Author Topic: HiMEverse Episode V: The Rebels Strike Back  (Read 252651 times)


Cho

Re: HiMEverse Episode V: The Rebels Strike Back
« Reply #960: January 16, 2024, 05:54:02 PM »
Vengo con un fic que me salió un poco más largo de lo querido, pero ya, aquí está...

111.1.


La máquina de pulso sonaba establemente, pero ello no significaba ninguna mejoría. Era alrededor de la medianoche y Osaka y Marisa se reunieron con sus amigas HiMEs ni bien retornaron a Hanasaki. Lamentablemente, el saludo fue corto, ya que, luego de depositar a la inconsciente rehén a salvo en una cama de hospital, Miranda y Fran de inmediato acudieron a ese centro de salud dentro del campus para hablar con todos los involucrados.

Osaka acomodaba la almohada debajo de la chica inconsciente a manera de ponerla lo más cómoda posible. Por su parte, Marisa estaba sentada en una silla contra la pared con ambos brazos cruzados.

“Me pregunto qué estará soñando,” dijo Osaka, al terminar su labor. Se giró a su acompañante y sonrió ampliamente. “Hehe, es una chica muy linda. Ojalá despierte pronto. Quisiera ser amiga de ella.”
“Hmm…” Marisa hubiera querido que la otra compartiera su frustración, aunque Osaka se mantenía tranquila y alegre como siempre. “Entiendo que no nos quieran metidas en pleno campo de batalla, ¿pero ni quisieron que estuviéramos para la discusión?”
“Uhh, entiendo, Marisa-chan, pero Fran-san se veía muy molesta,” Osaka se apenó. “Ella apenas inspeccionó a la bella durmiente y se llevó a los demás con ella. Miranda-san parecía muy cansada. Pobre, debe tener tanto que hacer.”
“Pues, es cierto que no quiero que me caiga una llamada de atención que no me corresponde, pero ni sabemos lo que sucede. Bueno…” se encogió de hombros y miró a la inconsciente. “…aparte que rescataron a esta chica de Rizembool, o algo así.”
“Hmm…” Osaka se puso a pensar. “Me pregunto qué hacían ellos con una chica inconsciente.”
“No hay forma de saberlo, o sea,” Marisa se estremeció. “Si fuera alguna mafia o traficantes de personas, creo que podemos darnos un puñado de ideas, ehh…” sonrió incómoda. “Q-que mejor no comparto contigo ya que no sé si lo comprenderías…”
“¿Cómo así?” ladeó su cabeza.
“Pero hablamos de Rizembool y de esta guerra. Por lo loco que todo es… sinceramente creo que hay una historia muy rara detrás de lo que terminó en su llegada a nosotros.”
“Sí, tiene sentido…”
“Ahh… todas se veían lastimadas, menos mal Enmu las llegó a sanar un poco antes de que llegaran las mandamases,” hizo un puchero. “Y bien por ella que le dejaron entrar.”
“Hehe, ya pronto las vamos a ver, Marisa-chan. De momento…” Osaka se acercó a la chica que descansaba. “Creo que es bueno que la acompañemos, debe haber estado sola mucho tiempo.”
“…” cierto, dudaba que Rizembool la haya tratado muy bien. Era una víctima sobreviviente de algo que desconocían por completo, sólo eso podían comprender.









En esos instantes, Miranda y Fran eran acompañadas de los involucrados en los eventos de hace unas horas. Todos ocupaban una sala de conferencias dentro del mismo hospital y estaban sentados alrededor de una larga mesa. Miranda ocupaba uno de los extremos, mientras Fran le acompañaba de pie a su costado como de costumbre. La única otra persona que no ocupaba un asiento era Enmusubi, quien iba de persona a persona para continuar sanándoles con sus poderes.

Había un silencio sepulcral en lo que la directora estudiaba unos breves reportes que acababa de recibir de parte del departamento de investigación. La normalmente extenuada líder de Hanasaki negaba y se mostraba consternada con cada hoja que revisaba. Por su parte, Fran miraba fríamente a todos, sin todavía compartir sus pensamientos.

Todos sabían que estaban en aprietos, sin importar sus pareceres. De todos modos, algunos se asegurarían de defender lo que habían hecho, al estar convencidos que, a pesar de las complicaciones, habían podido salvar a una persona.

“…” Miranda juntó sus papeles en un grupo con cuidado, y dio un profundo respiro con sus ojos cerrados para finalmente mirar a todos los presentes. Ella se mostró paciente y seria, pero su usual suavidad y accesibilidad se mantenía. “Siento la demora, pero necesitaba ponerme al día de todo lo reportado por nuestro equipo y la policía. Aun así, son informes rudimentarios y sólo podré comprender todo lo que hay por oír de ustedes,” de nuevo agarró los papeles y los ordenó al golpearlos ligeramente contra la mesa. Era una acción inútil, quizás una manera de despejar sus nervios. “Comenzar con esta discusión me resulta difícil. Pienso que es mejor que les dejemos hablar a ustedes y hagan todas las preguntas pertinentes al caso. Así sabré cómo mejor atenderlos debidamente.”
“Miranda…” para variar, Fran fue la primera que dijo algo inmediatamente después. Le miró de reojo. “Pienso que estás siendo muy amable. Les estás dando muchas libertades.”
“Lo siento mucho, Fran, pero pienso que es necesario,” la superior sonrió con pena a su ayudante, aunque a su vez una sutil certeza. “Es por las libertades que se han cometido esta noche que quiero oírles a plenitud, para así poder entendernos todos.”
“…” Fran apenas negó y regresó su mirada al frente.

Ante esa pesadez y tensión, Kosuzu se atrevió a levantar una mano muy tímidamente y mirando a todos con inseguridad, una acción que sorprendió a varias otras HiMEs.

“Dime, señorita Motoori,” Miranda le sonrió.
“Eh… sí, directora…” ella se cohibió y bajó su mirada. “Vi que analizaron a esa chica dormida. Puede… que sea muy pronto para preguntarlo, pero… ¿cómo está? ¿Se encuentra bien?”
“Fran puede contestarles esas preguntas, es ella quien puede analizar a otros con exactitud,” miró a su ayudante.
“Creo que saber más de esa persona en estos instantes sería contraproducente, Miranda,” objetó Fran, quien se mantuvo firme. “Ello podría creerles que estuvieron en su derecho de cometer semejante imprudencia esta noche.”
“¿Perdón?” Tenshi frunció el ceño y estuvo por ponerse de pie, pero tanto Suzuka como Norimune a sus dos costados le agarraron de sus hombros y la mantuvieron sentada, con la senpai pidiéndole que mantenga silencio.
“Fran, por favor, como personas que velamos por el orden común y el bienestar de otros, pienso que es importante priorizar el estado de aquella joven que salvaron,” dijo la directora. “Pronto vamos a tener el momento de dar nuestros pareceres del asunto.”
“Está bien… terminemos con esto…” era evidente que no estaba de acuerdo con el tono conciliador de la directora, pero Fran pareció verse convencida. “Sacaré las buenas noticias de lado de una vez.”

Ante esas palabras, los demás intercambiaron miradas y se cuestionaron en voz baja qué había querido decir. ¿Buenas noticias? ¿Había esperanzas para esa pobre chica?

“Fran…” sin embargo, Miranda frunció el ceño con pena. “No las confundas. Por favor sé directa con todos aquí.”
“Entiendo que me malinterpretan. Con ello, quise decir que lo que tengo para compartir justifica lo que han hecho, mas no como ustedes esperarían…” hizo una breve pausa antes de soltar unas palabras que tendrían impacto para todos. “He podido sentir el potencial HiME dentro de esa joven. Es decir, ella es una HiME capturada por Rizembool quien no pudo tomar el examen.”
“…” Mamizou alzó sus cejas en señal de sorpresa.
“¿En serio?” preguntó Youmu, en shock.
“Tch, ¿Rizembool anda cazando a HiMEs en potencia detrás de nuestras espaldas?” Reimu se indignó.
“Se puede decir que hay precedentes de lo que dices, joven miko. Sin embargo, no sabemos con certeza que Rizembool sabía que tenía a una HiME bajo su posesión o no, para este caso en particular,” observó Norimune, con tranquilidad.
“Es cierto, pero…” Suzuka frunció el ceño. “Para que la hayamos encontrado en ese navío y en ese estado, presumo que lo habrán detectado. No debe ser muy difícil detectarlo si es que ella ha sido víctima de algún experimento.”
“¿Qué clase de planes puede tener Rizembool con una HiME?” preguntó Roxas, incómodo. “Por supuesto que todos sabemos sobre los Rebels con la misión de derrotar a HiMEs, pero…”
“Creo que es mejor no divagar sobre eso ahora, Roxas,” Sohayanotsurugi negó. “No viene al caso y hay otras cosas de qué hablar.”
“¿Pero qué le han hecho a esa chica?” Tsubasa se vió preocupada. “Ha estado inconsciente todo este rato, sus signos vitales parecen estables, pero…”
“Tienes una impresión que hay algo más detrás de su apariencia ilesa, y tienes razón,” concluyó Fran. Nuevamente, todos le prestaron atención. “Sus reflejos físicos funcionan, su pulso es estable, no hemos podido detectar nada fuera de lugar fisiológicamente hasta el momento. Sin embargo… he detectado algo sin precedentes…” llevó una mano a su mentón. “Quizás sea más correcto decir que no he detectado algunas características que suelo dar por sentado.”
“¿Eh? ¿Cómo así?” preguntó Enmusubi, alarmada, quien estaba usando su magia curativa en Cho en esos instantes.
“Tú también tienes tu propio poder analítico. Puedes detectar vínculos entre personas,” Fran miró a la mentora mágica de todas las HiMEs presentes. “¿Has intentado leer los vínculos de esa joven antes que llegáramos?”
“Pues…” ella se vio en aprietos y bajó su mirada.
“Podrías hacerlo para corroborar mi hallazgo.”
“No, sí lo hice, es sólo que…” ella se vio perdida. “Normalmente pudo sentir algún indicio, al menos una dirección de un vínculo o las bases del mismo dentro de cada persona, por más que sea difícil dar con el otro lado del vínculo en ocasiones, pero… no había nada en lo absoluto. Ella… estaba inexplicablemente vacía…”
“…” Fran asintió lentamente. “Veo que concordamos.”
“¿Acaso esa persona no tiene vínculos con otros?” Kashuu frunció el ceño. “Por más que Rizembool la haya tenido prisionera mucho tiempo, suena extraño que no tenga a nadie.”
“Lamentablemente hay gente quienes han sido muy desafortunados como para poseer vínculos con alguien más, pero no es ese caso. Incluso esas personas poseen las mismas bases que se generan según quiénes son, en búsqueda de un enlace…” Enmusubi se notaba apenada. “Creo que lo preciso de este caso es que la persona dentro de ese cuerpo está rota o incompleta. Rizembool la ha despojado de algo que no podemos describir o cuantificar…”
“…” Fran le miró inmutada. No tenía nada más que agregar a esa descripción.
“No puede ser…” Tenshi se horrorizó, y terminó por ponerse de pie y golpear la mesa con sus puños antes que los dos a sus costados se percataran. “¡Tenemos que hacer algo! ¡Ahora que está lejos de Rizembool y de regreso en Hanasaki, debemos atenderla y permitir que se recupere!”
“¡Tenshi!” le llamó Suzuka.
“No se preocupe, señorita Hinanawi, eso es lo que pensamos hacer,” le aseguró Miranda. “Este caso en particular no tiene precedentes. Admito que de momento desconozco qué podemos hacer, pero continuaremos investigando su caso y su condición para ver cómo podemos regresarla a la normalidad.”
“Tampoco es correcto decir que ella ha regresado a Hanasaki, puesto a que nunca fue una HiME activa y no es alguien quien conozcamos,” afirmó Fran, mirando juiciosamente a Tenshi. “Por más que pueda convertirse en una HiME y que estemos dispuesta a ayudarla, no debemos forzarla a aceptar a unirse a esta guerra. Ahora toma asiento.”
“Tch…” la peliazul la miró con recelo, se contuvo a decir más y volvió a sentarse. Esa asistente de la directora realmente le ponía de malas.
“Eh, y-yo también haré todo de mí para estudiarla,” afirmó Enmusubi. “Es verdad que mi poder de vínculos no es el más indicado para estudiar su salud, pero veré si puedo encontrar vínculos que nos den alguna pista sobre qué le pasó.”
“Sobre ello, no tienes que preocuparte, Enmusubi, nuevamente, gracias por tu ayuda,” Miranda le sonrió. “Nuestra secretaria Ritsu ya ha hecho una búsqueda con su rostro y rasgos físicos y hemos encontrado su identidad y a familiares, por lo cual nos pondremos en contacto con ellos.”
“¿En serio?” preguntó Cho, en shock, impresionada. Sin lugar a dudas, no fue la única con esa reacción y todos intercambiaron miradas.
“Es un alivio oírlo,” Tsubasa asintió.
“¿Entonces podemos llevarla de regreso a su casa?” preguntó Kosuzu, alarmada. “Tenemos que decirles a sus parientes que cuentan con nuestra ayuda.”
“No, esperen…” Saki negó frustrada y algo impaciente. De todos modos, no iba a necesitar decir nada, ya que alguien más estaba por ponerlas en su lugar.

Mamizou se puso de pie tranquilamente. Ella dio un pesado suspiro y tomó su tiempo en organizar sus ideas antes de hablar. Por su acción, los demás posaron sus ojos en ella.

“Queridas HiMEs… no, ustedes llegan hasta aquí,” terminó por decir. Su tono era sosegado como de costumbre, pero para variar no sonreía y las miraba con frialdad. Sus lentes brillaban por la luz de esa habitación. “Espero que entiendan los límites de su involucramiento en las vidas de otras personas y en asuntos más complejos de la guerra. Que ustedes metan sus narices en la recuperación de esa pobre víctima de Rizembool y en incluso conocer a sus parientes sobrepasa demasiados ámbitos que no les corresponden. Déjennos a nosotras supervisarla.”
“Mamizou…” Suzuka se tensó. Su supervisora se había mantenido inusualmente callada durante el camino de regreso y recién parecía tener intenciones de hablar. “Seguramente tienes mucho que decirme.”
“Oh, sí quiero hablar contigo después de esta charla, querida~” canturreó, ahora sonriendo, aunque igual manteniendo distancia. “Pero primero tienen que oír algunas cosas importantes, y sé que la directora y Fran lo expresarán mucho mejor que yo.”
“…”
“Lamento interrumpirles, por favor, sigan,” dijo Mamizou a las encargadas.
“Por el contrario, dijiste algo muy cierto. Ahora nos toca a nosotras,” Miranda asintió en lo que la otra volvía a sentarse. “Tal y como en asuntos personales hay distintos niveles de privacidad que nos corresponden sólo a nosotros y algunos donde sí pueden intervenir otras personas, lo mismo podemos decir del conflicto con Rizembool. Definir estos límites es muy difícil, incluso nosotras tenemos dificultades en ocasiones. Sin embargo, en muchos casos, el límite se define según la cantidad de problemas y daños que podemos causar si intervenimos.”

Todos podían entender que se refería en general a los sucesos ocurridos esa misma noche.

“Antes de que tomemos la palabra, quiero oír brevemente todo lo que ustedes vieron y experimentaron, desde inicio a fin. Ustedes merecen este espacio para expresarse y les oiremos atentamente, HiMEs…”




Por otro lado de la ciudad, el hospital de policías lidiaba con una gran cantidad de pacientes con heridas y síntomas que sólo podían describirse como psicológicos, sin mayores detalles. Los mismos obreros también fueron llevados a ese lugar debido a tener un área dedicada al tratamiento de civiles afectados por la guerra clandestina.

Fuera de ese lugar de conflicto y sin la presencia de HiMEs o Rebels, las alocadas personas se habían calmado considerablemente, pero la mayoría presentaba una ansiedad generalizada y tenía problemas entablando conversación o mirando a otras personas.

Al ser el único policía cuerdo quien estuvo presente, Samidare tuvo que dar toda su versión de los eventos. Luego de terminar con esa labor, él fue a hablar con los doctores de turno.

“Lo sentimos, no tenemos tiempo para hablar,” dijo un doctor, con el cual caminaba rápidamente por un largo pasillo. “Sus compañeros presentan síntomas post-traumáticos y desbalances semejantes a personas bipolares, pero aquel no es mi departamento. Tenemos que esperar a que sean evaluados por el equipo psiquiátrico.”
“Ha habido un par de personas heridas gravemente, ¿cuáles son sus estados?” preguntó el pelilila.
“Es cierto que ellos se encuentran en cuidados intensivos, pero están estables. No hay víctimas mortales. Sin embargo, tememos que los regazos de lo que vivieron sean muy duraderos.”
“…”
“¡Doctor, lo necesitan en la habitación 402!” exclamó una enfermera, quien había venido corriendo desde dicha misma sala a apenas un par de puertas.
“Enseguida,” este miró al policía y asintió. “Usted se encuentra bien, por favor, vaya a descansar. Tengo que retirarme.”
“…sí, muchas gracias,” dijo comprimiendo sus puños y lo vio irse.

No había certeza alguna, era muy pronto para recibir cualquier diagnóstico o garantías. Tal vez perdía el tiempo al tratarse de algún efecto mágico o tecnológico… pero no podía dejarlo ir. Definitivamente no tenía el derecho de hacerlo.

Ni pudo conversar con Jizou, quien fue citado por la propia directiva de la policía para dar su versión de lo sucedido. Sin duda su jefe estaba bajo posibles problemas y escrutinio. Samidare sabía que no había testigos entre sus compañeros sobre sus verdaderos planes y ocupaciones en medio de esa emergencia donde tuvo que haber ayudado a los demás, pero su jefe sí lo sabía. Por eso imaginaba que todos los problemas estaban por alcanzarle a él.

“…”

Era definitivo, no había manera de escaparse de ello, y por más terror que sentía de meterse en problemas con las autoridades… no lo iba a pelear, por ningún motivo. En particular, si su jefe fuera a verse en problemas, estaba dispuesto a asumir todo como su responsabilidad.



Nunca hubiera imaginado que lo sucedido iba a ocurrir, pero ya estaba hecho. Samidare se preguntaba con una gran incertidumbre si es que acababa de condenar el resto de sus días a transcurrir tras las rejas.




Era silencioso, pero había una bienvenida calma. Matsui estaba echado y ocupando una cama en el hospital de Rizembool. Tenía la luz apagada y miraba hacia la ventana abierta a su costado con una vista envidiable a la luna y las estrellas. Al encontrarse solo y en un ambiente privado y ‘seguro’ se había concedido a quitarse esa capucha que oscurecía su rostro. Sus ojos estaban enfocados y encantados por aquella fría luna que le brindaba consuelo luego de una faena tan pesada y sacrificada…

Tal fue su ensimismamiento que no oyó a personas llegar y recién se percató de ellas cuando la puerta de su habitación se abrió sin molestarse en tocar.

“¡…!” este apretó los dientes y levantó con velocidad una sábana para cubrirse por completo, pero al final desistió al reconocer sus voces.
“Matsui, sigues vivo, ¿no?” preguntó Ootakemaru, sonriendo ampliamente. “Aquí Mokou te escogió las mejores cosas que encontramos en la tienda en el primer piso.”
“La cocina ya estaba cerrada así que no es nada especial, pero necesitas algo en el estómago…” comenzó la peliblanca, cuando se percató que el otro estaba arreglando el ‘suero’ que se había salido de su muñeca por su súbito movimiento. “¡O-oye, ten cuidado!”
“No es nada…” Matsui no tuvo problemas en reconectar la aguja con el alimentador y volver a pincharse la vena. Así, la sangre de donantes volvió a correr por sus venas. “Lamento que las pobres personas de limpieza tengan que remover las manchas. Al menos no se manchó mucho.”
“En serio me preocupaste, por tu túnica no pude notar lo lastimado que estabas…” Ootakemaru llevó una mano a su frente, frustrado. “¿Cuándo pasó eso?”
“…” terminó de cubrirse la aguja con las vendas y esparadrapos antes de contestar. Miró neutralmente a su superior. “Cuando sentí que esa HiME agarró la caja que transportaba a ese orphan incorpóreo. Tuve que zafarme de ese Key, lo cual me costó esas profundas heridas en mis costados…”
“Pero de no ser por eso, ella seguro habría muerto ahí mismo,” observó Mokou.
“Sí… no sé por qué me molesto si todos terminaremos muriendo en esta guerra…” dijo sombríamente, aunque sin ninguna pesadez, al ser algo que ya había normalizado. “Sin embargo, usted quiso que perdonáramos sus vidas, waka-sama. Por eso la ayudé.”
“Todo con tal de no hacer más revuelo de lo debido… y al final terminó por ocurrir ello…” Ootakemaru negó un par de veces, apenado. Aun así, sonrió rendido. “Pero, nuevamente, un joven casi se desangró ahí luego de ser disparado por otro, y tú llegaste para hacerle una transfusión. Has salvado muchas vidas hoy, felicidades.”
“Tch, me siento insultado. Sólo cumplo órdenes, me importan las vidas ajenas menos que a ustedes dos…” declaró entrecerrando los ojos. “No se olvide que usted me detuvo de matar a todas las HiMEs con las que estuve peleando.”
“Sí, eso ocurrió, pero me tomó poco regresarte la cordura, así que más bien me alivia ver que te adaptaste mejor que lo usual, Matsui.”
“…los humanos regulares simbolizan presas para mí, es así como los veo. Yo no festejaría que me comporté esta vez porque la incertidumbre de mis instintos sigue en pie,” dio un suspiro y se dirigió a la chica. “Es más, luego de esa última transfusión, tú tuviste que cederme parte de tu sangre. ¿Cómo te sientes?”
“¿Yo? Obviamente que estoy bien,” Mokou se encogió de hombros y le enseñó su cuello. “¿Ves? Ya se borró tu mordida. Yo soy obstinadamente indestructible, para bien o para mal.”
“Ya veo…” así, Matsui finalmente se dejó recostarse sobre la cama y miró al cielo nocturno. “Es un alivio… nosotros fuimos los mejor parados esta noche.”
“Sólo me alegro que no haya habido ninguna víctima mortal esta noche, y pudo haberlo habido, muchas para empezar…” Mokou negó, agotada.
“Así que ese doctor Toushirou nos informó que uno de sus subordinados reportó a las HiMEs huyendo con la rehén…” observó Ootakemaru, pensativo. “Sinceramente me pregunto cuándo fueron capaces de hacer eso.”
“Realmente son una molestia…” susurró el internado, ya un poco adormilado. “Al menos ella no fue el cargo que debíamos proteger.”
“Haha, yo pienso que prometen más de lo que pensé,” el otro se rió y sonrió desafiantemente. Golpeó sus puños entre sí. “Es una lástima que la pelea no sea todos contra todos porque quisiera pelear contra un puñado de ellos. La HiME veloz es claramente una principiante, pero su talento es indiscutible.”
“Bien por ti que le ves algo bueno a todo esto, yo sigo preocupada por los pobres policías,” observó la peliblanca, cansadamente. “Estuvieron donde no debieron estar.”
“Sí, no puedo negarlo…” Ootakemaru se encogió de hombros y dio un pesado suspiro. “Al menos, si nos es algún consuelo, por tratarse de policías neutros y trabajadores allegados a Rizembool, es cuestión de tiempo para que les llegue asistencia médica de cualquiera de los dos lados. Esperemos que los saquen de la demencia que les asecha…”
“Ojalá no estés teniendo mucha fe en los cabecillas de la guerra…”
“…” Matsui se había desentendido de la conversación y comenzaba a parpadear pausadamente.
“Heh, no te duermas aún, Matsui, aprovecha a comer lo que trajimos,” Ootakemaru rio un poco.
“Waka-sama, ya me estoy alimentando. Prefiero la sangre que la mayoría de alimentos.”
“Sin embargo, tu cuerpo también necesita de otros nutrientes. Mokou lo tomó en cuenta.”
“Sí, toma,” ella le extendió un envase de plástico donde había una ensalada y un pequeño sándwich. Vio al otro rodar los ojos para nuevamente sentarse sobre la cama y aceptarlo. Entonces, la Princess revisó la bolsa y se sorprendió. “Tch, ¿en serio?”
“¿Qué pasó?” preguntó Ootakemaru.
“No me dieron la bebida de Matsui, ahh, qué pesados.”
“Pues ya sabes dónde están los ascensores.”
“No, me va a tomar mucho tiempo,” ella le dio la bolsa a su acompañante. “Ahora vuelvo.”

Dicho esto, Mokou saltó por la ventana abierta e invocó sus enormes alas de fuego, para irse en picada hacia abajo.
“Tch, qué ruidosa…” Ootakemaru miró a la bolsa en su mano. “E-espera, se olvidó de llevar su recibo de compra.”
“Fufu… cuando la vean llegar con esas alas, le darán media tienda con tal de que los deje en paz,” Matsui rió por lo bajo y sonrió sombríamente.
“Ahh, ojalá la recuerden, acabamos de salir de ahí…” negó. Supuso que no tenía que preocuparse, pero por todo lo recién transcurrido no evitaba pensarlo más de lo usual.
“Waka-sama…” abrió ese plato y se lo extendió. “Usted no se alimenta de sangre como yo. Debe encontrarse hambriento.”
“No subestimes mi apetito,” Ootakemaru sonrió de lado. “En el rato que Mokou escogía tu comida yo me devoré dos subs enteros. Eso es para ti.”
“…los subs suenan mejor que esta cosa…” agachó su cabeza con cansancio. “Entiendo que debo comer vegetales, pero… estas plantas sólo me resultan repulsivas.”
“Ahora pórtate bien y cómelos. Mañana buscaré algo más sabroso para ti.”
“No soy un niño…” le miró con desapruebo, y nuevamente, bajó sus energías para mirar hacia afuera, distraídamente. “Pensar en salir en medio de tantas personas… pienso que es peligroso, waka-sama. Podría hacerle daño a cualquiera.”
“No te descontrolas con facilidad si no andas peleando, además andarás a todos lados con una bolsa de sangre en caso de cualquier emergencia,” le dio una palmadita en el hombro. “Y no irás solo. Rizembool te ha aceptado ser un estudiante virtual, pero igual no pienso dejar que te quedes encerrado. Precisamente para agarrar algo de comer es que te sacaremos de paseo.”
“Tampoco quiero que la gente me mire…”
“Tú fuiste quien dijo que una capucha y una mascarilla bastarían para acomodarte en caso tengas que salir,” Ootakemaru alzó una ceja. “¿Y ahora de qué te quejas?”
“…” Matsui se resintió y desvió su mirada. “…es obvio que lo dije para que usted no tenga que velar por mi bienestar en asuntos importantes, waka-sama. Igual no es que yo quiera salir a la calle como cualquier persona…”
“No serás como cualquiera, pero sí una persona como todos nosotros. Encerrarte sólo te hará más irritable y deprimido.”
“Tampoco me llamaría una persona,” cerró sus ojos. “Yo soy un monstruo, waka-sama. Usted conoce mejor mi monstruosidad que cualquiera… soy un ser salido de la humanidad que actúa como un depredador ante otras personas,” abrió sus ojos para mirar a su muñeca conectada a la unidad de sangre. “Sin embargo, no todos se darían cuenta…” frunció el ceño en aprietos y con un extraño lamento nostálgico. “…y hay humanos entre la muchedumbre que me extenderían simpatía y se preocuparían por mí, gente que verán en mí alguien a quien echan de menos…”
“…” el otro se sorprendió un poco por tocar aquel tema de la nada.
“…pero esas personas no saben que aquel a quien tanto buscan ha muerto y ya no existe en este mundo. Ellos no pueden encontrarse con el monstruo que les pueda recordar a ese otro ser… porque no lo entenderán, y nunca querrán aceptarlo…” dio un suspiro y cerró la mano frente a él en un puño no apretado. “Temo que no pueda ocultar mi identidad en una de mis salidas y me tope con alguno a quien estoy evadiendo. Es por ello que no quiero que ustedes ni digan mi nombre entre otras personas, ni las HiMEs deben conocerme, ni verme…”
“Sí, lo sé, ya lo hemos hablado…” Ootakemaru no se veía convencido, pero estaba resignado a respetar la decisión de su compañero. “Aunque sabes que no puedes usar esa capucha especial entre las personas normales.”
“Sólo puedo usar artículos tecnológicos y mágicos entre seres semejantes, lo sé bien. Las mascarillas tendrán que ser en la mayoría de situaciones…” dijo cansadamente. Hubo un breve silencio, y finalmente Matsui se resignó a tocar el tema. “Waka-sama… con respecto a su HiME… al arma de su HiME…”
“¿Hm? ¿Qué hay de él?” se extrañó ante la mención.
“Ese ser pudo sostener la caja que transportábamos sin recibir daño alguno.”
“¿Oh? ¿En serio?” se sorprendió.
“No necesito explicar que, en términos simples, los pocos que pueden hacerlo son una especie de monstruos…” dijo mirando hacia el frente, a la pared de su habitación. “La caja contiene a un orphan fluido e incorpóreo que no puede ser contenido de la misma manera que un ser físico. Por ello, la mayoría de seres vivos que sostienen el contenedor hacen el equivalente de entregar sus manos a la boca de una bestia hambrienta, para que les devore por completo…” sonrió con ironía y un raro entretenimiento. “…por supuesto, como una apropiada bestia, sabe reconocer a sus semejantes y nunca atacaría a aquellos que exhiben su propio tipo de monstruosidad… fufu… no puedo ni imaginar cómo el arma de esa HiME ha llegado a ser un monstruo comparable en su manera individual…”
“…”
“Es más, esa arma insinuó que él y yo poseemos algo en común… supuse que debía decirlo, waka-sama, pero temo arrepentirme de mi decisión.”
“No, gracias por informarme,” Ootakemaru asintió y llevó una mano a su mentón. “Tiene… algo de sentido, si te pones a pensar.”
“…”
“Heh, esa Suzuka siempre ha sido una HiME muy particular. Sin duda no tiene una vida para nada aburrida. Y admito que ese tipo me ha caído bien. Sea un monstruo o no, me parece honesto al decir que vela por ella.”
“Tch… que ese ser haga lo que quiera, pero no quisiera que usted vaya a comprometerse con esa HiME, waka-sama. No vale la pena. No merece sus consideraciones.”
“Matsui…” comenzó, aunque no sabía cómo volver a explicarse. Nunca podría cambiarle de parecer. “No es culpa de Suzuka. Es Hanasaki quienes la han hecho como es ahora.”
“Pero es ella quien ha tomado ese camino. También confío en que ha sido manipulada tal y como tantos otros luchadores de ambos lados, y se ha tragado todo el cuento de su lucha como un acto de justicia, pero precisamente por ello es que ya no hay ningún punto de extenderle una consideración… debió dejarla a su suerte en vez de ser su Rebel, waka-sama.”
“¿Y dejar que algún otro desquiciado lidie con ella?”
“¿Acaso usted entretiene la idea de que esa HiME sea quien acabe con su vida, viendo que no estaría dispuesto a pelear seriamente? ¿Acaso ello no sería lo peor?”
“Definitivamente no dejaré que eso suceda tampoco, Matsui. No te preocupes.”
“Temo que no tengo de otra. Todos somos secuaces, peones, dispensables… confío en que su fuerza le permitía sobrevivir más allá que todos los demás, waka-sama. Sin embargo, usted es muy benévolo para la fuerza que posee. Al final, lo que hace la diferencia crucial fuera del potencial son las intenciones… y no percibo intenciones algunas en usted.”
“No, soy su Rebel para abrirle los ojos. Quiero que Suzuka entienda su realidad…” frunció el ceño, decidido. “Y espero que lo haga por su cuenta, sin la ayuda o intervención de nadie más. Y si fuera a ver a los responsables que las convirtieron en una HiME soldado más… ellos sí conocerían el Rebel que verdaderamente soy…”
“…” aquel era un sueño, un convencimiento de alguien quien había perdido a un ser querido en el pasado y se convencía ciegamente que podía recuperarlo con un puñado de deseos. Matsui quería hacerle entender que esa Suzuka que su superior tanto recordaba también había dejado de existir en algún momento y no había punto en lo que hacía… “Ella sólo es una traidora en mis ojos, waka-sama, haya sido su voluntad o no.”
“Lo sé, es algo que lamento, pero veo que no nos pondremos de acuerdo.”
“Estoy dispuesto a ignorar sus irracionalidades y limitarme a observar siempre y cuando usted se mantenga a salvo y en buen estado,” concluyó Matsui, sonriendo suavemente. “Waka-sama… si usted no me escuchará, cuídese por el bien de su HiME…”
“…”
“Porque si mis peores temores se cumplen… la muerte sería demasiado misericordiosa para ella. No podría simplemente matarla, no… tendré que destruirla en todo sentido y ámbito…” se erizó y sus fríos ojos celestes brillaron de un rojo intenso en lo que su sonrisa se ensanchaba. “Fufu… fufufu… no me contendré más y arremeteré contra todo aquello que ella considere valioso. La haré sufrir como nadie ha sufrido nunca…”
“Tsk, Matsui, cálmate,” Ootakemaru le agarró de ambos hombros y lo sacudió. “¡Estás por descontrolarte! ¡Recuerda que esto es un hospital!”
“Hehe… entonces tendré que ser yo quien se muera primero, por el bien de todos, porque si usted muere… ya no habrá nadie más quien sea capaz de controlarme…”
“No digas tonterías, nadie va a morir aquí,” no pensó que una simple conversación pudiera sacarle de quicio tan fácilmente. Era evidente lo mucho que significaba para él. También… presentía que había algo que Matsui no quería compartir que lo tenía estresado… por algo debió haber mencionado a su pasado, y su familia… Entonces, los ojos rojos del otro desistieron y Matsui terminó por perder fuerzas y terminar colgado por su agarre.
“…” sintió cómo le apoyó de regreso a la cama. Miraba a un costado, ido y deprimido. “Sí… lo mejor sería que dejara de existir. No hay punto para que alguien como yo siga con vida…”
“Vaya…” Ootakemaru le miró frustrado como si lidiara con un niño inquieto y rascó su cabeza. “Es por eso que no quiero que te quedes entre cuatro paredes, ¿ves lo bipolar que te vuelves?”
“…siempre le causo problemas, ¿no es así?” dijo casi sin vida.
“Ahh, sólo no te tomes las cosas con tanta seriedad. Si nos fueras lidioso, ni Mokou ni yo pasaríamos tanto tiempo al pendiente de ti,” le alentó. “Heh, más bien diría que te damos dolores de cabeza por hacerte partícipe de tanto.”
“…” resopló, todavía mirando desposeído a un costado.
“Pero esta noche te quedarás descansando aquí sin nada que te moleste y vendremos a sacarte mañana. Ahora no pienses tanto las cosas. Has hecho un increíble trabajo hoy. Fuera del desastre, los de Rizembool parecen estar más que satisfechos con nuestro trabajo y te lo debemos en gran parte a ti. Tienes todo el derecho de desconectarte por el resto de la noche.”
“…”
“Y lo mismo digo…” Ootakemaru estiró sus brazos y dio un gran bostezo. “Ahh, hora de dormir. Mokou dice que los de Rizembool nos han dado una suite en sus dormitorios donde cabemos todos. Asumo que mi cama es extra larga para que entren los cuernos de mi cabeza.”
“…puede romper la cabecera en caso no lo sea…”
“Eh, veremos… ¿ahora qué andará haciendo ella? Se ha tardado…”

Ni bien lo dijo, notaron luz ascender por afuera y finalmente esa chica saltó dentro del edificio en lo que sus alas se apagaban. Ella trajo un jugo de varias frutas.

“Lo siento, la gente de abajo se asustó y los guardias me dieron una llamada de atención,” Mokou rodó los ojos. “Menos mal la chica que me atendió me reconoció y aclaró el asunto.”
“Heh, qué bueno que te dio una mano,” comentó el ‘jefe’, de buenos ánimos.
“Por cierto, Mokou…” Matsui hizo un esfuerzo anímico para mirarle. “¿Qué es de tu acompañante?”
“Oh, él…” la chica dio un suspiro, frustrada. “Nos topamos con otro orphan en medio del movimiento fuera del muelle, y luego de un rato, se preocupó tanto por ese orphan que decidió ir a buscarle. No creo que haya podido dar con él, pero asumo que regresará más tarde. Ahora…” fue donde Matsui y le levantó casi como peso muerto para hacerle sentarse una vez más. “Ni has tocado la comida. Come y toma este jugo que traje para ti.”
“Tch… ya, con tal que te vayas de una vez…” dijo a regañadientes.
“Vaya manera de agradecerme…” se encogió de hombros, y en eso se vino con una idea que la animó. “Oh, ¿qué tal si mañana les preparo una parrilla? El balcón de la suite tiene una parrilla pequeña y creo que a todos nos vendría bien.”
“¡Ahh, muy agradecidos! ¡Con gusto te ayudo!” Ootakemaru se entusiasmó.
“…” Matsui miró a la chica en blanco, finalmente algo más despierto. “No esperé ese favor de tu parte, Mokou…”
“¡Vamos, admite que también estás emocionado!” la chica rió y le abrazó con un brazo por encima de los hombros.
“Ehh…” el internado agachó su cabeza con tortura. “¿…por qué estoy rodeado de gente tan ruidosa?”

Ootakemaru rió. Estaban cambiando de base para pasar a vivir en la universidad luego de aquel altercado con tal de llevar a cabo su rol de Rebels, y pese a las implicaciones del trabajo, estar en dicho sitio y acomodados como estudiantes les permitiría algunos gustos ocasionales como aquel. Sólo podía esperar que ese cambio de rutina le viniera bien a su lúgubre amigo, quizás incluso mejoraría su autocontrol.









Miranda apretó la base de su nariz en lo que asimilaba todo lo oído. Había recibido toda la historia con varios detalles adicionales a los descritos en el reporte. Le hacía falta atender cada caso, impresiones y sentimientos de cada HiME en particular, pero acababa de oír lo suficiente para pintar la imagen del evento y las intenciones detrás del mismo para continuar con su propia evaluación y llevar a cabo su misión de líder de Hanasaki.

“Chicas… muchas gracias por compartir lo sucedido. Todavía quisiera hablar con cada una individualmente, pero eso podemos hacerlo a lo largo de los próximos días,” dijo con sus brazos apoyados sobre la mesa y sus manos unidas en rezo. Miranda fruncía el ceño con pesar y se tomó un poco más de tiempo con los ojos cerrados, antes de mirar a todos los presentes decididamente. “Entiendo lo que les llevó a hacer lo que hicieron. Ustedes alzaron el espíritu de Hanasaki de proteger a personas víctimas de Rizembool y decidieron acudir a ese muelle en búsqueda de un posible rehén y víctima de ellos para rescatarlo. Al confirmar la presencia de una rehén, se desvivieron para sacarla de ahí y retornar con esa persona.”
“Un momento, no todos fueron con esa intención. Es algo que recae en mí,” comenzó Suzuka.
“Silencio, la directora está hablando,” espetó Fran.
“…”
“Ustedes pelearon para llevar a cabo su cometido mientras los agentes de Rizembool en su mayoría defendieron su territorio, con algunos ocasionando desastres condenables y ajenos a todo lo acontecido…” Miranda asintió cadenciosamente. “Eso fue lo sucedido, en palabras simples, fue otra pelea más, pero con Hanasaki tomando acción para variar. ¿Está claro?”
“…” Tenshi estaba tensa. Quería protestar, justificar los desastres, pero tampoco podía contradecir lo que acababa de decir. Sí eran gente de Hanasaki que iban contra los de Rizembool para salvar a un inocente, y sí ocurrieron destrozos de por medio… no podía negarlo.
“Tengo… varios problemas con lo que acabo de decir, HiMEs,” dijo la directora con pesadez. “No sé por dónde puedo comenzar, pero es mi turno de hablar. Ustedes… ¿ustedes creen que el bien justifica los medios?”

