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Roxas había llegado temprano a su práctica de kendo y agarró su equipo para iniciar el calentamiento, pero cuando el instructor y otros estudiantes llegaron, tuvo que parar porque iban a haber dos estudiantes nuevos ese día. El equipo esperó a que aparecieran por más que los nuevos se encontraban tarde. Sin embargo, sí les dieron el trato especial porque estos estudiantes eran parte de familias de gran renombre en Japón. Se oyeron rumores breves sobre los dos, especialmente sobre uno de ellos al ser el menor de la tradicional familia Kotetsu, famosos por sus miembros muy adeptos al kendo.
Cuando el instructor comenzaba a impacientarse, llegaron los dos jóvenes, quienes se alistaron a toda carrera luego de guardar sus pertenencias en lockers.
“¡Perdonen la tardanza!” se apresuró a decir Urashima, juntando sus dos manos.
“Lamentamos haberles hecho esperar,” dijo Horikawa con una amable sonrisa, y dio una reverencia. “Mi nombre es Horikawa Kunihiro. Es un placer unirme al equipo de kendo de Hanasaki U.”
“¡Y yo soy Urashima Kotetsu! ¡Ehehe, espero poder practicar con todos!”
“Me alegro verles llegar bien, temía que se hubieran perdido en la universidad,” les dijo el instructor, quien miró al resto de la clase. “Como varios de ustedes ya deben saber, nuestros nuevos miembros vienen de linajes con gran experiencia en combate. Es un privilegio para ustedes encontrarse en su mismo equipo, y por ello mismo, espero que practiquen intensamente. No deben desperdiciar esta valiosa oportunidad.”
“…” mientras el instructor siguió explicando la situación, Roxas vio a Horikawa sonreír amigablemente, y a su costado, Urashima miraba de un lado al otro, analizando a todos los miembros del equipo. Repentinamente, sus miradas se cruzaron, y el nuevo sonrió con energías y le saludó con un gesto en la mano. Roxas se extrañó y no alcanzó a responderle porque el instructor se le dirigió.
“Roxas, ven un momento.”
“Eh, sí,” él salió de la media luna y se acercó al instructor y los dos nuevos.
“Este joven es Roxas Tanaka y ha demostrado ser uno de los mejores en nuestro equipo, además de sumamente responsable,” el instructor agarró a Roxas del hombro y le sonrió. “Así que te daré la tarea de guiarles y ayudarles en lo que necesiten mientras se adaptan a Hanasaki. Confío en que harás un buen trabajo.”
“Sí, haré lo que pueda…”
“Desde ya, te agradezco por ayudarnos,” Horikawa le sonrió y dio una reverencia. “Esperamos no serte una gran incomodidad.”
“No, para nada,” Roxas sacudió sus manos y sonrió torpemente. “Más bien temo ser yo la carga. He oído de sus familias y es un honor para mí ayudarles.”
“No le des mucha importancia a nuestros títulos,” el pelinegro sonrió decidido. “Lo que importa es que todos somos guerreros y demos lo mejor de nosotros. También es de vital importancia trabajar juntos, razón por la cual espero estas prácticas con muchos ánimos.”
“Sí, tienes razón, estoy de acuerdo,” Roxas se animó, y se giró para mirar a Urashima…
“Ohh…” y este miraba a Roxas con ojos brillantes y sus puños pegados a su mentón, como un niño pequeño ansiando una paleta gigante en una dulcería. Su intensidad y emoción dejó a los otros dos, y al resto de personas en el dojo, confundidos.
“H-Hola… ¿estás bien?”
“Hm, hm,” Urashima asintió dos veces sin bajar sus ánimos, lo cual causó más confusión.
“Ehh, hahaha, no le prestes atención. Urashima es muy emotivo, pero no tiene malas intenciones…” Horikawa rió nerviosamente y terminó por sacudir a su amigo. “Urashima, compórtate. Recuerda lo importante que son las primeras impresiones.”
“¡Lo sé! ¡Me comportaré!” este sonrió ampliamente. “¡Mucho gusto, Roxas Tanaka! ¡Y gracias por tu ayuda! ¡Luego necesitaré que me enseñes dónde están mis otras clases! ¡Oh, oh, ¿puedo llamarte senpai?!”
“Baja el volumen de voz…” el pelinegro dio un suspiro.
“Eh, ah, sí, no te preocupes…” Roxas asintió, y sonrió comprensivamente. “Y sí es un honor que estés en Hanasaki. He oído mucho de tu familia y me cuesta creer que estoy tratando con un Kotetsu en persona.”
“¡¿Has oído hablar de nosotros?!”
“¡Urashima!” le reclamó Horikawa.
“Perdón, perdón…” este dio un respiro como quien buscaba calmarse, pero no surtió efecto. “¡Al parecer eres un miembro fuerte! ¡¿Qué tal si te reto a un duelo?! ¡Sería un honor!”
“Ehh…” Roxas sonreía incómodo. Esos ánimos rebosantes podrían terminar colmando su paciencia. “Pues, querrás llamarme ‘senpai’ pero estoy seguro que mi talento no se compara al tuyo…”
“¡Aun así! ¡Quiero ver cómo peleas!” repentinamente, Urashima desenvainó una wakizashi que estaba asegurada a su cinturón y sonrió con desafío. Sin lugar a dudas, la exposición tan repentina de un arma resplandeciente y real dejó a todos fríos. “¡Vamos, saca tu arma!”
Entonces, Horikawa perdió su paciencia y le dio un fuerte y certero golpe en el estómago que dejó knock out a Urashima y le hizo caerse para atrás. El pelinegro recogió el arma en el aire con toda tranquilidad y costumbre para evitar que terminara dañando algo.
“Disculpen a mi amigo, por favor,” Horikawa sonrió incómodo y dio una reverencia. “Urashima no tiene el mejor comportamiento cuando se emociona, pero es una buena persona y compañero de práctica. Les aseguro que esto no se volverá a repetir.”
“Claro, no hay problema…” el instructor más parecía estar incómodo por la limpieza con la cual el pelinegro sacó a su amigo fuera de combate, pero se reservó comentarios. “Bueno, suficiente charla. Pueden continuar hablando durante el descanso. ¿Kotetsu estará bien?”
“Oh, perfectamente. Debe estar despertándose en cinco minutos para entrenar. De lo contrario, siempre puedo forzarle a hacerlo,” dijo Horikawa con toda tranquilidad, aunque una muy tenue y extraña chispa iluminó sus ojos al decirlo, algo que dió la conversación por terminada. “Oh, Tanaka-san, ¿podría concederme a ser mi primer compañero de práctica?”
“Sí, por supuesto…” Roxas asintió y sus ojos se desviaron brevemente para mirar a Urashima todavía inconsciente en el piso. Los demás presentes empezaron a organizarse en parejas. “¿Seguro que estará bien?”
“Sí, sí, sus energías e impulsividad le han llevado a varios aprietos, así que es resistente,” Horikawa le restó importancia y sonrió amablemente. “Más bien te vuelvo a agradecer por ayudarnos, y espero que Urashima no te termine impacientado. Cualquier cosa, me avisas y yo lo pongo en su lugar.”
“Lo tendré en cuenta…” Roxas dio un suspiro. “Pues, no quiero juzgarle… yo también fui hiperactivo cuando era más joven pero… ¿estará bien?”
“Hahaha, sí lo está, él es como es,” el pelinegro sacó una katana corta de madera de una funda para practicar. Sonrió frustrado. “Es sólo que, digamos que está muy feliz de estar aquí. Es casi como un sueño hecho realidad para él.”
“Ya veo…” a Roxas le dio curiosidad saber qué significaba eso, pero se notaba que el otro no quiso explicarse. Tal vez con el tiempo iba a entender mejor a aquel Kotetsu.
“Empezamos cuando gustes.”
“S-sí, perdón, me distraje,” sacó su espada de práctica.
La práctica comenzó y más tarde tendrían la oportunidad de conocerse un poco mejor.
