#48.-¡NO! ¡ESTO NO PUEDE SER! -Ghiaccio avanzó a trompicones por la sala un disparo más resonó por la sala, acertando en un hombro del hombre y saliendo la bala limpiamente de su cuerpo. Pero de tan furioso que se encontraba, Ghiaccio no se percató del dolor, únicamente tenía un objetivo.
-¡HUYE JEANNE! -Shura se apremió para intentar que la mujer reaccionara-. ¡Bayonetta sigue buscand-!
Sintió un puntapié en la rodilla que la interrumpio a la vez que alzó un grito de dolor, pero incluso este quedó silenciado cuando sintió que le faltaba la respiración. Ghiaccio la tenía firmemente sujeta del cuello rodeado por su brazo, inmovilizada y sin poder defenderse por el esfuerzo de luchar por algo de oxígeno.
-¡Atrás! ¡Atrás o la mato!
Vi escupió al suelo por el asco que le producía la cobardía de este tipo, estaba solo y acorralado, el resto de sus amigos estaban en el suelo inconscientes y uno de ellos con los cuatro miembros rotos, cortesía de la mujer.
-Matala si quieres, seguro que aún tiene alguna vida de repuesto, pero lo que está claro es que tú no te vas a ir de rositas de aquí.
Ghiaccio comenzó a sudar, necesitaba tiempo para pensar y tener a la White Mage como rehén le podía dar tiempo, pero sus opciones eran muy pocas y empezó a gimotear al verse acorralado.
-Vamos a darte tu merecido -un puntero láser salió de la francotiradora de Caitlyn, apuntando directamente a la frente de Ghiaccio.
-Ese privilegio, es solamente mío.
Envuelta en lo que parecía un aura blanca, con aquel traje rojo suyo destacando entre las sombras y los negros de Sin City, apareció Jeanne, caminando muy lentamente mientras salía de la habitación.
Las dos mujeres guardaron silencio frente a la imponente presencia de Jeanne mientras que Ghiaccio al borde del colapso comenzó a gemir quejosamente.
-¡Regresa a la habitación! ¡Regresa a la habitación!
-¿Pero qué estás diciendo estúpido? Ya no estoy bajo el poder de tu influencia -Jeanne sonrió, recuperada por el hechizo de Shura, feliz de volver a tener el control de su cuerpo y cada vez más colmada del sentimiento de venganza contra Ghiaccio-. Ahora soy libre.
El aura blanca que la rodeaba, pareció expandirse buscando fundiéndose con la luz apenas eran visibles los tentáculos de luz que proyectaba la mujer y que se acercaban sinuosos hacía Ghiaccio y Shura.
-¡¡PARA!! ¡PARA! -Consciente de que ya no tenía poder sobre ella, Ghiaccio decidió que no se iría solo a la tumba. Comenzó a concentrar sus poderes de hielo en su brazo, le helaría la respiración y la sangre a Shura y le romperia el cuello como si fuese un palito.
Pero aunque estaba tan cerca, este plan también se vio truncado por la nueva aparición.
-¿Pensabais celebrar una fiesta sin mí? Qué desconsiderados. Con las ganas que tenía por este reencuentro, Ghiaccio -la mujer se relamió los labios al pronunciar este nombre.
-¡BAYONETTA!
Ghiaccio quedó enmudecido cuando uno de los tentáculos negros de la Fallen Angel le agarró por el cuello apartando de un tirón al hombre de Shura que cayó al suelo mareada, tosiendo con fuerza incapaz de respirar, hasta que sintió como sus heridas y su respiración volvía a un ritmo regular. Jeanne le había aplicado un hechizo de curación.
-Los favores, con favores se pagan White Mage -miró fugazmente a Shura para acabar enviándole una mirada insondable a Bayonetta, sonriéndole como si únicamente estuvieran ellas dos solas y en paz en la sala-. Hola Cereza.
-Jeanne… -la mujer tragó saliva intentando disimular como se le había quebrado la voz al pronunciar ese nombre-. Ya era hora de que te dignases a aparecer, llevo buscándote todo este tiempo, ¿no será que tengo que comprarte una correa para tenerte quieta y localizada?
-Ya me han dicho que andabas buscandome.
-¿Ya has conocido a Shura? Aunque sin querer, es a quién tengo que agradecerle haber dado contigo.
-¿Es la White Mage? Es un encanto… pero ya mantendremos esta charla con un té, ahora tenemos cosas que hacer.
-Estoy de acuerdo contigo querida.
