Author Topic: HiMEverse Episode V: The Rebels Strike Back  (Read 255041 times)


Cho

Re: HiMEverse Episode V: The Rebels Strike Back
« Reply #945: November 08, 2023, 07:01:55 PM »

Hello gals <3

Para cualquier duda y/o consulta las invito a postear en el foro de planeación.

Sin más preámbulos~

*top 4*

*conteo*

Sayi :: 0 palabras
Nite :: 0 palabras
Cho :: 9006 palabras
Kana :: 1776 palabras
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Now, let's carry on with those big HiME dreams...


Cho

Re: HiMEverse Episode V: The Rebels Strike Back
« Reply #946: November 29, 2023, 01:39:32 PM »
Hola~ vengo con un fic compartido con Mimi que escribimos hace tiempo. Su parte es de este color.



Flashback


La familia Tsukinaga es una de las familias mas ricas de Japón aunque todos ellos eran algo excentricos, sobretodo el heredero de la fortuna, Leo Tsukinaga que mostró tener un talento excepcional para componer canciones desde pequeño, alejandose del mundo para vivir en el suyo, asi que en la escuela no era muy amistoso con alguien y cuando hablaba con algún niño luego se olvidadaba de eso y volvia a su mundo, solo la unica persona que siempre estaba detras de él era Izumi que lo cuidaba en la escuela porque estudiaban en una escuela de niños, y con Tsubasa cuando regresaban de la escuela y hacian las tareas juntos

En uno de esos dias calurosos de julio, ya de regreso de la escuela un pequelo Leo de 8 años, con el cabello recogido en una sola cola canturreaba alegremente

Nee... Sena... hagamos un grupo... claro que junto a Tsubasa-chan... quiero transmitir lo que dicen mis canciones a todo el mundo porque el universo me lo dice!!! - dando vueltas de un lado a otro- no te parece una buena idea??


“¿Qué tonterías dices, Ou-sama?” preguntó el peligris, alzando una ceja y con un tono molesto. “Pon tus pies en la tierra.”
“¿Ehh? ¿Por qué piensas que es una tontería? ¡Yo sé que me convertiré en el mejor compositor de la historia!” exclamó a los cielos al extender sus brazos hacia arriba. “¡Mis canciones llegarán a los oídos de todos y animarán a los demás! Tú sí piensas que mis invenciones son prodigiosas, ¿cierto?”
“…” Izumi desvió su mirada. “Pues sí tienes talento, pero…”
“¡Exacto! ¡Sin peros porque estos no te llevarán a ningún lado!”
“¡Pero usa tu cabeza!” exclamó iracundo y dándole un zape.
“¡AHH! ¡Oye!” le reclamó.
“Tienes muchas responsabilidades como el futuro de tu exitosa familia y divagar en tus canciones no te preparará para ello,” observó, frunciendo el ceño y cruzando los brazos. “He prometido que te vigilaré y cuidaré de ti, así que eso es lo que hago.”
“Pero no te entiendo, Sena,” le miró con reproche un poco de desaire. “Mis padres han logrado sus metas por creer en sí mismos y seguir sus corazonadas. Ellos son brillantes cuando se dejan llevar por sus habilidades, y yo he heredado este linaje,” sonrió satisfecho y llevó sus manos a sus caderas. “Aparte que ellos han reconocido mi talento y me dijeron que lo explote a todo dar, ya que así creceré y les haré orgullosos. Con mis padres de nuestro lado, ¿qué es lo que piensas, Sena?”
“Tsk…” Izumi nunca había sentido que los padres de su amigo eran los mejores modelos a seguir ya que sus increíbles vidas no se aplicaban a la gran mayoría, pero seguían siendo adultos experimentados, y Leo había probado ser tan increíble como sus padres en muchas ocasiones. El peligris relajó su expresión y bajó su mirada. “Puede que tú sí logres algo, pero… ¿por qué quieres que Kaza-chan y yo te sigamos los pasos? No tenemos tu habilidad.”
“Yo creo que dentro de ustedes yace un gran potencial, Sena. Como un prodigio, tengo un ojo para reconocer el valor y juzgar que algo o alguien promete mucho más de lo que parece, y sé que he sido bendecido con dos queridos amigos muy talentosos~” canturreó con gran alegría y una amplia sonrisa. “Además, mis logros significarían poco si no lo puedo compartir con ustedes.”
“Pues no estamos interesados,” sentenció, desviando su cabeza con sus brazos cruzados.
“Uhh, qué malo por antagonizar mis deseos…” hizo un puchero. “También lo hago por ustedes. Tsubasa-chan y tú siempre andan cuidando de mí, y por ello me esforzaré mucho más si puedo devolverles el favor. También es algo que nos haría muy felices, lo sé bien.”
“No digas cosas por decir…” Izumi alzó su mirada hacia arriba. Quería continuar siendo severo, pero también sabía que estaba desilusionando a su amigo.
“¡Bueno, estamos por llegar así que nos toca darle a Tsubasa-chan las buenas noticias!” exclamó Leo, quien se puso a correr hacia la puerta de la casa.
“¡O-oye, no hemos decidido nada!” le reclamó, corriendo detrás de él.

Leo ingresó a su hogar y se topó con Tsubasa, quien como de costumbre se encontraba esperándole luego de clases.

“Ou-sama, bienvenido a casa,” dijo ella con una respetuosa reverencia, pero se confundió al ver a Izumi llegar iracundo. “¿Izumi-kun? ¿Qué sucede?”
“Ou-sama está diciendo estupideces…” dijo, pero Leo se puso por delante de él.
“¡Tsubasa-chan! ¡Quiero que los tres nos convirtamos en idols!” exclamó con alegría. “¿Qué dices?”

La peliazul de cabellos cortos y que vestia con su traje de kendo estaba algo confundida y ahora comprendia la molestia del peligris

Idols??...- dijo aun procesando la idea- aun estamos muy niños para eso y como Ousama debe de enforcarse en los deberes de la familia-

Yo tambien le dije lo mismo pero no me entiende- suspiro Izumi pesadamente-

Oigan ustedes dos!! Que parte les dije que mis padres quieren que haga lo que yo quiera?? Asi que si quiero ser idol lo seré y no desperdiciare todo lo que he escrito para este momento- inflando los cachetes

La peliazul suspiro pesadamente- si esos son tus deseos entonces no tengo de otra que seguirte... aunque no se bailar...-

Eso no es problema... Sena puede enseñarte verdad que si?? Asi Tsubasa-chan te enseña el canto...-

Yo aún no he dicho que acepto meterme en tu loco cometido-

Pero si ya somos dos que dijimos que si... pues la mayoria gana y debes de entrar deacuerdo?? Hazlo por mi Sena...- mirandole con los ojos brillosos- vamos Tsubasa-chan tu tambien..-

Por favor Izumi-kun- mirandole seriamente-

Asi no se vale...- dijo lanzando un fuerte suspiro- no me queda alternativa no??

Muy bien!!! ... -El pequeño Leo tomó las manos de sus amigos fuertemente alzandolas en forma de victoria- Knights ha sido formado!!!


Luego de aquella decisión, Leo se puso manos a la obra. Empujar a sus dos disciplinados y severos amigos a dedicarse a cantar y desenvolverse en el escenario fue su mayor desafío hasta el momento, y los tres ocuparon mucho tiempo refinando sus habilidades y acostumbrándose a trabajar como trío. Izumi tuvo el impulso de rendirse varias veces y Tsubasa se preguntó a sí misma si realmente era apto para ella con mucha frecuencia, pero los dos terminaron por seguir las indicaciones del líder de los tres debido a la lealtad que ambos sentían por él.

Poco a poco, el par probó que las palabras de Leo fueron ciertas. Tsubasa descubrió que tenía una voz prodigiosa y la chica se sorprendió a sí misma al disfrutar del canto pese a ser proveniente de un linaje de guerreros. Por otro lado, Izumi notó poseer una gran intuición al momento de actuar y expresarse, lo cual invocaba un frío y feroz carisma que le caracterizaba y distinguía del resto. Incluso los padres del líder del recién establecido Knights se impresionaron e hicieron todos los arreglos pertinentes para que los tres comenzaran a aparecer en medio de todas las nacientes estrellas a temprana edad, y los resultados fueron prometedores.

Entre la genialidad musical de Leo, la melodiosa voz de Tsubasa y el caprichoso carisma de Izumi, el nombre Knights comenzó a correr entre pequeños de sus edades y sus integrantes demostraron gran promesa conforme fueran desarrollándose con el paso del tiempo.

En medio de ese cambio radical, Izumi todavía tenía problemas ajustando su realidad. El pequeño estudioso del grupo había tenido que dejar unas actividades académicas de lado para intercambiarlas con ensayos artísticos, y a veces sentía que su vida se le escapaba de las manos. No era un arrepentimiento o una tendencia en contra de su voluntad, más bien nunca antes se había sentido tan cerca de los zapatos de Leo, quien gozaba con un talento innato que le dirigía al estrellato, e Izumi a veces sentía que esa inercia de su mejor amigo le había atrapado y era demasiado omnipotente para él mismo. Aun así, el peligris estaba determinado a seguir lo que se esperaba de él. Muy en el fondo disfrutaba esa oportunidad de compartir algo tan importante y único con sus amigos, y realmente no quería defraudar a Leo de ninguna forma.

De todos modos…

“Ou-sama… ¡Ou-sama, despierta!” exclamó Izumi en lo que golpeó una mesa con sus puños.
“¡AAAHHH! ¡Aléjate, Mozart!” gritó Leo sobresaltado como quien se despertaba de una pesadilla.
“¿Qué haces durmiendo? ¡Son las cuatro de la tarde y tenemos una prueba de matemática mañana!” le reclamó y negó. “Tsk, no puedo descuidarme contigo o reprobarás…”
“Ahora no, Sena. ¡Estaba en plena composición musical!”
“Si andas soñando con Mozart, es porque tu inspiración se encuentra bloqueada. Sé muy bien que te irrita Mozart, por algún ilógico motivo.”
“¡No me juzgues! ¡Tú no eres un genio como yo para entenderme!”
“Sí, yo no soy un genio como tú para entenderte…” repitió cansadamente y rodando los ojos. “El punto es que ni estás componiendo, así que concéntrate en estudiar de una vez. Si vamos a participar en el próximo festival, tienes que pasar el curso y lo sabes.”
“Uhh, pero el hecho que me dices qué hacer me hace más querer desafiarte,” observó molesto.
“No seas un niño.”
“¡Pero somos niños, Sena!” Leo negó obstinado. “¿Y no tienes algo más importante que hacer hoy?”
“¿De qué hablas?” alzó una ceja. “Yo ya estudié.”
“No, no, no. Sé que recibiste el contacto de una gran compañía de modelaje que ha reconocido tu talento,” el pelinaranja sonrió. “¡Es simplemente genial! ¡Más personas te están reconociendo como deberían!”
“¿Cómo sabes eso?” preguntó confundido, y negó. “Pero no me interesa, Ou-sama. Mucho tengo con el colegio y nuestro conjunto de idols.”
“¡Pero es una oportunidad con la que muchos sueñan, y sé que te iría de maravilla! ¡Totalmente lo puedes hacer a la par de lo demás, Sena! ¡Confío en ti!”
“A-aun así…” cruzó sus brazos y desvió su mirada. “Ya les envié una carta para negarme ante la oferta, así que es un asunto cerrado.”
“Así nunca llegarás muy lejos…” Leo negó frustrado, y regresó a su sonrisa pícara. “¡Pero no te preocupes por eso porque yo decidí interceder por ti!”
“¿Qué quieres decir?”
“¡Sólo que la última vez que fui a tu casa escuché la conversación con tu mamá al respecto y luego yo le convencí a ella para que aceptara por ti!”
“B-bromeas…” Izumi se quedó helado.
“¡Y tu mamá me dijo hace tres días que te aceptaron y te han citado mañana a las diez de la mañana!” Leo dio un brinco. “¡Felicidades, Sena! ¡Es una señal del universo, hahahahaha!”
“¡M-mañana tenemos el examen, maldición!” exclamó en shock. “¡N-no puede ser!”
“Oh, y tu mamá me dijo que te dijera y ya te espera en casa para preparar la entrevista. Se me olvidó decírtelo,” llevó una mano a su nuca y se puso a reír. “¡Hehe, pero es un error honesto! Se entiende, ¿no?”
“O-Ou-sama, espera…” Izumi volvía a sentir que su vida se salía de los rieles.
“¡Voy a ver cómo anda Tsubasa-chan con su práctica de canto!” Leo corrió a la puerta. “¡Hazme orgulloso, Sena! ¡Nos vemos mañana!”
“¡E-espera!”

El pobre peligris tuvo que ir corriendo a casa en lo que se recuperaba del shock, mientras Leo fue al otro rincón de su residencia en busca de la peliazul.

El heredero de la familia Tsukinaga fue en busca de su amiga y la encontro en su jardin practicando su baile el cual no era tan prolijo como el de sus dos amigos, el pelinaranja observaba la dedicacion de la peliazul, ya que veia el cuaderno donde habia anotado todo lo que Izumi  le habia dibujado con sus pasos

Como siempre siempre Tsubasa-chan tan dedicada con sus deberes...-

Ou-sama!...-dejo de practicar y se acerco a él- disculpeme por presentarme ante ti de esta manera, solo que no quiero desentonar con ustedes en nuestras presentaciones-

No te preocupes hahahaha recien acabo de llegar y le dije a Sena acerca de su nuevo trabajo de modelo...-canturreando alegremente-

Modelo??...-se puso a pensar- es cierto a Izumi-kun le van esas cosas despues de todo nacio con un porte elegante y una hermosa expresion facial-

Como siempre tan observadora...-

Aunque no tanto como usted Ou-sama...-

Faltaba solamente meterte a ti tambien en un nuevo trabajo pero como me has estado amenazando lo deje por las buenas...-

No tengo tiempo para hacer otras cosas ademas de ensayar y practicar mis artes marciales...-

No te presiones tanto Tsubasa-chan...-le dio una palmada en el hombro- ahora que estamos los 3 juntos vas a ver que estaras mas relajada y feliz!! porque el universo lo quiere de esa manera!!...- le tomo de las manos- ven vamos a buscar a Sena mientras que practicamos la primera cancion que acabo de escribir el dia de hoy!!-

Espera Ou-sama debo de cambiar....-

Eso lo haces despues vamos a buscar a Sena!!!...-

Y es asi que comenzaron con la vida de idol bajo la batuta de Leo Tsukinaga,Knights empezo a volverse popular y su exito fue a nivel nacional, a la edad de 13 años era el grupo adolescente mas popular de Japon.


Fin del Flashback


Kana

Re: HiMEverse Episode V: The Rebels Strike Back
« Reply #947: November 29, 2023, 06:22:52 PM »
Anne contó una vez más los billetes que tenía en su mano. No lograba entender como el fondo mutuo que compartía con Allen y Hajun ahora se reducía a esos pocos billetes.

—¿Nos alcanza para inscribirnos como banda en la competencia?
—…— Anne ni siquiera se molestó en mirar a Allen. Arrugó la nariz y frunció en entrecejo, eso le bastó a Allen para entender que estaban en banca rota.
—Okay… ¿Cómo se supone que se nos fue tanto dinero? Es decir…Estamos quedándonos en el departamento de tu amigo prácticamente gratis. Eso nos ha ahorrado mucho dinero.— el joven alzó los hombros, incómodo y sintiéndose un poco indigno de ser un visitante eterno en ese departamento. Kise había sido demasiado amable con ellos por ser amigo de Anne o bien era tan disperso que no se tomaba el tiempo de darse cuenta que estaban siendo abusivos con su hospitalidad. Por suerte para los tres “turistas” el rubio basquetbolista pasaba poco tiempo en su departamento. —Tal vez no estas contando bien el dinero.
—Si te quejas tanto, podrías administrar tú el dinero. — rugió Anne, fastidiada.
—N-No digo eso. Sólo que no me calza…
—Si Hajun no se gastara todo nuestro dinero en el Ginza comprándose cosas de marca Louis Vuitton, Hermes, Gucci, tal vez podríamos tener el dinero suficiente para inscribirnos en la competencia de bandas musicales.
—Yo no me gasto el dinero en esas cosas…— se defendió el coreano, acomodándose las gafas de sol. Era cierto, se reencontró con Jung Hi para recordar los viejos tiempos en que ambos coreanos eran amigos de secundaria. Pero Hajun había olvidado lo fiestero y extravagante (y medio torcido mentalmente) que era el pelirrojo compatriota. Era cierto, gran parte del dinero de Hajun, Allen y Anne fue gastado en esa salida que Hajun tuvo con Jung Hi.
—Te recuerdo que el otro día te reencontraste con tu antiguo amigo de corea y se despilfarraron todo nuestro dinero en Ginza y en los izakaya.
—Pues bien, que vinieron con nosotros al izakaya.
—Sí, pero te olvidaste de invitarnos a Ginza.
—El Izakaya era lo importante porque invitamos a tu amigo Kise a brindar… por su hospitalidad. Era una forma de pagarle.
—Y Kise-kun no paraba de brindar… Y eso que se mostraba medio tímido al comienzo — puntuó Allen. —Bueno, con Hajun y Jung Hi, era difícil que Kise-kun no encajara.
—Kise ni siquiera bebe. Es basquetbolista. — defendió Anne a su amigo.
—Anne, es que tú siempre lo vez como ángel, pero Kise-kun es bien alocado.
—Y eso que nosotros lo conocemos recién ahora. — dijo Hajun.
—Ya. No hablen mal de ese idiota. Sólo yo puedo hacerlo. — guardó el dinero en un sobre de papel el cual metió en su cartera. —Saldré a fumar y cuando vuelva más les vale a ustedes dos tener una idea de cómo generar dinero.
—…— Anne era de temer cuando los miraba así de seria.

La pelirroja salió al balcón del departamento, encendió un fino cigarrillo el cual posó en sus labios pintados de carmesí. Aspiró y soltó humo, relajándose un poco.
Se distrajo con el ruido de la ciudad capital por unos instantes. Poco después notó que un sujeto del departamento de al frente le sonreía de forma sugerente.

—Los hombres son tan estúpidos…— musitó.

Ella sabía que era hermosa pero odiaba a los babosos. Estaba de mal humor por sobre todo. No le gustaba estar sin dinero y tampoco le gustaba ser un parásito de Kise.
Sobre todo porque le debía mucho.

Sus compañeros de banda, Allen y Hajun, habían encajado bien con el perfil de Kise y se llevaban en armonía, pero, aunque ella lo negara, era cierto que Kise era un descarriado en muchos sentidos.

Y uno de esos despistes era tenerlos allí en su departamento como inquilinos parásitos y apenas se daba cuenta de que estaban allí.
Era cierto que Kise dedicaba mucho, pero mucho, tiempo a su amado deporte, el basquetbol. No en vano era seleccionado nacional de básquet y la NBA lo tenía en la mira como posible compra. Pero, ¿de allí a no encargarse de nada en el resto de su vida?
Anne sabía que Kise tenía una hermana que era prácticamente como su mamá, porque se preocupaba de que el rubio no se metiera en problemas y fuera un ser humano “relativamente” aceptable. Pero Kise ya no era un niño y a Anne le preocupaba que su amigo fuera tan… superficial.

Más bien, temía que algo le pasara.

A Anne no le importaban mucho las personas, pero a Kise le tenía un cariño especial. Sobre todo, porque Kise le conoció cuando no era Anne sino Akane.

Pestañeó lentamente, recordando esa infancia con algo de nostalgia y dolor.
Akane fue un chico solitario, bastante deprimido, que gustaba de la moda y, cuando su religiosa madre no lo veía, se probaba vestidos a escondidas porque amaba vestir así.
En la escuela no tenía amigos, era un chico “raro” y callado así que preferían no prestarle atención. La vida era bastante aburrida en ese tiempo.
Kise, en cambio, era popular, deportista primero siendo kendoka de nivel superior y representante de los Kise/Nakiri en la disciplina, después en su rebeldía dejo las artes tradicionales para dedicarse al basket.
Un día de la nada se hablaron y eso llevó que existieran más espacios de conversación conforme pasaba el tiempo. Después Akane y Kise se volvieron amigos y pasaban tiempo juntos.
Kise le enseñó y se empeñó con Dios como testigo en enseñarle a Akane el basket pero no logró nada ya que Akane odiaba ese maldito deporte. Pero era divertido pasar tiempo con aquel chico.
Después en la fase más caótica de Kise, Akane le recomendaba que no se involucrara con esos amigos delincuentes que tenía su hermana. Incluso la propia hermana le prohibía a Kise mezclarse con esa “gente” aun cuando ella era sukeban.
Akane igual se quedó en esos tiempos con Kise y, sí, también empezó a interesarse en la cultura de lo “marginal” allí nació el gusto de Akane por el hip hop y Kise, bueno, Kise era Kise, cambiaba todo el tiempo pues era demasiado enérgico para quedarse en un solo lado.

Pero era su amigo. Su único amigo.

Kise se fue de la escuela (o más bien lo expulsaron) y Akane volvió a quedarse solo. Lo bueno es que de todos modos se reencontraba con él a la salida de clases y perdían tiempo en las calles de Tokyo.

Después Akane se fue a otro país, a Corea del Sur específicamente, cuando su madre lo mandó lejos después de descubrir que su hijo era “marica” ya que le gustaba usar vestidos.

Al volver, ya no era Akane sino Anne y el reencuentro con Kise fue algo… Intrigante.
No habían tenido comunicación por años y Anne empatizaba con Kise porque para el rubio debió ser difícil ver que su amigo Akane ahora era una chica llamada Anne.

Pero aun así Kise le recibió con esa sonrisa bobalicona y le aceptó en su departamento con los dos parásitos que cargaba con ella.
Sacó su teléfono y marcó el número del rubio.
Costó un chingo que contestara.

—MoshiMoshi~
—Eh, Kise, hasta que contestas. ¿Qué haces, tonto?
—En práctica de basket en Rizembool.
—Mh, ¿y cantan karaokes a todo dar para ejercitar los pulmones? — la pelirroja chasqueó los dedos al pillar la mentira.
—Hehe, me atrapaste. Estoy con unos amigos en Shinjuku. ¿Quieres venir?
—¿No sería incómodo para ti?
—¿Por qué?
—Mh, por tu amigo que es una chica.
—Que idiota eres…— Aunque a Kise no le molestaba que Akane ahora fuera Anne, la pelirroja notó que el rubio bajó el tono de voz para responderle.
“Todavía es algo comprometedor” pensó Anne.
—Ven, con Hajun y el otro chico que no recuerdo como se llama.
—Kise, ¿estás bebiendo?
—Agua solamente. Soy deportista. — canturreó
—Eres un tarado. Ahora eres un deportista popular y de fama, además de un modelo reconocido, no puedes andar exponiendo tu figura pública a modo de que te descubran en malos pasos. Sabes cómo son especialmente los medios japoneses y asiáticos con las personas que “dan malos ejemplos” te pueden hasta sacar de seleccionado nacional.
—Le estás dando mucho color, Annecita.
—¿Annecita? — vio en rojo. —Voy a ir a donde estar y te patearé el culo. — por suerte, Kise le mandó la ubicación por WhatsApp apenas unos segundos atrás.
—Okay, trae a los otros dos contigo. Lo estamos pasando bien aquí.
—Le diré a tu hermana que estás bebiendo con unos degenerados.
—¡¿PERO QUE TE HE HECHO?!


Cho

Re: HiMEverse Episode V: The Rebels Strike Back
« Reply #948: November 30, 2023, 05:03:57 PM »
Two parts this month... still not done (...)

110.9.






Una vez fuera del barco, Matsui lanzó a Tenshi al piso. La HiME se encontraba apenas consciente, pero demasiado debilitada por la asfixia como para poder moverse.

“…” el Rebel vio a su oponente desparramada sobre el piso del muelle y apenas haciendo unos mínimos movimientos en búsqueda de su desaparecida fortaleza. “Eres afortunada que no desean que mate a nadie el día de hoy…”
“…”
“O tal vez… debería hacerlo de todas formas…” sus ojos se abrieron ligeramente más, en una realización de libertad. “Waka-sama ha sido demasiado bondadoso para la situación en la que estamos y él más que cualquiera sigue siendo importunado en demasía por tu detestable especie. No importa si peleo contra ti hoy… y contra una nueva HiME mañana…”
“…” Tenshi sintió su corazón latir a mil, y unas fuertes nauseas por no ser capaz de soportar un estado anímico alterado. Estaba echada sobre el piso, con su Rebel a sus espaldas. Si esa persona se decidía por matarla en esos instantes, no había nada que se lo impidiera… y ella misma ni podría ver venir ese golpe final. Tensó su cuerpo un poco más para tratar de al menos sentarse sobre el piso, pero ni bien apenas elevó su cabeza mínimamente del piso, el otro la estampó contra el suelo con un pie. “Ihh…” dejó escapar un doloroso quejido.
“En este momento ni siquiera eres una HiME. No terminarías como una. No tienes el honor de mantenerte fuerte hasta el final…” esos susurros sonrieron con cada palabra, y el encapuchado libró su cabeza, a cambio de agacharse al costado de ella. “Eres apenas una víctima, un ser que palpita sangre y que la puede desparramar ante la más diminuta herida… yo…” agarró a la HiME de un puñado de sus cabellos y la alzó lo suficiente para acercar el oído de la chica a su rostro escondido. “¿…cómo podría rehusarme a ignorar una presa cuando la veo? Aún por más desagradable que me resultes… eres un ser humano lleno del mismo líquido vital que los demás…” empezó a acercar el cuello de la chica a su rostro. “…que ahora me invita a darle una mordida…”
“S…suéltame…” decir esa palabra le costó un par de tosidos. Podía sentir el aliento húmedo y gélido de su Rebel que le generaba escalofríos. Había respirado un poco más y levantó un brazo para tratar de defenderse, pero su enemigo inmediatamente usó su mano libre para restringirle. Con ese mismo movimiento, se acercó incluso más. Tenshi cerró sus ojos con fuerza con terror…

De repente, ese Rebel se detuvo al notar a recién llegados por las puertas del muelle. Unos rayos fueron lanzados hacia él, por lo cual finalmente soltó a la peliazul y apenas retrocedió un par de pasos para evadir la descarga eléctrica.

“¡No lastimes a Hinanawi-san!” reclamó Tsubasa. Ella, al igual que las demás HiMEs, se veían perdidas y a cierta manera horrorizadas por lo que habían podido ver.
“¿Acaso… pensaba comérsela…?” Saki se inquietó.
“No lo sé… no es algo que conozca de antes…” Cho tenía un rostro perplejo e incómodo.
“Pues lo parecía, pero aquí se acabó,” declaró Reimu, decidida.
“…” el Rebel giró su cabeza para mirarles de lleno. Nuevamente, su nuevo público se confundió un poco por fallar en verle el rostro.
“Aruji, tengo un mal presentimiento,” comentó Kashuu, con aprehensión. “No creo que tenga que decirlo…”
“La afirmación no está de más, debemos tener mucho cuidado,” Cho asintió sin despegar sus ojos del nuevo enemigo.
“…” Saki miró más allá del muelle. Había lo que parecía una tormenta eléctrica en el exterior. “Presumo que nuestra senpai está peleando por allá…”
“…presumes correctamente, HiME…” dijo el siniestro Rebel, con una voz profunda de ultratumba que absorbió a todos. “Esa persona a quien llamas senpai nos ha causado demasiados dolores de cabeza esta noche. Ella…” dio una suave patada a la espalda de Tenshi, para que rodara mínimamente en dirección a las demás. “…y esta de aquí.”
“Animal… ¡¿qué crees que haces tratándola así?!” exclamó Reimu, indignada.
“No tenemos que pelear, si es que ustedes se comprometen a llevársela y no volver,” declaró ese Rebel. “Asumiría que gente más cuerda no habría venido aquí a participar en el atrevimiento de las dos faltantes… si han llegado para reparar su error, esta es su oportunidad.”
“Tienes razón, nuestra misión es el bienestar de las dos y parar lo que ocurre, pero no es todo…” observó Cho, mostrando firmeza. “Nos hace falta nuestra senpai y no podemos irnos sin ella.”
“Ella es capaz de cuidarse por sí misma y merece pagar por sus acciones desmedidas. Les doy sólo esta oportunidad, hablen.”
“…” era inédito y repentino. Las HiMEs intercambiaron miradas sin estar muy convencidas, pero al final ni necesitaron meditarlo, ya que Tenshi reunió suficiente vitalidad para hablarles.
“No se les ocurra aceptar…” dijo ella, desde el piso. Hacía una mueca de dolor. “…hay una chica inconsciente capturada por Rizembool en el barco. ¡Tenemos que salvarla!”
“¿Acaso no te asusté lo suficiente?” preguntó el encapuchado, con un aire de impaciencia. “Te extiendo la última dosis de cordialidad con esta oferta…”
“Tch, cállate con eso de cordialidad… sólo son tus caprichos…” Tenshi finalmente pudo arrodillarse con una rodilla mientras recuperaba su estabilidad. “Y si lo que acabas de hacer fue para asustarme… tendrás que hacer más que eso…”
“Tremenda altanería que te traes… sinceramente desagradable…” entonces, hubo un fuerte impacto en el barco proveniente de afuera que sacudió al navío considerablemente, casi como si fuera a ser derrumbado. Todos se alarmaron, a excepción del Rebel, quien ni movió su cabeza. Más bien, sólo una ligera risa… “Heh… heheh… así que esa es la decisión que toman…”
“…” Saki se tensó. Podía imaginar que todas estaban decididas a apoyar a la peliazul por el asunto de rescatar a alguien, aunque temía que quizás haya más caídos que salvados. “No sé si lanzarnos al peligro siquiera baste para salvar a alguien…”
“Lo sé, pero… ¿en verdad hay alguien atrapado en el barco?” preguntó Cho.
“¡Sí, la vi, la cargué y quise escapar con ella, pero este Rebel impidió que lo hiciera!” insistió Tenshi. Ella se frustró. “Si no me creen o no piensan ayudarme, váyanse, pero le debo a Suzuka intentarlo, así que no se metan en mi camino.”
“Ahh, sabía que algo así dirías…” Reimu negó. Pese a su lamento, ella tampoco se vio disuadida. “No pienso auxiliar a los disparates de nadie, pero si realmente hay alguien ahí, no puedo darme media vuelta e ignorarlo.”
“Pienso lo mismo…” Tsubasa asintió, decidida.
“Vaya…” Saki desvió su mirada, con gran cansancio. Quisiera nuevamente optar por irse, pero realmente no podía dejar a su riesgosa amiga sola.
“…” Cho tragó saliva. No sabía si las demás prestaban atención al simple hecho que ese Rebel ocultaba su rostro. Había algo fuera de lugar que no podía decir con certeza y que debía ser muy peligroso… pero tampoco iría a rendirse si todas estaban tan cometidas a pelear. “Lo siento… si hay alguien que nos necesita, tendremos que seguir siendo un problema…”
“…fantástico…” concluyó el incógnito, con una voz irónica y cansada. “Son cinco HiMEs, imagino que ninguna sin poderes sería lo suficientemente suicida para venir… en verdad…” recordó el pedido de no matar a nadie. “…pretender pelear parejo contra todas a la vez…” volvió a visualizar los contenedores y la arena sepultándolo. “…defenderme, mantener el ritmo… buscar cómo derrotarlas a todas razonablemente…” oyó otro estruendo de la pelea que ocurría afuera a sus espaldas… “…tal vez… heh, es el permiso que necesitaba para no oír a nadie más.”

Entonces, el Rebel materializó su katana y se dirigió hacia Cho.

“Te ves como la más rescatable de todas… ¿serás la que me dé mejor pelea?” preguntó con una voz ida y curiosamente alegre y ligera, sin perder su toque siniestro.
“…” ello bastó para dudar lo que hacía, aparte que sí se encontraba intimidada y no del todo bien luego de su descontrol, pero tenía que mantenerse estable por las demás. Dubitativamente, dio un paso adelante.
“Ella no será la única que pelee contra ti,” Reimu invocó unas agujas de luz a su alrededor. “Es hora que tú te des cuenta que tienes la opción de escapar antes de enfrentarte a todas.”
“Son ustedes quienes ignoran el verdadero peligro al cual se enfrentan…”
“…” Tenshi finalmente pudo impulsarse para apartarse de su Rebel y ponerse a la par con las otras chicas. “Gracias por la ayuda, pero no se confíen. Es demasiado rápido.”
“No… seré cordial con estas pobres almas que has convocado a tu perdición, HiME…” Matsui blandeó su arma a manera de prepararse. “Ellas poseen sus propios Rebels que las tienen que eliminar… tú seguirás siendo la única a quien no me importaría aniquilar esta noche…”
“Tsk, tan desagradable que eres…”
“Fufu… y no me falta mucho para lograrlo…”

Lo que continuó se asemejó más a una simulación, una película, un cutscene ya predeterminado de un videojuego en el cual el jugador debía experimentar una derrota inevitable. Cho apenas pudo empuñar su katana y el asedio del Rebel fue demasiado rápido como para contestarle y mantenerse de pie. El Rebel no pudo concretar otro ataque inmediatamente debido a los proyectiles lanzados por Reimu, Saki y Tsubasa, pero ello apenas le retrasó un poco en lo que cambió de prioridad y se acercó a las tres luchadoras a distancia para quitarles la ventaja.

“Tsk,” Tenshi levantó sus brazos para invocar la arena del barco, pero no estaba con las suficientes energías y claridad mental para atraer una cantidad útil de su elemento, ni siquiera pudo movilizarlo con la rapidez requerida. Pese a su intento y el de Cho de apoyar a las otras con su magia, Matsui fue capaz de derribar a cada una de las tres con unos certeros golpes.
“¡Chicas!” exclamó Cho, luego de ver a Reimu ser derribada pese a haber podido esquivar unos ataques en un inicio.
“Ihh…” Reimu comprimió sus puños en lo que estaba boca abajo.
“Para ser HiMEs… deberían al menos hacerme pelea en el ámbito mágico…” observó el Rebel con un tono frustrado y despectivo. Este blandeó su arma todavía radiante y limpia. “…su sangre sería lo único que valdría de ustedes, pero no… mi HiME es la única a la que pienso desangrar esta noche…”
“…” la peliazul entrecerró sus ojos con ligeros nervios. Ya comprendía que no se encontraba al mismo nivel de su oponente. Entonces, vio que Cho se le acercó y se paró a su costado.
“Lo lamento, no soy muy fuerte… pero no te dejaré sola,” afirmó la HiME, mirando fijamente al misterioso Rebel.
“Fufu… es una decisión muy atrevida para el temor que fluye por tus venas…” comentó el enemigo con intriga. “Esperé que al menos tú valdrías una pelea más seria, pero veo que tu dominio con la espada es deplorable, por decir poco… quizás menosprecié demasiado a mi propia HiME, al menos ella pudo mantenerse de pie ante mis ataques en un inicio…”
“…” Cho frunció el ceño. No podía desanimarse con apenas unas palabras.
“…pero ya no será capaz de lo mismo, está a su límite…”
“Pues tienes razón… con el hecho que me has menospreciado,” observó Tenshi, impaciente. Entonces, ella intentó atrapar a su Rebel con una prensa de la arena que había podido invocar lentamente a su alrededor. Sin embargo, el otro pudo saltar y evadir ese ataque sin siquiera necesitar darse media vuelta.
“…eres un molesto mosquito, HiME. He intentado eliminarte con un matamoscas, pero te habrás dado cuenta que… no he abierto una sola herida en ti aún,” nuevamente, blandeó su arma. “…he sido muy paciente, muy cordial… me está desesperando. Te dejaré saber que…” su voz se volvió más grave. “…ni bien sangres, será tu final…”

Siguió otro ataque sumamente veloz. Cho pretendió contestarle y mantenerle alejado de su HiME, pero por más que intentaba seguirle el ritmo y estudiar sus movimientos, ese oponente le sobrepasaba en todos los aspectos. Sus intentos de ataque eran muy lentos y torpes, y los ataques del Rebel probaban desestabilizarle. Los pocos choques le hacían retroceder y le desorientaban. La peliceleste estuvo por caerse, pero esta vez pudo apoyarse con un pie para impedirlo y, en un intento desesperado de sorprender y entorpecer el ataque del otro, se lanzó hacia él.

Fue más que una improvisación ya que ni tuvo su arma lista al frente de sí misma. Se congeló al ver la katana del Rebel a punto de alcanzar su propio rostro.

“¡O-oye!” Tenshi se congeló e intentó correr para alcanzar a la otra HiME.
“…” el Rebel también se impresionó por ese impulso y terminó por agarrar el rostro de Cho con su mano libre. Este empujó a la HiME hacia abajo con las justas para evitar que su cara fuera partida en dos. Acto seguido, le dio una fuerte patada en el abdomen para alejarla de una vez.
“Tch…” Cho rodó y agarró su estómago por el fuerte dolor del impacto. Soltó su katana y esta no tardó en volver a convertirse en Kashuu, quien de inmediato acudió a su costado.
“Aruji, ¿qué fue eso?” este parecía tratar de contener sus ganas de llamarle la atención y se limitó a agacharse a su costado.
“Perdón… yo…” fue lo que pudo decir. En verdad que había sido una patada contundente.
“…me forzarás a matarlas a todas, tch, HiME o no, una insolente como tú no debería ser permitida una espada…” se quejó el Rebel con hastío. Este pasó a mirar a su HiME, quien nuevamente empuñaba su propia arma. “Debes estar agradeciendo el retraso que estas compañeras tuyas han causado. Sería más fácil eliminarte sin sus presencias…”
“Tsk, pues, tal vez…” Tenshi sonrió amargamente. Le dolía admitirlo, pero su oponente empezaba a mostrarse cada vez más fuerte ante sus ojos. Era obvio que iba suave con todas. Ni siquiera se había dado el lujo de usar su arma contra las otras tres HiMEs derrotadas, y aun cuando lo había hecho, no había apuntado a hacerles cortes. Incluso empujó el rostro de la peliceleste para precisamente evitar lastimarla, por algún motivo que desconocía. “…pero no me apoyaré solo en ellas. No creas que me has derrotado aún…”
“Pero ya debería hacerlo… para ahorrarles el sufrimiento…”

Con las entrometidas neutralizadas de momento, el Rebel se lanzó a Tenshi. Esta utilizó su elemento para tratar de entorpecer su avance y restringirlo. Si bien pudo retrasar los movimientos del otro, este tampoco estaba sujeto a los obstáculos y podía deshacer cualquier concentración de tierra con su espada y golpes. Su avance continuó hasta que un último y grande impedimento, una pared de tierra, se levantó entre sí mismo y su HiME. Esta costó más que un simple ataque, y cuando pudo destrozarla, fue sorprendido por Tenshi quien trató de emboscarle con un ataque con su arma.

