Okay, llegué a terminar este fic... *se prepara para el siguiente*
109.3.
...
La salida de las HiMEs (y ahora Rebel) continuó con cada uno recibiendo su pedido y procediendo a dialogar. Sin embargo, desde la llegada de Komaeda, él terminó conversando con las hermanas Altugle y Osaka muy amenamente mientras las demás hicieron otro círculo un tanto más tenso e incómodo, con frecuencia mirando al apestoso con desconfianza.
“Aruji, tu omurice se va a enfriar,” le recordó Kashuu.
“Eh, sí…” Cho dio un cansado suspiro. Lo pensaría dos veces antes de volver a aceptar otra invitación de parte de Ayesha. “No me siento del todo cómoda comiendo ahora.”
“No te culpo, tampoco tienes que terminarlo, pero sería bueno que comas un poco,” el arma asintió. “Descuida, aruji, yo haré guardia mientras comes.”
“Supongo no se trata tanto sobre si mi Rebel atacará a alguien aquí, pero…” tenía más ánimos de quejarse de la situación, pero no podía desquitarse con la gente equivocada. Sonrió frustrada. “Es verdad, van horas desde lo último que comí. Muchas gracias.”
“No es que lo conozca, pero por su actitud no pareciera que fuera a hacer nada malo. Se le ve tan feliz ahora,” comentó Marisa mientras lo miraba hablar con la pequeña HiME.
“No estuviste esa vez, pero sí causó un revuelo en un área pública, y te aseguro que tiene un cambio inesperado de actitudes,” observó Reimu, frustrada. “O sea, ahora estaría en desventaja, pero tampoco me puedo fiar.”
“…” Youmu igualmente miraba al Rebel con los ojos afilados.
“Ehh… Youmu…” Marisa sonrió nerviosa. “No sé sobre las intenciones del Rebel si es que ha venido con algunas, pero que lo mires así no ayuda en nada…”
“Se entiende, Marisa. Youmu también tuvo su propio encuentro con Komaeda,” dijo la miko.
“…” Youmu negó y miró a las otras. “Habré caído en su trampa esa vez, pero si me quedo prendida del asunto no podré llevar a cabo mi rol de guardiana. Sólo me aseguro que no haga ningún movimiento sospechoso.”
“Ya veo…” Cho se preocupó. Youmu sonaba sensata y sabía lo prudente que era con respecto a sus habilidades. Sin embargo, la peliblanca también era algo pasional y temía que lo estuviera pasando tan mal como ella. “Siento las molestias, chicas…”
“¡Eh, no, no digas eso!” Marisa se sorprendió y terminó por agarrar a Cho de un hombro, para sonreírle. “Eres tú quien tiene que soportar al chiflado, ¿verdad? Tú no eres responsable por esto.”
“Nosotras te intentamos ayudar a nuestra manera. Más bien preocupa un poco que no quieras importunar a los demás siendo todas HiMEs,” observó Reimu, severamente. “¿No fue por esa actitud tuya que tu Rebel te tendió una trampa?”
“Ehh…” Cho bajó su mirada con torpeza, avergonzada.
“Oye, ¿no estás siendo muy dura con mi aruji?” Kashuu se impacientó.
“¡Haha! La insensible de Reimu sólo quiere que sepas que cuentas con todas y que estamos juntas en esto,” tradujo Marisa, amenamente.
“Sí, precisamente,” Youmu asintió y desvió su mirada. “En verdad, yo también soy como tú, Cho. No me gusta pedir ayuda o pensar que no puedo solucionar mis asuntos, pero ahora nos toca ser un equipo. Por eso te ayudo a vigilar a tu Rebel.”
“Ya veo…” Cho sonrió apenada. “Muchas gracias a todas, en verdad lo aprecio.”
“Pues, no te culpo por estresarte tanto…” Reimu dio un suspiro. “¿Qué les parece si nos vamos? Pienso que Ayesha es lo suficientemente sensible para entender por qué querríamos hacerlo,” pasó a fruncir el ceño. “E ignoren si Osaka les ruega que se queden, ¿sí?”
“Haha, me siento mal por ella, pero tienes mucha razón, Reimu,” Marisa asintió. “Habrá que pedir que nos empaquen el almuerzo.”
“Ehh…” Cho se sintió algo mal y pensó en contradecirles, cuando entonces oyó algo del otro grupo de conversación.
“…pero sinceramente, me preocupo un poco por Solidor-kun…” dijo Komaeda, apenado.
“¿Por qué?” Osaka se preocupó. “¿Está enfermo?”
“¡Ay no, no puede ser!” Ayesha negó repetidamente. “Es verdad que no lo vemos desde hace varios días. Con lo ocupado que está, lo último que puede pasarle es que se enferme.”
“¿Qué hacen saltando a conclusiones tan rápido?” Nio negó frustrada. “No han dejado que Nagito diga nada.”
“Eh, n-no, les aseguro que Solidor-kun se encuentra bien de salud,” el peliblanco sonrió incómodo y agitó sus palmas. “Por lo hábil y resiliente que ha demostrado ser, pienso que yo primero me muero antes que a él le dé un resfriado.”
“¿Pues qué estás esperando…?” dijo Kashuu por debajo y pasó desapercibido por ese grupo ameno (mientras que en el suyo la mitad se extrañó y la otra aguantó ganas de reír).
“Entonces, ¿a qué te refieres?” preguntó Ayesha, ladeando su cabeza.
“Lamento preocuparles, es sólo que conversaban sobre lo agradable que Hanasaki ha sido para ustedes, aunque ello no es cierto para todos. No dudo de sus palabras. En verdad, no hay forma que no lo fuera si es que Hanasaki se ha convertido en tal potencia que le hace frente a una cuna científica como lo es Rizembool. Aunque, es por ello, es por esos dos lados tan delimitados y espectros tan opuestos en nuestro enfrentamiento que seres de Rizembool no pueden coexistir en Hanasaki con otras personas.”
“…” Cho frunció el ceño. No era tan cercana a Larsa como Sora o algunos otros, pero había escuchado suficientes observaciones semejantes. No podía culpar a su amigo por mostrarse tan frustrado e impaciente con su situación.
“Eh, pero, Koma-chan, nosotros estamos hablando justo ahora pese a ser de los bandos opuestos,” dijo Osaka, preocupada. “Ello no nos está deteniendo.”
“Haha, tienes mucha razón, Osaka…” Komaeda sonrió y se quedó en silencio un momento. “Olvídenlo, veo que no debí decir nada.”
“¿Por qué no?” Nio le miró con recelo y curiosidad. “¿Te estás guardando algo?”
“Les aseguro que no es importante. Es cierto que Solidor-kun se encuentra bien, felizmente, es todo lo que nos concierne…”
“…eres igual a Dakki con esas palabras…” Cho terminó por no aguantarse las ganas y encaró a su Rebel de mal humor, algo que sorprendió a su grupito. “Yo…” ya sentía que flaqueaba, pero para variar quería sacar su parecer a flote. “…no puedo ponerme en el lugar de ustedes, pero para ser personas que son amigos de Larsa desde hace varios años, me sabe mal que no dejen de hacerle sentir como si no fuera bienvenido en Hanasaki, donde tiene a muchos amigos y a tanta gente que le respeta…” comprimió sus puños. “¿…por qué le harían sentir mal?”
“Hm…” Komaeda lo pensó un poco. Se le notó en un inicio sorprendido por esa llamada de atención, pero rápidamente pasó a mostrarse tranquilo e inafectado. “Veo por dónde ves el asunto, Cho. Tiene sentido,” sonrió un poco. “Al igual que las demás, te preocupas mucho por él. Me alegro que le des tanta atención. Solidor-kun es alguien que se lo merece.”
“…” Cho se mantuvo alerta. Pudo ver cómo su Rebel dejó de sonreír y le miró desde arriba, con un muy ligero desprecio.
