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Listas y Probaciones / Re: Listas de Extras — Última Actualización: Abril 11
« Last post by Kana on May 01, 2024, 08:06:51 PM »
Se va Powder "Jinx" (Arcane: League of Legends) y Reo Mikage (Blue Lock)
Entran los que están en negrita

#1 Vincent Phantomhive (Kuroshitsuji)
#2 Gilbert Ross (B The Beginning)

#3 Azami Nakiri (Shokugeki no Souma)
#4 Lenora Nakiri (Shokugeki no Souma)
#5 Alecto (Kill the villainess)
#6 Frill Shiranui (Oshi no Ko)
#7 Anastacius de Alger Obelia (Who Made Me a Princess)

#8 Claude de Alger Obelia (Who Made Me a Princess)

#9 Athanasia de Alger Obelia (Who Made Me a Princess)

#10 Howl (Howl's Moving Castle)

#11 Shougo Makishima (Psycho-Pass)
#12 Giyuu Tomioka (Kimetsu no Yaiba)
#13 Doma (Kimetsu no Yaiba)
#14 Mitsuri Kanroji (Kimetsu no Yaiba)

#15 Kotoha Hashibira (Kimetsu no Yaiba)
#16 Kaoru Sakurayashiki (SK∞ The Infinity)

#17 Amane "Hanako" Yugi (Jibaku Shounen Hanako-kun)

#18 Erwin Smith (Shingeki no Kyojin)
#19 Shin Hyuga Shaing (Code Geass)

#20 Yato (Noragami)

#21 Vladilena Mirizé (86-Eighty-Six)

#22 Shoto Todoroki (Boku no Hero Academia)

#23 Euphemia li Britannia (Code Geass)
#24 Reze (Chainsaw Man)

#25 Denji (Chainsaw Man)

#26 Makima (Chainsaw Man)

#27 Aki Hayakawa (Chainsaw Man)

#28 Vil Schoenheit (Twisted Wonderland)

#29 Epel Felmier (Twisted Wonderland)

#30 Neige Lubanche (Twisted Wonderland)

#31 Ruggie Bucchi (Twisted Wonderland)

#32 Misa Amane (Death Note)
#33 Lucifer (Obey Me!)

#34 Asmodeus (Obey Me!)

#35 Squalo Superbi (Katekyo Hitman Reborn!)
#36 Kyouya Hibari (Katekyo Hitman Reborn!)

#37 Izana Kurokawa (Tokyo卍Revengers)
#38 Takashi Mitsuya (Tokyo卍Revengers)

#39 Yuzuha Shiba (Tokyo卍Revengers)

#40 Ran Haitani (Tokyo卍Revengers)

#41 Ken Ryuguji (Tokyo卍Revengers)

#42 Senju Kawaragi (Tokyo卍Revengers)

#43 Futaba Sakura (Persona 5)

#44 Seiji Shiratori (Persona 5 Phantom X)

#45 Wonder (Persona 5 Phantom X)

#46 Jung Hi (Love Unholyc)

#47 Jyushi Aimono (Hypnosis Mic)

#48 Gentaro Yumeno (Hypnosis Mic)

#49 Aoi Kureha (Paradox Live)

#50 Hajun Yeon (Paradox Live)
#51 Satsuki Ito (Paradox Live)

#52 Allen Sugasano (Paradox Live)

#53 Yohei Kanbayashi (Paradox Live)

#54 Anne Faulkner (Paradox Live)

#55 Dongha Yeon (Paradox Live)

#56 Iori Suiseki (Paradox Live)
#57 Reo Maruyama (Paradox Live)

#58 Nayuta Yatonokami (Paradox Live)

#59 Tomoe Miwa (On-Air)
#60 Towa Kazuki (Anidol Colors)
#61 Shizuku Kazuki (Anidol Colors)
#62 Toya Aoyagi (Project Sekai)

#63 Suou Hayato (Windbreaker)

#64 Haruka Sakura (Windbreaker)
#65 Tao (Gokurakugai)

#66 Nei (Gokurakugai)

#67 Yoru (Gokurakugai)

#68 Yomi (Gokurakugai)
#69 Sirin (Honkai Impact 3rd)
#70 Mobius (Honkai Impact 3rd)
#71 Elysia Pristine (Honkai Impact 3rd)
#72 Raiden Mei (Honkai Impact 3rd)

#73
#74 Luocha (Honkai: Star Rail)

#75 Fu Xuan (Honkai: Star Rail)

#76 Topaz (Honkai: Star Rail)

#77 Dr. Ratio (Honkai: Star Rail)

#78 Black Swan (Honkai: Star Rail)

#79 Dan Heng/Imbibitor Lunae (Honkai: Star Rail)

#80 Herta (Honkai: Star Rail)

#81 Acheron (Honkai: Star Rail)
#82 Bronya Zaychik (Honkai: Star Rail)
#83 Sunday (Honkai: Star Rail)
#84 Robin (Honkai: Star Rail)

#85
#86
#87
#88
#89 Minako Aino (Sailor Moon)
#90 Meguru Bachira (Blue Lock)
#91 Hyoma Chigiri (Blue Lock)
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Listas y Probaciones / Re: Listas Oficiales — Última Actualización: Abril 11
« Last post by Eureka on May 01, 2024, 04:17:26 PM »
Eureka as Keqing (Genshin Impact)
Bishounen Oficial: Tooru Oikawa (Haikyuu!!)
Amante: Madara Mikejima (Ensemble Stars!)
Mascota: HiMERU (Ensemble Stars!!)
Rebel: Kokichi Ouma (Danganronpa V3: Killing Harmony)
Acosador: Rinne Amagi (Ensemble Stars!!)
Boy Next Door: Lelouch Vi Britannia (Code Geass)
Dama de honor: Mari Ohara (Love Live! Sunshine)
Dolly Polly: Kanan Matsuura (Love Live! Sunshine)
Book Boy: Soul Evans (Soul Eater)
Flower girl: Maka Albarn (Soul Eater)
Aniki: Tatara Totsuka (K Project)
Senpai: Mikoto Suoh (K Project)
Kouhai: Ryoji Mochizuki (Shin Megami Tensei: Persona 3)
Femme Fatale: Minako Arisato (Shin Megami Tensei: Persona 3)
Friki spot: Sho Minazuki (Persona 4 Arena Ultimax)
Ace: Adachi Tohru (Shin Megami Tensei: Persona 4)
Game Boy: Souji Seta (Shin Megami Tensei: Persona 4)
Soulmate: Marie (Persona 4 Golden)
Joker: Goro Akechi (Persona 5)
Peacemaker: Yuu Kanda (D. Gray-Man)
Voyager: Nejire Hadou (Boku no Hero Academia)
Nemesis: Claude von Riegan (Fire Emblem: Three Houses)
Bitchy Sidekick: Edelgard Von Hresvelg (Fire Emblem: Three Houses)
Bastard Sidekick: Dimitri Alexandre Blaiddyd (Fire Emblem: Three Houses)
20k: Kurapika (Hunter x Hunter)
40k: Nobara Kugisaki (Jujutsu Kaisen)
70k: Tanjiro Kamado (Kimetsu no Yaiba)
100k: Zenitsu Agatsuma (Kimetsu no Yaiba)
130k: Inosuke Hashibira (Kimetsu no Yaiba)
160k: Yukito Orikasa (IDOLiSH7)
190k: Ran Nagisa (Ensemble Stars!)
220k: Hiyori Tomoe (Ensemble Stars!)
250k: Kohaku Oukawa (Ensemble Stars!)
280k: Satoru Gojo (Jujutsu Kaisen)
310k: Saeyoung Choi (Mystic Messenger)
340k: Hifumi Izanami (Hypnosis Mic)
360k: Arlecchino / The Knave (Genshin Impact)
400k: Kaveh (Genshin Impact)
430k: Alhaitham (Genshin Impact)

460k: Subaru Akehoshi (Ensemble Stars!)
Reto 2k15: Doppo Kannonzaka (Hypnosis Mic)
Reto 2k16: Jakurai Jinguji (Hypnosis Mic)
Reto 2k17: Ramuda Amemura (Hypnosis Mic)
Reto 2k18: Iwaizumi Hajime (Haikyuu!!)
Reto 2k19: Wolfgang Goldenleonard (King's Maker)
Reto 2k20: Venti (Genshin Impact)
Reto 2k21: Kaname Toujo (Ensemble Stars!!)
Reto 2k22: Anzu (Ensemble Stars!)
Reto 2k23: Sigewinne (Genshin Impact)
Bishoujo Bitch: Aigis (Shin Megami Tensei: Persona 3)
Bastard: Hizumi Mizushiro (Spiral ~ Suiri no Kizuna)

Salen Quanxi (CSM), Epsilon (Pluto) y Yuta Okkotsu (JJK) y entran Kaveh y Alhaitham que compartiré con Airin :3 (gracias, Airin!)
También entra Anzu (Ensemble Stars!) que la quito y la saco la quito y la saco pero la necesito de todas maneras u_u
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Listas y Probaciones / Re: New Probation Time!
« Last post by Cho on April 30, 2024, 10:59:56 PM »

Probaciones pronto.
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HiMEverse / Re: HiMEverse Episode V: The Rebels Strike Back
« Last post by Mimi Tachikawa on April 30, 2024, 10:47:34 PM »
llegue xD

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Tsukasa y Tsubasa corrían por toda la ciudad persiguiendo a una joven rubia de dos colas, era la tan temida y famosa “Junko Enoshima” . ¿Por qué la estaban persiguiendo?, pues la razón era que la joven estudiante de Rizembool tuvo un enfrentamiento con el hermano mayor del pelirojo, Marion, del cual salió malherido.

Este acontecimiento sucedió justo en el día en que los hermanos iban a salir a convivir como hermanos lejos de los deberes policiales y estudiantiles, Rosaria no iba a ir con ellos porque tenia una misión fuera de la ciudad.

Cuando ambos se embarcaron a la limosina de la familia, de repente un auto negro se coloco frente a ellos que ocasiono que frenaran violentamente.

Quedate aquí Tsukasa…- dijo el pelirojo mientras salía del auto-

Oniisama, ten mucho cuidado…- le dijo preocupado-

No te preocupes…-saco su arma de reglamento- nada malo me va a suceder

Marion se acerco hacia el auto negro mirando fijamente atento a cualquier movimiento que se pueda realizar dentro de dicho automóvil

Se que te encuentras aquí Junko Enoshima…así que sal de ahí…-

La puerta del automóvil negro se abrió y la joven salió alzando las manos

Me atrapaste querido oficial…-dijo riéndose burlonamente, mientras sacaba como una especie de bazooka señalando hacia la limosina donde el menor de la familia Suou-

Que prentendes hacer con eso?...-

Lo que estas pensando que haré…-

Detente o disparo!! …-dijo el pelirojo mayor visiblemente afectado-

Eso te pasa por entrometerte en mis asuntos…-

Tsukasa!!!...-soltó su arma cuando Junko apretó el gatillo-

La escena ocurrió en cámara lenta, Junko riendo mientras que Marion corría hacia la limosina extendiendo sus manos, al mismo tiempo Tsukasa observó con terror lo que estaba apunto de sucederle, cerrando los ojos para pensar en su familia, y en los Knights a quien consideraba también su familia

Cuando aquel rayo iba a caer hacia él, otro rayo se interpuso en su camino

Justo cuando lo estaba pasando de lo lindo…-suspiró pesadamente, mientras dirigía la mirada hacia la persona que habia echado a perder su plan- cuando no una Hime viniendo a echar a perder la diversión…-

Enoshima Junko…-se escuchó una voz llena de rencor y cólera-

Así que eres una de las Hime antiguas…Kazanari Tsubasa…-

Marion calló al suelo suspirando aliviado, agradeciendo la llegada de aquella joven

Tsukasa-kun te encuentras bien??-

Vio como Tsukasa salía de la limosina junto a Riolu, el child de la peliazul

Tsubasa-neesama…muchas gracias…-dijo con una cálida sonrisa-

Menos mal que llegue a tiempo…-dijo acercándose a su kohai para acariciarle suavemente los cabellos-

Tsukasa menos mal que estas a salvo…-dijo el mayor para acercarse hacia los dos jóvenes pero habían olvidado que

Junko estaba junto a ellos-

Cuando no descuidándose, por que son así de tercas las Himes??...-Junko tenia el arma de Marion y le disparo cerca al corazón –

Niisama!!!...-

Riolu aura esfera!!!...-dijo Tsubasa muy enojada mientras desenvainaba su espada-

El child formo una esfera y la lanzó hacia Junko que logro esquivarla sin mucho esfuerzo

No me sucedió nada…-rio divertida-

Pero lo que no sabia Junko, era que todo era parte del plan de Tsubasa ya que frente a la rubia apareció la Hime que quería rebanarle el cuello, a duras pensas Junko se alejó de ella

Nada mal…nada mal…-

Ven y pelea contra mi frente a frente cobarde…-Tsubasa lucia muy enojada por todo lo que estaba pasando, con una seña le indicó a Riolu que ayudara a detener la sangre que salía de la herida del mayor de la familia Suou, el pequeño child junto sus manos y con el aura esfera empezó a detener la sangre, mientras que al mismo tiempo llegaba una ambulancia
particular que se acercó a socorrer al hijo mayor de la familia

Niisama…-dijo el pelirojo visiblemente afectado-

No te preocupes Tsukasa…gracias a tu amiga estas bien…y eso es lo que mas importa…-

Joven amo no hable mucho, lo llevaremos a la clínica de la familia

Muchas…gracias…-cerro los ojos debido al cansancio-

Tsukasa se quedo observando como se llevaban a su hermano y volteo la mirada hacia donde estaban las dos jóvenes-

Tsubasa oneesama déjame ayudarte!!...-

No te preocupes Tsukasa-kun, yo puedo lidiar contra ella…-

Pero que confianza tienen…-dijo sonriendo divertida mientras que sacó de su bolsillo unas bombas de polvo para lanzar en el piso,  haciendo que los dos jóvenes perdieran la visión momentáneamente , mientras que Junko aprovechó la oportunidad para empezar a alejarse del lugar

Maldición no puedo ver nada…-dijo Tsubasa mientras empezaba a toser-

Se esta escapando…no podemos permitir eso neesama-

No te preocupes…la atraparemos…- con un movimiento de sus manos, las nubes de polvo empezaron a disiparse y ambos vieron como la rubia corría por un callejon

Iré tras ella, tu puedes ir a ver como se encuentra tu hermano…-empezo a correr-

Lo siento neesama pero te acompañaré, no puedo permitir que alguien que haya lastimado a alguien de mi familia se salga con la suya, aunque no tenga habilidades especiales prometo ser de mucha ayuda-

La peliazul le sonrio suavemente- deacuerdo iremos juntos, pero si vez que todo se torna peligroso por favor retírate y
busca un lugar seguro

Esta bien neesama no te preocupes…-

Entonces los dos empezaron a correr para seguirle el paso a la pelirubia-

Volviendo al tiempo actual…

Los dos jóvenes estudiantes de Hanasaki no pudieron alcanzar a la rubia para su mala suerte

Maldición se nos escapó…-dijo Tsubasa mientras empezaba a recuperar el aliento-

Habrá otra oportunidad para atraparla Tsubasa-neesama…-dijo el pelirojo mientras recuperaba también el aliento unos metros más alejados que su senpai-

Tienes razón , ahora vamos a ir a ver a tu hermano mayor a la clínica…-

No te preocupes neesama, mi hermano es una de las personas más fuertes y aunque la bala fue cerca de un órgano vital se recuperará pronto…-

Tsukasa-kun…-se acercó a abrazar a su pequeño de Knights-Tienes razón tu hermano se va a recuperar pronto-
Neesama…tienen que contarme lo que esta pasando con el líder…porque dejo Hanasaki y se fue a Rizembool?? Por que Maria-neesama esta toda alterada en todas las llamadas que he realizado con ella? Tienes que contarme….yo también soy parte de la familia…-

Tienes razón Tsukasa-kun…te contaré todo lo que está pasando…es momento que también compartamos las alegrías y las tristezas juntos…-
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matta nee
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HiMEverse / Re: HiMEverse Episode V: The Rebels Strike Back
« Last post by Sayi on April 30, 2024, 08:53:30 PM »
Estoy aquí, fickeandote 🎵♪ /shakira



Un grupo se detuvo frente a ella… y Sayi observó al hombre portando una banderita caminar hacia la estatua y comenzar a describirla para el grupo que le seguía.

