonrió a Shiro, quien se asomaba al pasillo con una tajada de pizza en la mano.

“¿Qué? ¿No podías esperar a que llegara antes de empezar?”.
“En mi defensa, tuve una reunión de tesis con Slav—”.
“No se diga más. Te mereces esa pizza más que todos en este planeta”.
“Exactamente”, dijo entre risas, para luego dirigir su mirada a la puerta y luego hacia Keith que se adentraba en la cocina. “¿Cómo? ¿Y Sayaka no viene contigo?”
“Pues, la cosa más extraña del mundo sucedió hoy”, dijo mientras abría el refrigerador y sacaba una cerveza. Shiro aprovechó de sacar un plato y llevarlo a la mesa para que el otro se sentara y le hiciera compañía.
“¿Qué cosa?”
“La directora de la universidad se apareció en el café de la nada”, se sentó en frente de él y se sirvió una tajada. “Y le dijo a Sayaka que había revisado sus papeles y que calificaba para una beca”. Shiro alzó una ceja.
“…Wow. Para nada sketchy”.
“Para nada. Y por eso no vino hoy,”.
“Uhm…”

Después de eso vino un silencio, ya que Keith podía ver que Shiro se encontraba pensando en algo y estaba poniendo sus ideas en orden. Solía tener esa mirada antes de hablar de cosas serias, así que no quería interrumpirlo antes de tiempo. Fue recién después de que terminara su segunda tajada de pizza que este volvió a hablar.

“La directora de la Universidad, Miranda Lot, estuvo encargada del programa HiME hace años. Justo cuando se dieron las últimas batallas”.

Keith se quedó helado.

“¿Crees que…?”, Shiro se hundió de hombros y bajó la mirada.
“No es que no crea en Sayaka, pero ¿qué otra razón tendría para apersonarse ella misma y darle la noticia? Además, los rebels han vuelto. Tiene sentido que estén reclutando nuevamente”.
“¡Pero entonces tengo que hablar con ella!”, dijo levantándose abruptamente de la mesa, buscando con la mirada dónde había dejado su teléfono. “¡Debería decir—!”
“Yo hablaré con ella mañana”. Keith lo miró atónito.
“Shiro…”, este le sonrió para darle confianza, pero la sonrisa no llegaba a sus ojos.
“No es algo de lo que quisiera hablar, sinceramente. Pero creo que sería mejor que yo hable con ella antes que otra persona”.
“Si tú crees que es lo mejor… Pero no deberías forzarte. También hay otras maneras en que podríamos hablarle del tema sin tocar necesariamente el tema HiME…”.
“O lo mejor sería ser sincero”, suspiró. “Creo que así entendería mejor y no terminaría arriesgándose…”.
“¿Tú crees que…?”, dijo tras unos instantes en silencio. “¿…Puedan tomar represalias contra ella? Como que no la admitan luego, o algo por el estilo…”.
“No lo sé”, dijo restregándose la cara con las palmas de su mano en señal de frustración. Keith no pudo evitar quedarse mirando su prótesis por un largo momento. “Uno nunca sabe qué esperar de todo este dilema HiME-Rebel”.

Ambos volvieron a quedarse en silencio por un buen rato y Keith no pudo evitar sentirse mal por haber hablado del tema, aunque haya sido necesario. Podía ver lo tensos que estaban los hombros de Shiro y su espalda en general al hablar sobre el conflicto entre ambas instituciones… Y lo duro que sería para él hablar sobre el tema con Sayaka, a quien no le había contado la verdad aún.

Se levantó de la mesa en silencio, se paró al costado de donde estaba sentado el otro y antes de que este le pudiera preguntar qué hacía, le abrazó.

Finalmente, Shiro se relajó.

“Si me necesitas para algo… Cualquier cosa… Dímelo”. Pudo sentir en su pecho cómo Shiro sonreía.
“Gracias, Keith. Gracias por todo”.

Se separaron, pero Shiro tomó su mano y la estrechó con fuerza, sonriéndole, esta vez de verdad.

Keith le devolvió la sonrisa también.

Forget all the shooting stars and all the silver moons
We've been making shades of purple out of red and blue


Cho

Uhh, al menos un par de escenas...

98.2.





La tarde de compras se terminó y el grupo fue al apartamento de Gotou donde este les esperaba. Shinano sirvió a los demás de guía al conocer bien el lugar y en poco tiempo se encontraron frente a la impresionante vista de la ciudad que poseía la sala debido a la altura de la propiedad.