“Pero eso es todo lo que entiendes, porque hay algunas cosas que no le corresponden a HiMEs de Hanasaki como tú. No se trata de velar por sus sentimientos. Se trata de la mera realidad, y Solidor-kun como el nuevo líder de su familia sólo puede ahogarse si permanece en Hanasaki,” el Rebel bajó su mirada y arrugó su expresión con gran impotencia. Se le notó sumamente apesadumbrado. “Pensar que Solidor-kun posee una gran responsabilidad e inigualable talento para mantener el renombre de su familia, pero que lo eche a perder por cual sea su deseo infundado de continuar en Hanasaki. No, es erróneo, es ineficaz, una pérdida injustificable…” Komaeda miró sus propias palmas y sonrió de manera desconcertante. “Ahh, Cho, dices que soy igual que Dakki… aquel tremendo insulto a mi estimada amiga de años que me hace tan dichoso… pero que me ahoga, porque Solidor-kun nunca me oirá tanto como lo hizo con ella, y ni ella pudo cambiarle de parecer… pero… realmente quiero intentar si es que pudiera cambiar la realidad como lo es ahora…”
“¡Iiiihhhh!” Marisa sintió fuertes escalofríos y se sobó sus brazos. “Ya veo por qué no confían en él, creo que le falta un tornillo…”
“Insisto, si eres en verdad su amigo, no irás en contra de su voluntad. Si es posible… no dejaré que le hagas nada,” Cho se puso de pie. “Me voy.”
“¿Te vas?” ello hizo despertar al Rebel de su nido mental y también se puso de pie, ahora en aprietos. “Espera, ¿por qué? Si es algo que dije, lo lamento mucho. Realmente es un privilegio tener un almuerzo con ustedes.”
“Oye, ¿acaso eres invisible cuando te miras en el espejo o algo?” Kashuu entrecerró sus ojos y también se puso de pie.
“Ah, ehh…” Osaka quiso pedirles que no se fueran, aunque luego de ese intercambio no sabía ni qué decir.
Sin embargo, todavía no podrían irse.
“Eh, disculpen…” Sakuya se apareció con una bandeja donde traía unas cajas de cartón. “He traído los contenedores para llevar su comida que me pidieron.”
“Ah, muchas gracias,” Reimu asintió, sonriente, y los recibió. No tardó en ver a esa impecable maid en aprietos. “¿Estás bien?”
“Me resulta un tanto incomprensible, sin embargo…” la peliplateada se puso a pensar. “Hemos recibido en la cocina una llamada de emergencia dirigida a esta mesa. Se trata de una tal… Saigyouji-sama…”
“¡¿Perdón?!” Youmu también se puso de pie, en shock. De inmediato revisó su celular, aunque no había ningún mensaje. Pasó a dar un suspiro y negar un par de veces. “Ahh, ¿qué hace llamando aquí? ¿Qué sucede?”
“Konpaku-sama, siento mucho incomodarle, pero suena importante…”
“Ehh, sí, por supuesto,” asintió. “Hablaré con ella de inmediato. Lamento las incomodidades.”
“En lo absoluto, sólo fue una sorpresa,” dicho esto, Sakuya hizo una breve reverencia. “Saigyouji-sama le espera en nuestro teléfono. Sígame, por favor…”
Cho vio a Youmu seguir a la empleada hacia la cocina y dio un pesado suspiro. Era evidente que les tocaba esperarla hasta que regrese.
“Podemos ir empacando nuestros platos,” observó Reimu, repartiendo las cajas de cartón.
“Ah, cierto, buena idea,” Cho asintió con torpeza y recibió su contenedor.
“Esperen, en serio, lamento si les incomodé por algún motivo,” comenzó Komaeda. “Podemos hablar al respecto.”
“Nagito, te ruego que no sigas,” Ayesha juntó sus palmas.
“¿Por qué lo dices, Altugle-san?”
“Uhh, ¿en serio no te has dado cuenta?” Nio frunció el ceño. “Estoy molesta contigo, Nagito. Dices que quieres pasar un momento ameno con todos, pero te comportas así. ¿Acaso no puedes dejar el asunto de las escuelas de lado al menos por un almuerzo?”
“Oh, entiendo que no debí tocar el tema, realmente lo siento mucho,” dicho esto, el peliblanco sonrió frustrado y bajó su mirada al piso con autodecepción. “Vaya… por supuesto, un ser que no se compara al potencial y el brillo de las HiMEs de Hanasaki sólo sirve para arruinar la tarde a otras personas…”
“¡Ahí comienzas de nuevo!” la pequeña hizo un puchero y se levantó para pinchar un cachete del Rebel. Procedió a jalarlo hacia abajo. “¡Ahora siéntate calladito en lo que Youmu regresa!”
El Rebel obedeció con sorpresa y una leve expresión de dolor, aunque sin perder su tranquilidad y disposición de servicio ante la pequeña HiME. Ese supuesto enemigo se mantenía tan bizarro e incomprensible como siempre, aunque al menos las delicadas y lindas hermanas parecían tenerlo con una correa.
Una vez terminó con su empaque, Cho miró hacia la zona de la cocina. Era extraño que Yuyuko les llamara por medio del restaurante, pero considerando la reacción de Youmu, no parecía ser del todo impensable. Por el bien de ambas esperaba que no hubiera contratiempos.
…
“Por aquí,” Sakuya llevó a Youmu hasta un bar adjunto a la cocina, de momento vacío. Se podía ver un teléfono descolgado.
“Sí, muchas gracias,” Youmu acudió al teléfono sin dar vueltas. Pudo ver a Sakuya recoger un tacho de basura para salir por una puerta posterior, y tomó el auricular. “¿Aló? ¿Yuyuko-sama? ¿Todo está bien?” dijo, pero no pudo oír nada. Ni siquiera había el sonido de un teléfono descolgado. “Qué extraño… ¿Yuyuko-sama, me escucha?”
De repente, pudo oír el sonido de un tacho de metal cayéndose estrepitosamente al suelo justo a la salida del restaurante. Youmu se alertó y escuchó a Sakuya cuestionar a alguien.
“¡¿Quién es usted?! ¡D-Déjeme!”
“…” no podía verlo, pero Youmu frunció el ceño y corrió hacia fuera. Se apuró en auxilio de la empleada, pero ocurrió algo inaudito.
Al salir, detectó movimiento rápido en el sentido opuesto del estruendo y saltó con las justas para evitar unos proyectiles. Luego de aterrizar, vio que se trataban de cuchillos, pero no vio a ningún atacante que los hubiera podido lanzar.
Estuvo tan concentrada en las dagas que falló por un momento en reaccionar, y sintió al agarre de una persona. Alzó su mirada, y eso fue todo lo que pudo hacer. Vio a Sakuya mirarle de cerca con cierto juicio, pero se encontraba completamente paralizada.
“Como es de esperarse, están servidoras como nosotras que con frecuencia tenemos que acatar más caprichos y complicaciones por nuestras señoras de lo que podríamos esperar…”
“…”
“…pero pese a todo es algo que hacemos con todo el honor y devoción,” Sakuya dibujó una sonrisa complacida, mínimamente cálida. “Discúlpame por un instante, Youmu Konpaku. Quisiera hablar contigo en privado.”
…
No pudo decir que había pasado ni un segundo, pero Youmu se encontró parada en una azotea, con Sakuya a una prudente distancia. La HiME se mareó y miró de un lado a otro.
“Tu mente debe intentar reconstruir una serie de eventos que te han llevado hasta aquí, a otro lugar, otra posición. Es normal que no lo consideres natural, pero descuida, no he venido a hacerte daño…”
“Tú…” Youmu apretó los dientes. “¿Quién se supone que eres?”
“Vengo en son de paz, Youmu Konpaku. Sin embargo, las presentaciones están en orden,” Sakuya volvió a hacer una reverencia. “Mi nombre es Sakuya Izayoi y he sido asignada a ser tu Princess. Me alivia saber que me toca enfrentarme a otra leal servidora, quizás no sea tan difícil razonar contigo.”
“Tsk…” entrecerró sus ojos.
“Calma, por favor, no quisiera importunar a mis compañeras sirvientas con una pelea. Como dije, tenemos que hablar.”
…
“¿Qué será de Youmu?” preguntó Kashuu, extrañado.