“La estatua de Hachiko fue originalmente creada en 1934, con Hachiko atendiendo la inauguración. Esa estatua sin embargo fue reciclada durante la Segunda Guerra Mundial… y re hecha por el hijo del escultor original en 1948, y desde ese entonces esta aquí”

Sayi se alejó del grupo para no interrumpir al guía. Se preguntaba si la estatua de Hachiko había sido una mala elección como punto de encuentro, pero según Bou, esta era la primera vez que Haru visitaba Japón, así que suponía que un sitio turístico sería apropiado.

“Quizás Ginza hubiese sido mejor…” se preguntó para si misma. Haru venía de una familia con dinero y quizás visitar las tiendas sería más divertido para ella.

“¡Sayi!”

Escuchó su nombre viniendo en la estación, y observó a Haru correr en su dirección. Sayi había supuesto que un chofer o taxi la dejarían en Shibuya, pero al parecer…

“¿Tomaste el metro?” le preguntó Sayi mientras Hagu se agachaba para recuperar el aire.
“Siento… la demora… no sabía que salida tomar...”
"Lo siento, no pensé que tomarías el metro" se disculpó la pelirrosa "Shibuya puede ser confuso si no te has familiarizado con el metro"
"¡Pero el metro de Tokyo es muy eficiente! Cuando decidí venir a Japón, me prometí tomarlo a menudo"

Sayi sonrió. Haru parecía ser una persona muy sincera. Tenía curiosidad como esta tarde juntas iria.

Taikoubou le había sorprendido con la noticia que Haru quería conversar su Sayi, y por su lado, Haru le había sorprendido invitándola a salir un fin de semana para conocerse mejor. Si se tratara de cualquier persona, Sayi estaría ansiosa que la nueva pareja de su ex novio quisiera hablar con ella... pero Haru había sido tan animada y amigable en su correspondencia que sentía que no habían motivos ulteriores, y que realmente quería conocerla.

"¿Tienes algún lugar al que te gustaría ir?" le preguntó Sayi "Bou me dijo que es tu primera vez en Japón, asi que supuse que podriamos caminar por Shibuya Crossing, y de ahi a Harajuku, Omoide Yokocho... y podemos cenar en Shinjuku"
"¡Eso suena excelente! ¿Haraujuku es donde puedes ordenar uno de esos algodones de azucar gigantes?" Sayi asintió "¡Eso estaba en mi lista!"
Sayi sonrió, enorgullecida de su plan "Bueno, ¿entonces que tal si empezamos a caminar? Tengo mucho que mostrarte"
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HiMEverse / Re: HiMEverse Episode V: The Rebels Strike Back
« Last post by Miyu on April 30, 2024, 06:03:34 PM »
Ahhh, me faltó poquito para terminar el cap u.u


Capículo 4 (b)

Las chicas pasaron horas probándose vestidos y conjuntos en la boutique de Harajuku, entre tazas de té y algunos bocadillos que las dos dueñas les iban trayendo.

Akeno salió del probador, moviendo la cortina de leotardo pomposa, luciendo un hermoso vestido de satén negro corto, con algunas zonas traslucidas que la hacen verse totalmente seductora.

—¿Qué tal?

Preguntó tímidamente, con su cintura ceñida al traje y su trasero en alto, la rubia aplaudió al verla y rápidamente tomó una foto de ella, quién de inmedisto se puso dura como tronco al sentir el obturador.

—¡Te queda muy lindo! —Rias de un salto fue hacia su mejor amiga y la revisó de pies a cabezas. Ella ya tenía varias bolsas de ropa y accesorios que compró en la tienda—. Pero todos tus vestidos son negros…
—Es un color elegante y seductor —se excuso la otra chica.

Koneko, por otro lado, se había quedado dormida sobre unos de los sofá de la tienda. Se veía más pequeña de lo que es con su sudadera y unos shorts cortitos, la idea de vestirse para ir a beber no llama en absoluto su atención.

Después de pagar por débito sus cosas, las dos mujeres salieron riendo entre ellas mientras las dueñas del local se inclinaban para despedir a las tres muy educadamente. Koneko se muestra reticente al tema de mujeres preparándose para una salida nocturna, aunque logaron que se probara un vestido de corte recto y algo clásico.

—Te lo digo, Tobio y yo casi nos besamos —Akeno iba comentando mientras las tres se dirigen hacia el restaurante dónde Rias había hecho reservaciones horas atrás.
—¿En serio? ¿Cómo? ¿Cuándo? —preguntó parpadeando varias veces, casi dejando caer sus bolsas al suelo.
—Hoy —canturreó victoriosa, estas últimas semanas ambos primos habían tenido pequeños encuentros que los acercó, pero hoy fue simplemente un día perfecto dónde si no los interrumpían ambos se habrían besado—. Nos interrumpió un trabajador de Grigori. Estuvimos taaan cerca.
—Eso es muy desvergonzado —susurró Koneko.
—El lugar se veía extraño, un invernadero en medio de un edificio y los carteles estaban en caracteres chinos —pensó en retrospectiva la pelinegra—. Nombró algo como “Bochu Jutsu”, fue demasiado extraño todo.
—Akeno, espero no estés pensando en —Rias se puso totalmente roja, como sus cabellos, al pensar en lo que haría su amiga si se fuera a quedar a solas con Tobio.
—Ufufu~ siempre tan pura, Rias —dejó escapar una pequeña risa, mofándose de su mejor amiga.

Las tres caminaron por algunas cuadras e intersecciones, hasta llegar a Kyushu Jangara Ramen, el restaurante dónde Rias reservó para almorzar; un sitio de aspecto clásico y familiar, algo pequeño. Las chicas se sentaron en una mesa apartada de los demás comensales y revisaron la carta.


—¿Entonces la relación con tu padre se salvó? —preguntó la pelirroja, ojeando el menú del sitio con cuidado. Debían elegir hasta el tipo de fideos que querían colocar en el ramen.
—Sí, gracias a mi primo —por su parte, Akeno movió la carta un poco, no parecía prestar atención a los dibujos ni nada sino más bien se muestra perdida en sus pensamientos—. Me llevó a hablar con Baraqiel y hoy les llevé un bento a todos. Azazel tenía una gigantografía de él en la recepción de Grigori…

Rias empezó a reír descontroladamente al imaginar a su mejor amiga entrando a la recepción de un lugar tan formal y ver una imagen en tamaño grande de la persona que más detesta Akeno en el mundo… hasta vio la sonrisa galán y triunfadora del líder de Grigori en la foto.


—¡No es gracioso! —por debajo de la mesa le propinó un pequeño puntapié.
—Es que… la cara de asco —continuó riéndose, aún después de recibir el pequeño golpe de Akeno.
—Iré a ordenar —la más pequeña de las tres se levantó de un salto de su asiento y tomó las cartas de las otras dos—. Pediré tres ordenes especiales de natto mugichan, uno un poco picante y los demás dulces, con hongos y extra miso.

La albina fue rápidamente hacia el mostrador y marcó específicamente lo que quería de ramen, tardó algunos minutos antes de volverse a sentar, pues para ella la comida es lo más importante. Las otras dos no fueron sorprendidas por esa acción, probablemente Koneko había estado esperando pacientemente mientras las otras dos hablaban de temas que a ella no le importan en lo más mínimo.

—Aún no puedo creer que la hayas involucrado en todo eso de Hanasaki —murmuró Akeno, viendo a la pequeña de dieciocho años marcando con precisión los tipos de fideos que quería, el postre y la bebida. Apena y alcanza el mostrador.
—Bueno, no creo que haya problema si todas estamos allí —Rias trató de tranquilizarla con una mueca de felicidad, pero eso hizo que la otra se enojara un poco más.
—¿Qué harás cuándo un loco venga desde Rizembool? ¿La protegerás? Ni sabes usar una katana o un palo —con reproche la miró, después de todo ambas sabían que la pelinegra tenía razón.
—El poder del dinero lo hará, contrataré a algunos guardias de seguridad y ya verás —movió el salero sobre la mesa, jugando con los objetos de la mesa algo nerviosa.
—Un sinsentido tras otro —exhaló aire pesadamente la japonesa—. Si fuera tan sencillo, Miranda Lot ya lo habría hecho.
—Pero yo no tendré escrúpulos a la hora de defender a mi querida amiga.

El silencio se hizo presente entre ambas, mientras un tenue olor a caldo caliente y fideos humeantes comienza a llenar el local de ramen. Akeno con el ceño fruncido observó detenidamente los cabellos carmesí y ligeramente ondeados de su mejor amiga, la mirada penetrante y como el cielo de la galesa le hizo entender lo terca que es y suspiró una vez más.

Akeno sabía de sobra que las palabras de su mejor amiga eran ciertas, aún así no podía dejar de pensar en una pequeña de metro cuarenta y tanto peleando en un absurdo battle royale de chicas mágicas.

Rias observó con una sonrisa radiante y cálida a Koneko que volvía con el chef detrás de ella, trayendo los platos de comida que la misma gatita ordenó.

—Gracias por comer en Kyushu Jangara Ramen —el hombre dejó los platos en la mesa y le sonrió, inclinando su cabeza con respeto antes de irse.
—Muchas gracias, se ve delicioso —respondió Akeno, fijándose en los tazones de ramen y el olor que emana. El señor las dejó sola lo más rápido que pudo, para que disfruten de la comida con tranquilidad.

La primera en probar el ramen fue Koneko, quien después de partir los palillos procedió a sacar un trozo cuadrado de carne de cerdo o Kyushu Jangara, la especialidad de la casa, que rápidamente tomó otro trozo y lo degustó sin cuidado. Rias, por su lado, después de agarrar los palillos procedió a tomar unos trocitos de hongos grises que simulaban ser tentáculos y Akeno comenzó a comer lentamente, meditando todo lo que había vivido con sus amigas desde que se conocieron en la niñez.

—Tenía diez años cuando conocí a Rias —el silencio fue cortado por la pelinegra de una coleta de caballo—. Si no fuera por ti, Buchou, no sé dónde estaría.
—¿Te agarró el sentimentalismo? —contestó con una pequeña sonrisa la mencionada.

Las tres estuvieron una hora entre el almuerzo y las pequeñas charlas que iban surgiendo; Rias, al ser miembro de una familia pudiente, había adoptado a las otras dos chicas cuándo más solas y desprotegidas estaban, les brindó una pequeña familia cálida y todo lo que necesitaban para crecer como mujeres independientes y fuertes.


Una vez pagada la cuenta, las tres chicas regresaron al departamento de Akeno que es el más cercano a Ginza, dónde está el bar en que trabaja Tobio como bartender. Las tres chicas ingresaron al departamento y rápidamente comenzaron a llenar el lugar con sus cosas; ya pasaban de las seis de la tarde y decidieron comer un pastel fresa mientras toman café.

La más pequeña del grupo se recostó sobre el sofá del lugar y de panzas arriba comenzó a devorar el pastel, comenzando por la fresa y seguido por la crema de cobertura.

—Falta una semana para que inicie el nuevo semestre —moviendo la cuchara sobre la taza de café, espetó.
—Xenovia y Asia están en Hanasaki, eso hará más fácil que coincidamos todas para ir a tomar algo a Starbucks y al comedor —sopló la cuchara Akeno, bebiendo un sorbo del líquido negro y amargo.
—Tendremos que hacer nuevas amigas y no… novios —tragó pesadamente un sorbo del café. el solo imaginar a las cinco conociendo chicos y teniendo una vida de adultas jóvenes la llena de emoción a la galesa.
—El campus tiene diferentes tiendas de alimentos, estoy emocionada —con tono neutro entró en la conversación Koneko.

Akeno observó las mejillas de la Buchou con sangre agolpada en ellas, la piel de porcelana teñida de un carmín oscuro la hacía lucir totalmente encantadora y de inmediato supo que cualquier chico en que posara su mirada la pelirroja, sería de ella.

—Excepto Narumi —pensó un momento y sin querer lo dijo en voz alta.
—¿Narumi? —preguntó curiosa Rias.
—Gen Narumi. Es nuestro roommates, tiene veintidós años —Akeno le mostró una foto de él en su móvil—. Es un genio infantil y otaku o algo así.
—Tiene cara agria —lo señaló la pelirroja, devolviéndole el celular a su mejor amiga.
—Y lo es —afirmó entre risas la pelinegra.

#####

—¡Achuuu! —estornudó estruendosamente Narumi, haciendo que sus flecos se movieran de arriba de ambos ojos.
—Narumi, Agriche Roxana quiere verte —un hombre con bata le dijo.
—¿Puedo negarme?
—Roxy se pondrá pensada si no vas —le contestó el sujeto.

Narumi suspiró y salió del laboratorio, perteneciente al área de Baraqiel y Azazel. A él le gustaba estar allí, pues siempre el ambiente era tranquilo y lo dejan hacer lo que quiera a su ritmo, sin demasiadas presiones, a diferencia de los demás departamentos.

—Ah, espera.

Antes que el pequeño genio saliera por la puerta, fue detenido por Azazel, trayendo consigo un ordenador portátil con algunas estadísticas en ella. En la imagen se mostraba los parámetros de Koneko y con ninguna estadística superior, todo promedio a excepción de la velocidad.

—¿Qué pasa? —preguntó Narumi, observando con detenimiento la pantalla.
—¿Qué te parece ella? —preguntó el hombre de barba tupida, que traía la misma bata los demás.
—Azazel —miró sin demasiado interés al líder de esa ala de investigación—. Salud, estamina, velocidad, destreza e inteligencia están bien… el problema es su fuerza física, es demasiado baja y pesa poco para luchar. Si su Rebel resulta ser alguien fornido va a estar en problemas.
—Lo mismo pienso, me puse en contacto con Miranda para buscarle un tutor apenas sepamos las habilidades que obtendrá Koneko mañana.
—¿Por qué tanto interés? —inquirió el otro.
—Es la primera vez que nos dejan participar en este tipo de investigaciones. Ya hemos propuesto cuatro HiMEs y dos fueron rechazadas, también tenemos contactos en Rizembol y estudiantes de ellos en nuestra sede, básicamente somos… —antes de que terminara, fue interrumpido por el menor de los dos.
—¿Traidores? —levantó la mano Narumi.

Azazel carraspeó, casi ahogándose con su propia saliva mientras cierra la portátil.

—¡Neutrales! —apresuró a decir—. Somos neutrales, estamos por el bien de nuestra investigación.
—¿Y eso es? —levantó una ceja, totalmente escéptico a lo que decía su jefe.
 —Aún no lo sé —comenzó a reírse efusivamente, largando saliva en todas direcciones—. Apenas lo sepa te responderé.

El chico salió a los saltitos prácticamente del laboratorio, yendo a tomar el ascensor para poder ir al encuentro con Roxana Agriche. El sitio, Grigori, aún le parecía un misterio; con demasiadas áreas que ni él mismo conocía y gente que apenas se topó una o dos veces y ahora esa extraña palabra y estupidez irreal que eran las HiMEs.

Ingresó al ascensor y lo primero que vio era la extraña y alta figura demacrada que se contorsiona entre la vida y la muerte, después de inspeccionarlo un minuto, rápidamente le dio una sonrisa de gato astuto.

 —¿Beelzebub? Cada día más un cadáver que un ser vivo —lo saludó entrando dentro del ascensor.
—Mi investigación es más importante que andar jugando por los pasillos —respondió sin mucho entusiasmo.
—¿Vas con Roxy? —preguntó Narumi, ojeando una última vez al sujeto, mientras presiona algunos botones.
—Para nada, voy bajando para ver a Rien —negó con la cabeza, aunque apenas se veían sus ojeras marcadas.
—¿Rien? —cuestionó curioso, sacando de los bolsillos del delantal blanco una barra de cereal y comiéndola con avidez.
—Es la encargada de varias cátedras en Ingeniería Biomolecular de Rizembool.

Narumi se sorprendió un poco y abrió sus ojos en el instante que oyó Rizembool, era como si todo estuviera conectado… incluso Roxana Agriche y él estudian allí. Decidió que daría una vuelta por su universidad mañana.

—¿Y eso qué tiene que ver contigo? —preguntó, pues hasta dónde sabía Beelzebub estaba en prácticas de ser un profesional de la salud, específicamente en neurociencia.

Beelzebub se encogió de hombros, el tampoco tenía presente el por qué lo habían llamado e igual estuvo a punto de rechazar el pedido, pero Azazel lo convenció a último momento de que hablara con Rien.

—¿Y tú con Roxana? —preguntó curioso de esa extraña unión de saberes.

Mientras ellos seguían hablando, la puerta del elevador se cerró atrás de ellos y comenzó a descender hasta la planta baja.

—No estoy seguro, me amenazaron con que se iba a poner furiosa la princesa —movió la mano exageradamente, ambos conocían a Roxana y sabían que tenerla de enemiga no era opción.

