Author Topic: HiMEverse Episode V: The Rebels Strike Back  (Read 276376 times)


Mimi Tachikawa

Re: HiMEverse Episode V: The Rebels Strike Back
« Reply #900: February 28, 2023, 10:26:30 PM »
Hoi hoi minna!! aqui dejo fic.....
--------------------
Finalmente Tsubasa y Maria llegaron a las oficinas donde se encontraban los chicos de Trigger

Como te sientes en volver a participar en eventos oficiales como solista?...-habló Maria al ver a Tsubasa que miraba detenidamente cada rincón del lugar donde estaban entrando-

Se siente algo irreal, porque esta vez estoy como solista, la ultima vez cantamos juntas junto con Naru en aquel evento, esta vez estoy sola presentándome a cantar junto a Trigger un grupo de Idols exitosos como lo éramos nosotros cuando estábamos en Knights…-

Supongo que te vienen muchos recuerdos de los buenos y malos, ahora puedes dejarlos de lado y solamente volver a empezar tu camino como Tsubasa Kazanari, ya sabes que tus amigos siempre estaremos a tu lado para apoyarte

Lo sé y lo agradezco mucho Maria-san…-dijo mientras observaba como llegaban los 3 jovenes miembros de Trigger-

Finalmente nos podemos ver en persona Tsubasa Kazanari…-habló Gaku haciendo una solemne reverencia- Mucho gusto yo soy Gaku Yaotome, y ellos son Ryunosuke Tsunashi y Tenn Kujo…-

Igualmente Yaotome-san …-devolviendo el saludo-

Puedes decirme Gaku, después de todo vamos a trabajar juntos estas semanas…-

Que formal que eres Gaku, como siempre buscas lucir genial frente a las demás personas cuando tienes un pésimo carácter junto con Tenn, el pobre de Ryu que tiene que lidiar con sus ataques de mal humor…-rio divertida Maria-

Y tu como siempre tan “amable” Maria…-dijo Gaku con el ceño fruncido-

Tanto tiempo sin vernos querida Maria – dijo Ryu acercándose a ella y jugando con sus cabellos- tu también eres igual de gruñona que ellos-

Maria-san tu los conoces??...-

Tenn se acercó a Tsubasa- En una de nuestras giras mundiales nos encontramos con ella que estaba haciendo un recital musical y desde ahí nos hicimos amigos…espero que podamos llevarnos también bien contigo Tsubasa-san…-

Yo también espero llevarnos bien…-haciendo una reverencia-

No puede ser que siendo amigos de años no me hayas dicho que estas próximo a casarte y encima te vas convertir en padre Gaku…-María se cruzó de brazos- supongo que tengo una invitación verdad?? Al menos dejamo conocer a la pobre desafortunada que se casará contigo- rio divertida-

Gaku-san se va a casar y va a ser padre??...-Tsubasa se sorprendió porque tenia la tradicional idea de que un idol no puede enamorarse ni tener familia-

Estoy organizando una ceremonia tranquila con un circulo cerrado de amigos…-dijo mirando a otro lado ligeramente avergonzado- ya estaba por enviarte una invitación Maria y por supuesto también estas invitada Tsubasa…-

Muchas gracias…-dijo aun avergonzada-

En nuestra agencia no tenemos limitación de no tener relaciones amorosas o casarse, mientras que sigamos en la cima y dedicándonos también a los fans no se meten con nosotros- hablo Tenn- supongo que en la agencia donde se manejaba Knights tenían ese tipo de problemas verdad? Por eso han sido lo que fueron…cuando nosotros comenzábamos ustedes estaban en la cima del mundo, fue una lastima que anunciaran su retiro estando en su mejor momento-

En nuestro caso tampoco teníamos restricciones de relaciones, creo que hemos tenido muchas libertades, demasiadas diría yo…-recordando como Tsukasa siempre se molestaba por los despreocupados que eran todos, sobretodo con Leo-

Es más creo que antes de estar en Knights me puse a leer un manual de como ser un buen idol y quise portarme como tal…-

Es que Tsubasa proviene de una familia tradicional que la rectitud es parte de sus normas…-dijo Maria mientras apoyaba su mano en el hombro de la peliazul-

Ya veo…-dijo Tenn- será todo un gusto trabajar contigo estas semanas-

Ryu observo los semblantes serios tanto de Gaku, Tenn y Tsubasa , se acercó lentamente a la pelirosa y sonrio divertido- no crees que esos tres serian un buen grupo?-

Es verdad – rio divertida- pero Trigger no seria Trigger si es que no esta nuestro sexy muchacho- le dio una palmada en la espalda- Si no fuera porque mi corazón tiene dueño ya te hubiese pedido que seas mi novio…recuerdas la foto que nos tomaron para una revista en ropa de baño?-

Si lo recuerdo, todo el staff pensó que éramos novios por lo bien que nos quedaron las fotos y como no nos iba a quedar perfecto si eres una modelo innata María…-sonrio ampliamente-

Pude haberme convertido en modelo, pero prefiero estar en las tablas del teatro, es lo mio y lo seguiré haciendo hasta el final de mis días, pero claro que podría estar en una colaboración si estas participando   

Entonces lo tendré en cuenta mi querida Maria…-

Como siempre tan amistosos…- dijo Gaku- como siempre Ryuu acaparando a las chicas lindas…-

Gaku sabes que yo no soy así…-

Lo sé pero me encanta molestarte…-

Creo que están olvidando que nuestra invitada de honor es Tsubasa-san…-dijo Tenn mientras observaba a Tsubasa que estaba sumida en sus pensamientos- que te parece si comenzamos a planear los pasos para nuestra cancion de colaboración?-

Deacuerdo, si no es molestia traje muchas ideas para ver si nuestras visiones son iguales y podemos complementarla
para que el público quede satisfecho que nuestra performance te parece?-

Tal como se espera de una ex miembro de Knights …-dijo Tenn sorprendido porque Tsubasa tenia un cuaderno con anotaciones- ya tienes ideas para nuestra presentación, entonces que esperamos Gaku y Ryuu vamos a la sala de conferencias con Tsubasa-san y empecemos con el trabajo-

Parece que nuestro Tenn esta entusiasmado…hay que aprovechar antes de que se le acabe la “inspiración”-hablo Gaku- bueno María ya escuchaste a nuestro centro, vamos a empezar a trabajar, dejaremos a Tsubasa en el lugar que nos has dicho, ahora si nos retiramos a trabajar-

Maria-san nos vemos mas tarde- dijo Tsubasa- antes de que me olvide por favor dale de comer a Riolu que ahora debe de estar con Yamambagiri-kun entrenando juntos-

No te preocupes , yo me haré cargo, que te diviertas y cualquier cosa mándame un mensaje al celular que primero ire a una reunión de mi compañía de teatro antes de ir a la casa, chicos se las dejo a su cuidado- ondeo la mano y se fue del lugar-

Tsubasa se sentía un poco temerosa porque después de mucho tiempo estaba a solas con personas que no conocía del todo, pero estaba tranquila también porque sentía la calidez de aquellos tres chicos con los que iba a trabajar para dar un magnifico concierto que marcaria su regreso oficial a los escenarios como solista

Tsubasa-chan te encuentras bien??...- hablo Ryuu-

Si…solo me perdi en mis pensamientos…-dijo algo avergonzada-

No te preocupes y cuenta con nosotros de ahora en adelante-

Muchas gracias Ryuu-san…- dijo haciendo una reverencia-

Ya te dijimos que no seas tan formal Tsubasa- dijo Gaku- ahora vamos a empezar a trabajar para nuestro concierto!

Tsubasa sentía después de mucho tiempo la emoción que tenia en el pasado de volver a pararse al escenario, después de todo era el lugar donde podía ser mas ella misma
------------------------------

matta ne!!


Cho


Hello gals <3

Para cualquier duda y/o consulta las invito a postear en el foro de planeación.

Sin más preámbulos~

*top 4*

*conteo*

Sayi :: 0 palabras
Nite :: 0 palabras
Cho :: 13626 palabras
Kana :: 710 palabras
Eureka :: 2480 palabras
Puri :: 0 palabras
Mimi Tachikawa :: 1155 palabras
Mery :: 0 palabras
Apple :: 0 palabras


Now, let's carry on with those big HiME dreams...


Cho

Okay, llegué a terminar este fic... *se prepara para el siguiente*

109.3.

...





La salida de las HiMEs (y ahora Rebel) continuó con cada uno recibiendo su pedido y procediendo a dialogar. Sin embargo, desde la llegada de Komaeda, él terminó conversando con las hermanas Altugle y Osaka muy amenamente mientras las demás hicieron otro círculo un tanto más tenso e incómodo, con frecuencia mirando al apestoso con desconfianza.

“Aruji, tu omurice se va a enfriar,” le recordó Kashuu.
“Eh, sí…” Cho dio un cansado suspiro. Lo pensaría dos veces antes de volver a aceptar otra invitación de parte de Ayesha. “No me siento del todo cómoda comiendo ahora.”
“No te culpo, tampoco tienes que terminarlo, pero sería bueno que comas un poco,” el arma asintió. “Descuida, aruji, yo haré guardia mientras comes.”
“Supongo no se trata tanto sobre si mi Rebel atacará a alguien aquí, pero…” tenía más ánimos de quejarse de la situación, pero no podía desquitarse con la gente equivocada. Sonrió frustrada. “Es verdad, van horas desde lo último que comí. Muchas gracias.”
“No es que lo conozca, pero por su actitud no pareciera que fuera a hacer nada malo. Se le ve tan feliz ahora,” comentó Marisa mientras lo miraba hablar con la pequeña HiME.
“No estuviste esa vez, pero sí causó un revuelo en un área pública, y te aseguro que tiene un cambio inesperado de actitudes,” observó Reimu, frustrada. “O sea, ahora estaría en desventaja, pero tampoco me puedo fiar.”
“…” Youmu igualmente miraba al Rebel con los ojos afilados.
“Ehh… Youmu…” Marisa sonrió nerviosa. “No sé sobre las intenciones del Rebel si es que ha venido con algunas, pero que lo mires así no ayuda en nada…”
“Se entiende, Marisa. Youmu también tuvo su propio encuentro con Komaeda,” dijo la miko.
“…” Youmu negó y miró a las otras. “Habré caído en su trampa esa vez, pero si me quedo prendida del asunto no podré llevar a cabo mi rol de guardiana. Sólo me aseguro que no haga ningún movimiento sospechoso.”
“Ya veo…” Cho se preocupó. Youmu sonaba sensata y sabía lo prudente que era con respecto a sus habilidades. Sin embargo, la peliblanca también era algo pasional y temía que lo estuviera pasando tan mal como ella. “Siento las molestias, chicas…”
“¡Eh, no, no digas eso!” Marisa se sorprendió y terminó por agarrar a Cho de un hombro, para sonreírle. “Eres tú quien tiene que soportar al chiflado, ¿verdad? Tú no eres responsable por esto.”
“Nosotras te intentamos ayudar a nuestra manera. Más bien preocupa un poco que no quieras importunar a los demás siendo todas HiMEs,” observó Reimu, severamente. “¿No fue por esa actitud tuya que tu Rebel te tendió una trampa?”
“Ehh…” Cho bajó su mirada con torpeza, avergonzada.
“Oye, ¿no estás siendo muy dura con mi aruji?” Kashuu se impacientó.
“¡Haha! La insensible de Reimu sólo quiere que sepas que cuentas con todas y que estamos juntas en esto,” tradujo Marisa, amenamente.
“Sí, precisamente,” Youmu asintió y desvió su mirada. “En verdad, yo también soy como tú, Cho. No me gusta pedir ayuda o pensar que no puedo solucionar mis asuntos, pero ahora nos toca ser un equipo. Por eso te ayudo a vigilar a tu Rebel.”
“Ya veo…” Cho sonrió apenada. “Muchas gracias a todas, en verdad lo aprecio.”
“Pues, no te culpo por estresarte tanto…” Reimu dio un suspiro. “¿Qué les parece si nos vamos? Pienso que Ayesha es lo suficientemente sensible para entender por qué querríamos hacerlo,” pasó a fruncir el ceño. “E ignoren si Osaka les ruega que se queden, ¿sí?”
“Haha, me siento mal por ella, pero tienes mucha razón, Reimu,” Marisa asintió. “Habrá que pedir que nos empaquen el almuerzo.”
“Ehh…” Cho se sintió algo mal y pensó en contradecirles, cuando entonces oyó algo del otro grupo de conversación.

“…pero sinceramente, me preocupo un poco por Solidor-kun…” dijo Komaeda, apenado.
“¿Por qué?” Osaka se preocupó. “¿Está enfermo?”
“¡Ay no, no puede ser!” Ayesha negó repetidamente. “Es verdad que no lo vemos desde hace varios días. Con lo ocupado que está, lo último que puede pasarle es que se enferme.”
“¿Qué hacen saltando a conclusiones tan rápido?” Nio negó frustrada. “No han dejado que Nagito diga nada.”
“Eh, n-no, les aseguro que Solidor-kun se encuentra bien de salud,” el peliblanco sonrió incómodo y agitó sus palmas. “Por lo hábil y resiliente que ha demostrado ser, pienso que yo primero me muero antes que a él le dé un resfriado.”
“¿Pues qué estás esperando…?” dijo Kashuu por debajo y pasó desapercibido por ese grupo ameno (mientras que en el suyo la mitad se extrañó y la otra aguantó ganas de reír).
“Entonces, ¿a qué te refieres?” preguntó Ayesha, ladeando su cabeza.
“Lamento preocuparles, es sólo que conversaban sobre lo agradable que Hanasaki ha sido para ustedes, aunque ello no es cierto para todos. No dudo de sus palabras. En verdad, no hay forma que no lo fuera si es que Hanasaki se ha convertido en tal potencia que le hace frente a una cuna científica como lo es Rizembool. Aunque, es por ello, es por esos dos lados tan delimitados y espectros tan opuestos en nuestro enfrentamiento que seres de Rizembool no pueden coexistir en Hanasaki con otras personas.”
“…” Cho frunció el ceño. No era tan cercana a Larsa como Sora o algunos otros, pero había escuchado suficientes observaciones semejantes. No podía culpar a su amigo por mostrarse tan frustrado e impaciente con su situación.
“Eh, pero, Koma-chan, nosotros estamos hablando justo ahora pese a ser de los bandos opuestos,” dijo Osaka, preocupada. “Ello no nos está deteniendo.”
“Haha, tienes mucha razón, Osaka…” Komaeda sonrió y se quedó en silencio un momento. “Olvídenlo, veo que no debí decir nada.”
“¿Por qué no?” Nio le miró con recelo y curiosidad. “¿Te estás guardando algo?”
“Les aseguro que no es importante. Es cierto que Solidor-kun se encuentra bien, felizmente, es todo lo que nos concierne…”
“…eres igual a Dakki con esas palabras…” Cho terminó por no aguantarse las ganas y encaró a su Rebel de mal humor, algo que sorprendió a su grupito. “Yo…” ya sentía que flaqueaba, pero para variar quería sacar su parecer a flote. “…no puedo ponerme en el lugar de ustedes, pero para ser personas que son amigos de Larsa desde hace varios años, me sabe mal que no dejen de hacerle sentir como si no fuera bienvenido en Hanasaki, donde tiene a muchos amigos y a tanta gente que le respeta…” comprimió sus puños. “¿…por qué le harían sentir mal?”
“Hm…” Komaeda lo pensó un poco. Se le notó en un inicio sorprendido por esa llamada de atención, pero rápidamente pasó a mostrarse tranquilo e inafectado. “Veo por dónde ves el asunto, Cho. Tiene sentido,” sonrió un poco. “Al igual que las demás, te preocupas mucho por él. Me alegro que le des tanta atención. Solidor-kun es alguien que se lo merece.”
“…” Cho se mantuvo alerta. Pudo ver cómo su Rebel dejó de sonreír y le miró desde arriba, con un muy ligero desprecio.
“Pero eso es todo lo que entiendes, porque hay algunas cosas que no le corresponden a HiMEs de Hanasaki como tú. No se trata de velar por sus sentimientos. Se trata de la mera realidad, y Solidor-kun como el nuevo líder de su familia sólo puede ahogarse si permanece en Hanasaki,” el Rebel bajó su mirada y arrugó su expresión con gran impotencia. Se le notó sumamente apesadumbrado. “Pensar que Solidor-kun posee una gran responsabilidad e inigualable talento para mantener el renombre de su familia, pero que lo eche a perder por cual sea su deseo infundado de continuar en Hanasaki. No, es erróneo, es ineficaz, una pérdida injustificable…” Komaeda miró sus propias palmas y sonrió de manera desconcertante. “Ahh, Cho, dices que soy igual que Dakki… aquel tremendo insulto a mi estimada amiga de años que me hace tan dichoso… pero que me ahoga, porque Solidor-kun nunca me oirá tanto como lo hizo con ella, y ni ella pudo cambiarle de parecer… pero… realmente quiero intentar si es que pudiera cambiar la realidad como lo es ahora…”
“¡Iiiihhhh!” Marisa sintió fuertes escalofríos y se sobó sus brazos. “Ya veo por qué no confían en él, creo que le falta un tornillo…”
 “Insisto, si eres en verdad su amigo, no irás en contra de su voluntad. Si es posible… no dejaré que le hagas nada,” Cho se puso de pie. “Me voy.”
“¿Te vas?” ello hizo despertar al Rebel de su nido mental y también se puso de pie, ahora en aprietos. “Espera, ¿por qué? Si es algo que dije, lo lamento mucho. Realmente es un privilegio tener un almuerzo con ustedes.”
“Oye, ¿acaso eres invisible cuando te miras en el espejo o algo?” Kashuu entrecerró sus ojos y también se puso de pie.
“Ah, ehh…” Osaka quiso pedirles que no se fueran, aunque luego de ese intercambio no sabía ni qué decir.

Sin embargo, todavía no podrían irse.

“Eh, disculpen…” Sakuya se apareció con una bandeja donde traía unas cajas de cartón. “He traído los contenedores para llevar su comida que me pidieron.”
“Ah, muchas gracias,” Reimu asintió, sonriente, y los recibió. No tardó en ver a esa impecable maid en aprietos. “¿Estás bien?”
“Me resulta un tanto incomprensible, sin embargo…” la peliplateada se puso a pensar. “Hemos recibido en la cocina una llamada de emergencia dirigida a esta mesa. Se trata de una tal… Saigyouji-sama…”
“¡¿Perdón?!” Youmu también se puso de pie, en shock. De inmediato revisó su celular, aunque no había ningún mensaje. Pasó a dar un suspiro y negar un par de veces. “Ahh, ¿qué hace llamando aquí? ¿Qué sucede?”
“Konpaku-sama, siento mucho incomodarle, pero suena importante…”
“Ehh, sí, por supuesto,” asintió. “Hablaré con ella de inmediato. Lamento las incomodidades.”
“En lo absoluto, sólo fue una sorpresa,” dicho esto, Sakuya hizo una breve reverencia. “Saigyouji-sama le espera en nuestro teléfono. Sígame, por favor…”

Cho vio a Youmu seguir a la empleada hacia la cocina y dio un pesado suspiro. Era evidente que les tocaba esperarla hasta que regrese.

“Podemos ir empacando nuestros platos,” observó Reimu, repartiendo las cajas de cartón.
“Ah, cierto, buena idea,” Cho asintió con torpeza y recibió su contenedor.
“Esperen, en serio, lamento si les incomodé por algún motivo,” comenzó Komaeda. “Podemos hablar al respecto.”
“Nagito, te ruego que no sigas,” Ayesha juntó sus palmas.
“¿Por qué lo dices, Altugle-san?”
“Uhh, ¿en serio no te has dado cuenta?” Nio frunció el ceño. “Estoy molesta contigo, Nagito. Dices que quieres pasar un momento ameno con todos, pero te comportas así. ¿Acaso no puedes dejar el asunto de las escuelas de lado al menos por un almuerzo?”
“Oh, entiendo que no debí tocar el tema, realmente lo siento mucho,” dicho esto, el peliblanco sonrió frustrado y bajó su mirada al piso con autodecepción. “Vaya… por supuesto, un ser que no se compara al potencial y el brillo de las HiMEs de Hanasaki sólo sirve para arruinar la tarde a otras personas…”
“¡Ahí comienzas de nuevo!” la pequeña hizo un puchero y se levantó para pinchar un cachete del Rebel. Procedió a jalarlo hacia abajo. “¡Ahora siéntate calladito en lo que Youmu regresa!”

El Rebel obedeció con sorpresa y una leve expresión de dolor, aunque sin perder su tranquilidad y disposición de servicio ante la pequeña HiME. Ese supuesto enemigo se mantenía tan bizarro e incomprensible como siempre, aunque al menos las delicadas y lindas hermanas parecían tenerlo con una correa.

Una vez terminó con su empaque, Cho miró hacia la zona de la cocina. Era extraño que Yuyuko les llamara por medio del restaurante, pero considerando la reacción de Youmu, no parecía ser del todo impensable. Por el bien de ambas esperaba que no hubiera contratiempos.



“Por aquí,” Sakuya llevó a Youmu hasta un bar adjunto a la cocina, de momento vacío. Se podía ver un teléfono descolgado.
“Sí, muchas gracias,” Youmu acudió al teléfono sin dar vueltas. Pudo ver a Sakuya recoger un tacho de basura para salir por una puerta posterior, y tomó el auricular. “¿Aló? ¿Yuyuko-sama? ¿Todo está bien?” dijo, pero no pudo oír nada. Ni siquiera había el sonido de un teléfono descolgado. “Qué extraño… ¿Yuyuko-sama, me escucha?”

De repente, pudo oír el sonido de un tacho de metal cayéndose estrepitosamente al suelo justo a la salida del restaurante. Youmu se alertó y escuchó a Sakuya cuestionar a alguien.

“¡¿Quién es usted?! ¡D-Déjeme!”
“…” no podía verlo, pero Youmu frunció el ceño y corrió hacia fuera. Se apuró en auxilio de la empleada, pero ocurrió algo inaudito.

Al salir, detectó movimiento rápido en el sentido opuesto del estruendo y saltó con las justas para evitar unos proyectiles. Luego de aterrizar, vio que se trataban de cuchillos, pero no vio a ningún atacante que los hubiera podido lanzar.

Estuvo tan concentrada en las dagas que falló por un momento en reaccionar, y sintió al agarre de una persona. Alzó su mirada, y eso fue todo lo que pudo hacer. Vio a Sakuya mirarle de cerca con cierto juicio, pero se encontraba completamente paralizada.

“Como es de esperarse, están servidoras como nosotras que con frecuencia tenemos que acatar más caprichos y complicaciones por nuestras señoras de lo que podríamos esperar…”
“…”
“…pero pese a todo es algo que hacemos con todo el honor y devoción,” Sakuya dibujó una sonrisa complacida, mínimamente cálida. “Discúlpame por un instante, Youmu Konpaku. Quisiera hablar contigo en privado.”



No pudo decir que había pasado ni un segundo, pero Youmu se encontró parada en una azotea, con Sakuya a una prudente distancia. La HiME se mareó y miró de un lado a otro.

“Tu mente debe intentar reconstruir una serie de eventos que te han llevado hasta aquí, a otro lugar, otra posición. Es normal que no lo consideres natural, pero descuida, no he venido a hacerte daño…”
“Tú…” Youmu apretó los dientes. “¿Quién se supone que eres?”
“Vengo en son de paz, Youmu Konpaku. Sin embargo, las presentaciones están en orden,” Sakuya volvió a hacer una reverencia. “Mi nombre es Sakuya Izayoi y he sido asignada a ser tu Princess. Me alivia saber que me toca enfrentarme a otra leal servidora, quizás no sea tan difícil razonar contigo.”
“Tsk…” entrecerró sus ojos.
“Calma, por favor, no quisiera importunar a mis compañeras sirvientas con una pelea. Como dije, tenemos que hablar.”



“¿Qué será de Youmu?” preguntó Kashuu, extrañado.
“Haha, ¿Yuyuko le habrá vuelto a llamar con una lista kilométrica de supermercado?” bromeó Marisa, entretenida.
“Esperemos que no, al menos que no haga algo así gastando la línea del restaurante,” observó Reimu, dando un suspiro.
“Pero si es una lista sería mejor que la envíe por mensaje, ¿no?” preguntó Nio.
“Ehh, sí, tendría mucho sentido…” Ayesha sonrió incómoda. “Pero yo estuve cuando eso ocurrió. Me sorprendió que Youmu tuviera un bloc de notas y pudiera mantenerle la velocidad de los pedidos… veo que ocurre ocasionalmente.”
“Vaya, qué raro…”
“¿Está seguro?” preguntó una empleada al Rebel.
“Sí, pienso que por llegar improvisadamente quisiera convidar la comida a todos, así que es una sola boleta,” contestó Komaeda, amenamente. “Pago con tarjeta.”
“Por supuesto, enseguida vuelvo.”
“Ah, antes que se vaya, tengo una pregunta,” el chico retuvo a la empleada. “Debo decir que les felicito por encontrar a una empleada tan atenta y profesional como lo es Sakuya Izayoi. Vine hace no mucho, pero todavía no se encontraba trabajando, si no me equivoco.”
“Eh, muchas gracias,” la maid sonrió incómoda. “Nosotras también nos sorprendemos, pero sí que hemos valorado su labor en todo el día de hoy.”
“¿Día de hoy?” Cho se extrañó, aunque habló en voz baja para no interrumpir. Los demás también miraron a esa empleada.
“¿Será su primer día?” preguntó el peliblanco, impresionado.
“Sí, dijo que la recomendó un amigo del dueño y su desempeño el día de hoy definiría si la van a contratar o no. Me sorprende ya que pensé que se habían llenado las plazas, pero vino con el uniforme oficial y todo, así que tiene garantía.”
“Todos hemos podido ver que sí,” Komaeda se puso de pie. “Quisiera ir a agradecerle personalmente por su servicio. No les molesta si fuera a buscarla, ¿verdad?”
“Ehh, n-no puede pasar a la cocina, espere…”
“Pero nuestra compañera ha recibido una llamada importante ahí y todavía no regresa.”
“¿En serio? Pero, en caso de recibir una llamada para un cliente, tenemos teléfonos que llevamos en bandejas a las mesas.”

Si bien Komaeda se mantuvo tan ameno como antes, todos los demás intercambiaron miradas de shock y se pusieron de pie.

“¿Qué demonios?” dijo Reimu.
“¡Ahhh, ¿qué significa esto?!” exclamó Osaka. “¡Pero parecía tan buena!”
“¡Sí, me hizo pancitos especiales!” se le unió Nio, y todos en unísono corrieron hacia la cocina.
“¡E-esperen todos!” la maid se horrorizó por la masa de gente que invadió espacio restringido.
“¡Está bien, te dejamos al chico con el que hablas para pagar la cuenta!” dijo Marisa rápidamente en lo que era la última que entraba hacia la cocina.
“¡Espérenme!” Komaeda quiso ir detrás de todos, pero se acordó de la consternada maid a su costado y le sonrió. “Eh, por favor prepare la cuenta, enseguida regreso. ¡Ah!” le dio su smartphone de última generación. “Lo dejo como garantía, prometo que no tardo.”
“¡N-no, espere, por favor!” sin embargo, no pudo detenerle al estar tan mareada por todo incluyendo ese celular carísimo sobre una mano.

Komaeda terminó por alcanzar a los demás y vio a todos en el callejón detrás del restaurante. Notó a las HiMEs haber recogido unos cuchillos del suelo.

“Era una impostora, una demasiado buena,” observó Cho, algo incómoda.
“¡Ahh, Youmuu!” lloriqueó Osaka.
“Ehh, tranquilos todos, no hay sangre o suciedad en los cuchillos, Youmu está bien,” dijo Marisa, aunque la mitad le miraron con horror. Sonrió incómoda. “Ehh, ¿fui muy directa? ¡En serio intento ver lo positivo!”
“Creo que, si hubiera habido una pelea seria, alguien dentro del restaurante se habría dado cuenta,” Kashuu asintió, aunque no se notaba tranquilo. Desvió su mirada. “Puede que todo esté bien como Marisa piensa… o que Youmu fue emboscada sin oportunidad a responder.”
“Es difícil que eso suceda, Youmu es muy rápida,” argumentó Reimu, cruzada de brazos.
“Oh, no se trata de velocidad,” dijo Komaeda, alzando una mano en señal de saludo, una vez salió del restaurante. “Yo lo hice y soy mil veces más lento y torpe físicamente que ella,” se extrañó ya que varios le miraron con sospecha. “¿Tengo algo en el rostro?”
“Ay, Nagito, no es el momento de ser Rebel,” Nio negó. “Ya, ¿pero a qué te refieres?”
“Una emboscada sucede cuando logras despistar a tu oponente. Sea quien sea, sería muy difícil o imposible escaparse si es que se cayó en la trampa para empezar,” miró a los cuchillos. “Estos fueron un señuelo y permitieron a la señorita Izayoi evadir una pelea con Youmu-san para acercársele sin recurrir a una pelea frontal. No puedo decir más que eso, pero presumo que ella buscaba evadir una pelea. De lo contrario, habría escogido otro momento y lugar para presentarse ante ustedes.”

Entonces, la maid del restaurante se asomó por la puerta.

“¿Todo… todo está bien?” preguntó aprehensivamente. Las HiMEs instintivamente ocultaron los cuchillos en sus espaldas, aunque incluso así hubieran sido vistas si es que Komaeda no acaparaba la atención.
“Sí, disculpe por el susto, ya encontramos a nuestra compañera. Sí tuvo una emergencia y se fue, pero todo está bien. ¿Tiene la boleta para pagarle?”
“E-está siendo preparada, Komaeda-sama…” esta dio un suspiro. “Izayoi-san nos estaba ayudando tanto, pero no la encuentro, ¿de casualidad la han visto?”
“No realmente,” Komaeda se impresionó y miró hacia el interior del restaurante. “¿No habrá regresado a atender a alguien? Sólo vimos a quien buscábamos.”
“Ya veo, eh, enseguida prepararé la boleta,” dicho esto, la maid regresó al restaurante. Una vez fuera de vista, Komaeda cerró esa puerta.
“Eh, me sorprende lo bien que pudiste mentirle, Nagito…” Ayesha estaba impresionada y un tanto incómoda.
“Pienso que deberíamos buscar a Youmu-san antes que regrese,” sugirió el Rebel. Este sonrió. “Presumo que las dos están en la azotea de este edificio, ¿vamos a ver?”
“Espera, ¿qué?” Cho se sorprendió. Eran varios saltos en la lógica del asunto. “¿Por qué lo dices tan seguro?”
“Hay marcas en algunas jardineras y balcones en los dos edificios que nos rodean. Izayoi-san debe haber trepado recientemente. Seguramente posee la misma agilidad que Youmu-san.”
“Pues no me gusta oír a un Rebel que bien podría estar tendiéndonos una trampa, pero no nos queda de otra,” dijo Reimu.
“O-oye, yo tengo todas las que perder, trampa o no,” este sonrió incómodo y alzó sus palmas.
“Pero no somos tan ágiles como Youmu… oh,” Nio apuntó a un lado. “Hay una escalera de incendios por ahí, vamos.”

El grupo se acercó a la estructura de metal exterior al edificio, la cual por la angostura del callejón quedaba bastante cerca del edificio del frente. La intrépida Nio acercó un cajón desde el cual se impulsó para saltar y tomar de las escaleras de metal. Con su propio peso pudo bajarlas lo suficiente para que todos subieran.

“¡N-Nio, ¿qué haces?!” su hermana mayor se horrorizó ante una acción tan temeraria.
“Listo, todos a subir,” dijo la menor con una sonrisa victoriosa.
“E-espera, no podemos infiltrarnos a un edificio así. ¿Hablas en serio?”
“Es un tanto sorpresivo, pero es parte de la experiencia HiME. Tú tranquila,” le alentó Marisa.
“Quizás lo mejor es que las no HiMEs se queden atrás,” observó Reimu, pensativa.
“No, no, tenemos que buscar a Youmu-chan, es importante,” dijo Osaka, decidida.
“¡Sí, y a apurarnos antes que la maid regrese!” Nio asintió y se puso a subir.
“…” Cho vio a Nio terminar de subir y luego alentar a que su hermana le siguiera. Terminó por mirar de reojo a su Rebel. “Tú supiste que esa maid no trabajaba ahí, ¿verdad?”
“Me parece que fui el único que se dio cuenta,” comentó entretenido en lo que Reimu empezaba a trepar. “Sin menospreciar el trabajo de las empleadas del restaurante, Izayoi-san demostró una clase y profesionalismo que sobrepasaba por mucho a la gente común. También bastó verle atender a otras mesas en comparación con la nuestra para saber que nos tenía en la mira, pero fue recién cuando nos avisó sobre la llamada que entendí su verdadero blanco.”
“Ya veo…” era frustrante. Cho casi se sentía en falta por no haber podido detectar lo mismo que su Rebel, quien obviamente no tenía obligación alguna de ayudarles. Más bien el hecho que les había dejado saber indirectamente sobre las intenciones de esa misteriosa persona era un tanto inesperado, no sabía qué decir.
“Aruji, te ayudo a subir,” se ofreció Kashuu.
“Eh, d-descuida, yo puedo hacerlo,” Cho se apresuró. Ellos dos se sumaron al primer piso de la escalera exterior.
“N-no se caerá esta estructura, ¿verdad?” preguntó Ayesha, nerviosa y un poco tambaleándose ya que el piso se estaba quedando chico con tanta gente.
“Haha, tienen que seguir trepando para hacernos espacio,” Marisa rió desde el suelo.
“Sí, no soy la más atlética, pero haré un esfuerzo,” Osaka sobó sus manos, lista para tomar la escalera.
“Por supuesto,” Nio asintió. “Sigamos, onee-chan.”
“¡¿En serio vamos a trepar todos los pisos así?!” la mayor se quedó en shock.
“No hay necesidad,” Komaeda se acercó a las últimas dos chicas en el piso, agarró a cada una de un hombro, y repentinamente desapareció junto con ellas.
“¡O-Osaka!” Cho se asustó, aunque no tuvo que preocuparse.
“¡Aquí estamos, Cho!” Osaka abrió una ventana al costado de ellos. Estaba dentro del edificio junto con Marisa y Komaeda.
“¡Justo es un pasadizo y tenemos el ascensor a nuestra disposición!” reportó Marisa, alegremente. “¡Vamos, entren todos que si no llegaremos a la cima de noche!”
“Verdad que Nagito puede teletransportarse,” Nio asintió, y pasó a fruncir el ceño. “Un momento, ¿por qué no hiciste eso desde el inicio? ¿No pudiste hacerlo con todos?”
“Realmente no sé si puedo usar mi poder tan bien con tanta gente a la vez,” admitió con torpeza. “Además pienso que es un buen ejercicio para ustedes mis estimadas HiMEs. Sólo he ayudado a Osaka y Marisa porque no son HiMEs activas, así que están exoneradas.”
“¡Ohh, muchas gracias, Koma-chan!” Osaka movió sus brazos con emoción.
“¡Somos exoneradas, yay~!” Marisa pasó a chocar manos con la otra.
“Oigan, déjense de payasadas y salgan de la ventana de una vez,” les recriminó Reimu, quien se acercó para entrar al edificio.