“Haha, ¿Yuyuko le habrá vuelto a llamar con una lista kilométrica de supermercado?” bromeó Marisa, entretenida.
“Esperemos que no, al menos que no haga algo así gastando la línea del restaurante,” observó Reimu, dando un suspiro.
“Pero si es una lista sería mejor que la envíe por mensaje, ¿no?” preguntó Nio.
“Ehh, sí, tendría mucho sentido…” Ayesha sonrió incómoda. “Pero yo estuve cuando eso ocurrió. Me sorprendió que Youmu tuviera un bloc de notas y pudiera mantenerle la velocidad de los pedidos… veo que ocurre ocasionalmente.”
“Vaya, qué raro…”
“¿Está seguro?” preguntó una empleada al Rebel.
“Sí, pienso que por llegar improvisadamente quisiera convidar la comida a todos, así que es una sola boleta,” contestó Komaeda, amenamente. “Pago con tarjeta.”
“Por supuesto, enseguida vuelvo.”
“Ah, antes que se vaya, tengo una pregunta,” el chico retuvo a la empleada. “Debo decir que les felicito por encontrar a una empleada tan atenta y profesional como lo es Sakuya Izayoi. Vine hace no mucho, pero todavía no se encontraba trabajando, si no me equivoco.”
“Eh, muchas gracias,” la maid sonrió incómoda. “Nosotras también nos sorprendemos, pero sí que hemos valorado su labor en todo el día de hoy.”
“¿Día de hoy?” Cho se extrañó, aunque habló en voz baja para no interrumpir. Los demás también miraron a esa empleada.
“¿Será su primer día?” preguntó el peliblanco, impresionado.
“Sí, dijo que la recomendó un amigo del dueño y su desempeño el día de hoy definiría si la van a contratar o no. Me sorprende ya que pensé que se habían llenado las plazas, pero vino con el uniforme oficial y todo, así que tiene garantía.”
“Todos hemos podido ver que sí,” Komaeda se puso de pie. “Quisiera ir a agradecerle personalmente por su servicio. No les molesta si fuera a buscarla, ¿verdad?”
“Ehh, n-no puede pasar a la cocina, espere…”
“Pero nuestra compañera ha recibido una llamada importante ahí y todavía no regresa.”
“¿En serio? Pero, en caso de recibir una llamada para un cliente, tenemos teléfonos que llevamos en bandejas a las mesas.”
Si bien Komaeda se mantuvo tan ameno como antes, todos los demás intercambiaron miradas de shock y se pusieron de pie.
“¿Qué demonios?” dijo Reimu.
“¡Ahhh, ¿qué significa esto?!” exclamó Osaka. “¡Pero parecía tan buena!”
“¡Sí, me hizo pancitos especiales!” se le unió Nio, y todos en unísono corrieron hacia la cocina.
“¡E-esperen todos!” la maid se horrorizó por la masa de gente que invadió espacio restringido.
“¡Está bien, te dejamos al chico con el que hablas para pagar la cuenta!” dijo Marisa rápidamente en lo que era la última que entraba hacia la cocina.
“¡Espérenme!” Komaeda quiso ir detrás de todos, pero se acordó de la consternada maid a su costado y le sonrió. “Eh, por favor prepare la cuenta, enseguida regreso. ¡Ah!” le dio su smartphone de última generación. “Lo dejo como garantía, prometo que no tardo.”
“¡N-no, espere, por favor!” sin embargo, no pudo detenerle al estar tan mareada por todo incluyendo ese celular carísimo sobre una mano.
Komaeda terminó por alcanzar a los demás y vio a todos en el callejón detrás del restaurante. Notó a las HiMEs haber recogido unos cuchillos del suelo.
“Era una impostora, una demasiado buena,” observó Cho, algo incómoda.
“¡Ahh, Youmuu!” lloriqueó Osaka.
“Ehh, tranquilos todos, no hay sangre o suciedad en los cuchillos, Youmu está bien,” dijo Marisa, aunque la mitad le miraron con horror. Sonrió incómoda. “Ehh, ¿fui muy directa? ¡En serio intento ver lo positivo!”
“Creo que, si hubiera habido una pelea seria, alguien dentro del restaurante se habría dado cuenta,” Kashuu asintió, aunque no se notaba tranquilo. Desvió su mirada. “Puede que todo esté bien como Marisa piensa… o que Youmu fue emboscada sin oportunidad a responder.”
“Es difícil que eso suceda, Youmu es muy rápida,” argumentó Reimu, cruzada de brazos.
“Oh, no se trata de velocidad,” dijo Komaeda, alzando una mano en señal de saludo, una vez salió del restaurante. “Yo lo hice y soy mil veces más lento y torpe físicamente que ella,” se extrañó ya que varios le miraron con sospecha. “¿Tengo algo en el rostro?”
“Ay, Nagito, no es el momento de ser Rebel,” Nio negó. “Ya, ¿pero a qué te refieres?”
“Una emboscada sucede cuando logras despistar a tu oponente. Sea quien sea, sería muy difícil o imposible escaparse si es que se cayó en la trampa para empezar,” miró a los cuchillos. “Estos fueron un señuelo y permitieron a la señorita Izayoi evadir una pelea con Youmu-san para acercársele sin recurrir a una pelea frontal. No puedo decir más que eso, pero presumo que ella buscaba evadir una pelea. De lo contrario, habría escogido otro momento y lugar para presentarse ante ustedes.”
Entonces, la maid del restaurante se asomó por la puerta.
“¿Todo… todo está bien?” preguntó aprehensivamente. Las HiMEs instintivamente ocultaron los cuchillos en sus espaldas, aunque incluso así hubieran sido vistas si es que Komaeda no acaparaba la atención.
“Sí, disculpe por el susto, ya encontramos a nuestra compañera. Sí tuvo una emergencia y se fue, pero todo está bien. ¿Tiene la boleta para pagarle?”
“E-está siendo preparada, Komaeda-sama…” esta dio un suspiro. “Izayoi-san nos estaba ayudando tanto, pero no la encuentro, ¿de casualidad la han visto?”
“No realmente,” Komaeda se impresionó y miró hacia el interior del restaurante. “¿No habrá regresado a atender a alguien? Sólo vimos a quien buscábamos.”
“Ya veo, eh, enseguida prepararé la boleta,” dicho esto, la maid regresó al restaurante. Una vez fuera de vista, Komaeda cerró esa puerta.
“Eh, me sorprende lo bien que pudiste mentirle, Nagito…” Ayesha estaba impresionada y un tanto incómoda.
“Pienso que deberíamos buscar a Youmu-san antes que regrese,” sugirió el Rebel. Este sonrió. “Presumo que las dos están en la azotea de este edificio, ¿vamos a ver?”
“Espera, ¿qué?” Cho se sorprendió. Eran varios saltos en la lógica del asunto. “¿Por qué lo dices tan seguro?”
“Hay marcas en algunas jardineras y balcones en los dos edificios que nos rodean. Izayoi-san debe haber trepado recientemente. Seguramente posee la misma agilidad que Youmu-san.”
“Pues no me gusta oír a un Rebel que bien podría estar tendiéndonos una trampa, pero no nos queda de otra,” dijo Reimu.
“O-oye, yo tengo todas las que perder, trampa o no,” este sonrió incómodo y alzó sus palmas.
“Pero no somos tan ágiles como Youmu… oh,” Nio apuntó a un lado. “Hay una escalera de incendios por ahí, vamos.”
El grupo se acercó a la estructura de metal exterior al edificio, la cual por la angostura del callejón quedaba bastante cerca del edificio del frente. La intrépida Nio acercó un cajón desde el cual se impulsó para saltar y tomar de las escaleras de metal. Con su propio peso pudo bajarlas lo suficiente para que todos subieran.
“¡N-Nio, ¿qué haces?!” su hermana mayor se horrorizó ante una acción tan temeraria.
“Listo, todos a subir,” dijo la menor con una sonrisa victoriosa.
“E-espera, no podemos infiltrarnos a un edificio así. ¿Hablas en serio?”
“Es un tanto sorpresivo, pero es parte de la experiencia HiME. Tú tranquila,” le alentó Marisa.