Era una extraña pregunta, algo que no hubieran esperado a Miranda decir, y menos de su propia gente en Hanasaki.

“No, no lo hace…” declaró Saki, frustrada.
“Esta ha sido una pelea con personas de Hanasaki tomando la iniciativa para atacar un lugar afiliado a Rizembool, mas no Rizembool en sí, donde había centenares de trabajadores civiles que no tienen nada que ver con nuestro conflicto. Por más que ellos tomaron la precaución de evacuar a la mayoría, todavía había gente resguardada en el mismo recinto del suceso, un suceso que ocurrió para salvar a alguien que ni ustedes sabía que existía…”
“Pero…” Tenshi comenzó.
“Y, que luego de que sí existía, fue priorizada en lugar de tantas otras personas, quienes al final pagaron las consecuencias,” concluyó con más severidad en su voz.
“Tsk…”
“Los policías reportan a cinco heridos de bala, dos de ellos en cuidados intensivos, uno de los cuales fue salvado por uno de los Rebels contra los que pelearon,” informó Fran, leyendo un reporte. “Hay doce personas moderadamente heridas, treinta otros con heridas leves, pero en general, todos padecen de una extraña locura y hasta el presente no han demostrado señales de mejoría. Las investigaciones continúan en pie.”

Tensión corrió entre los presentes. Era un horror muy real, algo que salía de una pelea entre dos personas mágicas quienes normalmente eran los únicos afectados. La guerra oculta y limitada se había salido de control inexplicablemente.

“Directora, condeno que hayamos tenido algo que ver en todo esto. Sólo fui para sacar a las HiMEs de ahí, pero…” Roxas apretó sus dientes. “Lo que les pasó a esos civiles fue obra de Rizembool. Esos Rebels sí los intentaron ayudar al igual que nosotros, pero Rizembool sigue siendo el responsable de ello.”
“…” Cho miró a su hermano con preocupación. Estaba demasiado afectado por lo vivido. Ella que no estuvo hasta el final no podía imaginar qué había sucedido durante la histeria masiva.
“Sé que dices la verdad, joven Tanaka,” Miranda asintió, aunque no perdió su seriedad. “Pero no se trata sólo de quién causó el daño directamente. Todo lo ocurrido en dicho lugar fue posible y facilitado por los movimientos que las HiMEs tomaron el día de hoy.”
“¡Un momento! ¡Nosotros no somos responsables de lo que Rizembool ha hecho!” exclamó Tenshi, estresada.
“Querrás decir que no eres culpable, porque tú y todos los presentes sí tenemos una responsabilidad con el orden público y ahora somos responsables por los daños causados,” dijo Fran, con firmeza y mirando a la peliazul con frialdad. “Una HiME no tiene ninguna libertad de actuar tan frívolamente y desentenderse de los problemas. Veo que no entiendes que los culpables de lo sucedido a esas personas las han usado a ustedes de una excusa perfecta. Ellos pueden argumentar que sus presencias los llevaron a recurrir a esa estrategia, o pueden que hayan esperado crear dicha atmósfera de conflicto para poder hundir a las víctimas en aquel estado mental. No lo sabemos, pero ello es lo que Miranda quiso decir al mencionar a los medios… esta noche, ustedes han sido los Rebels que aterrorizaron el muelle y pusieron a tantos en riesgo, todo por la creencia de que ustedes son los buenos y los superiores, y que sus acciones son justificadas en un punto de vista moral que no existe.”
“N-no… no es cierto…” Tenshi flaqueó, mientras las otras HiMEs sintieron la pesadez de esa condena. La peliazul negó violentamente. “¡No es justo! ¡No me parece que nos caiga este calificativo por lo que otros hicieron! ¡L-los Rebels son los que siempre hacen más daños!”
“Y ellos son condenados apropiadamente cuando lo hacen. Por eso mismo, ahora les toca a ustedes aceptar su error y reconocer lo que sus acciones han ocasionado a otros,” le miró desde arriba, con gran desapruebo. “No veo a los demás protestar como tú. Podrán tener sus pareceres del asunto y quizás no vean las cosas como las expongo, pero al menos ellos tienen la decencia de aceptar su error y falencias y no evadir la llamada de atención. En cambio, con tu actitud rebelde e individualista, presumo que nos causarás más problemas a futuro. Sal de tu nube y regresa a la realidad, o serás una amenaza para los demás.”
“Tch… entonces…” Tenshi tembló un poco. Sus ojos se llenaron de lágrimas. “¡¿Nos estás diciendo que debimos dejar a esa HiME atrapada a su merced?! ¡Si lo que ustedes quieren de nosotras es quedarnos a esperar a que los Rebels nos ataquen para defendernos y recién ahí reconocernos como buenas HiMEs, ¿cómo así se supone que derrotaremos a Rizembool?!”
“…” Youmu se sorprendió. Esas preguntas resonaron en su interior.
“Señorita Hinanawi, nosotros nunca ganaremos si recurrimos a las mismas artimañas que Rebels inmaduros que sólo atacan a sus HiMEs,” observó Miranda, decididamente, aunque sus ojos mostraban preocupación por el estado anímico de la chica. “No creas que esos ataques significan que Rizembool tiene la delantera. No te dejes llevar por ese nivel de caos. Como HiMEs, ustedes deben defender a Hanasaki y a otras personas de las acciones terroristas de sus enemigos, pero la guerra no se va a ganar saltando a atacar su terreno tan impulsivamente. En Hanasaki estamos estudiando los recursos y movimientos de Rizembool detrás de la distracción de los Rebels. No atacamos sus bases por más que haya personas en Rizembool y fuera del mismo que necesiten de nuestra ayuda…” cerró sus ojos y llevó un puño a su corazón. “Me atormenta pensar en cuántos merecen ser salvados por nosotros, pero si caemos a atacarlos sin estar debidamente preparados, ellos tendrán todo el control del conflicto y nos eliminarán. Sin nosotros, sin Hanasaki… es ahí cuando Rizembool verdaderamente ganará, puesto a que nadie más puede derrotarlos.”
“Nuestra lucha se basa en hacer todo lo posible y lo mejor de nuestras capacidades con el conocimiento y el esfuerzo precisos, sin a su vez arriesgar algo más,” observó Fran, fríamente. “Nunca podremos salvar al mundo entero y no podemos condenar a cientos de ovejas para salvar a una sola. Los que crean que pueden y deben salvar a todos y que siempre tendrán la razón detrás de sus acciones… son los verdaderos enemigos de la sociedad.”
“¡Y-yo-!”
“Y de otras HiMEs…” Fran miró a Cho. “Viendo cómo tu ímpetu casi le cuesta la vida.”
“Eh, yo…” Cho se congeló e inquietó.
“…” fue una daga en su corazón. Tenshi ya había oído demasiado de la Viera, así que se levantó y abandonó su puesto. “¡¿C-cómo te atreves?! ¡Eres una tonta, luego de todo lo que hicimos!”
“¡Tenshi, espera!” Suzuka se alertó al verla correr para irse.
“¡No me sigan!” gritó y cerró la puerta detrás de sí con todas sus fuerzas, lo que causó un pequeño y alarmante temblor.
“Fran…” Miranda se arrepintió de no detener a su asistente y se vio mortificada. “Fuiste muy dura con ella. No debiste agregar eso último. Acaba de comenzar a ser HiME.”
“Tú sabes que no poseo paciencia con los niños, Miranda,” le contestó tranquilamente. “Y si es una HiME, no tiene derecho a actuar como una.”
“Tendré que hablar con ella en otro momento…” Miranda dio un respiro y se apenó. “También quiero dejarles saber que estoy muy contenta que todos hayan podido regresar a salvo. Señorita Tanaka, ¿cómo te sientes?”
“Eh… estoy bien…” Cho se apenó y miró a la mesa con remordimiento. “No puedo culpar a Tenshi por eso. Ella me apresuró a tomar ese objeto, pero ninguna de las dos supo el peligro que este poseía…”
“Te evaluaré al término de esta reunión. No puedes estar del todo bien si ha sido un Rebel quien salvó tu vida. Debe haber rasgos de incompatibilidad de poderes en ti,” observó Fran.
“E-es posible, muchas gracias…” sí, preferiría hablar al respecto uno a uno después.
“…” Roxas seguía impresionado. Ya entendía que ese peligroso e incógnito Rebel había cometido ese ataque tan desesperado para apresurarse a salvarle… nunca pensó que sentiría que le debía un agradecimiento a uno de sus enemigos.
“Hay muchos inciertos detrás de lo sucedido en aquel muelle. Por ser territorio de Rizembool, y por lo que ustedes y el reporte que recibimos han informado, su llegada había sido esperada y había muchas medidas puestas para defender y contraatacar,” informó Miranda.
“De la forma en la cual esos terceros fueron apuntados, Rizembool pudo haber optado por apuntarlas a ustedes y de alguna otra manera,” Fran asintió, de brazos cruzados. “Se podría decir que tuvieron suerte que Rizembool optó jugar la charada de peleas entre HiMEs y Rebels y no escaló la respuesta ante una invasión a su territorio. Sólo porque ustedes poseen habilidades sobrehumanas no quiere decir que no sean posibles víctimas de sus planes.”
“Sí, lo entiendo…” Reimu desvió su mirada con inquietud y disgusto. “Viendo cómo tenían a una HiME inconsciente prisionera. Me pregunto qué le habrán hecho.”
“Todos… yo…” Suzuka frunció el ceño y se dio un momento para meditar antes de seguir. “He sido quien llevó a la mayoría presente a acudir al muelle y los involucró en los sucesos. Sobre todo, han corrido un gran riesgo que nunca hubiera imaginado… no sé cuánto mis palabras puedan reparar lo sucedido, pero yo lamento de todo corazón los problemas. Nunca he querido involucrar a nadie más en mi decisión.”
“Está bien, senpai, entendemos lo que dices,” Tsubasa asintió. “Es verdad que no fue la manera correcta de actuar, pero lo sucedido no hubiera sido deseado por nadie aquí.”
“Suzuka…” Mamizou sonrió con ironía y le miró de reojo. “¿Con ello querrás decir que, si hubieras podido garantizar que nadie más de Hanasaki hubiera estado involucrado, lo habrías hecho de todos modos?”
“Mamizou, n-no… definitivamente hubiera sido distinto…”
“Me preocupa oírte decir eso,” Miranda se vio frustrada y negó. “Entiende que tú no estás sola por más que lo intentes. Nunca pienses que en tu pelea estás dejando a los demás fuera, incluso si realmente nadie más te acompaña. Eres una HiME y usas poderes que son propios de Hanasaki. Tus acciones son tuyas, pero las repercusiones le pertenecen a todos los que están de nuestro lado. Ustedes pueden decir que actúan en nombre de Hanasaki como gente individual, pero ello no tiene sentido. Ustedes no representan a todo Hanasaki y a la vez nos involucran a todos.”
“Lo que sea que tú fueras a hacer tiene el peso de nuestra institución porque eres una HiME. Pensé que a estas alturas ya lo sabrías,” observó Fran, impaciente. “Rizembool te reconoce como una, y de meterte en cualquier altercado con ellos, podrías abrir las puertas a mayores complicaciones, precisamente como las que esos civiles tuvieron que pagar en vez de ustedes,” entrecerró los ojos. “Pero entiendo que todo lo que dijimos salió de tus orejas.”
“No… no lo ha hecho…” se frustró. Por supuesto que lo entendía, pero estaba inconforme. Ella sentía que, como una HiME con experiencia y quien había ayudado ya en algunos trabajos de investigación, debía dar ese paso adelante para ayudar a otras personas.
“…” Mamizou le miraba, sin borrar su sonrisa. Casi podía leer sus pensamientos por ese rostro.
“Creo que hemos sido claras. Por favor, no vuelvan a tomar otra acción que sea perjudicial para otras personas. Estas libertades pueden costar demasiado caro, sólo nos queda rezar por la recuperación de los afectados, y espero que crezcan de esto y aprendan a identificar lo que sí les corresponde, como HiMEs y miembros de Hanasaki,” afirmó Miranda. “No sé si he expresado todo lo que tenía por decir, pero continuaré pensándolo, y como dije, les citaré individualmente para atender cada experiencia que han tenido. Ahora, ¿tienen alguna pregunta?”
“Eh, directora…” para variar, Sohayanotsurugi levantó su mano. Este resopló con incomodidad. “Imagino que ando de colado y mis palabras están un poco de más aquí, pero pienso que debemos tocar el tema.”
“¿Qué tienes en mente?” Fran alzó una ceja con un claro escepticismo.
“Aquí lidiamos con un puñado de jóvenes con la adrenalina hasta sus sienes. Ellos saben de sus errores, pero también están confundidos en medio de la guerra. Sé que aquí en Hanasaki son defensores, ¿pero qué direcciones y camino les pueden dar para que no se sientan tan perdidos?”
“Hmhm…” Norimune rió por lo bajo. “Es una buena observación, joven mentor. Estimada directora, aquí nadie cuestiona su liderazgo de Hanasaki. No obstante, si sus subordinados se encuentran perdidos e inquietos, significa que les hace falta una mano fuerte y firmes principios a seguir. Quisiera que les despeje sus dudas. Mi hija también se ve muy afligida.”
“¿Qué estás diciendo?” Suzuka le miró con reproche.
“Los menores y menos experimentados, es decir, gente como ustedes, no están en la posición de tomar decisiones ni llevar a cabo lo que hicieron hoy,” afirmó Fran. “Todo ello es lo que le corresponde a gente como la directora y yo.”
“Comprendo que no he sido tan asertiva si es que ha habido dudas sobre cómo actuar dentro de la guerra,” Miranda asintió con pesar. “Ante ello, les debo mis más sinceras disculpas. Recalcaré que aprecio desde el fondo de mi corazón el trabajo y sacrificio que hacen por Hanasaki al enfrentarse a los enviados de Rizembool. Sin embargo, espero que entiendan que ustedes tienen que usar sus poderes lo mínimo posible, y efectivamente, no tienen la autoridad para tomar ninguna decisión que se salga de sus peleas personales e involucre a otras personas. Puede sonar injusto y limitante…” dio un pesado suspiro. “…pero es lo mejor. La responsabilidad que yo poseo como la directora no es algo que la desearía en otros y es un trabajo muy duro y que requiere de gran experiencia… pero es algo que haré cuando el momento preciso llegue. Por ahora, espero que continúen entrenando y aprendiendo más de sí mismos y sus oponentes, todo en preparación al futuro incierto que nos depara.”

Varios asintieron. No había sido ninguna respuesta específica o novedosa, pero sí fue una confirmación, y algunos se aliviaron de saber que sus preparaciones y presente pasividad tenía motivos de ser. Les tocaba continuar creciendo.

“Miranda…” Fran le miró y luego fijó su atención en las puertas cerradas.
“Sí, veo que ya llegaron,” esta asintió y se puso de pie. “Estimados presentes, asumimos que se encuentran agotados y con necesidad de alimentarse, así que hemos traído un grupo de catering para que les provean de bocadillos.”
“¿En serio?” Youmu se quedó en blanco.
“¿Qué es catering?” Kosuzu se vio perdida.
“Ohh, comida gratis,” por su parte, Reimu se sorprendió y sonrió satisfecha. “Con mucho gusto.”
“Eh, ¿puedo avisar a Osaka y Marisa?” preguntó Cho. Vio a Fran asentir.
“Heh… esto ya parece una celebración…” murmuró Kashuu, sonriendo frustrado. No sabía si era la mejor manera de terminar esa discusión, pero al menos agradecía que Hanasaki velara por sus guerreros de alguna forma.

Esas personas ingresaron con algunos carritos de donde rápidamente sacaron varias fuentes abarrotadas de comida y a su vez se quedaron dispuestos a servir a los presentes diversas bebidas en vasos descartables.

Mamizou vio a todos deshacerse y caminar de extremo a otro de la gran mesa para degustar lo que les llamara la atención. Ella decidió pedir un té, y sólo eso compartiría. Planeaba quedarse alerta y seria para la conversación privada que estaba por tener…

« Last Edit: January 19, 2024, 10:33:19 AM by Cho »


Cho

Re: HiMEverse Episode V: The Rebels Strike Back
« Reply #961: January 16, 2024, 05:56:59 PM »
111.2.




Su convocatoria había terminado, y al librarse de las formalidades, Jizou acudió al hospital cuanto antes. Por lo que pudo oír de los doctores, los internados ya se encontraban descansando y algunos habían recibido calmantes para conciliar el sueño. De todos modos, se paseó entre las habitaciones para cerciorarse que aquello fuera cierto.

Pasó de cama en cama sigilosamente para no interrumpir el tan merecido y necesitado descanso de cada uno. Finalmente, llegó al final del pasillo, a una última habitación donde sólo había una persona. Revisó la ficha en la puerta y vio que aquella persona había sido administrada una dosis mayor de somníferos. Decidió ingresar a revisar su estado.

Ese joven estaba recostado, con el ceño fruncido y los ojos cerrados, pero movía sus orbes por debajo de sus párpados y presentaba mínimas sacudidas en sus extremidades, además de abrir su boca y apenas balbucear o soltar un gemido al ritmo de su profunda respiración. Jizou se concedió a ingresar y acudir donde esa torturada alma atrapada en una pesadilla.

Sacó un largo rosario desde adentro de su camisa y envolvió la mano del paciente, para también tomarle con sus dos manos.

“Estate tranquilo, estoy aquí…” dijo en susurros, con suavidad y tristeza. “No te dejaré solo…” cerró sus ojos. “Tu madre y hermana fueron a buscarte, están ahora esperándote en casa. Irás pronto, las vas a ver, porque ahora estás a salvo… yo los protegeré, a todos ustedes.”
“…” el inconsciente bajó la intensidad y volumen de sus quejas, con su respiración tornándose más pausada.

Jizou comenzó con una oración. Hizo un cántico profundo, su voz profesó mantras que reflejaron su nivel de meditación e intensos, pero suaves, deseos por el bienestar del presente.

Fue como si aquel rezo informara al afligido de la protección de su superior, ya que alivió su tensa expresión y poco a poco pudo sumergirse en un sueño imperturbable, libre de angustias.



Samidare se sorprendió al oír leves indicios del rezo desde el pasillo que venían de una puerta junta. Se apresuró. Supo que su jefe llegaría tarde o temprano y lo había hecho incluso antes de sus expectativas.

Se asomó por la puerta y lo vio sentado al costado de ese joven policía quien recién hace poco se había unido al departamento. Jizou rezaba a todo dar, con una voz que inundaba ese ambiente de tanta pasión que podría partir su alma. Sostenía las manos de ese chico con suavidad y firmeza a manera de consolar su alma…

“…” no era el momento de hablar. Creyera o no en el poder de una oración, Samidare sabía que su jefe se encontraba haciendo lo posible y lo mejor era no interrumpirle. Habría otro momento para conversar con él…

O eso pensó, ya que la oración terminó casi abruptamente.

“Sigues aquí…” Jizou abrió sus ojos lentamente y se quedó sentado y encarando hacia el frente. Mantuvo su agarre en la mano del joven policía.
“…” se tensó. “Jizou-san…” asintió respetuosamente. “Siento interrumpirle, le dejaré solo.”
“No, quédate…” dijo tranquilamente.
“…con su debido respeto, no quisiera perturbar a nuestro compañero.”
“No despertará por el resto de la noche, ha sido administrado fuertes farmacéuticos… no obstante, tienes razón, deberíamos dejarle en paz. Sólo lo acompañaré un poco más.”
“…” la tensión podía cortar el aire.
“¿Sobre qué quieres hablar, Samidare?”
“He recibido el correo sobre las penalizaciones dirigidas a mi persona…” frunció el ceño. Su temor de sufrir cargos criminales había desaparecido, inexplicablemente. “No lo entiendo.”
“¿Te encuentras insatisfecho con mi decisión?”
“Jefe…” apretó los puños y dientes. “Usted sabe la verdad, entiende lo que hice, y ha tenido que hablar con superiores para reportar los sucesos verídicamente, ¿entonces cómo…?”
“…” Jizou finalmente dejó la mano del joven policía con mucho cuidado sobre la cama, todavía con el rosario rodeándola. Así, se puso de pie. “Vamos a otro lado.”



En ese mismo había un pequeño cuarto de estar con asientos y máquinas dispensadoras de bebidas. Jizou condujo al otro a dicho lugar privado y vacío por las altas horas de la noche, y caminó hasta encarar una ventana que daba vista a la ciudad.

La tensión sólo incrementaba. Su jefe era alguien tan tranquilo que en momentos como aquel le resultaba desesperante.

“Capitán…” supo que él mismo tendría que retomar el tema. “Ha sido observado que no actué según el protocolo y me separé de los demás, pese a haber sido el encargado de la división que estuvo presente en el muelle. También envié información sensible sobre el muelle erróneamente al destinatario incorrecto. Debido a ello, he sido despojado del acceso a fuentes informáticas y suspendido para llevar a cabo cualquier rol de liderazgo. Ello significa que ya no podré actuar como un técnico o informático en otros trabajos en el futuro inmediato.”
“Correcto.”
“Usted…” agachó su cabeza. “Usted… sabe que la información que compartí con esa HiME fue enviada con todo el conocimiento de lo que estaba haciendo, ¿no es así?”
“Lo sé ahora…”
“…”
“De haberlo descubierto antes, habría informado a Rizembool para que pospongan o desvíen su envío. Sin embargo, cuando lo comprendí, ustedes ya estaban camino al muelle y ya tenía el trabajo de vigilar los límites de la cuarentena,” dijo, inmutado, todavía dándole la espalda. “Aquel fue un error garrafal de mi parte.”
“Eso no es verdad,” entrecerró sus ojos. “Mis acciones no fueron un mero descuido… yo tuve la intención de brindar conocimiento a esa HiME quien no tenía supervisión esos días esperando que actuara según mis expectativas. Yo sé muy bien lo que hice y lo que terminaría por ocurrir. Capitán, ese… es un delito criminal. Yo soy el responsable de todo lo que sucedió. Yo… debería pagar debidamente.”
“…”
“Entonces, ¿por qué no reportó mi desacato y rebelión?”
“Samidare, contéstame algo,” comenzó, meditativamente. “¿Cómo ves a las personas que pelean en esta guerra entre Rizembool y Hanasaki?”
“Yo…” se extrañó. ¿A qué venía esa pregunta? No podía ni ver su rostro para leerle. “¿Qué… quiere decir?”
“¿Ellos son personas para ti?”
“…” se inquietó. Empezaba a comprenderle. “Son problemáticos, pero gente de todos modos. No creo que sean más o menos problemáticos que yo mismo.”
“Si es así… ¿por qué les ocasionaste esta pelea donde, según tú parecer, ellos serían los únicos perjudicados por el altercado?”
“…” bajó su mirada. “Sí lo consideré… supuse que ellos estarían bien.”
“Pensaste en esas personas peleando por la invasión del muelle como una distracción y secundario a tus verdaderos planes, como si no fueran gente real, Samidare.”
“No… no lo pensé así…” se contrarió, pero tenía que ser sincero con sí mismo. Tensó su expresión. “No, lo siento, jefe. Usted tiene toda la razón. No pensé en ellos. Pensé en la utilidad de la distracción, eso es todo…”
“Lo supuse…”
“…pensé en cómo llevaríamos a cabo la evacuación de los trabajadores y, luego de ponerlos a salvo, yo buscaría una excusa para quedarme en las inmediaciones del lugar para esperar una instancia en que pudiera realizar mi propia investigación personal. Nunca pensé involucrar a nadie más en mis planes…” sintió una gran indignación a sí mismo. “…yo siempre pensé que lo peor que podría ocurrir era meterme en problemas con uno de esos superhumanos, pero sólo yo estuve dentro de mis pensamientos en todo momento…”
“Pero nada de lo que esperaste y calculado tan meticulosamente terminó por ocurrir… ¿no es verdad?”
“Sí, es verdad… yo… yo estuve dispuesto en sacrificarme a mí mismo, y terminé sacrificando a todos los demás…” tembló. Recordó ese instante en que había descendido al barco con la Princess… y vio a sus propios compañeros de trabajo enloquecidos y agrediéndose mutuamente como bestias despojadas de su intelecto. “Capitán, le puedo explicar todo lo que pude ver…”
“No estoy aquí para recibir tu reporte. Ya habías dado una declaración y ella llegó a mis manos,” explicó cadenciosamente.
“Pero… ¿usted sabrá qué fue lo que les ocurrió a todos? ¿Podrá darnos algunas respuestas?”
“Las explicaciones que esperas son para tu persona, y de momento, prefiero no decirte nada. Eres joven, Samidare, y puedes dejarte llevar por tus emociones… son por estas que hiciste lo que hiciste, ¿o me equivoco?”
“Tch…” tembló y agachó su cabeza, con vergüenza y falla. “Tiene toda la razón…”

Jizou finalmente se giró. Su rostro expresó lamento y solemnidad.

“Entiendo que tu familia ha estado buscando a un pariente desaparecido hace muchos años, lo cual te ha llevado a aceptar el trabajo como un policía. Imagino que te has convencido que han sido los de Rizembool los responsables, una afirmación que sólo puede explicarse por una creencia personal infundada,” explicó pausadamente. “Llevas trabajando suficiente tiempo con nosotros y pese a tu enfoque particular en investigar aquel lado del conflicto, es la primera vez que realizas un plan como tal y te rebelas ante el status quo. Percibo anhelo y desesperación como los motivos detrás de tus acciones.”
“Yo nunca le he dicho sobre ello, ¿cómo así lo sabe?” se sorprendió.
“¿Cómo no lo sabría? Estudio a mis subordinados para saber cómo atenderles mejor,” Jizou sonrió con pena. “Lamento adelantarme a tu decisión de compartirlo conmigo.”
“…” desvió su mirada. “No importa, fue hace mucho tiempo… y sí estuvo en su lugar descubrirlo considerando los más recientes eventos…”
“He notado que no eres honesto contigo mismo. Todo el tiempo que llevas trabajando en nuestra división, has aparentado ser alguien serio y desconectado de las necesidades de otros. Intentas pretender que tus asuntos personales ya no son de importancia por más que me hayas dado la razón de lo contrario,” volvió a tornarse serio y analítico. “Tú buscas convencerte de ser la persona que con mucho esfuerzo aparentas. Has tratado de hacernos entender que no te importa el bien común y buscas tu propio beneficio mientras ignoras las necesidades de otros.”
“Ahora vendría a ser el momento en el cual usted confirma que sí soy un interesado y sólo usé a la policía por sus recursos.”
“Es ciertamente el resultado de tu deshonestidad, Samidare. Debiste haberte convencido a ti mismo sobre tu frialdad y egoísmo para llevar a cabo tu plan.”
“No, no lo es…” apretó los dientes. Estaba al límite, las cosas se encontraban fuera de lugar. No entendía por qué su jefe, alguien tan preocupado en velar por los inocentes, todavía buscaba razones para creer que un lobo como él era de alguna manera justificable. “Yo llegué a donde estoy por respuestas, y lo que acaba de suceder iba a ocurrir tarde o temprano. Tch…” tembló de cólera, impotencia y tortura. “Jefe, ¿por qué me protege? ¿Por qué no me ha reportado a las autoridades o a las instituciones? Lo que yo he hecho, sin importar la simpatía que pueda inspirarle a usted o a cualquiera, merece un castigo severo. Debería hacer un ejemplo de mí.”
“…” Jizou dio un suspiro y continuó inmutado. “Tienes razón. Según las leyes y la decencia, eres merecedor de un castigo, hay personas tras las rejas por delitos menores. Sobre ser un ejemplo a futuro… no creo que eso se aplique al mundo con el cual lidiamos.”
“¿Qué quiere decir?” preguntó impaciente.
“Samidare, mi principal razón por la cual desistí en buscar castigarte criminalmente… es la disparidad de esta situación.”
“…” se confundió.
“¿Tú crees que Rizembool o Hanasaki castigarán a sus Rebels o HiMEs a consecuencia de sus acciones esta noche? ¿Acaso la propia policía y fuerzas del orden tomarán acciones contra las HiMEs por su invasión o a los dirigentes de Rizembool por lo ahora ocurrido a nuestros compañeros? ¿Esperarías que Hanasaki remueva a las HiMEs más faltantes de entre sus fuerzas? ¿Pensarías que Rizembool fuera a limitar o poner a sus Rebels más problemáticos bajo observación y restricciones? Rizembool se preocupa más por el ámbito logístico y nunca buscaría en controlar a sus guerreros tan fielmente asimilados a su causa. Es probable que Hanasaki no apruebe lo que sus HiMEs han hecho por su cuenta, pero fuera de una llamada de atención y un enfoque de enseñanza, obviarán cualquier represalia con la esperanza de que esas jóvenes aprendan de sus errores. Samidare… eso último es lo que yo pretendo ahora.”
“…”
“Pensar que el único que pueda sufrir consecuencias por lo de hoy seas tú es algo que no pretendo aceptar, porque, de entre todos ustedes, tú eres quien puede hacer la mayor diferencia a futuro y quien realmente se vuelva capaz de ayudar a la gente común en vez de potenciar esta silenciosa guerra. Somos muy pocos los informados de lo que sucede y menos aún con el talento y habilidades que tienes. Perder a un miembro para dar un ejemplo a un grupo tan reducido de personas con un trabajo muy duro e injusto de moderar una guerra de superhumanos… considero que es contraproducente y desmoralizante.”
“Pero…” comprimió sus puños. “Yo ya no poseo ninguna credibilidad… ¿por qué insiste en confiar en mí?”
“Samidare, tu acción fue hecha debido a egoísmo, desesperación y descuido, pero no con malicia. Yo creo que en el fondo eres una buena persona y sé que buscarás reparar tu error y redimirte. No pienso que un castigo sea lo mejor para ti puesto a que puedes hacer mucho más por ti y por otros si te mantienes en libertad y continúas ayudando a quienes lo necesiten como un policía. Quizás… un castigo apropiado para ti sea vivir con el recuerdo del día de hoy y asegurarte de que aquello no se vuelva a repetir de ninguna manera,” Jizou asintió y le tomó de un hombro. “Y finalmente… ser un policía y un trabajador social no sólo en nombre, en honor a todos nuestros compañeros.”
“Jizou-san…” sus ojos temblaron y miró al piso. “¿Acaso no está molesto conmigo? Tsk… ¿por qué es tan paciente?”
“Ya lo dije. Porque creo en ti.”
“…” no, no tenía ningún sentido, lo rechazaba, lo consideraba un insulto a ese pobre chico ahora postrado en una cama de hospital… se afligió, se sintió desolado, no merecedor, pero extrañamente comprendido. Su interior se estremeció y derramó un par de lágrimas.
“Tienes descanso médico de dos días para que pienses qué vas a hacer,” Jizou le soltó y volvió a hacer distancia. “Puedes ir a confesar tus acciones y buscar la justicia que reclamas. También me toca advertirte que debe haber personas en las instituciones al tanto de lo que has hecho, y ellos podrían meterte en problemas cuando menos lo esperes. No obstante, ellos a su vez pueden obviarlo, como asumo lo han hecho hasta el momento. Tu situación es incierta y mi silencio es todo lo que yo pretendo hacer por ti. Sólo espero darte una segunda oportunidad en lo que sea posible. Lo demás lo dejaré en tus manos…”
“…entendido…” dijo secándose las lágrimas. No lloraría más que ello, tenía que ser fuerte.
“Debes encontrarte extenuado, ve a descansar. Yo me quedaré aquí hasta mañana por si quisieras hablar de algo más, pero ve yendo de una vez.”
“Jefe, sólo tengo una pregunta más…”
“No hablaré sobre lo ocurrido…” negó lentamente.
“¿Cuál es la prognosis de nuestros compañeros? ¿Hay algo que pueda hacer?”
“…” Jizou se sorprendió un poco. No le vio ni ocultar su verdadera pregunta. En verdad estaba preocupado por ellos. Se apenó. “Desconozco los detalles de sus condiciones, pero lo más evidente que es, lamentablemente, ni tú ni yo podemos hacer nada por ellos de momento, aparte de intentar apaciguarles. Pronostico que padecerán los síntomas por un tiempo considerable, y pese a no poder comentar sobre sus posibles mejorías, lo mejor es que no ejerzan sus trabajos durante un tiempo hasta saber mejor de lo que sufren…”
“…” asintió severamente.
“Te informaré si recibo noticias al respecto, pero insisto, ve a descansar. Procura no pensar en nada ni atender algo más hasta luego que hayas descansado.”
“No sé si puedo decirle lo mismo, Jizou-san… pero si no hay nada que puedes hacer por los internados, también procura descansar.”
“Haré el intento,” Jizou asintió. “Buenas noches.”

Dicho esto, el superior se retiró con intenciones de revisar a aquel a quien había estado acompañando, antes de seguir visitando a los restantes. Samidare miró brevemente por la ventana a la ciudad. Debía descansar. No se sentía con la consciencia limpia como para pretender ir donde sus hermanos, aunque parte de él sí quería darles una visita.

De momento… mejor no pensaba en nada. Acudiría a ese simple estudio que rentaba cerca de su trabajo para dormir y olvidarse por un instante de su realidad… y también de su guerra interna sobre si tenía el derecho de desentenderse en primer lugar…





Poco después de finalizar la reunión, Miranda dejó a los demás a degustar de los bocadillos para continuar con un par de formalidades antes de finalmente dedicarse algo de descanso. Fran se quedó para atender a las HiMEs que requerían de su análisis y contestar cualquier interrogante que pudiera considerarse importante o urgente.

Aparte de la asistente atendiendo a casos particulares y otras tres personas que habían salido de esa sala de reuniones, la mayoría ya se encontraba en mejores ánimos.

“¿Estás segura, Kosuzu-chan?” preguntó Osaka, impresionada. “¿Conociste a un Power Ranger?”
“Haha, me sorprendería, pero asumo que sí se habrá topado con alguien,” Marisa rió.
“Les digo la verdad, no estaba vestido como uno de los Rangers de programas de televisión clásicos, pero sí tenía rasgos morados, así que tiene que ser un Ranger,” los ojos de esa joven e inexperta HiME brillaban inspirados. “¡Y pudo pelear y derrotar a orphans, hasta saltar de un solo impulso encima de esos enormes contenedores de barco! ¡Él me protegió así que se trataba de una especie de héroe! ¡No estaría aquí de no ser por él!”
“Me alegra mucho que hayas recibido de su ayuda, Motoori-san,” le felicitó Tsubasa. “Qué bueno que sí hay personas que auxilien hasta en lugares cerrados como aquel.”
“¡Sí, fui muy afortunada!”
“Ya veo que las HiMEs por naturaleza no se cuestionan las cosas…” Saki dio un suspiro. “¿Y acaso no le preguntaste su nombre?”
“Eh, n-no, se vio retraído y esquivo, y me sentí mal de insistirle luego de haberme salvado,” Kosuzu se desanimó y en eso se vio decidida. “¡Pero ahora me aseguraré de convertirme en una HiME muy fuerte y que ayuda a los demás y así ojalá nos volvamos a ver! ¡Quiero ser merecedora de conocerle mejor!”
“Aww, suena a una meta muy linda, estoy segura que lo lograrás~” canturreó Osaka, contenta. “Te espera un gran camino como HiME, Kosuzu-chan, ¡muchos ánimos!”
“Ehh, muchas gracias, Osaka-san, pues…” luego de su grato recuerdo, la pequeña bajó su mirada en conflicto. “D-debo decir que estuve en un gran riesgo, pude haber perdido la vida… esos orphans me dieron tanto miedo, espero poder usar poderes pronto para protegerme.”
“Haha, no te preocupes. No seremos HiMEs, pero Osaka y yo también cometimos imprudencia y media en nuestros años de actividad y ello sólo nos hizo más fuertes. Además, cuentas con Reimu, ¿verdad Reimu?” Marisa dio un codazo suave a la miko a su costado.
“¿Ah? ¿Qué?” esta se sacudió recién despierta.
“Eh, Reimu-san, ¿te sientes bien?” preguntó Kosuzu, mirándole con ojos curiosos. “Estás mirando a los que hablan con Viera-sensei…”
“Uhh, sí, perdón…” ella se apenó en lo que llevó una mano a su frente y no dejaba de mirar cómo Fran se encontraba analizando a Cho. “Será que me siento un poco mal. O sea, teníamos que huir cuanto antes y al final tuve que quedarme por un orphan que saltó la barrera para tratar de atacarnos… pero ellas parece que lo pasaron mucho peor en ese poco tiempo extra que estuvieron ahí…”
“Ello no es una sorpresa…” Saki dio un suspiro. Pese a sus palabras, también se vio incómoda. “Nosotras apenas estuvimos un rato dentro del muelle y sólo lidiar con aquel Rebel que ocultó su rostro fue aterrador, pensar que pudo contra todas a la vez…”
“También parecía listo para matarnos a todas y casi lo logró con Hinanawi-san…” Tsubasa hizo una mueca de desagrado. “Lamento que ella haya tenido que irse tan tempestivamente.”
“Sí, ojalá la veamos mañana en clases…” Kosuzu asintió, compartiendo la preocupación.
“Son bien guerreras ustedes si no quieren darse el día libre luego de lo de hoy,” observó Marisa. “Yo me habría tomado al menos el resto de la semana por algo así.”
“Pues definitivamente no tienes el derecho de decirlo, que ni eres HiME,” le reclamó Reimu. “Y ni siéndolo tendría sentido a menos que necesites ir al hospital. Enmu nos ha hecho el favor de sanarnos en su mayoría así que sólo me concederé quedarme hoy en la mansión HiME para descansar y no darme el camino al templo.”
“Uhh, aprecio a los sanadores, pero es cierto que me quitarían la excusa…” Marisa dijo a regañadientes, y pasó a sonreír. “Pero verdad que todas tienen sus cuartos aquí. ¡Entonces me quedo con ustedes también!”
“¡No! Tú estás bien y como inquilina del templo tienes el deber de ir a vigilarlo esta noche.”
“¡No, por favor! ¡Ya es medianoche y creo que ya pasó el último bus que va para allá!” le rogó Marisa, angustiada. “¡No quiero caminarme quién sabe cuántos kilómetros y ni que sea HiME para defenderme de gente rara por ahí!”
“Pues fue tu decisión esperarnos en vez de regresarte temprano.”
“¡¿Acaso no cuenta que estuve preocupada por ustedes?!”
“Ehh, R-Reimu-san, esperaba pasar una noche con todos en la mansión HiME, así nos conocemos mejor y compartimos un rico desayuno,” dijo Kosuzu, sonriendo nerviosa. Ya veía que la miko no había cambiado en su tiempo afuera.
“No que tengamos tiempo de dialogar ahora que todas debemos dormir, pero lo entiendo…” Reimu dio un suspiro y se encogió de hombros. “Ya, está bien, es un día raro así que aceptaré una excepción por hoy.”
“¡Ya, de inmediato le avisaré a Lince para que me dé una habitación de visitante!” exclamó Marisa, quien alzó un puño al aire en victoria.
“Oye, ¿quién dijo que debían darte un cuarto? A lo mucho dormirás en un sillón.”
“Hehe, no esperaba usar la mansión HiME, pero me viene bien ahora,” Tsubasa rió un poco por aquel intercambio. “¿Qué te parece, Hanajima-san? ¿Te nos unes?”
“No, van a venir a buscarme en un rato, voy a mi casa,” Saki negó.
“Aw, ¿al menos no puedes unírtenos para el desayuno?” preguntó Osaka.
“Darme un desvío a la universidad antes de clases en la secundaria es un esfuerzo que me creo incapaz de hacer…”
“Pero…”
“Vamos, Hanajima-san, me daría mucho gusto compartir un desayuno contigo,” le animó Tsubasa. “Pienso que sería muy bueno para ti salir de tu zona de confort.”
“Pides mucho de mí, Tsubasa.”
“Oye, entiendo que es cansado, pero sinceramente quisiera conocerte un poco mejor,” le pidió Reimu, sonriendo apenada. “Pareces muy precisa con tu elemento y eso es algo que estoy intentando practicar, ¿crees que podrías darme algunos tips?”
“…” Saki dio un pesado suspiro. No se dejaría llevar por un halago así, pero esa HiME senpai las había salvado y ella y Tsubasa más de una vez y le debía un favor. “Soy muy primeriza para andar ayudando a otros, pero está bien… ¿a qué hora nos vemos?”