Sin embargo, nuevamente, esa valiente y decidida HiME fue recordada que estaba en un nivel inferior a su Rebel el cual no había sido sorprendido en lo absoluto. Matsui agarró la espada de la peliazul con una mano como pinza y, ni bien paró su inercia, usó su propia espada para hacerle un ataque horizontal. Tenshi tuvo que dejarse caer, pero sí recibió un mínimo corte en su abdomen. Este le ocasionó una leve y ardiente sensación de dolor que era ínfima en comparación con su previa asfixia. No obstante, estaba por averiguar que tampoco podría alegrarse…

El Rebel le lanzó su propia espada a su rostro y Tenshi con las justas pudo moverse para evadir ese ataque. Pensó en recoger su arma, pero otro ataque le forzó a levantarse de un salto y esquivar. Una vez de pie, tuvo que hacer lo mismo, una y otra vez. Con ese primer corte que había recibido, era como si su oponente estuviera perdiendo su cuidado y se aventurara a hacerle más y más daño con su katana.

“Tsk… miserable…” Reimu pudo triunfar ante el dolor generalizado en sus extremidades y se arrodilló en el piso. A poca distancia, pudo ver a las otras dos HiMEs más jóvenes mirando el ensañamiento del incógnito en medio de su lluvia de ataques que empezaban a causar más cortes ligeros a Tenshi. Tsubasa se encontraba nerviosa y se le notaba con la intención de actuar pese a también mostrar señales de dolor en su expresión. A pesar de su voluntad, Saki apretaba uno de sus hombros a manera de asegurarse que su amiga no fuera a llamar la atención de ese Rebel de vuelta. Era evidente que ninguna de las tres duraría segundos en su presente estado.

Pese a ello, Reimu se decidió a avanzar e ir a su auxilio. La peliazul estaba alcanzando su límite y continuaba moviéndose con sus últimas energías. También, pese a los ataques calculados del desconocido que apenas abrían míseros rasguños, por la energía maniaca de sus movimientos, parecía que su jugueteo estaba pronto a transformarse en una masacre…

“¿Qué piensas?” preguntó el Rebel con una voz baja y rasposa, pero cargada de una energía demente latente. Él continuaba con sus muy rápidos cortes que casi no le daban tiempo a la HiME de siquiera respirar. “Tal vez debiste haber sido presa mía antes de la intromisión, ¿no lo crees? Te habrías ahorrado dolor.”
“Tsk… cállate…” Tenshi sufrió otro corte en un antebrazo mientras retrocedía y procuraba que el arma de su Rebel no fuera a partirla en dos. Mientras la vida siguiera, todo sufrimiento valía la pena. No necesitaba mencionarlo, pero a su vez se preguntaba cómo podría salir de esa.
“Al menos así podrás decir que moriste batallando como HiME.”
“Qué irritante eres,” trató de invocar otra trampa de tierra, pero su enemigo detectó su acción y procedió a un ataque más cercano y rápido que le quitó su concentración. Tenshi casi se cae y al apoyarse de emergencia, sintió un tirón en su cansado tobillo. Hizo una mueca en su rostro, pero no tenía el lujo de pausas. Cualquier retraso podría costarle su vida, si es que su Rebel no mentía con sus intenciones.
“Fufu…” rió por lo bajo y dio un ataque más fuerte y contundente. Tenshi saltó hacia atrás, pero la espada le causó un corte más profundo a la altura de su hombro izquierdo.
“¡AHH!” aquel no fue un simple dolor ardiente. Vio sangre salpicar desde su herida y retrocedió más para agarrarla con su mano opuesta. El líquido fluía por más que lo apretara.
“Ahh…” Matsui dio un respiro con alivio. Alzó su rostro oculto hacia el alto techo. Su voz cansada denotó inspiración y alegría. “Sangre… la huelo… mis alrededores están infestados de tu fuente vital. Es un olor… tan dulce…”
“…” Tenshi sintió escalofríos. Las últimas palabras habían sonado torcidas y malignas. Dejó de agarrar su herida para invocar su espada.
“Fufu… ¿quieres morir como guerrera?”

Reimu había tenido razón. El Rebel procedió a atacar sin consideraciones restantes aparte de un deseo insano de hacer sufrir a la peliazul por un poco más. Tenshi se topó con unos ataques más certeros y atrevidos. Los raspones se convirtieron en puñaladas. Un par de cortes fueron hechos con la intención de derramar y alzar la mayor cantidad de sangre de la herida. La HiME tuvo ambas piernas con heridas significantes que ya no le permitirían saltar sin pensarlo dos veces. Sólo estar de pie y moverse de costados le producía suficiente dolor.

“Imbécil…” le maldijo. Se estremecía, tenías ganas de llorar de frustración y rencor, pero mantenía su espada levantada pese al flaqueo de su agarre. Era su última esperanza. “¿Tanto quieres lastimar y matar a las HiMEs?”
“Que sean HiMEs o no… no me importa en lo absoluto…” rió un poco. Parecía poseído por una incontrolable algarabía. “Hehe… matarlas es para lo que sirve un monstro como yo… y así lo haré… te mataré a ti, y a la siguiente, y a la siguiente…”
“…” Reimu finalmente reunió la suficiente energía para hacer un fuerte ataque. Lo lanzó con todas sus energías hacia el Rebel que le daba la espalda. Sin embargo, una vez más, este pudo sentirlo y luego de embestir a Tenshi para apartarlos a ambos del sitio del impacto, desarmó a la peliazul y con un simple y rápido movimiento le quitó su espada, para lanzarla de regreso a la miko con gran velocidad. Esta se congeló ante la respuesta.
“¡R-Reimu!” Cho pudo lanzarse y con su propia katana, golpeó y desvió la espada de Tenshi para que no le cayera a su compañera. La peliceleste cayó echada al piso luego de haber hecho un esfuerzo sobrehumano de llegar a tiempo. De nuevo tenían la atención de ese Rebel sin poder haber pensado en un plan de acción, pero era lo de menos. Cho tenía que asegurarse que todas pudieran sobrevivir, al menos en lo posible…
“Tsk, ¿cómo se dio cuenta?” la miko rechinó los dientes, y ella y Cho vieron al Rebel agarrar a Tenshi con una mano del cuello y estrujarlo a todo dar.
“No… de nuevo…” esa jalaba su agarre con sus manos, en vano. Sentía que sus huesos estaban por explotar.
“Tienes una resistencia espectacular, HiME… pero me cansé de probarla. Esta vez…” le apretó más y vio el rostro de su enemiga enrojecer en demasía. “…te convertiré en mi alimento…”

Las otras HiMEs, pese al miedo que les invadía, se levantaron y avanzaron como pudieron en lo que reunían las energías que les quedaban, pese a no saber si podrían hacer algo a tiempo.



De repente, surgió una fuerte explosión que tambaleó al barco considerablemente y voló la pared de ese muelle cerrado que daba al mar. Una gran cantidad de agua ingresó e inundó el ambiente en olas y lluvia a la par con los múltiples escombros. Suzuka no tardó en aparecer detrás de la gran destrucción.

“…” al verla, Matsui lanzó a la debilitada y asfixiada Tenshi a un costado. “Tardaste mucho…”
“Tú…” Suzuka tembló de pies a cabeza con una cólera que estremecía incluso sus párpados. Su kouhai sólo seguía con vida gracias a la gran resiliencia que su poder de la fuerza le daba. De inmediato blandeó su espada gigante y se puso en posición de ataque. “¡¿Qué le has hecho?!”




“…” Gotou se sorprendió al ver dicha explosión a distancia, en un borde del área de contenedores que se encontraba a salvo de la pelea. Sólo podía imaginar que algún poderoso luchador había sido el responsable… frunció el ceño.
“¿Hm? No te ves contento con el show,” Hannya a su costado alzó una ceja y volvió a mirar el exterior de ese muelle privado. Sonrió entretenido. “Heh, hasta entre los que pelean ese gran ataque debió haber sido intimidante. Créeme, no es lo estándar entre nosotros.”
“Tch, ¿cuánto puedes normalizar algo como esto?” se quejó impaciente. “¿Acaso no es posible que alguien haya resultado lastimado por lo que acabamos de ver?”
“¿Eh? Sobre si es posible, pues obviamente, ¿no?” preguntó encogiéndose de hombros.
“…” se tensó.
“¿Y? ¿Por qué buscarías sentirte tan mal por esto? ¿Acaso tú eres quien lo causó telepáticamente? ¿Te consideras remotamente culpable por las acciones de quien sea quien haya hecho eso? No seas irracional, me pareces lo suficientemente cuerdo para que sepas que esa creencia no es más que disparates.”
“…” bajó su mirada, inconforme, pero sin tener nada que decir en respuesta.
“Ahh, qué tedioso…” Hannya negó y dio un suspiro. “No es divertido acompañar a un aguafiestas. Si te vas a poner así, tal vez lo mejor es que te vayas de una vez. Al menos la atención del evento se estará concentrando en ese punto, así que no creo que te topes con alguien en tu camino…”
“Yo…”
“De nuevo, fallo en ver cómo esto sería tu culpa, así que esfúmate. Un ajeno a la pelea como tú no podría causar nada tan resaltante como este altercado,” el rubio se vio indistinto y miró al muelle con ambos brazos detrás de su nuca. Había rastros de electricidad, seguramente de alguien quien seguía al primer atacante. “No podrás afectar lo que ocurre. Ni lo quieres compartir, así que mejor ve a dormir y olvídalo…”
“…” frunció el ceño y continuó mirando hacia el muelle.
“Ahh…” Hannya rodó los ojos. “No actúes como si alguien se hubiera muerto. Si vas a ponerte así, no creas que me gusta soportarte…”
“Hannya, yo…” bajó su mirada y entrecerró sus ojos. Gotou no tenía motivos para confiar en ese Rebel, pero no pudo evitar buscar un desahogo, sobre todo luego de que esa persona le extendiera el favor de no catalogarlo como responsable. “…puede que haya ayudado a alguien a conseguir información… y que esa persona haya ocasionado todo esto…”
“¿Hm?” el otro le miró con mínima intriga y una pizca de curiosidad. “Dices que tal vez tú diste las herramientas a alguien para que ocasione este altercado, si entiendo bien… ¿acaso auxiliaste a las HiMEs invasoras?”
“No, nunca ayudaría a ninguno de los dos lados,” negó decididamente.
“Ninguno de los dos lados… dices…” Hannya llevó una mano a su mentón y lo pensó un poco. Entonces, sonrió con gracia y terminó por reír un poco. “¡Haha! ¡Suena ridículo! ¿Acaso no te dije que moscas muertas no podrían hacer una diferencia?”
“Tsk, veo que no me ibas a tomar en serio, olvida lo que dije.”
“No, confío en que dices la verdad,” Hannya invocó una máscara levitante frente a sí y le dio vueltas con una mano a manera de distraer su atención. “Digo que tus palabras parecen tontas, pero sinceramente, todo lo que está ocurriendo ahora sin duda lo es. Sólo me entretiene pensar que algún Muggle pueda haber logrado que tantos seres con poderes se enfrenten en un lugar tan amplio y sensible como un puerto. Es casi una broma de mal gusto, hehe…”
“…”
“¿Y qué si es verdad? ¿Sinceramente piensas que tienes la culpa de lo que sucede?” se encogió de hombros y agarró su máscara, para ponerla a un costado de su rostro. Vio al otro mirarle con recelo, lo cual le hizo sonreír. “Heh, ¿piensas que te tiendo algún truco? Soy honesto. Tu preocupación enfermiza y frustración que ni te deja velar por tu pellejo e irte me informa que tú nunca habrías querido ser partícipe de algo así, y pienso conocerte lo suficiente para saber que no fuiste descuidado ni tuviste motivos para desconfiar de esta persona quien supuestamente ha ocasionado todo este embrollo. Puede que tu envolvimiento haya sido un error, lo suena, no lo sabré sin que me digas más, pero de un error no pasa. Sobre si esto te hace responsable o condenable, pues…” nuevamente, se encogió de hombros y extendió sus manos a los costados. “¿quién anda manteniendo cuenta de esas cosas? Yo no te considero más injustificable que todos los que estamos presentes aquí esta noche, por el simple hecho que somos seres caprichosos que velamos por nuestros propios intereses.”
“Las cosas no son tan simples. Nuevamente, lo normalizas demasiado.”
“¿Oh? Pero pienso que te haría bien no tenerte a ti mismo en un pedestal. Sé realista y usa tu energía nerviosa para no cometer el mismo error la próxima vez,” rodó sus ojos con hastío. “Ahora deja de ser un fastidio y de culparte por los crímenes de otros.”
“Pero…”
“¿No fuiste tú quien me dijo algo así hace un tiempo?”
“¿Eh?” Gotou se quedó en blanco. Hannya le apuntó con su máscara entre sus dos dedos.
“…cuando me arrastré de regreso a la sociedad luego de un largo tiempo en cuarentena y nos encontramos. Yo que estaba tan listo para esfumarme como una sombra, pero tú me libraste de algunas de mis penurias. En verdad…” sonrió con ironía, aunque cierta nostalgia. “Eres un iluso si crees que tengo algo de credibilidad, o que no soy responsable de algunas de mis travesuras, como el hecho que intenté jugar con tu mente. Sin embargo, tus palabras tienen algo de razón. Ahora que me libré de mi antiguo jefe, pude desconectarme de mucho de lo que hice en el pasado, y ser yo mismo. Ser alguien quien quizás no es enteramente una abominación…”
“…”
“Por ello mismo, como sé que ese horripilante ser humano es a quien podemos responsabilizar de las complicaciones de esta noche, no dejaré que un tonto bienintencionado como tú se ande culpando de lo que esa persona deja que suceda.”
“¿Qué estás diciendo…?” preguntó perdidamente.
“En términos más simples…” Hannya afiló sus ojos y borró su sonrisa. “Rizembool habría dado con las HiMEs invasoras y acabado con este evento antes de que inicie de haber querido hacerlo. Ellos podrían controlarlo todo en un muelle que es su territorio sin esfuerzo alguno. Por lo tanto, este desastre es parte de sus planes, en particular, del supervisor del día de hoy.”
“Tú dijiste que tu antiguo jefe es quien tiene el control de lo que ocurre.”
“Control es una manera de decirlo,” desvió su mirada como si acabara de oír las palabras de un niño que desconocía al mundo. “El verdadero dominio es dejar que el caos cunda y aun así lograr lo que sea que haya sido su cometido. Estamos hablando de esa clase de persona.”
“Tsk… ¿hablas en serio?” Gotou comprimió sus puños y apretó sus dientes.
“Hah, dime, Gotou, ¿acaso te he librado de todo sentimiento de culpa?” Hannya sonrió malignamente.
“No te burles de mí…” en cierta forma lo había hecho, pero la indignación que sentía había tomado prioridad.
“Pienso que con lo dicho ya he contestado lo suficiente de esta noche para que estés satisfecho. No creas que andaré diciéndote más,” volvió a mirar hacia el muelle. Se podían oír algunos sonidos mínimos de la pelea a distancia, aunque todo movimiento ocurría en el interior. “Es decir, niños como tú deberían irse a dormir que tienen deberes mañana temprano.”
“Tsk, cállate…”
“A menos que finalmente te convenza y quieras unirte a la perdición,” posicionó el borde superior de su máscara debajo de sus labios. “Rebels como yo podemos quedarnos despiertos hasta las últimas consecuencias. Si de por sí andas buscando información de esta guerra, ¿no te vendría mejor ser parte de la enfermedad?”




“Lo lamento, pero creo que la conversación ya duró mucho, par de jóvenes~” canturreó Tsurumaru, claramente asustando al par. El peliblanco de ropas del mismo color casi brillaba en las penumbras de la noche. Este se mantuvo sonriente y mirando a Hannya fijamente. “No creo que tenga que decírtelo, pero reclutarlo traería severas consecuencias para ti…”
“Tsk…” Hannya le miró con odio. La máscara en su mano de inmediato se desintegró.
“Tú…” Gotou se puso a la defensiva.
“‘¿Qué haces aquí?’ Ibas a decir, ¿no es así? Yo soy quien tendría que hacerte esa pregunta,” comentó el mayor, amenamente. “Sólo puedo imaginarme lo mortificado que estaría tu Ichi-nii si le digo que andas por estos lares en pleno conflicto.”
“O-oye…” ello fue suficiente para palidecer a Gotou, quien tembló de pies a cabeza.
“¡Hahahaha!” sin embargo, Tsurumaru rió con ganas y con ello se quitó cualquier misticismo que había invocado con su repentina aparición. “¿Piensas que te acusaría con el buen Ichigo? ¿Acaso no crees que un mal elemento como yo sería ‘cool’ y ocultaría tu secreto?”
“Tch…” nuevamente, si bien esa respuesta le traía alivio, el fastidio se había vuelto más importante. Verdad que hablaba con el insufrible. “Yo tengo mis motivos para estar aquí, ¿y tú? Si no eres un Rebel, ¿qué te traería en medio de todo esto?”
“Vaya manera de desviar tus propias razones, joven Toushirou,” Tsurumaru sonrió entretenido. “Diría que lo mismo que tú, en el sentido que paseamos y vemos con curiosidad qué ocurre, y digo esto sin saber lo más mínimo de tu presencia,” se encogió de hombros. “Obviando nuestras inspiraciones y planes que no querremos compartir, lamento arruinarte la noche, pero te aconsejo que te retires de inmediato,” le guiñó un ojo. “Aquí entre nos, este suceso no durará mucho más, y la relajada vigilia de Rizembool está por terminarse. Si no te vas, sin lugar a dudas serás descubierto por alguien.”
“Lo dices con demasiada certeza,” Hannya alzó una ceja, con fastidio. “¿Acaso te lo han informado o algo?”
“No, yo no sabría más que un Rebel activo aquí como tú, es sólo un sexto sentido. Uno aprende a leer el aire con el tiempo.”
“Tsk, por supuesto,” el rubio dio un respiro exasperado. “Te pareces más a ese monstruo de lo que yo podría parecerme.”
“Oye, tranquilo, no sé qué habré hecho para ganarme tu antipatía ahora,” Tsurumaru sonrió incómodo. “Más bien, viendo que quizás ustedes dos se llevan bien, ¿podrías ayudarme a sacar a este Toushirou de aquí? Me sabría mal si su abnegado hermano mayor supiera sobre uno de sus angelitos metiéndose donde no debería.”
“No soy una niñera, llévatelo tú.”
“Tsk, y yo no soy un niño, por cierto,” Gotou se impacientó. “No necesito compañía, sí debería irme y pienso hacerlo ahora. Definitivamente no le causaré problemas a Ichi-nii.”
“¡Haha, bien dicho!” Tsurumaru asintió con gusto. “Sabía que eras uno de los adorables.”
“¡Cállate, imbécil!” tuvo que contenerse para no arremeter contra él.
“Haha, lo siento. Puedo ver por qué a Yagen le encanta tomarte el pelo.”
“¡Realmente estás probando mi paciencia!”
“…” por su parte, Hannya se vio con ligera frustración ante el diálogo de ambos.
“Sólo… dime, Tsurumaru,” Gotou se le dirigió con decisión. “¿Qué tiene que ver Yagen en todo esto?”
“¿Te refieres a lo que sucede ahora?” el peliblanco se vio perplejo por la pregunta. Incluso Hannya se notó confundido por ese cuestionamiento repentino.
“El hecho que tú estés aquí me hace pensar que él anda metido en el asunto, no me importa qué excusa fueras a decirme.”
“Heh, si me acusas de meter excusas, quitas toda posible credibilidad a lo que fuera a decirte,” observó el mayor, con leve gracia.
“…” se mantuvo inmutado y esperando una respuesta.
“Ya, no me mires así que no puedes perforarme el cráneo con tus ojos,” Tsurumaru se encogió de hombros, tranquilamente. Terminó por sonreír con simpatía. “Yagen tiene lo mismo que ver que cualquier científico promedio en Rizembool, es decir, prácticamente nada. Hay otra persona encargada de lo que ocurre. Presumo que Hannya te habrá dicho algo al respecto. Lo mucho que tu hermano tendría que ver aquí es rascarse la cabeza si fuera a leer un reporte de la locura que los partícipes han hecho aquí.”
“¿Estás seguro?”
“Es la verdad, la creas o no. Fuera lo que fuera, te aconsejo que no te responsabilices por lo que el demonio hace con su vida. Ahora me haces pensar que andas por aquí porque sientes que Yagen tiene algo que ver, y porque quieres ser responsable en su nombre.”
“¿Qué? No, eso nunca,” negó rotundamente.
“Si ahora tú eres honesto, entonces me alegra oírlo,” Tsurumaru sonrió con aprobación y levantó una palma. “Anda en marcha. Oigo siempre que andas muy ocupado, así que ve a descansar. No te hagas líos por las vidas de otros que tienes mucho servido en la tuya. Nos vemos.”
“Tsk, diría lo mismo de ti. Sé que algo tienes que ver con Rizembool, pero si no eres Rebel, es mejor que no estés aquí.”
“Haha, gracias por el consejo, lo consideraré.”

Finalmente, Gotou partió camino. Hannya miró a Tsurumaru una vez más y optó por seguir al Toushirou camino a la salida. Luego de darles una mirada más y asegurarse de la decisión del pelimarrón de marcharse, el mayor se quedó para mirar el muelle a distancia. Su entorno se volvió tranquilo, casi pacífico. La pelea no iría a llegar a ese punto por lo cual aquello era lo último que consideraría.

Sin embargo, sabía que estaba pronto a cruzarse con al menos una persona más. No había mentido en su respuesta al Toushirou, pero sí buscó deshacerse de él para que, cuando cierto pariente suyo llegara, no se diera con una impresión incorrecta.








Con la llegada de Suzuka, por primera vez, las demás HiMEs pudieron sentir un alivio al tener certeza que ese monstruoso e incógnito Rebel se encontraba completamente concentrado batallando contra la senpai. La peliblanca peleaba blandeando su enorme arma. Si bien no era tan rápida como su oponente, sus ataques eran tan fuertes y expansivos que tampoco dejaba aperturas que pudieran aprovecharse. La energía insana del Rebel continuaba manifestándose en sus ataques agresivos y gruñidos desenfrenados que soltaba con gran algarabía, los cuales molestaban más y más a la peliblanca.

“Monstruo… ¡¿cómo le haces eso a mi kouhai?!” exclamó con una blandeada que el otro esquivó al último segundo, y que agrietó considerablemente el piso.
“Fufu… no seas igual de ridícula que ella…”
“¡¿Qué dices?!” ello se tradujo en un dardo que Suzuka de inmediato le lanzó, el cual creció al punto de convertirse en una torre que casi arrasa con él en plena trayectoria.
“…es por venir y antagonizarnos en nuestro territorio que ustedes son responsables de las consecuencias de sus acciones,” se explicó con susurros malignos. Entonces, esa voz dejó de sonreír y su voz se volvió más grave e impaciente. “No pretendas que ustedes no nos aniquilarían si nos ponemos a atacar edificios en Hanasaki.”
“¡Eso es completamente diferente!”
“No lo es, HiME idiota…” murmuró con fastidio. “Pero en tu cerrado mundo donde sólo las HiMEs son buenas ustedes se creen con el derecho de arremeter contra todo lo que digamos. Entiendo que no puedes ver más allá.”
“¡Cállate, no escucharé más excusas!”

Ellos continuaron peleando con todo. Mientras tanto, Cho y Reimu aprovecharon para acercarse a la más que herida Tenshi, quien todavía no podía levantarse.

“Tch…” Tenshi apretaba el suelo con sus dedos. Era evidente que quería levantarse.
“No lo hagas, date un respiro,” le dijo Reimu, alarmada.
“Es vergonzoso…” dijo la peliazul, con una mueca de dolor, y sonrió amargamente. “Se supone que yo iba a ayudar a Suzuka esta noche, no lo inverso…”
“Entiendo lo que dices…” Cho desvió su mirada, incómoda. Ciertamente se había sentido así en sus fallidos esfuerzos de proteger a la peliazul apenas hace unos minutos. “Pero nada recae sólo en ti. Las HiMEs nos ayudamos entre todas. Hacemos lo que podemos…”
“No te oyes muy decidida.”
“Eh…” Cho se incomodó y la miró. Pese a su comentario, esa chica sonreía rendida.
“Pero sí, entiendo… creo que me sobreestimé…” observó Tenshi, aún frustrada, pero algo aliviada y aceptando mejor su presente realidad.
“Ahh… creo que yo también…” Reimu dio un suspiro. “Tenemos que aprovechar para huir. Debemos ponerte a salvo.”
“No, no aún,” Tenshi se alertó.
“Eh…” Cho se quedó en blanco.
“No puedes pensar que vas a pelear en este estado,” insistió la miko.
“Tch, no pelear, pero…” Tenshi miró a su senpai todavía batallar, y luego al barco. “No se olviden que hay alguien atrapado ahí…”

Luego de varios intentos, ocurrió. El Rebel no pudo predecir otra lluvia de proyectiles que cambiaron de tamaño, y uno le impactó con fuerza en un brazo. Este saltó hacia atrás y agarró su miembro herido con su mano opuesta. Se vio unas gotas de sangre caer del mismo.

“…” este respiró un poco y vio a la HiME correr hacia él en lo que impulsaba su espada para otro fuerte ataque.
“¡AAAHHH!”
“…” no huyó, le vio acercarse. Luego, oyó el rebote de su propia sangre impactando el suelo, y observó una gota manchar el concreto. Fue hipnotizante, reverberante… como si esa gota tintara toda su visión de escarlata. Se sintió iluminarse, ascender… “Heh… hehe…”

Se inclinó hacia delante, casi como si fuera a movilizarse como un cuadrúpedo, y su agilidad incrementó muchas veces. Acortó la distancia en una fracción de segundo y Suzuka se vio forzada a acelerar su ataque, pero su oponente ya había partido del piso para cuando el arma golpeó el mismo. El Rebel, en vez de pelear con su arma, pretendió hundir sus uñas en su enemiga. La otra llegó a apartarlo con un brazo y empujarlo hacia atrás, lo cual le costó un raspón que le levantó sangre.

En pleno aire y en sentido contrario a su enemiga, Matsui relamió sus uñas. Se sacudió violentamente una vez. Fue un latido que amenazaba con destruir sus propias costillas y que avivó todos sus sentidos. El mundo se concentró en esa HiME frente a él, en el líquido rojo que fluía en sus venas… el que le llamaba para consumirlo por completo.

Fue rodeado de un aura oscura y al apenas tocar el suelo, se impulsó con la punta de sus pies para atacar a la HiME. Esta pretendió encontrarse con su oponente frente a frente, pero el Rebel había cambiado su forma de pelear y se volvió esquivo, y pudo confundirla para bajar sus defensas por un lado y atacar por aquel lado.

“¡Tch!” Suzuka recibió un fuerte raspón que apenas evitó e hizo sangrar uno de sus hombros, pero que claramente estuvo dirigido a su cuello. Ese Rebel se puso a asecharla a cercanía, pero con una velocidad y movimientos rastreros que casi no parecía un ser humano. Entonces, este volvió a atacar y la HiME empezó a levantar su espada para impactarle. Sin embargo, hubo un ominoso destello rojo proveniente de los ojos del Rebel, dentro de su oscura capucha, y siguiendo este… la HiME se paralizó por completo. “¿Q-qué…?”

Estuvo completamente vulnerable a un ataque mortal de ese animalístico Rebel. Entonces, Suzuka dejó de sentir su agarre a su arma y Norimune se materializó entre los dos, para defenderla de ese ataque con su propia espada.

“¡No te descuides!” exclamó en lo que paró el zarpazo del Rebel con su arma. Esta hizo un profundo corte en la palma del otro.
“Heh…” Matsui volvió a saltar hacia atrás, y con su palma sangrante, agarró su frente, para poner a reírse con un agobio liberador y una locura saciada. “Hahahahahaha…”

Ya no había explicaciones y quejas reservadas de ese Rebel frustrado con las HiMEs. El enemigo con el cual lidiaban sólo buscaba lastimarlas y gozar con el derramamiento de sangre, incluso el suyo propio…

Las HiMEs se estremecieron. Incluso Suzuka percibió que lidiaba con un demente completamente impredecible. A su lado, Norimune le agarró de un hombro.

“¿Puedes moverte ahora?” le preguntó, tranquilo, aunque con seriedad.
“…mis extremidades se destraban poco a poco, parece…” dijo perdidamente. “No sé… cómo hizo eso…”
“Su poder, puede que lo sea…” el rubio observó al Rebel, quien dejó de reírse repentinamente.
“Ahh… tengo que agradecerte… empezaba a sentir que mi vida no tenía sentido… es bueno recordar que existen placeres restantes en este infierno…” declaró Matsui con una voz grave que arrastraba una rara mezcla de diversión, agradecimiento, odio y rencor. Era una tóxica mezcla que podía completar la vida de algunas personas. Su aura volvió a aparecer.
“Tsk…” Suzuka se estremeció. El ‘destrabe’, como lo había descrito, parecía revertirse y temía volver a congelarse…

Observó a ese Rebel estremecerse y estar a punto de lanzarse hacia ella. Sin embargo, hubo una interrupción, un ataque luminoso que por poco y lo impacta y que le forzó a abandonar sus intenciones. Un ataque que… vino de la última persona que debería interceder por ella.

“…” Matsui se levantó luego de esquivar ese certero rayo que casi lo parte en dos, y miró hacia atrás a su superior.
“Tch… se supone que eres el más cortés de los dos, no te avergüences,” espetó Ootakemaru. Este alzó su espada que desprendía chispas de su elemento. “Y menos me quites la diversión de pelear con mi HiME.”
“Waka-sama…” dijo en voz baja, con fastidio.
“¿No te hice prometer que no matarías a nadie hoy? Tienes prohibido usar tus poderes.”
“…tengo demasiadas quejas que dirigir a tu decisión tan irracional…”
“Si matas a una HiME, por más que sea la tuya, no podrás contenerte de continuar con las demás. No necesitamos mayores complicaciones por ahora. Concéntrate en defender el barco,” le miró fijamente y esperó unos segundos para presentir que la energía maniaca de su compañero empezaba a dormirse. Acto seguido, miró a su HiME, la cual parecía libre del hechizo del otro. “Hm… como lo juzgué, Suzuka. Eres la única HiME aquí quien puede pelear contra cualquiera de nosotros dos.”
“Ootakemaru…” ella le miró fijamente. No podía leer qué había detrás de esa supuesta ayuda que acababa de darle.
“No me malentiendas…” negó frustrado. Sabía lo que pasaba por su cabeza. “Seremos Rebels, pero nuestra misión de esta noche es resguardar el barco y sus contenidos. Digo que no pienso matar a ninguna de ustedes, pero ello no quiere decir que les dejaremos estar aquí sin consecuencias…” un halo de electricidad apareció detrás de él. “Váyanse de una vez si saben lo que les conviene.”

No llegó a haber respuesta ya que, finalmente, otras personas ingresaron a ese muelle. Roxas y Youmu se abrieron camino para dar el alcance a las HiMEs.

“¿Qué ha pasado aquí?” preguntó Youmu, en shock, al ver a sus compañeras con moretones y algunas heridas, además de una peliazul ensangrentada.
“Cho…” Roxas llegó donde su hermana, aunque de inmediato se puso alerta y alistó ambas keyblades para responder a algún ataque.

Ante la presencia de ellos dos, Saki y Tsubasa se acercaron más al grupo, lo cual pudo haber sido lo mejor, ya que tanto Komaeda como Izuru no tardaron en llegar.

“¿Oh? ¿Y a quiénes tenemos aquí ahora?” Ootakemaru alzó una ceja con mínimo interés. “Presumo que otra HiME, un Key… ¿y serán más Rebels?”
“Ah, es un gusto,” dijo Komaeda, alegremente y completamente desentonando con la tensión en el aire. Miró a sus alrededores con impresión. “Sin duda deben ser Rebels con gran fuerza para lograr los destrozos que puedo ver.”
“…” Izuru afiló sus ojos. “Son fuertes… lo son más que nuestros oponentes.”
“Espero que sepas que no vas a pelear contra nosotros,” observó el Rebel eléctrico, con cierto juicio al detectar la mínima intriga en ese chico de ojos rojos. “Presumo que no pudieron detener a nadie a llegar aquí.”
“En verdad soy un Rebel mediocre, no le pude ser de ayuda a Kamukura-kun…” Komaeda se apenó y bajó su mirada con gran autodecepción. “Asumo toda la responsabilidad…”
“No consideré que haya punto en retenerlos más tiempo…” observó Izuru, inmutado. “No veo cambios o utilidad en nuestra presencia y nuestro rol de distracción. Que vengamos todos aquí… puede que esto sea más provechoso.”
“Más interesante, o tal vez un capricho de tu parte, querrás decir… no que me importe…” dijo Matsui, amargamente. “Todo este altercado no tiene motivo ni sentido alguno…”
“Precisamente,” concluyó Izuru. “Sin embargo, hay sentido para algún superior que esto ocurra en primer lugar, por ello es mejor dejar que todo se desencadene…”
“…” Roxas alzó una ceja. ¿Qué quería decir con eso?
“Como sea…” Ootakemaru se encogió de hombros. Tampoco se veía contento con esa conclusión, pero a la vez no parecía realmente importarle. “Ello no quita que ustedes son Rebels, así que ayúdennos a espantar a los intrusos. Protejan el barco y todo lo que hay en su interior.”
“Me pregunto si hay algo en verdad de valor ahí, viendo la poca importancia que esta pelea parece tener, pero estamos aquí para ayudarles,” Komaeda asintió.

“Reimu…” mientras tanto, Youmu habló con Reimu en susurros. “No te ves en buen estado.”
“Tsk, no le prestes atención. Hay una persona dentro del barco, tenemos que hacer algo.”
“¿En serio?” la peliblanca se sorprendió, pero pasó a negar y fruncir el ceño. “Espera, ello no cambia lo que quería decirte.”
“¿Qué cosa?”
“Saki y Tsubasa están en peores condiciones que tú. Por favor… sácalas de aquí y ponlas a salvo. Regresa si puedes, pero tal vez te vendría mejor mantener distancia también.”
“Espera, estos Rebels son demasiado fuertes. No podemos abandonarles.”
“Podrían entorpecer más que ayudar, por favor piénsalo. Al menos protege a nuestras kouhais.”
“Pues… al menos eso sí…” dijo dubitativamente.
“…” Youmu asintió y empuñó sus armas. “Las cubriré para que escapen y veré si puedo ayudar con el rescate.”

“Cho, lleva a tu compañera HiME a salvo,” dijo Roxas, sin dejar de mirar al par de Rebels desconocidos frente a él.
“E-espera, Roxas, ellos son muy fuertes, no puedes pelear solo.”
“…” frunció un poco el ceño. No le gustaba que la gente le menospreciara tan rápidamente, pero si su hermana lo decía, debía tener un buen motivo. “Descuida, no se trata de ganarles. Las cubriré y cuando esté seguro de que están a salvo, también me retiraré.”
“O-oye, chico, hay una rehén inconsciente en el barco,” Tenshi ya había podido ponerse de pie, pese a no encontrarse en buenas condiciones. “No podemos irnos sin ella.”
“Lo entiendo, pero no vale desperdiciar tu vida de esta manera. En tu condición ya no debes hacer ningún rescate.”
“¡Pero!”
“¡Hazme caso!”
“Heh, es bueno oír a un cuerdo para variar,” Ootakemaru sonrió con ironía. “Bien dicho, Key. Es más, no necesitan pelear para nada. Si se dan media vuelta ahora mismo y se retiran, no haremos más que mirar sus espaldas. ¿Qué dices?”
“…” Roxas hubiera aceptado esas condiciones por su cuenta, pero no podía decir nada sin oír de las demás. Había una decisión aparentemente unánime de quedarse a luchar en nombre de esa supuesta secuestrada, por lo cual tenía que discutirlo primero.

Sin embargo, no habría espacio para negociaciones.

“…me parece bien, que se vayan quienes ya no quieran pelear, no pienso forzar a nadie y la mayoría está herido,” Suzuka afiló sus ojos. “Pero yo no he terminado.”
“¡Y yo tampoco!” exclamó Tenshi.
“Oye, de veras tú no puedes continuar aquí,” la peliblanca se giró para encarar a su kouhai.
“Tsk, no me subestimes, Suzuka, ni creas que me cambiarás de parecer.”
“…sinceramente una lástima que no pueda acabar contigo esta noche, mostrarte piedad me resulta más difícil que aniquilarte de una vez…” susurró Matsui.
“…” Roxas se concentró en ese Rebel al cual no podía verle el rostro. Esa voz inspiraba un peligro latente. Debía ser de esos Rebels desquiciados y desalmados que tanto detestaba.
“Entonces…” la espada de Ootakemaru se rodeó de electricidad, y este sonrió desafiantemente. “¡Habrá que forzarles a huir despavoridos!”

Comenzó otra pelea, una que involucraría a más personas. Matsui volvió a invocar su espada y saltó de lleno para enfrentarse a su HiME, pero Roxas se metió en medio del ataque y empezó a responder su asedio con destreza. Suzuka nuevamente convirtió a Norimune en su arma para distraer a Ootakemaru y apartarle de los demás.