“Quizás lo mejor es que las no HiMEs se queden atrás,” observó Reimu, pensativa.
“No, no, tenemos que buscar a Youmu-chan, es importante,” dijo Osaka, decidida.
“¡Sí, y a apurarnos antes que la maid regrese!” Nio asintió y se puso a subir.
“…” Cho vio a Nio terminar de subir y luego alentar a que su hermana le siguiera. Terminó por mirar de reojo a su Rebel. “Tú supiste que esa maid no trabajaba ahí, ¿verdad?”
“Me parece que fui el único que se dio cuenta,” comentó entretenido en lo que Reimu empezaba a trepar. “Sin menospreciar el trabajo de las empleadas del restaurante, Izayoi-san demostró una clase y profesionalismo que sobrepasaba por mucho a la gente común. También bastó verle atender a otras mesas en comparación con la nuestra para saber que nos tenía en la mira, pero fue recién cuando nos avisó sobre la llamada que entendí su verdadero blanco.”
“Ya veo…” era frustrante. Cho casi se sentía en falta por no haber podido detectar lo mismo que su Rebel, quien obviamente no tenía obligación alguna de ayudarles. Más bien el hecho que les había dejado saber indirectamente sobre las intenciones de esa misteriosa persona era un tanto inesperado, no sabía qué decir.
“Aruji, te ayudo a subir,” se ofreció Kashuu.
“Eh, d-descuida, yo puedo hacerlo,” Cho se apresuró. Ellos dos se sumaron al primer piso de la escalera exterior.
“N-no se caerá esta estructura, ¿verdad?” preguntó Ayesha, nerviosa y un poco tambaleándose ya que el piso se estaba quedando chico con tanta gente.
“Haha, tienen que seguir trepando para hacernos espacio,” Marisa rió desde el suelo.
“Sí, no soy la más atlética, pero haré un esfuerzo,” Osaka sobó sus manos, lista para tomar la escalera.
“Por supuesto,” Nio asintió. “Sigamos, onee-chan.”
“¡¿En serio vamos a trepar todos los pisos así?!” la mayor se quedó en shock.
“No hay necesidad,” Komaeda se acercó a las últimas dos chicas en el piso, agarró a cada una de un hombro, y repentinamente desapareció junto con ellas.
“¡O-Osaka!” Cho se asustó, aunque no tuvo que preocuparse.
“¡Aquí estamos, Cho!” Osaka abrió una ventana al costado de ellos. Estaba dentro del edificio junto con Marisa y Komaeda.
“¡Justo es un pasadizo y tenemos el ascensor a nuestra disposición!” reportó Marisa, alegremente. “¡Vamos, entren todos que si no llegaremos a la cima de noche!”
“Verdad que Nagito puede teletransportarse,” Nio asintió, y pasó a fruncir el ceño. “Un momento, ¿por qué no hiciste eso desde el inicio? ¿No pudiste hacerlo con todos?”
“Realmente no sé si puedo usar mi poder tan bien con tanta gente a la vez,” admitió con torpeza. “Además pienso que es un buen ejercicio para ustedes mis estimadas HiMEs. Sólo he ayudado a Osaka y Marisa porque no son HiMEs activas, así que están exoneradas.”
“¡Ohh, muchas gracias, Koma-chan!” Osaka movió sus brazos con emoción.
“¡Somos exoneradas, yay~!” Marisa pasó a chocar manos con la otra.
“Oigan, déjense de payasadas y salgan de la ventana de una vez,” les recriminó Reimu, quien se acercó para entrar al edificio.
…
“Entonces…” Youmu miraba a la otra chica con desconcierto, sin perder la tensión, aunque visiblemente sorprendida. “¿Dices que eres una Princess únicamente para proteger a tus superiores?”
“La respuesta es más compleja que tu abreviación. No se puede negar que estar remotamente involucrado en la guerra puede tener beneficios personales. En particular, me permite acceder a más información,” observó Sakuya, inmutada.
“…” frunció el ceño.
“Pero en el mero fondo de mis intenciones, yace el deseo de velar por las señoritas a las cuales he jurado proteger,” asintió decidida. “Ya he expresado mi lamento de la decisión de mis superiores de sumergirse en este ecosistema pese a no tener motivos importantes de hacerlo, pero dado el caso, lo único que deseo es mantener mi rol y lealtad, y ser una Princess me da mayor habilidad de mantenerlas a salvo en caso de cualquier eventualidad.”
“Tus ideas tienen sentido, pero…” Youmu negó. “Estás colaborando con una institución perversa que puede tener terribles planes de aquí en adelante. Ellos atacaron la ciudad hace años.”
“El hecho que yo sea una Princess o no nunca cambiaría lo que Rizembool fuera a hacer en el futuro,” dijo con firmeza.
“¿Qué dices? Pero…”
“Tu punto de vista sobre Rizembool siendo un problema en muchos sentidos es verídico, Youmu Konpaku. Sin embargo, puedo ver por dónde viene tu apreciación,” Sakuya sonrió con leve ironía. “Eres todavía una niña que no abre los ojos. Ignorando las intenciones de Hanasaki, ¿no eres capaz de ver que ellos también son problemáticos?”
“Tsk, Hanasaki hace lo que puede contra Rizembool. Sin nosotros, las cosas serían peor.”
“…” Sakuya mantuvo su sonrisa y le miró un poco en silencio.
“¿Crees que puedes voltear el asunto? Fue Hanasaki quien respondió ante el ataque de Rizembool, es quien los mantiene contenidos y les prohíbe hacer lo que gusten.”
“Tal vez haya algo de cierto en eso último, pero no diré más sobre ese asunto. Veo que no me comprenderás,” dijo tranquilamente.
“Me parece que Rizembool te ha llenado la cabeza de mentiras.”
“Fufu, casi me dieron ganas de calificar tu parecer como algo similar, pero a diferencia de persuasión, Hanasaki cuenta con el autoconvencimiento de las HiMEs.”
“¿Qué quieres decir?”
“Obviando los detalles, no negaré que Rizembool es el mal mayor. Seguramente conoces la frase sobre mantener a los amigos cerca y a los enemigos más…” entonces, Sakuya dio un suspiro. “No seré impropia para categorizar a ningún lado de aquella manera, pero siendo el más peligroso, tiene sentido que prefiera estar más cerca de Rizembool. Esa es mi estancia, lo que puedo hacer para servir mejor a quienes requieren de mis cuidados.”
“…” Youmu se vio incómoda. Bajó su mirada y negó con incomprensión. “Suena a que juegas con fuego… puede que sea muy peligroso… no puedo ni imaginar lo que Rizembool esconde.”
“Eso es algo que yo misma veré, no te concierne a ti personalmente,” Sakuya terminó sonrió con cierta pena. “Te causo una mínima empatía por ser alguien similar a ti quien se preocupa por sus superiores. Sin embargo, no ha sido suficiente para que puedas confiar en mí. Y pues, no te culpo, está bien que seas precavida.”
“¿Empatía?” Youmu se molestó. “Pierdes el tiempo si esperas que sea suave con mis enemigos.”
“Precisamente, eres una niña para reaccionar así,” se encogió de hombros.
“¡Deja de llamarme así!”
“Claro, lo lamento, si es que quiero hablar contigo no debería fastidiarte ahora,” reconoció con algo de frustración. “Youmu Konpaku, hay otro motivo por el cual quería hablar contigo.”
“¿Qué más tienes para decirme?” preguntó impaciente.
“Si es que no lo has entendido, quisiera reincidir en el hecho que no espero ser una verdadera enemiga para ti. Soy Princess por mi rol de sirviente, para proteger a gente adjunta mas no involucrada en la guerra. Basada en esa proposición, me gustaría si nosotras pudiéramos establecer una relación simbiótica.”
“Sim… ¿qué?” Youmu se desconcertó por la palabrería y se mostró mareada.
“Quiero decir…” era difícil no soltar una risita, así que Sakuya se mantuvo más sonriente de lo normal. “Que seamos capaces de hacernos favores de vez en cuando. Puedo ayudarte en algo y a cambio me devuelves el favor en otra ocasión.”