“¡Ahh!” ni bien llegaron, Midare corrió hacia los ventanales junto con Gokotai, Houchou y Akita, quienes miraron el escenario maravillados.
“¡Wow, es tan cool!” Taikogane no tardó en unírseles y mirar de extremo a otro de la vista. “¡Por allá está el mall! ¡Y por esa zona hay una de mis tiendas favoritas! ¡Y creo que por allá se va al mercado de pescados! ¡Ahora quiero un apartamento como este!”
“Oye, niño, tu familia ya tiene una mansión gigantesca,” le resondró Fudou, impaciente.
“¡Lo sé, lo sé, pero quiero un hueco donde pueda estar libre e independizado!” reclamó haciendo una mueca de dolor y agitando sus puños. “¡Un apartamento así es de lo mejor!”
“Eh, no es para tanto, en serio,” Gotou alzó una ceja.
“¡Sí es muy bonito, Gotou-niisan!” exclamó Houchou con sus ojos brillantes. “¡Siempre quise conocer tu apartamento y ahora veo que es mejor de lo que pensé!”
“E-en verdad que sí,” Gokotai asintió mínimamente.
“Me alegro mucho, ya que pasas mucho tiempo aquí me alivia saber que es un lugar tan amplio y cómodo,” dijo Akita, amablemente.
“Heh, justo pensaba lo mismo, Akita,” Atsushi asintió con aprobación y agarró a Gotou de un hombro. “Y felicidades a ti por tener tan buen gusto. Seguro que tú lo escogiste.”
“Mi elección fue principalmente por lo céntrico que es. Había querido ir por un lugar más módico pero Ichi-nii quiso acomodarme,” Gotou dio un suspiro y sonrió frustrado. “Más bien siento no invitarles antes, hermanos. Siempre se me va el tiempo.”
“Ichi-nii me ha dicho lo mucho que lo ayudas con los asuntos de la familia, así que nosotros somos quien te agradecemos,” dijo Midare, simpáticamente. “¡Ahora a comer! ¡Hemos traído muchos bocadillos y una torta gigante!”
“¡Ya quiero comerlos!” exclamó Houchou, dando saltitos.
“Hay que desempacarlo todo y servirlo,” dijo Akita.
“C-cierto,” Gokotai asintió.
“¡Yo les ayudo!” se apuntó Taikogane.

Así, el grupito fue hacia la cocina. Al ver ello, Monoyoshi pensó en seguirles, pero antes de poder hacerlo, Fudou le detuvo.

“Ya son muchos, vas a estorbar,” le dijo con cierta recriminación.
“Eh…” el pelirrosa ladeó la cabeza.
“Y bueno…” desvió su mirada. “Deja que otros te atiendan para variar. Ni que estuvieras en tu casa. No es tu responsabilidad.”
“Es cierto, más bien yo soy el dueño aquí y ellos recién vienen,” observó Gotou. “No sabrán dónde están las cosas, así que les daré el alcance.”

Ni bien el dueño de casa acudió a la cocina, los demás se quedaron brevemente en silencio en lo que observaban la amplia sala común. Monoyoshi terminó por romperlo al caminar hacia el mueble del amplio televisor.

“Hehe, en verdad es un lugar muy cómodo, y puedo ver que Gotou-san lo ha decorado a su medida, me alegro mucho,” dijo sonriendo con torpeza.
“Sí, de todos modos,” Shinano asintió con ánimos.
“¿Eh? Mono-chan, ¿nunca habías venido aquí?” preguntó Fudou, sorprendido.
“No, es la primera vez.”
“Vaya, para que ni te invite a ti, ese volado…” rodó los ojos.
“Gotou-san siempre anda ocupado y no es que seamos tan cercanos tampoco,” dijo amenamente. “Más bien entiendo que tú y Shinano sí han venido antes.”
“Apenas un par de veces,” Fudou se encogió de hombros, restándole importancia.
“Como Hakata y yo siempre andamos detrás de Gotou, venimos con frecuencia,” contestó el pelirrojo. “A veces lo acompañamos con algunos quehaceres, así que conocemos bien la zona. Hm,” se puso a pensar. “Pero fuera de nosotros dos, Namazou-nii e Ichi-nii, supongo que nadie más ha pasado por aquí,” hizo un puchero. “Gotou-nii se ha vuelto tan ermitaño. No puede ser que tengamos que estar al pendiente de él para visitarlo.”
“No sé lo de ermitaño, pero sí suena a él que no piense en algo personal como invitar a alguien a verle,” comentó Atsushi, sonriendo con nostalgia. “Anda tan ocupado con sus quehaceres u obligaciones que esos detalles sociales a veces se le escapan.”
“Por algo digo que es volado…” recalcó Fudou.
“Sí pues por más que él me reniegue que le llame así,” Shinano se cruzó de brazos. “Y fui yo quien trajo a todos aquí hoy para hacer a Gotou partícipe, ni que haya sido su idea, como la vez pasada con Yagen…”
“¿Yagen?” preguntó Atsushi, confundido.
“¡Ah verdad que también visitó!” el pelirrojo se alegró.
“Ah, es una grata sorpresa,” Monoyoshi se impresionó gratamente. “Sé que Gotou-san y Yagen-san no se llevan bien, así que debió haber sido una visita muy importante para ambos.”
“Heh, sí claro…” Fudou sonrió con ironía.
“Ihh, más bien Gotou medio se agarró a golpes con Yagen…” dijo Shinano, torturado.
“¡¿Qué cosa?!” Atsushi se alertó.
“O-oye, Atsushi, más bajo, no quiero que los pequeños lo escuchen,” le pidió el pelirrojo.
“Ah, increíble, ¿qué voy a hacer con estos dos?” resopló y frunció el ceño.
“La pregunta es qué harás con tu gemelo malvado, Atsu,” dijo Fudou, fastidiado. “Gotou es el que siempre me detiene de pelearme con él, así que si este llegó a pegarle es porque realmente lo enojó ese día.”
“Eh… pese a sus riñas, estoy convencido que los dos son unidos. Que Yagen-san haya estado aquí debe significar que intentaron hablar un poco las cosas.”
“Lo suficiente para fastidiarse, seguro,” Fudou le miró con reproche. “Puedo adivinar que te costó decir algo positivo.”
“Pues, no puedo hablar en lugar de ellos. Estaría mal declarar algo incierto, pero es lo que creo.”
“Ehm, fuera del susto, sí se han llevado un poco mejor desde aquel entonces, al menos lo suficiente para ignorarse o dejar algunas cosas ir, así que tienes razón, Monoyoshi,” Shinano sonrió incómodo. “Pero no hablemos de eso. Estamos aquí celebrando el inicio de los estudios de Fudou en la universidad y vamos a comer muy rico,” juntó sus palmas. “¡Felicidades!”
“Tch, ¿ya cuántas veces me has felicitado?” dijo estremeciéndose. “¡Déjame olvidarme de todo el asunto al menos por un momento! ¡Pensar en la universidad me da escalofríos!”
“¡Entonces hay que repetírtelo hasta que te acostumbres!”
“¡No lo hagas, idiota!”