Por su lado, Youmu tuvo que detener un asedio de Izuru.

“¡Reimu, de una vez!” le recordó a su compañera.
“¡Sí!” esta asintió y corrió donde Saki. “Las llevaré a salvo. Vengan conmigo.”
“S-sí,” Saki se vio perdida, pero no iba a negar esa salida. También debía ser lo mejor ya que ni ella ni Tsubasa habían tenido un verdadero entrenamiento hasta el momento… y hablando de Tsubasa…
“¡…!” esta pudo ver que Komaeda intentó avanzar en lo que Izuru las distraía y lo interceptó con un rayo para detener su avance. “¡No dejaré que lastimes a mis senpais!”
“¡Tsubasa, ¿qué haces?!” Saki palideció.
“¡Espera, no te le enfrentes sola!” Reimu también se preocupó y ambas tuvieron que retrasar sus planes de escapar por un poco en lo que convencían a la intrépida de rendirse.

Cho había pensado en encarar a su Rebel antes de que Tsubasa y las otras dos le pusieran un freno. Pensó en ayudarlas, cuando notó que Tenshi a su costado aprovechó el caos para una vez más correr hacia el barco.

“…” casi la llama, pero no pensaba atraer atención enemiga, así que corrió detrás de ella.
“Aruji…” Kashuu le siguió, no del todo seguro de otro de los arranques inciertos de su ama.

Entonces, cuando ellos alcanzaron a Tenshi y subieron por la rampa de tierra, esta misma se convirtió en una especie de faja que los arrastró como avalancha hacia arriba. Cho se asustó y su arma le agarró para prevenir que fuera sepultada por ese elemento. Al parecer la peliazul tenía suficientes energías para haber agilizado su subida de esa manera, y terminar por arrastrarlos a los dos con ella sin darse cuenta.

“…” Youmu pudo ver lo que ocurrió de reojo. Alguien tenía que ayudarlas y realmente quería ir detrás de ellas, pero su Rebel no se lo permitiría.

Precisamente, ese mínimo descuido causó que Izuru le alcanzara y le diera una patada que la lanzó hacia arriba a gran velocidad. La peliblanca se estrelló de espaldas contra la pared de ese muelle cerrado. Youmu contuvo el dolor de ese golpe para levantarse y continuar con su pelea… cuando entonces detectó la presencia de otra persona por encima de ella.

…fue otro instante con su vista periférica, con la cual descubrió que Sakuya estaba de pie en una de las enormes vigas de metal del techo, calmadamente observando y esperando algo, quizás nada… pero el instante en el cual ambas cruzaron miradas, Youmu recordó la conversación que habían tenido camino al muelle y la certeza de esa ama de casa de hacer un trato con ella.

La HiME se sintió tentada por lo que podría asemejarse a un contrato con el diablo…

Regresó a la realidad al ver a Izuru centrar su atención en Reimu y las kouhais, quienes no tendrían oportunidades contra él.

“¡No me has derrotado!”




“O-oye, ehh…” Cho seguía a la peliazul quien avanzaba a paso rápido, aunque se notaba que hacía esfuerzo para mantener ese ritmo. Ni parecía capaz de ponerse a correr más.
“Tenshi…” dijo esta y dio un breve respiro para mirar a la otra de reojo. “¿Qué quieres?”
“¿Eh?” Kashuu alzó una ceja, con recelo. “Mi aruji te persigue para protegerte, ¿y eso es lo que tienes que decirle?”
“¿Por qué reaccionas así?” Tenshi se frustró y negó. “No dije nada malo. Es sólo que esta situación es demasiado urgente para gastar el tiempo en plática y dudas. No sentí certeza en su voz, a eso me refiero.”
“¿Y sigues?” el arma se amargó.
“Kashuu, está bien, entiendo lo que dice…” Cho no estaba del todo de acuerdo, pero sí entendía su punto. No era la primera vez que exasperaba a alguien por su forma de ser. “No estoy aquí para detenerte, ya lo habríamos hecho. Sólo…” dio un pesado suspiro. “Pensaba cómo llamarte.”
“Tenshi, ¿no?” esta se encogió de hombros. “Si no me conocieras, en estos instantes, no me importaría qué fueras a llamarme.”
“Eh, c-claro…”
“Pero ya que sabes mi nombre, llámame por él. ¿Y el tuyo?”
“Eh, Cho Tanaka…”
“Ah, Cho, simple, me gusta…” dijo sonrió con ironía. Le daría eso a manera de disculpa. “Bien, Cho, ¿entonces piensas ayudarme?”
“No sé cuánto puedo hacer, pero sí…”
“Ahh, deja de dudar tanto, si se supone que tienes más experiencia que yo.”
“Te digo que no te comportes así, y mi aruji sí es tu senpai. Deberías tener respeto.”
“Sólo porque tú eres su arma no significa que todos la tratemos igual, no que quiera faltarle el respeto o nada,” Tenshi resopló. “Por más especial que Nori es, ya lo echo de menos…”
“¡¿Ahh?!” esta vez, Kashuu pareció insultarse por su propia cuenta. “No me compares con ese padre senil, ser armas es lo único que tenemos en común.”
“P-por favor no discutan…” Cho se estresó en demasía.
“Heh, descuida,” por su parte, Tenshi pareció divertirse por esa reacción. “Eso de ser el padre de Suzuka es nuevo. Me pregunto por qué se le ha dado por fastidiarla así.”
“…” Cho tenía la impresión que siempre había sido así, aunque tal vez la mención de su propia arma, por más inconsecuente que fue, lo llegó a causar.

Entonces, al dar la vuelta a una esquina, Tenshi tuvo un desbalance que le llevó a apoyarse en una pared. La peliazul hizo una mueca de dolor.

“¿E-estás bien?” Cho se le acercó. Era una pregunta obvia.
“Tch, pues, a continuar…” Tenshi se negó a ayuda y continuó con la marcha, pese a que el dolor no se iba de su rostro. “De casualidad, ¿habrá alguna HiME entre ustedes que cure?”
“Eh, pues… no creo, lamentablemente. Hay una Key, pero…” Cho desvió su mirada. No podía ni imaginar a Ayesha presente en medio de algo como el presente.
“Uhh, ojalá se anime a acompañarnos la próxima…” dijo divagante y se resignó a avanzar.
“No te ves nada bien, tenemos que salvar a esa rehén e irnos lo antes posible…” observó Cho, incómoda. “No sé si puedo cargar a otra persona y pelear a la vez…”
“Tú me cubrirás, yo me encargo de llevarla.”
“P-pero estás herida…”
“¿Y? Tengo fuerza sobrehumana, y ciertamente, es lo más fácil del trabajo, ¿no?”
“…” Cho le miró con impresión.
“Hmm…” Tenshi le miró de reojo con frustración y dio un suspiro. “Pensarás que estoy loca, ¿no? Siento que puedo desfallecer y no hay primeros auxilios, pero todavía intento el rescate.”
“Ehm, no loca, pero…”
“Claro, algo más e igualmente reprimible…” se encogió de hombros. Hubo una breve pausa en la cual continuaron caminando, hasta que Tenshi se animó a compartir lo que tenía en mente. “Suzuka me salvó una vez, ¿sabes? Me salvó de Rizembool quienes querían secuestrarme por mi potencial como HiME.”
“¿P-perdón?” Cho y Kashuu se sorprendieron e intercambiaron miradas.
“Seguro te preguntarás muchas cosas, como qué pensaban hacer conmigo, o qué sé yo. Te aseguro que yo me lo he preguntado más que tú, pero eso no importa,” Tenshi mantuvo su mirada hacia el frente, decidida. “La situación será diferente a la mía, no tengo ni idea si la rehén es una HiME en potencia o no, pero quiero salvarla. No…” frunció el ceño. “Tengo que.”
“…”
“Hacer esto… es más difícil de lo que pareció, en ese entonces…” apretó los dientes en lo que avanzaba. Sus dolores persistían. “Seguir los pasos de Suzuka es un martirio, ya lo puedo notar. Aun así… es la vida que yo también quiero llevar. Tengo que pelear contra estas alimañas. Nadie más lo va a hacer.”
“Tenshi…”
“Aun así…” Kashuu se resignó a hablar por más que seguía sin aprobarla del todo. “No lances tu vida al abismo. Hay cosas que ni tu senpai podrá hacer y si te sobrepasas, no sólo no podrás con tu cometido, sino que la vida que ella protegió por ti se desperdiciaría.”
“Ya veo que las armas están mejor calladas, Nori me dijo algo parecido en algún momento,” Tenshi rodó sus ojos, hastiada.
“¡No me compares con el chiflado!”
“Dile eso a Suzuka, ella nunca se pone límites. Por más que hable de salvar a esta chica, diría que no estaríamos aquí de no ser por su misión,” dio un suspiro. “Sonará a que la culpo, pero no me habría atrevido de no ser por esta oportunidad que ella me dio, y ahora no pienso decepcionar sus esfuerzos.”
“…” Cho asintió.
“Y ojalá… podamos ver a esa rehén recuperarse en Hanasaki y levantarse y seguir con su vida libre de toda atadura.”
“…hay que intentarlo cuanto antes,” concluyó la peliceleste.

No estaba completamente de acuerdo con lo ocurrido, pero entendía la situación, y también quería ver si podían hacer algo, precisamente porque tenían la cercanía y oportunidad de alcanzar a una víctima normalmente inalcanzable. No sabía qué tan incorrecto era esa idea, considerando el desastre en el puerto y posibles consecuencias que desconocía, pero a esas alturas, tenían que hacer el intento.

Finalmente llegaron al cuarto clandestino. Todo se encontraba en el mismo lugar como Tenshi lo había dejado, y pese a conocerlo, la apariencia más futurista en comparación con el resto del navío continuaba sorprendiéndole. Cho también no evitó observar cada rincón, pero se recordó prestar atención a la emergencia ni bien Tenshi corrió donde la chica.

“Aquí está,” Tenshi la recogió del suelo, donde la había dejado ya que su Rebel le impidió sacarla de ahí. Esta vez le costó mucho más por sus heridas, pero no se sintió y la puso sobre un hombro.
“Eh…” Cho había extendido sus palmas sin saber cómo podría ayudarle. Nunca en su vida había cargado a una persona y no creía ser capaz de hacerlo, por más que quisiera quitarle ese peso a la herida peliazul.
“Estoy bien, tranquila, ahora vámonos,” Tenshi asintió.
“Sí.”
“Ah, espera…” entonces, Tenshi miró hacia la el cofre que había abierto. “Cuando mi Rebel me descubrió, ignoró a la rehén y puso importancia a proteger ese baúl. Hay algo raro ahí.”
“¿En serio?” Cho se asomó.
“Aruji, no sé qué será, pero no vale la pena ahora,” insistió Kashuu.
“Seguro que no, arma…” Tenshi dio un suspiro. “Pero quisiera que Mamizou lo mire. Podríamos intentar llevarlo con nosotros.”
“E-entiendo, aunque…” Cho sintió escalofríos. Era una rara caja que parecía cubierta de sangre fresca. “¿N-no será un cadáver o algo?”
“Aruji, tenemos que irnos.”
“Podemos al menos llevarlo. Si nos interceptan, lo lanzamos a un costado,” sugirió Tenshi. “Pero ya, estamos en apuros.”
“S-sí…” Cho sintió gran presión por ambos lados. No habría forma de conciliarlos ni tenía tiempo para pensar por sí misma. A manera de acabar con la situación y apresurarse, decidió no meditarlo más y se agachó para agarrar esa rara caja.

La sintió fría y húmeda, como si fuera algún líquido viscoso que de inmediato se adhirió a sus dos manos…




Cho

Re: HiMEverse Episode V: The Rebels Strike Back
« Reply #949: November 30, 2023, 05:07:23 PM »
110.10.







“!!!” Matsui se erizó y congeló repentinamente, pese a haber estado por atacar al key. De inmediato miró hacia el barco.
“…” Roxas apenas observó en esa dirección también, pero no había nada que fuera a llamar su atención, por lo cual volvió a mirar a su enemigo… para ver que este se puso a correr hacia ese medio de transporte. Una muy rápida revisión le hizo notar que no había señales de Cho o la otra HiME herida, por lo cual no tardó en entender lo que sucedía. “Tsk…”

No estaba de acuerdo con el ímpetu de las HiMEs de pretender acudir al barco en medio de una pelea como la presente, pero ello no significaba que las dejaría a su suerte. Corrió a todo dar para poder bloquear a ese Rebel anónimo, y lo logró justo antes que este fuera a impulsarse para subir de un gran salto.

“Tch… a un lado, Key,” siseó con hastío y emergencia.
“No me importa qué digas, no dejaré que les hagas daño,” Roxas se preparó para pelear.
“…” ‘es una emergencia’ no, hablar no tenía sentido alguno, ya se había rendido a dialogar con la fuerza hace ya mucho tiempo. Decidió retornar a su ataque anterior, y cuando su espada chocó con las armas de su oponente, repentinamente dejó de poner resistencia y se lanzó al menor para darle un ataque con sus garras.
“¡…!” Roxas se impresionó. Ese Rebel logró rasgarle parte de su pecho, a cambio de recibir heridas considerables en sus costados producto de las Keyblades. El Key no supo ni qué pensar. Ni un suicida haría una acción tan auto degradante a cambio de un raspón superficial… cuando entonces lo sintió.

Su cuerpo se paralizó y Roxas hizo un esfuerzo sobrehumano para quedarse arrodillado en el piso con sus brazos sujetos a una presión indescriptible. Era como si una gravedad envolvente buscara implosionarle. Incluso sus costillas no querían expandirse al respirar.

A cierta distancia, Ootakemaru detectó esa acción de Matsui que acababa de prohibirle, pero al verle adentrarse en el barco a toda carrera supo que algo serio estaba ocurriendo. Debido a ello, también fue hacia la estructura.

“¡Espera un momento!” Suzuka se confundió al verle abandonar sus ataques y le siguió.
“Tch… qué demonios…” ni bien el incógnito ingresó al barco, ese raro hechizo se deshizo y Roxas pudo ponerse de pie, todavía en plena recuperación de su movilidad. No tenía tiempo para analizarlo, así que se alistó para saltar y seguir el paso al otro… pero esta vez él fue el interrumpido ya que Izuru apareció frente a él. “¡Demonios!”
“Tú pareces un verdadero inconveniente, a diferencia de las HiMEs,” sentenció el inmutable Rebel, mirándole desde arriba. “Por eso no puedes ingresar…”
“Tch, hagan lo que quieran son su barco, ¡yo sólo busco a mi hermana!” exclamó, con ambas keyblades a sus costados.
“Me parece que algo serio ocurre, ¿no es así?” preguntó Komaeda, quien también apareció a un poco de distancia del par. Se confundió al notar al Key mirarle con profundo odio. “Oh, no pretendo nada con mis palabras. Sólo comento. Pero es verdad que como su Rebel debería estar detrás de lo que hace.”
“Has resultado inútil esta noche,” Izuru cerró sus ojos.
“Eh…” la sonrisa de Komaeda se borró y se consternó considerablemente. “Si Kamukura-kun lo dice, tiene mucha razón. Soy realmente una escoria. Así que sí, ya no debo serlo…”
“¡No te atrevas a nada!” exclamó Roxas, pero vio con gran frustración a ese peliblanco Rebel teletransportarse y desaparecer. Seguramente ya estaba en medio del barco.
“Heh, es bueno saber que sí nos puedes ser de ayuda, gracias por resguardar el barco,” dijo Ootakemaru a Izuru. Este preparó su arma. “Lo lamento, Key, pero nos toca meternos en tu camino. Es como funciona este juego.”
“¡No es un juego para nosotros, Ootakemaru!” Suzuka le llamó la atención en lo que corría para darle el alcance.
“Pero lo es, por el poco sentido que hace,” Ootakemaru invocó una pared de electricidad que se alzó y cubrió el lado del barco que estaba detrás de él e Izuru. Sonrió malignamente. “Si quieren pasar, tendrán que derrotarme primero. Ya no se trata de burlarnos. Ustedes no pueden atravesar la electricidad sin pagarlo con sus vidas…”
“Tsk…” Roxas se quedó en shock. Tremendo poder que ese Rebel de cuernos demostraba. Si se daba el lujo de un uso de su elemento tan fuerte como aquel y continuaba con energías para pelear, no lidiaban con cualquier secuaz de Rizembool.

Mientras tanto, Youmu acompañaba a Reimu y las kouhais hacia la salida.

“En verdad necesitan nuestra ayuda,” insistió Tsubasa. “Hanajima-san y yo podemos controlar la electricidad.”
“No creo que a esta escala, ni entre las dos,” observó Reimu, seriamente.
“Definitivamente no. No lo he probado, pero es una verdad indiscutible,” Saki asintió. “El hecho de sentirnos responsables por controlar el elemento podría matarnos más rápidamente, Tsubasa. No pierdas el cuidado.”
“Es que…”
“Tranquilas, yo veré si puedo hacer algo. Aprovecharé que los demás están ocupados peleando,” afirmó Youmu, quien dejó de correr cuando llevó a las otras tres al pasillo de salida. “Apresúrense en huir, no se olviden de reportar lo ocurrido de una vez.”
“Regreso ni bien las deje con Mamizou,” dijo Reimu y así, ella acompañó a las menores a huir al atravesar los portones del puerto.

Fue un alivio que Youmu no se concedió a celebrar. Corrió de regreso mientras pensaba qué hacer. Por más impresionante que la pared de electricidad fuera, el otro lado del barco no tenía la misma protección, pero imaginaba que no sería tan fácil burlar el poder de ese Rebel o la vigilia del otro que había entrado al barco. Se sentía atrapada en un dilema que no podía resolver por su cuenta, e imaginaba que la situación era incluso más incierta para Cho y la HiME peliazul.

Estaban lidiando con un caso imposible…

“…si ustedes fueran a salvar a esa rehén…” comenzó Sakuya, meditativa y apareciendo repentinamente a su costado.
“…” Youmu dejó de correr y se giró como resorte. La Princess no se dignó a encararla.
“¿Evacuarían cuanto antes?”
“Tú…” estaba contrariada. Tembló mínimamente. Hablaba con su enemiga… pero a la vez… tal vez alguien quien podría serle de ayuda.
“…” Sakuya pareció poder leer sus pensamientos, ya que la miró de reojo y formó una sonrisa corta en su expresión. “¿Qué dices, Konpaku-san? ¿Tendrás… un favor que pedirme?”
“…”







……

“¡AAAAAHHHHHHHH!” Cho gritaba a todo dar. Se había incorporado y tenía sus manos perfectamente planas, pero la caja sangrienta no se desprendía. Se había adherido como si fuera parte de su cuerpo.
“¿Q-qué… qué pasa…?” Tenshi se quedó en shock. No sólo era un susto por el comportamiento tan raro de esa sustancia roja misteriosa. Parecía hacerle algo a la otra HiME.
“¡Aruji!” Kashuu acudió donde su superior.

Cho continuó gritando aterrada e intentó sacudirse y golpear esa caja contra la pared para desprenderse, en vano. Su arma trató de tomar esa caja y quitársela, pero era imposible. Entonces, incluso Kashuu notó ese líquido tratar de atrapar sus manos y se sacudió, para nuevamente intentar auxiliar a la HiME.

“…” al ver el caos, Tenshi invocó su espada y atacó la caja, nuevamente en vano. Unas lianas líquidas atraparon su arma y empezaron a expandirse hacia ella misma, por lo cual se soltó y desapareció su arma. “¡¿Qué es esto?! ¡Oye, arma, ¿qué hacemos?!”
“Tch… ¡no sé qué es, pero… me dio un terrible miedo!” Kashuu continuó tratando de quitar esa caja con breves toques y golpes. “¡Aruji! ¡Invoca el fuego! ¡Trata de quemarlo!”
“K-Kashuu…” dio con un hilo de voz.

Entonces, Cho dejó de moverse y palideció al punto que se asemejaba a un cadáver. Cayó de rodillas al piso, y luego de costado al mismo. Esa caja que le quitaba su energía vital empezó a esparcir sus tentáculos líquidos por sus brazos.

“¡No, aruji! Tsk…” Kashuu también sintió una gran debilidad y colapsó en el suelo. “Aru…ji…”
“E-esperen…” Tenshi los observó aterrada. No sabía si quitarse a la rehén de encima. No parecía haber nada que pudiera hacer…

Y en ese momento, vio a su Rebel levitar a toda velocidad hacia ellos. Pensó en volver a invocar su arma, cuando lo vio agarrar esa caja y arrancarla de la peliceleste. A diferencia de los demás, su acción fue hecha con toda facilidad y los tentáculos retornaron al cubo. De todos modos, ello no revertió el daño hecho y Cho daba indicios de estar en un peligro mortal.

“T-tú…” Tenshi comenzó.
“…” Matsui dio un breve suspiro, y acto seguido, estampó a su HiME contra la pared con un antebrazo a todo dar.
“¡AHH!” de nuevo, la pobre rehén se le cayó al piso.
“Te di una advertencia, estúpida HiME. No te mentí al describir esa caja, si es que te molestaste en escucharme. ¡Estaba blindada por un buen motivo!”
“¿Qué… demonios es…?”
“Es un pedazo de un monstruo, uno que, al igual que yo, se alimenta de la sangre de sus víctimas, hasta que no queda nada más de ellas…”
“…” Tenshi miró a Cho. Vio que tenía varias heridas pequeñas en sus manos, las cuales ya no eran capaces de sangrar. Ello podría explicar por qué hasta su arma ya ni podía moverse. Tal vez estaba por perder su vida.
“…” luego de explicarse, Matsui soltó a Tenshi y caminó a la HiME desfalleciente. “…waka-sama no quiere complicaciones, así que no tengo de otra… si fueras tú sería otro cantar, pero no puedo dejar que muera aquí.”



“¿Perdón?” Komaeda se vio en shock, al recién llegar donde los presentes. “¿Dices que mi HiME está por morir? ¡E-esperen! ¿Qué pasó aquí?”
“Estaría muerta de haber llegado segundos después. Casi no tiene sangre en su organismo...”
“Aruji…” musitó Kashuu, boca abajo en el piso y apenas extendiendo un brazo a su HiME. Su mano comenzaba a volverse transparente.
“¡L-le puedo dar mi sangre si es necesario!” curiosamente, Komaeda se asustó como si se tratara de algún ser querido. “Ehh… mi sangre no debe ser buena para trasfusiones, pero…”
“Somos Rebels, la mataremos si le damos nuestra sangre. Igual… esta recuperación será difícil para ella…” dicho esto, Matsui levantó la rara caja, la cual levitó y comenzó a girar. Un halo de sangre empezó a ser expulsado de esta. “…le devolveré su sangre, pero ha sido contaminada, por lo cual no podrá pelear durante un tiempo…”
“…usted… ¿es capaz de controlar la sangre?” preguntó el Rebel peliblanco, sorprendido por esa extraña habilidad.
“Es un poco más complejo que eso…”

No fue necesaria la confirmación ya que la sangre expulsada ingresó a la HiME por esos huecos en sus palmas. Fueron unos segundos largos de silencio y finalmente pudieron ver que el color regresó a la piel de la peliceleste. Cho se mantuvo inconsciente, pero Kashuu fue capaz de levantarse e ir donde ella.

“Aruji, ¡aruji!” le agarró un cachete y la sacudió con cuidado. “¡Responde!”
“No esperes que ella esté bien luego de lo que le ocurrió,” explicó el Rebel incógnito, con una muy ligera impaciencia. “Como dije, su sangre está contaminada de la esencia del monstruo, así que sus atributos HiME sufrirán un tiempo. Eso debe incluirte a ti…”
“Tsk…” Kashuu le miró con recelo.
“Hazme caso y huyan, ya no pueden pelear.”
“Pero…” dijo Tenshi casi inaudible. No quería quedarse sola, pero ya sentía que le carcomía la consciencia. Había sido su idea y la había apurado a agarrar esa caja. Era cierto que su Rebel le había dado una advertencia, pero no lo había comprendido como tal…
“Oh, yo me encargo,” Komaeda sonrió y asintió voluntariosamente. “Sería una gran pérdida que mi HiME no pueda relucir su verdadero potencial, así que la sacaré del barco. La llevaré al lado donde no hay una pelea.”
“Haz lo que quieras. Es tu HiME así que, si la matas no podría importarme menos, sólo sácala del puerto primero,” el otro se desentendió. “Pero ya veo que ese no es tu parecer.”
“Le agradezco por ayudarla, senpai. Ehh… ¿cuál es su nombre?”
“No es importante…” dijo con una voz más hastiada. “No me distraigas más.”
“Entendido,” Komaeda terminó por agacharse al otro lado de Cho, frente a Kashuu.
“¡Oye, no te nos acerques!” exclamó este, a la defensiva. “¡No confío en ti!”
“Lamento que sea el caso, pero no tienes mucha opción ahora,” Komaeda tomó a Cho y a Kashuu de un brazo cada uno.
“¡Suéltame!” exclamó el arma, pero los tres se teletransportaron inmediatamente. Así, una vez más, era Tenshi versus su Rebel en ese mismo escenario.
“…” la peliazul tenía grandes nervios. Algo le decía que no podía confiar en las órdenes que su Rebel había recibido de no matarla.
“Es una pena que no seas tú quien pague las consecuencias de tus acciones… ya anhelo más el día en el cual dejes de respirar…” Matsui se giró hacia ella. “…comienzo a creer que realmente te lo mereces…”
“Tch, cállate…” su nivel de frustración y terror por lo recién visto, sumado a esas palabras, le generaron unas lágrimas en los ojos. Esa pesadilla no podía terminar demasiado pronto.
“¿Qué debería hacer contigo ahora, si no puedo sacarte de tu miseria…?” meditó en lo que apoyaba la caja de sangre encima de la cama ahora vacía de la rehén.
“Tsk…” Tenshi retrocedió un paso. No sabía qué hacer…



De repente, un par de impactos aéreos ingresaron al cuarto, los cuales forzaron a Matsui a saltar a otro rincón. Youmu se abrió paso con ambas espadas.

“…” esta se veía incómoda, pero determinada a pelear. Sabía que ni podía preguntar por Cho, no era el tiempo de hablar. “¡Tú, saca a la rehén, te cubriré!”
“¡S-sí!” se sintió salvada por la campana, y retornó a su estado mental de procurar el rescate por encima de todo lo demás. No podía ni imaginar qué sería de la otra HiME herida, pero no debía ocupar sus pensamientos en eso. Tenía una nueva oportunidad de lograr con el cometido de la noche y esta vez no lo echaría a perder.

La cargó pese al dolor que se había olvidado que tenía y huyó en lo que la otra HiME sorteaba los rápidos ataques de su Rebel. Felizmente esa HiME sí tenía la agilidad para mantenerle pelea a su monstruoso enemigo.





“Tch…” Roxas agarraba uno de sus brazos con su mano opuesta, adolorido.
“¿Estás bien?” preguntó Suzuka a su costado.
“Fue un mal momento para perder mis poderes Key…” miró a la única Keyblade que usaba. “Al menos parecen haber regresado, pero los siento con menor potencia.”
“…” la HiME asintió. Ese chico de la nada cayó luego de un gran salto sin la agilidad ni resistencia propias de una persona con magia, y tuvo que caer rodando para amortiguar su caída, lo cual de todos modos le causó daños.
“Cho… algo debe haberle pasado…” apretó los dientes con impotencia.



“Retira tu barrera…” dijo Izuru.
“¿Hm?” Ootakemaru le miró de reojo.
“Es un desperdicio de tu magia, percibo que comienza a cansarte,” cerró sus ojos. “Siento a mi HiME dentro del barco. Ya no hay punto de contenerlos.”
“Ahh, qué pesado…” pese a las noticias, Ootakemaru sonrió con gracia. “Podría jurar que la vi huir con las otras HiMEs. Veo que son como cucarachas…”

Roxas y Suzuka se sorprendieron al ver la electricidad ceder y desaparecer. El par de Rebels frente a ellos se mantuvieron encarándoles inmutados hasta que Ootakemaru dio un paso adelante.

“Heh, ¿quién diría que una HiME encontraría cómo entrar?” comentó como una inocente curiosidad. “Tendremos que mover la pelea al mismo barco, ¿no les parece?”
“Tsk,” Suzuka se alistó. “No puedo dejarte entrar.”
“Claro, distráeme, no olvides a mi subordinado. Él podría nuevamente ignorarme y matarlas a todas adentro, ¿no lo crees?” sonrió malignamente.
“…” Izuru le miró de reojo. Era una obvia provocación para manipularlos en acatar su plan.
“Miserable…” Roxas cayó sin contemplaciones y saltó para trepar hacia el barco, ahora sin que Rebels se metieran en su camino.
“¡Espera!” Suzuka se asustó, aunque al ver al par de Rebels seguir al Key, sabía que ya no había vuelta atrás. Pese a temer que las HiMEs fueran atacadas por ese par de enemigos fuertes, a su vez realmente quería darles el alcance. No le tocaba de otra que ir detrás de ellos.




“…”

Su cuerpo estaba entumecido, sus sentidos perdidos, su noción de los alrededores inexistente. Ni podía sentirse mareada por la desorientación. Fue un lento despertar y resurgimiento a la consciencia. Abrió sus ojos y su visión borrosa le hizo detectar luz y formas que no podía discernir correctamente. Luego, comenzó un eco, una voz conocida, quien le llamó insistentemente, hasta que por fin pudo comprender lo que decía, y quién era.

“…ruji… ¡Aruji!” Kashuu miraba a su ama, quien descansaba en su regazo. Él se encontraba sumamente preocupado, aunque a la vez atento por verla finalmente despertar.
“Eh…” Cho se sintió perdida, e instintivamente extendió una mano hacia arriba, la cual fue tomada por su acompañante.
“Aruji… qué alivio…” este llevó la mano de su superior a su mejilla y dejó correr un par de lágrimas de sus ojos.
“…” se encontraba derrotada, pero no sentía dolor ni angustia. Más bien, la severa falta de sus sentidos y perpetua perdición le resultaba incomprensible. De todos modos, un poco de extrañeza y alarma se generó en su pecho al ver a su Rebel mirarle de arriba.
“Ahh, has despertado, me alegro mucho,” confesó este, amenamente. “Por un momento pensé que te íbamos a perder.”
“E…espera…” Cho quiso sentarse, aunque un mareo la regresó a estar recostada.
“Aruji, no te muevas aún, quédate quieta,” dijo Kashuu, alarmado.
“Pero…”
“Es posible que no recuerdes lo que pasó ahora. Yo tampoco lo sé bien, pero comprendo que un extraño objeto extrajo tu sangre y casi te desangra completamente,” explicó el peliblanco, con una mano en su mentón. “El Rebel que oculta tu rostro es quien pudo regresarte tu sangre y te salvó la vida, pero dijo que no te recuperarías muy rápidamente.”
“…” la HiME lo oyó, pero continuó aturdida. Sentía que había un amplio hueco desde que estuvo batallando contra el orphan y acudieron al muelle hasta el presente.
“Aunque ya te has recuperado bastante para recobrar el conocimiento a pesar del riesgo mortal que tuviste,” Komaeda se alegró. “Puedo ver el potencial que realmente posees. Confío en que sobrepasarás la evaluación del otro Rebel.”
“Yo… ¿casi morí?” preguntó.

Ese sentimiento de estar soñando empezaba a desvanecerse. En poco tiempo pudo identificar las fuertes luces blancas y frías del techo de ese muelle cerrado, además del enorme barco que estaba a espaldas de su arma. Frunció el ceño y le vino a la mente una andada rápida por los angostos pasillos de ese navío, hasta que llegó a ese cuarto tecnológico… y finalmente, visualizó una caja mojada en sangre, la cual había agarrado…

“¡IHHH!” fue un recuerdo que vino con un indescriptible dolor y un repentino terror que estremeció su cuerpo. Cho se sacudió y posicionó su mano en su frente. Oyó un grito dentro de su mente, uno desgarrador de algún ser que era tanto víctima como victimario y que por poco y paralizaba los latidos de su corazón.
“¡A-aruji, ¿qué ocurre?!” Kashuu se preocupó.
“Ihh… n-no, no es nada…” dijo con los ojos firmemente cerrados, con una expresión de dolor. Ese raro grito que nunca realmente había oído antes hacía débiles ecos en su cabeza.
“Aruji…” le miró con reproche. “No eres la mejor mintiendo y lo sabes. Puedes decirme lo que sientes, no debe haber sido fácil pasar por lo que pasaste.”
“…lo haré, pero no ahora. Sólo… necesito recobrarme un poco…” finalmente, volvió a abrir sus ojos. Al menos ese susto había servido para despertarse del todo. Sonrió apenada. “Gracias por estar aquí, Kashuu.”
“No lo menciones, por supuesto que lo estoy, aruji,” dijo atento y todavía frustrado. Aun así, se le vio aliviado y quizás algo avergonzado luego del agradecimiento.
“Sí, pienso que lo mejor es que te recobres. Como el Rebel senpai dijo, ya no podrás pelear por hoy, así que… yo también tendré que retirarme,” concluyó Komaeda.
“¿Eh?” Cho finalmente se sentó sobre el piso a manera de reaccionar a sus palabras. Ello le costó algo de mareos, pero su arma le agarró para evitar que precipitara a un costado.
“Sin necesidad de ir a más detalles, fui dicho de ayudar aquí hoy para detenerte a ti específicamente, ya que eres mi HiME. Pues, pienso que lo mejor es que ya no participes en lo que ocurre, y si te mantienes fuera del asunto, yo también lo haré,” sonrió con leve pena. “Es una lástima que haya sido un día difícil, pero a su vez, nos ha dado mucho que pensar, y pienso que las penurias nos servirán para continuar con nuestro crecimiento como la esperanza de nuestros respectivos bandos. Espero que así sea.”
“Tch, no sigas con tus disparates,” se quejó Kashuu, mirándole con recelo. “Aruji no tiene por qué atenderte ahora.”
“Quisiera ayudarlos más, pero pienso que sería incorrecto de mí brindarte demasiado apoyo. Como una HiME, espero que puedas ahora buscar un refugio o un escape. La pelea todavía no alcanza este lado del muelle, así que sugiero que se vayan cuanto antes,” Komaeda alzó su mirada hacia el gran barco. “Oyo que pronto vendrán. Pues bien, nos vemos.”

No se hizo más explicaciones y desapareció, una vez más demostrando que vivía dentro de su cabeza. Con su ida, Cho miró hacia ese barco. Podía oír una batalla que debía estar ocurriendo en la cubierta, en medio de esos grandes contenedores que estaban organizados como torres. Veía que parte de la carga estaba golpeada y desencajada. Por la arena que cubría varias partes, tal vez Tenshi había peleado ahí previamente…

“Aruji, pese a lo demente que es, tu Rebel tiene razón, tenemos que huir,” dijo Kashuu.
“Pero… Roxas, las chicas…”
“Ellas entenderían si supieran lo que pasó. Igual tu hermano. ¿Puedes levantarte?”
“C-creo que sí…” Cho intentó ponerse de pie, aunque casi se cae para atrás al momento de impulsarse para apoyarse sobre sus dos pies. Nuevamente, Kashuu la sostuvo.
“Si te resulta difícil, puedo cargarte.”
“E-estoy bien, en serio,” Cho negó repetidamente. Era algo vergonzoso y tampoco quería apoyarse tanto en su arma. Quería quedarse a pelear, pero además de realmente necesitar un descanso, dudaba ser más que estorbo a esas alturas.

Se apoyó de su arma, pero no pudieron avanzar sin oír un gran impacto en la cima del barco, producto de alguna pelea. Vieron los contenedores sacudirse y deslizarse un poco. Un segundo golpe no tardó en venir, y esta vez, el impacto fue tan fuerte que esas enormes latas terminaron por impulsarse fuera del barco y desplomarse en dirección hacia ellos.

No había tiempo para correr. Aun así, Kashuu agarró la muñeca de su aruji y pretendió jalarla para intentarlo. Sin embargo, Cho tuvo otra idea.

“¿Aruji?” este se sorprendió al notar que la peliceleste ponía resistencia. Entonces, pudo sentir que estaba por convertirse en arma. “¡Espera, aruji!”
“…” Cho lo empuñó y, acto seguido, lanzó su espada con todas sus fuerzas a un costado, a manera de salvarle. El área del derrumbe era extensa, pero vio con alivio que su fiel ayudante pudo caer y deslizarse fuera de la misma, poco antes que el derrumbe apagara la luz sobre su cabeza…

El susto de la incertidumbre y el sentimiento que estaba pronto a morir, aparte de su sobreesfuerzo en esa única acción le regresaron ese profundo cansancio de antes. Si tan solo podía volver a sentir la misma desconexión para apagar el miedo que sentía…



Kashuu resurgió como humano el instante en el cual la estruendosa y gigante avalancha barrió con todo frente a él, con su aruji perdiéndose en medio de la lluvia de arena que se adelantó a la caída de la carga. Él se cubrió con un brazo ante el derrumbe ensordecedor y ni bien este terminó y la tierra empezó a asentarse, se levantó de inmediato.

Miró de lado a otro, pero no había movimiento. Su corazón latía a mil. El simple hecho que él seguía intacto y capaz de moverse indicaba que, milagrosamente, su aruji seguía con vida, pero si no se apuraba, ello podría cambiar. Corrió para ver si podía sacar un pedazo de lata y abrirse camino, pero su movimiento causó un pequeño derrumbe por el cual tuvo que saltar hacia atrás y volver a pensar qué hacer. No tenía ninguna habilidad ni ayuda para pretender salvarla…

“¡Aruji!” una vez más, le quedó llamarla, así al menos buscaba certeza de que se encontraba bien, pero no oyó respuesta. Sólo le quedó continuar mientras bordaba el desastre.