“¿Favores?” se sorprendió y frunció el ceño. “Estás equivocada si piensas que te ayudaré como una guerrera de Rizembool.”
“Noto que ignoras el hecho que podrías tenerme trabajando a tu favor como resultado de una ayuda mínima y no relacionada con nuestra pelea,” comentó tranquila. “¿Acaso ello no te parece un trato justo?”
“Es que…” se ofuscó y bajó su mirada. “Sería justo si es que pudiéramos estar en el mismo nivel de tratos y entendimiento… pero sé por Yuyuko-sama y la gente que me rodea que no soy del todo lista. Pareces del tipo que podría sacarme ventaja así.”
“Ya veo…” la maid se mantuvo entretenida y complacida. Efectivamente, trataba con una niña, pero no podía molestarse por ello. Era inocente y precisamente alguien con quien no correría riesgos en confiar durante alguna emergencia. El simple hecho que su HiME había bajado su mirada así también delataba que, pese a sus palabras, sí sentía algo de confianza por ella. “No voy a ser injusta, Youmu Konpaku. No se trata de un trato, no hay compromisos en mi sugerencia. Si alguna vez necesito tu ayuda, te preguntaré si te parece. Si es que me fueras a deber algún favor, incluso así serías libre de negarte a tu discreción. Por supuesto, si en algún momento fueras injusta y me debieras varios favores, tengo mi rol de Princess disponible para darte un merecido escarmiento.”
“No me atrevería a usar trampas que van en contra de mis principios,” declaró con fastidio.
“Lo imagino, por el hecho que me pareces razonable es que lo menciono en primer lugar.”
“Tampoco creas que estoy dispuesta aceptar.”
“¿Entonces qué tal si comenzamos con algo por lo cual yo te debería un favor?”
“¿Perdón?” se sorprendió.
“Es simple,” Sakuya asintió. “Oí parte de su conversación y ustedes mencionaron a un tal Solidor que parecen conocer bien. ¿Podrías brindarme información sobre esa persona?”
“¿E-ehh?” Youmu se mareó más. “¿Aquel es un favor por el cual me deberías?”
“Es información sobre una persona con conexiones en Rizembool y algo que yo en particular quisiera saber. A ello me refiero con favores,” concluyó, encogiéndose de hombros. “Y no es hipotético. Realmente quiero saber. Si tienes algo que decir, en verdad te deberé un favor.”
“…” se le hacía muy extraño… y le daba una mala espina, pero no con la Princess. Si ese tal Larsa era alguien que hasta una Princess buscaba investigar, ¿qué clase de persona se suponía que era? ¿Estaba bien que las otras HiMEs le tuvieran tanta fe?
Viendo la reacción de fascinación de ese demente Rebel peliblanco quien esperaba traerlo de vuelta a Rizembool… ¿qué se perdía?
“¿Por qué preguntas por esa persona?” le cuestionó en blanco, casi por inercia.
“Pues, es una persona importante, pero no necesitas saber más que eso,” contestó Sakuya, inmutada. “He llegado recientemente y espero saber más de gente de interés.”
“…” le fastidiaba. Hasta había ido de visita a la residencia de su señora, quien le tenía en gran estima, incluso con esa amiga pelirroja que fue una Princess peligrosa, según había oído. Youmu se ofuscó y negó un par de veces. “Le preguntas a la persona incorrecta, Sakuya Izayoi. Yo no lo conozco bien, soy nueva aquí. Apenas nos hemos cruzado.”
“…” Sakuya asintió. “Pese a decir eso, pareces tener una actitud personal con él, una negativa.”
“Es sólo… frustrante. Fallo en ver cómo alguien de Rizembool ayudaría a HiMEs,” expresó con agobio, desviando su mirada. “Una persona de su familia fue el Rebel de Yuyuko-sama cuando ella fue HiME. Sólo por ello no es alguien en quien esté dispuesta a confiar.”
“Entiendo…” la Princess sonrió apenada. “Suena a una situación difícil. Como dices, eres la persona incorrecta. Aun así, por cómo se expresó la otra chica que te acompañaba, no suena a que aquel Solidor tenga la misma actitud que tú, o que otras HiMEs compartan tu parecer.”
“No podría hablar por ellas. Pero en serio, ¿qué clase de persona es él para que preguntes por él? ¿Acaso tendría que preocuparme? ¿Puede ser algún enemigo formidable?”
“¿Ahora preferirías ser tú quien me deba un favor?” preguntó con leve gracia.
“…fallo en ver cómo esto sería un favor,” contestó torturada.
“Fufu, los Solidor nunca serían enemigos para una HiME como tú, si a eso te refieres. Oír que hay uno que ayuda a HiMEs es sorprendente. En verdad, casi inspirador, diría yo.”
“…”
“Pero sobre ser algo que debería preocuparte… no, dejémoslo en que no es tu asunto, Youmu Konpaku. Eres de hacerte una maraña de pensamientos en la cabeza y fallo en ver cómo otras HiMEs o el propio Hanasaki esperaría que tú te encargues de más que lo que tienes en frente.”
“¿Qué estás diciendo?” preguntó Youmu. “Por cierto, sí hubo una persona de su familia que fue el Rebel de Yuyuko-sama. No me confundas con tus palabras. Los allegados a Rizembool tienen ese potencial, por eso pregunto.”
“Ese potencial, por más útil que sea para Rizembool, es apenas lo exterior al conflicto, tan visible como son las HiMEs. Gente como los Solidor son propios de los engranajes de la guerra en sí, el alma, lo cual hace que nuestra realidad siga de pie. Es mejor que gente como tú no se preocupe en esos asuntos.”
“…” eran palabras inquietantes, pero no podía interpretar lo que significaban. ¿Qué podría haber detrás del asedio de Rizembool?
“Pienso que hemos hablado lo suficiente por hoy, no noto que haya algo aquí que me beneficie personalmente,” concluyó Sakuya, con una mano en su mentón. “Sin embargo, el diálogo y los favores están abiertos. No espero que confíes en mí desde el inicio, pero no tengo malas intenciones y espero hacértelo entender. Si bien me necesites para algún favor o alguna cuestión, seré todo oídos.”
“Yo no tengo mayores aspiraciones, Sakuya,” declaró Youmu, con fuerza. “No dejaré que información que no viene al caso me confunda.”
“Vaya, esa no ha sido mi intención, pero eres una principiante. No te preocupes por eso…” Sakuya sonrió gustosamente. “Tus ojos son curiosos. Quizás te picaré la curiosidad para que cambies de parecer.”
“Tsk…” quiso responderle, pero la puerta de las escaleras se abrió de golpe.
Los demás finalmente llegaron e inundaron esa amplia azotea.
“¡Youmu-chan!” exclamó Osaka, quien tuvo la intención de correr donde ella, aunque Cho la detuvo.
“…” Sakuya se notó un poco sorprendida, para entonces sonreír rendida. “No pensé que nos encontrarían tan rápido. Oh… Komaeda-sama, ¿habrá sido quien dirigió a las HiMEs?”
“Siento las molestias, Izayoi-san,” se disculpó, sonriendo con torpeza. “Estoy teniendo un almuerzo cómodo y en armonía con las HiMEs, así que no quise arruinar los ánimos. Sonará injustificable que un Rebel diga estas palabras, pero es la verdad.”
“Fufu, no es ningún problema. Admito que yo misma he cometido una travesura por realizar un encuentro pacífico con mi HiME de esta manera,” dijo con un tono ligeramente divertido. “Más bien agradezco que no me delataras ante ellas. Supiste que era una farsa.”
“No puedo llamar a alguien con un comportamiento tan intachable de aquella forma. Mi decisión de amenizar con las HiMEs no involucra a terceros, es así de simple.”
“Sí, por supuesto,” dicho esto, Sakuya hizo una pronunciada reverencia. “Lamento las inquietudes. Con permiso.”
Así, la Princess desapareció en el mismo aire. Con la desconocida fuera del mapa, los demás se acercaron a Youmu.
“Youmu, ¿estás bien?” preguntó Cho.
“Parece que esa chica no tuvo intenciones de pelear, es un alivio, al menos,” observó Reimu.