“Entonces…” Youmu miraba a la otra chica con desconcierto, sin perder la tensión, aunque visiblemente sorprendida. “¿Dices que eres una Princess únicamente para proteger a tus superiores?”
“La respuesta es más compleja que tu abreviación. No se puede negar que estar remotamente involucrado en la guerra puede tener beneficios personales. En particular, me permite acceder a más información,” observó Sakuya, inmutada.
“…” frunció el ceño.
“Pero en el mero fondo de mis intenciones, yace el deseo de velar por las señoritas a las cuales he jurado proteger,” asintió decidida. “Ya he expresado mi lamento de la decisión de mis superiores de sumergirse en este ecosistema pese a no tener motivos importantes de hacerlo, pero dado el caso, lo único que deseo es mantener mi rol y lealtad, y ser una Princess me da mayor habilidad de mantenerlas a salvo en caso de cualquier eventualidad.”
“Tus ideas tienen sentido, pero…” Youmu negó. “Estás colaborando con una institución perversa que puede tener terribles planes de aquí en adelante. Ellos atacaron la ciudad hace años.”
“El hecho que yo sea una Princess o no nunca cambiaría lo que Rizembool fuera a hacer en el futuro,” dijo con firmeza.
“¿Qué dices? Pero…”
“Tu punto de vista sobre Rizembool siendo un problema en muchos sentidos es verídico, Youmu Konpaku. Sin embargo, puedo ver por dónde viene tu apreciación,” Sakuya sonrió con leve ironía. “Eres todavía una niña que no abre los ojos. Ignorando las intenciones de Hanasaki, ¿no eres capaz de ver que ellos también son problemáticos?”
“Tsk, Hanasaki hace lo que puede contra Rizembool. Sin nosotros, las cosas serían peor.”
“…” Sakuya mantuvo su sonrisa y le miró un poco en silencio.
“¿Crees que puedes voltear el asunto? Fue Hanasaki quien respondió ante el ataque de Rizembool, es quien los mantiene contenidos y les prohíbe hacer lo que gusten.”
“Tal vez haya algo de cierto en eso último, pero no diré más sobre ese asunto. Veo que no me comprenderás,” dijo tranquilamente.
“Me parece que Rizembool te ha llenado la cabeza de mentiras.”
“Fufu, casi me dieron ganas de calificar tu parecer como algo similar, pero a diferencia de persuasión, Hanasaki cuenta con el autoconvencimiento de las HiMEs.”
“¿Qué quieres decir?”
“Obviando los detalles, no negaré que Rizembool es el mal mayor. Seguramente conoces la frase sobre mantener a los amigos cerca y a los enemigos más…” entonces, Sakuya dio un suspiro. “No seré impropia para categorizar a ningún lado de aquella manera, pero siendo el más peligroso, tiene sentido que prefiera estar más cerca de Rizembool. Esa es mi estancia, lo que puedo hacer para servir mejor a quienes requieren de mis cuidados.”
“…” Youmu se vio incómoda. Bajó su mirada y negó con incomprensión. “Suena a que juegas con fuego… puede que sea muy peligroso… no puedo ni imaginar lo que Rizembool esconde.”
“Eso es algo que yo misma veré, no te concierne a ti personalmente,” Sakuya terminó sonrió con cierta pena. “Te causo una mínima empatía por ser alguien similar a ti quien se preocupa por sus superiores. Sin embargo, no ha sido suficiente para que puedas confiar en mí. Y pues, no te culpo, está bien que seas precavida.”
“¿Empatía?” Youmu se molestó. “Pierdes el tiempo si esperas que sea suave con mis enemigos.”
“Precisamente, eres una niña para reaccionar así,” se encogió de hombros.
“¡Deja de llamarme así!”
“Claro, lo lamento, si es que quiero hablar contigo no debería fastidiarte ahora,” reconoció con algo de frustración. “Youmu Konpaku, hay otro motivo por el cual quería hablar contigo.”
“¿Qué más tienes para decirme?” preguntó impaciente.
“Si es que no lo has entendido, quisiera reincidir en el hecho que no espero ser una verdadera enemiga para ti. Soy Princess por mi rol de sirviente, para proteger a gente adjunta mas no involucrada en la guerra. Basada en esa proposición, me gustaría si nosotras pudiéramos establecer una relación simbiótica.”
“Sim… ¿qué?” Youmu se desconcertó por la palabrería y se mostró mareada.
“Quiero decir…” era difícil no soltar una risita, así que Sakuya se mantuvo más sonriente de lo normal. “Que seamos capaces de hacernos favores de vez en cuando. Puedo ayudarte en algo y a cambio me devuelves el favor en otra ocasión.”
“¿Favores?” se sorprendió y frunció el ceño. “Estás equivocada si piensas que te ayudaré como una guerrera de Rizembool.”
“Noto que ignoras el hecho que podrías tenerme trabajando a tu favor como resultado de una ayuda mínima y no relacionada con nuestra pelea,” comentó tranquila. “¿Acaso ello no te parece un trato justo?”
“Es que…” se ofuscó y bajó su mirada. “Sería justo si es que pudiéramos estar en el mismo nivel de tratos y entendimiento… pero sé por Yuyuko-sama y la gente que me rodea que no soy del todo lista. Pareces del tipo que podría sacarme ventaja así.”
“Ya veo…” la maid se mantuvo entretenida y complacida. Efectivamente, trataba con una niña, pero no podía molestarse por ello. Era inocente y precisamente alguien con quien no correría riesgos en confiar durante alguna emergencia. El simple hecho que su HiME había bajado su mirada así también delataba que, pese a sus palabras, sí sentía algo de confianza por ella. “No voy a ser injusta, Youmu Konpaku. No se trata de un trato, no hay compromisos en mi sugerencia. Si alguna vez necesito tu ayuda, te preguntaré si te parece. Si es que me fueras a deber algún favor, incluso así serías libre de negarte a tu discreción. Por supuesto, si en algún momento fueras injusta y me debieras varios favores, tengo mi rol de Princess disponible para darte un merecido escarmiento.”
“No me atrevería a usar trampas que van en contra de mis principios,” declaró con fastidio.
“Lo imagino, por el hecho que me pareces razonable es que lo menciono en primer lugar.”
“Tampoco creas que estoy dispuesta aceptar.”
“¿Entonces qué tal si comenzamos con algo por lo cual yo te debería un favor?”
“¿Perdón?” se sorprendió.
“Es simple,” Sakuya asintió. “Oí parte de su conversación y ustedes mencionaron a un tal Solidor que parecen conocer bien. ¿Podrías brindarme información sobre esa persona?”
“¿E-ehh?” Youmu se mareó más. “¿Aquel es un favor por el cual me deberías?”
“Es información sobre una persona con conexiones en Rizembool y algo que yo en particular quisiera saber. A ello me refiero con favores,” concluyó, encogiéndose de hombros. “Y no es hipotético. Realmente quiero saber. Si tienes algo que decir, en verdad te deberé un favor.”
“…” se le hacía muy extraño… y le daba una mala espina, pero no con la Princess. Si ese tal Larsa era alguien que hasta una Princess buscaba investigar, ¿qué clase de persona se suponía que era? ¿Estaba bien que las otras HiMEs le tuvieran tanta fe?

Viendo la reacción de fascinación de ese demente Rebel peliblanco quien esperaba traerlo de vuelta a Rizembool… ¿qué se perdía?

“¿Por qué preguntas por esa persona?” le cuestionó en blanco, casi por inercia.
“Pues, es una persona importante, pero no necesitas saber más que eso,” contestó Sakuya, inmutada. “He llegado recientemente y espero saber más de gente de interés.”
“…” le fastidiaba. Hasta había ido de visita a la residencia de su señora, quien le tenía en gran estima, incluso con esa amiga pelirroja que fue una Princess peligrosa, según había oído. Youmu se ofuscó y negó un par de veces. “Le preguntas a la persona incorrecta, Sakuya Izayoi. Yo no lo conozco bien, soy nueva aquí. Apenas nos hemos cruzado.”
“…” Sakuya asintió. “Pese a decir eso, pareces tener una actitud personal con él, una negativa.”
“Es sólo… frustrante. Fallo en ver cómo alguien de Rizembool ayudaría a HiMEs,” expresó con agobio, desviando su mirada. “Una persona de su familia fue el Rebel de Yuyuko-sama cuando ella fue HiME. Sólo por ello no es alguien en quien esté dispuesta a confiar.”
“Entiendo…” la Princess sonrió apenada. “Suena a una situación difícil. Como dices, eres la persona incorrecta. Aun así, por cómo se expresó la otra chica que te acompañaba, no suena a que aquel Solidor tenga la misma actitud que tú, o que otras HiMEs compartan tu parecer.”
“No podría hablar por ellas. Pero en serio, ¿qué clase de persona es él para que preguntes por él? ¿Acaso tendría que preocuparme? ¿Puede ser algún enemigo formidable?”
“¿Ahora preferirías ser tú quien me deba un favor?” preguntó con leve gracia.
“…fallo en ver cómo esto sería un favor,” contestó torturada.
“Fufu, los Solidor nunca serían enemigos para una HiME como tú, si a eso te refieres. Oír que hay uno que ayuda a HiMEs es sorprendente. En verdad, casi inspirador, diría yo.”
“…”
“Pero sobre ser algo que debería preocuparte… no, dejémoslo en que no es tu asunto, Youmu Konpaku. Eres de hacerte una maraña de pensamientos en la cabeza y fallo en ver cómo otras HiMEs o el propio Hanasaki esperaría que tú te encargues de más que lo que tienes en frente.”
“¿Qué estás diciendo?” preguntó Youmu. “Por cierto, sí hubo una persona de su familia que fue el Rebel de Yuyuko-sama. No me confundas con tus palabras. Los allegados a Rizembool tienen ese potencial, por eso pregunto.”
“Ese potencial, por más útil que sea para Rizembool, es apenas lo exterior al conflicto, tan visible como son las HiMEs. Gente como los Solidor son propios de los engranajes de la guerra en sí, el alma, lo cual hace que nuestra realidad siga de pie. Es mejor que gente como tú no se preocupe en esos asuntos.”
“…” eran palabras inquietantes, pero no podía interpretar lo que significaban. ¿Qué podría haber detrás del asedio de Rizembool?
“Pienso que hemos hablado lo suficiente por hoy, no noto que haya algo aquí que me beneficie personalmente,” concluyó Sakuya, con una mano en su mentón. “Sin embargo, el diálogo y los favores están abiertos. No espero que confíes en mí desde el inicio, pero no tengo malas intenciones y espero hacértelo entender. Si bien me necesites para algún favor o alguna cuestión, seré todo oídos.”
“Yo no tengo mayores aspiraciones, Sakuya,” declaró Youmu, con fuerza. “No dejaré que información que no viene al caso me confunda.”
“Vaya, esa no ha sido mi intención, pero eres una principiante. No te preocupes por eso…” Sakuya sonrió gustosamente. “Tus ojos son curiosos. Quizás te picaré la curiosidad para que cambies de parecer.”
“Tsk…” quiso responderle, pero la puerta de las escaleras se abrió de golpe.

Los demás finalmente llegaron e inundaron esa amplia azotea.

“¡Youmu-chan!” exclamó Osaka, quien tuvo la intención de correr donde ella, aunque Cho la detuvo.
“…” Sakuya se notó un poco sorprendida, para entonces sonreír rendida. “No pensé que nos encontrarían tan rápido. Oh… Komaeda-sama, ¿habrá sido quien dirigió a las HiMEs?”
“Siento las molestias, Izayoi-san,” se disculpó, sonriendo con torpeza. “Estoy teniendo un almuerzo cómodo y en armonía con las HiMEs, así que no quise arruinar los ánimos. Sonará injustificable que un Rebel diga estas palabras, pero es la verdad.”
“Fufu, no es ningún problema. Admito que yo misma he cometido una travesura por realizar un encuentro pacífico con mi HiME de esta manera,” dijo con un tono ligeramente divertido. “Más bien agradezco que no me delataras ante ellas. Supiste que era una farsa.”
“No puedo llamar a alguien con un comportamiento tan intachable de aquella forma. Mi decisión de amenizar con las HiMEs no involucra a terceros, es así de simple.”
“Sí, por supuesto,” dicho esto, Sakuya hizo una pronunciada reverencia. “Lamento las inquietudes. Con permiso.”

Así, la Princess desapareció en el mismo aire. Con la desconocida fuera del mapa, los demás se acercaron a Youmu.

“Youmu, ¿estás bien?” preguntó Cho.
“Parece que esa chica no tuvo intenciones de pelear, es un alivio, al menos,” observó Reimu.
“…” Youmu asintió y se puso a pensar. “Ella vino a hablar conmigo. Me dijo que no pensaba ir seriamente contra mí, pero…”
“Oh…” Ayesha se sorprendió e intercambió miradas con su hermanita.
“Hm, sería bueno, pero entiendo que no sea fácil de creer…” dijo Nio, también pensativa.
“Eh, podemos pensarlo mejor de regreso en la universidad,” Marisa se acercó, sonriente. “Seguro que andas cansada, Youmu. Ahí nos puedes contar todo con lujo de detalles.”
“S-sí, tienen razón…” volvió a asentir y entonces pasó a mirar a Komaeda con desconfianza. “¿Y tú qué haces aquí?”
“¿Perdón?” él se confundió y sonrió incómodo. “No tienes que ponerte así. En serio todos estábamos buscándote. Eso es todo.”
“Nagito nos ayudó a llegar aquí. Sin él no hubiéramos dado contigo, Youmu,” explicó Ayesha.
“Creo que ya tenemos que ir de regreso,” dijo Kashuu. “Nos infiltramos al edificio, así que hay que irnos antes que alguien se dé cuenta.”
“He hecho esperar mucho a la camarera del café. Iré a pagar la cuenta. Nos vemos abajo,” observó el Rebel, quien se teletransportó.
“Aw, ojalá Nagito hubiera podido llevarnos, espero que no nos encontremos con nadie en el ascensor,” dijo Nio.
“Ah, dejamos nuestra comida empacada en nuestros sitios, vamos también,” Osaka asintió.
“Eh, un momento…” Youmu se vio perdida. “Nosotros… ¿dónde estamos? ¿Es el edificio del café?”
“Sí, lo es,” Reimu asintió, confundida. “¿No subiste aquí por tu cuenta, Youmu? Con tu agilidad habrías llegado en unos saltos.”
“No lo hice, eh, mi Princess me trajo aquí, creo que me teletransportó,” contestó en blanco. Ella pasó a fruncir el ceño y bajar su mirada, contrariada. No podía pensar en nada específico que pudiera comenzar a explicar su parecer sobre ese forzado encuentro.

Los demás intercambiaron miradas.

“Ehh… Youmu, no lo pienses mucho, como te dije, vamos todos a Hanasaki. Seguro que Lince nos preparará un jugo,” dijo Marisa.
“Youmu…” Cho dio un paso adelante. No tenía nada que decirle, pero podía comprender un poco su peso interno. “…lo siento, lamento que esto haya ocurrido. Debes sentirte un poco mal y eso está bien, es normal… pues…” desvió su mirada un poco antes de volver a mirarle con más decisión. “Nos alegramos mucho que estés bien, eso es lo más importante.”
“Sí, lo entiendo…” no podría dejar sus inquietudes de lado del todo, pero recordó la charla que había tenido con las demás justo antes de separarse de ellas. Sonrió un poco. “Gracias, no estoy sola en esto, lo sé.”
“Sí, nunca lo vas a estar. Vamos juntas, Youmu-chan,” dijo Osaka, animada.

Con ello, se cerró ese incómodo suceso, del cual felizmente no tuvieron nada que lamentar, aunque sirvió como un amargo recordatorio de su presente situación. Ahora les tocaba regresar al restaurante para despedirse del no del todo bienvenido peliblanco y así poder hablar más tranquilamente sobre lo ocurrido.



Era el atardecer y luego de un camino ya conocido, aunque excesivamente largo, Fudou llegó al portón de la enorme residencia de los Sadamune. Su viaje interprovincial a esa zona privada y privilegiada sólo reforzó su fastidio y tremenda frustración con su amigo, pero era necesario darse el recorrido para asegurarse de poner sus ideas en su lugar.

Tocó el timbre y en poco tiempo fue recibido por una de las mucamas, quien pese a ver su mal estado de ánimo, se vio sinceramente contenta de verle y le guió dentro de la mansión.

“Justo cuando pensábamos que no podríamos tener una tarde más agradable, ha venido, Yukimitsu-sama,” comentó la sirvienta con añoranza. “Nuestros señoritos deben estar muy contentos de tener a tanta buena compañía.”
“Eh, n-no lo mencione,” Fudou desvió su mirada y se retrajo. Ya se sentía mal de haber preguntado tan coléricamente por Monoyoshi por el intercomunicador. Nunca entendería por qué esas amables amas de casa siempre estaban tan felices de recibirle. Le hacía sentirse desmerecedor. “Pero, con eso de ‘buena compañía’, ¿significa que hay más gente aquí? ¿Se refiere a Mitsutada?”
“Sí, pero tenemos la fortuna de ver a una persona más, y entiendo que vendrá seguido,” contestó con ilusión. “Enseguida la conocerá. Estoy segura que nuestros señoritos le presentarán debidamente.”
“Sí, como diga…” no entendía el misticismo, pero si se trataba de algunos amigos o alguna especie de fiesta, ya veía a sí mismo viendo cómo escapar.

Llegaron a la principal sala de estar, donde Fudou pudo ver a una entusiasta peliazul quien tenía un aura curiosamente familiar. Ella anduvo hablando sobre alguna experiencia que no llegó a oír bien, cuando la empleada tomó la palabra.

“Hinanawi-sama, lamento la interrupción,” se disculpó e hizo una pronunciada reverencia. “Yukimitsu-sama ha venido a visitarnos. Iré a traerles más bocadillos.”
“Ah, no lo menciones,” Tenshi sonrió indistinta. “Otra mucama acaba de decirnos que traerá más cosas, así que estamos bien.”
“Sí, entendido, por favor no duden en llamarnos en caso de necesitar algo más.”
“¡Sí, muchas gracias!” Monoyoshi asintió contento y vio a la empleada nuevamente asentir en su dirección, para marcharse. El pelirrosa fue el primero en acercarse al recién llegado, con tantos ánimos como la sirvienta. “¡Fudou-kun, qué alegría verte hoy!”
“…” este frunció el ceño y le miró con reproche.
“¿Eh?” se quedó en blanco.
“Tsk…” terminó por agarrar al otro de los hombros. Su rostro se arrugó en fastidio. “Tienes suerte que tus empleadas son personas tan amables con un insecto como yo que ya se me pasó gran parte del amargo, pero sigo molesto contigo. ¡¿Qué haces tú saltando al peligro y peleando contra el Rebel de una HiME que no se molesta a encararlo?!”
“Eh, F-Fudou-kun, no fue así…”
“¡Juro que si continúas haciendo estas cosas terminaré envenenado por mi propia bilis! ¡¿Acaso no tienes instinto de autopreservación?!”
“Ehh…”
“Fudou, tranquilo, por favor,” Mitsutada sonrió apenado y se le acercó. “Entiendo que ya muchos le han llamado la atención por lo que hizo. Toma asiento, por favor, justo andábamos hablando sobre el tema.”
“Eso de que ya le han llamado la atención no es excusa. Te creía más sensato, Mitsutada.”
“¿Eh? Pero si Micchan es cool,” comentó Taikogane, perdido. “Ya veo que varios no aprobarían lo que pasó, y yo también tengo mis quejas al respecto, pero Micchan ha probado darle consejos a Monoyoshi y a la vez no fastidiarse tanto, por lo cual tiene un buen balance entre maduro y cool, ¡justo como lo esperaríamos!”
“Tsk, cállate, niño,” le miró cansadamente. No podía esperar nada del engreído de la familia, aunque le confundía eso de tener quejas personales.
“Toma asiento, por favor,” le invitó Mitsutada. “Vayamos sobre lo ocurrido tranquilamente.”
“Un momento, ¿no se olvidan de mí?” reclamó Tenshi, impaciente. “Soy la única que no conoce a este chico, ¿quién es?”
“Es verdad, lo siento mucho, Tenshi-san,” Monoyoshi asintió. Sonrió ampliamente en lo que señalaba a su amigo con ambas palmas. “Él es Fudou Yukimitsu, nos conocemos desde la primaria y con frecuencia me ayuda a entrenar con espadas,” pasó a mirarle a él. “Fudou-kun, ella es Tenshi Hinanawi, una prima de nosotros.”
“No me señales como producto de supermercado, por favor,” le reprochó y dio un suspiro. Fudou miró a la chica y alzó una ceja. “Hm, mucho gusto, supongo. Por tu apariencia pensé que quizás eras pariente de Mitsutada aquí…”
“Sí que tienes una actitud muy huraña, Fudou,” Tenshi se extrañó un poco y se encogió de hombros. “Si dices eso, más bien Taiko-chan bien sería su pariente, ¿no? Con los cabellos azules y el mismo color de ojos que tienen.”
“Heh, no lo puedo negar. Ahora veo que Taikogane no es el único que lleva el gen de cabello azul de niño hiperactivo en su familia.”
“Oye, lo dices como si fuera algo malo,” se quejó Taikogane, frunciendo el ceño. “Si Micchan tiene cabello azul y no hay nada que recriminarle a él.”
“Ah, sí, cierto,” Fudou se vio indistinto. “Entonces sí eres un Sadamune, porque Mitsutada no es como tú, así que su gen de cabello azul es uno completamente distinto.”
“¡Oye!”
“Haha, ya, Fudou, no fastidies a Sada-chan,” Mitsutada rió un poco.
“Hm, no me consideraría hiperactiva, pero ya veo que mi lindo primito no ha crecido mucho en todo este tiempo, para que digas esas cosas,” la chica se notó contenta y se infló el pecho. “Pese a tu primera actitud, sí eres cercano a todos aquí con esa forma de ser. Pues bien, un gusto también, Fudou. Gracias por ser amigo de mis disparejos primos.”
“No me agradezcas,” Fudou se encogió de hombros y se notó algo cansado. Tuvo razón al considerar Tenshi como ‘familiar’. Tenía esa misma actitud energética, superior y un tanto frívola e inconsciente de Taikogane. Definitivamente eran parientes, aunque le faltaba conocerla mejor para juzgarla un poco más. “Entonces entiendo que hablaban sobre lo que Mono-chan hizo. Aunque…” miró a la chica con desconfianza. “Para que lo hablen contigo, ¿acaso eres estudiante de Rizembool o Hanasaki?”
“¿‘Mono-chan…’?” Tenshi se notó algo sorprendida por dicho apodo que contrastaba severamente con ese pelimorado, aunque no lo meditó mucho y sonrió complacida. “Hehe, nada mal, Fudou. Soy una estudiante de Hanasaki, pero ya llegaremos a lo mío. Hablemos un poco más sobre ‘Mono-chan’, ¿qué tal?”
“T-Tenshi-san, por favor, no me llames así,” Monoyoshi se erizó.
“Uhh, ¿por qué no? Si tu amigo te llama de esa manera,” ella se vio algo desanimada.
“Ehh, en verdad n-no me gusta ese apodo…”
“Sí pues, lo digo para fastidiarle y supongo lo tolerará conmigo porque se lo he dicho hasta el cansancio, pero no intentes usarlo tú,” dijo Fudou, restándole importancia.
“Hmm, supongo un privilegio de amigo de la infancia,” concluyó con irrelevancia. “En fin, podemos ponerte al día con la conversación. Realmente fue una sorpresa ver ese video de la pelea de mi primo con el Rebel que seguramente ya viste…”
“¡¿VIDEO?!”
“Eh…” Tenshi se quedó en blanco. “Ya… veo que no es así…”
“¡¿De qué video hablan?! ¡¿Alguien grabó lo que pasó?!”
“Sí, ¿puedes creerlo?” preguntó Taikogane, quien se inclinó hacia delante. “Me parece injusto. Monoyoshi anda teniendo una pelea épica, un compañero le graba peleando y ayer fue a un evento en ES supuestamente exclusivo para idols donde se hizo fama. ¡No puedo creer que me haya dejado de lado así!”
“Tsk, ¿qué dices tú?” Fudou le miró con reproche. “¿Me vas a decir que esas eran tus quejas? Ya sabía que esperaba mucho de ti, niño.”
“En verdad no quiero que la gente me conozca por esas acciones, fue una emergencia…” murmuró Monoyoshi, cabizbajo y torturado. “Por favor no hablemos más sobre eso.”
“No puedes evitar que otros reaccionen sobre lo sucedido, Monoyoshi. Ello quiere decir que hay muchos preocupados por ti,” observó Mitsutada, comprensivamente.
“Lo dudo. Tu hijo no quiere que lo opaque, obviamente no se preocupa por él,” Fudou rodó sus ojos e ignoró cómo desconcertó al mayor.
“¿Tu hijo? ¡Hahaha!” por su parte, Tenshi se rió con ganas.
“F-Fudou, un momento, tú sabes que no me gusta que otros digan que Sada-chan es mi hijo,” Mitsutada sonrió inquieto y alzó sus palmas. “Y te aseguro que Sada-chan sí se preocupa en el fondo por lo sucedido.”
“Mientras más hables por él más fácil es creer que te responsabilizas por él.”
“Bueno, es cierto,” Tenshi asintió.
“P-pero no lo hago…”
“¿Preocuparse de qué?” Taikogane ladeó su cabeza. “O sea, Monoyoshi está aquí entero y en el video había dos HiMEs. No que hubiera estado en riesgo, ¿verdad?”
“Sada-chan, incluso así siempre hay riesgos, por eso Fudou anda tan preocupado…” observó Mitsutada, un poco frustrado.
“Ehh…” Monoyoshi sonreía incómodo. “En verdad no se mortifiquen más. Por favor cambiemos de tema…”
“Primero quiero ver ese estúpido video del que todos hablan,” reclamó Fudou.
“Q-quizás más tarde…” dijo el pelirrosa, desviando la mirada.
“¿Ah? ¿Por qué te niegas? ¿Temes que te vaya a arrancar los cabellos?”
“N-no es que sea mi temor principal, y ruego que ese no sea el caso tampoco,” confesó con algo de temor, aunque sin dejar de sonreír. “Sólo que ya andas muy movido por todo y…”
“Aquí tienes,” Taikogane extendió su celular al pelimorado.
“¡T-Taikogane-san, espera!” Monoyoshi se alarmó, aunque no pudo detener a su amigo.
“Si tanto quieres cambiar el tema, mejor que lo vea, qué necio que eres,” murmuró Fudou en lo que ponía play a la grabación que ya había circulado bastante.

Vio los primeros segundos de una cámara de celular agitada que subió de entre los estudiantes mirando el suceso a los ventanales del tercer piso del edificio de clases. Tomó un instante para que el foco de la grabación se ajustara y pudo ver aquel enfrentamiento. No podía oír la pelea en sí por el escándalo entre los estudiantes evacuados, pero no fue necesario.

“…” Fudou mostró una mínima sorpresa que mantuvo contenida en lo que observaba ese corto enfrentamiento, hasta que los rayos de la HiME terminaron por impactar al pelirrosa. Apenas vio al Rebel de pie viéndose mínimamente entretenido por ese suceso, y la cámara se agitó considerablemente, con algunos en la audiencia optando por huir por la incertidumbre. Dicha grabación se cortó ni bien unos de seguridad pidieron que todos se alejaran más del edificio.
“Me hubiera gustado ver qué ocurría posterior a eso, pero sí que fue emocionante,” comentó Taikogane, quien se había asomado para verlo con Fudou. Este se notaba tranquilo, pero se confundió un poco de que Fudou continuaba ensimismado por más que la grabación había terminado. “Eh, bueno, sí nos dijeron que ese Rebel no tardó en huir y fue una falsa alarma, así que no tienes que preocuparte más. Para variar Monoyoshi hizo algo muy cool, ¿no?”
“¿Eh?” Fudou se extrañó y le miró algo perdido.
“¿Fudou, qué sucede?”
“Ahh…” fue como una especie de amargo despertar y sacudió su cabeza, para de repente propinarle un zape a Taikogane. “¡Idiota, viste a tu hermano ser electrocutado en video, ¿y no tienes una pizca de preocupación?!”
“¡P-piedad!”
“Fudou-kun, no te molestes con Taikogane-san, por favor…”
“¡Ya has visto tremendo peligro por el cual pasaste! ¡De milagro ese ataque no te hizo terminar en un hospital!” Fudou rechinó los dientes. “¡No me parece que has aprendido tu lección lo suficiente, Mono-chan! ¡Le diré a Gotou que te llame más la atención! ¡A ver si a él le oyes!”
“¡N-no por favor!” ello probó asustar al pelirrosa.
“Pienso que ahora sí podemos hablar sobre algo más. Enfocarnos en ello sólo nos fastidiará más y ya lo hemos atendido bastante,” sugirió Mitsutada.
“Tch, serás cuerdo tú, pero no eres capaz de exigírselo a estos descerebrados Sadamune,” Fudou bajó su mirada, con disgusto y contrariado. “A este ritmo puede que Mono-chan se haga daño.”
“Fudou-kun, eh…” Monoyoshi se afligió un poco y llevó una mano a su pecho. “Noto que estás preocupado por mí. Lo siento, es posible que termine por preocupar a otros por más que no sea algo que busque por hacer.”
“¿Qué clase de tranquilidad esperas que sienta con esas palabras?” Fudou entrecerró sus ojos.
“Pero prometo que seré más cuidadoso, no dejaré que las cosas lleguen a tal punto si es que puedo evitarlo,” asintió decidido. “Perdón, en verdad, y gracias por preocuparte por mí.”
“Pues… más te vale…” no le sabía dejarlo ir tan rápido, pero dudaba llegar a hacerse oír sin incomodar más a su amigo, aparte que siempre corría el riesgo de tener un efecto contrario. “Recuerda que yo te ayudo a entrenar y no quiero que uses nuestras prácticas como una excusa para ser irresponsable.”
“Sí, definitivamente no será así, lo entiendo,” volvió a asentir.
“No te preocupes, Fudou. Yo ya hablé con Monoyoshi al respecto ayer y le dejé en claro que no dejaré que se meta en problemas,” le aseguró Tenshi, con una amplia sonrisa. “Estoy en su mismo salón, así que lo mantendré vigilado.”
“Me harías un favor, pero tú tampoco te metas en nada que no te concierne, ¿de acuerdo?” exigió el pelimorado, con ligera desconfianza. “Te me haces tan impetuosa como tus primos.”
“Lo sé, tengo que enfocarme sólo que lo que me corresponde, además que sí estaré muy ocupada, así que lo tendré presente.”
“Espero, también eres nueva así que no te involucres con el asunto si es que entiendo que estudiarás en Hanasaki,” Fudou dio un suspiro para despejar sus pensamientos. “Y bien, ¿qué te trae por la ciudad?”
“¡Claro, es mi turno!” Tenshi sonrió con gran alegría y llevó un puño a su pecho. “¡He venido a la ciudad para ser una HiME!”
“……” el pobre visitante se quedó atónito y le miró con sus ojos bien abiertos.
“¡Sí, así que con más razón te aseguro que nada les pasará a mis queridos primos porque yo los protegeré!” dijo alegremente. “¡Sólo tendrías que preocuparte por mí, pero ni eso porque soy muy fuerte!”

En reacción a eso, Fudou tensó sus palmas y luego de fallidamente agarrar el aire, tomó su propia cabeza con una tremenda y silenciosa frustración que terminó por evacuar, para de repente ponerse de pie y pararse al costado del pelirrosa.

“Mono-chan, nos vamos en este instante, ahora vivirás en mi casa,” dijo con toda seriedad.
“¿Perdón?” Monoyoshi ladeó su cabeza.
“¿Eh? ¿Una pijamada?” Taikogane también se puso de pie. “¡Me apunto, yo quiero!”
“S-Sada-chan…” Mitsutada sonrió incómodo.
“Tsk…” fue como si la cordura de la sala hubiera estallado casi sonoramente. Fudou miró a Taikogane con una cólera que asustó al menor. “¡Maldición, lee los ánimos y la urgencia por una mísera vez en tu vida! ¡Tú y tu prima ya han sido desahuciados por el sentido común y ahora quiero llevarme a Mono-chan lo más lejos para que no termine imbécil como ustedes!”
“¿Qué? ¿Pero qué dije…?”
“¡Ya no puedo con la falta de lógica de todos ustedes! ¡Esta actitud libertina de esta familia del uno por ciento es deplorable! ¡Con razón Mono-chan anda haciendo tontería y media!”
“Ahh, veo que hice un cambio de tema demasiado brusco…” Tenshi dio un suspiro.
“¡Estás completamente ignorando el punto!” estalló Fudou.
“Para las revoluciones, por favor. Habré sonado indiferente, pero el ser HiME no tiene nada que ver con mis primos y es por asuntos personales. Ni viviré aquí, sólo ando de visita,” dijo la peliazul, tranquilamente. “Por supuesto que no quieres que ellos sean perjudicados por el asunto y te aseguro que yo también pretendo eso. Prometo que haré lo posible para que así sea.”
“Tch… dices eso, pero estas cosas son fáciles de salirse de control.”
“Sí lo es, y por eso más cuidado tendré.”
“¿Y por qué sólo quieres llevarte a Monoyoshi?” Taikogane hizo un puchero. “No me etiquetes de desahuciado tan rápido.”
“¿Qué haces resintiéndote?” Fudou negó un par de veces. “Es porque tu hermano está en Hanasaki y ahí es donde la gente puede ser más propensa a meterse en las peleas. Que yo sepa, casi no hay HiMEs que van a atacar a Rizembool, así que asumo que estás a salvo.”
“Hm, pues es cierto…” se puso a pensar.
“Y ahora no te vengas con ninguna idea…”
“Pero sí sería una falta de respeto si alguien fuera a atacar mi colegio…” los ojos de Taikogane se iluminaron. “¡Así que entiendo por qué Monoyoshi peleó contra ese Rebel!”
“¡Detente ahí!” Fudou se le dirigió con cólera. “¡¿Acaso no has escuchado la conversación?!”
“Pero si una HiME fuera a atacarme, tendría que defenderme, ¿verdad?”
“¡Eso es precisamente lo que ustedes no deberían hacer, maldición!”
“T-tranquilo, Fudou-kun, como dices, no creo que eso fuera a suceder,” observó Monoyoshi, sonriendo incómodo. “Taikogane-san estará a salvo.”
“Sí sería raro que una HiME apareciera para atacar Rizembool…” el pequeño regresó a ponerse pensativo y se vio perder algo de ánimos.
“Tch, ¿ahora te decepcionas por eso?”
“Haha, no iría a atacar, ¡pero con gusto te puedo a ir a visitar intempestivamente,” dijo Tenshi, entretenida.
“¡Claro, eres bienvenida!” Taikogane volvió a alegrarse. “Mi hermano nunca se ha dignado a pisar mi escuela, ¡así que con mucho gusto! ¡Y podríamos hacer una pelea de mentira!”
“¡Carajos, no! Ahhh…” al oír ese intercambio, el pelimorado se sentó rendido y agarró su cabeza con ambas palmas. “No puedo… nadie me escucha… tienen muchas energías…”
“Ehh, Fudou-kun… te agradezco por tu gran dedicación. Sí seremos cuidadosos,” le consoló Monoyoshi, atentamente.
“Ya me parece que tú tampoco tienes remedio, Mono-chan,” espetó con fastidio.
“Oigan, entiendo que se estén entreteniendo con sus ocurrencias, pero Fudou no comparte el mismo parecer. Hay que hablar sobre algo más,” observó Mitsutada. Entonces, la puerta se abrió y un par de empleadas trajeron un carrito lleno de bocadillos y algunas bebidas. “Ah, miren, hagamos una pausa y aprovechemos este aperitivo.”
“Uhh… no tengo hambre…” Fudou habló con gran pesar, cabizbajo.
“Te aseguro que te hará sentirte mejor, la comida es una gran medicina,” Mitsutada le sonrió con amabilidad.

