Vengo super super rápido a dejar aporte
1.“¿Quién es?”
“Eeeeees… Haru, dice que ya no hay más tinte color lavanda en el Sally Beauty u_u”
“…”
“: )”
Sabía que era una mentira estúpida, pero si al menos conseguía sacarle una carcajada al idiota en frente de ella, lo valía.
“…”
“:’)”
“¿En serio piensas que me voy a creer eso? Tu cara decía otra cosa.”
“Dude, mi look pastel goth está en juego. ¿Por qué no me preocuparía?” Lelouch entrecerró los ojos, sin despegar la vista de ella. “¡EN SERIO! A diferencia de esos cambios de look que tenía cada cierto tiempo cuando era HiME, ahora dependo de botes de Manic Panic y agua oxigenada. La calle está dura, Lelouch. A veces hasta compro los tintes marca Ion porque no hay plata. ¡ION!” En vista de que su enamorado ni se inmutaba, Eureka suspiró. “…Miranda me mandó un mensaje pidiéndome que la contacte ni bien tenga tiempo y me preocupa un tantito.”
“¿Un tantito?”
“Sí, solo un tantito.”
“¿Por qué?”
“Puede que sea por los informes que debo entregar esta semana al Servicio Psicopedagógico de mi facu. Sí sabes, por el rollo del retiro de cursos, mi depresión, blablablá.”
“¿Pero no me dijiste que ya estaban listos?”
“Sí”
“¿Entonces?”
“…”
“¿Es otra cosa, no?”
No quería preocuparlo a él también: era algo que les había costado dejar atrás y volver a mencionarlo sería complicar de nuevo las cosas. La pelea entre Rizembool y Hanasaki le traía a la mente no solo los atentados, las batallas, lo difícil que era vivir con ese sentimiento de angustia… sino también los errores que había cometido y las miles de maneras en las que lastimó a su enamorado. Recordarle eso no iba a ser tan agradable.
Apareció en su mente la imagen de cierta persona, quien había fallecido por aquel tiempo, y tuvo que sacudir la cabeza para recordar que ya había pasado mucho tiempo y que era hora de olvidarse por fin de eso.
No había ninguna prueba que demostrara que Miranda quería hablarle sobre
aquel tema, pero tampoco quería descartarlo tan fácilmente, por temor a llevarse una sorpresa no tan grata.
Era mejor aceptar que la posibilidad existía.
“Tengo miedo de que se relacione de nuevo con los rebels. Sé que ha pasado un montón de tiempo pero aun así…”
“No te tortures por gusto y llámala, mejor.”
Eureka se incorporó en la cama, y marcó el número de Miranda. A su lado, Lelouch se sentó y acomodó las almohadas a su alcance de tal manera que a ambos les servían de respaldar. Al voltear la cabeza levemente, notó en la repisa de la cama las miles de figuritas de colección que la chica se había comprado con el paso del tiempo —lo que la psicóloga había mencionado que era una manera de lidiar con sus problemas: a más estrés, más compras sin sentido—, acomodadas en un orden aleatorio, algunas con un poco de polvo.
Suspiró, haciendo una nota mental de ofrecerle ayuda para limpiar la repisa en un futuro cercano. Estaba casi seguro de que su enamorada se rehusaría, pero no perdía nada con intentar. En algún momento la acumulación de polvo le sería dañina, y era mejor prevenir que lamentar.
“¿Aló, Miranda? Sí, buenas tardes, soy Eureka. Llamaba por el mensaje que me mandasTEEEE… ¿QUÉEEEE? ¡P-PERO!” Su rostro palideció. “Oh, okay, okay, mejor hablamos frente a frente sobre esto. ¿Yo? Ah, ando libre mañana en la mañana. Okay, Cuídate.”
“¿Qué fue”
“Es por—”
“¡HOOOOOOLAAAAAA”
El grito se escuchó antes de que Hizumi Mizushiro se hiciera presente en el cuarto. Entró dando pequeños saltitos de felicidad, y se desplomó en el sofá rojo, luego de hacer a un lado el morral de Lelouch. “¡Aprobé mi práctica de Macroeconomía!” Anunció, entusiasmado, pero luego se quedó confundido con la tensión latente entre su pareja de amigos. “¿Hn? ¿Qué pasa, Eu? ¿Lelouch está jodiéndote?”
“…Oye.” El mencionado lo miró con desdeño. Hizumi le sacó la lengua y tiró levemente de su ojo derecho, un típico gesto infantil del chico.