El par continuó con ese plan mientras Monoyoshi trataba de calmar a Fudou. Por su parte, Atsushi se apenó un poco al haber oído de aquella breve riña que tuvieron sus hermanos. Le quedaba mucho por hacer y entender, pero haría su mejor esfuerzo.

Los demás no tardaron en regresar y en poco tiempo hicieron un brindis y comenzaron con la pequeña celebración.




El camino a la residencia de los Sanjou resultó extremadamente largo para Ayesha, quien recién llegaba al término del atardecer. Era una zona fuera de la ciudad bastante vistosa y con el esplendor de la naturaleza por doquier, pero la key se sentía tan frustrada y estresada como para pensar en ello.

Le atendieron ni bien tocó la puerta y Ayesha no pudo evitar correr al interior a pesar de haber contado con una trabajadora muy dispuesta a guiarle por esa residencia todavía desconocida. Entonces, al llegar a la entrada donde debía dejar sus zapatos, se encontró con una persona a quien apenas había visto una vez, pero a quien pudo recordar.

“Eh… usted es…” dijo impresionada. Esa pelinegra tenía una apariencia sombría y cautivadora.
“…” Tharja entrecerró los ojos mínimamente más por reserva de toparse con esa brillante chica que por otra cosa. No le gustaba encontrarse con más gente funcional de la sociedad y de por sí esperaba no tener que ser quien tuviera algo que decir. Felizmente la otra tomó la palabra.
“¡Ah sí! Usted es amiga de Mikazuki-san, ¿no es así? Nos vimos brevemente aquel día por la torre de Tokio,” Ayesha sonrió animada e hizo una reverencia. “Buenas tardes, un gusto.”
“Eh… sí, claro…” dijo con torpeza al no saber qué decirle. La familiaridad no estaba presente.
“¡V-verdad, usted ha estado aquí!” entonces Ayesha se acordó de su estado actual y se le acercó. “Por favor, ¿ha visto a mi Nio aquí? Al parecer ella ha venido y vengo a buscarla.”
“…” desvió su mirada, fastidiada. “Supongo sería mejor que se lo preguntes al dueño.”
“Eh, pues sí, p-perdón…”
“…pero sí está aquí. Andaba con el niño Sanjou y todos deben estar juntos por el dojo, creo.”
“¡¿El dojo?!” Ayesha se puso con los nervios de punta. “¡¿Por qué el dojo?! ¡¿Acaso piensan pelear ahí?! ¡No, imposible, es muy peligroso!”
“Dudo que lo sea…” murmuró aunque no tardó en comprender que la otra andaba histérica y no le prestó atención. Mejor le dejaba descargar sus energías.
“¡No puede ser que en vez de quedarse estos días con su amiga haya venido aquí para pelear con espadas! ¡Nio no puede hacerme esto, es muy pequeña!” dijo desesperada y mortificada, con sus manos en su cabeza. “¡Ahh, espero que no le pase nada! ¡Ser una HiME no es excusa para que haga lo que quiera en mi ausencia!”
“…” Tharja se impresionó un poco.
“¡T-tengo que darle el alcance!” Ayesha se decidió pero volvió a desubicarse ni bien miró al interior del edificio principal. “Ehh… ¿podrías guiarme por favor?”
“…”
“Ehm, Tharja-sama se encontraba marchándose, lo mejor sería no incomodarla,” observó una mucama con sumo respeto. “Yo me ofrezco a llevarle hacia el dojo, por favor.”
“…” entonces, Tharja negó. “Voy también. Suena a que tu hermanita se te ha escapado de las manos,” dio un suspiro. “Sé lo que se siente.”
“S-sí, muchas gracias,” la rubia asintió con cierto alivio. Necesitaba esa comprensión.