Aquel encuentro improvisado y disparatado se dio una breve pausa y finalmente pudieron hablar con calma sobre asuntos más normales, lo cual ayudó a despejarlos.

...


Cho

109.4.

...


“Gracias por la merienda, hermano,” dijo Kotegiri, en lo que caminaba junto con el susodicho y Hiiro camino a la salida de Hanasaki.
“No, gracias a ustedes por venir, y de paso sacarme de mi hueco. Necesitaba acordarme que los campos de cultivos son parte de una universidad,” comentó con leve gracia.
“¿Todavía va a tener que regresar, Kuwana-san?” preguntó Hiiro, quien curiosamente cargaba consigo una maceta con una de las plantas de tomate, algo que hacía a más de una cabeza girar.
“Claro, si apenas hicimos el primer paso de muchos, además que soy un supervisor de varios nuevos estudiantes en mi departamento,” se encogió de hombros. “Y hablando de eso, asegúrate de cumplir con los apuntes que te di para mantener esa planta en buen estado, ¿de acuerdo?”
“¡Por supuesto! ¡Soy feliz de darle a esta planta de tomate una nueva vida!”
“Ehh… ¿estará bien que nos llevemos una planta?” preguntó Kotegiri, algo preocupado. Se había sorprendido cuando Hiiro preguntó si podía llevarse una, y más cuando Kuwana aceptó y de inmediato le consiguió una maceta sin dar rodeos.
“Ya te dije que sí, Kotegiri, ¿por qué te ves tan asustado?” el mayor le dio un suave zape a manera de comunicarle que no hay nada de malo.
“Es que…” sonrió incómodo. “Ni sé si nos la aceptarán en ES.”
“Si no les dejan, llévala a la casa. No es la primera vez que salvo una planta desahuciada. ¿De dónde crees que he sacado tantas plantas para mi mini-huerto?”
“E-eso explica por qué siempre aparecían crecidas…”
“Ohh, ¿tienes más plantas en tu hogar, Kuwana-san?”
“Sí, no tantas como querría, pero de entre mis hermanos soy el único que gusta de los cultivos, así que no podría ocuparles todo el jardín con un huerto,” comentó distraído. “Heh, el otro día uno de mis hermanos se asustó porque vino gente a comprar flores como si fuéramos un vivero.”
“Tengo entendido que todavía pasa a veces…” Kotegiri mantuvo su sonrisa incómoda. “¿Y cómo están en casa? Eh, siento ausentarme tanto, pero he estado más ocupado en ES de lo que pensé.”
“Y adelante con eso, obvio que lo estarías si recién andas comenzando. Pues en casa…” Kuwana alzó su mirada al cielo, donde se veían los últimos rayos cálidos en el horizonte. “…hm, nada nuevo. Más bien diría que por no tenerte ahí recordándonos de ir a cenar o a descansar, la casa anda más desorganizada y vacía de lo usual. Casi ni nos vemos entre todos.”
“Oh no, no puede ser,” Kotegiri se mortificó. “Entonces tengo que ir a recordárselos. Me preocupo sobre todo por Murakumo. Si él no se acostumbra a comer a sus horas, sus dolores de estómago van a empeorar.”
“Eh, él es un caso perdido, apuesto a que su malestar es por su estrés generalizado,” Kuwana le restó importancia.
“Pero igual, hay que mantener una buena rutina y no sólo por la alimentación. Ello tiene muchos efectos positivos,” insistió, y pasó a frustrarse al ver a su mayor reírse un poco y revolverle los cabellos. “Es en serio, Kuwana.”
“Haha, lo sé, sólo me sorprende que pese a ser el benjamín, actúas como nuestra mamá,” comentó con gracia. “Ah, Hiiro, quizás puedes sumarte a Kotegiri y darnos una visita. Te haría bien comer algo de comida casera.”
“¿Puedo?” este se sorprendió.
“Sí, eres bienvenido, sé que te llevarías bien con todos,” Kotegiri asintió.
“¡Entonces con mucho gusto! ¡Ya quiero conocer a ese Murakumo-san del que hablan!”
“Tal vez le puedas contagiar de tus energías, que este las necesita,” dicho esto, Kuwana rascó su nuca. “Ese hermano nuestro es quisquilloso y miedoso y sinceramente me saca de quicio con frecuencia, pero contigo se llevaría mucho mejor.”
“Eh, te pido que no seas muy duro con él, Kuwana,” Kotegiri mantuvo su sonrisa, aunque se le notó algo nervioso. “A duras penas salió de su fase de evadir hasta tu sombra.”
“Pues no tengo la paciencia de Samidare, ¿qué puedo hacer?” se encogió de hombros. Notó a Hiiro mirarle con curiosidad. “Ah, y Samidare es otro hermano. Es el mayor por ahora, ya que no andamos completos.”
“¡Ahh, también quiero conocerlo!” asintió contento. “Hehe, usted se nota muy sabio y respetable, Kuwana-san, así que su hermano también debe ser como usted.”
“Haha, no, para nada, y gracias por los cumplidos, pero te aseguro que soy todo un caso,” contestó entretenido.
“Samidare es más una persona tranquila y seria. Tiene ciertas ocurrencias, pero sí posee una actitud madura y confiable,” explicó Kotegiri, amenamente. “Suele mantenerse muy ocupado por su trabajo y no es muy hablador, pero es bueno oyendo a otros.”
“¡Entonces sí es un gran hermano mayor!” Hiiro se emocionó más y comprimió sus puños al nivel de su pecho. “¡Es justo como describiría a mi nii-san!”
“Hm…” Kuwana les oyó hablar con entusiasmo. Borró su sonrisa y nuevamente miró al firmamento. Era fácil darse dicha impresión de su hermano, aunque Kuwana lo conocía lo suficientemente bien para saber que dicha pulcritud ocultaba más detalles de su persona. “…me pregunto en qué andará ahora…” murmuró para sí y se frustró. “Ah, espero que no ande causando problemas…”




Como era de esperarse de Ginza, había movimiento de personas y actividades de todo tipo y rubro. En medio del ajetreo usual, en una calle reducida y más privada, había bares y restaurantes de apariencia bohemia. En uno de aquellos, frente a una banda callejera que tocaba música jazz, Samidare terminaba con un vaso de whisky. Aquel tranquilo e inmutable pelilila observaba a los músicos de reojo, sin ningún apuro en acabar con los últimos sorbos de su bebida diluida por los hielos, ni de ponerse de pie.

Entonces, él cerró sus ojos por unos segundos. Pudo oír unas zancadas que se acercaban y comprendió que su tranquilidad estaba por ser perturbada.

“¿Se puede saber qué estás haciendo?” le cuestionó Gotou, amargamente y mirándole desde arriba.
“Toma asiento,” Samidare le miró, manteniéndose inmutado. “Evita llamar la atención.”
“Tsk…” no podía protestar a ese pedido y le hizo caso. Se sentó al otro lado de esa pequeña mesa. “Te ayudé a investigar sobre ese barco de carga y nunca respondiste mis siguientes mensajes. ¿Qué pretendes?”
“Tienes razón, no te agradecí debidamente, lamento mi omisión…”
“¡No desvíes el tema!” exclamó. Se detuvo de golpear la mesa con sus puños a manera de evitar mayor atención. Gotou rechinó sus dientes. “Si trabajas para la policía, sobre todo para el área que sabe sobre la riña entre Rizembool y Hanasaki, fue sospechoso desde el inicio que pidieras ayuda a un tercero como yo.”
“Lo es y supe que lo sabías,” Samidare dejó su vaso sobre la mesa y le miró con su misma inmutabilidad. “Agradezco que no te hayas rehusado.”
“No te burles de mí. ¿Por qué me pediste información? ¿No es algo que tú podrías conseguir mucho mejor que yo?”
“La facilidad es lo de menos, Gotou. Escucha,” Samidare intensificó su mirada. “Mis movimientos dentro del departamento, al igual que los de mis colegas, están sujetos a registros y escrutinio. Si investigaba fuera de mis límites, no hubiera tenido tanta anonimidad. Lo mejor es no levantar sospechas de nadie, al menos de momento.”
“…” ‘de momento’. Gotou entrecerró sus ojos. “Demando explicaciones, Samidare. Deja de evadirme de una vez.”
“No te he evadido.”
“No contestaste mis mensajes.”
“Sin embargo, te esperé aquí.”
“Nunca acordamos en encontrarnos.”
“Pero supe que vendrías a buscarme.”
“Ni hubiera sabido que andarías en este sitio.”
“Este restaurante es el lugar donde más veces nos hemos visto, y presumo que es el primer lugar donde me has buscado.”
“…” Gotou contuvo una gran ira interna, seguramente no queriendo darle la razón. “Tch, aun así, tu manera de evitar darme respuestas claras o siquiera contactarme pinta una imagen preocupante. Y lo peor de todo es que yo estoy involucrado en lo que sea que haces,” desvió su mirada, decepcionado. “…de saber que andabas haciendo algo turbo o sospechoso, nunca te habría dado una mano. No quiero que otros salgan afectados por mi descuido.”
“…” el pelilila se quedó mirándole, aparentemente inafectado por las preocupaciones del otro, y entonces levantó una mano. “Camarera, la cuenta, por favor.”
“Enseguida,” dijo esa persona, quien de inmediato se retiró a acatar el pedido.
“¿Eh? ¿Te vas?” Gotou frunció el ceño.
“Nos vamos,” corrigió. Samidare sacó su billetera. “Sería impropio de mi persona dejar que mi previa interacción con un contacto como lo eres tú termine amargamente. No tengo nada que ofrecerte más que respuestas, así que lo haré. Sin embargo, no podemos hablar aquí. Preciso una visita a tu apartamento, sé que vives cerca.”
“…” le miró con reproche por esa autoinvitación. “Ya, como sea, tal vez tengas razón. Tch, tremendo policía que eres.”
“Mi presente trabajo como policía se dio bajo circunstancias extrañas. Sin duda, a pesar de mi comportamiento, un ninja como yo es lo más opuesto a un rol de control y benevolencia, pero ya lo sabías. No impongas sobre mí algo que sabes que no soy.”
“¿Cuándo dejarás tus idioteces sobre ser un ninja? Vienes de una familia normal y sí trabajas para la policía de la ciudad.”
“Ser ninja no es un trabajo para mí, es un modo de vida. A diferencia de los que velan por el orden, los ninjas no operamos con honor,” explicó, y dibujó una pequeña y orgullosa sonrisa. “Estoy donde estoy por mis caprichos personales. ¿Y acaso no nos conocemos porque tú también seguías tus propios intereses?”
“No me compares contigo…” Gotou se detuvo al detectar a la camarera regresar.
“Aquí tiene,” ella dejó la cuenta escrita en lapicero. Samidare de inmediato dejó un billete y unas monedas para cubrir el costo.
“Gracias por su atención,” este regresó a su fría y recatada actitud y se puso de pie. “En marcha, Gotou. Tenemos mucho de qué hablar…”



Pasado el rato en la sala principal de la residencia, los visitantes del presente día habían sido ofrecidos pasar una noche en ese lugar. Si bien Fudou había esperado ir de regreso, a su vez agradeció no tener que cruzar la ciudad durante la hora punta.

Este ya se había instalado en una de las habitaciones de visita (donde fue tal vez no muy sorprendido por un nuevo set de pijamas trendy cortesía de Taikogane) y salió para buscar a alguno de los señoritos. No caminó mucho cuando vio a la prima de los Sadamune de pie en medio de un pasillo. Ella se notaba ensimismada y un tanto preocupada, mientras escribía algún mensaje de texto en su celular.

Si bien normalmente evadiría una interacción innecesaria con alguien a quien ni conocía bien, supuso que era tarde para huir, así que se le acercó.

“Oye… eh,” alzó una ceja. Sí que no le salía natural. “Hm… ¿todo bien?”
“Oh, hola, Fudou,” Tenshi se despertó y sonrió entretenida. “Haha, sí, sí, nada de lo que tengas que preocuparte. Pero qué sorpresa. Pareces del tipo que huiría y evadiría hablarme.”
“Eh…” ya veía que ni debía haberse molestado. Sintió un tic en la ceja.
“Ah, pero perdón, más bien aprecio la atención, así que muchas gracias,” dijo amenamente. Entonces, Tenshi le abrazó de un brazo.
“Tsk, ¿qué haces?” este se puso estático.
“Ya que andamos en confianza, ven conmigo.”
“¡Suéltame! Puedo caminar solo,” se zafó con fuerza, aunque se mantuvo rendido y dio un pesado suspiro. “¿A dónde piensas ir?”
“Sólo al jardín. Monoyoshi debe andar por ahí, ¿tú crees?”
“¿Acaso lo estás buscando?”
“Hehe, pues no, pero si lo encuentro sería bueno, tengo algo que decirle,” ensanchó su sonrisa y se puso a caminar, con el otro siguiéndole.
“…” le miraba con incomprensión. Efectivamente, sería del tipo con el gen de cabello azul de Taikogane, como lo había llamado. Sin duda tenían las mismas energías y actitud, aunque tal vez esa chica era menos niña que su primo.
“Dime, Fudou, ¿desde cuándo conoces a mis primos?”
“¿Eh? Te dije que conozco a Monoyoshi desde la primaria, ¿qué pregunta es esa?” alzó una ceja.
“Hmm, sí dijiste eso,” lo pensó mientras seguía caminando. “Eso quiere decir que primero conociste a Monoyoshi, ¿no es así?”
“Sí, supongo es obvio.”
“Creo que sí, pero quería confirmarlo.”
“¿Y por qué?” le miró con gran extrañeza y algo de impaciencia.
“Sólo una curiosidad,” confesó, y pese a mantenerse con sus altas energías, para variar, Tenshi sonrió con ligera nostalgia y algo de humildad. “¿Sabes, Fudou? Cuando llegué y me enteré de todo el desastre que mi primo tuvo con el Rebel, me puse a pensar en lo reservado que es. Es fácil pensar que es una persona asequible por siempre sonreír y ayudar a otros, pero realmente no es muy fácil conocerle. A simple vista, alguien con su pinta de buenito nunca haría lo que hizo.”
“…”
“Así que hoy me alegro de haber conocido a un amigo suyo de la infancia, y uno que se volvió su amigo sin que Taiko-chan tuviera algo que ver. Ya te agradecí por ser cercano a mis primos. Pues, ahora, gracias por ser amigo de Monoyoshi. Parece que lo entiendes mejor que yo.”
“¿Eh? Pues, no me agradezcas…” Fudou se encogió de hombros y desvió su mirada. “Ya veo que no eres tan disparatada como Taikogane. Andas más al tanto de las cosas.”
“Oye, eso sonará como un cumplido, pero lo resiento un poco,” hizo un puchero. “Taiko-chan es una barra muy baja de superar.”
“Heh, te expresas sobre tus parientes con tanto anhelo, y mira las cosas que dices,” el pelimorado sonrió con ironía.
“¿Es tan malo de decir? No que quiera insinuar algo o insultarle,” frunció el ceño.
“Bueno, te daré puntos por honesta, ¿por qué no?” dijo con irrelevancia.
“Haha, admito que eres un chico muy lindo, Fudou.”
“¿P-perdón?” Fudou se alteró y espantó, al punto de alejarse un poco de la chica. “¿Qué haces diciendo esas cosas tan repentinas?”
“Oh, ¿te asusté? ¡Haha, ya veo que no eres bueno con cumplidos!” rió con ganas.
“…”
“Quiero decir que se nota que realmente eres apegado y atento con los que son importantes para ti. Monoyoshi parece apreciarte mucho, y fuera de sus ocurrencias o raras prioridades, sé que Taiko-chan también. Hasta las empleadas se han visto muy dichosas por verte hoy.”
“Tsk, no digas esas cosas… yo soy un insecto…” él se avergonzó y mantuvo su mirada en el sentido opuesto.
“No puedo ni imaginar por qué lo dices, pero es evidente que no. Los insectos nunca serían tan bien recibidos,” Tenshi rodó los ojos al notar al otro persistir en desentenderse de sus palabras. “Pero obviando eso, puedo estar de acuerdo con Taiko-chan y declarar lo cool que te ves.”
“¿Qué haces imitando al niño?” este le miró con reproche. “Pareces más madura que tu primo y terminas por decir algo así.”
“Sí soy más madura, ¿y qué hay de malo en ser cool?”
“Eh, olvídalo. Taikogane lo dice demasiado, ya no me parece gracioso.”
“Haha, sí se enfoca en eso, ¿no? Seré nueva, pero es adorable.”
“Es por ser nueva que piensas así…” negó frustrado.

Mientras tanto, Monoyoshi se encontraba sentado en el muro bajo que separaba el área de la piscina y el inicio de su inmenso jardín. Era una noche fresca y el pelirrosa aprovechaba ese momento de quietud para mirar a las estrellas que se hacían más visibles. Se encontraba tranquilo y despejado sin ninguna idea en la mente… aunque no se quedó así.

De repente, un par de manos le agarraron ambos brazos desde atrás y le sacudieron con fuerza.

“¡Eh!” Monoyoshi se sobresaltó sin poder movilizarse por el agarre.
“Yo!” en eso, notó una conocida cabeza peliblanca asomarse por un costado. Se trataba de Tsurumaru. “¿Qué haces aquí solo? ¿No es que tenías visita?”
“¡Oh, senpai!” al reconocerle, el menor despejó su sorpresa y sonrió alegremente. “Hehe, no esperaba verte. ¿Cuándo llegaste?”
“Hace unos minutos,” dicho esto, Tsurumaru se impulsó de una palma para saltar y sentarse en el muro al costado de su kouhai. Sonreía entretenido. “Heh, admito que extrañaba visitarte, Monoyon. Creo que eres el único que se alegra incondicionalmente de verme. Me haces sentirme apreciado, para variar.”
“No soy el único, senpai. Taikogane-san y Mitsutada-san siempre están muy felices de recibirte. Sabes que eres más que bienvenido.”
“¡Haha, y mira cómo sigues!” el peliblanco le sacudió los cabellos con fuerza.
“Ehh… hehe, para por favor…”
“Eres un lindo marshmallow que podría devorar de un bocado, y tu cabeza es ese nido incorregible tan divertido de alborotar… ah…” sonrió tranquilamente. “Casi me hacen olvidar que estoy molesto contigo.”
“¿Perdón? ¡Ahh!” de repente, Monoyoshi vio a su senpai hacer un chasquido de dedos en su frente. “¡Duele!”
“Estoy seguro que no soy el único que se ha preocupado por ti, y a falta de derecho o experiencia para llamar la atención a alguien, un poco de dolor me hará el favor de castigarte,” dijo frustrado, pero sin borrar su sonrisa. “Y bien, ¿por qué fuiste tan impulsivo en pelear contra Hannya? Tú sabes que no tienes oportunidades contra él.”
“E-es que…” Monoyoshi bajó su mirada al piso. Toda la historia comenzaba a sonar como disco rayado. “Era una emergencia, temí que algo le pasara a Gokotai… temí las consecuencias.”
“Vaya, eso suena casi creíble,” Tsurumaru se encogió de hombros, entretenido. “No dudo de tus intenciones, pero no preguntaba por eso. Es completamente distinto.”
“Entonces…” Monoyoshi le miró y ladeó su cabeza. “¿A qué te refieres, senpai?”
“Conociéndote, de encontrarte en una situación de emergencia y con algún enemigo, serías más propenso a usar tus palabras o salvaguardar a otros, e incluso si un enfrentamiento fuera inevitable, no serías tú el de la iniciativa,” observó, mirando al pelirrosa de reojo, con una sonrisa burlona que denotaba sabiduría. “Tu mejor arma son tus palabras, por más que no siempre te funcionen. Te conozco bien.”
“Yo…” Monoyoshi se quedó perdido y aturdido. Nuevamente miró al césped debajo de sus pies suspendidos por el muro.
“…” el mayor le observó un momento. “Heh…” alzó su mirada al cielo. “Ya veo que fue una reacción de ese instante, una instintiva, pasional. En fin… considerando su previo encuentro, será que no puedo culpar tu exabrupto del todo,” le dio una palmada en un hombro. “Pero no vuelvas a precipitarte así, Monoyon. No siempre estaré ahí para protegerte.”
“Sí, lo siento mucho, senpai…” murmuró cabizbajo y apenado.
“Lo peor del caso es que sé que esta guerra tiene para rato, así que temo desde ya el hecho que andes tan adjunto a la misma. Con tu manera de ser, no podrás mantenerte al margen. Y con respecto a esa prima que ahora anda visitándote, más difícil será que lo ignores.”
“Tenshi-san no quiere que me involucre tampoco y realmente no quiero darle más problemas,” observó el pelirrosa, un poco alarmado. “Así que no pienso meterme en su camino. Me sabe mal, pero puede que esté más seguro gracias a su arduo trabajo.”
“Hahaha, esa es una buena,” Tsurumaru rió con ganas. “Ni Sada-bou se la cree, Monoyon. Es más probable que lo opuesto ocurra.”
“Pues…”
“Lo único que me queda es esperar la buena voluntad y principios de los Rebels que pisen tu escuela para causar revuelos. En su mayoría no se meterían contigo, pero hay varios Hannyas sueltos por ahí,” Tsurumaru dio un pesado suspiro y bajó su mirada, por primera vez.
“…” Monoyoshi le miró intrigado.
“Me preocupas desde ya, pero tampoco estoy dispuesto a rendirme contigo, no con la persona que nunca me ha dado la espalda…” Tsurumaru ensanchó su sonrisa. Su voz se tornó repentinamente más grave. “Así que pórtate bien, Monoyon… no me des motivos para matar a alguien…”
“¡S-senpai!” el menor se erizó y negó rotundamente. “¡No digas eso, por favor!”
“¡Hahaha!” a esa reacción, Tsurumaru terminó riéndose a todo pulmón. “¡Tranquilo que sólo bromeaba! ¡Sólo quería ver tu expresión! Te sorprendí, ¿verdad?”
“Uhh…” curiosamente, ello causó que Monoyoshi inflara los cachetes. “No es gracioso, senpai, en verdad me diste un gran susto.”
“Que te sirva de lección, querido kouhai. No será equivalente, pero ver el video también generó una especie de susto en mí,” comentó relajado y le dio un par de palmaditas a la cabeza. “He tenido el gusto de verte molestarte, ahora te dejaré en paz.”
“Pero no es justo…” Monoyoshi comprimió sus puños, y sacudió su cabeza para despejarse un poco. Su fastidio se disipó en tristeza. “Realmente no lo es… todos están molestos conmigo, pero tampoco hubiera querido dejar a Gokotai o mis compañeras a su suerte… sé que hice mal, que pasé los límites, pero… ¿qué se supone que debo hacer? ¿Qué opciones tengo?”
“Los únicos que en verdad están involucrados del todo en esta guerra, quieran o no, realmente tendrán que matar a alguien, Monoyon,” observó Tsurumaru, con suma tranquilidad. Pese a mantenerse sonriente, se le oyó más serio y frío de lo usual. “O, de lo contrario, son los que lanzarán su vida al abismo y la desperdiciarán. Tú no eres ninguno de los dos casos, así que no saltes en una pelea que no es tuya. Hay maneras de ayudar y velar por otros, y tu acción bélica contradice tu usual deseo de ser un apoyo a los demás. Lo dejaré así. No te diré qué hacer, sería irresponsable de mi parte quitarte esa responsabilidad que necesitas tener. Sólo te pido que uses la cabeza a partir de ahora.”
“Sí, tienes razón…” el menor asintió, meditativo. “Pensé que lo entendía… creo que todo pasó muy rápido esa tarde…”
“Es difícil, no te culpo por las complicaciones. Pues bien, como buen estudiante que eres, te toca reforzar y aprender. Haha, asumo que eres mucho mejor que yo para esas cosas.”
“Pienso que eres más inteligente de lo que quieres reconocer, senpai,” Monoyoshi sonrió con torpeza. “Gracias por oírme.”
“Para eso está tu senpai, es un placer,” concluyó entretenido. “Ahora continúa siendo un buen chico y mantente lejos de los problemas. Volverás a ver a Hannya varias veces, así que espero que nunca más intentes buscarle pelea.”
“Lo sé, ya lo he internalizado.”
“Heh, eso espero,” Tsurumaru sonrió decepcionado. “Lamentablemente no soy el mejor ejemplo para ti y temo que hayas agarrado malos hábitos. Procura ser menos rebelde que yo.”
“Haha, no eres una mala influencia para mí, por el contrario. Si fuera a meterme en problemas, sería por mi propia culpa.”
“¡Oye!” entonces, Tsurumaru le jaló de los cachetes y los sacudió. Sonrió pícaramente. “No andes pensando en malos comportamientos desde ya. Deshazte de esas ideas.”
“¡L-lo siento, duele!” dijo con dificultad.
“Creo que hice bien al venir hoy, pensé que era muy tarde para darme el viaje,” comentó distraídamente luego de soltar al otro.
“Entiendo que Yagen-san ha estado ocupado últimamente,” observó Monoyoshi. “¿Todo se encuentra bien?”
“Heh, de no estarlo, tal vez andaría metido en ello en contra de mi voluntad,” contestó con una pizca de entretenimiento. “Y no es que le haya sido de ayuda tampoco, sólo he andado como curioso. Aunque, bueno…” su sonrisa se contagió de pesar. “…digo que las cosas están bien, pero una ligera complicación ha surgido así que he escapado antes que al demonio se le ocurra darme alguna tarea que hacer.”
“Eh, ya veo…” Monoyoshi se notó preocupado. “Sé que le brindarías ayuda a Yagen-san de ser serio. Sólo espero que él no tenga problemas.”
“¡Hahaha! Tienes mucha fe en mí. Menos mal no es que sea uno de sus subordinados o algo…”



 “¿Qué estás diciendo?” cuestionó Fudou, quien acababa de llegar con Tenshi. Este miró con recelo y desconfianza a Tsurumaru. “¿En qué cosas anda el demonio?”
“Oh, no sabía que andabas por aquí,” el senpai se sorprendió gratamente y levantó una palma. “Yo! ¿Cómo te ha ido con la universidad?”
“Tsk, no me lo recuerdes,” Fudou rechinó los dientes. “Oí que hablaban sobre el insufrible. ¿Acaso anda metido en algo cuestionable?”
“¡Haha! Y luego dices que no te importa.”
“¡Pues no, pero más le vale al infeliz que no cause problemas!”
“¿De quién hablan?” preguntó la chica.
“Ah, finalmente nos vemos,” Tsurumaru saltó del muro e hizo una leve reverencia. “Tenshi Hinanawi, ¿no es así? Heh, un gusto. Noto que has salido de la misma matriz que Sada-bou.”
“Por mi cabello, ¿cierto?” Tenshi dio un suspiro. “Comienzo a pensar que Taiko-chan es infame para que todos digan eso.”
“Más inconscientemente travieso que otra cosa, pero tú debes saberlo mejor que nosotros. Monoyon me comentó que vas a ser una HiME. Que te vaya muy bien.”
“Sí, gracias, es raro oír a alguien que no intenta darme un sermón al respecto,” Tenshi se notó extrañada y entretenida a la vez.
“Haha, pues me considero inadecuado para pretender dar un sermón a alguien. Seguramente sabes del asunto más que yo,” dijo encogiéndose de hombros y levantando ambas palmas a los costados. “Ten cuidado, es lo más que podría decirte.”
“Lo aprecio,” comentó. “Así que Monoyon. ¿Serás otro amigo de la infancia?”
“¿Perdón? ¡Haha, no lo soy!” se rió por dicha pregunta. “No he conocido a Monoyon ni a los Sadamune por mucho tiempo, pero he congeniado bien con todos aquí, aparte que tu primo rosa es un kouhai de calidad.”
“¡Haha, sí tiene la pinta de un buen niño, lo entiendo!” rió un poco.
“Ehh…” el susodicho sonrió incómodo.
“Ya veo que tendré que inventarme mi propio apodo para ti, Monoyoshi,” concluyó Tenshi. “Por cierto, quería avisarte que voy a salir un momento. Vuelvo pronto, ¿de acuerdo?”
“¿Cómo así? ¿Ha ocurrido algo?” Monoyoshi también saltó del muro. “Si necesitas movilidad, puedo avisarle al chofer de turno…”
“¡No, no! ¡Tengo mi propio modo de transporte!” declaró con los ojos brillantes. “Sólo te avisaba, pero regresaré… no sé cuánto me tome…” lo pensó. “¿Una hora, quizás?” guardó su celular en su bolsillo y alzó una palma. “Espero hablar más con todos así que regresaré lo antes posible. ¡Nos vemos!”
“T-Tenshi-san, espera…” Monoyoshi se alertó al verle correr hacia el amplio jardín. “La salida no es por ahí.”
“Voy a tomar un pedazo de tierra prestado, ¿sí? Lo dejaré como estaba.”
“¿Por qué…?”

Entonces, el suelo se sacudió como si fuera un temblor y la tierra debajo de Tenshi lentamente se separó y levitó por encima del suelo. La chica dio un último saludo a todos antes de propulsarse por los aires.

“Ihh…” Fudou se quedó en shock y terminó por agarrarse del muro por inercia. “¿Q…qué hace una de esas locas usando sus poderes así?”
“Justo por ser la pariente de Sada-bou, no me sorprende en lo absoluto,” comentó Tsurumaru, con cierta gracia. De repente, sacudió un poco más los cabellos del pelirrosa. “O de mi Monoyon quien es más que impulsivo.”
“S-senpai…” Monoyoshi sonrió nervioso y movió su cabeza para ser soltado. “Pero… estará un poco nublado, aunque me preocupa que alguien la fuera a ver.”
“Haha, más preocúpate cuando sea de día que no parece consciente de ello.”
“Ehh… tienes razón…”
“Mono-chan…” el pelimorado tenía la cabeza gacha y se notaba pensativo. Su apagado tono de voz llamó la atención del par. “Con respecto a tu pelea con ese Rebel… ¿cómo se llamaba ese tipo…? Por supuesto que es un Rebel…”
“Fudou-kun…” Monoyoshi se afligió. “Yo… quería que no vieras esa grabación.”
“De eso no se trata, no intentes defenderme, imbécil,” le recriminó, amargamente. Desvió su mirada con fastidio. “Tch… es por eso que le atacaste tan voluntariamente, ¿verdad? Que conste que lo ocurrido esa vez fue personal y tú no tienes nada que ver, así que deja de intentar defenderme ante ese tipo… Hannya, verdad que así se llama. Él tiene un nombre que no es nombre, ahora lo recuerdo.”
“…”
“Heh…” Tsurumaru sonrió indiferente. “Fue apenas un encuentro con un tipo que les dio una mala pasada, pero entiendo que es impresionante para gente normal como ustedes…”
“¡Fue más que eso, grulla!” exclamó Fudou, quien de nuevo se apagó y desvió su mirada. “…tú no sabes nada, apenas llegaste para el final.”
“Sí, llegué para asegurarme que Monoyon no fuera lastimado por él. De nada, por cierto.”
“Idiota…”
“¡No se peleen, por favor!” suplicó Monoyoshi, torturado. “Fudou-kun… sí, ahora que lo pienso, estuve tan decidido a pelear porque no quise darle la posibilidad de alterar a otras personas. Hannya, él… influenció a un par de estudiantes y temía que hiciera lo mismo con Gokotai.”
“…” Fudou se impresionó.
“No me parece que pueda razonar con alguien así, mi instinto fue de alejarle a como diera lugar, pero entiendo que hice mal y me precipité,” asintió con pesar. “No quiero que te sientas responsable por esto. Es en respuesta a esa persona y por un recuerdo del pasado, pero lo sucedido ya es historia. Lo único que espero es que no le ocurra a alguien más.”
“Mono-chan…” dio un suspiro.
“Lo siento mucho…”
“Sí es un poco por mí, no me engañes.”
“N-no, yo…”
“Pero está bien, será eso de preocuparse por amigos, o algo así,” dijo con indiferencia, desviando su mirada. “Obvio que ni tú ni yo nos vamos a responsabilizar por ese tipo.”
“Sí…”
“Y ya… entiendo por qué cometiste semejante imprudencia, pero ahora no dejes que ese tipo te saque de quicio. Realmente es difícil fastidiarte, así que no le des el gusto de que lo haga.”
“Eh, no entiendo eso de gusto, pero tienes razón, no puedo dejarme llevar.”
“Bien, que así sea…” Fudou asintió, más despejado, para entonces mirarle con reproche. “O si no juro que para la próxima haré que Gotou te jale de las orejas.”
“P-por favor no lo involucres en esto,” sonrió nervioso.

Entonces, Taikogane y Mitsutada salieron de la casa y les dieron el alcance.

“¡Tsuru-san, qué sorpresa!” exclamó el menor, quien fue corriendo donde el otro.
“Heh, hola Sada-bou,” Tsurumaru sonrió entretenido y lo recibió para levantarlo un poco por los aires. “Tan energético como siempre.”
“Me sorprende no haberme dado cuenta de tu llegada, Tsuru-san,” observó Mitsutada, sorprendido.
“Sí, justo me encontré con una empleada que barría la entrada así que ni toqué el intercomunicador. Me dejé entrar y buscarlos por mi cuenta. Supuse que andabas en la cocina preparando algo, así que mejor te dejaba terminar y así tener algo delicioso de comer.”
“¡Tsuru-san, Micchan es más que un cocinero!” le reprochó Taikogane.
“¡Haha! Por supuesto que lo es, no me tomes tan en serio.”
“No estabas equivocado en tu observación, he venido a convidarles unos nuevos bocadillos que estamos estrenando en el restaurante en Rizembool,” comenzó Mitsutada, aunque este pudo detectar cierta oscuridad en el césped del jardín, y luego de mirarlo con detenimiento, se alarmó. “¿Qué ha pasado aquí?”
“¿Qué cosa, Micchan? ¡Ohhhh!” Taikogane se quedó en shock y corrió a dicho hueco. Por la falta de luz, no se veía bien el fondo, así que se acercó al borde. “¡Es inmenso!” y entonces dicho filo comenzó a deshacerse por su peso. “¡Ahh!”
“¡Cuidado, niño!” Fudou tuvo el atino de seguirle y felizmente jalarle de un brazo para prevenir que se derrumbara junto con la tierra.
“Ahh, gracias, Fudou…” este dio un suspiro. “Pero sí, ¿qué pasó? No hay forma que un jardinero lo dejara así.”
“Tenshi-san tenía que salir por un momento, y pues…” Monoyoshi sonrió con torpeza. “Nos sorprendió llevándose la tierra consigo.”
“¡¿Hablas en serio?!” Taikogane le miró atónito. “¿Tenshi es como una de esos inmortales que vuelan con esos trozos de roca levitantes? ¡¿Y por qué no me pasaron la voz?! ¡Tengo que verlo en acción!”
“¡Hahaha! Descuida que algo me dice que lo verás ocurrir un montón de veces,” Tsurumaru movió una mano para restarle importancia.
“Pero no puede ser que me haya perdido el estreno…” el pequeño hizo una cara larga, sumamente acongojado.
“Tsk, ¿estreno? Deja de ser un niño,” Fudou resopló.
“Sada-chan, no te lo tomes personal. Cuando regrese, podrías pedirle que te dé la demostración,” le consoló Mitsutada, entretenido. “Ahora vamos a probar los aperitivos, se van a enfriar.”

Así, el grupo se aventuró de regreso a la residencia. Tsurumaru miró de reojo a dicho hoyo en la tierra una vez más, y sonrió frustrado. Era inevitable que dicha guerra fuera a alcanzar a todos de las maneras más insospechadas, y por ello, que sufrieran los inconvenientes.