Su respuesta fue seguida de varias de las otras celebrando y de inmediato comenzaron a ponerse de acuerdo.




“…” Cho tenía sus manos extendidas y Fran se encontraba analizándolas cuidadosamente. Ya había recibido un veredicto preliminar, pero esperaba algo más concreto, lo cual lamentablemente no fue el caso.
“…” finalmente, la Viera le dejó y asintió. “No, lo dicho se mantiene en pie. Tienes restos de una especie de poder y energía de Rizembool esparcido por todo tu cuerpo, precisamente por tu propia sangre. Espero que este se mantenga durante días, pero lo bueno es que presumo que se desvanecerá con lentitud. Hasta entonces, sólo te recomiendo que no te excedas al entrenar y te des más descansos entre esfuerzos, en especial con tus poderes.”
“Sí, entiendo,” asintió. Hubiera querido saber más detalles sobre lo que casi le quita la vida o el posible efecto producto de ese Rebel incógnito retornándole su sangre robada, pero era verdad que no podía esperar que Fran pudiera estudiarlo con tan poca información a su disposición. Su diagnóstico sin nada más que sus agudos sentidos desde ya era impresionante. “Muchas gracias, tendré cuidado.”
“Si sientes cualquier otro síntoma además de la debilidad, recuerda reportarlo.”
“Lo haré…” Cho miró sus manos. Si miraba sus dedos con mucho esfuerzo podía detectar los diminutos agujeros por donde su sangre se había zafado, pero estos ya iban desapareciendo. Le daba escalofríos tratar de recordar lo poco que se había quedado en su mente…
“Cho, ¿segura que te sientes bien?” Roxas se le acercó, incómodo. “Si pasó lo que han dicho, no hay forma que no tengas miedo.”
“Sí fue aterrador, pero…” dio un suspiro y sonrió cansada. “Prefiero intentar pensar lo menos al respecto, sólo quiero ir a dormir por hoy. Muchas gracias, Roxas.”
“Ehh…” presentía que no era así de simple, aunque su hermana nunca era honesta sobre sí misma. Roxas no sabía cómo conectar con ella, y si fuera a hacerlo, dudaba ser capaz de brindarle el apoyo que necesitaba…
“¡Oye!” de repente, Enmusubi estaba tan cerca del rostro del Key que lo asustó.
“¿Q-qué…?” este casi se cae del costado. Vio los ojos de la mentora llenos de vida e ilusión.
“Percibo la gran preocupación que tienes por tu hermana. ¡No te rindas! ¡Los vínculos entre HiMEs y Keys son los más hermosos!” declaró moviendo sus puños y con gran ilusión.
“Eh, no sé qué se traen ustedes, pero dejen el tema de lado,” Kashuu se impacientó. “Mi aruji está extenuada y debería ir a descansar en su habitación HiME cuanto antes.”
“…” Roxas miró al arma con reproche. Sin duda su trabajo de apoyar a su hermana se hacía más difícil con esa arma intentando sabotear sus esfuerzos ante el menor descuido.
“Sí les recomiendo que vayan a descansar, tendrán otro momento para dialogar, si es que eso quieren hacer,” concluyó Fran, desinteresada y esperando que no armen un circo frente a ella.
“Eh, sensei, sólo una cosa más,” Cho miró a Youmu.
“Sí… viendo que ya ha terminado de atender a Cho…” la peliblanca le enseñó su muñeca donde tenía ese ominoso tatuaje de un anillo negro. “Ehh…” ella se vio torturada y apesadumbrada. “…siento decir que, por la fuerza de nuestros oponentes, recurrí a confiar en mi Princess para que nos ayude a rescatar a la rehén del barco, e hicimos un acuerdo para un cambio de favores. Se supone que yo le devuelva el favor a futuro… aunque cuando ella cumplió con su parte, la tarjeta que tenía del contrato se convirtió en esta marca en mi piel…”
“¿En serio?” Sohayanotsurugi se sorprendió y miró a la marca mientras se rascaba la cabeza. “A simple vista parece un tatuaje común y corriente.”
“Konpaku-san, considero que usted es una HiME más cuidadosa y recatada, para que hayas accedido a cualquier trato debió haber estado bajo mucha presión…” Fran mostró su frustración y algo de fastidio por esa historia.
“Sí… creo que he cometido una imprudencia, a pesar de las circunstancias…” Youmu asintió y agachó su cabeza. “Lo lamento mucho, sensei, admito mi debilidad…”
“No es del todo justo responsabilizarte. Llegaste a esa conclusión en un momento de debilidad y tras las acciones irresponsables de tus compañeras HiMEs a quienes quisiste auxiliar. Este es un escenario que se puede evitar ni bien ustedes continúen creciendo y aprendan de lo ocurrido hoy. Dicho esto…” la superior volvió a pasar una palma por encima de la muñeca de la HiME y se concentró unos tensos segundos. Su evaluación fue más corta y rápidamente soltó la mano de la menor para dar su veredicto. “Es un hechizo leve y débil. Desconozco su propósito, ya que está desactivado, pero latente.”
“¿Q-qué significa eso?” Youmu se alertó.
“Puede que funcione bajo las especificaciones del contrato, aunque, por más que pueda funcionar, su falta de fuerza significa que tendrá un efecto muy débil en ti. Considéralo algo mágico semejante a una llamada de atención o un jalón de orejas.”
“…” se frustró. Hasta sus enemigos se burlaban de ella.
“Oh, entonces quiere decir que Youmu está a salvo y no es nada que le pueda hacer daño,” Enmusubi se animó. “¡Esas son muy buenas noticias!”
“Sigue siendo un hechizo que pueda resultar en alguna inconveniencia, dependiendo de cuándo fuera activado, pero ese es el resumen de mi evaluación,” Fran asintió. Entonces, llevó una mano y su mentón con intriga. “De todos modos, por más débil que sea, es un hechizo avanzado.”
“¿A-avanzado?” Roxas se inquietó al igual que los demás.
“¿Eh? ¿Estoy a salvo o no?” Youmu se quedó en blanco.
“No me malinterpreten,” la mayor negó y se mantuvo seria e inmutada. “Con ello, me refiero a que es un hechizo que ni posee la energía de Rizembool, tampoco la de Hanasaki. Es completamente neutral, algo que considero muy difícil de lograr.”
“¿Cómo así?” Cho se sorprendió. Fran le miró.
“A diferencia de los remanentes de incompatibilidad en tu sangre, este hechizo es estable y puede mantenerse impreso en la piel de Konpaku-san indefinidamente. La falta de esencia de Rizembool, fuera de permitir que no haya efectos secundarios en HiMEs, también permite que este hechizo no sea pasivamente desecho por cualquier magia incompatible.”
“Eh…” Youmu se puso a pensar duramente para entender lo que acababa de decir.
“Pero…” Kashuu alzó una ceja. “¿Acaso hay personas neutrales en este conflicto? Todos venimos de un lado u otro.”
“Eso es cierto, y es el motivo por el cual digo que es un hechizo avanzado,” Fran asintió. “La persona que lo conjuró seguramente pertenece a Rizembool, si consideramos que permitió a la Princess de Konpaku-san usar ese contrato. Sus poderes siempre tendrán esa esencia. No obstante, al momento de alguna aplicación, estos hechizos pueden descascararse o transformarse o emplear lo más rudimentario de su utilidad, y es así que la esencia se termina por perder. Ello se consideraría contraproducente y en muchos casos se pierde el impacto inicial. Sin embargo…” lo pensó un poco. “…si sirve para hacer tratos con gente de alguna forma incompatible por ser de Hanasaki o de otros de Rizembool con maneras de pelear o contrarrestar ese hechizo, la transformación del mismo le permite perdurar y burlar esas defensas.”
“Ya veo…” finalmente, Youmu comprendió toda la imagen con esa explicación. “Todavía no puedo, ni quiero, imaginar qué función tiene ese hechizo en el tatuaje, pero entiendo que lidio con alguien además de mi Princess con un gran control de magia.”
“Eh, por tratarse de un contrato tan quisquilloso, ese tercero puede no ser más que un tercero que tu Princess buscó para asegurarse de que cumplas tu palabra,” opinó Sohayanotsurugi, incómodo. “Los de Rizembool son sabandijas así.”
“No tenemos ninguna certeza, pero pienso lo mismo,” Cho asintió. “No te preocupes, Youmu. Puedes contar conmigo si eso te trae algunos problemas a futuro.”
“Sí, también conmigo, y Suzuka y Tenshi también te dieron su palabra,” Roxas le sonrió.
“Gracias a todos, en verdad…” Youmu sonrió con tortura, pero agradecida.
“El rescate no hubiera sido posible sin ti, así que somos nosotros quien te debemos las gracias,” le recordó Enmusubi.
“Ahora vayan a descansar. Las HiMEs tienen la mansión. Los que no son HiMEs, pueden ir a la secretaría para que les asignen un cuarto de visitas esta noche,” observó Fran.
“Muy agradecido, esa sirvienta de las HiMEs me da vibras raras así que me alegra no tener que cruzarme con ella,” Sohayanotsurugi tembló como quien se libraba de algún demonio.
“No parece que le gustan los hombres en general, así que gracias por el favor,” Roxas se encogió de hombros. “Muchos Keys son hombres, no entiendo por qué.”
“Pobre, seguramente habrá tenido un desamor en algún momento,” Enmusubi llevó sus manos a su pecho. “Tendré que hacerle una lectura de sus vínculos, ¡y puedo venderle un amuleto!”
“Creo que es porque ve a todos los hombres como Rebels por precaución, más bien,” Youmu alzó una ceja.
“Sinceramente…” Kashuu rodó los ojos. “Ya me dijo una vez que tengo cara de Rebel. ¿Yo? ¿El arma de aruji?”
“Está bien, sabes que si entras en forma de arma no nos hará ninguna observación,” Cho aguantó una risita. Sonaría contradictorio, pero luego de lo vivido, se sentía con más ganas que nunca. Retornar a Hanasaki y oír a todos hablar y hacer planes le regresaba a la vida.




Los ánimos curativos de ambos grupos no alcanzaron a los tres quienes se excusaron de ese ambiente. Mamizou citó a Suzuka y le hizo seguirla a un pasadizo más privado y desolado. Luego de tener suficiente distancia de la sala de conferencias, la mayor procedió a hablar.

“Bien, supongo no tendremos a chismosos por aquí,” Mamizou se giró. Su permanente sonrisa se había tornado impaciente y amarga. “Es tarde y todavía ni me he acoplado a mi oficina y quehaceres luego de mi viaje. Iré al punto, Suzuka.”
“…” Suzuka asintió. “Mamizou, yo… siento todos los problemas…”
“No, no quiero tus disculpas, de eso no se trata,” levantó una firme palma. Sus lentes brillaron. “Mi problema está en otro nivel completamente. No debería haber necesidad de disculpas o explicaciones para empezar.”
“…” frunció el ceño. “¿Qué quieres decir?”
“…” por su parte, Norimune sonrió suavemente. Era obvio…
“Suzuka… miento, sí hay necesidad de una sola disculpa, y es la que te debo yo a ti,” agachó su cabeza un poco y miró a la HiME por encima de sus gafas, con una sonrisa perspicaz. “Lo siento, Suzuka. Yo nunca debí haberte puesto en esta situación, con el deber de tomar una decisión sobre cómo actuar el día de hoy. Como una HiME, no tienes por qué encargarte de asuntos que nunca te han correspondido, y es algo que corregiré en este mismo instante.”
“…”
“A partir de hoy, tú ya no eres parte del equipo de investigación de Hanasaki ni nos ayudarás en nuestros trabajos en adelante. Ahora serás una HiME como todas las demás.”
“…” su sangre se heló y evacuó su cabeza. Su realidad se desquebrajaba. “¿Qué…?”
“Lo sucedido hoy no ha tenido precedentes y no sólo se debe a tu irresponsabilidad, puesto a que hubo un error de comunicación de parte del departamento de policía. No obstante, el hecho que tú has tomado las decisiones y llevado a cabo un suceso con tremendas consecuencias para terceros nos enseña a todos que no estás lista para ser parte de mi departamento.”
“No… Mamizou, no puedo aceptarlo…” negó rotundamente y frunció el ceño. “Yo he podido ayudarles con muchas investigaciones. Recién hace poco que he estado investigando edificaciones abandonadas donde hubo orphans que nadie más pudo haber batallado.”
“No es algo que un robot o dron no pudo haber hecho en tu lugar. Pelear con esos especímenes es superfluo a nuestro enfoque.”
“¡Pero realmente puedo hacer una diferencia! ¡Quiero seguir ayudando y salvando a las personas! ¡Como una HiME normal, mi decisión de unirme a Hanasaki no tendría sentido!”
“Oh, ¿es que acaso te crees mejor o más importante que otras HiMEs?” alzó una ceja. “¿Piensas que ellas son las que pierden su tiempo con su sacrificio?”
“¡P-por supuesto que no, pero yo tengo la fuerza para hacer más!”
“Tsk, cállate de una vez, niña insolente,” para variar Mamizou borró su sonrisa y se expresó con disgusto y rechazo, además de una frialdad que sorprendió a la otra.
“…”
“Ya nos has demostrado que no te arrepientes de lo que has hecho hoy y que estás cometida a volverlo a hacer sin importar qué pensemos nosotros. Estás a un paso de arruinar el balance entre las instituciones y agradece que algún psicópata en Rizembool te siguió el juego y lo hizo un asunto entre HiMEs y Rebels en vez de causar mayores problemas por tu atrevimiento que hundan a nuestra directora o la reputación de nuestra institución,” sacudió su brazo a un costado con completo rechazo. “Hanasaki no necesita a alguien tan idiota y ciego. Es más, por cómo has actuado hoy, nos resultas una carga y un indeseado. Si crees que peleando es como vas a salvar a los demás y que tienes todo el derecho de hacerlo indiscriminadamente, terminarás peor que los Rebels. Al menos ellos tienen la decencia de reconocerse a sí mismos como malos elementos.”
“…” tembló mínimamente.
“…” Mamizou mantuvo su ceño fruncido, y se mostró con tristeza. “Me apeno por los pobres trabajadores del puerto sujetos a los caprichos de Rizembool y por esos jóvenes policías con todo el interés de ayudar, gente en quienes ni te has molestado en pensar y ya estabas lista para saltar a cualquier siguiente misión en tu agenda. Si crees que saltar a salvar a cualquier persona borra todas tus responsabilidades con los demás, entonces ruego que te mantengas lo más lejos de cualquier persona que no sea capaz de sobrevivir tus descuidos. Tú no estás en la posición de salir de tus límites como una HiME.”
“Mamizou, pero yo…” bajó su mirada. Le resultaba sorpresivo ver lo molesta que estaba su supervisora. Se sentía mal por los desencadenantes, pero casi percibía que no lo suficiente, o que realmente estaba mal y en falta por no comprenderla. “N-no quiero protestar todas las observaciones que me has dicho, pero… yo fui capaz de salvar a Tenshi. Si ya no estoy en tu departamento y ocurre otra situación semejante… ¿quién podría salvar a otra HiME?”
“Presumo que ni entiendes la diferencia entre esa situación y la presente,” observó juiciosamente, con ojos fríos. “Salvamos a Tenshi porque ella era la propia misión y sabíamos dónde estaba y tuvimos toda la preparación necesaria para que fuera un suceso cerrado y ajeno a todo ser y lugar externo a la guerra. Fue una posibilidad dentro de nuestro alcance y algo que pudimos tomar, pero aquel fue un caso de una suerte incalculable. Tampoco creas que tú eras la única quien pudo haber tomado esa acción. Y definitivamente no necesitamos a personas que quieran lanzarlo todo al abismo por una mera esperanza.”
“Tsk…”
“Suzuka…” le miró severamente un poco más y terminó por dar un suspiro y aliviar sus tensos hombros antes de continuar. “No sólo te culpo a ti. Yo fui quien te dio la oportunidad y ahora veo el error que cometí, sólo pongo las cosas en su lugar. Ya que has estado tan ocupada con ayudar a las investigaciones, tómate este cambio de rutina como una manera de trabajar en ti misma, conocer mejor a las demás HiMEs y pensar en qué harás a futuro. Hay un mundo fuera de la pelea al cual tendrás que ingresar pasados tus estudios, y personalmente creo que tienes una vida más allá de Hanasaki que deberías ir a buscar.”
“…veo que no podré cambiar tu parecer…” se resignó. Todavía no estaba conforme, pero entendía su error, y tal vez debió haberlo venir. Por supuesto que la había defraudado, y Mamizou tenía razón al decir que no se arrepentía de haber rescatado a esa chica… ¿acaso estaba mal de haberla puesto primero?
“…” Mamizou no se vio convencida. Estaba segura que Suzuka continuaría protestando, pero sólo le tocaba derrotarla con palabras una y otra vez. “Bien, he terminado, más clara no pude ser, y no creas que cambiaré de parecer. Hanasaki tendría que estar ardiendo en llamas para que pretenda contactarte por ayuda,” se dio media vuelta. “Ahora ve donde las demás, que ellas te acompañen de regreso a la mansión HiME…”
“Mamizou, un momento,” Suzuka dijo rápidamente y la otra le miró de reojo por encima del hombro. “En verdad… en verdad lo siento, te he decepcionado. Entiendo que no he hecho las cosas bien. Sé que mis palabras no importan ahora, pero sí me arrepiento.”
“Sí, te creo, eres una persona sincera. Ahora olvídalo y continúa con tu propio camino,” así, continuó marchándose.
“…”

La supervisora dio una vuelta a la esquina. Con ella fuera de alcance, Suzuka caminó hacia la ventana y se apoyó con fuerza en el borde de la pared. Volvió a impactar sus palmas sucesivamente para desahogar su frustración.

“Suzuka…” Norimune le miró neutralmente. Su HiME sacudía su cabeza con cada impacto. Eventualmente, el rubio afiló sus ojos. “Detente, Suzuka, déjate de berrinches.”
“Norimune, pero yo…” se puso de pie y agitó sus brazos en el aire para formar puños que llevó a sus costados con impotencia. “¿Qué se supone que deba hacer ahora? ¿Cómo podré seguir ayudando a Hanasaki? ¡No puedo quedarme esperando a que nos ataquen! ¡Tengo que prevenir que eso mismo suceda!”
“Es un contraste con tus acciones de hoy. Te convertiste en eso que ahora dices que quieres evitar. ¿No te parece justo que los encargados de investigación hayan perdido fe en ti?”
“¡Lo sé!” sacudió sus puños hacia delante y dejó su cabeza gacha en silencio por unos segundos. “Lo sé, sé que no debería ser yo quien cause problemas, ya me lo han dicho tantas veces, pero… si no, ¿quién hubiera protegido a esa pobre chica? Yo sé qué está inconsciente, pero…”
“Aquí no se trata de que esté inconsciente o no, sigue siendo una persona merecedora de ayuda. Tampoco se trata de que si hubo una chica a salvar o no, el resultado es tu desacato a las normas y a los demás sufriendo por tus acciones,” concluyó Norimune, llevando el filo de su abanico cerrado por debajo de sus labios. “Estamos hablando de dos cosas completamente distintas.”
“Si Hanasaki está en conflicto entre mantener la paz y lanzarse a salvar a alguien, ¿qué se supone que deberíamos hacer?”
“He ahí el problema, ¿no?” Norimune abrió su abanico a manera de ocultar su sonrisa. “Todo depende de qué prioridad se le dé, se podría decir. Admiro a los humanos y la importancia relativa que le dan a cada concepto según el caso.”
“Eso no me ayuda, Norimune, pensé que debíamos priorizar el bienestar de otros,” reclamó, indignada.
“Hablas de haber priorizado a una chica que ni sabíamos que existía, Suzuka.”
“¿No acabas de decir que esa posibilidad no era lo importante y que merece ser salvada?”
“Hoho, ¿eso entendiste de mis palabras? Sí que demuestras el valor relativo que le das.”
“Tch…” apretó sus puños a todo dar. Sus ojos se llenaron de lágrimas por la ira y frustración que sentía. “Siento que te burlas de mí. Esto es importante, Norimune. ¿Por qué vamos a pelear contra Rizembool si debemos ignorar todo lo malo que hacen?”
“Eres una niña, Suzuka, por eso Mamizou se ha amargado tanto contigo,” este negó y guardó su abanico dentro de su abrigo. Sonreía con paciencia. “Escucha, no voy a analizar qué fue lo correcto de hacer hoy, pero te estás olvidando de algo importante. Suzuka, dices que peleas por esa chica, y es cierto que ella y otros que necesitan ayuda realmente se la merecen, pero no sólo has sacrificado el bienestar de otros en plena misión. Tú también ignoraste a tus propios aliados en Hanasaki. Tú estás peleando ciegamente en lo que sigues una idea sobre qué deberías hacer. Tienes un esquema mental y una serie de principios que esta noche valieron más que todos los demás. Casi te acusaría de haber usado a la rehén como un objeto para desahogar tu necesidad personal de salvar a quien sea de Rizembool. Aquella actitud es recriminable y completamente irracional, es por eso que Mamizou no te considera valiosa para Hanasaki en estos instantes. Tú formaste tus propias metas y ahora las impones como si fuera lo que Hanasaki debería hacer. Tus acciones fueron producto de tu inmadurez. Me arrepiento de no haber podido contestarte estos días y también es una lástima que Mamizou no pudo responder tus llamadas, pero lo que hiciste no sólo fue una misión por la cual esperaste a oír de tus usuales consejeros. Pudiste haberlo consultado con la directora y su asistente, pero ni se te pasó por la cabeza, ¿verdad? ¿Por qué no lo hiciste?”
“Yo…” bajó su mirada. Era un buen punto y seguía molesta con Norimune y su muy caprichoso ‘horario de trabajo’ como su arma, pero no podía lanzarle la responsabilidad. “Supuse que era algo que le correspondía al departamento de investigación…”
“¿Y bien? No sólo somos nosotros, hay varios quienes trabajan ahí, pero nadie supo sobre tus movimientos hasta que ya estabas en el puerto.”
“Es que… tsk…” frunció el ceño.
“Lo ocultaste de todos y sólo quisiste hablarlo con quienes eres cercana. Definitivamente fue una actitud infantil y personal en el ámbito de trabajo. Dices que buscaste asesoramiento, pero si ocultaste algo tan sensible era porque, en cierta forma, querías llevarte el gusto de hacer eso por tu cuenta,” negó. “Siento darte la contra, pero me alegro que Mamizou te haya liberado de tu trabajo adicional. Necesitas darte tiempo para ti, para aprender, para lidiar con tus problemas personales y lo que te ha llevado a este error tan garrafal. Sí pienso que las HiMEs deberían hacer algo además de defenderse de Rizembool, en mi muy humilde opinión, pero también creo que las HiMEs como están ahora requieren de gran crecimiento y experiencia antes de expandir sus responsabilidades. Te incluyo a ti en eso. Tú tienes un gran potencial y sentido de trabajo, razones por las cuales recibiste esa oportunidad para ayudar con las investigaciones, pero todavía no estás lista para eso. Pensarás que ser como las otras HiMEs es un desperdicio. Por mi parte, sé que te enriquecerá en maneras qué todavía no puedes comprender.”
“…”

Esas palabras habían hecho más sentido. No se trató de desestimar la necesidad de la pobre rehén de ser rescatada o preguntarse qué había sido lo correcto. Suzuka recién pudo entender su propia debilidad y falencias. Todo lo dicho por su arma había sido muy cierto, no podía negarlo. Hubiera querido analizarlo mejor y no cerrarse tanto. Quizás sí merecía ser tratada como una niña después de todo.

“Ahora por favor ve a descansar, y dale saludos a Lince de mi parte,” Norimune sonrió incómodo. “La última vez que me aparecí por ahí a estas horas, esa bienintencionada ama de casa me atacó con una escoba. Se habrá disculpado al haber sido un reflejo, pero noto cómo me trata con recelo.”
“Si vienes conmigo no tiene por qué suceder,” Suzuka alzó una ceja.
“Oh no, la noche es joven, pero niñas preciosas como tú necesitan dormir ya.”
“Ya soy una adulta, Norimune,” protestó, impaciente. “Admito que pensé que te molestarías más conmigo.”
“Si Mamizou no te hubiera despedido, quizás sí te habría dado un café, pero te vi con más necesidad de comprensión que como una HiME problemática,” hizo una reverencia con una sonrisa traviesa. “Sigues siendo mi querida hija, y pondré tus necesidades por encima de mis observaciones. Sólo espero que lo hayas entendido mejor.”
“…” asintió. “Tengo mucho en lo que debo trabajar. Y creo que…” llevó una mano a su sien. “Le debo a Mamizou otras disculpas, ahora que la entiendo más.”
“No, ya suficiente de eso,” agitó una mano. Norimune le miró de reojo, con una sonrisa perspicaz. “Las acciones son más fuertes que las palabras. Muéstrale que crecerás como HiME y como persona. Pienso que ella no querría nada más que eso.”
“Norimune…” también le vio irse en dirección opuesta a la otra. Suzuka frunció el ceño. “¿A dónde vas?”
“Regresaré a verte mañana, veo que por ahora me necesitas,” este alzó una mano en señal de despedida y continuó con su marcha sin devolverle la mirada. “Buenas noches, Suzuka.”

Estuvo sola una vez más, con los dos que velaban por ella habiéndola dejado nuevamente luego de aparecer sólo ‘para lo necesario’. Suzuka no podía reprocharle nada a Mamizou de momento. Tampoco se sentía con el derecho de reclamarle más presencia a Norimune por más que fuera su arma. Entendía que debía poner de su parte… pero se sentía inexplicablemente sola.

Recordó a los demás todavía en la sala de conferencias… no, no tenía rostro para encarar a nadie. Iría por su cuenta antes de tener que encontrarse con alguien más.



“Ah, Mamizou…” luego de darse una rápida vuelta, Norimune pudo dar con Mamizou, ya a mitad de camino hacia el departamento de investigación.
“Oh, buenas noches, buen Norimune, ¿a qué se debe tu presencia?” preguntó la encargada, en un inicio impresionada, pero luego con la usual amenidad de siempre. “No vienes a abogar por tu intrépida HiME, ¿verdad? Yo que me alegro de verte.”
“Con respecto a Suzuka, te agradezco por darle a mi hija un respiro y una oportunidad para dedicarse a la introspección. Concuerdo completamente con tu decisión,” contestó amenamente.
“Hoho, me alegro oírlo.”
“Vengo a desearte un continuo y exitoso trabajo, y mis saludos a los demás.”
“Si bien no espero que Suzuka pise el departamento, tú siempre serás bienvenido. Te ofrecería un trabajo de no ser por tu afiliación.”
“Y tendré que declinar para no traer mayores problemas para ella, mis más sinceras disculpas,” sonrió con simpleza.
“Descuida, es lo mejor.”
“Ahora quiero darme un paseo por la pintoresca ciudad que no es tan dormida por más tarde que sea, pero había algo que quería decirte personalmente.”
“¿Hm? ¿Y qué podrá ser?” Mamizou le miró con curiosidad.
“Sólo algo que puedes juzgar si escribir en el reporte o no, lo dejo a tu discreción y conocimiento,” Norimune asintió y su sonrisa se contagió de picardía. “Digamos que me encontré con un simpático joven dentro del muelle antes de que todos se pusieran a pelear, en mi búsqueda de Suzuka. Es de esos amables y respetuosos con los mayores que dan gusto de recordar, y alguien quien abrió mis ojos sobre el peligro que todos corrieron esta noche.”
“¿Y a quién te refieres?”
“Ahh, lamento que haya sido alguien tan cordial como para nunca ponerse primero y presentarse…” se encogió de hombros. Sus ojos se afilaron, ya listos para dejar el teatro de lado. “…podríamos decir, pero no se me escapó el hecho que era un pillo detrás de su simpatía. Aquel joven era una naga y desde el inicio tuvo en la mira a los pobres terceros escondidos…”
“Naga… dices… ahh…” Mamizou soltó un alarido. Se dio un facepalm y negó repetidamente. “¿Y a dónde irás tú para aprender esos términos, Norimune?”
“A lugares no apropiados para mi querida hija, quizás, pero ambos sabemos lo que eso significa, ¿no es cierto?”
“A veces me pregunto qué clase de diablillo serás, es mi culpa por pensar que los atributos de HiMEs como tú apenas repiten sus nombres como Pokemons,” negó una vez más y su sonrisa se ensanchó, con frustración, fastidio, cansancio… quizás algo de entretenimiento. “Ahh, por supuesto que ese ser desagradable estuvo detrás de los sucesos del puerto, ¿quién más trataría a esos inocentes como juguetes? …ni quiero imaginar qué más hará a futuro, al menos las HiMEs pueden dormir otra noche tranquilas, ya que no apuntó a ninguna de ellas…”
“…” Norimune no inmutó su sonrisa, sólo observó cómo esa usualmente tranquila investigadora se deshizo en inquietud, ironía y frustración. Él no tenía experiencia con dicha persona, pero al ver a alguien quien sí lo tenía reaccionar de esa manera, le daba intriga saber más. Algo le decía que sólo era cuestión de tiempo. “No de momento, y esperemos que se quede así…”

« Last Edit: January 19, 2024, 10:33:31 AM by Cho »


Cho

Re: HiMEverse Episode V: The Rebels Strike Back
« Reply #962: January 16, 2024, 06:00:01 PM »
111.3.




“Las nagas son…” Yagen hizo una pausa en la redacción de su reporte. Él se encontraba junto a Izuru en su oficina y aparte de cumplir con sus obligaciones con el recuento de sucesos, se aseguraba de atender las observaciones y preguntas del Rebel bajo su supervisión. El doctor sonrió tranquilamente y se dirigió al otro con una actitud amena. “…personas con un nombre que quizás no debería existir. Ellos han sido humanos modificados mediante un protocolo de experimentos específico creado por mi maestro. Izuru, tú has sido potenciado por medio de otro protocolo y como resultado terminaste de una manera en particular. Tal y como esas personas son conocidas como nagas, tú y todos aquellos sujetos a tu propia experiencia podrían llamarse de otra manera, es así de simple.”
“Son seres con habilidades sobrehumanas, seguramente con la misión de ser Rebels,” concluyó Izuru, inmutado.
“Sí, en resumen. Sin embargo, si bien las nagas suelen ser humanoides, también se han generado orphans con sus mismas características, y en algunos casos humanoides hay un fino balance entre seres racionales y bestias irracionales,” Yagen miró de reojo a un área en particular de sus múltiples estantes. “Es un procedimiento de hace varias décadas, pero recientemente ha habido varios más especímenes que han pasado por medio de dicha experimentación, y a su vez, una cantidad considerable de experimentos fallidos. El acondicionamiento de estos agentes de Rizembool es cáustico para el área frontal del cerebro y muchos han terminado perdiendo completamente la cordura. Se acepta que incluso los casos más estables y aquellos considerados como exitosos necesitan lidiar con una locura personal como un efecto secundario.”
“Tsurumaru mencionó casualmente la presencia de una naga en el puerto esta noche. Comprendo que aquel individuo vino en representación de la persona que esperaba el envío. No obstante, si existe un daño en la parte más racional del cerebro en una naga, ¿cuánto se puede confiar en su representación? Aquellas personas podrían servir meramente para pelear.”
“Desde un punto de vista cauto, tienes mucha razón. No obstante, para considerar a un espécimen de aquel procedimiento como un caso exitoso, parte de los requisitos son cumplir con una serie de evaluaciones psicológicas que certifiquen que el evaluado no ha tenido sus facultades cognitivas racionales comprometidas,” Yagen ensanchó su sonrisa. “He ahí que inicia la llamada ‘genialidad’ de nuestro círculo. Lo que hace a Rizembool una cuna de la ciencia y un ambiente donde experimentos y desarrollos sin precedentes se pueden llevar a cabo es la amplitud y variedad de maneras de ver las cosas.”
“Un científico cuyo funcionamiento mental difiera al de otros podría ver utilidad y lógica más allá de los presentes paradigmas sociales,” Izuru asintió.
“Aquel es un ejemplo. Fuera del ámbito de experimentación, se cree que las nagas tienen una mejor adaptabilidad a ambientes de caos y de peligro por tener un incremento instintivo en su manera de pelear y una desconexión empática con otros.”
“…y podría encontrar utilidad en llevar a una multitud de humanos normales a la demencia…” dijo Izuru, con un tono sombrío y extrañamente ausente.
“…” Yagen borró su sonrisa y lo meditó seriamente. “Aquello no es algo que yo apruebo personalmente. Muchos estándares fueron sobrepasados con esa acción. Pese a ello, es muy cierto que sucedió por algún tipo de pensamiento que lo vio como fructífero y aceptable.”
“…” volvió a asentir. “Fallo en verlo de dicha manera si es que no entiendo los motivos detrás. Sólo parece una pérdida de tiempo y una inconveniencia para Rizembool debido al daño causado a parte de su personal en el muelle.”
“Entonces ya somos dos, hay cosas que no se podrían entender sin explicaciones,” Yagen sonrió. “Y aún con información, puede que no terminemos por verlo como los responsables.”
“…”
“Me has sorprendido gratamente, Izuru,” Yagen volvió a prestar atención a su reporte y revisar lo previamente escrito. “Cuando llegué, te vi casi acoplado a aquellos dos Rebels. Ese par son también especímenes de primera de nuestra institución, así que ha sido grato que hayas podido congeniar con ellos.”
“Socializar es contraproducente, sólo concordamos con nuestra misión de detener a las HiMEs,” dijo el Rebel, inmutado.
“No espero que entables una amistad con ellos. Sólo aprecio que esas personas puedan de alguna manera servirte para continuar creciendo en tu propio desarrollo. Quisiera que haya otras oportunidades a futuro para que vuelvan a trabajar a la par.”
“Lo sucedido hoy ha sido una excepción en muchos aspectos, suena improbable que algo semejante ocurra otra vez…”
“No tiene por qué ser algo tan urgente. Es algo que consideraré a mi discreción,” el doctor miró a su acompañante. “¿Habrá algo más de lo que desees hablar? Por favor, siéntete libre de marcharte cuando gustes.”
“La cortesía es innecesaria, doctor Toushirou, yo sólo obedezco órdenes,” dijo el Rebel, con sus ojos fríos. “Si lo dice, es porque ya no tiene más que compartir, y por ende, debería marcharme y dejarle trabajar.”
“Puedes verlo de esa manera, haz lo que te parezca,” Yagen se encogió de hombros y volvió a mirar la pantalla de su computadora. Comenzaba a formular lo que le tocaba tipear, cuando se percató que Izuru seguía de pie. Al parecer él era quien no había terminado.
“Doctor…” frunció el ceño. “Desapruebo la falta de cuidado con el personal de Rizembool esta noche. Si se permite que el responsable continúe sus operaciones sin ser recipiente de observaciones y restricciones adecuadas, podrán ocasionar daños mayores e incalculables con el paso del tiempo.”
“Hm…” Yagen regresó a mirarle con las cejas alzadas. “Es interesante, Izuru, no pensé que habías asumido tal identidad con Rizembool. Te ves más impaciente de lo usual.”
“No entiendo a qué se refiere…” comentó inmutado.
“¿O será que has rechazado los daños hechos a los terceros desde un punto de vista moral?”
“Sólo digo la verdad.”
“Claro, y tienes mucha razón, no puedes estar más correcto,” Yagen sonrió pacientemente. “Izuru, no tengo certeza sobre lo que voy a decirte, pero creo comprender por qué el término naga se volvió lo suficientemente importante para ser usado, pese a haber múltiples experimentos humanos dentro de nuestra institución.”
“…”
“De entre todas las nagas, existe una que es la más resaltante, y la que podría considerar como la más problemática por lo que terminó por suceder. Es esa la que infligió a todas esas personas de demencia, la que se aseguró que las complicaciones en el muelle ocurrieran como lo hicieron y la que finalmente ha recibido su paquete al final de la invasión de las HiMEs. Esa naga, a pesar de su status como un espécimen de Rizembool, es ahora quien sumerge a nuevos conejillos de indias a convertirse en nagas para incrementar a sus subordinados y su fuerza. Ciertamente, su manera diferente de pensar y éxito en acoplarse a las masas, le ha hecho, según mis observaciones, el aprendiz más exitoso y memorable de mi maestro,” cerró sus ojos y sonrió con humildad. “Por eso, por más que rechace algunas de sus acciones, no me queda de otra que admirarle y honorarle como el senpai que es para mí…”





Las horas pasaron y era la madrugada del día siguiente. El sol recién daba indicios de terminar la noche en el firmamento. Para muchos, ello marcaba el inicio de otro día más, pero la percepción de la realidad variaba entre cada persona.

Los eventos de la noche anterior estaban terminados, pero continuaban trascurriendo a la vez. Shiyoon caminaba por el sótano de un lugar ya muy familiar para él, el cual podría llamar su propio hogar. A diferencia de otros días, podía casi describir sus alrededores como ‘festivos’, semejante a los niños rompiendo su horario de sueño por ser navidad. La llegada del tan esperado paquete de su jefe además de las informaciones y reportes correspondientes tenían a varios miembros de su círculo yendo de un lado a otro y trabajando como una máquina de movimiento perpetuo con toda la intención de cumplir con las exigencias dadas. Aquel objeto iba a requerir de estudios, pruebas y formulación de nuevos protocolos para así llegar a la siguiente fase de un tedioso procedimiento que el superior de todos había ansiado por comenzar… todo con tal de recibir el visto bueno de Rizembool y agregar a un nuevo recluta con la capacidad de crear objetos tan peligrosos como dicha caja roja.

La separación del tiempo en bloques denominados como días era una necesidad por motivos de organización. Sin embargo, la noción de que cada día representaba un lienzo nuevo y prístino se asemejaba más a un deseo producto del escapismo de los humanos. Para Shiyoon, el paso del tiempo era una avalancha que sumaba al punto de saturar y destruir, y sólo los capaces de procesar toda la información relevante eran quienes podían sobrevivir en medio de su caos…

Al dar la vuelta a un pasillo, se topó con un par de científicos tan inmersos en el diálogo y análisis de uno de los reportes que traían que por poco y se chocan con él. Shiyoon pudo pararse a tiempo para evitar la colisión, y si bien este tuvo toda la intención de saludarles amenamente y hacer un breve diálogo, ambos trabajadores se espantaron tanto por su error garrafal que de inmediato se apresuraron para no serle más un estorbo. El joven Rebel en reserva se despidió con una mano, gesto que los despavoridos ni llegaron a ver, y dio un suspiro.

Podría ser alguien a cierta medida importante y reconocido por tratarse de una naga, pero a la vez era todo un estigma social…

Sólo tuvo que avanzar un poco más y llegó al punto de encuentro donde había sido citado. Era un espacio que actuaba como el ingreso a una especie de cárcel de dicho subterráneo, un lugar mayormente ocupado por orphans y unos pocos ‘indeseables’ según los estándares de su jefe. Al menos se alegraba no haber ido a dormir ya que levantarse tan temprano hubiera sido difícil.

Pensó estar solo, por lo cual volvió a confirmar sobre la ausencia de señales en ese punto tan recluido, cuando entonces detectó movimiento más allá de ese espacio de entrada. Desde las sombras que llevaban a las celdas, una figura delgada y alta ingresó. Se trataba de un hombre mayor a él, de cabellos plateados y una piel pálida y alabastro. Todo en esa persona inspiraba una inexplicable belleza, pero la esclera negra de sus ojos punzantes y su expresión perpetuamente triste y seria generaría alarmas en cualquiera. En el caso de Shiyoon, estaba tan familiarizado con ese ser que sólo pudo mostrar curiosidad en su rostro.