Osaka acababa de salir de su última clase del día y para pasar el tiempo fue hacia el área de restaurantes esperando a sus primos. Por tener un horario más ligero que ellos, esperarles era bastante común, y también solía levantarse igual que ellos pese a tener clases más tarde, pero le gustaba acompañarles y el camino de ida y vuelta siempre se pasaba mejor en buena compañía.
Pidió un extracto natural con chía y endulzado con stevia y se quedó tomándolo distraídamente mientras jugaba con los apps de su celular. Tenía que esperar por más de una hora y no tenía nada pendiente que hacer al haberse encargado de los huertos de su electivo antes del almuerzo. Pero en fin, contaba con su innata y muy querida habilidad de space-out en cuando y donde sea. En algún punto, dejó de tomar sorbos de su refresco y de prestar atención a su celular, y se desconectó sin siquiera intentarlo. Su vista se perdió en la inmensidad de una nube en el cielo, y fue distraída ocasionalmente por aves que volaban cerca de su visión, pero su tranquilidad iba a ser interrumpida.
"Hola Osaka," le saludó Komaeda, sonriendo.
"¡AHH!" Osaka pegó un grito que sorprendió tanto al peliblanco como a otras personas pasando cerca. La exHiME se quedó en blanco y luego pasó a reconocer al recién llegado. "Oh, hola Koma-chan. Perdón, me despertarse despierta."
"Eh, ¿perdón?" este sonrió incómodo al no haber entendido. "Haha, no te preocupes, claramente invadí tu espacio personal. ¿Puedo sentarme?"
"Eh, sí..." Osaka aceptó, pero lo dijo casi sin energías como quien seguía la inercia. Ella se incomodó y decidió no guardarse. "Koma-chan, tenemos que hablar..."
"¿De qué quisieras hablar?"
"Pues, de la vista al museo..."
"Hm, me parece bien," el Rebel asintió, sonriendo con certeza. "Comprendo que el enfrentamiento con tu prima fue sorpresivo, y como su Rebel, lo menos que puedo hacer es dejar las cosas en claro con su familia. Ah, y antes de que me olvide, te vine a buscar para darte el dinero por las entradas de todos," él le extendió un sobre con una sonrisa. "Te agradezco mucho por haberte encargado de eso, y lamento que el paseo no haya salido como había sido planeado."
"Hm..." Osaka miró al sobre sobre la mesa. "Ya me había olvidado de las entradas..."
"¿Osaka? ¿Sucede algo?" Komaeda ladeó su cabeza al notar que su amiga estaba demasiado apagada. "Si es por el dinero, te aseguro que lo acabo de retirar del blanco. Si prefieres puedo darte un cheque... Aunque los cheques son más sospechosos, ¿verdad? O si no podría realizar una transferencia en PayPal. ¿Tienes PayPal? O no sé... ¿qué se te acomoda mejor?"
"Koma-chan, ¿estás evitando hablar sobre lo más importante?" Osaka recostó su cabeza sobre la mesa sin energías. Su voz se escuchó casi suplicante. "Dijiste que hablaríamos sobre lo que ocurrió en el museo. Por favor, en verdad quiero hablar sobre eso ahora."
"C-claro, por supuesto," Komaeda asintió con leve prisa. La reacción de Osaka le había impresionado, ya que para venir de una persona tan tranquila y de buenas vibras, fue un tanto inesperada. "Hay mucho que podríamos decir sobre el evento, pero como es tan importante para ti, quiero que tú empieces. Quiero que le des el énfasis que decidas."
"..." Osaka miró a su jugo que a esas alturas debía haber perdido la frescura. Su mente estaba desparramada por todos lados y no podía enfocarse. Nunca había sido la mejor con las palabras. "Koma-chan... ya sé que eres el Rebel de Cho. Ya sé que el paseo fue porque querías presentarte ante ella frente a todos. Ya sé que invitaste a todos por medio de mí para que no sospecharan nada."
"Hm..." él asintió.
"Pero... esas cosas no son las que me tienen inquieta..." Osaka bajó su mirada y frunció el ceño con una mezcla de miedo e inseguridad. "No eres el primer Rebel que conozco que se acerca a su HiME de forma amigable antes de ser su enemigo. También sé que cada uno tiene su forma de actuar. Están los agresivos, también los diplomáticos, e incluso sé de una HiME cuyo Rebel la invitó a bailar antes de pelear."
"¿Wow, hablas en serio?" Komaeda se sorprendió.
"¡En serio, sé que es increíble!" Osaka se animó un instante, pero de inmediato se agarró la cabeza y empezó a regañarse a sí misma. "¡No, no, es una conversación seria! Concéntrate, concéntrate, concéntrate..."
"..." el Rebel sonrió a la chica con dulzura y esperó pacientemente a que retomara la conversación.
"Y pues... también fuiste cercano a nosotros en varias ocasiones, pero nos respetaste y elegiste no involucrarte con nadie más que con Cho a la hora de atacar. Yo pienso que eso es muy importante y tiene mucho sentido... Pero... a lo que iba... es que atacaste a Roxas, y aun luego de inmovilizarlo e impedirle que se siguiera metiendo en la pelea... tú... casi acabas con su vida..."
"..."
"Si fuera como hace tres años cuando Roxas era un Knight, en caso de que tú fueras su Rebel..." Osaka hizo una pausa y su incomodidad incrementó. Continuó con un tono de voz más bajo y desvió su mirada. "...p-pues no quiero decir que estaría bien que le hicieras daño pero... sería completamente diferente..."
"Descuida, te entiendo perfectamente."
"Koma-chan, por favor, no lastimes ni a Roxas ni a nadie que no esté directamente envuelto contigo y que no pueda pelear parejo," Osaka le miró directamente a los ojos y se expresó con súplica. "Así no es el enfrentamiento entre un Rebel y una HiME. Sé que es un asunto complicado de interpretar, pero siento que hay ciertos principios atados a ellos, y para mí el más importante es la justicia," ella comprimió sus puños, inquieta. "También sé que eso no siempre es válido y no todos los Rebels lo consideran pero... quiero que seamos amigos, y espero que entiendas a qué me estoy refiriendo..."
"...lo entiendo, tiene sentido. Tus palabras son muy sensatas y estoy de acuerdo con tu visión," Komaeda asintió pausadamente. Él sonreía con una alegría renovada luego de oír lo que su amiga le había explicado. No siempre podía darse el privilegio de hablar con alguien porque la gente tendía a evadirle por alguna razón más allá de su entendimiento. "Pienso que sería el mejor momento para explicarte mis pensamientos. Osaka, yo no tuve el interés de lastimar a Roxas para jugar sucio contra tu prima. Ahora que mencionas la idea de jugar sucio... Es una tremenda estrategia, ¿no lo crees?"
"¿Eh?" Osaka se inquietó ligeramente.
"Piensa en distintas historias, sea el gato con botas o Odiseo en la isla de los cíclopes. Son escenarios donde el héroe se enfrenta a un enemigo que le sobrepasa, pero que aun así vence y continúa con su trayectoria. Esas son las historias más inspiracionales y esperanzadoras que existen. Pensar en que el enemigo de tu prima fuera a hacer trampa y resulta ser alguien mucho más poderoso que ella, pero que aun así logre triunfar... ¿no te inspira una poderosa esperanza?"
"¿Esperanza?"
"La esperanza es lo más importante para la humanidad. Es lo último que le queda a una persona, es lo que causa que la gente se movilice, que realice actos casi milagrosos, que se aviente al mundo y nade contra la corriente. No es menos que el bien absoluto y el motivo primordial que todos tenemos para vivir," Komaeda se mostró inspirado. "Esta guerra entre dos instituciones es una poderosa fuente de esperanza. No lo parecerá por tratarse de una guerra, pero los victoriosos crecen, se fortalecen, y por sobre todo, inspiran una gran historia de esperanza en otras personas. ¿Acaso no tenemos la suficiente evidencia en lo aclamados que tanto Hanasaki y Rizembool son a nivel internacional y en todo lo que pudieron lograr? Muchas hazañas sucedieron para contribuir a la guerra, especialmente en el lado de Rizembool, pero mucho más se originó porque los miembros de ambas instituciones están muy cometidos a este espíritu dedicado y desarrollaron grandes carreras y avances para el bien común sin tener que inmiscuirse en la guerra. Es por esto mismo que la pelea significa mucho para mí, pero..." él negó y dio un suspiro. "Debo separar las historias de héroes de la realidad. De hacer trampa y ponerme en una situación de ventaja, es muy probable que tu prima termine perdiendo contra mí, ¿no lo crees? Que yo gane teniendo una injusta ventaja..." él entrecerró sus ojos. "Sería terrible, nada esperanzador, más bien lo contrario... y me repugnaría completamente a mí mismo. Así que..." volvió a sonreír tranquilamente como si nada hubiera pasado. "Tranquila, te aseguro que nunca jugaría sucio. Supongo el 'honor' podría aportar un mayor valor a la historia del ganador, sea quien sea."