Se preguntaba si dicha nueva HiME estaba a punto de verse involucrada en la ligera tormenta que ocurriría en pocos días…


Ya había anochecido y Yagen caminaba por el campus de Rizembool. Su acción podría considerarse innecesaria, ya que el recojo de un reporte sin mayor importancia podría haber sido hecho por cualquier asistente de su área. Sin embargo, luego de pasar tantos días enfocado en su más reciente proyecto, la simple caminata le hacía bien. Tendría que ver en qué hueco de su horario podría darse la libertad de un simple entrenamiento físico, algo que le hacía falta…

“Ah, ¡doctor, espere!” oyó a alguien decir a sus espaldas y pudo escuchar sus pasos. Yagen se detuvo y se giró, para reconocer a aquel Rebel peliblanco con al cual a veces se cruzaba.
“Me sorprende que sigas en el campus, Komaeda-san,” observó el joven doctor. “Dime, ¿qué necesitas?”
“Gracias por esperarme, buenas noches, doctor,” Komaeda asintió con una mezcla de entusiasmo y respeto. “Justo caminaba pensando en que me gustaría hablar con usted, y veo que he sido afortunado de que crucemos caminos.”
“Ya veo…” lo meditó un poco. “Observaciones sobre tus poderes comentan una posible manifestación de la suerte de manera anómala, si mal no recuerdo.”
“Es algo que me ha acompañado toda la vida, a lo mucho puedo alegrarme que ha estado de mi lado en esta ocasión,” dijo con despreocupación y sonriendo incómodo. “Si me permite, tenía algo que pedirle.”
“Te escucho, veré qué hacer.”
“Es sólo que hoy he evidenciado la aparición de la Princess de Youmu Konpaku. Debo decir que ha sido una grata sorpresa. Izayoi-san ha demostrado ser una persona profesional y habilidosa.”
“Entiendo,” asintió. “Izayoi-san había dicho que realizaría su presentación durante la semana,” sonrió intrigado. “Esta apenas comienza y ya tenemos resultados.”
“Oh, ¿acaso usted está a cargo de Izayoi-san también?” preguntó el Rebel, sorprendido.
“Aquella Princess sólo necesitó que una persona sea asignada como su superior y para eso estoy. Sinceramente, fuera de esa formalidad, seré apenas un consultor si es que en algún momento ella lo fuera a necesitar. Es un alivio saber que no tengo a una persona adicional de la que cuidar.”
“Realmente me dio buena impresión y veo que a usted también,” Komaeda asintió. “Vaya, Rizembool ha sido muy afortunado de reclutar a alguien a su medida. Si bien incluso en nuestras instituciones pueden existir Rebels o HiMEs que dejan mucho que desear, a su vez existen seres tan prometedores y resaltantes. En verdad me hacen muy dichoso,” declaró, y pasó a autodecepcionarse y bajar su mirada. “Yo… me siento de lo peor en comparación con esas tan resaltantes personas…”
“Si me permites, tú estarías muy lejos de lo peor que Rizembool ha visto en toda su historia, eso lo puedo asegurar,” observó Yagen, indistinto. Sabía que no había punto de buscar contradecirle o tratarle de manera especial. Dichos comentarios eran parte de la personalidad del peliblanco. “Ciertamente, admito que tu visión sobre nuestras instituciones y el valor de la guerra es algo que considero intrigante. Velas por aquellos a quienes ves como superiores y percibes que el conflicto es un mal necesario que permitirá el avance de la humanidad, si he entendido bien.”
“Me sorprende que lo explique de manera tan simple, pero tiene mucha razón, aunque no creo que vea la guerra como mala en sí. Es lo que tiene que ser, es un bien si es que Rizembool sacará tanta tecnología y Hanasaki tanta fortaleza,” explicó convencido y animado. “Nunca lo había hablado con usted, pero comprendo que lo ha captado por nuestros breves encuentros. En verdad usted también es un ser muy resaltante, doctor.”
“No me des tanto crédito, sólo muestro mi intriga,” sonrió con ironía. “Me pregunto si aquella manera de ver las cosas será universal e inmutable, o quizás incluso un parecer tan firme como el tuyo fuera a flaquear o crecer con tu propio crecimiento…”
“…” el Rebel le observó perdido y confundido por un instante.
“Komaeda-san, siento apurarte, pero ya me he excusado mucho de mis quehaceres. Quisiera oír lo que querías pedirme.”
“Ah, es verdad, lamento mucho la demora,” sonrió apenado. “Es sólo que ver a Izayoi-san aparecerse y presentarse me hizo recordar al Rebel de su HiME. Recuerdo haberle pedido una oportunidad para conversar con Kamukura-san. Se ve como un ser tan único y talentoso y sería un gran privilegio para mí.”
“Tienes razón, ya habías hecho ese pedido. Siento no haberte concedido el pedido hasta el momento, mi mente ha estado por muchos lados.”
“Oh, por supuesto un profesional tan importante y ocupado como usted no puede realizar tanto a la vez, más bien recae en mí no haberle recordado nuestra conversación,” dijo amenamente. “Tampoco es urgente, le pido que lo haga cuando no sea una inconveniencia.”
“De eso no tienes que preocuparte. Ahora que lo mencionas…” Yagen lo meditó, con la mirada alzada al cielo nocturno. “Puede que te dé la opción de dialogar con él. A su vez, me estarías ayudando con un favor.”
“¿Requiere mi ayuda?” se sorprendió. “Si es así, con mucho gusto acepto. ¿De qué se trata?”
“Sin ir a más detalles de momento, ha surgido una leve alarma en mi entorno, y he sido contactado para asegurarme de apoyar y contener cualquier posible inconveniente,” explicó tranquilamente. “Iba a instruir a Izuru Kamukura a ayudarme con la supervisión en un área externa a nuestra universidad, por lo tanto, podrías sumarte a la labor.”
“Si hay algún problema dirigido a Rizembool, está en mi deber como Rebel de ayudar, le prometo que haré lo mejor de mí,” contestó decidido y se vio fastidiado. “No puede ser que existan alimañas que pretendan hacer algún daño a nuestra institución…”
“…” Yagen sonrió. “Fuera del área de interés que es parte de la ciudad, se trata de una posible amenaza proveniente de Hanasaki, por lo cual es un asunto no del todo ajeno al conflicto.”
“¿Cómo así?” Komaeda se sorprendió y pasó a intrigarse. “Usted dice que se trata de Hanasaki… ¿acaso ellos estarán tomando un rol más activo?”
“No, es algo más insignificante, aunque a su vez más complejo,” el doctor miró hacia la dirección donde debía irse. “Preferiría no hablarlo más al aire libre. Si cuentas con tiempo, puedes acompañarme de regreso a mi laboratorio.”
“Ah, por supuesto, nada es más importante que esto,” asintió alegremente y así ambos comenzaron a caminar. “Entonces… si es proveniente de Hanasaki, pero es en una escala menor, aunque todavía un caso excepcional… Si Hanasaki en sí no está detrás de lo que sucede… ¿será una HiME?”
“…” el doctor mantuvo su sonrisa.
“Pero, ¿cómo una HiME podría causar problemas que requiera que usted, quien si bien entiendo no está directamente involucrado, comande a que Rebels patrullen el área?”
“Komaeda-san, seguimos fuera de mi laboratorio.”
“Perdón, tiene razón, sólo me parece muy interesante.”
“Hmhm…” Yagen rió por lo bajo. “Digamos que es semejante a la imprudencia de un niño quien rompe la ventana de un vecino con una pelota. Un infante sin un entendimiento claro sobre lo que debe o no debe hacer, un ser cuya reacción luego de aquella imprudencia se asemeja a aturdimiento y a fallar en comprender las ramificaciones de su impacto, sin saber cómo disculparse o si debiera o no sentirse mal por las complicaciones que el resto debe sufrir,” sonrió malignamente. A pesar de sus supuestos buenos ánimos, sus ojos fríos enseñaban cierto grado de impaciencia y molestia. “Lidiamos con esa clase de HiME…”




“Tenshi…” Suzuka estaba en pleno facepalm luego de ver a la peliazul aterrizar frente a ella en medio de Hanasaki. “¿Qué te hace pensar que volar así es una buena idea?”
“¿Por qué no? Pensé que la nubosidad me cubriría bien… aunque me tardé más en ubicar Hanasaki de lo que pensé,” ella hizo un puchero. “Mitsu-san seguro que ha preparado algo delicioso y me lo estoy perdiendo, ojalá me dejen algo…”
“Piensa un poco en que otros pueden verte,” insistió la peliblanca, impaciente. “Sabes que me alegro que hayas despertado la mayoría de tus poderes con tu prueba HiME, pero si los vas a usar desmedidamente, puedes causar grandes problemas.”
“Lo sé, no seas tan estricta conmigo,” le miró con reproche. “Y yo que vine cuanto antes para escuchar tus inquietudes, Suzuka. No me gusta que me saludes así.”
“Pues… lo lamento, sólo no pierdas tu cuidado, por favor,” la otra negó y encaró al árbol que tenían frente, en pleno jardín de la universidad.
“Sí, lo haré. Bueno…” Tenshi sintió algo de remordimiento ya que era evidente que la usual despejada Suzuka andaba con mucho en sus pensamientos. “Ya es mucho de mí. Ha sido un día duro, ¿no? ¿Qué tal si me cuentas todo el asunto?”
“Te dije bastante por mensajes de texto, sólo ahorré detalles.”
“Sí, lo que me dijiste me preocupa,” frunció el ceño. “¿Dices que viene un barco con materiales y paquetes destinados a Rizembool? ¿Hasta sabes la fecha y hora aproximada de llegada? ¿Y va a ocurrir en estos días?”
“Creo que no tengo que decir más para que entiendas.”
“Necesito saber algo adicional, Suzuka,” Tenshi se cruzó de brazos. “¿Qué estás pensando hacer con esa información?”
“…no quiero que hagan lo que les dé la gana, pero…”
“Es demasiado riesgoso pretender hacer algo desde nuestro punto de vista. Somos HiMEs y no estamos a cargo de las formalidades ni diplomacia. Tsk…” la peliazul desvió su mirada. “Esa Mamizou no pudo elegir un peor momento para salir de la ciudad. Y hasta te dejó con la responsabilidad de procesar dicha información…”
“Yo tampoco quiero causar mayores problemas. Si lo que Rizembool transporta es materia prima, no podría importarme menos…” se vio disgustada. “Hasta podría ignorar si transportan químicos o municiones, obviamente no puedo lidiar con eso.”
“…”
“Pero… si Rizembool está transportando a personas vivas o realizando una especie de tráfico de personas, no hay forma que lo vaya a ignorar. Ese es mi mayor temor.”
“Ni sabríamos lo que andan transportando, entiendo…” Tenshi negó y dio un suspiro. “¿Qué te han dicho los del departamento de inteligencia? ¿Ya les compartiste el reporte de la policía?”
“Ehh, sinceramente se me había olvidado informarles por completo,” admitió con torpeza.
“¿Ah? ¿En serio? ¡Pero si es importante!”
“Pues, ellos me llamaron hace un par de horas y me dijeron que la policía les terminó por contactar,” contestó, pensativa. “Sólo me pidieron que me mantuviera tranquila y fuera del asunto hasta próximo aviso.”
“Qué raro. Si les contactaron a ellos, ¿cuál fue el punto de compartir todo esto contigo?”
“Seguramente es que fallé en dejarles saber,” admitió cansada y una actitud derrotada. “Ellos andan en contacto con la policía cuando realizan monitoreos o filmaciones. Es posible que les proveyeron de la información que yo tengo al enterarse que no la tenían.”
“Hm, quizás…”
“Lo único que me gustaría hacer es asegurarme que no haya ninguna persona transportada en contra de su voluntad en ese barco, el resto no me importa, pero… ¿cómo se supone que fuera a saber lo que ellos traen sin ver cómo infiltrarme en ese puerto? Dudo mucho que sea fácil hacerlo para empezar.”
“Suzuka…” Tenshi negó, con calma y firmeza. “A todo esto, sólo tengo algo que decirte.”
“¿Qué cosa?”
“Pregúntale a Mamizou qué hacer o espera a que ella regrese,” se vio desanimada. “Quisiera saber qué decirte, pero tengo menos experiencia en esto que tú. Sólo temo que te pases de tus límites. Los trabajadores en Hanasaki ya te conocen para pedirte que no te metas. Ahora espero que no les causes inconvenientes. Es por el bien de la investigación, y también por el tuyo,” entrecerró sus ojos. “No me sorprendería que por tu investigación de la mañana ya anden redoblando la seguridad, y quién sabe qué harían contra ti si les entorpeces sus planes. Rizembool son unos desalmados, no lo olvides.”
“Por supuesto que no…” comprimió sus puños. “Por eso mismo no quiero dejar a nadie a merced de ellos, tú lo sabes…”
“Sí, por supuesto…” Tenshi se apenó y bajó su mirada. “…es por esa actitud que tienes que tú me salvaste de ser víctima de ellos hace unos años… ¿y ahora con qué derecho te digo que no extiendas esa ayuda a otros? Lo siento, no sé qué decirte además de ello…”
“Tenshi…” Suzuka sonrió un poco y le revolvió los cabellos.
“¡Oye!” la peliazul se sobresaltó y rechazó su mano. “¡Ya no soy una niña!”
“Siempre serás una niña para mí, y ahora me preocupo que hayas seguido mis pasos. Pero…” se vio algo despejada. “Pareces más cuerda que yo. Tal vez sepas qué hacer mejor que yo con un poco más de experiencia.”
“Pues, es experiencia que no puedo ganar de la noche a la mañana…” dio un suspiro. “¿No puedes llamar a Mamizou?”
“Parece que ha apagado su celular de trabajo, y ni me acuerdo de su celular personal…” dio un pesado suspiro. “Sabía que debía anotarlo.”
“¿Y qué es de Norimune?”
“¿Qué será de él?” ante la mención de su supuesta arma, Suzuka frunció el ceño. “No lo veo desde hace un par de días. Que desaparezca no es nada extraño, pero ahora veo que no puedo contar con él para emergencias.”
“Siempre se aparece en el momento más crucial, ¿verdad?” Tenshi sonrió un poco. “Al menos estará ahí para una pelea.”
“Pero no todos los problemas son peleas. Tsk, cómo me desespera con sus observaciones de que no pienso las cosas bien o que me hace falta madurar. Pues, ni que él me apoye en todo eso…”
“¿Qué podemos hacer? Piensa bien en qué decirle ni bien te dé señales de vida…” se encogió de hombros. Tenshi sonrió apenada. “Noto por qué andas con la cabeza un nido, Suzuka. Mi único consejo ahora es que te olvides de todo y te vayas a dormir con la cabeza en blanco. Cuando te despiertes, puede que tus ideas al respecto hayan cambiado y esclarecido.”
“Sí… tiene sentido. Haré lo que pueda,” Suzuka dio un profundo respiro.
“Ya quisiera llevarte de regreso conmigo, pero no sé cuánto acepten que me aparezca con una segunda HiME, haha.”
“No, por favor no inoportunes a tus parientes. Es por ser HiME que preferiría no visitar a nadie a menos que sea necesario,” pidió Suzuka, levantando sus palmas. “Tú ve yendo. Parece que todavía no te acostumbras a rastrear el destino desde arriba, así que temo que te quedes dando vueltas toda la noche.”
“Te aseguro que no soy un caso perdido, llegaré bien,” observó Tenshi. La chica volvió a armar el desbaratado pedazo de tierra a su costado y se trepó encima. “Buenas noches, Suzuka. Mañana continuamos hablando.”
“Sí, ve con cuidado,” se despidió y vio a la menor ascender a suma velocidad. Tan sólo esperaba que nadie fuera a mirarle antes de agarrar gran altura.

No iría a olvidarse de sus temores y cuestionamientos, lo sabía bien. Hablar con Tenshi le había tranquilizado, pero a la vez, le había servido para recordar por qué hacía lo que hacía. Si es que podía ayudar a alguien más, no iría a echarse atrás por formalidades.

Tendría que pensarlo bien, y ver cómo hacer el menor revuelo posible.

Sin embargo, la situación inevitablemente se saldría de sus manos…


Eureka

SCREAMS





El trayecto de regreso a la mansión HiME tenía que ser silencioso. No quedaba otra opción: Morgana debía aparentar ser un peluche y cerrar el pico por media hora.

Sin embargo, una conversación con su child no era la única forma de irrumpir en el silencio…y Eureka sabía que tenía una llamada pendiente por hacer. Era crucial conversar con Rinne para intentar entender lo que había ocurrido con su child el pasado fin de semana. Al fin y al cabo, el idol era la única persona que podía tener una posible respuesta a aquella incógnita: no solo le había salvado la vida, sino que además se había quedado con ella durante el proceso de recuperación.

Luego de debatirse entre alargar más lo inevitable o llamarlo de frente y ahorrarse más problemas, la HiME suspiró y presionó el botón de llamada. Los primeros segundos estuvieron llenos de tensión, pero su ansiedad se disipó ni bien escuchó el mensaje de la operadora mandándola a la casilla de voz. No era… el escenario ideal, definitivamente. Pero al menos le daba unos segundos más para prepararse.

Volvió a marcar, pero la voz de la operadora retumbó de nuevo en su oído. Resignada, atinó a mandarle un mensaje de texto muy escueto, donde le pedía que le devolviera la llamada cuando pueda. No podía hacer nada más: insistir sería muy grosero, tomando en cuenta que probablemente andaba muy ocupado o ya se encontraba descansando…

Bueno, Rinne era un chico muy alocado. Dudaba que estuviera durmiendo a esas horas, pero tampoco quería ser más entrometida de lo que ya era.

“…” Eureka suspiró.

Morgana no pudo contener las ganas de dedicarle una mirada preocupada. Ante esto, Eureka le sonrió. Quería indicarle que hablarían mejor ni bien llegaran a la mansión HiME, pero se vio interrumpida por el ringtone de su celular. Esta vez, esperó que se tratase de Rinne…

Pero el remitente volvió a sorprenderla: era Madara.

Quote
Mama: Hola, Eureka-san~ Lamento la hora. ¿Estás en la mansión HiME? Estoy estacionado afuera. Si no es mucha molestia, me gustaría conversar contigo un ratitooo~

“¿Eh?”

Eureka ladeó la cabeza en señal de confusión. A simple vista, esa petición no tenía sentido: se verían al día siguiente durante el ensayo del club. ¿Por qué necesitaba verla con tanta urgencia?

Y… luego recordó el fin de semana. El temor en los ojos de Madara. El sutil temblor de sus brazo al atraerla a su cuerpo.

La HiME no demoró en contestarle.

Quote
¯\_(ツ)_/¯: Estoy en camino. ¿Me esperas? El Waze dice que llegaré en media hora.
Mama: Claro. ¿Tomaste un Uber? Pásame tu viaje para chequearlo.

Eureka se sorprendió ante la velocidad de la respuesta… había sido inmediata. Pero antes de poder darle más vueltas a cosas innecesarias, optó por hacerle caso al idol: copió el link del viaje y lo pegó en su conversación.

Apoyó su cabeza en la ventana y bloqueó la pantalla del celular en un intento desesperado por distraerse con algo más. El paisaje nocturno de la ciudad logró su cometido hasta cierto punto… aunque el cansancio de un día ajetreado pudo más con ella. Morgana tuvo que patearla sutilmente para evitar que se durmiera allí mismo.

“Gra—” Eureka se cortó en seco antes de meter la pata. “A-ah, jeje, hablo dormida, disculpe,” dijo, mirando al taxista a través del espejo retrovisor.

El hombre solo arqueó una ceja. No demoró en devolver la mirada al camino, y Eureka suspiró, aliviada.

Sin embargo, ese pequeño incidente no bastó para que se permitiera revisar su celular de nuevo. No sabía qué tan sabio era sumirse en sus propios pensamientos… tal vez jugar algún gacha o ver un pedacito de una serie probaría ser una mejor distracción.

Aun así, prefirió no levantar el celular.

Al menos… hasta llegar a la mansión.





“Iwa-chan…”

Iwaizumi continuó lavando los platos que había utilizado para la cena. Hacía unos meses que había dejado de lavar también los de Oikawa, amenazándolo de muerte para que dejara de rehusarse a cumplir con su parte y a encargarse de sus propios trastes. Sorprendentemente, su actitud amedrentadora había logrado su cometido, porque en el transcurso de las últimas semanas, su mejor amigo había comenzado a hacerle caso. Como aquella noche, donde lavó sus platos antes de él. Por tal motivo, podía relajarse en el sofá mientras miraba absorto la pantalla del televisor, que reproducía uno de los partidos de un equipo rival de vóley.

“…”
“Qué,” preguntó Iwaizumi, ante su silencio. Había esperado que Oikawa continuara como siempre lo hacía: si nadie lo paraba, el armador podía terminar hablando solo por horas. “¿Baboso? ¿Estás ahí?” Recién en ese instante se dignó a observarlo con cuidado, dedicándole una mirada confundida.
“A-Ah, sí. Lo siento.” Oikawa sonrió, nervioso. “Es que… Am… No sé. Siento… que ofendí a Eureka-chan.”
“Y eso me importa porque…”
“¡No seas cruel, Iwa-chan!” le reclamó, indignado. “¡Yo siempre estoy dispuesto a escucharte cuando tienes problemas con las chicas! ¡Lo mínimo que puedes hacer es darme un poquito de tu tiempo y un consejo sabio!”
“…” Iwaizumi rodó los ojos. “Okay,” accedió, a la vez que cerraba el caño y se giraba hacia la sala. “¿Qué pasó?”
“Pues… Conocimos a los miembros del grupo de Haku-chan. Y había un chico…”
“¿Un chico?” Iwaizumi arqueó una ceja.
“Jeje… Era muy guapo.” Oikawa sonrió.
“…”
“…”
“Ajá.”
“¡NO ME JODAS! ¡NO PUEDES JUZGARME CUANDO TÚ TAMBIÉN TUVISTE UN CRUSH EN SOUJI-CHAN!”
“Ah, es cierto.” Iwaizumi tomo su mentón, pensativo. “Pero ¿quién no? Eso no prueba nada.”
“Ay, en fin, ese ni es el punto.” Oikawa se llevó una mano a la cara. “El punto es que pareció interesarle a Eureka-chan… y cuando conversamos a solas después, me irrité y le dije que nunca se fijaría en ella porque es enana.”
“Eso no tiene sentido. A ti te gusta Eureka.”
“¡LO SÉÉÉ! ¡PERO ENTRÉ EN PÁNICO!”
“¿No debería darte más pánico el idol ese que está pululando a su alrededor? No se ha zafado de ella desde que la conoció en el rodaje del videoclip.”
“Wow, Iwa-chan~ Qué observador~”
“No soy observador. Osea, sí, pero… tengo ese detalle muy claro porque no dejas de quejarte al respecto.”
“¡Es que es irritante! ¡Me cae bien, pero…!” Oikawa suspiró. “No quiero que estén juntos. Y encima, ya se le confesó.”
“¿¡QUÉ!?” Iwaizumi se secó las manos en un santiamén y corrió a la sala. “¿¡Cómo así!?”
“Le dio a entender que quiere salir con ella. ¡Pero no importa! Tienes que ayudarme. Creo que se sintió mal con mi comentario. Y no hemos vuelto a hablar desde esa pelea…”
“No entiendo. ¿Eso no pasó en la tarde?”
“¡SÍ!”
“¿Y qué? Es un cuarto para las once. Solo han pasado unas cuantas horas.”
“¡IGUAAAAAL!”
“Eh.” Iwaizumi tomó asiento en uno de los sofás unipersonales cerca de su amigo, quien ocupaba el sillón principal de aquella estancia. “No sé qué quieres que te diga. Deberías decirle que no fue tu intención y pedirle disculpas. Tal vez regálale una cajita de chocolates o algo así.”
“¿Y se la voy a dar ahora?”
“…Es un poco tarde, ¿no crees?”
“Bah. Eureka-chan siempre está despierta a estas horas~ La llamaré— ay, no. Mejor le mando un mensaje. Tal vez no me conteste por el enojo…”
“Suerte.”
“Gracias, Iwa-chan~”
“…” Iwaizumi se quedó un poco pensativo, llamando la atención de su amigo.
“¿Eh? Iwa-chan, ¿qué pasa?”
“Acabo de darme cuenta de que tengo un problema similar desde hace unas semanas. Marie… no me dirige la palabra.”
“¿¡QUÉÉÉ!?”
“Bueno, no tanto así. Pero no hemos hablado mucho últimamente… y siento que me guarda rencor por algo.”
“Wow~ Casi y me siento un poco mejor por tus penas, Iwa-chan~ Al menos yo noté que metí la pata el mismo dí— AAAAY QUÉ TE PASA CÓMO ME VAS A LANZAR EL CONTROL REMOTO EN LA CARA”


Kana



—Aprieta los dedos en un puño. Sí, justo así. — la doctora de la universidad de Hanasaki terminó de chequear los últimos movimientos de aquella joven HiME a quien venía evaluando desde que ocurrió su lesión. —¿El Kinesiólogo te dijo algo más?
—Me dijo que todavía me quedaban un par de sesiones más y que probablemente estaría lista.
—Entiendo. — asiente. —¿Tienes mucho dolor? ¿Sientes poca movilidad?
—No siento dolor. — Historia Reiss negó con su cabeza. —Y creo que mi movilidad ha mejorado mucho desde la rehabilitación kinesiológica.
—Señorita Reiss, creo que usted está en condiciones de alta. Me alegra que su brazo fracturado se haya recuperado tan bien. Tenga cuidado de nuevas lesiones… Sobre todo, tenga cuidado de su Rebel. Se nota que es del tipo violento.
—Okey. — asiente, con los ojos entrecerrados.
—Venga a control en dos meses más.
—Gracias.

La pequeña HiME sale de la oficina de la doctora, suspira frustrada y se mira su brazo. La frustración aumenta cada vez que ve esa lesión en su brazo porque le recuerda lo débil y vulnerable que es frente a su Rebel Mahiro Nakiri.

“Ese sujeto… Quebró mi brazo como si fuera un palillo de sushi.”

Cualquiera en su lugar albergaría la emoción del miedo después de la experiencia traumática con su Rebel, pero para Historia Reiss era un tema muy distinto. Desde siempre ha sido vista como pequeña, frágil e inútil, casi tonta, ¿por qué no decirlo? entonces estas demostraciones de “virilidad” de un Rebel poderoso que con solo chasquear sus dedos la derrumbó para ella era una marca muy profunda en su orgullo y propia dignidad.

—¿Cómo te fue?
—¿¡Q-Qué haces aquí? — la rubia agarró instintivamente con su brazo bueno la muñeca del alto joven frente suyo quien apareció como si nada. —No pueden verte en Hanasaki… ¡No pueden verte conmigo!
—Ah, supongo que no. — Eren se alza de hombros. —Pero no vi a nadie de la asociación aquí.
—¿Sólo viniste a verme? Eso es… extraño.
—¿Qué tiene de malo que me preocupe un poco por ti?
—...— Historia lo mira con frialdad por unos momentos, de nuevo entrecierra sus ojos y hace ese gesto que indiscutiblemente le revelan cierto fastidio hacia el joven de piel trigueña. —Ya te he dicho que no necesito que me vigiles, Jaeger. — pasa de un lado de él, dejándolo atrás. —Vuelve a Rizembool. Que no te vean en el camino.
—Historia, espera. — le sigue sigilosamente, tratando de fingir que no se conocen de nada cuando un enfermero residente transita por el pasillo. —Quiero que me escuches unos segundos.
—¿Qué quieres?
—Averigüé que Mahiro Nakiri estará ausente por unas fechas. Tiene competencia de Kendo a nivel nacional.
—¿Y?
—Puedes descansar un poco más, creo yo.
—Jaeger…
—No pienses que quiero invalidarte. — gira los ojos, cansado de que Historia Reiss se enoje siempre por lo mismo. A este paso, velar por su seguridad se estaba volviendo en algo muy tedioso y complicado. —Pero todas ustedes deberían poder tener un tiempo de descanso.
—¿Todas ustedes? ¿Te refieres a las HiMEs? No es tan difícil llamarlas por su nombre. Cada vez tienes una muy buena metamorfosis en tu papel de Rebel.
—Sabes que la historia de los Rebels y las HiMEs es lo menos que me importa aquí. Sólo estoy siguiendo instrucciones para que puedan darme mi libertad.
—Sí…— ahora era Historia quien giraba los ojos. Ella se dio la vuelta para encarar a Eren, pero para su sorpresa éste había dado un salto escondiéndose detrás de un pilar. —¿Eh?
—¡HISTORIA! — un fuerte y posesivo grito se escuchó por todo el lugar. De la nada, una pelirosa salió consternando a los pocos presentes. Un enfermero le hizo el típico “Shhh” por encontrarse en un lugar con personas lesionas y convalecientes, pero a Zero Two poco le importó. Se aferró a Historia Reiss. —¿Cómo estás?
—Zero Two, ¿qué haces aquí? — la rubia se sorprende de verla a ella en la sección de salud y rehabilitación, pues Zero Two a pesar de ser una HiME novata, sin experiencia y sin… control, demostraba ser una de las mejores guerreras de la nueva generación de HiME. Si no, pregúntenle al mismo Eren Jaeger, quien tenía bastantes problemas con aquella HiME. Casi lo sintió maldecirla por verla allí.
—Vine a ver como estaba Historia Reiss.
—Pues, estoy mejor. Gracias por tu preocupación. —
—¿Si? — Zero Two se apartó un poco de ella, mirando con recelo su brazo. —Ese gusano de Jaeger debe pagar por lo que te pasó.
—¿Qué tiene que ver ese chico en esto? Fue mi Rebel quien me rompió el brazo, Mahiro Nakiri.
—Lo sé, lo sé. — asintió. —Pero yo me desquitaré con el holgazán y patético Rebel que tengo, para que vea que todos los Rebels sufrirán una gran venganza de mi parte.
—Zero Two, no es necesario que ataques a otros Rebels. Sólo debes atacar a Jaeger si éste te trae problemas.
—Pondré su fea cabeza en una bandeja de plata y luego la clavaré en una estaca para que Nakiri vea lo que se viene para él.
—Eh…— Historia se preocupó en serio por Eren, pero después no pudo reprimir una risita por lo que decía Zero Two. —Gracias por preocuparte por mí. — le dice amablemente a la pelirosa.
—…— detrás de escena, Eren maldecía en efecto a la loca de su HiME.
—¿Quieres ir por milkshake? — la pelirosa se había vuelto adicta a esas cosas.
—B-Bueno, ¿qué tal si te adelantas y pides por las dos? Yo te alcanzo luego.
—Okey. — como indicó Historia, Zero Two corrió a toda velocidad a la cafetería sin importarle pasar a llevar a una persona en silla de ruedas.
—…— Eren se apareció al lado de Historia y ambos vieron a Zero Two con preocupación.
—Te dije que está loca.
—Puede ser. Pero es una buena chica.
—No vayas con ella.
—¿Por qué no?
—¿No la escuchaste? Está loca. Quiere poner mi cabeza en una estaca. ¿No es suficiente con eso?
—Pero a mí no me ataca.
—Por ahora. Quizá luego tenga un ataque de histeria o psicosis y quiera matarte porque no le pones atención.
—Zero Two no es así. Y mejor te vas, Jaeger… Te van a pillar. No creo que quieras que ella te termine atacando.
—Las estaré vigilando.
—Eso no es necesario. — gruñó, pero el joven solo la miró serio y desconfiando antes de irse. Lo odiaba, seguro las iba a perseguir.

Ojalá que Zero Two cumpliera su palabra y buscara una estaca. No le gustaba para nada que Jaeger la siguiera por más que fuera una orden de sus superiores.
« Last Edit: March 31, 2023, 07:37:03 PM by Kana »


Mimi Tachikawa

Hoi hoi aqui esta mi fic <3

Después de dejar a Tsubasa en manos de Trigger , María se había ido a la reunión de su grupo de teatro ya que un actor invitado estaría con ellos en su siguiente obra de teatro donde la pelirosa va a ser protagonista y el actor invitado sería su compañero, María estaba un poco fastidiada porque era raro que a un recién llegado le darían el rol protagónico a menos que sea alguien de un nivel alto como el de ella, de todas las personas que tenia en mente, una persona no muy grata para ella le vino a la mente

Ojalá que no sea él por favor…-la pelirosa se toco la cabeza- que lo que menos quiero es estresarme-

No puedo creer que nos volviéramos a ver mi querida Maria Cadenzavna Eve…-

Y tenía que ser él…-suspiró pesadamente- que gusto volver a vernos Minami Natsume-kun…-fingiendo una sonrisa-

Cuanto amor siento en el aire…-dijo el joven hablando cortésmente- después de todo lo que hemos vivido en Inglaterra-

Lo haces sonar como si hubiéramos sido pareja desde que éramos jóvenes cuando fuimos rivales y me quitaste varios protagónicos con tus sucias artimañas, lo siento por no ser tan amable como tú, ya sabes ser hipócrita no esta en mi.

Me lastiman tus palabras querida María…-fingio sentir molestia- pero para mala suerte para ti, el destino nos ha reunido nuevamente en el mismo escenario, nuestro destino es estar juntos…-sonriendo suavemente-

Ya quisieras, pero para tu muy mala suerte yo ya estoy comprometida con mi amigo de la infancia y somos felices- se cruzo de brazos y pensó en Chiaki disculpándose mentalmente con él por decir que están comprometidos

Eso no impide que podamos tener nuestras cosas…-

Oye no te pases de la raya…-dijo con una vena en la frente-

Es una broma es una broma-rio divertido- como me gusta hacerte enojar-

Bueno entonces deja de molestarme y vamos a ver al director para hablar con el grupo para dar inicio a las prácticas de la obra-

Tienes razón, me han dicho que todas las personas de aquí son muy amistosas y amables, así que no tendré problemas en poder realizar correctamente el trabajo

Mas te vale porque si no yo principalmente te haría pagar por cualquier error que cometas…-

Y dime, no piensas volver a retomar tu carrera de cantante?

Carrera?...-rio divertida- solo subí al escenario por cosas que tienen que ver con la compañía, tengo una amiga que ama cantar y yo estoy apoyándola siendo una manager temporal

Ya veo…-dijo el otro joven- espero poder conocerla muy pronto y saludarla como colegas que somos-

Había olvidado que también eres un idol…supongo que conoces al grupo Trigger verdad? Ella hará su debut con ellos en un par de semanas-

Es un buen grupo con quien empezar su carrera…-

En realidad va a comenzar su carrera como solista, porque ella es un exmiembro de Knights…-

Entiendo así que estuvo dentro de aquel legendaria unit…-

Así que más te vale tratarla bien, no es de las personas que pierden la cabeza fácilmente, es muy seria y todo se lo toma a pecho-

Deacuerdo deacuerdo te prometo no molestarla…-

Siento que no debería de creerte…- frunciendo el ceño-

Volviendo con Tsubasa…

La peliazul escuchaba atentamente las indicaciones que la manager de Trigger para la futura presentación

Había olvidado lo tedioso que era una carrera de idol, en realidad ella no quería volver, pero a raiz de todo lo que habia pasado, las personas que están a su lado le pidieron que por ahora se dedique a sus propios proyectos, lejos de su misión de Hime, tener que pensar en su Rebel que era la persona que más quería y que ahora iban a hacer enemigos, suspiro pesadamente.