Uno de los tentáculos de Jeanne, entró directamente por la herida de bala del hombro, saliendo por el otro lado y haciendo que Ghiaccio gritase de puro dolor.
-¡INACEPTABLE! -Ghiaccio grito de manera taladrante.
-¿Pero que está diciendo? -Vi quería mofarse de los últimos momentos de aquel tipo, pero resultaba tan desagradable y perturbador que cualquier cosa que dijera era hacerle un flaco favor. Vi le hizo señales a Shura para que se pusiera a salvo junto a su lado, la White Mage no se lo pensó.
-¡LA CULPA DE TODO ES VUESTRA! -El Elementalist seguía en sus trece gritando cosas sin sentido-. ¡DEBERÍAIS HABER OBEDECIDO! ¡Deberíais haberos convertido en Cleric! ¡La culpa es vuestra!
-Tu no nos dabas órdenes Ghiaccio -Jeanne retorció el tentáculo hasta que se escuchó el hueso de la clavícula crujir, el hombre seguía gritando.
-Qué desagradable -Caitlyn no era partidaria de la tortura, pero intuía que esos tres tenían cosas muy serias y privadas y no iba a interponerse después de todo lo que había pasado.
-Shura -la llamo Bayonetta-, sería mejor que os marchaseis de aquí. Lo que viene a continuación no va a ser un espectáculo bonito precisamente.
Era mucho el rencor que le guardaban para dejarlo en una muerte dulce o una muerte rápida.
-Esta bien… ¡eh, Ghiaccio! -Shura no iba a marcharse sin decir la última palabra-. ¡Hueles a caca de perro!
Era poco el consuelo de oirle gritar humillado por aquel absurdo insulto que parecía afectarle tanto después de que hubiera borrado y bloqueado la lista de sus amistades en la Omnitol… pero se engañaría si no pensase que algo sí que la reconfortaba.
-¡LA CULPA ES VUESTRA! ¡LA CULPA ES VUESTRA! ¡Vosotras me hicisteis así! ¡Yo no he hecho nada! ¡Fuisteis vosotras las que me hicieron así! -Tan desesperado y hasta tal punto había colapsado, que comenzó a arrancarse la ropa de pura rabia.
-Por favor, sigue gritando mientras puedas.
Lo último que vió Shura al lanzar una mirada furtiva sobre su hombro, fueron los tentáculos negros y blancos de las brujas, entrando por la boca de Ghiaccio.
-¿Te encuentras bien?
-Gracias, gracias por venir a ayudarme -Shura nunca se había alegrado tanto por respirar aire puro, se encontraban en la azotea del edificio, Caitlyn no había querido abandonarlo hasta no revisarlo y estar totalmente segura de que no quedaba nadie de la banda de Ghiaccio.
-Ha sido un buen entretenimiento y un buen entrenamiento para Victoria ya de paso, ha tenido una puntería cojonuda la novata.
Vi señaló a la azotea de uno de los edificios cercanos, saludando con la mano acabó por ver a una chica menuda de pelo rubio y corto que permanecía agachada y detrás de lo que parecía ser un rifle muy similar al de Caitlyn.
-Ha sido su disparo el que a abierto la puerta donde se encontraba la bruja de pelo blanco.
-Increible -Shura estaba profundamente impresionada por la certera puntería de la mujer.
-No lo digas muy alto, no te vaya a escuchar y se le suba a la cabeza.
-Deberíamos revisar también los edificios más cercanos -.Caitlyn por su parte revisaba la Omnitol trazando los siguientes objetivos y enviando la información a Vi y Seras que comenzó a moverse nada más leer el mensaje.
-Yo… preferiría quedarme aquí arriba un poco más -Shura se excuso frente a las dos mujeres-, a decir verdad, me siento agotada.
-Claro -Caitlyn accedió en el acto agradecida de que aquello les facilitaria la tarea de rastreo que les quedaba por delante.
-Yo avisaré a esas dos de que estas aquí, por si aún no han terminado, ten paciencia y no te marches.
Un escalofrío recorrió a Shura al pensar que pudieran llevar tanto tiempo torturando a una persona, sin duda, tenían una gran cuenta pendiente con Ghiaccio.
-Cuidate Shura -Caitlyn se despidió acompañada por Vi, dejando sola a la White Mage, que comenzó a reflexionar sobre todo lo que había sucedido.
