Me he estado releyendo Balamb y me han dado los sentimientos twt
29. Una clase gratis y te acompaño a recepción
Anew caminaba por los pasillos del Jardín de Balamb mirándose la punta de los zapatos, casi sin ver por dónde iba. Estaba perdida en sus pensamientos, camino al punto de encuentro que había acordado con su príncipe. Después de todo, actuar como su asistente en ese viaje era su cometido y aunque Isaak juraba estar de vacaciones, en realidad tenía muchos asuntos que atender, no sólo la operación de su ojo.
Llegado a cierto punto, Anew se paró y levantó la cabeza y por un momento se asustó al no reconocer donde estaba, algo normal si tenía en cuenta que era su primera visita al Jardín de Balamb.
—Ah… ¿dónde me he metido?
En tu propia cabeza, pensó la mujer, que llevaba unos minutos dándole vueltas a las palabras de su jefe y director.
Diviértete un poco, le había dicho. Diviértete…
Anew suspiró y miró a su alrededor. Los pasillos estaban vacíos y no había ningún cartel con indicaciones cerca. La Seed estuvo a punto de darse la vuelta por donde había venido hasta que, de repente, se dio cuenta. Oía música.
Empezó a caminar en esa dirección y un par de pasos después localizó una puerta entreabierta de la que salían las notas de lo que parecía una de los valses que había oído la noche anterior en el baile. Probablemente habría alguien ahí dentro, ¿verdad? Tal vez podría molestarlos un poco preguntando indicaciones. Sólo necesitaba saber cómo llegar a la entrada del edificio, su punto de encuentro era la recepción después de todo.
Anew se quedó parada frente a la puerta durante unos segundos antes de coger aire y asomarse despacito. La sala parecía un estudio de baile y sólo estaba ocupada por dos personas y un estéreo.
Las dos figuras en la sala daban vueltas y vueltas, siguiendo grácilmente el ritmo del vals. La verdad es que era uno de los más rápidos que había oído, pero ninguna de las dos personas fallaron ni un paso.
Anew entró un poco más en la sala, moviendo la puerta para ver mejor. La manera en que se movían a la vez era hipnótica. La armonía en sus movimientos y la facilidad con la que se seguían el uno al otro la tenía embobada.
No pasó mucho tiempo para que la pieza llegase a su fin y con una última floritura, las dos personas se separaron. Él aplaudió hacía ella, que se rió con soltura antes de asentir con la cabeza, manos en la cintura y se volvió a poner en posición para bailar más.
Anew no reconoció a la mujer de pelo negro y corto, ¿pero a él? A él lo podía haber distinguido en una muchedumbre. El pelo castaño le tocaba los hombros y sus ojos verdes brillaban como estrellas en la noche.
Yohji Kudou estaba empezando a levantar los brazos para guiar a su compañera de baile cuando vio malva por el rabillo del ojo.
Antes de tomarla de la mano, se giró hacia la puerta y miró directamente a Anew.
—Oh —dijo, bajando los brazos y acercándose hacia ella—. ¡Hola!
—¿Una amiga tuya? —preguntó la otra mujer, volviendo a poner los brazos en jarras.
Yohji sonrió, con los ojos aún clavados en Anew.
—Eso espero.
—Ah… —consiguió decir Anew, llevándose un puño a los labios—. Perdón por molestar, me iré.
Anew oyó a la otra mujer reírse y la vio agarrando una chaqueta. Parecía estar preparándose para irse.
—No molestas, cielo. Estaba a punto de irme —la chica le dio un par de palmadas en la mejilla a Yohji antes de continuar—. Pórtate bien, mangarrán.
—Oiga, señorita. —se quejó Yohji, aunque se rió mientras la otra le sacaba la lengua y se escabullía entre Anew y la puerta.
—¡Adiós! ¡Os auspicio un buen futuro cercano! —se despidió sacudiendo la mano sin girarse a mirarlos.
—Uh —dijo Anew, parpadeando hacia el pasillo—. ¿Qué ha sido eso?
—Hokuto, ella siempre es así.
Otra canción empezó a sonar y Anew dirigió su mirada hacia Kudou y sus brillantes ojos verde esmeralda. Anew bajó la mirada, asustada por si se quedaba encandilada mirándole como la noche anterior.
Error. Porque la camisa de Yohji estaba abierta y podía ver como una gota de sudor le corría por en medio de sus pectorales y se perdía bajando hacia su abdomen. Anew fue muy rápida desviando la mirada ahora hacia un lado.
—¿En qué te puedo ayudar? —preguntó Yohji, ofreciéndole la mano—. ¿Tal vez en un baile?
Anew Returner solía ser una persona muy profesional, pero se vio poniendo la mano sobre la de Yohji Kudou y segundos después él estaba tirando de ella hacia la sala de baile.
—Te puedo dar clases, ya te dije anoche que soy profesor de baile.
—No sé bailar —confesó Anew, aunque sólo era medio mentira, pero Yohji no tenía porqué saberlo—. Me he perdido, tengo que ir a recepción…
—¿Cuánta prisa tienes? —preguntó Yohji mientras le indicaba a Anew de donde agarrarse y ponía con cuidado su mano en la cintura de ella—. Una clase gratis y te acompaño a recepción.
Yohji apartó la mirada por un momento y Anew se dio cuenta de que estaba mirando un reloj en la pared del que ella no se había dado cuenta.
—No sé ni qué hora es. —se quejó Anew, empezando a balancearse con la música, mirando hacia sus pies porque no quería pisar los de Yohji.
—Las diez menos cuarto, tengo cinco minutos antes de tener que ir hacia la salida —Yohji dio un paso hacia atrás y luego movió el brazo de tal forma que Anew se vio dando una vuelta sobre sí misma antes de volver a agarrarse al hombro de Yohji, acercándose otra vez hacia él—. ¿Qué te parece si me concedes este baile y te acompaño a recepción, hm?
Anew empezó a moverse al compás de Yohji, sin darse cuenta y los ojos brillantes de Yohji le recordaron a las palabras de su director. Diviértete un poco. Sólo eran cinco minutos. Podía permitirse cinco minutos de diversión, ¿no?
Una pequeña sonrisa empezó a florecer en los labios de Anew.
—Bueno, está bien.