Te encuentras bien Tsubasa-chan?...-dijo Ryuu preocupado al ver el semblante de la joven-

La peliazul salió de sus pensamientos- Disculpame, si estaba atenta, solo perdí la concentración por unos instantes- habló un poco avergonzada-

Si quieres puedes salir un poco a descansar- le dijo Gaku-

Solo será un momento, me echaré un poco de agua en el rostro y luego volveré- se levanto de su silla y se retiro un momento-

Mientras estaba caminando hacia los servicios higiénicos, sacó su numero celular y vio que tenia un mensaje de Midare para que se encuentren en estos días para almorzar juntos, también habia invitado a Yamanbagiri el cual ya le habia confirmado, también habia adjuntado una foto con todos sus hermanos y le estaba contando lo feliz que se sentía en recuperar sus recuerdos y poder disfrutar el tiempo con ellos.

Me alegra saber que Midare-san se encuentra bien con sus hermanos- cerro los ojos lentamente pensó en su hermano menor Mafuyu- espero poder encontrarnos pronto querido hermano, haré todo lo posible para que mi música llegue hacia ti- respondió el mensaje de Midare confirmando su asistencia-

Tengo que relajarme un poco más y olvidar un poco mi misión como Hime, por todas las personas que me han apoyado desde el principio,además no quiero involucrar a Rei-san, a Yamanbagiri-kun y Midare-san, por mi culpa hasta Naru-san tuvo que volverse Hime para poder ayudarla

Después de refrescarse un poco salió de los servicios higiénicos para caminar hacia la sala de reuniones, grande fue su sorpresa al ver a Tenn Kujo en el pasadizo

Podemos hablar a solas por un momento Tsubasa-san…-

Claro que si, lo que desees Tenn-san…-

Es acerca de tu otro trabajo como Hime…-

Como sabes eso??- se sorprendió porque solo las personas involucradas en las peleas sabían el asunto-

Por el momento no puedo decírtelo, pero quisiera que me ayudaras con un asunto, en realidad no es nada peligroso pero alguien muy especial para mi va a estar estudiando en Hanasaki, pero para no involucrarlo en estas cosas quisiera que puedas cuidarlo por mi sin que se de cuenta.

Entiendo, si es por alguien a quien estimas, si puedo ayudarte, me podrías decir quien es,y si tuvieras una foto de esa persona?...-

Aquí esta…-le dio la foto de Riku Nanase- solo debes saber que se llama Riku…-

Entonces lo cuidaré en tu lugar…-hizo una reverencia-

Prometo devolverte el favor cuando lo necesites-

--------------------------------------------------------------------

Matta neee



Mery

Voy a poner todo en orden pronto is2g



“¿Cómo fue que…?” Ambos volvieron a tomar sus respectivos asientos en la mesa al volver a la sala.

Kentin se sentía confundido, recordaba perfectamente la noche cuando Alice recibió aquella llamada desconocida y las fotos siniestras que estaban directamente relacionadas al atentado de Rizembool. No era un asunto sencillo. De sólo recordar el posterior estado de desasosiego y luto en el que se sumergió Hanasaki,  Kentin tenía un mal sabor de boca.

“Ha sido decisión de Alice.” Alexy lo miró con firmeza. “Te puede parecer una locura, pero para ella es importante. Y para mí también.”
Kentin había querido protestar, pero la mirada de Alexy no daba lugar a objeciones.
“Ok, voy a respetar su decisión.”
Kentin quizo sonar seguro, pero su respuesta le sonó a resignación e incluso Alexy pudo notarlo. “Quiero que sepas que si te estoy contando esto es porque somos compañeros, Kentin."
"Claro–"
"Incluso, creo que ya podemos considerarnos amigos, ¿cierto? Anyway! Lo que quiero decir es que es algo necesario, no, en realidad iba a ser inevitable." Dijo Alexy apresuradamente. "Lo terminarías sabiendo tarde o temprano, dado que vivimos juntos y Alice viene de visita muy seguido." Reflexionó el peliazul en voz baja y luego alzó un dedo acusador en dirección del rostro de Kentin. "En otras circunstancias no debería ser yo quien te lo diga, es algo personal. Y no te pido que lo aceptes con los brazos abiertos, pero sí espero tu discreción."
Kentin asintió luego de una pausa. "Lo entiendo, no hay problema en ese aspecto. Es sólo que… no puedo evitar preocuparme." Dijo dirigiéndole una leve sonrisa. "Tienes razón sobre lo que dijiste antes, para mí ustedes ya son mis amigos.”

Alexy debió notar que era sincero y su postura se relajó notablemente. Kentin se percató entonces de que el rostro del peliceleste estaba ligeramente rojizo por el alcohol y sus manos habían vuelto a encontrar la copa de la que había estaba bebiendo anteriormente.

“Yo también estoy preocupado.” Confesó Alexy haciendo girar la copa entre sus dedos. “Todo lo que sé sobre las HiMEs es terriblemente escaso. Pregunté a mis compañeros de clases, pero apenas un par de ellos tenían una HiME dentro de su círculo de amistades y lo que sabían era muy general.” Dijo meneando la cabeza. “Que tienen poderes sobrenaturales, que hace años hubo una gran pelea, etc etc. Incluso una de las chicas me dijo que no anduviera de curioso por ahí.”
“No es del todo extraño, más aún luego del atentado.”
Alexy suspiró frustrado. “Sí, bueno, debí imaginarlo.”
"La directora es una HiME, estoy seguro de que estaría dispuesta a explicarte lo que desees saber."
El peliceleste lo quedó viendo por un momento y volvió a suspirar. "Lo sé, pero preferiría escuchar la opinión de alguien en una posición diferente... y no precisamente de la persona que recluta a todas estas chicas."
"Oh. En ese caso, de verdad no conozco a alguien con experiencia. Alice vendría sienda la primera HiME con la que he tenido contacto directo."
“Pero tú llevas estudiando más tiempo en Hanasaki que nosotros, Kentin, debes haber escuchado sobre todo este tema antes, ¿cierto?”
Kentin desvió la mirada hacia un lado. “En realidad no es mucho lo que puedo ofrecer...”
“A estas alturas cualquier cosa me sirve, ¡de verdad!”
Kentin se frotó el cuello. "Okay, pero recuerda que este tema de las HiMEs ha resurgido durante los inicios de este ciclo y yo apenas estoy acabando mi segundo ciclo en medicina veterinaria..."
"Lo tengo clarísimo, go ahead." Alexy se sentó apropiadamente en su lugar y asintió para alentarlo a continuar.
"Bien, verás, hubo una conversación que me llamó la atención hace tiempo. Durante una de las clases de anatomía, uno de mis compañeros preguntó si los childs contarían como animales o si podrían considerarse mamíferos. En ese momento no entendí, creí que bromeaba, que era un juego de palabras. Pero de pronto otros comenzaron a participar y se formó un mini debate.”
“¿Cómo? ¿Qué dijeron?”
“Mira, éramos unos 20 casi 30 alumnos y los que hablaron fueron 5.” Dijo Kentin tratando de recordar con mayor precisión. “Uno de ellos dijo que podían derivar de los animales porque todos los que había visto lucían de forma similar a los animales que ya conocemos, entonces alguien a su lado dijo que había visto un child que podía transformarse a voluntad y pasar de una forma animal a una humana en cuestión de segundos, pero otro chico ahí mismo dijo que no se debía encasillar a los childs como animales, incluso mencionó algo sobre un child con aspecto robótico. Era una locura.”
“Wow, suena a que se emocionaron.”
“Sí, podías verlo en sus caras, como si recordaran algo de la infancia. Pero el resto de nosotros no les seguía el hilo para nada y a la profesora no le hizo gracia que se interrumpiera su clase. Cortó el tema diciendo que todo lo referente a ellos tenía magia de por medio y no había forma de clasificarlos. Aún así, al terminar la clase nos juntamos fuera del campus para volver a tocar el tema. Fue así que descubrí la existencia de las HiMEs, pero se volvió algo recurrente, estas habían terminado su labor unos años atrás y se suponía que quedaba como una anécdota increíble.”
“Y sin embargo, henos aquí.”
“Lamento decir que no tengo mucho más que comentarios al aire luego de eso…”
Alexy hizo un gesto despreocupado con la mano. “Nah, no te preocupes.”


Cho


Hello gals <3

Para cualquier duda y/o consulta las invito a postear en el foro de planeación.

Sin más preámbulos~

*top 4*

*conteo*

Sayi :: 0 palabras
Nite :: 0 palabras
Cho :: 17380 palabras
Kana :: 1094 palabras
Eureka :: 1297 palabras
Puri :: 0 palabras
Mimi Tachikawa :: 1038 palabras
Mery :: 911 palabras
Apple :: 0 palabras


Now, let's carry on with those big HiME dreams...


Eureka

Uhhh lo siento… tengo que ponerme al día. Espero tener más tiempo este mes pipipi





“¡Onii-chan!”

La sonrisa amplia en el rostro de su hermano era la dosis de serotonina perfecta para cerrar ese terrible día. Le preocupó la hora: faltaba poco para la medianoche y Kaname debía dormir, pero no se atrevía a mandarlo a la cama sin primero hablar un rato con él. Felizmente, ya había tomado una ducha y estaba a punto de realizar su rutina de belleza: tenía tiempo libre para conversar con su hermanito.

Y aun si no lo tuviera, HiMERU sabía que siempre le haría un espacio en su agenda.

“Disculpa la hora. ¡Y por no avisarte con tiempo! ¿Dónde estás? ¿Eso que veo es tu nuevo cuarto en el dormitorio de Ensemble Square?”

Aunque escuchar al menor lo llenaba de felicidad, la experiencia de ver la imagen de Kaname en la pantalla de su celular no dejaba de ser aterradora. Era la misma sensación que le daba verse al espejo: una confusión y disconformidad con su reflejo que no lo dejaba en paz. Hacía tiempo que había abandonado su identidad atrás para dedicarse a una vida como la sombra de su hermano, pero eso no significaba que el proceso había sido sencillo… o que se sentía contento con los resultados.

Kaname tenía ciertos problemas de salud que le impedían participar en todas las actividades que su profesión demandaba. Ante esto, la solución del Tojo mayor fue perfecta y cayó como una bendición: acordaron que él entraría a asistirlo como un suplente en algunas ocasiones.

Lamentablemente… Rizembool destruyó su status quo cuando encontró el potencial de HiMERU: el hermano mayor resaltaba muchísimo más que el menor y era perfecto para llevar a cabo parte de sus planes. La institución a la que asistía era la culpable de haber postrado a su hermano en una cama. Y aunque HiMERU quería vengarse de ellos… la situación era tan crítica que solo podía asentir, morderse la lengua y tragarse sus palabras. La salud de Kaname estaba en juego y él era la única prioridad.

“…” HiMERU guardó silencio. “Kaname. Te he dicho que no me llames a cualquier hora. Hemos designado determinados intervalos durante el día donde puedes contactarme. Así, también, acordamos los días de visita. Tenemos que seguir las recomendaciones de la agencia. No podemos dejar que se filtre el más mínimo detalle.”

Y era cierto. La prensa y el público general ya habían comenzado a especular sobre el descanso que Kaname tuvo que tomar luego del accidente que produjo Rizembool para atar de manos a los Toujo… El remate fue el cambio radical que sufrió como idol después de su regreso: las pequeñas incongruencias en su desempeño que sucedían a veces habían culminado en la presentación de una persona mucho más capaz y centrada que poseía un dominio vocal y escénico inigualable. CosPro, felizmente, atinó a unirlo a Crazy:B para aplacar el inicio del escándalo y para distraer a las masas. Para su suerte, la medida había surgido efecto: Rinne era quien más resaltaba en su unit… nadie diría que solo por buenos motivos, pero al menos lograba su cometido.

“Lo sé, pero no hemos hablado desde el sábado. Supongo que estás muy ocupado y lo entiendo… aunque me habría gustado que me mandaras un mensaje o algo.”
“Lo siento… He estado un poco enfermo,” le dijo, si bien no era del todo cierto. Solo contaba con migrañas recurrentes producidas por los efectos secundarios del experimento de Rizembool… dolores que, suponía, pasarían eventualmente.

Aunque suponía que las migrañas producidas por Tatsumi Kazehaya y Rinne Amagi tardarían en desaparecer.

“No es nada de qué preocuparse. Ya estoy mejor, así que tranquilo.” HiMERU le sonrió, a pesar de la leve irritación que sintió al imaginar las caras felices de esos dos payasos. Tuvo que luchar con sus ganas de cuestionarle a Kaname sobre su relación con Tatsumi. Por suerte, ganó la pelea y siguió conversando con tranquilidad. “Lamento no haberte mandado un mensaje.”
“Imagino que andas muy cansado con Crazy:B y la universidad,” se lamentó Kaname. “Ahora me siento un poco culpable por llamarte…”
“¿Por qué?”
“¡Porque deberías descansar! Igual, estoy feliz~ Al menos pudimos conversar un ratito.”
“Mm.” HiMERU asintió. “Bueno, debes volver a dormir. No quiero que el Doctor Uehara me vuelva a contar que te encontró despierto durante la madrugada.”
“…” Kaname quiso refutarle, pero se detuvo antes de emitir palabra alguna. “Está bien, iré a dormir.”
“Buen chico. Duerme bien, nos vemos el miércoles.”
“¡Descansa, Onii-chan! ¡Cuídate mucho!” Kaname le ondeó la mano, muy alegre.

HiMERU lo imitó hasta que la videollamada se cortó.

Suspiró, aliviado, al encontrarse solo de nuevo. La llamada de su hermano le había agarrado por sorpresa: para su suerte, se había dado en un lugar seguro y en el momento idóneo, puesto que Rinne aún no regresaba al dormitorio… pero sí, podría haber sido peor. Tenía que configurar su celular para evitar que el FaceTime mostrara la imagen de la persona que lo llamaba… el cansancio, sin embargo, lo motivó a dejar ese plan para mañana.

Su rutina nocturna de belleza se dio sin interrupción alguna. Y aunque el silencio del cuarto le impidió apagar el cerebro, las cremas, serums y los masajes faciales lo ayudaron a relajarse y a despejar un poco la mente. Tatsumi Kazehaya, Rizembool, Crazy:B y su futuro habían pasado a un segundo plano.

 Para cuando se tumbó en la cama, los pensamientos que lo atormentaban se habían disipado… y los brazos de Morfeo amenazaban con estrujarlo.

El cansancio le impidió poner resistencia y, al cabo de unos minutos, se sumió en un profundo sueño.




El beep del lector electrónico le indicó que su tarjeta había sido identificada y Rinne empujó la puerta, feliz de estar de vuelta en los dormitorios. En un inicio, pensó en pasar la noche en el departamento de Niki porque le quedaba más cerca de Rizembool, pero había llevado gran parte de sus pertenencias a Starmony para obligarse a dejar de lado aquella manía de ser una molestia para su mejor amigo.

Le gustaba más la idea de fastidiar a HiMERU, después de todo.

Ingresó al cuarto luego de remover sus zapatos en la entrada. Estaba tan agotado que descartó la idea de beber algo antes de ir a dormir, por lo que corrió hacia su cama y se lanzó sin cuidado. Hasta la simple idea de cambiarse de ropa le daba flojera.

Mirando al techo, se removió la bandana y la colocó en la mesa de noche sin mucho cuidado. Fue recién allí que se percató del silencio de su compañero y atinó a prestarle atención, girándose hacia ese lado para observarlo mejor.

HiMERU, al igual que él, había sucumbido al cansancio al tal punto que ni había levantado las sábanas y la colcha. La preocupación de que pescara un resfriado motivó a Rinne a pararse pese a todo, y caminó hacia la cama del peliceleste para cargarlo con cuidado y arroparlo sin que se despierte. Una vez logrado su cometido, Rinne sonrió ampliamente, orgulloso de sí mismo: el sueño de HiMERU era tan pesado que sus movimientos habían sido incapaces de perturbarlo.

Rinne le dio un par de palmaditas en la cabeza antes de caminar hacia el baño. Había querido dormir de frente, pero ya estaba parado: después de todo, dedicarle unos minutos más a lavarse los dientes y la cara no iba a quitarle muchas horas de sueño.



Kana

EDITO con icons después

Se supone que debía tener más resistencia al alcohol debido a sus raíces irlandesas, pero precisamente era su peor momento. ¿Cómo terminó estando tan ebrio en una tranquila sesión de estudios?

Lo peor de todo es que era ese estado de ebriedad que te da mucha vergüenza propia, porque no estas lo suficientemente ebrio para borrarte y no preocuparte por cómo te ves ante otros, pero tampoco estas lo suficientemente sobrio como para tener psicomotricidad fina.

Justamente resolver el problema del código penal sobre aquella hoja resultaba ser su peor desafío. No porque no tuviera idea de que hacer (curiosamente, tenía una vaga idea de la respuesta en el marco filosófico de los primeros expositores de derecho penal de la antigua roma) sino porque apenas podía escribir lo que tenía en mente. La punta del lápiz le “bailaba” sobre la hoja y su escritura parecía ser de alguien que estaba sufriendo un ataque epiléptico en ese momento.

Era consciente de que su frustración la podía notar su compañero de “estudios” quien se preocupaba por la sensación de impotencia que él estaba teniendo. Le decía que no se preocupara, que realizara el ejercicio tranquilamente y a su tiempo, que tenían toda la tarde para realizarlo e incluso si lo quería podían dejarlo para después, pero pese a las palabras amables de Ken Kaneki él se resistía a rendirse.

La risa burlona de cierto sujeto desde el fondo de la sala no ayudaba mucho. Kaneki regañaba a su hermano cuando paseaba por la sala para reírse de la desgracia ajena.

—Eren, podemos continuar después.
—Me falta poco. — mantuvo su mirada pegada en la hoja de papel.
—No le hagas perder el tiempo a Ken. — dijo Sho, quien se distraía en su celular mientras los otros dos estaban en la mesa kotatsu en sesión de estudios.
—Cállate. — le gruñó al pelirojo.
—¿No quieres un poco más de licor? Quizá así te duermes de una vez y dejas a Ken en paz.
—Sho, ya basta. Deja a Eren tranquilo.
—¿Para qué acepta cosas sin preguntar? — se alzó de hombros —Además dijo que tenía más resistencia que yo, ¿para qué miente?
—Sabemos que ninguno de ustedes dos tiene tolerancia al alcohol. Ya lo han demostrado en todas las fiestas a las que van. El único que tiene resistencia es Souji-san…Creo. Te traeré un poco de agua.
—¿Qué era esa cosa? — al fin se atrevió a preguntar, guardándose un poco de orgullo. Eso sí, no miró en dirección al pelirojo. En cambio, todavía fingía que estaba resolviendo la tarea.
—Vodka. Qué raro que no pudieras notarlo.
—Debe ser un vodka de muy mala calidad. — Ken inspeccionó la botella que estaba sobre la mesa de la cocina cuando fue a buscar agua. —Ni marca tiene. — dejo el vaso con agua sobre el kotatsu y siguió leyendo la casi nula descripción en el papel del a botella.
—Hm, pensé que era bueno… Me lo gané en un concurso de boletos del minimarket del barrio.
—Debe ser importado, pero de esos productos que son de dudosa reputación. —
—…— Sho tomó la botella y la observó con suspicacia.
—No vas a probarla. — Ken fue más rápido en deducir el pensamiento de su hermano y por ello le quitó la botella. —Esto se va a la basura.
—No iba a tomar de todos modos. Ya me voy al trabajo. Que Jaeger se vaya a su casa, no quiero encontrarlo tirado en el suelo cuando regrese.
—Yo también me voy. Tengo turno.
—E-Eren, no deberías ir al trabajo así. Además, has tomado muchos turnos extras últimamente y te estás sobre exigiendo en los entrenamientos de Rebels y… Bueno, estás todo el día ocupado haciendo cosas.
—¿Por qué un holgazán como tú tendría muchos turnos de trabajo?
—Puedes decirme lo que quieras, Minazuki… Pero flojo no soy…—
—Bueno, quizá en eso tengas un poco de razón…— tomó sus cosas y sus llaves, para irse. —Llegaré tarde, Ken. Pide algo para cenar.
—¿Te quedarás con Souji-san esta noche?
—…Puede ser. — miró de reojo a Jaeger pensando que se iba a incomodar por lo que acababa de decir Kaneki, pero estaba más concentrado en mirar la hoja de papel. —Ya me voy. Cuídate, Ken.
—Bye, nii-san.
Esperó a que el pelirojo saliera de la casa para volver a chequear la condición de Eren, quien todavía parecía bastante afectado por el alcohol. Aunque a Eren lo conoció desde inicio de año y en relativas cuentas no era mucho el tiempo que había pasado, ya se había familiarizado más con el extranjero y se sentía curiosamente a gusto con su presencia. Poco a poco Ken fue dejando esa timidez inicial y ahora compartían mucho más.
Bueno… en sentido figurado, pasaban mucho tiempo juntos: en su trabajo en Helluva que si bien el negocio cambió varias veces de dueño y de nombre el personal seguía siendo el mismo, en los entrenamientos de Rebel de Rizembool (aunque el porcentaje de asistencia de Kaneki fuera demasiado pobre mientras que el de Eren era excesivo) en su grupo social para salir, en los estudios, que si bien estudiaban carreras totalmente distintas Kaneki aprendió los textos de Derecho de Eren y se los iba enseñando.

“Su cabello ha crecido bastante” pensó mientras lo miraba detenidamente, cuando el joven pareció cerrar sus ojos por tiempo prolongado. Justo cuando estaba fijamente concentrado en Eren este se intentó parar de golpe alertando a Kaneki.

—Tengo que irme.
—E-Espera— Ken lo sujetó del brazo cuando Eren intentó levantarse, obligándolo a sentarse de nuevo. —Mejor descansas un poco en mi cama y cuando te sientas mejor te vas a tu casa.
—NO
—¡Sho! — lo recriminó con la mirada cuando vio que su hermano regresó de la nada sólo a entorpecerlo. —¿En qué momento…? Bueno, no importa. — negó con la cabeza. —Vete.
—No te vas a quedar solo con Jaeger. No es de fiar. ¿Qué tal si tiene psicosis y te ataca de la nada?
—¿Q-Qué? ¿De dónde sacas esas cosas?
—Y definitivamente no se va a quedar en tu cama.
—Sho…— Kaneki insistió. —Sólo será un momento. Eren siempre se recupera rápido. No como otros. — lo miró burlón.
—Tengo que ir a trabajar.
—No sigas insistiendo, llamaré al trabajo para ver si te pueden reemplazar por hoy. Quizá Akira-kun pueda hacer tu turno.
—Precisamente este es el turno de Kurusu, le dije que lo haría por él.
—Pero le has hecho todos sus turnos en estas últimas semanas. ¿Por qué lo cubres tanto?
—El chico necesita concentrarse en sus estudios y deberes.
—Creo que conoces algo de Akira-kun que los demás no sabemos.
—Nada… Sólo me da pena que sea tan joven y tenga que trabajar.
—Apenas es unos años menor que tú. — Ken suspiró. —Tengo una idea, le diré a Kaworu-san si puede ir por ti.
—¿Nagisa? Jaja, no me imagino a Nagisa atendiendo gente. Es más, imagino que incendiará el lugar.
—Sho-nii, que malos conceptos tienes de Kaworu-san. Para que sepas, nuestro jefe lo vio el otro día en el local como cliente y nos comentó que un joven como Kaworu-san atraería mucha clientela por su bien parecido.
—A veces pienso que Helluva es una especie de prostíbulo masculino más que un restaurante de lujo… Aunque si quieren a Jaeger y a Kaworu en sus líneas, dejan mucho que desear.
—También preguntaron si Souji-san estaba interesado en trabajar...
—NO. No tiene tiempo.
—S-Supongo. Tiene muchos estudios y… mucha vida social y…— miró a Sho, evitando decirle “te tiene que cuidar a ti” —¿No tienes que irte ya? Estás tarde.
—Okay… Pero no lo metas en tu cama. Que se duerma en la alfombra. — refunfuñó antes de retirarse con mucha suspicacia.
—…— A veces Kaneki se preguntaba si era sano que su hermano lo sobreprotegiera tanto siendo… adultos ambos. —Bien, Sho ya se fue. No va a molestarnos. —

Levanta a Eren y le sorprende que se le haga más dificultoso de mover de lo que pensaba. No era un peso muerto porque igual cooperaba, pero era muy distinto de cuando lo ayudaba hace unos meses que estaba más delgado a ahora que tenía más musculatura.
Con su último esfuerzo lo dejo en su cama. Lo tapó con una manta, prendió la lámpara del velador y se sentó en su escritorio mientras Eren dormitaba. Kaneki aprovechó el momento para repasar su propia materia e ir avanzando con sus cosas.

—Mh, no boté esto…— recordó cuando metió su mano en el bolsillo de su chaqueta y encontró la petaca que vodka. —¿Por qué a todos les gusta tanto el alcohol? — en su grupo de juntas todos bebían a excepción de él. Souji, Sho, Eren, Kaworu, Oikawa, todos bebían. Incluso la última vez que salieron Oikawa invitó a Kise, quien era deportista igual que él, y los dos bebían alcohol lo cual a Ken le pareció que iba contra los principios de los deportistas. Pero quizá debía saber lo que era beber en vez de juzgar. —Bueno, Sho no está y Eren está dormido… Quizá debería probar un poco…— destapó la botella y se tomó unos segundos dudandos antes de darle un sorbo y tragar el licor. No duró nada, porque ridículamente lo escupió en el papelero. —Qué asco. — se limpió los restos de la boca. Fue a tomar jugo para quitarse el sabor.

Al volver a su cuarto, se sentó en el borde de la cama y pasó varios minutos pensando antes de recostarse al lado de Eren. Se veía muy tranquilo cuando dormía, pero aun así fruncía el entrecejo en el sueño y eso era gracioso.
Pasó quizá una hora para cuando despertó y Eren no estaba en su cuarto. Quizá se despertó y se fue en silencio para no molestar.
Ken se puso de pie y fue al baño, se lavó el rostro y aprovechó de mirarse la cara en el reflejo del espejo aprovechando que no tenía el parche en el ojo. Bien, allí estaba su ojo con un “hepitema” ocular que lo hacía ver como monstruo, pero que afortunadamente nadie sabía de su existencia gracias al parche.
Lo novedoso era… ¿tenía canas? Se miró el cabello en el espejo y vio que un mechón de cabello plateado se escondía entre sus hebras de cabello negro oscuras.

—¿Estás cambiando?
—¡EREN! — se sobresaltó. Inmediatamente se puso el parche para cubrir su ojo. —Pensé que no estabas.
—¿Eso es por ser Rebel, cierto? Los experimentos, los proyectos…
—N-No. Es un accidente.
—Kaneki, entiendo que ser Rebel es un pacto que tienes con tu hermano, pero si te está dañando más que ser algo positivo para ti no creo que sea sano seguir en esto.
—¿Tú también piensas que soy muy débil para ser Rebel? — la mirada de Kaneki siempre era conciliadora pero ahora lucía algo fría y un tanto molesta. —Sho piensa lo mismo.
—Yo creo que nadie debería ser Rebel. — Eren suspiró. —No me parece ético que un montón de gente sea sometida a experimentación para tener “poderes” no sólo lo digo por ti, yo también lo estoy sintiendo. Cada vez me siento más débil e inútil, tengo un dolor de cabeza que jamás se detiene y tengo recuerdos que jamás he vivido.
—¿Vas a dejar de ser Rebel?
—…—
—…—
—Sólo… dejémoslo si nos hace demasiado mal.
—Eren, para mi es distinto. Todos ustedes son fuertes y con los poderes de Rebel sólo se han hecho más fuertes. En mi caso no puedo dejarlo…— volvió a mirar al espejo, mirando su reflejo con seriedad. —Yo no soy Rebel sólo porque Sho y yo tenemos este pacto. Ser Rebel es lo que mantiene vivo. Si dejo de serlo, moriré. Para vivir tras el accidente que tuve los científicos tuvieron que hacer todo lo necesario para que yo viviera y eso era mantenerme vivo a través de los experimentos que se aplican a los Rebels.
—Kaneki…. ¿eso quiere decir que…?— Eren pareció perturbado. —Si alguna vez Rizembool deja el proyecto Rebels, ¿Tú morirás?
—Probablemente.
—…— Eren apoyó la espalda en el marco de la puerta, entrando en un soliloquio interno el cual Kaneki no podía entender. Vio cómo se sujetó la cabeza con una mano, en la parte de la frente y colocaba una expresión de malestar.
—¿Te duele la cabeza?
—Esto nunca se detiene. De día, de noche, mientras duermo… Sigue el dolor de cabeza y estos recuerdos…— apretó sus ojos. —Nunca debí permitir que experimentaran conmigo para hacerme Rebel. El costo a pagar es demasiado grande a cambio de... — negó con la cabeza. —Tal vez los dos somos monstruos, Kaneki.
—Tú no morirás si dejas de ser Rebel, ¿o sí? — estaba preocupado por Eren, pero Kaneki inexplicablemente se veía más serio de lo normal, alejado de su conducta ansiosa cada vez que se enteraba de cosas que afectaran a sus cercanos.
—No sé.
—Eren…— lo observa con serenidad. —Yo me volví Rebel por compromiso y por supervivencia, pero, ¿tú por qué te convertiste en Rebel?
—…— la pregunta le pegó de golpe a Eren. No era bueno mintiendo, menos con una persona que en ese poco tiempo le había tomado cariño. ¿Cómo le diría que fue obligación? Que se hizo Rebel para inmiscuirse y ser espía de una organización a cambio de que borraran su prontuario criminal y lo dejaran en libertad. No sería fácil de escuchar, menos si ya les había mentido con una historia más bonita de antes. —Ya te lo dije. Fue curiosidad… ¿Acaso no es llamativo para un extranjero entrar en un mundo donde hay gente con poderes? Me gustaba la idea de tener capacidades extraordinarias e ir a golpear a alguien… Pero no esperaba que ese alguien fuera una mujer. Nadie me explicó esa parte.
—¿Sólo por eso?
—No todos tenemos una historia trágica y triste detrás de nuestras decisiones, Kaneki.
—…— El pelinegro quedó sutilmente pasmado por ese comentario de Eren. Sorprendiéndose por la insensibilidad y lo déspota con que se lo dijo.
—Yo… No quise decirlo así, Kaneki. — intentó disculparse, pero no supo cómo.
—Está bien. Entiendo. — asintió.

Parecía que Eren le quería decir algo más, tal vez para remendar lo que comentó anteriormente, pero sólo lo vio titubear indeciso y luego le dio la espalda, caminando con dificultad agarrándose de las paredes.

—¿Todavía estás mareado? Te prepararé un poco de té. — lo sujetó antes de que perdiera el equilibrio.
—Estoy bien, no te preocupes. — pero la verdad era que ese dolor de cabeza le estaba taladrando todo su cerebro.
—Estoy comenzando a dudar que sea el vodka de Sho. Quizá… ¿Tu HiME no será del tipo telépata y manda ataques telepáticos?
—No. Ella no tiene la capacidad… cognitiva para poder tener ese tipo de poderes. — tuvo que detenerse unos momentos para evitar una arcada.
—Has tenido mucho trabajo con tu HiME. Ella es peligrosa, espero que esto no sea consecuencia de sus conflictos. Te hiciste una buena fama entre los Rebels cuando la mandaste al hospital después de una batalla, pero ella se ha encargado de hacerte difícil estos días.
—Ella está loca y es demasiado violenta para ser real, pero la tengo entre comillas bajo control. — miró a Kaneki con detenimiento. —Kaneki… Entiendo que tú y Kana tienen un trato cordial entre ustedes y no tienen la típica conducta de un Rebel con una HiME, pero… Ella es una HiME con experiencia y pese a que no logra controlar sus poderes está catalogada como una HiME de importancia. Entiendo que es tu amiga, pero en algún momento Rizebool te va a pedir cuentas con ella. Tal vez…
—¿Qué? — el joven lo miró con inquietud.
—Tal vez yo deba atacarla para que no te presionen a ti.
—No.
—Nosotros no somos amigos, hemos salido y todo, pero no llegamos al tipo de relación que ustedes dos tienen. No será algo personal.
—Kana Nakiri es mi asunto. No el tuyo, Eren. Y si le haces algo me voy a enojar mucho contigo.
—Eso me preocupa. Que su amistad les juegue en contra…
—Quédate a dormir. Sé que Sho no volverá porque se va a quedar con Souji-san, no estés tan ansioso por irte antes de que él llegue.
—Tengo que volver a casa.
—¿Tienes novia?
—¿Ah?
—Es que me sorprende que siempre seas tan terco en quedarte en casas ajenas. Da la impresión de que tienes que rendirle cuentas a alguien.
 —No es eso…— se sorprendió por la loca deducción de Ken. Aunque eso era más pasable que decirle “tengo que llegar ante un superior y dar mi anotación de presente para que no crean que abandoné el país y me metan preso” —Sólo que no estoy acostumbrado a quedarme en casas ajenas.
—Puedes quedarte y vemos películas, podemos jugar cartas. — le sonríe. —¿No sabes jugar cartas? Si quieres yo te enseño.
—Soy muy idiota, voy a perder en todas las rondas.
—Va a ser entretenido. — toma su teléfono celular y pone la aplicación de Uber Eat. —¿Qué es lo que le gusta comer a los extranjeros?
—Oye, eso suena racista.
—¡P-Perdón! no quise que se escuchara así— la vergüenza provocó que se le tintaran las mejillas. Le pasó torpemente el teléfono a Eren. —Pide tú lo que quieras, yo me sumo.
—Je, eres muy inocente, Kaneki.


Cho

La primera parte de muchas, me pregunto cuánto me tomará este fic (...)

110.1.




Pasaron un par de días y las HiMEs fueron convocadas a la mansión HiME en Hanasaki U para una reunión sorpresa. En la espaciosa sala de estar del primer piso, las primeras en asistir se toparon con una pequeña recién llegada a la ciudad.