"¿Dices que... el enfrentamiento brinda esperanzas?" Osaka ladeó su cabeza. "Pero... la gente sufre, la gente muere... los ajenos saben que es difícil, y el ataque a la ciudad hace tres años fue devastador... entiendo lo del ganador, pero... ¿qué hay del perdedor? ¿Qué hay de los inocentes que sufrieron sin razón?"
"Todo ello... no es más que una mala fortuna, es inevitable..." Komaeda sonrió con comprensión y leve tristeza. "Porque para crear una fuerte esperanza se necesita de mucho sufrimiento y mucho sacrificio... Pero creo firmemente que ese dolor y ese destello de fuerte esperanza, por más pequeña que pueda ser, vale mucho más que la inactividad. Es lo extraordinario lo que mueve el mundo. Sin ello, seríamos una especie fallida, sin prospectos, sin futuro..."
"..." Osaka bajó su mirada. "Pero... me pregunto cuánto realmente vale esa esperanza... no quisiera que valiera más que vidas humanas..."
"Puede que lo valga, pero... es muy incierto. La esperanza es poderosa, pero es difícil de alcanzar, y no ofrece garantías..."
"Espero al menos..." se estremeció y cerró sus ojos con fuerza. "...que para ti no valga más que la vida de Roxas..."
"..." el comentario agarró frío a Komaeda y este sonrió con tristeza. "¿Sabes? Me es difícil explicarme, pero déjame intentarlo. Mis intenciones en ese momento fueron para ayudar a mi HiME como mi rival."
"¿C-cómo así?"
"Seguramente... no lo vas a tomar nada bien, pero seré honesto," él tomó una bocanada de aire. "En ese instante, medité sobre su rol como Key. He estudiado sobre mi HiME y averiguado todo lo que pude saber, y fue claro para mí que su mayor debilidad fue el abandono de parte de su Key, lo cual también resultó en la ausencia de su Child. Roxas será su hermano, pero no cumplió con el rol de Knight o Meister ni le estuvo apoyando en su batalla. Sé que fue tu Knight, y al final de conflicto el Meister de tu otra prima, lo cual me hizo preguntarme algo muy simple," él ladeó su cabeza con curiosidad y una desconcertante inocencia. "¿Acaso Roxas no es un verdadero mal elemento para una HiME tan cometida a su rol? ¿No estaría Cho mejor si se le desconecta de este Key impuesto por el mundo y busca a alguien que en verdad la entiende y que, por más que pueda condenar la batalla, esté ahí para apoyarle? ¿Cómo puede Cho convertirse en un símbolo de esperanza si su mayor soporte la está hundiendo al punto en que su derrota es casi garantizada?"
"..." Osaka se sobresaltó mínimamente por las preguntas y tragó saliva.
"El ser humano es un animal adaptable y perfeccionista. Tu prima lo ha demostrado ser, ambas cosas. Ha tenido una vida dura y muy cambiante. Una huérfana sin orígenes ni familia que atrajo la atención de una pareja adinerada, tus tíos, y fue adoptada. Pasó por momentos duros en el colegio y en su familia antes y después de la muerte de sus padrastros, y en medio de una permanente búsqueda por sí misma llegó a Hanasaki y se convirtió en una HiME. Es una historia muy trágica, pero tan valiosa y con tanto potencial, y me dolería ver que ella se desplome por una presión externa a ella. Su potencial vale más que consideraciones, de eso estoy seguro."
"..." Osaka, cabizbaja, agarró su jugo como quien se aferraba a algo para abrigarse de las frías y crueles palabras que oía.
"Ella no necesita más trabas, menos donde debería sentirse segura. Quiero que sea un verdadero símbolo de esperanza y que prometa mucho. Eso me importa mucho más que derrotarla. Quiero que gane el mejor. Quiero... ser su aliado, por más contradictorio que suene, y en verdad confío en ella. Pero, si ella no tiene esperanza dentro de sí misma, no llegará lejos. Por eso, pensé en ayudarle, y en ese instante no pude pensar en nada más que en sacar su traba personal del camino," Komaeda comprimió sus puños y los levantó, pero los contuvo en el aire con bastante voluntad. Él se había cargado por su meditación, pero hizo lo que pudo para controlar su volubilidad y no golpear la mesa ni sobresaltar a su oyente. "Ahh... Créeme, no es que haya querido hacerlo. Tu primo parece una buena persona, también fue amable conmigo y tiene muchos amigos. Sólo que... pienso que está en el lugar equivocado... y puede que su forma de ser termine lastimando a más personas que a su hermana y a él mismo... Por ello quisiera que hubiera una vara mágica que agitar para quitar este peso a Cho y hacerle encontrar un Key ideal, uno que le apoye y que sea perfecto para el trabajo."
"...Koma-chan..."
"¿Hm?"
"Una persona perfecta para el trabajo que apoye a una HiME..." Osaka levantó sus ojos tristes y le miró. "¿Acaso esa no es la definición de un Knight?"
"..." el Rebel se sorprendió y se quedó sin palabras.
"Recuerdo al Knight de Cho... bueno, me olvidé de su nombre, pero le recuerdo," ella asintió, meditativa. "Era una persona retraída y que nunca habló innecesariamente, pero hizo su trabajo. Cho se encuentra viva gracias a él. Ella no pudo contra su Princess ni su Rebel al final, fue el Knight quien ganó la batalla. Fue un buen Knight, pero tú no puedes contratar a un Key. Cho nunca fue cercana a esa persona y por más que el Knight ganó, luego abandonó a Cho para continuar peleando por su cuenta y la dejó en una situación donde regresó con vida de milagro..." apretó el vaso de plástico. "Ese no es un Key, y no puedes encontrar a un Key o querer cambiarlo sólo porque crees que sería lo mejor..."
"..."
"Y si... y si tuvieras razón y la ausencia de Roxas la dejaría 'libre', ¿qué tan seguro es que Cho pueda levantarse luego de perder a su hermano? Si quieres que Cho sienta esperanza por dentro, no la quiebres, por favor..." Osaka frunció el ceño. "Porque lo único certero y fijo en su caótica vida siempre fue tener a Roxas a su lado. Los dos fueron huérfanos y se tuvieron mutuamente cuando no hubo nada más. Esa es la base de Cho... y me aterra siquiera pensar qué sería de mi prima si su piso desapareciera..."
"..." el Rebel se sorprendió.
"Así que por favor no andes decidiendo tú qué es lo mejor para ella. Un Key no puede ser decidido con lógica. Uno no controla lo de adentro. Y si percibes que le está haciendo mucho daño... es porque es muy importante, ¿verdad? Roxas... sé que no perdona el pasado y que está molesto por todo lo que ocurrió... pero temo que su molestia está más dirigida hacia él mismo... Y él no es el único que está dolido. A veces creo que Cho es quien está más lejos de su Key que su Key de ella."
"..." el peliblanco bajó su mirada, sonriendo tristemente. "¿Tú lo crees?"
