Uuu, es como que esto no cuadra: he tenido que redirigir el fic porque estos se me juntaban solicos... así que aunque me ha quedado forzado, al final ya estoy en la ronda 4 pah tus morros Alba, ya se encargue Marta de animarte <3
Sorry but you are not allowed to view spoiler contents.
Que cabecera más bonica Sayi <3
jiasjiasjias gracias
Bueno, ya sabes que todas las cabeceras que haces son bonitas <3 <3 <3 tan azulita <3 me encanta.
Personaje A y B son mejores amigos, pero uno de ellos está enamorado del otro
Gyro // Johnny
Gyro suspiró largamente, haciendo de tripas corazón, y es que hay decisiones, las que se deciden con el corazón en vez de con la cabeza, son decisiones que crean abismos de dudas. Él había tomado la suya, y era el momento de ignorar esas voces deprimentes que le gritaban que se equivocaba. Era el momento de dar el paso más importante de su vida.
-Johnny… -había compartido habitación con el americano mientras terminaba su carrera de medicina, este miraba la lluvia por la ventana con el mentón apoyado en la palma de su mano, casi distraído y sin que Gyro supiera muy bien de si le estaba escuchando. Se había comportado así desde que le había dado el anunció de que regresaba a Italia.
-Johnny… he decidido rechazar el puesto de trabajo en Napoles.
Aquello sí que pareció llamar la atención de Johnny, apartando la mirada y observándole de manera estoica.
-He decidido seguir estudiando, hasta que salga una plaza en el hospital, el que más cercano quede de tí.
Había sido una decisión de última hora, incluso tenía su equipaje preparado, se sintió mucho mejor al decirlo, sonriendo incluso a Johnny, que arrugó la frente intentando comprender a qué se refería Gyro más allá de sus palabras.
Aquella cara de enfado, no era lo que Gyro hubiera esperado, o mejor dicho, deseado… ¿tanto era pedirle una sonrisa por la noticia?
-¿Por qué lo haces, Gyro?
-Vaya, pensaba que lo había dejado bastante claro, -puso los ojos en blanco, hablando como si se estuviera conteniendo para no enfadarse-, a ver si nos limpiamos mejor los oídos: quiero quedarme a tu lado, Johnny.
Ya esta, ya lo había dicho. No es lo que Gyro llamaría una confesión, pero había sido arrancar esas palabras de algo que estaba muy dentro de él, un deseo inconfesable que siempre le llevaba a pensar en su Johnny. Renunciar a todo por él, renunciar incluso a su dignidad por una palabra… Gyro estaba completamente en sus manos.
Para Johnny hubiera sido fácil dejarse llevar por las palabras de Gyro, hubiera sido más fácil creerle que ponerse a la defensiva. Pero el férreo control de sus emociones, le sirvió de escudo una vez más; como si los sentimientos de Gyro fuesen un arma que pudiera destrozarlo.
-¿Estás de broma?
Gyro se mordió el labio, contrayendo el rostro por el dolor, girando la cara un instante después para no tener que pasar la vergüenza de que le vieran. Era la peor respuesta que esperaba, rebajar sus sentimientos a la altura del polvo.
-No… no bromeaba, Johnny.
El americano estaba conmocionado por la reacción de su amigo, estirando la mano para tocarle el hombro, llamando su atención para que girase y lo mirara.
-Oye Gyro… puedes contarme lo que sea.
-¿Tú no te enteras de nada, verdad Johnny? -Se sacudió apartando su mano. Johnny no se lo tomó nada bien, volviendo a la defensiva.
-¿De qué tendría que enterarme?
Se hizo un silencio tenso entre ambos.
-Por favor, Johnny… no hagas que me humille más -Gyro se giró para observarle, pero contra más miraba a su Johnny, más clara tenía la respuesta que este iba a darle, y sin embargo, había llegado a un punto de no retorno, donde no podría huir sin contarle la verdad.
-No digas tonterías, Gyro, te humillas muy bien tu solito.
-Además de lisiado, eres retrasado… -apretó los dientes ahogando un gruñido enfadado-. ¿Para ti simplemente soy el que dice las tonterías?
Johnny le giró la cara, mirando de nuevo hacía la ventana, sin querer responder. Aquello era más de lo que Gyro podía soportar, la indiferencia por parte de Johnny, le hizo venirse abajo, ya no estaba ni enfadado, simplemente desesperado.
-Perdona Johnny… no quería reírme porque fueras en silla de ruedas, tienes razón, siempre digo tonterías -se sentó en el suelo, de rodillas a su lado, apoyando la cabeza contra su brazo mientras con los dedos le recorría el interior del antebrazo, siempre le habían dicho que tenía unas manos muy suaves, esperaba que aquel tacto delicado llegase hasta su Johnny y de algún modo le ayudase a perdonarle.
-Se acabaron las bromas, ¿te parece bien, Johnny? Mira… yo… -le acarició la muñeca, colando sus dedos y entrelazandolos con los de la mano de este que no terminaba de corresponderle- yo te quiero, Johnny. No he podido marcharme porque me he dado cuenta de que no podría soportar estar lejos de ti.
Ya no podía decirlo más claro.
-Basta, Gyro… yo…
Gyro se lo había jugado a una carta, y aun así… seguía sabiendo que nada cambiaría la respuesta de Johnny.
Johnny jamás iba a ceder, era imposible que alguien le amase en su situación.
-Yo… no merezco que te rías así de mí. Basta.
El italiano sonrió, vacío, la esperanza lo había devorado, y cuando no quedó nada que la alimentase, le había dejado vacío.
-Johnny… ya no lo soporto más… si no me crees, si ahora no me crees, no tendré fuerzas para seguir a tu lado.
-Entonces vete -le soltó la mano, dedicando toda su atención a la lluvia al otro lado de la ventana. Pese a todo, todos sus sentidos estaban puestos en Gyro, le sintió levantarse silencioso, arrastrando su equipaje y cerrando la puerta despacio. Saliendo de su vida para siempre.
Sobre el alfeizar de la ventana, Johnny se cruzó de brazos hundiendo el rostro entre estos, terminando por llorar.
Sabía que Gyro iba en serio y… sabía que le correspondía. Pero, Johnny desde su accidente lo había sabido: nunca podría ser feliz, no se merecía ser feliz… ni arrastrar a nadie a esta infelicidad, y su Gyro, no se merecía a alguien como él.
Aunque se hicieran daño, lo mejor era estar solo.