“No es eso.” Se preparó mentalmente para responder, y luego de darle muchas vueltas al asunto, decidió que lo mejor sería hablar de una vez por todas. “Miranda… me pidió que sea HiME de nuevo.”
Hizumi y Lelouch intercambiaron miradas por unos instantes, luego voltearon a observar incrédulos a la chica.
“¿PERO QUÉ?” El peliverde fue el primero en hablar.
“Me dijo que era mejor conversar sobre esto en su despacho. Pienso ir a darle una visita mañana antes de clases.” Se levantó, para caminar unos pasos y apoyarse en la pared. “Igual, quiero discutirlo con Haru antes de eso. Si es posible, con otras HiMEs también.”
“Me parece injusto, ya estabas mucho mejor… ¿y ahora esto?” Hizumi frunció un poco el ceño.
“No hay nada que hacerle. Más bien, llegaste en el momento perfecto… te quería preguntar algo.”
“¡Dime!” Le sonrió el chico.
“¿Rizembool te pidió que vuelvas a ser rebel?”
“Sí, hace unos minutos. Me mandaron un mensaje. Lo borré porque pensé que era spam.”
“…Qué”
“El spam no es tan específico, Hizumi.” Le dijo Lelouch.
“Hmmm, tienes razón.” Se paró, y empezó a husmear entre los cajones de su amiga, buscando algún dulce. “No la pensé, supongo.”
“¿En qué andabas?”
“Quería un sándwich de pollo en un café de la estación del tren. Fue ese reflejo raro de ‘oh, mensaje, spam, borrar’. Mi sándwich era más importante.” Encontró la barra de chocolate, y revisó su empaque. “Wow, chocolate bitter y naranja.”
“Admiro tus prioridades.” Comentó Eureka.
“Damn right~ No iba a aceptar de cualquier forma. Estoy un poco oxidado para eso y luego de que los traicioné, no entiendo por qué me quieren de vuelta.” Dijo, mientras metía el dulce en su bolso.
“Eras bueno, de seguro por eso.”
“¡Gracias~!”
“…Mejor tenerte de mi lado.”
“I know.” Le guiñó el ojo. “Welp, los dejo. Eu tiene que pensarla.”
“¿Cómo sabes que no me rehusaré de frente?”
“No sé si Hizumi piensa igual… Pero yo tengo el presentimiento de que si vuelves a ser HiME, lo harás por nosotros.” Murmuró Lelouch, pero Eureka llegó a escucharlo.
“No te equivocas.” Le sonrió, y su enamorado le devolvió el gesto.
“¡ME DAN URTICARIA, VÁYANSE A SER MELOSOS A OTRO LADO!” Hizumi hizo muecas de asco y se levantó de su sitio, corriendo a la puerta. “Pero sí, yo pensaba lo mismo también. Bueno, los veo lueguito. Ah, Eu”
“¿Qué?”
“…Kanoneestávivobye”
“…Qué”
“NADA”
“VEN ACÁ HIZUMI DE MIERDA”
Hizumi se escapó y no lo encontró hasta luego de un par de horas. Apareció de nuevo en la casa por hambre, y como vivía de la comida del lugar –porque la plata que Kiyotaka le mandaba se la gastaba en chucherías—, iba a regresar tarde o temprano. Sin embargo, ni bien entró por la puerta se chocó con su amiga, y supo que ya no había otra forma de salvarse.
Eureka lo arrastró al puesto de comida más cercano y pidió un relámpago para llevar. Se fueron a un parque, le lanzó la bolsa con el dulce y caminaron a unas bancas, donde tomaron asiento.
“Eso que dijiste… ¿es cierto?”
“Sí.”
“No me mentiste.”
“Nope.”
Era un chiste cruel por parte de su mejor amigo y esta vez no se lo iba a perdonar. Le había costado tanto restaurar la confianza en él que perdió cuando se enteró de que por asuntos relacionados a un tal Kiyotaka y una agencia de asesinos, Hizumi había tenido que ‘desaparecer’ a Kanone Hilbert, a vísperas de la gran batalla final entre Hanasaki y Rizembool. Kanone había sido su rebel, quien al enamorarse de ella, dejó Rizembool y la persiguió a Hanasaki para conquistarla de alguna u otra forma. Por más de que sus intentos fueron en vano, cultivaron una amistad muy fuerte.
Le dolió en el alma escuchar la noticia y pasó mucho tiempo sin tragársela, por lo inverosímil que sonaba y lo poco probable que era. Pisó tierra cuando varios de los chicos de la agencia dejaron de contactarla por todo el problema. Ninguno fue capaz de perdonarle ser amiga del asesino.