"Los dos son necios... supongo es un parentesco de espíritu... pero mientras Roxas intenta superarse, Cho se está aferrando a nadar sola contra la corriente, y cuando algo se sale de su alcance, lo único que hace es disculparse... como si estuviera completamente sola..." Osaka se estremeció y derramó unas silenciosas lágrimas. "Yo nunca me sentí sola cuando fui HiME. Siempre la tuve a ella, siempre tuve a Mariko-chan, siempre tuve a Hotaru-chan y a Roxas... y a todos mis amigos... pero ahora creo que Cho nunca me tuvo, nunca tuvo a nadie, nunca pidió ayuda... Me da miedo... desolación... ha elegido la desolación por encima de nosotros... No es justo..."
"Osaka..." Komaeda se levantó y al pararse al costado de ella, le ofreció un pañuelo.
"..." ella le miró confundida con las lágrimas todavía resbalando de sus ojos.
"No me mires así, es sólo un pañuelo," él sonrió con torpeza. "No llores. Más bien gracias, gracias por explicarme todo esto. Ahora le entiendo mejor, sé cuál es su debilidad, qué le está impidiendo avanzar y ser la rival que debería ser. En mi posición dudo poder ayudarle pero... me has hecho entender la importancia de un Key. Cierto, no lo puedo controlar ni predecir... Nosotros los humanos rendimos un gran valor a conceptos tan lejanos e intangibles... Veo que ese día estuve por cometer un grave error, y no volverá a suceder. En verdad lo siento mucho."
"..."
"Sólo espero que ella pueda trabajar en lo que tiene pendiente y llegar a un punto en donde llegue a fortalecerse. Lamento decir esto pero... no puedo esperarla para siempre. Pero quisiera batallar contra alguien fuerte que sí está dando todo de sí. Quisiera que eso ocurra. De ganar, quisiera hacerlo responsablemente."
"..."
"Toma el pañuelo, sécate las lágrimas. ¿No quisieras que tu rostro se quedara rojo por mucho tiempo, o sí?"
"Koma-chan..." ella asintió y tomó el pañuelo para hacer lo que le dijo. "Gracias..."
"¿Por qué me agradeces? Más bien lamento haberte hecho llorar," él dio un suspiro, decepcionado. "Eres una exHiME muy importante y una persona que Hanasaki tiene el honor de tener como estudiante, y aquí ando deprimiéndote. Vaya... no soy más que una persona mediocre... un inadaptado... una escoria..."
"No, no... Me dará algo de miedo la esperanza en que has escogido creer pero... No eres una mala persona... No has hecho nada por maldad, y tienes tus principios..." Osaka asintió. "Gracias por explicarte, gracias por haberme dado este momento. Gracias por oírme, aun si hemos hablado de tu enemiga."
"No pienso en Cho como mi enemiga," Komaeda miró hacia el cielo, esperanzado. "Pienso que los dos podemos hacernos crecer mutuamente. Tarde o temprano puede que el desenlace dé mucho que desear, pero en el fondo somos similares. Somos dos personas que peleamos por ideales de defender algo preciado para nosotros, o de apuntar a una meta de gran importancia."
"Tiene sentido..." Osaka asintió y sonrió un poco.
"Más bien me sorprende que te lo tomes con tanta libertad," él sonrió nerviosamente. "He estado hablando con un amigo sobre ser un Rebel y lo condena por completo."
"Pues fui una HiME y lo sería ahora de no ser porque mi potencial ha disminuido bastante. No quiero que algo malo le ocurra a Cho, pero lo entiendo. Es como es, y es algo que también asumí para mí misma hace tres años. Sonará extraño pero... tanto en Rizembool como en Hanasaki, todos nosotros como estudiantes estamos juntos en esto."
"Hm, pienso que tienes mucha razón..." Komaeda lo meditó un poco y le miró con una simple sonrisa. "Es como es."
"Hehe..." Osaka sonrió.
"Tengo el resto de la tarde libre, ¿quisieras que te invite algo para pasar el amargo?"
"Eh, puede ser, pero tiene que ser aquí. Mis primos salen de clase en una hora."
"Entendido, vamos a ver qué hay."
"¡Okay!" Osaka guardó su nuevo pañuelo en su mochila y se levantó de un brinco. Iba a caminar hacia los puestos de postres, cuando el Rebel le detuvo.
"Osaka, ¿no te estás olvidando de algo?"
"¿Eh?" ella se volteó a mirar la mesa y vio el sobre con el dinero de los tickets de museo que había pagado. "¡OHMAIGAH, casi se me olvida!"
"Haha, no deberías distraerte tanto."
"Lo sé, pero es difícil..." ella recogió el dinero, el cual era considerable por la cantidad de gente que asistió y el precio de las entradas. "Vamos de una vez que no quisiera que nos demoremos y mis primos te vean."
"Muy cierto, no es el momento adecuado, y menos con la prima consentida."
"¿Consentida?" Osaka ladeó su cabeza.
Los dos se acompañaron hacia los puestos de comida luego de esa conversación donde se explicaron muchas cosas. Ambos regresaron a estar en buenos términos, y sin más secretos de por miedo, podrían bien forjar una amistad, sea algo prudente o muy riesgoso.
Acababa de terminar la última clase del día para el grupo de primero. El auditorio se vaciaba con varios estudiantes apurándose para salir de una buena vez hacia la hermosa tarde fuera del salón. Unos cuantos compartían el mismo sentimiento de gozar de la libertad de obligaciones, pero antes de salir necesitaban recargar un poco sus energías.
“Ah, pensé que iba a morir…” dijo Shoyo, echado sobre el pequeño pupitre conectado a su silla.
“Quiero dormir…” a su costado, Sora estaba haciendo exactamente lo mismo.
“Mh…” y al costado de este, Marisa también se les había unido.
“Vamos, ya terminó, no pueden estar siendo serios,” Reimu negó, quien junto a Youmu, había recogido sus útiles y estaba lista para irse.
“Estaría con mejores ánimos de no ser porque cierta señorita me está haciendo levantarme muy temprano todos los días para limpiar el templo antes de venir a clases…” se quejó la rubia.
“¿Qué? Pero si yo también lo ando limpiando y estoy bien,” la miko frunció el ceño.
“Pues ten algo de piedad…” Marisa hizo un esfuerzo sobrehumano para levantar su cabeza y mirar a su ‘jefa’ con cansancio e inconformidad. “Yo soy una chica urbana común y corriente, mientras que tú vienes de una familia acostumbrada a limpiar edificios viejos por generaciones. ¿O acaso no es así?”
“Cuidado con tus palabras que sigues en trial,” Reimu sintió un tic en la ceja.
“¿Qué? ¿No puedo quejarme? Vamos, no seas aburrida…” Marisa recostó su cabeza hacia atrás en su silla. “Sí estoy limpiando y cumpliendo mi labor, al menos déjame hablar. Casi me agarras a escobazos cuando me descubriste. Intenta ser un poco más paciente conmigo.”
“Sé que no es mi conversación, pero a mí me parece que Reimu sí ha sido muy paciente,” opinó Youmu, pensativa.
“¿Ehh? No puedes hablar en serio,” la rubia frunció el ceño e hizo un puchero. “No estuviste ahí. Reimu quería golpearle repetidamente.”
“Pero pienso que una escoba es lo mínimo lógico en un caso así,” la HiME asintió, inmutada. “En su lugar, yo te habría cortado en dos con mi katana sin hacer preguntas.”
“Eh-” Marisa sintió sudor frío.
“¡Yay~!” y Reimu extendió su palma a Youmu, quien torpemente alzó la suya para completar el high-five, y luego miró a su palma impactada con leve perplejidad.
“¡Ihh! Youmu, no digas esas cosas,” Shoyo se asustó, lo cual le hizo levantarse de su sitio.
“¿Cuál es el problema?” preguntó la peliblanca, ladeando la cabeza. “¿No es normal atacar a un intruso en tu hogar?”
“Me aseguraré de nunca ir a tu casa, puede que termines atacándome bajo un malentendido…” Sora finalmente levantó su cabeza, pero se le notaba con sueño. “Asistir a clases es tan cansado… estoy aquí desde la mañana…”
“Todos, en verdad, estamos en las mismas clases juntos hoy,” comentó Youmu.