“Heh…” Ootakemaru estaba de pie sobre la cubierta del barco, luego de haber esquivado el enorme proyectil responsable de lo ocurrido. “Vas a terminar matando a alguien si sigues peleando así, Suzuka.”
“Tsk…” ya había realizado varios ataques similares fuera del recinto, y sus energías se acababan. Respiraba profundamente en lo que pensaba qué más podría hacer, cuando entonces su arma comenzó a desmaterializarse.
“Hm…” Norimune volvió a aparecer al costado de su HiME. Se le notaba serio y pensativo. “Habrá sido dicho como una broma, pero tu Rebel puede tener razón, Suzuka.”
“Norimune, ¿qué sucede?” ella se confundió por su repentina aparición.
“Me parece oír al pobre bouzu gritando torturado por su HiME…”
“¿Eh?”
“¿En serio?” ello hizo que Ootakemaru entrecerrara los ojos con fastidio. “Que conste que yo no quería que nadie muriera hoy.”
“…” preocupada, la HiME se olvidó de su enemigo para correr hacia el lado donde habían caído todos los contenedores.



Mientras tanto, Tenshi avanzaba lo más rápido que podía en lo que cargaba a la chica inconsciente. Entonces, vio al Key de antes dar la vuelta a la esquina y correr hacia ella.

“¡Oye!” Roxas se sorprendió. “¿Dónde está Cho?”
“Eh, pues, nos separamos,” contestó incómoda. No podía ni ponerse a explicar lo ocurrido. Seguramente era el Key de la peliceleste. “Debe estar afuera, ayúdame con la rehén.”
“¿Cómo que se separaron? ¿Algo ocurrió?”
“N-no hay tiempo de explicar, seguro que la encontramos afuera.”
“…no te oyes muy segura,” Roxas frunció el ceño y miró detrás de la chica. Tenshi se tensó y continuó corriendo un poco más, pero se detuvo al notar al otro no unírsele.
“En serio que no está para allá, ¡por favor ven conmigo!”
“Dime qué sucedió primero,” el rubio tenía mala espina. Esa HiME no le inspiraba confianza por su forma de actuar.
“Ehh, es que…” ella rechinó los dientes. Realmente no tenía derecho de insistirle. Desvió su mirada. “Pues, su Rebel apareció y se la llevó. Dijo que irían al otro lado del barco…”
“¡¿Perdón?!” se quedó en shock, apretó sus puños y de inmediato corrió de regreso hacia afuera.
“¡Ahh, no me dejes!” la peliazul de inmediato se apresuró. “¡No puedo correr muy rápido!”

Sin embargo, ellos no pudieron avanzar mucho ya que Izuru apareció frente a ellos.

“…” este les miró en lo que Roxas se mantuvo atento e invocó una Keyblade.
“Tsk, ¡a un lado!” le gritó.
“Ella debe ser parte de la carga…” observó a la inconsciente en el hombro de la HiME. “No pueden llevársela.”
“…” Tenshi se estremeció al oír un ruido a sus espaldas. Se giró. No veía a Youmu o el misterioso Rebel, pero el sonido le dejaba saber que estaban acercándose. Nuevamente, el rescate iba a ser entorpecido por una pelea…




Fue como si su deseo se hubiera hecho realidad. Al estar frente a la avalancha, volvió a perder sus sentidos. Igualmente, recobró dicho terror producto de aquella caja que por poco y la consume, junto con ese extraño grito agudo y desgarrador que saturó por completo su mente. Era una pesadilla despierta que regresaba ante cada instante de debilidad y miedo, semejante al descontrol de su capacidad. Sin embargo, Cho no evitaba pensar que, a diferencia de esta, lo ocurrido con el artefacto de Rizembool se asemejaba más a una invasión o ‘posesión’, como si ese grito desconocido pero reincidente fuera el de otra persona introducida dentro de ella…

“Te estás demorando en reaccionar, pese a la ausencia de peligro…” comentó una voz misteriosa, pero familiar a la vez. Este rió un poco. “Ah, claro… ahora también portas con la aflicción de ese fragmento que tocaste… es una lástima…”
“¡¿Eh?!” al apenas reconocerle, toda su confusión se apagó como con un balde de agua helada. Cho estaba arrodillada en el piso del muelle, a un rincón del ambiente y lejos de donde había ocurrido el derrumbe, el cual podía todavía ver. Ella flaqueó y se esforzó para ponerse de pie y mirar a ese exRebel a su costado, al cual posiblemente le debía la vida. “T-tú…”
“No me malinterpretes, Cho Tanaka, te salvé porque puedes servirme de entretenimiento a futuro,” Shinkouhyou se encogió de hombros sin borrar su burlesca sonrisa. “Luego de una larga temporada donde tu existencia fue superflua, puede que esta vez seas más relevante. Ocurrió una pista muy importante de ello en tu pelea previa a tu llegada a este recinto. Por más que no lo sepas aún, espero que hayas tomado nota de aquello.”
“…” le miró perdida y perpleja. Por supuesto que ese extraño ser observaba todo, como siempre lo había hecho. Con pelea… ¿se refería a la que tuvo contra ese orphan?
“Sinceramente…” negó y dio un suspiro. Miró hacia el derrumbe. Aquella HiME y Rebel que habían peleado en el barco acababan de llegar para buscar a un fantasma entre los escombros. “Sólo un Rebel que estuvo presente sabe a lo que me refiero. Por supuesto, aquel espécimen de mi antiguo maestro es superior a todos los demás.”
“…” pretender entenderle siempre le había resultado inútil, pero el segundo detalle podía ser de importancia. “Un espécimen de tu maestro…” lo pensó un poco. “¿Acaso… el Rebel de Youmu es resultado de un experimento del doctor Hojo?”
“Pienso que no es necesario caer en redundancias, Cho Tanaka…” nuevamente, Shinkouhyou se encogió de hombros y se mostró cansado y algo frustrado. “Lo que es obvio no se pregunta.”
“Eh…” sin duda se encontraba en otro nivel con respecto al conocimiento de la guerra, lo cual era entendible al comprender lo fuerte y sabia que era esa persona.
“Aun así, el crédito de la evolución de un don nadie a lo que es Izuru Kamukura recae en el último aprendiz. Mi kouhai ha demostrado ser valioso, a pesar de sus circunstancias…”
“¿H-Hay más aprendices de aquel señor?” Cho se asustó.
“Es cuestión de lógica,” nuevamente se vio cansado. “Como alguien quien siguió el camino de poder a diferencia de convertirme en un científico, te aseguro que, de haber sido el único aprendiz de mi maestro, aquel doctor lo habría considerado un severo ataque a su ego. Él fue responsable de una rama de científicos de Rizembool, y algunos de ellos continúan vivos e inmiscuidos en esta guerra,” sonrió malignamente y le miró de costado. “¿O es que acaso pensaste que su legado murió con él tres años atrás?”
“…” por supuesto que no lo haría, pero tampoco pensó que seguiría tan vivo.
“Aunque… si te sirve de consuelo…” Shinkouhyou vio a un grupo rodear los escombros y hacerse vistos.
“…” Cho vio a Kashuu consternado. Quería ir donde él, pero presentía que debía prestar atención a lo que ese exRebel le decía.
“Al igual que yo, cada una de esas personas sigue su propia voluntad y caprichos. Es cuestión de ellos utilizar el talento sembrado y cultivado por mi maestro para fines remotamente relevantes para HiMEs como tú… para bien o para mal…”
“…” Cho le vio darse media vuelta para marcharse. Antes de pasar por su costado, ese peliblanco le agarró de un hombro y le susurró.
“…y por ello mismo te sugiero que reúnas a tus aliados y se retiren inmediatamente…” dijo en susurros crueles. “…las consecuencias de no hacerlo a tiempo no tienen precedentes, aunque tal vez ya sea demasiado tarde…”
“¡…!” esas palabras le congelaron la sangre. Aquella persona de inmediato desapareció y Cho fue hacia los demás.



“No, párala, no seas brusca…” Ootakemaru agarró el brazo de Suzuka, impaciente, como si le reclamara a una niña malcriada. “Te digo que si usas la fuerza sin pensarlo, causarás otro derrumbe que bien podría matarla. Ser rescatista requiere más que levantar cosas pesadas.”
“¿Pues tienes otra idea?” la HiME se zafó, molesta. “Si la dejamos ahí sería peor.”
“Al menos ponte a estudiar lo que quieres levantar. Eso que estabas por mover está soportando otras piezas. No seas densa.”
“Tch…” rechinó los dientes. Había hecho un buen punto. “¿Entonces qué se supone que haga?”
“Fufu…” a una corta distancia, Norimune rió disimuladamente detrás de su abanico abierto. “Qué pena me da, si no fuera Rebel, este joven podría ser un buen amigo de mi hija~” no llegó a disfrutarlo más ya que Kashuu le agarró de la camisa con ambas manos.
“…si sigues dándole tan poca importancia, juro que te mataré, kuso jiji…” reclamó temblando de ira. “Aruji está peleando por su vida.”
“Oh, pero tu agarre es muy fuerte. De realmente estar en peligro, lo podríamos ver en tu propio estado de salud, y te veo de maravilla.”
“¡Maldición, cállate!” le sacudió. “¡No lo sabremos hasta no dar con mi aruji!”
“¿Hm?” este miró a un costado. “Hablando de la misma…”
“…” Cho les miraba con cierta confusión. Era como si la pelea se hubiera dejado de lado para tener al Rebel dispuesto a ayudar con el derrumbe. Por más raro que fuera, la imagen le inspiró un alivio muy necesitado.
“¡Aruji!” Kashuu soltó a Norimune (y a su vez lo empujó al punto que el otro casi se cae de espaldas) para acudir donde la peliceleste. “¿Estás bien?”
“Sí, eh… pues… Shinkouhyou me rescató, por algún motivo,” dijo perdidamente.
“¿Eh?” Ootakemaru alzó una ceja. “¿Y qué hace ese chiflado por aquí? Sin duda, se andará divirtiendo con el caos…”
“Cho,” Suzuka también fue donde ella. “Menos mal, siento mucho el descuido…”
“Eh, no, está bien, realmente no había forma de saber que esto ocurriría…”
“Creo que todos nos alegramos de verte bien. Sin embargo…” Norimune le miró con un muy ligero juicio. “Tú y bouzu son un equipo, y me da la impresión que no le hiciste partícipe en tu acción. Él pobre ha estado desfallecido buscándote.”
“S-sí, sólo pensé en protegerle al no poder salvarme yo misma…” Cho asintió, incómoda. “Lo lamento, Kashuu.”
“Aruji…” Kashuu tensó sus labios. Este se ahorró una llamada de atención, pero si se mostró decidido a contestarle. “Aprecio la ayuda, pero no te olvides que, como tu arma, yo puedo regenerarme con tu magia. En estos casos, debería ser yo quien te expulse del peligro,” este bajó su mirada, con remordimiento. “Estuve pensando que, de haber sido yo quien hubiera tomado esa caja roja, tú hubieras podido desconectarme mucho más fácilmente de esta y no habrías estado en tanto peligro.”
“…” Norimune alzó sus cejas ante esa nueva información.
“¿Caja roja? ¿De qué hablas?”
“Oye, espera,” Ootakemaru se sorprendió y miró a Cho con alarma. “¿Dices que agarraste ese cubo que estamos transportando? ¿Cómo puedes estar de pie ahora?”
“Eh… pues…” Cho se intimidó ante la apariencia de ese Rebel.
“Supongo le debes la vida a mi secuaz, nadie más pudo haberte ayudado,” este mismo se resignó a contestar su propia pregunta y se rascó la nuca. “Como sea, debes continuar afligida por ello, así que márchate.”
“Aruji, siento decirlo, pero el Rebel tiene razón,” Kashuu asintió. “Tengo que ponerte a salvo.”
“‘siento decirlo’…” el susodicho rodó los ojos. Esos elitistas de Hanasaki nunca pararían de ser tan arrogantes por más que lidiaran con la razón…
“Senpai…” Cho miró a Suzuka.
“Sabes que no tienes que llamarme así,” esta se incomodó un poco.
“Shinkouhyou me dijo que tenemos que irnos, que… van a haber consecuencias severas si no lo hacemos, unas que no tienen precedentes…” informó, no muy segura de sus palabras. “No sé qué habrá querido decir, pero debemos tomarle seriamente.”
“Cho…” la mayor se puso a pensar, intrigada.
“No sé si usted lo conoce, pero…”
“Sí, lo he visto antes, entiendo que no habla por hablar, por más esquivo que sea,” Suzuka apretó los labios. Consecuencias les esperaban, su permanencia ahí sólo podía hacer que las cosas se empeoraran, ello estaba por sentado. No podía imaginarse qué se sumaría a ello. Miró al barco. “Yo tampoco quiero prolongarlo más. Tenemos que ir por los demás adentro. Tu hermano fue a buscarte en el interior, pero ya no entres al barco. Yo me encargo.”
“Eh…” asintió mínimamente. Cho temía que sus palabras, por más que hubieran sido oídas, no hayan cambiado la situación en lo absoluto. El rescate estaba en pie, los Rebels protegerían esa carga especial a como diera lugar… tal vez sí era demasiado tarde…

En eso, Norimune apenas alzó una palma en señal de despedida a los otros dos aliados, y regresó a la mano de Suzuka como su gran espada. La HiME de inmediato saltó y subió hacia el barco por la rampa que había improvisado con sus proyectiles. Ootakemaru fue detrás de ella, pero la peliblanca lanzó un proyectil debajo de sus pies que destruyeron la rampa y le desestabilizaron para hacer que se caiga. Dicha acción generó otro derrumbe más por el cual Cho y Kashuu tuvieron que lanzarse al piso para evadir.

“¡Maldición, bruta tenías que ser!” gritó Ootakemaru, iracundo al ver cómo su HiME casi entierra a su propia aliada por segunda vez en la noche. Este Rebel se impulsó entre los escombros para seguirle el paso.
“Nuevamente… ese Rebel tiene razón…” Kashuu se levantó, sacudió sus ropas, y ayudó a su aruji a ponerse de pie. “Comienzo a pensar que ese par de HiMEs no valían nuestro sacrificio.”
“…” Cho miró al barco con incertidumbre.




Lo que en un inicio había sido una vista intrigante y tranquila en medio de la oscuridad de la noche se había tornado monótono. Sin tener nada más distrayéndolo, Tsurumaru había sacado su celular y tomó asiento en un contenedor a la orilla del agua por donde se veía el exterior del muelle cerrado a distancia. Las peleas debían ocurrir en el interior, fuera de su percepción, lo cual, si bien resultaba lamentable para su curiosidad, a su vez era lo mejor.

Luego de curiosear sin atención algunas redes sociales, vio que acababa de recibir un mensaje por LINE. Era de Hotarumaru, quien le llamaba la atención porque había entregado su último trabajo incompleto a Ikari-sensei y ahora le tocaba a él y Nagisa reparar su error, puesto a que era importante tenerlo listo cuanto antes. El peliblanco sonrió entretenido y apenado. No podía ni pensar qué habría omitido, y decidió contestarle con la promesa de compensarle con algún dulce en otra ocasión. Sin embargo, antes de tener la posibilidad de escribirle aquello, el pequeño prodigio le escribió otro mensaje completamente diferente.

‘Oh, antes que se me olvide, Yukko y Mai-neechan me preguntaron hoy por ti, ya van varios días así, me parece que te extrañan así que me gustaría que nos busques en la universidad.’
“Haha…” no evitó reír y sonrió con ironía, pero a su vez con una pizca de alegría. Realmente tenía unos kouhais muy adorables por todos lados, quienes notaban su ausencia y esperaban verlo a pesar de dejar mucho que desear en ocasiones. Era cierto que el entorno de Rizembool se había vuelto un poco más interesante de lo usual y por ello mismo no había ido en busca de Hotarumaru y sus compañeras de clase. Le contestó con una breve disculpa y a su vez se aseguraría de reponerles su ausencia.

Guardó su celular y miró al cielo nocturno. Un senpai de gente como aquella… había momentos en los cuales casi se sentía como una persona normal y se creía parte del montón. Su presente realidad era una agradable y trivial que permitía ese parecer. Tsurumaru no evitaba preguntarse en ocasiones por cuánto más se mantendría ese ilusorio status quo…



Miró a un costado de manera instintiva, aunque con suma tranquilidad al momento de detectar otra persona que se le acercaba. Era un joven, fácilmente de la edad de sus kouhais. A simple vista no parecería nadie que fuera a llamar la atención de ninguna manera, aunque Tsurumaru podía reconocerlo de antes.

“Oh, qué sorpresa, nunca hubiera esperado verlo aquí,” Shiyoon se vio gratamente sorprendido y sonrió amenamente. “Quién diría que me toparía con el ilustre Tsurumaru-sama en persona.”
“¿‘Sama’?” el otro parpadeó perplejo y sonrió con gracia. “Haha, no, debo haberlo oído mal. Yo nunca ameritaría ese nivel de elogio.”
“¡No, es en serio, soy un gran fan!” dicho esto, el joven saltó y terminó sentado al costado del otro. De inmediato le extendió le ofreció una sacudida de manos. “Puedes llamarme Shiyoon, el gusto es mío.”
“Pues, si insistes,” el peliblanco se encogió de hombros y le correspondió el gesto. “Heh, eres bastante animado para andar dando rondas. ¿Qué te trae por aquí, Shiyoon?”
“Tuve un par de tareas sin importancias que hacer, pero, a decir verdad, soy un Rebel en reserva,” asintió en lo que se soltó del otro. Su sonrisa se contagió de incomodidad. “No sé cuánto puede ayudar un bueno para nada como yo, pero son órdenes del de arriba, así que lo que ocurre hoy es como una lección para mí.”
“No es una mala manera de tomártelo, al menos servirá de experiencia para todos,” se encogió de hombros, indistinto, y le miró con perspicacia. “Das la impresión de ser un verdadero novato y comprendo que lo confirmarías, aunque tu jefe no te escogería para cachuelos el día de hoy si te faltara el talento.”
“Eh, pienso que es muy amable con alguien como yo, Tsurumaru-sama,” se sorprendió.
“¡Hahaha!” este se rió. Pese a ello, Tsurumaru le miró con reproche. “Ahora deja de llamarme así que me vas a enfermar. Mi nombre no tiene honoríficos de naturaleza,” volvió a mirarle con una mínima intriga y una sonrisa que delataba que no se creería los cuentos del otro. “A diferencia de los múltiples subordinados sin nombre de mi antiguo jefe, no me fue difícil reconocerte. Aunque creo recordar que eras un pequeño callado y retraído cuando me fui.”
“Haha, sólo era algo tímido de niño,” este rió incómodo y se rascó la nuca. “Pero no debo haber hecho nada que pudiera llamarte la atención, Tsurumaru-san. ¿Cómo así me recuerdas?”
“¿Cómo no lo haría? En medio de la muchedumbre, son muy pocas las nagas. Solo eso te da valor ante tu jefe, y hace que gente como yo te preste una minucia de atención.”
“Uhh, naga…” para variar, Shiyoon borró su sonrisa y se vio torturado. “Ya me han llamado eso demasiadas veces hoy. Quisiera ser reconocido por otra cosa…”
“…” Tsurumaru le miró con curiosidad. Fue una reacción sincera de parte del otro, claramente un chico frustrado con su realidad a cierto nivel. Ello le llevó a extenderle simpatía. “Haha, ya, lo siento, lo siento,” dijo agitando una palma. “Sólo porque eres una naga no quiere decir que seas del mismo tipo que ese innombrable.”
“Lo imaginé como Voldemort por un instante, así que disculpa aceptada,” Shiyoon rio un poco.
“Por cierto…” el peliblanco miró a ese raro bulto blanco que el otro traía consigo debajo de uno de sus brazos. “¿Qué haces paseándote con un peluche?”
“¿Peluche dices? Hehe,” se alegraba que cierto orphan no estuviera despierto para oírlo. “Es sólo un orphan rebelde. Lo derroté y este se redujo a una pequeña forma kitsune. Le pasa esto cuando se queda sin energías.”
“¿Será tu subordinado como Rebel?”
“Pues no, más se asemeja a un animal exótico que el jefe tiene de mascota, y yo soy el encargado de cuidarlo por mis rápidos reflejos,” Shiyoon mantuvo su sonrisa, aunque dio un suspiro agotado. “Es una larga historia…”
“Ya, tomaré tu palabra,” no tenía por qué oír más del asunto. Mientras menos supiera de otros, más al margen podría quedarse. La experiencia se lo había enseñado.
“¿Y qué hace por aquí, Tsurumaru-san? No tiene obligación con los sucesos de esta noche.”
“Sin duda que no, pero me aburro con facilidad, y supuse que vendría a curiosear,” dijo perfectamente contento con su situación, sonriendo distraídamente. Miró hacia el muelle, donde no podía ver nada sucediendo. “Esta es una guerra ajena a mi persona, y un escenario donde la gente de Rizembool que está por encima de nosotros va a decidir qué hacer, pero en nuestros casos, eso no nos concierne.”
“Cierto, fuera de cualquier quehacer que esperaran de nosotros.”
“Ese no es mi caso esta vez, de lo cual me alegro.”
“Haha, por eso dije que soy un gran fan,” Shiyoon sonrió ampliamente. “Tiene la habilidad de no colaborar y desentenderse, pero es de igual forma bien considerado en nuestro entorno.”
“¿Perdón?” Tsurumaru le miró de reojo, con una ceja alzada. “No, te aseguro que paso desapercibido en medio de tantos científicos.”
“Pero realmente no lo hace. Lo admiro porque, para haber sido un subordinado más, está entre los muy pocos a quienes nuestro jefe trata con algún tipo de respeto,” asintió convencido.
“…”
“Y ese respeto significa valor, y por extensión, quiere decir que tu vida posee algo de seguridad. Rizembool no buscaría deshacerte de ti tan fácilmente,” dijo con amenidad y palabras alegres e inspiradas que desentonaban con el significado de las mismas. “Es lo que yo quiero lograr, una libertad para ser independiente y mediocre y saber que mis horas no están contadas.”
“¿Heh? Diría que me insultas con lo que dices…”
“No, definitivamente no, digo la verdad.”
“Sí, sé que la dices, Shiyoon.”
“…” lo observó. El distraído peliblanco había borrado su sonrisa y miraba hacia el frente meditabundo.
“Nadie en verdad está a salvo dentro de Rizembool, sin duda no lo están bajo el ala del jefe que alguna vez tuve, así que…” volvió a sonreír, rendido, y miró al otro. “Lamento tu presente realidad, ojalá no lo tengas muy duro.”
“Oh, pienso que me va bien de momento, al menos tengo lo necesario bajo control, pero gracias por la empatía,” asintió, sonriendo agradecido. “Hehe, es refrescante oír algo como eso… pero Tsurumaru-san, a pesar de lo que dije, usted podría mejorar su estatus.”
“¿A qué te refieres?”
“Alguien con su experiencia y el lujo de independizarse podría convertirse en otro de los jefes y con subordinados que incrementarían su valor. Me sorprende que no lo considere.”
“¡Haha, buen chiste!” rió con ganas y negó un par de veces. “No, no, aleja a ese demonio de responsabilidades de mí. Hablas de incrementar mi valor como si fuera un stock en la bolsa de valores de Rizembool, pero hay responsabilidades y ataduras de por medio. Te aseguro que estoy contento con el balance de utilidad y libertad que poseo y no quiero comprometerme a más.”
“Hm…”
“Además no es que tenga ningún talento que amerite un ascenso en mi trabajo,” movió una malo con irrelevancia. “No soy como los insufribles científicos prodigios con los cuales tengo el disgusto de interactuar todo el tiempo. Si te refieres a mi habilidad de pelear, hay un gran puñado de Rebels que serían iguales a mi persona…”





“Me tendrás que disculpar, pero, como científico insufrible, concuerdo con tu acompañante,” observó Yagen, quien se acercó al par junto con Honebami. Ese joven científico venía vestido de su bata como era de costumbre, y sonrió con perspicacia. “Veo el potencial que traes en ti, y te quedaría bien un rol como el que ha sido descrito. Realmente es una pérdida que no hayas tomado ninguna iniciativa hasta el presente.”
“¿Eh?” Tsurumaru alzó una ceja y saltó de regreso al piso. “¿No crees que estás muy temprano?”
“Juzgo que ni Rebels ni HiMEs vendrán en esta dirección,” contestó observando al muelle de reojo. “Todo se acabará muy pronto,” Yagen pasó a mirar al otro chico quien también aterrizó al piso. “Buenas noches, presumo que trabajas para mi senpai.”
“¿Senpai…?” Shiyoon ladeó su cabeza, perdidamente. “Ah, ¿se refiere a mi jefe? ¿Es usted el ilustre Yagen Toushirou?”
“¿Puedes no decir ‘ilustre’? Te lo agradecería,” negó. “Me correspondería darte unas disculpas para que las extiendas a tu jefe debido al desastre ocurrido hoy y el hecho que ha faltado una propia respuesta de parte de Rizembool con respecto a su envío marítimo.”
“Oh, no es necesario,” el pelimarrón sonrió.
“Sí, lo supuse,” Yagen le observó fíjamente y sonrió impaciente. “Siendo mi senpai una persona con mayor autoridad y presencia que yo en nuestro entorno, él pudo haber orquestado una mejor seguridad de haber querido hacerlo. Con las justas acaté su pedido de enviar a Rebels relevantes a las HiMEs invasoras. Fuera de ello, sólo puedo desear que lo demás haya salido según los deseos de mi superior.”
“Que te refieras a él con tanta formalidad me resulta incómodo,” Tsurumaru se sacudió a manera de despejar escalofríos.
“¡Haha, yo pienso que es adorable!” Shiyoon rió un poco.
“Hm…” Yagen posó su mirada en aquel bulto blanco que traía. “¿Qué vendría a ser ello?”
“Oh, es un orphan inconsciente, veo que cualquiera pensaría que es un peluche de una de esas máquinas de premio. Tsurumaru-san lo asumió.”
“No fue lo que yo pensé, a decir verdad,” entonces, el científico sonrió con intriga. “Mi hermano no ha quitado sus ojos de ese ser desde que llegamos, y a simple vista, hubiera pensado que se trata de algún Child, por eso lo digo.”
“¿Un Child?” Tsurumaru se vio intrigado ante la mención.
“En algún momento lo he pensado, siendo sincero, pero él sólo se ve adorable cuando está inconsciente, tiene un temperamento que te puede matar, haha,” Shiyoon rio y luego miró a su compañero con cierto cargo de consciencia. “El pobre lo ha pasado un poco mal hoy, por eso anda inconsciente. Tendré que comprarle el doble de aburaage mañana.”
“…” Honebami observaba a dicho orphan sin tomar otra acción.
“Ah, pero si usted es el hermano del doctor Toushirou, por supuesto que he oído de usted también,” Shiyoon se le acercó con una palma extendida. “Es un gusto, ¿cuál es su nombre?”
“Disculpa, pero mi hermano no gusta del contacto físico,” Yagen negó. “Yo tampoco lo hago, aunque no estoy aquí para socializar de todos modos.”
“Haha, obvio que no, ya que este chico ni se ha presentado ante ti,” Tsurumaru se puso a reír. “Nada mal, Shiyoon. Ya sabes que no hay que meterse con estos aprendices del doctor Hojo.”
“Ahh, ha sido una completa omisión de mi parte, doctor, lo lamento mucho,” Shiyoon se vio en aprietos. “No he querido faltarle el respeto.”
“No, ignora a la grulla, él sólo te tomaba el pelo. Sinceramente, las formalidades no podrían importarme menos,” se giró hacia el muelle. “Estoy aquí para observar lo que mi senpai va a ocasionar, el motivo por el cual ha dejado que las cosas se desencadenen como lo han hecho. Siendo mi presencia producto de curiosidad, no amerito ningún trato especial.”
“…” Shiyoon le observó y luego pasó a encarar al mismo sentido. “Puedo ver algo de semejanza con mi jefe en usted, los dos tienen esa curiosidad de la que habla.”
“No me sorprende…” Yagen sonrió un poco.
“…” por su parte, Tsurumaru no se veía muy entretenido por dicha mención. “¿Y qué se supone que este curioso jefe va a hacer?”
“No creo que lo vean desde aquí, pero está en marcha, pronto comenzará,” Shiyoon miró al peliblanco. “Podría llevarlos allá si quieren. Correríamos el riesgo que nos vean, y sin duda no es algo que yo querría hacer, pero pienso que mi jefe apreciaría sus presencias.”
“No, aquí estamos bien,” afirmó Yagen, sin borrar su sonrisa. “Puedo percibir una mínima anomalía en el aire. Presumo que mi senpai encontrará una manera de llegar donde nosotros.”




Sayi

Re: HiMEverse Episode V: The Rebels Strike Back
« Reply #950: November 30, 2023, 10:15:23 PM »
Fic flash~



Tomó un sorbo de su café mientras se adentraba en la facultad de arte, preguntándose si Haru estaría tomando un descanso de la pintura que se encontraba finalizando. Según le había dicho, era el octavo canvas de una colección de doce pinturas que debía mandar a la un museo en Europa para el final de semestre.

Saboreó el café en sus labios… Hagu no le confirmaba que iba a mudarse a Europa a hacer una maestría, pero no era necesario. Considerando el tipo de proyectos que ocupaban su tiempo y donde personas con su talento preferían llevar su educación, era casi un hecho que Hagu estudiaría aunque sea un par de años en el continente viejo, llevando sus talentos a nuevas alturas. La idea lo entristecía más de lo que quería aceptar -después de todo, Hagu se había convertido en lo más cercano a una mejor amiga- y acostumbrarse a que terminaría la universidad sin su compañía era un pensamiento que no quería entretener más de lo necesario.

Estuvo por tocar la puerta del salón donde Hagu solía acampar cuando la característica presencia de la directora lo hicieron detenerse en la entrada.

Con su característico vestido negro y semblante esbelto, Holden sentía que podía reconocer a Miranda Lot a kilómetros de distancia. No era un talento considerando lo sucedido entre Hanasaki y Rizembool hace cuatro años.  La directora se encontrando conversando con Hagu lejos del resto de estudiante, con su amiga escuchándole solemnemente, prestándole una atención que empezaron a hacerle cuestionar…

¿De qué estaban hablando? ¿Acaso intentaba reclutarla como HiME? La idea caló suficiente temor en el para que sus pies empezaran a andar en dirección a la conversación, recordando la promesa que le había hecho al profesor Hanamoto: De que se aseguraría de protegerla del conflicto, para que continúe su vida lejos del conflicto entre rebels y HiMEs.

“…llevará tu entrenamiento…”

Entrenamiento. La palabra lo hizo detenerse a unos veinte pasos de la directora, y fue entonces que Hagu se percató de su presencia. Su expresión delató que había escuchado lo suficiente, y la culpa calaron la expresión de su amiga.

Miranda se percató de lo que acababa de suceder, y se disculpó con Hagu, con la intención de retirarse. La directora no se alejo sin recibir una mirada furiosa del castaño, sin embargo.

“Se salió con la suya…” murmuró Holden para los dos, una vez se encontraron lejos de la directora.

Hagu se quedó mirando el suelo por lo que sintió como una eternidad antes de que levantara la mirada, y con un hilo de voz, empezó.

“Lo siento, Holden. Se que prometí que no volvería a ser una HiME de nuevo, pero luego de lo sucedido con Sayi…”
Holden intentaba guardar su frustración, pero la cólera se escapaba de a pocos “¿Pero no le había prometido a la misma Sayi que no volverías a luchar?”
“…Pero… tu no estuviste ahí” intentó explicarle la rubia, antes que su voz empezar a quebrarse en llanto “No viste… lo horrible que fue…”

Holden juntó los labios en una linea y se apuró a rodearle con su brazo. Hagu siempre había cargado con la culpa de hacerse a un lado del conflicto, pero lamentablemente, el estar presente ante la desgarradora primera derrota de su amiga había sido suficiente para convencerla.

“Tu tio… ¿tiene alguna idea que eres una HiME de nuevo?”

- - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - -
Oh, dream maker, you heart breaker
Wherever you're goin', I'm goin' your way


Cho

Re: HiMEverse Episode V: The Rebels Strike Back
« Reply #951: November 30, 2023, 11:57:09 PM »

Hello gals <3

Para cualquier duda y/o consulta las invito a postear en el foro de planeación.

Sin más preámbulos~

*top 4*

*conteo*

Sayi :: 560 palabras
Nite :: 0 palabras
Cho :: 20311 palabras
Kana :: 1423 palabras
Eureka :: 0 palabras
Puri :: 0 palabras
Mimi Tachikawa :: 702 palabras
Mery :: 0 palabras
Apple :: 0 palabras
Miyu :: 0 palabras


Now, let's carry on with those big HiME dreams...


Cho

Re: HiMEverse Episode V: The Rebels Strike Back
« Reply #952: December 29, 2023, 01:19:09 PM »
Ahh... últimas dos partes, esto fue eterno. Hice un fic de 100k yay~ *stabs herself* (...)

Ahora a hacer uno chico para atar cabos sueltos *sighs*

110.11.




Hanjin observó a una HiME peliceleste salir por las puertas del muelle, apoyada de un chico. Ellos se detuvieron un instante en el umbral, con la chica no queriendo irse o al menos observar desde aquel punto, pero su acompañante le insistió en evacuar, y así ambos continuaron su camino de regreso a las afueras del recinto.

El pelirrosa esperó un poco más para asegurarse de la ausencia de otras personas e ingresó por esas mismas puertas. Se acercó un poco hacia el final del pasillo que daba al barco para observar lo que sucedía en el presente. De momento, no había movimiento exterior, aunque sí quedaban los escombros y daños productos de una pelea. Nuevamente, no había moros en la costa.

Así, retornó caminando hacia la salida, pero no la tomó. Se dirigió a las escaleras que conducían a los almacenes subterráneos y, luego de mirar de reojo la lonchera de metal que traía consigo, fue tranquilamente hacia abajo…






Fue de esperarse que una batalla entre tantos participantes con poderes en pasillos angostos no sería factible. Tomaron unos ataques de keyblade de parte de Roxas, unos puñetazos y patadas de Izuru, y eventualmente unos cortes de shock de Youmu para destrozar las paredes que les rodeaban y comprometer la estructura ahora enclenque donde estaban parados. Incluso las instalaciones eléctricas del barco comenzaban a soltar chispas y a apagarse, lo cual pronto les obligaría a ver cómo salir del recinto.

En medio de todo el desastre, Tenshi se encontraba cargando a la rehén, sin poder ver ninguna apertura. Roxas y Youmu se turnaban para responder los ataques de los dos Rebels presentes e impedir que le dieran el alcance. La peliazul no se sentía con fuerzas como para intentar pelear, ni podía igualar la velocidad de sus oponentes, y sabía que debía conservar lo que le quedaba de vitalidad para el momento en el cual pudiera escapar.

Y en caso esa pelea no fuera lo suficientemente caótica, Suzuka hizo aparición en lo que destruía las paredes en su camino con su espada.

“¡Su-Suzuka!” Tenshi se sorprendió.
“¡Tenshi, aprovecha para huir, yo te cubro!”
“¡Suzuka, cuidado!”
“…” la peliblanca se giró para apenas contestar un ataque de su Rebel, quien empleó su propia gran espada. “Tsk… ya me alcanzaste.”
“¡No hay forma que les dejemos huir!” exclamó Ootakemaru, con ambos agarrando sus espadas en pleno choque de armas. Este fue impulsado hacia atrás por su HiME y de inmediato arremetió. "¡Están en desventaja si creen que pueden mantenerse de pie!” dicho esto, electricidad le rodeó y las luces restantes del techo estallaron una detrás de otra. “Yo manejo la electricidad aquí y mi ayudante tiene visión en la oscuridad.”
“¡No son los únicos que manejan la luz!” exclamó Roxas, quien de inmediato iluminó su keyblade de luz incandescente. Él pasó a mirar a Youmu y Suzuka, y sus espadas también se prendieron como linternas.
“¿Heh? Buen truco, niño,” Ootakemaru sonrió intrigado. “¡Espero pelear contra ti en otra oportunidad!”

Con respecto a antes de la llegada del par, el balance de poder entre ambos lados se había mayormente mantenido. Sin embargo, por la fuerza y ataques contundentes de ellos dos, con frecuencia había aperturas en el movimiento alrededor de Tenshi, ya que todos debían de tener cuidado y evacuar el área de ataque de ellos dos. Eso le hizo ver a la peliazul que, si calculaba bien y se apresuraba, podría esperar el momento de cruzar efectivamente en dirección a la salida. Pese a esa teoría, dudaba ser capaz de hacerlo, puesto a que el riesgo era enorme y no había una cantidad de tiempo fija entre la apertura y el ataque…

Todos sintieron un remesón producto de un ataque de Ootakemaru que electrizó varias superficies de metal. El piso debajo de Tenshi dio un fuerte sonido y ella sintió que estaba pronto a hundirse. Tenía que moverse, pero no podía leer lo que sucedía. En eso, un ataque de Suzuka dio el último golpe y una gran parte del suelo cedió.

“¡AAHHH!” Tenshi se puso a caer. Sabía que no era la única en ese predicamento así que imaginó que terminaría por sufrir una dolorosa caída en el piso de abajo, pero entonces Roxas le agarró de un brazo y la jaló a lo poco del suelo que quedaba.
“¿Estás bien?”
“Eh, s-sí, pero la chica…” por la caída la había soltado…



Y ahí fue que todos averiguaron que Tenshi no había sido la única calculando una apertura. Con la costa libre y todos preocupados en reposicionarse, Youmu atrapó a la rehén en pleno aire y pudo surcar el área del ataque de Suzuka pese a haber oscuridad y humo en su camino. Esa HiME sumamente veloz cambió por completo el panorama de lo que sucedía, y la intensa pelea de inmediato se convirtió en una persecución.