Con todo eso, había considerado que la amistad que tenían Hizumi y ella se terminaba. Por estos sucesos, lo perdió como knight justo en ese momento tan crucial, y por si fuera poco, también perdió a su Meister, quien había sido parte de la agencia y aún no procesaba los hechos.
Una charla con su hermano la hizo entrar en razón y aceptó de nuevo al peliverde en su vida, bajo otras condiciones. Al inicio, sólo era para la batalla de Hanasaki. Aún no lo perdonaba.
A la larga, la barrera que quería colocar entre ambos no funcionó de nada y retomaron la amistad, aun cuando a veces dudaba del chico. Sin embargo, prefería tenerlo cerca, vigilado y a su lado, que darle la oportunidad de regresar a Rizembool, o peor, hacerse su enemiga. La rivalidad entre ambos institutos se había disipado pero las heridas de la guerra no se cerraban tan fácilmente: iba a ser difícil olvidarse de todo en un abrir y cerrar de ojos. Por más de que intentara convencerse de que todo había vuelto a la normalidad, no podía bajar la guardia en ningún momento. Además, Hizumi era muy peligroso y lo había confirmado con la muerte de Kanone.
Oír que el chico había estado vivo todo este tiempo era peor que la noticia de Miranda.
<<Bueno, van por ahí, creo>>, pensó, y luego rio amargamente al darse cuenta de que los problemas se le habían juntado. Daba la casualidad de que era justo en el momento en el que veía progreso en su vida y calma alrededor de ella.
“¿Dónde está en estos momentos?”
“Pueeeeees” Eureka quería fulminarlo en ese mismo instante. No tenía tiempo para nada más: solo quería oír las explicaciones del caso. Le frustraba ver al chico intentando alargar el asunto cuando podía ir directamente al grano. “No necesitas ser tan agresiva. Yo no sabía de eso hasta hace poco: me llamó como si fuera la cosa más normal del mundo. Nunca te conté como fue todo, y no necesito entrar en detalles, pero cuando lo ‘maté’, lo dejé en su apartamento y llamé a la policía. Supongo que ahí aprovechó y, I don’t know, ¿se escapó?”
“¿Pero y el cuerpo que estaba en el féretro?”
“No lo subestimes. Kanone tenía muchos contactos, incluso hasta en la morgue. Le habrán prestado un cuerpo parecido al de él, lo habrán maquillado, no tengo la más mínima idea.”
“¿Y cómo sabes que no es un impostor, entonces?”
“¿…Facetime? ¿Te suena?”
“…Me dijiste ‘llamada’ no más, grandísimo idiota.”
“Je je je~”
“¿Pero qué, en serio hicieron facetime?”
“¡Sí! Y era él, no hay duda. Kanone Hilbert estaba en mi pantalla, vivito y coleando.”
“No me respondiste: ¿dónde está ahora?”
“En Bonn, Alemania, pero creo que va a tomar un vuelo de vuelta a Japón mañana. En un par de días lo verás por acá.”
“¿Qué chuchas hace en Alemania?”
“No me preguntes. Como dije, en mi defensa, no sé absolutamente nada. Así: nothing, naranjas, nichts, no sé en qué otro idioma decirlo ):”
“Naranjas no es un idioma (?)”
“I know (?)”
“¿Te dio un número o algo?”
“Tengo su correo, el que usó para el facetime. Aún no sé cómo se consiguió el mío, though.”
“Dámelo.”
“Eu, sé que te lo dije en un muy mal momento pero no debes—”
“Dámelo. Yo sabré en que momento le haré facetime o mensajearé o whatever. Primero el asunto de las Himes, de ahí él. Pero al menos quiero tener su número, sacarme un peso de encima.”
“…Su correo.”
“Correo, la misma cojudez.”
Ambos sacaron sus celulares y Hizumi le dictó el correo; Eureka lo apuntó en una nota nueva en su Iphone. Se quedó mirándolo por un par de segundos, sin creerse lo que veía. Aún le costaba procesar que Kanone estaba vivo, de seguro ahorita era de mañana en Alemania, tal vez andaba desayunando o acariciando a un gato (aunque estaba segura de que esto último era lo más probable).
Plantearse aquella situación hizo que sonriera, lo que le dio curiosidad a Hizumi.
“¿Qué pasó?”
“Nada, debemos volver a casa.”
“¿Por qué?”
“Tengo que empezar a solucionar alguno de mis problemas. Y como te dije, el tema de las HiMEs es mi prioridad ahorita.”
“¿…Entonces?” Hizumi estaba perdido.
“Haru. Tengo que hablar con Haru.”