“Sé que esto parte de tu indisciplina de no atender clases, pero la única forma en que te vas a acostumbrar es esforzándote,” dijo Reimu, sonriendo. “Deja de quejarte tanto y desanimarte a ti mismo. Verás que sólo se mejorará con el tiempo.”
“Lo sé, de paso que mis amigos se molestarán si no le pongo ganas…”
“Yo todavía no puedo creer que este sábado tenemos el plan de limpiar una enorme mansión abandonada…” Marisa negó. “Ahh, sé que es de uno de nuestros amigos y le debo a Cho por defenderme, pero, ¿acaso lo único que hacen ustedes para divertirse es limpiar?”
“Pues, no suena divertido, pero será un buen ejercicio,” Hinata sonrió. “Y nos viene bien ayudarles, ¿no lo crees?”
“Tampoco estoy muy animado por eso, pero conozco la casa y es enorme para los tres que la habitan,” dijo Sora. “Van a necesitar una mano.”
“Al menos Osaka ya nos ofreció que pagaría la comida y se encargaría de organizarlo todo,” Reimu sonrió.
“Sólo espero que esta vez no salga un desastre…” Youmu frunció el ceño, con leve dolor. “Su descuido la vez pasada causó graves consecuencias.”
“Uno nunca sabe qué planean los Rebels, y esta vez no hay nadie raro invitado. Todo debe estar bien,” Sora asintió, convencido. “Claro, los Rebels siempre son impredecibles, pero como amigos hay que mantenernos juntos.”
“Bueno sí, con dos HiMEs en este grupo, es lo mejor,” Marisa dio un suspiro y sonrió. “Esperaré la deliciosa comida con ansias y también a conocerlos a todos.”
“Todavía me falta conocerlos mejor, pero son muy geniales,” le animó Hinata. “Verás que te llevarás bien con todos.”
“Ehm, pienso que sería mejor si salimos del salón,” la peliblanca notó que un par de conserjes habían llegado y se encontraban lavando la pizarra.
“Buen punto, tenemos que dejarles hacer su trabajo,” Reimu sonrió. “¿Les parece si vamos a tomar algo?”
“¡Claro!” Marisa se emocionó.
“¡Sí, yo también!” se apuntó el pelinaranja.
“Ahh, quisiera, pero me llegó un email de secretaría que quieren que acuda después de esta clase,” Sora se levantó sin ánimos. “La próxima de todas formas.”
“Suerte, espero que todo esté bien,” dijo la miko.
Sora se despidió de todos y se apuró ya que se encontraba un poco tarde. No sabía qué le esperaba en secretaría, pero tenía un mal presentimiento.
La práctica de kendo había terminado, y con el instructor despidiéndose de sus estudiantes, todos se quedaron hablando con los nuevos. Ellos terminaron recibiendo una lluvia de preguntas, las cuales respondieron con todos los ánimos. Primero se habían enfocado en preguntarles sobre el kendo y las competencias en las que habían participado, y después pasaron a preguntarles sobre temas más generales, como de dónde venían, o de la curiosa mascota que Urashima había dejado en su locker.
“Su nombre es Kamekichi y es todo un amor. ¿No es verdad, Kamekichi?” Urashima sobó a su tortuga al costado de su rostro y los demás le miraron algo raro. “Hehe, me encantan las tortugas y algo muy especial en mi mascota. También es mi compañero de batalla.”
“¿Peleas con tu tortuga?” preguntó un estudiante, escéptico.
“Se refiere a que mantiene a su tortuga en su cabeza o su hombro cuando pelea,” Horikawa sonrió. “Comprendo que la explicación es un poco confusa.”
“Increíble, nunca habría esperado que una tortuga pudiera aferrarse tanto,” Roxas se extrañó.
“No hay que subestimar a las tortugas,” los ojos de Urashima brillaron. “Este pequeño me ha dado varios sustos porque, por más que sea lento, muchas veces sabe desaparecerse. Así que las tortugas son muy inteligentes.”
“Pues, tú también eres bastante despistado,” dijo el pelinegro.
“Aw, no seas así, Horikawa,” su amigo hizo un puchero. “Ahora que recuerdo, quería pedirle permiso al sensei para que me dejara entrar al dojo con mi tortuga, pero quizás es mucho pedir.”
“Podemos hablar con él mañana,” sugirió otro chico, quien acababa de terminar empacar sus cosas. “Y aprovechando que la práctica de mañana es más larga, tenemos que ser compañeros de práctica en una de las rondas. ¿Qué te parece?”
“¡Sí, por supuesto!” exclamó el rubio, regresando a su mascota a su hombro.
“Yo también quisiera pedirles lo mismo a ambos,” dijo otro chico a los nuevos.
“Sé que todos nos enfrentaremos contra todos tarde o temprano,” comentó Horikawa, sonriendo pacientemente. “Eh, lamento cortar con la conversación, pero Urashima tiene una clase de matemática dentro de poco y tenemos que ir a encontrarla.”
“No lo digas así, suenas a mi niñero,” se quejó Urashima.
“A mí tampoco me hace gracia, pero para ser sinceros, lo soy con frecuencia,” el pelinegro dio un suspiro y miró a Roxas con una sonrisa incómoda. “Tanaka-san, si no es mucha molestia, ¿podría ayudarnos a encontrar el salón?”
“Sí, no hay problema,” este asintió y terminó de guardar su equipo.
Los tres salieron del dojo y fueron camino hacia los edificios principales de la universidad. Roxas de inmediato supo la ubicación del salón al ser una de las clases más usadas por los de primer año y también porqué él tuvo una clase ahí el semestre anterior. El camino se les haría un poco largo, pero contaban con el tiempo suficiente para caminar con tranquilamente.
“Esta universidad es enorme,” comentó Horikawa mientras cruzaban el área de edificios relacionados a deportes. “Vinimos con anticipación, pero aun así llegamos un poco tarde.”
“Lo es, me tomó familiarizarme cuando ingresé el año pasado,” dijo Roxas. “Pero uno se acostumbra, y hay suficiente tiempo entre la mayoría de las clases para poder ir de una a otra.”
“¡Ahh, espero que sí, no soy el más rápido!” confesó Urashima, un poco mortificado, lo cual cambió rápidamente. “Hehe, menos mal que la asistencia no es obligatoria.”
“No lo será, pero si dejas de asistir, te retrasarás,” recalcó el pelinegro, con leve severidad. “No te confíes o podrías meterte en problemas, ¿sí?”
“Lo sé…” el reprendido se mostró cansado. “No seas tan quejumbroso. Ya sé que si no mantengo mi rendimiento y desempeño en entrenar, mi papá me metería en problemas…”
“Exacto, y eso mismo quiero evitar. Serás irresponsable pero no quisiera que te pase nada.”
“Pues, gracias, pero no me hagas temer a mi propio papá…”
“…” Roxas les observó hablar con curiosidad y se puso a pensar, hasta que Urashima se le dirigió.
“¿Todo bien, senpai?” le preguntó. “Estás muy callado.”
“N-nada, es que…” Roxas sacudió su cabeza. “Perdón, estaba justo meditando en cómo así los dos han venido a Hanasaki. O sea, no es nada en contra de ustedes, pero pensaba que varias familias tradicionales seguían entrenamientos privados y reservados.”
“Pues tienes razón,” dijo Horikawa. “Mi familia ha sido más abierta al respecto, aunque los Kotetsu sí son cerrados. Urashima debía terminar con su preparación por unos años más antes de poder ganar independencia y desenvolverse.”
“¡Sí, mi onii-chan tuvo que esperar varios años para salir y volverse en el kendoka famoso que es!” exclamó Urashima con todos los ánimos. Él frunció el ceño. “Pero es algo injusto. Mi padre nos impuso esa regla, pese a que oí rumores en mi familia de que estudió un par de años en una secundaria normal.”
“Lo mejor es que no lo analices mucho…” le aconsejó su amigo.
“¿Entonces has venido en contra de su voluntad?” Roxas se sorprendió.
“Siendo sinceros, sí, pero era el momento de moverme. No iba a quedarme entre cuatro paredes para siempre…” frunció el ceño, decidido. “Y sé que hice lo correcto.”