Mientras tanto, los dueños de casa acompañaban a la pequeña Nio en el dojo principal de la propiedad.

“¡Ahh, es la primera vez que sostengo una espada!” exclamó la HiME emocionada y con una espada corta de madera en sus manos. “¡Yay~! ¡No pensaba que este momento iba a venir!”
“¡Hahaha, y eso que ni es una espada real!” Iwatooshi rió abiertamente. “¡Pero esta te vendrá muy bien por ser tu primera vez! ¡Verás lo divertido que es!”
“¡Sí, muchas gracias, Iwatooshi!”
“Y luego podríamos dejarte blandear una real para que veas cómo se siente,” opinó Higekiri, con la mejor de sus sonrisas.
“¡Ohh, ¿puedo?!” le miró impresionada y con grandes ilusiones.
“E-espera, anija, es muy pronto para eso,” se apresuró a decir Hizamaru, asustado. “Primero hay que ver cómo acomodarla con la práctica. También sería bueno escuchar la opinión de su hermana ni bien ella regrese de su viaje.”
“¿Te parece?” Higekiri ladeó su cabeza.
“Bueno, es verdad, Ayesha-dono se preocupa mucho por su hermanita,” el pelinaranja asintió y sonrió apenado. “Lo lamento, pequeña. Será en otra oportunidad.”
“Está bien, lo entiendo,” dijo sonriendo comprensivamente. “De por sí ya me están haciendo un favor muy grande. Agradezco este gesto. Siempre he querido divertirme con una pelea ya que a Ima-chan le gustan tanto.”

Detrás de ellos, a unos pocos metros, los seguían Imanotsurugi y Mikazuki, con el primero claramente no compartiendo los ánimos de los demás, para variar.

“Pero Mikazuki-sama…” dijo con reproche, por enésima vez.
“¿Sigues oponiéndote?” comentó el peliazul con leve gracia y tranquilidad. “Haha, ¿quién diría que tú serías el más prudente con una práctica de kendo? Apenas terminó el verano y fuiste quien tuvo una emocionante pelea en un tejado.”
“Pero esto es diferente. Desde hace años hemos dicho que no nos involucraríamos en la pelea entre las escuelas.”
“Es verdad, Imanotsurugi,” le miró de reojo. “Y puedo pensar en una persona en particular que también derrotó a una Princess durante las vacaciones.”
“Uhh, eso no cuenta. Se metió con Iwatooshi…” frunció el ceño e hizo un puchero. Pasó a apuntarle. “También sé bien que uno no puede dejarse llevar por el cambio de conversación y las vueltas que otros te dan, Mikazuki-sama. Lo he aprendido de ti.”
“Sin embargo, entretener las distracciones es una de las cosas que más me gusta hacer,” comentó alegremente, aunque al ver al pequeño frustrarse, decidió por ser amable con él. Le acarició la cabeza. “¡Haha! ¿Ya te cansaste de lidiar con este anciano? Escucha bien, Nio es nuestra inquilina y no fue hasta que acepté a esta práctica que sus ánimos se elevaron enormemente. Valoro mucho tu decisión de mantener nuestros asuntos lejos del conflicto, aunque este entretenimiento para ella no está vinculado a ello. Apenas nos entretenemos con una refrescante práctica y servimos a nuestra visitante para aliviar su espíritu. Ahora permítele divertirse un poco con una experiencia que no compromete a nadie. ¿No te alegra verla contenta?”
“Hmm…” el pequeño la miró reírse por una ocurrencia de Higekiri. “Sí está muy alegre ahora.”
“Tampoco deberías incomodarte. No estás haciendo nada malo. Tú mismo dijiste que su hermana mayor le permitió quedarse con nosotros un par de días, por lo cual nuestra atención es también bienvenida.”
“Pues…” el pequeño desvió su mirada con leve cargo de consciencia. Todos ahí habían sido dicho lo mismo por más que Nio se había escapado del verdadero lugar donde debió haberse quedado. Ese era otro motivo adicional por el cual no había querido entrenar, aunque decir la verdad en esos instantes sería un trago amargo. De todos modos, por lo asusto que su superior era, sospechaba que este tal vez ya lo sabía.
“Ten la frente en alto, Imanotsurugi,” le pidió el mayor con una mezcla de amabilidad y autoridad. Este llevó su abanico a su rostro. “Pronto lo conversaremos tranquilamente entre todos. Ya no te angusties más.”
“Eh…” Imanotsurugi ladeó su cabeza. ¿Conversar? ¿Entre todos?

Finalmente llegaron al ambiente principal del dojo donde se llevaría a cabo la práctica. Al ver aquel ambiente, Nio agarró la espada de práctica con firmeza y corrió un poco hacia el amplio espacio para girarse hacia los demás.