“Kokin… ¿qué haces por aquí?” ladeó su cabeza, confundido.
“Ah, buenos días, será…” esa persona llevó una mano a su mentón y lo analizó un poco. Su falta de energías y voz ida pintó la misma curiosidad que el otro le había dirigido. “Si te encuentras aquí a estas horas es porque Orochi-sama te citó,” su mano pasó a agarrar su propio cachete y cerró sus ojos. “Qué problema… temo que Orochi-sama no haya dormido lo suficiente…”
“No hay mucho que podamos hacer para cambiarle de parecer a nuestro jefe,” sonrió entretenido. “Y temo por ti, Kokin. Tú tampoco deberías desvelarte.”
“Dormir me ha resultado esquivo… Por eso he venido a visitar a los encarcelados…” llevó ambas manos a sus orejas. “Sus arrullos y siseos me hacen sentir acompañado… me preguntaba si terminaría por conocer a algunos de esos civiles como nuevos encarcelados aquí, pero veo que no… Orochi-sama no los distorsionó a ese extremo…”
“Uhh, me sorprendería que el jefe sea capaz de algo así a distancia, ya que sólo se manifestó por medio de Hanjin,” Shiyoon sintió escalofríos de pies a cabeza. “Eh, pues… al menos me dejas ver lo sucedido de una manera más positiva…” vio que el otro le observó juiciosamente. “E-es decir, pudo haber sido peor, ¿no? Imagino que podrán recuperarse y vivir casi de manera normal mientras no se les exponga a ningún trigger…”
“Siento que buscas consolarme, Shiyoon, pero te ruego que no digas palabras que ninguno de los dos creería,” negó apesadumbrado. “No sabemos lo que Orochi-sama pueda hacer. Nadie que haya estado a su alcance se encuentra libre, es así de simple.”
“Sí, lo sé, lo siento…” agachó su cabeza. Sonrió incómodo. “Es sólo que te veo un poco más consternado de lo usual. Sé que te sientes mal por esas personas, y pues, sonará inapropiado de mi parte por haber tenido algo que ver, pero yo también, aunque me pregunto si habrá algo más de por medio que no comprendo.”
“…” Kokin le miró un momento, sonrió tranquilo, y terminó por revolverle ligeramente los cabellos.
“O-oye, ¿qué haces?” el otro se quedó perplejo y retrocedió con torpeza para soltarse.
“No amerito tu consideración, así que lo aprecio. Eres un joven con empatía, es bueno saber que la posees aún,” miró hacia la oscuridad que era el ingreso a las celdas y volvió a mostrarse serio y meditativo. “Temo mucho por la dirección que Orochi-sama ha seguido y la búsqueda de su caprichosa estética. Me apeno de aquellos que se cruzaron en su camino. Por sobre todo…” llevó una mano a su pecho y cerró sus ojos. “…sólo puedo imaginar la desesperación y luto que aquel protector de esos policías debe sentir en este momento. Él no debió haberlo visto venir.”
“…” ya veía que hablaba de alguien más. Shiyoon rascó su nuca. “Eh, lo siento…”
“Si te disculpas por tu parte o por lo sucedido, no lo hagas, no se trata de culpa a estas alturas,” afirmó con pena. “No es un simple atentado lo que esas personas sintieron. Orochi-sama siempre llegará a su objetivo sin importar qué camino deba tomar. Lo que pasó no ha sido más que el destino que nadie pudo haber contradicho, ni aun sabiéndolo.”
“…” con respecto a esas palabras, no tenía nada que decir. Realmente no existía ninguna opinión desde su punto de vista. La joven naga se mantendría tan neutro como fuera necesario.



“No esperaba verte aquí, Kokin…”

Fue esa profunda y malignamente melodiosa voz. Un hombre alto de cabellos violetas oscuros y ojos penetrantes del mismo color ingresó a ese ambiente acompañado de Hanjin. De inmediato vio al par reconocerle y dirigirle un saludo a su manera, con Kokin dando una espléndida reverencia. Shiyoon hizo una venia más rápida e informal, sin borrar su brillante y sonsa sonrisa.

“¡Buenos días, jefe! ¡Estoy listo para ayudarle!” reportó el joven con grandes ánimos.
“Por supuesto que lo estás, no digas cosas redundantes,” caminó y pasó por su costado con desdén. “Y borra esa expresión de tu rostro. Eres desesperante.”
“Ehh, pero esa es mi cara…” sonrió nervioso y pasó a dirigirse a Hanjin. “¡Y buenos días también! Me sorprende que puedas quedarte de pie, debes estar hecho puré por la posesión.”
“…” Hanjin igualmente caminó al costado de su jefe y le ignoró olímpicamente.
“Orochi-sama,” comenzó Kokin. Fue su llamado lo que finalmente detuvo al intimidante y lúgubre jefe. “Usted necesita descansar, me preocupa su estado.”
“¿Acaso consideras que no tengo la salud suficiente para trasnocharme un día?” Orochi le miró de reojo, con una sonrisa traviesa.
“Su habilidad es indiscutible. No obstante, su propia estética y enfoque podría flaquear…” asintió para sí y le miró neutralmente, con cansancio. “Aquello es lo verdaderamente indeseable.”
“Consideraría un insulto que me veas del mismo rubro que cualquier otro, aunque entiendo cómo funciona tu cabeza, Kokin. Como siempre, haces un buen trabajo cuidándome a tu manera,” guardó una risita para sí. “Hm, lo mismo podría decirte a ti. Es muy temprano para que ya estés de pie, y en un lugar tan horrendo como este.”
“Me sentí inquieto, inútil, no soy ni capaz de ayudarle con labores como la del muelle, y los ruidos de los encarcelados me brindaron de un arrullo,” dijo con la mirada en el piso y una voz triste y resignada. “La frialdad y crueldad de esta cárcel puede que me sienten bien…” desvió su mirada, incómodo. “…quizás debería estar encerrado aquí y sufrir, y estropearme… también existe belleza en la decadencia.”
“Hmhm… interesante…” Orochi hizo su risa manifestarse por un corto instante. Se le vio de buen humor. “Lo que dices es demasiado cierto. La decadencia… sí, precisamente, eso fue lo que contagié a todos aquellos, fue bello… por más horrible que también haya sido… es un caos que nos hace tanta falta. Por supuesto que lo entiendes, Kokin…”
“…”
“Te sugeriría que vayas a dormir y borres esta apreciación tuya por el momento, pero ya que estás aquí, puedes acompañarnos si así gustas.”
“Por supuesto, Orochi-sama,” volvió a hacer una reverencia y se sumó al grupo.

Ellos comenzaron a avanzar con Shiyoon liderando el grupo. Iba a ser un corto trayecto ya que la celda que iban a revisar estaba cerca de la salida. Llegaron a una puerta blindada en medio de ese pasadizo con poca iluminación y la joven naga sostuvo la puerta para que los demás ingresaran, para luego seguirles.

Estaban en un ambiente reducido, frente a unas ventanas que funcionaban como pared y daban a la verdadera celda. Ahí, podían ver a Hakuzosu en su forma humana, el cual estaba sentado en una esquina y dormido, con una de sus manos posada encima de un nuevo collar pegado a su cuello. Por raspones se podía ver que había intentado removérselo en vano.

“Abran la puerta,” dictó Orochi, sin perder de vista a ese orphan durmiente. Hanjin de inmediato fue a mover una palanca, y así, parte de la pared transparente descendió y juntó ambos lados de la habitación.
“¡…!” el más mínimo ruido le alertó y Hakuzosu y puso de pie y en modo de ataque en lo que la ventana descendía. De inmediato vio a Shiyoon sonreírle y saludarle con una mano. “Tú…”
“Buenos días, o madrugadas, supongo…” comenzó este, amenamente. “Siento arruinarte la siesta, pues…”
“Tch, ¡cállate!” tensó sus dedos y sus garras se hicieron más visibles. “¡No te acerques!”
“Oye, lo siento, pero definitivamente no podía dejar que te escapes a la ciudad…”
“¿Porque soy un orphan? ¡Te aseguro que soy más redimible que tú!”
“Ehh, duele un poco…” comentó con una sonrisa torpe.
“Me apena acorralar a un animal herido, pero ello no te da el derecho de insultar…” observó Kokin, con lamento y una mano sobre un cachete. “Shiyoon siempre anda al pendiente de ti, ¿así quieres agradecerle?”
“Grr…” Hakuzosu se erizó un poco al ver al otro. Las otras partes de la ventana eran como espejos desde su punto de vista así que recién se percataba que no sólo era un humano.
“Gracias por defenderme, pero en verdad medio le di una paliza hace unas horas…”
“No te defendía, sólo quise corregirle. Su actitud me resulta insípida.”
“Ehh, ya veo, gracias por la honestidad…” como siempre, Kokin vivía según su propia visión sobre la estética.

Ellos dos se dirigieron mutuamente, y al saber que no podría pelear contra el Rebel, Hakuzosu decidió abalanzarse contra el otro para buscar una manera de escapar. Fue un salto sumamente veloz y un ataque certero en cualquier persona común y corriente, pero incluso con tan poca preparación, Shiyoon pudo invocar su espada con la cual paró ambos zarpazos del orphan, para empujarlo de regreso a la celda.

“…” Kokin alzó un poco sus cejas y lentamente regresó a su rostro neutral en lo que Shiyoon bloqueaba otros intentos de Hakuzosu de huir, para finalmente darle un par de certeros golpes y neutralizarlo boca abajo sobre el piso.
“Está verdaderamente indomesticado…” comentó Orochi, acercándose a Kokin. Tenía una mano sobre su mentón y miró al orphan con intriga. “Ese ser posee una mente racional muy semejante a la de un humano, podría acoplarse a todos los demás subordinados y servirme sin represalias… será su percepción de ser inferior lo que lo hace tan desconfiado…”
“Hubiera podido contestarle también…” Kokin dio un suspiro. “¿De qué sirvo y qué valor puedo tener si soy resguardado de esta forma?”
“Hmhm…” rió un poco. Orochi sacó un control remoto pequeño y sonrió con crueldad. “La decadencia no es necesaria para ti, Kokin. Estás en un buen camino…”

Fue una alerta interna que hizo que Shiyoon mirara a su jefe, y apenas en una fracción de segundo se impulsó del orphan, para ver a este ser electrocutado por su collar ni bien Orochi presionó un botón. Fue un shock contundente, aunque breve, y ese orphan finalmente desistió y se quedó echado, con algunos leves espasmos.

“Suficiente resistencia, orphan. Sólo he venido para hablar,” observó Orochi, mirándole desde arriba, con aburrimiento. “Si temes por tu desacato e intento de escape, de querer castigarte por ello, ya lo habría hecho.”
“…” Hakuzosu apretaba sus dientes con dolor. Todavía no se sentía con suficientes energías o capacidad de levantarse.
“Eh… jefe…” Shiyoon se vio torturado y dio un suspiro. “Estuvo muy cerca. Por favor considere avisarme la próxima vez. Dudo ser más resistente que Haku ante un shock.”
“Evadirlo es lo mínimo que esperaría de ti, ahora silencio. No hablo contigo,” le corrigió con impaciencia. Orochi caminó hasta tener al orphan a sus pies y le miró desde arriba. “Pórtate bien y escúchame sin oponer resistencia.”
“No es… justo… jefe…” murmuró ese orphan, el cual hizo un gran esfuerzo para mirarle. “Tsk… es un shock… muy fuerte…”
“Es una medida misericordiosa. Está para enseñarte mediante un dolor que pronto desaparecerá,” Orochi afiló sus ojos. “Además de tu cuidador, Kokin y yo somos nagas. Con tres nagas presentes, no pruebes tu suerte. No quieres que saquemos nuestros colmillos y te hagamos sufrir de verdad.”
“…” veía esos ojos crueles y gélidos que le estremecían. Hakuzosu sabía que no podía revelarse ante ese superior tan omnipotente e intimidante. Finalmente, pudo sentarse arrodillado en el piso y apoyó sus manos en sus rodillas, para agachar su cabeza. Debía hacer lo que le decía y reducirse, con tal de no volver a recibir ese castigo.
“Sé bien lo que hiciste por el reporte de Shiyoon. Pretendiste irte, maldijiste tu trabajo y las expectativas que tenemos para ti. Entiendo que es por eso que estás tan decidido a pelear contra nosotros ahora, ¿no es verdad?” preguntó Orochi con tranquilidad y frialdad, en lo que le miraba desde arriba. “Esperas que te castiguemos, que te saquemos de tu miseria y te eliminemos por ser un orphan que no obedece a sus superiores.”
“…” apretó sus puños.
“Pero eso no es verdad, porque sí te vi pelear ferozmente contra varias HiMEs por medio de las cámaras de seguridad. Tú sólo trataste de escapar luego que una de esas HiMEs por poco te quita la vida. Huiste en pleno estado de shock, como se esperaría, pero soy un ser caprichoso y como tal escojo dar validez a tu propio capricho de querer seguir con vida. No considero tu escape como una falta contra mí. Te apoyo en tu decisión.”
“¿Eh?” Hakuzosu se quedó en shock, y le miró confundido.
“No soy empático ni te acomodes a pensar que te daré la razón todo el tiempo. Tú mereces mi presente simpatía porque te la has ganado, es así de simple, orphan.”
“…” frunció el ceño. Era un alivio, pero igual, esa persona no le daba confianza.
“Ahora tú dime…” alzó una ceja. “¿Crees que debiste haber muerto peleando contra esas HiMEs? ¿Consideras que tu existencia como un orphan no tiene valor alguno?”
“Tsk…” apretó sus dientes. El kitsune tembló con una mezcla de temor e ira cuando Orochi se agachó a él y le agarró la quijada con una mano.
“…tú sí lo piensas, detestas que te vean como un objeto o una mascota… pero eres tú quien más se denomina así,” susurró. Sus ojos fríos de serpiente helaron a su oyente. “Estás enteramente convencido que debiste haber muerto a manos de esas HiMEs y odias esa idea a la vez…”
“Yo no… yo no quiero que esas HiMEs miserables me eliminen,” contestó, con una creciente ira. “Yo… quiero hacerles pagar por lo que me han hecho. Las mataré una y otra vez antes de que puedan deshacerse de mí…”
“…bien dicho…” Orochi sonrió con aprobación y lo soltó, para nuevamente ponerse de pie. “Hakuzosu, escucha atentamente. Tu idea de morir como un desperdicio no se aplica a ti. Los orphans débiles que carecen de razón o habilidades terminan así porque no tienen la capacidad de pensar en su supervivencia y pelean hasta el final, sin considerar su propio bienestar. Tú, en cambio, sí temes por tu propia vida. Ello no tiene por qué ser una debilidad. Es lo que te puede permitir retirarte, recuperarte, aprender, y eventualmente crecer en fuerza y experiencia. Tú no estabas destinado a morir peleando hoy. Hubiera sido un desperdicio. Por eso he venido a hablarte… para que ahora seas tú quien entienda que posees potencial y valor, y lo comiences a usar como deberías…”
“Yo…” era indescriptible, incómodo, inaudito… el orphan frunció el ceño y se mantuvo perplejo. “Yo… sigo siendo un orphan… y todavía se usan seres como yo de forma desechable… ¿qué… clase de sentido tiene toda esta guerra?”
“¿Crees que tienes la habilidad de preocuparte por otros orphans?” le cuestionó Orochi, cruzado de brazos. “Cuando otros orphans te matarían si creyeran que tú los pones en riesgo.”
“Tsk, no es eso…”
“Si lo que buscas en un valor intrínseco o alguna garantía, en esta guerra todos somos seres imperfectos que necesitamos tener utilidad. Nadie está libre de ello,” afirmó, cadenciosamente. “Entiéndelo de una vez. Deja de mentirte con lo contrario.”
“…” desvió su mirada.
“Pues entonces, sé útil, sé único y fuerte, y vivirás por mucho más que todos tus enemigos,” concluyó Orochi, cansadamente y un tono trivial. “No pretendas encontrarle sentido al conflicto. Ese es nuestra vida, y no existe ninguna respuesta que le dé el punto a nuestra existencia. Cada quien eventualmente se convence de lo que va a hacer con su camino. La realidad que todos vivimos es exactamente la misma, carente de sentimientos, vacía de valor innato… en ella sólo importa lo que nosotros mismos hagamos de ella…”

Era realmente una respuesta muy simple y cierta a la vez, algo que podía resonar con los otros presentes de distintas maneras, pero ninguno de ellos iría a negarlo. Kokin se acongojó y Shiyoon atinó a sonreír rendido. Este miró hacia Hanjin, y para variar, lo vio desviar su mirada de la misma manera que el orphan.

“Yo… ser fuerte…” comenzó el orphan, esquivando los ojos de su superior.
“Es algo que ya eres, sólo sigue siéndolo,” Orochi llevó una mano a su mentón y sonrió con ironía. “Viendo que no existe razón ni remedio a la guerra, sólo se trata de que nosotros le saquemos el provecho que queramos. Tú puedes continuar creciendo y probar que vales más que cualquier otro orphan. Puedes vengarte de esas HiMEs que te torturaron la noche anterior. Puedes… hacer mucho más, tanto que ni puedes imaginar ahora, pero que encontrarás conforme sigas avanzando. Ten ambiciones, orphan, y con gusto te guiaré a que las alcances.”
“…” pensó en ese orphan amigable que había encontrado, el cual le había dicho algo semejante… quizás… si su propio jefe le decía todo ello… quizás sí podía tener una vida como esos humanos…
“…” Orochi se vio complacido. Veía que había alcanzado al orphan para variar. “…porque en Rizembool, hasta el más pequeño orphan vale más que todas las HiMEs que fuera a encontrar, así que sigue viviendo a costo de ellas…”
“…” Hakuzosu se impresionó, y pasó a fruncir el ceño. Una llama se prendió dentro de su pecho. Estaba completamente de acuerdo, nunca olvidaría a sus verdaderas enemigas. No podía decir que podía confiar plenamente en los humanos aún, pero… precisamente por el hecho que él era útil, no tenía que hacerlo, no mientras les enseñara que tenía todo el derecho de estar vivo. Volvió a encarar a su jefe, decidido. “No tienes que decírmelo, lo haré, de todas formas.”
“Bien, demuéstralo…”

« Last Edit: January 19, 2024, 10:33:43 AM by Cho »


Kana

Re: HiMEverse Episode V: The Rebels Strike Back
« Reply #963: January 20, 2024, 04:29:25 PM »
Posteo ahora porque después lo olvido

**

¿Era muy exagerado decir que le dolía la cabeza tal cual como si la taladraran? Una punzada penetrante de dolor torturaba todo su cráneo, lo cual provocó que le costara mucho trabajo abrir los ojos como si estos fueran un par de cortinas metálicas muy pesado.

Sí. Seguramente estaba exagerando.
No debía ser para tanto.

—Hmh…— murmuró en una sutil queja, aún demasiado desorientado como para preocuparse donde estaba (o con quién)
—¿Akira?
—…— La voz se le hizo familiar sólo después de unos minutos, era la de Ritsu Shikishima. ¿Estaba en la casa de Ritsu? Trató de reincorporarse, pero la mano del otro en su hombro se lo impidió.
—Espera, no vayas tan rápido.

Y Ritsu tenía razón en esa sugerencia, porque de sólo intentar reincorporarse, todo le dio vueltas a su alrededor y tuvo que volver a recostarse. Carajo.
Entonces, prefirió ir lento y así, después de una pausa en donde se dio su tiempo para adaptarse a la luz, notó que no estaba en su habitación en la casa de Ritsu, ni en ninguna otra parte de la casa de Ritsu.

—¿Dónde estamos? 
—En el Hospital de Rizembool.
—¿Qué? — preguntó incrédulo. —¿Por qué? No recuerdo haberme sentido mal ni nada.
—Después de usar tu poder mental en el desastre ocasionado por Mahiro Nakiri, caminaste un par de pasos y te desmayaste.
—Ya. Eso no pasó. — no creía en las palabras de Ritsu y su rostro serio revelaba que Akira no estaba para bromas.
—Es verdad. — Ritsu le reafirmó con sinceridad. —Traté de llevarte a casa, pero los encargados de Rizembool pensaron que era mejor traerte aquí. Sé que no te gusta que se involucren mucho contigo para que no descubran tus… “pasatiempos” pero, al menos, tu segunda identidad está segura.
—…Bueno, no sé si me quedé tan tranquilo al saber que me desmayé de la nada. Nunca me pasó algo así antes.
—Akira, que poca memoria. ¿No te acuerdas cuando te desmayaste en la escuela en la clase de educación física? — le recordó con cierto tono burlesco.
—Shikishima, eso pasó hace mil años y fue porque me amanecía leyendo libros o jugando LoL –sí, que vergüenza- y porque había comido poco… En fin, ¿cuándo me puedo ir de aquí?
—Quisiera que fuera ahora mismo. — bajó el tono de voz. —No me fio de Rizembool. Pueden poner algo en la medicina o grabar… Quién sabe.
—¿Sigues con la paranoia? Pensé que habías superado ese delirio persecutorio que gira en torno a Ryo Asuka.
—Yo trabajo con esa gente en los laboratorios. Sé lo que digo… Y pensé que estábamos de acuerdo en ese punto.
—Sí. Sí lo estoy. Pero creo que debes bajarle un tanto de decibeles a esa preocupación. Vayamos lento…— suspiró. —Me siento mareado.
—Supongo que ese es el costo de poseer un poder mental tan grande como el tuyo.
—Nakiri hizo que usara toda mi energía en tapar sus desastres. Todavía no sé controlar este poder y usarlo para borrar memorias e implantar recuerdos hizo que me sobrecargara.
—…Sí. Es un caso especial Nakiri.— Notó que Akira se quitaba las vías del suero. —Oye, ten cuidado con eso. ¿Qué haces?
—Me voy de aquí.
—No puedes simplemente irte.
—Sí puedo. Y lo haré por esa ventana.
—Estamos en un quinto piso…
—Eso no es problema.
—Estás con bata de hospital…
—…—
—Pero te traje ropa intuyendo qué harías algo así. — soltando un suspiro, alcanza la mochila donde trae las cosas de Akira. —Cámbiate y será más fácil salir de aquí.
—Gracias, Ritsu. Siempre piensas en todo.

Poco tiempo después y ya con ropa decente puesta, Akira y Ritsu salen del edificio lo cual no fue nada sencillo con toda la vigilancia y con lo convaleciente que aún estaba Akira pero finalmente se logró.
Ritsu pidió un Uber y tras un largo trayecto llegaron a su casa. Akira prefirió ir directo a ducharse y luego de asearse se fue a su cama donde se recostó estando exhausto. A lo lejos escuchaba tenuemente como Ritsu preparaba comida, pero no estaba con energía para ayudarlo en nada.
Para su suerte, su amigo subió una sopa hasta su cuarto.

—¿Cuánto tiempo estuve dormido? — preguntó con un poco de angustia acumulada de golpe en su pecho cuando notó que la planta en su cuarto estaba algo marchita.
—Algo así como dos días.
—Q-Qué
—Sin duda todo el trabajo mental te dejó muy agotado.
—Eh. — le preocupaba que Ritsu dijera esas cosas con una sonrisa de satisfacción.
—Pero lo bueno de esto es que tuve tiempo de averiguar información dentro del hospital de Rizembool.
—…
—Especialmente en el área Psiquiátrica. Fue difícil entrar en el área de registros de pacientes que fueron Rebels pero pude entrar.
—…Demonios, Ritsu. ¿Tú no paras?
—Deberías estar agradecido de que hice esto. — saca su teléfono celular, se sienta en la cama y le muestra la pantalla a Akira revelando unas fotografías que tomó. Eran expedientes de hace unos años atrás. —Hubo un Rebel que tuvo un poder parecido al tuyo, era capaz de manipular la mente de otros e instaurar recuerdos falsos, incluso lograba crear ilusiones que lograba confundir a sus rivales arrojándolos en una eterna lucha entre lo real y lo alucinante induciéndolos a estados de psicosis ante el desgaste mental.
—Eso suena mucho más allá de lo que yo puedo hacer.
—Probablemente él tenía un nivel de dominio mental más desarrollado, pero… Según lo que dice el expediente. — fue pasando a la siguiente imagen. —“H.K, Rebel de rango S, fue excepcionalmente brillante y poderoso, uno de los Rebels más espectaculares que cumplió bien en sus desempeños contra sus tres primeras HiMEs a quien logró vencer con facilidad. Pero fuimos descuidados en no estudiar previamente su estado mental el cual se encontraba desde su adolescencia temprana perturbado por traumas que desarrolló en él un desequilibrio mental y una personalidad asocial. El poder psíquico del cual era dueño lo consumió trastornándolo, volviéndolo delirante y maniaco, y resultó ser incontrolable para nosotros trayendo muchas desgracias incluso para Rizembool.”
—¿Qué pasó con “H.K”?
—…—
—Ritsu.
“Se decidió ingresarlo en fecha XX XX XXXX en la unidad de Psiquiatría del Hospital de Rizembool para tratar su patología mental. Se sospecha que nunca adhirió a tratamiento farmacológico y que engañó a sus doctores con un falso estado de salubridad. Fue dado de alta, pero su desempeño como Rebel volvió a ser caótico y extremadamente peligroso para TODOS sospechándose de dar libertad a una pesonalidad más psicopática”— sigue a la próxima fotografía. —"El comité de ética de Rebels en audiencia excepcional resuelve dar de baja el rol como Rebel a H.K y su expulsión de Rizembool. Como todo procedimiento con Rebels egresados o dados de alta, se lleva a H.K a los laboratorios para quitarle su poder y volver a darle estado de humano normal. Aunque pareciera que el joven H.K volvió a ser una persona normal, se reciben reportes de que incluso dado de baja y confiscado sus poderes él aún los mantiene intacto. Se deriva su ficha clínica y su expediente de Rebel a la unidad especializada de encargados de Rebels divergentes."
—Rizembool tiene unidades especializadas para todo… Si ese sujeto era “divergente” quiere decir que hoy en día todavía puede usar sus poderes. — Akira meditó unos momentos, pensativo. —Me tienta pedirle a Minato que investigue su identidad. Tal vez pueda encontrarme con él y preguntar cómo llevar estos poderes sin… perder la cordura.
—No creo que llegues a ese estado. Al parecer, H.K tenía problemas y traumas de infancia que lo llevaron a tener fragilidad física. Además, no creo que H.K precisamente se volviera psicótico. Creo que más bien él era el enloquecía a los demás con su poder. Era un psicópata. — deslizó una imagen más. —Y no creo que ni el mismo Minato logre encontrarlo. En su último reporte…— dudó un poco en revelar la información a Akira, ya parecía demasiado incómodo pensando que su poder podía causarle un deterioro mental. Pero la insistencia en la mirada de Akira lo llevó a continuar con la lectura. —“Suicidio”
—…— Akira se quedó en silencio.
—Hey, esto no te va a pasar a ti. — trata de alentar a su amigo. —Tus poderes no te llevaran al límite como a H.K. Nosotros corremos con ventaja de que tenemos información más actualizada y somos precavidos.
—No pienso que H.K se haya suicidado. Tomando en cuenta tu deducción sobre un tipo de personalidad psicopática, ¿para que se iba a suicidar sin lograr un gran objetivo con su muerte que lo hiciera famoso? No tiene lógica.
—O tal vez Rizembool lo silenció.
—Eso suena más lógico. Con mayor razón tengo que encontrarlo. Tiene sus poderes a pesar de que Rizembool se los desactivó. Él es la clave.

Ritsu observaba en silencio a Akira ante estas últimas palabras. Estaba seguro que Akira, Minato y él estaban en plan de develar las investigaciones de Rizembool y ponerle un alto a los experimentos humanos que llevaban en la institución lo cual ya se estaba escapando de las manos de todos y podría volverse en un conflicto de no sólo dos escuelas sino del mundo entero.
Pero, aunque no quería tener pensamientos así, algo le llevaba a pensar que quizá Akira quería conocer a H.K para ser un caso divergente como él y continuar con los beneficios de los poderes aun cuando todo acabe.

Aunque, ¿para qué Akira desearía conservar los poderes de Rebel?

“No es como si Akira fuera Isildur y yo Elrond frente a la grieta del destino”

—Termina la sopa y descansa. Ten por seguro que los agentes de Rizembool vendrán a ver que todo esté bien contigo. Ya les notifiqué que te fuiste del Hospital para que no tengan represalias contigo. Me dijeron que desean verte mañana.
—¿Tan pronto? deberían darme tiempo para mí.
—Tú decidiste ser Rebel y tú decidiste demostrar ser un muy útil y excepcional Rebel. Acostúmbrate a que Rizembool succione todos tus días.
—Que alentador, Ritsu. — giró los ojos, hastiado. Esperó a que Ritsu saliera del cuarto para alcanzar su teléfono y mandar un mensaje a Minato.

“¿Puedes buscar Rebels con iniciales H.K”?











Mimi Tachikawa

Re: HiMEverse Episode V: The Rebels Strike Back
« Reply #964: January 31, 2024, 06:17:47 PM »
El ultimo fic por ahora con Tsubasa que es hora de volver con Mayura xD

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Después del exitoso concierto en el que la peliazul participó, le cayeron una lluvia de pedidos para que Tsubasa ingresara a una casa disquera, pero la peliazul habia rechazado a todas cordialmente, si bien se habia sentido muy comoda y feliz en el escenario, como cuando estaba con sus compañeros de Knigths, pero aun tenia muchas dudas de que si era el momento indicado ya que siempre ponía por delante su deber de Hime, así como la misión de encontrar a su hermano menor Mafuyu

Maria como una de sus mejores amigas claro que no iba a permitir que la peliazul dejara los escenarios tan pronto , así que le habia mandado un mensaje de texto indicándole que se iban a encontrar con su nuevo manager y presidente de la nueva disquera en la que Maria habia decidido aportar para darle una oportunidad a su querida amiga.

Le dije a Maria-san que no quería pensar en eso por ahora y ya me mando un mensaje para presentarme …-suspiro pesadamente- pero no puedo decirle que no porque le debo muchas cosas.

Tsubasa se alisto y se acercó hacia el café donde se iba a encontrar con sus nuevos “jefes”, cuando vio que Maria ondeaba ligeramente las manos para llamarla, ella avanzó lentamente

Tsubasa llegaste a tiempo, estoy pasando un muy bien momento con estos dos encantadores chicos que serán apartir de hoy parte de tu vida artística, dijo sonriendo alegre

Uno de los jóvenes el que tenia una apariencia más tranquila y serena con una suave sonrisa se acercó a ella , sacando su tarjeta de presentación

Mucho gusto Tsubasa Kazanari-san, soy Momose Kentaro y apartir del día de hoy seré tu manager, prometo no fallarte…-hizo una respetuosa reverencia-

El gusto es mio Momose-san…-hizo una solemne reverencia- espero que nos podamos llevarnos bien y trabajar juntos-
Lo mismo espero…-

La peliazul se sintió tranquila por el aura de tranquilidad que irradiaba Momose, luego miro a la otra persona que tenia la mirada seria y se iba a acercar a ella

Mi nombre es Yūsei Shirosaki, mucho gusto Tsubasa-san…- le extendió su tarjeta de presentación

El gusto es mio Shirosaki-san pero…-señalando la tarjeta que era una tarjeta de crédito- no creo poder aceptar un tipo de tarjetas – dijo con una gota en la cabeza-

Lo siento me equivoque!!...-dijo avergonzado mientras sacaba su tarjeta de presentación de verdad-

Shirosaki-san!!...-dijo Momose internamente viendo lo adorable que se veía su jefe-

No te digo que son personas muy interesantes Tsubasa?- dijo Maria sonriendo ampliamente- a Shirosaki lo conozco desde que estuve estudiando en Inglaterra, éramos compañeros de clases y siempre ha sido así, así que no te fijes de ese pequeño detalle porque es muy hábil en todo lo que hace, así que será un excelente presidente de la disquera “Starline”, mientras que Momose, es uno de nuestros mejores practicantes que ha pasado a volverse a manager oficial, también es una persona muy capaz y te ayudará a llevar tu carrera a lo más alto, así que no debes de preocuparte por nada, que estaremos los 3 aquí para apoyarte…-

Maria-san…-Tsubasa se sentía muy agradecida con Maria ya que ha estado con ella en momentos muy difíciles, además que ahora estaba apoyando a relanzar su carrera como solista, así que no tenia cara para negarse a todo lo que su amiga estaba proponiendo, después de todo no estaba del todo mal alejarse un poco de sus deberes para poder hacer algo que amaba desde que era niña, lo cual era cantar, lo iba a hacer por ella y por lo que fue Knights en su vida.

Entonces lo primero que tenemos que saber que es lo que Tsubasa-san le gusta cantar, para poder empezar a planear un cronograma de actividades…-hablo Momose mientras que sacaba un cuaderno de anotar-

Mientras que ustedes empiezan a trabajar Shirosaki y yo estaremos en la oficina de la dirección para empezar a trabajar algunos proyectos con otros artistas-

Deacuerdo, en cuanto terminemos iremos con ustedes- hablo Momose con una calida sonrisa, cuando vio que los otros dos jóvenes se fueron giro a voltear a ver a Tsubasa- Tsubasa-san ya puedes estar mas traquila, porque creo que te sentías un poco preocupada verdad?

Esto…como lo sabias??-

Bueno…es que tuve que ver todas tus presentaciones, entrevistas y todo lo que hiciste desde que participabas en Knights y puedo ver que tu semblante no es el mismo…hay algo que te preocupa?? Deseas que te ayude en algo? No se si seré de buena ayuda, pero al menos puedo ser un buen oyente.

Muchas gracias por tus palabras Momose-san y en efecto si ando preocupada pero siento que ahora estoy mucho mejor de estar rodeada de personas de tan buenas auras como las suyas, prometo que si hay algo con el que no pueda lidiar sola, no dudaré en pedirte ayuda- haciendo una reverencia-

Se que le dije a la jefa que no nos íbamos a demorar mucho, pero que te parece si nos vamos a comer algo mientras me cuentas los planes que deseas hacer con tu nuevo relanzamiento como cantante? Creo que seria un ambiente mas tranquilo y así podemos trabajar juntos para dar inicio al nuevo sueño de Tsubasa Kazanari-san…-

Tienes razón , creo que es lo mejor, además tengo un poco de hambre, no comi desde que me levante, además también quisiera saber un poco mas de ti Momose-san…-

Entonces es una cita de trabajo…-le extendió la mano-

Tsubasa siempre tenia miedo de confiar en las personas, pero con el joven pelicastaño que estaba frente a ella era diferente, ya que sentía que podía confiar en él, después de un par de segundos de dudas, cogio la mano del otro joven y se fueron juntos hacia el restaurante familiar mas cercano a las oficinas.

Mientras que por la ventana Maria observaba junto con Shirosaki

En verdad he tomado una buena decisión de traerlos aquí…se que con su ayuda podre recuperar el corazón herido de mi querida amiga Tsubasa, luego ire a Rizembool a pegarle a Leo…-apreto el puño-claro que si.
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matta ne


Eureka

Re: HiMEverse Episode V: The Rebels Strike Back
« Reply #965: January 31, 2024, 07:56:46 PM »
Dos partes… Al fin volví a los fics de 5k
No recuerdo los números (y creo que ya dejé de ponerlos a inicio de los fics) así que pondré un nombre inventado y de ahí lo edito



Intermission (1/2)





“Imagino que Oikawa te comentó el motivo de nuestra reunión.”

Eureka asintió, sin prestarle mucha atención. Su mente estaba enfocada en la presencia de nada más y nada menos que Megumi Fushiguro, el protegido de Madara y uno de los chicos que había salvado el sábado pasado… evento que, junto a él, había olvidado por completo.

Cuando escuchó su nombre por parte de Gojo, Eureka contempló la pequeña posibilidad de que se tratara del mismo Megumi que había corrido peligro por culpa de su cariño por los animales… Y no tardó en confirmar sus sospechas con las palabras de agradecimiento que el joven intentó musitar antes de ser interrumpido por ella.

Más adelante pudo corroborar su hipótesis una vez más: Gojo lo presentó como un estudiante de comunicaciones que andaba trabajando en un documental sobre los animales callejeros de Tokyo.

El mundo era, sin duda, un pañuelo.

“Entrenaremos tres veces por semana,” comentó el profesor. “Supongo que por las noches… A menos de que tengan huecos de dos o tres horas durante el día.”
“Yo voto por las noches,” dijo Oikawa.
“Yo también.”
“Perfecto~” Gojo canturreó muy contento. “Nos reuniremos en la zona verde detrás de la Facultad de Ingeniería.”
“¿Vamos a entrenar en el bosque?” Eureka arqueó una ceja.
“No, no. En un complejo privado.” Gojo sonrió de lado. “Pero solo podemos ingresar por allí… No es de Hanasaki en sí. Una de mis amigas lo construyó con mi ayuda cuando la institución canceló sus investigaciones.”
“Y… ¿Nadie se ha dado cuenta de su existencia?” La HiME se veía cada vez más confundida.
“Es subterráneo,” explicó Gojo, como si aquella respuesta corta bastara para darles todo el contexto que merecían (y necesitaban). “Tranquilos, ya verán que todo saldrá bien~”
“Ahora que lo dices…” Un recuerdo traumático rondó por la mente de Oikawa y lo motivó a intervenir. “Sensei, tú creaste esa ‘cueva’ subterránea del campamento rebel, ¿verdad?”
“Sí~”
“Entonces… ¿tu habilidad está relacionada a la creación de espacios?”
“Algo así.” Gojo sonrió. “Ya verán.”
“…Okay.” Eureka no se veía muy convencida por sus palabras. “Ah, disculpa la impertinencia… ¿Eso es todo?”
“Síp~ Pueden ir en paz. Lo único que me falta es tu celular, Eureka, pero podría pedírselo a Miranda si estás apurada…”
“No, mejor te lo doy ahora, Sensei,” le ofreció Eureka.
“Ay, qué linda~” Gojo agarró su celular y, luego de desbloquearlo, se lo extendió. “Agrégate, por favor.”

Eureka le hizo caso sin titubear. El mal presentimiento que le picó ni bien pisó el suelo de esa oficina no bastó para impedir que terminara de ingresar los dígitos en el nuevo contacto con su nombre y le devolviera el celular a su maestro.

Muy tarde notó las caras horrorizadas de Fushiguro y Oikawa ante lo que acababa de hacer.

“¿Por qué me miran así?”
“…” Fushiguro suspiró. “Prepárate para el spam.”
“¿Spam?” Eureka se giró hacia Oikawa. “¿Gojo-sensei te llena de spam?”
“No.” Oikawa. “Solo me ha mandado dos mensajes.”
“Cuando agarre confianza, te llenará la bandeja,” se lamentó Fushiguro. “Habla la voz de la experiencia.”
“Jeje~ Yo solo les mando cosas que podrían importarles.”
“Dudo que un TikTok de slime sea de mi interés,” se quejó Fushiguro. “Sugiero que te dediques a tus labores con más seriedad.”
“Aw, qué aburridos son.” Gojo suspiró. “En fin. Son libres, chicos. Crearé un grupo para coordinar los entrenamientos y todo, no se preocupen.”
“Está bien.”
“Cuídense~” Gojo les ondeó la mano.
“Gracias, sensei.”
“¡Usted también!”

Oikawa y Eureka se levantaron de sus asientos e hicieron una leve reverencia para despedirse. Al pasar cerca de Fushiguro, le ondearon la mano y le esbozaron una sonrisa comprensiva. Él les devolvió el gesto.