Con esa HiME herida y todos ocupados en un tenso combate dentro de una estructura que se deterioraba, Youmu supo que no podía prolongarlo más. Había demasiado peligro e incertidumbre de por medio. Tampoco sabía si sería capaz de avanzar muy lejos al quedarse completamente desprotegida a cambio de escapar, pero no iba a dedicarse a considerarlo. Era el momento de actuar e intentar hacer una diferencia.

Tenía que llevar a esa rehén al exterior del barco… si tan solo pudiera ver cómo ocultarla de todos, llevarla a algún punto donde no fuera a ser vista ni encontrada, al menos por un instante…

Oyó golpes y destrozos de material detrás de sí. No dudaba que algún Rebel le haya atacado. También asumía que sus aliados habían visto una manera de protegerla o desviar los ataques, al encontrarse todavía ilesa. Su rápido recorrido le llevó al angosto umbral que conducía a la cubierta. La intensa luz de los reflectores del muelle se presentó como una esperanza…

Entonces, vio varios rayos de electricidad surcar por las paredes, el piso y el techo, y sobrepasarla camino a la salida. Youmu oyó un foco estallar y juntó sus fuerzas para impulsarse lo más posible. La HiME apenas pudo pasar la puerta, aunque todo ese bloque estalló y la explosión la sacudió y propulsó contra un contenedor de metal. Ella apenas pudo ponerse primero para amortiguar el golpe de la chica inconsciente que traía.

“Ihh…” cayó al piso después de haber sentido un fuerte martilleo en toda su espalda. Temió un instante haberse malogrado la columna, pero todavía podía moverse. Estaba agotada y adolorida, aunque aun así cargó a la chica para pretender llevársela de ahí.
“¡Eres demasiado rápida!” entonces, Ootakemaru fue el primero en darle el alcance y este arremetió contra Youmu al hacerle un ataque con su gran espada. Aquel Rebel sonreía con desafío. “¡Estoy encontrando demasiada gente con la cual querría pelear!”
“Tch…” ¿por qué tuvo que alcanzarle antes de Suzuka y los demás? Youmu no pensaba darse el lujo de luchar y cargaba a la rehén en lo que hacía su mejor trabajo esquivando los ataques. Apenas invocar una espada le obligaría a sólo usar un brazo para tenerla consigo y podía asumir que los Rebels priorizarían llevársela.
“No lo hagas más difícil para ti, HiME,” Ootakemaru le lanzó un torrente de electricidad, lo cual forzó a Youmu a dar un gran salto.
“…” la HiME vio ese elemento impactar unos contenedores y se expandió caóticamente en otros.
“No es nada personal. Regresa a esa chica y estarás a salvo.”
“¡Nunca!”
“¡Pues bien!” luego de recibir esa respuesta, el Rebel se impulsó y en apenas un segundo alcanzó a Youmu en el aire.
“¡…!” ella no tuvo de otra que cargar a la chica de un hombro y contestar su ataque con su espada más grande. No había duda con respecto a cuál era el más físicamente fuerte de los dos. Youmu sintió un desagradable tirón en su hombro, además de fuerte estática. Sólo le quedó impulsarse de la espada del Rebel para aterrizar lo antes posible y contar con mayor movilidad. Sin embargo, la situación sólo estaba por tornarse más difícil para ella, al ver cómo los otros dos Rebels fueron los siguientes en salir. “¡Maldición!”
“Ah, bienvenidos,” Ootakemaru les miró de reojo, gustosamente. “Siento la destrucción.”
“Fufu, nos insultas, waka-sama…” murmuró Matsui, con un tono de voz entretenido. “No fue nada que no pudiéramos sortear.”
“Los demás van a seguir nuestro camino, acabemos con esto,” sentenció Izuru.
“…” la sangre de la HiME se heló, y ella sacudió su cabeza para mantenerse lo más tranquila posible. No iba a pelear ni a esquivar. Nuevamente, lo tornaría en una persecución por el mayor tiempo posible, y se puso a correr.

Esta vez, avanzar sería más difícil. Youmu se concentró nuevamente en cargar a la chica con ambos brazos y saltó para usar los contenedores como pared. Entonces, hubo otro ataque de electricidad de atrás que le forzó a prestar atención y a esquivar, para luego ver al Rebel incógnito también saltar el montículo de contenedores y atacarle. Youmu se movilizó a un costado, aunque su escape tuvo que esperar puesto a que Izuru fue capaz de agarrar y lanzar un contenedor, el cual por poco le aplasta.

La HiME esquivó esa destrucción que le aturdió los oídos, para luego agacharse y saltar con las justas al recibir un ataque del otro Rebel, y después vio a Ootakemaru en el aire, quien le lanzó una lluvia de electricidad.

“¡Deben estar bromeando!” se sumergió en un estado de horror, pero procuró concentrarse para evadir lo que le rodeaba. Esa electricidad paró cada cabello en su cabeza. Era una situación imposible y de milagro había podido esquivar los rayos individuales. Entonces, vio al incógnito acercarse a gran velocidad y ni podía prestar atención a su propio Rebel, quien seguramente estaba a punto de hacerse presente de la peor manera.



Pese a todo ello, la HiME no se sintió derrotada. No estaba desmoralizada, sabía que había un plan, una solución y que ella misma podía ser quien lograra el cometido de las HiMEs. Recordó la explicación que Fran le había dado con respecto a su capacidad, al qi, esa esencia que podía brindarle una mayor energía vital y que incluso era capaz de prestarse de quienes le rodeaban, siempre y cuando ella fuera a mantener control de sí misma…

…aquellos cerca de ella eran Rebels fuertes con ataques precisos y letales… y por ello mismo supo que tenía la posibilidad de hacerles frente, al menos de momento. Se aseguraría de usar la fuerza de sus adversarios para su propio bien. Sí le era posible hacerlo…

“¡AAHHHH!” Youmu concentró sus fuerzas y convicciones. Un aura de energía le rodeó y entonces, la HiME sobrepasó sus propios niveles de agilidad. Esquivó con las justas y con gran precisión ese ataque cercano, luego avanzó al ras del piso para evitar otro contenedor lanzado que apenas rozó sus cabellos, y así, se puso a correr por la cubierta, fuera de esa trampa de contenedores.
“¿Eh?” Ootakemaru se sorprendió, pero la impresión no le duró y volvió a sonreír con algarabía. “¡Hah, está mucho mejor, HiME!”

La peliblanca avanzó por la superficie del barco. En su presente estado, podría tal vez saltar y aterrizar fuera de un salto, pero por más que los Rebels no podían tocarla, sí supieron predecir sus intenciones y una y otra vez se posicionaron en su camino cuando intentaba sus múltiples escapes. Ello no le distrajo de su principal estrategia la cual era no dejarse atrapar, y continuó moviéndose aleatoriamente por todos lados del exterior del barco.

“Tch…” Matsui falló en atraparla luego de otro intento más y vio a Izuru observar desde el punto más alto de los contenedores. Saltó donde él. “Al menos ayúdanos.”
“…” este cerró sus ojos. “Puedo estimar sus movimientos, pero necesito más observación.”
“¿Ah? ¿Qué dices?”
“Pero tú puedes leerla mejor que yo. Eres un Rebel que absorbe energía vital…”
“¿…eso qué tiene que ver?” le cuestionó confundido. Los dos vieron a Ootakemaru revestir las barandas de un lado del barco para impedir otro escape más.
“Su capacidad nos roba energías pasivamente. ¿Eres capaz de percibirlo? ¿Puedes discernir la cantidad y fluctuaciones?”
“…a eso te refieres…” por dentro, Matsui, para variar, sonrió de la misma manera que Ootakemaru. Este dio una leve palmada a Izuru en un hombro.
“…” el susodicho le miró, inmutado, pero con una minucia de confusión.
“Gracias por el dato…” entonces, Matsui saltó a la acción.

Ootakemaru estuvo por lanzar más de su elemento, aunque se detuvo al ver a Matsui ir detrás de la HiME y en el área donde había planeado el ataque. Se intrigó al notar que su compañero ya no trataba de atacar a la peliblanca o meterse en su camino. Curiosamente, empezaba a moverse a la par de la misma, con nada acelerada o giro que la HiME hacía, a pesar de la gran velocidad. Era como si se calibrara lentamente…

En ese momento, vio que Suzuka y Roxas finalmente salieron del interior.

“¡Miserable!” le gritó su HiME. “¡Y luego tú me acusas de violenta!”
“Heh,” este se encogió de hombros y sonrió burlonamente. “Pero nadie murió con mi ataque, ¿o me equivoco? No me culpes de que los Rebels seamos mejores esquivando derrumbes que ustedes. Y no me compares contigo y esa pobre HiME que has matado dos veces esta noche.”
“¡Espera, ¿hablas de Cho?!” Roxas se quedó en shock.
“¡T-tu hermana está bien, te lo juro!” Suzuka se alteró. “¡Ootakemaru, no le asustes!”
“¿Acaso he mentido? También me conviene sembrar un poco de discordia entre ustedes.”
“…” tenía todavía sus dudas, pero Roxas recordó a Youmu. La vio pasar corriendo a velocidad, con el misterioso Rebel detrás de ella y casi por darle el alcance, así que fue detrás de ellos.

Youmu podía mantener su presente estado de hyperdrive aparentemente por más tiempo, pero sabía que ya debía haber alcanzado su límite. También, ese Rebel era capaz de seguirle mejor que los otros, y en el presente no podía hacer más que correr sin intentar escapes ya que estuvo muy cerca de que este pudiera atraparle en dos ocasiones anteriores. De algún modo, era como si leyera sus pensamientos o propios movimientos corporales con tan poco tiempo de anticipación.

No podía darse ni un segundo para ver si Suzuka o Roxas habían llegado. No tenía manera de saber si había alguien listo a apoyarla… cuando en eso, su visión se distrajo un instante y miró a las vigas del recinto. Sí, había una persona…

De repente, Izuru aprovechó esa pequeña distracción para aterrizar desde arriba y propinarle un golpe. Por la presencia del otro Rebel en su lado de escape, Youmu fue impactada y terminó por arrastrarse varios metros en el piso hasta golpear las barandas del barco. Ella observó a esos dos Rebels a punto de alcanzarle, pero Roxas se puso en el medio y les obligó a retroceder con potentes ataques de luz.

“Youmu…” Suzuka quiso también darle el alcance, pero ella tenía su propia pelea contra su Rebel, quien no le daba la oportunidad.
“¡Youmu, ¿estás bien?!” Roxas le miró un momento, pero tuvo que contestar un ataque de espadas contra el incógnito.
“…” esta se levantó y cargó a la rehén. Eran tres contra tres, Izuru estaba pronto a zafarse de la vigilia de Roxas, no tenía tiempo…

No podía pensar, no sabía qué otra solución podía haber. Dentro de lo que había esperado, del posible plan que les resultaría en victoria… le quedaba hacer un desesperado y posiblemente criminal intento… quizás… no era del todo malo, si es que salía mal…

Quizás esa chica inconsciente estaba mejor muerta que entre las garras de Rizembool…



“Youmu…” Suzuka se quedó en shock al ver lo que hacía. Ootakemaru se giró por la expresión de su HiME. “¡¿Qué haces?!”
“Tsk…” Roxas volvió a espantar a los otros dos con luz y se volteó. La peliblanca cargaba a la inconsciente y la tenía al otro lado de las barandas, con la limitada cantidad de agua entre el barco y el muelle como su único e insuficiente colchón. “¡Oye, espera!”
“…es… ¡la única opción que tenemos!” al decir esas palabras, Youmu reunió lo poco que quedaba de su qi para impulsar a la chica hacia las aguas.

Tenshi apenas salía cojeando del interior, cuando vio esa increíble acción. Los demás corrieron hacia el borde. Izuru pretendió impulsarse para atraparla en pleno aire, pero esta vez Youmu le hizo frente con ambas espadas.

“¡AAHHH!” desesperada, Suzuka levantó un brazo y así alzó lo más que pudo de las aguas bajo el barco para generar un tsunami con el cual envolvió a la caída a la mitad de su trayectoria. Ello generó inestabilidad en todos al mecer el navío, y ellos vieron la ola elevarse por encima del muelle, para inundar y barrer todo a su paso.

Aquel elemento pudo fácilmente atrapar y amortiguar a cualquiera alcanzado por este… pero todos vieron el agua retornar al dique y desarmarse sin rastros de la rehén. Ella había sido devorada por la ola y no quedaba indicios de ella.

“No puede ser, ¿fallé? ¡Pero…!” comenzó Suzuka, apoyada en las barandas, en pánico. A su costado, Ootakemaru saltó y se sumergió en las aguas en búsqueda de ella.
“…” Izuru se puso a pensar.
“¿Hablan… en serio…?” preguntó Matsui al aire, anonadado. Su breve shock se deshizo en una risa corta e irónica, que también poseía una gran molestia. “Ha…haha… no puede ser. ¿A esto se suma el heroísmo de ustedes? ¿Esto es por lo que pelean?”
“Tú… ¿por qué? ¿Por qué has hecho esto?” Tenshi se acercó a Youmu, quien estaba torturada y cabizbaja.
“Todos, yo… lo siento… ¡lo siento!” exclamó, mínimamente y con sus ojos consternados. “No había salida a esto… s-si el agua no le protegía de la caída… igual estaría a la merced de Rizembool, y…”
“¡Cállate! ¡Cállate ya!” la peliazul le agarró de los hombros y la sacudió violentamente. “¡Esto no debía suceder! ¡Y no hay nada peor que la muerte! ¡Al menos en vida todavía hay esperanzas! ¡¿Cómo puedes hacernos esto?!” sus ojos se llenaron de lágrimas. “Luego de todo lo que hicimos…”
“Perdón…”
“Dices que hay esperanzas en vida… irónico que tú digas eso…” observó Matsui. “Siendo tú la que casi lo desperdicia todo tantas veces…” blandeó su espada. “Y ahora que no tienen motivo para pelear, váyanse de aquí inmediatamente.”
“¡AAHH! ¡Demonios!” Tenshi soltó a la otra y maldijo cabizbaja, sin dejar de llorar.
“Él tiene razón… chicas, vámonos de inmediato, por favor…” Roxas apretó los labios. En medio de los sentimientos encontrados, tenía que ser fuerte y abogar por la poca cordura que quedaba.
“…” Ootakemaru resurgió del agua, aunque se quedó dentro de la misma. Su expresión delataba la falla en su búsqueda, y luego de mirar a su HiME, observó a Izuru, quien continuaba meditativo y reservado. Sí, pensaba lo mismo… algo estaba fuera de lugar…




Se encontraba frente a la puerta cerrada del almacén, donde se ubicaban los trabajadores y policías resguardados. Hanjin se arrodilló y abrió su lonchera de metal. Dentro de esta no había más que una pequeña culebra, la cual no podía ser más larga que veinte centímetros. Era de colores neutros y apariencia simple, pero una persona con experiencia con estos reptiles sería capaz de identificarla como una culebra venenosa.

A pesar de la posición agresiva de ese animal, el pelirrosa metió una de sus manos dentro de la lonchera. No bastó ningún otro movimiento para que esa culebra le atacara y mordiera la apertura entre su pulgar y dedo índice. El chico entrecerró sus ojos y miró la culebra inyectar su veneno sin batallarlo. Esperó unos segundos en los que cualquier otra persona hubiera hecho lo posible por soltarse o entrado en pánico, y eventualmente, con su otra mano agarró la cabeza del reptil para removerlo y regresarlo a la lonchera, la cual fue nuevamente cerrada.

Se puso de pie y alzó su cabeza hacia el techo de manera ida. Se asemejó a un zombie, un ser desposeído, una persona quien era ajena al daño a su persona o a la significancia de esa mordedura… o a todo lo que ocurría en su entorno. En muchas maneras, dicha desconexión e insignificancia eran muy ciertas…

…lo suficiente para que ese pelirrosa se entregara tan voluntariosamente a ser mordido por ese animal y, así, se convirtiera en el recipiente y avatar de otra persona.



El grupo de refugiados se alertaron al oír que la puerta se abría. Su incierta espera podría haber finalmente terminado con la llegada de refuerzos… pero no se trataba de eso. Vieron a un joven de cabellos rosas con sus ojos en sombras quedarse de pie en el umbral, otra persona quien a simple vista era igual de vulnerable que ellos mismos.

“Oye, chico…” el jefe del muelle se le acercó entre sorprendido y preocupado. “¿Cómo llegaste aquí? ¿Qué está pasando afuera?”
“…”
“¿Estás bien?” ninguna respuesta. Le agarró de un brazo. “Ven, parece que has sido impactado, menos mal que te ves ileso. Sabemos que hay refuerzos en camino, así que ven, toma un descanso con nosotros.”
“…” ante la presión en su brazo, dio unos pasos hacia delante. Una vez ingresó a ese ambiente y oyó a otra persona cerrar la puerta detrás de él, se resistió a avanzar y se sacudió mínimamente para ser soltado por el señor.
“¿Qué sucede?” este se confundió.
“Dinos, estamos aquí para ayudarnos mutuamente,” se sumó el que había cerrado el portón.
“Ustedes…” su voz en susurros estaba cargada de gran peso y lamento, además de frialdad. La cadencia y control de sus palabras eran atípicas de alguien de su corta edad. “Se han rendido ante la misericordia de quienes están arriba… sólo esperan que los vengan a salvar y que esos seres se apiaden de ustedes… patético…”
“¿Perdón?” el jefe se indignó.
“Un momento, joven,” un policía se puso de pie. “Tú no tienes experiencia para entender el peligro que corremos. No hay nada patético en reconocer lo que no podemos enfrentar y esperar a que venga ayuda. ¡No incites a que otros se pongan en peligro!”
“…no hay punto en rendirse…”
“Lo que no hay punto es en pelear, menos en estas condiciones,” insistió un trabajador.
“Precisamente… no existe ningún punto en nada en lo absoluto…” ‘Hanjin’ levantó sus ojos ámbar vacíos y miró al público frente a él.

Con la entrada del pelirrosa, ingresó un manojo de principios y sentimientos a la par que silenciosamente tomaron posesión de cada presente. Ni bien estos posaron su visión en los ojos del pelirrosa, se sumergieron en un abismo que reemplazó su noción de la realidad, y los convenció de una percepción inútil, irremediable, fallada, inescapable de sus propias vidas.

De repente, dentro de personas saludables e ilesas, sus mentes y almas empezaron a ahogarse y a desesperarse por la más mínima esperanza, una que había dejado de existir en el mundo…

“No existe sentido alguno por el cual vivir y esperar, estamos en una situación gobernada por aquellos indeseables arriba de nosotros, quienes nos han quitado la certeza y seguridad. Es porque somos impotentes, y ellos gastan todo poder y sentido común en una guerra que nos destruirá a todos…”

‘Hanjin’ sonrió como sentencia. Era un gesto todo poderoso, seguro, sutil y vacío que le pertenecía a una persona ausente al puerto.

“…la única esperanza de cambiar sus realidades es rebelarse ante la realidad misma y batallar contra todo lo que se impone ante ustedes… o perecer en el intento…”






“…” una vez más, Suzuka alzó las aguas al costado del barco, en vano. Ya todos habían bajado de la cubierta y estaban de pie sobre el muelle.
“No hay punto de repetir una acción inútil, HiME. Se acabó,” insistió Matsui, con una voz sombría.
“Eh, pues, se acabó por ahora ya que los queremos fuera de aquí, pero…” Ootakemaru se encogió de hombros. “Si hay pleitos por la desaparición de esa chica y nos corresponde una investigación, nos estaremos viendo pronto.”
“…” Roxas frunció el ceño. “No tienen derecho de expresarse así si eran cómplices de su secuestro, asumiendo que no son más que ello.”
“Vaya queja tan abierta considerando que por ustedes ella fácil está muerta,” ese Rebel intimidante alzó una ceja.
“…” Youmu, todavía cabizbaja, apretó sus puños. “…por favor… vámonos de una vez… ya quiero terminar esta pesadilla…”
“Tch…” Tenshi tuvo que apretar sus dientes para detenerse de volver a desquitar su frustración en esa HiME. Alguien tan ilógico y desesperanzado como esa chica no estaba hecha para el rol.
“…” por su parte, Izuru miró fijamente a su HiME, inmutado.
“Bueno ya, es lo mejor partir ahora,” dijo Norimune, amenamente y con pena en su sonrisa. “Todos tenemos algo que decir, pero ahorrémonos las penurias,” en eso, su cordial sonrisa se avivó con perspicacia. “Nos estaremos viendo, Rebels. Desde ya lamento que esta guerra no pueda ser agradable ni para ustedes.”
“…es una observación extraña, arma. Los desquiciados no sólo están del lado de Rizembool,” observó el incógnito, con irrelevancia y una pizca de impaciencia. “Esfúmense si no quieren comenzar con otra pelea. Nada cambia el hecho que seamos más fuertes.”
“¿Cómo te atreves?” Suzuka entrecerró sus ojos, pero Norimune se interpuso a su lado.
“No pierdas la tranquilidad. Vámonos de una vez, te lo ruego,” dijo este, sonriendo pacientemente a su HIME.

La tensión restante del ambiente fue ligeramente aliviada por el arma y a pesar de la intensa pelea que acababan de tener, los de Hanasaki terminaron por resignarse para ceder y encarar hacia la salida del recinto con intenciones de retirarse. Ya no había punto de quedarse más…



Pese a ello, ambos grupos pasaron a oír lo que parecía ser una avalancha de personas. En poco tiempo, vieron a los refugiados trabajadores del puerto y los policías correr en mancha fuera de las penumbras que llevaban a la salida… y en dirección a ellos.



El pelirrosa observó a la horda de personas correr desde el subterráneo como una masa amorfa y contagiada de una misma identidad y conflicto y carente de pensamiento propio. Luego de una breve mirada hacia el muelle desde las sombras, se dio media vuelta y se retiró.



Los presentes se confundieron por dicha acción, y no tardaron en ver que esas personas estaban iracundas y exclamaban con odio y cólera. Daban la impresión de ser alguna barra brava poseída por un deseo de pelear y reclamar con la fuerza.

“¿Qué… qué están haciendo?” preguntó Roxas.
“¿Estarán inconformes con la situación?” cuestionó Suzuka. Ella se inquietó. No tenía manera de quitarse la culpa del asunto al ser quien había ocasionado ese desastre en primer lugar.
“No lo sé, hay algo raro en su acción,” Tenshi frunció el ceño. “¿Por qué no huirían? ¿Acaso están buscando pelear contra nosotros?”
“Eso parece ser…” Ootakemaru caminó y sobrepasó a los de Hanasaki. Miró a quienes se acercaban. “No dan la impresión de estar dispuestos a diálogo.”
“Waka-sama…” comenzó Matsui. “Debemos irnos.”
“¿Hm?” el otro le miró de reojo. “¿Por qué?”
“Esto es más que anormal. No es una exageración decir que estas personas están poseídas o han sido víctimas de alguien… percibo un conflicto en ellos… pueden precipitarse a hacernos un daño mortal si así lo desean.”
“¿Qué cosa?” Youmu se alertó.
“¿Cuál es el problema?” Izuru miraba a ese gran grupo acercarse. “La cantidad es lo de menos. Podemos barrer con ellos, o podemos alejarnos a un punto inalcanzable. Ellos son ínfimos en comparación a nosotros.”
“Eh, joven Rebel, algo me dice que Rizembool ha olvidado enseñarte algunos modales o etiquetas de tu profesión…” comentó Norimune. No llegó a explicar más, ya que finalmente pudieron oír a la primera persona de ese conjunto claramente.



“¡Ahí están, miserables! ¡Morirán!” gritó uno de los trabajadores enloquecidos. Lo más alarmante del asunto era que otros hicieron eco a sus palabras por inercia, con varios más enfatizando en el deseo colectivo de derrotarles.

Ante ello, Ootakemaru no se hizo líos e invocó tierra proveniente de la arena del barco e incluso de debajo del agua para de inmediato formar unas barras que los separaron del montón. Los recién llegados se sorprendieron momentáneamente, pero pasado el uso del elemento, pasaron a abarrotarse y tratar de empujar las rejas de tierra en vano, sin perder su ira.

“¡Gente! ¡No tienen por qué agredirnos!” exclamó ese Rebel, dando un paso adelante. Se mantuvo firme y bajo control. “¡El conflicto ha terminado y hemos detenido el avance de los invasores! ¡Ellos están por irse!”
“¡Acérquense, cobardes!” gritó otra persona. Varias más le siguieron.
“¡¿Acaso nos tienen miedo?!”
“¡No caeremos sin luchar!”
“¡Estamos cansados de vivir bajo su dominio!”
“¡E-esperen, no les vamos a hacer daño!” exclamó Suzuka, en shock.
“¿Qué está pasando?” Ootakemaru apretó los dientes.
“Waka-sama, es inútil. Estas personas han sido reducidas a un manojo de histeria masiva e irracional. No puedes negociar con ellos como si fueran humanos,” explicó Matsui.
“¿C-cómo puede ser…?” Roxas se estremeció. No podía desmentir al Rebel ya que realmente parecía ser el caso.
“Es producto de una habilidad proveniente de Rizembool…” observó Izuru, mirando fijamente a esas múltiples personas. “Eso es todo lo que puedo percibir.”

Entonces, en medio de la muchedumbre, un temblante e inseguro policía sacó su pistola. La agarró con ambas manos y luego de apuntar hacia ese Rebel, cerró sus ojos y presionó el gatillo.

“!!!” Matsui lo detectó a tiempo y saltó frente a su superior. Así, recibió el disparo en un brazo.
“¡Ma-!” Ootakemaru se detuvo de decir su nombre al recordar su pedido de anonimidad y sólo atinó a agarrar a su compañero. Estaba herido de bala, pero al sostenerle, notó que su túnica negra también estaba empapada de sangre. “¡Oye, ¿estás bien?!”
“…” Tenshi se aterró. Si los gritos de antes fueron alguna señal, no sería el único disparo.
“…no te preocupes, waka-sama…” este se puso de pie. Habló con unos susurros cansados, aunque extrañamente entretenidos. “…heh, he sangrado mucho esta noche, puedo sangrar más.”
“Si así lo quieren…” Ootakemaru afiló sus ojos y esparció una onda de fuerte estática hacia la muchedumbre. Se oyeron estos exclamar en dolor y sacudirse.
“¡E-espera, no les hagas daño!” gritó Youmu, asustada. Entonces vio que esas personas tuvieron que deshacerse de sus celulares, llaves y otros instrumentos de metal, así efectivamente desarmando a quienes tuvieran armas de fuego.
“¡Que esta sea una advertencia, seres impertinentes!” afirmó el Rebel, molesto. “Podemos tolerar patadas y golpes, pero alzar un arma a nosotros tendrá consecuencias. Recójanlas y les daré una lección que no olvidarán.”
“…” Suzuka levantó una mano mínimamente. Quería parar las acciones de su Rebel ya que temía que la situación estuviera escalando y se saliera de control, pero en verdad no tenía una mejor idea sobre qué hacer.
“Es inútil, waka-sama…” insistió Matsui, cabizbajo, sin perder su cadencia y frialdad. “Si deseas velar por estas personas… hazles perder el conocimiento. Es la única manera.”

Aquello dio más sentido cuando, en algún rincón inobservable, un trabajador recogió la pistola de algún policía y esta vez dio un disparo hacia Suzuka.

“…” la HiME se quedó en shock y no pudo actuar a tiempo.
“¡¿Qué les dije?!” Ootakemaru perdió la paciencia. El piso se levantó justo para prevenir el impacto y, acto seguido, originó un levantamiento del mismo junto con un cataclismo para impulsar a los Muggles una gran distancia. Estas personas desparramadas continuaron en caos e intentaron levantarse de manera desorganizada, en la cual incluso se saboteaban mutuamente para ponerse de pie a costo de todo. Todos ellos pasaron a ver que bloques considerables de concreto y tierra levitaban por todos lados.
“No te dejes llevar, joven, así no se solucionará el asunto,” observó Norimune. El normalmente tranquilo y despejado ayudante de Suzuka fruncía el ceño en busca de respuestas.

La vista frente a ellos se tornó alarmante. Haya sido por el caos para reponerse luego de la expulsión de parte del Rebel o de algún sentimiento de impotencia al ser amenazados por los escombros, esas personas idas empezaron a caer en un estado agresivo entre ellos mismos. Los que todavía se ponían de pie intentaron sostenerse de los otros, quienes les empujaron y hasta golpearon. Pronto, las agresiones dentro del gran grupo terminaron siendo unánimes, con incluso algunos malafortunados recibiendo la ira de más de una persona.

“¡D-deténganse!” exclamó Suzuka.
“¿Qué está pasando aquí?” Tenshi se estremeció. Entonces, en medio de una pelea visible entre dos, uno de estos recurrió a recoger una pistola del piso y a disparar al otro. “¡AAHH!”

Corrió un hielo por sus venas. Roxas no lo soportó más y saltó por encima de las rejas puestas por el Rebel para ver si podía separarlos.

“Tsk, maldición…” Ootakemaru no se vio contento. De inmediato vio a las HiMEs sumársele. “¡Oigan, esos dementes los pueden disparar también!”
“…a estas alturas ya no creo que seamos responsables por cualquier muerte, waka-sama,” observó Matsui, frustrado.
“No se trata de eso. Tenemos estándares. ¡Hay que ponerles un alto!”
“…” Izuru vio a esos dos sumarse a los de Hanasaki. A diferencia de los ‘enemigos’ quienes priorizaban parar un puñado de las múltiples disputas, los Rebels se concentraron en asegurarse de desarmar a las personas y de dejar inconsciente a las que parecían ser mayores amenazas, en particular a los policías. El pelinegro de cabellos largos miró quieto al desastre frente a él. “No entiendo…”

A pesar de su confusión, también avanzó a paso lento sin dejar de observar.




Con la costa completamente despejada, Sakuya finalmente descendió desde el techo a la cubierta del barco. Estaba acompañada por Samidare. Sin embargo, pese a que la Princess quiso ingresar al interior de la estructura, tuvo que regresar a jalar a su colaborador.

“¿Qué…?” el pelimorado estaba congelado ante esa situación. Veía a los dos Rebels ir detrás de los policías, sus propios compañeros, para darles una paliza y neutralizarlos. El avance era lento puesto a que continuaba habiendo peligro por posibles armas o emboscadas de la gente enloquecida… no, no podía ni analizarlo… ¿Qué demonios estaba ocurriendo?
“Samidare-sama, suficiente,” recalcó Sakuya, frunciendo el ceño. “Esos Rebels perceptivos finalmente están lejos del barco. Es nuestra única oportunidad de recolectar información.”
“Pero… esas personas… esos policías…” apretó los dientes, frunció el ceño, tensó los brazos… recordó la mención de su jefe de que estaban siendo apuntados, que hubo la oportunidad de vigilar y ver quién iría por ellos… “Tsk…” y completamente lo había dejado pasar.
“Escuche, entienda que no hay nada que nosotros podamos hacer,” Sakuya le agarró de ambos brazos. Su expresión era impaciente, pero también había rechazo y disconformidad, las cuales procuraba mantener selladas. “No hay nombre para lo que ocurre, pero nos toca hacer de nuestra parte y averiguar qué hay detrás de esto.”
“Si tan sólo hubiera visto al responsable…”
“Al menos podríamos averiguar algo en el cuarto escondido, es posible…”
“…sí, tiene razón,” frunció el ceño. Tendría otro momento para recriminarse.

Los dos entraron por el umbral, para observar una gran destrucción y una ausencia de camino en medio de huecos y escombros. Debido a la agilidad del par, sortearlo no fue un gran problema hasta que llegaron a un considerable abismo, con el camino continuando a una distancia muy larga para una persona normal.

“Súbase en mi espalda,” la Princess se agachó un poco. Lo pensó un poco, pero Samidare acató su pedido y así la chica se impulsó. Pasaron el hoyo y volvieron a separarse.
“…” Samidare regresó a correr junto a su acompañante. “Sigue empapada.”
“Sí, pues…” para variar, Sakuya se frustró y fastidió. “Esa HiME esperó que hiciera milagros. Apuesto a que ni previó que su aliada invocara semejante ola, pero menos mal que eso ocurrió. Tendré que exigirle que pague el recibo de mi lavandería la próxima vez…”

Llegaron al lugar de interés. Todo se encontraba mayormente removido y había considerables daños a toda superficie.

“Tch…” Sakuya rechinó los dientes. “No hay una computadora.”
“No es del todo cierto…” Samidare se acercó al desconectado equipo médico, y luego de conectarlo, buscó por un terminal. “Este dispositivo no es un medidor de pulso regular. Puedo intentar extraer información de este.”
“…” la peliplateada le miró sacar un cable de múltiples conexiones junto con una especie de laptop diminuta, donde se puso a trabajar con agilidad y destreza. Estuvo en lo correcto al decidir trabajar con él.
“Revisa si la base del cofre destruido puede rescatarse. Puede que haya también un CPU que pueda hackear.”
“Enseguida,” asintió. La Princess miró a la extraña caja ensangrentada que estaba puesta encima de la cama de hospital cerca de donde trabajaba el otro. “¿Qué se supone que hagamos con este objeto?”
“…” Samidare apenas lo ojeó un segundo sin mucho interés y continuó trabajando. “Luce a algo que pueda ser de interés para la gente de Rizembool. Es mejor que no nos metamos con ello.”
“Sí… pienso lo mismo…” era una buena respuesta. Por su parte, Sakuya tenía nervios apenas mirándola. Estaba segura que se trataba de algo peligroso, así que debían ignorarlo.

Sólo les quedaba trabajar lo más rápido posible y no hacer nada innecesario.




Aquel caos injustificable terminó por colmar la paciencia de una persona más. Repentinamente, todos vieron a una peliblanca rodeada de un aura de fuego aterrizar desde arriba, con una fuerza y contundencia como si hubiera caído tal altura sin ninguna amortiguación.

“…” Mokou miraba a todos con tremenda ira y unas alas de fuego más grandes que ella misma surgieron detrás de su espalda. “¡Suficiente! ¡Humanos normales, si quieren pelear contra alguien, enfréntense a mí!”

La muchedumbre paró sus riñas sin sentido y luego de una entendible intimidación, fue como si el fuego que desprendía de la chica despertara la inconformidad que les poseía. Esa persona simbolizó a todos aquellos con poderes que los sometían a la incertidumbre, por lo cual nuevamente se unieron en marcha hacia ella.

“¿Q-quién es…?” Tenshi estaba impresionada.
“No sé, pero no podemos dejarla sola…” comenzó Youmu. Sin embargo…
“¡Gente de Hanasaki, váyanse de una vez!” les gritó esa recién llegada, con su misma ira. “¡Sólo entorpecerán esto! ¡Yo me encargaré de detener a estas víctimas!”
“Pero…” Suzuka dio un paso adelante.
“…” al verlo, invocó una muralla de fuego que les dio un leve golpe de calor.
“Tsk…” Roxas se alertó e invocó su keyblade.
“No peleen contra ella, y háganle caso, no cambiarán su parecer,” Ootakemaru se veía frustrado y se encogió de hombros. “No lo parecerá, pero cumplirá con su cometido. Confíen en gente de Rizembool como nosotros para variar, acabaremos con esto y velaremos por ellos.”
“Ootakemaru…” Suzuka le miró con leve recelo.
“Hazme caso, Suzuka. Hay policías aquí y tu lado se comunica con ellos. Te confirmarán que se encuentran bien, ahora retírense.”

Los de Hanasaki pudieron ver a la mancha alcanzar a esa misteriosa persona. A pesar del fuego que había invocado, al momento de hacerles frente y atraer su atención, fue cuidadosa en desaparecer su elemento para hacerles frente con patadas y puñetes. Ella no se mantenía ilesa al ser receptora de varios golpes debido a la enorme cantidad de oponentes, pero tampoco se le notaba flaquear pese a ello. En cierta manera, quizás sin haber querido admitirlo, les facilitó el escape, lo cual podría ser lo único que les quedaba para solucionar el problema.

La inconformidad no desaparecía, pero también tenían la presión de escapar de parte de los Rebels, y reanudar peleas sólo probaría comprometer el bienestar de los inocentes fuera de control. Con un gran amargo y cargo de consciencia, terminaron por acceder y huir.



Matsui sabía sobre la ausencia de ese mismo policía que había sacado del barco a patadas al inicio del altercado. Detectarlo incluso entre tantas personas le habría resultado sencillo, lo cual, para variar, había sido un consuelo en medio de la locura… pero, entonces, hablando de posibles invasores… había una persona menos entre sus oponentes…

“Tsk, Matsui, vamos, no le demos todo el trabajo a Mokou,” dijo Ootakemaru.
“Waka-sama… puede que haya algún intruso en el barco.”
“¿En serio?”
“Yo me encargo…” de inmediato acudió hacia el navío, por enésima vez.
“…” Ootakemaru tenía algunas preguntas que hacer a su compañero, algo que sería atendido en un momento de menos urgencia. Entonces, miró a Izuru, quien continuaba manteniéndose como observador, sin tomar una acción. “Oye, ¿podrías darme una mano?”
“A parar a esas personas, ¿te refieres?” preguntó, meditabundo.
“Obviamente, ¿qué dices?”
“No entiendo la utilidad de influenciar a la gente común de esta manera. No hay… propósito, es una inconveniencia, un desperdicio… y aun así, algún superior lo ha ocasionado…”
“Sí, no hay lugar a dudas de ello…” Ootakemaru sonrió entretenido, y con algo de empatía. “Eres como yo, ¿no, joven Rebel?”
“…”
“Rizembool te ha hecho un Rebel capaz con la misión de obedecer, pero a la vez, tienes una mente y voluntad demasiado libres. No se trata de entenderlos, ¿sabes? Sólo concéntrate en formular tus propios pareceres al respecto. Haz lo que tengas que hacer, pero no dejes que ello te comprometa a ti.”
“…”
“Ahora dame una mano, ¿sí? Ya se fueron los de Hanasaki, no nos queda nada más que hacer.”



Cho

Re: HiMEverse Episode V: The Rebels Strike Back
« Reply #953: December 29, 2023, 01:21:17 PM »
110.12.