“¡Ya! ¡¿Qué hacemos primero?!” exclamó entusiasmada. Levantó la espada. “¿Hacemos ese ejercicio de agitar verticalmente? ¿Podríamos pelear? ¿Podría también sacudirla de lado a lado?”
“Oye, oye, espera un momento,” Iwatooshi se impresionó por las ganas de esa pequeña al verla sacudir la espada con fuerza y alzó sus palmas para indicarle que se detuviera. Sonrió entretenido. “¡Haha, sí que no te faltan energías! Pero antes de cualquier cosa sería bueno hacer un calentamiento. Empecemos poco a poco.”
“Hmm~ ver a la pequeña me dan ganas de variar un poco el entrenamiento usual,” opinó Higekiri, gustosamente. Miró a su hermano de reojo. “Me recuerda a cómo siempre solías blandear tu espada de pequeño sin darte cuenta de lo que hacías.”
“Eh, anija, nunca querría faltarte el respeto ni contradecirte, pero yo soy quien siempre he sido cuidadoso y responsable…” Hizamaru dio un suspiro, apesadumbrado. “Más bien te ruego que no vuelvas a actuar con tan poco cuidado. Las espadas se han escapado de tus manos un puñado de veces.”
“Qué curioso, no parezco recordarlo…” ladeó la cabeza y lo meditó distraídamente.
“¡Comencemos, todos juntos!” Nio sonrió. “¡Ustedes también, Mikazuki, Ima-chan!”
“Hahaha, tienes una gran fuerza de voluntad,” el peliazul rió abiertamente. “Enseguida, sé paciente con este anciano.”
“Uhh, Nio-chan, me pones en una posición muy difícil…” se lamentó el pequeño, agachando la mirada. “Fuera de quedarte con nosotros, temo que a tu hermana no le guste esto.”
“Eso lo veré yo, no es tu culpa,” le aseguró tranquilamente. “Vamos, siempre te refieres a pelear como jugar así que tiene que ser muy divertido. ¡Por eso quiero aprender!”

Entonces, esa conversación terminó abruptamente ya que oyeron las puertas del dojo abrirse con cierta brusquedad. Hubo un leve desconcierto en algunos, aunque no tardaron en ver que se trataban de Ayesha y Tharja, seguidas de un par de sirvientas.

“¡Nio!” la rubia avanzó hacia el grupo con angustia.
“¡¿E-eh?!” la pequeña HiME se quedó en shock y petrificada. “¡¿Onee-chan?! ¡P-pero…!”
“¡¿Qué estás haciendo aquí?!” le reclamó ni bien estuvo frente a su hermanita. Su angustia no se deshizo aunque su fastidio incrementó. “¡Se supone que te quedarías con Elise estos días!”
“E-e-es que…” desvió su mirada, sumamente incómoda.
“Ahhh, no sabes el tremendo susto que me di cuando te fui a buscar. ¿Por qué me haces esto, Nio?” preguntó agarrándose los cabellos. “Ahora que tienes que estar segura y que tenemos que mantenernos conectadas. He ido a entrenar estos días por tu bienestar pero tú te descuidas.”
“Y-yo…”
“¿Acaso Nio-dono no debía quedarse con nosotros?” preguntó Hizamaru en voz baja, mientras las hermanas platicaban.
“Es curioso, pensé que naginata-kun nos había asegurado que la pequeña hana-chan necesitaba un lugar donde quedarse bajo la ausencia de su hermana…” observó Higekiri, con curiosidad.
“¿Di la impresión de ser quien lo dijo?” preguntó el pelinaranja, perplejo. Dio un suspiro. “No, no, sólo repetí lo que Imanotsurugi dijo. Ayesha-dono tuvo que irse de emergencia a un entrenamiento key y ni le dio tiempo a pedir el favor personalmente…” frunció el ceño. “Imanotsurugi, no quise cuestionarte ni a ti ni a Nio-dono debido a la urgencia, pero veo que lo que nos dijiste no era cierto.”
“Pues…” este tocó las puntas de los dedos, sin saber qué decir.
“Obviamente no lo es. Yo que ustedes cuestionaría todo lo que este niño les dice,” observó Tharja, acercándose a ellos con una mirada de desapruebo.
“Haha, entiendo que Imanotsurugi sea un joven con muchas energías pero suele ser honesto con nosotros para asuntos así,” observó Mikazuki, tranquilamente. “Aunque tienes mucha razón, Tharja. La gravedad de esta mentira no tiene precedentes. Nos corresponde cuestionarle más severamente a partir de ahora.”
“¡Lo siento mucho!” el pelicenizo hizo una pronunciada reverencia. “No he querido mentirles con algo tan serio ni preocupar a nadie. La visita de Nio-chan no ha sido por diversión, sólo quería animarla mientras su hermana no estaba aquí. Supongo… debí haber sido sincero.”
“Pudiste haber dicho la verdad antes de que Ayesha llegara. Al menos así pudimos haberle dado una bienvenida en la cual podríamos explicar la situación como debe ser,” dijo el peliazul. “Estuve esperando que lo admitieras, aunque debí suponer que no lo harías.”
“Creo que entiendo que sabías que mentía, Mikazuki-sama,” el menor le miró con un puchero.
“Ayesha me llamó personalmente luego de salir del domicilio de tu otra compañera de clase. Yo le dije cómo llegar.”
“¿Eh? ¿Ya lo sabías, Jiji?” preguntó Iwatooshi, sorprendido.
“¡Ahh, no es justo, Mikazuki-sama!” reclamó Imanotsurugi, frustrado. Le apuntó acusatoriamente. “¡Es una cosa que pruebes mi carácter y decisiones pero como mínimo le hubieras podido decir algo a los demás! ¡Esto ya no recae sólo en mí!”
“¡Haha! No creo que tengas mucha razón de juzgarme ahora,” dijo con leve gracia.
 “No esperaba estar de acuerdo ahora con Imanotsurugi, pero…” Hizamaru entrecerró los ojos.
“Eres caprichosamente insufrible, es evidente…” murmuró Tharja, impaciente.
“Suficientes explicaciones,” Mikazuki miró a las hermanas. “Ellas merecen nuestra atención.”