El aparato se detuvo después de dos minutos de bajada y Beelzebub salió rápidamente del lugar, sin saludar ni darse vuelta para despedirse de su colega. Ninguno tenía asignada un área dónde se encontrasen seguido.

Al pelinegro con aspecto cansino se perdió entre los pasillos, a medida que las puertas metálicas volvían a cerrarse y el silencio volvía a reinar para el restante. Intentó dejar de pensar, aún así los pensamientos volvían uno tras otro atando cabos y dejando más preguntas.

Cuando llegó al piso dónde lo esperaban, tuvo que sostenerse la cabeza con ambas manos y obligarse a avanzar a paso presuroso.

—Es una falta de respeto que llegues media hora tarde —un pelinegro de mirada filosa lo increpó.
—Dion —lo observó de mala gana—. La princesa debe haber aprovechado para tomar su agua de horchata.
—Eso no —fue interrumpido antes de que lo tomara del hombro con fuerza y lo estrellara contra la pared.
—Si vas a estar peleando, vete Dion —una rubia delicada y hermosa, con cabellera ondulada salió de dentro de una sala—. No estoy para juegos, Dion.

La mirada filosa, las pupilas del mismo rojo que la sangre y una sonrisa carmín demasiado astuta le erizó los pelos a Narumi. A regañadientes el otro hombre se fue hacia las escaleras y desapareció lentamente sin despedirse de ninguno de los dos.

—Tu hermano mayor siempre es una molestia —masculló el otro—. Un perro que cree que no tiene collar y le ajusta demasiado la tira.
—Eso lo describe bien a Dion —con una pequeña risa escapándose de sus perfectos labios, ingresó nuevamente al laboratorio indicando a Gen Narumi que la siguiera.

La mujer era todo menos una científica, la primera palabra que se le vino a la mente al genio fue:  manipuladora, de extravagante belleza.

La observó caminar con su larga cabellera miel que cae con ondulaciones por su espalda y trasero; la hacía lucir misteriosa y elegante con la bata de laboratorio blanco que enfunda su pequeño y frágil cuerpo. Pasaron por varias puertas, ella las iba abriendo de par en par, presionando sus largas uñas de color negro mate.

Con la última puerta se giró en noventa grados sobre su propio eje e hizo sonar los tacones aguja de estilo gótico, de una cuerina negra reluciente de la marca Pleaser, lo primero que Narumi observó fue la gargantilla en forma de tela de encaje y las uñas largas y felinas que poseía lo que el denominó como princesa.

Viro sus ojos hacia el sitio; largos ventanales filtran la luz de ocaso poniente y dejan ver siluetas extrañas, como de grandes crisálidas a punto de romperse y traer algo a la vida, algo que a el nunca se le ocurriría ni en sus más locos sueños. Un invernadero extraño, con algunas plantas puestas sin demasiado cuidado y un suelo de gravilla hecho apresuradamente. Aquel sitiono pareció propicio para la vida.

—El maestro Qian quería que te mostrara a mis bebes —con una sonrisa maliciosa volvió a girar y señaló los capullos, ninguno mostraba signos de haber eclosionado aún.
—¿Qué es? —preguntó sin moverse ni un centímetro.
—Mis bebés, las llamo “mariposas del paraíso” —la mueca de la mujer se hizo más pronunciada y un destello de maldad se hizo presente es esa piel de cristal. Movió un poco su cuerpo y con ello unos pendientes rojos sonaron—. No entiendo por qué el maestro Qian quería tu opinión sobre esto…
—No parece algo sensato lo que haces… ¿qué son tus bebes?

Recordó un instante al maestro Qian, un hombre sobrio de abogacía… sin nada que destacar salvo esa extraña y maniática sonrisa que, al menos a él, lo hacia sentir extraño. Según sabía, actualmente estaba trabajando como abogado para una familia importante de corea…

—Nada nuevo. Rizembool me pidió investigar y desarrollar un arma no letal que pueda inducir el sueño en personas que marque como objetivo —comenzó a jugar sin mucho interés con uno de los mechones de su larga cabellera—. Está dentro del marco legal gracias al maestro Qian.
—Lo hablaré con Tobi —con una punzada en el estómago algo le dio mala espina y un gran mal presentimiento.
—Ah sí, fue llamado a Rizembool… algo raro siendo que se graduó de otra universidad.
—Tobi es increíblemente inteligente y con principios bien plantados. No como tú, Roxy.
—Vamos, tengo mis propios motivos para esta mierda.

Lo último que vio Narumi antes de girar para irse del cuarto, fue a la rubia poniendo sus manos como jarras mientras lo observa con una mueca en la que no podía leer los sentimientos o conflictos de la mujer.

—Idiota —masculló Roxana yendo hacia una de las crisálidas, que, en realidad, ya había eclosionado—. Por este motivo hablar con ese tipo es molesto.

Mariposas rojizas comenzaron a revolotear y a batir sus pequeñas alitas cerca de Roxana Agriche, como veinte insectos buscando a su madre para posarse en ella.

—Roxana san, ya está listo el té —una mujer de cabellos cortos y azabaches apareció para indicarle, su mirada se mostraba vacía y con el uniforme de criada.
—Bien, después de alimentar a mis bebés —con una pequeña daga dorada cortó en diagonal la palma de la mano y mientras la sangre fluía las mariposas se comenzaron a agrupar sobre lo que tiñe de rojo su mano.

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Una pila de hojas totalmente desordenada se balancea sobre el escritorio de una pequeña habitación o estudio, giró la silla para observar el caos de objetos en cada rincón y algunos objetos extraños que parecían ser souvenirs de viajes hechos alrededor del mundo… aunque en su mayoría eran rocas.

“Esto es aburrido” suspiró en pensamientos Cheng Xiaoshi, hablando mentalmente con su compañero.
“Has hecho un lío todo el cuarto…” con voz impaciente lo retó. “Ponte a trabajar Cheng Xiaoshi, tú quisiste meterte en esta estupidez”.

Comenzó a jugar con un bolígrafo, trazando algunas líneas y haciendo algunos jamo para distraerse, aunque seguramente Tobio no iba a tener idea del significado de ninguna palabra compuesta escrita en caracteres de Corea del Sur y después comenzó a trazar más palabras en chino.

Rápidamente escribió en la agenda personal de Tobio “只会读书的书虫” con un marcador permanente.

“No hagas idioteces, Cheng Xiaoshi” lo volvió a reprender su mejor amigo mentalmente.
“¿Qué idiotez? Mira esta agenda, apenas y si tiene tiempo para descansar… trabajo, trabajo y estudios” suspiró, leyendo algunos papeles para terminar con las encomiendas del día. “Y esta noche está marcado como Black Dog… qué aburrida vida”.
“No todos pierden el tiempo como tú” respondió Lu Guang.
“Aún me sorprende este cuerpo, tiene demasiada fuerza e inteligencia, por ahí siento que va a tomar el control de si mismo. ¿Es posible Lu Guang?”.
“No lo sé, es una idiotez lo que dices” masculló el otro.

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Las chicas ya estaban listas, las tres luciendo hermosos vestidos que encajan perfectamente con sus cuerpos y realzan sus curvas.

Koneko optó por un vestido a cuadros de color mostaza, con un corset negro que realza su pequeña cintura, abajo acompañado por una camiseta blanca de mangas largas y cuello de tortuga. Al lado de las otras dos, que estaban en tacones, ella optó por unos borceguíes negros y largos que la hacían ver muy al estilo Grunge de los noventas, con medias de red oscuras.

—¿Ya has pensado en quién será tu Key? —preguntó Rias a la gatita, toda emocionada por saber si algún chico le llama la atención a su otra mejor amiga.
—No —respondió cortante, girando la mirada hacia la calle.

Las tres se habían montado en el auto de la pelirroja y ya habían quedado en encontrarse a unas cuadras de Black Dog para ir todo el grupo de chicas juntas.

—Nuestro circulo siempre ha sido de mujeres —inquirió Akeno, comprobando que el maquillaje que estaba usando fuera perfecto.

Ella enfundó un vestido Alexander McQueen, en tubo, entallado a si cintura y caderas y con un escote pronunciado y una blusa blanca de mangas anchas debajo. A su costado se abre un poco, con un corte horizontal que deja al descubierto parte de su muslo derecho.  Rias se colocó un vestido Saint Laurent Silk-blend Crepe Draped Strapless Dress con escote en V y algunos accesorios que no destacan tanto como su larga melena rojiza.

—Los chicos nos ponen apodos tontos como “the last girl standing with a ponytail” a Koneko le decían la mascota del instituto y a mí la Reina… cuándo soy el Rey, la posición de Reina siempre ha sido tuya Akeno —apretó las manos en el volante y aceleró un poco más en las calles de Tokio.

—Eso es cierto y Koneko Rook1 —se rió un poco la pelinegra, en realidad esos apodos nunca le molestaron.
—A mi me regalaban muchos dulces —levantó la mano Koneko, entusiasmada mientras recordaba la cantidad de golosinas que recibía a diario.
—Por eso terminaste como perezosa —Rias la miró por el retrovisor.
—¿Qué carrera cursas, Koneko? —preguntó Akeno, doblando la cabeza hacia la parte posterior del carro.
—Ingeniería civil —murmuró la pequeña, desde niña fue buena en cálculos.

Después de media hora de viajar en coche, llegaron hacia la zona de Ginza dónde se ubican bares y sitios elegantes de gastronomía. Las tres se bajaron del coche y después de prender la alarma comenzaron a caminar hasta que vieron a una peliazul agitando sus brazos con fuerza.

—¡Chicas! —gritó con fuerza Xenovia, atrayendo la mirada de los transeúntes que iban pasando al lado del otro grupo de tres chicas.
—Xenovia, nos ven —murmuró Asia, codeándola un poco.
—APURENSEN, LAS BEBIDAS GRATIS NOS ESPERAN —comenzó a gritar alegremente la denominada valquiria solterona. Apodada valquiria por que en el instituto Kuoh enseña la asignatura de historia universal.
—Xenovia, Asia, Rossweisse —Akeno fue directo hacia ellas y las abrazó a las tres juntas.
—Tiempo sin vernos —las saludó con una sonrisa la pelirroja, intentando separar a Akeno del abrazo gigante.
—Hola —sin tono en particular, también las saludó Koneko.

Después de lograr que la japonesa soltara a sus amigas, el grupo de seis chicas comenzó a caminar por las calles del barrio para llegar al bar al que se dirigen.

—¿Entonces Tobio san y tú? —con una mirada aguda, la chica de cabellos cortos y color azul empezó a indagar—. Los celos de Akeno san en WhatsApp eran tan evidentes. ~
—Eso es mentira —Akeno le respondió con un puchero, tomando a su amiga del brazo para caminar a la par.

La primera en preguntar sobre la relación de los primos fue Xenovia, una de las últimas en integrarse a lo que la Buchou denomino “Rias Gremory's Peerage”. Una loca fascinada con las espadas que impone presencia con su belleza física y su fuerza. Su cuerpo tonificado, fruto de años de entrenamiento, se enfatizaba con sus ajustados jeans de cuero negro, que se adherían a sus curvas como una segunda piel, resaltando cada músculo y fibra. La remera corta a juego, que ascendía hasta un poco más arriba del ombligo, revelando un abdomen firme y definido, testimonio de los años que lleva entrando y yendo al gimnasio.
Sus amigas la describen como una mujer pasional, intrépida, que no teme a los desafíos y a las competencias mixtas, leal con sus amigas y siempre dispuesta a defenderlas. Su determinación es algo que todas remarcan y Asia agrega extremadamente pervertida, una deshonra para la pureza femenina y el estar casta hasta el matrimonio.

La peliazul avanzó con sus botas góticas, de suela recta y gruesas, abrazando a la rubia del grupo desde atrás para molestarla.

Asia, por su parte, la describen como una chica sensible, que imparte las oraciones de su religión, tímida pero que quiere ser más dura y recta para corregir los malos hábitos de sus allegados. Por lo general tiene fuertes jaquecas o dolores de cabeza al pensar en Dios, debido a un trauma que sufrió en la infancia.

—Estoy segura que Akeno san honra a sus padres y evita esas extrañas mezclas entre primos —los ojos verdes de Asia la observaron desde atrás, intentando quitarse a Xenovia de encima.

Asia porta su larga melena rubia suelta, cayendo sobre sus hombros con un fino moño de seda rojizo. Aún con diecinueve años se logró vestir de manera modesta y decoro, pues salía de su trabajo par-time como catequista. Parecía que había elegido ese conjunto cuidadosamente con colores sobrios, pero sin llegar a ser aburrida. La falda plisada color bordo a cuadros escoceses se mueve con delicadeza a cada paso que hace; en la parte superior una camisa blanca común y sobre ella un suéter gris que contrasta haciendo el look juvenil.

Después de alejar a Xenovia de encima, reacomodó nuevamente las tiras del cuello de su camisa, que simula ser un moño grande como corbata.

—Eso no importa —declaró Rossweisse dando pequeños saltitos de alegría al pensar en beber gratis—. Lo importante es que no termine como solterona a los treinta… edad que casi cumplo…

La mujer dejó caer sus hombros y suspiró con pesadez, por algún motivo el hecho de no haber tenido novio nunca a sus casi treinta la deprime bastante. Pateó una lata imaginaria con sus mocasines oscuros; en el Instituto Kuoh sus alumnos la llamaban “tragic beauty” desde los tiempos en que Akeno y Rias iban al instituto,

—Claro que importa, está prohibido el matrimonio entre primos —se quejó Asia refunfuñando mientras se aleja de Xenovia poniéndose al lado de Koneko.
—En Japón está permitido si no están relacionados de manera directa —dando un giro mientras camina de espaldas a la avenida habló Rias, su cabello rojizo se ondeó levemente perfectamente sincronizado con la bella sonrisa carmín de sus labios.
—Pero son primos… —volvió a protestar Asia, su mirada se posó un instante en Akeno.
—Es buen partido —aseguró Rossweisse levantando el dedo índice para empezar a enumerar cada cualidad que vio en el bartender de Black Dog—. Sabe cocinar, se graduó en abogacía, es bueno en las tareas domésticas, amable, educado y va al gimnasio a diario.

La pelirroja giró al frente de nuevo y tomó el brazo de Akeno, pues su cara mostraba una mueca indescifrable para cualquiera menos para su mejor amiga de años; entendió de inmediato sus preocupaciones y que si algo surgía entre Tobio y ella probablemente todos los mirarían como Asia.

—Será decisión de ellos —la pelirroja comenzó a correr tomada del brazo de la otra chica y ambas avanzaron a pasos agigantados hacia el bar.

Las primeras en pasar el umbral hacia el bar fueron Rias y Akeno, seguidas por la veloz “valkyrie who never had a boyfriend”, apodada así una vez más por sus estudiantes en Kuoh Academy. La albina se apresuró a pasar por las mesas y el gentío sin prestar demasiada atención a su alrededor y con sus ojos azulados apuntando a la barra dónde inmediato vio a Tobio.

Levantó una mano y las miradas de algunos hombres en el local fueron hacia ella; una mujer a finales de sus veintes y entrando en sus treinta años, elegante, con un largo cabello ceniza cayendo suavemente por su espalda hasta más allá de las rodillas y midiendo un metro setenta y dos. Trajeada con unos pantalones de vestir rectos a la cintura que se ciñen perfectamente al cuerpo curvilíneo de la mujer y un blazer del mismo color combinado a la perfección. Abrió los botones de la elegante chaqueta revelando una blusa simple con una corbata azulada que rápidamente aflojó.

—¡Es viernes, hay que emborracharse! —gritó extendiendo ambas manos hacia Tobio, quién rápidamente le pasó una jarra de cerveza con espuma hasta arriba.
—Rose, bienvenida —sonrió con amabilidad el joven bartender, mirando al resto de chicas que la seguía a la mencionada muy de cerca—. Chicas…

Las orbes azabaches de Tobio fueron directo hacia su prima que llegó a la barra con Rias Gremory, tragó saliva pensando en las palabras que diría después de ese encuentro tan extraño que tuvieron en Grigori en el que casi se besaron.

—Bienvenidas —dijo casi de manera robótica Cheng Xiaoshi en el cuerpo del barman. Sentía los latidos del corazón del hombre acelerar abruptamente al ver a esa mujer descarada y aún así poseía pleno control de sus emociones y una mente clara.

“Este cuerpo simplemente es irreal… como el de esa mocosa” habló mentalmente Cheng Xioashi en su mente para que Lu Guang, su socio, lo escuchara. “En su agenda hace huecos hasta para ir al gimnasio…”.
“No todos se la pasan de vagos como tú. Presta atención y no la cagues”.