“Bueno, Megumi, puedes tomar asiento~” comentó Gojo, ni bien la puerta se cerró tras la salida de sus dos futuros pupilos. “Hablaremos de tu petición, pero antes…”
“¿Antes?” Fushiguro se acercó a la mesa y tomó asiento, intrigado.
“Antes… me gustaría que me cuentes por qué le agradeciste a Eureka. Sonaba a que no estaba relacionado a la facultad.”
“…” Fushiguro dudó por unos instantes… y al final, asintió. “Okay.”







“¿Estás ocupado”
“…” Eureka imaginó la ceja arqueada en el rostro de su amigo y se aguantó la risa: de seguro se debatía internamente entre decirle la verdad, mentirle, o un poco de ambas opciones. No lo culpaba si optaba por ignorar su petición tan extraña a las casi once y media de la noche.

Cualquier persona habría ignorado su llamada… pero Hizumi compartía su línea de pensamiento. Luego de todo lo que había sucedido (y continuaba ocurriendo) entre Rizembool y Hanasaki, era imposible ignorar la llamada de un amigo.

Tal vez podía ser algo grave.

O…

“Siento que me voy a arrepentir de decir que no, pero no, no estoy ocupado. Aunque tampoco sé cuántas personas dirían que sí lo están un martes por la noche.”
“Eso no importa.” Eureka sonrió. “Una última pregunta: ¿tienes energías?”
“Ni hablar. ¿Qué quieres hacer tan tarde, Eu? Si piensas salir de parranda, no cuentes conmigo. He tenido un día muy pesado y…”
“¿De aquí a cuándo te invitaría a bailar?” Eureka sonaba un tanto asqueada. Nunca había sido de fiestas y discotecas: prefería quedarse en casa a ver películas o salir a tomar un café.

La fiesta del rodaje había sido suficiente actividad nocturna por el resto del año… Y ni hablar de las del ciclo pasado. Si bien nunca imaginó que aquel año sería tan movido en términos de interacciones sociales, suponía que el cambio de rutina había sido bueno hasta cierto punto.

“Recuerdo que alguna vez me llevaste a la tocada de uno de tus amigos… Ni sé cómo entramos. Si mal no estoy, éramos menores de edad.”
“¡Ah!” Eureka conectó las piezas del extraño rompecabezas de su mente. “¡Sí! En segundo año, ¿creo?”
“Exacto~” Hizumi rio. “Bueno, tampoco pudo ser en primero. Aún no nos conocíamos en ese entonces.”
“Es cierto… Wow, me había olvidado de esa tocada por completo. Igual… ¡Es distinto a salir de fiesta! ¡Y! ¡No importa! ¡No te iba a pedir algo así!”
“Entonces… ¿Qué pasó? ¿Problemas en el paraíso? Si quieres consejos románticos—”
“¿¡P-Por qué te los pediría!?” Se indignó ante aquel comentario innecesario.
“Porque yo te ayudé a salir con Lelouch, duh.”
“¡No me ayudaste!”
“¡Yo les di el empujón que necesitaban!”
“¡Mentira!” Eureka suspiró. “En fin… lo que tú digas. Lo dejaré pasar porque necesito tu apoyo moral.”
“¿Qué? ¿Para qué?”
“Ya verás.”







Hizumi había escuchado que la gente podía tener una crisis existencial a cualquier edad y los veintes no eran la excepción. Había sido testigo de ello, puesto que muchos de sus amigos se deprimieron al cumplir veinte años. Él, por supuesto, no se inmutó: se trataba de algo natural y no había que darle tanta importancia. El conflicto entre Hanasaki y Rizembool, así como su adolescencia, le habían dejado en claro que no podía distraerse con nimiedades. La vida era muy corta como para pasarla ansioso por cumplir un año más.

Y aunque Eureka no se veía preocupada por su edad o por los meses que faltaban para su cumpleaños número veintidós, Hizumi sentía que su estado mental había colapsado en tan solo un día. Sin duda, su amiga estaba pasando por un episodio maniaco-depresivo que tendría resultados devastadores y solo ayudaría a empeorar su condición.

Tenía que intervenir… o al menos intentarlo.

“Estás… ¿segura?” Hizumi observó los objetos que Eureka había colocado en la cama con cierto recelo.
“¡Claro que sí!” Eureka asintió, emocionada. “Nunca lo he probado… y honestamente, no sé si saldrá bien. ¡Pero la vida es una! ¡Y tenemos que vivirla!”
“Y no lo niego. Es solo que me parece un poco raro que quieras decolorarte el cabello por completo hasta llegar al blanco un martes— No, ya estamos miércoles… ¡Un miércoles en la madrugada!”
“…” Eureka entrecerró los ojos y desvió la mirada. “Puede que tengas razón. Sé… que lo estoy haciendo para distraerme de los verdaderos problemas que me agobian. Pensé que ya estaba mejor, pero no, esta es una recaída.”
“Me doy cuenta.”
“Es distinto a cuando me lo pinto solo porque ya me crecieron las raíces… Puedo identificar que estoy desesperada por cambiar y lo quiero hacer a como dé lugar.”
“Me alegra… eso significa que has madurado. Un poco, al menos~” Hizumi sonrió.
“Un poco.” Eureka rio. “¿Y? ¿Te quedarás a ver el desastre?”
“Me llamaste para darte apoyo, no para que me burle de ti.” Hizumi se sentó en el sofá del cuarto mientras Eureka preparaba las botellas, sobres y utensilios que utilizaría para su aventura estética. “Aunque no niego que me reiré de todas maneras.”
“No esperaba que no lo hicieras.” Eureka desapareció al entrar al baño en busca de una toalla para su cabello, la que colocó sobre sus hombros. “Hace mucho tiempo que no cambio de look… el lila me ha acompañado por varios años.”
“Desde el ‘fin’ del conflicto, ¿no?”
“Sí…” Eureka tomó asiento en la cama, cerca de él. Abrió tres sobres de polvo decolorante y los mezcló con la crema oxigenta en un recipiente mediano, donde comenzó a batir mientras observaba un punto fijo en la pared. “Supongo que mi cuerpo me lo pide justo por la ironía.”

Hizumi conocía el proceso de decoloración: se había teñido las puntas un par de veces a lo largo de su vida. El tinte en degradado se había puesto de moda cuando cumplieron dieciocho y un bichito impulsivo lo motivo a probar ese tipo de estilo. Las puntas amarillas no iban nada bien con su cabello verde… pero no tuvo que esperar mucho para poder deshacerse de aquel color. A partir de esa experiencia, probó con un par de tonalidades frías (morado y azul) que encajaron perfecto con su cabello. Sin embargo, el look pasó de moda al cabo de unos meses y el tedioso proceso terminó por sepultar sus ganas de “innovar” su presentación de nuevo.

“Por cierto, ¿dónde está Morgana? Imagino que estás aprovechando su ausencia.” 
“Salió. No me dijo a dónde… Supongo que fue a visitar a Aka y a Lelouch.” Eureka intensificó sus movimientos por unos instantes. “No me molesta, eh. Al contrario, como bien has dicho… tenía que aprovechar.”
“Eu…” Hizumi la observó, preocupado. “Esto no es por él, ¿verdad?”
“Nah. Supongo que es uno de los motivos, más no el principal. Me sentiría peor si la ruptura amorosa de hace unos meses fuese lo más importante para mí en este momento.”
“Entonces ¿qué…?”
“No te puedo contar por completo.” Eureka se detuvo, observando el recipiente de oxigenta y decolorante con una mirada perdida. “Ni yo misma sé qué ocurrió… Se supone que mañana averiguaré más al respecto… aunque no me fio del todo de la persona que podría ‘ayudarme’.”
“¿No quedamos en que dejarías de guardarte las cosas?”
“…” Eureka frunció el ceño, irritada. “Lo sé… pero es un tema más delicado. Involucra a gente peligrosa…”
“¿Rebels?”
“Más… peligrosa. Creo.” Suspiró. “Te lo contaré de la manera más simple para que no insistas. Como dije, tampoco es que sepa mucho de lo que ocurrió. El sábado peleé junto a Madara y a Rinne contra un rebel u orphan, no sé qué era… Pero uno de sus ataques fue tan fuerte que me noqueó por completo. No recuerdo nada de lo que pasó.”
“Ah, no sabía que te habías acercado a Rinne.”
“No me acerqué, la verdad. Todo fue por Madara.” Eureka bateó la mezcla un par de veces más y asintió. “Mm. Ya está.”
“Ah… Es el cantante que admirabas, pero que ahora es tu amigo, ¿no?”
“…Me alegra que lo llames así. Todo el mundo me molesta con él.” Eureka suspiró.
“Nah. Los reales te molestamos con Oikawa~” Hizumi sonrió.
“¿¡QUÉ HAS DICHO!?” Eureka lo señaló con la brocha. “¡Ni bromees con eso!”
“Jeje~” Hizumi le sacó la lengua en un gesto infantil y burlesco. “Eeen fin, me dejaste con la intriga… ¿por qué te afectó aquella pelea? Te veo bien. Aunque eso es un poco sospechoso, ahora que lo pienso…”
“…” Eureka guardó silencio por unos instantes. “Rinne y Madara me dieron a entender de que estuve al borde de la muerte. He tenido un par de pesadillas con aquella sensación, pero no me acuerdo de nada. Llega un momento en ese día en que se detienen mis recuerdos.”

La HiME se levantó para ir al espejo del baño con la intención de comenzar a aplicarse la mezcla. Separó su cabello en varias secciones con la ayuda de ganchitos y ligas luego de colocar el papel aluminio en el lavatorio, al lado del cuenco.

“¿Y no te han contado?” Hizumi la siguió al baño, apoyándose en el marco de la puerta.
“No fueron muy específicos.” Eureka comenzó a decolorarse el cabello con ayuda de la brocha, empezando por las puntas. “Y tampoco quise forzarlos a hablar… sus expresiones me lo dijeron todo: la situación fue demasiado grave. Es un milagro que todos hayamos salido con vida.”
“…” Hizumi se guardó sus comentarios. Tal vez unos años atrás le habría dicho que insistiera hasta que le contaran la verdad, pero se había ablandado tanto con el tiempo… y ya no le nacía ser tan egoísta y desalmado. “Tiene sentido. ¿No hay forma de enterarte por otros medios?”
“Me juzgarás, pero mañana me reuniré con mi rebel. Quiero ver si puede ayudarme a contactar a un hacker que me consiga las grabaciones de las cámaras de seguridad del lugar donde se llevó a cabo la pelea.”
“Ah. Imagino que no le pediste ayuda a Seven porque no querías contarle todo esto.”
“Sí…” Eureka suspiró. “Solo te lo he contado a ti y a Mona. Bueno, él tenía que enterarse de todos modos… No sé bien qué pasó durante la pelea. No pude convocarlo.”
“Wow, no imaginé que la situación fuera tan delicada.”
“¿Ahora entiendes mi imperiosa necesidad de pintarme el cabello?”
“Un poco, sí.” Hizumi la observó, curioso. “Lo que no entiendo es por qué justo ahora. ¿Esto no pasó el fin de semana? Ya estamos martes. Bueno, miércoles. ¿Por qué recién? ¿Por qué no lo hiciste ayer?”
“Porque hoy vi de nuevo a Madara,” le contestó. “Bueno, también nos vimos un ratito ayer… pero hoy tuve que ayudarlo en el club de canto. ¿Te conté sobre eso?”
“Eh… No.” Hizumi sonrió preocupado al verla peleando con los cabellos de la parte trasera. “¿Quieres que te ayude?”
“Sí, por favor.”

Hizumi recibió el cuenco de mezcla y la brocha y siguió sus indicaciones. Respetó el orden que Eureka estableció y se dedicó a colocar la mezcla solo sobre los mechones de cabello que su amiga no había podido decolorar.

“Ahora sí, cuéntame.”
“Estoy apoyando a Madara como asistente de su club de canto. Hizo uno para entrenar a algunos estudiantes de Artes Escénicas que necesitaban ayuda con su técnica vocal.”
“Ohh~ Eso suena divertido~ ¿Y cómo así? No niego que sepas de música, pero me sorprende que te hayas animado a apoyarlo. ¿No eres la mánager del equipo de vóley de Oikawa?”
“…También.” Eureka suspiró. “Siento que es un montón, pero será una excelente distracción.”
“…” Hizumi se detuvo. “¿No quieres que llame a Kanone? Creo que necesitas una intervención.”
“Hizumi.” Eureka se giró a mirarlo. “¡¿ERES TONTO?! ¡¿CÓMO VAS A LLAMARLO?! Nunca supe si podíamos invitar chicos al dormitorio. Tu presencia aquí puede ser una violación a las reglas… ¿¡y crees que voy a a traer a alguien más!?”
“¡Es que solo a él le haces caso!” Le reclamó Hizumi. “¡Ni a mí, ni a Soul, ni a Ryoji! ¡Y de seguro ni a Oikawa!”
“Bueno, es cierto…”
“¿Ves? ¡Hay que llamarlo!” Hizumi dejó el cuenco y la brocha en el lavatorio para sacar su celular y buscar el contacto de Kanone. “Creo que su turno de hoy era en la mañana, así que debe estar lib—”
“¡NOOO! ¡OLVÍDALO! ¡No necesito que más personas me vean hacer el ridículo!”
“Pero sí necesitas un poquito de sentido común. A este paso, el viernes me contarás que te metiste a trabajar full-time los fines de semana o algo así. ¡Vas a morir del cansancio!” Hizumi presionó el botón de llamada y esperó unos segundos a que conecte. “¿Aló?”
“Ponlo en altavoz.”
“Ugh, okay.” Hizumi rodó los ojos, pero le hizo caso. “Kanone~”
¿Hizumi? ¿Estás con…?
“¡Eureka!”
Ah, Eureka, disculpa. No te escuché bien. ¿Cómo están?
“Es tarde, pero tenemos una urgencia,” habló Hizumi, muy solemne. “Tienes que venir a la mansión HiME.”
¿Qué?” Kanone se escuchaba muy confundido.
“No le hagas caso…” Eureka suspiró. “Le conté unas cosas y está exagerand—”
“¡VEN DE INMEDIATO! Esto es preocupante: ¡alguien debe ponerle el pare a esta chica! ¡Sé que tú serás capaz de hacerlo! Además, ¡nunca nos reunimos! ¡Sabes bien que siempre planeamos salidas y al final no hacemos nada!”
Espera. ¿Se metió en problemas de nuevo?” Kanone sonaba un tanto preocupado. “Eu, ¿estás bien?
“¡De maravilla!”
“SE ESTÁ PINTANDO EL PELO DE BLANCO”
“¡MENTIROSO! ¡RECIÉN ME LO ESTOY DECOLORANDO!”
“ES LO MISMO”
…Voy para allá. ¿Está bien si llevo a Ryoji? Salimos a comer cerca de la mansión y está aquí conmigo.
“¿Eh? ¿Y Yoite?” Hizumi arqueó una ceja. Yoite siempre les preparaba la cena.
Lelouch le dio la noche libre y se fue a pasear con Miharu.
“Ohhh~ Love is in the air~” Hizumi rio. “Bueno, vengan. The more, the merrier~”
“Estamos en la MANSIÓN HiME,” le recordó Eureka.
“Ay, tú misma dijiste que no sabes las reglas del dormitorio. ¡Yo creo que las chicas tienen derecho a traer visitas cuando quieran!”
“¡Y tú no eres ninguna autoridad!”
“¡Para la próxima, apréndete las reglas y luego conversamos!”
” Kanone suspiró. “No se maten antes de que llegue.
“¡Está bien!”
“¡Cuídate, Kanone!”

Hizumi colgó y se giró hacia su amiga con una gran sonrisa en el rostro.

Eureka se aguantó las ganas de darle un puñetazo.

“¡Listo!”
“Me van a expulsar del dormitorio por tu culpa.”
“Bah, mejor.” Hizumi sonrió. “Así te mudas con nosotros.”
“¿De qué estás hablando? ¡¿Acaso crees que regresaré a la mansión de los Vi Brit—?!”
“No, tontita. Nos vamos a mudar.” Hizumi le guiñó un ojo. “Lo conversé con Ryoji, Soul y Kanone. A diferencia de las Lee, no tenemos ninguna ‘deuda de amistad’ con Lelouch… nosotros llegamos a su casa gracias a ti, así que podemos irnos en cualquier momento. Hasta siento que le alegrará deshacerse de nosotros. De seguro piensa en ti cuando nos ve… Ah. Tal vez deberíamos quedarnos más tiemp—”
“No, no. Si ven necesario salir de ahí, háganlo. Nada debería retenerlos… menos mi resentimiento.”
“Wow~” Hizumi sonrió, orgulloso. “Sí que has madurado~”
“…Mejor sígueme decolorando el pelo.”
“¡A la orden!”
“Pero Hizumi… tengo que pedirte un favor.”
“Sí, claro.” Hizumi le sonrió a la vez que recogía el cuenco y la brocha del lavatorio.
“Cuando cuentes lo del sábado… no les digas que fue algo muy grave, ¿sí?” Eureka le suplicó con la mirada. “No quiero preocuparlos. Suficiente con que tú lo sepas.”
“…” Hizumi asintió. “Está bien.”
“Espero que cumplas con tu palabra.”
“Yo siempre guardo secretos, tranquila.”
« Last Edit: February 25, 2024, 05:56:43 PM by Eureka »


Eureka

Re: HiMEverse Episode V: The Rebels Strike Back
« Reply #966: January 31, 2024, 08:01:30 PM »

Intermission (2/2)





La puerta trasera de la mansión estaba rodeada de arbustos y árboles tal y como Eureka le había indicado. Al girar la perilla, encontraron que estaba abierta.

Kanone y Ryoji asintieron en silencio al cruzar miradas.

Les alegraba que la suerte estaba de su lado: así, no tendrían que molestar a su amiga. De seguro estaba muy ocupada con lo del tinte como para bajar a abrirles la puerta.

Ambos se encargaron de cuidar sus pasos para no delatarse y, sigilosamente, atravesaron los pasillos que los llevaron a la escalera principal. Subieron con cuidado hasta llegar al segundo piso y suspiraron aliviados al ver que estaban a solas. El cuarto de Eureka estaba a un par de puertas del final del pasillo, en frente de una mesita de adorno rodeada de macetas. Kanone y Ryoji no demoraron en localizarlo y tocaron la puerta para llamar la atención de sus amigos.

Antes de que les abrieran, pudieron escuchar unos llantos lejanos en medio del silencio sepulcral que dominaba el ambiente. Les pareció extraño, pero optaron por ignorarlos…

Hasta que la puerta se abrió y entendieron todo a la perfección.

“¡¡¡BUAAAAA!!!” Eureka era un mar de lágrimas. “¡¡¡KANONE!!! ¡¡¡RYOJI!!!”
“¿¡Qué pasó!?” Kanone intentó mantener el volumen bajo para no molestar al resto de HiMES que, de seguro, intentaban descansar en sus cuartos luego de un arduo día de estudios y conflictos mágicos.
“Esto” Hizumi les mostró los mechones de cabello que tenía en las manos. “Se le está cayendo el pelo…”
“¡¡¡ME VOY A QUEDAR CALVAAA!!!”
“Am… Mejor pasemos,” sugirió Ryoji, y Kanone asintió.

Los dos se encargaron de entrar y cerrar la puerta tras su ingreso. Una vez dentro, pudieron observar con mayor detalle el desastroso panorama que se desarrollaba frente a sus ojos: Eureka perdía pelo cada vez que se pasaba las manos por su melena blanca y lloraba cada vez que se daba cuenta de la cantidad de mechones y hebras que tenía en las manos. Hizumi se las quitaba de las manos para evitar que siguiera sollozando fuertemente, pero era imposible… Eureka repetía el ciclo de eventos una y otra vez.

Kanone y Ryoji atinaron a agarrarla de los brazos para evitar que continuara malográndose el cabello.

“Vamos a la ducha, ¿sí?” Le sugirió Ryoji y luego, observó su cabello. “Creo que tendremos que cortarte el pelo para salvar la parte que no se ha visto afectada…”
“¿¡QUÉ!?” Eureka comenzó a llorar más fuerte aún. “¡¡¡NOOOO!!!”
“Ryoji, ¿sabes lo que estás haciendo?” Hizumi se veía un tanto escéptico.
“Sí…” Ryoji sonrió, incómodo. “No me he teñido, pero el tinte es una parte crucial del cambio de look. ¡Y he asistido a varias amigas con eso!”
“¡¡¡BUAAAAAA!!!”
“Tranquila, Ryoji te ayudará,” le aseguró Kanone. “No te vas a quedar calva.”
“¡¡¡SOY UNA TONTAAAAAA!!!” Eureka se intentó golpear la cabeza, pero Ryoji y Kanone aún la sostenían. Entre los dos, lograron llevarla a rastras al baño. Hizumi los siguió de cerca. “¡¡¡SUÉLTENME!!!”
“Eu, es por tu bien.”
“¡¡¡NO QUIERO QUEDARME CALVAAA!!!”
“¡No te quedarás calva, lo prometo!” Hizumi se veía muy decidido. “¿Dónde están tus tijeras?”
“…” Eureka dejó de llorar para usar sus neuronas. “En el cajón del escritorio.”
“Roger that!” Hizumi corrió a traerlas de inmediato. En el camino de vuelta al baño, le preguntó: “Ryoji, ¿necesitas algo más?”
“Creo que no. Bueno, sí, una toalla seca y limpia, pero acá encontré un par. Además, primero debemos echarle agua y sacarle la mezcla que aún queda en su pelo. Ayúdame con la ducha, Kanone. El agua no puede estar muy caliente o muy fría, ¿está bien?”
“Sí, tranquilo. Yo me encargo.” Kanone asintió.

El castaño giró las perillas de la ducha y las niveló hasta encontrar una temperatura agradable. Luego, se hizo a un lado para que Ryoji pudiera mover a Eureka hasta que solo su cabeza estuviera bajo el chorro de agua. La HiME, entre sollozos y llantos más silenciosos, se comenzó a enjuagar el producto.

“Ah, Eu. ¿Tienes shampoo matizador?” Le preguntó Ryoji.
“S-Sí… Unas chicas que también estaban comprando tintes en el Donki me lo recomendaron…”
“Hizumi, trae la botella de shampoo” indicó Kanone.
“Ahí voooy” Hizumi no demoró nada en hacerle caso. “Toma” y se la extendió a Ryoji, quien abrió la tapa y vertió una cantidad considerable en sus manos. La llevó directo al cabello de su amiga y dirigió sus manos a su cabeza para que ella también restregara el producto en su cuero cabelludo.
“Creo que Ryoji está perdiendo dinero como futuro ingeniero,” comentó Hizumi. “Podría ser un excelente estilista.”
“Aún no cantemos victoria,” dijo Ryoji. “Aunque ‘cantemos’ son muchos, porque yo estoy haciendo todo.”
“¡Yo traigo las cosas!” Reclamó Hizumi. “¡Soy una parte importante de esta misión de rescate!”
“Sí, sí.” Kanone rio. “Vamos, no lo distraigas.”
“¡No es física cuántica! ¡Solo tiene que restregar el cabello de Eureka!”
“J-jeje…” Ryoji pudo escuchar una risita temblorosa a través del sonido del agua. “Hizumi se engríe mucho con Kanone.”
“Siempre,” le aseguró Ryoji. “Es gracioso verlos interactuar.”
“¿Qué tanto cuchichean?” Preguntó Hizumi. “¡Secretos en reunión es de mala educación!”
“No hay espacio en este baño para tantas personas,” le dijo Ryoji.
“¿Y eso qué?”
“Shh.” Kanone le chistó.
“¡Kanone!”

Eureka estuvo a punto de llorar una vez más al ver la cantidad insana de cabello que se acumuló en el piso de su ducha. Lo habría hecho, pero Ryoji la detuvo al colocarle una toalla en el pelo y restregarle la cabeza.

“¡AAAH! ¡¡¡ME ESTÁS TRASQUILANDO!!!”
“¡LO SIENTO! ¡CREO QUE NO DEBÍ HACER ESO!” Ryoji saltó lejos de ella en el pequeño espacio de la estancia. “¡Hazlo tú, mejor!”
“…” Eureka se frotó el cuero cabelludo con la toalla. Al removerla de su pelo, esperó lo peor… Felizmente, solo encontró un par de hebras. “¿Eh? ¡Ya no se me cae el pelo!”
“Tenemos que cortártelo de todas maneras,” le dijo Ryoji. “Al menos para que puedas ir decente a la peluquería.”
“¿No que debía confiar en ti?” Eureka lo miró irritada.
“¡Sí! ¡Estarás en buenas manos! Aun así, un peluquero podrá darle más forma. Tampoco puedo hacer milagros…”
“Es cierto.” Eureka suspiró… y se giró hacia el espejo del lavatorio para ver su reflejo. “No me lo cortes tan pequeño, ¿está bien?”
“¡Claro!” Ryoji sonrió. “Vamos al cuarto. Acá no hay mucho espacio. Chicos, jalen la silla de su escritorio y pónganla en el centro de la habitación.”

Kanone y Hizumi asintieron en silencio y se dispusieron a ordenar los muebles para que Ryoji tuviera espacio y Eureka se sintiera cómoda.

“Eu, ¿tienes alguna sábana vieja que podamos usar? Quiero ponértela alrededor del cuello para que no te llenes de pelos por todos lados.”
“Déjame ver…” Eureka se dirigió a los cajones de su armario y abrió uno para buscar el objeto que su amigo le había pedido. “No debería sorprenderles que la gran mayoría de mi ropa —incluyendo mis sábanas— está aún en la casa de los Vi Britannia.”
“Podríamos traértela un día, si gustas,” le ofreció Kanone. “Junto con tus figuri—”
“¡Ya le conté sobre nuestro plan!” Anunció Hizumi, muy alegre.
“¿El de ser roomies?” Preguntó Ryoji.
“Sí… Lo dijo para consolarme por la probabilidad de que me boten de aquí por su culpa,” comentó la HiME, mientras sacaba una sábana doblada. “Eh, esta puede ser. No es tan vieja, pero si me traerán las cosas que dejé en la mansión, todo bien.”
“Dudo que no puedas tener visitas… aun así, creo que no debimos venir a estas horas.” Kanone se veía preocupado.
“Es muy tarde para lamentarse.” Ryoji recibió la sábana y se dedicó a extenderla. “Toma asiento, Eu.”
“Gracias.” La HiME hizo caso y se sentó en la silla que habían acomodado Kanone y Hizumi. Ryoji volvió a extender la sábana, pero esta vez en frente de ella… para poder rodear su cuello sin mucha dificultad.

Eureka retiró su cabello y cayó en sus hombros… al verlo contrastado con la sábana roja, notó que estaba casi a la mitad de su largo original.

Tragó saliva antes de llorar una vez más: ya había pasado muchas vergüenzas.

“Ah. Las tijeras se quedaron en el baño, esperen.” Hizumi ya estaba acostumbrado a correr de un lado para otro. Al regresar, se las entregó en la mano a Ryoji. “Por favor, no caves la tumba de todos nosotros. Me gusta mi vida y quiero vivir un tiempo más.”
“¡Prometo que todo saldrá bien!” Ryoji se llevó una de las manos a la frente en un saludo militar muy tonto. “Solo les pido que no se entrometan.”
“¿Y qué vamos a hacer mientras le cortas el pelo?” Hizumi arqueó una ceja. “¡Tenemos derecho a expresar nuestra opini—!”
“Podrían… contarme sobre sus vidas. Hace mucho que no nos reunimos. Creo que la última vez que lo hicimos fue en la mansión… Y hablo de hace tiempo, no de ayer.”
“Tienes razón.” Kanone tomó asiento en la cama de su amiga. “¿Qué te gustaría saber?”
“Am… ¿Cómo va lo de tu hermano?”
“Eu, voy a empezar a cortar. No te muevas, ¿sí?” Ryoji le dio un par de palmaditas en el hombro.
“Está bien.”
“Pues… las cosas están yendo bien. Creo que sí te llegué a contar que el trabajo—”
“El trabajo que conseguiste gracias a mí.” Hizumi también se sentó en la cama.
“Sí, eso. El trabajo me ayudó mucho en el caso. El juez dice si continúo así, podré ganar su custodia en un par de meses.”
“Entonces… debes mantener esa estabilidad.”
“Ajá.” Kanone asintió. “No será difícil, la verdad. Hizumi y yo pasamos el periodo de prueba en el trabajo. Lo tengo asegurado hasta fin de año, al menos.”
“¡Perfecto!”
“En la universidad me va bien. La verdad es que mi vida es un poco aburrida ahora. He tenido cero contacto con el conflicto. Y no me molesta: al contrario, me alegra tener la oportunidad de poder descansar un poco de ese tema. Lo único que sé es gracias a ti.”
“Y no te he contado mucho últimamente.” Eureka se quería esconder debajo de la cama.
“Mm…” Kanone sonrió. “Me huele a que has vuelto a meterte en problemas.”
“Es su trademark,” comentó Hizumi. “Igual que Maka. Con razón son buenas amigas.”
“…” Eureka suspiró. “No me ayudas.”
“¡Claro que sí! ¡Por eso los traje a ellos! ¡Kanone te hará reaccionar!”
“Bueno… ¿Y tú, Ryoji? ¿Qué tal te va?”
“…” Ryoji casi suelta las tijeras del miedo.
“¿Ryoji? Dejaste de cortarme el pelo. ¿Qué pasó? ¿Puedo girarme a verte?” Eureka quiso moverse a pesar de que Ryoji mantuvo su cabeza en el mismo sitio.
“…N-No.”
“¿Por qué tartamudeas?”
“Ah.” Kanone rio. “Deberías contarle.”
“¡¿Contarme qué?!”
“Tiene un secreto.”
“¿¡SECRETO!?” Hizumi saltó, indignado. “¡YO NO SÉ NADA!”
“…Solo lo conversé con Kanone.” Ryoji suspiró. “No me nació contarle a nadie más porque sabría que reaccionarían así.”
“¿Así cómo? ¡Hizumi es el único molesto! Yo estoy tranquila.”
“…No sé si lo estarás luego de enterarte.”
“…Ahora estoy preocupada. ¡Suelta la sopa!”
“¡Sí! ¡Queremos saber!” Le reclamó Hizumi.
“…” Ryoji dejó la tijera en el escritorio. “M-me gusta alguien.”
“¡Waaah!” Eureka se llevó las manos a la cara, emocionada. “¡Qué lindo! Aunque no entiendo. ¿Cuál es el problema? ¡Al contrario, me muero de emoción! ¡Cuéntamelo todo! ¿Quién es? ¿Cómo se conocieron?”
“…Prefiero no hacerlo.”
“¡Ryoji! ¡No seas aguafiestas! ¡No puedes contar el chisme a medias!” Hizumi se cruzó de brazos.
“Es que Eureka me va a matar.”
“¡JAJA! ¡Qué mal hablado eres! ¿Por qué te matarí…?”

En un instante, el engranaje final en su cerebro hizo click en su lugar y Eureka se iluminó como nunca antes lo había hecho. Agradecía a sus neuronas por haberle demostrado que aún funcionaban a la perfección, pero la buena noticia dejaba mucho que desear…

Y la llenaba de furia.

“…” Eureka se rodeó de carga eléctrica por la ira.
“Tal vez Ryoji tenía razón…” Kanone comentó entre risas.
“¡¡¡NI TE ATREVAS!!!” Eureka señaló a Ryoji, iracunda. “¡NO TE LO PERMITO!”
“¡PERO NO VOY A HACER NADA!” Ryoji se refugió tras sus brazos.
“…” La electricidad se disipó de golpe. “Ah. Qué bueno.”
“Miren, me alegra que tengan una conexión telepática o más neuronas que yo, en serio, pero no sé—”
“Es Cho,” Eureka interrumpió a Hizumi con la verdad. “Cho Tanaka. Una de mis amigas HiME.”
“¡Claro! ¡La chica de las papas!” Hizumi sonrió.
“Yo también soy la chica de las pap—”
“No, es que alguna vez Ryoji la describió de esa forma. A ti si te llamaba por tu nombre, y a la prima de la chica de las papas… le decía ‘la prima’.”
“Qué específico. Me sorprende que no le haya llamado ‘amor’…”
“¡¡¡N-n-no bromeen con eso!!!” Ryoji estaba igual de rojo que la sábana.
“Wow, this is serious.” Hizumi rio en voz alta. “Hemos destruido la fachada de Don Juan del joven casanova.”
“¡Nunca he sido un casanova!”
“Tuviste tus épocas.” Kanone lo delató. “Recuerdo que eras una sensación en la agencia.”
“¡Tener rizz es distinto!”
“¿Por qué niegas tu pasado? ¡Es como si Eureka intentara negar que fue una gilerita en el colegio!” Hizumi se echó en la cama por culpa de la risa. “¡JAJAJA! ¡AÚN ME ACUERDO DE TODOS SUS AMORÍOS!”
“No hables mal de ella,” le dijo Kanone. “Todos cometimos errores.”
“¡SÍ! ¡PERO YO NO FUI UNA GILERITA!” Eureka se levantó de la silla con la intención de cometer un crimen. “¡No proyectes tus cosas en mí, Hizumi!” Y se lanzó a exterminarlo.
“¡¡¡JAJAJA!!!” Hizumi la evadió al girarse hacia Kanone y Eureka cayó directo en la cama. “Oye, Eu. El corte te queda bien.”
“¿Qué?”
“Parece que Ryoji ya terminó.”
“No, me falta retocarle un mon—”
“Sí, pero la forma general ya está.” Kanone sonrió. “Te ves linda.”
“¿En serio?” Eureka se llenó de alegría. “¡Ay! ¡Corro al espejo!”

Si bien a luz del baño no le favorecía, sus amigos tenían razón: el cambio de look se veía prometedor.

Por algún extraño motivo —que tal vez estaba relacionado a teoría del color— algunos de sus mechones se habían tornado un poco celestes. Aun así, congeniaban bien con el blanco y las sombras azules que se divisaban a través de las hebras traseras del peinado.

Nunca había llevado el cabello tan corto… Era la primera vez que lo hacía.

“¡Wow!”

La sonrisa que se formó en su rostro fue muy genuina.

« Last Edit: February 05, 2024, 06:12:20 PM by Eureka »


Sayi

Re: HiMEverse Episode V: The Rebels Strike Back
« Reply #967: January 31, 2024, 09:12:23 PM »
Se sentía afortunada de no haberse cruzado con nadie camino a su habitación. Cerró la puerta tras ella, y dejó la oscuridad envolverla mientras caminaba hacia su cama. Entonces, se dejo caer sobre el cobertor.

En un día cualquiera hubiera aprovechado la calma para relajarse y tomar una siesta, o bien ponerse al día con alguna serie antes de ordenar algo para cenar. No obstante, las palabras de Soujirou resonaban en su cabeza sobre Claire Stanfield, y sobre los dos meses que había decretado le quedaban de vida.

Sería ilógico para el Rebel atacarla mientras habitaba la mansión HiME… pero dicho eso, ¿realmente podía decir que era -o no- capaz de hacer?

Varios minutos pasaron en silencio mientras contemplaba mil y una cosas, hasta que tuvo la idea de actualizar a Bou de lo que acababa de suceder. Si bien no había sido su decisión, o su petición, que el Key hubiese regresado a Japón por protegerla… dejarlo sin saber nada más no sería lo más amable que podía hacer.

‘Mi Rebel se llama Claire Stanfield. Hige y yo nos enteramos hoy.’ Escribió y lo mandó, antes de dejar su teléfono boca abajo a su costado.

Un chime resonó en el silencio de la recámara.

‘¿Ah si? ¿Cómo se enteraron?’

Dudó por unos segundos antes de responder, pero optó por ser honesta.

‘Soujirou nos vino a buscar luego de entrenar. Fuimos a un café y nos dio detalles. Fue muy útil.’

Pero apenas apagó la pantalla el aparato empezó a timbrar. Sayi suspiró. Había subestimado la paranoia de Bou con Soujirou.

“¿Aló?”
“¿Util? ¿Hablas en serio?” le preguntó. Su voz se escuchaba exasperada “Sayi, Soujirou va a Rizembool. ¿De verdad crees que tiene buenas intenciones?”
“Si, fue muy útil Bou. Pregúntale a Hige que le pareció y te dirá lo mismo” le respondió “Y si alguien te gana en desconfiar de Soujirou, ese es Hige”

Taikoubou no respondió por unos segundos. Al otro lado de la línea, Sayi escuchó el sonido de papeles arrugándose, y cosas golpeando contra la mesa.

“Eh… ¿estás bien?”
“¿Dónde estás?” Le preguntó el peligris, pero antes que pudiese responderle, declaró “Voy a recogerte”

Sayi sintió su corazón casi salirse del pecho, y se odió a si misma por la reacción.

“N-no es necesario” respondió, antes de optar por mentir “No me siento bien. Estoy alistándome para dormir”

Miró el reloj y… 6:30PM no era una hora ni remotamente realista para irse a dormir.

“Donde estás” volvió a preguntar.
Sayi suspiró rendida “La mansión HiME”
“Estaré allá en media hora” respondió y colgó el teléfono.

La pelirrosa corrió al espejo y se lamentó ante el estado en que se encontraba. Sudada, con la ropa sucia y los ánimos en el suelo. Por supuesto que era este el momento en que Bou vendría a buscarla.

La próxima vez lo pensaría cincos veces antes de mandarle un mensaje.

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Oh, dream maker, you heart breaker
Wherever you're goin', I'm goin' your way


Cho

Re: HiMEverse Episode V: The Rebels Strike Back
« Reply #968: February 09, 2024, 12:10:30 AM »

Hello gals <3

Para cualquier duda y/o consulta las invito a postear en el foro de planeación.

Sin más preámbulos~

*top 4*

*conteo*

Sayi :: 480 palabras
Nite :: 0 palabras
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Kana :: 1680 palabras
Eureka :: 5551 palabras
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Miyu :: 5078 palabras


Now, let's carry on with those big HiME dreams...


Kana

Re: HiMEverse Episode V: The Rebels Strike Back
« Reply #969: February 24, 2024, 04:13:30 PM »
JURO que voy a borrar esta vergüenza. Pero, por ahora, se queda para pasar el mes

Kana llegó a eso de las nueve de la noche al templo donde vivía con Yato. Toda la rutina del día la tenía más que agotada y si bien puede decir que lo pasó bien, también sentía un montón de estrés acumulado en su cuerpo, especialmente en la espalda y los hombros.

Se quitó los zapatos en el recibidor y se colocó las sandalias, escuchó los pasos de Yato en la sala de estar correr de un lado y luego echarse en el suelo para fingir que simplemente descansaba allí. Seguramente el peliazul estuvo pendiente de su llegada, curioso y lleno de intriga, para saber los chismes más actuales.

Al ir a la sala de estar donde estaba Yato, Kana lo vio recostado cerca de la puerta shoji que daba para un pequeño y lindo jardín.