Luego de ese paréntesis, regresaron la atención a las dos. Ayesha no dejaba de reclamarle a su hermanita, quien yacía mortificada y sus ánimos caían conforme oía a su mayor.

“…yo sé que hice mal, pero no había forma de llamarte,” argumentó Nio, estremeciéndose. “Lo intenté, pero no pude.”
“Si querías venir, ¿por qué no esperaste a que regresara? ¡Tú sabías que no iba a tener acceso al celular, ya te lo había dicho!”
“¡Onee-chan, no soy descuidada, sé lo que hago! ¡Confío en Ima-chan y en su familia y este es un lugar mucho más seguro que con Elise!”
“¡Pero no puedes venir a base de mentiras! ¡Si algo te fuera a pasar no habría manera de velar por ti y los dueños de casa no deberían ser responsables por tus decisiones! ¡Al menos no mediante pretextos falsos!”
“¡Pero nada me iba a pasar!”
“Ay, Nio…” llevó sus palmas a su rostro. “No puedes decir eso, tú no sabes. Eres muy niña. Serás la HiME, pero todavía no entiendes el peligro,” se soltó y le miró con gran preocupación. “Por favor ya no te descuides. No estás en edad para hacer esto sola, no puedes aventurarte por tu cuenta. Tampoco sobreestimes lo que conoces del mundo o lo que puedes hacer sin supervisión.”
“Ihh…” la pequeña comprimió sus puños y sus ojos se cubrieron de lágrimas. Agachó su cabeza. “Yo sé que soy una niña… es por eso… es por eso que quise venir…”
“Pero sé bien por qué estás aquí, Nio, no me engañas,” Ayesha llevó sus manos a su caderas. “Aquí hay un dojo y quieres entrenar en mi ausencia. De nuevo es un peligro sobre todo si no tienes mi autorización y ya sabes que tú eres una pequeña sin experiencia previa que se está exponiendo a demasiado.”
“…” apretó sus labios. Su hermana no mentía.
“Y tampoco va contigo quedarte en una casa de guerreros y con mucha gente mayor que tú a quienes apenas conoces. Fuera de confiar en ellos y saber que son buenas personas hay ciertas etiquetas y formalidades que debes aprender, Nio. No te estás portando bien.”
“…” se estremeció y terminó por encararle, molesta. “¡Onee-chan, sé que hice mal pero deja de ponerme etiquetas! ¡Y ellos no tienen nada que ver con mis acciones!”
“¡N-Nio!” la mayor se escandalizó al recibir esa respuesta. “¡Así no se responde a los mayores!”

Imanotsurugi miraba nervioso la escena. Sabía que Mikazuki andaba escuchando calmadamente en búsqueda de un buen momento para intervenir, pero no se sentía cómodo dejando esa conversación sin atender. El pequeño terminó por acercarse a Higekiri, quien hasta ese instante había tenido su atención perdida a un costado como quien miraba a las musarañas.

“¿Oh?” él fue despertado por Imanotsurugi quien le abrazó de un brazo.
“Por favor,” le susurró. “Intenta calmarlas. No quiero que se peleen más.”
“¿Hm?” le miró con leve impresión.