“No fue fácil persuadirle, pero me ofrecí a apoyar a Urashima y quedamos en que el señor Kotetsu vendría a supervisarnos de tanto en tanto,” explicó el pelinegro con tranquilidad.
“¡Por eso no puedo defraudarle!” el joven Kotetsu se emocionó y comprimió un puño. “Le voy a demostrar que soy responsable y sé lo que estoy haciendo. Además estoy feliz de estar aquí y conocer a distintas personas. ¡Y espero que nos llevemos bien, senpai!”
“Eh, claro que sí,” Roxas sonrió un poco. Se le hacía un chico bastante agradable, además de que sus excesivos ánimos al inicio ya habían bajado. No sabía si tenía algo que ver con el hecho que Horikawa le golpeara y que al despertar lo jalara fuera del dojo para darle un corto sermón durante la práctica, pero no iba a meterse ahí.
“Aunque, ¿dónde están nuestros modales?” Horikawa se dirigió a Roxas. “No hemos dejado de hablar de nosotros, ¿pero qué hay de ti?”
“¿Yo? Pues, no creo tener nada interesante que decirles.”
“¡Horikawa tiene razón! ¡Es tu turno de hablar!” dijo Urashima casi al punto de reclamarle. “No estaría nada bien si no oigo a mi senpai hablar de sí mismo.”
“Bueno…” Roxas accedió, aunque su mente estaba en blanco. Bueno, no totalmente en blanco, pero no pensaba tocar el tema de las HiMEs y los Rebels en la primera conversación. “Pues, he estado en Hanasaki desde la secundaria con mi hermana y mi prima, así que esta institución es casi una segunda casa para mí. Ahora estoy en segundo año de universidad, pero sinceramente más espero desarrollarme como un kendoka a futuro… aunque siendo realistas, eso es casi imposible para alguien promedio como yo. Sólo haré el esfuerzo…”
“Creo que tienes un verdadero potencial, soy testigo de ello,” Horikawa sonrió amablemente.
“Eh…” Roxas no sabía si agradecerle el cumplido o frustrarse porque, durante la práctica, percibió que el otro estaba en otro nivel y casi ni se cansó, a diferencia de él.
“¡Aww, verdad que te acaparaste a senpai todo el rato!” Urashima entrecerró sus ojos.
“Pues estabas inconsciente, no es mi responsabilidad,” le contestó el pelinegro, sonriendo.
“Oye, sí que lo es, pero bueno…” dio un pesado suspiro, y apuntó a Roxas con energía. “¡Mañana sí voy a probar tus habilidades! ¡Iremos en serio!”
“¿En serio?” el mayor se inquietó.
“Haha… mientras no peleen con espadas reales, debes estar bien,” Horikawa le dio el pésame a Roxas muy discretamente. “Aun así, si se pasa de la mano, te protegeré.”
“Ah, ahh…” Roxas alzó una ceja.
“Vamos, no soy bully,” el otro hizo un puchero. “¡Ah, pero en verdad espero conocer a tu hermana y tu prima pronto! ¡Sería un honor saber más de tu familia!”
“Seguro que las terminarás conociendo, pero…” Roxas se extrañó. “Suenas un poco desesperado al respecto…”
“¿Acaso es muy raro? Tú has oído de mi familia así que yo quiero oír de la tuya,” Urashima sonrió.
“No sé si eso es equivalente entre nosotros… tu familia es reconocida…”
“Hehe, no le pongas importancia a eso. También llamaré a mi onii-chan a ver si presta una visita a la universidad. ¡Sé que te llevarás de maravilla con él!”
“Ehm, sí sería genial conocerle…” Roxas desvió su mirada. No lo quería admitir, pero había oído bastante sobre aquel ‘onii-chan’ y su dominio sobre katanas, así que conocerlo sería como conocer a una estrella de cine para él. Los otros dos pudieron leerle y sonrieron.
“Kotetsu-san es una gran persona, y tiene la habilidad y paciencia de maestro,” explicó Horikawa. “Si se presenta la ocasión, estoy muy seguro que le gustaría darte un par de sesiones.”
“¿Hablas en serio?” se sorprendió.
“¡Sé que sería un placer para él! Mi onii-chan enseña muy bien, varias veces me ha ayudado con mi entrenamiento,” puso una expresión de dolor. “Aunque a veces puede ser un poco bully…”
“Eso es sólo si te distraes o no te tomas en serio las cosas,” le dijo su amigo.
“Y no andes llamándole ‘Kotetsu-san’. Eres como parte de nuestra familia.”
“Sabes que yo suelo ser cordial y respetuoso con todo el mundo.”
“Sí, sí… aunque nunca has sido cordial conmigo, ¿es que acaso no me tienes respeto?”
“Hmm…” Horikawa alzó su mirada al cielo con un dedo sobre su mentón, en un gesto supuestamente inocente. “¿Habré sido muy obvio?”
“¡Ahh, no me digas eso!”
“Hahaha, por supuesto que bromeo. Pero si gustas, puedo llamarte Kotetsu-kun.”
“¡Ihh, no, prefiero mi nombre! Olvida lo que dije,” al oír ‘Kotetsu-kun’, Urashima sintió que su piel se erizó.
“Oh, parece que ya llegamos,” dijo el pelinegro.
“Sí, ese es el salón,” dijo Roxas. A pocos pasos estaban las entradas del enorme auditorio. “Este es un salón muy común y siempre ocupado. Los otros auditorios grandes de este edificio también son así. Es posible que tengas varias de tus clases en ellos.”
“¡Entendido, muchas gracias!” Urashima sonrió ampliamente e hizo un saludo militar.
“¿Tú tienes alguna clase que buscar, Horikawa?”
“No, estoy en segundo y mi última clase del día era la práctica de kendo,” le contestó. “Me quedaré en la universidad para comprar mis útiles y los de Urashima mientras este atiende su clase de cálculo.”
“Ahh, va a ser aburrido,” el menor les miró con súplica. “¿No podrían quedarse a hacerme compañía?”
“Por supuesto que no, tienes que ser responsable por tu cuenta. Vendré a recogerte cuando termines, así que tampoco intentes escaparte, ¿has entendido?”
“Sí…” él dio un pesado suspiro. “Deséenme suerte.”
“También baja tu tortuga a tu regazo, no sabemos si tú profesor te aceptaría tenerla en clase.”
“Sí, lo haré…”
Los dos de segundo se despidieron del otro, quien estaba triste por no poder acompañarlos. Le vieron escoger un asiento y se fueron poco antes de que el profesor llegara.
“Así que estás en segundo, ¿puedo ver tu horario?” preguntó Roxas.
“Sí, un momento,” el pelinegro buscó su papel y se lo entregó. Notó cómo su guía se animó.
“Ah, estamos en varias clases juntos, qué bueno.”
“¿En verdad? Me alegra oírlo,” sonrió un poco. “Mañana nos toca entrenamiento temprano, así que después podríamos ir juntos a clase.”
“Sí, son buenas noticias para mí, porque varios de mis compañeros que están en mi año están llevando cursos más avanzados y no los veo tan seguido,” bueno, aparte de Osaka y Tomo, aunque tampoco las veía porque ellas escogieron horarios más cristianos al no tener que acomodar prácticas de kendo. “Bueno, veo que tú también estás avanzado en matemática.”
“Sí, como voy a seguir física de carrera, es lo mínimo necesario.”
“Ahh, bien por ti. Eres un chico prodigio y también excelente en kendo…”
“Haha, no te pongas así, todos vamos a nuestro ritmo. Y me alivia saber que tengo alguien con quien contar en mis clases,” rió un poco. “Y puedo imaginar que Urashima se pondrá celoso.”
“¿Eh?” Roxas se confundió.
“Nada, es sólo que a mi amigo no le gusta ser dejado de lado. Sin duda, le has caído muy bien.”
“Hm… me da vibras raras, para ser honesto… lamento decirlo.”
“Urashima es todo un caso, pero es más como un niño grande. No te causará problemas.”
Los dos salieron del edificio y se detuvieron un momento.