“…” Youmu asintió y se puso a pensar. “Ella vino a hablar conmigo. Me dijo que no pensaba ir seriamente contra mí, pero…”
“Oh…” Ayesha se sorprendió e intercambió miradas con su hermanita.
“Hm, sería bueno, pero entiendo que no sea fácil de creer…” dijo Nio, también pensativa.
“Eh, podemos pensarlo mejor de regreso en la universidad,” Marisa se acercó, sonriente. “Seguro que andas cansada, Youmu. Ahí nos puedes contar todo con lujo de detalles.”
“S-sí, tienen razón…” volvió a asentir y entonces pasó a mirar a Komaeda con desconfianza. “¿Y tú qué haces aquí?”
“¿Perdón?” él se confundió y sonrió incómodo. “No tienes que ponerte así. En serio todos estábamos buscándote. Eso es todo.”
“Nagito nos ayudó a llegar aquí. Sin él no hubiéramos dado contigo, Youmu,” explicó Ayesha.
“Creo que ya tenemos que ir de regreso,” dijo Kashuu. “Nos infiltramos al edificio, así que hay que irnos antes que alguien se dé cuenta.”
“He hecho esperar mucho a la camarera del café. Iré a pagar la cuenta. Nos vemos abajo,” observó el Rebel, quien se teletransportó.
“Aw, ojalá Nagito hubiera podido llevarnos, espero que no nos encontremos con nadie en el ascensor,” dijo Nio.
“Ah, dejamos nuestra comida empacada en nuestros sitios, vamos también,” Osaka asintió.
“Eh, un momento…” Youmu se vio perdida. “Nosotros… ¿dónde estamos? ¿Es el edificio del café?”
“Sí, lo es,” Reimu asintió, confundida. “¿No subiste aquí por tu cuenta, Youmu? Con tu agilidad habrías llegado en unos saltos.”
“No lo hice, eh, mi Princess me trajo aquí, creo que me teletransportó,” contestó en blanco. Ella pasó a fruncir el ceño y bajar su mirada, contrariada. No podía pensar en nada específico que pudiera comenzar a explicar su parecer sobre ese forzado encuentro.
Los demás intercambiaron miradas.
“Ehh… Youmu, no lo pienses mucho, como te dije, vamos todos a Hanasaki. Seguro que Lince nos preparará un jugo,” dijo Marisa.
“Youmu…” Cho dio un paso adelante. No tenía nada que decirle, pero podía comprender un poco su peso interno. “…lo siento, lamento que esto haya ocurrido. Debes sentirte un poco mal y eso está bien, es normal… pues…” desvió su mirada un poco antes de volver a mirarle con más decisión. “Nos alegramos mucho que estés bien, eso es lo más importante.”
“Sí, lo entiendo…” no podría dejar sus inquietudes de lado del todo, pero recordó la charla que había tenido con las demás justo antes de separarse de ellas. Sonrió un poco. “Gracias, no estoy sola en esto, lo sé.”
“Sí, nunca lo vas a estar. Vamos juntas, Youmu-chan,” dijo Osaka, animada.
Con ello, se cerró ese incómodo suceso, del cual felizmente no tuvieron nada que lamentar, aunque sirvió como un amargo recordatorio de su presente situación. Ahora les tocaba regresar al restaurante para despedirse del no del todo bienvenido peliblanco y así poder hablar más tranquilamente sobre lo ocurrido.
Era el atardecer y luego de un camino ya conocido, aunque excesivamente largo, Fudou llegó al portón de la enorme residencia de los Sadamune. Su viaje interprovincial a esa zona privada y privilegiada sólo reforzó su fastidio y tremenda frustración con su amigo, pero era necesario darse el recorrido para asegurarse de poner sus ideas en su lugar.
Tocó el timbre y en poco tiempo fue recibido por una de las mucamas, quien pese a ver su mal estado de ánimo, se vio sinceramente contenta de verle y le guió dentro de la mansión.
“Justo cuando pensábamos que no podríamos tener una tarde más agradable, ha venido, Yukimitsu-sama,” comentó la sirvienta con añoranza. “Nuestros señoritos deben estar muy contentos de tener a tanta buena compañía.”
“Eh, n-no lo mencione,” Fudou desvió su mirada y se retrajo. Ya se sentía mal de haber preguntado tan coléricamente por Monoyoshi por el intercomunicador. Nunca entendería por qué esas amables amas de casa siempre estaban tan felices de recibirle. Le hacía sentirse desmerecedor. “Pero, con eso de ‘buena compañía’, ¿significa que hay más gente aquí? ¿Se refiere a Mitsutada?”
“Sí, pero tenemos la fortuna de ver a una persona más, y entiendo que vendrá seguido,” contestó con ilusión. “Enseguida la conocerá. Estoy segura que nuestros señoritos le presentarán debidamente.”
“Sí, como diga…” no entendía el misticismo, pero si se trataba de algunos amigos o alguna especie de fiesta, ya veía a sí mismo viendo cómo escapar.
Llegaron a la principal sala de estar, donde Fudou pudo ver a una entusiasta peliazul quien tenía un aura curiosamente familiar. Ella anduvo hablando sobre alguna experiencia que no llegó a oír bien, cuando la empleada tomó la palabra.
“Hinanawi-sama, lamento la interrupción,” se disculpó e hizo una pronunciada reverencia. “Yukimitsu-sama ha venido a visitarnos. Iré a traerles más bocadillos.”
“Ah, no lo menciones,” Tenshi sonrió indistinta. “Otra mucama acaba de decirnos que traerá más cosas, así que estamos bien.”
“Sí, entendido, por favor no duden en llamarnos en caso de necesitar algo más.”
“¡Sí, muchas gracias!” Monoyoshi asintió contento y vio a la empleada nuevamente asentir en su dirección, para marcharse. El pelirrosa fue el primero en acercarse al recién llegado, con tantos ánimos como la sirvienta. “¡Fudou-kun, qué alegría verte hoy!”
“…” este frunció el ceño y le miró con reproche.
“¿Eh?” se quedó en blanco.
“Tsk…” terminó por agarrar al otro de los hombros. Su rostro se arrugó en fastidio. “Tienes suerte que tus empleadas son personas tan amables con un insecto como yo que ya se me pasó gran parte del amargo, pero sigo molesto contigo. ¡¿Qué haces tú saltando al peligro y peleando contra el Rebel de una HiME que no se molesta a encararlo?!”
“Eh, F-Fudou-kun, no fue así…”
“¡Juro que si continúas haciendo estas cosas terminaré envenenado por mi propia bilis! ¡¿Acaso no tienes instinto de autopreservación?!”
“Ehh…”
“Fudou, tranquilo, por favor,” Mitsutada sonrió apenado y se le acercó. “Entiendo que ya muchos le han llamado la atención por lo que hizo. Toma asiento, por favor, justo andábamos hablando sobre el tema.”
“Eso de que ya le han llamado la atención no es excusa. Te creía más sensato, Mitsutada.”
“¿Eh? Pero si Micchan es cool,” comentó Taikogane, perdido. “Ya veo que varios no aprobarían lo que pasó, y yo también tengo mis quejas al respecto, pero Micchan ha probado darle consejos a Monoyoshi y a la vez no fastidiarse tanto, por lo cual tiene un buen balance entre maduro y cool, ¡justo como lo esperaríamos!”
“Tsk, cállate, niño,” le miró cansadamente. No podía esperar nada del engreído de la familia, aunque le confundía eso de tener quejas personales.
“Toma asiento, por favor,” le invitó Mitsutada. “Vayamos sobre lo ocurrido tranquilamente.”
“Un momento, ¿no se olvidan de mí?” reclamó Tenshi, impaciente. “Soy la única que no conoce a este chico, ¿quién es?”
“Es verdad, lo siento mucho, Tenshi-san,” Monoyoshi asintió. Sonrió ampliamente en lo que señalaba a su amigo con ambas palmas. “Él es Fudou Yukimitsu, nos conocemos desde la primaria y con frecuencia me ayuda a entrenar con espadas,” pasó a mirarle a él. “Fudou-kun, ella es Tenshi Hinanawi, una prima de nosotros.”