Su alivio se tornó amargo al sentir el aroma de dos invasores ni bien ingresó ese medio de transporte, con uno de ellos perteneciendo a esa persona. Matsui apretó los dientes y se apresuró. Volvía a entender que algunos nunca iban a cambiar. También… estaba el hecho que no había podido guardar el envío especial fuera del alcance de todos…

El aroma se intensificó, lo que delató de la presencia excesiva de los intrusos. Se preparó para hacerles frente, pero al llegar al punto de interés, no había rastros de ninguno de los dos. Sin embargo, sí había alguien más, precisamente aquel quien había ido a buscar.

“¡Ohh, me has dado el alcance tan rápido!” exclamó Norimune, muy alegre a manera de enorgullecerse de un nieto prodigio.
“Tú… ¿qué haces aquí?” Matsui invocó su arma y le apuntó. “Tu HiME y sus secuaces ya han escapado, no tienes motivos para persistir.”
“Te agradezco el aviso, me alivia saber que mi preciada hija ya está fuera de todo peligro,” contestó amenamente.
“Tsk…” era un ser desesperante. También le frustraba no haberlo podido sentir. Fuera de cierta aura de un poder de Hanasaki que emanaba, no detectaba nada que lo pudiera identificar como individuo independiente a su HiME, por alguna extraña razón. “¿Acaso eres el responsable de traer a más invasores aquí?”
“¿Te preguntas por un policía y una muchacha bien vestida?” Norimune preguntó con curiosidad. Vio al Rebel incógnito apenas sobresaltarse ante la mención, y sonrió apenado. “Siento decir que apenas los vi huir cuando llegaba a este sitio. Ni llegué a encontrarme frente a frente con ellos, así que no sabría decirte qué hicieron por aquí…”
“…” sonaba a la verdad, tomarle la palabra era inconsecuente de todos modos. Vio al arma mirar al elefante de la habitación.
“Siento importunarte y alarmarte. Te prometo que no pretendo nada más que saciar mi curiosidad,” Norimune miró a la caja roja encima de la cama. “Cuando oí al bouzu mencionarla, quise venir y mirarla con mis propios ojos…”
“No dejaré que la lleves…” ni sería capaz de hacerlo, pero no había punto en decirlo. Como arma, tal vez sería disuelta y regresaría donde su HiME.
“No lo haré, es un objeto sumamente peligroso, no quisiera que caiga en las manos equivocadas,” afirmó el rubio, asintiendo sin perder su tranquilidad y cordial sonrisa. “Puedo agradecerte por velar por el bien común de resguardarla a todo lugar, y también… por salvar a esa HiME que la agarró. Es una buena chica, y ya he agarrado gusto de interactuar con bouzu como para dejar que algo le fuera a pasar.”
“Tsk…” ¿qué hacía él afirmando detalles de la caja que se suponía que no debía saber?
“Así que, tenemos que regresar a la caja a su cofre. Este está roto, pero dejarla a que cualquiera la vea sería muy riesgoso. Permíteme.”
“¡¿Qué haces?!” Matsui se amargó al verlo agarrarla y llevarla hacia el cofre destruido.

Entonces, para su gran sorpresa… nada ocurrió, absolutamente nada. Norimune se tomó el tiempo necesario para introducirla en el gran cofre y dejarla ahí. Acto seguido, retrocedió un par de pasos y volvió a mirar al Rebel.

“Asegúrate de que llegue a su destinatario sin más inconvenientes,” afirmó, con una sonrisa que ahora invocaba perspicacia. “Las HiMEs no tienen que ensuciarse las manos con ella. Dejemos que Rizembool se encargue de sus propios errores…”
“Tú…” estaba en shock, anonadado. “¿…qué demonios eres…?”





“…” Suzuka se detuvo, lo cual forzó a los demás a parar también. Apenas habían salido del muelle y se encontraban de regreso en el exterior entre varios contenedores.
“Oye…” Roxas le miró incómodo. “Entiendo cómo te sientes, pero tenemos que irnos,” desvió su mirada. “No creo que los de Rizembool nos toleren más, y podrían priorizar atacarnos que detener a esas personas si nos vuelven a ver.”
“Pero… en parte, yo he causado esto…”
“No, Suzuka, no lo has hecho,” afirmó Tenshi, tensa e inconforme. Ella estaba siendo cargada por su senpai en la espalda, al no poder correr más ella misma. “Ni siquiera esos Rebels estaban contentos con la situación. Esto es definitivamente obra de algún desalmado. Ya… ya no nos corresponde,” eso último lo dijo con gran duda. ¿Realmente era así?
“Lo siento, Tenshi, pero no es del todo cierto…” la mayor apretó los dientes. “No habré hecho enloquecer a esa pobre gente, pero han sido mis acciones lo que le han dado al culpable la perfecta excusa y libertad. Eso es claro para mí…”
“Suzuka… tch…” la peliazul bajó su mirada, con impotencia. Hubiera querido insistirle en que tenía buenas intenciones o la razón, pero hasta Tenshi estaba demasiado cansada. Esas palabras también resonaron en su interior. Sacrificaron tanto y expusieron todos a consecuencias inimaginables, todo con tal de salvar a una pobre chica… y fallar en el intento…
“Vamos…” Roxas apretó sus puños. “No es el momento de lamentarse. Regresemos donde los demás cuanto antes, no lo piensen más.”



“Antes de irnos…” Youmu miraba en una dirección. Los demás le observaron y vieron que tenía un extraño disco grueso de plástico en su mano con una luz titilante, semejante a los que marcaban el orden de atención en un restaurante. Ella frunció el ceño. “Entiendo que ahora mismo no crean en mí, pero por favor, síganme.”
“¿Qué sucede, Youmu?” preguntó el Key, confundido. Las otras dos intercambiaron miradas. Era por su forma tan seria de ser que sí estaba inclinado a creerle, fuera lo que fuera.


“¿Qué clase de pregunta es esta, joven Rebel?” Norimune sonrió con simpleza y se encogió de hombros, con sus palmas a los costados como quien se desentendía de la seriedad. “Me preocupa que te refieras así sobre mí por acomodar esa caja en su contenedor. Es decir, tú también eres capaz de hacerlo, ¿o me equivoco?”
“…” no tenía por qué contestar con mayores detalles. Tal vez esa rara arma sí sabía todo lo que pretendía saber, por algún motivo… “…sólo monstruos son inmunes a ese objeto. Por ello mismo, ¿qué se supone que eres?”
“Veo que sí piensas así de ti mismo,” el rubio sonrió con algo de pena. “Dime, joven Rebel, ¿sabes cuál es el poder más importante de una HiME?”
“¿Ah?” se impacientó.
“Pues es el amor, por supuesto. Este sentimiento tan primordial y básico, mas misterioso e imposible de cuantificar… que existan personas llamadas HiMEs quienes puedan usarlo como un poder y fuerza interna no puede describirse de otra manera que una bendición o un milagro, porque el amor es capaz de demasiadas cosas, y más aún en aquellas jóvenes con tantas ilusiones y ganas de vivir…”
“Tch…” apretó su arma. “No me hagas perder el tiempo.”
“Pero si estoy por preguntar algo que viene al caso, te ruego paciencia…”
“¿Qué te hace pensar que contestaré todas tus dudas?”
“Joven Rebel,” Norimune le miró, nuevamente con una mirada intensa y una sonrisa certera. “¿Qué será lo que el amor que existe en mi HiME habrá hecho para cautivar a su Rebel?”
“¿P-perdón?” por más que su rostro estaba oculto en sombras, la voz de Matsui flaqueó con sorpresa.
“Ha sido evidente para mí que su supuesto mayor enemigo le tiene un gran cuidado y paciencia. Es algo que reincide desde el pasado, cuando apenas se han encontrado como peones de sus respectivos lados en esta guerra. Sinceramente, por más fuerza y terror que genere en otros, tu superior posee un alma noble que no puede escatimar frente a su HiME. Existe una inherente preocupación y frustración en su manera de actuar con Suzuka, casi como si se sintiera involucrado con ella…”
“¡Cállate!” Matsui acercó su arma al punto en que esta estaba centímetros al cuello del otro. Aun así, Norimune se mantuvo impecable y sereno.
“Y puedo decir lo opuesto de ti, joven,” continuó pausadamente. “¿Qué habrá hecho el amor de Suzuka para que la odies tanto?”
“Tch…” se estremeció un poco antes de contestar. “…ella no me ha hecho nada en lo absoluto.”
“Entonces, ¿qué habrá hecho ella a su Rebel para generar este odio de tu parte?”
“Has hablado suficiente, insolente. ¡No dejaré que insinúes nada de waka-sama! ¡Lárgate antes que te haga arrepentirte!”
“No deberías dejarte llevar por meras palabras, pero sí reconozco mi atrevimiento. Lo lamento, joven Rebel…” asintió, rendido. “Sólo quise explicar la importancia del amor. Verás, este no sólo es un sentimiento preciado para nosotros. Puede hasta definir quienes somos. Me pregunto si la mera existencia de tu superior como un Rebel se deberá a ello mismo,” cerró sus ojos y alzó una de sus manos para apenas posarla debajo del filo del arma del Rebel. “Puedo decirte que es ese mismo amor el cual ha permitido que un ‘monstruo’ como mi persona…” abrió sus ojos y sonrió con dicha y plenitud. “…pueda convertirse en el arma de mi querida hija.”

Entonces, Norimune agarró la katana del Rebel con fuerza y procedió a clavársela en el pecho. Matsui se sorprendió de ver esa acción autodestructiva del que ahora sangraba profusamente.

“¿Qué haces…?”
“No… me malentiendas… sólo me ahorras la caminata de regreso…” este casi se rió, aunque desistió por el dolor de su herida. Apenas miró hacia el otro. “…porque existiré… mientras Suzuka esté con vida…”

Él terminó por deshacerse en una oscuridad que no dejó rastro alguno.

“…”

De nuevo solo, Matsui miró de reojo al contenedor donde ahora estaba guardada esa peligrosa caja. Con lo compartido por ese individuo, podía hacer injerencias con respecto a sus interrogantes. Sin embargo, se sentía extrañamente vacío, frustrado… incluso dentro de su desdichada vida, las pocas cosas que le eran valiosas estaban maldecidas por esa inútil guerra…

“¿…qué habrá hecho ella a su Rebel para generar este odio de tu parte?”

Por esa HiME que representaba todas las maldiciones que los asechaban…





Llevaban un rato con la atención dirigida hacia el distante muelle, pero no había ningún indicio de movimiento por afuera. Ante dicha inacción, Tsurumaru terminó dialogando con el muy ameno Shiyoon, quien estuvo contento de comentarle cosas respecto al entorno en el cual vivía y trabajaba. El mayor le entretuvo con sus propias observaciones al respecto y cómo la imagen que pintaba difería de su propia experiencia pasada.

“¿Eh? ¿Tienen Netflix gratis?” Tsurumaru alzó sus cejas. “Podría jurar que tu jefe nunca se dignaría a pagar entretenimiento de ese tipo. Es un poco chapado a la antigua.”
“Haha, suena a que conocemos a jefes diferentes,” Shiyoon rió con gracia. “O sea, siempre ha gustado de tradiciones y elegancia, pero eventualmente se puso a la corriente con los servicios de streaming y las redes sociales. Dice que es parte de la necesidad de estar en la corriente de las otras personas, tú sabes, como el hombre de negocios que es.”
“Eso tiene sentido, aunque también lo recordaba como alguien quien no gustaba de adaptarse a lo que otros hacen. Heh, asumo que le habrá encontrado algo de gusto,” observó el peliblanco, restándole importancia. Sonrió con apruebo. “Muy bien por ti, Shiyoon. Suena a que has tenido más suerte que yo. Aunque… verdad que eres un Rebel.”
“Sí, eso mismo dije cuando nos encontramos,” ladeó la cabeza. “¿Hay algo malo?”
“Nada, nada,” sacudió una palma. “Será que me preguntaba más específicamente por las condiciones de otros subordinados de ese Voldemort.”
“Con ‘otros’, ¿te refieres a…?”
“A los asesinos, por ejemplo…” dijo con la misma trivialidad, pero su mirada reflejó una extraña frialdad por un instante.
“Ehh, pues…” Shiyoon rió con nervios y dio un suspiro. “Hehe… es un ejemplo algo preciso, aunque es cierto que los que tienen más expectativas trabajan más duro y poseen menos libertades… oh, podrías preguntarle a Hanjin. Verás, él va a ser un Rebel, pero también lleva a cabo otros trabajos de mayor importancia que yo. Él tendría una mejor idea.”
“Claro, lo puedo imaginar…” no necesitaba conocer a dicho mencionado para sentir una minucia de pena por esa persona, pero de inmediato se recordó de dejarlo de lado. No tenía nada que ver con esa realidad y esperaba que ello se quedara así.

Entonces, Tsurumaru miró a Yagen, quien a diferencia de sí mismo, se había mantenido completamente rígido y mirando hacia el muelle en la misma orilla que daba hacia las aguas. Luego de enviar a Honebami a inspeccionar los alrededores para seguir los movimientos de Hanasaki, el pelinegro se había sumergido en ese ensimismamiento. Tsurumaru lo conocía lo suficiente para comprender que no se trataba de algún intento de ignorarles o desentenderse de la conversación. El doctor Toushirou seguramente era capaz de percibir algo a lo cual ellos no tenían acceso.

“…” era frustrante e inquietante, por decir poco. Tsurumaru sonrió impaciente. “¿Y bien, Yagen? ¿Qué tienes que compartir? Has estado muy callado hasta para mi gusto.”
“…”
“La espera se ha tornado muy monótona, Tsurumaru-san, quizás sí debí conducirles a una distancia menor," observó Shiyoon. “Aunque por ser un muelle cerrado dudo que puedan ver algo a menos que ingresen al mismo lugar…”
“Silencio, los dos…” finalmente, Yagen habló con una voz pensativa y cadenciosa. Era como si hubiera salido de una visión y fuera a conversar con gente completamente desinformada. “Y compórtense… está a punto de llegar.”
“…” Tsurumaru se impresionó.



“Presumo que estos insolentes nunca cambiarán, ni aunque se los pidas, así que ahorra tus palabras, Yagen…”

Un pelirrosa les dio el alcance. Tsurumaru lo observó con intriga. No era aquel que conocía, esa voz también era ajena. Sin embargo, las palabras y la cadencia venenosa de las mismas le resultarían indiscutibles a donde fuera. Vio a Shiyoon quien avanzó un par de pasos e hizo una reverencia sin perder su amenidad.

“Ah, no pensé que vendría por aquí, jefe, buenas noches,” le saludó y frunció el ceño en lo que sonreía apenado. “Lamento mucho si le falté el respeto. Eh… ¿qué habrá escuchado de la conversación que teníamos…?”
“Debo decir que fui bastante sorprendido cuando detecté la mente de una persona accesible a mis pensamientos,” Yagen se dirigió al recién llegado y así todos pasaron a ignorar al pelimarrón. El doctor Toushirou sonrió con perspicacia. “Mis habilidades telepáticas se limitan al contacto físico. Sin embargo, se encontraba a tal distancia y pude comunicarme con usted…”
“Llevamos varios minutos dialogando al respecto, no hay necesidad de reiterar…” observó ‘Hanjin’, sin mayor interés. “Sin embargo, si lo que pretendes es comunicar a mis subordinados de lo que ocurre, ellos ya saben que puedo poseer las mentes de otros. El hecho que los activamente poseídos sean también sujetos a tu persona es lo único nuevo aquí.”
“…” Tsurumaru se alertó un poco y terminó cambiando miradas sorprendidas con Shiyoon.
“Ah, siento prenderme de la curiosidad, será parte de mi ser,” Yagen se vio entretenido. “Sin embargo, dirigirme a usted con dicho tema de conversación también surge de un imperfecto reflejo humano. Tener a su contenedor frente a mí incitó una cortesía como si recién nos encontráramos a pesar de nuestro contacto telepático.”
“Comprendo que tu ligera obsesión buscará estudiar los mecanismos de mi propia posesión para explicar la interferencia entre nuestras habilidades, por lo cual… esperaré que me brindes de mayor información en un futuro cercano…” aquel contenedor sonrió con intriga y aprobación. Entonces, miró hacia Tsurumaru. “Te noto extrañamente silencioso y perceptivo. ¿Acaso te he sorprendido y no te acordabas de mi habilidad?”
“Ehh…” Tsurumaru sonrió con ironía y dio un suspiro antes de contestarle con una leve aunque reservada amenidad. No hubiera pensado que hablaría con él y menos mediante la representación de una de sus víctimas. “Heh, no negaré que me sorprendió. Sinceramente nunca supe mucho del tema. No era que ocurriera mucho cuando andaba en tu entorno.”
“Es una válida observación. Si es que has aprendido algo de Yagen en estos años, entenderás la importancia de la reproducibilidad de cualquier método o estudio científico y ha sido reciente que he logrado dicha estabilidad en mi posesión,” este muñeco humano miró hacia el muelle a distancia con desdén. “Los efectos secundarios en mis especímenes siempre han sido… de mal gusto, hasta para mí, incluso peores que los sufridos por ese puñado de personas en esta noche.”
“…” Tsurumaru volvió a borrar su sonrisa y miró a Shiyoon de reojo. Este, pese a mantenerse sonriente, se vio nervioso por las palabras.
“La persona que estoy poseyendo en estos instantes es un preciado recluta, finamente indoctrinado y entrenado para servir su rol a la perfección, con una precisión y lealtad que sólo pueden asemejarse a máquinas,” volvió a sonreír con autosuficiencia. “Es por medio de él que he podido mejorar mis propias habilidades y me permite estar presente donde quiera estar. Hay pocos a quienes podría concederle los mismos elogios en sus específicas áreas de talento… como tú, Tsurumaru,” afiló sus ojos. “¿Cuánto tiempo más seguirás perdiendo el tiempo como un mero ayudante de científicos? El valor que posees para Rizembool o hasta tu propia existencia es uno completamente diferente.”
“Pues, no, no gracias…” este sintió un peso encima. Era un alivio que su previo jefe no estuviera en persona, aunque, aun así, podía sentir esa inmensa presión que este tan casualmente invocaba en sus oyentes. Sonrió con humildad y decisión. “Será tedioso, pero me ha gustado aprender más de programación y abarcar otra área. Además, mi retiro no se debió a un interés académico. Sufrí daños físicos que me invalidaron de continuar con mi labor y seguir en el nivel que tenía…”
“…” para variar, ese recién llegado se vio disgustado.
“Por lo cual pienso que ya no estoy en el mismo calibre, puede que nunca lo vuelva a estar, y que ahora se me asiente ser el ayudante de otras personas…” se encogió de hombros.
“…tu libertinaje me confirma que estás en el ambiente incorrecto, Tsurumaru. Hablas sin ambición ni identidad. Son unas perfectas mentiras que otros podrían creer, a diferencia de mí,” dijo pensativo y en susurros, con desapruebo. Tenía una mano en su mentón. “Estás evadiendo tu realidad, creyendo en la ilusión de ser como todos los demás… o quizás sientas que le debes respeto a otros seres humanos, cuando el mundo requiere de personas que se opongan a aquella inútil pasividad y arremetan con lo inservible.”
“Pues…” tenía mucho que decir, y a la vez nada. Tsurumaru sólo sonrió con gracia. Por supuesto que ese ser no había cambiado.
“No obstante, has dicho una indiscutible verdad, el hecho que tú te retiraste de servirme por un daño físico y no por decisión propia. Aquello fue mi responsabilidad, un instante de imperfección mía, una falla que me corresponde y por la cual ahora te encuentras en un estado tan deplorable. Tsurumaru, te dejaré saber que yo continúo incrementando mis recursos y conocimientos, y sé que, a diferencia del pasado… podría verdaderamente darte todo el poder y la evolución que una vez te prometí.”
“Hm… nunca pensé recibir esas palabras de ti, admito que estoy sorprendido, quizás también halagado,” asintió respetuosamente, aunque su sonrisa apreciaba la ironía de la condecoración de parte de uno de los más desalmados seres que conocía. “Pero estoy comprometido con varios proyectos con Ikari-sensei. Pienso que ese es mi presente. Sólo puedo desear que usted le conceda esa oportunidad a alguien quien esté en ese punto de su vida. Eso es algo que ya me resulta ajeno.”
“Hm…hmhm…” pese a la negación, el oyente rió por lo bajo, con un sincero entretenimiento. “Nunca fuiste aburrido. Hasta rebelándote ante mí causa intriga en cómo funciona tu ser y tus pensamientos. La propia irracionalidad y caprichos humanos no sólo destruyen y desperdician. Se podría desear algo inesperadamente provechoso de ello… aquel no es el caso contigo, lamentablemente. No te forzaré a actuar, considero que alguien como tú funciona mejor actuando a voluntad, pero te haré saber que este asunto no ha terminado. No creas que tu presente será también tu futuro…”
“Es verdad, bueno, eso va para todos…” se encogió de hombros. Era uno de los pocos que podía concederse en dialogar con tal libertad con esa persona, precisamente por su tan calmada actitud y la habilidad que pudo enseñar en el pasado. Felizmente había podido dejar aquel tema personal de lado. Quizás no existía ninguna garantía, pero, pese a la incertidumbre, esta misma significaba una carencia de responsabilidad o compromiso a todo lo conversado. De momento, Tsurumaru podía alegrarse de ya no tener la atención encima de sí mismo. “Por cierto, ¿qué es lo que ha ocurrido en el muelle? Mencionaste algo sobre involucrar a unas personas, pero como carezco de vínculos mentales creo que estoy incomunicado de lo que ocurre.”
“Ha sido un experimento, una simulación que sirve como un ensayo a una aplicación futura, según pude entender,” observó Yagen, meditativo. Este sonrió profesionalmente y miró a Tsurumaru de reojo. “Siento interrumpir tu tan esperada conversación con mi senpai. Sin embargo, puedo al menos contestar ello.”
“Heh,” Tsurumaru alzó una ceja. De no ser la presencia de este, estaría tentado de darle un zape por lo que acababa de decir.
“Revisé los reportes que redactaste con respecto al estudio psicológico en el festival de música, y me atrevo a decir que no contuve las ganas de realizar mi propio experimento en un ambiente civil. La invasión de las HiMEs y la prolongación de su estadía me brindó de la libertad de tomar acciones fuera del protocolo de respuesta,” explicó el llamado senpai, mirando al doctor. “Es una libertad calculada dentro de lo que podría justificarse.”
“Siento no darte la razón, pero los recursos humanos en Rizembool te harán llegar observaciones con respecto a tus acciones de hoy,” Yagen negó, ofuscado. “Sí has sobrepasado algunos estándares estipulados por ellos en mi punto de vista.”
“Por algo tengo a subordinados a cargo de las formalidades, aquello no me corresponde,” contestó con insignificancia, y miró a Shiyoon de reojo. “Incluso tus habilidades deficientes me ayudaron en mi función. Noto que metiste a todos los refugiados en una encrucijada mental luego de convencerlos a caer en aquel estado de abandono e impotencia. Quebrar sus espíritus fue más fácil de lo que estimé.”
“…” al oír ello, Tsurumaru negó un par de veces. Ya se hacía una idea de qué había sucedido.
“Ehh, aunque me da un poco de pena…” confesó ese joven subordinado, sonriendo incómodo. “Y sinceramente pensé que no funcionaría. Había un policía no bajo mi hechizo quien podría haberlos sacado de ahí con algo de perseverancia…”
“Fuera como fuera, supuse que lo más importante no se saldría de mis expectativas.”
“Sin embargo, parece haber habido una infiltración en el barco y podría haberse comprometido el cargo especial que esperaba, senpai,” observó Yagen, pensativo. “¿Quisiera que contacte a los Rebels para que reporten lo ocurrido?”
“No es necesario. No hay persona normal que pueda transportar y maniobrar el objeto que espero con mayor urgencia. Sin embargo…” este mostró una sonrisa siniestra. “Tengo que disculparme ante ti, kouhai. Estaba transportando a una persona inconsciente que esperaba dártela de obsequio.”
“Eh, ¿perdón?” Yagen se extrañó y se vio en blanco.
“De entre todos nosotros, tú eres quien más aprendió a reparar a los seres rotos e inservibles de nuestro detestable maestro, y he seguido tus más recientes hazañas de aquel campo. Mi regalo no iba a ser una imposición en lo absoluto, pero hubiera gustado ver cómo explorarías la reparación de una persona en aquel estado. En fin…” se encogió de hombros. “Si Hanasaki desea salvar ciegamente a todo el que encuentre… seguramente tendrán una cama de hospital lista para un ser humano malogrado que ellos nunca podrán salvar…”
“…” Yagen le miró atentamente. “Admito que quisiera saber más sobre el caso de esa persona, pero tampoco es algo que me concierne. Mi único interés era velar por la carga que usted poseía. Senpai, si usted se siente conforme con la situación, sólo puedo expresar mi alivio.”
“Yagen…” este sonrió con ironía y le miró con ojos afilados. “Has rescatado a dos de mis antiguos subordinados a los que ni yo pude encontrar un uso, y los convertiste en seres de valor para Rizembool. Entretendré tu manera de llamarme y todavía te considero apenas un niño quien no ha definido sus propias ambiciones en nuestro entorno… pero no te falta mucho para dejar de ser una sombra de tus senpais y alzarte a nuestro nivel. Desde ya, eres más prometedor y posees más autoridad que un científico promedio, así que espero que salgas de tu posición como un aprendiz de un fantasma y verdaderamente uses tus habilidades a plenitud, como yo lo hago.”
“Estoy yendo en esa dirección, siento la tardanza,” Yagen sonrió tranquilamente e hizo una reverencia. “Aun así, compararme contigo es más que un atrevimiento, Yamata no Orochi. No podría ser el mandamás de tantas personas ni tanto talento como tú.”
“Sin embargo, eres quien puede sacar diamantes inaccesibles para otros, como acabo de decir. Ciertamente, te hace falta experiencia para maniobrar a los casos más complicados, como lo sería Tsurumaru quien claramente no te rinde respeto…”
“¡U-un momento, Yagen no es mi superior!” el peliblanco se alertó.
“Haha,” el doctor no pudo evitar reírse un poco. “Por más gracia que me dé, Tsurumaru tiene razón. Él sólo frecuenta mi entorno por aburrimiento. Yo nunca pretendería emplear a alguien como él por mi cuenta, para empezar.”
“Quizás sí debería enseñarte algunas cosas para ponerlo en su lugar…”
“Heh, lo aprecio, quizás en algún futuro…” Yagen sonrió entretenido y le restó importancia.
“Tsk… estos científicos…” Tsurumaru volvió a negar, frustrado. Obviamente el joven doctor aprovecharía para burlarse un poco.
“Soy testigo del trabajo que pones a tus funciones en Rizembool, así que seré paciente. Continúa creciendo, Yagen Toushirou, veo un enorme potencial todavía latente en ti. Espero colaborar contigo en un futuro cercano. Cuando llegue ese día… podré terminar de explicarte cuál fue mi motivo de corromper a todos esos trabajadores. Confío que tú me ayudarás en convertir a seres ínfimos como aquellos en verdaderos ideales.”
“…” Yagen le miró con neutralidad y, luego de pensarlo un poco, asintió con respeto. Sonrió un poco. “Lo estaré esperando.”

Entonces, el pelirrosa cerró sus ojos y mostró dificultad en mantenerse de pie, al casi caerse hacia delante. Este recobró el balance y volvió a mirar a aquellos frente a él. Por su porte un tanto erguido y una mirada torpemente nula, además de una apariencia en general agotada, todos pudieron entender que su superior ya no se encontraba poseyéndole.

“…” Hanjin miró hacia el doctor y adoptó una mínima incomodidad. De inmediato desvió su mirada con frustración.
“Comprendo que tú debes ser Hanjin, pude captar tu nombre en mi invasión a tu mente,” dijo Yagen, quien ahora se mostraba un tanto más atento y paciente. “Lamento las molestias, debes estar psíquicamente exhausto.”
“Usted no me debe palabras ni explicaciones, lo comprendo… me esfumaré de su presencia.”
“Descuida, no tienes que tratarme con formalidad, pero te ves agotado, ve a descansar cuanto antes. Buen trabajo el día de hoy.”
“…no que importe…” dijo por lo bajo en lo que se dio media vuelta. De nuevo tuvo un traspiés por el cual casi se cae.
“O-oye, espera,” Shiyoon se apresuró a darle el alcance. “Puedes apoyarte en mí.”
“No me toques…” dijo secamente. “Ya estás ocupado con ese orphan.”
“Eh, es verdad, tengo miedo que vaya a despertarse pronto en medio de este lugar. Ah, mejor uso mi habilidad para regresarnos a la central cuanto antes.”
“…” el pelirrosa le miró de reojo. Su reservada atención indicó que para variar el otro había dicho algo útil y aceptable.
“Pues…” una vez más, el pelimarrón miró al otro par. “Las cosas se tornaron un poco tensas hacia el final, pero ha sido un gusto. Espero que nos volvamos a ver. Sería un gran honor para un insignificante como yo.”
“Claro, vayan con cuidado,” Yagen sonrió con ironía.

Hubo una breve queja de Hanjin hacia Shiyoon para exigirle que se apure, y así este invocó una espada con la cual trazó un portal por el cual ellos desaparecieron. Dicha puerta se esfumó instantes después.

“Un insignificante, dirá… pero mi senpai es una persona lo suficientemente caprichosa para sólo interactuar con gente que vale su atención,” el doctor se mostró intrigado. “En especial si apenas hubo dos subordinados asignados para que cubran esta gran área. Supongo estaré al pendiente para cuando ellos comiencen su labor como Rebels…”
“…”
“Estimo que las HiMEs estarán por irse pronto. Lo harán, si esperan las menores complicaciones posibles… si es que todavía podemos decir eso…” resopló. Frunció el ceño. El otro estaba extrañamente callado. “¿Qué sucede…?”

No llegó ni a mirarle cuando recibió un contundente zape de parte del peliblanco, el cual casi le hace caerse hacia delante.

“Tch, ¿qué demonios haces?” reclamó con una mano en su cabeza.
“Sinceramente, los dos me desesperaron tanto que deberías alegrarte que sólo sea un golpe,” Tsurumaru le miró desde arriba con recelo y una sonrisa irónica. “Entre todo lo condenable que ese tipo dijo, tiene razón al llamarte un niño, y aun así, no llegas ni a los veinte y hablas de corromper a otras personas con tanta naturalidad.”
“Tsk…” todavía le dolía. Frunció el ceño y regresó a su neutralidad. “Fue mi senpai quien conversó sobre ello. Yo simplemente entretuve sus pensamientos desde el punto de vista de un aprendiz de mi maestro y de otro telépata más. Eso es todo.”
“Hablas sobre seguir un rol, pero sé un puñado de cosas con respecto a esa actitud, Yagen,” dio un suspiro y se encogió de hombros. “A veces no estoy seguro si apenas actúas como otros esperan, o si te estás convirtiendo en tu máscara.”
“Admito que yo me pregunto lo mismo en ocasiones,” llevó una mano a su mentón y lo meditó cabizbajo. Terminó por sonreír con resignación. “Si analizo varias acciones que he cometido a lo largo de mi trayectoria, puede que la segunda posibilidad esté ocurriendo detrás de mis espaldas. Me pregunto por cuánto podré estar consciente de lo que hago sin normalizarlo.”
“…”
“A menos que ya haya traspasado ese umbral y sea ajeno a la decencia común. Supongo sería de esperarse de un demonio como yo…”
“…” nuevamente, esa trivialidad. Tsurumaru negó y le miró de reojo. “Dicho como un perfecto mal elemento. Realmente no se puede hablar contigo si siempre recurres a esa autoevaluación. Si continúas viendo las cosas de esa manera, puede que la decencia común me dicte que te saque de tu miseria algún día…”
“…” Yagen le miró extrañado y alzó una ceja. “No eres quien para recriminarme de inaccesible si recurres a una amenaza ante una diferencia de pareceres. Tsurumaru…” dio un profundo respiro y ajustó sus lentes un instante antes de continuar. Dirigió su atención hacia el muelle. El doctor se volvió meditativo y tranquilo. Para variar, perdió cualquier indicio de amenidad en su voz y se expresó de manera honesta. “…mi llegada a Rizembool a los nueve años se dio con mi inmersión en un proyecto de regeneración y reparación de una persona, la cual fue convertida en un espécimen formidable, quien vigila los movimientos de Hanasaki esta noche. Por supuesto que sabes quién es. Bajo ese mismo procedimiento es que generé a Izuru Kamukura años después, ya sin la ayuda de mi maestro. Con dicha experiencia, he podido saber tratar con Hannya y recientemente he podido anular el descontrol de Shion para que posea una vida remotamente normal. También he tomado las riendas para la regeneración de dos personas más, quienes a su vez habían sido maltratadas y destruidas por otro senpai por encima de mí.”
“…” Tsurumaru se confundió por sus palabras.
“De la conversación que acabamos de tener, oír sobre una persona igualmente destruida e irreparable quien puede que se quede postrada en una cama por el resto de sus días…” entrecerró sus ojos con frustración y fastidio hacia ese muelle a distancia. “…es un tema casi personal, yo que también tengo a un hermano bajo esas mismas circunstancias. De haberse dado que Hanasaki no hubiera comprometido el desembarque, habría aceptado ese ‘obsequio’ de Orochi y tratado de ver si había algo que podía hacer por esa persona. Es por eso… que condeno rotundamente ser parte de lo que Orochi ha hecho con los civiles dentro del muelle y nunca tendría intenciones de usar mis habilidades con aquel fin, habiendo tantos dentro de la guerra quienes sí están ya involucrados con nuestro mundo.”
“…”
“Estoy cometido a ser un demonio como aquel quien es conocido como el heredero de mi maestro. No hay vuelta atrás para mí, he dejado de ser una persona normal y redimible. No obstante, espero ser distinto que aquellos que vinieron antes de mí. Nunca podría compararme con Orochi. A diferencia de él, no siento que la labor de un líder me asiente bien,” sonrió con ironía. “Creo ser demasiado caprichoso y enfocado en mis propios gustos y proyectos personales como para querer andar detrás de lo que hacen otras personas, pero si mi estatus como un aprendiz del legendario doctor Hojo me sirve de algo, es para aprovechar la libertad de actuar con independencia de otros académicos en Rizembool. Al menos… todavía no pierdo del todo mis propios estándares…” miró de reojo a su acompañante. “Me alegro que no hayas tenido que ver el caos que se ha desatado en el muelle. En verdad… siento que tengas que haber hablado con tu antiguo superior, Tsurumaru. Ahora no dejes que se meta en tu cabeza.”
“Ahh…” este dio un suspiro y sonrió cansado, con un tic en la ceja. “Continúas actuando como un niño altanero. Dices que ese tipo me ha puesto de malas… pues creo que tienes razón, pero sospecho que tú no has sido inmune, por más que no lo admitas.”
“Tú lo admites porque eres el mayor entre los dos, o algo así podrías decir…” se encogió de hombros. “Siento un deja vu hablar con una versión más juiciosa y crítica de ti. Me da la impresión que he regresado a ser un niño que no sabe dónde está de pie y que te soy un estorbo y una carga, Kuninaga-san…”
“Ya, como digas, no me trates con algún tipo de respeto,” rodó los ojos. Quizás no había tenido que alarmarse para empezar. “Heh, perdón por ese golpe entonces, son buenas noticias que no andes tan perdido como pensé. Más bien, creo que tu error en el presente es el opuesto y has internalizado la realidad de Rizembool demasiado, Yagen. No te tomes las cosas tan seriamente.”
“Diferiré contigo como de costumbre. No hay forma que no fuera a tomar mi rol con la seriedad que merece,” dijo cansadamente. “En fin, no hay más punto de hablar al respecto. Debo estar atento a que Honebami me informe de la partida de la gente de Hanasaki.”
“¿Acaso tienes algo más que hacer aquí? Me pareció entender que el asunto se había acabado.”
“De nuevo, es porque tomo mi rol responsablemente,” Yagen asintió. “Pienso que les debo explicaciones y un saludo formal a los Rebels que me han auxiliado esta noche…”





Fue un trabajo extenuante y desconcertante, pero pese a la labor, había sido evidente quién iba a ganar en esa inútil ‘rebelión’. Las personas hechizadas yacían agotadas en el piso, con varios inconscientes quienes presentaban algunos golpes y heridas. Si bien los presentes tuvieron que recurrir a la fuerza para pararlos, en muchos casos estos mismos se habían lastimado mutuamente en medio del caos y por sus estados fuera de control.

“…” Ootakemaru los miró desde arriba. Esos individuos yacían echados o de rodillas. Sufrían de los daños recibidos, respiraban agitadamente y algunos parecían haberse sumergido en un estado casi catatónico de terror, como si estuvieran a punto de perder sus vidas.
“Tch… serán gente común, pero hacen diferencia en números…” Mokou secó el sudor de su rostro con el revés de una mano. A diferencia de los chicos, la peliblanca había sufrido varios golpes por haberse puesto de señuelo en su aparición. “¿Ya terminamos?”
“No…” Izuru negó. No necesitaba contestar porque había unos pocos quienes luchaban para volver a ponerse de pie. “Estas personas nunca se van a rendir. Son completamente irracionales.”
“Maldición…” Mokou estuvo lista para darles el alcance y volver a ponerlos en su lugar, cuando entonces una persona le agarró de un hombro, y la jaló hacia atrás.

Komaeda le puso un pañuelo tupido en su rostro y, con una máscara de gases, lanzó una granada que esparció un somnífero entre todas las personas. Los agentes de Rizembool retrocedieron, y finalmente vieron a aquellos enloquecidos ceder ante ese invencible cansancio.