“Pues, tengo que irme, mi prima me espera,” dijo Roxas.
“Lo entiendo,” Horikawa asintió. “¿Podrías darme direcciones para llegar a la librería de la universidad?”
“Ah, cierto. Ven conmigo, la mitad del camino hacia allá es compartido.”
“Claro, muchas gracias.”
Los dos caminaron juntos por ese camino lleno de estudiantes hacia la salida. Hubo un momento de silencio en el cual Horikawa sacó la lista de útiles y se puso a estimar mentalmente los gastos y calcular el tiempo que tenía para hacerlo todo con eficiencia. Roxas revisó su celular, notando que Osaka no le había enviado nada. Al menos eso significaba que Cho todavía no se había aparecido aún, por lo cual no se había retrasado. De todas formas, iba a comprar algo a su prima por su paciencia en esperarles.
Llegaron a la bifurcación y luego de que Roxas le diera las direcciones, el otro tomó la palabra.
“Antes de que se me olvide…” Horikawa se mostró meditativo. “Hice un poco de investigación sobre Hanasaki U previo a mi llegada, y he oído algunos rumores inquietantes sobre esta universidad y otra llamada Rizembool.”
“Eh, pues…” Roxas dio un suspiro. Así que estaba un poco enterado. “Quisiera decirte que no son ciertos, pero sí hay una rivalidad bélica entre las dos universidades.”
“Hm, lo entiendo,” el pelinegro asintió, sin dejar de meditar. “Entonces asumo que los rumores sobre estudiantes matándose mutuamente y las directivas de ambas instituciones manteniendo la tradición tenía sentido pese a todo…”
“Sí…” el otro negó.
“Ya veo,” y sorprendentemente, Horikawa pasó a sonreír y dio una reverencia. “Gracias por confirmar mis sospechas, Tanaka-san. Continuaré con mi investigación.”
“P-pues, te lo has tomado más ligeramente de lo que pensé…”
“No hay punto de angustiarse por algo que ya existe.”
“Ehh…” era una posición muy ideal y relajada, por más que tuviera algo de sentido. Tal vez ese chico era demasiado analítico y práctico.
“Pero me parece que a ti te inquieta más que a mí.”
“…” ‘¿a quién no?’ le dio ganas de decir, pero decidió no hacerlo. “Sí pues… llevo años en Hanasaki y fue lo mismo hace tres años. Por eso mismo ocurrió el ataque a la ciudad.”
“Así que Hanasaki causó ese ataque,” Horikawa se impresionó levemente.
“Eh, no, Rizembool lo hizo. Hanasaki lo detuvo.”
“Ah, ya, comprendo,” y volvió a sonreír, inquietando más al otro.
“E-en fin…”
“¿Acaso tú has estado envuelto en esta guerra? Tendría sentido por qué te afecta tanto.”
“Estuve envuelto hace tres años…” él desvió su mirada. “Pero… más preocupado estoy por mi hermana. Ella está peleando por Hanasaki.”
“Ya veo…” Horikawa se desanimó. “Perdón, seguramente le resté mucha importancia.”
“No te preocupes…”
“No sé sobre la situación, pero al menos tu hermana te tiene a ti, ¿cierto? Pienso que, en medio de una situación tan incierta, lo más importante es tener a alguien.”
“Ojalá fuera así, pero no puedo ayudarle a pelear.”
“Lo entendí por tus palabras, pero no me refería a eso,” Horikawa sonrió comprensivamente. “Simplemente… estás ahí. Estoy seguro que tu hermana aprecia eso mucho más que cualquier otra cosa.”
“…” Roxas se quedó sin palabras y desvió su mirada. No iba a ponerse a hablar sobre ello, menos con alguien a quien acababa de conocer.
“Sólo espero que Urashima no decida involucrarse o algo,” el pelinegro negó, frustrado. “Siendo el niño que es, seguramente querría hacerlo.”
“No va a poder, descuida. Hanasaki sólo deja pelear a las mujeres,” sonrió incómodo, comprendiendo la inquietud del otro. También le agradeció de que haya cambiado de tema.
“Esa es una regla rara.”
“Sí, nunca la entendí. En Rizembool más bien seleccionan a hombres para pelear. Siento que estas reglas causan ciertas implicaciones desafortunadas en nuestra sociedad.”
“Sin lugar a dudas,” Horikawa rió un poco. “Bueno, no te quito más tiempo. Muchas gracias por toda tu ayuda y nos vemos mañana en el dojo.”
“Sí, hasta mañana.”
Se despidieron y partieron caminos para continuar con sus planes. Pese a que esos dos nuevos chicos parecían un tanto ‘peculiares’, Roxas notó que eran buenas personas, y sin duda se animó de tenerlos como compañía. También era todo un privilegio llegar a conocerles en persona, y deseaba poder encontrarse con el hermano mayor de Urashima, tal y como este le dijo.
La llegada de los dos a su vida iba a tener grandes consecuencias para él, lo cual se manifestaría conforme pasara el tiempo…
Su mal presentimiento no estuvo equivocado. Por arte de magia, su mamá fue capaz de realizar varios ajustes desde Hawaii, y pese a querer negarse, Hanasaki U no le dio opción. Con la ayuda de un conjunto de abogados y notarios, Larsa acababa de convertirse en su guardián legal quien tendría la última palabra para todas sus decisiones como si todavía no tuviera mayoría de edad.
“Debes estar bromeando…” dijo Sora casi sin vida mientras salía con su ‘guardián’ del edificio administrativo de la universidad.
“Ojalá fuera así…” Larsa sin duda no estaba de un mejor humor y tenía un tic en la ceja.
“¿Desde cuándo te hablas con mi mamá?”
“Ella fue quien me contactó. No sé quién le habrá dado mi información.”
“Apuesto que fue Tomaj. Él siempre intenta hacerme sufrir…”
“…” Larsa dio un suspiro.
“¡Pero en serio! ¡Es sumamente vergonzoso!”
“Seré el guardián, pero no creas que no lo es para mí también.”
“¡Entonces pudiste haberte negado!”
“No pude. Supongo fue porque me agarró de improviso.”
“¿Es que tanto no confían en mí? Si ya había comenzado a asistir a clases.”
“Tu madre está consciente de ello, hasta me lo dijo.”
“¿Y?”
“Pues…” Larsa negó. “Al parecer fue Kytes quien le dejó saber, y le hizo entender que te disciplinaste por mi llegada, lo cual le llevó a hacer lo que ha hecho…”
“Debes estar bromeando…” sí, la conversación sólo iba a dar vueltas. Eso es algo que ninguno de sus amigos se iba a olvidar por el resto de su vida.
Los dos se quedaron sumergidos en un silencio incómodo mientras caminaban hacia la salida. Una vez fuera, Sora pretendió irse, pero Larsa le detuvo.
“No quiero defender la decisión de tu madre, pero esta es tu oportunidad para demostrarle que puedes ser responsable por ti mismo,” le recalcó.
“¿Pero cómo haré eso si el crédito te lo llevarás tú por ser mi supervisor o lo que sea?”
“Terminé por decirle que este arreglo es temporal y no pienso extenderlo más de un semestre. Y ella me comentó que de no mostrar mejoras en este ciclo te conseguiría a otro guardián. A eso me refiero,” Larsa le miró con desaprobación. “Te costará creerlo, pero mis intenciones no son puramente para hacerte sufrir. También te será una sorpresa, pero tengo vida aparte de ser tu tutor, y no puedo encargarme de ti por tanto tiempo. Aquí quien debe esmerarse eres tú, no prestes atención a lo demás.”
“Qué fácil es decirlo,” Sora dio un suspiro y se desanimó tremendamente. “Yo que intentaba cambiar por mi cuenta. No sabes cuánto me desanima que haya ocurrido esto.”
“Pero siendo serios, en verdad estoy un poco preocupado por ti.”
“¿En serio?”