Bayonetta y Jeanne se vieron envueltas en el obsesivo deseo de Ghiaccio porque estas se convirtieran en Cleric. Por el deseo de tener a alguien que curase al grupo y los mantuvieran con vida, llegaron al punto en que fueron capaces de torturarse los unos a los otros, llenos de rencor porque ninguno estaba dispuesto a ceder.
Respetaba la decisión de las dos mujeres, ella había hecho lo mismo aunque su situación nunca fue tan desesperada, pero lo que les había sucedido, bien podría haberlo sentido ella misma en sus carnes.
-Que asco -se le escaparon aquellas palabras sin darse cuenta.
Al final era fácil culpar al Game Master por todo lo que pasaba, era fácil olvidarse de que tratabas con personas y no con herramientas que utilizar en tu propio beneficio en aquel maldito juego.
Ella había tenido suerte de estar junto al grupo que le había acompañado al comienzo de su aventura, Jojo, Caesar, Nero, Doppio e incluso Sol, aunque quizás, de sólo haber tenido que contar con este último, ahora la situación sería muy distinta a la actual, y muy similar a la que habían pasado Bayonetta y Jeanne.
Shura se percató de sus ropas, tan blancas que parecían brillar en la noche negra de Sin City. Se sintió asqueada, deseo que desaparecieran, que pudieran convertirse en las ropas de Monk, de poder defenderse y luchar, de reclamar su lugar en aquel juego y demostrar que con ella no se jugaba.
Comenzó a quitarse la ropa, como si esta estuviera húmeda y pesara mil veces lo que le correspondía y le impidiera moverse con libertad, se desprendio del vestido blanco y su cuerpo quedó expuesto a la noche. Su piel era gris, ya no contrastaba con la ciudad, ahora era como si se hubiera fundido con esta. Era una sensación desconocida el encontrarse tan desnuda y expuesta, pero para aquel momento, agradeció que cada poro sintiera el frío de la noche.
-Veo que la fiesta continuaba aquí arriba.
La White Mage dio un gritito cubriéndose el pecho con pudor, a la azotea llegaron Bayonetta y Jeanne, esta segunda miraba extrañada la escena mientras que la primera, a medida que se acercaba iba desprendiéndose también de la ropa.
-¿Y Dante y Gyr-?
-Han ido con esas dos a comprobar que todo estuviera en orden… aunque puedo asegurarte, de que todo está perfectamente -Bayonetta ya desnuda, observó por encima de los edificios el horizonte de la ciudad.
-Se siente bien estar así -Jeanne se había unido a las otras dos, y las tres mujeres, apenas cubiertas con una simple prenda de lencería guardaban silencio simplemente disfrutando de sus elecciones sin ataduras, de su libertad.
-Muchas gracias Shura.
-No me las des Bayonetta… al final has venido a rescatarme.
-Pero es gracias a ti que he encontrado a Jeanne.
-Y si no fuera por tí, yo aún seguiría encerrada en esa apestosa habitación. Muchas gracias, has sido muy valiente.
-Si no lo hubiera hecho, ninguna de las dos habría salido entera de ese sitio -Shura se sentía abrumada por aquellos halagos, no podía permitir que se hicieran una idea equivocada.
-El caso es que lo hiciste Shura, y lo hiciste muy bien.
-¿Y qué vais a hacer ahora?
-Ghiaccio sólo ha perdido una vida. Lo buscaremos y nos aseguraremos de que pierda las que sean necesarias hasta matarlo.
Shura asintió ante las palabras de Bayonetta, chasqueando la lengua molesta al recordar cierto detalle.
-El muy cabrón me bloqueo la lista de contactos en la Omnitol, con contraseña y todo.
-Lo siento… pero eso tiene solución -Bayonetta le guiño un ojo-. Solo tenemos que encontrarle y sacarle a la fuerza cuál es la maldita contraseña.
-Podemos ser muy persuasivas cuando nos lo proponemos -Jeanne se contagió de la risa de Bayonetta con su comentario, por un instante, Shura podía palpar esa presencia salvaje y felina de las mujeres.
-Pero Shura, Bayonetta me ha puesto al corriente de tu situación, si quieres puedes ir a buscar a tus compañeros, ponerles al corriente de la situación con tu Omnitol, o podemos acompañarte nosotras a Two Rivers para tu prueba como Monk.
-Gracias… pero ellos están muy lejos en Prorencia como para avisarles, y yo, me he decidido a hacer la prueba para Monk lo antes posible.
-Nosotras te acompañaremos.
-Gracias Bayonetta.
Pero en su fuero interno, Shura sabía que debía ir sola a Two Rivers.