“¡Hola a todas, es un gran gusto conocerlas!” exclamó una chica quien se levantó de uno de los sofás ni bien vio a Cho y compañía llegar. Era una jovencita con la edad de estudiante de secundaria, aunque por sus grandes ojos rojos, ánimos rebosantes y cabellos cortos castaños esponjosos en dos colitas con cascabeles parecía tal vez un tanto menor por dentro. Esa pequeña había estado leyendo un libro enorme, el cual cerró y abrazó al ponerse de pie.
“¡Aww~!” Osaka de inmediato se contagió de su aura y energías y se le acercó conmovida. “¡Eres muy linda~! ¡Me encantan tus cascabeles! ¡Un gusto también, llámame Osaka!”
“Yo soy Cho Tanaka,” se presentó la susodicha, asintiendo tranquilamente. “Vengo con Kashuu Kiyomitsu. Él es… un amigo…”
“Aruji, no necesitas ocultar la verdad,” el arma sonrió paciente y simpáticamente. “Podemos entender que hablamos con una nueva HiME, ¿cierto? Por ser así…” este hizo una reverencia con gran gusto personal. “Mucho gusto, soy el arma leal de mi aruji.”
“¡Ohhh! ¡Hay más armas humanas! ¡No puedo creerlo!” la pequeña se sorprendió. Ella misma asintió un par de veces. “¡Y sí, yo soy una HiME! ¡Me dijeron que esperara en esta sala que estaría por conocer a mis compañeras!”
“Si dices que no soy el primero que conoces…” Kashuu se confundió y frunció el ceño.
“¡Eso quiere decir que ya debe conocer a Norimune!” Ayesha asintió. “Hehe, mucho gusto, pequeña. Mi nombre es Ayesha Altugle y ella es mi hermanita Nio. Me alegro de que mi Nio tenga a más HiMEs cercanas a su edad. ¿Y cómo te llamas?”
“Ah, verdad, no se los he dicho, lo lamento,” la nueva recluta llevó una mano a sus labios con sorpresa y algo de torpeza. Pasó a asentir y sonreír ampliamente. “Yo soy Kosuzu Motoori. Hehe, soy feliz de saber que cuento con tantas HiMEs amigas. Ya conocí a unas chicas que también van a la secundaria, así que me sorprende que quedan más por conocer.”
“Sí, puede que no deje de pensar que las HiMEs son muy escasas, pero a la vez, hay más de las que podría imaginar. Seguro que ni conozco a la mitad…” Cho llevó una mano a su mentón y agachó su mirada.
“¿Tsubasa-chan y Saki-chan están aquí?” preguntó Osaka, sorprendida.
“¡Sí, Tenshi-san también vino con ellas!” Kozusu asintió un par de veces. “Aunque ella se fue apenas me saludó. Justo entonces vino Lince-san a recibir pedidos de bocadillos y Tsubasa-san y Saki-san se ofrecieron a ayudarle. Imagino que estarán por regresar.”
“¿Tenshi-san?” Ayesha ladeó la cabeza. Intercambió miradas con los demás.
“¿Eh? ¿No conocen a Tenshi-san?” preguntó Kosuzu.
“Si mal no recuerdo, Suzuka nos comentó que había una aspirante a HiME que estaba por llegar… puede que sea esa persona,” Cho alzó su mirada e hizo memoria.
“Me sorprende que Tsubasa-chan no nos haya dicho nada, seguramente recién se ha vuelto HiME,” Osaka asintió.
“Hehe, veo que no soy la única nueva por aquí, eso me da un poco de alivio,” Kozusu sonrió con torpeza. “Tal vez deberíamos ir todas a ayudar con la comida. ¿Qué les parece?”
“Si bien tengo entendido, a la empleada de la mansión no le gusta importunar a las HiMEs y es posible seamos muchos si todos nos ofrecemos,” dijo Kashuu.
“Sí pues, y si bien no me molesta cocinar, tal vez no sea la mejor,” observó Nio, quien sonrió cansada. “Aunque sí creo ser mejor que Lince. Sólo me alegro que Saki y Tsubasa la anden ayudando ya que así sabemos que lo que nos traigan será comestible.”
“Ay, Nio…” Ayesha se apesadumbró y dio un frustrado suspiro. Si bien dio la impresión de estar por llamarle la atención, terminó por desviar su mirada. “…me sabe mal estar de acuerdo contigo esta vez…”
“Ehm, y sería bueno esperar un poco,” agregó Cho. “Reimu y las demás andan en camino.”
“¿Eh?” Kozusu se sorprendió ante la mención de ese nombre.
“Es cierto, justo ella y Marisa-chan le iban a dar el alcance a Youmu-chan luego de su práctica de kendo, y de ahí venían para acá,” recordó Osaka.
“Ah, siempre que escucho kendo quisiera poder practicarlo…” divagó Nio, con una voz soñadora. “Quisiera ser la mitad de fuerte que ella.”
“Nio, ya sabes que eso no es para ti,” le corrigió su hermana.
“Sí, sí…” Nio hizo un puchero y le miró con reproche. “¿Pero no es verdad que Youmu es impresionante?”
“¿Eh? C-claro que eso no le quita el mérito que Youmu tiene.”
“Ehh…” Kozusu hizo tomar la palabra, aunque pasó desapercibida.
“Sí, ahora que debo pelear con espadas, tengo mucho que aprender de Youmu también,” admitió Cho. Sonrió frustrada. “Se supone que soy una senpai, aunque realmente no me siento así.”
“No tienes que sentirte mal, aruji, tú tienes la experiencia y lo sabes,” le recordó Kashuu.
“Eh, no es que sea malo… más bien es un alivio saber que no soy la única con el deber de ayudar a otros,” observó la peliceleste. “Youmu es una gran luchadora, y Suzuka ha demostrado ser más fuerte y experimentada que todas. Incluso Reimu es una HiME muy madura a mi parecer.”
“Pienso lo mismo, Reimu-chan me da un aire tan confiable,” Osaka sonrió sonsamente. “Tsubasa-chan tiene esa misma aura a pesar de ser más joven…”
“¡U-un momento!” Kozusu terminó alzando su voz con algo de urgencia. “¿R-Reimu-san? ¿Hay una HiME llamada Reimu-san?”
“Sí…” Cho miró a la nueva con curiosidad. “¿De casualidad la conocerás? Ahora que lo pienso, ella también es de fuera de la ciudad…”

No se necesitó dialogar más ya que justo aparecieron Reimu, Marisa y Youmu. Las tres abrieron la puerta, con Marisa saludando a todos efusivamente con su mano. Youmu apenas hizo una leve venia, y Reimu tuvo el interés de dar un saludo general, pero se desconcertó al ver a la nueva pelimarrón. Por su parte, Kozusu abrió sus ojos ampliamente y su sonrisa se ensanchó con grandes ilusiones.

“¿K-Kozusu?” preguntó la perdida y algo consternada Reimu.
“¡Reimu-saaaaan!” esta soltó su pesado libro que se desbarató en el piso y corrió para dar un gran abrazo a su mayor. “¡Así que también eres una HiME! ¡Qué alegría! ¡Soy tan dichosa de verte! ¡Espero aprender mucho de ti!”
“¡Espera un momento!” Reimu empujó a la menor para hacer distancia. “¡¿Tú?! ¡¿Una HiME?! ¡¿Tú eras la chica que la supervisora de Suzuka había ido a buscar?!”
“¡Sí!” asintió y ladeó su cabeza con un aire feliz y despistado. “Verdad que Mamizou-san también mencionó a una tal Suzuka-san. Hehe, espero conocerla pronto.”
“¡No cambies de tema!” era curioso lo estresada e indignada que Reimu estaba. Marisa y Youmu intercambiaron miradas. “¡No hay forma que tú puedas ser una HiME, Kozusu! ¡Eres una niña!”
“Pero creo no ser la única…” Kosuzu se puso a pensar y pasó a sonreír. “Acabo de conocer a Nio-chan quien se ve menor que yo, así que entre las pequeñas nos ayudaremos.”
“¡Estoy de acuerdo!” exclamó Nio, aunque ella rápidamente fue jalada de costado por su hermana mayor.
“Mejor no hay que meternos en esto, Nio,” le aconsejó Ayesha.
“Ay…” Reimu se dio un facepalm y se quedó en esa posición, con un par de dedos agarrando la parte de arriba de su nariz. “O sea… no que esté de acuerdo con el caso de Nio tampoco, pero esto es otro asunto… ¡no tienes ni idea de en qué te estás metiendo!”
“¿A qué te refieres?” preguntó la menor, confundida y tranquila.
“¡Ni te contagias de mi urgencia! ¡Eres muy dispersa para ser una HiME, Kosuzu!” exclamó Reimu, con ambas manos tensas frente a sí misma en un intento inconsciente de agarrar aire. “¡Te ruego que te regreses cuanto antes y no tomes la prueba HiME!”
“Ehm, Reimu, no es por darte la contra, pero Kozusu nos dijo que es una HiME…” dijo Ayesha.
“Eh…” Reimu le miró un poco y volvió a regresar a la menor. “¡Por favor dime que no has tomado la prueba aún!”
“Sí la tome…” Kozusu pasó a mirar a la miko desde abajo con ojos de cachorrito suplicante. “…espero no haber hecho mal…”
“¡No puede ser!” con ello, Reimu llevó esta vez ambas manos a su rostro y se inclinó hacia atrás.
“Es que Mamizou-san me dijo que tendría una beca de por vida en Hanasaki y grandes oportunidades para mi carrera. A mis padres les encantó la idea… también me ilusionó aprender idiomas y leer… tú sabes que me gusta mucho leer…”
“Ehh…” Marisa sonrió nerviosa y se acercó a la menor. “Ignoremos a Reimu un momento, ¿sí? Mi nombre es Marisa Kirisame y es un gusto conocerte. Kosuzu, ¿verdad?”
“Eh… sí, Kosuzu Mootori, mucho gusto,” ella sonrió un poco y asintió. “¿Eres amiga de Reimu-san?”
“Algo así, supongo la cercanía nos ha hecho amigas. Por cierto,” Marisa tocó los cascabeles que tenía en una de sus colitas. “Hehe, me gusta cómo tu nombre va con tus adornitos.”
“¡Sí! ¡Son parte de mi identidad!” con ello, Kosuzu retornó a sus ánimos de antes.
“Tch, veo que no puedo hacer nada…” se autorecriminó Reimu, frustrada.
“Oye, no seas tan mala con la pobre. Te aseguro que la mayoría de HiMEs comenzamos con el rol como pequeñas jóvenes inconscientes e ilusionadas,” dijo Marisa, sonriendo despreocupada. “Más bien, si andas tan preocupada por ella, ¿por qué no le ofreces una habitación en el templo? Tenemos un montón por usar.”
“No está en tu lugar decirlo, apenas tienes el lujo de inquilina contratada,” observó la miko con reproche.
“¡¿Podría vivir contigo en tu templo?!” sin embargo, Kosuzu no dejó el comentario escaparse y sus ojos brillaron con gran ilusión. “¡Dime que sí, por favor, me portaré bien y te escucharé, Reimu-san! ¡Me dijeron que podrían darme una habitación aquí, pero sé que sería mucho más feliz viviendo contigo!”
“Espera, yo no he dicho nada aún, no te adelantes,” dijo Reimu, con firmeza. “No estoy de miko para alimentar otras bocas, tengo una misión de restaurar el templo, y te aseguro que Marisa aquí tiene responsabilidades de ayudarme con la limpieza, así que no te hagas ideas que sería divertido.”
“Está bien, entiendo,” la pequeña Kosuzu asintió obedientemente, con una sonrisa. “Sabes que ayudo a mis padres con la librería en nuestro pueblo, así que tengo experiencia manteniendo un local limpio. ¡También puedo cocinar si lo necesitas!”
“Sé que eres oficiosa, pero…” Reimu desvió su mirada.
“¡¿Entonces cuándo me mudo?!” la menor casi se le abalanza encima.
“¡Todavía ni he dicho nada, compórtate!”
“Reimu, comprendo que te has reencontrado con una amiga de tu pueblo, pero debemos dirigirnos a los demás,” observó Youmu, algo incómoda. “O tal vez necesiten un poco de tiempo fuera de este salón.”
“No, tienes razón, es que es difícil contener las energías de Kosuzu (y ni que fuera mi amiga…),” observó Reimu, con lo último en voz baja y a regañadientes. “Pues bien, Kosuzu, ¿ya te has presentado a los demás?”
“¡Sí, justo hablaba con todos, sólo me falta la peliblanca!” así, Kosuzu se acercó a Youmu y le miró con ojos grandes. “¿También eres amiga de Reimu-san?”
“Puedes decirlo,” Youmu asintió pausadamente. “Soy Youmu Konpaku. Un gusto. También soy una HiME, así que si necesitas ayuda, estoy disponible.”
“¡Sí, muchas gracias, entiendo que es un trabajo en grupo!” asintió un par de veces. “Te ves fuerte y madura como Reimu-san, ¡puedo ver por qué son amigas!”
“Eh, gracias… supongo…” Youmu se avergonzó un poco y desvió su mirada.
“Aw, no es justo, a mí no me dijiste eso,” Marisa lloriqueó de forma infantil.
“Hehe, no es la impresión que me has dado, pero sí me pareces muy amena y segura de ti misma, totalmente veo por qué Reimu-san confiaría en que te quedes en el templo.”
“¡Ya, excelente comentario!” la rubia levantó un pulgar. “¡Te perdono y valido!”
“¿Qué es esto de que merecen ser mis amigas? ¿Te crees mi madre?” Reimu sintió un tic en la ceja.
“Es que siempre has sido un modelo a seguir para mí, Reimu-san,” contestó Kosuzu, con ojos llenos de añoranza y alegría. “Eres la miko talentosa que sobresalía en sus cursos y prácticas y siempre has sido muy fuerte y decidida desde que tengo uso de razón. ¡Por eso ahora que soy una HiME, no podría sentirme más contenta y segura de saber que estarás cerca de mí! ¡Para mí, Reimu-san es una gran senpai y hermana mayor, quiero ser como ella!”
“¿Qué cosas dices?” la miko frunció el ceño. Ella desvió su mirada con disgusto y una mínima vergüenza en su rostro. “No creas que te ganarás algo por decir esas cosas. Tampoco lograrás avergonzarme tan fácil.”
“¡Lo sé!” nuevamente Kosuzu sonrió con decisión y energías. “¡Reimu-san sólo se incomodaría y avergonzaría de algo más fuerte! ¡Yo no podría generarle una reacción sin importar cuánto le diga lo genial que me parece!”
“¡Deja de hablar así, por favor!” le requintó hastiada.

Mientras tanto, los demás miraban ese intercambio entre confundidos o riéndose.

“…” Cho llevó una mano a su mentón y bajó su mirada. “Hm… creo entender por qué Reimu no estaba contenta de verla…” dio un suspiro.

El diálogo ameno continuó mientras esperaban los bocadillos de la cocina.


No podía decir que su paseo fuera de Hanasaki había sido unas verdaderas vacaciones, aunque sí lo prefería a diferencia de estar sentada en su oficina y revisar cual sea el nuevo reporte sobre la actividad de Rizembool fuera de sus límites. Mamizou ingresó a su oficina luego del par de semanas fuera por primera vez ni bien terminó de repartir los pequeños dulces de souvenirs entre sus colaboradores.

Si bien había pensado darse un suspiro en soledad al haber terminado con ello y con encomendar a la nueva HiME a la directora, se sorprendió al ver cómo Norimune estaba sentado y reclinado en su propio asiento en lo que leía un periódico.

“Hoho…” Mamizou se vio mínimamente impresionada y sonrió entretenida. “¿Qué te trae por aquí, Nori? No me digas que has estado usando mi oficina en mi ausencia.”
“Por supuesto que no, sería una falta de respeto de mi parte,” comentó este con gracia, aunque se mantuvo con su lectura del periódico. “Esperaba darte la bienvenida, ¿y qué mejor lugar para esperarte que este?”
“Vaya…” ella rodó los ojos. Bien lo decía, aunque se podría considerar que sólo le faltaba al arma levantar sus piernas encima de su mesa para completar la supuesta falta de respeto que decía no cometer. De todos modos, la encargada le entretuvo y tomó uno de los asientos de visitantes frente al otro. “En fin, estamos en confianza, pero deberías entender por qué no dejas de sacar de quicio a Suzuka todo el tiempo.”
“Ya somos dos, ¿no es así? Mi querida hija es muy expresiva con quejarse de ambos.”
“Hoho~ pero al menos yo tengo la decencia de explicarme. Hablando de ella, ¿cómo está? Me sorprende no haberla visto aún.”
“No sabría decirte,” el rubio pasó una página del periódico. “Llevo casi la misma cantidad de tiempo que tú sin verla.”
“¿En serio?” Mamizou se sorprendió y dio un suspiro. “Ya imagino a la pobre renegando tu ausencia. Un poco más y también deberías buscarla con un souvenir en mano.”
“Hm,” entonces, el arma decidió terminar con su lectura y dobló el periódico, para sentarse debidamente. Se mostró curioso. “Creí entender que los souvenirs son dados por alguien quien ha viajado fuera de la ciudad.”
“Claro que lo entiendes, ya veo que no quieres entretener mi broma,” Mamizou sonrió cansada y se encogió de hombros.
“Me referiré a ella como mi hija luego de aquel ocurrente comentario de mi estimado bouzu, pero siendo sincero, aun de ser algo como mi hija, considero que Suzuka es lo suficientemente madura y responsable para no tener que andar con alguien como yo que le diga qué debe hacer,” observó tranquilamente. “Sería menos el caso durante tu ausencia, ya que asumí que ella tendría menos que ver con investigaciones y posibles encuentros bélicos con Rizembool. Aparte, aproveché para darme un poco de privacidad y explorar mis propios pasatiempos.”
“Hoho, admito que no dejas de sorprenderme, Nori,” Mamizou le observó con intriga. “Un ser mágico y derivado de otra persona como tú lo eres no suele comportarse de manera tan desconectada e independiente. Ahh, a veces me lamento que no seas como el buen Kashuu que anda detrás de su ama y al pendiente de lo que ella necesita.”
“Fufu~ bouzu y su compañera son apenas niños que se necesitan mutuamente, me parecen adorables,” comentó con una ligera sonrisa. Los ojos fríos de Norimune se alzaron y parecieron meditar sobre un tema nostálgico para sí mismo. “Ignorando ese hecho, la manera en la cual todos nos comportamos es extremadamente relativa, ¿no es así? Como un ser definido por mi querida hija, yo soy y actúo acorde al amor que provino de ella y que me dio la identidad que ahora cargo dentro de mí. Viendo lo independiente y reservada que es Suzuka, ¿no tiene sentido que yo también sea como ella?”
“Realmente dices cosas a las que quisiera hacer una disección. Nunca pensé que encontraría a un ser tan caprichosamente misterioso dentro de la cuna de los buenos simplones que es Hanasaki,” comentó trivialmente. “Bueno, aparte del amor. Noto que eres un romántico que le da un peso muy grande a la identidad.”
“…” Norimune se mantuvo inmutado y mínimamente sonriente. Bastaría una mirada a sus intensos ojos para notar perspicacia en su expresión, pero además de ello, Mamizou detectó algo de fastidio.
“¿Oho~?” ella ladeó su cabeza. “¿Habrás venido a buscarme porque tienes algún reclamo que darme? No es la primera vez que salgo de viaje. ¿Qué habré hecho mal esta vez?”
“…vaya, vaya, es algo difícil de siquiera mencionar…” el rubio descargó ese fastidio al encogerse de hombros y ensanchar su sonrisa con resignación. “No quisiera culparte a ti sin escuchar tu lado de la historia. Verás…” se puso de pie y se dio media vuelta para observar hacia el exterior por la ventana detrás del escritorio. “No he visto a mi hija estos últimos días, pero esta mañana me crucé por completa casualidad con Tenshi en medio de la ciudad. Ah, tan linda y energética niña, sonará contradictorio, pero amé cómo me zarandeó y gritó por no aparecerme frente a Suzuka. Debo agradecerle de todo corazón por velar por su senpai.”
“…” Mamizou esperó un poco. A pesar de comenzar con una nota posiblemente trivial, presentía que estaba por hacer algún punto importante.
“Fue ahí que me explicó los últimos acontecimientos, y siendo sincero, no evito preocuparme… dime, Mamizou,” una breve pausa. “¿Realmente dejaste a Suzuka a cargo de revisar los informes policiales sobre los movimientos de Rizembool durante tu ausencia?”
“¿Eh?” ella se sorprendió. “No, obviamente no lo haría. Suzuka es demasiado impulsiva y brusca en su manera de actuar… ahh, y si me permites, no es la más brillante tampoco.”
“Ya veo…” se giró sonriente. “Entonces no tengo motivos por qué molestarme contigo, si es que no fuiste quien le dio esa responsabilidad.”
“¿Por qué lo dices así? ¿Insinúas que Suzuka es quien ha recibido la información de la policía en vez de la persona a quien sí dejé a cargo?”
“Yo tampoco tengo los detalles o el conocimiento, pero según Tenshi, Suzuka hoy va a quedarse a la cercanía del puerto de la ciudad ya que hay un barco de carga con contenidos destinados a Rizembool,” contestó tranquilamente, aunque borrando su sonrisa. Pudo ver la sorpresa en el rostro de su acompañante. “Conociendo a mi intrépida hija, sus motivos serán justos y desvividos por otros, pero no evito preocuparme. Por eso mismo esperaba hablar contigo.”
“Ahh… eso suena mal, muy mal…” la pelimarrón llevó sus manos a su frente un instante, y pasó a sacar su celular de trabajo. Hubo una pequeña espera en que intentó llamar a la HiME, pero su llamada fue inmediatamente enviada a la casilla de voz. Ello le hizo respirar profundamente. “Para alguien quien seguramente hubiera querido consultarme, al momento de hacer las cosas, por supuesto que apagaría su celular. Tsk, si sabe que hace algo malo debería desistir.”
“Es la osadía de los jóvenes, no se puede negar…”
“¿Y por qué no le has dado tú el alcance?” Mamizou alzó una ceja. “Si sabes lo malo que es que se precipite, pudiste haberle ido a buscar.”
“Pensé que no estuvo en mi lugar entrometerme,” contestó con toda tranquilidad.
“Ahh… si insistes en decirle hija deberías actuar como el rol.”
“Vine para averiguar la verdad y ver qué podrías hacer tú. Conociendo a Suzuka, ella me involucraría en su plan antes de que yo pueda hacerle entrar en razón. Siendo su padre o no, tú no puedes negar que servirle como su arma me pone en una situación con poco poder o voz. Iré a auxiliarle si ella lo fuera a necesitar, pero era importante que supieras lo que sucedía,” dijo y sonrió con cierta perspicacia. “…como la verdadera responsable de la información.”
“No es justo que me tildes de responsable si acabo de regresar a la ciudad, Nori…” hizo un puchero.
“Ah, no quiero culparte de lo que ha sucedido hasta este momento, no me malentiendas,” el rubio sacudió sus palmas con ligera torpeza. “Sin embargo, como su superior, te corresponde velar por Suzuka y lo que sea que ha averiguado sobre los movimientos de Rizembool a partir de ahora. ¿Acaso no tiene sentido?”
“Sí, tienes razón, supongo…” Mamizou dio un descorazonado suspiro y pasó a pensar duramente con una mano en su mentón. “Sería bueno cuestionar a los demás en este departamento y ver qué más información podríamos sacar del asunto, pero hay que apurarnos. Si logramos detener a Suzuka antes que se meta en problemas, no tendremos de qué preocuparnos.”
“Bien pensado,” Norimune sonrió con aprobación. “Siento cortarte el respiro de soledad que buscabas aquí, pero sería bueno ir en marcha, ¿no te parece?”
“Ni sé si llegaremos a tiempo, pero no nos queda de otra.”

Luego del intercambio, ambos salieron para nuevamente visitar a los otros trabajadores de aquella subdivisión de inteligencia en Hanasaki en lo que decidían cómo lidiar con el asunto.




Era alrededor de las tres de la tarde y el sol reluciente alumbraba el área del puerto, la cual estaba llena de actividad, pero considerablemente espaciosa. Suzuka se había escabullido para inspeccionar el área a su discreción y se encontraba cerca del puerto donde iría a llegar el barco sospechoso, según el informe de la policía. La peliblanca se encontraba sentada sobre un barril posicionado entre dos contenedores de metal grandes, en un área lleno de los mismos. Ella revisaba uno de sus papeles del reporte para confirmar el horario, cuando en eso se sobresaltó por oír una voz muy cerca de ella.

“En serio que este lugar es más grande de lo que pensé,” observó Tenshi, con sus manos en las caderas.
“¡T-Tenshi!” Suzuka casi se cae hacia atrás. “¿Q-qué haces aquí? ¿Acaso no estabas en contra de mi idea?”
“Haha, pues, digamos que lo pensé un poco, pero antes de hablar, ¿no crees que hay algo más importante que atender?”
“¿De qué hablas?” entonces, se fijó en la peliazul y notó cómo andaba vestida de un traje de trabajo, con gorra y botas de hule incluidas. “Espera, ¿qué haces con el uniforme de los trabajadores del puerto? No me digas que lo tomaste prestado.”
“No, por supuesto que no, pero averiguar la indumentaria fue facilísimo así que mandé a hacer mi traje en preparación,” dicho esto, Tenshi se quitó una mochila. “Precisamente, te habrás escondido hasta ahora, pero así es cuestión que te vean. Ten, traje una muda para ti, eso nos permitirá pasar desapercibidas.”
“Eh… gracias…” Suzuka estaba en blanco, y aceptó la mochila debido a que la menor prácticamente la empujó a sus manos. “Tenshi, no pensé que me ayudarías, yo…”
“¡Pero apúrate a cambiarte!” nuevamente la empujó, ahora para que se agachara entre los barriles.

Fue un cambio rápido y Suzuka pudo oír el parecer de su menor en lo que terminaba por alistarse. Tenshi yacía apoyada en uno de los barriles y dándole la espalda a la mayor.

“Así que, entiendes que no estoy del todo de acuerdo con tu plan, pero poniéndome a pensar, no veo que pueda detenerte, y yo también tengo mis asuntos con Rizembool…” dio un suspiro y Tenshi sonrió determinada. “¡Por eso decidí pelear a tu lado esta vez y ver qué puedo hacer para ayudarte! ¡Ojalá podamos darle un escarmiento a algún Rebel malo suelto por ahí!”
“Tienes que recordar que sólo quiero asegurarme que Rizembool no esté transportando a nadie en contra de su voluntad. Si no hay nada sospechoso, nos daremos media vuelta.”
“Lo sé, lo sé…” Tenshi rodó sus ojos y observó el cielo. “Siento decirlo, pero encontremos algo o no, si llamamos la atención a Rizembool, tus intenciones no importan, Suzuka. Ellos van a arremeter contra nosotras. Te encontraste con un orphan que ni tú pudiste derrotar en un encuentro y eso que apenas husmeabas sin saber lo que ocurría. Quién sabe lo que te esperará esta vez.”
“Tienes razón…” Suzuka se puso de pie mientras amarraba sus largos cabellos para esconderlos dentro de su gorro. “No es que no haya considerado la posibilidad de una complicación, pero oír tus observaciones lo hace más real… y aun así quieres ayudarme.”
“Digamos que también te pago la ayuda que me diste a mí hace tantos años, cuando previniste que Rizembool me llevara con ellos,” comentó la peliazul con un tono ameno, pero sus ojos seguían enfocados en el firmamento. “Sólo puedo imaginar qué hubiera sucedido. Quiero respuestas de ellos, pero verte trabajando tan duro me hace recordar lo que es más importante, así que no podemos dejar que estos desalmados se salgan con las suyas.”
“En lo posible, estamos aquí para evitarlo, Tenshi,” Suzuka ajustó su gorra y salió de entre los barriles.
“Heh, demos una vuelta.”

El par dieron un vistazo alrededor de esa área extensa donde había pilas de contenedores. Era un depósito despejado donde no podían ver a otros trabajadores, pero sí les permitía una vista al área de interés.

“Debo decir que para tratarse de Rizembool, me sorprende que vayan a recibir un cargo en uno de los desembarcaderos más pequeños y modestos,” observó Tenshi, distraídamente. “Me he dado una vuelta por la zona central de por allá, y ahí sí que hay mucha más actividad. Me saludé con varios trabajadores.”
“Se supone que no llames la atención, Tenshi,” Suzuka se alertó. “¿Qué sucedería si alguien fuera a sospechar de ti?”
“Haha, por eso tenemos la etiqueta de nuestros nombres con el símbolo de principiantes. Tú sólo sé amena y nadie sospechará de ti,” rió un poco. “La gente aquí anda tan ocupada que no se molestarán en atenderte mientras no tengas pinta de perdida. Ah,” Tenshi sacó una máscara facial. “Tenía esto puesto, si no tal vez se habrían dado cuenta que era más joven.”
“Buen punto, ¿tienes otra?”
“Claro,” le pasó una. “Pero tú tranquila. Al menos en tu caso sí tienes toda la pinta de una trabajadora promedio.”
“Veo que lo has pensado todo,” Suzuka se puso la máscara. Avanzaron un poco más para observar el desembarcadero vacío donde estaría llegando el barco. Había unas aguas entre ellas y ese lugar, y podían observar a algunos trabajadores a lo lejos revisando la zona y haciendo inventario como parte de las preparaciones. “Pensé que sería fácil ingresar, pero parece haber otro punto de vigilancia y chequeo de trabajadores.”
“Sí, pero no es nada fuera de lo usual.”
“¿Acaso tienes carnets falsos o algo? Dijiste que ya habías hablado con otros trabajadores.”
“Heh, sí, pero me mantuve fuera de los otros muelles, sólo en las partes externas como esta. Falsificar documentos sería más difícil y eso es algo que no creo que pueda pedir a mi familia como favor,” dijo entretenida. “Aunque estamos frente a nuestra vía de acceso, ¿no? Nos separa agua y tú la controlas, Suzuka. Sólo hay que encontrar el momento perfecto para sumergirnos y salir del otro lado. ¿Ves algún rincón donde podamos salir del agua sin llamar la atención?”
“Eso hay que ver… dime por dónde te parece que hay cámaras de vigilancia.”
“Hm… habrá que mirar más desde aquí, hay que acercarnos un poco.”

Ellas continuaron caminando por el borde de esa área de contenedores. Se concentraron en observar la otra orilla mientras conversaban sobre lo que veían, sea las cámaras que podían distinguir o la patrulla de un par de guardias que ocasionalmente hablaban por walkie talkie.

“Sí…” Suzuka asintió para sí y tomó una discreta foto. Se detuvo y la mostró a Tenshi en lo que señalaba un punto en particular. “Me parece que este sería el mejor punto. Hay paredes que impiden que las cámaras lo detecten y el camino que conecta con el área principal se une a otro antes de que puedan detectarnos en la grabación.”
“Oh, sí, estoy de acuerdo,” Tenshi asintió un par de veces. “Podríamos observarlo un poco más para estar completamente seguras, pero me gusta. Hay que tomarnos un descanso.”
“Pero si acabamos de comenzar,” Suzuka ladeó su cabeza.
“Pienso que podríamos tomar un juguito. Toda esta caminata me ha dado sed,” dijo la menor. “De ahí vemos qué vamos a hacer.”
“Realmente quisiera ir de una vez a encontrar nuestro escondite…”
“¡Tranquila! Quiero que te des un respiro, verás que te hará mucho bien.”

Tenshi tomó a la mayor de la muñeca y avanzó con rapidez para alejarse de la orilla. Sin embargo, su brusca y repentina acción le hizo chocarse contra una persona que había pasado desapercibida. Ese, un chico de cabellos rosados, se cayó sentado al piso y soltó una extraña lonchera de metal a su costado.


“¡Ah, lo siento!” la peliazul se asustó. Suzuka se soltó y de inmediato le extendió una mano a esa persona.
“Lo sentimos, no nos dimos cuenta que estabas ahí. ¿Te encuentras bien?” preguntó Suzuka. Ella se confundió al ver a ese chico quedarse cabizbajo y ‘caído’ sin otra reacción. “Eh, dejaste caer tu lonchera…” dijo la HiME, y se sorprendió más cuando se oyó un ligero ajetreo dentro de la misma. “¿Q-qué es eso…?”
“…” finalmente, el pelirrosa frunció el ceño y recogió dicha lonchera para abrazarla. Acto seguido, se puso de pie sin apoyarse de la peliblanca. Nuevamente tomó su todavía lonchera ruidosa con una sola mano y miró a ambas chicas con un muy leve fastidio.
“Oye…” Tenshi alzó una ceja. Había sentido un inmediato rechazo de esa actitud. “Perdón por lo de antes, pero al menos di algo.”
“Tenshi, no estás en posición de quejarte,” Suzuka dio un suspiro. “En verdad lo lamentamos, eh…” ella quiso leer el nombre en la etiqueta del chico, pero aparte de que este vestía en ropas normales, sólo tenía una etiqueta que lo categorizaba como ‘visitante’. “De casualidad, ¿estás perdido?”
“…” el chico negó.
“Ahh, di algo, por favor,” Tenshi tembló de cólera. “No seas tan sensible por haberte estrellado con nosotras. Ni que haya sido fuerte.”
“Tenshi, terminó en el suelo, pudimos haber lastimado el contenido de su lonchera…” observó Suzuka con ligera impaciencia.
“No fue fuerte…” finalmente ese chico dijo algo con un tono de voz más dejado e inmutado que su actitud desconectada. “No me hubiera caído de haberme puesto en guardia, pero… no importa.”
“¿No… importa?” preguntó la peliazul, perdidamente.
“No importa si nos estrellamos, o si nos caemos. Eso no afecta en nada,” dijo con sus ojos posados en Tenshi, aunque su ligero desenfoque fuera de los ojos de la chica indicaba que el otro fácil la miraba como un objeto sin vida, como otro de los contenedores.
“O-oye tú…” Tenshi pasó a sentir leves nervios y sonrió incómoda.
“Ehm… ¿seguro que estás bien?” preguntó Suzuka.
“…” el chico asintió. “¿Necesitan algo más de mí?” vio a las chicas intercambiar miradas, por lo cual se dirigió a otra dirección. Asintió una última vez y se puso a marcharse.
“Eh, tú…” Tenshi tenía un raro presentimiento.
“…” como despedida, ese pelirrosa apuntó por encima y un poco detrás de sí sin necesidad de volverlas a ver o de detenerse. Ante ese gesto, las HiMEs siguieron lo que apuntaba y se sorprendieron de ver que había una cámara instalada en uno de los contenedores.
“¿Qué?” la peliazul hizo una mueca de dolor. “¿No se suponía que estos contenedores están en constante movimiento? ¿Qué hacen poniendo cámaras? Tch, tendremos que buscar un buen lugar donde sumergirnos.”
“Tenshi, baja un poco la voz, no sabemos si nos oyen,” observó Suzuka.
“Ah, verdad,” la chica se tapó la boca brevemente, y se puso a buscar entre todos los contenedores frente a sí misma por otras cámaras.
“…” Suzuka una vez más miró hacia ese chico ya bastante lejos. Este sería alrededor de la edad de Tenshi y a simple vista no parecía nadie fuera de lo normal, pero su raro comportamiento le parecía sospechoso. En especial, el hecho que les haya llamado la atención a esa cámara de seguridad…

Su cabeza comenzaba a hacerse líos, pero no podía acobardarse. Se aseguraría de ubicar todas las cámaras cercanas y tener ese breve descanso con Tenshi antes de seguir. Debían ya estar en su posición para la llegada del barco.





Mientras tanto, la reunión en la mansión HiME continuaba, con Kozusu contando un poco de sí misma.