“Oh, me preguntaba qué había pasado contigo, de la nada dejé de verte,” observó Ootakemaru, ligeramente impresionado. “Menos mal tenías algo para pararlos de una vez.”
“Sí, mis más sinceras disculpas. Seguí a mi HiME para asegurarme que no diera vuelta atrás… pero ahora veo que había sido más necesitado aquí… cometí un tremendo error…” apretó los dientes con cólera.
“No, no te disculpes, nadie lo hubiera visto venir. Lo importante es que llegaste.”
“Pero, esto… estas personas… casi no parecen humanas,” Komaeda apretó sus puños y miró a los inconscientes con frialdad y fastidio. “No puedo ni llamarlos escoria. Han sido poseídos por algo, han perdido sus identidades, se han dejado llevar por la inutilidad y el caos sin ninguna esperanza restante. Son semejantes a objetos sin valor.”
“Oye, creo que estás yendo muy lejos, esta gente definitivamente han sido víctimas de alguien más, no habrían hecho esto a propósito,” observó la Princess, alzando una ceja.
“Sin embargo, sus observaciones son precisas. Se asemejan a computadoras afectadas por un virus o un programa severamente fallado,” dijo Izuru, inmutado. “Desconocía esta aplicación dentro de Rizembool. No… quiero decir, no le encuentro un sentido lógico o un uso. Presumo que incluso el responsable no posee control preciso del efecto en sus víctimas…”
“Nunca podría haber una razón que lo justifique, Kamukura-kun,” declaró el peliblanco, quien parecía perder la paciencia y cordura cada vez más. “Va en contra de la misión de Rizembool de potenciar el desarrollo científico y humano.”
“No obstante, esto es producto de un agente de Rizembool que desconocemos.”
“Entonces esas personas tienen que erradicarse. Yo creo fervientemente en el potencial que nosotros poseemos y en nuestra responsabilidad para cultivar la esperanza de la humanidad con esta guerra que hará crecer lo mejor de todos nosotros. No dejaré que los enemigos de la humanidad arruinen el legado de la guerra, por ningún motivo. Yo… haré lo que sea con tal de asegurarme de proteger los principios de Rizembool… ¿no es verdad? ¿No es eso lo que todos deberíamos hacer?” Komaeda sonrió nerviosamente y miró a todos en búsqueda de algún apoyo a aprobación. De todos modos, no lo había necesitado ya que su propia mente continuaría validándose a sí misma. “Sí, por supuesto. Ahh, pero qué terrible, incluso en un lugar tan inigualable y admirable como Rizembool tiene que existir esta tóxica desesperanza. Aunque no hay por qué temer, ya que… ¡justamente seres como todos ustedes pueden derrotar a ese mal primordial! ¡Y yo los apoyaré como sea posible! Seré un inepto… ¡pero estoy cometido a entregarlo todo con tal de mantener a nuestra esperanza colectiva!”
“Uhh…” Mokou hizo una mueca de sorpresa y desagrado. “¿Qué tiene este chiflado?”
“Eh, tú, lo entiendo, ahora no dejes que te afecte. Lo primero que tenemos que evitar es que este raro descontrol en estas personas nos arrebate nuestra propia serenidad. Somos mejores que esto,” insistió Ootakemaru con firmeza. Aun así, por dentro su reacción era similar a la de la Princess. Nunca hubiera esperado toparse con otro Rebel inestable aparte de Matsui esa noche. Menos mal no tuvo un arranque semejante en plena pelea. En fin… “Con las HiMEs fuera del mapa, debemos contactar a algún superior para que dicte qué hacer.”
“C-cierto, lamento precipitarme,” Komaeda se vio en aprietos y bajó su mirada y sonrió con autodecepción. "Por supuesto, por algo soy inferior a todos ustedes. No soy capaz de mantenerme firme ante mi peor enemigo…”

Izuru oyó las puertas del muelle abrirse de par en par y varios pasos correr por el pasadizo de la entrada hasta el ingreso al área abierta donde estaban. Eran varios policías más. Todos se detuvieron y miraron la escena en shock. El espacio se inundó con una tensión palpable, y los policías miraron a los miembros de Rizembool con susto y desconfianza.

“¿Q-qué ha pasado aquí?” preguntó uno.
“Ustedes… ¡¿ustedes han lastimado a nuestros compañeros?!” exclamó otro. Con dicha pregunta, varios más se indignaron.
“No, esperen…” comenzó la Princess, cuando vio al que parecía el líder dar unos pasos hacia delante y estirar un brazo al costado con firmeza.
“Todos, mantengan la calma,” dijo Jizou con firmeza, sin dejar de mirar a los inconscientes. “No es lo que parece, estas personas los intentaron ayudar.”
“…” Izuru miró a dicho policía fijamente. Había algo extraño en esa persona…
“Tsk…” luego de calmar las aguas, Jizou finalmente comprimió sus puños y se estremeció con impotencia. ‘Estaban demasiado tarde’ ni lo explicaba a plenitud. Sintió un gran peso encima por no haber podido predecir que lo ocurrido había sido una remota posibilidad.
“…” Ootakemaru dio un suspiro. Era evidente lo fuerte que se lo tomaba. Le daba la impresión que este sabía algo que ellos desconocían, pero no estaba en su lugar preguntarle. “Lo lamento, señor. Díganos si podemos ayudarle con algo.”



Afuera, al otro lado de los portones de ese muelle, Samidare estaba apoyado en la pared externa del recinto. No podía atreverse a aparecerse frente a su jefe o a sus otros compañeros. No los pudo sacar del sótano, no decidió quedarse con ellos o hacer vigilia para ver al culpable que los había apuntado.

No…

Él mismo había causado todo ese desastre, en primer lugar.

“¡Tsk!” golpeó uno de sus puños a todo dar contra la pared.



Flashback


“Tú…” Youmu comprimía sus puños y temblaba mínimamente. Sabía que era casi imposible lograr el cometido de salvar a esa persona si tenían que hacerles frente a los Rebels. Por ello, por tener frente a sí misma a su Princess, quien daba la impresión de sinceramente querer serle de ayuda, finalmente desistió a considerar esa posibilidad… “¿Estarías dispuesta a ayudarme?”
“Lo he dicho varias veces, Konpaku-san. Es más, me considero más hábil de salvarla que todos ustedes y no sólo por mis habilidades. Yo no soy enemiga de los Rebels y pasaré desapercibida,” Sakuya sonrió complacida. Entonces, ella sacó dos tarjetas de cartón junto con una pequeña perforadora de papel.
“Eh…” Youmu miro a ese par de cosas perdidamente.
“Si aceptas que te ayude, haz un hueco a las dos tarjetas. Piensa en ello como un contrato. Yo haré todo lo posible por acomodarte, y a cambio, te reclutaré para algún instante a futuro en el cual necesite de tu ayuda,” afirmó sin hacer rodeos.
“…” frunció el ceño, pero ya estaba cansada de pensar y no verle forma al asunto. No le quedaba de otra que confiar, esperaba no arrepentirse de ello. Finalmente, tomó aquel instrumento e hizo el hueco en ambas tarjetas de una sola.
“Bien,” Sakuya ensanchó su sonrisa.
“…” comenzaba a sentir nervios.
“Konpaku-san, estas son mis condiciones,” la Princess se volvió seria y continuó hablando con claridad como de costumbre. “Lleva a esa rehén al exterior del barco y ocúltala de la vista de tus oponentes, al menos por un instante. Si lo logras, yo podré acudir a rescatarle sin ser detectada.”
“¿Tengo que sacarla del barco?”
“Llevármela dentro del navío podría delatarme o meterme en problemas con Rizembool. Fuera, en cambio, digamos que cualquiera pudo haber hecho esa acción,” asintió. “Pienso que no estoy siendo irracional, Konpaku-san. Sólo haz lo que te pido y haré mi parte del contrato, la pondré a salvo y lejos de aquí,” Sakuya recuperó el perforador y una de las tarjetas, y procedió a darle un disco de plástico. “Quédate con tu copia. El trato estará de pie ni bien completemos el acuerdo.”
“¿Y… esto?”
“Si todo sale bien, con este artículo podrás rastrear a la rehén fuera del muelle…”

Fin del Flashback



“…” Youmu caminaba en una dirección específica. A veces se desviaba al toparse con algún contenedor, para rodearlo y continuar en el mismo trayecto. Las luces del disco brillaban más fuerte así, por lo cual asumía que iba en la dirección correcta. Al menos el hecho que el disco funcionaba le daba credibilidad a su previo acuerdo.
“¿Qué está haciendo esa chica?” preguntó Tenshi, escéptica, en lo que era cargada por Suzuka.
“No lo sé, se le ve muy consternada como para querer explicarlo, ni parece segura del tema,” dijo la mayor, algo preocupada. “Pero Youmu ha demostrado ser una HiME muy fuerte y decidida, así que tengo confianza en ella.”
“Hm…” Tenshi no la podía describir así en ese momento, no luego de ver cómo se había rendido de salvar a la rehén para lanzarla una distancia mortal hasta las aguas…
“Sí, creo que… esto no ha terminado, Youmu no nos haría desviarnos de la salida por gusto,” afirmó Roxas, convencido.
“Bueno, si ustedes lo dicen…” la peliazul optó por ahorrarse comentarios. Esos dos sí se habían merecido su respeto hasta el momento.

En eso, Suzuka sintió un desbalance y una especie de sombra salió de ella.

“¿Q-qué es eso?” Roxas se alertó e invocó sus keyblades. Incluso Youmu se alertó y les miró.
“N-no, esperen, no tengan miedo,” Suzuka vio dicha oscuridad muy rápidamente tomar forma y apariencia. Efectivamente, era Norimune.
“Ahh, qué alivio verte de nuevo, querida hija~” canturreó el arma, amenamente. “Las cosas se tornaron muy siniestras, pero me alivio de verlos todos bien y fuera de ese sitio.”
“Tch, ¿y tú a dónde te fuiste? Pudiste ayudar con esos civiles,” le reclamó Tenshi.
“Me tendrán que disculpar, pero tuve interés de observar la caja de la que habían hablado,” dijo sonriendo apenado. “Por el hecho de materializarme de nuevo al costado de mi hija… pueden imaginar cómo me fue por mi curiosidad. Les ahorraré detalles…”
“Pensaba que al menos tú no cometerías imprudencias, Norimune,” observó Suzuka, impaciente. “No te han seguido, ¿verdad?”
“No podrían. Cuando me destruyen, desaparezco por completo y de inmediato retorno a tu costado. Hay una gran desconexión de por medio,” este miró a Youmu se vio intrigado por el dispositivo en su mano. “Hmm, pareciera que andan detrás de la pista de algo. Este no es el camino de regreso, ¿a dónde vamos?”
“Eh, pues…” Youmu desvió su mirada, insegura. No quería dar falsas esperanzas a nadie al todavía no confiar en su Princess lo suficiente. “Y-ya deberíamos llegar, supongo. Por favor, avancemos un poco más.”

Finalmente, luego de rodear un contenedor más, llegaron a un par de contenedores muy cercanos entre sí. En medio de los dos y bajo una sombra intensa debido a la posición relativa del reflector más cercano, vieron algo, o más bien alguien, echado en el piso y cubierto con una manta gris oscura en su entereza. Casi pasaría desapercibido de no ser por un disco igual al de Youmu a los pies de esa figura, el cual brillaba de la misma manera.

Fue una gran realización de todos los involucrados. El grupo en general se apresuró y agachó para sacar a esa persona de ese escondite y revelar su rostro debajo de la manta. Efectivamente, era la rehén, viva, entera y sin heridas, sólo permanentemente inconsciente como antes.

“¿Q-qué…?” Tenshi por inercia se levantó de la espalda de Suzuka y se arrodilló al costado de esa persona. Norimune le tomó el pulso y le dio una revisada general.
“Se encuentra bien, no hay que temer por su salud. Está mojada por el agua del puerto, pero… definitivamente no como alguien quien fue tragado por el mar,” concluyó con una pizca de impresión y admiración. “Hmm, joven HiME, ¿a qué se debe este milagro? ¿Acaso tenías un secuaz que nosotros desconocemos?”
“A…algo así, ehh…” ella desvió su mirada y dio un profundo suspiro. Finalmente podía sentir al menos algo de alivio en su decisión. “Mi Princess quiso hacer un trato conmigo y ofreció ayudarme, siempre y cuando pudiera sacar a esta persona fuera del barco y de la vista de los Rebels. N-no puedo creer que lo logró, ni me di cuenta de cuándo apareció…”
“Tú…” Tenshi se puso de pie con algo de dificultad y le miró fijamente, con una mezcla de emociones y unos ojos que temblaban.
“Yo… lo siento, sé cuánto te afectó mi decisión, por supuesto que es una tontería rendirse a salvar a alguien, por supuesto que lancé todas tus esperanzas al abismo…” Youmu se tensó y agachó su cabeza, para hacer una reverencia. “¡Lo siento mucho! No me atrevía a decir nada frente a los Rebels por temor que apuntaran a mi Princess y arruinaran el plan. Y-yo…”
“¡AHH!” Tenshi soltó un gritito frustrado, y entonces, lloró, pero de felicidad. Se lanzó a Youmu para darle un fuerte abrazo.
“¡O-oye!” esta casi se cae hacia atrás.
“¡Eres una miserable, maldición, gracias, muchas gracias!” exclamó en pleno frenesí. “¡Por un momento creí que eras una traidora! ¡No puede ser que lo tenías tan fríamente calculado! ¡Gracias a ti no la pusimos en un mayor riesgo! ¡No puedo creerlo!”
“¡No, e-espera!” Youmu trató de soltarse, pero no podía con la fuerza de la otra. Se puso nerviosa. “¡E-en verdad no tenía nada bajo control! ¡La idea era ocultarla detrás de la carga o la maquinaria! ¡L-lanzar a esta chica desde tal altura pudo haberla matado! ¡S-sí Suzuka no hubiera conjurado esa ola no habría amortiguado su caída y ni puedo creer que mi Princess pudo escabullirse debajo de la misma ola y sacar a la rehén de ahí sin que nadie la viera! ¡Cometí una increíble imprudencia aquí!”
“¡Si, por supuesto, pero funcionó! ¡Realmente eres una heroína! ¡Gracias por rescatarla! ¡Gracias por hacer esa acción tan riesgosa con toda la esperanza de que fuera a funcionar!”
“¡C-creo que no me estás escuchando!” exclamó asustada. Youmu temblaba un poco por la realización del riesgo que corrió.
“Ya, suéltala, Tenshi,” Suzuka jaló a la peliazul, y esta pasó a abrazarla. “¡T-Tenshi!”
“¡Y gracias a ti por protegernos a todos y ayudar a salvar a esta chica!”
“No, yo no hice nada, en verdad muchas más cosas ocurrieron,” la mayor sonrió apenada. No podía evitar pensar en todas esas personas apuntadas por Rizembool quienes estaban en una situación tan desconocida e incierta, pero desistiría de recordarlo en ese instante. Tenían a esa chica a salvo y fuera de las garras de Rizembool. Les tocaba apreciar esa mínima victoria, al menos por un poco más.
“Tenemos que irnos cuanto antes, no vaya a ser que nos vean,” Roxas acomodó la manta alrededor de la chica para volver a cubrir su rostro y la cargó. “Puedo correr a velocidad, la sacaré cuanto antes.”
“Ah, buena idea, nosotros iremos al ritmo que podamos, tú adelántate,” dijo Norimune.
“Eh, puedo ir contigo, Roxas,” Youmu asintió. “Te protegeré en el camino.”
“No, no lo hagas, usaste demasiado de tu qi, te verás bien, pero estás al límite,” dijo el chico. Este sonrió decidido. “Iré lo más rápido posible. Yo no he hecho ningún sobreesfuerzo así que podré irme antes que puedan detectarme.”
“Seguiremos tu trayectoria de todos modos, así que tendrás tu espalda cubierta,” afirmó Suzuka.
“Claro, gracias,” así, el Key partió y demostró su gran agilidad por saltar por encima de varios contenedores a la vez.
“Bien, no hay más que atender, sigámosle al joven,” Norimune entonces recordó el disco que había estado con esa chica y lo recogió. “Ah… ten, quizás tu Princess los quiera de vuelta.”
“S-sí…” Youmu tomó el segundo disco y los guardó, para dar un pesado suspiro. “En verdad… tengo mucho miedo saber qué esperará mi Princess a cambio.”
“¿Has hecho alguna especie de contrato con ella?” preguntó Tenshi, quien volvía a ser cargada por Suzuka.
“A-algo así, supongo…” sacó la tarjeta de cartón de su bolsillo.
“Veamos…” Suzuka se puso a leer las pocas cosas que decía. “…una vez perforada y las condiciones verbales iniciales cumplidas, se efectuará el contrato y se consumirá la primera mitad del mismo, con la siguiente parte quedando pendiente, aunque garantizada, para ser llevada a cabo por el beneficiario inicial…”

No llegaron a leer más, ya que, para sorpresa de todos, esa tarjeta en la mano de Youmu pasó a deshacerse como polvo. Este mismo voló hacia la mano de la HiME y se introdujo en ella. Producto de ello, se generó un aro negro en el reverso de su muñeca, encima de sus venas, que parecía ser una especie de tatuaje.

“¡¿Q-qué es esto?!” exclamó la pobre, asustada. Sobó su muñeca con fuerza, pero esa marca no iba a salir con nada.
“Es una especie de hechizo…” Suzuka se puso a pensar. “Te sientes bien, ¿Youmu?”
“C-creo que sí, ¡pero no sabía que era un acuerdo mágico! ¡¿Qué significa esto?!”
“Hm, puedo ver que eres una joven bienintencionada y con principios sólidos y admirables. Por supuesto que tu Princess confiaría en ti…” Norimune sacó su abanico y cubrió su rostro con este a manera de ocultar su pesar. “Ah, pero, por supuesto que una persona en la posición de tu Princess recurriría a forzarte a cumplir con tu parte del trato de cualquier manera posible. No existe esta misma buena voluntad en un lugar como Rizembool, después de todo.”
“Tch, qué sucio acuerdo…” Tenshi desvió su mirada. “Pero sí, entiendo la lógica…”
“N-no he vendido mi alma al diablo o algo, ¿v-verdad?” Youmu tembló un poco.
“Vamos de regreso, Mamizou nos podrá dar alguna idea,” dijo Suzuka. “Descuida, Youmu, te ayudaremos de cualquier manera posible.”
“Sí, si esa tipa se trae algo entre manos, le haremos pagar,” Tenshi asintió.
“Fufu…” Norimune rió por lo bajo y guardó su abanico. “Me alegra que mantengan sus energías, chicas. Ahora vamos detrás del Key, ya debe haberse alejado mucho.”

El suceso principal en esa noche acababa de llegar a su fin, aunque quedaban asuntos relacionados pendientes y, por supuesto, las consecuencias de todo lo transcurrido.
« Last Edit: December 29, 2023, 01:23:28 PM by Cho »


Eureka

Re: HiMEverse Episode V: The Rebels Strike Back
« Reply #954: December 31, 2023, 03:06:15 PM »
no he tenido casi nada de tiempo pipipi asi que algo rapido y ya el año que viene lo arreglo (?!)






“Entonces… No están,” comentó Xie Lian, acomodándose en la silla afelpada. Las sillas otorgadas por la facultad eran terriblemente incómodas: Gojo las había cambiado un tiempo atrás por piedad a sus colegas y alumnos que iban a conversar con él de vez en cuando. “No es tu pareja.”
“¡Estamos saliendo!” Afirmó Gojo, emocionado, al otro lado del escritorio. “Creo que todo el mundo diría que es una relación.”
“Pues Suguru no.” Xie Lian sonrió un tanto incómodo. “O al menos eso me dijo.”
“Y entonces… ¿Qué cree? ¿Que me tiraría a mi mejor amigo así como si nada?”
“No.” El castaño rio. “Sé que estás enamorado de él desde hace un par de años.”
“…Ah, no, tampoco tanto. Es solo que… siento que deberíamos estar juntos.”
“¿Eso no significa que te gusta?” Xie Lian se mostró un tanto confundido ante aquel comentario.
“Sí, pero estar “enamorado” es otra cosa.” Gojo sonrió. “Ese sentimiento lo veo todos los días cuando tú y Hua Cheng—”
“¡N-NO!” Xie Lian movió las manos, desesperado por cortarlo de alguna manera. “¿Sabes? Me he quedado pensando en eso que nos dijiste la otra vez… que los alumnos de seguro se han dado cuenta de nuestra relación.”
“¡Es obvio! La forma en la que se te acerca es muy… íntima, supongo.” Gojo apoyó su mentón en su mano derecha. “Los amigos no se tratan de esa forma… eso es justo lo que le dije a Suguru. ¡Sé que le atraigo! Pero… espera.” Gojo lo miró con recelo. “Tú no acostumbras a meterte en los problemas del resto. ¿Por qué viniste a contarme lo de Suguru?”
“Porque necesitan un empujón… creo. San Lang me dijo que los dejara ser, pero siento que se demorarán más de la cuenta si van cada uno por su lado. Alguien tiene que ayudarlos… no tengo que ser yo si no desean, claro.”
“El buen samaritano.” Gojo esbozó una sonrisa divertida. “Cuando no—”

La charla amistosa de una tarde libre de pendientes fue interrumpida por el leve toque en la puerta de su oficina. Gojo se disculpó con un ademán de la mano y se levantó para dirigirse hacia esta: intuía que se trataba de Eureka Suoh y Tooru Oikawa, dos chicos que comenzaría a entrenar con él a partir de ahora.

Había sido difícil conseguir que las pequeñas Ohara y Matsuura soltaran a los novatos tomando en cuenta que se habían encariñado mucho con ellos a lo largo del tiempo que habían pasado juntos. Gojo entendía el sentimiento hasta cierto punto, pero ninguna podía negar que los chicos necesitaban un guía con más experiencia y disponibilidad.

Gojo abrió la puerta sin prestarle mucha atención y—

“Gojo-sensei.”

El mencionado arqueó la ceja al ver que, en frente de él, se encontraba Megumi Fushiguro. Lo había conocido el ciclo pasado cuando le dictó uno de los electivos de la Facultad de Comunicaciones. Era un alumno brillante y había destacado entre sus compañeros por su visión estética y la ejecución de sus ideas.

Su primera suposición fue que necesitaba ayuda con el documental que andaba armando sobre los animales callejeros en la ciudad. Quería presentarlo en el concurso anual de la facultad y había empezado a reunirse con él de vez en cuando para pedirle consejos y recomendaciones.

“¿Megumi-kun?” Gojo ladeó la cabeza, confundido. “Qué sorpresa. ¿Quieres ayuda con…?”
“Lo siento, sé que debí avisarle con anticipación, pero no tengo mucho tiempo para hablar con usted. Iré directo al grano: he venido a pedirle "otro" tipo de ayuda. Necesito que me entrene… A mí y a mis amigos.”
“¿Para qué? Ah.” Gojo se interrumpió de golpe al comprender a qué se refería. “¿Es algo con las HiMES?”
“No estoy seguro…” Megumi se veía un poco preocupado por el tema en cuestión. “Le contaré al respecto en otra oportunidad. Ahora estoy escapando de mi guardaespaldas.”
“Estaré libre en una hora, si encuentras forma de evadirlo. Tengo que hablar con dos chicos en un rato… pero dudo que me tome más de media hora o cuarenta minutos. Ah.” Gojo sonrió. “Podrías esconderte aquí dentro, si gustas.”
“¿En serio? ¿No los incomodaré?”
“Nah. Yo confío en ti. Pasa, pasa.”

Al ingresar a la oficina, Megumi notó la presencia de otro profesor de la facultad, Xie Lian. Tal parecía que se había levantado de su asiento para retirarse, ni bien sintió que el alumno quería hablar con su colega.

“Ah, sensei.” Megumi hizo una leve reverencia cuando se cruzaron. “Disculpe por haber interrumpido su conversación.”
“Descuida. Solo estábamos pasando el rato.” Xie Lian le sonrió y se acercó a la puerta. “Los dejo, entonces.”

Luego de darle una palmada en el hombro a Gojo, Xie Lian se retiró y los dejó a solas en la estancia. El profesor estuvo a punto de cerrar la puerta… pero un pie impidió que lograra su cometido.

“¡Gojo-sensei!” Le gritó Oikawa. “¡Aquí estamos!”

Gojo se llevó un dedo al oído ante la voz de su alumno, pero abrió la puerta para dejarlo pasar. En ese momento, pudo observar a la chica a su lado, Eureka. La HiME era tan pequeña que le costaba comprender cómo podrían mandar a la guerra a una persona de su tamaño y su fuerza.

Era injusto juzgarla a partir de una primera impresión y lo sabía perfectamente: muchas HiMES de su generación le habían demostrado que las apariencias engañan, empezando por Shoko. Pero… era difícil ignorar lo que tenía frente a los ojos.

Aun así, Oikawa había hablado maravillas de ella. Y no solo él: Matsuura y Ohara confirmaron que la opinión del key no estaba sesgada por el cariño que le tenía u otros motivos. Todos estaban de acuerdo en que Suoh contaba con un inmenso potencial.

“Pasen, pasen~” Gojo se hizo a un lado para dejarlos ingresar a la oficina. “E ignoren a Megumi-chan~ Él necesita esconderse aquí por motivos válidos. Prometo que es de confianza.”

Eureka cruzó miradas con el chico y ambos se tensaron.

“Eureka-san…” comenzó Fushiguro. “Quiero agrad…”
“¡Ah! Me vas a agradecer por lo de Guion 1, ¿cierto?” Lo interrumpió la chica. “¡No te preocupes! ¡Entre todos nos ayudamos!”
“…” Fushiguro tuvo la intención de cuestionarla… pero suspiró y asintió. “Sí, muchas gracias.”

Gojo supo de inmediato que algo escondía ese par… y al fijarse a su lado, notó que no era el único.
« Last Edit: January 28, 2024, 05:09:10 PM by Eureka »


Sayi

Re: HiMEverse Episode V: The Rebels Strike Back
« Reply #955: December 31, 2023, 05:07:48 PM »
Feliz Navidad y Año Nuevo 2024 -3-3- pueden creer que el 2025 cumplimos 20 años de fics? Vamos a por los 50 kekekek que yo creo que cuando estemos jubiladas el BT resucitara a su gloria circa 2009 (la pregunta es si harán animes con silver fox bishies en ese futuro muy muy lejano)



“Claro que no” respondió Hagu “Aunque ahora que soy HiME, se que es cuestión de tiempo para que venga un Rebel a visitarnos”

Holden le dio un par de palmadas en la espalda antes de dejarla ir. Shuuji Hanamoto, el tio de su amiga, había sido muy claro que la única experiencia HiME de su sobrina había sido más que suficiente. El cómo reaccionaria al darse cuenta que su sobrina se había anotado de voluntaria al conflicto una vez más estaba aún por definirse: ¿La botaría de su casa? ¿Demandaría a Miranda y a Hanasaki? ¿O le daría una embolia cerebral de la pura rabia y preocupación?

Obviamente, optó por no plantarle alguna de esas ideas a su ya muy preocupada amiga.

“Quizás y tienes tiempo. El Rebel de Sayi demoró casi seis meses en aparecer” dijo. Entonces, una idea le llegó a mente “¡Europa! Tienes tu maestría esperándote. Aunque sigas ligada a Hanasaki, el que estés tan lejos hará difícil que te puedan dar seguimiento tan a menudo como si estuvieras aquí”
“Pensé en eso… pero he decidido quedarme en Hanasaki. Lo que más quería hacer era ayudar a Sayi, y al resto de las HiMES. La maestría puede esperar”

Holden pasó la mirada por el cuadro en el que Hagu se encontraba trabajando. Ocho de doce… al parecer ahora tenía mucho más tiempo para terminar el proyecto. Si bien parte de él quería, egoístamente, que no se fuera y lo dejase solo en Japón, esta no era el motivo por el que quería que se quedase.

El salón se encontraba vació además de los dos. Hagu aprovecho la pausa para retomar sus pinceles y sumergirlos en el aguarrás. La visita de Miranda junto al descubrimiento de Holden le habían quitado todas las ganas de continuar trabajando.

Mientras esperaba a que su amiga organizara su area, la mente de Holden corría, buscando alguna manera en la que podría ayudarla en su predicamento. Europa estaba fuera de discusión, y lamentablemente, en esta oportunidad no habían ‘Maester’ o “Knights’ para ayudarle. Si bien él había tenido una breve participación como Rebel de tiempo limitado… no poseía habilidades de combate fuera de la tecnología que le ofreció Rizembool en ese entonces. Y aún así… los únicos que podían ayudar a las HiMES ahora, eran sus propios Keys.

“Hagu, tu tío se dará cuenta que eres HiME antes de que venga tu Rebel“ razonó Holden “¿No es que los Keys ahora desarrollan poderes solo por el hecho de ser Keys?

La realización hizo que Hagu se volteara hacia su amigo, el nerviosismo tensando su rostro.

“Voy a tener que venirme con una excusa para buscar otro lugar donde vivir, lejos de Shuu” dijo Hagu “Porque cuando se de cuenta…”

En medio de tal fatídica tarde, al menos había un minúsculo lado positivo de donde colgarse.

“Pues, venirse con excusas es mi superpoder” dijo Holden” Al menos podré ayudarte con eso”
« Last Edit: December 31, 2023, 05:11:12 PM by Sayi »

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Oh, dream maker, you heart breaker
Wherever you're goin', I'm goin' your way


Miyu

Re: HiMEverse Episode V: The Rebels Strike Back
« Reply #956: December 31, 2023, 06:10:59 PM »
Estoy corrigiendo los caps u_u

Cap 2 (a)

Caminaron un largo trecho por las calles de Ginza hasta y sitios aledaños para salir de aquel lugar luminoso y llegar hasta un barrio residencial; Akeno logró grabar el nombre Tsukiji, aun así no estaba del todo segura.

Entre ambos reinó un silencio sepulcral y un aura incómoda, ninguno se atrevió a decir nada en el trayecto al departamento; Tobio, por su parte, su personalidad amable y gentil le impedía tomar la iniciativa para arreglar y limar asperezas con ella. No había estado cuándo más lo necesitó y aún se lamentaba por no poder protegerla de los Himejimas.

—Akeno-san, ¿hasta cuándo piensas seguir así? —la sujetó de la mano un instante para llamar su atención. Algo que él jamás haría, no obstante, ya esta situación lo frustraba demasiado. Ambos se llevan centímetros de estatura, con las sandalias de corcho ella lucía simplemente hermosa, incluso en esa situación Tobio lo admitía para sí. Todas las mujeres en su familia eran excepcionalmente bellísimas y con cuerpos curvilíneos envidiables.
—¿Ahora te importa, Tobio-niisan?  —con el ceño fruncido apartó la mano lejos del contrario y retrocedió algunos pasos—. Si quieres pelear te advierto que en mi bolso traigo un rociador de gas pimienta.

Tobio suspiró y negó con la cabeza repetidas veces.

—No… —trató de tragarse la risa y pequeños ruidos extraños salieron de su boca—, es que quiero llevarme bien contigo. Entiendo que por trabajar con Azazel y ser su protegido me llames “el perro de Azazel” pero quiero tener una buena relación contigo, por Suzaku-san al menos.
—Si entiendes, entonces limítate a ser un roomates. ¿Quiénes viven contigo? —preguntó curiosa por las personas que conocería, pues ella misma se había alejado de su antiguo circulo social y ahora únicamente tenía a Rias.
—Hay una loca obsesiva, con ella no te juntes —le advirtió antes de proseguir con la descripción resumida de cada uno de sus compañeros—. Después tenemos a un genio en informática, más perezoso que Issei; por último, la encargada del edificio que ya la conoces, es Lavinia.

Akeno empezó a analizar lo que iba oyendo sobre las personas que viven en el edificio perteneciente a Grigori, una compañía pequeña dedicada a variados rubros y con sede principal en Europa y Japón de la cual Azazel es presidente.

—¿Has visto al resto de chicas? —finalmente preguntó su prima.
—Koneko anda tan unida a Rias como siempre, Xenovia hace meses se unió a un dojo y Asia da clases de catecismo en una iglesia local —respondió con la información que le proporcionó la misma King.
—Xenovia me sorprende —abrió sus ojos un poco—, ella quería manejar su uso con la espada en esgrima.
—Se negó a irse de Japón, alegando que aquí los senos de las mujeres son perfectos para tocar y la necesidad de hacer que crezca la natalidad —intentaba no reírse con todas sus fuerzas, el grupo de amigas de Akeno tenía bastantes cosas extrañas y bien particulares.
—Me da pena por Asia —dejó escapar una pequeña risilla entre sus finos labios—, sin nadie que la pare…
—Koneko la cuida —le sonrió por primera vez de manera genuina, al percibir lo preocupada que estaba de su amiga.

Los dos primos continuaron caminando por las anchas calles limítrofes a Ginza, entre pequeñas charlas, antes de darse cuenta ambos se encontraban de pie en la puerta de un edificio mediano bastante simple por fuera. Ya eran las cinco de la madrugada y alrededor ya se veía gente volviendo de una larga noche de diversión.

El guardia del edificio les abrió la puerta y los dejó ingresar, al no encontrar el mayor la llave. Después de agradecer y despedirse, ambos fueron hacia el ascensor.

—La planta baja está vacía. El primer piso le pertenece a Shija, el segundo a Lavinia, en el tercero estamos Narumi, tú y yo. El último piso es de Azazel, aunque rara vez está.
—¿Narumi? —inquirió con dudas—. ¿El genio de la tecnología o algo así?
—Sí —el semblante amable de él nunca desaparecía, algo que de alguna manera incomoda a Akeno—. Se la pasa encerrado en su cuarto.

Tobio apretó el botón del tercer piso y las puertas del ascensor se cerraron frente a ellos. En pocos segundos se volvieron a abrir para dejar a la vista un pulcro y monocromático pasillo, ningún ruido ni nada que indicara que alguien vive allí.

Al entrar al departamento lo primero que Akeno sintió fue un fuerte abrazo y lo que vio fue a una chica de cabellos dorados apretándola mientras decía algunas cosas inteligibles al estar a la altura de sus senos.

—¡Hay que comprobar cuánto han crecido! —con esta exclamación una joven de cabello azulados cortos se posicionó atrás de ella y comenzó a masajear sus pechos de ciento dos centímetros—. ¡Tks, siguen igual!
—¡Basta Xenovia! —la rubia atrajo más cerca a Akeno, tomándola por la cintura—. ¡Lo que haces es inmoral!
—Nada de inmoral, estamos fortaleciendo amistad~ —la risa de Xenovia desesperó a Asia, las dos rápidamente comenzaron a hablar y se alejaron un poco de la mayor.
—¡Yo, Akeno! —desde el sofá de la sala levantó la mano una pequeña albina—. ¿Ya podemos comer?
—Espera un poco, Koneko —otra de las chicas, Rias, traía entre sus manos un pequeño pastel con frambuesas y crema arriba—. Te extrañábamos mucho, Akeno.
—Es bueno que estén todas juntas —Tobio trajo en manos algunas copas, tras de él apareció una chica de cabellos largos con su ojo izquierdo cubierto por largos mechones azabaches.
—¡Te tendré como mi linda alumna! —emocionada otra chica de largas hebras rubias, casi blancas, corría animada con dos botellas de champagne en mano—. Tienes que contarnos a dónde te fuiste y qué has hecho estos años. ~
—Esto parece una reunión de púberes —con la cara totalmente cubierta por el flequillo, apareció otro hombre trayendo algunas copas más consigo—. ¡¿Oh?! ¿Es nuestra roomie, Tobi?
—¡AKENOOO! —con un pack de seis cervezas en una mano y la otra llevando una lata abierta, a ella se lanzó Rossweisse—, MI ALUMNA YA TODA UNA ADULTAAA.

El joven con melena larga cubriendo sus ojos, Gen Narumi, tuvo que hacerse rápidamente a un lado, mientras veía a Rossweisse corriendo hacia Akeno y tirarse a los pies junto a las latas de cervezas.

—DIME QUE NO CONSEGUISTE NOVIO NI MARIDO —comenzó a llorar haciendo ruidos de hipo a la vez que bebe un poco de la lata abierta—. No puedes… no puedes casarte antes que yo… no… no… no…
—Corrijo —suspiró Narumi mirando la escena de todas esas mujeres que le parecían totalmente molestas y olvidables—. Una reunión de viejas de mediana edad…

De inmediato Xenovia sacó una espada de entre sus ropas y saltó hacia él, una habilidosa espadachina; Narumi la esquivó con un giro y colocó las copas sobre la mesita ratonera de la sala. La próxima en atacar fue Rossweisse que le arrojó varias latas en la cara y él las agarró con total normalidad.

—¡Bueno basta, chicas! —Rias aplaudió y le dio un golpe suave en la cabeza a Narumi, algo que no pudo esquivar o no quiso hacerlo. Por algún motivo sentía que ese golpe debía recibirlo—. ¿Quiénes son ustedes? —preguntó cruzada de brazos y una pequeña sonrisa amable.

Akeno se sentó en el suelo y esperó a que Asia sirviera el champagne y repartiera a cada uno una copa, a la vez que Koneko pelea con Narumi por el sofá.

—¿La fiesta empezó? —en la puerta del departamento se oyó la voz de Azazel, un sonido grave y de alguien mayor—. Traje también a Suzaku. ~

Apenas atravesó el umbral de la puerta la otra Himejima, Akeno se apresuró a levantarse del suelo e inclinarse frente a la mujer, ofreciendo una mueca de total felicidad.

—Akeno-chan, bienvenida —la mujer de ojos rojizos la saludó con una pequeña palmadita sobre la cabeza. Ambas median casi lo mismo un metro sesenta y ocho y de largas hebras negruzcas, siendo el epítome de la familia Himejima—. Tobi, hace tiempo no hablamos.

La atmosfera alrededor de ella era misteriosa y como nocturna; sus gestos delicados, el pequeño y proporcionad cuerpo, absolutamente todo de Suzaku debía ser un enigma, aun cuándo Akeno la conocía desde su infancia.

—Suzaku-neesan, pasa y siéntate —empujó a Koneko y Narumi del sofá para invitar a su otra prima a sentarse y empezaron a tener una pequeña charla, con risas de por medio.