“No me señales como producto de supermercado, por favor,” le reprochó y dio un suspiro. Fudou miró a la chica y alzó una ceja. “Hm, mucho gusto, supongo. Por tu apariencia pensé que quizás eras pariente de Mitsutada aquí…”
“Sí que tienes una actitud muy huraña, Fudou,” Tenshi se extrañó un poco y se encogió de hombros. “Si dices eso, más bien Taiko-chan bien sería su pariente, ¿no? Con los cabellos azules y el mismo color de ojos que tienen.”
“Heh, no lo puedo negar. Ahora veo que Taikogane no es el único que lleva el gen de cabello azul de niño hiperactivo en su familia.”
“Oye, lo dices como si fuera algo malo,” se quejó Taikogane, frunciendo el ceño. “Si Micchan tiene cabello azul y no hay nada que recriminarle a él.”
“Ah, sí, cierto,” Fudou se vio indistinto. “Entonces sí eres un Sadamune, porque Mitsutada no es como tú, así que su gen de cabello azul es uno completamente distinto.”
“¡Oye!”
“Haha, ya, Fudou, no fastidies a Sada-chan,” Mitsutada rió un poco.
“Hm, no me consideraría hiperactiva, pero ya veo que mi lindo primito no ha crecido mucho en todo este tiempo, para que digas esas cosas,” la chica se notó contenta y se infló el pecho. “Pese a tu primera actitud, sí eres cercano a todos aquí con esa forma de ser. Pues bien, un gusto también, Fudou. Gracias por ser amigo de mis disparejos primos.”
“No me agradezcas,” Fudou se encogió de hombros y se notó algo cansado. Tuvo razón al considerar Tenshi como ‘familiar’. Tenía esa misma actitud energética, superior y un tanto frívola e inconsciente de Taikogane. Definitivamente eran parientes, aunque le faltaba conocerla mejor para juzgarla un poco más. “Entonces entiendo que hablaban sobre lo que Mono-chan hizo. Aunque…” miró a la chica con desconfianza. “Para que lo hablen contigo, ¿acaso eres estudiante de Rizembool o Hanasaki?”
“¿‘Mono-chan…’?” Tenshi se notó algo sorprendida por dicho apodo que contrastaba severamente con ese pelimorado, aunque no lo meditó mucho y sonrió complacida. “Hehe, nada mal, Fudou. Soy una estudiante de Hanasaki, pero ya llegaremos a lo mío. Hablemos un poco más sobre ‘Mono-chan’, ¿qué tal?”
“T-Tenshi-san, por favor, no me llames así,” Monoyoshi se erizó.
“Uhh, ¿por qué no? Si tu amigo te llama de esa manera,” ella se vio algo desanimada.
“Ehh, en verdad n-no me gusta ese apodo…”
“Sí pues, lo digo para fastidiarle y supongo lo tolerará conmigo porque se lo he dicho hasta el cansancio, pero no intentes usarlo tú,” dijo Fudou, restándole importancia.
“Hmm, supongo un privilegio de amigo de la infancia,” concluyó con irrelevancia. “En fin, podemos ponerte al día con la conversación. Realmente fue una sorpresa ver ese video de la pelea de mi primo con el Rebel que seguramente ya viste…”
“¡¿VIDEO?!”
“Eh…” Tenshi se quedó en blanco. “Ya… veo que no es así…”
“¡¿De qué video hablan?! ¡¿Alguien grabó lo que pasó?!”
“Sí, ¿puedes creerlo?” preguntó Taikogane, quien se inclinó hacia delante. “Me parece injusto. Monoyoshi anda teniendo una pelea épica, un compañero le graba peleando y ayer fue a un evento en ES supuestamente exclusivo para idols donde se hizo fama. ¡No puedo creer que me haya dejado de lado así!”
“Tsk, ¿qué dices tú?” Fudou le miró con reproche. “¿Me vas a decir que esas eran tus quejas? Ya sabía que esperaba mucho de ti, niño.”
“En verdad no quiero que la gente me conozca por esas acciones, fue una emergencia…” murmuró Monoyoshi, cabizbajo y torturado. “Por favor no hablemos más sobre eso.”
“No puedes evitar que otros reaccionen sobre lo sucedido, Monoyoshi. Ello quiere decir que hay muchos preocupados por ti,” observó Mitsutada, comprensivamente.
“Lo dudo. Tu hijo no quiere que lo opaque, obviamente no se preocupa por él,” Fudou rodó sus ojos e ignoró cómo desconcertó al mayor.
“¿Tu hijo? ¡Hahaha!” por su parte, Tenshi se rió con ganas.
“F-Fudou, un momento, tú sabes que no me gusta que otros digan que Sada-chan es mi hijo,” Mitsutada sonrió inquieto y alzó sus palmas. “Y te aseguro que Sada-chan sí se preocupa en el fondo por lo sucedido.”
“Mientras más hables por él más fácil es creer que te responsabilizas por él.”
“Bueno, es cierto,” Tenshi asintió.
“P-pero no lo hago…”
“¿Preocuparse de qué?” Taikogane ladeó su cabeza. “O sea, Monoyoshi está aquí entero y en el video había dos HiMEs. No que hubiera estado en riesgo, ¿verdad?”
“Sada-chan, incluso así siempre hay riesgos, por eso Fudou anda tan preocupado…” observó Mitsutada, un poco frustrado.
“Ehh…” Monoyoshi sonreía incómodo. “En verdad no se mortifiquen más. Por favor cambiemos de tema…”
“Primero quiero ver ese estúpido video del que todos hablan,” reclamó Fudou.
“Q-quizás más tarde…” dijo el pelirrosa, desviando la mirada.
“¿Ah? ¿Por qué te niegas? ¿Temes que te vaya a arrancar los cabellos?”
“N-no es que sea mi temor principal, y ruego que ese no sea el caso tampoco,” confesó con algo de temor, aunque sin dejar de sonreír. “Sólo que ya andas muy movido por todo y…”
“Aquí tienes,” Taikogane extendió su celular al pelimorado.
“¡T-Taikogane-san, espera!” Monoyoshi se alarmó, aunque no pudo detener a su amigo.
“Si tanto quieres cambiar el tema, mejor que lo vea, qué necio que eres,” murmuró Fudou en lo que ponía play a la grabación que ya había circulado bastante.
Vio los primeros segundos de una cámara de celular agitada que subió de entre los estudiantes mirando el suceso a los ventanales del tercer piso del edificio de clases. Tomó un instante para que el foco de la grabación se ajustara y pudo ver aquel enfrentamiento. No podía oír la pelea en sí por el escándalo entre los estudiantes evacuados, pero no fue necesario.
“…” Fudou mostró una mínima sorpresa que mantuvo contenida en lo que observaba ese corto enfrentamiento, hasta que los rayos de la HiME terminaron por impactar al pelirrosa. Apenas vio al Rebel de pie viéndose mínimamente entretenido por ese suceso, y la cámara se agitó considerablemente, con algunos en la audiencia optando por huir por la incertidumbre. Dicha grabación se cortó ni bien unos de seguridad pidieron que todos se alejaran más del edificio.
“Me hubiera gustado ver qué ocurría posterior a eso, pero sí que fue emocionante,” comentó Taikogane, quien se había asomado para verlo con Fudou. Este se notaba tranquilo, pero se confundió un poco de que Fudou continuaba ensimismado por más que la grabación había terminado. “Eh, bueno, sí nos dijeron que ese Rebel no tardó en huir y fue una falsa alarma, así que no tienes que preocuparte más. Para variar Monoyoshi hizo algo muy cool, ¿no?”
“¿Eh?” Fudou se extrañó y le miró algo perdido.
“¿Fudou, qué sucede?”
“Ahh…” fue como una especie de amargo despertar y sacudió su cabeza, para de repente propinarle un zape a Taikogane. “¡Idiota, viste a tu hermano ser electrocutado en video, ¿y no tienes una pizca de preocupación?!”
“¡P-piedad!”