“¡En fin, como sea!” Ayesha sacudió su cabeza. A pesar de su enojo, también se le veía al borde de las lágrimas. “¡Vámonos, estoy de regreso y ya no puedes incomodar a los demás!”
“P-pero…” Nio se asustó. “Pero justo iba a poder entrenar…”
“¡Nio, no es momento para eso!”
“¡Pero-!”
“Esperen un momento, por favor,” dijo Higekiri, en voz alta aunque sin perder su característico timbre de voz ameno y amable. El rubio se acercó al par de hermanas con una sonrisa.
“¿Eh?” Ayesha le dirigió una mirada confundida. En aquel instante, vio a esa persona dedicarle una profunda y elegante reverencia.
“Me resulta triste ver cómo dos hermanas se pelean entre sí, cuando deberían tener un lindo reencuentro. En particular, tu hermanita me ha hablado mucho sobre ti…” ladeó su cabeza, sonriendo encantadoramente. “…kotori-chan, ¿no es así?”
“P-pues…” la mayor se había quedado anonadada por el aura impecable y elegante de ese chico. Se confundió al oír aquel ocurrente apodo dado por Natsume. “Eh, pues, mi nombre es Ayesha Altugle…”
“Ah, perdón, admito que suelo tener problemas recordando los nombres de las personas,” admitió con torpeza. “Su hermanita compartió aquel apodo para ayudarme a recordarle, y al verle puedo decir que dicho apodo le representa muy bien. Posee la gracia y delicadeza de un ave,” asintió. “Mi nombre es Higekiri, un placer.”
“I-igualmente… eh… ¡verdad!” de inmediato se dirigió a los demás, avergonzada, e hizo una apurada venia. “¡No he saludado a nadie aún! ¡Lo siento, yo…!”
“Está bien. Tranquila, Ayesha-dono, entendemos,” Iwatooshi agitó una palma.
“Yo…” al pasarse el momento de molestia, la rubia se afligió y sus ojos se nublaron de lágrimas. Terminó nuevamente cubriéndose el rostro con ambas manos en un intento de detener su llanto. “¡Lo lamento, me he comportado como una histérica! No tenían por qué verme así. Mucho menos debí entrar sin rendirles respeto y reclamando muchas cosas.”
“No te recrimines, a todos nos pasa,” le aseguró Higekiri, con una voz suave. “Ello sólo indica lo mucho que te preocupas por tu hermana,” esperó un poco, ensanchó su sonrisa y con delicadeza tomó de una de sus manos.
“…” Ayesha se sorprendió y terminó por mirarle cautivada.
“No te escondas, kotori-chan. Ahora concédenos un poco de tu tiempo, por favor. También date un merecido descanso. Entiendo que acabas de llegar, te has encontrado con tu hermana luego de varios días posterior a un gran susto, y pensabas que debías irte para ya no causarnos inquietudes. Quisiera oír lo que sucede y lo que te tiene tan agitada, y aquí entre todos podríamos apoyarlas a los dos. No es inconveniente alguno. Hemos sido dichosos de cuidar de hana-chan en estos días, así que son bienvenidas a quedarse una noche si así te parece.”
“A-anija, espera…” Hizamaru estaba inquieto.
“…” Nio ladeó su cabeza. Le extrañaba ver a su hermana tan al pendiente de alguien.
“No te preocupes, Hizamaru,” dijo Mikazuki, sonriendo tranquilamente. “Higekiri leyó mi mente. Ir de regreso a la ciudad a estas horas es incómodo por el tráfico usual y al casi ser de noche. Ayesha también ha regresado de un viaje que debe haber sido intenso y demandante. A su vez, me sabría muy mal dejarlas ir sin que hablen las cosas como deberían,” caminó hacia Ayesha y al hacerlo Higekiri soltó la mano de la chica. Ella instintivamente prestó atención al peliazul. “Por más que no hayamos estado conscientes de lo que sucedía, comprendo que ha sido mi omisión no supervisar a Imanotsurugi de forma responsable,” llevó una mano a su pecho e hizo una pronunciada venia. “Mis más sinceras disculpas. Reconozco mi equivocación. Sólo puedo asegurarte que hemos cuidado de tu hermana de la mejor manera posible.”
“S-sí, no dudo eso, no puedo dejar que se disculpen conmigo tampoco,” hizo unas venias consecutivas. “Lo siento, eh…”
“Los pequeños se salieron con las suyas y nos jugaron una mala pasada, pero no podemos quedarnos molestos por más tiempo. Hay que conversarlo y asegurarnos de que esta falta de comunicación no vaya a suceder,” dijo amenamente. Trajo a su rostro su abanico. “La situación de ustedes dos es una difícil e intimidante. Antes de hacerse más amargos, tienen que escucharse. Ayesha,” cerró su abanico. “Permíteme aconsejarte que esto no sólo dependerá de ti. Por eso mismo quiero que, además de esperar un buen comportamiento de tu hermana, aprendas a contar con ella como más que tu menor,” él miró hacia Nio.
“Eh…” la pequeña se asustó un poco al tener la atención de Mikazuki, quien a su vez causó que todos le miraran.
“No te asustes. Sólo permíteme oír de nuevo lo que me dijiste antes, la razón por la cual querías venir al dojo.”