“Es la primera vez que vengo a una ciudad, sobre todo a una ciudad tan grande como lo es la capital,” confesó Kosuzu con leve torpeza, aunque rápidamente se volvió a animar. “¡Pero siempre he querido hacerlo! ¡Como mi familia tiene una librería, con frecuencia recibimos libros y revistas, y siempre he imaginado Tokio como un mundo aparte!”
“Haha, en mi caso, un ambiente rural sí que sería un mundo aparte para mí,” Marisa sonrió ampliamente. “Hehe, pero nada le vence a ser una HiME. ¡Te vas a entretener!”
“Marisa, por favor…” Reimu dio un suspiro y frunció el ceño. “Esto no es un juego.”
“Sí, Mamizou-san dijo que era serio y una gran responsabilidad, así que ni bien acepté me puse a leer textos que pudieran ayudarme en mi nuevo mundo,” Kozusu asintió decidida en lo que abrazaba su enorme libro.
“Eso explica el tomo que traes contigo,” Youmu se vio intrigada. “¿Y de qué se trata?”
“Oh, ¿este libro? Haha, no es este precisamente, sólo es un cartograma de la ciudad,” Kozusu sonrió y pasó a abrirlo en una parte donde había una considerable separación. Así fue que reveló una revista de Shonen Jump en el mero centro del libro gigante. Sus ojos brillaron. “¡Esta es una revista de mangas con historias muy parecidas a lo que son las HiMEs! ¡Lo estoy estudiando para ser tan genial como los protagonistas!”
“¡¿Pe-perdón?!” Cho se escandalizó y Youmu se frustró.
“Ya… veo…” esta dio un suspiro exasperado.
“¡Hahaha, estudiar manga!” por su parte, Marisa se partió de risa. “¡¿Por qué nunca se me ocurrió?!”
“¡Te estoy diciendo que esto es serio, ¿y lo comparas con ficción de historietas?!” Reimu reventó. “¡Hasta lo camuflas con un libro académico, ¿qué clases de malos hábitos has aprendido?!”
“¿Malos hábitos?” Kozusu se extrañó y negó un par de veces. “No, no, no sé qué querrás decir, pero es que no me acostumbro a que las revistas no tengan pasta dura como los libros, así que lo puse en medio de uno que lo pudiera proteger. ¿Verdad que es una buena idea?”
“Hm, sí…” Kashuu alzó una ceja. “Ese libro lo protegerá de heridas de bala.”
“¡Hahaha, me encantas, pequeña, ya veo que nos entretendremos todas juntas!” agregó Marisa.
“Oye, Kosuzu, no puedes actuar como si ya lo tuvieras bajo control, acabas de llegar,” le recriminó Reimu. “¿Acaso no has tenido otra preparación?”
“Eh, pero acabo de llegar…”
“Lo sé, pero, o sea, ideas de cómo aprender y apoyarte, sea entrenando, pidiendo ayuda a la directora o practicando para vencer tus debilidades.”
“Hmm… lo tengo que pensar…” Kosuzu levantó su curiosa mirada en lo que pensaba. Pasó a sonreír. “¡Pero ahora que nos encontramos, sí lo tengo más claro!”
“¿C-cómo así?” Reimu se puso a temer la respuesta preventivamente.
“¡Si en algún momento tengo problemas o dudas o hay algo que no pueda resolver, con mucho gusto contaré contigo, Reimu-san!” declaró como la pequeña más feliz del mundo.
“Uhh…” la miko sintió que el mundo se le caía encima, mientras Marisa a su costado no falló en volver a reírse. “Demonios… Miranda no me ha pagado para hacer overtime…”
“Hehe, podrías pedirle~” canturreó Marisa.
“¡Ni creas que yo sola la ayudaré!”
“Ehh, pues, creo que todas las HiMEs estamos aquí para apoyarnos,” dijo Cho, algo nerviosa. Veía cada vez más por qué Reimu no estaba muy contenta de la presencia de la menor.
“Sí, no sé cuánto podré ayudar, pero haré lo que pueda,” se apuntó Youmu, cansadamente.
“¡Gracias, chicas, son las mejores!” exclamó Kosuzu, alegremente.

Por otro rincón, Osaka y las hermanas Altugle acompañaban a Tsubasa y Saki, quienes les habían traído bocadillos.

“Realmente no pudimos ayudar mucho con la preparación… siento no salvar los aperitivos…” Saki dio un suspiro. “Al menos evitamos que Lince los bañara en paprika.”
“Pues… si les quitamos los puntitos de wasabi y la corteza quemada de encima, están deliciosos…” comentó Tsubasa, sonriendo incómoda.
“Hehe, creo que ya me he acostumbrado al wasabi, ahora me gusta~” canturreó Nio en lo que comía unos cuantos.
“Eh, Nio, sé que te gustan los sabores raros, pero procura comerlo más despacio…” comenzó Ayesha, justo cuando vio a su pequeña estremecerse. “¡N-Nio, ¿estás bien?!”
“¡C-c-creo que este último era sólo wasabi!” dijo con la boca llena y su rostro tornándose azul.
“¡Ten, un poco de té!” Osaka de inmediato le pasó una tacita de té Jasmín.
“Al menos nosotras sí hicimos el té así que estamos a salvo con ello,” observó Saki.
“Tsubasa-chan, dime, ¿cómo es Tenshi-chan?” preguntó Osaka, con curiosidad.
“Hinanawi-san es una chica muy firme y segura de lo que hace,” contestó la cuatro ojos, amenamente. Sonrió algo incómoda. “Es un poquito directa e impulsiva en ocasiones, pero pienso que tiene la madurez para actuar.”
“Me parece que le estás dando mucho crédito, aunque sí parece pensar un poco las cosas,” Saki se encogió de hombros. “De no ser por eso, diría que es de esa gente ruidosa y confiada que se mete en líos.”
“Creo entender que todavía no se han encontrado con ella,” dijo Tsubasa, algo confundida. Notó las afirmaciones de las demás. “Hanajima-san y yo la conocemos porque está en nuestro salón, pero pensamos que ayer se hubieran encontrado. Hinanawi-san nos había dicho que tenía una práctica de pelea en la tarde.”
“Habrá sido con Suzuka-senpai nomás,” Nio ladeó la cabeza. “Onee-chan y yo vinimos aquí en la tarde para escoger una habitación para mí.”
“Lince-san fue muy generosa en concedernos una con una cama adicional para que la pueda acompañar cuando sea posible,” Ayesha juntó sus manos en rezo.
“Entonces sí es como Cho dijo y Tenshi-chan conoce a Suzuka-chan desde antes,” Osaka asintió con su adorable seriedad. “Aquí huele a gato encerrado. Quisiera saber cómo se conocen.”
“Pues…” Saki desvió su mirada. “Cada quien tiene sus asuntos. No hay que invadir su espacio.”
“No se trata de invadir, Saki-chan,” Osaka negó y sonrió ampliamente. “Si hay cosas que no quieren contarnos, todas entendemos, pero siempre hay algo que podemos compartir. Y eso es porque somos compañeras y HiMEs, y siempre es bueno estar juntas. Tú también, Saki-chan. ¿Habrá algo que quieras decirnos?”
“…” ella parpadeó un par de veces y terminó por desviar su mirada. “Noto que eres honesta con tus palabras…” se encogió de hombros. “No, nada se me viene a la mente.”
“Pero…”
“Y no es que quiera protestar, pero no recuerdo haberte dicho que podías llamarme así.”
“Uhhh…” Osaka hizo un puchero.
“Eh, vamos, Hanajima-san…” Tsubasa sonrió apenada. “Kasuga-san te trata de una forma amigable y positiva para ella. No hay nada de malo que te unas a las demás. Es más, pienso que sería muy positivo para ti.”
“Permitiré que me llame así si es que tú también me dices Saki-chan, Tsubasa,” comentó con una pequeña sonrisa irónica. De inmediato vio a su amiga ponerse en aprietos. “¿Y bien? ¿Por qué no le das el ejemplo? No te cohíbas, esto es positivo para ti.”
“Oye…” al final, Tsubasa también se unió a Osaka en el puchero.
“Ehhh…” Ayesha se puso nerviosa y movió sus palmas en busca de inspiración. “Ah, sí, ehm, Kosuzu dijo que estaría estudiando en la secundaria… ¿iría en el año de ustedes?”
“Hm, no creo, parece ser un año menor,” Saki negó.
“Sí, aunque eso no me detendrá de ser su tutora si necesita de ayuda,” observó Tsubasa, ya decidida y contenta por la idea. “Como seremos HiMEs, podremos compartir el estudio.”
“¡Oh, oh, soy buena estudiante en general, pero quisiera algún día tutoría de tu parte!” Nio alzó una mano.
“Hehe, con mucho gusto.”
“¡Y yo también!” Osaka imitó a Nio, con ojos soñadores.
“Por supuesto, Kasuga-san.”
“¿Acaso tú no eres mayor y estudiante de universidad?” Saki le miró con cierto juicio. “O sea, no dudaría que Tsubasa pueda serte de ayuda, pero esperaría mejor comportamiento de nuestras supuestas senpais…”
“Es que…” Osaka bajó su mirada apenada y tocando sus índices entre sí. “…las matemáticas son difíciles… Cho no siempre tiene tiempo…”
“Vamos, Hanajima-san, como dije, las HiMEs tendremos mucho tiempo juntas, y pienso que en nuestro entorno no hay mucha diferencia en las edades,” Tsubasa asintió. “Y no te hagas la difícil o también te esperará una fuerte lección, ¿has entendido?”
“Como digas…” rodó los ojos.




En ese momento, Mamizou y Norimune caminaban hacia dicha mansión HiME, próximos a llegar. La primera se encontraba pensativa, cabizbaja y mordiéndose una uña mientras su mente generaba escenarios y posibles soluciones.

“…definitivamente Suzuka recibió información que no debió, no me queda duda, pero ya que, eso no cambia el presente,” murmuró en pleno movimiento. “Sabemos que ella y Tenshi andan por el puerto, así que no nos queda de otra que ir por ella y ver cómo evitar mayores complicaciones con Rizembool.”
“Sí, sí, por eso vamos a visitar a nuestras queridas damiselas por ayuda~” canturreó Norimune, con un tono ameno y soñador.
“Ahh… Nori, apreciaría que compartas mi estrés al menos un poco.”
“Lo hago a mi manera, es lo bueno de no ser la persona más responsable.”
“Vaya manera de restregarlo en mi cara,” sonrió, pero sí había ligera molestia en su expresión. “Tú fuiste el de la idea de pedir la ayuda a las HiMEs más jóvenes. Casi sospecho que no te preocupas por ellas ni una pizca de lo que te importa tu hija.”
“No es como si las enviáramos a la muerte. Fuera de tu estado anímico incierto, confío en que encontrarás alguna resolución pacífica, y también confío en que la unión de las HiMEs las hará salir de este aprieto,” comentó calmadamente, sin mutar su sonrisa. “A su vez, por el hecho que este suceso es muy improbable de resultar demasiado peligroso para nadie, pienso que no es una mala idea que ellas se expongan al mismo a manera de aprendizaje.”
“Creo que los espartanos hubieran amado tenerte de general,” negó. “Igual, lo mejor sería no involucrar a todas las HiMEs.”
“Lo vamos a dejar en la decisión individual, ya lo decidimos. Igual, pienso que tú tendrías la palabra final, asumo que podrías leer bien el potencial de cada una.”
“Nori, soy responsable de lo que Suzuka hace con la información del departamento de inteligencia, por favor no me lances más líos…” dijo con pesar.
“Oh, pero pienso que harías de una excelente supervisora de HiMEs, pareces haberlas juzgado muy bien y eso que apenas conoces a unas cuantas en persona,” dijo con gran impresión.
“Como te lo he dicho antes, pese a haber sido HiME, nunca encajé con ser parte del rebaño o sentir ese sentimiento de pertenencia y colaboración,” admitió con una sonrisa rendida y entretenida. “Soy lo más lejano a ello de lo que imaginas.”
“Hm…” Norimune mantuvo su sonrisa y sólo le observó en lo que finalmente ingresaban a la mansión HiME.

Mamizou no se hizo esperar ni acató la exclamación de Lince de la cocina que le esperaran un momento para darles la bienvenida (ya que por un humo sospechoso posiblemente se encontraba en pleno control de un incendio). La supervisora se dirigió directamente a la sala de estar y abrió las puertas de par en par.

Todas las HiMEs se sorprendieron por la entrada tan abrupta de una persona mayormente desconocida. Sólo Cho, Youmu y Kosuzu de inmediato la reconocieron e intercambiaron miradas. Un poco después, pudieron divisar a Norimune, quien se había quedado detrás del umbral y les miraba atentamente.

“HiMEs, no hay tiempo,” dijo Mamizou, sonriendo con firmeza, aunque leve frustración. “Necesitamos de su ayuda.”



Cho


Hello gals <3

Para cualquier duda y/o consulta las invito a postear en el foro de planeación.

Sin más preámbulos~

*top 4*

*conteo*

Sayi :: 0 palabras
Nite :: 0 palabras
Cho :: 7533 palabras
Kana :: 2854 palabras
Eureka :: 1225 palabras
Puri :: 0 palabras
Mimi Tachikawa :: 0 palabras
Mery :: 0 palabras
Apple :: 0 palabras


Now, let's carry on with those big HiME dreams...


Sayi

Véanme resucitar ahora que me quede sin ausencias kekek

Tengo que enumerar mis fics :_...




Era la primera semana de Haru Okumura en Hanasaki U, y aunque no había coincidido en ninguna clase con ella, Sayi no podía evitar preguntarse cómo le estaba yendo. Su orgullo le impedía preguntarle a Taikoubou o siquiera Ichigo… pero de hacerle la inquisitiva a Hige, Sayi se imaginaba al Child causando alboroto y medio a costas de averiguar por ella. Y semejante posibilidad de vergüenza no valía la pena…

No se imaginaba que debía ser muy fácil dejarlo todo por seguir a un novio. Familia, amigos, rutina, y hasta cambiar país. Y lo último que había escuchado era que Haru había optado conseguir su propio apartamento, y no convivir junto a Bou.

”Me pregunto por qué…”
“Sayi” la voz de Kenshin cortó sus pensamientos “Tienes que despejar tu mente, o esta sesión no tendrá sentido”
“Lo siento” se disculpó la pelirrosa. Su tutor no tenía idea de lo distraída que había estado las pasadas dos semanas a raíz de la llegada de la novia de Taikoubou.

Y si bien sabía que no debería afectarle tanto, era más difícil decirlo que dejar de hacerlo.

Kenshin suspiró, continuando con una sonrisa “No te preocupes. Creo que hemos hecho suficiente por hoy”

Sayi se deshizo de su espada e hizo la acostumbrada reverencia como muestra de respeto.

“Gracias Kenshin, ¿misma hora, en dos días?”


En su camino hacia los vestidores, Sayi sintió la brisa fresca de la tarde golpear su piel… algo refrescante luego de una ardua sesión de entrenamiento. Aún si sus sentimientos se encontraban en conflicto, si de algo se sentía más segura era de su habilidad física y de combate. Luego de su rehabilitación tras la devastadora derrota frente su primer enfrentamiento, Sayi había incrementado las horas de entrenamiento y las prácticas en el gimnasio a lo máximo recomendado por su doctor.

Tanta había sido su dedicación que se sentía mucho más segura de hacerle frente a su Rebel. Aún si volvía a tomarle desapercibida, donde fuera que estuviese.


Pero eso no evito que el corazón se la saliera del pecho cuando vio un perfil asomándose a la distancia. Ni que su piel dejara de erizarse, por mas que lo reconociera unos segundos después.

“¿Soujirou?”

El castaño caminó a darle el alcance, cargando con su infalible espada a la cintura. Sayi no había esperado encontrarse con un conocido en el dojo, mucho menos su ex-Rebel, de entre todos sus conocidos.

“¿Qué haces aquí?” le preguntó “¿Conoces a Kenshin, my tutor?”
“No he tenido el gusto de una introducción, no” respondió con su característica sonrisa “Quería hablar contigo”
La pelirrosa asintió, aun contrariada por su súbita aparición “Claro… ¿de qué se trata?”

Soujirou no respondió, invitando a su propia conclusión con su silencio. Sayi No había tenido contacto con él en meses, y considerando que se  había aparecido de la nada, en una propiedad privada… ¿Dde qué podía querer hablar con tanta urgencia?

“¿Es sobre Rizembool?” sus nervios saltaron a la respuesta correcta
 “¿Es sobre mi Rebel?”

La sonrisa de Soujirou se desvaneció.

“Tenía que venir a verte” respondió “Estás en peligro, Sayi”

- - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - -
Oh, dream maker, you heart breaker
Wherever you're goin', I'm goin' your way


Cho

Uhh este fic va a ser eterno...

110.2.






El avance de la tarde comenzaba a notarse por los tonos cálidos en el firmamento. Luego de ese llamado de ayuda, Mamizou dirigió a la mayoría de presentes junto con ella a tomar una combi privada en dirección al puerto de la ciudad. Fue así que la investigadora de Hanasaki se dio la frustrante y penosa labor de explicar lo que sucedía a todas.

“¿Entonces Suzuka piensa infiltrarse a un barco de carga en busca de alguna persona?” preguntó Cho, en shock.
“Esa es ciertamente una buena manera de resumir lo que he dicho en la forma más neutral posible, querida~” canturreó Mamizou en el volante. Sonreía, pero su agobio era evidente. “Agradezco que no lo mezcles con la voluntad de Hanasaki de ayudar a quienes son vulnerados por Rizembool.”
“Pues…” la peliceleste desvió su mirada con incomodidad. “Si es que hay sospechas de que Rizembool anda transportando a gente de contrabando, sigue siendo serio… pero…”
“Entiendo lo serio que es… yo…” Youmu se notaba contrariada. “No es normal que las HiMEs estemos en un rol en que seamos quienes ocasionen el revuelo, pero si sabemos que Rizembool anda haciendo algo terrible, tampoco deberíamos quedarnos de brazos cruzados. No puedo culpar a Suzuka por saltar a la acción.”
“Eh, Youmu, entiendo lo que dices, pero hay manera de hacer las cosas,” dijo Reimu, dando un suspiro. “En este caso, suena a que hay una fina línea entre detener las fechorías de Rizembool y caer a su mismo nivel.”
“P-pero…”
“Nuestra miko tiene mucha razón, me apena decirlo,” comentó Norimune, quien estaba sentado en el copiloto. Él se asomó un poco hacia atrás para mirar a los pasajeros de soslayo. “No estamos hablando de una operación fríamente calculada y con planes de contingencia. Las acciones de mi atolondrada hija y su compinche son basadas meramente en principios pasionales. Temo que se encuentren cegadas por sus pareceres y terminen por escalar sus acciones al punto en el cual harán más daño del que quisieran hacer. Y no sólo velo por ellas. Hay gente común en ese lugar quienes tienen la mala fortuna de trabajar con aquel barco, y quienes podrían pagar por asuntos que no les corresponde.”
“…es verdad, entiendo eso…” Youmu bajó su mirada y frunció el ceño. “Quisiera que hubiera una forma de aislar a los responsables de esta situación y hacerles pagar…” apretó sus puños. “…no es justo que Hanasaki pueda hacer tan poco que sus acciones se conviertan en un mayor problema para los inocentes…”
“Hanasaki hace lo que puede, no te lo tomes a mal,” Mamizou miró a la peliblanca por el espejo retrovisor. “El trabajo de nuestro departamento de investigación es para prevenir posibles asedios de Rizembool o movimientos que puedan importunar a muchos inocentes. En situaciones como la presente, lamentablemente, lo más que podemos hacer es mantener nuestra vigilia como una presión o guerra fría que le deje saber a Rizembool que se quede dentro de las sombras. Nuestros recursos son limitados y nos toca escoger nuestras batallas para el bien común…” dio un suspiro. “Lamentablemente, Suzuka no estuvo conforme y ello más la habilidad de enterarse de este barco durante mi ausencia le han llevado a tomar esta acción individual que nos compromete a todos en Hanasaki, y que pone en riesgo el delicado balance y paz que procuramos proteger. En verdad… puede que lo mejor sea que me desligue de Suzuka y la eche de mi departamento.”
“…” Norimune se vio sorprendido y observó a la conductora.
“Heh, siento tu mirada, Nori, pero eres razonable. Entiendes que tengo razón por tomar esta decisión,” comentó con gracia y tranquilidad, las cuales desentonaban con sus palabras.
“Sólo espero que ello no signifique que nuestra curiosa amistad fuera a terminar,” comentó el arma, encogiéndose de hombros. “Y a su vez, espero que puedas seguir contando con mi hija si en algún momento la necesitarías.”
“Ah… es difícil no seguir preocupándome por ella… lo que la unión hace a las personas…” Mamizou admitió, sonriendo frustrada. “Pero Suzuka sería una HiME y nada más que ello. De velar por ella, lo haría con ese enfoque solamente.”
“Es justo. Vaya, ya me apeno por mi pequeña…”
“Oye, kuso jiji…” Kashuu miró al rubio con reproche. “Y a todo esto, ¿dónde has estado tú? Mamizou será la supervisora, pero en su ausencia, tú has fallado en estar al lado de tu aruji y asistirla como deberías.”
“He tenido asuntos personales de los cuales encargarme, nada realmente importante, pero es verdad que la descuidé estos últimos días,” admitió con una sonrisa.
“Tch, ¿de qué te enorgulleces? No me parece que te arrepientes de ello.”
“¿Oh? ¿Te parece que me enorgullezco? No, no, por supuesto que no, kuso bouzu,” contestó intrigado. “No sería justo decir que me arrepiento de haberme dado unos días para mí y que las decisiones de Suzuka recaen completamente en mí… pero sí estoy decepcionado y algo preocupado por ella. Quiero traerla de regreso y tener una charla para enseñarle modales.”
“…” Kashuu seguía inconforme. “Digas lo que digas, tu aruji no debió haber estado sola. Ella te tiene de su lado. Me dejas entender que en verdad sí lo está.”
“…” Norimune le sonrió con cansancio y comprensión. “Por más acompañados que estemos, kuso bouzu, todos seguimos cargando un poco de soledad.”
“¿Qué significa eso?”
“Oye, oye, Nori, se supone que alentemos a la juventud de hoy, no digas cosas tan tristes,” intervino Mamizou, algo impresionada, aunque con ligera gracia. “Y hablando de la juventud…” pasó a mirar a Kozusu sentada hacia la parte trasera de la combi. Ella se sobresaltó un poco por la atención. “Has estado muy callada para ser una pequeña tan entusiasta, querida~ ¿Te comió la lengua el gato?”
“Eh, bueno, y-yo prestaba atención a todas… es que todo es nuevo para mí y ando un poco perdida…” dijo la pequeña, apenada. “Desde ya, te negaste que Nio-san y su hermana mayor nos acompañaran hoy… me siento fuera de lugar.”
“Estás aquí para aprender. Me negué porque seguramente una pequeña HiME como esa Nio terminaría adentrándose sin medir su situación. En tu caso, te quedarás fuera del embrollo a mi costado todo el tiempo. Sólo por eso has venido, así que nada de peleas para ti, ¿de acuerdo?”
“S-sí,” asintió decidida. “Así será, Mamizou-san.”
“Tal vez debiste dejar a Kosuzu en la mansión HiME,” Reimu dio un suspiro. “No la conoces todavía y se ve disciplinada y tranquila, pero ella también es un poco imprudente.”
“¡P-prometo que me portaré, Reimu-san!” exclamó Kosuzu. “Quiero ser tan fuerte como tú así que aprenderé de tu ejemplo.”
“¡Pues más te vale!” le requintó.
“¡Ihh!” la menor se ocultó detrás de su enorme libro. “¡Sí, lo haré!”
“Eh, Hakurei-san, sé que velas por Motoori-san, pero no es bueno asustarla,” Tsubasa sonrió incómoda.
“…” Saki dio un suspiro. “Tenías que hablar. No teníamos que llamar la atención.”
“Hanajima-san, ya estamos aquí y queremos ayudar a solucionar este problema, somos parte del grupo,” observó con leve severidad.
“También somos principiantes. Apenas tuvimos una pelea contra tu Rebel y no nos fue bien. Si la supervisora tiene más espacio a su alrededor, nos podríamos quedar con ella.”
“Hoho~ ya veo que no todas las HiMEs tienen las mismas ganas,” Mamizou rió un poco. “Sé que son principiantes, pero las noto más prudentes. Descuiden~ ustedes dos estarán para ayudar a civiles en la periferia del muelle. No pretendo exponerlas a buscar a Suzuka y Tenshi mientras la situación no lo amerite.”
“Quiere decir que nosotras tres somos las principales HiMEs aquí,” Youmu asintió decidida y miró a Cho y Reimu, quienes asintieron.
“Espero que podamos completar nuestro trabajo lo antes posible…” Reimu se frustró. “Me duele admitirlo, pero casi extraño a Marisa. Ella andaría subiéndonos la moral con sus ocurrencias.”
“Sí, lo mismo digo de Osaka…” dijo Cho, apenada. Recordaba bien a ellas dos quedarse inconformes y con las ganas de acompañarlas. “Aunque es verdad que ellas no deberían estar tan expuestas al peligro como normalmente lo están.”
“La situación suena más compleja de lo usual, aruji. No habría manera de protegerlas y hacer nuestro trabajo a la vez,” observó Kashuu. “También… si vamos contra algún barco con material delicado para Rizembool, incluyendo a posibles personas, no me cabe duda que encontraremos a más que tu Rebel ahí.”
“Es verdad…” Cho sintió leves escalofríos.
“Bien dicho, bouzu,” Norimune asintió y sonrió complacido. “Tengo mis sospechas sobre lo que podríamos encontrar ahí y es el motivo principal por el cual ando tan preocupado por mi niña.”
“No suena a que lo estás, ¿pero de qué hablas?”
“Hay agentes de Rizembool que Suzuka ha tenido el infortunio de conocer en el pasado. No tengo certeza alguna de mis sospechas, pero no me sorprendería que los volvamos a ver. Mi hija apenas puede enfrentarse contra uno de ellos, pero al menos sé que podría salir en un pedazo de un posible encuentro…” sus ojos se vieron extrañamente fríos. “Su compinche y las otras HiMEs… en cambio… ah, me dolería imaginar cómo les iría contra esas personas…”
“¡O-oye!” Reimu casi se levanta de su asiento. Le apuntó acusatoriamente. “¡Se supone que estamos en el mismo lado! ¡No nos bajes la moral!”
“Para variar, apoyo a Nori en decírselos,” dijo Mamizou. “Y no lo tomes a mal. Es una advertencia. No les duele ser cuidadosas.”
“Entiendo, descuide,” Youmu asintió y frunció el ceño. “Daremos todo de nosotras. Ello no va a cambiar.”
“Ah, pero tampoco sean tan serias, ¿capische?” continuó la supervisora. “No se dejen llevar por la tensión. Su misión es ir por sus compañeras y sacarlas de ahí lo antes posible. No seré capaz de predecir lo que Rizembool tiene en mente, pero si huyen precavidamente, seguramente podrán minimizar cualquier riesgo que ustedes o que civiles puedan tener. La misión es prevenir que surja alguna catástrofe, no lanzar más paja al fuego. Ténganlo presente.”
“Sí, haremos lo posible,” Cho asintió.

El vehículo siguió avanzando por la carretera hacia su destino. No les tomaría mucho llegar, pero quizás demasiado para lo sensible que el transcurso del tiempo era en el presente.


Mientras tanto, Suzuka y Tenshi se encontraban escondidas dentro de un armario de artículos de limpieza. Este sitio estaba en una insospechada esquina y frente al dique donde el barco acababa de llegar y estacionarse. Las preparaciones para iniciar con el desembarque habían comenzado, con unas grúas acercándose hacia el barco y trabajadores asegurando andamios que formarían unas escaleras provisionales para el uso del personal.

“Veo por qué es un barco pequeño,” susurró Suzuka, mirando por una de las muy delgadas rendijas de la puerta que servían como ventilación. “Este dique está techado y permite mayor privacidad… con más razón sospecho que Rizembool esconde algo en la mercancía.”
“Pero sigue siendo un barco de gran tamaño. Ni tú podrías saltar dentro del barco sin usar la escalera que están construyendo,” dijo Tenshi. “¿Cómo se supone que entremos al barco? Para empezar, alguien se dará cuenta cuando abramos la puerta.”
“No es que haya sido mi plan entrar al barco, Tenshi.”
“¿Entonces qué?”
“Tendrán que sacar la carga de todos modos. La tendremos más fácil cuando esté a nuestro nivel y la transporte una menor cantidad de personas a otro ambiente. Este es el primer paso…” miró fijamente al barco. “Iremos ideando qué hacer conforme los veamos trabajar.”
“Hm…” Tenshi no se vio convencida, pero igual se mantuvo pegada de una rendija inferior. “No suena tan emocionante.”
“Tenshi, no se trata de ello.”
“Y sería bueno ver los contenidos del barco para cerciorarnos de encontrar lo más importante. Ni bien empiecen a descargar, quién sabe si verán cómo camuflar mejor lo que sea que quieran esconder. La idea es no darles ni la oportunidad.”
“Lo entiendo, pero…”
“Pero sí, miremos, es muy pronto para hablar. No podemos entrar sin que nos hagan un camino.”
“…” sabía lo que la peliazul decía. “Lo hago también porque no dudo que Rizembool haya puesto a personas que nos estén buscando. Quiero al menos cerciorarme que la costa esté libre.”
“Como dije, Suzuka, creo que es muy tarde para eso. Iba a ser inevitable.”
“Igual, no puedo saltar al peligro y poner a todos estos trabajadores en riesgo sin considerarlo como debería. Espera…” Suzuka se detuvo.
“¿Qué sucede?”
“Shh…” ambas pudieron ver unas personas caminar bastante cerca, por lo cual tuvieron que bajar su volumen de voz. Vieron a quien parecía el jefe del equipo de desembarque hablar con un grupo de policías recién llegados.

“…como puede ver, estamos prontos a terminar las preparaciones para la embarcación,” reportó esa persona. “Las grúas están esperando mis indicaciones, sólo hace falta unos ajustes. Pero, si dicen que hay una orden de evacuación en pie…”

Las HiMEs se sorprendieron e intercambiaron miradas.

“Lo más prudente es que evacúen. Los otros muelles han acatado la indicación,” observó Samidare, con severidad. Al verle, a Suzuka casi le da un patatús mientras Tenshi ladeó la cabeza. “Se rumorea que hay intrusos en el puerto y desconocemos sus motivos, por lo cual la policía está presente para realizar una investigación.”
“Señor, disculpe, pero baje la voz, no quiero que mis compañeros sean alarmados.”
“¿Perdón?” el pelilila casi se indignó.
“Mire, mi empleador ha exigido que la carga del barco tiene carácter de urgencia. Me pone en una situación difícil, pero mientras no haya señales de que las sospechas son ciertas, tenemos que trabajar. Estamos contra el reloj.”
“Sin embargo, si fuera a ocurrir lo que nosotros sospechamos, sus vidas podrían correr en riesgo,” insistió.
“Dígame, joven,” aquel estresado y cansado jefe se secó la frente antes de continuar. “Seguramente ustedes son de ese departamento de policía con conocimiento sobre lo que mi empleador hace. Yo sé que Rizembool se trae algo entre manos, pero mi trabajo no es preguntar. Hay poco que un señor mayor como yo podría hacer. Usted pensará que no velo por mi personal, pero sí lo hago. No quiero meternos en posibles problemas con gente turbia…”
“…” Samidare le miró con algo de impresión.
“Así que sólo déjennos hacer nuestro trabajo y manténgannos libres de su asunto. Espero terminar con esto cuanto antes para que todos podamos irnos a casa y ya no estemos más atados a este barco por el día de hoy.”
“…”
“Un momento, sea cual sea el motivo, la seguridad es lo primero en un ambiente de trabajo,” argumentó otro policía, en shock. “No importa quién sea, pero su empleador debería entenderlo, o hasta cubrir los riesgos si esperan que trabajen en una situación precaria.”
“Espera, el señor lo dirá por algún motivo que desconocemos,” Samidare miró a su colega y negó pausadamente. Volvió a mirar a ese jefe. “No vemos el asunto de la misma manera que usted y puede que le pongamos en aprietos si le forzamos a hablar. Tal vez haya otra forma de lidiar mejor con la situación, pero si se niegan a evacuar…” siguió un cansado suspiro y negó una vez. “Entonces al menos déjenos hacer nuestro trabajo.”
“¿C-cómo así?”
“Mantendremos vigilia por ustedes y les ayudaremos a evacuar si se descubren a los intrusos. Respetaremos su deseo de trabajar mientras todavía sea seguro para ustedes, pero espero que acepte nuestras indicaciones cuando ello ya no sea posible,” afirmó frunciendo el ceño. “¿Se encuentra de acuerdo?”
“S-sí… si insiste en auxiliarnos pese a nuestra resistencia, no me queda de otra que aceptar,” dijo el señor, cabizbajo. “Le agradezco.”
“No tiene que. Es nuestro trabajo velar por quienes nos necesiten. Por favor, enséñeme dónde está la mayor concentración de trabajadores.”
“Sí, síganme por favor…”

“…” Suzuka les vio alejarse y se dio una pausa de espiar el ambiente para apoyarse en una pared.
“Oye, ¿estás bien?” Tenshi también se apartó y observó a su mayor. “¿Y quién es ese policía? ¿Lo conoces?”
“Fue quien me dio esa información sobre el barco… no pensé que aparecería…” desvió su mirada. “Y ahora hasta andan detrás de nuestra pista…”
“Hm… es raro…” Tenshi miró brevemente por la rendija a los policías lejos y saludando a los otros trabajadores. “Si tanto no quieren que Hanasaki se entrometa, no deberían habernos dado este dato en primer lugar.”
“Entiendo que no es nuevo que la policía informe a Hanasaki sobre movimientos de Rizembool, y tal vez sea viceversa… se trata de lo que uno hace con la información que recibe.”
“Será…” Tenshi se mostró inconforme, aunque no le dio más vueltas. “Me dijiste que Mamizou era quien debía recibirlo, tiene sentido… como sea, no hay que olvidar lo que hacemos aquí. Hay que estar atentas para actuar,” ladeó la cabeza. “Pero te veo apagada, Suzuka. ¿Qué pasó? Ya oíste al señor dispuesto a trabajar por Rizembool pese al peligro. ¿No te fastidia a ti también?”
“Sí,” la peliblanca asintió. “Me enfurece oír a esa persona que trabaja y no tiene forma de aliviar o corregir su situación. Si está dispuesto a ignorar un pedido de evacuación por temor a represalias de Rizembool, seguramente sí tiene algún motivo para hacerlo.”
“Ni a la gente normal los tratan con discreción, tsk,” Tenshi chasqueó la lengua.
“Pero… ahí es donde me pongo a pensar…” Suzuka frunció el ceño. “Estoy segura que esta evacuación se produce por nosotras. Somos quienes ahora estamos causando problemas a estas personas que no tienen ninguna culpa. Yo… lo que hago… ¿en verdad vale la pena…?”
“…”
“Esta no es una situación donde me enfrento a Rizembool solamente. Estoy involucrando a más gente inocente…”
“Pues sí, por eso mismo no quería venir ni que tú lo hicieras tampoco…”
“Tenshi…”
“¡Pero!” la menor le apuntó al rostro. Por el estrecho espacio del clóset, casi tocó su nariz. “Ya que estamos aquí, lo que ese señor dijo sobre el barco me hace presentir que más razón tenemos para ir contra Rizembool. La carga tiene carácter de urgencia, Rizembool está dispuesto a poner la seguridad de estos trabajadores por debajo de su envío postal. Pues no me gusta que menosprecien a la gente común ni tampoco quiero que se salgan con su gusto,” asintió decidida. “Ese señor tiene las manos atadas. Pues, yo no quiero ser como él.”
“…”
“Y nosotras causaremos revuelo, pero no somos quienes causarían estragos en primer lugar. Son Rizembool y sus Rebels quienes saltarían ante cualquier cosa. Nosotras sólo queremos velar por las víctimas de Rizembool.”
“Pero ni tenemos certeza de las sospechas…” Suzuka llevó una mano a su frente. “¿En qué me he metido?”
“Como dijiste, podemos esperar a una situación para revisar la carga, y si no hay nadie quien necesite de nuestra ayuda, nos iremos de inmediato. Si no…” Tenshi apunto por encima de ella. Ambas observaron un tubo de ventilación. “Podemos evacuar antes que nos vean. Lo dejo bajo tu decisión, Suzuka.”
“…” Suzuka miró aquel tubo. De repente, ya no estaba atrapada en un clóset donde sería notada ni bien abriera la puerta. Tenía la posibilidad de tomar dicho ducto y buscar una salida al sitio o apertura donde pasaría más desapercibida… y fue así que se sintió más comprometida con el asunto. “No… no estamos aquí para un escape fácil…” comprimió sus puños. “Somos muy pocos quienes podemos enfrentarnos a los Rebels, y le debemos protección a quienes no son capaces de hacerlo,” volvió a mirar a su compañera. “No me iré sin no estar segura que no hay nadie dentro de esa carga en contra de su voluntad.”
“Heh, no esperaba menos de ti,” Tenshi sonrió satisfecha.