—Rezaré para que no caigan en la inmoralidad —con sus manos entrelazadas y los dedos recorriendo suavemente las cuentas lisas de su rosario miró al hombre directo a los ojos, sosteniendo la mirada mientras él no sabia qué hacer.
—¡Es un malentendido! —sentenció fuerte, haciendo que todas pusieran atención hacia su dirección. Akeno sonrió con malicia y sacó levemente la lengua para hacerle burla.
El silenció reinó entre todos ellos, mientras el suave sonido de copas o voces distantes daban paso al final de una canción de casi cuatro minutos. El tiempo se ralentizó ante sus ojos a la vez que observa el ambiente del local; una fina capa de humo de cigarros y personas apurando segundos o hasta terceras copas, observó a un hombre tirarse sobre un sofá de cuero negro y una pareja bailando ante el ritmo pegadizo del blues.

“Yeah I love my baby
Heart and soul
Love like ours won't never grow old
She's my sweet little thing
She's my pride and joy
She's my sweet little baby
I'm her little lover boy”


Al oír la última parte de la canción sintió como la sangre se agolpó de pronto en su cara y un calor intenso comenzó a ser presente en el cuerpo del hombre que hasta hace minutos Cheng alabó por su templanza ante todas las situaciones de estrés máximo.

La voz de Stevie Ray Vaughan, áspera y grave con un toque de acento tejano hizo que el corazón del bartender se parara por unos minutos y después empezara a sentir vergüenza con sus latidos galopando a un ritmo anormal para él junto al punteo ocasional de la guitarra.

—Oh, que justo —apareció Lavinia trayendo una bandeja con algunas copas vacías en ellas—. Pride and Joy de Vaughan va perfecto —soltó una pequeña risa, anticipando los sentimientos de Tobio.

“¿Qué está pasando?” preguntó rápidamente a su compañero.
“Nada, Akeno tiene un grupo grande de amigas y la mayoría son occidentales” habló tranquilamente el receptor. “No te preocupes, falta un último nodo”.
“Afff, estoy cansado de ver tantas personas” gruñó mentalmente, aunque el rostro que el grupo veía era uno suave y algo sonrojado.

Las chicas empezaron a reírse mientras se agolpan en la barra, la primera de ellas fue Xenovia que tomó la carta de bebidas exóticas.

—Quiero algo occidental, suave y con frutas —Asia pidió tímidamente, jugando con sus dedos sin poder mirar al mayor.
—Te prepararé Caipirinha —con una expresión suave y cortes cerró sus pestañas para acentuar su serenidad, haciendo que sus signos vitales volvieran a la normalidad y la piel retomara su color pálido.
—Un la… lam… ble —intentó pronunciar Akeno, marcando con su dedo la pizarra que traía escrita las recomendaciones del día escrita con una aesthetic caligrafía en cursiva y algo minimalista.

Tobio miró hacia la pizarra y sin querer dejó escapar de entre sus labios risas, intentó ocultar los sonidos carraspeando y bajando la cabeza antes de volver hacia su prima.

—¿Bramble? —preguntó para estar seguro que es lo que ella quería.

La chica no supo como reaccionar por lo que atinó a asentir e irse rápidamente hacia la una mesa algo alejada del bar.

—Uno de esos para mí también y leche tibia para Koneko —pidió Rias y una vez Tobio lo anotó en una libreta, se llevó a la menor del grupo a rastras hacia la mesa dónde su otra amiga había ido.
—Quería botanas —exhaló aire Koneko—. ¡Ikuse senpai, trae comida chatarra! —gritó siendo arrastrada entre las mesas del bar.
 —No pidas imposibles —la retó la pelirroja, a quien no le costó nada llevar a la gatita así debido a la diferencia de estaturas—. Recuerda que Tobio está trabajando.
—Y ella es una clienta —agregó Akeno, aún humillada y molesta con su primo por haberle remarcado su error de pronunciación. Aunque en realidad le daba vergüenza haber sido tan torpe frente a su crush.

Una hora después la música vibrante del bar se mezcló con los sonidos propios del bar hacían del ambiente un lugar agitado lleno de risas con las personas hablando, bailando o bebiendo tranquilamente. La presencia de las chicas robó toda la atención del local, no había nadie para ese momento que no las hubiera visto al menos una vez. La energía de ellas parecía contagiosa.

—¿No quieres ir con ellas, Beelzebub? —Lavinia dejó una taza de café humeante con olor amargo y adictivo.
—¿Por qué? —cruzado de piernas y con mirada vacía, sacó un libro del bolso que traía a su lado y lo abrió.
—Azazel estará más tranquilo si te relajas de vez en cuando —la mujer bajó la bandeja de metal y se quedó parada unos minutos, observando las acciones del pasante de Grigori.
 —Es irrelevante —pasó de página en el libro sin mirar a la mujer—. Gracias por el café, vine únicamente por petición de ese sujeto tan molesto e insistente…
—Aza siempre es muy leal con sus empleados y amigos —musitó la mujer con una delicada mueca llena de amabilidad.

Cerca de la vieja rocola las chicas armaron una pista de baile improvisada, junto a las luces tenues de neón que apenas iluminan sus figuras. Xenovia, Akeno, Asia, Rias, Koneko y Rossweisse empezaron a moverse al ritmo de “she's a lover” de Red Hot Chili Peppers; el sonido funk con el bajo de Flea como sonido predominante y la batería de Chad Smith marcando los tiempos con steps “uno, dos, tres” llevando a explosiones de la guitarra de John Frusciante y la voz enérgica de Anthony Kiedis.

“The flower pink on the tree, but if you pick it to see
Will it be wild and free?
You say you wanted a piece
Is it for sale or for lease?
Oh, that's the easy police
(come on down)”


Las seis chicas se movían con pequeños saltos contagiosos, demostrando el espíritu desafiante y libre de la juventud. La mirada de varias personas puestas sobre ellas y lo que hacían, volvían el ambiente festivo y algunos las comenzaron a imitar.

—¡WHAAAA!
Rossweisse con una jarra de cerveza en mano apresuró en tomar un trago y gritar con fuerza, levantando la jarra al aire dejando que la música guiara sus pasos junto a la pequeña multitud que también comenzaron a bailar.

—Buchou sigue siendo tan poco seductora ufufu~ —soltó una ligera risita, guiñando un ojo hacia la pelirroja, que movía sus brazos sin sentido.
—ESO ES MENTIRA —defendiéndose comenzó a mover sutilmente sus caderas, meneando ligeramente ante la sensualidad del rock funk.

Koneko simplemente dejaba que sus pies marcaran el ritmo con fluidez, mientras sus manos sostienen con una mano un plato pequeño con una porción de neri yokan y la otra un tenedor pequeño para cortar, que se mueve como gelatina a su ritmo.
 
—¿Tengo que bailar? —susurró la gatita con una pequeña mancha de la pasta marrón oscura de frijoles en su piel pálida.

—¡Por supuesto! —animada le respondió Xenovia, agarrando las manos de Asia para bailar juntas cuándo comenzó la repetición del “I, oh, I” y “she's a lover”. El rostro de la rubia se debatía entre sonreír o golpear a Xenovia fuertemente.
—No me dejes sola con ella —le suplicó a la albina pequeña, siguiendo los pasos en círculos de Xenovia, moviendo sus rodillas hacia adelante y atrás, girando alrededor de los brazos extendidos de la otra chica.

Akeno comenzó a moverse siendo guiada por el compás de la canción, de manera sensual y con fluidez, bajando sus brazos con lentitud mientras delinea su figura de sirena; buscó la mirada de Tobio quien está detrás de la barra, atendiendo clientes. Las miradas furtivas de ella hacia él se volvían cada vez más intensas y descaradas, las orbes amatistas de ellas fijas en las de su primo, esperando el momento en que la notara.

“Love me, love me
Wake up and hug me
I will be a torrid beast
Well, if you need me, need me
Wake up and squeeze me
Nothin' but a sweet relief
I, oh, I”


El barman, pese a toda la agitación del bar, su concentración admirable hacían de él el trabajador perfecto; aún así una leve punzada por la música sonando de Red Hot Chili Peppers y el tumulto en una esquina del sitio hizo que sus pupilas fueran directo a Himejima. Su presencia bailando de manera seductora lo hipnotizo.

La pelinegra, por su parte, no podía quitarle la atención al porte tan serio del joven y su mirada atenta ahora en ella… Sus labios se curvaron hacia arriba con cierta sensualidad, ambos lo sabían, se estaban viendo de una manera por habitual y cargada de magnetismo que los primos nunca habían sentido. Cada vez que ambos se vislumbran el conrazón de Akeno palpita con fuerza, sin poder creer que logró atrapar la atención de su primo.

Con movimientos sensuales e inhibida con todo su sex appeal a flor de piel seguía danzando, moviendo delicadamente sus brazos hacia arriba y haciendo que desciendan de manera lenta y volviendo a subir sus manos.

“She's a lover x3
She's a lover, unlimited love again
Gotta love her, unlimited love again
She's a lover, unlimited love again
Little lover, unlimited love again”


 Tobio sintió una descarga eléctrica correr por su cuerpo, recorriéndolo lentamente de manera casi tortuosa al verla tan atrevida y provocativa.

“Esto es absurdo” suspiró entre susurros Cheng Xiaoshi, a sabiendas que no era a él a quien Akeno coqueteaba con tanto entusiasmo.

Bajo la cabeza rápidamente para buscar algunas cucharas y adornos que dejó caer al suelo por su falta de experiencia como bartender.

“Love me, love me
Wake up and hug me
I will be a torrid beast
Well, if you need me, need me
Wake up and squeeze me
Nothin' but a sweet relief
I, oh, I”


Cuando levantó la cabeza lo primero que hizo fue buscar a su prima, aquella ropa que se ajustaba como segunda piel a su figura tan curvilínea. Ni las advertencias que le dijeron sobre las mujeres de la familia Himejima lo prepararon suficiente para este momento.

Contemplar como su cabello negro se mece al ritmo de la música y los movimientos de la cadera de ella una fascinación para lo que no estaría preparado nunca, cada giro, cada balanceo lo atraían como un imán.


“Lu Guang” dijo mentalmente, presionando su pecho ante la perdida de aliento.
“No puedo ayudarte. Imbécil” la voz del otro lado totalmente calmo dejo que el silencio invadiera la cabeza de Cheng Xiaoshi. “Ya casi termina esto, falta media hora”.

Su prima debía ser como una ola oscura de sensualidad, con su cabello atado en una coleta de caballo brillante y un cuerpo de caderas anchas y trasero como media lunas que llaman la atención cortando totalmente la templanza del barman.

“Look at you”

La canción “she’s a lover” llegando a su verso final se volvió más penetrante y la fusión armoniosa de Flea, Chad y Frusciante; con la mirada puesta encima de Akeno, no podía apartarla y el final de la canción lo hizo desear continuar lo que dejaron en Grigori… talló sus ojos con un mano intentando apartar esos pensamientos e intentos mezclar con el mixer un cóctel, sin mucho éxito.

“Concéntrate, Cheng Xiaoshi”.
“Es fácil decirlo para Lu Guang” respondió suspirando y apartándose un poco de la barra.

La compostura lo abandonó hacia minutos y el cuerpo de Tobio ya no respondía como quería aquel que lo poseyó.

“I will be a torrid beast
I will be a torrid beast”

Finalmente terminó la condenada canción, tras eso se acercó todo el grupo de chicas a la barra mientras reían y hablan de diversas cosas, empujándose y haciendo pequeñas bromas. Se las veía cansadas, por lo que rápidamente sacó tres jarras y las llenó de cerveza para que bebieran y les colocó hielo, pensó que lo necesitarían, dejando los tragos sobre la barra.

—Chicas, hicieron que el bar fuera un pub —Lavinia se acercó empujando a Beelzebub, incluso él no pudo contra la alegría de la mujer.

Quien la seguía traía una camisa negra y unos jeans del mismo color, totalmente edgy, como si quisiera hacer que sus ojeras combinasen con su outfit. No se fijó en ninguna chica, solo se sentó en una de las sillas de la barra.

—Whisky, por favor —murmuró a Tobio sin cambiar de expresión apática.
—¿Se conocen? —Akeno lo saludó con la mano desde lejos.
—De lejos —respondió rápidamente con tono cansino—. ¿La hija de Baraqiel?
—Sí —asintió, mientras Tobio le dejaba el pequeño vaso de vidrio con Whisky.

La sonrisa del bartender seguía siendo la usual, pero esta vez con la vista clavada en la prima; todo desapareció alrededor de ellos y notó la piel de porcelana perlada por el sudor de haner bailado con tanta energía.

—Prepararé algo amargo para ti, Akeno —continuó con su sonrisa amble y busco algunas bebidas detrás de él, aunque ninguna con alcohol.
—No te preocupes, no tengo sed —le dijo casual, haciendo sus flecos hacia atrás para dejar su rostro descubierto. Las finas facciones del rostro de dejaron ver y el maquillaje que lucía

 Se acerco a ella como autómata y dejó sobre la barra un vaso de agua; percibió un nudo formándose en la garganta al tenerla casi frente suyo.

—¿Estás segura? —le preguntó tratando de mantener la calma—. Hay muchas variedades.
—Nada de eso funcionará. Tiene que rehidratarse y refrescarse, las bebidas isotónicas es lo más efectivo —con el libro una vez en manos habló Beelzebub, sin tocar el whisky que pidió.

Akeno inclinó ligeramente la cabeza hacia el libro del chico que estaba a dos sillas de distancia, sus ojos brillaron con diversión al ver que leía “La Divina Comedia”, Beelzebub no se inmutó ni se apartó, dejó que escudriñara sin prestarle atención.
 
—¿Te gusta? —señaló el libro negro con decoraciones doradas del trabajador del cliente.
—Algo así, está en el canto quinto del Infierno. Es algo curioso —respondió bebiendo tranquilamente del vaso de agua que le dejó y contemplo al bartender con una sonrisa traviesa—. El de los lujuriosos. Allí Dante y Virgilio encuentran a los adúlteros Francesca da Rimini y Paolo Malatesta. ~

Una nueva canción comenzó a sonar en Black Dog, una fusión de rock y pop con sintetizadores. Ninguno de los presentes reconoció a la vocalista y fue totalmente anticlimático para el lugar que, por lo general, el playlist se compone de rock blues y rock.

“Time, it's a hypocritical construct”

—El segundo círculo, aquí es dónde la agonía y el llanto nunca se detiene y es una marea implacable —agregó con aspecto perezoso el otro cliente.
—Injusto si dos personas se aman —resopló Akeno, fijándose en la reacción de su primo que está del otro lado de la barra.
—Así pasa si no obedeces la gracia de Dios —se encogió de hombros.

Tobio parpadeó repetidas veces sin entender la conversación o si había algún mensaje oculto. Cheng Xiaoshi no era un ávido lector.
“The shadows they whisper in your head
I let them linger and you will like it
You're tied on my strings like a puppet
Before you even notice”

“Cheng Xioashi cinco el nodo, ya no veo nada. No hay nada… ¿qué hiciste?” con voz desesperada preguntó en la cabeza como si estuvieran conectados por telepatía.
“Nada, nada. Solo estamos hablando”.

Rápidamente repasó cada momento que vivió en estas doce horas dentro del cuerpo de Tobio Ikuse y había seguido al pie de la letra las ordenes que le dictó Lu Guang. Volvió hacia Akeno y después el único error allí… Beelzebub.

“¿Esta persona?” preguntó Cheng Xiaoshi alterado del mismo modo.
“Estas solo en esto, ya n puedo guiarte, Faltan diez minutos, no hagas nada extraño. Mantente en el personaje”.

“I made a deal with the demons
I crave the feel of true desire
There's nothing real, eventually heading into darkness”

Akeno sintió un escalofrío recorrer su espalda al escuchar las palabras de la canción de fondo. El ambiente del bar parecía cargado de tensión, como si algo estuviera a punto de desencadenarse. Miró a su primo detrás de la barra, preocupada por su expresión confusa.

—Itoko-san tienes que detener tus juegos conmigo, esos coqueteos son indebidos. Soy mayor que tú, si me provocas no me quedaré quieto como los chicos de tu edad —soltó una verborragia de cosas sin sentido como si fuera controlado por sus emociones.
—¿De qué hablas? —apoyó ambos codos sobre la barra de madera caoba reposando su cabeza entre las manos—. No estoy jugando a nada, primo.

“Admist the thunder I don't care for the consequences
The power to withstand the voltage is too bewitching
Show me the result of my deduction at each time
Nobody can change it or stop it”

“¿Eh?” lleno de confusión, la visión comenzó a hacerse borrosa.
“Ya no queda tiempo, solo deja que fluya” Lu Guang trató de tranquilizarlo.