“Fudou-kun, no te molestes con Taikogane-san, por favor…”
“¡Ya has visto tremendo peligro por el cual pasaste! ¡De milagro ese ataque no te hizo terminar en un hospital!” Fudou rechinó los dientes. “¡No me parece que has aprendido tu lección lo suficiente, Mono-chan! ¡Le diré a Gotou que te llame más la atención! ¡A ver si a él le oyes!”
“¡N-no por favor!” ello probó asustar al pelirrosa.
“Pienso que ahora sí podemos hablar sobre algo más. Enfocarnos en ello sólo nos fastidiará más y ya lo hemos atendido bastante,” sugirió Mitsutada.
“Tch, serás cuerdo tú, pero no eres capaz de exigírselo a estos descerebrados Sadamune,” Fudou bajó su mirada, con disgusto y contrariado. “A este ritmo puede que Mono-chan se haga daño.”
“Fudou-kun, eh…” Monoyoshi se afligió un poco y llevó una mano a su pecho. “Noto que estás preocupado por mí. Lo siento, es posible que termine por preocupar a otros por más que no sea algo que busque por hacer.”
“¿Qué clase de tranquilidad esperas que sienta con esas palabras?” Fudou entrecerró sus ojos.
“Pero prometo que seré más cuidadoso, no dejaré que las cosas lleguen a tal punto si es que puedo evitarlo,” asintió decidido. “Perdón, en verdad, y gracias por preocuparte por mí.”
“Pues… más te vale…” no le sabía dejarlo ir tan rápido, pero dudaba llegar a hacerse oír sin incomodar más a su amigo, aparte que siempre corría el riesgo de tener un efecto contrario. “Recuerda que yo te ayudo a entrenar y no quiero que uses nuestras prácticas como una excusa para ser irresponsable.”
“Sí, definitivamente no será así, lo entiendo,” volvió a asentir.
“No te preocupes, Fudou. Yo ya hablé con Monoyoshi al respecto ayer y le dejé en claro que no dejaré que se meta en problemas,” le aseguró Tenshi, con una amplia sonrisa. “Estoy en su mismo salón, así que lo mantendré vigilado.”
“Me harías un favor, pero tú tampoco te metas en nada que no te concierne, ¿de acuerdo?” exigió el pelimorado, con ligera desconfianza. “Te me haces tan impetuosa como tus primos.”
“Lo sé, tengo que enfocarme sólo que lo que me corresponde, además que sí estaré muy ocupada, así que lo tendré presente.”
“Espero, también eres nueva así que no te involucres con el asunto si es que entiendo que estudiarás en Hanasaki,” Fudou dio un suspiro para despejar sus pensamientos. “Y bien, ¿qué te trae por la ciudad?”
“¡Claro, es mi turno!” Tenshi sonrió con gran alegría y llevó un puño a su pecho. “¡He venido a la ciudad para ser una HiME!”
“……” el pobre visitante se quedó atónito y le miró con sus ojos bien abiertos.
“¡Sí, así que con más razón te aseguro que nada les pasará a mis queridos primos porque yo los protegeré!” dijo alegremente. “¡Sólo tendrías que preocuparte por mí, pero ni eso porque soy muy fuerte!”
En reacción a eso, Fudou tensó sus palmas y luego de fallidamente agarrar el aire, tomó su propia cabeza con una tremenda y silenciosa frustración que terminó por evacuar, para de repente ponerse de pie y pararse al costado del pelirrosa.
“Mono-chan, nos vamos en este instante, ahora vivirás en mi casa,” dijo con toda seriedad.
“¿Perdón?” Monoyoshi ladeó su cabeza.
“¿Eh? ¿Una pijamada?” Taikogane también se puso de pie. “¡Me apunto, yo quiero!”
“S-Sada-chan…” Mitsutada sonrió incómodo.
“Tsk…” fue como si la cordura de la sala hubiera estallado casi sonoramente. Fudou miró a Taikogane con una cólera que asustó al menor. “¡Maldición, lee los ánimos y la urgencia por una mísera vez en tu vida! ¡Tú y tu prima ya han sido desahuciados por el sentido común y ahora quiero llevarme a Mono-chan lo más lejos para que no termine imbécil como ustedes!”
“¿Qué? ¿Pero qué dije…?”
“¡Ya no puedo con la falta de lógica de todos ustedes! ¡Esta actitud libertina de esta familia del uno por ciento es deplorable! ¡Con razón Mono-chan anda haciendo tontería y media!”
“Ahh, veo que hice un cambio de tema demasiado brusco…” Tenshi dio un suspiro.
“¡Estás completamente ignorando el punto!” estalló Fudou.
“Para las revoluciones, por favor. Habré sonado indiferente, pero el ser HiME no tiene nada que ver con mis primos y es por asuntos personales. Ni viviré aquí, sólo ando de visita,” dijo la peliazul, tranquilamente. “Por supuesto que no quieres que ellos sean perjudicados por el asunto y te aseguro que yo también pretendo eso. Prometo que haré lo posible para que así sea.”
“Tch… dices eso, pero estas cosas son fáciles de salirse de control.”
“Sí lo es, y por eso más cuidado tendré.”
“¿Y por qué sólo quieres llevarte a Monoyoshi?” Taikogane hizo un puchero. “No me etiquetes de desahuciado tan rápido.”
“¿Qué haces resintiéndote?” Fudou negó un par de veces. “Es porque tu hermano está en Hanasaki y ahí es donde la gente puede ser más propensa a meterse en las peleas. Que yo sepa, casi no hay HiMEs que van a atacar a Rizembool, así que asumo que estás a salvo.”
“Hm, pues es cierto…” se puso a pensar.
“Y ahora no te vengas con ninguna idea…”
“Pero sí sería una falta de respeto si alguien fuera a atacar mi colegio…” los ojos de Taikogane se iluminaron. “¡Así que entiendo por qué Monoyoshi peleó contra ese Rebel!”
“¡Detente ahí!” Fudou se le dirigió con cólera. “¡¿Acaso no has escuchado la conversación?!”
“Pero si una HiME fuera a atacarme, tendría que defenderme, ¿verdad?”
“¡Eso es precisamente lo que ustedes no deberían hacer, maldición!”
“T-tranquilo, Fudou-kun, como dices, no creo que eso fuera a suceder,” observó Monoyoshi, sonriendo incómodo. “Taikogane-san estará a salvo.”
“Sí sería raro que una HiME apareciera para atacar Rizembool…” el pequeño regresó a ponerse pensativo y se vio perder algo de ánimos.
“Tch, ¿ahora te decepcionas por eso?”
“Haha, no iría a atacar, ¡pero con gusto te puedo a ir a visitar intempestivamente,” dijo Tenshi, entretenida.
“¡Claro, eres bienvenida!” Taikogane volvió a alegrarse. “Mi hermano nunca se ha dignado a pisar mi escuela, ¡así que con mucho gusto! ¡Y podríamos hacer una pelea de mentira!”
“¡Carajos, no! Ahhh…” al oír ese intercambio, el pelimorado se sentó rendido y agarró su cabeza con ambas palmas. “No puedo… nadie me escucha… tienen muchas energías…”
“Ehh, Fudou-kun… te agradezco por tu gran dedicación. Sí seremos cuidadosos,” le consoló Monoyoshi, atentamente.
“Ya me parece que tú tampoco tienes remedio, Mono-chan,” espetó con fastidio.
“Oigan, entiendo que se estén entreteniendo con sus ocurrencias, pero Fudou no comparte el mismo parecer. Hay que hablar sobre algo más,” observó Mitsutada. Entonces, la puerta se abrió y un par de empleadas trajeron un carrito lleno de bocadillos y algunas bebidas. “Ah, miren, hagamos una pausa y aprovechemos este aperitivo.”
“Uhh… no tengo hambre…” Fudou habló con gran pesar, cabizbajo.
“Te aseguro que te hará sentirte mejor, la comida es una gran medicina,” Mitsutada le sonrió con amabilidad.
Aquel encuentro improvisado y disparatado se dio una breve pausa y finalmente pudieron hablar con calma sobre asuntos más normales, lo cual ayudó a despejarlos.
...