Las dos siguieron comprometidas y continuaron con la vigilia en búsqueda de la perfecta oportunidad para investigar al barco y lo que este escondía.




El atardecer avanzaba y el ángulo del sol hacían llegar las sombras de grullas enormes de la otra costa hasta las afueras de aquel dique techado. A la intemperie y en la orilla con las aguas del mar se encontraban dos personas, dos chicos que no vestían con el atuendo de los trabajadores del puerto. Sus miradas escaneaban los alrededores, aunque no había nada anómalo que detectar.

“Pues… no está aquí, supuse que no sería fácil dar con ella…” concluyó uno de ellos. Aquel ‘joven’ no inspiraría esa denominación en la mayoría a pesar de tener la edad puesto a que no era una persona normal. Sus ojos afilados, amarillos y de reptil repelerían a cualquiera, pero la persona promedio ni llegaría a posar su visión en los mismos, puesto a que un par de enormes cuernos sobresalían de su frente. Adicionalmente a ello, unos dientes afilados completaban su apariencia de un ser barbárico y peligroso, pese a no contar con dicha energía en ese instante. Este sonrió con trivialidad y llevó una mano a su nuca, para sonreír de lado a su acompañante. “Tal vez ya nos ande esperando adentro, ¿no? Heh, pese a toda la gente presente.”
“Wakka-sama…” el otro chico se le dirigió con atención, aunque algo de reserva. Bajó su mirada con leve pena. Era alguien que parecía normal, aunque tenía una tez alabastro semejante a la de un cadáver, además de ojos celestes penetrantes y unos incisivos sumamente largos. “Usted se encuentra muy alegre esta tarde.”
“No puedo evitarlo, Matsui, ha sido un tiempo, ¿no es así?” comentó y se encogió de hombros. “No me gusta del todo salir de la isla y convivir con la gente común, pero no todo es malo. Así que… volveremos a cruzar caminos con ella, luego de tanto.”
“…aquella HiME no estará alegre de verle, wakka-sama,” dijo frunciendo el ceño y desviando su mirada con desprecio. “Ya debe haberle deseado la muerte…”
“Pues, es lo que las HiMEs hacen, es normal,” no se hizo rodeos y dio un par de pasos como si se paseara distraídamente. “Ellas matan a todo orphan que se cruza en su camino. Espero tener igual de relevancia que los pobres, sobre todo si luzco como lo hago.”
“…” Matsui llevó una mano a su pecho y apenas la levitó sobre el mismo, todavía incómodo e inconforme con la situación. “Los humanos son seres tan inconscientes, superficiales… realmente despreciables…”
“Hay humanidad en nosotros también, sobre todo si operamos bajo sus mismas reglas,” se le acercó y lo dejó en claro mientras le miraba de cerca como quien hablaba con un niño necio y resentido. Terminó por sonreírle. “Ahora no te preocupes más por mí. Estaré bien, no me importa lo que ni ella ni los demás piensen sobre mí,” miró hacia el atardecer. “Dejó de importarme desde hace varios años.”
“…”
“Y pues, no les hagamos esperar. Sería nuevo que alguna HiME ataque a civiles sin provocación, pero fuimos encomendados con esta carga para asegurarnos de que el paquete más importante llegue a su destino final. Al menos nos toca darles a los trabajadores algo de garantía que hay alguien ahí que vela por ellos.”
“…”
“¡Haha! Asumiendo que ellos no se vayan corriendo sólo por ver mi rostro,” rió entretenido.
“Wakka-sama, antes de ir…” Matsui se expresó con su tono apagado y deprimido. Él comenzó a levantar una capucha.
“¿Eh? ¿Ya quieres ocultar tu rostro?” el otro se sorprendió. “Realmente no es que espere que me acepten por mi apariencia, pero al menos tú podrías congeniar bien con la gente común si te dejas ver.”
“…los trabajadores de este dique son gente informada por Rizembool y saben de nosotros dos, que lo acepten por como es sería lo esperado, wakka-sama…” entonces, terminó de ponerse la capucha. Fue como si su rostro hubiera sido devorado por la oscuridad. Matsui caminó para estar contra la luz en lo que encaraba a su superior, pero ni ello descubría algo aparte de la tiniebla absoluta que ahora poseía como rostro. “¿Funciona?”
“Sí, no puedo ver nada de nada, es como si hubieras perdido la cabeza,” dijo con una mínima sorpresa y mirando al otro con curiosidad. “Esa Kurisu supo bien cómo hacerte el camuflaje. Dice que hasta te protege de los rayos del sol.”
“…y con respecto a mi nombre…”
“Sí, ya te lo prometí, no te llamaré por este frente a desconocidos,” se rascó la cabeza.
“…” este asintió y continuó con una voz derrotada y maldecida. “Lo aprecio. Lo último que quisiera es que alguien fuera a reconocerme… vivir en este tan indeseado lugar podría comprometer mi anonimidad… que personas me confundan por alguien que ya no existe.”
“…” como era usual, se reservaría comentarios sobre el tema. Entonces, observó a Matsui agacharse y con un dedo tocar el piso. Este se levantó y vio la punta de su guante con ligera suciedad. La acercó a su rostro invisible para observarla más de cerca. “¿Qué haces?”
“…dice la gente común que el mar posee un aroma único, pero lo mismo va para la tierra… regresar a ella luego de tantos años en el mar te hace percibirlo…”
“Hm…”
“…y pensar que hay personas que gustan probar la tierra para detectar su sabor y acidez…”
“Eh…” el otro alzó una ceja ya que por un momento pareció que su compañero iría a hacer lo que decía, pero este terminó sobando su dedo entre los otros para limpiar la suciedad.
“…es algo que me resulta incomprensible…” concluyó con una voz para variar hastiada e impaciente y se puso a caminar hacia el interior.
“…” el superior nuevamente se sintió perdido. Hablar sobre alguien que ya no existía, y a su vez decir una ocurrencia que probablemente Matsui había aprendido de ‘su vida pasada’… “Matsui, un momento…”
“…” este se detuvo y se giró a mirarlo.
“Ahora me toca recordarte a ti. Sobre lo que hablamos antes de llegar…” pensar que Matsui era más semejante a los ‘humanos’ en orígenes, costumbres y apariencia, y que la gente no dudaría en confiar en él mil veces antes que en sí mismo…
“Lo sé, wakka-sama, usted se aseguró de que se lo prometiera varias veces…” dijo e hizo una respetuosa reverencia. Sin embargo, su voz había cobrado más vida y, con esta, un tono lúgubre, peligroso y sutilmente jovial. “No mataré a nadie el día de hoy, por más conveniente que fuera.”
“Sí, no lo olvides,” espetó. Había aspectos en los cuales Matsui se acercaba más a la inhumanidad que su persona. “Sólo vamos a enseñarles una lección.”




“…”

Desde una montaña de contenedores, Komaeda e Izuru observaban a los últimos trabajadores evacuar y cruzar una cerca ahora monitoreada por policías. Las masas se encontraban confundidas y algo inquietas, aunque mayormente tranquilas. Los agentes del orden les aseguraban que todo era un protocolo de seguridad y no había nada que temer.

Fue así que hubo un momento de quietud y silencio, y cuando la mayoría de trabajadores fueron dados el permiso de retirarse por el presente día, los Rebels observaron un movimiento que sería imperceptible por la gente de afuera.

“Hm…” Komaeda se mostró curioso. “Entiendo que estamos aquí para detener a nuestras HiMEs de ingresar al muelle y causar más problemas, pero… ¿por qué han soltado a orphans?”
“…” Izuru se mantuvo con su mirada posada en esos seres oscuros que deambulaban lentamente como perros guardianes.
“Tendría más sentido que fuéramos también al muelle y les ayudáramos con las intrusas. Nuestras HiMEs todavía no han llegado.”
“…”
“Pero, debo decir que me alegro mucho que finalmente nos conozcamos, Kamukura-kun,” el peliblanco sonrió alegremente. “Por el apuro de llegar y nuestra misión, no hemos podido hablar aún. Había algo que quería preguntarte.”
“…” Izuru le miró de reojo.
“Es con respecto al experimento del doctor Toushirou en ese festival. Verás, tengo una amiga que es key en Hanasaki, aunque en ese entonces todavía no lo era. Se llama Ayesha Altugle. No sé si te acuerdas de ella.”
“…” no se inmutó, aunque sus reacciones no irían a quitarle la inercia ni los ánimos al otro.
“Por algún motivo, ella fue confundida con la gente normal que desconocía sobre nuestra guerra con las HiMEs, y tuvo su memoria borrada de todo el evento,” ello hizo borrar la sonrisa de Komaeda y este bajó su mirada con pena. “Comprendo que fue un suceso muy duro, pero a la vez, es un instante de aprendizaje y un reto para quienes vivimos en estas instituciones. Yo… lamento el hecho que Altugle-san no haya podido crecer a la par con sus compañeras en Hanasaki luego de lo vivido, sobre todo ahora que se ha convertido en Key.”
“…”
“Hablé sobre ese error con el doctor Toushirou y él confirmó que sí fue una equivocación, pero que para cuando se dieron cuenta, Altugle-san había evidenciado demasiado del equipo de control de Rizembool y su memoria tuvo que ser borrada por ello. También me dijo que fuiste tú, Kamukura-kun, quien la llevó a que le borraran la memoria.”
“…”
“Ahora, no quiero culparle del todo, he visto el excelente Rebel que es, ciertamente alguien mucho más talentoso que un inepto como yo…” dijo con una sonrisa avergonzada y miserable. “Sólo… quisiera entender por qué un ser superdotado eligió que le borraran la memoria a Altugle-san. ¿Acaso… hay algo más valioso que ganar de ello?”
“…” Izuru dejó de mirarle y regresó su mirada hacia abajo. Pasó a cerrar sus ojos. “Interesante.”
“¿Perdón?” Komaeda se sorprendió y sonrió incómodo. “Creo entender que sueles quejarte de lo aburrido que son las cosas. ¿Habré dicho algo que ha sido interesante para ti?” le vio negar. “Entonces, ¿por qué lo dices?”
“…” Izuru volvió a abrir sus ojos, aunque no se le dirigió. “No sé la respuesta de tu pregunta.”
“¿Hm?”
“Supe que aquella Ayesha Altugle era una miembro de Hanasaki y una allegada a las HiMEs, y sabiendo todo ello, la rescaté como hice con muchas otras personas para que borraran todos sus recuerdos y la convencieran que había sido un ataque terrorista,” llevó una mano a su mentón. “No sé por qué realicé esa acción. No lo llamaría un capricho, no poseo deseo alguno de algo semejante… se sintió ‘natural’ que lo hiciera, sólo eso puedo decir.”
“Kamukura-kun…” Komaeda le miró atentamente, perdido.
“Continuaré pensando sobre ese tema. Encontraré la respuesta. Es algo que yo también espero resolver…” dicho esto, volvió a bajar su brazo y se conectó de nuevo con el presente. “Nuestras HiMEs están en camino, pero ellas llegarán tarde para lo que planean hacer. Pelearemos contra ellas. Causaremos estragos aquí y en el muelle. Es inevitable.”
“Lo es, por las órdenes que nos han dado. Si estuviéramos ayudando en el muelle, habría sido más probable que este altercado ya se haya acabado. Las intrusas tienen a demasiados enemigos dentro del perímetro,” Komaeda alzó su mirada al cielo del atardecer, donde empezaban a notarse las primeras estrellas. “El doctor Toushirou recalcó que sólo teníamos la obligación de lidiar con nuestras propias HiMEs para aliviar el trabajo de los demás agentes de Rizembool dentro de este lugar. Es una orden con sentido si la amenaza de nuestras HiMEs hubiera sido al mismo tiempo, pero…” sonrió frustrado. “Al menos, lo que puedo rescatar de esto, es que el espíritu de Hanasaki se mantiene. Las HiMEs continuarán batallando contra lo que consideran incorrecto de Rizembool. A su vez, Rizembool continuará haciendo los sacrificios necesarios en búsqueda del talento y del desarrollo, de esa esperanza que es tan importante para el desarrollo de la humanidad…”
“Qué aburrido…” Izuru sentenció su presente realidad y dejó de mirar a los orphans, para observar al muelle a distancia.
“Kamukura-kun, ¿has podido encontrar algún sentido a lo que el doctor Toushirou espera de nosotros?” preguntó Komaeda. “Pienso que esto es poco característico de él. Sabemos que no se encuentra realizando un estudio como la vez anterior, y aun así, esta orden tan ineficiente…”
“Estás equivocado…”
“¿Eh? ¿Cómo así?” preguntó genuinamente perdido.
“No ha sido el doctor Toushirou quien ha ideado el plan de acción. Él apenas respondió ante el llamado de ayuda de alguien a quien ha tildado como su superior. Es aquella persona quien ha ideado nuestra participación.”
“Ah, cierto, se refirió a su senpai cuando me dio los detalles,” Komaeda asintió, iluminado. “Si es alguien referido de tal forma por el doctor, definitivamente será igual de brillante que él. Aunque… aun así…”
“Este escenario no es práctico ni ideal,” miró a Komaeda de reojo. “Creo entender lo que aquella persona buscaba…”
“Y eso es…”
“Es alguien con un parecer semejante al tuyo.”
“¿Al mío?” se sorprendió.
“Este superior del doctor se encontrará observando y viendo lo que ocurre. Él desea ver el caos y las acciones de los participantes. Existe un objeto en el barco el cual es de suma importancia para esa persona, pero fuera de ello, pareciera que él desea ver una batalla entre Hanasaki y Rizembool a manera de entretenimiento o principio. Es distinto al doctor, no espera tenerlo todo bajo control… siempre y cuando su objeto de interés se mantenga intacto.”
“Eso… tiene sentido… sólo eso podría explicar la falta de cuidado…” nuevamente, Komaeda se mostró animado, y sonrió con autodecepción. “Claro, sólo una mente brillante como la tuya podría haber llegado a esa conclusión. Incluso olvidé que el doctor Toushirou no era la persona responsable de lo que ocurría hoy… realmente, soy un inepto, alguien no merecedor de tener el rol de Rebel…”
“…”
“Entonces, espero que todo sí esté dentro de las expectativas de esa persona. Aunque…” Komaeda se puso a pensar. “…si alguien deja tantas variables correr sin supervisión, ¿no existe un riesgo que aquello que sí es importante se vea involucrado?”
“Ello no cae bajo nuestra responsabilidad. Asumo que hay medidas de contingencia.”
“Sí, seguramente sí, si se trata de alguien respetado por el doctor Toushirou,” Komaeda asintió. “Estos orphans son también de un tipo hiper-especializado. Al parecer, sólo son agresivos con aquellos con el aroma de una HiME. Ni causarían daños a los trabajadores del puerto en el raro caso que sean expuestos…” en eso, vio a Izuru saltar a un nivel inferior de contenedores. “Espera, ¿a dónde vas?”
“Tus palabras aburren, iré a dar una vuelta,” dicho esto, Izuru empezó a movilizarse.
“P-pero todavía tengo mucho de qué hablar,” así, Komaeda empezó a teletransportarse para seguirle el camino.





La espera generaba impaciencias. Suzuka se mantenía al pendiente e inmutada, pero Tenshi ya se encontraba casi zapateando.

“Tch… ese policía que conoces ya fue a dialogar con los trabajadores dentro del barco, qué bien por él…” dijo rechinando los dientes. “¿No pudimos haberle saludado y acompañado en su periplo?”
“No digas tonterías, Tenshi,” Suzuka entrecerró los ojos. Tal vez tener compañía no era del todo bueno. “Somos las intrusas a quienes están buscando.”
“Yo sé, yo sé…” rodó los ojos. “Ni para decir que ya andan bajando las cosas. ¿Cuánto tiempo más les tomará para dar la orden de desembarque? Esas grúas están de adorno.”
“Sé paciente, ya en cualquier momento comenzarán.”
“No dejas de decir eso.”
“Y tú no dejas de preguntar. Entiende que no tengo las respuestas…” dio un pesado suspiro. No podía perder la calma, aunque la peliazul no le estaba ayudando. Repentinamente, Suzuka abrió los ojos como platos y se tensó. “Tenshi…”
“¿Qué sucede?” esta se confundió por su reacción.
“Mira, ese par que vienen desde el exterior…”
“¿Quiénes…? Espera…” Tenshi ladeó su cabeza y parpadeó un par de veces. “¿Ese chico tiene cuernos?”
“D-demonios…” Suzuka sintió su sangre helarse. “Sabía que estarían aquí…”

“Hola, sentimos la tardanza,” aquel intimidante chico levantó una palma y saludó al jefe del dique amenamente. “Mi compañero y yo escaneábamos el área por el exterior, pero no hay señales de las intrusas.”
“Entiendo, buen trabajo,” el señor asintió. Había en un principio reaccionado con leve susto, pero no tardó en acostumbrarse a su apariencia como alguien con alguna idea del asunto. Se vio un poco aliviado. “Espero que sólo haya sido una falsa alarma.”
“Pues, no podemos estar seguros todavía, nos falta una búsqueda por aquí. Tal vez nos hayan madrugado a este sitio. No hay problema que hagamos patrulla, ¿verdad?”
“En lo absoluto, muchas gracias por su vigilia… eh, ¿cuál es su nombre?”
“No es importante, sólo sepan que cuentan con nosotros,” dijo con una sonrisa de costado.

“…Ootakemaru es un agente de Rizembool extremadamente fuerte, alguien con quien he tenido el disgusto de pelear un puñado de veces en el pasado,” susurró la peliblanca a su menor, sin despegar sus ojos de su contrincante. “Es demasiado fuerte. Nunca hemos llegado a ningún desenlace en nuestras peleas… pero puede que sea más fuerte que yo.”
“Para que tú lo digas…” Tenshi sintió leves nervios. “Pero has dicho agente. ¿Ni siquiera es un Rebel como para que te dé problemas?”
“Es algo que nunca he podido entender. Él sí posee habilidades de Rebel, pero ha negado ser uno hasta la última vez que lo vi. Me pregunto… si ello habrá cambiado…”
“¿Y quién es el otro encapuchado? Hmm… no puedo ver su rostro.”
“Desconozco su nombre, pero… es su ayudante e igual de peligroso que él. Con ellos aquí no podremos investigar como había esperado…”

De repente, notaron a dicho incognito quedarse plantado y con la cabeza ligeramente inclinada hacia arriba, como quien absorbía el ambiente.

“Wakka-sama… percibo el aroma… ella se encuentra aquí,” declaró.
“!!!” las dos HiMEs se quedaron en shock.
“…” Ootakemaru borró su amenidad en una corta sorpresa que pasó a intercambiar por seriedad. “Entendido. ¿Hacia dónde está?”
“Tengo que cubrir más área…” dicho esto, ese ser vestido de negro y encapuchado comenzó a andar de lado a otro, con pasos calmados, pero que lentamente se aproximaban hacia el clóset.

Las HiMEs se tensaron. Suzuka sacó unos dardos de su bolsillo y se quedó tanteándolos en caso tuviera que cambiar a la ofensiva. Notó que Tenshi pretendió invocar su arma, así que usó su mano libre para sostenerla y negar. No podía permitir que su kouhai atacara por delante de ella misma contra un peligro así.

Sin embargo, pudieron ver al misterioso agente detenerse repentinamente, y nuevamente inclinar su cabeza hacia arriba, en búsqueda de otro olor. Fue como si su meta hubiera cambiado y terminó por mirar en dirección al barco con rapidez.

“¿Qué sucede ahora?” preguntó su superior.
“Wakka-sama, disculpe, pero he detectado otro intruso en el barco. Tengo que encargarme de esa persona,” dijo apresuradamente.
“¿Cómo que otro intruso?” el jefe se alarmó. “¿Acaso no se trata de las HiMEs que buscan?”
“No… puedo explicarlo…” dijo Matsui con un tono contrariado. Se dirigió hacia su compañero. “Wakka-sama, tengo que encargarme de ello inmediatamente. Por favor, no se descuide. Es posible que la HiME nos esté asechando.”
“Sí, no te preocupes, confío en tu seriedad,” Ootakemaru asintió. “Vuelve cuanto antes.”
“Enseguida,” asintió y se dirigió al jefe. “Usted, indique a todo su personal que evacúe de una vez. Tengo un mal presentimiento.”
“Tch…” ese señor se frustró tremendamente, pero terminó por no resistirse. “Entendido…” se giró a uno de sus ayudantes. “Corre la voz por el megáfono. Se suspende la descarga hasta próximo aviso.”
“Entendido, jefe,” este asintió y se apresuró a una casilla de vigilancia por donde podría dar ese mensaje. Por mientras, todos los que pudieron escuchar los más recientes sucesos ya habían comenzado a correr la voz.

El desarrollo descuadró a las HiMEs que no hicieron más que ver la escena tornarse incierta y caótica, a pesar de aún no haber hecho nada.

“¿De qué clase de intruso hablarán?” preguntó Tenshi.
“Estoy igual de perdida. ¿Habrá sido una farsa para forzarles a evacuar? No… no lo creo…” susurró Suzuka, sin despegar sus ojos de afuera. “Ootakemaru habría seguido el juego, y la reacción de su secuaz pareció genuina.”
“Sí, tal y como cuando nos detectó con tanta certeza…”
“Tenshi…” la mayor lo meditó un poco con incertidumbre algo de pesadez, pero terminó por decidirse. Agarró a la otra de ambos hombros, quien se incomodó ante la presión.
“¿Qué te pasa?” alzó una ceja.
“Escucha, tengo una idea…” estrujó un poco su agarre. “No quiero involucrarte con ellos dos, corres mucho riesgo, no me importa lo fuerte que digas que seas, no lo eres lo suficiente.”
“¿De dónde vino eso?” Tenshi se amargó. “Si crees que me acobardaré ahora…”
“No, no lo creo, por eso confiaré en ti con esto,” Suzuka sonrió frustrada. “Debemos huir cuanto antes, pero primero investigaremos la carga, y serás tú quien lo hará en mi lugar, ahora que tenemos una apertura.”
“¿Q-qué dices?” ello probó dejar a la peliazul fría. “¿Yo? Pero tú eres…”
“Escucha, por favor, es hora de actuar.”




Por encontrarse en medio de un ocaso que lentamente acababa, además de la evacuación del personal, Hanjin surcaba lo que se asemejaba a un cementerio de féretros de metal, con los muy ocasionales orphans recorrer el área en una manera similar a fantasmas. Ese pelirrosa se mantenía inmutado y apenas paraba un par de segundos cuando llegaba a una nueva intersección entre las pilas de contenedores para mirar de lado a lado, y seguir caminando.

Su tranquilo andar se detuvo al detener sonido, e instintivamente se dirigió al mismo. Fue ahí que divisó a un trabajador del puerto tratar de abrir un contenedor con una barra de metal…

Corrección; no era un trabajador. Esa persona había optado por tomar la indumentaria prestada, aunque su ubicación en dicho lugar en cuarentena cabía dentro de lo que Hanjin conocía como parte del plan…

“¡Ah! ¡Hanjin! ¡Qué alegría verte!” le saludó esa persona, quien dejó caer la barra de metal. Era un muchacho alto, de cabellos marrones y una expresión relajada y amena. Con esas ropas y su actitud torpe y sencilla, no parecía nadie resaltante o memorable en lo absoluto. Lo más resaltante de aquel chico podría deberse a esa misma sonsa expresión, la cual aparte de su trivialidad y distracción, parecía traer consigo el tipo de energía extrovertida y confianzuda que probaría desesperar a la persona promedio. Este se acercó al pelirrosa y se rascó la nuca. “Eh, como ves, ando un poco retrasado en mi horario, hehe. Lo siento mucho, es ese dolor de hombro que me ha persistido todo el mes. Temo que forzar este contenedor me haga una lesión.”
“No te disculpes conmigo,” dijo el pelirrosa, completamente inmutado.
“Oh, y seguro te preguntarás por qué visto así, ¿no?”
“…” él negó.
“Es que esperaba ir a visitar a la gente del dique. A diferencia de los Rebels estrellas ahí, seguro que pensarán que soy parte del puerto. Ojalá todos anden bien por allá, me preocupan un poco.”
“No pregunté…”
“Oye, ¿me puedes ayudar a abrir este contenedor? Es más trabajo del que pensé.”
“…” volvió a negar.
“Vamos, entre dos será mucho más fácil,” le pidió juntando ambas palmas.
“Haz tu trabajo, Shiyoon,” dijo, ahora frunciendo el ceño.
“Por favor, y te invito algo de comer otro día. Puedo deberte ese favor…” entonces, se asustó al ver al pelirrosa extender su lonchera de metal a su rostro, al punto de retroceder casi dando un saltito. “O-oye…”
“Mugre indigna…” sentenció Hanjin, ahora con un rostro de desprecio. “¿Preferirías cambiar nuestros trabajos?”
“N-no, lo entiendo, lo lamento mucho, ehh… sólo bromeaba,” terminó por decir, sonriendo nerviosamente, en lo que levantaba ambas palmas. Dio un suspiro cuando el pelirrosa volvió a bajar su lonchera.
“Apúrate, si dices que estás atrasado…” dijo, nuevamente adoptando nulidad en su rostro. Le vio recoger la barra para continuar con su forcejeo.
“Ahh… sí que lo sentiré cuando vaya a dormir… mi pobre hombro…” tomó un persistente empujón más para finalmente hacer que ese contenedor se abriera y revelara… nada en lo absoluto. Aun así, Shiyoon se mostró alegre. “Heh, finalmente. Hora de un descanso.”
“…” Hanjin miró atentamente a ese espacio vacío un instante, y pasó a mirar al otro desde arriba. “…es verdad lo que Yamata no Orochi-sama dice… todos somos polvo flotante e insignificante… pero hay quienes valen aún menos que eso…”
“Ehh, me asustas un poco… ¿Piensas que sigo atrasado? Si me había concedido una hora para abrir este contenedor por mi cuenta. No se cumplió la hora aún, así que ando a-okay~” canturreó. “Sólo quería un rincón sin cámaras ni gente cercana donde cumplir con la siguiente parte. Ya que estás aquí, ¿ves moros en la costa?”
“…” el otro miró a su alrededor y terminó por negar.
“Perfecto, entonces comenzaré… ah,” Shiyoon se acordó de algo y golpeó una mano en su otra palma, para sonreír con torpeza. “Hay otro motivo por el cual escogí un contenedor.”
“¿Aparte de dañar propiedad ajena?”
“Oye, el jefe cubrirá los daños, ya se lo comenté. Es que ese niño podría destruir cualquier cosa como primer impulso, así que, por favor, aléjate un poco,” le sugirió amenamente. “No quisiera que tu acompañante en la lonchera se molestara más.”

Hanjin acató su pedido en lo que el otro ingresó al extremo cerrado de ese contenedor. Fue un destello, o tal vez una mayor oscuridad, quizás una mezcla de ambas cosas, pero dicha distorsión dio pase a que el orphan del otro día, el cual peleó contra Suzuka, apareciera en el mero centro de dicho contenedor.

“Grrr…” este ser peliblanco gruñó enseñando sus dientes y erizando sus cabellos. Encaraba a Shiyoon de mal humor. “¿Qué haces invocándome así? No soy un orphan cualquiera.”
“Yo! Lo lamento, pero sabes lo estricto que es el jefe, y él te quería aquí…” comenzó Shiyoon, sonriente y con una palma levantada. “Al menos te ahorré el viaje, ¿verdad? ¡Hahah-!”

Fue fulminante. Ese orphan se lanzó a toda velocidad hacia el chico, por lo cual causó una visible hendidura en la pared del contenedor. Siguió una persecución de gato y ratón, con Shiyoon saltando varias veces y de inmediato impulsándose para salvarse de algún certero y muy hiriente zarpazo. Finalmente, logró acorralar al orphan blanco en una esquina, donde este se tropezó al impulsarse, y recibió una patada en la cabeza que lo lanzó desorientado al piso. El otro dio un salto más y aterrizó al umbral de la entrada del contenedor.

“Eh, lo siento, en verdad, pero no tenemos tiempo para jugar ahora,” se disculpó el chico, alzando sus palmas y sin perder su amenidad.
“Tch… miserable…” el orphan apretó el suelo con sus dedos.
“Intenté que fuera una patada suave, por favor, hay que trabajar juntos aquí,” le pidió y sonrió apenado. “Y pues… te ruego que no me des motivos para lastimarte más que eso,” dicho esto, llevó una mano a su cuello. “He visto al jefe neutralizarte y no quiero recurrir a lo mismo.”
“Grrr…” ese niño orphan hizo el mismo gesto y sintió el collarín negro, el cual apretó, pero no fue capaz de destruir.
“Lo lamento, Haku, te prometo que mañana te compraré aburaage como recompensa, así que óyeme, tenemos tarea que hacer.”
“Tsk, es Hakuzosu para ti, insolente,” corrigió este con orgullo. Entonces, desvió su mirada. “…y tendrá que ser un buen aburaage…”
“¡Lo será! Mira, hay HiMEs en camino. Esa con la que peleaste está por causar problemas en el muelle, ese de allá,” se dio una pausa para voltearse y apuntarlo. “Tienes la labor de hacer frente a las HiMEs que vienen e impedir que le den el alcance. El jefe quiere que ellas huyan, y por lo que he oído, habrá Rebels que las correrán, pero estamos aquí de apoyo. ¿Has entendido?”
“Tch, conque HiMEs vienen…” al oír eso, el niño se puso de pie. Ya había aceptado dejar el previo asunto de lado. “Esa ya se burló de mí, pues, no dejaré que lo hagan de nuevo,” sonrió malignamente. “Les enseñaré a no despreciarme.”
“Bien, gracias por eso. ¿Verdad que es mucho mejor cuando nos llevamos…?” sin embargo, Shiyoon no terminó ya que aquel orphan se cansó de su presencia y pasó corriendo a toda velocidad a su costado. “Ahh… ¿acaso soy el único que quiero ser amigo de la gente…?” se giró a Hanjin y vio que este también estaba marchándose y a casi un contenedor de distancia. “¡Espera, ¿a dónde vas?!”
“A observar… mi trabajo es uno de los más importantes. Lo sabes…” dijo este, sin girarse ni detenerse. Percibió al otro ponerse a su altura, pero no le concedió atención.
“Sí que no te envidio. El jefe tiene muchas expectativas de ti,” volvió a mirar a esa lonchera y se estremeció un poco. “Pero está bien. Ya que un debilucho como yo no puede compararse con todos los VIP de esta noche, iré a darte una mano.”
“¿No dijiste que ibas al dique?”
“Claro, por eso lo digo,” asintió como un niño cumplido. “Cuando el enfrentamiento estalle, los trabajadores van a necesitar de ayuda para organizarse y resguardarse. Les dirigiré a un lugar seguro. Con orphans fuera y HiMEs dentro, debe haber algún almacén blindado donde estar sin ningún problema.”
“Esos orphans sólo son agresivos contra HiMEs, podrían huir…”
“Sí…” Shiyoon no inmutó su sonrisa, y hubo una ligera chispa en la misma. “Pero ellos no lo saben,” finalmente, le dio una palmadita a Hanjin. “Nos vemos, ¿sí?”

Fue así que el amigable pelimarrón se fue corriendo hacia el dique. Hanjin continuó con su periplo. Era aún muy temprano para ir en la misma dirección.



El personal estaba congregándose frente a la escalera provisional que daba al barco, con muchos preguntándose si la alarma era verdadera. Ootakemaru permanecía al pendiente por todas direcciones, cuando entonces…

“¡¿Quién anda ahí?!” preguntó uno de los trabajadores con gran fuerza. Todos se giraron hacia una de las grúas, y divisaron ahí a Suzuka, trepada en esta y camino al barco.
“Tch…” la peliblanca se detuvo y terminó por cruzar miradas con su contrincante.
“¿Eh?” al reconocerla, Ootakemaru rió casi como si hubiera escuchado un chiste, y pasó a ensanchar su sonrisa. “Así que finalmente te dignas a aparecer, Suzuka. No sabía que eras tan cobarde,” extendió una mano a su costado y una espada enorme y con muchas puntas se materializó. “Me debes por hacerme esperar. ¡Aquí voy!”

Él dio un gran salto, con tanta fuerza que agrietó el piso debajo de él, y llegó a esa grúa en una fracción de segundo. La HiME tuvo que saltar, y procedió a lanzar algunos dardos que incrementaron de tamaño hacia su oponente. Ante ello, Ootakemaru se paró en y saltó entre los mismos con tal de alcanzar a la peliblanca.

“¡Tendrás que hacer más que eso!” gritó de manera exhilarante y llegó a empujar a la HiME hacia el exterior del dique a gran velocidad, al punto en el cual ambos cayeron a las aguas.

Los dardos lanzados y gigantes cayeron al piso sin cuidado alguno. Ellos casi sepultan a unos trabajadores, y por el suceso, la histeria cayó encima de todos los presentes. Trabajadores y policías por igual gritaron y corrieron de un lado al otro sin saber qué hacer.

En medio del mar de gente, Tenshi salió rápidamente del armario. Como esperó, nadie fue alertado por ello. Se aseguró una vez más que su senpai se había llevado a la principal amenaza lejos de ahí. Notó con dificultad movimiento en el mar, y luego de divisar a Suzuka impulsarse desde el mismo, supo que andaba bien. No podía perder más tiempo.

“Más te vale que sepas lo que haces, Suzuka…” murmuró y se echó a correr a la escalera para infiltrarse al barco.



“¡Tenemos que huir!” los primeros trabajadores acababan de llegar a la salida de ese muelle, pero al abrir la puerta, vieron a orphans tenebrosos caminar cerca de ese lugar, y estos les miraron ante su repentino movimiento. Ello les forzó a cerrar la puerta.
“¡Abre, nos vamos a morir aquí!”
“¡Hay monstruos afuera!”
“¡Maldición, es una emergencia, no inventes!” gritó otro quien intentó forzar la manija fuera de quien la había cerrado. Otro trabajador más puso su mano por encima para mantenerla cerrada.
“¡Es la verdad, yo también los vi!” exclamó aterrado.
“¡Alguien llame a la central!” este sacudió a un policía. “¡Ustedes llamen a refuerzos!”
“¡E-eso hacemos, pero dicen que están atareados aún con las otras evacuaciones!” informó.
“¡Se supone que ustedes deben ayudarnos, para eso están aquí!”
“¡Todos, cálmense!” levantó la voz el jefe, quien estaba casi catatónico por el miedo y la imposibilidad de afectar la situación. Todos sintieron un silencio sepulcral y demasiado incierto que podría ser su condena. “¡Hay que escondernos!”
“¡¿Pero dónde?!”
“¡Jefe, por aquí!” les llamó Shiyoon, quien estaba parado al costado de unas escaleras que conducían a un piso inferior.
“Usted, ¿quién es? No es de mi equipo.”
“Me enviaron del muelle central. El señor Eguchi se extrañó que no hayan evacuado y me ofrecí para buscarles, pero…” bajó su mirada con gran torpeza y falla. “…al casi llegar, esos monstruos me persiguieron y no podemos ir a ningún lado por ahora. Eh, pero él me instruyó que los almacenes del subterráneo son los más seguros y podemos asegurarlos por dentro.”
“Sí, no tenemos de otra…” el jefe asintió. “¡Han oído todos, vamos abajo!”

Fue así que los presentes terminaron por ocultarse mientras esperaban que la tormenta pasara.

« Last Edit: August 31, 2023, 11:49:39 AM by Cho »