Tobio parpadeó, como si estuviera luchando por entender lo que sucedía a su alrededor.

—Eso es mentira y lo sabes —la tomó del brazo, haciendo que ella se tuviera que levantar de la silla—. No me tomes por imbécil.
 —Nadie te está tomando por nada —sacó rápidamente la mano del firme agarre del barman—. Si vas a rechazarme, hazlo ahora Tobio.

Akeno frunció el ceño, sintiendo que algo no estaba bien. Sus instintos le decían que debía estar alerta, giró para irse de nuevo con sus amigas que se habían sentado en una de las mesas cerca de uno de los ventanales del bar y de un sofá que Koneko rápidamente se adueñó.
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MMORPG: Neverland / Re: neverland 0.0: you can (not) remember
« Last post by Kora on April 30, 2024, 05:07:12 PM »
La Aldea de las Mascotas no era un lugar donde nadie se imaginase a Diluc yendo por propia voluntad. Era un sitio idílico, lleno de animalitos. En el cielo había un perpetuo arcoíris y siempre hacía buen día.
Diluc se preguntaba porque las pocas personas con las que había interactuado dentro del juego nunca se habrían creído que le gustaba aquel lugar, si era clavadito a su casa. Diluc aspiró el aire simulado del ambiente y espiró despacio. Olía a fruta y hierba al sol. Olía a su hogar.

Así que en realidad tampoco era tan raro encontrarlo rondando por aquel lugar. Además, la verdad es que le gustaban los animalitos. Gatos pequeños redondos y esponjosos. Perritos que sólo querían recibir tu amor. Pájaros que se dejaban dar de comer al pico. ¿Qué había de extrañar?

Así que cuando se enteró de que en la pequeña taberna a un lado de la plaza principal de la pequeña Aldea iban a hacer un evento sobre mimar gatos no se lo pensó dos veces, fue el primero en la cola.

-Hola, vengo a tocar gatos. -le dijo al mesero, que le miró con una ceja levantada pero después deslizó un formulario por la barra hasta que Diluc le puso la mano encima para pararlo.

Unos minutos después ya estaba inscrito en el evento, el primero en la lista y no tardó en encontrarse de cuclillas frente a un cojín en el suelo y con un juguete de gato en las manos, sacudiendo la pluma verde y viendo con una sonrisa como el gatito que le había tocado se daba la vuelta sobre sí mismo con torpeza intentando agarrar el juguete. Era tan chiquitito que Diluc quería llorar.

Bueno, él hacía años que no lloraba, pero su avatar podía llorar si a Diluc le daba la gana.

Poco después le estaba dando un poco de comida que se había puesto en un dedo y al ratito ya tenían amistad suficiente como para que se dejase acariciar. Ay, Diluc estaba en el cielo.

Pero como todas las cosas buenas en la vida de Diluc, aquella tarde de relax no podía durar para siempre. Por el rabillo del ojo vio pelo oscuro, piel morena y una mirada fija en él. Diluc se tensó entero y el gatito maulló confundido al notar el cambio en su actitud. No podía ser, Kaeya no... Kaeya no jugaba, ¿verdad?

¿¡Verdad!?

Diluc tragó saliva e intentó relajarse, dejando al gatito en el cojín. Jugar con ese chiquitín ya le había dado todas las recompensas que podía reclamar, lo mejor sería que fuera a jugar con otro, ¿no? Sí, eso sería lo mejor... moverse de donde estaba. Demonios, incluso salir de la taberna y volver otro día podía contar entre sus planes. Sí, haría eso.

Se levantó y se dio la vuelta, dolido de no poder seguir jugando con gatitos, pero con su cara de palo de siempre. ¿Para qué cambiarla? En ese momento fue cuando creyó haber cometido un craso error. Se dio de frente con el hombre que había visto por el rabillo del ojo antes.

-¡Ah! Perdón, estaba demasiado cerca... -dijo él, agarrando de los brazos a Diluc para estabilizarle-. Estaba viéndote jugar con el gatito, parece agradable.

Lo primero que notó Diluc es que aquel hombre no era tan alto como Kaeya y que tampoco tenían exactamente la misma voz... aunque eso no le decía nada en un mundo donde cualquier podía cambiar su apariencia en cualquier momento. Diluc se tensó un poco más y el hombre le soltó los brazos, levantando las manos.

-No quería asustarte, ¡me llamo Sinbad! ¿Y tú eres...?

Diluc parpadeó dos veces y cuadró un poco los hombros antes de intentar deslizarse por un costado hacia la puerta.

-No te importa. -le dijo Diluc, huyendo de aquel lugar, de un hombre que le recordaba a alguien a quien no quería recordar. Huyendo de sus sentimientos. Huyendo de los errores que nunca volvería a cometer.

Sinbad se giró, observando como aquel pelirrojo se largaba a toda prisa.

-Noteimporta -y se encogió de hombros-. Que nombre tan raro.

--

En otro lugar, en el mismo tiempo... Kaeya tomó asiento en Prorencia, frente a una chica que se le hacía familiar.

-Hola... -saludó Kaeya, sonriendo como el zalamero que era-. ¿Es posible que nos conociéramos en la beta?

La chica bajó la taza de café que se había llevado a los labios y se apartó el pelo rojo brillante con un movimiento elegante de mano. Toda ella gritaba gracia y distinción. Y es que Kaeya llevaba observándola un buen rato y no estaba seguro de si sería la misma mujer con la que compartió uno de los... pvps más interesantes que hubiera tenido nunca en ese juego.

Kaeya ladeó la cabeza y su sonrisa se acalló a una un poco más intíma.

-¿Te acuerdas de mí, Ocellus?

Ella sonrió, confundida.

-¿Quién?

Él suspiró y se echó hacia atrás, apoyándose en el respaldo de la silla. Nop, no era ella...

-Lo siento, deja que te pague el café.

Ella le sonrió y cuando Kaeya intentó levantarse le indicó que no hacía falta que se fuera. Tal vez podía hacerle compañía mientras se acababa el café.
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MMORPG: Neverland / Re: neverland 0.0: you can (not) remember
« Last post by Airin on April 30, 2024, 03:51:29 PM »
Uy la que se esta cociendo...



~+0.78~

Purple Rose llevaba tiempo sabiendo que algo iba a pasar. De una forma u otra todo iba a acabar como un castillo de naipes caído después de un soplo malintencionado, pero por lo visto el fin que llevaba vaticinando desde hacía un tiempo iba a llegar más temprano que tarde.
El paisaje por el que caminaba era uno que debería de haber estado lleno de vida, se notaba que era una ciudad hecha para propagar alegría y permitir el derroche, con grandes casinos, hoteles fastuosos y lujo por todas partes. Pero Penacony no estaba abierto al público en aquel momento, o eso se suponía, porque Lisa bien que había entrado allí.

—¿Dónde estaba? —se preguntó en un susurro suave.

Y sus tacones seguían resonando por las calles desiertas, llenas de carteles luminosos y escaparates oscuros con maniquís inmóviles, a la espera de que encendieran las luces para brillar.

Lisa se frenó de golpe, girándose a mirar un cartel con el nombre de una calle. ¿Se había pasado el portal que andaba buscando? No podía ser. Se dio la vuelta y volvió a fijarse bien en los números. Era difícil con la decoración tan ostentosa de ese sitio. Un cartel de anuncio empezó a balancearse de un pie a otro, intentando bloquear su paso.

—¡Bienvenida a Penacony, señorita! Tenemos todo lo que pueda desear.

Lisa se frenó en seco y miró al cartel con los ojos entrecerrados. Luego abrió su menú de configuración, estaba bastante segura de que tenía los anuncios desactivados, pero por lo visto no era así. Los desactivó otra vez y suspiró aliviada cuando vio al cartel volver a su sitio.

—A ver, ¿dónde estaba yo?

Cuando se giró a mirar los números, otra vez se había pasado de puerta. Purple Rose se llevó la mano a la barbilla. Aquello no era posible. Iba buscando el número siete, pero se lo había pasado dos veces. Esta vez se fijó bien al llegar al número cinco y con pasos lentos y sin quitar los ojos de la pared, encontró el nueve. Miró hacia abajo y volvió a pasearse de un portal al otro. Justo en el centro encontró lo que andaba buscando.
Lisa se agachó y echó un vistazo a la rejilla en la pared. La placa con el número siete se podía adivinar justo dentro. La mujer sonrió y agarró la rejilla para abrirla y acceder a lo que había dentro, pero acabó por mirar la reja de metal extrañada.

—Está cerrada. —comentó, incorporándose pero sin levantarse del suelo.

Getaboushi no le había dicho nada sobre que fuera a necesitar una llave. De todas maneras, Lisa empezó a mirar en su inventario, a ver si entre las cosas que le había dado el señor Sombrero había alguna llave o algo que le fuera a servir para abrir aquel compartimento.

—¡Pruebe la FeilzAlma! —gritó de repente uno de los anuncios y Lisa se llevó una mano al pecho.

—¿Tú otra vez? —le preguntó al cartel andante, que se había asomado al pasillo y aunque no se acercaba estaba mirando en dirección a Lisa— ¿No había desactivado los anuncios?

Lisa apretó los labios y pensó que no tenía tiempo para eso, necesitaba salir del juego ya, pero antes tenía que activar el modo administrador si quería hacerse con el control del juego y como los servidores físicos no eran una opción viable, tenía que hacerlo desde dentro del juego.

—Ah, así que aquí te escondías... —murmuró al ver entre los paquetes que le había comprado a Getaboushi una llave camuflada dentro de un reloj de bolsillo— Debe de ser esto.

Sacó el reloj de su inventario y después de darle un par de vueltas delante de sus ojos lo abrió. La llave cayó en su otra mano y no perdió más el tiempo. La llave encajaba a la perfección en la casi imperceptible ranura a un lado de la rejilla. Oyó un clic seguido por los sonidos de una máquina de juego.

—¡BIenvenida al casino más grande de la historia! Participe en nuestros juegos ahora mismo con un descuento especial. —anunció otro de los carteles, que andaba a pasos agigantados bajando por la calle que llevaba al casino.

Lisa miró por unos segundos al cartel y luego tiró de la rejilla, aunque parecía que no quería abrirse.

—¿¡Quiere una hamburguesa o prefiere nuestra clásica y famosa pizza!? —bramó otro de los anuncios.

Lisa miró del nuevo anuncio a la rejilla y empezó a tirar con las dos manos.

—No, no, no... esto no puede estar pasando.

Un sonido agudo a disco rayado empezó a sonar por toda Penacony a la vez que todos los anuncios se activaron, dirigiéndose hacia la localización de Purple Rose. Ella gritó y apartó las dos manos antes de aplicar sobre la rejilla un hechizo de rayo básico que frió la cerradura. La rejilla se movió despacio, aún con algo de electricidad chirriando entre los barrotes de metal. Todo Penacony se había encendido y los carteles estaban cada vez más cerca de ella, gritando promociones sin cesar.
Lisa metió la mano dentro.
Y a la vez que la mano de Lisa se cerraba sobre un objeto, el mundo explotó y se hizo la nada.

Purple Rose se levantó y dio al vuelta sobre sí misma. Sólo podía ver blanco allá donde mirara. Se volvió a girar y alguien estaba literalmente en sus narices.

—¿Creías que no me iba a dar cuenta? —preguntó la voz, aunque Lisa sólo podía ver ojos.

—¿Qué? —preguntó ella antes de levantar las cejas, sorprendida por lo que estaba viendo— Tú...

—Tu tiempo se ha agotado. Y ahora, conviértete en nada.

Tres cosas pasaron en ese mismo momento. Una mano tocó la frente de Lisa, ella intentó una desconexión forzada y el juego se cerró a toda desconexión.

"Bienvenidos todos a mi mundo personal." se escuchó en todo el server.

Aunque en Penacony casi no podía escucharse el mensaje del Grand Master debido a la cacofonía de voces de anuncio, una figura se movía entre los carteles andantes como un fantasma. Se agachó al llegar al portal número siete. Cerró la rejilla y recogió la llave. Y sonrió sin darse cuenta de que lo que guardaba allí, ya no estaba.



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HiMEverse / Re: HiMEverse Episode V: The Rebels Strike Back
« Last post by Eureka on April 30, 2024, 03:27:54 PM »
Quería terminarlo bien pero será para el próximo mes x_x






La claridad que surgió en su mente a la mañana siguiente la obligó a pegar el grito al cielo: tal vez cortarse el pelo y decolorárselo hasta llegar al BLANCO no había sido una decisión tan atinada después de todo. Sin embargo, ya era muy tarde para retractarse: no podía pegarse de nuevo los mechones de pelo…

Y pintárselo en ese estado frágil sería perjudicial para lo poco que le quedaba de melena.

Agradecía que su cabello tenía tanto volumen como para fingir que no había perdido kilos de pelo en el terrible proceso de cambio de look, pero le daba pena ver que se aún se le caían algunas hebras cuando pasaba la mano por su cabeza. No le quedaba otra opción que sacrificar las clases de la mañana y el entrenamiento para visitar la peluquería. ¡Era una emergencia! De seguro Oikawa entender—

“¡¿QUÉ TE PASAAA?! ¡PENSÉ QUE SOLO LLEGARÍAS TARDE!” Escuchó al otro lado de la línea. Oikawa la había llamado ni bien le mandó un mensaje escueto indicando que faltaría al entrenamiento por un problema personal. “¡¿TE OLVIDAS DEL CAMPEONATO?!”
“¡Claro que no!” Eureka no pudo esconder su irritación. “¡Pero tengo una emergencia de vida o muerte! ¡No puedo ir! ¡Listo!” Comentó, mientras esquivaba a un par de transeúntes en su camino a la peluquería.
“…” Oikawa guardó silencio. “¿Estás bien? ¿Kokichi-chan hizo algo?” Su preocupación era muy notoria.
“No, no. Todo bien… Ah…” Eureka suspiró. “No puedo contarte. Osea… no tengo que hacerlo. Lo verás de todas maneras. No puedo huir de esto, lamentablemente.”
“¡¿Qué pasó?! ¡Deja de asustarme!”
“Me hice un cambio de look casero… y salió un poco terrible. Bueno, no un poco. MUY terrible…” Eureka se aguantó las ganas de volver a suspirar. “Un amigo me ayudó, pero no es estilista. Tengo que ir a que me perfilen el corte por completo.”
“…¿Quién te ayudó?”
“Ryoji. ¿Por qué?” Eureka se mostró confundida ante su pregunta.
“A-ah, nada. Por un momento pensé que había sido Mama-chan.”
“¿Por qué sería Madara…? ¡Él no sabe nada de esas cosas!” Al darse cuenta que no le debía explicaciones, bufó, indignada. “¡Ay! ¡No me hagas perder el tiempo!” Se quejó, molesta. “Al menos quiero ir a un par de clases de la tarde.”

Sin mencionar que había quedado en almorzar con Kokichi… pero aún no le mandaba el mensaje por Instagram.

“Pero Eureka-chaaan…”
“¡Olvídalo! ¡Arréglatelas por tu cuenta! Descuida… Mañana me verás ahí. Adiós.”

Y le colgó de inmediato.

Mientras se arreglaba los lentes de sol, la HiME guardó su celular en su bolso y aumentó la velocidad de sus pasos para llegar lo más pronto posible a la peluquería.







Para su suerte, Kokichi había accedido a juntarse con ella pese a que le había enviado el DM el mismo día. Y claro, el rebel no le estaba haciendo un favor: iba a invitarle el almuerzo, después de todo. Aun así, apreciaba el gesto de que no fuera tan pesado como para dejarla plantada… Lo que, honestamente, Eureka había pensado que haría al final.

Kokichi no era de hacerle caso así de fácil. De seguro… la sorprendería de una terrible forma cuando llegara el momento del encuentro.

Suspiró. Al menos su cita en la peluquería no había tardado mucho. Solo les tomó una hora y media en asemejarla a un ser humano decente. Sonaba un poco cruel tomando en cuenta el excelente trabajo que había hecho Ryoji, pero la estilista le había dado una forma hermosa al corte que resaltaba mucho su rostro y le había salvado la melena. Sí, le había recomendado varios productos costosos para ayudarla a reparar su cabello, pero Eureka no había sucumbido a la presión de tomar en cuenta sus sugerencias. Tal vez más adelante se compraría la crema para pelo… Adquirir uno de los cinco productos que había mencionado no sonaba tan doloroso para su presupuesto como toda la línea reparadora de aquella marca profesional para el cuidado del cabello.

Eureka deslizó la puerta del restaurante sin muchos ánimos. Estaba cansada y eso que había salido “ilesa” de la batalla del fin de semana gracias a los poderes de Rinne…

Ah, debía agradecerle de nuevo. Ya lo haría más tarde.