Cuando regresaron, la casa estaba en total oscuridad, salvo por algunas luces prendidas en el pasillo y las que emanaban de un par de cuartos con las puertas abiertas. Esperó la bienvenida de Yoite y de Miharu, pero no los vio por ningún lado. Supuso que andaban viendo películas en la sala de cine, que estaba en el segundo piso.
Se dirigió por inercia a la habitación de su mejor amiga, y la encontró recortando papeles junto a Simon y a Illya, quienes suponía habían caído en la astuta trampa de Haruhi y no les quedaba de otra que ayudarla con su trabajo de taller.
“Te conseguiste nuevos lacayos, Haru.” Dijo Eureka, apoyándose ligeramente en el marco de la puerta. A su lado, Hizumi observaba el desastroso panorama de varias cartulinas en bolsas, papelitos recortados por doquier, útiles en el piso y la hermana mayor sentada en la silla de su escritorio, mientras que Illya y Simon yacían sumergidos entre otro grupo de cartulinas folcote y canson, en la cama de Haruhi.
“Los compré con jugo.” Les contó Haruhi, y su amiga rio. “Se acercan los parciales y ya me ves corriendo de un lado a otro por materiales y para terminar trabajos. Tengo que hacer una zapatilla de papel pero debo estudiar para el resto de exámenes así que ando avanzando un poco ahorita, luego estudiaré.”
“Zapatilla de papel…” Mencionó Hizumi, sin comprender.
“Son cosas de estudiantes de diseño.” Dijo Simon. “Ni yo entiendo lo que estoy haciendo, pero igual lo hago (?)”
“Sabes que te ayudo cuando quieras, igual no es que haga mucho… con mi problemilla de llevar sólo un curso este ciclo, jejeje” Dijo Eureka, y Haruhi le sonrió.
“Al menos es algo.” Le aseguró Haruhi.
“Sí, eso es cierto.” Eureka recordó el motivo por el que había venido. “Hey, Haru. No te quiero quitar mucho tiempo, pero—”
“Para nada, así como te ofreces a ayudarme, yo me ofrezco a escucharte. Si tienes algún problema, adelante.”
“Es… un poco privado.” Le dijo, luego de acercarse un poco y susurrarle al oído.
“Qué, ¿es lo de las HiMEs?”
Un poco más e Illya lo gritaba.
“…”
“…”
“…Illya”
“¿Qué? No sabía que era un secreto.”
“¿Te llegó ese mensaje a ti también, Eu?”
“Yep. Me tiene preocupada.”
“Voy a ir a verla a su despacho, tan pronto como tenga tiempo libre.”
“Osea, algún día (?)” Soltó Illya.
“No me ayudas, ¿sabes?”
“Te quiero~”
“Yo pensaba ir mañana, ¿podría contarte que tal?”
“Gracias, Eu, pero también iré a verla en su momento. Igual me cuentas porque quiero saber qué te dice a ti también. Yo de ahí te contaré como me fue a mí.”
“Cool, Haru.”
“En cuanto a la respuesta… aún no estoy segura. Por un lado, no quiero perturbar la calma que ya tengo. Por otro, sé que el problema en sí terminará haciéndolo en algún momento, participe o no de esta… ‘guerra’. Tiro más para el no, pero todo depende de la charla con Miranda.”
“Yo lo único que sé es que ya no soy esa chiquilla que acepta sin pensarla bien. Pero… me preocupa la gente que tengo en Hanasaki. No quiero que estén en peligro.”
“Sabes que lo estarán de cualquier forma, aceptes o no. Sé que sólo pueden atacar a las Himes pero a veces los rebels son capaces de todo.”
“Tienes razón… urgh, estoy tan enojada, todo andaba muy bien y BAM, ‘necesitamos que vuelvan a ser HiMEs’. Gracias, Miranda.”
“Ella no tiene la culpa: Rizembool es el que está detrás de todo esto, y Miranda no tiene de otra. Aun así, también me enoja. Ya me estaba acostumbrando a la rutina.”
“Yo también. Igual, aún no hemos aceptado.”
“Como dije, tiro para el ‘no’.”
“Yo… no sé.”
“Miranda despejará nuestras dudas.”
“Hey… Piénsenlo bien, ¿Okay?”
Voltearon a ver la cara preocupada de Simon y ambas asintieron con la cabeza.
No solo era arriesgarlos, también darles más preocupaciones. Debían de analizar detenidamente los pros y los contras.
Sin embargo, había algo de lo que estaba segura: ninguna opción implicaba algún beneficio
Tomar una decisión iba a ser una tarea muy difícil.