—Ah, no te sentí llegar.
—…— no iba a decir nada. Ya estaba acostumbrada a lo metiche que era Yato con sus cosas.
—¿Té? — ofreció, mostrando la tetera caliente.
—Sí, me viene bien. — se sentó al otro costado de la ventana y en poco recibió una pequeña taza de té tradicional. Esperó que enfriara un poco para llevarlo a sus labios y probar la hierba. Mientras degustaba el líquido, observó las primeras luciérnagas alumbrar el jardín. Eso era muy relajante.
—¿Cómo te fue con Sano? — Yato no pudo más con la curiosidad y lanzó a preguntar. Le llamaba la atención que alguien como Nakiri Kana fuera amiga de alguien como Manjiro Sano. —Por cierto, me alegra que hayas llegado viva y sin ni un balazo en el cuerpo.
—Ya… Que pesado. — Kana le iba a refutar, pero… en el fondo Yato tenía razón. Kana se había enterado que mucha gente alrededor de Manjiro Sano terminaban en esas condiciones. —Pues estuvo bien… Recorrimos todos los lugares en donde perdíamos el tiempo de adolescentes. Fue nostálgico. — una pequeña y sincera sonrisa se asomó en sus labios. —Aunque ya no es lo mismo que antes. Fue bonito.
—Mh…—
—¿Por qué pareces más preocupado tú que yo en esta reunión que tuve con Manjiro?
—¿Qué quiere él de ti?
—Ohw— Kana abrió los ojos, sorprendida. No siempre veía a Yato tan serio y ensimismado. —Supongo que nada, ¿qué va a querer de mí? Él tiene lo que quiere a estas alturas y yo acá endeudada por un pinche frasco que rompí en este pobre templo hace meses.
—Hey, Hey. Ese frasco conservaba las cenizas de un antigua ancestro de este templo.
—Pienso que era solo polvo de mugre que metiste allí para inculpar al primer pichón que cayera en la trampa.
—No puedo creer que pienses que el gran Fuyouka-sama es un montón de polvo de mugre. — dijo indignado —Volviendo al tema, ¿por qué me preocupa? Porque pienso que un mafioso como Manjiro se beneficiaría un montón al tener una HiME entre sus líneas pandilleras.
—No. Gracias. Además, él no mostró interés en eso, más bien, me llamó idiota por volver a ser HiME. — parpadeó —Increíble, por fin mi exKey y mi exKnight están de acuerdo en algo.
—Kana, ¿no crees que estás demasiado floja?
—¿A qué viene eso?
—Antes subías más rápido las escaleras al templo. Hoy tuve que esperar una eternidad para que llegues a contarme el chisme.
—…—
—Quizá tu exKey y tu ExKnight tengan razón al cuestionar tu rol de HiME. Es decir, entiendo que eres una HiME de alto rendimiento, pero, como que te has relajado últimamente.
—Que tome un par de días libres no significa que sea una floja e incapacitada.
—Es que ya eres una HiME abuelita.
—¿QUÉ dijiste?
—Calma, calma. — Yato mostró las palmas de su mano, en pose de rendición. —Nada más digo que hay HiMEs novatas que podrían llevar el trabajo en vez de ustedes. Ya deberían… jubilar y vivir una vida tranquila.
Kana le dedicó una mortífera mirada que paralizó a Yato.
—Quizá sea bueno que entrenes. He sabido que hay muchas HiMEs y ExHiMEs que se juntan para entrenar. Podrías reunirte con ellas. O si quieres, te puedo entrenar.
—Eres más viejo que yo. Estás oxidado. Te cansas sólo con barrer un poco. No, gracias. 
—Que amargada. Sólo tienes suerte que tu Rebel sea incluso más pusilánime que los cadetes a Rebels.
—No creo que Kaneki sea débil. Pienso más bien que es demasiado bueno y tímido para ser Rebel… Es un misterio por qué está allí.
—Quizá sólo por los beneficios que les da Rizembool a los Rebels vigentes. Pero eso es bueno, porque así no tienes mucho que hacer.
—Oye…—
—¿Hm?
—¿Te acuerdas aquel extraño Rebel enmascarado que una vez nos atacó? El que te lastimó bastante.
—Eso no hubiera pasado si yo hubiera dedicado mi cien por ciento en potencial. Sólo le tuve pena y aprovechó de atacarme.
—A lo que voy… es que, ¿tú crees qué? — Kana se detuvo en sus palabras. No. Era imposible que ese animal sanguinario que una vez los atacó pudiera ser tan siquiera Kaneki. Su modo frío de llevar los ataques, sus movimientos demsiado rápidos y certeros, sus tácticas sádicas. Definitivamente no podía ser Kaneki. —No. Nada. — negó con la cabeza.
—Yo también pienso que pudo ser él.
—¿En… serio?
—Sí. — asintió, seguro de sus palabras.
—Es que no parece del tipo de gente que haga eso.
—Kana… No es necesario que lo defiendas. Todos sabemos lo maquiavélico, orgulloso y psicópata que puede llegar a ser.
—¿…?
—Mahiro es tu primo, pero un sujeto como él no tiene reparos en atacarnos de esa forma.
—¿Mahiro? ¿Qué tiene que ver Mahiro en esto?
—No es tu Rebel, pero quizá estaba aburrido y nos fue a atacar de puro ocio.
—Mahiro tiene mejores cosas que hacer que ir a molestarme. Es más, creo que ni siquiera existo para él jaja. Incluso, trata en lo posible de no coincidir conmigo para que piensen que no somos familia. Es imposible que haya sido Mahiro.
—Para mi si tiene lógica. Quería venganza.
—¿Por qué?
—B-Bueno, en la secundaria perdí una apuesta en el póker contra él y no tenía dinero. Pedí permiso para ir al baño y escapé por la ventana. Me tiene sangre en el ojo desde entonces.
—No creo que seas tan siquiera importante para que Mahiro vaya a atacarte. Más bien mandaría a que sus lacayos te humillen públicamente y que seas la burla social como… como eres ahora. No se molestaría en perder el tiempo contigo.
—Gracias, Kana. Yo también te quiero.




Cho

Re: HiMEverse Episode V: The Rebels Strike Back
« Reply #970: February 28, 2024, 11:54:33 PM »
Esperaba terminar este fic pero ha sido un mes complicado, intentaré terminarlo pronto.

112.1.


“…”

“…te he sacado de ese lugar. Diría que me debes un favor, pero… en parte ha sido un favor para mí de tener una excusa de irme y ya no tener que aguantar a ese peliblanco más…”



“¿Cuál es mi relación con tu hermano? Pero qué pregunta más aburrida es esa. Sabrás como mínimo que tu pariente no es un cualquiera en mi entorno, ¿no? Así que es un superior, de esos con los cuales hay que portarse bien, quiera o no…”



“Fufu… si quieres saber más detalles y oír más cosas que ni yo te diría, ¿por qué mejor no te nos unes a la diversión, Gotou? Para ser alguien tan dedicado a tu familia como para sacrificar tu propia vida y libertades, tú serías más compatible rebelándote y siguiendo tu propio camino. Te aseguro que te haría mucho bien, es más entretenido de lo que parece…”



“…” Gotou miraba su reflejo en su café matutino, en el Starbucks del cruce de Shibuya. Entrecerró sus ojos en pleno recuerdo de la noche anterior. “No me sorprende que celebres tanto el caos del conflicto… ¿pero realmente sólo le ves la diversión, Hannya…?”



“Yagen…” dio un suspiro con pesar y agachó más su cabeza con un peso que no podía despejar. “¿Realmente no tuviste nada que ver con lo de ayer? ¿…ya sabrás que yo estuve presente…?”



“Te ves exhausto, como si fueras a terminar este día que apenas comienza…”
“¿Eh?” Gotou se sorprendió al reconocer la voz y alzó su mirada. Vio a Samidare tomar asiento frente a él. “Tú…” frunció el ceño. Lo veía inmutado y serio como siempre, pero imaginaba que no debía de estarlo, no luego del altercado de ayer, por más que no pudiera leerlo… al menos se negaba de pensar que este no había sido afectado por su travesura. “¿Qué haces aquí?”
“Si sigues preguntando cómo te ubico tan fácilmente, admito que me preocupa,” el pelilila alzó una ceja con insignificancia. “¿Eres tan inconsciente como para no estar al tanto de tu uso de las redes sociales? Sé que frecuentas este local a estas horas.”
“Tch, claro, tiene sentido,” le miró con reproche. Gotou no sería de usar esas aplicaciones tanto de no ser porque Shinano le había rogado que lo hiciera. “Samidare, no estás uniformado…”
“No lo estoy, he sido dado días de reposo,” contestó inmutado y con la mirada en una bolsa de papel que debía traer algún sándwich o pastel.
“…” ello preocupó a Gotou.
“…” Samidare le miró de reojo. “Eres listo, podrás ver que yo estoy bien y esta orden no fue necesaria para mí en lo absoluto.”
“Samidare, ¿qué ocurrió anoche? Una orden así no sería dada por gusto.”
“No lo necesitas saber,” volvió a mirar a la bolsa que mantenía cerrada bajo sus manos.
“Tsk, es cierto que no lo necesito saber, que puede que esté invadiendo asuntos que no me corresponden, pero…” el otro se mostraba reservado y serio como de costumbre, pero también esquivo y cabizbajo, lo cual no era normal en él. Gotou tampoco podía desentenderse de las posibles complicaciones que él mismo no había sido capaz de alcanzar. “Pero yo…”
“Gotou, esto no ha sido tu culpa,” dijo tranquilamente y mirando al otro a los ojos con firmeza.
“…” nuevamente se sorprendió. Fue una declaración que había salido del mismo aire, pero definitivamente había sido algo que el pelilila tenía presente por dentro.
“Tú nunca hubieras investigado junto a alguien quien pondría a otros en tanto riesgo ni que usaría ninguna información irresponsablemente,” observó con un tono cadencioso de voz. “Yo aproveché tus principios y tu confianza en mi persona para hacer lo que hice. Esto recae únicamente en mí, que te quede claro,” asintió. “Vine para decirte esto.”
“Samidare…”
“No tengo pruebas sobre si tú te precipitaste a aparecerte ayer por el muelle, pero no necesito saberlo. Sólo me alegro que estés bien, y espero que nunca más vuelvas a exponerte así…” frunció el ceño con gravedad. “No hay ya más certezas, no podemos calcular riesgos ni estimar situaciones. Tanto puede suceder en peleas entre esas dos instituciones que pondrían tu vida y tu cordura en peligro. No lo puedo estresar suficiente.”
“¿Por qué lo dices?” sabía que había algo detrás de sus palabras. Sí estaba afectado, algo serio tenía que haber pasado, pero no podía imaginar qué era. “Samidare, ¿estás seguro que no quieres hablar al respecto?”
“…” este cerró los ojos. “Todavía estoy organizando mis pensamientos. Sólo vine para decirte lo que ya he dicho. También estás por tener una reunión y no pretendo distraerte más.”
“¿Eh? ¿Cómo sabes que tengo una reunión?”
“No lo sé, tú lo acabas de confirmar. Fue una asunción por estar cerca de una hora en punto.”
“Tsk…” apretó los dientes. Incluso en medio de una conversación alarmante este continuaba burlándose de él.
“…” Samidare le miró un momento y finalmente se puso de pie. “Tengo que irme, con permiso.”
“¡O-oye!” Gotou se alertó. “Te estás olvidando tu compra.”
“Ah…” miró esa bolsa de reojo con una actitud extrañamente ausente. Parecía haber sido borrado de su cabeza. “Tú quédatelo, no tengo hambre.”
“¿Eh?” alzó una ceja, pero el otro se fue sin pensarlo más. Gotou le miró perdidamente hasta que este se esfumó en medio de la muchedumbre constante de personas.

Tenía bastante que le preocupaba de todo lo acontecido la noche anterior y una cosa más acababa de sumarse al resto.





Era el principio de un día más en la secundaria de Hanasaki, todavía antes de comenzar la primera clase. Los estudiantes seguían llegando poco a poco y Tsubasa aprovechó la hora para ir a hablar con un profesor antes de que fuera hora de asistir clases.

“Muchas gracias por ayudarme, Hanajima-san,” dijo en lo que ambas cargaban varios afiches que promocionaban algún evento escolar venidero. “Sólo tenemos que dejarlos en el salón del comité estudiantil.”
“Me sorprende que tengas cabeza para pensar en esto considerando lo temprano que es.”
“Oh, pero si es normal.”
“Y de paso todos nos fuimos a dormir a más de las doce…” Saki negó para despejarse. “Supe que debí haber negado acompañarlas a ese desayuno…”
“Vamos, ha sido muy agradable tenerte presente. Es hora que nos volvamos más cercanas a las demás HiMEs ya que todas debemos apoyarnos,” concluyó Tsubasa, contenta. Justo llegaron a ese salón y lo abrió con su llave para así ingresar y colocar esos afiches en un área llena de otros documentos. “Además todavía tenemos mucho que aprender de lo sucedido ayer.”
“Si eso no sirvió para disuadir a más HiMEs por los Rebels con tanta preparación que conocimos, no veo qué más de utilidad podríamos sacar de todo esto…” dio un suspiro.
“No puedes tener esa actitud, Hanajima-san. Piensa en Kosuzu-san, ahora tenemos que ser senpais responsables para ella.”
“Esa chica tiene demasiadas ganas y energías de vivir. Algo me dice que sobrevivirá más allá de nosotras…” se encogió de hombros. El par fue camino hacia las aulas de clase.
“No es el momento de ese tipo de bromas. Ya nos toca tomar los entrenamientos más en serio para estar listas para cualquier tipo de peligro.”
“Me preocuparé de ello en su momento, Tsubasa. Ahora sólo espero dormir un poco en mi pupitre antes que lleguen todos los demás. Es prohibitivamente temprano para mí…”

Entonces, las dos vieron a tres personas caminar hacia ellas. Kosuzu era una de ellas, quien dialogaba con muchos ánimos y ojos brillantes, en lo que Monoyoshi y Gokotai le oían con mucha intriga.

“No sabía que había rangers que protegían a las personas del peligro,” observó Gokotai, sorprendido.
“¡Pero en serio que lo hay! ¡Era un purple ranger muy fuerte que barrió con orphans y me puso a salvo muchas veces! ¡Es un honor haber sido rescatada por un héroe así!” exclamó la pequeña HiME, con grandes ánimos. Ella apretó sus puños y miró hacia arriba con grandes ilusiones. “¡Ahora quiero seguir sus pasos y estar ahí por todos quienes me necesiten! ¡Veo que tengo a un senpai mágico de quien tengo mucho que aprender!”
“¿Es un senpai mágico?” preguntó Monoyoshi, ladeando la cabeza.
“Eh, bueno, no lo vi usar magia, pero… ¡los rangers son mágicos a su manera!” asintió decidida. “¡Y sin duda lo que hizo por mí no fue menos que un milagro! ¡Fue una gran ayuda y una indudable inspiración! ¡Ojalá ustedes lo pudieran conocer!”
“Hehe, ojalá que sí, Kosuzu-chan,” Gokotai rio un poco. “Yo también quiero ser alguien fuerte y valiente y quisiera agradecerle por haberte ayudado tanto.”
“Lo mismo digo. Si pudiera ser un ranger que ayude a otros, con mucho gusto lo haría,” Monoyoshi se vio también inspirado. “Sería un honor conocerle y ver si puedo aprender de él.”
“¡Sí, ya somos dos! ¡Tenemos que volvernos sus aprendices, de todos modos!” Kosuzu asintió efusivamente.

“Haha, veo que Kosuzu-san contará la historia a todos los que encuentre en el camino,” Tsubasa sonrió entretenida.
“Ahh… me siento más cansada al verla derrochar tantas energías…” Saki dio un suspiro.
“Es apenas un año menor que nosotras, Hanajima-san.”
“Sí, pero la edad es una característica mental, por eso estoy pronta a jubilarme…”

Finalmente, los dos grupos se encontraron frente a frente.

“¡Hola chicas, justo les estaba contando sobre ayer!” exclamó Kosuzu.
“Eh, buenos días, Hanekawa-san, Hanajima-san,” Gokotai hizo una reverencia.
“Deben estar agotadas luego de pelear tanto, pero me alegra verlas bien,” dijo Monoyoshi, sonriente y también asintiendo con un dejo de respeto. “Muchas gracias por su arduo trabajo.”
“No nos deben agradecimiento, y buenos días también,” dijo Tsubasa, amablemente.
“Creí que acordamos que no daríamos muchos detalles sobre ayer a otras personas, Kosuzu,” observó Saki, juiciosamente.
“Eh, es que…” ella se vio en aprietos. “…j-justo fue lo que me pasó a mí y como fue fuera de la pelea supuse que estaría bien…”
“Creo que nuestro silencio va más con la intención de evitar que otros se metan donde no deben,” Saki miró a Monoyoshi. “Y hablabas justo con una persona que ya ha hecho una acción tipo ranger de ponerse a pelear contra un Rebel.”
“¡Oh, ¿en serio?!” la menor se sorprendió y pasó a mirar el pelirrosa con admiración. “¡Es increíble, tienes que contármelo con lujo de detalles!”
“E-ehh…” este sonrió incómodo.
“Sadamune-kun nos fue de ayuda, pero él ya debe haber aprendido que fue una acción muy arriesgada, ¿no es verdad?” preguntó Tsubasa, mirando al chico con algo de juicio.
“Eh, s-sí, prometo que no haré algo semejante, siento las molestias,” Monoyoshi se vio apenado. “Hehe, pero sí me alegro de verlas con tantas energías y listas para otro día de clases. Realmente les deseo lo mejor.”
“Las otras HiMEs estuvieron cometidas de no darse un día libre, así que no tuve otra opción,” observó Saki, agotada.
“¿Y cómo está Tenshi-san? ¿Fue también parte de lo de ayer?”
“Eh, pues sí, pero…” Kosuzu bajó su mirada.
“Siento decir que Hinanawi-san no nos quiso acompañar al desayuno hoy y se siente muy indispuesta así que no va a venir a clases,” observó Tsubasa, algo preocupada.
“¿En serio?” Gokotai se sorprendió. “No puede ser, espero que esté bien.”
“Físicamente lo está, pero…” Saki desvió su mirada. Se reservó los detalles. “Hay cosas que no le han sentado bien, necesita un poco de tiempo para meditarlo por su cuenta.”
“Hmm…” Monoyoshi llevó una mano a su mentón. “Suena preocupante…”
“Muchas cosas sucedieron ayer, pero no tienen que saber más sobre ello. Hinanawi-san se encuentra en la mansión HiME bajo los cuidados de la mucama allá, sé que estará bien,” Tsubasa asintió. “Iremos a hablarle luego de clases para animarla, no se preocupen más.”
“¿Iremos?” Saki miró a su amiga de reojo y negó frustrada. Ya veía que no tenía opción.
“Agradezco los cuidados que tienen con Tenshi-san, pero no puedo evitar sentirme involucrado esta vez,” admitió Monoyoshi, sonriendo apenado. “Ella es mi prima y acaba de llegar a la ciudad. Quisiera hablar con ella, animarla y ser el apoyo que espero serle. Si no es mucha molestia, con gusto les acompañaré después de clases.”
“¡Ah, es una buena idea, estoy de acuerdo!” Kosuzu asintió, entusiasmada.
“Si lo pones así, no podemos negarnos,” dijo Tsubasa, sonriendo rendida. No gustaba involucrarlo con las HiMEs, aunque su preocupación debía partir de un punto personal.
“Sólo prepárate a conocer a la encargada de la mansión, ella no gusta de chicos en general.” Saki se encogió de hombros.
“Eh, ¿p-por qué…?” Gokotai se asustó un poco y desvió su mirada. “Quisiera acompañarles, pero yo…”
“No te preocupes, Gokotai, Tenshi-san debe asistir a clases mañana, ahí la podrás ver. Le daré tus saludos,” le aseguró su amigo.
“De momento vamos a nuestros salones, nuestras clases están pronto a comenzar,” dijo Tsubasa.

Así les tocaba comenzar con otro día más de clases en espera a encontrarse con la HiME ausente de ese día.



Era el mediodía y Suzuka había sido llevada a una zona concurrida de la ciudad por Norimune y los mentores. Aquel paseo obligado para la HiME le probaba la paciencia, ya que sus presencias no eran como las de cualquier transeúnte.

“¡Vendo amuletos!” exclamaba Enmusubi a los cuatro vientos. Estaban en plena alameda llena de kioscos y ambulantes que vendían sus decoraciones y creaciones a quienes estuvieran interesados, en su mayoría siendo mercancía doujin de series del momento, pero también había objetos más tradicionales. “¡¿Te encuentras en un instante de desamor?! ¡¿Quieres rezar por el bienestar de un ser querido?! ¡Aquí ofrezco amuletos de calidad que te garantizan todos los bienes que deseas! ¡Oferta 3 por 2!”
“…” Suzuka estaba sentada en una banca al margen de ese show, en lo que Enmusubi continuaba promocionando sus artilugios y Sohayanotsurugi a su vez repartía afiches que promocionaban la próxima apertura del templo que la otra se encontraba restaurando.
“Fufufu, los jóvenes tienen tantas energías,” comentó Norimune, al costado de su HiME, con un abanico para disipar el calor que hacía. Este levantó un ramuné. “¿Segura que no quieres?”
“Te lo acepto si me dejas irme de aquí,” dijo a regañadientes. “¿Por qué los acompañamos a hacer sus negocios?”
“Realmente pienso que te hará muy bien pasar tiempo con ellos. Serás fuerte, pero siempre hay algo que aprender de otras personas, en especial del par de mentores que tienes asignados,” contestó amenamente.
“…” desvió su mirada. De ser otro día normal, andaría en el departamento de investigación viendo con qué podía ayudar, lo cual ya no le era posible. “No tengo otra opción… ¿verdad?”
“…” Norimune le miró atentamente. Sonrió frustrado. “No hay más punto de llorar sobre la leche derramada, Suzuka. No eres capaz de ver la productividad de hoy porque sigues prendida del pasado, pero no es una llamada de atención ni insinúo que tus previas ocupaciones estuvieron mal, ni lo contrario,” se encogió de hombros. “Ahora te toca vivir en un rol aparte al de una trabajadora más de un departamento de oficinas. Es tu turno de conectar con aliados que pelean tu misma guerra y enriquecerte por ello.”
“…” Suzuka volvió a mirar hacia Enmusubi, quien ahora hablaba entusiasmada con una niña que se había detenido junto a su madre. La pequeña se encontraba escogiendo entre los amuletos mientras la señora preguntaba más detalles sobre ese templo de Sohayanotsurugi. Ellos dos eran muy distintos que ella misma, pero a la vez, realmente no parecían ser malas personas.

Luego de esa exitosa venta, ellos dos fueron donde la HiME y su arma.

“¡Ya he logrado mi meta de la mañana!” exclamó Enmusubi, con el pecho inflado de orgullo.
“Creo que sólo te he visto vender dos sets de tres amuletos,” observó Suzuka, confundida.
“Eh, pues… ¡la cantidad no es importante! ¡Lo que importa más es hacerle propaganda a mi templo y eso sí que se ha logrado!” explicó algo inquieta, pero convenciéndose a sí misma. “¿No es verdad, Sohaya? Te vi repartir varios afiches.”
“Sí, la mitad ya se desvanecieron,” este alzó una ceja. Bien había visto la mitad de los afiches repartidos terminar en el tacho de basura más cercano, aunque al no ser la primera vez que andaban promocionando, sí podía decir que había podido repartir más de lo usual.
“Además no puedo olvidar que mi rol principal es ser mentora de mis queridas HiMEs y ya te he hecho esperar mucho,” Enmusubi asintió decidida y se acercó a la otra con ojos brillantes. “Dime, Suzuka, ¿qué quieres hacer? ¿Tienes hambre, sed? ¿Quisieras ir a comprarnos ropas o accesorios? ¿Tal vez una nueva cartera?”
“Eh, n-no, definitivamente no necesito nada…” negó impresionada por la cercanía de la otra.
“Sí, me permites, estimada hija, una nueva cartera se vería deslumbrante en ti~” canturreó Norimune con un tono soñador.
“Tsk, no te burles, ni tengo una mísera cartera para empezar.”
“Lo sé, por eso mismo lo digo, sólo quiero ser un padre consentidor,” este fingió pesar y cubrió su rostro triste con su abanico. “Eso que es un accesorio tan importante para las damitas.”
“¿De qué sirven las carteras si todo lo que necesito cabe en mis bolsillos?”
“Pero por ello es que sólo te compras pantalones de hombres.”
“¿Y? ¿Son útiles para todos, no?”
“Ehh, c-creo que he desempacado algo complejo aquí…” Enmusubi sonrió incómoda. “O-otro día salimos con más HiMEs y podríamos considerar irnos de compras. ¡Entonces vamos a comer unos helados, está haciendo mucho calor y ya me toca asistir a mi HiME acompañante!”
“Si quieres continuar con tus ventas, no tienes que atenderme, en serio,” Suzuka negó. Desvió su mirada. “Lamento si les arruiné los planes de hoy. Veo que Norimune no se molestó en preguntar si tenían algo que hacer…”
“¡Para nada, mientras más nos acompañen, mejor es!” Enmusubi la tomó de ambas manos. “¡Seré la mentora, pero quiero que pienses en nuestra conexión como amigas! ¡Estamos en toda la confianza del mundo!”
“Por supuesto, aparte que así Enmu me concede más descansos, y hasta vamos a comer helados,” Sohayanotsurugi sonrió con ironía.
“Uhh, tú pórtate bien o te haré trabajar extra más tarde,” ella le miró de soslayo.
“Hai, hai, era una broma…” dio un suspiro.
“¡Ya, conozco un puesto muy lindo y disponible y barato que venden helados deliciosos!” Enmusubi hizo a la otra ponerse de pie (lo cual le hizo ver lo alta que era esa HiME en comparación a ella misma, pero optó por ignorarlo). “¡Yo invito!”
“Eh, puedo pagar por mí misma, no quisiera que gastes el dinero que has hecho.”
“No se trata del dinero (bueno sí un poco, pero…)” sonrió con torpeza. “En verdad quiero conocerte mejor porque todas las otras HiMEs te tienen en gran estima, así que espero que en parte me puedas ayudar a conectar con cada una de ellas. También debes tener mucho en mente por lo sucedido ayer, y con más razón tenemos que conversarlo.”
“Eh, sí…” se vio perdida y desvió su mirada. Era todavía un poco pronto, pero supuso sí le tocaba hablar al respecto por todo el revuelo que había ocurrido.

El grupo terminó caminando hacia la tienda de helados que conocía Enmusubi, quien dirigió a los demás con ánimos y comentando ilusionada sobre las distintas cosas que otras personas se encontraban vendiendo a sus alrededores, además de tomar notas sobre algunos adornos y acabados para referencia futura.




Las clases se terminaron en las escuelas y así las HiMEs de la secundaria de Hanasaki fueron junto con Monoyoshi a la universidad para visitar la mansión HiME. Fue una larga caminata hasta llegar a la imponente estructura en medio de varios jardines dentro del campus.

“Es impresionante,” Monoyoshi se veía sorprendido.
“Sin duda la directora y su ayudante nos cuidan a su manera,” Kosuzu asintió, alegremente.
“Preferiría que gastaran el dinero en entrenarnos, pero bueno…” Saki se encogió de hombros.
“Me pregunto si Hinanawi-san seguirá ahí adentro,” preguntó Tsubasa al aire. “No ha querido contestar mis llamadas. Tal vez se ha ido a entrenar o algo.”
“No, está aquí, de eso estoy seguro,” afirmó el chico, sonriendo tranquilo, aunque con certeza. “Por oír que ni quiso salir a tomar el desayuno con ustedes, sé que se siente muy mal aún, en especial si tampoco contesta llamadas. Es por ello que quiero verla ahora. Se ha ofuscado y tenemos que sacarla de ese estado anímico, no es saludable.”
“Parece que la conoces muy bien, me alegra mucho,” dijo la menor. “Hehe, seguro se va a alegrar mucho de verte, Sadamune-kun.”
“Eh, no, creo que se molestará más, a decir verdad,” este sonrió incómodo. “Pero no puedo desalentarme por eso.”
“Vamos de una vez, antes que nos oiga venir,” Tsubasa fue la primera en avanzar y ella abrió la puerta para los demás. Así, el grupo avanzó y entró al ambiente de la entrada de la mansión, pero no pudieron avanzar mucho sin que la mucama apareciera frente a ellos.
“¡Buenas tardes mis queridas~!” Lince prácticamente saltó desde el techo para aterrizar de pie con sus brazos extendidos a los costados. “¡Denme un abrazo…! ¿Y quién es este?” preguntó alzando una ceja al detectar al chico.
“Mucho gusto, usted debe ser la encargada de esta mansión,” el pelirrosa asintió respetuosamente y le dio una de sus sonrisas angelicales. “Mi nombre es Monoyoshi Sadamune. Vengo a visitar a mi prima Tenshi Hinanawi quien se encuentra hospedada en este lugar. Espero no estar importunando.”
“N-no, está bien…” la mucama le miró perdidamente al no saber qué decirle, e instintivamente miró hacia las HiMEs.
“Eh, Sadamune-kun es nuestro compañero de clases y pariente de Hinanawi-san, tal y como dijo,” explicó Tsubasa, atentamente. “Viene con nosotras, está bien.”
“Él nos ha protegido de un Rebel el otro día, porsiacaso,” observó Saki, inmutada. Supuso que eso terminaría por aceptarle del todo.
“¿En verdad?” preguntó sorprendida.
“¡Oh, ya quiero que me cuenten cómo fue con lujo de detalles!” exclamó Kosuzu, ilusionada. “¡Qué lástima que no estuve aquí!”
“Ehh, n-no es nada, más bien siento que esa tarde causé más problemas que ayuda…” Monoyoshi sonrió apenado.
“¡Oh, veo que es verdad!” Lince terminó por asentir sonriente y le levantó un pulgar. “¡Nunca se causa problemas al enfrentarse a Rebels! ¡Sigue así!”
“Ehh, preferiría que no lo aliente de esa manera, por favor…” dijo Tsubasa, dando un suspiro.
“Hinanawi-sama está en su cuarto, ustedes chicas ya saben dónde es, pero las puedo acompañar si así gustan.”
“Es probable que no esté de humor de recibir a muchas visitas, así que nosotros nos encargamos,” observó Saki, asintiendo. “Usted siga con sus quehaceres, por favor.”
“Claro, bien pensado, y díganle que con gusto le puedo preparar un caldo de pollo para mejorar sus ánimos~”
“Muchas gracias por sus atenciones a mi prima, se lo haré presente. Con permiso,” Monoyoshi hizo una reverencia y así avanzó con las HiMEs al segundo piso de ese gran edificio.

El grupo avanzó por los pasillos hacia esa habitación.

“Hehe, realmente tienen una mucama muy simpática, veo que no tuve que preocuparme,” observó el chico, amenamente.
“Es una chiflada…” Saki resopló. “Y suele darle el mal del ojo a los chicos así que tienes suerte que le hayas caído bien.”
“Puedo ver que tienes el carisma propio del vicepresidente del salón, Sadamune-kun,” comentó Tsubasa, con gracia. “Aunque no es que no lo merezcas. Se nota las buenas intenciones detrás de tu visita el día de hoy.”
“Eh, vamos, van a avergonzarme,” este sonrió incómodo.
“…” Kosuzu sintió que los observaban y se giró un instante para ver a esa mucama espiarles desde las escaleras, curiosamente anonadada por el pelirrosa. Ello le causó algo de nervios y retornó su atención al frente. Decidió que mejor se olvidaba de lo que había visto.

Dieron una vuelta al pasillo y finalmente terminaron frente a la habitación. Tsubasa se animó a tocar la puerta.

“Hinanawi-san, buenas tardes, soy Tsubasa Hanekawa, vengo a visitarte,” dijo luego de anunciarte. “¿Cómo estás? ¿Has comido algo?”

Hubo una breve espera antes de oír una respuesta fastidiada desde el otro lado.

“Estoy bien, déjame en paz. La loca de abajo me trajo un guiso feo así que ya comí algo. Ahora vete que intento dormir.”
“Pero debes haber estado encerrada todo el día. Salgamos a dar un paseo.”
“¡Que estoy bien, quiero estar sola, por favor!”

Tsubasa retrocedió un paso, visiblemente preocupada y también algo frustrada por la actitud de la chica. Ella miró a Monoyoshi, quien ahora fue quien se acercó a la puerta.

“Espera, Tenshi-san, no debes comportarte así…”
“¡¿Ahh?! ¡¿Qué haces aquí, Monoyoshi?!” preguntó indignada. Se pudo oír ruido con la chica acercándose a la puerta.
“Siento venir tan intempestivamente, pero todos estamos preocupados por ti. ¿Qué tal si vamos a tomar algo aquí en la universidad? Vamos, yo invito.”
“¿Cómo así te dejó entrar la tipa rara? Tsk…” finalmente, Tenshi se frustró demasiado al hablar con una puerta en medio y terminó por abrirla. Todos la pudieron ver con los cabellos desarreglados, seguramente luego de haber pasado gran parte del día durmiendo. Ella no se ahorró las ganas de agarrar a su primo de la camisa con ambas manos. “¡¿Y con qué derecho te apareces por aquí?! ¡Me deberías conocer lo suficiente para saber que no quiero aguantar a nadie ahora, no eres una excepción!”
“Cálmate, por favor, lo siento mucho, pero verte con esa apariencia me deja saber que no te sientes bien, Tenshi-san,” dijo el chico, sonriendo incómodo, aunque manteniéndose atento y mayormente inmutado. “Lo poco que he oído sobre lo que ocurrió ayer me ha preocupado mucho. Debe ser una situación muy compleja.”
“Pues no es nada que un no-HiME como tú deba saber,” declaró y terminó por cruzarse de brazos y desviar su mirada con fastidio. “Ahora deja de buscar información.”
“No les preguntaré nada que no me corresponde, respeto la privacidad que se merecen, pero tampoco quiero dejarte sin comprensión,” observó atentamente. “Tenshi-san, ¿es que acaso sientes que has cometido algún error?”
“¿Error?” ella se extrañó y le miró como si lo desconociera. “¿Por qué preguntas eso? ¿Con qué derecho piensas que sabes de lo que hablas? ¡No me arrepiento de nada!”
“Eh, creo que no me expresé debidamente, perdón. Es que… cuando te comportas así es porque te sientes culpable con alguien. Te escondes y quieres desaparecer y rechazas a todos mientras te encierras,” sonrió apenado, con algo de nostalgia. “Cuando éramos niños, una vez rompiste el juguete favorito de Taikogane-san y te apartaste de él por dos días.”
“Tsk, ¿qué haces recordando cosas así?” la chica se ofuscó y avergonzó un poco. Entonces miró perdidamente al piso. “Yo… esto es distinto a un simple juguete… pero… ¡ah, sólo olvídalo!”
“Ya debes entender que comportarte así no solucionará nada en lo absoluto. Tenshi-san,” le extendió una mano. “Salgamos a tomar un poco de aire. Si no quieres hablar sobre ello, al menos danos un poco de compañía, por favor.”
“Ahh…” ella dio un suspiro y le miró con reproche. “No tienes por qué ser tan formal conmigo, pero veo que sigues siendo tan necio como siempre… está bien, demos una vuelta…”

El grupo de estudiantes de secundaria fue camino de regreso al primer piso. Tenshi pasó a oír una lista de clases y tareas que les habían asignado aquel día de parte de su primo y Tsubasa, cosas que realmente no podrían importarle menos en ese instante, pero lo toleraría al no tener que ponerse a hablar aún. Así, salieron de la mansión y entrecerró sus ojos en lo que se acostumbraba a la luz natural de la tarde.

“Oh, verdad que no me he puesto nada presentable para salir,” dijo en aprietos.
“¿En serio? Pero pienso que te ves muy linda como siempre,” observó Kosuzu.
“Noto que te preocupas por tu apariencia en general y tratas de verte presentable,” Saki se puso a pensar. “Que no te des ese trabajo adicional será el equivalente de ver a Sadamune-kun vestirse con algo que no sea blanco.”
“Oye, no soy tan quisquillosa como Monoyoshi aquí,” Tenshi alzó una ceja. “Pero buen punto, ¿por qué siempre andas de blanco?”
“Tú sabes que el blanco es el color de mi familia, Tenshi-san,” dijo el chico, confundido. “Entiendo que yo represento a mi apellido a donde vaya, por lo cual tengo que estar bajo mi mejor comportamiento y presentación.”
“Obvio que sé que ustedes siempre se identifican con el blanco, ahora que lo pienso, hasta Taiko-chan mantiene la etiqueta,” frunció el ceño. “Pero uno de estos días deberías ponerte algo más, ¿o me vas a decir que no tienes ropas casuales de otros colores?”
“Eh, pues…” sonrió en aprietos.
“No, no me contestes, ya sé la respuesta…” rodó los ojos.
“Oh, no sabía ese detalle, qué curioso,” Tsubasa se impresionó. “Es admirable tu gran dedicación, Sadamune-kun, pero a la vez no me sorprende que seas así, va contigo.”
“Hehe, muchas gracias por la comprensión, Hanekawa-san.”
“Si tu familia tuviera un color de uniforme, tú también definitivamente siempre te vestirías de un solo tono, me alegro que no sea el caso, Tsubasa,” Saki negó.
“Hm, ¿a dónde podemos ir?” preguntó Kosuzu. “¿Saben de algún restaurante cercano?”
“Sé que hay varios puestos en la universidad, pero realmente nunca he venido aquí a comer nada. No sé a dónde podríamos ir…” Monoyoshi se puso a meditar.
“Nosotras apenas venimos por asuntos de HiMEs por lo cual también estamos un poco perdidas,” observó Tsubasa. “Me pregunto si alguna HiME senpai que nos pueda guiar se encuentra disponible ahora…”

Entonces, el grupo se confundió al oír una insistente bocina de un carro sonar una y otra vez. A poca distancia de la mansión de las HiMEs, había un pequeño parqueo medio vacío, y curiosamente, el ruido provenía de una limosina.

“Estará… ¿dirigido a nosotros?” preguntó Kosuzu, perdidamente.
“Espero que nadie tan desconsiderado nos esté buscando, esa persona podría ponerse en problemas si sigue haciendo bulla,” dijo Saki, alzando una ceja.
“Esperen, ese vehículo…” Monoyoshi se sorprendió. Al final no alcanzó a decir nada ya que vio a Taikogane salir por el techo de la limosina y agitar sus brazos hacia ellos.
“¡Oigan, por aquí!” exclamó este, efusivamente.
“¡¿Ahh?! ¡¿Taiko-chan?!” exclamó Tenshi, quien miró a Monoyoshi en busca de respuestas, aunque podía ver que su primo estaba tan confundido como ella misma. Al final, los dos se pusieron a correr donde el peliazul y fueron seguidos de las otras HiMEs. “¡¿Qué haces aquí?!”
“Le pregunté a Monoyoshi temprano si íbamos a hacer planes para pasear contigo, y él me dijo que no te sentías bien e iba a verte, ¡así que yo no quería quedarme con las ganas!” exclamó entusiasmado. “¡Pues ya estoy aquí y las empleadas me han dicho que Fudou nos fue a buscar en casa, así que vamos para allá!”
“Ehh, pero no debiste hacer tanta bulla, Taikogane-san,” Monoyoshi sonrió incómodo. “Pudiste haberme enviado un mensaje.”
“¿Por qué te prendes de eso?” el menor alzó una ceja en desapruebo y se encogió de hombros. “Si me vieron al toque, ¿no? Es más fácil pedirle al conductor que toque la bocina…” él pasó a mirar a las otras tres chicas. “Oh, ¿serán ustedes amigas de estos dos? ¿Qué tal?”
“Vaya manera de darles una primera impresión,” Tenshi negó frustrada. Casi podía entender por qué Monoyoshi sobre compensaba con su comportamiento.
“¿Quién eres tú?” preguntó Saki, con cierto recelo.
“Taikogane-san es mi hermano menor,” dijo Monoyoshi, amablemente. “Taikogane-san, te presento a nuestras compañeras de clase Saki Hanajima y Tsubasa Hanekawa. Y ella es Kosuzu Motoori, va en un año menor a nosotros.”
“Eh, mucho gusto,” dijo la pequeña haciendo una reverencia.
“Un gusto también,” Tsubasa se mostró sorprendida. “Admito que no me dan la pinta de ser hermanos, son bastante distintos.”
“Más parece el hermanito de Hinanawi,” Saki se puso a pensar. “Y me cuesta pensar que Sadamune-kun se dirige así a su hermano menor. Sin duda no es algo que haría con Megumi…”
“Ahh, ¿ves por qué te digo que no seas formal conmigo? Qué mal me haces quedar,” Taikogane se dio un facepalm.
“Por mi parte, que digan que Taiko-chan es mi hermanito por nuestro color de cabello es discriminatorio,” reclamó Tenshi. “Ya se van a dar cuenta que estos dos son igual de mensos.”
“Ehh…” Kosuzu sonrió incómoda. “No sabría a lo que te refieres, pero veo que son unidos si se tratan de esa manera…”
“¡Bueno ya! ¡No hay que quedarnos en las presentaciones que he pedido cosas a domicilio y se van a enfriar!” exclamó Taikogane. “¡Vamos, todos suban, los invito a mi casa!”
“¿Nosotras también?” preguntó Tsubasa.
“Sí, ¿por qué no?”
“Eh, Taikogane-san, recuerda que nuestros padres esperan que reportemos las visitas con anticipación…” comenzó Monoyoshi.
“¿Y? Tú te encargas de esas formalidades, además son de tu colegio y a ti te permiten más las visitas. ¡Ahora suban de una vez!”
“Ahh, nunca vas a cambiar, Taiko-chan…” Tenshi dio un suspiro. “Eh, chicas, pueden venir si quieren, pero no se sientan forzadas.”
“¡Oh, yo feliz!” Kosuzu asintió entusiasmada. “Soy nueva a la ciudad y anhelo ver cómo los citadinos viven el día a día.”
“Eh… por la limosina presumo que no será un hogar muy típico…” Tsubasa sonrió con torpeza. “Pero agradezco la invitación.”
“…” Saki negó por enésima vez. De nuevo le tocaba ser arrastrada por los demás, aunque sí tenía una pizca de curiosidad de conocer el hogar de esos hermanos disparejos.