Y, si se animaba, podía preguntarle sobre el sába…

“¡¿QUÉ?!” Eureka gritó, indignada, al ubicar a Kokichi en el mar de comensales.

El chico estaba sentado en un cubículo junto a Beowulf… y dos personas más que no podía reconocer del todo desde su posición. Por un instante, contempló la posibilidad de que el chico intentara chantarle el almuerzo de sus invitados, y lo descartó… hasta que recordó de quién se trataba.

La tentación de salir corriendo del restaurante y no mirar atrás bloqueó los pensamientos racionales que intentaban recordarle la importancia de ese encuentro… Pero luego de unos segundos de estar parada en la entrada de aquel local sin musitar palabra alguna, Eureka optó por dejar que la lógica gane esa pequeña batalla interna y, sin más, comenzó a caminar hacia su rebel. Kokichi no demoró en divisarla a lo lejos y le ondeó la mano, muy alegre.

Pinche idiota.

“Hola,” saludó, irritada.
“¡Hola, Eureka-chan~!” Kokichi le sonrió de oreja a oreja. “¡Lindo cambio de look!”
“Pensé que no me reconocerías.”
“Aw, ¿cómo dices eso? ¡Esa mirada asesina es la que siempre me dedicas!” Kokichi rio. “Ya conoces a Beo, ¿no?”
“Yo.” Beowulf le ondeó la mano.
“…” Eureka se giró a observar a los otros dos invitados.
“Ah, espero que no te moleste la amena compañía que traje.”

Eran dos chicos: uno parecía ser extranjero por su cabello rubio y sus ojos bicolores. Estaba vestido con prendas de Gucci y llevaba puestos unos lentes de sol de tinte rosado. Sin duda, llamaba mucho la atención en el local: no encajaba con el resto de comensales y el ambiente tradicional del restaurante.

Por su lado, el otro joven se asemejaba mucho a Kokichi. Aunque su color de cabello y ojos eran distintos, había algo en la forma de su cara y su mirada que le hacía recordar a su rebel. El chico se veía de pocas palabras y parecía un poco aburrido en esos momentos. Ni se digno a mirarla, a diferencia del rubio.

“Él es Aventurine,” dijo Kokichi, señalando al rubio con su mano. “Supuse que te interesaría conocerlo.”
“…” Eureka captó todo al instante. “Un gusto, Aventurine.”
“El placer es mío, linda~” Aventurine le sonrió. “Kokichi me dijo que nos invitarás el almuerzo.”
“¿A ti? Te dejo pedir toda la carta.” Eureka esbozó una sonrisa y se sentó a su lado. Beowulf, que estaba cerca de la pared, gruñó al tener que pegarse para dejarla entrar. El cubículo era solo para cuatro personas, así que debían hacer un par de milagros.
“Wow~”
“Y él es mi primo~” Kokichi señaló al otro chico. “No podía dejarlo solo, así que lo invité a comer con nosotros~”
“Ya te dije que no era necesario…” El joven suspiró. “Me llamó Shiki, un gusto.”
“Yo soy Eureka.” La HiME hizo una leve reverencia. “Lamento que tengas que lidiar con alguien como Kokichi.”
“Je.” Eso le sacó una pequeña sonrisa a Shiki. “Yo pienso lo mismo.”
“¡Dejen de burlarse de mí! ¡Estoy en frente de ustedes!”
“Sí, sí. Pobrecito~” Aventurine le dio un par de palmaditas en la cabeza.
“¡Tú también te burlas a veces!”
“Pero es lo mínimo que puedo hacer para vengarme de ti.”
“¡Exacto!” Le dio la razón Beowulf. “¡No es justo que tú siempre agarres a los demás de punto!”
 
En esos instantes, en medio de la algarabía y las risas, Eureka se percató de un pequeño detalle: ese almuerzo le iba a costar un ojo de la cara.

“Por favor, no pidan mucha comida.”
“¡Pero tengo hambre!” Se quejó Beowulf, indignado.
“¡Tú ni siquiera necesitas comer!”
“¡¿Tú qué sabes?!” Le reclamó, aguantándose las risas.
“…” Eureka estuvo a punto de hacer a un lado a Aventurine para ahorcar al pequeño orphan. “Bueno. Hagan un esfuerzo, al menos.”
“Creo que iré por lo tradicional y pediré un ramen de chancho~” canturreó Aventurine, observando la carta..
“¡Yo también!” Anunció Beowulf, cerrando la suya de golpe.
“Y yo.” Shiki ni había tocado la carta: prefería revisar su celular en medio de la bulla.
“Mm… Yo me pediré de entrada un plato de gyoza~” Kokichi sonrió. “¡Y luego, un ramen de chancho y pollo! Ah, pero hay tantas opciones tentadoras~ ¡Tengo que revisar toda la carta!”
“…” Eureka suspiró. “¿Podemos hablar del tema en cuestión?”
“Sí, sí~ conversa con Aventurine mientras me decido. Y no te preocupes por Shiki-chan~ Él es una tumba.”
“Ni los escucho, la verdad,” dijo el mencionado, sin despegar la mirada de la pantalla de su celular.
“Am… Lamento incomodarte, entonces.”
“Descuida.” Aventurine se cruzó de brazos y se apoyó en la mesa. “Puedes contarme lo que ocurrió.”
“…” Parecía una trampa a simple vista… y Eureka sabía que no debía morder el anzuelo. Pero algo en la mirada relajada del rubio le indicaba que era de confianza. Y más allá de todo, sonaba como que trabajaba al lado de Kokichi dentro de Rizembool. Se veía capaz de asesorarla en lo que deseara. “El fin de semana pasado tuve un encuentro con un rebel. No recuerdo nada de la batalla porque me golpeó la cabeza y perdí el conocimiento. Mis amigos dicen que estuve a punto de morir… y aun así, me siento perfecta.”
“Ajá.” Aventurine asintió.
“Y claro, tiene sentido: uno de ellos tiene poderes regenerativos. Pero… me gustaría saber qué sucedió ese día. No tengo forma de pedir las grabaciones de las cámaras de seguridad de la locación… Pensé en pedirle ayuda a un amigo, pero no quiero preocuparlo. Y además, existe la pequeña posibilidad de que Rizembool haya borrado toda evidencia del suceso. Cerraron la estación por “reparaciones urgentes” y sé que se debe al desastre que ocasionamos dentro de ese lugar.”
“Mm…”

Antes de que pudiera contestarle, uno de los trabajadores del local se acercó a preguntarles si ya estaban listos para pedir. Kokichi se hizo responsable de enumerarle los pedidos de la mesa.

“¿Tú que quieres, Eureka-chan?”
“…Un ramen de chancho, también,” respondió de inmediato. “Y una silla, por favor.”
“Ah, no se preocupe.” El señor le sonrió y se acercó a una mesa libre para sacar una silla y colocarla en la punta de la mesa. “Listo.”
“Gracias,” Eureka aprovechó el momento para cambiarse de sitio. Le daba pena incomodar a Aventurine.

Beowulf, en cambio, le daba igual.

“¿Y las bebidas?” Preguntó el señor.
“Yo quiero una cerveza,” dijo Aventurine. “Bien helada, por favor.”
“¡Yo un jugo!”
“No venden jugos, Beowulf,” le dijo Aventurine.
“¡Ay!… ¡Agua!”
“Yo también,” habló Shiki.
“¿Tú?” Kokichi le preguntó a Eureka.
“Sí, también quiero agua.”
“¡Yo igual!” Kokichi cerró la carta. “Eso sería todo por el momento.”
“¡Perfecto! Les traeré su orden ni bien esté lista.” El señor les hizo una reverencia y el grupo se la contestó con una de su parte.
“¡Gracias!” Kokichi le sonrió y se giró hacia Eureka. “Bueno, sigue con tu relato.”
“Ah, nada. Eso era todo. Quería preguntarles si conocen a algún hacker que trabaje para su institución.”
“Yo puedo ayudarte con eso.” Aventurine le sonrió. “Era justo lo que iba a sugerir hace un rato. El servicio es inmediato y no tendrás que pagarme ni un centavo. Déjame contactarlo…” Aventurine sacó su celular y se dispuso a escribir un mensaje rápido en Instagram. Eureka giró la mirada para respetar su privacidad. “Me dijo que sí. Necesito la fecha, el lugar y la hora del suceso.”
“Fue en la estación Shibuya, el sábado pasado… ¿A las…? no sé. En la noche. A partir de las 10, supongo.”
“Okay… Veremos qué me dice.”
“¿Crees que pueda encontrar los videos por más de que los hayan borrado?”
“Depende de la seguridad de Rizembool,” contó Kokichi. “Hay cosas que hasta a mí me esconden. Una comisión tiene un nuevo proyecto y han hecho lo imposible para guardarlo bajo mil llaves. Ni yo ni algún miembro de mi nivel sabe algo de eso. Dudo que Churin-chan sepa.”
“Sí, no te equivocas.” Aventurine suspiró. “Me intriga… pero ni siquiera sé cuál es el nombre.”
“…Siento que me están tendiendo una trampa,” confesó la HiME. “¿Cómo pueden contarme cosas de su institución sabiendo que somos de bandos opuestos?”
“No vas a poder hacer nada al respecto, Eureka-san,” le explicó Aventurine. “Si Kokichi y yo estamos con las manos atadas, ¿qué podría hacer una simple HiME como tú? Sin ánimos de ofender, por supuesto.”
“Pero… ¿Qué hay del video? Y del hacker. Lo siento, no es común que gente de Rizembool ayude a Hanasaki.”
“Nos vas a invitar el almuerzo,” contó Kokichi. “Y puede que Churin necesite un favor a cambio del que te hará.”
“¿Eh? ¿En serio?” Eureka se giró a mirar al mencionado, confundida.
“Sí~” Aventurine le guiñó el ojo. “Pero no te preocupes. Hablaremos de eso luego.”
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HiMEverse / Re: HiMEverse Episode V: The Rebels Strike Back
« Last post by Cho on April 30, 2024, 03:16:48 PM »
Esperaba escribir más, pero tendrá que ser cuando me desocupe. Faltan íconos así que volveré luego.

113.1.



“…”

Miró a la pantalla de su tablet con un hastío mezclado de una mínima expectativa. Era una animación que ya había visto una infinidad de veces y para la cual existía el botón de skip en la esquina superior de la pantalla, pero su cansado ser se resignó al agotamiento usual de buscar señales visuales de que, para variar, se sacaría algo que valiera la pena…

Pero no, no hubo signos de valor, definitivamente no le esperó un flip, y recibió un ítem R como en todos los días anteriores.

Ello apenas causó que alzara una ceja y su frustración se apoderó de la insignificante importancia que le había dado a todo el asunto. Su piel pálida como el de un muerto pareció demacrarse. Era increíble lo incómodo que todo ello le resultaba, por más diminuto que se suponía que fuera.

“Ahh…” el peliazul de cabellos largos y ensortijados soltó un pesado suspiro y se frotó los ojos con una mano. Sus párpados guardaron el reflejo de la luz potente de la Tablet en comparación con la oscuridad de la mayoría de su habitación, a excepción de dos pantallas de una computadora gamer en stand-by y una infinidad de botones y luces que indicaban funcionamiento de otros dispositivos. Era en momentos así que se preguntaba si andaba haciendo algo productivo con su tiempo libre, pero a la vez no podía pensar en más que le daría un diminuto sentido de gratificación. “Tch…” arrugó su rostro con repulsión. “…todos dicen que es un juego más f2p pero la falsa esperanza de estos daily pulls gratis causan demasiado daño psíquico. Cualquiera diría que incentivan más al gasto…”

Optó por ni hacer las misiones del día, por más poco tiempo que le tomarían, e ingresó a discord. Nuevamente nada, ningún anuncio. Revisó las múltiples conversaciones del juego en el cual gastaba más tiempo y vio a gente argumentar por enésima vez sobre el meta del juego y el elitismo de los únicos personajes que valían el tiempo de conseguir.

“Eh… tan basic como siempre…” hizo una mínima mueca de desagrado y se encogió de hombros mientras subía a leer. Lo único que le llegaba a los ojos era la toxicidad de pubertos que creían tener la razón, algo que a esas alturas ya no le afectaba. “Pues bien que quieran ‘jugar correctamente’, ¿pero qué tienen estos con insultar a los casuals? ¿O es que acaso creen que todos los waifu lovers no saben cómo maxear a sus dps?” apoyó su tablet sobre el piso donde estaba sentados y negó frustrado. Quizás sí le afectaba en ocasiones. “Y pensar que llegué a este juego por el collab. ¿Tiene algo de malo que haga a estos shafted collab units barrer con todo el contenido pve? Yo pienso que si no juegas con tus faves no vale la pena seguir.”

Terminó por cerrar su Tablet y con esa nueva cantidad de oscuridad agarró su cabeza con una mano. Sentía un latente dolor de cabeza amenazando con comenzar y su mente se encontraba tan saturada que el mero hecho de andar consciente le causaba un daño permanente.

“¿…y qué demonios se supone que haga ahora? Creo que mis ojos necesitaban que apagara esa pantalla… pero me aburro… no se puede hacer nada producente en plena oscuridad…” lamentó en pleno cansancio interno. Aun así, se quedó sentado y cabizbajo por todo un minuto hasta que una de sus pantallas de su computadora cambió el display de protector de pantalla al de una llamada silenciosa entrante. Ese cansado chico notó el cambio de inmediato y apenas estiró su brazo al teclado para contestar. De inmediato empezó una videollamada.

“¡Idia!” dijo otra persona, un pequeño con sus mismas características de una piel alabastro y unos cabellos cortos azules apenas visibles por una capucha, pero a diferencia del mayor, sí parecía poseer grandes ánimos y vitalidad pese a esa rara mascarilla que cubría parte de su rostro. Este pasó a preocuparse un poco. “Me alegro de verte, pero, ¿sigues despierto? Se suponía que debías de quedarte a dormir.”
“No puedo, Ortho, pediste demasiado de mí, si me echo daré vueltas en mi cama…” este sacudió su cabeza casi aturdido.
“Hmm…” el pequeño se puso a pensar. “Pero eso no tiene sentido. No has dormido en ningún momento estos dos días. Deberías de poder descansar.”
“No haber dormido y tener sueño son dos cosas distintas, además me rehúso sin tener tiempo de calidad para mí,” este se impacientó con frustración y desdicha. “Tú has visto que apenas he podido hacer login en todos mis juegos. Ahora no creo que lograré el ranking en el evento que tanto había estado esperando.”
“Pero hay cosas más importantes, nii-san. No descuides tu salud,” le llamó la atención, perdiendo un poco la paciencia. “Y eso que yo salí a hacerte un favor y comprarte el tomo de Shonen Jump para que llegara más rápido. En serio necesitas tratar de descansar.”
“¿Entonces qué haces llamándome ahora?”
“Es una llamada que no hizo ruido ni envió notificaciones y tu protector de pantalla tiene una intensidad de luz muy semejante al de la llamada entrante. Quería ver si de verdad te habías dormido,” declaró frustrado. “Pero también quería reportarte un extraño error que he percibido al hacer la compra de la revista.”
“¿Qué pasó? ¿Pudiste comprar la revista?”
“Pues sí, pero usé todo el sencillo que tenía porque mi eCard no tenía conexión. Y no se trata de un problema del proveedor o internet. Es como si no tuviera ninguna credencial ni información de tarjetas en mi base de datos para empezar.”
“¿Qué dices?” ello causó que Idia se despertara más e incluso se puso de pie. “¿Puedes enviarme el reporte de error? No suena a algo que ha ocurrido en el pasado.”
“Sí, de inmediato,” el pequeño asintió, aunque de inmediato se vio confundido. “Eh, espera, nii-san, tengo un mensaje de error, no puedo enviarte nada.”
“¿Qué?” se alertó más. “Ortho, me has llamado con ese smartphone que te di, ¿verdad? Ello quiere decir que el bug es uno interno de ti.”
“Eh, supongo que sí, lo cual es un problema,” Ortho se preocupó. “Porque por lo ocupado que estabas no pudiste hacerle una actualización y tuve que sincronizarlo con mis propios circuitos, así que no es independiente.”
“Tsk, ¡no puede ser!”
“¡P-pero está bien, porque ya estoy en camino de regreso! ¡Y-y todavía podemos hablar! ¡No te preocupes por mí que conozco la ciudad!”
“Espera Ortho, puedo llamar a que alguien te vaya a recoger, quédate donde estás.”
“No es necesario, yo me encargo, te prometo que regresaré lo antes posible,” en eso, la llamada empezó a entrecortarse.
“¡Ahh, Ortho, ¿me oyes?!” Idia casi se abalanzó sobre su teclado.
“…stoy bi-en…n… vemo-s…”

Fue así que esa llamada terminó junto con un aviso que hubo problemas de conexión.

