Si había algo que Sayaka había aprendido de todos estos años en Hogwarts, eso era quedarse en silencio cuando la situación lo apremiaba. Sobre todo cuando esperaba que nadie se diera cuenta de que estaba ahí y que, seguramente, estaba presenciando algo que no debería.
Pero hacía casi semanas que no veía ni la sombra de Luke. Nadie debería de juzgarla por querer entender qué era lo que estaba pasando.
“Sobrino. Cuánto tiempo sin verte, pequeño Luke.”
El joven (¿el tío?) que había llamado así a Luke llevaba el pelo suelto hasta un poco debajo de la nuca. Las ondas eran de un color platinado hermoso, pero hasta ahí era donde quedaba lo bello; en general se veía maltratado y sin peinar. El joven portaba unas ojeras pronunciadas de color rojizo, su mirada violácea se veía acuosa, como si estuviese cerca del llanto, pero su sonrisa ladina delataba todo lo contrario: una persona fría, alguien que parecía divertirse con ver al menor temblando en frente de él.
“Aegon,” respondió su amigo. “No sabía que tu escuela se encontrase tan en falta de talento como para enviarte en la comitiva.”
Al decir esto, Sayaka reparó en las ropas de sujeto: una túnica de color rojo oscuro, pantalones marrones, y una capa de invierno atada al hombro. El mismo uniforme que había portado Viktor Krum al llegar, lo cual significaba que el supuesto tío de Luke venía de Durmstrang.
Por un momento, la joven no pudo evitar sentir el mismo desasosiego que había sentido durante el verano ante el silencio de Charles. A pesar de los años de amistad, ni Luke ni Jace habían mencionado nada sobre tener familiares en Durmstrang… ¿Realmente eran sus amigos? Es decir, había pasado años pensando que era amiga de Charles… para que al final este la menospreciara de la peor manera posible…
“Tan encantador como siempre,” se rió el otro. “Hablando de encantos, ¿ya te cruzaste con Aemond? ¿O sigues evitándolo desde el banquete en que no dejó de mirarte toda la noche?”
Sayaka aguantó un respingo de la sorpresa al ver cómo el nombre del tal Aemond tenía un impacto total en Lucerys. El chico había empezado a temblar tan solo de la mención y su rostro había palidecido rápidamente. Nunca había escuchado aquel nombre tampoco… Y si bien recordaba haber visto a Luke tenso durante el banquete desde su mesa, no había notado que otra persona estuviese mirándole desde lejos…
“¿Qué quieres, Aegon?”
“Saludar. ¿Qué acaso mi hermana no te ha enseñado modales?” El tal Aegon resopló, se cruzó de brazos y chasqueó la lengua. “Al menos mi madre tuvo la cortesía de avisarme de antemano de que me encontraría con una sarta de inútiles a los cuales debía de dar aunque sea el mínimo respeto.”
“A lo que Lucerys se refiere–”
Sayaka dio un salto al sentir la mano en su hombro y la potente voz a su costado.
Jacaerys estaba ahí, a su costado, fulminando con su mirada al tal Aegon. Sayaka sintió como ella también palidecía al ver la mirada atónita de Luke puesta sobre ella, descubriéndola escuchando su conversación.
“–Es por qué estás perdiendo tu tiempo con esta sarta de inútiles, Aegon.”
“¡Jace!” Saludó este como si nada, manteniendo aquella sonrisa. “¡Qué chica tan linda! ¿Es tu novia? ¿Por qué no me la has presentado?” Sayaka no pudo evitar retroceder un poco para quedar detrás de Jace. No le hacía nada de gracia aquel tipo.
“¿Entonces, Aegon? ¿A qué vienes en realidad?”
“Ya, ya,” el chico rodó los ojos. “Sólo quería divertirme un rato con el pequeño Luke, que no lo veo desde hace mucho.” Aegon rió y se acercó a Lucerys, abrazándolo de costado. Sayaka notó como Jace se alejó de ella en dirección hacia ambos. “No es todos los días que se puede tener un momento a solas para saludar a quien mutiló a tu hermano, ¿o sí?”
“–a quien mutiló a tu hermano–”
“¡AEGON!” Gritó Jacaerys, avanzando hacia él.
Pero todos los presentes se quedaron congelados al darse cuenta de que la voz de Jace no había sido la única en llamar al joven.
Todos se voltearon a ver a la nueva persona que había llegado.
Largo cabello platinado, liso y brillante, ondeando en el viento. Un cuerpo esbelto que no sólo relucía el uniforme de Durmstrang, sino que parecía haber sido creado para mostrarlo ante todos. Facciones muy definidas y angulares, dándole una belleza casi irreal a su rostro.
Un ojo lila.
Un parche negro que cubría el otro.
“–a quien mutiló a tu hermano–”
“¡Aemond! ¡Hermanito! ¡A buena hora vienes a unírtenos!” Vociferó Aegon entre carcajadas, al ver cómo los hermanos Velaryon se habían quedado congelados en su sitio.
“–a quien mutiló a tu hermano–”
Sayaka miró a Luke. Luke le devolvió la mirada.