“…” miró al piso. “Yo… pese a que Ima-chan no quería… yo sí vine para ver si podía tener la oportunidad de practicar con espadas…” frunció el ceño, sin despejar sus ojos de abajo. “Tenías razón, onee-chan, es que… tú te fuiste tan rápido al campamento porque eres mi key… ahí me di cuenta que por más que quiera luchar para que Rizembool no te haga daño o no haga más injusticias, terminé involucrándote en la misma pelea…” entrecerró sus ojos llorosos y apretó sus puños. “…y me supo tan mal que seas tú la que estaba entrenando y haciendo todo el esfuerzo… yo también quería aprovechar el tiempo y entrenar, para que no seas la única que aprendió algo y que se hizo fuerte en estos días…” se sobó los ojos. “Lo siento, onee-chan…”
“Nio…” Ayesha se afligió y llevó sus manos a su pecho. Hasta oír sus palabras, había entendido que su hermanita continuaba con sus fantasías de aprender a pelear y de irse por su cuenta sin pensar en las cosas, cuando en verdad había buscado ayudar y hacer algo útil esos días, por más que no fue la manera de hacerlo. “Nio, lo siento, pensé que…”
“…” la pequeña se sobó los ojos una vez más y le miró. “Está bien, onee-chan, ya te he dado muchos dolores de cabeza en el pasado. Entiendo que creías que sólo jugaba y no me lo tomaba en serio. Perdón… igual te asusté un montón…”
“Ay, Nio…” al haber esclarecido la situación, Ayesha corrió donde su pequeña y le dio un abrazo. “Está bien, veo que entiendes que no debiste haber hecho eso. Sólo no me asustes así.”
“Sí, lo prometo.”
“Como dije, las dos pueden quedarse esta noche con nosotros. Mañana en la mañana les podemos llevar de regreso para asistir clases,” dijo Mikazuki. “Bien, creo que nos vendría bien un té con algunos bocadillos. Seguramente tienes mucho que contarnos de tu viaje, Ayesha.”
“Eh, s-sí…” ella se soltó de su hermanita y asintió. “¿En verdad está bien que nos quedemos? No he traído mis cosas.”
“Contamos con todo lo necesario para acomodar a nuestros visitantes. Las mucamas muy gustosamente escogerán los mejores accesorios para ti,” dicho esto, el peliazul miró a un costado, atrapando a Tharja antes que siguiera marchándose. “Tharja, espera un momento, por favor. No quiero que pienses que esta invitación se la extendía sólo a ellas dos.”
“¿Qué dices?” preguntó huraña e incómoda. Desvió su mirada con disgusto. “No me presten atención, yo sólo la traje para que llegara aquí rápido, ya me iba.”
“Lamento admitir que, por más que te invite, tengo un favor que pedirte,” Mikazuki caminó hacia la pelinegra. “Tu voluntad de apoyar a Ayesha indica que te sentiste comprometida con su angustia y deseo de velar por Nio, ya que las mucamas hubieran podido hacer esa labor sin requerir de tu presencia.”
“…no tenías que decirme que fui inútil,” susurró con fastidio y torpeza.
“Por el contrario. Ahora que hemos permitido que las hermanas dialoguen entre sí, pienso que tú eres la persona presente que más podría serles de apoyo. A eso viene mi favor.”
“…” Tharja apretó los dientes.
“¿Podrías hacer una excepción por esta vez y hablar de tu pasado? Sé que tienes mucho que decirles, palabras que las unirían más, y que tu sabiduría sería más que apreciada por ellas,” asintió. “Este es un conocimiento que yo, por más que sea un anciano, no puedo compartir, al no haberlo vivido personalmente.”
“O-oye, Jiji, si Tharja no quiere decirlo, no debes obligarle,” dijo Iwatooshi, incómodo. “Es algo muy personal.”
“…” las hermanas Altugle miraron confundidas a los demás.
“Tsk…” Tharja miró a Mikazuki con desprecio. “Sabes que no puedo negarme ante ti. Si una palabra sale de entre todos nosotros, te tocarán las consecuencias.”
“Confío plenamente en todos aquí. Nadie dirá nada que no quieras que se diga,” afirmó sin mutar su sonrisa. Asintió. “Te lo agradezco. Será un placer tenerte pasar la noche con nosotros.”
“¡Sí! ¡No hubiera pensado que lo harías, así que me alegro mucho!” exclamó Imanotsurugi, extendiendo sus brazos hacia arriba. Sin embargo, eso le costó que la mayor le diera un chasquido de dedos en su frente. “¡Ahh!”
“Aprende a no asustar a la gente así, niño.”
“Sí, lo siento mucho,” dijo juntando sus palmas.
“Eh…” Nio no soportó más el suspenso y dio unos pasos tímidos hacia la misteriosa pelinegra. “Ehh, te he visto mirarnos de lejos hoy. Pues… gracias, si es que vas a quedarte aquí por nosotras,” sintió su mirada penetrante. “Debes estar molesta conmigo…”
“Molesta no es la palabra,” comentó con leve juicio en su voz. “Tampoco podría estarlo mucho. No es que tenga el derecho.”
“Derecho…” musitó, sin entender.
“Tenemos algo en común, niña…” cerró sus ojos brevemente. No creía que lo iba a decir en voz alta después de tantos años. “Yo también fui una HiME impulsiva como tú.”
“¿Eh?” se sorprendió. Sin embargo, Nio no pudo decirle mucho más porque Tharja de inmediato se dio media vuelta y caminó para salir del dojo. Miró de un lado a otro y vio cómo su hermana era la única persona aparte de ella misma que se sorprendía por las noticias.
“Lo dije, ahora quisiera un poco de té para pasar el amargo…” dijo en lo que se iba.
“En marcha,” invitó Mikazuki a los demás. Él sonreía inmutado, paciente, quizás con leve perspicacia en medio de la improvisación.

Aquella probaría ser una noche muy intrigante.