“¡¿Qué demonios está pasando?!” el mayor agarró su cabeza con ambas manos. “¡N-no puede ser que haya habido un bug tan terrible sin que me diera cuenta! ¡El maldito trabajo me hizo descuidarme! ¡Tenían que ser unos desconsiderados, todos ellos!” negó rápidamente. “No…no, contrólate, lo importante es dar con Ortho ahora. ¡Tengo que ayudarle, sea como sea!”




Era la tarde después de clases y Cho y Tenshi habían quedado reunirse frente al edificio administrativo de la universidad de Hanasaki antes de acudir a su siguiente obligación del día. Las dos pidieron hablar con la directora y fueron a la sala de espera. Sin embargo, la persona que finalmente salió de su oficina resultó ser Fran.

“…” Tenshi frunció el ceño y apretó los labios.
“…” por su parte, Fran alzó una ceja mínimamente. “¿Y bien? ¿Qué les trae por aquí?”
“Buenas tardes, Viera-sensei,” Cho asintió con respeto. “Gracias por atendernos, supongo que la directora se encuentra ocupada.”
“Es correcto. Miranda tenía una junta con los profesores del área de comunicación esta misma tarde con respecto a su presupuesto y otros asuntos de organización. A diferencia de mí, sus deberes sobrepasan los del conflicto con Rizembool…” explicó cruzándose de brazos, con un dejo de impaciencia, como si no fuera necesario decirlo. “Si requieren verla personalmente, pueden pedir una cita en secretaria para otro momento.”
“Pues bien…” la peliazul pretendió marcharse, pero Cho le agarró de un brazo.
“O-oye, espera, Tenshi,” le dijo alarmada.
“Tú dijiste que hablaríamos con la directora, ese fue el acuerdo,” le reclamó la menor.
“Lo sé, pero no será posible, y pienso que es importante que atendamos esto, por favor,” Cho la soltó y dio un suspiro. “Y sinceramente, Viera-sensei es la persona más a cargo de cosas así.”
“Tsk…” tenía sentido, no podía negarlo, pero su amargo no se había ido.
“¿Por qué han venido?” volvió a preguntar Fran, inmutada.
“Es que…” Tenshi tuvo que tragar su fastidio y orgullo. Le miró casi desafiante. “Primero, que te conste que no dejaré de buscar de salvar a otras personas de Rizembool. Realmente creo que debemos de hacer eso… pero, bueno, intentaré ser más responsable la próxima vez…”
“…” Fran le miró desde arriba. “Ello estaba sobreentendido. Lo único que queda es observar tus acciones. Espero que no nos defraudes.”
“Ihhh…” se retorció. Su sutil intento de al menos reconocer parte de su falta para hacer las paces había sido bofeteado al piso tan fríamente. Se hubiera ido si no fuera por la otra HiME. “Tsk, pues ya. Hay… algo que no dije ayer, y Cho dijo que tenía que reportarlo. Es…” bajó su mirada. “Sobre lo que le pasó…”
“…”
“Tsk… mi Rebel me llamó la atención. Ya saben que fue él quien la salvó, pero aparte de sus reclamos, me recalcó algo que había desestimado, que él me había advertido sobre el peligro de ese objeto que Cho agarró, que, si lo hacía, terminaría igual que la chica a la que salvamos, como si esa fuera la razón de que esté en coma.”
“…” Fran llevó una mano a su mentón. “¿Algo más?”
“Pues, no, me había dicho algo así, pero fue en medio de sus sandeces de Rebel insufrible y no creo que haya dado más detalles, nada que pueda recordar…” Tenshi se sobó los cabellos con desesperación. “Ahora seguro te molestarás conmigo por no haber tenido cuidado después de eso, o qué se yo…”
“No soy irracional, Hinanawi-san. Tu Rebel pudo haberse referido a algo más con sus palabras o ello pudo haber sido una mentira. Incluso luego de lo ocurrido a Tanaka-san, no puedes asumir que ello sea verdad. Es cierto que fue un descuido de parte de las dos y que he puesto más peso en ti por motivos ya discutidos, pero información proveniente del enemigo es como mucho un dato que apenas tomar en cuenta.”
“Ya veo…” Tenshi le miró con reserva, no del todo convencida.
“Está en tus manos ver cómo procesar lo que has vivido, no está en mi lugar hacerlo por ti, siempre y cuando pruebes tú y todas las demás que serán HiMEs responsables,” Fran miró también a Cho. “Es bueno que hayan venido a darnos esta información, nunca está de más, atender todo lo ocurrido es una manera saludable de no estigmatizarlo. Si no tienen más que decir, pueden irse.”
“Eh, pues, ojalá sirva de algo para asistir a esa pobre chica,” comenzó Cho, quien desvió su mirada con inquietud. “Si es que no ha sido una mentira.”
“Es algo que podemos considerar y que ya está fuera de sus manos.”
“¿No podemos saber cuál es su estado al menos?” preguntó Tenshi, inconforme.
“…” Fran se dio una pausa como si reservara un suspiro. “Miranda dijo que les dejaríamos saber si hay alguna actualización en su estado, sea positiva o negativa, pero no les dejaremos acercarse a esa persona o a cualquier pariente o allegado. Ello sólo será posible si esa misma joven, una vez despierta, dé su consentimiento o quiera conocerlas a ustedes. Pienso que la directora es muy generosa en dejarles saber más de este caso, pero así será. De momento, esa chica sigue igual, no hay nada que reportar.”
“Entendemos,” Cho volvió a asentir. “Muchas gracias.”

Sin más que conversar, las dos HiMEs se marcharon y caminaron hacia la mansión HiME.

“Tch, qué rabia me da esa mujer, ¿así se supone que aliente a las HiMEs?” se quejó Tenshi en pleno camino. “¿Y en serio yo tenía que decirlo? Tú pudiste haberlo hecho por mí.”
“Realmente creo que fue importante que tú lo hicieras, perdón por ponerte en esa posición,” Cho se disculpó, incómoda. “Pero así es que en verdad lo podemos dejar ir sin más remordimientos.”
“No sé sobre remordimientos…” ella negó repetidamente. Sonaba a alguna linda y sonsa palabrería que Monoyoshi sería capaz de decir, aunque continuaba sintiéndose en falta por lo sucedido y haber ido a reportarlo era una manera de compensar a la otra y ser responsable por todo. “Pero ya, ya nos libramos, como dijiste. Ahora finalmente podremos entrenar esta tarde.”
“Ya las otras deben estar en la mansión HiME,” observó Cho. “No sé si vamos a hacer mucho entrenamiento ya que la convocatoria es en la sala social del primer piso, pero Enmusubi se veía entusiasmada así que esta vez debe ser más que una reunión.”
“Sí, supongo, ojalá no perdamos mucho el tiempo yendo de una a otra hablando sobre nuestras vidas y sabores de helado favorito, creo que ya nos conocimos más que bien en el puerto.”
“Hehe, creo que sí,” Cho no evitó reír con torpeza. Le resultaba algo incómodo bromear sobre ello, aunque no podía negar su propio desdén a ese tipo de actividades repetitivas, aparte que había hecho un buen punto sobre el trabajo que todas hicieron juntas.
“E igual si la junta se acaba con formalidades podríamos ir a rentar un gimnasio libre y entrenar por nuestra cuenta. Sé que Suzuka definitivamente se animaría. ¿No te parece?”
“Eh, podría ser… aunque no creo que hoy vaya a usar mis poderes HiMEs, prefiero continuar con mi reposo de momento,” confesó en aprietos.
“Pues, bueno, claro…” Tenshi alzó una ceja. Por un instante se había olvidado que ella continuaba convaleciente. “Al menos puedes acompañarnos o practicar con espadas o no sé…”
“Sí, podría ser algo así, sería un gusto,” Cho asintió. Todavía le costaba creer que andaba hablando con una de las muchas nuevas HiMEs de manera tan informal. Era una experiencia nueva y algo intimidante, pero a la vez le gustaba sentir más una unión entre HiMEs. Ahora sólo deseaba realmente ser una buena HiME senpai para ellas.



Acababa de terminar otra clase en Rizembool U y Yukko salía acompañada de Mai y Hotarumaru, luego de una prueba sorpresa de matemáticas para la cual no tuvieron anticipación.

“Uhh…” Yukko caminaba cabizbaja y con los ánimos por los suelos.
“¿Qué sucede, Yukko?” preguntó Hotarumaru, atentamente.
“Es evidente,” Mai se mantuvo inmutada. “La dificultad de la prueba pasada he acaba de quitar años de vida.”
“Eh, Mai…” la susodicha sintió más peso sobre sus hombros. Bien podía ser cierto, pero la otra era como siempre muy dura.
“Oh, era eso,” el pequeño asintió y sonrió amenamente. “Lo siento, Yukko, pero el profesor ya nos dijo que lo considerará como parte de la nota por participación, así que no te preocupes.”
“Sí, ese es un consuelo, pero…”
“Igual estaba fácil, por eso vale tan poco,” concluyó Mai. “Entiendo tu angustia, Yukko.”
“Uhh…” una vez más… “Sí pues, si esto que se supone que es fácil, por más sorpresa que haya sido, me resultó imposible de terminar la mitad de ejercicios… creo que es una lenta sentencia de muerte. El semestre pasado lo pasé con notas apenas decentes, y ahora creo que me quedo atrás.”
“Hmm…” Hotarumaru se puso a pensar. “Te puedo seguir ayudando a estudiar como siempre, pero no me considero el mejor maestro, así que podemos ir juntos a tutoría. ¿Qué te parece?”
“¿Tutoría?” Yukko se confundió.
“Sí, Hajime va con frecuencia ya que no siempre se siente bien para asistir a clases,” Hotarumaru asintió. “Sé que hay un edificio aquí en Rizembool dedicado a apoyar a los estudiantes con sus cursos. Si bien no todas las clases tienen mucha disponibilidad de tutores, los cursos como matemáticas suelen ofrecer varios salones y a todas horas,” sonrió. “Yo también podría ir para repasar algunos temas. ¿Qué dices, Yukko?”
“¡Ahh, suena genial, con mucho gusto!” ella sonrió conmovida. Su pequeño amiguito siempre terminaba dándole tanta comprensión y ayuda, lo cual apreciaba un montón. Por algo era un niño tan adorable. “Debo decir que me sorprende que haya esa tutoría disponible. Parece que hay muchos genios aquí en Rizembool.”
“Es por ser una universidad tan demandante que hay bastante ayuda, hasta los genios necesitan apoyarse de alguien en ocasiones,” Mai se encogió de hombros. “Pero es cierto que es difícil de creer. Asumo que en el ámbito de los científicos o los Rebels sí hay competencia más severa, será algo que podríamos preguntarle a Tsurumaru cuando lo veamos.”
“Eh, pero Mai, él no es ninguno de los dos…” observó Yukko.
“Presumo que algo sabrá, aparte que él pasa tiempo con el doctor…” le restó importancia. “Tengo un poco de hambre, ¿a dónde vamos a comer?”
“Podemos ir al food court al frente, aunque hay mucha gente…” Hotarumaru escaneó el área, cuando entonces, le llamó la atención ver parte de una cabellera azul sobresalir entre unos arbustos, una que se le hacía familiar. “Mo…”
“¿Hm?” Mai alzó una ceja y terminó por notar aquella anomalía. “Hay alguien ahí. ¿Lo conoces, Hotarumaru?”
“Pues, si es quien creo que es, sí…” Hotarumaru ladeó su cabeza. “Pero no creo haberlo visto antes fuera durante el día, menos en un lugar tan concurrido.”
“Viendo cómo está oculto casi por completo, puede que sea esa persona.”
“Hm, tienes razón, Mai-neechan, ahora eso abre más preguntas…”
“¿Eh? ¿De qué hablan? ¿Qué ocurre?” la pobre Yukko no había captado lo que les había llamado la atención y miraba perdidamente de un lado a otro. 
“Voy a ver si está bien.”

Hotarumaru avanzó con unos saltitos y terminó agachándose frente a los frondosos arbustos. Por un mínimo movimiento de los cabellos azules, entendieron que esa persona fue sobresaltada por el curioso pelicenizo. De repente, una mano salió de los arbustos para agarrar a Hotarumaru de la camisa y jalarle por completo dentro de las plantas, lo cual sorprendió al par de chicas.

“¡H-Hotarumaru!” Yukko se asustó, quien se acercó con Mai.
“Tal parece que Hotarumaru tuvo razón al reconocerlo,” concluyó la otra.
“…” Hotarumaru también tenía los ojos más abiertos de lo usual por el asombro, pero se mantuvo tranquilo como siempre. Vio entre las hojas al agobiado, pálido y asustado peliazul.
“¡Hotaru! ¡Auxilio!” exclamó este.
“Sabía que eras tú, Idia. ¿Qué sucede?”
“¡T-tienes que ayudarme a encontrar a Ortho! ¡I-Ikari-sensei no contesta su celular y el laboratorio está cerrado y-!”
“Ehh, más despacio, por favor, no entiendo bien lo que dices,” dio un suspiro. Sin duda que algo le haya ocurrido a su hermanito ameritaría su repentina aparición. “Pero primero, salgamos de aquí, es estrecho y tú que eres más grande que yo debes estar muy incómodo.”
“P-pero hay mucha gente y justo pasaba un grupo guiado de visitantes y un par se prendieron de mi cabello e intentaron buscarme conversación,” miró por encima de su hombro como si hubiera algún tercero entre los arbustos que lo asechaba.
“Acabo de llegar y no he visto a tours, ya se fueron,” afirmó. “Vamos, si buscas a Ortho no lo encontrarás aquí, hay que levantarnos.”
“…hai…” aceptó con pesadez. En eso, volvió a sobresaltarse al ver a una chica asomarse entre los arbustos.
“¿Hotarumaru, estás bien?” preguntó Yukko.
“Sí, justo estábamos por salir.”

Fue así que el pequeño salió y le siguió un chico bastante alto con la apariencia de anémico por el color casi muerto de su piel y unas marcadas ojeras. El par de chicas se extrañaron de ver a alguien tan grande y con tanto cabello surgir de entre esos pequeños arbustos. Este chico desvió su mirada y juntó sus manos entre sí con un indiscutible deseo interno de desaparecer.

“Yukko, Mai-neechan, les presento a Idia, es otra persona que frecuenta el laboratorio de Ikari-sensei en ocasiones,” dijo el pequeño. “Idia, ellas son mis compañeras de clases. Son buenas personas, puedes confiar en ellas.”
“Eh… un gusto…” dijo esquivamente. “¿Podemos terminar con esto, Hotaru? Es urgente…”
“Hm,” Mai llevó una mano a su mentón. “Entiendo por qué te esconderías. Quieres que te trague la tierra, pero tu cabello tiene un color muy saturado. Ya veo que el color te domina.”
“¿Qué dices?” este frunció su rostro con disgusto.
“Ehh, ¡p-pero pienso que es genial, ehh…!” Yukko sonrió nerviosa. “¡N-no te lo tomes a mal, tal vez no te guste mucho a ti y puedo entenderlo, pero es casi como si tu cabello brillara!”
“Hm, a decir verdad, a veces lo he visto brillar…” Hotarumaru se puso a pensar.
“O-oye, ¿está bien que menciones eso tan abiertamente?” Idia se agarró los cabellos. “Tsk, yo que ando torturado y ustedes meten el dedo en la llaga.”
“Si es cierto eso que brilla tengo más intriga que antes,” Mai alzó una ceja.
“Tch, no es tu asunto, ¿a quién le importa un cabello freak de todos modos? ¡Hay cosas más importantes aquí! ¡Mi hermanito está perdido! ¡Podría intentar rastrearlo, pero sólo puedo hacerlo desde el laboratorio de Ikari-sensei y no hay nadie ahí!”
“Oh, claro, de inmediato,” Yukko se alarmó. “Lo siento, hay que atender esto.”
“Sí, pero…” Hotarumaru dio un suspiro. “Yo no te puedo ayudar directamente, Idia. Tampoco tengo la llave al sitio, dependo de que haya alguien ahí.”
“¡No puede ser!” el mayor se quedó en shock.
“Pero está bien, Tsurumaru debe andar desocupado así que puedo preguntarle si puede venir a abrirnos la puerta,” el pelicenizo sacó su celular.
“¡S-sí, por favor!” le vio escribirle y esperar por una respuesta más tiempo del que consideraría cómodo. “¡¿Y-y bien?!”
“Todavía no lo ve, pero vamos caminando hacia el laboratorio,” el pequeño asintió. “Descuida, él no tarda mucho en contestar,” entonces, él se acordó de sus amigas. “Pues, siento decirlo, pero no podré acompañarles a comer. Vayan ustedes sin mí.”
“No es necesario, la comida puede esperar,” observó Mai, inmutada.
“Sí, les acompañamos, eh, si es que estamos permitidas de ir,” dijo Yukko.
“Es un laboratorio normal, no hay problema,” contestó el pequeño.
“…” por su parte, Idia les miró con desconfianza. “Creo que sólo se apuntan por curiosidad insana. ¿No pueden dejar de ensañarse con una pobre alma?”
“En verdad son buenas personas, Idia, no te preocupes,” le aseguró el menor. “Entiendo cómo te sientes, pero está bien.”