“¿Por qué la incredulidad?” Larsa le miró con cansancio. “Sora, estás en la universidad, y es ahora que debes de encaminarte. Te será difícil y no estarás muy conforme con ser el heredero de tu familia, pero al menos debes mantener responsabilidad contigo mismo. Quizás no seas un genio o el mejor en tu carrera, pero con las energías que tienes podrías llegar bastante lejos. Sólo tienes que comprometerte con seriedad.”
“Sí, ya lo sé, no tienes que decírmelo…” Sora bajó su mirada con leve pena. “Ya, supongo lo último que quieres ahora es ser responsable por otra persona. Lamento involucrarte en esto.”
“¿Te acabas de disculpar?” Larsa alzó una ceja.
“¡Ahora tú eres el incrédulo! ¡Pues sí, sé que soy un desastre a veces y traigo inconveniencias! También que tú has pagado por eso bastante en la secundaria. Lo que quiero decir es…” desvió su mirada, incómodo. “…que perdón por todo esto, y también reconozco que me ayudaste bastante. Quizás mi mamá tenga razón y necesito la ayuda de alguien, sólo que es algo muy incómodo, y a la vez, de nuevo tienes que ser tú quien tiene que aguantarme.”
“…” Larsa le miró con una mano en el mentón, como quien analizaba un espécimen.
“¿Q-qué?”
“Es como si hubieras crecido un poco en mi ausencia.”
“¡O-oye!” Sora casi se cae para atrás y se molestó. “¡No digas eso!”
“Perdón,” el exRebel sonrió con gracia por un momento, y regresó a su inmutabilidad. “Puede que esta vez sea diferente, pero tienes que seguir esmerándote. Mi rol no es muy distinto al de ayudarte a estudiar, por lo cual no debes inquietarte tanto. Apenas lo notarás.”
“Espero…”
“En fin, hoy no puedo ayudarte, tengo otros asuntos que atender, pero mañana nos podemos reunir en la tarde. Puedes disfrutar el resto de tu día libre.”
“Ya estás hablando como mi guardián…” Sora se incomodó.
Y la tranquilidad del momento estaba por acabarse…
“…” Larsa vio a tres personas acercarse. Eran Dakki, Ryo y un tercero que le sorprendió de sobremanera.
“Oh, pensé que Ryo tenía clase a esta hora,” observó Sora, confundido. “Hm, ¿y quién es ese peliplateado que viene con ellos? Parece un poco mayor…”
“Sora…” el exRebel le miró de reojo, con leve temor. “Huye…”
“¿Eh?”
Pero fue muy tarde.
“¡Miren a quién acabamos de recoger del aeropuerto~♥!” exclamó Dakki, feliz de la vida.
“¡Dakki!” Larsa le llamó la atención. “Tú dijiste que no sabías nada sobre su llegada.”
“Aw, pero tú mismo notaste que lo dije de una forma rara y ya deberías estar acostumbrado a que yo mienta un montón~♥”
“Mis disculpas, señorito,” el peliplateado dio un paso adelante, y sorprendentemente, se arrodilló con su mano derecha en su pecho ante Larsa como quien se dirigía a un emperador. “Mantuve en secreto mi llegada de usted para que no perdiera tiempo en recogerme, pero su estimada amiga Dakki fue muy cordial en ofrecerse. También anduve hablando con su amigo Ryo Bakura, y me alegra saber que su estadía en Hanasaki le ha permitido conocer a un heredero que promete tanto a futuro.”
“No tienes que decirlo así,” Ryo sonrió. “Es un gusto finalmente conocerte.”
“Ehm, me alegro verte aquí, Jakob…” Larsa dio un suspiro. “Lamentablemente, no tengo más que malas noticias que darte.”
“¿Malas noticias?” el mayordomo se alertó y volvió a pararse. “El vuelo internacional ofreció Internet a bordo y anduve todo el viaje continuando con mis deberes como su asistente. No existe ningún problema con sus presentes actividades como el líder de su hogar.”
“Siempre haces un excelente trabajo, no me refería a ello…” Larsa volvió a mirar a Dakki con molestia, quien se alegró de verle así. Tal y como ella le había dicho, estaba sacando provecho de la situación. Ryo presente indicaba que estaba al tanto de todo y optó por faltar para no perderse el momento. “Tengo que ser honesto contigo. ¿Recuerdas que en algún momento te comenté sobre un compañero al cual ayudaba a estudiar en la secundaria?”
“Aquella alimaña oportunista e inconsiderada, por supuesto.”
“¿Q-qué?” Sora se confundió, y llamó la atención de todos. “¿Qué está ocurriendo? ¿Por qué este tipo te está llamando señorito?”
“¿Acaso… eres tú?” el cambio a pronombre informal en Jakob llegó acompañado de un tono de voz más grave y una mirada severa que sirvieron de advertencia a Sora.
“Lo mejor es evitar los secretos entre nosotros…” Larsa negó. “Recibí un pedido de su familia, y he decidido que seré su guardián legal durante este semestre académico para que incremente su rendimiento académico,” notó el shock en su allegado. “Te aseguro que el título es meramente simbólico. Mi ayuda se limitará a tutoría.”
“¿Qué dice?” Jakob mostró furia en su expresión. “Señorito, no puede andar ofreciendo su ayuda. Otros se aprovecharán de usted y puede que esto cause una mancha en su reputación. Además, sí hay consecuencias porque si esta escoria roba un banco, mata a alguien o se suicida, usted será el responsable.”
“¡¿Q-qué?! ¡No haría eso!” exclamó Sora. Dakki y Ryo no evitaron reírse.
“Eres un sinvergüenza,” declaró el mayordomo con tanta intensidad que hizo que Sora retrocediera.
“U-un momento,” Larsa se interpuso. “Comprendo tu molestia, pero esto es mi culpa, no consulté contigo previamente. Además soy ahora responsable, no le lastimes.”
“¿M-me va a lastimar?”
“Bueno…” Jakob dio un suspiro. “Tendré que acomodarle al horario. Puedo tomar el rol en enseñarle, ¿cierto?”
“P-preferiría hacerlo yo, Jakob…”
“Insisto,” este se dirigió a Sora con una sonrisa profesional. “Me apunto como tu tutor. Más te vale que te esfuerces, o habrá serias consecuencias, ¿entendido?”
“Ehh…” Sora sintió un extraño miedo primordial. Miró a Larsa. “T-tu ayudante me está dando miedo. N-nos vemos otro día, ¿sí?”
“¿Molestará a mi señorito otro día?” Jakob entrecerró los ojos. “Inaceptable. Por ello me ofrezco para el trabajo.”
“E-está bien… Larsa es mi amigo, mejor él…” Sora retrocedió.
“…” y repentinamente, Jakob sacó una cuchilla de su manga y la posición al costado de su yugular con rapidez y elegancia.
“¡AAHHH! ¡¿Q-q-q-qué?!”
“Compórtate Sora~♥” dijo Dakki con un tono juguetón. “Jakob fue un Rebel y nos entrenó a Larsa y a mí~♥”
“¡¿E-en serio?!”
“¡Suficiente!” exclamó Larsa. “¡Esta no es la forma de lidiar con personas!”
“Lamento tener que decirlo, pero no veo en este joven a una persona, señorito.”
“…” Sora aprovechó a que el peliplateado miró a Larsa para retroceder y huir. “¡A-ayuda!”
“Ahh…” Ryo negó y fue a perseguir a su amigo.
“…” luego del suceso, Larsa dio un pesado suspiro.
“Al menos se ha llevado un susto,” Jakob miró a Sora huir con indiferencia y pasó a dedicarle una de sus mejores sonrisas a su señorito. “Permítame acompañarle a su hogar. He practicado unas nuevas recetas que le aseguro le fascinarán y nutrirán apropiadamente.”
“…” el ‘señorito’ le miró con cansancio. “Te pediré que controles tu comportamiento a futuro, por favor. Puedes causar problemas.”
“Sólo hago lo mejor para usted, se lo aseguro.”
“¡Vamos~♥!” canturreó la pelirroja, quien volvió a recibir una mirada molesta de su amigo.
Las complicaciones no dejarían de presentarse, y le iba a tocar a Larsa organizar bien sus actividades, y balancear las distintas obligaciones en su vida.