Luego de un día sin rumbo, Samidare terminó por llegar a la pequeña casa que tenía con sus hermanos en la ciudad. Ya eran varios meses desde que se aparecía por ahí, ni podía adivinar sobre el horario que tenían aparte del hecho que Kotegiri se había mudado a aquella agencia de idols, por lo cual no esperaba verlo. Según sus cálculos y la idea que tenía de las actividades de los otros, quizás sólo se encontraría con Kuwana, lo cual esperaba fuera a suceder…

Su primera observación fue ver cómo había varias plantas de nombres desconocidos que sobresalían de la pared del pequeño jardín de la propiedad. Sin duda obra de Kuwana, quien había convertido ese espacio en un huerto. Antes de animarse a ingresar, se asomó por encima de la pared y encontró a quien había esperado.

“¿Eh?” Kuwana notó una presencia en plena labor de limpiar la mala hierba de sus cultivos y se topó con Samidare. “¿Oh? Y miren quién sigue con vida.”
“…ha sido un tiempo,” dijo neutralmente. Le contestó un poco tardíamente. La actitud del otro era inmutable, se podía decir que había regresado a casa. Quizás ya se estaba volviendo viejo…
“Bueno, ¿te vas a quedar en la calle? Pasa, es también tu casa.”
“…” al oír ello, dio un salto con el cual pasó la pared como una valla y aterrizó al borde del huerto. “Les he dicho que pueden reusar mi habitación como gusten, no espero quedarme.”
“No, no, no se reúsan habitaciones desde cierto incidente que seguro te acuerdas, así que todas tus cosas están tal cual, y limpias cortesía de Kotegiri. Y bien que eres ágil, pero si aterrizas en medio de mis cultivos te puedo agarrar a golpes,” dijo algo preocupado.
“No tienes que decírmelo,” Samidare miró a sus alrededores. La cantidad de plantas habían crecido, ni podía decir cuáles eran nuevas. “Sobre ello, ¿cómo te estás llevando con Kumo-san?”
“Uhh, ese tipo no tiene cuidado y es atolondrado, ya me ha roto un par de macetas,” negó frustrado. Kuwana se puso de pie para darse un descanso. “Pero no se puede hablar con él o se pone peor. Tú podrías ayudarme.”
“Pensé que habíamos acordado que le darías un espacio en el jardín para que salga a tomar aire.”
“Y sí lo tiene,” dijo mirando a la entrada de ese ambiente. El espacio en blanco era un tanto cuestionable ya que apenas podría caber un par de sillas de jardín pegadas entre sí, a una cercanía de macetas pequeñas que cualquiera podría pisar por accidente. “Es suficiente espacio para echarme a dormir en el piso, ¿no te parece?”
“…” Samidare cerró sus ojos y negó con frustración. Otra conversación estaba en orden, pero no estaba de ánimos ni con la claridad mental para interceder entre ellos dos de momento.
“¿Y qué te trae por aquí? ¿Viste el mensaje de Kotegiri?”
“Esperaba hablar contigo…” llevó una mano a su mentón. “¿De qué mensaje hablas?”

En eso, el menor de los Gou llegó a la puerta del patio desde el interior de la casa. Este tenía un mandil puesto.

“Kuwana, nos van a faltar unos ingredientes…” comenzó, cuando entonces reconoció al pelilila y se alegró visiblemente. “¡Oh, Samidare! ¡Qué milagro que estés aquí!”
“Buenas tardes, no esperaba verte hoy,” dijo el otro, algo perplejo.
“¿Cómo no? Si envié un mensaje a todos ya que esperaba cocinar algunas recetas que he aprendido de un cocinero en ES,” dijo con una sonrisa ilusionada y orgullosa. “Quiero vivir bajo el ejemplo de mi senpai compañero de cuarto así que me harán el favor de degustar mis platos y darme críticas constructivas.”
“…” asintió. Supuso que en algún momento había dejado la conversa familiar en mudo. “Ya veo, haré lo que pueda…”
“¿Todo bien con el trabajo? Yo tengo muchas cosas que contarte, pero también quiero oír de ti. Ser policía suena aterrador, pero me enorgullezco de lo valiente que eres.”
“No creo tener nada importante que decir, siendo honestos…” negó pausadamente.

Entonces, una persona más terminó por manifestarse. Un pelirrosa también mayor que Kotegiri llegó corriendo y tuvo que agarrarse del joven para evitar caerse en pleno jardín.

“¡¿Ame-san está aquí?!” exclamó ese chico, quien se puso de pie y sus ojos se llenaron de lágrimas al reconocer al recién llegado. “¡Ame-saaaan!”

Luego de su exclamación, los demás le vieron con mucho temor, cuidado y suma torpeza sortear macetas, herramientas de jardín y plantaciones hasta que finalmente alcanzó a Samidare, a quien le dio un fuerte abrazo.

“Kumo-san, ¿estás bien?” este alzó una ceja.
“Hehe, Murakumo está muy contento de verte, Samidare,” Kotegiri rio un poco. “Justo nos comentaba a Kuwana y a mí lo preocupado que se siente por tu trabajo.”
“Yo le digo que si hubieras perdido un brazo o te atrapaba una balacera seríamos los primeros en saber,” Kuwana se encogió de hombros. “Pero sólo se preocupa más por algún motivo…”
“¡N-no juegues con mis nervios así! ¡Si algo le pasa a Ame-san sería muy serio!” le requintó el pelirrosa, molesto. “¡No lo trates como una broma!”
“Ay, por algo no podemos coexistir,” el otro negó, frustrado. “Y mira cómo ahora somos los únicos dos permanentes en esta casa…”
“…” Samidare dio un suspiro y se apartó de Murakumo con cuidado. “Me encuentro bien, Kumo-san. Hoy estoy en un día libre luego de una larga faena, eso es todo.”
“¡Sí, menos mal!” asintió un par de veces y pasó a mirar a un costado. “Me siento muy estresado últimamente, Ame-san. Intento practicar los ejercicios de respiración que me dijo el psicólogo, pero no creo que surten efecto. No sé qué más hacer…”
“Yo intenté que me ayudaras con la jardinería, pero te rendiste muy rápido,” dijo Kuwana.
“Pues tú me requintaste porque quebré el tallo de una de las flores que estaba plantando,” se defendió Murakumo, inflando sus cachetes.
“¡Pues la idea es que no lo quiebres, ¿no te parece?!”
“¡Ya, no peleen, por favor!” Kotegiri levantó sus palmas, alarmado.
“…” Samidare miraba a todos. Veía que realmente llevaba mucho tiempo afuera, él podría intentar apoyarles a que convivan mejor, al menos en algo. “Kotegiri, escuché que te hacían falta ingredientes para cocinar.”
“Eh, sí,” este asintió.
“Salgamos a un paseo a conseguirlos, que nos sirva de esparcimiento también,” sugirió tranquilamente. Lo primero era sacarlos de ese patio abarrotado donde apenas se podía respirar.
“¡Sí, me gusta la idea!” Murakumo se ilusionó. “Hay un parque camino al supermercado que podríamos cruzar.”
“Ya que, podría respirar un poco también,” Kuwana se encogió de hombros y se sacó los guantes. “Además quisiera ver si ya cambiaron las flores de estación.”
“Haha, verdad, supongo les toca pronto,” Kotegiri rio un poco. “¡En marcha todos!”
“…” Samidare asintió.

Así también, de paso, podría ver si podía encontrar un hueco de tiempo en el cual tratar con el motivo principal por el cual había regresado a casa esa tarde.



Luego del helado, el grupo terminó por ir a un McDonald’s para comer un rápido almuerzo.

“Almorzar luego del postre y ahora comer una cajita feliz, las cosas que hago por mi querida hija,” añoró Norimune, con una sonrisa sonsa en su rostro. “Me siento joven de nuevo.”
“Nadie te dijo que tenías que pedir la cajita feliz,” su HiME negó frustrada. “Y tampoco tenías que agarrar uno de los globos en la entrada. Esos sólo son para niños.”
“Ya que no quisiste aceptarlo de mí, será mi acompañante del día.”
“En serio no lo quiero.”
“Haha, no hay nada de malo querer gozar como un niño en ocasiones,” dijo Enmusubi, entretenida. “La señorita de los globos se alegró cuando Norimune lo tomó, así que nadie sale perdiendo aquí.”
“¿Pero seguro que eso es suficiente comida?” Sohayanotsurugi estaba pronto a terminarse su doble cuarto de libra. “Ya me dan ganas de pedirme otro.”
“No bromeo del todo cuando digo que soy un señor mayor, prefiero no exagerar con estas cosas de los jóvenes,” explicó pacientemente. “Además como un arma, dudo necesitar la comida tanto como una persona. Agradezco la preocupación, joven.”
“Bueno, viendo que ya todos andamos terminando con nuestros platos…” la mentora se apoyó en la mesa y se inclinó hacia Suzuka. “Pienso que es un buen espacio para hablar un poco, Suzuka. Dinos, ¿cómo te sientes? ¿Cuáles son tus observaciones de ayer?”
“…” la susodicha dio un suspiro y desvió su mirada. “Es difícil conversarlo. Preferiría no tener que repetir toda la historia.”
“Ya lo escuchamos con lujo de detalles ayer con las líderes de Hanasaki,” observó Sohayanotsurugi. “Enmu sólo quiere oír sobre ti. Las impresiones pueden cambiar mucho de un día para otro.”
“Sí, sí, además que nos enteramos de la decisión de Mamizou-san,” Enmusubi borró su sonrisa y asintió con seriedad. “Eso debe estar molestándote mucho aún.”
“Molestándome no es la palabra… realmente entiendo que la defraudé y me comporté muy mal, por más que peleé por lo que creí correcto…” miró a la mesa, pensativa. “Intenté pelear como una HiME en medio de una situación que, desde mi punto de vista, debió haberse tratado con diplomacia. Entiendo también que lancé la seguridad de muchos de Hanasaki al tacho bajo la esperanza de tratar de salvar a una sola persona. Por más que no hubo otra manera de ayudarla, por más que no sea correcto poner prioridad sobre las vidas de algunos por encima de otros… no quita el hecho que hice correr a todos un grave peligro… y que también ha habido gente inocente que terminaron pagando por lo sucedido…”
“…” Norimune le miraba atentamente.
“Aun así… no quiero rendirme a ayudar a las víctimas de Rizembool. Soy HiME precisamente por ese motivo, quiero salvar a quienes no pueden salvarse. Pero… no quiero volver a involucrar a los demás como lo hice ayer, por más que no haya sido mi intención…” Suzuka asintió y frunció el ceño. “Entiendo que tengo mucho que aprender y tengo que saber cuál es la forma de hacer las cosas.”
“Dices que no quisiste involucrar a los demás, y te creo, eso no lo dudamos,” el rubio asintió con pesar y sonrió frustrado. “Medio temo que involucrarme ayudando a las HiMEs le cause problemas a alguien que yo conozco, pero precisamente nosotros somos seres sociales y estamos involucrados con otras personas. No envidio a las HiMEs o a gente con mayores responsabilidades que otros. Por más que tengamos planes personales, siempre terminaremos afectando las vidas de otras personas, y lo de ayer es un buen ejemplo de lo inevitable que es.”
“Sí, debí haberle puesto un alto cuando Tenshi me dio el alcance en el muelle… no, hasta antes que eso, cuando noté la cantidad de gente que trabaja ahí,” dijo la HiME, apenada.
“Pero todavía estás preocupada por la chica a la que salvaron al final,” dijo Enmusubi, sonriendo comprensivamente. “Tienes razón al decir que no podemos ignorarla ni considerar a su vida menos valiosa al ser sólo una persona en comparación con todas las HiMEs de ayer. Tampoco se supone que arriesguemos todo para salvar a alguien quien se encuentra en un estado de coma, y cuya salud no es clara. Todo ello es difícil de digerir.”
“Realmente… se supone que las HiMEs tienen un mayor poder para batallar y enfrentarse a la guerra, pero nuestro poder adicional no se compara a todo lo que querríamos hacer. No hubo manera de alcanzar a esa chica sin ponernos en riesgo, y por más que nosotros estemos bien, sí hubo gente lastimada por nuestras acciones. Yo… me pregunto cuánto realmente podré proteger a quienes me necesitan sin ser irresponsable…”
“Sí es cierto que los pareceres pueden cambiar tanto en una noche,” Norimune sonreía con aprobación. “Me alegra verte considerando las cosas con la cabeza fría y ya no protestando por la llamada de atención de ayer. Sí tienes el derecho de sentirte afectada por lo que ocurrió y por esa pobre chica atrapada por Rizembool, pero también tienes en mente que debes comportarte y tener cuidado con tus movimientos.”
“No es algo que he logrado por mi cuenta, de no ser por tus palabras y las observaciones de Mamizou y las dirigentes de Hanasaki, no habría llegado a esta conclusión. Quisiera haberlo visto tan claramente, pero aun así… no me veo disuadiéndome con facilidad,” Suzuka se apenó. “Siento mucho los desastres. Ustedes no estuvieron tan involucrados como los demás, pero igual les debo ya que intentan atenderme tanto.”
“No lo menciones, sabemos que sí haces lo que puedes, por algo llevas ayudando al departamento de investigación,” observó Sohayanotsurugi, amenamente. “Pero ahora te toca ser una HiME y trabajar en asuntos como este.”
“Y para eso estamos los dos, el trabajo de HiME es muy duro para que ustedes lo tengan que lidiar por su cuenta,” Enmusubi asintió.
“Haré lo posible también…”
“Pero Suzuka, si me permites…” la mentora frunció el ceño. “Percibo que hay algo detrás de tu cometido de ayudar a otras personas. No sólo son los buenos deseos que muchas HiMEs deben tener al darse cuenta del peligro que Rizembool representa. ¿Acaso tú tuviste una experiencia negativa con Rizembool?”
“Yo…” se sorprendió por la pregunta.
“Eh, se puede decir que sí, pero les ruego que sean pacientes con mi hija,” dijo Norimune, sonriendo incómodo. “No es algo sobre lo cual ella guste de hablar…”
“Norimune…” pero Suzuka negó. “Está bien, supongo debería compartirlo con quienes son mis mentores…”

Ella dio un profundo respiro y ordenó sus pensamientos en lo que los demás la esperaban pacientemente. Era cierto que era un tema sensible y tabú a cierto modo, pero a la vez no tenía por qué quedarse así, no en medio de sus aliados y especialmente no con las HiMEs que buscaban depender de ella. Quizás Suzuka podría dejar sus sentimientos encontrados detrás y comportarse de una manera más madura si estaba dispuesta a compartirlo, todo con tal de aprender de sus errores.

“No hay mucho que sé al detalle, lamentablemente, pero yo fui capturada por Rizembool cuando todavía era una niña, y estuve captiva por unos años antes que Hanasaki pudiera salvarme,” dijo cabizbaja, con sus manos agarrándose mutuamente. “De todo ello apenas recuerdo algunas imágenes fugaces cuando fui raptada y cuando me salvaron. No tengo ningún otro recuerdo de ese periodo de tiempo que fue gran parte de mi infancia…” frunció el ceño. “Rizembool me robó varios años de mi vida que no puedo recuperar de ninguna manera, ni en mis pensamientos…”
“No puede ser…” Enmusubi se afligió y llevó sus manos a la altura de su pecho.
“Ni puedo saber qué fue lo que intentaron hacerme, o qué me habrán hecho en general. Sigo siendo una HiME, entiendo que de haber intentado usarme para algún experimento, yo seguramente habría perdido mi potencial, pero aun así… me considero afortunada de vivir como lo hago en el presente, sé que muchas otras personas víctimas de Rizembool no pueden decir lo mismo que yo…” asintió. “Es por eso que decidí ser una HiME y hacerle frente a Rizembool para proteger a aquellos que intentan lastimar, y salvar a quienes necesiten de ayuda.”
“Eso explica tu punto de vista muy claramente, Suzuka, ni hay que decirlo,” Sohayanotsurugi dio un suspiro y negó. “Ahh… lo lamento, no puedo ponerme en tu lugar. También entiendo la dificultad que tuviste con todo este asunto. Tuviste una oportunidad única de infiltrarte a un barco de Rizembool y buscar a algún captivo, y lo hiciste sin pensar en más al ser tu meta y un tema tan personal…”
“Sí, no pudiste decirlo mejor…” la HiME desvió su mirada.
“Ese es un parecer que yo ya conocía, no que ello lo haga menos problemático o trágico, pero no te olvides de considerar las cosas mejor a partir de ahora,” observó Norimune, con empatía, pero también firmeza. “Como alguien quien quiere proteger a otros, tú te afligirías si la gente resulta lastimada en medio de esta guerra, y eso es algo que nosotros los partícipes podríamos terminar causando. No es justo pensarlo así, pero nos corresponde tener mucha cautela.”
“Lo tengo presente, Norimune, te lo aseguro,” Suzuka asintió, aunque todavía se le veía pensativa. Ella terminó por apoyar su cabeza en ambas manos sobre la mesa. “Ahh, me decidí a compartirlo, pero me sigue pesando haberlo hecho. No es algo que otros tengan que atender.”
“Más bien, me alegra que decidas abrirte, como dices, son justo los mentores quienes más pueden apoyarte con estos temas,” el arma se mostró contento y satisfecho. “Admito que quisiera que lo hablaras más frecuentemente conmigo también, pero estás en el camino correcto.”
“Sigue siendo difícil de hacer, no es que no confíe en ti…”
“Suzuka, muchas gracias por darnos esta confianza, significa un montón,” Enmusubi sonrió. “Ahora nos toca a nosotros corresponderte con mucha dedicación y apoyo. Lo que has vivido es duro y también pienso que eres valiente por encarar a Rizembool en nombre de otras personas. Aquí estamos para que todos juntos veamos cómo lidiar con la guerra de la mejor manera. Vamos a ser un equipo a partir de ahora y siempre estaré lista para oírte.”
“Claro, gracias…” la peliblanca sonrió incómoda y resignada. Tal vez sí había dado un paso un poco largo al no sentirse muy cómoda aún, pero apreciaba los deseos de la otra. “Ahora que no tengo trabajos con Mamizou, tengo que ver qué más puedo hacer con mi tiempo libre.”
“Pues Enmu y yo ya decidimos que nos toca juntar a todos para entrenamientos rigurosos,” informó Sohayanotsurugi, con grandes energías. “No seré bueno con los asuntos del alma como Enmu aquí, pero aun sin poderes te aseguro que les haré más fuertes.”
“No lo dudo, joven, te ves muy atlético, te agradezco por tu dedicación,” Norimune asintió y miró a Suzuka de reojo. “Pero antes que te olvides, no sólo eres una HiME, querida hija. Tienes varias clases en la universidad y sinceramente me pregunto cuándo fue la última vez que asististe a ellas. Recuerda que ser HiME no te va a excusar del todo…”
“Ehh…” ella hizo una mueca de desagrado. “Quisiera no tener que pensar en ello…”
“¡Oh, no! ¡Las materias son también importantes! ¡Te buscaremos un tutor si lo necesitas!” exclamó Enmusubi, preocupada. “Al menos tú eres muy fuerte por lo cual no necesitas entrenar al mismo ritmo que las otras.”
“¡P-pero las peleas son más importantes!” la HiME se alarmó. ¿Se tenía que poder su deber con Hanasaki en segundo plano por esos cursos que quisiera no seguir?
“Fufu, como tu orgulloso padre quiero que triunfes no sólo en el campo de batalla. Aplaudo que otros se preocupen por tus notas, ahora sólo deseo que tú también lo hagas.”
“Tsk… entiendo que tengo que hacerlo, voy a ver, no se preocupen,” resopló. Sabía que no le convenía negarse a estudiar frente a todos, pero ni se acordaba qué era lo que estaba estudiando en cada materia.
“Verdad que las clases son otro tema importante, mis HiMEs deben mantener una vida sana y equilibrada,” Enmusubi dio un suspiro. “Es algo más que tengo que monitorear.”
“Eh, sí, sin duda, pero ni tú ni yo somos eruditos, ojalá la directora nos apoye con eso,” Sohayanotsurugi se encogió de hombros.
“Qué lisura, yo soy muy lista en el bienestar de las personas y el amor,” declaró la pequeña.
“Ajá, o sea, no tienes espacio para la masa gris.”
“¡¿Cómo te atreves?!” ella le comenzó a dar golpecitos y por su apariencia pareció una niña haciendo una pataleta.

El grupo continuó ese instante haciendo planes para el futuro cercano y pensando en formas de apoyar a las prometedoras HiMEs bajo su cuidado.

...


Eureka

Re: HiMEverse Episode V: The Rebels Strike Back
« Reply #971: February 29, 2024, 02:01:14 AM »
x2 yo también pensé que terminaría este fic pero u_u I tried

Más tarde traigo topes… estoy muy cansada

encima tengo que leer mis fics antiguos y ordenarlos para poder volver a enumerar ajskdladjs





“Qué aburridos son,” comentó Eureka. “Ninguno de ustedes tuvo algo interesante que contarme… a excepción de Ryoji.”
“…” El mencionado suspiró mientras continuaba con su labor de estilista improvisado. “Espero que no insistas con eso… y mucho menos que se lo vayas a contar a la persona en cuestión.”
“¿¡Me has visto cara de bocotas!?” Eureka se giró a fulminarlo con la mirada. “¡¡¡Yo sería incapaz!!! Además… me da vergüenza. Me siento culpable porque se conocieron gracias a mí…”
“Bueno, iba a pasar tarde o temprano. Tal vez nos volvimos amigos un poco más rápido porque llevamos el mismo curso contigo, pero creo que las cosas no habrían sido muy distintas si no alcanzabas vacante en Biohuertos…”
“¿Por qué lo dices?” Kanone se veía muy intrigado.
“Estábamos en el mismo curso… la habría conocido de todas maneras. Y claro, dudo que hubiera sido mi amiga tan pronto… o incluso en general. Aun así, habría llamado mi atención. Es… única.”
“Wow, loverboy~ Te dicen el chico de las poesías~” lo molestó Hizumi. “No sabía que ocultabas aquel lado tan romántico. ¡Estás perdiendo dinero! ¡Deberías dedicarte a escribir tarjetas de San Valentín!”
“No lo molestes tanto, Hizumi.” Eureka soltó una risita. “Pese a que me sorprende (y aterra) su repentino interés en Cho… No puedo negar que se me hace tierno. Es un sentimiento muy bonito y aunque joda a Ryoji en todo momento, sé que es un buen chico y se portará bien.”
“Siento que lo estás amenazando indirectamente,” comentó Kanone.
“…Tal vez.” Eureka sonrió. “Y… ¿Cómo fue, Ryoji? ¿Cuándo te diste cuenta?”
“¿No podemos dejar de hablar de ese tema?” Ryoji le suplicó. “Creo que suficiente de nosotros. ¡Tú deberías contarnos algo de tu vida! ¿Qué tal las cosas con Oikawa?”
“…” Eureka suspiró.
“Wow, van peor de lo que imaginé.” Hizumi silbó sorprendido.
“¿En serio?” Kanone se mostró curioso.
“No sé de qué están hablando.” Eureka se hizo la loca. “Regresemos a lo de Ryoji—”
“Si te hago un resumen rápido…” Ryoji se interrumpió a sí mismo al cortar un par de hebras del cabello de su amiga. “¿Me dejarás de molestar?”
“Quién sabe.”
“Anda, cuéntanos~” Hizumi le suplicó con una mirada de cordero degollado. “¡Es una excelente forma de desahogarse!”
“…O una maravillosa manera de cavar mi tumba.” Ryoji suspiró. “Bueno, ahí va: me di cuenta gracias a Minako-chan.”
“…” Eureka no se inmutó… hasta que, de golpe, se giró hacia él. “¿¡LA DEL CLUB DE CANTO!?”
“Sí…” Ryoji arqueó una ceja. “¿Es tu amiga?”
“No, solo la conozco de antes. Fue una de los extras del videoclip.”
“¿Qué videoclip?” Kanone ladeó la cabeza, confundido.
“…AYNOOOOOO” Eureka se tapó la cara de la vergüenza. “¡NONONONO!”
“Ah, ¿no le contaste a Kanone?” Hizumi sonrió de lado. “¿Tú sabes, Ryoji?”
“Sí, yo me enteré por ahí.” Ryoji sonrió. “Actuaste en un videoclip, ¿no?”
“…S-Sí,” admitió, derrotada. “Fue un favor que le hice a una amiga…”
“Ay, mamita. Qué risa. ¿Un favor para tu amiga? ¡Esto es mucho más jugoso que eso!” Hizumi sonrió de lado. “Supongo que no les ha contado sobre el cantante que anda cortejándola.” Y se aguantó las risas que amenazaban con escaparse de sus labios.
“¿Qué…?” Ryoji demoró unos segundos en unir las piezas del rompecabezas. “¿¡MIKEJIMA-SAN!?”
“NOOOOOOOOO” La HiME no sabía dónde esconderse.
“¿Quién es Mikejima?” Kanone se veía perdido. “No me nieguen el chisme…”
“Es el profesor del club de canto en el que participo. Eu es su asistente,” contó Ryoji, mientras daba unos últimos retoques al peinado de su amiga. “Creo que ya está. Hice lo que pude… aunque te recomiendo que vayas a la peluquería de todas maneras.”
“Gracias, Ryoji.” Eureka se giró a dedicarle una sonrisa. Acto seguido, se levantó y agarró la sábana para remover la parte que se encontraba reposando sobre sus hombros. Ryoji la ayudó a juntar las puntas para evitar que los cabellos salieran de su interior y se desperdigaran por la habitación. “Puedes… seguir contándoles mi desgracia.”
“¡Pero yo no sé nada! ¡Recién me entero!”
“Sabes quién es Mama.”
“¡Ah!” Ryoji sonrió. “Bueno, sí. Mikejima-san es un idol muy conocido en la industria. No lo había escuchado hasta que me pasaron la voz para llevar clases con él, la verdad… pero eso es porque no estoy muy al tanto de los artistas del momento.”
“¿Y cómo es?”
“Alocado. Y eso que nosotros somos un poco movidos…” Ryoji se quedó pensativo mientras tomaba asiento en la cama, al lado de Kanone y Hizumi. Eureka optó por quedarse en la silla que había ocupado para su corte de cabello. “Tiene muchísima energía y siempre está dispuesto a ayudar a todo el mundo.”
“Suena como todo un personaje.”
“¡Lo es!” Ryoji sonrió. “Me cayó muy bien. No sé si tiene preparación previa como director o profesor, pero parece que sí… Me impresionó lo organizada y divertida que fue esta primera clase.”
“Es un genio,” comentó Eureka. “Es muy hábil y tiene buenísimas ideas… solo que a veces se deja llevar por sus impulsos. ¡EN FIN! ¡Nos ibas a contar lo de Cho!”
“… Cierto.” Ryoji suspiró. “Bueno, me di cuenta conversando con Minako-chan. Cuando la conocí, sentí cierta atracción por ella… pero terminamos siendo buenos amigos.”
“Ahora que lo pienso… te vi con ella en la tarde,” comentó Eureka.
“¡Sí! Hemos hablado desde la audición. Ahí nos conocimos.”
“¡Un triángulo!” Hizumi se iluminó. “¡Esto se pone bueno!”
“¡No es un triángulo!” Ryoji suspiró. “Creo que está enamorada de… Ah, n-nada. ¡Eso no importa! Hablando con ella, me di cuenta… de que era muy extraño. Minako-chan y yo somos muy parecidos, pero… sentía que extrañaba a—”
“¡¡¡A CHO!!!” Eureka se llevó una mano a la boca. “¡¡¡OMG!!!”
“¡NO EXAGERES!” Ryoji se escondió en su bufanda, rojo hasta las orejas. “¡AAAH!”
“No, entiendo a Eureka.” Kanone rio. “Es cierto. A veces sientes que una persona similar a ti podría ser lo que necesitas… pero te sientes más atraído por alguien opuesto a ti.”
“…Siento que habla la voz de la experiencia.” Hizumi lo observó de reojo, confundido.
“¿Tal vez? Haha~” Kanone soltó una risa despreocupada.
“…” Eureka guardó silencio mientras los observaba. Las palabras de Kanone sonaban muy personales… Hizumi tenía razón. “Bueno, sigue con tu relato, Ryoji.”
“No, ahí termina.” Y se irguió para evitar que la bufanda volviera a tapar su rostro.
“Pero… qué raro. ¿Cuándo hablaste con Minako?”
“Hace una semana, más o menos. ¿Por?” Ryoji ladeó la cabeza.
“…Te he sentido igual en clases.”
“¿¡Estás loca!?” Ryoji la observó, indignado. “¿Crees que sería capaz de demostrar lo que siento? ¡Claro que no! ¡No quiero incomodarla!”
“No, no pensé que lo harías a propósito… Sentí que se te escaparía por ahí…” Eureka lo observó, curiosa. “A veces eres muy obvio.”
“Sí, yo también siento lo mismo,” dijo Hizumi.
“…¡¿Por qué nadie me tiene fe?!”
“Yo creo en ti~”
“¡Gracias, Kanone!” Ryoji le sonrió, aliviado.
“Bueno…” Eureka se cruzó de brazos, pensativa. “Me parece que fue un poco repentino, pero te apoyo. ¡Buena suerte!” Y levantó el pulgar.
“¡Suerte~!” Hizumi sonrió.
“Te irá bien, Ryoji.” Kanone también se unió al resto.
“¡Pero no pienso decirle nada!” Ryoji se mostró un poco confundido.
“Who knows? Tal vez algún día te animes a hacerlo~” Hizumi sonrió.
“Jah…” Ryoji suspiró, agotado con la conversación. “¿Ahora sí podemos cambiar de tema?”
“¡Sí, sí!” Hizumi se levantó, decidido. “Bueno, es mi turno.”
“¿Qué hablas? ¡Tu turno ya pasó!” Le reclamó Eureka, enojada. “Te dije que hablaras y dijiste que no tenías nada que contar.”
“¡Es que la valentía de Ryoji me inspiró!” Hizumi se burló de él. “Ejem, ejem… Yo debo contarles algo.”

Eureka se sorprendió al ver que su expresión se tornó un tanto melancólica de un momento a otro. El rostro de su amigo nunca mostraba emociones negativas… y la última vez que lo había visto triste o irritado había sido años atrás, al conocerlo durante el conflicto. Tal parecía que Hizumi iba a compartir algo muy importante para él. 

De lo que sabía, lo más trágico (y relevante) que sucedió en su vida en los últimos años había sido la “muerte” de Kanone. Pero ahora que el chico en cuestión estaba a su lado sonriendo divertido ante las ocurrencias del grupo, Eureka no le encontraba sentido al repentino tono sombrío en la voz de su amigo. ¿Qué había ocurrido en estos meses? Eso le pasaba por desconectarse del resto de sus amistades… las cosas no podían seguir así.

“¿Estás bien, Hizumi?” Le preguntó, preocupada. “¿Pasó algo?”
“No es tan grave como parece…” Hizumi volvió a sentarse, esta vez con una actitud completamente opuesta a la que había tomado al levantarse de su sitio. La emoción en su voz se había apagado en cuestión de segundos. “Aunque supongo que sí me afecta un poco.”
“Tranquilo,” Kanone le dio un par de palmaditas en la espalda. “Tú puedes.”
“Hace un tiempo… me reencontré con mi hermano mayor.”
“¡!” Eureka y Ryoji saltaron ante la revelación: ninguno de ellos sabía algo sobre la familia de Hizumi. Los Mizushiro siempre habían sido un misterio… pero parecía que dejarían serlo desde esa noche.
“Kanone ya sabe todo porque justo pasó cuando estábamos trabajando juntos. Él… Yaiba llegó con su familia durante el turno de la tarde. No me costó nada reconocerlo… se veía igual como lo recordaba. Ah, tal vez… debería contarles sobre mi familia en general.”
“Si gustas, pero no es obligatorio. No hay problema,” mencionó Ryoji.
“…” Hizumi guardó silencio por unos instantes. “Yaiba me crió desde los ocho años, más o menos… hasta que viajó fuera del país cuando yo cumplí 13. Me dejó en manos de uno de sus alumnos y mejores amigos, Kiyotaka, quien… bueno.”
“…Sí.” Ryoji le dedicó una mirada comprensiva. “Estamos enterados.”
“Es un maldito,” completó Eureka.
“Lo es.” Hizumi suspiró. “Pero me ha mantenido y lo sigue haciendo. Siento que le debo mucho, pero a la vez lo resiento por lo que me hizo. No tuve una adolescencia normal por su culpa… y sí, también por culpa de mi hermano. En fin. Lo cierto es que… conversé con Yaiba ese día. Lo he visto un par de veces en estos meses. El problema es que no siento nada.”
“¿Cómo así?”
“Al inicio me asustó pensar que debía encararlo. Sentía que me afectaría muchísimo… Y bueno, me armé de valor y lo confronté. Hablamos y… no sentí nada. Con el tiempo me di cuenta de que no me importa. Ya no quiero retomar un vínculo con él. Aun así, no puedo negar que me siento un poco solo.” Hizumi sonrió, apenado. “Mi única familia es Yaiba y siento que es un extraño. Si hablo o interactúo con él, es solo por compromiso… de verdad no quiero seguir tratándolo. Eso también va para Kiyotaka, pero aún no encuentro la forma de independizarme.”
“Son un mal necesario, por así decirlo,” comentó Eureka.
“Exacto.” Hizumi suspiró. “Y es irritante pensar que dependo enteramente de ellos. Estoy intentando ahorrar… pero me cuesta un poco dejar de lado mis malos hábitos.”
“Al menos no me has robado alguna tarjeta,” comentó Kanone.
“Y ya le devolví las dos que tenía a Lelouch.” Hizumi se animó un poco al recordar aquel detalle. “Pero bueno… estoy un poco estresado con todo eso, supongo. Quiero terminar la carrera lo más pronto posible para poder trabajar y vivir mi vida tranquilo.”
“Somos dos,” comentó Eureka. “Sé que mis papás son un problema que estoy evitando para preservar la poca sanidad mental que me queda… Tarde o temprano voy a tener que confrontarlo.”
“¿Qué pasó, Eu?” Ryoji la observó, preocupado.
“Nada. Solo siento que van a indignarse cuando les pida dinero para la renta… No me alcanzará con lo que mandan cada mes. ¡Y eso que intento ahorrar!”
“¿Cuánto te mandan?” preguntó Hizumi.
“…Prefiero no decir.” Eureka le sacó la lengua.
“Parece que tenemos una Hizumi 2.0~” canturreó Kanone, divertido. “Debo acotar que es broma. Nadie lo super—”
“¡Qué malhablado eres, oye!” Se quejó Hizumi. “¡Todos tenemos defectos!”
“Es cierto.” Ryoji soltó un par de risitas. “El tema es que a nadie le hacemos intervención… solo a ti.”
“¡ESO NO DICE NADA DE MÍ! ¡HABLA MÁS DE USTEDES Y EL BULLYING QUE ME HACEN!”
“A ver, nadie te hace bullying aquí. ¡Solo decimos la verdad!”

Eureka observó la discusión tonta entre sus amigos con una sonrisa en el rostro. Le alegraba haberse reunido con ellos aun cuando la oportunidad había surgido gracias a una pequeña tragedia.

Las confesiones y comentarios de los chicos la habían ayudado a notar que se había distanciado demasiado de la gran mayoría de sus amigos en los últimos meses. Suponía que era un efecto secundario de la ruptura: tenía sentido que quisiera pasar tiempo lejos de las personas que tenían cierto vínculo (al menos espacial) con Lelouch. Era sencillo interactuar con Madara o Tooru porque salir con ellos no implicaba tener que fingir apariencias y hacer como que el elefante rosado de la habitación no estab—

“¿¡Tooru!?” Eureka exclamó en voz alta, incrédula con lo que acababa de pasar por su mente.

Nunca lo había llamado por su nombre… ¿O sí?

Ah, tal vez se le había pegado por pasar tiempo con Kohaku.

…Sí, debía ser culpa del sobrino tierno de su amigo.





El bosque de Rizembool habría estado vacío de no ser por un par de parejas un poco entusiasmadas con la falta de alumnos a sus alrededores. Sho rodó los ojos al caminar entre los árboles: le irritaba que la gente tuviera terribles prioridades. Entendía hasta cierto punto la necesidad de estar junto a Souji en todo momento, pero su vida no giraba en torno a él… no lo suficiente como para ponerse a tirar en pleno campus. ¿Acaso estaban pegados con chicle? ¿Por qué no se podían esperar a llegar a sus casas? ¡O alquilar una miserable habitación en un hotel!

Sin duda, lo más irritante era salir del trabajo para regresar a Rizembool solo porque debía entrenar con su nuevo instructor. Luego de aquel correo tan aterrador, Sho se había propuesto seguir los lineamientos al pie de la letra… aun si eso implicaba entrenar con Adachi.

La noticia le había arruinado el inicio de la semana. ¿Quién mierda se atreve a mandar un mensaje de ese tipo un lunes por la mañana? Se notaba que solo quería joder… y no se equivocaba. Al día siguiente, amaneció con otro mensaje, donde Adachi le explicaba que debían juntarse a entrenar el miercoles en la madrugada. Estuvo tentado a contestarle que se vaya a la mierda, pero debía obedecer… no podía arriesgar su puesto de rebel una vez más. Sería una decepción para su hermano y para sí mismo.

Sho se detuvo al notar que, por andar tan ensimismado, había perdido su rumbo. No sabía en qué parte exacta del bosque se encontraba… ni cómo salir de allí sin destruir la propiedad privada de la universidad. Su reacción inmediata fue sacar su celular para revisar su ubicación: encontró que estaba cerca de la Facultad de Medicina.

“No sabía que colindaban con el bosque…” Sho nunca había visitado este rincón de la universidad porque no tenía amigos en esa facultad. “Eh. Supongo que Rizembool es muy grande.”

El punto de encuentro que Adachi le había indicado escuetamente era la parte trasera de la Facultad de Derecho… ¿Acaso la de medicina y la de derecho eran vecinas? Recién se enteraba de ello. Rizembool era tan inmenso como para conocerse el campus a la perfección. Dudaba que algún alumno lo hiciera… a excepción de Souji, claro. Él de seguro tenía amigos en todas las facultades. ¡Si hasta conocía muchísima gente en Hanasaki! No era jalado de pelos pensar que de seguro se había paseado por toda la universidad—

El crujido de las ramas a unos metros de su posición lo puso en alerta: colocó sus manos en el mango de sus espadas gemelas, preparado para blandearlas de ser necesario. Sin embargo, se llevó una decepción al notar que la culpable de aquellos ruidos era una joven de cabello largo y vestido blanco que, de un momento a otro, salió de uno de los árboles y caminó hasta cruzarlo en su camino.