Yukko sonrió en aprietos. Sí le preocupaba, pero no podía negar que quería ver en persona ese laboratorio del cual tanto había oído hablar, y estaba segura que Mai tenía el mismo punto de vista. En parte, también esperaba ver a Tsurumaru luego de varios días. Ya le resultaba raro no haberse encontrado con él.








Luego de un par de rondas de bocadillos, las HiMEs se encontraban nuevamente en la sala de estar del primer piso de la mansión HiME en la universidad de Hanasaki. Todas estaban sentadas en sillones o sillas y haciendo una media luna para atender a Enmusubi, quien estaba de pie frente a ellas y acompañada de Sohayanotsurugi. El único chico presente miraba distraídamente a un costado, con clara incomodidad de estar ahí y en frente al público, aunque sabía que si intentaba escaparse su compañera mentora lo jalaría de vuelta.

“Buenas tardes a todas, quiero empezar a decir que soy muy feliz de que finalmente nos podamos encontrar en un mismo espacio, y precisamente para comenzar nuestro entrenamiento,” declaró Enmusubi, contenta y a la vez decidida. Ella juntó sus palmas en rezo. “Para las que todavía no han dialogado conmigo, les comento que poseo poderes que considero muy sustanciales para las HiMEs. Es el amor y el espíritu lo que las distingue de cualquier otra persona participando en este conflicto. Aquello puede verse como una debilidad, como si dependieran de otros o como si su fuerza estuviera sujeta a su estabilidad emocional. Pues, ello suena complicado, ¿verdad?” hizo una pausa. La mayoría se mantuvo atenta, pero veía a algunas mostrar una minucia de frustración. Enmusubi sonrió más y levantó un índice, para negar juguetonamente con este. “Pero no es verdad. Habrá momentos difíciles para ustedes, pero el hecho que ustedes puedan sacar provecho y fortaleza de una característica tan humana suena a una bendición para mí, porque es algo que sobrepasa cualquier experiencia o entrenamiento,” entonces, se tomó la libertad de acudir donde Suzuka, quien se extrañó ante la atención, aparte porque Enmusubi la tomó de las manos. “¿No lo crees?”
“Eh, ¿qué haces?” alzó una ceja, extrañada.
“Ya he tenido el gusto de hablar con Norimune y él me afirmó que piensa que el amor es lo más importante en nuestras vidas,” se veía contenta e inspirada. “¿No te parece así? ¿No lo crees?”
“Sí note que sonabas mucho como él con tu discurso,” Suzuka dio un pesado suspiro y recogió sus manos, a lo cual Enmusubi sonrió.
“Hehe, es porque tiene razón, y más aún por tratarse de las HiMEs. Tienes mucha suerte de tener a un compañero de pelea tan cálido,” afirmó y regresó al centro del salón (sin antes jalar a Sohayanotsurugi quien había pretendido irse). “Bien, comencemos de una vez. Les haré una demostración. Ah, Ayesha, ven aquí un momento.”
“Eh, ¿yo?” Ayesha se sorprendió y al ver a la mentora asentir y mover su mano varias veces para llamarla, se puso de pie y acudió a su costado.
“Ayesha y yo nos conocimos en el entrenamiento de Keys, así que ella ya tiene una idea de mi poder principal. Ayesha, por favor extiende tu brazo hacia adelante.”
“S-sí, eh…” ella extendió su brazo derecho. “¿Este está bien?”
“¡Sí, sí! Ahora, todas miren…” Enmusubi alzó ambas palmas a unos centímetros del brazo de la Key, y repentinamente, apareció un lazo rojo atado muy intricadamente sobre la muñeca de Ayesha. Aquello que ella ya había evidenciado en el viaje se manifestó mucho más cuando varios lazos de distintos tamaños y tonos rojizos se dibujaron a partir del moño y expandieron en curvas por todo el aire a su alrededor. Estos desaparecían a alrededor de un metro de distancia.
“¡Ahh! ¡¿Qué es esto?!” exclamó la rubia, asustada.
“Tranquila, no lo debes de temer,” Enmusubi se apartó un poco y le sonrió. “Estos son tus vínculos con muchas otras personas en tu vida. Los lazos siempre están ahí, es sólo que normalmente no los puedes ver.”
“Eh… ¿en serio?”
“Mira a este lazo más grueso y con adornos adicionales,” la mentora apuntó a dicho lazo rojo que levitaba con muchas vueltas por encima de sus cabezas. Enmusubi volvió a poner ambas manos sobre su muñeca. “Quiero que mires hacia dónde se dirige.”
“Sí…” Ayesha apenas asintió y Enmusubi hizo su magia. Así, ese lazo continuó creciendo y formándose, y finalmente, alcanzó la muñeca de Nio.
“¡Oh!” la pequeña miró su muñeca y vio que un moño muy vistoso también se formó en él. Algunas HiMEs también se impresionaron y Kosuzu se asomó a su costado con ojos brillantes.
“Como sospeché, ese lazo más fuerte es el que te conecta con tu hermanita,” concluyó la mentora, con las manos en las caderas y una sonrisa victoriosa. “Ustedes dos tienen un vínculo muy fuerte y si bien tú eres la Key de tu pequeña Nio, puedo ver que las dos comparten esta gran conexión mutuamente.”
“Oh…” Ayesha miró ese lazo que la conectaba con la pequeña. Vio a Nio sacudir un poco su muñeca para observar el movimiento de ese listón incorpóreo que atravesaba su brazo dependiendo de su movimiento, pero nunca desaparecía. “Hehe, qué lindo,” y finalmente, la Key llevó su brazo con el listón a su pecho a manera de atesorar ese momento.
“Hehe…” Cho no evitó alegrarse de ver a su amiga tan contenta y conmovida. Era realmente un alivio que ella había necesitado.
“Pienso que la imagen lo puede explicar mucho mejor que yo, pero aquel es mi poder de los vínculos, los cuales las conectan con todos los demás,” observó Enmusubi, alegremente.
“Eh, sí…” Tenshi alzó una ceja. “En verdad sí necesitamos tu explicación para entender lo que estaba sucediendo. Y pues, es un lindo truco, pero, ¿qué hace?”
“¿Eh?” la mentora se confundió por la actitud impaciente de la HiME.
“La imagen es bonita y todo, pero sí, de todos modos tienes que explicarte, Enmu,” Sohayanotsurugi se encogió de hombros. “Ellas no van a leer tu cabeza.”
“¿Es que acaso no podemos apreciar un momento tan lindo como este sin apuros? Se supone que las HiMEs son sentimentales,” Enmusubi negó. “Bueno, escuchen. Este vínculo entre HiME y Key es la fuente de poder más importante para una HiME. Es vital para su crecimiento y bienestar que lo desarrollen y fortalezcan, y como alguien que puede invocar estos vínculos, les puedo ayudar a trabajar en sus asuntos personales para así formar conexiones más duraderas,” asintió y sonrió decidida. “Pienso que eso les hará crecer no sólo como HiMEs, sino como personas y con mucho gusto lo haré.”
“…ya veo…” Cho asintió intrigada. Definitivamente había cosas que todavía tenía que trabajar con Roxas con respecto al pasado, y podía notar que su hermano se encontraba tan incómodo como ella con la conexión que compartían, especialmente en el campo de batalla, así que era una oportunidad por la cual se sentía agradecida…



Sin embargo, el resto de las demás HiMEs intercambiaron miradas escépticas o perdidas, para de nuevo mirar a Enmusubi.

“Ehh, ¿qué pasó aquí?” la pobre mentora sonrió nerviosa. “¿Qué fue esa reacción? ¿Es que acaso he tocado alguna fibra sensible?”
“Usted está hablando de la fortaleza de conexión con un Key, pero…” Youmu se puso a pensar.
“A ver, a ver…” Sohayanotsurugi dio un paso adelante. “HiMEs, levanten la mano si ustedes ya tienen un Key identificado.”

Cho y Nio levantaron sus manos de inmediato, y como sospechó, nadie más lo hizo, con algunas HiMEs intercambiando miradas por segunda vez.

“Ehh… ¿eh? ¿hablan en serio?” Enmusubi se quedó en shock.
“La idea de tener un Key me inquieta, nunca he tenido que depender de sentimientos para servir a Yuyuko-sama,” dijo Youmu, quien se vio perpleja. “Y Yuyuko-sama me dijo que ella no querría ser mi Key, que yo debo afrontar esto sola, o algo así… ni sé si ello cambiaría el asunto o no…”
“Sí, la idea de ser una miko y tener un Key es un poco contradictoria también…” Reimu se encogió de hombros.
“Tampoco soy de sentimientos, heh, bien pueden servir para algunos, pero más temería tener un compañero Key y caer en un sinfín de desacuerdos con este,” confesó Tenshi, indistinta.
“Eh, pero…” Enmusubi estaba casi horrorizada.
“Lo lamento mucho, Enmusubi-san, pero no puedo pensar si tengo un Key o no,” Tsubasa sonrió incómoda.
“Sí, igual yo,” Saki dio un suspiro y lo divagó con su mirada hacia arriba. “¿Quién podría ser? Por lógica tal vez uno de mis dos hermanos, pero pensar en ellos que están vinculados a Rizembool suena ridículo… y sin duda no podría poner a uno por encima del otro…”
“En mi caso, yo quiero mucho a mis padres, así que ellos tendrían que ser mis Keys, ¿no?” preguntó Kosuzu, con curiosidad. “Pero sí, si sólo es uno, no sé quién sería, aparte que ellos no pueden estar aquí conmigo…”
“Seres cercanos a uno, ¿verdad? Lo de Keys siempre me ha sido alienígena,” concluyó Suzuka frustrada. Ella entrecerró los ojos. “El más cercano es Norimune y él más fastidia que ayuda.”
“Ehh…” la maestra estaba sin palabras.
“Realmente es un lío, dicen que las chicas son más sentimentales que los hombres, pero sí es injusto esperar que ellas sepan esto en pleno campo de batalla. Sólo porque tú eres apegada a tus sentimientos no puedes esperar lo mismo de todos,” Sohayanotsurugi llevó sus manos a su nuca. “Hmm, sé de varios casos de HiMEs de buenas familias y con muchos amigos que no tuvieron Keys o que el Key fue el menos esperado, así que la lógica familiar tampoco tiene sentido.”
“¿En serio?” Kosuzu se asustó. “Entonces tengo que buscarme uno… Sensei, ¿dónde puedo encontrar a un Key, por favor?”
“¡N-no, no es algo que se busca, es algo que más nace de una y que sabrás cuando sucede!” Enmusubi negó y pasó a darse un facepalm sin energías, lo cual confundió a las HiMEs. “Ahh… ¿acaso todas las jovencitas HiMEs son así o me tocó a un grupo con problemas emocionales?”
“Oye, Enmu, te pueden oír…” le regañó Sohayanotsurugi, impaciente.
“…bien dicen que las cosas suceden por algún motivo y quizás yo sea lo que ellas más necesitan ahora, pero… ¡No, no puedo desanimarme!” ella se sacudió y volvió a erguirse y dirigirse a todas con decisión. “Está bien, que no hunda el pánico, que se puede arreglar.”
“Sospecho que tú eres la única afectada, pero en fin…” Reimu dio un suspiro.
“¡Trataremos lo de los Keys y sus sentimientos conforme pase el tiempo! ¡No se preocupen, que tengo otra utilidad que ofrecerles!” les apuntó con un índice nuevamente llena de energías. “Tal y como dije, los vínculos son parte esencial de todas las HiMEs y la fuente de su poder, y si bien el Key es el que provee de más ayuda, ustedes como HiMEs también pueden formar vínculos fuertes y duraderos y apoyarse en los momentos más importantes.”
“Con eso, ¿te refieres a que podemos usar esos vínculos para buscarnos las unas a las otras o algo por el estilo?” preguntó Tenshi.
“Eso sería muy útil,” Youmu asintió.
“Ehh… no. Yo soy la única que podría hacer algo así ya que ustedes no pueden hacer vínculos visibles, pero les ofrezco algo incluso más útil que eso,” Enmusubi sonrió con firmeza. “Y ello se llama sinergia.”
“¿Cómo así?” preguntó Tsubasa.
“Hehehe, es algo muy importante, pero fácil de descuidar ya que no muchos poseen la sintonía que les puedo dar…” comenzó la mentora.
“Básicamente, sus vínculos interpersonales pueden dar lugar a que sus poderes individuales se conecten y así puedan usar magia y técnicas que sean una fusión de las habilidades que tienen,” concluyó Sohayanotsurugi, sin hacer rodeos. “Es decir, pueden combinar el fuego con el viento, o el agua y la electricidad, entre otras mezclas.”
“Espera, ¿en verdad?” preguntó Reimu, sorprendida por primera vez y compartiendo esa impresión con las demás.
“Combinar poderes…” Saki lo meditó.
“Oigan, ¿en verdad esta reunión puede resultar en algo útil?” observó Tenshi, con escepticismo.
“¡Ahh, suena genial! ¡Es como los Tokusatsu pero en vez de unir nuestros robots en uno unimos nuestros poderes!” Kosuzu se entusiasmó y meció en su sitio. “¡Suena increíble!”
“Oye, Sohaya…” Enmusubi miró a su acompañante con un puchero en lo que las HiMEs comentaban las buenas nuevas entre ellas. “¿Tenías que robarme el spotlight?”
“Realmente te estabas echando muchos aires y no llegabas a ningún sitio. Si tienes problemas con mi interjección, puedo irme,” dijo el otro, sin hacerse líos.
“No, tú también eres su mentor así que espero que estés en todas las reuniones,” declaró la mentora petit. “Aparte si las chicas intentan combinar sus poderes y algo sale mal, tú eres más atlético que yo para auxiliarlas. Recuerda que ese es tu rol.”
“Hai, como digas…” se rascó la nuca.
“¿Y cómo podemos practicar estas sinergias?” preguntó Youmu, atentamente. “¿Podemos… comenzar de una vez?”
“Sí pueden, pero les advierto que les tomará tiempo perfeccionarlo o lograr efectos muy fuertes. Ustedes tienen que, primeramente, trabajar juntas y conocerse mejor como personas. Y, además de ello, necesitan entrenar sus poderes y saber acoplarse a un unísono,” Enmusubi asintió. “También hay otra necesidad más, y es algo que les permitirá usar sus vínculos de esta manera,” ella sonrió y sacó una especie de brazalete de hilos rojos semejantes a los lazos en las muñecas de Ayesha y Nio, pero mucho más pequeño. “Les haré estos brazaletes, en los cuales yo pondré mi propio poder para que así puedan entablar la conexión que necesiten, pero eso es algo que tengo que hacer con ustedes presentes, ya que cada brazalete está más que hecho a su medida.”
“¡Ah, es un brazalete muy lindo, muchas gracias!” Nio se levantó y volvió a mirar a los lazos que flotaban en su mano. “Eh, ya pasó un rato, ¿puedes apagar esto por favor?”
“Nio, Enmusubi nos está haciendo un favor,” observó Ayesha.
“No, está bien, admito que me había olvidado,” admitió la mentora, con torpeza. Así, los lazos incorpóreos se desvanecieron con rapidez. “A ver, empecemos con ustedes dos. Como ya se conocen, seguramente podrán sacarle más provecho a la sinergia.”

Fue así que Enmusubi pasó a ser rodeada de las HiMEs en lo que comenzaba a hacer el brazalete. Para ello, invocaba hilos que terminaban por tejerse y materializarse, aunque igualmente la mentora tenía mucho cuidado y dedicación con respecto a los detalles más finos de las formas y nudos presentes en las pulseras.

Cho esperaba pacientemente a que llegara su turno, pero igual esperaría más que las demás ya que dudaba estar en buenas condiciones para tratar de usar su magia. Por la inmersión de las otras en esa nueva actividad, no evitó echar de menos a Kashuu, quien había salido junto con Norimune para conseguirles a todas algo de comida y bebida al término de la práctica.


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