Todo el grupo se presentó para Shija y Narumi, pues recién en esa madrugada los conocieron a ambos. Bebieron, jugaron, charlaron y comieron el pastel de bienvenida de Akeno. Mientras el resto ya se iba del departamento, Azazel se sirvió un poco de café; Akeno y Koneko se quedaron sentadas en la mesada flotante que divide la cocina de la sala de estar.





« Last Edit: February 13, 2024, 11:50:44 PM by Miyu »


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Mimi Tachikawa

Re: HiMEverse Episode V: The Rebels Strike Back
« Reply #957: December 31, 2023, 10:00:29 PM »
Hoi hoi vengo con un fic rapido

Flashback…

En uno de los roces que tenían algunos estudiantes de Hanasaki por la particular visión de vida de Leo Tsukinaga,algunos como no tenían argumentos para discutir con él optaban simplemente por golpearlo, cosa que Leo lo dejaba permitir, pero cuando estaban Izumi y Tsubasa cerca nadie se acercaba a molestarlo, así que aprovecharon esos pequeños momentos donde se encontraba solo para molestarlo, lo que no habían calculado era que Tsubasa habia terminado con sus clases de Kendo y cuando vio que el pelinaranja estaba siendo atacado, no dudo ni un segundo para acercarse a ellos y pelear

Maldición ahí esta esa marimacho hay que huir…-dijeron uno de los bullies-

Si, no quiero que me vuelva a golpear como la vez pasada…- hablo otro-

Deberíamos de estar agradecidos que Sena no este junto a ella que nos iba peor-

Ya dejen de molestar y vivan sus vidas correctamente- hablo Tsubasa mirándolos friamente-de lo contrario para la próxima vez no tendré piedad con ustedes e informare a sus padres-

Te aprovechas porque eres de la familia Kazanari… - se fueron corriendo-

Tsubasa dejo de mirar a aquellos chicos y volteo la mirada a ver a su amigo- Ousama, cuantas veces te he dicho que tienes que entrenar conmigo para defenderte? Que hubiera pasado si no estaba aquí?? Son capaces de secuestrarlo, recuerde que es el heredero de la distinguida familia Tsukinaga-

Leo estaba recogiendo sus papeles llenos de partituras que habia creado para su recién formado grupo Knigths donde Tsubasa también era parte de dicho grupo

No pasa nada Tsubasa-chan… mientras no hayan tocado mis hermosas melodías no tengo problema que me ataquen…-

Pero nosotros tendremos problemas si te pasa algo, no se supone que me arrastraste a mi, a Izumi-kun y a Naru-san???
Además dentro de poco un prodigio llamado Sakuma Ritsu se unirá a nosotros?? En serio valora un poco mas su vida…- dijo suspirando pesadamente-

No pensé que mi linda guardaespaldas podría exaltarse de esa manera…-rio divertido mientras se sacudia la ropa sucia- imagínate a Sena también en este escenario, si hubiera estado aquí, los tres hubiéramos ido directo a la comisaria siendo acusados por los padres de aquellos chicos- eso es lo que da sazón a la vida y lo que me da inspiración además del universo para escribir canciones, ahora tengo una nueva idea dicho sea de paso…- dijo mientras que sacaba un papel nuevo y empezaba a escribir-

Primero vamos a al enfermería y luego te pones a escribir…-Tsubasa empezó a jalarlo pese a las protestas que el pelinaranja le daba, y es que en verdad estaba muy preocupada por él, sabia que desde niña tenia que proteger al heredero de la familia Tsukinaga por los lazos por generaciones que tenían con su familia, pero a medida que estaba creciendo, ya no sentía que todo lo estaba haciendo por su familia, solo lo hacia con el deseo de que estuviera a salvo, que nada le sucediera, pero aun no entendía aquel sentimiento que tenia oculto en su corazón.

Es amor…seguro que es amor…-canturreo alegremente Naru que en ese entonces usaba gafas y su color de cabello era mas oscuro, pero igual era tan risueña como lo es actualmente

Amor?? Pero eso es imposible solo soy una espada que lo cuida y lo protege…-hablo Tsubasa mientras tomaba un sorbo de té, era la hora del almuerzo en la escuela y era un almuerzo de chicas porque la peliazul no sabia con quien mas hablar acerca de lo que pasaba últimamente con ella- yo creo que estas confundiendo las cosas Naru-san, seguro que es devoción lo que tengo hacia Ousama, después de todo somos amigos desde niños…-

Uhm…déjame decirte mi querida Tsubasa-chan que estas confundiéndote, y te recomiendo pasar mas tiempo a solas con él para saber que es lo que verdaderamente sientes…además no eres un arma, eres una linda estudiante de secundaria que experimenta el primer amor…-sonrio amablemente-

Creo que mejor no te lo hubiera contado porque siento que estoy mas confundida que antes…-dijo mientras se rascaba la cien-

Claro que tenias que hablar conmigo, después de todo yo tengo mucha experiencia…y cuando quieras puedo maquillarte  alistarte para una cita con él que te parece?? Acaso no es una mala idea…-

Claro que es malísima idea…-ligeramente sonrojada- no me quiero vestir como una niña enamorada…- se tapo el rostro imaginándose esa escena-

------------------------------- Fin del Flashback --------------------------------------------


Tsubasa se despertó repentinamente, mirando a todos lados recordando en donde se encontraba, y ya estaba en la mansión de Arjuna, habia concluido exitosamente su regreso a los escenarios como solista junto a Trigger y a JEM, aquel sueño de sus épocas de la secundaria le habia hecho recordar los buenos momentos que habia pasado junto a sus amigos, ahora todos estaban separados, un nudo se le hacia en el corazón además de recordar que su tan admirado y añorado Ousama ahora era su enemigo todavía le dolía al corazón, en aquel entonces no sabia que era ese sentimiento, pero ahora lo tenia mas en claro

¿De verdad siento amor hacia él y no devoción?... ¿Por qué me duele aun su cambio de bando??...necesito buscar respuestas a todas estas dudas que tengo en el corazón…-acercó su mano hacia su pecho- Tengo que volverme fuerte para que mi corazón sea mas fuerte, además que tengo que dar lo mejor de mi en los conciertos para que las personas que amaban nuestras canciones no piensen que los hemos traicionado al separarnos-se levanto de la cama y observo por la ventana que era un hermoso día soleado- hoy parece que será un buen día para empezar bien las cosas, hoy toca alistarme para asistir a una boda y luego pensare mis acciones a realizar …
---------------------------------


Cho

Re: HiMEverse Episode V: The Rebels Strike Back
« Reply #958: January 01, 2024, 12:15:11 PM »

Hello gals <3

Para cualquier duda y/o consulta las invito a postear en el foro de planeación.

Sin más preámbulos~

*top 4*

*conteo*

Sayi :: 487 palabras
Nite :: 0 palabras
Cho :: 15821 palabras
Kana :: 0 palabras
Eureka :: 1042 palabras
Puri :: 0 palabras
Mimi Tachikawa :: 962 palabras
Mery :: 0 palabras
Apple :: 0 palabras
Miyu :: 1461 palabras


Now, let's carry on with those big HiME dreams...


Miyu

Re: HiMEverse Episode V: The Rebels Strike Back
« Reply #959: January 11, 2024, 08:29:19 PM »
No sé cortar caps, lo reitero o inciarlo jjs



Cap 2 (b)

—¿Ya les llegó la carta desde Hanasaki? —preguntó Azazel, removiendo la pequeña taza de porcelana con una cuchara.
—Yup —respondió sin ganas Koneko—. ¿Por qué nos mandó eso? ¿Beca completa? Eso es ridículo.
—Es mitad de año, entrar como si nada —murmuró la otra chica.
—Leonidas mencionó que tú le explicarías a Akeno-san —Tobio apareció desde la cocina con dos tazas de té para las chicas y más bocadillos para Koneko, la menor del grupo—. Es también una sorpresa que Toujou-san haya sido seleccionada para estas “becas”.

La prima de él tomó con delicadeza la taza y le sonrió como agradecimiento, antes de darle un pequeño trago y dejarla con movimientos suaves sobre la mesada americana.

—Bien, bien —aplaudió Azazel mostrando un semblante relajado—. Les explicaré lo que sé, en la carta que recibieron de admisión deben haberles puesto de encontrarse con la directora. ¿Verdad?

Ambas asintieron al unísono y después giraron la vista hacia el sofá, los ruidos de un juego resuenan por todo el cuarto silencioso.

—¿Qué importa lo que sea? Si es gratis deberían aprovechar la oportunidad e ir —Narumi acostado en el sofá con una Nintendo Switch les dijo su opinión—, así volveré a usar el cuarto de tu prima como almacén de cosas.

Azazel carraspeó para llamar la atención de las dos chicas, pero una vez más los ronquidos de Rossweisse las distrajeron. Se había dormido en un rincón del cuarto abrazada a una botella de alcohol.

—Es gratis, en efecto, sus estudios y gastos estarán pagos —prosiguió el hombre—. El problema es que —miró el café entre sus manos y luego a ellas, las palabras no salían de su garganta. El tener que decirles que a cambio de la beca deberían luchar como especie de chicas mágicas era, como mínimo, una locura.

Ellas quedaron con sus ojos puestos en los del presidente de Grigori.

—¿Comes algo, Akeno-san? —Tobio le preguntó a su prima, tratando de cortar ese trance y darle tiempo a su jefe a pensar en las palabras que quería pronunciar.
—¿Estás cansado? Has estado toda la noche sirviendo bebidas —ella le devolvió la pregunta, pues Tobio estaba con la tesis y prácticas universitarias en Grigori y también con el trabajo de medio tiempo en el bar de Black Dog.
 —Estoy bien, ya hace dos años que tengo este ritmo —ambos largaron una risita, la incomodidad entre los dos de a poco se iba desvaneciendo.
—Yo tengo hambre —con la cara de poker y el entrecejo un poco fruncido, Koneko levantó la mano.
—¡Por aquí también, Tobi! Necesito tostadas con huevo y un buen desayuno americano para reponer fuerzas —emocionado Narumi se puso al lado de la pequeña alba.

Akeno se levantó del asiento y le hizo señas a Tobio para que se quedara sentado.

—Lo haré yo, es mi deber como invitada —sentenció con tranquilidad, caminando hacia la cocina. Ambos parientes tienen habilidades culinarias excepcionales.
—Te ayudaré prima.

Los dos jóvenes de cabellos negros comenzaron a cocinar juntos, repartiéndose las tareas para terminar más rápido.

La cocina empezó a impregnarse con el olor irresistible de bacon frito y café recién hecho. Tobio, con su cabello despeinado y su expresión adormilada después de un día largo de trabajo y estudio, estaba ocupado revolviendo los huevos en un tazón con una mezcla de queso rallado. Akeno, de cabello largo y oscuro, se movía con gracia entre las sartenes, cuidando cada detalle de las tostadas y las salchichas. Ambos jóvenes se complementaban demasiado bien y Azazel los observó cómo se movían, entre sonrisas y risas, con pequeños gestos de comodidad.
A pesar de ser primos, la dinámica entre Tobio y Akeno no era siempre la mejor y eso se debía a ciertas circunstancias en la infancia de ella, en sí, odiaba a todos los Himejima o que pertenecieran a ramas secundarias. Sus personalidades chocaban con frecuencia debido a la chica, y sus conversaciones solían terminar en pequeñas disputas y en un monólogo de Akeno odiando y despreciandolo, llamándolo “el perro de Azazel”. Sin embargo, esa madrugada, algo era diferente. Había una extraña armonía en la forma en que trabajaban juntos en la cocina, como si cada uno supiera instintivamente qué hacer a continuación.

Ambos prácticos y perfectos, genios en lo suyo: la cocina, manejaban los huevos con destreza, mientras montaban las tostadas en un plato con precisión milimétrica. Sus movimientos se sincronizaban de una manera que ninguno de los dos habría anticipado y algo que jamás hubieran imaginado. Narumi seguía distraído con su consola y Koneko semi dormida en la mesada, con la cara estampada en el mármol negro.

Azazel los observó levantando ligeramente la comisura de sus labios. Cada gesto, cada palabra, era un recordatorio de que, a pesar de sus diferencias, Tobio y Akeno podían trabajar juntos de manera sorprendente y él no pudo evitar rascar su pequeña barba  tupida
A medida que el desayuno avanzaba, el tercero no podía evitar notar la química única entre ambos primos. Sus miradas de complicidad y los sutiles gestos de ayuda mutua revelaban una conexión que, tal vez, solo se manifestaba en la cocina.
Mientras saboreaban el desayuno americano que habían preparado juntos, la atmósfera se llenó de una especie de reconciliación silenciosa, como si las diferencias entre ellos se disolvieran alrededor del humo del bacon y el aroma del café.

—¡Ya lo tengo! —Azazel miró el huevo frito con todas las palabras listas por salir de su boca—. ¡Tobio será tu Key!   
—¿Key? —ambos parientes se miraron mutuamente y después a él, mientras indagan sobre lo que es “key”.
—No puedo explicarlo con precisión sin sonar mal, debes ir a hablar con la directora de Hanasaki, pero definitivamente Tobio debe ser tu Key y el de Koneko será —viro su vista hacia Narumi y la pequeña le devolvió una mirada de enojo, con el ceño fruncido,
—No —sin dudar respondió. 

Después de un rato, los primos se quedaron solos lavando los trastes sucios.

—Eres de mucha ayuda, Akeno-san —Tobio le dijo con una sonrisa.
—No es nada, me gusta ser de utilidad —tranquila, como siempre, continuó secando los platos y guardando las tazas.
—No es necesario que actúes como adulta, no conmigo —él se detuvo un momento para acariciarle la cabeza y ella de la sorpresa dejó caer el repasador al suelo.
—¿Eh? —preguntó sintiendo como la sangre se agolpaba en sus mejillas y rápidamente se agachó a recogerlo.
—El coqueteo entre primos es ilegal —Narumi les dijo desde el sofá.
—¿QUÉ? —la chica totalmente sorprenda retrocedió y abrió sus ojos como platos, algo totalmente extraño para ella—. Dile algo, Tobio-niisan.
—Él es así, no te preocupes tanto. Después ni notaras su existencia —se encogió de hombro, justo a tiempo para que su celular comenzara a sonar y al leer el mensaje de Line se dio cuenta que era de Azazel—. Eh, Azazel quiere que tengamos una cita mañana —le enseñó el móvil a su prima menor.
—Tienen que trabajar en lo de apodos eso de “Tobio-niisan” y “Akeno-san” es un desperdicio de minutos —imitó la voz de ambos Narumi.
 —¡Eso no es cierto, es cuestión de etiqueta y respeto, Narumi-san! —protestó enojada la chica de cabellos azabaches.
—En el caso de ustedes es un desperdicio. Son primos y se llevan pocos años —el roomie de ambos expuso su opinión, agitando sus brazos desde el mueble—. Aparte Azazel quiere que él sea tu Key y los está mandando a una cita…
—¿Entonces ustedes dos saben lo que está sucediendo? —el semblante de la única mujer en el departamento cambió radicalmente a una de enojo.
—¡No! —apresuró en responder Tobio—. Tampoco sé lo que está pensando Aza, créeme que tener una cita con una chica de veinte no está en mis planes cuándo tengo veinticinco.
—Es algo aburrido —giró en el sofá sin mucho interés—, tan fácil de explicar y Aza la cagó.

Al terminar de limpiar los platos sucios, los chicos se fueron a dormir cada uno a su habitación; Akeno traía todo el cuarto repleto de cajas, aunque muchas no eran de ella sino de Narumi Gen.

Miró una última vez la carta que Leónidas le había entregado en Black Dog y repasó las palabras que decían. El papel de arrugado por las veces que leyó el mensaje una y otra vez, fuera de la elegancia del sobre, el mensaje sobrio le pareció genérico y si Azazel, su ex tutor legal, estaba metido en esto nada bueno traería. Por un minuto pensó en tirarlo a la basura y continuar con su vida… vida que había desechado hace tres años cuándo apenas salió de la secundaria.   

Busco entre las cajas su celular, al desbloquearlo lo primero que vio fue una foto de ella con su grupo de amigas: Koneko, Rias, Xenovia, Rossweisse, Asia y algunas más con las que ya no mantenía contacto.

Sus ojos violáceos apuntaron hacia otra foto de la galería, una de sus dos primos y después del casamiento de Suzaku con su esposo. Recordó que apenas tuvo la oportunidad de ayudarla, Suzaku no dudo ni dos minutos en darle su apoyo y disculparse por lo sucedido en su infancia.

Cuando iba a pasar de imagen, una caja con varias figuras de animes cayó encima de ella y se quedó sorprendida por lo que vio. Nunca creyó que un genio, como se supone que es Narumi, coleccionase figuras a escala de Gundam.  Fue como si aquel objeto la sacara de sus pensamientos y se sumergió en un sueño profundo luego de acomodar las estatuillas.

A la mañana siguiente apenas Akeno salió del cuarto fue intercedida por Azazel, con una sonrisa bastante extraña.

—Tu cita con Tobi ya se ha decidido y tu padre lo aprobó —del kimono gris que suele usar sacó dos boletos para el cine.
—¿Aprobar? ¿Mi padre? —el semblante de sorpresa pasó a uno de profunda ira—. Me niego a algo así. Mi padre, en vez de andar perdiendo el tiempo con idioteces debería dedicarse a trabajar que es lo único que sabe hacer.
—Baraqiel está profundamente preocupado por ti, ¿sabes? —Azazel le intentó tocar la cabeza a la chica y ella rápidamente retrocedió con una mirada filosa.
—No me importa, ni tú me importas —Akeno estuvo a punto de cerrar la puerta de la habitación, pero el pie del hombre la detuvo—. El único motivo por el cuál estoy aquí es por Suzaku nee-san y nadie más,

En la otra habitación Tobio con Narumi almorzaban tranquilamente después de una larga noche.

—¿Cuál es su problema? —susurró Narumi, oyendo los gritos de la mujer.
—Es una larga historia —Tobio intentaba hablar bajo aun así sabía que necesitaba la ayuda de otros para forjar una amistad con su prima menor—. Akeno perdió a su madre a una corta edad a causa de nuestra familia y ella considera que todos la abandonamos, es algo problemático.
—Qué fastidio. Las mujeres como ella traen problemas —el otro chico suspiró pesadamente, ya había visto las actitudes de Akeno la noche anterior—. Eres demasiado amable, Tobi.
—En parte me siento responsable por no haber estado para ella —prosiguió el pelinegro—, si la hubiera ayudado…
—Le llevas cinco años… es imposible que un niño haya podido hacer algo, es responsabilidad de los adultos —Narumi tomó su consola de videojuegos y la encendió, cansado de lidiar con cosas sin sentido.

Tobio levantó sus hombros con una larga exhalación de aire; sabiendo de sobra que aquellos acontecimientos no eran su culpa y tampoco tenía la forma de ayudar a su prima, aun así las dudas y el quizás no lo dejaban tranquilo desde hace bastante tiempo.

—Comienza por tener un trato más cercano. En vez de decirle “Akeno-san” llámala sin honoríficos.

El otro chico lo miró sintiendo como la sangre se agolpa en sus mejillas, por un momento pensó en cómo sonaría decir el nombre de ella sin absolutamente nada y negó con la cabeza repetidas veces, aunque una sonrisa se dibujó en su rostro.

Después de unos minutos apareció Azazel con Akeno detrás de él. Ambos chicos la miraron, vestía un vestido de satén negro ajustado para hacer que su voluptuoso y seductor cuerpo se marcase en las áreas correctas, ceñido en su cintura y abultado en las caderas, con un dobladillo sobre la mitad de sus muslos.

Se iba colocando un cárdigan de color amarillo pastel, mientras los ojos de Narumi y Tobio se posaban en ella; incluso el menos interesado de los dos debía admitir que la mujer es llamativa, bella y aún con su cara agria llamaba demasiado la atención. Su primo codeo a Narumi con una sonrisa burlona.

 —Mi pequeña prima ya te va gustado —le habló bajito, riéndose. 
—Prefiero la gente útil y ella parece bastante inútil —enojado le estampó la Nintendo Switch en la cara del pelinegro.
—La convencí de que fuera a una cita —les mostró a los dos las entradas al cine y la reservación que hizo para New York Grill, un elegante restaurante con comida internacional.
 —¿Iras con ella, Aza? —preguntó Tobio y el mencionado negó.
—Tú iras, Tobi —le entregó las entradas y él las aceptó aún sin caer en cuentas de las palabras de su jefe.
—¿Sí? —habló con dudas y se levantó de inmediato de la silla—. Es imposible que vaya a un lado así con —tragó saliva y sus ojos violáceos viraron hacia ella, hermosa, perfecta, elegantes y exageradamente seductora, aun cuándo tardó menos de diez minutos en vestirse.
—Si pasamos del cine y vamos directo a comer, acompaño a la pequeña Himejima —levantó la mano totalmente emocionado el otro chico. Comida gratis por soportar a una malhumorada no era nada.

Ella respondió con una sonrisa, quitando importancia a quién fuera su acompañante.

—No, no. Iré —se fijó en rápidamente en su ropa, traía enfundado el uniforme de barman de Black Dog, por lo que se quitó el moño y el chaleco negro, quedando en una camisa blanca apretada a su cuerpo, que marcan sus pectorales y unos pantalones de vestir negro.  En este momento agradecía mentalmente a que Black Dog fuera un bar de alta gama.
—¿Oh~? —Azazel lo observó un instante curvando la comisura de sus labios que se extienden como una mueca entre burlona y pícara, recordando que ni Vali había podido negar el sexappel de Akeno—. Busca un abrigo.
—Llegaremos temprano —Akeno le retrucó y Azazel le dio una palmadita en los hombros.
—Vamos, diviértanse chicos.
—Y traigan algo —Narumi les pidió ya resignado, su amigo ya estaba decidido a ir.

Después de unos minutos ambos salieron del edificio departamental y el Go ya los estaba esperando en la puerta, por lo que subieron al vehículo y fueron hacia el cine. El lugar amplio, ocupado por grupos de jóvenes y algunos adultos con niños o en citas, sin prestar atención a la película que iban a ver se metieron a la primera sala cuya función estuviera a punto de comenzar.

—Fue mala idea entrar a cualquiera ja ja —la risa incómoda de él, acompañada por el desinterés de Akeno, hacían las cosas más difíciles.
—Sí —asintió ella, bebiendo un poco de refresco de las botanas que compraron en la entrada.

El semblante de ambos fue de sorpresa al darse cuenta que habían entrado a una función de una película de anime que ninguno conocía.
—¿Sa-salimos? —con un sudor frío preguntó a su acompañante el mayor.
—Por favor —miró a su alrededor y la vista de los pocos espectadores estaba sobre ellos. Automáticamente volvieron a sentarse y miraron hacia el frente.
—Son los dos últimos capítulos de un anime y los dos primeros —habló él, mirando el folleto que les entregaron en la entrada junto con algunos stickers y cards—. Son coleccionables, a Narumi le gustarán… A-Akeno.

La acompañante lo miró sorprendida, ¿en qué momento le dio permiso para quitar los honoríficos? Su relación dista mucho de ser cercana y más aún cuando su primo trabaja y estudia con Azazel en Grigori y Nephlim.

Después de unos minutos Tobio se mordió la lengua pensando en que la había cagado una vez más, seguir los consejos de Gen Narumi salió mal y piso hielo demasiado frágil.

—¡AKENO-SAN! —apresuró a largar de la garganta fuertemente, haciendo que los de la sala se volvieran a fijar en ellos.
—Pff —ella se mofó al ver la cara pálida del hombre de veinticinco años sonrojarse—. ¿Ara ara~? ¿Te pone nervioso Tobio-niisan~?
—E-eso es —la observó un instante. Su prima se estaba burlando con total libertad de él, las orbes topacios de ella se achicaron, haciendo que se rasgaran aún más sus ojos y sus finos labios cerezos se curvaron en una pequeña mueca burlona—. Es injusto, Akeno.
—Es tu culpa —continuó con su expresión, después de reflexionar se hablando un poco con su primo.
—Creí que eras más madura que esto —la tomo de la mano para llamar su atención—. Basta o terminaré como tomate.   
—Creíste erróneamente —reiteró su mano rápidamente, cortando el contacto—. ¿Acaso debo ser una señorita siempre?
—No, no. Por supuesto que no… —el hielo bajo él parecía agrietarse cada vez más—, es solo que bueno…

La película termino después de dos horas, ambos parecían distantes a la proyección pues ninguno seguía el anime. Contactaron por la app de Go un nuevo vehículo y en poco tiempo ya estaban frente al Park Hyatt Tokyo para ir al restaurante New York Grill; Azazel escogió un buen horario dónde el sol ya se ocultó y las luces de Tokio se veían desde las ventanas: una hermosa vista.

Les dieron un lugar privado con vista directa a la torre de Tokio, la mesa era una especie de auxiliar. En ese momento agradeció que no fuera nada romántico, el solo hecho de pensar en algo remotamente amoroso a ambos les da cierto repelús.

Habían dejado los abrigos en la entrada y leyeron en menú en la app del restaurante, aún no se decidían por ningún menú ni bebida.

—¿Qué ordenarás? —preguntó ella.
—¿Qué tal si pedimos al azar? —sugirió el joven pelinegro.

La mesera les tomó la orden y la entrada fue de sushi clásico, les habían puesto nigiri de pez espada, maki de aguacate, futomaki, gunkanzushi de caviar, también agregaron algunas variaciones de otros lados como el California roll, como última entrada sirvieron sashimi de salmón.

—Es un poco raro el de pez espada —mencionó Akeno, mirando el rollo de arroz envuelto en nori.
—Y está crudo —se rio antes de comer el suyo y proseguir con degustar el sake, sirviéndose del jarrón de cerámica al ochoko—. Tienes que comerlo sin protestar, Akeno.

La mencionada levantó una ceja ante el “Akeno” a secas y cruzó su entrecejo, él podía ver su fastidio desde el reflejo de la ventana.

—¿Aún sigues con eso? —preguntó, observando que la camarera traía el plato principal: perfecto momento para una broma.

La pelinegra despampanante se acercó a su primo, apoyando sus prominentes senos contra los pectorales de él, mientras eleva su rostro hacia el cuello de Tobio. Ambos hacían la pareja perfecta, dos japoneses clásicos y perfectos, tonificados y ella curvilínea. Sus pequeños labios apretaron la piel tersa del cuello y succionó un poco, con un sonido de “chuu” le dejó un chupón.

La que traía la comida se paró en seco, casi temblando por la demostración de afecto entre ambos y lo poco decorosa de ella.

—A-a-aquí está —les dejó sobre la mesa auxiliar los platos de filete de ternera Wagyu con salsa de trufa.
El rostro de Tobio se puso completamente rojo una vez su prima se alejó, no sabía qué decir o qué hacer, aún sentía el cuerpo de ella contra el suyo y los labios succionando un área específica.

—Eso pasa cuándo juegas con fuego, Tobio-niisan. Fufu~ —ella se mofó totalmente, y con un pequeño guiño comenzó a comer el filete.

A él no le quedó más remedio que poner su cuerpo recto y actuar como autómata, aún rojo. La noche terminó con el postre de helado de matcha con frutos del bosque y kiwi. Ambos salieron del sitio sobre las once de la noche y se dispusieron a caminar hasta “Black Dog”, dónde Tobio trabaja en Ginza, Chuou.

El clima frío los golpeó, mientras ambos se dirigían a la estación de metro y Tobio le dio su saco largo de cuero, útil para climas así.

—Gracias —susurró, colocando la prenda sobre sus hombros. El olor suave a la fragancia de su primo la invadió. Había sido una extraña noche tranquila.
—Tu padre te extraña —aprovecho para decirle—. Estoy seguro que si hablas con él podrás perdonarlo. 

Sus palabras la hicieron enmudecer a sabiendas que tenía razón. Su padre no era el culpable de la muerte de su madre y aun así no podía si quiera pensar en perdonarlo.

—Cállate —le dijo sin más.

Tobio la tomó de la mano y la hizo detenerse.

—¿Ahora tienes la costumbre de agarrarme? —comenzó a reírse de mala gana.
—Vamos a ir con Baraqiel.

Con voz firme y autoritaria, la continuó agarrando de la mano y la llevó hacia otro lado de la estación para tomar una línea diferente a la que debían para ir a Ginza. Akeno no protestó, se dedicó a mirar los tacones agujas que iban con paso desganado siguiendo a su primo. En veinte minutos ambos llegaron al lugar de estudio y pasantía de Tobio en Grigori y también dónde trabaja como investigador el padre y tío político de Akeno y él.

—Es muy tarde para que esté otou-san —ella habló nerviosa, sosteniendo la mano de su familiar con más fuerza, y la otra tocando el dobladillo del vestido.
—Duerme aquí —pronunció y Akeno abrió sus ojos como plato, totalmente sorprendida.

Sin más, ambos se metieron dentro del edificio y sin mediar palabras fueron al elevador y Tobio presionó el botón para ir al área de dormitorios; dirigieron sus pasos por el amplio pasillo hasta llegar a una puerta, dónde el mayor tocó efusivamente. El nerviosismo de Akeno se hacía bastante palpable, entrelazando sus dedos contra los del contrario.

—¿Sí? ¿Qué pasa? —abrió la puerta un hombre alto y de piel morena, con barba tupida; apenas se fijó en ambos chicos cerró la puerta abriendo sus pequeños ojos a tope, cortando el largo bostezo que iba dando.
—Tranquila, es la sorpresa —declaró Tobio,

Dos minutos después y una patada en la puerta, el hombre la abrió totalmente alterado saludó a ambos inclinando la cabeza. La respiración agitada de Baraqiel junto con sus latidos del corazón aumentados, se oían ligeramente.

—A-Akeno, hija —se quedó viendo cuánto había crecido desde la última vez que la vio y lo parecida que era a su madre, en sus pequeños ojos como líneas comenzó a lagrimear, quería abrazarla.

 Ella avanzó unos pasos y se colocó frente al fornido hombre, ninguno de los dos tenía rasgos similares.

—Otou-san —ella no creía lo pálido que estaba él, pese a ser trigueño. Apretó un poco más la mano de su primo y no la soltó—. Fue una mala idea venir.

Intentó darse la vuelta, dejando a la vista su larga melena azabache, atada en una larga coleta o pony-tail.  Su primo la tomó de la cintura y la apegó al costado de su cuerpo, impidiendo que se fuera o hiciera alguna tontería.

—Como te dije, ella creció como una mujer realmente hermosa —la halagó su ahora captor.
—Tobio —Baraqiel los miró un instante, ambos forjados rectamente como Himejimas pese a odiar ese linaje en sus sangres.
—¡Suéltame! Tú sabes de sobra que culpa de este hombre mi madre falleció y ni una vez me visitó o pidió disculpas —frenética, intentó liberarse de aquel agarre y poniendo su mano recta atinó a darle una fuerte cachetada al pelinegro.
—¡Akeno, ya! —Baraqiel, su padre, alzó la voz y esta vez la abrazó muy fuerte, sin importarle lo que su hija hiciera—. Siento no haber estado allí para ti, tenía miedo de afrontar mis responsabilidades y defraudarte.
—Baraqiel se enfrascó en su trabajo todo este tiempo para evitar pensar en ti —Tobio se frotó la mejilla afectada con una sonrisa tranquila, como si aquello nunca hubiera sucedido.
—Lo siento hija, yo amé muchísimo a Shuri y todos quienes la hemos conocido extrañamos tanto su presencia —apretó sus dientes, continuando con el abrazo hacia Akeno.

La chica cerró sus ojos, dejando que algunas lágrimas descendieran por sus mejillas y lentamente alzó sus brazos y lo envolvió en un cálido abrazo.

—No te he perdonado —expresó algo fastidiada la mujer, sin aflojar sus brazos—. Los años en que me dejaste sola…
—De eso puedo decir que siempre estuve atento de tu bienestar y dejé a Azazel como tu tutor porque él está acostumbrado a tratar con niños, creí que haría un mejor trabajo que yo como padre…
—Lo rechacé a Azazel, yo te quería a ti —ella susurró.
—Desde ahora estaré presente, lo prometo hija.

Padre e hija continuaron con su abrazo por largos minutos. A las doce en punto los primos se retiraron, esta vez ya poniendo de objetivo el bar Black Dog, para trabajar hasta las cinco de la madrugada.

—Yo… —ambos caminaban por las calles abarrotadas de gente y autos lujosos. Akeno fue la primera en romper el silencio y se detuvo un momento.

En su mente estaban los recuerdos de cómo Tobio se había portado desde que ella llegó a Tokio y lo educado y amable que siempre fue. Mordió sus labios cerezos y lo contemplo, de algún modo las cosas iban mejorando la presencia de él.

—Siento haberte golpeado —bajo su mirada, apenada de la actitud que tuvo y la cachetada que le propinó—. ¿Te duele?

Como respuesta cerró sus ojos ante la suave y acongojada voz de la menor. Negó sin decir nada y le dio una palmadita en la cabeza. Su mano grande y algo callosa se frotó contra el delicado y sedoso cabello negro de ella.
—Las cosas han mejorado en la familia desde que Suzaku se hizo la matriarca —respondió, deslizando su mano desde la cabeza hacia la mejilla de ella; cuándo abrió los parpados pudo percibir el tenue carmín en los pómulos de Akeno y sus labios temblorosos—. A mí me rechazaron en la familia Himejima y la abuela terminó criándome lejos de todos ustedes. Recién supe de ti cuándo ibas al último año de secundaria.

Akeno oía con atención e intentando acallar los latidos del corazón, así como el nerviosismo que la invadía a causa de las caricias suaves de su primo.

—No es excusa, debía informarme mejor de nuestra familia y quizás.
—¡No digas eso! —lo interrumpió antes de continuar—, yo sé que Tobio-niisan no podía haber hecho nada por mí.
 —Akeno —continuó por tomarla de la cintura y atraerla hacia su cuerpo, para luego abrazarla con suavidad—, somos familia. Te voy a proteger siempre, pase lo que pase o lo que decidas hacer.

La pelinegra correspondió el abrazo y apoyo su cabeza contra el hombro del contrario. Ambos estuvieron así un par de minutos, ensimismados en su propio mundo. La mirada de los transeúntes mientras los esquivaban se hacía incómoda, hasta que Lavinia los interrumpió carraspeando.

—Hola, linda noche —con una sonrisa gigantesca los saludó animada—. ¿Están yendo a Black Dog?

Ambos se separaron de inmediato, quedando totalmente expuestos y avergonzados.

—Sí, Lavi —pronunció visiblemente sonrojado Tobio—. Acabamos de ver a Baraqiel con Akeno-san.
—¿Akeno-san? —la mencionada frunció sus cejas, algo que sorprendió al chico—. Venimos de una cita, Lavinia-san y después fuimos a ver a mi padre con “Tobi” —con una mueca indescifrable le quitó los honoríficos, pasando de ser Tobio-niisan a Tobi. 

Lavinia Reni solo se reía de la actitud de ambos jóvenes y las caras que ponían. Caminaron hacia la locación del bar y, para sorpresa de ambos, Azazel estaba atendiendo como barman esa noche.

—Adivino —se rascó la barba, abriendo dos botellas de cervezas y entregándoselas a Tobio y Akeno—. ¿Les fue bien en la cita?

El chico se sentó en la barra y miró de reojo a su acompañante, se veía demasiado adorable en aquel estado de nerviosismo. Se fijó un poco más en ella, en las facciones delicadas del rostro y su figura armoniosa y seductora, el escote del vestido negro de satén resaltaba sus senos, dejando a la vista lo grande de ambos y que con cada movimiento se hacían de un lado hacia el otro.

Azazel cazó esa vista discreta y con una mueca pícara volvió a tocar su tupida barba castaña, ya con algunas canas plateadas decorando la pequeña chiva.

—Salió de maravilla, ¿eh? —le dirigió la cuestión a su alumno y trabajador.

Se negó a responder y se rascó la nuca; su mirada aún puesta en ella recordaba el pequeño chupón que dejó en la piel de su cuello y sus senos contra su pecho. Tragó saliva y bebió un trago largo de la cerveza fría.

—Harás que le de un infarto —Lavinia empujó ligeramente a Azazel, mientras ingresa a parte posterior del mostrador—, aparte creí que habías venido para hablar sobre la Universidad de Hanasaki y no ha incomodar a los niños.
—Ambas cosas son importantes —dictaminó el hombre de cabellos bicolor, con un marrón en la parte trasera de la cabeza y un amarillo en el flequillo.
—Mejor atiende a los clientes —lo codeó para que se moviera y ella sacó algunos folletos y un mapa de la institución.

Akeno se mostraba absorta por los folletos y el hecho que Lavinia tuviera tanta información. Sin darse cuenta pegó la silla al lado de Tobio y ambos quedaron a centímetros de distancia.

—El campus es enorme y las carreras son variadas. Hay de lo que busques, tu beca cubre tanto como desees, después que hables con la directora lo entenderás —la mujer cerró sus ojos en una sonrisa tranquila.
—Woooh —Tobio extendió el mapa de la institución y las carreras en ella eran casi infinititas—, estoy a punto de graduarme de la U Nephilim y ni es comparable.
—¿Por qué yo? Mis notas son de la media, ya tengo veinte y en ningún momento mostré interés en ir a la universidad —Akeno repasó con la mirada los folletos que Tobio tenía entre sus manos.
—¿Y eso importa? ¿Por qué no vas a hablar con la directora? —lleno de ánimos, Tobio le señaló el comedor y las canchas de deporte, junto a los espacios verdes.

Finalmente accedió a ir a hablar con la directora, Lavinia se iba a encargar de eso. Los dos primos se quedaron hablando y revisando los panfletos que trajo la mujer, googleando y preguntando. Al final Akeno se manifestaba alegre con el asunto de continuar sus estudios.

« Last Edit: February 13, 2024, 11:58:22 PM by Miyu »


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