“…” De reojo, Sho notó que la chica sacó su celular y se dedicó a teclear algunas cosas mientras se alejaba.

Qué rara.

Sho suspiró y continuó su trayecto. Aquel extraño encuentro lo había dejado un poco confundido: ¿quién se atrevería a recorrer el bosque por su cuenta a esas horas de la noche? Las parejas que había visto se habían retirado hacía un rato: lo había sentido al escuchar ruidos en su dirección. Sin embargo, solo había percibido la presencia de aquella chica cuando estuvo tan cerca como para atacarlo. ¿Acaso era una princess? O tal vez… ¿una HiME?

El pelirrojo hizo a un lado sus pensamientos cuando divisó a Adachi a lo lejos. El hombre yacía apoyado en uno de los árboles y parecía que conversaba con alguien en frente de él, pero el tronco tapaba a la persona. Aun así, Sho no podía descartar la pequeña posibilidad de que la demencia senil del viejo haya llegado al punto de alucinar gente a su alrededor.

Ah.

Al acercarse, notó que aún no había sucumbido a la locura. Un chico alto de cabello castaño y atuendo deportivo estaba a metro y medio de él. Se le hacía conocido de algún lado… pero no podía identificar quién era en ese momento.

“No pensé que tendríamos compañía,” comentó Sho, irritado.
“Mocoso.” Adachi suspiró. “¿En serio crees que podríamos entrenar a solas tú y yo? ¡Nos mataríamos en cuestión de minutos!”
“Ah, claro.” Sho se cruzó de brazos y sonrió de lado. “Los celos te ganarían… y te sacaría la mierda.”
“¿Crees que eso te conviene?” Adachi soltó una risotada. “Eres demasiado ingenuo. ¿Nunca te has puesto a pensar que aún le importo a Souji?”
“…” El hombre se mostró curioso ante aquel comentario. “¿Souji? ¿No estarán hablando de Souji Seta?”
“…” Adachi y Sho se giraron hacia él. “No me digas que lo conoces.”
“¡Sí! Tuve la oportunidad de compartir con él en—”
“¡¡¡CÁLLATEEE!!!”

Por primera vez en los pocos meses que se conocían, Adachi y Sho estuvieron de acuerdo en algo: cansaba escuchar el mismo cuento de siempre.



« Last Edit: February 29, 2024, 03:46:39 PM by Eureka »


Miyu

Re: HiMEverse Episode V: The Rebels Strike Back
« Reply #972: February 29, 2024, 06:05:42 PM »
Pequeñito y huevon error, sry :_D

3 #

El despertador sonó sobre las diez de la mañana. El día anterior había sido movido y bastante emotivo. Antes de levantarse Akeno giró en la cama y fijó la mirada en las cajas de Gen Narumi. Las cosas se apilaban alrededor de ella y estaba más que segura de que todas contenían figuras de anime traídas por Amazon.
Suspiró con fatiga, aún cansada por las cosas que sucedieron hace tan solo unas horas y la reconciliación que tuvo con su padre. El rostro de su primo se vino a su mente: los pequeños roces, abrazos y demás que tuvo con él.

Salió de la cama y caminó hacia la cocina, el olor a tostadas recién hechas y café molido inundó sus fosas nasales, Tobio hizo el desayuno y esperaba a su prima con una sonrisa grácil.

—Buenos días, Tobio—susurró ella con sus mejillas sonrojadas.

El roommates de ambos sonrió ligeramente detrás de sus largos flecos y sin prestar demasiada atención, continuó jugando con su consola portátil.

—Buenos días —elocuente le sirvió el desayuno en la mesada americana y ella se sentó en una de las sillas—. Akeno… ¿Cómo estás?

Ligeramente sonrojada, tomó la taza de café entre sus manos y sopló un poco antes de dar un trago.

—Estoy bien —levantó ligeramente la comisura de sus labios y cerró sus ojos con templanza—. Gracias Tobio, no tengo palabras suficientes para agradecer todo lo que hiciste por mí ayer.
—No agradezcas, somos familia —él le devolvió la sonrisa y se sentó frente a Narumi y su prima a desayunar—. Lavinia dejó un mensaje, dice que te recogerá a las doce para ir a la universidad.
 —Antes de ir, ¿me acompañarías a mi antigua casa? —le preguntó algo tímida, pues hacía tres años que no iba allí.
—Claro, claro —asintió—, tengo prácticas. Deja que le envíe un mensaje a tu padre y Azazel para pedir el día libre.

A las once ambos se disponían a salir del complejo departamental, siendo seguidos de cerca por una mujer extraña.

—Es Shija —le susurró Tobio y esperó a que los alcanzara.

Ambas eran como la antítesis de la otra, Shija se ubicó a un lado del hombre e iba caminando bastante tímida; traía puesto una parka negra larga, sin ningún tipo de corte para fijar curvas y un pantalón neutro del mismo color. Sombría como su rostro y mirada ojerosa.

—Tobio no tiene que estar a solas con una zorra —susurró despacio, para que ninguno la oyera.
—¿Shija-san? —Akeno la escuchó y se pegó de inmediato a su primo, haciendo que el brazo de él tocase sus senos. La cara de ambos se tiñó profundo carmín—. A mi primo le gustan las chicas voluptuosas como yo.~ ¿Cierto Tobi?
 
Shija frunció el ceño profundamente y mordió sus labios hasta que un poco de sangre salió de ellos. Tobio enmudeció, la mirada iba de la sorpresa a la vergüenza.

—Eso —intentó responder negativamente.
—¿Qué? —preguntó ella, presionando un poco más sus voluptuosos pechos contra el brazo de él—. ¿Acaso no me mirabas ayer con deseo, primito~?

Tobio se apartó rápidamente de ella y le dio la espalda a Shija. Aquellas palabras de su prima eran tan ella… tan atrevida… que no sabía si alegrarse o morirse de vergüenza. Antes de comenzar a caminar, el de apariencia andrógina fue retenido por Narumi y lo hizo quedarse dentro del edificio mientras los primos continuaban su camino.

—Lo que dices es mentira —intentó negar con todas sus fuerzas.
—¿Sí? —la mueca de ella lo decía todo y como respuesta su primo se inclinó para pedir disculpas.
—Eres atractiva Akeno, ni Va-kun es inmune a ti —continuó inclinado—, ten piedad de este pobre hombre.
—No me importa que me veas de esa forma —respondió reanudando la caminata—. Esa amiga tuya me llamó zorra sin más.
—Shija es así con todas las mujeres, no te preocupes por ella —al verla restar importancia a lo que sucedió anoche, la siguió para caminar a su lado.

El día soleado y caluroso hizo que ambos jóvenes fueran más informales; Tobio se fijó en la falda plisada larga de Akeno y cómo la tela hacía que su figura pareciera a la de una sirena.

—¿Están bien tus pies? —le preguntó al ver lo alto de sus sandalias.
—Son sandalias de plataforma recta, son cómodas —tomó una vez más el brazo de su primo para ir cómoda en el trayecto al templo donde vivió de niña.

Olió tenuemente el cabello de ella y dejó caer sus pestañas, aunque fuera una mujer de apariencia tentadora, seguía siendo frágil y ese pequeño pensamiento lo hizo recordar cuándo la estrechó de la cintura, lo que lo obligó a mirar el top corto y ajustado a su cuerpo que la hacía lucir seductora.

—¿Pasa algo? —lo observó un momento nuevamente y dobló la cabeza con incertidumbre.
—N-no —negó con la cabeza—, me volverás loco, Akeno.
—¿En qué sentido? —la comisura de sus labios se alzó con intensidad, pues sabía la dirección que iba tomando aquello y, después de que la ayudase con su padre y fuera tan amable con ella, no podía negar sus impulsos latentes que querían ir más allá con él.

Antes de continuar llegaron al antiguo templo de los Himejima, dónde Akeno vivió de niña con Shuri y Baraqiel, su madre y padre. Pasaron por varias esquinas y calles rectas, giraron en intersecciones, hasta llegar a lo que es un sendero adoquinado y algo descuidado; se movieron entre el camino de grava hasta llegar a unas largas escaleras ascendentes con varias puertas torii ubicadas en medio del camino, como todo templo tradicional. Aun estando descuidado la vista hermosa se alzó frente a ambos, con árboles tan altos y gruesos que los shide apenas se mantenían unidos.

—Está un poco descuidado —Akeno pronunció, soltando el brazo de su primo.
—Es normal, está abandonado —su acompañante la seguía de cerca, no la quería dejar sola ni un instante y menos en un momento tan difícil como aquel.

Los dos continuaron hacia la parte trasera del templo imponente y se dirigieron a la residencia, el lugar clausurado y totalmente cerrado les impedía pasar dentro de la propiedad y finalmente optaron por ir al Haiden, un pequeño santuario un piso más elevado que el templo principal para darle las ofrendas a los Kami.  Cada uno se turnó para colocar una moneda y tirar de la cuerda para hacer sonar una campana y rezar.

—Este sitio está en peores condiciones de lo que imaginaba —continuó la chica, caminando por los alrededores y siendo seguida por el otro.
—Puedes reclamarlo como tuyo y arreglarlo —Tobio le sonrió para darle ánimos.
—No creo. Mi madre ya no está aquí y nuestro abuelo le echará bronca a Suzaku-neesan.

Ambos siguieron con la caminata por las orillas del lago que queda a unos metros del templo. No era muy grande y los peces Koi ya habían sido retirados de allí, ni siquiera en el patio trasero del templo quedaba alguno en los estanques.

—Hay peces comunes —el chico se sentó en una de las bancas ubicadas para contemplar el paisaje.
—Sí —se ubicó a su lado con la mirada puesta en sus propias manos. Desanimada y totalmente ausente.

Mientras ambos seguían en silencio, cada uno pensando sobre sus asuntos, la bocina de un auto sonó a la distancia y varios mensajes llegaron al teléfono de Tobio.

—Lavi —mostró el mensaje a mujer, Lavinia estaba desesperada porque ya pasaban de las doce y la cita con la directora era a las una de la tarde.

Los dos se pusieron en marcha para ir al encuentro de la encargada del edificio dónde viven, pero Tobio la sujetó una vez más de la mano para impedir que continuaran. Estaban debajo de una de las puertas torii rojizas y la bocina de Lavinia subía en intensidad.

—Suzaku estará feliz de poner en pie el lugar de Shuri-san —con un semblante serio habló— y yo te ayudaré a que puedas ser feliz aquí.
—¡Grandes palabras para un galán! —aplaudió efusivamente Azazel y de entre los pliegues del kimono, sacó una botella de sake—. ¡Hay que festejar!
Akeno sonrió de una manera genuina, demasiado feliz por las palabras de su primo y lo abrazó, sin pensar en quién está allí, para luego ser regañados por Lavinia mientras los cuatro se dirigían a toda velocidad en automóvil hacia Hanasaki.

En pocos minuetos y varias pisadas del acelerador, el grupo llegó hacia la locación. Lo primero que Akeno divisó fue lo gigantesco del campus; ni siquiera Kuoh Academy, dónde hizo la secundaria alta, se comparaba a lo extenso del sitio.

—Pueden ir a mirar, iré con Lavinia para hablar de tu llegada —Azazel seguía vestido con su típico kimono y apestando ligeramente a sake. Lavinia, por otra parte, lucía hermosa usando una falda tubo y una camisa descubierta en los hombros.
—Te enviaré un mensaje, Tobi —le enseñó el celular la rubia, acentuando el hecho de que estuvieran atentos.

Los dos chicos caminanaron por largos minutos, dónde el silencio por parte de los dos fue una vez más el protagonista, los dos envueltos por el ruido y barullo de fondo casi no podían charlar. Las voces de otros sobrepuestas a las suyas, más la incomodidad aún latente entre ambos hacía que el lenguaje corporal fuera extraño.

—No nos alejemos mucho —rompió el silencio Tobio, rascando su propia nuca. Ella iba con una mano puesta en el antebrazo.
—Es lo mejor —con mirada evasiva intentaba no prestarle tanta atención a su primo.

Pronto la silueta veloz y ágil de una mujer apareció frente a ellos.

—Tobi, Tobi —con fuertes manotazos en el hombro lo saludó alegremente—. ¿Te acuerdas de mí?

Tobio pestañó repetidas veces, fijándose en el cabello rosado claro y desordenado. Se podía notar a simple vista que había estado corriendo por el campus, quizás como deporte, al llevar las típicas prendas de running.

—Musa —respondió rápidamente y ella sonrió ampliamente—. Hace bastante que no vienes al bar.
—Si tehehe, he estado ocupada con la U —lo empujó un poco y luego miró a la acompañante del hombre—. ¿Quién es? ¿Quién es~?
—Es mi prima, Himejima Akeno —Tobio la señaló con su mano y después a Musashi—. Ella es Miyamoto Musashi, una cliente frecuente del bar y amiga de hace años.
—Es un placer, Ake-chan —se colocó frente a la pelinegra con una mueca aún más de felicidad. Akeno medía unos centímetros más que ella y en busto rivalizaban—. ¿Estudias aquí? 

Akeno respondió de manera formal, inclinando su cabeza y después sorprendida por la actitud relajada y amigable de la mujer.

—Mi primo conoce demasiadas mujeres —aún inclinada susurró y después retomó su lugar—. No estudio aquí.
—Por ahora —agregó él—. Quizás estudie en el nuevo semestre, en todo caso, te la dejaré a tu cuidado Musa.
—¡Musashi lo hará! —gritó emocionada, esta vez golpeando el hombro de ella. Akeno notó la magatama de jade que usa como pendiente la otra fémina—. Tienen que visitar nuestro dojo y el club de running, es muy divertido.

Apenas fue alcanzada por el brazo de Musashi, Akeno terminó casi golpeando a su primo. La fuerza física de la otra era casi bestial.

—A ella le van las cosas más femeninas… como arreglos florales o la ceremonia del té —suspiró, viendo con lastima a su prima—, a mí me hace falta entrenar.
—¿Ho~? —con una mueca alegre fijó su atención en quien la retaba a duelo—. ¿Crees que me ganarás?
—Por supuesto que no, desde Nephilim que no estoy en un club de kendo —negó con la cabeza, mientras su celular sonaba y rápidamente intercambió miradas con Akeno—. ¿Musa, puedes llevarnos a la rectoría?
—¡Por supuesto! —acomodó la gorra desde la solapa y señaló el camino hacia el lugar—. Tres minutos y llegaremos, primitos.

En el tiempo acordado, los dos ya estaban frente al edificio. Lavinia agitando la mano con fuerza para llamar la atención e indicarles que entren.

—Azazel te está esperando dentro, Akeno —la mujer le sonreía con tranquilidad—. Con Tobi esperaremos fuera. 

Akeno respiró profundamente y luego exhalo, los nervios le estaban jugando una muy mala pasada. Fue por la mesa de recepción, donde nadie la detuvo,  y se dirigió hacia la única puerta abierta con el gafete que decía “Dirección” y más abajo “Miranda Lot”. Movió sus orbes amatistas hacia Azazel y luego a la mujer que se levantó una vez la vio entrar a la oficina. Ambos detuvieron una charla que ella mismo no pudo oir y se centraron en ella, su extutor agitó la mano por lo bajo para indicarle que se acerque a él.

—Es bueno conocerla, señorita Akeno —la directora le sonrió ampliamente y le tendió la mano, la mencionada le estrechó la mano con ciertas dudas y después de un minuto la señora volvió a tomar asiento y los invitó a Azazel y a ella a hacer lo mismo.
—Esta será la segunda HiME que te entrego, Miranda —su extutor sonrió ampliamente, casi con total seguridad de que ella iba a acercar, la chica lo codeó con fuerza como respuesta.
—Prefiero tomar mis propias decisiones, Azazel —murmuró la pelinegra molesta.
—Eso está bien —la directoria de Hanasaki, de porte elegante y distinguida, se diferenciaba bastante de su tutor: un loco, amante de las mujeres y el alcohol—. ¿Has reflexionado sobre la beca de estudiar en nuestra distinguida Institución?

Ella asintió y mordió ligeramente su labio inferior, parecía nerviosa.

—Quisiera estudiar la carrera de nutrición —después de meditarlo debía elegir algo relacionado a la alimentación y hacer feliz a sus amigos. Sin duda aquella carrera le iba al dedo.
—Eso es esplendido, Azazel ya mandó toda la información para realizar ya mismo tu inscripción —la directora se puso de pies una vez más, erguida, con paso firme y un semblante profundo, no podía distinguir si era serio o amable, algo cálida con sus ojos apuntando a Azazel y ella.

—Ya es mistad de año, ¿eso no es un inconveniente? —preguntó Akeno llena de dudas, pues normalmente eso es imposible de hacer.

  Miranda negó efusivamente con la cabeza y señaló fotos detrás de ella, algunas parecían de hace años y otras más recientes, lleno de jovencitas en diferentes poses y caras, no distinguió a ninguna. La mujer sonrió cálidamente y se paseó un poco por el mural decorado con marcos.

—Hay algo que debes saber sobre estas chicas y de tu decisión.

La más joven suspiró pesadamente y codeó repetidas veces a Azazel, todo lo que lo rodeaba siempre tenía que ser turbio y molesto, incluso la cita con Tobio había sido por algún motivo y ella lo sabía mejor que nadie.

—Todas estas chicas atrás mío —hizo una pequeña pausa, después de decir tantas veces las mismas palabras eso no lo hacía más fácil—, han puesto en riesgo su vida por proteger Hanasaki.

Akeno pensó en ello como una especie de broma, cuándo voltio su mirada a Azazel se estaba rascando su tupida barba y sin ninguna mueca.

—¿Qué? —inquirió, haciendo el ademan de levantarse ofendida.
—Antes de irte, deberías escuchar la historia completa —la retuvo del brazo el hombre.

Akeno volvió a sentarse, pero esta vez observó con el ceño fruncido a la mujer… atraerla con miel para burlarse de ella era una reverenda estupidez y maldijo no haber prendido su celular para grabar la conversación y exponerla en TikTok.

—Esto no es mentira ni una burda broma —aseguró Muranda, volviendo a dirigir su vista a las fotos y luego a la candidata a HiME—. Ellas han puesto sus vidas en peligro para defender y proteger nuestra institución. Solo un puñado de chicas son seleccionadas para ser HiMEs y proteger a Hanasaki de Rizembool, nuestra academia rival.

Antes de poder protestar o decir algo, la puerta se estrelló con fuerza y unos cabellos rojizos entraron apresurados a abrazar a Akeno.

—Señorita Gremory, ya me parecía raro no verla aquí —aún de pie, dejó escapar una pequeña risa. La cara sorprendida de la pelinegra siendo atrapada entre los cabellos carmesí de la otra chica era un espectáculo.
—¡POR SUPEUSTO, ELLA ES MI QUERIDA AMIGA! —la apretó un poco más contra sus senos.

En la entrada otra mujer, que parecía ser la asistente de la directora, bajó la cabeza como pidiendo disculpas a Miranda antes de cerrar la puerta. Rias era conocida por cuidar y proteger a sus amigos, ser tan protectora como una madre con sus retoños.

—Lo supuse cuándo entró con Koneko haciendo todo un escándalo —otra pequeña risa se filtró por sus labios mientras carraspea—. ¿Que la trae por aquí esta vez? Ya nos sacó un edificio equipado de dos plantas para su “Club de Ocultismo”, la transferencia inmediata de usted desde la Universidad de Tokio a Hanasaki y dulces tradicionales para Toujou.  ¿Qué quiere pedir ahora a costa de su amiga?
—La reconstrucción del templo de Akeno —subió su pulgar con una sonrisa— y obviamente clases adicionales de cocina para ella, con cursos fuera de la institución y lo que quiera ella.

Akeno la abrazó por impulso y con sus ojos como platos se fijó en la expresión de la directora; las demandas de su mejor amiga eran tan irreales que ella misma se negaría rotundamente, aún así se topo con la sonrisa tranquilizadora de Miranda y un intento torpe de mantenerse en rectitud.

—Antes de eso ella debe leer esto —colocó sobre la mesa algunos periódicos sobre la mesa y dio vuelta su portátil.

Ataques, destrucción, muertes sin resolver, accidentes… los diarios variaban en años y los de la Apple parecían más recientes… Akeno leyó algunos enunciados y no dijo nada por un par de minutos.

—¿Entonces estos sucesos ocurrieron por esta supuesta batalla entre sus academias?

Miranda asintió y Rias se alejó un poco de ella, colocándose a su lado de pie.

—¿Han muerto algunas de ellas? —señaló las fotos, sus dedos temblaban.
—Sí —no intentó poner excusas la directora, asintió y su mirada se oscureció. No parecía orgullosa de ese hecho.
—¿Dejaste que Koneko se pusiera en peligro por esta estupidez? —con el ceño cruzado sacudió a Rias. La pelirroja no respondió nada, sabía de su error—. ¿Están locos?

Koneko apenas rozaba los diecisiocho años, con un cuerpo pequeño y frágil; mandarla a pelear contra algo que no comprendían o que ni siquiera les correspondía le pareció inútil a Himejima.

—¿Creías que me iba a prestar para esto sin más? —la chica seguía furiosa y pisoteó los pies de Azazel que estaban puestos en sandalias de paja.
—¡Hey, tranquila! —el hombre intentó apaciguarla, ignorando el dolor que le dejó en su pie—. Piensa en las ventajas: una carrera universitaria en la prestigiosa Hanasaki, cursos de gastronomía gratis y la reconstrucción del templo de Shuri.
—Aparte de otras ventajas como clases particulares, tutores, podrás vivir en una residencia estudiantil gratis y más ventajas que los estudiantes comunes no tienen —Miranda agregó, volviendo a tomar asiento.
—El reconocimiento de tu abuelo y tu tío, el orgullo de tu prima —le susurró Rias, pues sabía que ese tema era importante para ella.

La elegida a HiME rodeó suavemente a su mejor amiga por la cintura y apoyó la cabeza sobre la falda de ésta. El olor a rosas que impregna a la pelirroja siempre la hacía calmar. Pensó en su pasado y cómo las cosas salieron mal por culpa de sus parientes, pero Suzaku había sido su segundo oasis en el desierto, el primero sin duda fue Gremory Rias.

—Las chicas que se enfrentan contra Rizembool se denominan HiMEs, obtienen poderes mágicos para enfrentarse a sus rivales o Rebels. El poder mágico se desata gracias al apoyo de las personas cercanas a ti, en especial de tu Key. Key es la persona más importante en tu vida y quien potencia tus poderes —apoyó sus manos sobre el escritorio y giró la portátil hacia ella para teclear algunas palabras y touchear otras, girando el objeto después de ponerlo en algunos archivos.

Las orbes zafiras de Akeno se separaron de su mejor amiga, aún manteniendo el abrazo, leyó la información que había allí. Eran poderes, armas y otras cosas que no entendió.

—Yo no tengo poderes mágicos —anunció con inseguridad—. Se han confundido.
—Una vez aceptes y hagas la prueba HiME lo manifestarás, de eso no hay duda.
—¿Y si no? —se apresuró a cuestionar.
—Lo harás, estas capacitada. Azazel nos envió datos de ti, estadísticas y eres apta, al igual que Toujou Koneko.

Los tres salieron del despacho sin haber dado respuesta afirmativa a lo de ser una HiME, antes que nada, no entendía en absoluto el conflicto y no podía creer que algo como una guerra con Mahou Shoujos se estuviera dando en medio de Japon.

Apenas salieron Akeno se precipitó hacia su primo y lo tiró del cuello de la camiseta para que sus caras quedaran a centímetros.

—¿Sabías de todo esto? —lo cuestionó como una fiera.
—¿Qué cosa? —preguntó él sin entender demasiado. Noto un ligero temblor en sus manos y la abrazó con cariño, haciendo que el rostro terso de ella se escondiera contra su cuello—. Akeno, no sé de lo que hablas.
—Yo —balbuceó algunas cosas, aunque terminó deslizando sus brazos hacia la espalda de Tobio. Sentía los latidos de su corazón a mil y como la sangre se dirigía a sus mejillas, el lugar entre los brazos de su primo se había vuelto su lugar favorito.

—Te dije que no iba a aceptar a la primera —con sus brazos como jarras, Rias salió de la oficina. Tan elegante como siempre y llamativa, con su cabello rojizo ondeando por la poca brisa del lugar.
—Aza, ¿qué hiciste? —Tobio levantó su mirada y lo apuntó directamente, se veía ligeramente molesto.
—Vamos, vamos, no seas así Tobi —el hombre se rió llamando la atención de las pocas personas que había allí.
—Es algo bueno y malo —Lavinia se unió a la charla, tocando su mejilla izquierda—. Digamos que esto es una decisión que cambiará la vida de todos ustedes.

En el auto de Lavinia le explicaron a Tobio todo lo que habían hablado con la directora de Hanasaki. En la parte de adelante, conduciendo, iba Lavinia y en el puesto de acompañante Azazel, atrás Rias, Tobio y Akeno. Las dos chicas se habían quedado dormidas sobre el hombro del primo de Akeno, quién se mostraba atónito y preocupado por toda la información recibida.

—S-supongo que el Key natural de Akeno será Rias-san —rascó su mentón el bartander y abogado de veinticinco años.
—Después de ver la escenita romántica de hace un momento lo dudo —a carcajadas iba bebiendo más sake desde una botella de barro tradicional japonesa.
—Eso —levantó su cabeza observando a Akeno, quien se encontraba exhausta en su hombro derecho. Se había vuelto inmune a las mujeres después de que en su adolescencia viviera con cuatro chicas, sin embargo, su prima debía ser la más lindas de todas las que conocía, algo que nunca diría a los cuatro vientos.

Al llegar a los departamentos de Grigori, Tobio se bajó con Akeno a su lado y se despidieron de los otros tres. Azazel iba a ir al bar, Lavinia hacia las instalaciones de Grigori y a Rias la dejarían en su casa.

Los primos se quedaron un momento en la entrada y se sentaron en la escalinata del lugar, al ser tan pocos ocupantes nadie se molestaría por ellos allí. 

—Azazel me mostró la información que envidió de ti a Hanasaki, eres increíble Akeno —el chico le acarició la cabeza con cariño—. Hasta me hace dudar si debo llamarte con honoríficos de nuevo.
—Si haces eso te empezaré a llamar Tobio onii-sama —ella hizo un pequeño puchero alejando la mirada de él.
—Las oraciones se volverían demasiado largas —sonrió casi por impulso—, seguro Narumi nos reta de nuevo.
—Sí —su semblante se iluminó tenuemente cuándo su primo le hizo caricias en su cabello.
—Puedes negarte a todo esto, lo sabes —Tobio le corrió un mechón de cabello hacia detrás de la oreja, sosteniendo la mirada en ella.
—Pero si me niego molestaré a Suzaku nee-san con la reconstrucción del templo y obtendrá críticas por parte de los ancianos del clan Himejima.

Akeno extendió sus pies por las escaleras, relajándose tenuemente sobre el frío mármol de la entrada y comenzó a jugar levantando un pie primero y luego el otro. Sus pensamientos revoloteaban por su cabeza entre lo que debía hacer, lo que podía hacer y las consecuencias de sus acciones.

—Rias pidió demasiadas cosas a la directora de Hanasaki —imitó el gesto de su prima y la miró de reojo.
—Esa mujer se reía mientras Rias soltaba demanda tras demanda —ella también sonrió y lo contempló, ambos tenían la mirada puesta sobre el otro.
—Nada de eso es legal, si pueden ocultarlo de la policía significa que hay bastante dinero y corrupción de por medio —el lado de abogado salió del primo.
—Bueno eso es evidente, es una prestigiosa institución llena de chicas con poderes —inquirió ella—. ¡Qué estupidez!
—Deben ser las buenas si defienden Hanasaki y no atacan a Rizembool. También es la primera vez que escucho de Rizembool, ya sabes… yo estudié en Nephilim que es una rama de Grigori —Tobio se levantó de las escaleras y tendió la mano a su prima para ayudarla a levantarse—. ¿Qué harás? Koneko-san ya aceptó.

Akeno dudó un momento, finalmente tocó con la punta de sus dedos los de él y luego rozó su palma acariciando la contraria. La mujer siempre había sido descarada y con un pequeño secreto que su familia compartía.

—Vas a hacerme enloquecer, Akeno —carraspeo Tobio, mientras alguien silbó debajo de ellos para apurarlos… era un delivery de Domino’s Pizzas con dos cajas entre brazos. 

Los dos primos terminaron pagando la entrega de Narumi junto a una guarnición de papas. Ambos subieron por el ascensor y fueron directamente al piso tercero, el que ordenó los pedidos salió rápido de su cuarto totalmente descalzo y desaliñado. 

—¡Oigan primitos! Los vi abajo y tuve que aprovechar para un pedido —los saludo con la mano derecha y en la izquierda su Nintendo Switch. Traía una camiseta larga mal puesta y unos pantalones negros algo anchos, con sus cabellos bicolor puestos sobre sus ojos.
—El sujeto nos retó por pedirle que estuviera en menos de diez minutos, dijo que quemó la pizza y escupió en las papas —Tobio dejó las cajas en la mesita de suelo y se sentó en el sofá—. Le tuvimos que dar el doble de propina.
—Sí, fue buen plan —Narumi argumentó feliz al comer y abrió la primera caja de Domino de lujo—. Coman, coman.

Akeno se acercó a la mesa luego de sacarse los zapatos de tacón y colocó las papas de mala gana sobre la mesa, se notaba que su humor se había vuelto febril y quería matar al supuesto genio.

—Ja ja ja —su risa robótica se hizo más pronunciada, mientras lo sujeta del hombro y lo aprieta con fuerza—. Narumi-san, ¿acaso haces esto a propósito?
—Que me caiga mejor Shija no tiene nada que ver en es… —antes de continuar ella le quitó la pizza y se la embarró en el rostro, haciendo que los ojos de él quedaran al descubierto. El chico era muy joven.
—Ah, es un crío —Akeno se alejó y le pasó un pañuelo—. Eso explica por qué es tan pendejo.
—¡¿¡¿Crío?!?! —se levantó de golpe tirando la comida al suelo—. Tengo veintidós años, soy dos años mayor que tú.

Los tres se quedaron discutiendo y hablando de diferentes cosas, incluyendo lo de Hanasaki; Narumi no era consciente de la historia de los Himejima ni de Akeno o Tobio, por lo que no pudo comprender la importancia de ser aceptados en el clan más cuándo su prima había depositado su confianza en ellos dos.

Después de cenar los tres se dispusieron a dormir cada uno en su cuarto, la candidata a HiME sacó su celular y entró a WhatsApp para hablar en el grupo dónde sus amigas intercambiaban mensajes, aunque ella hacía más de tres años que no escribía allí. Aún tenía el mismo nombre y eso le causó un poco de gracia, todos los recuerdos que hizo en la secundaria Kuoh los traía en su corazón.

Rias Gremory's Peerage
QUEEN: ¿Alguien despierta?
KING: ¿AKENO?
QUEEN: Buchou, hace pocas horas nos encontramos…
KING: Di por hecho que no tenías celular…
QUEEN: Nunca necesité uno…
ROOK1: Hacen que vibre mucho el mío
KNIGHT2: La primera charla de Akeno senpai y es peleándose con la Buchou… mejor nudes o nada…
QUEEN: Xenovia…
ROOK2: WHHHHAAAAA YA VENGAN A BEBER CONMIGOOO~
QUEEN: Hay menores aquí, Rossweisse.
BISHOP1:  ESTOY TAN FELIZ DE VERTE AKENO SENPAI, QUE DIOS TE BENDIGA Y A TODAS LAS DE ESTE GRUPO MENOS A XENOVIA POR PERVERTIDA. AUCHHHH!!
KING: ¿ESTÁS BIEN, ASIA?
BISHOP1: Sí, es que oré pensando en Dios…
KNIGHT2: ¡¡¡¡¡¡NUDES O NADA!!!!!!
ROOK1: DUERMAN. BYE.

Koneko giró en su cama blandita, mirando hacia la ventana de la casa. Apenas eran las doce de la madruga, pero por su estatura y estamina su cuerpo terminaba demasiado cansado y sin poder evitarlo dormía más de lo debido.

Recordó un poco de la conversación que tuvo con Azazel, Miranda Lot y Rias, aunque había aceptado casi por obligación de su mejor amiga, seguía con dudas en la cabeza. Quería hablar de esto con Gasper o Akeno para pedir sus opiniones, pero sabía que su otra mejor amiga estaba en la misma situación que ella y no quería molestarla.

“¿Un Key? ¿Alguien especial para mí?” pensó en su mente, parpadeando y extendiendo su pequeña mano hacia la ventana. La única persona que siempre la apoyó y cuidó como una hermana mayor era Rias, ella la acogió y hasta le dio un nombre. Así mismo sus amigas la recibieron con los brazos abiertos desde siempre. No sentía amor del tipo romántico sino parental, las quería a todas por igual.

“No necesita ser alguien especial como una pareja” recordó que le dijeron y se preocupó por si podría despertar esos supuestos poderes o no, también una vez se oficializara que se convirtió en una HiME debería estar atenta de un posible ataque de su Rebel.

Terminó por quedarse dormida, hecha prácticamente un ovillo entre las sabanas frescas de su cama y el aire acondicionado. Esa noche Morfeo la paseó por diferentes pesadillas, con cada una de sus amigas siendo su Key y muriendo entre sus pequeños y delgados brazos.
« Last Edit: February 29, 2024, 08:24:50 PM by Miyu »


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Mimi Tachikawa

Re: HiMEverse Episode V: The Rebels Strike Back
« Reply #973: February 29, 2024, 09:59:24 PM »
Después de una gira exitosa con POP´N Star, Momo finalmente iba a regresar a casa, estaba muy animado porque su hermano mayor Cain iba a regresar a casa después de mucho tiempo de vivir en el extranjero, usualmente Momo siempre vivía solo porque sus padres también se la pasaban viajando al extranjero, que todos los días siempre se la pasaba en casa de Miki mirando de reojo a su hermano mayor Kanata del cual estaba enamorado en silencio, tantas cosas que quería conversar con su hermano mayor al cual quería mucho.

Niisan!!!- Momo dejo sus cosas y corrió hacia su hermano mayor que se encontraba cocinando- bienvenido a casa!!!-

Momo…bienvenido a casa…- el rubio mayor de cabellos cortos y ojos de color verduzcos le sonreía cálidamente a su hermano menor.

¿Te vienes a quedar verdad? ¿¿Ya no te piensas ir pronto no??-

No me pienso ir al menos por un buen tiempo, recuerda que vivo en Londres, tengo una vida ya hecha allá y un trabajo al cual volver…-

Ya veo…-suspiro pesadamente-

Pero eso no significa que piensa dejarte a ti solo Momo, que esta vez quiero que vayas a vivir conmigo…-
Sabes que no puedo hacer eso Niisan, tengo una carrera de idol…además hay alguien que me gusta…así como tú, también tengo una vida hecha aquí, con muchos amigos a los cuales quiero mucho y no pienso dejar…-

Entonces trataré que mi estadía en Japón sea larga…para que mi pequeño hermanito no se sienta triste de acuerdo??-

Esta bien…pero ya no hablemos de eso y cuéntame lo que te ha pasado en este tiempo que has estado fuera de casa, ya tienes a alguien especial? Te has visto con nuestros padres?

Uhmm pues a la primera pregunta, si tengo a alguien y esa persona vendrá dentro de poco a visitarnos, no te diré más porque es una sorpresa…con respecto a nuestros padres, si los he visto y me han dicho que te mande muchos besos y abrazos de su parte.

Espero que también vengan pronto a visitarme, los extraño mucho…-mientras que ayudaba a su hermano mayor a servir la comida para colocarlo en la mesa-
 
¿Como vas en la escuela? ¿Tus actividades idol? ¿Ya te le declaraste a tu persona especial?

En la escuela voy bien, no tengo ni muy buenas notas pero tampoco estoy en los últimos lugares, y pues en mi carrera idol con Kokoro-chan y Runa-chan está muy bien, tenemos muchas giras, participamos en series de televisión, cantamos canciones de anime, tenemos muchos fans que nos quieren mucho, soy muy feliz siendo un idol, aunque tenga que vestir de chica, al principio me daba vergüenza pero ahora siento que es parte de mi…-dijo emocionado-Con respecto al chico que me gusta, aun no le he dicho nada, espero hacerlo pronto, es que Kanata-san es algo especial y no si se tomara en serio o no lo que le vaya a aconsejar, así que por el momento aun estoy callando mis sentimientos hasta que encuentre el momento oportuno para confesar mis sentimientos.

Como has crecido mi pequeño Momo…-Cain le acaricio suavemente los cabellos a su hermanito menor-mis papás estarán orgullosos de ti…-

Bueno entonces vayamos a cenar…-dijo el menor mientras comían alegremente

En la mansión de la familia Suou…

Tsukasa regresaba después de un día atareado en Hanasaki, como era el presidente de la clase tenia muchas responsabilidades, además que siempre estaba preocupado por la situación actual de sus excompañeros de Knights, ahora que Leo se habia transferido de Hanasaki a Rizembool, que Naru y Tsubasa se la pasaban ocupadas en otras actividades que no eran la escuela, además que la comunicación con Ritsu e Izumi no era muy seguida, era demasiado para un joven como él que aparte cuando se graduara de la escuela, tendría que formar parte de las actividades de la familia

Veo que por fin regresaste Tsukasa…- habló Rosaria mientras terminaba de alistarse para regresar a trabajar- hoy regresaré por la noche así que no me esperen despierta…-

Oneesama que te vaya bien y no te pongas en peligro…-

Y quien crees que soy yo? Soy una persona muy habilidadosa y muy fuerte, así que no te preocupes por nada…nos vemos…- ondeo la mano y se retiro de la mansión-

A veces es difícil poder convivir con mis hermanos mayores…-suspiro pesadamente le pelirojo, mientras que uno de los sirvientes de la casa se llevaba su mochila y le ayudaban a sacarse el chaleco de la escuela.
Se acercó al comedor y vio que su hermano mayor Marion se encontraba en la mesa tomando una taza de café mientras leía un periódico

Oniisama buenas noches…-

Tsukasa…-Marion dejo el periódico de lado y sonrio suavemente al ver a su hermano menor- que tal te fue en la escuela el día de hoy-

Lo normal…como siempre nada interesante…- se sentó al lado de él mientras le servían la cena- Y tu Niisama como va el trabajo? Atraparon al delincuente de clase SS?

Aún no lo hemos hecho, pero tenemos muchas pistas que nos van a dirigir hacia esa persona, por lo cual es cuestión de tiempo para tenerlo entre nuestra manos…por lo cual podré tomarme las vacaciones que tanto necesito, así que como se que eres un excelente estudiante, vamos a darnos un par de días libres para poder interactuar entre hermanos como se debe.

¿En serio? - dijo el menor de la familia emocionado- en realidad necesitaba un par de días libres por muchas cosas fuera de la escuela que me tienen preocupado, así que me sentará bien pasar un par de días libre a tu lado.

Entonces no se diga más, empezare con los tramites de los papeles para ir de viaje-

Muy bien entonces yo también hare lo mismo.

Entonces me ire retirando para empezar a hacer unos papeleos, así que me ire adelantando a descansar, que tengas una buena noche Tsukasa- se retiro-

El pelirojo menor se despidió de su hermano mayor y suspiro pesadamente- pensé que íbamos a cenar juntos, pero supongo que es por los deberes de los alumnos.



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« Last Edit: February 29, 2024, 10:06:26 PM by Mimi Tachikawa »


Cho


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Para cualquier duda y/o consulta las invito a postear en el foro de planeación.

Sin más preámbulos~

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